María Magdalena
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María Magdalena
Recibido: 18/9/2014
Aceptado: 21/11/2014
Abstract: This paper focuses on the Anointing of Christ as narrated in the four Gospels (Mathew 26,
6-13; Marcus 14, 3-9; Luke 7, 36-50; John 12, 1-8). Without being able to precise neither if there
were one or two different anointing acts, nor who played the roles of anointer and the host person,
medieval artists translated a complex story into versatile images, so that the Anointing could fit into
different cycles, such as Mary Magdalenes life, Christs Public Life or the Passion cycle. The Latin
and Greek Churches showed different opinions towards those events. Exegetical discussions were
more intense in the Latin Church than they were in the Byzantine Church, a situation that fostered a
greater figurative variety in Western Europe. The Latin Church, from Gregory the Great onwards,
stated that Mary Magdalene, Mary of Bethany, and the anointer woman were the same person.
However, in Byzantium there was no confusion concerning who these three women were.
Keywords: New Testament; Anointing of Christ; Mary Magdalene; Mary of Bethany; Remorse
of the sinful woman.
ESTUDIO ICONOGRFICO
Revista Digital de Iconografa Medieval, vol. VII, n 14, 2015, pp. 77-96. 77
e-ISSN: 2254-853X
La uncin de Cristo en el imaginario medieval Irene Gonzlez Hernando
Lc, o Lzaro de Betania (el hermano de Marta y Mara) segn Jn. La uncin consiste,
fundamentalmente, en derramar sobre el cuerpo de Cristo sustancias aromticas que
aparecen descritas en las fuentes de manera genrica como aceites, perfumes o ungentos,
o de manera especfica como nardo, cuyo gran coste se subraya. Este rico perfume,
guardado en un recipiente de alabastro, fue derramado sobre su cabeza (Mt y Mc), sobre
sus pies (Jn), o sobre ambos, cabeza y pies (Lc). Asimismo, la uncin de la vida pblica
anticipa la que hacen das ms tarde un grupo de mujeres una vez muerto Cristo1, aunque
en ese caso el producto empleado para preparar el cuerpo yacente es la mirra. Entre estas
mujeres o mirroforas que acuden a ungir a Cristo muerto, se identifica a Mara Magdalena,
con lo que la confusin entre las protagonistas de ambas escenas est servida.
Este relato, como otros muchos de la vida de Cristo, se prestaba al debate
interpretativo, ya que apareca en los cuatro evangelios y en cada uno de ellos narrado de
modo diferente. As, la que llev a cabo la uncin era una mujer de identidad
controvertida, pues para Mt, Mc y Lc era una pecadora annima arrepentida y par Jn era
Mara de Betania (la hermana de Lzaro). No obstante, si se lean seguidamente los
captulos 7 y 8 de Lc, poda deducirse que esta pecadora annima era la Magdalena, ya
que primero se mencionaba la uncin (Lc 7) y justo a continuacin a Mara de Magdal
curada por Cristo de los siete demonios (Lc 8).Los evangelistas no aclararon cules eran
los pecados de la mujer, pero gran parte de los exgetas bblicos entendieron que deban
ser de tipo sexual, ya fuera adulterio o prostitucin. Los demonios de la Magdalena
tambin podan ser entendidos como pecados y su curacin como un arrepentimiento2.
La divergencia textual se uni a una gran riqueza figurativa, que recogi y amplific
los tpicos o debates literarios. As, las obras de arte insertaron la uncin como parte de
ciclos iconogrficos dedicados a Mara de Magdal (ej. pinturas murales de la capilla
Rinuccini en la iglesia de Santa Croce de Florencia, realizadas por Giovanni da Milano en
1365), o la ambientaron en casa de los hermanos de Betania (ej. tabla de Albrecht Bouts
de mediados del siglo XV conservada en los Muses Royaux des Beaux-Arts de Bruselas),
o combinaron esta con la ltima Cena (ej. retablo de la cartuja de Miraflores de Gil de
Silo, 1496-1499), o la aislaron y la contrapusieron a la Epifana (ej. pinturas murales de
la Vera Cruz de Maderuelo, c. 1130). El arte contribuy as a enriquecer la exgesis
bblica. Por todo ello, y a efectos de hacer ms fcilmente comprensible el presente
artculo, empezaremos tratando las fuentes escritas y seguiremos por los atributos y
modos de representacin, que estarn en funcin de ellas.
