Libro Choko XX PDF
Libro Choko XX PDF
Libro Choko XX PDF
h;l\ 1111;\
\l'l
c()m()
DEMOCRACIA EN CHILE
LECCIONES PARA LA GOBERNABILIDAD
EDGARDO BOENlNGER
EDITORIAL ANDRES BELLO
Av. Ricardo Lyon 946, antiago de Chile
Registro de Propiedad Intelectual
Inscripcin 102.588, ao 1997
Santiago - Chile
e termin de imprimir esta primera edicin
de 1.000 ejemplares en el mes de diciembre de 1997
IMPRESORE : Andros Impresores
IMPRESO EN CHILE / PRlNTED IN CHILE
ISB
95f>.13-1521-1
DEMOCRACIA
EN CHILE
LECCIONES PARA LA GOBERNABILIDAD
INDICE
El gobierno de Frei
1. Introduccin..........................................
2. El proyecto poltico del Partido Demcrata ri tia no
3. Diagnstico y programa del gobierno de Frei
a. La poltica econmica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
b. Re ultado de la ge tin econmica de Frei
4. El proce o poltico de 1964 a 1970
a. La radicalizacin de la izquierda
b. La radicalizacin de la derecha
c. La evolucin de la Democracia Cristiana
5.
nte is y conclusiones del perodo 1964-1970 .. .. . . . . . . . . . . .
115
121
121
121
122
125
126
128
132
133
137
140
147
151
154
154
163
165
167
16
173
174
175
177
1 1
191
201
203
204
204
206
207
215
C.
216
onclusione
1. Oportunidade de la nidad Popular para evitar el golpe
de E tado
a. Primera oportunidad
b. Segunda oportunidad
c. Tercera oportunidad
d. Cuarta oportunidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
e. Ultima oportunidad
2. El orden poltico, econmico y social durante el gobierno de la
nidad Popular: una mirada de conjunto
217
21
218
219
221
221
223
lNDICE
227
227
227
228
229
230
233
235
239
243
243
244
245
246
253
257
260
267
2 2
283
2 6
292
292
295
29
299
300
302
302
304
307
F.
312
El perodo 19 6-1988
1. El intento postrero de la movilizacin ocial: la Asamblea de
la Civilidad
2. El gobierno upera la crisis econmica y se prepara para
el plebiscito. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
312
315
INDlCE
329
334
340
347
315
320
321
322
322
323
323
323
324
328
347
B. Lo
1.
2.
3.
4.
351
352
353
354
355
356
360
paso de la Concertacin
..
La designacin del candidato
La amplitud de la coalicin de gobierno
El pacto parlamentario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El programa de gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
a. El programa econmico
b. El programa poltico-institucional
A DEMOCRACIA E TABLE E
362
HILE
367
367
367
372
373
374
375
376
10
lNDI E
379
379
379
381
382
384
385
385
390
390
390
391
11
392
392
393
400
404
408
408
410
412
414
417
424
428
433
433
437
437
440
442
442
445
446
452
455
455
456
460
463
463
466
468
I DICE
496
499
506
50
50
513
X. REFLEX10 E FI ALES
525
12
474
477
4 3
483
484
485
487
489
492
494
PROLOGO
PROLOGO
contempornea", pero que a sujuicio "estuvo en razonable sintona con el de arrollo econmico y la realidad social de la poca".
La egunda etapa, de 1891 a 1932, la visualiza el autor como
un perodo en que "el proce o poltico es profundamente afectado por cambio econmico y sociale de gran envergadura" y en
que "las institucione polticas de la repblica parlamentaria oligrquica no tuvieron la capacidad de proce ar las demandas y la
disconformidad social". La emergencia de la clase media y la
aparicin de las organizaciones obreras y de la agitacin popular,
rompieron el consenso ocial que daba e tabilidad al orden anterior, mientras que las crisis econmicas que afectaron al pas a
comienzos de la dcada de los 20, y luego en 1930 a consecuencia de la Gran Depresin mundial, cambiaron "radicalmente las
condiciones de la economa, forzando la aplicacin a partir de
1932 de una estrategia econmica de sustitucin de importacione " en reemplazo del liberalismo prevaleciente hasta entonces.
La tercera etapa, de 1932 a 1964 -en la que el autor distingue el perodo 32 al 58 Y el gobierno de Jorge Alessandri del 58
al 64- e definida como "Estado de compromiso", que caracteriza como "orden poltico sustentado en un acuerdo inicial de
carcter implcito entre clase media y ectores populares expresado en una convivencia poltica de conflicto limitado entre los
partido represen tativo de dichos gru pos ociales", un "orden
econmico altamente consensuado en cuanto a ISI (estrategia de
ustentacin de importaciones) como ideologa econmica abrumadoramente dominante" y caracterizado, a la vez, "por una
pertinaz disputa distributiva de tipo reivindicativo" y un "poder
ocial marcado por la hegemona poltica relativa de la clase
media, sin peljuicio del poder de la oligarqua, en especial terrateniente, y por un proce o per istente de incorporacin ocial de
lo ectore populares".
Aunque Boeninger observa que en el orden poltico "el E tado de compromi o no se caracteriz por condicione atisfactorias de gobernabilidad" -lo que contribuy "al desprestigio
progre ivo de lo partidos, la poltica y las prcticas de negociacin y gestacin de acuerdos entre directivas polticas y parlamentarias", concluye que durante este perodo "no se registr en
ninguno de los tres rdene de nuestro esquema un umbral de
conflicto que contaminara severamente y desequilibrara algunas
de las otras dos".
Enseguida el autor analiza el perodo 1964-1970, que corresponde al gobierno de Eduardo Frei Montalva. Sin peljuicio de
14
PROLOGO
PROLOGO
PROLOGO
PROLOGO
PROLOGO
PATRICIO AYLWI
AZOCAR
Septiembre de 1997
19
Me ha tocado en el curso de mi vida de arrollar una gran diversidad de actividade que en su gran mayora han tenido como
denominador comn un compromi o permanente con el servicio pblico y lo problemas colectivo. He de empeado cargos
tcnico , acadmicos y poltico que me permitieron, sucesiva y
alternadamente, er observador y actor de los acontecimientos
nacionale de los ltimo 35 ao .
Al trmino del perodo de gobierno del Presidente Aylwin
opt por marginarme de la vida pblica, con el nimo de cambiar
una vez ms de rumbo, como re ultado de lo cual me he visto
involucrado en alguno campo ajeno a mi experiencia anterior.
o dej, sin embargo, de preocuparme reflexionar obre el
acontecer pblico la hi toria tan peculiar de Chile. Mi inquietud principal est orientada al futuro, a indagar obre las condiciones que puedan a egurar un porvenir de progre o, paz,justicia
y estabilidad para Chile. Por ello, he dedicado horas de lectura,
reflexin de participacin en mltiple seminario a lo problemas de gobernabilidad, con u complejo y e trechamente vinculado aspecto poltico, econmico, ociale culturale.
La mirada al futuro requiere un anli i del pasado as como
un esfuerzo de racionalizacin e interpretacin de las propias
experiencia, como participante o como te tigo.
D este modo me surgi el impul o de e cribir, de ordenar
en un texto el producto de mi reflexiones y conclusiones, tarea
que abord con enormes dudas por mi falta de experiencia previa limitacione tericas en e te campo. De de luego no o
hi toriador y ciertamente no he pretendido hacer una crnica
histrica, procurando en cambio hacer un anli i poltico a partir de h cho narrados por hi toriadore o que me toc vivir o
pre enciar per onalmente.
Tre ao de lectura, ordenamiento de material di ponible,
centenare de pginas de nota y sucesiva ver ion e preliminare han dado como re ultado final e te libro, cuya publicacin
21
PALABRAS PREUMINARES
22
Mencin aparte mer ce Marit Humere , quien logr traducir con inguiar pa iencia, p rseverancia e intuicin mi casi ilegible manu crito. Tuca Alcntara, amiga de tanto ao, me dio
permanentemente el apoyo log{ tico requerido.
A todo ello mil gracia.
EDGARDO BOENINGER
Septiembre de 1997
23
1. Introduccin
Chile est situado en el extremo sudoccidental de Amrica Latina; su poblacin recin se aproxima a los 14 millones de personas. Pertenece al inmenso grupo de estados definidos como en
vas de desarrollo y, medido por su actual ingreso per cpita, se
ubica en lo que se ha bautizado como la clase media de las
naciones.
Estos antecedentes no justifican ninguna atencin internacional especial hacia lo que ocurre en nuestro pequeo pas. Sin
embargo, en el transcurso de la segunda mitad del siglo veinte
Chile ha concitado un inters que parece absolutamente desproporcionado a la luz de las caractersticas enunciadas. Primero fue
la "revolucin en libertadn del gobierno democratacristiano de
Eduardo Frei Montalva, luego la "va chilena al socialismo" de la
Unidad Popular, seguida por el golpe militar del 11 de septiembre
de 1973 y diecisiete aos de rgimen autoritario presidido por el
general Pinochet, el que primero adquiri notoriedad mundial
como paradigma de dureza represiva y ms tarde fue asociado
tambin con un proceso exitoso de reformas econmicas liberalizadoras. Finalmente, tras una transicin pacfica a la democracia,
sorpresiva para muchos, el pas es identificado internacionalmente
como un modelo de xito econmico y poltico que podra servir
de ejemplo a otras naciones en vas de desarrollo.
Chile, ciertamente, no posee caractersticas culturales ni peculiaridad alguna que lo distinga como escenario lgico y probable de sucesivos experimentos polticos de tanta notoriedad. La
explicacin de lo que nos ha ido ocurriendo hay que buscarla en
el conjunto de procesos, factores y circunstancias histricas internas y externas, polticas, econmicas y sociales, incluida la dimensin cultural, cuya interaccin produjo nuestra mutante
realidad.
Desde el punto de vista de analistas polticos y cientficos
sociales, el inters por el caso chileno se justifica porque, dada la
DEMOCRACIA EN
HILE
INTRODUCCION
ninguno de ellos se podr sostener o alcanzar en ausencia prolongada de los otros. Una situacin de polarizacin poltica aguda -como fue el caso en Chile entre 1968 y 1973- paraliza la
economa y se traduce en conflicto social, el que a su vez exacerba la confrontacin poltica. Por su parte, desbordes sociales
continuados o intenso conflictos tnicos o de clase generan incertidumbre econmica y desalientan la inversin, al tiempo que
"contaminan" el enton;1O poltico. Por ltimo, un perodo prolongado de estancamiento econmico como el que experiment
una mayora de pases latinoamericanos en la dcada del 70 inevitablemente genera inquietud acial y prdida de legitimidad
del sistema poltico como con ecuencia de una negativa evaluacin de resultado .
La forma en que interacten estas tres categoras de variables
depende del comportamiento de la gente en cada perodo histrico, tanto en su carcter de individuos como en su calidad de
actores sociales identificados con comunidades, sectores, clases u
organizaciones. A su vez, los factores culturales influyen decisivamente en las conductas, por lo que siempre debern tener e
presentes en el anlisis del pasado y en la pro peccin de opciones futuras.
Dicho de otro modo, es preci o examinar el orden poltico,
el orden econmico y el orden social existente o predominante en cada momento de la historia -o su ausencia debido a
situaciones graves de inestabilidad, de orden o conflicto- a
como sus re pectivas tendencias e interacciones, para comprender proceso histrico especficos o para evaluar las per pectivas del futuro.
Sin embargo, estas categora son demasiado generales como
para constituir e en in trumento suficientes para el anlisi . Por
ello e intentar ahora identificar -sin pretensin de ser exhaustivos- algunos componentes de cada uno de ello que ean relevantes para lo propsitos de e te estudio.
A.
ORDEN POLTICO
l. Ideas. En todo pa hay, en cada momento de la historia, concepciones doctrinarias acerca del deber ser del orden poltico.y
una cultura poltica o varias subculturas que expresan el senar
de la poblacin o por lo menos de aquellos gmpos o clase que
tienen categora de actores polticos.
27
DEMOCRA lA E
CHILE
En el cur o del siglo veinte conviven la dicotoma democracia- ociali mo (en su versin RS, China, Cuba Europa oriental) 10 regmene teocrtico i lmico al estilo de Irn, la
dictaduras latinoamericanas y africanas de todo tipo, las ari tocracias tradicionale del tipo de Arabia audita los autoritarismo a itico ,reivindicado tericamente por el ex Primer
Mini tro de ingapur, Lee Kuan Yew.
E tas concepcione pueden er de relevancia mundial, de
alcance regional o vlidas solamente en un pa determinado.
Las opcione expresada en esto cuerpo de ideas influyen significativamente -a menudo de modo deci ivo- en el devenir de
cada nacin, y e viven mediatizadas por las re pectivas culturas y
ubculturas polticas y en cada i tema poltico e plasman de
diver a manera los concepto de autoridad y legitimidad.
Como deca, la influencia de la ideas polticas e expresa
regional y mundialmente y puede concretar e en diferentes formas de presin ejercidas desde el exterior, incluido el u o de la
fuerza.
2. Instituciones polticas. Se trata de las reglas del juego que presiden las relaciones polticas y que determinan la naturaleza del orden poltico vigente, pues expre an la e tructura y las relacione
de poder existente e identifican a lo actores polticos relevante . Las reglas del juego poltico pueden surgir por cansen o, por
impo icin, como producto de una revolucin o ser con agradas
por la tradicin. Las in tituciones polticas, egn u caracter ticas y olidez, conllevan di tinto nivele de incertidumbre en
cuanto a u e tabilidad y vigencia, que e lo que en cada momento e procurar evaluar. Entre e tas in titucione figuran la normativa con titucional y en general el marco legal exi tente, las
fuente del poder poltico y la radicacin de la autoridad ejecutiva, el papel de 10 militares, 10 partido poltico
el istema
electoral (en regmene plurali tas).
3. Calidad y eficacia del sistema. E tos concepto se refieren a la
capacidad de proce amiento de las demandas y pre iones sobre
el i tema por parte de los actore poltico, econmicos y ociale relevante, lo que en regmenes pluralistas puede expresarse
como capacidad de re pue ta ("re ponsiveness"), nocin que tampoco debe de e timarse en el anli i de istemas autoritarios.
e trata asimismo de evaluar el impacto de los factore enunciados sobre la eficacia del i tema poltico. Desde la perspectiva
28
1 TRODUCCION
de este libro, intere a examinar en particular lo iguientes aspectos e pecficos para cada perodo hi trico.
Re peto por la legalidad exi tente e imperio de la ley, vale
decir, olidez del Estado de Derecho.
apacidad de decisin y ejercicio efectivo de autoridad por
el Poder Ejecutivo.
Capacidad de solucin de conflicto polticos y sociales.
Capacidad de resolver problemas.
Particular tra cendencia, al menos en el mediano plazo,
tiene el concepto de "calidad de la poltica", en trmino de
honestidad -corrupcin, austeridad y entido de servicio pblico- predominio de interese particulare y aprovechamiento del
poder en beneficio propio y otras vertiente de evaluacin ciudadana que pueden fortalecer o ero ionar, en cualquier rgimen
poltico, los niveles de legitimidad del mismo.
Sin perjuicio de lo anterior, el factor ms importante que
debe con iderarse en cada momento es la existencia o no de una
mayora poltica de gobierno, en au encia de la cual la eficacia
del istema poltico tiende a disminuir dr ticamente.
B.
ORDEN ECONMICO
1. Ideas. La historia econmica de las naciones ha estado marcada en buena parte del siglo XX, tanto en el debate ideolgico
como en el terreno de las polticas econmica concretas, por la
oposicin capitali mo- ociali mo y, dentro de la primera opcin,
por las alternativa (que e expresan en un contirzuum) proteccionismo/libre mercado y Estado conductor o intervencioni tal lai ez faire. E ta ltimas anteceden a la aparicin del sociali mo y
ciertamente perdurarn ms all de la aparente defuncin del
ociali mo como propuesta relevante.
2. Instituciones econmicas. E trechamente vinculada con lo
re pectivo cuerpos de idea , son la concrecin de las mi ma en
el orden vigente en relacin con lo derechos de propiedad, el
papel econmico del Estado, el papel del mercado, la normativa
legal que rige la estructura y el funcionamiento de la economa y
lo nivele de estabilidad e incertidumbr asociados a tales in titucione. on 'stos los factores que s deben evaluar. a como u
efecto obre el proce o poltico y el orden ocial.
29
DEMOCRACIA E
CHILE
3. Rendl1nienlrrresultado (perfonnance). orre ponde a las medicion convencionale de crecimiento, empleo, inflacin, ituacin del tipo de cambio y la balanza de pago, di tribucin de la
riqueza y el ingre o, nivele de pobreza ,en general, indicadore
ociale dependiente del rendimiento econmico.
C.
ORDE
O !AL
l. Malnz. de relaciones ociales. e trata en primer lugar de la identificacin de lo actore ociale efectivo, vale decir de la naturaleza inclu iva o exclu ente del orden poltico. En egundo trmino
e refiere a las relacione entre tale actore, e trate de clases
ociale ,grupo tnico, comunidade de base territorial u organizacione religio as, o de la crucial relacin contempornea entre empre ario y trabajadore , que no iempre e dan en el eje
de la divisin de clases.
El anli i de esto factore arrojar un balance de poder
ocial que con ignar relacione de dominacin-depend ncia y
de confrontacin-cooperacin de inten idad variable, todo lo ual
influ e en lo proce os poltico y conmicos.
2. Instituciones sociale . Las organizaciones ociale, su capacidad de convocatoria, u autonoma o control por el Estado las
relacione de lo diver o ectore ociale
u organizacione
con las in titucione polticas, en e pecial con los partido. El
conjunto de e tas variable in titucionale repercute fuertement
en la predictibilidad del comportamiento acial, el re peto o
acatamiento de la ley y la int n idad y frecuencia de fenmeno
de agitacin o movilizacin ocial, que on expresione de la
actitud ocial frente al orden poltico exi tente.
En definitiva, e trata de verificar la exi tencia o no de una
coalicin ocial mayoritaria de u tentacin activa o por lo meno de aquie cencia del orden poltico del orden econmico
exi t nte .
3. Resultados del orden social. na valuacin en trmino ubjetivo y objetivo que incluye tanto entimiento de atisfaccin
o in ati faccin ocial como indicadore de calidad de vida y
cobertura d ervicio ociales. Especial trascendencia en la actitud ocial frente al orden poltico y a la economa han ido adquiriendo la realidad y las percepcione colectivas en materia d
30
INTRODUCCION
DEMOCRA lA E
CHILE
32
lNTRODUCCION
33
basado en el mercado, hoy la ma ora de e o regmene, independientemente de su etapas particulare de desarrollo, iguen
el modelo capitali tao
Por ende, el capitalismo tambin puede prevalecer en mbito polticos no democrtico . Las comunidades empre ariales de
lo pa e en de arrollo prefieren, ya ea abiertamente o con
cierto di imulo, dictadore "inocuo" que apoyen la propiedad
privada en vez de los peligro de las democracias ine tables, en
que las poltica procapitali tas pueden er cue tionadas por lo
partido y indicato izquierdista.
El enfoque que e ha escogido revela la estrecha relacin
entre las variable econmicas polticas. La formulacin de la
poltica econmica no con i te olamente en tomar las opciones
"correctas"2. Cuando urgen malentendido con lo poltico o
cuando no e alcanzan lo objetivo econmico, los economistas
tienden a achacr elo a polticas de carriadas, o a una falta de
voluntad poltica. Puede que esto se d con frecuencia, pero la
ituacin inver a -la falta de conocimiento y de conciencia de lo
factore polticos entre lo economistas- tambin ocurre a menudo. En el otro extremo del e pectro ideolgico, la teora de la
dependencia ha o tenido tradicionalmente que las relacione
econmicas estructurale
la di uibucin del poder determinan
lo re ultados poltico, dejando as de lado el comportamiento
de individuos e in titucione junto con otra variables polticas.
"Tal vez el ejemplo ms notable de los eslabonamiento entre lo tres conjuntos de variable e halle en los amplios compromi o y conce ione recproca logrado en la dcada de
1930 por las democracia occidentale, cuando los trabajadore
aceptaron el capitali mo la regla del juego impue tas por el
mercado (aunque el E tado sola de empear un papel econmico importante), mientra que a u vez lo capitali ta respaldaron la legi lacin acial y las garana protectora que han
venido a conocer e como el E tado benefactor. La paz acial as
alcanzada, brindaba un medio favorable para el proce o de crecimiento e pectacular que llev a lo actuale nivele de vida de
lo pa e desarrollado .
[oo.] En un entorno cultural totalmente di tinto, Japn ha
o tenido la paz acial manteniendo relacione ociale jerrqui-
34
ornell University
~ Edgardo Boeninger, "Pro peclS and ch~llenge for democracy .in Latin
American. Documento pre entado a la Internauonal onference on Thlrd Wave
Democracies, Taipei, agosto de 1995, organizado por la ational End wment
for Democracy ( A) Yel Institute for ational Policy Re earch, Taiwan. Texto
tran crito con autorizacin de los organizadore .
35
A. EL PERODO 1830-1891
l. El orden poltico
Al trmino de la guerra de Independencia, Chile vivi un pero-
do de convulsiones, cuartelazos y vaco de autoridad que se conoce como "la anarqua"l. Sorprendentemente, y a diferencia del
resto de Amrica Latina, esta situacin slo dur 13 aos, de
1818 a 1830, y la sigui una larga etapa de e tabilidad institucional hasta la guerra civil de 1891.
Cmo se explica esta temprana gestacin de lo que nuestros
historiadores han denominado "el Estado en forma"? Pienso, en
primer trmino, que la guerra de Arauco, la inseguridad y permanente amenaza de acciones blica en el sur haban generado
una tradicin de autoridad centralizada desde el tiempo de la
administracin colonial, incluido un ejrcito sometido a di ciplina y conduccin. Dado ese entorno, la "anarqua" gener un
temor a los efectos destructivos que poda producir el caos reinante en el pas recin independizado.
En egundo lugar, la clase dominante chilena, la aristocracia
vasco-castellana, estaba con tituida por una mayora de terratenientes de recursos ms bien mode tos, que no dio lugar -como
ocurri en otros pases de la regin- a la aparicin de caudillos
capace de establecer y retener un dominio sobre algn territorio ignificativo. Por ello, la "anarqua" se caracteriz por la
disputas entre una diversidad de bandos y jefes militares sin capacidad de imponer algn gnero de hegemona. "La monarqua y la dictadura caudillista les repugnaban de idntica manera.
Tampoco era ya posible retornar al pasado colonial. El momento
1 Tambin
37
38
bierno obediente, fuerte, re petable y respetado, eterno, inmutable, superior a los partidos y a los prestigios personale "4.
No es difcil entender el conjunto de factores que hicieron
posible la instalacin del orden poltico concebido por Portales.
Empero, qu factores determinaron su consolidacin y longevidad? En primer trmino, haber creado un orden poltico cuya
conduccin resida en un cargo -el de Presidente de la Repblica- elegido por> sus "pares sociales", que no fue concebido ni
impuesto en beneficio de un caudillo determinado. La automarginacin de Portales del ejercicio del poder, una vez implantado
su orden poltico, fue un acto de enorme sabidura poltica. El
hecho de que Bulnes y despus Manuel Montt (en clebre dupla
con Antonio Varas), todos seguidores y di cpulos de Portales,
hayan sucedido a Prieto en la Presidencia por 10 aos cada uno,
y de que todos ellos fueron personalidades de gran prestigio y
autoridad, dio una continuidad de 30 aos a un liderazgo poltico plenamente identificado con el orden portaliano.
"El rgimen de Portales no es impersonal o abstracto como
e uele afirmar. Por el contrario, concibe al gobierno apoyado
en la aristocracia, sujeta sin embargo a la obediencia al gobierno
en el marco de la ley, fundada en su propio inters por la conservacin del orden pblico"5.
En verdad, el orden republicano instituido a partir de 1831 se
convirti en una repblica autoritaria que se dio las instituciones
polticas necesarias para su fortalecimiento y supervivencia, en el
marco de un dominio sin contrapeso del gobierno encamado en
el Presidente. Es destacable el de arrollo de un partido de gobierno -primera expresin de la permanente pre encia de los partido
en la historia de Chile- que, apoyado en el sistema electoral excluyente y de elevada intervencin oficial, ganaba las elecciones presidenciales y parlamentarias, sin dejar espacio a opcin opositora
alguna, en parte por la autoridad y prestigio de los Presidentes y la
consiguiente presin moral obre los electore , y en parte, en
la medida que fuera nece ario, por la intervencin directa, la presin material incontrarrestable ejercida por intendente , gobernadores, jueces y dems personalidade del aparato oficial. Los
Presidentes (hasta 1870) eligieron Congresos a su gusto.
39
Lo gobierno de la repblica autoritaria fueron, por lo dems, "bastante prudente para no luchar ciegamente y sin objeto
contra la podero a aristocracia que haba derribado al i tema
monrquico en 1 10 Yal cesarismo en 1823. Prieto y u uce ore trataron, aunque no siempre con xito, de halagar a los magnate , rodendolos de consideraciones de forma y con ultando,
hasta cierto punto, los de ea y tendencias que dominaban en lo
alone de antiago y aun entre lo personajes prestigio os de las
provincias, en todas las circun tancias crticas y decisivas"6. Podramo defmir e ta situacin como de participacin poltica subordinada de la ari tocracia. Portales, al decir de Gngora, no
ataca la democracia, pue da por sentado que en Amrica Latina
no hay otra po ibilidad, pero en el reali mo de u vi in po terga
u vigencia. Confa en un gobierno fuerte y centralizador porque
Chile no posea an la "virtud republicana que e afirmaba er
indi pensable para un sistema democrtico". Los textos legales,
la propia Con titucin de 1833 le importaban poco"? Prueba de
ello e que e e mi mo texto dar sustentacin a la posterior repblica parlamentaria.
El hecho e que en Chile urge un gobierno fuerte extrao al
militari mo y al caudillismo de lo tiempo de la Independencia
, en general, del iglo XIX en Amrica Latina. Al mi mo tiempo,
las uce ivas admini tracione de la poca dieron forma, de modo
totalmente coherente con la in piracin del orden poltico, a
una in titucionalidad jurdica que gener el re peto y acatamiento a la ley como norma de comportamiento general (la intervencin electoral e materializaba in ruptura de la legalidad). La
contribucin de intelectuale y juri tas de alto vuelo, entre los
que cabe destacar a Andr Bello (el que en la dcada del 30
recibi el encargo de elaborar un Cdigo Civil, entregado en
1 52 al Pre idente Montt) fue, en e te entido, decisiva. La preencia en hile de intelectuale , decididamente promovida por
el E tado , fue in duda inducida por el contraste entre la e tabilidad poltica de Chile y la convul ionada realidad de otro pa es
de la regin. Finalmente, la Repblica autoritaria (comnmente
llamada con ervadora) nunca e vio amenazada por trastorno
40
Roberto Huneeus, citado por Leopoldo Castedo, op. cit., pg. 1224.
Alberto Edward , op. cit., pg. 116.
JI
amuel Valenzuela, E tudios pblicos 58. 0tOlio 1958, pg. 15 a 17.
JO
41
onloCRA lA EN
HILE
42
HILE DE 1830 A
1964
43
DHIOCRACIA E
HILE
16
17
44
~~d.,~l~.
. '
45
2. Evolucin de la economa
En lneas generale puede afirmar e que en el siglo XIX la economa chilena tuvo un ritmo de de arrollo suficiente para asegurar la prosperidad de la ari tocracia, nico actor social relevante
en todo e e perodo. "La instauracin del orden portaliano tuvo
u complemento en el ordenamiento financiero llevado a cabo
por el Ministro Re ngifo, quien redujo el Ejrcito, suprimi los
empleo prescindibles, reorganiz los servicios de Hacienda, reform. el sistema tributario y equilibr las cuentas fiscales. Sus
directrice e canalizaron en el fomento del comercio entre los
pa e americanos y la resurreccin de la agricultura y la minera21 . El establecimiento de los almacenes de depsito en Valparaso transform a este puerto en el emporio comercial del
Pacfico.
A poco de in talado el nuevo orden poltico se de cubri el
mineral de plata de Chaarcillo, que marc el comienzo de un
impulso creador que abarc a la minera y se extendi a la agricultura, permitiendo al pas conqui tar importante mercados
para u cereales en California y Australia.
na notable hazaa, producto del ordenamiento financiero
inicial y de la riqueza de Chaarcillo, fue el que Chile pudo
financiar la guerra con la Confederacin peruano-boliviana (18371839) ntegramente con lo ingresos ordinarios del erari0 22 .
21
22
46
47
2'
ase A. Pinto, Chile, un caso M lsarrollo frustrado y Francisco Antonio
Encina, uestra znJmondad econmica,
2< P. Meller, Un SIglo M economa poltica chilena (1880-1990). Editorial Andrs
Bello, anago de Chile, 1996, pg. 19-20.
26
49
DEMOCRACIA EN
HILE
28
29
50
CHILE DE 1 gO A 1964
~I
~2 F. A. Encina,
51
DEMOCRACLA EN CHILE
3. El orden ocial
En e to 60 ao, ninguna amenaza al i tema poltico provino
de algn proce o o conflicto ocial. De de e e punto de vi ta e
trata de un largo perodo de paz ocial, en el sentido ontemporneo del trmino.
E evidente que la razn fundamental para que as ocurriera
e el hecho de que durante el iglo XIX no hubo ms actor social
y poltico relevante que la aristocracia, cu os conflicto se de arrollaron -como hemo vi to- al interior del sistema poltico.
Basta ealar que en 1874 tena derecho a voto alrededor del 2%
de la poblacin, pues slo eran ciudadanos los varones alfabetos
ma ore de 21 ao, casado, y de 25 aos i eran soiteros, poseedore de bien raz, de profe in y de cierto patrimonio mnim0 33 .
El i tema electoral era, pue , socialmente excluyente.
Lo campesino que con tituan la mayora de la poblacin
eran una clase social dominada, sin educacin, carente por completo de voz, que viva en condiciones de dependencia al amparo
de la ub i tencia y en alguna medida de la proteccin paternali ta en caso extremo que le proporcionaba el patrn. Por u
parte, lo trabajadore minero carecan de arraigo y no e con tituyen en ncleo e table de trabajadores hasta las po trimeras
del siglo, especialmente en las alitreras.
El dinami mo econmico del iglo XIX, particularmente el
comercio el paulatino crecimiento de la burocracia pblica que
e aceler gracias a las rentas del alitre de pu de la guerra del
Pacfico, dio origen a un so tenido proce o de urbanizacin y a
la progresiva formacin de una cla e media. El de arrollo del
pa tuvo la vitalidad nece aria para dar a este grupo social un
acce o a rentas uficiente para lograr u integracin no conflictiva a la ociedad de u poca.
lo demue tra el que ningn
partido poltico -ni iquiera el Partido Radical- e convirti durante e e perodo en vocero de eventuale demanda de lo ectore ociale dependiente.
Reducido el protagoni mo social a los diversos sectore de la
ari tocracia, en su interior predomin una comunidad de interee entre comercio, minera agricultura, en el marco del de a-
52
53
DE aCRACIA EN CHILE
54
4. La ~ tabilidad poltic~, la naturaleza republicana e imperanal del I tema (en el enudo de no depender de ldere deter~i?ado ), la :adicacin en Chile de de tacado intelectuale y
Junstas condujeron a un de arrollo notable de las normas jurdica (en gen ral inspiradas en Francia) y a un re peto a la legalidad como valor bsico de la convivencia nacional. Ellegalismo se
expresa en una aceptacin no di cmida de los procedimientos
establecido y refuerza la solidez de las instituciones republicanas
pe e a los vicio sustantivos que las afectaban (como la intervencin y el fraude electoral).
El imperio de la ley fue tambin un factor decisivo en la
au encia relativa de corrupcin en el ervicio pblico que ha
ido otra de las caracter tica po itivas de la hi toria nacional,
hecho que a su vez otorg e tatus y respetabilidad a la funcin
pblica.
5. La evolucin de este orden poltico fue generando, a partir de 1860, el desarrollo de los partidos polticos como in trumento nece ario para el ejercicio del gobierno, la realizacin de
los procesos electorales y la participacin poltica de lo diver os
egmentos de la aristocracia dominante. A medida que e te ltimo fenmeno fue adquiriendo intensidad, e acentu tambin la
centralidad de lo partido como actore del proce o poltico,
situacin que aparece ya con nitidez hacia fine del iglo XIX.
E ta caracter tica e encial del i tema poltico chileno contemporneo tiene su race en aquella poca. La incorporacin de
la emergente clase media a la e cena poltica e expre a en la
aparicin de los partido Radical y Demcrata.
6. A m dida que avanzaba el siglo fueron perdiendo relevania las iniciativas empre ariales autctonas -agrcolas, comerciales y minera - en el modelo de desarrollo predominante, para
dar paso a una ociedad rentista de fuerte de arrollo burocrtico
y cultura esencialmente no capitali ta con ignificativa pre encia
de inver in extranjera.
7. La afirmacin anterior no e incompatible con eljuicio de
qu , contrariamente a la int rpretacin de nue tra hi toria del
iglo XIX por de tacado anali tas del iglo X3;, e~ i~lo ~a ad?
no pre enta un de equilibrio entre una avanzada m utuc~o~ali
dad poltica y lo dbile cimientos del de .arrollo eco~o':l1CO
social. ugiero ms bien que el orden republicano, muy limitado
55
Encina,
. Pimo,
J. Ahumada.
55
DEMOCRACIA E.
HILE
de de la per pectiva democrtica contempornea, e tuvo en razonable intona con el desarrollo econmico y la realidad social
de la poca.
El conjunto de e to pro e os dej herencias positivas y negativas para la evolucin po terior del pa .
En todo caso, en trmino de las categoras generale de
anli i que hemo adoptado cabra definir el perodo 18301 91 como de un orden poltico hegemnico, un orden econmico de consen o con variacione no esenciale en el eje libre
mercado-proteccioni mo y un orden social tambin hegemnico
por exdu in electoral y por falta de organizacin y repre entacin poltica de lo ectore medio y populare . Hubo paz ocial
progre o econmico suficiente para o tener el orden poltico,
cuyas e casas alteracione e produjeron por conflicto de naturaleza e encialmente poltica y cultural al interior de la da e
gobeman te (di puta de poder y conflicto religio o).
Las cri i del perodo, principalmente los alzamiento de 1851
y 1859 Yla confrontacin laico-religiosa entre liberales y conservadore , ocurrieron al interior del orden poltico, fueron absorbidas por te y no afectaron al i tema. Por ello, el perodo en
u globalidad se caracteriz por adecuadas condicione de gobernabilidad del pa .
B. EL
PERODO
1891-1932
A diferencia de lo ocurrido hasta 1 91, en e te perodo la evolucin de la economa tanto como del orden acial afectaron
ignificativament al proce o poltico y el d arrollo global del
pa . Por ello, conviene analizar en primer trmino lo factores
econmico, a continuacin los aspecto ociale y por ltimo
el orden poltico.
l. El orden econmico
La repblica parlamentaria e inicia con una ituacin fi cal holgada gracias a lo ingre o del alitre, a lo qu se umaban las
entradas por aran ele aduanero que fueron levndo e con el
tiempo, configurando una po icin fi cal lida en apariencia
pero extremadamente vuln rabIe a la fluctuaciones d 1 comercio exterior y dependient , en e pecial de la produccin y lo
56
57
DEMaCRA lA E
CHILE
58
~or otra parte, a~~que 1';S. doctrina econmicas liberales predomman hasta la cn 1 pohuco- acial de lo ao 20 desde comienzo de iglo urgen las primeras polticas proteccioni tas en
particular a trav del arancel aduanero. El librecambi mo h~ba
dejado de r la moda europea l1 , y surge el nacionalismo (unifiaci - n de Alemania e Italia).
in peIjuicio de un incipiente proce o de industrializacin,
"fueron do lo cambio e tructurale fundamentales producidos
en la economa chilena durante e te perodo. "Primero, los inversioni tas extranjero llegaron a er agente importante, principalmente en el ector minero exportador. egundo, a pe ar de
la ideologa predominante del lazssez faire, el gobierno empez a
adquirir un pap 1 cada vez ms protagnico en la economa,
debido a lo grandes ingre o tributario generados por las exportacione alitreras"42.
Di tinto fu 1 caso en Argentina y Brasil, que en la egunda
dcada del pre ente iglo contaban ya con una base industrial
ignificativa. o parece correcto atribuir esta realidad contrastante a un predominio ideolgico del libre cambi mo ni a la
supremaca de intere e antiproteccionista. Las causas hay que
buscarlas ms bien en la "falta de una burgue a indu trial con
e pritu de empre a"43, carencia motivada por un conjunto de
factore tale como la aver in ari tocrtica por el trabajo manual lo "nego io n, el rechazo intelectual al lucro, una educacin orientada a formar abogados, literato y hombres culto por
obre una educa in ms "prctica" y orientada a la actividad
econmica, la incapacidad legislativa y el d inters parlamentario por la 1 gi lacin de fomento indu trial y, por ltimo, el predominio cre iente de una mentalidad renti ta y burocrtica,
de arrollada al amparo del alitre 44 Finalmente, la antipata de la
oligarqua hil na hacia Estado Unido le impidi empapar e
del influjo de lo valore capitalista -ajeno por igual al mundo
hi pano de la poca a la ari tocracia france a- requerido para
l florecimi nto d la iniciativa privada. Esto rasgo marcaron el
de arrollo contemporneo del pa e influ eran deci ivamente
59
60
47
G. Vial,
DEMaCRA lA E
HILE
momco, afectando profundamente las relaciones poltica-sociedad las caracter ticas del proceso poltico. En las dcadas siguientes a la revolucin que con agr la repblica parlamentaria
e produce la plena incorporacin como actor social y poltico
de la clase media, surge tambin un movimiento obrero fuertemente cante tatario y, en 1912, el primer partido poltico representativo de la clase obrera.
Al decir de Gonzalo Vial "las clases media chilenas -como
elemento ocialmente significativo- empezaron a formarse hacia
los ao 70. Adquirieron vuelo cuando el Fisco, financiado por el
alitre, expandi u intervencin, en e pecial a partir de Balmaceda. Fueron abultada, adems, por tre factore: la enseanza
masiva que inici don Manuel Montt (1851-61), la inmigracin y
el xodo campo-ciudad"48.
La educacin gener un nmero creciente de muchachos sin
adiestramiento para la vida prctica y, en cambio, con una cierta
cultura libresca, que ya no seran simples obreros pero que tampoco podan -ni con ideraban digno- er comerciantes, tcnicos
u operario calificados. Estos jvene, alvo un pequesimo porcentaje absorbido por las profesiones liberales, tuvieron como
de tino preferente la burocracia.
Los inmigrante tambin engro aron la clase media pues slo
una pequea parte se incorpor al sector dirigente. Por ltimo,
emigran a Santiago no slo obrero rurales -que con tituyeron la
base del proletariado urbano-, sino tambin elemento relativamente ricos, que e incorporaron a los sectores medios al ver e
excluidos de la clase alta de la capital 49 .
Esta clase media e de arrolla -como ocurre iempre con esta
capa social- con caractersticas de creciente heterogeneidad, compue ta por grupos mltiple, algunos vecinos al pueblo, otros
cercanos a la ari tocracia, algunos antagnicos con ta,
otros ansia os de servirla o incorporarse a ella50 . Su irrupcin en
la escena se reflej, por otra parte, en la rpida urbanizacin del
pas y en e pecial en el aumento de la poblacin de Santiago. En
1920 la poblacin rural haba bajado a poco ms del 50% del
total nacional.
.8
n, pg. 689.
62
El n leo ms importante y num ro o lo formaban los empleado pblico. El E tado fue aumentando u participacin en
la vida nacional y por ende us servicios y funcionario . Estimados en 3.000 el ao 1880, excedan lo trece mil en 1900 para
llegar a 2 .000 n 1919, excluidas las Fuerzas Armadas. Educacin, Obras Pblicas, Regi tro ivil, Municipalidade , Fuerzas Armadas (como con ecuencia de la ten in con Per, que e
prolong hasta 1929) y, en general, un mayor intervencioni mo
del E tado financiado por la rentas del alitre y el arancel aduanero, fueron lo factore que ms contribuyeron al crecimiento
de la dmini tracin Pblica, infladas las dotacione respectivas
por la adjudicacin de cargo pblicos para satisfacer clientelas
poltica . Lo ingreso del alitre y las tarifas de importacin configuraron en Chile una realidad social y una estructura productiva diferente al resto de Amrica Latina. En efecto, fue el E tado
el que di tribuy la mayor cuota de renta y no los empresarios
nacionale , dando lugar a una peculiar estructura de la demanda
y del empleo.
Naturalmente, el nmero exce ivo de cargos provocado por
el c1ienteli mo deriv en remuneracione inadecuadas y en la
au encia de una carrera funcionaria, lo que se tradujo en male tar e insati faccin. Este e tado de ca as e agrav en lo comienzo de la dcada del 20 por efecto de la cri is fi cal vivida por el
Pre idente Ale andri, con particular efecto en el Ejrcito.
De de nuestro anlisi vale la pena destacar un factor poltico
que "contribuy a acelerar el crecimiento burgu . De de 1 79 la
en eanza pblica de nivel medio e tuvo entregada al Con ejo
niver itario. Con el correr de la dcadas, e ta entidad e convirti en un ba tin de la intelectualidad laica y en e pecial de
sectore ligados al Partido Radical, dndo e fuerte impulso a la
en eanza pblica ecundaria y uperior. Paralelamente, la Igleia y lo con ervadore dieron impul o a la educacin privada de
orientacin catlica"51. De e te modo, en el contexto de la Jucha
religio a, e entabl una competencia por la conciencia de lo
jvene que llev a que "la en eanza media (que era enterament gratuita) tuviera un de arrollo exce ivo con relacin al
e tado acial y a las nece idade econmica del pa.
, en
Chile fre u ntaron los colegio
cundarios tre o cuatro vece
.1
Alberto dward,
op.
63
DEMOCRA LA E CHILE
52
53
64
65
DEMaCRA lA E
HILE
59
60
66
cieron tan tempranamente movimiento obreros totalmente autnomo respecto del Estado, y de clara orientacin cante tataria. La razn de e te hecho est en que, p se a la dureza de la
represin ejercida, las organizacione sociales y polticas de raz
obrera pudieron de arrollar e en el pa al amparo de la in titucionalidad republicana, de la libertad de expre in y asociacin
consagradas en una legalidad cuya efectiva vigencia y respeto
con titua -como vimos- la base del poder poltico instaurado en
1 30. La exi tencia de canale de legitimidad no di cutida para
la expresin de disidencia, el reconocimiento de los partido
poltico como entidade centrales del funcionamiento de la Repblica y, con el correr del tiempo, una efectiva competencia
electoral marcaron la diferencia con otras naciones de la regin,
dando lugar a la formacin y de arrollo de partido poltico y
organizaciones obreras de corte radical e inclu o revolucionarias.
El proce o social que hemo e bozado convirti a clase medias y proletariado minero y urbano en actores relevantes que
tuvieron, en distinta medida y con diferente resultado, un protagonismo en la cri i del orden poltico oligrquico que e de ata
a partir de 1920 y que culmin con la consolidacin de un nuevo
orden poltico a partir de 1932.
67
DE~IOCRA
lA E'
HILE
por el perodo 1915-1920). En verdad al producir e la cri is terminal del rgim n en 1924, todos lo partidos intentaron ostenerlo. El propio Balmaceda, aun en lo in tantes po trero , no
reivindic el pre idenciali mo autoritario de la dcadas anteriore ino que po tul un moderado equilibrio de podere (po icin a la que tambin lleg el partido montt-varista), e o lo
de pu de haber intentado todas las combinacione polticas
imaginable para dar e tabilidad a u gobierno, practicando de
hecho el parlamentarismo que lo iba a derribar.
Lo que quiero de tacar e que el trmino de la repblica
autoritaria (incluido u ubperodo pelucn y liberal) fue la
culminacin de un proce o de liberalizacin poltica en el que
lo partido - ms tarde tambin lo votante - fueron adquiriendo cuotas de poder. e trata, pue , de una fase nece aria de
democratizacin, del paso de la Repblica a la Democracia, independientemente de lo defecto que exhibira el nuevo orden.
Lo inten o esfuerzos de plegado por los vencedores de
1891 para legitimar us acciones, justificndolas como defensa
de la legalidad contra la dictadura que haba atropellado la Con titucin, e taban jurdicamente bien fundamentados 65 . La diferencia radic en que, hasta entonce , ningn Congre o haba
de afiado abiertamente la voluntad del Pre idente. e pre ent
as la imagen de una completa continuidad jurdica, operacin
poltica perfectamente concordante (y nece aria) con el legalismo que ya hemo destacado como rasgo relevante de nuestra
historia y cultura polticas.
En 1 91 triunf la interpretacin parlamentarista de la ontitucin de 1833. El orden portaliano que ostuvo la repblica
autoritaria fue pue to ahora al ervicio de la primaca del parlamento y lo partido, un orden que lo suce ivo pre idente de
1 91 a 1920 jams dudaron en re petar. Algunos hicieron enorme e fuerzo para olucionar aspecto e pecfico , pero "ningn
presidente del perodo parlamentario supo gobernar, dirigir -ni
iquiera codirigir- el pa ,pue el poder ya no estaba all"66. La
upremaca del ongreso e acentu con deci ione legislativa
como la de hacer re idir en l la calificacin de las elecciones,
incluida la aceptacin o revocacin del mandato popular otorgado a lo electore (rega el i tema electoral indirecto). As e
65
66
68
conVIrtieron en el rbitro fctico de todo las elecciones estrechas del perodo, prctica que culmin e hizo crisis en 1920 con
la dificil ~o~rmacin de ~turo Ale sandri: el Congreso ya no
pudo deCidir con autonomla, pue la confirmacin slo e conum por el temor parlamentario a la pre in del Ejrcito y a la
violencia popular.
Son tres dcadas en que la poltica e vuelca hacia misma.
"Una vez derrotado el poder pre idencial, la oligarqua pudo
dominar en paz y entregarse a juegos de diletanti mo poltico
[... ] sin ningn propsito doctrinario o programtico definido"67.
La expre in ms vi ible de e te juego poltico e tril e intrascendente fue la rotativa mini terial. Empezando por lo 8 Ministerios deJorge Montt (1891-1896) lo presidente iguiente tuvieron
12-16-11-15 y 17 gabinete, respectivamente, para culminar con
otro tanto durante el gobierno de Arturo Alessandri (19201924), hecho que da testimonio elocuente del esfuerzo de Ale sandri por actuar de acuerdo a las reglas del juego vigentes.
aturalmente, tal ine tabilidad resultaba incompatible con
conduccin poltica y eficacia gubernativa. La lentitud parlamentaria enturbi el perodo y entramp las e pordicas iniciativas
de legislacin social. As, por ejemplo, e aprob una ley de
habitacione obreras de pu de casi veinte aos de tramitacin.
