Una enseanza para el Tercer Milenio

Esta enseanza se dirige al hombre del Tercer Milenio, al hombre de ese mundo nuevo y fraternal
que ha de levantarse sobre los escombros de esta civilizacin que termina.
Cristo es la puerta que conduce a ese Tercer Milenio. Su vida nos marca las pautas por las que
nosotros mismos hemos de pasar para alcanzar ese esplendoroso Reino. Qu tiene de particular ese
Tercer Milenio que no hayan tenido los dems? Lo particular es que en ese Milenio florecern las
semillas que vino a plantar Cristo. Las enseanzas esotricas nos dicen que el Designio Divino tarda mil
aos en constituir la semilla; tarda otros mil en arraigar sus races en la tierra humana, y en los mil aos
siguientes, la planta aparece al exterior.
Cristo vino a plantar la semilla del Amor, de la Fraternidad entre todos los hombres; la semilla de
la unidad universal, y esa es la planta que saldr al exterior en ese Tercer Milenio. Hoy en da, nos
avergenza declarar nuestro amor, y lo guardamos en nuestro interior, sin atrevernos a proclamarlo. En
el Tercer Milenio el Amor ser una fuerza que emana al exterior, que se proclama por los tejados, no
mediante vanas palabras, sino con gestos, con actitudes. En el Tercer Milenio ya no habr
enfrentamientos, ni oposiciones, ni concursos en los que unos ganan y otros pierden, porque todos
desearn perder, a fin de que sea el otro el que gane; todos querrn marcarse goles en propia puerta,
para que el equipo contrario salga victorioso: lo ltimo que se desea ahora, ser lo primero.
En estas lecciones, que han sido difundidas anteriormente por fascculos sueltos entre nuestros
estudiantes, no se habla de Cristo como una figura histrica, sino en su sentido mtico. Cristo es una
fuerza que acta en el interior de todos nosotros, y los hechos de su vida nos refieren cmo esa fuerza
penetra en cada hombre, empezando por nacer, hasta que, al morir, deja de ser una fuerza
individualizada, expresndose en nuestro interior como una tendencia particular, para derramar su
sangre sobre el conjunto de tendencias que forman nuestra personalidad anmica, convirtindolas
todas a la dinmica crstica.
Es ste un itinerario lleno de pruebas, porque la organizacin del mundo de Jehov, en el que
nace Cristo, con sus leyes, con sus reglas, no propicia la eclosin del Nuevo Universo que Cristo vino a
desvelar, y, sin embargo, slo cargando con todas las reglas y leyes del viejo mundo, conseguiremos
pasar al Nuevo.
La Enseanza de Cristo nos dice que cada hombre contiene en s mismo toda la organizacin
csmica; cada hombre est en posesin de la Verdad, y que es intil que la busque fuera, porque est
dentro. Su Enseanza excluye a maestros, a jerarquas, a gurs, porque cada hombre es un dios en
potencia y, por consiguiente, lleva el gur, al jerarca, al maestro, incorporado.
La Enseanza de la Trascendentalista Universal EccIesia va destinada a todos los que buscan al
Maestro en su interior, y lo nico que pretendemos con estas lecciones, es orientar la mirada del que
busca la Trascendencia; es despertar a su divinidad interna para que de l mismo salga el Abogado que
ha de explicarle todos los misterios
Con Cristo empezar la autntica representacin en la tierra de la Obra Humana; o sea, que esta
Obra empezar con el Tercer Milenio. Hasta ahora, el hombre se ha dedicado a preparar el escenario en
el que la funcin ha de tener lugar. Si visitamos un teatro cuando los tramoyistas y carpinteros preparan
el escenario, nos veremos abrumados por el polvo que levantan y por sus golpes de martillo. Pero
cuando el trabajo de montaje ha terminado y la funcin comienza, nos maravilla ver como las luces, la
msica, todo se pone al servicio de los protagonistas para que su trabajo resulte fcil y deleitoso. Hoy
estamos preparando la tramoya, y en el Tercer Milenio empezar la funcin.
Ojal que con estas lecciones podamos facilitar el trnsito del mundo de las reglas al del Amor; el
trnsito del mundo de Jehov, al mundo de Cristo, a ese Reino, que es el Reino de lo Humano.

Kabaleb

Queridos Hermanos:
Iniciamos hoy un Curso de Interpretacin Esotrica de los Evangelios. Cristo dijo: Nadie puede ir
al Padre si no es a travs de m y si examinamos el rbol Cabalstico que hemos utilizado como punto
de referencia de todos nuestros estudios, vemos que, efectivamente, desde la baja esfera en que nos
encontramos, el sendero ms recto para ir a Kether-Padre es el que parte de Tiphereth, la esfera desde
la que Cristo opera en la Tierra.
Desde su nacimiento hasta su sacrificio, la vida de Jess y la de Cristo, junto con sus enseanzas,
constituyen un itinerario que conduce al Padre. Si ese Itinerario fuera algo as como un folleto explicativo
para turistas curiosos, una mera invitacin a un viaje, sera ya de por s interesante conocer una ruta que
conduce al trono de todos los poderes. Pero tratndose de un itinerario obligado, que todos,
absolutamente todos tendremos que recorrer un da, ello hace que esa vida-obra sea algo que nos
concierne personalmente, porque, si conocemos de antemano las etapas, las caractersticas del terreno,
las peripecias, sabremos en todo momento el esfuerzo que deberemos estar dispuestos a realizar.
En los Evangelios se mezclan los hechos reales con las alegoras y los smbolos y por ello la
interpretacin dada por la Iglesia y los distintos comentaristas no ha sido siempre correcta. En este curso
daremos las claves hermticas tal como han sido reveladas a la luz de la Cbala.
Al dar este conocimiento lo hacemos con el propsito de que el estudiante pueda vivirlo; con el
propsito de que la vida de Cristo pueda ser la propia vida de cada uno de nosotros, y serlo a partir de
hoy mismo si es posible.
Recordamos aqu una vez mas que no son los conocimientos intelectuales los que nos permiten
avanzar en el sendero evolutivo, sino las transmutaciones que se operan en la personalidad y que stas
siempre se deben al impulso del deseo exaltado, cuando es ayudado por la mente en el empeo de
conquistar ms altos niveles.
Ojal podamos con este Curso aportar comprensin y la comprensin conducir al florecimiento de
las rosas.
Fraternalmente vuestro

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 1

1.- La Vida de Dios es una historia que un da u

otro ha de ser protagonizada por todos los
hombres. El ego de cada ser humano la lleva
impresa encima como si fuera una cruz y en
cada una de nuestras sucesivas existencias
interpretamos un episodio, un fragmento de esa
historia divina.
Para ejecutar esta obra, disponemos de una
entera libertad. Es como el director de orquesta
que, habiendo recibido una partitura para ser
ejecutada, tuviera que escoger con su libre
voluntad, los msicos, los instrumentos y el
lugar en que va a dar su concierto. La Biblia nos
refiere esa Historia de Dios, o sea, nos anuncia
los trances por los que todos tendremos que
pasar, siendo alternativamente los Abraham del
pacto con la divinidad, los habitantes de
Sodoma que reciben el fuego del cielo, los Jos
vendidos por sus hermanos, los transitantes del
Mar Rojo, los Salomn y finalmente los Cristo,
en los cuales la naturaleza divina y la humana
actuar al unsono para siempre jams.
Los Evangelios tratan de esa etapa final que
todos hemos de vivir antes de alcanzar la
liberacin en todo lo concerniente a las tareas
humanas; antes de alcanzar ese punto evolutivo
en el que ya no estaremos obligados a volver a
la tierra y seremos pilares de Dios, trabajando
en los mundos de arriba para el progreso
espiritual de nuestros hermanos.
Los Evangelios que admite la tradicin son
cuatro, como cuatro son los elementos y cuatro
son las letras que forman el nombre divino YodHe-Vav-He. El de San Juan es el Evangelio de
fuego; el de San Lucas el Evangelio de agua; el
de San Marcos el Evangelio de aire, y el de San
Mateo el Evangelio de tierra. El primero est
destinado a producir la revelacin; el segundo
se dirige a los sentimientos; el tercero a la
razn, y el cuarto es un compendio de los tres.
Se presentan a la lectura en orden inverso
porque como sabis, la lengua sagrada se
escribe en sentido contrario a la profana, de
derecha a izquierda, de modo que el ltimo es el
primero.
2.- Tenemos as, que si el Antiguo Testamento
contiene nuestra Historia Espiritual pasada, el
Nuevo Testamento contiene el relato de nuestro
desarrollo espiritual por venir. As sera por lo
menos si las pautas espirituales previstas por la

divinidad hubieran sido vividas sumisa y

ordenadamente por el hombre, pero habiendo
cortado Adn las amarras que lo unan a la
divinidad, la evolucin ha sido vivida a
trompicones, dando un paso adelante y dos
atrs, y son muchos los que hoy estn
recapitulando etapas antiguas, mientras que
tambin hay algunos que se han anticipado y
que viven realidades programadas para nuestro
futuro.
3.- En el primer captulo de San Lucas se nos
habla de los extraos sucesos que precedieron
al nacimiento de Juan el Bautista, el que luego
sera llamado el Precursor. Se nos dice (Lucas
I, 8-20) que encontrndose Zacaras ejerciendo
sus funciones de sacrificador en el templo,
cuando ofreca sus perfumes a la divinidad se le
apareci el ngel Gabriel, el jefe de los ngeles
lunares que se ocupan de los asuntos de
fecundidad, para anunciarle que su mujer iba a
dar a luz un nio que preparara al pueblo para
que marchara conforme a los mandatos de
Dios. Como sea que Zacaras, siendo ya viejo,
se mostrara incrdulo, Gabriel le dijo que
permanecera mudo hasta que los hechos
anunciados ocurrieran. Ms tarde, cuando el
nio naci (Lucas I, 59-64), su madre dijo que
se llamara Juan, tal como el ngel le indicara,
cosa que produjo el asombro de los familiares,
porque ninguno de los antepasados haba
llevado ese nombre. Cul es el significado de
ese episodio?
En esas palabras encontramos descrito el
proceso de elaboracin de la personalidad
crstica en su fase final. El nacimiento espiritual
es el objetivo supremo de toda vida humana, y
antes de que pueda producirse, debe
experimentarse en nuestra naturaleza interna
un gran cambio; es decir, la tendencia que
hasta entonces ha estado, dominando en
nosotros y administrando las fuerzas de nuestra
voluntad tiene que enmudecer para dar su voz
al nio que va a nacer, un nio que no ser an
el esperado, sino el que preparar el terreno a
la otra tendencia, la que nos permitir
definitivamente unir lo divino a lo humano. Esto
significa, en concreto, que antes de ser Jess,
deberemos ser Juan y, antes que Juan, ser
Zacaras. Y siendo Zacaras deberemos ofrecer
los perfumes al Seor, a la hora de los

perfumes, como lo consigna Lucas, para que el

ngel anunciador aparezca, Los perfumes
representan los actos sublimes, capaces de
ascender a los mundos de arriba. Cuando estos
actos existen, cuando se han repetido una y otra
vez como si fueran un ritual; cuando nuestras
buenas acciones forman un autntico rosario,
entonces los seores de arriba se movilizan y
descienden hasta nosotros para anunciarnos
que nuestra hora est prxima y que en nuestra
vieja naturaleza va a nacer ese nio por cuyo
ministerio el pueblo encontrar su camino hacia
Dios. Se trata aqu de nuestro pueblo interno, el
que est formado por tendencias mltiples que
se manifiestan en nosotros al azar de los das,
hacindonos ora hroes, ora villanos, tan pronto
sublimes como perversos. Mientras exista en
nosotros esa pluralidad de personalidades, lo
bueno que hagamos en un da se ver demolido
por lo malo que hagamos en el siguiente, Ese
pueblo interno debe estabilizarse, debe
unificarse, de forma que cualquiera que sea la
tendencia que suba al poder en nuestra psique,
la voluntad que se exprese a travs de ella sea
la misma.
4.- Zacaras, hemos dicho, representa el estadio
final de la elaboracin de la personalidad
crstica; representa esta Tierra vieja -su esposaque parece ha agotado su vitalidad y que no
puede ya dar ms de s. Y, en efecto, la ha
agotado para la fructificacin material, para los
placeres de orden mundano. Es preciso que las
apetencias materiales hayan desaparecido de
nosotros, que hayamos agotado nuestra
capacidad de generar en el mundo fsico, para
que podamos or la voz del ngel
anuncindonos que el Espritu Santo nos
declara aptos para generar en los mundos
espirituales. Entonces Zacaras enmudece y el
nio-precursor nace. Ese nio, que significa una
ruptura total con nuestra personalidad anterior,
orientada hacia el mundo material, no puede
llevar el nombre de ningn antepasado nuestro,
es decir, de ninguna de las tendencias que un
da rigieran en nuestra personalidad humana, y
los familiares se asombran de que el nio se
llame Juan.
5.- Antes de llegar a esta fase final de nuestro
peregrinaje humano que lleva el nombre de
Zacaras, como decamos al principio, hemos
tenido que pasar por un largo proceso, en el que
hemos sido, alternativamente, personajes de
muy diversa condicin. Este proceso es
inventariado por Mateo en su primer captulo del
Evangelio, al renombrar la genealoga de Jess.
Esta genealoga (Mateo I, 1-17) empieza con
Abraham y termina con Jos, esposo de Mara.
En total son cuarenta y dos generaciones que
representan cuarenta y dos peldaos de esa

escalera que une el ciclo con la tierra en su

sentido de descenso. Nuestros estudiantes
saben que el ciclo natural de la vida humana es
de ochenta y cuatro aos y hemos dicho en otra
parte que en los primeros cuarenta y dos aos
el hombre debe descender a las realidades
materiales y proyectar el mensaje divino en el
mundo fsico, mientras que a partir de los
cuarenta y dos debe iniciar los trabajos de
identificacin con su personalidad espiritual.
Esa misma regia, que debera regir en toda vida
humana, se encuentra activa en el proceso
generacional de la personalidad crstica
Si nuestra personalidad humana hubiese sido
obediente a la programacin establecida por
nuestro Ego, nos bastaran cuarenta y dos
encarnaciones para que se produjera en
nosotros el nacimiento de la espiritualidad, es
decir, para que nuestra personalidad divina y la
humana actuaran conjuntamente. Pero los
planes divinos fueron alterados por los
Luciferianos y si, por un lado se aceleraron en
ciertos aspectos, sobre todo al principio de su
actuacin, en lo que se refiere a las fases de
conocimiento intelectual, en cambio se rompi
el contacto con la jerarqua espiritual, se produjo
una identificacin con la naturaleza fsica,
causando as inevitables retrasos en el ritmo
evolutivo. En la prctica, esas cuarenta y dos
encarnaciones se convierten en muchas ms y
las vidas de ochenta y cuatro aos naturales, se
reducen a vidas de cincuenta, cuarenta, treinta
o muchos menos aos. Ese retraso se ver
compensado en las cuarenta y dos
encarnaciones tericas a partir del nacimiento
de la personalidad crstica, ya que entonces
quemaremos las etapas y en muy pocas vidas
conquistaremos la plenitud espiritual, o sea, ese
punto evolutivo en que la conciencia ya no nos
abandona al morir el cuerpo material y nos
vemos libres para circular por todo el universo
solar.
6.- Nos dice Mateo en su primer captulo que
ese proceso generacional se divide en tres
partes. La primera, formada por catorce
generaciones, va desde Abraham hasta David.
Abraham significa la formacin de la conciencia,
o sea, el momento en que el hombre se da
cuenta de que existe en l algo superior e
inmortal que ha de darle continuidad; que ha de
darle descendencia, proteccin y amparo. En
Abraham se produce la promesa de unin, esa
unin que se realizara con Cristo al final de
esas tres etapas.
En ese primer perodo, la semilla divina es
planteada
en
el
hombre
en
quince
generaciones, puesto que David representa la
quinceava generacin a partir de Abraham.
Nuestros estudiantes de astrologa y tarot ya
saben que son quince las fases zodiacales que
van desde Aries a Virgo. Son doce los signos,

pero son quince las fases porque hay que

contar en ellas las de transicin del elemento
fuego al agua; del agua al aire, y del aire a la
tierra.
Ese primer periodo generacional se caracteriza
por la actuacin de la espiritualidad desde el
exterior. El hombre va por un lado y la
espiritualidad por otro. De vez en cuando se
comunican, el Eterno hace or su voz y se va
formando el pueblo elegido, aqul que un da
recibir a Cristo. Despus del cautiverio, de la
etapa de Egipto, del pasaje del Mar Rojo y de la
cada del Man, la espiritualidad se fija en una
morada provisional que lleva el nombre de
Tabernculo. Todo ese proceso ya ha sido
estudiado con cierto detalle en nuestro primer
curso.
7.- La segunda etapa en la generacin de la
personalidad crstica empieza con David y su
hijo Salomn y se caracteriza por la
construccin del templo y sus sucesivas
destrucciones. Se trata aqu de interiorizar la
espiritualidad, de construirle un templo en el
interior de la personalidad humana, para que
Dios no tenga que actuar desde fuera y pueda
hacerlo desde dentro. Para construir esa
morada, las fuerzas que transcurren por la
derecha del rbol de la vida tienen que unirse a
las que circulan por la izquierda y todo el
problema reside en conseguir esa unin. As
vemos que, apenas establecido el propsito de
edificar ese templo, ya los aliados se estn
traicionando y en esa traicin el arquitecto
encuentra la muerte. Esa falta de entendimiento
conducir a la destruccin de la morada una y
otra vez. Las distintas escuelas iniciticas que
hoy en da perduran, se ocupan precisamente
de recapitular esa construccin y todava se
sigue fracasando en ella.
8.- El tercer perodo generacional representa los
trabajos de exteriorizacin de la divinidad. Dios,
morando ya en el interior del hombre, va
tomando el dominio de la voluntad, hasta que, al
final de las quince etapas, la personalidad
crstica nacer.
9.- Ese nacimiento crstico nos es relatado por
Mateo (I, 18-23) y por Lucas (I, 26-38) y
constituye el episodio peor comprendido por la
Iglesia exotrica. Nos dicen las escrituras que
cuando Isabel se encontraba en el sexto mes de
su embarazo, el ngel Gabriel fue enviado a
Mara para anunciarle el nacimiento de un hijo
sin intervencin de varn.
Para entender este episodio en su exacto
significado, es preciso comprender que el
Nuevo Testamento, como el Antiguo, nos
relatan unos hechos que son, alternativamente,

reales y mticos. La Iglesia ha interpretado como

una realidad material lo que es una realidad
espiritual, clasificando implcitamente el acto
generacional como acto impuro, cuando slo lo
es si la pareja humana se acopla slo para
procurarse un placer.
Jos y Mara constituyen el estadio anmico
anterior al nacimiento de Jess. Es decir, para
que la personalidad mstica pueda nacer dentro
de nosotros, esa personalidad que unir lo
divino a lo humano, es preciso que se produzca
previamente una regeneracin que nos
devuelva a nuestro estado de pureza virginal.
En este sentido, Jos y Mara constituyen los
dos polos de una misma realidad espiritual. Si el
ngel se dirigi a Mara y no a Jos para
anunciarle el nacimiento mstico, es porque, tal
como hemos visto al hablar del proceso de
creacin del universo en que vivimos (leccin 11
del 1er curso), la parte femenina es siempre la
primera que se activa al comienzo de cualquier
proceso. Al principio de la Creacin, fueron las
fuerzas femeninas que la divinidad contena, las
que concibieron nuestro universo, dejndose
fecundar por las energas positivas, masculinas
de los Zodiacales. Tambin entonces pudo
haberse dicho que el nio -el universo
naciente- fue engendrado sin ayuda de varn, y
que el esposo de la Virgen que concibi -la
parte masculina de Dios-, estaba ausente, lo
mismo que lo estaba Jos cuando el ngel le
hizo el anuncio a Mara.
El nacimiento mstico en nuestro fuero interno,
ya que un da la historia de este nacimiento ser
nuestra propia historia, no depende de nuestra
voluntad, que es la parte masculina que hay en
nosotros, sino de que exista en nosotros un
terreno virgen, un cuerpo puro sin el cual el nio
divino no podra nacer. Esta disposicin de
pureza se llama Mara y es la parte femenina de
nuestro estado psquico. Ahora bien, si hemos
llegado a ese estado, es porque previamente
nuestra voluntad nos ha llevado a l, y es aqu
donde aparece Jos en el relato, dicindonos
los Evangelios que era un viejo viudo a quien le
fue confiada la custodia de la virginidad de
Mara. Jos representa la voluntad que ha
creado ese estado virginal propicio al
nacimiento del nio divino. Una vez creado, ese
nacimiento se producira sin que la voluntadJos interviniera, por obra del Espritu Santo
que es quien ha de juzgar si nuestro estado de
preparacin es suficiente para recibir el nio.
As pues, esta parte del Evangelio relata unos
hechos mticos que se repiten una y otra vez
cuando, en un 25 de diciembre, nace la
personalidad divina en el fuero interno de algn
ser humano.
10.- Pero el nacimiento de Jess es tambin un
hecho histrico, porque nada puede producirse
en nosotros si antes no lo ha vivido el mundo

que nos transporta. Jos y Mara son seres

humanos y sus existencias y el papel que han
desempeado en la vida de Jess pueden ser
estudiados en los archivos aksicos que
guardan toda la historia de la Tierra. A la luz de
esos archivos aparece que Jos y Mara fueron
dos seres de gran elevacin que se encarnaron
con la misin de llevar al mundo al ser que
haba alcanzado un ms alto nivel evolutorio y
que llevara el nombre de Jess.
Mara vino al mundo bajo sexo femenino para
realizar expresamente esa misin. Ambos
haban superado la etapa de los deseos
sexuales y se encontraban en condiciones de
generar un hijo, no movidos por el deseo, sino
para cumplir una misin. Ese nio que deba
salvar el mundo fue concebido bajo la direccin
de las jerarquas lunares, de Gabriel, encargado
de las tareas de fecundacin.
El estudiante puede preguntarse cmo un
hombre, si no est habitado por el deseo, puede
realizar eficazmente la tarea fecundadora, y
respecto a ese punto es preciso recordar un
fenmeno que tiene lugar todas las maanas a
la salida del sol. En ese momento, los rganos
masculinos se encuentran en estado de tensin
y ningn sexlogo ha podido explicarse a qu
obedece tal fenmeno, que se da incluso en
hombres de avanzada edad y ya impotentes.
Podemos decir que ste es un fenmeno de
orden espiritual, en el que no tienen ninguna
intervencin los deseos humanos. Es entonces,
a esa hora del da, cuando la pareja humana
que desea tener un hijo, puede realizar la unin
sexual de una manera totalmente pura y
desinteresada, con el nico objeto de permitir
que un ser encarne. Es a esa hora cuando las
grandes almas, que esperan una oportunidad de
encarnacin, acuden a la prisin terrestre,
porque los que se sitan alto en el terreno
evolutivo, no pueden acudir a la cita de la
pasin y del vicio.
Resulta pues que Jos fue el padre material de
Jess, y por ello su nombre figura en la
genealoga de Jess que nos da Mateo, pero el
acto de generacin fue programado por el
Espritu Santo, por Binah, el Sfira que se
ocupa de los trabajos generativos a travs de la
luna, su vehculo, en lo que cabalsticamente se
denomina mundo de formacin.
Cualquier otra suposicin es puramente
absurda, ya que ha sido Dios quien ha
organizado el sistema de reproduccin que
utilizamos los humanos y resulta inimaginable
suponer que en este caso la divinidad utilizara
otro sistema porque el creado por ella le
pareciese impuro.
Habiendo realizado el acto generacional sin
pasin, Mara no se encontr manchada, de
modo que la frecuencia de sus vibraciones no
disminuy y sigui siendo esa tierra virginal que
Jess necesitaba.

11.- En efecto, Jess necesitaba para encarnar

un ser de excepcional pureza. Ya hemos
explicado en nuestro Curso 1 Complementario
cmo las almas, al descender, se van formando
los cuerpos del pensamiento y de los deseos,
atrayendo hacia ellas tomos en afinidad con
sus naturalezas. En la construccin del cuerpo
fsico sucede los mismo, pero mientras en los
mundos superiores los tomos se sacan del
macrocosmos, al llegar al mundo fsico, no es la
tierra la que facilita esos tomos, sino la madre,
en el seno de la cual el cuerpo se forma. Si los
tomos que constituyen el cuerpo de la madre
no vibran a una determinada frecuencia, el
individuo que se forma vendr al mundo con las
mismas limitaciones y su cuerpo estar
expuesto ms o menos a la enfermedad. Pero
lo ms importante es que un cuerpo fsico con
una baja frecuencia vibratoria no puede
contener unos cuerpos superiores vibrando a
altas frecuencias. Es decir, un alma grande no
puede morar en un cuerpo defectuoso, y es por
ello que Jess necesitaba una madre que
ofreciera a su cuerpo materiales de elevada
frecuencia, o de lo contrario no hubiera podido
realizar la misin de cargar sobre sus espaldas
la personalidad crstica.
12.- Lucas inicia su 2 captulo con el relato del
viaje de Jos y Mara encinta para figurar en un
censo. Ese es el pretexto para un viaje que
representa ante todo una exigencia espiritual.
Cada vez que se produce un cambio de estado
anmico, las Sagradas Escrituras nos dicen que
los personajes efectan un viaje. Fue as como
Can viaj a la tierra de Nod despus de su
crimen, y como Jacob abandon las tierras de
Laban al encontrarse Raquel encinta que su
ltimo hijo. En nuestros cursos ya hemos
hablado del significado de estos viajes que
representan un cambio de tierra, de nuestra
tierra espiritual. Es decir, el marco humano en el
que se desarrolla nuestra vida forma parte de
nuestro paisaje emotivo y mental. Pensamos,
sentimos y vivimos en una tierra determinada.
Si nuestro estado mental y emocional cambian,
el marco en que vivimos ya no corresponde al
nuevo estado psquico interno, de modo que no
tardar en producirse la circunstancia que nos
llevar a otro lugar. Es por ello que la
inestabilidad emotiva es generadora de
frecuentes cambios de domicilio.
El nacimiento de Jess no poda tener lugar en
la misma tierra en que sus padres vivan
anteriormente porque, en trminos anmicos,
ese nacimiento significaba un cambio de estado
interno. En el caso de Jacob, su ltimo hijo,
Benjamn, el que completaba y perfeccionaba
su obra, deba nacer en tierras de libertad. En el
caso de Jess, al contrario, vena al mundo
para realizar una obra redentora y deba nacer

en el momento del da en que las tinieblas son

ms densas y en la gruta que simboliza la
oscuridad, ya que el objetivo de Jess-Cristo
era el de conseguir que la luz penetrara en las
tinieblas.
13.- Sigue dicindonos Lucas (II, 8-20) que un
ngel se apareci a los pastores para
anunciarles el nacimiento del Salvador
de[ mundo y que todos ellos emprendieron el
camino hacia Bethlehem. Esos pastores
representan las tendencias humildes del alma
humana, las que estn creciendo y an no han
alcanzado los niveles del poder anmico. Es
decir, dentro de nosotros hay un rey coronado
que es el que mueve los resortes de nuestra
voluntad, tal como hemos dicho en el punto 3.
Este Rey, que representa la tendencia
dominante en un momento dado, pierde a lo
largo de nuestra vida el poder en provecho de
otras tendencias que lo derrocan y se ponen la
corona. Podemos decir pues que son muchos
los soberanos que nos rigen en nuestra
existencia, y al mismo tiempo podemos decir
tambin que constantemente nacen en nosotros
tendencias, algunas de las cuales quizs
lleguen a gobernar, pero otras sern para
siempre tendencias humildes, sin voz ni voto,
dispuestas a apoyar la tendencia reinante, sea
la que sea. Esas tendencias constituyen nuestro
pueblo interno, constituyen los pastores que
guardan los rebaos de nuestros instintos. La
historia santa nos dice aqu que lOs guardianes
de los instintos decidieron acatar al que deba
convertirse un da en rey de su mundo y que
marcharon a Bethlehem para adorarlo.
Ms tarde, en su desarrollo histrico, veramos
como el cristianismo empezara siendo una
religin de esclavos, veramos cmo esos
pastorcillos mticos se convertiran en seres
reales y, desafiando el poder de las cabezas
coronadas, defenderan su fe hasta el supremo
sacrificio. Luego, en el despliegue de la historia,
esos pastorcillos iran adquiriendo galones y
acabaran convirtindose en reyes y el
cristianismo pasara a ser una religin de
Estado. Todas las religiones han de conocer
igual desarrollo y si no hay pastorcillos para
sostener el impulso naciente, ese impulso no
podr prosperar.
La tradicin ha escenificado esa marcha de los
pastorcillos en los nacimientos que cada ao
por Navidad se montan en algunos hogares, y
en ellos vemos esas figuritas avanzar cada da,
cargadas con sus modestos presentes que,
simbolizan la parte que ellos mueven en nuestra
organizacin psquica, hacia la gruta en que
nace el Salvador.
14.- Si los pastorcillos, los hombres de
buena voluntad fueron fciles de convencer, no

result lo mismo con Herodes, que representa,

en el relato mtico, el seor que reina en nuestro
mundo interno cuando el nacimiento espiritual
se produce. Herodes representa el mundo
convencional, los poderes nacidos de la vida
social, con todos sus valores materiales y el
bienestar ficticio que significan. La tendencia
naciente supone una amenaza mortal para el
reino de Herodes, ya que cuando esa tendencia
se consolide y adquiera poder, inevitablemente
Herodes dejar de reinar, es decir, ya no nos
interesar el coche, ni los electrodomsticos, ni
las discotecas, ni nada de lo que constituye la
felicidad del hombre profano. Sabindose
amenazado por la tendencia naciente, Herodes
toma medidas para destruirla.
15.- Nos dice el relato evanglico que Herodes
fue advertido por los magos de Oriente (Mateo
II, 1-8), los cuales haban visto brillar la estrella
del rey de los judos. Esos magos de Oriente
representan las tres fuerzas que hay en
nosotros capaces de trasformarlo todo, esas
tres fuerzas que en el rbol cabalstico
conocemos como el nombre de Kether,
Hochmah y Binah y que actan en cada uno de
nosotros como Voluntad-Amor SabiduraInteligencia Activa y Transformadora. Esas tres
fuerzas se sitan en el Este, en el Oriente,
Kether representando el punto por el que
penetra en nosotros la luz. Si esas fuerzas
mgicas no se movilizan a favor de la
espiritualidad naciente, ese nio nunca llegar a
crecer ni a reinar. Los magos anuncian
implcitamente a Herodes el final de su reinado
y este anuncio tiene lugar cada vez que las
facultades superiores que hay en nosotros le
vuelven la espalda a nuestra naturaleza inferior,
anuncindole que en la noche oscura han visto
brillar la estrella del nio-Dios.
16.- Esa estrella de cinco puntas que los magos
vieron brillar es la formada por los cinco
caminos de setenta y dos das que el aspirante
recorre todos los aos. Todos nuestros
estudiantes saben que son setenta y dos los
rostros de la Divinidad, cada uno portador de un
programa que el hombre debe protagonizar.
Setenta y dos multiplicado por cinco da como
resultado trescientos sesenta, que son los
grados que tiene el zodaco, de modo que esos
setenta y dos programas divinos nos son
ofrecidos cinco veces por ao para que los
asimilemos. Cuando esos cinco caminos han
sido recorridos con total aprovechamiento, se
forma en nosotros una estela luminosa de cinco
puntas que atrae la luz que nace en el Oriente,
uniendo esa luz naciente con el camino de luz
formado por la activacin de los cinco ciclos
anglicos. Entonces los magos se ponen a
cabalgar: Kether-Hochmah-Binah acuden a la

gruta de Bethlehem, en el mundo oscuro de los

Deseos.
17.- Para adorar al nio, los magos deben pasar
ineludiblemente por el reino de Herodes, puesto
que es en l donde se ha producido el
nacimiento, en las mismas narices, por as
decirlo, del rey que cie la corona de la
personalidad profana. Herodes pide a los magos
informacin, pero stos slo pueden darle una
vaga pista, porque la personalidad profana y la
sagrada se excluyen mutuamente y la una no
puede llegar a la otra sin que una de las dos
muera. Entonces Herodes pide ayuda a los
sacrificadores
y
escribas,
los
cuales,
representando una espiritualidad convencional,
totalmente exteriorizada y esclerotizada en las
formas, dan una respuesta cultural, de acuerdo
con los textos de los profetas: una respuesta
que no tiene fuerza movilizadora. Herodes fa
ms en los magos para encontrar a su enemigo.
Si ellos le indican el lugar exacto en que se sita
el nio, l tambin lo adorar, dice.
18.- Los magos ofrecieron al nio oro incienso y
mirra, El oro es un atributo de la voluntadKether, cuyo valor es inalterable como el oro. En
efecto, la Voluntad es una fuerza que nada
puede alterar. En nuestro maniobrar humano,
iremos por caminos torcidos, que Juego nos
valdrn duras experiencias y un pesado karma
caer sobre nosotros, pero jams la voluntad se
ver entorpecida por el resultado de nuestras
actuaciones. La Voluntad fluir sobre nosotros y
ser siempre una fuerza a nuestro alcance para
remediar, rectificar, cambiar el curso de nuestra
vida. Al ofrecer oro, los magos ofrecen al mismo
tiempo la fuerza de voluntad, atributo de KetherPadre, bajo la administracin de nuestro espritu
y la mirra representan las virtudes de Hochmah
y Binah, la sabidura y la fuerza cristalizadora
que su Obra iba a necesitar.
19.- Una vez comprometidos con la nueva
personalidad, los magos ya no regresaran por
el mismo camino. Las facultades superiores que
hay en nosotros no pueden servir a dos seores
a la vez y los magos abandonan el contacto con
Herodes.
Un ngel advierte a Jos de la conveniencia de
refugiarse en Egipto, nos dice el relato
evanglico. Egipto representa el estado anterior.
Fue de all de donde parti el pueblo elegido
para su gran aventura espiritual: es la tierramadre, la tierra nodriza, un lugar en el que se
est en seguridad porque representa lo
conquistado, la ciudad natal, la infancia, el
pasado.
Ya hemos dicho algunas veces en estos cursos
que la personalidad sagrada y la profana no

deben
confundirse,
no
deben
actuar
conjuntamente, porque la profana es ms
fuerte, est ms arraigada y, en la confrontacin
saldr triunfante. Cuando la personalidad
sagrada nace, debe retirarse a Egipto, esto es,
debe crecer en un lugar en que no pueda verse
perturbada por la otra personalidad.
Cmo se consigue esto? No mezclando las
dos personalidades y dejando que, por un
tiempo, Herodes siga reinando en nosotros,
mientras que Jess, oculto a sus miradas, vaya
adquiriendo fuerza.
Es decir, a lo largo de la jornada, reservaremos
cinco minutos, diez, quince, a vivir en nuestra
personalidad sagrada, la que un da ha de
recibir a Cristo. Esto lo haremos en la soledad
de nuestra habitacin, cuando nadie pueda
vernos y a esto llamaremos estar en Egipto. Si
nuestra casa no reuniera condiciones para
aislarnos, se pueden utilizar los templos
cristianos,
preferentemente
cuando
se
encuentran poco concurridos, y en ellos vivir y
desarrollar la personalidad de ese nio divino.
Los grupos organizados vivirn esa experiencia
durante las reuniones y en ellas se nombrarn
por su nombre sagrado.
En ese tiempo sagrado que se dedica al
fortalecimiento del nio, las consideraciones
profanas tienen que desaparecer y el discpulo
debe obrar con el pensamiento, con el
sentimiento y en acto como si fuera
autnticamente un aspirante a la naturaleza
divina, estudiando la ciencia de Dios,
elevndose hasta l por la plegaria y
procurando realizar una obra que est a su
alcance y que pueda llevar realmente el nombre
de obra santa. Ese tiempo sagrado, que puede
al principio no ser ms que cinco minutos
diarios, el estudiante deber ir amplindolo en la
medida de sus posibilidades, esto es, en la
medida que no perturbe sus compromisos con
la familia y la sociedad. Herodes es el que da
alimento a sus familiares y mientras DiosProvidencia no le reemplace en estas funciones,
Herodes debe seguir ejercindolas.
20.- Jess permaneci en Egipto hasta la
muerte de Herodes (Mateo II-15) y ello que el
tirano, el regente de nuestra vida profana, sin
da ti otro acaba por morir; es decir, un da u
otro nos vemos desligados de nuestros
compromisos con la sociedad y la familia. Ya
nadie nos pide nada y, por consiguiente, ya no
perjudicamos a nadie si nos retiramos de la vida
profana para vivir a tiempo completo en el
mundo sagrado.
No significa esto que debamos encerrarnos en
un convento y vivir la espiritualidad de puertas
para dentro. Esto no es lo que ms tarde hizo
Cristo, sino al contrario, estuvo con el pueblo
para instruirlo, para alimentarlo en los nuevos
valores de su doctrina.

La muerte de Herodes significa el fin de

nuestros compromisos mundanos, el fin de
nuestra apetencia de bienes del mundo material
y el comienzo de una vida entregada a la
proclamacin de los valores eternos, de las
leyes csmicas y de la superacin de esas leyes
mediante la Sabidura-Amor. El puesto de
Herodes no puede quedar vacante y debe ser
cubierto por ese nio que se ha fortalecido en
Egipto y que se encuentra en condiciones de
reinar.
El relato de la permanencia en Egipto hasta la
muerte de Herodes slo se encuentra en Mateo,
mientras que Lucas (II, 21-40) dice que el nio
fue presentado en el templo a los ocho das de
su nacimiento, tal como lo prescriba la Ley y all
es reconocido por los profetas, los cuales
anticipan lo que el reino de Cristo iba a aportar.
Si se tratara de la cronologa de unos hechos
histricos, existira una contradiccin entre
ambos evangelistas, pero como se trata del
relato de unos hechos anmicos, las dos
versiones se compaginan. En efecto, hemos
dicho que el Evangelio de Lucas es el que
corresponde al agua, o sea, a la parte
emocional de nuestro ser, de modo que esa
doble versin viene a decirnos que si Jess
debe permanecer alejado del mundo material en
el que reina Herodes, en cambio debe estar
presente en nuestros sentimientos y en nuestras
emociones, porque all ser reconocido por esas
tendencias que ven el futuro, nuestro futuro,
del mismo modo que fue reconocido por los
pastorcillos, o sea, por las tendencias activas
ya en nosotros en el momento del nacimiento
del nio, pero todava sin mando. La
presentacin de Jess en el Templo equivale a
su nacimiento en el cuerpo de los sentimientos,
del mismo modo que el nacimiento en
Bethlehem corresponde a su aparicin en la
esfera ms elevada de nuestra psique, la del
Mundo de las Emanaciones. Ms tarde, cuando
Jess inicie su obra, se producir el nacimiento
en nuestra realidad material.
21.- Nos dice Lucas (II, 21) que en ese octavo
da, regido por Hod, el nio deba ser circunciso.
La circuncisin consiste en extirpar el prepucio,
o sea, la corona de piel que recubre la parte
superior del rgano sexual masculino. En la
antigua Ley, la circuncisin era considerada
como el signo de la alianza que Jehov
estableciera con Moiss. Ya hemos visto, a lo
largo de estos cursos, que Binah, la esfera
regida por Jehov, es la institutora del sacrificio
y, por consiguiente, en todas nuestras
actuaciones debe de haber un sacrificio, una
renuncia, debemos dejar algo no apurado. El
hombre, en su integridad fsica, no escapa a esa
ley, y por ello al nacer le arrancaban una parte
de su propio cuerpo y ello constitua la seal de
Binah. La mujer, siendo una criatura de Binah,

no necesitaba ese sacrificio, porque Binah ya lo

ha instituido en su funcionamiento orgnico y el
sacrificio se expresa en ella a travs de la
menstruacin y de la gestacin.
Jehov orden a Moiss que pusiera un signo
de l en todas las cosas del pueblo elegido, en
la puerta de sus casas, en sus vestidos, en sus
frentes, de manera que a cada instante, viendo
esos signos, recordarn su vinculacin al
eterno.
Cristo suprimira todos esos signos externos,
incluida la circuncisin, porque la Gracia que l
representaba debe abolir la Ley, no en el
sentido de anularla, sino de interiorizarla, de
llevarla impresa en el corazn. En cuanto esto
se consigue, ya es intil que se manifieste en
los signos externos. Segn una antigua usanza,
las gentes se atan un hilo al dedo para recordar
un compromiso contrado, pero malo cuando
para acordarse tienen que recurrir a tal truco: es
Sntoma de que el corazn no est en ello y si
el corazn no est, por mucho que
exteriormente se cumpla, es que la ley no ha
penetrado en las estructuras profundas y el
individuo sigue estando fuera de la ley, aunque
todos los signos externos indiquen que est en
ella.
22.- Mateo nos refiere (II, 16-18) como Herodes
orden la matanza de los inocentes. Veamos lo
que este episodio puede significar. Dijimos en el
punto 13 que los pastorcillos representan las
tendencias humildes que todava no han
alcanzado el poder, pero que se encuentran lo
suficientemente crecidas. Esas tendencias se
encuentran movilizadas en favor del futuro rey.
Pero constantemente estn naciendo en
nosotros impulsos que un da regirn nuestra
vida. Y, junto con el nio sagrado, nacen en
nuestro ser otras muchas tendencias que, si
crecieran juntas, podran poner en peligro el
reino de Cristo. Para que Herodes muera un da
en nosotros y Cristo pueda reinar, es preciso
que Herodes no encuentre un sucesor idneo,
que no exista un futuro Herodes en nuestro
pueblo interno. Por ello Herodes debe
decretar la muerte de todos los inocentes
nacidos en la misma poca que Jess. Son
inocentes porque acaban de aparecer en
nuestra naturaleza y no ejercen aun accin
alguna; se encuentran en estado emanatorio,
pero seran los futuros culpables si los
dejramos crecer. El sacrificio de las tendencias
nacientes es un paso obligado en todo aspirante
al nacimiento mstico. En trminos prcticos, se
trata
de
movilizar
el
pensamiento
exclusivamente al servicio de la obra. Aunque
nuestros gestos y nuestros sentimientos
correspondan an a la personalidad de
Herodes, los pensamientos que nacen en
nosotros deben consagrase exclusivamente al
designio espiritual y no alimentar con ellos el
reino de Herodes.

Que sea el propio Herodes quien d muerte a

los que deberan sostenerle, es algo que forma
parte de la dinmica csmica. Bien dice el refrn
que Dios ofusca a los que quiere perder y en la
historia del desarrollo histrico del cristianismos
hemos visto cmo emperadores romanos, por
matar a inocentes, han contribuido tanto o ms
al desarrollo de las ideas cristianas que los

propios apstoles de Cristo. Al matar a los

inocentes, Herodes est destruyendo los
cimientos de su propio reino, permitiendo que
Jess more en exclusiva en las races de su
fundamento, para plantar all las semillas del
nuevo reino espiritual.

Preguntas:
1.-.Antes de que Jess nazca en nosotros, qu tiene que producirse?
2.- Explica lo que has comprendido sobre la virginidad de Mara.
3.- Cul es el significado oculto del viaje a Bethlehem?
4.- Di lo que has comprendido sobre los magos.
5.- Por qu Jess tuvo que permanecer en Egipto y por qu los Inocentes tenan que morir?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 2

1.- Juan, en el primer captulo de su Evangelio,

nos revela el mecanismo csmico, en virtud del
cual Jess-Cristo apareci en la tierra En el
principio era el Verbo -dice- y el Verbo era con
Dios y el Verbo era Dios. Todas las cosas
fueron creadas por el Verbo y nada de lo que se
ha hecho, ha sido hecho sin l. En l estaba la
vida, y la vida era la luz de, los hombres. La luz
sobre las tinieblas resplandece, mas las
tinieblas no la comprendieron (Juan I, 1-5)
Si interpretamos esa secuencia de acuerdo con
nuestros conocimientos cabalsticos, diremos
que al principio, las cosas fueron creadas
mediante el Verbo. Qu es el Verbo? El Verbo
es la accin divina; es la exteriorizacin de la
potencialidad de Dios, y esa exteriorizacin es
llevada a cabo por la tercera persona divina, la
que conocemos, en trminos cabalsticos, con el
nombre de Binah, la que aparece en la Biblia
con el nombre de Jehov, y la que, en trminos
cristianos, se conoce como el Espritu Santo.
Ese fue el exteriorizador de la potencialidad
encerrada en Kether, que es lo mismo que decir
el Padre.
Nos dice Juan que esa fuerza exteriorizadora
que l llama Verbo, estaba con Dios y era Dios,
es decir, forma parte consustancial de la
Divinidad activa en nuestro sistema solar: es
uno de los atributos que la divinidad posee, el
de convertir su potencialidad en accin, para
crear un universo.

Todas las cosas fueron creadas por ese Verbo,

por esa tercera persona de la divinidad, y nada
ha sido hecho sin su intervencin. En esa
tercera fuerza creadora estaba la vida, esa vida
que procede del primer aspecto de la divinidad,
conocido cabalstica mente con el nombre de
Kether, y que, en trminos cristinos, se conoce
con el nombre de Padre. La vida, dice Juan, es
la luz de los hombres. Sin esa luz, ninguna vida
es posible. La tradicin hermtica nos dice que
cuando el hombre fue creado, esa luz se
encerr en sus tinieblas, en su estructura
corporal, y gracias a esa luz interna, el cuerpo
material puede subsistir. Pero esa luz que est
dentro, necesita aprovisionarse de la luz que
est fuera, de igual modo que el cuerpo fsico
necesita, para subsistir fsicamente, el
constante alimento. Pero los hombres, se
comportaron de tal manera, que acab por
resultar imposible que se produjera ese
aprovisionamiento lumnico, de modo que la luz
resplandeca sobre las tinieblas del cuerpo
material, pero esas tinieblas eran incapaces de
absorberla: la luz resbalaba sobre esas tinieblas
y se iba al abismo, trmino que ms adelante
tendremos ocasin de explicar.
Era preciso que un representante de la oleada
de vida que generaba esa luz, viniera a
nosotros para explicarnos cmo debamos
proceder para que la luz de dentro pudiera
comunicarse y aprovisionarse con la luz

10

csmica que estaba fuera. Ese enviado divino,

encargado de realizar esta conexin, fue Cristo.
2.- Prosigue Juan (I, 6-18) Hubo un enviado de
Dios llamado Juan, que vino para servir de
testigo, para rendir testimonio de la luz, a fin de
que todos creyeran por l. El no era la luz, pero
apareci para servir de testigo a esa luz. Esta
luz era la verdadera luz que, viniendo al mundo,
ilumina a todo hombre, La luz estaba en el
mundo y el mundo ha sido hecho por ella, pero
el mundo no la ha conocido. La Luz ha venido a
los hombres y los hombres no la han recibido,
pero en los que s la han recibido, en los que
creen en su nombre, la luz ha dotado el poder
de constituirse en hijos de Dios, los cuales han
nacido, no de la sangre, ni de la voluntad de la
carne, ni de la voluntad del hombre, sino de
Dios
Encontramos aqu descrito el proceso que
conduce de lo humano a lo divino.
Exteriormente, la sociedad religiosa en la que
Juan el Bautista se manifest, viva bajo el
imperio de las leyes de Jehov que codificaban,
hasta en los ms mnimos detalles, la
organizacin de la vida. Los hombres cumplan
con la ley, pero estando privados de la luz que
les hubiera permitido comprender el significado
profundo de sus mecanismos, eran como ciegos
guiados por el bastn de los preceptos. Para
pasar de las tinieblas a la luz necesitaban un
intermediario, un hombre que, formando parte
de su mundo, hablando como ellos, les sirviera
de puente para pasar al otro mundo. Juan, el
precursor, es ese elemento de transicin que
tiene que desaparecer -morir-, una vez
realizadas sus funciones. Juan poda revelar la
existencia de la luz pero para que los hombres
se conviertan en hijos de Dios, es preciso que
nazcan de la voluntad de Dios mismo, no de su
voluntad humana y mortal. Es nuestro Ego
quien acciona en nosotros la voluntad de Dios,
de modo que la misin de Juan es la de
revelarnos la existencia en nosotros de un Ego.
3.- Y la palabra ha sido hecha carne -sigue
diciendo Juan- y ha habitado entre nosotros,
llena de gracia y de verdad; y nosotros hemos
contemplado su gloria, una gloria como la gloria
del hijo nico, venido del Padre. Juan le ha
rendido testimonio diciendo: Es se del cual he
dicho: El que viene despus de m me ha
precedido, ya que estaba antes que yo. Y
hemos recibido todos su plenitud y gracia sobre
gracia, ya que la ley ha sido dada por Moiss, la
gracia y la verdad ha venido por Jesucristo.
Nadie jams ha visto a Dios, el hijo nico que
est en el seno del Padre, es el que lo ha dado
a conocer
El verbo hecho carne, es ni ms mi menos lo
que representa Cristo: algo que cada uno de

nosotros ha de vivir un da, es decir, la palabra

divina debe penetrar en nuestra carne y hacer
que nuestro comportamiento rinda testimonio de
ella. Mientras esto no ocurra, por mucho que
nos digamos cristianos, no seremos ms que
meros aspirantes a la vida de Cristo.
En el proceso evolutivo, el orden natural se
invierte y los ltimos resultan ser los primeros.
Si aplicamos este precepto crstico al rbol
cabalstico, vemos que en el camino de
ascenso, desde Malkuth a Kether, el primer
centro de vida que encontramos es Yesod, le
siguen Hod, Netzah, Tiphereth, etc., hasta
encontrar el ltimo, Kether, que es el primero.
Para pasar de la dependencia de Binah a la de
Hochmah, o sea, para ir de la ley a la gracia,
tenemos que retroceder hacia lo anterior, que
es al mismo tiempo lo primero. Esa realidad la
anunciaba Juan, ya que l representaba a Binah
y Jess-Cristo a Hochmah encarnado en
Tiphereth. Cuando dice que nadie jams ha
visto a Dios, esto significa que nadie ha
alcanzado a llegar hasta Kether, que es pura
voluntad creadora sin rostro. Es en el seno del
hijo de Hochmah donde Kether se revela y, por
lo tanto, ser asumiendo la personalidad crstica
como el Padre se manifestar en nuestro
interior. Cuando esto ocurra, comprenderemosla Obra Divina, poseeremos la llave de los
planes del Creador y no habr para nosotros
misterio alguno, ni en los cielos ni en la tierra.
4.- Cuando los judos le preguntaron a Juan
quin era, l responda: Soy la voz que grita en
el desierto: Allanad el camino del Seor. En
trminos psicolgicos, se llama desierto a la
tierra humana que no ha sido cultivada. Hay en
nuestros espacios internos llanuras frtiles y
estepas en las que nada crece. El sendero que
va de Binah a Hochmah se conoce con el
nombre de desierto porque el hombre de
evolucin media no lo ha hollado an en su
sentido de retorno. En ese desierto el hombre
se perdera si no encontrara en l la voz de
Juan, esa voz que, como los oasis en los
desiertos terrestres, constituye para el peregrino
un aliento y una esperanza. Todos los que
abandonan un da las realidades materiales de
Binah para ir al encuentro de las realidades
espirituales de Hochmah, oirn, cuando les
parezca que se han perdido, la voz de Juan que
les anunciar la proximidad de la meta.
5.- Juan instituy el Bautismo, que luego sera
adoptado por la Iglesia como el primero de los
Sacramentos. Qu significa el bautismo
exactamente? Ya hemos hablado ampliamente
en estos cursos de las aguas purificadoras de
Hochmah. Dijimos que en el segundo da de la
creacin, cuando las aguas zodiacales se
desencadenaron amenazando con apagar el

11

fuego primordial, Hochmah se hizo Agua-Amor

para llevarlas a cooperar en la obra divina.
Desde entonces, el agua es el camino ineludible
para ir al fuego, es decir, para ir al padre. Por
otra parte, al generar una criatura, se produce
en los padres una emisin de luz interna, de
modo que su nivel energtico ordinario queda
disminuido. El encarnante necesita de esa luz
para venir al mundo, de forma que de algn
modo el Ego encarnante es responsable de esa
prdida sufrida por los padres, viniendo al
mundo con una Culpa. El bautismo tiene por
objeto conectar al recin nacido con HochmahHijo para que se beneficie de la gracia
contenida en ese centro. Queda as
desvinculado de la ley de Binah y de toda
obediencia externa a esa ley que quiere que en
todas las cosas se proceda ojo por ojo y diente
por diente.
El bautismo no es pues un gesto gratuito, ya
que, tal como dijimos al iniciar estos cursos, lo
de arriba es igual a lo de abajo y cuando aqu
derramamos agua sobre la cabeza de un recin
nacido, en los mundos de arriba las virtudes de
Hochmah se derraman tambin sobre l y el
encarnante queda vinculado a ese centro. El
bautismo representa un vnculo activo para
todos los individuos, cualquiera que sea su
religin y su raza.
Para que surta efecto, el agua tiene que ser
derramada de arriba-abajo, ya que Hochmah es
un centro situado en el punto ms alto de
nuestra organizacin humana y de la csmica,
Toda agua que cae de arriba-abajo lleva en si
las virtudes purificadoras de Hochmah y, tal
como ya hemos dicho anteriormente, es as
como deben lavarse las legumbres y las frutas y
no por inmersin.
Por ltimo, saliendo al paso de una tendencia
moderna que quiere que el bautismo sea
impartido en la edad adulta, debemos decir que
es al nacer, a los ocho das, cuando el bautismo
debe ser administrado. Hochmah es un don del
Padre, y es el padre fsico, reflejo, del Padre
espiritual, quien debe hacer don al recin nacido
de los beneficios de Hochmah, liberndolo de su
sujecin a la ley de Binah para darle entrada al
mundo de la Gracia que Cristo iba a instituir a
partir del momento en que l mismo fue
bautizado.
6.- Nos dicen las escrituras que Jess acudi a
Juan para que ste lo bautizara (Mateo III, 1317. Marcos I, 9-13. Lucas III 21-22. Juan I, 2934) y que despus de haberlo hecho, Juan vio
como el espritu de Dios descenda sobre l en
forma de paloma, mientras una voz deca: Este
es mi hijo bienamado, en el que he puesto, todo
mi afecto Ese episodio nos refiere como Jess
y Cristo se unieron. Jess es un hombre, forma
parte de la oleada de vida humana, mientras
que Cristo es una divinidad, es el ms gran

iniciado del 2 da de la creacin, cuando la

humanidad recibi el germen del cuerpo vital,
ese cuerpo a travs del cual se establecen las
conexiones con los mundos de arriba. Cristo
siendo el responsable de estas conexiones, vino
a nuestro mundo fsico para asegurarlas, ante la
imposibilidad de hacerlo desde el mundo en que
l resida y reside.
Las
enseanzas
de
los
Rosa-Cruces,
transmitidas por Max Heindel, nos dicen que
Cristo necesitaba un cuerpo fsico para
manifestarse, puesto que l slo haba tenido
un cuerpo de deseos como vehculo ms
inferior y no era experto en la construccin de
cuerpos fsicos. Por supuesto que sus
capacidades creadoras lo capacitaban para
construirlo, pero su venida al mundo no deba
violar ninguna de las reglas establecidas por el
Padre de la Creacin, y, por otra parte, para que
l pudiera aparecer en la tierra, era preciso que
existiese por lo menos un hombre dispuesto a
recibirlo voluntariamente y con capacidad para
soportar sobre sus espaldas el peso de su
divinidad. Este hombre fue Jess, nuestro
hermano mayor, el ms evolucionado de la
oleada de vida humana, que en su encarnacin
anterior fuera el rey Salomn. Jess ofreci sus
cuerpos fsico y vital a Cristo y Cristo lo conect
con su cuerpo de deseos, unido a su vez a sus
vehculos superiores. Esto supuso un sacrificio
enorme para Jess y para Cristo. El cuerpo de
Jess soportaba difcilmente la alta frecuencia
vibratoria de los cuerpos de Cristo, y Cristo se
senta como prisionero en un cuerpo tan inferior.
Por ello a menudo uno y otro deban separarse,
y en los Evangelios leemos frecuentemente que
Jess se retir al desierto. En esos retiros
ambos cuerpos se separaban y los ngeles
cuidaban el cuerpo material de Jess.
7.- El Bautismos de Jess significaba el final de
su proceso recapitulatorio. A cada vida tenemos
que recapitular las anteriores, de manera que
nuestra alma es probada, para ver si cae en
los errores anteriores o si los supera. Hay
gentes que dejan de fumar porque les perjudica
la salud o dejan de beber porque estn
enfermos. En otra vida, con un cuerpo
perfectamente sano, ser preciso ver si ceden
al vicio del tabaco, del alcohol y a los dems
vicios. El aspirante a la espiritualidad, el que ya
en otras vidas ha alcanzado grados superiores
de conocimiento, debe pasar ineludiblemente
por las pruebas que ya pas bajo forma de
recapitulacin. Ya no puede perder el grado
adquirido anteriormente, pero no ser
consciente de su linaje espiritual hasta que haya
recapitulado sus distintas fases de ascenso.
Recordemos, al tratar este tema, ese escrito de
Max Heindel en el que refera cmo encontr en
el templo esotrico de los Rosa-Cruces a cierta
persona de ms alta graduacin que la suya,

12

que ya haba encontrado en la vida mundana y

que, sin embargo, no recordaba, estando en su
cuerpo fsico, lo que haca con su cuerpo
espiritual, simplemente porque fumaba y ello
reduca la frecuencia vibratoria de su organismo
y no le permita incorporar a su conciencia la
memoria de su actividad espiritual nocturna.
Volviendo a Jess, l tambin tuvo que
recapitular y aunque los Evangelios no nos
refieren con detalle su vida hasta los 30 aos,
que fue cuando tuvo lugar su bautizo, podemos
estar seguros de que sufri las tentaciones de
sus pasadas encarnaciones, una de ellas la
sexualidad en que cayera Salomn. Su
Bautismo supone la firme voluntad por su parte
de abandonar las realidades mundanas para
vincularse a la espiritualidad de Hochmah. Fue
para l como la reafirmacin de su deseo de
recibir a Cristo, y Cristo acudi a l. En un
universo regido por la libertad, es necesario, no
slo que exista en un individuo la capacidad
para algo, sino que haya tambin el deseo
expreso de ese algo. Con el bautismo, Jess
manifest su voluntad de unin con la divinidad,
su voluntad de despegarse definitivamente de la
tierra y de abandonar su cuerpo fsico a la
manifestacin crstica.
8.- A partir de entonces Jess qued en la
misma situacin que los muertos y su Ego pas
a residir en el mundo del deseo, con su cuerpo
de deseos como vehculo. All se encuentra,
promulgando la doctrina cristiana a las almas,
cada vez ms numerosas, que estn en
condiciones de escucharlo. All se encuentran
muchos de nuestros estudiantes en las horas de
sueo, aunque luego, al volver a sus cuerpos
fsicos, no recuerden lo que han vivido. A la
hora de conciliar el sueo, todo el que desea
intensamente asistir a esas reuniones, se
encontrar en ellas por la Gracia-Hochmah, de
Dios.
En los primeros tiempos, Jess se dedicaba
nicamente a la difusin de las enseanzas
exotricas, destinadas a impregnar las masas.
Hoy el exoterismo y el esoterismo se han
acercado considerablemente, y en esa hora en
que est surgiendo el Hombre Nuevo, se pide a
ese Hombre, no slo que se comporte como el
Padre se comporta en los cielos, sino que
comprenda porqu debe comportarse as.
Jess permanecer en el Mundo del Deseo
hasta que Cristo, prisionero de la tierra, le
devuelva el tomo-Germen de sus cuerpos
fsico y vital. Esto suceder cuando se produzca
el retorno de Cristo, pero sobre este punto
hablaremos a su debido tiempo.
9.- Nos dice la crnica sagrada que despus de
recibir el Bautizo, Jess, ya con la personalidad
crstica incorporada, fue transportado por el

espritu al desierto y sometido a las

tentaciones del diablo (Mateo IV, 1-10. Marcos I,
12-13. Lucas IV, 1-13) Pas all cuarenta das
ayunando y, nos dice Marcos, estaba con las
bestias salvajes.
En el lenguaje simblico, las bestias salvajes
son nuestros instintos y bajas pasiones; son
esos toros que es preciso lidiar y matar todos
los das a las cinco de la tarde, antes de que
desaparezca la luz solar, afn de que no
permanezcan vivos por la noche y puedan
unirse a las fuerzas de las tinieblas que toman
el mando del universo cuando la luz solar
desaparece.
Cristo tena que desprenderse de los instintos y
pasiones que pudieren haber en el cuerpo de
Jess antes de iniciar su ministerio.
10.- El trabajo de purificacin dur cuarenta
das, justo los das que dura la Cuaresma.
Nuestros estudiantes de astrologa saben que
cuarenta son los das que rigen cada uno de los
nueve coros de ngeles, y que el periodo
cuaresmal que va de veinte grados de Acuario a
30 grados de Piscis, est regido por el coro de
ngeles de Yesod, especializados en los
trabajos de purificacin del cuerpo vital,
purificacin
indispensable
para
actuar
conscientemente en los mundos de arriba y
para recibir el mensaje divino que todos los
aos se desprende del signo de Aries cuando el
sol transita por l a partir del 21 de marzo.
Cuarenta das de ayuno dejan el cuerpo limpio
transmutan integralmente la personalidad y
permiten al individuo renacer, cualesquiera que
hayan sido los errores que haya podido
cometer. No hay enfermedad que subsista
despus de cuarenta das de ayuno y de ellos
sale el Hombre Nuevo.
Sin embargo, la Intencin es lo que prima en
todo y si el motivo del ayuno no es el de
transmutar la personalidad, ni el de conseguir la
salud, nada de eso se lograr. Lo decimos
porque en el momento de escribir esos textos
vemos cmo algunos prisioneros utilizan el
ayuno para obtener prerrogativas polticas o
sociales. En tales casos, no puede esperarse
del ayuno la aparicin del hombre nuevo. Sin
embargo, esas huelgas de hambre han servido
para ilustrar la capacidad del hombre para
soportar el ayuno, ya que hemos visto como los
huelguistas del hambre irlandeses han muerto a
los sesenta o ms das de ayuno, mientras que
un grapo espaol ha muerto a los noventa y
un das de no ingerir alimentos. El ayuno causa,
pavor a muchas personas, pero, por lo general,
tal como se ha demostrado en estos casos,
cuarenta das de ayuno no suponen un peligro
para la vida.
Ahora bien, los que emprenden un tal ayuno en
vistas a la transmutacin de su personalidad
deben
encontrarse
psicolgicamente

13

preparados. Si abrigan algn temor no deben

emprenderlo. Igualmente peligrosos son los
ayunos de quienes buscan en ellos la obtencin
de poderes, porque ello indica que su
naturaleza no est preparada para someterse a
la prueba y ese ejercicio conllevar los mismos
riesgos que tendra para un espectador de circo
el subirse a los trapecios y querer dar saltos
mortales como lo hacen los artistas. El ayuno de
cuarenta das debe ser el fruto de una
necesidad
interna.
El
individuo
debe
experimentar el hambre de ayuno, la apetencia
de la privacin debe ser sentida como un placer.
Si es una pura mortificacin, tampoco el ayuno
dar resultado. Pero para el discpulo que busca
la luz, el ayuno lo conducir a las puertas del
reino del Padre.
11.- El ayuno de Jess tuvo lugar en el
desierto que, como ya hemos visto al hablar
de Juan (punto 4) representa esa tierra sin
cultivar que une la personalidad sagrada a la
profana, que va del mundo estructurado y
material a la regin de la Gracia y del Amor. Es
una tierra que debe ser cultivada; ese desierto
debe convertirse en un camino de rosas. Ello
significa, para el discpulo, que esos cuarenta
das de ayuno deben transcurrir en un lugar
desde el que pueda vivir intensamente la vida
espiritual. Esto debe consistir en asimilar los
programas de que son portadores los rostros
anglicos, en primer lugar los correspondientes
a los ocho ngeles lunares, cuyo domicilio
zodiacal se encuentra situado entre los veinte
grados de Acuario y treinta grados de Piscis; en
segundo lugar los programas de los cuarenta
ltimos rostros que rigen, a razn de uno por da
y que se inician con Yehuiah, el n 33, primero
de los ngeles Potencias de Gueburah.
Los cuarenta das de ayuno no deben significar
un tiempo muerto, sino un periodo activsimo, en
el que el alma humana pasa revista a toda su
existencia y procede a una reconsideracin
profunda de s misma. Para que el Hombre
Nuevo pueda nacer, es preciso que sea
elaborado, que el discpulo facilite un trabajo, no
perdiendo de vista que es la divinidad interna, la
que llevamos dentro, la que trabaja, y slo
cuando sta se ha movido, la divinidad externa
produce las circunstancias que ayudarn la
primera a realizar su propsito.
Si el aspirante a los ayunos no dispone de
soledad para realizarlos, si tiene que
practicarlos en el ajetreo de la vida mundana,
con deberes sociales y familiares que cumplir,
es mejor que no realice la prueba. Siempre
puede entrenarse ayunando ciertos das, tal
como ya hemos indicado en otra parte, del
mismo modo que el corredor de fondo se
prepara para la gran prueba. Esta misma
preparacin le acercar al objetivo, es decir,

crear las circunstancias que le permitirn un

da realizar su transmutacin.
12.- Al final de su ayuno, Jess recibe la visita
del tentador que 12 lo somete a tres
tentaciones, una para el cuerpo fsico, otra para
el cuerpo de Deseos y la tercera para el Mental.
La primera se refera al hambre. Despus de
cuarenta das sin comer, el tentador sugiri al
espritu de Jess que convirtiera las piedras en
pan; es decir, que utilizara sus poderes
espirituales para alterar el orden natural en su
propio provecho. Esta es una prueba que un da
u otro ha de presentarse al discpulo. la
utilizacin de sus poderes en su provecho
personal. Esa voz interna ser acompaada de
todas las sutilezas requeridas, a fin de que el
discpulo
considere
justificadas
sus
proposiciones. Le dir que para cumplir su
misin bien es preciso que se alimente, es
decir, que exija de aquellos a quienes destina
sus enseanzas, el dinero necesario para vivir,
para organizar la enseanza y difundirla lo ms
ampliamente posible. Muchos son los que han
cedido a ese tipo de sugerencias y venden hoy
sus conocimientos con la excusa, profanamente
valedera, de que tienen que vivir.
13.- La segunda tentacin se refiere a su
naturaleza emotiva. El tentador lo transporta a
lo alto de la torre del templo de Jerusaln y lo
invita a que se arroje de ella, con la certidumbre
de que los ngeles acudiran para sostenerle.
Es decir, lo estaba invitando a que hiciera una
demostracin pblica de sus poderes, a fin de
que quedara patente para todo el mundo que l
era un ser fuera de serie y le prestaran
obediencia, no por una doctrina y por una
actitud coherente con ella, sino por el fenmeno
que haban observado.
Esa tentacin tambin la sufrir el discpulo y
son tambin numerosos los que han sucumbido
a ella. Muchos son, en la fauna espiritualista, los
que se dicen maestros o profesores, porque
dicen haber sido contactados por los
extraterrestres, o haber recibido una misin de
un Santo, de la Virgen o del mismo Cristo, o an
pretenden ser su reencarnacin o la
reencarnacin de personajes ilustrsimos. Otros
fan su maestra en otro tipo de fenmenos:
dicen fabricar oro o lo fabrican realmente,
tuercen cucharas, dicen visitar otros planetas,' y
un largo, largusimo etctera. Todos ellos han
cedido a la tentacin de adquirir un prestigio
mundano a base de producir fenmenos ante
las multitudes asombradas. La autntica
espiritualidad no se manifiesta de esta forma,
sino mediante una vida discreta y una obra til a
los dems.

14

14.- La tercera tentacin va dirigida al Cuerpo

Mental. El tenta14 dor transporta a Jess a una
montaa muy elevada desde la cual pueden
verse todos los reinos del mundo y se los
ofreci si aceptaba adorarlo, es decir, si
adoptaba los mtodos de accin de Satn y no
los de Cristo. Es la prueba del orgullo, del
envanecimiento que todo discpulo deber
pasar. El conocimiento asla, aparta al adepto
del mundo y son muchos los que buscan la alta
montaa que ponga tierra por medio entre ellos
y los habitantes del valle, buscando un saber
cada vez ms intenso, escalando as una
montaa ms y ms elevada, en lugar de
transmitir sus conocimientos a los que viven a
niveles inferiores al suyo. Muchas grandes
almas se han perdido en esa montaa desde la
cual Satn ofrece todos los reinos del mundo, y
tambin Max Heindel, en unas notas
biogrficas, refiere cmo los hermanos mayores
de la Rosa Cruz probaron a un candidato a sus
enseanzas, pidindole a cambio que las
guardara secretas, a lo cual ese candidato
accedi, quedando as automticamente
descalificado.
Muchos conocedores de la alta ciencia se
reservan informacin, por que se dicen que si la
dan los dems sabran tanto como ellos o,
peor an, inducen en error a sus lectores Con la
pretensin de que los autnticos adeptos ya lo
descubrirn. Lo importante para ellos es que los
que viven en el valle permanezcan en l y que
ellos puedan vivir solos en la montaa. Bien dijo
Juan que haba venido a preparar el camino
del Seor y allanar sus senderos Allanar los
senderos ha de ser un trabajo constante del
discpulo, y no crear montaas que lo separen
de los dems por un abismo de conocimientos
intiles.
Por otra parte, muchos son los que viven
mentalmente en la montaa, pero arrastrando
un cuerpo emocional que no ha podido
escalarla. Con los pensamientos en lo alto y los
deseos en el valle, cuando los unos tratan de
alcanzar a los otros, ven que el camino les
conduce inevitablemente al jardn de las
muchachas en flor que el mago, Klingsor ha
plantado en las ltimas rampas del sendero que
lleva al castillo de Monsalvat, tal como nos
refiere la leyenda de Parsifal, y en ese jardn
naufragan todas sus pretensiones, y all se
quedan humillados y confusos.
15.- La aparicin del tentador representa un
episodio
que
todo
estudiante
debe
ineludiblemente vivir. En efecto, al elevarse
hacia los mundos superiores, el estudiante entra
en contacto consciente con el Mundo del Deseo,
comenzando ese contacto, corno es natural, por
las zonas ms bajas de dicho mundo, o sea,
aquellas en las que residen los Luciferianos. Se
encontrar entonces a su merced y se ver

asaltado por ellos y rodeado de su solicitud,

siendo objeto de su pretensin de instruirlo.
Esos anfitriones harn lo posible para que el
husped se quede a residir all, para que no
suba ms arriba y le harn ver todas las
ventajas que ofrece su mundo. De hecho,
algunos de nuestros estudiantes ya han pasado
por esta prueba. Los Luciferianos atacan
siempre al candidato por su vertiente ms dbil,
presentndole las pruebas en las que ms
fcilmente puede sucumbir.
16.- Habiendo superado las pruebas de Satn,
nos dice el texto sagrado, ste se retir y
aparecieron los ngeles para servirle. Este
episodio de la vida de Jess nos refiere el
siguiente paso.
Si en el camino de ascenso a los mundos
espirituales debemos efectuar un trnsito
obligatorio por las regiones inferiores del mundo
del deseo, si sabemos no detenernos all el
prximo paso nos conducir a las regiones
superiores de dicho mundo, donde residen los
ngeles, y all nos encontraremos ya en
seguridad. Jess tuvo que vivir todos estos
episodios, porque es el itinerario obligado para
todos aquellos que emprenden el camino que
va de lo humano a lo divino, o sea, de la
naturaleza de Jess a la de Cristo.
Pero su trnsito por ese mundo sombro
signific para nosotros la sealizacin de un
camino. Cristo dej en estas regiones inferiores
su luz. En una esfera en que rige la fuerza de
Repulsin que lo destruye todo, l dej algo
indestructible, la Luz y esa Luz sigue brillando
en sas regiones a la manera de una autopista
que permite transitar por ella sin peligro alguno.
No todos los transitantes por esas regiones
viajan por la autopista establecida por Cristo.
Algunos ni siquiera saben que exista, pero all
est para el uso de los viajeros informados.
Desde la venida de Cristo existen pues dos
caminos, uno el clsico de las tentaciones que
hemos sealado; el otro, el camino de la gracia
establecido por Cristo. Este ltimo es la va real
anunciada por los cabalistas, la va que va de
Malkuth a Yesod-Tiphereth-Hochmah. Abrir este
camino es la ms importante obra que todo
estudiante pueda llevar a cabo en su vida. El
camino de la izquierda va de Malkuth a HodGueburah-Binah, y all est Satn con su
arsenal de pruebas.
Tras los ayunos y las pruebas Cristo inici su
ministerio
17.- buscando los que deban ser sus doce
Apstoles. Al hablar de la Creacin vimos como
el Dios de nuestro sistema solar se encerr en
un espacio limitado por el Zodiaco, para realizar
en l su obra. Vimos igualmente que toda obra
humana, si aspira a permanecer dentro de los

15

lmites de lo establecido, debe tambin

realizarse dentro de un marco previamente
trazado. As procedi Jess-Cristo al comienzo
de su mandato. Si doce son los signos del
Zodiaco, doce deban ser los hombres que
representaran esas fuerzas primordiales. Todo
lo que el cristianismo pudiera ser en el futuro
dependera de la capacidad de esos hombres.
Ellos eran los lmites que tendra la obra de
Cristo, y de sus capacidades podemos juzgar
hoy, cuando dos mil aos despus el
cristianismo se ha extendido por toda la faz de
la tierra y ha establecido un cdigo moral que
renace constantemente y sobrevive a todas las
modas y a todas las perversiones.

vemos los trazos del signo de Tauro. Bartolom

representa el otro signo venusiano del Zodaco,
el de Libra.
Mateo vino despus, elegido por Andrs. Mateo
fue un propagandista muy eficaz y su presencia
entre los doce hizo que las puertas del reino
quedaran bien abiertas para una multitud de
almas desanimadas y desheredadas, que se
consideraban como excluidas de la consolacin
religiosa. En esos trazos descubrimos las
caractersticas de Gminis, que Mateo
representa.
Toms fue elegido por Felipe y representa el
signo de Virgo. Su gran fuerza era su
pensamiento analtico, propio de este signo.

18.- Los primeros discpulos fueron Andrs y

Pedro. Nos dice la crnica sagrada que ambos
eran hermanos, indicando con ello su filiacin
zodiacal. Andrs representaba el signo de
Acuario y Pedro el de Capricornio, dos signos
hermanos regidos por Saturno. Los que han
estudiado la personalidad de los apstoles en la
memoria de la naturaleza dicen de Andrs que
era el hombre que mejor juzgaba las cosas, que
tena una visin clara y un pensamiento lgico,
cualidades todas ellas tpicamente acuarianas.
Simn Pedro representaba Capricornio y ya
sabemos que l fue la piedra sobre la cual
Cristo estableci su Iglesia. Pedro es el soporte
material de la obra crstica, en l la
espiritualidad se expresa en su ms bajo nivel,
pero l es los pies, el zcalo que aguanta todo
el edificio y sin esta aportacin externa, no sera
posible el progreso de los fieles hacia la cima
del Templo. Pedro es la puerta de entrada del
cristianismo exotrico y todos los que estamos
trabajando en l a niveles elevados, hemos
penetrado algn da por la puerta de Pedro.
Pedro es nuestro primer peldao en el sendero.
Los dos discpulos siguientes tambin eran
hermanos, nos dice la crnica santa. Santiago y
Juan representaban los signos tambin
hermanos de Sagitario y Piscis, ambos regidos
por Jpiter. Santiago era vehemente y exaltado,
como lo son lo sagitarianos. Mientras que Juan
era silencioso y poco comunicativo como suelen
ser los Piscis. l escribira el Evangelio que
lleva su nombre y el Apocalipsis y sera llamado
el discpulo predilecto del Seor.
Con estos primero cuatro discpulos, Cristo
tena una representacin de los cuatro
elementos, indispensables para llevar a trmino
toda obra. Santiago era el Fuego, Juan el Agua,
Andrs el Aire y Pedro la Tierra.

20.- Santiago y Judas Alfeo, gemelos, fueron los

discpulos nueve y diez, elegidos por los
hermanos Santiago y Juan. Sobre su
personalidad se dice que comprendan poco las
discusiones filosficas y los debates teolgicos
y es que Santiago y Judas Alfeo eran los
representantes de Gueburah, o sea, de los
signos de Aries y Escorpio. Marte-Gueburah
entiende poco de filosofa y de teologa, va a lo
prctico y en una obra espiritual su cooperacin
viene a su tiempo, cuando es preciso rectificar
las conductas de los que laboran en ella. Dice la
crnica sagrada que los dos gemelos jams
abrieron la boca para preguntar algo al Maestro;
estaban all porque deban estar a fin de
asegurar ese espacio cerrado que necesita toda
obra. Sin embargo, nos dice tambin la crnica,
no fue intil su inclusin entre los discpulos,
porque llevaron a la obra de Cristo a muchos
que eran como ellos y que no hubiesen entrado
en la doctrina del Reino, si los gemelos no
hubiesen estado ah. Ellos no entendan la
sublime doctrina del Maestro, del mismo modo
que la guerra, auspiciada por Marte, no
entiende de paz, pero sentan una adoracin
personal hacia Jess y la transmitan a sus
semejantes.

19.- Los siguientes discpulos fueron Felipe y

Bartolom. Ambos eran amigos y fue Felipe
quien trajo a Bartolom. Felipe era el intendente
del grupo, el que cuidaba de que nada faltase;
era un hombre que slo crea si vea y en ello

21.- El discpulo n 11, fue Simn el Zelote,

elegido por Pedro y, nos dice la crnica, fue el
encargado de organizar las distracciones y
actividades recreativas de los doce, en lo cual
vemos una de las funciones caractersticas del
signo Leo. La fuerza de Simn, dice la crnica,
era su fidelidad contagiosa y cuando los
Apstoles encontraban a alguien que se debata
en la indecisin respecto a su entrada en el
Reino, enviaban a buscar a Simn y este
abogado entusiasta no necesitaba ms de un
cuarto de hora para calmar todas las dudas y
hacer desaparecer la indecisin. En todo ello
aparecen patentes las virtudes de Leo.
El ltimo de los discpulos sera Judas Iscariote,
elegido por Bartolom. Judas, dice la crnica,
no posea ningn trazo peculiar de fuerza

16

interior,
aunque
tena
aparentemente
numerosos trazos de cultura y de buena
educacin. Era un gran pensador, pero no
siempre honesto. En esos trazos vemos las
caractersticas de Cncer, signo lunar, puesto
que Yesod-Luna, tal como saben nuestros
estudiantes, es el Centro que se encarga de
transmitir las pulsiones procedentes de la
derecha y de la izquierda, de suerte que su
manifestacin no sigue una lnea regular de
honestidad, y tampoco posee una fuerza interior
propia, puesto que contiene rasgos peculiares
de los dems Centros, de los que se desprende
a medida que va pasando el tiempo,
manifestndose as ora de una forma ora de
otra. Judas fue nombrado tesorero por los
apstoles y siempre realiz honestamente sus
funciones hasta la traicin final, dice la crnica.
Ese trabajo corresponde a las funciones de
Yesod, en cuyo Centro, como acabamos de
decir, todos los dems depositan su tesoro de
energas para que Yesod las distribuya en el
mundo material.
Yesod acta al final de todo proceso creador, y
as vemos que Judas tendra un papel estelar al
final de la obra: el del traidor. Para que la
espiritualidad de los mundos de arriba pueda
llegar a los mundos de abajo, se necesita un
traidor que abra la puerta del cielo, por decirlo
as, produciendo el derrame de las esencias.
Yesod es ese traidor celeste que todos los
meses, en el momento de la Nueva Luna, se
alza en los cielos para traernos un poco de su
luz a la tierra, una luz que es la sangre espiritual
que necesitamos para que nuestros cuerpos
superiores puedan vivir.
Sin la traicin de Judas, no se realizara la obra
redentora. Pero dejemos ese punto, que
representa una de las claves para entender la
obra, para tratarlo con la amplitud que merece
cuando lleguemos al momento culminante del
relato evanglico.
22.- Los doce constituan as el espacio cerrado
en el que Cristo iba a realizar su obra. En el
carcter de cada uno de los doce apstoles se
encuentran las virtudes y los defectos que
deben
inevitablemente
acompaar
toda
realizacin humana, y la de Cristo lo era, puesto
que al encarnar en Jess renunci a todos sus
privilegios divinos para no ser ms que un
hombre. La leccin a sacar de la descripcin de
los preparativos de la Obra es que, en
cualquiera de nuestras empresas, tanto las
espirituales como las profanas, debemos ante
todo definir el espacio en el que esa obra va a
realizarse. Los antiguos fundadores de
ciudades, lo primero que hacan al edificar su

ciudad, era levantar las murallas que la

protegeran. Los historiadores, cuando hablan
de esas edificaciones, creen que esos muros
servan nicamente de defensa contra los
invasores, pero la verdad es que la proteccin
que ofrece la muralla que cerca la ciudad es
mucho ms amplia. Al levantar el muro, ello
significa que las cosas se estn haciendo de
acuerdo con las reglas divinas, y entonces
aparecen todo un equipo de entidades
espirituales que se ponen al servicio de la Obra.
Esas entidades aparecen siempre cuando algo
en la tierra funciona segn las reglas, pero no
aparecen ah donde se acta en contra o fuera
de ellas. Es as como cada ciudad antigua tena
sus dioses tutelares que protegan a sus
habitantes. Cuando los muros de las ciudades
cayeron,
las entidades espirituales se
marcharon, abandonando los hombres a su
suerte. Ese espacio fsico en el que realizar
nuestra obra, ha de ser el reflejo del espacio
espiritual representado por los hombres que han
de elaborarla. Ello significa que en nuestro
equipo debe encontrarse el Pedro gracias al
cual la obra podr adquirir firmeza, el Andrs
que aporte visin clara y pensamiento lgico; el
Santiago vehemente y fogoso, hijo del trueno,
como lo llamaba Jess, capaz de tener una
visin de conjunto y ver todos los aspectos de
un problema; el Juan abnegado, amante y
generosos; el Felipe metdico que cree lo que
sus ojos ven; el Bartolom que cuida de la
unidad del grupo; el Mateo propagandista y
difusor de la obra; el Toms incrdulo cuyo
pensamiento slo se inclina ante la lgica; los
Santiago y Judas Alfeo cuya mentalidad no es
elevada, incapaces de comprender la obra, pero
fieles hasta el final; el Simn persuasivo y
convincente, y finalmente el Judas que ha de
vender la obra al mundo material.
Estas doce realidades, con lo positivo y lo
negativo que comportan, deben figurar en
nuestro programa humano; en nuestro equipo
deben encontrarse los incrdulos, los que no
confan en el proyecto hasta que lo ven
realizado, los indiferentes y el traidor, porque,
estando todos dentro, formando parte de los
nuestros, ya no nos los encontraremos fuera.
Muchas empresas comerciales fracasan porque
no tienen en su organizacin interna al incrdulo
o al desconfiado que podra sealarles los fallos
antes de que stos llegaran al exterior y sea el
pblico quien los seale, rechazando aquello
que ha sido elaborado sin crtica interna alguna.
El modelo csmico para un buen gobierno, es el
constituido por doce ministros, doce directores,
doce ejecutivos, a las rdenes de un treceavo
que los potencie.

17

Preguntas:
1.- Cul es el objeto perseguido por el Bautismo.
2.- Qu era lo que precisaba Cristo para poder encarnarse en la tierra con rostro humano?
3.- Qu trabajos deben realizarse durante los cuarenta das de ayuno?
4.- Por qu para alcanzar la regin en que moran los ngeles debe producirse el encuentro con el
tentador?
5 -Por qu necesitaba Jess rodearse de doce apstoles?

Nota. En esta leccin y en la anterior se utilizan conceptos que slo los estudiantes que han seguido
nuestro 2 y 3er cursos pueden comprender plenamente. Aquellos que no los han seguido, pueden
pedirlos gratuitamente a nuestro secretariado.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 3

1.- Dice la crnica sagrada (Mateo IV, 12-16)

que despus de haber salido triunfante de la
tentacin a que fue sometido en la montaa,
Jess se fue a Cafarnaum, cerca del mar, en el
territorio de Zabuln y de Neftali, para que se
cumpliera lo anunciado por Isaas.
Ese pueblo asentado en las tinieblas vio una
gran luz y sobre los que moraban en la regin
de la sombra y de la muerte, la luz se ha
levantado Es la luz de Tiphereth Cristo la
anunciada por el profeta y este pueblo de las
sombras es el de Escorpio, llamado territorio de
Neftali, cerca de ese mar, que es el territorio
que corresponde a Zabuln. Cristo inici su
apostolado en esas tierras hmedas y su obje-

tivo sera el conseguir que las Aguas de los

Sentimientos humanos se unieran armoniosamente al Fuego que es el atributo del Padre.
2.- La primera manifestacin pblica que los
Evangelios nos refieren con cierta amplitud
(Juan II 1-11) son las Bodas de Can, a las que
Jess fue invitado con todos sus discpulos, que
entonces, no eran ms que seis. Antes de esa
boda, Jess ya haba estado predicando por
todas las sinagogas y lugares pblicos,
anunciando la llegada del Reino y su fama ya se
haba extendido por toda la regin. Sus
discpulos enardecan las multitudes hablando

18

de los prodigios realizados por su Maestro, y en

la boda se congreg una multitud, esperando un
prodigio, esperando una seal Ellos haban
sido educados por la jerarqua religiosa en la
creencia de que la llegada del Mesas iba a
significar para el pueblo judo su redencin
material. Vean al Mesas como una especie de
Superman
que,
realizando
las
ms
extraordinarias hazaas, destruira a sus
enemigos romanos que ocupaban el territorio
judo y llevara a todas las naciones a postrarse
ante su nacin. Las prdicas de Juan el
Bautista, anunciando al Mesas, hacan concebir
la esperanza de que ese Mesas pudiera ser
Jess y centenares de personas que no haban
sido invitadas acudieron a la boda. En todas las
reuniones espiritualistas aparecen los que no
han sido invitados y a los que es preciso dar de
comer el alimento espiritual.
3.- Mara, madre de Jess, figuraba entre los
invitados. Ella saba que su hijo era el
designado por el Muy Alto para reinar sobre el
trono de Jacob, saba que su hijo era el Mesas
tan esperado, pero ella tambin, como los
dems, esperaba del Mesas toda clase de
prodigios, esperaba de l la redencin de la
nacin juda y no la de toda la humanidad,
colocando al mismo nivel judos y no judos.
Desde su llegada a la casa de la boda, Mara
haba estado hablando con unos y otros,
dicindoles: Vais a ver, mi hijo demostrar
ahora quin realmente es
Pero Jess se haba prometido a s mismo que
no utilizara los poderes de un Dios para llevar
los hombres a su doctrina. l saba cun frgiles
son las creencias que se apoyan nicamente en
los prodigios. En el momento del milagro, todos
creen, pero despus, las antiguas ideas
reaparecen y si se conserva la fe en el hombre
que ha realizado el milagro, no se pone esta fe
en su doctrina. Se dice: Es un hombre que
realmente tiene poderes, pero lqu equivocado
est en lo que dice! Jess se haba hecho el
firme propsito de no mostrar sus poderes y de
convencer nicamente por sus palabras y por su
ejemplo a las almas que estuvieran lo
suficientemente avanzadas para entrar en el
Reino.
4.- A la cocina lleg la noticia de que el vino
faltaba. El padre de la novia haba facilitado vino
en abundancia para los invitados, pero haban
acudido a la boda cuatro veces ms. Mara vio
inmediatamente la oportunidad de que Jess
manifestara sus poderes y, animndose, dijo a
sus anfitriones: Nos os preocupis, mi hijo lo
solucionar Se fue al lugar en que se
encontraba Jess con sus discpulos y le dijo:
El vino falta. Jess, molesto por esta peticin
de milagro, le respondi: Mujer, qu hay entre

t y yo? Mi hora an no ha llegado, y le

reproch vivamente el que se hubiese
comprometido ante los dueos de la casa en su
nombre.
Evidentemente, a partir del momento en que
Cristo entr en el cuerpo de Jess, ste ya no
poda ser llamado en propiedad hijo de Mara.
Era el hijo de Dios y nada ms. Sin embargo,
Cristo no poda olvidar que Jess le haba
prestado su cuerpo y al punto de pronunciar
unas palabras que podan parecer tan duras, al
ver el rostro compungido de Mara, se sinti
transido por una inmensa simpata y dese con
todo su corazn que el propsito de Mara se
realizara. Bast ese deseo que haba
desbordado de su corazn para que el milagro
se realizara.
5.- No fue necesario que Jess diera orden
alguna. En el relato evanglico, Juan nos dice
que el Maestro orden que se llenaran de agua
unas vasijas y que, una vez llenas, Jess las
convirti en vino. Es explicado as porque el
apstol no poda comprender la mecnica del
milagro y lo presenta como un acto de voluntad
consciente. En los registros aksicos este
episodio aparece de distinta manera.
Jess-Cristo, durante todo su peregrinaje
humano, estuvo acompaado de una cohorte de
Arcngeles, dispuestos a realizar a todo
instante la voluntad de su jefe. Jess se hizo el
propsito de no recurrir a ellos en ninguna
ocasin. Pero lo que Jess no poda impedir era
el sentir piedad por los que se acercaban a l
pidiendo favores ni sentir el deseo de verlos
satisfechos. No poda impedir que su naturaleza
bondadosa se desbordara de l, puesto que en
l todo era bondad y amor, y el Padre lo haba
enviado precisamente al mundo para que
anunciase la Bondad y el Amor divino.
Cuando Mara le suplic, junto a ellos se
encontraban las seis vasijas llenas de agua
destinada a las purificaciones del final de la
fiesta, y al sentir Jess piedad por su madre y el
deseo de que quedara bien en lo que habla
prometido, automticamente sus Arcngeles
custodios convirtieron el agua en vino. No fue
un milagro voluntario por parte de Jess, sino la
manifestacin de un deseo involuntario que su
naturaleza divina no pudo retener. Al darse
cuenta Jess de que el milagro se haba
cumplido, dijo a todos, como cada vez que
realizara un prodigio, que no lo revelaran, pero
ello no impidi que la noticia se difundiera.
Todos cuantos probaron aquel vino dijeron que
era el mejor que se haba servido aquella
noche, cuando la costumbre juda era servir el
mejor vino al principio de la fiesta y no al final.
6.- En el mundo fsico, la transmutacin del
agua en vino era ciertamente un milagro, pero

19

no lo era segn las leyes vigentes en el mundo

del deseo, donde residen los arcngeles de
Cristo. Ya hemos visto al hablar de ese mundo
en nuestro primer curso que basta emitir un
deseo para que ste, se realice al instante. Si
un habitante de ese mundo dice: Quisiera
encontrarme en Nueva York, inmediatamente
Nueva York aparece ante l. En ese mundo no
existe la dimensin llamada tiempo-espacio y el
deseo es el generador de la realidad que se
vive, una realidad que puede ser transformada a
voluntad por el deseo.
En la tierra, para obtener vino es preciso plantar
unas cepas, esperar a que den fruto, recogerlo y
poner su jugo a fermentar. Todo es una cuestin
de tiempo. Pero para un residente en el mundo
del deseo, como lo son los arcngeles, ese
tiempo puede ser reducido a un instante, y eso
fue lo que ocurri en Can. Ninguna ley fue
vulnerada: tan slo fueron aplicadas al mundo
fsico las leyes vigentes en el mundo del deseo.
7.- Pero los acontecimientos de la vida de Jess
tienen un carcter simblico que amplifica su
dimensin. Qu puede significar en la vida del
discpulo el episodio de la Boda de Can?
Vemoslo.
Esta boda tuvo lugar cuando Jess no se haba
proclamado an como Cristo. Esperaba para
hacerlo a que Juan el Bautista hubiese
terminado su ministerio, que consista en
anunciarlo a l. Jess era entonces una
esperanza. Esa Esperanza Viva acude a una
boda que simboliza el encuentro del alma con
su mitad perdida y all el agua se torna vino. El
agua, a nivel psicolgico, sabemos que son los
sentimientos las emociones: Es la parte emotiva
que hay en nosotros. El vino, en trminos
psicolgicos, es el conocimiento no asimilable
porque viene antes de tiempo. En la Biblia
vemos cmo No se embriag con el jugo de la
via y cmo sus rganos generativos
aparecieron al desnudo. Este extrao episodio
significa que Noe bebi de la via de arriba, es
decir, obtuvo conocimientos que su sangre
humana no poda asimilar y los transmiti a su
hijo Cam, que representa su tendencia
materializada y que fue quien vio el rgano
generativo de su padre y se ro de l. Entonces
sus hermanos, marchando de espaldas,
cubrieron a su padre con una manta. La risa de
Cam manifiesta su incomprensin de la fuerza
generadora divina simbolizada por el rgano
generativo del padre y esa incomprensin hace
presumir que esa fuerza no ser utilizada
adecuadamente.
El vino de nuestras vias produce en el
comportamiento humano los mismos efectos.
Como la sangre no puede asimilarlo, si se toma
moderadamente, exalta los sentimientos y
produce en ellos una euforia que los impulsa a
revelar un estado que an no corresponde a la
norma, que es un anticipo de lo que tal vez ms

tarde nuestros sentimientos expresarn en su

estado normal. Si se abusa del vino, los
sentidos se duermen y el hombre no puede
utilizar su vehculo.
8.- Cuando el discpulo se eleva en el camino
de su realizacin espiritual, despertar en sus
semejantes una inmensa esperanza y acudirn
a l en tropel para celebrar la boda, es decir,
para obtener el equilibrio y la paz que
sobreviene en el alma cuando sus distintas
partes se han unido. Cuando esa multitud se
encuentre reunida, aparecer Mara para pedir
el milagro. Mara representa aqu los orgenes
del discpulo, su estadio anterior, su naturaleza
terrestre, lo que era antes de que se produjera
su elevacin. O sea, lo que an queda de
humano en l, lo tentar a realizar un acto que
lo prestigie, a fin de ganarse de este modo lo
que an no puede ganarse por la doctrina y el
ejemplo, que han de ser sus vas. Entonces, sin
que su naturaleza superior participe en la
accin, su naturaleza inferior se manifestar y
los invitados recibirn de l el vino que su
sangre no puede asimilar, es decir, un
conocimiento anticipado que transformar sus
sentimientos por un momento, pero que
despus los dejar en el mismo punto en que se
encontraban, como lo hace el vino.
9.- Nos dice la crnica sagrada que despus de
su milagro, sus discpulos creyeron en l y que
Jess descendi a Cafarnaum acompaado
de su familia fsica para pasar all pocos das.
Ese descenso se producir tambin en el
aspirante que realice ese tipo de milagros
Jess pas en esa zona baja pocos das, nos
dice la crnica, para subir despus a
Jerusalem (Juan ll, 13), pero el aspirante corre
el riesgo de no volver a subir ya nunca ms,
detenindose en ese punto de la obra y no
siendo otra cosa que un taumaturgo, un
invocador de espritus y realizador de prodigios
que lo prestigien. No es que esta posicin sea
desdeable, ya que ese vino espiritual que pone
en el agua de sus seguidores, crear en ellos la
necesidad de un alimento ms estable y un da
lo abandonarn para buscar al instructor que se
site ms alto en el camino. El no habr sido
ms que un peldao en el sendero que conduce
a la realizacin espiritual.
10.- En ese periodo se sita el momento ms
difcil del ministerio de Jess. Su hora no haba
llegado an porque Juan el Bautista segua
realizando su obra precursora. Sus discpulos
no entendan la naturaleza de su misin, y
menos an las gentes del pueblo a las cules
se diriga. Los apstoles se sentan ligados a l
por su personalidad, por su carisma y no por

20

una doctrina que no alcanzaban. Los judos

adoraban a Jehov, el Dios de raza que los
castigaba en los das malos, pero que los
conducira a la victoria final contra sus
enemigos. Cristo vino a proclamar otro reino, el
del Padre, en el cual todos los hombres de la
tierra tienen cabida, cualquiera que sea su raza
y situacin personal. El reino de Jehov estaba
lleno de leyes, reglamentos, prescripciones,
exigencias, juramentos y amenazas. En el reino
del Padre, por el contrario, todo era bondad y
amor. El Dios que l proclamaba no conducira
los carros al combate ni los ejrcitos a la victoria
para establecer en el mundo tronos temporales.
Su reino no era de este mundo y slo poda
alcanzarse mediante victorias morales y no
fsicas.
11.- En la antigua religin juda aparecan
perfectamente las tres personas divinas fundidas en una sola, y buena prueba de ello es que
en el rbol cabalstico figuran Kether, Hochmah
y Binah que luego, en la religin cristiana se
denominaran Padre, Hijo y Espritu Santo. Pero
en la religin hebraica vean a ese Dios triple en
uno a travs de la perspectiva de Jehov, la
divinidad actuante en Binah. Ya saben nuestros
estudiantes que Jehov (Yod-He-Vav-He)
representa la Ley a que est sometido el ser
humano, representa las cuatro etapas
generadoras de todas las cosas. Ellos vean a
Dios a travs de Jehov, porque Moiss slo les
haba revelado ese aspecto de la personalidad
divina. Cristo vena a revelar el segundo
aspecto de esa personalidad, el aspecto
Hochmah, que es el Dios de la gracia y del
amor. No haba venido al mundo para decir que
quienes
adoraban
a
Jehov
estaban
equivocados, sino para decir que Jehov es una
parte de la divinidad, y que quien creyese que
Dios se refleja totalmente en Jehov, estara
equivocado. Dios se presenta primero en forma
de Ley que debe cumplirse, pero cuando esa
Ley es cumplida y el individuo se convierte l
mismo en Ley, entonces aparece el Dios del
amor que lo libera de todo ritual y de toda
obligacin. Ese Dios del amor es un camino
indispensable para ir al otro aspecto de la
divinidad, el llamado Kether o Padre. Por ello
Cristo dijo siempre que l era el Camino que
conduca al Padre. Slo cuando los tres
aspectos de la divinidad se hayan vivificado en
nosotros, seremos seres creadores y podremos
decir que somos a la imagen de Dios. Cristo
vino pues a vivificar el segundo aspecto para
que desde l podamos ir al primero.
12.- La Ley de Binah haba sido codificada por
los judos hasta en los ms mnimos detalles de
su vida ordinaria, hasta el punto que algn
historiador moderno ha podido decir que el judo

vive su religin desde que se levanta hasta que

se acuesta, cuando se lava, cuando come,
cuando trabaja, en su vida familiar y de relacin.
En el Talmud, libro que recoge las
prescripciones religiosas, hay un grueso
volumen dedicado enteramente a los gestos
que a diario han de realizarse para estar con
Dios. Pero todos esos gestos, que normalmente
deberan conducir a ser ellos mismos la Ley y
ya no necesitar reglas, llevaron, al contrario, al
pueblo a identificarse con la regia, pero no con
su objetivo, de modo que un individuo puede
pasarse el da haciendo los gestos prescritos y,
sin embargo, no SER en ningn momento un
hombre abandonado a la voluntad de Dios. Era
preciso pasar de una religin de hacer gestos, a
una religin de ser, de participar en la
naturaleza divina en profundidad.
13.- El gesto y la palabra constituyen dos
poderosos auxiliares para elevarse hasta la
divinidad, pero son nicamente vehculos que
conducen a ella. Cuando un individuo cree que
le basta con cumplir con un ritual para gozar del
favor divino; cuando piensa que por unos
determinados gestos y palabras conseguir das
de paraso y perdn de sus culpas, se equivoca.
Si sus gestos no lo llevan al abandono de sus
objetivos humanos en favor de su naturaleza
divina, no ser ms que un banal ejecutor de un
rito muerto. En todo su apostolado, Cristo
pondra el acento sobre ese aspecto de la
cuestin, invitando a sus seguidores a pasar de
Hacer prcticas religiosas a ser infantes de la
divinidad
14.Nosotros,
en
nuestra
Ecclesia,
desarrollamos ciertos aspectos de nuestra
enseanza a travs de los ritos, porque en su
simbolismo
se
encuentran
esparcidos
elementos de conocimiento que se incorporan al
oficiante por va sensorial, sin necesidad de
pasar por el intelecto. Pero, tal como acabamos
de decir, el rito es un camino para ir a Cristo y
debe inducir a la persona a comportarse, en su
vida ordinaria, de la forma que le seala el rito,
no por obligacin o por querer mortificarse, sino
porque le sale as de sus entraas y no podra
ser de otro modo. Cuando esto se produce, el
individuo se ha liberado ya de toda obligacin
religiosa externa. Podr participar en ritos y
actos religiosos si, quiere, para estar al lado de
sus hermanos y ayudarlos, en sus tareas, pero
l habr superado su dependencia de toda
forma religiosa porque la Ley actuando desde
dentro ya no necesita la escenificacin exterior.
15.- Al dejar Can y los festejos que deban
durar ocho das, Jess y sus discpulos se
fueron a Bethsaide y pasaron la noche en la

21

casa de Santiago y Juan. Por la noche, tras la

cena, Jess habl por primera vez a sus
discpulos de su misin y de la forma en que
seguramente iba a terminar. No les dijo todo lo
que ms tarde sabran, pero todos los
asistentes a esta reunin, Pedro, Andrs,
Santiago, Juan, Felipe y Bartolom quedaron
anonadados. Ellos seguan an aferrados a la
idea del Mesas triunfante que los judos
esperaban y no podan comprender que ese
Mesas divino acabara sus das en la tierra
trgicamente. Slo Andrs se atrevi a
despegar los labios y cuando Jess los vio tan
perplejos y confusos, los mand a descansar,
mientras l, envuelto en su manta de viaje, pas
toda la noche despierto, sentado a orillas del
lago, reflexionando sobre la manera de enfocar
sus enseanzas.
Sus discpulos le servan de algn modo de
conejillos de indias para saber cmo
reaccionaran los dems ante su doctrina y, por
lo tanto saber de qu forma tena que darla. En
los primeros tiempos, cundo le preguntaban si
l era el Mesas, daba una respuesta ambigua
ya que, ciertamente l lo era, pero no el Mesas
que el pueblo esperaba, de modo que, al
responder afirmativamente, induca al error al
que lo interrogaba, que poda pasar a formar
parte de sus seguidores llevado por ese error. A
partir de entonces se hizo el propsito de no
negar su identidad, dejando que el Padre
solucionase la confusin que se creaba.
16.- La situacin en que se encontraba Jess
tena un marco histrico: el del pueblo judo
atado a las leyes de Jehov que espera un
liberador. Todos los dems pueblos, en esa
poca, tenan tambin un dios particular que los
guiaba, de modo que en cualquier nacin que
Cristo hubiese descendido, se hubiera
encontrado con el mismo problema. Si baj
entre los judos, fue porque all el problema era
ms intenso que en cualquier otra parte.
Ningn pueblo, como ellos, se senta elegido
por la divinidad para realizar una misin
redentora, de modo que si su doctrina
universalizadora triunfaba all, donde todo era
ms difcil, triunfara obviamente en los pueblos
en que las gentes se mezclaban, y donde no
exista un prejuicio de raza tan arraigado como
entre los judos. La Israel histrica era entonces,
como lo sigue siendo ahora, la parte en que las
nubes son ms densas y, por lo tanto, la parte
en que aparece el arco iris anunciador del final
de la tormenta.
Pero esa situacin histrica oculta una realidad
espiritual que puede traducirse de este modo:
En el proceso evolutivo, el discpulo suele
esperar un liberador que lo arranque de sus
dificultades materiales. Se dice: Puesto que yo
s tanto sobre las leyes trascendentales; puesto
que mi obra puede ser tan til a la humanidad,
Dios tiene que liberarme de las servidumbres
materiales y permitirme as dedicarme por

entero al servicio espiritual; tiene que darme un

cuerpo sano para que lo pueda utilizar y poner
en mi pensamientos sublimes Entonces el
discpulo espera a ese Mesas venido del cielo
para solventarle sus problemas materiales, de
modo que todos vean, sin lugar a dudas, que l
es el elegido. Los apstoles esperaban eso de
Jess y de ah que se sintieran contrariados al
saber que la misin de Cristo comportaba un
sacrificio. Cristo les dira, a travs de toda su
obra, que lo que ellos esperaban no se
producira. La liberacin vendra, cierto, pero no
por una intervencin exterior, sino por una
intervencin interior. Cristo debera nacer en
cada uno de los discpulos para que se vieran
desvinculados de las obligaciones materiales y
para tener las manos libres respecto al mundo
profano.
17.- Y ese nacer en ellos equivale a una muerte
del Amor. En la dinmica csmica, el Amor
(Hochmah) tiene que disolverse en las cosas y
en los seres para darles vida, ya que el amor es
el rostro manifestado del Padre. Si ese amor no
se disolviera en las cosas, nada de lo existente
podra existir. Esa disolucin es la muerte del
amor, es decir, el amor deja de tener un rostro,
una apariencia, para pasar a ser la sustancia
que permite al universo manifestarse con
infinitas apariencias. Por ello Abel, prefiguracin
de Cristo, muri a manos de Can, que
representa el hombre material, el hombre de
carne y hueso. Si Abel no se hubiese disuelto
en l, Can no hubiera podido jams existir.
Una vez muerto, disuelto, el amor renace en la
naturaleza humana, para acabar dando a esa
naturaleza el rostro del amor y ya a partir de
entonces, naturaleza fsica y amor sern una y
misma cosa, de forma que en este periplo
vemos que el amor tiene que morir para poder
luego vivir eternamente en el corazn de los
hombres. Cristo vena a ilustrar este proceso
natural y difcilmente su singladura humana
poda adquirir otra forma.
18.- Por espacio de cuatro meses, Jess
permaneci inactivo, en lo que se refiere al
trabajo evangelizador y mand a sus discpulos
a sus habituales ocupaciones. La hora de
promulgar el Reino no haba llegado an porque
Juan segua allanndole el sendero. Tom
algunas veces la palabra en la Sinagoga, pero
su intervencin siempre fue decepcionante para
los que esperaban de l un signo. Lo ocurrido
en Can haca que una multitud acudiera a sus
reuniones para ver nuevos prodigios que les
confirmaran que l era el Mesas esperado.
Aunque la mayora sala decepcionada, algunos
crean en l, no por lo que deca, puesto que la
mayor parte del tiempo se limitaba a leer
pasajes bblicos de Isaas, sino por lo que era,

22

por la imagen viva que penetraba en ellos. Ese

periodo de espera corresponde al periodo
psquico de fortalecimiento de la fe en la vida
del discpulo. Hemos visto, en el punto diecisis,
que en el camino ascendente hacia la
espiritualidad viva, el discpulo llega a una fase
en la que espera que el salvador de sus
intereses materiales aparezca en el exterior.
Como ese salvador no aparece, el discpulo se
encuentra en un mar de confusiones. En ese
momento slo la fe puede mantenerlo
espiritualmente tenso. Si esa fe no existe, ser
uno ms entre esa muchedumbre defraudada
que sala del templo dicindose que aqul no
era el esperado porque no lo manifestaba con
ningn prodigio. Volvern entonces a sus
quehaceres materiales, dejando su accsit
espiritual para ms tarde.
Si a pesar de que los signos no aparecen, el
discpulo sigue vinculado al Maestro que
promete la llegada del Reino, es seal de que el
cambio indispensable para reconocer las
enseanzas de Cristo se est produciendo. Ese
confiar o en que aparecer lo que an no se ve,
es la fe, esa fuerza interna que, tal como la
definira Cristo ms tarde, mueve montaas,
allanando los caminos que conducen a la
gracia. Ser en el reino de la fe donde Cristo
aparecer y no en otro lugar. Por ello la espera
era necesaria, porque corresponde a un
proceso natural. Y la fe se manifiesta con
particular esplendor cuando ms contrariantes
son las circunstancias. Cuando todo es negro y
no aparece la salida por ninguna parte, cuando
todo est perdido, cuando las eminencias del
mundo profano nos han desahuciado, es
entonces cuando la fe allana los caminos que
conducen a la gracia, desaparecen las
montaas y surge el milagro redentor. Muchos
se curan en Lourdes o en Ftima, pero en
verdad no es la Virgen quien los ha curado, sino
la fe que estalla como una granada en sus
entraas.
19.- Tras esos cuatro meses de espera el 22 de
junio, segn precisan los que leen en la
memoria de la naturaleza, coincidiendo con la
entrada del Sol en Cncer, Jess pronunci en
la Sinagoga un sermn sobre el Reino. Juan
acababa de caer prisionero y su hora se estaba
acercando. Por primera vez ante la
muchedumbre Jess deshizo la ambigedad
que pesaba sobre l.
He venido a proclamar el establecimiento del
Reino del Padre -dijo-. En este Reino se
encontrarn juntas las almas de los judos y las
de los gentiles, las de los pobres, de los
hombres libres y de los esclavos, ya que mi
padre no hace distinciones entre las personas:
su amor y su misericordia se extienden sobre
todos

El Padre celeste enva su espritu para que

habite en el pensamiento de los hombres y
cuando yo haya terminado mi obra terrestre,
tambin el espritu de verdad ser derramado
sobre toda carne. El espritu de mi Padre y el
espritu de verdad fortalecern, en el prximo
Reino, vuestra comprensin espiritual y la
rectitud divina que haya en vosotros. Mi Reino
no es de este mundo. El Hijo del Hombre no ha
de conducir los ejrcitos a la batalla para
establecer un trono de poder o un reino de
gloria temporal. Cundo mi reino se instaure,
conoceris al Hijo del Hombre como Prncipe de
la Paz, como revelacin del Padre eterno. Los
hijos de este mundo luchan para establecer y
engrandecer los reinos de este mundo, pero mis
discpulos entrarn en el reino de los cielos
gracias a sus decisiones morales y a sus
victorias en espritu, y cuando entren en l,
encontrarn la alegra, la justicia y la vida
eterna
Quin busque primero la entrada en el Reino y
se esfuerce as en adquirir una nobleza de
carcter semejante a la de mi Padre, poseer
pronto todo lo que le es necesario. Pero os lo
digo con toda franqueza: a menos de buscar la
entrada en el Reino con la fe y la confianza de
un nio, no seris admitidos en l de ningn
modo
No os dejis engaar por los que vienen a
deciros: el reino est aqu o el reino est all, ya
que el Reino de mi Padre no concierne a las
cosas visibles y materiales. Este reino est ya
en vosotros, ya que si el alma de un hombre es
instruida y conducida por el espritu de Dios, ya
se encuentra en realidad en el reino de los
cielos. Ese reino de Dios es rectitud, paz y
alegra en el Santo Espritu
Juan os ha en verdad bautizado en signo de
arrepentimiento y para la remisin de vuestros
pecados, pero cuando entris en el reino
celeste, recibiris el bautismo del Santo
Espritu
En el Reino del Padre no habr ni judos ni
gentiles, sino solamente los que buscan la
perfeccin sirviendo, ya que declaro que quien
quisiera ser grande en el Reino de mi Padre,
debe primero convertirse en el servidor de
todos. Si consents en servir a vuestros
semejantes, os reuniris conmigo en mi reino,
del mismo modo que yo me reunir pronto con
mi Padre en su reino por haber servido en la
semejanza de una criatura
Ese nuevo reino se parece a una semilla que
crece en la buena tierra de un campo y que no
alcanza rpidamente su plena madurez. Hay un
intervalo de tiempo entre el establecimiento del
reino en el alma de un hombre y la hora en que
el reino madura en su plenitud, para convertirse
en la fruta de una rectitud perpetua y de una
salvacin eterna
El reino que yo proclamo, no es un reino de
poder y de abundancia. El reino de los cielos no

23

consiste ni en alimentos ni en bebidas, sino en

una vida de rectitud progresiva y en alegra
creciente al cumplir el servicio de mi Padre, que
est en los cielos. Ya que el Padre, acaso no
ha dicho de los hijos de la tierra: "Mi voluntad es
que acaben por ser perfectos, como yo mismo
soy perfecto?"
He venido a predicar la buena noticia de la
llegada del reino. Yo no he venido para
acrecentar los pesados fardos de los que
querran entrar en el reino, sino a proclamar un
camino nuevo y mejor. Los que son capaces de
entrar en el reino que viene, gozarn del reposo
divino. Por ms que os cueste en bienes
materiales, cualquiera que sea el precio que
habris pagado para entrar en el reino de los
cielos, recibiris en la tierra mucho ms
equivalente en dicha y en avance espiritual, y
habris merecido la vida eterna en los tiempos a
venir
La entrada en el reino del Padre no depende ni
de ejrcitos en marcha, ni de tronos materiales
derribados, ni de la liberacin de cautivos. El
reino del cielo est al alcance de la mano, todos
los que entren en l encontrarn abundante
libertad y feliz salvacin
Este reino es un imperio perpetuo. Los que
entran en el reino subirn hasta mi Padre,
alcanzando ciertamente su derecha en gloria al
Paraso Todos los que entren en el reino de los
cielos se convertirn en hijos de dios y en los
tiempos a venir se elevarn hasta el Padre. Yo
no he venido a llamar a los pretendidos justos,
sino a los pecadores y todos los que tienen
hambre y sed de rectitud y de perfeccin divina
Juan ha venido, predicando el arrepentimiento,
a fin de prepararos para el reino; ahora yo
vengo proclamando que la fe, el don de Dios, es
el precio a pagar para entrar en el reino de los
cielos. Os basta con creer que mi Padre os ama
con un amor infinito, para encontraros desde
entonces en el reino de Dios
20.- Puede considerarse que este discurso
representa el comienzo de su obra, o, mejor
dicho, el prembulo de su doctrina. Quienes lo
escucharon quedaron sorprendidos. Era la
primera vez que oan hablar de Dios desde el
punto de vista de Padre, en lugar de ser el
celoso tutor que distribua recompensas, pero

en cuyo programa abundaban los castigos. Y

era la primera vez que Dios apareca en
trminos de relacin personal y no de relacin
colectiva, a travs del pueblo, de la raza y, era
tambin la primera vez que oan que el reino de
Dios no tena un carcter material, sino
espiritual. Dicen las crnicas que los asistentes
se dividieron en tres partes. Un tercio crey en
el,
mensaje
sin
haberlo
comprendido
enteramente; Otro tercio rechaz totalmente la
idea de una recompensa espiritual y no material
por todos los preceptos y exigencias a que les
obligaba su religin, mientras que el otro tercio
fue incapaz de comprender el sentido de las
palabras y se dijo que el orador no estaba en
sus cabales.
21.- Al da siguiente, Jess se reuni con sus
seis apstoles y les pidi que cada uno de ellos
designara un nuevo discpulo para formar parte
del equipo. Esta disposicin procede de una ley
natural que hace que lo superior que hay en un
hombre dependa en cierto modo de lo inferior.
Lo superior que hay en nosotros, lo que puede
compararse con Cristo en estado de formacin,
elige un equipo, unos medios de accin y luego
esos medios condicionarn (elegirn) los
resultados, representando los lmites en que
deberemos movernos.
22.- En este mismo da, el 23 de junio, el
Maestro orden a sus discpulos que partieran
de dos en dos para dar al mundo la buena
noticia de la llegada del Reino. Ya hemos
explicado en el 1er Curso el significado del 24 de
junio en el proceso de manifestacin crstica. Es
entonces cuando la voz del Cristo interno se
deja or anunciando el Reino del Padre y
cuando nos movilizamos para proclamarlo. En
la vida del discpulo, del mismo modo que le
llegar su 25 de diciembre en el que el nio que
ha de cambiar su mundo nace, le vendr
tambin su 24 de junio, fecha en que deber
ponerse en marcha para proclamar la buena
noticia de que Dios no es solamente un
conjunto de reglas fastidiosas y de prohibiciones
llenas de rigor, sino que Dios es tambin y
sobre todo, Perdn, Gracia, Amor, Alegra y que
todo ello se acompaa de una total libertad.

Preguntas:
1.- Por qu los invitados a la Boda de Can esperaban un prodigio?
2.- Explica el proceso del milagro involuntario de Jess.
3.- Qu es lo que Cristo vena a revelar?
4.- Por qu baj entre los judos para realizar su misin?
5.- Por qu el amor tiene que morir para renacer?

24

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 4

1.- El Reino del Padre fue revelado por primera

vez extensamente en el llamado Sermn de la
Montaa. Dice la crnica sagrada que, viendo la
multitud, Jess tom a sus discpulos y subi a
la montaa (Mateo V) En trminos simblicos,
subir a la montaa significa elevarse
espiritualmente, dejar el plano de lo
multitudinario para entrar en contacto con las
instancias ms elevadas que hay en uno mismo.
El Sermn de la Montaa iba dirigido exclusivamente a sus discpulos, que ahora eran ya doce,
Algunos de ellos tenan ya experiencia
evangelizadora, otros an no. Formaban ya un
equipo unido aunque frecuentemente chocaran
entre ellos por cuestiones de carcter, y Jess
orden que los doce se arrodillasen formando
un crculo en torno a l y el Maestro puso sus
manos sobre la cabeza de cada apstol, empezando por Judas Iscariote y terminando por
Andrs. Jess pronuncio una breve plegaria
dirigida al Padre, suplicndole que amara y
acompaara a los doce, como lo haba amado y
acompaado a l.
Los apstoles permanecieron en silencio
durante
unos
minutos,
profundamente
emocionados. Pedro fue el primero en levantar
los ojos hacia su Maestro y el primero en
abrazarlo. Sucesivamente abrazaran a Jess
uno a uno. La escena estaba rodeada de un
gran silencio fsico, pero quien hubiese tenido
vista y odo espiritual hubiera apercibido una
multitud de seres celestes cantando y
contemplando desde lo alto la escena sagrada
en la cual el enviado divino traspasaba a los
hombres la responsabilidad de la promulgacin
del Reino. Los doce seran el fermento del
mundo de Dios en la tierra y cada uno aportara
almas al Reino, incluso Judas, el Traidor,
porque muchos son los hombres de este mundo
que necesitan pasar por la experiencia de la
traicin para que sus ojos sean abiertos.
2.- Todos volvieron a formar un crculo
alrededor del Maestro, que se expres de esta
manera:
Bienaventurados los pobres en espritu, ya que
de ellos ser el Reino de los Cielos
En las nueve Bienaventuranzas veremos
enaltecidos los valores contrarios a los que la
sociedad
profana
suele
proclamar,
ensendonos as que el Reino Divino es la otra
cara de la moneda de esta sociedad humana.

En las ceremonias de iniciacin de las escuelas

hermticas, vemos que el candidato, antes de
entrar en el templo, es despojado de los
metales que lleva encima. Este gesto simblico
corresponde a estos primeros preceptos
instituidos por Cristo ante los hombres que iban
a ocuparse de los intereses del Padre en la
tierra. Los valores del mundo de abajo, no
tienen curso en el de arriba.
La primera Bienaventuranza iba dirigida a los
pobres en espritu y en ella vemos la dinmica
de Hochmah. Por qu de ellos sern los
cielos? Porque en su estado evolutivo actual, el
hombre puede captar tan slo una pequesima
parte de la sabidura divina. Si, una vez en
posesin de esa modesta parcela, el hombre ya
se considera rico, se considera saciado de esa
sabidura
y
constituye
con
ella
sus
certidumbres, proclamando la verdad que esa
parte del saber contiene, se estancar en ella y
ya no le vendrn nuevas luces. Por el contrario,
el que adopta una actitud humilde respecto a
sus conocimientos, el que dice, como el filsofo
griego: Yo slo s que no se nada, el que se
encuentra
en
situacin
hambrienta,
espiritualmente hablando, se atraer la
sabidura hacia sus vacos internos y el cielo se
manifestar en l. Jess expresaba pues una
norma con esa primera Bienaventuranza, que
puede anunciarse de la siguiente manera: No
deis jams como definitivos los conocimientos
que poseis; no los tomis jams como
posesiones personales que engalanan vuestra
personalidad humana, como las joyas adornan
el cuello de las cortesanas. Al contrario, haced
que vuestra sabidura sea como el caminante,
que abandona fcilmente las ciudades por las
que transita porque nada hay en ellas que lo
retenga. El pobre lo comparte todo con ms
facilidad que el rico porque tiene poco que
compartir y es ms fcil desprenderse de un
pedazo de pan que partir en dos un lingote de
oro para dar la mitad al amigo. No dejis que los
conocimientos espirituales se acumulen en
vuestro interior hasta crear una situacin de
riqueza, porque entonces os ser difcil
compartirlos y os sentiris propietarios de
aquello que poseis y querris sacarle un
provecho, una renta. Os convertiris as en
hombres ricos en espritu y el cielo ya no
entrar en vosotros. Si, por el contrario, vais
compartiendo lo que vais recibiendo, el Reino

25

de los Cielos ir llenando vuestros vacos

internos y la sabidura transitar por vuestra
alma como una pelcula que no tiene fin
As pues, para permanecer en estado de
pobreza, tenis que dar lo que recibs antes de
que se acumule y forme un tesoro. Tenis que
prodigar la enseanza, ir por el mundo y
evangelizar
3.- Bienaventurados los afligidos, ya que ellos
recibirn
consuelo,
dice
la
segunda
Bienaventuranza, en la cual puede reconocerse
la dinmica de Binah. Cristo anunciaba
implcitamente con esta Bienaventuranza la Ley
de alternancia, que hace que las cosas
cambien. La afliccin puede ser fsica o puede
ser moral. En ambos casos es algo provisional,
destinado a desaparecer. Es algo que el propio
individuo ha hecho necesario, en virtud de
pasadas actuaciones, pero que no puede durar
porque la afliccin est sometida a la fuerza de
repulsin que la destruye y le sucede el estado
de consuelo que representa una restitucin de
aquello que haba perdido, trtese de salud, de
afecto o de posesiones materiales, tal como
aparece en la historia de Job, que es una
ilustracin de como el afligido es consolado
cuando comprende los motivos de su afliccin.
El Reino que anunciaba Jesucristo es el del
vasto consuelo, es aqul en el cual se
encuentra todo lo que en el humano peregrinaje
se ha perdido; es un ancho ocano de amor, de
sabidura, de gracia, y cuando ese reino se
derrama sobre el alma, no puede subsistir en
ella ninguna afliccin. Pero a veces las
aflicciones humanas son largas, porque largos y
duraderos han sido los errores que han
conducido a ellas y ocurre que el enfermo, el
desdichado, se identifica con su mal y con su
desdicha, dicindose que la salud y la dicha no
son para l. Este estado de alma paraliza la
llegada del consuelo. O bien se rebela contra lo
que le est ocurriendo, poniendo en duda la
justicia de Dios, lo cual tiene como efecto
apartarle igualmente de las dulces aguas del
consuelo. Al unir el consuelo con la afliccin,
Jess quera significar, lo que luego ilustrara
con su propia vida, al curar instantneamente a
los que se acercaban a l para tocar su Gracia.
Quera decirles a todos los afligidos que la
recuperacin est a su alcance, si en ellos
adviene ese estado de confianza que se llama
Fe. Poco importa la gravedad de sus aflicciones
y el que los mdicos las consideren o no
curables. El dictamen mdico tiene un valor en
el mundo profano, pero en el Reino del Padre
todo es perfecto y cuando el alma humana se
ha vinculado a l, la perfeccin de arriba
desciende sobre el enfermo, y al instante queda
sanado.
Vosotros los que sufrs, los que en vuestro
itinerario os veis cargados con lacras fsicas o

morales, elevad vuestros pensamientos y

vuestros sentimientos hacia esa esfera de
confianza que se llama Fe y las Aguas del
Consuelo se derramarn sobre vosotros
limpiando todas vuestras lacras.
4.- Bienaventurados los mansos, ya que ellos
heredarn la Tierra, dice la tercera
Bienaventuranza, en la que vemos reflejada la
dinmica de Hesed. La mansedumbre es una
de las reglas fundamentales en el reajuste del
comportamiento humano y Cristo manifestara
esa virtud ms de una vez bajo distintos
aspectos, al recomendar que se ofrezca la otra
mejilla al agresor o al exhortar a que amemos a
nuestros enemigos.
La mansedumbre ante las imposiciones de
nuestra vida ordinaria es recomendable, porque
esas exigencias, deberes, obligaciones que nos
atenazan, no son ms que el reflejo de nuestros
propios actos vistos al revs, como la imagen
que aparece en el espejo. Se nos exige lo que
hemos exigido: se nos impone lo que nosotros
hemos impuesto, se nos obliga en la medida en
que nosotros hemos obligado. Una vida de
opresin es la continuacin lgica de una vida
de poder oprimente.
El antdoto de todas estas injusticias, es la
mansedumbre, porque si se aceptan las
imposiciones de los dems, sean individuos o
fuerzas sociales, no se hace ms que
restablecer el equilibrio que antes se ha roto y
poner las cosas donde deben estar. Por el
contrario, si se reacciona, si el individuo se
rebela contra lo aparentemente injusto, se est
prolongando en realidad el reino de la injusticia
y el hombre puede pasar toda su vida
enfrentado con los dems, en un estado de
guerra permanente y sin fin.
La mansedumbre es el camino ms recto para ir
a la libertad, aunque en la organizacin de la
sociedad pueda parecer lo contrario, puesto que
cuando la causa lejana que produce la agresin
actual agota su dinamismo, la agresin cesa
automticamente.
La mansedumbre es el polo contrario de la
ambicin. Hoy en da la ambicin es
contemplada como una virtud y la sociedad
entera se vuelca para estimularla, para sacar al
hombre de sus casillas ordinarias y llevarlo ms
all de s mismo, bien sea en sus necesidades
de consumo diario o en el ejercicio de sus
poderes intelectuales. Lo bueno, para nuestra
sociedad, es consumir mas, viajar ms, leer
ms, trabajar ms, escalar ms y ms puestos,
olvidando que cada alma tiene su norma, que
cada ser se mueve en una rbita natural y que
los apetitos naturales vienen de dentro y son
antinaturales si son estimulados desde fuera.
Esta sociedad, gobernada por la ambicin, ha
alcanzado ms rpidamente metas materiales,
pero no puede decirse que los ambiciosos

26

hayan conquistado el reino de la Tierra porque

la misma ambicin mata los goces que produce
y deja la tierra convertida en un reino poco
apetecible que ofrece placeres irrisorios. Incluso
los que han conquistado cimas sociales que
pueden parecer envidiables y que van por el
mundo cargados de yates y de mansiones de
ensueo, se ven amenazados por la
provisionalidad de ese reino, y ms tarde o ms
temprano, en sta o en otra vida, se vern
derribados de su pedestal y tendrn que volver
a empezar armados de un pico y de una pala.
La mansedumbre conduce a la paz, es decir, a
una vida en la que nada se opone a la
realizacin de la voluntad natural del individuo,
que puede as realizar su vocacin y exteriorizar
su talento en perfecta libertad, sin que nadie se
le meta dentro de su espacio humano. Es a esto
a lo que se refera Cristo cuando deca que los
mansos heredarn la Tierra, o sea, dispondrn
de, su pedazo de universo, segn sus
capacidades, segn su fuerza de voluntad.
Entonces, no es lcito aspirar a ser ms de lo
que se es? No es lcito hacerlo si con esa
aspiracin se violenta el medio natural en que
hemos nacido; si esa aspiracin exige una
ruptura con nuestro pas con nuestra familia y
un quebrantamiento de las reglas de la sociedad
que nos ha formado. La mansedumbre exige no
meter goles en la portera defendida por nuestro
propio hermano. Cada uno de nosotros nace en
el lugar ms adecuado para vivir las
experiencias solicitadas por la parte divina que
hay en nosotros, y se encuentra integrado en la
situacin ms adecuada para obtenerlas.
Pretender recoger experiencias fuera de ese
contexto, equivale a dar a nuestro Ego una
cosecha de coles, cuando lo que nos ha pedido
son nabos.
5.- Bienaventurados los que tienen hambre y
sed de justicia, porque sern saciados, dice la
cuarta Bienaventuranza, en la que encontramos
la dinmica de Gueburah. Esta Bienaventuranza
se encuentra muy unida a la anterior, como
unidos estn Hesed y Gueburah. Tener hambre
y sed significa sentir de una manera acuciante
un vaco interior que debe necesariamente ser
llenado. Cuando un hombre siente apetencia
por la langosta, pongamos por caso, moviliza
sus recursos econmicos para procurrsela. Si
su hambre y su sed son de justicia, tambin
ser justicia lo que obtendr. Esta justicia no
puede procurrsela pistola en mano, ni
mediante cualquier otro medio de presin, ya
que estara contraviniendo la norma anterior de
ser manso. Tiene que ser una apetencia interna,
un afn que mueve todos los mecanismos de la
personalidad en vistas a una actuacin justa, ya
que ese hambre y esa sed seran pura
pantomima si fuera un deseo del individuo de
verse tratado por los dems de una manera que

l considera justa, mientras que l actuara,

respecto a su prjimo, con injusticia notoria.
El hambre y sed de justicia, cuando son
autnticos, atraen hacia abajo la Justicia Divina
y entonces el individuo no slo ser la expresin
viva de esa justicia, en sus gestos y en sus
palabras, sino que la derramar a su alrededor
y har que el mundo sea, por l, gracias a l,
ms justo. Esta justicia, llevada al mundo por su
hambre y su sed, se encarnar en los gobernantes, en los directivos, en aquellos que
puedan hacerla fecundar.
El discpulo que trabaja para la instauracin del
Reino del Padre, del mismo modo que debe
conservar su pobreza de espritu, que debe
buscar el consuelo restaurador de la armona
fsica y moral, que debe ser manso, debe
tambin experimentar ese hambre y esa sed,
viviendo en su cuerpo todas las injusticias que
diariamente se cometen en el mundo y
deseando con vehemencia que el reino de la
justicia se instaure. No odiis lo injusto y menos
an los hombres que lo protagonizan; por el
contrario, amad la justicia y veris como lo justo
se instala en vuestra naturaleza interna y ya
para siempre seris portadores de orden y de
paz.
6.- Bienaventurados los misericordiosos,
porque obtendrn misericordia dice la quinta
Bienaventuranza, que expresa las cualidades
de Tiphereth el centro que manifiesta las
virtudes crsticas
La misericordia es la compasin repetida una y
otra vez, cualesquiera que hayan sido las faltas
cometidas por la persona objeto de esa
misericordia. Es una virtud tpicamente paterna,
ya que el padre es el nico ser capaz de
perdonar, de disculpar una y otra vez a su hijo.
En el momento de redactar este texto, los
peridicos relatan cmo un estudiante japons
ha dado muerte en Pars a una muchacha, que
luego ha despedazado y metido los pedazos en
unas maletas. Nos refieren las crnicas
periodsticas todo el horror de ese gesto y nos
dicen cmo el padre de ese estudiante,
importante hombre de negocios, lo dej todo en
el Japn para acudir al lado de su hijo y visitarlo
en la crcel, donde era despreciado por los
propios reclusos. Ese hombre, en la hora difcil
que viva su hijo, slo escuch la voz de la
misericordia y corri a su lado. Todos lo haban
abandonado menos el padre. Es un ejemplo de
la misericordia que el discpulo debe ser capaz
de expresar, porque es la misericordia del
Padre respecto a los hombres, sus hijos.
Al contemplar la vida de un hombre, es hacia
delante que debemos verla y no hacia atrs, y la
misericordia conlleva la Fe en que ese hombre
que se ha arrastrado por el barro, ese hombre
que ha sido opaco a la luz, oir un da la voz de
la divinidad que lleva dentro y su

27

comportamiento se ver Modificado. Por ello

debemos creer en l y esperar de l. Muchas
veces dira Cristo en el curso de su ministerio:
los que tengan odos, oigan, significando con
ello que hay una voz en las entraas de cada
hombre que clama la Verdad, que recita las
reglas divinas, y cuando los odos consiguen or
esa voz, se apaga en la naturaleza el eco de las
pasiones y los cantos de los sentidos. Debemos
comportarnos pues con los dems hombres,
como si fuera inminente el despertar de los
odos a esa voz, como si de un momento a otro
fueran a escucharla; y decirnos que si han
maniobrado mal, si han causado llantos y
destrozos, es porque todava eran sordos a esa
voz interna.
La misericordia debe extenderse a nosotros
mismos. Nosotros tambin somos sos que nos
equivocamos, que cometemos maldades,
deslealtades, atropellos, y tambin, como los
dems, merecemos esta auto-misericordia, ya
que, si bajo el peso del remordimiento nos
consideramos
seres
despreciables,
no
conseguiremos
ms
que
obrar
despreciablemente. El remordimiento puede ser
salutfero, si nos permite apreciar en los dems
valores que nos haban pasado desapercibidos,
ante la evidencia de que no somos modlicos.
Pero el remordimiento debe ceder el paso al
arrepentimiento y ste a la misericordia. Si
somos misericordiosos para con nosotros
mismos y para con los dems, atraeremos hacia
nosotros la misericordia de arriba, la del Padre
Eterno, y veremos cmo la cuenta del mal ser
borrada en nuestra vida, no nos sern
reclamados
derechos
por
nuestras
perversidades pasadas y la voz que clama
venganza en aquellos que hayamos ofendido,
ser silenciada. Habremos quedado liberados
de nuestro karma y nuestros perjudicados
recibirn como un blsamo que restaar sus
heridas y les dar un nuevo impulso espiritual.
La misericordia, pues, no slo tiene efectos
liberadores sobre nosotros mismos, sino
tambin sobre aquellos con los cuales nos
encontramos vinculados por nuestras faltas,
nuestros errores.
7.- Bienaventurados los limpios de corazn, ya
que ellos vern a Dios dice la sexta
Bienaventuranza, que expresa las cualidades de
Netzah.
En nuestras enseanzas hemos dicho, al
referirnos al sol, regente de nuestro corazn
fsico, que en l se centraliza la voluntad de
nuestro Ego por su polo positivo y que es el
guardin de la conciencia por su polaridad
negativa. Al hablar de un corazn limpio, Cristo
se refera pues a una voluntad volcada hacia la
pureza, dejando de lado la conciencia, ya que
ella es un depsito de todo lo puro que hemos
podido acumular en el curso de las vidas y, por

tanto, no puede decirse que la conciencia pueda

ser purificada. Cuando decimos precisamente
que tomamos conciencia de una cosa,
queremos significar, en profundidad, que hemos
captado lo que hay de verdadero, puro y eterno
en aquella cosa.
Hemos visto tambin, al hablar de NetzahVenus, que ese centro de vida administra la
parte de la voluntad relacionada con los
sentidos, es decir, se ocupa de la vista, el odo,
el olfato, el gusto y el tacto, y suele ser por este
lado que la voluntad se extrava. Los cinco
sentidos nos llevan a descubrir un mundo que
nos deslumbra y nos identificamos con l,
cuando no es ms que una parte de un todo, es
la parte del placer, del gozo que Dios ha puesto
en su obra, y mejor haramos diciendo que es el
anuncio, la publicidad de un gozo cien veces
superior que hemos de encontrar en el mundo
de arriba.
Netzah, situado en la parte ms baja de la
columna de la derecha, es la muestra plida de
esos autnticos goces y alegras que Cristo vino
a anunciar. Pero ello no impide que el hombre
los considere supremos y que utilice los cinco
sentidos para gozar ampliamente de las
bellezas que le penetran por ellos.
Sucede as que utilizando los sentidos para dar
un relieve cada vez ms intenso al mundo de
abajo, lo escindimos del de arriba, que
desaparece de nuestra conciencia, no se
imprime en ella porque no lo captamos, no lo
aprisionamos en nuestros registros humanos.
Entonces en nuestra conciencia se forma una
espesa costra de suciedad, como la que se
forma en los cristales si dejamos que en ellos se
acumule durante aos y aos el polvo,
acabando por no dejar pasar la luz. Esa costra
de impurezas que rodea la conciencia,
desaparece al morir, destruida por la fuerza de
repulsin activa en las bajas regiones del
mundo del deseo y ya no queda en nosotros
recuerdo de los falsos valores acumulados;
Queda tan slo el sentimiento de que hemos
utilizado mal los recursos que nos ha dado el
Creador para explorar sus mundos.
Cuando esa suciedad desaparece de la
conciencia-corazn, entonces el discpulo
puede contemplar los mundos de arriba y ver a
Dios. Esta Bienaventuranza expresa pues la
necesidad de dirigir los cinco sentidos hacia
arriba con la misma avidez con que un da los
proyectamos hacia abajo. La reinversin de la
vista dar como resultado la clarividencia, y as
en los dems sentidos. De esta forma, el
discpulo ver, oir, oler el perfume de las
regiones eternas, podr gustar y tocar el otro
mundo.
As pues, la regla para esa Bienaventuranza
consistir en cerrar progresivamente los
sentidos a la percepcin de las realidades
fsicas, para proyectarlos hacia arriba. Es una

28

tarea quntuple, como cinco son los sentidos y el

resultado es la visin de Dios.
8.- Bienaventurados los pacificadores, ya que
sern llamados hijos de Dios, nos dice la
sptima Bienaventuranza, en la que vemos
apuntar las cualidades de Hod-Mercurio.
Vivimos en un mundo en el que las fuerzas se
encuentran enfrentadas, primero en nosotros
mismos; despus en las relaciones sociales. En
nosotros mismos, las tendencias que nos rigen
se suceden y mientras unas luchan para
establecer en nuestra vida lo que es justo,
vienen luego otras a impulsar nuestros deseos
de goce, de riquezas, de placeres y bienestar, y
as por momentos somos justos, honrados,
buenas gentes, y en otros momentos
deshacemos lo que el Seor que nos rega
haba conseguido anteriormente, lo destruimos
como se destruyen las cosas en una guerra.
Vivimos en estado de guerra interior, en la que
el Bien y el Mal que hay en nosotros se
combaten ferozmente. Para que esa guerra
termine, se necesita un pacificador que posea la
palabra justa, la palabra creadora, susceptible
de ser entendida y aceptada por ambos
contendientes. Ese pacificador tiene que surgir,
evidentemente, de nuestra naturaleza interna y
ser capaz de reconciliar en nosotros las
tendencias enfrentadas, de forma que puedan
colaborar mutuamente en la edificacin de
nuestra existencia.
Para conseguir esa paz, los seores que rigen
nuestros deseos debern renunciar a ciertos
objetivos, pero los seores que representan los
objetivos de nuestro Ego tambin debern
renunciar, en cierta medida, a sus propsitos, a
fin de que en nosotros se allanen los caminos y
que los deseos puedan trepar a la montaa de
la espiritualidad.
Si la exigencia espiritual es fuerte y no transige,
y si los deseos tambin son intensos, cada uno
tirar hacia su mundo, y como las races de los
deseos son ms fuertes, acabarn por ganarle
la guerra a la espiritualidad. En nuestra entidad
humana hay un centro que regula el dinamismo
de esas dos fuerzas. Ese centro se conoce
cabalstica mente con el nombre de Hod, y su
manifestacin material con el nombre de
Mercurio. All se encuentra el Pacificador y
mientras uno de sus ojos mira hacia arriba y
contempla las realidades espirituales, otro mira
hacia abajo para ver las posibilidades de encaje
existentes en el mundo material. Ya sabiendo lo
que de arriba puede caber abajo, el Pacificador
frena las energas procedentes de arriba, al
tiempo que trata de abrir cauces ms amplios
abajo para que, progresivamente, pueda
absorber ms y ms el producto de arriba.
Cuando ese pacificador funciona en nosotros,
recibimos la denominacin de hijos de Dios, al
igual que Mercurio era hijo de Jpiter, en el cual

Dios ha delegado sus funciones en ese cuarto

da de la creacin que estamos viviendo.
Una vez la pacificacin se ha producido en
nuestra tierra humana, nos encontramos ya en
condiciones de exportar nuestro orden interno
a la sociedad y ser los pacificadores del mundo,
puesto que los enfrentamientos internos del
hombre dan lugar a enfrentamientos externos
contra las personas que representan las
tendencias con las que lucha el rey que est
rigiendo en aquel momento en nuestra psique.
Si hemos conseguido nuestra paz interna, esa
paz se manifestar sin necesidad de
argumentarla, ir con nosotros donde quiera
que vayamos y la contagiaremos a nuestros
semejantes con nuestra sola presencia.
Ejerceremos en calidad de hijos de Dios y, a
travs de nosotros, Dios ver aumentar el
nmero de sus hijos.
9.- Bienaventurados los perseguidos por la
justicia, ya que el reino de los cielos es de
ellos, dice la octava Bienaventuranza, que
expresa los trabajos realizados por el centro
llamado Yesod.
La Justicia es un atributo de la columna de la
izquierda, que es la que elabora las leyes y
reglamentos. Cristo vino a proclamar una
doctrina que abola la Ley y que situaba al
hombre en el dominio de la gracia y del perdn
de sus culpas. Ya en su discurso preliminar (Ver
leccin 3) dijo que el Reino del Padre estaba
abierto muy especialmente a los pecadores,
porque los pecadores son individuos que llevan
en ellos una cantidad de luz ms intensa de la
que normalmente pueden digerir. Expliquemos
este punto.
Hemos visto en el curso de nuestros estudios
que la luz es el amor de Hochmah, el que
permite a las estructuras materiales subsistir. O,
dicho de otro modo, Abel muere, se disuelve en
Can y gracias a esa disolucin Can vive. Pero,
qu ocurre cuando en el interior de Can hay
demasiado Abel, o sea, cuando un individuo
lleva ms luz de la que puede reflejar? Pueden
suceder tres cosas: 1 Que Abel mate a Can,
es decir, que la excesiva luz-energa interna
destruya el receptculo material y haga la vida
fsica imposible. 2 Que el hombre adquiera una
conciencia de la espiritualidad que lo habita,
que comprenda el funcionamiento de los
mundos de arriba y testimonie de ellos en la
tierra, derramando sobre el mundo que lo rodea
su excedente de luz. Si procede as, habr
ahondado
sus
cauces
internos y
el
desbordamiento de su luz no se producir, es
decir, se producir de una manera adecuada y
no como un no que ante la afluencia de aguas
tempestuosas, se desborda. 3 Que el hombre
no adquiera conciencia de sus poderes internos
y no sepa utilizarlos adecuadamente, pero, para
no ser destruido por ellos, que acte en la

29

sociedad de una manera desordenada, fuera de

las reglas instituidas, dando lugar a la figura del
delincuente y del perseguido por la justicia.
Tendremos as que el perseguido por la justicia
ser aqul que lleva en su interior un excedente
de luz que no sabe utilizar adecuadamente. Por
lo tanto podemos decir que lleva dentro el Reino
de los Cielos, que este Reino es de l, sin que
haya tomado conciencia de su situacin de
privilegio. Pero, estando el Reino en su interior,
puede tomar conciencia de un momento a otro,
y es por ello que en las crceles se producen
tantas transmutaciones, ya que constituyen un
arsenal de perseguidos por la justicia y tienen la
posibilidad de meditar sobre s mismos. En este
sentido, cabe aadir que uno de los trabajos del
discpulo ha de consistir en trabajar para que las
crceles puedan ser ese lugar de reflexin de
los perseguidos por la justicia.
Por otra parte, tambin el que se encuentre en
el 2 caso acabar siendo un perseguido por la
justicia, porque su accin, aunque no resulte
atentatoria contra sus semejantes, si lo ser de
algn modo contra el reino de las sombras y el
seor de la penumbra lo perseguir para
matarlo, como los poderes pblicos persiguieron
a Cristo desde que naci. Las sombras sienten
una apetencia natural por la luz, como el
vampiro por la sangre de su vctima que le
permite mantenerse en vida. Esa persecucin
se producir en la octava hora de su vida,
cuando Yesod entre en funciones para
cristalizar la dinmica interna y darle salida al
exterior. Por consiguiente, ocuparse de los
perseguidos por la justicia ha de ser una de las
tareas fundamentales del discpulo.
10.- Bienaventurados seris cuando se os
ultraje, cuando se os persiga y se diga
falsamente de vosotros toda suerte de mal a
causa de m. Regocijaos y estad en la alegra,
porque vuestra recompensa ser grande en el
cielo, ya que es as que los profetas han sido
perseguidos antes de que vosotros lo fuerais,
dice la novena y ltima Bienaventuranza, que es
el complemento natural y lgico de la anterior,
correspondiendo a la proyeccin de Yesod en
Malkuth, que representa el mundo material.
Esta Bienaventuranza invita al discpulo a
soportar la adversidad, la injusticia y todos los
males inherentes a los centros de vida de la
columna de la izquierda. Cuando el discpulo
retiene en s mismo, sin repercutirla, la onda
expansiva del mal, se convierte en trasmutador
de ese mal, o sea, en agente activo del bien, en
Hijo de Dios y, como tal, recibir en el cielo esa
recompensa que alcanzan todos los que han
despertado a la conciencia del Amor y que, por
consiguiente, pueden actuar en el Mundo del
Deseo como en su propia casa, es decir,
poseen las llaves del Reino, que les permiten

entrar y salir de l, como entramos y salimos de

nuestra casa con la llave de la puerta.
11.- En esas nueve Bienaventuranzas, Cristo
traza
nueve
esquemas
bsicos
de
comportamiento, nueve modos de ser. No dice
en ningn momento bienaventurados son los
que hagan esto o aquello, los que participan en
un culto o los que siguen los preceptos de la
Ley, sino aquellos cuya naturaleza es as.
Para alcanzar estos estados naturales pueden
seguirse normas, pueden realizarse trabajos
conducentes a ellos, pero jams esas normas y
esos trabajos podrn confundirse con su
finalidad, que es la de ser as por naturaleza.
Hemos visto despus cmo la Iglesia Catlica
ha distribuido bienaventuranzas y recompensas
a los que asistan a misa en las fiestas de
precepto, o a los que comulgaban los primeros
viernes de mes. A la luz de las enseanzas
crsticas
podemos
afirmar
que
tales
recompensas son nulas. No es por hacer esto o
aquello que se entra en el Reino del Padre, sino
por ser de las nueve maneras que acabamos de
definir.
12.- Vosotros sois la sal de la tierra, una sal
que lleva el gusto de la salvacin, pero si esa
sal pierde su sabor, con qu se le devolver?
Ya no sirve ms que para ser tirada y pisoteada
por los hombres, prosigue Cristo en su
sermn.
En los tiempos de Jess, la sal era un elemento
precioso, que se utilizaba incluso como
moneda.
La
palabra
salario
deriva
etimolgicamente de sal. Los alquimistas
utilizaban
ese
elemento
en
sus
transmutaciones, y la sal aparece en las
ceremonias iniciticas, junto con el azufre y el
mercurio.
En nuestras enseanzas hemos dicho que la sal
es un elemento saturniano, producido por Binah
y administrado por Yesod en el Mundo
Cabalstico de Formacin.
Diciendo a sus discpulos que eran la sal de la
tierra, les deca al mismo tiempo que eran
criaturas de Binah, el Sfira cuya regencia l
haba venido a derrocar. Pero tambin dira
despus que no haba venido a derogar la Ley,
sino a cumplirla. Debemos entender pues que
para ser discpulos de Cristo, es preciso que
seamos previamente lo que Binah es, que
poseamos las cualidades que Jehov estableci
a travs de Moiss.
Debemos ser esa sal que revela el sabor de los
alimentos, que permite distinguirlos unos de
otros, reconocerlos, identificarlos. La sal fsica
acta as en los alimentos fsicos, pero la sal
espiritual sirve para identificar y conocer los
alimentos espirituales, es decir, para saber la
filiacin de las distintas fuerzas que mueven los

30

mecanismos de nuestra personalidad. Si esa sal

pierde su gusto, ya no servir para discernir lo
verdadero de lo falso y se producir en nosotros
una extrema confusin. Cristo invitaba as a sus
discpulos a poseer el conocimiento antes de
entrar en el Reino de la Gracia y, con ese
conocimiento, revelar a los dems el sabor de
los manjares divinos, como lo hace la sal con
los alimentos fsicos. Ser la sal que revela el
valor de cada cosa ha de ser una de las
aspiraciones del discpulo.
13.- Vosotros sois la luz del mundo. Una
ciudad situada en una montaa no puede ser
ocultada; y no se enciende una lmpara para
ocultarla bajo un caldero, sino que se la pone en
el candelero para alumbrar a todos los que se
encuentran en la casa. Que vuestra luz brille as
ante los hombres, a fin de que vean vuestras
buenas obras y que glorifiquen a vuestro Padre
que est en los cielos
Cristo exhortaba as a sus discpulos a ser luces
en el camino de los hombres, es decir, a
manifestar su saber, no a ocultarlo en ellos
mismos para que no fuera de utilidad alguna.
Compara esa luz a la lmpara colocada en el
candelero y a la ciudad en la montaa.
La montaa es el smbolo de la elevacin
espiritual. Hemos visto que cuando Jess se
elevaba a las ms altas cimas espirituales para
ensear a sus discpulos, deca la crnica que
suba a la montaa. En esa montaa de la
espiritualidad, todo est por hacer y el discpulo
que se eleva se encuentra al descubierto, en
una tierra inhspita en la que no puede
permanecer mucho tiempo a la intemperie. Al
decir a sus discpulos que deban ser como una
ciudad situada en la montaa, los invitaba a
organizar el mundo espiritual, a hacerlo
coherente para los que se elevan hacia l, y
acogedor, de manera que puedan permanecer
all y no se vean obligados a descender.
Debemos ser, todos los discpulos de Cristo,
como ciudades en la montaa y, para empezar
ser preciso que edifiquemos esa ciudad, que
cavemos en primer lugar el camino que conduce
a ella, para que sea fcil el acceso, y luego que
aseguremos los servicios para que all nada
falte y para que la vida sea agradable, fcil y
cmoda. El Reino del Padre que Cristo vino a
proclamar no es esa tierra de privaciones y
mortificacin que tan complacientemente
anunciaba la religin de raza, sino un lugar
donde reina la alegra, la paz y el amor. El
acceso a este Reino puede ser penoso, pero
una vez llegado a l, aparece el paraso y es
esa ciudad paradisaca, en lo alto de la
montaa, que el discpulo ha de edificar.
La lmpara en el candelero, la otra comparacin
de Cristo, se encuentra en su lugar, alumbrando
a todos los habitantes de la casa por igual. Ello
significa que esta luz debe ser uniformemente

repartida, de manera que no deslumbre a los

uno y deje en la penumbra a los otros. Dicho de
otra forma: el discpulo no debe suscitar en sus
enseados
un
inters
personal.
Debe
mantenerse a igual distancia de todos, en el
lugar que le corresponde, difundiendo su luz
para que cubra las necesidades de cada uno.
En los tiempos de Jess no haba, claro est,
electricidad, pero al elegir para su ejemplo la
lmpara y no el candelabro de siete brazos,
quiso decir que esa luz que los discpulos
deban difundir no deba ser en ningn caso
cegadora, lo cual hubiese tenido como efecto
sumergir a sus seguidores en una nueva
oscuridad, turbadora de la conciencia, sino una
luz gradual para alumbrar la estancia en la
que los estudiantes se encuentran.
14.- No creis que yo he venido para abolir la
ley o los profetas: yo he venido, no para
abolirlos sino para cumplirlos, ya que en verdad
os digo que mientras el cielo y la tierra
permanezcan, no desaparecer de la Ley ni un
yod, ni una tilde, hasta que todo se haya
cumplido. El que suprime pues uno de los ms
pequeos mandatos y que ensee a los
hombres a hacer lo mismo, ser llamado el ms
pequeo en el Reino de los Cielos; Pero el que
los observe y ensee a observarlos, ser
llamado grande en el Reino de los Cielos. Pero
os digo, si vuestra justicia no sobrepasa la de
los escribas y fariseos, no entraris en el Reino
de los Cielos
A lo largo de su enseanza, Jess insistira ms
de una vez sobre este precepto: la ley antigua
debe ser observada y quien no la observe, no
puede entrar en el Reino del Padre. Pero, al
mismo tiempo, el discpulo debe sobrepasarla,
debe ir ms all de esa ley en sus actuaciones
individuales. La observacin de la ley debe ser
el canal que conduce a la gracia.
En la vida ordinaria, las leyes de Binah se
encuentran instituidas en la sociedad y a
menudo en su versin perversa. Es norma
establecida en todas las sociedades iniciticas,
que las leyes del pas en el que el discpulo
vive, deben ser respetadas, porque esas leyes,
aunque sean injustas, son el reflejo de una
situacin colectiva que todos hemos contribuido
a crear. El combate contra esas leyes injustas
no debe ser exterior, sino interior, ya que si
interiormente funcionamos de una manera justa,
pronto nos encontraremos desvinculados de la
injusticia exterior y seremos para la sociedad
portadores de orden. El combate contra la
injusticia debe efectuarse a niveles mentales, a
fin de que, de acuerdo con el proceso natural
previsto en los esquemas csmicos, la voluntad
de cambio descienda de arriba, irrigue las
fuentes situadas en los distintos niveles del
rbol y arroje la realidad instalada abajo.