1
Lc dice que las mujeres que asisten al entierro de Cristo preparan unos perfumes para ungirlo (Lucas 23,
50-55). Ms adelante, pasados tres das desde que Cristo es depositado en el sepulcro, unas mujeres acuden
de nuevo con perfumes para ungirlo, pero lo encuentran vaco porque Jess ya ha resucitado (vid. Mateo 27,
62-66 y 28, 1-10; Marcos 16, 1-8; Lucas 24, 1-12; Juan 20, 1-2).
2
Luz Mara del Amo Horga indaga en las connotaciones de estos demonios, sugiriendo que los siete
demonios de los que es curada Magdalena podran ser interpretados desde distintas pticas: como alusivos
a los dioses paganos (y por ende de una conversin del paganismo al cristianismo), a una enfermedad
psquica o fsica, o a un pecado de contenido sexual: AMO HORGA, Luz Mara del (2008): pp. 617-618.
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3
En los primeros siglos del cristianismo hubo debates sobre los libros del Nuevo Testamento que eran o no
fruto de la inspiracin divina. En el Concilio de Hipona de 393 se estableci cules de estos libros eran
revelados y, por tanto, cannicos. Todos los que quedaban fuera eran los apcrifos o extra-cannicos.
4
Los cuatro relatos son tradicionalmente atribuidos a dos apstoles (Mateo y Juan) y dos discpulos
(Marcos y Lucas). A su vez se dividen en dos grupos, a los tres primeros (Mateo, Marcos y Lucas) se los
llama sinpticos, nombre dado por el telogo alemn Griesbach en 1797, ya que consideraba que se poda
tener una vista de conjunto de los tres, pues narraban similares acontecimientos, aunque en absoluto
idnticos. El cuarto evangelio, el atribuido a Juan, tiene un espritu y esquema muy distinto, es ms
dogmtico que narrativo. En cuanto al orden en que fueron redactados, varios autores coinciden en admitir
que el texto de Marcos sera el ms antiguo, redactado hacia el ao 70 y que este sirvi a su vez de fuente a
Mateo y Lucas. Respecto al evangelio de Juan, se afirma que es imposible que fuera el propio apstol quien
lo redactase, ya que muri en el ao 44, ms bien habra sido un autor posterior que vivi seguramente en
el siglo II (entre 115 y 145) y que coincidira en el nombre. Lo que llama la atencin en la Uncin de Cristo
es que parece haber ms coincidencia entre Mateo, Marcos y Juan que entre Mateo, Marcos y Lucas. Es
decir, aqu se rompe la idea de una armona entre los sinpticos y un relato diferente en Juan.
5
Uno de los intentos de sntesis ms antiguos fue el Diatessaron, armona de los cuatro evangelios
compuesta a finales del siglo II por Taciano, que se difundi mucho en la Iglesia siria. Este texto
armonizado se utiliz en la liturgia hasta el siglo V y tuvo mucho peso en la iconografa cristiana de la
Antigedad Tarda tal como explic la profesora Seplveda Gonzlez al abordar las pinturas murales de la
casa-iglesia de Dura Europos, conjunto que adems recoge la representacin ms antigua de la Magdalena
acudiendo al sepulcro vaco a ungir a Cristo. Vid. SEPLVEDA GONZLEZ, Mara de los ngeles
(1989): p. 197.
6
Estas cuestiones se han mencionado al inicio del artculo, con lo que no insistimos ms en ellas.
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Para Mateo y Marcos es una mujer, annima, con un frasco de alabastro lleno de
ricos ungentos, la que se acerca a la casa de Simn el leproso (en Betania), en que est
Cristo, y lo derrama sobre su cabeza. Los discpulos critican esta actitud pues dicen que
con el dinero de los perfumes se podra haber ayudado a los pobres. Sin embargo Cristo
sale en su defensa, indicando que esta uncin lo prepara para su sepultura. Merece la pena
ir a los textos originales para leer de primera mano los hechos7:
Juan da una versin algo distinta. Sostiene que Jess va a Betania, a comer a casa de
Lzaro y sus hermanas Marta y Mara. Entonces Mara unge con nardo los pies de Cristo
y los enjuga con sus cabellos. Judas Iscariote critica esta actitud, este derroche de dinero
que podra haberse dado a los pobres. Jess, refirindose a Mara, le contesta a Judas, que
con este gesto lo est preparando para la sepultura:
Seis das antes de la Pascua vino Jess a Betania, donde estaba Lzaro, a
quien Jess haba resucitado de entre los muertos. Le dispusieron all una cena; y
Marta serva, y Lzaro era de los que estaban a la mesa con l. Mara, tomando una
libra de ungento de nardo legtimo, de gran valor, ungi los pies de Jess y los
enjug con sus cabellos, y la casa se llen del olor del ungento. Judas Isacariote,
uno de sus discpulos, que haba de entregarlo, dijo. Por qu este ungento no se
vendi en trescientos denarios y se dio a los pobres? Esto deca, no por amor a los
pobres, sino porque era ladrn, y, llevando l la bolsa, hurtaba de lo que en ella
echaban. Pero Jess dijo: Djala, lo tena guardado para el da de mi sepultura.
