JUAN de LA CRUZ-La Nada, Fuente y Metáfora (Hugo Mujica)

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JUAN DE LA CRUZ

LA NADA: FUENTE Y METFORA

"Todava ms arriba, en la ascensin, decimos


de ella, la causa universal, que no es alma ni
espritu; no se le atribuye ni imaginacin, ni
opinin, ni razn o pensamiento, ni se puede
equiparar con la razn y el pensamiento, ni
puede ser dicha ni pensada. No es nmero, ni
orden; ni magnitud, ni pequeez; ni
igualdad, ni desigualdad, ni semejanza ni
desemejanza. No tiene un lugar fijo, ni se
mueve; no reposa. No se le puede atribuir
potencia, ni es idntica con la potencia, ni
con la luz. Ni est viva, ni es idntica con la
vida, ni con la luz. No es Ser, ni eternidad, ni
tiempo, ni puede ser comprendida ni
conocida por el pensamiento; ni puede ser
equiparada con la verdad, ni con el poder, ni
con la sabidura. No es ni uno, ni unidad, ni
divinidad, ni bondad; tampoco es espritu en
el sentido en que entendemos esta expresin,
ni puede ser equiparada con el hecho de ser
hijo ni con el de ser padre, ni con ninguna
otra cosa, ni con ningn otro ser del que
podamos poseer conocimiento. No pertenece
ni al mbito de lo que no existe, ni al de lo
que existe. Se sustrae a cualquier
determinacin, denominacin y
conocimiento. No puede ser equiparada ni a
las tinieblas ni a la luz, ni al error ni a la
verdad. No se le puede atribuir ni dejar de
atribuir nada."

Seudo Dionysius Areopagita

I.

(No se puede decir dios sin decir yo, valga esto como advertencia de
estas lneas, como confesin.
Tampoco dios puede decirse sin decirnos,
valga como gratitud.)

Dios crea de la nada y para nada: rosa sin ptalos, dios sin dios: lo
humano.

El hombre es su nada, pero su nada no es l.


Esa nada es su fundamento, su espacio de dios: su ser sostenido
apareciendo.
Su pender y depender:
su brotarse alma.

Vivir es esperar: recibirse.


Acogida de s en s. (Acogida y despedida, despedida en la acogida:
abrir en el dejar ir.)

Tambin desvivirse: rebasar.

Ese rebasar tambin es recibirse: ser en otros, sin serse. Ser


libre de s. (Ser sin la sombra de m.)

El hombre se parece ms a otro que a s: el hombre es su


diferencia. Lo abierto de s, su nada.
Tambin, y lo mismo, su posibilidad.
Su otredad.
(Y su olvido.)

El hombre es un ser de lejanas, lejanas tan lejanas que se


trasparentan ausencias. Que se susurran aoranzas.
Tan lejos de s, su lejana lo extraa,
lo llama otros.

Sabindolo o no, lo ms propio, lo suyo y nico, lo espera. Lo


anhela: es ese anhelo.
Ese deseo es su ser.

El hombre es nostalgia de s, deseo de ser.

(Y ese deseo es ms que su ser: desear ms que lo que se desea es


trascender.)

Sed y pasin de totalidad y, tambin y despus, ser ms all de toda

totalidad: ser afuera.


Ser lo otro de s. Lo irreductible a s.

Para el hombre abrirse a lo otro es su estar en s: recibirse es


su dejarse ser.

El infinito, imaginamos, es una lnea que se extiende, se afina, se


trasparenta. Pero no es una lnea,
no es horizonte.
No es del orden del ser: es lo otro y lo ms ac.
(Desmesura de una mesura, pero no de s.
Medida, otra vez, de m.)

El infinito es un rebasamiento hacia dentro: carencia. Finitud.


Nos habita no estando. Sustrayndose.
Rozndonos.

(Ese roce es una herida: su quedarse sin estar.


Su presencia sin presente.)

El hombre, lo supo tambin Pascal, es un ser finito habitado por la


infinitud.
Es lo menos habitado por lo ms: es estallido:

celebracin.

El hombre es el lugar donde la sntesis de lo ms y lo menos, la


finitud y el infinito, toda sntesis, cualquier sincrona, fracasa.
En ese fracaso se cumple: se exilia.
Desborda.

Desbordndose, el infinito nos arrastra.


Llegando, prea.

Rebasndonos, nos llama.