31

Por ejemplo, si consideramos injusta la ley del

servicio militar, no preconizaremos la desercin
del recluta, sino que apoyaremos la idea de una
ley de objetores de conciencia, para que stos
obtengan su estatuto legal y nuestros
estudiantes puedan acogerse a l. Mientras ese
estatuto no exista, los nuestros deben ser
invitados a cumplir con sus obligaciones
militares, haciendo notar que se puede ser
pacifista y soldado a la vez, porque tal como
vino a decir Cristo, del mismo modo que se
puede hacer una cosa y no ser aquello que se
hace, tambin se puede ser de un modo y, por
obligacin social, hacer lo que parece contrario.
La obediencia a la ley no implica la adhesin de
la conciencia a ella. El discpulo debe ir ms
lejos, dice Cristo: debe interiorizar la ley
csmica y ser su perfecto reflejo. Cuando esto
ocurra, habr superado los condicionamientos
de la ley y ser un hombre libre.
15.- Habis odo que ha sido dicho a los
antiguos "No matars", y el que mata merece
ser castigado por los jueces. Pero yo os digo
que cualquiera que se encoleriza contra su
hermano merece ser castigado por los jueces,
que el que insulta a su hermano merece ser
castigado en los fuegos de la gehenna (bajas
regiones del mundo del deseo). Si presentas
pues tu ofrenda en el altar y all te acuerdas de,
que tu hermano tiene algo contra ti, deja ah tu
ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu
hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.
Concliate prontamente con tu adversario,
mientras ests haciendo camino con l, de
miedo que no te libre al juez y ste te entregue
al oficial de justicia para que te meta en la
crcel. Te lo digo en verdad que no saldrs de
all antes de haber pagado el ltimo cuadrante
Se refiere aqu Jess al proceso de
radicalizacin de todas las cosas y viene a decir
que el acto de matar es la culminacin de una
serie de estados de violencia que empiezan con
la simple clera. Si esos estados sucesivos
fueran castigados a medida que se van
produciendo, no se llegara a la trgica
culminacin. De ello se desprende una regla
muy valiosa, que es la del castigo
proporcionado para un delito o una violencia
incipiente, porque ese castigo borra la falta e
impide que la violencia se acumule y alcance
ndices trgicos. Si la violencia no encuentra
barreras, su impulso natural la llevara a
superarse constantemente. Recordemos que
stas eran instrucciones prcticas que Jess
daba a sus discpulos y que se estaba refiriendo
a la ley antigua, ya que cuando el discpulo ha
entrado en el Reino del Padre toda idea de
castigo desaparece.
Al decir Jess que primero es la reconciliacin y
despus la ofrenda, advierte una vez ms sobre
los peligros de pensar que un acto ritual puede

borrarlo todo. El discpulo debe abandonar con

el da los rencores que ese da haya podido
suscitar, pero debe ser capaz igualmente de
llamar a su adversario para conciliarse con l
mientras est en camino. En la ruta formada por
las lminas del Tarot este estar en camino
aparece representado por las figuras de los
Caballeros, y lo importante es que ese
caballero, compaero de ruta, no acceda a los
niveles de poder, representado en el Tarot por
la Reina y el Rey.
16.- Habis aprendido que ha sido dicho No
cometers adulterio", pero yo os digo que
cualquiera que mire una mujer para desearla, ya
ha cometido adulterio con ella en su corazn.
Seala aqu Jess en lo relacionado con el
adulterio, lo que ya haba sealado en el prrafo
anterior relacionado con la violencia. El adulterio
empieza con el deseo, que se cristalizar ms
adelante con el acto material.
17.- Si tu ojo derecho es para ti una ocasin de
cada, arrncatelo y arrjalo lejos, ya que es
mejor para ti que un slo de tus miembros
perezca a que tu cuerpo por entero sea arrojado
a los fuegos de la gehenna. Y si tu mano
derecha es para ti una ocasin de cada,
crtatela y arrjala lejos de ti, antes de que te
conduzca a la prdida de todo tu cuerpo
Esta recomendacin de arrancarse los
miembros es, evidentemente simblica y slo
un loco como Van Gogh se lo tomara al pie de
la letra. Los miembros fsicos obedecen a
impulsos energticos emanados del cerebro y
son esos impulsos los que deben cortarse y no
el miembro, que es un instrumento neutro.
La ciencia esotrica nos ensea que nuestros
miembros estn movidos por jerarquas
espirituales a las que nosotros abrimos la puerta
de nuestro organismo humano. Nos ensea
igualmente que en nuestro actual estado de
desarrollo, son los Luciferianos, es decir, los
ngeles
cados,
quienes
accionan
los
mecanismos de nuestra naturaleza interna. Sin
embargo, ellos no nos imponen un modo
determinado de ver o de actuar, sino que estn
al servicio de nuestros deseos y nos facilitan en
todo momento la clase de energa adecuada
para llevarlos a cabo. Si nuestros deseos
cambian, el luciferiano que nos aprovisionaba
en esa calidad de energa se va de nosotros y
viene otro que representa la nueva calidad
energtica que nosotros demandamos al desear
algo determinado.
Pero si nuestros deseos son elevados, si
alcanzan el grado de lo sublime, entonces los
luciferianos ya no pueden servirnos el gnero
que necesitamos y se retiran de nuestro
organismo para pasar el servicio a los ngeles,
los seres de una categora inmediata superior.

32

Lo que debemos cortar es, pues, la corriente

que abastece el rgano que produce nuestra
cada, despidiendo al Luciferiano que nos
aprovisiona de dicha corriente, para que el
ngel pueda ocupar su lugar. La tcnica a
seguir para promover ese cambio no consiste
en luchar contra la corriente, sino el llamar al
ngel que trabaja con las corrientes que
deseamos introducir en nuestro organismo.
Estos seres sublimes tienen la obligacin de
acudir a las llamadas que reciben de las
criaturas de la tierra y su presencia arroja al
luciferiano de nuestros rganos porque no
puede soportar la intensidad vibratoria de una
entidad que vive en una regin superior. Ya
hemos dado, en otro lugar, la lista de los setenta
y dos ngeles activos en nuestras cosas, con
indicacin del empleo de cada uno de ellos y en
el curso de nuestras enseanzas volveremos
sobre este punto con ms precisin.
18.- Ha sido dicho: Que quien repudie a su
mujer le d una carta de divorcio. Pero yo os
digo que quien repudie a su mujer, salvo por
causa de infidelidad, la expone a convertirse en
adltera, y que quien se casa con una mujer
repudiada, comete adulterio
Volvamos a repetir, al comentar ese prrafo,
que el Sermn de la Montaa no contiene,
propiamente hablando, el Evangelio de Jess,
sino que son recomendaciones hechas a los
apstoles para enfrentarse con el contexto
doctrinal de su poca. Ms tarde dira Jess,
refirindose al divorcio, que si ste figuraba
inscrito en la Ley de Moiss, ello se deba a la
naturaleza maligna de los hombres de su poca,
a los cuales haba que dar una ley que estuviera
al alcance de sus naturalezas y no darles reglas
que seran incapaces de cumplir. Aqu el
repudio no es aceptado, salvo en un caso, el de
infidelidad, pero en toda la enseanza de Jess
vemos cmo la bondad es recomendada sin
excepciones. En la sociedad de hoy, debemos
interpretar este mandato dirigido al uso
exclusivo de los antiguos, sin la excepcin de la
infidelidad, y debemos considerarlo valedero
para uno y otro sexo. Si nuestro cnyuge es
infiel, es sin duda porque se encuentra en los
das peores, en esos das en que prometimos
estar a su lado cuando celebramos los
esponsorios. La infidelidad es una desgracia
para quien la comete; porque si se encontrara
en gracia, en la plenitud de s mismo, no sentira
la necesidad de buscar la ternura o el placer
fuera de s mismo. En el curso de estas
enseanzas hemos visto que el ser humano
completo est formado de una personalidad
masculina y otra femenina. Cuando una persona
se casa, su otra personalidad, la no aparente,
se encarna en el cnyuge, de modo que cuando
un cnyuge es infiel al otro, su infidelidad revela
a la "vctima" una infidelidad latente alojada en

su ser interno e inconsciente. Por su parte, el

culpable, al acometer acto de infidelidad, crea
una divisin en s mismo, se escinde de la
unidad formada por el matrimonio y esa escisin
en nosotros mismos es portadora de divisiones
exteriores, de resquebrajamientos sociales,
polticos, de fraccionamientos mltiples que, en
una fase ulterior y colectiva, producirn la
guerra. La guerra tiene su origen en la
infidelidad, o sea, en la divisin de nuestra alma
en dos bloques antagnicos, y por ello podemos
decir que el infiel est viviendo en sus peores
das, y por ello mismo debemos darle nuestra
solidaridad, porque esa solidaridad es el hilo de
Ariadna que puede conducirle a su unidad
interior y de ah al retorno a la unidad conyugal.
Por consiguiente, el repudio, la separacin, el
divorcio, son nociones extraas a las
enseanzas de Cristo. Por otra parte, si
analizamos la palabra adulterio, vemos que se
llama producto adulterado aqul en el cual han
sido vertidas sustancias extraas al producto
mismo. Ahora en Espaa estamos aprendiendo
mucho sobre el tema de las adulteraciones, que
producen diariamente un rosario de vctimas. Si
la adulteracin la referimos a personas,
deberemos
realizar
las
siguientes
observaciones: 1 Al casarse dos individuos, lo
que hacen en realidad es recuperar su unidad
interna, es decir, han unificado las dos
polaridades de su alma, la consciente y la
inconsciente. Si luego, en la prctica, resulta
que esas dos polaridades no se entienden, esto
significar que el orden interno de los dos
individuos anda perturbado, y el desacuerdo
exterior es una seal de ese desorden interior,
seal que ha de permitirle al individuo
reordenarse. 2 Si el conflicto exterior no
conduce a una reordenacin interna y las dos
polaridades del alma se rechazan y se
excluyen, entonces suceder que un individuo
que ya haba encontrado su unidad, se escinde
de ella para buscar esa unidad por otro lado.
Pero el otro-yo no puede tener rostros mltiples:
Es uno y nada ms, como uno somos nosotros,
de modo que aqul que se ha escindido de su
unidad legtima, ya no puede ser ms que un
producto adulterante para cualquier otro
individuo, y el que se une a l comete adulterio,
o sea, se mezcla con un producto y, segn su
grado de tolerancia, ese producto adulterante
puede resultar inofensivo al consumo,
limitndose a no ser especficamente lo que el
otro es, o resultar txico y producir la muerte, o
sea, la destruccin de todo cuanto toca la
pareja.
3 As pues, el que se separa de su unidad y el
que acepta pasivamente que su otro-yo se
desprenda de l, aunque de momento la
infidelidad no se produzca, estn fomentando
en el mundo la adulteracin que se extender
despus a todos los niveles, incluido el
alimenticio.

33

Toda consideracin sobre ese aspecto, el

decirse, por ejemplo, que una persona se ha
casado con otra porque no ha encontrado nada
mejor, porque se lo han exigido las familias, o
que lo ha hecho por respeto hacia una
honorabilidad comprometida, todo ello no es
ms que pura ancdota circunstancial. La unin
matrimonial siempre est generada por una
necesidad interna y esa necesidad crea las
circunstancias que la posibilitarn. A veces los
cnyuges se encontrarn a la vuelta de la
esquina y otras veces tendrn que recorrer
miles de kilmetros para conocerse y tanto si el
encuentro es fcil como difcil, ello no constituye
una garanta de entendimiento, porque la
armona depende del equilibrio de fuerzas
interiores y no de los caracteres que ambos
cnyuges exteriorizan.
19.- Os han enseado an, que ha sido dicho
a los antiguos: No sers perjuro y cumplirs con
el Seor lo que has prometido, por juramento.
Pero yo os digo de no jurar, ni por el cielo,
porque es el trono de Dios, ni por la tierra, que
es su pedestal; ni por Jerusalem, porque es la
ciudad del gran rey. No jures tampoco por tu
cabeza, ya que no est en ti volver blanco o
negro uno slo de tus cabellos. Que vuestra
palabra sea: s, s o no, no. Lo que se aada a
esto, del maligno viene, dice Jess en el
prrafo siguiente.
Esta recomendacin de Cristo ha tenido poco
xito en la vida prctica y vemos como hoy, en
pases que se dicen cristianos, los gobernantes
juran solemnemente fidelidad a la constitucin,
a la nacin, a la repblica, a la monarqua, y lo
hacen por su honor y con la mano puesta en
libros sagrados. Si no respetan su juramento, la
sociedad los considera hombres sin honor, sin
principios, sin moral, y a veces se los castiga
duramente por ello. Sin embargo, Jess dijo sin
lugar a dudas a sus discpulos que no juraran y
que se limitaran a decir s o no. Por qu en el
Reino del Padre el juramento no tiene curso?
Vemoslo.
La antigua Ley haba sido dada a los hombres
para que pudieran edificar el mundo material.
Los que construyeron siguiendo esas normas
nos han dejado edificios que an hoy perduran,
y ejemplos de solidez son las pagodas chinas,
los templos indios, las pirmides, nuestras
modernas catedrales. El juramento era, en el
aspecto moral, lo que daba solidez a los
compromisos, haciendo que las edificaciones
intelectuales de los hombres fueran tan slidas
como sus edificios.
Pero Cristo vino a descubrir al hombre una
nueva dimensin y a liberarlo de sus
compromisos anteriores. Las cosas evolucionan
y el hombre con ellas, y lo que un da es
plausible y resulta bueno, puede no serio ms
tarde. Un hombre atado a un juramento es un

hombre cuya conciencia, en ese aspecto, no

puede evolucionar y, por, encima de todo, el
hombre debe ser fiel a su conciencia; si deja de
serio para guardar fidelidad a algo que hizo
cuando no haba alcanzado an el estadio en
que se encuentra ahora, est incumpliendo para
consigo mismo.
En el mundo de libertad que Cristo vino a
anunciar, el hombre no poda atar su palabra a
una realidad forzosamente pasajera. Sin
embargo, la recomendacin de no jurar no
supone que el individuo pueda romper
alegremente sus compromisos anteriores. Si el
hombre cristiano ha accedido realmente al
Reino del Padre, es que est movido
internamente por la bondad, la sabidura, el
amor, y entonces no necesita juramento para
actuar en todo momento por el bien de sus
semejantes y el suyo propio. En cambio, si
necesita jurar sobre el libro sagrado para ser fiel
a un compromiso, ello es ms bien seal de que
no se adhiere a ese compromiso ms que en su
aspecto formal y que necesita el rigor de la ley
para mantener su promesa.
20.- Habis aprendido que ha sido dicho: Ojo
por ojo y diente por diente. Pero yo os digo de
no resistir al malvado. Si alguien te da una
bofetada en la mejilla derecha, presntale la
izquierda. Si alguien te pone un pleito y quiere
tomar tu tnica, dale tambin la capa. Si alguien
te fuerza a caminar una milla, vete con l dos.
Dale al que te pide y no le vuelvas la espalda al
que te pide prestado, dice a continuacin
Jess.
La ley del Talin tena por objeto que el hombre
pagase sus culpas en la presente vida y que no
se fuera al otro mundo cargado con una serie
de compromisos que en la prxima vida caeran
sobre l aplastndolo. En el reino del amor, esa
ley no poda ser aplicada. Era preciso que el
hombre se volviera manso para entrar en ese
Reino y que ahogara en l mismo la violencia
de los dems como la esponja absorbe el agua.
Por otra parte, como ya hemos visto
anteriormente, lo que nos exigen es lo que
nosotros hemos exigido; el mal, la violencia que
se nos viene encima, es la que nosotros hemos
fomentado; lo que nos roban es lo que hemos
sustrado
fuera
de
nuestras
legtimas
pertenencias, y los aguafiestas, los pelmas que
encontramos en nuestro camino, nos dan la
justa rplica por nuestras intromisiones pasadas
en dominios ajenos. Si no quebrantamos esas
voluntades adversas y dejamos que agoten en
nosotros su violencia, nuestra vida se convertir
en un remanso de paz.
21.- Habis aprendido que ha sido dicho:
Amars al prjimo y odiars a tu enemigo, pero
yo os digo: amad a vuestros enemigos,

34

bendecid a los que os maldicen, haced el bien a

los que os odian, y rogad por los que os
maltratan y os persiguen, a fin de que seis
hijos de vuestro Padre que est en los cielos y
que hace que salga el Sol para los buenos y
para los malos, y que llueva sobre los justos y
los injustos. Si amis a los que os aman, qu
recompensa merecis? Acaso los publicanos
obran de otra manera? Y si saludis tan slo a
vuestros hermanos, qu estis haciendo de
extraordinario? Los paganos, acaso obran de
distinta manera?
El amor al enemigo constituye una de las ms
sublimes enseanzas de Cristo, y es bien cierto
que a menos que ese amor surja de las
entraas del discpulo, no puede decirse
propiamente que sea un adepto del cristianismo.
En el proceso csmico de la Creacin, tal como
lo hemos descrito en nuestros estudios, hemos
visto que es la luz-amor que corre por la
columna de la derecha, la que permite subsistir
a las realidades materiales representadas por la
columna de la izquierda. Es decir, es el Abel
disuelto en su hermano, el que permite a su
enemigo Can subsistir; es el plato de lentejas
de Jacob lo que mantiene en vilo a su hermanoenemigo Esa. Si los enemigos csmicos no
colaboran entre s, integrndose el uno en el
otro, la Creacin no podra subsistir.
En la realidad sociolgica, el enemigo es el
individuo que se opone a la realizacin de
nuestros deseos, en lo que hay en ellos de
excesivo y desaforado. Si abrimos un
supermercado, por ejemplo, en una calle donde
ya existe un establecimiento de este gnero,
veremos que para que nuestro negocio pueda
florecer, el otro tendr que periclitar en cierto
modo, puesto que nos dirigimos a la misma
clientela. Resultar pues que la fuerza de
nuestro deseo habr creado una realidad
material, pero parte de esa fuerza habr creado
igualmente una enemistad, la del dueo del
supermercado ya existente. Este enemigo ser
pues en realidad una criatura nuestra.
Supongamos ahora que realizamos una serie de
maniobras para hundirlo y quedarnos con toda
su clientela, y que lo conseguimos. El enemigo
habr desaparecido provisionalmente de
nuestro horizonte comercial, pero en una
prxima vida nos lo encontraremos interiorizado
en nuestro programa y el enemigo aparecer
bajo
un
aspecto
desconocido
porque
ignoraremos la relacin que anteriormente ha
existido.

El enemigo es siempre una creacin personal,

realizada en un momento dado, consciente o
inconscientemente y el amor hacia l significa
que, consciente o inconscientemente lo
reconocernos como tal. Ese reconocimiento
implica el final de toda creacin antagnica
significa que ya nunca ms volveremos a
lesionar con nuestros deseos de creacin los
intereses existentes. Significa que en las
sucesivas creaciones, nos encerraremos en un
espacio vaco, que no pertenezca a nadie, y en
l desarrollaremos nuestra obra, como Dios
desarroll la suya en ese espacio delimitado por
el Zodiaco.
El amor al enemigo nos funde con l
positivamente, representa el abrazo simblico
de Jacob y Esa cuando el primero retorna a las
tierras
de
su
enemigo-hermano.
La
identificacin con el que nos maldice, con el que
nos odia, con el que nos maltrata y persigue,
significa pues el reconocimiento de lo negativo
que nuestra naturaleza ha generado y el final de
esta produccin, el final de la produccin del
mal, entendiendo como mal lo que nos limita, lo
que se opone a la libertad, primera de las
prerrogativas divinas.
22.- Sed perfectos como vuestro Padre celeste
es perfecto, concluye Jess en esta primera
parte de su sermn, despus de haber sentado
las bases de esa perfeccin en las nueve
Bienaventuranzas, las cuales constituyen un
proceso de liberacin tal que en cuanto se
desencadena la primera, sta arrastra
automticamente a las siguientes. As, el estado
de pobreza en sabidura, al llenar de amorsabidura los vacos internos, stos arrojarn la
afliccin y sobrevendr el consuelo, que
producir a su vez la mansedumbre, la cual nos
permitir entrar en el reino de lo justo. La
justicia nos llevar de una forma natural a ser
misericordiosos y la misericordia limpiar la
costra que cubre la conciencia y nos permitir
ver a Dios. El ver a Dios nos impulsar a rendir
testimonio de l, convirtindonos en los
intrpidos pacificadores de su Reino, y esta
participacin activa en la obra divina producir
lo que podramos llamar la rebelin de las
sombras, que ven sus poderes desaparecer y
ello nos dar la oportunidad de soportarla y de
amar al enemigo.
La entrada en el Reino del Padre comienza
pues con la humildad respecto a nuestro saber.

35

Preguntas:
1.- Reflexiona y comenta sucintamente las cuatro primeras Bienaventuranzas.
2.- Idem con las restantes.
3.- Qu has aprendido sobre la sal?
4.- Por qu la Ley antigua debe ser observada?
5.- Qu consecuencias tiene para el alma y para el mundo el adulterio?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 5

1.- Guardaos de practicar vuestra justicia ante

los hombres, con objeto de ser vistos por ellos,
ya que si lo hacis as, no tendris recompensa
alguna de vuestro Padre que est en los
cielos, dice Jess en la segunda parte de su
Sermn de la Montaa (Mateo, 6-I) De modo
que cuando hagas limosna, no toques la
trompeta ante ti, como lo hacen los hipcritas en
las sinagogas y en las calles, para ser
glorificados por los hombres, En verdad os digo
que ya reciben su recompensa. Cuando hagas
limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que
hace tu mano derecha, a fin de que tu limosna
se haga en secreto; y tu Padre, que ve lo
secreto, te lo devolver
Se toca la trompeta para anunciar las hazaas
extraordinarias, para anunciar la victoria de un
ejrcito o una decisin magnnime del
soberano. El toque de trompeta da relieve a
algo que no ocurre todos los das, que no es
habitual. Por ello cuando el hipcrita anuncia a
toques de trompeta que se dispone a dar
limosna, significa al mismo tiempo que el darla
no es algo habitual en l, no es algo que forme
parte del repertorio de gestos cotidianos que se
efectan sin que nos demos cuenta de ellos: dar
limosna no forma parte de su naturaleza, es un
gesto, singular y extraordinario.
2.- Jess exhortaba as a sus discpulos a que
el gesto de dar fuera tan natural como lo es el

de rascarse la oreja cuando nos pica, cosa que

hacemos sin tocar la trompeta y sin que una
mano anuncie a la otra que se va a rascar. Slo
si se da obedeciendo a una necesidad interna,
la ofrenda tiene un valor, ya que entonces
significa que los mecanismos de la personalidad
actan al unsono con las fuerzas csmicas, las
cuales, como hemos visto en el curso de estos
estudios, plantan la semilla de las cosas en una
primera fase, nutren con ella los cuerpos segn
sus necesidades y arrojan al exterior su
excedente de vida. Esas tres funciones: plantar,
aprovisionarse y dar, son las naturales en todos
los dominios, y as en el reino vegetal vemos
como las plantas -aunque no todas- dan sus
flores o sus frutos, en los que se encuentran las
nuevas semillas, y no se ha visto nunca un rbol
que toque la trompeta cuando va a dar el fruto
que es su ofrenda natural es la limosna que
sale de l para que tus compaeros de
evolucin, los hombres, puedan subsistir.
3.- El concepto de limosna no debemos limitarlo
a la ddiva que se entrega al pobre que
antiguamente se sentaba en la puerta del
templo y peda por la gracia de Dios y que
ahora vemos en los subterrneos del metro
pidiendo por sus problemas sociales. Limosna
es todo lo que emana de una forma natural de
nosotros mismos y que ayuda a los dems a
vivir, es decir, los buenos pensamientos, los

36

buenos sentimientos, las buenas acciones.

Decimos lo bueno, porque lo malo, como es
destruido por la fuerza de repulsin, que
aniquila todo lo que no se ajusta a las reglas
divinas, no podemos considerarlo como una
ddiva. Si regalamos malos sentimientos, es
como si diramos a un pobre una moneda que
se autodestruye en cuanto se la pone en el
bolsillo.
En este sentido, dar limosna significa que la
persona est realizando las tres funciones
naturales que acabamos de describir, o sea, la
de recibir, la de nutrirse internamente y la de dar
el excedente a los dems hombres, Si el
individuo realiza esas tres funciones y lo hace
de un modo natural y constante, sin necesidad
de tocar la trompeta, entonces es seal de que
ha alcanzado la fase terminal de su desarrollo y
de que se encuentra automticamente en el
Reino de su Padre.
Jess compara hacer limosna con practicar
nuestra justicia ante los hombres, y bien cierto
es que de algn modo, el dar nuestro excedente
significa entregar al otro lo justo que hay en
nosotros, entendiendo por justo aquello que ha
sido elaborado por nuestra naturaleza interna,
que ha sido trabajado por nuestros
sentimientos y que finalmente, habiendo pasado
Por el filtro de nuestra razn, lo volcamos al
exterior como el rbol derrama sus frutos,
despus de haber convertido su agua-amor en
sabroso jugo y su fuego-sol en delicados
azcares que darn energa a la voluntad.
As pues, el discpulo debe dar lo que
justamente ha elaborado su naturaleza interna,
del mismo modo que el melocotonero da
melocotones y el peral, peras. Si su naturaleza
interna ha elaborado ideas, son ideas lo que
debe dar; si su riqueza es de sentimientos, debe
darlos, y debe dar tambin frutos materiales:
tiempo de trabajo desinteresado, por ejemplo.
La limosna al pobre es la ms modesta ofrenda,
y en este sentido, los pobres realizan su
funcin, al permitir a muchas personas que no
pueden hacerlo de otro modo, el que alcancen
ese tercer estado evolutivo que se caracteriza
por la accin de dar.
4.- Jess promete a sus discpulos que el Padre
les devolver -ms tarde dira en sus
enseanzas que centuplicado- las limosnas que
hayan podido hacer, y con ello no haca ms
que anunciar una ley activa en el universo y que
el estudiante comprender perfectamente si
pone en su mesa de trabajo el rbol cabalstico
y lo contempla.
Vemos en ese rbol que todos llevamos dentro,
que la realidad material est representada por
Malkuth. Cuando damos algo de nosotros a los
dems, les estamos dando pedazos de Malkuth,
por as decirlo, o sea, lo que forma parte de
nuestra realidad material, tanto si se manifiesta
en pensamientos, sentimientos o valores
metlicos. Entonces nos empobrecemos en

Malkuth y en esa esfera se forman unos vacos

que inmediatamente son llenados por los
materiales correspondientes a la esfera
inmediata superior, que es la de Yesod, en la
que se formarn a su vez vacos, y en ellos
penetrarn los contenidos de Hod, y as
sucesivamente hasta alcanzar Kether, nombre
con el que se designa cabalsticamente al
Padre. Al penetrar los contenidos de Kether en
los vacos producidos en Hochmah, se
producirn a su vez vacos en Kether y en ellos
entrar la esencia universal del Padre que nos
restituir lo que ha salido de Malkuth; y en la
medida en que haya salido, de modo que
cuantas ms sean las prdidas que ha tenido
Malkuth, mayores sern los ingresos en nuestro
Kether individual, o sea, ms el Padre afirmar
su presencia en nosotros.
Por ello, si la antigua religin de Jehov
aconsejaba a sus adeptos que sacrificaran un
poco de sus posesiones, la nueva religin de
Cristo dira que es preciso darlo todo, porque
dndolo todo, se recibira igualmente todo.
Malkuth no se empobrece al desprenderse de
sus contenidos, porque inmediatamente nuevas
riquezas materiales afluyen a l. Sin embargo,
no ha de ser pensando en la recompensa que
debemos desposeernos de nuestros contenidos
humanos, porque si lo hacemos as, estamos
poniendo en marcha la dinmica de la columna
de la izquierda y corremos el peligro de que el
contenido de Kether nos sea enviado por el
conducto de los Sfiras de la izquierda, por los
que circulan bienes perecederos y en los que el
bien est dentro, y para encontrarlo ser preciso
que destruyamos una pesada costra material.
5.- Cuando roguis, no seis como los
hipcritas, a los que gusta rogar de pie en las
sinagogas y en las esquinas de las calles, a fin
de ser vistos por los hombres. En verdad os
digo que ya reciben su recompensa. Cuando
ruegues, encirrate en tu habitacin, y ruega a
tu Padre que est all, en lo secreto de ti mismo,
y tu Padre, que ve en el secreto, te escuchar,
prosigue Jess.
Esta disposicin sobre la plegaria puede
considerarse como transitoria, por cuanto en la
poca en que fue promulgada, los judos no
mantenan relaciones individuales con Dios y
las plegarias en la sinagoga eran colectivas, era
la raza entera, por boca de sus miembros, la
que peda a Jehov bienes para su pueblo. Era
preciso dar a los adeptos de la nueva religin
conciencia de que Dios acta individualmente
en cada uno de nosotros, y para ello, lo mejor
era alejarlos del templo e inducirlos a que se
encerraran en su habitacin. Nosotros, los que
estamos estudiando las divinas reglas, ya
somos conscientes de que Dios se encuentra
interiorizado en todo y, por consiguiente,
sabemos que est en nosotros mismos y que

37

podemos evocarlo en cualquier parte. Sin

embargo, en la vida profana, en los lugares en
que se desarrolla nuestro trabajo y nuestra vida
ntima, se encuentran entidades ultra-terrenas,
vitalizadas por los bajos deseos de los hombres.
El vaho del alcohol y el humo del tabaco atraen
hacia nuestro mundo a legiones de
desencarnados que sienten apetencia por tales
desperdicios, y si rogamos en ese ambiente,
nuestra plegaria difcilmente subir. Para que
nuestra plegaria ascienda, es preciso que
alguien la transporte, y son los ngeles
mensajeros quienes se encargan de esta tarea,
los cuales reciben de manos de nuestros
custodios personales, que son en nmero de
tres, las demandas que formulamos a Dios.
Pero esos ngeles, incluidos nuestros
custodios, no pueden acercarse a atmsferas
particularmente densas, porque su vibracin
destruira tales ambientes, causando estragos
en esas entidades inferiores que las habitan, y
los ngeles, por su naturaleza, no pueden
destruir. Eso explica el que muchas plegarias no
lleguen a sus objetivos, y explica la necesidad
de volver al templo para rezar, porque la gente
que acude al templo, al penetrar en l, suele
dejar fuera lo inferior que hay en ellos para
elevarse a su propia montaa, es decir, para
replegarse a lo ms digno y noble de su ser.
En la Edad Media, esa enseanza de Cristo era
recogida por las familias, dedicando una
habitacin de la casa a templo y en ella
celebraban misa los feudales y la burguesa
rural que les sucedi. Todava quedan vestigios
de esta costumbre en algunas de nuestras
casas seoriales que datan de otra poca, y los
arquitectos que forman parte de nuestra
Ecclesia deben orientar sus construcciones
hacia ese ideal.
En las futuras edificaciones, cada casa
dispondr de una habitacin-templo y en ella
entraran los discpulos limpios de todo deseo
sombro para dialogar con la divinidad. Mientras
esto no se consiga, lo ms adecuado es ir al
templo y participar en plegarias y ritos
colectivos, destinados a la mejora de la
humanidad por entero y, al mismo tiempo,
aislarse del grupo para entrar en relacin
personal con Dios.
6.- Al rogar, no multipliquis las vanas
palabras, como los paganos, que se imaginan
que a fuerza de palabras sern escuchados. No
os parezcis a ellos, ya que vuestro Padre sabe
lo que necesitis, antes incluso de que formulis
la demanda. He aqu pues cmo debis rogar:
Padre nuestro que ests en los cielos!
Santificado sea tu nombre,
Venga a nosotros tu Reino,
Que se haga tu voluntad en la tierra como se
hace en el cielo.

El pan nuestro de cada da, dnoslo hoy,

Y perdona nuestras ofensas en la medida que
nosotros perdonemos a los que nos han
ofendido.
No nos induzcas en tentacin, sino libranos del
maligno,
Ya que a ti pertenece por los siglos de los siglos
el Reino, la gloria y el poder. Amn!
Este es el modelo de plegaria que figura en el
evangelio de San Mateo (VI, 10-13), pero segn
fuentes esotricas, tras la demanda de pan
cotidiano, figuraba una lnea en la que se
peda. Refresca nuestras almas con las aguas
vivas, y al final se suprimen las ltimas lneas y
se aade: Haznos cada vez ms perfectos,
como t mismo eres perfecto. La demanda de
pan y agua corresponde al elemento slido
procedente de Binah y al lquido luminoso
procedente de Hochmah.
El Padre Nuestro ha quedado instituido como la
plegaria de los cristianos y constituye un modelo
para todo ruego que pueda ser dirigido al
Eterno. El discpulo debe rezar el Padre Nuestro
por lo menos una vez al da, pero, sobre todo,
debe comprender el sentido de esta plegaria y
vivirla, ya que si se limita a la simple repeticin
mecnica, no tendr efectos, o muy pocos,
sobre l.
El primer versculo: Padre nuestro que ests
en los cielos!, es como las direcciones que se
ponen en los sobres. Pero hay algo ms en esta
primera lnea que es preciso retener, y es que
se dirige a la instancia ms elevada de la
espiritualidad, al aspecto divino llamado Padre y
no a instancias espirituales intermedias. Slo el
Padre abre los sobres que van dirigidos a l,
pero, tal como Cristo indica, si reclamis su
atencin hacedlo con pocas palabras y para
cosas esenciales. Si vuestras peticiones son
secundarias, si se refieren a las ancdotas de
vuestra vida, entonces dirigios a las potencias
intermedias, pero no olvidis poner su nombre y
direccin, tal como Jess lo hace en el Padre
Nuestro. Una plegaria bien dirigida rene ya la
condicin primordial para ser escuchada.
7.- Santificado sea tu nombre
Esta proclamacin ha de sugerir al discpulo la
determinacin de dar un trato privilegiado a todo
lo que viene del nombre del Padre, o sea, a
todo lo que procede de Kether voluntad.
Santificar significa celebrar, exaltar, ponerse de
gala, venerar, festejar, distinguir. Podramos
permutar la expresin t nombre por:
Santificada sea mi Voluntad y decir que esa
Voluntad que hay en m sea exaltada y se
exprese con toda su pureza, con todas sus
galas y, sobre todo, que esa voluntad sea
celebrada, es decir, que sea ejercida da a da,
que se reserve un espacio en la jornada para
que nuestra voluntad, que es un don del Padre,

38

acte en nosotros para eliminar lo caduco y

renovar nuestra vida.
En la vida social, santificar el nombre de Dios
significa dejar espacio libre para que nuestra
voluntad humana pueda manifestarse. Vivimos
prisioneros de la rutina, doblegados por un
trabajo mecanizado para el que la voluntad
facilita una energa de consumo para ir tirando y
que la produccin no se detenga. En tales
condiciones, slo los das de fiesta dejan el
terreno libre para que la voluntad se exprese, y
ahora vemos cmo esos das de fiesta se van
reduciendo, sacralizando la produccin material
y no el nombre del Padre.
Para que ese nombre pueda ser santificado,
todos cuantos trabajamos en el advenimiento
del Reino debemos defender las fiestas
tradicionales y promover nuevos festejos para
que le sea posible al hombre ejercer esa
voluntad creadora que le viene del Padre. Es en
esa voluntad donde se encuentra la solucin de
los problemas sociales, cuando la organizacin
de la vida favorece su ejercicio.
8.- Venga a nosotros tu Reino
Qu riqueza de sugerencias encierra esta
expresin. Se trata del Reino de Kether y
pedimos aqu que llegue hasta Malkuth, que
representa nuestra realidad material. El objeto
supremo de toda vida humana no es otro que el
d conseguir que el Reino de Kether descienda
de la cima en que se encuentra y se instale en
nuestro yo material, penetrando en nuestra
carne, en nuestra sangre, moviendo los resortes
de nuestros msculos y nuestros nervios,
manifestndose en nuestros gestos. La obra de
Cristo puede resumirse precisamente en
conseguir ese logro: el que venga a nosotros el
Reino del Padre.
Qu debemos hacer para que esto se cumpla?
El Reino del Padre ya est en nosotros. Se
encuentra situado en un punto misterioso de
nuestro crneo, pero las conexiones con
nuestro corazn y nuestro cerebro no estn
vivificadas y el Padre se encuentra sin medios
para gobernar. Es como un rey que, sentado en
su trono, estuviera en un palacio vaco, sin
ministros, sin servidores para ejecutar su
poltica. Para que ese rey pueda reinar, ser
preciso dotarlo de una red de conductos que le
permitan hacerse or de sus sbditos.
Esos conductos, en lo que se refiere a nuestro
organismo, son nuestros pensamientos y
nuestros deseos. Si ellos se ponen al servicio
de ese rey, sus rdenes llegarn al mundo de
abajo. Al decir Venga a nosotros tu Reino!
expresamos un deseo y un pensamiento a la
vez, es decir, abrimos el camino de penetracin
a nuestro mtico rey interno.
Pero ese camino es largo y difcil. Si
contemplamos de nuevo el rbol de la vida,
vemos que Kether y Malkuth estn unidos por

una serie de senderos que van de una a otra de

las tres columnas. Hay una va rpida en la
columna central, pero slo unos pocos
privilegiados pueden deslizarse por ella. El
grueso pelotn de la humanidad transita por los
senderos serpenteantes que van de un centro
de vida de la derecha a uno de la izquierda y es
por ellos por los que el reino del padre ha de
transcurrir, desde las alturas de Kether hasta las
profundidades de Malkuth.
En ese largo viaje del Padre para visitar a sus
hijos, los hombres, la primera etapa lo llevar a
esa ciudadela espiritual que conocemos con el
nombre de Hochmah. All Kether-Padre tomar
un rostro, adquirir una apariencia que lo haga
reconocible: se vestir con la tnica
deslumbrante del Amor y la Sabidura y
emprender el viaje hacia Binah. En esa
aduana los funcionarios le preguntarn si tiene
algo que declarar y el Padre dir: traigo
conmigo el amor que todo lo une y la sabidura
que disipa todos los misterios.
El guardin de la frontera de Binah le
responder: Seor, para entrar en nuestro
mundo, deberis someteros a nuestras reglas.
Aqu somos muy severos con nuestros sbditos
y quiz vuestro amor significara una tolerancia
inadmisible para nuestras leves. Aqu, Seor, se
aprende por la experiencia y no hay otra
sabidura que la conseguida por el esfuerzo.
Despojaos pues de una parte de vuestro amor y
olvidad vuestro saber si deseis penetrar en
nuestro pas.
As Kether, en cada una de sus etapas que lo
conducirn sucesivamente a Hesed, Gueburah,
Tiphereth, Netzah, Hod, Yesod y Malkuth
encontrar una aduana que ir despojndolo de
los adornos de su tnica, hasta convertirlo en un
puro harapo.
El trabajo humano consiste en permitir el paso
de la divinidad por cada uno de los centros
motores de nuestro organismo sin ponerle
trabas ni filtros. Se trata de suprimir fronteras y
discriminaciones y de ser, en lo interior y en lo
exterior, perfectos ciudadanos del mundo
Venga a nosotros tu Reino! es el clamor que ha
de permitirnos recibir al soberano sin
restricciones, sin exigirle que se presente en
nuestra vida de una forma determinada. Si ese
deseo se expresa con fuerza, si es autntico, si
obedece a una necesidad imperiosa, un da
veremos al soberano irrumpir victorioso por las
avenidas de nuestra sangre, de nuestros
msculos, de nuestros nervios, para proclamar
en nosotros su reinado para siempre jams.
9.- Que se haga tu voluntad en la tierra como
se hace en el cielo!
Este punto del Padre Nuestro es consecuencia
del anterior. Si el Reino del Padre viene a
nosotros es para que establezca su voluntad en
nuestra tierra humana, para que acte en

39

nosotros
segn
sus
divinas
normas,
convirtindonos en artesanos conscientes de su
obra.
La voluntad del Padre, de cualquier padre que
no se vea perturbado por oscuros complejos, es
de que su hijo pueda ir ms all de s mismo, de
que pueda superarlo en conocimientos,
sabidura y bienestar. Y ese padre pondr todas
sus posibilidades morales y materiales al
servicio del hijo, hasta el sacrificio si es preciso.
Si as lo hace ya el padre fsico, qu no har
por sus hijos el Padre espiritual? La Voluntad de
Kether se manifiesta en Hochmah en forma de
Sabidura-Amor, y se manifiesta en Binah en
forma de Inteligencia penetrante que permite
conocer el misterio de la creacin mediante las
leyes activas en el cosmos. La voluntad divina
no es pues coercitiva, no se manifiesta
despticamente imponiendo un orden arbitrario
y ocultando las reglas que permiten
comprenderlo, sino al contrario, clarificndolo
todo, dando armas a la inteligencia para que
pueda penetrar en el conocimiento de todas las
cosas.
Por ello, al decir Hgase tu voluntad en mi
tierra!, no estamos pidiendo un caudillo que
nos diga lo que tenemos que hacer, sino que
estamos pidiendo que, del mismo modo que se
hace en el cielo, donde Kether-Padre establece
amor-sabidura e inteligencia-comprensin, lo
establezca tambin en nosotros; que nos
conceda las prerrogativas divinas que concedi
a Hochmah y a Binah. Le pedimos, en suma,
que con su voluntad, nos convierta en
creadores, nos eleve a la categora de dioses,
nos haga participar con la conciencia despierta,
en la obra creadora.
10.- El pan nuestro de cada da, dnoslo hoy y
refresca nuestras almas con las aguas vivas
En este punto de la plegaria se pide lo esencial,
ya que como dira Jess ms adelante, si se
busca el reino de Dios y su justicia, lo dems
viene por aadidura. Se piden las cualidades de
Hochmah y de Binah, tal como apuntbamos en
el punto anterior. En la poca en que vivi
Jess, el pan sola ser elaborado por cada
familia y, de todos modos, debemos interpretar
esta peticin no solamente en el sentido
alimenticio, sino en el ms amplio de permitirnos
la elaboracin de ese pan. Las enseanzas
tradicionales dicen que en la elaboracin del
pan participan los siete Sfiras que van de
Binah a Yesod; es decir, los siete centros de
vida activos en cada uno de nosotros se
movilizan en la tarea panificadora, de modo que
teniendo esto en cuenta, lo que estamos
pidiendo es que diariamente el Padre mantenga
activos en nosotros los sietes centros de la vida
que elaboran nuestra existencia, porque en el
proceso evolutivo nosotros pasamos por fases
parecidas a las del pan desde que la pasta se

amasa hasta que se cuece; le pedimos que no

haya en nosotros ninguna tendencia muerta,
que todo se encuentre vivificado y en estado de
alerta porque, siendo as, el pan fsico no nos
faltar, y ser el producto natural del trabajo
humano.
La referencia a las aguas vivas, que no figura
en la plegaria tal como nos ha llegado, como ya
hemos dicho anteriormente, es una demanda
del amor-sabidura de Hochmah. Trabajo humano y amor, tales son las peticiones esenciales
que debemos dirigir al Padre, no amor de la
sociedad hacia nosotros, sino amor nuestro
hacia todo lo creado, amor que, al darlo, nos
ser devuelto, de acuerdo con la dinmica del
mecanismo csmico, ya explicado en el punto 4.
11.- Y perdona nuestras ofensas en la medida
en que nosotros perdonemos a los que nos han
ofendido
Dirigir esta peticin a un Dios externo no tendra
sentido porque l ya conoce las reglas csmicas
y sabe que las ofensas perdonadas abajo
ponen automticamente en funcionamiento los
mecanismos del perdn en los mundos de
arriba y nuestras ofensas se borran. Cristo
introdujo ese punto en la plegaria para que el
discpulo medite sobre la cuestin y pueda
tomar conciencia de que su propia actitud
respecto a los dems, determinar la actitud del
Padre respecto a l. No que el Padre cambie en
la manera de enjuiciarlo, sino que la actitud
humana del discpulo le har beneficiarse de
unos mecanismos activos en la obra divina.
Por otra parte, el Padre-Kether, como hemos
dicho, se encuentra interiorizado en cada uno
de nosotros y si tomamos conciencia de esta
realidad, resultar que es de nosotros mismos,
de lo que en nosotros hay de divino, de donde
ha de venirnos el perdn, de acuerdo con la
regla que Cristo expresara ms tarde al decir
caridad bien entendida empieza por uno
mismo
Perdonar las ofensas a los dems es tarea
primordial para que el Padre pueda establecer
su Reino en nosotros, porque si nuestro Reino
humano parece surcado de odios, rencores,
desavenencias, por mucho que despejemos los
senderos por otro lado, el soberano no pondr
nunca los pies en nuestra tierra, Cuando
pronunciamos esa parte de la oracin, debemos
pensar en si estamos ofendidos contra alguien
y, si lo estamos, vayamos a su encuentro y
hagmosles saber que nuestra ofensa ha
prescrito. Si no es as, no vale la pena seguir
rezando, porque no reuniremos las condiciones
de que sea efectiva y ya no ser ms que un
movimiento inocuo de los labios.
12.- No nos induzcas en tentacin, sino
libranos del maligno Ya hemos visto en la

40

leccin 2 como la tentacin aparece,

inevitablemente, al alcanzar cierto nivel
evolutivo, porque el maligno es un agente activo
en nuestro proceso formador. l ha sido nuestro
profesor en la toma de conciencia de nuestros
deseos y llega ineludiblemente un momento en
que debemos decirle adis a este viejo profesor,
experto en las artes de la izquierda, para
vincularnos a la corriente crstica que circula por
la derecha. La tentacin, muchas veces, es la
de seguir siendo lo que somos, la de no
transformarnos, incorporando a medias los
nuevos valores, a la manera de un manto que
cubre los antiguos. Muchas de las prcticas que
hoy llamamos cristianas no son ms que unos
ropajes transparentes que ocultan apenas la
doctrina antigua.
Es de ese mal sutil del que el Padre ha de
librarnos, dndonos la suficiente lucidez para
reconocerlo, porque en el momento del trnsito
de una doctrina a la otra, cuando vayamos al
encuentro del viejo profesor Mefisto para
despedirnos de l, el maligno astuto nos dir:
Por qu romper nuestras buenas relaciones?
Yo s mucho de la nueva doctrina y puedo
instruirte en ella como te he instruido en el
terreno de la experiencia Si aceptamos su
ayuda, ya estaremos endosando las dos tnicas
y los viejos mtodos aparecern con un barniz
nuevo. Debemos tener el valor de romper, de
quemar las naves, como lo hiciera Corts al
llegar al nuevo mundo. Slo entonces, cuando
ya no nos sea posible mirar hacia atrs,
descubriremos en toda su plenitud los valores
del nuevo universo que es ahora el nuestro.
Entonces, el Reino del Padre, cobrar vida y su
realidad ir penetrando en nuestra conciencia.
13.- Haznos cada da ms perfectos, como t
eres Perfecto. Amn
Termina la oracin reclamando una condicin
sin la cual el padre no podr entrar en nosotros,
porque la perfeccin necesita para expresarse
un medio adecuado a su naturaleza, y si el
hombre no adquiere la cualidad de perfecto, el
Padre se quedar en la puerta, esperando a que
esa perfeccin se cumpla.
El Padre Nuestro aparece as no slo como una
plegaria, sino como un tema de meditacin y
una
enseanza
que
conduce
al
perfeccionamiento. Si la plegaria moviliza la
mente y el corazn Si pone a trabajar el
pensamiento y los deseos, ser uno de los
instrumentos ms eficaces en nuestro
desarrollo.
14 Cuando ayunis, no adoptis un aire triste,
como los hipcritas, que aparecen con el rostro
deshecho para mostrar a los hombres que estn
ayunando. En verdad os digo que ya reciben su
recompensa. Cuando ayunis, perfumaos la

cabeza y lavaos la cara, a fin de no mostrar a

los hombres que estis ayunando, sino al Padre
que est en lo secreto, y l, que ve en el
secreto, os compensar, sigue diciendo Jess.
Cuando una virtud no es natural, cuando es
fingida, slo puede expresarse mediante una
ficcin, esto es, como una comedia, como un
signo externo, igual que el nuevo rico que se
cubre de anillos y joyas que acreditan una
situacin a la que acaba de acceder y que an
no es natural en l. Un francs o un ingls no
alardean de los conocimientos que poseen de
su lengua porque son naturales; en cambio un
espaol que hable francs o ingls lo
manifestar pblicamente para que todos sepan
que posee un conocimiento que no es natural,
que no lo ha adquirido en funcin de su propia
naturaleza.
La autntica virtud nunca es aparente, no
necesita de la apariencia y por ello el discpulo,
en su vida ordinaria, no debe poner de
manifiesto sus virtudes. Debe expresarlas
implcitamente, no con ostentacin. Si queris
ayunar, hacedlo con alegra y no de forma que
vuestro carcter y vuestro modo de ser queden
impregnados de la supuesta tristeza y resignacin que debe tener quien ayuna. Es ms, el
ayuno slo puede ser provechoso cuando es
natural, cuando obedece a una necesidad
interna, tal como hemos dicho en la leccin 2 de
este curso.
15.- No acumulis tesoros en la tierra, donde
el orn y la polilla los corroen y donde los
ladrones horadan y roban. Acumulad tesoros en
el cielo, donde ni la polilla ni el orn pueden
alcanzarlos y donde los ladrones no horadan ni
roban, ya que all donde est tu tesoro, all
tambin estar tu corazn
Jess prevena as a sus discpulos contra la
acumulacin de tesoros. Notemos bien que les
aconsejaba no acumularlos, palabra que en la
poca presente cobra su pleno significado,
cuando para desarrollar cualquier pequea
actividad productiva se necesita un capital. El
jefe de industria que tiene a tres mil obreros
trabajando bajo sus rdenes no puede decirse
que acumule tesoros mientras el rendimiento
econmico de su empresa sirva para ir
alimentando a su personal. Pero cuando ese
jefe utiliza los beneficios para comprarse una
casa aqu, un terreno all, un solar en otra parte
y va dejando un depsito en una cuenta
bancaria en Suiza, entonces s que est
acumulando riquezas y propiciando la aparicin
de los ladrones, porque riqueza y ladrones van
siempre de par, siendo stos generados por el
propio sentimiento de culpa del acumulador de
tesoros.
All donde est el tesoro, all est tambin el
corazn, advierte Jess. El corazn es el cuartel
general del Ego; la parcela divina que hay en

41

nosotros opera desde all. Su arma secreta es la

luz, ya que el Ego procede de un mundo donde
la luz es el elemento dominante, es la droga
maravillosa, podramos decir, que produce la
felicidad a travs del conocimiento de la obra
csmica. El Ego, desde el corazn, dispara la
voluntad humana hacia la luz, a fin de que sus
vehculos mortales le proporcionen ese
conocimiento al que aspira. Pero los
sentimientos del hombre han materializado el
placer de la luz, por as decirlo, convirtindolo
en goce de los sentidos, en goce sensual. Como
en el universo lo que hay arriba es como lo que
hay abajo, al materializar el placer de la luz, el
hombre ha obligado a esta luz a cristalizarse y a
aparecer bajo un ropaje material. Esta luz
cristalizada se llama oro, un mineral solar que
es una acumulacin de luz pura. Y entonces
ocurre que cuando el Ego dispara la voluntad
humana hacia la luz, sta se dirige, no al caudal
inagotable de luz inmaterial, sino a la
materializacin fsica de esa luz que es el oro.
Antiguamente el oro era el nico elemento que
se utilizaba en las transacciones comerciales,
de modo que el limite de la riqueza era la del
oro existente en la tierra, conservando as su
simbolismo que permita al hombre descubrir
que la autntica riqueza es la luz. Pero con el
paso del tiempo, como las reservas de oro no
bastaban para realizar las ambiciones
desenfrenadas de los hombres, se abandon el
oro como referencia de valor, findolo todo en el
billete de Banco. A partir de entonces, la
naturaleza fue obligada a trabajar por encima de
sus posibilidades, la mquina del mundo se
forz y ahora, al cabo de cinco siglos de trabajo
desaforado,
iniciado
con
el
llamado
Renacimiento, la tierra se encuentra con que ya
no puede absorber los venenos que el hombre
le arroja y todo est polucionado y corrompido.
Vemos as que ese buscador de luz que es el
corazn humano propulsado por el Ego, cuando
se ponen en camino en busca de ese elemento
y pregunta a los peregrinos por el lugar donde
podra encontrarlo, stos le dicen: Caminante,
en este pas llamamos a la luz, oro. Sgueme,
porque yo voy en su busca tambin Luego, a
medida que van indagando y se van
informando, los caminantes se enteran de que
el oro ha delegado sus funciones y que ya no se
llama as. Ahora es petrleo, denominado
tambin oro negro, o son valores burstiles,
propiedades urbanas o forestales, y as resulta
que el corazn humano, que estaba
programado para buscar la luz, lo que ha
encontrado es un yate, un coche, un avin y
otras cien posesiones de las que no podr
jams disfrutar porque no posee cien cuerpos
para estar a la vez en cien sitios.
El corazn humano es un buscador de tesoros
nato y Cristo saba esto y por ello advirti a sus
discpulos que all donde estuviera su tesoro,
estara su corazn. En la vida social vemos

cunto ardor pone el hombre en la defensa de

sus tesoros: emite leyes que los defiende y
moviliza un ejrcito de policas y jueces para
que repriman a los que atenten contra ellos. El
que no puede acceder a tales tesoros por los
conductos organizados por la sociedad moviliza
toda su capacidad de violencia para
conseguirlos. Si toda esa fuerza social y
anmica es desplegada para defender ese
sucedneo de tesoro que es la propiedad,
imaginemos lo que ser cuando el hombre
descubra que esa propiedad no es ms que un
reflejo, un destello, de una propiedad mil veces
ms amplia, capaz de generar satisfacciones
mil veces ms intensas, como sucede con los
tesoros existentes en los mundos de arriba.
Cuando realice ese descubrimiento, el hombre
organizar esa sociedad con mucha ms fuerza
an para perseguir y capturar la autntica luz,
que nadie le robar ni se degradar y que le
producir goces cada vez ms intensos. La
conquista de esos tesoros debe ser la empresa
que movilice el corazn del discpulo. Es ya un
tesoro que sintamos inters por los
conocimientos espirituales y no debemos dejar
que ese tesoro se gaste o se malgaste
utilizndolo con fines comerciales. Es preciso
que lo acumulemos y que pongamos en esa
acumulacin el mismo afn, el mismo ardor que
pone el hombre profano en la acumulacin de
riquezas materiales.
16.- El ojo es la lmpara del cuerpo. Si tu ojo
est sano, todo tu cuerpo se ver iluminado,
mientras que si tu ojo se encuentra en mal
estado, todo tu cuerpo estar en las tinieblas. Y
si la luz que hay en ti son tinieblas, cmo sern
de espesas las tinieblas mismas!
En los estudios astrolgicos se nos dice que los
ojos estn regidos por las dos luminarias: el sol
rige el ojo derecho y la luna el izquierdo, de
modo que los ojos constituyen nuestra luz, son
el foco a travs de cual vemos el mundo
exterior, pero de ellos se desprende tambin
una luz interna que ilumina los trabajos que
realizan en nuestro cuerpo las partculas que
constituyen la realidad fsica del organismo. La
ciencia se ha percatado ya de que el hombre es
luz. El tomo est formado de partculas
luminosas que se mueven en grandes espacios
vacos, como las estrellas en el firmamento, y
esas partculas reciben su luz del ojo. Si el ojo
no est sano, la luz que de l se derrama,
mengua, y en nuestro interior los trabajos se
realizan en una relativa penumbra. Y si la luz ya
no es luz, cmo sern las tinieblas!, exclama
Cristo.
A la oscuridad interna corresponde una
oscuridad exterior, puesto que, como sabis
todos los que segus estos cursos, las
realidades exteriores son meras proyecciones
de las realidades internas. Y resultar que, si la

42

luz va a la luz, las tinieblas irn a las tinieblas,

de modo que si la lmpara de nuestro cuerpo se
encuentra en mal estado, la persona slo ver
lo que hay de oscuro y tenebroso en el mundo
que la rodea. En nuestro actual estado
evolutivo, todos llevamos nuestra parte de
tinieblas, pero todos tenemos tambin nuestra
parte de luz. Si aquellos que nos contemplan
ven nuestra luz y no nuestras tinieblas, la luz
que hay en nosotros subir de grado y todo el
universo se iluminar un poco ms, empezando
por aqul que nos ha contemplado con amor, ya
que la luz viene de Hochmah, que es amor, de
modo que luz y amor es una misma cosa.
En cambio, si vemos en los dems su parte
tenebrosa, al tiempo que los entenebrecemos a
ellos, nos oscurecemos tambin nosotros y en
todo el universo mengua la luz.
Si al contemplar a tu hermano, ves sus defectos
y no sus virtudes, ten por seguro, peregrino, que
tu lmpara se encuentra en mal estado y tarea
urgente es que la repares y la limpies.
La ciencia esotrica nos ensea que los
mecanismos de nuestro cuerpo son accionados
por entidades espirituales que residen en los
mundos superiores, pero para trabajar en
nuestro organismo, esos seres sublimes
necesitan luz. Si no podemos asegurarles una
buena iluminacin, ellos no acuden al trabajo y
su puesto es ocupado por los especialistas de
las sombras, es decir, esa clase de entidades
que residen en las zonas bajas del mundo de
los deseos. Su presencia dentro de nosotros
asegurar la permanencia de las tinieblas y nos
ser cada vez ms difcil identificar, en el mundo
exterior, las virtudes que corresponden a la luz.
Por otra parte, en las tinieblas opera la fuerza
de repulsin que lo destroza todo y si nuestro
cuerpo est en las tinieblas, ello significa que no
nos ser posible conservar la salud y, un da por
el aceite, otro por los mejillones, veremos
nuestro cuerpo consumirse mientras nuestra
mente mundana busca el culpable y pide para l
un castigo ejemplar, sin sospechar, ni por un
momento, que el culpable es ese ojo que se
encuentra en mal estado y no deja pasar la luz.
Busquemos la virtud en nuestro hermano,
veamos nicamente lo bello que hay en l, y a
nuestra lmpara volver la luz.
17.- Nadie puede servir a dos seores, ya que,
o bien odiar a uno y amar al otro, o se
identificar con uno y despreciara al otro.
Vosotros no podis servir a Dios y a Mamon
Cristo expresaba as la ley del binario, segn la
cual las cosas tienen dos polos, de modo que
cuando en un extremo se encuentra el amor, en
el otro aparece el odio. Cuando nos
identificamos con uno de los polos,
despreciamos lo que aparece en la otra
extremidad, por ser lo contrario de lo que
amamos y respetamos, Si estamos sirviendo a

Mamn, es decir, al Mem-Mem-Noun, letras que

en el alfabeto sagrado expresan el reino
material corrompido, corremos el peligro de
identificarnos con ese seor, de sentir hacia
l un amor tan grande, que aborreceremos y
odiaremos al seor del polo contrario, que
significa todo lo que no es esta naturaleza
corrompida a la que estamos sirviendo:
Resultar pues que lo que estamos
aborreciendo es al mismsimo Dios, al Ego, del
cual recibimos la vida.
Podemos decir que la humanidad, en su
presente estado evolutivo, se encuentra
sometida a estos dos seores, de los que Cristo
nos dijo que no podan servirse a la vez. Por un
lado tenemos una moral que respetamos y
veneramos en determinados momentos y por
otro lado trabajamos ocho horas diarias en algo
que es contrario a esa moral.
Recuerdo que cuando estuvo en nuestro pas
una de esas Emmanuelas del cine que tanto
han contribuido a crear uno de los fantasmas
erticos que se pasean por las zonas bajas del
mundo de los deseos, al acudir los periodistas a
entrevistarla, se encontraron con que era una
mujer muy recatada, que iba a todas partes con
su marido, y cuando le formularon preguntas
relacionadas con el erotismo, casi se indign,
declarando que una cosa era su trabajo y otra
muy distinta su vida privada. Ante la cmara,
poda representar las ms vergonzosas
escenas, pero en lo privado era una mujer
irreprochable, No cabe duda de que esa actriz
estaba sirviendo a dos seores a la vez y que
amaba a uno y aborreca al otro, pero lo segua
sirviendo.
Sin embargo, esa tal Emmanuelle tiene una
ventaja respecto a muchas otras personas: la
de tener muy claro que est haciendo lo
contrario de lo que pretende ser. Hay otras
actividades que son incompatibles con los
valores que deseamos servir pero cuya
incompatibilidad no aparece tan clara.
Pongamos por ejemplo, y para no salir del
dominio de lo ertico, el caso del fabricante del
papel, muy virtuoso en su vida privada, pero
cuyo producto es utilizado para la impresin de
imgenes obscenas. El puede decir: No soy
responsable de la utilizacin que pueda hacerse
de lo que yo produzco; el papel que sale de mis
fbricas es blanco y puro Sin embargo, esas
imgenes obscenas necesitan papel para
manifestarse, o sea, que, lo reconozca o no,
ese fabricante est sirviendo al seor de la
obscenidad y, por lo tanto, est ligado a su
casa, a su escudo de armas.
Si actuamos en un polo y en el contrario,
identificndonos con uno de esos polos y
odiando o aborreciendo al otro, como en los
ejemplos citados, esa parte que rechazamos,
pero a la que estamos sirviendo, ir adquiriendo
poder progresivamente, un poder cada vez ms
coercitivo, ms opresivo para nosotros: el seor

43

que
odiamos
y
aborrecemos
acabar
enseorendose totalmente de nuestra vida,
hasta el punto de obligarnos a dedicar a l todos
nuestros desvelos, nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos y nuestros actos.
Los que han seguido estos cursos saben ya
cmo todo va radicalizndose a lo largo de las
vidas, cmo los designios de nuestro Ego
bajan al mundo de los sentimientos, cmo el
pensamiento humano los instituye y cmo
toman finalmente tierra en el mundo material.
Esos actos que realizamos an odindolos o
desprecindolos, acabarn siendo el marco en
el que se desarrolle nuestra vida ordinaria. Esto
no suceder en la vida que estamos viviendo,
que tiene ya una tnica definida, sino en una
prxima existencia, en la cual esa Emmanuelle
de nuestro ejemplo ser en su vida real el
personaje que ahora representa en la ficcin.
Por su lado, el fabricante de papel se ver, en
otra vida, protagonizando las escenas que
ahora aparecen en su producto.
Toda perversin empieza siendo algo que
hacemos de una forma aparentemente inocente,
sin darle demasiada importancia y que, adems,
es natural; es decir, viene por s misma, sin que
nosotros la hayamos buscado. Ya que, si en
nuestra mirada hay tinieblas, tal como deca
Cristo en la secuencia anterior, no es natural
que en el mundo externo veamos tambin las
tinieblas? Ellas sern nuestro pan cotidiano, nos
las encontraremos hasta en la sopa y nos
sumergiremos cada vez ms en lo tenebroso.
Pero cuando el bao de tinieblas sea total,
cuando Mamn sea el objeto de nuestros
amores y Dios el Seor que recibe nuestro odio
y nuestro desprecio, en funcin de los
mecanismos divinos que acabamos de explicar,
veremos cmo el odio y el desprecio nos vincula
al Padre Eterno. Su luz entonces aparecer en
nuestras tinieblas y nos obligar a vivir en l,
an en contra de nuestra voluntad. Cualquiera
que sea el camino que emprendamos, el Padre
ha de ser nuestra ltima meta.
18.- Es por ello que os digo: No os inquietis
por vuestra vida, por lo que vais a comer, ni por
vuestro cuerpo, de cmo iris vestidos. La vida,
no es en s misma ms que los alimentos y el
cuerpo ms que el vestido?
Cristo responde as a la pregunta que
inevitablemente plantearn los que hayan ledo
el prrafo anterior. Si Emanuelle deja de ser
Emmanuelle, de qu comer?, con qu se
vestir? Si el fabricante de papel deja de
producir para las publicaciones obscenas, de
qu vivirn sus obreros? El que estas preguntas
puedan plantearse de un modo serio, es decir,
pertinente, expresa de por s el nivel de
degradacin a que hemos llegado. Ya que
plantearse esta cuestin equivale a decir, ni
ms mi menos, que lo siguiente. Si nos

atenemos a las normas del Creador, de qu

vamos a vivir? Imaginemos que un gran
empresario moviliza a millones de obreros para
levantar fbricas y empresas en todo el mundo
y que, una vez todo creado y organizado,
contrata a otros millones de obreros para
trabajar en ellas y, una vez reunidos, les dice:
Ahora, como tenemos que vivir de nuestra
actividad, destruid un poco todos los das estas
fbricas y yo os ir dando un salario por vuestro
trabajo destructor Verdad que no cabe en la
cabeza que tal cosa pudiera producirse? Pues
eso exactamente es lo que estamos haciendo:
estamos destruyendo, con nuestro trabajo
diario, nuestros organismos fsicos y el medio
que Dios nos ha dado para que desarrollemos
en l nuestra vida. Pretendemos, adems, que
si ese trabajo destructor no se llevara a cabo,
no tendramos con qu alimentarnos ni con qu
vestirnos.
Procedemos como si Dios hubiera llenado el
universo de criaturas para abandonarlas
despus, sin recursos, a una muerte cierta. Sin
embargo, si observamos el despliegue de la
vida en este cuarto da de la Creacin en que
nos encontramos, vemos que Dios ha previsto
el alimento del hombre, ya que la primera
oleada de vida que apareci en nuestra tierra
fue la mineral, despus vino la oleada de vida
vegetal, luego la animal y finalmente la humana,
cumplindose la ley segn la cual los ltimos en
aparecer son los primeros en el orden de la
Creacin, ya que el hombre fue la primera
especie creada en el presente periodo de
manifestacin. Cuando el hombre vino a este
mundo, haba ya en l todo lo necesario para
vestirlo y alimentarlo.
19 Mirad los pjaros del cielo, que no
siembran, ni cosechan, ni almacenan nada en
los graneros y, sin embargo, Dios los nutre.
Acaso vosotros no valis ms que ellos?
Quin de vosotros, por sus inquietudes, puede
aadir un codo a la duracin de su vida? Y,
por qu inquietaros por el vestido? Ved cmo
crecen los lirios en el campo, que no trabajan ni
hilan, y, sin embargo, yo os digo que ni
Salomn, con toda su gloria, fue vestido como
uno de ellos. Si Dios reviste as la hierba de los
campos, que hoy existe y maana ser arrojada
al horno, no os vestir con mayor razn a
vosotros, hombres de poca fe?, sigue
exhortando Jess.
Para apoyar sus afirmaciones del prrafo
anterior, Cristo nos invita aqu a contemplar lo
que ocurre en los dems reinos naturales
donde, efectivamente, tanto los animales como
las plantas van vestidos adecuadamente para
soportar los climas en los cuales la naturaleza
los ha situado. Si las cosas son as en esos
dominios, tambin lo sern en el reino humano,
porque todo en la naturaleza obedece a las

44

mismas leyes y si lo de arriba es como lo de

abajo, lo que es verdad en el mundo mineral, lo
es igualmente en el vegetal, el animal y el
humano. Razonando por analoga podremos
descubrir as el funcionamiento de todos los
mecanismos csmicos y podremos integrarnos
en ellos.
La contemplacin de lo que sucede en los
dems reinos ha de sugerirnos la forma en que
debemos vivir, ya que si vivimos de un modo
natural, gozaremos de la proteccin que las
leyes csmicas ofrecen a las especies que viven
segn estas leyes.
Si observamos los pjaros del cielo, vemos que
Dios los ha dotado de unas alas proporcionadas
al peso que deben propulsar. Cuando esos
pjaros sienten apetencia por la tierra, cuando
buscan de preferencia la seguridad del corral y
no la libertad del cielo, sus alas pierden fuerza y
se convierten, como en las gallinas, en meros
aditamentos decorativos.
Dios tampoco protege a las mariposas que
vuelan sobre el mar, como tampoco salv a ese
tigre que se aventur por las cumbres heladas
del Kilimanjaro y cuyo cuerpo congelado fue
descubierto por unos escaladores, suceso que
inspir a Hemingway uno de sus mejores
relatos. Las nieves del Kilimanjaro.
Lo mismo sucede con las especies vegetales,
que pierden sus virtudes si son plantadas fuera
de su recinto natural. El fisioterapeuta Maurice
Messegu cuenta en uno de sus libros cmo
plant en las cercanas de Pars campos
enteros de hierbas medicinales para curar a sus
clientes y dice cmo esas plantas, que crecan
esplendorosas en su forma exterior, perdieron la
virtud curativa.
Las leyes divinas dejan de proteger a las
especies creadas en cuanto stas se alejan del
medio ambiente en que fueron colocadas. Sobre
este punto podramos bordar muy pertinentes
reflexiones acerca de la validez de la ambicin
que propulsa a las gentes fuera de sus mbitos
naturales, pero ya hemos tratado este tema
anteriormente y el estudiante puede sacar
nuevas conclusiones sobre este punto.
20.- No os inquietis pues y no digis qu
vamos a comer?, qu vamos a beber?, con
qu iremos vestidos? Ya que todas esas cosas,
son los paganos quienes las buscan. Vuestro
Padre celeste sabe que las necesitis. Buscad
primero el reino de Dios y su justicia y todas
estas cosas os sern dadas por aadidura
Cristo expresa as lo que acabamos de
comentar y la verdad de ese axioma no se ve
desmentido jams. Muchos han sido los que
han buscado ese reino y han vivido
dificultosamente antes de entrar en l, viendo
despus todos sus problemas solucionados. En
nuestra poca, como ya hemos dicho algunas
veces, son muy pocas las actividades laborales

que no violenten algunas de las leyes de la

Creacin, o sea, pocas las que no constituyen
un atentado contra la obra divina. Todo ello ha
de producir una reaccin en la naturaleza y, en
verdad, ya se est produciendo. Si esas
actividades contrarias a las leyes naturales
cesaran de pronto, en el mundo habra
centenares de millones de parados y la
catstrofe sera an mayor. Para evitar esa
catstrofe, es preciso que el retorno al orden se
efecte de una manera progresiva y gradual y,
quin debe protagonizar ese retorno al reino si
no somos nosotros, los que de algn modo
sentimos la llamada del Padre eterno? De
nosotros ha de partir ese Basta! redentor
que ponga fin a nuestra participacin en las
prcticas corruptas de la sociedad.
Si esa actitud se inicia en nosotros como un
Designio, poco a poco se ir abriendo paso por
nuestros sentimientos y un da ser una
exigencia, una necesidad que ineludiblemente
debemos satisfacer. Entonces veremos que el
temor que abrigbamos de perder nuestros
medios de vida era infundado y que, al
contrario, disponemos de lo necesario para
realizar nuestros justos propsitos.
Pero no os engais a vosotros mismos; no
dejis que vuestra vanidad o vuestro orgullo os
digan: T ya has llegado Son vuestras
inclinaciones naturales, vuestras apetencias las
que han de deciros que estis en la Justicia del
Reino. Si ellas os llevan al sexo, al licor, al
tabaco, al placer de los sentidos si os conducen
a juzgar a los dems, a enorgulleceros de
ciertas Conquistas espirituales, a tocar la
trompeta para proclamar vuestras virtudes o
vuestros conocimientos, es que estis todava
en el camino, es que todava no habis
alcanzado esa zona de seguridad en la que vive
el lirio del campo y os encontris como una
ficha de parchs en pleno recorrido, expuestos
en todo momento a ser comidos por el
adversario.
Cuando sintis la apetencia del reino, cuando
esa apetencia sea ms fuerte que todo lo
dems, cuando madure y d frutos, entonces
vuestros vestidos sern ms esplndidos que
los de Salomn y todas vuestra necesidades
sern cubiertas por la providencia.
21.- No os inquietis pues por el maana, ya
que el maana resolver sus propios
problemas. Bstale a cada da su afn
As termina Cristo la segunda parte del ms
formidable tratado sobre el comportamiento que
haya podido formularse jams. Nos dice aqu
que cada da debemos vivirlo como una unidad,
como si aqul fuera el nico da de nuestra vida,
como si no tuviese un pasado ni un futuro.
En efecto, la continuidad de la existencia ya
queda asegurada por el proceso normal de
actividad del universo. Es decir, el bien que

45

podamos haber realizado en una jornada ya se

incorpora automticamente a nuestro ser; su
memoria ya permanece sin que tengamos que
decirnos: Hey, que ayer obr bien! Lo que no
se incorpora es el mal, y es necesario un
esfuerzo de nuestra parte para incorporar ese
mal al comportamiento del nuevo da. Cada da
debemos recrear el odio, el rencor, los celos, los
deseos perversos, para que stos nos sigan y
no se vean triturados por la fuerza de repulsin
que los persigue. Si vivimos de acuerdo con las
reglas naturales todo esto quedar marginado,
excluido de nuestra existencia.
Al despertar al nuevo da, olvidemos pues los
reproches que hayamos podido formular en el
anterior y tratemos a nuestros compaeros de
vida como si acabramos de conocerlos, como
si el mal que puedan habernos hecho la vspera
no hubiese tenido lugar.
En la nueva vida que ha de ser la nuestra en el
Reino del Padre, no nos ocupemos de la parte
econmica, porque el sustento ya nos vendr de
una manera natural. En efecto, si contemplamos
de nuevo el rbol cabalstico, que constituye un
modelo de la organizacin csmica, vemos que
las energas circulantes por la columna de la
derecha reciben su salario material en los
Sfiras de la izquierda, los cuales permiten a las
energas existir en un envoltorio fsico. De igual
modo, la luz que se desprende de nosotros en
nuestro trabajo humano recibir el medio
material que permitir su continuidad.
Cuando trabajemos, no pensemos pues en
trminos de mercado, dicindonos: Vamos a
producir algo que se venda, algo que guste a la
clientela. Nuestro trabajo debe consistir en dar
lo mejor de nosotros mismos, en dar nuestros
primores, aquello que corresponde a nuestra
vocacin, entendiendo como tal ese tipo de
actividad por cuyo ejercicio pagaramos
gustosos en lugar de recibir un salario. En la
nueva era, el trabajo humano debe ser
placentero, debe ser generador de placer,
poniendo fin al mandato de Jehov: Trabajars
con el sudor de tu frente

La inquietud por el maana, por el futuro, es

propia de personas que viven inmersas en los
bajos mundos, en las zonas en que rige la
fuerza de repulsin, porque en esas zonas nada
permanece y slo mediante un esfuerzo
sobrehumano se consigue da a da recrear la
realidad de la vspera. Cuando ese bajo
universo se abandona, el ser humano se instala
en las zonas de seguridad, donde el maana
contiene los elementos materiales necesarios
para asegurar el sustento de nuestras energas
creadoras.
Para el que ha entrado en el Reino del Padre, el
maana trae la solucin de su problema, porque
cada problema est unido, como por un cordn
umbilical, a su solucin. Si no acertamos a
encontrarla es porque no vivimos en la unidad,
sino en el reino de lo mltiple, en el que todo
tiene varias caras y el problema nos parece
desconectado de su solucin.
22.- En esa segunda parte de su sermn, Jess
ensea a sus apstoles que las leyes del
universo deben encontrarse interiorizadas en
ellos para as convertirse en instrumentos de su
expresin natural. Si ellos mismos no son esas
leyes, entonces todo resultar una ficcin y una
comedia y, ni la justicia corresponder a la
manifestacin de un cdigo interno, ni la
limosna ser un fruto natural del individuo, ni la
plegaria corresponder a una necesidad de
dilogo con la trascendencia, ni la expresin de
cualquier virtud ser el derrame natural que se
produce cuando la copa interna se llena, sino la
representacin ficticia, teatral, de algo que un
da ser, pero que an no es.
Ser autnticos en nuestras manifestaciones, tal
es la enseanza que se desprende de esta
parte del sermn, porque siendo autnticos,
podremos descubrir nuestras imperfecciones.
Imperfecciones que jams descubriremos si las
ocultamos bajo el manto de una ficticia
perfeccin.

Preguntas:
1.- Qu diferencia hay entre dar limosna tocando la trompeta y darla en secreto?
2.- Di lo que has comprendido sobre la oracin
3.- Resume brevemente el valor espiritual del Padre Nuestro,
4.- Qu revela en uno mismo el hecho de ver los defectos en los dems?
5.- De qu manera debemos vivir para que el Padre eterno nos alimente como a los pjaros y nos vista
como los lirios del campo?

46

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 6

1.- No juzguis si no queris ser juzgados, ya

que se os juzgar segn el juicio que vosotros
hayis formulado y se os medir con la medida
con que hayis medido, dice Jess en la
tercera parte de su discurso, volviendo as sobre
el primer punto de la 2 parte de su sermn, en
el que deca: Guardaos de practicar vuestra
justicia ante los hombres
Tenemos as, que juzgar a los dems no es una
norma cristiana, tanto si se trata de juicios
privados, o sea, los que formulamos en nuestra
vida cotidiana sobre ste o aqul, como si se
trata de juicios pblicos, en nombre del pueblo o
del rey. La figura del juez no es una figura
cristiana, sino procedente de la antigua ley. Por
consiguiente, si aspiris a entrar en el Reino del
Padre, no vayis a buscar al juez para que os
d la razn en vuestras querellas, y evitad, por
todos los medios, que sean vuestros
semejantes quienes os lleven ante l. Evitad
igualmente el trato con el juez, a ttulo de
abogados, pasantes, notarios, alguaciles o
cualquier otra profesin que imponga ese trato.
Si carecemos de jueces, quin nos defender
de los ladrones, los asesinos, los violadores?,
se preguntar el hombre profano. Y aqu
responderemos
muy
francamente:
esos
ladrones, criminales, violadores, son vuestros
jueces, son la manifestacin de vuestra justicia
interna. No busquis ms all porque son ellos y
no los que se visten de toga en los tribunales
quienes os dan lo que merecis. Ellos son
nuestras heces, nuestra escoria que se alza
poderosa y amenazante, y nos doblega, nos
impone su ley. Si la figura del delincuente
aparece en vuestras vidas, no vayis al juez en
busca de compensaciones, porque en verdad
habis recibido lo que merecis, en virtud de
vuestras pasadas o presentes actuaciones. No
es Dios el que os enva el ladrn, el asesino, el
violador, para inflingiros un supuesto castigo,
sino que es vuestro comportamiento al margen
de las reglas divinas lo que ha generado la
desgracia que ahora os aflige. En la antigua ley,
los criminales eran castigados, aplicndoles la
Ley del Talin, para evitar as que sus crmenes
repercutieran en otras vidas y resultaran un
obstculo para su evolucin.
Cristo aboli esa ley, sustituyndola por la
prerrogativa del perdn y, por consiguiente, si
buscamos el Reino del Padre, el perdn debe
ser ejercido. 1 Porque la violencia que nos
viene de los dems es siempre merecida. 2
Porque al perdonar a nuestros verdugos

evitamos que la violencia recaiga a su vez sobre

ellos y eliminamos veneno del universo.
Jess advierte a los jueces profesionales o
privados que sern juzgados con las mismas
medidas con que ellos juzgan, Esto significa
exactamente que el juez, en una nueva
existencia, se ver en el pellejo del delincuente
y que ste ser a su vez el juez que lo juzgue.
Ms vale pues no ser juez.
Entendmonos bien: no es que, por mandato
divino, el juez de una vida se vea obligado a ser
delincuente en la otra, sino que la Ley de
Consecuencia lo colocar en una situacin tan
crtica que quizs llegue a considerar que la
mejor forma de salirse de ella, sea delinquir.
Entonces comprender lo que genera la
delincuencia y ya no volver a juzgar.
Por idnticas razones debemos evitar, en lo
privado, formular juicios sobre los dems,
porque
formularlos
significa
que
no
comprendemos aquello que criticamos y eso
que no comprendemos, lo tendremos que vivir,
puesto que por la va intelectual o la emotiva no
nos lo explicamos.
2.- Por qu ves la paja en el ojo de tu
hermano y no percibes la viga que est en el
tuyo? Y, cmo puedes decir a tu hermano:
djame que te quite la paja del ojo, t que llevas
una viga en el tuyo? Hipcritas, qutate primero
la viga de tu ojo, y entonces vers cmo quitar
la paja del ojo de tu hermano
Hemos visto en la leccin anterior que Cristo
deca que el ojo era la lmpara del cuerpo
(punto 16) y en ese punto explicbamos la
relacin entre el ojo y el sol. El sol no transmite
nicamente la luz fsica que nos permite vivir,
sino que transmite tambin la voluntad de
Kether-Padre. En nuestro universo el sol es el
Hijo, a travs del cual el Padre se expresa y en
nuestra organizacin interna, el sol interiorizado,
que tiene su sede en el corazn y derrama su
luz por los ojos, es el que expresa nuestra
voluntad, que es el motor de todas las cosas.
Al hablar de la paja en el ojo entendamos pues
que Cristo se refiere al defecto que percibimos
en la voluntad ajena, o sea, en el maniobrar del
individuo, impulsado por esa voluntad, en su
comportamiento.
En la leccin anterior del sermn hablaba ya de
este tema y lo hemos desarrollado: el defecto
en el comportamiento del prjimo, se percibe
porque en nuestro propio comportamiento hay

47

un defecto similar. Es porque tenemos la viga

en el ojo por lo que podemos ver la paja en el
ojo del hermano. Si eliminamos nuestro propio
actuar defectuoso, entonces podremos ver
cmo podemos ayudar a nuestro hermano a
comportarse mejor.
La mejor reforma que podemos introducir en la
sociedad en que nos movemos, es nuestra
propia reforma. Saqumonos la viga de nuestro
ojo, es decir, tengamos un comportamiento ms
en armona con las leyes universales, y
veremos cmo a nuestro alrededor las pajas
caen de los ojos de nuestro prjimo sin
necesidad de que demos un curso sobre la
manera de comportarse. Cada mejora que
introducimos en nuestro maniobrar humano
repercute en el medio ambiente en que se
desarrolla nuestra vida y da una ms alta
calidad a los hombres y a las cosas que nos
rodean. Lo que no podremos hacer de ningn
modo ser mejorar a los dems en el plano
terico si nosotros mismos no somos la
expresin viviente de esa mejora.
3.- No deis las cosas santas a los perros, ni
arrojis vuestras perlas a los puercos, de miedo
que las pisoteen y que, volvindose contra
vosotros, os destrocen
Cristo adverta as a sus discpulos sobre la
forma en que deban dar la enseanza. En la
terminologa de la antigua religin hebraica, se
llamaban perros y cerdos los habitantes de las
regiones inferiores del mundo del deseo, o sea,
a los Luciferianos, los cuales devoraban ciertas
plegarias pronunciadas con objetivos egostas.
Sola decirse que Dios, al recibir de los hombres
determinadas peticiones, las arrojaba a los
perros, para que stos las atendieran, por ser
de naturaleza perversa.
Debemos entender esa advertencia en el
sentido de no ensear la doctrina sagrada a
personas que no estn preparadas para
recibirla, ya que no solamente no entendern lo
que les decs, sino que lo entendern mal, lo
aplicarn peor y se volvern contra vosotros
para reclamaros daos por haberlos sacado a
ellos mismos o a sus familiares de esos vicios
que constituan su felicidad. Para dispensar la
enseanza en la poca actual, lo ms apropiado
es abrir centros en las distintas ciudades para
que puedan acudir por su propia voluntad
quienes sienten en su interior la llamada. Por
otro lado, debemos acudir donde se nos llame,
bien sea para dispensar una enseanza oral o
enviando por escrito las lecciones. Pero no
atender falsas llamadas de entidades o de
particulares que, careciendo de una idea precisa
de lo que significa la doctrina del Reino, piensan
divertir a sus invitados o culturizar a sus
auditorios hablndoles un da de esto y otro da
de aquello.
Cristo vino a revelar la dinmica de otro mundo;
del mundo de las puras energas, que se
encuentra ms all del universo de las formas

en el cual existimos. En ese otro mundo, que en

trminos cabalsticos se conoce como el de la
columna de la derecha, todo es distinto y la
lgica del mundo profano no es aplicable a l.
La razn tiene que elevarse a otros
planteamientos y no podemos enfrentar la
lgica profana con la lgica sagrada; no
podemos entrar en controversia con el mundo
profano.
Sobre ese mundo profano debemos derramar la
luz de las enseanzas cristianas y esperar a
que esa luz disuelva las tinieblas. Cuando la luz
que hay dentro de las tinieblas, es decir, dentro
de las formas materiales, renazca, entonces el
individuo en el cual se haya producido ese
renacimiento, nos entender y podremos
dialogar con l. Mientras esto no se produzca,
con el hombre profano no debemos entrar en
controversia.
Tampoco debemos intentar adaptar el
conocimiento de la ciencia sagrada a una
determinada mentalidad, de manera que resulte
compatible para el individuo su comportamiento
profano con los planteamientos del cristianismo,
puesto que esa enseanza es transmutatoria y
si no va orientada a producir un cambio, falla su
objetivo y servir entonces para alimento de
perros y cerdos es decir, para preservar y
ennoblecer lo inferior que hay en cada hombre.
4.- Pedid y se os dar; buscad y encontraris;
llamad y se os abrir. Ya que quien pide, recibe;
el que busca, encuentra, y al que llama, se le
abre
Cristo anuncia aqu una regla activa en la
columna de la derecha, que es de donde
proceden las energas creadoras que manan del
mundo divino. El hombre materializado ha
interpretado esa promesa crstica en su sentido
material y ha dicho: puesto que se nos invita a
pedir, pidamos que nos toque la lotera,
pidamos dinero, joyas, casas, aprobacin en los
exmenes, buena salud y todos los dems
componentes de una supuesta felicidad
terrena El propio Toms vio que esto no
funcionaba y se quej al Maestro, quien tuvo
que advertirle que estaba hablando en trminos
espirituales.
En efecto, para que algo se produzca en el
mundo material, donde todo tiene una forma, es
preciso que antes haya sido elaborado,
utilizando en esa elaboracin las energas
necesarias. Un nio tarda nueve meses en
hacerse y algo tan simple como el pan exige un
ao de preparacin, desde que se plantan las
semillas del trigo, que son las que contienen las
energas creadoras, hasta que se recoge el
grano y se muele para convertirlo en harina.
Dios no puede transgredir sus propias leyes y
dar, en un instante, lo que exige un ciclo natural
para formarse. En los mundos de arriba, donde
la dimensin del tiempo no existe, las cosas son

48

distintas y ya hemos visto, al hablar de las

Bodas de Can (leccin 3) como Cristo
transmut el agua en vino en un instante; pero,
como dijimos entonces, se trat de un milagro
involuntario, en el que la naturaleza de Cristo se
vio forzada por la compasin, porque el Dios se
haba hecho hombre y era inevitable que se
comportar tambin como un hombre.
Cierto tambin que Cristo, en el curso de su
ministerio, producira curaciones instantneas,
pero en ellas no haba una voluntad divina
actuando sobre un deseo humano, sino que era
el hombre, el enfermo, el que se alzaba de
repente hacia el reino de la perfeccin, en el
que la enfermedad es algo que no existe,
quedando al instante limpio de sus lacras. Si la
accin curativa hubiese partido de Cristo, todos
los enfermos se hubieran curado y, en cambio,
slo sanaban los que tenan fe y bien
claramente lo expresaba el Maestro al decir a
cada uno de ellos: T fe te ha curado Ya
hablaremos ampliamente de este punto cuando
abordemos el captulo de las curaciones, que
ahora, tocamos tan slo de pasada.

la fuente que ha de aprovisionarla, porque los

ngeles tutelares estn precisamente para
atender esas demandas. Ellos se encargarn de
orientar a sus protegidos hacia los libros, las
escuelas, las entidades, las personas que
puedan aprovisionarlos. A veces ser necesario
un largo desplazamiento para facilitarles el
material; otras veces el que busca encontrar
en s mismo, si en l hay existencias de lo que
est buscando en estado energtico. La hija de
Stalin, el emperador comunista, tuvo la
revelacin de Dios en el Kremlin, cuando todo a
su alrededor le hablaba de la no-existencia del
Creador.
La bsqueda de la verdad conduce siempre a
revelaciones
que
van
iluminando
progresivamente el alma. Lo malo es cuando
esa alma se detiene en el camino, pretendiendo
haber encontrado definitivamente lo que andaba
buscando, porque la verdad es algo en
permanente evolucin, que se hace con los das
y que exige del alma encontrarse tambin
permanentemente en camino hacia esa meta
mvil e inalcanzable.

5.- El Pedid y se os dar hay que referirlo al

mundo espiritual, o sea, al de las energas
creadoras. Si vuestra voluntad solicita esas
energas, inmediatamente movilizaris en los
mundos de arriba a los encargados de droslas,
los cuales vendrn a depositarlas en vuestros
vacos internos. Las peticiones pueden ser muy
variadas, segn la idiosincrasia del espritu que
pide, pero podis tener la seguridad de que
vuestra peticin ser atendida. Si lo que peds
entra dentro de las posibilidades de realizacin
material en la presente vida, si no es contrario a
los imperativos de vuestro destino, si va con la
corriente propulsada por vuestro Ego, esas
energas creadoras que os son dadas, despus
de pasar por su ciclo natural de elaboracin,
aparecern como una realidad material.
Si la peticin es contraria al programa del Ego,
entonces las semillas creadoras permanecern
en su estado potencial para ser incorporadas al
programa de una nueva existencia. Su
presencia en el tomo-germen de los cuerpos
obligar al Ego a programarlas en su prximo
descenso al mundo. As, el que pide riquezas y
placeres, puede que no sea atendido en la
presente vida, pero los tendr con toda
seguridad en una existencia ulterior.
Conviene pues que al pedir, pidamos bienes
duraderos; pidamos sabidura, como Salomn,
porque lo dems ya vendr de manera
accesoria.

7.- Llamad y se os abrir es la tercera sentencia

formulada por Cristo en el punto siete del
captulo de San Mateo Pedir, buscar y llamar
son las tres formas de indagar las naturalezas
de las tres Personas de la Trinidad: Padre, Hijo,
Espritu Santo, que se presentan en el rbol
cabalstico como Kether, Hochmah y Binah,
estos dos ltimos operando en el mundo
material a travs de Tiphereth y Yesod.
Dar es una prerrogativa del Padre; hallar es una
prerrogativa del hijo; abrir es una prerrogativa
del Espritu Santo. Por ello en la ciencia
esotrica antigua encontramos tan a menudo el
smbolo de la llave que abre la puerta del
conocimiento y en los antiguos templos
iniciticos, el candidato al conocimiento de los
misterios llamaba con grandes golpes en la
puerta, que se abra a esa llamada.
Llamar, buscar y pedir, en orden inverso, deben
ser tres etapas en el camino de la realizacin
espiritual. Llamar en la puerta o buscar la llave,
que es lo mismo, puesto que con la llave ya no
ser preciso llamar, es la primera tarea, ya que
esa puerta, siendo la del conocimiento, el
candidato descubrir las leyes que rigen el
universo y aprender a conformarse a ellas. Ya
con ese conocimiento, su bsqueda se orientar
hacia los valores de la columna de la derecha,
los representados por Cristo y as podr
encontrar el tesoro escondido, smbolo que tan
a menudo aparece tambin en los cuentos de
inspiracin cristiana y que representa el
encuentro de esa luz-energa oculta en el
envoltorio material. Ya en posesin del
conocimiento y rico con el tesoro, su peticin al
Padre ya no ser descabellada o inadecuada,
sino que le pedir lo que Cristo ense a

6.- El Buscad y encontraris es vlido en

todos los mundos pero hay que referirlo, claro
est, a la bsqueda de la verdad. Cuando el
alma humana emprende esa bsqueda, aparece

49

pedirle: que se haga su voluntad, es decir, que

cada uno de nosotros pueda ser el ejecutor en
la tierra de la voluntad de nuestro Padre Eterno.
Pedir buscar y llamar son las tres etapas que
conducen al Reino.
8.- Quin de vosotros, si su hijo le pide pan,
le dar una piedra? O si le pide un pescado le
dar una serpiente? As pues, si vosotros,
malos como sois, sabis dar buenas cosas a
vuestros hijos, con mayor razn vuestro Padre
que est en los cielos, dar buenas cosas a
quien se las pida
Cristo se refiere al padre fsico para que sus
discpulos
comprendan
exactamente
la
naturaleza del Dios que haba venido a revelar.
Si el padre fsico ya es dispensador de bienes
para con sus hijos, qu no har el Padre Eterno
por la humanidad que ha generado! La relacin
padre fsico-Padre Eterno no es arbitraria, no es
un ejemplo dado a sus discpulos como poda
haber elegido otro cualquiera. El padre fsico
nos revela, por su modo de relacin con
nosotros, el tipo de relacin que mantenemos
con el Padre Eterno.
9.- Si nuestro padre se comporta con nosotros
de una manera desptica, arbitraria, injusta, es
seal de que nuestra relacin con el Padre
Eterno no es buena. Y no es buena porque en
anteriores vidas hemos actuado de tal forma,
que hemos dado lugar a que se genere el
despotismo, la arbitrariedad o la injusticia. No es
que el rostro de Dios haya cambiado su
naturaleza al contemplarnos a nosotros, no es
que haya en l una expresa voluntad de
castigo, sino que somos nosotros los que nos
hemos situado en la vida de tal forma que slo
podremos contemplar ese rostro a travs del
despotismo, la clera, el desmn, el atropello,
segn sea la faz que este padre fsico nos
presenta.
Ello nos anuncia que el camino hacia el Padre
Eterno ser difcil y tortuoso, ya que, quin es
capaz de amar al tirano, al agresor, al que nos
oprime y destroza? Sin embargo, se es el
nico camino: amar a ese padre arbitrario y
cruel, porque si conseguimos amarlo, habremos
cubierto el camino que nos separaba del Eterno
y habremos reconquistado su amor.
La enemistad con el padre es la ms terrible de
las enemistades, porque significa que el
individuo se encuentra escindido de su propia
fuente original, y si el Padre Eterno no acta en
nuestra vida, tomar su lugar el usurpador, el
que nos ensea por el camino del dolor y de las
sombras. Lo primero que debe hacer pues el
que aspira a entrar en el Reino, es establecer
buenas relaciones con su padre fsico, porque
es punto indispensable para que arriba esas
buenas relaciones se establezcan tambin,

puesto que, como dira Cristo ms tarde, todo lo

que atares en la tierra ser atado en el cielo.
10.- Peor an es el caso del que no tiene padre,
del que ha nacido hurfano, que ha sido
abandonado, o que ha perdido a su padre en la
niez, ya que en este caso la relacin con el
Eterno se ve tambin interrumpida. Por ello es
de primersima necesidad, y nosotros debemos
apoyar ese postulado, que los hurfanos sean
adoptados lo ms rpidamente posible, ya que
el padre legal ejercer las funciones del ausente
y la relacin se encontrar restablecida.
Por esta misma razn conviene que las viudas
con hijos contraigan segundas nupcias, a fin de
dar un nuevo padre a sus hijos, y el peor crimen
que puede cometer una mujer contra sus hijos,
es separarlos del padre, moral o materialmente,
porque aunque ese padre resulte lo que se dice
una mala pieza, representa una relacin que,
como hemos dicho en el punto anterior, permite
informarse del gnero de relacin existente con
el Padre Eterno, y permite superar la prueba,
amar en la dificultad y an en el horror. Si esa
relacin no existe, la prueba no podr ser jams
superada. En estos tiempos en que tantos
problemas hay en el seno de las familias,
conviene que nuestros estudiantes, sepan estas
cosas y puedan informar de ellas a los que
viven esos problemas.
11.- Todo lo que quisierais que los hombres
hicieren por vosotros, hacedlo vosotros por
ellos, ya que as es la Ley anunciada por los
profetas
Dar lo que esperis recibir, an antes de
haberlo recibido; tal es la ley que rige en los
centros de vida de la columna de la derecha
porque vaciando vuestro interior de aquello que
os apetece, ms profundos sern los vacos que
han de recibir los dones que esperis. Si es el
amor, la ternura, la solidaridad lo que esperis
de ellos, comenzad por ser vosotros mismos
fuentes vivas de las que manen esos dones.
De vuestra capacidad de dar depende vuestra
capacidad de recibir y aquello que hagis por
los otros, eso es lo que recibiris de ellos, ya
que del mismo modo que recibimos del
manantial csmico el tipo de energas que
estamos utilizando en la edificacin de nuestra
obra humana, tambin recibimos de los dems,
para la elaboracin de esa obra, las
proyecciones
mentales
y
emotivas
correspondientes a la calidad que estamos
utilizando. Es decir, si lo que hacemos por los
dems es odiarlos, los dems -y no
necesariamente las mismas personas que
odiamos- nos restituirn ese odio que hemos
utilizado para la obra. Pero si lo que sale de
nosotros es el amor, tambin recibiremos amor,

50

aunque no provenga de la misma persona que

se beneficia de nuestra corriente.
Todas las leyes tienen su utilizacin perversa,
del mismo modo que hasta los ngeles tienen
su copia perversa que habita en las bajas
regiones del mundo del deseo, y fue Toms
quien hizo notar al Maestro lo que poda dar de
s ese precepto aplicado a la actividad pasional,
pudiendo un individuo decirle a otro: yo espero
de ti las caricias lascivas que yo te estoy
dando El Maestro le respondi que era bien
evidente que el precepto se refera a la actividad
anmica superior del hombre y que quien lo
aplicara a sus energas corrompidas sabra
perfectamente lo que estaba haciendo y no
poda pretender actuar con buena fe, sino con
un cinismo elemental.
En los intercambios humanos, recibimos
siempre lo que damos. Cuando esto no es as, o
sea, cuando a nosotros nos parece que damos
amor y recibiremos odio; que damos dinero y
recibimos miseria, ello se debe simplemente a
un desfase entre la recepcin de las energas y
su utilizacin. Es decir, si en nuestros vacos
internos se ha acumulado el odio, porque
hemos pasado una vida entera odiando, ese
odio tiene que salir antes de que la nueva
mercanca llamada amor aparezca, cambiando
el panorama de nuestra vida. Es como esos
molinillos de picar carne que tienen los
carniceros, Cuando un cliente pide un bistec
picado, el carnicero lo corta y lo introduce en el
molinillo, pero lo que cae sobre el papel es la
carne que ya estaba all y slo cuando sta se
ha agotado aparece el bistec picado, si es que
aparece, ya que a lo mejor lo que se lleva a
casa el cliente es otro tipo de carne.
Si no recibs de los dems lo que dais, es que
vuestros resortes psquicos estaban cargados
de otros productos y la nueva mercanca que
encajis de los dems empuja esos productos
hacia
su
exteriorizacin.
Cuando
esa
maquinaria interna quede limpia, aparecer el
amor.
12.- Entrad por la puerta estrecha, ya que
ancha es la puerta y espaciosos los caminos
que llevan a la perdicin, y muchos son los que
entran por ellos. Pero estrecha es la puerta y
apretados los caminos que conducen a la vida y
pocos son quienes lo encuentran
Se necesitara todo un tratado para comentar
ese punto del discurso de Cristo. Sera preciso
hablar del objetivo de la Creacin y de los
procesos naturales que nos han conducido a
Malkuth: el mundo material en el que nos
encontramos.
Cuando se inici la gran aventura de la vida, el
objetivo de la divinidad era el de formar nuevos
dioses para acrecentar el nmero de
inteligencias creadoras en el universo. Para ello
cort en pedazos su propia esencia, por as

decirlo, dando lugar a la formacin de entidades

micro-lumnicas a las que dio el nombre de
Egos. Esos egos seran lanzados al espacio en
que se desarrollaba la Creacin para que
recogieran experiencias jams realizadas antes
y se formaran as una conciencia de s mismos.
Esos Egos tuvieron un cuerpo mineral en el
primer da de la Creacin, un cuerpo vegetal en
el segundo da, un cuerpo animal en el tercero y
conquistaron la autoconciencia en el cuarto da
convirtindose en humanos. Ahora nos
encontramos en ese cuarto da y cuando
lleguemos al sptimo habremos alcanzado la
categora de dioses creadores y el plan de la
Creacin se habr cumplido.
En esos cuatro das, los Egos han tenido que
llevar sus cuerpos a mundos cada vez ms
densos y alejados del mundo de Dios, que fue
nuestro punto de partida, y en ese descenso
hemos perdido el contacto con la divinidad. Nos
encontramos pues en el mundo de perdicin y
todos los caminos nos llevan a l, porque son
los caminos naturales de la etapa que estamos
viviendo.
13.- Cuando bajamos una pendiente, tanto si
vamos a pie como si vamos en coche,
movilizamos fuerzas que son las contrarias de
cuando la subimos. Para bajar utilizamos el
freno; para subir nos vemos obligados a forzar
el motor y quemar gasolina, combustible que
ahorramos
totalmente
en
la
bajada.
Actualmente, en el punto evolutivo en que nos
encontramos, todo est organizado para el
descenso y nada lo est para reinvertir ese
orden y emprender el retorno al mundo divino
del que procedemos. Por ello deca Cristo que
anchos son los caminos que conducen a la
perdicin y esas vas estn tan transitadas, que
es imposible utilizarlas en sentido contrario. La
va de retorno est por hacer o, mejor dicho, la
estn haciendo los pioneros que poco a poco
van abandonando el mundo de perdicin. Pero
como su nmero es ms bien escaso, el camino
que van abriendo queda rpidamente cubierto
por la maleza y el nuevo peregrino debe
reabrirlo una y otra vez.
14.- Resultara fcil abandonar el mundo de
perdicin si ste fuera ingrato para el hombre
que vive en l. Pero la vida divina es alegra,
dicha, plenitud, bienestar, y esa calidad
bienhechora se extiende a todos los mundos
edificados con la esencia divina, de modo que el
hombre encuentra en el mundo material ese
placer que Dios extiende a toda su obra, y se
identifica con l, lo confunde con la divinidad
misma, cuando es solamente una de sus
cualidades. Nace as el llamado placer de la
carne, el placer mundano, que estabiliza al
hombre en el reino material.

51

Pero en la dinmica divina actan tres fuerzas, y

una de ellas, la que aparece en nuestro rbol
con el nombre de Binah, se expresa bajo la
forma de sacrificio y aparece en el mundo
material como dolor. En los cuatro Das de la
Creacin que llevamos vividos, esta fuerza es la
que nos ha conducido hacia abajo, exigiendo de
nosotros el sacrificio de la espiritualidad. Ya una
vez llegados al mundo de perdicin, llegados a
un punto en que no es posible un mayor
descenso, el sacrificio actuar en el mundo de
la carne y se manifestar como el sacrificio del
placer material como medio para obligar al
hombre a efectuar el retorno. Ocurrir algo as
como en esos espectculos en los que el
pblico se queda aplaudiendo al dolo que tanto
placer les ha producido con su actuacin, y el
empresario, para despejar la sala, no tiene ms
remedido que apagar las luces. Entonces el
pblico comprende que el espectculo ha
terminado y se va.
Sepamos irnos antes de que el espectculo
termine; pongmonos en marcha cuando en
nuestra vida rige an el placer. No esperemos
que sea el dolor el que nos conduzca
obligatoriamente
al
mundo
divino.
Anticipmonos a esa dinmica y construyamos
caminos de retorno anchos, capaces de acoger
a la multitud que sale del espectculo del
mundo material en tropel.
En esa puerta estrecha por la que Cristo nos
invita a entrar, tendremos que dejar fuera gran
parte de nuestro equipaje, tendremos que pasar
por ella desnudos, igual que vinimos al mundo y
nuestra vida debe ser una preparacin para esa
desnudez.
15.- Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros vestidos de corderos, pero
que por dentro son lobos devoradores
Cristo exhorta as a sus discpulos a no caer
bajo el dominio de los sembradores de
confusin, de los que aparentan una cosa y son
otra totalmente distinta. En pocas de gran
confusin como la que estamos viviendo, los
lobos disfrazados de corderos son muchos.
Todo profeta que, por su accin personal o
por medio de su escuela atenta contra
algunas de las normas dadas por Cristo en su
sermn, es un falso profeta. Todo el que
devora la personalidad de sus seguidores
sometindolos a ejercicios destinados a
cambiarlos o inducindolos a la pronunciacin
de mantrams que anulan o reducen las
funciones psquicas, son falsos profetas. Todo
el que convierte a sus seguidores en
vendedores ambulantes en beneficio de la
obra es el lobo devorador y no el cordero
anunciado. Todo el que ofrece mediante toque
de trompeta, tcnicas de meditacin que han de
traer la felicidad, la disminucin de las
tensiones, el xito en la vida, es un falso

profeta, porque todas esas disposiciones

resultan de un estado de ser que puede ser
alcanzado, ciertamente, a travs de la
meditacin, pero jams ser el fruto de una
tcnica tan infalible como el proceso industrial
que transforma un pedazo de hierro en un
tornillo.
16.- Por sus frutos los conoceris. Acaso las
uvas se recogen en los espinos o los higos
crecen en los abrojos? Todo rbol bueno da
buenos frutos y todo rbol malo da frutos malos.
Un buen rbol no puede dar malos frutos ni un
mal rbol darlos buenos. Todo rbol que no da
frutos es cortado y arrojado al fuego. As pues,
por sus frutos los reconoceris
Hemos visto en estas enseanzas que las leyes
naturales se manifiestan en cuatro etapas para
llevar a la plenitud todas las cosas. La primera
es aquella en que las semillas son preparadas
para su plantacin. Todas las semillas se
parecen y slo los expertos pueden
identificarlas sin temor a equivocarse. En la
segunda etapa, las semillas son plantadas en la
tierra, desaparecen en ella como si no existieran
y mal podramos reconocerlas si no las vemos.
En la tercera etapa aparece la planta y ya por
sus hojas, por sus flores, puede reconocerse la
especie a que pertenece, pero se necesita
cierto discernimiento para ello. En la cuarta
etapa es cuando aparece el fruto y es entonces
cuando no hay lugar a dudas respecto a la
identidad de la planta, y hasta un nio de muy
pocos aos identifica lo que son peras y lo que
son manzanas.
Tambin en el dominio humano esas cuatro
etapas se manifiestan y hay un tiempo de las
flores y un tiempo de los frutos. En lo que se
refiere a las enseanzas espirituales puede
decirse que cada etapa tiene un ao natural de
duracin, por cuanto en un ao todos los signos
del Zodiaco han trabajado en la obra.
Resultar as que en el cuarto ao las
enseanzas recibidas deben dar sus frutos en el
discpulo y ste se encuentra en condiciones de
juzgar s esos frutos son dulces o son amargos.
Si el discpulo abandona una enseanza antes
de su cuarto ao, no habr llegado al periodo de
los frutos y, por consiguiente, se tratar de una
experiencia abortada, que no habr aportado
suficientes
elementos
de
juicio
para
pronunciarse sobre ella.
Cristo exhorta pues a sus discpulos a ir hasta el
final de una experiencia determinada y juzgar
por los resultados obtenidos con ella. No se
trata, precismoslo, de obtener viajes
astrales, sino de mover los resortes de la
personalidad para que sta funcione de acuerdo
con las normas enunciadas por Cristo en ese
sermn y por la dinmica que ira desarrollando
a lo largo de su ministerio.

52

Puede ocurrir tambin que el rbol no d frutos

y Cristo nos dice que cuando esto sucede, es
arrojado al fuego. O sea, si al cabo de cuatro
aos de haber iniciado una experiencia
espiritual vuestra vida sigue siendo la misma, si
el aspecto que ofrece vuestro rbol es el de
verdor,
caracterstico
del
periodo
de
florecimiento de la hoja y no aparece en l el
colorido que da al rbol el fruto que cuelga de
sus ramas, podis arrojar la enseanza al fuego
purificador, es decir, diluirla en el ardor de un
nuevo designio, portador de una nueva
esperanza. Hay enseanzas meramente
culturales, que satisfacen la curiosidad sobre
ciertos aspectos misteriosos de la existencia.
Tales enseanzas aportarn al alma que busca
un saber enciclopdico, pero nada ms: sern
rboles que no dan fruto y que deben servir
para encender el fuego que produzca en el alma
el ardor del conocimiento. As, pues, cmo
cambian los rboles de apariencia en el periodo
de los frutos, as vuestra vida debe cambiar
cuando una enseanza inicitica ha penetrado
en ella.
17.- Los que me dicen: Seor, Seor!, no
todos entrarn en el Reino de los cielos, sino
slo aquellos que hacen la voluntad de mi Padre
que est en los cielos. Muchos me dirn en ese
da: Seor, Seor, acaso no hemos profetizado
en tu Nombre? No hemos arrojado los
demonios en tu Nombre? No hemos hecho
nuestros milagros en tu Nombre? Entonces yo
les dir abiertamente: Jams os conoc, retiraos
de m, vosotros que cometis iniquidad
Cristo se dirige en esos trminos a los que
usurpan su Nombre para manifestar su
identidad de cristianos. Cuando una virtud
necesita ser demostrada, es que no es tal virtud,
o por lo menos no ha llegado a su estado de
madurez final.
Jess no reconoce como suyos ni a los
profetas, ni a los curanderos -los que arrojan los
demonios-, ni a los milagreros. Sin embargo,
curar a los enfermos ser lo primero que haga
Jess y, por consiguiente, lo primero que deben
hacer sus discpulos Cmo debemos entender
la enseanza contenida en ese punto?
Veamos primero lo relacionado con los profetas.
Los profetas conocieron su esplendor en el
Antiguo Testamento. Las ms bellas paginas de
la Biblia han sido escritas por ellos, anunciando
las miserias y el esplendor del alma humana en
su despliegue hacia la espiritualidad. El anuncio
de lo que viene es de gran utilidad mientras se
est en el camino y, ciertamente, ningn
automovilista se quejara de encontrar en las
carreteras seales indicadoras de las curvas,
las eses, los peligros de derrumbamientos, las
recomendaciones de velocidad, etc. Mientras
nos encontramos peregrinando hacia el Reino,
el profeta, el que puede orientarnos de algn

modo sobre lo que nos espera, es de gran

utilidad, pero en cuanto hemos llegado a los
dominios del Padre, el profeta ya no tiene razn
de ser: se convierte en un personaje
anacrnico, en un representante del pasado,
porque hemos alcanzado la meta y ya no hay
ms camino por delante.
Esto no significa que nuestra vida vaya a ser
una pgina en blanco, sino todo lo contrario.
Pero una nueva vida habr empezado para
nosotros y en ella expresaremos la voluntad del
Padre; es decir, esa voluntad guiar nuestros
resortes humanos hacia los puntos en que
nuestra accin pueda ser til. Toda apetencia
humana habr desaparecido de nuestro interior
y la ayuda que prestemos a los dems
consistir en iluminarles el camino para que
ellos mismos puedan ver las acechanzas, pero
no vaticinarles lo que les va a ocurrir ni
indicarles cmo sortear los peligros, porque son
ellos mismos quienes han de tomar conciencia
de las particularidades de su camino y
maniobrar adecuadamente.
Por consiguiente, el discpulo no debe ir en
busca del profeta, no debe buscar que le
adivinen el porvenir, ni que le digan lo que
tiene que hacer en una situacin determinada,
sino, por el contrario, buscar la luz del
conocimiento y con esa luz absorbida,
interiorizada en l, resolver sus problemas
humanos.
Aadamos, sin embargo, que el profeta, el
anunciador de lo que viene, el indicador de los
accidentes del camino, tiene su utilidad para los
que se encuentran en la noche oscura, como
dira
San Juan de la Cruz, pero el profeta no es una
figura cristiana, y no debe engaarse a s
mismo, porque si cree ser lo que no es, se
encontrar
un
da
desagradablemente
sorprendido, cuando Cristo, dentro de l, clame:
Yo jams te conoc
El cristianismo no ha tenido profetas, y es por
error por lo que han podido ser considerados
as personalidades o entidades espirituales
como San Malaquas, el Padre Po, la Virgen de
Ftima, Nostradamus u otros, todos los cuales
han tenido el denominador comn de anunciar
guerras y catstrofes, sucesos que son ajenos
por completo al Reino del Padre y que, por
consiguiente, no pueden ser anunciados por
una entidad, humana o divina, que proceda de
l. Son los Luciferianos quienes se encargan de
la administracin de las guerras, las catstrofes
y los castigos, y quienes los proclaman son sus
portavoces en la tierra, vestidos a veces con los
ropajes de la divinidad.
18.- Los que arrojan los demonios del cuerpo,
los taumaturgos, los exorcistas, los curanderos,
tampoco son figuras cristianas y ello por una
razn bien sencilla: quienes han alcanzado el

53

Reino, no necesitan de ninguna magia para

curar los cuerpos o restablecer el orden en las
psiques. Basta su presencia para que esto
suceda de una forma natural, sin llamar la
atencin. La curacin se efecta annimamente,
sin toque de trompetas. El curandero que hace
gala de sus poderes, con consultorio abierto, o
que se proclama como instrumento de Dios, es
una figura perteneciente al antiguo orden, como
el profeta. Tiene su utilidad social, como la tiene
el profeta, pero no es un fruto del huerto del
Padre y aunque a travs de l sean muchos los
que recuperen la salud, cuando se presente
ante la divinidad para decirle que l ha actuado
en su nombre, escuchar la misma respuesta:
Yo jams te conoc En la prxima leccin,
dedicada a las curaciones, ampliaremos este
tema, tocado ahora incidental mente

cientfico que produce los milagros a escala

tcnica.
El milagro permite gozar de algo que no es el
fruto de la propia experiencia y como el goce es
el polo opuesto del dolor, ese goce de algo que
no se ha elaborado, ha de conducirnos a ese
dolor que se va acumulando en el otro polo y
que un da u otro caer como una plaga sobre
la sociedad.
El milagro tcnico no es distinto del milagro
anmico, del que se realiza con las fuerzas
mentales, trtese de hipnosis, lavado de
cerebro, accin tranquilizadora artificial, etc.
Toda alteracin de la realidad mediante una
intervencin extra-natural es ajena al proceder
del cristianismo y quienes la producen, an
animados de las mejores intenciones, se oirn
decir: Yo no te conozco, aljate de m

19.- Nos queda por considerar al autor de

milagros. Ya dijimos en la leccin 3 cmo Jess
tom la firme resolucin de no utilizar las leyes
activas en su mundo, en el curso de su
ministerio
humano,
sometindose
voluntariamente a las leyes de la Tierra. Como
hizo l hemos de hacerlo nosotros.
Qu es lo que puede entenderse con la
palabra milagro? Puede llamarse as toda
alteracin de los procesos naturales de
desarrollo de cualquier producto. En el mundo
del deseo, donde la dimensin tiempo no existe,
una semilla puede convertirse en fruto en un
instante, pero en el mundo fsico tendr que
pasar por los cuatro periodos de que
hablbamos en el punto 16. No se puede alterar
ese orden natural porque el objetivo de la vida
no es el de conseguir resultados rpidos y
espectaculares, sino el de realizar las
experiencias que corresponden a cada etapa. El
que sirve en bandeja un fruto que no ha sido
elaborado por el individuo que ha de consumirlo,
lo ha frustrado de las experiencias que habra
obtenido en la elaboracin de ese fruto.
Esto nos lleva a la conclusin de que todo
sistema poltico elitista, segn el cual los ms
eficientes se encargan de resolver los
problemas de los menos eficaces, es un sistema
errneo, ya que no permite a las personas vivir
plenamente las etapas que les permitiran
encontrar las soluciones, que se les ofrecen por
arte de milagro.
Hoy vivimos en una sociedad que padece una
serie de inventos que no comprende. Quin
comprende los mecanismos en virtud de los
cuales las imgenes aparecen en el televisor o
por qu artificio la voz acude al aparato de
telfono? Vivimos rodeados de objetos que son
para nosotros milagrosos, es decir, que
producen unos efectos que no podemos
explicarnos. Por ello el autor medieval de
milagros ha desaparecido, reemplazado por el

20.- Es por ello que quien entiende estas

palabras y las ponga en prctica, se asemejar
a un hombre prudente que ha construido su
casa sobre la roca. La lluvia ha cado, los
torrentes han venido, los vientos han soplado,
precipitndose sobre la casa y sta ha resistido
porque tena sus fundamentos en la roca. Pero
el que entiende esas palabras y no las pone en
prctica, es semejante al insensato que ha
edificado su casa sobre la arena. La lluvia ha
venido, los torrentes se han precipitado, los
vientos han soplado y cayendo sobre la casa la
han derribado y grande ha sido su ruina
Es as como Jess termin su trascendente
discurso, exhortando a sus discpulos a
construir su morada humana sobre tierra firme y
no sobre bases arenosas, fcilmente destruibles
por las aguas de los sentimientos mviles o por
los vientos de las ideas extremadas.
En ese sermn el discpulo ha de encontrar la
roca sobre la que edificar su morada humana.
El que es capaz de vivir en profundidad esos
principios ha llegado ciertamente a la tierra de la
seguridad y ni los sentimientos pasajeros ni el
pensamiento humano desatado podrn moverlo.
Encontrar esa roca ha de ser nuestro objetivo.
Examinemos nuestra conducta y veamos cada
da, en el momento de acostarnos, cul de esos
principios
hemos
transgredido.
Seamos
sinceros y vigilantes en ese examen, ya que la
dinmica natural de nuestra conducta esconde,
ms que revela, la fuerza que la ha generado.
Observemos nuestros gestos en lo pequeo y
sepamos en ellos adivinar lo grande que
ocultan.
21.- La arena es lo cambiante, lo que se mueve
bajo los efectos de la lluvia y del viento. En la
vida social, son las modas, las corrientes de
opinin, los sentimentalismos de la poca. Si
adoptamos como principios lo que est bien
visto por la sociedad, lo que resulta halagador o,

54

al revs, nuestros principios se basan en la

singularizacin, queriendo de algn modo
chocar, asombrar al prjimo, estaremos
expuestos a los vaivenes de los elementos y no
podremos establecer una entidad espiritual
firme, no podremos edificar esa mtica morada
que permita a la divinidad residir en nosotros.
Buscar la roca, sa puede ser la sntesis de
nuestro objetivo despus de haber escuchado el
sermn; buscar esta tierra humana que nos
ofrezca un cobijo seguir ante las tempestades
del alma. Si en nuestro peregrinaje hemos
llegado a esa roca, aunque los avatares de
nuestro destino nos vapuleen, la casa edificada
en ella resistir.
En cambio, buscar la ilustracin espiritual sin
mover el comportamiento, sin implantar en
nosotros los postulados del sermn, equivale a
edificar en las arenas movedizas.
Conviene que nuestros estudiantes relean a
menudo este Sermn y mediten los
comentarios, es decir, las lecciones 4, 5 y 6,
porque la roca est ah.
22.- Aade el Apstol (Mateo VII, 28-29) que al
terminar Jess sus discursos, la multitud qued
admirada de su doctrina, ya que enseaba
como teniendo autoridad y no como sus
escribas.
La multitud a que se refiere el apstol es el
mundo, ya que el sermn fue pronunciado ante
sus discpulos y nadie ms, La humanidad
quedara admirada de su doctrina, ya que ese
sermn es una perfecta sntesis de la
enseanza cristiana y la vida de Jess sera una
ilustracin prctica de cada una de sus
afirmaciones,
Todos los postulados del Sermn de la Montaa
estn basados en la fe y en el amor y no en la
ley, como suceda en la antigua religin de
Jehov. El hombre cristiano se alza por encima

de la ley y responde con el amor al mal que

recibe. Por ello ya no necesita ni jueces, ni
abogados, ni guardias, ni brazos armados de la
ley. Si hoy, en el mundo en que vivimos, son los
militares, los guardias, los jueces y abogados
quienes imperan, es porque el mundo todava
vive bajo el imperio de la antigua ley. Cuando la
humanidad viva segn los postulados del
Sermn de la Montaa, no ser necesario que
la ley tenga servidores estipulados, porque cada
individuo ser un guardin de la ley y la
sobrepasar con su conducta, haciendo su
observacin innecesaria.
La conquista del reino del amor no es una
empresa colectiva; no es un reino que pueda
instaurarse por decreto, y bien hemos visto que
cuando un determinado rgimen poltico se
autodenomina catlico o cristiano, su pretendido
cristianismo es slo un barniz y ninguno de los
postulados del sermn tiene vigor. La conquista
del reino del amor es una epopeya individual, se
entra en l uno por uno, a medida que el
individuo va renunciando a todas las ventajas
que le ofrecen las leyes humanas y prefiere ser
vctima antes que verdugo, amando a sus
semejantes con amor paternal.
Para conseguir que esto se cumpla dentro de
nosotros, nos es preciso renacer, volver a ser
nios, como tantas veces dira Jess en el
curso de su ministerio, porque sobre las leyes
antiguas no podemos superponer las nuevas
normas.
El amor exige de nosotros un cambio total y
ninguno de los valores antiguos sirve para
establecerse y progresar en el Reino. Despus
de haber comprendido el funcionamiento del
cosmos y de haber adquirido un conocimiento
profundo de los resortes que mueven nuestra
personalidad, debemos abandonar la torre de la
ciudadela material y fulminarla con los rayos del
amor, para poder renacer en el Reino del Padre.

Preguntas:
1.- Resume brevemente los cuatro primeros puntos de esta leccin.
2.- Di lo que has comprendido de todo lo dicho sobre el padre fsico.
3.- Di lo que has comprendido sobre el llamado mundo de perdicin.
4.- Por qu el profeta no es una figura cristiana?
5.- Qu significa construir su casa sobre la roca?

55

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 7

1.- Al descender de la Montaa, es decir,

cuando Jess descendi de la altura espiritual a
que se haba elevado para pronunciar su
sermn nos dice la crnica sagrada (Mateo 8, 14) que el primer ser humano, entre la multitud
que lo segua, que se acerc a l, fue un
leproso, el cual prosternndose, le dijo: Seor,
si t lo quieres, puedes volverme puro Jess
extendi la mano, lo toc y dijo: S quiero, s
puro, y al momento se vio purificado de su
lepra.
Esto nos ensea, en primer lugar, como ya
hemos indicado anteriormente, que nuestro
primer acto, como discpulos de Cristo, debe ser
el de curar a los enfermos. Debemos bajar de la
montaa de la espiritualidad y visitar el pas de
los hombres para restablecerlos. En segundo
lugar, dice la crnica sagrada, y lo repetira a
menudo, que el leproso se le acerc y se
prostern ante l. O sea, se cur al acercarse a
Cristo. Nosotros, por nuestra forma de ser,
debemos propiciar este acercamiento. Si Jess
hubiese permanecido en la montaa, con sus
apstoles, la multitud no hubiera podido llegar
hasta l y el acercamiento del leproso no se
hubiera producido.
Descender de la montaa significa situarse al
alcance de los habitantes del valle y para ello
ser preciso que nos disfracemos con sus
hbitos, que nos manifestemos como ellos se
manifiestan, aunque esa manifestacin nos
cueste un esfuerzo porque ya no corresponde a
nuestra verdad interna.
2.- La lepra era considerada entonces como la
ms terrible de las enfermedades. En nuestros
das la lepra se encuentra en regresin y su
forma de manifestacin es ms benigna que
antes. La lepra es una enfermedad de la piel. La
piel se encuentra bajo el dominio de Hochmah,
el primero de los Sfiras que tiene un rostro
fsico, conocido con el nombre de Urano y, por
consiguiente, rige lo primero que se apercibe en
nosotros, la piel, que nos personifica y nos da
una apariencia. La lepra es pues una
enfermedad de Urano, debida a la mala
utilizacin de la sabidura divina puesta a
nuestra disposicin. El individuo atacado por la
lepra, no ha sabido emplear adecuadamente
esa fuerza llamada Amor, la ha despreciado, la
ha envilecido, y por ello ahora, al retornar al
mundo se ha encontrado con que esa corriente
csmica que l haba envilecido, no acta como

debera actuar y su piel no realiza las funciones

que caben esperarse de ella.
El remedio supremo para ese mal es acercarse
al amor del que han huido y en ese pasaje de
los evangelios se explica precisamente eso,
diciendo que el leproso se acerc a Cristo y
prosternndose ante l le dijo: Si t quieres
puedes volverme puro El Amor siempre quiere
volver puras a las criaturas para las cuales
trabaja, y Cristo, que es el representante
humano de ese amor csmico, slo puede
responder s quiero.
Volver al amor es el problema de los leprosos y
el de todos los que sufren, en grados diversos,
enfermedades de la piel, y sa es precisamente
la dificultad que los leprosos encuentran, porque
la sociedad los rechaza, Hoy en da, los
mdicos que se ocupan de leprosos, no se
cansan de repetir que la lepra no es contagiosa
y que en las leproseras no se ha dado ningn
caso de contagio entre el personal tratante.
Muchas otras enfermedades son ms
contagiosas que la lepra, y la sociedad acepta a
esos enfermos, pero el prejuicio contra los
leprosos es muy fuerte. La explicacin se
encuentra en el proceso constitutivo de la
enfermedad, tal como acabamos de researla:
Habiendo sido el pecado de los leprosos su falta
de amor, se encuentran ahora con que ellos
tampoco disponen del amor que las dems
criaturas deberan darles y ven as cmo sus
propias familias los rechazan y escriben a las
leproseras en que se encuentran -como lo
revel un reciente programa de TV para suplicar
que no les den permiso, que los retengan donde
estn, y an despus de curados no se fan y
siguen rechazndoles como si su enfermedad
pasada fuera una mancha permanente e
imborrable. No se conoce otra enfermedad que
genere una tal falta de amor por parte de los
seres que han sido situados en la vida de forma
que el amor sea un sentimiento natural. Forzar
el muro del temor que inspiran es el gran
problema del enfermo de lepra.
3.- Antiguamente, cuando los leprosos se
acercaban a las ciudades, las gentes los
apedreaban para mantenerlos a raya. En la
dinmica de ese gesto cruel, encontramos
simblicamente el remedio que ha de curar al
leproso. El remedio est en la piedra que los
desalmados le lanzan. Esa piedra es una
criatura de Binah, el Sfira que construye las

56

formas materiales y el que sucede a Hochmah

en la elaboracin del universo. Binah es la que
pone manos a la obra para edificar el mundo
con la corriente que procede de Hochmah, y eso
es precisamente lo que el leproso, en una
anterior vida, no quiso hacer, poner manos a la
obra y realizar su tarea humana a nivel
primordial, es decir, esa tarea que consiste en
prestar atencin a los seres que nos rodean, en
proyectar hacia ellos nuestra corriente de amor
para que puedan construirse moralmente,
intelectualmente, sentimentalmente, para que
toda su psique adquiera firmeza. Esto no lo han
hecho y por ello ahora estn enfermos.
Podemos decir pues que la lepra se debe a una
cierta pereza e inhibicin ante las necesidades
de los dems, una pereza a prestar socorro, a
ser de utilidad cuando se nos requiere o cuando
creemos que podemos serio.
La lepra est en regresin, decamos, pero no
sera imposible que esa enfermedad volviera a
aparecer en los tiempos venideros, porque
nuestra sociedad vuelve al galope a la
indiferencia y la falta de amor, y cuando un
accidentado, por ejemplo, se desangra en la
carretera, ve los coches pasar ante l,
indiferentes, pensando los conductores en las
manchas de sangre que caeran sobre sus
asientos si le salvaran la vida trasportndolo.
Esa actitud es pura lepra potencial, y cuando
vuelvan a vivir, a esas gentes les extraar ver
como sus semejantes los rechazan y los
recluyen en leproseras.
Sin embargo, el Amor es en nuestro tiempo ms
activo de lo que parece y, en una prxima ronda
vital, se encontrar cerca, al alcance del hombre
que lo necesita, para limpiarlo.
4.- Despus de haber subido a la montaa de la
espiritualidad, a la montaa del conocimiento,
hay que saber bajar de ella, insistamos en este
punto, porque es imprescindible para que una
gran multitud nos siga, como se dice en la
crnica sagrada.
El discpulo ha de ser capaz de vivir en la
sociedad de los hombres y ser como ellos son,
para que su armona, su paz y su amor pueda
penetrar en ellos. Si se presenta a los hombres
del valle con todo su esplendor, los deslumbrar
y quedarn a oscuras, producindose lo
anunciado por San Juan, que la luz sobre las
tinieblas resplandece, pero las tinieblas no la
comprenden. Para que la luz pueda ser
comprendida por las tinieblas, tiene que bajar su
tono. El discpulo debe saber graduar su luz.
En las ceremonias iniciticas, cuando el nefito
es recibido en el templo, se reduce la luz hasta
un
nivel
crepuscular,
indicando
as
simblicamente que los ya iniciados reducen el
voltaje de sus almas para entrar en sintona con
el aspirante que, de este modo, puede
captarlos, puede comprenderlos.

Esta reduccin de luz puede conducir al

discpulo muy lejos del punto en que se
encuentra, ya que significa beber el vino con los
que beben vino, comer la carne con los que
comen carne, teniendo muy en cuenta que no
es jams lo que entra en el cuerpo lo que
ensucia, sino lo que sale de l.
Ahora bien, hasta qu punto debe llegar el
discpulo en su descenso? Debe introducirse
en los fumaderos de opio? En las orgas
sexuales? Si meditamos con atencin el punto
que estamos comentando, vemos que Jess
hizo la mitad del camino al descender de la
montaa y que por otro lado la multitud recorri
la otra mitad al salir de sus casas para seguirlo.
El discpulo descender pues hasta el nivel de
los que le siguen, del mismo modo que en el
templo inicitico se reduce el nivel de luz para el
candidato, o sea, para el que ha buscado
anteriormente la puerta del templo y no para el
hombre profano que jams ha sentido la
necesidad de entrar en l.
Cmo identificaremos a los que nos siguen?
Cmo los reconoceremos en el tumulto de la
vida cotidiana? La ancdota que nos pondr en
contacto con el aspirante a la vida superior, ser
distinta para cada uno de los discpulos, pero si
manifestamos en nuestras opiniones ordinarias
y en nuestro modo de ser lo que hemos
aprendido, si rendimos testimonio del reino,
discretamente, sin deslumbrar ni tocar la
trompeta, ya se acercar aqul que diga yo te
entiendo Entonces deberemos ser capaces de
descender a sus profundidades humanas para
que pueda acercarse a la montaa de la luz. El
punto hasta el cual el discpulo puede
descender
debe
indicrselo
su
propia
conciencia. Lo que no ha de ser jams es un
inductor a comportarse segn patrones que l
mismo ha superado. Beber el vino cuando el
nefito ofrece el vino es conforme a las reglas
del arte. Ser el propio discpulo el que ofrece el
vino no lo es.

5.- Sigue diciendo la crnica que el leproso se

vio purificado al instante y que Jess le dijo
Gurdate de hablar de ello con nadie; ve a
mostrarte ante el sacrificador y presenta la
ofrenda prescrita por Moiss, a fin de que ello
sirva de testimonio (Mateo VIII-4)
Jess trataba de explicar al leproso que su
curacin no era debida a la intervencin
caprichosa de una divinidad, sino a los
mecanismos de la ley que hace que los que
viven en la esfera de la imperfeccin de Binah,
si se acercan a la esfera de amor de Hochmah,
quedan limpios. Han realizado el viaje que
conduce de la antigua ley al nuevo reino, y el
resultado, para todos los que realizan tal
desplazamiento, es la purificacin de sus males.

57

Intentaba asimismo Jess, por este medio,

evitar la llamada de atencin sobre l que
supona el revelarlo como un autor de milagros,
cosa que no era.
6.- Pero, nos dice la crnica (Marcos I, 45), que
este hombre, en lugar de hacer lo que Jess le
peda, se puso a divulgar el milagro de que
haba sido objeto, de tal modo que Jess no
pudo ya entrar pblicamente en las ciudades,
sino que se mantena fuera, en lugares
desiertos, y acudan a l de todas partes.
Al hacer pblico el prodigio de que haba sido
objeto, aquel hombre indujo en error respecto a
la naturaleza de Jess, suscitando en los
hombres de la ciudad la esperanza de que ellos
mismos pudieran beneficiarse del milagro sin
necesidad de realizar el itinerario que el leproso
sigui internamente. Por ello Jess se abstuvo
de entrar en las ciudades, donde su presencia
no poda sino defraudar.
Esto nos ensea de qu forma debemos curar a
los enfermos. Es preciso no suscitar falsas
esperanzas con el anuncio de las curaciones
obtenidas, porque no somos nosotros quienes
vamos a curar, sino que se curarn los que se
acerquen a la naturaleza crstica que nosotros
representamos y proclamamos. Los que vienen
a vernos porque han sabido que fulano de tal se
ha curado y buscan para s el milagro sin
modificar la conducta que los ha llevado a su
enfermedad, nada conseguirn y debemos
abstenernos de penetrar en su ciudadela
psquica.
Los que van al desierto, donde Cristo se
encuentra, esos s sern curados. Se entiende
por desierto esas zonas de nuestra psique que
an no han sido exploradas ni colonizadas; esas
zonas en las que an no se ha establecido
nuestra vida. El reino del Padre es el desierto
para los que an no han llegado a l, y se
convertir en la ciudad cuando el aspirante lo
haya colonizado.
Los que buscan una curacin milagrosa deben
comprender, debemos hacerles comprender,
que es preciso que salgan de la ciudad en
que habitan, es decir, que abandonen las
estructuras de su personalidad presente, para
encontrar ms all de s mismos la fuerza
curadora de Cristo. Es algo que no puede
aprenderse con lecciones dirigidas al intelecto,
sino que debe venir de una necesidad interior.
De algn modo, el discpulo debe suscitar esa
necesidad.
7 Al entrar en Capharnaum, dice la crnica
(Mateo VIII, 5-13), se acerc a Jess un
centurin para pedirle que curara a uno de sus
servidores, enfermo de parlisis. Aprestndose
Jess a seguirlo, el centurin le dijo: Seor, no
soy digno de que entres en mi morada, di

solamente una palabra y mi servidor ser

curado, ya que yo mismo, estando sometido a
superiores, dispongo de soldados bajo mis
rdenes, y si digo a uno "va", l va y si digo al
otro "ven", l viene, y a mi servidor le digo "haz
esto" y l lo hace Jess se asombr de su fe y
lo puso como ejemplo, diciendo finalmente.
Ves y que todo se haga segn tu fe, y al
instante mismo el servidor fue curado.
De este punto se desprenden varias
enseanzas. 1 Vemos cmo un hombre que
sirve a otro seor, puede, sin embargo, elevarse
por su fe muy por encima de los que se
sienten en la mesa de Abraham, Isaac y
Jacob, los patriarcas, es decir, de aqullos que
estn comiendo los mismos alimentos que los
que generaron al pueblo elegido 2 Vemos
cmo la fe puede transmitir a terceras personas
la fuerza curativa de Cristo sin necesidad de
que el transmisor est a su servicio. En esta
situacin se encuentran los curanderos
profesionales, los cuales, sirviendo al Csar y
mandando en sus hombres, es decir,
trasmitiendo rdenes a las tendencias profanas
que actan en el mundo material, son, sin
embargo, portadores de fuerza curativa.
8.- El centurin no se considera digno de que
Jess penetre en su morada y es l mismo
quien impide esa penetracin. Sin embargo,
est convencido del poder curador de Cristo, y
si lo est es porque lo conoce, porque lo ha
conocido, diramos mejor y ha abandonado
despus su servicio.
En las escuelas iniciticas vemos tambin como
algunos adeptos, despus de haber alcanzado
los grados superiores, abandonan la orden y
vuelven al servicio de su yo profano. Pero, al
decidirlo as, no pierden nunca la graduacin
alcanzada y, en otro momento de sus vidas,
pueden volver al mundo sagrado del que
descendieron recuperando en l su rango.
De igual modo, esos centuriones-curadores,
que trabajaban por un provecho material o por
un renombre o prestigio que ponga galones a su
personalidad, no pierden el linaje que en
anteriores vidas alcanzarn, aunque ahora sean
indignos de que Cristo penetre en sus moradas.
De ah podemos deducir otra enseanza, y es
que las personas aparentemente indignas
pueden estar en posesin de ttulos muy
codiciados y encontrarse por encima de los que
comen en la mesa de los patriarcas, porque
pueden sacudirse de encima su indignidad y ser
de nuevo aquello que ya fueron en el reino del
Padre.
9.- A continuacin Jess se fue a la casa de
Pedro para curar a su suegra, que estaba en la
cama con fiebre. Y con esto la crnica quiere
decirnos que la fuerza curativa de Cristo

58

penetra en la casa de sus discpulos, sin

necesidad de que stos se lo pidan, para
restablecer en ellos el orden perturbado.
Dice la crnica que, una vez curada, la mujer se
levant y sirvi a Jess. En la lengua simblica,
levantarse significa nacer en el mundo espiritual
para servir al Seor que manda en ese mundo.
Es natural que los familiares de los discpulos
sean sensibles a las enseanzas de los
misterios del reino, porque el medio ambiente
en que nacemos y en el que desarrollamos
nuestra vida guarda relacin de continuidad con
nuestro trabajo humano anterior y estamos
rodeados de aquellos que fueron en un pasado
nuestros compaeros de vida y que
compartieron nuestras mismas inquietudes. Por
ello nuestro primer trabajo evangelizador debe
tener por objeto el levantamiento de nuestros
familiares, llevando a Cristo, o, lo que es lo
mismo, su enseanza, hasta los pies de la cama
simblica en la que estn postrados, para que el
maestro toque su mano y la convierta en
instrumento de servicio. Si nuestros familiares
nos acompaan en la gran aventura espiritual, si
se levantan para servir al Maestro, es seal de
que todo se desarrolla con perfecto orden y, con
toda seguridad, la obra humana que hemos
emprendido ser fecunda. En cambio, si los
familiares siguen acostados, indiferentes, si
Cristo no toca sus manos movilizndolos para la
accin espiritual, ser una mala seal, porque
ellos representan ciertas de nuestras tendencias
internas, son su imagen externa y viva, y su no
participacin en la empresa espiritual, significa
que
nosotros
mismos
slo
estamos
parcialmente movilizados para ella, y que en
nuestro interior hay tendencias que no
comparten el entusiasmo que la tendencia
reinante siente. Si un da esas tendencias sin
corona llegaran a gobernar en nuestra psique,
nuestra alma se acostara de nuevo.
10.- Por la noche llevaron ante Jess a varios
endemoniados y, dice la crnica sagrada (Mateo
VIII, 16), arroj a los espritus por la palabra y
cur a todos los enfermos. En otro lugar (Lucas
IV, 33-37) se nos refiere cmo sac un demonio
del cuerpo de un hombre que se haba
levantado contra l en la sinagoga y, a lo largo
del relato bblico, encontraremos otras
referencias a los endemoniados; la ms
espectacular
ser
la
del
tropel
de
endemoniados, cuyos espritus irn a parar a
una manada de cerdos que se precipitarn al
mar.
Jess no utiliz exorcismo alguno para sacar los
demonios del cuerpo de los posedos.
Simplemente los mandaba salir por la palabra y
los demonios le obedecan. Era de noche, dice
la crnica, porque es de noche cuando los
habitantes de las tinieblas se manifiestan y son
activos. Durante el da actan en el mundo los

espritus que trabajan en las regiones de la luz y

los demonios no pueden operar. Pero por la
noche, cuando las legiones celestes se retiran,
los habitantes de las regiones inferiores
despiertan de su letargo y se enseorean del
mundo. Por eso el mal aparece con mucha ms
frecuencia de noche. De dnde proceden esos
demonios? Vemoslo.
En el curso de esos estudios nos hemos
referidos muchas veces a los luciferianos y
sabemos que bajo esa denominacin se
agrupan una categora de seres que, en el
tercer da de la Creacin, o sea en el periodo
anterior al actual, quedaron escindidos del
grupo a que pertenecan, que es el de los
ngeles. Los luciferianos son pues los
retardados de su grupo del tercer da, pero en
los dos primeros das de la Creacin tambin
hubo escindidos del grupo que hoy conocemos
como ngeles. Son esos escindidos de la
primera hora quienes se conocen con el nombre
genrico de demonios. Su grado de
retrogradacin no les permite realizar ninguna
funcin til en el universo, del mismo modo que
nuestros monos tampoco la realizan, siendo los
retardados de la oleada de vida humana en la
primera ronda evolutiva.
Esas entidades, resistentes en las regiones
inferiores del mundo de los deseos, no pueden
poseer un cuerpo fsico, pero su naturaleza
corrompida les pide sensaciones y placeres que
slo el cuerpo fsico de los hombres les puede
procurar. Son ellos los que se zambullen en los
cuerpos deshabitados, es decir, en aquellas
personas cuya voluntad est ausente, o que se
libran a ejercicios de relajacin, dejando sus
cuerpos desamparados y a la merced de este
tipo de intrusos.
Si la persona que realiza tales ejercicios se
encuentra altamente espiritualizada, si sus
vibraciones son altas, los demonacos no
pueden entrar en su organismo, pero si son
personas que vuelan bajo, o si sus cuerpos se
encuentran debilitados por la ingestin de
productos txicos o por abusos sexuales,
representan una puerta abierta para esa
categora de seres.
Igualmente fciles de penetrar son aquellos que
han abierto las puertas de su psique dejndose
hipnotizar o librndose a la mediumnidad, o bien
los que apelan a los habitantes del ms all
mediante cualquiera de los ejercicios y prcticas
conocidas. Una vez la puerta abierta, ser muy
difcil cerrarla y el nico mtodo eficaz para ello
consistir en elevar la vibracin del individuo,
rodendolo de luz por la noche y rezando a las
potencias celestiales y a sus ngeles
guardianes para que lo custodien durante la
noche.
Para el discpulo que ha entrado en el reino, su
sola presencia bastar para que el demonio se
vea obligado a abandonar su presa, no
pudiendo soportar su elevada vibracin.