E ta parli i parlamentaria e habra evitado con la sola continuidad de una coalicin liberal-radical, aliado naturale por tratar e de do partido laicos anticon ervadores, comprometidos
con el orden poltico parlamentario, in diferencias significativas
en el campo econmico-social y que entre ambo tuvieron iempre ms del 50% de los voto y de los cargo parlamentarios. La
razn de que tal coalicin no e haya producido ino muy e pordicamente y por lapso brev imo ,ha que bu carla en las
caractersticas de todos los partido . Tre son lo defecto bsico
que le atribuyen lo croni tas de la -poca: pobreza doctrinaria,
fraccionamiento interno y personali mo 68 . Al primer rasgo contribuy el progre ivo debilitamiento de la cue tin religio a como
eje del conflicto poltico, lo que unido al triunfo de las "banderas" de 1 91 -libertad electoral y tran ferencia del poder al Congreso- produjo un vaco doctrinario que re t entido de
compromi o y unidad a lo dirigente poltico. lo el partido
67
68
69
Radical vivi una renovacin ignificativa a partir de 1907, cuando predomin en u eno la tendencia comprometida con la
"cue tin ocial", que in mbargo coexi a con una corriente
individuali ta}' liberal. Las pugna entre ambas e expre aban en
las asambleas radicale generando una crnica indisciplina, alimentada adems por las po iciones de los radicales minero del
norte y de lo radicales agricultore del ur, defen ore acrrimos
de liS intere e corporativo. En el partido Con ervador asoman
algunas tendencia ocialcri tianas, primeras expre ion de conciencia ocial de corte paternali ta que, volcada a la beneficencia, no impactaron doctrinariamente al partido. Los liberales
vivieron dividido en varias fracciones enfrentadas por cuestiones
de liderazgo y por u di tinta memoria hi trica en relacin con
1 91. Finalmente, lo demcratas, que, como hemo vi to, fueron lo primero en explicitar un compromi o con la igualdad y
el de tino de lo ms humildes nunca pasaron de la retrica y se
sumieron tambin en el juego de la combinaciones ministeriale. o e orprendente que, en esas condiciones, primara el
per onalismo, con la con iguiente ine tabilidad y di continuidad
en las alianzas. En definitiva, agotado el eje doctrinario de la
lucha religio a logrado los objetivo del 91, el i tema poltico
no logr articular e en torno de un nuevo eje divi orio que diera
entido a la poltica nacional. Salvo las excepciones parciale anotadas, no hubo preocupacin ni en ibilidad por la cuestin 0cial ni diferencias programticas en materias econmicas (salvo
orero, que iempre e
el debate de iniciados entre papelero
re olvi en favor de lo primero por convenirle a a la oligarqua en u conjunto).
De e te modo, e fue agudizando el contraste entre un juego
poltico cerrado y una realidad ocial crecientemente marcada
por lo igno de inquietud, male tar, re entimiento y, en definitiva, ruptura del con en o, todo ello en un entorno econmico
de lento deterioro que a partir de la Primera Guerra Mundial
fue minando las holguras financieras del E tado, agudizndo e
adems la inflacin. La economa, en on ecuencia, no lo dej
de er un factor de ab orcin de la inquietud ocial ino que fue
contribuyendo a incrementarla (por ejemplo, fenmeno recurrente de ce anta en las alitreras).
o e extrao, entonce , que e ta ntida falta de sintona
entre orden poltico y proceso ocial haya desembocado en una
profunda cri i que culmin en 1924 y 1925 on lo golpe de
Estado que pu ieron fin a la repblica parlamentaria. Como vi-
70
mo , ~as primera explo. io.nes sociale (entre 1903 y 1907) fueron VIOlentamente re'pn~Illdas con una eficacia de corto plazo
que debe haber contnbUldo a adormecer la ensibilidad poltica.
El conflicto social larvado resurge con fuerza y se traslada al
plano poltico a partir de la campaa de Arturo Alessandri por la
senadura de Tarapac en 1915, que convirti al dscolo y parlamentarista diputado liberal en un caudillo poltico, endiosado
por los sectores populares y portador de los anhelos reformistas
de las clases medias y en particular de sus demandas por una
legi lacin social protectora. En 1920 Alessandri es erigido candidato por la Alianza Liberal y elegido presidente tras una campaa confrontacional como no se haba conocido en Chile, que
gener la primera reaccin de temor de la oligarqua dirigente.
Sin embargo, y en razn de e e mi mo temor, sta no pudo
impedir su designacin, marcada por la presin popular y el
indisimulado apoyo de un Ejrcito cuya oficialidad era mayoritariamente alessandrista69 .
Alessandri se encontr aprisionado entre la oposicin del
establishment poltico, que no estaba di puesto a aceptar reformas
(que no incluan todava la sustitucin del rgimen parlamentario), y una agitacin social exacerbada por la expectativas generadas por su propia eleccin. Intent in xito ortear la oposicin
poltica y debi reprimir la agitacin obrera (San Gregorio, 1921,
La Corua, 1923)1. De ese modo su ge tin resultaba ineficaz al
tiempo que arriesgaba el distanciamiento del mundo popular.
De hecho, lo comunistas (que adoptaron tal nombre en 1921
por transformacin del pos) que nunca le haban tenido confianza, se convirtieron desde entonces en oposicin. El rotundo
triunfo de la Alianza Liberal en las elecciones parlamentarias de
1924 (con el Partido Radical, el ms comprometido con las reformas, como primera fuerza poltica) no sirvi para superar la
parlisis poltica debido a la generalizada indisciplina de los partidos y al hecho ms de fondo de que la Alianza estaba profundamente dividida por er la mayora de sus integrante
-miembros de la oligarqua al fin- contrario a la reformas sociales y poltica. E te hecho tuvo un doble efecto. Por una parte,
69 El
ongreso design un Tribunal de Honor para dirimir la ele~c~~n
entre Alessandri y su adversario, Luis Barros Borgoo, apoyado por l.a coahclOn
formada por los conservadores y fraccione liberale. Vease G. VIal, op. Cit.,
volumen n, pgs. 678 y siguientes.
70 Va e G. Vial, op. cit., vol. III, pg. 230 a 259.
71
DEMOCRACIA E
CHILE
71
72
CHILE DE 1 30 A 1964
que lanzaron el "manifie to de eptiembre", que sumaba las propue tas de reforma de Ale sandri y la demanda por legi lacin
social y se comprometa adems a terminar con la corrupcin
poltica, atribuida por lo sectores con ervadores, a la "execrable
camarilla" de polti o que rodeaban a Ale andri. A lo poco
me e ,lo militares jvene ,acaudillado por el coronel Ibez,
dan un egundo golpe, fuerzan la renuncia d la Junta de Gobierno y producen el retorno de Ale sandri a la presidencia como
forma de legitimar u accin y lograr apoyo popular (23 de enero de 1925). La legi lacin ocial tan resistida haba sido aprobada por el ongre o por impo icin militar en 1924, incluido el
e tablecimiento de un impuesto proporcional a la renta.
En el curso del ltimo ao de su mandato, Alessandri logra,
por directa impo icin militar y pe e a la opa icin de todos lo
partido, la aprobacin de la Con titucin de 1925, ratificada por
plebi cito. El protagonismo militar en e te crucial epi odio queda ntidamente regi trado en las palabras del general avarrete a
la citada Comi in Consultiva Con tituyente: "si no e aprueban
las reformas, e tendrn que hacer a corto plazo bajo la pre in
de la fuerza las reformas que en representacin del pueblo han
reclamado los elemento jvene del Ejrcito"72. De e te modo e
restableci en Chile un rgimen pre idencial, el que in embargo no pudo implementar e hasta 1932 porque, al trmino del
perodo de Ale sandri, se hizo evidente la voluntad del Ejrcito y
de su caudillo Ibez de tomar el poder, lo que efectivamente
ocurri en 1927, dndo e comienzo a un perodo de 4 ao de
dictadura 73 , E ta
inici con plena formalidad legal al er elegido Ibez por votacin popular (en eleccin directa de acuerdo
a la Constitucin de 1925), de pu de la renuncia del Pre idente Emiliano Figueroa, forzada por el Ejrcito, y con la sola oposicin del Partido Comunista.
Ibez gobern de manera arbitraria pero con respeto aparente por la legalidad, fachada jurdica que se vio facilitada por
la conducta umi a de lo partido, que e e meraron n elegir
directivas obsecuente, E ta onducta lleg el e 'tremo de aceptar al" ongreso Termal" de 1929, n que el electorado ratific
73
DEMOCRACIA EN CHILE
7.
Ver G. Vial,
op.
75Ibd.
76
op.
a 402.
74
75
DE~IOCRACIA
CHILE
79
DEMOCRACIA EN CHILE
80
C. EL PERODO 1932-1958
l. Evolucin de la economa
La Gran Depr in trastroc la bas de ustentacin de la economa chilena: I comercio exterior
derrumb de modo tan
extremo que, pese a una r cuperacin rpida y vigorosa, la
exportacion por habitante y la capa idad para importar por
81
DEMaCRA lA EN CHILE
Cuadro 1
INDICE DEL
OlER 10
E TERIOR
192 29 = 100
Volumen fsico de exportaciones
por persona
1933
1945
1954
21,
29,4
40,7
76,4
72,
4 ,0
79
Pimo, Chile, un caso de desarrollo frustrado, pg. 169 (las
fras corresponden a Memoria del Banco emraI1954).
80 Antecedentes sobre el Desarrollo de la Economa Chilena. CEPAL 1954.
pg. 35 YlIB.
81 fbd .. (datos de
EPAL). pg. 21.
82
pg. 240.
DEMaCRA lA E CHILE
ll<
Molina, El proceso de cambio en Chile, In tituto Latinoamericano d
Planificacin Econmica y ocial. Editorial niv rsitaria, 1972, pg. 26.
84
La egunda Guerra Mundial, por upuesto, gener re triccione y di tor ione en la economa nacional, como la dificultad
para importar biene de capital y la e casa disponibilidad de crdito. externo. in. embargo.' las ~:ones, p~ncipale de lo de equilibnos y, en e peCial, de la mflaclOn cromca, cuya aceleracin en el
p rodo fue notoria, hay que buscarla en factores internos. Un
lcido anlisi posterior muestra la compleja influencia e interrelacin de factore econmico y sociopolco como causantes de la
inflacin: "ms que a una cau a principal obedece a una erie de
influencias que e manifie tan por diversas vas: la expansin monetaria, el destinanciamiento ti cal, las pre ione de los miembros
de la poblacin acva o de lo ectores econmicos para elevar u
ingre o real, lo altibajo del comercio externo, etc. La primera
trinchera, la ms visible, es la de lo elemento financiero: aumento sensible del circulante, emi iones en favor del Fisco, alzas consiguientes de precio , devaluacin del po de cambio, reaju tes de
remuneracione y rentas en general. La egunda, [...] 'factores
estructurales' que juegan el papel de impulsores de los otros elemento, como ser la dependencia y declinacin del intercambio
exterior, la disminucin y lenta recuperacin del ingre o por persona, el rezago de la produccin agropecuaria, el margen de ingre os que ale al exterior por concepto de retribucin del capital
extranjero, etc." 5 e reconoce, pues, el rendimiento in a factorio de la economa pero e aaden cau ale de po ociopolco y
e tructural a lo factore puramente econmico-financiero de tacado en el anli is convencional.
El dinami mo del proce o I I -considerable pero in uficiente
para la aspiraciones ociale y el descen o previo en lo ingreso - pierde fuerza a parr de 1953, con lo que el pas entra a una
fase de inflacin con e tancamiento (e tanflacin). El gobierno
del Pre idente Ibez "hered en 1952 una tasa anual de inflacin de 23%. En lo prim ro do ao de u administracin e
elev a 40 64%, re pectivamente, y en el tercero se empin
hasta 6%, la m alta ta a de inflacin regi trada hasta entonce
en hile [... ] El de contento laboral era generalizado, producindo e en 1954 y 1955 do huelgas generale en prote ta contra la condicion prevaleci nte , ambas exito as desde el punto
de vista de la adhe in masiva que recibieron" 6.
A. Pinto, Chile, un caso de desal7vllofrustrado, pg. 190.
R. Ffrench-Davi , Polticas econmicas en Chile: 1951-1970. CEPlAN, 1973,
pg. 23 Y25.
8>
86
DEMOCRACIA EN
HILE
Enfrentado a e ta severa crisis, el gobierno recurri a KIeinSaks, [trIna de asesora econmica de considerable reputacin
internacional, a la que con cierta ingenuidad e le e timaba "neutral" en relacin con los intere e y opiniones que luchaban por
imponer e en el pa . Adems, quizs ms importante, era norteamericana, con buenas relacione con el FMI y el gobierno de
USA. Por ltimo era una seal poltica de Ibez hacia la derecha, ba e de apoyo a la que su gobierno haba recurrido en la
segunda mitad de su perodo s7 .
La misin KIein-Saks realiz una importante reforma en materia cambiaria y de comercio exterior (elimin el corruptor istema de cuotas de importacin y cambios mltiples) y logr un
xito significativo en reducir la inflacin de 84% a fines de 1955
a 17,3% al terminar 1957. Sin embargo, no hubo apoyo poltico
ni aceptacin social suficiente para per istir en una poltica de
ajuste evera, que con su ecuela de recesin y desempleo, hubiera permitido eliminar el dficit fiscal, abandonar los reajustes
anuale de remuneracione , la indexacin generalizada y corregir el istema tributario. De cara a la elecciones presidenciales
de 1958 se puso trmino al contrato de la misin, abandonada
inclu o por la derecha, a excepcin del diario El Mercurio, en
medio de una aguda polmica respecto de la polticas y reformas que haba impulsado.
De de otra perspectiva, el proceso no pudo apoyarse en
un esfuerzo ignificativo de ahorro e inver in. Dice Anbal Pinto
que e' ha logrado crear el mito del tremendo esfuerzo por
industrializar el pas. La tasa de ahorro interno entre 1940 y 1960
oscil en tomo a un 12% del producto bruto, en tanto que para
Amrica Latina en u conjunto la tasa de inversin en un perodo imilar fue de ms o meno un 17%"88. Por su parte, el ahorro
externo experiment enorme fluctuaciones, desde -1,3% a
+3,9%. Tampoco haba acuerdo en cuanto a quines podan o
deban ahorrar ni respecto de las polticas necesaria para lograr
un mejor re ultado en la materia. De hecho, la inflacin actu
como podero o factor desestimulante del ahorro. Otro tanto puede decirse del incoherente intervencionismo administrativo.
En sntesis, pe e al dinamismo inicial de SI, el perodo es
mediocre en us resultados globale , claramente insuficiente en
87
88
86
comparacin con las aspiracione y expectativas sociales y contaminado por una permanente inflacin e inestabilidad.
De p~~ticular ,ig~ificacin para los procesos sociopolticos y
la evoluclOn economlca postenor es lo que ocurre en este tiempo en el campo de las ideas econmicas. Los pa es latinoamericanos -casi sin excepcin- cerraron sus economas e intentaron
desarrollar e por la va de 151. Este proceso fue consagrado a
nivel terico por la CEPAL, convirtindose en el modelo de desarrollo latinoamericano y la opcin que la regin ofreca a los
pase subde arrollado como alternativa a la ortodoxia neoclsica y liberal. El pensamiento cepalino, cuyo mximo exponente
fue su Secretario Ejecutivo Ral Prebisch, personalidad de relieve mundial, tuvo una influencia decisiva en las polticas econmicas de la regin, y rein prcticamente sin contrapeso desde
fines de los 40 hasta la primera mitad de la dcada de los 80.
Al comprobarse por sus resultados las debilidades e insuficiencias del modelo 151, la reflexin cepalina busc sus causas,
generndose como corriente predominante del pensamiento latinoamericano de los 50 y 60 una fuerte crtica al capitalismo, el
mercado y el rol de las economas desarrolladas. La teora de la
dependencia, de races fuertemente marxistas, fue la expresin
mxima de esa visin pesimista radical respecto de las posibilidades de nue tros pases de desarrollar e en el marco del capitalismo mundial. Prebisch plante una variante sofisticada de estas
concepcione a partir de la dicotoma centro-periferia.
Postula Prebisch "la especificidad del capitalismo perifrico.
La dinmica de los centros, si bien tiene con iderable influencia
en el desarrollo perifrico, es de alcance limitado debido a la
ndole centrpeta del capitalismo. En efecto, esa dinmica slo
impulsa el desarrollo perifrico en la medida que atae al inters
de los grupos dominantes de los centros [...] En el curso espontneo del desarrollo, la periferia tiende a quedar al margen del
proceso de industrializacin en la evolucin histrica del capitalismo [... ] consecuencia del juego de las leyes del mercado en el
plano internacional". De todo ello "dimanan obstinado fenmenos de dependencia en las relacione centro-periferia"B9.
Asimismo, factores e tructurales propio de la dinmica interna del capitalismo perifrico impiden su desarrollo: desigual
89 R. Prebi ch. "La periferia latinoamericana en el istema global del capitalismo". Revi ta epal N" 13, abril de 1981, pg. 163.
87
DEMOCRACIA E
HILE
88
2. El proceso social
La crisis de 1930 impact con inusitada fuerza a los trabajadores.
Al desempleo producido por la violenta recesin econmica se
sumaron la inflacin y un clima general de incertidumbre. La
accin represiva del Estado "result ineficaz para mantener a la
clase trabajadora bajo control. Una huelga general convocada
por las organizaciones sindicales en 1931 (con participacin ms
activa de clase media que de los obreros), en apoyo a un levantamiento estudiantil en Santiago, consigui paralizar virtualmente
a la economa del pas, detonando la renuncia de Ibez"93.
Estos hechos inauguraron un breve lapso de conmocin, que
estalla en una inflacin aguda y hasta en una Repblica socialista
de brevsima duracin. La debilidad organizativa de los obreros
les impidi desempear un papel activo en dicho perodo, pese a
la sublevacin de un grupo radicalizado de la marinera y su
anuncio de constitucin de un oviet de obreros y marineros. La
clase media reaccion con temor al cao y a la posible "sovietizacin" del proceso, dando un fuerte respaldo social a la recomposicin del orden poltico. En contra de la Repblica ocialista e
movilizaron el Colegio de Abogado , la Asociacin Mdica y el
Instituto de Ingenieros 94 . "Atemorizados por el desorden emergente, lo sectore partcipes del antiguo orden constituido e
unieron para restablecer la disciplina. Haba que ordenar el reparto de la torta disminuida, salvando para los mejor situados
todo lo que fuera posible. Las clases obreras, desorganizadas por
95
89
DEMOCRACIA E 'CHILE
la cri is del sector exportador, dond tenan su fuerza, no pudieron ms que doblegar e ante la ofen iva"95.
Entiendo que e ta interpretacin e ve inducida por el comportamiento objetivo de las diferente capas ociale. E importante ealar, in embargo, que la iniciativa y el e quema poltico
que dieron lugar a la eleccin de Arturo Ale sandri fue obra de
lo dirigente poltico y de lo partido, que re pondieron a a
la demanda de orden de la antigua clase dirigente, contando con
la aquie cencia, movida por imilar angu tia, de las clase medias
y sin encontrar opo icin activa en las organizacione obrera.
A partir de e e momento se d arrollan proce o de ree tructuracin organizativa, incorporacin de sectore populares a la
calidad de actore ociale con voz y capacidad de presin y un
alineamiento poltico notoriamente clasi ta de todos los grupos
ociales.
La dictadura de Ibez reprimi duramente a organizaciones obrera identificadas con el Partido Comunista y el anarqui mo. Al mi mo tiempo, intent -por primera vez en Chiledar vida a un sindicali mo oficiali ta, au piciado y controlado
de de el E tado, el que logr cierto auge en virtud de la atraccin ejercida por la legi lacin ocial de 1924 1925, del incremento de los alario en el perodo, el empleo generado por el
ambicio o programa de obras pblicas y el magnetismo per onal
de Ibez96 .
El de plome del rgimen ibai ta dej a la deriva a e te movimiento indical, en tanto que la agitacin ocial que le igui y la
repblica ociali ta dieron nuevo protagonismo a la fOCH, controlada por el P ,que iempre rehuy todo contacto con los
sindicato oficiali tas del ibaismo. En lo primeros aos de la
nueva admini tracin Ale andri, las organizacione de trabajadore, tanto obreras como de clase media, volvieron a crecer. El
movimiento anarqui ta qued reducido a la insignificancia y ectore ociali tas prevalecieron en lo ind ato que quedaron a la
deriva de pus de la cada de Ibez. En 1936 e cre la onfederacin de Trabajadore de Chile -CTCH-; e te hecho coincidi
con el proce o poltico que dio nacimiento al Frente Popular.
Lo dirigente que fraguaron la crCH eran activo militante comuni tas y ociali tas (y radicale lo de la ociacin de Emplea-
90
dos). Su objetivo central era proporcionar apoyo poltico-electoral al ~r~nte. ~opular" ~or lo qu~ su plataforma abogaba por
indus~n.ahzaclOn: un. regImen de bienestar social ms progresivo
y coahClOnes antifascIsta con los sectores medios 97 . De ese modo
el liderato poltico indujo una mayor unidad de los trabajadore~
y, al mi mo tiempo, una menor radicalidad en sus demandas,
desapareciendo la retrica revolucionaria de la FOCH de 1931. La
CTCH constituy un hito importante en el proceso sociopoltico
nacional, porque, a partir de esa fecha, comunistas y socialistas
coexistieron en el movimiento sindical. Sus relaciones fueron de
dura competencia y frecuente confrontacin, incluso peridicas
divisiones del movimiento, pero, en definitiva, establecieron una
alianza fundamental en cuanto consagraron a la organizacin
sindical como expresin de la clase obrera y puesta al servicio de
los partidos que la representaban.
El segundo paso fue una nueva unificacin sindical, con el
nacimiento en 1953, en sustitucin de una moribunda CTCH, de
la Central Unica de Trabajadores de Chile (CUT) agrupacin
multipartidista de obreros y empleados de cuello blanco, con
clara hegemona de ocialistas y comunista. Esta se constituy
luego en una estructura fundamental de apoyo del Frente de
Accin Popular, FRAP, que estuvo cerca de ganar las eleccione
presidenciales de 1958 para Salvador Allende.
El movimiento obrero tuvo un destacado protagonismo acial durante el perodo 32-58. La inestabilidad econmica y el
crnico proceso inflacionario generaron considerable agitacin
obrera, frecuente huelga y ocasionales llamados a paro general.
En concordancia con la conducta de los partidos de izquierda, su
postura fue de retrica anticapitalista, la que fue subiendo de
tono a medida que se acentuaban el e tancamiento econmico y
la inflacin, pero de conducta fundamentalmente reivindicativa
en el marco de las reglas del juego del i tema poltico y de la
legalidad exi tente.
Contribuy a esa actitud el hecho de que mucho obreros
calificados y, en general, los trabajadores de las grandes empre as
estatale , se sentan de clase media o al menos aspiraban a pertenecer a ella98 . Por su parte, la clase media actu en una primera
91
DEMOCRACIA E CHILE
99 Paul Drake, ap. cil., pg. 222. Vase tambin Ral Atria, op. cit., y A.
Pinto. Desarrollo social de Chik.
92
\00
101
93
DEMOCRACIA E
CHILE
CHILE DE
1830 A 1964
10' Jorge
95
DEMaCRA lA EN CHILE
control de las remuneracione , no se produjo un estallido ocia}". La razn?: "los grupos ms organizado, los que laboraban
en el sector moderno de la economa, no fueron alcanzados por
las medidas antiinflacionarias, porque su capacidad de negociacin les permiti defenderse, recayendo los costo de la contraccin fundamentalmente en la masa desorganizada de las empresas
ms pequeas y en la economa informal"lD4.
Aqu se expresa un fenmeno que contribuy a la polarizacin posterior y que e fue haciendo ms evidente a medida que
se reduca la capacidad de respuesta estatal a las demandas: la
de igual reparticin de ca tos y beneficios. La inflacin castig
en mayor medida a los asalariados y al interior de la clase trabajadora a las grandes ma as marginales e informales, de organizadas y subempleadas, como asimismo a los campesinos.
La prdida de dinamismo de la ISI fue acentuando el desajuste entre demandas ociales y capacidad de re puesta de la economa, fenmeno acrecentado por el escalamiento de esas
demandas, hecho que resulta natural en un entorno de intensa
competencia poltica y creciente frustracin social. Por otra parte esas demandas, al tener como de tinatario nico al Estado ea
como rbitro o como buen componedor, adquirieron una intena tonalidad poltica, de modo que las decisiones econmicas se
fueron tomando cada vez ms con criterios y en escenarios fundamentalmente polticos, dejando poco espacio a con ideraciones tcnico-econmicas. o es raro, entonce , que en los sectores
sociale po tergado fuera ganando terreno la percepcin de que
el ejercicio de poder poltico era el nico in trumento para adquirir un poder efectivo sobre el desarrollo de la economa lO5
Dicho de otro modo, el imperio del principio democrtico de un
hombre, un voto deba intervenir e imponerse sobre la relacin
de mercado de un peso, un voto.
Es verdad por otra parte que, como eala Pinto, esta realidad reflejaba un de equilibrio entre una institucionalidad social
vigorosa y una economa frgil, razonamiento que no me parece
que haya que extenderlo a una upuesta hipertrofia relativa de
las instituciones polticas.
La reaccin social moderada a la polticas de la misin Klein
Saks es la mejor prueba de que en ese perodo la estructura
lO'
lOS
96
op.
3. El orden poltico
La eleccin de Arturo Ales andri en 1932 tuvo mltiple y trascendente ignificados efecto poltico. Primero, re tableci la
institucionalidad democrtica del pa , poniendo en vigencia la
Con titucin de 1925 y el rgimen pre idencial en ella con agrado. La u e in de golpe de e tado y breves gobierno carente
de imperio configuraron una intolerable situacin de cao a la
que, de de la per pectiva de las clase dominante, e aadi el
temor a la "in urreccin roja" con complicidad militar, generada
por el e pectacular -aunque efmero- protagoni mo de la Repblica o ialista de Grave y Dvila. on indi cutible amplio apoyo ocietal, los partidos concordaron la realizacin de eleccio~e
libre y comp titivas en qu Al sandri (con el apo o del PartIdo
A. Pinlo.
107
97
niver ity
98
111
R.
tria,
tJp.
99
lit
op.
op.
CIt.,
m lbd.,
pg. 45.
100
el Partido onservador con tituy una alianza e table con el Partido Liberal. u apoyo electoral fue decreciendo o tenidamente
si bien en 1957 obtuvo todava 1 15% de lo asientos de l~
Cmara de Diputados1l 5 .
Ambo partidos respaldaron decididamente al gobierno de
Ale sandri y obtuvieron para lo Mini terio de Hacienda (el
reputado financista Gu tavo Ro ) y Relacione Exteriore. De
e te modo, la admini tracin Ale andri pas a alinearse con los
partidos de derecha, en tanto que el Partido Radical se fue alejando del gobierno hasta crear, en 1936, el Frente Popular en
alianza con comunistas y sociali taso
De este modo el Partido Radical pas durante la Administracin Ale sandri a constituir e en el eje econmico-social, con
toda lgica y propiedad dado su carcter ya con agrado de representante ms genuino de las clases medias, como el partido de
centro, pivote del sistema. Pragmtico, de heterognea conformacin interna por la amplia diversidad de us alas, el Partido
Radical estuvo siempre dispuesto a formar coalicione hacia la
izquierda o la derecha y servir, en todo momento, de elemento
articulador del i tema, ge tor de los acuerdos y compromiso
que caracterizaron las dos dcadas del E tado de compromi o.
Tal vez fue su ubicacin en el arco poltico ms que su fuerza
electoral (aunque fue el partido ms votado en 5 de las 7 eleccione parlamentarias celebradas entre 1937 y 1961) la que lo convirti en el actor poltico m importante del perodo 1932-1964.
El Partido Radical "lleg a er de leja la expresin poltica
ma oritaria de la clase media urbana y burocrtica. Sin embargo,
como ya e ha vi to, tuvo de de u origen fuerte soporte en la
minera nacional y en terrateniente al ur de la zona central"1I6.
o e de extraar, entonce , que en materias econmico- ociale
haya combinado el populi mo reivindicacioni ta en favor de los
funcionario pblicos empleado en general con una plataforma d arrollista y proteccioni ta, de apoyo y sub idio al ector
privado, lo cual lo converta en el aporte poltico fundamental
de un "modelo 1 1 con conciencia ocial"1I7.
JI.
101
El Partido Radical fue determinante en la eleccin de Alesandri en 1932 y apoy inicialmente a su gobierno. Luego se fue
de plazando hacia la izquierda, proceso que culmin con la constitucin del Frente Popular en 1936, opuesto al Ministro de Hacienda Gustavo Ross y su poltica econmica ortodoxas de
saneamiento fiscal, que alienaron a lo radicales pe e al xito
de us polticas antidepre ivas.
En abril de 1933 naci el Partido Socialista como formacin
poltica de izquierda claramente diferente del Partido Comunista. Reconoce su origen y la oportunidad de su creacin en la
movilizacin poltica producida por la Repblica socialista y
la posterior candidatura presidencial de Grave. En e e entido u
nacimiento fue un accidente hi trico. Sin embargo, su rpido
crecimiento evidencia que haba un amplio espacio poltico disponible para el nuevo partido l18 .
El Partido Sociali ta result de la "fusin de cuatro partidos o
movimientos que incluan a algunos masones destacados, antiguo anarqui tas y anarco indicalistas, nacionalistas de izquierda,
ocialdemcratas (emigrados del Partido Demcrata) y trotskistas que e identificaban, aunque fuese vagamente, con lo ideales
sociali tas, pero rechazaban el comunismo sovitico"119.
As, pues, el momento histrico uni a estos heterogneos
ectores que tenan ms que nada una ensibilidad comn. El
crecimiento del nuevo partido e vio notablemente favorecido
por haber podido ab orber un egmento con iderable del movimiento indical, afectado por la represin ibaista y por la creacin de un indicalismo oficiali tao De este modo, el nuevo Partido
ocialista "se enraiz en una base social sindical que le otorg la
legitimidad nece aria para disputarle en la izquierda a los comuni tas la pretensin de er el nico partido repre entante de los
intere e de los trabajadores"12o. El PS ocup un espacio que pudo
haber ido del Partido Demcrata y aun del Partido Radical,
pero que no lo fue porque stos no e proyectaron a una definicin ms multiclasista, quedando circunsClitos a la clase media y
118 Ibd., pg. 141. En relacin con el conjunto de esta seccin ver las
excelentes cOJ1lribucione de: T. cully, (}p. cil.; A. Pinto, C1J. cit.; P. Drake, C1J. cit.;
S. Valenzuela, C1J. cil.
119 amuel Valenzuela. C1J. cit., pg. 47.
120 Ibd., pg. 47.
102
121
103
DEMOCRACIA E, CHILE
106
demandas reivindicativa . Estos entimiento de rechazo se vieron exa erbado por una percepcin generalizada de inmoralidad en los a untos pblico, de la poltica como un juego de
componendas en beneficio de sus protagonistas. En cierto modo,
se trata de un rechazo popular al "clientelismo" que las propias
organizaciones sociales, tanto de obreros como de empleados y
profesionale , haban practicado activamente y que e haba convertido en forma habitual de relacin entre partidos y sociedad.
Esta caracterstica del sistema poltico deriv a su vez del hecho
de que haba una identificacin clara entre partidos y sectore
ociale determinados. La derecha se vinculaba de manera excluyente con las organizaciones empre ariales, en tanto que el Partido Radical era hegemnico en los profe ore ,asociacione de
empleado pblico y empleados particulare ; las centrales obreras fueron obra de dirigentes polticos sociali tas y comuni tas
convertidos en ldere indicale, proceso congruente con la concepcin marxi ta de lucha de clases que no reconoca autonoma
al movimiento acial respecto de u vanguardia poltica.
Con la prdida del dinami mo de la ISI, los partidos dejan de
er in trumentos capace de ati facer las exigencias de su respectiva clientela l25 .
Reapareci as en 1952, alimentado por el de contento popular ante la mediocridad econmica y la falta de progre o acial y
por el rechazo a la poltica de clientelas (que empieza a percibirse como un juego de uma cero), el fenmeno del caudillismo y
antipartidismo que ya haba irrumpido en la poltica chilena en
1924/25. "Llama la atencin que un i tema poltico como el
chileno, altamente racionalizado, sea relativamente propicio al
caudilli mo con Ibez y Ale andri en particular [... ] el contenido de reafirmacin imblica que parece acompaar a la formacin de clientelas electorale en Chile podra explicar la re pue ta
de corte caudillista que su citan en ciertos momentos yjustamente sobre grupo recin en proceso de incorporacin activa algunos ldere poltico "126. En 1952 parece dar e la expre in de
una "masa heterognea de marginado de toda las capas ociale ,unido nada ms que por u de contento y eparados por las
ms opue ta interpretacione re pecto al entido e implicaciones de u candidatura comn"127.
R. Atria, op. cit., pgs. 271-272.
R. Atria, op. cit., pg. 250.
127 A. Pinto, op. cit., pg. 321.
125
126
107
I:'. \'ase
CIt.,
10
pgs. 50 a 53.
a electoral que le haba valido el apoyo encubierto de los comunistaS y abriendo las puertaS a la izquierda para dar la campaa
de 1958 con posibilidades de triunfo. En segundo lugar logr la
aprobacin de una reforma electoral que, a travs de la llamada
"cdula nica", termin con el cohecho, factor de de prestigio
del sistema electoral que se haba hecho intolerable y en gran
medida ineficaz para la derecha, su beneficiario natural. Asimismo, al permitir slo pactos electorales de nivel nacional, dio
mayor tran parencia al sistema poltico, eliminando alianzas provinciales oportunistaS, a menudo contradictorias con la percepcin
del ciudadano comn respecto de afinidades y contradicciones
entre los partidos.
El xito electoral del caudillismo ibaista hizo sentir a la
derecha (unidos esta vez conservadores y liberales con Matte)
su impotencia electoral en contiendas presidenciales, y por tanto
pu o de relieve que su rol poltico era puramente defensivo,
sustentado en una repre entacin parlamentaria fuerte pero
minoritaria. Esta situacin result aceptable para esos partidos
mientras los equilibrios y moderacin del Estado de compromiso protegan a su base social de reformas que pudieran lesionar sus intereses, como la sindicalizacin campesina. En el
transcur o del gobierno de Ibez, sin embargo, se fue insinuando una radicalizacin del cuadro poltico que se tradujo
en un movimiento generalizado hacia la izquierda, el que hizo
aparecer en la derecha una fuerte corriente independiente y
antipoltica preludio de su futura alienacin de las elecciones
y el procedimiento democrtico. La apuesta exitosa por Jorge
Alessandri, empresario independiente y miembro pleno de su
sector poltico-cultural, retard en 6 aos e te proceso de creciente escepticismo en la derecha chilena respecto del proceso
democrtico-electoral.
Lo elementos con titutivo del desplazamiento hacia la izquierda fueron, en primer lugar, la constitucin en 1953 de la
C T, que reuni a las fracciones socialistaS y comuni tas en que
se haba dividido la CTCH, e incorpor tambin a empleados
pblicos y particulare ,lo que aceptaron la hegemona socialista-comunista en la cpula de la Confederacin. En el campo
propiamente polti o, la reunificacin indical e in cribi en
un proce o que comenz en 1952 cuando, pese al apoyo a
Ibez del Partido Socialista Popular (Ampuero y Altamirano),
el Partido Sociali ta de Chile -con apoyo comunista- po tul a
Salvador Allende. Pese a la b~a votacin obtenida, este hecho
109
tuvo enorme rep rcusiones. En efecto, ante el fraca o del ibai mo, lo ociali tas recuperan u libertad y e aproximan ntre
, adoptando la te i poltica del frente de uabajadore que en
adelante ignific el rechazo explcito a toda alianza electoral
con .. ectore burgue e .. y concr tamente con lo partido de
clase media, en particular el Partido Radical. El Partido Comuni ta, virando de de u propia e trategia de alianzas de lo trabajadore con ectore progre i tas de la burgue a, adhiri a e ta
nueva concepcin, dndo e origen al Frente de ccin Popular
(FRAP) que, una vez legalizado el pe, compiti como alianza exclu ivamente de izquierda en las elecciones de 1958, que e tuvo
muy cerca de ganar 129
El de plazamiento hacia la izquierda del perodo se complet
en 1957 con el nacimiento del Partido Demclata Cri tiano, cuyo
candidato, Eduardo Frei, encara la eleccione de 195 con la
bandera explcita de er una alternativa de cambio no identificada con la izquierda y ciertamente distinta de la derecha. Esto
ltimo, pese al intento de sectore liberales di identes de negociar un apo o de e e partido a la D que, i e hubie e materializado, podra haber cambiado el cur o de la hi toria. En efecto,
en e a oportunidad un eventual triunfo de Frei con apo o liberal
en un entorno an no ideolgicamente polarizado pudo haber e
uaducido en un programa de gobierno e encialmente desarrollista, incluida la temprana apertura al exterior que ya en 1955
preconizaba Jorge Ahumada, mentor intelectual en lo econmico del candidato demcrata cri tiano. o sucedi as la aparicin de la democracia cri tiana termin por romper el bloque
catlico con ervador que hasta e a fecha contaba con el respaldo
mayoritario de la Iglesia, muchos de cuyos ms con picuos personero mo uaron a partir de ese momento abierta impata por
la democracia cri tiana, actitud compartida por gran cantidad de
acerdotes.
129
Cll.,
110
DEMOCRACIA E
CHILE
DEMOCRACIA E
HILE
con e casa continuidad. Por ltimo, el pre idencialismo no facilitaba las coaliciones estables, fenmeno evidente durante el perodo
de Ibez, en que el PR qued fuera del poder, pero que tambin
fue un factor negativo en lo propios gobierno radicales. As lo ha
de tacado la literatura acadmica 13o
12. Las vinculacione de clase de los partidos principale dificultaban compromisos que fueran ms all de los acuerdos especficos de corto plazo, porque desde un punto de vi ta e tratgico
los diverso partido se entan representando lo intere es contrapue to de empresarios urbanos, terratenientes, funcionarios
pblicos, empleado de clase media y obreros.
Cabe aadir la prctica poltica del "pase" o aprobacin previa de lo partido para la designacin de Ministros de Estado,
atribucin que de acuerdo a la leyera de resorte exclusivo del
Pre idente de la Repblica.
13. El conjunto de estos factores condujo a la paradoja de
una fuerte ine tabilidad y di continuidad polticas en el marco
del Estado de compromiso, contribuyendo al desprestigio progresivo de los partidos, la poltica y las prcticas de negociacin
y gestacin de acuerdos entre directivas polticas y parlamentarias, fenmeno que e acentu a medida que se produca el
e tancamiento econmico. En lenguaje contemporneo, el Estado de Compromiso no se caracteriz por condiciones satisfactorias de gobernabilidad.
Como resultado de e te proceso, surgi un fuerte sentimiento ciudadano antipartidos, que fue capitalizado por Ibez en
1952 y por Jorge Ale andri y la derecha en 1958. Si bien los
partidos mantuvieron su centralidad en el funcionamiento del
istema y recuperaron en 1958 us cuotas histricas de apoyo
popular, desde entonces el antipoliticismo ha convivido con el
fenmeno inverso de fuerte races ciudadanas de lo partidos.
14. El Estado de compromiso, as como la estrategia del pe
hasta 1946 y la conduccin predominantemente socialdemcrata
del Partido Socialista hasta promediado el egundo gobierno de
Ibez, dieron como re ultado un disenso poltico moderado sin
amenazas al i tema, pese al "ruido de ables" en los primeros
ao de Ibez y de uno que otro intento aislado de golpe por
114
parte de algn oficial aventurero, impulsado por minoras nacionalista o fascistas. El nazismo, pese a la existencia de un partido
nacional-socialista que protagoniz la matanza del Seguro Obrero 131 , nunca tuvo apoyo significativo en la poltica chilena. De
mayor importancia, por su proyeccin futura, fueron sectores
nacionalistas de derecha como el grupo "estanquero" (en particular Jorge Prat Echaurren, que fue Ministro de Hacienda de
Ibez), los antecesores de la derecha "dura" que encontraremos
a partir de 1965.
15. El concepto de "Estado de compromiso" con que e identifica el perodo 1932-58 admite varias lecturas:
a) Una coalicin social entre oligarqua y clase media para
implantar un nuevo orden poltico, manteniendo a raya y excluyendo del acceso al poder a los sectores populares y sus
partidos, o admitindolo -como ocurri en el Frente Popularcomo socios minoritarios 132 .
b) Una coalicin social en tomo a la democracia representativa y la Constitucin de 1925, la e trategia 181 y el arbitraje del
Estado en relacin a la pugna distributiva.
c) El respeto al procedimiento democrtico como modo de
resolver los conflictos, expre in de una realidad poltica y social
no confrontacional, y la vocacin negociadora y de construccin
de acuerdos de los partidos principales, en especial del radicalismo, los liberales, y durante las primeras dcadas del perodo, los
socialistas.
d) Capacidad institucional, radicada en el Poder Ejecutivo y
en los partido, el parlamento y las organizaciones sociale para
canalizar, procesar y resolver conflictos.
115
DEMaCRA lA EN CHILE
"5
116
intento de aplicacin de polticas drsticas de ajuste antiinflacionario. En snte is, lo seis aos de Alessandri fueron los de la
calma que precede a la tempe tad.
Se configur as un cuadro poltico auspicioso, que daba una
oportunidad real a un proyecto de capitalismo modernizador
como el que encamaba Alessandri, cuyo ncleo ejecutor no fueron sin embargo los partido conservador y liberal ino un equipo de empresarios y ejecutivo que con tituyeron el "gobierno de
los gerentes". Desde el punto de vista poltico, el candidato Alessandri haba sostenido que el gobierno no poda ser el patrimonio exclusivo de los triunfadores, reivindicando a los "hombres
de trabajo" (trmino que a partir de entonces utiliza la derecha
para referir e a empresarios y trabajadores por cuenta propia)
como actores centrales del proceso de desarrono, dejando en
segundo trmino a los partido polticos. Similar connotacin
antipoltica tuvo su crtica a prejuicios y doctrinarismos, su insistencia en la necesidad de una rectificacin en el pas y su nfasis
en la honestidad, austeridad, eficiencia y un orden guiado por
valores y humanos. La plataforma poltica de Jorge Alessandri
constituye un antecedente prximo de la banderas que en el
perodo siguiente asumir la derecha, ya apoyada en el Partido
Nacional.
El nfasi del programa econmico de Alessandri apuntaba a
liberar a la empresa privada de lo controles del Estado y convertirla en el motor del desarrollo, en el marco de una poltica de
industrializacin que conservaba la proteccin y la franquicias
estatales.
"La poltica de comercio exterior jugaba un papel clave en
este programa. Se consideraba que el libre acce o al mercado de
divisas era un incentivo para atraer inversion extranjera y la repatriacin de capitales. La mayor libertad de importacin permitira
una disponibilidad superior de materias primas y bienes de capital
[... ] el aumento de las importacione servira para paliar las presiones inflacionarias y se esperaba que la tasa de cambio ms alta
sera suficiente para fomentar las exportaciones"34. "La aplicacin
de un tipo de cambio fijo a partir de una devaluacin inicial de
25%, con eliminacin de cuotas y prohibiciones en el comercio
exterior, fue concebida como el elemento clave de la estrategia
117
econmica. La mantencin del nivel del tipo d cambio lo convertira en el mbolo ms de tacado de la e tabilidad y la cr acin de
un ambi nte de onfianza",g5. e recun; a! financiamiento externo para eliminar el dficit fi ca! y aumentar la disponibilidad inicia! de divisas. Al mismo tiempo, e expandi la inversin pblica
en obras pblicas vivienda para reactivar el ector privado.
El programa de Ale andri fue una apuesta a! ector privado y a!
comercio exterior, in apartarse del modelo de industrializacin protegida. En e e entido fue un precursor lo parcia! de las polticas
liberale contemporneas. El liberalismo econmico no haba surgido an como ideario potente en Amrica Latina. El empre ariado
nacional egua iendo proteccionista y dependiente del apoyo estatal. El convenio entre la niversidad Catlica de Chile y la Universidad de Chicago que tan decisivamente contribuy a la aparicin de
lo economistas liberale que de pu hegemonizarian el pensamiento econmico de la derecha chilena, e firm en marzo de 1956. En
e e contexto, Ale andri procura conservar para el Estado su papel
de impulsor de la industrializacin en un marco que favorezca la
inversin privada nacional y extranjera, de plazando el eje de
la poltica econmica de de la preocupacin por la distribucin del
ingre o hacia la prioridad a! crecirniento 1:l6.
La ituacin econmica mejor notablemente durante 1959
1960. La inflacin e redujo de 35,3% en 1959 a slo 7,1 % en
1960 y 3% en 1961 m . Las importacione aumentaron 30%
en 1960, e redujeron drsticamente los reajustes nominales de
remuneracione
e obtuvo abundante financiamiento externo.
in embargo, el e quema no funcion. Las exportaciones no
aumentaron egn lo e perado; en 1961 superaron en lo 11 %
las de 195 y el dficit en cuenta corriente e elev a! 55% de las
exportacione realizadas en 1961; todo ello en un entorno de
mucho pr tamo de corto plazo en lugar de la inver in extranjera que e quera atraer. El de enlace e precipit a fines de
1961: una crisi de balanza de pagos, tre semanas de suspensin
de las operacione del mercado de divisas y luego la reimplantacin de cambio mltiple
controle burocrtico, a como de
prohibicione de importacin. e reinici la piral inflacionaria,
detonada por la crisis lo po teriore reajuste de remuneracio-
118
1~9
119
EL GOBIERNO DE FREI
l. Introduccin
La campaa pre idencial de 1964 se de arroll en un clima inusualmente polarizado. La derecha la plante en trminos de la
disyuntiva democracia-comunismo, en una expresin dramtica
del pnico que le produca la eventual victoria de la izquierda.
La di puta real e produjo entre dos programas de reformi mo
avanzado, encamado en la Democracia eri tiana y el FRAP. La
izquierda aliment grande expectativas de triunfo y sufri una
frustracin profunda al comprobar que "las clases dominantes"
haban inclinado la balanza en favor de Frei, hecho que les hizo
sentir una uerte de veto a sus preten iones de acceder al poder
poltico, percepcin que contribuy a u progresiva alienacin
respecto de lo proce os electorale , vi to como mecanismo de
la "democracia burgue a" para pre ervar una hegemona excluyente de cla e.