Desde otro lugar, otra mirada, pero intuyendo lo mismo, poetiza


Paul Celan:

El husped.

Mucho antes del anochecer


entra en tu casa quien cambi un saludo con la
oscuridad.
Mucho antes de amanecer
despierta
y enciende, antes de irse, un sueo,

un sueo resonante de pasos:


le oyes medir las lejanas
y hacia all lanzas tu alma.

II.

(Dios no es lo que llamamos dios, pero eso no lo hace dejar de ser


dios.
Tampoco serlo.)

De dios no sabemos nada:


esa nada fisura y vaca todos nuestros saberes.

Ese vaco es lo aprehendido:

la huella, el excedente en hueco que queda,


la ausencia que nace.

"A dnde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido?" El


amado se esconde, la amada gime.
Se oculta para ensear: "Lo que est a la vista -dice el Zharllama a los ojos; lo que est oculto atrae el saber".

El gemido sale del alma, es alma.


Es su lanzarse aliento.
Soplo.

Alma: sed de la carne, rebasamiento de s. La ausencia en m de lo


otro, su llamarme. Deseo de dios murindose carne,
mi carne desendose dios.

Su hueco.
(Mi forma de su nada.)

La ausencia llama, es llamado y llama. Arde, ese ardor pide agua,


es sed.

Seduccin.
Dilogo entre un alma y un silencio. (No hay dos silencios, hay una
escucha.)

El dolor cava, el amor expande: expande la hondura.


Fuente y agua,
vaco y su entrega.

(Agua en el agua.
El agua no moja al agua, ni le agrega ni le quitan sus olas.)

El dolor es lo refractario a toda sntesis: lo que no nos dimos, lo


otro que no se absorbe,
lo que nos mantiene abiertos.

El dolor abre.
Abre al amor que nos abre.

"Sufrimiento: superioridad del hombre sobre Dios. Fue necesaria la


encarnacin para que esa superioridad no resultara
escandalosa."
Simone Weil.

Fue necesario un dios en carne viva, para que la carne, a


travs del dolor, viva.
Se encarne divina.

Y Simone Weil ahonda, clava:

"Dolor redentor. Cuando un ser humano se halla en


estado de perfeccin, cuando ha destruido
completamente en s mismo su yo mediante el
auxilio de la gracia y cae en un grado de desgracia

igual al que le correspondera a la destruccin de su


yo desde el exterior, aparece entonces la plenitud de
la cruz. La desgracia no puede ya destruir en l su
yo, porque su yo no existe ya, al haber desaparecido
por completo y haber dejado su sitio a Dios. Pero la
desgracia produce un efecto equivalente, en el plano
de la perfeccin, al de la destruccin exterior del yo.
Produce la ausencia de Dios. "Dios mo, por qu me
has abandonado?"

El dolor, mstico y potico -abismo y senda-, es conocimiento:


"el ms puro padecer trae y arranca el ms puro entender".

Entendimiento anterior al concepto. Se sabe sintiendo.


Implicndose.

Entendimiento desnudo, contacto inicial, existencial:


padecimiento.

Entendimiento de lo que no se tiene o se tuvo y se perdi, por eso


se desea. O se gime, y es poesa.

"El mundo -supo Nietzsche- es ms profundo que lo que piensa el


da".

Es noche y noche oscura.


Hostia negra.

Pero hay un relmpago, hostia partida: un tajo que hiere la noche,


taja y abre. "All me hiri el amor, y el corazn me sacaba".
El alma se abre, "en el ms profundo centro".

(Hay un centro, pero no tiene bordes:


los bordes es ocuparlo, soy yo.

En el centro
no hay el centro, ni aletea el vaco.

En el centro, en el principio, fue la herida, la carne fue despus:


es el cuerpo que la acoge.
La vida.)

Centro: punto de ausencia: inocencia.


Punto de ausencia: de m.
En m.

Yo como imposible para m. Mi indisponibilidad, mi alteridad


de m.
En palabras de Maurice Blanchot:

"Hay eventualmente una regin -una experienciadonde la esencia del hombre es lo imposible, donde,
si pudiera penetrar (aunque fuese con cierta habla),
descubrira que escapa a la posibilidad y donde el
habla misma se descubrira como lo que pone al
desnudo este lmite del hombre que ya no es un
poder, que an no es un poder. Espacio donde lo que
llama al hombre parece haber desaparecido siempre
y de antemano."