59

Esas entidades demonacas no tienen sexo,

pero en las orgas sexuales pueden aparecer
indistintamente bajo uno u otro sexo para
complacer al mortal objeto de sus atenciones
En su modalidad masculina son conocidos con
el nombre de ncubos, y en su modalidad
femenina con el nombre de scubos.
11.- La resurreccin del hijo de la viuda de Nain
(Lucas VII, 11-17) constituye uno de los
episodios ms misteriosos y de ms hondo
significado esotrico de la vida de Jess. No
podra explicarse este episodio adecuadamente
con la sola referencia de la crnica evanglica.
Nuestros estudiantes ya saben que la muerte es
un proceso natural que tiene su origen en el
mundo de los arquetipos. Cuando la esencia
que esos arquetipos contienen se agota, se
produce la muerte. Sabemos que algunas
veces, cuando una persona ha de cumplir una
elevada
misin,
nuevas
esencias
son
derramadas en su arquetipo, y as su vida se
encuentra prolongada. Pero una vez agotada la
esencia arquetipal, la persona muere sin
remedio y no hay fuerza divina que pueda
resucitarla, a menos que esa muerte se haya
producido por accidente o suicidio, de manera
que la esencia arquetipal siga fluyendo. En tal
caso, s es posible devolver la vida, ya que la
muerte se debe a la ruptura del vaso que la
contena y existe en el universo ese botiqun
llamado Hochmah que contiene los elementos
necesarios para su reparacin. Pero en el caso
del hijo de la viuda de Nain, no se nos dice que
su muerte haya sido causada por un accidente,
no siento as debemos considerar este episodio
como meramente simblico y no real.
12.- La palabra Nain deriva de la palabra egipcia
Naja, que significa serpiente. En los antiguos
templos egipcios se conocan con tan nombre a
los Iniciados a los Misterios de modo que
cuando se nos dice que Jess fue a la ciudad
de Nain, debemos entender con ello que fue a la
ciudad de los serpientes, o sea a la de los
iniciados, que no es una ciudad fsica, sino una
ciudadela espiritual.
Sabemos por la leyenda masnica que Eva fue
seducida por Lucifer que se present a ella en
forma de serpiente y de esa unin nacera Can,
pero antes Jehov expuls del paraso a la
serpiente, de modo que el nio naci sin padre y
por ello recibi el sobrenombre de Hijo de la
Viuda. Ms tarde, Eva se juntara con Adn y de
esa unin nacera Abel, el hijo elaborado segn
las normas de la creacin.
Can y Abel representan los dos caminos que
conducen a la divinidad, el primero va por la va
del cerebro produciendo la comprensin de las
leyes activas en el universo; el segundo va por

la va del corazn y produce la iluminacin que

permite ver claro y saber sin comprender.
El primer camino, el de Can, se encuentra bajo
la direccin de los luciferianos, los cuales
actan desde el cerebro y la espina dorsal, cuya
forma alargada, como una serpiente, hizo que
aparecieran en el relato bblico bajo esta
denominacin. El segundo camino, el de Abel,
se encuentra bajo la direccin de los ngeles al
servicio de Cristo.
13 Esos dos caminos que ineludiblemente
debemos recorrer han sido representados en
forma de dos serpientes enroscadas en torno a
un caduceo, smbolo de Mercurio, adoptado por
los mdicos. En ese dibujo podemos ver que las
nueve espirales que las dos serpientes van
formando al entrecruzarse, desde la cola hasta
la cabeza, tienen nueve puntos de contacto y
otros nueve de separacin, en los que los
troncos de las serpientes se encuentran
enfrentados.
En esta representacin grfica vemos plasmado
el itinerario del alma humana en su despliegue
hacia la divinidad, pasando por etapas en las
que la razn se opone a la fe y otras en las que
la fe se opone a la razn, alternando con
estados intermedios en los que ambos valores
se concilian y colaboran. En el relato bblico,
ese itinerario se escenificar con la historia de
los hermanos enemigos, que vemos aparecer
sucesivamente en el Gnesis y en los dems
libros. Esos hermanos, que se combaten, se
reconcilian en un momento dado para volver a
separarse despus, representan el antagonismo
esencial del que va naciendo la conciencia.
En la vida social, esos dos caminos se conocen
bajo el nombre de catolicismo y masonera,
entendiendo por catolicismo todas las iglesias
universales de carcter exotrico, y por
masonera todas las escuelas universales de
carcter esotrico. Los primeros avanzan por el
camino de la fe que conduce a Cristo y los
segundos por el camino de la razn que
conduce al hijo de la viuda de Nain.
14.- Fe y razn deben alcanzar un punto en que
la fusin sea permanente; un punto en el que la
razn aportar la suprema inteligencia de los
mecanismos de la obra divina, y la fe aportar la
suprema sabidura que, iluminando las
conquistas de la inteligencia, permitir a sta
elevarse hasta niveles en los que, por s misma,
no puede penetrar porque pertenecen a los
misterios de la divinidad.
El Hijo de la Viuda que, como Cristo, no ha sido
generado por varn, sino engendrado por el
Demiurgo, por la semi-divinidad luciferiana, en
un estadio final, debe ser resucitado por la fe,
porque la fe es quien dispone de poderes para

60

resucitar lo que en nosotros se encuentra en

estado letrgico.
Por no haber comprendido el significado de esta
resurreccin, las escuelas esotricas y la iglesia
exotrica siguen an combatindose en
nuestros das y este combate conduce a la
destruccin de ambas, porque si esa
reconciliacin final y permanente no puede ser
protagonizada por las instituciones existentes,
stas debern desaparecer para dejar paso a
nuevas instituciones capaces de asumir la tarea
reconciliatoria. Pero esa tarea externa slo es
importante en la medida que representa la
reconciliacin interna de la cabeza con el
corazn del pensamiento con los sentimientos,
haciendo que ambos marchen unidos en la
edificacin de nuestra obra humana.
15.- As pues, la resurreccin del hijo de la viuda
constituye uno de los puntos claves de la obra
de Cristo. Despus de restablecer la salud de
los enfermos, no mediante ritos ni exorcismos,
sino con su sola presencia; es decir, despus de
haber establecido en nuestro interior la correcta
dinmica de las fuerzas que propulsan nuestro
organismo -puesto que esos mltiples enfermos
son tambin smbolo de las mltiples
perturbaciones actuantes en nuestra entidad
fsica-, despus de haber arrojado de nosotros
todos los demonios que manipulaban nuestros
rganos, Cristo resucita la Razn, el
Entendimiento, la Comprensin. Resucita todo
lo que tuvo que morir para que la fe pudiera
ocupar todo nuestro espacio humano y
manifestarse con la fuerza necesaria como para
ser redentora.
Hemos visto en el sermn de la montaa que
Cristo enalteci a todos los postergados de la
antigua ley y arremeti contra ella, advirtiendo,
sin embargo, que vena a cumplirla y no a
abolirla. Al acceder al reino promulgado por
Cristo, es preciso que su fuerza, la del amor, la
fe, la sabidura, ocupe todos nuestros espacios
internos, barriendo en nosotros lo que antes era
obediencia a unos principios impuestos desde el
exterior para que pudiramos convertirnos en el
principio mismo. As los valores antiguos
desaparecen para dejar espacio a los nuevos
valores.
Pero cuando esa limpieza general ha tenido
lugar, el corazn debe compartir su reino con el
cerebro, debe resucitar al hermano muerto, que
esta vez no es Abel, sino Can. Nos dice Lucas
en su relato que la resurreccin del hijo de la
viuda tuvo lugar el da siguiente de haber bajado
de la montaa en que pronunciara su clebre
sermn ante sus discpulos, o sea, antes de
iniciar realmente su obra, en los preliminares.
Cristo incorpor a la vida, a su vida y a su obra,
al hijo de la viuda, de modo que su enseanza
ira dirigida a la cabeza y al corazn, uniendo en
un abrazo fraternal al hijo del agua y al hijo del

fuego, o sea, a los elementos enemigos, sin

cuya cooperacin el proceso creativo no puede
prosperar.
16.- Nos dice la crnica sagrada que esa
resurreccin fue llevada a cabo en presencia de
todos sus discpulos y de una multitud. Esto
significa que el hijo de la viuda resucit en sus
discpulos y en muchos ms seguidores de
Cristo. O sea, que a quienes siguen la vida
cristiana, la enseanza ha de llevarlos a
contemplar en ellos, en su naturaleza interna, la
resurreccin del hijo de la viuda, es decir, ha de
llevarlos a comprender la leyes del universo y a
conocer a fondo su dinmica.
Es muy importante retener esta parte de la
Enseanza, precisamente porque, como
decamos no ha sido retenida por el cristianismo
sociolgico en su despliegue histrico, ni por los
exotricos ni por los esotricos, y as vemos
enseanzas pretendidamente esotricas que
excluyen toda referencia a la fe y, por otra parte
tenemos
obras
insignes
de
msticos
pretendidamente cristianos que lo basan todo
en la fe, rechazando y an combatiendo una
razn en la que ven al gran enemigo. La fe sin
razn ha conducido al abandono de los valores
morales, que expresan a nivel de conducta las
leyes eternas, porque la fe no ha sabido
explicarlos. Y la razn sin la fe, sin esa parte de
sabidura-amor adscrito a ella, ha conducido a
la edificacin de un mundo pretendidamente
utilitario y que slo se sostiene a corto plazo,
porque nada puede subsistir por mucho tiempo
en el universo si no lleva dentro una buena
dosis de fuerza creadora, de esa materia prima
que en trminos filosficos se conoce con el
nombre de sabidura-amor, elaborada por ese
centro de vida llamado Hochmah.
17.- Nada nos dicen los Evangelios sobre la
vida de ese hijo de la viuda resucitado. En
cambio, si nos informa de su suerte la leyenda
masnica que explica que ese hijo de la viuda
era una reencarnacin de Hiram Abiff, el
arquitecto del templo de Salomn asesinado por
tres de sus obreros traidores, con la complicidad
del propio Salomn, celoso por los favores de
que gozaba el arquitecto por parte de la reina
de Saba, smbolo del alma de la humanidad.
Salomn habiendo sido la encarnacin anterior
de Jess, resulta coherente que sea l quien lo
resucite, se encontraban as de nuevo los
protagonistas del drama del Templo, que ya
anteriormente haban actuado juntos como Can
y Abel a escala de prototipos; como Esa y
Jacob, como Moiss y Aaron, como Salomn e
Hiram, y ahora como Jess y el Hijo de la
Viuda, que tomara despus el nombre de
Christian Rosenkreutz y, al frente de la orden
mstica de los Rosa-Cruces, que nada tiene que

61

ver con las pretendidas rdenes que en el

mundo fsico se han puesto ese nombre, llevara
la direccin de todas las escuelas esotricas e
iniciticas que, sin objetivos comerciales, van
apareciendo en occidente.
Can-Esa-Moiss-Hiram-Rosenkreutz
constituyen pues el camino de la razn, y
rectificamos aqu lo dicho en algn lugar de
nuestros cursos de que Moiss fuera la anterior
encarnacin de Salomn. Fue Aaron, su
hermano, quien sera ms tarde el ms sabio de
los
reyes.
Abel-Set-Jacob-Aaron-SalomnJess constituyen el camino de la fe.
18.- As pues, Cristo iniciara su obra redentora
con el hijo de la viuda, dando una enseanza
exotrica y esotrica a la vez, y muchas veces
dira quien tenga odos, que oiga y quien
pueda comprender, comprenda, indicando con
ello que de sus palabras se desprenda otro
significado ms all del aparente, un significado
oculto que era preciso sacar a la luz. Sin
embargo, en el desarrollo histrico de su
doctrina, las dos enseanzas se dividiran y se
enfrentaran, tomando Christian Rosenkreutz la
direccin de la escuela esotrica, y el propio
Jess -no Cristo sino Jess- dirigira las iglesias
exotricas. As lo exiga la necesidad de
antagonismo que tienen an los hombres; pero
ahora cuando la humanidad va llegando a la
cabeza de las dos serpientes enroscadas, el
Hijo de la Viuda y Jess trabajan de nuevo al
unsono y de esa colaboracin nacer la Iglesia
Unitaria, en cuyo establecimiento nosotros
estamos trabajando, y en la enseanza
dispensada por esa Iglesia, los hombres
adquirirn el Conocimiento de las Leyes del
mundo y encontrarn la Sabidura que Cristo
vino a suministrarnos.
Cuando esta nueva Iglesia arraigue en el
mundo, la divisin de poderes en temporales e
intemporales cesar y los estados sern
gobernados por un rey y sumo sacerdote a la
vez. Las leyes civiles sern entonces la copia
perfecta de las leyes csmicas y los hombres
habrn cesado de luchar contra la estructura
universal.
19.- Dice la crnica (Lucas VII, 16-22) que
despus de haber realizado ese prodigio, el
renombre de Jess se extendi por toda Judea
y pases limtrofes. Juan habiendo sido
informado de esas cosas por sus discpulos,
envi dos de los suyos a preguntarle. Eres t
el que debe venir o debemos esperar a otro? A
este interrogante Jess respondi con la
curacin de varios enfermos, la devolucin de la
vista a unos ciegos y la expulsin de demonios,
respondiendo a los mensajeros de Juan. Id a
decirle a Juan lo que habis visto y odo: los
ciegos, ven; los cojos, andan; los leprosos, son

purificados; lo sordos, oyen; los muertos,

resucitan y la buena nueva es anunciada a los
pobres
Juan era el ltimo eslabn de un Camino, de
una Columna, y Jess el iniciador de otro
Camino, el que, por la Fe, conduce al Padre.
Siendo ambos muy prximos -eran parientesJuan no saba si Jess era o no el que l
anunciaba, porque el presente ignora el porvenir
que sin embargo anuncia. Cuando ese porvenir
se establece, el presente muere, y as ocurri
con Juan, cuando sus discpulos le confirmaron
que Jess era el esperado.
Existe una relacin estrecha entre Juan y el hijo
de la viuda de Nain resucitado por Cristo,
porque en ellos vive el mismo espritu, y as
vemos que la Masonera que, como hemos
dicho, representa el camino de la razn, celebra
su fiesta anual por San Juan, el 24 de junio.
Vemos as que Juan es el precursor de Cristo,
es su pariente ms prximo, an sin conocer su
autntica naturaleza. Ese precursor muere
decapitado para que sobre sus hombros pueda
ser colocado, simblicamente, el busto de Cristo
y constituirse en un slo hombre de Fe y de
Razn. Luego, tras esa muerte, Cristo resucita a
Juan en la persona del hijo de la viuda de Nain,
que ejercer su ministerio con el nombre de
Christian Rosenkreutz.
20.- Jess da como prueba de que l era el que
Juan esperaba, la curacin de los enfermos y
sta es la prueba, permanentemente vlida,
para nosotros y las generaciones que nos sigan.
Es decir: habremos alcanzado el nivel crstico,
habr nacido en nosotros y se habr
desarrollado el nio inmaculado cuando
consigamos llevar una multitud a la enseanza
de la ciencia del Amor y cuando esa multitud se
vea restablecida de sus males.
No confundamos este restablecimiento natural
producido por el mero hecho de haber entrado
en el reino de la perfeccin, con las prcticas
del curanderismo ms o menos estipulado, No
por abrir un gabinete de curanderos y conseguir
curaciones habr nacido entre nosotros la
personalidad crstica. Tal como se ha explicado
ya, el curandero es el intermediario entre la
fuente curativa y el paciente, mientras que al
acceder a la personalidad crstica, uno mismo
se convierte en Fuente y realizamos las
funciones de Hochmah por ser Hochmah
nosotros mismos.
21.- Antes de despedir a los discpulos de Juan,
Jess pronuncia una frase enigmtica. Dice:
Bienaventurados aquellos para los cuales no
ser una ocasin de cada! Qu quiso decir?
En los primeros tiempos del cristianismo
muchos fueron los que cayeron por Cristo, y
ahora se los venera como santos. Sufrir martirio

62

por Cristo ha sido considerado por la Iglesia

como una prueba de cristiandad y un
merecimiento de gloria eterna, y, sin embargo,
Cristo llama bienaventurados a los que no
caen por l. Cmo puede entenderse esto?
En el capitulo de las bienaventuranzas (ver
Leccin 4), hemos visto que Jess inclua a los
perseguidos por la justicia y por su propia
causa, y aqu parece que los bienaventurados
son los que no caen por l.
La aparente contradiccin queda aclarada si
consideramos el itinerario humano antes de
entrar en el reino y despus de haber entrado
en l. Antes, tenemos al rey Herodes
permanentemente movilizado para matar al
nuevo rey que ha de derrocarlo. Cuando
llamaba bienaventurados a los perseguidos, se
refera a los que se encuentran en los ltimos
lazos de la montaa del mundo material, como
ese propio Juan, ante cuyos discpulos hablaba.
Son bienaventurados porque se encuentran en
las proximidades del reino. Pero si ya han
penetrado en l, si ya han llegado al dominio de
la eterna luz, ya no han de sufrir cada alguna:
todos los peligros han sido sorteados y el
peregrinaje y los avatares humanos han
terminado.

22.- En el reino del Padre no hay vctimas,

nadie sufre martirio por la fe, ni la pureza sufre
violaciones; nadie, absolutamente nadie es
arrojado a las fieras ni perseguido. Los mrtires
y santos del cristianismo eran hombres y
mujeres que no haban llegado an al reino y
que tenan deudas pendientes con un mundo
que se las reclamaba con violencia como
condicin indispensable para dejarlos salir de l.
Si Cristo representa una ocasin de cada para
un ser que se reclama de su nombre, es que no
ha llegado an a ser lo que aspira a ser y se
encuentra en el universo inseguro en el que
cada causa conlleva su inevitable efecto.
Cuando hayamos llegado al Paraso, cuyas
puertas vino Cristo a abrirnos, tambin como l
bajaremos voluntariamente para dar a
nuestros hermanos la vida sensorial impresa en
nuestra sangre. Pero ese acto de amor ser
voluntario y nada ni nadie nos lo exigir.
Cristo vino a morir por los hombres, a fin de
que, gracias a su sacrificio, que ya hemos
explicado y al que volveremos en su momento,
pudiramos acceder al reino de la felicidad,
pero Cristo no exige en ningn momento que
nosotros muramos por l. Si lo hacemos, es
seal de que todava no hemos alcanzado su
reino.

Preguntas:
1.- Qu es lo que produce la lepra?
2.- Cules son los requisitos indispensables para obtener una curacin milagrosa?
3.- Por qu nuestro primer trabajo ha de consistir en levantar a nuestros familiares?
4.- Di lo que has comprendido sobre la resurreccin del hijo de la viuda de Nain.
5.- Cul ser para nosotros la prueba de que hemos alcanzado la naturaleza crstica?

ANEXO A LA LECCIN 7
En esta leccin dedicada a las curaciones ha quedado ya muy claro que si la personalidad crstica
ha penetrado en nosotros, si el nacimiento mstico se ha producido, no nos ser necesario emplear
ninguna tcnica de curaciones, porque seremos nosotros mismos una mquina de curar y bastar que
los dems se acerquen a la doctrina cristiana que representamos para que queden curados. Pero como
Cristo es aun para nosotros una meta lejana, si queremos cumplir su mandato: Id por el mundo y
curad, deberemos hacerlo segn las normas pre-cristianas.
A este efecto, damos aqu las instrucciones necesarias para que nuestros estudiantes puedan
curar. Todos somos trasmisores de energas y todos podemos, si nuestra voluntad est dispuesta para
ello, desbloquear las energas curativas concentradas en Hochmah para proyectarlas sobre los cuerpos
enfermos. Que estas fuerzas curativas puedan o no penetrar en los cuerpos, es algo que ya no depende
de nosotros, sino del estado energtico del paciente. Si ese paciente practica el amor al prjimo, es
decir, si se producen vacos en los depsitos correspondientes a Hochmah que hay en l, ser posible
rellenarlos con nuestras proyecciones. Si no hay en l espacios libres, la energa curativa circular por el
universo y se incrustar en quien pueda absorberla, de modo que si no beneficia a la persona a que nos
dirigimos, otros la captaran.

63

La capacidad de curar es algo que se desarrolla con la prctica, como todo en este mundo. La
Voluntad de curar planta las semillas de las futuras curaciones, la persistencia de esa voluntad cura
nuestras propias enfermedades y, una vez salvadas estas etapas, la capacidad de curar a los dems
nos es dada, como intermediarios, ya que para ser fuentes curativas deberemos alcanzar la naturaleza
crstica. Pasemos pues a las instrucciones de orden prctico.

Recepcin de enfermos
Debis recibir al enfermo en vuestro hogar. La casa en que vive, es la casa de la enfermedad,
puesto que est enfermo, y vuestra casa representar la casa de la salud. Slo cuando el enfermo no
pueda desplazarse se harn las curaciones en su propia casa y siempre -de ser posible- en el saln,
fuera del dormitorio en que se encuentra recluido.
Al recibir al enfermo, tomadlo por los dedos y conducidlo as al lugar en que debe sentarse. Pedidle
que os describa su mal y despus de haberlo escuchado, debis decirle, con voz muy suave y tranquila,
que todo mal procede de antiguos errores, que todos hemos cometido en el curso de nuestro vivir. Pero
que hay en el universo una fuente de la que mana la eterna salud. Cuando el agua viva de esa fuente ha
cado sobre nosotros, nuestro organismo vuelve a funcionar de acuerdo con la ley divina, y la
enfermedad, debida a un mal funcionamiento de los rganos, desaparece.
Explicadle que no todo el mundo tiene acceso a esa fuente de la eterna salud, pero que Dios ha
guiado sus pasos hacia ella, puesto que lo ha conducido a vuestra presencia, donde esa fuente manar
para l o para ella.
Si la persona est asustada, porque los mdicos le han dicho que su mal es incurable, poned sus
manos fraternalmente en sus hombros y decidle que es incurable para los mdicos, pero no para Dios, y
que la fuerza curadora divina disuelve las enfermedades cualesquiera que sean. Si Cristo resucit a
Lzaro, ms fcil ha de serie curarle a l, que est vivo.
Dicho esto, le pediris que cierre los ojos y que piense que la bondad Divina cae sobre l como una
lluvia que roca todo su cuerpo. Dejndolo en esta situacin, te retirars ante un crucifijo o una imagen
de Cristo y, en voz baja, con la mano izquierda sobre el pecho y la mano derecha y el brazo extendido
hacia arriba, pronunciars la siguiente
Plegara
Padre Eterno del Universo.
Haz que la fuente divina del amor se derrame por tu costado derecho y disuelva los pecados de tu
siervo (pronunciar el nombre del enfermo) aqu presente para implorar tu Gracia. Restablece, Seor, las
corrientes en su cuerpo y purifica su alma.
Es un favor que te pido en su nombre y tambin en su nombre te doy las gracias por tu infinita
bondad.
Os acercaris de nuevo al enfermo para proceder a la imposicin de manos o masaje de la parte
enferma. Terminaris alzando la mano derecha al cielo y como si tomareis de l puados de virtud, la
esparciris despus por todo su cuerpo, tocndole con la mano derecha la cabeza y bajando la mano
sobre sus hombros y sus brazos. Este gesto ha de ser repetido tres veces. La primera diris Padre
Eterno del Universo, que tu voluntad se instaure en esta tierra.
La 2 diris: Que el amor de Cristo inunde esta carne, purificndola.
La 3 diris: Que el Espritu Santo establezca en este cuerpo su perfecta ley.
Seguidamente lo rociaris con agua bendita, mediante el hisopo y untaris la parte enferma con los
sagrados leos, cubrindola con un algodn y un esparadrapo. Le diris al enfermo de no quitrselo
hasta la prxima sesin, que ser al cabo de siete das. Lo haris volver cuatro veces, o sea, por
espacio de cuatro semanas, Seguidamente le haris rezar un Padrenuestro sin ave-maras. Lo
conduciris hasta la puerta tomndolo por la punta de los dedos, como al entrar, evitando los saludos
profanos.
Tanto el agua como el aceite son elementos regidos por Hochmah, o sea, portadores de sus virtudes. El
leo sagrado debe ser suministrado al enfermo con los dedos pulgar e ndice, que corresponden a
Venus y a Jpiter, o sea, representan la columna de la derecha. Esos son los dedos que deben ser
untados en el tarro del leo.
Preparacin del aceite

64

El leo sagrado, que guardaris en un tarro o en un frasco, debe ser preparado previamente.
Utilizaris aceite de oliva muy puro, que haris hervir en un cazo con una pizca de mirra aromtica, otra
pizca de cinamono aromtico, un poco de caa aromtica y otro poco de casia, ingredientes todos que
pueden encontrarse en las herboristeras. Hervir todo durante tinos minutos, dejarlo enfriar, pasarlo por
un colador y conservar el leo en un recipiente apropiado.
Esta operacin debe hacerse un domingo y durante las dos primeras horas de luz solar. Cuando el
aceite empieza a hervir, levantaris las dos manos al cielo, tan altas como podis y pronunciaris la
siguiente
Plegaria
Padre Eterno, Dios Uno que extiendes tu voluntad a todo el universo: Te pido, Seor, que de tu
costado derecho se derramen las virtudes curativas sobre este aceite que, por tu divino nombre se
convertir en sagrado. Puedan por l ser perdonados los pecados de los hombres que se acercan a tu
morada.
Puedan por l emanar las virtudes en aquellos que tu divina Gracia ha tocado.
Bendito seas, Padre Eterno, por enderezar lo que est torcido, por restituir la salud a los cuerpos
enfermos.

Bendicin del agua

El agua utilizada en las curaciones ser de manantial y lo ms pura posible, procedente de altas
cumbres. La ceremonia de bendicin se realizar igualmente en domingo y a la primera hora. Pondris
el agua en un recipiente y con la mano izquierda sobre el pecho y el brazo derecho levantado, recitaris
la siguiente
Plegaria
Cristo, Seor del amor, que por tu bondad resucitan los muertos, te pido que derrames las esencias
de Hochmah sobre estas aguas que han de convertirse en virtud de tu nombre, en las aguas dulces y
puras con las que restituir su pureza a los enfermos.
Derrama, Seor, tu amor sobre ellas, derrama tu bendicin, para que puedan ser las aguas vivas,
manantial de eterna salud.
Bendito seas, Cristo Seor, por traernos la salud y la vida.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 8

1.- Juan nos refiere en su crnica (11, 13-17)

cmo Jess, habiendo fabricado l mismo un
ltigo con cuerdas, arroj del templo a los
mercaderes. Se trata de un hecho simblico, ya
que en la naturaleza crstica, que es todo amor,
no cabe el que de pronto se convierta en

Superman y la emprenda a latigazos con sus

semejantes.
Dice la crnica que cuando esto sucedi, la
Pascua estaba prxima y que por ello Jess
subi a la ciudad santa de Jerusalem.
La Pascua significaba para los judos la
conmemoracin de la salida de Egipto, cuando

65

el pueblo elegido, guiado por Moiss escap al

yugo del Faran, despus de que el cordero
divino hubiese derramado su sangre sobre la
puerta de los habitantes de Israel para salvarlos
del ngel de la muerte.
En la Pascua cristiana, es el propio Cristo el que
derrama su sangre para salvar al nuevo pueblo
elegido formado por aquellos a quienes el
Padre, a travs de Cristo, ha llamado.
Este episodio simblico nos ensea que al
aproximarnos a la Pascua debemos arrojar a los
mercaderes de nuestro templo interno, y
esparcir por el suelo sus monedas y sus
estructuras comerciales, soltando las bestias
para que se dispersen y vuelvan a su recinto
natural.
En el ciclo anual, la Pascua tiene lugar en el
plenilunio de abril, cuando el Sol se encuentra
en Aries y la Luna en Libra, que es cuando se
derrama simblicamente la sangre del cordero
divino, puesto que el signo de Aries est
simbolizado por un cordero.
La Pascua se aproxima cuando el Sol atraviesa
el signo de Piscis que, como saben nuestros
estudiantes, marca el periodo anual en que los
deseos deben ser expulsados de nuestro
interior para quedar limpios de ellos. En el
lenguaje simblico, los deseos son las bestias
encerradas en nuestra naturaleza humana, es
decir, en nuestro templo. La Cuaresma, con su
ayuno ritual, tena por objeto ayudar a los
hombres a expulsar de sus templos internos a
las bestias que se haban alojado en ellos, y
Jess realiza simblicamente este gesto,
anunciando una dinmica que todos debemos
protagonizar.
2.- Por otra parte, la expulsin de los
mercaderes del templo seala la necesidad de
separar lo sagrado de lo profano. En el signo de
Piscis, que el Sol ilumina cuando la Pascua se
acerca, se produce una elevacin de los
sentimientos y el alma busca y descubre la
divinidad que quizs haba perdido al transitar
por Escorpio, que representa la etapa anmica
anterior a Piscis. Ese redescubrimiento de lo
divino en los sentimientos conduce fcilmente a
su sacralizacin; es decir, a considerar que los
sentimientos son sagrados y que, como tal,
deben ser respetados y venerados. Si en el
lenguaje simblico, los deseos son las bestias
internas, ese proceso de sacralizacin de los
deseos corresponde al acto de meter las bestias
en el templo.
Pero los deseos no pueden entrar en nuestro
mundo sagrado sin profanarlo. Actualmente, la
humanidad vive con las bestias en el templo y
vemos cmo las leyes que elaboran y aprueban
nuestros
polticos
proceden
de
una
sacralizacin de los sentimientos. La Ley del
Divorcio, por ejemplo, es una ley que aprueba el
sagrado deseo de desunirse. Cuando alguien

dice: Tengo el derecho de disponer libremente

de mi cuerpo, est sacralizando sus
sentimientos, elevndolos por encima del nivel
en que deberan moverse y el legislador,
recogiendo ese sentimiento sacralizado, dicta la
ley del aborto, que da a la sociedad el derecho
de suprimir la vida antes de que adquiera una
forma fsica. Hoy vivimos bajo una legislacin
dictada
casi
exclusivamente
por
los
sentimientos, a los que se ha reconocido una
dignidad que, por su rango, no les corresponde.
La corriente crstica, cuando aparece en nuestra
naturaleza interna, pone fin violentamente a ese
desorden y las cosas vuelven a su cauce.
3.- Cuando lo sagrado y lo profano se mezclan,
como sucede actualmente en nuestra sociedad,
la confusin aparece. En su estado natural, lo
blanco y lo negro se reconocen perfectamente,
pero cuando lo blanco blanquea lo negro y
cuando lo negro se diluye sobre lo blanco,
aparecen tonalidades que dificultan mucho el
reconocimiento de lo que primigeniamente era
de un color o de otro. Entonces ocurre que lo
malo parece lo bueno y viceversa.
La Astrologa profana nos dice que el signo de
Piscis rige los grandes almacenes, como
genuinos representantes de un vasto mercado
en el que se encuentra de todo. Esto
corresponde a las funciones exteriorizadoras de
los sentimientos que Piscis tiene. En efecto,
nuestro mundo sentimental es lo ms parecido
a un mercado, dado el mltiple inters que
suscitan en nosotros las cosas que nos
penetran por la va de los sentidos. Ese
mercado pisciano debe desacralizarse, debe
desarrollarse fuera del templo, fuera del edificio
de la espiritualidad que estamos construyendo.
En otras palabras: debemos desapasionarnos.
Nuestros sentimientos han de colaborar en la
construccin de nuestro edificio psquico desde
fuera, no desde dentro. En nuestra naturaleza
sentimental, las leyes eternas aparecen
reflejadas como los edificios en un ro, al revs,
y si esa naturaleza sentimental se superpone a
las estructuras csmicas, ser como si un
edificio recto y otro al revs trataran de fundirse
en un slo: el resultado sera una grotesca
confusin
La proximidad de la Pascua debe inducirnos a
poner fin a nuestra confusin interna. Debemos
separar los sentimientos que emanan de
nuestra naturaleza emocional, de los sagrados
principios que emanan de nuestro Ego. Los
sentimientos deben estar al servicio del Ego, es
decir, de nuestro Dios interno, poniendo el
enorme caudal de fuerza fecundadora que
conllevan al servicio de lo sagrado, sin
confundirse, sin revestirse ellos mismos con la
tnica sagrada que les conferira una
inmortalidad que los sentimientos no deben
tener. Los sentimientos deben morir y renacer

66

mil veces y no perpetuarse e instituirse en leyes

que rijan nuestra organizacin interna y que se
reflejan despus en la vida social mediante
leyes defendidas por el aparato del Estado.
4.- As pues, sacar las bestias de nuestro
templo interno y expulsar de l a todos los
mercaderes que se hayan instalado ha de ser
una de las tareas a llevar a cabo por el hombre
cristiano. Y hacerlo de la manera que lo hizo
Cristo, ya que de otra forma no dar resultado:
violentamente. Si nuestro Cristo interno no
acta con fuerza, las bestias y los mercaderes
no se movern. El Cristo que vive en nosotros,
el que ha promulgado las reglas de conducta
que figuran en el Sermn, el que ha restablecido
el funcionamiento de las corrientes internas,
consiguiendo la salud, ha de ser capaz ahora de
hacerse un ltigo y emprenderla a bastonazos
contra los sentimientos infiltrados en las
estructuras sagradas.
Vemos as que la corriente crstica se ir
manifestando en nosotros sucesivamente,
siguiendo un orden que aparece reflejado en los
Evangelios: Cristo nace; los tres Magos de
Oriente, que representan una tendencia lejana
de nuestros tres cuerpos, lo reconocen; el nio
crece lejos del reino de Herodes, el seor que
gobierna en nuestra psique, y as esa fuerza va
penetrando en nuestra vida, primero en el
aspecto terico y doctrinal, para establecerse
poco a poco con mayor firmeza. La expulsin de
los mercaderes del templo, con todas sus
bestias, corresponde a la etapa en que Cristo
pone orden en los sentimientos, designndoles
el lugar que con toda justicia deben ocupar.

amanecer, bajo el dominio de los signos de

tierra.
De acuerdo con este cmputo, Piscis rige las
dos horas ltimas de luz solar y las bestias
deben salir de nuestro cuerpo, porque si
permanecen en l, su fuerza ser utilizada por
los poderes de las tinieblas, que inician su
actividad en el mundo cuando la luz del Sol se
va.
Ese sacrificio ritual de los deseos, se exterioriza
bajo el aspecto de las corridas de toros, en las
que vemos cmo las bestias son sacrificadas
por el hombre con vestido de luces, smbolo de
la personalidad espiritual, justo antes de que la
luz del Sol descienda bajo la tierra.
Esa corrida de toros debe tener lugar todos los
das en nuestra naturaleza interna. Los deseos
que nuestra jornada alienta, deben morir con la
luz del da. No debe quedar en nosotros fuerza
emotiva al ponerse el Sol, ya que a partir de ese
momento, la luz estar dentro de nosotros y no
fuera, y si esa luz calienta los deseos en vida,
les dar un relieve y un protagonismo que no
debieran tener, y ser entonces cuando esos
deseos se convertirn en sagrados y
movilizarn nuestras fuerzas espirituales para
cumplirlos por encima de todo.
Si cada da matamos los deseos, evitaremos
que stos se introduzcan en nuestro templo y
de esta forma Cristo no tendr que expulsarlos.
Por ello este episodio, que aparece en el
Evangelio de Juan, no figura en los dems
evangelios, ya que esa expulsin se produce
tan slo en el caso de que las bestias hayan
penetrado en el templo. Ni que decir que este
es el caso del hombre en su estado evolutorio
actual.

5.- Este trabajo debemos llevarlo a cabo todos

los aos en la proximidad de la Pascua, o sea,
en la poca de Cuaresma. El ayuno, del que ya
hemos hablado en un captulo anterior, ser el
ltigo que permitir esa expulsin. Los deseos
saldrn por la ventana de Piscis, arrojados con
fuerza por la espiritualidad triunfante, una
espiritualidad que el ayuno har fuerte, al
tiempo que convierte los deseos en
claudicantes, como esos mercaderes que no se
atrevieron a defenderse de la divinidad
atacante.
Pero en el ciclo diario hay tambin un periodo
cuaresmal, en el curso del cual debemos arrojar
las bestias de nuestro templo humano. Es el
periodo que precede la hora crepuscular y que
est regido por Piscis. Nuestros estudiantes ya
saben que las horas que van del amanecer al
medioda estn bajo el dominio de los signos de
fuego; las que van del medioda a la puesta del
Sol, estn bajo el dominio de los signos de
agua, las que van de la puesta del Sol a
medianoche se encuentran bajo el dominio de
los signos de aire, y las de medianoche al

6.- Nos dice la crnica sagrada que los judos

tomaron la palabra y le dijeron: Qu milagro
nos muestras t para actuar de ese modo? Y
Jess respondi: Destruid este templo y en
tres das lo levantar. Los judos replicaron:
Han sido necesarios cuarenta y seis aos
para edificarlo y t en tres das lo levantaras?
Pero Jess hablaba del templo de su cuerpo, y
sus discpulos, aade el cronista, recordaran
sus palabras despus de su muerte, cuando al
tercer da resucit.
Vemos aqu con bastante claridad que no fue de
un templo fsico de donde Jess expuls a los
comerciantes, sino de un templo espiritual.
Cuando los judos hablan de los cuarenta y seis
aos que se tard en edificarlo, se refieren a las
letras del alfabeto hebraico Mem y Vav, ya que
el valor de Mem es cuarenta y el de Vav es seis.
Y cuando Cristo habla de tres das, est
refirindose a la letra Ghimel, cuyo valor es tres.
Los judos le dicen que edificar aquello les cost
un Mem y un Vav y Cristo los responde que l lo
edificara en un Ghimel. Qu es lo que
debemos entender aqu?

67

Aquellos de nuestros estudiantes que han

estudiado las letras hebraicas saben ya que el
Mem es la fuerza que abre el cuarto ciclo
elemental, el de tierra, regido zodiacalmente por
Capricornio y sefirticamente por Hesed en su
segundo ciclo, en el cual interioriza el deseo, lo
convierte en una institucin. El Vav pertenece
zodiacalmente a Escorpio y sefirticamente a
Tiphereth. A travs de Escorpio hace que el
amor arraigue en nosotros mismos a travs de
Tiphereth transmite la luz al universo entero. El
Vav es el agente fecundador y, al estar aqu en
relacin con el Mem, lo que transmite es la
fuerza material. El templo de Men-Vav es pues
el de los deseos instituidos, materializados,
convertidos en edificio vivo y en centro
fecundador de todo un universo, institutor de un
modelo de sociedad.
En cambio el templo del Ghimel, que propona
Jess, es el del Padre, puesto que a travs de
esa letra, la voluntad de Kether se exterioriza
gracias a las fuerzas cristalizantes de Binah.
Despus de su muerte, cuando el cuerpo
material regido por el Mem se disolvi, a los tres
das, bajo la regencia del Ghimel, Jess
reapareci para expresar la voluntad del Padre.
7.- Mientras estaba en Jerusalem para celebrar
la Pascua, dice la crnica (Juan II, 23-25) que
muchos creyeron en su nombre al ver los
milagros que haca. Pero Jess no se fiaba de
ellos porque los conoca por dentro.
Se describe as la situacin de muchos que,
durante la Pascua, mientras Jess se encuentra
en su ciudadela, es decir, mientras el Sol
atraviesa el signo de Aries, creen de pronto en
la fuerza interna que penetra en su ciudadela
psquica. Pero tratndose de un trnsito
pasajero, su fe se desvanece cuando el Sol
entra en Tauro. Lo importante es que la
naturaleza crstica permanezca en nosotros
definitivamente porque halla en nosotros la
morada que necesita, porque encuentra ese
templo-Ghimel edificado en tres das, en lugar
del templo Mem-Vav donde moran las bestias y
los mercaderes.
8.- Pasada la Pascua, el Sol entra en el signo
de Tauro y en l vemos la naturaleza renacer de
su letargo invernal. El cronista nos dice que en
esa poca, un fariseo, un viejo hombre rico
llamado Nicodemo, doctor en leyes de Israel,
fue una noche a ver a Jess porque buscaba el
conocimiento del Reino a venir. (Juan III, 1-21)
Ya hemos dicho que los signos de tierra, a los
que pertenece Tauro, reinan de noche y, por ser
la tierra el cuarto y ltimo ciclo, representa a ese
hombre viejo que empieza a preocuparse por
ese Reino a venir, representado por Aries y que
reaparece despus de la etapa de Virgo.

En Tauro, nuestra antigua naturaleza, cargada

de experiencias, rica por haber bregado mucho,
se acerca a la espiritualidad con la esperanza
de encontrar la solucin que le permita, sin
abandonar sus posiciones, entrar en el nuevo
Reino. Jess le propone como frmula nacer de
nuevo. Cmo hacerlo retornando al seno de
la madre?, le pregunta Nicodemo. No se trata
de nacer de nuevo en la carne, explica Jess
sino de nacer en agua y en espritu, es decir,
reconstruir la personalidad emotiva y hacer que
el Ego, que es nuestro yo espiritual, tome el
mando de nuestro vehculo fsico. Cuando esto
se produce, brotan en nuestra naturaleza
corporal las flores de una eterna primavera, de
igual modo que en los rboles viejos reverdece
la vida.
9.- Si un hombre no nace de nuevo, no puede
ver el reino de Dios, le dice Jess a Nicodemo.
Es decir, la espiritualidad no es algo que
podamos conquistar por la va de la cultura y del
estudio. Al contrario, la cultura nos aleja del
Reino, por cuanto representa un acopio de
datos tendientes a dar coherencia al mundo
material en que vivimos, sin necesidad de
integrar en l los mundos espirituales que lo
alimentan y permiten su existencia. Para ver los
mundos esenciales, los que suministran la
esencia, es preciso nacer en ellos y seguir todo
el itinerario que se ha seguido para aprender las
cosas del mundo material. Entonces los
contornos de ese mundo irn apareciendo y
podremos
contemplarlos
con
toda
su
coherencia, del mismo modo que contemplamos
el mundo fsico. Ese nuevo nacimiento formar
en el hombre los rganos de percepcin
adecuados para poder ver, or, sentir, etc., esos
otros mundos. Ese nacimiento en agua y en
espritu, o sea, en el mundo del deseo y en el
del pensamiento, puede tener lugar a cualquier
edad, tanto en el hombre viejo como en el
joven.
10.- Lo que ha nacido de la carne, es carne, y
lo que ha nacido del espritu, es espritu. No te
extrae que haya dicho que es preciso nacer de
arriba, ya que cuando el viento sopla, tu oyes el
susurro de las hojas en los rboles, pero no ves
el viento, ni de dnde viene ni adnde va. Con
los ojos de la carne no se pueden apercibir las
manifestaciones del espritu y, sin embargo, si
se puede efectivamente discernirlo, sigue
diciendo Jess.
En efecto, los mundos espirituales no pueden
verse con la mirada fsica, pero s pueden
percibirse los efectos que producen sobre la
realidad material, del mismo modo que se ven
los efectos del viento, sin que el viento mismo
aparezca a la vista. Puede alguien negar la
existencia del viento, tan slo porque no se ve?

68

11.- Qu hay que hacer para nacer de nuevo?,

pregunta Nicodemo, y Jess se extraa de que
siendo un educador de Israel, ignore estas
cosas. Los que conocen las realidades del
espritu -dice- tienen el deber de revelar estas
cosas a los que disciernen solamente sus
efectos en el mundo material. Pero si te hablo
de las verdades celestes, me creers?
Decimos lo que sabemos y rendimos testimonio
de lo que hemos visto y vosotros no recibs
nuestro testimonio. Si ya no creis cuando se os
habla de cosas terrestres, cmo creeris
cuando se os habla de cosas celestes? En
verdad te digo que nadie ha subido al cielo si no
es el Hijo del Hombre que ha bajado del cielo
Y como Nicodemo preguntara cmo podra
aprehender ese espritu que deba recrearlo y
prepararlo para entrar en el Reino, Jess
respondi: El espritu del Padre celeste est ya
en ti. Si es tu deseo ser conducido por este
espritu de arriba, empezars pronto a ver con
los ojos del espritu; luego, si con todo tu
corazn deseas ser gobernado por ese espritu,
t mismo nacers de espritu, ya que el nico
propsito de tu vida ser el de hacer la voluntad
de tu Padre que est en los cielos. Habiendo as
nacido de espritu, empezars a producir en tu
vida cotidiana abundantes frutos del espritu
12.- Dice claramente Jess que el nacimiento
espiritual es una cuestin de fe y de confianza
en los que rinden testimonio de esos mundos.
Cuando los efectos del espritu empiezan a ser
percibidos, no tardarn en presentarse ante
nosotros los que pueden explicar esos
fenmenos, porque todo enigma que se plantea
lleva en s mismo la solucin. Pero para que el
trabajo de elucidacin pueda hacerse, ser
preciso creer en la persona que nos aporta la
enseanza, tener fe en ella.
Esa persona no es ms que una emanacin de
nuestra necesidad interna de informacin. La
persona es una representacin material de una
imagen interna, que se ha formado en nosotros,
de modo que, en realidad, la informacin que
demandamos se encuentra en nuestro fuero
interno y, si nos auscultamos, si conseguimos
conectar con el ser profundo que vive en
nosotros, no ser necesario que la tal persona
aparezca.
Lo que impide el nacimiento espiritual es la falta
de confianza en ese ser interno y, por
consiguiente, en la persona que lo representa
en el mundo exterior, cuando aparece. El
hombre profano confa ms en lo que ve, en lo
que le viene de la cultura, aunque no lo
comprenda, que en las explicaciones sobre el
funcionamiento de los otros mundos, por muy
coherentes y lgicas que sean. Si el hombre
que percibe los efectos del espritu no tiene fe,

se quedara en el estadio de los fenmenos,

ser el parapsiclogo que pasar su vida
dicindose qu curioso es esto! qu
asombroso es aquello!, sin que jams se atreva
a admitir la explicacin que le da el Profundo
que mora en sus entraas y que lo sacara de
su asombro.
13.- Aade Jess en ese punto que las
verdades de arriba no pueden ser buscadas por
el hombre profano, sino que le son servidas en
bandeja, por decirlo as, por el Hijo del Hombre
que ha bajado del cielo para drselas.
Al hablar de s mismo, muchas veces Jess se
denominara el Hijo del Hombre. Qu puede
entenderse con este nombre? Vemoslo.
Debemos nuestra existencia a una parcela de la
divinidad que hay en nosotros, a la que damos
el nombre de Ego, Este Ego ha creado
vehculos materiales para explorar un espacio
en el que an no exista la vida, y esos
vehculos que son nuestros cuerpos van
suministrando al Ego, vida tras vida, la
informacin que sustraen del mundo que van
explorando. Esa informacin, que es la obra que
el hombre va realizando, puede decirse que es
su hijo, puesto que es su creacin, lo que sale
de sus entraas.
Hemos visto en las primeras lecciones que
Cristo pudo venir al mundo fsico cuando
encontr en la generacin de los humanos, un
hombre suficientemente fuerte como para
soportarlo sobre sus espaldas, o sea, cuando la
obra humana, cuando el Hijo del Hombre fue
capaz de producir la proeza. Cristo es pues
realmente el Hijo del Hombre, el fruto de sus
esfuerzos por conectarse a una clase de linaje
ms elevado.
El trabajo personal de Jess, que condujo a la
venida de Cristo, es un trabajo que todos
debemos realizar para que la vida crstica se
instale en nosotros. Cuando ese trabajo
individual haya alcanzado el punto de madurez
necesario, nuestra obra, nuestro hijo, permitir
al Ego fundirse con sus vehculos materiales y
entonces cuerpo y alma no sern ms que uno
y las verdades celestes estarn al alcance del
yo terrestre.
14.- Por ltimo, le explica Jess a Nicodemo
que el espritu del Padre ya est en l y que
para vivificarlo basta con desear ser conducido
por l y gobernado por l para que el nacimiento
espiritual tenga lugar.
En efecto, la organizacin divina instala en los
mundos que va creando todo su orden, para
que ste pueda ser utilizado por el usuario a
medida que lo vaya descubriendo. Nos ocurre
como ocurrira a un salvaje que lo instalramos
de golpe en un piso ultramoderno, amueblado
con todos los adelantos de la tcnica. En los

69

primeros das, estara en el piso como en su

gruta. Poco a poco ira descubriendo los
mullidos colchones, las sillas, la mesa y el uso
que podra hacer de todo ello. Despus
descubrira los interruptores de la luz, los grifos
de agua caliente y fra, la ducha, la radio, el
televisor y un da ms o menos lejano utilizara
plenamente unos servicios que haban estado
siempre ah, a su disposicin.
El Centro de Vida llamado Padre, ya est en
nosotros, como lo est el Centro de Amor
llamado Hijo y todos los que figuran en el rbol
de Vida. Lo nico que tenemos que hacer es
usarlos y, del mismo modo que si se utiliza la
electricidad la fuerza sigue viniendo de la central
que la produce, al usar la corriente de un centro
de vida, ms y ms corriente nos vendr.
Pero, como el salvaje de nuestro ejemplo
tendra miedo de la luz, del agua del grifo, de
todo, tambin nosotros sentimos temor y nos
decimos: si abrimos la espita del centro llamado
Padre, qu ocurrir? Y si nos quedamos sin
trabajo? Y si nos quedamos sin alimento? Y
si nos atacan los enemigos? El otro da en la
tele, Fraga deca que un pas sensato tiene que
armarse hasta los dientes para disuadir a sus
posibles enemigos. As lo pensara el salvaje,
quien tal vez arrancar los grifos, los apliques,
el material fuerte de su piso, para convertirlo en
puntas de lanza para defenderse de la posible
incursin del enemigo.
El miedo induce a todos los Fraga que corren
por el mundo a no utilizar los materiales nobles
que hay en nosotros, a no abrir el chorro de la
corriente del Padre, porque no saben, no lo
saben an, que el enemigo es una creacin
interna, que somos nosotros quienes damos
vida, quienes gestamos y elaboramos al
enemigo que ha de destruirnos.
15.- Nicodemo sali de la entrevista
impresionado y desorientado. Era un hombre de
altas virtudes morales, pero toda su vida haba
credo que poda alcanzarse la plenitud
espiritual a base de someterse a unas leyes
orales o escritas. La idea de un renacimiento, tal
como Jess la planteaba, era una nocin nueva
para l. Sigui siendo miembro del sanedrn y
protest ante sus colegas cuando trataban de
condenar a Jess sin escucharlo. Ms tarde,
despus de la muerte del Maestro, abraz su fe
y, junto con Jos de Arimatea, reclam su
cuerpo.
Nicodemo es la personificacin de esos obreros
de la ltima hora, cuyos ojos son abiertos al final
de los ciclos de trabajo humano, cuando
estando en las pendientes de Virgo, deben
necesariamente entrar en un nuevo ciclo
existencial.

16.- Al igual que Moiss levant la serpiente

en el desierto, -sigue diciendo Jess (Juan III,
14-15)- es preciso que el Hijo del Hombre sea
levantado a fin de que todos los que creen en l
tengan la vida eterna
Ya hemos visto que los Serpientes son los
luciferianos y su descendencia humana, los
hijos de Can. Levantar la Serpiente, significa
elevarse de su cola a su cabeza, o sea, superar
los bajos niveles donde los luciferianos actan
sobre las pasiones y el sexo, para establecer
contacto con los que trabajan en la cabeza y
ensean mediante leyes y por va de las
experiencias materiales.
Lo mismo que en esa columna de la izquierda
hay que elevarse hacia lo superior, as debe de
hacerse con la columna de la derecha, donde el
Hijo del Hombre conduce la obra humana haca
el Reino del Padre. Cuando esto se haya hecho,
la relacin con el mundo de arriba habr sido
establecida y, como ya hemos visto, no se
romper y el hombre mortal tendr la plena
conciencia de su inmortalidad y no habr
muerte, es decir, no habr prdida de
conciencia al pasar de un estado a otro estado.
17.- Dios ha amado tanto el mundo, qu le ha
dado a su Hijo nico, a fin de que todos los que
creen en l no mueran, sino que tengan la vida
eterna Nos dice aqu Jess que la fe conserva
la vida por toda la eternidad y, al decirlo, no
hace ms que revelar un mecanismo csmico
que hace que esto sea as realmente. En el
curso de nuestros estudios hemos visto que el
universo est sostenido por dos columnas, de
cuya amalgama nace una tercera. Por la
columna de la derecha circulan las energas
portadoras de vida, mientras que la columna de
la izquierda ofrece el receptculo material para
que la vida de la otra columna pueda tener una
existencia fsica.
Cuando la conciencia empez a formarse en
nosotros, lo primero que descubrimos fue el
receptculo material que encerraba la vida con
su forma. Pero esa morada material se degrada
con el tiempo y mientras la vida vuelve a la
columna de la que ha salido, la forma es
disuelta en el mundo material. Mientras la
conciencia se identifique con la forma, al morir
sta, la conciencia morir tambin, es decir, no
poseeremos el sentimiento de la eternidad de la
vida. Pero cuando descubramos que la vida es
una cosa y el cuerpo que le permite expresarse
es otra, entonces inscribiremos en nuestra
conciencia la nocin de que la vida es eterna, y
cuando la forma muera, la conciencia viajar,
por decirlo as, con la vida que esa forma
encerraba y ya no desaparecer.
Levantar al Hijo del Hombre significa pues
levantar la columna de la derecha, o sea,
descubrir los centros de vida que actan en ella.
El primero de esos centros, el que se encuentra

70

a los pies de la columna, lo conocemos con el

nombre de Netzah y sus corrientes alimentan
los cinco sentidos. El segundo de esos centros
emite una corriente de vida que permite a
nuestra naturaleza emotiva subsistir, y lo
conocemos con el nombre de Hesed. El tercero
de esos centros, situado en lo alto de la
columna, es el conocido con el nombre de
Hochmah y es all donde reside el aspecto
superior de esa fuerza llamada Hijo nico de
Dios. Cuando nuestra conciencia descubre
estos tres centros, el Hijo del Hombre habr
sido levantado y la conciencia no nos
abandonar a la hora de la muerte. Por
consiguiente, seremos conscientes de haber
vivido otras vidas y habremos conquistado la
inmortalidad.
18.- Dios no ha enviado su Hijo al mundo para
que lo juzgue, sino para que el mundo sea
salvado por l, sigue diciendo el cronista.
Ya en el Sermn de la Montaa vimos que los
jueces y los juicios no iban con las enseanzas
de Cristo. Aqu Jess manifiesta con distintas
palabras la misma verdad. En el mundo
organizado segn los valores de la columna de
la izquierda, la vida debe ser sometida a ciertas
reglas, sin las cuales las cosas no pueden
subsistir y, por consiguiente, cuando esas reglas
son quebrantadas, es necesario que una ley
obligue a los individuos a volver a ellas. Pero
por la columna de la derecha circulan los
poderes del amor divino y cuando esos poderes
se manifiestan Salvan las situaciones errneas
producidas por la dinmica de la otra columna.
Las salvan porque el amor destila una esencia
llamada sabidura, la cual produce a su vez la
comprensin inmediata del problema. Esa
comprensin hace intil el juicio, puesto que el
objetivo de ste no es el de ejercer una
venganza sobre el individuo, sino el de
permitirle comprender mediante un correctivo. Si
esa comprensin se ha producido ya por el
procedimiento del amor, el juicio no ser
necesario.
Se dice a menudo que Cristo vino a salvar a los
hombres, a borrarles sus pecados, sus errores,
por la va del amor. Con lo que acabamos de
decir, podemos ver cmo acta esa fuerza
salvadora: acta llevando a las almas la
comprensin de sus errores, iluminndolas
sobre el porqu era un error lo que haban
hecho, de forma que en un futuro ya no puedan
caer en la misma falsa actuacin. Si esa
comprensin no puede entrar en el receptculo
material del individuo, porque sus tinieblas
refractan esa luz, el perdn crstico no tiene
lugar.
19.- As pues, en las relaciones con nuestros
semejantes, no estaremos actuando con la

naturaleza crstica si los impulsamos a

considerarse a s mismo o si los juzgamos
nosotros en su lugar, porque Cristo no ha
venido para juzgar el mundo, sino para salvarlo.
Que no entienda el estudiante que el juicio
sobre s mismo, o sobre la proyeccin de uno
mismo que son siempre los dems, sea algo ya
de por naturaleza malvolo. No. El juicio sobre
las cosas y las personas aporta conocimientos,
pero corresponde a un trabajo humano anterior
al advenimiento de Cristo. Cuando Cristo haya
penetrado en nuestras naturalezas, ya no
sentiremos la necesidad de juzgar a nuestros
semejantes, porque veremos tan slo lo que
hay de positivo en ellos y dispararemos la
fuerza del amor que hay en nosotros sobre esa
parte positiva, para que encuentre un terreno
fecundo en que desarrollarse y dar fruto.
Cuando proyectamos hacia los dems esa
fuerza llamada amor, instituimos en ellos la
tierra del amor, les ofrecemos el fecundo He en
el que ha de poder desarrollarse la semilla del
amor que ellos mismos poseen. Aquellos que
no tienen esa semilla, no podrn beneficiarse
del amor que los hombres proyecten sobre
ellos, pero no habremos derramado esa fuerza
en vano, porque si no es absorbida por aquellos
a los cuales va destinada, se expandir por el
universo y ya encontrar puertas por las cuales
penetrar y constituir la tierra de la promesa, en
la que el amor podr enraizarse y dar frutos.
20.- Qu debemos hacer para amar a nuestros
semejantes? Debemos ser sumisos a los
imperativos de su sentimentalidad? Debemos
satisfacer
sus
apetencias
instintivas?
Debemos darles medios para que realicen sus
ambiciones, para que salgan de la miseria, para
que obtengan ttulos y honores? Ya dijo Cristo
que su reino no era de este mundo y no es en
las cosas de este mundo donde el amor crstico
que pueda haber en nosotros debe
manifestarse. Pero, cuidado, no estamos
diciendo que estas cosas no deban hacerse,
sino que no pueden denominarse cristianas.
Bien hemos viso que ese amor de Cristo es luz
que, iluminando por dentro, permite descubrir el
error. Para actuar crsticamente, debemos ser
de algn modo, con nuestros semejantes, como
un faro de luz, y serlo a tres niveles, como esos
semforos que regulan la circulacin por
nuestras calles: llevar a los hombres la luz
blanca de Hochmah, la luz azulada de Hesed y
la luz amarilla de Netzah.
21.- Hochmah destila amor-sabidura y
debemos ser, por lo tanto, un centro de
sabidura. A veces no es necesario que la
sabidura sea expresada, porque le basta con
ser, y si lo somos, las almas atribuladas se
vern penetradas por su reflejo. Muchas veces

71

puede verse que una persona llena de

confusin, va a otra para explicarle sus
problemas y, a medida que va hablando, se va
serenando, y al final, sin que el otro haya abierto
la boca, el confuso se deshace en
agradecimiento porque dice que el otro le ha
dado la solucin. Cuando esto ocurre, no
dudemos de que el atribulado ha recibido de su
interlocutor una infusin de Hochmah, sin
necesidad
de
que
sta
se
exprese
explcitamente.
La manifestacin positiva de las virtudes de
Hochmah podra resumirse en esta frase: Que
la verdad reine sobre la Tierra!, es decir, sobre
esa tierra humana con la que estamos
hablando, que el Ego pueda manifestarse en
ella y gobernar a sus vehculos. Que tu Dios, el
Dios que hay en ti pueda mover tus estructuras
humanas. Ese propsito, lanzado sobre nuestro
prjimo como una emanacin, es la forma de
amor ms elevada que podamos darle.
Para manifestar en los dems los valores de
Hesed, debernos llevarlos a concebir en ellos
esa vida paradisaca que Hesed representa; a
concebirla o a desarrollarla, si es que el germen
ya est en ellos. En el Paraso, las bestias que
hoy son feroces convivan mansamente con el
hombre, y el hombre mandaba en ellas. Ya
sabemos que esas bestias son la imagen de
nuestros instintos, de nuestras pasiones, que
ahora son peligrosas y destructivas para el
hombre. Si estas bestias han reconquistado en
nosotros su mansedumbre primigenia, si
volvemos a mandar en ellas, lo paradisaco que
hay en nosotros se volcar sobre la naturaleza
de la persona a la cual nos dirigimos y la
penetraremos con nuestra paz. Entonces sus
bestias se volvern mansas, del mismo modo
que el toro bravo sigue al toro manso cuando
ste aparece en un ruedo y lo obedece y lo
acata. Aportar nuestra paz emotiva ser pues la
segunda forma de amor crstico que podamos
dar a nuestros semejantes.
La tercera forma de amor crstico es la que
corresponde a los valores de Netzah. Sabemos
que Netzah refleja en el mundo de abajo la
belleza y la armona de los mundos de arriba.
Lo refleja a travs del arte, de la imagen sobre
todo, de las joyas, de las flores, de los bellos
ropajes. Resultar pues que si para expresar el
amor de Hochmah y Hesed basta con ser
interiormente, para expresar el amor de Netzah
habr que ser exteriormente: tendremos que ser
capaces de hacer entrever a nuestro interlocutor
las bellezas del mundo de arriba, capaces de
describirle los paisajes celestes para que su
alma encuentre la tranquilidad y el aplomo que
necesita para poder vencer la tribulacin.
La luz, la paz interna y la visin de los otros
mundos, son las tres formas sublimes del amor
crstico. Las dems manifestaciones del amor,
an en sus formas sublimes, pueden
encontrarse opuestas a la ley del destino y

pueden producir efectos contrarios a los

deseados. El que da su sangre a los dems, el
que da uno de sus ojos a un ciego, el que da
riones o el que sacrifica sus ilusiones para
Que su hijo o su hermano pueda realizar las
suyas, est realizando, ciertamente, gestos muy
meritorios, pero no sabe nunca lo que el ciego
har con su ojo, ni lo que el hijo har con los
medios que le ofrece. El acto de amor que
motiv su sacrificio, figurar en la cuenta
positiva de su destino, pero lo que el ciego haga
con su ojo o lo que el hijo haga al estar situado
a un nivel que no es el natural, porque el amor
es una fuerza que slo puede ser enteramente
positiva cuando aparece desnuda de valores
profanos. Por ello la figura de Eros, el dios
griego del amor, el Cupido romano, apareca
siempre desnudo, como cualquier otra fuerza
primordial.
22.- El que cree en l -sigue diciendo el
cronista (Juan III, 18-21)- no ser juzgado; pero
el que no cree, ya es juzgado por el hecho de
no creer en el Nombre del Hijo nico de Dios. Y
el juicio es que, la luz habiendo venido al
mundo, los hombres han preferido las tinieblas
a la luz, porque sus obras eran malas. Ya que
quien obra mal odia la luz y no viene a ella, de
miedo que sus obras se vean desveladas. En
cambio el que obra segn la verdad, viene a la
luz, a fin de que sus obras se vean
manifestadas, porque son hechas por Dios
En el Antiguo Testamento todo es juzgado,
medido, pesado y mesurado. La ley impera en
la columna de la izquierda y, as como en la
tierra los hombres juzgan, as en los otros
mundos se formulan juicios y se dictan decretos
que las almas tendrn que obedecer en sus
nuevas vidas. Pero cuando la fe ha vivificado en
nosotros los valores de la columna de la
derecha, el amor reemplaza la ley y arriba ya no
se nos juzga. Los ngeles del destino rompen la
cartilla en la que figuraba nuestro historial
delictivo y conquistamos nuestra libertad. A
partir de entonces ya no habr sufrimientos, ni
restricciones, ni obligaciones que cumplir. Dios
actuar en nosotros con el gozoso sentimiento
de nuestra parte y nada de lo que El quiera
hacer con nuestra voluntad nos parecer
contrario a nuestros intereses y a nuestros
deseos. Seremos su mano derecha o su mano
izquierda, segn las necesidades, siempre
perfectamente integrados a la unidad.
El que obra en el mundo de las tinieblas, o sea,
en ese mundo material en el que nos
encontramos, donde las tinieblas envuelven, a
la luz, rechaza la luz, la odia, dice el apstol, de
miedo de que sus obras se vean desveladas.
Juan expone de esta forma el importante dilema
que se le plantea al hombre de tinieblas.
Sabemos que,, para dar existencia a cualquier
cosa es necesaria una cantidad de luz y que es

72

en virtud de esa luz por lo que todo edificio

material subsiste. Pero si el volumen de esa luz
interna aumenta, las paredes' materiales
estallarn y aquello, sea una sociedad, un
negocio o un edificio, desaparecer. Para que la
obra material subsista, es preciso que el nivel
de luz que ha requerido no aumente ni
disminuya.
Por ello el hombre de tinieblas odia la luz,
porque la luz es su enemiga y sabe
oscuramente que la luz destruir su imperio. Por
ello Cristo dira: Deja lo que tienes y sgueme,
porque seguirlo significa ver destruido,
inevitablemente, el imperio material que
constituye la base del poder de la personalidad
profana. Por ello el hombre de empresa no es
una figura cristiana, porque toda empresa
necesita la proteccin de las sombras para
subsistir. El hombre cristiano, como dijera Jess
al escriba que se le acerc porque quera
seguirlo, es el que no tiene donde reposar su
cabeza, cuando los zorros tienen sus guaridas y
los pjaros sus nidos.
Seguir a Cristo, vivir en su luz, significa estar al
margen de toda organizacin material, lo cual
no supone llevar una vida desorganizada, ya
que, como sabemos, la organizacin del mundo

fsico es un reflejo de la organizacin existente

en los mundos de arriba.
Sabemos tambin que en las regiones
superiores del mundo del deseo, las formas se
crean y se deshacen por mandato del mismo
deseo. Cuando la naturaleza crstica ha sido
conquistada, el hombre puede crear en ese
mundo lo que necesita para su subsistencia, y
ser vestido y alimentado como lo son los lirios
del valle y los pjaros cielo.
Hemos dicho en otra parte de esta enseanza
que el hombre necesita un marco cerrado en el
que realizar su obra y que, lo primero, es
procurarse ese marco y no sobrepasarlo. Pero
no debemos tomar esa premisa como algo de
valor permanente. Cuando la obra ha alcanzado
su plenitud, el cerco debe ser roto por esa
explosin de luz que representa el acceso a la
conciencia crstica. A partir de ese punto
nuestra vida se reinvierte y todo lo que haba
sido vlido hasta entonces se convierte en
papel mojado. El mundo cristiano ser el
perfecto reverso de lo que hoy es nuestra
sociedad. A la angustia y opresin de nuestras
ciudades, suceder la alegra y la libertad de un
universo en el que las normas habrn sido
superadas por el amor.

Preguntas:
1.- Que debemos hacer para expulsar a los mercaderes de nuestro templo?
2.- A qu se refera Cristo cuando deca que es preciso nacer de nuevo?
3.- Qu significado tiene la expresin el Hijo del Hombre?
4.- Por qu la fe conserva la vida eterna?
5.- Seala la diferencia entre la manera de vivir antes de que Cristo haya nacido en nosotros, y la
manera de vivir cuando la naturaleza crstica mueva nuestros resortes humanos.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 9

1.- Antes de la muerte de Juan Bautista, Jess

se dedic sobre todo a la formacin de sus
discpulos. Tras los 12 primeros, muchos fueron
los que acudieron a l para que les enseara,
entre ellos los enfermos que iba curando, y
entre esos seguidores se encontraban
numerosas mujeres.
En la crnica evanglica se habla poco del
papel que jugaban las mujeres en el desarrollo
de la obra de Jess, pero lo cierto es que el

Maestro las incorpor a su obra, las admiti al

discipulado y form tambin un grupo de doce
que operara autnomamente, formando a su
vez otras seguidoras de Cristo.
Esas mujeres fueron Susana, hija de un rab de
la sinagoga de Nazaret; Juana, esposa de
Chuza, intendente de Herodes Antipas; Isabel,
hija de un rico judo de Tiberiades y de Sedoris;
Marta, la hermana mayor de Andrs y de Pedro;
Raquel, cuada de Judas; Nasanta, hija de

73

Elman, un mdico sirio; Milcha, prima del

apstol Toms; Ruth, la hija mayor de Mateo
Levi; Celta, hija de un centurin romano;
Agemn, una viuda de Damasco; Rebeca, hija
de Jos de Arimatea y Mara Magdalena.
Durante su ministerio, las mujeres se juntaran
con los hombres, formando parte de la cohorte
de seguidores, y en los campamentos que
Jess organizara en diversos lugares y a los
que acudiran gentes sanas deseosas de
aprender, las mujeres desempearan funciones
de primer orden. Jess no margin jams las
mujeres de su Enseanza y ello no dejaba de
chocar, incluso a los propios apstoles,
imbuidos de las ideas de la antigua religin, la
cual no admita a mujeres en las funciones
importantes del culto.
Tras la muerte del Maestro, los Apstoles y sus
sucesores convertiran el cristianismo en una
religin de varones, a imagen y semejanza del
antiguo culto, que ve en la mujer el soporte
material de la vida y en el hombre el enlace con
la espiritualidad.
No es que esta apreciacin sea falsa, pero una
cosa es la funcin especfica del sexo, que debe
ser ejercida plenamente por cada uno, y otra
distinta es el alma que cada uno de nosotros
vamos formando a lo largo de la cadena de
encarnaciones, en las cuales unas veces
aparecemos bajo sexo masculino y otras bajo
sexo femenino. El alma que cada ser humano
lleva consigo no tiene sexo y por ello en los
asuntos del alma no puede haber diferencia
entre el hombre y la mujer.
La exclusin de la mujer de las funciones
sacerdotales no es cristiana, como no lo son
tantas cosas que la cultura cristiana ha
incorporado a la prctica del cristianismo.
Tambin en las Escuelas Iniciticas se ha
excluido a la mujer, lo cual prueba que no han
sabido incorporar a sus enseanzas los valores
del cristianismo y siguen siendo instituciones de
otro tiempo, arcaicas, necesitadas de una
reforma en profundidad.
2.- Cuando Jess consider que sus discpulos
tenan un grado de formacin suficiente, los
mand a ejercer, el apostolado por grupos de
dos. Primero fueron los doce quienes partieron
a evangelizar, ms tarde seran setenta y dos,
segn dice Lucas (10-1) y entre ellos se
encontraban muchos grupos de dos mujeres.
Todo cuanto Jess hizo y dijo tena un
significado oculto, cuya elucidacin permite
comprender ms ampliamente sus gestos y
palabras.
Si mand a sus discpulos de dos en dos, no fue
por azar, como podan haber sido tres o cinco.
Fueron dos los mandados en misin porque el
dos es un nmero crstico por excelencia. Los
estudiantes de nuestro segundo curso ya saben
que el nmero 2 corresponde al Sfira

Hochmah, que en el mundo de arriba ejerce

funciones de Hijo, de ese Hijo en el cual el
Padre se revela con el Rostro del Amor. El dos
es el nmero del Amor y su naturaleza amorosa
aparece cuando el nmero se manifiesta. Si
Jess los hubiese mandado de uno en uno,
habra favorecido con ello la aparicin de lderes
que hubiesen convencido quizs por su
carisma, o por la fuerza de su personalidad. Si
los hubiese mandado de tres en tres, habra
favorecido la visin de una organizacin, de un
poder y los fieles quizs fueran seducidos por
su necesidad de proteccin, de tutela, por
simple debilidad. La predicacin a dos resultaba
plcida, no violenta; no pretenda entrar por la
fuerza en las conciencias y conquistarlas como
se conquista una ciudadela en poder del
enemigo. El apostolado a dos expona una
doctrina, anunciaba el Reino, descubra a la
vista de quienes escuchaban ese horizonte de
Amor que se avecinaba como una avalancha de
felicidad y dejaba que la doctrina penetrara
como un perfume si la naturaleza del pblico
era susceptible de dejarse penetrar.
El cristianismo consigui sus primeros adeptos
por el nmero dos y es este nmero el que
debemos utilizar nosotros para llevar las almas
al Reino del Padre. La disposicin de Jess de
mandar sus discpulos a evangelizar de dos en
dos, tiene una validez permanente. Id a
proclamar el Reino que viene de dos en dos.
3.- Viendo la muchedumbre, dice Mateo (IX, 3638), Jess se sinti tocado de compasin por
ella, porque se encontraba lnguida, abatida,
como los rebaos que no tienen pastor. Y
entonces dijo a sus discpulos: La cosecha es
grande y los obreros son pocos. Rogad pues al
dueo de la cosecha que mande obreros a su
cosecha Luego, llamando a sus doce
discpulos, les dio el poder de arrojar a los
espritus impuros y de curar toda enfermedad.
Vemos aqu cmo los poderes de Cristo son
transferidos a sus discpulos, a la vista de la
multitud lnguida y abatida. El abatimiento y la
desorientacin, como el que estamos viviendo
hoy en da, provocan la Compasin de Cristo y
ste da poderes a sus ms inmediatos
seguidores.
Ya vimos al estudiar la posicin de Tiphereth en
el rbol Cabalstico, como ese Centro Crstico
se encontraba situado de tal modo, que al
precipitarnos en el mundo de las sombras, en
su mxima densidad apareca la luz.
As, cuando los hombres parecen rebaos sin
pastor, Cristo llama a sus discpulos para que
rueguen al dueo de la cosecha a fin de que
ste enve obreros cualificados, y despus
reciben el poder de redimir a los hombres
abatidos y desorientados.
4.- La historia de Cristo, dijimos, es nuestra
propia historia interna, y quizs hoy somos el

74

hombre languideciente y abatido y maana o

un da ms o menos lejano, seremos los
discpulos, antes de convertirnos en el Maestro
y entrar en el Reino como hijos legtimos del
Padre.
Cuando pasemos por la fase del discipulado,
empezaremos por formar parte de los setenta y
dos, para luego ir reduciendo la distancia y
entrar en el cenculo de los doce. Cuando
estemos en l, un da Cristo nos llamar para
sacar de su abatimiento a la muchedumbre y
recibiremos los poderes que nos permitirn
arrojar al espritu impuro de los hombres y
restablecerles su salud perturbada, ambas
cosas siendo en el fondo la misma.
Que nadie espere que esa llamada sea un grito
pelado que viene del exterior. La llamada se
produce en nuestra naturaleza interna y se
manifiesta como un afn de aportar a los
hombres abatidos la esperanza y la fe en s
mismos.
El espritu impuro a que se refiere Cristo, y que
es preciso arrojar de los cuerpos, no es una
entidad errante y maldita que se haya alojado
en el interior de los hombres por accidente, sino
esas fuerzas que actan en el hombre inferior
porque est utilizando una calidad de
combustible mediocre.
El estudiante sabe perfectamente que las
entidades espirituales suministran al hombre el
tipo y calidad de energa que consume en sus
actos cotidianos, y si este hombre se mueve a
niveles bajos, complacindose en los placeres
impuros, tendr a su servicio los espritus
impuros que le irn suministrando combustible
para alimentar su accin. Es ese espritu impuro
el que deberemos arrojar de los cuerpos, pero
para conseguirlo ser preciso que actuemos
sobre la voluntad del individuo, para que ponga
fin a su modo de comportarse, alentndolo para
que adopte un comportamiento distinto.
Entonces, no siendo necesario el suministro de
aquel tipo de combustible, el espritu impuro se
ir y, siendo precisamente su actividad lo que
produca el desorden en el organismo, la salud
volver al cuerpo.
Cualquiera que haya superado el nivel pasional
y la necesidad de entregarse a prcticas
degradantes, se encuentra en condiciones de
arrojar los espritus impuros. Ese servicio
empezar, para cada uno de vosotros, a partir
del momento en que os sintis llamados.
5.- No se trata aqu de realizar un trabajo
simblico o de enviar pensamientos al aire o
desplegar un ritual. Se trata de ejercer un
trabajo real, un trabajo humano de contacto, tal
como se describa en la leccin anterior, del
punto diecinueve al veintids.
A lo largo del itinerario de Cristo, vemos como
algunos rehuan esa llamada, bien porque
deban enterrar a sus muertos o porque tenan

negocios que atender. Hoy por hoy, todos

tenemos muertos que enterrar y negocios que
atender, y si aspiramos a una prxima entrada
en el Reino, es preciso que sepamos
compaginar nuestra actividad material con ese
trabajo humano de levantar el nimo de la
multitud abatida, sacndoles los espritus
impuros de dentro. Ese trabajo humano ha de
ocupar un da todo nuestro tiempo, todos
nuestros pensamientos, todos nuestros deseos.
6.- No vayis hacia los paganos y no entris
en las ciudades de los samaritanos; id ms bien
hacia las ovejas descarriadas de la casa de
Israel, les dice Jess a sus discpulos.
Si transportamos esta norma a la sociedad
actual, diremos: No vayis a predicar a los que
estn muy lejos de esta Enseanza, ni en las
ciudadelas psquicas en las que rigen otros
valores, sino en los que estn buscando, sin
saberlo, el sentido de la vida; los que buscan el
orden universal y se preguntan a dnde vamos
y de dnde venimos.
Ejercer el apostolado en los que estn prximos
es una norma que el cristianismo histrico tuvo
muy poco en cuenta, puesto que mand
misioneros a evangelizar a pases lejanos que
viven a mucha distancia espiritual de Cristo.
Cristo representa el nuevo mundo espiritual, el
nuevo continente, y slo puede llegarse a l
despus de un largo recorrido. Cierto que la
evidencia
de
Cristo
puede
producirse
sbitamente, como le sucediera a Pablo, pero
ello no significa que el alma humana no haya
recorrido la etapa anterior hasta el final. Ha
sucedido, simplemente, como ocurre con los
viajeros que se acercan al mar a travs de las
montaas: al cruzar la ltima cresta, el paisaje
cambia de golpe y aparece la lquida
inmensidad. Los papes o los pigmeos se
encuentran al comienzo del camino evolutorio y
marchndose a su pas para hablarles de Cristo
slo se consigue ligarse krmicamente a ellos y
verse obligado a volver a un lejano pasado.
Siempre es preciso bajar para servir a los que
se encuentran a niveles inferiores, pero los
discpulos de Cristo deben bajar tan slo al
escaln en que viven las ovejas descarriadas,
y ellos a su vez ya conectarn con los
samaritanos y los paganos
7.- Id a predicar y decidles: el Reino de los
Cielos est prximo, les exhort Jess.
Si contemplamos las cosas desde una
perspectiva histrica, vemos que han pasado
dos mil aos y ese mtico Reino de los Cielos no
se ha establecido an. Pero, como decamos, la
vida de Jess y su enseanza forma parte de
nuestra historia interna y el que tiene el
privilegio de recibir a los apstoles de Cristo y
escuchar su palabra, se s que se encuentra

75

prximo al Reino. Es decir, pronto se producir

un cambio en su Monarqua Interna y en el trono
de su psique ser coronado un rey que
proclamar el Reino de los Cielos. A partir de
entonces
sus
apetencias
profanas
desaparecern y la nica demanda interna que
subsistir ser la de Amor-Sabidura y todas las
fbricas de su organismo trabajarn para
producirla.
Entonces el mtico Reino de los Cielos se habr
convertido en algo real, porque aunque viva
rodeado de desorden y perversidad, l slo
percibir el orden de arriba y su vida ser un
oasis de paz y felicidad. El Reino de los Cielos
no ser implantado histricamente en una fecha
determinada, sino que se ir accediendo a l
individualmente, calladamente. Vendr de
noche, como naciera Jess, cuando las tinieblas
reinan an en nuestra organizacin anmica
interna y de la noche a la maana, todo
cambiar en nuestra vida. Cuando esto se
produzca, el Hombre Nuevo sentir el deseo
imperioso de exportar ese Reino al exterior y
empezar a instituirse en las leyes y
reglamentos que ordenan la sociedad, y un da
el Reino mtico ser tambin un Reino
mundano, es decir, la organizacin de nuestro
mundo fsico se har a la imagen y semejanza
de la que existe en los mundos de arriba y toda
la humanidad ser y se sentir clula viva de
una gran familia.
8.- Curad a los enfermos, resucitad a los
muertos, purificad a los leprosos, echad a los
demonios, prosigue Jess.
Ya hemos visto el amplio sentido que debemos
dar a ese exhorto. Hemos dedicado una leccin
-la siete- a las curaciones y o hemos dicho que
la enfermedad desaparece cuando la mente
empieza a percibir las armonas divinas. Ese
enfermo que hay que curar, no es solamente el
desahuciado por la ciencia oficial, que ha
llegado al ltimo grado de desorganizacin
interna, sino al hombre enfermo de nuestra
sociedad, al hombre achacoso, declinante, que
sufre las enfermedades propias de cada
temporada.
La ciencia oficial se enorgullece de sus
conquistas y proclama que el promedio de vida
del hombre de hoy ha aumentado. Pero jams,
en ninguna poca, la humanidad se ha gastado
tanto dinero en medicamento, en clnicas y
hospitales. Las farmacias han proliferado de tal
modo, que ha sido preciso reglamentar su
instalacin, no permitindose que se pongan a
menos de una cantidad determinada de metros,
porque si no se hiciese as, todas las tiendas de
una calle acabaran siendo farmacias, tanta y
tan grande es la necesidad de medicamentos.
En nuestra sociedad el hombre sano es una
honrosa excepcin, es algo tan inslito como lo
sera un dinosaurio, si de pronto apareciera y,

es bien evidente que si la ciencia curara, todas

esas enfermedades no tendran razn de existir.
Curara ese enfermo significa proporcionarle
ideas rectas sobre el funcionamiento del
universo, para que pueda instalar esa rectitud
en su propio mundo interno, y as curarse.
Por lo que se refiere a resucitar a los muertos,
se trata de resucitar en el hombre a ese gran
muerto que es el Ego, que yace enterrado bajo
siete capas de materia, bajo esos llamados
siete pecados capitales, que son: la Soberbia
(Sol); la Avaricia (Saturno); la Gula (Jpiter); la
Ira (Marte); la Lujuria (Venus); la Envidia
(Mercurio), y la Pereza (Luna). Si levantamos a
paletadas toda esa inmundicia, resucitaremos al
muerto y ese hombre ya no necesitar nuestras
prdicas porque el muerto ejercer su ministerio
en su fuero interno y l se bastar y sobrar
para instituir en sus vehculos la Verdad. Es sa
la resurreccin que Cristo nos pide que
efectuemos, no resucitar una materia que nada
significa de por s, sino resucitar la Vida
sepultada en esa materia, para que esa Vida
pueda organizar el Reino de los Cielos que
Cristo vino a proclamar.
9.- Ya vimos en la leccin siete qu es lo que
produce la lepra y cmo debemos tratar a esos
enfermos. La lepra, dijimos, es la falta de Amor
y debemos actuar de manera que los hombres
puedan acercarse al Amor y ser visitados por l.
Debemos iniciarles a que sean ms sensibles,
ms demostrativos en sus afectos, a que no
oculten sus buenos sentimientos como si fueran
una vergenza, una debilidad, sino a que los
muestren y los proclamen en sus relaciones
familiares y sociales. Nadie debera acostarse,
al final de la jornada, sin preguntarse: cules
han sido los gestos de amor que hoy he
realizado? Antes, en las familias, exista la
costumbre de que todos los miembros se dieran
un beso al levantarse y al acostarse. Era un
ritual, que poco a poco ha ido perdindose,
porque ha perdido las races profundas que lo
sustentaban. Pero abrir la jornada de relaciones
con un beso y cerrarla con un beso es excelente
programa; ya que la boca es el vestbulo del
corazn. Y si el corazn es la morada de Cristo
en nuestro organismo, la unin de corazones,
simbolizada por la unin de labios, significa que
entre dos personas se ha establecido el
unsono, la entraable fraternidad.
En las iglesias ortodoxas los fieles siguen
saludndose con un beso en los labios y ese
ritual pas a la vida profana, de suerte que en la
Rusia sovitica y oficialmente laica, el beso en
los labios sigue siendo el saludo natural. El
advenimiento de la pasin, pujanza del sexo,
desterr el beso en los labios y lo releg a usos
puramente erticos. Pocos, muy pocos son los
hijos y padres que se saludan con un beso en

76

los labios y, para curar al leproso, ese beso en

los labios debe resucitar.
Ya hemos visto tambin en qu consiste el
arrojar los demonios del cuerpo. No se trata de
ir por esos mundos pronunciando exorcismos,
sino que se trata de limpiar a los hombres de
sus bajos deseos, elevndolos hacia los altos
ideales, a fin de que los luciferianos que les
proporcionan energas puedan quedar liberados
de sus funciones y los ngeles tutelares sean
los ejecutores absolutos del plan de
aprovisionamiento energtico del individuo.
10.- Vosotros habis recibido gratuitamente,
dad gratuitamente. No tomis ni oro, ni plata, ni
moneda alguna en los cinturones; ni saco para
el viaje, ni dos tnicas, ni zapatos, ni bastn; ya
que el obrero merece su alimento, sigue
diciendo Jess a sus discpulos.
Lo que viene del cielo es gratuito. Ningn ngel
o Arcngel viene a cobrarnos por la luz del Sol,
por el aire que respiramos o por el agua de la
lluvia que permite nuestras cosechas. La
enseanza de la ciencia del Amor, como algo
que viene del cielo, tambin debe ser gratuito,
tal como Jess lo especifica a sus apstoles.
Cuando se pide dinero a cambio de un saber
pretendidamente espiritual, es que ese saber no
es celeste, sino terrestre y, por tanto, puede
instruir, pero no elevar. Todos los pretextos que
puedan argir los que venden ese saber, son
nicamente eso, pretextos. Ciertas escuelas
dicen que necesitan cuotas de sus estudiantes
para subsistir como organizacin. Tal infundio
se encuentra en oposicin con esta parte de la
enseanza crstica, en la que Jess dice
claramente a sus discpulos que no necesitan
alforjas para el viaje porque el obrero merece su
alimento y se sobreentiende que ese alimento
ser facilitado por aquellos a quienes las
enseanzas van destinadas, sin necesidad de
que se les ponga un precio, porque ello forma
parte de un mecanismo natural.
11.- En las ciudades y pueblos en que entris,
informaos de si moran en ellos personas dignas
de recibiros y permaneced en sus casas hasta
que os marchis. Al entrar en la casa,
saludadla, y si la casa es digna, que vuestra paz
se derrame sobre ella; pero si no fuera digna,
que la paz se reintegre en vosotros, prosigue
Jess. (Mateo X, 11-13)
Aqu se nos dicen dos cosas. En nuestra calidad
de discpulos de Cristo, debemos entrar en las
casas de personas dignas. Y, en nuestra
calidad de personas dignas, si es que no nos
hemos acercado suficientemente a Cristo como
para ser sus discpulos, debemos abrir nuestras
casas a los posibles discpulos que llamen en
ellas.

La casa, en trminos filosficos, es nuestra

morada psquica, el aposento cerrado en que
residen
nuestras
convicciones,
nuestras
certidumbres. Si esta morada es digna, un da el
discpulo de Cristo llamar a ella, trayndonos
su paz. Si lo que mora en nuestra psique es
indigno, el apstol que ha pretendido entrar en
ella se retirar con su paz y nos dejar con
nuestra tribulacin.
Pero la casa a que se refiere Cristo es
tambin la casa en que residimos fsicamente,
siendo inseparables una de otra; ya que nuestra
casa fsica ser siempre el reflejo de la
psquica, y en ella encontraremos los objetos
que escenifican materialmente las tendencias
internas. De modo que, como discpulos de
Cristo, debeos estar dispuestos a entrar en las
casas de las personas dignas, y lo primero que
deberemos hacer, en este sentido, ser
informarnos de si moran en el lugar en que
estamos personas dignas de recibir nuestra
paz.
12. Actualmente la humanidad vive concentrada
en ciudades populosas, de modo que ese
viaje en busca de hombres dignos, no ha de
ser, en trminos fsicos, muy largo. Quiz en
nuestro propio vecindario se encuentren esas
personas dignas que estamos buscando. La
proximidad fsica y la espiritual no deben ir
necesariamente unidas, pero muchas veces si
lo estn, y antes de recorrer kilmetros en el
asfalto de la ciudad, tratemos de informarnos
acerca de la dignidad de nuestros vecinos.
Hoy en da hay poca comunicacin entre
vecinos, y muchas veces nos molesta hasta
compartir el ascensor con ellos. Antes, en
cambio, cuando unos nuevos vecinos se
instalaban en una casa, tenan costumbre de ir
a ofrecerse a sus ms prximos vecinos y unos
y otros se llamaban frecuentemente para
pedirse pequeas cosas, una de ellas la sal.
Ese modesto condimento ha sido muchas veces
el pretexto que ha dado lugar al comienzo de
una relacin inter-vecinal y no ha de
extraarnos a nosotros, que conocemos ya el
profundo simbolismo de ese elemento, su
capacidad de relacin.
La visita a las casas de las personas dignas ha
de figurar pues, de si en nuestro programa y
debemos hacerla, como queda dicho, de dos en
dos. No hemos de ir a esas casas para lanzar
una proclama, sino, tal como hemos apuntado
ya en la leccin anterior, para derramar nuestra
paz, dejando que fluya la conversacin y
dejando que la persona digna nos cuente sus
problemas y sus tribulaciones para que pueda
vaciarse de ellos y estar en condiciones de
interiorizar el anuncio del Reino. No lo anunciis
en la primera conversacin, a menos que la
persona digna sea la que indague sobre el
camino.

77

Esperad a que se vace de sus cuitas y que

queden en ella los espacios psquicos en los
que depositar los nuevos conceptos.
El camino del discipulado pasa pues por la visita
a los hombres dignos. No basta con ser
interiormente ese Hombre Nuevo que Cristo
vino a suscitar, es preciso serio exteriormente,
protagonizar lo que nosotros llamamos fase
Vav, que consiste en exteriorizar la naturaleza
interna.
Ahora los hombres viven ocupados en la
transformacin de los materiales fsicos, dando
a la materia inerte formas tiles al progreso.
Pero un da vivirn ocupados en la
transformacin de los sentimientos y de la
mentalidad, y entonces veremos cmo los
discpulos de Cristo salen de dos en dos y
peregrinan por el mundo en busca de hombres
dignos, durmiendo hoy en una casa, maana en
otra, ajenos ya a las necesidades materiales y
atentos tan slo a las necesidades del espritu.
13.- Cuando no se os reciba ni se escuchen
vuestras palabras, salid de la casa o de la
ciudad y sacudid el polvo de los pies para que
no quede en vosotros recuerdo en ella. En
verdad os digo que el da del juicio, el pas de
Sodoma y Gomorra ser tratado con menos
rigor que esa ciudad, prosigue Jess. (Mateo
X, 14-15) (Marcos VI, 11) (Lucas IX, 5 y X, 1012)
Nuestros estudiantes ya conocen la relacin de
los pies con el Alma Humana. Los pies estn
regidos por el signo de Piscis, que es la sede
zodiacal asignada a la oleada de vida humana.
Ms tarde, Cristo lavara los pies a sus
apstoles para simbolizar la purificacin del
alma. Cuando recomienda pues que sacudan el
polvo de sus pies si la casa no los recibe, quiere
decir que el discpulo no debe guardar en su
alma el recuerdo de aquellos que no han
querido acogerlo. Si no se sacude el polvo de
los pies, el que rechaza las palabras del
discpulo dejar huellas en el alma, es decir,
establecer un vnculo que lo obligar a
reencontrarlo en una prxima existencia. Es
importante pues que el discpulo aprenda a
sacudirse el polvo de los pies cuando se
encuentra ante alguien que es opaco a sus
enseanzas. No dejemos que en nuestras
almas haya incrustaciones de otras almas que
ms tarde nos obligarn a descender a sus
abismos. Que descendamos a ellos por
voluntad propia, bien est, pero no obligados
por necesidades krmicas. No abriguemos pues
hacia los que no nos escuchan, ni rencor, ni
deseos de probarles la verdad, ni resentimiento
alguno
por
habernos
tratado
con
desconsideracin. Pasemos de largo, borrando
el recuerdo de aquella vivencia y sigamos
nuestro itinerario en busca del hombre digno,
capaz de recibirnos y escucharnos.

14.- Habla aqu Jess del da del juicio, cuando

en otros puntos de su Enseanza precisa que
no debemos juzgar y dice que el Padre no ha
mandado a su Hijo al mundo para que lo juzgue,
sino para salvarlo. Cmo debemos interpretar
esa aparente contradiccin? Habr Da del
Juicio o no lo habr?
Como ya hemos sealado en diversos puntos,
Jess vino a revelar un nuevo continente
espiritual, una nueva dimensin en la que todo
tena un aspecto contrario al mundo de la
antigua Ley, puesto que era su otra polaridad.
En la columna de la izquierda, en la que se
mueven los que no reciben a los discpulos de
Cristo, s que hay juicios. Cuando esas almas
suben al trono de Kether-Binah, se encuentran
con los escribas que llevan las cuentas del Bien
y del Mal y con un soberano que emite decretos
acerca de su porvenir.
Dice Jess que quienes no escuchan la palabra
de sus apstoles sern juzgados con ms
severidad que Sodoma y Gomorra, esas
ciudadelas que fueron destruidas por el fuego,
por atentar contra las estructuras divinas. Y es
que en esas ciudades malditas, la inconciencia
de sus habitantes les daba una tal audacia en la
edificacin de la perversidad, que el Fuego
Creador, al no poder residir en los habitculos
materiales que ellos generaban (consultar
leccin 15 del 1er curso), se esparci por todas
partes como lluvia, destruyen do la perversidad
y recibiendo as el castigo a que se hicieron
acreedores. Sodoma y los sodomitas estn ms
vivos que nunca en el mundo hoy y el fuego del
cielo sigue cayendo sobre ellos para aniquilar
su organizacin anmica.
Habiendo recibido ya su castigo, cuando las
almas de los sodomitas se presenten a juicio,
no sern tan maltratadas como los que se
negaron a escuchar la palabra del discpulo.
Por qu? Porque la dinmica de la vida tiene
su coherencia y cuando el discpulo en busca
del hombre digno llama a una puerta, es porque
all reside alguien supuestamente digno, es
decir, alguien que se encuentra el condiciones
de escuchar la palabra. Si a pesar de ello la
desoye, es que habindole sido dados los
recursos para orla, desaprovecha la ocasin y
prefiere seguir actuando bajo el consejo de las
voces que proceden de los bajos estratos de su
personalidad, se complace en su ventriloquia Y
entonces el suyo es el caso del hombre al que
mucho le ha sido dado y que muy poco ha
rendido y, dado su bajo rendimiento, el rey que
lo juzga le arrebatar incluso lo que le dio como
Cristo explicara en una de sus parbolas.
Muchos son hoy en da los que desperdician su
talento y cuando sus almas lleguen vacas al
Trono de la Izquierda, dirn: Si nosotros
hubisemos sabido, si nos hubieses mandado a
uno de tus mensajeros... Y descubrirn

78

entonces con horror que ese mensajero ya vino,

que quizs era uno de sus vecinos, o uno de
sus hermanos, o un amigo muy ntimo y que, a
pesar de ello, l no supo descubrir el mensaje
de que era portador. La facultad de comprender
les ser entonces arrebatada, y en otra vida,
ser a travs de la dificultad, del drama, del
llanto y del crujir de dientes, como aqul que no
ha recibido la palabra, aprender.
15.- He aqu que os envo como corderos entre
lobos. Sed pues prudentes como serpientes y
simples como palomas. Poneos en guardia
contra los hombres; ya que os librarn a los
tribunales y os apalearn en las sinagogas; a
causa de m seris llevados ante los
gobernadores y los reyes, para servir de
testigos a ellos y a los paganos. Pero cuando se
os libre, no os inquietis por la manera de
expresaros, ni por lo que diris; ya que lo que
debis decir os ser dado en su momento; ya
que no seris vosotros los que hablaris, sino el
Espritu del Padre que hablar en vosotros
(Mateo X, 16-20)
Jess anuncia aqu lo que inevitablemente ha
de suceder y que ya aparece en el relato
evanglico en el momento del nacimiento de
Jess, cuando al rey Herodes procede a la
matanza de los inocentes.
Al comienzo de la involucin es Can quien mata
a Abel, y en la reconquista de la unidad, ser
Abel, llamado a la vida por Cristo, quien
destruir el imperio creado por su hermano.
Pero antes de ser destruido, Can devorar,
aprisionar, apalear al que ha de subyugarle.
El hombre nuevo ser combatido a la vez por el
poder civil y por el poder secular representante
de una espiritualidad corrompida.
Para evitar la confrontacin violenta con un
mundo que se va a pique y que en sus
sobresaltos finales trata de acallar la voz
triunfante de la espiritualidad renaciente, Jess
recomienda ser prudente como serpientes. Ya
sabemos lo que este trmino oculta. Serpientes,
dijimos, es el nombre que se da a los iniciados
en los misterios csmicos, los que se han
instruido por el camino de la experiencia,
alcanzando la ms alta cumbre del saber.
Cuando el hombre adquiere ese Conocimiento,
ya sabe que el cambio va a producirse y
entonces ese cambio tiene lugar gradualmente
en nuestra naturaleza interna. Siendo as dentro
de nosotros, tambin lo ser fuera y evitaremos
los palos de la iglesia convencional y las
condenas de los tribunales. Seamos pues
serpientes antes de solicitar el ingreso al Reino
de Cristo, y seamos simples como palomos. La
paloma ha sido siempre un smbolo de paz y de
esperanza, desde que No la mandara a la
nueva tierra, de la que regres con un ramo de
olivo. Cuando las aguas de las emociones han
encontrado su cauce, emerge en nosotros la

tierra de la razn, en la que aparece el elemento

aire. La paloma anuncia que esa nueva tierra ha
nacido felizmente, significando que las pasiones
han desaparecido V que la razn va a
prevalecer.
Si unimos el conocimiento de las Leyes eternas
a la ausencia de pasiones, es decir, a la pureza,
evitaremos que el trnsito de un mundo al otro
se realice con violencia. Cuando seamos el
Hombre Nuevo ya no deberemos temer las
acusaciones del viejo mundo, porque en
nosotros el Espritu del Padre dar en todo
momento la respuesta adecuada.
16.- El hermano librar su hermano a la
muerte y el padre a su hijo; los hijos se
levantarn contra sus padres y les darn
muerte. Seris odiados por todos a causa de mi
nombre, pero el que persevere hasta el final
ser salvado. Cuando se os persiga en una
ciudad, iros a otra. En verdad os digo que no
habris terminado de recorrer las ciudades de
Israel, que el Hijo del Hombre habr venido,
prosigue Jess.
Al final de esa guerra, objeto del punto anterior,
el Hijo del Hombre aparecer. Del caos
Primordial que se reproduce en cada una de las
etapas que vamos abordando, saldr la obra
humana, el Hijo redentor. Jess recomienda
aqu evitar el enfrentamiento con los
perseguidores, porque, por ley natural, todo
enfrentamiento vigoriza y da fuerza al
adversario. Por ello mismo, siendo nio, huy
de los furores de Herodes. El hombre nuevo no
debe desafiar a su antiguo mundo, sino dejar
que sus fuerzas se agoten saltando de ciudad
en ciudad, no entrando en controversia sobre un
tema determinado, sino pasando a implantar la
semilla del Reino a otros grupos y dejando
stos por otros, para que en su interior vayan
asimilando el grano que se les ha plantado.
En esa nueva guerra de Sansn contra los
filisteos, ya no habr destruccin final de todos,
sepultados en el templo de las tinieblas, sino
que el Hijo del Hombre aparecer en nuestra
naturaleza interna para salvar el mundo.
En los tiempos modernos, muchos son los
profetas que aparecen anunciando que al
final se producir una guerra de todos contra
todos, en la que toda civilizacin desaparecer.
Cristo nos dice en este punto de su Enseanza
que esto no ha de ocurrir, porque el Hijo del
Hombre, el ser nuevo nacido en cada uno de
nosotros restablecer la paz y los hombres
podrn vivir en la Nueva Jerusalem que
anunciara Juan en el Apocalipsis.
17.- Recordad que el discpulo no es ms que
su maestro, ni el servidor ms que su seor. Le
basta al discpulo con igualar a su maestro y al
servidor con parecerse a su seor. Si al dueo

79

de la casa lo han llamado Belzeb, con mayor

razn llamarn as a las gentes de su casa.
Pero no debis temerlos; ya que no hay nada
oculto que no deba ser descubierto, ni nada
secreto que no deba ser conocido. Lo que yo os
digo en las tinieblas, proclamadlo en pleno da;
y lo que se os dice al odo, predicadlo sobre los
techos prosigue Jess (Mateo X, 24-27)
Aqu Jess pone en guardia a sus discpulos
contra el exceso de celo que tantos supuestos
mrtires dara al cristianismo en su despliegue
histrico. En sus tres aos de ministerio, Jess
ira de ciudad en ciudad, y cuando las crticas y
las suspicacias de los rabinos se levantaban en
un punto, rpidamente se marchaba a otro. Si el
Maestro lo haca as, as deban de hacerlo sus
discpulos. Mantener el desafo y forzar as el
suplicio equivale a querer ser ms que el dueo
de la casa, y no lo debemos hacer. Ahora, los
modernos Herodes ya no matan a los que
desafan su reino, no matan fsicamente pero no
se privan de lanzar el descrdito sobre los
discpulos que anuncian la llegada del Reino y a
menudo son objeto de burla por parte de los
medios de comunicacin social.
La confusin de las enseanzas de Cristo con
las del diablo es, hasta cierto punto, natural. Ya
hemos visto que los luciferianos nos instruyen
por la va de la razn y, para el hombre anclado
en el mundo convencional, cualquier enseanza
avanzada con respecto a su propio saber, es
obra de BeIzeb. La fe viva de Cristo
proclamada estaba ms all de las enseanzas
de los luciferianos, puesto que corresponda a la
otra columna a la que los secuaces de Lucifer
no tienen acceso.
Los luciferianos ensean bajo el sello del
secreto, haciendo que sus discpulos juren
guardar oculto aquello que han aprendido en
sus cenculos. As vemos en las escuelas
iniciticas de origen cainista, que los discpulos,
antes de separarse, juran guardar el secreto de
los trabajos realizados all.
Jess anuncia en este punto que los secretos
han de ser descubiertos y lo oculto debe ser
revelado. Lo que hemos aprendido en las
tinieblas del nacimiento crstico, debe ser
proclamado en pleno da y sobre los techos, en
el lugar ms elevado de nosotros mismos para
que pueda ser odo por aquellos que tengan
odo para escucharlo.
Esto parece contradecirse con el mandato dado
por Jess al principio de su discurso (punto 6),
en el que deca a sus discpulos que se limitaran
a predicar su doctrina entre las ovejas
descarriadas de la casa de Israel. Pero Jess
estaba dando un programa de actuaciones y, si
en un principio debemos dirigirnos a los que
estn ms prximos a la enseanza, a lo largo
de nuestro ministerio, da vendr en que
deberemos subir a los tejados, entindase como
tribunas pblicas, para descubrir los secretos y
revelar lo oculto, convirtiendo esa actividad en

profesin, esto es, profesando el cristianismo en

pleno da, cuando el Sol se encuentra en la
casa X, la ms alta, la que representa el
tejado, y que es precisamente la que rige la
profesin.
18.- No temis a los que dan muerte al cuerpo
y que no pueden matar el alma; temed ms bien
al que puede matar el alma y el cuerpo en el
infierno. Cierto que se pueden comprar dos
pjaros por un cntimo, pero ni uno slo cae al
suelo sin la voluntad de vuestro Padre, e incluso
los cabellos de vuestra cabeza estn contados.
No temis pues porque vosotros valis mucho
ms que los pjaros. Es por ello que quien se
confiese como uno de los mos ante los
hombres, yo lo confesar tambin ante mi
Padre que est en los cielos; y quien me
reniegue ante los hombres, yo lo renegar
tambin ante mi Padre que est en los cielos
(Mateo X, 28-33)
Despus de recomendar a sus discpulos la
prudencia y de ponerlos en guardia contra un
exceso de celo, les dice que, cumpliendo con
esos requisitos, no deben dar demasiada
importancia a la muerte fsica, ya que la vida
est regulada por ese centro llamado Padre y, si
se cumplen las normas de prudencia y sabia
moderacin, nada ocurrir que el Padre no lo
decrete; es decir, no sern las ancdotas de la
vida terrenal las que podrn acelerar la hora de
la muerte.
Es preciso pues que realicemos nuestra obra
sin temor y, siempre dentro de esas reglas,
repitmoslo, si un da se presentara ante
nosotros el dilema de tener que negar la verdad
para salvar la vida, ser preferible que
permanezcamos en la Verdad y confiemos al
centro de Vida llamado Padre la decisin de si
debemos o no morir fsicamente. Porque la
mentira proclamada nos apartar de su faz.
Cristo, el centro que conduce al Padre, nos
renegar y, no pudiendo estar en l, tampoco
estaremos en el Padre. Esto supone tener que
vivir una nueva vida en el error, en la oscuridad,
o sea, en las dificultades materiales en las que
se debate el hombre de tinieblas, Cada vez que
negamos la verdad en las pequeas cosas de la
vida, es un pequeo paso que damos hacia la
zona tenebrosa que engendra la dificultad y la
tribulacin. Renegar de Cristo significa
comportarse de una forma inferior a nuestras
posibilidades humanas en las confrontaciones
con los hombres y las situaciones. Y confesarse
como uno de los suyos significa, por el
contrario, estar siempre a la altura de la
conciencia que las enseanzas de Cristo nos
han permitido adquirir.
19.- No creis que haya venido a traer la paz
en la tierra, no he venido a traer la paz, sino la
espada. Ya que he venido a traer la divisin
entre el hombre y su padre; entre la hija y su

80

madre; entre la madre y la suegra, y el hombre

tendr por enemigos a las gentes de su propia
casa. El que ama su padre o su madre ms que
a m, no es digno de m. El que no toma su cruz
y me sigue, no es digno de m. El que conserve
su vida, la perder, y el que la pierda por mi
causa, la reencontrar. (Mateo X, 34-39)
Varias son las enseanzas que debemos sacar
de estos puntos. Alcanzado ya el nivel indicado
anteriormente, es decir, cuando el temor a la
muerte
ha
desaparecido
y
cuando
abandonamos nuestra voluntad a la del Padre,
proclamando el Reino por los techos, entonces
la fuerza crstica aparece como una espada
divisoria.
En el dominio de los smbolos, la espada es el
signo del discernimiento, el arma que nos
permite llevar el combate de la vida con rectitud,
sabiendo lo que queremos y a donde vamos.
Antes de la hora de las recompensas, antes de
que la paz est en nosotros para siempre
jams, la fuerza crstica producir una ltima
guerra, de la cual saldr un nuevo orden. Saldr
un orden sobrenatural, en el que el padre ya no
ser el padre, ni el hijo, el hijo. En esa marcha
hacia la unidad de todo, el filo de la espada
crstica ha de cortar los lazos privilegiados que
nos unen a las gentes de nuestra familia. El
Amor crstico de Hochmah, cuando se derrama
sobre nosotros, nos lleva a amar a todos los
seres y las cosas por igual, sin distinciones.
Mientras amemos a nuestros padres o a
nuestros hijos ms que a cualquier otro ser, es
seal de que hay luces y sombras en nuestro
amor y, por lo tanto, an no somos dignos de
Cristo.
20.- Jess no dice que no deba amarse al padre
o al hijo, sino que no debe amrsele ms que a
l y, siendo l la imagen del supremo Amor,
amndole a l se ama todo...
Esa carrera hacia el Amor de todo suscitar
antagonismos en nuestra casa, porque los
amores
exclusivos
y
privilegiados
desaparecern y el amor difuso que sentimos
por todo ser apercibido por nuestros prximos
parientes como una desatencin hacia ellos,
hasta que les llegue a su vez la hora de la
comprensin.
Tomar la cruz y seguir a Cristo significa haber
recorrido los senderos que en el rbol de la vida
crucifican a Tiphereth o, dicho de otro modo,
haber seguido sus enseanzas hasta el punto
en que nos encontramos.
El que trate de conservar su vida tal como era
antes, dice Jess, la perder, ya que,
efectivamente, al terminar la existencia fsica,
las relaciones desaparecen y el padre deja de
ser el padre, y el hijo deja de ser el hijo. En
cambio, si se muere a esa vida, si el amor por
todo reemplaza el amor particular, se habr
conquistado la eternidad y las personas

aparecern en su esencia, como Egos

inmortales que son y no identificadas con un
papel episdico en la vida fsica. Entonces
podremos reconocer a esas personas ms all
de la muerte y programar juntas una nueva
existencia fsica, en la que los papeles estarn
cambiados, pero sabremos que aquellos son
nuestros antiguos compaeros de vida, prestos
para Protagonizar juntos una nueva jornada.
21.- El que os reciba, me recibe, y el que me
recibe, recibe al mismo tiempo al que me ha
enviado. El que recibe un profeta en calidad de
profeta recibir una recompensa de profeta, y el
que recibe un justo en calidad de justo recibir
la recompensa de justo. Y quienquiera que d
tan slo un vaso de agua fra a uno de esos
pequeos por ser mi discpulo, os digo en
verdad que tendr su recompensa. (Mateo X,
40-42)
Nos dice Jess en este punto que quienes
reciban sus enseanzas sern recompensados
segn el grado de inters que hayan puesto en
ellas. Los hay que buscan en la Enseanza un
conocimiento que les confiera una superioridad
sobre los dems, que les permita brillar y
distinguirse en las asambleas de los hombres,
aparecer como orculos o expertos en
cuestiones espirituales. Estos han recibido la
Enseanza en su calidad de proftica y, por
consiguiente, se vern recompensados con el
fervor de la sociedad hacia sus personas.
El que recibe la enseanza porque percibe en
ella lo justo, recibir la recompensa adecuada,
que ha de ser una ms alta percepcin de la
Verdad y una ms intensa penetracin en el
Reino.
Aquellos que no pueden interiorizar la
enseanza porque no han alcanzado un nivel
de madurez suficiente, pero que dan aliento al
discpulo ofrecindole un vaso de agua
fresca, tambin se vern recompensados por
ello, Esa agua fresca representa los
sentimientos puros. El que no puede poner su
razn del servicio de Cristo, pero al que sus
sentimientos le dicen que ah est la verdad y,
con sus sentimientos alientan la obra, sos se
encontrarn con el Reino instaurado en su
corazn y la Verdad reinando en el trono de sus
deseos. La razn no tendr ms que descender
al mundo de las emociones para beber la luz
que ha establecido su sede en ellas.
22.- Hemos llegado al punto de la enseanza en
que los discpulos salen de dos en dos a
proclamar la llegada del Reino. Jess design
los pares de esta forma: Andrs y Pedro;
Santiago y Juan; Felipe y Bartolom; Toms y
Mateo; Jacobo y Judas Alfeo; Simn y Judas
Iscariote. En la leccin II- 18 hemos dado la
correspondencia de cada apstol con los signos

81

del Zodaco, resultando as que los grupos de

dos estaban formados por apstoles de los
siguientes signos: Capricornio y Acuario;
Sagitario y Piscis; Aries y Escorpio; Tauro y
Libra; Gminis y Virgo; Cncer y Leo.
Nuestros estudiantes deben tambin formar
grupos de dos, emparejados tal como los
emparej Jess, segn sus signos de
nacimiento, y disponerse a ir por las casas en
busca del hombre digno para hablarle de la
enseanza, de acuerdo con las normas
expuestas en estas lecciones. Cada grupo de

dos deber concertarse sobre la forma de

operar, elaborando un programa. Una vez
elaborado este programa de accin, los seis
grupos de dos se reunirn para coordinar los
seis programas, de manera que no hayan
repeticiones o interferencias entre ellos. Si en
una misma ciudad hubiera dos grupos de doce
o ms, cada grupo de doce nombrara un
coordinador encargado de armonizar las
actividades de cada uno de los seis grupos de
dos.

Preguntas:
1.- Por qu Jess mand sus discpulos a evangelizar de dos en dos?
2.- Qu debemos entender cuando Jess nos dice que debemos ir por el mundo y resucitar a los
muertos?
3.- Por qu nuestro apostolado debe ser gratuito?
4.- Por qu quienes no escuchan las Enseanzas sern juzgados con ms severidad que Sodoma y
Gomorra?
5.- Hblanos de la guerra que suscitan las enseanzas de Cristo.

ANEXO A LA LECCIN 9
En el punto 8 de esta leccin se hace referencia a los siete pecados capitales relacionndolos con los
planetas. En este Anexo ampliamos la informacin, a fin de que el estudiante tenga una visin ms clara
de las repercusiones de la actividad moral de los hombres sobre sus cuerpos fsicos. El desorden que
plantamos en una vida, nos lo encontramos interiorizado en nuestro organismo en la vida siguiente.
Veamos pues los males fsicos que caben esperarse de los males morales que nuestra personalidad
expresa.

La Soberbia
De todos los pecados capitales, la Soberbia es el que ms funestas consecuencias tiene para la
persona que la sufre, porque es un pecado solar, que toca de una manera global a todas las funciones
del individuo. Los dems pecados afectan a determinadas tendencias, dejando a otras la posibilidad de
actuar correctamente. La Soberbia no; es una enfermedad de la Voluntad y est presente en todas las
motivaciones, cualquiera que sea la importancia de la accin a realizar.
Por qu es tan mala la Soberbia? Vemoslo: Del Sol provienen las energas que ponen en
movimiento los mecanismos de la voluntad en el hombre. Normalmente, esas energas pasan por los
engranajes humano, que las transforman en acciones. Si el hombre no est maleado, si su conciencia se
encuentra en condiciones de imponer su criterio, esos actos, producto de las energas solares, sern
conformes a la Ley de Dios, puesto que son generados por el normal funcionamiento del universo.
Si las energas solares no se transforman en actos y se conservan dentro del organismo psquico del
individuo, se produce una sobrecarga energtica que hace que la persona se ilumine, por as decirlo, por
dentro. Esa luminosidad interior puede conducir a un efecto positivo y a otro negativo. El positivo
consiste en tomar conciencia de la vida universal, en descubrir la realidad trascendente y saberse que
uno forma parte del cosmos. Esa persona ya no ser una mquina funcionando al ritmo del universo sino
un colaborador consciente de la obra divina y proyectar el chorro energtico concentrado en l para
destruir cristalizaciones y transmutar lo fosilizado.
Pero si el individuo, en su fuero interno, no es lo suficientemente humilde como para sentirse una
minscula parte del todo, la luminosidad interior le dar una sper-conciencia de s mismo, se creer un
ser separado del resto de los mortales, portador de una misin, contenedor de una sabidura que hace

82

de l un predestinado, un salvador, un ser de lite. Todo en su interior estar trabajando para la

edificacin del propio Yo y ese edificio de la personalidad ser como una muralla que lo separar de las
grandes corrientes del pensamiento colectivo, de modo que ya no penetrarn en l ideas renovadoras,
excluidas por la barrera de sus propias certidumbres, que irn as convirtindose en arcaicas y desuetas.
Ya no trabajar en asuntos de primera lnea, sino que pondr su personalidad al servicio de causas
irrisorias, que a l le parecern sublimes, y para poder conservar su hegemona, pronto tendr que ser el
enemigo de los portadores de autntica savia renovadora, porque ante ellos se hace patente la poca
consistencia de sus principios. La Soberbia no es pues solamente un peligro para quien la padece, sino
un mal social de primera magnitud.
Los efectos sobre la persona consisten principalmente en cortarla de la fuente csmica, haciendo
de ella un ser separado, una especie de islote de aguas encharcadas, en las que no tardarn en
amontonarse los parsitos. Como un defecto moral repercute en una vida futura bajo la forma de un
defecto tsico, la Soberbia es la causante de todos los males derivados de un mal funcionamiento del
corazn, rgano regido por el Sol en nuestro cuerpo fsico. Del mismo modo que l quiso ser un mundo
aparte, tambin su corazn lo ser y se ver privado del fluido vital, que es la esencia que vitaliza
nuestro organismo. Las corrientes sanguneas sern pobres y la persona estar expuesta a sufrir esa
terrible enfermedad que conocemos con el nombre de leucemia. La mala utilizacin de la Voluntad
conduce a un efecto en la construccin del rgano que es sede de esa Voluntad, o sea, el corazn y, por
consiguiente, nada en el nuevo organismo funcionar.
El correctivo de la Soberbia, es la Humildad. Para poder avanzar hacia ella, es preciso que el
soberbio tome conciencia de su estado y est dispuesto a efectuar los trabajos de cambio.
La Avaricia
La Avaricia es un pecado saturniano y es producido por un mal estado csmico de Saturno en el
Horscopo. En el plano mental, Saturno produce una parlisis de las ideas y una disminucin de la luz.
Cuando Saturno se encuentra bien aspectado, sobre todo respecto a Urano, su plomo permite captar las
energas uranianas y convertirlas en luz domstica y lo mismo ocurre a nivel intelectual: La luz graduada
de Saturno hace que lo espiritual resulte inteligible. Pero cuando Saturno se opone violentamente a
Urano, la excesiva concentracin plomiza no permite el filtraje de la luz uraniana y el individuo se ve
privado de luz. Como sea que Saturno es el que instituye el paisaje donde se desarrolla el drama de
nuestra vida, la persona as aspectada ir como a ciegas por su destino, incapaz de reconocer los
accidentes de su camino.
La Avaricia, siendo una manifestacin externa de la mala situacin de Saturno, al manifestarse en
alguien nos revelar tambin otros defectos ocultos, como el que acabamos de sealar, que no son
aparentes de la persona. En este caso, un ser avaricioso ser al mismo tiempo un ser indefenso contra
los embates de su destino, porque no ver venir la adversidad.
En el terreno emotivo, Saturno frena considerablemente los sentimientos, dando al individuo una
pobreza de emociones que limita en la frigidez sentimental o insensibilidad. El avaricioso ser pues
tambin un insensible a todo lo que le rodea y as se comprende que lleve una vida srdida de
privaciones, porque no siente apetencia hacia lo exterior y no comprende que otros puedan sentirla. Las
pocas energas que se filtran en l sirven para alimentar el pequeo inters que siente por su poco
apetecible vida. Su Avaricia no es ms que una manifestacin, entre varias, de la pobreza energtica
que circula por l y su retencin del dinero es el sntoma de una retencin ms general de todos los
fluidos, debido a la necesidad a que lo somete su pobreza. El avaro es un hombre pobre, en el ms
amplio sentido de la palabra: pobre en ideas, pobre en sentimientos y emociones, pobre en posesiones;
ya que el dinero retenido es para l una pura abstraccin y no significa que vaya a utilizarlo para
procurarse experiencias que, por las razones apuntadas, no pueden penetrar en l; pobre finalmente en
deyecciones: el avaro sufre permanentemente de estreimiento.
La Avaricia es pues el indicio que revela un desorden de vastas proporciones, puesto que arranca
de uno de los puntos ms elevados del rbol de la vida. Su correccin necesitar un gran esfuerzo de
voluntad, pero se ver facilitada por el repudio general que recibir de todos cuantos le rodean. La
Soberbia puede resultar halagadora, es un defecto que gusta al que lo posee. La Avaricia, no, y por ello
el avaro, al verse tan unnimemente rechazado, puede decidir un da abrir el arca de sus tesoros, como
le ocurriera a ese personaje del Cuento de Navidad de Dickens.
La desaparicin de ese sntoma externo conducir a un reordenamiento de las corrientes internas y
el ex-avaro tendr una mayor abundancia de ideas, mayor calor en los sentimientos y una buena salud;
ya que en el terreno fsico los malos aspectos de Saturno producen arteriosclerosis, reuma, parlisis,
enfermedades seas.
Si estas enfermedades no aparecen en la vida del avaro, con toda seguridad aparecern en una
prxima existencia, cuando las semillas de la mala influencia saturniana hayan arraigado en la tierra del
individuo.

83

Diremos pues que la Avaricia produce los males crnicos, las enfermedades de los huesos y todas
las que se deben a cristalizaciones en el funcionamiento de los distintos rganos del cuerpo, como
pueden ser la arteriosclerosis y, en una forma ms radical, la parlisis.
Segn el signo en que Saturno se encuentre situado en la prxima vida del avaro, sus efectos
paralizantes se producirn en uno u otro rgano. En lo sensorial, la perturbacin saturniana producir la
sordera.
La Gula
La Gula es un pecado jupiteriano y se debe a un exceso de protagonismo de planeta Jpiter en un
Horscopo.
Al comienzo de la evolucin, los hombres no se hallaban an en condiciones de ejercer la Gula ms
all de sus propios organismos, pero en nuestra sociedad actual, debemos entender por Gula no
solamente el que consume ms de lo que corresponde en virtud de los recursos comunes de que
dispone la humanidad, sino tambin el que en sus negocios, en su actuacin social y profesional abarca
ms de lo que su programa humano le permite abarcar, reduciendo o suprimiendo el espacio social en el
que los dems deberan actuar como legtimo terreno de experiencias.
En el Mundo Mental, la funcin de Jpiter consiste en sacar el mximo provecho del escenario
natural legado por Saturno. Jpiter es el que dice: Estos terrenos, para el cultivo; stos para la
edificacin de una ciudad; aqu las zonas deportivas; aqu los bosques, all las minas; all los templos o
las industrias o los Bancos, las universidades, las instituciones polticas. Si imperara la ley natural, cada
hombre asumira su propio potencial y realizara, en nombre de Jpiter, la funcin que le corresponde.
Pero los glotones impiden que esto se haga as, y un buen da, uno, con ms Jpiter dentro que los
otros, dice: Aqu esto, aqu aquello, ms all esto otro, y todo mo, bajo mi control y mando, y en mi
propio provecho. Entonces los dems se quedan sin papel jupiteriano, reducidos a ser servidores del
glotn, el cual les transmite sus rdenes por telfono o por cablegrama, haciendo que ordenen las cosas
por su cuenta, mientras l se baa en su maravillosa isla personal.
Nos estamos refiriendo a la organizacin de la vida fsica, pero el glotn acta de una forma ms
sutil e imperceptible en el dominio pura mente mental, diciendo a los que lo escuchan o leen: Yo soy la
verdad y os la voy a contar para que no os tomis la molestia de descubrirla. Y entonces establece toda
una serie de dogmas, religiosos, polticos, sociales, cientficos o culturales, que el glotn institucionaliza,
los sacraliza y los declara cultura y civilizacin, y para que a nadie se le ocurra desmentrselos, ah estn
los ejrcitos, la marina, la aviacin, la polica y dems fuerzas vivas para disuadirlo. Al establecer una
verdad, oficializara, rendirle culto y protegerla por la fuerza, el glotn impide que la autntica Verdad
nazca de las experiencias vitales del individuo. La Verdad Vital, la que inevitablemente explota un da
dentro del individuo como una sublime evidencia, es la que combate el glotn, porque no es cientfica,
porque no forma parte del patrimonio cultural comn, porque siempre es revolucionaria y, si se
generaliza, el glotn se encontrara con que no podra ejercer su glotonera, al volver todo a su orden
natural. La Gula es pues la responsable de ese caos social en el que estamos viviendo. A nivel
alimenticio, la Gula es la que produce el hambre en el Tercer Mundo.
En la naturaleza emotiva, el exceso de protagonismo jupiteriano abre las puertas a todas las
apetencias y hace que se trague a los hombres -o las mujeres-, como se traga las sociedades, los
cargos, las instituciones.
Gula es pues, un desbordamiento de la individualidad, que tiende a tragar la colectividad. Es el gran
pecado de nuestra poca y el ms difcil de combatir; ya que cuando el cuerpo est a tope, obliga al
individuo a adoptar un rgimen, pero en el terreno intelectual o emotivo no funciona esa seal y el goloso
sigue tragando ms y ms, dejando al resto de los humanos sin legtimo espacio. El sistema capitalista
es inseparable de la Gula, y aquellos en cuyos cuerpos aparece el sntoma de rechazo de la comida,
deberan considerarlo como un aviso de que, en otros dominios, deben cesar de engullir espacios ajenos
a su programa humano.
Los efectos de la Gula en una prxima vida aparecern bajo esa terrible enfermedad que
conocemos con el nombre de cncer. En efecto, habrn instituido en su orden interno esa tendencia a la
invasin y a la ocupacin de espacios ajenos, que ha sido la caracterstica de su actividad, y entonces
las clulas de su cuerpo tambin ocuparn espacios destinados a otras clulas, negando la vida a
ciertas partes de su organismo, sin las cuales precisamente no se puede vivir.
Tampoco la Gula es fcil de corregir, porque agrada al individuo que la padece, y slo la
comprensin de sus efectos le permitir corregirla. La Sabidura es el arma que debe utilizar el goloso.
La Ira

84

La Ira es un pecado marciano y se debe a una posicin excesivamente relevante de Marte en un

Horscopo.
Cuando Marte impone su ley en el mundo mental, el individuo tiende a organizar su vida con un
excesivo e innecesario rigor. Todo marcha a su alrededor como en un cuartel, al toque de trompetas, de
modo que no es extrao que los compaeros de vida que encuentre sean gentes con vocacin de
soldados o, mejor dicho, autnticos siervos, capaces de soportar la disciplina impuesta por un Marte
preponderante en el mental. El primer efecto oculto de la Ira en la vida del individuo, ser pues el de
proporcionarle un marido, una esposa, unos amigos y compaeros netamente inferiores, que no han de
aportarle esa tensin sin la cual ninguna experiencia es posible. Cedern ante l y, sin encontrar
resistencia, avanzar como ese ejrcito que, no encontrando enemigo, se adentra en tierras extraas,
mientras la guerrilla hace su ley a sus espaldas.
En el mundo de los sentimientos, que es el escenario natural de Marte, su excesivo protagonismo lo
radicaliza todo, transformando los deseos en furiosa pasin y dando una importancia excesiva a lo que
deberan ser sencillas apetencias del alma, de suerte que el individuo pone todo su ardor en conseguir
algo que es en s irrisorio, al igual que esos soldados americanos en el Vietnam, que sacrificaban vidas
para conquistar una colina y la abandonaban, por intil, una vez conquistada. Bajo el impulso de la Ira, la
vida se convierte en una autntica caricatura, pero una caricatura sangrienta o, en todo caso, llena de
dramatismo. El segundo efecto oculto de la Ira ser pues el de orientar al individuo hacia conquistas
vanas, el de lanzarlo a empresas que l tomar por sublimes y que provocarn la risa de sus contempo rneos. Por otra parte, todas sus relaciones se establecern segn el criterio de amigo-enemigo, como
en la guerra, y de su vida desaparecern los matices y con ellos se esfumar su sensibilidad para
apreciarlos: todo transcurrir en un blanco-negro radical y enteramente falso.
En el mundo fsico, Marte rige el hierro que, por su oxidacin, produce el calor necesario a la vida y,
bajo forma de hemoglobina da el color rojo a la sangre. El excesivo protagonismo marciano produce un
excesivo calor en el cuerpo, manifestndose a menudo en forma de granos, furnculos, fiebres, ruptura
de vasos sanguneos, hemorragias internas y externas. Ese dramatismo interior se proyecta al exterior
dando lugar a circunstancias dramticas, a situaciones lmite.
La Ira destruye pues o limita considerablemente el horizonte humano, hacindonos vivir
experiencias granguiolescas e impidindonos apreciar los matices y descubrir el autntico sentido de la
vida; ya que lo que nos ocurre en el exterior capta tanto nuestro inters, que no nos interiorizamos nunca
para contactar con nuestro ser trascendente.
Lo positivo de este mal es que todo el mundo lo reconoce, incluso el que lo padece, cosa que no
ocurre con otros defectos, que el individuo puede negar. Reconocindolo, es ms fcil encontrar el
remedio. Como se trata de un surplus de energas marcianas, la Ira desaparecer si la persona se libra,
conscientemente, a actividades marcianas, como puede ser la prctica intensa de los deportes, la
gimnasia, el excursionismo, el alpinismo. La Ira puede encontrar igualmente un cauce positivo ah donde
la violencia est institucionalizada, como puede ser una carrera militar o en la polica, los bomberos; Q
an trabajando como cirujano, enfermero, practicante, etc.
La Ira repercutir en una prxima vida creando un destino lleno de accidentes. La persona sufrir
accidentes, quemaduras, se ver atacaba por bandidos, y en su propio cuerpo sufrir hemorroides,
hernias, cortes, y ser propicia a envenenamientos sanguneos. Todas las deformidades corporales, las
monstruosidades, las amputaciones de miembros y las muertes violentas, son secuelas de una
existencia vivida bajo el imperio de la Ira.
La Lujuria
La Lujuria es un pecado venusiano, debido a la corrupcin de Venus en el Horscopo.
Al igual que ocurre con la Gula, otro pecado que cuelga de la columna de la Tolerancia, la Lujuria
no slo acta en el dominio especficamente sexual, sino que extiende sus redes a todos los placeres
inmoderados que se auto-concede el individuo.
En el plano mental, un Venus corrompido inocula al pensamiento una gran permisividad,
desvirtuando el sentido de la moral y haciendo que al individuo todo le parezca plausible, impidiendo
distinguir entre el Bien y el Mal, de forma que se ve en la imposibilidad de arrancar las malas hierbas que
florecen libremente en su vida.
En el plano emotivo, que es donde Venus acta con mayor empuje, al acentuar el nivel de
sensualidad, hace que el sexo realice funciones directrices en la vida del individuo, marginando otros
criterios presentes en el alma. As, bajo la accin de la Lujuria, veremos que el individuo sintoniza con
personas que slo se adhieren a ese aspecto de su personalidad y que no poseen otras afinidades con
l.
Como la Lujuria ama la diversidad, esa relacin iniciada bajo su impronta, alcanza rpidamente su
punto de saturacin y la relacin entra en crisis. Ahora, en un momento en que la mujer cede ms
fcilmente que antes a la llamada de la Lujuria, vemos que las parejas formadas por esa perversin

85

venusiana pronto se separan, dando lugar a una sociedad de miembros desligados, insolidaria,
irresponsable, angustiada ante su propio porvenir, con un inconsciente culpabilizado que pide a gritos el
castigo que le haga soportable su permisiva existencia.
La Lujuria no se reduce pues a un aumento inmoderado del apetito sexual, sino que, como un
pulpo, extiende sus amarras sobre las relaciones sociales, sellndolas con la marca de lo efmero.
En el terreno estrictamente personal, la entrega a los placeres del sexo hace que las energas
creadoras se pierdan por su polo negativo, privando al cerebro del poder de procrear en los mundos
superiores, puesto que los conductos que alimentan los rganos sexuales, comunican, a travs de la
columna vertebral, con el centro de percepcin espiritual, y si la corriente vital se orienta hacia abajo,
arriba faltan fluidos para la creacin.
La Lujuria produce un progresivo oscurecimiento de la conciencia, de manera que el Ego no
consigue comunicar su saber a su contrapartida material, la cual ya no sigue su programa y el individuo
se ve desasistido espiritualmente y vulnerable al ms pequeo contratiempo que le depare la vida,
siendo un firme candidato al suicidio y a la desesperacin. En efecto, la solucin de nuestros problemas
est arriba, en el cerebro. De l nos viene la lucidez que nos permite encontrar el remedio justo para
nuestros problemas. Si le arrebatamos las energas que le permitiran funcionar plenamente para
alimentar la sexualidad, es evidente que no encontraremos la solucin cuando la necesitemos. El
lujurioso es un ser vulnerable, un ser que naufraga en la ms pequea tempestad y, por consiguiente,
alguien con el que no se puede contar, que no puede ofrecer apoyo y solidaridad aunque quiera.
Los efectos de la Lujuria en una prxima vida se caracterizarn por una debilidad del cerebro, que
no podr realizar las funciones que le son propias, dado que en la vida anterior fue privado de sus
fuentes naturales de alimentacin. Segn el grado de debilitamiento, puede dar el simple bendito
inofensivo, o el epilptico, el idiota ms o menos profundo, el subnormal o el loco de atar, si el cerebro
no se encuentra en condiciones de realizar sus funciones y abandona totalmente la direccin de la vida
al cuerpo de deseos.
Desperdiciar la simiente ha sido considerado, en todos los tiempos, como una de las ms graves
ofensas que puedan hacerse al Creador; Ya que equivale a dejar de lado el rgano que nos ha sido
dado para crear, que es el cerebro, y poner en su lugar el rgano sexual, no para utilizarlo en su correcta
funcin, que es la multiplicacin de la vida en el mundo fsico, sino para procurarse un placer en el bajo
mundo de los sentidos. Por el contrario, la castidad es uno de los mtodos ms seguros para llegar a la
clarividencia y a la comprensin de la Obra de Dios.
La Envidia
La Envidia es un pecado mercuriano y se debe a una perturbacin en el Horscopo del planeta
Mercurio.
En el mundo mental, la funcin de Mercurio consiste en orquestar los recursos que posee el
individuo para su ms lgico aprovechamiento. l es quien racionaliza y ejecuta, segn un orden
riguroso, de acuerdo con las leyes csmicas, con las necesidades del Ego y en funcin de las
circunstancias en que se halla inmerso el individuo. Pero cuando Mercurio est corrompido por su
situacin zodiacal o por malos aspectos recibidos, entonces tiende a utilizar recursos ajenos en el
programa propio, recursos que va a buscar en el programa de otros Egos. Esta situacin se manifiesta
en la persona bajo el rostro de la Envidia.
A nivel de relaciones sociales, esa mala disposicin de Mercurio ser fuente de vivos conflictos. La
Envidia, para prosperar en el terreno prctico, debe ir acompaada de sus dos aclitos, la Mentira y la
Calumnia, con las cuales arruinar la reputacin de la persona cuyos recursos nuestro Mercurio
ambiciona. En lo que se refiere al propio destino, la Envidia falsear nuestras necesidades experimentales, procurndonos experiencias que no figuran en el programa de nuestro Ego y que, por tanto, son
intiles o inoportunas. La Envidia ayuda siempre la personalidad humana pasajera, satisfacindola en lo
referente a los valores sociales, pero volviendo la espalda a las necesidades evolutivas del Ego: es el
error caracterstico de un Mercurio mal aspectado.
En el plano emotivo, Mercurio es el encargado de facilitarles lgica a nuestros sentimientos o, dicho
de otro modo, de darles su razn de ser. Cuando acta de acuerdo con nuestra legalidad sentimental, es
decir, con los deseos que legtimamente deben llevarnos a la culminacin del programa elaborado por el
Ego, imprime a nuestros impulsos emotivos una fuerte determinacin, les da persistencia, duracin,
dando a la persona el sentimiento de estar en lo cierto.
Pero cuando un Mercurio pervertido acta sobre nuestros sentimientos, tambin comunica a la
persona esa sensacin de veracidad al impulsar los deseos a apoderarse de los recursos humanos de
otra persona. Mercurio da a los deseos argumentos nobles para justificar actuaciones que no lo son.
En el plano fsico, Mercurio rige las conexiones, las relaciones humanas y una situacin de envidia
har que la persona se vea conectada a individuos que contribuirn a desviarlo de su universo natural,
enfilndolo en una falsa rbita.

86

La Envidia es pues, un pecado que nos aleja considerablemente de nuestro objetivo trascendente,
llevndonos hacia la falsa pista de los valores sociales, en lugar de perseguir las experiencias
susceptibles de enriquecer nuestra alma. Por resultar evidente para el propio individuo, la Envidia es
algo que se puede corregir, si se moviliza la voluntad al servicio de esta correccin. Si el propsito de
corregir esta tendencia es firme y lo realizamos en el mbito de nuestras posibilidades, tambin en los
planos superiores el Mercurio funcionar de acuerdo con nuestro correctivo y se transformar en un
instrumento eficaz para la realizacin de nuestro destino.
La Envidia repercutir en una prxima vida haciendo que nos encarnemos en un cuerpo propicio a
los envenenamientos, a las dificultades respiratorias y gstricas. Todas las afecciones del aparato
intestinal, las intoxicaciones, apendicitis, peritonitis, enfermedades contagiosas y pulmonares son
subproducto de la Envidia, puesto que en el plano moral, tambin la Envidia envenena, intoxica,
estrangula, contagia, vicia el aire, impide que la persona objeto de la envidia evacue normalmente sus
cualidades internas sobre el mundo.
La Pereza
La Pereza es un pecado lunar y se debe a una perturbacin de las funciones encomendadas a la
Luna.
En el Mundo Mental, la Luna produce las imgenes internas que llamamos imaginacin, a travs de
la cual la mente se desplaza de un lugar a otro, explorando por un lado las alturas inaccesibles y
estableciendo cabezas de puente en terrenos an no hollados por la razn, y descendiendo por otro a
los abismos de la razn, all donde ideas arcaicas, profundamente enraizadas, necesitan que las sales
lunares disuelvan las amarras. Los efectos de la Pereza en este mundo bloquean la imaginacin y dejan
que todo siga tal como est, de modo que imposibilitan la progresin intelectual hacia arriba y no
permiten que la mente se vea liberada de los arcasmos que la mantienen atada a un pasado ancestral.
En el cuerpo del deseo, sus atributos la llevan a fijar los deseos, dndoles, por as decirlo, fuerza y
esplendor, de manera que obliguen a la Voluntad a realizarlos. Que el deseo sea bueno o malo, ello ya
depende de otros mecanismos, pero lo que s es esencial para el individuo es que ese deseo se
exteriorice de algn modo, o bien que se sublimice mediante una interiorizacin consciente y voluntaria.
La emisin, la eyeccin de los deseos har que el individuo sea fro o caliente, tal como los quiere Dios.
Pero cuando la pereza obstaculiza esas funciones, el individuo se convierte en este Tibio al que Dios
vomita de su boca.
En el mundo fsico, la Luna rige las funciones de disolucin y coagulacin de los elementos,
aportndonos la renovacin peridica a nuestros tomos y molculas, de acuerdo con los ritmos del
universo. Es la Luna la que nos conecta con el acontecer universal, aportndonos los sucesivos
mensajes de los dems cuerpos planetarios. Si esas funciones resultan obstruidas, nos convertimos en
una especie de tierra muerta, no transitada por las grandes corrientes renovadoras provenientes del
cosmos. En el mundo fsico, la Pereza hace del hombre un muerto-vivo, un ser intil para s mismo y
para los dems.
Qu es lo que debe hacer el perezoso para vencer su pereza? Moverse hacia las cosas que estn
a su alcance. Por cada paso que d, Dios dar dos por l. No importa aqu el resultado prctico obtenido
(muchos perezosos justifican su pereza arguyendo que sus esfuerzos no les sirven de nada), lo
importante es ponerse en movimiento, fsicamente, sentimentalmente y mentalmente para restablecer
funciones que se encuentran perturbadas.
El mal que aguarda a los perezosos en una prxima vida, es la corrupcin de su cuerpo, la
putrefaccin de sus rganos. Nada funcionar en su fsico como debera funcionar. Del mismo modo que
en las aguas encharcadas abundan los parsitos, en su cuerpo se producir ese estancamiento y los
parsitos aparecern tambin, aportndole las enfermedades de las cuatro estaciones. Si adems han
cometido abusos en otros aspectos, ciertos rganos se encontrarn ms deteriorados que otros y, si se
trata de rganos vitales, su tendencia a la corrupcin har que su vida sea muy corta.

87

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 10

1.- Uno de los ms misteriosos episodios de la

vida de Jess lo constituye su encuentro
solitario con la samaritana en el pozo de Jacob.
Se produjo este encuentro en el curso de un
viaje desde Judea a Galilea, en el que tena que
pasar obligatoriamente por las tierras de
Samaria.
Jess acababa de ser reconocido como el
Cristo que estaban esperando por Juan el
Bautista, el cual haba dicho a sus discpulos,
refirindose a Jess, (Juan III, 30-36) Es
preciso que l crezca y a por encima de todos
que yo disminuya. El que viene de arriba est y
rinde testimonio de lo que ha visto y odo, sin
embargo, nadie recibe ese testimonio (...) El que
cree en el Hijo tiene la vida eterna; el que no
cree en el Hijo, no ver la vida y la clera de
Dios permanecer en l
Anteriormente (Mateo XI, 1-3) nos dice la
crnica evanglica que Juan estando en la
crcel y habiendo odo hablar de las obras de
Cristo, hizo que sus discpulos le preguntaran si
era l a quien esperaban o si deban seguir
aguardando. Aqu se nos dice que Juan
reconoci la personalidad de Cristo cuando an
no haba sido encarcelado (Juan III, 24) Si Juan
Bautista sali de su prisin con la cabeza
cortada, hay un error cronolgico, a menos que
se trate de hechos simblicos, y as debemos
interpretarlos para hacerlos coherentes.
En efecto, hemos visto que Juan Bautista era el
ltimo eslabn del camino de la izquierda, el de
la ley (Leccin 7-19) y que Cristo es el iniciador
del camino de la derecha. El Juan que duda
sobre si Cristo es o no el esperado, es un Juan
prisionero del mundo material, es el Juan que
sabe que un liberador ha de venir, pero que es
incapaz de reconocerlo porque est en la crcel
de la materia. Pero en el desarrollo de las
potencialidades internas, alcanzamos todos un
estadio denominado Juan Libre, en el que s se
reconoce la tendencia redentora y entonces
nuestro Juan Libre anuncia a todos los que le
siguen que el otro es el enviado del cielo y que
en l est la vida eterna, que representa las

energas creadoras eternamente existentes,

gracias a las cuales las formas pueden vivir
temporalmente. Los que no creen en l,
debern permanecer en la columna de la
izquierda, a travs de la cual se expresa la
clera de Dios.
La liberacin de esa columna se produce por
decapitacin. La cabeza de la columna llamada
Binah salta como el tapn de una botella de
champn y la vida fluye libre por el sendero que
conduce a Hochmah. Esa fue la decapitacin
simblica que sufri Juan, cuando Salom,
smbolo del alma humana enamorada del
Conocimiento, exigi que, en una gran fiesta, se
le sirviera su cabeza (Marcos VI, 21-28)
Entonces Juan reconoce a Cristo y lo proclama
entre sus seguidores. A partir de ese momento,
ya no hay dos voluntades que bautizan, sino
una sola, y los discpulos de Juan se funden con
los de Cristo.
2.- Jess lleg a tina ciudad de Samaria
llamada Sychar, cerca del campo que Jacob
haba dado a su hijo Jos. All se encontraba el
pozo de Jacob. Jess, fatigado del viaje, se
haba sentado al borde del pozo. Era alrededor
de la hora sexta, dice la crnica. (Juan IV, 5-6)
No es sta la primera vez que las Sagradas
Escrituras nos hablan de un pozo. Ya Moiss,
huyendo del Faran, despus de haber dado
muerte a un egipcio, se detuvo cerca de un
pozo, en el pas de Madian, y all conoci a
Sephora, la que sera su esposa (xodo II, 1522) Y ese pozo en el que descans Jess, fue
el mismo al que llegara Jacob huyendo de su
hermano Esa, en el que encontrara a la bella
Raquel que sera ms tarde su esposa (Gnesis
XXIX 1-6) Qu significa pues el pozo? Y qu
relacin tiene con la mujer?
Ya hemos visto, en el curso de estos estudios,
que el elemento agua est relacionado con el
amor, desde que el centro de vida llamado
Hochmah tuvo que convertirse en agua para
similar y canalizar las aguas zodiacales, al

88

entrar en funciones los signos de agua en el

segundo Da de la Creacin. Desde entonces, el
agua es el elemento que caracteriza la columna
de la derecha que, como sabemos es la
columna de la Sabidura, la que Cristo vino a
descubrir.
Las aguas son tambin nuestras emociones,
han dado lugar al establecimiento del cuerpo de
deseos, que tan reacio es a la sabidura. Esto
podra parecer una contradiccin pero si
nuestras aguas interiores no expresan la
sabidura-amor, es porque no han sido an
suficientemente trabajadas por Hochmah; es
decir, la voz de Cristo no se hace or
suficientemente en ellas. Cuando los trabajos
evolutivos hayan alcanzado su cenit, entonces
nuestros deseos expresarn el amor divino.
3.- As pues, el agua viva de Hochmah se
recubre de un caparazn de materia para poder
manifestarse en el mundo material. Podemos
decir pues que nuestras aguas internas son las
que nutren y alimentan nuestra existencia y, en
este sentido, todos somos pozos que llevamos
dentro las aguas que abrevan nuestros rebaos,
es decir, las tendencias psquicas que
gobiernan nuestra vida. En el lenguaje coloquial
suele decirse mucho que tal persona es un pozo
de ciencia o de sabidura, queriendo indicar con
ello que la ciencia est en el interior y que el
cuerpo fsico la recubre.
El pozo al que lleg Jacob, en tierras de su to
Laban, representa pues ese lugar mtico en el
que la sabidura puede ser extrada del
receptculo material que la contiene. Esa
sabidura aparece bajo los trazos de una bella
mujer porque la mujer es la parte interna del
hombre como las aguas estn dentro del pozo,
ella simboliza el alma humana, esa alma que es
parte del Espritu-Ego y a la que se van
integrando, vida tras vida, las experiencias que
nuestra confrontacin con el mundo va
produciendo.
All, en el pozo, Jacob y Moiss encontraron a
su mitad perdida, a la bella Sofa con la que,
tras duros trabajos, podran fundirse y
reconquistar la unidad. Para el Ego, esta bella
Raquel o Sephora, o Balkis, cualquiera que sea
el nombre bajo el cual aparezca, es la
naturaleza-deseos, que es preciso conquistar e
inspirarle el amor a la obra. Cuando en nuestra
vida aparece el pozo del amor es que estamos
muy cerca del final de nuestro viaje, ese mtico
viaje que va desde las tierras en que nos vemos
amenazados de muerte hasta los paisajes
seguros de la sabidura y el amor.
4.- Nos dice la crnica sagrada que el encuentro
entre la samaritana y Jess sucedi hacia la
hora sexta. En el dominio de la espiritualidad,
las horas se cuentan a partir de la salida del Sol,

de modo que ese encuentro se sita alrededor

del medioda. Pero esto no debe preocuparnos
demasiado, ya que no se trata de un encuentro
fsico, sino de un encuentro mtico. Nuestros
estudiantes ya saben que las dos primeras
horas de la luz solar estn regidas por el signo
de Aries, las dos horas siguientes las rige el
signo de Leo, y las dos que suceden estn
regidas por Sagitario. La hora sexta se
encuentra pues bajo el dominio de Sagitario y
como a partir del medioda entran en funciones
los signos de agua, podemos decir que la hora
sexta es aquella en que el fuego entra en
contacto con el agua, la hora en que Sagitario
exterioriza el designio divino introduciendo su
simiente en el signo maternal de Cncer, para
que el designio de la divinidad sea fecundado
por los sentimientos.
En nuestra vida comn, el trabajo de la hora
sexta ha de consistir en introducir el Propsito
de la jornada en nuestra personalidad emotiva
para que los sentimientos se pongan a trabajar
en aquello que nuestro espritu ha elaborado.
5.- Nos dice la crnica (Juan IV, 7-14) que
habiendo ido los discpulos de Jess a la ciudad
para comprar provisiones, el maestro qued
solo en el pozo y pidi a la samaritana que le
diera de beber, ella le respondi: Cmo t,
siendo judo, me pides que te d de beber
siendo yo una mujer samaritana? Los judos,
en efecto, no tenan relaciones con los
samaritanos. Jess le respondi: Si conocieras
el don de Dios y supieras quin es el que te
pide agua, habras sido t la que le pidiese de
beber y l te habra dado el agua viva. Seor,
le dijo la mujer, t no tienes nada para subir el
agua y el pozo es profundo. De dnde
sacaras pues esa agua viva? Acaso eres ms
grande que nuestro padre Jacob, que nos dio el
pozo en el que l mismo bebi, como sus hijos y
sus rebaos? Jess le respondi: Quien
quiera que beba este agua, seguir teniendo
sed; pero el que bebiere el agua que yo le diere,
no tendr sed nunca jams, y el agua que yo le
dar se convertir en manantial de agua que
manara hasta en la vida eterna
Vemos aqu que Jess pide agua y la ofrece a
su vez, estableciendo muy claramente dos
calidades de agua, la suya y la del pozo. La
samaritana es el smbolo del alma humana que
en un nivel de formacin primitivo se llam
Raquel, despus tom el nombre de Sphora y
ms tarde aparecera ya, bajo una forma
colectiva, con el nombre de Balkis, la Reina de
Saba.
Esa alma humana va a beber en el pozo del
Conocimiento, bebe ese agua que se encuentra
enterrada en las realidades materiales y que, en
lugar de calmar la sed, la acrecienta. Es la
conocida sed de conocimientos o hambre de
espritu que siente todo discpulo que se acerca
a los senderos de la izquierda. Jacob bebi

89

esas aguas en las tierras de Laban y las leg a

la posteridad para que pudieran conocer los
misterios del universo. Cristo llevaba consigo las
aguas vivas, no las que transcurren por dentro
de los receptculos materiales, sino las que son
chorro luminoso que inspira y aporta la
sabidura,
engendradora
de
todos
los
conocimientos.
En esta secuencia, Cristo pide al alma de la
humanidad que se entregue, que le aporte su
caudal de conocimientos, que le d a beber sus
aguas profundas. Esa alma, representada por la
samaritana, se extraa de que le dirija la
palabra. No reconoce en Jess al espritu
inmortal con el que esa alma humana ha de
unirse. Uno y otro son de regiones distintas y no
se hablan. Jess se lamenta de que esa alma
no le reconozca que no sepa ver que l es la
fuente y que unindose a l nunca ms tendr
sed. Ese no reconocimiento es muy genuino de
la hora sexta, momento en que el fuego penetra
en el agua y sta lo combate intentando
apagarlo. Slo ms tarde los dos elementos se
conciliarn y trabajarn conjuntamente en la
fecundacin y la gestacin de la vida.
6.- La mujer le dijo: Seor, dame ese agua, a
fin de que nunca ms tenga sed y pueda dejar
de venir a este pozo Ves a llamar a tu marido
y vuelve aqu, le dijo Jess y la mujer
respondi: Yo no tengo marido, Jess dijo:
Tienes razn al decirlo, ya que son cinco los
maridos que has tenido y el que tienes ahora no
es tu marido. En eso has dicho la verdad
Vemos aqu que el alma se abandona, que est
dispuesta a dejar las aguas del pozo para beber
en la fuente de Cristo, pero para que ese
propsito sea firme, es preciso que sea
sostenido por la parte que representa la
Voluntad de esa alma. Esa voluntad es el
marido y la mujer confiesa no tenerlo. Era
necesario que no lo tuviese para poder
desposarse con Cristo y ste le recuerda sus
cinco maridos anteriores, es decir, las cinco
Voluntades que han generado en esa alma,
correspondientes a los cinco centros de vida
con los que esa alma ha ido identificndose. En
el momento del encuentro, el alma humana
conviva con el sexto centro, pero al encontrarse
ante Cristo, se desconecta de l, dice no tener
marido, hallndose as en estado de
disponibilidad para la unin con Cristo, que ser
as el sptimo marido, el definitivo, el que
calmar la sed del alma poniendo punto final a
su peregrinaje de marido en marido.
En este relato simblico vemos una vez ms
que Cristo se revela al alma cuando sta ha
alcanzado el final de los senderos de la
izquierda, cuando la cabeza de Juan ha sido
decapitada. La iluminacin, la sabidura slo
pueden alcanzarse en su plenitud cuando el
alma humana ha ido durante vidas y ms vidas

a beber las aguas profundas del pozo de Jacob.

Si este relato hubiese sido escrito por los
mitlogos o los autores del Antiguo Testamento,
nos lo hubiesen presentado como una historia
de amor. Juan, para no dar lugar a equvocos,
nos describe el encuentro como una historia de
aguas y de sed, con la seguridad de que ser
entendido por aquellos que conocen el lenguaje
de los smbolos.
7.- Veo, Seor, que eres profeta -le dijo la
mujer-. Nuestros padres han adorado en lo alto
de esta montaa, vosotros decs que el lugar en
que
debe
adorarse
es
Jerusalem
Anticipndose a su pregunta sobre dnde debe
adorarse Jess le dijo: Mujer, creme, viene la
hora en que no ser ni en la montaa ni en
Jerusalem donde adoraris al Padre, sino que
los verdaderos adoradores lo adorarn en
espritu y en verdad, ya que son stos los
adoradores que el Padre pide. Dios es espritu y
quienes lo adoran deben adorarlo en espritu y
en verdad. La mujer le dijo: Ya s que el
Mesas debe venir -el que es llamado Cristo- y
cuando haya venido nos anunciar todas las
cosas Jess le dijo: Soy yo, el que te est
hablando
Esta fue la nica ocasin en que Jess dijo, sin
ambigedades, que Cristo era l. Lo que no
haba revelado ni a sus inmediatos seguidores,
se lo revelaba a una mujer que encontr
casualmente en un pozo. Esto deba hacer
reflexionar a los que interpretan este episodio
en un sentido histrico. No fue a una mujer de
Samaria a quien revel su identidad, sino al
alma humana y en el mayor de los al, secretos,
ya que all no haba ms que Jess y ella.
Cristo se revelar en nosotros yendo en busca
de ese agua y nuestra alma lo reconocer.
Cuando Cristo se manifieste, ya no tendremos
que subir a la montaa, ni meternos en el
templo para adorar a la divinidad, porque la
llevaremos instalada en nuestro propio cuerpo y
seremos a la vez montaa y templo. l
constituir nuestra verdad, lo que somos y lo
que hacemos y nuestra vida ya no podr ser
ms que un permanente acto de adoracin
hacia l, hacia su espritu actuando en nosotros
y hacia la verdad que resulta de su actuacin.
8.- Tras esta revelacin, llegaron los discpulos
de Jess y la samaritana parti para decirles a
los hombres de la ciudad que Jess le haba
adivinado todo lo que haba hecho en su vida.
No ser acaso Cristo? preguntbase ella
misma. Entonces los hombres de la ciudad
fueron a l y permanecieron a su lado por
espacio de dos das, diciendo despus a la
mujer: No es por lo que nos has dicho que
creemos en l, ya que nosotros mismos lo

90

hemos escuchado y sabemos que es

verdaderamente el salvador del mundo
Cuando el alma humana queda impregnada de
la presencia crstica los hombres de la
ciudad, o sea, las mltiples voluntades que van
manifestndose en nuestra psique con el correr
de nuestros estados internos, acuden tambin a
Cristo y lo reconocen como salvador de nuestro
mundo interno. A partir de entonces todas las
voluntades se unifican y marchamos del
unsono con Cristo.
Estas voluntades, estos hombres de nuestra
ciudadela psquica, permanecen dos das
simblicos con Cristo porque el tercero es el de
la exteriorizacin y deben regresar a la ciudad
para realizar su obra, tienen que marcharse de
Cristo, como los residentes de Binah tuvieron
que abandonar la beatitud del Reino del Padre
para realizar, su obra a niveles inferiores.
9.- En la historia del Rey Salomn vimos como
la Reina de Saba, smbolo del alma humana, no
se decidi a casarse con el monarca que
representaba Netzah, porque se enamor del
arquitecto Hiram, que representaba Hod. El
alma humana dudaba entre dos amores, entre
dos voluntades que an no se haban
conciliado. Cristo, despus de resucitar al hijo
de la viuda, despus de ser, reconocido por
Juan, representaba as el partido que durante
un, largo peregrinaje haba estado buscando.
Un da nuestras almas acudirn al pozo en el
que les espera el esposo para celebrar las
bodas alqumicas. Cuando la samaritana
aparezca en nuestras vidas, ser seal de que
nos encontramos en un avanzado estado
evolutivo, ya que nuestra alma habr reconocido
la fuerza que representa la verdad divina
encarnada en la gracia. Ser seal de que
hemos terminado el itinerario de la izquierda,
con todas las sombras y las dificultades, y que a
partir de entonces transcurriremos por un
paisaje risueo, en un mundo fraternal,
generoso, sin vallas, sin cercos.
10.- El aspecto simblico del encuentro de
Jess con la samaritana, no excluye que haya
tenido lugar en su vida real, ya que las escenas
que protagonizamos diariamente encierran un
significado, son la escenificacin de algo que
llevamos dentro y, si sabemos interpretarlas,
conoceremos la intencin de nuestro espritu.
Entonces lo importante no ser lo que nos
ocurre, sino el comprender porqu nos ocurre y
saber en qu punto estamos en el camino, ya
que todos, absolutamente todos debemos vivir
las mismas experiencias para alcanzar la suma
perfeccin.
Antiguamente las gentes solan acudir a las
fuentes naturales en busca de ese agua que
brotaba de la profundidad de la tierra. He

conocido personas que todos los das de su

vida recorrieron a pi tres Km al amanecer,
comenzando la jornada yendo a buscar una
garrafa de agua en una fuente. Ese gesto
revelaba un afn de sentimientos puros por
parte de sus almas, un reclamo de ese agua
que calmaba definitivamente la sed, pero ellos
no entendan esa llamada y seguan yendo a la
fuente, incapaces de comprender la dialctica
de su Ego. Aqu en Barcelona, desde donde
escribimos estos textos, viven personas que
desde nios se acostumbraron a ir a buscar las
aguas en la popular Font del Gat. Un da, el
Ayuntamiento comprob que esas aguas
bajaban contaminadas y, sin advertir al pblico
las desvi, conectando la fuente con las aguas
potables de la ciudad, llenas de cloro. Pues
bien, esas personas no se apercibieron del
cambio y durante aos estuvieron llevndose de
la Font del Gat las mismas agua que manaban
de los grifos de sus casas. Este episodio, digno
de figurar en una pelcula cmica, es una
ilustracin de cmo el gesto esconde un
mensaje que el hombre material no sabe
descifrar. Cuando el Ego pide un ingrediente
determinado, nos impulsa una y otra vez a
tomar contacto con la representacin material
de ese ingrediente, para que sepamos que
aquello que estamos haciendo materialmente,
debemos realizarlo en espritu, pero muchas
veces estamos yendo a la fuente de la pureza
toda la vida y de ella no sacamos ms que
repetidos tragos de agua.
11.- En la vida de Jess aparece
frecuentemente la mujer de mala vida
Muchos comentaristas de los Evangelios, en
esta samaritana no ven ms que a la mujer de
vida alegre, como suele decirse, puesto que
haba tenido cinco maridos, como si este
suceso real pudiera ser algo alegre y divertido.
Pero la mujer de mala vida que figura en los
distintos puntos del itinerario crstico, es esa
alma humana que se ha sometido a todas las
voluntades que han ido transitando por nuestra
psique. Es la gran prostituta de que hablara
Juan en su Apocalipsis, que se ha acostado
con todas nuestras tendencias y les ha dado
hijos. Esa alma humana, sucia de todos los
barros, que hemos revolcado por todos nuestros
caminos, abandona un da la mala vida para
entrar al servicio de Cristo. Ella es la que pide la
cabeza de Juan, decapitando esa columna de la
izquierda por la que se ha estado arrastrando y,
despus de despojarse de los siete velos de
materia que cubran su cuerpo, tal como hiciera
la perversa Salom, se entrega al servicio de
Cristo, en la primera hora, como hiciera la
samaritana, o en la ltima, como esas
mujeres que le mostraron su adhesin
cuando, cargado con la cruz, se diriga al
Calvario.

