Literatura Neogriega 2
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Literatura
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Literatura
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POESA GRIEGA
Zo Kareli
Literatura
Prefacio
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Literatura
Zwh Karevllh Ta; Poihvmata th Zwh Karevllh. jAqhna. OiJ jEkdovsei twn Fivlwn. 1990, 2 tomos.
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Encomio de la poesa
Literatura
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Literatura
POEMAS
Impresiones
Las impresiones dedos,
a veces nacreos a veces ms rosados
leve sobre la frente,
en las sienes, de all,
goce en las races del pelo
y en los prpados sensibles.
Tambin son manos brbaras,
anchas o puntiagudas,
que te cubren el rostro
de golpe o lo desgarran.
Pero para penetrar
en el cerrado secreto del cuerpo,
donde se deponen y danzan,
en ese alma desnuda, hemos de esperar
tal vez mucho para el recuerdo.
Entonces, el resultado aparece
aunque hayamos olvidado nosotros
la impresin, se hace diferente
se restituye a nuestra alma,
inesperado, el esquema
de la respuesta custodiada.
De Imaginacin del tiempo, 1949
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Sentimental
... La meloda barata
y agradable sin embargo la aoranza
trae cierta angustia. Desde la oscuridad
leve llega la voz.
Nada interesante, claro,
algo bronca, adolescente.
El deseo, un juego, agradable
el sonido conduce al baile.
El hombre es curioso
con trozos de casualidades dentro de s.
Observo la puerta de la terraza abierta,
mueve la ligera cortina.
Fuera del brillante firmamento relucen,
con la suave luz, los astros.
Por el film la cancin es conocida,
sentimental. La muchacha y el joven
alardean en un intencionado beso.
Cunto han cambiado las mujeres ... han olvidado
o nunca aprendieron la doble naturaleza del placer?
Pero existen sentimientos en el ronco ruido,
en los labios del adolescente?
Canta quizs con descuido. Slo yo
encontr el doloroso sonido, aorado,
por lo que de incumplido queda?
De De la soledad y la soberbia, 1951
Literatura
Efebo de Anticitera
He venido por ti otra vez.
Al avanzar observ bastantes
recipientes corintios,
me causaron, claro, impresin
por la gracia de la forma y los motivos.
Reflexion sobre la vida palpitante
de la afamada ciudad. Luego,
casi a propsito, me qued en las salas,
all donde la luz tiene algo acuoso.
No s si eso se debe
a la tonalidad de las paredes
o a la inmovilidad de lo expuesto,
en el cristal de los escaparates.
Me qued pues,
aguantando la espera de tu presencia,
dicha.
Por poco no me detuvo Creso
plntate y ten piedad destruy el batallador Ares.
En el movimiento, en la posicin de las manos,
un giro particular delataba el alma
que todava all queda
y daba la voluntad contenida
del cuerpo hacia delante.
Crujido imaginario de la vida de las estatuas,
cuando pudo concebir el artista
el instante oportuno ...
Instante nico t,
excelente, no eres slo
el efebo de la perfecta belleza,
de la radiante juventud,
el armnico en la forma de la msica de los miembros,
el que tiene su postura y mantiene
en su fuerza e imposicin naturales
como la piedra o la planta
que existen simples y perfectas a la vez;
extensin de las manos en equilibrio ideal,
lnea divina,
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POESA GRIEGA
Olga Votsi
LA INSPIRACIN
Y de repente, dentro de los sentidos de una infrtil soledad, dentro de una extraa
interrupcin del mundo restante porque buscas algo y no puedes delimitarlo dentro de innumerables corrientes de un anhelo, como esperando algo que no viniera,
sientes que se forma dentro del silencio, all donde tu ojo o tu existencia entera se
inmovilizan, un escalofro en el aire, un crculo musical supraexistencial para recibir
el ignoto plpito mstico que viene de las profundidades de la vida, de las profundidades de tu pecho; que ha sentido la necesidad de hacerse or y ha llegado. Y cuanto
de ms lejos viene tanto ms grande y poderosa es esa extraa agitacin tuya. Te
inmovilizas y callas para atender ese instante de alegre acercamiento que tantas y
tantas veces has cerrado en tus dedos pero siempre te has quedado desesperanzada
porque l peda irse al llegar. Para desearlo constantemente. Es el camino musical
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que de repente se forma para que el alma pase, para descolocar el peso de una nueva
cosecha, un pesado y doloroso saber de experiencias hasta entonces desconocidas de
dentro de mis profundidades. Viene con todos aquellos dones, pesados y oscuros,
que sin temor ha recogido y mirado en su camino para desubicaros en manos del
poeta: es la inspiracin.