Porque pobres siempre los tenis con vosotros, pero a m no me tenis siempre (Jn
12, 1-8).
7
Todos los textos estn recogidos de la Biblia editada por la BAC en 1986. Las negritas que estn en
nuestro texto no estn en el relato bblico, se han incorporado aqu para destacar los detalles ms
significativos y ms divergentes entre unos y otros.
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Lucas es el que ms se distancia de los relatos anteriores. Dice que Cristo come en
casa de Simn el fariseo8. Afirma tambin que la mujer es una pecadora y que no solo
derrama los ungentos sobre l sino que adems con sus lgrimas baa sus pies, los enjuga
con sus cabellos, y los besa. Simn critica esta actitud porque la mujer es una pecadora.
Pero Cristo, no obstante, perdona los pecados a la mujer. No se hace alusin a la sepultura.
Autores cristianos de los primeros siglos como Tertuliano (siglos II-III), Clemente
de Alejandra (siglos II-III), Juan Crisstomo (siglos IV-V), san Jernimo (siglos IV-V),
san Agustn (siglos IV-V) o san Ambrosio (siglo IV) intentaron conciliar esta diversidad
de textos 9 . No obstante, esta fue una discusin marginal si la comparamos con otros
grandes temas a debate, como la doble naturaleza de Cristo, la trinidad de Dios o la
santidad de la Virgen.
8
Los fariseos son un grupo dentro de los judos que defiende el rigor de la norma y la austeridad. A lo largo
de la vida pblica, Cristo se enfrenta en mltiples ocasiones al farisesmo criticando el rigor con que
aplican las normas religiosas. As por ejemplo se permite hacer curaciones en sbado (vid. Mateo 12, 9-14,
Marcos 1, 21-28, Marcos 3, 1-6, Lucas 4, 31-37, Lucas 6, 6-11, Lucas 14, 1-5, Juan 5, 1-9) o salvar de la
lapidacin a una mujer que haba cometido adulterio (vid. Juan 8, 1-11), lo que provoca duras crticas entre
los fariseos.
9
Estos autores fueron revisados en detalle por FEUILLET, Andr (1975), citando los textos originales
tomados de la Patrologa Latina y la Patrologa Griega (de Migne), el Corpus Christianorum Series
Latina (Brepols), y las Sources Chrtiennes (Les ditions du Cerf). Resumidamente, Tertuliano (De
pudicitia, XI, 1) y Clemente de Alejandra (Pedagogia, II, VIII, 61, 1 y 3) parecen confundir las dos
unciones entendiendo que es la misma. Sin embargo, para el resto de autores, parecen ser acontecimientos
diferentes. As, segn Juan Crisstomo (In Matthaeum homiliae, LXXX), son dos unciones diferentes, una
la narrada por Mt, Mc y Lc y otra la contada por Jn, en la que se dice que la mujer que unge es la hermana
de Lzaro. Para San Jernimo (Commentarii in evangelium Mattahei, IV, XXVI) tambin se trata de dos
unciones distintas, una llevada a cabo por una prostituta que lava con sus lgrimas los pies de Cristo y otra
por una persona diferente. San Ambrosio (Expositio evangelii secundum Lucam, VI, 14) no tiene una
opinin clara, pero apunta tambin a que tal vez se trate de dos personas diferentes, una an pecadora y la
otra ms perfecta.
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De entre todos los Padres de la Iglesia, la interpretacin de san Agustn fue la que
ms impacto tuvo en Occidente. Para el autor (De consensu evangelistarum, II, LXXXIX,
154) hubo dos unciones diferentes, la de Mateo, Marcos y Juan por un lado, y la de Lucas
por el otro, pero que fueron llevadas a cabo por la misma Mara en dos momentos
sucesivos:
Hace falta comprender que no es otra mujer la que, segn San Lucas, se
aproxima a los pies de Cristo, los besa y los lava con sus lgrimas, sino que es la
misma Mara que hace dos veces el mismo gesto10.