La realidad es potica cuando supera su realidad,


cuando acoge su donacin,
su creacin,

es mstica,
cuando incluye su imposibilidad.

Lo imposible no es imposible: es no poder,


es acoger y recibir. Es lo otro.

Imposibilidad en s, apertura a ms que s.


Apertura a otra noche: en la que late como promesa lo que titila
como imposible.
Se abre como una pregunta, no como un concepto: no trae hacia s
y posee, queda asombrado.

Abierto.
Desasido: "se queda no sabiendo. toda ciencia trascendiendo."

Conocer es poseer, controlar: estar en lo otro (no con lo otro o para


el otro).
Adecuacin entre el pensamiento y lo que l piensa; adecuacin
que es reduccin: la alteridad, siempre, a medida de mi identidad,
en lo otro, siempre, de nuevo yo.
Conocer es desterrar la alteridad. Asimilacin, colonizacin.
Negacin.

Conocer es regresar.

Tambin imposibilidad de salir, o miedo: traer para no ir.


Juego de espejos, reflejos y reflexin.
Inmanencia, identidad.

"Se queda no sabiendo.", diciendo el no saber, trascendiendo toda


ciencia: poetizando.

Decir de lo que no se sabe:


escucha que deja decirse, otra vez: poesa.

El alma busca y encuentra una ausencia, o una presencia en la que


duele la ausencia, una conciencia en la que est presente el dolor:
la plenitud que se sustrae.

Dios atrae excedindonos (el hombre se cumple en lo que lo


sobrecoge).
"Sal tras ti clamando, y eras ido."
Dios atrae excedindonos, y se revela a s mismo retirndose.
Creciendo en la separacin.
Dndose en ese retirarse.
(Entregndonos su lugar.)

III.

El retiro, la retraccin, el irse que no es huida, se lleva algo,


despoja dejando un hueco en forma de partida,
volviendo a partir el alma.
Volviendo a liberar el deseo de aquello que an posea, de aquello
que lo espejaba y fijaba.

"El deseo es lo imposible", dijo Simone Weil.


Deseo: relacin con lo imposible
o lo imposible como relacin.

El deseo es lo imposible, si se cumple el gozo mata, el presente se


agota: la ausencia se ausenta o se enmascara presencia.
(O dolo: dios sin ausencia de dios.)

El deseo debe vivir: devorar toda necesidad.


Derrumbar y transparentar toda mediacin: desenmascarar,
desembozar.
Enhebrar los vacos.

Como la nada: no es pero mide. Dice que todo no es ms que todo.


Dice que ser no es ms que ser.
Dice que lo insoportable siempre parece algo y es eso: que sea
nada.
O todo: lo imposible. (La medida de lo real.)

Imposibilidad que posibilita la bsqueda, la bsqueda que el


desencuentro dilata.
A veces se encuentra y de lo encontrado se fijan normas, se
acampa descanso. Se mienten seguridades:
es la religin, no la mstica.
Es la domesticacin de dios, del dios que responde, no el que
callando pregunta. Es el borde sin salto.
Es la forma.
Significado, no sentido. Es la presencia sin su ausencia, el dios sin la
lejana, el dolo.

La mstica conjuga la verbalidad transitiva de dios o, en su plenitud,


devuelve a dios su ausencia.
Su trasparencia, su plenitud: sin bordes. Todo salto.
Sin piso ni suelo: todo gracia.
Todo abierto.
(Y tampoco esto.)

La religin es marca, la mstica borradura, borradura itinerante,


apenas trazo en la arena,
apenas olvido.

(Reflujo del mar que ba


la playa,
trazo siempre de un irse: abandono:
el movimiento por el cual nos borramos.)

La mstica deconstruye:
dialctica de la razn y la intuicin, la ciencia y la experiencia. La
respuesta y la pregunta.
(Dialctica sin sntesis: abandonarse sin recobrarse:
darse.)

La religin busca el conocimiento, la salvacin de s.


La mstica: el gozo y la unin.
La desaparicin de s.

Aquella escribe dogmas, clausura el sentido, sta libera silencios,


roza apenas algunas palabras, se dice poesa.
Reverbera.

Dios, para la mstica es el desconocimiento de dios, no el dios


desconocido,
la postergacin del llegarlo a conocer,
es el dios que nadie conoci,
el que para el conocimiento no es.
No ser.

El que para el ser es nada,


sin que esa nada sea dios, ni lo deje de ser.
El que para el saber es su revs.