La oc lleg al poder proclamando una "Revolucin en Libertad", cuya propue ta era con iderablemente ms avanzada y rupturista que u di cur o del ao 195 . Frei afirmaba en aquella
campaa que "el pa no poda o tener la democracia, gobernado por qui ne no repre entan el entido del tiempo" y aada
que" 1 comuni mo es una alternativa para pobres de e perados
in tradicin democrtica"!. En 1964, en cambio, Frei, como Presidente electo, o ti ne qu "ste e el fin de una poca de la vida
nacional. Marcamo un lmite donde termina una etapa hi trica
y donde nace otra nueva, con nueva lnea, nuevo hombre,
de la
121
DEMOCRACIA E
HILE
122
EL PERlaDO 1964-1970
123
DEMOCRACIA E
CHILE
124
EL PERIODO 1964-1970
125
DEMOCRA lA E
HILE
l. Reforma Agraria y sindicalizacin campe ina como elementos de ruptura del orden latifundista, de dignificacin y participacin campe ina y al mismo tiempo de elevacin de la
productividad en el agro. La reforma agraria e la gran reforma
e tructural del gobierno democratacristiano, planteada de acuerdo con el ideario de CEPAL y apoyada por la Alianza para el
Progre o de la admini tracin Kennedy.
2. Reforma educativa encaminada a dar un salto en la escolaridad de la poblacin a trav del acceso masivo de los jvenes a
la en eanza media.
3. n programa masivo de vivienda ubsidiada para los pobre urbano, complementado por el istema de ahorro y pr tamo para la clase media.
4. La organizacin del pueblo y su capacitacin para convertirse en dueo de su propio destino, dotado de voz para afirmar
y defender sus derecho , para ser protagoni ta de un proceso de
democratizacin ocial, para lo cual se puso en marcha el programa de promocin popular.
5. Una poltica laboral dirigida a mejorar las condiciones de
trabajo, reformar la legislacin de un modo ms favorable a lo
trabajadore , fi calizar u efectivo cumplimiento y estimular la
indicalizacin obrera, todo ello en el marco de un modelo de
relaciones ociale no confrontacional, contradictorio con la lucha de clase pregonada por la dirigencia de la CUT y lo partidos
de izquierda.
a. La poltica econmica
1. Profundizacin de la industrializacin, dentro del marco de
pero con la diferencia fundamental (en lnea con el pensamiento emergente liderado por el Banco Interamericano) de
otorgar prioridad a la ampliacin del pequeo mercado interno
a travs de la integracin econmica latinoamericana. Fue el
gobierno de Frei el promotor principal del Pacto Andino, y fueron significativa para su tiempo las negociaciones de especializacin pactada entre Chile y Argentina.
2. Incremento de lo recur o fi cales para financiar el ambicioso programa ocial a trav de una reforma impositiva que
simultneamente diera como resultado una mayor justicia tributaria. Se procur, adems, aumentar el ahorro nacional, para lo
cual, in peIjuicio de otras medidas, el gobierno logr la aproba-
1 1
126
EL PERIODO 1964-1970
op.nt.
127
DEMOCRACIA EN CHILE
10
11
op. cit.
128
EL PERIODO 1964-1970
129
17
130
EL PERIODO 1964-1970
19
pg.3l.
'0
131
DDIOCRACIA EN
HILE
132
EL PERIODO 1964-1970
a. La radicalizacin de la izquierda
El profundo cambio de e trategia y comportamiento poltico de
la izquierda durante el gobierno de Frei obedeci a una multiplicidad de factores externo e interno .
La r volucin cubana la Gu rra Fra fueron, in duda, lo
factor externos deci ivo en la radicalizacin de la izquierda
chilena durante e te perodo.
El impa to de la revolucin cubana obre la izquierda latinoamericana radicaba obre todo en que, por plimera vez, e
produ a u a cen o al poder en un pa de la regin, en cuyo
proce os polti o lo -y aun as muy exc pcionalmente- haba
logrado parti ipar en el gobierno como a tor ecundario, como
fue el ca o chileno con el Frente Popular. ignificativamente,
adem , Fid 1 Ca tro haba obt nido el triunfo por la arma,
confirmando de e modo la tesis pe imista e ideolgicamente
adv r a a lo procesos electorale qu haban ido cobrando fuerza en los div r o partidos omunista y ociali tas de Amrica
Latina. El j mplo cubano fue a umido como una leccin d la
hi toria por aquello ectore de la izquierda chilena -tanto
133
EL PERlaDO 1964-1970
135
DEMOCRACIA E
HILE
Por un tiempo, las realidades cuotidianas de la poltica pesaron, sin embargo, ms que la propuesta revolucionaria intran igente, con iderada por la mayora de los observadores de la poca
como llna nueva expre in de verbalismo incendiario. As, ante
la proximidad de las parlamentarias de 1969 el P termin aceptando la te is del PC de aglutinar todas las fuerzas antiimperialistas y antioligrquicas, en una amplia alianza de partido marxi tas
y no-marxi tas denominada Unidad Popular. El violento viraje
del Partido Radical hacia la izquierda y la con titucin del MAP ,
de prendido de la Democracia Cri tiana, facilit la creacin de
e a alianza23 .
Entretanto, en 1964 haba nacido entre estudiantes de la Universidad de Concepcin el MIR, movimiento de extrema izquierda, adherente incondicional de la revolucin cubana. Las
vacilacione sociali tas y la gesta guerrillera del Che Guevara alimentan la fraccin ms radical del MIR que, a partir de ese mismo ao 1967 -liderado por Miguel Enrquez- asume el control
del movimiento, el que pasa a e tructurarse como un movimiento poltico militar que clausura la di cu in interna mediante la
sacralizacin de las tesi bsicas de la ultraizquierda continenta1 24
El MIR se propone crear "foco armados" que fueron la base
del ejrcito revolucionario. La realidad no se pliega a la te i
foqui ta, por lo que los jvene miristas optan por realizar "expropiacione ", de tinadas a financiar la organizacin y a redi tribuir el dinero robado por los patrones [oo.] Esta actividades se
realizan con gran despliegue publicitario, al que contribuyen lo
ociali tas rupturi tas. Tambin on amplificado por la derecha,
por serie til a su tesis poltica bsica de que e taba amenazada la
legalidad y el orden establecido por accin de la izquierda y la
"complicidad por tolerancia" del gobierno de Frei.
La radicalizacin de la izquierda, con su in piracin cubana y
el desbordamiento del PC por la ultraizquierda se expresa en e te
perodo en accione extralegales (asaltos, tomas de terrenos) pero
no logra alLerar la e trategia poltica diseada por el P . Sin
embargo, el proce o se expresa tanto en el programa de la up
como en el tono confrontacional de la campaa de 1970.
2~
136
EL PERIODO 1964-1970
b. La radicalizacin de la derecha
Para la derecha el sexenio 1964-1970 es un perodo plagado de
derrotas, amenazas y temores que producen en ella proce os
de ree tructuracin poltica y tran formacin ideolgica en el
contexto de una lucha por la supervivencia.
Las elecciones parlamentarias de 1965 fueron para conservadores y liberales un golpe devastador, no slo por su baja votacin y menguada representacin en la Cmara de Diputados,
ino porque terminaron de ellar la ineficacia de la e trategia del
apoyo a Frei. Por primera vez careci de espacio la tantas veces
exito a frmula defensiva de acomodar po icione en una negociacin que involucraba algn gnero de concesiones no fundamentale en favor de las demandas "progresistas".
Di tinto fue el cuadro en esta nueva fa e de nue tra historia.
Trabados en competencia los proyectos globale de la oc y de la
izquierda en el marco de una fuerte radicalizacin de lo que
hasta entonces haban sido el centro y la izquierda polticos, la
derecha es objeto de la ms violenta de calificacin de parte de
ambos proyecto finali ta , que coinciden en asignarle el papel
del villano en el proceso poltico, econmico y social del pa , el
nico sector opue to, en defensa de us propios privilegios e
intereses, a los "cambio profundo" que Chile requera y las
grandes mayora xigan.
Al discur o de sus adversario polticos se aadi de manera progre iva lo que la derecha percibi como una amenaza
frontal al derecho d propiedad, tanto a travs de la Reforma
137
DEMOCRACIA EN CHILE
Agraria como por u cue tionamiento ideolgico de d la trinchera del ociali mo marxi ta y del comunitari mo democratacristiano.
La fusin, en 1967, de liberale con ervadore en el Partido
acional fue ante todo un acto de upervivencia poltica y un
paso indi pen able ante la embe tida de su contrincante, ninguno de lo cuale haca di tingo alguno entre conservadore y
liberale cuando de atacarlo e trataba. Esta ltima ob ervacin
no e balad, dado que el faccionalismo histrico de lo do partido que terminaron por constituir la derecha habra podido dar
margen a, por ejemplo, intentar eparar a los conservadores m
ligado a los terrateniente de lo liberales ms cercano a la
industria y las finanzas. La ideologizacin de lo tiempo impidi
que ello fuera iquiera con iderado. La reforma agraria e transform paulatinamente, pe e a la po tura moderada y de arrollista del Pre idente Frei, de u equipo econmico y de u Mini tro
de Agricultura, en un cue tionamiento ms amplio al derecho de
propiedad. Tal era el men aje que emitan los partidos del FRAP,
lo ectore "rebeldes" de la Democracia Cri tiana y en el Partido
Radical, al meno la Juventud Radical Revolucionaria (JRR). Por
u parte, la Corporacin de Reforma graria mantuvo una po icin ambigua re pecto del otorgamiento de ttulo de propiedad
a lo campe ino beneficiario de la reforma (lo asentados), en
buena medida debido a las inmensas tareas de a istencia tcnica
y financiera requeridas para transformar a e o camp sino en
agricultore viable , lo que exiga una prolongada transicin conducida de de el E tado. En el trasfondo, sin embargo, e ati baban, tambin, concepcione divergente en la D entre partidario
de la propiedad individual ,la formacin de cooperativas ostenedore de frmulas comunitarias autoge tionarias como e tructura final de la propiedad en el campo. E decir, la reforma
agraria dej de er slo una reforma e tructural indispen able
para aumentar la productividad del agro, para inscribir en el
gran conflicto ideolgico d I pa .
El de arrollo del proce o de Reforma Agraria en el contexto
ideolgico y factual de crito uni en oposicin frontal a todo lo
ectore empre ariale urbano del pa en total olidaridad con
lo agricultore. La reforma agraria mpez a r vi ta o pre entada como la ante ala de las reformas bancaria y urbana, que,
efectivamente, algunas fogo as voce D y de izquierda ya reclamaban. E te con en o del mundo propietario- mpre arial facilit enormemente la unin liberal- on ervadora, eximiendo as al
13
EL PERlaDO 1964-1970
nue~o. Partido
25
26
139
27
Ver Angel
010,
pg. 35 a 37.
2. Ibd., pg. 49-50.
140
EL PERIODO 1964-1970
DEMaCRA lA E
HILE
142
eparata especial de la
EL PERIODO 1964-1970
143
" A. VaJenzuela, The breakdown oj democratic regi1nes: Chile, op. cit., Cuadro 2,
pg. 6.
144
EL PERIODO 1964-1970
145
derecha-izquierda como u fidelidad a lo partidos que e entendan ocupando los e pacio respectivos, incluso con la ustitucin del anticlerical PR por la catlica D n el centro del e pectro.
La radicalizacin ideolgica de la elite poltica cambi en u
u tancia la significacin de diver o tramo del eje derecha-izquierda de de el punto de vi ta del anlisi po terior. Finalmente, la ociedad acu aba de igualdade de cla e, conflicto
ectoriale e in ati faccione suficiente en un contexto de escaso
dinami mo econmico, como para e tar disponible para la retrica confrontacional que urge con fuerza a partir de 1970.
En e a condicione e realizan la elecciones de 1970, y el 5
de noviembre a ume la Pre idencia de la Repblica alvador
Allende, encabezando el gobierno de la nidad Popular. Para
ello debi obtener el re paldo de la Democracia ri tiana a
cambio de uSClibir el Pacto de Garantas onstitucionales y
ortear el intento de golpe de E tado ligado al a e inato del
general Schneider. n ector de la derecha dura quiso impedir
su ascenso al poder, en tanto que la D , perfilada en la centroizquierda, tranquilizaba a us sectore m ternero os y ms anticomuni ta con el compromiso democrtico asumido por
Allende.
e ha o tenido que e tas elecciones pudieron haber tenido
un de enlace diferente i la derecha hubiera aceptado la propuesta de la Democracia Cri tiana de modificar la Con titucin
para introducir la egunda vuelta electoral. Esta reforma -que,
de de el punto de vi ta de la fortaleza del sistema poltico, tena
el evidente mrito de otorgar una mayor legitimidad al nuevo
Presidente- fue, in embargo, rechazada por el Partido acional
por un doble motivo. Por una parte, confiaban en el arra tre de
Ale andri, por lo cual e timaron que tena una ptima posibilidad de lograr la primera mayora relativa por un margen uficiente como para que el Congre o acional respetara, tambin
en este caso, la tradicin de elegir al triunfador de la primera
vuelta. En egundo lugar, dado el clima poltico exi ten te, teman una alianza De- P en una eventual egunda vuelta, lo que
pe e al fuerte oto moderado anticomuni ta del ntorno D ,
converta e a definicin en una apue ta muy rie gasa. El in tantneo reconocimiento de Tomic al triunfo de Allende y po teriore revelaciones acerca de un acuerdo de reconocimiento mutuo
(denominado "pacto ecreto" por la derecha, parecen comprobar yju tificar dicha decisin negativa. Al meno , el de enlace d
una hipottica egunda vuelta habra ido muy dudoso y un even146
EL PERIODO 1964-1970
tual ~unfo de Allend~ .e~ tal coyun:ura habra acrecentado significatIvamente su legttImldad para Imponer el programa de la
Unidad Popular.
La otra instancia definitoria previa a la votacin en el Congreso Pleno entre Allende y Alessandri fue laJunta Nacional del
Partido Demcrata Cristiano, realizada el 3 y 4 de octubre de
1970 en un clima nacional de gran intranquilidad. Cundan rumores sobre intentos de golpe de estado en tanto que el Ministro
de Hacienda (en un discurso de enorme repercusin poltica)
haba advertido del ambiente de desconfianza expresado en retiros masivos de depsitos en bancos y entidades de ahorro, la
contraccin de la demanda, disminucin de inversiones y paralizacin de la construccin34 .
El Partido acional haba propuesto formalmente a la DC
que el Congreso Pleno eligiera a Alessandri, el que procedera a
renunciar al cargo para dar lugar a nuevas elecciones en las que
la derecha apoyara a Frei, alternativa que, formalmente, era compatible con la Constitucin vigente. Esta propuesta es una demostracin clara del temor extremo de la derecha a la Unidad
Popular pero nunca hubo la menor posibilidad de que fuera
acogida por la DC. Si se hubiera intentado tal operacin el pas se
habra visto, seguramente, enfrentado a un conflicto polticosocial de extrema gravedad.
En laJunta prim la tesis de reconocer la victoria de Allende,
previa firma del Estatuto de Garantas. Una Comisin mixta up
DC concord rpidamente en un texto que se centraba en "la
libertad de prensa, de trabajo, de enseanza, de circulacin o
movimiento, el derecho de reunin, la participacin social y el
profesionalismo de las Fuerzas Armadas"35. Se reflej en este texto la preocupacin y desconfianza DC respecto del compromi o
de la Unidad Popular con el sistema poltico democrtico, y su
menor inters o temor por el programa econmico de la UP.
!.
147
DEMOCRACIA E
HILE
EL PERlODO 196-1-1970
lo partido en una radicaliza in social notoriamente e tructurada en torno de la opo icin de cla e.
En la competencia entablada entre lo do enfoque crtico
del capitalismo, la vi in ociali ta marxi ta re ult ms potente
que el comunitarismo demo ratacristiano, al meno por dos razones: a) por tener un modelo d referencia de extensa aplicacin en el mundo, upue tament eficaz, que inclu o se haba
impue to en un pas d la regin. La opcin comunitaria de
economa autoge tionada no tena ms referente que la Yugoslavia de Tito, que, por mucho que fue en us diferencias y autonoma respecto de la URS , era un rgimen socialista polticamente
centralizado, conducido por el respectivo partido comunista. b)
La opcin comunitaria, con u nfasi en empre as autogestionadas y el cooperativi mo, era percibida como ambigua y compleja
y no contaba con el re paldo de una tradicin fuerte en el pas.
La derecha percibe el rechazo doctrinario al capitali mo como
una amenaza a lo valore e intereses fundamentale del sector,
generndo e una fuerte movilizacin en defensa del orden econmico tradicional. El cue tionamiento al orden poltico democrtico surge aqu porque e de confa de u capacidad de
defender el orden econmico- ocial vigente y e comienzan a
percibir lo riesgo de la alternancia en el gobierno, percepcin
exa erbada por parecerle poco au picio a u per pectiva electorale futuras.
La economa no tuvo dinami mo uficiente para contrarre tar el cue tionamiento ideolgico del orden econmico, ni meno para mantener vigente una coalicin ocial de apoyo al
istema vig nte. Por el contrario, i bien no se rompi el con enso ocial en torno a la economa en el entido de un movimiento ocial anticapitali ta de gran fuerza y con istencia, que la
brecha entre a piracion
realidad haba aumentado al punto
de que predominaba un e tado de in ati faccin ocial y la conigui nte exi tencia de masa di ponible para la prdica poltica confrontacional y de xigencia de cambio, concepto que
pas a er un objetivo poltico ampliamente compartido, i bien
(o tal vez ju tamente por e a razn) podra atribursele muy
diver o cont nido.
149
N. El gobierno de la Unidad
Popular: 1970-1973
alvador Allende asume la Presidencia de Chile el 4 de noviembre de 1970 en condiciones polticas extremadamente difciles y
en un clima de ten in que constitua en mi mo un ob tculo
serio para el xito de u gestin de gobierno. La violenta muerte
del general Schneider y el pnico financiero (con retiros de
depsito , paralizacin de inversiones y expatriacin inmediata
de alguno empresarios) daban cuenta del temor y desconfianza
de la derecha y el empresariado y con tituyeron manifestaciones
tempranas de la di po icin de e os sectore a recurrir -para
utilizar la jerga de su enemigo marxistas- a "todo los medio
de lucha" para bloquear la ejecucin del programa de la nidad
Popular.
El nu vo Pre idente, por u parte, no tard en dejar en claro
su efectivo compromiso con dicho programa que se propone "terminar con el dominio de lo imperialistas, de los monopolios, de
la oligarqua terrateniente e iniciar la con truccin del socialismo
en Chil "'. Para acometer la u titucin del istema capitalista el
nuevo gobierno contaba con el magro re paldo del 36,2% de lo
voto ciudadano, deba enfrentar una ma ora opo itora en el
Congre o acional, o ea, e taba en una doble minora, ciudadana y parlamentaria. Por ltimo, Allende e haba comprometido a
respetar las libertades cvicas en el E tatuto de Garantas solemnemente us rito con la Democracia ristiana.
El principal factor poltico favorable al nuevo gobierno era el
tono casi tan anticapitali ta como 1 de la nidad Popular de la
plataforma de la andidatura Tomic, que comprometa en medida ignificativa a la Democracia Cri tiana. E decir haba concordancia ntre ambas fuerza polticas n el objetivo de u tituir el
I Programa bsico de la Unidad Popular. ( probado por los partido de la
Unidad Popular el 17 de diciembre de 1969). Recopilacin del entro de
Documentacin de Hi LOna ontempornea de Chile, pg. 11.
151
DEMOCRACIA E
HILE
capitalismo, aunque u respectiva visiones de la "buena sociedad" del futuro eran fuertemente divergentes, como lo eran tambin, aunque con menos nitidez, lo mtodos e instrumentos
para llevar a cabo el cambio. En urna, un eventual acuerdo con
la Democracia Cristiana no era absolutamente impo ible, en el
supue to de que la P hubiera estado dispuesta a la concesiones
propias de toda negociacin.
La alternativa, en el contexto del respeto pleno a la democracia que Allende haba comprometido, era lograr el apoyo de una
mayora popular traducida en mayora parlamentaria, para lo
cual deba e perar ha ta 1973, o sea, hasta transcurrido casi la
mitad de su mandato, opcin de difcil viabilidad en el radicalizado contexto nacional.
Por otra parte, Allende estuvo de de el principio impedido
de ejercer de modo efectivo las prerrogativas pre idenciales propias del rgimen poltico con agrado en la Con titucin vigente.
En efecto, en el Pacto de la Unidad Popular, documento suscrito
el 26 de diciembre de 1969, e estableca que "en el Gobierno de
la Unidad Popular, la accin del Presidente de la Repblica y la
de lo partidos y movimientos que lo forman ser coordinada a
trav de un Comit Poltico integrado por todas estas fuerzas.
(oo.] En cada nivel de trabajo y en las esfera decisivas de la
administracin e tatal e tarn pre ente todas la fuerzas que generen el gobierno popular; actuando conjuntamente entre s y
con las organizacione ociales"2. De este modo, los partidos de
la UP "no reconocen al Presidente Allende un espacio de autonoma conceptual. A ao luz de la concepcin del partido transver al de gobierno dentro de una coalicin, los dirigentes
prefieren tenerlo bajo control cercano; con lo cual, de paso,
renunciaron a la tradicional fuerza uprapartidaria del Presidente de la Repblica3 . E ta e tructura dio origen al "cuoteo poltico" que tanto contribuy a entrabar y de pre tigiar a la
Administracin Allende. Ello fue socavando la autoridad y capacidad de maniobra del Presidente, que luego se habra de quejar
de que "ms que unJefe de E tado, e un simple coordinador de
los partido de la P".
152
EL GOBIERNO DE LA
153
DEMOCRACIA E
A. LA
IDAD
CHILE
P LAR
154
8
alvador Allende: Primer Mensaje al ongreso Pleno. La Va Chilena
ha ia el ocialismo (21 de mayo de 1971). O/Jras escogidas, op. cit., pg. 329, 331
Y324.
9 Segundo Men aje al ongreso Pleno (21 de ma 'o de 1972), pgs. 410411.
155
DEMOCRACIA E
CHILE
10
156
1970-1973
12
157
158
159
indi cutible d la con igna revolucionaria. La realizacin continuada de eleccion y la separacin de lo podere del E tado en
un i tema poltico plurali ta re ultaban frontalmente contradictorias con este requi ito. De ah, entonce , que un primer objetivo de la Unidad Popular fuera el de lograr una hegemona
ciudadana que se expresara en una mayora parlamentaria. De
ese modo, la accin coligada de lo Poderes Ejecutivo y Legislativo
realizara, de de dentro del E tado, los cambio in titucionales
necesarios para asegurar la irrever ibilidad.
El programa bsico de la nidad Popular contemplaba alguno de los cambio institucionale de tinado a la conqui ta del
poder. En efecto, "para con truir de de la base la nueva e tructura del poder e crear (en una nueva Con titucin) una organizacin nica del E tado e tructurada a nivel nacional, regional y
local que tendr a la Cmara nica -Asamblea del Pueblo- como
rgano uperior de poder. En ella confluirn y se manife tarn
las diversas corrientes de opinin [... ] en cada uno de lo niveles
del Estado Popular se integrarn las organizaciones sociales con
atribuciones especficas"19. Para comprender sus propsitos reulta esclarecedor remontar e al origen de e ta proposicin; u
antecedente e el programa del Partido Comunista aprobado en
u XIV Congreso celebrado entre el 23 y el 29 de noviembre de
1969 (apenas 21 das ante del programa bsico de la UP). "Lo
comuni tas proponemo que e establezca una Cmara nica
entre cuya facultade figuren la de de ignar al Pre idente de la
Repblica, lo Mini tros de E tado y lo miembro de los tribunale superiores de ju ticia"20. Re ulta obvia la similitud entre el
cuerpo legislativo propue to y el Soviet upremo de la URS , organismo a lo que se atribuye la plenitud del poder pero que en
el hecho se convierten en rgano de legitimacin "por aclamacin" de la deci ione de la jerarqua gobernante conformada
por la vanguardia consciente que e el Partid0 21 .
Confirmando la a e eracin anterior, el Programa B ico de
la UP eala ms adelante que "concebimo la exi tencia de un
Tribunal upr mo cuyo componente ean de ignado por la
Asamblea del Pueblo, in otra limitacin que la que emanen de
161
2S
162
163
DEMaCRA lA E
CHILE
26
27
Programa bsico de la
164
ClI.,
pg. 4 Y5.
165
DEMOCRA lA E
CHILE
166
op.
167
DEMOCRA lA E
HILE
168
169
HILE
real e ele en 1972 a 260%42. Como con ecuencia de lo anterior lo alario reale ca eron e e ao en 11,3% y el P B P r
cpita e redujo en 0,9%. El enorm aumento del empleo en el
rea ocial impidi que tambin ubiera el de empleo 1 que,
inclu o, baj al 3,1% (de 3, % el ao anterior). El PGB de la
agricultura ca en 7,4%, en tanto que la minera acu aba una
reduccin de 3, %43.
De e e modo, a fine de 1972 la participacin del trabajo en
el ingre o nacional, que haba llegado al 61,6% en 1971, haba
bajado a 54,4%, lo que era 0,5% inferior al nivel regi trado al
trmino del gobierno de Frei 4ol E tas cifras revelaban un grave
rev para la poltica de gobierno que tanto nfasi y e fu rlO
haba pue to en la redi tribucin. Por otra parte el dficit fi cal y
el del ector pblico haban ubido al 14% y 24% del PGB respectivamente. La cantidad de dinero aument en 190,5% en dicho
ao, pre agiando la hiperinflacin que se de atara en 197345 .
Estas cifras revelan que en lo tres ao de gobierno de Allende
el aumento del circulante fue muy uperior al incremento de los
precios. Todo e to ocurri pe e al acuerdo de controlar la variable monetaria u crita por el Gobierno lo partido, a requerimiento del Partido Comunista, en el conclave de la nidad
Popular celebrado en El Arrayn a comienzo de 1972, el que no
pudo cumplir e debido a la impo ibilidad poltica de di ciplinar
el gasto fi cal y las empresas del rea de propiedad ocial46 . Por
u parte, la inver in volvi a caer en ms de % re pecto del
ao anterior.
Todo e ro ocurri pe e a que el gobierno, nuevamente por
iniciativa del Partido Comuni ta47 haba lanzado la llamada "batalla de la produccin", un llamado fervoro o a lo trabajadore a
hacer uyo lo objetivo de di ciplina laboral, eficiencia, autoridad e inver in, proce o que d ban liderar las empre a que
haban p ado a mano del E tado eran controlada por u
trabajadore bajo la conduccin d interventore de ignado por
el E tado. Ya no detendremo en el fra a o de e ta apue ta a la
Angel oto, op. cll., pg. 49.
.. Ibd. ( rando cifras del Banco entral, lEP
y ODEPLAN)
..
naro Arriagada, op. ell., pg. 226.
., Arturo Valenzuela, op. cit., pg. 65.
<6 G naro Arriagada, op. cil., pg. 230.
'7 El Partido
omunisra haba asumido la condLlc in de la economa on
el nombramiento de Orlando Millas como Ministro de Hacienda.
170
171
de informar sobre las dificultade de abastecimiento, de proponer las olucione". Aada que "a trav de esta va no slo se
e taba re olviendo el probl ma particular planteado a la poltica
econmica, ino que estamo resolviendo e e otro problema de
fondo, e tamo re olviendo en lo hecho la u titucin del Estado burgu por el E tado ociali ta"52.
El balance econmico d I gobierno de Allende e , en definitiva, de astro o. e trat, in duda, en us re ultados de la peor
gestin econmica en toda la historia del pas. De de el punto de
vi ta tcnico- ustantivo la razn del fracaso hay que buscarla en el
meno precio de conocimiento de lo lderes poltico de la UP,
empezando por el propio Pre idente Allende e incluida la mayora de lo economistas de gobierno, de la lgica y reglas de funcionamiento de una economa de mercado. Pese al acentuado y
creciente intervencionismo e tata!, Chile siempre fue una economa regida por los parmetros y leyes del comportamiento econmico en el mercado, sobre el que la accin e tata! ejerca fuerte
influencia pero in, en modo alguno, llegar a ustituirlo.
Lo economi tas de la e cuela marxista, en cambio, crean en
la planificacin conducida por el E tado como un ordenador
racional capaz de lograr una asignacin socialmente ptima de
recur o. u reas de competencia en el di eo de polticas e
in trumento de accin eran la fuacin de metas cuantitativas de
produccin (como las 10 millones de toneladas de azcar en
Cuba), de aumentos de rendimiento por hectrea o de productividad f ica, a como el u o de cuadro de in umo-producto y
balance de materiale. u modelo operativo era la economa
O\'itica. Con ideraban la poltica monetaria como un instrumento imperialista admini trado por el FMI y -quiz por mera
reaccin- tenan como credo propio el keyne iani mo imple.
Por lo dems, la izquierda nunca haba asumido funcione de
gobierno en el rea econmica, de modo que carecan totalmente de experiencia de ge tin en la materia.
o cabe extraar e, pues, de que la poltica econmica haya
quedado subordinada a lo obj tivo y e trategias polticas del
gobierno y haya ido el sector ms fcilmente cautivo de la posicione ultri tas, que en economa e reducan a la nece idad de
la abolicin de la economa capitali ta y de lo agente uscepti-
.. Pedro Vu kovic, citado por Genaro Arriagada, op. cit., pg. 204.
172
3!
G naro Arriagada,
op. cit.,
pg. 112.
173
Cri tiana e taba de acuerdo con e ta medida de de la candidatura Tomic; el Partido acional, influido por u propio sectores
nacionali tas, no qui o o no e atrevi a hacer cue tin del derecho de propiedad para no aparecer defendiendo intere e norteamericano contra el legtimo derecho nacional de controlar las
riqueza b icas del pas, principio que gozaba de abrumadora
legitimidad en la poca. Se resolvieron in mayor dificultad poltica interna -aunque al co to de empeorar la relaciones con U A
de de alentar la inver in extranjera (lo que para la UP era un
fin de eado)- lo problemas de indemnizacin, de modo de no
pagar nada a lo antiguos propietarios del cobre completndo e
al finalizar 1971 el proce o de nacionalizacin de toda la Gran
Minera del pa 54.
ii. La intensificacin de la ReJonna Agraria. El gobierno emprendi con decisin la tarea de convertir la reforma agraria gradual
de Frei en un proce o rpido y masivo, aunque no tena mayora
parlamentaria para eliminar el lmite legal de 80 hs. bsicas.
A mediados de 1972, casi todas las haciendas de ms de 80
hs. bsicas haban ido expropiadas. A falta de la ampliacin de
las facultade legale, la reforma agraria se profundiz a trav
de las ocupacione ilegale de tierras ("tomas") promovidas y
organizadas por el brazo campe ino del MIR con la complicidad
o tolerancia de lo funcionario de gobierno (ciertamente de
ociali tas, MAPU e Izquierda Cri tiana). Las tomas e convirtieron en un i tema paralelo de expropiacin de Jacto, al que el
gobierno -comprometido con la vigencia del Estado de Derecho- nunca intent eriamente oponer e.
A comienzos de 1973 se haban expropiado cerca de 10 millone de hs. -casi eis mil predios- que comprendan el 60% de
la tierra agrcola del pa 55. Dos tercio de e ta superficie fue
expropiada en el perodo de la P.
El gobierno de Frei haba creado lo asentamientos como
ociedad de explotacin tran itoria para facilitar el apoyo tcnico
y financiero del Estado, con miras a privilegiar posteriormente la
formacin de cooperativas campe inas. La nidad Popular atac
e a poltica, calificndola de reformi mo burgus. on ideraba
adems que la eventual asignacin de propiedad a lo campe i-
5'
ClI.,
pg. 42.
" Ibd.
174
nos creara en .eH.os u~6a mentalidad pe9ueoburguesa incompatible con el sOClahsmo . Por ello, el gobierno de Allende cre los
Centros de Reforma Agraria (CERA), que deban ser dirigidos
por una Asamblea campesina que generara los correspondientes
rganos de gestin de la unidad. En la prctica los CERA eran
embriones de granjas c~lectivas controladas por los activistas polticos del MIR y la UP baJO la tutela y con el apoyo del Estado. As
lo entendieron los campesinos que reaccionaron activamente en
contra de la reforma agraria de Allende, concebida para liberarlos del yugo del patrn.
Desde el punto de vista estrictamente agricola, la reforma agraria acab reducida a un mero reparto de la tierra, proceso que
tampoco logr realizarse de modo ordenado, pues en mayo de
1973 slo el 60% de los predios expropiados estaba ms o menos
organizados57 Este hecho, unido a la incertidumbre generalizada
respecto de la propiedad provocada por las tomas, y a la insuficiencia del aparato estatal de apoyo, llev a que el mismo gobierno previera para 1973 una cada de 16,8% en la produccin y una
reduccin de 22% en la superficie sembrada5B Todo ello -nuevamente de acuerdo a cifras oficiales- favoreca a unos 55 mil familias campesinas, en tanto que exista un nmero de 400 500 mil
campesinos minifundistas y asalariados "afuerinos", no inquilinos
ni medieros que quedaban al margen de los eventuales beneficios
del proceso y, en cambio, resultaban seriamente peIjudicados por
la cada de la produccin, lo problemas de abastecimiento de
insumo y comercializacin y por la hiperinflacin.
En definitiva, la reforma agraria de Allende no se atuvo al
principio inicial de una delimitacin preci a del rea de propiedad social y dej al margen de la poltica agrcola a una mayora
de la poblacin campe ina.
iii. La estatizacin de la banca. La banca pas a manos del
Estado en el curso del ao 1971. Allende anunci el envo al
Congre o de un proyecto de ley para e tatizar el istema bancario, iniciativa que nunca e materializ porque no habra tenido
posibilidad alguna de ser aprobado sin mediar una negociacin
poltica con la Democracia Cristiana, para lo que no haba
Cenaro Arriagada,
Ibd., pg. 197.
58Ibd.
56
O'p. cit.,
pg. 196.
57
175
con en o en la nidad Popular. Adems, el gobierno la consider innece aria por la eficacia con que en el intertanto estaba
operando la va administrativa que combinaba un poder comprador de accione abierto por la ORFO a precios muy atractivos
con la pre in oficial obre los bancos ms renuentes a la venta.
Bajo la apariencia formal del poder comprador de accione e
producan en realidad negociaciones bilaterales entre el E tado y
unos pocos grandes accionistas de los banco . Cuando stos se
manife taban reticentes, utilizaron las atribuciones administrativas del Estado para fijar precios, conceder crditos, fiscalizar evaiones tributarias y reglar conflictos laborales para vencer su
re i tencia. En e e contexto, junto con el anuncio de apertura
del poder comprador de acciones, el gobierno redujo la tasa de
inters en aproximadamente un 25% (con el consiguiente efecto
en la rentabilidad) y design en lo bancos inspectores delegados del Superintendente de Bancos con amplias atribuciones, lo
que implicaba, de hecho, la coadministracin del istema bancario privado. En febrero de 1971 el gobierno retir los depsitos
fIScales de los banco comerciales privados. Dos meses ms tarde
el Banco Central revoc las autorizaciones vigente de los bancos
comerciales para operar divi a en el mercado libre de corredore , una de las actividades ms lucrativas de la banca comercial.
En mayo, do bancos cuyos indicatos estaban controlados por la
nidad Popular fueron "tomados" por grupo de trabajadores y
sus dirigentes sindicales solicitaron su e tatizacin. Paralelamente,
la uperintendencia de Bancos utiliz sus amplias facultades discrecionales para decretar la intervencin y asumir en el espacio
de unos cinco meses la administracin de seis bancos.
Por otra parte, la compra de toda las acciones bancarias por
CORFO ignificaba una clara violacin de la ley antimonopolios
(al E tado se le poda conceder un monopolio slo en virtud de
una ley especial), infraccin que deba ser conocida y fallada en
calidad de tribunal por la Comisin Antimonopolio , integrada
por do funcionarios de exclusiva confianza del Presidente de la
Repblica y por un Mini tro de la Corte Suprema. Al cabo de
diversas maniobra dilatoria realizadas por la mayora oficialista
del tribunal, la controversia qued radicada en la Comisin. Pero
los funcionario de gobierno nunca dieron qurum para que
funcionara la Comisin 59 .
59
176
178
62
179
ttulo jurdicos obre las empre as intelV'enida ; todo era precario transitorio, ujeta su con olidacin a la eventual rendicin
del enemigo (renuncia d lo propietario a u der cho ), a la
conqui ta efectiva del poder total o a un acuerdo poltico con la
Democracia ri tiana.
El proce o tuvo tambin como efecto la prdida de control
del gobierno sobre la ge tin de las empre as estatales. Cada
empre a iba constituyendo un mundo propio que tomaba unilateralmente decisione en materia de precio, remuneracione ,
comercializacin y manejo financiero. En este ltimo campo e
generaliz el no pago de obligaciones previsionales, tributarias y
deudas en general, con lo cual perda viabilidad todo intento de
poltica macroeconmica re pon able. Particularmente negativo
fue el hecho de que en muchas empre as e tatale lo trabajadore reciban pago en e pecie (de la produccin de la empre a),
incorporndo e como oferentes en el mercado negro. En e e
contexto, la "batalla de la produccin" no era un objetivo capaz
de generar un compromi o real entre los trabajadore , entregado de lleno con considerable cuotas de poder a la ms cruda
conducta reivindicativa
populi tao Testimonio impactante de
ello e la concordancia pblica del MIR (en la po trimeras
de 1972) con la demanda en favor de reajuste ma ivos mensuales de remuneraciones. Se trataba de de truir el sistema y acentuar -a cualquier ca to- la movilizacin de masas.
AJexi Guardia, de tacado economi ta sociali ta, analiza n
retrospecto la experiencia de la P y seala que "de de el punto
de vi ta econmico e produjo una situacin in ninguna de la
ventaja del ociali mo, o ea, la planificacin d 1 uso de
lo recur o pblico y la garanta de mantencin del poder de
compra real de lo alario, al tiempo que e oncretaban todas
las de ventajas del i tema capitali ta"63. En e ta afirmacin confluye una fuerte autocrtica con la excesiva fe de lo economi tas
marxi tas en la planificacin y u ube timacin y desconocimiento
de las capacidade y reglas de funcionami nto de las economas de
mercado.
65
180
3. La polarizacin social
El programa bsico de la Unidad Popular, las posicione oficiales
de los Partidos omunista y ocialista y la plataforma de la campai.a de Allende, confirmada en u primeras intervenciones pblicas como Pre idente, confIguraron un cuestionamiento radical
del orden social existente. El compromiso de la UP era producir
una transformacin drstica de dicho orden, transfiriendo el peder social de de la minora privilegiada a las grandes masas populares. Se trataba de producir un cambio de hegemona social,
reconocindo e explcitamente la naturaleza confrontacional que
inevitablemente a umira un proce o calificado de revolucionario por todos los ectores de la izquierda.
Como vimo , haba do visiones en la izquierda respecto del
alineamiento de los diferente grupo ociale en el enfrentamiento previ too El Partido Comunista, Allende, el Partido Radical y los sectore ms moderados del socialismo crean en la
comunidad bsica de interese entre la clase media y el pueblo
obrero y campe ino, lo que deba traducir e en que la gran burguesa capitali ta y terrateniente, aliada del imperialismo, e vera enfrentada a una abrumadora mayora popular. E ta conviccin
no e taba muy di tante del entir de una mayora de democratacristiano, incluida la dirigencia que se haba aglutinado con
mayor fervor en torno a la candidatura Tomic. En e ta apreciacin comn, y la consiguiente identificacin del empre ariado y
la derecha poltica como lo "malo ", como la encamacin del
"error", que eran encarado por la "verdad de lo buenos",
hubo una corriente de entendimiento potencial que fue desaprovechada por los nuevo gobernantes.
La te i de la comunidad de intereses de cla e era so tenida
por el Partido Comuni ta, en el entendido de que la alianza que
el partido propiciaba era transitoria y lo poda concebirse
Con hegemona de la cla e obrera. El lder ocialdemcrata del
Partido Radical, Alberto Baltra, vea en cambio la comunidad de
imere e de clas como fruto de la contradiccin entre el lucro y
la remuneracione del trabajo, de modo que la clase media no
e hallaba entr 1 capital el trabajo, ino que e alineaba del
lado del trabajo. El Partido Radical, in embargo, no po mIaba
ninguna hegemona de clas . Por u part , la Democracia Cri tiana -doctrinariamente opue ta al concepto de lucha de cla e tenda a so tener po icione imilare a la de Baltra. La De
181
DE 10CRA lA EN CHILE
afirmaba u conviccin d que lo "ectore medio d ban comprender que u intere e on opuesto a los de la d recha, que
repre enta lo a ectore oligrquico y terrateniente ". Allende
concordaba con lo comuni tas, aunque nunca qued claro si la
uya era tambin una po icin tctica o i realmente postulaba
un pluralismo no hegemnico de clases como vi in democrtica
e tratgica. De hecho, siempre procur realzar u propio compromi o revolucionario y mantener relacione fluidas con la ultraizquierda.
La ultraizquierda (PS, MIR, MAPU, le) sostuvo invariablemente
que la pequea burgue a jams adoptara posicione revolucionarias. u vi in en e ta materia coincida con el anli is de di ero intelectuales de izquierda que haban puesto de relieve
fenmeno de con ervadurizacin de diversos sectore obreros y
medio, la heterogeneidad creciente de la clase obrera, que inclua a ectore con identificacin ubjetiva de clase media y las
aspiraciones "burgue as" (de movilidad social, propiedad y conumo) de la clase media. Enza Faletto ealaba que la conciencia
de clase de lo campe inos tena como referente concreto al
patrn, in que ello significara a umir una vi in ideolgica a
nivel nacional.
Pinto aade que "las vanguardias cl icas del mundo obrero
no parecen di pue tas hoya jugar lo papele histrico-tericos
que e le asignaron en tiempo pasado. Por ltimo, lo intelectuales advertan, en directa referencia a los sectores marginales a
lo que la P el MIR procuraban atraer, que no e lo mismo
e tar fuera del istema que e tar en contra del mismo, de modo
que tampoco poda e perar e del fenmeno de la marginalidad
un aporte significativo al potencial revolucionario 64 .
Todas e tas po turas tuvieron expre in concreta y enorme
relevancia en la evolucin social poltica del perodo de la P.
En primer lugar, la izquierda gob rnante nunca logr uniformar
u criterio y definir una poltica con i tente y confiable de alianza de clase . En verdad, tanto para los comuni tas como para
Allende re ultaba inviable enfrentar la po icin clasi ta excluyente de la ultraizquierda de de una per pectiva terica, porque
habran ido violentamente de calificado como reformi ta y por
con iguiente ondenado por Fidel a tro, el nuevo du o de
6<
Anbal PiOlO . .,
op. cit.
1 2
EL GOBIERNO DE LA
65
183
DEMOCRA lA EN CHILE
66
e hizo clebre en ese tiempo un dicho popular atribuido al MAP :
"E te er un gobierno de m... pero es el mo".
67 Arturo
alenzuela. op. cit., uadro 21, pgina 59 (publicado en Revista
Ercilla, 13 a 19 etiembre de 1972).
184
68
1 5
Lo dirigente indical O
del re to de la oposicin en
mucho caso plantearon la con ulta plebi citaria al colectivo de
trabajadore obre i e taban o no de acu rdo con el tra paso
de la empre a al rea acial. La P rechaz tale plebiscito como
mecanismo vlido de consulta; u mtodo eran los acuerdo de
asamblea con votacin a mano alzada, donde e poda ejercer
presin y amedrentar a los di identes. Incluso hubo casos (como
las indu trias eresita y Calaf) en que el E tado intervino y mantuvo en u poder las empre as hasta el 11 de eptiembre de 1973,
pe e al re ultado, adver o a la intervencin, de lo plebi cito
realizado en ellas. E ta conducta fue minando la convivencia al
interior de las industrias.
La progre iva divisin interna del mundo sindical tuvo su
expre in ms e pectacular en la eleccione de la UT de 1972 y
en u po terior ruptura interna. La Democracia Cri tiana acudi
a e tas eleccione pese a que las organizaciones en que era ms
fuerte no se haban afiliado a la CUT (por ejemplo las federacione campe ina ) y a la duda obre la limpieza de un proceso
controlado por la UP.
Pe e a denuncias plau ible de irregularidades (la O no conoci el padrn electoral 69 ), la Democracia Cristiana prcticamente empat el egundo lugar con el Partido Sociali ta con
14 .000 votos, en tanto lo comuni tas obtenan la primera mayora con 173.000. Adems, en antiago, la DC e convirti en la
primera fuerza electoral individual.
En los me e iguiente, en las eleccione del Sindicato Unico
de Trabajadore de la Educacin, el ms numeroso de lo sindicato chilenos, la D obtuvo el 38,3% de los voto, contra 24,5%
de comunista y ociali tas sumado , que hacan mayora slo
gracias al 23,6% del Partido Radical, tradicionalmente muy fuerte en el profe orado, el que representaba voto izquierdi ta pero
nada de revolucionario. Finalmente, en la Federacin aciana!
de Trabajadore de la alud la lista D -PIR (de prendido del
Partido Radical e integrante de la opa icin) obtuvo el 41,6% de
lo voto, up randa a li tas divididas de izquierda en que P MIR1
uperaban a una combinacin P MAP por 29% a 22%. E te
re ultado no fue re petado por la izquierda, la que impu o un
recuento de los voto que revirti el re ultado inicial por trecho margen en favor de la lista PS-MIR.
69
CIt.,
pg. 222.
1 6
70
71
187
DEMOCRACIA E
CHILE
72 Jo
75
188
74
Cenara
1 9
DEMaCRA lA E
HILE
75
190
DEMOCRACIA E
CHILE
192
presa y para I~s campesinos, y el abandono del objetivo estratgico de conqUista de todo el poder. o e sabe si ello hubiera
permiti.d~ "iniciar la c~~ truccin d~1 ociali mo" (al menos de
un oClahsmo democratIco), pero m duda e habra alterado
radicalmente el de arrollo poltico posterior.
En ese momento el gobierno pudo haber e jugado por una
opcin ms audaz y ms de acuerdo con sus propsito revolucionarios: provocar la consulta plebi citaria para la reforma con titucional, tantas vece insinuada por Allende, para e tablecer la
Cmara nica o Asamblea del Pueblo, el Poder Judicial emanado de dicha Cmara y las dems reformas contenidas en el programa de la Unidad Popular. Si bien tal estrategia habra
significado jugar el destino del gobierno a una sola carta, tena
como aliciente la posibilidad real de vencer o bien ante el pre umible temor a la derrota de una opa icin a la defen iva, negociar un acuerdo in titucional con la DC, ai landa al Partido
acional.