91

12.- Cuando Jess hubo revelado al alma

humana su identidad, cuando esa samaritana,
con sus jarras de agua retornaba a la ciudad de
los hombres para llamarlos a Cristo, Jess entr
en un tal estado de beatitud que, como los
enamorados, perdi el apetito y la sed.
Maestro, come, le decan sus discpulos
(Juan IV, 31-34), pero l les responda: Tengo
para comer un alimento que vosotros no
conocis Los discpulos pensaron que alguien
le haba dado de comer, pero Jess precis:
Mi alimento consiste en cumplir la voluntad del
que me ha enviado para realizar su Obra La
voluntad del Padre Eterno es que Cristo coma
las almas de los hombres, que penetre en ellas
y disuelva la mala vida encerrada en sus
recintos y puedan volar a la ciudad de los
hombres, a la conquista de otras voluntades
Jess acababa de alimentarse con este manjar
y ya no necesitaba el alimento que le ofrecan
sus discpulos, un alimento adquirido en la
ciudad, en su confrontacin con los hombres.
Acababa de comer la voluntad del Padre y
Jess se senta inmensamente feliz.
13.- No decas acaso que an faltan cuatro
meses para la siega? Yo os digo, levantad los
ojos y mirad los campos, que ya blanquean para
la siega. El que siega recibe un salario y recoge
frutos para la vida eterna, a fin de que el que
siembra y el que siega gocen conjuntamente, ya
que bien verdad es que uno es el que siembra y
otro el que recoge. Yo os he enviado a segar lo
que no habis sembrado; otros han trabajado y
vosotros habis irrumpido en sus trabajos
Los campos blanqueados a que se refera
Jess, eran los samaritanos, que ya empezaban
a llegar al pozo de Jacob, alentados por las
palabras de la mujer La multitud estaba
viniendo a l para que sembrase en sus almas
la semilla del Reino y Jess no poda dedicarse
a comer el alimento que le ofrecan los
apstoles, sino que deba sembrar lo que luego
los discpulos recogeran. Ellos no vean a la
mtica multitud que desde lejos se diriga al
encuentro del Maestro. Tenan que levantar la
vista para poderlos contemplar. As, mientras
el discpulo asimila el manjar adquirido en la
ciudad, el Maestro prosigue su labor de
siembra, que ha de permitir ms tarde la
recogida del fruto.
En nosotros se encuentra a la vez el discpulo y
el maestro; hay en nuestra naturaleza algo que
aprende y algo que ensea y mientras el yoaprendiz est comiendo, o sea, asimilando el
fruto de sus experiencias mundanas debe de
haber un yo-maestro dispuesto a dar, para que
el yo-aprendiz pueda seguir comiendo en un
futuro. Y esto debe ocurrir, muy especialmente,
cuando la mala mujer que hay en nosotros se

ha decidido a cambiar de vida; esto es, cuando

nuestra alma abandona el camino de las
experiencias materiales para entrar en los
senderos de la gracia. Entonces aparecern los
campos blanqueados, esa tierra humana
reconvertida en virgen, donde la naturaleza
mstica pueda florecer.
14.- Durante los dos das que Jess pas con
los samaritanos, stos recibieron la semilla de la
verdad y dijeron a la mujer: Ya no es a causa
de lo que nos has dicho que creemos en l; lo
hemos odo nosotros mismos y sabemos
verdaderamente que es el salvador del mundo
(Juan IV, 42)
El alma humana, llamada aqu samaritana, es el
receptculo que contiene la quintaesencia de
todas las experiencias vividas en nuestras
diversas existencias. Cuando reconoce y acepta
una ms alta expresin de la divinidad,
representada por Cristo, convierte a su
obediencia a todo nuestro pueblo de
tendencias internas, las cuales van al encuentro
del Maestro, es decir, van al centro en que se
encuentra nuestro maestro interno, all oyen su
voz y ya no es condicionado por el pasado, por
sus experiencias anteriores, por su alma, que
obedecen y siguen al Maestro, sino porque lo
reconocen como tal. El Maestro siempre se
reconoce; lo difcil es encontrarlo, pero cuando
el alma humana revela el lugar en que se
encuentra, todos van y dicen. En efecto, el
salvador de nuestro mundo, la solucin de todos
nuestros problemas est ah, es l
Si as sucede en lo interno tambin en el
exterior estas cosas sucedern. Es decir,
cuando en nuestra alma ha penetrado la fuerza
crstica, expulsando de ella a los maridos, a
las voluntades anteriores, sentimos la
necesidad de proclamar la noticia a los que nos
rodean. Esta proclamacin, no se hace a grito
pelado,
ya
que,
como
hemos
visto
anteriormente, vivir en Cristo no es un modo de
hacer, sino un modo de ser. La proclamacin se
efecta con el comportamiento: es la nueva
forma de comportarnos la que incita a quienes
nos rodean a efectuar el camino que los separa
de Cristo abandonando la ciudad psquica en
que viven para ir al pozo de Jacob.
15.- Despus de esos dos das pasados en
Samaria, Jess parti con sus apstoles hacia
Galilea (Juan IV, 43-46), su tierra natal, de la
que se marchara un da diciendo que nadie es
profeta en su pas (Marcos IV, 24), cuando
intentaba hacerles comprender que las palabras
de las escrituras se cumplan en l. Y esta vez,
nos dice Juan, fue bien recibido por sus
conciudadanos, que haban visto lo que hizo en
Jerusalem, cuando ech a los mercaderes del
templo (Ver Leccin 8) Volvi pues a Can en

92

Galilea, donde haba convertido el agua en vino

(Ver Leccin 3)
Ya dijimos en esa leccin que el vino representa
los conocimientos prematuros, no asimilables,
que alteran la vida del individuo que los
absorbe. Si interpretamos ese milagro por su
vertiente simblica, ese retorno de Jess a su
pueblo y ese buen recibimiento por parte de
sus conciudadanos, significa que en ellos se ha
producido un cambio de estado, es decir, se ha
producido una evolucin.
La naturaleza de Cristo, al penetrar en las
almas, altera su contenido, dando un significado
distinto a todas las experiencias encerradas en
su recinto. Entonces se entiende lo que antao
nos sucedi: la sabidura de las cosas llena
nuestras fuentes internas y a la fuerza crstica
ya no se le piden milagros para reconocerla sino
que se la recibe bien, en un sentido correcto.
16.- Este cuarto captulo del Evangelio de San
Juan, que comienza en la hora sexta con el
encuentro con la samaritana (ver punto 4),
termina en la hora sptima con el milagro de la
salvacin del hijo de un oficial del rey en
Capharnaum (Juan IV 47-53)
En la hora sexta, el fuego divino desciende en
las aguas del alma humana. Son los
sentimientos, el agua que llevamos dentro, lo
que constituye nuestra alma. En efecto, la
doctrina esotrica nos dice que de nuestro
cuerpo de deseos emergen dos fuerzas, una
llamada Inters y la otra Indiferencia. Si es esta
ltima fuerza la que prevalece, el designio que
puso en nosotros la divinidad naufraga y ya no
es ms que un designio perdido que deber
buscar en otra vida una nueva oportunidad de
realizarse. En cambio, si es la fuerza llamada
Inters la que se pone en movimiento, los
deseos acogen al designio espiritual y lo visten,
lo elaboran, le dan su propia vida. Por ello
podemos decir que todas nuestras experiencias
son fruto del deseo, ya que si nuestra
naturaleza emotiva cierra las puertas al
Designio procedente del mundo del Fuego, la
experiencia no tiene lugar.
17.- Los trabajos de la hora sexta tienen pues
una importancia fundamental porque es en esa
mtica hora cuando el designio es acogido
favorablemente por nuestros sentimientos o
cuando es rechazado por ellos. En esa hora, o
bien Dios fracasa en nosotros, o triunfa en
nuestro fuero interno. Si triunfa, ya vemos lo que
ocurre: nuestra samaritana, nuestra alma, se va
a la ciudadela psquica y los hombres acuden
en tropel para escuchar el Designio, el cual,
durante dos das simblicos, planta en ellos la
semilla del nuevo mensaje y la enraza
fuertemente en su tierra

En nuestra vida cotidiana esa hora sexta se

sita, como ya hemos dicho, al medioda, que
es el momento de la jornada en que los signos
de fuego ceden el protagonismo a los signos de
agua. En la tradicin cristiana, al toque del
medioda se reza el ngelus, y vemos aqu la
razn de ser de esta plegaria, destinada a que
nuestros sentimientos acojan con inters el
mensaje espiritual que viene de arriba.
18.- Un da de nuestra vida, est hecho a la
imagen y semejanza de toda nuestra existencia
por entero, y todos los das, cuando amanece,
el Ego pone en nosotros un pequeo designio
para la jornada. Si a esa hora del amanecer
sabemos escuchar, si permanecemos con el
odo atento, despertando de nuestro sueo,
oiremos la voz de arriba comunicndonos el
designio de nuestro Padre. Y ser al medioda
cuando ese designio encontrar la samaritana
interna. Por ello es necesario que al medioda,
el solar, no el que sealan nuestros relojes
adelantados, busquemos la soledad para rogar
a nuestros deseos que acojan favorablemente
el mensaje espiritual y que se pongan a trabajar
en l en las horas de la tarde porque si nuestro
yo-emotivo trabaja en lo generado por el yoespiritual, la obra avanzar, pero si nuestro
fuego interno va por un lado y nuestra agua por
otro, cuando en el crepsculo entre en
funciones el yo-mental, encargado de edificar
en firme el trabajo de la jornada, se encontrar
con rdenes contradictorias y mientras uno de
nuestros obreros ponga un ladrillo, otro lo
quitar, y as, al llegar la medianoche, hora en
que los obreros de nuestro templo interno
terminan sus trabajos, veremos consternados
que lo edificado es nada.
19-. En la hora sptima, nos dice Juan, aparece
el oficial del rey pidiendo la curacin de su hijo
enfermo. En nosotros hay varios reyes, pero tan
slo uno merece esta denominacin: el que
ocupa en nuestra vida un trono permanente, y
ste es el Ego. Es un rey que muchas veces se
encuentra con el trono ocupado por un
usurpador. Este tema ha dado vida a infinitos
cuentos medievales, sobre todo a esos
simblicos cuentos rabes, recogidos en el libro
de Las Mil y una Noches Al final del cuento el
usurpador es destronado por el pueblo y el
legtimo rey recupera el trono.
El autntico rey es el Ego, decamos, pero en
nuestro cuerpo de deseos reina tambin un rey.
Esto ocurre cuando los deseos son soberanos
absolutos de nuestras vidas. Ya que cuando las
cosas son como deben ser, el que rige los
deseos no es un rey, sino un delegado del
legtimo rey, o sea, un oficial suyo.
Aqu vemos que este oficial tiene al hijo
enfermo, es decir, reconoce que la obra de los

93

deseos, su hijo, no va como debera ir y acude a

la instancia espiritual superior para que se la
arregle, Jess accede a esta peticin y, en la
hora sptima, el hijo del oficial, empieza a
mejorar.
En la hora sptima, dijimos, los deseos
comienzan su reinado. Y aqu se nos dice que el
oficial bajo cuyo mandato se encuentran, va
hacia l, hacia Cristo, y le confa la salud de su
hijo.
As pues, si en la hora sexta el designio baja al
mundo de los sentimientos y stos lo
reconocen, en la hora sptima, el oficial que
dirige nuestro cuerpo de deseos pide a Cristo,
representante del Ego, que ponga en
condiciones su obra.
20.- Todo este captulo cuarto del Evangelio de
San Juan no es ms que la descripcin
simblica de cmo la fuerza espiritual penetra
en la naturaleza emotiva de los hombres y es
aceptada por ella. Primero esa fuerza penetra
en el alma, la cual obtiene una nueva visin de
todo cuanto le ha ocurrido, Esa nueva visin le
permite contemplar la vida con otras
perspectivas, y el oficial que dirige la poltica de
los deseos, va hacia la espiritualidad para
pedirle que remodele su obra de acuerdo con su
superior voluntad. Esto tiene lugar en la hora
sptima, cuando el signo de Cncer entra en
funciones.
Por otra parte, siendo Cncer el signo que rige
las funciones de la alimentacin, lo cual hace
que el medioda solar sea la hora de
alimentarse, el oficial, al pedir para su hijo la
salud, o sea, un nuevo vigor, le pide al mismo
tiempo una alimentacin correcta, adecuada
para la obra a realizar. Se trata, claro est, del
alimento espiritual, ya que el alimento material
ya nos lo da la naturaleza y no necesitamos
recurrir al ego-padre para saber lo que debemos
o no debemos comer.

21.- El Evangelio de Juan es esencialmente

simblico y en sus veintin captulos podemos
reconocer el perfil de las veintiuna fuerzas que
actan en cada una de las letras hebraicas,
excluyendo el Shin, que es este comodn que
aparece -que puede aparecer- en cada una de
ellas,
modificando
profundamente
su
significado.
En el primer captulo, hablndonos del principio,
aparecen las potencialidades del Aleph, En el
segundo captulo, relatndonos lo ocurrido en
las Bodas de Can, nos refiere lo que ocurre
cuando la fuerza espiritual penetra en el interior
de las moradas humanas, sedientas de milagro,
y en esa boda aparecen los misterios del Beith.
En el tercer captulo, al hablarnos de la
entrevista de Jess con Nicodemo, el hombre
viejo de la antigua religin, nos refiere la
dinmica del Ghimel, que penetra en las
naturalezas inferiores para levantarlas. En ese
cuarto captulo vemos en accin al Daleth, por
el cual el huevo divino anida en la naturaleza de
deseos del hombre, es decir, en sus aguas.
22.- Termina as el viaje de Judea a Galilea,
pasando por Samaria. Es el viaje inverso del
que realizaran Jos y Mara cuando Jess
naci, dando a entender con ello que si para
que el nio que ha de llevar la naturaleza
crstica nazca en nosotros, es preciso que
realicemos un viaje determinado, ser necesario
que cambiemos de paisaje en nuestra
naturaleza interna para que Cristo tome el
mando de nuestros deseos, realizando el viaje
al revs.
Cristo aparece al final de un proceso natural de
desarrollo interno, despus de haber seguido
fielmente unas leyes fijadas por Moiss en el
Antiguo Testamento.
Cuando Cristo empieza a reinar, los mandos
deben ser invertidos y la ley debe ser
reemplazada por el amor.

Preguntas:
1.- Di qu has comprendido de lo dicho sobre el pozo de Jacob
2.- Di que significa el encuentro de Jess con la Samaritana.
3.- Por qu Jess rechaz el alimento que le ofrecan sus discpulos?
4.- Describe los trabajos de la hora sexta.
5.- Describe los trabajos de la hora sptima.

94

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 11

1.- En aquellos das, Jess atravesaba los

campos de trigo en un sbado. Sus discpulos
tenan hambre y arrancando espigas de trigo, se
pusieron a comerlas. Vindolo, los fariseos le
dijeron: He aqu que tus discpulos hacen lo
que no est permitido hacer durante el sbado
(Mateo XII, Marcos II, 23-28)
Jess explic en esa ocasin cmo el hombre
es la medida de todas las cosas y como toda la
organizacin csmica se subordina al hombre y
no el hombre a la organizacin, terminando con
aquellas memorables palabras:,
El sbado, para el hombre ha sido hecho y no
el hombre para el sbado
Quedaba as expresada en muy pocas palabras,
la doctrina de la libertad, que tan malamente
manifestara despus el cristianismo en su
despliegue histrico.
En los tiempos de Jess, el sbado haba cado
como una mortaja sobre el hombre,
sometindolo a sus mil y una reglas. En el
Talmud, libro que recoge la ley juda, esas
reglas figuran escritas en un grueso volumen, y
el respeto de esas reglas neutralizaba
totalmente al ser humano, sin aportarle no
obstante la comprensin que caba esperar de
tan monumental ordenamiento. La divinidad se
haba convertido en una mquina que aplastaba
al hombre, lo inhiba de la tarea creadora para
reducirlo al papel de un subordinado que recibe

rdenes sin que se le permita participar en los

centros de decisin.
En sta y en otras ocasiones Jess invertira los
trminos de la relacin hombre-Dios, dejando
claramente establecido que el hombre no ha
sido concebido para mantenerlo al servicio de la
divinidad, sino, al contrario, la divinidad es la
que est al servicio del hombre.
2.- Esa idea revolucionara que Jess vino a
pregonar, no ha sido aun comprendida. Por lo
que sabemos de la organizacin csmica,
vemos que la tarea creadora de la divinidad
consista en llevar la vida a un espacio virgen,
que era una especie de desierto csmico jams
explorado. Para efectuar esa exploracin nos
formo a nosotros, ya que nosotros, humanidad
actual, somos carne de su carne, esto es,
pequeas partculas divinas que un da
heredaran ese espacio colonizado con el sudor
de nuestra frente.
En el periodo de formacin, era preciso que
tomramos conciencia de los poderes
creadores de que ramos portadores y que
aprendiramos las reglas del funcionamiento
csmico. Durante ese periodo, debamos
someternos a Dios, el Padre que nos cre. Pero
este periodo de sometimiento no puede ser
eterno. Una vez descubiertas las reglas,

95

descubierto el potencial, toda la organizacin

csmica quedaba a nuestra disposicin para
que pudiramos instalar en el nuevo universo la
vida ya existente en el antiguo, es decir, en el
mundo de Dios. No calcndola detalle a detalle,
sino mejorando esa vida divina de acuerdo con
los poderes creadores que hemos recibido del
mismo Dios.

Unidos amenazar con sus bombas, cuando

vemos que son reconocidos como grandes
los pases que tienen la bomba atmica, bien
obligados nos vemos a reconocer que el
cristianismo no ha entrado an en vigor en la
sociedad. Seguimos como si el hombre hubiese
sido hecho para el sbado y no el sbado para
el hombre.

3.- Por ello el sbado, el da sagrado de los

judos, era utilizado por Jess para curar, para
hacer el bien, para comer las espigas del trigo,
ya que no cabe suponer que sus discpulos
pasaran tanta hambre que se comieran
literalmente las espigas saliendo de los campos.
El campo de trigo es una imagen familiar del
signo de Virgo que, como saben los estudiantes
de astrologa, es el que rige los servicios que
prestamos a nuestro prjimo. Lo que estaban
haciendo sus discpulos era prestar servicio a
los dems, y era eso lo que los fariseos vean
con malos ojos. Al decirles que el sbado
estaba hecho para el hombre, les deca
implcitamente que las fuerzas divinas, su
organizacin, est ah para que el hombre la
utilice, del mismo modo que la organizacin de
un padre de familia se encuentra al servicio de
sus hijos. Terminada la fase de sometimiento a
la divinidad, ha de sucederle la fase de
utilizacin del poder divino por el hombre. Toda
la doctrina social de Jess girara en torno a
esta cuestin: el grande ha de servir al
pequeo; el poderoso al dbil. Y ese pequeo,
ese dbil, ha de liberarse un da de la
dependencia del grande y convertirse en un ser
plenamente libre, capaz de canalizar la fuerza
recibida de sus mayores para elaborar su
creacin.

5.- Ahora vemos en la sociedad una rebelin

contra las reglas, pero no es esa rebelin
redentora que Cristo vino a anunciar y que
supone la toma de conciencia de nuestros
poderes humanos, sino una simple perversin
de las reglas, o sea, una revolucin hacia atrs,
una involucin hacia etapas anteriores.
No se ha establecido an el reino de los
humildes, esos humildes representados por
nosotros, la oleada de vida humana, ante la
oleada de vida divina que en su da nos
engendr. Cuando Cristo se instale en los
corazones, la libertad aparecer en la vida
social, no esa idea de libertad que nos hacemos
ahora, que es la de satisfaccin de todos los
instintos, sino esa libertad que ha de consistir
en saber utilizar adecuadamente los poderes
emanados de sus fuentes naturales.
De momento, seguimos viviendo bajo la
organizacin farisaica, multiplicadora de las
reglas del sbado y utilizando el nombre de
Cristo como pretexto para no vivir en su reino. Y
esa misma iglesia que lleva el mismo nombre
de cristiana, est estructurada segn el orden
farisaico y jerarquizada de acuerdo con los
esquemas de la antigua ley. Cuando el reino de
Cristo venga a nosotros, el otro morir para
siempre jams.

4.- Al ver cmo Jess actuaba en pleno sbado,

los fariseos consultaron con los herodianos
sobre los medios de darle muerte (Marcos II, 6)
Es evidente que con tales ideas, Jess pona en
peligro no slo las bases del poder religioso,
sino tambin las del poder civil, del herodiano,
puesto que aquella sociedad -aqulla y sta que
padecemos en nuestros das- estaba montada
sobre las bases de la sumisin de los dbiles a
los fuertes, de los pobres a los ricos. Liberarse
de la servidumbre del sbado equivala a
liberarse de los dictmenes de Herodes y de la
sumisin al imperio romano. Matar al
preconizador de ese nuevo mundo, equivala a
desterrar para siempre la idea de libertad.
Despus, cuando los reyes y emperadores se
declaren cristianos y se oficien actos religiosos
en nombre de Cristo, la sociedad seguir siendo
la farisaica-herodiana, sometida al sbado y al
poder civil, aunque el sbado sea trasladado al
domingo. Y en nuestros das, cuando
escuchamos al presidente de los Estados

6.- Despus de esas manifestaciones sabticas,

Jess abandon la sinagoga y los campos de
trigo para retirarse hacia el mar. Si los campos
de trigo representan el signo de Virgo, el mar
representa Piscis, el signo que forma eje con
Virgo, constituyendo ambos los polos en que se
desarrolla la accin de Cristo.
A travs de Piscis, el hombre se libera de sus
emociones, purificndose y propiciando la
entrada en el reino. Por ello se dice a menudo
en la crnica sagrada que Jess hablaba a la
multitud sentado en una barca a orillas del mar.
Esa frgil embarcacin simboliza el vehculo
slido que nos permite elevarnos por encima de
nuestras emociones. Unas veces Jess hablaba
en la montaa y otras veces en el mar,
indicando que su palabra suena en lo alto de
nuestra entidad psquica, pero tambin en
nuestro yo emocional, cuando las aguas de
nuestras emociones internas han abandonado
nuestra tierra individual para fundirse en el alma
colectiva simbolizada por el mar. No podemos
ser libres mientras las aguas de Escorpio

96

rieguen nuestra naturaleza interna. Es en el

mar, en las aguas de Piscis, donde nos espera
Jess y con l la libertad.
7.- Nos dice la crnica (Marcos III, 7 y
siguientes) que una gran multitud lo sigui,
provinente de todas partes. Las gentes
sencillas, llamadas multitud, se sienten
atradas por la idea de libertad. Ellas constituyen
la imagen de lo que se encuentra en nosotros
en trance de formacin, lo que no tiene an un
carcter definido y que ms tarde, un da,
constituir la tendencia reinante, la que ha de
instalar en el trono de nuestra vida esta libertad
que Cristo preconiza.
Esa movilizacin de las multitudes para
ensearlas a ser dueas de su sbado, no
alarm solamente a fariseos, herodianos,
escribanos etc., sino a la propia familia de
Jess, la cual march a su encuentro diciendo:
Ha perdido el juicio (Marcos III, 21)
Esta intervencin de la familia hay que
entenderla en trminos simblicos. Son los
contenidos de la columna de la izquierda
quienes, al alcanzar su plena madurez,
engendran al nio que ha de llevar sobre sus
espaldas a Cristo. El mundo viejo, el de las
leyes y reglamentos, engendra el mundo nuevo,
engendra al Salvador, al que descubre la
dinmica que ha de permitir al hombre pasar de
ser dominado por la divinidad a ser dominante y
utilizador del potencial creador.
Ese mundo viejo no comprende al nuevo que ha
nacido de l. Ya hemos visto cmo Juan
Bautista, que es el trazo de unin entre ambos
mundos, dudaba de si Jess era o no el
esperado. Su familia ya no duda; cree,
simplemente, que ha perdido la, razn. Pero
Jess se desvincula francamente de ellos. Ya
no perteneca al mundo de las fuerzas que lo
haban engendrado, sino a ese universo indito
en el que los vnculos estn por hacer. Mi
madre y mis hermanos son los que hacen la
voluntad de mi Padre que est en los cielos,
dijo, sealando a sus discpulos y a la multitud
sentada en torno a l. (Mateo XII, 46-50. Marcos
III, 31-35)
Teniendo en cuenta que un da todos nos
encontraremos en esas condiciones, es
evidente que todos seremos hermanos y que la
comunidad familiar, lejos de romperse, se
ampliar y universalizar.
8.- A orillas de ese mar en el que las emociones
humanas se unifican, Jess inici su enseanza
mediante parbolas. A fin de que todos y cada
uno comprendiera lo que segn su nivel
evolutivo pudiera comprender. Escuchad -les
dijo-. Un sembrador sali a sembrar. Una parte
de las semillas cayeron a lo largo del camino;
vinieron los pjaros del cielo y se las comieron.

Otra parte cay en un lugar pedregoso, donde

no haba mucha tierra: la semilla brot
enseguida, porque no encontr un suelo
profundo, pero cuando el sol apareci, fue
quemada y secse por falta de races que
recogieran la humedad. Otra parte de las
semillas cay entre espinos, los cuales
crecieron y las ahogaron, no dando ningn fruto.
Otra parte cay en la buena tierra: dio su fruto,
que creci y se multiplic y unos dieron treinta,
otros sesenta y ciento por uno. Que quien tenga
odos para escuchar, entienda (Mateo XIII, 4-9.
Marcos IV, 3-9. Lucas VIII 5-8)
Los apstoles quedaron perplejos ante esa
manera de difundir la enseanza y cuando
estuvieron solos se acercaron al Maestro y le
preguntaron: Qu significan esas palabras
oscuras que diriges a la multitud? Y el Maestro
respondi: A vosotros os ha sido dado a
conocer los misterios del Reino de los cielos,
pero a la muchedumbre esos misterios les
sern presentados en forma de parbolas, de
modo que quienes deseen realmente entrar en
el reino puedan discernir el significado de la
enseanza y encontrar la salvacin, mientras
que los dems sern confundidos, porque vern
sin ver y oirn sin comprender, a fin de que se
cumpla la ley segn la cual a quienes poseen
les ser dado para que tengan en abundancia,
pero al que no tiene le ser quitado lo poco que
pudiere poseer. As la enseanza de Cristo ira
dirigida al corazn de los hombres y a la
educacin de sus sentimientos, porque es en el
corazn de cada hombre donde Cristo ha
establecido su reino.
9.- El nuevo estilo de ensear despert entre los
apstoles una gran agitacin y se dirigieron a su
Maestro para pedirle que les interpretara la
parbola que acababa de explicar. Decidme
primero, dijo Jess, cul es la interpretacin que
le dais vosotros
Pedro tom la palabra para decir. Maestro,
hemos discutido acerca de la interpretacin y he
aqu lo que yo pienso: el sembrador es el
predicador del Evangelio y las semillas son la
palabra de Dios. Los granos cados a lo largo
del camino representan a los que no
comprenden la enseanza del evangelio. Los
pjaros que comen las semillas cadas en suelo
endurecido representarn a Satn, que se
apropia de lo que ha sido sembrado en el
corazn de esos ignorantes. Los granos cados
en suelo pedregoso y que germinan
rpidamente, representan a las personas
superficiales e irreflexivas, que al or la buena
nueva, reciben el mensaje con alegra, pero no
teniendo la verdad en ellos races profundas en
su comprensin, su devocin no resiste ni a las
tribulaciones ni a las persecuciones. Cuando las
dificultades aparecen, esos creyentes tropiezan
y sucumben a la tentacin.

97

Los granos cados entre los espinos

representan a los que escuchan realmente la
palabra, pero que permiten que las
preocupaciones por lo mundano y la naturaleza
engaosa de las riquezas ahogar la voz de la
verdad y hacerla estril.
Los granos cados en la buena tierra y que han
dado su fruto, unos segn treinta, otros segn
sesenta y otros cien veces, representan las
gentes que han odo la verdad, que la han
recibido en diversos grados, segn sus dones
intelectuales y la han manifestado a su vez con
ms o menos intensidad
10.- Despus de haber escuchado a Pedro,
Jess pregunt si alguien tena otras versiones
que ofrecer. Bartolom tom la palabra para
decir: Reconozco que hay buenas cosas en la
interpretacin dada por Pedro, pero no estoy
enteramente de acuerdo
con
l. Mi
interpretacin es la siguiente: las semillas
representan el Evangelio del reino y el
sembrador son sus mensajeros. Los granos
cados a lo largo del camino, en suelo duro,
representan a los que han odo pocas cosas del
reino, a los que son indiferentes al mensaje y a
los que han endurecido sus corazones. Los
pjaros del cielo que comen los granos cados
en suelo pedregoso presentan los hbitos de la
vida, la tentacin del mal, los deseos de la
carne. Los granos caldos en suelo pedregoso
representan las almas emotivas, tan rpidas a
recibir una nueva enseanza, como a renunciar
a la verdad cuando se ven confrontados con las
dificultades y realidades de una vida conforme a
esta verdad, faltndoles la percepcin espiritual.
Los granos cados entre los espinos
representan a los que se ven atrados hacia las
verdades del reino y estn deseosos de seguir
la enseanza, pero se ven impedidos por el
orgullo, la envidia y las ansiedades de la
existencia humana. Los granos caldos en la
buena tierra y que han germinado y dado fruto,
como treinta, sesenta y cien, representan los
grados naturales y variados de aptitud para
comprender la verdad y para responder a las
enseanzas espirituales en los hombres y
mujeres poseyendo dones diversos de
iluminacin espiritual
Siendo las dos versiones muy parecidas, Jess
pregunt si alguien ms quera tomar la palabra
y fue Toms quien la reclam. Hermanos, dijo,
yo creo que esta parbola ha sido explicada
para ensearnos una sola y gran verdad, que es
la siguiente: cualquiera que sea la fidelidad y
eficacia con que ejecutemos nuestra misin
divina, el xito de nuestra enseanza del
Evangelio del reino no ser uniforme y la
diferencia de los resultados provendr
directamente de las condiciones inherentes a
las circunstancias de nuestro ministerio,

condiciones sobre las cuales tenemos poco o

ningn control.
12.- La discusin sobre las parbolas y su
sentido se prolong durante mucho tiempo y al
final Jess tom la palabra para decir que la
parbola del sembrador se refera a dos cosas.
Primero, era una recapitulacin de su propio
ministerio hasta el momento presente y una
previsin sobre lo que le esperaba en el resto
de su vida. En segundo lugar, era tambin una
alusin a lo que los Apstoles y otros
mensajeros del reino podan esperar de su
ministerio, de generacin en generacin con el
paso del tiempo.
En efecto, en la interpretacin dada por los
apstoles olvidaron incorporar al sentido de la
parbola el factor tiempo. En el itinerario
seguido por el sembrador vemos que la tierra en
la que derrama sus semillas va siendo cada vez
ms propicia. Primero es el camino de suelo
duro, donde la verdad espiritual no puede
arraigar, despus el suelo pedregoso, donde la
planta puede crecer, pero no enraizarse, luego
en tierra ya capaz de fecundar, pero ocupada
por espinos y finalmente las semillas caen en la
buena tierra. El ministerio de Jess y el de sus
seguidores pasara por esas cuatro fases,
encontrando primero a gentes que pueden ser
calificadas
de
suelo
duro,
despus
encontrara a los que pueden ser llamados
pedregosos, ms tarde vendran los
espinos y finalmente apareceran los buena
tierra, de acuerdo con la ley de que los ltimos
son siempre los primeros.
Nosotros no hemos de escapar a esa regla y si
en algn momento de nuestro ministerio nos
alcanza el desaliento, debemos recordar la
parbola del sembrador, con la seguridad de
que despus del suelo duro, si seguimos firmes
en nuestra labor de siembra, acabaremos por
encontrar la buena tierra.
13.- Jess propuso otra parbola a sus
seguidores, diciendo: El Reino de los cielos es
semejante a uno que sembr en su campo
semilla buena. Pero mientras su gente dorma
vino el enemigo y sembr cizaa entre el trigo y
se fue. Cuando creci la hierba y dio fruto,
entonces apareci la cizaa. Acercndose los
criados al amo, le dijeron: Seor, no has
sembrado semilla buena en tu campo? De
dnde viene pues que haya cizaa? Y l les
contest: Esto es obra de un enemigo.
Dijronle: quieres que vayamos y la
arranquemos? No, replic el Seor, no sea
que, al querer arrancar la cizaa, arranquis
con ella el trigo. Dejad que ambos crezcan
hasta la siega, y al tiempo de la siega dir a los
segadores: tomad primero la cizaa y atadla en
haces para quemarla, y recoged el trigo para
encerrarlo en el granero (Mateo XIII, 24-30)

98

Ese uno que sembr en su campo somos,

evidentemente, cada uno de nosotros, y ese
campo es nuestra propia tierra humana. La
buena semilla son nuestras obras de bondad,
que son semejantes al reino de los cielos,
destinadas a crecer y a multiplicarse, rindiendo
ciento por uno. Pero he aqu que nuestra gente
duerme, dejando el campo a la merced del
enemigo. Es decir, la obra bondadosa no es
algo que hagamos en permanencia, sino
intermitentemente y cuando la gente ocupada
en esta obra, es decir, nuestros buenos
impulsos internos, duermen, el enemigo siembra
la cizaa.
Este enemigo tambin somos nosotros, es la
parte de nuestro yo que trabaja con las
sombras. La cizaa es pues nuestra obra
tenebrosa, la que est destinada al fuego
eterno. As, en nuestro campo crece
conjuntamente la planta del bien y la del mal.
Jess nos dice en esta parbola que no
debemos utilizar a las gentes que forjan nuestro
bien en la tarea de arrancar la planta del mal,
porque la una sostiene la otra y si tratamos de
extirparla, es posible que las races del mal
desarraiguen igualmente a las del bien y
perdamos la cosecha. Propone el Maestro que
dejemos que bien y mal se desarrollen
conjuntamente, de manera que cuando el bien
haya florecido y dado fruto, podr ser
almacenado en el granero, mientras que la
planta del mal ser quemada en haces.
14.- Si transportamos el contenido de esta
enseanza a la vida prctica, diremos que no
debemos ocuparnos demasiado de lo indigno
que pueda haber en nuestras vidas y que toda
nuestra estrategia debe consistir en proteger y
salvaguardar lo que en nosotros haya de digno
y elevado.
Lo ideal sera que ese enemigo no apareciera y
que en nuestro campo slo creciera el trigo,
pero si la cizaa ha sido plantada ya, dejemos
que se desarrolle hasta que su desarraigo de
nuestra vida no ofrezca ningn peligro para la
cosecha que esperamos. Hacindolo as,
cuando el bien d sus frutos, el mal se ver
extirpado automtica mente. El florecimiento del
bien representa pues el final ineluctable del mal,
cualquiera que haya sido el esplendor que
pueda haber tenido esa planta. El reino de los
cielos permanece y la obra del enemigo se ve
destruida.
Los novelistas de todos los tiempos han
ilustrado de mil maneras la parbola de la
cizaa. El bandido generoso, por ejemplo, es
una figura que ilustra el desarrollo paralelo del
bien y del mal, ya que por un lado roba a los
ricos y por otro reparte el producto del robo
entre los pobres. El gangster, fiel a su familia
hasta el sacrificio, es otro ejemplo; como el de la
mujer de mala vida que educa a su hijo en un

colegio en la ms estricta virtud. El fabricante de

caones que mantiene econmicamente a
diversas instituciones benficas, pertenece
tambin a esta galera.
Muchas veces, en la vida prctica, las races del
mal sostienen la planta del bien y cuando esto
es as, qu ocurrira si el fabricante de
caones tuviera una crisis de conciencia y
decidiera de pronto deshacerse de su negocio o
si el bandido generoso o el gangster arrancasen
de sus vidas la cizaa? Ocurrira que los
orfelinatos y casas de beneficencia se
quedaran sin recursos, que los pobres a
quienes el bandido ayuda volveran a la miseria
y la familia del gangster y de la mujer de mala
vida se las tendrn que arreglar como pudieran.
En nuestra actual sociedad, tan inclinada a lo
perverso, es frecuente que sea la cizaa
plantada por el enemigo la que sostiene la raz
de la buena semilla. Ms an, es la presencia
de la mala hierba en nuestra vida lo que a veces
nos impulsa a ejercer una actividad bondadosa,
buscando en ella una razn que nos absuelva
de la culpabilidad que sentimos. Ocurre
entonces que de las races del mal brota el bien,
del mismo modo que en el estircol encuentra la
tierra una nueva fecundidad.
Hemos hablado muchas veces de la gran
catstrofe que representara para la sociedad el
que el mundo se pusiera a funcionar de pronto
segn las leyes divinas. Habra millones de
parados,
millones de hambrientos,
de
miserables y, en un apocalptico atasco, las
gentes se veran sin posibilidad de maniobrar, ni
hacia el bien ni hacia el mal.
La cizaa debe florecer hasta que el trigo est
maduro. Esto no significa que las races del bien
se encuentren inevitablemente en el mal y que
sin el mal el bien no podra florecer. La planta
del bien no necesita la cizaa para
desarrollarse, pero cuando sta aparece, el
procedimiento a seguir es el expuesto. Lo
importante es que en este campo humano que
es nuestra vida, la buena semilla pueda
desarrollarse, porque, con el tiempo, el bien que
hayamos
hecho
matar
el
mal,
por
esplendoroso que haya sido su florecimiento.
Slo el bien subsistir en nuestros graneros.
Queda pues claramente dicho en este punto
que el reino de los cielos est abierto, no slo a
las almas piadosas, sino a todos aquellos a
quienes la sociedad se complace en poner la
etiqueta de malvados, siempre que en sus
campos no florezca nicamente la cizaa, sino
tambin el buen grano.
15.- Cuando los apstoles le pidieron a Jess
que les explicara esta parbola, el Maestro dijo:
El que siembra la buena semilla es el hijo del
hombre, el campo es el mundo. La buena
semilla son los hijos del reino; la cizaa son los
hijos del maligno; el enemigo que la siembra es

99

el diablo. La siega es la consumacin del mundo

y los segadores son los ngeles. A la manera,
pues que se recoge la cizaa y se quema en el
fuego, as ser en la consumacin del mundo:
enviar el hijo del hombre a sus ngeles y
recogern de su reino todos los obradores de
iniquidad y los arrojarn en el horno de fuego,
donde habr llanto y crujir de dientes. Entonces
los justos brillarn como el sol en el reino de su
Padre. El que tenga odos, que oiga
Jess explic as en trminos mticos lo que
acabamos de traducir en trminos prcticos. El
diablo que siembra la cizaa y los ngeles que
siegan, son nuestros ngeles y nuestro diablo,
son esas entidades que nosotros mantenemos a
nuestro servicio y que ejecutan las rdenes que
reciben de nuestro cerebro, de nuestro corazn
y de nuestros instintos. Al final de la vida, en la
consumacin del mundo, de nuestro mundo,
los ngeles que trabajan en nuestros
mecanismos internos, atarn la cizaa en haces
y la arrojarn al horno, es decir, a ese recipiente
que contiene el fuego eterno. All nuestros
escndalos y nuestra iniquidad se quemar y
todo mal ser destruido, mientras que el bien
subir al reino del Padre.
16.- Jess les propuso otra parbola, diciendo:
El reino de los cielos es semejante a un grano
de mostaza que toma uno y lo siembra en su
campo; y con ser la ms pequea de todas las
semillas, cuando ha crecido es la ms grande
de todas las hortalizas y llega a ser rbol y las
aves del cielo anidan en sus ramas (Mateo
XIII, 31-32)
A travs de esta parbola, Jess quiere
decirnos que el reino de los cielos est
destinado a crecer sin cesar, a partir de su ms
minscula expresin, del mismo modo que con
un grano de mostaza se puede poblar de esa
planta toda la tierra. Ese grano, una vez
plantado, germina y se desarrolla sin que nadie
se ocupe de l, siempre que las condiciones
naturales no sean adversas. Si ofrecemos al
reino de los cielos nuestra tierra humana, si esta
tierra tiene las cualidades requeridas de
humedad, si le da el sol, si es transitada por los
vientos que esparcen las semillas, si las aves
del cielo, smbolo de los pensamientos que
nacen, anidan en sus ramas, la planta se
desarrollar en nosotros y un da ocupar toda
la extensin de nuestro campo. No es preciso
esforzarse mucho para ganar el cielo. Basta con
que haya en nosotros la cantidad equivalente a
un grano de mostaza.
17.- Es semejante el reino de los cielos a un
tesoro escondido en un campo, dijo an Jess,
que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de
alegra, va, vende cuanto tiene y compra aquel
campo. Es tambin semejante a un mercader

que busca perlas preciosas, y hallando una de

gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la
compra
En todas estas comparaciones, el reino de los
cielos aparece reflejado de muy distintas
maneras unas veces como una semilla que se
planta y parte de la cual se pierde; otras, como
un campo donde la buena y la mala semilla
crece por igual; otras como un minsculo grano
que se desarrolla hasta el infinito, y, finalmente,
como un tesoro valioso, por el que se vende
todo cuanto se posee para poderlo adquirir.
Jess daba de este modo a los que se le
acercaban el sentimiento de que el reino de los
cielos se presenta al hombre de muy distinta
manera, segn el punto en que se encuentra en
su itinerario humano. Unas veces accede a este
reino mediante un trabajo. Otras veces se lo
encuentra escondido en un campo, o bien
cuando est ocupado en la tarea de buscar
perlas En estos ltimos casos es cuando el
hombre est dispuesto a dejarlo todo para
seguir a Cristo. En cambio, cuando el reino de
los cielos aparece en mitad de un trabajo, como
en el caso del que sembr trigo y, de noche, el
enemigo sembr en su campo cizaa, es
preciso que el dueo del campo vaya hasta el
final de su tarea humana, y cuando ese final
llegue entonces la cizaa se quemar y
despus de esa quema el hombre gozar del
alimento depositado en su granero.
Significa esto que no existe un mtodo aplicable
a todos uniformemente para entrar en el reino, y
que cada uno, segn su estado evolutivo, debe
comportarse de una determinada manera. No
podemos decirle al que est con la cizaa a
cuestas: Deja todo lo que tienes y sguenos,
porque su cizaa debe florecer para que
madure igualmente la buena semilla. En
cambio, si nos encontramos al buscador de
perlas o al que va por los campos al hallazgo de
tesoros, a ese s podemos decirle: Aqu est la
perla, aqu est el tesoro djalo todo y ven con
nosotros a vivir en la nueva era
18.- Jess compar an el reino de los cielos
con una red marinera que se arroja al mar y se
recogen peces de todas clases, y mientras los
buenos van a parar a los canastos destinados al
alimento, los malos son arrojados de nuevo al
mar.
A esa red vamos a parar todos, vida tras vida;
en esa red salvadora hemos brincado todos,
una y otra vez, porque el reino de los cielos se
encuentra permanentemente movilizado para la
pesca. Por todas partes asoman los tejidos de
esa red, para que podamos asirlos y ponernos a
salvo dentro de ella. Pero, cuntas veces, en el
triaje, hemos sido arrojados de nuevo al mar por
ser considerados como peces malos! Cristo vino
al mundo para que esos peces malos tuvieran
derecho a permanecer en la red y para que no

100

volviese a ser arrojada al mar tempestuoso

ninguna alma.
19.- Aquella misma tarde, despus de referir
todas estas parbolas (Marcos IV, 35-41), Jess
calm
la
tempestad.
Despidi
a
la
muchedumbre y dijo a sus discpulos:
Pasemos del otro lado. Subieron todos a la
barca y el Maestro se puso a dormir. Durante su
sueo se levant un fuerte vendaval que hizo
que las olas furiosas cayeran sobre la barca Sus
discpulos lo despertaron diciendo: Haz algo o
todos vamos a perecer. Jess se levant y,
encarndose con el viento y el mar, los hizo
enmudecer. Cuando la calma fue completa, se
dirigi a sus discpulos y le dijo: Por qu
tenis miedo, hombres de poca fe?
La doctrina esotrica nos dice que los
elementos -el fuego, el agua, el aire y la tierra estn formados por entidades vivas, conocidas
con el nombre de elementales. Esos
Elementales no poseen una voluntad propia,
sino que son fuerzas que ejecutan los mandatos
recibidos de entidades superiores. Los ngeles,
arcngeles y principados, que son las jerarquas
que ms directamente trabajan en el mundo
cabalstico de formacin, son sus ms
inmediatos superiores, pero tambin el hombre
tiene autoridad sobre ellos y los elementales
obedecen a su mandato, tanto consciente como
inconscientemente.
Hay que ser mago para poder mandar
conscientemente sobre los elementales, y es
preciso dominar el elemento sobre el cual se
pretende ejercer el mando: dominar los apetitos
fsicos, si se quiere mandar sobre los
elementales de tierra; dominar las fuerzas
constitutivas del pensamiento, si se pretende
mandar sobre los elementales de aire; dominar
los sentimiento si se pretende mandar sobre los
de agua, y estar sometido a los designios del
Ego para mandar sobre los elementales de
fuego.
20.- El mandato inconsciente ya es de otra
naturaleza. Se trata del poder de nuestros
instintos, pensamientos y sentimientos, de esas
fuerzas no dominadas por nuestra voluntad y
que se derraman sobre los elementos
imprimindoles un designio.
Cuando nuestra fuerza mental negativa, no
canalizada hacia un acto determinado, se une a
nuestra fuerza emotiva negativa, igualmente sin
canalizar hacia la accin, es cuando los
elementos aire y agua reciben el mandato de
producir una tempestad.
Expliquemos esto con ms detalle: nuestros
bajos pensamientos y bajos sentimientos
tienden a producir en nuestra vida bajas
acciones. Pero cuando esas bajas acciones no
se producen, bien sea porque las circunstancias

exteriores no son propicias o porque no hay una

suficiente colaboracin por parte de nuestra
voluntad, la fuerza no utilizada puede prestar su
apoyo a otras tendencias internas o puede
pasar a la disposicin de la voluntad
inconsciente colectiva. Si esas fuerzas
encuentran respaldo en la colectividad, es decir,
si son muchos los que piensan y sienten de ese
modo, esas energas producirn en los
elementos
tempestades,
lluvias,
nieves,
vendavales, terremotos, erupciones volcnicas
u otras alteraciones de la naturaleza.
Tales inclemencias, teniendo su origen en una
orden que los elementales han recibido de la
colectividad de los hombres, pueden ser
calmadas por una contraorden provinente de
una jerarqua superior. Cristo representa esa
jerarqua capaz de hacer volver los elementos a
su cauce.
As cuando en el mar de la vida se desaten
tempestades internas, debemos llamar al
Maestro que duerme en cada uno de nosotros y
l nos salvar del naufragio. Cuando nos
encontremos en peligro de zozobrar, cuando el
oleaje furioso caiga sobre nuestra frgil
embarcacin humana, recordemos este pasaje
del Evangelio y tomemos conciencia de que en
algn lugar de nuestra nave se encuentra el
Maestro dormido. Llammosle y l pondr orden
en nuestras fuerzas internas y la placidez
volver nuestro mundo emotivo y mental.
Entonces escucharemos su voz dulce y
entraable que nos dir: Por qu has tenido
miedo, hombre de poca fe? Y la confianza
volver a nuestro corazn; nuestro horizonte
humano se esclarecer y podremos llegar a la
otra orilla, esa orilla de nuestra vida en la que
luce el sol del amor.
Despertar al Maestro dormido en la hora de la
tribulacin, tal es la enseanza que se
desprende de este punto.
21.- En la otra orilla del mar le esperaba a Jess
uno de los ms espectaculares episodios de su
vida (Marcos V, 1-20) Apenas salido de la
barca, vino a precipitarse a sus pies un
endemoniado que viva entre los sepulcros y al
que nadie poda dominar, ya que -nos dice la
crnica-, a menudo se le haba atado con
cadenas y puesto argollas en los pies y haba
roto las cadenas y las argollas. Vagaba por los
sepulcros y por las montaas gritando y
magullndose contra las piedras. Cuando Jess
le pregunt su nombre, l dijo: Mi nombre es
legin ya que somos muchos Pasaba por la
falda de la montaa una manada de cerdos y
los demonios que habitaban en el cuerpo de
aquel hombre suplicaron que los dejase entrar
en ellos. Jess se lo permiti y los espritus
impuros entraron en los cerdos, los cuales se
precipitaron por los arrecifes, cayendo al mar,

101

mientras aquel hombre, ya en su sano juicio

hablaba con el Maestro con toda tranquilidad.
Cmo debemos entender esa extraa historia?
Ya hemos dicho algunas veces que cuando ms
inverosmil es un relato, ms cargado est de
elementos simblicos. En la terminologa de la
tradicin esotrica, se llaman cerdos o perros a
los ngeles cados y ms particularmente a los
que cayeron antes de que lo hicieran Lucifer y
sus secuaces, los cuales viven en el abismo del
mundo de deseos, en las ms inferiores
regiones que constituyen ese mundo de
perdicin destinado a desaparecer (Ver leccin
7, punto 10)
Esos ngeles degradados que no alcanzaron
jams la categora anglica porque se
escindieron de su grupo cuando los que hoy
forman parte de la oleada de vida anglica se
encontraban en la fase de evolucin humana,
toman a veces posesin de vehculos humanos
por que encuentran en los sentimientos del
hombre cuyo cuerpo ocupan, una afinidad con
su modo de ser. Entonces se encuentran
aprisionados por el hombre, que los necesita
para efectuar tareas inferiores y, si para el
hombre ello constituye un tormento, lo es
igualmente para la entidad demonaca que se
encuentra en aquella crcel humana sin poder
reintegrarse a su grupo.
El posedo que se acerc a Jess es pues el
arquetipo del hombre que vive sometido a esas
fuerzas inferiores que lo incitan a vagar por los
sepulcros, es decir, a convivir con lo corrupto,
en un mundo inferior donde todo se desintegra.
Si este hombre corrompido se acerca a Cristo,
su manada interna de fuerzas degradadas sale
de sus aposentos humanos y se reintegra a los
cerdos, es decir, vuelve a su estado natural que
es el abismo Por ello dice la crnica que los
cerdos se precipitaron en el abismo por los
acantilado que daban al mar.
Todos, en mayor o menor medida, tenemos
dentro a nuestros cerdos y un da sentiremos la
necesidad de acudir al Maestro que se
encuentra en la proximidad del lugar en que
vivimos para que nos saque de dentro la
manada impura y le permita volver al abismo.
As, en estas dos ltimas secuencias, vemos
cmo el Maestro dormido, al despertar calma la
tempestad producida por la violenta confusin
de elementos, y despus, en tierra firme, en
nuestra tierra humana, saca a los cerdos de
nuestra guarida interna, reintegrndolos al
abismo del que proceden.

resucite en l. En efecto, la resurreccin de la

hija de Jairo es el siguiente episodio referido por
la crnica sagrada (Marcos V, 21-43. Lucas VIII,
40-56)
Jess y sus discpulos se fueron con la barca a
la otra orilla y all Jairo, uno de los jefes de la
sinagoga, habindolo apercibido, se postr a
sus pies para que salvara a su hija moribunda.
Antes de que llegaran a su casa, ya les vino la
noticia de que la nia haba muerto y una
multitud rodeaba la mansin llorando y gritando
su dolor. Jess entr en la casa y dijo: No est
muerta, slo duerme, y llamndola por su
nombre, la levant.
Ese Jairo, jefe de sinagoga, representa el
hombre del antiguo mundo, ya con un pie en el
nuevo universo, el que Cristo haba venido a
preconizar. Pero esta vida nueva en el mundo
futuro, se tambalea, esta a punto de morir y el
hombre del viejo mundo se postra ante Cristo
para pedirle que le preserve esa nueva
tendencia emanada de l. La hija de Jairo es la
vida que renace en el hombre cuando sus
tempestades internas han sido calmadas y
cuando las fuerzas abismales han salido de su
organismo. Entonces lo que pareca muerto
despierta de su sueo, ante el asombro de
todos los que daban esta muerte por segura. El
hombre que vive en el antiguo mundo, vinculado
a los valores de la columna de la izquierda,
debe renacer en el nuevo mundo representado
por la columna de la derecha.
Vemos en esa parte de la enseanza que la
fuerza crstica va constantemente de una a otra
orilla del mar de la vida humana, calmando
tempestades, sacando de dentro los bajos
instintos y devolviendo las fuerzas que los
animaban a su mundo natural, curando a los
que se le acercan, como esa desdichada
Vernica que toc su tnica para robarle
virtud y resucitando finalmente la hija de Jairo, o
sea, al mundo nuevo nacido de lo viejo. Dice la
crnica que Jess quera descansar, y por ello
se iba de una a otra orilla en busca de ese
posible reposo, pero donde quiera que fuese se
vea acosado por la multitud que solicitaba de l
favores. As la fuerza crstica acta sin
descanso para llevar al final de una etapa a los
que se encuentran en mitad del camino, de
modo que en unos se manifiesta de una manera
y en otros de una forma distinta, sembrando
cielo, derramando semilla del reino en la tierra
dura, y en los campos fecundos. As, para cada
uno, Cristo aparece bajo un rostro distinto, pero
siempre conducente a la liberacin, al reino de
la libertad.

22.- Ese hombre limpio, vuelto a la razn, ya se

encuentra en condiciones de que la hija de Jairo

102

Preguntas:
1.- Di cul fue la idea revolucionaria que Jess vino a explicar.
2.- Di lo que has entendido de la parbola del sembrador.
3.- Di lo que has entendido de la parbola del trigo y la cizaa.
4.- Explica lo que has comprendido del episodio de la tempestad calmada.
5.- Por qu los cerdos van al abismo?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 12

1.- Los enfrentamientos de Jess con los judos

a causa del sbado fueron frecuentes en el
corto plazo de su ministerio. Juan nos refiere
(Juan V, 1-18) cmo en la fiesta sabtica Jess
descendi a la piscina de los cinco prticos y
como all cur a un enfermo. En esa piscina,
llamada Bethzata, acudan los enfermos: ciegos,
cojos, mancos, imposibilitados, en espera de
que las aguas se movieran. En efecto, un ngel
del Seor descenda de vez en cuando a las
aguas de esta piscina, agitndolas y el primer
enfermo que se sumerga en ellas tras esta
agitacin angelical, quedaba curado.
Jess apercibi all a un hombre que sufra
parlisis desde hacia treinta y ocho aos y le
dijo: Quieres curarte? El enfermo le
respondi: Seor, cuando el agua sube, no
tengo a nadie que me sumerja en la piscina, y
mientras voy, hay siempre otro que se me
adelanta Jess le dijo: Levntate, toma tu
camilla y anda Y al instante el hombre se vio
curado, tom su camilla y se fue. Pero era
sbado y, segn la ley juda, a nadie se le
permita transportar su camilla durante la fiesta
sabtica. Tuvo lugar entonces una escena que
bien podemos calificar de kafkiana, en la que el
paraltico se vio interpelado por los judos, que
le dijeron: Hoy es la fiesta del sbado y no te
est permitido transportar tu camilla El hombre
respondi: El que me ha curado me ha dicho:
toma tu camilla y anda Y quin es el hombre
que te ha dicho semejante cosa?, le
preguntaron. Pero el paraltico no supo
designarlo porque Jess se haba escurrido
entre la multitud. Ms tarde el paraltico
encontrara a Jess en el templo y lo sealara a
los judos.
Ya dijimos (Leccin 10) que los veintin
captulos del Evangelio de San Juan
corresponden a la dinmica de las letras-fuerza

hebraicas. Como ya saben los estudiantes, la

quinta letra, correspondiente a ese 5 captulo,
es el He, que constituye la raz del elemento
agua. En el He, las fuerzas espirituales
descienden de su habitculo natural, que es el
fuego, para ejercer su actividad en el elemento
agua, instituyendo en ella el orden divino.
El agua es la gran productora de enfermedades,
ya que, a nivel psicolgico, agua es igual a
deseos, emociones, pasiones que conducen a
toda clase de disturbios, de modo que esa
piscina de cinco prticos es el smbolo de los
cinco caminos que conducen a la perdicin.
Cinco que, segn nos ensea la Cbala, se
convierten en cincuenta: son las famosas
cincuenta vas de la destruccin que corren
paralelas a las llamadas cincuenta puertas de la
inteligencia y que son, en lo positivo, lo que las
otras son en lo negativo.
Esas cincuenta vas o caminos parten de los
tres Sfiras de la izquierda y de los inferiores de
la derecha, es decir, son las cualidades
negativas de Binah, Gueburah, Hod, Hesed y
Netzah, cada una multiplicada por diez, puesto
que en cada Sfira se reflejan los diez que
constituyen el rbol.
As pues, en esa piscina de cinco prticos se
concentran los degradados que han recorrido
alguno de los 5 x 10 caminos de perdicin,
habiendo llegado a un momento de su
existencia en que su naturaleza interna los
conduce al manantial visitado por el ngel del
Seor. All sus aguas internas se tornan puras y
el mal desaparece de ellos.
2.- Jess, como representante vivo de esa
espiritualidad restablecedora, se encuentra en
esas aguas para curar a los que han cumplido
su tiempo. Nos dice la crnica que el paraltico

103

llevaba 38 aos sufriendo. Si traducimos esa

cifra en letras, tendremos que el tres es el
Ghimel, fuerza a travs de la cual Dios se
manifiesta en la naturaleza humana, mientras
que el ocho es el Heith, representado en el
Tarot por la lmina de la Justicia, fuerza gracias
a la cual el hombre se aleja del elemento agua,
de la vida emotiva y sus pasiones, para buscar
en el elemento aire el orden divino (Ver Leccin
7 del 2 Curso) Si sumamos 3 y 8, tenemos la
cifra 11 que corresponde a Hochmah en su 2
ciclo, en el cual el Amor es plantado en la
naturaleza emotiva del hombre. Si sumamos los
dos 1, tenemos 2, otra cifra de Hochmah en su
1er ciclo. De modo que, mirmoslo como lo
miremos encontramos que ese paraltico haba
cumplido su tiempo y que se encontraba a la
espera de la curacin, porque en l se haba
producido la curacin salvadora.
Su nico problema consista en que era sbado,
es decir, se encontraba sometido a la ley de
Binah, bajo la cual no es posible la
transmutacin. La naturaleza de su mal le
impeda tocar las aguas puras, agitadas por el
ngel y, no pudiendo aproximarse a la fuente de
la pureza, era necesario que la pureza se
acercara a l, rompiendo las normas de Binah,
cuya funcin es la de separar lo espiritual con
una pared de materia. Ese impedimento est
representado en el relato evanglico por la
fiesta del sbado. Jess rompi esa barrera y
lo cur.
3.- Los judos le reprocharon a Jess el que
obrara milagros durante el sbado y l
respondi: Mi Padre trabaja an siendo sbado
y por ello yo lo hago tambin Esta respuesta
enfureci a los judos, ya que no contento con
quebrantar la ley del sbado, Jess deca que
Dios era su Padre, hacindose as igual a Dios.
Por ello buscaban con ms afn la forma de
darle muerte.
Lo que el cronista ensea en este punto es de
una importancia primordial. En efecto, la ley
mosaica deca que en el sptimo da Dios
descans y, por consiguiente, si el hombre
deba seguir en todos sus puntos la dinmica
divina, a fin de ser su exacta imagen y
semejanza, el sptimo da deba descansar
tambin. Para los judos, la semana empezaba
el domingo, de modo que el sptimo da era el
sbado. La santificacin de la fiesta fue
adquiriendo entre ellos proporciones tan
monstruosas que, finalmente, ni siquiera se le
permita a un invlido transportar su camilla,
despus de haber permanecido en ella treinta y
ocho aos, en el da de su curacin.
Jess dijo en esta ocasin algo muy
trascendente para el entendimiento de la
dinmica divina, y es que su Padre trabajaba
an siendo sbado. Es decir, hay una parte de
Dios, la ms importante, que trabaja siempre. El

que descans en el sptimo da fue Jehov, la

divinidad de Binah, la que rige el proceso
creativo en la columna de la izquierda, de modo
que en todo lo relacionado con esa columna,
que es trabajo material, que son pasiones,
crtica, malas interpretaciones, cualidades
negativas. Todo ese frrago de sombras tiene
que descansar en el sptimo da. Mejor que
descansara siempre, claro est, pero si la
naturaleza humana no lo permite, por lo menos
dejemos que descanse un da a la semana, el
sptimo.
4.- Pero hay algo que no puede descansar en la
divinidad, y es la produccin de energas que
permiten a las formas subsistir. El Padre debe
producir constantemente esa esencia que
llamamos Voluntad y que, por intervencin del
hijo se convierte en Amor-Sabidura. Si el Padre
descansara, las formas, al no disponer de la
energa que mantiene su coherencia, se
desmoronaran y el mundo dejara de ser.
Podemos comparar esta dinmica divina a
nuestros servicios pblicos, en los que trabajan
nuestros obreros incluso en los das de fiesta,
para que no falte la electricidad en nuestras
ciudades, ni agua en los grifos, etc. As pues,
mientras se vive bajo los auspicios de la ley de
Binah, el hombre debe respetar el sbado, que
el cristianismo histrico ha transportado al
domingo. Pero cuando Cristo nace en nosotros,
cuando se instala en nuestra tierra humana su
Reino, quedamos liberados de la dependencia a
la ley y exentos de descansar obligatoriamente
en el sptimo da, en el cual podremos
dedicarnos al restablecimiento del mundo, lo
mismo que lo hace el Padre, lo mismo que lo
hace el Hijo.
Las leyes dictadas por Jehov no son eternas:
llega un momento, en nuestro desarrollo
espiritual, en que prescriben o, por decirlo de
otro modo, morimos a ese ser que ramos. Esa
nueva personalidad representa pues una
amenaza de muerte para la vieja y es natural
que sta, en legtima defensa podramos decir,
la quiere a su vez liquidar.
5.- En verdad, en verdad os digo que no puede
el Hijo hacer nada por s mismo, sino lo que ve
hacer al Padre, porque lo que ste hace, lo
hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al
Hijo, y le muestra todo lo que l hace y le
mostrar an mayores obras que stas, de
suerte que vosotros quedis maravillados, dijo
Jess a los judos (Juan V, 19-20)
Ya vimos, al estudiar las fuerzas del rbol
cabalstico, que el centro supremo, al que Jess
llama Padre y que en el rbol recibe el nombre
de Kether o Corona, no tiene una expresin
definida, porque es la fuerza general que lo
mueve todo y lo alimenta todo con su soplo. Es

104

en el segundo de los Sfiras, llamado Hochmah,

y al que Jess denomina Hijo, donde el PadreKether toma un rostro, presentndose ante los
hombres bajo la apariencia de amor-sabidura.
Por ello dice Jess que el Hijo no puede hacer
nada por s mismo, si no es reproducir lo que ve
hacer al Padre, porque es el Padre quien acta
en l. Padre e Hijo constituyen dos personas
indisociablemente
ligadas,
estrechamente
sincronizadas, como pueden serlo la biela de
una mquina de tren y la rueda que pone en
movimiento.
Si Padre e Hijo constituyen una sola y nica
realidad, no ocurre lo mismo con la tercera
fuerza del tringulo supremo, conocido
cabalsticamente con el nombre de Binah y
llamado por Jess el Espritu Santo y conocido
por los judos con el nombre de Jehov. Esa
tercera fuerza no puede ser a la imagen y
semejanza del Padre, por que su funcin es la
de gestar, la de reproducir el mundo que PadreHijo estn generando, y si los primeros
constituyen la energa, la semilla del universo, la
tercera fuerza ha de ser el receptculo que
recoge la simiente, o sea, que Binah-JehovEspritu Santo es el exacto revs de lo que son
Padre-Hijo, y toda su dinmica es la inversa del
funcionamiento de la primera. As el Hijo,
ostentando la representacin del Padre, tiene
que penetrar en el antro de Binah-Espritu Santo
para que en el universo todo pueda renacer. Es
la simiente del Hijo la que permite a todas las
cosas vivir y para ello es preciso que el Hijo
muera en la crcel material de Binah, en su
vientre fecundo.
6.- Pero este acto de fecundacin no puede ser
eterno. En nuestro mundo humano vemos cmo
la mujer, representante de Binah, agota su
capacidad gestadora cuando ha vivido siete
perodos de siete aos, o sea, cuarenta y
nueve. Entonces adviene la menopausia. A
niveles csmicos, tambin Binah alcanza su
menopausia, y esto sucede, o suceder, cuando
Padre-Hijo hayan plantado en el mundo fsico
todo cuanto tenan que plantar. Cuando nuestro
mundo material sea la exacta imagen y
semejanza del mundo divino, entonces Binah se
volver menopusica y las formas creadas por
ella dejarn de obedecer sus leyes, porque
Binah ya no ejercer sus funciones. Veremos
as cmo los hijos de Binah se separan de la
madre y vuelven su mirada hacia el Padre.
Esta dinmica ya se encuentra interiorizada en
las relaciones humanas, y as vemos que el hijo
depende enteramente de la madre en los
primeros aos, pero poco a poco esa
dependencia va aflojndose y el nio se inclina
cada da con mayor firmeza hacia el padre. En
las leyes sociales se recoge igualmente esa
dinmica y vemos cmo los tribunales de
justicia, cuando hay litigio, confan el nio a la

madre en su baja edad, y al padre, si el nio

tiene ms de catorce aos.
El mundo maternal, el de Binah-Espritu SantoJehov, es el de las reglas, de las leyes, de las
obligaciones; es el mundo de la puerta estrecha,
y si ese universo, como hemos dicho, es
exactamente al revs del universo que PadreHijo representan, es evidente que cuando ese
mundo paternal entra en funciones, hemos de
quedar maravillados, como Jess se lo deca a
los judos.
Cundo advendrn esas maravillas? Cuando
nuestra naturaleza femenina se vuelva
menopusica, cuando se haya agotado en
nosotros nuestra capacidad gestadora. Mientras
vayamos derramando por el mundo discordia y
confusin, volveremos una y otra vez a la tierra
para gestar en nosotros mismos esa discordia;
seremos Binah, seremos mujer para poder dar
forma a todo ese Karma. Pero cuando el mundo
divino haya florecido totalmente en nosotros,
cuando todo cuanto podamos plantar haya sido
plantado, entonces Binah morir en nuestra
naturaleza interna y se producir el
renacimiento del Hijo, su Resurreccin.
Entraremos as en el reino de las maravillas, en
el que todo ser al revs de lo que haba sido
antes. El dolor se convertir en placer, y lo que
ahora nos produce placer lo experimentaremos
como un dolor. De ah que, siendo apreciados
todos los valores a la inversa, y habiendo
pasado todas las potencialidades humanas de
lo virtual a lo ejecutivo, el mundo se convierta
en algo difcil de imaginar para el hombre que
vive centrado en la esfera de Binah. Lo que
anunciaba Jess no era una evolucin dentro
de los mismo esquemas, sino una revolucin en
el sentido ms amplio de la palabra.
Este trnsito del mundo maternal y protegido al
mundo paternal y creador, se realiza
individualmente, es un asunto personal entre el
hombre y su Padre Eterno, pero cuando en el
mundo existan suficientes individuos que hayan
efectuado ese viaje las formas de vida
cambiarn y el Reino de Cristo se instalar en la
Tierra.
7.- Como el Padre resucita a los muertos y les
da vida, as tambin el Hijo da vida a los que
quiere, prosigue Jess (Juan V, 21)
Se oculta en este punto de la enseanza uno de
los misterios de la organizacin csmica. En el
curso de estos estudios hemos visto que el
atributo del Padre se llama voluntad (leccin 11
del 1er Curso) y que est es una fuerza que lo
mueve todo y lo transmuta todo. Hemos visto
igualmente (leccin 13 del 1er Curso
Complement.) que existe en cada uno de
nosotros un andamiaje espiritual que se levanta
paralelamente, pieza por pieza, a medida que
construimos nuestro edificio humano. O sea,
que para edificar nuestra vida material,

105

utilizamos esa fuerza llamada Can o sus

descendientes. Pero simultneamente, al utilizar
los distintos rostros de Can, entran en
funciones los rostros correspondientes de la
dinasta de Seth, que representan a Abel, el
hermano muerto. Estos rostros actan
pasivamente, como la red protectora para el
trapecista, que slo sirve en caso de cada.
Mientras Can acta, la espiritualidad es una
fuerza en estado letrgico, como muerta, pero
siempre pronta a resucitar si la voluntad del
Padre o el amor del Hijo se ponen en
movimiento.
Cuando Jess dice que el Padre resucita a los
muertos, debemos entender que cuando
nuestra conciencia se abre a la voz del Padre,
que cuando escuchamos la Palabra del Hijo,
resucita en nosotros Abel y el mundo de Can se
desploma, dejando sus puestos a los
constructores del linaje de Seth.
Esos muertos que llevamos dentro, pueden
resucitar en todo momento, cualquiera que sea
el estado de degradacin en que se encuentre
nuestro edificio humano, y es acercndonos al
Hijo, a la fuente del amor, como esa
resurreccin se producir.
8.- El Padre no juzga a nadie, sino que ha
entregado al Hijo todo el poder de juzgar, para
que todos honren al Hijo como honran al Padre.
El que no honra al Hijo, no honra al Padre que
lo envi. En verdad, en verdad os digo que
quien escucha mi palabra y cree en el que me
envi, tiene la vida eterna y no es juzgado,
porque pas de la muerte a la vida, prosigue
Jess (Juan V, 22-24)
Ya en otros puntos de su enseanza Jess dijo
que no haba venido para juzgar al mundo. El
juzgar es una prerrogativa de Jehov, el rostro
divino que preside los trabajos en la columna de
la izquierda. Este juicio es necesario porque en
esa columna, como hemos dicho tantas veces,
la espiritualidad -Abel-Seth- se encuentra
prisionera de Can, el cual la utiliza para sus
construcciones. Can busca la utilidad, busca el
placer, las satisfacciones sentimentales, y por
ello es necesario que al final de su vida, la
divinidad juzgue lo que ha hecho de positivo y lo
que ha hecho de negativo a fin de que esto
ltimo sea destruido por el fuego eterno. Pero
cuando el hombre se escinde voluntariamente
de su dependencia de Can y escucha la
palabra del Hijo, pasando a trabajar en la
columna de la derecha, entonces todo el mal
que pudiere haber en l queda cancelado, sus
deudas krmicas prescriben y ya no tendr que
pagar por los errores que pudiere haber
cometido en la presente vida o en las anteriores.
Ha entrado en los dominios del bien y ya no
ser juzgado, porque a partir de entonces no le
ser posible cometer errores y, por lo tanto, no
habr necesidad de enmendarlos.

9.- Quien escuche mi palabra y crea en mi,

tiene la vida eterna, dice Jess en este punto.
Y, en efecto, si en la columna de la izquierda se
trabaja en lo temporal, bajo las directrices de
Can y sus descendientes, en la columna de la
derecha, donde acta Cristo, transcurre la vida
eterna, y cuando el hombre empieza a trabajar
en estos dominios, pasa de la muerte a la vida.
Significa esto que el hombre ya no pierde la
conciencia de su identidad cuando su cuerpo
fsico muere.
La vida siempre es eterna, el ser humano no
muere jams, pero en nuestro estado evolutivo
actual cuando an existe una pared material
que nos separa de la autntica vida y mientras
nuestra conciencia se identifique con esa pared
moriremos una y otra vez, es decir, perderemos
peridicamente la conciencia de nuestra
identidad. Esto no suceder a partir del
momento en que nuestra conciencia acte al
unsono con la Palabra de Cristo. Entonces, al
morir el cuerpo fsico, conservaremos la
conciencia de nosotros mismos y actuaremos
en nuestro cuerpo de deseos de una manera
totalmente lcida y consciente, y lo mismo
suceder cuando el cuerpo de deseos muera y
pasemos a vivir en el cuerpo del pensamiento.
Luego, cuando el Ego nos devuelva al mundo
fsico a por nuevas experiencias, sabremos
perfectamente quines hemos sido y cul es
nuestra actual misin. Habremos conquistado la
eternidad.
10.- El que no honra al Hijo no honra al Padre,
nos dice an Jess en este punto, y con ello
quiere significar que para poder disponer
libremente de ese poder de voluntad capaz de
transformarlo todo, encerrado en el centro
llamado Padre, es preciso honrar los valores
que el Hijo representa y que, como sabemos, se
llaman amor-sabidura.
O sea, que el dominio sobre la voluntad slo
puede obtenerse totalmente cuando el amor
cubre con su manto la superficie de nuestra
vida; cuando en nosotros no queda espacio
para el odio, el rencor, las pasiones, los vicios.
Cuando somos una perfecta mquina de amar,
sin esperar a cambio oscuras compensaciones,
cuando lo que mueve nuestros resortes es el
afn de servicio desinteresado, no para obtener
poder, ascendente, gloria o consideracin,
entonces la voluntad del Padre se pone a
nuestra disposicin y los muertos, ese Abel y
sus distintos rostros, resucitan en nuestra vida y
levantan nuestro edificio humano segn las
reglas del real arte. A partir de este momento
formamos parte integrante de la divinidad,
somos instrumentos al servicio de las fuerzas
unitarias del universo ejecutores conscientes del

106

pensamiento divino, arrancados para siempre

de los poderes del mal.
Diremos pues que el hombre que acta
torcidamente dispone de poca Voluntad para
realizar sus bajas tareas. La Voluntad de mal, la
fuerza que utilizamos para dar cima a nuestras
pasiones, necesita un constante esfuerzo
interno que agota nuestros recursos psquicos y
produce un inmenso cansancio. En cambio,
cuando el amor nos abre el acceso a la voluntad
que viene del Padre, todo lo ejecutamos
fcilmente y sin fatiga, porque no estamos
utilizando recursos generado por nosotros
mismos y que se agotan, sino una fuente de
energa csmica que va fluyendo hacia nosotros
a medida que la gastamos.
11.- En verdad, en verdad os digo que llega la
hora, y es sta, en que los muertos oirn la voz
del Hijo de Dios, y los que escucharen, vivirn.
Pues as como el Padre tiene la vida en s
mismo, as dio tambin al Hijo tener en s mismo
la vida y el poder de juzgar, como Hijo del
Hombre que es. No os asombris de esto,
porque llega la hora en que cuantos estn en
los sepulcros oan su voz y saldrn, los que han
obrado bien para la resurreccin en la vida y los
que han obrado mal para la resurreccin
despus del juicio. Yo no puedo hacer por m
mismo nada; segn lo oigo, juzgo, y mi juicio es
justo, porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envi (Juan V, 25-30)
En este oscuro pasaje del discurso de Jess,
nos dice Juan que el Hijo de Dios es tambin el
Hijo del Hombre. Ya hemos explicado
anteriormente que ese ttulo de Hijo del Hombre
que se da a la personalidad crstica se debe a
que dicha personalidad es siempre una
conquista del hombre; una dura conquista que
se alcanza despus de haber bregado en el
mundo de las construcciones materiales,
buscando la luz en el laberinto de las leyes y
reglamentos que ordenan el universo sometido
a los poderes de la izquierda. De esa batalla
nace nuestro Hijo, el Hijo de nuestros esfuerzos
humanos que es, ni ms ni menos, que el Hijo
de Dios, es decir, el divino Hochmah encarnado
en nuestro corazn y con poder para juzgar
nuestros actos, con un control absoluto sobre
nuestro
comportamiento.
Entonces esos
muertos de que hablbamos en los puntos
precedentes oyen la voz de este Hijo de Dios
hecho hombre, que ha tomado el corazn como
cuartel general y salen de sus sepulcros para
tomar las riendas de la edificacin de nuestra
existencia. La entrada en servicio de esas
fuerzas que estaban en sus sepulcros
corresponde a la resurreccin del bien, el cual
dicta sus criterios, que sern valederos en el
futuro de nuestra vida, mientras que la parte de
mal que haya en nosotros quedar sometida al
tribunal de nuestra propia conciencia, donde el

Hijo del Hombre, nuestra personalidad crstica,

lo juzgar y lo incorporar a la vida despus de
haber sido purificado.
12.- Ya hemos hablado anteriormente de la
responsabilidad que todos tenemos para con las
personas que han sido objeto de nuestras
malas acciones, de nuestros malos sentimientos
y pensamientos. Aunque nosotros tomemos
conciencia del mal que hemos hecho y nos
veamos limpios de l, debemos, sin embargo,
reparar el desorden que hayamos causado en
los dems, y sta es la tarea que nos espera en
otras vidas. Pero cuando el Hijo del Hombre ha
nacido en nosotros, trae consigo su virtud
transmutadora, o sea, la magia que permite
cambiar el mal en bien y restaurar lo
desordenado. Entonces ese Hijo del Hombre
actuando en nuestro corazn reparar los
daos que hemos causado a los dems y, para
hacerlo, no necesitar estar en contacto fsico
con los perjudicados, sino que puede hacerlo a
distancia, de manera que el bien aparecer en
las vidas de esas personas de una forma
asombrosa para ellas, un bien proporcionado al
mal que de nosotros hayan podido recibir.
Es decir, si el dao que hemos hecho proceda
de nuestra mente, si han sido nuestras ideas
perversas las que han inducido a nuestros
semejantes a mal obrar, al iniciar su reinado el
Hijo del Hombre en nosotros, se producir en
ellos una transmutacin intelectual y accedern
a un mundo luminoso en el que encontrarn
fcil solucin a sus problemas. El mal que les
hicimos les habr servido as para encontrar el
camino.
Si ha sido con nuestros sentimientos con lo que
hemos difundido el mal, ser tambin en sus
sentimientos donde recibirn los beneficios. En
ese mundo oscuro aparecer su Arco Iris,
anunciador de que la tormenta ha pasado, y
vern aparecer el amor, los afectos, la
solidaridad que quizs no tenan, gracias a su
mala vinculacin con nosotros. El Hijo del
Hombre salva, cuando aparece, a todos
aquellos que se encuentran en su proximidad.
13.- Si es en el dominio material donde los
hemos perjudicado, tambin recibirn el
contra-valor de su prdida con intereses.
Supongamos que les hemos estafado una suma
de dinero. Pues bien, nuestra personalidad
crstica se la devolver. Quiz en aquel
momento no dispongamos de fondos para
devolvrselo, pero el Hijo del Hombre tiene
crdito abierto en los mundos de arriba y basta
con que firme un cheque sobre esa cuenta para
que el dinero le llegue.
Esto no tiene nada de misterioso o sobrenatural,
porque todos tenemos por delante un futuro de
vidas en las que dispondremos, naturalmente,

107

de medios materiales para protagonizarlas. El

hombre
profano
no
puede
disponer
anticipadamente del dinero que va a ganar en
una prxima vida, pero cuando el Hijo del
Hombre toma la direccin de nuestra existencia,
s puede hacerlo, porque arriba se sabe que
cumplir su compromiso. As pues, el que ha
estafado y robado, si accede a la personalidad
crstica, puede dar orden a los ngeles del
destino de que paguen a los perjudicados las
cantidades debidas con cargo a su cuenta en el
banco de arriba, ya que ese mundo tiene sus
bancos, de los cuales los de aqu son meras
copias imperfectas. Esto no supone un perjuicio
para el interesado, puesto que de todas formas
tendra que pagar en una prxima vida. Lo nico
que hace es anticipar el pago, ahorrndose as
la vivencia a que ese pago dara lugar.
Por el mismo procedimiento se liquidarn los
dems daos materiales que hayamos podido
ocasionar, teniendo en cuenta que slo somos
responsables en parte de tales daos. La otra
parte de responsabilidad corre a cargo del
propio perjudicado, ya que si en l no hubiese
habido predisposiciones krmicas para encajar
el mal, nunca hubisemos podido perjudicarlo.
Estas son algunas de las maravillosas cosas
que nos sucedern cuando las fuerzas que
estn en nuestros sepulcros oigan la voz del
Hijo del Hombre.
14.- Si yo diera testimonio de m mismo, mi
testimonio no sera verdico; es otro el que de
m da testimonio, y yo s que es verdico el
testimonio que da de m. Vosotros habis
mandado a preguntar a Juan y l dio testimonio
de la verdad, pero yo no recibo testimonio del
hombre; ms os digo esto para que seis
salvos. Aqul era la lmpara que arde y alumbra
y vosotros habis querido gozar un instante de
su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que
el de Juan porque las obras que mi Padre me
dio hacer, esas obras que yo hago, dan en favor
mo testimonio de que el Padre me ha enviado,
ese Padre que me ha enviado da testimonio de
m (Juan V, 31-37)
En esa secuencia, una de las ms oscuras del
Evangelio de San Juan, la palabra testimonio es
repetida nueve veces y lo ser aun una dcima
en el prrafo siguiente una por cada Sfira del
rbol de la vida. Si el estudiante contempla el
rbol cabalstico que tiene en su poder, ver
que del Sfira central Tiphereth-Sol parten
nueve senderos que conducen a cada uno de
los dems Sfiras, el de Malkuth interceptado
por Yesod que canaliza sus contenidos del Sol a
Malkuth y de Malkuth al Sol: nueve senderos
que con el propio Tiphereth suman los diez.
Esto significa que Jess rinde testimonio de los
diez mundos que forman la estructura interna de
cada hombre. Esos diez mundos generan
energas diversas y facilitan elementos

materiales en los que esas energas pueden

instalarse y tomar un rostro. Pero se necesita
uno que unifique, armonice, orqueste esas
diversas pulsiones para que la vida resulte
coherente. Mientras esa fuerza integradora y
armonizadora no aparezca, nuestra vida ser
incoherente y, como Penlope, la tnica que
tejemos durante el da, ser destejida durante la
noche. Cristo es el gran orquestador de la vida
procedente de los diez mundos y cuando acta
en nosotros, nuestra vida se hace coherente y
cada uno de nuestros actos consolida y justifica
todos los dems, en lugar de que los gestos se
combatan los unos contra los otros.
15.- El otro que da testimonio, es cada uno
de esos diez centros de vida, en los cuales
Tiphereth se encuentra activo, tal como lo
hemos representado en el dibujo que acompaa
la leccin 12 del 1er Curso Complementario, Es
decir, cualquiera que sea la lnea que estamos
siguiendo, tanto si consumimos energas de un
centro Sefirtico como si las consumimos de
otro, en todos ellos encontraremos el testimonio
de Cristo y llegaremos a la conclusin de que
aqul es el salvador del mundo, de nuestro
mundo; el que ha de llevarnos a la vida eterna.
O sea, que la corriente de nuestra vida nos
llevar, ineludiblemente a Cristo tarde o
temprano, y esto no ser porque un da nos
crucemos con uno que dice ser Cristo y dice
hablar en nombre del Padre, cuando en realidad
slo rinde testimonio de s mismo, sino porque
en nuestra naturaleza interna se producir la
evidencia, se producir el testimonio de Cristo y
nuestra conciencia sabr que ese testimonio es
irrefutable. No es en la vida exterior donde
debemos esperar que Cristo aparezca, sino en
nuestro fuero interno, en nuestra Alma.
16.- Juan era la lmpara que arde y alumbra,
dice Jess refirindose al Bautista. En efecto,
hemos visto que Juan es el representante
iluminado de la columna de la izquierda, donde
la luz se encuentra dentro rodeada de una
pared de materia. Cuando esa pared se hace
transparente, cuando la materia se sutiliza, deja
entrever la luz que se encuentra en el interior y
el sendero del peregrino queda iluminado. Por
ello los iniciados a los misterios, los instructores
de la ley, los arquitectos de templos son
llamados lmparas. A su luz pueden realizarse
grandes cosas y comprender maravillosos
secretos. Pero el testimonio de Jess es mayor
que el de Juan, porque l es luz viva y no luz
tamizada por el cristal de la lmpara. Tipherethsol es un enviado del Padre, arrojado por Kether
al mundo oscuro de los sentimientos por la va
de la columna central.
Jess es el descubridor del mundo de la
columna de la derecha, el revelador de ese

108

Reino, tal como hemos visto en pasadas

lecciones, pero es tambin el conciliador de
ambos mundos, el que integra armoniosamente
las energas creadoras en el perfecto habitculo
que ha de permitirles su manifestacin en la
Tierra.
17.- Vosotros no habis odo jams su voz (la
del Padre), ni habis visto su semblante, ni
tenis su palabra en vosotros, porque no habis
credo en aqul que El ha enviado. Escudriad
las Escrituras, ya que en ellas creis tener la
vida eterna, pues ellas dan testimonio de m Y
no queris venir a m para tener la vida! (Juan
V, 37-40)
En el esquema del rbol vemos que el centro
llamado Padre o Kether se comunica con otros
tres centros: Hochmah, Binah y Tiphereth en los
cuales se puede, por lo tanto, or su voz y ver su
semblante. Pero nosotros, situados en Malkuth,
no tenemos acceso directo ni a Hochmah ni a
Binah. El centro ms prximo para or la voz del
Padre es Tiphereth, el Hijo que el Padre ha
enviado al mundo de abajo para salvarlo.
18.- Por la izquierda circula ciertamente la voz
del Padre y se difunde su semblante, pero al
bajar esta voz de Binah y pasar por las aduanas
de Gueburah y Hod, la palabra primigenia ya no
es la misma: llega a Yesod adulterada. Lo que
sabemos del Padre por la va de la izquierda no
nos permite establecer el mundo que el Padre,
por la naturaleza de su esencia, hace posible.
La voz del Padre que nos viene por la izquierda
nos impulsa a construir objetos, esperando de
ellos la plenitud y la felicidad.
Tambin la voz que corre por la derecha se
desnaturaliza al pasar de Hochmah a Hesed y a
Netzah. Para escuchar la voz del Padre y
contemplar su semblante verdadero, debemos
situarnos en Tiphereth y buscarlo.
Buscarlo,
porque
no
se
encuentra
automticamente con la mera identificacin con
Tiphereth. Expliquemos este punto con ms
detalle: Tiphereth es, en cada uno de nosotros,
nuestra conciencia. Pero esa conciencia es algo
que se est haciendo y que recibe el testimonio
de todos los centros de vida, tal como hemos
visto en un punto anterior. Si vivimos muy
alejados de los valores que Cristo representa,
ese testimonio ser parcial, fragmentario y
nuestra conciencia, por lo tanto, constituir para
nosotros un centro que refleja una verdad
incompleta y en ella no se oir la voz del Padre
porque nuestro aparato de radio no estar en
condiciones de captarla. Pero cuando nuestra
conciencia haya interiorizado todos los
testimonio procedentes de los distintos centros
de vida, entonces se producir lo que
podramos llamar el gran silencio y en ese

silencio podremos or con perfecta nitidez la voz

del Padre.
En cada conciencia humana hay un trono
vacante que un da ha de ser ocupado por el
hijo. All se instalar Cristo cuando las
condiciones le permitan hacerlo. Si reunimos
esas condiciones, tendremos en nosotros ese
mtico Hijo en el que la voz del Padre sonar.
19.- As pues, si la conciencia es el habitculo
natural de Cristo, pero esta conciencia no se
encuentra en condiciones de recibirlo, qu
hacer para cambiar ese estado de cosas? La
solucin que da Jess a los judos es la de
escudriar las Escrituras.
Las Escrituras representan la voz que viene de
la
izquierda
divina,
enunciando
leyes,
formulando reglamentos, instituyendo normas.
Los traductores del Evangelio al llegar a este
punto, suelen sealar que varios profetas de
Israel haban vaticinado con anterioridad la
llegada del Mesas. Pero no se trata de esto
exactamente porque los judos ya estaban
persuadidos de que el Mesas iba a venir para
llevar a su nacin fsica, mediante una serie de
milagros, al supremo poder material.
No son slo los profetas quienes anunciaban a
Cristo, sino los libros de Moiss, en los cuales
se encuentra perfectamente descrito el proceso
evolutivo. En ellos vemos cmo Can y sus
descendientes no pudieron instaurar un reino
material definitivo, viniendo el diluvio a destruir
su obra, y vemos cmo fueron despus los
descendientes de No quienes inauguraron en
el mundo una nueva era (Ver Leccin 13, 1 er
Curso Complementario) Ms adelante, en
sucesivos relatos, vemos siempre cmo el
hombre material es derrotado y cmo el hombre
espiritual hereda los derechos del Padre.
Si esos relatos son interpretados segn la letra,
aparecen en ellos conflictos entre individuos y
pueblos, pero si las Escrituras se leen con
mirada profunda, pronto se descubre que no se
trata de conflictos exteriores, sino interiores; se
descubre que los descendientes de Can y los
de Seth, que Esa y Jacob con sus doce hijos
representan fuerzas que viven en nuestro
interior y que las productoras de realidades
materiales son finalmente derrotadas por las
portadoras de realidades espirituales, las cuales
instauran un nuevo Reino.
Si los judos hubiesen ledo las Escrituras con
mirada profunda hubiesen visto que el Mesas
anunciado ha de actuar en el interior de cada
hombre y no ha de ser un caudillo de pueblo
externo.
Toda la enseanza de Cristo se basaba en este
hecho y de mil maneras trat de decir a sus
seguidores que buscaran en su propio interior,
ya que all aparecera la nueva realidad que les
permitira acceder al nuevo universo. Cuando
ese trabajo es realizado, cuando la letra de las

109

Escrituras es escudriada para desentraar su

significado, penetra en la conciencia la verdad.
Muchas veces dira Jess en el curso de su
ministerio Yo soy la verdad Entonces, con
esa verdad instalada en nosotros mismos,
vemos el semblante del Padre y omos su voz.
En las Escrituras, en la ley, en los reglamentos y
ordenanzas hay el testimonio de Cristo. Se
trata, no slo de leerlas como se lee una novela,
sino de escudriarlas, esto es, de investigar a
fondo hasta discernir la verdad oculta entre las
lneas.
20.- Mi gloria no me viene de los hombres.
Pero s que no hay en vosotros amor de Dios.
He venido en nombre del Padre y vosotros, no
me recibs; en cambio, si otro viene en su propio
nombre, lo recibiris. Cmo podis creer,
vosotros que os dais mutuamente gloria y que
no buscis la gloria que viene de Dios? (Juan
V, 41-44)
Jess les dice en este punto a sus adversarios
que deben escuchar ms lo que viene de arriba
y dar menos importancia a lo que viene de los
hombres. En la sociedad profana se sigue
dando mucha importancia al testimonio del
hombre basado en lo que han dicho otros
hombres, y as podemos ver en nuestros libros
de filosofa una cantidad enorme de citas de
otros pensadores, los cuales, a su vez, citan a
otros en apoyo de sus argumentaciones. Una
enseanza sin citas es considerada como poco
seria, y si esto sucede, siempre acaba
preguntndose al conferenciante o al escritor,
y esto de dnde viene? Que no se le ocurra
responder que lo ha obtenido por revelacin
directa o que es fruto de la actividad de su Ego,
porque no ser escuchado. En cambio si da
fuentes literarias entonces se le glorifica y el
prestigio y el renombre es transmitido de unos a
otros y mutuamente alimentado.
Sin embargo, Cristo no da referencias. Sus
palabras vienen del Padre y los hombres no las
reciben. A pesar de ello, Cristo sigue hablando
por boca de aquellos que lo llevan en su
conciencia, Sigue hablando hoy y lo har en
aos y pocas venideras, sin dar referencias
literarias, sin decir que esto lo dijo Platn y lo
otro dijo Descartes o el pensador Fulano. No es
que esa literatura referencial carezca de utilidad
y que no sea aleccionadora, pero siempre
tendr un valor ms elevado lo que provenga de
una revelacin o de una inspiracin, que no el
producto de una reflexin sobre un tema ya
concretado. Las formas concretas, aun siendo
literarias o filosficas, van perdiendo vida a
partir del momento en que son fijadas, mientras
que en el discurso del Padre, la eterna verdad
va edificando conceptos cada vez ms
elevados. No busquis pues en las filosofas y
msticos
del
pasado
las
verdades

trascendentales; buscadlas en los que rinden

testimonio del Padre en el da de hoy.
21.- No pensis que yo vaya a acusaros ante
el Padre; el que os acusa es Moiss, en el que
habis depositado vuestra esperanza. Ya que si
creyerais a Moiss, me creerais tambin a m,
puesto que l ha escrito sobre m. Pero si no
creis sus escritos, cmo vais a creer en mis
palabras? (Juan V, 45-47)
Dice as Jess que no habr ninguna
penalizacin por el hecho de no escuchar la
palabra de Cristo. Nadie recibe castigo por no
evolucionar a una determinada velocidad. Cada
alma tiene su propio ritmo y nuestro yo
espiritual, nuestro Ego, representante del Padre
en nuestros asuntos personales, no castiga a
sus propios vehculos fsicos por no haber
comprendido ms eficazmente lo que deban
comprender, a fin de pasar a ese Reino en el
que todos los poderes del cielo estarn a la
disposicin del hombre.
El que acusa y penaliza es Moiss, es decir, el
instructor de la columna de la izquierda, ya que
si nos negamos a comprender las lecciones que
nos estn dando, nos vemos sometidos a
condiciones cada vez ms duras, en
circunstancias cada vez ms difciles, no
adrede, como castigo por nuestra actitud, sino
que las circunstancias que son el resultado
natural de nuestra ignorancia y de la trasgresin
a normas que no hemos querido aprender. Ya
hemos visto en el punto 19 cmo Moiss, en
sus textos, describi perfectamente el cambio
que un da u otro ha de producirse en el
hombre, que pasa, del universo de Can al de
Seth-No. Es evidente que el que no ha
comprendido espiritualmente la mecnica de
este cambio, no puede or siquiera la palabra de
Cristo, porque para que nazca en nuestra
naturaleza el Hombre Nuevo es preciso que ese
hombre sea primero un afn espiritual, que se
instale despus en nuestros sentimientos y en
nuestra razn para nacer luego en nuestra
conciencia.
22.- Llegamos as al final de un captulo
particularmente denso, en el que Jess empieza
acercndose al paraltico que esperaba la
subida del agua y termina indicando cmo
deben los hombres acercarse al Padre y poder
escuchar su voz, Se habla de resurreccin de
los muertos, de juicios del Hijo del Hombre, de
testimonio, en suma de grandes trabajos
humanos. El evangelista describe as la
actividad de Cristo a travs de la letra He, que si
por un lado constituye la raz de los poderes del
agua, o sea, de los sentimientos, por su
vinculacin al signo de Cncer, por otro lado es
una fuerza al servicio de Gueburah, el centro
que preside la ejecucin de los grandes
trabajos, especializado en la rectificacin de los
diseos torcidos o defectuosos. Cristo, con el

110

He, restablece repara, resucita, trabaja

constantemente, hasta en sbado, para llevar al
alma la visin de ese otro mundo en el que el

hombre ser un ciudadano responsable y

creador.

Preguntas:
1.- Qu es lo que debe trabajar en nosotros y lo que debe des cansar en el sptimo da?
2.- Qu debe ocurrir para que entremos en el reino de las maravillas?
3.- Qu efectos tendr para las personas con las que nos hemos portado mal el que Cristo nazca en
nosotros?
4.- Por qu los iniciados son llamados y por qu las enseanzas de Cristo son superiores a las
dispensadas por ellos?
5.- Qu debemos entender cuando Jess dice que el Padre resucita a los muertos?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 13

1 Cuando Jess tuvo noticia de la muerte de

Juan Bautista hizo que sus discpulos subieran
a una barca y se marcharon todos a la otra
orilla. Pero muchas gentes los vieron partir y os
reconocieron, siguindoles a pie desde todas
las ciudades y adelantndolos en su camino, de
modo que cuando Jess y sus apstoles
desembarcaron, una multitud enorme los estaba
esperando. Tocado de compasin por ellos,
porque eran como un rebao sin pastor, Jess
les ense muchas cosas. Pero como
empezaba a ser tarde, sus discpulos se
acercaron a l para decirle que los enviara a sus
casas, a fin de que pudieran comer. Jess les
respondi: Dadles de comer vosotros
mismos, pero los apstoles slo disponan de
cinco panes y dos pescados secos. Jess dijo
que se los trajeran y, elevando los ojos al cielo,
dio gracias. Luego, rompiendo los panes y los
peces, los dio a sus discpulos para que los
distribuyeran entre la multitud. Fueron cinco mil
los que comieron hasta la saciedad y se
llenaron doce cestos con los pedazos que
sobraron. (Mateo XIV, 13-21; Marcos VI, 30-44;
Lucas IX, 10-17; Juan VI, 1-13)
Cul es la enseanza que se oculta en esta
secuencia de la crnica sagrada?
En primer lugar, notemos que sto se produjo a
la muerte de Juan que, como hemos visto,

representa el mximo instructor del viejo

mundo, de ese mundo instaurado por Jehov a
travs de Moiss y que Jess vino a liquidar. El
desarrollo del alma humana se efecta en
espiral, yendo alternativamente de la columna
de la derecha a la de la izquierda, segn el
esquema del rbol Cabalstico. Primero el
camino es de descenso hacia las realidades
materiales y el alma pasa por etapas que se
caracterizan por situaciones anmicas llamadas
de fe sin obras y de obras sin fe. Cuando esa
etapa de descenso ha sido consumada,
comienza la evolucin, tambin en camino
espiral, y entonces fe y obras se sostienen
mutuamente. Es el camino de la iniciacin,
simbolizado por dos serpientes enroscadas, de
las que ya hemos hablado en una leccin
anterior. En ese camino de ascenso, la
conciencia va impregnndose de las realidades
que constituyen nuestro universo hasta alcanzar
una etapa final en la columna de la izquierda, en
la que se ve perfectamente claro que el
conocimiento material de las leyes que rigen el
mundo es tan slo un fragmento de la ciencia
divina. Ese conocimiento es algo perecedero,
puesto que ese mundo material desaparecer
un da y con l se irn todas sus leyes y
reglamentos. Advendr entonces otro universo y
para entenderlo ser preciso haber alcanzado

111

un grado de iluminacin, de claridad, que slo

puede obtenerse poniendo la conciencia a
trabajar en la otra columna.
Esa ltima etapa de ascenso por la izquierda, se
llama Juan y cuando se vive en ella aparece la
idea de que ha de venir otro a instruirnos sobre
la ciencia que ha de permitirnos vivir en el otro
mundo, ese mundo que en la filosofa esotrica
se llama Etrico y que es la antesala del Mundo
de Deseos.
La muerte de Juan significa pues que el alma ha
abandonado definitivamente esa columna de la
izquierda, o sea que est saturada de
conocimientos materiales, que lo sabe todo
respecto a leyes y reglamentos y va en busca
de la Sabidura que se obtiene por la va de la
iluminacin en la otra columna, la de la derecha,
en la cual el instructor es Cristo.
Por ello dice la crnica que cuando Juan muere,
la multitud, nuestra multitud de tendencias
internas, reconoce a Jess y lo sigue por tierra,
esperando que desembarque en la orilla de
nuestra esperanza
2.- Esa multitud formado por nuestros pueblos
internos, est hambrienta y espera all a que
Jess la alimente. Jess pide a sus discpulos
que lo hagan, pero stos no disponen de
reservas, su bagaje espiritual an es dbil y no
pueden dar de comer a todo un pueblo
hambriento. Slo la fuerza multiplicadora de
Cristo pude hacerlo. Es decir, nuestra multitud
de tendencias internas no obtendr nada de los
discpulos de Cristo, no obtendr nada
acercndose a los ms directos representantes
de la espiritualidad, sino de la espiritualidad
misma. Ser el Maestro activo en ellos el que
les dar de comer.
Ese Maestro tan slo espera que la multitud se
le acerque para instruirla. As, si Juan muere en
nosotros, si reconocemos a Jess cuando
embarca en el mar de nuestros sentimientos, si
lo seguimos y esperamos su vuelta a nuestra
tierra, recibiremos ese pan y esos peces mticos
que nos permitirn saciar nuestras nuevas
apetencias y disponer de tan abundante
sabidura que podremos llenar con lo sobrante
los doce cestos correspondientes a los doce
escenarios en que se desarrolla nuestra
actuacin humana.
El Maestro que ha de instruirnos no es de carne
y hueso. Los maestros de carne y hueso no
disponen de reservas suficientes para nuestra
alimentacin, pero ellos pueden conducirnos a
los pies del autntico Maestro, el que se
encuentra en nuestros mundos internos y deja
or su voz a la cada de la tarde, cuando los
deseos se esfuman y la razn se entroniza en la
vida del discpulo que est de retorno.
Muchos no ven al Maestro, ni son conscientes
de que les est hablando, como suceda a
orillas de ese mar de Tiberiades, en el que

Jess se encontraba situado en lo alto de la

montaa,
mientras
la
muchedumbre
permaneca sentada en la falda del monte
dispuesta por orden de Jess, en cien filas de
cincuenta. Pero aunque no tengan conciencia o
no tengan la visin del Maestro, su discurso
nocturno es interiorizado en sus almas y la
sabidura se va infundiendo en ellos.
Lo cierto es que de noche, mientras el cuerpo
fsico duerme o descansa en la cama, muchos
de los que siguen esos estudios asisten con sus
cuerpos de deseos a las conferencias que
pronuncian los maestros en ese mundo, al igual
que Jess lo hizo en el monte de Tiberiades.
3.- Cuando esto suceda, la Pascua de los
judos estaba prxima, nos dice la crnica de
Juan (VI, 4) y este punto nos da la pista de
porqu eran panes y peces los que Jess
estaba dando como alimento. En efecto, la
Pascua tiene lugar en el plenilunio de Aries, que
puede caer en cualquier da a partir del
veintiuno de marzo, cuando el sol entra en este
signo, de modo que en la proximidad de la
Pascua, el Sol atraviesa el signo de Piscis, que
forma eje con el de Virgo bajo el cual se recoge
el trigo que permite elaborar el pan.
Ese pan y esos pescados que Jess daba eran
pues el alimento que viene de los signos de
Virgo y de Piscis y ser preciso que hablemos
de las caractersticas de tales signos pasa
saber los efectos que esos alimentos han de
producir en los organismos en que son
introducidos.
Tal como hemos explicado en nuestras
lecciones de Astrologa (ver leccin 1 del 3 er
curso) el signo de Piscis es aqul a travs del
cual las emociones internas son liberadas por el
individuo, quedndose limpio de ellas. Los
efectos de esa liberacin a veces son terribles
porque nos llevan a conquistar algo que
quizs no se encuentra disponible para una
conquista, obligando al individuo a forcejear, a
destruir la persona o la cosa que se opone a
esa conquista, cargando por consiguiente con
un karma que nos presentar la factura en otra
vida.
Como este periodo de liberacin anual
transcurre entre el 20 de febrero y el 20 de
marzo, los instructures espirituales haban
instituido el ayuno en esa poca a fin de quitar
agresividad a los sentimientos, de manera que
en la expulsin de los deseos no hubiera afn
de conquista y que esta liberacin no resultara
destructora para la gente del mundo.
As pues, alimentar la multitud con pescado
significa instruirlos en el sentido de que deben
quedar limpios de deseos para acceder al reino
preconizado por Jess. Sacad fuera el deseo,
despojaos de las emociones internas, poner
vuestra fuerza emotiva bajo las rdenes de la
razn, se es el mandato que recibe la

112

naturaleza interna cuando es alimentada con el

pescado del milagro de Cristo.

5.- El pan y los peces seran los smbolos de la

nueva religin, y los peces apareceran
dibujados en las mitras de los obispos, mientras
el pan se convertira en el signo de la unin con
Cristo en el momento de la Eucarista.
A nivel universal, el pan y los peces apareceran
tambin en el cielo, puesto que la venida de
Cristo coincidi con el trnsito del Sol por el
signo de Piscis, en movimiento retrgrado,
conocido astronmicamente con el nombre de
precesin de Equinoccios. Es un movimiento
mediante el cual cada ao, en el Equinoccio de
primavera, el sol cruza el ecuador por un punto
progresivamente atrasado con relacin al ao
anterior. Este movimiento hacia atrs se efecta
a un ritmo de un grado del Zodaco cada setenta
y dos aos. Teniendo en cuenta que cada signo
del Zodiaco consta de treinta grados, el Sol
tarda dos mil ciento sesenta aos en recorrer un
signo. Se ha constatado que ste es el periodo
de vigencia de una religin. As, mientras el Sol
por precesin de Equinoccio, atravesaba el sigo
de Tauro, en el mundo floreci la religin de la
vaca, cuyos vestigios an permanecen en la
India. Cuando ms tarde atraves el signo de
Aries, advino la religin del cordero, que
desarrollaron los israelitas. Cristo inaugur la
religin de los peces y ahora el mundo espera la
religin de Acuario, era en que la humanidad
estar a partir del ao dos mil ciento sesenta,
pero cuya influencia se deja sentir ya en el da
de hoy.

mundo se desarrollar la religin del Padre, que

nosotros estamos preconizando, y el hombre
habr reconquistado plenamente su unidad, esa
unidad que perdi cuando era el primer Adn,
en el momento en que Dios tom la decisin de
dividir el ser humano que haba creado en
macho
y
hembra,
producindose
simultneamente una divisin de todas las
cosas.
Esa unidad no puede producirse mientras
queden en nosotros deseos que apunten hacia
la tierra, por que la tierra, el mundo de abajo, es
el contrario, el antagnico del mundo divino; es
el perfecto opuesto a todo lo que es divinidad.
Si la divinidad es luz, la tierra son sus sombras;
si la divinidad es eternidad, la tierra es
transitoriedad; si la divinidad es creacin, la
tierra es destruccin. Mientras el hombre
persiga con sus deseos los bienes de la tierra,
se encontrar dividido consigo mismo, puesto
que el Dios interno lo impulsar hacia lo alto y
su yo perecedero lo llevar hacia lo bajo.
Cuando sus deseos se vacen totalmente,
gracias a las funciones del signo de Piscis,
cuando haya participado en ese singular festn
dado por Jess en la montaa de Tiberidades y
se haya llenado del pan de Virgo y de los peces,
entonces esos deseos se orientarn hacia
arriba y su formidable impulso producir la
apetencia, el hambre de objetos y de vivencias
en ese otro mundo. Ya todas las fuerzas
humanas trabajarn bajo las directrices del Ego,
con el objetivo de crear vida y de esa Unidad
inconsciente que fuimos bajo la denominacin
de Adam, pasaremos a ser una Unidad
consciente y apta para la creacin.
El hombre desarrollar entonces los valores del
signo de Acuario, cuyas funciones, como bien
saben nuestros estudiantes de Astrologa,
consisten en interiorizar el pensamiento divino,
o sea, en poner dentro de cada hombre las
leyes y reglamentos que rigen el funcionamiento
de la mquina csmica. Cuando esta era de
Acuario toque a su fin, toda la sabidura divina
habr sido infundida en el hombre; nuestro
cuerpo del pensamiento habr llegado a su
mayora de edad y en el mundo ya no habr
antagonismos, ni guerras ni capitalismo. Todo
ser de todos y todo ser utilizado para el
mayor bien de las distintas oleadas de vida en
trance evolutorio. Terminado ese periodo, slo
nos faltar plantar el cielo en la tierra, o sea,
convertir nuestro mundo en la perfecta imagen
del divino, lo cual ser realizado en los dos
milenios correspondientes al trnsito del Sol por
Capricornio. Si decimos pues que al mundo le
quedan, en sus caractersticas actuales, cuatro
mil aos de vida, no estaremos muy lejos de la
verdad.

6.- Durante los dos milenios en que el Sol se

encuentre, por precesin, en Acuario, en el

7.- Despus de haberse saciado, los apstoles

recogieron doce cestos, nos dice la crnica y,

4.- Virgo, representante del pan, es otro signo

de liberacin, de despojamiento. En l son los
bienes materiales acumulados los que deben
salir. Es el signo de deja lo que tienes y
sgueme. En la elaboracin del pan se
sintetizan todas las etapas del trabajo humano a
realizar y cuando el pan de vida ha sido
elaborado, el alma est preparada para pasar
del otro lado, para pasar a esa columna en que
tienen lugar trabajos puramente espirituales, o
inducidos por la espiritualidad, En Piscis se
sacrifican los sentimientos y en Virgo se
sacrifican los bienes materiales, y es en ese eje
donde se desarrolla el drama del cristianismo.
Los sentimientos deben entrar al servicio de una
jerarqua anmica superior, y los bienes deben
ponerse al servicio de la comunidad de los
hombres, de modo que la propiedad privada,
que es una de las instituciones de la antigua ley,
queda derogada en Virgo y convertida en un
bien social.

113

tal como apuntbamos en el punto 2, ese

sobrante de la sabidura infundida por Cristo en
el singular banquete significa que queda
sabidura para ser distribuida en los doce
compartimientos en que se desarrolla nuestra
existencia.
Es decir, cada mes, cuando la nueva Luna tiene
lugar en un punto determinado del Zodaco,
iniciamos un periodo de vida en un escenario
distinto; esto es, nos sucedern cosas, nos
tendremos que enfrentar con situaciones
distintas a las del mes anterior, y no seremos,
por as decirlo, el mismo personaje.
En el cielo hay doce signos, desde los cuales
ciertas entidades espirituales ponen a nuestra
disposicin una determinada calidad de
esencia-energa, con la cual edificar nuestra
vida. Ello hace que en nosotros hayan doce
formas de comportarnos, que se van activando
a lo largo del ao, cuando la nueva Luna cae
en un determinado sector del Zodaco. Cada
una de esas doce personalidades est regida
por un maestro interno y la habilidad o sabidura
de esos maestros es desigual. Mientras unos
saben resolverlo todo a la perfeccin, otros son
torpes o de mala fe, o son tmidos o inhibidos, o
an agresivos, astutos, intolerantes, etc. As
nuestra vida se desarrolla de una forma
desigual y podemos ver, a travs del horscopo
individual, que tal persona ser un as en los
asuntos profesionales, porque el maestro que
rige este sector posee una honda sabidura, y
que en cambio ser muy torpe en los asuntos
familiares, porque el encargado de este
escenario no ve dos en un burro.
Cada uno de nuestros doce escenarios est
regido por un planeta y, por su posicin y por los
aspectos que forma, sabremos hasta qu punto
el maestro del sector tiene habilidad para
despachar los problemas planteados en l.
8.- Al decir la crnica sagrada que sobraron
doce cestos de alimento crstico, quiere
significar con ello que la sabidura qued a la
disposicin de esos doce comportamientos o
escenarios humanos a que acabamos de
referirnos, de manera que nuestros doce
maestros puedan actuar con criterios unificados
y que en lugar de hacer de nosotros doce
personas distintas, la una actuando en contra de
la otra o destruyendo uno lo que otro intenta
edificar, seamos uno slo, porque los doce
maestros pueden alimentarse en los doce
cestos y obtener todos una igual sabidura.
As pues, mientras no hayamos seguido al
Maestro hasta el monte de Tiberiades y
hayamos participado en la mtica merienda
campestre, seremos el hombre mltiple,
sublime, en uno de nuestros escenarios de
actuacin, perverso en otros, y las promesas
que nos habr llevado a formular uno de
nuestros maestros internos, sern rotas por otro

y mientras uno nos eleve, otro nos rebajar

como en esas montaas rusas de feria, en las
que tras la cumbre, viene el declive y tras el
chillido de placer viene el grito de espanto.
Cuando el pan y los peces se hayan
multiplicado en nosotros, cuando nos hayamos
vaciado de nuestros deseos y hayamos
renunciado a la expansin material, nuestra vida
empezar a cobrar sentido y lo que
construyamos por un lado dar solidez y belleza
a lo que hagamos por otro.
9.- Al ver el milagro, los hombres dijeron:
Verdaderamente, ste es el profeta que ha de
venir al mundo Y Jess, conociendo que iban
a venir para arrebatarle y hacerle rey, se retiro
otra vez al monte l slo (Juan VI, 14-15).
Despus de haber tomado el alimento crstico,
el pueblo se siente exaltado y reconoce en
Cristo al rey del mundo, pero, ser duradero
ese
estado
de exaltacin?
O
este
reconocimiento de Cristo ser un impulso
transitorio?
La
muchedumbre,
seguir
alimentndose del contenido de los doce cestos
de sobras o volver a sus alimentos habituales?
Cristo no puede ser el rey de un mundo
inestable, ni puede permanentemente dar
alimentos gratuitos, que no sean fruto de un
esfuerzo personal de cada uno. Puede, en un
momento dado, a quienes le siguen con afn,
hacerles entrever ese mundo de maravillas que
nos espera para cuando nuestro aprendizaje
humano haya terminado, pero la visin
permanente de esa Nueva Tierra debe ser una
conquista personal de cada uno y no el
resultado de un continuo milagro.
El milagro del pan y los peces es como una
publicidad, como esas muestras de arte que
tienen lugar en las puertas de los circos, y si el
espectador quiere ver lo que sigue, no tiene
ms que pasar por taquilla y pagar el precio de
la entrada.
Por ello, el Maestro se retira al monte y deja a la
multitud enfervorizada en sus respectivos
niveles. Si quieren acceder a su reino, tendrn
que subir la montaa y tomar en permanencia
los msticos alimentos.
10.- Tambin los discpulos son abandonados
por el Maestro en las aguas negras de la noche
(Mateo XIV, 22-33; Marcos VI, 45-52; Juan VI,
16-21)
En esta secuencia de la crnica sagrada se
esconde una importante enseanza que
trataremos de desmenuzar, tanto para aquellos
que ya poseen unos conocimientos cabalsticos
como para los profanos en ellos.
Esta parte del relato evanglico describe el
trabajo de Cristo en la fase Vav. La letra Vav
encierra un conjunto de fuerzas que permiten a
la luz penetrar en las tinieblas. En el rbol

114

sefirtico, el Vav es la letra-fuerza que

corresponde a Tiphereth, o sea, al Sol el cual, a
su vez, es ese hijo nico que Dios envi al
mundo de tinieblas para redimirlo. El Vav es
pues una fuerza crstica por excelencia.
Si tomamos el Sol como base de conocimiento
de esa fuerza csmica llamada Veo,
observamos que alumbra la tierra en que
vivimos tan slo la mitad del da, de modo que
en nuestra actual fase de desarrollo, hay en
nosotros mitad luz y mitad sombras, viniendo
ineludiblemente un momento del da en que el
Sol desaparece de nuestro horizonte, del mismo
modo que Jess desapareci en las cimas del
monte Tiberiades, mientras la muchedumbre
regresaba a sus casas y los apstoles se hacan
a la mar. En el esquema de nuestra psique, el
Sol representa la voluntad y la conciencia y
podemos decir que la voluntad se manifiesta
durante el da y la conciencia durante la noche,
o sea que la voluntad del Ego se retira de sus
vehculos fsicos, dejndolos bajo la custodia de
la conciencia durante el periodo de sombras.
Si transportamos ese fenmeno fsico al mundo
de nuestros sentimientos, vemos, volviendo al
rbol sefirtico, que Tiphereth-Sol se encuentra
en el llamado Mundo Cabalstico de Creaciones,
que es el relacionado con los sentimientos.
Podemos decir as que la luz penetra en los
sentimiento, en la naturaleza emotiva del
hombre, internndose en ese mundo oscuro
para iluminarlo. Pero, del mismo modo que el
Sol no puede iluminar permanentemente un
punto determinado de la tierra, tampoco esta luz
interna puede permanecer en nuestros
sentimientos de un modo permanente. Ser slo
mediante un trabajo nuestro personal,
constante, como conseguiremos alejar la noche
de nuestro yo emotivo. Si conseguimos esto,
habremos logrado detener el Sol en su marcha
como lo hiciera Josu en una batalla contra sus
enemigos.
11.- Detener el Sol, aprisionar la luz en nuestra
naturaleza emotiva, no es algo que pueda
hacerse colectivamente, sino un trabajo
individual y minucioso, que requiere todo un
proceso alqumico de trasmutacin de la
personalidad.
En el llamado mundo de los deseos, como la
materia es trasparente, el Sol luce en l las
veinticuatro horas del da. El estudiante ya sabe
que todos estamos viviendo en ese mundo con
nuestro cuerpo de deseos, pero este cuerpo
est recubierto por unas capas de materia
grosera, esa materia producida por las
pasiones, los bajos deseos, los sentimientos
negativos, y el Sol no puede atravesar esos
envoltorio, en los cuales se alojan los
luciferianos y dems entidades situadas en
escalones evolutivos ms bajos an. En el
estado actual en que nos encontramos, la luz

del Sol slo penetra en nuestro mundo emotivo

por destellos, cuando, en su curso interno
atraviesa puntos de nuestra naturaleza-deseos
que no estn ocupados por los demonacos.
Entonces, deslumbrados por ese destello,
descubrimos la luz del hijo de Dios, nos
saciamos del alimento que produce ese
milagro -tanto ms milagro por la brevedad
de su manifestacin- y algo en nuestra
naturaleza clama Hagmosle rey!, como lo
clam la multitud sentada en las bajas rampas
del monte Tiberiades. Pero para que esa luz
pueda reinar en nuestras vidas, ser preciso,
como decamos, que seamos capaces de
aprisionarla en nuestro cuerpo de deseos y,
para ello, ser necesario expulsar a todos los
demonacos que viven en l y que forman esas
capas sombras que la luz no puede penetrar.
Si este trabajo no se lleva a cabo, la luz subir
al monte y nosotros nos quedaremos sin ella
igual que esa multitud se qued sin poder
proclamar rey a quien los aliment con una
nueva esperanza.
12.- Imaginemos ahora por un momento que
esa multitud que se aliment aquel da con el
pan y los peces, hubiese conseguido, mediante
un ardid, apoderarse del Maestro y, hacindolo
descender a los niveles en que se encontraban
ellos, lo hubiesen proclamado rey. Qu
hubiera sucedido? Que la luz se hubiera
refractado en sus tinieblas sin penetrarlas,
dando lugar a un mundo cubierto de espesas
nubes en el que el Sol no puede brillar.
Digo que imaginemos este panorama porque
esto es, ni ms ni menos, lo que ha sucedido
con el cristianismo en su despliegue histrico.
Cuando el cristianismo fue oficializado, pasando
de ser una religin de esclavos a una religin de
reyes no fue porque los nutridos con ese mtico
pan y peces se elevaran hacia el mundo de la
luz, sino que coronaron a Jess como rey de
sus pasiones, de sus vicios, de sus
perversiones. Es evidente que esa coronacin
slo puede llevarse a cabo en el mundo de la
ficcin a la manera de una farsa. Y esto ha sido
el cristianismo histrico hasta la fecha. Si ha
habido en su seno individualidades sublimes,
ejemplares, stas han podido existir a pesar de
la organizacin social del cristianismo, a
menudo combatidos por los representantes
oficiales mientras vivan, para ser glorificados e
incorporados a la organizacin despus de
muertos.
El Cristo de la religin oficial no muri en el
Calvario, sino que fue hecho prisionero y
coronado en el monte Tiberiades, obligndolo a
reinar y a justificar el mundo de las sombras.
As se explica que la Iglesia cristiana haya
podido producir la Inquisicin, por no citar ms
que ese triste ejemplo.

115

13.- Se hizo de noche en el mar de la vida de

los discpulos, dice la crnica sagrada, sin que
Jess se hubiese unido a ellos. Soplaba un gran
viento y el mar se encrespaba. A la hora cuarta
de la noche, vieron a Jess andando hacia ellos
por encima del agua. Todos fueron presos del
espanto y dijeron: Es un fantasma!
Hemos dicho en los puntos anteriores que
mientras no desaparezcan los envoltorios
inferiores de nuestro cuerpo de deseos, la luz
del
Sol
crstico
no
podr
brillar
permanentemente en nosotros y que viviremos
alternativamente en fases de luz y de sombras,
de da y de noche. En este punto de la
enseanza se nos dice que, en plena noche, los
apstoles vieron a Jess marchando por encima
de las aguas, o sea, por encima de las
emociones.
Las horas tercera y cuarta de la noche son
aqullas en que las tinieblas son ms densas.
Corresponden, astrolgicamente, al dominio del
signo de Tauro, ya que, tal como hemos
explicado en las lecciones de Astrologa, los
signos de Tierra constituyen la noche zodiacal,
Capricornio rige las dos primeras horas, Tauro
las dos siguientes y Virgo las dos horas que
conducen al alba. Hemos visto tambin
anteriormente que es all donde las tinieblas son
ms densas que aparece la luz del Arco Iris. Es
pues en la hora cuarta de la noche cuando
mejor se puede penetrar en ese mundo
permanentemente iluminado que es el de
deseos. En esa hora brilla en l la estrella
Venus, regente del signo de Tauro, aportando la
luz divina de la columna de la derecha al
corazn prisionero de las tinieblas.
Este episodio intenta decirnos que en los
apstoles se despert de pronto la facultad de
ver en su mundo interno, es decir, la facultad de
videncia. Aquello los asust, como suele ocurrir
con las personas en las cuales se despierta por
primera vez tal facultad y tomaron su visin por
una alucinacin fantasmagrica.
14.- No os asustis, soy yo, les dijo Jess.
Pedro replic: Seor, si eres t, ordena que
vaya hacia ti andando sobre las aguas Ven,
dijo el Maestro y Pedro sali de la barca para ir
hacia Jess, pero el viento era fuerte y tuvo
miedo y, como empezara a hundirse, grit
Slvame, Seor! Inmediatamente, Jess
tendile las manos, dicindole: Hombre de
poca fe, por qu has dudado? Y ambos
subieron a la barca y el viento ces. Los que
haban permanecido en ella le dijeron: T eres
verdaderamente el hijo de Dios
En el lenguaje esotrico, andar sobre las aguas,
como ya hemos dicho, significa andar sobre las
emociones, someterlas, dominarlas y como las
emociones son emitidas por nuestro cuerpo de
Deseos, la aparicin de Jess se produca en el

mundo de deseos y fue all donde lo vieron sus

discpulos, despus de haberse despertado en
ellos, como decamos, la facultad de videncia.
La alegora de Pedro queriendo imitar al
Maestro ilustra de un modo exacto la trayectoria
de la Iglesia que l fund. Esa Iglesia ha
intentado elevarse por encima del mar
encrespado de las emociones humanas sin
conseguirlo. Ha visto soplar con fuerza ese
viento fuerte, que es la manifestacin de las
ideas del mundo profano, de las costumbres
reinantes, inspiradoras de leyes y reglamentos.
Pero esa Iglesia de Pedro, en lugar de gritar:
Seor, slvame!, ha preferido girarse a favor
de ese viento y ha ido admitiendo, poco a poco,
el bien fundado en esas leyes, adaptando su
doctrina a las convenciones y conveniencias
sociales, procediendo a un agiornamento,
como se dice ahora, a una puesta al da, como
si las leyes csmicas, de las cuales la moral es
su manifestacin a nivel humano, concebidas
por el actual periodo de manifestacin, fueran
algo susceptible de cambiar con los aos. En el
relato evanglico Pedro fue salvado por Jess,
pero en la realidad histrica, Pedro ha
naufragado en las aguas negras de esa noche
en Tiberiades.
15.- La letra Vav es representada en el Tarot
por la lmina nmero seis, llamada el
Enamorado. En ella aparece un joven, que
representa el alma humana, solicitado por dos
personajes, uno personificando al bien y el otro
representando al mal. La escena pone de
manifiesto la indecisin del hombre entre la luz
y las sombras, entre seguir su camino hacia
delante o volverse hacia atrs, hacia las zonas
seguras y confortables del pasado.
El cristianismo histrico encontr en ese pasado
la seguridad que da el rito, cuando ste
adquiere formas tan excelsas como las
ofrecidas para la religin de Jehov, la
practicada por los judos. En ella, el ritual est
lleno de simbolismos fascinantes, en los que el
alma humana queda seducida fcilmente.
Entonces, ante una enseanza crstica
consistente en cambiar el comportamiento,
resultaba mucho ms cmodo tomar el rito de la
religin antigua e incorporarlo a la nueva. Pero
esa Iglesia de Pedro que no ha sabido andar
sobre las aguas de las emociones, ser salvada
por el Seor y devuelta de nuevo al barco.
Cuando esto ocurra, todo ser distinto para ella
y esa fe que no ha sabido elevarse ser
sustituida por el conocimiento del reino de
Cristo.
16.- Al da siguiente, las gentes de la multitud
que haban comido el pan y los peces en
Tiberiades, se pusieron a buscar a Jess y lo
encontraron del otro lado del mar. Jess les

116

dijo: En verdad, en verdad os digo que

buscis, no porque habis visto un milagro, sino
porque habis comido los panes y os habis
saciado con ellos. Trabajad no por el alimento
perecedero, sino por el que subsiste en la vida
eterna y que el hijo del hombre os dar Las
gentes le pidieron un nuevo milagro que
confirmara su fe en l, puesto que Moiss le
haba dado a comer el man del cielo durante
los cuarenta aos que permanecieron en el
desierto. Jess respondi: En verdad, en
verdad os digo que no fue Moiss quien os dio
el pan del cielo, sino mi Padre, ya que el pan de
Dios es el que desciende del cielo y da vida al
mundo. Ellos le dijeron: Seor, danos siempre
ese pan, y Jess respondi: Yo soy el pan de
vida. El que viene a m no tendr nunca hambre,
el que cree en mi no tendr jams sed (Juan
VI, 22-35)
En este pasaje, Jess establece una relacin
entre el man que Dios hizo caer en el desierto
para alimentar al pueblo elegido y el que da el
hijo del hombre y que es un alimento que
permite ya no tener ms hambre ni sed.
En nuestro 1er Curso, al hablar del man divino,
ya vimos que en este relato simblico se
describa el proceso de adquisicin, por parte de
la humanidad, del cuerpo del pensamiento.
Sabemos que en la actualidad el hombre
dispone de tres cuerpos, el fsico-etrico el de
deseos y el mental, y que ste ltimo es el de
ms reciente adquisicin, habindosele dado a
la humanidad al salir de Egipto, la tierra de la
esclavitud, esa tierra humana en que el
individuo se ve sometido al imperialismo de sus
deseos.
El adquirir el cuerpo del pensamiento, no
significaba que el hombre estuviera de
inmediato en condiciones de pensar, y por ello
Jehov dio al pueblo elegido una serie de reglas
que le permitiran utilizar la mquina del mundo
sin necesidad de pensar en ellas.
17.- Para poder utilizar el pensamiento, era
preciso que el hombre lo interiorizara en s
mismo, que asimilara el man y se convirtiera l
mismo en una fbrica de elaborar man, por as
decirlo, de manera que ya no dependiera del
exterior para alimentarse. Esta interiorizacin
del pensamiento divino es una creacin
humana, es el resultado de un esfuerzo, es el
hijo del hombre, y siendo Jess el primer
hombre que llev sobre sus espaldas a ese hijo
de Dios que era Cristo, bien poda decir: Yo
soy el pan de vida y anunciar que el que venga
a l, esto es, el que haga lo que Jess hizo,
ser como l y no depender del exterior para
alimentar su pensamiento, sino que ste surgir
de su naturaleza interna como un manantial,
como una fuente de verdad.
As pues, nuestro cuerpo del pensamiento pasa
por una fase Yod, que es cuando el man cae

en nuestro desierto y son plantadas en nosotros

las semillas del pensamiento. Pasa luego por
una fase He, que es cuando en nuestra
naturaleza humana, llamada Jess, arraiga y
crece la planta del pensamiento, instalndose
en ella, la divinidad crstica. Y ms tarde, en la
fase Vav, ser cuando demos testimonio de
nuestra divinidad en la Tierra, comportndonos,
no como hombres, sino como hijos del hombre,
habiendo realizado esta obra humana de
permitir que descienda en nosotros el hijo de
Dios. Ms tarde, en la etapa llamada 2 He, la
divinidad de que somos portadores deber ser
sacrificada para que sus semillas puedan ser
plantadas en la tierra profana, del mismo modo
que la fruta debe ser lacerada para extraer de
ella las semillas que permitirn a nuevos
rboles crecer.
18.- Pero, ya os lo he dicho: vosotros me veis
y, sin embargo, no creis. Todo lo que el Padre
posee, vendr a m y yo no echar fuera a los
que a m vengan, ya que he bajado del cielo, no
para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que
me ha enviado. Y su voluntad es que yo no
pierda nada de lo que el me ha dado, sino que
lo resucite en el ltimo da. La voluntad de mi
Padre, es que quien quiera que vea a su hijo y
crea en l, conserve la vida eterna, y yo lo
resucitar en el ltimo da (Juan VI, 36-40)
An en aquellos que han visto, en aquellos que
han participado en el mstico banquete
campestre, comiendo el alimento crstico, la
falta de confianza en ellos mismos es notoria.
Ven, oyen, se sacian de alimento espiritual y
luego vuelven a la vida profana y dicen: Todo
esto est muy bien, pero organicemos nuestra
existencia segn las reglas del mundo de abajo:
asegurmonos, reasegurmonos, firmemos
contratos, convenios que nos garanticen el pan,
el trabajo, las atenciones en caso de
sufrimiento.
Vemos, pero no creemos, y as vivimos en la
proximidad de Cristo, vamos a su encuentro
cuando ha desaparecido de nuestro horizonte
humano, y al estar de nuevo ante l le decimos.
A ver, haz un milagro que resuelva nuestras
vidas y entonces creeremos en ti. Haz que
ganemos una quiniela solitaria de doscientos
sesenta millones y entonces viviremos segn
tus normas, sin preocuparnos por el maana.
Pero la confianza en Cristo slo puede
manifestarse cuando nos encontramos en
estado de necesidad y de incertidumbre, porque
quien posee doscientos sesenta millones en el
banco ya no se preocupa por el maana, sino
que confa en sus millones y ya no cabe en su
vida otro tipo de confianza.
19.- Jess repite vehementemente que todos
los bienes del Padre se encuentran a la

117

disposicin del hijo; que no existe diferencia

alguna entre los valores expresados por KetherPadre y los manifestados por Hochmah-Hijo,
descendido a un nivel inferior a su rango para
salvarnos del estado de necesidad. El que vea
al hijo y confe en los valores que l representa
hasta el punto de ponerse a vivir segn sus
normas, ver insultada en l la vida del Padre y
se encontrar al abrigo de toda necesidad; ser
el dueo del universo, mandar sobre las
fuerzas elementales y obtendr provecho y
satisfaccin de la tierra. Somos nosotros
mismos quienes, en nuestras actuaciones, nos
creamos la necesidad y la penuria.
20.- Despus de haber dado alimento a los que
le haban seguido, Jess se fue a la sinagoga
para predicar la verdad a los que no le haban
seguido y que tenan tambin derecho a orle,
de igual modo que el Sol sale para todos y no
nicamente para los justos.
Yo soy el pan de vida, les repiti; vuestros
padres comieron el man en el desierto y
murieron. Yo soy el pan vivo bajado del cielo
para que quien lo coma, no muera. El pan que
yo os dar es mi carne, que es la vida del
mundo (Juan VI, 48-59)
En efecto, la carne de Cristo son las energas
creadoras que permiten a todas las cosas
subsistir; esas energas que Hochmah sustrae
del Padre y que se expanden por toda la
columna de la derecha.
En verdad, en verdad os digo, prosigui Jess,
que si no comis la carne del hijo del hombre y
no bebis su sangre, no tendris vida en
vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene la vida eterna, l est en m y yo
estoy en l
Los judos eran demasiado expertos en la
interpretacin de la letra de las escrituras para
no discernir que no se trataba de comer la carne
fsica y beber la sangre fsica, sino la esencia
que daba vida y corporeidad al hijo del hombre,
o sea la esencia de nuestra obra humana
cuando ha alcanzado la fase del ltimo da
esa fase llamada Juan, tras la cual viene la
reinversin de todos los valores y la entrada en
el reino de Cristo. Debemos alimentarnos de
nuestras obras sublimes, de las que emanan de
nuestro Ego, de nuestro espritu. Ese alimento
fortalecer lo que hay de eterno en nosotros y
habremos conquistado la inmortalidad.
21.- Los judos, oyendo esas palabras, decan
entre s, cmo puede ste darnos a comer su
carne? Y entre sus propios discpulos surgi la
incomprensin y muchos lo abandonaron (Juan
VI, 60-66)
En este captulo vemos a Jess fracasar en su
propsito. Los que le siguen al monte Tiberiades
quieren proclamarlo rey para que les asegure el
milagro permanente que resolver sus vidas.

Pedro se hunde en las aguas y tiene que

salvarlo, en la sinagoga lo rechazan y sus
discpulos lo abandonan.
Esta es la dinmica de Vav, que constituye, en
el camino evolutivo, uno de los ms grandes
escollos, y mientras unos superan la
manifestacin de esa fuerza y se encaminan
con paso firme hacia la luz, otros vuelven a las
sombras de las que parecan haber salido.
As, muchos de los seguidores de Cristo no
superaran Jams esta fase Vav, mediante la
cual algo determinado es introducido en la
estructura de nuestros sentimientos los cuales
admiten o rechazan aquello. Para muchos, el
cristianismo no ser ms que un vago propsito
espiritual sin demasiada fuerza para cambiar
nada en sus vidas, rodeado de un conjunto de
fiestas folclricas que se repiten todos los aos
y en las que se bebe y se come carne profana y
la sangre de la uva fermentada, no el sagrado
alimento ofrecido por Cristo.
Otros pasarn la prueba y cuando la voz del
Maestro resuene en sus naturalezas internas,
dicindoles Y t, quieres irte tambin?,
respondern como Pedro: Seor, a quin
iramos? T tienes palabras de vida eterna y
nosotros hemos credo y sabemos que t eres
el Santo Dios (Juan VI, 67-69)
El aspecto positivo de este captulo, es que los
doce vieron y supieron. Vieron el Maestro andar
sobre las aguas y sus dudas acerca de su
naturaleza divina se disiparon definitivamente.
22.- Al final de esa decepcionante jornada,
Jess habl por primera vez a sus discpulos de
su dramtico final. Es preciso que el hijo del
hombre padezca mucho, les dijo, y que sea
rechazado por los ancianos, por los prncipes, lo
sacerdotes, los escribas, y que muera y resucite
al tercer da (Lucas IX-22)
Quizs el final de su vida pudo haber sido otro,
si los hombres hubiesen acogido sus
enseanzas en sus sentimientos; si el hijo del
hombre hubiese nacido en ellos y hubiesen
bebido su sangre sin necesidad de llegar a la
escenificacin fsica de la tragedia. De igual
modo, si Adam, el hombre primigenio, no
hubiese cado bajo la seduccin de los
luciferianos, el destino de la humanidad pudiere
haber sido distinto. En nuestra existencia
cotidiana, hay cosas que comprendemos
internamente, sin necesidad de que se
conviertan en sucesos, y otras que deben
vestirse con los ropajes de los acontecimientos
para que podamos asimilar su contenido
espiritual.
Hasta entonces, Jess pudo abrigar la
esperanza de que su vida no acabara en
tragedia. Pero al verse rechazado por sus
propios discpulos en la sinagoga de
Cafarnaum, entrevi ya que no le quedaba ms
remedio que llegar hasta su sacrificio fsico y

118

derramar su sangre sobre la humanidad para

que sta llegara a comprender el sentido de sus

enseanzas.

Preguntas:
1.- Di lo que has comprendido sobre el alimento que Jess daba a la multitud.
2.- Qu significado tiene el que sobraran doce cestos de comida?
3.- Por qu Cristo no puede permanecer todo el tiempo con la muchedumbre ni con sus discpulos?
4.- Explica lo que has comprendido del episodio en que Jess anduvo sobre las aguas.
5.- Qu quiso significar Jess diciendo que quien comiera de l no tendra nunca ms hambre ni sed?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 14

1.- Entonces los fariseos y escribas venidos de

Jerusalem se acercaron a Jess dicindole:
Por qu tus discpulos vulneran la tradicin
de los ancianos, no lavndose las manos
cuando comen? As comienzan los captulos
XV de Mateo y VII de Marcos.
Jess, reprochndoles a ellos su traicin a otros
preceptos de las escrituras, aadi su
revolucionaria sentencia: Od y entended: nada
hay fuera del hombre, que, entrando en l
pueda contaminarlo; lo que sale del hombre es
lo que contamina al hombre Dice la crnica
que al oirlo, los fariseos se escandalizaron. Ms
tarde Jess precisara ante sus discpulos el
significado de sus palabras Lo que de fuera
entre en el hombre, no puede contaminarle
porque no entra en el corazn, sino en el vientre
y es expelido en la letrina. Lo que del hombre
sale, esto es lo que mancha al hombre, porque
de dentro, del corazn del hombre proceden los
malos pensamientos, las fornicaciones, los
hurtos, los homicidios, los adulterios, las
codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la
envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez.
Todas esas maldades, del interior proceden y
manchan al hombre (Marcos VII, 17-23)
2.- Cmo debemos entender esta parte de la
enseanza? En primer lugar, escrutemos esta
tradicin de los antiguos de no comer sin antes
haberse lavado las manos; de rociarse con agua
al volver de la plaza pblica, etc. Una visin

superficial de esos preceptos dados por Jehov

a Moiss nos llevara a pensar que se trata de
simples medidas de higiene, pero no es esto, ya
que, como explic Jess, no es el mundo
externo el que contamina, sino nuestro mundo
interno. Jehov no poda pues prevenir a su
pueblo en contra del mundo que l haba
edificado, porque ste era un mundo puro y sin
mcula. El microbio, la bacteria, el virus, no son
creaciones divinas, ni del Dios que se expresa
por el lado derecho, ni del que se expresa por el
izquierdo.
Se trata pues de un gesto simblico. El alimento
que tomamos para nuestros cuerpos, es la
representacin fsica del alimento espiritual que
un da nutrir nuestros cuerpos superiores, y el
agua de las purificaciones representa las aguas
puras de Hochmah, las que limpian el mundo de
todas las costras que el hombre genera en su
vivir cotidiano. Si las escrituras prescriben
rociarse con agua al volver de la plaza pblica,
es para inducir al hombre, mediante la
repeticin de ese gesto, a entrar en el mundo
sagrado donde todo lo impuro se disuelve,
despus de haber permanecido en el mundo
profano (la plaza pblica) y haberse manchado
con su barro. El lavado de manos antes de la
comida tena el mismo objetivo: hacer que el
hombre tomara conciencia de que slo siendo
puro podra asimilar la pureza que los alimentos
espirituales contienen. Si esto no se
comprende, si el lavado de manos se convierte
en una defensa contra la posible contaminacin

119

o en un rito que se hace nicamente para

cumplir con la letra de las escrituras, entonces
no tiene ms sentido que el de una simple regla
de urbanidad. El gesto, despojado de su valor
simblico y convertido en rito muerto, impedir
la bsqueda de su significado profundo. En
efecto, el hombre que se lava las manos antes
de la comida con objeto de mantener los
microbios a raya, sabiendo que lo hace por esto
ya no pondr en funcionamiento su intelecto
para preguntarse qu alcance puede tener su
gesto, que se despojar as de sus ms
importantes valores. Pensemos pues, cada vez
que nos acercamos al agua para lavar nuestro
cuerpo, que con ese gesto el Ego quiere
sealarnos la necesidad de lavar el alma de la
contaminacin generada por nuestra naturaleza
interna. Hay personas que sienten la necesidad
constante de lavarse las manos, y ello significa
que su alma se siente sucia y que es en ella
donde hay que quitar la suciedad.
3.- Dice Jess que es el corazn humano el que
contamina con las maldades que salen de l. Ya
hemos visto anteriormente que el corazn del
hombre est regido por el sol, representado en
el rbol cabalstico por Tiphereth. El corazn es
la plaza fuerte de la voluntad y es a travs de l
que nuestro Ego realiza su poltica. Pero bien
sabido es que la voluntad del Ego se deja or
poco en nuestro actual estado evolutorio, y que
esa voluntad es usurpada por nuestro yo
profano, que es quien reina en nuestro corazn
y lanza decretos como si fuera el legtimo rey de
nuestra vida. La figura del usurpador ha sido a
menudo protagonista de los cuentos rabes de
las mil y una noches, que refieren los esfuerzos
del prncipe desterrado -nuestro Ego- para
recuperar su corona.
As pues, el usurpador, utilizando las fuerzas
activas en nuestro corazn, edifica un reino
corrompido; es decir, escenifica alrededor
nuestro un mundo que no cabe en la
organizacin divina y que, por lo tanto, slo
puede subsistir durante un corto espacio de
tiempo, como cualquier edificio que no se
levante conforme a determinadas reglas. Dicho
de otro modo, ese usurpador siembra las
semillas de su propia destruccin. El bajo
mundo anti-divino que edifica, se le vendr
encima un da u otro aplastndolo y en sus
ruinas aparecer el Ego, el legtimo prncipe,
para organizar un nuevo reino.
4.- En la dinmica de la vida ordinaria
tendremos pues que, en un primer acto, nuestra
voluntad
corrupta
crear
un
mundo
contaminado, y luego, en un segundo acto, esa
contaminacin se encontrar enraizada en
nosotros. O sea, en la fase Yod, sembraremos
impurezas y en la fase He las impurezas

estarn en nosotros y atraern, como un imn,

las impurezas externas. Ser entonces cuando
aliaremos nuestra lechuga con aceite txico,
cuando saborearemos un delicioso vino al
bromuro, o degustaremos unos mejillones a la
marinera baados en el jugo de todas las
cloacas.
Nos llevaran as al hospital y, con lo que nos
queda de aliento reclamaremos con fuerza
nuestros derechos, acusando a los ministerios
de haber permitido poner en venta productos
polucionados. La verdad, la triste verdad, ser
que si los funcionarios de la administracin
dieron su visado a los microbios, fue porque
formaban parte de nuestro karma y nosotros
mismos, inconscientemente, los habamos
solicitado. Es decir, esos microbios con los que
un da tropezamos son nuestra circunstancia,
aparecen en el mundo porque nosotros
aparecemos, son parte consubstancial de
nuestra vida, como lo puede ser nuestro brazo o
nuestra pierna.
Los expertos acudirn en nuestra ayuda
certificando que aquello que ha provocado
nuestra enfermedad, estaba en el aceite o en
los mejillones, sin que lleguen a saber nunca
que esas bacterias que estn terminando con
nuestra vida, las hemos elaborado nosotros
mismos a lo largo de vidas pasadas.
Una voluntad contaminante dar siempre como
resultado una circunstancia contaminante que
ineludiblemente tendremos que vivir, porque el
mundo perverso que creamos debe ser
destruido y, para ello, ser preciso que
absorbamos nuestra parte, en forma de
microbios, venenos, violencias que encajamos y
de mil diversas maneras, segn la forma de
voluntad caprichosa que hayamos desplegado
al crearlas.
5.- As pues, cada uno de nosotros, al venir al
mundo, llevamos a cuestas, como una cruz,
esas capas de materia de las regiones inferiores
del mundo del deseo, destinadas a
desaparecer, y que nos son administradas por
los ngeles del destino, despus de haber
pactado esa imposicin con nuestro Ego. Una
parte de esa materia corrupta ya ha sido
eliminada al morir y bajar nuestra alma a
dichas regiones inferiores, pero hay algo que al
final de cada vida no puede ser juzgado y ese
algo es lo que podramos llamar las semillas del
mal que en la vida que termina hemos plantado
y que deben necesariamente florecer para ser
extirpadas. Expliquemos este proceso con todo
detalle:
El mal, como todo lo que arraiga en nuestra
vida, pasa por las cuatro fases de desarrollo
sealadas en el nombre divino Yod-He-Vav-He.
En un primer estadio, nuestra ignorancia nos
lleva a cometer actos que traern malas
consecuencias. Cuando estamos haciendo esto

120

podemos decir que plantamos en nuestra vida

las semillas del mal, en la fase Yod. En un
segundo estadio, ese mal arraiga en nuestra
vida y sufrimos las malas consecuencias, es
decir,
nosotros
somos
las
vctimas
propiciatorias; es la fase He. Si en esta fase
establecemos una relacin entre nuestros actos
y sus consecuencias naturales, el mal puede ser
eliminado de nuestras vidas y nuestra alma se
enriquece con la experiencia adquirida. Pero si
no establecemos una relacin de causa a efecto
y atribuimos el mal que sufrimos a causas
exteriores, a la maldad de las gentes que nos lo
administran, a su descuido y desalio, a su falta
de eficiencia, entonces el mal que no es
eliminado de nuestra naturaleza humana porque
no hemos sabido descubrirlo, pasa a su tercera
fase -la fase Vav- de exteriorizacin en la cual
exportamos nuestro mal a la sociedad y
hacemos que los dems sean vctimas de
nuestras malas maniobras. Ese derramamiento
del mal sobre los dems hace que esta flor
aparezca en la vida social y de en ella sus
frutos. Esta ser la fase 2 He.
6.- En las pequeas cosas de la vida ese
desarrollo del mal puede arrojar frutos sociales
en un da, en un ao, o en periodos ms largos,
en los que el individuo acta inconscientemente,
tropieza con su propio error, no sabe reconocer
su culpa, su equivocacin perjudica a los dems
y entonces se da cuenta de ello y cambia de
forma de proceder. Pero si hay un pequeo mal
de ciclo corto, que nos va procurando
experiencias y nos lleva al camino de lo
verdadero, hay un gran mal que necesita todo el
espacio de una existencia para desarrollar una
sola de sus fases.
Al morir, lo que el alma humana elimina al pasar
por las regiones inferiores del mundo de deseos
es la parte del mal que ha llegado a sus ltimas
fases, las llamadas Vav y 2 He. Este mal ha
producido consecuencias en los dems, en la
vida social, y esas malas consecuencias, al caer
sobre nuestra alma como una avalancha, como
un alud de fuego, nos permiten tomar
conciencia del error que hemos cometido. All,
en esas bajas regiones, nos comemos el fruto
del mal y su sabor amargo se trasforma en
nosotros en elixir de sabidura.
Lo que no podemos saborear en esas bajas
regiones es lo que todava no se ha convertido
en manjar, es decir, el mal que ha emanado de
nosotros, de nuestra conducta profana, y que no
ha pasado el nivel de las semillas. O sea, en el
llamado infierno no podemos reabsorber el mal
que an no hemos cometido, pero que
cometeremos en un futuro porque las causas de
ese mal ya estn en nuestra naturaleza y sern
plantadas en nuestra tierra humana en el
prximo episodio que vivamos.