El mstico no conoce llegada, slo bsqueda: todo partida.

(Sabe que toda llegada es callejn, y que todo callejn termina en


s mismo, termina espejo.

Encontrar es saber qu se buscaba, es volver a encontrar lo mismo:


encontrarse.
Es haber ido sin salir.)

Juan no interrogar cada paso, mirar la lejana, lo imposible ser


su atajo. Su marcha.
Su errar sin error: su no saber hacia dnde.
Su no buscarse a s. (Abandono,
y olvido.)

Peregrinaje de dolo en dolo, latra del d-olo o de la id-eologa: "Ni


esto ni eso" -Neti neti- ensean los Vedas.
Tambin lo hace Juan de la Cruz con su via negationis.

Negar, o ms bien negarse.


Camino del alma, tambin de la poesa:

"He creado toda mi obra slo por eliminacin -dir Mallarm- y toda
verdad adquirida slo naca de la prdida de una impresin que, al
brillar, se haba consumido y me permita, merced a sus tinieblas
desprendidas, avanzar ms profundamente en la sensacin de las
Tinieblas Absolutas. La Destruccin fue mi Beatriz."

"Dios" y "yo" son palabras analgicas.


Si el hombre se hizo dios imaginando un dios a imagen y semejanza

de s mismo,
ahora debe deshacer, deconstruir, su representacin de s,
su imagen:
ahora debe parecerse a dios.
No ser.

"Si yo fuera en tal forma que todas las imgenes comprendidas


desde siempre por todos, adems de las que estn en Dios mismo,
estuvieran en m, intelectualmente, y si a pesar de ello yo no
sintiera apego por ninguna de ellas, ni hubiera tomado en propiedad
nada de ellas, ni en el hacer, ni en el dejar de hacer, ni en el antes
ni en el despus; si, antes bien, estuviera en el ahora presente,
libre y vaco, por amor de la voluntad divina, para cumplirla sin
interrupcin, entonces, verdaderamente ninguna imagen se me
interpondra y yo sera, verdaderamente, virgen como lo era cuando
todava no era." -Sintetiza y radicaliza Eckhart-.

Poeta o mstico es quien ve en la presencia el vestigio de una


ausencia, quien escucha en el silencio "la msica callada y la
soledad sonora".

La msica, no los instrumentos.

El abismo no alumbra, no dice:


enciende.

(Dios no habla, da el hablar:


cede la palabra y as se escucha.
Se sabe otros.)

En el silencio del hombre el dios reza,


en la oracin se escucha.

(Es que en el abismo no hay abismo:


hay no estar.)

La desnudez, no lo desnudo.

No: la desnudez todava carne. S: la desnudez sin conciencia de


desnudez:
desnudez de la conciencia.

(Nada pero sin conciencia de nada:


sin lujos de alma.)
Ni la conciencia ni el alma: la desnudez es la unidad: es haber
encarnado el alma.

". las montaas,

los valles solitarios nemorosos,


las nsulas extraas."

Es lo que es
(sin ser ante m.
Sin serme yo en lo otro.)

IV.

El origen se dice en una palabra: crear.


Y esa creacin es partir.

La separacin fue lo primero. El pecado original (el dejar de nacer),


la separacin del origen, de la fuente,
fue ocuparla.

"Hay que estar en el desierto, porque aquel al que hay que amar
est ausente."
Simone Weil.

Apenas nio, Juan, ya con cruz, aprende del desierto. Grano a


grano, ausencia a ausencia, prdida a prdida.

El nio pobre sabe que el primer desamparo se llama orfandad, la


primera cercana se llama ausencia.
Tiene catorce aos, a la pobreza y la orfandad sumar el dolor
que conoce y padece en el hospital de infecciosos de Mediana del
Campo, all trabaja.
Luego es aprender entre los libros y claustros de Salamanca,
armona de piedras,
rigor de encastres.

Despus, recin despus, vendr el olvido: la mstica: abrirse


al vaco vacindose.
Ser desierto en el desierto, beber de la sed.
El desierto de la sed,
no la sed del desierto.

"El desierto no tiene


ni lugar ni tiempo,
de su modo tan slo l sabe."
Eckhart

Dios se viste mundo, se desnuda desierto.


Aprendizaje donde aprender es desprenderse, lo perdido es lo
ganado: lo entregado.
Se trata de partir, partir y perder: dejarse atrs.

Dios atrae ausentndose.