El gobierno no e atrevi a intentar esta opcin, que habra
concitado una mayor unidad interna. Prefiri e perar un momento an ms propicio, en la expectativa de que sus polticas e
traduciran, en plazo no muy largo, en el logro de una mayora
indiscutida. Adems, la percepcin de que la D tena el alma
dividida entre el conservaduri mo y el cambio, y que haba ectores del partido que propiciaban el apoyo a la P (la futura Izquierda Cristiana) hizo pen ar a la Unidad Popular que podra
llevar a la Democracia Cri tiana a u de integracin.
unca tuvo Allende una mejor oportunidad para negociar
con la DC. En junio de 1971, el ase inato del ex Ministro del
Interior de Frei, Edmundo Prez Zujovic, a manos de un grupo extremi ta, endureci a la DC y marc el inicio del predominio de quiene de confiaban del compromiso democrtico
de Allende, de u voluntad de hacer re petar la legalidad y el
orden pblico.
Adems de la relevante per onalidad de Prez Zujovic, sucedi que la prensa adicta a la P lo haba hecho objeto d la
campaa m violenta de diatribas, con la con iguiente re pon abilidad moral y poltica en el a esinato que la D atribu a la
coalicin de gobiern0 7B
78
193
DEMOCRA LA E
CHILE
194
El gobierno encara una nueva oportunidad de jugar la estrategia del todo o nada, llevando a plebi cito la reformas rechazada por el Congreso. Pero la coyuntura no e pre entaba
electoralmente tan favorable como en marzo del 71, por lo que
el Gobierno, desbaratada u maniobra populi ta, rehuy el desafo y posterg indefinidamente la tramitacin parlamentaria del
proyecto 81 .
Enfrentado a estos obstculos objetivos al avance del programa, en febrero de 1972 Allende convoc a la nidad Popular al
muy publicitado cnclave de El Arrayn, que lo sirvi para
comprobar que no haba acuerdo para un cambio de e trategia y
que, en aras de la unidad, Allende y el P cedan al veto del
Partido ocialista, MAP y la Izquierda Cri tiana, pese a que una
nueva derrota electoral del gobierno en eleccione complementarias de senador y diputado en enero haba hecho utpica la
eventual tran formacin del Estado a travs de una Reforma Con titucional plebi citada.
El Partido Comunista y el Presidente, sin embargo, comprendan la nece idad de, al meno, un acuerdo tctico con la
Democracia Cri tiana, y en julio Allende y la De acordaron abrir
negociaciones para someter al parlamento un proyecto con enuado de con titucin del rea de propiedad ocial. Pe e a que
a nivel de comisin negociadora e regi traron avance ignificativo ,la conver acione fueron cancelada al cabo de 15 das.
Se haba impue to una vez m el veto de la ultraizquierda.
Para la D la negociacin era muy difcil por la de confianza
hacia el gobierno ya prevaleciente en u seno y la ha tilidad de
II base acial a cualquier acuerdo que implicara canee iones
significativas a la nidad Popular. Sin embargo, para el gobierno
habra an ido posible, de no mediar el veto ocialista, consolidar un avance programtico ignificativo. Un anli i de de una
vi in de izquierda atribuye gran importancia a e e dilogo fru trado: "de pu del fracaso de la negociacione de 1972, en que
e estuvo a punto de llegar a un acuerdo, la Democracia ri tiana
termin por entender e con la derecha, proporcionando base
popular de ma a a una opo icin movilizada hacia un objetivo de
derrumbe del r'gimen" 2.
81
82
195
DEMOCRACIA E'
HILE
En efecto, se haba logrado bastante progre o en las conversacione , incluyendo la transferencia al rea social o mixta de
alrededor de 80 empresas, con normas para la compensacin, la
exigencia de ley especial para futura estatizaciones, limitacin
de lo podere de intervencin temporal de empresas por el
Ejecutivo, normas para la participacin de los trabajadores en la
administracin de las empre as mixtas y la creacin de empresas
autogestionadas de trabajadores 83
De acuerdo con Valenzuela, un sector de la DC rechaz el
compromiso pactado y desahuci las conversaciones al forzar en
el Senado una votacin poltica de acusacin constitucional contra un Mini tro de Estado. Simultneamente, la ultraizquierda
tambin rechazaba el proyecto de acuerdo.
Mou1in, por su parte, reconoce que "la Unidad Popular no
pudo resolver el problema bsico de las relaciones con el centro,
porque dentro de ella haba un ector (en verdad mayoritario)
in ensible a la necesidad de negociar y de ceder [... ] haba desarrollado un purismo fundamentalista que lo llevaba a abominar
de los compromisos. Pensaba en ellos en trminos morales, como
traiciones, puesto que la revolucin estaba ah, al alcance de la
mano, siempre que se supiera usar bien esa especie de fuerza
mstica de las masas [... ] la Unidad Popular no tom el nico
camino que minimizaba las posibilidades de crisis catastrfica,
por la razn de que un ector se fue introduciendo cada vez ms
en la lgica de la no transaccin" 4. As, el fracaso de las negociaciones de julio result decisivo porque fue la ltima oportunidad
real que tuvo la nidad Popular de "avanzar transando", como
ustituto realista de la utpica frmula del "avanzar sin transar",
aunque para llegar a acuerdo a esa fecha habra tenido que
pagar un precio ms alto que i hubie e negociado despus de
las municipales de 1971.
Por lo dems, el desenlace de las negociaciones de julio confirm lo ocurrido en marzo -otra oportunidad perdida por la UP-,
cuando Allende encarg una negociacin similar al Partido de Izquierda Radical (PIR) que se haba apartado de un Partido Radical
plegado al marxismo, pero e mantena en la UP y se haba recin
incorporado al gobierno. El Ministro Vuskovic torpede esas negociacione , iniciadas en forma auspiciosa por la relacin de confianza
op. cit., pg. 76.
Toms Moulin en Matas Tagle ed., op. cit., pg. 251.
196
85
197
r1J.
DEMOCRACIA EN CHILE
la oc camin inexorablemente hacia un entendimiento con la derecha, procurando moderar la estrategia de ta pero con escasa capacidad de iniciativa propia. De ah en adelante la oposicin fue
endurecindose en su conjunto, un escenario en que la voz cantante corre pondi crecientemente a los gremios radicalizados, decididos a producir el fin del rgimen de la Unidad Popular.
La derecha, derrotada con Alessandri en 1970, con una repre entacin en el Parlamento digna pero insuficiente para el
de arrollo de una estrategia poltica, evolucion rpidamente hacia posicione intransigente hacia la UP. A su prdida de fe en
la eleccione como mecanismo de defensa de sus intereses,
acentuada por las presidenciales de 1970 y las municipales de
1971, se sum la creacin del movimiento de ultraderecha Patria y
Libertad -casi explcitamente comprometido con el derrocamiento de Allende a cualquier precio-, la influencia ideolgica del
movimiento gremialista de la Universidad Catlica y el propio
liderato nacionalista duro (Sergio Onofre Jarpa) del Partido acional. Entre el Partido Nacional y los gremios de clase media se
fue generando una relacin de complicidad mutua, al menos
con todos aquellos dirigentes no militantes de la oc
Su debilidad poltica inicial forz al Partido acional a una
estrategia encaminada a evitar todo acuerdo entre la P y la oc.
Las circunstancias y procesos relatados le facilitaron esta tarea.
Las elecciones complementarias del perodo, en que las ms de
las vece la derecha apoy a democratacri tianos, demostraron la
racionalidad y nece idad poltica de esta "entente", que termin
de ge tar e con el paro de octubre de 1972 y la formacin de la
CODE (Confederacin Democrtica) para enfrentar las elecciones de 1973. En esencia, sin embargo, podra afirmarse que hacia mediados de 1971, lanzada ya la estrategia poltico-institucional
por la va de lo re quicios y explicitada por los socialistas y la
ultra -con tibio di en o comunista- la voluntad de conquista de
todo el poder, la derecha haba abandonado el camino democrtico como estrategia poltica central. Su objetivo fundamental
era la cada de la UP: si poda lograrse por va democrtica,
enhorabuena, pero cualquier otro camino resultaba aceptable,
lo que ignificaba de hecho crear condiciones para el golpe de
Estado. Esta posicin fue encontrando adeptos en los sectores
medios no militantes y finalmente, en 1973, entre los propios
democratacristiano .
A las negociaciones fallidas de julio del 72 sigui el ya mencionado paro de octubre, cuyo protagonismo corre pondi a los
198
86
Ver A. Valenzuela,
200
87
201
DE 10CRAClA EN CHILE
88
op.
202
89
'lO
203
De clara intencionalidad poltica fueron, in duda, lo acuerdo con que la orte uprema respondi a la acciones y descalificacione gubernativas. El 7 de mayo, la Corte denunci el
quiebre de la juridicidad del pas el 26 proclam la crisis del
E tado de Derecho en Chile, acuerdo comunicado por oficio al
Pre idente de la Repblica. igui un violento intercambio epi tolar entre Allende
la Corte, el que marc el rompimiento
defmitivo entre ambo podere del E tado.
Para Allende y la Unidad Popular, el Poder Judicial haba
perdido su legitimidad. A u vez los oficios de la Corte Suprema
irvieron a la opo icin poltica para cue tionar la legitimidad
del Ejecutivo, con tituyndo e en elemento de gran importancia en la arremetida final del Congre o contra Allende (acuerdo
del 23 de agosto de 1973, de la Cmara de Diputado ).
Por ltimo, tambin lleg al punto de ruptura el conflicto
entre el Poder Ejecutivo y la Contralora General de la Repblica, provocado por el uso reiterado de decreto de insistencia. El
organi mo contralor pas a integrar la lista de las instituciones
descalificadas por la nidad Popular, en tanto que sus protestas y
denuncias (e pecialmente en contra del decreto que ordenaba
tomar razn de la requisicin de 43 empre as, el que haba sido
retenido mientras e tuvo en funcione el Gabinete militar91 ) fueron tambin utilizadas por la opo icin en su campaa de de legitimacin del Poder Ejecutivo.
91
204
labore profe ionales, pre cindente en poltica y con mentalidad de "ghetto", sumidas en la percepcin de no ser comprendida ni adecuadamente valorada por lo civiles.
La pre cindencia poltica devino en el fortalecimiento de la
doctrina democrtica de unas fuerzas armadas no deliberante ,
jerarquizadas y upeditadas al poder poltico civil encarnado en
el Presidente de la Repblica y en la onstitucin. En lo casi
cuarenta aos transcurridos hasta 1969, hubo alguno intento
golpi tas cuyos protagonistas fueron oficiale aislados y slo un
episodio abortado de involucramiento militar ms masivo, el movimiento Lnea Recta del egundo gobierno de Ibez, en connivencia con el general-Presidente. Lo altos mandos se mantuvieron
escrupulo amente al margen de la contingencia poltica y enfrentaron airosamente las dos primeras pruebas del perodo de
polarizacin, a saber, en 1969 el movimiento gremial-poltico del
nacionalista general Viaux, formalmente limitado a peticiones
salariale y de equipamiento militar, y el asesinato en 1970 del
general Schneider.
Al inicio del gobierno de la nidad Popular, las fuerzas armadas eran re petadas en el mundo poltico y se enorgullecan de
su estricto profesionalismo. Eso no ignifica que hayan dejado
de tener simpata o inclinacione relativas en materia poltica.
Hi tricamente, a partir de 1920 tuvieron inclinaciones reformi tas, en tanto que su oficialidad e taba enraizada en la cla e media
y en particular en la clase media provinciana (en el ca o del
Ejrcito en buena medida a trav del matrimonio de oficiale
que cumplan destinacione en provincias). Por u carcter de
institucione nacionale , respon able de la eguridad de la patria, eran marcadamente e tati tas, di tantes por igual del mundo
empre arial-derechi ta y de la agitacin ocial y movilizacin callejera d una izquierda poco respetuo a del orden pblico.
Cario Prats o tiene que hacia 1969 las fuerza armadas e tn
integradas en un 0% de u per onal por una planta de tendencia centro-izquierdizante, no proclive al manu mo, en tanto que
el 20% re tante e divide en pequeo ectore de oficiale y
suboficiale de impatas antagnicas: uno de tendencia derechi tas y otro infilu-ado por la propaganda marxista92 .
92
arlo Prats G., Mcmrmas. Testimonio de un soldado, Ed. Pehun, Santiago.
1985, pg. 141 (citado porJo Rodrguez Elizondo, W cit., pg. 239).
205
DEMOCRACIA EN CHILE
Por otra parte, la Guerra Fra y el advenimiento de la revolucin cubana y de lo movimiento guerrilleros en Amrica Latina,
dio Oligen a un activo programa de perfeccionamiento proD sional, e pecialmente en lucha antiguerrillera, y de concientizacin
anticomunista de los militare latinoamericanos, emprendida por
Estado Unido . En e e contexto, a partir de 1964 y como justificacin y racionalizacin del golpe militar de ese ao, se desarroll
en Brasil una versin latinoamericana de la doctrina de seguridad
nacional creada por los franceses en Argelia, que otorgaba a las
fuerzas Armadas un rol poltico central no slo en la lucha antisubversiva anticomunista y anticastrista, sino tambin en sentido
ms general en la preservacin de las instituciones y el orden
pblico. Dicho de otro modo, las Fuerzas Armadas se autoasignan
un rol tutelar, el embrin de lo que ha venido a acuarse en Chile
como "garantes de la institucionalidad".
En Chile, hasta 1970, no hay expresiones visibles de esta doctrina aunque, sin duda, es objeto de e tudio en las Academias
militare y puede presumirse que resulta atrayente a unas Fuerzas
Armadas orgullosas de su historia blica, invictas en 3 guerras del
siglo XIX, que se ienten menospreciadas por polticos e intelectuales.
206
"' Cenaro Arriagada, op. cit., pg. 241, citando aJoan Carc .
9' lbid., pg. 241 (citando un anli i elaborado por el Centro de E ludios
de la Realidad acional).
95 bid., pgs. 129 y 130.
9. Ibid., pg. 2 6 (citando aJoan Carcs).
207
de Allende un trabajo persi tente de acercamiento con lo militare , de tacando u rol de o ten dore de la legalidad el orden
pblico, honrando u tradicin victorio a, envolviendo a los oficiale y liS familias en rede de relacin ocial para restablecer la
comunicacin y la confianza mutuas largamente interrumpidas.
El liderato nacionali ta del Partido acional contribuy al xito
de e tos prop ito . Simultneamente, el extremi ta movimiento
Patria Libertad creaba vnculo di creto con los servicios de
inteligencia de las Fuerzas Armadas, relacin que adquiri significacin prctica en lo crtico me e finale de 1973.
Halagado por Allende y cortejado por la derecha, lo militare e encontraron en la novedo a situacin de er requeridos
como aliado -j in meno cabo formal de u prescindencia!- por
lo do bando en pugna. lo lo democratacri tiano permanecieron di tante , invocando el profesionalismo de las Fuerzas Armadas in voluntad ni capacidad de entrar a competir con Allende
y la derecha por el "corazn" de los militares, tanto por la po icin hi trica civili ta de la O como por los de encuentros producidos durante el gobierno de Frei. En urna, cuando los
militare on inducido y requeridos a tomar partido en la lucha
poltica no hay obre ellas accin per uasiva ni influencia del
centro poltico en el trascendental momento en que la OC intent asumir u rol poltico natural. Dicho de otra manera, la Fuerzas Armadas on tironeadas fundamentalmente desde lo polos
radicalizado del e pectro poltico, no e ejerce obre ellas influencias moderadoras ni e le protege de de una po icin democrtica de la directa agre in y de calificacin de que son
objeto por parte de la ultraizquierda.
La ultraizquierda se convierte, in el contrapeso de una mediacin civil democrtica, en la demo tracin objetiva de la exactitud de los diagn tico
e trategia militar regional de E tados
Unido, al corporizar a un enemigo interno que, a dit ren ia de
lo comuni tas legal de orientacin oviti a, de lo ocialistas
hi trico
de ectore ocialdemcrata
ocialcri tianos, da
pruebas fehacient de su intencione de hacer altar el aparato
militar del E tado burgu junto on todo el i tema97
Las Fuerzas Armadas viven as a partir de 1970 un proce o de
ideologizacin anticomunista y de paulatino debilitamiento de
u doctrina de profe ionali mo apoltico, on el con ecu nte au.,Jo Rodrguez Elizondo, op.
CIt.,
pg. 115.
20
98
209
DD10CRA lA DI CHILE
parlamentaria a qu haba a pirado. o aporta ms la detencin del proceso y se di pone a avanzar n el cumplimi nto de su
proyecto histrico. Las Fuerza Armadas, pe e a la bu na di posicin e rcana a Allende del general Prats y del omandante en
Jefe de la Armada, almirante Montero, no e tn en condicion s
de aceptar lo re quicio legale , las tomas de ti rras ni los de r to de in i tencia, in trumento a lo que ni Allende ni el p
e tn di pue tos a renunciar.
Comienza la tapa deci iva, la di puta en erio por la adhein militar entre el gobierno y la opa icin, lo que
un correlato lgico del agotamiento de la va poltico-in titucional. A partir
del momento en que actore clave de la polti a e encaminan al
de ahucio de la democracia, el factor militar pasa a r deci ivo.
Ante la ofen iva programtica del gobierno de encadenada
por el comentado decreto de in i tencia qu orden la requisicin de 43 empre as, vi ta la virulenta reaccin de la opa icin
a la iniciativa gubernativa, el Comandante en Jefe del Ejrcito,
reunido a puertas cerradas con 800 oficial
n un r gimiento
antiaguino, fonnul un llamado a re petar al gobierno constitucional, que fu recibido p r un coro de to ido reprobatorio.
E te incidente mo traba hasta qu punto lo con titucionali tas
e encontraban ya en minora a la defen iva al int rior del
Ejrcito 99 De de e e momento, la 1 altad al gobierno qu da limitada a lo
omandante en Jefe ( alvo el de la Fuerza Area.
general Ruiz Danyau, di ciplinado pero distant del gobierno y
objeto reit rada de las manipulacion s del Pre idente en el de empeo de u fun ione mini teriale ) y algunos mi mbro d
lo alto mando, adems d la up rioridad de arabin ro . El
re to de la oficialidad, particulannente en la Marina, asuma ya
po icion de franca ha tilidad reb lda lanada.
La ublevacin de un r gimiento de tanqu conocida como
1 "tancazo" (29 de junio) por ini iativa per anal del comandante de un regimiento, en connivencia con Patria Lib nad, pero
in ningn involucramiento in titu ional y que por ello, fue rpidamenL ofocado por int rv ncin directa d I gen ral Prats,
marc l comienzo de la ltima etapa del pro o que culminara el 11 d etiembre.
Basta una mirada a lo evento d e o m e para p rcibir
que las olucion polticas e haban agotado y que d ah en
9'l
Re\~sta
210
EL GOBIERNO DE LA
DEMOCRA lA E
HILE
212
EL GOBIERNO DE LA
Paralelamente, y como re pue ta a los llamados a la de obediencia, las Fuerza Armada e dieron a la tarea de detectar
intentos de infiltracin de la P en las in tituciones militares
formulndose con gran de pliegue publicitario denuncias con~
tra dirigentes de la P por intentar producir in ubordinacin en
u filas, la m e pectacular de ella por la Marina en contra de
lo jefe d 1 P Y MAP, arlos Altamirano y O car Guillermo
Carretn.
Asimi mo, parece haberse producido apoyo y participacin
de servicio de inteligencia militare a diverso actos de sabotaje
y explosiones de bombas orquestado principalmente por Patria
y Libertad y destinados a extremar el clima de violencia y temor.
Entretando e libraba al interior de las in tituciones militare
una dura lucha por el mando, que enfrentaba a una mayora de
oficiale del Ejrcito y la Marina con los re pectivos Comandante en Jefe -Prats y Montero-, cuya lealtad a Allende se mantuvo
hasta el final. Formalmente e discutan dos opcione de conducta militar. La primera, repre entada por el propio Prats, propona la contencin del MIR y dems sectores ultristas, con el
con iguiente de mantelamiento de lo que hubiera de efectivo
poder popular de armas en "mano del pueblo". Prats extrem
sus esfuerzo, al punto de entrevistar e con el lder del MIR,
Miguel Enrquez, y con otro dirigente de la ultra, con el propsito de persuadirlos para evitar el enfrentamiento 103 .
La segunda opcin apuntaba derechamente a la intervencin
militar, preci amente en razn de la accin de la ultraizquierda,
la que por tanto convena dramatizar y potenciar ante la opinin
pblica. Lo servicio de inteligencia militar on lo centro neurlgico de e ta gunda opcin, trabajada en e trecho contacto
con Patria y Lib rtad JO\ lo que hace decir a Prats "ahora me
queda claro que no poda contar con el ervicio de inteligencia
militar" 105.
Para evitar 1 rie go de divisin interna de la Fuerzas Armada y la con iguiente guerra civil, no poda darse el golpe
de e tado in el pleno acuerdo, participacin ,en definitiva,
liderato de lo alto mando re pectivo , lo que para lo conjurado haca in di p n able lograr la alida de Prats Montero.
General Carlos Prats, Memorias..., op. cit., pg. 327. Cil. pg. 273.
Rodrguez Elizondo, op. cit., pg. 273 Y 274.
105 General
arlo Prats, Memorias..., op. cit., pg. 403.
105
104JO
213
DEMOCRACIA EN HILE
106
107
214
DEMOCRACIA E
CHILE
EL GOBIERNO DE LA
racter ticas, influencias recprocas y mutacione del orden poltico, la economa y el orden ocial.
En primer trmino, y a modo de epitafio del fallido proyecto
hi trico de tran icin al sociali mo, cito las palabras del ex parlamentario del Partido omuni ta Luis Guastavino, quien de pu
de dejar constancia de la ilegitimidad del golpe y de asignar
re pon abilidade a las Fuerzas Armadas, la oposicin poltica y
E tado
nido, dice en 1992: "Creo que toda la concepcin del
gobierno de la nidad Popular y u ejecutora e tn invadidas por
un 'vaco hi trico', por una batera ideolgica marxista-leninista
pervertida por el ejercicio rgido, e quemtico y dogmatizado que
institucionaliz el otrora movimiento comuni ta internacional, lo
cual afecta a toda la izquierda chilena, ya que en e e tiempo el
Partido ociali ta lleg al paroxi mo en tal direccin ideolgica
[oo.] El tema del poder total para la clase obrera, la incomprensin real sobre el tema de la democracia y el juego de mayoras y
minoras, lo reduccionismos clasi tas para enfocar cualquier fenmeno y la errnea apreciacin sobre el tema de las capas medias,
el dogma de la dictadura del proletariado [... ] la absolutizacin
del determini mo econmico, las confu iones sobre asuntos como
la propiedad o la libertad y muchos otro aspecto contribuyeron a
enervar la poltica de la izquierda [... ] el pe o del marxismo lenini mo codificado otorgaba a la nidad Popular y a u gobierno
calidad democrtica dudosa en diver as y decisivas materias para el
futuro del pa [... ] Por e o la nidad Popular no fue capaz de
con olidar lo logro de 1971 [oo.] y comenzaron a operar lo
ejercicio ultraizquierdi tas con u e piral de enfrenada de irrespon abilidad de confrontacin"lO .
217
DEMOCRACIA E. CHILE
a. Primera oportunidad
Al inicio del gobierno de Allende, la Democracia ri tiana e tuvo di pue ta a concordar con la P un programa fuertemente
anticapitali ta, comparta u percepcin de que la d recha era
el adver ario comn de una inmensa mayora popular (2/3)
favorable a "profundos cambio de estructura" y e taba an dominada por el fervor de la campaa Tomic y u concepto de la
"unidad ocial del pueblo". El E tatuto de Garanta ab olvi
- uficientemente para el nivel de inquietud D de e e momento- el problema de las libertade democrtica, de modo que
una negociacin programtica habra podido realizarse sin mayor interferencia de las variable propiamente polticas. n
acuerdo DC- P habra ignificado, naturalmente, transar en parte el programa de la nidad Popular: de cartar la mara nica y combinar un rea de propiedad ocial de con iderable
fortaleza con la promocin activa y subsidio a empresas autoge tionada y cooperativas.
n acuerdo de e as caracter ticas habra ido favorable a la
UP, porque la ma or atraccin fuerza poltica del sector e tatal
de la economa le habra dado decidida ventaja en la competencia que e habra entablado con el modelo D , de precarias formas de gestin e imprecisas reglas del juego, que no habra podido
obrevivir in apoyo del E tado. La economa habra avanzado
decididamente hacia formas de capitali mo de Estado y la eventual participacin de tcnico democratacristiano en la ge tin
econmica hubiera evitado la catstrofe macro conmica.
b. Segunda oportunidad
De pu de las eleccione municipale, la nidad Popular qued
en mejore condicione d negociar un acuerdo con la D por
la iguiente razone:
1. El apoyo de asi 50% obtenido en la urnas daba al gobierno una enorme legitimidad, reforzando la imagen d una gran
ma ora ciudadana por el "cambio" y de la inevitabilidad del
mimo.
2. Al mi mo ti mpo, dicho re paldo ciudadano converta un
eventual plebi cito en un e cenario de alto rie go, no lo para el
gobierno, ino tambin para la opo icin, cuyo temores en relacin a lo prop itos no-democrtico de la P haban resurgido,
218
c. Tercera oportunidad
Las negociacione de junio de 1972 ofrecieron una nueva ocain propicia para un entendimiento de fondo. El hecho medular fue el reemplazo (17 de junio) del Ministro de Economa
Pedro Vuskovic, intransigente e ideologizado lder de las posicione econmicas ms radicales (orientadas esencialmente al objetivo poltico de la conqui ta del poder) por el comunista Orlando
Millas, cido crtico de la poltica de u antecesor y que asumi la
cartera de Hacienda. Milla haba publicado das ante en el
diario comuni ta El Siglo un artculo de fondo obre la materia,
que era un duro ataque a la ultraizquierda y en general, "a la
desviacin izquierdi ta que haba caracterizado hasta e e momento
la conduccin de la poltica econmica". Denuncia Milla a quienes creen que "todo e podr lograr on frases, deci iones burocrticas y ge to romnticos",o9, de calificndolo como
contrarrevolucionarios. Aade el futuro Mini tro que "han cau ado un mal tremendo lo que con apre uramiento oportunista
han e timado ms fcil proponer la incorporacin in ton ni on
} a la 'gu rrucha' de cualquier empre a al rea ocial, en vez de
o tener una accin indical, ocial, poltica, conmica y admi-
109
219
DEMOCRACIA EN
HILE
110
220
d. Cuarta oportunidad
Despus de las eleccione parlamentarias de 1973, Allende podra
haber negociado un acuerdo con la DC al comprobar que la UP,
aunque fuerte, estaba claramente en minora y que la oposicin, a
su vez, no haba reunido (para alivio de la D ,partcipe forzado de
esa operacin poltica del Partido acional) el qurum necesario
para destituir constitucionalmente a Allende.
Sin embargo, la UP estaba ya muy debilitada por 10 que, ms
que una negociacin, se habra tratado de una claudicacin. Como
la reaccin socialista a los resultados electorales fue de mayor
radicalizacin de posiciones, no haba posibilidad de acuerdo sin
destruccin de la Unidad Popular, acompaada, probablemente,
de la divisin del propio Partido Comunista y la prdida para
Allende de su cuidadosamente cultivada imagen de lder revolucionario. En suma, no estaban dadas las condiciones mnimas
para negociar porque la polarizacin social, a su vez, impeda a
la DC suscribir cualquier acuerdo que no implicara un claro renuncio de la UP a su programa y una normalizacin (retroceso
desde la perspectiva de la izquierda) de las situaciones jurdicas
anmalas en que se hallaban las empresas intervenidas, adems
de la represin policial del activismo ultraizquierdi tao
De todos modos, sta fue la ltima ocasin en que pudo
haberse salvado la democracia, sin una total erradicacin de todo
el avance de la UP. La reforma Hamilton-Fuentealba, que estableca el requisito de ley especial para cualquier estatizacin, habra
dado en el juego poltico posterior una capacidad de maniobra
no de preciable a la UP en muchos caso especfico, al haber
podido utilizar como instrumento de presin sobre el Congreso
a los trabajadore de la empresa afectada, sumado al pronunciamiento de la CUT, todo ello envuelto en la retrica de los cambios estructurale que an con ervaba u hegemona en el campo
de las ideas econmico- ociales.
e. Ultima oportunidad
Las iniciativas tardas de renuncia colectiva de Allende y los parlamentario con llamado a nueva eleccione o el plebi cito a
que Allende e haba propue to convocar ofrecieron, pe e a todo,
una ltima oportunidad, en especial la primera de ellas, que
221
111
222
223
224
EL
OBIERNO DE LA
225
v.
La crisis de la democracia
en Chile: causas directas,
factores agravantes,
antecedentes remotos
SALES RECLASIFICADAS
TECEDE TES REMOTOS
a. Lo militare
Ya e han indicado las razone que condujeron a la intervencin
in titucional de la Fuerza Armada. Se de prende de ello que,
i bien lo militare fueron lo autore directo del golpe de 1973,
el qui br de nue tra d mocracia no e imple con ecuencia
I Quisiel-a de tacar en especial, lo
iguieOles te to , que ofrecen ricas y
variada perspectiva obre el tema. Arturo alenzuela: The Breakdaum of DemoCTanes; Chile, 197 . Matias Tagle editor. "La cri i de la Democracia en hile:
Antecedentes y causas", 1992.
227
DEMaCRA LA EN
HILE
b. Los Estados
nidos
228
LA
R1S1 DE LA DEMOCRACIA E
CHILE.
c. Las da es dominan te
La interpretacin con pirativa ms imple atribuye la cri is a la
reaccin de la c1a e dominante amenazada en su privilegio,
que recurre a lo militare, "brazo armado de la burgue a", para
deshacer e de All nde. Al re pecto hubo efectivamente una reaccin de clase, pravo ada por la propue ta revolucionaria de la
Unidad Popular qu de de el comienzo plante u proyecto poltico como un conflicto con la burgue a y el imperiali mo. La
te is no pa a, in embargo, de er una impleza de "marxi mo
VUlgar". Por una parte la Fuerzas Armada chilenas han e tado
229
lejo , hi tricamente, de er un in trumento dcil de la "burgu a". u afinidad ocial e ideolgica e ha dado ms frecuentemente con lo ectore medio, como ocurri en 1924-25.
La referencia a e ta vi in con pirativa clasi ta de la cada de
Allende tiene por objeto destacar un error de diagn tico, producto de la rigidez ideolgica en que incurri la UP en relacin
con la e tructura ocial d l pa . Lejo estaba hile de corr ponder a la clsica dualidad de explotadores y explotado. uestra
realidad e aviene mejor con el concepto de un continuo ocial
que va de de la oligarqua en la cpula ha ta el ubproletariado
marginal, cu o e calone intermedios on ocupado por una
vasta y di er a masa de ectore medio y populare que no se
reconocen en ninguno de lo polos clsicos. Esa masa poda en
un conflicto frontal aliar e con uno u otro de lo contendores
polare de acuerdo a lo hechos circunstancias del momento,
co a que efectivamente ocurri. Podra decir e que fue la clase
media antagonizada la que en mayor medida contribuy a la
cada de la nidad Popular, in perjuicio de la "guerra santa"
que en contra de ta libraron lo ectore oligrquico.
recta sobre el i tema poltico. El ritmo insuficiente de crecimiento de la economa fue reduciendo la capacidad de respue ta
del E tado a esas demandas, de equilibrio que se tom crtico al
acentuar e lo proce os de movilizacin social y la competencia
de "o~ nas" de lo diferente ectore poltico en competencia.
E te anli i objetivamente concuerda con los hechos histricos; este texto con tituye una nueva confirmacin de ello. o
es de extraar, entonces, que una mirada retro pectiva perciba
el de equilibrio entre de arrollo poltico- ocial y progreso econmico como cau a principal del quiebre de la democracia en
Chile. Gonzalo Vial, des pu de destacar "nue tra democracia
formal en 1973 como una democracia que no enorgulleca
conju ta razn, que era ejemplo y excepcin en el mundo; una
especie de fenmeno histrico y poltico", eala que el sistema
"mantuvo en Chile un porcentaje muy alto de miseria, del orden del 20 25 por ciento. Naturalmente, un sistema de democracia formal no puede funcionar con una cantidad tan grande
de gente msera que est bajo los niveles de subsistencia. o se
puede tener un sistema polti o d tipo uizo y un sistema social del tipo de la India" [ ... ] (Chile tuvo) "un buen de arrollo
poltico, uno social muy importante, pero menor y uno econmico bajo. Ya Toynbee haba ealado que las crisis se producen ju tamente cuando lo desarrollo de lo diverso a pecto
de la ociedad no on armnicos"~.
Cri tin Gazmuri, junto con de tacar la e tabilidad poltica
entre 1932 y 1973 como producto del E tado de compromi o
(con participacin plena de clase alta
medias), eala que
durante e os 40 ao el i tema no logr incorporar a la ma ora
que haba quedado fuera del compromi o de 1932: "... la apertura hacia e o po tergado
e ira produciendo en forma muy
lenta y reducida fundamentalm nte al plano poltico [... ] y e a
era una de las causas de la ruptura de la democracia chilena.
[... ] lo que precipit la cri i fue la conjuncin de do proce o
poltico: I primero fue el de fase que e produjo de pu del
ao 1950 apro imadamente, entre la evolucin poltica de Chile,
por una parte, u lento y precario desenvolvimiento econmico
y ocial"4. Otro anali tas sin atribuirle centralidad en la crisi ,
231
DEMaCRA lA EN
HILE
232
A. Guardia,
(caracter tica que e remonta a las prim ras dcadas del iglo
XIX), de modo que los conflicto se acumulaban en la cpula
deci oria del E tado. o e haban desarrollado in tancias territoriale ni funcionales de de centralizacin de las deci ione que
hubieran permitido amortiguar el efecto multiplicador de la concentracin de conflictos en la cspide. o hay duda que e tas
caracter tica del E tado chileno, de po itivo efecto en diferente poca y materias, e con tituye en un factor agravante de la
crisis al entrar el pa a una fase de alta conflictividad multidimen ional.
LA
RI IS DE LA DEMOCRACIA EN CHILE...
4. Caractersticas institucionales
En la visin con ervadora de lo factores que condujeron a la
ruptura del sistema ocupa un lugar destacado la crtica a nuestras instituciones polticas. Gonzalo Vial-eminente historiadoratribuye la crisis "en primer lugar a los defecta del sistema
poltico y especialmente de u sistema de partidos [oo.] (que)
eran entidades poderos imas que no e taban sujetas a ninguna
regulacin con titucional ni legal [oo.] eso provoc una erie de
vicios: la libertad y oscuridad del financiamiento, interno y externo, una propensin a ser gestare ocultos de intere es particulare , el que a umieran funciones que naturalmente no le
235
DE lO RACIA EN CHILE
236
237
DEMaCRA lA EN CHILE
en lo que respecta a los partidos, fue en verdad, exactamente invero, a lo que sugiere la critica en comento. Habida cuenta del proceo de radicalizacin y polarizacin ideolgicas que protagonizaron,
su rol en la crisis provino de su enorme influencia sobre la ociedad
ms que de u debilidad para re istir las pre ione sociales. Podemos
afirmar que el sistema de partidos chileno era el ms slido, perdurable y de mayor legitimidad acial de Amrica Latina, lo que qued
demo trado por su capacidad de obrevivir a la dura represin e
intento de reducirlos a meras' corriente de opinin" por parte del
gobierno militar.
En virtud de lo anterior, tampoco puede atribuirse la crisis a
una movilizacin social de controlada que uper a los partidos.
Por el contrario, fueron los partidos los que movilizaron en favor
de u objetivo y consignas polticas a la organizaciones sociales
que controlaban o sobre las que ejercan influencia. Slo en la
derecha es parcialmente vlido ese aserto, pero, tambin resulta
evidente que acciones emprendidas por los gremios de esa tendencia (tran portistas, comerciantes, etc.) fueron plenamente concardan tes con la estrategia del Partido Nacional, el que los
respald y e timul en todo momento y cuyas debilidades organizativas se encarg de uplir.
El diagnstico de fortaleza y legitimidad institucional es plenamente aplicable al conjunto de las instituciones chilenas, protegidas por el ya sealado legalismo, el respeto a las normas y
procedimiento jurdico que e remonta al siglo XIX.
La polarizacin poltica convertida en conflicto abierto en el
periodo 70-73 erosion dicha legitimidad, quedando las diversas
in titucione identificada con uno u otro de los bandos en pugna, politizacin que les hizo perder toda capacidad mediadora o
arbitral. En el ltimo ao del gobierno de Allende, las posiciones
que fueron adoptando los distintos podere del Estado y otros
organi mo clave (como la Contralora General de la Repblica) contribuyeron por el contrario a exacerbar la pasiones, al
ser utilizadas n su favor por uno u otro bando.
Dada u olidez e in tocadas sus estructuras formales, la fortaleza de las instituciones e convirti, en cada caso, en poderoso
in trumento del bando re pectivo en la confrontacin poltica
final. Leja estarna de una ituacin de debilidad institucional,
diagnstico vlido en cambio en otros casos de quiebre democrtico en Amrica Latina, como por ejemplo, Brasil, Argentina,
Per, Bolivia y Ecuador. Slo Uruguay exhiba institucione de
olidez y legitimidad imilar a las chilenas entre los pases que
238
LA
239
DEMOCRACIA EN CHILE
240
una mayora de gobierno, requerimiento que no habra podido ignorarse en un rgimen parlamentario.
Oponer presidencialismo programtico a parlamentarismo
coalicional no corresponde tampoco a una dicotoma rgida
de validez general. En Chile, a partir de 1989 ha gobernado
de manera estable y cohesionada una coalicin mayoritaria
de solidez poco comn, hecho que al menos obliga a sealar
que las condiciones polticas imperantes en cada momento
influyen decisivamente en las posibilidades coalicionales.
c. El rgimen presidencial produce una doble legitimidad, la
del Presidente y la del Parlamento, resultante ambas de
la expresin de voluntad popular. Si estos dos poderes del
Estado entran en conflicto frontal, la crisis en un sistema
parlamentario se resuelve automticamente por el llamado a
nuevas elecciones, mecanismo inexistente en el presidencialismo chileno. De ah los esfuerzos de ltima hora por desencadenar renuncias colectivas o llamar a un plebi cito
definitorio, como modo de entregar al pueblo una capacidad
de arbitraje no considerada en la in titucionalidad vigente.
Se desprende de lo dicho que el presidencialismo se constituy al menos en factor agravante de la crisis en el sentido de que
facilit conductas polarizantes y que no dispona de mecanismos
adecuados de solucin de un conflicto entre los do poderes del
E tado en que e haban atrincherado lo "combatientes" polticos. Lo anterior no implica atribuir la crisis al mero hecho de la
existencia del presidencialismo. Desde luego, Chile haba vivido
50 aos de estabilidad poltica en istema presidencial. A u vez,
Costa Rica, Colombia y Venezuela, pase de similar institucionalidad poltica, no cayeron vctima de la ola autoritaria de los 60.
En consecuencia, el rgimen pre idencial no es por mismo
incompatible con la estabilidad democrtica, aunque pueda generar y exacerbar ituaciones conflictivas como las que se produjeron en Chile.
La cri i de la democracia se hubiera evitado de haber existido en Chile un sistema parlamentario o emipre idencial al e tilo francs? Supongamos, en primer lugar, que en las elecciones
de 1958, 64 Y 70 se elega Jefe de Gobierno, ya ea Presidente o
Primer Ministro.
En 1958, cabe presumir que el Congreso Pleno hab~a ratificado a Jorge Alessandri y que en dicho perodo el gobIerno e
habra apoyado en la mi ma mayora parlamentaria derecha-PR
de que efectivamente di pu o.
241
243
e tn dadas, sin embargo, por el contexto en que e de arrollaron, mucho ms de favorable que la ituacin existente en noviembre de 1970 o marzo de 1971 de modo que on eso factore
de contexto lo que pueden calificar e como cau a o detonante
de la cri i , condicin que no puede atribuirse a un epi odio
ai lado in erto en un proce o de largo desarrollo.
El nfasi en las negociacione fallidas de 1972 e t e trechamente ligado a la interpretacin de que dicho fracaso - in perjuicio de la intransigencia socialista del MlR- e debi principalmente
a la "derechizacin" de la Democracia ristiana, partido re pecto
del cual e aade el reproche general aplicado a su conducta
frente a la P, de que actu irre pon ablemente por no medir las
con ecuencias de un golpe militar l6 . Al umar e a la derecha eroion la posibilidad de un "con en o de centro".
Mi opinin es que la "derechizacin" de la D e produce, de
hecho, con el desprendimiento del MAPU y la le, en el sentido de
que dejaron de haber en el partido sectores sintonizado con
una "tran formacin ociali tan. En egundo lugar, un acuerdo
poltico de centro lo poda ba ar e en la renuncia por la UP a
parte ignificativa de su programa, paso que el gobierno de Allende nunca estuvo en condicione de dar, y a medida que transcurra el tiempo, la ho tilidad anti P o "derechizacin" de la da e
media se hizo ms radical, reduciendo cada vez m el espacio
para propue tas "centri tas". Por ltimo, ningn ector pudo guiar
u comportamiento poltico por con ideracione vinculadas a lo
que podra ocurrir de pu de un eventual golpe, en virtud de la
inten idad dramtica del conflicto, que hizo inevitable el arbitraje militar al derrumbar e las base de u tentacin de la in titucionalidad democrtica.
244
intentadO una transformacin radical del pas de un modo incompatible con los valores e intereses fundamentale de la minora (digamos la derecha), la que habra intentado oponerse
recurriendo a lo militares, respecto de cuya conducta en tal
situacin es aventurado intentar alguna hipotesis. Por lo dems,
en la realidad nacional, la polarizacin dicotmica slo era posible con divisin previa de la oc, en cuyo caso se habran enfrentado dos bloques duros de fuerza poltica ms o menos
equivalente. En tal caso no resulta de carriado presumir que la
violencia del choque en condiciones de polarizacin e intransigencia similar al que efectivamente ocurri habra conducido,
tambin, al arbitraje final de las Fuerzas Armadas.
Por ltimo, como sugiero en el anlisis del gobierno de Allende, hubo tanto oportunidades de desbloquear la parlisis de los
tercios como un perodo en que la oc trat de constituirse en
factor moderador, adems de un perodo final de polarizacin
dicotmica en que una oposicin mayoritaria no pudo hacer
valer su condicin de tal, dadas las prerrogativas constitucionales
del Presidente de la Repblica. En suma, el fenmeno de los tres
tercios fue determinante en la crisis por su carcter de divi in
polarizada, ms que por el hecho de haberse tratado inicialmente de tres bloques de fuerza similar. La ingobernabilidad fue
consecuencia de la imposibilidad de lograr acuerdos polticos en
el contexto radicalizado del perodo.
17
ap.
245
DEMOCRA lA EN CHILE
IALMENTE POLTICO
246
247
DEMOCRACIA E
CHILE
el man mo leninismo y u aceptacin del dogma de la dictadura del proletariado, as como en las posturas revolucionarias de
la ultrazquierda.
En la Democracia eri tiana, dicho proce o dio como re ultado un partido "alternativsta", vale decir un proyecto poltico
propio confrontado a los dems, y el con iguiente "vacamiento
del centro poltico"18. De este modo, no slo se polariz el espectro poltico, ino que uno de los protagonistas del proceso de
desplazamiento hacia propuestas intransigente de cambio fue
precisamente el partido llamado a sustituir al Partido Radical
como portador de la moderacin y de propuestas de compromiso entre los extremos. Para disipar toda duda, la De rechaz
siempre la denominacin de partido de centro, autocalficndose como "partido de vanguardia".
El vaciamiento del centro y el de plazamiento radicalizado hacia la izquierda de do tercio del espectro poltico dej aislada a
una derecha, tambin en declinacin, sumida en una profunda
inseguridad e incertidumbre, afectada por una creciente percepcin de amenaza a sus valores e intereses fundamentales. La derecha, incluidos por igual el Partido aconal y los gremios
empresariales, e interpretando fielmente a los independientes y
apolticos de su misma persuasin, qued en oledad como minoritario sector pro capitalista y defensor del orden y de los valores
sociales tradicionales. Abandon entonces su tradicional estrategia
de negociar acuerdos con las otras fuerzas polticas en materias
econmico-sociales que no afectaran el derecho de propiedad ni
la libre iniciativa empre arial, con recuperacin significativa posterior de costos a travs de lo precios, subsidios e tatales y dems
instrumento a dispo icin del sector en la pugna distributiva.
o tuvo ya interlocutores con quiene negociar, pues los adver arios tradicionales e haban convertido en enemigos que
cue tionaban propiedad, iniciativa privada y lucro. La derecha,
sintindo e arrinconada, elev, a su vez, al nivel de doctrina intransable el "derecho natural" a la propiedad y la libre iniciativa.
2. La formulacin de proyecto globale excluyente o planificacione globales 19 fue la consecuencia directa de la ideologizacin de lo partidos. El contenido de las propuestas para la "buena
18
'9
248
LA
RI I DE LA DEMOCRACIA EN CHILE.
249
DEMaCRA lA E
CHILE
250
20
omo expre in significativa de e te fenmeno ca~e rec~rdar el carc~er
descallficatorio cargado d odio que adquirieron expreslOne mlc~a1men_te .mofen vas y ha ta simptica. como el trmino "momio" para refenr e. lro~1 amente a la derecha y el de pectivo mote de "upeliento " dado a lo izqUIerdIstas.
Idntica intencin de onfrontacin lasi ta tuvo el conocido logan del MAPU
respecto del gobi rno de Allende: "este e un gobierno de m... pero e el mo".
251
253
DEMOCRACIA E
HILE
254
6 El gremiali mo de
uzmn. las organizacione sociale (colegios profe ionale \' gremios agrupado en la oordinadora Multigremial) y la derecha no
comaban con un lder i\~l que a umiera el mando despu del e\entual golpe
ni haban decidido u apoyo a un caudillo militar. figura que. de hecho. no
exista. dado que hasta ago to de 1973 el hombre cla\e en las Fuerzas Armadas
igui iendo el pro-allendi ta general Prats. De hecho. el autor. identifl~ado en
su calidad de R ctor de la Uni\er idad de Chile con una muy \~ Ible Imagen
nacional anti UP fue explcitamente ondeado a medi~dos de 1973 por. el
gremiali mo respecto a u eventual di po icin a desempenar, un rol de e ~ opa
en el Contexto d un vidente pro e o de bsqueda ~e un hder que ?ebla e~
anUmarxi ta y no militante de partido. A modo de ane ~ota debo de~l1' que; ~I
respuesta en el entido de que crea que la cn i requena un~ oluclOn pohoca
de re ponsabilidad de lo partido . caus de ilusin y de concierto.