El pensamiento de san Agustn debi influir en Gregorio Magno, papa desde 590
hasta 604, pues este hizo de la pecadora annima, Mara de Betania (hermana de Lzaro)
y Mara Magdalena la misma persona11. As, en el ao 591, en la baslica de San Clemente
de Roma, dio la que se conoce como la Homila XXXIII sobre Lucas 7, 36-50, en la que
dijo de la Magdalena:
[] La mujer que Lucas llama la pecadora y que Juan llama Mara, creemos que
es la misma mujer de la que Marcos nos dice que el Seor haba sacado siete
demonios. Y qu significan estos siete demonios sino todos los vicios? [] Est
claro, hermanos, que la mujer us previamente el ungento para perfumar su carne en
actos prohibidos. Lo que entonces ella exhibi de forma escandalosa, ahora lo estaba
ofreciendo a Dios en una forma ms loable. Haba codiciado con sus ojos terrenales,
pero ahora a travs de la penitencia stos se consuman en lgrimas. Haba mostrado
su cabello para hacer resaltar su cara, pero ahora su pelo secaba su llanto. Haba
hablado con orgullo a travs de su boca, pero ahora, al besar los pies del Seor,
plantaba sus labios en los pies del Redentor. Por tanto, por cada deleite que haba
tenido, ahora se inmolaba. Convirti as el cmulo de sus faltas en virtudes, con el fin
de servir por completo a Dios en penitencia, en igual medida que antes,
equivocadamente, lo haba despreciado []12.
10
Traduccin libre del original en latn: [] Nihil itaque aliud intelligendum arbitror nisi non quidem
aliam fuisse mulierem, quae peccatrix tunc accessit ad pedes Jesu, et osculata est, et lavit lacrymis, et tersit
capillis, et unxit ungento: cui Dominus adhibita similitudine de duobus debitoribus, ait dimissa esse
peccata multa, quoniam dilexit multum: sed eamdem Mariam bis hoc fecisse [] [fragmento tomado de
Sancti Aurelii Augustini hipponensis episcopi operum. Tomus tertius. Post lovaniensium theologorum
recensionem castigatus denuo ad manuscriptos codices Gallicanos, Vaticanos, Belgicos &v nec non ad
editiones antiquiores & castigatiores. Opera et studio monachorum Ordinis S.Benedicti e Congregatione
S.Mauri. Pars Secunda, complectens exegetica in Novum Testamentum, vol. 3. Tipografa de Franciscus
Muguet, Pars, 1680, p. 97.]
11
De acuerdo con las Escrituras, Mara de Magdala fue la mujer de la cual Jess sac siete demonios
(Lucas 8, 2) y que le sigui como su discpula. Le acompa en su Pasin (Mateo 27, 55; Marcos 15, 40;
Juan 19, 25), su crucifixin y su entierro (Mateo 27, 61; Marcos 15, 47) y fue la primera persona que lo vio
resucitado (Mateo 28, 1-10; Marcos 16, 1-9; Lucas 24, 1-10; Juan 20, 1-2.11-18). Por otra parte, y tambin
de acuerdo al evangelio, Mara de Betania (Lucas 10, 38-42) escucha las palabras de Cristo en lugar de
realizar las tareas domsticas, actitud que le vale las crticas de su hermana Marta. Junto a esta, implora a
Cristo por la salvacin de Lzaro, muerto haca varios das (Juan 11, 33-44). Un poco ms adelante unge a
Jess con un perfume carsimo (Juan 11, 2; 12, 1-3).
12
Traduccin libre al castellano tomada de SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): p. 71. El original en
latn puede leerse en PL, LXXVI, col. 1239, cuyo fragmento ms reproducido es: Hanc vero, inquit, quam
Lucas peccatricem mulierem, Johannes Mariam nominat, illam esse Mariam credimus de qua Marcus
septem daemonia ejecta fuisse testatur.
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13
De la Vorgine primero menciona a Simn el leproso y despus a Simn el fariseo, dando a entender que
son la misma persona. El relato completo de la uncin puede leerse en la edicin y traduccin de la
Leyenda Dorada de MACAS, Jos Manuel (2001): pp. 383-384 y la historia ntegra de la Magdalena en
MACAS, Jos Manuel (2001): pp. 382-392.