Su ausencia nos abre: nos parte una partida (cada partir es una
creacin. )

El exilio es su don:
el don de la partida.

Lo primero es partir, y no es partir,


es descalzarse.

La desnudez, la que nos desnuda,


viene despus: es el ltimo despus.

Lo primero es descalzarse,
despus, y siempre: no mirar atrs:
atrs no es atrs: soy yo.

(Mi aoranza de m,
mi avaricia de ser.)

"La perfeccin del amor est en la desnudez".

Juan de Yepes y de la Cruz, poeta y mstico busca la desnudez,


el desierto.
La tierra, firmeza primera, ser palpada y sentida,
no pisada.

No fue monje cartujo como lo dese, ser carmelita pero en carne


viva: descalzo.

Humildad de quien se descalza,


osada y eros de desnudarse.

Pies descalzos, desnudez de viajero. Pies descalzos sobre la tierra


desnuda, o la desnudez de la tierra:
su ser desierto.

Lugar donde falta lo posible, donde nada falta a nada.


(Lugar de paso para sus pasos.
Palpar el paso, no lo pasado.)

Inmediatez entre el viaje y el viajante, entre camino y caminante.


Contacto, unin.
Penitencia y osada.

La tierra, firmeza primera pero no ltima, ser desnudada:


desarropada de mundo.
Ser desierto.
No tendr el desierto de la cartuja, tendr que cavar el suyo: irse
de s, quedar solo.
Lo har.

Cortadas las amarras, "entendimiento, memoria y voluntad", la


construccin intelectual de la realidad -"humana, demasiado
humana"- se atomiza. El conocimiento representativo -la realidad
como imagen de s y no de su creador-,
sus estatuas, vuelven a ser arena,
polvo.

Polvo de paso, no de siembra.


Ni siquiera desierto donde acostarse, donde el exilio sea amparo.
Desierto sin desierto:
desnudez que nadie mira.
O desnudez de la aprehensin cuando slo aprende lo desnudo,
cuando ella misma es desnudez.

"En el desierto -supo Edmond Jabs- uno se vuelve otro: aquel que
conoce el peso del cielo y la sed de la tierra; aquel que ha
aprendido a contar con su propia soledad. Lejos de excluirnos, el
desierto nos envuelve. Nos volvemos inmensidad de arena al igual

que, escribiendo, somos libro."

"En la naturaleza no hay vacos", mantra jonica que exorciza todo


vaco, que invoca la presencia tan presente que rebasa todo
presente.
Que hace del vaco una sed.
Un llamado silencioso: una fe.

(Tambin dios sabe de fe:


su fe en m es su nada en m.
Mi diferencia.

Yo:
su espacio que me abri. Su esperanza en m:
su crear.)

Vaciarse y contar con lo absoluto, un absoluto que cubre todo


"hueco", que llamea en toda herida.
Que hiere con llamas.
"Llagar, no sanar; lastimar, no satisfacer". Formas de lo abierto,
apertura en la carne.
Siempre recepcin.

Llaga. Sed que en la tierra se dice grieta.


La grieta que llama y clama por lluvia. La lluvia que se hunde en la
tierra penetrando las grietas.

"Todo lo que es luz o acoge la luz puede caer en las tinieblas -supo
Mara Zambrano-. Mas las tinieblas mismas quedan; es la nada, la
igualdad en la negacin, quien nos acoge como una madre que nos
har nacer de nuevo."

No hay noche ms negra que la que enciende una hoguera.


Siempre noche,
dentro y fuera, dentro en el alma, fuera tambin es noche,
pero negra de tan opaca, sin siquiera una estrella que la haga cielo:
la inquisicin.

Inquisicin: jurisdiccin y vigilancia de la unidad sobre la


pluralidad.
La excomunin de la diferencia, la exclusin de la alteridad o ms:
reduccin de todo residuo de otredad a cenizas.
Ideologa de la identidad, de la unidad cuando es poder, de lo
igual a s.
Unidad de un dios celoso que se alimenta devorando la
diferencia. Un dios de poder.

Noche que quema, no purifica.


Que mata, no salva.

Silencio que no es escucha: es mordaza.

Noche histrica de la que tambin aprende: (cuando se teme


se tiembla, tambin se habla) el miedo: la cada en las
explicaciones, los comentarios que estrechan y entrojan las alas a
su poesa.
Inmolacin de la poesa en prosa. Linealidad, no errancia.
Palabras sin alas, apenas ecos.