255
256
257
DEM
25
de influen ia. Bonilla, como se abe, muri en un extrao accidente de helicptero el 22 de febrero de 1975 11 Por u parte, sea
por de ignio .maquiavlico, e~ c.omo re ultado de una misin
militar de rutina, Arellano e VIO Involucrado, a poco andar (octubre d 1973) en el proce o d ejecucione umarias l2 , hecho
que llev a la rupt~:a de u relacione con la oc. La opa icin
de ambo a la aCClon brutal de la DINA 13 los llev a uce ivo
enfrentamiento con Pinochet, quedando Arellano relegado a
de tinaciones militare carente de poder efectivo y al margen de
toda injerencia en lo asunto de gobierno.
Finalmente, el asesinato en Bueno Aire, en octubre de 1974,
del general Prats, pre umiblemente por accin de la DINA, elimin al nico otro adversario potencial que -en mrito de u jerarqua pasada y de su ascendiente per onal- podra haber urgido
desde el interior del Ejrcito para de afiar a Pinochet.
La oc, ante la evidencia de que se haba desencadenado una
violenta represin en el marco de la guerra interna decretada
por el gobierno, sin respeto mnimo al principio de debido proceso, e haba distanciado profundamente de los militare , haciendo de hecho imposible toda colaboracin, fenmeno que
dej sin "pi o poltico" a Bonilla y Arellano.
o pretendo ugerir con e to que haya habido algn intento
civil de influir en el desarrollo de lo suce os al interior del
Ejrcito, lo que tuvieron un carcter eminentemente militar.
implemente ealo que las ami tade democratacri tianas de lo
do generale mencionado e convirtieron al interior del Ejrcito en un arma en u contra.
La marginacin de esto gen rale y de los dems oficiale
que compartan u posicione re ult determinante en la prolongada dureza repre iva del rgimen y el con iguiente de control y brutalidad de la DI ,as como en la rpida evolucin del
Ejrcito de d el compromi o con el re tablecimiento de la in titucionalidad en un plazo breve ( e habl de noviembre d 1976,
fecha de trmino del perodo con titucional de Allende) 14 a la
idea de un g bierno militar de largo plazo para implantar en
Chile un nuevo r -gimen poltico.
11
12
259
DE 10CRA lA EN CHILE
B. LA E aL
DE LA paLTI
a MI
,1973-1981
260
no, e de ign Mini tro de Economa a Fernando Lniz, empreario vinculado a El Mercurio que no formaba parte del grupo
de Chicago 17 .
Lniz yJorge Cauas, que a umi como Ministro de Hacienda
en ustitucin de Gotuzzo en 1974, fueron los artfice de las
primera reforma y del manejo de la cri i heredada por
las Fuerzas Armadas.
Por otra parte, Ral Sez, luego designado Mini tro de Coordinacin Econmica, ejerci una fuerte influencia en el gobierno
en lo primero tiempo. u vi in econmica difera en aspecto
importante de las po icione del grupo Chicago. Por u tradicin
de empre ario pblico, atribua al E tado y las empre as e tatale
un rol econmico ms significativo. Al centralizarse las deci ione
polticas en el Presidente de la Junta, la definicin del mando de
la economa e cap de las mano de la Marina y no cabe duda
que, inicialmente, Pinochet y el Ejrcito (as como Leigh) se deben haber entido ms atrado por las po icione moderadamente estatistas de ez que por el libremercadismo radical de ergio
de Castro y u equipo. Adems, no corre ponda a la tradicin
militar entregar el mando de la economa a hombre promovido
de de la cpula de la organizacin empresarial I . Por ltimo, el
propio Orlando Senz ambicionaba er el conductor de la economa, aspiracin que, al no fructificar, ob taculiz, por un tiempo,
lo designio hegemnico de us "pupilos".
in embargo, a partir del nombramiento de Jorge auas como
Mini tro de Hacienda l9 el pod r de decisin econmica comenz a trasladar e a e Mini terio cuyo titular intonizaba plenamente con las po icione de lo hicago que, con fuerza creciente,
impul aba tambin De Castro de de u po icin como ase or del
Mini tro de Economa.
Los re ultados de la poltica econmica, in embargo, tardaban en producir e. La inflacin en 1974 fue de 375,9%20, el
crecimiento d 1 PCB de lo 1 %, el dficit fi cal egua iendo
abultado, financindo
con pr tamo del i tema bancario
canio avallo et al., pg. 20 Y 21.
~.Como ya e eal. la OFOF. pre idida por Orlando aenz, habla
acogido} promovido a lo hicago durante el gobierno de Allende.
19 Tambin por recomendacin de Ral
ez, con el que haba tenido una
estrecha rela in durante el gobierno de Eduardo Frei.
'" Apunte
IEPl.AN 9. Octubre de 1990 (compilador PalricioMeller),
Cuadro II l.
17
261
DEMaCRA lA E
CHILE
(principalm nte Banco Central) equivalente a 5% del product0 21 . El Mini tro Cauas y el equipo Chicago abogan, entonces,
por una poltica drstica de aju te, abandonndose en 1975 el
graduali mo predominante. o tuvieron lo Chicago que i "ese
aju te ignificaba que aumentar la ce anta, la pobreza marginal
y el de amparo de alguno estrato de la poblacin, haba que
afrontar tal hecho sin remilgo porque a la larga el beneficio
era para el pa entero"22. E to criterios di tanciaron a Cauas y
lo Chicago Boy de ez Lniz. La confrontacin final entre
ambo ectore culmin en abril de 1975 con la decisin de
Pinochet al aprobar formalmente el programa de Recuperacin
Econmica pre entado colectivamente por el equipo Chicag0 23 y
al de igoar como Mini tro de Economa a Sergio de Castro en
reemplazo de Lniz (ya otro Chicago connotado -Pablo Baraonacomo Presidente del Banco Central).
El pleno ostenido re paldo de Pinochet a lo Chicago Boy
a partir de esa fecha, de deci iva importancia en la evolucin del
gobierno militar, e puede atribuir a varios factores. En primer
lugar, el hecho evidente de que e trataba de un grupo numeroo de profe ionale de alto nivel y extremadamente cohesionado,
en cuanto reconocan el liderato de De Castro y tenan posicione coincidente en todas las materias relevante . Sus opa itores
al interior del gobierno eran per onas aisladas in poder ni apoyo castren e uficiente para hacer frente a la lida falange de
lo
hicago. Contaban lo con el general Leigh, hecho que
con piraba en u contra dada el clima de creciente confrontacin prevaleciente en las relacione entre Leigh y Pinochet.
En egundo trmino, el grupo Chicago tena una vi in fundante de la economa chilena, cuyo de arrollo requera de plazos
largo de un firme control poltico autoritario, concepcin que
entr en intona con la evolucin del proyecto poltico del propio Pinochet, cuyo ms cercano ase or ya era Jaim Guzmn,
convertido de de el gobierno de Allende en firme aliado de lo
hicago Boy . Un tercer factor que jug a u favor fu u declarado apolitici mo.
in embargo, e probable que la diferencia fundamental entre lo hicago Boy y el ector ez-Lniz que inclin la balanza
21
22
25
F lipe Larran y Marcelo elowsky ed., op. cit., Table 4.8, pg. 103.
canio avallo, op. cit., pg. 86.
Ibd., pg. 27.
262
Ibd., pg. 6.
Estatuto ocial de la Empresa. Instituto de E tudio Financiero y del TrabaJO . Dltec Editare, artculo 14, 15 iguiente.
24
"
25.
263
'
A partir de 1976 se inicia un perodo de crecimiento del producto, (3,5% en 1976,8,3% promedio entre 1977 y 1980) Yde lo
alaro reale , as como una lenta di minucin del de empleo. La
inflacin por u parte alcanz a 84,2% en 1976 para bajar a niveles
un tanto uperiore a 30% en los aos 1978, 1979 Y1980, mostrando en dicho perodo una gran rigidez a la baja. Dado que las tasas
histricas de inflacin del pa haban ido, por lo general, iguales
o uperiore a lo niveles ealado, el equipo econmico pudo
exhibir las altas tasas de crecimiento a partir de 1977 como un
xito e pectacular, que as fue percibido en el pas y, particularmente, en el extranjero, calificado por las autoridade nacionales y
por diversos analistas como el "milagro chileno".
La gestin econmica 1976-1980 irvi, por tanto, de soporte
al proceso de in titucionalizacin poltica que se desarrolla en el
mismo perodo. En todo caso, el juicio positivo re pecto de la
economa no fue compartido por lo economi tas opositores,
que producan documentos acadmicos en CfEPLAN, CEPAL y algunos otros centro de investigacin econmico-social. o deben, en modo alguno, interpretar e los resultados obtenidos como
la inauguracin de un nuevo consenso al nivel de las ideas econmicas, fenmeno que tuvo un de arrollo mucho ms lento y a
partir de una fecha posterior. Lo que ocurri fue que el omnmodo poder poltico militar impuso in contemplaciones un nuevo
orden econI)'lico, cuya hegemona fue protegida hasta 1990 por
el orden poltico autoritario y el fortsimo control social ejercido
por el rgimen. Como veremo , e te proce o enfrent una seria
cri is a la que logr obrevivir.
in peIjuicio de estas afirmaciones, lo e critO& de lo economistas democratacri tiano ya revelan hacia 1980 cambios significativo en relacin a u propio pen amiento de perodo anteriores.
E probable que "el brote de optimi mo provocado por el auge
econmico y la amplia propagacin de ideas de libre mercado
haya orprendido a lo grupos opa itore al rgimen militar con la
guardia baja. Por primera vez los polticos e intelectuale de tendencia izquierdista e encontraron en una po icin conservadora:
deban defender el antiguo orden. Entonces, aparentemente, comenzaron a leer a autore liberale ya revisar liS posiciones"29. La
29 Angel Oto, op. cit., pg. 95, citando a Toms Moulin y Pilar Vergara.
Estado, ideologa y polticas econmicas en Chile, 1973-1978. Estudios CIEPLAN
3, 1980.
266
LaJunta de Gobierno justific inicialmente la intervencin militar aduciendo la ruptura del Estado de Derecho y la ilegitimidad
de ejercicio en que haba cado el gobierno de Allende, segn
pblicas y solemnes declaraciones de la Corte Suprema y de la
Cmara de Diputados30 . Las Fuerzas Armadas respondieron as,
al decir de sus altos mandos, tanto al clamor de la gran mayora
del pueblo como a la peticin implcita de dos podere del Estado enfrentados a un Poder Ejecutivo que se haba salido de la
Con titucin. El prop ita de restaurar la institucionalidad quebrantada enunciado por la Junta resultaba plenamente concordante con tal manera de pre entar las cosa. En dicho textos se
denunciaba, asimi mo, "el proceso de de truccin i temtica e
integral de los elementos constitutivos de la chilenidad, por efecto de la intromisin de una ideologa dogmtica y excluyente
inspirada en los principio forneos del marxismo-lenini m0 31 .
La "extirpacin del cncer mano ta", para u ar la agre iva y grfica frase del general Leigh, era, pues, objetivo militar y tarea
patritica.
>O Bando
5, 11 de eptiembre de 1973.
'1 Decreto Ley N 1Junta 1ilitar de Gobierno, 11 de eptiembre de 1973.
267
~2
~~
268
55
269
270
tianos y ociald mocratas. imismo, como factore determinante de la oportunidad del lanzamiento del proyecto poltico, cabe
ealar el comienzo de la recuperacin econmica, uperada ya
la rece in de 1975 y con expectativas de una reduccin ms
rpida de la inflacin. Por ltimo, Pinochet pudo as anticiparse
a la cri talizacin de la di idencia creciente del general Leigh y
zanjar el debate entre diversas opciones polticas que se e taba
produciendo en el eno del gobierno.
El di ur o de hacarillas e tablece el "rayado de la cancha"
del proyecto poltico del rgimen y con tituye una primera verin de la in titucionalidad futura, que sera, de pus, sustancialmente modificada sin alterar sus objetivo e enciales. Se empieza
por remarcar el carcter fundacional de la propuesta: "el 11 de
septiembre no signific slo el derrocamiento de un gobierno
ilegtimo y fracasado ino que repre ent el trmino de un rgimen poltico-institucional definitivamente agotado, y el consiguiente imperativo de construir uno nuevo"39.
En segundo trmino, se define la nueva democracia que se
pretende con truir, como "autoritaria, protegida, integradora, tecnificada y de autntica participacin ocial". Ms all de la retrica y objetivo publicitario de e ta declaracin, alguno de lo
trmino utilizado on reveladore. e eala, en efecto, que "la
nueva democracia ser protegida en cuanto debe afianzar como
doctrina fundamental del Estado de hile el contenido bsico de
nue tra Declaracin de Principio , reemplazando el E tado liberal clsico, ingenuo e inerme [... ] Todo atentado en contra de
e to principio e considera como un acto ilcito y contrario al
ordenamiento in titucional de la Repblica". El calificativo de
"integradora" alude a la unidad nacional y la con iguiente continuidad e en ial que debern tener lo uce ivo gobierno. Por
ltimo, entiende por autntica participacin el antipartidi mo
un ord n jurdico ba ado en el "principio de la sub idiariedad
del E tado", concepto bsico del nuevo orden econmico.
En ter r lugar, Chacarillas e boza una carta de navegacin al
ealar qu "el pro e o conc bido n forma gradual contempla
59 As lo reconoce expre amente Pinochet en el di curso de Chacarillas al
sealar que "frente al xito ya p rcepble del plan econmico, el progre o en
las medida de ord n ocial y el orden y la tranquilidad que hoy brindan una
vida pacfica a nue tro compatriotas, la atencin pblica e ha centrado ahora
en mayor medida en nuestro futuro jurdico-in titu onal. (Di curso del general Pinochet. 9 de julio de 1977.)
271
tre etapas: la de recuperacin, la de tran icin y la de normalidad o con olidacin. En la etapa de recup racin (iniciada el 11
d eptiembre) el poder polti o ha debido er integralmente
asumido por las Fuerzas Armadas de Orden con colaboracin
de la civilidad". E ta fase terminara ante del 31 de diciembre de
19 0, fecha en la que e habra completado el proce o de dictacin d
ctas on titucionale , que en conjunto implicaran la
derogacin definitiva de la on titucin de 1925 40
partir de
entonce e dara paso a la tran icin, en que el rol de la civilidad pasara de la colaboracin a la participacin41 . o e in ina
plazo para la tran icin, pero algunas orientaciones para u
e quema in titucional, en especial la continuada radicacin del
poder con tituyente en la Junta de Gobierno, el e tablecimiento
de una mara Legislativa, integrada en un tercio por miembros
de de ignacin presidencial y en do tercio por repre entante de
regione. u in talacin se pro ectaba para el ao 1980, con una
duracin de 4 5 aos; siendo los representantes regionales de
e a primera mara eran de ignado por laJunta de Gobierno.
Finalmente, en la 'etapa de normalidad el poder ser ejercido directa y bsicamente por la civilidad, re ervndose constitucionalmente a las Fuerza Armadas y de Orden el papel de
contribuir a cautelar las base e enciale de la in titucionalidad y
la eguridad nacional".
La defen a pblica del pro ecto poltico la ha e Jaime
Guzmn en do etapas, en el contexto del debate que e de arrolla al int rior del gobierno en las tre in tancias formale ecuenciale corre pondientes (Comi in de E tudio Con titucionale ,
on ejo d E tado y Junta de Gobierno). En una primera fase,
Guzmn xpone 'ju tifica la concepcin de la nueva in titu ionalidad}' u orientacione centrale 42. En un egundo documento -publicado poco me e ante del plebi cito ratifi atorio-,
explica apoya lo mecani mo de la tran icin en definitiva
incorporado al proyecto con titucional 43 .
272
Guzmn afirma que la nueva institucionalidad ser democrtica "en razn de nuestra tradicin e idio incrasia"44, dice que
Pinochet ha "desautorizado explcitamente todo devaneo proclive a la implementacin de una suerte de Estado militar (... ] y
todo esquema fascista al cual estn fatalmente destinadas, entre
otras, las viejas frmulas corporativistas". Al mismo tiempo, plantea con fuerza que la "democracia como toda forma de gobierno
no puede ser un fin en s misma". La conjuncin de ambas
afirmaciones convierte a la democracia en algo inevitable en razn de circunstancias y cultura, sin reconocerle superioridad sobre otras opciones. Esta relativizacin resulta necesaria para
sustentar la democracia protegida que propone.
El diagnstico de Guzmn manifiesta que la "primera condicin para una democracia seria y estable e la existencia de un
consenso mnimo o bsico de la comunidad nacional en torno a
los valores esenciales de su organizacin social". Slo pueden
experimentar compromiso con la democracia quienes reciben
algn beneficio sustantivo de su vigencia, por lo que un grado
suficientemente alto de desarrollo econmico, social y cultural
como para concitar dicho compromiso emerge como condicin
esencial para una democracia estable.
Su diagnstico respecto de Chile es pesimista y determinista.
Atribuye la estabilidad democrtica pasada a que slo votaban
quienes e sentan beneficiados por el istema. Al convertir e
Chile en una democracia de masas, el sistema se torn inestable
y "la llegada del marxismo al gobierno e un desenlace inevitable, que ocurri en 1970 como pudo haber sucedido en 1958, en
1964 o en 1976". Advierte que la estabilidad democrtica slo se
da en pa e de arrollado, haciendo presente u destruccin en
Chile y Uruguay. Concluye, pues, que alcanzar la calidad de pas
de arrollado "es condicin previa para que en nuestra patria pueda implantar e nuevamente el rgimen democrtico de gobierno". Con utpico optimismo -guiado, sin duda, por sus propios
clculo relativos al proceso poltico en curso y su desarrollo
posible- sita e a meta hacia mediados de la dcada de lo 80.
Otras condicione para una democracia estable, que traducen u compromiso con el nuevo orden econmico de mercado,
seran "la reduccin del poder estatal a las dimen ione que le
corre ponde conforme al principio de uhsidiariedad y el ejercicio
"El camino polco", W cit.
273
DEMOCRA lA EN
HILE
de la libertade per onale ,en particular, de la libertad econmica [ ... ] a fin de que la vi encia de u fruto encuentre en
cada ciudadano u m ardiente defen or [ ... ] lo un perodo
uficiente para ejercer la libertad econmi 0- ocial y palpar us
beneficios ser un dique eficaz contra futuro rebrote ocialita ".
274
EL
275
DEMOCRACIA EN CHILE
tradicional equilibrio de atribucione legislativa entre Pre idente y Parlamento (en favor del predominio de las facultades del
Poder Ejecutivo) y apoya la autonoma del Banco Central, la
creacin de un Tribunal Con titucional dotado de mayores facultades, la creacin del Con ejo de Seguridad acional, la inamovilidad de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y
Carabineros y la eliminacin de la facultad presidencial para
llamar discrecionalmente a retiro a cualquier oficial 46 . Llama la
atencin que no haga referencia a los 8 ao de la transicin, al
plebiscito de 1988 y a la posibilidad de que los mecanismo ideados pudieran prolongar hasta marzo de 1998 la permanencia de
Pinochet en el poder. Se trataba, evidentemente, de una frmula
que resultaba difcil de defender, pues no exista en su favor
argumentacin conceptual de alguna solidez.
Al interior del gobierno, la definicin constitucional, basada
en el anteproyecto elaborado por la Comisin de Estudios Constitucionales presidida por Enrique Ortzar, gir en tomo al problema de la transicin, vale decir al perodo comprendido entre
su ratificacin plebiscitaria y la eleccin de autoridades por votacin popular. La Comisin Ortzar entreg un texto plenamente
coincidente con las orientaciones elaboradas por instrucciones
de Pinochet por la Ministra de Justicia Mnica Madariaga, que se
las entreg formalmente por escrit0 47 .
El debate en el Consejo de Estado enfrent a los proponentes de la democracia protegida con las concepciones presidencialistas pero liberale de Jorge Alessandri. El Ministro del Interior
Sergio Fernndez, designado en 1978, dirigi la operacin poltica tendiente a lograr que el Con ejo aprobara la concepciones
de Pinochet respecto del e quema de transicin y de las normas
relativas a la autonoma militar y a la tutela de las Fuerzas Armadas obre el sistema poltico, tarea en que fue secundado por el
Estado Mayor Presidencial dirigido por generales de Ejrcito en
ervicio activo. Alessandri logr el apoyo del Consejo de Estado
para establecer la subordinacin militar al Presidente de la Repblica, y oponerse tanto a la inamovilidad de los comandantes en
<6 "La definicin constitucional", !>/J. cit. Dado que estas materias siguen en
el debate pblico al momento de escribir estas pginas, se abordar su anlisis
en un captulo posterior.
., Ascanio avallo, !>/J. cit., pg. 310 Ynota 30.2. El in tructivo en referencia
se encuentra publicado en "Antecedentes de la Constitucin de 1980", Revista
Chilena de Derecho, volumen 8, nmeros 1-6, Facultad de Derecho, Universidad Catlica de Chile, 1981.
276
jefe, como al concepto de garante de la in titucionalidad atribuido a las Fuerzas Armadas y a la mayora uniformada en el
Consejo de Seguridad aciona!. El proyecto del Consejo de Estado flexibilizaba el procedimiento de reformas a la Con titucin y
sustitua la restrictiva disposicin de "slo son materia de ley" por
el tradicional concepto de que "slo en virtud de una ley se
puede", frmula ms acorde con un mayor equilibrio de poderes
entre Ejecutivo y Legislativo. De igual o mayor trascendencia
resulta el acuerdo para di poner una tran icin de 5 aos que
terminara con elecciones de Presidente y Cmara de Diputados
en 1986, pudiendo Pinochet (cuyo mandato e extendera hasta
ese ao) presentar su candidatura en dicho comicios48 .
En definitiva, aunque recoga en su mayor parte el texto de
la Comisin Ortzar, la propue ta del Con ejo de Estado difera
radicalmente del gobierno en materias determinantes de la naturaleza y plazos de la tran icin, as como de los mecanismos
di eados para perpetuar la democracia protegida.
Seala Sergio Fernndez: "me pareci que el gobierno concordara con el grueso del nuevo articulado, pero desde su primera lectura cre que varia importante propo icione no
re ultaran compatible con la visin de las Fuerzas Armadas [... ]
A mi juicio, la tran icin tendra que er u tancialmente replanteada [... ] en la ede del gobierno se trabaj por varias comi ione a ritmo febril [... ] el procedimiento de trabajo con i ta en
una relacin ante laJunta de Gobierno sobre las do proposicione -Comisin y Consejo- eguida de una ugerencia de la opcin que me pareca m conveniente [... ] sostena reunione de
anli is y consulta con numerosas personas. Con Jaime Guzmn,
de de luego".
El texto final "fue redactado entre el 6 y 8 de agosto de 1980
[ ] el articulado transitorio fu mi aporte principal en e a etapa
[ ] la tran icin sera de ao y un plebi cito resolvera sobre
el candidato que lo comandantes enjefe (no la Junta vale decir
con presencia y voto del propio Pinochet) propusieran para el
prximo perodo pre idencial 1989-1997"49. i el candidato no
reciba la aprobacin ciudadana, la tran icin e prolongara por
un ao m (mantenindo e en la Pre idencia el candidato
'8
'9
277
derrotado, como efectivamente ocurri), al cabo del cual se realizaran elecciones libres de Presidente y Parlamento. Por ltimo,
e radic el Poder Legi lativo en la Junta de Gobierno ( in duda
por pre in de ta), abandonndose la idea de un Congreso
designado.
e sabe que la frmula de 8 ao, eguidos de un plebi cito y
la po ibilidad de otro 8 ao para Pinochet, urgi como alternativa a la demanda de una transicin de 16 ao planteada por
el propio Pinochet y materializada en un articulado al parecer
preparado por laJunta a puerta cerrada 50. Tan prolongada transicin pareci -con razn- nacional e internacionalmente impresentable a lo civiles. En subsidio, y con el resultado de la
consulta de 1978 como antecedente favorable, argumentaron que
poco riesgo habra en el plebiscito de indi pen able carcter relegitimador que propu ieron para 1988. "Pinochet, al menos,
parece haber entendido iempre que dicha consulta sera un
mero acto de ratificacin"51. Sergio Fernndez lo niega de modo
categric0 52 .
El gobierno logr evitar que Jorge Ales andri hiciera pblicas
sus discrepancias con el texto aprobado antes del plebiscito, lo
que sin duda evit al gobierno una situacin complicada entre
us propio partidarios, aunque el resultado del plebiscito, carente de mnimas condicione de informacin pblica, seriedad y
equidad, nunca e tuvo en peligro. i siquiera sugiero que haya
sido nece ario un fraude masivo en el conteo de los votos. El
resultado oficial de 67% por el contra 30% por el o y un 3%
de votos nulo pudo, incluso, reflejar sin excesivo abultamiento
el pronunciamiento el; ctivo de los electores.
En el proce o que hemos relatado, la opo icin cumpli un
papel fundamentalmente testimonial, tanto en la crtica econmica expresada en documento acadmicos como en el campo
poltico-in titucional, en el que cupo actuacin principal al Grupo de Estudios Constitucionale o "Grupo de lo 24", fundado en
1977. Pinochet dej en claro con mu ha antelacin que el plebi cito ratificatorio de la nueva Con titucin podra incluir alternativas al texto oficial re pecto de materias especficas que no
rompieran la armona del conjunto, rechazando categricamen-
50
51
278
te la con ideracin de propuestas m generale en directa alusin al Grupo de lo 24: el "11 de eptiembre dio una legitimidad
que confiere al gobierno la pote tad constituyente de modo irrenunciable indelegable"53.
in embargo, la fortaleza del rgimen fue pue ta a prueba en
el perodo 1977-19 O por vario episodio que podran haber perturbado o inclu o alterado ignificativamente el proce o poltico.
En prim r trmino, en ago to de 1977 e uprime la D A, que
e reemplazada por la NI (entral acional de Inteligencia) y
pasa a retiro el todopodero o coronel Manuel Contreras, jefe de
aquel temible aparato de eguridad. La presin norteamericana
por la inve tigacin del ase inato en Washington del ex-Canciller
Orlando Letelier fue, sin duda, el detonante de una determinacin que e taba tambin iendo pedida de de el interior del gobIerno. La alida de e cena del coronel Contreras conjur el rie go
de que el in trumento repre ivo del rgimen e convirtiera en un
centro de poder poltico de de el cual e habra podido imponer
la te i del gobierno militar indefinido. Esta deci in de Pinochet
pu o de relieve la ab oluta obediencia del Ejrcito a su comandante en jefe y elimin la ltima fuente de resistencia potencial a u
autoridad de de las filas de la in titu in. Poco de pu (11 de
marzo de 1978), e promulga la Ley de Amnisa, que junto con
favorecer a disidente condenado por diverso actos de terrori mo, extendi un manto protector obre los agentes de la di uelta
DI A. Al mi mo tiempo, marcaba la diferencia entre el perodo
definido por los militares como de guerra interna y la in titucionalizacin autoritaria en ge tacin.
De mayor entidad fue el diferendo con Argentina a raz del
desconocimiento por ese pa del fallo arbitral obre el anal
Beagle, que a fine de 197 tuvo a lo do pa e al borde de la
guerra. La media in papal logr evitar el conflicto, en cuyo
desarrollo el gobi rno de Pinochet e condujo con me ura y
habilidad. na guerra habra trastocado de modo imprevi ible
lo plane polti o del rgimen militar, aunque e hubiera impue to n breve plazo por accin internacional un acuerdo de
"ce e d I fuego', forma habitual de contener conflagracione
blicas r gional .
De relevancia directa para el anli i e la cri i n la Junta
de Gobi rno d atada por el general Leigh, que culmin con
55
279
DEMOCRA lA EN CHILE
5.
55
280
59
281
DEMO RA lA EN CHILE
D. LA
OPO
r r
DE
1973 A 1981
cual e requ ra "d una vanguardia organizada, de una direccin nica proletaria que no tolerara ni francotiradore de izquierda ni de viacione de derecha"60.
e so tena que "la falla principal del movimiento popular
residi en las insuficiencias y debilidades de su direccin, en la
inexistencia de una estrategia comn en la fuerzas aliadas". La
reflexin principal, sin embargo, apuntaba a que "la derrota de
la Unidad Popular haba provenido de no haberse preparado
militarmente para hacer frente a un conflicto que era inevitable
y que en algn punto pasaba por una resolucin de tipo militar".
As razonaba todava Cario Altamirano hasta el Congre o de
Argel del Partido ocialista (1978)61. En 1976 el citado dirigente
arguye que "la Unidad Popular no comprendi la fuerza del
poder popular y fue incapaz de canalizarla a favor de la revolucin"; califica de vano lo intento de cambiar la estructura capitali ta antes de la toma del Poder y afirma que "la Unidad Popular
cometi un solo gran error: la incapacidad de construir la defensa militar del proceso"62.
o caba, en verdad, esperar otra reaccin en esos primeros
ao duro de derrota, persecucin y exilio, acompaado de
una ola inicial de simpaa mundial, compartida incluso por lo
ectores ocialdemcrata del mundo occidental y de la unnime
indignacin y condena internacional a las violacione de derecho humano en Chile.
1. La Democmcia Cristiana
La Democracia Cri tiana, en cambio, tuvo una actitud inicial
predominante de comprensin frente al nuevo gobiern06~, considerando que no e deba atacar a la Junta o a u poltica "en
2 3
DEMOCRACIA E
HILE
trmino de ser y entirno enemigo de los militare "&l. Concordaron con e a po icin lo diverso ge to del Partido que ya
hemo recordado (Carta de Frei a Rumor, participacin tcnica
en cargo pblicos, etc.). E ta posicin inicial se vio rpidamente
ero ionada. "En marzo de 1974, la Democracia Cristiana tena el
convencimiento de que el gobierno se constitua en una dictadura militar de duracin indefinida [... ] El Partido endureci u
po tura y tom una actitud de abierta oposicin, a medida que
conoci que algunos de us militante sufrieron violaciones a los
derecho humanos [... ] Fueron abogados, dirigentes y militantes
de la oc quiene interpu ieron recursos de amparo en favor de
dirigentes de izquierda y quienes denunciaron, en notas enviadas al gobierno, a la Corte Suprema y al Colegio de Abogados, el
incumplimiento de los principio y la leye relativas a los derechos humanos"65.
A partir de 1974 las relaciones de la oc con el gobierno se
deterioran rpidamente; en noviembre e expulsado Renn Fuentealba, lo medios de comunicacin inician una o tenida campaa contra el Partido, y el 6 de octubre de 1975 e produce en
Roma el atentado contra Bernardo Leighton (al que se haba
prohibido el reingre o a Chile) y u e po a; a fines de 1975
Eduardo Frei publica un libro de franco contenido opositor, que
plantea un gran proyecto nacional para el retorno a la democracia, en el que .deban tener cabida los 'ms diferentes sectores
del pa [oo.] y tambin quienes ostienen la po ibilidad de un
socialismo democrtico"66. De de la izquierda e salud el libro
de Frei como la "de aparicin del ala colaboracionista de la O "67.
A partir de enton e la OC se concentr en cautelar la upervivencia de la organizacin, aprovechando cualquier espacio pblico para dar fe de ello, tarea que cumple con xito la directiva
encabezada por Andr Zaldvar desde 1977, cuando el gobierno
decret la di olucin del Partid o 68 .
284
27 de agosto de 1980.
Boletn lnfonnativo del rupo de Estudio Con titucionale,
bre de 1978. tado por Eugenio Ortega, '1J. cit., pg. 154.
69
70
285
o 1, octu-
286
287
DHIOCRA lA EN CHILE
El debate de fondo que e plantea a partir de este r conocimiento e la relacin entre ocialismo y democracia, bi n sintetizada en la pregunta de Manuel Antonio Carretn: "de qu socialismo
e habla? Era tan di tinto en nue tras mentes y en nuestras prcticas al ociali mo histrico real? Y si lo era, por qu la indignacin
generalizada de la izquierda frente a lo discurso de Allende en
que hablaba de un egundo camino al socialismo, en democracia y
sin dictadura del proletariado?"75 En la lnea del nuevo socialismo
democrtico con vocacin de mayora -que es la respue ta de la
renovacin a esta interrogante-, se descarta una recon titucin de
la nidad Popular: "la nidad Popular e t muerta pero no suficientemente enterrada. Hay que enterrarla, ya que no es capaz
hoy de dar re pue tas a las actuales demandas del pa "76. El elemento ms ignificativo de este proceso, su punto de partida, es
el abandono de la concepcin dogmtica; el socialismo aparece
ms como un proceso que como fin ltimo o verdad revelada. En
palabras del socialista renovado Carla Ominami, "ms de medio
siglo de historia real ha hecho perder al ociali mo u capacidad
de evocar el para o en la tierra [... ] no no cabe sino vivir el
ocialismo como problema. E te e el entido profundo del proceso de renovacin ociali ta"77.
o cabe duda que la mutacin ocialista desde el leninismo a
la democracia en un lap o de 5 ao (si bien con indicio anteriores y sin perjuicio de de arrollos po teriores de ingular trascendencia) e un fenmeno espectacular de cambio poltico, y
condicin nece aria y factor encial en el proceso de recuperacin democrtica del pa .
Hasta aqu la evolucin poltica de la izquierda. D spu analizaremo el cambio de las ideas econmicas en el conjunto de la
opo icin y la difcil construccin de consenso en e e campo.
El Partido Comunista no evolu ion desde el punto de vista
ideolgico, mantuvo u adhe in inconmovible a la nin Sovitica y procur o tener la nidad Popular como expre in poltica de la izquierda chilena. A partir de 1980 la doctrina de la
validez de "todas las formas de lucha" privilegia la rebelin popular de masas, producindo e una creciente convergencia entre el
75 Ignacio Walker, e;p. cit., pg. 190, citando a Manuel A. Carretn, "En qu
consisti la revolucin ocialista", pg. 23.
76 Ricardo
ez, en entrevista en revista Apsi, septiembre-octubre de 1983.
77
arlo Ominami:" ociali mo y Proyecto a onal, en Convergencia", 10
de diciembre de 19 6.
288
2 9
DEMO RA lA EN CHILE
78 Alejandro Foxley: "La economa chilena: algu.nos lemas del/u/uro". En Coleccin Estudio ieplan, 7, marzo de 1982.
A. Foxley: "Chile, perspectivas econmicas, en Apunte Cieplan", N 29,
octu bre de 1981.
79 Alejandro Foxley. Apuntes
ieplan, N 2 .
290
balanza de pago
la baja inver in in recurrir a la activa intervencin del E tado, para lo cual deba re tablecer e la confianza
cmpre arial ,en e pecial, la d lo centro financiero in ternacionale "80. "La u titucin del rgimen poltico democrtico por
el autoritari mo cre las condiciones para llevar adelante e te
proyecto revolucionario".
En nte is, s pone en duda la equidad y el potencial de
crecimiento o tenido del modelo neoliberal y e le formulan
diver a crticas tcnicas. Sin embargo, el i tema capitali ta no es
cue tionado en cuanto tal por lo economistas O l.
De de la izquierda acadmica moderada e afirma con ms
nfa i que "el trn ita hacia el nue o patrn de de arrollo requera de un E tado capitali ta autoritario capaz de de articular
las expresione organizacionale y polticas de las clase } grupo
obre los cuale deba caer el peso de la transformacin"82. Por
u parte, Anbal Pinto identifica como rea de con en o poltico
y econmico- ocial la oposicin integral al modelo de ociedad y
economa del rgimen, restituir el papel central del E tado como
orientador y partcipe del de arrollo econmico y acial, una
e tructura de propiedad ba ada en un conjunto de grandes y
e tratgicas empre as de dominio pblico V un ector privado
regido por explcitas y e table reglas del juego, la ati faccin de
nece idade bsicas de la poblacin (materiale \ culturale ) como
objetivo prioritario de toda poltica econmica, revertir el "populi mo con picuo" (de con urna) y cautelar los equilibrios b ica 83.
El rechazo al modelo de de la izquierda hace, pue , ba tante
ms radical y explcita la reivindicacin de un rol econmico
central del E tado. Podramo decir que en 1981 se mantiene en
materia de idea econmica una evidente bipolaridad, ignificativamente atenuada respecto d I perodo 1965-1973, por la auencia de toda l' ferencia al ociali mo o al comunitari mo como
291
model alternativo, lo qu va configurando, de hecho, la a eptacin del capitali mo del mercado, pero on re halO frontal al
principio d ub idiariedad invado por I
hicago Boy .
L "B e
n titucionale del rden Econmico", elab radas por el Grupo de E tudi
on tituci nal , xpre an un mnimo comn denominador ntre u autor , reflejado en
propu tas de rden muy general qu po tulan una econ ma
mixta con fuerte pre encia diE tado, un marco con titu ional
flexible "que haga po ible lo cambio que ean n ce ario in
perjuicio d reconocer la n ce idad de ci rta continuidad e tabilidad en las reglas deljuego"84.
E. EL PERODO 19 1-19 5: DE LA PROM LGACI
Ca TITUCI AL
ERD
10 AL
DE LA
.. rupo de E tudi
on titucional . Boletn lnfonnativo. 1, o tubre
de 1979: "Base on titucionale d l orden e onmico".
~ Patricio Meller"La
nidad Popular y el r'gimen militar: leccione econmicas y Otras". 1996, pg. 34 (texto borrador).
ll6 Patricio
Iler. n iglo de ec noma poltica chilena, op. cit., pg. 196 Y
197.
292
cuanto al primero, las importaciones de bi ne de con urna alcanzaron una expan in anual cercana al 40% en el perodo
1976-19 1. E ta explo in consumista e u tent en una abundante di ponibilidad de cr' dito de fcil acce o [... ] en el boom
e peculativo incidieron otro factore. Por un lado, el elemento
propagand tico, que continuamente enfatiz do aspecto: el conumismo
el milagro e onmico. Por otro lado, el elemento
vi ual, por el ual la avalancha de producto importado que
llenan las vitrinas y las calle , a como la con truccin de e pectacular centro omerciale y departamento de lujo proporcionaron la videncia emprica para el elemento propagand tico
[... ] Mientras el boom d on urna del ao 1971 fue financiado
con emi in monetaria int ma, el del "milagro econmico" fue
fundamentalmente financiado mediante endeudamiento externo". La t i oficial era que todo endeudamiento externo era
bueno porque refl jaba el ptimo e tado de la conoma.
En 19 1 estalla una cri is internacional d gran magnitud,
que impact a una economa chilena altam nte vulnerable, tanto por la obrevaloracin d 1 tipo de cambio (afectado ya por
do ao d inflacin a partir de u fijacin) como por el exce iva endeudamiento. En 19 2 e produce la drstica reduccin del
crdito externo, lo que acab con el auge econmico mo tr
empre a exce ivamente end udad ,que no pudieron pagar,
dando lugar a una cartera incobrabl de lo bancos que uperaba en 3 o 4 vece u patrimonio, por lo que no lo no pudieron
eguir pr tanda a cliente in olvente, ino que t rminaron, casi
sin excep in, n una ituacin tcni a de quiebra.
En e te cuadro, n 19 2 la economa pas bru cament de la
an reciente f e d crecimiento dinmico, a una cri i profunda. E ao el PGB ca n 14,4%, el de empleo abierto ubi a
19,6% 26,4% n 19 2 19 3, regi trndo e un proce o agudo
de qui bra de mpre a ( 10 Y 3 1 en e o do ao), y la
paralela ada n 10,9% d lo alario reale en 1983 7 La inflacin volvi a mpinar por obre l 20%, el pa perdi ms de
U 1.700 millon
de re ervas internacionale .
En el ltimo trime tre d 19 1 e hizo e\'id nte la cri i d l
i tema financiero, de retnd e la interven in de cuau'o banco y cuatro finan i ras in 01 ente, qu arra traron n u ada a
293
88 Guillermo
ampero Jos A. Valenzuela. "El movimiento indica! en el
rgimen militar chileno, 1973-19 1", E ludio ILET, 1984, pg. 177.
89 Ibid., pg. 242-244.
295
DEMOCRA lA
N CHILE
296
pleado Particulares de Chile (CEPCH), e ta ltima de larga tradicin en el pa. u comn opo icin al Plan Laboral facilit la
realizacin de accione conjuntas de movilizacin, pe e a u
notoria diferencias polticas, particularmente entre la C S y el
Grupo de lo 10 (luego transformado en Confederacin Democrtica de Trabajadore , CDT).
Al desatar e la crisis econmica, con u violento impacto en
los salario y el empleo, se fue produciendo una activacin de
estas estructuras indicale opositoras, que gozaban de alta legitimidad entre lo sindicatos legalmente con tituido , cuyos dirigente eran, a su vez, mayoritariamente contrarios al rgimen,
pese al e fuerzo depurador desplegado por ste.
As, un llamado a paro nacional de la Confederacin de Trabajadore del Cobre se convirti, en mayo de 1983, en la primera
prote ta organizada por el movimiento sindical con el pleno re paldo de la DC ya liderada por Gabriel Valds y dems grupos
polticos opositores, que, funcionando en una condicin de emiclandestinidad, haban vuelto a aparecer discretamente en e cena al amparo de la menor capacidad represiva gubernamental
resultante de la crisi . La magnitud de la protesta, incluido un
gigante co batir de cacerolas y de bocinas de automvile en los
barrios re idenciales, que ate tiguaban una activa adhesin de
clase media, impactaron al gobierno, colocndolo ab olutamente a la defen iva. A partir de e a fecha e convocaron con xito
similar y en un ambiente de creciente violencia, ucesivas prote tas men uale hasta eptiembre, las que fueron adquiriendo un
mayor contenido poltico, que comenz a apuntar al derrocamiento del rgimen 9I . La condu cin de e tas prote tas pa luego a mano de lo partido polti o opo itore que, en e e
perodo, haban avanzado en la creacin de un primer conglomerado formal, la Alianza Democrtica92 .
En nt i, el de calabro econmico con ruptura del con enso interno del gobierno respecto de las polticas pertinente,
produjo una grave fi ura en el orden ocial autoritario.
u vez,
la explo in ocial forz al rgimen a aceptar una liberacin de
facto del orden poltico, abriendo e pacio para la accin de lo
91
e populariz el grito cantado de "Y va a caer", en alu in directa a
Pinochet.
92 Para una de cripcin vvida de las protestas, ver
canio Cavallo, <11. cit.,
pgs. 398 a 404 y 40 a 420.
297
DEMOCRA lA EN CHILE
3. La evolucin de la oposicin
Paralelamente al desarrollo de la crisis econmica se fue produciendo la paulatina formacin de una opo icin poltica concertada. C0!00 vimos, antes del plebiscito de 1980 la expresin
disidente de mayor envergadura correspondi al Grupo de Estudios Constitucionale , en tanto e producan contacto entre personeros democratacristianos y de izquierda en diversos puntos
del exilio y tena lugar el proceso revisioni ta y de autocrtica del
Partido Socialista, que culmin en la divisin del Partido, de la
cual surgieron los diversos grupos y sucesivos referentes del socialismo renovado que, como Convergencia Socialista, Partido
Sociali ta XXIV Congreso y ps-Briones rompi el eje PC-PS y se
fue acercando a la Democracia Cristiana.
298
75.
299
b. La Alianza Democrtica
Como re ultado de todo ello el nu va presidente de la oc,
Gabriel ald, pudo decir en junio de 1982 que valoraba "algunas expre iones -pocas todava- en
tores de la derecha tradicional. Tambin veo manife tacione muy claras en lo sectores
94 Declaracin publicada en el diario La Tercera, de
octubre de 1981.
300
antiago, el 30 de
socialdemocratas y un intere ante proceso de convergencia socialista que comienza a definirse como democrtico y autnom095 .
Innumerables reuniones entre los dirigentes de todos esos
sectores culminaron con la firma del Manifiesto Democrtico, en
marzo de 1983, y la constitucin de la Alianza Democrtica, el 22
de agosto, con la firma de democratacristiano , radicales, Partido
de Izquierda Radical, ocialistas renovados y disidentes de derecha96 , todos formalmente a ttulo personal en virtud de la proscripcin legal de la actividad poltica.
El nacimiento de la AD se produce en el momento de mxima intensidad de las protestas97 , que haban provocado entre los
opositores la creciente conviccin de que el rgimen no podra
resistir la presin social. No resulta, por tanto, sorprendente hoy
que el documento fundacional de la Alianza haya sido decididamente maximalista. Propona, en efecto, para el trnsito a la
democracia, la instalacin de una Asamblea Constituyente, la
renuncia de Pinochet y el establecimiento de un gobierno provisional que en 18 meses restableciera la democracia y diseara y
ejecutara un plan econmico de emergencia98 Recordemos el
contexto en que se desenvolva el mundo opositor: sus economistas interpretaron la crisis econmica como fracaso definitivo del
neoliberalismo, visin que reforzaba la percepcin de inminente
derrumbe del rgimen 99 .
Las cosas se dieron, sin embargo, de modo diferente. Por
una parte, el Ministro Jarpa combin apertura poltica con represin social, de tal modo que se gener la expectativa de una
salida pacfica al conflicto poltico- ocial provocado por la crisis
econmica, al mi mo tiempo que se elevaba el co to de participar en las prote tas y el clima de enfrentamiento en que se desarrollaban. Fue, sin embargo, la creciente pre encia del PC y del
MIR, el in crescendo de violencia, la accin del "lumpen" y ucesivos atentados terroristas (como el asesinato del Intendente de
Santiago general Carol Urza), lo que ahuyent progresivamente
Ascanio CavaJlo, ap. cit., pg. 202.
Ibd., pg. 238.
97 La cuarta prote ta, violentamente reprimida por el Ejrcito, tiene lugar
al da siguiente del juramento de Jarpa como Ministro del Interior.
98 Eugenio Ortega Frei, ap. cit., pgs. 239 y 240.
99 Elocuente expresin de e tos juicios 011 los ttulos de libros de autore
opo itores de ese tiempo. Por ejemplo, Alejandro Foxley: Despus del monetarnmo, y Pilar Vergara: Auge y cada del neoliberalismo.