14
Esto es lo que denomina Beatriz Snchez Morillas en su tesis el problema de las tres Maras,
abordndolo extensamente: SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): pp. 9-10 y 71-77.
15
Esta tradicin llega muy tempranamente a la Pennsula Ibrica con la traduccin y adaptacin del texto
de De la Vorgine que se conoce como Vides de Sants Rosselloneses, tal vez realizado en las ltimas
dcadas del XIII y que tambin adjudica la uncin de Cristo a la Magdalena.
16
MACAS, Jos Manuel (2001): p. 382.
17
Ibid., p. 383.
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18
Tratan estas cuestiones AMO HORGA, Luz Mara del (2008): pp. 618 y 620, y SNCHEZ MORILLAS,
Beatriz (2014): p. 16.
19
Al menos hasta el Concilio Vaticano II, donde se estableci que eran personas distintas, aunque en la
prctica y el da a da de los cristianos siguen siendo vistas como una sola.
20
Dice el texto: Y, cuando fueron cumplidos los das de la circuncisin, es decir, al octavo da, la ley
obligaba a circuncidar al nio. Se lo circuncid en la caverna, y la anciana israelita tom el trozo de piel
[] y lo puso en una redomita de aceite de nardo viejo. Y tena un hijo perfumista, a quien se la entreg,
dicindole: Gurdate de vender esta redomita de nardo perfumado, aunque te ofrecieran trescientos
denarios por ella. Y aquella redomita fue la que Mara la pecadora compr y con cuyo nardo espique ungi
la cabeza de Nuestro Seor Jesucristo y sus pies, que enjug enseguida con los cabellos de su propia
cabellera. SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): p. 74.
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Cristo, lavndolos con sus lgrimas y enjugndolos con sus cabellos; raramente
derramndolos sobre su cabeza. En un Speculum animae de origen valenciano datado a
fines del siglo XV (Pars, BnF, Ms. Espagnol 544, fol. 13v) tenemos uno de esos ejemplos
en que la uncin es sobre la cabeza.
Por otra parte, acostumbraron a ambientar la comida en casa de Simn el fariseo,
individualizado con un rico tocado, como ocurre en el retablo mayor de la Catedral Vieja
de Salamanca, relacionado con Nicols Florentino, de mediados del siglo XV. En cambio,
fue poco habitual situar la escena en casa de los hermanos Lzaro, Marta y Mara, en cuyo
caso debera estar presente Judas Iscariote21, reconocible frecuentemente por el cabello
pelirrojo, como es el caso de la tabla de Albrecht Bouts conservada en Bruselas (c. 1490).
Lo que no se halla prcticamente nunca es una uncin en casa de Simn el leproso. En
efecto, no se ha encontrado ninguna obra de arte en que se vean con claridad las secuelas
de la lepra, con lo que podra considerarse que hay una omisin deliberada de esta
enfermedad, estigmatizada socialmente22. Lo que s es posible es eliminar toda referencia
al anfitrin, como parece ocurrir en las tablas de San Juan y la Magdalena de Jaume Serra
del Museo Nacional del Prado (1359-1362), donde adems se resalta la contraposicin
entre la Magdalena, desecha en llanto y postrada, reconocible por sus largos cabellos e
indumentaria roja, frente a san Pedro, en pie y sereno, reconocible por la tonsura y el
cabello y la barba blancos. La oposicin entre ambos personajes, Pedro y Magdalena, en
su labor de transmisores del mensaje de Cristo y de apstoles, fue ante todo tratada a nivel
textual, pero aqu asistimos a un indicio de su permeabilidad en el arte23.
Otra diferencia que podramos hallar es la forma de la mesa. Si bien el texto de
Marcos dice claramente que estaban recostados, es decir apoyados sobre el triclinium, al
modo de los comensales romanos, no es muy frecuente encontrar este detalle. Podra
hallarse, si acaso, en algn ejemplo bizantino que tratase de ser fiel a la realidad
arqueolgica24, aunque no hemos localizado ninguno hasta el momento presente. Pero lo
ms frecuente en el Occidente medieval es hallar a Jess y sus discpulos sentados en
torno a una mesa de forma cuadrangular, adaptando por tanto el mobiliario a la realidad de
la poca en que trabaja el artista.
21
As lo explica, al menos, el evangelio de Juan, quien dice de Judas que es el que critica el malgasto de la
pecadora en un perfume carsimo.