Contradiccin entre la pureza mstica del no ser y el ser en la


autoridad de los dogmas: precio pago para que no ardan sus
poemas, sus palabras en libertad.
La libertad de sus palabras.

Miedo, tambin astucia, seduccin y mscara:


"no hay porque atarse a la declaracin",
dice Juan de la Cruz, advierte y guia, al comienzo de uno de sus
comentarios.

"Mi exilio -escribi Edmond Jabs-, de slaba en slaba, me ha


llevado hasta Dios, el ms exilado de los vocablos."

Despus, silencio y estrellas.


El fuego y sus esquirlas.

V.

"Soham": "Yo soy T", dicen los Upanishad, aqu, en Juan de


Yepes, no hay yo y t. Apenas un amn desde un yo que nunca llega
a ese t.
A un t siempre diferente de todo cuanto es, una diferencia que es
la marca de su ser.
Ser de lejanas, ser de deseo.
Hombre.

Hombre gracias a la diferencia que no lo anula, que abre espacio,


que mueve el tiempo.

"El dolor es la diferencia", escribi Heidegger.


Diferencia: derrubio de toda identidad, lo imposible de toda
posibilidad salvo la de lo divino: la de lo imposible como a priori.
Como aventura extrema.

(Diferencia, no diferente:
no otra vez recuperacin de s.)

Si "el dolor es la diferencia", el mismo filsofo, Heidegger, dir ms:


"la diferencia es el silencio."

Diferencia en la palabra: "que me qued balbuciendo."


Balbuceo: la diferencia como interna al discurso mismo, estallido de
la univocidad en plurivocidad.
Fiesta del sentido.
Poesa.

Todo menos identidad, todo menos el fascismo de lo cerrado, de lo


dicho de una vez para siempre, para todos.
Reduccin de la diferencia a lo mismo.
A lo propio: a m.

Univocidad: eco de la identidad.

Celda, vientre de la ballena: Toledo.


Juan encarcelado.

Caverna encubatoria donde la llama arder ms ardiente que


nunca. Donde la oscuridad iluminar ardiendo:
"llama que consume y no da pena."

Alborear que no desvela la noche.


Alba, encuentro, atisbo.
Promesa.

A su luz hasta el dolor es dulce, casi trampa, casi espejo. Juan


avisa: todo encuentro es umbral de otra partida.
Escaln para avizorar lejanas; agua para avivar la sed.

"Matrimonio divino", s, pero nunca, jams en este tiempo.


"Matrimonio glorioso". Pero antes, y siempre, la diferencia, el velo.
Antes y entre ambos "el desierto de la muerte."
(Su arena de nadie.)

Hay diferencia y deseo, el deseo de la diferencia, de lo totalmente


Otro que fisura la totalidad humana.
Deseo de una presencia sin bordes.
Un vaco o una nada, de la nica metfora que no detiene la
mirada. La nica cercana, la ausencia, cuya trasparencia no se
empea espejo.
Vaco o nada, nada asible para las manos; vaco para la posesin.
Horizonte sin lnea que taje los ojos.
Sin muros que devuelvan ecos,
sin ecos para creernos respondidos.

Proyeccin del deseo, metfora central,


deseo "deseando nada":
metfora devoradora.

Pureza de negacin porque nada afirma, o afirma nada. Nada


deconstructora de toda otra imagen.
De toda necesidad,
toda ilusin.

Porque el acto mstico, deseo del deseo, xtasis o ntasis, siempre


otredad, es eso: nada.
Una nada que despoja de todo.
De todo lo propio con lo que queremos ser: desapropia del propio
ser.

Y no es nada: es lo nico. Lo opuesto a todo, pero sin oposicin,


porque no hay otra cosa,
slo nada.
Lo nico, incomparable. Como todo.

Deseo de Juan Yepes, celos de dios: desnudez del deseo, del nico
espejo frente al cual se desnuda dios.
Arenas arriba, memoria azulada ya de lejanas.
Mstica sin regreso. (En el desierto no hay huellas, salvo las del
viento: las que borrando traza.)
Sin origen: todo futuro. Todo anhelo.

Ya no es "el pecho por su amor muy lastimado", es "el pecho del


amor muy lastimado."
l ya no es l, es amor encarnado.
Amor en carne viva.

Ya no es Avila sino Ubeda. 1591, pero el tiempo ya es apenas


tiempo. La arena no pasa, falta.