Y el poeta, dichoso por una visita as, por una transformacin interior as, que
siente que lo ilumina con todas sus luces como una habitacin resplandeciente, como
una luz suave cuya fuente no es este mundo aunque tan slo calla, inmvil, no sea
que pierda una presencia as, sabedor del peso de su riqueza; que no quiere mantenerlo para s mismo, sino que desea transmitirlo tambin a los dems hombres, que
lo saboreen, que lo destilen ellos tambin por la apertura de la verdad desvelada. Es
el momento de la inspiracin del poeta que se ha convertido por entero en miedo y
espera a su poeta porque sabe que la parte que lo guiaba no meda con ningn metro
material sino que sopesaba con la bscula ms ancha, mientras se baten los grandes
deseos de la existencia humana y los grandes sueos que saltan como flores enormes
en los prados de nuestro pecho muerto y que hablan de sangre, dolor, verdad y esperanza.
%Olga Bovtsh JH %Empneush , Sunanthvsei. Melethvmata kai; stocasmoiv. jAqhna. OiJ
jEkdovsei twn Fivlwn. 1995. Tomo III, pp. 184-185; (Eujquvnh 135 (Atenas, 12.1982), pp. 592-593).
%Olga Bovtsh Ta` Poihvmata th= ''Olga Bovtsh. jAqhna. OiJ jEkdovsei twn Fivlwn. 1989. 3 tomos.
POEMAS
Entrega
Los torrentes del espritu,
las riadas del alma.
Los ros musicales que por dentro de las manos,
interminables venas de agua,
hacen rodar afuera en el mundo:
El hombre se entrega,
por un momento slo,
a las anchos pliegues de corrientes subterrneas,
al aterciopelada agua bienaventurada
para desvelar la respiracin de la Divinidad,
para mecerse en sus grandes manos protectoras,
para anhelar caer en el abismo liberador del silencio.
Para palpar con su mano lo Indecible.
De Claro del bosque (1979): Lnea exquisita
Literatura
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Mi enemigo, mi amigo
Abro un pasaje en las ms oscuras aguas de mi ser,
aguas poderosas que no solicitan un pie del hombre.
Entre sus rectas columnas marcho.
Por fin puedo aprender,
debo someterme,
debo arrojar afuera el secreto
que como animal salvaje devora mis carnes,
como sarpullido traga mi sangre.
Desgarrarlo de cuajo de mi propio corazn,
el secreto que enroscado en mis ms oscuras
intimidades,
no quiere de all salir,
tan slo clavarme con su mudo ojo brillante.
Mi ser, mi amigo, mi enemigo,
la gnea morada de mi resistencia.
En cuanto le extiendo la mano,
se recoge en su propia esencia,
no quiere cambiar,
quiere ser quien es,
mi dominante y secreto Seor,
el que a veces me alcanza la rosa
y a veces el veneno,
todopoderosa Ley que obedezco.
De Forma de barro (1985): Mi enemigo, mi amigo
POESA GRIEGA
Olga Votsi
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separa de l. Ya ha dejado de vivir la Religin como la viva en su infancia y adolescencia, como nos dice en un poema: Una vez dije / que no iba ms a la iglesia./
Ayer fui. La poetisa viene de la vida y de sus pasiones, de la artesana de los sentidos.
Viene de la altivez de su alma y su libertad que ama con intensidad. Viene del
mundo y quiere permanecer siempre en l, tanto ms cuanto ms sedienta estuviera
por atravesarlo.
Desde los comienzos de su manifestacin potica se bate con el pecado y el daimon del placer, lucha con los sentidos. Ya en su primer libro Camino estn esos dos
temas principales: el pecado y el placer, junto con la invocacin a Dios. El tacto es
para ella algo muy importante. Es el flagrante deseo de certeza, es el comienzo
del placer, / que nunca se sacia, / ese que te sostiene / y ni te deja avanzar / hacia el
perdn. Ciertamente, porque con el tacto deja el hombre el mundo, el placer y el
pecado. Este tacto que desea tocar el cuerpo del amor y que deja al hombre ms solo
que el encuentro, como nos dice otra vez en un verso suyo. Siente en su ser fuerzas
erticas y satnicas como tan maravillosamente ha expresado en algunos poemas
violentos, slo oculto desencanto ertico. Y es tan grande la verdad de la vida en sus
poemas, tanta la pasin trmula que sale de las entraas de la existencia y traspasa
al lector su escalofro abisal. Kareli es un ser lleno de pasiones, es una persona herida
por la mucha intensidad de vida, es la que en algunos versos nos dice:
Mi corazn es un esbozo,
muy rosado, morado,
que me derrama en la sangre.
...
Tengo dentro de m una noche
llena de astros que como clavos
perforan mis entraas con la esperanza.
De Merodio
o en otro:
En las puntas de los hombros tengo
dos heridas encarnadas, seales
de las alas blancas que he quebrado.