7.- Para poner un ejemplo concreto de este

proceso de desarrollo del mal, utilicemos de
nuevo la figura del juez, de la que ya hemos
hablado anteriormente.
El juez que acta en nuestros tribunales
profanos, est convencido de ser un factor
positivo en la vida social y, aparentemente, lo
es. Pero si la vctima del mal ha tropezado con
su agresor porque ste figuraba inscrito en el
itinerario de su destino, es evidente que el juez,
al juzgar a ese ladrn o ese agresor con
criterios
profanos,
no
realiza,
en
lo
trascendente, un acto de justicia, puesto que,
mirando las cosas desde lo alto, el ladrn es
ladrn y el agresor es agresor porque en el
mundo hay hombres necesitados de su
violencia, sin la cual no podran comprender
ciertas cosas que slo la violencia les har
entender.
De este modo, si el juez, para la sociedad
profana est actuando bien, de cara a las leyes
csmicas est actuando mal. Supongamos
ahora que el juez se muere y que pasa a las
regiones inferiores del mundo de deseos. All
visionar las consecuencias de sus malas
acciones en 3 4 fase, es decir, si en su
actividad se ha dejado corromper y ha
pronunciado
sentencias
manifiestamente
injustas, le vendr encima la avalancha de odios
y de desrdenes que haya podido generar y las
consecuencias de sus malas actuaciones.
Pero lo que no asimilar en ese purgatorio es el
hecho de que la figura misma del juez es
arbitraria, es injusta, independientemente del
mal que pueda hacer siendo juez, como lo hara
en cualquier otra circunstancia.
8.- En la vida siguiente, esas semillas del mal
que plant, lo convertirn en un delincuente. Es
decir, l ser el agente al servicio de quienes
necesitan la violencia para comprender el
sentido del tema que estn experimentando. En
la materia de su cuerpo de deseos se
encontrar la agresividad, lo cual no significa
que deba necesariamente ser el agresor de los
dems. Esa agresividad puede ser orientada
contra s mismo y ms bien lo ser, puesto que
esta situacin corresponde perfectamente a la
fase de interiorizacin del mal, en la que ste
toma por objeto a s mismo. Esa agresividad
contra s mismo lo llevar a maltratarse y, segn
el terreno elegido, puede ser el individuo que se
orienta a situaciones de fracaso, el clsico
perdedor en la profesin, los negocios, el amor,
o el que sufre accidentes, golpes, mutilaciones
y, en casos extremos, puede ser el que se
suicida.
Si no comprende que todos estos fracasos,
golpes, accidentes son producto de una
dinmica de su propia alma, esa agresividad
ser dirigida contra los dems, y ser tan slo

121

despus de que el mal de sus frutos en el

exterior, cuando el individuo comprender,
despus de su muerte, que fue por haber
querido juzgar a sus semejantes por lo que se
encontr inscrito en el ciclo de la violencia.
Comprender que el acto de juzgar conduce
directamente a ella y que, por consiguiente, no
se debe juzgar a nuestros semejantes, sino
iluminarlos sobre las autnticas razones de sus
quebrantos. Queda pues explicado porqu no
es lo que entra por la boca lo que hace al
hombre impuro, sino lo que sale de su corazn.
9.- Jess abandon las tierras de Genesareth
para ir a los territorios de Tiro y de Sidn, donde
una mujer cananea la grit: Ten piedad de m,
Seor, hijo de David. Mi hija se encuentra
cruelmente atormentada por el demonio Jess
no respondi a su demanda y prosigui su
marcha, pero he aqu que la mujer lo sigui
detrs, sin parar en sus lamentaciones.
Despdela, le recomendaban sus discpulos,
pero Jess les dijo: Acaso no he sido enviado
a las ovejas perdidas de la casa de Israel?
Entonces la mujer se prostern ante l,
diciendo: Seor, socrreme y l respondi:
No est bien tomar el pan de los nios y
echarlo a los perros S, Seor, admiti la
mujer, pero los perritos comen las migajas que
caen de la mesa de sus dueos Entonces
Jess le dijo: Mujer, tu fe es grande; que te sea
hecho como t quieras. Y en el momento
mismo su hija fue curada (Mateo XV, 21-38.
Marcos VII, 24-30)
Vemos en este episodio cmo la fuerza crstica
va penetrando en los territorios que se
encuentran alrededor de la ciudadela mtica de
Jerusalem, sede de nuestro gobierno interno.
Ya dijimos, al hablar de la Samaritana (Leccin
10) que la mujer es la representante del alma
humana que el hombre va generando en el
curso de las encarnaciones. El maestro tropieza
as con una nueva alma humana con
problemas. Su hija, es decir, su obra, se
encontraba endemoniada.
La mujer era cananea, es decir, habitante de
este territorio asignado al hijo perverso de No,
Cham, el hombre que seguira las enseanzas
de Can. Se trataba pues de un alma humana
instruida por las huestes luciferianas y cuando,
viniendo de Tiro y de Sidn, dos ciudades
profanas, le grit a Jess, ste no le hizo caso y
su marcha sin detenerse. Pero cuando la mujer
lo sigui detrs y se postr ante l, s se lo hizo.
10.- Muchos son los cananeos, los que
avanzan por la columna de la izquierda,
adquiriendo conocimientos sobre las leyes del
mundo, los que le gritan a Cristo cuando pasa
por su territorio. Le gritan en sus escritos, en
sus enseanzas, como si ellas condujeran a

Cristo, cuando el maestro pasa tan slo por

ellas. Es decir, esas enseanzas conducen a
Cristo en la medida en que esas almas sigan al
Maestro y se postren ante l. La columna de la
izquierda slo conduce a la de la derecha si se
la abandona por alguno de los pasadizos que se
encuentran en el rbol, de modo que todos los
razonamientos de los esoteristas debern ser
abandonados para entrar en el sendero de la
gracia, en el que la obra esotrica encontrar su
salud.
Jess le reprocha a esta alma el utilizar el pan
sagrado que debe servir de alimento a la nueva
personalidad que ha de nacer de la vieja, al
nio, como alimento de los perros, es decir,
de los ngeles cados o luciferianos que, como
sabemos, a travs del cerebro dirigen nuestra
evolucin. Le reprocha, en suma, el estar
utilizando las energas creadoras para dar cima
a
una
ciencia
desvalorizada,
a
una
espiritualidad de segundo orden, que es la que
pueden ofrecernos los luciferianos. Ella le
responde que los perros, sus perros interiores,
slo comern las migajas de ese pan, cadas de
su mesa. Su respuesta le vale la gracia que
solicitaba.
Los luciferianos, cuyas fuerzas hemos estado
utilizando para comprender intelectualmente la
obra divina, tienen derecho a las migajas que
caen de nuestra mesa en que celebramos el
banquete del amor divino, porque gracias a
esas migajas encontrarn su redencin y
podrn ascender de nuevo al nivel que
perdieron.
11.- Es decir, el alimento espiritual debe ser
utilizado para llenar nuestros vacos internos
con las fuerzas que trabajan al servicio de la
legalidad csmica, y no con las que trabajan en
la oposicin. Las fuerzas llamadas legales son
las conocidas con el nombre de ngeles,
arcngeles y otras potencias superiores ya
nomencladas en el curso de nuestros estudios.
Las que trabajan en la oposicin son las que un
da pertenecieron a esas oleadas de vida y que
se vieron postergadas porque no pudieron
seguir el ritmo evolutorio impuesto por el
proceso
creativo.
Entre
los
espritus
postergados se encuentran los luciferianos, que
son los que han desempeado un papel ms
relevante en nuestro desarrollo intelectual. Las
fuerzas de esos espritus llenan normalmente
nuestros vacos internos y es gracias a esas
energas por lo que disponemos de impulso
para la accin. Ellos son para nosotros como la
gasolina para el coche.
Pero el trabajo humano consiste en expulsarlos
de nuestros cuerpos para acomodar en ellos a
los espritus que representan la legalidad
csmica. Se trata de cambiar la calidad de la
energa que consumimos, o sea, lo que
correspondera en un coche pasar de la

122

gasolina de noventa octanos a la de noventa y

seis.
Ahora bien, en nuestra estructura orgnica, el
depsito de energa no es de una sola pieza,
como puede serlo el depsito de gasolina de un
coche, sino que est formado de mltiples
pequeos depsitos intercomunicantes. Cada
uno de esos depsitos energticos potencia un
determinado impulso. Si la expulsin de las
huestes luciferianas de nuestro organismo se
realizara de golpe, nuestro cambio energtico
sera total y no habran problemas. Pero en la
prctica
ese
desalojo
tiene
lugar
paulatinamente, de manera que conviven en
nuestro organismo fuerzas anglicas y fuerzas
luciferianas. De las primeras recibimos
alimentos sublimes, que dan lugar a impulsos
sublimes de nuestra parte; es decir, impulsos
acordes con las normas de la creacin. De los
luciferianos recibimos, por el contrario, impulsos
perversos, que nos llevan al conocimiento por el
camino doloroso de la experiencia material.
Como esos pequeos depsitos energticos se
comunican entre s, cabe la posibilidad de que
el alimento energtico que recibimos de las
fuerzas anglicas, lo estemos dando a las
fuerzas luciferianas. Esto es lo que quera
significar Jess diciendo que no se deba echar
el pan destinado a los nios, a los perros. Los
nios son las nuevas tendencias que florecen
en nosotros gracias al alimento anglico, y que
deben crecer y hacerse vigorosas, cosa que no,
harn nunca si ese pan, ese alimento, es
destinado al consumo de los perros, de las
fuerzas degradadas que alimentan nuestras
tendencias inferiores. Porque si lo hacemos as,
el alimento sagrado fortalecer nuestras
tendencias perversas, puesto que ese alimento
lleva consigo el elixir de la vida que se llama
fuerza de atraccin, que lo une todo y da
permanencia y cohesin a todas las cosa. Ese
pan de los nios, si es arrojado a los perros,
consolidar en nosotros lo que, en un orden
natural de cosas, es perecedero y esto se aplica
por igual a toda la escala luciferiana activa en
nosotros, tanto a las entidades que actan en la
cola de esa serpiente interna, nutriendo
nuestros bajos instintos, como en los que
actan en la cabeza, aportndonos el
conocimiento del bien y del mal mediante la
experiencia. Es decir, no slo los bajos instintos
deben desaparecer en nosotros, sino tambin
los conocimientos fruto de la experiencia, que
deben ser integrados a una unidad de
conocimiento superior que sirva de clave a la
comprensin de todo el universo. Todo esto que
debe perecer, se ver consolidado, petrificado,
si damos el pan de los nios a los perros.
12.- Sin embargo, algo les debemos a los
luciferianos, porque gracias a sus energas
hemos podido avanzar en la comprensin del

mundo material; gracias a sus servicios hemos

podido -lo podremos un da- despedirlos, para
aprovisionarnos de esas energas superiores
que nos ofrecen los ngeles. Por ello es justo
que les demos las migajas que caen de la mesa
de nuestro banquete espiritual.
La idea de lo que debemos hacer quedar ms
clara si sustituimos la palabra migajas por
restos. En nuestras comidas ordinaria damos a
los perros los desperdicios, la carne que no
liemos podido arrebatar al hueso la cabeza y la
espina de la sardina, despus de haber
desmenuzado el alimento, de haberlo triturado
en nuestros dientes y enviado al estmago para
su distribucin a todo el organismo. Es entonces
y slo entonces cuando nuestros perros
domsticos comen.
De igual modo debemos proceder en lo
espiritual. Las energas sublimes que recibimos
de los ngeles deben ser consumidas, dar lugar
a acciones sublimes, portadoras de iluminacin.
Luego, con la sabidura adquirida, que
constituyen los restos de esos impulsos
sublimes, lo que nos queda de ellos despus de
haberlos utilizado, hay que dar de comer a los
luciferianos. En qu ha de consistir
concretamente esa comida?
13.- Alimentar a los ngeles cados con las
sobras de nuestro banquete espiritual significa
darles a ellos la luz que nosotros vamos
adquiriendo. Los luciferianos forman parte de un
grupo muy sacrificado. Obligados a realizar
ahora lo que antes no quisieron hacer, es decir,
llevar a los hombres la comprensin de la obra
divina y encargarse de esponjar los errores que,
siguiendo sus instrucciones, podamos cometer,
nadie les agradece su actuacin y todo el
mundo los trata como enemigos.
Pero cuando la comprensin ha arraigado en
nosotros, nuestro sentimiento hacia los
luciferianos debe cambiar y debemos ser
capaces de sentir agradecimiento hacia esos
instructores que han acelerado nuestro proceso
evolutivo gracias a unas enseanzas que
hubisemos tardado milenios en comprender si
la creacin hubiese seguido su curso,
desarrollndose la vida armoniosamente, sin
violencias.
Entonces, nuestro odio hacia ellos, nuestro
desprecio, nuestro rencor, deben transformarse
en amor y nuestra maldicin en plegaria.
Debemos rogar al Padre eterno del universo
que los reintegre a su dignidad perdida,
pidiendo a los ngeles que los acepten en su
seno para que se desvanezca lo ms pronto
posible ese reino de las sombras, que es una
creacin circunstancial; es ese polvo que queda
inevitablemente sobre el terreno en que se
levanta una obra.
Cuando los luciferianos ya no sean necesarios
al hombre, podrn reintegrarse a su oleada de

123

vida. No todos lo harn porque muchos de ellos,

identificados con su actuacin perversa, se
quedarn en el mundo de las sombras y su
alma perecer con ellos. Nosotros podemos ser
factores importantes en su reinsercin al mundo
anglico, si les damos las migajas de nuestros
alimentos sublimes.
Por ello, cuando Jess oy que la mujer le deca
que slo las migajas seran destinadas a los
perros, exclam: Qu te sea hecho como t
quieres!, y aquella alma se vio libre de los
elementos tenebrosos que la atormentaban.
14.- Partiendo de all, vino Jess cerca del mar
de Galilea, y subiendo a una montaa, se sent
all, Se le acerc una gran multitud, en la que
haba mancos, cojos, ciegos, mudos y muchos
otros, que se echaron a sus pies y los cur. La
muchedumbre se maravillaba viendo que
hablaban los mudos, los mancos sanaban, los
cojos andaban y vean los ciegos. Y glorificaban
al Dios de Israel (Mateo XV, 29-31. Marcos VII,
31-37)
Vemos en este punto de la enseanza cmo el
bien, cuando se manifiesta a travs de una
persona, en este caso la mujer cananea, se
esparce a una multitud que vive alejada de la
esfera fsica de la persona que ha irradiado ese
bien, enderezando a gentes que la persona que
exterioriza ese bien no conoce. Cada vez que
un alma se acerca a Cristo en solicitud de su
gracia, la fuerza crstica sube a la montaa, es
decir, se sita por encima del nivel humano
ordinario y desde all derrama las virtudes del
cielo sobre la tierra, beneficiando a los que se le
han acercado, aunque stos no la comprendan
y glorifiquen al Dios de Israel, o sea, al Seor de
la ley que Cristo haba venido a reemplazar.
As el alma que se desprende, cual racimo de
uva, de la columna del conocimiento para pasar
a la de la gracia, arrastra consigo a multitud de
otras almas que vivan desequilibrada mente,
unas faltas de piernas, otras de brazo, stas
que no podan ver, stas otras que no podan
or o hablar.
Mientras vivimos bajo el imperio de una sola de
las columnas que aguantan el templo de nuestra
vida, somos un edificio incompleto, nos falta esa
otra columna que ha de dar a nuestra existencia
estabilidad. Somos entonces esos mancos,
cojos, ciegos, mudos y muchos otros que
seguirn inacabados mientras Cristo, desde su
montaa no los restablezca. Aqu se trata de
gentes que, como la mujer cananea, vivan
anclados en la columna del conocimiento, es
decir, gentes sabias, cultivadas, expertas en
ciencias y en esoterismos, pero sin visin en el
otro lado, sin poder andar o manipular las cosas
en el reino de Cristo.

15.- La fuerza crstica, exaltada por la mujer

cananea, no se limit a curar a la
muchedumbre, sino que Jess, movido de
compasin, quiso repetir el milagro del pan y los
peces (Mateo XV, 32-39, Marcos VIII 1-9) Esta
vez fueron cuatro mil los que comieron de siete
panes multiplicados y algunos pececillos y
sobraron siete cestos llenos. Este nmero siete
nos indica que el alimento que dio Jess en
esta ocasin no fue el mismo que la vez
anterior.
En la primera multiplicacin se trataba de
unificar las doce formas de ser, de modo que el
individuo acte con igual criterio en los doce
escenarios zodiacales en que se desarrolla
nuestra vida. Pero la sustancia zodiacal nos es
suministrada por los siete planetas de nuestro
sistema solar, los cuales tienen una
personalidad propia. Tambin en ellos nuestra
sabidura debe ejercer sus derechos, de manera
que los impulsos que recibimos de los siete
planetas no hagan de nosotros siete seres
distintos, segn sea el seor que mande en
aquel momento sino que podarnos en todo
momento ser el mismo, utilizando las siete
energas y no dejndonos utilizar por ellas.
Cuando el hombre consiga ser el dueo de las
energas zodiacales y de las planetarias,
entonces es cuando podr denominarse rey de
la creacin, siendo el denominador y
trasmutador de todas las fuerzas que circulan
por el universo. Nosotros debemos participar en
esa multiplicacin, primero como multitud
hambrienta, para despus tomar el lugar de
Jess y poder alimentar a quienes se nos
acercan.
16.- Subi Jess a la barca con sus discpulos
para irse a la regin de Dalmanuta y
aparecieron los fariseos, pidindole, para
probarlo, una seal del cielo Jess exhalando
un profundo suspiro, dijo. Por la tarde decs:
buen tiempo si el cielo est arrebolado, y por la
maana: hoy habr tempestad, si en el cielo hay
arreboles oscuros. Sabis discernir el aspecto
del cielo, pero no sabis discernir las seales de
los tiempos. Esta generacin mala y adltera
busca una seal, ms no se le dar sino la
seal de Jons Y dejndolos, se fue (Mateo
XVI, 1-4. Marcos VIII 10-13)
Nos dice este episodio de la vida de Jess que
Dios coloca sus seales en todas las cosas. En
el universo todo est perfectamente sealizado,
como lo estn nuestras carreteras y las arterias
principales de nuestras ciudades, en las que
aparecen letreros que dicen: por aqu a Madrid
o a Francia o a Roma, y en las carreteras,
vemos que las grandes ciudades aparecen en
letras grandes, con indicacin de los kilmetros
que nos faltan para alcanzarlas, y las ciudades
pequeas,
en
letras
pequeas,
todo
perfectamente ordenado.

124

Ese orden es la expresin, en tono pequeo, del

orden que existe en las distintas esferas de los
mundos superiores, y todo consiste en saber
leer las seales. Los hombres de la antigua ley
eran expertos -lo son an- en descifrar esas
seales externas, y existen en el mundo mil
mtodos de augurar lo que va a venir. Pero
esas seales externas, anunciadoras de un
futuro prximo, son mas que la manifestacin de
algo que se ha estado gestando en la
naturaleza interna del universo y en esa
gestacin hemos participado todos. Lo
interesante no es saber si maana llover, o si
se producirn tempestades de viento, de nieve o
de mar, sino porqu se producen, cmo se han
originado, ya que si conocemos el desarrollo de
su gestacin, sabremos cmo aplacarlas.
17.- Los filisteos pedan un signo a Jess, es
decir, una manifestacin externa, mesurable,
objetiva, cientfica diramos ahora, capaz de
convencer a los hombres de ctedra en la
universidad, a los doctores de la ley y
presidentes de academias. Pero Jess vino a
generar un mundo nuevo y sus seales eran
internas, no externas. Sus milagros se
realizaban por dentro y no por fuera y la
exteriorizacin de su naturaleza crstica, se
produca -se produce- individualmente, no de
forma colectiva y cientficamente mesurable. Su
seal, los filisteos deban buscarla dentro de s
mismos, y si la descubran, sabran ya con
certidumbre que ese mundo nuevo que estaban
gestando aparecera u da al exterior,
convirtindolos en seal externa indicadora de
la proximidad del reino.
18.- Les dice Jess que la nica seal que les
ser dada es la de Jons. Para saber a lo que
se refiere es preciso que recurramos a la
historia de Jons, tal como la relata la Biblia. En
ella se nos dice que Jons oy un da la palabra
de Yahv que le deca: Levntate y vete a
Nnive, la ciudad grande, y predica contra ella,
pues su maldad ha subido ante m
Pero Jons, en lugar de obedecer las rdenes
de Yahv, se levant, tom un barco que se
diriga a Tasis y se hizo a la mar, huyendo de
Yahv.
Apenas la nave se encontr en alta mar, Yahv
levant un violento huracn y fue tal la tormenta
en el mar, que los marineros temieron que se
rompiera la nave. Llenos de miedo, cada uno se
puso a invocar a su Dios, echando al mar toda
su carga para aligerarla. En el fondo de la nave
encontraron a Jons durmiendo profundamente.
El patrn fue a l y le dijo: Qu haces ah
durmiendo? Levntate y, clama a tu Dios; quiz
se cuidar de nosotros y no pereceremos, Los
marineros se dijeron unos a otros: Vamos a
echar a suertes, a ver por quin nos viene ese

mal Lo hicieron y la suerte seal a Jons.

Entonces le dijeron: A ver, de dnde vienes,
cul es tu tierra y de qu pueblo vienes? l
respondi: Yo soy hebreo y sirvo a Yahv,
Dios de los cielos, que hizo los mares y la
tierra Entonces los marineros se atemorizaron
y le dijeron: Por qu has hecho esto? Pues
saban que iba huyendo de Yahv por
habrselo declarado. Qu vamos a hacer
contigo para que el mar se nos aquiete?,
dijeron. l respondi: Tomadme y echadme al
mar, s yo que esta gran tormenta os ha
sobrevenido por m
Aquellos hombres intentaron volver con la nave
a tierra, pero no pudieron porque el mar se
embraveca cada vez ms. Entonces clamaron
a Yahv diciendo: Oh Yahv! Que no
perezcamos nosotros por la vida de este
hombre y no nos imputes sangre inocente, pues
t has hecho como te plugoY tomando a Jons
lo echaron al mar, y el mar se calm en su furia.
Yahv haba dispuesto un pez muy grande
-prosigue el relato- para que tragase a Jons y
Jons estuvo en el vientre del pez por tres da y
tres noches, hasta que, por orden de Yahv, el
pez vomit a Jons en la playa, despus de que
hubiera dirigido a Yahv una inspirada plegaria.
El resto del relato ya no concierte a este punto
que estamos tratando, pero vemos cmo Jons,
obedeciendo a Yahv, se va a Nnive,
pregonando su destruccin. Y vemos cmo las
gentes de Nnive escuchan su palabra y rasgan
sus vestiduras para cubrirse con una tela de
saco, hasta su rey, iniciando un ayuno en el que
participaron, por orden del rey, hombres y
animales. Tan grande fue su arrepentimiento,
que Dios les perdon la anunciada destruccin,
con lo cual Jons qued muy apesadumbrado
porque su orculo no se haba cumplido, y
volvindose hacia Yahv le dijo: Por eso quise
huir a Tarsis, pues saba que eres Dios
clemente y misericordioso, tardo a la ira, de
gran piedad y que te arrepientes de hacer el
malY pidi a Yahv que le quitara la vida,
porque mejor morir que vivir con la vergenza
de haber profetizado un mal que no se cumpli.
Ese orgullo de Jons no deja de ser cmico. El
pobre hombre tuvo la desgracia de ser el
anunciador de tragedias de un Dios clemente.
19.- As pues, la seal de Jons es aquella que
obtienen los que, sabiendo perfectamente lo
que tienen que hacer, se van por el lado
contrario pidiendo una seal que les confirme lo
que ya saben. Esta seal son las tempestades,
los vientos desatados de las ideas exaltadas,
extremas, arreciando contra las emociones que
ponen en peligro de naufragio el alma, y no slo
eso, sino que nos convertimos en una amenaza
para la sociedad que nos rodea, que acaba por
expulsarnos de su barco, abandonndonos a

125

nuestra tempestad interna, a merced de la

providencia, nica fuerza que puede salvarnos.
En su plegaria, Jons dice: Los servidores de
ftiles vanidades abandonan su benevolencia
Sin embargo, a pesar de reconocerlo as
cuando se encontraba en el vientre de la
ballena, Jons se enfad al ver su vanidad
herida al no cumplirse el orculo, de modo que
se encontraba an a merced de su vanidad.
Cuntas veces, por servir nuestra ftil vanidad,
seguimos un camino contrario al sealado por
nuestra divinidad interna! As suceda con esos
filisteos que pedan a Jess una seal del
cielo Ellos saban que el Mesas iba a venir
porque el acontecimiento figuraba inscrito en
sus escrituras, pero no acababan de reconocer
al que les sealaba el camino de la renuncia al
triunfo material, como condicin indispensable
para entrar en el reino de la libertad. La ftil
vanidad hace que volvamos la espalda al
designio de nuestro Ego, cuando nuestro papel
consiste en lanzar una advertencia que no va a
resultar cierta, o cuando el deber que el Ego nos
impone es el de permanecer al servicio de otro
Ego, de otra causa; el deber de secundar, de
someterse. Jons consigui, pregonando la
destruccin, que los habitantes de Nnive
cambiaran de vestido, esto es, que mudaran la
personalidad que los llevaba al desastre. Pero
Jons estimaba que su honor consista, no en
transmutar su alma por cuenta de Jehov, sino
en que la catstrofe sobreviniera. Cuntas
muertes necesitamos para salvaguardar nuestro
honor, nuestra vanidad? Esos cadveres que
nos glorifican, no siempre son hombres. puede
tratarse del cadver de un amor, de una
amistad, de tina empresa.
20.- Para servir la ftil vanidad abandonamos
nuestra benevolencia, esa inclinacin del alma
que nos lleva a servir complacientemente a
nuestra divinidad interna, y as nos embarcamos
en aventuras que necesariamente han de
zozobrar, porque todo lo que hacemos contra el
espritu, que es quien proporciona la vida que
hace los edificios estables, est destinado a
zozobrar en tempestades. Cuntos estn
bogando entre dificultades, luchando solos
contra el oleaje de los sentimientos confusos,
sin que lleguen a comprender que aqulla es la
seal de Jons, la seal de que deben dar
marcha atrs en sus aspiraciones y dirigirse
hacia el punto contrario al que estn
navegando. Jons tuvo la suerte -y suerte
significa ayuda de Dios- de poder permanecer
tres das en el vientre de la ballena, lo cual
significa que sus sentimientos superiores se
constituyeron en dispositivo de proteccin
contra los embates de sus deseos mundanos y
de sus pasiones. Tuvo la suerte de poder
reflexionar y hacer el propsito de volver al
servicio de su Dios interno. Otros no pueden

disponer de esa ayuda providencial porque no

se encuentran en buenos trminos con su Ego y
ste se ve en la imposibilidad de socorrerlos.
Si en tu vida, peregrino, aparece la seal de
Jons, si cuantos te rodean estn contra t, si te
toca en suerte que te achaquen la culpa del mal
que estn padeciendo y te ves abandonado a la
tempestad, vulvete del otro lado, no sigas el
viaje en cuyo trayecto te encuentras, haz las
cosas exactamente al revs de como las ests
haciendo, deja de servir a tu ftil vanidad y deja
que vuelva a ti la benevolencia. Entonces, como
ocurri con Jons, oirs la voz de tu divinidad
interna que te dir: Levntate y ve a Nnive, y
pregona en ella lo que yo te dir Siempre hay
un Nnive en nuestras vidas, al que no
quisiramos ir, porque en l se ve derrotada
nuestra vanidad. Ojal sepas ver, peregrino,
cul es tu Nnive; ojal tu benevolencia te lleve
a l.
21.- Yendo con sus discpulos a la otra orilla, se
olvidaron de tomar pan. Jess les dijo: Ved
bien de guardaron del fermento de los fariseos y
seduceos (Mateo XVI, 5-12. Marcos VIII, 1421)
A pesar de los repetidos milagros, en el primero
de los cuales se recogieron doce cestos de
sobras y en el segundo siete, los discpulos se
encontraban sin pan, es decir, sin el alimento
que tan generosamente haba distribuido Jess.
Van con l en el mismo barco, viven a su lado y,
sin embargo, cuando aparecen los fariseos y
seduceos constatan que no tienen pan.
Jess, que vea en sus almas, saba que en el
fondo ellos tambin esperaban una seal del
cielo; esperaban esa permanente seal externa
que les indicara en todo momento que estaban
en la verdad. Por ello les dice el maestro que se
guarden del fermento del hombre profano que
pide a la espiritualidad un prodigio mundano y
que quiere ver con los ojos de la carne,
creyendo mientras ve y dejando de creer
cuando el milagro desaparece de su vista.
22.- Jess quiso que sus discpulos se
definieran y por ello les pregunt: Quin
dicen los hombres que es el hijo del hombre?
Unos contestaron que Juan Bautista; otros que
Elas; otros que Jeremas u otros profetas. Y l
les dijo: Y vosotros, quin decs que soy?
Tomando la palabra, Simn Pedro dijo: T
eres el Mesas, el hijo de Dios vivo Y Jess,
respondiendo, dijo: Bienaventurado t, Simn
Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre
quien esto te ha revelado, sino mi Padre que
est en los cielos. Y yo te digo a ti que t eres
Pedro y sobre esta piedra edificar yo mi
Iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecern contra ella. Yo te dar las llaves
del reino de los cielos, y cuanto atares en la

126

tierra ser atado en los cielos, y cuanto

desatares en la tierra, ser desatado en los
cielos Entonces orden a los discpulos que a
nadie dijeran que l era el Mesas. (Mateo XVI,
13-20. Marcos VIII, 27-30)
La confesin de Pedro tena un extraordinario
valor. Fue el primero en responder y lo hizo sin

vacilaciones. Ya dijimos en la leccin 2 que en

la rueda de discpulos de Cristo, Pedro
representa el signo de Tierra Capricornio.
Dejaremos el comentario de este importante
punto de la enseanza para tratarlo
ampliamente en la prxima leccin.

Preguntas:
1.- Por qu es lo que sale del hombre lo que lo contamina?
2.- Por qu en el infierno slo podemos purgar una parte del mal?
3.- Qu ocurre cuando el pan de los nios es dado a los perros?
4.- Qu significa, la segunda multiplicacin de los panes?
5.- Qu debemos comprender cuando aparece en nuestras vidas la seal de Jons?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 15

1.- Terminamos la leccin anterior diciendo cun

valioso era el reconocimiento de Pedro de la
divinidad de Jess, por ser el representante del
signo de Capricornio.
En efecto, al hablar de la rueda zodiacal vimos
que el hombre se comunica con la espiritualidad
a travs de Aries, signo de fuego y que luego, al
pasar por las distintas estancias de esta rueda,
va perdiendo el contacto con su yo espiritual, se
va distanciando de la divinidad, de modo que
cuando llega al ciclo de tierra, despus de haber
pasado por los ciclos de agua y aire, ya no
queda en l el recuerdo de estar trabajando por
cuenta de un Dios interno.
El hombre de Capricornio no suele reconocer
otra realidad que la material, y de ah el valor de
las palabras de Pedro, que constituan la prueba
de que l no haba olvidado su linaje espiritual, y
si reconoca la divinidad de Jess, no era
porque se la hubiesen revelado las
circunstancias materiales en que se desenvolva
su vida, sino porque haba conservado el
contacto, por encima de todos los avatares, con
el Padre. Por ello Jess lo llam su piedra, su
roca sobre la que edificara la Iglesia, porque en
esa piedra resonaba con perfecta claridad la voz
del espritu.
Todos cuantos, desde nuestra Tierra humana,
reconocemos y proclamamos el Reino de Cristo,
nos convertimos automticamente en esa piedra
fundacional, esa primera piedra que an en

nuestros tiempos suele bendecirse cuando es

colocada en un edificio. Nos son entregadas
entonces las llaves del Reino y con ellas
podemos cerrar las puertas del infierno. Es
decir, el reconocimiento de los valores de la
columna de la gracia, de ese Reino que Jess
vino a revelar, produce en nosotros la huida de
los luciferianos, los cuales cesan de
aprovisionarnos de su combustible. Sale de
estampida de nuestra naturaleza humana el
odio, el rencor, la soberbia, la avaricia, la
envidia, la pereza, todos los defectos capitales
nos abandonan y en nosotros slo permanece
el amor, que es la llave de ese Reino; ese amor
que, proyectado en forma de rayo sobre los
dems, disuelve los espesores acumulados en
sus almas y hace que sus vidas sean difanas.
Entonces Pedro adquiere la facultad de andar
sobre las aguas sin hundirse. Ojal, peregrino,
est prximo para ti el da en que puedas andar
por encima del mar de tus emociones sin
sumergirte para siempre en l, como les
sucediera a los infortunados compaeros de
Ulises.
2.- Jess le dijo a Pedro que cuanto atare en la
tierra sera atado en el cielo y cuanto desatare
en la tierra sera desatado en el cielo.
Ya hemos visto, a lo largo de estos estudios,
que en los mundos superiores existe una copia

127

de todo cuanto se crea y organiza en el mundo

fsico. Es evidente que si para poner en pie, en
este mundo nuestro, la ms insignificante de las
cosas se necesita una porcin de energas
creadoras procedentes de los mundos de arriba,
lo natural es que en esos mundos se tenga
constancia de lo que se est haciendo con sus
disponibilidades.
Cuando algo aparece en la tierra por iniciativa
del hombre, los seores de arriba sacan una
copia y la establecen en su esfera, de manera
que lo que se hace en la tierra es atado a la
copia establecida en el cielo.
3.- Pero resulta que los hombres realizan
muchas veces obras que no son conformes a
las leyes de la creacin y que, por lo tanto, no
pueden tener cabida en los mundos de arriba,
donde esas leyes son conocidas y respetadas.
El hombre, como ente divino que es, se
encuentra en posesin de unas energas
creadoras que nadie le puede arrebatar y es con
ellas con las que establece un mundo de falsos
valores. Pero ese mundo, sin races en las
esferas superiores, es desarbolado cuando un
chorro de luz inunda el alma humana que edific
la falsa obra, haciendo que caiga en la cuenta
de que aquello no puede ser. Esta luz
reveladora nos es transmitida por Urano, que es
as el planeta que desata deshace mejor dicho
aquello que no puede ser plantado en el cielo.
Cuando Urano aparece en las arenas de la vida
humana, la luz prisionera de las tinieblas vuelve
a la luz y las tinieblas mueren en su tumba.
4.- As pues, el poder de atar y desatar se
refiere a la edificacin de nuestro mundo. Atar
en el cielo lo que se hace en la tierra significa
que la construccin de este mundo fsico es
conforme a las leyes divinas, ya que si no lo es,
no podr ser atada en el cielo.
A veces hemos dicho que el objetivo supremo
de la humanidad es plantar el cielo en la tierra, o
sea, hacer que ese mundo nuestro de abajo sea
la perfecta imagen y semejanza del de arriba.
Pero el trabajo humano no se limita a esto,
porque si slo se nos hubiese encargado una
labor de transplante, de qu iban a servirnos
nuestros poderes creadores? Cuando el hombre
conquista la autoconciencia, empieza a
funcionar como Dios y de l salen creaciones
originales que modifican, perfeccionndola, la
obra divina. Cuando esas creaciones tienen
lugar, en los mundos de arriba se movilizan las
legiones
de
seres
espirituales
para
establecerlas en su esfera. Esas creaciones,
claro est, tienen que ser conformes a las leyes
csmicas.
El desatar es la accin contraria y debe
aplicarse al mundo de falsos valores creados
por el hombre inexperto: si la luz de Urano

desata, como hemos visto en el punto anterior,

el que recibe la luz de Cristo tiene el poder de
ser, en la sociedad humana, ese UranoHochmah que, al separar lo verdadero de lo
falso, produce la disolucin de lo establecido en
contra de las reglas.
5.- Jess le dio a Pedro el poder de hacer que
el bien fuera algo permanente y el poder de
liquidar el mal; el poder de atar el bien a la
corriente espiritual que lo nutre y vivifica, y el de
cortar esa corriente cuando ha sido usurpada
para establecer un falso valor.
Este ser un poder del que gozaremos todos
cuando la voz de Cristo clame en nuestras
naturalezas internas para decirnos: T eres
Pedro y te dar las llaves del Reino con el poder
de atar y desatar
En el desarrollo histrico, Pedro edific su
Iglesia y a partir del momento en que tuvo
existencia material, se vio sometida al proceso
de degradacin que afecta a todas las
construcciones materiales. Una forma fsica no
puede quedar permanentemente atada a su
copia en los mundos espirituales es preciso que
esta forma muera y renazca, como lo hace el
alma humana. No es con el Pedro histrico con
quien Jess estableci su compromiso, sino con
el Pedro mtico que renace en el interior de
cada ser humano cuando nuestro Padre que
est en los cielos nos revela la identidad del
Hijo.
Jess vino a decirles a los judos que el Padre
establece relaciones individuales con el hombre
y no a travs de su raza o de su nacin. Si
deshizo de esta forma al dios de raza, no iba
luego a establecer un dios de Iglesia
funcionando slo para aquellos que iban a
postrarse ante l en un determinado lugar. Su
compromiso con Pedro no fue el de crear una
organizacin social, en la que pudiesen adquirir
patente de cristianos todos los que se afiliaran a
ella, sino el de otorgar poderes a todo hombre al
que la identidad del Hijo de Dios le fuera
revelada.
6.- A partir de aquel momento, Jess comenz
a revelar a sus discpulos su trgico itinerario.
Les dijo que tena que ir a Jerusalem para ser
muerto y resucitar al tercer da. Al orlo, Pedro
exclam: No quiera Dios, Seor, que esto
suceda. Pero Jess, volvindose hacia l, le
dijo. Retrate de m, Satans! T me sirves de
escndalo, porque no sientes las cosas de Dios,
sino las de los hombres (Mateo XVI, 21-23;
Marcos VIII, 31-33)
He aqu que el Pedro que acababa de
reconocer al Hijo de Dios, ya estaba sintiendo
como un hombre. Los apstoles contemplaban
en Jess la divinidad cara a cara. De un lado
estaban ellos, los hombres y del otro lado

128

estaba Jess, el Dios. Jess intentaba penetrar

en sus sentimientos, impregnarlos de su
naturaleza y quizs, como apuntbamos al final
de la leccin 13, abrig la esperanza de que esa
penetracin pudiera efectuarse sin llegar al
sacrificio del cuerpo fsico. Y de ah su
decepcin y su enfado cuando vio que Pedro no
comprenda que si la divinidad deba penetrar
en el hombre, era preciso que rompiera la forma
material que la contena. Pedro se conformaba
con una espiritualidad externa, con un DiosMaestro que le dijera por boca de su Hijo lo que
tena que hacer. l seguira las normas y
sanseacab.
Pero eso era precisamente lo que hacan los
judos: seguir normas y las seguan hasta el
punto de que en el sbado se olvidaban de vivir
y, para cumplir con las normas, eran capaces de
dejar morir a su hermano, si ste requera
cuidados prohibidos, como lo hacen nuestros
modernos testigos de Jehov
7.- Seis das despus, tom Jess a Pedro y a
los hermanos Santiago y Juan, y los llev a una
alta montaa. Dice la crnica que all el rostro
de Jess brill como el sol y sus vestidos se
volvieron blancos como la luz. Aparecieron
Moiss y Elas y los tres fueron cubiertos por
una nube resplandeciente, de la que sali una
voz que deca: Este es mi Hijo amado, en
quien tengo mi complacencia: escuchadle Al
bajar del monte y hablarle sus discpulos del
retorno de Elas, Jess les dijo que Elas haba
venido ya y no haba sido reconocido. Entonces
entendieron los discpulos que les hablaba de
Juan Bautista (Mateo XVIII, 1-13)
Para los que dudan an sobre si volvemos o no
a vivir en el mundo, ste es uno de los pasajes
evanglicos en los que se dice implcitamente
que el espritu vuelve a reencarnarse despus
de haber pasado un periodo en los mundos
invisibles puesto que si Juan Bautista fue antes
Elas, es evidente que un alma, que en un
momento de su evolucin vino al mundo fsico
con el nombre de Elas, apareci en otra poca
con el nombre de Juan.
Jess no vino a ensear el funcionamiento de
las esferas, enseanza que corresponde a los
maestros que trabajan en la columna de la
izquierda. La enseanza de Jess tiene por
tema la vida divina, o, mejor dicho, una
determinada cualidad de la vida divina, puesto
que en el antiguo mundo, el de la ley, revelada
por Moiss, tambin se manifestaba esa vida
divina, pero lo haca por el costado izquierdo.
Era el Dios de la luz y las sombras el que
actuaba, el del trabajo y el sudor, el del castigo
y la recompensa.
Cristo vino para anunciar al hombre una nueva
era, para decirle que su vida no iba a ser
siempre igual, que un da se vera redimido de
sus penas y ya no habra dolor, ya no habra

muerte. No vena pues a ensear una ciencia

cualquiera, sino a enunciar el final de una poca
amarga y el comienzo de una era de placeres
inimaginables, en la que esa fuerza llamada
amor hara que todo marchara a la perfeccin
en un mundo de ensueo.
8.- La dificultad de su misin radicaba en
convencer al hombre, acostumbrado al Dios de
la ira, de que exista un Dios del amor. Los
hombres lo escuchaban, se alimentaban con su
enseanza, y despus le decan: A ver,
mustranos una seal del cielo. Si ese Dios
del amor existe, que nos lo demuestre de una
manera palpable, venan a decirle. Y Jess no
poda darles esa seal porque el Dios del amor
slo puede manifestarse en el amor, all donde
el amor existe, y si en esas naturalezas
farisaicas del antiguo mundo no haba amor,
sino ira, rigor, temor, no podan recibir la seal
del cielo. Era preciso que las semillas del amor
fueran plantadas en su carne y en su sangre, y
por ello Cristo deba morir para poder
interiorizarse en el corazn de los hombres, de
manera que el Dios del amor pudiera darles la
seal desde dentro de ellos mismos.
Esa seal del amor un da aparecer en
nuestras vidas, cambiando en profundidad
nuestro comportamiento. Entonces habr
terminado para nosotros el trabajo en las
sombras y, con ello, las penas y el sudor.
9.- Vimos en la leccin 13 cmo los apstoles
alcanzaban la visin espiritual en la noche
negra del mar de Tiberiades. En este punto de
la enseanza se nos dice que tres de ellos,
Pedro, Santiago y Juan fueron llevados por el
Maestro a la alta montaa, es decir, a la
contemplacin de las cosas divinas con los ojos
del espritu. All vieron cmo Jess, Moiss y
Elas estaban juntos, unidos en la misma luz,
formando parte de una misma realidad.
En la alta montaa, los ms distinguidos
representantes del mundo antiguo, Moiss y
Elas, comunicaban con Jess, aportando a los
discpulos la evidencia de que ambos mundos
no son contrarios, no se combaten, sino que el
de Jess es la continuacin lgica del anterior.
La voz proclamando el linaje divino de Jess
corresponde a un episodio muy real que todo
discpulo ha de vivir.
En efecto, cuando aparece el Maestro en la vida
del discpulo, ste no da nunca sus
credenciales. Si veis aparecer ante vosotros, en
su cuerpo fsico o en su cuerpo espiritual, como
una visin o como una voz, alguien que os dice
ser el maestro, el gur, el gua, el profesor,
desconfiad, porque aqul no es lo que dice ser.
El autntico Maestro no dice nunca que lo es y
espera que sea el discpulo quien lo reconozca.
Esta voz espiritual que oyeron Pedro, Santiago

129

y Juan en la alta montaa es una voz interna y

despus de haberla odo al discpulo ya no le
quedan dudas sobre la identidad de su Maestro.
A partir de entonces, el Maestro instruye a su
discpulo hacindole ver las cosas como son, o
sea, hacindolas evidentes para l. Esa
evidencia
puede
presentarse
mediante
imgenes o sin ellas, como un reconocimiento
interno de la verdad. El Maestro no pierde el
tiempo dictando a su discpulo poesas o
preceptos morales, como ocurre con ciertas
personas con las que ciertas entidades juegan.
Tampoco le dicta tratados para que el discpulo
los recoja en estado medimnico.
10.- Un da u otro, el discpulo subir a la alta
montaa de la transfiguracin, en la que el
rostro de Jess brillar en l como un sol y sus
vestidos se tornarn blancos.
Los vestidos, nuestros vestidos, son los tres
cuerpos que cubren la desnudez del Ego, y los
vestidos de tela constituyen la seal visible de
esos tres cuerpos. El vestido exterior representa
el cuerpo fsico, la ropa interior representa el
cuerpo de deseos y los adornos y Joyas
representan el cuerpo del pensamiento. Cabe
notar que el hombre primitivo, que en su
despliegue involutivo se encuentra ms cerca
de la realidad espiritual, viviendo inmerso en el
cuerpo del pensamiento de la tierra, es el que
ms se adorna, mientras que prescinde del
vestido exterior porque el cuerpo fsico no es
an para l algo que reclame su atencin. En
cambio el hombre corrompido de nuestra
sociedad ha prescindido de los adornos, de las
prendas superfluas, como la corbata, de las
joyas. De vez en cuando esas prendas, que
representan la vida mental, vuelven, tradas por
ciertas clases de marginados, como los hipes.
Por otra parte, es conmovedora esa guerra que
libran los fabricantes de detergentes para lavar
blanco, cada vez ms blanco, siendo ello una
seal de que este mundo nuestro busca de
algn modo ese vestido blanco que simboliza la
nueva virginidad, la nueva disponibilidad de
nuestros cuerpos por parte del Ego.
Ese vestido blanco con que las novias acuden a
la boda, smbolo de unin del alma humana con
su Ego, cubrir un da la desnudez del discpulo.
Habr visto con los ojos del alma que todo
forma parte de la unidad; que las corrientes
aparentemente enemigas se encuentran
ungidas en la misma y resplandeciente nube y a
partir de entonces ya no podrn estar contra
algo, sino que sern ajenos a cualquier
combate, ajenos a todo lo que representa una
dualidad.
11.- Al bajar del monte, la muchedumbre se
acerc a Jess y uno de entre ellos, doblando la
rodilla, le dijo: Seor, ten piedad de mi hijo,
que est luntico y padece mucho, porque con

frecuencia cae en el fuego y muchas veces en

el agua. Lo present a tus discpulos, pero no
han podido curarlo. Jess respondi: Oh
generacin incrdula y perversa! Hasta
cundo tendr que estar con vosotros? Hasta
cundo habr de soportaros! Orden que le
trajeran al nio, increp al demonio, que sali y
qued curado al instante. (Mateo XVII, 14-18;
Marcos IX, 14-24; Lucas IX, 37-43)
Cada vez que Jess suba al monte, al retornar
a los valles realizaba prodigios. Esta vez el hijo
que tiene que curar es un luntico. Nuestros
estudiantes de Astrologa ya saben que la Luna,
el Sfira llamado Yesod, es la encargada de
traducir en hechos materiales las pulsiones
procedentes de los dems planetas, del mismo
modo que el televisor convierte en imgenes las
pulsiones elctricas que recibe del centro
emisor. Y as como en nuestros televisores a
una
determinada
hora
tenemos
las
informaciones y despus la pelcula y luego un
debate, etc., as tambin nuestra luna interna,
unas veces transmite un programa y otras otro
muy distinto. Esto es lo que pretende manifestar
el hombre que dobla su rodilla ante Cristo al
decir que su hijo cae unas veces en el fuego y
otras en el agua.
Cuando en nuestro interior no puede
manifestarse la voluntad unificadora del Ego,
cada uno de los siete centros emisores de que
dispone nuestra naturaleza emite un programa
distinto, y en uno tenemos concierto, en otro
drama, en otro pelcula pomo, etc. Y as
estamos cayendo, una vez en el fuego de las
acciones inconscientes, otras veces en el agua
de las emociones que nos arrastran lejos de las
riberas en las que una parte de nosotros
quisiera permanecer.
Cuando Cristo ha producido en nuestra
naturaleza interna la transfiguracin, se
establece en nosotros la unidad y cesa nuestro
lunatismo, es decir, dejamos de caer en el agua
y en el fuego. Todas las tendencias de los siete
centros
quedan
armonizadas
por
la
personalidad crstica que, al penetrar en la
conciencia, la ilumina, le da fuerza y vigor y
adquiere as poder resolutivo de manera que,
en las diversas situaciones humanas en que
nos vemos enfrentados, no es la solucin-agua,
ni la solucin-fuego, ni la del criterio de las ideas
o del sentido prctico la que impera, sino la que
es conforme a la voz de la conciencia, que
acta de acuerdo con la voluntad del Ego.
12.- Entonces se acercaron los discpulos a
Jess y le preguntaron: Cmo es que
nosotros no hemos podido arrojarle? Por
vuestra poca fe -les respondi- porque en
verdad os digo que si tuvierais fe como un
grano de mostaza, dirais a este monte: vete de
aqu, all, y se ira, y nada os sera imposible Y
aade: Esta raza de demonios no puede ser

130

lanzada sino por la oracin y el ayuno (Mateo

XVII, 19-21; Marcos IX, 28-29)
Este es uno de los axiomas de Cristo que ms
se ha repetido en las clases de doctrina: La fe
mueve montaas, se dice, pero poqusimos
estn convencidos de que con fe las montaas
pudieran moverse. Sin embargo, esa fuerza
llamada fe es la que configura realmente el
mundo
material.
Llamamos
fe,
convencionalmente, a la conviccin ntima de
que existe algo en el universo que no es
materia, que no podemos ver y que, sin
embargo, es el motor de todas las cosas. Ahora
bien, para que esa fe pueda anidar en nuestro
corazn, es preciso que exista realmente en
nosotros una sustancia llamada fe. Es decir,
tener fe significa estar transitado por esa
corriente creadora que procede de la divinidad y
que circula por el costado derecho.
Entendmoslo bien: todos los seres y todas las
cosas poseen esa fuerza, ya que sin ella nada
podra existir, lo nico que vara es la cantidad,
tal como ya hemos dicho en el punto 6. As,
mientras
unos
disponen
de
energas
nicamente para poder alimentar su forma
fsica, otros disponen de un remanente ms o
menos cuantioso de ellas. Entonces es cuando
las perciben como algo que existe realmente en
ellos, pero que no pueden ver ni mesurar. Esa
percepcin recibe el nombre de fe. Diremos as
que la fe es el reconocimiento, en nuestra
naturaleza interna, de la fuerza espiritual
creadora y configuradora de todas las cosas.
Ese reconocimiento se manifiesta en diversas
graduaciones. En unos, la fe slo les da para
decirse que algo debe existir ms all de la
materia orgnica; en otros, la fe les impulsa a
seguir una determinada doctrina y a respetar
ciertos preceptos; en otros, an, la fe es una
fuerza que los constrie a comprender la tcnica
de la creacin, a entrar en el secreto de sus
leyes y sus misterios. Y finalmente, en otros
seres, hay una tal cantidad de fe que pueden
utilizar esas energas internas para crear o para
configurar su realidad humana.
13.- O sea, que, a partir de un determinado
nivel, la fe se convierte en creadora. Jess nos
dice que si tuviramos fe como un grano de
mostaza moveramos montaas. Ya dijo en otro
punto de la enseanza que el grano de
mostaza, siendo la ms pequea de las
semillas, se convierte en la ms grande de las
hortalizas, de modo que cuando las semillas de
la fe son plantadas en nuestro jardn humano,
tambin se desarrollan con exhuberancia.
Entonces es cuando las montaas que hay en
nuestra vida se mueven. Ya que, no debe
esperarse que la fe convierta el Himalaya en
una apacible planicie, porque la configuracin
de la tierra ha sido modelada por las fuerzas
macro-csmicas y nuestros poderes micro-

orgnicos slo pueden ejercerse a nivel

humano.
Las montaas que nuestra fe allana o desplaza
son las que aparecen en nuestra existencia.
Son esas montaas a que se refera el poeta
cuando deca:
Y cuando la montaa de la vida
se haga alta y pesada y llena de abismos,
amar la inmensidad, que es de amor encendida
y arder en la fusin de nuestros pechos
mismos
Es la montaa de la vida, la de las dificultades,
los dramas, los desequilibrios que nos hacen
caer, ora en el fuego, ora en el agua, la que
desplaza o allana la fe, convirtiendo nuestra
existencia en una plcida y soleada llanura. As
pues, la fe, cuando se ha acumulado en
nosotros hasta alcanzar niveles creadores,
allana nuestra vida, la equilibra, aleja de ella los
dramas, ya que las montaas, los altibajos, los
abismos y peascos inalcanzables, difciles de
escalar, son siempre el producto o bien de
nuestros errores pasados o de los pecados
presentes, como la vanidad, el orgullo, que nos
lleva
a
escalar cimas sociales para
vanagloriarnos de lo mundano. La fe creadora
eleva la frecuencia vibratoria de nuestra alma y
esos obstculos desaparecen, configurndose
nuestra ruta de una manera distinta, de modo
que el karma se desvanece y nuestros
presentes defectos son superados. Sobre este
punto ya nos hemos extendido en una anterior
leccin al hablar del perdn de los pecados.
14.- Finalmente, dice Jess en este punto, que
esta raza de demonios slo puede ser arrojada
por la oracin y el ayuno.
El ayuno no es una de las prcticas
particularmente recomendada por Jess, y en
un episodio anterior hemos visto cmo los
fariseos le reprochaban precisamente que sus
discpulos no ayunaran. Jess ayun cuando,
en el desierto, se preparaba a endosar el
cuerpo crstico. Un da en que los discpulos de
Juan le preguntaron porque ellos ayunaban y
los suyos no lo hacan, Jess respondi: Los
amigos del esposo, pueden acaso afligirse
cuando el esposo est con ellos? Da vendr en
que el esposo les ser quitado y entonces
ayunarn (Mateo IX, 15)
El esposo es la corriente masculina,
portadora de semillas, que circula por la
columna de la derecha, esa corriente
generadora de todas las cosas que Cristo vino a
revelar. Cuando se vive en ella, el ayuno no es
una prctica necesaria, porque la frecuencia
vibratoria del organismo es tan alta, que
destruye automticamente las partculas
groseras -las quema- que puedan penetrar en el
cuerpo con los alimentos. Pero Jess saba que

131

sus discpulos no iban a permanecer

estabilizados en la alta espiritualidad, porque
toda obra material necesita las sombras de la
otra columna, que ofrece la posibilidad al Hijo de
encarnarse. Por ello deca que cuando esto
ocurriera, cuando el esposo les fuera
arrebatado, ayunaran. O sea, que el ayuno es
necesario cuando no se ha alcanzado an la
personalidad crstica, y es necesario para volver
a la alta espiritualidad cuando nuestra
frecuencia vibratoria ha bajado por haber estado
utilizando fuerzas internas facilitadas por los
Luciferianos.
Cuando esto ocurre, el ayuno expulsa de
nuestro organismo esas fuerzas demonacas
que ya no estamos utilizando. La otra tcnica
para expulsarlas es la plegaria, ya que con ella
nos elevamos a las instancias superiores y
atraemos
hacia
nosotros
las
fuerzas
purificadoras que obligan a los ya instalados a
desalojar sus cuarteles, dejando la casa libre
para que se instalen en ella las otras fuerzas. Es
evidente que cuando estemos llenos de tales
fuerzas sublimes, cuando acampen en nosotros
como Pedro por su casa, como suele decirse,
ya no ser necesario llamarlas, puesto que
nosotros mismos seremos ellas.
15.- Esa incapacidad de sus discpulos en
arrojar los demonios iba confirmando a Jess el
sentimiento de que seria preciso llegar al
sacrificio final y lo anunci por segunda vez ante
ellos mientras recorran Galilea. El Hijo del
Hombre -les dijo- debe ser librado en manos de
los hombres, los cuales le darn muerte y al
tercer da resucitar. Y ellos quedaron
profundamente entristecidos. (Mateo XVII, 2223. Marcos IX, 31-32; Lucas IX, 44-45)
Hemos visto cmo Pedro, Juan y Santiago
acompaaban a Jess en la montaa de la
transfiguracin y, sin embargo, a pesar de haber
visto a Cristo, Moiss y Elas en sus cuerpos
espirituales, no eran capaces de realizar la obra
transmutadora que una espiritualidad activa
debe realizar. Ahora son muchos los que, como
los apstoles, ven y que, cuando bajan de la
montaa y se encuentran con los hombres que
tienen el hijo endemoniado, no saben
arrojarle los demonios del cuerpo porque no
tienen en ellos suficientes disponibilidades de
esa fuerza llamada fe.
Esa falta de fe, esa incapacidad de mover las
montaas en nuestra propia vida y en la de los
dems, obliga a la naturaleza crstica que todos
llevamos en esa etapa del camino, a ir hasta su
sacrificio final, hasta el derramamiento de su
sangre, es decir, hasta la exteriorizacin
material de unas energas que han de matar,
han de poner fin a nuestro mundo tal como lo
tenemos organizado, para resucitarlo despus,
al tercer da, cuando en nuestra naturaleza se
produzca la fase Vav, y podamos as realizar las

obras que haca Cristo y que sus discpulos no

podan hacer.
Pero esas obras son posibles, por lo menos en
el plano terico, sin necesidad de morir
fsicamente, si la naturaleza crstica se
interiorizara con suficiente fuerza en nuestros
sentimientos, hasta el punto de cambiarnos
radicalmente por dentro sin cambiarnos por
fuera.
Es un punto misterioso el que estamos tocando,
sobre el que no puede aadirse nada ms, a fin
de que cada uno lo entienda segn su
capacidad de percibir, puesto que no existe
ningn mtodo objetivo, valedero para todos,
que permita a nuestro Cristo interno reinar en
nuestra naturaleza sin producir la muerte de lo
que exteriormente somos, la muerte de nuestro
mundo. Hay dos personalidades en nosotros y
una de ellas debe morir para que la otra pueda
expresarse, hasta que alcancemos un
determinado nivel evolutivo que har posible a
ambas coexistir.
16.- Cuando llegaron a Cafarnaum, los
recaudadores de impuestos se dirigieron a
Pedro y le dijeron: Vuestro Maestro no paga
la didracma?, Y l respondi: Cierto que s
Cuando iba a entrar en casa, le sali Jess al
paso y le dijo: Los reyes de la tierra, de quin
cobran censos y tributos? De sus hijos o de los
extraos? De los extraos, respondi Pedro.
Y replic Jess: Luego los hijos estn exentos.
Ms, para no escandalizarlos, vete al mar, echa
el anzuelo y toma el primer pez que pique,
brele la boca y en ella hallars un estate;
tmalo y dalo por m y por ti (Mateo XVII, 2427)
Este episodio del pez con la moneda en la boca
es uno de los que ms fortuna han hecho en la
vida profana y son muchos los que, hoy en da,
como Pedro, van en busca del pez gordo que
les resuelva sus problemas materiales, o van
de pesca, a ver lo que sacan.
Jess nos dice aqu dos cosas. Primero, que los
Hijos de Dios, estn exentos del pago de toda
contribucin al culto o a la organizacin de una
sociedad que, en todas sus manifestaciones, es
el exacto reverso del mundo que los Hijos de
Dios preconizan. Es un contrasentido, pues, que
sostengan materialmente lo que combaten
espiritualmente.
Pero, el combate espiritual debe ser llevado sin
escandalizar. En el Reino del Padre todo
marcha como una seda, sin violencias. Para
que nuestra accin sea conforme a la dinmica
de ese Reino, es preciso que se acepte la
contradiccin cuando, no aceptndola, se
creara una situacin de escndalo y violencia.
Por otra parte, la contribucin al mundo antiguo
le viene al discpulo de una manera natural y
espontnea. Al decirle a Pedro que encontrara
la moneda en la boca de un pez, de ese mismo

132

pez con el que aliment a una multitud, estaba

dicindole en realidad que la enseanza, el
alimento que estaba dispensando, le traerla los
recursos con que cumplir sus obligaciones
profanas. Y as ocurre, en efecto, con todos
aquellos que, a distintos niveles, se dedican a la
enseanza de las cosas sagradas. Siempre
aparece ese pez en cuya boca se encuentran
los recursos para hacer frente a los gastos
inevitables que la enseanza comporta. Ya en
su Sermn de la Montaa Jess anunci esa
dinmica que jams se ha visto desmentida por
los hechos.
17.- En ese instante, los discpulos se
aproximaron a Jess y le dijeron: Quin es el
ms grande en el Reino de los Cielos?
Jess llam a un nio y lo coloc entre ellos,
diciendo: En verdad os digo que si no os
converts y no volvis a ser como nios, no
entraris en el Reino de los Cielos. Cualquiera
que se haga humilde como este nio, ser el
mayor en el Reino de los Cielos. Y cualquiera
que recibe en mi nombre un nio como este, me
recibe a m. Y quien escandalizare a uno de
estos pequeos que creen en m, ms le valiera
que se atare al cuello la rueda de un molino y se
arrojare al fondo del mar (Mateo XVIII, 1-6;
Marcos IX, 33-37; Lucas IX, 46-48)
El Reino que Jess vino a preconizar era el
exacto revs del mundo material en que
vivimos, decamos en el punto anterior y por ello
el nio, que es en nuestra sociedad el ms
pequeo, es en el Reino de los Cielos el ms
grande.
Jess asocia al nio la virtud de la humildad y
esa es, en efecto, una de las virtudes cardinales
de las energas creadoras que circulan por la
columna de la derecha, ya que prestan
humildemente servicio a las formas materiales,
permitindoles existir y realizar cualquier
propsito, bueno o malo, grande o pequeo. Por
otra parte, los nios menores de siete aos se
encuentran en el primer perodo de su
existencia, recapitulando los trabajos del primer
da de la Creacin, cuando la fuerza llamada
Padre se manifiesta en todo su esplendor. Los
nios, hasta los siete aos, viven pues en el
Reino del Padre y expresan su dinmica. Si
esos nios no son escandalizados por sus
mayores, manifiestan en grado eminente la
virtud de la humildad, realizando con la mejor
voluntad todos los servicios que se les piden. Si
esa inocencia no se ve turbada, la virtud de
servir se prolonga a la etapa siguiente, la que va
de los siete a los catorce aos, en que
recapitulan los trabajos del segundo da,
presididos por el Hijo.
18.- Por ello, escandalizar a un nio, iniciarlo en
prcticas perversas, es uno de los ms graves

atentados al orden csmico que el hombre

pueda realizar, ya que equivale a un intento de
llevar la perversin a la ms elevada instancia
espiritual. Podramos decir que equivale a
intentar pervertir a Dios mismo, degradando y
corrompiendo la ms pura esencia.
Volver a la humildad, a la inocencia, a una
actitud de servicio desinteresado, es el camino
que Jess propone a sus discpulos para
reintegrarse al Reino.
Es evidente que los directores generales de
nuestra sociedad, rodeados de toda una cohorte
de secretarias, jefes de negociado, auxiliares y
subalternos, representan todo lo contrario de
este nio humilde, de modo que son los que
ms lejos se encuentran del Reino. Volver a ser
como un nio es un punto que debe figurar en el
programa de todo discpulo.
19.- El hombre socialmente realizado, llegado
a un cierto punto de su vida, debe saber andar
hacia atrs, desandar lo andado y saber sacar
de su profundidad humana el nio que fue. En
las rdenes iniciticas, los candidatos a la
elevacin al grado de maestros, son
introducidos en el Templo andando hacia atrs.
Esta marcha simboliza su retorno al pasado, su
retorno a la poca en que el Padre rega el
universo como soberano absoluto, sin que nada
ni nadie se opusiera a su voluntad creadora.
Entrar de nuevo en esa voluntad y ser los
humildes servidores de ella, tal ha de ser el
objetivo y el propsito de todos nosotros.
Los que en el mundo, de un modo u otro, se
encuentran en posicin de servicio, de
dependencia, son los que ms cerca se
encuentran del Reino, aunque nada sepan y
nada comprendan. En cambio los altos
graduados, los grandes, las luces de la
mundanidad, forman la retaguardia, la cola de la
promocin divina.
20-. Desdichado mundo a causa de los
escndalos! Ya que, necesario es que los
escndalos se produzcan, pero desgraciado el
hombre por el cul el escndalo llega (Mateo
XVIII, 7)
Toca aqu Jess uno de los puntos ms
delicados de la dinmica csmica. Cuando el
Reino del Padre se haya establecido en la
Tierra, no habrn escndalos. Pero hoy por hoy
el escndalo es necesario porque los hombres
lo han engendrado en sus pasadas actuaciones.
Las situaciones escandalosas, como cualquier
otro acontecer humano, se desarrollan en tres
tiempos. En el primero el escndalo no aparece
como tal, es invisible, inmanifestado, nadie
puede decir que aquello que se hace o dice sea
escandaloso. Y es que el individuo est
elaborando las semillas del escndalo. Es la
fase Yod que termina con la plantacin de las

133

semillas del escndalo en nuestra tierra

humana.
Viene luego la fase He, en la que el escndalo
se ha interiorizado en nosotros y somos objeto
de escndalo, es decir, el escndalo nos cae
encima y somos sus vctimas somos aquellos
sobre cuyas espaldas reposa el escndalo y
hasta quizs inspiramos piedad a quienes nos
contemplan. En esta fase He tenemos ocasin
de conocer el escndalo en toda su dimensin.
Tal
vez
veamos
arruinadas
nuestras
aspiraciones polticas, sociales, profesionales,
sentimentales o de cualquier otra ndole, ya que
el escndalo se caracteriza principalmente por
el hecho de revelar que no somos aquello que
pretendemos ser; que no somos dignos de la
confianza que han depositado en nosotros.
Siendo objeto de escndalo, podemos pues
regenerarnos, dignificarnos; puede producirse
en nuestra naturaleza interna el cambio que ha
de llevarnos a vivir en otra tierra psquica, en la
que quedarn desarraigadas las semillas de ese
mal que ha florecido en nosotros.
Si esa voluntad regeneradora no se produce,
entonces el escndalo pasar a su tercera fase,
la fase Vav, en la que lo exteriorizaremos a la
vida social, arrojndolo sobre los dems como
una basura. Nos convertiremos entonces en
aqul por el cual el escndalo viene: seremos
ese desgraciado al que se refera Jess en su
imprecacin; ese desdichado que no ha sabido
ahogar las semillas del escndalo en su propio
ser y que ha sido capaz de exportar su basura y
cubrir con ella a sus semejantes.
Cierto que este hombre, portador del escndalo,
no podr arrojarlo sobre las espaldas de un
inocente, sino sobre alguien que lo ha gestado
ya. O sea, el que trabaja el escndalo en fase
Vav, lo descargar sobre el que lo elabora en
fase He, de modo que ste encontrar en la
accin de aqul su merecido, pero no por ser un
acto justo, el portador de escndalo es menos
culpable, puesto que no ha sabido en su
momento arrancar de sus entraas la semilla
del mal.
Como ya sabis, existe una cuarta fase en el
despliegue de las potencialidades de toda
semilla, la llamada fase 2 He. En este caso,
esta 4 fase sera aqulla en la cual el fruto del
escndalo es mordido y saboreado por los
hombres, y las semillas que contiene plantadas
en tierra fecunda, organizando, por as decirlo,
el cultivo del escndalo, convirtindolo en bien
social, en prctica instituida, en algo que forma
parte de nuestro paisaje cotidiano.
21.- Despus de prevenir a sus discpulos sobre
los males que acarrea el escndalo, Jess
vuelve a referirse a los nios, exhortando a no
despreciarles, ya que en verdad os digo que
sus ngeles ven de continuo en el cielo la faz de
mi Padre (Mateo XVIII, 10) Ya dijimos que los

nios, hasta los siete aos, recapitulan los

trabajos del primer da de la Creacin. En el
estudio de los coros anglicos hemos visto que
el primero de esos Coros, constituido por los
ngeles Serafines, es el que presta servicio al
aspecto llamado Padre o Kether, mientras que
el segundo Coro, el de los ngeles Querubines,
presta servicio al Hijo u Hochmah. Vimos
tambin que el Padre no posee un rostro
concreto y que es el Hijo quien lo refleja, de
modo que tanto los Serafines como los
Querubines ven de continuo la faz del Padre
porque son los agentes a su servicio. Y son
precisamente ellos, Serafines y Querubines,
quienes se encuentran al servicio, los primeros
de nios hasta los siete aos; los segundos de
nios de siete a catorce aos.
22.- Al tratar de los ngeles Guardianes, hemos
visto que cada uno de nosotros dispone del
servicio de tres, uno para la proteccin y
conservacin de nuestro cuerpo fsico; otro para
guardar nuestros deseos y el tercero para el
tutelaje de nuestros pensamientos. Pero, como
sabemos, el cuerpo de deseos nace en el
hombre a los catorce aos y el cuerpo del
pensamiento a los veintiuno. Por consiguiente,
si en los nios esos dos cuerpos no han nacido
an, mal se les puede ejercer proteccin.
Los nios son protegidos, en lo que se refiere a
sus cuerpos superiores, por los ngeles
Tutelares de los padres, puesto que sus
cuerpos de deseos y del pensamiento son los
que el nio utiliza mientras no dispone de los
suyos. Pero al mismo tiempo gozan de la
proteccin de los Serafines hasta los siete aos
y de la proteccin de los Querubines entre los
siete y los catorce aos.
Es natural que as sea, dado que el nio es el
ms dbil y el ms necesitado de proteccin.
En qu consiste esa proteccin? Sabiendo que
el primer aspecto de la divinidad se manifiesta
como una Voluntad Creadora y que el segundo
es el Amor-Providencia, tendremos que los
nios constituyen un manantial vivo de ambas
cosas, comunicando esas fuerzas a quienes se
encuentran en contacto con ellos.
Vemos as cun equivocados estn quienes
piensan que la llegada de un hijo al mundo les
traer problemas, cuando, por el contrario, el
nio, al nacer, trae consigo a la tierra los
Serafines que han de insuflar a los padres el
poder de disipar las dificultades, y luego, al
crecer, aportan a su familia el amor-providencia
que los proteger, impidiendo que su barco
naufrague en las dificultades de la vida.
Hoy despreciamos a los nios, la sociedad
instituye leyes que les niegan la existencia,
aunque despus los proteja contra el bofetn
quizs redentor. Si escuchramos a los nios,
todo nos sera ms fcil. El da que un escritor
recoja en un libro historias de nios, veremos

134

como uno, sin saberlo, rellen la quiniela

ganadora, otro dio con el billete premiado, otro
conjur un peligro en el que su familia iba a
caer.
Si un da las sombras envuelven vuestra
existencia, si la montaa de la vida se hace alta

y pesada, pedidle consejo a un nio y l os

pondr en el buen camino, porque por su boca,
sern los Serafines y Querubines, los que
contemplan la faz del Padre, quienes os
respondern.

Preguntas:
1.- Qu significa tener el poder de atar y desatar?
2.- Di lo que has comprendido de lo dicho sobre la seal del amor.
3.- Por qu los discpulos no pudieron arrojar el demonio que atormentaba del nio?
4.- Cules son las montaas que mueve la fe?
5.- Por qu conviene no despreciar a los nios?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 16

1.- Jess recorra Galilea, ya que no quera ir a

Judea porque los judos lo buscaban para darle
muerte. La fiesta de los judos, la de los
Tabernculos, estaba prxima y sus hermanos
le dijeron: Mrchate de aqu y vete a Judea, a
fin de que tus discpulos vean tambin las obras
que realizas. Nadie acta en secreto, si lo que
desea es figurar. Si realizas estas cosas,
mustrate al mundo Ya que sus hermanos
tampoco crean en l. Jess les replic: Mi
tiempo no ha llegado an, pero vuestro tiempo
siempre est en la hora. El mundo no puede
aborreceros a vosotros, pero a m me aborrece,
porque doy testimonio contra l de que todas
sus obras son malas. Vosotros subid a la fiesta;

yo no subo a esta fiesta porque an no se ha

cumplido mi tiempo Diciendo esto, permaneci
en Galilea (Juan VII, 1-9)
As empieza el sptimo captulo del Evangelio
de Juan. A lo largo de la crnica sagrada, los
hermanos de Jess aparecen de vez en
cuando siempre para incordiar. Quines son
esos hermanos? En los relatos evanglicos, ni
siquiera en los apcrifos, no se dice en ningn
punto que Mara tuviera otro hijo que Jess. En
cambio s se nos dice que Mara era apenas
adolescente cuando le fue anunciada su
maternidad, mientras que Jos era viudo y ya
viejo, poco apto a la procreacin. Uno de los
evangelios apcrifos le atribuye a Jos seis

135

hijos, cuatro varones y dos hembras, cuyos

nombres no coinciden con los que los mitlogos
del cristianismo atribuyen a los hermanos de
Jess.
Si interpretamos este punto del relato segn la
letra, el resultado es la confusin. Algunos
comentaristas hacen hincapi en el tema de los
hermanos para negar la virginidad de la Virgen,
pero ya hemos visto al tratar este punto que se
trata de una virginidad simblica y no fsica. La
tierra-madre que configura la personalidad
crstica dentro de nosotros se vuelve virgen por
el hecho mismo de darle nacimiento. Es decir, al
producirse en nosotros ese parto sagrado,
recuperamos la inocencia primordial; el mal, la
mancha desaparece de nuestra tierra humana y
volvemos a ser el primer Adn. As debemos
entender la virginidad de la Virgen y no en un
sentido anecdtico que ningn conocimiento
nos aporta sobre la mecnica del universo en
nuestros procesos evolutivos internos. Del
mismo modo debemos interpretar la referencia a
los hermanos no en su significacin real, sino en
su sentido mtico y simblico.
2.- Quines son pues, en el terreno mtico,
esos hermanos que Jess enva a la fiesta?
Si volvemos la vista hacia atrs y estudiamos el
tema de los hermanos en la Biblia, vemos que
se designa con este nombre a los dos aspectos
fundamentales del ser humano, el espiritual y el
material. Vemos as que Can es el hombre
material no desarrollado, que mata, devora,
incorpora en s a su hermano Abel, que
representa el hombre espiritual, a fin de poder
tener vida y desarrollar un alma a travs de las
experiencias. Vemos ms tarde que ese Can
sucumbe en el diluvio, pero su alma renace en
Cham, el hijo maldito de No, el hombre de la
nueva era. Cham vuelve a ser un guerrero
poderoso bajo los trazos de su hijo Canaan,
poseedor de las tierras que un da debera
ocupar la descendencia de su hermano
espiritual, Sem. As Can se convierte en Esa,
rey de Edom, y lo vemos luchando con Jacob, el
hermano abeliano, portador de la vida espiritual
que ms tarde manifestara Cristo. Jacob
genera doce hermanos, diez de los cuales no
crean en uno de ellos, de igual modo que los
hermanos de Jess no crean en l. As trataron
vilmente a Jos, quien, tras las peripecias que
un da comentaremos, se vio encumbrado a la
ms alta dignidad de Egipto, pas del que
saldra el pueblo elegido.
Los doce hijos de Jacob, el brillante Jos y sus
once hermanos dieron nacimiento a las doce
tribus de Israel, cada uno representando a uno
de los doce signos del Zodiaco.
3.- Vemos as que los doce hermanos bblicos
expresan doce fuerzas csmicas primordiales.

Estas seran las fuerzas formadoras, las que

ofrecen la semilla de la conciencia humana. Esa
semilla, interiorizada en los hombres, esto es,
en la tierra humana, dara lugar a la aparicin
de la conciencia en el interior del hombre, es
decir, de un registro, en el que las leyes
csmicas van siendo anotadas. Durante un
tiempo ms o menos largo esa conciencia no
acta, tan slo va registrando lo que concuerda
con la ley csmica y rechazando lo que no
puede integrarse a ella por no ser conforme a
dichas leyes.
Pero a partir de un determinado momento, la
conciencia se convierte en elemento activo y
entonces la vida del individuo se organiza de
acuerdo con sus dictmenes. Cuando esto se
produce, decimos, en trminos cabalsticos, que
la conciencia interna ha alcanzado su fase Vav.
Ya hemos visto la relacin de la conciencia con
Tiphereth-Sol-Cristo, pudiendo as decirse que
la conciencia alcanza su fase Vav cuando el
Cristo interno acta a travs de ella.
As diremos que los siete hermanos de Jess,
ya que son siete segn los mitlogos del
cristianismo esotrico, a saber, de mayor a
menor: Santiago (Urano), Miriam (Saturno),
Simn (Jpiter), Marta (Marte), Amos (Venus),
Ruth (Mercurio) y Judas (Luna), pueden ser
llamados los siete hermanos de la conciencia.
4.- Qu significa eso? Hemos visto en
lecciones anteriores, que nuestra psique, y con
ello entendemos la fuerza que gobierna en
nuestro motor humano, no es unitaria, no lo es
an. Y que unas veces se instala en ella una
tendencia y otras veces otra que nos impulsa a
realizar lo contrario de lo programado por la
tendencia anterior.
Las mltiples tendencias que nos gobiernan se
agrupan en siete grandes centros, que son los
siete planetas o Sfiras activos en nuestro
sistema solar. Y resulta que en cada uno de
esos centros, tal como lo hemos estudiado en
nuestras lecciones de Cbala, se reflejan todos
los dems. As, en el centro llamado Venus,
encontramos una representacin de Urano,
Saturno, Jpiter, Marte, Venus, Mercurio y
Tierra, y lo mismo sucede en todos los dems.
Siendo Jess la expresin humana de
Tiphereth, la representacin de Tiphereth-Sol en
los siete centros planetarios de nuestro sistema,
puede recibir el nombre de hermanos de Jess,
puesto que esas huellas de Jess en dichos
centros, no puede decirse que sean Jess
mismo, por cuanto su voluntad no se manifiesta
all con la misma fuerza, pero s son parte
integrante de su familia.
Los mitos siempre acaban cristalizndose y
apareciendo en la realidad humana, encarnados
en determinados hombres, pero como aqu lo
que interesa es el significado del mito en
trminos de comportamiento individual, y no el

136

estudio de las relaciones de las personas que

los escenifican, dejaremos al estudiante la
dilucidacin de si esos hermanos de Jess
existieron fsicamente o no; de si Jos, el
hombre viejo, los engendr o no; o de saber si
Jos era en realidad un marido joven y slo era
viejo simblicamente, porque Cristo aparece en
el hombre viejo, ya muy bregado.
5.- Vemos en este punto de la enseanza que
los hermanos de Jess lo impulsaban a
manifestarse en la ciudad sagrada, en la plaza
fuerte del judasmo, esa ciudadela que Cristo
debe conquistar. Era la fiesta de los
Tabernculos, que se celebra en el plenilunio de
Libra. En la ltima leccin del 1er Curso ya
hemos visto que en esa poca la fuerza crstica
alcanza la fase segundo He, o sea, el tiempo en
que el fruto que su manifestacin ha dado es
consumido y sus semillas esparcidas por todo el
universo. Ese tiempo no haba llegado an, ya
que Cristo tena que morir antes y por ello se
neg a acompaarles.
Nadie acta en secreto, le reprochan sus
hermanos para impulsarlo a manifestarse. Si la
crnica sagrada describiera hechos sociales mal
podran decir los hermanos de Jess que
estaba actuando en secreto. Haba tomado la
palabra repetidas veces en las sinagogas, haba
curado
a
numerosos
enfermos,
haba
movilizado a los samaritanos, alertados por la
mujer del pozo, haba alimentado a cinco mil
hombres y luego a cuatro mil con escasos
panes y peces, sin hablar de las bodas de Can
y de la multitud que le segua constantemente,
aparte todo un equipo de discpulos que
evangelizaban casa por casa.
Vemos pues que Juan escribe una crnica
mtica y no una crnica mundana, y si sus
hermanos le reprochan actuar en secreto, es
porque, como ya observamos al referirnos a los
captulos del Evangelio de Juan, el cronista est
narrando la penetracin crstica a travs de las
letras-fuerza del alfabeto hebraico, y el captulo
6 corresponde a los trabajos del Vav, no en las
cuatro fases que ya conocemos, sino en su
orden cronolgico, puesto que el Vav es la letra
n 6, adscrita al signo de Escorpio y a Tiphereth
en el primer ciclo sefirtico.
6.- Esos trabajos consisten, por un lado, en una
penetracin de la fuerza crstica en el interior de
los sentimientos humanos. Es el trabajo propio
de Escorpio. Por otro lado, en la conduccin de
la luz crstica a las semillas de la conciencia. Es
el trabajo propio de Tiphereth en su primer ciclo
sefirtico. Tanto lo uno como lo otro, es un
trabajo secreto.
Es decir, en el itinerario seguido por Juan en su
crnica, la fuerza crstica ha venido a impregnar
nuestra tierra y se ha creado un cerco humano

de doce discpulos (Cap. l) Ha establecido las

condiciones previas para ser escuchado,
efectuando algunos cambios internos de orden
inconsciente (Bodas de Can, expulsin de los
vendedores del templo, Cap. II) Prepara el
hombre viejo, Nicodemo, para entender la
nueva era (Cap. III) Penetra en el alma humana,
en la parte emotiva del hombre y la vuelve
sensible a su propsito (Samaritana, Cap. IV)
La penetracin de la fuerza crstica en el reino
del agua, de los sentimientos, empieza a
producir cambios en la naturaleza del hombre
(curacin del imposibilitado en la piscina) y en
sus sentimientos religiosos (enseanza sobre el
sbado y la antigua ley, Cap. V) Jess alimenta
la multitud, el alimento les penetra por dentro y
marcha sobre las aguas, les ensea a dominar
las emociones (Cap. VI)
Todo ello corresponde a la fase preparatoria y
en el presente captulo, Juan describir el
trabajo crstico en el Zain, letra que representa
la exteriorizacin de las emociones, y que
significa para el hombre, su primera aparicin
en el dominio social, ya que en la exteriorizacin
que se ha producido en la fase Ghimel, el
hombre no ha actuado conscientemente, sino
manipulado por su naturaleza divina. Por ello
este captulo se inicia con la peticin de una
exteriorizacin.
7.- O sea, que despus de haber estado
realizando trabajos internos, preparatorios, dado
que nada puede tener lugar en el exterior si
antes no ha tenido lugar en nuestra propia
naturaleza, Cristo debe enfrentarse con el
mundo exterior y con sus peligros. En este
captulo el evangelista nos describe este
enfrentamiento.
En la vida de cada hombre, la etapa Zain
constituye tambin un momento de peligro y
muchos son los que, en esta etapa, son
buscados para darles muerte, como ocurra con
Jess. En efecto, la fuerza llamada Zain, como
bien saben nuestros estudiantes de astrologa
cabalstica, es aquella que vuelca nuestros
sentimientos al exterior, buscando una
implantacin en otras tierras humanas, y es
entonces cuando se producen los rechazos,
porque a lo mejor el hombre-tierra en el que
pretendemos plantar, no quiere nuestra semilla
o ya tiene su campo ocupado. Por ello se
dice que los judos buscaban a Jess para
matarlo. Ellos tenan su tierra espiritual ocupada
por una religin y se negaban a que Jess les
plantara otra.
Sus hermanos deseaban esa exteriorizacin
porque, como los judos, tampoco crean en l,
precisa el cronista. Cmo es posible que
siendo
parte
consubstancial
de
l,
perteneciendo a la misma familia, hubiese en
ellos esa falta de fe?

137

Lo cierto es que los hermanos viven del

esplendor del hermano rey, de aquel que
constituye el tronco alrededor del cual los
dems hermanos florecen. Si este hermano rey
no se manifiesta, los dems quedan reducidos a
un papel de pobres diablos, resentidos contra
ese tronco comn gracias al cual existen.
Hemos dicho que los hermanos de Jess
representan a su propia persona, o sea, a
Tiphereth-Sol,
en
los
dems
Sfiras.
Imaginemos ahora a uno de esos hermanos,
Ams, por ejemplo, hermano de Jess en
Netzah-Venus, representando la conciencia en
medio de una actuacin perversa de esa fuerza.
El individuo dominado por las pasiones
venusianas, se librar a todos los excesos,
experimentar todos los placeres. Entonces el
pobre Amos exclamar desde una conciencia
inoperante No, eso no! Cuidado, con el placer
vendr el contrapunto de penas! Pero la
tendencia reinante le dir: Cllate, desgraciado,
que no existe nada de lo que me predicas!
Fastdiate y djame gozar! Y Ams, intil
representante de una conciencia que no ejerce,
se estar diciendo que su hermano, el brillante,
es un puro fraude y l tampoco creer en sus
poderes.
Otro tanto suceder con Marta, representante
de Jess en Marte, quien quizs vea
horrorizada cmo la tendencia dominante
asesina a diestro y siniestro, desoyendo su voz.
Natural pues que esos hermanos hundidos
pidan al hermano rey que se manifieste, porque
cuando se haga reconocer, cualquiera que sea
la tendencia que gobierne en el individuo,
respetar al hermano de Jess y ste cobrar
gloria de su parentesco con el Salvador del
Mundo.
8.- Mi tiempo no ha venido an, pero el vuestro
est siempre en activo, les responde Jess, y
es que los hermanos, formando parte
inseparable del mundo que Jess iba a
transmutar, estaban actuando en permanencia
en ese mundo, que no poda odiarles por ser
parte del mismo. Este mundo se haba
acostumbrado a ellos, acostumbrado a vivir con
una conciencia dbil, obligada a cerrar los ojos
a todas las maldades o a emitir remordimientos
de corta duracin, que hacan que el individuo
se dijera: No ha estado bien lo que hice, pero,
mira, por qu el otro se ha portado como se ha
portado? La parte de conciencia representada
por los hermanos de Jess se acomoda siempre
a las situaciones, las justifica, diciendo que son
las circunstancias, que son los otros los
culpables de la mala actuacin del individuo. Es
decir, es una conciencia vendida a la tendencia
dominante y en la vida social hemos visto
muchas veces cmo los representantes
externos de la espiritualidad estn de la parte
del tirano de turno, justificando todos sus

desmanes. Cuando la conciencia acta as, no

es Cristo quien la rige, sino uno de sus
hermanos. Ellos s podan ir a la fiesta y jugar al
juego ritual del gran perdn.
9.- Cuando sus hermanos hubieron subido a
la fiesta, l subi tambin, pero no
pblicamente, sino como en secreto. Los judos
lo buscaban durante la fiesta y decan: Dnde
est? En la multitud haba gran rumor respecto
a l. Unos decan: Es un hombre de bien
Otros decan: No, desencamina a la
muchedumbre Sin embargo, nadie hablaba
libremente de l por temor de los judos. (Juan
VII, 10-13)
Cmo debe entenderse esto de que Jess
est, no pblicamente sino como en secreto?
Los que han seguido nuestros cursos desde el
principio ya comprenden perfectamente esta
cuestin. Tratemos de explicarla para los que
no los han seguido.
Cuando Dios cre al hombre puso en l todos
los dispositivos que deban permitirle un da
recibir los servicios puestos a su disposicin por
la divinidad. Entre estos servicios figuran el
crstico, o sea, el redentor. Es como esas casas
que ahora edificamos, en las que figuran
canales de calefaccin, conductos para el gas,
instalaciones elctricas y para la antena del
televisor. Sin embargo, cuando un inquilino se
instala en uno de esos pisos, nada funciona. El
agua, el gas, la electricidad estn all como
secretamente, esperando que el inquilino se
d de alta en la compaa para recibir el
servicio.
As, en la fiesta de los judos, o sea, en la
antigua religin, Cristo ya est presente, pero
no pblicamente, sino como en secreto, para
que aquellos que estn preparados para recibir
el servicio puedan darse de alta, quedando
conectados con l inmediatamente.
Unos lo buscaban, dice la crnica y pensaban
bien de l; otros no. En la vida civil, para recibir
los servicios tenemos que darnos de alta en la
compaa, pero en la vida sagrada las cosas
ocurren de una manera distinta y a veces la
corriente crstica irrumpe en nuestros conductos
internos inesperadamente, como ocurri con
Pablo en el camino de Damasco, y entonces
vemos que Jess si estaba en la fiesta, aunque
no todos fueran capaces de apercibirlo.
10.- Unos lo buscaban para enaltecerle y otros
para darle muerte, dice la crnica sagrada. As
ocurre en el pequeo mundo de cada uno,
constituido por el marco social en que vivimos,
cuando la dinmica del Zain acta en nuestros
sentimientos sobre el prjimo y mientras unos
los reciben con simpata y los acogen en su
seno, otros los rechazan violentamente y ese
rechazo equivale a un intento de darles muerte,

138

de eliminar el impulso sentimental que emana

de nuestros corazones.
Del mismo modo a la hora del Zain, cuando esta
fuerza se encuentra activa en el universo -y en
el ciclo diario esto ocurre en las dos horas que
preceden a la puesta del Sol-, Cristo exterioriza
su personalidad redentora y mientras unos
captan esa vibracin y la introducen en su
psique, considerndola como un hombre de
bien, otros la rechazan por considerar que los
desencamina, los lanza fuera del mundo en el
que se sienten seguros. Sin embargo, ni unos ni
otros expresan libremente esta fuerza por
temor a los judos, es decir, por temor a
perder la seguridad que el mundo instituido
representa; el temor a quedarse sin trabajo, sin
amigos, sin familia, a verse perseguidos por las
instituciones y en estado de necesidad.
11.- En la mitad de la fiesta, Jess subi al
templo para ensear. Los judos se
asombraban, diciendo. Cmo conoce las
escrituras, l que no ha estudiado jams?
Jess les contest: Mi doctrina no viene de m,
sino del que me ha enviado. Si alguien quiere
hacer su voluntad conocer si mi doctrina es de
Dios o si yo hablo en mi nombre. El que habla
en su nombre busca su propia gloria, pero
cuando yo proclamo las verdades del Padre,
slo busco la gloria del que me ha enviado.
Antes de entrar en la nueva luz, no deberais
acaso seguir la luz de la que ya disponis?
Moiss os ha dado la ley y, sin embargo,
cuntos de vosotros llenan sus exigencias? En
esta ley, Moiss os dice "No matars" y a pesar
de este mandato, algunos de vosotros tratan de
matar al Hijo del Hombre
Oyendo estas palabras, la multitud se puso a
discutir y algunos decan que estaba posedo
por el demonio. Al final le preguntaron: Quin
trata de darte muerte? Y Jess respondi:
Vuestros dirigentes tratan de matarme porque
mi enseanza sobre el Reino los irrita, porque
mi evangelio libera a los hombres de las
pesadas tradiciones de la religin y de las
ceremonias convencionales que los educadores
quieren mantener a cualquier precio. Quieren
matarme porque saben bien que si vosotros
creis honestamente en mi enseanza, su
sistema de religin tradicional ser derrocado y
destruido. Se vern entonces privados de la
autoridad sobre el objeto al cual han
consagrado toda su vida, hecho que les impide
precisamente aceptar y reconocer el nuevo y
ms glorioso evangelio del Reino de Dios. Y
ahora apelo a cada uno de vosotros y os digo;
no juzguis segn las apariencias exteriores,
sino segn el verdadero espritu de mis
enseanzas: juzgad con rectitud (Juan VII, 1424)

12.- En este discurso trata Jess de un punto

muy importante que debemos tener en cuenta
nosotros que vivimos en una sociedad
organizada sobre la especializacin y la
autoridad que de esa especializacin se deriva.
Las autoridades de la religin hebraica queran
dar muerte a la luz del mundo porque haban
consagrado toda su vida al estudio de algo que
quedaba sin objeto, si el pueblo, sostenedor de
su autoridad, se decantaba por otra doctrina.
Mientras fueren los mantenedores de reglas que
tuvieron su validez, pero que ya no la tienen;
mientras fueren los promulgadores de nuevas
reglas, gozaran del prestigio, de la estima y el
respeto de sus conciudadanos, y por ello mismo
estaban obligados a defender una verdad, no
porque lo fuera, sino porque en ella se basaba
su posicin social.
Lo mismo sucedera despus con la iglesia
llamada cristiana, en la que tantas veces hemos
visto cmo los fieles eran apartados de toda
bsqueda individual de la divinidad, dicindoles
que doctores tena la iglesia para ensearles
lo que deban o no deban creer sobre las cosas
del cielo. Esa fe, que en la enseanza de Cristo
es asunto individual entre el Padre y cada uno
de los hombres, en la enseanza de las iglesias
llamadas cristianas no lo es, sino que, segn
ellas, la fe pasa por los cauces de las
instituciones, en las que ciertas autoridades,
que han estudiado la carrera eclesistica, se
auto-proclaman
ministros,
purpurados
cardenales o papas, y la administran. Esta
organizacin no solamente no es cristiana,
siendo una mera copia de la antigua religin,
sino que aparta alma de la bsqueda de la
verdad, como si esa verdad fuera algo que
pudiese ser suministrado desde el exterior,
arrinconando al creyente a la prctica de unos
ritos, que en un tiempo tuvieron su validez, pero
que deben morir cuando Cristo se instala en
nuestra carne. Entonces vemos que las
autoridades de ese mundo desueto quieren dar
muerte a la luz del mundo para no perder ellos
sus privilegios.
13.- Y esto que ocurre en el mundo religioso,
sucede an ms en la vida civil. As vemos
cmo la ciencia va levantando escuelas que
siguen
el pensamiento
de
un
sabio
determinado, las cuales se convierten en los
enemigos mortales de los pensadores
independientes que van ms all de la ciencia
establecida por el sabio que ha fundado la
escuela. A lo largo de toda la historia hemos
visto cmo un descubrimiento cientfico ha sido
combatido
encarnizadamente
por
las
autoridades sobre las que se aguanta el
edificio de la ciencia y slo la evidencia ha
acabado por rendirles, evidencia que a veces se
produce cien aos despus de haberse
realizado el descubrimiento.

139

Diremos pues que autoridad, en el dominio de la

religin, de las ciencias, de las tcnicas o en
cualquier campo que se exprese, es sinnimo
de enemigo de la luz. No, sin embargo, desde el
principio, es decir, en el periodo de formacin de
esa autoridad, el aprendizaje es valedero. Por
ello Jess les deca a los judos: Antes de
entrar en la nueva luz, seguid la luz de la cual
ya disponis, la luz de las Escrituras, la de
Moiss. Mientras esta luz no se ha agotado,
seguid los preceptos, seguid el ritual, seguid las
enseanzas de las escuelas de los sabios.
Pero, ay de vosotros si no sabis reconocer el
final de ese camino! Ay de vosotros si la
enseanza recibida se convierte en precepto o
dogma! Ya que entonces os convertiris en un
enemigo de la luz y constituiris una amenaza
para la luz del mundo.
Cmo reconocer si estamos o no al final de
esa luz que aporta la ley? No es demasiado
difcil percatarse de ello. Slo hay que ver si
cumplimos con los preceptos de la ley. Si
seguimos matando cuando la ley dice No
matars, es evidente que an nos queda
camino por delante, evidente que an estamos
en el antiguo mundo y no podemos pretender
entrar en la nueva ley.
Bueno es entrar a formar parte de una escuela;
malo es permanecer en ella cuando su ciclo de
enseanza se ha agotado y sus postulados se
han convertido en sistema.
14.- Al orlo hablar libremente, algunos de los de
Jerusalem decan Ser que de verdad las
autoridades han reconocido que es el Mesas?
Pero ste sabemos de dnde viene, en cambio
sabemos tambin que cuando venga el Mesas,
aparecer en el misterio; sabemos que el
liberador vendr con poderes para restablecer el
trono del reino de David Jess respondi:
Vosotros me conocis y sabis de dnde soy,
pero yo os digo que no he venido de m mismo,
sino que he sido enviado por el Muy Veraz, al
que vosotros no conocis; yo si le conozco,
porque procedo de l, porque l me ha enviado
para proclamroslo y revelroslo Los escribas
trataban de prenderlo pero nadie le pona las
manos porque an no haba llegado su hora
(Juan VII, 25-30)
He aqu un punto crucial con el que todo
discpulo deber enfrentarse. Cuando Cristo
aparezca en nosotros para proclamar en
nuestra naturaleza interna el Reino del Padre;
cuando se alce en nuestras vidas para situarnos
en la nueva luz, nos asaltar la duda, porque
nos conocemos. Sabemos nuestra filiacin,
nuestra procedencia, es decir, conocemos
nuestras maldades, nuestros vicios, nuestras
lacras y es natural que nos digamos que Cristo
no puede aparecer en un terreno tan perverso y
que lo rechacemos como su fuera un impostor.
Sin embargo, es en la tierra dura donde el

sembrador de la parbola empieza a derramar

sus semillas, y ser cuando seamos an esa
tierra dura cuando aparecer el mensajero del
Reino.
Es importante pues que no nos consideremos
indignos, que no cerremos la puerta de nuestra
casa por considerarla pobre y poco adecuada
para recibir en ella la visita de la fuerza
redentora que viene precisamente a sacarnos
de nuestra indignidad.
Hay otro aspecto de la cuestin no menos
interesante, y es el esperar de la visita de la
espiritualidad unos poderes internos que hagan
de nosotros el superman que ha de asombrar al
mundo. Cuando Cristo aparezca en nuestras
vidas, no nos restablecer en el trono de David,
no nos har reyes o prncipes de la sociedad
profana. Su Reino nos har libres y quiz ello
nos pese, al principio por lo menos, porque ya
no sentiremos las doradas cadenas que nos
sujetaban a nuestros placeres, a las personas a
las cosas, a las bondades del mundo material.
15.- De la multitud, muchos creyeron en l y
decan: El Mesas, cuando venga, har ms
milagros de los que este hace? Los prncipes
de los sacerdotes y los fariseos oyeron
cuchichear a la muchedumbre y enviaron
alguaciles para prenderle. Dijo entonces Jess:
An estar con vosotros por un tiempo y
despus me ir al que me ha enviado. Entonces
me buscaris y no me hallaris, porque all
donde yo voy, vosotros no podis venir Los
judos se preguntaban qu quera decir con ello.
(Juan VII, 31-36)
Cuando Jess aparezca en nuestras vidas por
la puerta de Zain, es decir, cuando penetre en
nuestro mundo emocional, muchas de nuestras
voces internas lo reconocern y ello despertar
la inquietud de las tendencias dominantes en
nosotros, que mandarn los alguaciles, los
ejecutores internos de la voluntad establecida,
para aprehender a ese enemigo de su
autoridad, a fin de acallar las voces de esa
muchedumbre de impulsos sobre lo que se
asienta el poder del yo.
Pero su hora an no haba llegado y los
alguaciles no pudieron aprisionar la fuerza
crstica, puesto que no haba alcanzado el
grado de materializacin necesario para que
algo pueda aprehenderse.
16.- Tal como hemos visto en el curso de estos
estudios, todo lo que sucede en nuestras vidas
debe pasar por un proceso de materializacin
que va de la pura espiritualidad a la extrema
cristalizacin en el mundo fsico. La institucin
del Reino anunciado por Jess sigui el mismo
proceso y comenz siendo una emanacin, un
don del Padre, para ir penetrando en la
conciencia de los hombres. En el punto en que

140

nos encontramos Cristo penetra en los

sentimientos, en el denominado mundo
cabalstico de creacin. Cuando esto ocurra en
nosotros, Cristo estar all slo por un tiempo.
Su presencia producir un gran revuelo en
nuestro mundo emocional y las voces de
nuestros sentimientos sern odas por nuestra
personalidad humana, que enviar sus agentes
para ver lo que pasa, sin que stos puedan
impedir que esa voz que viene de lo alto siga
hablando.
Despus de un tiempo, el impulso crstico se ir
del mundo de las emociones y, si no ha sido
reconocido por ellas, stas lo buscarn y no lo
encontrarn, porque estar en el mundo en el
que las emociones no pueden ir; en ese mundo
en el que la espiritualidad se instituye, se forma,
empieza a tomar cuerpo en la realidad material.
Es el mundo en el que aqul que lo ha enviado
conecta sus hilos con la materia humana para
vivificarla. Despus de estar en el Zain, Cristo
pasa al Heith, cuyo trabajo nos describir la
crnica de Juan en el captulo siguiente.
17.- En el ltimo da, el da grande de la fiesta,
se detuvo Jess y grit: Si alguno tiene sed,
venga a m y beba. El que cree en m, segn
dice la escritura, ros de agua viva manarn de
sus entraas Esto dijo del espritu, que en su
da haban de recibir los que creyeran en l,
puesto que el espritu no haba sido dado an,
porque Jess an no haba sido glorificado.
(Juan VII, 37-39)
Antes de que su actuacin en el Zain acabara,
Jess ofreci, a gritos, dice el apstol, esas
aguas vivas que manan de Hochmah y que
producen la limpieza general del cuerpo de
deseos. Esos ros de agua viva recuerdan uno
de los trabajos de Hrcules, cuando el rey
Augias le pidi que limpiara sus cuadras, en las
que durante anos se haba acumulado la
suciedad y el desorden. Con ello esperaba el
rey tener ocupado al hroe durante un ao,
mientras l segua reinando sobre aquella
suciedad. Pero Hrcules, representante del
alma humana en la tarea de limpiarse de los
sucios deseos, desvi el cauce de dos ros e
hizo que convergieran en las cuadras del rey,
las cuales, en un slo da se vieron limpias de
su suciedad. Esos ros de agua viva ofrecidos
por Jess son los mismos. Son los dos ros que
vienen de Kether y de Hochmah y que al confluir
en nuestras cuadras, es decir, en los
receptculos internos en que se alojan los
sentimientos impuros, los limpian.
18.- Es este un trabajo que todo discpulo debe
realizar en las horas regidas por la fuerza
llamada Zain, sobre todo en el ltimo momento
de esa hora, antes de que las sombras de la
noche caigan sobre nuestra alma y despierten

en ella los poderes malvolos despierten a ese

conde Drcula que chupar nuestra sangre, es
decir, que utilizar nuestra vitalidad para obras
tenebrosas.
Ya hemos dicho que en el ciclo diario, el Zain se
expresa en las dos ltimas horas de luz solar, a
partir de esas mticas cinco de la tarde en que
debe empezar en nosotros la corrida de toros
que nos libre de las bestias feroces que se
alojan en nuestro interior.
En el ciclo anual, el Zain rige el periodo en que
el Sol atraviesa el signo de Piscis, o sea, el
tiempo de cuaresma. Y, como en el ciclo
sefirtico, la fuerza Zain est administrada por
Venus-Netzah, resulta que la primera hora de
cada da regida por Venus, ser tambin una
hora-Zain, o sea, un momento apropiado para
conectar los ros de agua viva con nuestras
cuadras internas. En el ciclo semanal, el da
ms apropiado para este trabajo ser el viernes
y, ms an, en la primera hora de Venus, que
es precisamente la que se inicia con el
amanecer. Decimos la primera hora de Venus,
ya que este planeta-Sfira administra las
fuerzas Zain (7), Ayn (16) y Noun final (25), de
modo que en su primera hora pondr en
movimiento el Zain, en su segunda hora el Ayn
y en su tercera el Noun final. Estos ciclos son
generales y vlidos para todos, pero en el
horscopo lunar de cada uno aparece indicado
el momento del trabajo individual. Los que
siguen nuestros estudios astrolgicos ya saben
cul es ese momento.
19.- Concretando este punto, diremos en lo
referente a nuestros sentimientos, que a lo largo
de la vida vamos plantando las semillas, que
stas germinan en nuestro interior y luego se
derraman al exterior, surgiendo de nosotros
como una planta que cambia el paisaje en el
que emerge. En el ciclo diario, estos trabajos se
desarrollan desde el medioda hasta la puesta
del Sol. En el ciclo anual, se desarrollan en los
meses de julio, noviembre y marzo,
exactamente, cuando el Sol transita por los
signos de Cncer (plantacin de semillas),
Escorpio (germinacin en el interior) y Piscis
(exteriorizacin de los sentimientos)
Esta funcin se realiza automticamente, como
cualquier otra funcin orgnica. Lo que no es
automtico es la penetracin de la fuerza
crstica en nuestra naturaleza sentimental. Esta
penetracin es un don del Padre, una
revelacin, con lo cual no debemos entender
que se trata de un gesto gratuito de la divinidad,
dado caprichosamente a ste o aqul, puesto
que el atributo del Padre se llama voluntad, y
don del Padre equivale a don de la voluntad. O
sea, es nuestra voluntad creadora la que ha de
producir en nuestros sentimientos la revelacin
de Cristo.

141

En el Evangelio de Juan esta revelacin nos es

descrita en la historia de la Samaritana, cuando
el alma humana encuentra a Cristo yendo a
buscar las aguas del pozo, es decir, yendo a
aprovisionarse de sentimientos. Si somos esa
Samaritana en busca de aguas profundas, si
encontramos a Cristo en ese estadio, estar
tambin en nosotros en las etapas siguientes
del ciclo sentimental y en el momento de volcar
nuestros sentimientos al exterior, Cristo estar
con ellos, vivificando nuestras aguas y pudiendo
realizar actos de amor.
20.- Si no hemos vivido el episodio de la
Samaritana, la fuerza crstica puede penetramos
despus, en cualquier momento, limpiando a la
manera de Hrcules nuestra naturaleza
emotiva. Puede hacerlo hasta el ltimo da
del ciclo sentimental. Por ello Jess gritaba a los
que tenan sed, puesto que despus de ese
ltimo da, que es el de la exteriorizacin de
los sentimientos, el da-Zain, la fuerza crstica
se va a trabajar en otros dominios y ya no
estar ah para regenerar nuestra personalidad
emotiva.
Las fuerzas csmicas tienen sus horas de
oficina, igual que sucede aqu en la Tierra. No
es que por momentos acten y en otros
momentos se crucen de brazos, siempre estn
actuando, pero en escenarios distintos. Tras ese
ltimo da de la fiesta, Cristo se march del
Zain para trabajar en el Heith, en otro terreno, y
el que no lo aprovechara para beber en l, ya no
podra hacerlo hasta que su fuerza redentora
volviera a estar en los escenarios sentimentales.
21.- Entre la muchedumbre, algunos lo
glorificaron, pero otros no. Entre los
convencidos figuraban los alguaciles enviados
para prenderle, los cuales retornaron a sus
amos dicindoles: Jams hombre alguno habl
como ste (Juan VII, 40-49)
Vemos as que, estando como en secreto,
Cristo entraba secretamente en las fuerzas

ejecutivas de los prncipes de la antigua ley.

Entraba por la puerta del servicio de sus
estructuras, lo cual deja suponer que los
prncipes un da tambin cedern ante la verdad
de sus enseanzas.
Ya hemos visto que la exteriorizacin de los
sentimientos produce a menudo disturbios y
crea enemistades, pero cuando los sentimientos
contienen esos ros de agua viva, los enemigos
se van por donde han venido, porque han
cambiado, ya no son enemigos, y dejan de
cumplir las rdenes de sus jefes. Esa vuelta de
los alguaciles con las manos vacas es la seal
de que en nuestra vida profana, cuando
hayamos bebido las aguas de Cristo, tambin
nuestros enemigos desaparecern y se
convertirn en amigos.
22.- Termina el captulo con la intervencin de
Nicodemo, el hombre que visitara a Jess
abogando en su favor. Los fariseos replican:
Investiga y vers que de Galilea no ha salido
jams profeta alguno Dicho lo cual cada uno
se fue a su casa. (Juan VII, 50-53)
Esa Galilea de la que aqu se habla, es el pas
de los sentimientos, en el cual, en efecto, no
hay profetas. En efecto, el reino de los
sentimientos es voluble. En su trono se sientan
seores que abrigan propsitos muy distintos.
Es imposible prever lo que pasar cuando el
hombre vive dominado por sus sentimientos y
de ah que nadie pueda profetizar lo que va a
ocurrir.
Slo cuando los ros de agua viva han manado
en las entraas del hombre nuevo, se produce
en los sentimientos una estabilidad, porque
pasan a ser gobernados por la conciencia, en la
que figuran escritas las leyes eternas y ello da
lugar a un comportamiento coherente,
previsible, sobre el que se puede profetizar.
Al no haber penetrado la fuerza crstica en el
corazn de esos prncipes, no podan saber
ellos que de ese pas de los sentimientos s
puede salir un profeta. Cada uno se fue a su
casa, es decir, a sus respectivas posiciones.

Preguntas siguientes:
1.- Di lo que has comprendido sobre los siete hermanos de Jess.
2.- Cul es el motivo de que los hermanos de Jess no crean en l?
3.- Por qu las autoridades del antiguo mundo quieren dar muerte al representante del nuevo saber?
4.- Qu es lo que nos permite reconocer si estamos en la antigua luz o si hemos entrado en la nueva
luz del mundo?
5-. Di lo que has comprendido sobre la penetracin de la fuerza crstica en nuestra personalidad
sentimental.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 17
142

1.- Qu os parece?, dice Jess a sus

apstoles, si uno tiene cien ovejas y se le
extrava una, no dejar en el monte las
noventa y nueve y se ir en busca de la
extraviada? Y si logra hallarla, no es cierto que
se alegrar por ella ms que por las noventa y
nueve que no se haban extraviado? De igual
modo la voluntad de vuestro Padre que est en
los cielos es que no se pierda ni uno solo de
estos pequeuelos (Mateo XVIII, 12-14) En
vuestra religin, aade Jess, Dios puede
recibir a los pecadores arrepentidos; en el
evangelio del Reino, el Padre acude en su
bsqueda antes incluso de que hayan pensado
en arrepentirse
Ya dijo Jess en su Sermn de la Montaa que
anchos eran los caminos que conducan al
mundo de perdicin. Aqu nos revela que existe
en el mundo de arriba un servicio de bsqueda
para reconducir a los extraviados y que, cuando
una oveja perdida es hallada, no se la recibe
con reproches y castigos, sino con alegra.
Decamos al hablar del mundo de perdicin
(leccin 6), que el creador de nuestro universo
gener a toda una oleada de vida para que
explorara un espacio sideral que an se
encontraba vaco. En nuestra sociedad, cuando
enviamos un explorador a una cueva
subterrnea, o a un fondo marino, o a cualquier
lugar peligroso, lo dotamos de todos los
dispositivos de seguridad de que disponemos
para preservar su vida y el buen resultado de su
misin. Con esto no hacemos ms que
inspirarnos en la organizacin del mundo de
arriba, en el cual existen aparatos de control
mucho ms eficaces que los nuestros. Cuando
un buzo que explora el fondo del mar quiere que
sus compaeros de arriba lo suban, tira de la
cuerda y, a su seal, los que estn en el barco
lo izan. Lo mismo ocurre con el que explora un
abismo. O simplemente pide ayuda por el
micrfono.
2.- En la religin de Jehov (Binah), tambin es
preciso tirar de la cuerda para que el equipo de
arriba inicie la maniobra de recuperacin del
que explora el abismo; es decir, es preciso que
el cado manifieste su voluntad de retorno a la
superficie. En el Reino del Padre no se aguarda
a que la cada se produzca: el Padre acude a
buscar a los suyos. Pero, puede haber
extraviados en el Reino del Padre? Cuando se
vive plenamente en l, es evidente que no: la
luz viva de ese Reino impide todo extravo. Pero
el alma humana es compleja y raras veces el
trnsito de un mundo a otro se efecta de una
forma integral y definitiva.
Cuando omos la llamada del Reino, una parte
de nosotros va hacia l, pero nos dejamos
siempre equipaje en el viejo mundo, por si van

mal las cosas del otro lado. En el momento del

trnsito, nos parece que atar las cosas aqu y
all sera lo ideal, y entonces ocurre que,
teniendo ya un pie en el otro Reino, seguimos
an bajando al abismo para cobrar los intereses
que en l hemos dejado. Es entonces cuando,
si tardamos mucho en volver, an sin tirar de la
cuerda, los servicios de arriba vienen a
rescatarnos.
Ya vimos anteriormente que en el Reino del
Padre todo funciona al revs, y que all toda la
organizacin est a nuestro servicio, mientras
que aqu somos nosotros los sometidos a la
organizacin csmica.
Esa bsqueda de la oveja perdida se efecta
todas las maanas, a partir de la salida del sol.
3.- En las dos primeras horas de luz solar, el
Padre enva a sus ngeles serafines para que
busquen a los ciudadanos del Reino extraviados
y los conduzcan a la Ciudad Sagrada. El trabajo
de los serafines no consiste, como comprender
el estudiante, en cargarlos sobre sus hombros y
llevarlos volando a un lugar al que no desean ir.
El arma de los serafines es la Voluntad y lo que
ofrecen al extraviado es una voluntad de
retorno, que ha de permitirle poner proa hacia el
Reino que abandonara sin que supiera
encontrar el camino de regreso.
La Voluntad fue la primera fuerza desplegada
por la Divinidad al crear el mundo y, por
consiguiente, es la primera fuerza que entra en
accin al principio de todo cuanto hacemos en
el mundo. Al principiar un da, la Voluntad divina
despliega sus alas, materializada en esa
categora de ngeles que conocemos con el
nombre de serafines y ellos son los que
aprovisionan los depsitos que han quedado
vacos en los hombres.
La accin de los serafines es particularmente
intensa para aquellos que se han elevado ya y
han odo la llamada de la espiritualidad, pero
que han vuelto al mundo profano para apurar en
l las ltimas dichas. En las dos primeras horas
del amanecer, esos ngeles serafines
establecen alrededor de ellos un casco mgico
para que la oveja extraviada pueda impregnarse
de esa voluntad de retorno.
4.- Por ello es tan importante para el aspirante a
la vida espiritual estar despierto y en situacin
activa a la salida del sol. Entendemos por
situacin activa, no que se entregue a los
trabajos profanos, sino que su mente se abra a
la penetracin trascendente. Esa penetracin se
efectuar dejando la mente en blanco, con el
cuerpo relajado, en actitud receptiva. Tras
permanecer un tiempo en tal actitud sentado en
una silla o sentado en el suelo sobre una manta,
el tronco en posicin vertical y no acostado, el

143

aspirante imaginar que su mente es el

receptculo de una fuente y que sobre ella caen
las esencias divinas, llenndolo totalmente; o
puede imaginar que su cuerpo es un campo en
el que los serafines plantan las semillas del
Reino. Luego, en una tercera fase proyectar su
pensamiento hacia algo que no comprende y
que desea saber. Despus de haber formulado
la pregunta en trminos concretos, volver a
una actitud mental pasiva, esperando la
respuesta. Esa respuesta, puede que aparezca
claramente en el curso de la meditacin, pero,
por lo general, vendr en el espacio de los tres
das siguientes. Si esos ejercicios se realizan a
diario, la voluntad de permanencia en el Reino
se fortalecer, y a lo largo de la jornada el
discpulo ya no se sentir llamado a realizar
actos en contra de su propia conciencia.
Es importante sealar que ese ejercicio de dejar
la mente en blanco y abandonarse a la
espiritualidad activa en el ambiente, es
beneficioso en las dos primeras horas de luz
solar, pero no a partir del medioda y, sobre
todo, no debe realizarse jams despus de la
puesta del sol, ya que entonces son los espritus
tenebrosos los que imperan y si dejamos
nuestra casa-cuerpo abandonada, penetrarn
en ella los ladrones que nos robarn nuestras
facultades psquicas y las irn utilizando
progresivamente para vivir ellos y no nosotros.
5.- En las dos horas siguientes, siempre a partir
de la hora de salida del sol, los serafines se
retiran y dejan el espacio libre a los ngeles
querubines, los cuales aparecen con la misin
de bajar ms a fondo en el abismo, con el
mismo objetivo de volver las ovejas extraviadas
a las filas del Pueblo de Dios.
Los ngeles serafines actan en las primeras
rampas de la montaa, es decir, las que estn
ms arriba. Los ngeles querubines actan en
la zona media, para prestar servicio a los que
han bajado algo ms en el pozo y requieren un
mayor apoyo que el representado por una
infusin de Voluntad.
El arma de los querubines es el Amor, y ese
Amor les da el poder de generar circunstancias
que han de permitir a los extraviados reconocer
el camino. Esas circunstancias no tienen
necesariamente que aparecer en la vida fsica
de la persona en el espacio de esas dos horas
de mandato querubinstico; ya que en esas
horas son generadas y su gestacin puede ser
ms o menos larga, segn las exigencias de la
organizacin material y segn la clase de
entidades espirituales que deban participar en
su elaboracin.
Podramos decir que los ngeles querubines
escriben el guin de la circunstancia que ha de
permitir al extraviado reconocer el camino de
retorno, y los operarios divinos adecuados lo
convierten en hechos concretos. Cada

circunstancia estar adaptada a la personalidad

del extraviado que el Padre ha mandado
buscar, de forma que, cuando aparezca en su
vida, el interesado sea capaz de comprender
que aquello es una llamada de retorno a ese
Reino en el que un da pusiera un pie. Viendo
en su circunstancia la Obra de Dios, el hombre
objeto de ese servicio desandar lo andado en
direccin al abismo y se pondr en las rampas
de la montaa donde los ngeles serafines
actan. Las dos horas intermedias entre el
amanecer y el medioda son esencialmente las
horas del Amor y nuestro trabajo humano debe
consistir en vivir plenamente ese Amor que crea
las circunstancias salvadoras.
6.- En las dos horas siguientes, las que
terminan con el medioda, el Padre enva a sus
ngeles tronos, los cuales descendern hasta el
fondo del abismo para recuperar las ovejas
perdidas que han bajado hasta las sombras del
valle. Para stos, de nada servira la Voluntad,
porque no se encuentran en condiciones de
aprehenderla, y en su vida tampoco cabe la
circunstancia salvadora. Es preciso hacer por
ellos algo ms, movilizar ms amplios recursos
csmicos.
Los ngeles tronos, aquellos de entre sus coros
que trabajan en los senderos de retorno,
poseen un arma que se llama inteligencia
activa, cuyo resultado es el Conocimiento. Es
un arma compuesta por una parte de Voluntad,
otra de Amor y una tercera que se conoce con
el nombre de Sacrificio. Esos tres ingredientes
dan a los tronos el poder de tratar los casos
ms difciles, siempre que sus clientes sean
hombres que hayan vuelto al abismo llamados
por ciertas tendencias activas en ellos y que no
haban conseguido superar.
Los ngeles tronos disponen igualmente de
coros especializados en el tratamiento de
aquellos que no han subido nunca a la Montaa
del Conocimiento, y que necesitan otro tipo de
lenguaje para despertar en ellos la inquietud por
lo espiritual, a fin de que puedan un da
descubrir el Reino.
Los tronos infunden pues Conocimiento a los
extraviados del abismo. Y ser a travs del
conocimiento de las leyes csmicas como
descubrirn la mecnica del comportamiento
que ha de llevarlos de nuevo al Pueblo del
Padre; es decir, su Conocimiento los llevar al
descubrimiento de la Moral.
Hablamos aqu de dos horas de actividad para
cada grupo anglico, pero ese tiempo es ms
largo o ms corto segn la pocas del ao. Para
saber exactamente el tiempo de actividad de
cada grupo anglico, es preciso dividir las horas
que van desde la salida del sol hasta el
medioda solar por tres. El resultado ser el
tiempo exacto de actividad de cada grupo. Esas
dos ltimas horas que desembocan en el

144

medioda deberan ser para todos, tiempo de

estudiar y comprender. La maana debera
dedicarse a los trabajos de la personalidad
sagrada, y la tarde a los profanos. As el mundo
encontrara su equilibrio.
7.- Si tu hermano peca, ve y reprndelo a solas
entre t y l. Si te escucha, te has ganado a tu
hermano. Si no te escucha, toma contigo una o
dos personas, a fin de arreglarlo todo entre dos
o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dilo a
la Iglesia, y si se niega a escuchar a la Iglesia,
que sea para ti como un pagano y un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atareis en la
tierra ser atado en el cielo y todo lo que
desatareis en la tierra ser desatado en el cielo.
Os digo an que si dos de vosotros se
conciertan en la tierra para pedir una cosa
cualquiera, les ser concedido por mi Padre,
que est en los cielos. Ya que all donde dos o
tres estn reunidos en mi nombre, yo me
encuentro entre ellos (Mateo XVIII, 15-20)
En este punto de la enseanza, Jess nos dice
cmo debemos proceder con aquellos de
nuestros hermanos que cometen errores. Si el
Padre manda a sus ngeles para que busquen
a las ovejas extraviadas, es evidente que
nosotros, a imagen y semejanza suya, tambin
debemos bajar a buscarlas. Sin embargo, ya
hemos visto en otro punto de la enseanza, que
no podemos ser jueces, de modo que no
debemos ir a nuestros hermanos a ttulo de
depositarios de la verdad o de conocedores de
las reglas del juego. El texto dice ve y
reprndelo, pero la letra aqu interpreta mal el
pensamiento de Jess y debemos entender el
exhorto como ve y hblale
Hablar, razonar, he aqu la clave para evitar
muchos errores. Cada vez se habla menos, se
razona menos. La organizacin de la vida no
nos permite hacerlo, porque cuando no estamos
trabajando en asuntos de poca monta, estamos
o escuchando sonidos, como se dice ahora,
del transistor o viendo la televisin.
8.- Hablando fraternalmente con las personas,
la pasin se disuelve y aparece la razn. En
nuestros estudios, al hacer la distincin entre el
amigo y el hermano, dijimos que amigo es aquel
que ve las cosas como nosotros las vemos, que
interioriza una misma visin del mundo, funcin
especfica de Acuario, signo que rige la
Amistad, mientras que el hermano es aquel que
comparte con nosotros el combate espiritual, el
que participa en la lucha para que el mundo sea
como nosotros somos por dentro, funcin
encomendada a Gminis. Si el amigo es nuestro
aliado, el hermano es nuestro cmplice. As
pues, la actitud fraternal es la de total
solidaridad con la persona con la cual
hablamos, no una solidaridad meramente

discursiva, expresada en palabras, sino una

solidaridad profunda, capaz de ser percibida por
el hermano sin necesidad de manifestarla
formalmente.
Es con esta predisposicin interna como
debemos acudir al hermano y hablar con l de
su problema. Si lo hacemos en esa actitud, las
emociones internas, generadoras de aquel
problema, desaparecern, y la razn ir
afirmando sus leyes; es decir, el Ego podr
manifestarse en su vehculo fsico y el hermano
encontrar el camino que ha de permitirle salir
de su tribulacin.
Las mejores horas para ir al encuentro del
hermano son las que van de la puesta del Sol a
medianoche. Ya vimos en la leccin anterior
que, en el ciclo diario, los signos de agua rigen
las horas que van del medioda a la puesta del
Sol. En esas horas los sentimientos se
encuentran en su plaza fuerte y no es un buen
momento para intentar desalojarlos. A partir de
la puesta del Sol, los signos de aire entran en
funciones y resulta ms fcil combatir los
estados emotivos y los problemas generados
por ellos. Si el padre acude todas las maanas
en busca de las ovejas extraviadas, nosotros,
que nos encontramos al otro extremo de la
polaridad divina, debemos efectuar esos
trabajos en el momento contrario del da, o sea,
cuando se pone el Sol.
9.- Si el hermano no nos escucha, es decir, si
su estado emotivo no cede en una conversacin
fraternal, debernos procurar hacerle comparecer
ante una o dos personas que testimonien en el
mismo sentido en que nosotros lo hemos hecho.
Se trata siempre de hermanos, de personas
pertenecientes a la misma fraternidad.
El contacto individual con el hermano por ser el
primero, corresponde a la actuacin de los
serafines en la bsqueda de la oveja perdida y,
por consiguiente, la fuerza que se activa en el
hermano, en esa entrevista personal, es la
voluntad del retorno al reino. Si el hermano se
encuentra a niveles ms bajos, ser preciso
movilizar la fuerza llamada amor, y para ello
ser necesario ser por lo menos dos, puesto
que se es el nmero de Hochmah. Ya vimos
en una leccin anterior que Jess envi sus
discpulos a evangelizar de dos en dos y dijimos
que ste era el nmero del amor. Si los testigos
llamados son uno, nosotros intervendremos
positivamente en el debate del problema. Si son
dos, asistiremos pasivamente, sin intervenir, a
fin de que el amor pueda manifestarse a travs
del eje formado por los dos testigos. Los dos
hermanos tomaran la palabra alternativamente,
despus de haber escuchado al hermano cado
en el error.

145

10.- Si el hermano se niega a escuchar a los

dos o tres testigos reunidos en torno a l, su
problema ser tratado en una sesin de la
Ecclesia, a la que se le invitar a comparecer.
En esa sesin no se trata de levantar un acta
acusatoria contra fulano de tal, sino de tratar el
problema en su aspecto filosfico. El orador
preparar un discurso en el que la problemtica
del hermano sea estudiada desde todas las
perspectivas posibles, recogiendo la generacin
del mal, su desarrollo y expansin, la
teraputica apropiada para extirparlo, de
acuerdo con los conocimientos impartidos por la
enseanza. Ya sabemos que muchas veces el
mal, cuando aparece en la vida del discpulo, se
disfraza con ropajes sublimes y muy a menudo
hemos visto cmo el espiritualista que
experimenta el deseo de unirse carnalmente
con una hermana, lo disfraza diciendo que van a
sacrificarse para llevar al mundo el alma de
un iniciado. Esto no es ms que un ejemplo
entre muchsimos en que la mona del mal se
viste de seda, por as decirlo.
Nuestra Ecclesia ha de organizar de vez en
cuando sesiones destinadas a las ovejas
perdidas, en las que esos problemas puedan
ser abordados para que entienda quien tenga
odos para entender Lo ideal sera que el
hermano extraviado acudiera a la fraternidad en
busca de ayuda, pero si as lo hace, ello
significa que se da cuenta de su error y
entonces no ser necesario llamar a la
asamblea para que vuelva al reino. Son los que
no se dan cuenta de que han cometido errores
los que necesitan ver tratados sus problemas de
manera annima. En todo caso, todas esas
entrevistas y debates deben tener un carcter
fraternal y no un tono de reproche.
11.- El hermano que no escuchare la voz de la
Ecclesia debe ser considerado como un
pagano, nos dice Jess, es decir, debe ser
apartado de la fraternidad. En realidad, no es la
montaa la que sube cuando una oveja se
pierde en el abismo, sino ella la que baja. Los
paganos y publicanos eran los que no se
acercaban a Jess en sus continuos viajes por
las tierras santas. No debemos pues ser
nosotros quienes nos apartemos de l, sino que
ser l quien dejar de asistir a nuestras
reuniones porque tendr asuntos profanos ms
importantes que resolver, y as perder los
cargos que dentro de la Ecclesia pudiera tener.
Al desatarse en la tierra de la fraternidad en que
se encuentra ubicado, se desatar el lazo
formado en el cielo.
Finalmente, en este punto dice Jess que all
donde dos discpulos se conciertan en la tierra
para pedir cualquier cosa al Padre les ser
concedida. Esos dos, en nuestra organizacin
interna son el corazn y el cerebro.

Ya hemos visto que el corazn es la sede de la

conciencia por su Polaridad negativa, y el
cuartel general de la voluntad por su vertiente
Positiva. Cuando esa voluntad es la de arriba y
no la de los mltiples seores que mueven las
tendencias que al azar de los das nos animan,
esto significar que hemos desplazado de
nuestra naturaleza interna a los luciferianos que
han construido nuestro cerebro y que el Padre
ha tomado el control del vehculo. Entonces lo
que corazn y cerebro unidos pidan se
cristalizar en la realidad material, tan pronto
como haya transcurrido el tiempo necesario
para que esta cristalizacin se realice.
El tercer reunido es el representante de los
sentidos, que al unirse al cerebro y al corazn,
descubrir las realidades internas y dar lugar
al nacimiento crstico.
12.- Entonces Pedro se acerc a l y le dijo:
Seor, cuntas veces he de perdonar a mi
hermano cuando peque contra m? He de
perdonarlo hasta siete veces? Jess le dijo:
Yo no te digo hasta siete veces, sino hasta
setenta veces siete.
Es por ello que el Reino de los cielos es
semejante a un rey que quiso un da pasar
cuentas con sus servidores, Cuando se puso a
contar, llevaron ante l a uno que le deba diez
mil talentos. Como no tena con qu pagarlos, el
rey orden que fuera vendido l, su mujer, sus
hijos y todo lo que posea para pagar con ello su
deuda. El servidor, arrojndose al suelo, se
prostern ante l y le dijo: Seor, ten paciencia
conmigo y te lo pagar todo. Conmovido, el rey
dej que su servidor se fuera y le perdon la
deuda. Cuando hubo salido, este servidor
encontr a uno de sus compaeros que le deba
cien talentos y, tomndolo por el cuello lo
estrangulaba diciendo: Pgame lo que me
debes. Su compaero, arrojndose al suelo, le
suplic diciendo: Ten paciencia conmigo y te
pagar. Pero el otro no quiso y fue a meterlo en
la crcel hasta que le hubiese pagado lo que le
deba. Sus compaeros, habiendo visto lo que
haba ocurrido, se entristecieron y fueron a
contrselo a su dueo. Entonces el rey hizo
llamar a su servidor y le dijo: Servidor malvado,
yo te perdon tu deuda por entero porque me
suplicaste, no debiste tener piedad de tu
compaero como yo la tuve de ti? Y el rey,
irritado, lo entreg a los verdugos hasta que
hubo pagado lo que le deba. Es as como mi
padre celeste os tratar si dada uno de vosotros
no perdona a su hermano de todo corazn
13.- Este discurso sobre el perdn es fcil de
entender exteriormente, pero no tan fcil de
aprehenderlo, de interiorizarlo, porque si los
hombres lo pusieran en prctica encontraramos

146

menos personas en las crceles, privados de

libertad de accin.
La organizacin divina, como hemos dicho
tantas veces en el curso de estos estudios, no
es algo que funcione solamente en el exterior,
sino una dinmica que se encuentra en el
interior de todas las criaturas, de modo que ese
rey magnnimo y despus riguroso, y ese
servidor que crey poder obtener el perdn para
s y ser vindicativo con los dems, son fuerzas
que funcionan dentro de nosotros mismos y, por
lo tanto, el castigo a que se refiere esta
parbola, no viene de una fuerza exterior, sino
que se genera en nuestra propia naturaleza
interna. Somos nosotros mismos quienes nos
auto-castigamos cuando una de nuestras
tendencias internas ha actuado perversamente.
Pero no en todos los hombres se encuentra
activada la fuerza llamada rey, que representa
en nuestra vida anmica el Ego.
En el actual estado evolutivo, no es el rey quien
nos gobierna en lo alto de nuestra mente, sino
el usurpador, el tirano, y ste cierra los ojos
cuando en un compartimiento determinado de
nuestra existencia el servidor que mueve los
hilos se comporta con crueldad respecto a sus
compaeros. Mientras el usurpador est en el
trono, las injusticias que cometemos pasan a la
cuenta de nuestro destino y, de momento, no
tenemos que pagar por ellas. Pero cuando el
autntico rey recupera su trono, es decir,
cuando el Ego consigue hacerse obedecer por
su vehculo mortal, entonces las injusticias no
son toleradas y las tendencias que en un
momento dado han ejercido una parcela de
poder, si se han mostrado crueles o injustas,
son entregadas al verdugo.
14.- El reino de nuestra vida pasa por tres fases
muy peculiares. La primera podra ser
denominada ciudad sin ley, en la cual las
distintas tendencias de nuestra psique
gobiernan por rotacin y cada una se comporta
segn su peculiar modo de sentir, sin respetar
cdigo alguno. En ese periodo, son los ngeles
del destino quienes llevan la contabilidad de
nuestros actos, y nos suministran, en sucesivas
vidas, su justo contrapeso.
La segunda fase es la del sometimiento a la ley,
en la que un rey magnnimo y riguroso a la vez
va ajustando las cuentas a las tendencias
indmitas. Es la fase de la que Jess hablaba
con Pedro, y en ella, si nuestro comportamiento
es clemente, la bondad divina desciende por el
costado derecho del Padre, y nuestros errores
nos son perdonados. Pero si actuamos con
crueldad, el rigor desciende por su costado
izquierdo y nos es aplicado el justo castigo.
Este ajuste de cuentas siempre es interno. Es el
Dios que est en nosotros el que decreta la
gracia o el rigor, y entonces las cosas nos salen
bien o nos salen mal. Muchos fracasos,

accidentes, enfermedades, sinsabores, son

debidos a una voluntad de auto castigo que
procede de las instancias ms elevadas de
nuestra psique.
La tercera fase es la que corresponde al reino
anunciado por Jess. La bondad se ha
establecido en nuestra naturaleza interna y ya
no hay castigo. Los errores que an podamos
cometer, son perdonados. Por ello cuando
vivimos an en la segunda fase de esa
dinmica, nos conviene perdonar al hermano,
no siete veces, sino setenta veces siete, ya que,
hacindolo de este modo, estaremos suscitando
las fuerzas activas en el costado derecho de la
divinidad y caer sobre nosotros la bondad que
nos abrir todas las puertas y muy en especial
la que conduce al reino anunciado por Cristo.
15.- Cambiando de terreno, pasando de Galilea
a Judea, se acercaron a Jess los fariseos y,
para probarlo, le preguntaron si le estaba
permitido al hombre repudiar a su mujer. l
respondi: No habis ledo que el Creador,
cuando hizo al hombre y a la mujer, dijo: El
hombre dejar a su padre y a su madre para
unirse a su mujer y ambos se convertirn en
una sola carne? As ya no son dos, sino una
sola carne. Que el hombre no separe lo que
Dios ha unido Por qu pues, le dijeron,
Moiss ha prescrito que se le d a la mujer una
carta de divorcio y se la repudie? l respondi:
Fue a causa de la dureza de vuestros
corazones por lo que Moiss os permiti
repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no
era as
Cuando estuvieron solos, los discpulos le
preguntaron sobre este punto y el Maestro les
dijo: El que repudia a su mujer y se casa con
otra, comete adulterio y si una mujer deja a su
marido y se casa con otro, comete adulterio a
su vez (Mateo XIX, 1-12; Marcos X, 1-12)
Ante la peticin de los fariseos, Jess toca un
punto que ya haba tocado en el Sermn de la
Montaa y remitimos al estudiante al punto 18
de la leccin 4. En la crnica de Mateo, Jess
dice: El que repudia a su mujer, salvo por
infidelidad, y se casa con otra, comete
adulterio En la crnica de Marcos no figura esa
disculpa de la infidelidad.
Observemos de nuevo que Jess, en su
apostolado, revelaba por una parte una forma
de vivir para el hombre cuando hubiese
penetrado en el reino y, por otra parte, estaba
dando normas de conducta a una sociedad que
an no haba accedido a l. Si para ese hombre
que se encuentra en camino, la infidelidad del
cnyuge puede ser un motivo valedero de
repudio, para el hombre que vive en el reino del
amor no ha de ser lo mismo, ya que el rechazo
del otro significa que despus de haber
restablecido la unidad, esa unidad se rompe, no

147

ha podido ser soportada por el individuo y se ve

obligado a dar un paso atrs.
16.- La institucin del matrimonio arranca del
da en que Eva fue creada. El primer Adam que
la divinidad form era hermafrodita, hombre y
mujer a la vez. Fue as, porque as era el primer
aspecto de la divinidad, llamado Padre y
conocido cabalsticamente con el nombre de
Kether. Dios es uno, antes de multiplicar sus
fuerzas en rostros distintos, y por ello las cosas
cuando se inician, tambin poseen esta unidad
potencial.
Luego, en el despliegue creativo. Dios se
convierte en un eje, con un polo positivo y otro
negativo. Ello da lugar a la divisin y a la
multiplicacin de las especies. Y de ah que el
hombre, siguiendo esa dinmica, se convirtiera
tambin en macho y hembra. A partir de este
momento, la verdad apareci en una cosa y en
su contraria, y el trabajo humano consista en
conciliar ambas verdades aparentemente
desconexas.
La verdad llamada hombre deba completarse
con la verdad llamada mujer y, hacindolo as,
la creacin se multiplicaba y la obra divina
prosegua su curso. O sea, que las dos carnes
deban unirse para que cada parte incompleta
reencontrara la unidad. Cada vez que un
hombre y una mujer deciden unir sus vidas, la
unidad divina resurge y puede decirse en cierto
modo que crean a Dios, o sea, retornan a su
seno. En cambio, cada vez que una pareja
decide separarse, cualquiera que sea el
pretexto, realizan el camino a la inversa y
vuelven al comienzo de la involucin. Como sea
que las dificultades del hombre aumentan a
medida que se separa de Dios, ese retorno a
la involucin, o sea, la escisin matrimonial,
produce en la persona que se separa un
aumento considerable de sus dificultades en
todos los terrenos.
Un gesto determinado no es nunca la expresin
aislada de una parte del ser humano, sino el
sntoma de una realidad mucho ms vasta, y
una ruptura de la unidad matrimonial implica
una ruptura a todos los niveles con el universo
que nos rodea, y, ante todo, una ruptura en
nuestro mundo interno, de manera que las
mltiples tendencias se manifestarn en
nosotros contradictoriamente y lo que estemos
edificando en un da, lo destruiremos en el
siguiente. Nuestra vida se convertir en una
grandiosa incoherencia y constantemente
tendremos que volver a empezar.
17.- El matrimonio no es una institucin
definitiva, sino un estado por el que el hombre
debe pasar en su itinerario evolutivo. Los
hombres entregados a la espiritualidad deben
permanecer clibes para que sus cerebros

dispongan de abundantes fluidos y puedan

penetrar en el misterio de los mundos de arriba.
El matrimonio es necesario, por otra parte,
mientras el alma individual necesite un
complemento que le aporte lo que le falta. A lo
largo de la evolucin, hemos aparecido
alternativamente en la tierra bajo sexo
masculino y femenino y, por consiguiente,
hemos ido enriqueciendo nuestra alma con
experiencias procedentes de las vivencias en
uno y otro sexo. Si el protagonismo masculino
ha sido superior al femenino, o viceversa,
necesitamos un alma de sexo contrario que
establezca el equilibrio, sin el cual no es posible
la unidad, que es la perfecta igualdad entre dos
polos contrarios.
Pero cuando en nuestras mltiples vidas
hayamos desarrollado por igual las dos almas,
la masculina y la femenina, entonces cualquiera
que sea la expresin material de nuestro
cuerpo,
habremos
conquistado
el
hermafroditismo
espiritual
y
ya
no
necesitaremos la aportacin del otro, porque
en nosotros estar el hombre y la mujer. Este
equilibrio entre las dos almas se percibe en un
horscopo, cuando el Sol y la Luna se
encuentran en conjuncin, o sea, cuando una
criatura nace poco antes de la nueva Luna,
porque entonces la Luna, principio femenino,
avanza hacia el Sol, principio masculino, para
fundirse en l, mientras que despus de la
nueva Luna, sta empieza a separarse. Los
astrlogos auguran dificultades en los nacidos
bajo esta conjuncin, en lo referente a encontrar
pareja. Por lo que acabamos de decir vemos
que esa dificultad reside en el hecho de que,
sintiendo en su interior con mucha fuerza la
presencia de su otra alma, no necesitan
buscarla en el exterior.
18.- Los nacidos bajo esa configuracin son
aquellos de los que Jess deca que eran
eunucos ya en el vientre de su madre, es
decir, no aptos para la procreacin porque han
superado esa fase de trabajos y, no sintiendo la
llamada del sexo pueden dedicarse a tareas
creativas en otro dominio que el fsico.
Citaba despus el Maestro los eunucos que lo
son a causa de los hombres y otros que se han
hecho as a causa del reino de los cielos y
aada: El que pueda comprender, que
comprenda (Mateo XIX, 11-12)
Esos eunucos a causa de los hombres son los
que siguen el ejemplo de Onn, los que no
procrean por razones de comodidad, de orden
social, para no traer al mundo nios miserables
o porque el piso es pequeo, etc. Ese tipo de
eunucos, que a lo mejor no llegan ni a
casarse por no tener que soportar un cnyuge,
debern acarrear con las consecuencias de su
egosmo en ulteriores vidas. Los otros
eunucos, los que lo son a causa del reino de

148

los cielos, son los que en el curso de su vida,

despus de haberse casado -o sin llegar a ello-,
renuncian al ejercicio de la sexualidad para que
la corriente sexual se reinvierta y riegue sus
rganos de percepcin espiritual y puedan
ver los mundos de arriba.
19.- Entonces le trajeron a unos nios para que
les impusiera las manos y rogara por ellos. Pero
sus discpulos los rechazaban y Jess les dijo:
Dejad que los nios se acerquen a m, ya que
el reino de los cielos es para los que se
asemejan a ellos Les impuso las manos y se
fue de all (Mateo XIX, 13-15; Marcos X, 13-16)
Ya hemos hablado de los nios en la leccin 15,
punto 17 a 22. Vemos aqu que los discpulos
rechazaban a los nios a pesar de haberles
dicho su Maestro que es preciso ser como un
nio, volver a nacer para entrar en el reino del
padre. Este episodio revela claramente que los
discpulos no haban comprendido las
enseanzas de Jess, porque sus actos no
correspondan con ellas. Haban escuchado a
su Maestro decir que los ngeles de los nios
ven de continuo en el cielo la faz del Padre
(leccin 15, punto 21) pero aquello no haba
incidido en su comportamiento. Rechazaban a
los nios, como lo rechaza la sociedad en
general, porque constituyen un elemento
molesto, perturbador.
En las esferas econmicamente dbiles, las
familias no tienen ms remedio que cargar con
los nios, pero vemos que apenas disponen de
una economa fuerte, lo primero que hacen los
padres es protegerse contra los nios, mediante
nieras, chachas o, ms modestamente,
ponindoles un canguro que les permita ir de
fiesta y cumplir con sus obligaciones mundanas,
que es lo importante, dicen.
Esa huida ante el nio, ante los deberes que el
nio comporta, indica que no estamos an
preparados para recibir el Hombre Nuevo, por
mucho, que manifestemos lo contrario en otros
frentes en los que estamos actuando. La prueba
del nio es algo por lo que todo aspirante a la
ciudadana en el mtico reino del amor tiene que
pasar, y as vemos frecuentemente como los
discpulos se ven de pronto rodeados de nios,
en las plazas pblicas, en el metro, en el
autobs, viajando en autocares o en el tren.
Aparecen nios revoltosos que les molestan, les
impiden concentrarse en la lectura, o
interrumpen sus meditaciones, o manchan sus
vestidos con el polvo de sus manos o de sus
pies. Entonces el impulso natural del discpulo
es rechazar al nio, bien sea reprochndole a la
madre el que lo tenga tan mal educado o
levantndose l y ponindose a salvo del nio
perturbador.

20.- Y, sin embargo, ese acoso de los nios es

el indicio de que se encuentra en las puertas del
reino; se encuentra en esa puerta que est
abierta para l y ante la cual quiz permanezca
toda la vida sin conseguir entrar, en espera de
que se despierte en l ese amor a la infancia,
ese amor que ha de hacer que ya no tenga
importancia el vestido manchado ni la lectura
interrumpida, y que lo importante sea que ese
algo nuevo que penetra en nosotros poniendo
fin al mundo antiguo, ese algo materializado
simblicamente en la persona de un nio, se
sienta cmodo y no sea sujetado o reprimido
por su mam.
Hemos visto, en el curso de estos estudios, que
todo
lo
que
llevamos
dentro
acaba
precipitndose al exterior y produciendo un
acontecimiento material, a menos que... A
menos que, subraymoslo, ese algo interior se
disuelva en nuestra alma, aportndole el
conocimiento que finalmente ha de darle la
vivencia material, haciendo as innecesario que
sta se produzca. De acuerdo con este proceso,
si el nio-Dios ha nacido en nosotros, si su
infancia es protegida del Herodes que reina en
nuestro mundo profano, llevando el nio a
Egipto; es decir, si en nuestra naturaleza interna
todo se desarrolla de acuerdo con la historia
sagrada, entonces los nios no aparecern a
nuestro
alrededor,
porque
ocultamente,
internamente, estamos avanzando hacia el
reino.
Si, por el contrario, los nios aparecen, es signo
de que la dinmica interna es insuficiente para
producir el cambio y que debemos pasar por la
prueba exterior y superarla. Entonces esos
nios sern necesariamente molestos y
revoltosos, puesto que si pudieran expresarse
en trminos coloquiales, diran: Eh, viejo!, te
voy a manchar el vestido para que te des
cuenta de que debes cambirtelo. Esta
personalidad que ests usando est agotada.
Ve y cmbiatela. Esta reunin tan importante a
la que yo te impido asistir, es la de un mundo
caduco en el que ya no deberas poner los pies.
Permanece a mi lado srveme, sirve al nio que
hay en ti y que yo represento, y abandona esta
vieja nave que ya de nada te sirve As
hablaran los nios que nos incordian y se es
el discurso que el discpulo debe entender.
21.- Dejad que los nios se acerquen a m,
clam el Maestro y su voz sigue vibrando en
nuestro odos, puesto que ese exhorto es uno
de los ms repetidos por los que, en grados
diversos, han enseado el cristianismo.
Ese clamor ser escuchado un da por el
discpulo. Esa voz del Maestro repercutir en
sus entraas y comprender. La presencia de
los nios ya no le molestar y, cuando
aparezcan, ya no le importar que le ensucien
el vestido o que interrumpan sus lecturas o sus

149

reuniones mundanas. Rodear de atenciones al

nio y, una vez realizada su misin, el nio ya
no volver a aparecer, ya no ser til a la toma
de conciencia del discpulo, porque sta ya se
habr producido.
22.- El reino de Dios est en los nios.
Observando su forma de vivir, cuando su
dinmica natural no se ve perturbada por algn
mayor que pretende imponerles sus reglas,
tendremos una imagen aproximada de cmo
ser la vida en el reino. En la vida del nio todo
son juegos. Su ternura es inmensa y perdona
fcilmente el mal que recibe. No tiene
obligaciones que cumplir, no est sujeto a leyes
ni se le exigen responsabilidades. Comparte
fcilmente lo que tiene y toma los objetos all
donde los encuentra porque no hay en l el

sentimiento de propiedad y todo cuanto existe

en el universo le parece suyo.
Cuando el nio no est maleado por los
educadores,
los
psiclogos,
los
pedagogos y todos los habitantes de esos
corrales en que se revuelca la baja humanidad,
en l aparece la vida divina.
En nuestra sociedad, los nios aprenden de los
mayores y ese aprendizaje los conduce con
mano segura a su envilecimiento. Cuando el
reino del Padre se establezca en nuestros
corazones, los mayores irn a la escuela de
los nios y sern ellos los maestros del juego,
los que les revelarn los misterios que han
recibido de Dios y que se ocultan a los ojos de
los hombres. Ser de ellos de quien recibiremos
los ttulos de doctores, diplomados, expertos,
peritos; ellos nos darn los ttulos de gloria que
ahora nos dispensan en los centros
pretendidamente docentes.