Un terrn de tierra.
Un catre casi cuna. Una sbana blanca, blanca y rada.

Ms blanca que blanca: abierta.

La finitud, la de Juan de la Cruz, est a punto de quebrarse. La


quebradura a punto de abrirse.

La finitud ya no lo abarca:
los bordes se abren, como para dar a luz.

En su lecho, antes de comenzar a vivir porque ya muere, pide que


le lean los versos del "Cantar de los cantares",
poema de los poemas, amor de los amores: slo la poesa no le
arrebata el silencio.
Lo ahonda.

Slo el amado ausente no lo ata a lo presente; no lo detiene en la


vida.

VI.

"Y cuando lo vengas del todo a tener,

has de tenerlo sin nada querer."

Atrs nuestro, delante de l, queda casi nada, apenas unos


poemas, unos plidos comentarios,
unos dibujos,
una cruz de palo, una estampa.
Breves "avisos" pasados de mano en mano.
Y las cenizas de sus cartas quemadas antes de morir.

Y todo lo otro, lo que se es.


Lo que el despojo da. La hondura de nosotros mismos que no logra
alcanzar ni medir el saber.

Huellas, reliquias: smbolos que no perturbaban el deseo de vaco


frtil, de nada plena.
No son escombros de una vida, son huellas, trazas, trofeos del
desapego,

del "tenerlos sin querer tener".

Es el tener sin poseer; tener sosteniendo: sin cerrar la mano, sin


contar lo que se tiene.
(Una mano toda palma: desierto,
tambin ofrenda.)

Es la celebracin de lo necesario.
(La fiesta
de lo que en las manos cabe: la pobreza.)

Es el dejar ser ante todo, ante las cosas, la vida, dios y yo: dejar
que lo que es sea sin ser para m.
Es la reverencia ante la creacin.

Y es tambin el milagro del vaco,


el cuenco del mendigo: sostener la miseria del mundo sobre el
hueco de su mano.

"El deseo consume lo que toca -afirma Mara


Zambrano-; en la posesin se aniquila lo deseado,
que no tiene independencia, que no existe fuera del
acto del deseo. En el amor subsiste siempre el
objeto, tiene su unidad inalcanzable. La posesin
amorosa es un problema metafsico y como tal, sin
solucin. Necesita traspasar la muerte para

cumplirse; atravesar la vida, la multiplicidad del


tiempo. El amor, igual que el conocimiento, necesita
de la muerte para su cumplimiento."

VII.

"Habr un ao en que habr un mes en que


habr una semana en que habr un da en que
habr una hora en que habr un minuto en
que habr un segundo y, dentro del segundo,
habr el no tiempo sagrado de la muerte
transfigurada."

Clarice Lispector.

Vivir slo lo preciso para morir, tal la pobreza de todo mstico.


Tal la opcin de Juan de la Cruz.

Como otros, como todo lo vivo, Juan muere. Muere como


todos, pero muere desnudo, como muy pocos mueren.
Muere desnudo: muere todo.

(Todo desnudo:
deseo de dios murindose carne.)

Sin ropa se nace, se brota, desnudo se llega. Se opta: muerte a


muerte.
Amn a amn.

Muere revestido de desnudez, del manto real tejido de todo lo


despojado.

"En alta mar, arrjate.


Oirs a Dios.
En el desierto, adntrate.
Dios te oir.
La muerte slo es audible
para la muerte."
Edmond Jabs.

Llega la muerte (el ya no poder poder alejar lo otro): cuando lo


todo otro ya no es otro sino todo.
(Cuando uno mismo ya es otro,
cuando se es sin serlo.)

Juan muere y muere la muerte en Juan.

Muere cruz
y cruza la muerte.

Juan muere coronado de intemperies, del imperceptible triunfo de


haberlo perdido todo.
De haber vivido para nada:

"nada nada nada nada nada nada y an en el monte nada."

"Nada poseemos en el mundo -porque el azar puede


quitrnoslo todo-, salvo el poder de decir yo. Eso es
lo que hay que entregar a Dios, o sea destruir. No hay
en absoluto ningn otro acto libre que nos est
permitido, salvo el de la destruccin del yo.
Ofrenda: no se puede ofrecer otra cosa ms que el
yo, y cuanto denominamos ofrenda no es ms que
una etiqueta puesta a un desquite del yo."
Simone Weil

La nada como mantra, camino y atajo. Su ser nada como aliento,


aliento y muerte de vida.
Tambin como coartada de inocencia: perderlo todo.
Como llegada sin sombra que nos demore.
(Como metfora sin meta, o una mitad sin su otra mitad: slo la
ausente.)