De Baco
Sientes que los deseos por ella son como bocas hambrientas que no se han saciado,
que por alguna razn no han podido o no han conseguido satisfacerse, que su m-
Literatura
petu ha sido cercenado a mitad de camino. En este desmesurado deseo por la vida,
Kareli siente su incapacidad para plantar resistencia. Busca vivir con fuerza, saborear
la conocimiento del placer y del mundo, la alegra de la vida que, sin embargo,
considera pecado porque busca tambin por igual el conocimiento de Dios. Una
dolorosa ola palindrmica caracteriza este modo de vida suyo, por una parte, la
alegra de los sentidos y, por otra, el mundo de Dios, tanto que al final surge un sentimiento combativo consigo misma que se convierte culpable. La mayor parte de las
veces este modo de vida suyo es una invocacin dramtica a Dios por la salvacin, un
crculo continuo alrededor de l y una confesin agonizante porque los dardos de la
vida la bordan una y otra vez, y la despiertan a cada instante para resbalar de nuevo
desde aquella altura que por un momento crey que haba conquistado y que en su
interior busca evitar preguntando continuamente, dudando continuamente, confesndose continuamente y mostrndonos sin cesar sus ensangrentadas entraas:
Y me persigue la importancia del pecado,
multiforme, por comprender
quin es.
Vertida me contamina los ojos, el olfato,
el odo, el gusto y el tacto.
De Viernes Santo
Asciende hasta Dios desde el mundo que no quiere olvidar. El mundo es para ella
siempre su punto de referencia, el que en su centro quiere existir y respirar. Se dirige a Dios como a una Presencia todopoderosa, elevada y excepcional, del que no
obstante no puede colgarse a sus pies porque no quieres sacrificar la vida, porque no
puede disolver en su interior el mundo y sobrepasarlo. Siente su creacin, siente que
sale de su oscuridad y su instinto:
Un pozo profundo oscuro, sombro,
soy, me inclino ante l, me miro
en un espejo turbio, roto.
De El pozo
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Y as, pese a todas las invocaciones a Dios, permanece en el lmite de los dos
mundos para probar el sabor amargo de su impotencia por alzarse y permanecer ms
estable en las ms altas esferas. Ha permanecido fiel a su sospecha de ser un espritu
libre, de sacrificar el valor de dos mundos, pagando sin embargo, al mismo tiempo,
el valor de su libertad con no poder entregarse con toda conviccin a ninguno de
los dos. Este sentimiento de quiebra y pecado, que recuerda el espritu del Pequeo
Canon Peticionario (Por mis muchos pecados enferma mi cuerpo, tambin enferma mi alma!), Kareli lo ha expresado de forma nica en nuestra Literatura, ya sea
cubierto dentro de distintos personajes religiosos ya sea en profundas confesiones
poticas:
Seor, deseo tu visin.
Tengo la vista insaciable,
Cundo tomars mis ojos?
Te pido cerrado en mi interior
verte a ti tan slo.
Cundo me sellars el odo?
Orte a ti aislado
de toda voz pasajera.
Chupar el olor de la vida!
Mi sabor, cundo me pagars
con la palabra del Seor?
Don del sometimiento
que todo intento paga.
Oh tacto, muy cierto material,
consuelo sumiso, insaciable
satisfaccin de mi cuerpo
quiero dejar de obedecer.
Oigo, Seor mo, acaso
slo la muerte me calmar?
...
Cundo llegar dentro de m la luz
que busco para ver
y para escuchar, sentir,
saborear la tranquilidad?
Literatura
No me bastar nunca
la paz de tu mundo?
De La tentacin
La poetisa es una remordida, una bizantina. Por mucho que adore la vida no la
vive dentro de s con el sentimiento equilibrado del antiguo griego que disfrutaba sin
preocupaciones de sus sentidos, que saboreaba este mundo como si hubiera nacido /
antes de la enseanza del pecado, como dice en su poema Efebo de Anticitera.
Este poderoso modo de vida del pecado aproxima a Kareli a los ascetas cristianos
que se ocultan en el desierto para apaciguar sus pasiones, la voz bronca de los instintos,
la voz del placer, como si slo encontraran el Mal en ella! Tan slo que al final el desierto se gan a aquellos poderosos hombres y tambin Dios su alma, porque, al final,
en el increble ejercicio de su voluntad y en el gran acto de autosuperacin se acercaban
a l ya que queran obtener Su gracia.
No existe poemario suyo en donde no se repita esa visin interior de la culpa.