95
96
301
1"
DEMaCRA lA EN
HILE
304
\07
305
DEMaCRA lA E
HILE
110
306
34, febrero
Tale consideraciones permiten concluir que la apertura poltica y el cambio de poltica econmica fueron decisiones de un
gobierno que e inti acorralado y necesitado de un " alvavidas". Pasada la emergencia, vale decir, a partir del momento en
que las protestas ociale entran en declinacin y la opo icin
poltica no exhibe la potencia nece aria para con tituirse en una
amenaza efectiva al rgimen, Pinochet pudo reafirmar su proyecto inicial. lausur el dilogo poltico y luego puso trmino a la
gestin]arpa-Escobar el12 de febrero de 1985, fecha en que, con
Ricardo Carca de Ministro del Interior, el gremialismo-Chicago
retom la conduccin de la economa con la designacin de
Hernn Bchi en Hacienda. E te ltimo no tard en desplazar al
empre ario Collado del Ministerio de Economa, asumiendo de de entonce un control hegemnico de la ge tin econmica,
que e mantuvo inalterada hasta el plebi cito de 1988.
5. El Acuerdo Nacional
El e cenano poltico de 19 5 aparece pre idido por la reafirrnacin del itinerario con titucional y la declinacin de las prote taso
"Una vez terminado el dilogo e produjo un de concierto
en la opo icin [... ] e encontr de gastada, las prote tas haban
bajado de inten idad en trminos de masividad, pero no en lo
actos de violencia que en ella se producan. Empez un fuerte
desaliento al no producir e cambios y al haber e malogrado las
negociacione "111.
El fracaso del dilogo reafirm en la Alianza Democrtica la
conviccin de que lo camino poltico e taban cerrado y que
lo la movilizacin ocial poda conducir al trmino forzado del
rgimen militar. on ciente del retraimiento de la clase media
producido por la violencia, la Alianza Democrtica decidi pereverar en la e trategia movilizadora procurando convertirla en
accin de re i tencia pacfica ll2 . Por otra parte, insi tir en la movilizacin ocial ra en e e momento la nica e trategia poltica
para mant ner el a uerdo opo itor, dado que en el terreno propiamente polti o lo sectore ocial propiciaron una ampliacin de la Alianza para incluir al IOP, opcin frontalmente
111
112
307
DEMaCRA lA EN
HILE
30
EL G BIERNO DE LAS f
ERZAS ARMADAS
115 El Partido
acional, repre entado en el Acuerdo por Pauicio Phillips y
Pedro orrea, era una entidad paralela y en competencia con Unin acional.
e trat de un intento que nunca fructific de constituir e en heredero del
Partido Nacional pre 73. Dividido interiormente entre simpatizantes del rgimen y de la opo icin. fue objeto de salvajes pre iones de de el gobierno que
provocan sucesivas divi iones y frustran el intento de la oncertacin -en 1988de incorporar a dicha Alianza un partido slido de derecha.
309
DEMOCRACIA E
CHILE
116
310
ll7 Jaime
uzmn, "El Acuerdo acional)' la tran icin a la democracia",
publicado en E tudio Pblico, 42, otoo de 1991.
311
En urna, el Acuerdo acional -iniciativa pionera de tran icin pacfica y con ensuada a la democracia- fraca porque,
ante el an in uficiente y precario acuerdo al interior de la oposicin y la prdida de fuerza de la movilizacin social, el gobierno
de Pinochet no poda ser forzado a aceptar una radical transformacin de su proyecto poltico. Slo ectores minoritarios entre
los partidario del rgimen estaban dispue tos a aceptar cambios
de e a envergadura, a lo que ciertamente ni Pinochet y su entorno militar, ni la Marina, n.i los gremialistas, ni obviamente el
nacionalismo duro, daran jams su acuerdo.
La leccin de esta experiencia es que mientras las Fuerza
Armadas mantuvieran su solidez y cohesin internas y en tanto
no se produjera una avasalladora presin social, la transicin
slo poda darse en el marco del esquema oficial. Estas reflexiones fueron surgiendo en los crculos opositare en el cur o del
ao 1986.
F. EL PERODO 1986-1988
l. El intento postrero de la movilizacin social:
la Asamblea de la Civilidad
La Alianza Democrtica, encaJonada entre el ocaso del Acuerdo
acional y la falta de una estrategia alternativa que satisficiera el
requisito bsico de legitimidad poltica de cualquier propuesta
opositora -trmino anticipado del rgimen m ilitar-, decidi llevar adelante en 1986, bautizado como "el ao deci iVO"1l8, una
nueva y definitiva fase de movilizacin acial.
A fines de marzo de 1986, a raz de un acto del Consejo
Metropolitano de Colegio Profe ionales, en el que se encontraban presentes dirigentes polticos, sindicale , gremiales, estudiantiles y poblacionale , el presidente de la Federacin de Colegio
Profe ionales (creada como instrumento de la oposicin) Dr.
Juan Luis Gonzlez "convoc a una Asamblea acional de la
Civilidad, entidad multigremial que presentara al gobierno las
312
119
120
313
DEMOCRACIA E
CHILE
122
314
DEMOCRACIA E
HILE
125 Ral Labn and Felipe Larran: Contmuity, Change and the Political ECI>nomy ofTransition m Chile, pg. 121 Y122.
12.
316
125 Eduardo Silva: "La poltica econmica del rgimen chileno durante la
transicin del neo-liberalismo radical al neo-liberali mo pragmtico", en Paul
Drake e Ivn Jaksic ed., El difcil camino hacia la democracia en Chile, 1982-1990,
pgs. 228 y 229.
126 Apuntes Cieplan,
118, f1i. cit., cuadros 1.3 y 1.4.
127 Apuntes Cieplan,
.118, septiembre de 1993, diver o cuadro.
317
318
129
319
DEMaCRA lA EN
HILE
320
rada por el protagoni mo asumido por Jarpa en su plan de apertura poltica. La cuestin del candidato fue adquiriendo una dimensin ms conflictiva y abierta a propue tas diver as al lanzar
la oposicin la campaa por las eleccione libres.
El general Pinochet expre su desconcierto y enfado con el
giro que iban tomando las cosas y, al mismo tiempo, su frrea
decisin de ser el candidato y no dar lugar a alternativa al plebiscito programado, al ealar primero "a gritos (en reunin de
comandantes en jefe) u intencin de convertirse en candidato y
u certeza de que ganara"uo, al afIrmar -tomando una frase del
almirante argentino Mas era- que lo vencedore no on juzgado por los vencido m y por fin con u clebre frase "la on titucin fti 16 aos", del discurso de Santa Juana I32 , en alu in
directa al cambio "co mtico" de ltimo minuto introducido en
la Constitucin del 80. Esta ltima declaracin caus particular
escozor, por cuanto haca dudar de la voluntad del gobernante
en cuanto a la realizacin de un plebiscito no fraudulento.
Para enfrentar la batalla del plebiscito, Pinochet confi nuevamente la conduccin poltica del gobierno al gremiali mo, nombrando otra vez Ministro del Interior a Sergio Fernndez, el 7 de
julio de 1987. E te e aboc a tre tareas imultneas: elaborar y
promulgar las leye polticas necesarias para la realizacin de un
plebi cito revestido de las indi pen ables formalidade jurdicas
para darle credibilidad, hacer frente al disenso interno larvado
re pecto de la candidatura de Pinochet, y encarar la pre in
opositora por eleccione libre, que encontr eco en lo adversario oficiali ta del general.
c. La leye polticas
La realizacin del plebi cito requera la dictacin previa oportuna de las le e que a continuacin e comentan, cada una de
las cuale parece haber dado lugar a una confrontacin. Por una
parte e taban quiene queran rodear el plebi cito ( las eventuale
respue
La
321
eleccione de 1989 de triunfar el O) de garantas efectivas suftciente para asegurar un acto limpio y transparente, con el fin de
permitir a Pinochet (o a quien fuera) iniciar su nuevo perodo
pre idencial en condiciones de legitimidad indi cutida. En po icin contraria e ubicaban quienes -reconociendo el problema
de la legitimidad- pretendan manipular el proceso de un modo
uficientemente sutil para asegurar el triunfo del 1 in producir
su de calificacin.
.
Lo proyecto fueron elaborados por la Comi in de Leyes
Complementarias de la Constitucin que -hasta su retorno al
Ministerio del Interior- presidi Sergio Fernndez, siendo posteriormente revi ados y aprobados por la Junta de Gobierno y enviado , finalmente, al Tribunal Constitucional para el control de
constitucionalidad. Las controversias se produjeron en esta ltima instancia enfrentando a una mayora del Tribunal con los
restante miembros del mi mo, con la Junta de Gobierno, la
Comisin Fernndez 133 y el Ministro de Justicia Hugo Rosende.
i. Ley de partidos polticos. El Tribunal objet por inconstitucionales diver as disposiciones del proyecto, como las que permitan
suspender el proceso de in cripcin de un partido bajo simple
so pecha de violacin del arto 8 2 , y facultaban al Director del
ervicio Electoral para no recibir la solicitud de inscripcin de
un partido ante sospecha de irregularidades en su documentos.
Asimismo, el Tribunal rechaz una norma que pretenda prohibir el u o por lo partido in crito de nombre y mbolos de
partidos di uelto de pu del golpe militar. Todas e tas normas
fueron eliminadas del texto al no prosperar los intentos del gobierno por modificar el criterio de mayora del Tribunal.
. Tribunal Calificador de Elecciones. De acuerdo al texto aprobado por la Junta (16 de junio de 1985) el Tribunal Calificador
lo funcionara en la ltima fase de la transicin, e decir para
322
las primeras elecciones parlamentarias. De ese modo, el trascendental plebi cito de 1988 se realizara sin la existencia de este
vital rgano de supervisin. La mayora del Tribunal impuso la
tesis constitucional contraria, vale decir el pleno funcionamiento
del Tribunal Calificador a partir del plebiscito.
iii. Ley de Inscripciones Electorales y Servicio Electoral. Las normas
objetadas fueron rpidamente subsanadas, de modo que, promulgndo e la ley en octubre de 1986, el Servicio Electoral pudo
comenzar a operar a comienzos de 1987. o hubo mayor polmica en torno de esta materia, constituyndose la inscripcin en
los registro electorales pblicos en una de las garantas fundamentale del plebiscito.
iv. Ley de Votaciones y Escrutinios. Aprobada por la Junta de
Gobierno en enero de 1988, fue objeto de diversos reparos de
parte del Tribunal, de los que revesa particular trascendencia la
omisin de toda referencia a propaganda electoral en radio y
televisin, medios que podan as quedar cerrados a una campaa pluralista. El Tribunal declar que deban dictar e las norma
pertinentes.
El debate ms duro e dio en torno a la fecha del plebiscito. Los
sectores oficialistas, en e pecial Ortzar, sostuvieron la tesi de que
laJunta de comandante enjefe deba formular la proposicin del
candidato al Presidente Pinochet, el que deba resolver cundo la
anunciara, fijando la fecha del plebi cito no ante de 30 ni ms de
60 das despu de formulada la proposicin. Bastaba, entonces,
que el Presidente guardara para la notificacin por el tiempo que
e timara conveniente para fijar la fecha del plebi cito por sorpresa,
reduciendo el perodo de campaa a unos poco das, dejando al
O sin tiempo para de arrollar una campaa formal a travs de los
medios de comunicacin. La mayora del Tribunal, en cambio, nuevamente 4 x 3, acogi la tesis contraria, vale decir que los 30 das
mnimos de plazo deban contarse a contar de la publicacin del
nombre del candidato en el Diario Oficial.
v. ormas sobre publicidad en radio y televisin. La Junta de Gobierno, acatando la resolucin del Tribunal Constitucional, aprob el texto obre propaganda en televi in, el que estableca la
gratuidad de un e pacio diario de 15 minuto.
La franja poltica de televisin, que fu un factor deci ivo en
el triunfo d I o , fue incorporada al texto, al parecer en el
323
DEMO RA lA EN CHILE
f1I.
CIt.,
pg. 215.
324
De de el punto de vista argumental, Unin acional estaba bien provista. En primer trmino, se so tena que el plebiscito sera confrontacional y que una contienda polarizada no
sera conducente a un proceso pacfico de transicin. En segundo lugar, razonaban que el rechazo a Pinochet facilitaba la
unidad de la oposicin en torno a la bandera del NO, en tanto
que les resultara muy difcil concordar en un candidato y en
un programa comn en el caso de una eleccin abierta. En
abono de esa tesis, se recordaban las divergencias surgidas
entre los firmantes opositore del Acuerdo acional y la radical divisin entre Alianza Democrtica y MDP. Compartimos
absolutamente esta argumentacin. En 1988 la oposicin no
estaba madura para tener un candidato ni un programa comn. Fueron en verdad la propia campaa del plebiscito y el
espectacular triunfo del 0, los factores catalizadores que permitieron -en el curso de 1989- la construccin de una efectiva alianza opo itora.
Finalmente Unin acional (hoy Renovacin acional), en
mensaje directamente dirigido a los militare, sealaba que su
compromiso institucional con su comandante en jefe en el plebiscito, conducira a una inevitable y funesta politizacin de las
Fuerzas Armadas, fenmeno que no se haba producido hasta
entonces por la poltica permanente de Pinochet de no dar jams espacio a la deliberacin poltica al interior de las instituciones castrenses. Asimi mo, e ob ervaba que una eventual derrota
de Pinochet, sera una derrota de las Fuerzas Armadas en u
conjunto, riesgo que stas no deban asumir.
La insistencia en el plebiscito y en la candidatura de Pinochet de cansaba argumentalmente en que el itinerario trazado
era la nica forma de asegurar "la continuidad de la obra del
gobierno militar". Se sealaba, adems, que Pinochet era lejos
quien en el oficialismo concitaba una mayor adhe in ciudadana. Es efectivo que Pinochet era el nico que garantizaba al
ncleo duro de adherentes del rgimen (nacionalistas, gremiali las y empresariado) que la democracia protegida en el contexto
de una economa de libre mercado e mantendra plenamente
vigente. Las razone en pro de una u otra frmula no pe aron de
modo decisivo en las deci ione gubernativas. Simplemente se
impuso el incontrarre table poder de Pinochet apoyado en una
economa que haba comenzado su fase de crecimiento dinmico.
No tuvieron eco al interior del aparato oficial las voce que propiciaban elecciones abierta; el que tal propuesta e constituyera
325
326
1,.;
327
328
329
DEMaCRA lA E
CHILE
partido y movimien.to opositore pud!era generar entre lo votante . En el entendido de que el candidato tendra que el' una
figura moderada de perfil centrista,
pen aba arrinconar a
Pinochet en la extrema derecha.
E ta propue ta del candidato coincida y reforzaba un planteamiento formulado por el Coordinador del Acuerdo acional,
ergio Molina, pocos das ante de la publicacin del documento
Boeninger.
Por ltimo, e haca pre ente la necesidad de disear las lneas
generale de un programa de gobierno que diera te timonio de la
voluntad capacidad de la oposicin para asegurar una democracia estable y ordenada, con gararas a todo lo ectores.
Dicha argumentacin, junto a similare propuestas de Molina
y del ector del partido que lideraba Adolfo Zaldvar, tuvo influencia deci iva en la Junta Nacional de la D celebrada lo
das 13 y 14 de diciembre de 1986, que aprob un voto poltico
"en el cual se encomendaba a la directiva nacional convenir
con los partidos democrticos un programa de gobierno, una
coalicin poltica que lo respalde y una frmula para designar
un candidato que encabece y per onalice e ta posicinl 38 .
De e te modo el documento Boeninger pudo contribuir a
cumplir el prop ito que lo haba in pirado: proporcionar un
marco e tratgico y una hoja de ruta que permitiera a la oposicin orientar u accin a la confrontacin electoral con el rgimen, preferentemente en elecciones abierta o, en u defecto,
en el plebi cito, aunque por razone obvias e omita toda referencia a ta ltima opcin que ya era materia de conver acin y
debate privado, al meno en la D .
Tanto el pre idente de la D Gabriel ald como el P ez
dieron u apoyo a la idea de iniciar el movimiento por la eleccione libre. A juicio de lo ociali tas la e trategia a eguir era
que un grupo de per onalidade convocara a la ciudadana.
De e te modo e fue produciendo rpida concordancia "en
que e deba lanzar una campaa por las elecciones libre contituir una alternativa de gobierno"u9. El omit por las Eleccione Libre ( EL), coordinado por el propio ergio Molina. naci
finalment el13 de marzo d 1987.
158
139
331
DEMOCRACIA EN
HILE
140
arta a la Directiva acional y miembros del
do de la D ,de 19 de enero de 1987.
332
333
334
DEMOCRACIA E
CHILE
DEMaCRA lA EN
HILE
145
ermn
33
orrea.
DEMOCRACIA EN CHILE
exito amente tal funcin, en el candidato natural a la Pre idencia en las eleccione de 19 9. La deci in adoptada fue plenamente congruente con la intencin de la propue ta original,
porque el vocero e elev rpidamente a una po icin de indiscutible liderazgo.
146 Por eso nada produca reacciones ms airadas de parte del gobierno
que la ugerencia de que aquel acto, carente de las ms mnimas garantas,
haba sido fraudulento.
340
341
DEMOCRACIA E
CHILE
antiago, alpara O
oncepcin-Talcahuano, re ultado que volvi a dar e en las eleccione de 1989 1993. De e te modo, no
fue nece ario para la Concertacin por el O avanzar n materias econmicas ms all de declaracione genricas obre el respeto al derecho de propiedad y la importancia de la empre a
privada en el proceso de de arrollo, sin m noscabo del rol del
Estado, para dejar en claro que ni el socialismo ni la sociedad
comunitaria tenan ya vigencia.
La Concertacin por el O supli la au encia de programa
con un enfoque optimi ta, una vi in po itiva de un futuro para
todo lo chileno, un llamado a con truir Chile entre todo.
"La alegra ya viene", leitmotiv de u campaa, cal muy hondo
en un pa que lo anhelaba paz, agotado por do dcada de
conflicto.
Gran ayuda pre t a la opa icin el tono duro, confrontacional y descalificatorio de Pinochet, que por in tinto y al parecer
por errado consejo de su ase ore de mayor confianza, apost al
temor al marxismo, al trauma del retorno a 1973, como ideasfuerza para el triunfo del 1. La campaa del SI e present desde
el comienzo con una personalizacin del orden y la seguridad en
el General Pinochet, quien apareci en ella como benefactor}
protector, una e pecie de figura tutelar de la ociedad l47 El pas.
in embargo, ya "e taba en otra".
Reveladore re ultan al re pecto las lamentacione del Ministro del Interior a prop ita del discur o de aceptacin de su
candidatura por parte de Pinochet; in que el Mini tro pudiera
evitarlo, el Presidente eligi la versin atribuida a Cuadra (Franci ca Javier), tal vez porque de tacaba m los abismo desde los
cuales el gobierno militar haba re catado al pa y la magnitud
de la obra realizada. Pero el momento poltico no era para rememoracione ni imple deno tacin del pasado marxi tao Por el
contrario, la ciudadana quera cambio, quera mirar hacia adelante y olvidar e del a er; en ese e pritu e haba redactado el
proyecto de di cur o que e de cart 14 .
El contraste entre el men aje del con en o y el recur o al
odio tuvo u mxima expre in en la franja diaria de televisin
gratuita di pu ta por la le , maravillo o regalo para lo dirigen-
117
118
342
EL
149
150
151
343
DEMOCRACIA E
HILE
344
345
DH.IOCRA lA E
HILE
346
Reconocido el triunfo del O en el plebi cito, las eleccione preidenciale y parlamentarias de 1989 adquirieron el carcter de
victoria anunciada de la Concertacin. o es que no hubiera
problema, que los hubo, pero cundi la certidumbre de que los
partidario del rgimen no podan ganar, a meno que la Concertacin e derrotara a mi ma.
A. LA
348
349
DEMOCRACIA EN CHILE
350
EL COMIENZO DE LA TRANSICION...
B. Lo
PASO DE LA
Ca
ERTACI
La Concertacin por el NO, con ciente de la autoridad que confera a su dirigentes el triunfo obtenido, decidi con pre teza
transformar e en Concertacin de Partidos por la Democracia,
con incorporacin de todo los partido y movimientos que se
haban coordinado de hecho en la campaa del NOS. Se configur as tempranamente una alianza poltica para enfrentar las eleccione presidenciales, comprometida con la designacin de un
candidato nico.
Superado alguno llamamiento maximalistas iniciale de peticin de renuncia de Pinochet, formacin de un gobierno proviional y eleccin de una Asamblea Con tituyente (proveniente
especialmente del P y de dirigente aislado de otro partido), y
aceptando en on ecuencia las reglas del juego, la coalicin naciente e aboc a cinco problemas principale : la de ignacin del
candidato, la definicin de lo integrante de la coalicin de
gobierno propiamente tal, la elaboracin de un programa
de gobierno, la conformacin de un pacto para las eleccione
parlamentaria
las reforma exigida al gobierno militar como
condicin de aceptacin de la on titucin vigente.
351
352
DEMOCRACIA EN
HILE
3. El pacto parlamentario
El sistema binominal previsto por el gobierno militar se constituy en un desafo formidable para la Concertacin, obligada a
acomodar en listas de dos candidatos a un total de 17 partido,
adems de bu car una relacin positiva con la Izquierda Unida,
en la que an militaba el ps-Almeyda.
Esta relacin deba adem establecerse de modo tal que no
pudiera interpretarse como una alianza con el Partido Comuni ta, imagen que podra haber re ultado devastadora para las posibilidades de la Concertacin.
La solucin fue producto de arduas negociacione multilaterales y de un ingenioso ejercicio de ingeniera electoral. La
Izquierda Unida decidi enfrentar las eleccione parlamentaria
inscribiendo al in trumental Partido Amplio de Izquierda Socialista -PAIS-, con lo que, por su parte, orden el espectro opositor
e incorpor, de hecho, a los comuni tas al marco institucional,
en tanto que por otro lado creaba a los sectore centristas el
problema polticamente complicado y electoralmente riesgos o
de una cierta vinculacin con ese partido.
En el mbito de la Concertacin e definieron bsicamente
do lneas de candidato, unos corre pondientes a la "coalicin
chica" (DC-PR y grupo menores) y la otra, al sector ocialista de
la Concertacin. Al interior de la primera fue nece ario crear la
frmula de "pactos de omisin", de modo de que la Democracia
Cristiana tuvo que desistir de presentar candidatos en algunas
regione y distritos para dar cabida a lo dem partidos de la
"coalicin chica". Adems, tales omisiones deban facilitar en al354
EL COMIE ZO DE LA TRANSICION..
gunas circun cripcione , las pO ibilidade de eleccin de candidato privilegiado del ector ociali ta (legalmente PPD). A u
vez, la Demo ra ia ri tiana tena inters en asegurar el triunfo
de alguno per onero del ps-Almeyda, pre entado en la lnea
del partido PAI . Por ltimo, para que no cupiera duda alguna de
que la D no e taba pactando con 1 PC, los comunistas debieron
competir con democratacristiano en todas las circun cripciones
en que el PAI present a candidato de u filas, en tanto que
entre el PPO y el PAI procuraron evitar competir entre por la
votacin de izquierda mediante otro pacto de omi in.
La compleja trama e pudo resolver a trav de un conjunto
de mecani mo ad hoc, como la de afiliacin de algunos militantes OC, PPO y PAI de sus respectivos partido para inscribir e
como independientes en la lista de la Concertacin (en el caso
del ps-Almeyda) o en tercera lista, por fuera de la Concertacin
pero no dentro del PAIS, como ocurri con un par de democratacristiano. El ingenio y la buena voluntad de todo, la conciencia
de que el pacto parlamentario era indi pen able para lograr una
mayora legislativa que asegurara la gobernabilidad de la democracia emergente, dieron como resultado un entramado de lista
y candidato que logr uperar la barrera del sistema binominal
(22 por 16 en el Senado y 72 por 48 en la Cmara de Diputado)
obtenindo e un re ultado global de parlamentario elegidos,
prcticamente igualo incIu o algo superior a lo que habra re ultado de un i tema proporcional?
El xito en el campo electoral-parlamentario permiti a la
Concertacin disponer de una efectiva mayora de gobierno (Ejecutivo-Cmara de Diputado) obligada a negociar en el enado
con la ma ora de facto opo itora. Veremo la ignificacin que
para el proce o democrtico po terior tuvieron esto re ultado .
4. El programa de gobierno
El programa de la oposicin se r monta al lanzamiento de la
campaa por las elecciones libre , in tante en que ya se p rcibe la
nece idad de legitimar la propuesta demo rtica como alternativa
Vale decir, que el poder de veto legislativo de la dere ha qued circun a los enadore designado, que le dieron u mayora de 25 contra 22 en la
Camara Alta.
.
C~to
355
DEM
RACIA EN CHILE
a. El programa econmico
Ms adelante veremos la evolucin del pensamiento econmico
de la Concertacin y la tra cendencia de dicho proceso para la
tran icin y con olidacin democrtica. Aqu importa sealar que
el acuerdo programtico econmico- ocial no tuvo la dificultad
vaticinada y deseada por el gobierno y us partidarios.
Lo economistas y polticos opositore ya haban avanzado
u tancialmente en esta materia en un proce o de aproximacione sucesivas. Se ha hecho referencia a la autocrtica y revisin
de conceptos que se fue produciendo ms o menos paralelamente en el ociali mo y en la oc despus del golpe. Dicha evolucin tuvo u primera expre in poltica en las Bases
Constitucionales del Orden Econmico, del Grupo de los 24;
ms tarde el acercamiento se fue revelando en el Proyecto Alternativo de la OC, en los escritos de Cieplan y en los seminarios y
orrea, fue
356
EL COMIENZO DE LA TRANSICION...
357
siguientes.
DEMOCRACIA EN CHILE
incluyendo en tal concepto agrupacione d empre as productivas, empre as grande ,mediana y pequea , as como tambin
empre as cooperativas empre as autog tionadas". E to ltimo
implicaba que por primera vez lo opa itore , incluida la izquierda, aceptaban inclu o la exi tencia de grupo econmicos. De
e te modo, la Concertacin a umi en plenitud el capitalismo.
amo contraparte a e te compromiso e deca tambin que "las
eale del mercado on nece arias pero no suficientes para una
adecuada asignacin de recur o ", reivindicndo e la facultad del
E tado en la formulacin de la poltica econmica y u derecho a
de arrollar actividade empre ariale cuando as e con idere nece ario por motivo propio de la realidad na ional (y e abandona el concepto de empre a e tratgica como razn de u
con ervacin en mano del E tado). E te ltimo enunciado fue,
a u vez, matizado por la garana de que "cuando haya competencia entre empre as pblicas y privadas e cuidar que no existan di criminacione que favorezcan a una sobre otra ",
afirmndose, in embargo, que "con igual prop ita e necesario
aplicar con efi acia una legi lacin antimonopolio y dems normas reguladoras que impidan manife tacione di torsionante de
poder econmi o privado". Por u parte, en la accin del Estado
"para una poltica econmica eficiente no hay lugar -en ituacione normale - para polticas de control de precio ", en tanto que
lo ub idio e tatale deban limitar e a ectore ociale de bajo
ingre o. imi mo, e po tulaba un aumento moderado y definido con bastante preci in lo de la carga tributaria con el objeto de
permitir al E tado di poner de recurso adicionale para hacer
frente a las re pon abilidade en materia de poltica o ial y de
promocin del de arrollo".
Tema particularmente delicado era el de la relacion s laborale . Al re p cto, e denun ia que "la in titucionalidad laboral
ha pue to a lo trabajadore n una itua in de grave de proteccin" [... ] por lo que [... ] "no proponemo introducir cambio
profundo en la in titucionalidad laboral". La radicaldad de e te
anuncio qued atemperada por el reconocimiento de que "los
trabajadore y u organiza ione , as como lo empre ario y las
35
11
e recuerda una desafortunada intervencin pblica del general Pinochet en orden a que "hay que cuidar a lo rico" (con lo que seguramente qui o
aludir a su mayor capacidad de ahorro).
359
DEMOCRA LA EN CHILE
360
EL COMIENZO DE LA TRANSICIO
0.0
361
DEMOCRA lA E
C. LAs REFORMAS O
E LA PERSPE ny.
CHILE
Vimo omeramente las razone que decidi ron al Ministro Ccere a promover reformas con titucionale con anterioridad a las
eleccione del 89. Por su parte, para la Concertacin resultaba
vital que e modificara la Con titucin para lograr al menos los
iguientes objetivo:
1. Generar condicione que le permitieran reconocer la legitimidad de la Con titucin y asumir el gobierno en un marco
in titucional uficientemente con ensuado como para asegurar
la gobernabilidad del pas y la vigencia de un E tado de Derecho
asentado en base slidas, incue tionable . La Concertacin haba optado de hecho por e e camino desde que adopt la estrategia poltico-electoral y decidi u participacin en el plebiscito.
Si no se lograban las reformas indi pensables, el gobierno de
Aylwin enfrentaba la o cura per pectiva de desangrarse en una
difcil lucha por una Asamblea Constituyente, para lo cual, a falta
de con en o poltico y mayora parlamentaria, habra tenido que
recurrir a la pre in ocial, con el con iguiente clima de confrontacin e ine tabilidad. E e e cenario re ultaba contradictorio con
lo evidente anhelo de paz de la inmen a mayora de lo chileno ,agotado por do dcadas de conflicto agudo .
2. Modificar normas que podan afectar gravemente el desempeo del gobierno.
aturalmente, as como el gobierno enfrent el tema con el
criterio de cambiar lo el mnimo indi pensable para el logro
de sus objetivo , la Concertacin parti de una propue ta mxima de cambio.
En retrospectiva, la Concertacin tuvo a u favor que como
re ultado del mtodo de con ultas eguido por Ccere , la primera fase de la negociacin e tuvo radicada en la Comi in Tcnica de Reformas on titucionale , con tituida por juristas de
Renovacin acional de la oncertacin H .
l' Por la Concertacin la integraron: Franci ca
umplido (O ),Jo Antonio iera-Gallo (P
ez), arlo Andrade (PR), Adolfo Veloso (P Almeyda)
y Juan Enrique Prieto (Humani ta). A u vez, Renovacin acional design a
Enrique Barros, Jo Lui Cea, Oscar Godoy, Ricardo Rivadeneira y arios
Reyrnond (luego subrogado por Miguel Luis Amuntegui), identificado con el
ector ms liberal de la derecha, hecho que demue Ira el inters de e e partido
por impulsar reformas de significacin.
362
EL COMIENZO DE LA TRANSICION...
El e pritu con que la Comisin Tcnica abord su tarea qued bien expresado en su informe final: "la Comisin concentr su
atencin en los aspectos de la Constitucin Poltica respecto de los
cuales hubo acuerdo que requeran una pronta revisin. Los miembros convinieron en que era deseable un acuerdo constitucional
sobre otras materias, antes de que se definieran las posiciones
relativas de los diversos partidos polticos. En las discusiones se
tuVO presente la alta inconveniencia, en el largo plazo, de un
proceso constituyente prolongado, en el que los partidos acentuaran sus diferencias, dificultando frmulas de consenso" (... ] la
"Constitucin debe ser un conjunto armnico de normas y principios, aceptables para quienes tengan opiniones y posiciones polticas diferentes, pero que comparten ciertos criterios bsicos de
asociacin poltica"l5. En consecuencia, el informe reconoca la
conveniencia de concordancias adicionales y expresaba la voluntad de alcanzar un consenso constitucional completo.
Las principales reformas propuestas por la Comisin Tcnica
fueron las siguientes:
a) Sustitucin del artculo 82 (proscripcin de ideas y partidos)
por una norma que garantizara la libre expresin de las ideas
y la organizacin de los partidos polticos, sancionando, en
cambio, a los partido cuyos objetivos, acto o conductas no
respetan los principios democrticos enunciado en la propia
norma, todo ello de acuerdo a un fallo del Tribunal Constitucional.
b) Reduccin del poder discrecional para restringir las libertades pblicas en caso de dictacin de alguno de lo e tado de
excepcin contemplados en la Constitucin (artculos 39 y
41) .
c) Eliminacin de los enadores designados y aumento del nmero de enadores y diputado elegidos por votacin popular a 50 y 150 re pectivamente (Renovacin acional e
manife t partidaria de integrar de modo vitalicio al Senado
a lo ex Presidentes de la Repblica).
d) Adopcin de un sistema electoral proporcional corregido (mnimo de tre y mximo de seis diputado por distrito y un
mnimo de 2 senadore por regin) .
e) Reduccin de 4/7 a mayora absoluta de lo parlamentario
en ejercicio para aprobar leye orgnicas con titucionale .
15
363
DEMOCRA lA EN CHILE
16
364
EL COM1E ZO DE LA TRANSICIO
365
DEMOCRACIA E
CHILE
366
A. LA TRANSICIN
DEMOCRACIA EN
HILE
xito econmico postrero del rgimen militar influy significativamente en las propuestas de la Concertacin, generando de
hecho una convergenci~que polticamente el conglomerado opositor no e taba en condICiOnes de reconocer. En este proceso de
convergencia econmica tuvo significacin el acercamiento que
se fue produciendo entre los economistas profesionales. En un
primer momento fueron los economistas democratacristianos los
que, en contraste con las dcadas del 60 y 70, pasaron a hablar
un lenguaje tcnico similar y a compartir conceptos tericos con
los economistas liberales. Contribuy a ello, sin duda, la cada vez
ms frecuente formacin comn en universidades norteamericanas de las que haban ido desapareciendo los enclaves anticapitalistas tipo Paul Baran y Paul Sweezy, para dar paso a una clara
hegemona cultural de la economa de mercado y las ideas ms
liberales.
La insercin de una gran mayora de economistas en un
marco comn de anlisis se fue extendiendo a los tericos de
ideologa socialista, a medida que el exilio hizo a muchos conocer y valorar las prcticas capitalistas de Europa Occidental, en
tanto que otros se desilusionaron en el contacto directo con la
mediocre realidad de la economa estatizada y las limitaciones de
la planificacin centralizada. Las nuevas generaciones de economistas de izquierda tuvieron tambin acceso a universidades
europeas y norteamericanas.
Por ltimo, cuando a la comprobacin del xito de las economas occidentales se sum Wla mejor comprensin del espectacular progreso de las naciones subdesarrolladas del Sudeste
Asitico (y adems, a partir de 1986 el propio Chile entr en una
fase de crecimiento ostenido de ritmo hasta entonces desconocido en el pas), se fue desvaneciendo el mito de que las opciones econmicas capitalistas prevalecientes en los pase
industrializados no resultaban aplicables al mundo subdesarrollado dependiente.
Fue as como en 1988-1989 dio frutos la siembra iniciada en
lo dilogos del ED del perodo 1983-1986. De todos modos, el
Con enso a que aludimos se situaba an al nivel de conceptos
generales. De todos modos lo avance producidos fueron suficientes para generar de cara a las elecciones de 1989 un consenso nacional b ico en torno al orden econmico, relativizado por
un mar de dudas, recelos y desconfianzas.
La incorporacin de concepciones econmicas ms liberales a las propuestas de la Concertacin se vio facilitada por la
369
DEMOCRACIA E
HILE
la
370
dencia, referido a la ju ticia acial y, en e pecial, el de las relacione entre empre as y trabajadore regidas por las normas del
Plan Laboral, unnime y categricamente rechazado por lo trabajadores y por lo partido de la Concertacin.
Lo avances de critos en lo campo econmico y social facilitaron, a su vez, la negociacin poltica, que culmin con las
reformas constitucionales pactadas de 1989, que dieron nacimiento a un nuevo con enso bsico nacional en relacin al orden
poltico. A contar de ese momento, la Concertacin acept explcitamente la Con titucin del 80 as modificada, lo que de de
otro punto de vista repre ent un encuentro mnimo uficiente
entre el proyecto poltico del rgimen militar y la propue ta democrtica de la Concertacin, de pojado ambo de su aristas
ms radicales. Aun los ectore ms duro del rgimen militar
perciban con total claridad que una vez perdido el plebi cito, el
restablecimiento democrtico se haba tornado inevitable. Se trataba, en consecuencia, de retener las mayores cuotas posibles de
poder, e pecialmente en cuanto a la autonoma e influencia de
las Fuerzas Armadas, requeridas para impedir o contener todo
intento punitivo en materia de derecho humano o de cambio
drstico en el campo econmico. Por u parte, la Concertacin
opt por moderar muy ignificativamente sus demandas polticas, precisamente en aras del con enso y la gobernabilidad.
Este "encuentro poltico", que podemos calificar como de
mnimo uficiente, re ultaba indi pensable para hacer po ible un
cambio pacfico y ordenado de rgimen poltico, pue de otro
modo la eleccione de 1989 no habran podido ser enfrentadas
por lo bloque en pugna sin la percepcin de amenaza grave a
sus re pectivo valore e intere e en caso de una eventual derrota en las urnas.
e haba producido a , en 1989, un re tablecimiento suficiente de lo con ensos b ico en relacin al orden poltico, al
orden econmico al orden acial, as como una capacidad de
negociacin y d generacin de acuerdo para u tentar la tran icin hacer po ible la con olidacin de la democracia a partir
de 1990.
El proce o de crito e u tent en un hecho fundamental,
condicin nece aria para una democracia e table: me refiero a la
convergencia ideolgica produ ida en el pa , tanto en lo que
re pecta al compromi o poltico con la democracia como en relacin al e tabl cimiento de una economa d mercado con predominio de la mpre a privada como ba e d larden e onmico.
371
DEMaCRA lA EN
HILE
372
373
DEMOCRACIA EN CHILE
374
vez esta convergencia, sumada a lo recursos de poder institucional que haba logrado pre ervar, permiti a la derecha enfrentar
en alguna medida el plebi cito de 1988 y con mayor conviccin
las eleccione de 1989, con cierta confianza en su capacidad de
evitar un vuelco radical en la poltica econmica. Al mismo tiempo, por primera vez en muchas dcadas, la derecha se sinti
portadora de un proyecto poltico-econmico ganador -la economa de libre mercado abierta al exterior-, que deba darle
opcin de triunfo -si no en 1989- en elecciones futuras. Los
militare, por su parte, y en e pecial Pinochet, entan que el
modelo econmico preservado por ellos, pese a los difciles aos
de cri is, constitua un legado histrico perdurable que por s
solo ju tificaba u prolongada permanencia en el poder.
Desde la per pectiva de la Concertacin, el xito econmico postrero del rgimen militar le permiti presentar un programa cuyo acento principal e coloc en lo social, punto dbil
del gobierno de Pinochet, sugiriendo implcitamente la continuidad de las polticas econmicas en curso, lo que debilit
extraordinariamente el eventual apoyo civil a algn intento de
sectores duros del rgimen de impedir por la fuerza el retorno
a la democracia.
5. El factor externo
Las accione de e tabilizadoras de EE.U , i bien tuvieron influencia en el de arrollo de lo acontecimientos, particularmente a
trav de apoyo que fortalecieron a la oposicin contra la nidad Popular, no fueron un factor determinante en u cada. El
proce o de tran icin a la democracia, por u parte, e vio facilitado, de 19 6 a 19 9, por el entorno y la accin externas, expreione duna ituacin internacional radicalmente diferente a la
de 1970-1973.
En primer trmino, la poltica externa de los E tado Unido
e taba experimentando un vuelco. E taba ya a la vi ta el trmino
de la gu rra fra a partir de la pere troika de Gorbachev y el fin
de la doctrina Bre hnev, que ell el dece o del comuni mo en
Europa Oriental y determin la cada del muro de Berln. En
e te nuevo cuadro, las con ideraciones de eguridad nacional
que llevaron a EE.UU. a respaldar y o tener cualquier gobierno
por dictatorial y repre ivo que fuera, por el mero hecho de ser
anticomunista, fue ustituida por la doctrina de promocin de la
375
DEMOCRACIA E CHILE
B. LAs RAZa
377
categricamente por la opcin concordante con u cultura poltica que, umergida durante 15 aos, pudo ahora emerger COn
renovado vigor y esperanza. En el marco de este despertar democrtico contribuy al resultado el agotamiento de la figura de
Pinochet, el hasto y repudio popular a un hombre que llevaba
demasiado tiempo ejerciendo un poder casi omnmodo. En el
contexto de su renovada afirmacin de los valores democrticos
el plebiscito dio tambin al electorado u primera oportunidad
para expresar su repudio a las violaciones de derechos humanos,
su condena a tanto crmenes que constituan una negra mancha
en la trayectoria del rgimen militar.
2. La generalizada percepcin popular, avalada por las cifras,
de ausencia de todo compromiso de Pinochet con la justicia
social, de preocupacin real por el destino de los sectores ms
desfavorecidos y, en particular, por el costo sufrido por amplios
sectore de clase media como consecuencia de la reduccin del
tamao y del presupuesto del Estado y de la reconversin en la
e tructura productiva provocada por la drstica apertura del pas
a la competencia internacional. En otras palabras, el rgimen
militar, que tuvo una suerte de legitimidad de origen por el
evidente apoyo social mayoritario a la intervencin del 11 de
.septiembre, haba perdido la necesaria legitimidad de ejercicio o
resultados. El juicio de la mayora ciudadana al respecto result
abrumador, como consta de la e pectacular votacin del O en
las comunas populares de las grandes ciudades.
Si la supervivencia de un rgimen democrtico requiere conervar un nivel razonable de legitimidad en funcin de resultados, tal condicin es ab olutamente esencial para la continuidad
de sistemas autoritarios, pues stos no tienen otra justificacin
para mantenerse en el poder que u posible eficacia en la olucin de los problema. El gobierno de Pinochet fue reprobado
en e te terreno en el examen a que tuvo que someter e en 1988,
quedando sin base alguna de su tentacin.
378
l. Transicin
El concepto de tran icin ha ido objeto reiterado de una polmica cargada de men aje polticos. Para algunos no e habr
completado mientras no e hayan eliminado lo ltimos ve tigio
de la democracia protegida, bautizado por la Concertacin como
"enclave autoritario" o "vlvulas de eguridad" del rgimen aliente (enadore de ignados, nocin de las Fuerzas Annadas como
garante de la in titucionalidad, inamovilidad de lo comandantes
1 E te captulo no est concebido como crnica de la evolucin del gobierno de Aylwin. Al autor, dada su participacin per onal en esa dmini tracin,
no le habra parecido adecuado un enfoque de e e tipo, el que por lo dem no
corre pondera a lo objetivo de e te texto.
379
DEMOCRACIA E
HILE
380
2. Consolidacin
La con olidacin de la democracia dependa naturalmente del
cumplimiento eficaz de la tarea de transicin. Cumplida tal
condicin, los de afio fundamentale de la consolidacin consi tan en fortalecer y asegurar la vigencia permanente de lo factore que haban hecho posible el cambio de rgimen, entre lo
que nue tro anli i privilegiar lo siguiente:
3 1
DEMaCRA LA E
CHILE
3. Gobemabilidad
Hemos afirmado que consensos bsicos en torno al orden poltico, econmico y social son requisitos esenciales para la con olidacin. Puede ocurrir, sin embargo, que pese a cumplirse tal
exigencia un rgimen sea crnicamente inestable o enfrente cri
sis de gran envergadura que lo tornen ingobernable sin que e
vea amenazada la continuidad del si tema poltico. Italia se vio
envuelta en ao recientes en un verdadero terremoto poltico
in que a nadie se le ocurriera nunca pensar que e tuviera amenazada la democracia. En cambio, la inestabilidad provocada en
Venezuela por la agitacin social en contra de la poltica econ'
mica del Presidente Carla Andrs Prez y la prdida de apoyo
poltico (incluso de su propio partido) sufrida por el Presidente,
todo ello unido -a semejanza del caso italiano- por denuncias de
382
DEMOCRA lA E
CHILE
384
B.
DEMOCRACIA E
HILE
386
, Men aje de .E. el Pre idente de la Repblica don Patricio ylwin Azcar
al Congre o acional, 21 de mayo de 1991, pgs. 2 Y29.
3 7
DEMOCRACIA EN
HiLE
al
3 9
DEMaCRA lA EN
HILE
2. La transicin6
a. Relacione poltico-militares
i. Los objetivos del gobierno. La primera tarea de la tran icin en
e te campo con i ta en lograr el pronto y total retorno de las
Fuerzas Armadas a su cuartele, u rein ercin en el orden poltico democrtico como in titucione e encialmente obediente v
no deliberante, profe ionale , jerarquizadas disciplinadas, egn lo di pone la Con titucin. Pareca obvio que la materializacin plena de e to prop ita requera, a u vez, la reforma o
eliminacin de normas con titucionale que le reconocan un
rol poltico, como la de ignacin de 4 enadore por el onsejo
de eguridad acional (obviamente uno por rama, incluyendo a
Carabinero) y u tatu de "garante de la in titucionalidad"
e tablecido en el art. 93 de la arta Fundamental.
En egundo lugar, el compromi o asumdo por la oncertacin era lograr el mximo de ju ticia en relacin con la violacione de derecho humano, inclu endo los casos de muerte,
390
391
i. Un problema conexo imprevisto: los negocio de familiares de Pinochet. A poco de iniciado el mandato de Aylwin empezaron a
392
393
antiago, 1995,
DEMOCRACIA EN CHILE
394
395
DEMOCRACIA EN CHILE
En duro contraste con los propsitos conciliadores del gobierno, eran evidentes las profundas diferencias, entidas con
pasin, que eparaban al mundo militar y a u minoritaria pero
significativa base social de apoyo del entorno poltico, social y
cultural de la Concertacin.
La opcin por una poltica conciliadora implicaba, de partida, admitir que lo podra implementar e parcialmente el programa de la Concertacin. Ante los partidos y el "pueblo
concertacioni ta" el camino ms fcil era culpar de la falta de
cumplim.iento a la mayora opositora del Senado. Sin embargo,
eso habra obligado al gobierno a formular propuestas legislativas ms confrontacionales como por ejemplo la derogacin de
la ley de amnista de 1978, lograr su aprobacin en la Cmara
con lo voto de la Concertacin y luego forzar la votacin
correspondiente en la Cmara Alta. Indudablemente, una conducta de ese tipo habra producido fuertes reacciones de hostilidad en la Fuerza Armada e imposibilitado los acuerdos con
Renovacin acional en otras materias, echando por tierra la
e trategia diseada.
As que el gobierno formul en las reas ms sensibles, en
particular en relacin al tema de los Derechos Humanos, propuestas que pudieran ser aceptables para los sectores involucrado . Como veremo , en Derechos Humanos se procur transitar
"por el camino del medio".
En el plano ms general de las relaciones poltico-militares,
el gobierno se esmer en distinguir formalmente entre gobierno de Pinochet y Fuerza Armadas. na primera seal en esa
direccin la dio el Pre idente de la Repblica al expresar que
"en la elecciones del 14 de diciembre no fueron derrotadas las
Fuerza Armadas ni quiene triunfamos somos su enemigos.
Fuimos, cierto, opositare al gobierno anterior, lo que es cosa
muy di tinta de ser 'enemigo de las Fuerzas Armadas'''14. Al
ao iguiente profundiz esos conceptos, sealando que "civile y uniformado tenemos el deber de procurar ser objetivos,
evitar generalizacione y distinguir entre el pasado gobierno y
la instituciones armada "15.