22
Aunque Lucas, Marcos y Mateo dan el mismo nombre al anfitrin de la casa, Simn, esta denominacin
deba ser casi tan frecuente entre los hombres como lo era la de Mara entre las mujeres. Por ello, el hecho
de que los sinpticos sealen el mismo nombre propio, no quiere decir que sean la misma persona. Es ms,
atendiendo al calificativo que reciben, el fariseo (segn Lucas) o el leproso (segn Mateo y Marcos),
podra pensarse que son personas diferentes y por tanto unciones diferentes. Es decir que pudo Cristo haber
sido ungido en la vida pblica ms de una vez, aunque despus el arte prefiri representar un anfitrin
fariseo a uno leproso. Una hiptesis es que esto se debiese a una cuestin de impureza o estigmatizacin
social. La mujer era menos impura que el leproso, con lo que no tendra mucho sentido que un leproso
cuestionara a Cristo por tocar a una mujer pues incluso esta, aun siendo pecadora pblica, sera menos
impura que un enfermo de lepra (para ms detalle vid. SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): p. 73).
23
Ha trabajado estos aspectos SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): pp. 148-149. Esta rivalidad entre
Pedro y Magdalena no es absolutamente evidente en las fuentes medievales, ms bien las que hablan de
Pedro omiten a la Magdalena y viceversa. Sin embargo, ciertos autores contemporneos han considerado
que pudo darse una disputa de base histrica en torno al liderazgo entre los apstoles una vez muerto Cristo,
motivo que ha tenido gran trascendencia en el mbito de las novelas de ficcin y pseudo-histricas
ambientadas en la vida de Cristo.
24
RAU, Louis (1996-2002): vol. II, parte II, p. 327.
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En cambio, si hay tres elementos de los relatos evanglicos referidos a la uncin que
dejaron su impronta en la figuracin occidental y que permitieron una inmediata
identificacin, estos fueron el bote de perfume, las lgrimas del arrepentimiento, y el largo
cabello de la pecadora arrepentida. Es ms, estos elementos fueron transferidos de la
pecadora a Mara Magdalena y, con el paso del tiempo, se convirtieron en atributos
inseparables de la santa25.
Del recipiente para guardar el perfume, Mateo, Marcos y Lucas dicen que era un
jarro o pomo de alabastro, siendo este un material caro pero muy apreciado por su
idoneidad para conservar aromas26. Adems el propio perfume era muy costoso, sealando
Marcos que era nardo puro, para lo que utiliza el adjetivo griego pistiks, que quiere decir
fiable, es decir no adulterado. Marcos y Juan dicen que el perfume haba costado
trescientos denarios, lo que equivala a casi un ao de salario de un obrero, por lo que no
es raro que los all presentes se escandalizasen por el derroche 27 . El alto precio del
perfume que sealan los evangelios debi inspirar a Jacobo de la Vorgine cuando
describi a la Magdalena como una mujer procedente de una rica familia.
En cualquier caso, el bote representado no siempre fue fiel a la realidad textual28. Si
bien podemos hallar recipientes opacos que pudieran ser de alabastro, como el del fol. 13v
del citado Speculum animae de fines del XV (Pars, BnF, Ms. Espagnol 544), la variedad
fue grande, encontrando desde recipientes de cristal traslcido hasta otros metlicos 29 ,
pasando por recipientes cermicos al modo de albarelos o botes de botica30 .
25
Con Mara Magdalena el bote, las lgrimas y los cabellos sumaron nuevos significados. As el bote
estaba en relacin con su condicin de mirrofora que haba acudido a ungir a Cristo ya muerto. Las
lgrimas tenan un sentido penitencial, lo mismo que el cabello, haciendo referencia a la leyenda provenzal,
que la describa como una eremita retirada a una cueva y que, como Mara Egipciaca, haba dejado crecer
un largo cabello que cubra todo su cuerpo. No perdamos de vista que Mara Egipciaca haba sido, segn su
hagiografa, prostituta. As que en ambos casos, tanto de Mara Magdalena como de Mara Egipcaca, el
cabello que haba sido objeto de seduccin, crecido y desgreado se converta en smbolo de penitencia y
vida retirada, haciendo de ambas mujeres una suerte de mujer salvaje. Aunque son muy interesantes estos
aspectos, no profundizamos ms en ellos, por alejarse de la temtica principal del artculo.