Preguntas:
1.- Cules son los trabajos que realizan los Serafines, Querubines y Tronos en la bsqueda de ovejas
perdidas?
2.- Cmo debemos proceder con el hermano que ha cometido un error?
3.- Di lo que has comprendido de la parbola del rey magnnimo y riguroso.
4.- Por qu el matrimonio no es una institucin definitiva?
5.- Qu significa la aparicin de los nios en la vida del discpulo?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 18

1.- De nuevo en el camino, acercsele un joven

y le dijo: Maestro qu obra buena he de
realizar para alcanzar la vida eterna? Jess le
respondi que para entrar en la Vida era preciso
guardar los mandamientos. No matars, no
adulterars, no hurtars, no levantars falsos
testimonios; honra a tu padre y a tu madre y
ama al prjimo como a ti mismo Replic el
joven: Todo esto lo he guardado qu me
queda an? Djole Jess: Si quieres ser
perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los
pobres y tendrs un tesoro en los cielos, y ven y
squeme Al or esto, el joven se fue triste

porque tena muchos bienes (Mateo XIX, 16-22;

Marcos X, 17-22)
Vemos en este punto de la enseanza que para
entrar en la vida eterna, para entrar en ese
dominio de la placidez, en el que ya no habr
dolor, ni pasiones, ni leyes que cumplir; para
entrar en ese reino en el que la conciencia de
nuestro ser ya no nos abandonar al pasar de
uno a otro cuerpo, es preciso guardar los
mandamientos de la antigua ley. Pero para
avanzar en la vida eterna, para no quedarse
permanentemente en el umbral, es preciso
vender cuanto tenemos y darlo a los pobres,

150

porque en ese otro mundo la organizacin es

distinta y el poder material de nada sirve.
2.- En el llamado mundo de los deseos, por
ejemplo, donde el hombre pasa a residir
despus de la muerte del cuerpo fsico, los
deseos tienen el poder de edificar autnticas
catedrales slo con desearlo. No es que stas
surjan como por arte de magia en un abrir y
cerrar de ojos, pero son creadas por el poder
imaginativo del individuo. Si ste es capaz de
concebir una catedral, detalle a detalle, la
edificacin se ira levantando a medida que la
imagine. Si su imaginacin no da para tanto,
podr construirse una simple casa, rodeada de
jardines y de bosques, y no necesitar dinero
para comprar tierras, porque la tierra en ese
mundo es de todos.
Sin embargo, cuando est instalado en su
morada imaginaria, no permanecer mucho
tiempo en ella, ya que su afn creador lo llevar
a borrar lo edificado para construirse otra
morada an ms perfecta y en la que poder
experimentar su talento creador. Nadie lo
admirar all por lo que haya edificado, ni su
reputacin social ser mayor, porque hacerlo
est al alcance de todo el mundo.
Ms arriba, en el mundo del pensamiento,
donde el hombre reside cuando su cuerpo de
deseos muere, ya no existen moradas
individuales. All la vida es colectiva y los
habitantes
de
ese
mundo
estn
permanentemente reunidos en salas de
conferencias, de msica, en bibliotecas,
archivos y clubs. All lo que importa es el saber
y no los medios materiales, que estn a la
disposicin de todos.
3.- Ese dar a los pobres no debe limitarse a
las posesiones de orden material. Hay personas
que son pobres en bienes materiales, pero ricas
en sentimientos y en saber, mostrndose
tambin avariciosas con lo que poseen, Se
encuentran tales personas en la misma
situacin que el joven rico que se acerc a
Jess. Nuestra riqueza en sentimientos y en
conocimientos debe ser dada a los pobres.
Dada y no vendida, puesto que en nuestra
sociedad bien sabemos que ese tipo de
riquezas se venden, y as encontramos siempre
a bellas mujeres al lado de hombres ricos, a los
cuales venden sus sentimientos y en todas las
ciudades hay centenares de academias en las
que unos hombres reciben dinero contra
entrega de su saber.
Para obtener en abundancia los tesoros del
cielo, es preciso desprendernos de nuestras
riquezas internas. En efecto, ya hemos visto en
el curso de estos estudios que hay en nosotros
unos espacios que las jerarquas superiores van
llenando con los materiales que vamos

consumiendo. Si no utilizamos esos materiales,

manteniendo llenos a tope nuestros espacios
internos, es evidente que no obtenemos del
cielo nuevas riquezas y quedamos estabilizados
en la verdad producida por los materiales
espirituales de que estamos repletos. El hombre
que no da su saber ni sus sentimientos,
permanece as fiel a una verdad y a un modo de
sentir. En el mundo material esa fidelidad es
muy estimada, porque se venera lo permanente,
pero esa fidelidad es el sntoma que revela que
no se ha movido, que en sus vacos internos no
se ha producido movimiento alguno, porque no
ha dado su saber y, por consiguiente, no ha
tenido necesidad de que el cielo derrame sobre
l nuevos tesoros.
4.- Cuando el saber se da gratuitamente, es
porque existe por parte de la persona un afn
de ensear, dado que su objetivo no es el de
obtener dinero. Ese afn de ensear produce,
en su estructura interna, una necesidad de
sabidura, puesto que si l no sabe, mal va a
ensear a los dems. Esa necesidad de
sabidura es la fuerza que moviliza en el cielo a
las jerarquas cuya misin es darla, las cuales
ponen a su disposicin los materiales
espirituales que han de suministrrsela, y ese
tesoro del cielo ir produciendo en l nuevas
evidencias que irn ampliando su visin y
modificando el paisaje espiritual a medida que
la sabidura le va siendo infundida, o sea,
modificando los primeros conceptos.
La fidelidad a un concepto, a una visin del
mundo, a unos valores determinados, aunque
sean elevados, indica que el individuo no tiene
necesidad de sabidura. Ya sabe, se conforma
con sus ideas y entonces no pone en
funcionamiento los servicios csmicos a que
acabamos de referirnos y sus vacos internos
son llenados con materiales de igual calidad
que los ya existentes. El don desinteresado de
nuestra sabidura es pues indispensable para
obtener los tesoros del cielo.
5.- En cambio, cuando esta sabidura es dada
contra una prestacin material, los valores del
mundo fsico suben a nuestro mundo
intelectual y son esos valores los que llenan
nuestros vacos internos, y no los procedentes
de los mundos de arriba.
Ya hemos visto, al estudiar la estructura del
Universo, que el mundo de deseos y el mental
interpenetran el mundo fsico. Esto da, de
alguna manera a la materia la facultad de
producir pensamientos y sentimientos. No es
que la materia misma los produzca, sino que
nos los inspira, es decir, tiene el poder de captar
nuestras fuerzas mentales y emotivas para
informarlas, para producir en ellas una visin,
un concepto. Todos los mundos superiores se

151

reflejan en Malkuth, nuestro mundo material y

resuenan en l como un eco, pero deformado,
grotesco.
El hombre que intercambia valores espirituales
contra valores materiales, hace que el perfume
del mundo de abajo penetre en el mundo de
arriba y llegar un momento en que ese
perfume invadir la plaza de su mente y de sus
sentimientos y ya no se aprovisionar de ellos
en los mundos de arriba, sino en el de abajo,
encontrndose totalmente marginado de las
esferas en que circulan las fuerzas de la vida.
Por ello el hombre rico, aunque guarde los
preceptos de la ley, a menos que se despoje de
sus posesiones materiales, no puede progresar
en el reino.
6.- Es muy importante que esa mecnica sea
comprendida por el estudiante. Si utilizamos los
productos del mundo del pensamiento para
comprar productos del mundo fsico, ese mundo
fsico acabar subiendo al espacio ocupado
por el mental y se instalar en l. Entonces
estaremos llenos de lo que podramos
denominar pensamiento fsico, con el que
comprendemos perfectamente las cosas de
abajo, mientras negaremos con rotundidad las
de arriba, ya que nada en nuestro pensamiento
corresponder a la esencia de ese mundo
superior y, si no est en nosotros, mal podemos
comprenderlo.
Ese pensamiento fsico es administrado por una
categora de luciferianos que realizan las
mismas funciones que sus hermanos de arriba,
pero desde su posicin de cados As resulta
que cuando Marx nos dice que son las
realidades materiales las que forman nuestra
manera de pensar, no deja de estar en lo cierto.
Y bien es verdad que el hombre pobre que gana
de golpe una quiniela de doscientos millones,
cambia de mentalidad, de amigos y hasta de
familia, pero esto slo ocurre cuando el
individuo echa por la borda las legtimas
esencias del mundo del pensamiento y vende
sus derechos por un plato de lentejas, como
hiciera Esa; ocurre con el hombre alterado que
en un momento de desvaro renuncia a su
herencia celeste para adquirir unos productos
netamente inferiores, que un da u otro deber
abandonar para reintegrarse al mundo de arriba,
que es su destino final.
7.- Y Jess dijo a sus discpulos: En verdad os
digo que difcilmente entra un rico en el reino de
los cielos y que ms fcil es que un camello
penetre por el ojo de una aguja Oyendo esto,
los discpulos se quedaron estupefactos y
dijeron: Quin pues podr salvarse?
Mirndoles, Jess les dijo: Para los hombres,
es imposible, ms para Dios todo es posible
(Mateo XIX, 23-26; Marcos X, 23-27)

El hombre, en su condicin de ser terrestre, no

puede elevarse a las esferas de la divinidad.
Slo cuando abandona lo que hay en l de
terrestre, su Dios interno lo salvar. Basta con
que sus pensamientos suban de nuevo para
entrar en el orden universal. Es decir, basta con
que abandone sus riquezas terrestres para que
sus vacos puedan llenarse con las riquezas
celestes. Entonces ese hombre habr retornado
al Padre.
En la rueda zodiacal, ese trnsito de un mundo
a otro se produce cuando el hombre vive bajo el
signo de Virgo, signo que marca el trmino de
un ciclo involutivo. Virgo reconduce al individuo
al signo de Aries y ese trnsito representa el
paso por el ojo de la aguja. Las realidades
materiales se quedan entonces en Virgo y slo
el contenido espiritual de las experiencias
vividas pasa el estadio siguiente.
8.- Pedro, tomando entonces la palabra, le dijo:
He aqu que nosotros lo hemos dejado todo y
te hemos seguido, cul ser el premio que
vamos a obtener? Jess le respondi: En
verdad os digo que cuando el hijo del hombre,
en la renovacin de todas las cosas, est
sentado en el trono de su gloria, vosotros que
me habis seguido, estaris sentados en los
doce tronos y juzgaris a las doce tribus de
Israel. Y cualquiera que haya dejado en mi
nombre, a sus hermanos, hermanas, padre,
madre o mujer, hijos, tierras, casas, recibir el
cntuplo y heredar la vida eterna. Muchos de
los primeros sern los ltimos y muchos de los
ltimos sern los primeros (Mateo XIX, 27-30;
Marcos X, 28-31)
Las doce tribus de Israel representan en la
Tierra a los doce signos del zodiaco, los cuales
nos dieron sus esencias para que el Dios de
nuestro sistema solar pudiera crear su universo.
Nosotros debemos adquirir las cualidades
zodiacales, debemos ser cada uno un perfecto
zodiaco, y venimos al mundo con ese fin, ora
bajo una tribu, ora bajo otra, de modo que, en
sucesivas encarnaciones, adquiramos las
virtudes propias de cada signo del zodiaco. Son
los doce trabajos humanos que cada uno de
nosotros debe realizar, como hiciera Hrcules,
para adquirir la perfeccin.
Jess les dice a sus discpulos en este punto
que cuando la renovacin de todas las cosas se
haya producido, ellos se sentarn en doce
tronos y juzgarn a las doce tribus. Es decir,
cuando en nosotros se reinvierta el proceso
evolutivo, cuando hayamos terminado el
aprendizaje en lo referente a los mecanismos
que mueven el mundo, nos encontraremos en
situacin de emitir juicios sobre los doce
caminos y en situacin de ayudar a nuestros
hermanos, puesto que los juicios del hijo del
hombre no son nunca condenatorios. Juzgarlos
desde el trono, significa contemplarlos desde lo

152

alto, ya sin obligacin de tener que volver a los

bajos niveles de la vida material, y enviar desde
lo alto juicios, destellos de luz a los que se
encuentran en plena escalada.
En esos tronos se hallan instalados ahora los
apstoles de Cristo, poniendo luz en el camino.
9.- Jess promete igualmente el cntuplo a
todos cuantos abandonen por l a la familia, a
tierras y casas.
Ya nos hemos referido muchas veces al tema
familiar y es preciso hacerlo una vez ms desde
una perspectiva distinta. En la leccin anterior,
al tratar el tema del repudio, Jess record a los
fariseos que las sagradas escrituras decan que
el hombre se unira a la mujer y que ambos
formaran una sola carne. Si entre dos
constituyen una sola carne, puede un pedazo
de esta carne separarse del otro para seguir a
Jess? No parece que sta sea una actitud
lgica. Diremos pues que cuando un hombre se
une a una mujer y forma una familia, no puede,
por separado, ir a Cristo sin infringir una de las
reglas del proceso de unificacin. Toda escisin
produce desorden y constituye un atentado a la
organizacin divina.
No se trata pues de dejar al cnyuge para ir a
Cristo, tal como podra interpretarse en una
lectura literal de ese pasaje, sino dejar la
necesidad de la vida conyugal; es decir, no
experimentar el deseo de contraer matrimonio.
Pero es preciso que esa actitud sea natural que
se deba al hecho de que en nosotros mismos
hemos realizado las bodas alqumicas; al hecho
de haber resucitado en nuestra alma al otro yo,
a esa personalidad oculta que protagoniza el
cnyuge mientras permanece inconsciente en
nuestro interior. Entonces es cuando dejarnos
al marido o a la mujer externa porque ya la
hemos encontrado en nuestra propia naturaleza.
Lo mismo ocurre con los hermanos y el resto de
la familia. A medida que avanzamos en el
proceso evolutivo, nuestra soledad va en
aumento, puesto que vamos despegndonos
del mundo material y en las altas cumbres el
trnsito es muy pobre. Cada vez coincidimos
menos con la gente que nos rodea y debemos
realizar un esfuerzo para integrarnos a la
sociedad.
Esta soledad del alto iniciado repercutir en una
prxima encarnacin haciendo que nazca
prcticamente en un desierto, en una familia
reducida a lo esencial, sin hermanos, con un
padre y una madre que lo sern de encargo,
no por razones krmicas, no porque entre ellos
hubiera habido lazos humanos anteriormente,
sino porque en algn lugar tena que nacer.
10.- Las familias se forman con almas que ya
anteriormente
han
bregado
juntas.
Si
observamos el modelo de familia en su proceso

de formacin en el zodiaco que, siendo el huevo

primordial, es punto de referencia para todas las
cosa, vemos que el primer vnculo humano se
establece en virtud de las fuerzas activas en el
signo de Leo, en el que acta el amor de Dios.
Podemos decir que el amor de Dios pone en
contacto dos almas que han iniciado juntas un
sendero de experiencias. Es como si Dios
dijera: Puesto que vais a peregrinar por el
mismo camino, juntad vuestras fuerzas para
defenderos de los peligros Esas personas
unidas por el amor de Dios, se encuentran en el
primer traz del camino, cuando el paisaje es
risueo, perfumado, encantador, cuando todo
son risas y canciones, o sea, durante la
infancia. Entonces es cuando nos vemos unidos
a los que van a realizar la misma experiencia
humana que nosotros.
Luego, en el transcurrir de la vida, los caminos
bifurcan, porque cada uno lleva encima su
karma, las obligaciones contradas en vidas
anteriores que los obligan a apartarse del nuevo
campo de experiencias y seguir el camino en
cruz impuesto por sus responsabilidades. Por
ello es tan difcil conservar a los amigos de
infancia. Incluso aquellos que permanecen en la
misma ciudad y en el mismo barrio toda la vida,
cambian de amigos al pasar de la infancia a la
juventud.
11.-El segundo encuentro de almas en busca de
experiencia semejantes se realiza en el curso
de un viaje, bajo los auspicios del signo de
Sagitario. En ese momento, el ser humano
busca, inconscientemente, sin explicarse muy
bien el porqu, la tierra humana en que realizar
su obra. La Tierra de la infancia es la tierra de
todos, el lugar comn en el que el alma humana
planta la bandera de su nueva vida. Luego,
cuando se produzca en ella el despertar
anmico y tome conciencia de sus poderes,
sentir la necesidad de buscar su espacio, de
crear su cerco, ponindole vallas al paisaje para
constituirse el recinto en el que realizar la gran
proeza de su vida.
El viaje simboliza ese momento. S en un viaje
encontramos a un amigo de la infancia, si
gracias a ese viaje reanudamos os lazos que
nos unan a l, ello significar que hemos
superado juntos la primera fase y que estamos
viviendo conscientemente en la segunda, sin
necesidad de esperar una nueva encarnacin
para vivir la segunda tanda de experiencias
comunes.
En los viajes encontramos siempre antiguos,
antiqusimos amigos de infancia y es por ello
que, tan frecuentemente, se intercambian
tarjetas de visita entre viajeros que coinciden en
un mismo compartimiento de tren. A menudo
esos encuentros quedan sin efecto porque el
empuje de la vida cotidiana nos canaliza hacia
lugares muy determinados y la relacin con el
compaero de viaje se pierde. En esa fase de

153

las relaciones, el individuo an no es capaz de

reconocer que aquella simpata espontnea que
ha estallado entre l y su compaero de viaje es
debida a una infancia vivida en comn; es
debida a que entre ellos ha existido esa
entraable relacin infantil que jams se olvida
porque el amor de Dios la ha llenado de calor,
ha derramado sobre ella toda la generosidad del
cielo. El amigo de la infancia es siempre un
amigo seguro, cuando la voluntad del alma se
despliega hacia l, despus de los sinsabores
de la vida de adultos.
Si a la vuelta de los caminos, en la edad madura
o en la vejez, sents la necesidad de reanudar la
relacin con un amigo de la infancia, deciros
que esa necesidad corresponde a un afn de
volver a Dios, a un anhelo de su amor y de su
gracia.
12.- Tras esos dos encuentros previos, la
relacin pasa a la fase constituyente, bajo los
auspicios de Cncer. Es la hora del Sacrificio,
sin el cual nada slido puede existir, porque tal
es la ley de Binah, creadora de nuestro universo
material, llamada madre eterna del mundo. Uno
de esos amigos de infancia y luego compaeros
de viaje, siente la necesidad de sacrificarse para
que la unin de almas pueda realizarse en un
mismo espacio, y ofrece su cuerpo como
terreno material de operaciones, convirtindose
en la madre. Entonces esos que nos dieron su
tarjeta de visita en un compartimiento de tren, o
que encontramos visitando monumentos en una
ciudad lejana, acuden a la cita de la maternidad
y se convierten en hijos.
La relacin madre-hijos es pues la primera
relacin formal entre dos personas; la primera
relacin consciente, en la que dos individuos se
dan cuenta, deberan darse cuenta de que
trabajan misma direccin. El sacrificio de la
madre, al prestar su cuerpo a un alma para que
pueda fabricarse en l un organismos material,
infundir al hijo la idea de que, para que algo
pueda nacer, es necesario que algo sea
sacrificado. Estamos hablando aqu de la
formacin de relaciones y es evidente que en el
despliegue evolutivo se forman lazos krmicos y
entonces la madre ya no interpreta ese papel
que estamos explicando, sino que se ve
obligada a dar vida quizs por haber sido
causante de una muerte.
As pues, la madre ser quien realice funciones
de zodiaco en la constitucin de la clula
familiar y diremos que: del mismo modo que las
fuerzas zodiacales permitieron al Dios de
nuestro sistema solar formar su universo, as la
madre permite al Ego encarnante constituir, con
sus fuerzas internas, el pequeo universo que
ha de servirle de vehculo para la adquisicin de
experiencias.

13.- El paso siguiente, en la vida de relacin,

ser el del amor propio, bajos los auspicios de
Escorpio. El sacrificio materno traer sus frutos
y el individuo se convertir en una especie de
imn que atrae hacia s el amor de las personas
que lo rodean, y hasta l mismo se convierte en
el enamorado de su personalidad.
Es un periodo de plenitud sin igual, en el que el
alma humana encarnada es querida, halagada,
festejada, endiosada por el amor del prjimo.
Vivir a fondo la experiencia del amor y,
sintindose amado, tomar conciencia de lo que
vale, de lo que representa en el mundo, y
aprender a respetarse a s mismo, a quererse,
constituyendo as la base que le permitir amar
a los dems, no tan slo a los de su manada,
sino a todos los hombres.
Ya hemos dicho muchas veces que lo que
sucede en el exterior, tiene que haber sucedido
antes en nuestra naturaleza interna. Para poder
amar a nuestro prjimo, es preciso que nos
hayamos amado antes a nosotros
mismos, y es en esta etapa en la que
echaremos los cimientos del edificio del amor
universal, ya que el amor maternal es un amor
primario, de corto horizonte y es preciso que
ese amor se universalice, se haga amplio,
inmenso, En esta etapa seremos pues la
persona que seduce.
14.- Despus de haber sido la persona amada,
el individuo se convertir en el enamorado. En
esa fase todo el amor acumulado en el periodo
anterior ser precipitado al exterior y ser una
especie de mquina de amar, un manantial de
ternura, de solidaridad, de simpata hacia todos
los seres del universo. El signo de Piscis ser
quien presida esa etapa del trabajo humano. La
abundancia de sentimientos que antes se
proyectaba hacia el interior, ser ahora
disparada hacia el exterior y su objetivo ser el
de crear en el mundo la Tierra del amor,
conduciendo victoriosamente la carroza de sus
sentimientos hacia la unin de todos los
hombres.
Si esta etapa y la anterior son vividas
plenamente; si en ellas no interfieren los bajos
deseos, las pasiones, los designios torcidos, el
ser humano conocer en tales etapas la ms
alta felicidad. Al placer de verse amado, se
aadir luego el placer de amar, el placer de
darlo todo a alguien en el que desearamos
vaciarnos, fundirnos, dejar de existir en nosotros
mismos para existir en l y para l.
15.- Este proceso conduce al encuentro con el
otro yo. El amor hacia todos nos lleva a
descubrir al individuo, al que no es como todos,
sino que es la exacta rplica de nuestra
personalidad, el negativo de nuestro positivo.
En ese punto del camino aparece el cnyuge,

154

bajo los auspicios de Libra. Para ir hacia l

abandonamos la madre, abandonamos nuestro
amor propio y el amor indiscriminado hacia los
dems para proyectar todo el chorro del amor
hacia aquel ser singular que empieza a cobrar
vida en nuestra alma.
Cuando vivimos esta fase de nuestra existencia,
el trabajo humano consiste en crear nuestro
propio universo. En la fase maternal somos
zodiaco y prestamos pasivamente al Dios-Ego
nuestras esencias para la construccin de su
universo. En la fase conyugal somos los
creadores y ordenadores de ese nuevo
universo, en el que aparecern lo planetas-hijos
que modificarn, con su actividad, el orden preexistente.
El abandono de lo anterior, de la etapa
sentimental, que con el matrimonio ha de
quedar superada, lleva consigo la hostilidad de
las personas que se han quedado atrs, entre
ellas y principalmente la madre. Es tradicional el
antagonismos existente entre suegra y yerno o
suegra y nuera, En cambio, el suegro suele
escapar a ese antagonismo porque la figura del
padre no ha entrado an en funciones en ese
patrn de relaciones que estamos describiendo.
Para resumir este proceso cuando nos
encontramos en mitad del camino, tendremos
que la relacin con nuestros semejantes
empieza
siendo:
amigos
de
infancia,
compaeros de viaje, madre-hijos, seductor,
seducido,
para
desembocar
en
el
descubrimiento de aqul que ha realizado
experiencias complementarias con las nuestras
y al que nos unimos para la creacin de nuestro
universo personal.
16.- El siguiente patrn de relacin ser el de
amigos, bajo los auspicios del signo de Acuario.
Los sentimientos se han quedado atrs, no es
que se hayan excluido, sino que se encuentran
recubiertos por la tnica del pensamiento, y el
amigo es aquel que habiendo seguido el mismo
itinerario evolutorio, ve las cosas como nosotros
las vemos, y por ello podemos recurrir a l si de
pronto, en los avatares de la vida, nuestra visin
de las cosas se nubla. Si estamos alterados, si
nuestra brjula se ha estropeado debemos
acudir a un amigo que no se encuentre en las
mismas condiciones. As vemos, en la historia
de Job, el hombre atribulado, cmo tres amigos
acudieron a su casa y tras un largo dilogo, Job
encontr el camino y le fue restituida la
hacienda y la dignidad.
17.- Despus de ser amigos, las almas
aparecern ligadas como hermanos, bajo los
auspicios del signo de Gminis. El hermano es
algo ms que el amigo. Al amigo se le puede
pedir un consejo iluminador, se puede compartir
con en un modo de ver las cosas. Al hermano

se le puede pedir una total solidaridad con

nuestras empresas. El hermano es nuestro
cmplice, el que acta como nosotros actuamos
porque a lo largo del camino evolutivo ha ido
pasando por las mismas etapas que nosotros
hemos pasado, ha realizado los mismos gestos,
librado las mismas batallas, y su dinmica
interna lo mueve hacia el mismo objetivo. Por
ello el hermano es una rama del mismo tronco
en que nosotros arraigamos, no slo en el
sentido fsico, sino tambin en el espiritual. Y
por ello, ante el hermano, todos los dems
patrones de relacin quedan atrs, porque ste
los supera por antigedad: los lazos que unen al
hermano son ms antiguos que los que nos
unen a cualquier otro ser humano, a excepcin
del padre. Repitamos que al describir estos
patrones de relacin lo estamos haciendo segn
una lnea ideal de evolucin no teniendo en
cuenta las interferencias krmicas. En la
realidad, muchas veces dos hermanos lo son,
no porque se encuentren en la misma etapa de
desarrollo, sino porque habiendo sido unidos
por el odio, los seores del destino los sitan en
una misma familia para que puedan crearse
entre ellos lazos de amor.
18.- El siguiente paso en el mdulo de relacin
es el del Padre, bajo los auspicios de
Capricornio. El padre fsico tiene una relacin
simblica con el padre espiritual, o sea, con
nuestro propio Ego. El padre es el responsable
ante la ley de los desafueros que pueda
cometer el hijo, y tambin lo es, de una manera
mucho ms amplia y profunda, respecto a la ley
eterna. Aparentemente, el padre es tan slo el
canal transmisor de la vida. Para la ciencia, es
un simple portador de espermatozoides que
puede ser reemplazado por cualquier esperma
depositado en un banco Los estudiantes de la
ciencia
esotrica
ya
saben
que
los
espermatozoides
realizan
una
funcin
fecundadora tan slo si son portadores del
tomo-germen del alma encarnante y que este
tomo-germen es depositado en el lquido
seminal por los seores del destino en el
momento de la fecundacin.
Para que esto pueda tener lugar, tiene que
existir un consenso entre el futuro del padre y
los seores del destino. Es decir, ambos tienen
que celebrar una entrevista en la cual el padre
suscribe y rubrica su prxima paternidad.
Evidentemente, no es la personalidad mortal la
que suscribe el compromiso, porque bien saben
los ngeles del destino que esa personalidad no
es de fiar. El compromiso lo suscribe el Ego y
tan slo despus de esa firma los seores del
destino
colocan
el
tomo-germen
del
encarnante en el lquido seminal. Luego resulta,
como tantas veces ocurre, que la personalidad
mortal deshace lo que su yo eterno ha firmado,
pero ste ya es otro tema.

155

El caso es que el padre, al suscribir su

compromiso con los ngeles del destino, se
aviene a ejercer un tutelaje sobre ese hijo que
su simiente va a canalizar; ya no un tutelaje
material, a lo cual ya le obligarn las leyes
civiles, sino un tutelaje espiritual. Ello consiste
en ser, para el hijo que viene al mundo, lo que el
Padre Eterno del Universo es para toda la
oleada de vida humana. Sabemos que el
principal atributo de Kether Padre se llama
voluntad. Por consiguiente, el padre fsico
deber ser para el hijo un manantial permanente
de voluntad. Cuando el hijo se vea desanimado,
vencido en los embates de la vida, debe poder
acudir a su padre y encontrar en l los resortes
que le infundan nuevos nimos, nuevo afn de
lucha. El padre ha de ser para sus hijos la llama
permanentemente viva del entusiasmo y de la
fe.
Hemos dicho al hablar de los atributos
sefirticos, que Kether no tiene rostro y que es
Hochmah quien lo manifiesta. Hemos dicho que
en Hochmah aparece igualmente el rostro del
amor-sabidura; no un amor personalizado,
inscrito en los detalles, tal como aparece en
Netzah, sino un amor por todo lo alto, vasto,
inmenso, que planea sobre el universo lo
penetra y lo sobrepasa. Este ha de ser el rostro
con el que el padre ha de aparecer ante sus
hijos.
La funcin del padre escapa a las leyes
krmicas. El karma, o sea, la responsabilidad de
las acciones iniciadas anteriormente y no
concluidas, empieza con Binah, que es la
madre, representada en el mundo de abajo por
Yesod-Luna, regente de Cncer. Kether y
Hochmah estn por encima del mundo de las
leyes. Con ello queremos decir que, si es
natural que el padre conduzca al mundo fsico a
gentes de su manada, a los que han sido
durante siglos sus compaeros de ruta e
interpretado
los papeles
que
estamos
reseando, ello no significa que no pueda
comprometerse a cargar con el tomo-germen
de extraos, de almas con las que jams tuvo
relacin.
El da que se escriba la historia oculta que se
desarrolla en el umbral de la vida y que tiene
por grandes protagonistas a los seores del
destino, podremos leer asombrosas historias de
Egos que han aceptado dar vida a individuos
que acabarn convirtindose en grandes
criminales, porque los Egos que deban haber
sido sus padres naturales, dados los lazos
preexistentes entre ellos, han eludido su
responsabilidad.
Otros
Egos
aceptan
voluntariamente dar vida a personalidades
gloriosas que, por haber evolucionado mucho y
muy rpidamente, se encuentran lejos de la
manada, lejos de sus antiguos compaeros de
grupo, desvinculados y, por lo tanto,
necesitados de asistencia para encarnar.
Ciertos Egos los aceptan an sabiendo que, una

vez tomada conciencia de sus potencialidades,

esos hijos volarn muy lejos del marco en que
ellos estn viviendo.
Resumiendo, digamos que el padre ha de ser
para sus hijos el punto de voluntad y el punto de
amor-sabidura que ilumina lo que est oscuro.
Acudiendo al padre, el hijo ha de poder ver claro
en sus asuntos, ha de poder descubrir los
arrecifes en su proceloso mar, como el faro los
descubre a los marineros. No es que tenga que
pronunciar discursos sobre cmo deben
comportarse, sino que, simplemente, con estar
ah, como el faro est en lo alto de la costa, los
hijos han de encontrar el camino, evocando su
imagen, suscitando su recuerdo. Por ello es tan
importante que el padre lleve una vida digna,
para que su imagen no aparezca en sus hijos
tiznada de arbitrariedad.
19.- Con la figura del padre terminan los
patrones de relacin familiar, ya que los primos,
sobrinos, tos, etc. son de orden secundario;
son relaciones de relaciones que pueden o no
formar parte de nuestro grupo evolutivo.
La prxima figura que aparece en el esquema
zodiacal es la del hombre que nos facilita os
fondos, regido por Tauro. Ser el patrn de la
empresa en que trabajamos, el estado, si es de
l de quien recibimos la paga, la sociedad
annima, etc.
Llegados a este punto, a la fase Tauro, ya
hemos bregado mucho por la Tierra y de
nuestro trabajo se han beneficiado un sinfn de
gentes. Es natural pues que ahora sean ellos
quienes nos sostengan materialmente sin que
tengamos que darles las gracias por ello. El
patrn de un negocio o la clientela que
podamos tener, constituyen el rostro de
aquellos con los que anteriormente hemos
estado ntimamente ligados y con los que
hemos alcanzado una forma de relacin en que
los lazos deben aflojarse, hacerse impersonales
a fin de que un da podamos llamar hermanos,
amigos, esposos no slo a un pequeo ncleo
de allegados sino a toda la humanidad.
Antiguamente, el patrn era considerado como
un segundo padre, y as aparece en el esquema
csmico. El patrn es el que viene despus del
padre y tiene con su empleado un compromiso
moral. Hace tiempo que ese paternalismo fue
rechazado por los unos y por los otros, y ambos
se combaten como enemigos en esa sociedad
degradada en la que estamos viviendo.
20.- El ltimo eslabn de esa cadena es la
figura del servidor, que antiguamente reciba la
denominacin de criado, y lo era en un sentido
muy profundo, ya que no solamente el seor
feudal lo criaba en su castillo y lo educaba entre
su gente, sino que a ese servidor lo vamos
criando a lo largo de nuestras existencia,

156

prestndole
asistencia
desinteresada,
trabajando a su servicio y creando en l
servidumbres que un da u otro tendr que
pagar. El criado, el sometido a las pequeas
cosas de nuestra vida, el que nos resuelve las
papeletas engorrosas, es el ltimo peldao que
nos queda por recorrer antes de liberarnos de
todas estas dependencias para seguir a Cristo.
Evidentemente, este servidor somos tambin
nosotros y viviremos esta forma de relacin
desde la vertiente positiva o negativa segn
haya sido nuestra actitud a lo largo de nuestras
vidas. Si la posicin, vis a vis de nuestros
compaeros,
ha
sido
dominante,
nos
encontraremos de criados. SI: ellos han sido los
dominados, los tendremos a nuestros pies.
El criado, el servidor, el que prepara el bao, los
vestidos, el que lava los pies y los seca con sus
cabellos, como hiciera Mara, la hermana de
Lzaro, con Jess; este criado est a punto de
dejar la vida de relacin para pasar a un
universo ms amplo, en el que recibir el
cntuplo y heredar la vida eterna, porque el
reino que Cristo vino a anunciar es el de la
multiplicacin de todas las cosas y su fusin en
la unidad. Cuando dejemos todo lo que tenemos
en el mundo de la fraccin en que vivimos, nos
encontraremos en esa otra vida, en ese otro
mundo en el que todos son un parte del todo y,
por
consiguiente,
todos
seremos
simultneamente
padres,
madres,
hijos,
esposos y hermanos, constituyendo la gran
familia universal.
21.- Porque el reino de los cielos -dijo an
Jess sobre este punto (Mateo XX, 1-16)-, es
semejante a un amo de casa que sali muy de
maana a buscar obreros para su via.
Convenido con ellos en un denario al da, los
envi a su via. Sali tambin a la hora tercia y
vio a otros que estaban ociosos en la plaza.
Djoles: Id tambin vosotros a mi via y os dar
lo justo Y se fueron. De nuevo sali hacia la
hora sexta y la nona e hizo lo mismo. Saliendo
cerca de la hora undcima, encontr a otros que
estaban all y les dijo: Cmo estis ah sin
hacer labor en todo el da? Dijronle ellos:
Porque nadie nos ha contratado. l les dijo: "Id
vosotros tambin a mi via. Llegada la tarde,
dijo el amo de la via a su administrador: Llama
a los obreros y dales su salario, desde los
ltimos hasta los primeros. Viniendo los de la
hora undcima, recibieron un denario. Cuando
llegaron los primeros, pensaban que recibiran
ms, pero tambin ellos recibieron un denario.
Al tomarlo, murmuraron contra el amo,
diciendo:Estos postreros han trabajado slo
una hora y los has igualado con los que hemos
soportado el peso del da y el calor. Y l
respondi diciendo: Amigo, no te hago agravio;
no has convenido conmigo en un denario?
Toma lo tuyo y vete. Yo quiero dar a este

postrero lo mismo que a ti. No puedo hacer lo

que quiero con mis bienes? O has de ver con
mal ojo que yo sea bueno? As los postreros
sern los primeros y los primeros, postreros.
Porque son muchos los llamados y pocos los
elegidos.
22.- El trato recibido por esos obreros sera
injusto, a pesar de las razones que aduce el
Seor de la Via, si los contratados de la
undcima hora no fueran en realidad antiguos
obreros, con muchas horas de labor en la via
del mundo. A un Aries siempre le costar ms
esfuerzo obtener el mismo resultado que un
Tauro, porque el Aries se encuentra en el
comienzo de un ciclo, es obrero de la primera
hora, mientras que el Tauro se encuentra casi al
final del mismo gran ciclo. A la hora de recibir el
salario espiritual por nuestro trabajo humano, el
criado, el servidor, ser quien ms reciba
porque siendo el ltimo en la jerarqua humana,
es el que ms cerca se encuentra del mtico
reino.
Una madre de doce hijos tal vez se extrae y
proteste al verse postergada en el reino de la
espiritualidad. Tal vez diga: Yo he educado a
doce, me he sacrificado por ellos, renunciando a
todas mis ambiciones mundanas, para ahora
verme adelantada por uno que ha pasado su
vida fumndose los puros de su seor No sabe
esa madre que la maternidad es trabajo de la
primera hora y que todos debemos ser zodiaco
en el que otras vidas puedan criarse. Es un
momento glorioso, exaltante, se en que somos
vivero y nos damos en pasto a otros seres, pero
es el ineludible trabajo de la primera hora, y an
habiendo soportado el peso del da y su calor,
nos espera un salario mnimo, y veremos cmo
otros nos sobrepasan cuando su trabajo ha
sido, aparentemente, inferior al nuestro.
Ya vimos al principio de estos estudios, en el 1 er
Curso, que el trabajo femenino fue el primero
que hicieron los Elohim al crear el mundo. Por
ello mismo el trabajo maternal es un trabajo
primario.
Esto no quiere decir que todas las mujeres
actualmente encarnadas y que son madres se
encuentren en los bajos escalones de la
evolucin. No es as ya que, en primer lugar, la
inmensa mayora de las maternidades son
debidas a deudas krmicas, o sea, se trata de
individuos que, habiendo alcanzado quizs una
alta graduacin en el reino, vuelven a las tareas
maternales en pago de ciertos errores. Otras
mujeres son madres por haberlo decidido as
sus Egos, a fin de dar vida a seres de gran
elevacin, como sucediera con Mara, la madre
de Jess. Finalmente, es preciso tener en
cuenta que el trabajo humano se realiza
mediante etapas sucesivas y cada una de ellas
constituye un ciclo de actividad espiritual. Al
terminar un ciclo de trabajos e iniciar otro,

157

debemos volver a empezar, y debemos hacerlo

siendo las madres del grupo que va a vivir con
nosotros el nuevo ciclo experimental. No todos
los individuos que participan en ese ciclo sern
madres, ya que, obviamente, los que inician el
ciclo como hijos, ya estarn en el mundo y
habrn eludido las tareas maternales. La
madres sern las que han aceptado
voluntariamente el programa de Binah, y si de
momento son las sacrificadas, da vendr en
que recibirn el cntuplo por haber querido ser
zodiaco, cuando podan haber sido un elemento
circulando alegremente por l.
El zodiaco, dijimos, es la esencia ofrecida al
Dios de nuestro sistema solar para que realizara
su obra. Podemos decir pues que el zodiaco es
la madre de Dios, la que dio a Dios sus
materiales, como la madre los da al nio para
que se construya su cuerpo. La madre fsica
participa inconscientemente en esta tarea

formadora, y el zodiaco particip del mismo

modo en la creacin del mundo.
Y del mismo modo que las entidades zodiacales
recibirn en su da el premio que les
corresponde por haberse ofrecido en pasto al
nuevo universo, las madres recibirn tambin su
alta recompensa, porque tambin ellas pueden
ser llamadas, como el zodaco, madres de Dios.
Es en este sentido en el que debemos
interpretar la exaltacin de la Virgen, promovida
por la Iglesia cristiana. La madre de toda madre,
alcanzar un da u otro elevados poderes y, si
un da fue capaz de darse en pasto a las almas
encarnantes, ms capaz ser de dar a manos
llenas todo lo que sus hijos le pidan. Es por ello
que los fieles, intuyendo que esto es as,
cuando piden bienes materiales, se dirigen a
una Virgen y no a una entidad espiritual
masculina. La madre es, por su naturaleza, la
ms inclinada a dar.

Preguntas:
1.- Por qu el dar favorece la adquisicin de sabidura?
2.- Qu ocurre cuando se intercambian conocimientos contra valores materiales?
3.- Cul es la manera correcta de entender el mandato de dejar a la familia para seguir a Cristo?
4.- Di lo que has aprendido sobre los patrones de relacin, tal como aparecen en el Zodiaco.
5.- Por qu en el ordenamiento csmico, los ltimos son siempre los primeros?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 19

1.- Se fue Jess al monte de los Olivos, pero de

maana volvi otra vez al templo y todo el
pueblo iba a l y, sentado, les enseaba. (Juan
VIII, 1-2)
As empieza el octavo captulo del Evangelio de
Juan que, como los anteriores, tiene un alto
valor simblico y esotrico.
Ya dijimos, al referirnos al Evangelio de Juan,
que en cada uno de sus captulos describe la
penetracin de la fuerza crstica en los estados
representados por las letras hebraicas. En la
leccin 16 hemos visto cmo Juan describa los
trabajos crsticos relacionados con la letra Zain,
que representa la fase de liberacin de los
sentimientos. En este captulo, Cristo trabaja

en el Heith, la letra fuerza n 8, cuya dinmica

se plasma en el Tarot en la lmina llamada La
Justicia, en la que vemos una mujer
sosteniendo unas balanzas que se encuentran
en su punto fiel.
En este punto del camino, el hombre, liberado
de sus impulsos emotivos, abandona el mundo
de los valores sentimentales para dirigirse al
mundo de la razn, en el que el pensamiento
establecer la justicia y la paz. El olivo ha sido
siempre el smbolo de la paz, pero si lo
estudiamos a fondo en sus intervenciones
mticas, veremos bastante claro en su
significado y lo que representa esa subida de
Jess al monte de los Olivos.

158

2.- Ya Jehov haba prescrito a Moiss la

utilizacin del aceite de oliva para alimentar las
lmparas sagradas del tabernculo y para
utilizar en las distintas ceremonias religiosas.
Vemos despus que al terminar el Diluvio, una
paloma vuelve al Arca de No con una rama de
olivo en el pico, prueba de que exista ya en
firme una nueva tierra. Esta nueva tierra es la
del Heith, la que emerge despus de que el
hombre haya vivido las experiencias propias de
los signos de agua. Es la tierra de la mente, la
tierra en la que el pensamiento florece y en la
que las fuerzas de la mente, imponindose a la
emotividad y a los deseos, permitirn al hombre
vivir en paz.
Es natural pues que se utilice el aceite de oliva
para la curacin de las enfermedades, ya que el
olivo simboliza el trnsito de la tierra de los
deseos, creadora de perturbaciones y
enfermedades, a la tierra de la paz mental, en la
que el pensamiento divino lo restablece todo.
En la mitologa griega, el olivo estaba
consagrado a la diosa Atena, la cual, dice la
leyenda, lo hizo surgir de la tierra golpendola.
Esta Atena era hija de Jpiter, pero no nacida
de mujer, sino surgida de la cabeza de su propio
padre. Si en el rbol cabalstico vemos lo que se
encuentra en la cabeza de Jpiter-Hesed,
vemos que es Hochmah, de modo que Atena es
un Hochmah naciendo de Hesed, un amorsabidura emanando del poder ejecutivo de
Jpiter y por lo tanto, el olivo que la diosa rige
es parte integrante de ese amor de Hochmah
que lo restaura todo.
El aceite, en su uso medicinal, es un laxante de
primera magnitud que cura el estreimiento ms
rebelde tomando una cucharada en ayunas, o
sea, arroja la impureza del cuerpo, siendo el
aceite un poderoso condensador de luz. La
tradicin atribuye a Jpiter la regencia del olivo,
a travs de su hija Atena y da Piscis como signo
de origen. Todo ello concuerda con lo dicho
anteriormente, pero debemos precisar que el
olivo es un producto que refleja el estadio final
de Piscis, aqul en que los sentimientos han
sido definitivamente liberados, o sea, vaciados,
y el individuo se encuentra preparado para
acceder al reino de la razn. Como ya saben
nuestros estudiantes, el Heith es precisamente
la fuerza de enlace entre Piscis y Libra, entre el
agua que termina su ciclo y el aire que inicia su
reinado.
As, pues, cuando la crnica dice que Jess se
fue al monte de los Olivos, quiere decir con ello
que su enseanza iniciaba una nueva fase.
Hasta entonces se haba dirigido al corazn de
las gentes, a sus sentimientos, y en ese mundo
de los deseos humanos haba trado la guerra,
levantando las distintas tendencias la una contra
la otra, puesto que la llamada al orden en una
naturaleza desordenada produce siempre un

desorden an mayor, y muchas veces lo hemos

sealado al hablar de nuestra sociedad, para
decir que su reordenamiento ha de resultar
catastrfico para las empresas organizadas en
torno al caos.
Retorn Jess al templo, tras esa subida al
monte, para seguir enseando, pero ya en un
tono distinto; no como portador de guerra, sino
como portador de paz y de justicia, que es una y
misma cosa.
3.- Fue entonces cuando los escribas y fariseos
se acercaron a l, llevando una mujer adltera.
Maestro, le dijeron, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante delito de adulterio. En
la ley nos ordena Moiss apedrear a stas; t,
qu dices? Con ello pretendan tener un
motivo para acusarle, en caso de que se
pronunciase contra la ley de Moiss. Jess se
incorpor y les dijo. El que de vosotros est
limpio de pecado, tire la primera piedra Al or
esta sentencia sus enemigos fueron desfilando
uno a uno, empezando por los ms ancianos y
l qued slo con la mujer. Mirndola, le dijo:
Mujer, dnde estn? Nadie te ha
condenado? Dijo ella: Nadie Seor Jess
replic: Yo tampoco te condeno; vete y no
peques ms (Juan VIII, 3-11)
La lapidacin era una prctica bastante
extendida en aquella poca y representaba la
interpretacin perversa de una enseanza
espiritual referente a las leyes de Binah. El
pecado, el error, consiste en utilizar vanamente
energas creadoras, O sea,poner en circulacin
por el mundo fsico un potencia] energtico que
no encuentra su adecuado receptculo material.
Entonces esas energas circulan libres por el
mundo y representan una amenaza para todo lo
existente, ya que, al verse liberadas, destruyen,
desintegran todo lo que tocan. As ocurrira si
los Luciferianos no estuvieran ah para servir de
hilos conductores de esas energas liberadas
por la imprudencia del hombre. Ellos son
quienes las conducen a ese receptculo
llamado infierno, para ser reinsertadas en el
individuo que las liber despus de su muerte
fsica. Como este proceso ya ha sido explicado
en la leccin 15 del 1er Curso, no insistimos
ms.
4.- La mujer adltera, para serio, ha tenido que
salir de la clula familiar para formar -o no
formar- otra clula. Este gesto, como otros
tantos, produce una liberacin de energas
primordiales. La ciencia moderna nos permite
comprender mejor ese proceso en la estructura
del tomo. El tomo est formado por unas
partculas de energa positiva, llamados
protones y otras partculas de energa negativa
llamadas
neutrones.
Estas
partculas
constituyen el ncleo central, alrededor del cual
giran los electrones como los planetas giran
alrededor del Sol.

159

En su estado natural de equilibrio, los protones,

que son la fuerza masculina, se encuentran
neutralizados por los neutrones, que son la
fuerza femenina, y de esta forma realiza
funciones normales, como parte del tejido del
universo. Pero cuando en un tomo se produce
una estampida de los neutrones, o sea, cuando
la fuerza femenina desaparece, la fuerza
masculina, la protnica, queda liberada y esas
energas positivas atacan la estructura de los
tomos vecinos y los escinden a su vez,
liberando de ellos las energas que los
constituan, las cuales rompen las estructuras
de otros tomos y produciran as una reaccin
en cadena que destruira todo el universo, si no
existiera en l una organizacin encargada de
conducir las energas perturbatorias a ese
recipiente llamado infierno. Los sabios
atmicos que construyeron la primera bomba
atmica, teman que esa reaccin en cadena se
produjera. No saban, claro est, que existiera
en el universo un servicio encargado de la
eliminacin de energas que no disponen de su
receptculo material.
5.- Vemos as que la mujer adltera, como el
neutrn en el tomo, al abandonar a su marido
por otro, deja liberadas las energas positivas
que el marido abandonado representa.
Entonces la lapidacin, o sea, el recubrirla de
piedras, recubrirla de un envoltorio material, es
una forma de decirle que ha dejado sin
cobertura material una carga energtica y que,
por consiguiente, ha puesto en peligro a la
sociedad entera, ya que esa carga energtica
-marido abandonado- ir a destruir otros tomos
familiares. O sea, que el castigo reflejaba la
consecuencia del mal que su errneo proceder
haba puesto en circulacin. Ese castigo era en
realidad un anticipo de la consecuencia que
inevitablemente debera vivir esa mujer adltera,
como todos aquellos que, con su proceder,
liberan de algn modo energas encerradas en
formas materiales o las utilizan para crear algo
que, por su naturaleza, no puede contener por
mucho tiempo las energas creadoras utilizadas
y que son tambin liberadas de igual modo.
La consecuencia de ese despilfarro energtico
ser que en una prxima vida no dispondrn de
esa luz que permite que el mundo material se
aguante y se encontrarn como en una
mazmorra, como enterrados en una atmsfera
asfixiante, tal vez bajo tierra, en una mina, en
circunstancias opresoras, angustiosas, privados
de esa fuerza creadora que tan fcilmente
desperdiciaron o que no supieron conservar.
El castigo, con toda su crueldad, tena por
objeto el evitar que esta situacin se produjera,
ya que a quien mora lapidado, al revisar el
panorama de su vida despus de su muerte, le
vena la explicacin de porqu aquella situacin
dramtica se haba producido y, por lo tanto, ya

no era necesario que, en una nueva existencia

viviera el drama destinado a hacerle
comprender lo que haba comprendido ya.
6.- Pero la ley queda sin objeto cuando el
individuo se acerca a Cristo, como le sucedi a
esta mujer adltera, conducida por los escribas
y fariseos. Y en este episodio vemos,
incidentalmente, cmo a veces es el mal el que
nos conduce al bien, no por casualidad,
ciertamente, sino en virtud de circunstancias
creadas por las legiones anglicas, tal como
apuntamos en la Leccin 17 al hablar de las
ovejas perdidas. Los escribas y fariseos que
llevaban esa mujer a la muerte, eran los
representantes del mundo antiguo, el de la ley
del ojo por ojo y diente por diente; los
representantes de ese mundo que Cristo haba
venido a salvar, a redimir, a superar. Pero he
aqu que la infortunada mujer encuentra a Cristo
en su camino, no por propia voluntad, sino por
circunstancias, y sus acusadores ven en ese
encuentro la ocasin de confundir a ese hombre
nuevo que Jess representa, al enfrentarlo con
sus leyes.
Por la respuesta dada por Cristo vemos que tal
enfrentamiento no tiene porque producirse. No
hay un antagonismo entre las dos columnas que
aguantan el edificio del mundo, sino que la luz
de la derecha ilumina el panorama sombro de
la izquierda y el alma encuentra la justa
comprensin de lo que estaba oscuro. Jess les
dice a los fariseos y escribas que el hombre no
deba ser el acusador de otro hombre; no poda
serio porque ninguno tena autoridad moral para
erigirse en justiciero. As el pecado de uno -la
mujer adltera- serva para revelar los pecados
de los otros, para hacerles tomar conciencia de
su propia indignidad, de forma que el error
cometido resultaba creador en el plano de la
conciencia social y lo positivo de l se tragaba
literalmente lo negativo, poniendo en accin la
ley del perdn, que Cristo vino a revelar y que
es uno de los atributos de Hochmah, expresado
por Tiphereth en el mundo de los sentimientos.
Las palabras de Cristo resultan paralizantes
para los acusadores, que optan por marcharse,
de modo que el hombre nuevo aporta
argumentos al hombre viejo para que ste
desista de un empeo que antes era
considerado como justo y aleccionador.
As, cuando la fuerza crstica penetra en nuestra
razn, al bajar del monte de los Olivos, despus
de haber actuado en nuestros sentimientos,
abandonamos la idea de castigo respecto a esta
mujer adltera que todos llevamos en nuestro
interior.
7.- La mujer adltera es una nueva versin de
esa alma humana que nos acompaa vida tras
vida y que ha cado en todos los abismos. En

160

las Escrituras, a veces, aparece bajo el nombre

de la gran prostituta, o la mujer que ha tenido
siete maridos; es tambin la mujer enferma, la
mujer endemoniada, pero otras veces aparece
con los trazos de la linda Raquel, o bajo la
sublime figura de la Reina de Saba, o la
arrepentida Mara de Magdalena. Desde la cruel
Salom a Mara, la madre de Jess, toda una
larga serie de figuras femeninas nos describen
los diversos estados d un alma humana en
formacin, que pasa por momentos de poder y
de gloria y por otros de peligro y abyeccin.
8.- Cabe retener de este punto de la enseanza
un hecho nuevo que no se haba producido
anteriormente. Hemos visto a Jess curando
enfermos, revelando su personalidad al alma
que va al pozo de las aguas profundas, como en
el caso de la samaritana. Aqu no salva ni cura
milagrosamente a una mujer que va a morir,
sino que da razones a sus verdugos para que
no ejecuten el castigo sealado por la ley, y son
esos verdugos quienes, de propia voluntad, se
desentienden de su propsito. No se trata de un
acontecimiento histrico, sino mtico, por cuanto
en aquellos tiempos, el ocupante romano
prohiba expresamente a los judos condenar a
muerte y, ms an, ejecutar. Por ello los judos
tuvieron que recurrir a los romanos para que
condenaran y ejecutaran a Jess cuando lleg
su hora. Ese proyecto de lapidacin debe ser
interpretado pues mticamente, como lo
estamos haciendo, y no histricamente.
Diremos pues que cuando la fuerza crstica
penetra en nuestra mente, da razones
suficientemente vlidas a los escribas y fariseos
que se encuentran en ella, O sea, a las
tendencias ejecutoras de la antigua ley, como
para que suspendan el castigo que se disponen
a ejecutar contra su propia y culpable alma.
Entonces el mundo antiguo se va y dejan el
alma a merced de Cristo, que le dice: Nadie te
ha condenado Y ella responde Nadie, Seor
Convencer a los fariseos, a nuestros fariseos
interiores, constituye una de las tareas humanas
que todos tenemos que realizar, Cristo ya dijo
que la caridad bien entendida empieza por
nosotros mismos y ya hemos comentado
anteriormente este punto para decir que es
preciso que nos perdonemos por los errores que
en un pasado hayamos podido cometer y por
los que vamos cometiendo a medida que
nuestra vida se va desplegando. A veces es
difcil conseguir ese perdn con los
sentimientos. Los sentimientos no perdonan,
son vindicativos, obcecados, y vemos as cmo
hombres anegados por sus sentimientos, se
muestran crueles consigo mismos y buscan
inconscientemente el castigo y se lo
autoconceden de mil maneras, mutilndose,
accidentndose, suicidndose, cubrindose de
miseria y suciedad. Para que esos sentimientos

perversos cambien deben acudir a Cristo para

que ejerza en ellos su prerrogativa de perdn.
Pero si Cristo, nuestro Cristo interno, ha subido
al monte de los Olivos y se manifiesta ya en
nuestra mente, entonces las cosas cambian.
Cambia nuestra actitud respecto a nosotros
mismos y el culpable, nuestra alma adultera, es
indultada.
9.- A nivel social, la entrada de la fuerza crstica
en nuestra mente hace que al reconocer
nuestras propias culpas, disminuya el nivel de
agresividad hacia los dems y se abandone la
persecucin de los culpables. El hombre que ha
alcanzado ese nivel evolutivo, ya no podr ser
juez o, s lo es, ser para absolver a los
culpables que le sean presentados. Vemos as
que la propia culpa acta en nosotros
positivamente, como un disolvente de la culpa
de los dems.
10.- Jess habl de nuevo y dijo: Yo soy la luz
del mundo y el que me siga no andar en las
tinieblas porque tendr la luz de la vida Los
fariseos le dijeron: T rindes testimonio de ti
mismo; tu testimonio no es verdadero Aunque
rinda testimonio de m mismo, mi testimonio es
verdadero, porque s de dnde vengo y adnde
voy, pero vosotros no lo sabis. Vosotros
juzgis segn la carne. Yo no juzgo a nadie y si
juzgo, mi juicio es verdadero porque no estoy
solo, sino que me acompaa el Padre que me
ha enviado. Est escrito en vuestras leyes que
el testimonio de dos hombres es verdadero y yo
rindo testimonio de m mismo y el Padre que me
ha enviado testimonia en m Ellos le dijeron:
Dnde est pues tu padre? Y Jess
respondi: Vosotros no me conocis ni a m ni
a mi Padre, ya que si me conocierais a m, le
conocerais tambin a I (Juan VIII, 12-19)
Vemos en este punto cmo la personalidad
crstica sigue penetrando -dialogando- en el
mundo de los fariseos, es decir, en la mente
arcaica, en la mente del mundo antiguo, la de la
columna de la izquierda o de las realidades
materiales.
En el primer captulo de su Evangelio, Juan dice
que la luz brilla en las tinieblas, pero las
tinieblas no la comprendieron. Aqu Jess se
revela como la luz del mundo y dice que quien
le siga dejar de andar en esas tinieblas que no
comprenden la luz.
Si contemplamos el rbol cabalstico, vemos
que de Tiphereth, el centro crstico del mundo
de abajo, arrancan muchos senderos; unos
conducen al mundo de las sombras, es decir, a
los centros situados en la columna de la
izquierda; otros conducen al mundo de la luz, o
sea, a los centros situados en la columna de la
derecha, y finalmente un sendero conduce a
Kether-Padre.

161

La luz de Tiphereth que circula por los senderos

de la izquierda, da vida al mundo material, a las
formas, a la carne; las tinieblas la recubren y
no la comprenden; la utilizan para dar forma a
sus cosas, destinadas a sus usos cotidianos, a
sus placeres. Ese es el mundo de los fariseos;
Cristo ya est en l, pero los fariseos no tienen
conciencia de que est, no tienen conciencia de
que si ese mundo aguanta, es porque la luz del
mundo lo lleva literalmente sobre sus espaldas.
11.- Cuando la fuerza crstica empieza a
penetrar en la mente, el hombre comienza a
despertarse a la verdad, comienza a entrever
que todo se aguanta gracias a esa luz y que el
da en que viva en ella, todo ser distinto. Se
establece entonces un dilogo entre la
personalidad convencional -el fariseo interno- y
la personalidad sagrada -Cristo-. En los
primeros escarceos nuestro fariseo interno no
se deja convencer. Anteriormente, ya ha
aceptado reconsiderar el mundo de sus leyes,
renunciando a lapidar a la mujer adltera, pero
la toma de conciencia de la verdad es lenta y
siguen juzgando segn su carne, segn la
apariencia del mundo en que viven, y esta
apariencia es la materia que recubre la luz.
El trabajo de Cristo en ese estadio consiste en
revelar al fariseo interno los senderos que, de
Tiphereth, conducen a los centros de la derecha
y su relacin con el de arriba, con el Padre.
Mientras la luz transite hacia los centros de la
izquierda, las tinieblas irn en aumento, porque
la obra material se multiplicar con la aportacin
de luz y sta ser tragada por las tinieblas.
En cambio, cuando la luz de Tiphereth deje de
circular por esos senderos, la obra mundana se
desplomar y la luz circular por la derecha.
Entonces la luz ir a la luz y el hombre ya no
andar por las tinieblas. Cada alma, al venir al
mundo, lleva ya una orientacin, y por su
horscopo natal podemos ver si andar hacia la
realizacin de obras materiales, gastando en
ellas su luz, o si la conservara y aumentar, es
decir, si adquirir conciencia de la personalidad
crstica.
12.- Jess dice en este punto que su testimonio
es vlido, primero porque sabe de dnde viene
y adnde va, y en segundo lugar porque l
testimonia por dos, por el Padre y por el Hijo, y
ya en las Escrituras se dice que el testimonio de
dos es verdadero. De dnde venimos y adnde
vamos es la gran pregunta que se han
formulado los filsofos de todos los tiempos.
Quien conozca su origen y su destino estar
ciertamente en condiciones de realizar
perfectamente su cometido. En cambio el
hombre profano, el hombre envilecido en el
mundo de perdicin, no sabe porque est ah;
no sabe ni cmo ha llegado al punto en que se

encuentra, ni sabe dnde debe dirigirse, si es

que debe ir a alguna parte. Mira a su entorno,
todo lo lejos que sus sombras le permiten ver y,
agobiado por su desorientacin, se dice que
finalmente ya est bien ah donde se encuentra.
Se pertrecha es su morada material y no se
mueve.
Perdido en su camino, el hombre comienza a
juzgar segn la carne, es decir, segn la
realidad material que aparece a su vista, y si a
su alrededor hay rboles, acabar vinindole la
idea de talarlos y construir muebles con ellos; si
hay arcilla, le vendr la idea de modelar. As ir
edificndose una realidad material cada vez
ms suntuosa y sofisticada y olvidar cada da
ms profundamente que tiene un camino a
recorrer. Hasta que encuentre a Cristo en su
mente y le diga que no est all para crear una
organizacin material y refugiarse en ella, sino
que es peregrino en un sendero que debe
descubrir y recorrer.
El hombre profano acoger con hostilidad esa
llamada que le descubre que su seguridad es
ficticia y dir al que le revela su destino: Tu
testimonio no es verdadero; hablas de ti mismo
Pero Cristo dentro de l insistir en que son dos
los que testimonian por su boca y, de acuerdo
con las Escrituras, el fariseo ya sabe que el
testimonio de dos es verdadero.
13.- Resultara pueril, por parte de Jess,
referirse a las Escrituras, si se tratara de un libro
escrito y nada ms. En realidad, esas Escrituras
se encuentran grabadas en nuestro espritu.
Son el cdigo que cada Ego lleva consigo y que
va grabado en la conciencia del alma en
formacin. El hombre sabe que esas Escrituras
contienen la verdad; sabe que el Padre-Kether
no rinde testimonio de s mismo, sino a travs
de la persona llamada Hijo. El Hijo expresa la
voluntad del Padre y, tal como sucede arriba, en
nuestro mundo convencional, dos hombres
testimoniando en el mismo sentido, expresarn
la verdad.
Lo malo para el hombre profano es que no
conoce al Hijo. Si lo conociera, creera en sus
palabras y el Padre aparecera ntidamente en
l. Qu debe hacer el fariseo, en ese punto del
camino, para conocer al Hijo?
Volvamos al rbol cabalstico y a ese Tiphereth
que representa a Cristo. Hemos dicho que la luz
de Tiphereth se utiliza para dar cima a las
construcciones
materiales.
Mientras
esa
utilizacin tenga lugar, mientras vayamos
sacndole a Tiphereth pedazos de luz para
edificar el mundo material, no conoceremos al
Hijo; no lo conoceremos porque su personalidad
nos aparecer fragmentada, pedazo a pedazo.
Tendremos de l un destello, y ese destello lo
utilizaremos para dar vida a una forma, la cual
constituir nuestra verdad. Si queremos conocer
al Hijo, debemos dejar de podarle pedazos de

162

su personalidad para dar cima al mundo

material; debemos dejar de sorber sus esencias
porque entonces esas esencias tomarn una
forma, se configurarn, adquirirn un rostro, lo
mismo que ocurre con esos monigotes
hinchables, que slo adquieren forma cuando
estn llenos de viento y se deforman a medida
que lo van perdiendo.
Si dejamos de utilizar la luz para crear sombras,
la luz adquirir un rostro, se convertir en una
realidad tangible y a su alrededor aparecer
toda la organizacin csmica aparecer el rbol,
con sus senderos y todo su exuberante follaje, y
en lo alto veremos brillar la esfera del Padre.
Veremos entonces que realmente Cristo es la
luz del mundo y ya no estaremos andando en
las tinieblas.
14 Les dijo an: Yo me voy y me buscaris, y
moriris en vuestro pecado; a donde yo voy no
podis venir vosotros. Vosotros sois de abajo,
yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo,
yo no soy de este mundo. Os dije que morirais
en vuestro pecado, porque si no creyereis,
moriris en vuestros pecados. Cuando levantis
en lo alto al Hijo del Hombre, entonces
conoceris que soy yo y veris que no hago
nada de m mismo, sino que segn me enseo
el Padre, as habl Hablando l de estas
cosas, muchos creyeron en l. (Juan VIII, 21-30)
La vida aparece en la enseanza de Jess
como un itinerario, como una continua marcha,
de Galilea a Judea, de Nazareth a Beln, de all
a Egipto, de una orilla a otra del mar de
Tiberiades, subidas sucesivas a los montes y
descensos a la tierra llana. Su vida fue un
continuo moverse y esa dinmica de sus hechos
es el paradigma de lo que nuestras vidas deben
ser, no en lo material, sino en lo espiritual.
Nuestros sentimientos deben moverse, lo
mismo que nuestros pensamientos. Si
queremos estar con El, debemos seguirle sin
cesar. En cuanto nos paremos, en cuanto nos
digamos: Ya lo he encontrado, ya estoy en la
meta, nos daremos cuenta de que ya no est,
de que ha desaparecido.
Esto es vlido para todos cuantos buscan el
conocimiento y desembocan de pronto en una
escuela y se dicen esto me va, quedndose
con un determinado concepto. La verdad viva
no puede encerrarse en una frmula, en un
concepto, ni siquiera en una Cosmogona, que
es puente de arranque, pero jams punto de
llegada.
A los sentimientos humanos les gusta detenerse
y poder decir: Ya he llegado, qu hermoso es
este paraje! Aqu voy a establecer, a edificar mi
morada y vivir en la verdad Este es el sueo
de los sentimientos: establecerse, montar la
casa y el jardn y vivir paradisacamente. Hay
una cancin de Atahualpa Yupanqui que dice
as:

T que puedes, qudate,

le dijo el ro llorando.
Los cerros que yo ms quiero, le dijo
all te estn esperando.
El agua de nuestras emociones se enamora de
determinados paisajes y llora al tener que
abandonarlos. Pero cuando nos vaciamos de
nuestros sentimientos, cuando los echamos por
la borda, impulsados por la dinmica de Piscis,
entonces una voz suena en nuestras entraas
que nos dice: En marcha!. Por ello Jess,
actuando en este punto de la enseanza en el
escenario Heith, les dice a nuestros fariseos
Yo me voy y me buscaris En esta curva del
camino, el alma humana busca ya su divinidad y
sabe que para encontrarla ha de abandonar su
lindo paisaje y marchar ms all de s misma.
15.-Pero para encontrar su divinidad para
seguirla en las siguientes etapas, el alma
humana debe morir en el pecado. Deben morir
en ella los restos de sentimentalidad que
todava le quedan la etapa Heith. En esta etapa
el alma se pone en marcha, pero en sus alforjas
se lleva an pedazos de esa tierra que
abandona. Es muy corriente que el emigrante
se lleve en la mochila un puado de su tierra
natal, o que se la manden por correo los que se
quedan atrs. Ya no vive en aquella tierra, pero
piensa poder conservarla a ttulo de nostalgia.
Pero deber morir a ella, morir a ese mundo de
los sentimientos, gran productor de atascos,
para poder seguir al de arriba.
Hemos hablado ya con cierta amplitud en estos
estudios de la personalidad sagrada y la
profana. Hemos dicho que ambas deben
desarrollarse por separado, que no deben
mezclarse, y que el discpulo debe proceder de
manera que la sagrada le vaya ganando tiempo
a la profana, y que si al principio slo se ejerce
cinco minutos al da, al final la sagrada debe
disponer de todo el tiempo, o sea, la
personalidad sagrada debe matar a la profana.
En el estadio que Juan describe, el alma
humana no ve que esto tenga que ser as y se
dice que va a dedicar las primicias, lo mejor de
s mismo a la espiritualidad, y que en otro
momento de la jornada se entregar a los
placeres de antao, viviendo as en dos
mundos, en el de arriba y en el de abajo.
As lo har, durante un tiempo hasta que se de
cuenta de que lo espiritual se le escapa, huye,
se va y l no puede seguirlo. Ser preciso morir
en el pecado, dejar de ser en ese mundo
pecaminoso, para que podamos reencontrar
ese yo eterno que escapa sin cesar,
elevndonos hacia ms altas cumbres.
Entonces, levantaremos al Hijo del Hombre,
levantaremos nuestra obra humana y ella nos
encumbrar.

163

Al considerar estas cosas, muchos abandonan

definitivamente el mundo sentimental para
instalarse en la Tierra de la Promesa. Por ello
dice Juan que al hablar de estas cosas,
muchos creyeron en l
16.- Si permanecis en mi palabra -deca
Jess a los que haban credo en l-, seris en
verdad discpulos mos y conoceris la verdad y
de la verdad os har libres Contestaron ellos:
Somos linaje de Abraham y de nadie hemos
sido jams siervos; cmo dices t seris
libres? Jess les contest; En verdad, en
verdad os digo que todo el que comete pecado
es siervo del pecado; pero el siervo no
permanece en la casa para siempre; en cambio
el Hijo s, de modo que si el hijo os liberare,
seris verdaderamente libres (Juan VIII, 31-36)
Explica en este punto Jess cmo la verdad
libera al hombre de toda dependencia. La
verdad es un atributo conjunto de Kether y
Hochmah, del Padre y el Hijo, porque la fuerza
llamada Padre no tiene rostro propio, siendo el
soplo primordial que lo mueve todo. Ese soplo
se manifiesta en Hochmah-Hijo bajo el rostro del
amor y sa es la verdad fundamental que une y
da sentido a todas las cosas, la que permite al
universo sostenerse y avanzar. Luego, al pasar
por los distintos molinos de la vida, la verdad
pacta, se disfraza, se reduce, la gran verdad se
fracciona en pequeas verdades, y, a veces, en
determinadas situaciones, se presenta bajo una
forma negativa, y entonces le parece al hombre
que decir la verdad es traicionar, es cometer
una maldad.
Ya en Binah, la verdad se ve obligada a
disfrazarse con los oropeles del sacrificio. Ya
sabemos que este Sfira entroniza el sacrificio,
lo instituye, y en l la ley del sacrificio aparece
como una suprema y nica verdad. Pero los que
estudiamos la dinmica de las cosas divinas
sabemos que por encima de Binah est
Hochmah y que el amor tiene rango superior al
sacrificio, de modo que cuando el amor
aparece, el sacrificio no es necesario, queda sin
efecto.
En Hesed, la verdad tomar otro rostro, el de la
bondad, la tolerancia, la abundancia, el bien
social. Y en Gueburah la verdad ser rigor, ser
exigencia de s mismo, quizs intolerancia,
rectitud a ultranza, trabajo duro. En Netzah la
verdad ser belleza, delicadeza, refinamiento,
arte, complacencia. En Hod, la verdad se
disfrazar con la tnica de lo posible, lo que es
hacedero, de acuerdo con una lgica material,
dadas unas circunstancias determinadas. All la
verdad ser lo razonable, lo plausible, el
compromiso entre el designio de Dios y el
propsito humano.
Imposible establecer un catlogo de los
mltiples rostros de la verdad, cuando esta
verdad
es
el
resultado
de
infinitas

combinaciones derivadas de la influencia de los

distintos Sfiras-planetas. A veces la verdad se
opone a la fidelidad, de manera que proclamar
esa verdad nos sita inmediatamente en el
papel de traidores. Otras veces la verdad es
destructora de una reputacin, o supone el fin
de una empresa. Tambin Hochmah-Urano
tiene una faz destructora, que es precisamente
y curiosamente lo que han captado los
astrlogos, los cuales, colmo de la ignorancia!,
han catalogado a Urano como un planeta
malfico. Y, en efecto, Urano destruye el Mal,
disuelve sus compuestos para que el artista
pueda utilizarlos en la estructuracin de una
nueva obra.
17.- As pues, aunque la verdad aparezca
disfrazada de tal forma que decirla signifique
daar a una persona, a una institucin, o
daarse a s mismo, la verdad siendo una virtud
que procede del principio, ha de ser el hilo de
Ariadna que nos conduzca a la libertad y a la
pureza. Si la verdad destruye algo que slo
puede aguantarse a fuerza de mentiras, decos
bien
que
aquello
tambin
acabara
desmoronndose con el agravante de que
mientras las mentiras o el ocultamiento de la
verdad lo aguantasen, ira generando vnculos
viciosos que dificultaran la futura existencia de
las personas implicadas en el asunto. Al
producir la destruccin, la verdad ha liberado a
esas personas de su dependencia krmica a las
situaciones que la ausencia de verdad o a la
mentira iran creando.
El que comete pecado es siervo del pecado,
advierte Jess; o sea, el que se asocia a una
mentira, se vincula a la mentira, y como la
mentira, al igual que el siervo, no permanece en
la casa, el individuo que se ha negado
sistemtica mente a reflejar la verdad, se ver,
en otra vida, metido en situaciones precarias; en
situaciones que se desmoronan rpidamente
porque estn edificadas con materiales
procedentes del error; materiales que no son
slidos porque las fuerzas de la verdad no estn
en ellos. Sus propios sentimientos y
pensamientos estarn constituidos con esos
materiales, y con ellos reinar la incoherencia y
se desmoronarn sus amores y su lgica.
Vivirn en la incertidumbre, en la adversidad.
Es muy importante pues decir la verdad en las
pequeas y en las grandes cosas; enaltecer la
verdad por encima de todo y, al obrar en
nuestra existencia cotidiana, hacerlo siempre de
tal forma que no nos veamos obligados a
mentir, ni siquiera a ocultar lo que estamos
haciendo; y menos an que obliguemos a los
dems a ocultar nuestros hechos porque
procediendo as nos rendimos responsables de
su vinculacin a la mentira, somos plantadores
de la semilla de la mentira y esta semilla que

164

plantamos un da florecer en nuestra tierra

humana.
18.- Ms adelante, insistiendo los judos en que
eran hijos de Abraham y que tenan por padre a
Dios, Jess les respondi: Vosotros tenis por
padre al diablo, y queris hacer los deseos de
vuestro padre. El es homicida desde el principio
y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad
no estaba en l. Cuando habla la mentira, habla
de lo suyo propio, porque l es mentiroso y el
padre de la mentira (Juan VIII, 37-44)
Ya hemos visto al estudiar los resortes que
mueven al hombre, que en su interior hay
vacos en los que se alojan unas fuerzas
suministradas
por
unas
determinadas
categoras de seres espirituales. Mientras
utilicemos bajos deseos para la edificacin de
nuestra vida, esas fuerzas internas nos sern
suministradas por los Luciferianos, que son
expertos en materiales procedentes de las bajas
regiones del mundo de deseos, regiones de las
que procede todo lo destinado a ser destruido, a
ser matado. Esas fuerzas son las que generan
nuestras acciones, de modo que cuando Jess
les deca a sus interlocutores que tenan por
padre al diablo, no hablaba en trmino
metafricos, sino que les anunciaba algo muy
real, ya que las fuerzas suministradas por los
diablicos eran las que inspiraban sus acciones,
o sea, que exteriorizaban los deseos del Diablo,
hacan los deseos de ese padre que llevaban
dentro.
Por ello queran matarlo, porque la verdad que
Jess representaba era una amenaza de
destruccin para su mundo. La verdad destruye
la mentira y vemos materializado este hecho
todos los das por la dinmica de Urano, el
planeta que representa Hochmah y que
desintegra el mal con sus rayos.
19.- Dice Jess a los judos que no son hijos de
Abraham como ellos se proclaman, porque si
fueran hijos de Abraham haran las obras que l
hizo. Slo hay una manera de ser hijo de
Abraham: serlo espiritualmente, no por
descendencia fsica.
Ya hemos hablado muchas veces del tema de
las razas para insistir de nuevo sobre este
punto. Pero detengmonos un momento para
considerar el problema de Abraham. Si ahora
mismo a uno de nosotros se le apareciese un
ngel del Seor y le ordenara que diese muerte
a uno de sus hijos, lo bamos a obedecer?
Seguro que no, estando en nuestro sano juicio,
porque nos diramos que Dios no puede
pedirnos semejante cosa, ni siquiera como un
juego, como una prueba. Dios juzga a los
hombres sobre el conjunto de sus vidas y no
basndose en un acto aislado. As pues, cuando
en la Biblia se nos dice que Jehov orden a

Abraham, para probarlo, que sacrificara a su

hijo Isaac, nos est describiendo un suceso
anmico y no histrico.
El nico hijo amado de Abraham no es de carne
y hueso, sino que es su obra, su mundo, aquello
que ha creado con su luz, con su sangre, con
sus fuerzas, todo aquello en lo cual ha credo y
ha constituido su verdad, su orgullo, su placer.
Este era el hijo que Abraham deba sacrificar y
ste era el sacrificio que preconizaba Cristo.
Abraham es el precursor de Cristo en nuestro
mundo interno, aqul con el cual la divinidad
establece su alianza porque es de fiar.
Vemos que al principio Adam desobedeci las
reglas divinas y se vio arrojado de la gracia
divina que, como sabis, circula por la columna
de la derecha. Cuando ese primer linaje
humano fue exterminado con el Diluvio, Dios
realiz nuevamente una prueba y pidi al ser
humano que renunciase al mundo que l mismo
haba edificado, como condicin indispensable
para que la gracia pudiera volver a l. Abraham
fue el hombre dispuesto a echarlo todo por la
borda con tal de obtener esa gracia y por ello
recibi promesa de alianza. Pueden, en justicia,
decirse hijos de Abraham todos cuantos, en un
determinado punto de su itinerario evolutivo,
son capaces de levantar la espada del
discernimiento y cortar de cuajo la cabeza de
ese hijo mtico, que es nuestra obra humana.
Cuando nuestras fuerzas internas nos movilizan
para tal gesto, ya no ser necesario cortar esa
cabeza, porque entonces el pasado ya no
constituir una amenaza para nuestro futuro,
sino que veremos a nuestro rey Herodes
entregarle al nio divino las llaves del reino
material, cedindole la administracin de cuanto
l con sus esfuerzos, ha organizado.
En el sacrificio no consumado de Isaac vemos
cmo debemos conducir nuestra dinmica
interna. Algunos, al irrumpir la espiritualidad en
sus almas, lo dejan todo para vivir intensamente
esa llamada. Se separan de sus amigos, de sus
negocios, de sus hbitos, imposibilitando toda
convivencia con los que formaban parte de su
mundo. Esos son los que matan a Isaac, los
que no han odo la voz del ngel que dice:
Abraham, no extiendas tu brazo sobre el nio
Nos dice la historia sagrada que en el lugar
preparado para el holocausto apareci un
cordero, que Abraham degoll en ofrenda del
Seor. Era una imagen del divino cordero
zodiacal que representa el signo de Aries, ese
animal csmico cuya sangre es portadora de
iluminacin espiritual.
20.- La obra de Abraham consiste pues en
incorporar el mundo antiguo al nuevo mundo
que aparece en el alma, despus de haber
sentido la tentacin de destruirlo. Esa
destruccin es lo corriente en la dinmica del
mundo
material,
administrado
por
los

165

Luciferianos. Can mata Abel, o sea, se

incorpora el ser espiritual como nica forma de
poder realizar sus construcciones materiales;
Herodes persigue a Jess que amenaza su
reino. El mundo material tiene que destruir
constantemente la espiritualidad porque es
gracias a esa destruccin como puede ir
subsistiendo. Pero para vivir en la espiritualidad,
para vivir segn la dinmica del Reino de Cristo,
no es necesario proceder de igual modo, porque
las energas creadoras necesitan una forma
material para manifestarse y todo consiste en
invertir los mandos. Cuando lo hagamos, la
Tierra se convertir en un autntico pas de las
maravillas.
Sin embargo, el hombre material acostumbrado
a las leyes que emanan de la columna de la
izquierda, al llegar al punto de su camino en que
es necesario efectuar el cambio tiene tendencia
a obrar de acuerdo con su cultura, con lo que
conoce desde siempre, y le parece or la voz de
su divinidad interna que le induce a matar su
mundo como condicin indispensable para
entrar en el otro. Muchos son los que se
detienen en ese estadio de su evolucin y ya no
van ms all; inmolan a Isaac y se quedan con
una espiritualidad impotente, llevando una vida
de
eunucos
espirituales,
condenados
permanentemente a ser receptculos de una fe
sin obras. Los que oyen la voz del ngel y
conservan la vida al hijo, son los que realizan la
obra de Abraham. No era ste el caso de los
judos que queran dar muerte a Jess.
Abraham y su hijo Isaac convivieron
amorosamente. En el rbol cabalstico, el
primero ocupa el lugar de Hesed, el segundo es
Gueburah y de l nacera Jacob, que alumbrara
a su vez las doce fuerzas que convierten al ser
humano en un zodiaco capaz de reflejar la vida
divina.
21.- En este dramtico dilogo de sordos entre
Jess y los judos, que la crnica de Juan
recoge desde el punto 21 hasta el 59, el final de
su octavo captulo, el Maestro les dice; S que
sois linaje de Abraham, pero ms tarde les
dice que tienen por padre al diablo.
Y es que todos somos linaje de Abraham, y
aunque sean los Luciferianos quienes tejan y
manejen nuestra alma en el presente estado
evolutorio, un da aparecer en nuestra
naturaleza ese estado llamado Abraham y de l
nacer despus nuestro mundo sagrado.
Abraham, el antepasado de Cristo, es el
constructor de nuestra conciencia.
Hemos dicho ya alguna vez en el curso de estos
estudios que la conciencia es el registro que
cada uno de nosotros lleva dentro, en el que se
imprime el cdigo de las leyes que rigen el
mundo.
En la antigedad, bajo el reino de Can, cuando
el hombre era una marioneta en manos de los

Luciferianos, los cuales estaban construyendo

nuestro cerebro y el sistema nervioso y espinal,
el hombre no haba desarrollado una conciencia
porque no actuaba de acuerdo con las leyes del
universo. Era un periodo de pruebas en el que
la construccin del hombre se estaba haciendo.
Abraham fue el creador de una conciencia, O
sea, de ese registro en el que el hombre va
inscribiendo su propia historia.
Cuando ese libro de la conciencia est
terminado, cuando hayamos inscrito en l todas
las normas e instrucciones que permiten la
creacin de un universo, la obra de Abraham
habr terminado. As pues, aunque los diablos
usurpen provisionalmente las funciones de
Abraham, l va edificando en secreto en nuestra
alma, preparndola para el da en que deba
realizar funciones creadoras.
En el proceso de elaboracin de la personalidad
crstica, Abraham representa la fase Yod, Jacob
la fase He, y Jess la fase Vav. En nuestra
existencia
individual,
los
trabajos
correspondientes a Abraham consistirn en
incorporar el mundo antiguo a la conciencia,
sirviendo de base, de zcalo, a la espiritualidad;
los trabajos de Jacob consistirn en crear en
nuestra
naturaleza
interna
las
doce
potencialidades, sin las cuales nada podemos
edificar en el mundo exterior, O sea, que Jacob
debe abrir en nosotros los cauces que han de
permitirnos derramar sobre el mundo en que
vivimos las energas creadoras que los doce
signos del zodiaco interiorizan en nosotros. Los
trabajos crsticos consistirn en poner esos
canales
en
funcionamiento,
derramando
efectivamente sobre la sociedad lo divino que
haya en nuestra naturaleza.
Cuando nos reconocemos del linaje de
Abraham es seal de que la gran aventura
espiritual ha empezado en nosotros; seal de
que formamos parte de esa posterioridad que
Dios bendijo en el momento de la promesa. Ya
no destruiremos, ya no daremos muerte a
nuestros semejantes, porque en el momento de
descargar nuestra furia, la voz del ngel
resonando en nuestra naturaleza interna, nos
impedir cumplir el siniestro propsito.
22.- El captulo termina con el ocultamiento de
Jess y su salida del templo, porque los fariseos
estaban tomando piedras para arrojrselas. Lo
que les indign fue orle decir. Antes de que
Abraham naciese, era yo Ellos interpretaron
sus palabras en un sentido material, como si se
estuviera refiriendo a la vida fsica. Pero Jess
hablaba en trminos espirituales y la rama del
rbol de la vida llamada Hijo exista desde antes
de que el mundo fuera mundo. En ella han ido
apareciendo todas las hojas de su exuberante
follaje. Abraham es uno de los brotes inmortales
de ese rbol y, como hemos dicho, en nuestra
organizacin psquica, hay que situarlo en el

166

centro llamado Hesed. Y antes de que Hesed

fuera, exista ya Hochmah, el segundo aspecto
de la divinidad llamado Hijo, del que Cristo es
una emanacin.
A lo largo de todo el captulo, Jess ofrece a los
fariseos elementos razonables para hacerse
entender y, como hemos visto, obtiene un
considerable logro al conseguir que desistan de
su propsito de lapidar a la mujer adltera por
propio convencimiento.
El Maestro les indica el camino adecuado para
salir de la esclavitud, de la dependencia del
pecado, con esas palabras tan sencillas: La
verdad os har libres Esa verdad que es la
piedra angular de la justicia, y justicia se llama
la lmina que ilustra el Heith, la letra-fuerza en
la que Cristo penetra en ese captulo de Juan.
La justicia consigo mismo empieza cuando se
reconoce la verdad, cuando la verdad comienza
a integrarse en nosotros, a formar parte
consubstancial de nuestro ser y se inscribe en
ese Arcano llamado conciencia que Abraham
abri. En las escuelas iniciticas, es tradicional
que no se admitan a los hombres que no son
libres. Esta parte de la tradicin siempre ha sido
mal interpretada, y en los tiempos de la
esclavitud, esas escuelas se limitaban a no
admitir a la iniciacin a los esclavos. Pero en
realidad, es el siervo del pecado el que no
puede ser recibido en el templo inicitico, O sea,
el que va cargado con materiales procedentes
de los Luciferianos. La iniciacin, que significa
emprender el camino del retorno hacia el Padre,
slo puede ser dada a quienes se han
desprendido de las fuerzas procedentes de las
Preguntas:

regiones inferiores del mundo de deseos y que

llenan sus vacos internos con las energas
anglicas.
Algunos escucharon su palabra y lo siguieron;
otros se dispusieron a apedrearle, pero Cristo
sali y se fue apresuradamente a las tierras del
Theith,
para
realizar
los
trabajos
correspondientes a esa fuerza, yendo en busca
de los obreros que iniciaran su labor en la via
a la hora nona.
El trabajo del discpulo a la hora Heith consistir
en realizar la transicin, el giro que conduce del
mundo de los sentimientos al mundo del
pensamiento. Todos los pilotos saben que en
las curvas
hay que efectuar una maniobra especial y son
muchos los accidentes de coche que tienen
lugar precisamente en las curvas.
En la hora-Heith debemos abandonar el mundo
del pecado, el mundo del error en el que hemos
vivido desde el medioda hasta la puesta del Sol
y perdonar nuestras culpas, a fin de que, limpios
de toda culpabilidad, podamos integrar los
sentimientos al mundo de la razn.
En el cielo de una vida, como ya hemos dicho,
la hora Heith se sita entre la hora Zain y la
hora Theith, o sea, en el ciclo de los setenta y
dos aos, alrededor de los 37, y en el ciclo de
los ochenta y cuatro aos, alrededor de los 43.
En esa poca de nuestra vida es cuando
debemos subirnos al monte de los Olivos y
buscar la paz. Debemos perdonar a la mujer
adltera que es nuestra alma y prepararnos
para vivir el resto de nuestra existencia en la
luz.

1.- Qu significa la subida de Jess al monte de los Olivos?

2.- Por qu la mujer adltera es un elemento altamente perturbador para el universo?
3.- Cul es el hecho nuevo que cabe retener de este captulo de la enseanza?
4.- Di lo que has comprendido de lo dicho sobre la necesidad de morir en el pecado
5.- Comenta el exhorto: La verdad os har libres y refirete brevemente a la obra de Abraham.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 20

1.- Entonces se le acerc la madre de los hijos

de Zebedeo con sus hijos, postrndose para
pedirle algo. Djole l. Qu quieres? Ella le
contest: Di que esos hijos mos se sienten,
uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu
Reino Respondiendo Jess le dijo: No sabis
lo que peds. Podis beber el cliz que yo
tengo que beber? Dijeron: Podernos l les
respondi: Beberis mi cliz, pero sentarse a
mi diestra o a mi siniestra, no me toca a m
otorgarlo, sino que es mi Padre quien lo
dispone Oyendo esto los diez se enojaron

contra los dos hermanos. Pero Jess,

llamndolos a s les dijo: Vosotros sabis que
los prncipes de las naciones las subyugan y
que los grandes imperan sobre ellas. No ha de
ser as entre vosotros, al contrario, el que entre
vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro
servidor, y el que entre vosotros quiera ser el
primero, sea vuestro siervo, as como el Hijo del
Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir
y a dar su vida en rescate por muchos (Mateo
XX, 20-28; Marcos X, 35-45)

167

En la leccin 18 hemos hablado ampliamente de

los patrones de relacin y hemos visto cmo la
figura del servidor es la ltima que aparece
antes de pasar el alma a trabajar en otro ciclo.
Comentbamos en dicha leccin la relacin
familiar y amistosa, pero si estudiamos la
relacin social, tambin encontraremos al
servidor en el ltimo eslabn de la cadena que
conduce al nuevo ciclo. Volvamos pues al
zodiaco que, como sabis, es la madre de
nuestro sistema solar y el punto de referencia
obligado si queremos encontrar el orden de
sucesin de todas las cosas.
La primera funcin social del hombre se
canaliza a travs de la casa 1, que es la que
capta lo que hay en nosotros de esencias
llamadas Aries para arrojarlas al mundo. Por
ese canal circula lo que podemos aportar a la
sociedad a ttulo de aprendices. En efecto, el
ascendente o casa 1 marca el inicio de los
trabajos materiales; en esa casa se encuentran
los obreros de la primera hora, los que menos
cobran en proporcin con el trabajo
desarrollado. Al hablar de trabajos nos referimos
sobre todo al trabajo humano, que consiste en
aprender una determinada parcela de ciencia de
la vida, pero ese aprendizaje se refleja
igualmente en el terreno mundano, convirtiendo
al individuo en un aprendiz.
En un horscopo diremos pues que la persona
es aprendiz en la asignatura indicada por el
signo sobre el cual el ascendente se encuentra.
La primera figura social ser pues la del hombre
que realiza trabajos modestos en una
determinada empresa, como puede ser botones,
conserje, esto es guardin de la puerta, puesto
que est entrando en un ciclo nuevo.
La segunda figura es la que corresponde a la
potencialidad de Leo, segundo de los signos de
fuego y que se canaliza a travs de la Casa V.
En esa estancia el hombre se encuentra ya en
condiciones de comunicar a los dems lo que
ha aprendido y se convierte de algn modo en
el profesor, en el maestro. Quiz os digis que
las cosas avanzan con mucha rapidez y que se
pasa de aprendiz a maestro en el tiempo de un
parpadeo. No os dejis impresionar por la
rimbombancia del ttulo que sacamos de la vida
mundana. En efecto, el aprendiz, en su
peregrinaje humano ha aprendido cuatro gestos
mecnicos, como puede ser el abrir
perfectamente una puerta, saludando gorra en
mano al visitante que penetra por ella. Y en la
etapa siguiente, el hombre decide poner una
academia que ensee a abrir y cerrar puertas y
a saludar con la gorra. En ese punto de su
desarrollo espiritual, le parece que ya lo sabe
todo. Ser ms tarde cuando descubrir la
vanidad del ttulo de profesor y de maestro y se
dir filosficamente que lo nico que sabe a
ciencia cierta, es que no sabe nada. Las
prestaciones sociales de esta segunda etapa
darn el enseante de una asignatura

determinada, el cual, ao tras ao, repite la

misma cantinela, el mismo programa en el aula.
Darn igualmente al imitador de un gesto que
repite hasta la saciedad, es decir, al funcionariomaquina, encadenado a un programa. En este
apartado encontraremos igualmente al actor,
que interpreta una obra todos los das y, en
general, a todos cuantos han conseguido una
parcela de saber y la ofrecen a los dems, se
ofrecen en pasto, podramos decir, para servir
de ejemplo.
La tercera figura social es la del hombre que
viaja, correspondiente a la potencialidad de
Sagitario, tercer signo de fuego, canalizada a
travs de la Casa IX. Nuestro hombre ha
descubierto ya que su saber es insuficiente y
decide ir ms all de s mismo. En la vida
mundana, este impulso se manifestar
trabajando en una empresa relacionada con los
viajes: agencia, ferrocarriles, aviacin, etc. Ser
el hombre que viaja o que hace viajar, o que
participa de algn modo en las actividades
tursticas. Puede aparecer tambin como
explorador en el sentido fsico o en el espiritual,
descubriendo de alguna manera un mundo
nuevo.
2.- La cuarta figura, auspiciada por Cncer,
primer signo de agua y canalizada por la casa
IV, ser la del pequeo empresario que monta
un negocio familiar. El hombre ya est de vuelta
de algunas cosas, ya no es tan sabio como le
pareca ser en la segunda fase de sus
experiencias, ya ha corrido mundo lo suficiente
como para desear la paz y la estabilidad.
Entonces se establece por su cuenta en algo
que le gusta. Su ambicin es la de disponer de
un pequeo espacio en el que vivir al abrigo de
los problemas, crear una familia y transmitir a
los hijos el negocio familiar. Es la etapa de la
vida tranquila y sosegada, sin grandes
inquietudes, sin grandes experiencias.
La quinta figura es la del hombre con afanes
transformadores, presidida por Escorpio y
canalizada por la casa VIII. En este punto del
camino el alma descubre sus poderes internos,
descubre que es capaz de cambiar el orden
natural de las cosas y se convierte en el
artesano, en un creador a escala limitada, o en
un forjador de hierros, en un fabricante de
objetos, en un obrero de siderurgia y metalurgia
que cambia el orden material de los elementos,
convirtiendo la materia prima en objetos tiles.
Es el hombre de progreso, el pequeo dios.
La sexta figura, presidida por Piscis y
canalizada por la casa XII es la del hombre que
pone a la disposicin de sus semejantes lo
elaborado en la etapa anterior, el hombre de los
servicios. Por ello en la astrologa convencional
vemos que los grandes almacenes, donde se
vende de todo, son atribuidos a los auspicios de
Piscis, lo mismo que los hoteles y restaurantes.
En ese punto de su camino social el hombre

168

ofrece a los dems lo que en anteriores etapas

ha elaborado. Cuando se haya liberado del
egosmo y haya entrado en el Reino, esa
funcin
ser
ejercida
desinteresada
y
altruistamente. De momento, esa fase de los
trabajos, como las anteriores, se realiza bajo el
sello de lo comercial. Este ser pues el hombre
de mercado, el mercader.
3.- La sptima figura, el obrero de la hora
sptima, como dira Jess, es el creador de
sociedades, bajo los auspicios de Libra y
canalizado por la casa VII. Aqu el hombre
descubre su mundo mental y empieza a trabajar
con la cabeza, uniendo lo que, por su
naturaleza, puede ser unido para multiplicar el
rendimiento. Unir pues las fuerzas productoras,
o las consumidoras, lo positivo con lo negativo,
a fin de neutralizarlo. Aqu el ser humano inicia
la bsqueda de la unidad y ser, por encima de
todo, cualquiera que sea su ocupacin real, el
hombre que une, el hombre que permite a las
partes complementarias encontrarse.
La octava figura es la del inventor, del
descubridor, del innovador, auspiciada por
Acuario y canalizada por la Casa XI. Aqu el
hombre descubre en su propia naturaleza el
orden universal y es capaz de expresarlo en la
vida social, inventando mquinas que producen
ese orden. Por su actividad acercar los
mundos de arriba a los de abajo, pondr el cielo
al alcance de los que estn en la tierra. Si el
hombre de la hora quinta, el de Escorpio, ha
conseguido mediante su actividad que el mundo
resultara ms cmodo, el hombre de la hora
octava restituir a ese mundo su trascendencia,
le dar un sentido, har que todo resulte
coherente.
Si el hombre de la hora sexta es el vendedor y
difusor de la obra que realiza el de la hora
quinta, el obrero de la hora novena ser el que
vender y difundir lo producido en la hora
octava, todo ello auspiciado por Gminis y
canalizado por la casa III. Aqu el hombre
realiza funciones de difusor de ideas, de cultura,
de conocimientos, de tcnicas, de ciencias.
Aupado en los medios de comunicacin social,
lanzar urbi et orbe todo el saber que el hombre
de la hora octava ha acumulado para que la
humanidad se infunda de l y sus ojos puedan
abrirse. Ser pues el escritor, el periodista, el
hombre de cine, televisin, radio; el que a
cualquier nivel comunica el saber de la ltima
hora,
el
que
proporciona
el
ltimo
descubrimiento, antes de que se establezca y
se dogmatice en los libros de texto.
4.- Viene entonces el obrero de la hora dcima,
auspiciado por Capricornio y cuyo trabajo es
canalizado por la casa X. Aqu el hombre se
corona rey, ministro, presidente, director general

y, en la valoracin mundana, se es el hombre

que cuenta. Se le respeta, se le venera, se le
dan ttulos de excelencia, de ilustrsimo, de
caudillo, gua, se le da tratamiento de vos y de
usa, se le ponen ttulos de nobleza, Pero en el
camino evolutivo, an le faltan dos etapas para
llegar al final del ciclo. Este rey de la hora
dcima ha estado al servicio del Ego en el ciclo
de fuego; ha estado al servicio de sus deseos
en el ciclo de agua; ha estado al servicio del
pensamiento en el ciclo de aire. Le falta an el
servicio obligatorio de la organizacin material
para ganarse los galones en la vida espiritual.
Aqu en la Tierra ya se los han dado, pero las
etapas que le quedan por recorrer son las ms
difciles y peligrosas y puede emplear en ese
recorrido un tiempo superior al que ha
necesitado para cubrir las nueve etapas
anteriores. Ser aqu, en efecto, donde
aparecer, ms que en cualquier otro momento,
el monstruo de la vanidad, del orgullo, de la
suficiencia.
El
individuo
confundir
su
prepotencia con la verdad radical y absoluta y
se dir que la razn est de su lado por ser l
quien es.
Si el hombre de la dcima hora es el rey, el de
la hora onceava ser el hijo del rey, el heredero,
el prncipe, el seorito, el que tiene la vida
solucionada por ser hijo de pap, O sea, el
rentista, bajo los auspicios de Tauro y la
canalizacin de la casa 11. Pap se afanar en
formar a su hijo para que pueda sucederle en
los altos negocios, pero el hijo no se dejar
preparar, para qu?, si pap ya lo ha hecho
todo. Cuando herede de su papi, vivir una
existencia de gozos, derrochando una fortuna
que no le ha costado ganar. Pero quiz no sea
as; quiz sea el filntropo, el mecenas, la
providencia de los pobres, de los necesitados,
el que con su dinero acondiciona el mundo para
establecer en l esa paz y esa alegra que ha
de caracterizar el reino de Acuario.
El trabajo de Capricornio es el de ordenar y
acondicionar el mundo, el de Tauro es el de
embellecerlo, el de llenarlo de amor.
5.- Llegamos por fin al hombre de la duodcima
hora, al hombre del que Jess deca que, por
ser el ltimo, sera el primero. Bajo los auspicios
de Virgo y canalizado por la casa VI, aparece la
figura del siervo de todos. El hombre que ha
alcanzado ese punto, en un determinado ciclo
evolutivo, ha conocido la plenitud de los
sentimientos, la plenitud intelectual y la plenitud
del poder material. En su accin indiscriminada,
en su afn de alcanzar metas, ha lesionado sin
duda a otras almas, y ahora tendr que
restituirles su paz, calmar las tempestades por
l provocadas, volver todas las cosas a sus
cauces.
En la vida social, este hombre volver a la
humildad de la primera hora, y quizs lo

169

encontremos de portero en cualquier empresa,

como el que est empezando el ciclo. De hecho,
es fcil ver en empleos humildes a personas de
mucha cultura, de mucho saber que, sin haber
realizado estudio alguno, se han erigido en
autodidactas y saben ms que el director que
ocupa el trono en la empresa. Otras veces
encontramos a ese hombre en los laboratorios
de investigacin, quejndose de su sueldo
miserable y de que el Estado no dedique ms
fondos a la investigacin cientfica. Y la razn
esencial de que no los dedique, es que no hay
dinero para los trabajos de la hora duodcima.
El dinero se ha derrochado en la undcima, bajo
la batuta de Tauro, y ahora se trata de
despojarse de todo, de servir sin otra aspiracin
que la de llevarse a la etapa siguiente un saber
exento de contenidos materiales. Cuando esa
norma se quebranta, cuando un gobierno da
dinero a sus sabios para la investigacin, es
seguro que los fines son perversos y que el
gobierno en cuestin aspira a conseguir de esos
sabios
bombas
atmicas,
preparados
bacteriolgicos para destruir al enemigo, gases,
msiles, etc. En la historia de los
descubrimientos tiles, como la penicilina,
pongamos como ejemplo, vemos que stos han
sido realizados siempre por sabios modestos,
trabajando
sin
medios
materiales,
en
laboratorios misrrimos.
As pues, cuando Jess dice El que entre
vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro
servidor, y el que entre vosotros quiera ser el
primero, sea vuestro siervo, no est
enunciando un capricho divino, sino que da a
conocer una ley cclica perfectamente lgica,
segn la cual todas las experiencias
sensoriales, emotivas, intelectuales y materiales
tienen que penetrar en nuestra naturaleza,
arraigar en ella y salir derramndose al exterior.
Esta dinmica conduce de una manera natural
al individuo a su comienzo, a su humildad
primigenia. Su saber lo impulsa a prestar ayuda,
a ser el servidor de todos, y esa funcin es su
pasaporte para la entrada en la otra vida,
cuando su peregrinaje por el mundo material
haya terminado, o la entrada en otro ciclo
evolutivo, en otro estado vibratorio, si le quedan
an cosas que aprender en la columna de la
izquierda.
6.- Cuando se saben estas cosas, cuando el
maestro que hay en nosotros nos ensea el
perfecto ordenamiento cclico en el acontecer
universal, los dos ciegos que hay en nosotros, el
yo emotivo y el yo mental, abren sus ojos y ven.
Por ello la crnica de Mateo (XX, 29-34) y la de
Marcos (X, 46-52) nos dice que al salir de Jeric
dos ciegos que estaban sentados al borde del
camino oyeron pasar a Jess y se pusieron a
gritar Seor, ten piedad de nosotros Jess

hizo que sus ojos se abrieran y ambos siguieron

en pos de l.
El conocimiento abre los ojos ante la evidencia
de la verdad, que no es nunca arbitraria, sino el
resultado de un proceso natural.
7.- Nuestros ciegos internos abren los ojos
despus de haber recorrido los cuatro ciclos y
pasado por la fase del servicio, encontrndose
en condiciones de amar a su prjimo como a s
mismos, porque lo comprenden puesto que han
pasado por todas las situaciones por las que
ese prjimo est pasando.
En la crnica sagrada, Lucas (X, 25-29) nos
refiere cmo un doctor en la ley le pregunt a
Jess: Y quin es mi prjimo? En el
momento evolutivo en que aparecemos como
doctores en leyes, todava no sabemos con
exactitud si el prjimo es la gente que vive en
nuestro inmueble, en nuestra ciudad o en
nuestro pas. Cuando nos identificamos con la
figura del doctor en leyes, interrogamos a
nuestro maestro interno con la esperanza de
que confirme nuestro modo convencional de
pensar y, si no lo confirma, pensamos que as
tendremos una razn para matar al maestro
interno y liberarnos de la ley moral que
representa. Una vez este crimen perpetrado,
podremos legislar libremente, instituyendo en
ley cada uno de nuestros deseos, de nuestras
ambiciones y apetencias. Muchos eran
entonces los doctores en leyes, los escribas y
sacerdotes de un culto materializado, que
buscaban al maestro para matarlo, y nuestras
tendencias profanas lo buscan an. Para
responder a ese pretendido doctor que no saba
quin era su prjimo, Jess tom la palabra y
dijo:
8.- Bajaba un hombre de Jerusalem a Jeric y
cay en poder de los ladrones (Lucas X, 30-37),
que lo robaron, lo golpearon y lo dejaron medio
muerto al borde del camino. Un sacrificador,
que por azar descenda por el mismo camino,
habiendo visto a ese hombre, pas de largo. Un
levita, que lleg tambin a ese lugar, habindolo
visto, pas de largo, pero un samaritano que
viajaba, habiendo llegado hasta all, fue tocado
de compasin cuando le vio. Acercsele, vend
sus heridas, derramando sobre ellas aceite y
vino; despus lo puso sobre su misma montura,
lo condujo a una posada y se ocup de l. Al
da siguiente, sac dos monedas de su bolsa y
dijo al posadero: Cudalo y lo que gastes de
ms te lo devolver a mi regreso Cul de los
tres te parece haber sido el prjimo del que
haba cado en manos de los ladrones? Es el
que ejerci la misericordia hacia l, respondi
el doctor en leyes y Jess le dijo: Ve y haz t
lo mismo

170

9.- La parbola del buen samaritano nos ofrece

varios temas de reflexin. En primer lugar
aparece la cuestin racial. Nos dice la crnica
que el doctor en leyes le hizo a Jess la
pregunta sobre su prjimo para probarlo Los
doctores trataban de acumular pruebas contra
Jess que les permitieran un da hacerlo
condenar a muerte. Para el doctor en leyes, el
prjimo eran las gentes de su clan y, por
consiguiente, el amor al prjimo que
recomendaban las escrituras, se limitaba a
ellos. Los samaritanos eran aborrecidos y se los
consideraba como gentes bajas y malas. Al
decir Jess en su parbola que fue un
samaritano quien socorri al herido, no estaba
diciendo que todos los samaritanos fueran
bondadoso y caritativos, sino que lo fue aqul,
O sea, que ser prjimo o no serlo es una
cuestin de personas y no una relacin racial o
de grupo.
Todos venimos al mundo bajo el disfraz de
una raza y en una determinada ciudad y barrio.
El nuevo ciudadano crece en un clima de
enfrentamientos de su ciudad con las vecinas;
enfrentamientos
culturales,
urbansticos,
deportivos, etc. Cada domingo, en los partidos
de ftbol, unos ciudadanos acumulan odio
contra habitantes de otra ciudad, se aprovechan
las fiestas patronales de los barrios para
organizar confrontaciones con los vecinos de
otros barrios, tirando de una cuerda o jugando al
ajedrez. El deporte se ha convertido as en una
gran mquina productora de la divisin entre
ciudades y contribuye a que el individuo se
identifique ms y ms con el grupo y que
considere la fidelidad al grupo como una virtud
de alto valor. Esta fidelidad al grupo lo lleva al
rechazo de todos los dems y mientras el grupo
se convierte en los buenos, los dems
asumen el papel de malos Al comienzo de la
involucin, la humanidad fue dividida en tribus
para que el hombre fuera aprendiendo a ser
solidario con unos cuantos y, para fortalecer esa
solidaridad, era preciso que la tribu se
enfrentar con otras, de modo que al crecer el
sentimiento de hostilidad hacia el enemigo,
creciera tambin el de solidaridad hacia los
suyos. Los enfrentamientos deportivos o de otro
tipo representan una reliquia de esa poca en
que se necesitaba el odio para que se
desarrollara el amor. Constituyen pues
manifestaciones arcaicas de la vida social, y si
antes pudieron ser positivas, ahora ya no lo son.
10.- Cristo vino para proclamar la unin de
todos los hombres, para hacer que todos se
sintieran prjimo de todos, por encima de sus
vnculos ciudadanos o raciales. Si para
determinar quin era el prjimo de quien, lo hizo
mediante la historia de un hombre maltrecho fue
para subrayar que la solidaridad debe ejercerse
en los momentos difciles, no en los gloriosos.

Son muchas las cartas que reciben los reyes,

los artistas, los millonarios, los protagonistas de
la mundanidad, felicitndoles cuando tienen un
xito, o cuando se casan o les nace un hijo. La
fama, la riqueza, la alta alcurnia, son
productores de mucho prjimo. En cambio,
cuntas veces hemos visto a un hombre herido
desangrarse al borde de una carretera, porque
ningn automovilista se ha parado para
socorrerlo! Amar al prjimo no es amarlo en sus
horas de triunfo, sino en sus horas difciles,
cuando es despojado de sus bienes y apaleado
hasta caer sin sentido.
11.- No siempre son bienes materiales lo que
los ladrones se llevan y, en este sentido,
conviene meditar el contenido de esta parbola
si la aplicamos a nuestra organizacin anmica
interna.
Todos somos portadores de unos valores, es
decir, de unas fuerzas internas, servidas por
entidades espirituales -y de ellos hemos
hablado
abundantemente
en
lecciones
anteriores- y esas fuerzas nos impulsan a
comportarnos de una determinada manera. Y
quiz ocurra que, por nuestra forma de proceder
en una anterior vida, aparezcan un da los
ladrones, que actan en las regiones
inferiores del mundo de deseos y nos despojen
de esos valores internos, quedndonos sin
ellos. Entonces aparecemos maltrechos y
desvalorizados. Esta situacin, como decamos,
puede ser producida por un karma maduro que
la hace inevitable. Pero tambin es posible que
sea nuestra forma de conducta actual la que
suscite la aparicin de los ladrones. Veamos
cmo pueden ser generados.
Las fuerzas espirituales activas en nosotros, no
son homogneas, es decir, no son de igual
calidad, de modo que mientras las unas, cuando
se encuentran en posicin dominante, nos
abocan a la realizacin de gestos sublimes,
otras, en cambio, cuando dominan, nos inducen
a realizar acciones perversas. Si nuestra
voluntad se complace en lo perverso, si
mantiene en el mando de nuestra psique a esas
fuerzas, prolongando as su tiempo de dominio,
las estaremos envalentonando y un da se
sentirn tan seguras de s, que organizarn una
expedicin y se dirn: A ver si nos metemos en
los espacios donde estn los tesoros y los
arrebatamos Lanzarn entonces a los
ladrones para despojar al hombre de sus
valores sublimes, Si lo consiguen, he aqu que
este hombre aparecer maltrecho al borde del
camino, de ese camino de bajada que va de la
ciudad sagrada de Jerusalem a la ciudad
profana de Jeric. Siempre, cuando el camino
humano en el que nos encontramos es de
bajada corremos el riesgo de vernos
despojados por los ladrones. Los robos son

171

pues el sntoma de que nuestra moral est en

baja.
12.- En ese contexto, el sacrificador y el levita
que pasan sin detenerse son los ms prximos
parientes del hombre maltrecho y robado,
puesto que uno es el hombre de ritos y el otro el
hombre de leyes, que son -o deberan ser- los
administradores de ese tesoro espiritual que se
han llevado los ladrones.
Pasan de largo, nos dice la parbola y con ello
Jess no hace ms que constatar lo que ocurre
en la sociedad profana cuando uno de sus
miembros es despojado de sus valores morales
y, por consiguiente, empieza a comportarse de
una manera inhabitual. Si el miembro de una
honorable sociedad comete de pronto actos
susceptibles de poner en cuarentena la
reputacin de la entidad, se le echa de ella, que
es una forma de pasar de largo.
En la vida familiar no se procede de forma muy
diferente y muchas veces vemos que a la oveja
negra, que en definitiva es el hombre despojado
de sus valores morales, se la excluye de la
familia y sanseacab. La accin de esos
ladrones que roban el tesoro espiritual resulta
a veces contagiosa, y vemos as que en la vida
conyugal, cuando el marido, despojado por los
ladrones de los valores que le permitan llevar
una conducta digna, se lanza a la aventura
ertica, algunas veces la esposa dice: Puesto
que l me engaa a m, yo le voy a engaar a
l, y se lanza a su vez a una vida sexual
desordenada Si esto ocurre, es que los
ladrones han visitado tambin los lugares
donde su alma guardaba los tesoros y se los
han llevado.
13.- Ese hombre maltrecho es pues tambin
aquel que, habiendo actuado dignamente en
muchos escenarios de su vida, se ve un da
despojado de sus impulsos elevados y se lanza
por el camino de los actos degradatorios.
Nuestra conducta hacia ese hombre debe ser la
del buen samaritano. Debemos socorrerle,
subirlo a nuestra montura y dejarlo en la posada
donde ser cuidado y podr recuperarse. Tanto
ms debemos hacerlo si l forma parte de
nuestra carne, si es nuestro cnyuge el que se
desva de su buena conducta.
Digamos por ltimo que nuestro prjimo es
siempre el hombre con problemas que aparece
en nuestro camino. En otro punto de la
enseanza (Leccin 17) Jess dice cmo tratar
al hermano que ha pecado y acaba diciendo
que si no nos escucha, si tampoco escucha a
uno o dos ms, ni a la Iglesia, que lo
consideremos como un pagano o publicano;
pero si este hermano al que su forma de vivir ha
apartado de nuestro lado reaparece en nuestro
camino, entonces se convierte de nuevo en

prjimo y le debemos asistencia. Y un familiar,

por muy separados que estemos de l en
espacio fsico o espiritual, es siempre prjimo y
no debemos pasar de largo ante sus problemas.
14.- Quedamos pues en que los ladrones,
esto es, las fuerzas inferiores que actan en
nuestra naturaleza interna, si se envalentonan,
pueden robarnos el tesoro, esto es, las
fuerzas superiores, modificando as, para mal,
nuestro comportamiento. Pero esos ladrones,
no slo actan cuando nosotros les damos
fuerza y protagonismo al utilizar a menudo sus
talentos, sino que tambin lo hacen cuando
se encuentran en estado de desesperacin,
cuando no reciben de nosotros el alimento
necesario para su subsistencia. Entonces,
presintiendo
una
muerte
prxima,
los
ladrones invaden los espacios internos en
que se encuentra nuestro tesoro para robar el
alimento destinado a las fuerzas sublimes que
se alojan en nosotros.
Un axioma esotrico dice: Hay que dar de
comer a los perros, designando con el nombre
de perros a los Luciferianos que habitan en las
regiones inferiores del mundo de los deseos.
Hemos tocado ya este tema en la Leccin 14,
punto 9 a 13, que el estudiante debe consultar.
Decamos all que no debe utilizarse el alimento
destinado a los impulsos sublimes para nutrir a
los perros. Estudiemos ahora esta cuestin
desde la vertiente contraria, O sea, desde la
perspectiva de esos perros privados de comida.
15.- En primer lugar, es muy importante que los
perros dispongan de un espacio en el que poder
vivir. Por ello en las catedrales y en las antiguas
casas seoriales -ya lo hemos dicho alguna
vez- el constructor abra pozos, no para buscar
un agua inexistente, sino para que pudieran
alojarse en ellos los perros, ya que si 'no
disponan de aposento, suban al altar y se
coman los manjares espirituales que all se
cocinaban. En nosotros mismos debemos abrir
esos pozos, de manera que lo superior y lo
inferior no vivan mezclados. Una vez
acondicionadas las fuerzas en sus receptculos
respectivos, es preciso que demos a cada uno
el alimento adecuado.
Ya hemos visto en el curso de estos estudios
que si una determinada tendencia no es
alimentada, se muere, pero antes de morir, la
fuerza que la representa librar una batalla
desesperada para conseguir ese alimento. Para
evitar esa guerra del mal contra el bien, ser
preciso que procedamos con sumo arte en la
administracin de los alimentos. Es decir, si en
nosotros existen fuerzas inferiores, y en nuestro
presente estado evolutivo nadie puede
vanagloriarse de no poseerlas, esas fuerzas
deben recibir el alimento adecuado. Esto

172

significa ofrecerles un campo de actuacin en el

que su talento pueda ejercerse, O sea, un
tiempo diario en el que esos perros puedan
pasear y comer. En trminos concretos diremos
que si lo inferior no puede ser eliminado de
nuestra naturaleza tratemos de organizar su
manifestacin lcidamente, de manera que en
todo momento podamos decir: Ahora me estoy
comportando de una manera inferior, estoy en el
pozo, en los stanos de m mismo, pero
despus subir a la azotea y todo ser distinto
Si controlamos el tiempo de expresin de lo
inferior, si le vamos poniendo distancia y
barreras entre su mundo y el otro, lo iremos
debilitando. Si rezamos a lo superior para que
derrame su luz sobre los Luciferianos y
pactamos con ellos su reinsercin a su oleada
de vida anglica, tal como decamos en la citada
leccin 14, un da esas fuerzas inferiores
consentirn en abandonarnos sin declarar una
guerra.
16.- Lo importante es conseguir que ambos
mundos no se mezclen y debemos proceder al
rescate de lo superior de manera progresiva,
comenzando los trabajos al amanecer.
Como ya sabis, de la salida del Sol al medioda
actan los tres coros de ngeles que
conocemos con el nombre de Serafines,
Querubines y Tronos, los cuales estn al
servicio de los tres Sfiras primordiales, Kether,
Hochmah y Binah. Por consiguiente la maana
debe ser consagrada exclusivamente a la
actuacin de las fuerzas sublimes que hay en
nosotros, y el primer trabajo del discpulo debe
consistir en arrojar lo inferior a sus pozos, si es
que se manifiesta a esas horas.
Empezaremos
pues
excluyendo
a
los
Luciferianos de las dos primeras horas de luz
solar, porque en ellas nos es suministrado ese
precioso alimento que se llama voluntad, y si lo
damos a comer a los Luciferianos, estarn
recibiendo un autntico elixir de vida que los
inmortalizar. En esas horas nos alejaremos
pues de todo propsito inmundo, arrojaremos
los pensamientos egostas y los deseos
impuros, reservando el plato de la voluntad para
alimento de lo ms elevado que haya en
nosotros.
En las dos horas siguientes los Querubines
ponen a nuestra disposicin el amor-sabidura,
manjar tan delicado como el anterior y si lo
damos a las gentes de abajo, tambin los
estaremos inmortalizando y contribuyendo a
nuestra propia intoxicacin, porque si los
rebozamos de amor sabidura, ellos a su vez
nos la administrarn envuelta en su propia
esencia, que es todo lo contrario de esa alta
virtud.
En las dos horas siguientes, los tronos llenan
nuestros depsitos de esa inteligencia que ha
de ensearnos el arte de combinar todas las

cosas y convertirnos en creadores. Si se la

damos a comer a los Luciferianos, la
introducirn en sus programas y se nos
aparecern
entonces
tan
sumamente
inteligentes, que nos diremos que sera un error
separarnos de ellos.
17.- Es un trabajo gigantesco el que estamos
proponiendo al discpulo, puesto que en la
organizacin actual de la sociedad, se trabaja
por las maanas, y ese trabajo asalariado obliga
casi siempre al individuo a comportarse segn
la dinmica de las fuerzas inferiores, que se
aprovisionan as del manjar destinado a las
superiores.
Por ello la voluntad de no mezclar ambos
mundos, debe manifestarse en el discpulo
como una emanacin, como un firme propsito
de ordenar sus fuerzas internas. Si este
propsito es repetido todas las maanas,
acabar bajando a su mundo emotivo,
despus se instituir internamente y al final se
materializar y la separacin de fuerzas ser
una realidad. Si nuestro trabajo material, el que
nos da sustento, nos obliga a actuar en contra
de las reglas divinas, conservemos por lo
menos la pureza en nuestros pensamientos y
en nuestros sentimientos.
18.- A partir del medioda y hasta la puesta del
Sol, dividiendo ese espacio de tiempo por tres,
tendremos el tiempo exacto en dominio de los
ngeles llamados dominaciones, potencias y
virtudes, coros relacionados con Hesed,
Gueburah y Tiphereth, actuando sobre nuestros
deseos. Debemos procurar igualmente que
mientras rijan los de Hesed, sean nuestros
deseos sublimes los que coman, apartando a
los
de
abajo
de
esa
fuente
de
aprovisionamiento.
Alrededor de las dos de la tarde, hora solar,
entran en servicio las potencias de Gueburah y
ste ser un momento adecuado para dar de
comer a los perros. Procuremos entonces
darles las migajas y no un autntico festn.
Dmosles justo el alimento para que no vayan a
robarlo.
Ya sabis que los Luciferianos tienen su sede
en Gueburah, es decir, trabajan con las
energas inferiores procedentes de Marte, y es
en Gueburah que se entra en la guarida de los
ladrones En los cuentos rabes de Las Mil y
una
Noche,
de
inspiracin
esotrica,
encontramos uno que lleva por ttulo Al Baba
y los Cuarenta Ladrones Si contis los genios
que van desde el 1 de las potencias hasta el
ltimo de los ngeles de Yesod, encontraris
que son cuarenta. Ya sabis que cada genio
tiene su contrafigura inferior, resultante de los
malos usos de las energas que cada uno de
ellos ha puesto a nuestra disposicin. Los

173

rostros perversos de esos cuarenta genios

estn vitalizados por los Luciferianos y cuando
se unen para mandar, constituyen una peligrosa
banda que slo desaparece mediante cuarenta
das de ayuno ritual.
En las dos ltimas horas de luz solar los perros
deben ser expulsados y el Ego debe reinar de
nuevo en nuestras vidas.
19.- Con las primeras sombras entran en
funciones los principados, los arcngeles y los
ngeles. En este periodo del da las fuerzas
negativas se encuentran muy agitadas, porque
sienten la llegada de su reino, que es el de la
plena noche. Ser entonces difcil mantenerlos
a raya y slo si por la maana la voluntad y el
amor han sido reservados a las fuerzas
superiores, conseguiremos no instituir lo torcido.
En esas horas del da es cuando, ms que en
cualquier otra, nuestra vida se encauza, se
establecen
unas
oraciones
que
sern
portadoras de luz o de tinieblas. Las
manifestaciones sociales, polticas, las citas de
amor o de odio, tienen lugar a esas horas y
debemos ejercer una severa vigilancia para que
no sean los perros quienes nos dicten la poltica
a seguir.
20.- Suena por fin la medianoche y con ella las
jerarquas espirituales se retiran del mundo,
dejando la tierra al cuidado de los Luciferianos,
que son los administradores de las sombras.
Por ello es conveniente que en esta hora
estemos durmiendo. Dice la tradicin que en el
momento en que en cualquier punto de la tierra
es medianoche, Dios baja al jardn de los justos
para dar su beatitud a quienes se encuentran
all. Ese jardn de los justos se sita en las
regiones superiores del mundo de deseos, y es
all donde debemos ir, despus de haber dejado
nuestro cuerpo fsico durmiendo.
Desde la medianoche hasta el amanecer
campan por la tierra los poderes de las tinieblas,
llenando a tope los vacos tenebrosos que
pueda haber en cada hombre. Si hemos estado
consumiendo ira, odio, envidia, rencor, lujuria, si
hay en nosotros sed de mal y nos hemos
quedado con los depsitos vacos, los espritus
tenebrosos nos llenan a tope para que
dispongamos de fuerzas con las que efectuar
estos siniestros propsitos. Por ello la noche es
propicia a toda clase de crmenes y lo mejor que
podemos hacer en ella es dormir.
Es la hora de los ladrones que nos despojan de
nuestras buenas cualidades, nos cargan de
azotes, ya que autnticos azotes son para
nuestras almas esos impulsos energticos que
nos ponen dentro, y nos dejan maltrechos a la
orilla del camino por el que vemos pasar de
largo, indiferentes, a nuestras tendencias
superiores, que hemos menospreciado al actuar

perversamente. All esperaremos al samaritano

compasivo que nos alce a su montura. Ese
samaritano aparecer si hemos desarrollado en
nosotros la virtud de la compasin, si ha crecido
en nuestra naturaleza la flor de la piedad.
21.- En este sombro panorama, la plegaria de
medianoche, celebrada en las comunidades
religiosas, representa la resurreccin del bien
en los dominios del mal. Cuando las jerarquas
que trabajan con la luz se retiran del mundo,
abandonndolo a los poderes de las tinieblas
slo la luz que hay en nosotros puede iluminar
lo que est oscuro. Pero de nada sirve esta luz
si se encuentra dentro de nuestras naturalezas
y permanecemos dormidos, sin arrojarla al
exterior.
La plegaria es el gesto mediante el cual nos
movilizamos, nos levantamos de la cama y
damos salida a nuestra luz para iluminacin de
los que se debaten en las tinieblas. En esa
plegaria de medianoche acta nuestra voluntad
puesto que es ella la que nos alza de la cama;
acta nuestro amor, ya que el mvil no es
interesado y nadie nos dar un duro por lo que
estamos haciendo y acta un propsito
concreto, ya que expresamos en palabras un
contenido que desborda de nuestra alma.
Convocados y reunidos esos tres, tal como
Jess lo dijo, la divinidad se ve obligada a
comparecer y a ponerse a trabajar.
22.- Despus de haber explicado la parbola del
Buen Samaritano, Jess toma de nuevo el
camino y entra en una aldea donde una mujer
llamada Marta lo recibe en su casa.
Marta tena una hermana llamada Mara, que
fue una de esas mujeres de mala vida que
Jess encontr en los primeros tiempos de su
ministerio, un da en que un fariseo lo invit a
comer (Lucas VII, 36-50) Ella entr con un tarro
de ungento y, sentndose detrs de l, junto a
sus pies, empez a derramar lgrimas sobre
ellos, secndolas con sus cabellos y ungiendo
sus pies con el ungento.
Aquel fervor de la pecadora arrepentida sirvi
para que Jess anunciara una de las ms
consoladoras reglas del cristianismo; aqulla
segn la cual el que ms amor derrochar
cuando el Reino le sea revelado, ser el que
ms alejado se encontraba de l, ya que, como
le dijo Jess a su anfitrin: si un prestamista
tiene dos deudores, uno que le debe quinientos
denarios y otro cincuenta, y les perdona su
deuda, cul de ellos ser el ms agradecido?
El que ms le deba sin duda. De igual modo el
que ms ha pecado, el que ms ha descendido
en el abismo, ser el que ms agradecido
quedar al verse en la cima. Ahora Marta recibe
a Jess en su casa (Lucas X, 38-42) y nos dice
la crnica que su hermana Mara se sent a los

174

pies del Seor para escuchar su palabra. Marta

andaba afanada en los muchos cuidados del
servicio y acercndose al Seor le dijo: No te
preocupa que mi hermana me deje a mi sola en
el servicio? Dile pues que me ayude Jess
respondi: Marta, Marta, t te inquietas y te
turbas por muchas cosas; pero pocas son
necesarias, o ms bien una sola; Mara ha
escogido la mejor parte, que no le ser
arrebatada En los puntos de la enseanza que
hemos tocado en la presente leccin hemos
visto cmo el servidor era realmente el primero
en el orden de entrada en el Reino, a condicin,
claro est, de que no se eternice en ese papel.
Servir, ser el servidor de todos, es un paso
ineludible en el camino. El paso siguiente es
dejarlo todo para escuchar la palabra, retirarnos
de la sociedad profana y sentarnos a los pies
del Seor, es decir, penetrar en la enseanza
por su punto ms bajo, para subir uno a uno los
peldaos de la iniciacin.
Hasta hoy, podemos decir que el cristianismo ha
vivido a la hora de Marta: sus adeptos han
recibido en su casa al Seor, pero en lugar de
estar pendientes de sus enseanzas, se han
afanado en servirlo le han preparado
delicadas ceremonias, le han cantado devotas
melodas, le han arrojado aromas de incienso,
han esculpido su figura en miles de estatuas y le
han plasmado en miles de lienzos, pero ese

ardor en servirlo, en dirigirle discursos

exaltantes, les ha impedido escucharlo.
Llega un momento en que el servicio debe
cesar, debemos dejar de turbarnos por muchas
cosas, cuando una sola es necesaria.
Callmonos, escuchemos la voz del Maestro.
Oyndole
comprenderemos
que
cuanto
estamos haciendo tiene su utilidad en una
determinada etapa que no debemos prolongar.
Al escuchar la voz del Maestro descubriremos
un mundo nuevo; descubriremos que aquello
que nos pareca ser el gran banquete espiritual,
no era ms que un simple entrems.
En un momento en que tanto se exalta la virtud
del trabajo, debemos saber reconocer esa otra
virtud, mucho ms excelsa, que consiste en
saber que pocas cosas son necesarias y que la
posicin de Mara, a los pies del Maestro, es
ms valiosa que la de Marta en la cocina.
Propiciar el descanso, la fiesta, ha de ser una
de nuestras metas. Se ha dicho que el ocio es
la madre de todos los vicios, pero tambin lo es
de todas las criaturas sublimes que el hombre
es capaz de engendrar, y mientras el hombre le
d la razn a Marta, no podr desarrollar ese
tronco del mismo rbol representado por la
bienaventurada Mara. Este es un tema sobre el
cual hemos de volver, cuando nos encontremos
de nuevo, en la crnica Sagrada, a Marta y
Mara.

Preguntas:
1.- Por qu el ms grande en el Reino de Cristo ha de ser el servidor de todos?
2.- Qu tiene que ocurrir para que abran os ojos nuestros ciegos internos?
3.- Qu es lo que debemos entender cuando en nuestra vida aparecen los ladrones?
4.- Cmo debemos organizar nuestra jornada para que lo inferior no se coma el alimento de lo
superior?
5.- Por qu la actitud de Mara es superior a la de su hermana Marta?

175

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 21

1.- Jess vio a su paso un hombre ciego de

nacimiento. Sus discpulos le plantearon esta
cuestin: Rab, quin ha pecado, este hombre
o sus padres para que haya nacido ciego?
Jess respondi: No es que l o sus padres
hayan pecado, sino que es ciego para que las
obras de Dios se manifiesten en l. Es preciso
que haga, mientras es de da, las obras del que
me ha enviado; la noche viene y en ella nadie
puede trabajar. Mientras est en el mundo, yo
soy la luz del mundo Diciendo esto, escupi en
el suelo, hizo un barro con su saliva y lo aplic a
los ojos del ciego, dicindole: Ves y lvate en
el estanque de Silo (que significa enviado)
As lo hizo y sus ojos vieron claro (Juan, IX, 1-7)
As comienza el noveno captulo del Evangelio
de Juan, que nos describe los trabajos de la
fuerza crstica en el Theith, letra que
corresponde zodiacalmente al signo de Libra y
que, en el ciclo diario, rige la hora crepuscular,
en la que el Sol ya ha cruzado la lnea del
horizonte, pero an resplandece en el cielo. El
Theith es la frontera entre el da y la noche, es
la hora en la que debemos apresurarnos a
realizar la obra de Dios y abrir los ojos a
quienes estn esperando que esas obras se
manifiesten en ellos. A esta hora, ms que en
ninguna otra, veremos a nuestro paso, si en
nuestra naturaleza vive Jess, a esos hombres
ciegos de nacimiento. A la hora Theith debemos
ponernos en camino, salir de nuestras casas,
para que podamos encontrarnos al ciego a
nuestro paso.
2.- En este punto de la enseanza se ve con
toda claridad que los discpulos de Jess haban
sido instruidos en lo que se refiere a la doctrina
de la reencarnacin, puesto que si le
preguntaban si la ceguera de nacimiento de ese
hombre se deba a sus propios pecados, es
evidente que slo pudo pecar en una anterior
vida. Si esta suposicin hubiera sido
incongruente, Jess lo hubiese manifestado.
Jess no vino a ensear pblicamente los
misterios de la organizacin csmica, sino
simplemente a revelar el comportamiento que
permitira a los hombres descubrirlos Por ellos
mismos. En efecto, a medida que el hombre
accede a estados de concienciados, su
comprensin de las cosas vara.
Hemos visto en anteriores lecciones que cada
uno de nosotros est habitado por fuerzas
espirituales que nos impulsan a comportarnos

de una determinada manera. Esas fuerzas no

son nicamente impulsivas, no son tan slo la
plvora que propulsa la bala, sino que son
portadoras de un conocimiento, y nos abocan a
una forma de actuar coherente con ese
conocimiento. Para que un hombre pueda
cambiar su manera de comportarse, debe
expulsar las fuerzas que lo constituyen
internamente y dejar sus vacos disponibles
para la ocupacin de otro tipo de fuerzas, las
cuales, al tiempo que le aportan una visin del
universo,
lo
impulsan
a
conducirse
consecuentemente con esa visin.
3.- Esos estados de conciencia podran
eternizarse si el universo entero no fuera un
motor en marcha hacia un permanente ms all.
Hemos visto que el atributo de Kether-Padre se
llama voluntad. Pero no hay que entender esa
fuerza como una simple arma que impulsa a la
accin y que permite al universo moverse, sino
como una voluntad de ir ms all, y ste es el
autntico movimiento. Y cuando la voluntad del
Padre penetra en el amor del hijo, se enciende
en el cosmos la sabidura, que es el instrumento
que penetra a su vez en el misterio y lo
resuelve.
Los alquimistas definieron la voluntad como un
azufre, y el amor-sabidura como un mercurio
primordial, el mercurio de los sabios, siendo
ambos elementos responsables de todas las
sublimaciones.
Esas fuerzas, estando activas en cada uno de
nosotros, nos impulsan constantemente al
cambio cualitativo de nuestras energas
interiores. Cristo vino precisamente para activar
esas fuerzas primordiales; para aumentar en los
hombres las reservas de voluntad-azufre y de
amor-mercurio. Cuando ese combinado de
elementos entra en accin dentro de nosotros,
da lugar a la formacin de una sustancia
llamada fe, y esa fe nos propulsa ms all de
los estados de conciencia actuales.
Si Jess hubiese definido una cosmogona en
primer lugar no hubiese sido entendido por los
hombres, ya que nadie puede comprender algo
si no posee fuerzas internas que le faciliten
materiales idneos a esa comprensin. En
segundo lugar no se puede dar de una vez y
para todas un conocimiento que establezca una
verdad fija y para siempre, dado que el
universo, como acabamos de decir, es algo
disparado hacia un ms all evolutivo que

176

convierte la verdad de hoy en la mentira de

maana.
No es que el Maestro instruyera a sus discpulos
sobre la doctrina de la reencarnacin, pero su fe
en l los haba situado en un estado de
conciencia en el que saban con toda evidencia
que nuestra formacin no puede cumplirse en el
corto espacio de una vida, y que es preciso
volver una y otra vez al mundo fsico para
alcanzar la categora de dioses creadores.
4.- Resulta as que la fe es el motor del cambio.
La fe es una prolongacin de todas las cosas; la
fe que engendra la esperanza, es la panacea, la
medicina que cura todos los males y resuelve
todos los problemas, puesto que, siendo el
agente que promueve los cambios internos, al
cambiar el ocupante de nuestros vacos, se
disipan los problemas originados por el
ocupante anterior. Si la actuacin de la fuerza
anterior nos puso enfermos, la enfermedad
quedar liquidada porque la nueva fuerza de
ocupacin har borrn y cuenta nueva. Y si no
es enfermedad, si son deudas o paro laboral, o
enemigos, etc. vendr igualmente la gran
cancelacin.
Vemos pues que el conocimiento va de par con
una determinada forma de comportarse, que lo
uno es el polo contrario de lo otro. Pero hay
algunas personas que aspiran a conocer y, sin
embargo, aspiran igualmente a seguir siendo lo
que son en su vida ordinaria Quieren lo que
ellos llaman poderes, pero no estn dispuestos
a realizar el esfuerzo, en lo referente a su modo
de ser, que les permitira la conquista natural de
esos poderes. Entonces recurren a los
ejercicios, que pueden ser de respiracin,
gimnsticos, o bien la ingestin de drogas, la
relajacin, etc. Qu sucede con ellos? Sucede
que por el artificio de esos ejercicios, acceden a
sus vacos internos fuerzas que su organismo
no est preparado para albergar y que, por
consiguiente, no pueden permanecer en l
durante mucho tiempo. Mientras esas Fuerzas
se encuentran en su interior, la persona tiene
una visin sublime de las cosas, pero cuando
esas fuerzas lo abandonan, caen en un estado
vibratorio inferior al normal, por simple efecto
del movimiento de pndulo, y sus vacos sor
ocupados por fuerzas portadoras de mayores
conflictos
y
problemas
que
las
que
anteriormente estaban activas en l. Si ese
movimiento pendular se repite, si nuevos
ejercicios o nuevas drogas lo alzan, para bajarlo
despus, los ritmos del organismo se vern
profundamente alterados y se rompern por la
parte ms dbil dando lugar a enfermedades
fsicas o mentales, o a ambas a la vez Por ello
la Sabidura no puede ser un trofeo conquistado
mediante un ejercicio, sino el fruto de un trabajo
interno constante.

5.- Hay otro punto a tocar en esa secuencia de

la crnica sagrada y es el de la responsabilidad
de los padres en las enfermedades de los hijos.
La ciencia esotrica nos dice que el cuerpo vital
nace en los nios a los seis o siete aos; el
cuerpo de deseos entre los doce y los catorce
aos, y el mental entre los dieciocho y los
veintiuno, segn que la persona siga el ciclo de
Binah-Saturno o el de Hochmah-Urano. Nos
dice igualmente esa ciencia que los nios
funcionan con los cuerpos superiores de sus
padres, mientras no les han nacido los suyos.
Las enfermedades son debidas, o bien a
malformaciones fsicas que tienen su origen en
el seno de la madre, no habiendo encontrado el
Ego encarnante los materiales adecuados para
su perfecta construccin, o debidas a un mal
funcionamiento de los cuerpos superiores,
precisemos que la madre no siempre es
responsable de las malformaciones congnitas
y que el Ego encarnante puede verse
penalizado por los seores del destino,
privndolo temporalmente de la facultad de
construir ciertas piezas del cuerpo por haberlas
utilizado errneamente en una pasada
encarnacin. Penalizado es una manera de
decir, puesto que los agentes del destino no
hacen ms que aplicar la ley de consecuencia
que el propio individuo ha puesto en marcha.
As pues, si los nios no tienen unos cuerpos
superiores propios que los perturben y si viven
en el de los padres, es evidente que si caen
enfermos, la responsabilidad ser de los
padres. En este sentido, los padres deben saber
que sus pasiones, sus alteraciones emotivas
repercutirn en sus hijos en forma de
enfermedades infecciosas, y sus malas ideas
perturbarn sus vas respiratorias, ya que el
sistema respiratorio, es alimentado por el
elemento aire que, como sabemos, se traduce
en pensamiento. Los malos deseos de los
padres polucionarn las aguas de sus hijos,
dando lugar a putrefacciones, granos,
microbios; los malos pensamientos producirn
resfriados, bronquitis, pulmonas, tuberculosis
pulmonar, etc.
Esto no significa que el Ego, cuyo vehculo sufre
tales enfermedades, sea inocente, Si ha ido a
parar en el seno de esa familia, es porque en
una vida anterior estuvo asociado, aunque no
participara, en los tejes y manejes de las
personas que ahora reflejan en l sus pecados.
Pero el nio que padece enfermedades antes
de los catorce aos no est pagando un karma
propio, es decir, sus enfermedades no son
debidas a faltas que l mismo cometi, sino a
faltas a las que estuvo asociado.
6.- La respuesta que da Jess a la pregunta de
sus discpulos nos desvela una secuencia
importante de la dinmica csmica. Dice el

177

Maestro: No es que l o sus padres hayan

pecado, sino que es ciego a fin de que las obras
de Dios se manifiesten en l
En el curso de esos estudios hemos visto que
cuando Dios se manifiesta en el hombre, lo
hace siempre con infinita bondad; es decir,
cuando el Ego decide poner a trabajar a sus
vehculos
mortales
en
un
programa
determinado, el aprendizaje y experimentacin
de ese programa no comporta violencia alguna.
Puede ocurrir, y de hecho ocurre muchas veces,
que la personalidad mortal se muestre reacia al
propsito de su ego y que consuma su vida sin
haber aprendido una jota de lo que tena que
aprender.
Al retornar a la vida, el programa no ejecutado
volver a plantersele y, como todo lo que
sucede por segunda vez se encuentra bajo los
auspicios de Hochmah, este programa le ser
infundido bajo el signo del amor, gozando de
circunstancias extremamente favorables para su
aprendizaje.
Pero si por segunda vez Dios, su Dios interno o
ego, no ha podido manifestarse en l, el
Programa volver a presentrsele en una
tercera encarnacin, esta vez bajo los auspicios
de Binah, de modo que aparecer el rigor.
Entonces, ante la incapacidad manifiesta de
experimentar el programa en condiciones
favorables, le ser presentado en circunstancias
dramticas, para que lo aprenda de rechazo. Si
no ha sabido ver la luz cuando viva en ella, se
le situar en las tinieblas, para producir en l la
apetencia de luz que la har deseable ya para
siempre.
O sea, que el encontrarnos en un contexto
dramtico y an trgico no se debe
necesariamente
a
nuestras
pasadas
perversidades. Puede tambin ser debido a
nuestra pereza en el trabajo humano
programado por nuestro ego. Aquellos que ante
la evidencia de las cosas, las niegan, porque
reconocerlas supondra tener que cambiar de
ideas, de sentimientos, de forma de vida; los
que niegan la verdad por pura comodidad y
prefieren eternizarse en la misma aula, en lugar
de pasar al curso siguiente, pueden encontrarse
ciegos, no por el mal que hayan hecho, sino
como simple cristalizacin de un estado interno
de ceguera en el que se han complacido.
Entonces, ante lo radical y evidente de su
situacin, se acercarn a tientas al camino en el
que pasa Cristo y l los ver y les abrir los
ojos.
7.- Es preciso que haga mientras es de da, las
obras del que me ha enviado, dice Jess. La
hora-Theith, la hora crepuscular, es el momento
en que debemos hacer las obras de Dios,
decamos en el punto 1, y no porque sea una
consigna que figure inscrita en ningn libro de
leyes, sino por pura lgica.

Si consideramos la hora-Theith en el ciclo

diario, vemos que a esa hora el da termina; ya
estamos libres de nuestras obligaciones
laborales y lo que hacemos, lo hacemos con
toda libertad, porque nos da la gana, podramos
decir. A partir del crepsculo, podemos gratificar
nuestros instintos, nuestros sentimientos o
podemos dedicar el tiempo a la gratificacin del
ego.
La hora-Theith est regida por Venus, planeta
que, como sabis, administra las fuerzas de
Libra. Y en Venus encontramos la inspiracin
para las obras de arte. Es la hora del arte,
aquella en la cual debemos convertir todo lo que
nos ha sucedido en la jornada en una
amalgama fragante, exquisita, en algo
primoroso que, al ser contemplado por los
dems, despierte en ellos emociones estticas
nuevas.
Es la hora de abrir los ojos a nuestro ciego
interno, este ciego que desde el medioda hasta
la hora crepuscular ha estado viviendo en la
oscuridad de las emociones.
Si consideramos el Theith en su ciclo anual, su
periodo de regencia se inicia el 24 de
septiembre, cuando el Sol penetra en los
dominios de Libra, y termina el 23 de octubre.
En ese periodo la mente debe ganarle la batalla
a los sentimientos y abrir los ojos al hombre
ciego que ha vivido sumergido en las aguas
profundas de la emotividad, a las que no llegaba
la luz.
En el ciclo de la vida, la hora Theith suena entre
43 y 49 aos, Al llegar a esa edad, debemos
encontrarnos en el camino de Cristo para que l
nos vea y nos abra los ojos. Por todas esas
razones, la hora Theith es aquella en la que
debemos realizar en nosotros mismos las obras
del que nos ha enviado, es decir, de nuestro
ego.
8.- La noche viene y en ella nadie puede
trabajar, dice an Jess.
Si interpretamos ese prrafo en funcin de las
circunstancias histricas, diramos que Jess se
expresaba as porque en aquellos tiempos no
haba electricidad y el trabajo nocturno era difcil
a la luz de las velas. Pero Jess no se
expresaba en trminos temporales, sino que
expresaba verdades eternas. El cronista no
transcribe aqu el pensamiento exacto de Jess
y el puede trabajar debera reemplazarse por
en la noche nadie debe trabajar, porque en
ella reinan los poderes de las tinieblas y la
respuesta adecuada es la de dormir, despus
de haber encomendado nuestra custodia a
nuestros guardianes.
El hombre que permanece despierto en la
noche es ms vulnerable a la empresa de esos
poderes tenebrosos y por ello nadie debera
trabajar, Si analizamos los trabajos que se
efectan de noche, vemos que casi todos estn

178

relacionados con las bajas esferas del mundo

de los deseos: basurero, barrendero, tabernero,
prostituta,1 servicios de urgencia mdica y de
polica. Hay excepciones, como
el oficio de panadero, que debe ser nocturno
porque nuestro pan de vida se elabora en la
oscuridad de nuestra naturaleza interna, para
alimentarnos con l en nuestro amanecer.
Evidentemente, si consideramos las cosas
profanamente, diremos: Bien es necesario que
haya trabajadores nocturnos. S, es necesario
mientras
generemos
basura,
suciedad,
ladrones...
Pero, sobre todo, hay que comprender esas
palabras de Jess en su sentido espiritual: En la
noche, en nuestra noche, no debemos trabajar.
Cuando sobreviene en nosotros la oscuridad,
cuando nuestra frecuencia vibratoria se
encuentra disminuida por alguna razn, no
debemos programar nada; debemos ponernos a
dormir.
9.- Finalmente, debemos considerar en esta
secuencia el procedimiento utilizado por Jess
para abrir los ojos al ciego: escupi en el suelo
e hizo un barro con su saliva.
La boca es la antesala del corazn, como la
nariz es la antesala de los pulmones, nos dice la
ciencia esotrica. Y si el corazn est regido por
Tiphereth, que es el centro crstico situado en el
mundo de creaciones, el cual, por ser el
segundo Sfira de la columna central, est
relacionado con Hochmah, el hijo de arriba. As
pues, tanto en el corazn como en la boca el
amor divino estar activo, y lo cierto es que en
la boca, en los labios, aparecen marcadas las
enfermedades del corazn y constituyen la
seal visible de un mal invisible.
Por todo ello la saliva puede ser un ungento
maravilloso si sale de un corazn puro. Ese
lquido, para que surta efectos purificadores,
tiene que convertirse en materia, en una
realidad material. Por ello Jess lo mezcl con
barro. El propsito del corazn debe encarnarse
en el mundo, y ser entonces que nuestro ciego
ver, cuando ese propsito haya formado una
bola, haya tomado cuerpo, convirtindose en
huevo de un nuevo universo.
Jess manda despus al ciego a que se lave en
sus aguas estas aguas de vida que tan a
menudo aparecen en los libros sagrados y que
son smbolo de los sentimientos puros, de unos
sentimientos dispuestos a colaborar con el
designio de nuestro ego, en lugar de combatirlo
tratando de apagar ese fuego que ha echado
sus races en el corazn.
10.- En el tarot, la figura que representa el
Theith, la numero nueve, es el Ermitao, y en
ella vemos a un hombre que ilumina su camino
con un farolillo, que mantiene bajo su manto

desplegado, como si quisiera que su luz fuera

tan slo para l. Este Ermitao que se apoya en
un bastn, es nuestro ciego, el hombre que ha
estado marchando en la oscuridad de los
sentimientos, guiado nicamente por ese bastn
que representa su divinidad interna, una
divinidad an no expresada conscientemente,
sino en estado potencial. (Los bastos en el tarot
representan el elemento fuego)
En el estadio anterior, en la etapa Heith (ver
Leccin 19), hemos visto al hombre abandonar
el mundo de los sentimientos, guiado por un
afn de justicia, que le permita valorar las
cosas de una manera distinta. Era el estadio
pre-racional, en el que empieza a buscar la ley
escrita en su propia conciencia, en lugar de
seguir a ojos cerrados la escrita en los libros
Aqu, en el Theith, sus ojos ya se han abierto, el
barro crstico lavado en la fuente de Silo ha
operado el milagro, y ese bastn de su mano
izquierda ha generado, por as decirlo, el
farolillo que sostiene su mano derecha. El
potencia espiritual se ha convertido en fuerza
activa y ahora nuestro hombre ya ve por donde
anda.
11.- Esta situacin produce en l un cambio
importante, y por ello en el punto siguiente de la
crnica sagrada nos refiere Juan la confusin
creada en las gentes que conocan al ciego.
Unos decan, no es ste el que estaba sentado
pidiendo limosna? Otros respondan: No es l,
pero se le parece. El propio ciego tena que
sacarlos de la duda, diciendo: S, soy yo, y
explicaba a unos y a otros lo que haba
sucedido. Le preguntaron que dnde estaba el
que haba realizado aquel prodigio, a lo que el
antiguo ciego slo poda contestar: No lo s
(Juan IX, 9-12)
El hombre sentado, el mendigo, es aquel que no
participa activamente en las tareas de la
Creacin. Permanece en las puertas del templo
esperando que la gracia de Dios mueva los
fieles a su favor.
Mientras nos movemos en el mundo de los
sentimientos, somos ese hombre sentado y
ciego.
Nos
movemos
mucho,
cierto,
consumimos kilmetros en coche, vamos a
fiestas, banquetes, trabajamos para sacar
dinero con el cual alimentar nuestras
perversidades, pero en lo que se refiere a
tareas creadoras, permanecemos sentados y
nuestro edificio humano no progresa; al
contrario, ms bien se desmorona, y un da
debemos ir al dentista a que nos saque una
muela, otro da al cirujano a que nos quite el
apndice, o las amgdalas. Esto, si no nos
presentamos por las buenas y, arrojado sobre
su mesa un fajo de billetes, le decimos: Doctor,
rectifqueme la nariz Son muy pocos los que
descienden a la tumba restituyendo al ego su
edificio material, su cuerpo, tal como lo

179

recibieron al nacer. Y muchos son los que, en

esa guerra abierta que es la vida, han perdido o
han entregado sin combate algunas piezas de
su estructura fsica.
12.- Mientras el hombre trabaja para la
gratificacin de sus sentimientos, para alimento
de sus placeres, se dice, en el lenguaje
esotrico, que est sentado y que est ciego en
la puerta del templo, viviendo de limosnas. Esas
monedas que le dan los fieles que entran o
salen del templo, movidos por la gracia de Dios,
son el smbolo del alimento espiritual que el ego
da a su personalidad mortal para mantenerla en
vida con la esperanza de que un da se levante,
recobre la vista y se produzca en ella ese
cambio que la har irreconocible por parte de
sus vecinos.
Ese paso de las tinieblas a la luz, de la ceguera
a la videncia, se efecta mediante un proceso
interno que el propio paciente no puede explicar
con claridad. Es un milagro que ha elaborado
nuestro ego, con la complicidad, claro est de
nuestra personalidad humana, pero en el
momento de producirse esta personalidad no
puede explicar los mecanismos que la han
conducido a la luz. Slo sabe que antes no vea
y que ahora ve, que contempla el funcionar de
un universo que an es extrao para ella, pero
que con el paso del tiempo podr descubrir. Por
ello cuando le preguntan al ciego donde est el
mago que le ha abierto los ojos, dice: No lo
s
13.- El ciego es llevado a presencia de los
fariseos y tiene lugar entonces una escena
digna de figurar en el mejor teatro cmico de
todos los tiempos. En efecto, resulta que era
sbado, nos dice el cronista, y ya tenemos a
nuestros fariseos alarmados por haberse roto
esa tregua sagrada devolviendo la vista a un
ciego. El nuevo vidente es interrogado otra vez
sobre la forma en que recobr su vista. El les
repite lo que ya les ha dicho: Me puso lodo
sobre los ojos, me lav y veo Los fariseos, de
acuerdo con su peculiar forma de razonar,
dijeron: No puede venir de Dios este hombre,
puesto que no respeta el sbado Pero otros
decan: Cmo es posible que un pecador
pueda realizar tales milagros? ante el
desacuerdo, pidieron la opinin del beneficiario
del prodigio: Qu dices t de ese que te abri
los ojos? Qu es profeta, respondi el ciego.
Si era verdad que haba recobrado la vista,
entonces deban reconocer que Dios hizo un
prodigio precisamente en un da que l mismo
haba prescrito descanso. Si esto resultaba
cierto, todo su sistema de creencias se vena
abajo. Por ello mandaron venir a los padres del
ciego. Es este vuestro hijo, de quin vosotros
decs que naci ciego?, les preguntaron.