La prdica presidencial fue re ogida, aunque con cierto retardo, por los parlamentarios y dirigente polticos de la Concer-
15
396
tacin, convirtindo e en una frmula ritual en cualquier referencia a los problemas hereda~o del gobierno militar. Esta morigeracin verbal resultaba e enClal para facilitar una normalizacin en
las relaciones personales e in titucionale entre autoridades civile
y militare; aunque no parece haber tenido mayor efecto en el
recelo, percepcin de a~o o y e trategia de contencin que caracterizaron el comportamiento del Ejrcito.
Paralelamente a esos ge to de di ten in, el Presidente tuvo
que enfrentar ituacione conflictivas que pusieron a prueba en
imagen y u tancia la autoridad pre idencial. Por una parte, hubo
algunas conductas ofensivas y de notorio de acato como el incidente promovido por el General Parera,Jefe de la Guarnicin de
Santiago, en la Parada Militar de 1990 16 . En egundo trmino
empezaron a divulgarse antecedentes que comprometan a oficiales de Ejrcito en servicio activo en casos de crmenes cometidos por la DI A durante el gobierno militar.
Fiel a su declaracin de no aceptar que se "tocara un solo pelo
de uno de sus hombres"17, Pinochet e neg sistemticamente a
sancionar a los afectados. De acuerdo a la Ley Orgnica de Fuerzas Annadas, dictada de modo orpre ivo en lo ltimos das del
gobierno militar, el Presidente lo poda di poner el retiro de un
oficial a propuesta del re pectivo omandante enJefe, norma que
dejaba al Gobierno sin atribucione en la materia.
in embargo, Aylwin logr una compensacin parcial a e ta
limitacin y un cierto margen de maniobra al dirimir en u favor
la Contralora General de la Repblica una controversia planteada
por el Ejrcito en relacin a lo Decreto de ascen o de oficiale
de alta graduacin. La Ley Orgnica dispona tambin en e te
caso, que el Pre idente de la Repblica dictara el decreto corre pondiente a propue ta del omandante enJefe. Pinochet o tuvo
que formulada la propue ta, el decreto era un mero trmite admini trativo que deba ejecutarse de manera automtica. El Pre idente
argument que u firma implicaba una e pre in de voluntad que
poda o no producir e y que i 1 Pre idente e negaba a firmar un
16 Parera omiti pedir permi o verbal para iniciar el desfi~e de las trOpa;;,
formalidad e plcitamente e tablecida e.n el reglamento peru~en~e. ~:mas
hizo llenar la tribuna oficial y los espacIO veCInO a ella con mV1~do que
deliberadamente pifiaron y gritaron consignas hostile contra el Pre dente y su
gobierno.
17 Declaracin del General Pinochet a los periodistaS.
397
18
19
39
399
400
OBIERNO DE AYLW1N
2,
401
DEMOCRACIA E
CHILE
a.
25 Hubo excepcione
significativas como el Ministro Jo Cnova que
inve tig el ca o de los degollados, que dictamin la existencia de fundadas
presuncione de responsabilidad de un organismo de Carabineros denominado Dicomcar y de la respon abilidad en calidad de encubridor del propio
Director General de Carabinero, Csar Mendoza Durn, ituacin que forz
la renuncia de ste a u cargo y, por tanto, a la Junta de Gobierno. in
embargo, aun en este ca o, los avances iniciale logrado aparentemente por
oscuras rencillas entre la CNI y la Dicomcar, se encontraron po teriormente
con tropiezos insalvable.
26 Mensaje Pre idencial 21 de mayo de 1990, &/J. cit., pg. V.
402
proyecto. (las "Ieye ~umplido") que olucionaba la ituaciones paruculare descntas en el contexto de "la dictacin de
norma generales que configuraran una legislacin racional y
equitativa sobre la delicadas materias, de modo que lo casos
pendiente se trataran con arreglo a e a nueva normativa permanente"27.
Por ltimo, la ami in Rettig fue complementada por una
nten a pre in poltica y de los juristas del mundo de la Concertacin que hizo suya el Pre idente, en el sentido de que la ley de
amnista no impeda investigar los hechos hasta llegar a la identificacin de los culpables, sino que por el contrario la investigacin era condicin previa para la aplicacin de la citada ley, por
cuanto de no exi tir culpable no haba a quin aplicarle la amni ta. Una carta formal del Presidente a la Corte Suprema invocando esta te i jurdica dio lugar a que fuera conocida como la
"doctrina Aylwin", la que con el tiempo, ejerci con iderable
influencia sobre lo tribunales, que fueron revi ando su criterio
original de que al quedar excluida la ancin, la investigacin no
tena razn de er, debiendo aplicar e de inmediato la amnisa a
los caso cubierto por ella. En lo ao iguiente el criterio
judicial obre la materia fue o cilando, en alguna medida en
funcin de la evolucin de las en ibilidades polticas al re pecto.
La poltica de derecho humano pue ta en prctica por el
gobierno fue aceptada por la Concertacin, pero nunca logr la
conformidad de las agrupaciones de familiares de las vctimas.
Las Fuerzas Armadas recelaban de la Comi in Rettig pero no
tuvieron argumento para e grimir en su contra; tampoco lo
tuvo la UDI. Renovacin acional, en cambio, reaccion po itivamente a la comi in y a la dem iniciativas enunciada.
A lo militare evidentemente di gu taran las propue tas en
favor de preso poltico, exiliado
exonerados, pero como no
las afectaban directamente e limitaron a expre ar objeciones
respecto de la reduccin de competencia de laju ticia militar. En
relacin al caso Letelier y a lo crmene posteriore a 1978 lo
militare no taban en condicione de oponer e porque Pinochet nunca e atr vi a dictar una egunda le de amni ta que
abarcara el perodo 1978-19 9, de modo que encauzada la tran icin por lo camino de la legalidad, la Fuerzas Annadas debieron someter e a la regla del juego. Por ello, cuando sintieron
27Ibd.
403
28
404
29
405
DEMOCRACIA E
CHILE
50 Ley Aylwin 1993 y Propue la Fre 1995 a raz d 1 boinazo y del caso
Conrreras, respectivamente.
51 Rafael Olano, op. cit., pg. 171 Y172.
406
OBIERNO DE AYLWl
En lo que re pecta a lo pre o polticos, no fue po ible re 01ver u ituacin en el contexto de las Leye Cumplido. "El gobierno propuso olucionar e to caso por la va judicial [... ] Este
Honorable Congre o acogi lo parcialmente e a iniciativa en
cuanto a traspa ar a la competencia de Ministros de Corte muchos procesos que estaban ujeto a la justicia militar, y acept la
proposicin de Renovacin acional que el gobierno hizo suya,
de autorizar excepcionalmente el indulto a condenado por delitos terroristas"32.
El cambio de competencia -aunque atisfizo slo parcialmente las reforma propuestas- ignific la activacin de numeroso
proce o 'dormido", dando as un impulso ignificativo a la accin de la justicia. Por u parte, el Pre idente ejerci con detenido examen, caso a caso, la facultad de indulto, extendindolo en
lo ltimos das de u mandato al caso ms conflictivo para las
Fuerzas Armadas, el de miembros del Frente Patritico Manuel
Rodrguez involucrados en el atentado a Pinochet.
El tratamiento eficaz y al mismo tiempo prudente de este
tema, resolvi uno de los problemas ms conflictivos de derechos
humano , desactivando la agresiva movilizacin de las agrupaciones de familiare , dirigidas por per onas de reconocida cercana
con lo comuni tas y la extrema izquierda.
Por otra parte, dese timando voce que olicitaban una egunda Comi in Rettig se cre la orporacin acional de Reparacin y Reconciliacin, aprobndo e una ley obre reparacione a
los familiare de las vctimas. Del mismo modo, la Oficina acional del Retomo creada para atender a lo problemas de rein ercin de los exiliado polticos, ge tion olucione para una gran
diversidad de problemas jurdico , asistenciale , laborales, previsionale ,de alud y educacin.
Por ltimo, tras largas di cusione negociacione y prolongada
tramitacin parlamentaria, e aprob un conjunto de compen acione para lo exon rado polti o que pudieran fehacientemente
probar su condicin de tale 33.
En definitiva
fue legitimando encontrando creci nte aceptacin polti a y re paldo ciudadano a la e trategia del "camino del
medio", de la ju ticia en la medida de lo po ible, de la nece idad
'2 Men aje Pre idencial 21 de mayo de 1991, op. cit., pg. 5.
" Para mayor detalle resp cto a esto punto, ver Men aje Pre idencial 21
de mayo de 1993, op. cit. pg . Va VIII.
407
DEMOCRACIA EN CHILE
.. "Drogadictos, melenudo, homosexuales y indicalistas" fueron los improperio textuales del omandante en Jefe del Ejrcito.
" Rafael GLano, r;p. cit., pg. 153.
36 Rafael GLano, r;p. cit., pgs. 152-156.
408
409
DEMaCRA lA E
CHILE
~9
<O
411
DEMOCRACIA EN CHILE
accin del Ejrcito fue una operacin cuidado amente preparada que procur aprovechar la au encia de Aylwin para arrancar
conce iones al gobierno.
Causas del estallido. Evidentemente, e te e tallido tan inesperado no puede er visto como resultado de un momento de
clera del Comandante en Jefe al entir e nuevamente amenazado de de el plano familiar, aunque -dada la historia del ejercicio
de enlace ya de crita- debe haber con tituido por segunda vez el
detonante de la cri is.
De acuerdo a un anli i realizado en e o das 41 "los factores
centrales que explican e ta explo in de de contento tienen su
gnesis en el egundo eme tre de 1992:
a. En marzo de 1992 el gobierno pre ent un proyecto de
reforma a las leyes orgnicas de las Fuerzas Armadas y de Orden, proponiendo la modificacin del rgimen de ascen os,
nombramiento y retiros del personal uniformado. Al flexibilizarse (en abril de 1993) la propuesta del Presidente 42 , se abra
la posibilidad de lograr el apoyo de Renovacin Nacional, producto, tambin, de la molestia que caus en este partido la
participacin de oficiale de la Direccin de Inteligencia del
Ejrcito (DINE) en el caso de e pionaje telefnico al Senador
RN ebastin Piera.
b. El 30 de diciembre de 1992, la Corte Suprema acoge por
primera vez en forma expresa la doctrina egn la cual la amni ta no e aplicable a lo ca os de detenido de aparecidos por
configurarse el delito de ecue tro, que e de carcter permanente. El mismo fallo acepta la interpretacin segn la cual la ley de
amnista no impide la investigacin de los hechos.
c. La acu acin constitucional contra Mini tras de la Corte
uprema por su actuacin en caso de derechos humano, aprobada por el enado re pecto del Mini tro Cereceda que no
pudo er contrarre tada por el Consejo de eguridad aciana!
que al no haber mayora para intentarlo, e ab tuvo de todo
pronunciamiento. Este hecho provoc una triple lectura en el
412
Ejrcito: (1) la vulnerabilidad de la arte Suprema -hasta entonces ba n de los militares ante lo intento de enjuiciamientoal clima de opinin nacional y a las presione de los pardos de
la Concertacin, (2) la prdida de confianza en la lealtad legislativa de Renovacin acional, tre de cuyos senadores haban
definido la aprobacin de la acusacin a Cereceda, (3) la neutralizacin del Con ejo de Seguridad acional, el instrumento clave
en que confiaban lo militare para hacer valer su autoasignado
rol de garante de la instucionalidad, endad que haba quedado inerme ante la decisin del Congreso por la falta de unanimidad entre lo Comandantes en Jefe y la evidente carencia de
imperio de un eventual acuerdo por mayora de votos. Dicho de
otro modo, los canales instucionales con que el Ejrcito contaba para hacer frente a actos hosle o campaas de acoso se
estaban demostrando ineficaces.
d. La amplia popularidad del gobierno junto a la proclamacin, poco das antes del boinazo, de Eduardo Frei como candidato nico de la Concertacin, auguraba un segundo gobierno
de la coalicin y el riesgo de un cambio en la correlacin de
fuerza en el Congreso acional.
e. El avance en los tribunale de diver os procesos que haban significado la citacin a tribunales de unos 50 oficiales en
servicio acvo, en varios casos con gran de pliegue de informacin period ca".
Cabra aadir un conjunto de factore circunstanciales, a aber:
Las declaraciones del Presidente de RN acerca de la intromiin de lo poderes fcco (con mencin especfica de lo
militare) en la decisione polcas de su pardo.
La re pon abilidad que amenazaba radicar e en el Ejrcito
re pecto del epi odio del e pionaje telefnico.
La intervencin del diputado Schaul ohn en el caso de los
cheque al anunciar la existencia de pruebas incriminatorias
del general Pinochet y su envo al Con ejo de Defensa del
Estado para su inclusin en el libelo acu atorio.
El anuncio de la reapertura del caso de los cheques por iniciava del Con ejo de Defen a del E tado que fue interpretado ( in justificacin) como una operacin poltica del
gobierno.
413
publicitario s~ tradu~a en una condena anticipada de opinin pblica in medIar debido proce o como tambin un enjuiciamiento
colectivo del Ejrcito. La recurrencia de tale caso, y el temor de u
reiteracin cada vez ms frecuente en el futuro, fue e timada como
una queja legtima y, al mi mo tiempo, un riesgo de actos de insubordinacin por parte de alguno de los oficiales afectados, los que
habran contado, sin duda, con la plena solidaridad de us compaero de armas. En estas condiciones, gestione oficiosas ante el
poder Judicial permitieron establecer procedimiento discretos de
citacin que eliminaron este foco de conflicto.
El clima poltico de pre in desde la derecha y lo in tituto
castrenses, la preocupacin producida en la Concertacin, traducida en una mejor di posicin a acelerar el avance de lo procesos y, en especial, el clamor de poltico y familiares de las vctimas
por conocer la verdad en relacin a los detenidos de aparecido
(la ubicacin de sus restos para darle sepultura y honrar u memoria) empujaron al gobierno -por primera vez- a salirse del
carril de los tribunales como e cenario nico en el tratamiento
de los proceso pertinentes, para intentar una frmula polticolegislativa aceptable para todo .
As, el Presidente Aylwin al cabo de un exhaustivo proce o de
e tudio y consultas pre ent al Congre o el proyecto bautizado
po teriormente como "Ley Aylwin". Su texto procuraba dar incentivo reale para recoger informacin que pudiera conducir a
descubrir la verdad en lo caso de detenido de aparecido . Al
mismo tiempo, creaba mecani mo que podan conducir al 0breseimiento definitivo de lo procesos corre pondiente . Estos,
por tratar e de delitos permanentes (secue tro) se hallaban
obre edo temporalmente o simplemente paralizados en su trmite, su ceptibles, por con igtliente, de reapertura en cualquier
momento, e pada de Darnocl que los militare entan uspendida obre us cabezas. Para lograr informacin el artculo 3l! del
proyecto e tipulaba que "la p r onas que pre taran declaracin
umini trando dato o informacione preci as que contribuyeran
a la determinacin del hecho punible y u circun tancia podan, a u olicitud, ejercer el derecho de que us declaracione
antecedente proporcionado t ngan el car ter de ecreto dede que e den o ntreguen al tribunal"43. Se aadi, in embargo,
., Texto del Art. 3" del Proyecto de Ley. Boletn de la Cmara de Diputado . 1993.
415
DEMOCRACIA EN
HILE
416
ducto de una presin poltica y una angustia pblica generalizadas. El posterior de acuerdo poltico-parlamentario no fue ino
la comprobacin de que el "camino del medio" elegido, la justicia en la medida de lo posible, no admita cambio legal. o
haba acuerdo para facilitar el trmino de los procesos in castigo, como tampoco para aumentar los nivele de justicia punitiva.
En buenas cuentas, aunque con mayores matices en la discusin
concreta haban chocado frontalmente las en ibilidade contrapue tas que aspiraban respectivamente al Punto Final y a la derogacin de la amni a.
El tema volvi pues a lo tribunales y se retom la e trategia
adoptada por el gobierno a partir de la entrega del Informe
Rettig. Los militare lograron, in embargo, como re ultado de
todo este episodio, un cambio de criterio tanto en la te i sustentada por el gobierno, especficamente por el Presidente, as como
en las resolucione de los tribunales en el entido de que agotar
la investigacin no era condicin previa para aplicar la ley de
amnista. Qued claro tambin que el tema de derechos humanos continuara abierto durante muchos aos, que e a tarea de
la transicin no se completara durante el perodo de Aylwin ni,
quizs, de su suce oro
Un tanto olvidado en medio del clima y la pasin del po tboinazo qued el hecho de que nuevamente, al igual que en el
ejercicio de enlace, el gran beneficiado fue Pinochet (y su familia) al frenar e, por egunda vez, el caso de lo cheque, de activndose tanto las denuncia poltico-parlamentario como la
accin del Con ejo de Defen a del E tado.
iii. El de enlace del caso Letelier. Los problema pendientes de
Derechos Humanos permanecieron radicado en los tribunales
sin trascender mayormente al campo poltico, ha ta que el pa
fue conmovido por el fallo definitivo de la Corte uprema ya en
pleno periodo del Pre idente Frei condenando a penas de crcel (7
y 6 aos, re p ctivamente) al General en retiro Manuel Contreras,
ex:Jefe de la todopodero a D
y al Brigadier Pedro E pinoza
(segundo en la jerarqua de la DINA y an en ervicio activo)
como autore intelectuale del ase inato d Orlando Letelier.
El hecho provoc enorme impacto nacional e internacional.
e trataba de un caso casi indito en tran icione de dictadura a
democracia: laju ticia haba entenciado al que fuera hombre de
Confianza de Pinochet, considerado con razn como el respon able directo y principal del terrorismo de E tado durante u
417
41
DEMOCRACIA E
HILE
ontreras y Espinoza exigan custodia militar. Re uelta atisfactoriamente la calificacin de eguridad con acreditacin de personero
de la propia institucin (eal ugerente) e entabl una negociacin re pecto de la custodia, llegndo e a un acuerdo de custodia
mixta bajo la autoridad superior del Director de Gendarmera, pero
con participacin de personal militar en comisin de servicio.
o debe orprender dicho acuerdo. Por una parte, una preocupacin principal de Pinochet y del Ejrcito era su prdida de
control obre per onas que eran depo itarias de delicados secreto de E tado. Por otra parte, al gobierno le convena objetivamente compartir la respon abilidad por la seguridad de los reo
par evitar que en caso de un atentado, pudiera ser acusado de
complicidad o negligencia.
Con anterioridad hubo do momentos que convulsionaron a
la clase poltica e inquietaron a la ciudadana. El primero lo
protagoniz el brigadier E pinaza, que haba mantenido una actitud pblica de acatamiento. Una noche, cercano ya su traslado
a Punta Peuco apareci en la puerta del Batalln de Telecomunicaciones donde se encontraba, para decirle a los periodistas
que l haba decidido cumplir u condena en esa unidad. Tras 24
ten as horas, el Ejrcito pas a retiro al brigadier, ocurrido lo
cual E pinaza manife t que haba ido abandonado por su Institucin y que, en con ecuencia, no le quedaba sino acatar su
reclusin en la crcel. La entrega de Espinoza fue una potente
eal del Ejrcito a Contreras, en el entido de que si lo mdicos
no di ponan u continuada ha pitalizacin, la In titucin no
impedira u traslado a la crcel.
El egundo epi odio fue la manifestacin de un numero o
grupo de oficiale de Ejrcito de uniforme (tanto en ervicio
activo como retirado) de apo o a E pinaza, formalmente preentado como un asado, en las cercanas de la crcel. Esta exprein de "ruido dable" cont con la pre encia de un connotado
general y no habra podido realizar e in la conformidad de
Pinochet. oincidi con la repentina decisin del Consejo de
Defen a del E tado (por mayora de voto de su miembros por
tratar e de un rgano colegiado) de reabrir el ca o d los cheques al haber acumulado nuevo antecedentes inculpatorios en
contra del hijo de Pinochet. Dada la experiencia de los dos epiodio anteriore y la obvia coincidencia en lo hechos, el Presidente Frei no dud y pidi pblica y formalmente al Consejo de
Defen a del Estado reconsiderar u d ci in, dado que el caso se
haba cerrado haca ya mucho tiempo in acreditarse delito. El
420
DEMOCRACIA EN
HILE
la gobernabilidad inicial del pa y entraron a funcionar las institucione con total normalidad. o existan condicione ni excuas para obrepasar dicha legalidad. De hecho, lo el Ejrcito
protagoniz lo epi odio que h mas de crito.
En cuanto al rie go de acto individuale de insubordinacin,
creo que al meno a partir de mediado del perodo de Aylwin,
Pinochet, con ciente del xito del gobierno de la con olidacin
del sistema democrtico, concibi como aspiracin y proyecto
per anal pasar a la historia no lo como el militar que" alv a
hile del comuni mo" o como modernizador de la economa,
ino tambin como coge tor de la democratizacin del pas. Epiodio de in ubordinacin militar habran ido nefasto para la
imagen hi trica que procuraba construir para mismo. Por
otra parte, aun en ausencia de la visin histrica que aqu le
atribuimo, u entido de autoridad y jerarqua no le permita
tolerar faltas a la disciplina que, adems, lo de prestigiaran como
soldado.
, creo que e to tres momento de turbulencia fueron operaciones deliberadas de pre in y amenaza montadas para obtener determinadas concesiones del gobierno. En los tres episodio
lo ms directamente favorecidos fueron el propio Pinochet y liS
familiare cue tionado . En el terreno in titucional, logr que lo
gobierno atendieran algunas demandas razonables y, ciertamente, logr un cambio en el clima polti o que fue tornando ms
favorable a lo militare lo criterios de juece y polticos en relacin a la interpretacin de la amni ta.
Por todas e tas razone, o tuvimo iempre con mucha eguridad en el curso de eso me e que ontrera y E pinaza terminaran en Punta Peuco y que no e taba en rie go el E tado de
Derecho ni la e tabilidad democrtica del pas.
in embargo, el clima poltico producido re ulta perfectament explicable. ontrera actu de de el primer momento
como un agente provocador objetivo (y creemos deliberado).
Qui o movilizar en u apoyo a u x compaeros de arma y,
ojal, generar un pronunciamiento in titucional en su favor y le
convena politizar el tema, nico scenario en el que poda
e perar apoyo que impidiera el umplimiento del fallo de la
arte uprema. La Concertacin -en particular el P y el PPDpodra decir e qu pic el anzuelo, e al u denuncia respecto al quiebre del E tado de Derecho e increp con creciente
virulencia a Pinochet y al Ejrcito, produciendo precisamente
la politiza in de eada por ontrera.
422
423
424
Estado democrtico y reforma del cuerpo de Carabineros, reforzando su carcter de polica profesional, dependiente del
Ministerio del Interior. Sus funciones consistiran en la prevencin y represin del delito comn y resguardo del orden pblico. Igual transferencia se postulaba respecto de la Polica de
Investigaciones 4? .
Se procedi, en efecto, a disolver la e 1 sin mediar oposicin
de las Fuerzas Armadas, recuperando los servicios de inteligencia
de cada una de las 3 ramas de la Defensa acional su autonoma.
El gobierno, confiado en su diagnstico, no cre en un primer
momento un aparato civil de inteligencia que sustituyera a la
CNl. El Ministro del Interior dio, en cambio, prioridad al fortalecimiento y reorientacin operativa de Carabineros, que por decreto pas a estar sometida a la coordinacin de ese Ministerio,
sin peIjuicio de su vinculacin administrativa formal al Ministerio de Defensa.
La realidad asest un duro golpe al gobierno. El 21 de marzo
de 1990, a slo diez das del cambio de gobierno, se produjo el
atentado contra el general (1'), Gustavo Leigh, ex Comandante
enJefe de la Fuerza Area y miembro de la Junta de Gobierno, y
de su socio el general (1') Enrique Ruiz, que quedaron gravemente heridos. EllO de mayo, muri acribillado a balazos el coronel
de Carabineros Luis Fontaine, jefe de la Dicomcar y presunto
responsable del crimen de los degollados. De la autora de ambos atentados se responsabiliz el FPMR. En el curso de ese ao y
del siguiente, se multiplicaron asaltos violentos a banco, supermercados, gasolineras y otros establecimientos, acciones en las
cuales adquiri notoriedad el Mapu-Lautaro, organizacin terrorista que se autodefini como revolucionaria antisistema.
El golpe ms duro al diagnstico gubernativo fue el ase inato
de Jaime Guzmn, convertido en senador por Santiago, el 1Q de
abril de 1991, crimen reivindicado por el FPMR. Por ltimo, el 7 de
septiembre de ese ao, el mismo grupo terrorista secuestr a Cristin Edwards, hijo del dueo del diario conservador El Mercurio,
el principal del pas, el que fue devuelto a us familiares previo
pago de un subido rescate el 2 de febrero del ao siguiente.
La ultraizquierda haba decidido hacer justicia por sus propias manos y continuar la lucha armada contra el si tema, aventura a que se sum la nueva organizacin Mapu-Lautaro. Como
47
Ibd., pgs. 5 y 6.
425
<B
426
rruetura e di e deliberadamente para hacer compatible el empleo de la informacin que eso ervicio po ean con el principio e en ial de que "el gobierno no aceptar en ningn caso la
creacin, para combatir al terrori mo, de organismos como los
que exi tieron en el rgimen pa ado"49.
En el cur o de e o dos ao ,lo partidos de opa icin e
incluso las propia Fuerzas Armadas haban postulado que e
entregara a tas la misin de extirpar el terrori mo. El Jefe del
Estado Mayor de la Defen a acional, General Luis Henrquez
Riffo, asever en e os das que el pas empezaba a vivir una etapa
de "terrori mo electivo" que, segn lo textos antisubver ivo ,
"con titua el paso inmediatamente anterior a la guerrilla, por lo
que e taba uperando el mbito puramente policial, requirindose la intervencin de las Fuerzas Armadas"50. El gobierno rechaz e tas demandas. Le era, pue , indispensable su propio
sistema de inteligencia para no depender de las Fuerzas Armadas
y caer, de hecho, bajo su tutela. El gobierno, en efecto, ampli
an ms u programa de aumento de dotacin, renovacin de
equipo y capacidad operativa de Carabinero, institucin que
haba sido eriamente postergada durante el rgimen militar,
que privilegi al Ejrcito y la NI. Al mi mo tiempo, se hizo una
labor notable de depuracin de Inve tigaciones.
El Con ejo de Seguridad Pblica, tran formado posteriormente en Direccin de eguridad Pblica e Informacin, bajo el
mando uperior de Krau s y la conduccin directa de Marcelo
Schilling cumpli un rol deci ivo en la de de entonce eficaz
lucha antiterrori tao
El Pre idente declar que la egunda funcin por l enunciada, la de prevencin, 'de can a en gran medida en el aislamiento poltico, acial y cultural del terrori mo. Cuando toda
la fuerza poltica ocialmente ignificativa (alu in al p )
rechazan pblicamente el terrori mo [oo.] entonce e ha dado
un gran pa o adelante en u prevencin [oo.] La prevencin y
repre in del terrori mo exigen tambin un cambio en la mentalidad de mucho sectore de la ociedad. Probablemente, ha
quiene iguen viendo en la accin t rrori ta o violenti ta la
obra de ideali ta o hroe romnticos, o que la miran con
lenidad n razn de consideracion
ociale o econmicas [ ... ]
'9
182.
427
DEMOCRACIA EN CHILE
51
428
vos en lo que respecta al Ejrcito, al menos en cuanto el indiscutible acatamiento institucional de la autoridad del Presidente y
de la legalidad existente al 11 de marzo de 1990. Por ltimo, el
Informe Rettig y la radicacin del tema de los DD.HH. en los
tribunales haba permitido encauzar el ms sensible de todos los
problemas heredados del pasado por un camino que, aunque a
regaadientes, era aceptado de hecho por todos los sectores.
La evaluacin de estos y otros avances llevan a afirmar que se
ha alcanzado "una reduccin de la incertidumbre poltica y social en forma tal que los chilenos sienten que el sistema poltico
es estable y que no hay ya riesgo de regresin autoritaria o de
confrontacin poltica aguda [... ] se ha hablado del fin de la
transicin, como una forma de indicar que la estabilidad poltica
y econmica hoy descansa sobre bases slidas y que el pas est
en condiciones de mirar hacia el futuro. Las encuestas indican
que en el pas predomina ampliamente la percepcin de que
hemos logrado estabilidad poltica y seguridad de continuidad
democrtica"52.
En un documento anterior se haba sealado que "la transicin tiende a ser vista por la gente principalmente en trminos
de tres objetivos: restauracin de un rgimen poltico que en lo
esencial es democrtico, normalizacin de las relaciones entre
Gobierno y Fuerzas Armadas y restauracin de un clima de convivencia pacfica".
"Segn lo demuestran los resultados de encuestas y la experiencia personal de muchos, el sentimiento predominante es que
esos objetivos se han cumplido [... ] en la gente los problemas
mencionados inciden hoy secundariamente en sus preocupaciones y en cambio comienzan a ocupar el primer plano cuestiones
sociales y econmicas que ataen a la vida cotidiana comn '.
"En trminos de gestin y conduccin gubernamental, este
cambio en el clima nacional exige readecuaciones que seran
difciles de lograr si la atencin sigue focalizada primordialmente en los temas vinculado al pasado"53.
En razn de todas estas reflexiones, de de mediados de 1991 se
empez a plantear desde la Segpres y de su Divisin de E tudios,
52 Ministerio Secretaria General de Gobierno - Ministerio ecretara General de la Presidencia. "La ge tin de nuestro gobierno: balance, tareas y orientaciones", 5 de octubre de 1991.
55 Ministerio ecretara General de la Presidencia. Informe de Anlisis, 30
de agosto de 1991.
429
5<
430
DEMOCRACIA E
CHILE
oportunidade re triccione dotadas de permanencia. El cumplimiento de unas la uperacin de las otras exige plazos largos".
"En e as condiciones no parece adecuado referirse ya a tales
tareas como de tran icin. Re ulta ms propio definir el perodo
que resta de la actual admini tracin y la del gobierno que le
uceda, como un proce o de consolidacin democrtica y de
con truccin de una modernidad integradora de cara al siglo
XXI, re altando los indispensable elemento de proyeccin y
continuidad que debern unir ambo perodo "55.
La primera tarea pendiente -an de pus de resuelto el caso
ontreras- e ubica en el campo de lo Derechos Humano. Se
encuentran an en pleno de arrollo diver o procesos relacionado con crmene aberrante no cubiertos por la ley de amni ta.
E probable que e prolonguen por varios aos. De mayor repercu in poltica potencial on los proce os ya culminados o en
pleno desarrollo en el exterior, como el atentado en Italia a
Bernardo Leighton y su seora, el asesinato del General Prats y
u esposa en Buenos Aires, y el homicidio del ex agente de la
DINA, Eugenio Berros en Uruguay, todos los cuales pueden dar
lugar a olicitude de extradicin de militares chilenos sobre los
que en u momento deber pronunciarse la arte uprema. Por
ltimo, la muerte de Carmelo aria, funcionario de Cepal, asesinado por un comando de la D A (caso amni tiado en Chile)
puede an er llevado a lo tribunale internacionales con el
con iguiente efecto poltico. i e to caso as como los de detenido -de aparecidos son mantenido e trictamente en la esfera
del Poder Judicial, no deberan afectar la agenda poltica con la
inten idad de ao anteriore .
El trmino del perodo de Pinochet como Comandante en
Jefe, ella de marzo de 1998, normalizar la jerarquas del Ejrcito significar un cambio en las relaciones entre lo poltico y
el Ejrcito, iempre ten ionadas por la pre encia del General,
pe e a la notoria prdida de centralidad de u. figura.
La tarea de largo plazo en e te campo es pasar de la normalidad formal en las relacione poltica-Ejrcito a una mayor intona de valore
cultura, a una comprensin mutua que hoy e t
an muy di tanteo La mutacin y el acercamiento cultural, la
adhe in de corazn a la d mocracia por parte del Ejrcito, el
55
pg. 4.
432
op. cit.,
DEMOCRACIA E
HILE
[... ] la patria no demanda de terrar 1 odio, re petamos mutuamente procurar entendernos, no no exige e tar iempre de
acuerdo. Reclamar el con en o para todo era aceptar el veto de
la minoras paralizar el pa "56.
En e ta concepcin e in cribieron las deci ione a propsito
de la e trategia global con que e enfrentaron las tareas primeras de
la tran icin. Con ciente de que las relacione poltico-militare
la cue tin de lo derecho humano tendran una inevitable
conflictividad, e decidi po tergar las reformas con titucionale
pendiente que pudieran uscitar lo recelos de la oposicin respecto de las hipotticas intencione de la Concertacin de "de mantelar" la in titucionalidad impue ta por el gobierno militar.
Por ltimo, la Concertacin haba dado garana explcita de su
respeto a los derechos de las minoras al aceptar -con anterioridad a la eleccin presidencial y parlamentaria- el principio de
mayoras parlamentarias e peciales para reformas constitucionales
y legale re pecto de temas de e pecial en ibilidad57 .
El gobierno opt por dar prioridad a la reforma municipal
para democratizar los municipios, cuyo alcalde de ignados eran
una notoria incongruencia en el nuevo entorno democrtico,
materia que no deba resultar conflictiva para una oposicin que,
de otro modo, se habra vi to enfrentada al progresivo control de
todo lo municipio por la Concertacin. Paralelamente, el Mini tro de Haciend'a junto con dar eale claras y tranquilizadoras en relacin a la poltica econmica, anunci una reforma
tributaria y una reforma a la legi lacin laboral y u voluntad de
concordar ambas con la oposicin y con los ectore ociale
pertinente. ceptada la autoridad uprapartidaria del Pre idente, lo partido de la oncertacin apoyaron lealmente la e trategia de crita aunque violentara u entido de la nece idad de
cambio m radicale y el hecho objetivo que e e taba haciendo
una "interpretacin libre" del programa de la oncertacin.
Las eale y conductas del oficiali mo no podan ino propiciar mo trar di po icin de acu rdo, porque como dice un
viejo adagio, "el tango se baila entre do ". El comportamiento de
lo partido de opa icin re ultaba, pue , d ci ivo. La DI dio
una eal temprana de plena incorporacin al juego poltic058 y
56
57
434
59
Rafael Otano,
DEMOCRA lA EN CHILE
436
DEM
RA lA EN CHILE
6< La ocial Democracia sobrevivi hasta poco antes del lrmino del gobierno de Aylwin, di olvindo e luego entre el PPD y el PR.
43
439
DEMOCRACIA EN CHILE
440
443
DEMOCRACIA EN CHILE
del la de marzo de 1994, sin perjuicio de que ellas sean presentadas al Congreso antes del fin del actual perodo"68.
ii. La reforma judicial. Distinta fue la suerte del paquete de
Reformas al Poder Judicial. Su formulacin inicial por el gobierno fue recibida con enorme recelo por la oposicin y con hostilidad y temor por la Corte Suprema, por las fuertes crticas y
negativo juicio respecto de sta en el seno de la Concertacin, por
su conducta complaciente con el gobierno militar y de negacin
de amparo yjusticia en los casos de derechos humanos.
En el seno de la coalicin gobernante se percibi como imperiosa necesidad el cambio de los integrantes de la Corte Suprema.
Ante la imposibilidad de lograrlo, se favoreci cualquier reforma
que redujera sus poderes. En ese clima se plante, en el contexto
de un paquete de reformas modernizadoras mucho ms amplio, la
creacin de un Consejo Superior de la Magistratura como un
rgano responsable de la poltica de justicia, integrado por representantes del Ejecutivo, Legislativo y del propio Poder Judicial.
Esta propuesta obedeci en buena medida a razones doctrinarias
perfectamente valederas (aunque no unnimemente compartidas)
pero, sin duda estuvo influida tambin por motivaciones polticas.
El debate pertinente adquiri, por ello, un tono fuertemente confrontacional que puso en peligro la viabilidad de todo el paquete
(alrededor de ocho proyectos diferentes).
En razn de la situacin descrita, el gobierno cambi paulatinamente de tono y flexibiliz su posicin. El Presidente cambi
el nfasis hacia el fortalecimiento y modernizacin del Poder
Judicial y el logro de un acceso ms real y equitativo a la Justicia.
"Sobre la necesidad de reforma judicial haba un consenso amplio entre las fuerzas polticas y los sectores sociales, consenso
que est por encima de todo juicio histrico contingente sobre el
desempeo del Poder Judicial en perodo recientes de nuestra
historia poltica [... ] Los principios bsicos que guan este primer conjunto de reformas on los siguientes: compatibilizar la
necesidad de innovar con el respeto a nuestras tradiciones jurdicas; reforzar el carcter de Poder del Estado que corresponde a la
judicatura; restituir a la Corte Suprema su mi in de unificar la
interpretacin del derecho y dotarla de condiciones que favorezcan una mejor eficacia y eficiencia en su desempeo; incorporar
68
445
DEMOCRA lA EN CHILE
la plena vigencia de lo derecho humanos en nue tro ord namiento jurdico' perfeccionar el estatuto del Poder Judicial, robu teciendo la imparcialidad, re pon abilidad, autonoma e
independencia de lajudicatura y e table er mecanismos que poibiliten el con tante perfeccionamiento profesional de los juece
magi trado " [... ] "nada era ms daino para el inters
nacional que hacer de esta reforma un tema de confrontacin
poltico partidi ta"69.
La vi in de E tado revelada en e ta ltima frase, sumada a la
conciencia de que el on ejo uperior de la Magi tratura propue to haba generado una gran polarizacin al hecho de que
de tacado juri ras de la oncertacin tampoco e mostraron partidarios de dicha iniciativa, llev al gobierno a abandonar esa
propue tao La di cu in cambi completamente de tono, pudiendo el Mini tro Cumplido acar adelante varios de los proyectos
del paquete, dejando a otro en diversos grados de avance al
trmino del mandato de Aylwin.
Por lo dems, a medida que pasaba el tiempo el Presidente
tuvo oportunidad de nombrar a sucesivos nuevos miembro de la
Corte uprema (de temas que le presentaba la Corte) para llenar
vacante que e fueron produciendo. Al trmino de u perodo,
Aylwin ya haba de ignado a eis de un total de 17 magistrados,
producindo e pue en el breve lapso de 4 ao un considerable
cambio en la composicin del tribunal. Dada la avanzada edad de
mucho de lo Mini tro ,caba uponer que dicho proce o continuara a un ritmo razonable. El tiempo, ms que la confrontacin,
ayudara, pue , a resolver el problema de la composicin d I Tribunal. omo veremo e te tema ha adquirido un perfil elevado v
una evolucin acelerada en esto das (mediado de 1997).
iii. La propuesta de acortamiento del periodo presidencial. La onstitucin del 80 haba ruado en u artculo 25 la duracin del
perodo pre idencial en ao, con excepcin del primer gobierno -el de Aylwin, llamado de tran i in-, el que por un
artculo tran itorio con ordado en 1989, qued en lo 4 aos.
En el transcurso del perodo de Aylwin fue cundiendo en el
eno del gobierno y en el ambiente acadmico, como asimi mo
entre per on ro de opo icin, la convi in de que ao era
un lap o francamente xcesivo. Del anli i pro pectivo de este
69
446
OBIERNO DE AYLWI
problema y de la con ideracin de las opciones alternativa urgi la propue ta de un mandato pre idencial de 4 ao sin
reeleccin en 1 perodo inmediatamente siguiente, pre entado
por el gobierno a la Cmara de Diputado en octubre de 1992.
o hay duda qu se trat de una decisin un tanto tarda, por
cuanto faltaba slo poco m de un ao para las elecciones
pre idenciale . E te hecho dio pie a que durante el debate parlamentario surgieran suspicacias acerca de las motivacione oficialistas. En el eno de la Concertacin -especficamente algunos
enadores D - e sospech que se trataba de bajar a la mitad el
mandato del ca i eguro Pre idente Eduardo Frei Ruiz-Tagle
con el objeto de reelegir a Aylwin o a algn otro per onero del
partido (Foxley debe haber sido el blanco principal de las sospecha en virtud del abortado movimiento en u favor ge tado
el ao anterior). Desde las fila de la oposicin hubo quienes
de calificaron el proyecto atribuyndolo al deseo de la coalicin gubernativa de resolver sus problemas internos respecto
de la ucesin, dividiendo el perodo de 8 aos en dos, el primero para Frei y el iguiente para el lder del PS-PPD, Ricardo
Lagos.
La e tricta verdad de las cosa (como me consta por haber
ido el principal ge tor e impul or de la iniciativa) nada tiene de
teora conspirativa. ue tra propue ta, que el Presidente ylwin
hizo uya con conviccin, en funcin de su propia experiencia,
urgi de un anli i estratgico del i tema poltico chileno. Partidario tericos de un rgimen parlamentaI;o pero con ciente
de que e tbamo lejos de una di posicin nacional favorable a
un cambio de e a naturaleza, nos propusimo atenuar lo que
veamos como defectos principales de un presidencialismo estructurado en base de un mandato tan largo -sin equivalente en
ninguna de las democracias conocidas- y de podere pre idenciale muy fuerte en comparacin con las atribucione del Poder Legi lativo.
Vimo la reduccin del perodo como una contribucin ignificativa a la on olidacin democrtica la gobernabilidad del
pa . Lo tardo de la fecha de u pre entacin al Parlamento fue
con ecuencia de que el proc o de maduracin interna tard en
producir e, tanto por la naturaleza del problema como por lo
recargado de la agenda polti a en el ao anterior (por ejemplo,
el paquete d r formas con titucionale ) y porque el tema no
e taba contemplado en el programa de la Concertacin de 1989.
La poltica pu d no ser olamente un conjunto de op racione
447
DEMOCRACIA
HlLE
448
pblicas sin oportunidad frecuente de anlisis, revisin y reformulacin, en cualquier rea programtica. El cambio de gobierno es la mejor oportunidad para realizar tan indispensable
ejercicio.
e. La experiencia histrica chilena de la Constitucin del 25,
con mandato de seis aos, no es favorable a perodos largos. En
efecto, esos gobiernos, tras comienzos auspicioso (Ibez,j. Alessandri y Frei) decayeron en efectividad en la segunda mitad de
su mandato, por prdida de apoyo, agotamiento de recursos e
incluso falta de nuevas ideas.
E. El gobierno de Aylwin ha sido unnimemente calificado
como muy exitoso en todos los planos. Los que colaboramos en
su gestin no quedamos con la sensacin de que nos faltaron
aos para cumplir con nuestros objetivos. Se hizo lo que e poda
hacer dadas las condiciones y restricciones polticas existentes.
Dos aos adicionale difcilmente las habran alterado. Por el
contrario, compartimos con el Presidente la percepcin de que
nos habra sido difcil mantener el ritmo como equipo por un
lapso ms prolongado.
g. Convencidos de la conveniencia de reducir la duracin
del perodo, se favoreci desde el punto de vista de los argumento anteriores, uno de 4 5. Determinante en la opcin de
4 por sobre 5 6, result el que slo esa duracin conduca a la
simultaneidad de eleccione presidenciales y parlamentaria (Cmara y mitad del Senado), hecho que reviste importancia decisiva por dos razones. Por una parte disminuye la frecuencia de
las elecciones relativamente a las otras dos alternativa, lo que
facilita el desarrollo de la accin gubernativa al no tener
que tomar siempre decisiones en funcin de la prxima eleccin (con perodo ms largos de todos modos habra eleccin
parlamentaria cada cuatro aos). En segundo lugar, la imultaneidad de las elecciones favorece la probabilidad de lograr mayoras de gobierno por coincidencia poltica probable entre el
Presidente electo y la mayora del parlamento elegido en el
mismo acto.
La oposicin argument en 1993 que era conveniente una
no coincidencia poltica entre ambos podere del E tado porque
acentuaba el rol fiscalizador de la Cmara de Diputados. Este
argumento no resulta convincente por cuanto el a unto e
resuelve dando mayor capacidad fiscalizadora a la minora parlamentaria, en tanto que desde el punto de vi ta de la gobernabilidad es vital la existencia de una mayora de gobierno.
449
DEMOCRACLA E
CHILE
450
451
DEMOCRACIA E
CHILE
que todo anhelamo entre las in titucione permanentes del E tado. La comi in rechaza asimi mo la propuesta de que para
citar al Consejo de eguridad Nacional se requiera que concurra
la voluntad del Pre idente de la Repblica, arguyendo que tal
modificacin pondra fin a la autonoma del citado Con ejo convirtindolo en un organi mo ase or del Pre idente"?l. E decir, la
Comi in e pronunci a favor de la autonoma respecto del Jefe
del E tado de un organismo integrado por los Comandantes en
Jefe, ubordinados jerrquicamente al Presidente, norma que es
tan contraria a las tradicione nacionale y a las concepciones
democrticas como la que la Comi in acept ustituir.
Como re ultado de las negociaciones el gobierno de Frei y la
directiva de RN pactaron un texto que fue posteriormente refrendado, en u e encia, por amplia mayora en un Congre o de
Renovacin acional celebrado en O orno, pese a la intransigente opo icin del ector duro. Aprobado el proyecto en la
Cmara de Diputado naufrag en el Senado por el rechazo de 7
de los 11 enadore de RN, adems de la oposicin de iempre de
la UOl y de lo enadores institucionales. La rebelda abierta
de lo enadore tuvo a RN al borde de la divi in, y dej una vez
ms establecida la existencia de las do derechas que hemos encontrado en sucesivos episodio , a partir del Acuerdo Nacional
de 19 5. En el electorado de derecha resulta an difcil determinar el pe o relativo de cada tendencia, por lo que la evolucin
futura del proce o e todava impredecible.
71 Informe de la
omisin de E tudio
on titucionales de Renovacin
acional sobre proyecLO de ley y de reforma constitucional presentados por el
Ejecutivo el 22 de ago to de 1995, Santiago, l de eptiembre de 1995, pgs. 2,
3 Y7.
452
453
DE~IOCRA
lA EN CHILE
454
DEMOCRACIA E
HILE
456
457
DEMOCRACIA EN
HILE
Amrica Latina, ino tambin en Estados nidos y pa e europeo - la verdad e que en trmino globale no ale mal parada,
pero ha una peligro a tendencia al deterioro. e trata de factore tale como una cierta banalizacin del debate pblico, la
tendencia a de calificar a otras per onas, el cortoplaci mo en el
debate poltico y un cierto hermetismo en la forma en que la
elite poltica debate su cuestione .