26
La idoneidad del alabastro para guardar perfumes ya haba sido sealada en la Antigedad, por autores
como Plinio el Viejo, Historia Natural, Libro XXXVI, XII, 60: hunc aliqui lapidem alasbastriten vocant,
quem cavant et vasa unguentaria, quoniam optume servare incorrupta dicatur (algunos llaman a esta
piedra alabastro y se pueden hacer jarrones y vasos de perfumes, porque dicen los preserva de la corrupcin).
27
SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): p. 74.
28
En esta variedad de recipientes ha reparado SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): pp. 99-100. Lo
interesante es que la diversidad de botes se trasladan de la escena narrativa de la Uncin al tipo aislado de
la santa Magdalena.
29
De este tipo parece ser el que incluye Gil de Silo en la escena de la ltima cena del retablo de la cartuja
de Miraflores.
30
Estos albarelos solan ser cermicos, con boca ancha para poder meter la mano y sacar su contenido
fcilmente, de fondo blanco y con motivos decorativos en azul, y en el mbito hispano se atribuyeron a
manufactura mudjar. Hemos conservado interesantes ejemplos fsicos de estos albarelos en los museos y
colecciones espaolas, como los del Museo Arqueolgico Nacional (n inventario 51126, 60414, 60416,
60426 y 60444), que podemos poner en paralelo con obras como la de Albrecht Bouts de Bruselas a la que
ya nos hemos referido en varias ocasiones. Las razones para explicar la preferencia por estos botes de
farmacia estn pendientes de una investigacin ms profunda, pero no debe extraar su inclusin en la
Uncin, ya que en los mismos establecimientos se vendan preparados farmacuticos, perfumes y
cosmticos, as como tambin pigmentos para los pintores. El perfume de nardo bien poda ser guardado en
un recipiente similar al de los albarelos farmacuticos.
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El origen de la proskynesis est en Bizancio y se transfiere del mbito civil y protocolario al mbito
religioso desde los primeros siglos del cristianismo. Es un claro gesto jerrquico que suele enfatizarse
aumentando la escala del que recibe el gesto y disminuyendo la del que lo realiza, como aparece en el
mosaico de Jorge de Antioqua a los pies de la Virgen en la iglesia de la Martorana de Palermo (mediados
del siglo XII).
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Soportes y tcnicas
Desde su aparicin en el siglo IX es posible hallar la Uncin en Betania en una
gran disparidad de soportes y tcnicas: pintura mural (ej. Maderuelo), mosaicos (ej.
Monreale), libro ilustrado (ej. Homilas de Gregorio Nacianceno), talla en madera (ej.
retablo de Gil de Silo en la cartuja de Miraflores), escultura en piedra (ej. capitel del
claustro de Saint-Pons-de-Thomires o de San Nicols de Soria), pintura sobre tabla (ej.
tabla con escenas de la Magdalena y el Bautista, de Jaume Serra, en el Museo Nacional
del Prado), etc. No hay una preferencia por un soporte especfico, adecundose tanto a
mbitos privados como el del libro, como a grandes formatos y ciclos pblicos como los
de los retablos.
32
Pese a que en las pinturas de la casa-iglesia de Dura Europos (c. 230) aparece una de las primeras
imgenes de la Magdalena, aquella en que forma parte de las tres Maras que visitan el sepulcro vaco, la
representacin de la uncin en la vida pblica se hace esperar. Es decir entre las unciones se privilegia la de
Cristo muerto y no la de Cristo vivo.
33
Debemos tener presente que no es hasta Gregorio Magno (siglo VII) y con ms rotundidad hasta De la
Vorgine (siglo XIII) cuando se da una plena asimilacin entre la Magdalena y la pecadora arrepentida,
adjudicando el pasaje de la uncin a la santa de Magdal; por lo tanto es lgico que el arte previo a estas
fechas no lo relacione claramente.
34
La Magdalena habra operado un milagro con estos huevos para demostrar que Cristo haba resucitado y
difundir su mensaje. El origen textual de los huevos de Pascua, ligado al Evangelio de Nicodemo (apcrifo)
y san Simen Metafrasto es mencionado sucintamente por SNCHEZ MORILLAS, Beatriz (2014): p. 130.
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As ocurre por ejemplo en el Antifonario de Len, datado entre la segunda mitad del siglo X y la primera
del XI y analizado en detalle por BANGO TORVISO, Isidro G. (2011-2012), que en la ilustracin
correspondiente al Oficium in ordinatione sive in natalicio regis, cuyo texto se extiende del folio 271v al
273v, incorpora una de las unciones regias ms significativas y antiguas del mbito hispano.