Cmo es que ahora ve? Los padres se

encogieron de hombros. Lo nico que
sabemos es que naci ciego. Como ha
conseguido ver, esto no lo sabemos y menos
an quien le abri los ojos. Preguntdselo a l
que edad tiene para responder; que l hable de
por si Dijeron esto sus padres porque estaban
atemorizados ante los judos, temiendo que si
confesaban que era el Mesas quien abri los
ojos de su hijo, fueran expulsados de la
sinagoga y de la comunidad juda. Llamaron al
ciego por segunda vez instndole a que dijera la
verdad, que dijera que el milagro no se haba
producido tal como l lo refera, puesto que los
fariseos saban que Jess era pecador. Si es
pecador, no lo s respondi el ciego-. Lo que s
es que, siendo ciego, ahora veo Qu te
hizo, cmo te abri los ojos?, el ciego
respondi: Ya os lo he dicho y no habis
escuchado. Para qu queris orlo otra vez?
Es que queris haceros discpulos suyos?
Ellos, insultndole, dijeron: S t discpulo de
l; nosotros somos discpulos de Moiss.
Nosotros sabemos que Dios habl a Moiss,
mientras que de ste no sabemos de donde
viene: Esto es de maravillar, que vosotros no
sepis de dnde viene, habindome abierto a
m los ojos. Sabido es que Dios no oye a los
pecadores; pero si uno es piadoso y hace su
voluntad, a ese le escucha. Jams se ha odo
decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego
de nacimiento. Si ste no fuera de Dios, no
podra hacer nada Escuchndole, los fariseos
se indignaron. Eres todo pecado desde que
naciste, y pretendes ensearnos! Y lo echaron
fuera de la asamblea (Juan IX, 13-33)
14.- Aparece en esta secuencia algo con lo que
anteriormente ya nos hemos encontrado, y es
que las normas que da la divinidad, un da u
otro deber ser transcendidas, sobrepasadas. La
temtica del sbado aparece de nuevo. Jess
se complace en violar las reglas. Poda haber
curado aquel ciego en otro cualquier da de la
semana pero lo hizo el sbado para provocar en
los fariseos una reaccin.
Jehov haba revelado a Moiss una dinmica
que se convertira en Ley, y esa ley es vlida
mientras nos movemos en el universo que
Jehov rige. Cuando traspasamos las fronteras
de sus dominios, la ley prescribe. Cmo no
avis Jehov de que sus reglas no eran
eternas? No avis explcitamente porque su
superacin forma parte de la misma ley.
Jehov, tal como ya lo hemos estudiado, no es
slo un nombre, sino un conjunto de fuerzas,
representadas por las letras de su nombre:
Yod-He-Vav-He. Cuando el He final entra en
accin, la semilla que era el Yod, se ha
convertido en un fruto que ha cambiado por
entero el paisaje. Si esas cuatro fases tuvieran
lugar en un campo yermo, en el periodo Yod

180

veramos que la tierra ha sido removida, para

plantar en ella las semillas; en el periodo He no
notaramos ningn cambio, porque las semillas
estn trabajando por dentro; en el periodo Vav
veramos ya que aquello ha cambiado de
aspecto, porque la planta empieza a crecer, y
en el periodo segundo He esa planta se ha
convertido en un rbol que da frutos, cuyas
semillas son portadoras de otro universo.
Cuando el fariseo proclama su fidelidad a la ley
de Moiss, es que ese proceso natural se le ha
atascado en algn punto; ha sobrevenido en su
tierra alguna plaga que ha matado la planta de
la ley, convirtindola, por as decirlo, en una
semilla
muerta
que
arrastra
consigo,
venerndola.
Las leyes de Jehov han de conducir a la
revelacin de ese otro universo en el que no
habr leyes, porque el efecto perseguido por
ellas ya se ha cumplido.
15.- La perplejidad de los fariseos describe la
perplejidad que vive nuestra alma cuando una
de sus tendencias se dispara hacia la luz y
empieza a ver. Llama entonces esa tendencia a
comparecer ante el tribunal de todas las dems,
las farisaicas, y las interroga una y otra vez;
llama a sus padres, es decir, a las fuerzas que
la han engendrado, para que expliquen el
prodigio. Es verdad que aquel que ahora ve y
descubre un mundo nuevo, naci sin ver? Es
verdad que aqul era el que se encontraba
sentado en la puerta del templo? Los padres
reconocen a su hijo, pero escurren su
responsabilidad en aquel fenmeno. Ya tienen
edad para responder dicen, interrogadlo a l.
Cuando una de nuestras tendencias internas se
dispara hacia la luz, porque en su discurrir por
dentro se ha acercado a Cristo sin saberlo, se
produce una ruptura respecto a las tendencias
que la han gestado y queda desligada,
separada de sus hermanos, padre, madre, sin
otra familia que aquella que es como l,
heredera del reino celestial del Padre.
El prodigio no hubiera suscitado tanta emocin
por parte de los fariseos, de no haber
quebrantado sus reglas, es decir, si la tendencia
que abra los ojos, representada por este ciego,
hubiese visto el mundo que todos ellos vean.
Pero cuando preguntan al ciego lo que pensaba
del que le haba abierto los ojos, dice: Que es
un profeta, y ms adelante, acuciado por los
fariseos, el ciego defiende al que le haba
abierto los ojos, declarndolo del linaje de Dios,
lo cual indign tanto a la asamblea que lo
echaron de su presencia.
Era evidente que los ojos del ciego se haban
abierto a un mundo nuevo y ahora ese ciego
enseaba a los que antes eran sus jefes
naturales.
Los
poderes
sabticos,
representados por los filisteos, se vean
atacados por los antiguos ciegos llamados a la

luz. Si no reaccionaban, pronto veran al ciego

coronado rey y ellos, las jerarquas en funciones
se convertiran en sus subordinados. Por ello
los fariseos, para subsistir, deban apoderarse
de esa fuerza que abra los ojos de los ciegos
en pleno sbado, en la misma plaza fuerte de
sus poderes, y darle muerte.
16.- Dice la crnica que Jess supo que haban
echado al ciego y habindolo reencontrado, le
dijo: Crees t en el hijo de Dios?, y l
respondi: Y quin es, Seor, a fin de que
crea en l? T lo has visto, le dijo Jess, es el
que te est hablando Creo, Seor dijo el
ciego prosternndose ante l (Juan IX, 35-38)
Expulsado de la comunidad de las reglas, de las
leyes, el ciego, conducido por su fe, se ve
encuadrado en un mundo ms amplio.
Nos dice este punto que Jess supo lo que
haba ocurrido en la asamblea y que fue a su
encuentro. En la etapa anterior, cuando la
fuerza crstica trabajaba en el mundo de los
sentimientos, eran los hombres quienes deban
acercarse a l para verse curados y para formar
parte de su discipulado. Pero ahora, cuando los
trabajos se realizan en el terreno mental, es
Cristo quien va al encuentro de los recin
llegados a la luz para revelarles su
personalidad. Entonces el antiguo ciego
reconoce al hijo de Dios y se prosterna ante l.
17.- En el orden sefirtico, es Yesod quien
administras las fuerzas del Theith. Al estudiar
este Sfira hemos visto que Yesod es el
laboratorio donde se construyen las imgenes
que luego aparecern en nuestra vida ordinaria
convertidas en acontecimientos, protagonizados
por hombres y mujeres. Lo que se elabora en
Yesod en negativo aparecer inevitablemente
en positivo en nuestra vida real.
Cuando la fuerza de Tiphereth, el centro desde
el que Cristo acta en nuestro mundo, penetra
en Yesod, la luz se cristaliza, se instituye; los
ojos del ciego se abren para crear la imagen de
la divinidad representada por Tiphereth, O sea,
el reino que Cristo proclama. Yesod se
encuentra en la puerta del templo de la
conciencia, es el Sfira ms cercano a
Tiphereth y el que est ms cerca de Malkuth,
que representa nuestro cuerpo fsico.
Ya hemos hablado de la hora-Theith en el punto
7 y a los trabajos all indicados podemos aadir
el de construir el negativo de las imgenes que
en el paso siguiente hemos de positivizar
mediante nuestra actuacin. Hemos visto en
ese punto 7 que la hora-Theith est regida por
Venus, por ser este planeta el administrador de
las fuerzas encerradas en Libra. Venus vivifica
en nosotros esos materiales, suscitando la
necesidad de contacto. En la organizacin
sefirtica, vemos que Venus es el jefe de la

181

trada de Sfiras en que se encuentra integrado

Yesod. Venus-Netzah y Yesod-Luna trabajan
conjuntamente en la hora Theith, el primero
para poner a nuestro alcance las armonas
universales, el segundo para instituirlas en
nuestro interior y constituir la base de nuestros
actos. Si Cristo aparece a esa hora, si en ella
nos encontramos en la puerta del templo
implorando la gracia de Dios, conseguiremos
esa apertura de ojos que nos permitir marchar
en la luz, ser portadores de esa luz.
As pues, en gran manera, lo que ocurra en la
hora-Theith determinar la configuracin de la
nueva jornada.
18.- Esta es, esencialmente, la hora de la
relacin, la hora en que el pensamiento debe
manifestarse y es preciso que el estudiante sea
consciente de que ese pensamiento es el
configurador de su mundo de maana. Nos dice
la doctrina esotrica de los hermanos mayores
de la Rosa Cruz que cuando el alma se
encuentra en el mundo del pensamiento, trabaja
en la elaboracin de las condiciones fsicas del
mundo en el que ha de reaparecer en su
prxima encarnacin. Si aplicamos a este
conocimiento la ley de analoga, diremos que al
atardecer estamos trabajando en ese mundo del
pensamiento y que el da siguiente es, al microciclo, lo que la prxima encarnacin es al
macro-ciclo de la existencia humana. Lo que
hagamos desde la puesta del Sol hasta la
medianoche, repercutir muy hondamente en la
jornada siguiente; estaremos, consciente o
inconscientemente preparando el terreno para el
futuro da, y en esas dos horas precisamente
que llamamos Theith, es cuando esa
preparacin puede realizarse en los aspectos
ms positivos, puesto que es Netzah, el Sfira
de la derecha, quien preside los trabajos, dado
que Yesod, como sabis, slo se dedica a
montar en firme el material que recibe, sin poner
en l un acento particular.
El estudiante se dir, y cmo vamos a
configurar el da siguiente, si en l ya tenemos
ocupadas ocho horas por el trabajo laboral, ms
las comidas, los transportes, los programas de
televisin? Bien es cierto que en la organizacin
actual de la sociedad queda muy poco espacio
para que el Theith pueda realizar sus funciones.
Si la vida es una rutina y las fuerzas csmicas
se ven en la imposibilidad de impulsamos, no
tendremos ms remedio que volver una y otra
vez al mundo hasta que nos convirtamos en una
planta sensible a todas las influencias que nos
vienen de Dios y predispuestos a repercutirlas
en la sociedad. Cualquiera que sea nuestra
posicin y nuestra situacin profesional, es
preciso que ese trabajo de sensibilizacin a las
influencias espirituales se vaya realizando. Si
nuestra actuacin en la hora Theith es fuerte, es
decir, si buscamos el contacto, la armona, la

paz en las relaciones sociales, si el primor de

nuestro pensamiento se derrama sobre el
mundo, tambin se proyectar con fuerza al da
siguiente, configurando nuestra realidad de una
manera distinta y seremos agentes vivos en la
promocin de un cambio social que libere al
hombre de esa rutina que lo atenaza.
19.- Estar en la puerta del templo es otro de los
trabajos reservados para esa hora en que la luz
del Sol fsico se va y la luz del Sol interno
amanece en nuestra conciencia.
Ya hemos visto que nuestra conciencia es, por
un lado, el libro en el que se van inscribiendo
las leyes que rigen el universo y, por otro lado,
el centro en el que acta la voluntad del ego.
Estar en la puerta del templo en espera de la
gracia de Dios significar pues que nuestra
personalidad material ha de estar a la espera de
lo que puede caerle de arriba, del ego que la
rige, encontrndose disponible para realizar su
voluntad. Es importante pues que no tengamos
un programa previo para esa hora, es decir, que
nuestra personalidad profana no haya dispuesto
de esas horas en el periodo de regencia del yoemotivo (las horas que van del medioda a la
puesta del sol), y s esa personalidad ya ha
decidido de antemano la ocupacin de dichas
horas, hemos de ser capaces de anular los
compromisos si despus, de algn modo,
recibimos una llamada que nos invita a ir por
otro lado. Naturalmente, el artista, el edificador
de la obra de arte que es nuestra vida, ha de
saber discernir si esa llamada procede de la
voluntad del ego o si viene de un ladrn de una
contrafigura de esa voluntad que aparece bajo
el disfraz del Ego, pero que no lo es. Puede que
el ego haya dispuesto un programa de
encuentros para esa hora, de manera que un
da a la semana debamos ira a una reunin, o
dos das o tres, o toda la semana. En tal caso
debemos,
naturalmente,
permanecer
disponibles para ello.
20.- Despus Jess dijo: He venido a este
mundo por un juicio, para que los que no ven,
vean, y los que ven se vuelvan ciegos. Algunos
fariseos que estaban con l, habiendo odo esas
palabras, le dijeron: Nosotros tambin somos
ciegos? Jess les respondi: Si fuerais ciegos,
no tendrais pecado. Pero ahora decs: Nosotros
vemos. Y es por ello que vuestro pecado
subsiste (Juan IX, 39-41)
Cristo se encuentra aqu en el escenario de
Theith, hemos dicho. En este mundo, el de
Theith, la fuerza crstica promueve un juicio, que
dar lugar a una sentencia. En efecto, Yesod, el
centro sefirtico que rige el Theith, es aquel en
el cual tienen lugar los juicios inapelables,
puesto que una vez formulados en Yesod, ya
nada podr detener el flujo de las imgenes en

182

nuestra vida exterior, tal corno hemos

comentado en los anteriores puntos y en las
lecciones de astrologa.
En el ciclo zodiacal, Libra, en cuya simiente el
Theith se ha formado, es un signo Yod, si lo
consideramos en su elemento, el aire, pero es
un signo Vav si lo consideramos dentro del ciclo
de los signos cardinales, puesto que Aries el
Yod, Cncer el He y Libra el Vav. O sea, que si
por un lado planta las semillas del pensamiento,
por otro exterioriza la fuerza cardinal que
penetra por Aries, o sea, que objetiviza, plasma
en la vida material el mensaje subjetivo que el
hombre recibe por la puerta de Aries. As se
explica que en el Theith acten Netzah por un
lado y Yesod por otro.
La objetivizacin de ese mensaje que se llevaba
dentro, o sea, su aparicin en el exterior, hace
que aquellos que no o vean, ahora lo ven,
porque el mensaje se ha escenificado, lo estn
viviendo convertido en una situacin, con
personas que lo protagonizan. En este sentido,
Libra, como Yesod, ejercen funciones
reveladoras: revelan una verdad que se
encontraba encerrada en el interior, y que sale
fuera. Libra revela al hombre su naturaleza
interna, su yo inconsciente, ese gran
desconocido que ha estado viviendo arropado
en sus entraas, la otra polaridad de su alma.
Lo revela en la vida material y ese ciego que no
vea, ve aparecer al hombre o a la mujer que ha
de convertirse en el compaero de su vida. Es
por mediacin de Libra, de Netzah y de Yesod
que el hombre contrae matrimonio. Cuando
Cristo acta en el Theith, su luz es impulsada
hacia el exterior y el hombre descubre la
dinmica del reino. A partir de entonces resulta
fcil seguir al maestro porque se percibe
claramente el camino.
21.- Pero Jess nos dice que su actuacin en el
mundo del Theith volver ciegos a los que ya
ven. Qu puede esto significar?
Hemos dicho que una vez formadas las
imgenes en Yesod, stas tienen que
catapultarse inevitablemente a nuestra vida
exterior, del mismo modo que la mujer encinta

de nueve meses debe parir la criatura. Pero

esto no es enteramente cierto, como bien saben
nuestros estudiantes de astrologa.
En el proceso normal de desarrollo espiritual de
un individuo, las imgenes internas deben,
efectivamente, salir al exterior para que la
persona aprenda la experiencia al vivirla
protagonizada por l y otros. En el dramatismo
de la accin, el individuo aprender y aportar
al ego el fruto por l deseado. Pero los que ya
ven que esto es as; los que ven que la vida es
un juego en el que las cosas ocurren para que
aprendamos una leccin, la aparicin de Cristo
en la puerta del Theith producir el efecto
contrario, es decir, los cegar, los privar de
esas ancdotas externas, viviendo en el interior
de sus almas la accin que debera
desarrollarse en el exterior. O sea, que si ya
somos conscientes de la dinmica csmica, si
ya vemos perfectamente el sentido de las leyes
divinas y nos apercibimos de lo que el ego nos
pide, no ser necesario que pasemos por la
experiencia material; nuestros ojos se cegarn
al mundo exterior y lo viviremos todo por dentro.
Entonces esa criatura ya formada en Yesod, a
punto de salir al exterior, se disolver miembro
a miembro, y su esencia enriquecer nuestra
visin interna. Se habr desencadenado en
nosotros un proceso alqumico y los metales
que ya estaban en sus puestos para sostener el
cuerpo anecdtico de las escenas que bamos a
vivir, se vern convertidos en su esencia
primordial en el crisol de la luz crstica.
22.- En ese sentido, ser ciego al mundo
material, significa estar limpio de karma.
Mientras tengamos deudas a liquidar a nuestros
hermanos de evolucin, stos reclamarn
nuestra presencia en el mundo para que se las
paguemos y no podremos cerrar los ojos a las
realidades materiales. Por ello deca Jess a los
fariseos. Si fuerais ciegos no tendrais
pecado, mientras que seguir viendo significa
que el pecador subsiste. En la hora Theith
debemos empezar a cerrar los ojos al mundo
material para abrirlos a las realidades del
espritu.

Preguntas:
1.- Hblanos de las propiedades maravillosas de la fe.
2.- Tienen los padres alguna responsabilidad en las enfermedades de sus hijos?
3.- Cul es el trabajo que debemos realizar a la hora crepuscular?
4.- Qu significa, esotricamente hablando, ser ciego y vivir de limosnas en la puerta del templo?
5.- Porqu los que ven han de volverse ciegos?

183

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 22

1.- Si uno de vosotros tiene un amigo y va a su

encuentro en plena noche para decirle: Amigo,
prstame tres panes, ya que uno de mis amigos
ha llegado de viaje y no tengo nada que
ofrecerle, y si, del interior de la casa, el amigo le
responde: No me importunes, que la puerta ya
est cerrada, mis hijos y yo mismo estamos en
la cama y no puedo levantarme para darte los
panes. Yo os digo que si no se levanta para
drselos por ser su amigo, se levantara a causa
de lo inoportuno de la demanda y le dara todo
cuanto le pidiese As empieza el captulo XI de
Lucas, al referir como los discpulos le pidieron
al Maestro que les ensear a rezar. A
continuacin Lucas repite la secuencia del
Pedid y se os dar para terminar diciendo: Si
vosotros malos que sois, sabis dar buenas
cosas a vuestros hijos con mayor razn el Padre
celeste dar el Santo espritu a los que se lo
piden (Lucas XI, 1-13)
Vemos en este punto como la divinidad puede
verse forzada a actuar ante la insistencia
inoportuna de un peticionario que dirige sus
demandas cuando las oficinas de arriba ya
estn cerradas. Esta secuencia indica
claramente que los favores divinos deben
pedirse a su tiempo y a su hora. Pero si el
hombre se encuentra en una situacin de
emergencia, como ese amigo inoportuno de la
parbola, entonces la divinidad se levanta de
la cama para atenderlo. Dios escucha las
plegarias a toda hora, pero debemos aprender
cual es el momento adecuado para formularle
nuestras demandas. Slo en caso de autntica
necesidad podemos alterar su orden. En ese

caso, la insistencia es lo que har que la

divinidad nos atienda. Si la peticin es
formulada una sola vez, la divinidad responder:
No me importunes, que estoy en la cama. Si la
demanda se repite slo entonces la puerta se
abrir. O sea, que las plegarias formuladas
fuera de su tiempo deben ser ms persistentes
y tener un justificativo natural: la inoportunidad
no puede ser una regia, pero la insistencia si lo
es. Sin embargo, dice Jess que el Padre dar
el santo espritu al que se lo pide, no que le
dar riquezas u honores.
2.- Jess arroj un demonio que estaba en un
mudo y el mudo se puso a hablar. La
muchedumbre se qued admirada, pero
algunos dijeron: Es por Belzeb, prncipe de
los demonios, que arroja a los demonios
Respondi Jess: Todo reino dividido contra s
mismo es devastado y una casa se desploma
sobre la otra. Si Satn est dividido contra s
mismo, cmo su reino subsistir, puesto que
decs que echo los demonios por Belzeb? Pero
si es por el dedo de Dios que expulso a los
demonios, el reino de Dios ha venido pues a
vosotros (Lucas XI, 14-20) El razonamiento de
Jess es de pura lgica: s un demonio arroja
de su aposento a otro demonio, es evidente que
est actuando contra s mismo. Sin embargo, el
reino de Lucifer no es un reino unido y solidario
y muchas veces se han visto los prncipes de la
casa luciferiana luchar entre ellos por la
ocupacin de un aposento humano. Ya vimos,
al estudiar la actuacin de las distintas

184

categoras de diablos, que mientras unos

trabajan en los niveles ms elevados de
nuestra espina dorsal, otros actan en la cola
y mueven nuestras energas sexuales.
Nuestros vacos internos son ocupados pues
por diversas categoras de luciferianos, que nos
sirven las energas adecuadas al consumo
exigido por nuestra forma de ser. Mientras
nuestra conducta permanece estabilizada, cada
prncipe luciferiano tiene a sus hombres
situados en sus respectivos cuarteles y la paz
reina entre ellos. Pero cuando el individuo siente
apetencia de una ms alta calidad de vida, ello
exige un cambio de potencia ocupante; es decir,
determinadas
huestes
diablicas
deben
abandonar nuestros vacos para dejar paso a
las que administran las nuevas energas que
solicitamos. Esa expulsin de los antiguos
destacamentos no se efecta nunca sin lucha.
El antiguo ocupante lucha por conservar su
puesto y el nuevo ocupante se ve obligado a
luchar para desalojarlo. Ese combate de
luciferianos entre si, produce en el hombre esa
zozobra interna que caracteriza las etapas de
transicin, en las que el individuo no est
seguro de lo que quiere, y tan pronto se dice
que ya est bien siendo lo que es, como se
siente impulsado a la superacin. Esos estados
son los resultantes de una guerra civil fratricida
entre distintas categoras de luciferianos. Esa
lucha tiene lugar tanto si nuestros impulsos van
hacia arriba como si van hacia abajo. Es decir,
el hombre puede experimentar la sed de nuevos
conocimientos, y necesitar por lo tanto energa
de ms alta calidad, o puede decirse que est
perdiendo su tiempo viviendo a un determinado
nivel moral y que sera ms feliz degradndose.
Si sus impulsos van hacia abajo, tambin el
nuevo ocupante librar batalla contra el antiguo.
3.- En realidad los luciferianos se encuentran
permanentemente en guerra contra si mismos,
puesto que se mueven en un mundo inestable,
que finalmente ha de desaparecer, Trabajan en
la zona del error y de la mentira y las energas
que facilitan al hombre son las que han de
llevarlo a la evidencia de lo falso. Por ello el
cambio de ocupante no ha de producir en el
individuo transmutaciones radicales ni ha de
aportarle la salud. Tanto si los luciferianos que
ocupan nuestros vacos estn ms arriba o ms
abajo en la escala evolutiva, dentro de su status
no pueden darnos las virtudes superiores que
ellos no poseen. Lo nico que pueden hacer es
ayudarnos a descubrir la verdad por contraste,
por oposicin al impulso que ellos promueven
en
nosotros
con
sus
fuerzas.
Ese
descubrimiento se realiza en la ms baja
degradacin o en elevadas elucubraciones
mentales, pero por s mismas las energas
luciferianas
no
sern
portadoras
de
revelaciones. As pues, los demonios pueden

ser expulsados por otros demonios, pero

cuando esto sucede, el mudo que hay en
nosotros no se pondr a hablar; lo positivo no
reemplazar lo negativo, sino que simplemente
dispondremos de unas energas negativas de
calidad superior.
4.- Cuando en el hombre hay demanda de
energas unitarias, pro cedentes del mundo que
representa la legalidad divina, entonces son las
legiones anglicas las que entablan la lucha con
los luciferianos y el orden se restablece.
Arrojados los luciferianos del cuerpo, todo
vuelve a funcionar como es debido, nuestro
aparato ha sido reparado y el que no vea, ve y
el que no hablaba habla. El ego, que
permanece mudo mientras los de Lucifer
campan por nuestros vacos internos, recupera
el habla y nuestra muchedumbre interna queda
admirada. Al hablar el ego, se instala en
nosotros el reino de Dios y con l encontramos
la unidad.
En efecto, cuando las legiones anglicas
ocupan nuestros vacos internos, desaparece la
lucha. No es que todos los ngeles representen
una misma calidad energtica, puesto que ya
hemos visto, al estudiar los distintos coros, que
cada uno -cada legin- es portadora de un
determinado programa. Pero cuando ofrecemos
nuestros vacos a su administracin, ellos
mismos, segn el orden establecido en el
cosmos, van ocupando esos espacios internos,
de modo que por la maana los coros de
Serafines, Querubines y
Tronos entran en funciones, por la tarde lo
hacen los Dominaciones, Potencias y Virtudes;
al atardecer los Principado, Arcngeles y
ngeles, acentuando ste o aqul programa
segn la pauta impuesta por nuestro ego.
Cuando el reino de Dios ha entrado en
nosotros, recibimos ntidamente los programas
divinos y no cesamos de progresar.
En el estadio evolutivo actual, el reino de Dios
es algo que debemos an defender de los
ladrones y de los usurpadores, tema que
ya ha sido tratado en una anterior leccin.
5.- Cuando un hombre fuerte y bien armado
guarda su casa, sus posesiones estn en
seguridad. Pero si uno ms fuerte que l viene y
lo somete, le quita las armas en las que se
confiaba y distribuye sus despojos. El que no
est conmigo, est contra m y el que no se
junta conmigo, se dispersa. Cuando el espritu
impuro sale del hombre, va a los lugares ridos
en busca de reposo y no encontrndolo, se
dice: Volver a mi casa de la que sal, y cuando
al llegar a ella la encuentra barrida y adornada,
se va, toma otros siete espritus peores que l,
entran en la casa y se establecen, y la nueva

185

condicin de ese hombre es peor que la

anterior (Lucas XI, 21-26)
En este punto de la enseanza, Jess nos da
extraordinarias precisiones sobre la dinmica
seguida por los espritus impuros cuando el
hombre que aspira a la pureza los expulsa de su
organismo.
Hasta ahora, al hablar de las fuerzas que
ocupan nuestros vacos internos, lo hemos
hecho
desde
la
perspectiva
humana.
Contemplando las cosas desde nuestra ptica,
desde el punto de vista del propietario del
terreno, podramos decir, los luciferianos son los
obreros que nos facilitan una determinada
fuerza. Cuando ya no necesitamos esa calidad
de energas, despedimos al luciferiano que la
administra y empleamos a otros. Para nosotros,
el asunto queda zanjado.
Pero para el luciferiano en cuestin las cosas
son distintas, ya que al facilitarnos las energas
cuya administracin le es confiada, estaba
realizando una funcin y su posicin puede
equipararse a la de un obrero que ha
encontrado un empleo. Y no solamente tena un
trabajo, sino que haba encontrado una casa
en nuestro organismo. Si lo arrojamos de
nosotros, se encuentra en la misma situacin
que el obrero despedido, y bien hemos visto en
nuestra vida social como a veces el obrero al
que su patrn despide, se arma de un fusil y le
quita la vida al patrn. Algo por el estilo sucede
con esos obreros de las tinieblas que son los
luciferianos, y por ello es preciso como ya
hemos apuntado algunas veces, que los
obreros se vayan contentos y satisfechos,
segn frmula procedente de los rituales
iniciticos.
6.- Cuando el espritu impuro sale del hombre,
dice Jess, va a los lugares ridos en busca de
reposo. Esos lugares ridos y desolados son las
regiones inferiores del mundo de deseos, donde
la fuerza de repulsin destroza sin cesar la
materia que va entrando en dicha regin. En
esa especie de mquina trituradora es imposible
que el tal espritu encuentre reposo. Su nico
reposo radica en que le den una nueva
ocupacin, en realizar un servicio. Entonces
obtiene una morada y en ella vive y trabaja en
paz. Si su trabajo est bien hecho, si su labor
destructora produce evidencias en el patrn
por el cual trabaja, ese espritu impuro recibir
su salario y obtendr un ascenso hacia las
regiones de a luz.
Al no encontrar reposo en su mundo, dice Jess
que el espritu impuro decide volver a la casa de
la que sali, pero he aqu que la encuentra
barrida y aseada. Los impuros no pueden vivir
en un medio ambiente limpio; necesitan el polvo
la suciedad, la mugre. All donde esos
ingredientes se encuentran, all ser la tierra
propicia para hacer nido los luciferianos. Por ello

es tan importante el aseo y la limpieza en la

casa en que vivimos, para no hacer de ella un
criadero de espritus impuros. Y ms aseado
an debe estar nuestro habitculo humano,
nuestros cuerpos, tanto el fsico como el de
deseos y el mental, no manteniendo en ellos los
propsitos sucios o destructores que abrirn las
puertas de nuestra morada a tales espritus
7.- Al no poder entrar en su antigua morada,
que ahora est limpia y adornada, dice Jess
que el espritu impuro se va en busca de otros
siete espritus peores que l, a fin de penetrar
con fuerza en la cas y establecerse en ella.
La casa adornada es aquella en la cual se
expresa la virtud de Netzah-Venus, que es el
Sfira que le pone amor a las pequeas cosas
de la vida; el que engalana el mundo material,
cubrindolo de bellezas procedentes de esa
columna de la derecha, productora de luz. Esta
casa adornada sufrir el asalto de los siete
impuros al mando del obrero despedido y
aquel hombre se encontrar en una situacin
peor que la de antes, nos dice Jess.
8.- Los siete peores que el despedido va a
buscar, son los que trabajan con las energas
desperdiciadas de los siete sfiras que van
desde Binah-Saturno a Yesod-Luna, o sea:
Saturno, Jpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y
Luna y que asumen los poderes inherentes a
los siete pecados capitales. La casa
adornada sufrir el asalto de la soberbia, la
avaricia, la gula, la ira, la lujuria, la envidia y la
pereza.
El hombre que ha adornado su casa se ver
suscitado por los siete peores ofrecindole cada
uno sus servicios. T vales mucho, le dir el
peor de Tiphereth, halagando su vanidad, y
ests rodeado de gente que no te comprende.
Bscate otro marco ms prestigioso Podras
tener mucho mas -le dir el peor de Binahdebes
ser
ms
ambicioso
Ests
desperdiciando muchas cosas. Tienes poderes
y debes ejercerlos, le dir el peor de Hesed.
Tu paciencia es ridcula. Defindete contra los
que te atacan, le dir el peor de Gueburah
Goza de las oportunidades que la vida pone a
tu alcance -le dir el peor de Netzah- a fin de
que despus no te encuentres con experiencias
pendientes Ya ves lo bien que le van las
cosas a fulanito, no siendo ni la mitad de lo que
t eres -le dir el peor de Hod- bien sabes que
si quisieras, podras hundirlo Descansa,
descansa, -le dir el peor de Yesod- que el
mundo no se hizo en un da, y descansando te
sentirs mejor Entonces el hombre cede a la
solicitud de los siete peores y su nueva
situacin es peor que la anterior.

186

9.- Jess no dice en este punto que esto sea

algo que pueda ocurrir, sino algo que ocurre,
algo que forma parte de una dinmica natural.
Cuando un hombre se eleva hacia la vida
superior, sufrir el ataque de fuerzas que ya no
actuaban en l, inducindolo a realizar acciones
que ya haba superado, pero que en un
momento figuraron en su historial. Esas fuerzas
son llamadas por el obrero despedido y el
aspirante a la vida superior puede sucumbir
fcilmente a ellas porque le traen la promesa de
placeres que ya ha experimentado antes; traen
a su mente recuerdos felices, le infunden la
nostalgia de otro tiempo, quizs de su juventud,
y por un momento llega a pensar que podr
seguir siendo lo que es, al tiempo que se ofrece
ciertas compensaciones. Dicho en otras
palabras: Todo ascenso hacia el mundo
superior acentuar la presin de lo inferior,
obligando al individuo a entablar un combate.
Ese combate slo podr ser ganado si el
hombre es fuerte y bien armado, nos dice
Jess. Entonces sus posesiones se encuentran
en seguridad. en la Mitologa, Hefaistos-Vulcano
era el forjador de armas para los dioses y
determinados mortales. Sus lanzas, sus
escudos, permitan a los hroes ganar las
batallas. Las armas a utilizar en ese combate
son de orden espiritual y slo se obtienen si las
virtudes espirituales han sido ejercidas. El
hombre que ha ejercido la humildad, el
desprendimiento, la moderacin, el pacifismo, la
castidad, la caridad y la diligencia en el
cumplimiento de todas esas virtudes ese ser el
hombre bien armado de que habla Jess cuyas
posesiones estarn en seguridad.
10.- El que no est conmigo, esta contra mi y el
que no se junta conmigo, se dispersa, dice
Jess. O sea, no se puede estar en ambos
mundos, en el de arriba y en el de abajo.
Resulta ilusorio querer ser artfice de un mundo
superior y al mismo tiempo tener a su servicio a
alguno de los siete peores.
Hay siempre una transicin en todas las etapas,
y bien lo hemos visto al estudiar las fuerzas
activas en los cuatro elementos. Vimos que
existe una fuerza que articula el paso del fuego
al agua; otra que es puente de trnsito entre el
agua y el aire; otra que es trampoln del aire a la
tierra y, finalmente, otra fuerza transporta la
quinta esencia de las experiencias de un ciclo a
otro nuevo (ver leccin 7 del 2 Curso) Hay en
nuestras vidas un periodo de transicin, pero no
podemos instalarnos en la transicin de una
manera permanente o bien pasaremos al
mundo de arriba y estaremos en el mundo de
Cristo, o bien retrocederemos al antiguo mundo
y estaremos contra l y nos veremos de nuevo
dispersados, sometidos a la fuerza de repulsin.
De ello se desprende que todo impulso evolutivo
constituye una etapa de peligro y el arte del

discpulo consiste en saber despedir al obrero

interno de tal modo que ste no vaya a los siete
peores. Ser necesario que preparemos una
morada para ese obrero que dejamos sin casa,
que nos interesemos por su suerte y ejerzamos
sobre l una benevolente proteccin.
No debemos cerrar los ojos a lo inferior, sino
que debemos tomar medidas para que las
fuerzas que lo representan puedan integrarse al
mundo divino. Debemos agradecer a esos
representantes de lo tenebroso los servicios
prestados, debemos reconocer lo que hemos
aprendido con las experiencias negativas que
ellos nos han proporcionado y recordar a la
divinidad que gracias a esas tinieblas hemos
alcanzado el conocimiento que no supimos
obtener en los das de luz.
A medianoche, cuando las tinieblas son ms
densas, debemos pronunciar una plegaria
pidindole a Dios que salve a los luciferianos de
su mundo tenebroso y los incorpore a la
generacin de los ngeles, de cuya oleada de
vida un da se escindieron. Ellos por si mismos
no pueden moverse; es a travs de su obra, de
su trabajo, que un da podrn recuperar la
dignidad perdida. Y su obra somos nosotros. Si
nuestra conciencia no los rechaza, si
aceptamos servir de intermediarios entre ellos y
la divinidad, nosotros seremos ese puente que
necesitan para recuperar su rango.
11.- Mientras Jess hablaba, un fariseo lo invit
a cenar y se extra de que se sentara a la
mesa sin haberse lavado. Jess le dijo:
Vosotros, fariseos, limpiis el exterior de la
copa y del plato, pero vuestro interior est lleno
de rapia y de maldad. Insensatos! El que ha
hecho lo exterior, acaso no ha hecho tambin
lo interior? Dad ms bien en limosna vuestras
virtudes y todas las cosas sern puras para
vosotros. Ay de vosotros que sois como
sepulcros blanqueados que no lo parecen y
sobre los que se anda sin saberlo (Lucas XI, 3744)
Nos dice Jess en este punto algo muy obvio y
evidente: que slo debe ser lavado lo que est
sucio. Lo que, por su naturaleza, es limpio, no
necesita ser purificado por las aguas de
Hochmah, esas que caen de arriba abajo y a las
que ya nos hemos referido al tratar del tema del
bautismo y la purificacin.
Ya hemos visto que el polvo y la suciedad
constituyen el medioambiente natural en que se
mueven los habitantes de las regiones inferiores
del mundo del deseo. Mientras nuestra
naturaleza responda a las vibraciones del tipo
de energas que ellos administran, esos
espritus de tinieblas estarn pegados a
nosotros y necesitaremos lavarnos una y otra
vez para despegarnos provisionalmente de
ellos. Siendo la noche su reino natural, es
necesario que nos lavemos al levantarnos,

187

dndonos, si es posible, una fuerte ducha, para

disuadirlos de toda actividad y hacer que entren
en sus guaridas y duerman. En cambio, si
queda en nosotros el sudor de la noche, ellos se
encuentran en su ambiente y prestos para el
trabajo.
Los malos olores desaparecen cuando se
alcanza una cierta frecuencia vibratoria, y
entonces el cuerpo despide ese olor de santidad
de que se habla en los relatos msticos. Cuando
las pulsiones energticas son intensas,
destruyen la suciedad, y es curioso constatar
que nuestros modernos detergentes se fabrican
con derivados del petrleo, es decir, son un
producto energtico que lava sin necesidad de
frotar, por simple contacto. Un da llevaremos en
nuestra naturaleza interna nuestro propio
detergente y no tendremos necesidad de
lavarnos.
12.- Jess recomienda a los fariseos que den
sus virtudes internas para purificarse. Primero,
es preciso estar en posesin de esas virtudes
para poder darlas, naturalmente. Despus se
tratar de exteriorizarlas, o sea, de que esas
virtudes alcancen su fase Vav, y al traspasar la
barrera de lo interno y emerger al exterior,
purificarn nuestra piel. Cuando estemos en el
reino de Cristo, el agua perder su utilidad
porque nosotros mismos seremos aguas puras.
Jess vitupera a los fariseos por aparentar lo
que no son, por ser sepulcros blanqueados
sobre los que se anda sin saberlo. Si el mal
existe, mejor que se vea, que est debidamente
sealizado, como esas curvas peligrosas que
encontramos en las carreteras. Si el mal no se
ve, si es un mal no aparente, el peligro que
representa es mucho mayor. En el caso de los
fariseos a que Jess se refera, el mal es el
error en el que estaban viviendo, un error
compuesto
de
leyes
y
normas
que
supuestamente deban conducir a la perfeccin
espiritual, cuando en realidad slo conducan al
final de una etapa; conducan a ese segundo He
del nombre de Jehova, que es una puerta
abierta a un mundo distinto, ese mundo de la
cuarta etapa, la del fruto que llena la tierra de la
nueva potencialidad encerrada en su semilla.
13.- Tomando la palabra un doctor de la ley, le
dijo: Maestro, hablando as nos ultrajas
tambin a nosotros Y Jess respondi: Ay
tambin de vosotros, doctores de la ley, que
echis pesadas cargas sobre los hombres y
vosotros ni con uno de vuestros dedos las
tocis! Ay de vosotros que edificis
monumentos a los profetas a quienes vuestros
padres dieron muerte! Vosotros mismos
atestiguis que consents en la obra de vuestros
padres; ellos los mataron, pero vosotros
edificis. Por eso dice la sabidura de Dios: Yo

les envo profetas y apstoles, y ellos los matan

y persiguen, para que sea pedida cuenta a esta
generacin de la sangre de todos los profetas
derramada desde el principio del mundo, desde
la sangre de Abel hasta la sangre de Zacaras,
asesinado entre el altar y el santuario, si, os
digo que le ser pedida cuenta a esta
generacin. Ay de vosotros, doctores de la ley,
que os habis apoderado de la llave de la
ciencia, y ni entris vosotros ni dejis entrar!
(Lucas XI, 45-51)
Cun actuales suenan esos exhortos de Jess!
Nuestra sociedad est todava llena de esos
doctores de la ley que se han apoderado de la
llave de la ciencia y, ni entran ni dejan entrar.
Ahora la Iglesia exotrica abdica de lo espiritual
y se orienta cada vez ms hacia los problemas
sociales, pero hasta hace poco, cuando se le
presentaba un hombre con inquietudes
espirituales, lo mandaban al banquillo de la
iglesia, dicindole. Doctores tienen la Iglesia!
Usted no se ocupe de esas cosas, rece tres
padrenuestros y siete aves maras, que
nosotros ya pensaremos por usted. Y as ni
entraban ellos en la ciencia sagrada, ni dejaban
entrar.
No diferente es la actitud de los doctores en
ciencias, procedentes de la vida profana, que
dogmatizan sobre lo que no conocen y
establecen leyes basadas en un conocimiento
fragmentario y una visin estrecha del universo.
Esos sabios que han decidido que los
planetas no estn habitados, ponen en
cuarentena a los astronautas que retornan del
espacio, prestos a declararlos locos si dan un
testimonio de su viaje que no concuerde con
sus concepciones previas.
La organizacin actual de la sociedad, con sus
universidades que sancionan con diplomas y
ttulos susceptibles de ser mercantilizados, no
pueden conducir ms que a la fabricacin de
doctores a los que se entrega una llave con el
fin exprofeso de que no entren ni dejen entrar
en el santuario de la ciencia y de la verdad, y
as hemos visto que cuando un inventor o un
descubridor han dado luz a algo nuevo, siempre
han tenido que luchar, para imponerlo, con los
doctores titulados y consagrados que han
luchado a brazo partido contra la nueva verdad
proclamada por un intruso.
La nueva sociedad que ha de surgir de una
humanidad autnticamente cristiana, no ha de
sancionar el conocimiento con diplomas que
establezcan falsas metas, sino que la bsqueda
de la verdad, tanto en lo profano como en lo
sagrado, ha de ser algo permanente y sin fin.
14.- Otro tanto puede decirse del respeto y
veneracin hacia lo histrico. No se puede
venerar la memoria de lo corrupto y levantar
estatuas a los mrtires, sin dejar de adorar a
quienes los han martirizado. Esos doctores de
la ley a quienes Jess se diriga, cuidaban
escrupulosamente de que las normas dejadas

188

por sus antepasados fueran cumplidas y al

mismo tiempo levantaban estatuas a los
profetas que esos antepasados haban
asesinado, y, una de dos, o hicieron bien al
asesinarlos y sobran la estatuas, o se
equivocaron y sobran las leyes que ellos
transmitieron.
La historia es un libro maravilloso siempre que
su lectura se haga de una forma coherente. El
error es siempre fuente de enseanza, cuando
el error se reconoce y se rectifica. La
inquisicin, por ejemplo, debi servir a la iglesia
catlica para que comprendiera que su
actuacin era equivocada que se haba alejado
de las enseanzas cristianas, y los procesos
escandalosos, como el de Galileo, deban haber
sido los promotores de un golpe de timn hacia
una verdad a la que ciertamente no conducan
sus enseanzas. Si veneramos a los granujas,
porque eran reyes o purpurados; si seguimos
las leyes que nos legaron sus cdigos, sus
normativas, nos hacemos al mismo tiempo
herederos de sus crmenes y sobre nosotros
caer la sangre de los que inmolaron, desde
Abel hasta el ltimo de los profetas asesinados.
15.- Pero el principal reproche que Jess diriga
a esos doctores de la ley era que echasen
pesadas cargas sobre los hombres, cuando
ellos ni las tocaban con los dedos. Lo peor de
los doctores de la ley es, en efecto, que legislan,
establecen leyes y reglamentos que no son el
reflejo de las leyes de arriba.
Si la ley social es un reflejo de la ley csmica, el
individuo que sufre su rigor, puede encontrar en
su padecimiento una verdad, un conocimiento.
Pero cuando las leyes de abajo no estn
vinculadas a las de arriba o, ms an, cuando
se establece mediante una ley la permisividad
de algo contrario al discurrir csmico, como
ocurre, por ejemplo con la reglamentacin de
los anticonceptivos y del aborto, se produce
entonces una desorientacin de la sociedad y
un estado de rebelin contra leyes que slo
tienen por objeto favorecer a la clase dominante
o a una concepcin perversa del mundo.
En la sociedad profana se cree firmemente que
en una ciudad sin ley impera el crimen y el
desorden, y a menudo hemos visto en esas
pelculas del Oeste como los cuatreros reinaban
en la ciudad, hasta que un sherif fuerte y
honrado los exterminaba. Esa visin de la ley y
el orden se encuentra en oposicin con lo que
ya hemos dicho sobre los ladrones, o sea, que
stos aparecen cuando el individuo los suscita
por su conducta desordenada. Cuando la
persona desciende a los bajos fondos de su
propia entidad humana, potencia a los ladrones
que viven all y stos aparecen para despojarle
de sus virtudes representadas exteriormente por
sus bienes. Si esto no fuera as la polica, con
sus poderosos medios actuales, habra

conseguido eliminar a los ladrones, y es bien

notorio que no lo ha hecho.
As resulta que la ciudad necesita un defensor
de la ley en la medida en que sus ciudadanos
se comporten perversamente.
Cuanto ms perversos sean los que constituyen
la clase de los respetables, ms se
necesitar el sherif que ponga orden En
cambio, si los ciudadanos se comportan segn
el cdigo inscrito en sus conciencias, los
ladrones no aparecern y la ciudad podr
prescindir de los agentes del orden Mientras
los ciudadanos no acten as, por mucha polica
que haya en la ciudad, no conseguir impedir el
crimen, puesto que lo estn generando los
habitantes de la urbe en lo secreto de sus
naturalezas y la represin no conseguir
detener ese parto. La polica se limitar a
detener al culpable y el legislador pondr
sobre sus espaldas la pesada carga de su
ley, sin acertar a relacionarlo con su vctima que
lo ha engendrado.
16.- Cuando sali de all, comenzaron los
escribas y fariseos a acosarle terriblemente y a
proponerle muchas cuestiones, armndole
insidias para sorprenderle en algo que saliera
de su boca (Lucas XI, 53-54)
Es natural que esas verdades resulten molestas
para los escribas y fariseos alojados en nuestra
naturaleza. Cun tranquilizador para nuestra
conciencia resulta saber que las leyes son
justas que los doctores son sabios, que la
tradicin es venerable! Cuando Jess se
manifiesta en nosotros, comienzan las dudas y
el slido viejo mundo en que nos apoybamos
empieza a resquebrajarse. Hay algo en
nosotros que nos dice que todas las premisas
sobre las que se asienta el edificio social, sobre
la que se estructura la convivencia, son falsas.
Pero al mismo tiempo, las mltiples tendencias
activas en nuestra psique nos dicen que mejor
haramos matando al perturbador y seguir
viviendo apoyados en los viejos preceptos. Pero
matarlo por las buenas, una vez probada su
culpabilidad, para podernos decir que aquella
muerte fue justa y no deje en nosotros el cido
de la culpabilizacin que corroe los falsos
valores instalados en la conciencia. De ah el
terrible acoso al que escribas y fariseos
sometan a Jess. Ese terrible acoso ha de
sufrirlo el hombre profano cuando empieza a
percibir una verdad que va ms all de las
verdades oficializadas. Y ese terrible acoso
puede no ser nicamente psicolgico, sino
desarrollarse en nuestra vida real, y ah esta el
ejemplo de Galileo, a punto de morir quemado
por haber visto y haber proclamado que la
Tierra era redonda y se mova alrededor del Sol,
en una sociedad persuadida de que era
cuadrada y que haca de ello un artculo de fe.
El descubridor, el revelador, es siempre alguien

189

que debe vivir con las maletas preparadas para

salir de estampida cuando aparezca el peligro,
que no ha de faltar a la cita de su destino.
17.- Uno de la muchedumbre le dijo: Maestro,
di a mi hermano que parta conmigo la herencia
l respondi: Pero hombre, quin me ha
constituido juez o partidor entre vosotros? Mirad
de guardaros de toda avaricia porque, aunque
se tenga mucho no est la vida en la hacienda
(Lucas XII, 13-15)
A lo largo de la historia, han sido muchos los de
la muchedumbre que se han dirigido a la Iglesia
que fundaran los apstoles con la peticin de
que dijeran al hermano que repartiera con ellos
su herencia. Y muchas veces esa Iglesia
profanizada ha hecho lo que no quiso hacer el
Maestro que la inspir: ser juez o partidor. En
esos momentos, ms que nunca, la Iglesia es el
juez que dice a los hermanos como deben
repartirse la herencia, en nombre de la Justicia
social. Como ya hemos dicho en estas lecciones
Cristo vino al mundo para decir a los hombres
como deban ser, no lo que deban hacer,
puesto que siendo de una forma determinada,
ya se acta en consonancia con la calidad de
ser y no es necesario que se de a las personas
un folleto explicativo sobre la manera de
comportarse.
La religin antigua era la que estableca las
reglas de conducta y los resultados no fueron
positivos, puesto que, an respetando esas
reglas, el hombre segua siendo de una forma
fundamentalmente distinta a como esas reglas
pretendan que fuese. Procuremos pues que la
conciencia crstica penetre en el hermano y
ya ste repartir su herencia sin que sea
necesario que se le diga desde el exterior. Es
desde dentro que deben venir las reglas de
conducta. Y resulta ilusorio establecer una
justicia social desde fuera.
18.- En el curso de la historia hemos visto como
el cristianismo sociolgico ha sido utilizado,
primero por los poderosos para subyugar a los
dbiles, y ahora por los desposedos para
conseguir que el hermano parta con ellos la
herencia. Pero las estadsticas nos dicen que
tanto a nivel de pueblos como de individuos, los
ricos son cada da ms ricos y los pobres cada
da ms pobres. Y es que las reglas exteriores,
como hemos podido ver a lo largo de esos
estudios cabalsticos, slo resultan vlidas si
constituyen el resultado final de un proceso de
elaboracin interna; si han sido generadas por
nuestra naturaleza humana, primero en nuestro
interior, para aparecer en el exterior como la
fruta aparece en el rbol.
Si en un momento dado, un rgimen poltico
obliga al hermano a repartir su herencia con
el otro hermano, lo nico que consigue es

eliminar fsicamente al poseyente para potenciar

la figura del desposedo, en el cual se activar
la vieja dinmica y la sociedad emanada de ese
acto exterior, pero sin arraigo en la naturaleza
interna, volver a ser una sociedad de
hermanos ricos y hermanos pobres, hasta que
el Maestro se manifieste en el interior de cada
hombre y lo incline, desde dentro, al partazgo.
Mientras esto no ocurra, el Maestro ha de
limitarse a decir que la vida no est en la
hacienda. Mientras se siga considerando que la
vida es hacienda, toda la estrategia estar
orientada a la consecucin de esa hacienda y a
la edificacin de un sistema que nos permita
defenderla contra los que pretendieren
desposeemos de ella.
19.- Entonces Jess les dijo esta parbola:
rase un hombre rico, cuyas tierras haban
producido con mucha abundancia y l mismo
razonaba diciendo: Qu es lo que voy a
hacer?, puesto que no tengo lugar para
almacenar tanta cosecha. He aqu lo que voy a
hacer: Derribar mis graneros y edificar otros
ms grandes, en los que quepan todas mis
cosechas y todos mis bienes, y dir a mi alma.
Alma, tienes muchos bienes en reserva para
varios aos descansa, come, bebe y goza. Pero
Dios le dijo: Insensato! Esta misma noche tu
alma te ser pedida y todo lo que has preparado
para qu servir? Es lo que ocurre con el que
allega tesoros para si mismo y que no es rico
para Dios (Lucas XII, 17-21)
Las parbolas de Jess son fciles de
comprender, pero difciles de aplicar en la vida
individual, y as vemos como en nuestra
sociedad muchos son los hombres que se
pasan la vida derribando graneros para edificar
otros mayores, en los que quepan los bienes
que constantemente van adquiriendo con su
trabajo, resultando al final que pasan sus
jornadas trabajando para pagar los plazos del
televisor, la nevera, el coche, o los plazos de la
casita, del velero; o trabajan para comprar
campos, tierras, acciones, cosas todas que no
propician la adquisicin de experiencias
humanas, de modo que no estn trabajando
para el ego, sino para si mismos en la acepcin
ms pobre de esa expresin es decir, por lo que
todos llevamos de perecedero, para la
satisfaccin de instintos y sentimientos
negativos destinados a ser triturados en las
regiones inferiores del mundo de deseos.
20.- Igual ocurre con el hombre que almacena
conocimientos. Los bienes espirituales, ms que
los materiales, deben ser compartidos, deben
pasar al estadio Vav, que es el de la
exteriorizacin, a fin de que produzcan un fruto
en la vida social, multiplicando la obra divina.

190

Si en lugar de repartir nuestros bienes

espirituales, lo que hacemos es derribar
graneros en nuestro interior para almacenar en
nosotros ms conocimientos, a fin de que
nuestra alma coma, beba y goce con ellos,
cuando esa alma retorne al ego, no podr
llevarle al dios interno ningn fruto y su cosecha
se perder. De ello se deduce una regla
importante que debemos tener muy en cuenta, y
es que nuestro progreso espiritual slo es
realmente efectivo cuando se traduce en obras,
en resultados. Esos resultados tienen que
aparecer primero en nosotros mismos,
modificando la calidad de nuestra vida. Si esto
ocurre, por accin refleja, los resultados
aparecern tambin en la sociedad que nos
rodea.
Por el contrario, si pasamos la vida
complacindonos en lo que sabemos y
guardando celosamente ese saber para
sentirnos de algn modo superiores a los
dems, al trmino de nuestra existencia fsica
no le podremos ofrecer al ego ese mtico plato
de lentejas con el que alimentarse y nuestro
tomo-germen material, al integrarse a la
divinidad, le dir: Seor, he conocido los
misterios del mundo y he gozado con la
sublimidad de esa ciencia. Y el ego-Dios le
responder: insensato! Esto es lo que te di yo
para que en el mundo fsico realizaras las
maravillas que no has realizado. De qu van a
servirme los placeres que tu mental ha
experimentado?
21.- Vimos ya en el primer curso, al estudiar el
ciclo vital, que las parejas que se negaban a
tener hijos encontraban grandes dificultades
para reencarnarse. Algo parecido ocurre con los
que, habiendo dispuesto de conocimientos
intelectuales
para
realizar
una
obra
determinada, no la han hecho y han preferido
permanecer estriles en lo que se refiere a la
actividad espiritual. Cuando el tomo-germen de
su cuerpo mental se presente en el mundo del
pensamiento para constituirse un futuro cuerpo
mental no encontrar en l los materiales que
necesita para su proceso evolutivo.
Ya vimos al hablar de la constitucin de ese
cuerpo (curso 1 complementario) que las
jerarquas que trabajan en esa esfera van en
busca de los tomos de materia mental que el
futuro encarnante necesita. Esos tomos son
entidades vivas, no materia mental muerta; es
decir, son fuerzas espirituales que, an no
teniendo una conciencia personal se encuentran
sensibilizadas de una determinada manera. Por
lo general, esos tomos mentales ya han
formado parte de nuestro cuerpo mental en
pasadas vidas, ya han trabajado en nosotros,
nos conocen y, si han quedado contentos y
satisfechos acuden veloces a la llamada de
nuestro tomo-germen para volver al trabajo.

Pero si los hemos frustrado, si no les hemos

dado su salario se encuentran sensibilizados
negativamente y no podemos contar con ellos
para formar nuestro futuro cuerpo mental.
Cmo se produce ese mecanismo de
frustracin de nuestras fuerzas mentales?
Vemoslo.
22.- Hemos dicho que nuestros vacos internos
estn ocupados por entidades espirituales que
nos proporcionan una fuerza que produce en
nosotros una determinada evidencia, un
determinado conocimiento y, por su parte
positiva, nos impulsa a comportarnos de una
determinada manera. Esto ocurre tanto en
nuestro cuerpo de deseos como en el mental, y
la fuerza ocupante acta sobre las espaldas,
por as decirlo, de las entidades atmicas, O
sea, de los elementos que forman nuestro
cuerpo mental o de deseos.
Hay una ley en el cosmos que exige que
cuando utilicemos algo, compartamos los
beneficios que nos ha reportado su utilizacin
con la entidad utilizada. Resulta as que la
fuerza espiritual que nos ocupa debe transferir
parte de su salario a las entidades atmicas que
le permiten funcionar.
Pero si el hombre utiliza la fuerza que ocupa
sus vacos para gozar del conocimiento que le
reporta, sin permitirle que su personalidad se
exprese en el mundo positivamente, es decir,
sin permitirle dar fruto, realizar una obra,
entonces resulta que est frustrando esa fuerza
de su legtima aspiracin, que es la de ser til
en la tarea de creacin. Se encuentra as en las
mismas condiciones que el obrero que no recibe
su salario en un estado muy semejante al de
esclavitud. Si el obrero espiritual no cobra, mal
puede repartir sus beneficios con las potencias
atmicas que lo sostienen, de modo que cuando
llega el final de la vida y el cuerpo mental se
desagrega en el mundo del pensamiento, las
partculas se separan con el sentimiento de no
haber recibido su salario, de no haberse
enriquecido con la vida que acaban de vivir.
Es natural pues que cuando esas partculas son
llamadas a constituir un nuevo cuerpo mental
para ese individuo, se hagan odos sordos y los
ingenieros que construyen el cuerpo del
pensamiento se encuentran sin materiales para
poderlo edificar. Finalmente se vern obligados
a utilizar materiales de calidad inferior, no
adecuados para soportar la vibracin de fuerzas
espirituales elevadas, ya que cada ocupante de
nuestros vacos, para instalarse en ellos,
necesita que los componentes atmicos de
nuestro cuerpo puedan soportar su vibracin sin
desintegrarse.
Es importante pues compartir nuestra riqueza
con el hermano; es importante no almacenar, ni
en el sentido fsico ni en el espiritual. Y
debemos tomar nota de algo que pasa
generalmente desapercibido y es que esas

191

fuerzas que nos ocupan y que nos dan una

determinada visin del universo, actan en las
tres esferas en las que tenemos vida, de modo
que debemos abrir la puerta de nuestros tres
mundos. O sea, el conocimiento no nos obliga
tan slo a transmitirlo intelectualmente, sino a

comportarnos con nuestra entidad fsica

consecuentemente con ese conocimiento,
puesto que si decimos una cosa y hacemos
otra, los que nos siguen nos vern el plumero,
como suele decirse y lo que estaremos
estableciendo es la confusin.

Preguntas:
1.- Qu ocurre cuando en nuestros vacos internos hay un cambio de ocupante?
2.- Cmo actan en nosotros los siete peores?
3.- Por qu todo impulso evolutivo representa una etapa de peligro?
4.- Cmo deben ser las leyes en nuestro mundo material?
5.- Qu debemos hacer para que nuestros obreros internos que den contentos y satisfechos?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 23

1.- Tened ceidos vuestros lomos y

encendidas vuestras lmparas. Sed semejantes
a hombres que esperan el retorno del dueo
que ha ido a la boda, a fin de abrirle tan pronto
llegue y llame. Bienaventurados los servidores
a quienes el dueo, a su llegada, encontrar
velando! En verdad os digo que se ceir y los
sentar en la mesa, y se prestar a servirlos. Si
no llega ms que a la segunda o a la tercera
velada, dichosos los servidores que se
encuentren en vela! Comprendedlo bien, si el
dueo de la casa supiera a qu hora el ladrn
va a venir, estara en guardia y no le permitira
entrar en la casa. Vosotros tambin debis estar
prestos, ya que el Hijo del Hombre vendr a la
hora en que no pensis. (Lucas XII, 35-40)

Dice Jess en esta parbola que los servidores

no saben cuando el dueo de la casa va a
llegar, del mismo modo que ste no sabe a qu
hora la casa ser visitada por los ladrones. Por
ello unos y otros, servidores y dueo, deben
permanecer vigilantes, movilizados y en guardia
para la recepcin.
Ese dueo de la casa que los servidores
esperan, es el propietario de nuestro aposento
humano, nuestro ego, la parte divina que hay en
nosotros, a menudo ausente de nuestra
morada, de la que cuidan los servidores En el
presente estado evolutivo, podemos decir que el
dueo de la casa se encuentra permanentemente de boda, es decir, se encuentra en los
mundos de arriba, en los que no tenemos an
casa y en los que reina la perfecta unidad,

192

donde lo positivo y lo negativo, el marido y la

mujer se funden en un permanente abrazo.
Durante esa ausencia, los servidores fieles del
ego mantienen la casa limpia y ordenada,
esperando levantados el retorno del amo.
Cuanta ms larga sea la espera, mayor ser la
recompensa que recibirn cuando el dueo
llegue. Entonces el seor de la casa har que
sus servidores se sienten en la mesa y l mismo
los servir, o sea, tal como ya hemos sealado
en anteriores lecciones, en el camino evolutivo
llegamos a un punto en que el mundo, nuestro
mundo, se invierte, y pasamos de la posicin de
servidores a la de servidos, encontrndonos con
que la organizacin csmica se pone a nuestro
servicio, sindonos otorgados los famosos
poderes que algunos humanos con tanto afn
buscan por medios artificiales, de una manera
ilusoria.
2.- Los servidores no saben a la hora en que
llegar su dueo, dice Jess. Este dueo no
puede poner los pies en nuestra casa a menos
que
sta
se
encuentre
perfectamente
acondicionada y que todo ste en ella en
perfecto orden, Ese orden, es desde arriba que
se juzga si es o no es suficiente, y es por ello
que la venida del dueo siempre resulta una
sorpresa para los que lo estn esperando.
La emergencia de la espiritualidad, la llegada de
los poderes se realiza siempre al improviso.
Nosotros podemos propiciar la llegada del
dueo manteniendo la casa limpia y barrida y
las luces encendidas, pero no pudiendo el
criado penetrar en los designios del amo,
no le es posible saber cuando ste encontrar
las condiciones requeridas para su presencia en
la casa.
3.- El estudio de la Astrologa nos permite ver
en qu momentos el dueo se aproxima a la
casa. En efecto, cuando Urano, Neptuno y
Plutn forman aspectos con posiciones clave de
nuestro horscopo, sobre todo con el Sol, Luna,
ascendente y medio cielo, es seal de que la
espiritualidad se aproxima a nuestra morada
fsica, pero lo que no podr vaticinar ningn
astrlogo es si la espiritualidad entrar o no en
la casa, ya que ello depende del grado de
preparacin del individuo para interiorizar al
ego.
Hemos visto en la leccin anterior que nuestro
cuerpo mental est formado por tomos, al igual
que el cuerpo fsico, y que stos slo pueden
servir de soporte a entidades espirituales cuya
frecuencia vibratoria se acorde con su propia
estructura, ya que de otro modo la organizacin
atmica se desintegrara. La preparacin para la
vida espiritual debe empezar pues por una
adecuacin de la estructura de nuestro cuerpo
del pensamiento a las necesidades del ego. Es

lo que se llama preparar la casa o, ms

exactamente, edificar el templo.
El hambre de espiritualidad, cuando se
manifiesta en nosotros, exige un cambio en la
composicin atmica de nuestro cuerpo mental,
cuyos tomos cambian, o pueden cambiar, al
igual que los que componen nuestro cuerpo
fsico. Cuando aparece esa hambre, los
ingenieros que edifican el cuerpo del
pensamiento se ponen a trabajar, cambiando
nuestra vieja instalacin por una nueva.
Slo cuando esos trabajos de demolicin y
reconstruccin han sido realizados, disponemos
de la casa adecuada para recibir la
espiritualidad. Por ello, si esos trnsitos de
Urano, Neptuno y Plutn por puntos vitales de
nuestro tema permiten anunciar la proximidad
de la espiritualidad, no podemos en cambio ver
si
el
individuo
est
preparado
para
aprehenderla.
4.- Pedro le dijo: Seor, es a nosotros o a
todos que diriges esta parbola? El Seor
contest: Quin es pues el administrador fiel,
prudente, a quien pondr el amo sobre su
servidumbre para distribuirle la racin de trigo a
su tiempo? Dichoso ese siervo a quien el amo,
al llegar, le hallare haciendo as. En verdad os
digo que lo pondr sobre todos sus bienes, pero
si ese siervo dijere en su corazn. Mi amo tarda
en venir, y comenzase a golpear a siervos y
siervas, a comer, beber y embriagarse, llegar
el amo de ese siervo, el da que menos lo
espera y a la hora que no sabe, y le mandar
azotar y le pondr entre los infieles. Ese siervo
que, conociendo la voluntad de su amo, no se
prepar ni hizo conforme a ella, recibir muchos
azotes. El que no conocindola hace cosas
dignas de azotes, recibir pocos. A quien
mucho se le da, mucho se le reclamar, y a
quien mucho se le ha entregado, mucho se le
pedir. (Lucas XII, 41-48)
En ese punto de la enseanza, Jess establece
una distincin entre los servidores que han
conocido al dueo y los que no lo han conocido
nunca, y dice que sern exigidas ms
responsabilidades a los primeros que a los
ltimos.
En el correr de las vidas, ciertos hombres han
vislumbrado un da al ego, a su divinidad interna
y han conocido los misterios de la organizacin
csmica. En otras ocasiones esto sucede en
una misma vida. Luego, al volver al mundo
fsico, han encontrado complacencia en los
placeres materiales y se han puesto a maltratar
a los servidores del ego, esto es a las
tendencias que en el fuero interno sostienen y
sirven la espiritualidad, comiendo, bebiendo y
emborrachndose. Cuando se ha conocido al
ego, ese encuentro se inscribe en el libro de oro
de la conciencia y ya nunca ms se borra de
ella, por ello a este hombre puede exigrsele

193

una responsabilidad que no se exige a quienes

no han grabado an en sus conciencias la
imagen del ego.
El servidor indigno que, habiendo conocido a su
Seor, no lo respeta, recibir un gran nmero de
golpes, mientras que quien comete errores por
no tener grabado en su conciencia el cdigo de
lo verdadero, su castigo ser ms leve.
5.- En nuestra vida profana se suele decir que la
ignorancia de la ley no exime de su
cumplimiento. Sin embargo, Jess nos dice que
una misma falta exigir mayor o menor castigo
segn el grado de conciencia alcanzado por el
que la comete. Dicindolo as, parece como si
un dios caprichoso aplicase discriminadamente
sus propias leyes. Pero si contemplamos las
cosas teniendo en cuenta la organizacin
csmica, vemos la lgica de que esto sea as.
En el punto anterior hemos visto que los
ingenieros que construyen nuestro cuerpo del
pensamiento cambian la composicin de
nuestros tomos cuando hay en nosotros una
demanda de espiritualidad. Qu ocurrir si
despus de haber efectuado ese cambio, el
individuo vuelve a encontrar complacencia en lo
inferior? Ocurrir que aquella nueva estructura
atmica no sirve para nada y que debern
proceder a su reordenacin. Es natural que
pasen la factura por sus trabajos. Si en nuestra
vida ordinaria llamamos a los obreros para que
reordenen nuestra casa, derriben un tabique
aqu, levanten una pared all, instalen nuevos
servicios y pongan un nuevo mosaico y les
pagamos la factura por su trabajo; si una vez
realizado todo esto preferimos lo anterior y les
pedimos que vuelvan a ponerlo de nuevo todo
tal como estaba, tendremos que pagarles otra
vez por sus trabajos. Pero adems de cobrar,
harn su trabajo a disgusto porque a nadie le
gusta que se le utilice para nada. Igual sucede
con los servicios solicitados a los obreros del
ms all. Cuando hemos recibido mando del
Seor; cuando sabemos, somos conscientes de
que este Seor existe y que puede aparecer de
un momento a otro en la casa, nuestro
comportamiento debe de estar a la altura de la
posicin alcanzada y no descender a viejos
estados anmicos ya superados. Si este
descenso se efecta, necesitaremos un
redimensionamiento interno y contraeremos una
deuda que nuestra alma deber pagar. Dijimos
anteriormente que las entidades atmicas
constituyentes de nuestros cuerpos que no han
recibido su salario, por no haber permitido dar
frutos a las potencias espirituales trabajando en
ellas, se niegan, en una prxima vida, a formar
parte de nuestro organismo. Algo parecido
ocurre cuando esas entidades son desalojadas
de nuestro cuerpo de deseos o mental, para
volver a ser llamadas despus y desalojadas
nuevamente. Cuando son necesarias esas

grandes maniobras, cuando los obreros que

cargan y descargan los materiales atmicos
estn entrando y saliendo de nuestra estructura
interna, cuando nuestra casa est en obras, las
fuerzas espirituales nos abandonan, en espera
de que aquello se estabilice y nos quedamos
desocupados, ausentes, sin el aliento que nos
permite marchar por la vida con paso firme,
sabiendo a donde nos dirigimos. En ese estado
vacilante, recibimos de todas partes azotes.
6.- Por aquel tiempo se presentaron algunos
que le contaron lo de los galileos, cuya sangre
haba mezclado Pilato con la de los sacrificios
que ofrecan, y respondindoles, dijo: Pensis
que esos galileos eran ms pecadores que los
otros por haber padecido todo esto? Yo os digo
que no y que, si no hiciereis penitencia, todos
igualmente pereceris. Aquellos dieciocho sobre
los que cayo la torre de Silo y los mat,
creis que eran ms culpables que todos los
hombres que moraban en Jerusalem? Os digo
que no y que, si no hiciereis penitencia, todos
igualmente pereceris. Y dijo esta parbola:
Tena uno plantada una higuera en su via y
vino en busca del fruto y no lo hall. Dijo
entonces al viador: Van ya tres aos que
vengo en busca del fruto de esta higuera y no lo
hallo. Crtala. Por qu ha de ocupar la tierra
en balde? Le respondi y dijo: Seor, djala an
por este ao que la cave y la abone, a ver si da
frutos para el ao que viene..., sino, la cortars.
(Lucas XIII, 1-9)
7.- Nos dice aqu Jess que quienes mueren en
una catstrofe o son inmolados por un tirano no
son ms culpables que aquellos de sus
contemporneos que han conseguido salvarse
de ese mal. Y es que la masa de los hombres
encarnados en una determinada poca no son
tan distintos entre s como para que puedan
sucederles acontecimientos de naturaleza muy
diferente. En cada poca existen grandes
individualidades que escapan a toda asimilacin
con los dems, que viven fuera de las reglas
comunes y, al mismo tiempo, existe un grupo de
retardados que tambin vive a su aire. Pero,
con esas excepciones, existe entre los hombres
de una misma generacin un amplio
denominador comn y son muy compartidos
tanto los vicios como las virtudes.
Por ello Jess manifiesta algo que la sabidura
popular recogera en un refrn que dice:
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar,
pon las tuyas a remojar O sea, si el tirano en
funciones manda degollar a unos opositores o si
un monumento nacional se desploma y mata a
dieciocho, preguntmonos inmediatamente qu
es lo que podra producir en nosotros un mal de
este tipo, ya que quizs el que nosotros seamos

194

las vctimas no sea ms que una cuestin de

tiempo, de poco tiempo.
Actualmente, en nuestra sociedad, todo es
mucho ms compartido que en la poca del
Jess histrico. Nos emocionamos todos al
unsono viendo los telefilmes, consumimos las
mismas revistas y los mismos placeres, las
mismas inquietudes son compartidas por
millones de ciudadanos. Todo ello no puede dar
resultados finales muy distintos.
8.- Para evitar que seamos vctimas de la
catstrofe padecida por nuestro vecino, Jess
nos recomienda la penitencia. En la prctica
social, la penitencia consiste en inflingirse una
pena, cargar con una cruz en una procesin, por
ejemplo y, en lo privado, el penitente confiesa
ritualmente sus pecados y se le impone el rezo
de unas plegarias. Pero sos son actos
externos y sabemos ya que nada tiene validez
en el exterior, si esto que aparece en la vida real
no ha sido generado por nuestra naturaleza
interna, si no es un fruto elaborado por el rbol
de nuestra vida.
La penitencia slo puede consistir en una
reconsideracin profunda de nosotros mismos
que d como resultado un cambio de ocupante
en nuestros vacos internos. Es decir, debemos
desalojar de nuestros cuerpos las fuerzas que
nos propulsan hacia la catstrofe y ofrecer
nuestros espacios internos a entidades
espirituales de naturaleza ms elevada.
Entonces ser cuando el arrepentimiento, la
penitencia,
se
manifiesta
positivamente,
desvinculndonos de la tendencia que nos rega
anteriormente.
No resulta difcil saber la inclinacin que
llevamos. Para ello no tenemos ms que
observar cules son las cosas que suscitan
nuestro inters. Hay personas que se
complacen
en
adquirir
los
peridicos
especializados en el relato de crmenes y de
catstrofes: es evidente que una fuerza interna
los lleva a interesarse por lo tenebroso y esas
tinieblas se irn radicalizando, de acuerdo con
el proceso material que conduce todo lo interno
a su manifestacin material, y un da ellos sern
los protagonistas de aquello que leen con tanto
afn; ellos constituirn la noticia.
La curiosidad por lo criminal revela que dentro
de nosotros estn actuando los Luciferianos que
administran las fuerzas destructivas y un da ya
no se contentarn con actuar pasivamente y nos
inducirn a ser nosotros el que destruye para
despus ser el destruido. Por consiguiente, si
somos lectores de esa clase de prensa,
debemos rpidamente cambiar de peridico.
9.- Para explicar los procesos csmicos que
conducen a la destruccin de los individuos,
Jess utiliz la parbola de la higuera estril.

Esa higuera que no da frutos es la imagen de

cada uno de nosotros y el dueo que va a
recogerlos es nuestro ego. A cada encarnacin
el ego planta en el mundo sus vehculos
mortales para que produzcan un fruto con el
cual pueda alimentarse. Una vez lo que el ego
nos pide son higos, otra vez harina, o cardos, o
azucenas. Quiz quiera experimentar el sabor
dulce amargo de los pomelos agrestes, o
simplemente embriagarse con el perfume de
una flor.
Pero si pasan los aos y el fruto esperado no
viene, si el ego acude en vano a su via y se
encuentra con que el rbol que ha plantado
tiene mucho follaje, pero no hay en l nada de
substancial, lo lgico es que mande arrancarlo
para proceder a una nueva plantacin. Nos dice
la parbola que la higuera se encontraba en su
tercer ao y que el viador le pidi al Seor de
la tierra un plazo de un ao ms. Sabemos que
el cuarto ao es el de los frutos, el de la cuarta
letra del nombre divino Yod-He-Vav-He. Pero ya
en el tercer ao deben aparecer las primicias,
los signos reveladores de una abundante
cosecha.
En la parbola aparece la figura del viador,
que se propone cavar y abonar la higuera para
ver si da fruto. Ese viador es el representante
de los ngeles del destino, los cuales, como ya
hemos dicho algunas veces, construyen las
circunstancias en las que debemos movernos,
si son requeridos por el ego, es decir, por
nuestra divinidad interna, o si nuestra situacin
particular lo exige. Este viador remueve
nuestra tierra humana, o sea, produce en
nosotros la sacudida que ha de permitirnos
tomar conciencia de nuestra esterilidad, y nos
pone el abono, es decir, el incitante externo
susceptible de inducirnos a elaborar lo que el
ego nos pide. Se trata de un servicio de
asistencia extraordinario para evitar nuestra
destruccin, ya que en circunstancias normales,
las ancdotas que vivimos son generadas por el
libre juego de nuestra propia dinmica interna.
10.- Si llegamos al cuarto ao sin dar fruto,
entonces esa higuera que nos representa en la
parbola, es cortada. Qu debemos entender
con ello? Ya hemos visto, al estudiar el mundo
del pensamiento, que existe una regin llamada
de los arquetipos, en la que se encuentra el
arquetipo de vida de todos nuestros cuerpos.
De esos arquetipos se desprende la energa
que alimenta nuestra forma fsica, emotiva y
mental. Cuando esa energa se ha agotado, se
produce la muerte.
Si sus vehculos materiales no dan al ego el
fruto esperado, el seor de la via corta esa
fuente de aprovisionamiento y nuestra
personalidad mortal se queda de pronto sin
combustible. Entonces se retiran de nuestros
vacos internos las entidades espirituales que

195

trabajan en la legalidad y quedamos a la merced

de las que trabajan en el mundo de perdicin,
en el que las formas son trituradas por la fuerza
de repulsin. Son esas entidades luciferianas
las que deciden entonces si terminaremos
aplastados por una torre que se desploma, o si
nuestro vehculo chocar contra un rbol en la
carretera, o si un tirano nos inmolar. Esos
luciferianos son los encargados de reunir en el
avin que va a estrellarse a las higueras
estriles que el Seor de la via mand cortar.
Quiz algunas de esas higueras hayan dado
abundantes frutos sociales y sean incluso
grandes triunfadores en sus especialidades. Se
trata en este caso de olmos que dan peras; es
decir, dan un fruto que el ego no les haba
pedido porque su granero est lleno de triunfos
sociales o de yates de lujo y lo que pretenda
obtener tal vez fueran los frutos amargos de la
derrota.
Por ello es primordial que nos preguntemos
Qu espera el ego de nosotros? Cul es el
programa en el que nos ha puesto a trabajar?
Qu clase de frutos tenemos que dar? La
meditacin en las dos primeras horas de luz
solar ha de traernos la respuesta.
11.- Jess atravesaba ciudades y pueblos
enseando, cuando algunos fariseos fueron a l
y le dijeron: Vete, huye rpido porque Herodes
te quiere matar. Pero Jess respondi que es
en Jerusalem que los profetas mueren y que por
lo tanto, no se encontraba en peligro mientras
estuviera en el camino hacia la ciudad.
Jerusalem, Jerusalem -se lament Jess-, que
matas a profetas y lapidas a los que te son
enviados, cuntas veces he querido reunir a tus
hijos como la gallina rene sus polluelos bajo
sus alas, y no lo habis querido! Ahora vuestra
casa os ser dejada, pero os lo digo, no me
veris ms hasta que digis: Bendito sea el que
viene el nombre del Seor! (Lucas XIII, 31-35)
Vemos en este punto que antes de alcanzar su
meta final, esa ciudadela sagrada en la que los
profetas mueren, la fuerza crstica recorre en
seguridad pueblos y ciudades sin que la
amenaza del tirano lo inmute. As toda
enseanza debe avanzar sigilosamente por los
lugares ms apartados del pas para
desembocar finalmente en la esfera de poder.
Cristo cura y arroja los demonios del cuerpo y
mientras ejerza su apostolado lejos de
Jerusalem, Herodes no lo inquietar. En nuestra
geografa humana, la fuerza crstica debe seguir
el mismo itinerario. Cada uno de nosotros
somos un mundo, llevamos dentro toda la tierra
y cuando en algn lugar del universo estalla un
conflicto, podemos tener la certeza de que es el
resultado de un proceso que todos los hombres
en mayor o menor grado han gestado en lo
secreto de sus naturalezas. En algn lugar de
nuestra geografa humana se encuentran las
Malvinas, donde unas fuerzas han sido

desalojadas por otras fuerzas, todas ellas

pertenecientes a las regiones inferiores, y ahora
el antiguo ocupante lucha por reconquistarlas.
Los ejrcitos luciferianos se encuentran a
menudo en guerra, siendo por excelencia los
obreros que trabajan en el desorden y en la
discordia. Pero no nos dispersemos en
consideraciones laterales y volvamos al punto
que toca la crnica sagrada.
12.- Nuestra Jerusalem interna es el centro en
el que reside nuestro poder ejecutivo, el centro
en el que se toman las decisiones y donde
nuestro Herodes, habiendo usurpado el poder
legal, legisla y reina. Si la espiritualidad
naciente, el nio divino que ha surgido en
nosotros, se fuera directamente a Jerusalem y
si en la ciudadela sagrada, imaginmoslo por un
momento, triunfara, qu sucedera? Sucedera
que la nueva personalidad coronada estara
dando rdenes a un pueblo que no est
preparado para obedecerlas: unos estaran
enfermos, otros endemoniados y las rdenes
emanadas del centro de decisiones no seran
ejecutadas.
En la crnica sagrada hemos visto a Jess
entrar y salir de Jerusalem, ir a la sinagoga,
pronunciar
un
discurso
y
marchar
precipitadamente, vindose a veces apedreado.
Sus incursiones han sido espordicas y muchas
veces al amparo de una malentendido,
creyendo los fariseos que era un instructor de
su pueblo, de sus leyes, sin pretender
establecer all una enseanza oficial.
La autntica enseanza de Jess fue dada en la
Montaa, a orillas del mar de Tiberiades, en
Galilea, en Judea, en Samaria, en las riberas
del Jordn, viajando incesantemente de uno a
otro lugar. Esto significa que antes de
establecer la espiritualidad en la cumbre,
debemos establecerla en las zonas bajas,
curando nuestras partes enfermas y expulsando
de nuestros vacos a los demonios.
13.- Ya hemos visto en anteriores lecciones
como los ocupantes de nuestros vacos internos
administran
una
parte
de
poder,
suministrndonos unas energas que nos
inducen a comportarnos de una determinada
manera. El que ejecuta la poltica de nuestra
personalidad humana en un momento dado
debe dar rdenes que sean conformes a la
personalidad de esos gobernadores locales, ya
que si da rdenes que van en contra de su
forma de ser, no es que no quiera cumplirlas,
sino que no podr hacerlo, porque su naturaleza
es distinta y sera como pedirle a una manzana
que se volviera pera.
En la vida civil, esto aparece de forma tan
evidente, que cuando es nombrado un Ministro
del Interior, lo primero que hace es cambiar a

196

todos los gobernadores civiles de las provincias,

poniendo en el cargo a hombres suyos. En la
organizacin espiritual las cosas no son
distintas y por ello el discpulo que pretende ser
un da ese hombre nuevo que Jess vino a
promover, debe empezar por cambiar a los
gobernadores que administran los poderes
sensoriales, de modo que se produzca un
cambio en el gusto, el olfato, el odo, la vista, el
tacto. Es decir, la fuerza crstica antes de
subir al cerebro y al corazn, tiene que visitar
el pas del gusto, el pas del tacto, etc. y curar
all al enfermo o abrir los ojos del ciego, dar el
habla al mudo, conseguir que el sordo entienda.
Mientras esto ocurre, Herodes, la fuerza que
preside nuestra personalidad profana, bien se
dar cuenta de que algo cambia en su reino,
porque ciertos ejecutores suyos no le obedecen,
y concebir la idea de dar muerte a ese
perturbador Pero Cristo sabe que no podr
ser alcanzado por los hombres de Herodes,
porque no lo conocen y no conseguirn
identificar a ese futuro rey hasta que su propia
naturaleza interna se revele, hasta que Jess
ponga en accin su potencialidad llamada
Judas, que lo exteriorizar con un beso.
Mientras Judas no lo bese, la fuerza crstica
correr de una orilla a otra de nuestro ser,
subir a las montaas y bajar a los valles sin
que el hombre profano que hay en nosotros
consiga identificarlo y detenerlo. As pues
nuestras fuerzas internas deben ser cambiadas
progresivamente para que Cristo pueda
efectivamente reinar en nosotros.
14.- Ese proceso de espiritualizacin es el
seguido por Jess. Es el itinerario que parte de
abajo, de los ms profundos senderos de
Malkuth, y avanza hacia arriba, llevando las
ovejas perdidas al rebao del Padre. Es un
trabajo alqumico, que va purificando los viles
metales que forman nuestros pabellones
internos, a fin de que al ennoblecerse nuestra
constitucin atmica, puedan habitar en los
vacos formados por los tomos, Fuerzas ms
nobles que las anteriores. A veces ese proceso
se realiza a la inversa de arriba abajo, es decir,
Cristo se instala en Jerusalem y, de manera
fulminante, los antiguos gobernadores de
nuestras provincias humanas se ven
destituidos de sus cargos y aparecen otros
identificados con la personalidad crstica. Pero
esto sucede nicamente en los individuos que
ya han realizado ese proceso de purificacin en
anteriores vidas y que han estado recapitulando
su remoto pasado profano. Al llegar al fin de esa
recapitulacin, Cristo se instala de pronto en su
Jerusalem y, de la noche a la maana, se
produce en l una iluminacin que cambia por
completo la orientacin de su vida. Entonces
realiza ese sueo de Jess, de reunir a todos

sus hijos -sus diversas tendencias- como la

gallina rene bajo sus alas los polluelos.
Salvo esos casos, que son an raros, el
itinerario de la espiritualidad empieza por abajo,
por una renuncia progresiva a lo ms inferior
que pueda haber en nuestra naturaleza,
avanzando hacia la parte noble para mejorarla
igualmente. Si no se hace as, Jerusalem
matar al profeta y cubrir con una espesa
costra material al enviado. Si en nosotros
quedan zonas que no han sido visitadas por la
espiritualidad, el propsito sublime ser
sofocado por las tinieblas triunfantes.
15.- Un da, habiendo entrado Jess en la casa
de un jefe de fariseos que lo invit a comer,
viendo que los invitados se apresuraban a
ocupar las primeras plazas, les dirigi esta
parbola: Cuando seas invitado por alguien a
una boda, no te pongas en los primeros sitios
de miedo que haya entre los invitados una
persona de mayor rango que t y que quien os
ha invitado venga para decirte que cedas el
puesto a la tal persona. Entonces pasars por la
vergenza de tener que ocupar el ltimo sitio.
Cuando seas invitado, ponte en el ltimo lugar a
fin de que quien te ha invitado vaya a ti para
decirte: Amigo mo, sube ms alto. Ello te
honrar ante todos los que se encuentran en la
mesa contigo. Ya que, quienquiera que se eleve
ser rebajado y quienquiera que se rebaje, ser
encumbrado. (Lucas XIV, 1-11)
Son hoy muchos los invitados a la boda que se
apresuran a colocarse en los primeros puestos.
Se autodenominan gurs, o swamis, o guas, o
maestros, profesores, etc. Jess nos dice aqu
que stos no son los mejores, sino los que se
sitan el ltimo puesto. El que se eleva a si
mismo, el que se auto-proclama importante y
est persuadido de que el dueo de la casa lo
colocara en el primer rango, y por ello se
coloca, no es lo que pretende ser. En cambio, el
que espera a que todos se sienten en la mesa
para ocupar l el sitio que quede libre, se es el
que goza de los favores del amo.
En la vida social, esta regla nos permitir
observar quienes son los mejores en el camino
de la espiritualidad. En efecto, en las reuniones
mundanas siempre vemos que mientras unos
procuran estar al lado de la personalidad
brillante, de la vedette de la fiesta, otros se
sientan junto a los menos dotados. Aunque no
lo manifiesten, stos sern los ms sensibles a
la espiritualidad. Estos sern los ms prximos
a nosotros, aquellos a los cuales debemos
dirigir nuestro apostolado. El que se rebaja, el
modesto, es el situado en el punto cclico de
Virgo que, como vimos en la leccin 20, es el
punto final.

197

16.- Dijo tambin al que lo haba invitado:

Cuando das una comida, no invites, a tus
amigos ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni
a vecinos ricos, de miedo de que ellos te inviten
a su vez te den lo mismo. Cuando des un festn,
invita a los pobres, a los tullidos, los cojos, los
ciegos, y sers feliz porque no podrn
corresponderte de la misma forma y te vers
pagado en la resurreccin de los justos. (Lucas
XIV, 12-14)
El consejo de no invitar a los amigos, sino a los
pobres y desgraciados, debemos entenderlo
como una disuasin a organizar reuniones con
gentes de nuestro mismo rango espiritual, con
las que no podemos intercambiar ms que
propsitos que tanto ellos como nosotros
conocemos perfectamente. Nuestra comida
debe ir a los que no pueden procurrsela, a los
necesitados de ella. Son sos los que deben
sentarse en nuestra mesa y con los que
debemos compartir nuestros conocimientos. Si
hay en nosotros una disposicin para ello, el
necesitado ya aparecer, puesto que nuestro
discurso no debe dirigirse tontamente al
indiferente, al que no escucha ni quiere
escuchar. Esta parte de la enseanza,
interpretada en su sentido material, dio lugar a
la costumbre de las familias cristianas de
sentar un pobre en su mesa en el da de
Navidad. Hay en nuestro cine espaol una
pelcula cmica de Berlanga que refiere las
dificultades de una de esas familias pudientes
para encontrar un pobre en Navidad, cuanto
todos ya tenan trabajo Esas familias
cristianas slo pueden ofrecer a su pobre un
alimento material y a lo mejor el pobre, con el
estmago encogido por el ayuno obligado, se
les muere de una indigestin. Evidentemente,
es al alimento espiritual que se refera Jess en
este punto de su enseanza.
17.- Uno de los que estaban en la mesa,
despus de haber odo estas palabras, dijo a
Jess: Dichoso el que coma el pan en el Reino
de Dios! Y Jess le respondi: Un hombre dio
una gran cena, invitando a muchas gentes. A la
hora de la comida, envi sus servidores a los
invitados para decirles: Venid, ya que todo est
preparado.
Pero
todos,
unnimemente,
encontraron excusas. El primero le dijo: He
comprado un campo y me veo obligado a ir a
verlo; excsame, te lo ruego. Otro dijo: He
comprado cinco pares de bueyes y voy a
probarlos, excsame, te lo ruego. Otro dijo:
Acabo de casarme y es por ello que no puedo
venir. El servidor, a su retorno, dijo todas estas
cosas a su dueo. Y entonces el amo de la
casa, irritado, dijo a su servidor: Ves
prontamente a las plazas y calles de la ciudad y
treme a los pobres, los tullidos, los ciegos y
cojos. El servidor fue y a su vuelta le dijo: Amo,
ha sido hecho lo que has ordenado y an queda

sitio. Y el amo dijo: Ves por los caminos y las

caadas, y cuntos encuentres, convnceles de
venir, a fin de que mi casa se llene, ya que, os
lo digo, ninguno de los hombres que haban
sido invitados probar mis manjares. (Lucas
XIV, 15-24)
Esta parbola encierra una hermosa leccin
sobre el funcionamiento de las cosas en el reino
divino. Hasta ahora hemos visto en las
enseanzas espirituales de las diversas
escuelas, que es necesario realizar un esfuerzo
para acceder al mundo de arriba. Hay que pasar
unas pruebas, nos dicen unos, hay que educar
la voluntad, nos dicen otros, hay que realizar
ejercicios, ayunar, renunciar, etc. En estas
lecciones nos hemos referido a menudo a como
debemos ser, como debemos comportarnos
para acceder al Reino. Pero aqu Jess nos
dice algo totalmente nuevo y revolucionario, y
es que Dios invita, Dios ofrece un banquete y
manda sus servidores a que vayan a buscar a
los invitados, puesto que ese amo complaciente
de la parbola es, de toda evidencia, una
imagen del Padre Eterno del Universo.
Es natural que sea as porque tambin nosotros
somos capaces de dar lo que poseemos
generosamente, sin esperar nada a cambio,
aunque
no ejerzamos demasiado
esa
prerrogativa. Y si en nosotros se encuentra
activa esa dinmica, tambin ha de estarlo en
Dios, que nos ha diseado a su imagen y
semejanza.
As pues, de vez en cuando, cuando as place a
la gracia divina Dios ofrece un banquete y
manda a sus coros de servidores en busca de
invitados. No nos dice la parbola que esos
invitados fueran amigos parientes o allegados
del seor de la casa, sino simplemente
gentes, lo cual significa que el banquete se
ofrece, no a los suyos, a los que han estado
buscndolo de diferentes maneras y que
caminan ya en sus senderos, sino a profanos a
gentes sin conciencia de la espiritualidad.
19.- Los distintos coros de ngeles se encargan
de los contactos. Jess no nos dice que estos
servidores sigan unos criterios particulares en
esa bsqueda. Se supone que el Seor les ha
dicho previamente quienes deben ser esos
invitados, los cuales, ignorantes del gran honor
de que eran objetos, prefieren ir cada uno a lo
suyo, uno porque tiene tierras, otro porque tiene
bueyes otro porque se ha casado. Nosotros, los
que estudiamos las cosas del espritu, nos
hemos cruzado ms de cuatro veces con esos
invitados que no pueden asistir al banquete.
Todos los que buscamos el Reino estamos en
posesin de tarjetas de invitacin a ese
banquete y cuntas veces vemos que el
invitado las rehsa porque tiene algo ms
importante que hacer! Luego, al morir, cuando
esos hombres pasen revista a sus inhibiciones,

198

dirn: pero nosotros qu sabamos! Cierto, no

saban nada y su ignorancia no les permiti
aceptar la invitacin. Sin embargo, Jess nos
dice que stos sern tratados con sumo rigor
puesto que el amo de la casa bien dice que
ninguno de los que fueron invitados probar sus
manjares. Da vendr en que sentirn la
necesidad imperiosa de procurrselos y
debern bregar ms que los otros para entrar en
la mansin del Seor que los haba invitado.
La enseanza que debemos sacar de todo ello
es que no debemos rechazar nunca una
invitacin, sobre todo si nos viene de un
desconocido, de miedo a que sea la invitacin al
banquete de la divinidad. Diremos pues que el
estar disponibles es una cualidad positiva. No
debemos
estar
demasiado
ocupados,
absorbidos por nada, ni por las tierras, ni por los
bueyes, ni por la vida conyugal o familiar. Y,
sobre todo, tengamos en cuenta que la
negativa, el no es una palabra que atenta al
orden divino.
Claro que los luciferianos tambin andan por ah
repartiendo invitaciones a sus banquetes, ya
que la dinmica de abajo es una copia perversa
de la de arriba, dado que el submundo funciona
con las energas mal utilizadas procedentes de
las esferas divinas.
La disponibilidad debe ir acompaada del
discernimiento, sin el cual a lo mejor nos
sentamos en la mesa de Belzeb creyendo
asistir al banquete divino.
20.- Por ltimo, nos dice la parbola que, no
habiendo acudido los invitados, el amo orden a
los criados que fueran a buscarle gentes que ni
siquiera figuraban en la lista de convidados, y
que los tomaron al azar, en las plazas y calles
de la ciudad, dando preferencia a los pobres, los
tullidos, ciegos y cojos. Y habiendo an
espacios vacos en la mesa, mand buscar a los
ms alejados, los que se encontraban ms all
de la ciudad, en los caminos forestales.
O sea, que la divinidad ofrece, cuando le place,
una cantidad determinada de alimentos que
deben ser consumidos necesariamente. Si un
comensal rechaza la invitacin, otro ocupa su
lugar hasta que la mesa se llena. De ah que la
actitud negativa de una persona puede
favorecer, y mucho, a otra que ni siquiera
conoce. Esta dinmica nos da idea de hasta que
punto todo est ligado en el universo y de como
a veces dependemos de gestos y actitudes de
personas que viven quiz a miles de kilmetros
y que no conoceremos jams.
Dice Jess que esta segunda invitacin se
dirige a pobres y tullidos. Se expresa en
trminos alegricos y no reales, pero no
podemos excluir que esos invitados de segunda
mano, por as decirlo, no sean realmente
ciegos, cojos, etc., ya que la ceguera y las
malformaciones son debidas a la ceguera

espiritual que los condujo a esta situacin por

sus actos perversos. Los ciegos reales pueden
encontrarse sentados en la mesa del Seor
junto a otros ciegos que no saben que lo son.
As, la entrada en el Reino puede efectuarse por
sorpresa y sin preparacin previa, porque Dios
se ha complacido un da en invitar.
21.- De todas formas, esos invitados que los
servidores del seor van a buscar por plazas y
caminos, aunque se trate de personas no
sensibilizadas para la vida espiritual, han de ser
gentes que puedan digerir, por as decirlo, los
alimentos que les sern suministrados. Sera de
una sangrienta crueldad que los servidores
llevaran a la mesa de su seor a los habitantes
de la selva del Amazonas, a miembros de tribus
primitivas que, por su condicin humana, no
pueden acceder a un Reino en el que se entra
slo cuando se ha vivido intensamente bajo el
dominio de Jehov, esto es, de Yod-He-Vav-He.
Una de las ms altas facultades que alcanza el
hombre evolucionado es la de discernir. Es sta
una facultad que sobreviene de una forma
natural en nosotros cuando hemos alcanzado la
fase Vav en nuestro desarrollo espiritual, puesto
que en la fase Yod-He, en el estadio de las
semillas y de su interiorizacin en la tierra, no
se distingue lo que son las cosas. En la fase
Vav la semilla se exterioriza y entonces ya se
puede identificar, se puede discernir lo que es y
lo que no es, y esa facultad de discernimiento
se acenta en la fase 2 He, cuando aparece el
fruto.
As
pues,
el
hombre
maduro
espiritualmente discierne lo que las cosas son,
tanto en el dominio de lo natural, como en lo
espiritual. Y si esa facultad es prerrogativa del
hombre, con mucha ms fuerza aparecer en
los ngeles, que son los servidores del seor de
la casa, de modo que esos pobres, tullidos,
cojos y ciegos que llevarn a la mesa de su
seor, han de ser gentes a quienes el banquete
espiritual pueda transmutar, no individuos que,
por su naturaleza, no puedan digerirlo.
22.- Ese Dios que invita, que da gratuitamente,
es el que se expresa por su costado derecho,
por la columna presidida por Hochmah-Hijo. El
Dios que se manifiesta por la izquierda, por la
columna de Binah-Jehov, es el Dios del sudor
y del dolor, el que no hace regalos y que slo
concede bienes mediante trabajo y esfuerzo.
Sabemos que por la derecha circula la luz que
permite ver las cosas con claridad, de modo que
ese banquete al que son convidados cojos,
ciegos, etc., es el festn de la luz. Esta luz
ilumina el panorama humano en el que se
encuentra inmerso el individuo, viendo as claro
lo que antes estaba oscuro. Lo que no puede
hacer esta luz a la que el Padre convida, es
realizar, por cuenta del invitado, el trabajo

199

humano que l no haya hecho. Los trabajos de

la columna de la izquierda deben ser efectuados
por
el
hombre,
sin
esperar
ayudas
sobrenaturales, aparte las que ya estn
actuando normalmente en l. As, cuando un
grupo de sabios est trabajando en los
laboratorios y de repente uno de ellos descubre
la penicilina, podemos decir que este sabio ha
sido invitado al festn de la luz y se ha
iluminado, en su contexto humano, lo que
estaba oscuro. En cambio, quien no estaba
ocupado en este tipo de investigaciones, no
puede esperar descubrir la penicilina despus
de haber estado sentado en la mesa del Seor.
A la salida de ese banquete aunque la parbola
no lo diga, sabemos ya por la parbola del
sembrador, que esas semillas de luz darn en

los invitados cosechas distintas y mientras en

unos se perdern, otros darn como diez, en
otros como veinte y en otros an como cien.
La luz permite ver claro el mundo en el que el
individuo se mueve, hemos dicho y, si el
hombre se impregna de ella, su frecuencia
vibratoria
aumentar,
los
tomos
que
constituyen sus cuerpos cambiarn y los vacos
internos sern ocupados por fuerzas ms
elevadas que nos permitirn trabajar en nuevas
cosas, aumentando nuestra capacidad de
comprenderlas. As el Reino, al penetrar en
nosotros, nos eleva y, por escalones sucesivos,
nos va acercando a esa sublime meta en la que
estaremos permanentemente sentados en la
mesa del Seor.

Preguntas:
1.- Qu es lo primero que debemos hacer para que el seor de la casa pueda entrar en ella?
2.- Por qu los servidores que ya han conocido al dueo tienen ms responsabilidades que aquellos
que no lo han conocido nunca?
3.- Di que has comprendido de la parbola de la higuera estril?
4.- Cmo debemos llevar los trabajos de espiritualizacin para ocultarnos al poder del Herodes?
5.- Di lo que has comprendido de la parbola del hombre que invit a una gran cena?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 24

200

1.- En su marcha hacia Jerusalem, su meta

final, Jess era seguido por grandes
muchedumbres, y se volvi hacia ellas para
exhortarlas el abandono de todo lo que
representaba su mundo. El que no lleve su
cruz y me siga, no puede ser mi discpulo les
dijo, ya que, cul de vosotros, si quiere
levantar una torre, no se detiene primero a
calcular los gastos y ver si dispone de medios
para terminarla, de miedo que, despus de
haber puesto los fundamentos, no pueda
acabarla y que todos cuantos lo vean se burlen
de l, diciendo: Este hombre ha empezado a
edificar y no ha podido acabar? O qu rey, si
va a emprender una guerra contra otro rey, no
se sienta primero para ver si puede con diez mil
hombres, ir al encuentro del que viene a
atacarle con veinte mil hombres? Si no lo
puede, mientras ese otro rey est an lejos, le
enviar una embajada para pedirle la paz. As
pues, el que de entre vosotros no renuncie a
todo lo que posee, no puede ser mi discpulo
(Lucas XIV, 25-33)
2.- Jess nos dice aqu algo muy sensato, y es
que antes de iniciar una empresa tenemos que
calcular si disponemos de medios para
terminarla. Es de locos comenzar algo
pensando que ya nos vendrn ayudas en el
curso de la accin, que alguien nos enviar
msiles para llevar a buen fin lo que hemos
empezado sin medios para ir ms all de los
fundamentos.
Sabemos que la voluntad pone en marcha esa
fuerza llamada amor que crea circunstancias
favorables a la empresa que la voluntad ha
comenzado,
pero
debemos
accionar
constantemente la voluntad para que funcionen
tambin las circunstancias. Si la voluntad se
detiene,
las
circunstancias
favorables
desaparecen. Al iniciar una empresa debemos
pensar pues si nuestras reservas de voluntad
son suficientes y si sta no desfallecer una vez
pasada la etapa de la exaltacin romntica,
cuando la empresa se convierta en rutina y en
peso que tendremos que soportar.
Si esto sucede as con las empresas de orden
material, ms an suceder en las de tipo
espiritual. Levantar una torre, la torre de la
espiritualidad, significa meterse en algo que
aportar a nuestra existencia profundos
cambios. A medida que esa torre vaya
levantndose, y nosotros con ella, avistaremos
desde lo alto de esa edificacin un paisaje que
jams habamos percibido anteriormente.
Nuevos valores aparecern y con ellos el dilema
de si continuar viviendo segn la antigua visin
de las cosas o segn la nueva.
Si optamos por ser el de antes an
comprendiendo la caducidad de los viejos
valores, nuestra edificacin se detendr y hasta

es posible que se vea destruida por un

vendaval, por un temporal de lluvias o por un
rayo. Si suprimimos de un trazo el que fuimos
para ir siendo ese hombre nuevo cuyo perfil va
cambiando a medida que la torre se alza,
romperemos con el mundo antiguo, con las
tendencias internas que nos han engendrado,
con aquellos que constituan la otra polaridad de
nuestra alma, con los que nosotros mismos
hemos generado bajo nuestra personalidad
anterior, con todos esos impulsos que
constituan nuestra familia. Las fuerzas que nos
ligaban a ellos desaparecern de nosotros y
otras fuerzas entrarn en funciones que no
reconocern lo que las anteriores haban unido.
3.- Cortar las amarras que nos atan a nuestras
fuerzas internas significa ineludiblemente
cortarlas con las imgenes externas que esas
fuerzas proyectaban, es decir, con la figura del
padre, de la madre, los hijos, los hermanos, los
amigos. Mientras nos encontramos en fase
involutiva, yendo hacia abajo, la ley natural nos
impulsa a unirnos a los seres y a las cosas, nos
atamos a ellos nos fundimos e identificamos con
ellos.
En la fase evolutiva, se produce, como ya
hemos dicho alguna vez, una inversin en los
mandos, y el objetivo es desprendernos de los
valores materiales y del encadenamiento
sentimental a esos valores. Entonces ya no nos
sentimos unidos a las personas fsicas y a los
objetos materiales, sino a los que sientan y
piensan como nosotros. Ms adelante,
abandonamos igualmente a los que sienten
como nosotros para estar vinculados tan slo a
los que piensan como pensamos.
Sin embargo, cada etapa debe incorporar en si
los valores de la anterior, de modo que el
trabajo del discpulo ha de consistir en lograr
que su familia fsica se convierta igualmente en
su familia espiritual, en esos que sienten y
piensan como l. Si no lo consigue, es que se
encuentra en la situacin de ese rey que, con
diez mil hombres, deba enfrentarse a un
ejrcito de veinte mil.
4.- En efecto, no solamente hay que sentarse a
meditar si disponemos de recursos suficientes
para llevar a buen trmino la empresa que
iniciamos, sino que debemos considerar los
medios de que dispone el adversario. En el
terreno espiritual, ese rey enemigo es todo lo
que se opone al nuevo propsito que nos
anima, O sea, el mundo que nuestro anterior yo
haba instituido: la familia, los hbitos, los
placeres, todo el conjunto de cosas que
constituyen nuestra felicidad. Si esas fuerzas
son superiores a las del nuevo propsito, mejor
es pactar con el enemigo y encontrar con l la

201

frmula que nos permita vivir en paz, puesto

que de lo contrario, vamos a enzarzarnos en
una guerra perdida por adelantado.
El camino de ascenso conlleva un cambio de
valores, hemos dicho. Sin embargo, mientras se
suba por la columna de la izquierda, la de las
realidades materiales, ese cambio no ser
radical, sino progresivo. En efecto, el
conocimiento, la intelectualizacin progresiva,
tambin separa de aquellos que no flotan a la
misma altura, y bien han visto los socilogos
que la divisin entre ricos y pobres est
perdiendo fuerza en el mundo y en cambio
progresa la divisin entre cultivados y
analfabetos.
Cuando se asciende por la columna de la
derecha, el rechazo del viejo mundo es ms
radical, y as vemos que el deseo de vivir la vida
espiritual lleva el individuo a buscar la nueva
familia, la vida comunitaria que la propicie.
5.- Calcular sus medios, saber las fuerzas de
que dispone el adversario, es fundamental para
seguir a Cristo. Luego hay que estar dispuesto a
abandonar todo lo que se posee, incluida la
familia y, al mismo tiempo, llevar su cruz. Qu
puede significar llevar su cruz?
La cruz representa las cuatro fases evolutivas
por las que el hombre debe pasar para
integrarse al reino. En su primera fase, la cruz
no era ms que un palo vertical era el falo que
aparece en las religiones antiguas, a travs del
cual la simiente divina era infundida en el
hombre, haciendo de l un instrumento en
manos de la divinidad.
En su segunda fase, apareci el madero
horizontal que, partiendo de la izquierda, se
superpona al madero vertical, cortando su
fuente de aprovisionamiento divino. La cruz
apareca as como una escuadra abierta hacia
la izquierda, representando el periodo en que
los luciferianos se aduearon de los resortes
humanos y se instituyeron en mentores del
hombre.
En su tercera fase, el trazo horizontal se
prolonga hacia la derecha y la cruz aparece en
forma de T. Representa el periodo en que la
potencialidad humana se exterioriza, la obra
humana aparece y Cristo es llamado al mundo,
al tocar el madero horizontal la columna de la
derecha.
En la cuarta fase, Cristo aparece y con l, el
madero vertical superior, restablecindose el
contacto con la espiritualidad, cuya energa se
superpone a la aportada por los luciferianos y
los domina y vence. El hombre que lleva su cruz
es el que ha vivido plenamente esos cuatro
periodos y que asume la responsabilidad que
los comportan; es decir, es el hombre que lleva
a cuestas su pasado, integrndolo a cada uno
de sus pasos que da, en su presente y sin que
este pasado dificulte su marcha.

Asumir sus responsabilidades, integrar el

mundo antiguo al nuevo, tal es el trabajo; pero
al mismo tiempo abandonar el mundo antiguo,
la familia, las posesiones. Tal es la
contradiccin que el discpulo que quiere seguir
a Cristo debe resolver. La solucin de esa
contradiccin que consiste en abandonar algo y
llevarlo encima al mismo tiempo, no puede
consignarse en una frmula, ya que es un
trabajo individual y distinto para cada uno.
6.- Lucas, en su captulo XV, pone en relieve el
valor de lo perdido. Lo perdido vale ms que el
objeto de igual vala que nunca se perdi,
Refiere en primer lugar la parbola de la oveja
perdida, que ya hemos comentado en el
Evangelio de Mateo. En su relato, el pastor que
ha hallado la oveja perdida, la pone, alegre,
sobre sus hombros y, vuelto a casa, convoca a
sus amigos y vecinos, dicindoles: Alegraos
conmigo porque he hallado mi oveja perdida. Yo
os digo que en el cielo ser mayor la alegra por
un pecador que haga penitencia que por
noventa y nueve justos que no necesitan la
penitencia.
Luego nos refiere la historia de la dracma
perdida en esos trminos: Qu mujer que,
teniendo diez dracmas, si perdiera una, no
encendera la luz, barrera la casa y buscara
cuidadosamente hasta hallarla? Y una vez
hallada, convocara a las amigas y vecinas,
diciendo: Alegraos conmigo, porque he hallado
la dracma que haba perdido. Tal os digo que
ser la alegra entre los ngeles de Dios por un
pecador que haga penitencia El valor de lo
perdido culmina finalmente en la ms bella y
consoladora parbola que Jess diera a sus
hermanos de la Tierra, la del hijo prdigo (Lucas
XV)
7.- Un hombre tena dos hijos comenz Jess
y el ms joven fue al encuentro de su padre
para decirle: padre, dame la parte de hacienda
que me corresponde. Les dividi la hacienda y,
pasados pocos das, el ms joven reunindolo
todo, parti a una tierra lejana, y all disip toda
su hacienda viviendo disolutamente. Despus
de haberlo gastado todo, sobrevino una fuerte
hambre en aquella tierra, y comenz a sentir
necesidad. Fue y se puso a servir a un
ciudadano de aquella tierra, que le mand a sus
campos para que apacentara sus puercos.
Deseaba llenar su estmago de algarrobos que
coman los puercos, y no le era dado. Volviendo
en si dijo: Los jornaleros de mi padre tienen
pan en abundancia y yo aqu me muero de
hambre! Me levantar e ir al encuentro de mi
padre para decirle: padre, he pecado contra el
cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado
hijo tuyo, trtame como a uno de tus jornaleros.
Y levantndose, se vino a su padre. Cuando

202

an estaba lejos, vile el padre y, compadecido,

corri hacia l y se arroj a su cuello y le cubri
de besos. Djole el hijo: Padre, he pecado contra
el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser
llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus
criados: pronto, traed la tnica ms rica y
vestdsela, poned un anillo en su mano y unas
sandalias en sus pies, y traed un becerro bien
cebado y matadle, y comamos y alegrmonos
porque este mi hijo que haba muerto, ha vuelto
a la vida, se haba perdido y ha sido hallado. Y
se pusieron a celebrar la fiesta.
El hijo mayor se hallaba en el campo y cuando,
de vuelta, se acercaba a la casa, oy la msica
y los coros; y llamando a uno de los criados le
pregunt, que era aquello. l le dijo. Ha vuelto
tu hermano, y tu padre ha mandado matar un
becerro cebado, porque le ha recobrado sano.
El se enoj y, no quera entrar, pero su padre
sali y le llam. El respondi diciendo a su
padre: Hace ya tantos aos que te sirvo, sin
jams haber traspasado tus mandatos, y nunca
me diste un cabrito para hacer fiesta con mis
amigos, y al venir este hijo tuyo, que ha
consumido su fortuna con meretrices, le matas
un becerro cebado. El padre le dijo: Hijo, t
ests siempre conmigo, y todos mis bienes,
tuyos son; ms era preciso hacer fiesta y
alegrarse porque ste tu hermano estaba
muerto y ha vuelto a la vida; se haba perdido y
ha sido hallado (Lucas XV, 11-32)
8.- Vemos en esa historia de amor entre un
padre y sus dos hijos, el lazo entraable que
une el mundo divino al humano. Vemos en
primer lugar al padre entregar, al hijo que desea
partir a una tierra lejana, la parte de su hacienda
sin intentar detenerlo. As sucede al comienzo
de cada una de nuestras encarnaciones.
Estando en la casa del padre, o sea, en el seno
del ego, que es nuestro padre celestial se
manifieste de pronto una fuerza llamada hijo
que siente la necesidad de partir a un lejano
pas que es la tierra fsica. Toma su hacienda y
se va, viviendo disolutamente, es decir,
disolviendo en esa tierra humana los valores
con que le haba dotado el padre. Perdidos,
gastados esos valores, es cuando ese hijo
siente fuerte hambre de ellos y para procurarse
comida tiene que vivir entre los cerdos,
apacentado, sirviendo de receptculo a esas
fuerzas infernales que suelen llamarse los
cerdos y que se encargan de la administracin
de las energas espirituales desperdiciadas Y
es all, en la extrema degradacin que
redescubre lo que el Padre representaba para
l, anidando en su alma el deseo de un retorno.
Cuando estamos en el mundo apacentando
puercos, llenos hasta los topes de fuerzas
diablicas, hemos perdido nuestra calidad de
hijos y slo podemos aspirar a ser jornaleros
en la casa del Padre, y comer a ese ttulo su

pan. Pero basta con que el hijo se aproxime a

los dominios del Padre para que se vea
restablecido en su dignidad primigenia. Si l se
pone en camino el Padre saldr tambin para
recibirlo lejos de la casa, arrojarse a su cuello y
cubrirlo de besos. En el retorno hacia la patria
celestial,
tendremos
que
andar
solos
nicamente la mitad del camino, porque el
padre nos acoger en la segunda mitad. l nos
vestir con la tnica de las celebraciones y
organizar una gran fiesta en nuestro honor,
para celebrar nuestro retorno a la vida.
9.- Dice la parbola que el Padre tena otro hijo
que nunca se movi de su casa y que ese hijo
se enoj al or, a su regreso del campo, los
coros de servidores cantando en honor del
hermano recuperado.
Nuestro ego es triple, como lo es Dios en
nuestro sistema solar del cual los egos son una
emanacin. En el rbol vemos que Kether
genera por su derecha a Hochmah, su polaridad
masculina, y por su izquierda a Binah, su
polaridad femenina, y ambos pueden ser
llamados sus hijos. Pero mientras uno es
prdigo y baja a tierras lejanas para disipar la
fortuna del Padre, otro se queda en la casa
barriendo hacia dentro, como suele decirse; y
mientras el uno multiplica la obra divina, el otro
se limita simplemente a tareas de conservacin.
El Padre los quiere por igual, pero es natural
que se alegre mas con el que acrecienta y
difunde su obra que con el que simplemente la
mantiene.
El hijo que permanece en la casa del Padre, es
la parte de nuestro yo que no acta en una
determinada encarnacin. En efecto, el ser
hermafrodita que ramos al comienzo de la
Creacin, fue dividido en dos, en una parte
masculina y otra femenina. A partir de esa
divisin, hemos aparecido en el mundo
alternativamente, bajo uno u otro sexo, de
manera que mientras una parte de nuestra
naturaleza es activa, es prdiga en
desprenderse de los valores del Padre, la otra
es pasiva, se queda en casa, esperando actuar
en un nuevo round.
Al iniciarse el descenso al mundo material, una
de esas dos personalidades, la menor, es decir,
la menos experimentada, es la que pide al ego
su parte de la hacienda para irse a la tierra
lejana de las experiencias humanas. Esta
precisin es importante, ya que se ha dicho a
menudo que el sexo se forma en el periodo de
gestacin y parece como si fuera en ese
momento que el ego decidiera si su futuro
vehculo humano va a tener una expresin
femenina o masculina. De la lectura esotrica
de esa parbola se deduce que el sexo se
determina en el momento en que el ego lanza
sus tomos-grmenes a los mundos para la
constitucin de nuevos cuerpos empezando por

203

el mental. Uno de sus hijos, el que representa el

sexo femenino o el masculino, le pide hacienda,
y mientras ste se va, el otro se queda.
Esta explicacin es ms lgica, puesto que en la
formacin de los cuerpos, mientras el masculino
es positivo en un dominio, es negativo en otro y
lo mismo ocurre en la mujer, y para que ello sea
as, es preciso que las jerarquas que han
ayudado a constituir los diversos cuerpos,
hayan sabido de antemano si el ser que estaban
formando iba a ser hombre o mujer.
10.- En el dominio social y puramente
anecdtico, esta parbola encierra una
enseanza muy simple y directa: Es en la casa
del padre que los hijos han de encontrar
siempre la mejor acogida y la mayor libertad. Si
en la casa del padre reciben malos tratos, si no
son comprendidos, si se los menosprecia,
pueden tener la seguridad de que saliendo de la
casa del padre la adversidad no har mas que
acentuarse, y encontrarn en la sociedad peor
trato, peor consideracin, ms incomprensin.
Sin embargo, salir de la casa del Padre es algo
que forma parte de la dinmica natural de la
vida divina, puesto que bien dice la Biblia que el
hombre abandonar padre y madre para unirse
con la mujer. En ese sentido, el itinerario del
Hijo Prdigo es un itinerario obligado, impuesto
por el discurrir de la vida csmica. Pero en la
antigua religin no figuraba el final feliz que
Jess nos revela. En la religin de Jehov, el
que apacentaba cerdos reciba el castigo que
tal situacin merece. Jess nos dice que basta
con desear el retorno a la casa del Padre y
ponerse en marcha para que el Padre se ponga
tambin en el camino para abrazar y
ornamentar al hijo que vuelve.
11.- En la parbola del hijo prdigo vemos al
hombre que ha gastado sus riquezas para
procurarse placeres. En la siguiente parbola
que Jess refiri vemos, por el contrario, el caso
de un hombre que hizo todo lo posible por
conservarlas, a expensas de su seor. Jess
habl as: rase un hombre rico que tena un
mayordomo, el cual fue acusado de disiparle la
hacienda. Llamle y le dijo: Qu es lo que oigo
de ti? Da cuenta de tu administracin, porque ya
no podrs seguir de mayordomo. Y se dijo para
s el mayordomo: Qu har, pues mi amo me
quita la mayordoma? Cavar, no puedo,
mendigar me da vergenza. Ya s lo que he de
hacer para que cuando me destituya de la
mayordoma, me reciban los deudores de mi
amo en sus casas. Llamndolos a todos, dijo al
primero: Cunto debes a mi amo? l dijo: cien
batos de aceite. Y el mayordomo dijo: Toma tu
caucin y escribe cincuenta. Luego dijo a otro:
Y t, cunto debes? Cien coros de trigo,
respondi. Djole: Toma tu caucin y escribe

ochenta. El amo alab al mayordomo infiel por

haber obrado sagazmente, pues los hijos de
este siglo son ms avisados entre sus
congneres, que los hijos de la luz. Y yo os
digo: Con las riquezas injustas, haceos amigos,
para que, cuando stas falten, os reciban en los
eternos tabernculos. El que es fiel en lo poco,
tambin es fiel en lo mucho; y el que en lo poco
es infiel, tambin es infiel en lo mucho. Si
vosotros, pues, no sois fieles en las riquezas
injustas, quin os confiar las riquezas
verdaderas? Y si en lo ajeno no sois fieles,
quin os dar lo vuestro? Ningn criado puede
servir a dos seores, porque aborrecer al uno
y amar al otro, o se allegar al uno y
menospreciar al otro. No podis servir a Dios y
a las riquezas (Lucas XVI, 1-13)
12.- Vemos en esta parbola como la habilidad
maniobrera del mayordomo infiel es alabada por
su seor, vctima de tales maniobras, llegando a
decir que ni siquiera entre los ngeles se
encuentran gentes tan listas como lo son ciertos
hombres en el dominio de lo humano. Una
lectura precipitada de esta parbola nos
inducir a concluir que Jess est haciendo el
elogio de la deshonestidad y la deslealtad, y
para un profesor de moral esta historia ha de
constituir un rompecabezas.
Vivimos en un mundo en el que lo que ms
apreciamos son las riquezas, y si alguien viene
a robrnoslas, lo llamamos ladrn y lanzamos
tras l a los servidores de la ley, Pero en el
mundo divino, al Seor le gusta que le roben
sus tesoros, siempre que stos sean utilizados
correctamente por el hombre que los arrebata.
Lo que ese amo le reprocha a su mayordomo es
que le disipe su hacienda, que no la administre
adecuadamente. En cambio, cuando utiliza su
riqueza para preparar su porvenir, lo alaba.
Un da, todo lo que el Seor posee, pertenecer
a su mayordomo, de modo que al robarle sus
bienes, no hace ms que anticipar la llegada de
ese da y prueba que ese ladrn de lo eterno
est habitado por una sagrada impaciencia que
lo lleva a quemar las etapas.
En todas las mitologas se encuentra la figura
del Prometeo que rob fuego del cielo y lo trajo
a la tierra. La historia evolutiva empieza con un
robo, y el crimen de Can puede representarse
como un robo perpetrado por el hombre
material, que se apropi de las cualidades
espirituales de su hermano. Si todo se hubiese
desarrollado segn los planes divinos, las
riquezas espirituales nos hubiesen sido dadas
en su momento. Pero las necesidades
evolutivas de los luciferianos nos impulsaron a
robar los bienes del Seor, que luego no
supimos utilizar adecuadamente. Ese robo de
tesoros espirituales, constituye para el
mayordomo una riqueza injusta, porque no le
pertenece an en justicia, pero si esa riqueza

204

injusta es utilizada por el ladrn para hacerse

amigos en los eternos tabernculos, el amo lo
alabar por haber obrado sagazmente. Y,
puesto que ha sabido administrar fielmente lo
poco que ha sustrado a su amo, le sern
confiadas nuevas y ms importantes riquezas,
esperando que, habiendo sabido ser fiel a lo
poco, sabr ser igualmente fiel a lo mucho.
13.- Si examinamos esta parbola desde
nuestra propia constitucin espiritual, tendremos
que el hombre rico es el ego, y su mayordomo
nuestra personalidad material, que va a ser
destituida porque es infiel con su seor y
administra mal sus recursos.
Los deudores, a quienes el mayordomo rebaja
la cuanta de su deuda, sern aquellos que nos
han ofendido, que nos han mermado de alguna
manera y que deben restituirnos lo que han
tomado prestado de nosotros. Quiz no se trate
de una ofensa y tan slo de un prstamo
consentido de nuestras virtudes, de nuestro
talento, de nuestro afecto, de nuestra forma de
ver y de pensar. Ese prstamo les vincula a
nosotros y tendrn que devolvernos, no
solamente lo que les hemos prestado, sino parte
de los beneficios que hayan conseguido con
esos bienes puestos a su disposicin. Si les
perdonamos la deuda la deuda que contrajeron
en su da con nuestro ego, obtendremos su
agradecimiento y seremos recibidos por ellos
cuando nuestro amo nos despida.
El amo y el mayordomo son dos aspectos de un
mismo ser, dos aspectos de nosotros mismos.
El ego-amo no puede administrar directamente
sus bienes en ese bajo mundo porque debe
permanecer arriba, ocupado en los negocios de
Dios. La administracin de su fortuna corre
forzosamente a cargo del mayordomo que es su
personalidad mortal. El mayordomo siempre es
infiel, nunca acta en un cien por cien en
defensa de los intereses de su patrn: se fuma
sus puros, utiliza la casa en su provecho y se
pone los vestidos y las camisas de su seor
para las conquistas mundanas. Un da llega
hasta el amo el clamor de su administracin
injusta y el amo le hace saber que lo va a
despedir. La personalidad mortal se da cuenta
de que su vida se acaba y que tendr que ir a
picar piedra o a mendigar en una nueva
encarnacin. Y como lo primero es muy duro y
lo segundo vergonzoso, prepara las condiciones
de una futura existencia, perdonando las
deudas que los dems haban contrado
respecto a su seor. De esta forma se esta
creando un buen karma, y cuando el ego lo
mande a una nueva existencia, tendr que ser
recibido forzosamente por aquellos a quienes
perdon sus deudas, no en funcin de la deuda
misma, que ya ha perdonado, sino en funcin
de la prerrogativa del perdn que ejerci en su
da y que, como sabemos por haber tratado esta

cuestin, tiene como efecto inmediato una

elevacin de las vibraciones, o sea, promueve
un cambio de personalidad en el que perdona y
en el perdonado.
Es as como la personalidad mortal se abra su
futuro bienestar. Si hemos dilapidado la fortuna
del ego vanamente en el mundo material, en
provecho de experiencias que no caben en los
mundos de arriba y que son trituradas en las
regiones inferiores del mundo de deseos, al
volver a la existencia nos veremos obligados a
mendigar y estaremos a merced de los dems,
dependiendo de ellos por nuestro trabajo y
nuestro sustento. Faltados de inteligencia, sin
nada o muy poco escrito en el libro de la
conciencia, tendremos que ir a picar piedra y
slo con sudor y dureza conseguiremos
subsistir en el mundo material.
14.- Pero si hemos utilizado la fortuna del ego
para favorecer a los dems, stos estarn
obligados a devolvernos el favor en una prxima
vida y trabajarn para nuestro sustento fsico y
espiritual, del mismo modo que nosotros hemos
trabajado y velado por ellos. Por eso los que
dan mucho, recibirn mucho, y esa fortuna que
dan es, necesariamente, una riqueza injusta,
una riqueza que no pertenece al mayordomo,
sino a su amo, ya que todo cuanto posee ese
mayordomo es de su amo y l no puede ser
ms que un mero administrador.
En esta parbola aparecen los mecanismos
sutiles de las experiencias humanas. Hemos
visto en las enseanzas de los hermanos
mayores dadas por Max Heindel, que nuestra
alma es triple, como lo es el espritu. Todos
tenemos que formar un alma intelectual, un
alma emotiva y un alma material, en las que
figuren inscritas las leyes del mundo del
pensamiento, del mundo del deseo y del mundo
fsico. Ello nos obliga a vivir experiencias
intelectuales, emotivas y fsicas, de modo que
ese mayordomo que todos somos tendr que ir
un da a picar piedra para hacerse un alma
material y para que sepa lo que cuesta
configurar las cosas en el mundo fsico, lo que
cuesta transformar la materia prima en un
objeto til. Tendr que hacerlos a menos que...
A menos que con las riquezas intelectuales que
ha recibido de su Seor, ayude a otros a
adquirirlas, desinteresadamente, sin pedirles
nada a cambio, cancelando conscientemente la
deuda que pudiera contraer. Entonces ellos, en
justa reciprocidad, pondrn tambin la
disposicin del mayordomo sus riquezas, o sea,
las experiencias que hayan podido obtener en
los dominios que el mayordomo no ha
experimentado. En este sentido, la instruccin
desinteresada del obrero, del hombre que
realiza experiencias a nivel fsico, ha de reportar
el conocimiento que el obrero obtiene con sus
experiencias. Es decir, la generosidad, el

205

reparto de riquezas injustas, producir el

trasvase a nuestra alma de aquello que a
nosotros nos falta y no tendremos necesidad ni
de ir a picar piedra ni de mendigar.
Ser fiel a las riquezas injustas significa pues
hacer gozar de ellas a los dems. Ser infiel a
esas riquezas significa dilapidarlas en provecho
personal, disiparlas en placeres. La primera
actitud nos valdr el que nos confen mayores
riquezas, ms altas responsabilidades. La
segunda actitud nos valdr el estado de
necesidad.
No podemos servir a la vez al ego y a nuestra
personalidad material, porque amaremos al uno
y aborreceremos al otro.
15.- La ley y los profetas han subsistido hasta
Juan; a partir de entonces el reino de Dios es
anunciado y cada uno utiliza la violencia para
entrar en l y es ms fcil que el cielo y la tierra
pasen, que no que un slo trazo de la ley venga
a caducar, dijo Jess y para ilustrar ese
propsito, refiri la parbola del hombre rico y el
pobre Lzaro:
rase un hombre rico que iba vestido de
prpura y de fino lino y que cada da llevaba una
gozosa y brillante vida. Un pobre, llamado
Lzaro, estaba echado en su portal cubierto de
lceras y deseaba alimentarse de los
mendrugos que caan de la mesa del rico, hasta
los perros venan a lamerle las lceras. Sucedi
pues que muri el pobre y fue llevado por los
ngeles al seno de Abraham; y muri tambin el
rico y fue sepultado. En el infierno, en medio de
los tormentos, levant sus ojos y vio a Abraham
desde lejos y a Lzaro en su seno. Y, gritando,
dijo: padre Abraham, ten piedad de mi y enva a
Lzaro para que, con la punta del dedo mojada
en agua, refresque mi lengua porque estoy
atormentado en esas llamas. Dijo Abraham:
Hijo, acurdate de que recibiste tus bienes en
vida y Lzaro recibi males, y ahora l es aqu
consolado y tu eres atormentado. Adems,
entre nosotros y vosotros hay un gran abismo,
de manera que los que quieran atravesar de
aqu a vosotros no pueden, ni tampoco pasar de
ah a nosotros.
Y dijo: Te ruego, padre, que siquiera le enves a
casa de mi padre, porque tengo cinco
hermanos, a fin de que los advierta, a fin de que
no vengan tambin ellos a este lugar de
tormento. Y dijo Abraham: Tienen a Moiss y a
los profetas; que los escuchen. l dijo: No,
padre Abraham; pero si alguno de los muertos
fuese a ellos, haran penitencia. Y le dijo: si no
oyen a Moiss y a los profetas, tampoco se
dejarn persuadir si un muerto resucita (Lucas
XVI, 19-31)
16.- El hombre rico y el pobre Lzaro son dos
aspectos de nuestra situacin en un

determinado momento de nuestro camino.

Somos ricos en los contenidos de esa columna
de la izquierda, en cuya cabeza se encuentra
esa fuerza llamada Juan y que ha de ser
decapitada por el mandato de nuestra alma, que
en el relato evanglico recibe el nombre de
Salom, tras despojarse de los siete velos que
cubren su desnudez esencial.
Venimos al mundo una y otra vez, adquirimos
conocimientos que enriquecen nuestra alma,
recibimos
reputacin,
renombre,
medios
materiales, pero llega un momento en que la
cabeza del hombre sabio ha de caer para
endosar la personalidad del pobre Lzaro,
que nos espera acostado en nuestra puerta,
deseando alimentarse de los mendrugos que
caen en la mesa de nuestro yo rico.
El pobre Lzaro sin fuerzas es la otra
personalidad, la que con tiene los valores de la
columna de la derecha que todava no hemos
explorado. Utilizamos su fuerza, su vitalidad,
para enriquecernos an ms en ciencia y
fortalecer nuestra razn, y dejamos as que
muera el heredero del reino sin haberlo
asumido, sin haberle abierto las puertas de
nuestro habitculo humano.
Despus de la muerte, l estar arriba, porque
era nuestro contacto con la trascendencia,
nuestro contacto con Abraham, el hombre
dispuesto a dar muerte a su antiguo yo, a su
hijo, a su obra, por mandato de su Dios interno,
mientras que el hombre rico se ir a los mundos
de destruccin, donde sus pretendidas riquezas
no podrn seguirle.
Si nos identificamos con Lzaro que duerme en
nuestra puerta evitaremos el descenso a los
mundos de destruccin y al morir iremos
directamente a las regiones superiores del
mundo de deseos.
17.- En esta parbola aparecen claramente
perfilados dos mundos, dos naturalezas, y
vemos que mientras una sufre, la otra viste de
prpura y lino. La que sufre es la heredera del
reino; la fastuosa hereda el mundo de
destruccin. La interpretacin literal de esta
parbola ha dado lugar a la idea de que los
sufrimientos pueden ser el pasaporte para
acceder al reino y de ah que ciertos
cristianos busquen el sufrimiento o crean que
sufriendo su espiritualidad se pondr en
marcha. Esta interpretacin resulta superficial.
En esa historia vemos como un hombre rico
deja que otro sufra acostado en su puerta,
expresin que indica que el uno y el otro forman
parte de una sola realidad, que Lzaro y el rico
son aspectos de una misma entidad humana.
Se nos dice que el pobre muere antes que el
rico, o sea, la personalidad espiritual que el
hombre rico ha dejado sin cuidados, negndole
hasta los mendrugos de pan que can de su
mesa, acaba desapareciendo totalmente, se

206

extingue. Cuando esto ocurre, la otra

personalidad, la material, no tarda en morir,
porque, como sabemos, la una no puede
subsistir sin la otra.
Lo correcto ser pues, no inflingirnos
sufrimientos, sino al contrario, no permitir a
nuestro yo espiritual que sufra, no tener a
Lzaro acostado en nuestra puerta y examine,
sino abrirle las puertas de nuestra morada y
darle a l los mejores alimentos, vestirlo de
prpura y lino y de esta forma, cuando la vida
venga a trmino, subiremos con Lzaro al seno
de Abraham porque habr desaparecido en
nosotros el hombre rico y ya no habr razn
para que ste sea pulverizado en el abismo.
18.- Dice la parbola que el hombre rico, desde
el infierno, le pide a Abraham que mande a
Lzaro, su yo-sublime, a la casa de sus cinco
hermanos para avisarlos de lo que sucede, a fin
de que modifiquen su comportamiento; a lo que
Abraham responde que esto ya figura escrito en
la ley de Moiss.
La ley de Moiss es el cdigo que rige en la
columna de la izquierda y que se inscribe
paulatinamente en la conciencia de cada
individuo. Cuando ese libro de Moiss ha sido
enteramente consignado en la conciencia
individual, entonces la prfida Salom, nuestra
alma humana, se despoja de los siete velos de
materia que la cubran y pide la cabeza de Juan.
As esa columna de la izquierda es
descorchada, como una botella de champn y
Cristo inicia su enseanza, o sea, la naturaleza
espiritual comienza su actuacin positiva en
nosotros.
Si este proceso no ha llegado a su apoteosis
final, si Salom no se ha puesto a danzar en
nosotros, o sea, si el cdigo de Moiss no ha
terminado
de
escribirse
en
nuestras
conciencias, es intil que se nos aparezcan los
muertos para profetizarnos lo que ocurre en el
ms all, porque no nos lo vamos a creer. Slo
creemos lo que llevamos grabado en el libro de
la conciencia.
As pues, Moiss conduce a Juan y ste ha de
perder su cabeza para que Cristo pueda
aparecer en nosotros.
19.- El camino que va de Moiss a Juan es el de
las realidades materiales, el que conduce a las
riquezas mundanas, al florecimiento de lo
exterior. Es esa torre de marfil de que hablan los
poetas, en la que el alma vive separada del
mundo exterior, buscando una felicidad ntima,
no compartida. En ese mundo de clausura.
Moiss va escribiendo su libro hasta su ltima
pgina, hasta ese ltimo y fascinante captulo
en que Salom baila y se despoja de todo
cuanto lleva encima para mostrarnos su belleza
desnuda.

La ley y los profetas han subsistido hasta Juan,

dice Jess y, en efecto, mientras ascendemos a
lo largo de esa mtica columna de la izquierda,
el tiempo es una dimensin viva y el profeta
puede anunciar el porvenir, o sea, los misterios
del camino que nos queda por recorrer.
Pero cuando Moiss ha terminado de escribir su
cdigo, el hombre se encuentra ms all del
tiempo, y ya no siente preocupacin por lo que
le suceder Ya no siente la necesidad de que lo
amen, porque el amor es una fuerza que emana
de su propia naturaleza y que va en direccin
contraria, o sea, hacia el exterior. Nada de
cuanto le ocurre puede afectar su naturaleza
interna y, por lo tanto, el acontecer, el
transcurso de las cosas no alterar su humor;
habr vencido el tiempo.
Cuando toda la ley ha sido escrita en nuestra
conciencia, nos convertimos en depositarios de
la ley, somos nosotros mismos ley y nuestra
libertad consistir en exteriorizarla y en esa
exteriorizacin encontraremos plenitud y
felicidad. La ley prescribe cuando somos ley,
pero mientras Moiss no haya terminado de
escribirla en nosotros, deberemos someternos a
sus mandatos con todos sus puntos y sus
comas.
20.- Cuando hacemos todo lo que debemos
hacer, cuando hemos apacentado los rebaos
de nuestro amo y le hemos servido en la mesa,
nos convertimos en esos servidores intiles de
que habla (Lucas, XVII, 7-10) Intiles porque,
habiendo cumplido con nuestros deberes y
habiendo cosechado todas las experiencias que
ese cumplimiento poda reportarnos, ya no ser
necesario que sigamos supeditados a un
superior. Nos habremos convertido nosotros
mismos en dueos y seores.
Esto sucede individualmente a cada uno, segn
nuestra velocidad de crucero y no de una forma
colectiva.
En aquel tiempo, los fariseos le preguntaban a
Jess, cundo vendr el reino de Dios?, del
mismo modo que las gentes de hoy se
preguntan, cundo vendr la era de Acuario?
Jess les responda: El reino de Dios no viene
de manera que salte a la vista. No se dir de l:
est aqu, ya que el reino de Dios est en
vosotros (Lucas XVII, 20-21) Es intil que
busquemos las cosas espirituales en el exterior.
Muchos esperan que la era de Acuario lleve a
nuestro planeta la fraternidad, pero an cuando
el Sol atraviese el signo de Acuario en el
equinoccio de primavera, si la fraternidad no ha
estallado en el corazn de los individuos, el
intil que esperen que les venga de un
fenmeno astronmico. El cielo puede rebosar
de fraternidad y, sin embargo, quedarnos
tristemente marginados de ella. Y, al revs,
aunque la era de Acuario no haya comenzado
en el cielo, si somos impacientes en la

207

conquista de lo fraterno, estaremos viviendo en

ella anticipadamente. El reino de Dios no viene
ostensiblemente como un expreso llegando a
una estacin, sino que se instala en nosotros
sigilosamente y va ocupando nuestros espacios
internos codo a codo, arrebatndonos
progresivamente al dominio de los luciferes.
Luego, cuando esa instalacin sigilosa se haya
realizado en todos los humanos, entonces si
que el orden divino saltar a la vista y ser
patente y evidente para todos que la Tierra ha
cambiado.
21.- Dijo Jess a sus discpulos: Llegar tiempo
en que desearis ver un slo da al hijo del
hombre y no lo veris. Os dirn helo aqu o all.
No vayis ni le sigis, porque as como el rayo
relampaguea y fulgura desde un extremo a otro
del cielo, as ser el hijo del hombre en su da.
Pero antes ha de padecer mucho y ser
reprobado por esta generacin. Como sucedi
en los das de Noe, as ser en los das del hijo
del hombre. Coman, beban, tomaban mujer los
hombres, y las mujeres marido, hasta el da en
que No entr en el arca y vino el diluvio y os
hizo perecer a todos.
Lo mismo en los das de Lot: coman, beban,
compraban y vendan, plantaban y edificaban,
pero en cuanto Lot sali de Sodoma, llovi del
cielo fuego y azufre que los hizo perecer a
todos. As ser el da e que el hijo del hombre
se revele. Aquel da, el que est en el terrado y
tenga en casa sus enseres, no baje a tomarlos;
e igualmente el que est en el campo, no vuelva
atrs. Acordaos de la mujer de Lot. El que
busque guardar su vida, la perder, y el que la
perdiere, la conservar. Os digo que en aquella
noche, estarn dos en una misma cama, uno
ser tomado y otro dejado. Estarn dos
moliendo juntas: una ser tomada y otra ser
dejada. Y tomando la palabra, le dijeron:
Dnde ser, Seor? Y les dijo: Donde est el
cuerpo, all se juntarn los buitres (Lucas XVII,
22-37)

el reino de Dios no vendra ostensiblemente,

deba por el contrario a sus discpulos que se
produciran una serie de terribles fenmenos,
comparables a lo que sucedi en el diluvio y en
Sodoma. Por lo que sabemos de la doctrina
esotrica, ambas versiones se concilian
perfectamente. En efecto, la llegada del reino
ser sigilosa para los que lo acojan en su fuero
interno y se dejen penetrar por l. En cambio,
quienes lo rechazan obstinadamente acabarn
siendo las vctimas de su inadaptacin.
Tal como hemos dicho en el punto 20, los
fenmenos inscritos en el cielo pueden
sucedernos antes, y adelantarnos a los tiempos,
o sucedernos despus, mucho despus de que
el sistema solar los exprese. Pero debemos
protagonizarlos ineludiblemente. Si pasan los
das, y los aos, y las encarnaciones, y nosotros
seguimos vinculados a los viejos tiempos, las
viejas doctrinas, obedientes a una ley que ha
prescrito, entonces, un da, este paso que no
hemos querido dar, nos ser impuesto desde el
exterior en forma de un exterminio. Es decir,
nuestro viejo mundo ser exterminado,
desaparecer bajo la forma presente.
Despus del diluvio, apareci un nuevo
elemento, el aire y solo pudieron permanecer en
el nuevo mundo los que haban desarrollado
pulmones para respirarlo. Sabemos que el
nuevo elemento que aparecer cuando el reino
se instale, ser el fsforo, propiedad gnea de
Kether, el Padre, que se expresa en nuestra
psique como voluntad creadora. Slo los que
hayan desarrollado en ellos esa facultad,
subsistirn. Los dems perdern su vida.
Estarn en los mismos lugares que los otros,
librados a las mismas ocupaciones, pero
mientras unos poseern la facultad que les
permite conservarse en vida, los otros no la
tendrn.
No es que esos muertos desaparezcan.
Volvern a renacer equipados para la nueva
vida, pero se vern situados en un escaln
inferior; ya no estarn entre los pioneros de la
oleada de vida, sino entre los retardados.

22.- Vemos en estos puntos de la Enseanza

que mientras Jess les deca a los fariseos que

Preguntas:
1.- Qu ocurre en nuestra personalidad cuando empezamos a levantar la torre?
2.- Qu significa exactamente cargar con nuestra cruz?
3.- Qu nos ensea la parbola del hijo prdigo?
4.- Por qu resulta interesante para nosotros utilizar las riquezas divinas para favorecer a los dems?
5.- Di lo que has comprendido de la parbola del hombre rico y Lzaro.

208

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 25

1.- En verdad, en verdad os digo, el que no

entra por la puerta en el establo, sino por otro
lado, es un ladrn y un bandido, pero el que
entra por la puerta es el pastor del rebao. El
portero le abre y las ovejas reconocen su voz,
llama por su nombre a las ovejas que le
pertenecen y las conduce fuera. Cuando las ha
hecho salir todas, anda delante de ellas y las
ovejas lo siguen porque conocen su voz. No
seguirn a un extrao, sino que huirn de l,
porque no conocen la voz de los extraos
As empieza el dcimo captulo del Evangelio de
Juan, el que nos descubre la penetracin de la
fuerza crstica en el Yod. A continuacin, el
evangelista aade Jess les dijo esta parbola,
pero ellos no comprendieron de qu les estaba
hablando
Jess les dijo an: En verdad, en verdad os
digo: yo soy la puerta del rebao. Todos los que
vinieron antes que yo fueron ladrones y
bandidos, pero las ovejas no los han
escuchado. Yo soy la puerta. Si alguien entra a
travs de mi, ser salvado; entrar y saldr y
encontrar pastos. El ladrn slo viene para
robar, degollar y destruir; yo he venido a fin de
que el rebao tenga vida y que se desarrolle en
la abundancia. Yo soy el buen pastor. Conozco
a mis ovejas y ellas me conocen, como el Padre
me conoce y como yo conozco al Padre, y doy
la vida por mis ovejas. Tengo an otras ovejas
que no son de este corral y es precio que las
lleve aqu y que reconozcan mi voz, de manera
que no haya ms que un rebao y un pastor. El
Padre me ama porque yo doy mi vida para
tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que la
doy volutariamente, porque tengo el poder de
darla y de tomarla de nuevo: tal es la orden que
he recibido de mi Padre
2.- Jess pronunci estas palabras despus de
haber abierto los ojos al ciego, o sea al principio
de su ministerio en tierras de la razn, en ese
mtico Theith que representa la fuente, el
manantial de lo razonable. Ahora, en ese

captulo, se nos refiere la penetracin de la

fuerza del amor en nuestro cuerpo del
pensamiento, plantando en l las semillas de
ese amor que ha de unificarlo todo.
Esas ovejas a que se refiere la parbola forman
parte de nuestro pueblo interno, ese pueblo que
ha sido alimentado por distintos pastores, que
no eran ms que ladrones y bandidos, nos dice
Jess, que entraban por la ventana para robar y
degollar.
As operan, en efecto, los instructores que
aparecen antes de Cristo. Antes de que la
fuerza del amor se instale en nuestro cuerpo
mental, nuestros pensamientos estn a la
merced del ladrn y el asesino. Es decir, el
instructor apacienta nuestro rebao, nos habita,
para utilizamos, para beber nuestra sangre y
nutrirse con nuestras experiencias. Nos
apacienta, nos lleva a los pastos, pero es para
que estemos cebados y ms sabrosos en el
momento de conducirnos al matadero.
Esos pastores han entrado en nuestro edificio
humano por efraccin, degollando al inocente
Abel, y los conocimientos que ellos nos han
infundido, nos han costado sangre y sudor.
Ellos nos han ayudado, cierto, pero ha sido
porque sta era la forma de poder reconquistar
su dignidad perdida. Nos han utilizado, nos han
manipulado, los hemos estado sirviendo.
Mientras ellos sean nuestros pastores, nuestro
destino final ser el matadero.
3.- Actualmente vivimos con sentimientos y
pensamientos destructores administrados por
los Luciferianos. En las lecciones precedentes,
y en otras a lo largo de estos cursos hemos ido
perfilando a los habitantes de las tinieblas y
hemos sido bastante comprensivos para con
ellos, mejorando la imagen que nos ha dejado la
religin exotrica, segn la cual el Diablo es el
enemigo de Dios y trabaja en vistas a la
destruccin de su obra. Hemos visto que esto
no es as y que el Diablo es un subproducto del
sistema y que colabora en la obra divina a igual

209

ttulo que los ngeles, a cuya generacin

pertenece, pero en la polaridad negativa.
Habida cuenta de todo lo dicho sobre su
actuacin, es preciso que sepamos igualmente
que los Luciferianos trabajan en nosotros
interesadamente, para su propia evolucin y
que no dudan en sacrificarnos como nosotros
no dudamos en sacrificar a las inocentes
ovejitas de nuestros corrales, ante las que tanto
nos enternecemos cuando aparecen en cuentos
a lo Walt Disney, para luego saborear sus
costillas, sus entrecots, sus piernas, sus
testculos y hasta chupar sus huesos. As se
portan con nosotros los Luciferianos y es muy
natural, puesto que son ellos los que nos han
inspirado el modelo de sociedad en el que
estamos viviendo y que, en ltimo anlisis, no
consiste ms que en cebar al corderito para
devorarlo.
Toda la organizacin social, basada en el
enfrentamiento, la competitividad, la oposicin,
la victoria del fuerte, es una organizacin
luciferiana. Todo lo que conduce al
fraccionamiento, la divisin, la multiplicidad, y el
trabajo que resulta de una suscitacin de los
deseos, es de tipo luciferiano y, por
consiguiente, conduce a la muerte de la ovejita.
Por ello las sociedades comerciales se
derrumbarn, las empresas quebrarn, los
gobiernos sern derribados, puesto que la
fuerza de repulsin acta en todo lo que esa
sociedad edifica. De esa. destruccin nace la
conciencia que un da ha de permitir al hombre
liberarse del ladrn y el bandido que hoy
instituyen las reglas del juego, y reconocer la
voz del pastor del rebao.
4.- Pero antes de proseguir con la interpretacin
de ese punto de la enseanza, quizs fuera
oportuno precisar la procedencia de ese
inmenso poder organizador que los Luciferianos
estn administrando. Ya nos hemos referido a l
en diversas ocasiones, pero no de una forma
explcita.
Existe un poder de las tinieblas, un poder que
no proceda de la fuerza que ha generado el
universo? La respuesta es NO. Los diablicos
no son generadores de fuerza, sino meros
administradores de las energas creadoras que
caen en sus manos. Cmo se produce esa
cada? Se produce mediante los llamados
desperdicios; o sea, cada vez que de nuestra
mesa espiritual caen mendrugos para alimento
de los perros. La situacin es sta:
Nuestro ego nos manda al mundo fsico en
busca de experiencias y, automticamente,
disponemos de un cuadro de profesores que
nos someten a unos programas divinos. Estos
profesores, que los antiguos conocan bajo el
nombre de genios, forman un equipo de setenta
y dos y cada da estn emitiendo un programa
determinado. Ese programa nos viene bajo

forma de una leccin que debemos aprender,

leccin tendiente a formar nuestro pensamiento,
a educar y dominar los sentimientos, y a
producir
en
nosotros
un
determinado
comportamiento que ha de ser el resultante de
la informacin intelectual recibida y de la
educacin emocional. Esa educacin se realiza
tambin por procedimientos audiovisuales,
puesto que el equipo de setenta y dos
profesores dispone de medios muy modernos, y
as vemos que las lecciones nos son dadas
mediante imgenes, que forman el tejido de las
ancdotas de nuestra vida real, de modo que lo
que vivimos cada da es el cine utilizado por
nuestros profesores para instruirnos.
5.- Pero, he aqu que sus esfuerzos caen a
menudo en el vaco. Somos malos alumnos, de
momento, y desperdiciamos lamentablemente
las energas creadoras que esos programas
llevan consigo, ya que siendo programas de
accin, contienen las fuerzas necesarias para
realizarlos. Ese alimento espiritual que cae en
nuestro plato y que es retirado de nuestra
mesa rebosante de desperdicios, es absorbido
por los Luciferianos, los cuales, como perros, se
encuentran debajo de nuestras mesas, prestos
a devorar los restos que son retirados de ellas.
Con los impulsos creadores desperdiciados, los
Luciferianos organizan su mundo y establecen
su sociedad, de modo que es de los hombres
que ellos reciben su poder. Cada vez que
somos incapaces de ingerir, asimilar y digerir
las
energas
que
recibimos
de
los
programadores
divinos,
esas
energas
resbalan de nosotros y con ellas engordamos
al Luciferiano agazapado en nuestra mesa y l,
a su vez, nos las devolver y nos engordar con
ellas despus de haberlas digerido y haberlas
marcado con la huella de su personalidad.
Los hombres de hoy tienen muy poco apetito
por los manjares divinos, y es por ello que el
imperio de Satn es algo as como el de FMan-Chu. Todos los Luciferianos pasean por
sus castillos gordos y resplandecientes y
parecen invencibles.
Muchas veces, al hablar de los efectos krmicos
y decir que una muerte violenta siempre es el
resultado de una violencia que nosotros hemos
puesto en circulacin, el estudiante se pregunta
cuando empez todo esto y se dice que algn
da alguien tuvo que matar a otro para que en la
siguiente encarnacin pudiera convertirse en su
vctima. El proceso que estamos describiendo
aporta una respuesta coherente a esa pregunta.
En efecto, cuando desperdiciamos una
oportunidad divina, estamos engordando al
luciferiano que nos engordar, o, dicho de otro
modo, nos estamos vinculando al mundo de
perdicin, donde la tnica, la fuerza dominante,
es la repulsin. Situados en ese mundo
corremos el riesgo de ser destruidos sin

210

necesidad de que hayamos provocado antes

una destruccin. Nos encontramos as en la
situacin de esas personas que reciben las
balas perdidas en das de manifestacin
poltica, sin que tengan nada que ver con ella,
simplemente porque pasaban por all,
vinculndose de esta forma con el que dispar
la bala.
Sin embargo, una cosa es estar en el mundo de
perdicin y otra es pensar que el luciferiano es
un simple forajido que lo primero que har con
las energas que absorbe de nuestra mesa, ser
liquidarnos violentamente a la primera ocasin.
Bien sabemos que los Luciferianos son
entidades superiores al hombre y, por lo tanto,
con mayor inteligencia. Ellos son los
encargados de suministrarnos los programas
que los instructores anglicos no han
conseguido hacernos aprender. Por ello vemos
que la tradicin nos ha legado un compendio
sinttico de cada uno de los setenta y dos
programas, tanto en su vertiente positiva,
anglica, como en la negativa, la diablica, de
modo que cada programa positivo tiene su
contrapartida razonable negativa y el
luciferiano que come los desperdicios del
primero, perseguir los mismos objetivos que el
instructor de arriba, pero con los medios de
abajo.
6.- Lo que acabamos de exponer nos obliga a
dar un giro de 180 grados a todo lo que hemos
dicho y estudiado anteriormente sobre el
alimento de los Luciferianos. Cuando en el
camino de Jess se cruz la mujer cananea
(Mateo XV, 21-28), el Maestro le dijo que no
estaba bien que tomara el pan de los nios para
drselo a los perros, a lo que ella respondi que
los perros comen las migas que caen de la
mesa de sus amos. Esa respuesta le vali su
curacin (Ver Leccin 14) Esa mujer cananea,
imagen del alma humana corrompida (enferma)
est obrando correctamente dando las migas a
los perros, en ese punto de su itinerario
humano. Pero cuando el autntico pastor del
rebao entra por la puerta del establo y las
ovejas reconocen su voz, esa cada de los
mendrugos de la mesa debe cesar.
O sea, cuando Cristo irrumpe en el Yod, cuando
penetra con fuerza en nuestro cuerpo del
pensamiento; cuando su semilla en ese cuerpo
-estadio Theith- ha arraigado y transformado
internamente nuestra tierra mental, debemos
cortar todo alimento a los Luciferianos.
La dinmica de Binah, que es la de dejar restos
en los platos, debe ser sobrepasada, y a partir
de la entrada de Cristo en el fondo de nuestra
mente, los platos deben salir limpios de nuestra
mesa: debemos ser glotones con el alimento
divino y mojar el pan en la salsa para que no
quede ni rastro en el plato, ningn indicio de que
all se haya comido. En nuestra sociedad este

proceder est mal considerado, ya que, siendo

los Luciferianos nuestros tutores, nos ensean a
dejar los platos sucios y con abundantes
migajas.
7.- Resulta as que el glotn, tan
desconsiderado por los tratados de urbanidad
de inspiracin luciferiana, representa la imagen
del hombre nuevo, de ese hombre que ser
glotn de alimentos espirituales y que absorber
totalmente los programas positivos de los
setenta y dos sin dejar desperdicios.
Ahora bien, esperemos que el estudiante haya
comprendido exactamente que no se trata de
establecer una verdad sobre un error, sino que
una nueva forma de ser deja sin efecto una
regla vlida en un estadio anterior.
Hablando de los procesos de cambio, hemos
citado anteriormente la ancdota de esos
aviones supersnicos cuyo funcionamiento
exige una inversin de los mandos, y no
solamente son un buen ejemplo para lo que
estamos diciendo, sino que vemos que en el
mundo natural imperan las mismas leyes que
son activas en el desarrollo del hombre. Si esa
inversin de los mandos se operar en un avin
que viaja a una velocidad normal, el aparato se
caera.
Ello significa que el hombre que no alimenta a
los Luciferianos, debe hacerlo cuando an no
ha alcanzado la velocidad de crucero crstica,
ya que si dejamos sin comida a los de abajo
cuando
An estamos utilizando sus fuerzas, stos se
subirn a la mesa y devorarn los alimentos que
nos son destinados. Mientras los instintos son
vivos, mientras las pasiones estn alertas en
nosotros, debemos respetar la Ley de Binah y
alimentar con nuestros recursos espirituales a
los habitantes del mundo de abajo, hasta que
escuchemos la voz del pastor del rebao y lo
reconozcamos.
8. Ese establo en el que se encuentran las
ovejas, es Malkuth, y la puerta de ese establo
es la que da acceso al pasillo que conduce a
Yesod. Todo el que no entra por esa puerta,
sino por otro lado, es un ladrn y un bandido,
dice Jess.
En las enseanzas cabalsticas se habla del
palacio de las cincuenta puertas o de las
cincuenta puertas de la inteligencia. Se trata
aqu de puertas de servicio. El rey del palacio
no utiliza ms que una, las dems puertas son
para los extraos.
La puerta real es la que el portero Yesod abre al
seor del palacio, que es Tiphereth,
representante nico de Kether. Cuando los
programas divinos son asimilados, stos se
inscriben en la conciencia representada por
Tiphereth y es este seor del palacio el que los

211

conduce, integrados, a nuestra tierra material,

ese Malkuth que todos somos en su expresin
micro-csmica.
Los programas que entran por las restantes
puertas, son los que han escapado a la
conciencia, los procedentes de abajo, utilizando
los
desperdicios
consumidos
por
los
Luciferianos que originariamente procedan de
Binah, Hesed, Gueburah, Netzah y Hod en sus
diez especialidades energticas, puesto que los
diez Sfiras se reflejan en cada uno de ellos y
esas
diez
personalidades
sefirticas,
multiplicadas por los cinco que acabamos de
nombrar, dan las cincuenta puertas de
penetracin al margen de la conciencia.
Ya hemos estudiado como los impulsos
csmicos viajan de Sfira en Sfira, hasta
desembocar en Yesod, donde se forma la
imagen que es proyectada a nuestra realidad
material. Si tomamos el dibujo del rbol
cabalstico, en el que los diez Sfiras se reflejan
en cada uno, y si en ese dibujo situamos a
Malkuth en el centro, en la posicin de
Tiphereth, podemos trazar cincuenta caminos
conduciendo de Malkuth a los diez crculos
figurando en Binah, Hesed, Gueburah, Netzah y
Hod. Tendremos as el palacio de las cincuenta
puertas por las que penetran las energas
desperdiciadas,
administradas
por
los
Luciferianos, a los que Jess se refera cuando
hablaba de los ladrones y los bandidos.

alimentndose en las mismas fuentes, la unidad

se establecer en las ovejas y todas se
reconocern como formando parte de esa
unidad. Ya no dirn: yo soy ingls, o francs, o
espaol. Yo soy mejor, soy diferente, soy esto o
aquello, sino: soy una oveja de la manada
divina, un elemento al servicio del todo.
Al entrar en el establo, Cristo ha puesto su vida
en las ovejas ha interiorizado en ellas su soplo;
pero luego, cuando las ovejas hayan comido
sus pastos, manifestarn su vida al exterior, de
modo que la vida que Cristo les da, la tomar de
nuevo de ellas. Todo quedar perfectamente
universalizado y en toda la tierra se hablar una
sola lengua y los hombres sern movidos por un
slo impulso.