Para enfrentar e ta cri i potencial de la poltica entida por
mucho ciudadano e preci o, entre otras ca as, aumentar la
cohe in y di ciplina interna de lo partidos y de los parlamentario en us relacione con su re pectivo partido; fortalecer con tantemente la infrae tructura tcnica de apoyo al Parlamento y a
lo partido; evitar la tendencia a trivializar el debate pblico,
que ha ido perdiendo altura y dignidad en contenido tono, en
e pecial por la creciente de calificacin per anal y el despre tigio in titucional derivado de conductas o denuncias irresponsables; uperar el hermetismo y el predominio de lo e trictamente
coyuntural en desmedro de una visin ms e tratgica ligada a
una imagen pas, e imponer exigencias riguro as de calidad en la
eleccin de candidato a cargo pblico a todo nivel.
E fundamental, tambin, que la elite poltica cumpla cabalmente con u re pon abilidad de ejercer un liderazgo orientador como elemento e encial de su relacin con la opinin
pblica. Para ello, debe fortalecer su sentido de ervicio pblico e tar imbuida de la naturaleza de la funcin del E tado,
pue de lo contrario la accin poltica e limitar a una competencia de quin re ponde con ms prontitud y fidelidad a los
resultados de la encue tas de opinin o a la presione de
grupos de inter .
E respon abilidad de las elites poltica y ociale velar porque el deterioro de la calidad de la poltica no ea una tendencia
irrever ible.
En relacin con este tema se requiere un anli i a fondo
re pecto del rol de lo medio de comunicacin, cuya influencia
obre la naturaleza y contenido del debate pblico, y sobre las
percepcione ciudadanas re pecto del ervicio pblico y la poltica e cada vez ms deci iva. Creo que no exi te hoy - no slo en
Chile- un equilibrio adecuado ntre el enorme poder de lo
medio de comunicacin la r spon abilidad con que se comportan su propietarios y profe ionales. Hay un difcil balance
entre el pleno ejercicio de la libertad de expre in y la tica de la
respon abilidad, que debiera en primer lugar analizar e ms a
458
459
460
DEMOCRACIA E
HILE
462
a. El marco poltico-estratgico
El encuentro entre poltico y tcnicos de la Concertacin se
produjo tempranamente al definir el Pre idente de la Repblica con su equipo econmico una estrategia integrada que daba
cuenta simultneamente de las urgencia del progreso y de la
justicia social, bautizada a poco andar como de "crecimiento
con equidad". De este modo e pudo compatibilizar desde el
primer da el imperativo econmico de continuar en la enda
de crecimiento dinmico que e vena regi trando de de 1985
con el imperativo moral y poltico de un cambio radical en la
poltica social.
El equipo econmico pudo as afirmar con entera legitimidad que la opcin del nuevo gobierno democrtico estaba lejos
del modelo neoliberal del rgimen saliente, al tiempo que aseguraba la continuidad de una poltica econmica exitosa. La conviccin compartida de los economistas era que hoy no existe, al
meno para un pa pequeo como Chile, ms opcin de desarrollo que la de un crecimiento afirmado en el aumento y diverificacin de las exportacione como factor dinmico principal,
en el marco de una poltica macroeconmica esencialmente liberal en cuanto asigna un rol central al mercado, la empre a privada
y la apertura al exterior.
Desde el punto de vista del imperativo econmico e trataba
de dar legitimidad poltica y social a un modelo de crecimiento
que acarreaba con el pecado original de haber sido implantado
por la repudiada dictadura. El sentimiento popular era que todo
lo obrado por Pinochet era malo, de modo que el mandato recibido del electorado era fundamentalmente uno de cambio. La
adhesin y confianza popular en su gobierno democrtico dio
ustentacin a e ta difcil tarea; la componente de equidad fue el
elemento diferenciador crucial que permiti realizar con xito la
"operacin legitimadora" de la economa de mercado con preponderancia del ector privado.
Por otra parte, en trmino concreto, el compromi o con la
equidad ignificaba nece ariamente un ma or gasto acial del
E tado. Dada la magnitud de las demanda acumuladas y reprimida, que se corra el peligro de ser forzado a tratar de hacer
m de lo qu pudiera financiar e con los recur os disponibles,
463
DEMOCRACIA E
CHILE
cayendo en el tradicional populi mo lanoamericano con u secuencia fatal de inflacin, inestabilidad, disrupcin social y estancamiento.
Para encarar e ta doble amenaza a la estrategia concebida se
po tulaba que haba tre modelos posibles:
a. El modelo neoliberal que impuls la dictadura, que no incorpora la juscia social y descansa en e! as llamado "chorreo"
para enfrentar problemas de pobreza, marginacin y exclusin social;
b. El modelo populista, que desdea el crecimiento y la necesidad de una polca econmica racional que preserve macroequilibrios, y cree que a travs de la mera accin polca y
estatal se puede transferir riqueza suficiente a los sectores
populares y medios resolvindoles sus problemas de manera
mgica y paternalista;
c. El modelo de crecimiento con equidad, que incorpora la juscia
acial como una dimensin primordial del desarrollo y que
reconoce la importancia del crecimiento y el rol protagnico
del ector privado para alcanzarlo, pero afirma la necesidad
de la accin regulatoria y de la intervencin de! Estado en
materias sociales, de apoyo al crecimiento y de orientacin
general del proceso de de arrollo. Este modelo niega, a parr de la experiencia histrica y el anlisis de un gran nmero
de especialistas, que el "chorreo" traiga consigo equidad social y afirma tambin que el populismo no e solucin, pese a
lo eductor de su inmediasmo: es pan para hoy y hambre
para maana.
El modelo elegido no resultaba fcil de concretar. Por el
contrario, "debemos tener claro que la opcin del crecimiento
con equidad tiene mrgenes de operacin estrechas. Una reduccin no muy dramca del compromiso con la equidad en trmino de polca y programa concretos de gobierno, nos puede
hacer caer de hecho en la opcin neoliberal. Del mismo modo,
ceder a la tentacin de acentuar el esfuerzo social mediante un
mayor gasto pblico o de intentar un cambio ms drstico de
tipo redistributivista, conducen rpida e inevitablemente a la opcin populi ta con el riesgo cierto de ciclos de inflacin, desempleo, estancamiento e ine tabilidad; es preciso tener claro que
no hay plena compabilidad, al menos en el corto plazo, y en
menor medida, en el mediano plazo, entre elevar los niveles de
inversin y crecimiento econmico y lograr un xito espectacular
464
74
465
in o la able priOI;dad temporal, lo que inevitablemente ignificaba po tergar las reformas poltica, de acuerdo al principio d
no recargar en exceso la agenda pblica.
E en e te contexto poltico que el gobierno debi elaborar
y difundir u poltica econmico- acial. La reiterada declaracione de) Pre idente en cuanto a la voluntad de su gobierno
de generar con en o , buscar acuerdos y gobernar con sentido
nacional, con tituyeron un in di pensable cimiento para Foxley,
Ominami, ortzar y us respectivo equipo.
En u primer Mensaje Aylwin fue claro: "La economa chilena ofrece hoy perspectivas alentadoras [oo.] nue tra tarea es progre ar en el camino del crecimiento [oo.] en el mundo de hoy
Chile nece ita er competitivo [.oo] nece itamos tanto un gobierno como un pas eficiente y moderno [.oo] para mi gobierno el
motor primordial del de arrollo re ide en la empresa privada. El
rol del E tado ha experimentado una redefinicin [.oo] u rol e
garantizar un marco econmico y poltico e table que posibilite
un de envolvimiento normal de las actividades, in ms riesgo e
incertidumbre que lo propio de cada ector". Aylwin pu o nfai imilar en la equidad al expre ar que "e ta ituacin po itiva
coexi te con la pre encia de de igualdade muy profundas. Si
ellas persi ten in un pronto y efectivo avance para uperarlas,
corremo el rie go de con olidar dos pa e distinto y antagnicos: uno, el Chile de lo que tienen acce o a la modernidad y a
lo fruto del cr Cimiento; y otro, el de los marginados, ocialmente excluido de la vida moderna [oo.] n imperativo moral
exige avanzar hacia un Chile donde exista cada vez mayor justicia
social ... donde la inju ticia acial prevalece no hay paz laboral ni
confianza, empre arios y trabajadores se convierten en enemigos
[oo.] la ju ticia acial nos beneficia a todo "75.
75
466
76 Exposicin obre el estado de la Hacienda Pblica del Ministro de Hacienda, Alejandro Foxley R., octubre de 1990, pgs. 27-30.
467
DEMaCRA lA E
CHILE
77 Expo icin sobre el Estado de la Hacienda Pblica del Ministro de Hacienda, Eduardo Aninat, octubre de 1995, anexos A.29 y A.35.
468
469
DEMOCRACIA EN CHILE
470
79
80
471
DEMOCRACIA E
CHILE
472
473
DEMOCRACIA E
CHILE
86
474
88
Exposicin sobre el Estado de la Hacienda Pblica 1990, ap. cil., pg. 13.
Exposicin sobre el E tado de la Hacienda Pblica 1991, ap. cit., pgs. 22
y23.
475
DEMOCRACIA EN CHILE
Foxley reiter la advertencia al acercarse las elecciones presidenciales y parlamentarias. "Estamos hoy en el umbral de un
perodo electoral. En estos perodos suelen exacerbarse las presiones sobre el gasto pblico y las necesidades de diferenciacin
de programas y propuestas a que empujan las disputas electorales. Tal vez ello es lo que hace ms necesario reafirmar ahora, y
solemnemente ante el Parlamento, el nimo del gobierno de
mantener una perspectiva verdaderamente nacional y no partidista en la gestin de la economa y de los recursos pblicos. No
adecuaremos la poltica econmica al ciclo electoral"89.
Si bien el seguro triunfo de la Concertacin en 1993 rest
fuerza a las presiones electoralistas de los partidos, las advertencias reflejaban una percepcin compartida en el gobierno de
que, a medida que desapareci el temor a una regresin autoritaria, que la democracia se vea firmemente asentada y, en particular, ante las positivas tasas de crecimiento, las organizaciones
sociales y, por derivacin, los partidos, escalaban progresivamente el tono y la cuanta de sus demandas. En este sentido, la
alianza equipo econmico-ministros del rea poltica que hemos
destacado se dispuso a tender una "red protectora" en tomo al
Ministerio de Hacienda no slo frente a los partidos y la sociedad, sino tambin en relacin con las potenciales presiones de
los "sectores.gastadores" del propio gobierno, que naturalmente
aspiraban a expandir sus respectivos programas. En este aspecto,
se mantuvo plenamente la disciplina y cohesin interna durante
todo el perodo.
Finalmente, al producirse el boom de consumo generado
por las elevadas tasas de crecimiento y aumento con iguiente de
los ingresos reales, el gobierno quiso contener la expansin del
gasto global de la economa, para lo cual deba contribuir el
ahorro pblico, in perjuicio de las medida adoptadas por
el Banco Central en materia monetaria y de tasas de inters. Por
ello, se insista en la prioridad de la meta antiinf1acionaria afirmando que "el objetivo asociado a ella de aumentar en un cincuenta por ciento el ahorro fiscal, implica que la potencial
existencia de holguras presupue taria no debe ser una razn
que justifique creacin de nuevas metas o iniciativas. Si se llega
a detectar la posibilidad de holguras, ellas deben ser destinadas a
89
y 27.
476
e. La reforma tributaria
"En junio de 1990, luego de 3 me e de debate, el Congre o Nacional aprob una reforma tributaria de profunda significacin
90 Orientacin de la poltica gubernamental para 19921993, abril de 1992,
cit., pg. 18.
477
op.
DEMOCRA lA EN
HILE
478
De este modo, la Derecha y el empresariado lOgTaron colocarse en la ventajosa situacin de que todo el esfuerzo tributario
del nuevo gobierno, no lOgTara sino revertir la situacin heredada al 11 de marzo de 1990 a los nivele exi tentes hasta fines de
1987.
Tras la eleccin los trabajos tcnicos se aceleraron y, en marzo de 1990, a slo una semana de asumido el nuevo gobierno, se
iniciaron las negociaciones formales con Renovacin acional,
que haba dado seales de u buena disposicin para lOgTar un
consenso en la materia. La coincidencia e tratgica entre el gobierno y RN (actuando cada uno por sus propias motivaciones)94
produjo el rpido acuerdo que penniti enviar el proyecto al
Congreso el 4 de abril. El Men aJe Presidencial de fundamentacin del proyecto seal que adems de asegurar el financiamiento del programa acial del gobierno y de la inversin en
infraestructura, "expresa tambin un acto soberano de solidaridad,
479
DEMOCRACIA EN CHILE
95
96
480
99
4 1
100
101
Ibd., pgs. 5 a 7.
Ibd., pg. 16.
4 2
DEMOCRACIA EN CHILE
con las nuevas autoridades econmicas y del trabajo, las iniciativas de cambio, compromiso que e concret de inmediato.
Para el gobierno el marco de referencia y teln de fondo de
dicho ejercicio lo con tituan la su titucin del viejo orden laboral y el objetivo de equidad social, cuya compatibilidad no era
nada fcil conseguir.
ii. Hacia un nuevo orden laboral. El gobierno militar, a travs
del Plan Laboral, in taur una respuesta neoliberal extrema a la
muerte del viejo orden. Su preocupacin casi exclu iva fue
la libertad de gestin de la empresa y, por consiguiente, la ms
completa flexibilidad en el manejo de las relaciones laborales.
"Su aproximacin a la sociedad organizada, y en particular al
sindicalismo, es fundamentalmente defensiva. Se asume, por ejemplo que el mecanismo de la negociacin colectiva (y el derecho
a huelga) no hacen ms que entorpecer los ajustes normales del
mercado laboral; en ese sentido el sindicalismo debe ser debilitado"102.
Ante esta realidad, y ante lo que Cortzar llama la reaccin
restauradora de lo no tlgicos de un viejo orden que haba perdido toda viabilidad, el Ministerio del Trabajo promovi una nueva
visin que "parte por reconocer la necesidad de relevar simultneamente lo objetivos de crecimiento, equidad e integracin
social" en el marco de la estrategia poltica de construccin de
cansen o ,'en e te caso entre Estado, empresarios y trabajadores.
Para concretar e ta visin me parece vlida la respuesta que
Cortzar imagina dara un trabajador al preguntrsele qu espera l de la poltica laboral: "ms y mayores empleos; mejores
remuneracione y condiciones de trabajo; no experimentar fuertes inestabilidades en lo ingresos cuando cambio de empleo o
me retiro de la fuerza de trabajo; espacio para hacer or mi voz,
para participar en aquello que me afecta". El punto inicial del
debate de 1990 (y que an contina) se refiere al dilema o en
trmino prctico ms bien al continuo movilidad-estabilidad
garantizada en el empleo.
"La ine tabilidad en los ingreso asociada a la prdida de la
ocupacin puede reducirse por dos caminos: ampliando la esta-
102 Todas las cifras de e te apartado son de Ren Cortzar, Poltica Laboral en
el Chile democrtico; Avances y desafos en los noventa, Dolmen, 1993, Santiago de
Chile.
484
4 5
DEMaCRA lA EN CHILE
jurdica, se crearon mecani mo ms efectivo para el financiamiento de las organizacione indicale y e eliminaron prohibicione que afectaban a indicato de trabajadores eventuales o
tran itorios, sindicato interempresas y federaciones y confederacione indicale en relacin a su derecho a suscribir convenios
colectivos.
Finalmente, de de la per pectiva de la eficacia para el desarrollo en el nuevo e cenario de acelerada innovacin tecnolgica, continuado aju te en la e tructura productiva y fuerte
competencia, "la legislacin deba privilegiar tambin la adaptabilidad en el tipo de acuerdo directos -y de autorregulacin
de la relacione laborale - que pueden darse entre trabajadore yempre ario ".
En este contexto "era indi pen able enfrentar el desafo de la
adaptabilidad en reas como la seguridad -o in eguridad- en el
empleo, que tradicionalmente estuvo muy ligada al tema de la
inamovilidad. En el nuevo tipo de desarrollo, la inamovilidad no
era la respuesta ms adecuada; haba que generar, ms bien,
mecani mo indemnizatorios que, ampliando la proteccin al trabajador, proveyeran una adecuada capacidad de adaptacin de
las empre as a lo cambio tecnolgicos y econmicos. imultneamente haba que emprender esfuerzos ms ignificativos en
el rea de la capacitacin laboral [... ]".
"En materia indemnizatoria e introdujo un nuevo principio,
que abre na opcin di tinta: durante lo primero eis ao de
trabajo la indemnizacin igue e tanda a ociada solamente al
evento del de pido, pero a partir del sptimo ao de antigedad
en la empresa, los trabajadores pueden concordar con lo empre ario que, en lugar de continuar acumulando un me por
ao de ervicio para el lo evento del despido, se acumule un
fondo de al meno quince das por ao de ervicio a ociado
tanto al de pido como a cualquiera otra cau al de terminacin
del contrato de trabajo, incluida la renuncia voluntaria".
E ta variacin favorecera "una mayor movilidad laboral, al
quebrar una asimetra muy fundamental de la tradicin legi lativa chilena: el monto de la indemnizacin de un trabajador antiguo de pedido por necesidade de la empre a poda er
con iderable, p ro i el trabajador renunciaba sin e perar a
er despedido no perciba nada. Ciertamente dicho sistema dese timulaba la movilidad laboral, elemento absolutamente indi pensable para el progreso del trabajador y de la empre a n el
modelo actual de desarrollo".
486
10' Este apartado tran cribe casi ntegro el documento "Polticas y estrategias seguida en el perodo 90-93 en materia de concertacin social", preparado
para el autor por Guillermo Campero, asesor clave del Ministerio del Trabajo
durante el gobierno de Aylwin y el tiempo ya transcurrido del perodo de Frei.
487
tener relacione laborale de cooperacin genuina entre las parte . Era nece ario abrir un dilogo, con el fin de identificar lo
punto cla e de di enso y con en o.
El re ultado de e te debat debera producir un conjunto
razonable de acuerdo acerca de la modificaciones referidas y
de las normativas que podan er con ervadas atendida u adecuacin a las realidades ocio-econmicas del pas.
La principal dificultad para este dilogo provena de que
lo actores convocado -la organizacione indicale y la de
empleadore -, a como parte importante de las fuerzas poltica de gobierno oposicin, partan de vi iones muy diferente re pecto de lo que haba que hacer en e te campo. En
efecto, lo indicalistas e importantes sectores de los partidos
de la Concertacin, consideraban que la in titucionalidad laboral vigente deba er prcticamente derogada, pues slo responda a los intere es de lo empleadore y no garantizaba los
equilibrio mnimo para una adecuada relacin entre trabajadore y empre ario. Por el contrario, el empresariado y los
partidos de la derecha estimaban que dicha legislacin era
una herramienta moderna y fundamental para asegurar el de empeo exito o de la economa, particularmente el crecimiento
y el empleo.
Por esta razn la convocatoria a un dilogo acial y poltico
en la materia con titua una deci in de gran importancia, ya
que no era un tema en el cual e pudie e avanzar acuerdo mnimo . Lo que hubie e que hacer requera su tentar e en un e fuerzo de acercamiento de po iciones, para no convertir las
cue tiones laborales en un rea de conflicto con efectos sobre la
gobernabilidad del proce o.
Para mucho sindicalista y dirigentes poltico de la Concertacin, lo que haba que hacer era regresar al Cdigo del Trabajo
vigente hasta 1973, la nica base de legitimidad para iniciar un
debate obre nuevas reformas.
Para empre arios y poltico opositare, ello era sinnimo de
regre in amenaza y con titua una eal de alerta re pecto
de la posibilidad que e volviera atrs en otro campo econmica- acial e . Fueron reiterativo n su po icin de no cambiar un
ola artculo de la legislacin del gobierno militar.
Frente a e ras ircunstan ia , los criterio de poltica fueron
los iguiente :
i. Afirmar claramente que el rea laboral ra considerada un
rea "de cambio" en un marco programtico en el cual con-
488
vivan y se articulaban "reas de continuidad" (como la poltica macroeconmica) y "reas de cambio" (como la laboral).
11. Afirmar con la misma claridad que las propuestas de reforma en ningn caso significaran retornar a una institucionalidad laboral anterior, que ya no corresponda a las nuevas
realidades del pas. Se trataba de avanzar en un sentido de
futuro, resolviendo las cuestiones de legitimidad de origen
de la in titucionalidad vigente; perfeccionndola para dotarla de mayor equilibrio entre las partes laboral y empleadora; mejorando la relacin entre una adecuada flexibilidad
y una razonable proteccin a los trabajadores y promoviendo un rol ms autnomo de trabajadores y empleadores
que evitara la excesiva injerencia estatal. Con ello, se despejaba tambin la cuestin de identificar las reformas con una
involucin.
lll. Situar este dilogo en el marco de la estrategia de desarrollo
adoptada por el pas, de manera que el debate se articulara
con las exigencias propias de una economa abierta, orientada por el mercado y sometida a rpido cambio tecnolgico.
Esto eliminaba el riesgo de promover una discusin descontextualizada y proclive al ideologismo.
IV. Situar, asimismo, el debate en el contexto de la transicin
poltica, de modo que los convocados asumieran la responsabilidad de emitir seales que contribuyeran a la estabilidad
poltico-social, considerndola fundamental para el proceso
democrtico, as como para el desempeo econmico. Esto
pona como marco la supeditacin de los actores a las exigencias de la consolidacin democrtica.
Sobre estas cuatro bases se formularon las acciones orientadas a desarrollar el dilogo sobre los temas laborale .
a. Acuerdos nacionales
1. El dilogo social: El primer objetivo fue convocar a las organizacione ms representativas de trabajadores y empleadore (la CUT
y la CPC) para concordar un documento de consenso entre ellos
y con el Gobierno, no sobre el tema laboral en particular, sino
sobre las poltica de de arrollo econmico social e institucional,
en cuyo marco poda identificarse la cuestin de la relaciones
laborale . De este modo, e buscaba e tablecer las reglas del jue-
489
490
reconocieron la importancia de desarrollar polticas para contribuir a un mejor acceso de los trabajadores a las oportunidades
del crecimiento.
Este Acuerdo Marco contempl tambin concordar la determinacin del reajuste del Salario Mnimo acional para el perodo 90-91 una agenda de materias que deberan ser objeto de
dilogo en el futuro.
El proceso fue arduo. El Gobierno propuso la iniciativa a las
partes y someti a su consideracin un borrador de Acuerdo.
Este documento preliminar fue elaborado por el Ministerio del
Trab~o y perfeccionado en consulta con los Ministros polticos y
lo de Hacienda y Economa. Sobre esta base se iniciaron debates tanto en esione bipartitas (gobierno con cada una de las
partes separadamente) como en sesiones tripartitas. El proceso
fue conducido por el Ministro del Trabajo y su equipo, los que
proponan alternativas cada vez que las partes entraban en diseno. Finalmente se logr un texto aceptable para las partes y para
el gobierno y el acuerdo fue firmado en La Moneda con participacin del Presidente de la Repblica.
Este acuerdo fue una base importantsima para dar impulso y
mantener en el tiempo una disposicin al dilogo tripartito, as
como para la tramitacin parlamentaria de los proyecto de reforma a la legi lacin laboral. Sent un precedente respecto a
que los temas laborales podan ser abordados en un clima de
dilogo y de bsqueda de acuerdos, rompiendo el prejuicio del
empresariado y de la oposicin al respecto. Esto influy para la
di posicin con que el Congreso abord la tramitacin de los
proyectos del Ministerio del Trabajo, pue el acuerdo, si bien no
estableca decisiones respecto a ello otorgaba un respaldo a la
idea de que el tema laboral era una cuestin que no estaba
sometida a veto.
Se firmaron tre acuerdos m (91-92 y 93) de carcter ms
instrumental que el primero. El tema principal de ellos fue el
Salario Mnimo, e pecialmente u recuperacin re pecto del crecimiento medio de lo salarios. o se logr concretar todo lo
propuesto, salvo en materia de criterio de fuacin del Salario
Mnimo, respecto del cual se e tableci como tale la inflacin
futura e perada y la productividad media de la economa. E to
fue un logro de gran importancia, pue permiti identificar un
criterio preci o, concordante con los objetivo de crecimiento y
estabilidad. Con todo, los acuerdos fueron una in tancia de dilogo permanente y mantuvieron la idea de la concertacin social
491
DEMOCRACIA EN CHILE
492
El Parlamento fue definido como el lugar donde deban tomarse las decisiones principales. Los interlocutores sociales fueron definidos como instancias de anlisis, respaldo y sobre todo
de testeo de las diversas alternativas que iban surgiendo en la
negociacin parlamentaria.
Ambas instancias se entrecruzaron permanentemente. En efecto, frente a una propuesta surgida en el parlamento, cuando ella
tocaba un punto neurlgico de los proyectos, se recurra a la
consulta con interlocutores de la CUT y de la CPC. De este testeo
surgieron en ocasiones correcciones o perfeccionamientos. En
otros casos, materias de importancia fueron discutidas con los
interlocutores sociales a fin de construir propuestas para ser llevadas al Parlamento. De este modo, e combinaron criterios de
discernimiento sobre las posibilidades y lmites que presentaban
las distintas propuestas que iban surgiendo. En ocasiones, una
propuesta originada en el Parlamento era testeada como inviable
en trminos de los interlocutores sociales; en otras, una propuesta originada en dilogo con los interlocutores ociales era considerada como inviable polticamente. De este modo, se pudo ir
sometiendo el debate de las reformas a criterios empricos de
realidad poltica y social, lo que ayud a la toma de decisiones. El
Gobierno, en todo caso, trabaj siempre con el criterio de persuasin de unos y otros. Este esfuerzo sistemtico de persuadir a
lo interlocutores fue clave. Otro factor importante de los procesos de negociacin y de sus resultados fue la conviccin del gobierno que los procesos de reforma en materias sensibles obligan
a considerar con atencin factores de cultura poltica y, en especial, superar las desconfianzas y prejuicios de los actores polticos
y ociale. Ello requiere esfuerzos de acercamiento no slo conceptuales, sino tambin de interlocucin personal. La creacin
de ambiente de confianza es fundamental para la credibilidad de
lo negociadores.
Por otra parte, fue tambin fundamental la con istencia y
determinacin que el Gobierno y su Mini tro del Trabajo mantuvieron durante todo el proceso. La imagen de seguridad, de
saber lo que se quera y lo que se haca, con truy un liderazgo
del gobierno frente a lo interlocutores, que contribuy significativamente a los acuerdo.
v. Los conflictos sociales del perodo. Pe e a estas difciles negociacione ya la frecuente polmica en torno a la reformas laborale , el perodo de Aylwin e caracteriz en el sector privado por
493
494
495
DEMOCRACIA E
CHILE
106
496
107
497
DEMOCRACIA E CHILE
498
DEMOCRA lA E
CHILE
la economa, a u vez, fortalecieron lo lazo poltico re tablecido . Importancia ingular para el pa tuvo la re olucin de la
casi totalidad de un considerable nmero de problemas fronterizo pendiente con Argentina.
De de la per pectiva econmica, el hecho de que hile afianzara e pandiera imultneamente us lazo poltico con todo
lo continente fue una seal potente de u voluntad de penetrar
e integrarse a todo lo mercados del mundo. La gestin poltica
irvi de punto de apoyo a la e trategia econmica de no lo
aumentar las exportacione, ino que de lograr u creciente diver ificacin tanto en trmino de mercado y de producto. La
capacidad de iniciativa e innovacin, competitividad y seriedad
en lo procedimientos de las empre as chilenas fueron decisivas
para continuar con el impul o que ya traa este proce o y acar el
mximo partido a las favorable condicione polticas. La prioridad poltica asignada al Asia, abri camino y ampli los horizontes del empre ariado hacia e a Regin, dando ms fuerza a un
proce o que aunque todava en fase relativamente temprana (excepcin hecha del Japn) ha logrado ya un nivel intere ante con
economas como Corea del Sur y Taiwn.
La diver ificacin ha ido tan notable que hacia 1994, Japn
equiparaba a Estados Unido como principal ocio comercial del
pa y las exportacione chilenas e repartan por terceras parte
entre Europa,
ia y las Amricas, hecho de la mayor importancia porque redujo notablemente la vulnerabilidad de la economa chilena a coyunturas intemacionale de favorable en relacin
con determinado producto o mercados.
pertura poltica y xito econmico crearon las oportunidade para lo acuerdo internacionale que Chile ha u crito en
e to ao. Durante el perodo de Aylwin s concretaron lo tratado de libre comercio con Mxico y Venezuela y e obtuvo
compromi o formal de do admini tracione suce iva norteamericanas re pecto del ingre o de hile al AFT. La no materializacin de e te compromi o debido a probl ma poltico interno
de
A fue sin duda una decepcin para el gobierno de Aylwin,
compen ada por el xito global de u ge tin econmica.
Parecen agotado a en buena m dida los beneficio potencial de nuevas medidas unilaterale de apertura, dado que lo
obstculo principale a la futura expan in de las exportacione
nacional e radican en la barreras proteccioni tas, arancelarias y
no arancelarias de nue tro div r os ocio comerciale, la que
lo podran eliminarse a trav de acuerdo de tipo bilateral o
500
mullateral. El gobierno de Frei ha logrado un avance espectacular en e te sentido al concretar e la asociacin de hile al
Mercosur. Asimi mo, la finna de un acuerdo marco con la filon
Europea y el avance del proceso APE son hitos que contribuyen
a reforzar las expectavas po itivas re pecto del futuro de la economa chilena.
El re tablecimiento del orden poltico democrtico ha ido
pues un factor importante en la con olidacin de la e trategia
econmica. El acuerdo con Merco Uf no habra ido po ible sino
en situacin de democracia. Tal consolidacin de las expectavas
econmicas contribuir, a u vez, a favorecer la paz ocial y a
fortalecer los con en o polco bsicos. Adems, lo tratado
econmico internacionale contribuyen por s mismo a la estabilidad y continuidad de las polcas econmicas porque la mulplicidad de compromisos involucrados limitan la variabilidad
polcamente viable de las poltica econmicas individuales. La
Unin Europea e un ejemplo vivo de este a erto.
La situacin de balanza de pago del pas al asumir Aylwin
era relativamente dbil debido a la magnitud de la deuda externa. En 1990 e materializ una favorable renegociacin de la
misma con la banca internacional, dando uficiente alivio al pa .
En lo aos iguiente el crecimiento de las exportacione y el
aumento constante y acelerado de la inversin extranjera fue
cambiando rpida y dr camente la ituacin inicial y hoy Chile
es un pa con una slida po icin de balanza de pago, caracterizada por supervit en la balanza comercial, bajo dficit de cuenta
corriente alto niv l de re ervas internacionale . En efecto 1
re ervas del Banco Central ubieron de S 2.94 millones en
19 9 a
13.465 millones en 1994, en tanto que la deuda
externa de corto plazo ubi en meno de mil millone de dlare en el mi mo perodo 11O .
La cifra demuestran que lo inversioni ta extranjero tuvieron confianza en la renacida democracia de nue tro pa
ante que u colegas chil no, umido en lo trauma del
pa ado y aco tumbrado a un rgimen autoritario que haban
pa ado a con iderar u aliado natural 'ca i excluyente. En
efecto, la in er in extranj ra materializada ha aumentado de
110 Exposicin
bre el Estado de la Hacienda Pblica, Ministro Eduardo
Aninal, oClubre de 1995, cuadro -15, cuadroA-23.
501
DEMOCRACIA E
HILE
ao en ao pasando de
1.654 millone en 1989 a 3.430
millone en 1995)]1, cifra qu ha continuado creciendo en los
ao iguiente.
La confianza externa en la economa de nue tro pa e vio
incrementada por lo uce ivo avance de hile en la calificacin de nue tra economa, vale decir de u olvencia y expectati,as. En 1992 la firma tandard & Poor' no otorg una calificacin
de "investrrumt grade" (en nivel BBB), vale decir de pa cuyo
instrumentos financieros on lo uficientemente eguros para ser
adquirido por fondos de pen ione y otros inversionista in titucionale en los pa es desarrollado 112. Esta calificacin, que sita
a Chile como el nico pa as calificado, subi recientemente a
nivelA1l3.
En u expre in interna la poltica de integracin a la economa mundial del gobierno de Aylwin e caracteriz por la continuidad del criterio de mantencin de reglas no discriminatorias
entre ectores y agentes, incluido el tratamiento nacional de la
inversin extranjera, vale decir e opt por no identificar y "apostar" va apoyo e tatal a determinadas indu trias presumiblemente
"ganadoras" a futuro como lo haban hecho alguno pa e del
ude te asitico ( orea, Japn). e con ider al mercado, la iniciativa e intuicin empre ariale para captar y aprovechar oportw;lidade como el mecani mo ms eficiente de asignacin de
recurso en un mundo de acelerado cambio tecnolgico y de
alteracin en la relacin de ventaja comparativas. Tal estrategia
e una materia opinable que no parece relevante -por ahorade de el punto de vi ta de la gobernabilidad el de arrollo, dada
la dinmica evolu in que muestra nue tra economa. Concordamo en que, dadas e as condicione actuales, una interferencia
del E tado con juicios propio podra haber generado turbulencias distor ionadoras. Sin p juicio de lo anterior, creemos tambin que el po ible rol orientador del Estado en futura fa e de
nuestro desarrollo e un tema e tratgicamente relevant y que
er parte u tantiva del debate pblico futuro.
El gobierno, procur, n cambio, con el liderato del Mini tro
de Economa Cario Ominami, apoyar de de el E tado el de a-
111
1996.
Expo icin de la Hacienda Pblica 1992, op. cit., pg. 53.
'" Exposicin de la Hacienda Pblica 1995, op. cit., pg. 8.
112
502
DEMOCRACIA EN HILE
504
506
Crecimiento
del PlB'"
1nflac.
(!PC)
Desoc.
Nac. 1I6
Tasa
Ahorro
Bruta l17
1990 3,3%
1991 7,3%
1992 11,0%
1993 6,3%
Inver.
Remunerac. Supervit Exportaciones
Fiscal
Indice
( !illone
1982=100
(% del PlB)
Real
de dlares)
27,3%
18,7%
12,7%
12,2%
6,0%
6,4%
4,9%
4,7%
24,2%
24,1%
24,8%
23,9%
26,3%
24,5%
26,8%
28,8%
8,9%
8,3%
6,0%
5,6%
25,4%
27,6%
26, %
27,4%
1996 6,5%
6,5%
(Estimada a julio).
5,3%
25,2%
27,9%
1994
1995
4,2%
8,3%
104,4
109,5
114,5
118,0
0,57
1,81
2,05
1,53
8.372
8.941
10.007
9.198
1,52
11.538
507
DEMOCRACIA EN CHILE
509
DEMaCRA lA EN CHILE
119 Vctor Tokman, Jobs and solidatity. Main challenges for the post-adjustment in
Latin A menea. Conference on development thinhing and practice, Banco In teramericano de Desarrollo, Washington OC, 3 a 5 de septiembre de 1996, pgs. 6 y 23.
511
DEMOCRA lA E
CHILE
arbitrariedad
di crecionalidad administrativas. La regulacin
debe e fa[ orientada a perfeccionar el funcionamiento del mercado no convertir e en una barrera o factor di tor ionador de
la actividad econmica.
Lo temas enunciados, sumados al ejemplo de las agresiva
polticas pblicas practicadas por los exitosos pases asiticos, de
sub idio y promocin de exportacione combinadas con severas
restriccione a las importaciones, estn planteando en nuestro
pas la interrogante de si el crecimiento futuro podr eguir siendo el resultado exclusivo de las fuerzas del mercado o i se hace
necesario evolucionar hacia estrategias de desarrollo con mayor
intervencin estatal. La pre in sobre el tipo de cambio por el
e pectacular aumento imultneo de exportaciones e inversin
extranjera, ha producido ya reaccione de economistas prestigiosos que se preguntan si no sera conveniente pensar en polticas
de de aliento relativo del ingreso de nuevos capitales, al menos
en el sector minero.
En definitiva, se est repostulando la necesidad de una estrategia explcita de de arrollo y de alguna forma contempornea
de poltica industrial. Lo partidario de una opcin de ese tipo
no pretenden el retorno a alguna forma de planificacin en el
entido tradicional del trmino, pero son escptico re pecto de
la continuada eficacia de polticas liberales de laissez faire para la
con olidacin de un proce o de de arrollo u tentable con generacin suficiente de empleos de calidad y no caracterizado por
un exce ivo predominio de lo grande conglomerado.
La internacionalizacin de la economa y los uce ivo tratados de libre comercio su critos obligan a descartar polticas de
subsidio y proteccin similare a las utilizadas por las naciones
asiticas, lo que limita el mbito y lo in trumento di ponible
para la accin de un E tado de arrollista en el entido clsico del
trmino. Di tinta e la aspiracin de incorporar al proce o de
de arrollo, mediante incentivo y otras polticas pblicas, elementos que favorezcan o induzcan a una mayor creacin de empleo
de buena calidad as como condiciones generadoras de mayor
equidad.
Ms all del juicio respecto de la viabilidad de una opcin de
ese tipo, la mera exi tencia de inquietud poltica y acial respecto del crecimiento futuro en relacin al empleo, la equidad y el
medioambiente, obliga a poner en marcha de modo sistemtico
un ejercicio de anlisis de alternativas, polticas e in trumento .
Concebimos dicha tarea como ampliamente participativa, con
512
DEMOCRACIA E
HILE
vivir que ello mismos enfrentan, incluida la pre in del endeudamiento de las familia ansia a de acceder tambin al "boom"
de consumo por efecto de demostracin.
Es probable que tales percepciones oculten o relativicen en
exceso la magnitud de los progresos efectivamente logrados por
la mayora de la poblacin.
Parece existir, sin embargo, un sector social particularmente afectado, al menos en su posicin relativa... Se trata de la
cla e media dependiente, la de los funcionarios pblicos y jubilados, de lo empleados administrativos de relativa calificacin
y otros segmentos de esa heterognea capa social. Este sector
no ha podido seguir el ritmo de los ms afortunados y est
siendo alcanzada y a menudo superada por estratos proveniente de los sectores populares. E este sector, dotado de voz y
organizacin, el que parece liderar una creciente disconformidad con un si tema que les parece inju too Expresin visible de
este fenmeno ha sido la conflictiva movilizacin de los estudiantes universitario. Otros segmentos de esa misma clase media, en cambio, la que podramos denominar autnoma
(ejecutivos de empresas, profesionales, tcnicos calificados) han
prosperado con el "boom" econmico, elevndose sus ingresos
en porcentaje antes no soados, con el consiguiente aumento
espectacular de ingreso y participacin en el patrimonio nacional. Los grupos e tancados o en descenso en la escala social se
enfrentan adem con el hecho de que completar la enseanza
media en un liceo ya no opera como mecanismo de movilidad
social, no prepara para oferta de empleo bien remunerado.
Slo la universidad lo asegura, situacin que no variar mientras no se realice una profunda reorientacin de contenido y
una nivelacin de la calidad de la educacin pblica con la de
la educacin privada pagada.
De de la perspectiva de la gobernabilidad, el factor ms relevante es que este malestar est siendo recogido por sectores de la
elite poltica ms comprometidos y ms sensibles al problema de
la equidad, vale decir por los dirigentes y cuadros de los partidos
de la Concertacin. Es en la propia coalicin gobernante donde
se escuchan con insistencia voces que denuncian la mala distribucin del ingreso exi tente en nue tro pas y que a partir de
esta aseveracin que, adems, corresponde a una realidad comprobada por todas las cifra disponible, exigen introducir en
nuestro patrn de desarrollo las rectificaciones necesarias para
corregir esta situacin.
514
120
Cep-Adimark,julio de 1996.
515
DEMaCRA lA E
CHILE
Esto no es polticamente un objetivo fcil de lograr. La Concertacin, al asumir la opcin del crecimiento con equidad, mantuvo el compromiso histrico-tico de los partidos que la integran
con el valor de la igualdad. En la medida que ese valor no aparece suficientemente expresado en el pas que estamos construyendo, muchos de sus dirigentes polticos y sociales vuelven a sentir
que las cuestiones redistributivas son bsicamente un problema
de voluntad poltico-estatal y de su capacidad para hacer frente
al poder econmico privado l21 .
As como limitar el objetivo de equidad al combate contra la
pobreza es un reduccionismo que no da cuenta de mltiples
valores y aspiraciones sociales, el nfasis excluyente en la distribucin del ingreso y de la riqueza puede conducirnos a un callejn sin salida, dada la enorme dificultad -internacionalmente
comprobada y verificada incluso en la realidad chilena 1990-1994de producir en ella cambios significativos, an en el largo plazo.
Este diagnstico pesimista choca frontalmente con la realidad de
nuestra mala distribucin del ingreso, que naturalmente provoca
un generalizado rechazo.
Dadas estas complejidades, debemos abordar la equidad como
un concepto multidimensional, que abarca, al menos, los siguientes objetivos, respecto de todos los cuales se deber avanzar copulativamente en proporciones variables de acuerdo a las
circunstancias y a su mayor o menor compatibilidad con las polticas y condiciones necesarias para sostener un alto ritmo de
crecimiento, objetivo que ha de quedar consagrado como irrenunciable:
a. Superacin de la pobreza.
b. Elevacin y reduccin de las desigualdade en la calidad de
vida, entendiendo como tal el acceso a los servicios bsicos,
servicios de salud menos desiguale , entorno habitacional,
oportunidades culturales y recreacionales, elevacin de la autoestima, y eliminacin de ghettos sociales, desarrollo de las oportunidades de participacin y de organizacin para acciones
colectivas de cooperacin y solidaridad, ete.
e. Igualdad de oportunidades (igualdad entre clases y categoras sociales en cuanto a po ibilidades de movilidad social y
de pleno desarrollo de las potencialidades individuales). En
1.1
517
DEMaCRA lA EN CHILE
DEMOCRACIA E
HILE
paso al con urna atento o. El mi mo efecto tiene la comparacin cuotidiana, a travs de la televi in con lo elevados niveles
de vida del mundo de arrollado.
En egundo lugar, exi te en particular en la clase media, una
fuerte aspiracin a ubir en la escala social y una tendencia a
medir el xito en dicho empeo por el acceso a mayor cantidad
de bienes y ervicio cada vez ms sofi ticados, generando una
demanda reivindicativa potencialmente muy intensa. Los que salen del mbito de la pobreza tienden a sumarse a tales demandas, convirtindose en un factor de pre in acial mayor que
cuando eran pobre .
Relevante e el hecho de que la aceptacin plena de la economa de mercado con todas sus con ecuencias no se ha producido an en amplios sectores de la sociedad chilena. Es cierto
que no e plantean alternativas serias pero el pas vive en esta
materia una ituacin de mutacin cultural incompleta. Por ello
un aumento en la percepcin subjetiva de inequidad puede traducirse en un mayor cuestionamiento del modelo, de su descalificacin como neoliberalismo y del retomo a una tradicin
nacional producto del predominio histrico en Chile de la influencia cultural europea, ajena a lo valore contemporneos de
iniciativa individual y competitividad. En el proceso de mutacin
cultural en curso e enfrentan sectores empre ariales, profe ionales y de la tecnocracia pblica y privada que han asimilado
e to valore en lo que ha influido un fuerte ascendiente norteamericano, con elite intelectuales y polticas y dirigentes sociale, ectores de clase media y otros grupo que no lo comparten
y permanecen enraizado en la tradicin.
Como re ultado de e te choque e ha ido produciendo una
creciente reivindicacin de lo valore de cooperacin, olidaridad y comunidad. El pas enfrenta el de afio de conciliar ms
adecuadamente el mrito y la nece idad de la iniciativa y xito
individuales con un mayor de arrollo de in titucione , conductas
y mecani mo que contribuyan a la integracin social, a un entido compartido de pertenencia a una misma comunidad en que
se elimina la discriminacin y se manifie ta una real preocupacin de todo los sectores por el bienestar colectivo.
iii. El sistema poltico. El si tema poltico chileno no slo enfrenta la tarea de completar el cansen o constitucional, reformar
la ley orgnica de Fuerzas Armadas, ustituir el sistema electoral
binominal por uno proporcional corregido que evite la atomiza-
520
HILE
522
523
X. Reflexiones finales
En nuestro relato hemos conocido y analizado circunstancias hi tricas, influencias externas y procesos endgenos que en su mltiple diversidad y constante interaccin, dieron forma en
ecuencias a menudo imprevisible a la peculiar hi toria de
Chile, tan distinta de la evolucin de otras naciones latinoamericanas. Por e tas pginas han desfilado Estado temprano, repblica oligrquica, democracia me ocrtica, Estado de compromiso,
democracia de masas, interregno autoritario y, por fin, la nueva
fase democrtica en que hoy no encontramo. En suce ivo perodo de su evolucin, Chile ha vivido momentos de auge y de
depresin, de progre o y de e tancamiento, de consen o, crisi y
confrontacin, por lo que ha conocido alternadamente la e peranza y la frustracin.
Algunas caracter ticas predominan in embargo, en la nte i de esto 165 aos: Cultura poltica democrtica, legali mo,
in tucione fuerte y perdurable , influencia cultural europea
y en especial francesa, altos nivele de politizacin, rol poltico
de lo intelectuales, propensin al compromi o ideolgico, intervencin recurrente de las Fuerza Armadas (en general profe ionales yjerarquizadas) como rbitros en momento de crisis,
ausencia de corrupcin (valor hoy amenazado) y acendrado
electoralismo on alguno de los rasgo que se perfilan con
mayor nitidez y ontinuidad. Todos ello on producto de nue tra hi toria; ninguno e imputable a algn atributo intrn eco
dI" er nacional". Chile combina una clara identidad nacional
con una tradicin de plurali mo y diver idad, la homogeneidad
de u poblacin a lo largo del territorio y un centrali mo ecular con profunda divi iones de cla e.
De tanto factor contrapu sto resulta la originalidad de nue tra historia. E ta vi in de la cosas no hizo de i tir de la tentacin inicial de pretender e. traer de la experiencia chilena
generalizacione aplicable a lo problemas de con olidacin de-
525
mocratlca gobernabilidad de otras nacione en vas de desarrollo. in embargo, creo que las categoras de anlisis utilizadas en
e te texto, la in i tencia en la e trecha dependencia mutua de
orden poltico, orden econmico y orden social, as como los
factore que nos han parecido relevantes para lograr estabilidad
poltica, progreso econmico y paz social en Chile, pueden ser
de alguna utilidad en el examen de otras realidades. En todo
caso, creemo en u validez para mirar nuestro propio futuro e
identificar lo de afio del porvenir.
Chile tiene hoy, como nunca ante, la oportunidad para consolidar esas tres condiciones de la democracia y la gobemabilidad. El siglo XXI parece onremos. o tenemo derecho a
someter a nuestro pueblo esperanzado a una nueva frustracin.
Podemos y debemo pasar de un presente bueno a un futuro de
logro perdurables en todo los plano de la vida en ociedad.
526