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Seleccin de obras
- Uncin en Betania. Homilas de Gregorio Nacianceno, Constantinopla, siglo IX. Pars,
BnF, Ms. Grec. 510, fol. 196v.
- Pecadora arrepentida ungiendo a Cristo. Pinturas murales de la iglesia de la Vera Cruz
de Maderuelo, Segovia (Espaa), segundo cuarto del siglo XII. Madrid, Museo
Nacional del Prado.
- Uncin en Betania. San Nicols de Soria (Espaa), portada occidental, capitel de la
jamba izquierda, principios del siglo XIII.
- Jaume Serra, Escenas de las vidas de la Magdalena y san Juan Bautista, 1359-1362,
temple sobre tabla, detalle de la uncin en Betania. Madrid, Museo Nacional del Prado.
- Giovanni da Milano, pinturas murales del muro meridional de la capilla Rinuccini de
Santa Croce, Florencia (Italia), c. 1365. Ciclo de Mara de Magdal, detalle de la
uncin.
- Lukas Moser, Retablo de la Magdalena, 1432, detalle de la uncin en el tico.
Tiefenbronn (Alemania), iglesia de Santa Mara Magdalena.
- ltima cena. Jaume Ferrer, Retablo de Santa Constana de Linya, Lrida (Espaa),
segundo cuarto del siglo XV, detalle de la predela. Museu Dioces i Comarcal de
Solsona.
- Retablo mayor de la catedral vieja de Salamanca (Espaa), mediados del s. XV. Tabla
de la uncin.
- Albrecht Bouts, La cena en casa de Simn, c. 1490. Bruselas, Muses royaux des
Beaux-Arts.
- Uncin en Betania. Speculum animae, Valencia (Espaa), finales del siglo XV. Pars,
BnF, Ms. Espagnol 544, fol. 13v.
- ltima Cena. Gil de Silo, Retablo mayor de la Cartuja de Miraflores, Burgos
(Espaa), 1496-1499.
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Uncin en
Betania. San
Nicols de Soria
(Espaa), portada
occidental, capitel
de la jamba
izquierda, princi-
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[Foto: Fco. de Ass
Garca]
Pecadora arre-
pentida ungiendo a
Cristo. Pinturas
murales de la
iglesia de la Vera
Cruz de
Maderuelo, Segovia
(Espaa), segundo
cuarto del siglo
XII. Madrid,
Museo Nacional del
Prado.
https://www.museodelpra
do.es/imagen/alta_resoluc
ion/P07271.jpg [captura
23/10/2015]
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Jaume Serra,
Escenas de las vidas de
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Juan Bautista, 1359-
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tabla, detalle de la
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Madrid, Museo
Nacional del Prado.
https://www.museodelprado.es/
imagen/alta_resolucion/P03106
.jpg [captura 23/10/2015]
Giovanni da Milano,
pinturas murales del
muro meridional de la
capilla Rinuccini de
Santa Croce, Florencia
(Italia), c. 1365. Ciclo
de Mara de Magdal,
detalle de la uncin.
http://www.wga.hu/art/g/giova
nni/milano/rinuccin/2south1.jp
g [captura 23/10/2015]
Lukas Moser,
Retablo de la
Magdalena, 1432,
detalle de la uncin en
el tico. Tiefenbronn
(Alemania), iglesia de
Sta. Mara Magdalena.
https://es.wikipedia.org/wiki/L
ukas_Moser#/media/File:Lucas
_Moser_001.jpg [captura
23/10/2015]
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Albrecht Bouts, La cena en casa de Simn, c. 1490. Bruselas, Muses royaux des Beaux-Arts.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Albrecht_Bouts-Jesus_chez_Simon_le_Pharisien_IMG_1407.JPG [captura 23/10/2015]
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e-ISSN: 2254-853X
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ltima cena. Jaume Ferrer, Retablo de Santa Constana de Linya, Lrida (Espaa), segundo cuarto del
siglo XV, detalle de la predela. Museu Dioces i Comarcal de Solsona.
http://visitmuseum.gencat.cat/media/cache/1140x684/uploads/objects/photos/54baa0d8d9cb7_sant%20sopar.jpg [captura 23/10/2015]
ltima Cena. Gil de Silo, Retablo mayor de la Cartuja de Miraflores, Burgos (Espaa), 1496-1499.
[Foto: Fco. de Ass Garca]
Revista Digital de Iconografa Medieval, vol. VII, n 14, 2015, pp. 77-96. 96
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