Pjaro que vuela porque vuela, no para ir. Nada para nada, tampoco
para nada. Ir sin buscarse, o estar sin encontrarse.

Su vida se cumple:
se abre punta a punta, desaparece.
Llega a lo imposible de s: a lo otro que ser l.

Como si la vida no fuese slo la vida, sino ya en su fondo, necesidad


de vuelo,
sed de afueras.
Se cumple y en ello se abre, no a lo an no, no hacia adentro. Se
cumple y se abre hacia afuera, hacia todo.

Deseo de que lo todo otro ya no sea otro sino todo.


Ya es nada: todo afuera.

Para que dios llegue a ser dios, hay que experimentar primero su
extraeza,
despus su lejana,
y, al final, su ausencia.

Ausencia y revelacin:
su nada.

Nada.
Plenitud sin bordes, desborde que bordea la plegaria del Maestro
Eckhart, la del deseo desnudo que ya no aspira ms que a la
desnudez: "Dios, lbrame de Dios!".
Dios sin m que lo haga dios,
dios libre de m.

Dios: trascendente hasta la ausencia:


dios sin dios. Nada de dios.

Nada de nada, ni siquiera la del reflejo de dios, la de la traicin a


su trasparencia, la de la feria de los consuelos:
nada.

Nada, nada de nada, ni nada, radicaliza y ahonda otra vez el


Maestro Eckhart:

"En la medida en que la nada est apegada a ti, en esa misma


medida eres imperfecto t. Si pues quieres ser perfecto tienes que
liberarte de la nada."

Nada sin "ti".


Nada para nadie, sin nadie. O todo (sin m).

No se trata de conocimiento sino de unin:


unin con nada:
desaparicin: dar lugar a lo que no es.
Abrirse a lo abierto.
Abrirse hasta no estar.

(Cuando ya no estoy, tampoco est l: no hay enfrente.


Sin frente a m tampoco estoy yo.

Sostener este no estar hasta que todo sea lo que es,


despus, recin, ni estar ni no estar.)

VIII.

"Lo que nace de fuente pura es misterioso.


Apenas al Canto
est reservado revelrnoslo."
Hlderlin.

La experiencia del mstico es inconmensurable con el lenguaje, esa


desmesura parte y abre el lenguaje.

Canta.

Juan de la Cruz se libra de la nada: la deja en la vida.


La entrega.
La canta.

"Escribir -supo Marguerite Duras- tambin es no hablar. Es callarse.


Es aullar sin ruido."

Y Ren Char dice y complementa, suma:

"La belleza nace del dilogo, de la ruptura del


silencio y de la recuperacin de ese silencio."

Juan deja su nada fecundndola: dicindola: nos la entrega.


La nombra:
la hace ofrendable.

La nada, dicha y desdicha:


la deja poesa.

Desnudez. Deseo. y no poder decirlo: silencio y misticismo. Ni


callarlo: poesa y ofrenda.

Celebracin.

"He hecho un largo descenso a la Nada para poder hablar con


certidumbre. No hay ms que Belleza. Y sta slo tiene una
expresin perfecta: la Poesa. Todo lo dems -concluye Mallarm- es
mentira."

La experiencia vivida del mstico no es conmensurable con el


lenguaje:
Juan no dijo para nombrar,
dijo para buscar lo innombrable:
poetiz.

Celebracin dicente de lo indecible:


sobre lo que no puede ser dicho es sobre lo que la poesa no puede
callarse.

El final no es el fin, es el decirse del comienzo: el sacrificio da:


se dice.

"En el principio
ms all del sentido
es siempre el Verbo.
Oh rico tesoro,

donde el principio engendra al principio!"


Eckhart

Mstica del lenguaje. Poesa: el desnudo amn de todas las


palabras, la desnudez del nico silencio.

El silencio de la palabra desnuda,


su desnudarse alma.

Poesa:
lo nombrado ofrendado.

IX.

AL FINAL

Slo una vez cae cada lluvia


y todas las gotas son
esa lluvia

(a veces, en alguna, centellea


algn reflejo).

Nadie dice dos veces


la misma palabra

de dios,
como de la muerte o del haber nacido,
no se regresa: al final slo se dijo l.

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