Ciertamente, tiene momentos que ensalza y se siente sosegada, unida a Dios, pero su
modo de vida primordial es el sentimiento de la separacin. No es un paso estable de
los sentimientos y de una calma sin retorno al cielo del espritu que encuentre en las
lgrimas el sosiego interior y luche por mantenerlo de cualquier modo. La poetisa no
se envuelve dichosa en la vida de Dios como un pjaro en sus alas. No se abandona a
la dicha de la levedad como los msticos.
De este modo, en su plena libertad, pisando sobre el dolor de las situaciones
lmite, no vacila en sostenerse en lo negro y en lo blanco de sus sentimientos, no
teme mirarse en su Espejo de la medianoche, en el espejo de su ser, que tan establemente sostiene en sus manos. No vacila en desnudar sus entraas para mostrarnos
los interiores de su alma que da y noche juega el duro combate con el deseo de la
luz. Vence al final la luz? En los grandes combates anmicos no hay vencedores. Slo
hay afliccin. Hay una verdad humana, y tanto ms es digno el poeta cuando tiene
la fuerza de concienciarla y de expresarla. Dentro de sus ensangrentadas entraas.
Porque, ay si el poeta no circundara la verdad humana!, la verdad del alma que no
son palabras bellas y superficiales sino combate con las fuerzas ms profundas que
dominan exteriormente al hombre. La poesa religiosa no es slo un himno monocorde siempre por muy elevado que sea hacia Dios, sino tambin el descubrimiento de las entraas humanas ensangrentadas. De este modo el poeta se convierte
ms profundamente verdadero y dramtico, y puede hablar a los congneres, puesto
que todos los hombres, unos ms otros menos, cierran en su interior una oscuridad,
todos estn atados a los instintos como a un garrote, esos instintos que gritan con
toda la extensin de la Historia de la humanidad.
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Literatura
Eleva adems su sueo a las iglesias de la Ortodoxia con sus baslicas y frescos. Se
desespera porque hoy no hay mrtires y santos que proclamen su fe, que eleven las
formas de su oracin. Aora tambin las antiguas fiestas religiosas con la brillante
participacin de los fieles. En estos poemas suyos Kareli es descriptiva y horizontal.
No tiene aquella profundidad que convulsiona. Describe con realismo las fiestas de
las iglesias, como la fiesta de la Resurreccin donde
avanza la pompa
con salmos y estandartes refulgan
preciosos, suban millares de velas
de los cristianos, llamas de fe,
seal de alegra.
De Antes de la Resurreccin
En esos momentos la poetisa tiene el mismo sosiego y la dicha profunda como cuando ensalza el brillo de la Naturaleza en otros muchos bellos poemas suyos. Al ensalzar a la Virgen no olvida la luz de donde sale, de donde la misma vida sale, no olvida
el pecado.
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De Tras la Misa Vespertina
Por mucho que ascienda el hombre a Dios, se siente atado a la tierra y a sus voces. Se
siente atado a sus instintos que son la esencia de su naturaleza. Porque no es slo un
ser espiritual. Es, antes que nada, naturaleza, es sangre y carne, es dolor. Y si llega a
algn instante de equilibrio y de elevacin espiritual de cuanto puede ver en s mismo y en el cielo, sobrepasar sus contradicciones, estar por un instante solo, se hunde
de nuevo en las aguas oscuras. Como el eterno Ssifo intenta con dolor sostener la
piedra de su combate y elevarla a lo alto.
Y el poeta, como los antiguos trgicos griegos lo mostraron en sus obras, viene a
mostrarle este combate en el campo de la vida donde se presentaba al hombre ensangrentado y agitado por sus pensamientos sacrlegos, sus intensos deseos y sus impas
obras. As lo muestran todas las invocaciones por la perfeccin y la auto-superacin
de tantas formas espirituales elevadas de la Poesa religiosa Universal. El verdadero
creador siempre toca levemente el lado trasero, oculto, del hombre. Muestra a los dems hombres el camino ensangrentado que tal vez ellos pudieron pasar, muestra los
lmites que puede alcanzar la resistencia humana, ilustra su angustia, el amontonado
complejo de su interioridad.
Kareli, en su obra potica, vive angustiada con el tiempo, la muerte, la soledad
y la altivez. Sin embargo, el culmen de toda su voz dramtica y de su naturaleza
contradictoria son sus poemas religiosos, los que la hacen regresar en torno a Dios
como expresin de una vida angustiada y de una conciencia de la culpa. Tambin
sus poemas religiosos son el espacio espiritual en donde ms all de su divisin le
acentu su fe por la belleza y la profundidad de la Ortodoxia cristiana.
%Olga Bovtsh JH Qrhskeutikovthta sth;n poivhsh th Zwh Karevllh , Sunanthvsei.
Melethmata kai; stocasmoiv.
jAqhna. OiJ jEkdovsei twn Fivlwn. 1995. Tomo iii, pp. 94-104; (Sunah