9.- Dice Jess que l es el pastor del rebao y

que cuando aparezca sacar las ovejas del
corral y las llevar a la tierra de los abundantes
pastos. Cuando la conciencia, iluminada por la
personalidad crstica, penetra en nuestra
morada material, en nuestro Malkuth, la puerta
del establo se abre y las ovejas quedan
liberadas, es decir, las mltiples tendencias de
nuestra personalidad profana ya no dependen
de los ladrones que penetran por las cincuenta
puertas de servicio para darles de comer y
luego degollarlas sino que todas tienen acceso
a los mismos pastos, todas se alimentan con los
mismos ingredientes.

11.- Hubo de nuevo divisin entre los judos a

causa de esas palabras. Varios de entre ellos
decan: Tiene un demonio, est loco, por qu
lo escuchis? otros decan: No son las palabras
de un demonaco. Un demonio, puede abrir los
ojos de los ciegos? (Juan X, 19-21)
A cada una de sus etapas, Cristo convence a
unos y moviliza contra l a otros.
La fuerza crstica penetrando en el Yod produce
la unificacin de todas las cosas, hemos dicho,
nos permite contemplar internamente la perfecta
unidad del universo y la conciencia particular se
funde con la universal. Malkuth y Kether se
interpenetran por la mediacin del Hijo y ya no
hay tuyo y mo sino que el alma siente que
est operando en un patrimonio comn.
Pero los judos que hay en nuestra organizacin
interna se resisten a esa fusin. Los judos,
dentro de nuestra organizacin anmica, son los
particularismos que hay en cada uno de
nosotros, aquello que nos singulariza y nos
distingue de los dems. Nuestros judos
internos es algo que tarde o temprano ha de
desaparecer de nuestra psique porque mientras
existan, mientras estn en nosotros los
grmenes que nos separan de los dems,
sufriremos el asalto de los ladrones y bandidos
que entran, cuchillo en mano por las cincuenta
puertas de servicio.

10.- El Yod es el nmero 10 y en l se produce

un retorno a la 10 unidad. Cabalsticamente, el
Yod se encuentra bajo el dominio de Kether en
su segundo ciclo, puesto que Malkuth, que es el
Sfira n 10, no es ms que un espejo en el cual
las virtudes de Kether van siendo reflejadas.
Cuando todas las virtudes de Kether hayan sido
integradas en Malkuth, ste desaparecer y
ser un nuevo Kether.
Cristo, al abrir la puerta del establo y liberar las
ovejas, pone a su alcance los pastos que se
encuentran en los dems Sfiras. En esa
abundancia podrn adquirir todas las virtudes
existentes en nuestro universo solar y,

12.- Si Cristo entrando en el Yod no nos

convence, nos convencern finalmente las
dificultades impuestas por las entidades que
administran las fuerzas desperdiciadas.
Cuando se vive bajo el imperio de los
Luciferianos que trabajan con los desperdicios,
llegamos a considerar como normal, el mundo
que ellos han establecido, es decir, el modelo
de sociedad que hoy es el nuestro. Entonces,
cuando el dueo del establo aparece, portador
de una profunda alteracin en nuestra vida,
decimos que es el demonio. El que vive sobre
un volcn acaba considerando como normal su
situacin, y para l sera anormal verse

212

desalojado e instalado en tierra firme. Nos gusta

nuestro particularismo, nuestra idiosincrasia, y
as vemos que cada uno, en su tierra, la prefiere
a todas las dems y, por rido que sea el lugar
en que vive, por spera que sea su lengua, la
considera mejor.
Abandonar el particularismo para integrarse al
rebao que va a los pastos del universo unitario,
tal es el trabajo a realizar cuando la fuerza
crstica penetra en el Yod.
13.- Se celebraba en Jerusalem la fiesta de la
Dedicatoria. Era en invierno, prosigue el
cronista. (Juan X, 22-23)
Aqu se nos precisa el momento cclico anual en
que ese trabajo tiene lugar. Nuestros
estudiantes de astrologa ya saben que el Yod
es una fuerza emanada de Acuario, signo que
es atravesado por el Sol, en el hemisferio Norte,
entre el 21 de enero y el 19 de febrero, es decir,
en invierno, mientras que en el Sur cae el pleno
verano por mera confusin de calendario, ya
que en el calendario sagrado es enero en el Sur
cuando dicen que es agosto. Es en ese periodo
del ao cuando el trabajo de unificacin debe
ser realizado.
La fiesta de la Dedicatoria consista en
ofrecimientos que todas las tribus de Israel
hacan al Eterno. Refieren las escrituras que
cuando Moiss instituyo el tabernculo, cada
tribu le ofreci ricos presentes. O sea, que la
hora Yod es aquella en que debemos
desprendernos de los tesoros personales y,
pobres en lo particular, estamos en condiciones
de avanzar hacia los pastos comunes a que nos
conduce el dueo del rebao.
14.- Jess se paseaba por el templo, bajo el
prtico de Salomn. Los judos lo rodearon y le
dijeron Hasta cuando nos mantendrs en
suspenso? Si eres Cristo, dnoslo francamente.
Jess les respondi: Ya os lo he dicho y
vosotros no creis. Las obras que hago en
nombre de mi Padre rinden testimonio de mi.
Pero vosotros no creis porque no sois mis
ovejas. Mis ovejas reconocen mi voz, yo las
conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida
eterna; ellas no morirn jams y nadie las
arrebatar de mi mano. Mi padre, que me las ha
dado, es ms grande que todos, y nadie puede
arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y mi
Padre somos uno. (Juan X, 23-30)
Nos dice la crnica sagrada en este punto que
Jess se encontraba bajo el prtico de Salomn
cuando los judos que dudaban le rodearon. Se
encontraba en el mtico templo que Salomn
empezar a edificar con la ayuda del arquitecto
Hiram y que fue destruido y reconstruido tantas
veces. En esa puerta del templo, Jess
proclama una vez ms la unidad de todo el
universo.

El templo fue construido para servir de morada

a Jehov, el Dios de las leyes. Cada vez que la
ley es violada, ese templo sufre destrucciones
parciales, y si nos situamos totalmente fuera de
la ley aparece en nosotros ese rey llamado
Nabucodonosor que destruye totalmente el
templo. En las crnicas bblicas se encuentra
consignada esta historia interna en la que
figuran nuestras victorias y nuestras derrotas;
nuestros momentos gloriosos, en los que el libro
de la ley es reencontrado, y nuestros das de
violacin y de quebranto.
Pero finalmente, cuando la estabilidad de ese
Templo se encuentra definitivamente afianzada,
ha de producirse un cambio de ocupante:
Jehov debe retirarse y ceder su trono a Cristo.
Este cambio de potencia rectora se produce
cuando Cristo, despus de haberse paseado
por
nuestros
vehculos
internos,
impregnndolos de su esencia, desciende a las
profundidades
de
Malkuth,
donde
el
pensamiento divino se conecta con el
pensamiento humano, promoviendo el cambio.
15.- Cuando esto se produce, los judos,
nuestros judos internos, los particularismos, las
reglas cristalizadas, convertidas en realidades
materiales inamovibles, rodean al nuevo
ocupante para que se defina como enviado del
antiguo Seor, tal como los profetas
anunciaban, puesto que los profetas del Antiguo
Israel, no era el enviado del Padre que
anunciaban, sino el enviado de Jehov o por lo
menos as lo interpretaban los judos, esos
judos que llevamos dentro y que, si conocen
perfectamente las leyes de Binah, poco saben,
o nada, de los misterios de Hochmah. Por ello,
cuando Isaas anuncia el nacimiento de un nio,
en el que reposar el espritu de sabidura
(Hochmah) y de inteligencia (Binah) (Isaas XI,
2), los judos piensan que se trata de esa fuerza
mgica que ha de establecer en ellos poderes y
prerrogativas para subyugar a los dems.
Estos judos que llevamos dentro, cuando el
pensamiento divino se entronca con el hombre
profano que somos, creen que ha llegado la
hora del triunfo de la inteligencia, del sentido
prctico, la hora de gozar ampliamente de ese
reino material en el que nos encontramos
instalados.
Por ello su confusin es grande cuando ven
aparecer al pastor del rebao y que, en lugar de
condecorar a las ovejas, sacarles brillo a sus
rizos, lo que hace es abrirles la puerta del corral
y conducirlos a la tierra de los abundantes
pastos, liberndolas del establo, de su prisin
material y de los particularismo propios de su
encierro. El comportamiento inesperado del
nuevo seor del templo los lleva a interrogarlo.
Es ste realmente el esperado?

213

16.- La respuesta de Jess no les aclara nada a

esos judos que se interrogan. Ellos han sido los
constructores del templo, bajo la batuta de
Hiram; ellos han llorado al maestro asesinado,
lo han resucitado y han proseguido su obra. Si
han sido aplicados en sus tareas, habrn
proyectado su arte al exterior y habrn edificado
una sociedad que marcha segn las reglas.
Cuando se ha desplegado toda esa paciente
labor, es natural que se espere una
recompensa, y en cambio, lo que aparece en
nuestra alma al final de este camino, es la voz
del pastor que nos induce a abandonar los
corrales en que se desarrolla nuestra vida
material para ir a la tierra de los pastos. Ese es
un drama muy real que viven todos los que han
formado su inteligencia en las escuelas
iniciticas y han aprendido el arte real de
edificar el templo. Llegan a un punto de su
itinerario humano en que la inteligencia perfecta
da luz a la sabidura. Y resulta que esa
sabidura no consiste en tener una inteligencia
ms perfecta aun, sino que induce al abandono
de todo lo aprendido; al abandono de todos los
valores que se han estado venerando, para
acceder a un mundo sin reglas, sin leyes, y vivir
en la plenitud de la libertad. Cuando esto
sucede, el desconcierto es grande.
En un punto anterior citbamos el ejemplo del
avin supersnico que, para flotar, debe invertir
los mandos. Podramos corroborar lo dicho en
este punto con lo sucedido con la pintura. En
efecto, despus de haber alcanzado los artistas
pintores la suma perfeccin en su arte, el
siguiente paso no ha consistido en reproducir
una realidad material an ms perfecta, sino
romper con todas las reglas estticas para dar
vida a un arte abstracto, que niega las formas o
las desconsidera.
17.- Entonces los judos cogieron de nuevo
piedras para lapidarlo. Jess les dijo: Os he
hecho ver varias buenas obras viniendo de mi
Padre, por cul de ellas me lapidis? Los
judos le respondieron: No es por una buena
obra que te lapidamos, sino por una blasfemia y
porque t, que eres un hombre te haces Dios.
Jess contest: Acaso no est escrito en
vuestra ley: He dicho: Vosotros sois dioses? Si
la ley ha llamado dioses a aquellos a quienes la
palabra de Dios ha sido dirigida, y si la Escritura
no puede ser anulada, al que el Padre ha
enviado y santificado en el mundo, vosotros le
decs Tu blasfemas! Y eso por haber dicho:
Soy el Hijo de Dios. Si no hago las obras de mi
Padre, no me creis. Pero si las hago, si no
creis en mi, creed en las obras, a fin de que
sepis y reconozcis que el Padre est en mi y
que yo estoy en el Padre. (Juan X, 31-38)
Cuando Cristo habla a nuestra naturaleza
interna y lleva a nuestra conciencia la evidencia
del Padre, la respuesta de los judos es la

lapidacin; es decir, cubrir la enseanza de una

costra material que la explique, ordenndola y
convirtindola en leyes. Su fuerte es el discurrir,
el ejercicio de la inteligencia, de modo que la
respuesta natural a la penetracin de la fuerza
crstica en el alma, es racionalizarla, reducirla a
mtodo, ponerle reglas, cubrirla con el sello del
secreto y as dominarla. Pero el mundo que
Cristo vino a revelar no es algo que pueda ser
organizado, sino un modo de vivir espontneo y
natural, segn el impulso que emana del
interior.
Finalmente, la enseanza de Cristo sera
convertida por sus adeptos en un programa y se
llamara a los fieles a misa a las siete, comunin
a las ocho, penitencia a las nueve, confesin a
las diez, rosario a las tantas y pobre en la mesa
a las cuantas. Pero toda esa organizacin, ese
calendario, es el resultado de la lapidacin de
Cristo. Lo que no pudieron hacer aquellos judos
que lo rodeaban en el prtico de Salomn, lo
han hecho los llamados cristianos seculares.
Pero el Reino del Padre no se puede
materializar y reducir a una prctica organizada.
Se est o no se est en l, y si se est, ya se es
del Reino, ya se lleva dentro y sobran todas las
prcticas porque el individuo est practicando
constantemente, en todos sus gestos y sus
palabras.
18.- Si no creis en mi, creed en las obras que
yo hago, les dice Jess.
Reinvertir la corriente de nuestra vida no es una
operacin fcil. Cuando el judo que hay en
nosotros, experto en leyes, en prcticas
esotricas, conocedor de todos los secretos del
arte de construir, se ve de pronto invadido por la
fuerza crstica, y la mtica Salom empieza a
bailar en su alma y siente que su cabeza va a
ser degollada, lo ms natural es que se
defienda contra esa fuerza perturbadora y que
trate de racionalizarla, de domesticarla y
convertirla
en
teora,
en
conocimiento
planificado. Si ello no le es posible, porque su
alma sigue bailando dentro de l y
despojndose de sus velos, entonces lo mejor
para salvar la cabeza, es negar esa fuerza,
declararla diablica. Pero la personalidad
crstica, al apuntar en nosotros, empieza a
producir obras. La irrupcin del amor en nuestra
naturaleza humana, nos limpia, transmuta
nuestro mundo y empiezan a aparecer en
nuestra conciencia realidades que antes no
veamos y entendemos cosas maravillosas, que
antes no entendamos. Nuestros ciegos ven y
nuestros sordos oyen. Y las dificultades
exteriores desaparecen y disponemos de
medios para realizar la obra transmutadora del
mundo exterior.
Todo ello no es una teora, sino una realidad
que han experimentado todos aquellos en los
que la personalidad crstica ha penetrado hasta

214

el estadio Yod, es decir, hasta establecer races

en su pensamiento, el soplo de Kether-Padre
habiendo arraigado en Malkuth.
Si desconfiamos de esa nueva fuerza que
aparece inesperadamente, dejando sin vigencia
nuestro viejo mundo, antes de lapidarla,
juzgumosla por las obras que en nosotros
realiza y por ellas veremos si esas obras son de
Dios o son del Diablo. El Diablo es hbil en el
arte de los disfraces y muchas veces aparece
en nosotros revestido de ropajes sublimes. Es
muy frecuente que a ciertos msticos se les
aparezca San Gabriel o la Virgen para decirles
que deben hacer esto o aquello pero el Santo o
la Virgen es slo un disfraz utilizado por el
luciferiano para inducir al mstico a una obra de
fraccionamiento y divisin. A lo mejor lo induce
a abandonar sus medios de vida, porque l est
llamado a tareas superiores, o simplemente
porque su conciencia no est ya para estos
trotes, o lo induce a separarse de la comunidad
humana en que estaba integrado, porque l ya
est ms all.
El diablo tambin se disfraza de Cristo, porque
cuando la fuerza crstica acta en nosotros, no
la integramos en nuestra naturaleza en su
totalidad; tambin se producen desperdicios,
con lo que se alimentan los luciferianos y nos
suministran a su manera esas energas
desperdiciadas.
Debemos pues saber juzgar a Cristo por sus
obras cuando se manifiesta en nosotros; saber
discernir si realmente es la naturaleza crstica la
que est operando dentro de nosotros, o si es
nuestra vanidad y deseo de protagonismo lo
que ha hecho aparecer una visin de Cristo que
es un mero disfraz diablico.
19.- Dice Jess en este punto que en la
Escritura ya figura consignado que aquellos que
reciben la palabra de Dios son dioses. Por
consiguiente, no debe extraarle al judo interno
que El se proclame Dios.
En efecto, si meditamos sobre la dinmica del
rbol cabalstico o rbol de la vida, vemos que
todos los Sfiras van derramando sus fluidos
sobre Malkuth, que los absorbe y, no pudiendo
derramarlos a niveles inferiores, que no existen,
la tierra malkuthiana va transformndose para
convertirse en el Kether de un nuevo universo.
Cristo es el conductor de las energas de Kether
y cuando su fuerza penetra en el Yod-Malkuth,
diviniza la tierra, nuestra tierra humana o, por lo
menos, representa el comienzo de un proceso
de divinizacin que ha de convertirnos en
dioses. Es inevitable pues que cuando Cristo se
manifiesta en nuestro Yod, oigamos una voz
interna que nos dice: T eres Dios.
Cuando omos esa llamada, si no queda en
nosotros rescoldo de vanidad, iniciamos nuestra
vida divina y gobernamos nuestro mundo -o
empezamos a gobernarlo- como Dios rige el

universo, dando vida y aliento a todo cuanto nos

rodea, haciendo que el sol de nuestra
conciencia brille para los buenos y para los
malos.
El judo que hay en nosotros ya sabe que un da
vendr el liberador que har de l un hombre
poderoso, pero, no queriendo renunciar a su
mundo, prefiere pensar que ese Moiss es un
personaje que ha de protagonizar un porvenir
lejano, muy lejano. Prefiere considerar que es
algo con lo que tendr que enfrentarse en el
futuro, en un eterno futuro, jams en el
presente. Y, en todo caso, interpreta que ese
Mesas anunciado en las Escrituras, no los
liberar en el sentido de un desprendimiento de
los valores que rigen su mundo, sino que esa
liberacin ha de consistir en darle tan vastos
poderes, que se ver libre de toda dependencia
de los dems, libre de romanos, de
ocupantes y con atribuciones para someterlos a
todos.
Ese Mesas materializado es el que acta
irrisoriamente en ciertos hombres con
poderes, que vemos en las ferias del mundo,
torciendo cucharas o avistando platillos volantes
y sacando de ello honor y consideracin.
20.- Con stas, los judos trataron de
apoderarse de l, pero escap de sus manos
(Juan X, 39)
En el Yod, Cristo se manifiesta an en la
naturaleza interna y, por consiguiente, no se
puede aprehender por mucho que los poderes
externos lo rodeen. Es una voz que va
proclamando la eterna verdad y que es
imposible silenciar. Aquellos que no han sido
convencidos, que prefieren seguir identificados
con lo que son, seguirn escuchando a Cristo
pregonando un nuevo Reino, sin que puedan
hacer nada para acallarla. Vivirn as en la
contradiccin, obrando segn su particularismo,
y pensando segn esa voz incmoda que no
puede eliminar de su conciencia.
21.- Jess se fue de nuevo ms all del Jordn,
en el lugar en que Juan empezara a bautizar, y
permaneci all. Muchas gentes vinieron a l y
decan: Juan no ha hecho ningn milagro; pero
todo lo que Juan dijo de este hombre era
verdad. Y en este lugar, muchos creyeron en l.
(Juan X, 40-42)
El Jordn representa aqu la lnea simblica que
separa el mundo sagrado del profano. Son esas
aguas que por un lado tocan la tierra humana y
por la otra orilla la tierra divina. Juan las utiliz
para bautizar, elevando esas aguas de su nivel
natural para convertirlas en las aguas de
Hochmah, las aguas purificadoras que
representan el pasaporte para la transmutacin
de los sentimientos y el acceso a la vida
sagrada.

215

As, Jess retorna a sus orgenes, al comienzo

de su mandato. En ese punto, Jess, el hombre,
Jess-Malkuth, recibi la naturaleza crstica, la
cual, desde arriba, desde los mundos internos,
empez a derramarse hacia abajo en un trabajo
de purificacin. En ese punto del relato, la
fuerza crstica ha llegado abajo y desde aqu
empezar la fase de exteriorizacin en el mundo
material.
Juan no hizo milagros, dice la gente que iba a l
y, ciertamente, el hombre de leyes, an en el
estadio final de su evolucin, no es trasmutador
de la realidad, no opera revoluciones, sino
simples mejoras dentro de una misma lnea.
Pero al llegar al estadio evolutivo llamado Juan,
la ruptura con el mundo antiguo se intuye ya y la
naturaleza interna anuncia el advenimiento del
otro, de aqul que s hace milagros.
En ese lugar, cuando Cristo tras todo un ciclo de
trabajo, baja a su tierra primordial, muchos
creen en l, no porque conozcan su naturaleza,
sino porque confan en lo que dijo Juan, en lo
que les est diciendo su Juan interno.
En cada uno de los Pasos que da Cristo por
nuestra naturaleza interior y que Juan describe
en cada uno de los captulos de su Evangelio,
puede producirse la evidencia interna de la
realidad que El representa, y podemos as
pasarnos a su Reino. Pero si lo hacemos
antes de que Cristo llegue a su dcima etapa, a
la etapa Yod, nuestras experiencias en el
mundo profano no se encontrarn an en su
punto de madurez. El Reino habr venido a
nosotros anticipadamente y quiz vivamos en l
en estado de desequilibrio, siempre con la
amenaza pendiente de vernos en el otro lado,
completando nuestra formacin profana.
Cuando Cristo aparece en el Yod, o sea cuando
se abre paso en nuestros mecanismos
mentales, ya no es una revelacin propiamente
hablando lo que produce en nosotros sino que
es la lgica de la dinmica csmica lo que nos
lleva a descubrirlo.
El proceso del trabajo intelectual interno
conduce a Juan y en el punto llamado Juan se
hace evidente la necesidad de transmutar los
sentimientos para que stos colaboren en la
empresa superior que vamos a iniciar, Entonces
Juan entra en el Jordn, bendice sus aguas y
bautiza con ellas a los que van a emprender el
nuevo camino. Ya con las aguas-sentimientos
transmutados, pasan a la otra orilla, en la que
aparece la realidad llamada Cristo. As, los
conocimientos materiales culminan en Juan; all
se produce una elevacin de los sentimientos y
tras ese ineludible bautizo, aparece de una
forma natural Cristo y su Reino. Por ello los
discpulos de Juan sern finalmente los mejores
discpulos de Cristo, porque no lo habrn
encontrado de sopetn, en forma de revelacin
prematura sino que ha aparecido al final de un

largo proceso natural, vivido por ellos desde el

principio hasta el fin.
22.- Aparece en esta Leccin un elemento que
en las enseanzas cabalsticas permanece muy
oscuro y muy abstracto, y es lo relacionado con
las cincuenta puertas de la inteligencia.
Nuestros estudiantes de astrologa ya conocen
lo relacionado con los programas de los setenta
y dos genios y saben que las posiciones
planetarias, en un tema, indican los programas
con los que nuestra conciencia est trabajando
y los senderos que nuestra alma est
recorriendo. Pero, y los dems? no nos
conciernen? nada hay en el Universo que no
pueda concernirnos, de modo que aunque
nuestra conciencia no trabaje expresamente en
ellos, s nos conciernen y no podemos
permanecer indiferentes a su temtica.
Tampoco cabe decirnos que ciertos programas
ya figuran interiorizados en nuestra conciencia,
puesto que el universo adquiere sin cesar
nuevos conocimientos y stos van siendo
incorporados a los programas de los setenta y
dos, que constituyen as un curso permanente,
eterno y renovado.
Tendremos as que de acuerdo con el plan
general establecido por el ego, estaremos
trabajando especficamente en unos programas
celestes. Por otra parte, los seores del destino
nos vinculan a ciertos programas luciferianos, a
los que los hemos hecho acreedores por
merecimientos propios. As tenemos a
determinados ngeles y luciferianos a nuestro
servicio. Esos programas celestes producen
desperdicios, porque raro es el hombre que
puede integrarlos por completo. Siempre se le
escapan mendrugos que los perros absorben.
Pero aparte estos programas especficos, el
paso de los planetas por los distintos grados del
Zodiaco produce un desprendimiento de
energas creadoras que necesariamente deben
ser absorbidas y transformadas como lo son los
alimentos en nuestro estmago. En esa
transformacin trabajan todas las oleadas de
vida activas en el universo y auto-conscientes.
El hombre tiene su parte en este trabajo y, si no
lo realiza, ese alimento va a los perros y
entonces son ellos quienes nos suministran en
negativo los materiales csmicos que no hemos
sabido utilizar positivamente.
De esta forma, no solamente aprendemos con
lo que entra por la puerta de nuestra conciencia,
sino por lo que nos aporta los ladrones y
bandidos que entran por las cincuenta puertas.
A medida que vayamos avanzando, estaremos
en condiciones de integrar lo positivo que cae
del universo y las puertas por las que entran los
desperdicios se irn cerrando en nosotros.

216

Preguntas:
1.- De dnde procede el poder de los Luciferianos?
2.- Por qu a partir de un determinado momento debemos dejar sin alimento a los Luciferianos?
3.- Define las caractersticas de nuestro judo interno.
4.- Qu significa, en trminos simblicos, la lapidacin?
5.- Qu significan las aguas del Jordn?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 26

1.- Haba un enfermo, Lzaro de Betania, de la

aldea de Mara y su hermana, Era esta Mara la
que ungi al Seor con ungentos y le enjug
los pies con sus cabellos, cuyo hermano Lzaro
estaba enfermo. Enviaron pues las hermanas a
decirle: Seor, el que amas est enfermo.
As empieza el 1 captulo del Evangelio de
Juan. Ya nos hemos encontrado antes con
Marta y Mara en esta crnica sagrada (ver
Leccin 20) y hemos visto en precedentes
lecciones que cuando aparece la mujer en la
vida de Jess, sta representa siempre el alma
humana, una veces reina de Saba y cortejada
por los reyes y grandes que simbolizan nuestros
poderes espirituales; Otras veces es la ramera
apocalptica, la mujer de mala vida, que de
pronto abandona una existencia que la llevaba a
ser receptculo de todas las semillas, para
derramar sus preciosos ungentos sobre los
pies de Jess.
Aqu nos encontramos con dos hermanas, o
sea, con un alma dividida, un alma que an no
ha conquistado su unidad y mientras por un lado
se manifiesta como la sublime Mara enjugando
con sus cabellos los pies del Maestro, por otro
lado es la activa y hacendosa Marta, cuyas
virtudes son muy estimadas en el mundo
profano, pero innecesarias en el reino. En
efecto, si Marta limpia y da brillo a las cosas, si
quita el polvo de los cristales es porque en la
casa, en su morada humana, hay suciedad. Si

no la hubiera, no sera necesaria tanta limpieza

y por ello Jess no se lav las manos cuando el
fariseo lo invit a comer.
2.- Cuando en nuestra alma se produce esta
dualidad, cuando se est a la vez en lo sublime
y en lo prosaico, cuando nos movemos entre
aromticos ungentos y sucias realidades es
seal de que algo no funciona bien en nosotros;
seal de que en alguna parte de nuestros
resortes humanos hay un enfermo.
Aqu el enfermo es el hermano Lzaro, que ya
hemos encontrado en la crnica de Lucas,
cuando Jess refera la parbola del hombre
rico (Leccin 24) En esa parbola lo veamos
postrado y lleno de llagas, en la puerta del
hombre rico. Aqu lo encontramos de hermano
del alma humana y enfermo tambin, segn las
primeras noticias, ya que los puntos siguientes
del relato nos informarn de que Lzaro muri
como tambin ocurra en la historia del hombre
rico.
Lzaro es pues el nombre que Jess le da a la
corriente espiritual activa en cada hombre, o
sea, la personalidad espiritual, la que ha de
conducirnos a cada uno al reino. El que amas
est enfermo, le mandaron decir las dos
hermanas y, ciertamente, Lzaro es el amado
de Jess, puesto que es su propia imagen, su
propia radiacin, el ancestral Abel, en funciones

217

en el interior de cada hombre. Si Lzaro muere

en nosotros, si la espiritualidad nos abandona,
la personalidad mortal se desmoronar y por
ello el alma dividida, llamada Marta y Mara pide
que salve a su hermano.
3.- En este captulo del Evangelio de Juan se
describe la penetracin crstica en la fuerza
llamada
Khaf,
especializada
en
la
exteriorizacin del pensamiento.
Zodiacalmente, el Khaf procede de los pastos
de Gminis, un signo que los astrlogos
califican de doble, porque es uno de los puntos
en que terminan ciertos trabajos y empiezan
otros. El trabajo terminal consiste en derramar el
pensamiento al exterior, por decirlo en trminos
evanglicos, en abrir la puerta del corral y soltar
las ovejas. En la Leccin 25 hemos visto como
el pastor entraba en el establo y se haca
reconocer por sus ovejas. Aqu las ovejas ya
estn libres en la tierra de los abundantes
pastos.
Liberar el pensamiento encerrado en cada uno
de nosotros, tal es el primer trabajo a realizar
con los pastos procedentes de Gminis. El
segundo trabajo consiste en aplicar ese
pensamiento a las realidades materiales para ir
transformando la Tierra.
En nuestro actual estadio evolutivo, es decir,
antes de que Cristo aparezca en este escenario
humano, no podemos pretender realizar estos
trabajos con criterio divino exclusivamente. El
pensamiento divino nos es administrado en la
medida en que seamos capaces de captarlo, y
cuando se desprende de nosotros ese
pensamiento sale adulterado, mitad divino y
mitad humano. O, ms bien, un diez por ciento
de divino y un noventa por ciento de humano,
entendiendo por humano el elaborado con los
desperdicios
que
nos
suministran
los
luciferianos. Resulta as que la expresin de
nuestra alma aparece a veces como Marta y
otras como Mara.
4.- Marta, la proyeccin material de nuestra
alma a travs del pensamiento, suele ser ms
activa que Mara. Es ella la que sale al
encuentro del Maestro, la que lo invita a entrar
en su casa y trata de captar su voluntad para el
propsito que la anima. En la leccin 20 hemos
visto como Marta le pide a Jess que conmine
su hermana a cambiar de actitud y que le diga
de ayudarla en las tareas del servicio. Jess
toma partido por Mara, y Marta se va a su
cocina.
Pero ya hemos dicho que Cristo tiene tambin
su contra-figura, elaborada con lo que
desperdiciamos de su enseanza, y a veces
ocurre que esa contrafigura, que se presenta a
nosotros con su nombre, le da la razn a Marta
y hace que Mara cierre el tarro de sus

ungentos, abandone su posicin a los pies del

Seor, y se ponga a quitar polvo en la casa.
Es decir, el pensamiento materializado, guiado
por una falsa espiritualidad, se lanza a trabajos
aparentemente tiles y meritorios, pero que slo
conducen a experiencias destructoras, que
engendran conciencia por el camino del horror y
del rechazo. La enfermedad de Lzaro es la
evidencia de ese desbarajuste del alma: las
cosas no van como se crea; la organizacin
material de nuestra vida no da la felicidad
esperada, ni surge de ella el orden perseguido.
Entonces el alma, unida de nuevo ante el dolor
de un mundo enfrentado y adverso, llama al
Maestro para decirle: el que amas est
enfermo Es como si dijera. Percibo mal la
corriente espiritual; no me llega en buenas
condiciones y por momentos creo que va a
desaparecer
5.- Entre los muchos prodigios que realiz
Jess en el curso de su ministerio, slo figuran
dos resurrecciones, la de Lzaro y la del hijo de
la viuda (ver Leccin 7) Vimos en esa leccin
que con el prodigio del hijo de la viuda, lo que
Jess hizo en realidad fue resucitar la va de la
razn, para que la razn pudiera unirse a la fe
en el reino unificado que l representa. Este fue
uno de sus primeros actos, al bajar de la
montaa donde haba pronunciado su sermn y
comenzar su apostolado.
Este segundo milagro tiene lugar poco antes de
su entrada triunfal en Jerusalem, que
significara el principio del fin de enseanza, su
culminacin, su apoteosis.
La primera resurreccin significa la irrupcin de
la fuerza crstica en la mente muerta,
vivificndola para la comprensin de las
verdades eternas. Esta segunda resurreccin
significa la conexin definitiva de la mente con
el corazn. El hijo de la viuda es la promesa de
llegar a la unidad a travs de la razn. Lzaro
es la realizacin de esa promesa.
6.- Este trabajo unificador es el realizado por la
fuerza llamada Khaf. En la lmina del tarot que
la representa, la nmero once, vemos una figura
humana que lleva un sombrero que forma un
ocho, nmero correspondiente al Sfira
Mercurio y al elemento aire, abriendo sin
esfuerzo las fauces de un len, smbolo de la
fuerza espiritual, que aqu aparece domesticada
y sumisa. As tendremos, por un lado que el
Khaf, siendo una fuerza generada por Gminis,
trabaja, como ya hemos dicho, en la
exteriorizacin del pensamiento, y esos trabajos
se encuentran bajo los auspicios de Mercurio,
cuyo sombrero calza la figura. Pero hay un
segundo Khaf, administrado por Hochmah, que
en la tabla de letras hebraicas aparece con el
nmero quinientos (veintitrs en el orden

218

correlativo). A continuacin copiamos lo que

decamos de ese segundo Khaf en la Leccin
11 (segunda parte) de nuestro 3er Curso: El
Khaf terminal se encuentra situado en la
columna del He, debajo del Noun. El He
representa, segn ya sabemos, el amor-agua
que lo fecunda todo y que se desparrama por
toda la tierra. El Noun representa la fase en que
ese amor es absorbido por la tierra, la cual se
presenta as ante nosotros como un objeto
codiciado que reclama nuestro inters. Si el
ciclo de las letras-fuerza terminara con la
veintids, el hombre permanecera atado por
sus sentimientos al mundo material, sin
posibilidad de desprenderse de su ilusin por la
materia. Era preciso que viniera un liberador
que lo sacara de su mundo material y lo
transportara
ms
all
de
su
actual
condicionamiento. Ese liberador es el Khaf, la
fuerza que preside a la liberacin del
pensamiento. Se necesitaba una fuerza que
estuviera ms all de los sentimientos para que,
sin nostalgia, cortara las amarras que
encadenan el hombre, sentimentalmente, al
mundo material. En el proceso crstico, el Khaf
final representa su crucifixin y muerte; Es decir,
el momento en que el alma es liberada de su
prisin material... El segundo Khaf es pues el
signo del hombre que ha cumplido todos los
trabajos humanos y que ha alcanzado el nivel
correspondiente a la generacin superior. Esto
decamos en la citada leccin.
7.- Tenemos ah las bases para la comprensin
de la identidad de ese Lzaro que Jess
resucita en este captulo. Resucita esa
tendencia que permaneca muerta, que no
actuaba, mientras el hombre, por sus
sentimientos, permanece atado a la tierra.
As tenemos que la primera resurreccin la del
Hijo de la Viuda, es la que corresponde a Marta,
segn la terminologa empleada por el
evangelista en este captulo de la crnica
sagrada.
Mara
representa
el
alma
espiritualizada, pero pasiva, no actuante. En la
crnica, siempre aparece sentada, prodigando
ungentos, derramando lgrimas a los pies del
Maestro. Una vez Lzaro resucitado, Lzaro y
Mara constituiran una sola voluntad operativa,
la que corresponde a Kether-Hochmah, a Padre
e Hijo expresndose conjuntamente a travs de
Jess-Cristo. Lzaro-Mara-Marta forman pues
los tres aspectos de la divinidad activos en
nuestra alma.
Como decamos en el punto anterior, ese
segundo Khaf se encuentra vinculado a
Hochmah, por tratarse de la letra nmero once,
que suma uno ms uno igual a dos, nmero que
corresponde a dicho Sfira en su segundo ciclo
de actuacin, que es el correspondiente al
Mundo de Creaciones, donde impera el
elemento agua. Hochmah es el Sfira de los

milagros, es el centro de vida correspondiente al

hijo en el mundo de arriba. Al actuar
positivamente sobre los sentimientos (agua), los
eleva a la altura de la razn, y entonces en esa
razn deja de mandar la hacendosa Marta para
pasar a ser controlada por Lzaro-Mara,
formando los tres hermanos un todo unido.
8.- En la crnica vemos que Jess no se
moviliz ante en anuncio de que Lzaro estaba
enfermo, y dijo primero que la enfermedad no
era mortal, para anunciar despus a sus
discpulos que Lzaro haba muerto (Juan XI, 415)
Esa actitud, que puede parecer extraa, no lo
es tanto si tenemos en cuenta que era Marta la
que llevaba la voz cantante, por decirlo as.
Marta sali a su encuentro mientras Mara
permaneca sentada en la casa y ella fue quien
le reproch el no haber estado presente cuando
su hermano se encontraba en las puertas de la
muerte.
Si es Marta, la personalidad de la izquierda, la
que acta en el Khaf, la restauracin de la
voluntad slo le servir para reafirmarse en sus
posiciones. Marta sabe que en Jess estn los
poderes y va a su encuentro para manifestarlos
en el Yo que ella representa. En cambio, s su
voluntad desfallece, si muere, la otra hermana
entrar en funciones. Y, en efecto, nos dice la
crnica que, despus de haber hablado con
Jess, Marta entr en la casa y, llamando a
Mara le dijo en secreto: El Maestro est ah y
te llama (Juan XI, 16-28)
Entre tanto Marta ha reconocido plenamente a
Jess, ya que cuando le dijo: Yo soy la
resurreccin y la vida; el que cree en mi,
aunque muera, vivir; y todo el que vive y cree
en mi, no morir para siempre. Crees t en
esto? Djole ella: S, Seor, yo creo que tu eres
el Mesas, el hijo de Dios que ha venido a este
mundo.
Realizado ese reconocimiento, Lzaro ya puede
resucitar, porque entonces la fuerza que l
representa no ser utilizada en la afirmacin de
la personalidad mundana, sino de la espiritual.
Hablbamos en el captulo anterior de como el
antiguo Seor ha de ceder su trono un da u
otro al nuevo soberano. Ese reconocimiento de
Marta equivale a esa cesin voluntaria, que
podemos equiparar a la de Esa, cediendo sus
derechos a Jacob. Pero en aquel estadio
evolutivo, los derechos eran cedidos por pura
astucia, a fin de conseguir el alimento de que
Jacob dispona. Despus, Esa sigui
gobernando en Edom y los hermano
permanecieron separados, Mientras que aqu,
Marta entra en la casa y es ella misma la que
llama a Mara para que asita a la resurreccin.
El hermano mayor reconoce plenamente los
derechos del menor y se esfuma para que el
otro sea la fuerza actuante.

219

9.- Decamos en el punto seis que en el proceso

crstico, la dinmica del segundo Khaf
corresponde a la crucifixin y sin embargo, en
este punto del relato Jess no ha sido an
crucificado, aunque a medida que se aproxima a
Jerusalem, se refiere con ms frecuencia a su
prxima muerte.
Digamos, de soslayo, lo que ya hemos
consignado en otros puntos de la enseanza, y
es que la muerte fsica es la culminacin de un
proceso que se inicia en el mundo del
pensamiento, cuando han sido agotadas las
energas acumuladas en el Arquetipo de Vida.
Ese arquetipo es cudruple, conteniendo la
esencia que alimenta nuestros pensamientos,
nuestros deseos, nuestro cuerpo etrico y el
fsico.
Esos
depsitos
se
encuentran
sincronizados, como lo estn el sonido y la
imagen en un film. Pero a veces, la actuacin
desordenada del hombre los desincroniza, como
por ejemplo el que quiere experimentar
emociones intensas a toda costa y agota sus
reservas de materia-deseo antes de que se
haya agotado su vida fsica, y es como un
muerto viviente, privado de sensibilidad en sus
ltimos aos.
Cuando las cosas suceden normalmente, una
vez los depsitos arquetipales agotados, la vida
fsica sigue durante un tiempo, justo el tiempo
de consumir el remanente de vida existente, y
es por ello que algunas personas tienen la
premonicin de su muerte o de la muerte de un
prjimo, porque en realidad esa muerte ya se ha
producido en las regiones superiores, donde el
arquetipo de vida ya ha sido retirado. En la
secuencia que comentamos, la liberacin del
alma ya se haba producido porque aunque
Cristo no hubiese derramado su sangre
fsicamente, en el cuerpo mental si la haba
derramado. Podemos decir que Cristo muere en
cada uno de nuestros cuerpos para resucitar en
nosotros lo que estaba muerto.
10.- En los casos de muerte accidental o de
suicidio, el Ego, bien sea por exigencias de los
seores del destino o por voluntad propia, se
retira de sus vehculos, de manera que el centro
llamado Kether se apaga en nosotros, deja de
funcionar. Ello produce el apagn en el centro
llamado Hochmah, la Fuente del Amor y, con la
retirada del Ego, todas las entidades espirituales
que trabajan en la legalidad se retiran del
individuo, abandonndolo a los que trabajan con
los desperdicios. Entonces son stos los nicos
tutores de aquella vida, que puede ser utilizada
durante un tiempo para sus experiencias
personales, como un nio utiliza un juguete,
Aquella vida ya entregada por completo al
mundo de perdicin, puede ser receptculo de
toda clase de desencarnados vidos de

experimentar sensaciones fsicas que ya no

estn a su alcance. Y cuando ya no es de
utilidad alguna, los luciferianos deciden la forma
de liquidarlo, puesto que su Ego se ha
desinteresado de aquel vehculo.
Pero si la muerte violenta es una imposicin de
su destino, los luciferianos que se la procuran
se encuentran bajo la obediencia de sus
superiores y ya no pueden librarse a juegos con
el alma que les es confiada para su dolorosa
restauracin.
Respecto a los suicidas, una vez cortados del
centro de la voluntad y a merced de los
luciferianos, es muy difcil persuadirlos de que
renuncien a su gesto, si se ha tenido la videncia
de su muerte. Sin embargo, es un deber
intentarlo por parte de los que ven. No todos
los suicidas son abandonados por su Ego, pero
si puede decirse que muchos de ellos se quitan
la vida a causa de ese abandono. Por eso es
tan importante saber lo que espera nuestro Ego
de nosotros en cada encarnacin.
Esa retirada del Ego no supone una destruccin
de los arquetipos, los cuales, como saben los
estudiantes de las enseanzas de los hermanos
mayores dadas por Max Heindel, siguen
manando vida, aunque no haya un cuerpo fsico
para captarla.
Para
resumir
lo expuesto
sobre
las
resurrecciones, digamos que la primera, la del
Hijo de la Viuda resucita en nosotros la
capacidad de pensar adecuadamente, la
capacidad de conectarnos por el Pensamiento
Divino y de marchar a unsono con l. La
segunda resurreccin la de Lzaro, resucita en
nosotros la Gracia Divina y por ella
reconocemos la primaca del Amor sobre el
Pensamiento, la primaca de la Sabidura sobre
la Inteligencia, la primaca de la libertad sobre la
Ley; de la Fiesta por encima de la nocin de
trabajo; del placer espiritual por encima de la
nocin de sufrimiento y dolor.
Pero todo ello, no es que sea as desde un
principio y nosotros no lo viramos, sino que es
as a partir de un determinado momento en que
nuestra velocidad de crucero aumenta y que
nos es preciso invertir los mandos.
As, el trabajo humano del Khaf, o sea, a la hora
de exteriorizar nuestro pensamiento, debemos
ponernos en marcha para buscar al Maestro
Cristo y pedirle que nos resucite estas virtudes
que acabamos de enumerar, que pueden
resumirse en una sola: reconocimiento de la
supremaca del Amor, y que en el relato
evanglico se llama Lzaro.
Si no lo hacemos, si actuamos con la parte de
nuestra alma llamada Marta, estaremos
proyectando nuestros pensamientos en un
mundo sucio, muy ordenado, eso s, pero con
muchas escobas, mucho polvo, muchos
detergentes y trituradores de basura, y muchos
obreros trabajando en el sector de los

220

desperdicios. Nuestra sociedad de hoy es la de

Marta.
12.- Es muy importante que Lzaro resucite en
el momento de proyectar nuestro pensamiento
al exterior, porque ese pensamiento es el
configurador del mundo en el que vamos a vivir,
y si en ese mundo no se da prioridad al amor, y
lo que impera es la idea prctica, su futuro ser
el polvo.
Ese trabajo de resurreccin de Lzaro comporta
peligro, porque para realizarlo, el Cristo interno
que hay en nosotros debe ir a Judea a la tierra
Santa, y los discpulos ya advierten a su Seor:
Rab, los judos te buscan para apedrearte, y
de nuevo vas all? Jess responde no son
doce las horas del da? Si alguno camina
durante el da no tropieza, porque ve la luz de
este mundo, pero si camina de noche tropieza,
porque no hay luz en l (Juan XI, 7-10)
A medida que la fuerza crstica desciende hacia
el mundo material, su existencia se hace ms
evidente y es ms vulnerable ante sus
enemigos. En el Yod, en el captulo anterior,
Jess actuaba an por dentro, pero a partir de
ahora lo har en el exterior.
Ya hemos dicho en la leccin anterior lo que
puede entenderse por lapidacin referido, no a
una persona fsica, sino a una enseanza: es el
peligro de cristalizarla, de reducirla a normas, a
reglas. El cristianismo que se ha vivido
oficialmente hasta ahora ha sido un cristianismo
completamente lapidado. Incluso cuando un
devoto, como San Francisco de Ass, se quita la
camisa y hasta los calzoncillos para drselos a
un pobre, no est realizando ms que una
pirueta externa, que no ser ms que eso si el
gesto no es la manifestacin de una necesidad
interna que impulsa su alma a quitarse los
mticos siete velos para proyectar al mundo su
pureza reconquistada y purificarlo a su vez.
13.- Dice Jess que cuando se camina durante
el da no se tropieza, pero que los que caminan
de noche si tropiezan, porque no hay luz en
ellos.
Nos transmite en este punto una regla que el
estudiante debe observar, y es que el combate
espiritual debe desarrollarse durante el da. Es
en las horas de luz que nuestra personalidad
crstica ha de penetrar en tierra enemiga para
realizar su ministerio. Si se hace as, los
fariseos internos no apedrearn a la tendencia
divina que est instaurando en nosotros el
Reino, mientras que si Cristo realiza estos
trabajos en nuestra noche, aparecern los
escribas y fariseos con sus piedras y la obra de
Cristo quedar lapidada, es decir, convertida en
normas, en reglas asequibles, cmodas de
seguir para alcanzar el cielo.
Jess precisa que en la noche No hay luz en
ellos, indicando as claramente que se trata de
nuestro da y nuestra noche en particular, no los

das y noches que vivimos colectivamente por

residir en un determinado punto de la tierra.
Mientras no hemos despertado a la
espiritualidad, mientras no nos hemos
levantado, estamos sometidos a las reglas
comunes y nuestros das y noches coinciden
con el trnsito solar. Pero cuando nos hemos
convertido en un pequeo universo, y hemos
vivificado en nosotros las fuerzas espirituales,
stas trabajan de acuerdo con el ordenamiento
de nuestro micro-ser. Entonces nuestros das y
nuestras noches sern los marcados por la hora
de nuestro nacimiento.
El estudiante debe realizar un trabajo colectivo,
como clula del universo que es, pero debe
aprender igualmente a trabajar segn sus
propios ritmos y de acuerdo con el
ordenamiento de su propio universo.
14.- Tendremos as que los trabajos de
resurreccin de la espiritualidad latente en
nosotros debemos realizarlos de da, mientras
que los trabajos propios de la columna de la
izquierda de reglamentacin, legislacin,
ordenamiento; todo lo que signifique poner
normas, obligaciones; todo lo que sea lapidar,
en una palabra, debemos hacerlo de noche. Es
por ello que en la sociedad farisaica en que nos
movemos, los trabajos de ordenamiento se
realizan siempre de noche. Cuntas veces
hemos visto en el televisor sesiones de las
cmaras de diputados que han durado hasta las
tantas de la noche, o se nos habla de reuniones
ministeriales que van hasta el amanecer, no
ms all. En cambio, nunca se ha sabido que
unos polticos se levanten a la salida del Sol
para tratar de su problemtica. Mientras los que
dirigen nuestra sociedad realicen sus trabajos al
amparo de la nocturnidad, estaremos viviendo
en la sociedad de las reglas, la que antecede a
la cristiana, en esa sociedad en la que no ha
bailado an la perversa e impdica Salom.
15.- Cuando Jess se refera al sueo de
Lzaro, sus apstoles crean que se trataba
realmente de un sueo, hasta que les dijo
abiertamente Lzaro ha muerto y por culpa
vuestra, a fin de que vosotros creis y me
alegro de no haber estado all. Pero vayamos
hacia l (Juan XI, 12-15)
Desde el lejano Abel, Lzaro muere por culpa
nuestra. En la parbola del hombre rico, vimos
que Lzaro, despus de su muerte, suba al
seno de Abraham. Las enseanzas de la
Cbala nos dicen que Abraham es el
representante humano de Hesed, o sea, es el
hombre paradisaco, ese hombre que Dios so
con crear, pero que no se someti a la dinmica
divina y tuvo que ser arrojado del Paraso y vivir
en Can y no en el inocente Abel.

221

Si Lzaro sube al seno de Abraham despus de

su muerte, es porque pertenece a su esfera, a
su linaje. Lzaro es pues ese hombre
paradisaco que no pudo ser al principio de la
Creacin, pero que con el correr del tiempo ha
de ser, ha de existir. En la parbola citada lo
veamos languideciendo en la puerta de ese
hombre material, vestido con ricos ropajes. O
sea, que Lzaro viva ya. Viva de mala manera,
pero estaba vivo. Pero he aqu que Lzaro
muere una vez ms, por culpa nuestra, por
culpa del hombre material que todos somos, por
ese hombre que no cree en la vida paradisaca
que Lzaro representa, aunque si sabe que
Lzaro es el hermano que no debe morir.
Entonces ese hombre material enva a Marta en
busca del Maestro, a fin de que Marta disponga
de las abundantes energas de que es portador
su hermano, para mejor ordenar su mundo y
hacer que todo sea ms eficaz. Pero el mundo
paradisaco que Lzaro representa es el reverso
de la sociedad de Marta, y si la vida ha estado,
durante el largo periodo involutivo, al servicio de
la organizacin material, llega un momento en
que la espiritualidad se niega a colaborar y
Marta tiene que volver a su casa y llamar a
Mara para movilizar la fuerza que ha de
devolver la vida a su hermano.
16.- Cristo se alegra de no haber estado all
cuando Lzaro muri. Se alegra, en definitiva,
de no haber secundado la pretensin de Marta
de establecer un Paraso segn las reglas de su
mundo, es decir, el paraso de la abundancia
material con el que suea la sociedad de hoy,
en el que todo el mundo tiene de todo, pero no
puede disfrutarlo, a causa precisamente de la
excesiva proliferacin y de la contaminacin a
que ese exceso da lugar.
Lzaro tiene que morir en Marta para que
resucite en Mara. Vindolo actuar, viendo la
realidad del paraso que Lzaro representa, sin
coches, sin trabajo competitivo, sin moneda, con
unos hombres que trabajan en lo humano y no
para obtener un contra-valor mercantil, entonces
Marta creer. Pero mientras Lzaro viva en ella,
aunque sea como un enfermo, Marta abrigar la
esperanza de crear un mundo feliz dentro del
orden material. Esa esperanza debe morir para
que podamos ponernos a trabajar en la
resurreccin del autntico hombre paradisaco y
no de aquel a que dara lugar la expansin de
esa parte de la personalidad llamada Marta.
17.- Cuando Jess lleg a la tumba de Lzaro,
ste ya llevaba cuatro das en el sepulcro. La
crnica sagrada nos dice que Jess llor.
Cuatro das son los que han transcurrido desde
que comenzara el actual periodo de
manifestacin. Cuatro das que nos han llevado
al ms bajo escaln involutivo y en los que el

proyecto divino de Hombre ha ido sepultndose

en una fosa cada vez ms espesa hasta
convertirse en esa gruta tapiada con una piedra,
que es donde reposaba Lzaro.
Cuatro das tienen que pasar para que la fuerza
crstica pueda aparecer y resucitar al Hombre
Divino. En esos cuatro das tenemos que haber
activado las cuatro fuerzas que trabajan en el
Nombre Divino y que, como sabemos, pueden
identificarse como Voluntad, Amor, Inteligencia
y Fecundidad, o sea, Obras. Cuando esos
cuatro trabajos han sido debidamente
realizados, es cuando aparece Cristo, el hijo del
hombre y el hijo de dios, y saca de su tumba a
Lzaro, el Paradisaco, que es nuestro Cristo
particular.
Jess llor al realizar el prodigio, y aqu el
cronista quiere expresarnos con cuanta
intensidad se manifiesta Cristo en el trabajo del
Khaf; con cunta intensidad trabaja en nosotros
a la hora de expresar nuestro pensamiento.
Cada vez que hablamos o que escribimos,
Cristo vuelca en nosotros su Amor para lograr
que manifestemos a ese Lzaro que todos
llevamos enterrado.
18.- Marta, que ya se haba retirado para dejar
el protagonismo a Mara, irrumpe de nuevo en
el relato sagrado para advertir al Seor que su
hermano ola mal, como para disuadirlo de que
realizara el milagro.
Es un vano intento del yo profano de
superponerse de nuevo a la personalidad
sagrada para privarla de sus recursos
energticos.
En ese mundo de Marta, en el que los buenos
olores vienen de los platos cocinados, de los
perfumes qumicos, de los desodorantes
naturales, lo espiritual acaba oliendo mal o es
irrespirable, como sucede en la alta montaa
con las personas acostumbradas a los hedores
de la ciudad, al olor del tabaco, del vino rancio,
de los quesos fermentados y dems olores
familiares.
19.- Pero Jess, rechazando a Marta invoc al
Padre y Lzaro sali de su tumba, envuelto an
en espesos vendajes, que Mara y los judos all
presentes debieron desatarle. Muchos de los
que vieron el milagro creyeron en l, pero otros
fueron a los fariseos para contarles lo que Jess
haba hecho (Juan XI, 40-46)
Cuntos son los hombres que han alcanzado
ese punto en que la voz de Cristo clama en sus
naturalezas internas ese Lzaro, sal! Muy
pocos, pero cada vez son ms los preparados
para ese gran momento. Sin embargo, ste no
es ms que el comienzo de una gran
confrontacin con nuestros fariseos internos.
Durante un tiempo, nuestra vida espiritual ha ido
compaginndose con la otra y no ha

222

representado una amenaza para los fariseos

que rigen en nuestro mundo profano. Pero a
partir de ahora, lo ser. Empezar a
repugnarnos
hacer
lo
que
tan
complacientemente hemos estado haciendo a lo
largo de nuestra vida y vidas. Nos repugnarn
los alimentos que ingerimos, los vestidos, el
trabajo, el contacto con la sociedad y, alcanzado
ese estadio, el rechazo toca igualmente a la
familia, los amigos, todo. Los fariseos han de
tomar una decisin violenta o, de otra forma,
tendrn que abandonar nuestra naturaleza. Una
lucha a muerte comienza. Una lucha en la que
finalmente la naturaleza espiritual ha de salir
triunfante, porque Lzaro es el portador de la
eterna verdad, mientras que el fariseo
representa un mundo transitorio, en el que la
verdad tiene una validez limitada que debe ser
transcendida. Ms tarde o ms temprano, el
fariseo tiene que rendir sus armas ante el
Lzaro que retorna de sus cuatro das de
sepultura. El fariseo interno slo tiene vida
asegurada en esos cuatro das en que Lzaro
est en la tumba, en ese Yod-He-Vav-He que es
su Dios. Al cabo de esos mticos cuatro das,
Yod-He-Vav-He tiene que ceder la plaza a YodHe-Shin-Vav-He, es decir, a Jess, como suele
pronunciarse convencionalmente el nombre de
Yeshua. El Shin que rompe la ley, que rompe el
ciclo de los cuatro das, es el hijo del hombre, es
la obra personal que todos estamos realizando y
que un da rompe el esquema de Binah-Jehov,
en cuyo seno ha nacido, puesto que el Shin (21
= 2 + 1 = 3) es un nmero que corresponde al
ciclo de Binah en su tercera manifestacin.
En la mitologa vemos que Urano el padre del
universo, fue derrotado por su hijo Saturno, que
lo sera a su vez por Jpiter. En el mito bblico
vemos como Jpiter-Paraso tuvo que ceder el
mando sobre los hombres a los luciferianos, que
trabajan con las fuerzas de Marte. Esa
usurpacin de los poderes del padre por parte
del hijo es una dinmica que aparece inscrita en
la historia humana en la fase involutiva. Al
retornar a la unidad primordial, el derrocamiento
se produce al revs y entonces son las fuerzas
espirituales quienes derrocan a los tiranos que
anteriormente usurparn los poderes.
Si convertimos Yod-He-Vav-He en nmeros,
tendremos: 10 + 5 + 6 + 5 = 26 = 6 + 2 = 8.
Ocho es el nmero sefirtico de Mercurio, de
modo que este nombre divino nos conduce a
travs de las fuerzas activas en l, al
conocimiento intelectual del universo. Si a este
nombre le aadimos el Shin (veintiuno)
tendremos: 26 + 21 = 47 = 4 + 7 = 11. 1 + 1 = 2,
nmero de Hochmah, o sea, que Jess nos
lleva de Hod a Hochmah por el camino del
cuatro y el siete, o sea, a travs de Netzah y
Hesed.

20.- Entonces los principales sacrificadores y

los fariseos reunieron el sanhedrin y dijeron:
Qu vamos a hacer? Ya que este hombre
realiza muchos milagros y si lo dejamos hacer
todos creern en l y los romanos vendrn a
destruir nuestra ciudad y nuestra nacin. Uno
de ellos, Caifs, que ese ao era soberano
sacrificador, dijo: No entendis nada, no
comprendis que nuestro inters est en que un
slo hombre muera por el pueblo y no que la
nacin entera perezca. Pero no dijo esto por si
mismo, sino como soberano sacrificador,
profetizando que Jess deba morir por la
nacin. Y no solamente por la nacin sino a fin
de reunir en un slo pueblo a los hijos de Dios
dispersados. A partir de ese da resolvieron
hacerlo morir. Es por ello que Jess dej de
mostrarse abiertamente entre los judos, sino
que se retir en un lugar vecino del desierto, en
una ciudad llamada Efraim, y all permaneci
con sus discpulos (Juan XI, 47-54)
Los romanos son las fuerzas profanas, las que
hacen y deshacen en la vida de todos los das.
Ya hemos visto a lo largo de estos estudios que
nuestra actuacin exterior es la resultante de
nuestro mundo interno; que es dentro de
nosotros que se fragua la historia de nuestra
vida. Si en nuestra naturaleza interna se
produce un cambio la nacin que la anterior
naturaleza cre, con sus costumbres, sus
particularidades, sus fiestas, todo eso
desaparecer del mundo exterior y el romano
que ejecuta la poltica interna destruir la ciudad
y el pueblo.
Siendo esto as, una de dos o bien se da muerte
a la fuerza que promueve esos cambios en el
interior, o bien morir toda la civilizacin que
cre en nosotros la fuerza farisaica. Si esta
nacin farisaica ha de salvarse, Jess debe
morir, ya que de lo contrario, los romanos, fieles
ejecutores de la poltica interna de nuestro Yo,
edificarn en el exterior el nuevo mundo en
lugar de ser los materializadores de la
civilizacin farisea.
Es preciso pues que Jess vaya una vez ms al
desierto para evitar una muerte prematura, ya
que su trabajo redentor deba penetrar en todas
las fuerzas que mueven los resortes humanos
para purificarlas y su accin no poda detenerse
en el Khaf.
21.- La Pascua de los judos estaba prxima y
muchas gentes del pas subieron a Jerusalem
antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban
a Jess, dicindose unos a otros en el Templo
Qu os parece, vendr o no vendr? Y los
principales sacrificadores y los fariseos haban
dado orden que si alguien saba donde se
encontraba, lo declarase, a fin de aprehenderlo
(Juan XI, 55-57)

223

As finaliza el onceavo captulo de Juan, con

esa bsqueda de Jess, unos para purificarse el
l, otros para aprisionarlo y darle muerte.
Para los judos, la Pascua significaba el fin de la
esclavitud, puesto que conmemoraban su salida
de Egipto. Ya vimos al tratar este episodio que
esa salida de Egipto signific, para el pueblo
elegido, el nacimiento del cuerpo del
pensamiento. La segunda Pascua, la cristiana,
representa la irrupcin de la gracia en ese
pensamiento, y todos los aos, mientras unos
celebran una efemrides gloriosa, otros viven en
su alma la trasmutacin crstica; unos lo buscan
para transmutarse, otros para lapidario y evitar
as que los romanos destruyan su civilizacin.
22.- Este es seguramente el captulo ms denso
que los evangelistas hayan escrito, y el ms
difcil de traducir en trminos racionales.
Procuremos resumir y clarificar cuanto se ha
dicho:
La personalidad material (Can-Esa-Marta)
necesita la aportacin de la personalidad
espiritual para subsistir. En ella encuentra
alimento y gracias a esa comida que recibe
puede estructurar el mundo y comprender las
leyes de la creacin. Pero por mucho que
adelante en esa comprensin, llega un
momento en que le es preciso reinvertir el
proceso, porque no encontrar la verdad yendo
un poco ms all de sus investigaciones, sino
cambiando radicalmente de forma de pensar y
razonar al revs de como haba razonado hasta
entonces. Como esta inversin de los mandos

no es algo que est a su alcance, aparte casos

extraordinarios, para que la razn cese de
avanzar en sus elucubraciones, lo ms
adecuado es cortarle el alimento espiritual, o
sea, dejar que Lzaro muera, que desaparezca
ese contacto con la fuente espiritual. Entonces
la parte razonable entra en la casa y se sienta,
deja de llevar el volante y cede la conduccin
del vehculo humano a la personalidad espiritual
que hasta entonces se haba limitado a prestar
sus energas para que la otra se moviera.
Cuando esto sucede. Cristo acude a la tumba
de la espiritualidad y resucita a Lzaro, es decir,
restablece la corriente cuando el protagonismo
ha cambiado y es Mara la que lleva la batuta.
Este trabajo se realiza en el Khaf, es decir, en el
momento de la liberacin del pensamiento, por
que si expresramos tan slo lo que hemos
aprendido bajo la direccin de Can-Esa-Marta,
estaramos dando una visin parcial del
universo. Cristo aparece en un momento dado
de nuestra evolucin y vivifica en nosotros un
pensamiento que no es el fruto de la propia
elaboracin, sino que nos es inspirado. Es el
pensamiento proveniente del segundo Khaf. El
nombre de Lzaro est formado por LamedZain-Reish, sta ltima siendo la letra-fuerza
que resucita la espiritualidad. Los alquimistas
llaman resurreccin al trnsito de la gran obra
del negro al blanco, cuando la materia
putrefacta empieza a oler mal, como le ocurra a
Lzaro.
Sirvan estos apuntes como tema de reflexin al
estudiante, en vistas a ulteriores desarrollos de
este punto de la enseanza.

Preguntas:
1.- Dinos qu representan las dos hermanas Marta y Mara.
2.- Porqu Jess no se movi cuando Marta fue a su encuentro?
3. Porqu es tan importante que Lzaro resucite al proyectar nuestro pensamiento al exterior?
4.- Qu es Lzaro exactamente?
5.- Qu se producir en nosotros cuando Cristo nos grite Lzaro, sal!?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 27

224

1.- Para mostrarles que es preciso orar en todo

tiempo, Jess les dijo esta parbola: Haba en
una ciudad un juez que ni tema a Dios ni
respetaba a los hombres. Haba asimismo en
aquella ciudad una viuda que vino a l, diciendo:
Hazme justicia contra mi adversario. Por mucho
tiempo no le hizo caso, pero luego se dijo para
s: Aunque en verdad yo no tengo temor de Dios
ni respeto a los hombres, ms porque esta
viuda me est cargando, le har justicia, para
que no acabe por molerme. Dijo el Seor: Od lo
que dice este juez inicuo, y Dios no har
justicia a sus elegidos, que claman a El da y
noche, an cuando los haga esperar? Os digo
que har justicia prontamente. Pero cuando
venga el Hijo del Hombre, encontrar fe en la
tierra? As empieza el captulo XVIII del
Evangelio de Lucas (1-8)
Ya en la parbola del amigo inoportuno Jess
llama la atencin sobre el valor de la insistencia,
haciendo ver como mediante la insistencia se
consigue algo que no se hubiese conseguido de
no haber reafirmado una y otra vez las
peticiones. En esta parbola aparece un hombre
que vive al margen de la fe y que ha perdido el
respeto de los hombres, o sea, que ya no forma
parte del mundo unitario en el que las leyes
divinas lo orquestan todo. Sin embargo, a pesar
de estar viviendo en el mundo de perdicin, la
insistencia consigue que se comporte como si
fuera juez justo.
Esto nos ensea, en primer lugar, una cosa: El
comportamiento de los hombres no es
demasiado diferente entre s y tanto el que cree
en Dios como el que no cree, o sea, tanto el que
se muestra benevolente para con su divinidad
interna, como el que no lo es, acaban dando
una misma respuesta ante una peticin de
justicia, aunque las razones que los mueven a
actuar sean distintas. As tendremos que el juez
justo actuar justamente porque as se lo exige
su conciencia, mientras que el juez inicuo har
justicia para desembarazarse de un peticionario
molesto.
2.- En segundo lugar, la parbola nos ensea, si
es que al llegar a este punto no lo sabemos ya,
que as como funcionan las cosas aqu abajo,
as funcionan arriba, y si la justicia viene de un
hombre inicuo, con mayor razn vendr y ms
prontamente, de la divinidad.
En todas las parbolas de Jess encontramos
oculta, subyacente, esa enseanza: lo de arriba
es como lo de abajo; es decir, nada sucede aqu
abajo que no sea una muestra devaluada, un
plido reflejo, de una dinmica que emana de
arriba, e incluso los que viven en el mundo de
perdicin y que proclaman su exclusin del
mundo divino, incluso sos obedecen a las
reglas en virtud de las cuales funcionan los
mundos. Y si en ese mundo de perdicin los
luciferianos nos dicen las cosas al revs, es

para que mejor comprendamos el recto sentido.

Si queremos obtener algo de arriba,
procedamos pues como procederamos si
quisiramos obtenerlo de las autoridades de
abajo.
3.- Ahora, con la democracia galopante que se
extiende por el mundo, hay una tendencia
generalizada a facilitar las gestiones y hasta
incluso muchas veces son innecesarias: le
basta al individuo con querer hacer algo para
que pueda hacerlo, sin necesidad de que la
autoridad competente le d permiso; l es su
propia autoridad. Vemos de esta forma que los
instintos no tienen que pedir permiso para
liberarse, salen a la calle en forma de
publicaciones o pelculas pornogrficas y
circulan como si tal, a veces, su fuerza es tan
grande, que el instinto se convierte en ley y las
autoridades civiles se ponen a su servicio,
protegiendo el aborto, por ejemplo, la
esterilizacin, la homosexualidad y quizs
veamos en un futuro prximo leyes protegiendo
la estafa y el crimen.
Antiguamente, era preciso realizar todo un ritual
para obtener un permiso. En primer lugar haba
que dirigirse a la autoridad en un lenguaje
distinto al ordinario, ese lenguaje propio de las
instancias, en las que la autoridad era tratada
de Excelentsimo Seor, de Ilustrsimo, de Usa,
propiciando su benevolencia dicindole que era
una gracia que esperbamos obtener de su
Justicia. La redaccin de una instancia era algo
que deba aprenderse. Despus era preciso
hacer antesala, pasar por muchos negociados,
antes de obtener la decisin de la autoridad
competente.
Ese ritual constitua un modelo de proceso
seguido con las gestiones respecto a los
mundos de arriba a cuyas autoridades debemos
dirigirnos igualmente con un lenguaje especial,
y aguardar a que las gestiones surtan su efecto
despus de haber sido aprobadas o
desestimadas en los distintos negociados.
Ahora es el juez inicuo el que acta en
nosotros, ese juez que, ante la insistencia con
que nuestros instintos le piden justicia, acaba
concedindosela.
4.- Y llegamos aqu a la consideracin de lo que
puede significar hacer justicia. La viuda le peda
al juez que le hiciera justicia contra sus
adversarios. Uno de los exhortos de Cristo en el
Sermn de la Montaa nos impele a buscar el
Reino de Dios y su Justicia. Era esa justicia la
que solicitaba la viuda? Ciertamente que no,
puesto que no son los tribunales externos los
que pueden hacerla.
Hemos visto en anteriores lecciones que el
hombre est maniobrado por fuerzas internas,
anglicas las unas, diablicas las otras, que

225

estn al servicio de nuestras necesidades

evolutivas. Esas fuerzas son portadoras de unos
programas, de modo que nos impulsan a
realizar un programa y la Justicia consistir en
que ese impulso se realice plenamente en
nuestra vida material, o sea, ser la Plena
Manifestacin del impulso interno.
La Justicia no puede ser una nocin objetiva y
vlida de una vez para siempre para todos, de
modo que toda ley promulgada y aplicable a
todos y en todas circunstancias es, por esencia,
una ley injusta que no refleja los mecanismos
del mundo de arriba.
La justicia es un atributo de Binah, el Sfira que
preside en las cristalizaciones, en la
materializacin de las energas espirituales y,
por consiguiente, justicia es el reflejo material de
un impulso espiritual.
Si una viuda acude a un juez pidiendo justicia
contra su adversario, diremos pues que le est
pidiendo ayuda para realizar en el mundo
material el programa de la Fuerza espiritual
activa en ella, en contra de las Fuerzas que se
oponen a su plena expresin. Si en nosotros
gobernara una sola Fuerza, si estuviramos
adscritos a un slo programa espiritual,
entonces no encontraramos obstculo alguno
para manifestarlo en nuestra vida ordinaria y en
ella se plasmara la justa expresin de esa
Fuerza. Pero, como ya hemos visto en
anteriores lecciones, son muchos los seores
que manipulan nuestras teclas y mientras unos
nos impulsan hacia determinada manifestacin,
otros nos inducen a oponernos a ella, y as no
expresamos con nitidez el impulso interno, es
decir, no nos hacemos justicia.
Diremos pues que podemos entender por
Justicia todo Acto que sea el reflejo de nuestros
pensamientos y de nuestros sentimientos en un
momento determinado de nuestra existencia.
Para un bandolero, su justicia consistira en que
la vida le brinde la ocasin de robar. Para un
filntropo, su justicia consistir en tener la
oportunidad de dar sus medios a una noble
causa. Y la justicia del Reino de Dios consistir
en vivir paradisacamente, manifestando en el
exterior el amor y la bondad que han de habitar
en el corazn del hombre imbuido por la
doctrina de Cristo.
5.- Dice Jess que Dios har justicia a sus
elegidos, aunque los haga esperar. Para que
una fuerza interna pueda manifestarse en
nuestra vida material, es preciso que pase un
tiempo, es preciso que Yod-He-Vav-He transite
por ella, y la justicia se expresa, como
acabamos de ver, en el estadio 2 He, que es el
de la realizacin material. Normalmente se
necesita por lo menos un ao para la
maduracin de cada uno de estos cuatro
periodos, ya que en el curso de un ao el
Propsito Interno ha sido inseminado por todos

los signos y grados del Zodiaco, conteniendo

as todas las emanaciones susceptibles de
contener. Pero las almas impacientes, los que
han alcanzado la graduacin de maestros
constructores, pueden acelerar ese proceso,
porque en un da, de cuatro minutos en cuatro
minutos, tambin pueden ser activadas todas
las fuentes zodiacales. Del mismo modo, el
hombre que no se ha levantado, el que es
impermeable a esa lluvia de impulsos que nos
viene del universo, puede pasarse una vida sin
llegar a ese reino de la justicia que es el 2 He.
Pedir a Dios que se nos haga justicia es la
mejor peticin que podamos formularle, ya que
ello significa pedirle que el proceso espiritual
que conduce a la experiencia exterior no se
atasque, que no nos quedemos en el estadio de
las intenciones, de las ideas que son muy
bonitas, que nos embelesan, pero que no nos
mueven. Es preciso que se nos haga justicia
porque cuando la Fuerza interna ha cumplido su
objetivo y ha recibido su salario, ya puede
marcharse contenta y satisfecha para ceder el
paso a una nueva Fuerza que lleve consigo una
nueva expresin de la justicia.
6.- En la crnica sagrada aparece a menudo la
figura de la Viuda. Ya nos referimos a su
simbolismo mtico al hablar de la resurreccin
del hijo de la viuda de Naim. La viuda de esta
parbola tiene un significado distinto. Hemos
recordado en el punto anterior que la expresin
de un impulso espiritual, para alcanzar la fase
de su justicia, tiene que superar las etapas YodHe-Vav . Si convertimos esas fuerzas en sus
equivalentes humanos, tendremos que Yod es
el hombre, He, la mujer y Vav el hijo. En su
expresin psicolgica, el Yod ser la Voluntad,
el He, la Imaginacin gestadora, el Vav la fuerza
ejecutiva, constituyente de esa justicia que ha
de aparecer despus.
Muchas veces, cuando la obra se encuentra en
el estadio He, la Voluntad la abandona y el He,
la mujer, se queda sola. Entonces se dice en la
jerga cabalstica que la mujer se ha quedado
viuda. Muchas veces, a lo largo de su
Enseanza, Jess exhortara a los hombres
para que protegieran a la Viuda y al Hurfano,
ya que si el Yod es retirado del propsito
espiritual en el estadio He, deja tan slo viuda,
pero si se retira en el estadio Vav, deja viuda y
hurfano.
En cada una de las etapas Yod-He-Vav-He
trabajan una determinada categora de
entidades espirituales que ayudan a la potencia
Ocupante de nuestros Vacos Internos a la
realizacin de su programa. Pero ellos slo
trabajan si nosotros trabajamos, o sea, si
nuestra voluntad est en la obra, recibiremos el
apoyo de Fuerzas activas en el dominio de la
Voluntad, y si nuestra voluntad se retira, esas
fuerzas tambin se retirarn, por aquello de no

226

querer ser ms papista que el Papa. Los

directores de orquesta siempre somos nosotros
y aunque dispongamos de muchos msicos
para dar nuestro concierto, sus violines
enmudecen tan pronto como dejamos de mover
la batuta.
7.- En la etapa He se realiza un Trabajo de
Mujer, esa clase de trabajo bien conocido por
los alquimistas, que consiste en el lavaje y
purificacin de la obra, a fin de preparar la tierra
en la que pueda nacer el hijo. En ese Trabajo de
Mujer el hombre queda excluido, o, ms bien, su
trabajo no es aparente, puesto que el Yod
hombre tiene que estar incorporado y oculto en
el He. Sin embargo, ocurre a veces que el
Hombre abandona esa tarea, la Voluntad-Yod
se va. Cules son las razones de este
abandono? Pueden ser muy variadas y en la
vida social, aparente, encontraremos la
explicacin. Por qu el marido abandona a la
mujer? Porque ha dejado de ilusionarlo; por
tener ella un excesivo protagonismo; porque
tiene mal carcter, porque hay muchas
dificultades para la vida en comn; porque se ha
enamorado de otra y mil otras razones, si
contemplamos las cosas desde la perspectiva
del marido, y otras tantas si las vemos desde la
mujer. Si del plano concreto nos vamos al de las
fuerzas que construyen nuestra vida veremos
que esas razones tambin son vlidas. La
Voluntad puede abandonar una empresa
iniciada porque ya no le ilusiona o porque
prefiere otra, o por el mal carcter de la tal
empresa o porque se ve excluido por las nuevas
fuerzas actuantes.
La etapa He es la que corresponde al Mundo de
Creaciones, o sea, a la actuacin de los
Sentimientos. En ese periodo los sentimientos
elaboran lo que la Voluntad ha formado en el
Mundo de Emanaciones y a veces esos
sentimientos desvirtan tanto el Propsito de la
Voluntad, que est ya no reconoce el proyecto
inicial y se dice que aquello ya no es su obra y
se retira.
8.- Sean cuales sean las razones, lo cierto es
que cada uno de nosotros, en nuestra
naturaleza interna arrastra gran cantidad de
viudas, a las que la Voluntad ha abandonado
y que se ven obligadas a pedir justicia; es decir,
a solicitar ayuda de quien pueda sustituir a la
Voluntad para llevar a trmino la empresa
humana en que estn trabajando. En las reglas
establecidas por Moiss, cuando una mujer
enviudaba, su cuado, el hermano del marido,
deba ocupar su puesto y desposarla. Es decir,
la regla era que el hermano, el ms prximo a la
tendencia que dio lugar al Designio, preste su
Voluntad a la mujer, al He. Pero en la Biblia
vemos que no siempre el hermano est

dispuesto a colaborar en esa tarea, y buena

ilustracin de ello es Onn, que si bien acept
desposarse con la viuda de su hermano, al
cohabitar con ella arrojaba su simiente fuera, no
permitindole pasar a la etapa Vav, la de los
hijos.
La Viuda representa pues un Designio del Ego
que ha abortado en nosotros, que ha
naufragado en la etapa He de su realizacin, del
mismo modo que el Hurfano representa el
mismo designio abortado en su fase Vav.
Cuando uno de tales Designios enviuda, el
hermano del desaparecido debe desposar esa
viuda que se ha quedado de pronto sin el
vestido blanco de la Voluntad y est cubierta
con los ropajes negros de Binah. El hermano,
como decamos, es la tendencia ms prxima al
designio enviudado.
9.- En efecto, cada Designio que el Ego concibe
baja al mundo provisto de una pequea dosis
de voluntad, del mismo modo que Dios en el
primer da de la Creacin, fraccion su luz en
pequeas chispas que llam espritus virginales,
para que cada una descendiera a mundos
nuevamente creados en busca de experiencias.
Esas chispas, como bien sabe el estudiante,
son nuestros Egos, los cuales, al concebir
designios que han de traerle experiencias,
tambin les pone una chispa de su luz y esa
chispa es lo que llamamos Voluntad.
Si una de tales chispas se retira, porque la
mujer ha desvirtuado el propsito en la etapa
He, o por otras razones, el hermano del
muerto ha de ocupar su lugar. Esta
solidaridad es una ley natural y as vemos que
en nuestro organismo fsico, cuando una clula
o un rgano enferma, las clulas u rganos
sanos realizan las funciones de la parte
lesionada.
El Designio, cualquier designio, siempre tiene
hermanos, porque el Ego siempre es
coherente en toda su estrategia y cuando
concibe una empresa, es para apoyar y
consolidar otra empresa en curso. As un
designio est forzosamente relacionado con
otro designio, formando todos ellos una misma
familia. Si una de esas chispas enviadas por el
Ego falla, las que ya estn en funciones deben
casarse con la viuda. Si se niegan a ser
solidarias, como lo hizo Onn, stas mueren a
su vez, porque la insolidaridad, el pecado de
Onn, es el mayor del mundo.
10.- Aunque la mujer, en el periodo He, cuando
los sentimientos dominan y someten a su ley el
mandato del Ego, desvirte el propsito
esencial, los trabajos deben proseguir, porque
su fuerza slo es aparente. Ella ha recubierto el
Yod con sus ropajes, pero las semillas de la
voluntad actan secretamente, y cuando la fase

227

He finaliza y aparece el Hijo, el Vav, el aspecto

de la obra cambia y el perfil del designio
primordial reaparece. La voluntad no tiene razn
al abandonar la obra y debe proseguirla hasta
que el designio alcance su Justicia, o sea, su
fase terminal.
Cuando esa justicia no le es concedida por su
marido, la viuda puede volverse hacia Dios
para reclamarla y Jess nos dice en esta
parbola que Dios hace prontamente justicia
cuando sus elegidos se la reclaman da y
noche. O sea, el Ego restablece la situacin,
mandndole a la Viuda una nueva dosis de
Voluntad, es decir, dndole un nuevo marido.
Tambin el juez inicuo acaba hacindole justicia
a la viuda ante su insistencia. Ese juez inicuo,
en nuestra organizacin interna, es la Voluntad
Perversa, esa voluntad que ha sido formada con
los desperdicios de la Voluntad puesta en
circulacin por el Ego.
En efecto, acabamos de ver como una chispa
de Voluntad del Ego abandona su designio en la
fase He y deja a la mujer viuda. Esa voluntad
desperdiciada ya no retorna al ego, sino que va
a engrosar el montn de los desperdicios,
administrados por los luciferianos. La suma de
las Voluntades Desperdiciadas se erige en
Juez, es decir, se substituye al Ego para la
direccin de la empresa humana y dicta las
normas apropiadas -segn su criterio- para que
los trabajos sean conducidos a su trmino. La
ejecucin del Designio no se realizar,
obviamente, de la misma forma si la viuda pide
Justicia a Dios o si se la pide al juez inicuo.
Dijo tambin est parbola a algunos que
confiaban mucho en s mismos, tenindose por
justos, y despreciaban a los dems: Dos
hombres subieron al templo a orar, el uno
fariseo, el otro publicano. El fariseo, en pi,
oraba para s de esta manera: Oh Dios! Te doy
gracias de que no soy como los dems
hombres, rapaces, injustos, adlteros, ni como
este publicano. Ayuno dos veces por semana y
pago el diezmo de cuanto poseo. El publicano
se qued all lejos y ni se atreva a levantar los
ojos al cielo, y hera su pecho diciendo: Oh
Dios, s propicio a m, pecador! Os digo que
baj ste justificado a su casa y no aqul.
Porque el que se ensalza ser humillado y el
que se humilla ser ensalzado. (Lucas XVIII, 914)
En esta parbola Jess avisa sobre el peligro de
una excesiva confianza de s mismos, en lo que
a la evolucin espiritual se refiere. En nuestro
actual estado evolutivo, el fariseo y el publicano
son personajes que forman parte de nuestro
mundo interno. Nadie o muy contados seres se
encuentran en condiciones de autoproclamarse
exentos de pecado y que puedan permitirse
despreciar a los dems. Si lo hacen es,
simplemente, porque se desconocen y, como no
podemos ver en los dems sino lo que se
encuentra en nuestra propia naturaleza, los

defectos que denuncian en los otros son, con

toda seguridad, defectos que estn en ellos
pero que no ven.
El que se ensalza ser humillado, dice Jess. Al
estudiar la dinmica del Reino ya hemos visto
que se produce una inversin de los valores y
que el mundo de arriba se pone a la disposicin
del de abajo, mientras que en la columna de la
antigua ley, somos los de abajo quienes
estamos a la disposicin de los de arriba. O
sea, que mientras el de abajo recibir todos los
flujos de arriba y se ver levantado por ellos, el
que pretende estar en los lugares ms elevados
se ver precipitado al suelo por la fuerza
descendente.
Por otra parte, siendo todos peregrinos en el
camino, es pueril vanagloriarnos de ir en cabeza
en un momento dado, porque nuestras fuerzas
pueden menguar y vernos adelantados por los
que vienen detrs. En las largas marchas, no
son nunca los atletas que figuran en los
primeros puestos al comienzo de la carrera
quienes llegan primero a la meta.
12.- Al atravesar Jeric, Jess encontr a un
hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y
rico. Zaqueo quera ver a Jess, pero a causa
de la muchedumbre no poda, porque era de
baja estatura. Corriendo delante, se subi a un
sicmoro para verle, pues haba de pasar por
all. Cuando lleg al lugar, Jess levant los
ojos y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoy
me hospedar en tu casa. El baj a toda prisa y
le recibi con alegra. Vindolo, todos
murmuraban de que hubiera entrado a alojarse
en casa de un hombre pecador. Dijo Jess: Hoy
ha venido la salud a tu casa, por cuanto ste es
tambin hijo de Abraham; pues el Hijo del
Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que
estaba perdido. (Lucas XIX, 1-10)
Muchos fueron los hombres bajos y an ruines
que vieron a Jess entrar en sus moradas en el
curso de sus idas y venidas por la Tierra Santa.
Algunos lo invitaban a sus fiestas, a sus
banquetes y l jams rehus esas invitaciones.
Ciertos de esos anfitriones lo siguieron
despus, otros continuaron llevando la misma
vida. Con Zaqueo, fue Jess quien se invit,
porque de algn modo sinti el Maestro que
aquella morada humana le estaba abierta.
En Zaqueo vemos al hombre al que las
circunstancias naturales han colocado en una
situacin poco ventajosa para ver al Seor.
Cristo pasa por la ciudad en que l se
encuentra, pero la muchedumbre le impide
verlo, porque l se encuentra en una posicin
baja. Esa muchedumbre que le impide a
Zaqueo la visin de lo sublime, son los mltiples
afanes que rodean al hombre profano. Son
muchos los que dicen: Lo espiritual me
interesa enormemente; lo que pasa es que no
tengo tiempo No tienen tiempo porque su

228

jornada est llena de compromisos laborales,

comidas de negocios, partidos de tenis a las
siete, copeos a las nueve, saunas, gimnasia y
largas veladas mundanas que no les permiten
despertar con el Sol y dedicarse a la meditacin.
Los compromisos profanos se alzan ante l y lo
rodean, encerrndolo como en una muralla, y se
sienten prximos a la llamada de lo Eterno, pero
no lo pueden ver y, del Maestro, no perciben
ms que el murmullo de admiracin que su paso
provoca en los que si lo ven.
13.- Pero he aqu que Zaqueo supera las
limitaciones de su contexto humano, corre hacia
delante y se sube a un sicmoro. Correr hacia
delante, ah est la solucin cuando la
muchedumbre que nos rodea no nos permite
ver lo esencial. Si corremos hacia delante, si
nos anticipamos en las etapas que nos quedan
por vivir, el paisaje cambiar y ante nosotros
aparecer el sicmoro, o sea, la circunstancia
propicia para que podamos elevarnos y
contemplar la faz de la divinidad.
Entonces la voz del Seor nos invitar a bajar
del sicmoro, a abandonar la posicin inestable
que nos ha permitido verlo, porque se alojar en
nuestra casa y ya podremos verlo sin necesidad
de alambicarnos, ya formar parte de nuestro
universo natural.
Zaqueo le dice a Jess que da la mitad de sus
bienes a los pobres y ah tenemos el secreto de
su rpida promocin espiritual.
En la parbola del hombre rico y el pobre
Lzaro (Leccin 24) veamos como ese hombre
rico dejaba languidecer a ese pobre acostado
en su puerta, que representaba su personalidad
espiritual. Zaqueo, en cambio, da a los pobres la
mitad y ello significa que no slo engorda a esa
personalidad profana con la que se identifica,
sino tambin a la parte pobre de su existencia, a
esa parte generalmente desasistida, que es la
espiritual. Estando bien alimentada y en
condiciones de actuar, no en la situacin
lamentable del pobre Lzaro, puede, en un
momento dado, lanzar a su benefactor hacia
delante y ponerlo ante ese sicmoro que ha de
permitirle ver al seor y ser descubierto por l.
Se producir entonces un cambio de papeles y
la personalidad profana quedar relegada a un
segundo trmino y Zaqueo vivir en ese yo
pobre al que ha dado la mitad de su fortuna y
que es el heredero del Reino.
14.- Asegura tambin Zaqueo que si a alguien
ha defraudado en algo, le devuelve el
cudruplo. Esa compensacin de Zaqueo a sus
defraudados es perfectamente conforme a la
dinmica de la ley.
Defraudar, en trminos comerciales, es
engaar, inducir con astucia a que el cliente
adquiera algo que no tiene el valor que l le

atribuye. En trminos fiscales, defraudar es no

dar al Estado la parte que le corresponde,
ocultando los beneficios reales. En la
interrelacin individual, si estamos defraudando
a una persona, si la estarnos induciendo a
plantar en su tierra semillas que no han de dar
la cosecha esperada cuando alcancen la fase 2
He, algn da deberemos compensarla por el
error que supuso inducirla a algo inadecuado,
por los esfuerzos que realiz en la etapa He, en
los cuales quiz no hayamos participado
personalmente; Por los trabajos intiles y quiz
perversos de la etapa Vav y por el periodo de
esterilidad y frustracin llamado 2 He: total
cuatro indemnizaciones que debemos al
defraudado.
15.- En otro orden de cosas, subirse al sicmoro
equivale a subir a la montaa, a elevarse a lo
ms alto de uno mismo para ver transcurrir la
espiritualidad. Nuestro yo humano est formado
por una larga prtiga que va del polo negativo al
positivo, y a veces nos manifestamos a un nivel
y otras veces en otro. Si nos asomamos a la
ms alta de esas ventanas del yo en el buen
momento, cuando el seor pasa por el lugar,
tendremos la posibilidad de que nos descubra y
nos aporte la salud.
16.- Oyendo ellos esto, aadi Jess una
parbola, por cuanto estaba prximo a
Jerusalem y les pareca que el Reino de Dios
iba a manifestarse luego. Dijo pues: Un hombre
noble parti hacia una regin lejana para recibir
la dignidad real y volverse; y llamando a diez
siervos suyos, les entreg diez minas y les dijo:
Negociad mientras vuelvo. Sus conciudadanos
le aborrecan y enviaron detrs de l una
legacin diciendo: No queremos que ste reine
sobre nosotros. Sucedi que al volver l
despus de haber recibido el Reino, hizo llamar
a los siervos a quienes haba entregado el
dinero para saber como haban negociado.
Se present el primero y dijo: Seor, tu mina ha
producido diez minas. Djole: Muy bien, siervo
bueno, puesto que has sido fiel en lo poco,
recibirs el gobierno de diez ciudades. Vino el
segundo, que dijo: Seor, tu mina ha producido
cinco minas. Djole tambin a ste: Y t recibe
el gobierno de cinco ciudades.
Llega el otro diciendo: Seor, ah tienes tu mina,
que tuve guardada en un pauelo, pues tena
miedo de ti, que eres hombre severo, que
quieres recoger lo que no pusiste y segar donde
no sembraste. Djole: Sabas que yo soy
hombre severo, que tomo donde no deposit y
siego donde no sembr; por qu pues no diste
mi dinero al banquero y yo al volver, lo hubiera
recibido con intereses? Y dijo a los presentes
quitadle a ste la mina y ddsela al que tiene
diez. Le dijeron: Seor, ya tiene diez minas.

229

Djoles: Os digo que a todo el que tiene se le

dar y al que no tiene, aun lo que tiene le ser
quitado. En cuanto a sos, mis enemigos, que
no quisieron que yo reinase sobre ellos, traedlos
ac y delante de m, degolladlos. Y diciendo
esto,
sigui
adelante,
subiendo
hacia
Jerusalem. (Lucas XIX, 11-28)
17.- Jess dice en este punto de su enseanza
algo que ya saben perfectamente los
estudiantes de ciencias esotricas y es que los
bienes espirituales van a quienes los usan y
manipulan, del mismo modo que los teres
acuden a llenar los vacos a medida que stos
se producen. Si una fuerza no es utilizada, los
suministradores la cortan en los receptculos
csmicos.
Ese hombre noble que parte a una regin lejana
para recibir su dignidad real, es una imagen de
nuestro Ego que no puede permanecer en su
palacio material y debe confiar la custodia de
sus intereses a sus diez siervos para que le
administren sus bienes.
Esos diez siervos son una imagen de los diez
centros Sefirticos activos en el hombre. Los
conciudadanos que aborrecen al noble seor
son las mltiples tendencias materiales que han
de ser exterminadas cuando el seor sea
instalado en su trono.
18.- El siervo que, al retorno de su seor, ha
multiplicado sus bienes por diez, es el que ms
diligencia ha mostrado en su trabajo. Ya
sabemos que no todos los centros de vida
trabajan por igual en el curso de una existencia.
Hay en nosotros siervos muy diligentes y otros
muy perezosos, y los estudiantes de Astrologa
ya estn en condiciones de saber cules son
unos y cules son otros. El siervo temeroso, que
se limit a conservar la mina sin acrecentar su
valor, es la imagen del pusilnime, del tibio, del
que ya dijo Jess que Dios vomita de su boca.
Los valores espirituales han de ser ejercidos y
no nicamente conservados; es preciso que nos
arriesguemos a perderlos y a incurrir en las iras
del Seor, antes de guardarlos en un pauelo.
En nuestra organizacin interna, este siervo
temeroso representa el centro de vida inactivo,
que slo ha realizado funciones de rutina y
hasta esas funciones le sern suprimidas.
19.- Como sea que Jess est enseando una
dinmica csmica y no refiere la actuacin
caprichosa de un hipottico rey, vale la pena
que tomemos nota del proceder para aplicarlo a
nuestra vida prctica. Estamos en un mundo
dividido en pases ricos y pases pobres, y en
cada Estado hay regiones ricas y regiones
pobres. El criterio de los polticos es, por lo
general el de poner a la disposicin de los

pobres los medios necesarios para salir de su

pobreza. No es lo que hace ese Seor de la
parbola, que representa la fuerza motriz que
mueve el universo, y el nuestro en particular, el
cual quita los medios al que tiene poco y los
confa al que tiene ms. Esta forma de proceder
la
encontraremos
interiorizada
en
el
funcionamiento de los tomos de nuestro
cuerpo. En cada uno de ellos se halla una
representacin de los diversos minerales
existentes en la tierra, pero cada tomo expresa
una determinada personalidad. Es decir, el
tomo de hierro contiene plomo, estao, cobre,
mercurio, plata y oro, pero todos esos minerales
estn ocultos en su naturaleza, que es el hierro,
la cual los domina, los mantiene sujetos. Pero si
el siervo a quien ha sido confiada la mina de
hierro, que es Gueburah, no funciona, y en
cambio si es diligente el siervo que rige el
estao, que es Hesed, cuando el noble seor
que hay en nosotros vuelva para pasar balance,
le quitar la mina a Gueburah y se la dar a
Hesed, y en el tomo se producir una especie
de golpe de Estado, dejando de ser un tomo
de hierro para pasar a ser un tomo de estao.
El hierro seguir figurando en el tomo, pero
estar oculto en l, como antes lo estaba el
estao, sometido, por as decirlo, a esclavitud.
20.- Podemos as enunciar una ley activa en el
universo diciendo que las fuerzas que no
trabajan sern esclavizadas por las fuerzas
activas. Esto nos conduce a la evidencia de que
el rgimen de esclavitud bajo el cual vivi la
sociedad primitiva corresponde a una dinmica
natural, y lo que sucedi despus, o sea, la
rebelin de los esclavos, nos dice como se
desarrollan las cosas en nuestra naturaleza
interna.
En esta parbola vemos como el siervo inactivo
es despojado de su mina y de la ciudad que le
correspondera gobernar. Pero preguntmonos
qu sucedera despus. Si tomamos como
ejemplo la dinmica social, podemos asegurar
que ese siervo se vio obligado a trabajar como
esclavo para el siervo que consigui las diez
minas. Y en ese trabajo duro, oscuro y no
retribuido, la conciencia de s mismo y de sus
posibilidades creci y estall, derrocando la
fuerza que lo aprisionaba y recuperando la
administracin de su mina. Es de esta forma
que los pases colonizadores y los colonizados
actan, habiendo recuperado su dignidad, se
sacuden el yugo que les impuso el seor de la
tierra.
Estos cambios de terreno afectan, claro est a
nuestra organizacin espiritual, porque el
cambiar la naturaleza de un tomo, cambia su
frecuencia vibratoria, surge en nosotros una
nueva tierra y en ella no puede vivir el anterior
ocupante.

230

En el trayecto involutivo, mientras el hombre se

dirige a la conquista del mundo material, los
siervos ms activos eran los administradores de
las minas inferiores, las que contienen
minerales vibrando a baja frecuencia, y esos
siervos vean premiada su actividad por el noble
seor, el cual les confiaba la administracin de
materiales ms nobles, cuya utilizacin haba
sido descuidada por sus administradores. De
esta forma, los esclavos eran los mejores y los
gobernantes de las ciudades, los ms toscos.
En el trayecto evolutivo, las cosas suceden al
revs y entonces el siervo que administra es el
representante de los materiales ms nobles.
21.- Aparece en esta parbola la figura del
banquero, en cuyas arcas le reprocha el noble
seor al siervo inactivo de no haber depositado
las riquezas que le confi y que hubiesen as
devengado intereses.
Como nosotros no hemos inventado nada, en
nuestro actual estado de desarrollo, es evidente
que la organizacin de la Banca, como todas las
dems, nos viene de arriba. En los mundos
superiores funciona un servicio de Banca en el
que podemos depositar nuestros tesoros
espirituales para que nos los administren y nos
rindan intereses.
A todos nos confa bienes nuestro noble seor,
y es deber nuestro hacerlos fructificar con
nuestro trabajo, actuando con las energas
espirituales de que disponemos para obtener
experiencias que enriquezcan a ese noble seor
que tuvo que abandonar su palacio. Pero si no
sabemos, si no vemos lo que podemos hacer, si
nuestras manos estn atadas por oscuros
temores, por miedo a mal obrar, a crearle
problemas al seor, en lugar de ofrecerle lo que
no puso y entregarle la cosecha que no sembr,
que es lo que realmente espera de nosotros, ya
que El no puede sembrar por s mismo y por ello
nos dio autoridad, hacienda, poderes para
hacerlo. Si por alguna razn no podemos o no
sabemos hacerlo, entreguemos nuestro tesoro
al banco y l nos lo administrar.
Nuestro tesoro son los buenos pensamientos,
los buenos deseos, toda esa mina de recursos
humanos que llevamos dentro y que, si no los
administramos
directamente
,
debemos
mandarlos arriba, en forma de plegarias, como
aquel que va a la ventanilla de un banco a
depositar sus ahorros. Debemos pues
asomarnos a la ventanilla del cielo al anochecer,
para entregar todo lo ahorrado en el da, todo el
bien que no hemos podido hacer, para que lo
apunten un nuestra cuenta. Del mismo modo
que en el banco se pueden elegir los valores en
Preguntas:

los cuales invertir, tambin podemos pedirle a

ese Banco de arriba que utilice nuestros fondos
en vistas a la paz en el mundo, a la curacin de
las enfermedades, a la solucin de los
problemas de un particular o en general. O
podemos simplemente dejarlos en la cuenta y
que sea el banco quien negocie con ellos,
apuntndonos los intereses al cabo del ao; es
decir, lanzando al universo los buenos deseos
en forma de plegaria para que se utilicen de la
mejor manera posible.
Arriba, los empleados bancarios anotan la suma
en nuestra cuenta y nos revierten la parte del
bien que nos corresponde, lograrla con nuestra
participacin.
22.- La parbola termina con una matanza sin
contemplaciones de todos los opositores. El
retorno del noble seor a su palacio humano,
cuando nos encontramos en el tiempo crstico,
es decir, cuando la conciencia crstica se instala
en nosotros, supone la muerte de toda
disidencia interna. Cristo no puede reinar en
una casa dividida; no puede hacerlo a partir de
una determinada etapa de su itinerario. Un da u
otro deberemos resolvernos a degollar en
nuestra naturaleza interna todo lo que no sea
conforme al propsito de nuestro noble seor. Y
aqu vemos a ese Seor confiando primero
minas a sus siervos y despus ciudades, pero
da llegar en que sea l mismo quien
administre sus bienes y nuestro reino ser
entonces una monarqua absoluta.
Y como lo interno es el negativo de la imagen
que despus aparece en el exterior, es evidente
que cuando todos los hombres hayan
restablecido su unidad interna, el mundo
exterior ser gobernado por un rey absoluto y
se es el rgimen poltico hacia el que se dirige
nuestra humanidad.

La monarqua absoluta fue el primer

sistema de gobierno, cuando la
humanidad, en su descenso hacia las
realidades materiales, era an guiada
autoritaria mente desde arriba. Luego,
la forma de gobierno evolucion hacia la
democracia,
dividindose
y
fraccionndose cada vez ms el poder.
En el ciclo evolutivo, la unidad se
restablecer y las tendencias internas
colaborarn armoniosamente unas con
otras, reconociendo todas ellas la
primaca de lo superior, de aquello que
debe dirigir la vida.

1.- Que debemos entender exactamente por hacer justicia?

2.- En trminos psicolgicos, qu se entiende por viuda?
3.- Di que has comprendido de la historia de Zaqueo.

231

4.- Por qu el que ms tiene es el que ms recibe?

5.- Hblanos del funcionamiento de la Banca en los mundos de arriba.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 28

1.- Seis das antes de la Pascua vino Jess a

Betania, donde estaba Lzaro, a quien Jess
haba resucitado de entre los muertos. Le
dispusieron all una cena, y Marta serva y
Lzaro era de los que estaban en la mesa con
l. Mara, tomando una libra de ungento de
nardo legtimo, de gran valor, ungi los pies de
Jess y los enjug con sus cabellos, y la casa
se llen con el olor del ungento. Judas
Iscariote, uno de los discpulos, el que haba de
entregarle, dijo Por qu ese ungento no se
vendi en trescientos denarios y su dio a los
pobres? Esto deca, no por amor a los pobres,
sino porque era ladrn y, llevando l, la bolsa,
hurtaba de lo que en ella echaban Pero Jess
dijo: Djala, lo tena guardado para el da de mi
sepultura. Porque pobres siempre los tenis con
vosotros, pero a mi no me tenis siempre. As
empieza el captulo 12 del Evangelio de Juan.
La entrada de la Fuerza Crstica en el Lamed
empieza con una cena. En cada uno de los
trabajos de transicin que van de un ciclo a otro,
se efecta una recapitulacin de las etapas
pasadas. Nuestros estudiantes ya saben que
esas recapitulaciones tienen lugar en la fase
cuatro, bajo los auspicios de la fuerza llamada
Daleth, momento en que la Bola de Fuego del
Designio, el Huevo Divino es introducido en los
Sentimientos; en la fase ocho -Heith- cuando del
Designio abandona el ciclo de elaboracin
sentimental para penetrar en el mundo de
Formacin, y en la fase doce, bajo los auspicios
del Lamed, momento en que el Designio,
volcado boca abajo, es introducido en la Tierra
que ha de trasformar, trabajo que Juan nos
describe en el presente captulo.
En el momento en que vamos a entrar en un
mundo nuevo, es preciso hacer acopio de
cuanto
hemos
aprendido
anteriormente,
preparar el bagaje, llenarnos con todos los
alimentos que podamos contener. Este proceder
necesario se indica aqu diciendo que Jess va
a cenar con sus discpulos. Esa necesidad de
comer cuando el espritu se desplaza de una a
otra etapa, se manifiesta en la vida profana por

ese afn que sienten los que van de viaje de

sacar la tortilla y el bocadillo apenas se suben a
un tren sea la hora que sea.
2.- Marta serva y Mara unga al Seor con
ungento de nardo legtimo nos dice este punto
de la enseanza lo cual provoca las criticas de
Judas, diciendo que mejor seria obtener un
beneficio material de aquel ungento y dar el
producto a los pobres.
Al llegar la fuerza crstica a los confines del
mundo material, Judas adquiere protagonismo.
Ya vimos al hablar de la eleccin de los doce
apstoles, que Judas es el representante de
Yesod, o sea, el encargado de distribuir los
tesoros que han elaborado los dems Sfiras en
el mundo material. Al ungir Mara al Seor con
sus esencias, Judas se ve frustrado de sus
funciones, y de ah que proteste.
Es decir, hemos visto que Marta y Mara
representan la doble alma humana, una parte
asumiendo las funciones propias de la columna
de la izquierda, o sea, las de servicio; la otra
conectada con la columna de la derecha, de la
cual proceden las energas espirituales. Cuando
ambas realizan plenamente sus funciones,
resucita Lzaro, el amado de Jess y que
representa la parte activa de esa doble alma, la
que las une indisolublemente y convierte sus
poderes latentes en actividad trepidante y
creadora, puesto que el alma desunida es
semejante a esa infeliz Penlope que deshaca
de noche el tejido que haba estado tejiendo
durante el da.
Cuando esa alma humana se encuentra en
condiciones de actuar, cuando se sienta en la
mesa de la divinidad e ingiere el manjar divino,
ya no le quedan Pobres El no alimentado, se
encuentra all, en la mesa, y las esencias del
alma ya no es necesario que sean vertidas al
mundo fsico para la obtencin de experiencias.
Esas esencias de gran valor se invierten hacia
arriba, haca ese centro llamado Tiphereth, que

232

es la sede de Cristo en el Mundo de

Creaciones.
Si la humanidad hubiese llegado al estado
evolutivo representado por esas tres figuras
llamadas Lzaro, Marta y Mara, la purificacin
que Cristo vino a realizar ya se hubiese
cumplido y no le hubiera sido necesario
derramar su sangre. Pero Judas estaba all para
recordar al Maestro que esa sangre debla ser
derramada y que los ungentos del alma deban
servir para alimentar a los pobres. Al ponerse
Jess del lado de Mara, porque pobres siempre
los hay, mientras que l no siempre est, le
deca al discpulo, o sea, a Yesod, que su
funcin, la de dar abajo lo procedente de arriba,
ya tendr mltiples ocasiones de practicarla,
mientras que derramar los ungentos hacia
arriba es ms bien raro, porque l no siempre
est en el alma humana y, no estando, mal
puede sta derramarle sus fluidos, Judas se
cansar de vender ungentos y dar su importe a
los pobres, o sea, no le faltar trabajo en
exteriorizar al mundo fsico el contenido del
alma, a fin de que sta, viendo las ancdotas
sucederse, tropezando con la realidad,
comprender; es decir, sus pobres podrn
comer.
3.- Este punto de la enseanza nos ofrece un
modelo de comportamiento para nuestra vida
diaria. Igual que hiciera Mara, debemos
procurar derramar los ungentos, las esencias
de nuestra alma, en Cristo cuando lo tenemos
sentado en nuestra mesa y no cuando ha
bajado ya a la sepultura, ya que nos dice la
crnica sagrada que ese era el destino de los
ungentos de Mara.
Cada vez que damos los ungentos a Judas
para que los venda; es decir, cada vez que
necesitamos que en nuestra vida sucedan
cosas, que haya ancdotas, acontecimientos a
fin de captar de ellos las enseanzas que nos
enriquecern, estamos mandando a Cristo a su
sepultura, lo obligamos a derramar su sangre en
nosotros para que, irrigando con ella nuestra
tierra humana, una nueva cosecha pueda
florecer.
En efecto, cuando nuestra tierra, nuestro cuerpo
material se ha impregnado de la sustancia
crstica, nuestros ojos se abren a una nueva
realidad, todo adquiere un sentido distinto,
hemos sido redimidos, nuestro comportamiento
cambia y nos es abierta la entrada en el reino.
Pero, si ese es el itinerario comn para llegar al
reino, existe un atajo que podramos denominar
el camino de Mara y que consiste en vivir las
experiencias por dentro, antes de que Judas
venda las preciosas esencias de nuestra alma.
Vivir por dentro es imaginar aquello que
nuestros deseos ambicionan y hacerlo con tanta
intensidad, que ya no es necesario vivirlo en el
exterior. Si nuestra alma ambiciona ser Marilyn

Monroe y vivir la experiencia del agasajo, del

aplauso, de la admiracin, imaginmoslo,
vemonos en su carne u en su circunstancia,
experimentemos internamente los placeres y las
amarguras de una Marilyn y llevmosle al Ego
la quinta esencia de lo aprendido, o sea,
derramando el ungento haca arriba, en lugar
de entregarlo a Yesod-Judas para su utilizacin
en el mundo de abajo. Se trata de reinvertir el
proceso natural y vivir el Vav por dentro y no por
fuera.
Escenificar por dentro lo que normalmente
debera ser protagonizado por fuera es el primer
paso hacia una renuncia a vivir las ancdotas
porque la comprensin de las cosas se realiza
por dentro y el alma entiende la dialctica de los
mundos, entiende el discurso divino sin
necesidad de tomarlo a cucharadas y con el
incentivo de un premio, como suele hacerse con
los nios que no quieren comer.
4.- Dice Judas que de ese ungento de Mara
podan haberse sacado trescientos denarios. En
la tabla de letras hebraicas vernos que la cifra
trescientos corresponde al Shin, que es
precisamente la letra-fuerza en que la actividad
divina y la humana se conjuntan; es la letra en
que la personalidad crstica se integra a la
profana, dando al hombre un comportamiento
unitario. Lo que Judas deca en realidad era que
si el alma derramaba sus esencias al mundo
exterior por su intermediacin, puesto que l era
el administrador del grupo, poda conseguir el
nacimiento crstico. Pero ese nacimiento se
haba producido ya en Mara sin necesidad de
llegar a la experimentacin exterior, tal como
hemos visto en el punto anterior.
El cronista acusa a Judas de ser ladrn y de
importarle muy poco los pobres. Es cierto que
en Yesod no se piensa demasiado en lo que va
a suceder en el mundo material. La funcin de
ese Sfira es convertir en imgenes lo que cada
ser elabora en su fuero interno, sea lo que sea y
pase lo que pase. Pero se nos dice aqu que
Judas es ladrn y algo se queda de lo que pasa
por sus manos.
Ya vimos al estudiar Yesod que su funcin no
slo consiste en formar una imagen con las
pulsiones recibidas de arriba y proyectarlas al
mundo material, como lo hace un televisor, sino
que en ese centro de vida toman coherencia y
sentido las experiencias realizadas. Esas
experiencias, obtenidas gracias a la venta de
los ungentos no todas suben arriba para ser
absorbidas por nuestro ego. Muchas de esas
experiencias son de tipo perverso y no pueden
subir: se quedan en el Judas que hay en
nosotros el cual las utiliza para nutrir una
contrafigura del Ego, un Ego puramente
humano, que dirige las operaciones de nuestra
personalidad material. Judas es ladrn porque

233

no restituye a los mundos de arriba todo lo que

esos mundos le han confiado.
Ya hemos visto, en el curso de nuestros
estudios que todo debe volver a su punto de
partida, y que si actuamos movidos por una
fuerza procedente de Netzah-Venus, debemos
restituirle a Venus-Netzah el valor prestado y
una parte de los beneficios obtenidos con l.
Pero si hemos utilizado ese valor para
procurarnos sensaciones y vivencias que no son
conformes a las leyes csmicas, las riquezas
as obtenidas no pueden ser exportadas a
Venus, porque las barreras naturales los
impiden, de modo que le habremos robado a
Venus un valor que no hemos podido devolver.
Ese valor ha engrosado la parte perversa de
nuestra alma, ha sido retenido en Yesod para
ser aadido a la cuenta de nuestro karma en
vistas a una futura utilizacin. De ah que
Yesod-Judas sea ladrn.
5.- Una muchedumbre de judos supo que
estaba all y vinieron, no slo por Jess, sino
por ver a Lzaro, a quien haba resucitado de
entre los muertos. Los prncipes de los
sacerdotes haban resuelto matar a Lzaro,
pues por l muchos judos se iban y crean en
Jess. (Juan XII, 9-11)
Para los sacerdotes del antiguo culto, el peligro
ya no vena tan slo de Jess, sino de sus
obras. Ahora Jess iniciaba la fase
exteriorizadora, que empieza en el punto
llamado Lamed y sus obras iban a ser visibles y
hablaran por l. Por sus frutos los conoceris,
dijo el Maestro, y ahora su obra se encontraba
ya en el periodo de los frutos.
Por un lado, la muchedumbre, siempre vida de
fenmenos, iba a ver a Lzaro. Por otro lado, la
obra suscitaba rencores y proyectos de
exterminio. En nuestra organizacin interna, la
tendencia reinante necesita la adhesin de la
muchedumbre para subsistir. En efecto, si
estudiamos el proceso de la actividad nerviosa y
muscular, vemos que el cerebro al cursar una
orden para que sta surta efecto, debe contar
con la obediencia de una serie de mandos
intermedios, de centuriones, que son quienes la
ejecutan en el rgano implicado. Si los
centuriones dudan, si sus hombres han
dejado sus puestos de trabajo para ir a ver a
Lzaro, la orden del cerebro no podr ser
cumplida.
La estrategia de Jess consiste precisamente el
alimentar al pueblo con la sangre que fluye
desde el corazn, su cuartel general, de manera
que las partculas que han visto sus milagros
ya no pueden obedecer las rdenes contrarias
que vienen del cerebro. Entonces el monarca en
funciones, ese rey Herodes antao tan
poderoso, queda desasistido, sus servidores
ms prximos se le van y quizs vuelvan para
ajusticiarle si no ha huido.

Nuestros modernos psicoanalistas conocen la

problemtica del hombre que duda entre dos
rdenes internas contradictorias, pero no la
saben interpretar y en lugar de ayudar a sus
pacientes a irse a Betania a ver a Lzaro, los
inducen a obedecer a Herodes, o al prncipe de
sus sacerdotes que llevan dentro, lo cual viene
a ser lo mismo. Lo inducen a buscar su
seguridad en el orden pasado, en lugar de
llevarlo a la salvacin que supone el porvenir.
6.- Al da siguiente, la numerosa muchedumbre
que haba venido a la fiesta, habiendo odo que
Jess llegaba a Jerusalem, tomaron ramos de
palmera y salieron a su encuentro gritando:
Hosanna! Bendito el que viene en nombre del
Seor y el rey de Israel!
Una vez que Lzaro ha resucitado en la casas
de Marta y Maria; cuando el Alma Humana ha
recuperado su poder volitivo y esa voluntad es
unitaria y no alimenta a un reino dividido, Jess
est llegando a Jerusalem, a ese centro llamado
Malkuth, promoviendo el despliegue de las
palmeras, ese rbol del desierto, cuyos frutos
constituyen un concentrado de luz solar. La
muchedumbre saluda a Jess como un nuevo
rey, sin que anteriormente hayan derrocado al
tirano. De ah que ese agitar ramas de palmera
sea peligroso y prematuro, porque el tirano ve
as cun amplia es la sedicin en su inundo.
Mateo y Lucas precisan que la entrada en
Jerusalem se efectu por el lado del Monte de
los Olivos. Ya hemos visto que el olivo es un
rbol que pertenece a la columna de la derecha.
Puede decirse pues que Jess penetr en la
ciudadela en que un da ha de reinar, por el lado
derecho, y as encontr la adhesin de todo el
pueblo, puesto que por la derecha circula la
espiritualidad.
La palmera slo crece en lugares muy clidos,
siendo una planta solar -crstica- por excelencia.
Esa penuria de palmeras hizo que en la
celebracin tradicional, fuera substituida por el
laurel, que tambin es una planta solar.
7.- En la botnica oculta vemos que son
muchas las plantas regidas por el Sol. Todas las
hierbas purificadoras son plantas crsticas,
solares, en las cuales la fuerza redentora se
encuentra ms o menos interiorizada y pasa a
exteriorizarse cuando se la somete a la accin
conjunta del fuego y del agua, mediante la
ebullicin. La palmera se encuentra en el ltimo
escaln de ese proceso purificador, como la
acacia representa, en el proceso inicitico, el
final de las pruebas con la muerte y la
resurreccin del Maestro.
Cuando en nuestra travesa por el desierto,
cuando en nuestra naturaleza desolada
aparecen las palmeras, es seal de que hemos
alcanzado un punto frtil de nuestro itinerario,

234

en el que el fuego y el agua generarn en

nosotros la planta solar. Es decir, tendremos
noticia, nos dirn, que Jess llega a Jerusalem,
que est cerca de nuestra ciudadela psquica.
Entonces arrancaremos el follaje de las
palmeras y nos lanzaremos a la calle con
entusiasmo, gritando Bendito el que viene en
nombre del Seor!
La historia de la pasin evidenciara que este
entusiasmo es prematuro y que luego la
muchedumbre modificara su actitud. Y es
que la corriente crstica bajaba por el Monte de
los Olivos, por el costado derecho, utilizando
ese canal que va de Netzah a Malkuth y que
burla la vigilancia de Judas-Yesod. En ese canal
los valores de la izquierda estn ausentes y los
sentidos viven su hora de exaltacin espiritual.
As el Lamed tiene varias vertientes y la
penetracin de esa fuerza en el mundo material
se hace por tres caminos distintos: el que va por
el Monte de los Olivos (Netzah), el que va por
Judas (Yesod) y el que desciende por Hod. Si lo
numeramos, diremos que esa entrada en
Malkuth puede efectuarse por la va del 7, del 8
o del 9.
8.- Jess encontr un asno y sentose encima de
l, tal como estaba escrito: No temas, hija de
Sion, he aqu que tu rey llega, sentado en un
borrico. Sus discpulos no comprendieron esas
cosas; pero cuando Jess fue glorificado, se
acordaron de que fueron escritas antes que l y
que las haba realizado a sus expensas (Juan
XII, 14-16)
El asno es el smbolo vivo del servicio, de ese
servicio que prestamos, porque es nuestro
deber prestarlo, no vincula a los dems, no les
obliga a devolvrnoslo.
Todos debemos a Cristo su sacrificio voluntario,
pero
l no vino a buscar nuestro
agradecimiento, ni los beneficios espirituales
que de todas formas ha de recibir por su
actuacin. Por ello al llegar la hora de su
manifestacin fsica, en el Lamed, eligi un
pollino como soporte material.
En la vida social vemos a menudo como el
portador de un mensaje espiritual va montando
en un soberbio alazn, es decir, es objeto de
reportajes, entrevistas, aparece en la televisin
y su pster aparece en las vallas publicitarias.
Esos son los mensajeros que utilizan caballos
y no asnos para montar. El caballo es el smbolo
de la exaltacin vanidosa; es un animal criado
para el triunfo, para la competicin, para
alcanzar trofeos y suscitar admiraciones.
Los profetas haban anunciado que el rey de
Israel llegara montado en un borrico y as es
como llega a nuestras conciencias el Cristo
interno.

9.- Todos los que estaban con Jess cuando

llam a Lzaro del sepulcro y lo resucit de los
muertos,
le
rendan
testimonio
y
la
muchedumbre vino ante l, porque haba sabido
que hizo ese milagro. Los fariseos se dijeron
pues unos a otros: Ya veis que no ganis nada;
he aqu que el mundo lo est siguiendo.
Los griegos, que haban subido para adorar
durante la fiesta, pidieron a los discpulos ver a
Jess. Jess les respondi: La hora ha venido
en que el hijo del hombre debe ser glorificado.
En verdad, en verdad os digo que si el grano de
trigo que cae en la tierra no muere, permanece
solo; pero si muere, trae mucho fruto (Juan XII,
17-24)
Aqu Jess explica la necesidad de su muerte
de manera clara y sencilla tomando como
ejemplo el grano de trigo, que debe morir como
grano para que de l nazca la espiga. Muchas
veces hemos dicho, en el curso de esta
enseanza, que el objetivo supremo de la vida
consiste en plantar el cielo en la Tierra, o sea,
hacer que florezca en el mundo fsico ese otro
mundo, el de la divinidad. En la cosmogona de
los hermanos mayores, transmitida por nuestro
hermano Max Heindel, se nos dice que el
sptimo da habremos conseguido que nuestro
mundo sea la perfecta imagen del mundo
divino.
Y para que el cielo florezca en la tierra, el
procedimiento no es diferente al que se utiliza
para conseguir que el trigo florezca en los
campos puesto que el universo divino funciona
con esquemas muy simples y vlidos en
cualquier terreno que se apliquen. Por ello el
estudio analgico de lo desconocido mediante
lo conocido, es un sistema seguro de ir a la
verdad.
10.- Los impulsos espirituales tienen que morir
en la tierra para que en ella puedan florecer y
multiplicarse. Al principio de los tiempos, Abel
ya muri en Can, pero Abel representaba la
energa primigenia que permite a la materia
subsistir, no siendo el portador de ninguna
enseanza, sino un simple transmisor de
corriente, el que enchufaba el hombre material
con la eternidad.
Cristo, por el contrario, era portador de una
sabidura que el hombre no puede encontrar en
la tierra, ya que sus experiencias materiales
slo pueden conducirlo hasta la cabeza de esa
columna de la izquierda, en ese estadio que
hemos llamado Juan y desde el cual podemos
vaticinar que otro ha de venir.
Pero para que ese otro venga y se instale en
nuestra tierra humana, tiene que nacer en
nuestra alma penetrar en nuestros sentimientos,
en nuestros pensamientos para por fin florecer
en cada uno de nuestros tomos. Para que ese
florecimiento en todas las partes de nuestro
cuerpo pueda producirse, Cristo debe morir

235

como tal, debe dejar de ser un modo de pensar,

un modo de sentir particular, para convertirse en
un elemento natural, que forma parte de nuestra
naturaleza y que, por consiguiente, ejerce su
funcin sin que nos apercibamos de ello, como
el corazn, los pulmones o los riones puedan
ejercerlas en nuestro organismo, sin que nadie
cuestione su forma de expresarse.
Podemos pues decir que las etapas de la
manifestacin crstica en nosotros consisten en
1 Nacer, o sea, la semilla aparece en nuestro
mundo de Emanaciones. 2 Desarrollo interno
en el mundo de Creaciones y en el de
Formacin, o sea, Cristo arraiga en nuestras
emociones y pensamientos. 3 Su muerte, que
corresponde a la penetracin en nuestra
naturaleza fsica. La 4 etapa es la de
resurreccin en nosotros, en cada uno de los
tomos de nuestro cuerpo fsico, tal como
decamos. Entonces Cristo ha dejado de ser
una fuerza especfica, algo exterior a nosotros,
para convertirse en uno de los componentes de
nuestro organismo. Cuando esto suceda, ya no
habr rebelin por nuestra parte contra la
doctrina que Cristo vino a promulgar, porque
cada uno de nosotros ser esa doctrina y nos
sera imposible expresarnos en un sentido
contrario a ella. Cuando Cristo haya cumplido la
ley del Yod-He-Vav-He, tal como l dijo que
vena a cumplir, se ver glorificado, es decir,
estar presente en todas las partes de nuestra
naturaleza y el mundo habr avanzado hacia
esa implantacin total del cielo en la tierra.
12.- Esta resurreccin de Cristo en la totalidad
de nuestra tierra humana puede conseguirse sin
necesidad de que se produzca su muerte fsica
tal como hemos visto al principio de esta
leccin, al tratar del derrame de los ungentos
de Mara. Si la conciencia humana se impregna
de la vida crstica y es capaz de manifestarla de
una forma total, se produce automticamente un
cambio en la composicin qumica de los
tomos de nuestro cuerpo fsico y Cristo nace
en ellos sin haber muerto. Pero ese camino de
Mara es el de los impacientes; para la gran
masa de los humanos, Cristo ha de derramar su
sangre y, para poder hacerlo, es preciso que se
encuentren activos en el individuo todos los
elementos que haran posible la pasin y muerte
de Jess.
Es decir, deben reunirse en nosotros los que
han sido testigos del milagro de volver a la vida
a Lzaro, los que han odo hablar del prodigio, y
los griegos, es decir, las tendencias que estn
ms all de la realidad crstica. Esa reunin ha
de suscitar la alarma de los fariseos internos, ya
que si esa muerte violenta, con derramamiento
de sangre, ha de producirse, es preciso que
existan en nosotros los elementos que han de
materializarla. Si Cristo no encontrara
antagonistas, no podra morir y su misin se

retrasara. El mundo en que vivimos, la

organizacin de la sociedad, se encuentra ya en
antagonismo con el reino anunciado por Cristo,
de modo que no ha de ser difcil hallar en
nosotros los medios que han de llevarlo a la
crucifixin final.
13.- El que ama su vida, la perder y el que odie
su vida en ese mundo, la conservar en la vida
eterna (Juan XII, 25)
Nos encontramos en el mundo de lo
perecedero, establecidos en lo provisional, lo
episdico. Ese mundo material es como un
andamiaje desde el cual se construye el
verdadero mundo, el de arriba, el que es
imperecedero. Si depositamos nuestro amor en
esa vida episdica, la vida se nos ir con el
mundo que la transporta y nuestros das se
desarrollarn en esa angustia tan propia del
hombre que lo cifra todo en lo terrenal.
En cambio, si odiamos ese mundo si odiamos
todo lo que es inestable, si odiamos las
sombras, la ignorancia, los falsos valores,
nuestro amor estar en lo eterno. Amor y odio
son los dos polos de un mismo eje y si nos
identificamos con lo uno, es que no estamos en
lo otro. El amor es la fuerza que une las cosas,
lo que nos ata a ellas; el odio es el rechazo de
las cosas, Si rechazamos la vida material,
estaremos unidos a lo eterno. Si rechazamos lo
eterno, estaremos unidos a lo material y a su
destino perecedero.
Este odio al que se refera Jess debe
entenderse pues como un rechazo, no como un
odio positivo y destructor, de ese tipo que se
manifiesta en algunas pasiones y que lleva el
alma a la destruccin de aquello que se odia. La
Voluntad que es un atributo de Kether, no debe
utilizarse jams en las polaridades negativas; la
voluntad debe ser un arma al servicio de lo
constructivo. A lo tenebroso, basta que lo
abandonemos a su propia inercia para que
automticamente sea destruido, sin necesidad
de que nos convirtamos en agentes de esa
destruccin.
As pues, odiar su vida en ese mundo ha de
significar desentendernos de su dinmica, dejar
de poner nuestro inters en los procesos
materiales, en los juicios mundanos. Entonces
nos veremos invadidos por la vida eterna que lo
sostiene y los conserva todo, y dejaremos de
encontrarnos en estado de necesidad para
acceder al reino de la Abundancia.
14.- Si alguien me sirve, que me siga y all
donde est, all estar tambin mi servidor. Si
alguien me sirve, el Padre lo honrar. Ahora mi
alma est turbada y, qu voy a decir? Padre,
librame de esta hora? Si es por ella que he
venido. Padre, glorifica tu nombre! Y una voz
vino del cielo: Yo lo he glorificado y glorificar

236

an. La muchedumbre que estaba all y que lo

haba odo, deca que era un trueno. Otros
decan: Un ngel le ha hablado (Juan XII, 26-29)
Servir a Cristo, he aqu la cuestin. Qu
debemos hacer? Morir en una cruz como l
muri? Muchos de los primeros cristianos lo
interpretaron as y eligieron el camino del
martirio. Sin embargo, no es lo mismo que un
ser de la generacin de los dioses derrame su
sangre sobre la tierra y la purifique con su alta
vibracin, o que la derramemos nosotros y la
tierra se quede igual.
A lo largo de su ministerio, Cristo exhortara a
menudo a sus discpulos a seguirlo. As se lo
dijo a los apstoles en la primera hora, al joven
rico que quera conquistar la vida eterna, a las
muchedumbres que hacan camino con Jess
invitndolas a cargar cada uno su cruz y
seguirlo. Pero ese seguimiento no exige los
mismos esfuerzos en la primera hora, que ms
tarde, cuando la fuerza crstica ha penetrado en
las instancias anmicas internas y se dispone a
cambiar el orden material de nuestra vida.
Mientras Cristo emana en nuestra naturaleza
humana, mientras penetra en nuestros
sentimientos y en nuestra razn, el compromiso
que representa el seguimiento de Cristo slo
nos concierne a nosotros, slo afecta nuestro
particular modo de comportarnos. Pero cuando
Cristo, descendiendo por el monte de los Olivos,
alcanza la ciudadela que rige el mundo material,
su seguimiento exige, no slo que nos
comportemos
-que
seamosde
una
determinada manera, sino que estemos
dispuestos a cambiar la ordenacin de ese
mundo material. No se trata ya de salir a
predicar de dos en dos, sino de incidir
directamente en la sociedad, en sus centros
directivos, para que la marcha del mundo
cambie su velocidad de crucero y sea posible
invertir los mandos.
15.- Jess dice que el Padre honrar a quienes
le sigan en esa hora, la hora Lamed, en la que
se toma contacto con el mundo material. Ya
sabemos que el atributo del Padre-Kether es la
Voluntad, difundida por todo el universo por el
coro de Serafines que el Padre tiene a su
servicio. Los favores del Padre a los seguidores
de Cristo en ese estadio consistirn pues en
asegurar en efectivo servicio serafiniano, a fin
de que la voluntad sea permanentemente una
fuerza de intervencin eficiente en ese trabajo
de transformacin de la sociedad. El despliegue
de la voluntad ha de llevar la empresa al xito,
puesto que, como sabemos, la voluntad, al
accionarse, pone en marcha el Centro del Amor
de Hochmah, que genera las Circunstancias
Propicias a la consecucin del fin perseguido y
ambas fuerzas unidas, las de Kether y las de
Hochmah, constituyen la primera realidad
material, gestada por Binah.

El alma de Jess se turba al llegar a las puertas

del mundo material y ello constituye el anuncio
de la turbacin de nuestra propia alma cuando
alcance ese punto en el camino y, como l,
sentiremos la tentacin de decir: Padre,
librame de esta hora. En efecto, llegados a
este punto, sintiendo como Jess y razonando
como l, quizs viviendo comunitaria mente, en
crculo cerrado, de acuerdo con los ciclos
naturales, tal vez nos digamos que ya hacemos
lo que debemos hacer; que ya estamos
siguiendo a Cristo y, es verdad, lo hemos
estado siguiendo hasta el estadio Khaf, que es
el anterior al Lamed. Pero si al llegar ah le
pedimos al Padre que nos libere de la nueva
hora que ha sonado en el camino, seremos
seguidores de Cristo hasta cierto punto y nada
ms,
16.- Nuestro seguimiento de Cristo debe ir hasta
el final, hasta conseguir que el mundo cambie
como nosotros hemos cambiado. El itinerario
humano as lo exige y puesto que no es posible
permanecer aparcados en mitad del camino,
mejor es cubrir ese itinerario hasta el final,
cuando hemos recorrido tanto trecho, que no
esperar parapetados, en lugar seguro, a que
sean otros los que promuevan el cambio.
Ya que, el advenimiento del Reino, el retorno al
Paraso, a ese mundo de paz, abundancia,
alegra y pureza que Cristo vino a anunciar, ha
de ser obra de los hombres. Es en nosotros
mismos que debe instaurarse ese reino, antes
de que seamos capaces de llevarlo al exterior.
Si nosotros no lo hacemos, otros, con ms
fuerzas, lo harn, pero el reino no sobrevendr
por s slo: es una obra humana y hace falta el
empuje del hombre. As pues, cuando la
turbacin sobrevenga en nuestra alma y
sintamos el deseo de pedirle al Padre que nos
libere de la hora de la pblica confrontacin,
tengamos el valor de decirnos que es para
alcanzar ese punto que nos hemos puesto en
camino y que sera absurdo abandonar la
empresa iniciada. Qu corredor, habiendo
salido para dar la vuelta a un pas y siendo el
primero de la clasificacin general, se detendr
a dos o tres etapas de la final dicindose que ya
ha hecho lo que tena que hacer? En lugar de
pedirle que nos libere, al contraro, llegados a
este punto pidmosle voluntad glorificadora, el
fuelle, el resorte que ha de permitirnos llegar al
final del camino. Entonces resonar en nuestra
alma la voz inconfundible que dice: Yo lo he
glorificado
y
lo
glorificar
aun.
La
muchedumbre, nuestra muchedumbre interna,
que es la que ha de ejecutar las rdenes de
nuestro Ego, oir esa voz, unos ntidamente
otros como una fuerza natural que viene de lo
alto y desciende hacia nuestra tierra humana,
conmovindola.

237

17- Jess dijo: No es por m que esa voz se ha

dejado or, sino por vosotros. Ahora tiene lugar
el juicio de este mundo ahora el prncipe de este
mundo ser echado. Y yo, en cuanto haya sido
elevado de la Tierra, atraer a todos los
hombres hacia m. Hablando as indicaba de
qu muerte deba morir. La multitud le
respondi: La ley nos ha enseado que Cristo
permanece eternamente. Cmo dices pues: Es
preciso que el hijo del hombre sea elevado?
Quin es ese hijo del hombre? Jess
respondi: La luz est an, por poco tiempo, en
vosotros. Marchad mientras tengis la luz a fin
de que las tinieblas no os sorprendan: el que
marcha en las tinieblas no sabe donde va.
Mientras tengis la luz, creed en la luz, a fin de
que seis nios de la luz. Jess dijo esas cosas
y luego se fue y se ocult lejos de ellos (Juan
XII, 30-36)
La seal del cielo no se dirige a nuestra
naturaleza espiritual, que ya est convencida de
antemano de lo que debe hacer, sino a la
muchedumbre de ejecutivos internos a las
rdenes de una voluntad humana an no
colonizada por la personalidad crstica.
Cuando la voz del cielo ha cuajado en nuestra
naturaleza, movilizndola para la accin en el
terreno social, el mundo ha sido juzgado; es
decir, tenemos ya un juicio preciso acerca de los
valores por los que se rige la sociedad y
sabemos lo que es preciso cambiar: hemos
formulado un plan de accin y cuando nuestro
trabajo llegue a su trmino, el prncipe del
mundo, el usurpador, el tirano, ser echado.
Entonces Cristo ser elevado al trono del poder
mundano y todos los hombres sern atrados
hacia l, o sea, cuando los seguidores de
Cristos hayan conseguido instaurar un modelo
de sociedad cristiana, an los que viven
profanamente, sujetos a las leyes del mundo
pre-cristiano, se vern elevados hacia el reino
de Cristo. As el esfuerzo de unos pocos servir
para la salvacin de muchos, del mismo modo
que en pocas de catstrofes, cuando unos
pocos consiguen tender un puente que une una
tierra insegura a otra segura, por ese puente
pueden cruzar todos los que se encontraban en
la mala orilla, sin necesidad de hacer nada por
salir de ella.
18.- El descenso y ascenso de la luz en nuestra
naturaleza interna es uno de los misterios que
ms cautiva a la multitud, a esas mltiples
personalidades que se turnan en nosotros para
dirigir el carro de nuestra vida. La escritura dice
que Cristo es eterno. Entonces, por qu dice
que se va a marchar? le pregunta nuestra alma
inquieta y turbada a esa fuerza interna que nos
promete el Paraso y a la vez nos amenaza
constantemente con abandonarnos a las
tinieblas. Nuestra naturaleza, antes de

comprometerse a seguir a Cristo en el Lamed,

esto es, en la empresa de transformacin del
mundo material y de enfrentarnos con las
autoridades, pide al mismo Cristo seguridades.
Si estudiamos el misterio crstico en nuestra
naturaleza interna, hemos de empezar
considerando que nuestro Ego, antiguo Espritu
Virginal, diseado a la imagen y semejanza de
Dios, est compuesto de tres partes,
correspondientes a Kether, Hochmah y Binah, o
sea, en trminos cristianos a Padre, Hijo y
Espritu Santo.
Al crear sus vehculos en el mundo material, el
Ego utiliza los servicios de Binah, que conducen
a la estructura de una Forma, en la que las
funciones de Kether y Hochmah se encuentran
interiorizadas, como muertas. Pero esa
identificacin del Ego con Binah es temporal y
ha de llegar el da en que sea Hochmah el
centro que realice funciones directrices. Cuando
Hochmah se hace cargo de la direccin, las
leyes de Binah prescriben y todo se organiza
segn nuevos mdulos.
Sin embargo, Hochmah, o sea, la parte crstica
de nuestro Ego, no puede permanecer en la
Tierra; slo puede estar en ella temporalmente,
cambiando todo lo que puede ser cambiado en
las condiciones de vida actuales. El reino de
Cristo no es de este mundo, es el reino en el
que viviremos en el 5 da de la Creacin, y del
que ahora slo podemos tener un anticipo,
porque todo lo que ha de ser un da, es ya en
una especie de ensayo general, como lo hacen
los actores antes del estreno de una obra.
Nuestro futuro est en nuestro presente y as
Cristo pudo estar en el mundo fsico, pero no
puede permanecer eternamente en l de
momento.
En una ocasin hemos comparado el servicio
crstico a esas casas recin construidas, en las
que se encuentran todas las instalaciones de
luz, agua, gas, pero en las que nada funciona
hasta que el propietario se da de alta en la
compaa. Cristo es como una central elctrica
y el hombre como el usuario de la corriente. Las
circunstancias materiales hace que a veces se
produzcan apagones, que la corriente no llegue
y ello sucede tanto ms en cuanto que la
instalacin es precaria, porque la sociedad est
poco preparada, o bien si la sociedad es
conflictiva y tiene terroristas que le ponen
bombas.
Lo cierto es que mientras el mundo material
siga siendo lo que es, elaborado con los
materiales de Binah, los servicios de Hochmah
sern algo accesorio, que generarn luz
mientras la instalacin funcione y despus el
hombre andar sin saber dnde porque estar
en las tinieblas.
Pero eso es circunstancias, propio de una
etapa, y por ello las escrituras, que se refieren a
los planos de la obra, hablan de las funciones
de Cristo como algo eterno puesto que

238

Hochmah es un centro de vida eterno y

representa la civilizacin del futuro.
Tendremos as que seguir a Cristo en el Lamed
y en los estadios siguientes y ello implica ser los
anunciadores de un nuevo universo, los
anticipadores del futuro, haciendo que ese
futuro sea ms prximo, pero no podemos
pretender que en las actuales circunstancias el
reino de Cristo se instaure plenamente en la
Tierra, porque en Binah no cabe Hochmah.
Binah tiene que desaparecer para que Hochmah
pueda reinar, o sea, el mundo material tiene que
ser destruido y sucederle el mundo etrico.
Mientras tanto, Hochmah tiene que ir limando el
mundo de Binah, corroyndolo como un cido.
19-. Toda transformacin de las condiciones de
vida exige una larga preparacin. Nuestro
trabajo, el trabajo que Cristo vino a iniciar,
consiste en revelar la segunda potencialidad del
Ego, esa potencialidad llamada Hochmah y que,
formando parte de los atributos de nuestra
divinidad interna, an no se ha estrenado.
Hemos vivido hasta ahora como si toda la
fuerza de nuestro Ego residiera en la divinidad
llamada Binah y como si las reglas dictadas por
esa divinidad fueran eternas. Pero, como hemos
dicho, en nuestro Ego hay otros dos poderes
que ejercen a escondidas, clandestinamente,
podramos decir, sin que nuestra conciencia los
haya descubierto. Esos dos poderes son la llave
de nuestro fabuloso futuro que nos espera. Son
dos poderes que trabajan juntos, el uno siendo
portador de los atributos del otro. Para
manifestarse en nosotros, estando como
estamos inmersos en el reino de Binah, tienen
que seguir las reglas del mundo que este Sfira
ha organizado, o sea, tienen que nacer en la
Tierra humana, desarrollarse, florecer y dar fruto
en ella.
Por ello un representante de Hochmah, que en
ese 4 da reside en el Sol, vino a nacer en
nuestra tierra, arraigando en la persona de
nuestro
hermano
mayor
Jess.
Ese
acontecimiento constituy la seal de que la
parte del Ego llamada Hochmah ya poda
irrumpir en nuestra naturaleza fsica y
transformarla.
El nacimiento interno consiste en una toma de
conciencia de esta parte muerta de nuestra
naturaleza divina. La conciencia la descubre y a
medida que el nio va creciendo, cambia
nuestra forma de sentir y de pensar. Este
nacimiento representa la formacin de la
semilla; luego, siguiendo las leyes de Binah,
esta semilla tiene que morir en nuestra tierra
fsica para que pueda renacer en ella como una
planta natural, o sea, como un producto
elaborado por la propia Binah, la cual se
convierte as en la madre de Dios, de modo que
la semilla del nio es plantada en la tierra sin
necesidad de varn, por obra del Espritu Santo,

porque la tierra santa que hay en nosotros

acepta la semilla de Hochmah, puesto que, al
venir al mundo, no viola ninguna de las leyes
establecidas por Binah.
El hijo del hombre, ese descubrimiento
trascendente que un da u otro todos
efectuamos, una vez plantado en nuestra tierra
humana, se eleva, vuelve a su origen, a
Hochmah pero sigue ligado como por un cordn
umbilical a la semilla que ha dejado en la tierra,
de modo que la luz de arriba iluminar el mundo
de abajo y todos los hombres, todo lo que ahora
es linaje humano, se ve atrado hacia esa luz.
As Binah se convierte en la madre de
Hochmah, en el cuerpo material que alumbra un
nuevo universo, ese universo que, llegado a la
plenitud, ha de destruir a Binah, ha de poner fin
a su imperio. Esta dinmica la vemos reflejada a
menudo en la mitologa, cuando se relata la
historia de una madre que suea que el hijo que
lleva en sus entraas destruir su imperio, lo
cual induce a los padres a deshacerse del hijo
apenas nace, sin que consigan que ese hijo
llegue a morir.
20.- Aunque haba hecho tan grandes milagros
en medio de ellos -prosigue el evangelista- no
crean en l, para que se cumpliese la palabra
del profeta Isaas, que dice: El ha cegado sus
ojos y endurecido su corazn, no sea que con
sus ojos vean, con su corazn entiendan y se
conviertan y los sane. Esto dijo Isaas porque
vio su gloria y habl de l. Sin embargo, an
muchos de los jefes creyeron en l, pero por
causa de los fariseos no lo confesaban,
temiendo ser excluidos de la sinagoga, porque
amaban ms la gloria de los hombres que la
gloria de Dios (Juan XII 37-43)
La plantacin de Hochmah en Binah no es una
operacin fcil. En la mitologa, que hemos
citado en el punto anterior, vemos como
Saturno devora a sus hijos recin nacidos, para
que no lo derroquen; vemos como los padres de
Edipo abandonan a su hijo recin nacido, lo
exponen al Sol para que muera y, en el relato
evanglico,
vemos
en
que
difciles
circunstancias naci Jess y como fue
perseguido por Herodes.
Cuando esa semilla de Hochmah ha superado
las primeras pruebas y se presenta en el mundo
material para arraigar en l y florecer en nuestro
comportamiento, a pesar de los grandes
milagros que ha realizado en nuestros
sentimientos y en nuestros pensamientos, le
negamos audiencia y nuestro corazn y
nuestros ojos se cierran para no vernos
excluidos de esa sinagoga a la cual
pertenecemos, de ese grupo humano al que
estamos integrados y con el que celebramos
con vino y risas las ftiles ancdotas del
calendario. Amamos la gloria de los hombres y
por ello, aunque creamos por dentro en el

239

maravilloso
mundo
de
Hochmah,
nos
comportamos segn los mdulos de la sociedad
en la que estamos insertados.
Ya sabemos que el lamed es una fuerza de
transicin por la que Hochmah debe transitar en
su camino hacia el mundo material, Los jefes ya
creen en ese nuevo universo, es decir, las
Fuerzas que mandan en nuestros resortes
internos, pero aman an el mundo convencional
y se comportan hipcritamente, creyendo de
una forma y actuando de otra.
21.- Jess, clamando, dijo: El que cree en mi,
no cree en mi sino en el que me ha enviado, y el
que me ve, ve al que me ha enviado. Yo he
venido como luz al mundo, para que todo el que
crea en mi no permanezca en las tinieblas. Y si
alguno escucha mis palabras y no las guarda,
yo no lo juzgo, porque no he venido a juzgar el
mundo, sino a salvar el mundo. El que me
rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quien
lo juzgue; la palabra que yo he hablado, esa le
juzgar en el ltimo da, porque yo no he
hablado de mi mismo; El Padre, que es quien
me ha enviado, es quien me mand lo que he
de decir y hablar, y yo s que su precepto es la
vida eterna. As pues, las cosas que yo hablo,
las hablo segn el Padre me ha dicho (Juan XII,
44-50)
En las puertas del mundo material, Jess clama
una vez ms su identidad. Ya no dice las cosas
en la montaa o a orillas del mar de los
sentimientos, sino que las clama para que la
tierra dura las reciba. Proclama la unidad de los
dos mundos activos en nuestra alma, el de
Hochmah y el de Kether. El que escucha su
palabra entrar en el universo del Hijo y del
Padre a la vez, sin tener que hacer frente a
nuevos antagonismos, como sucede en el
mundo de Binah, aparentemente hostil al de
Hochmah. La Voluntad de Kether se expresa,
toma un rostro, en Hochmah, de modo que
aquello que Hochmah clama, procede de arriba.
En Hochmah-Kether no hay juicios. La
conciencia que accede a ese universo ha
quedado limpia y vivir ya para siempre dentro
de un mundo unitario, en el que se habla una
sola lengua y ha desaparecido la nocin del
blanco y negro, de bueno y malo, de polo
positivo y negativo.
El que no escucha la voz de Hochmah ser
juzgado por el hecho mismo de no escuchar,
porque permanecer en el mundo antiguo, en el
de Binah, donde si hay juicios, exmenes,
revlidas, recapitulaciones, vueltas a empezar a
partir de cero. Ese mundo desaparecer un da
u otro y la vida se retirar a la esfera etrica de
modo que habr un ltimo da de Binah y los
que en ese ltimo da residan en la esfera, los
que no han integrado a su conciencia la vida de
Hochmah, sern juzgados y, segn sean sus

merecimientos, pasarn a la eternidad o no

pasarn.
Es decir, un da todos viviremos segn la
dinmica de Hochmah, en ese llamado quinto
da de la Creacin, pero los que no hayan
accedido a ese universo por su propio pie, los
que tengan que ser izados con gra, llevados
all mediante juicio o en calidad de rechazados,
sern ciudadanos de segunda, formando parte
de los retardados, que ya existen en la esfera
de Binah, puesto que nuestros monos, como
sabemos, forman parte de la oleada de vida
humana. Cuando todos estemos en Hochmah,
no todos podrn utilizar las potencialidades de
ese reino. Muchos figurarn all como los monos
figuran en la Tierra. Cristo apareci en Binah
para que esto no pueda suceder. Por ello es
importante escuchar su palabra.
22.- Hemos dicho ms de una vez en el curso
de estas lecciones, que Cristo no dej reglas,
no estableci normas de conducta que,
siguindolas al pie de la letra, se pudiera
alcanzar un determinado cielo. Dijo, s, a sus
discpulos,
como
deban
proceder
en
determinadas ocasiones, pero sin que aquello
pudiera instituirse desde fuera, sino que deba
ser el resultado natural de un dinmica interna.
Revel muchas veces el funcionamiento del
reino, permitindonos as maniobrar de acuerdo
con sus pautas. Pero en este captulo, en este
estadio Lamed es cuando el seguimiento de
Cristo se hace ms difcil. Nuestros ojos se
ciegan y nuestro corazn se endurece, como
dijera Isaas, ante el comportamiento a seguir.
Si el Reino de Cristo no es de este mundo; si no
puede establecerse plenamente en la tierra bajo
sus condiciones actuales, Hasta qu punto
debemos identificarnos con l? Hasta qu
punto es lcito establecer un compromiso con
las leyes de Binah y vivir a medias, a caballo
entre las dos columnas? Debemos derramar
los ungentos de nuestra alma al mundo
exterior y venderlos, como aconseja Judas, el
guardin de nuestros tesoros internos? O
debemos dejar que Mara roce con ellos a
nuestro Cristo interno? La respuesta a ese
dilema se encuentra en Daath, el Sfira
invisible, al que nos referimos aqu por primera
vez.
Daath no existe en la organizacin divina y en
vano lo buscaramos en el rbol cabalstico,
porque Daath es una creacin humana y los
cabalistas lo sitan simblicamente en la
columna central, en la confluencia de los
senderos que van de Tiphereth a Kether y de
Binah a Hochmah. La tradicin nos presenta
Daath como un puente tendido sobre el abismo,
ese abismo que va de la suprema sabidura de
Hochmah a la inteligencia prctica de Binah.
Daath representa la luz sinttica en la que se
concentran todos los tonos del conocimiento

240

divino emanados de los distintos Sfiras. Daath

es el saber que permite conciliar dos principios
opuestos- es un saber que ha de nacer en cada
uno de nosotros despus de descender a las
realidades materiales y de ascender de nuevo
por los senderos de retorno. Cuando esto nos
ha sucedido, alumbrarnos en nosotros un Sfira
que nos permite conciliar la realidad del mundo
de Binah con la exigencia que nos plantea el
futuro, encarnado en Hochmah. De la luz de
Daath sale la respuesta, una respuesta que slo
es vlida para cada uno de nosotros, porque
contempla nuestra circunstancia anmica
particular y no la podemos exportar, no la
podemos dar en ejemplo e instituirla en norma.
Si Daath no se ha formado an en nosotros, si
no hay en nuestro fuero interno esa sntesis viva

que es la voz mltiple de las diversas Faces

divinas de retorno a la unidad, es intil que
suplantemos la respuesta interna por una norma
externa y digamos, por ejemplo: Si Cristo muri,
lo que debemos hacer nosotros es morir
tambin y, por consiguiente, debemos ponernos
en camino para buscar al guerrillero que acabe
con nuestra existencia.
Cuando nuestro Cristo interno atraviesa las
tierras de Lamed, el artista queda slo frente a
su obra y no le valen los consejos, ni los
ejemplos, ni las normas. Si su Daath cuelga en
el abismo entre la sabidura y la razn, ya sabr
lo que tiene que hacer.

Preguntas:
1.- Di lo que has comprendido del conflicto de los ungentos.
2.- Por qu Jess entr en Jerusalem montado en un asno?
3.- Explica las palabras de Jess sobre el grano de trigo que, si no muere, permaneces slo, pero si
muere trae mucho fruto.
4.- Hasta dnde debemos ir en el seguimiento de Cristo?
5.- Hblanos de los trabajos que Hochmah-Cristo debe efectuar para nacer en Binah, o sea, en nuestra
tierra humana.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 29

1.- Lucas refiere en su crnica sagrada que

cuando Jess se aproximaba a Jerusalem, al
ver la ciudad, llor y dijo: Si t tambin, por lo
menos en este da que te es dado, conocieras
las cosas que pertenecen a tu paz! Pero ahora
son ocultadas a tus ojos. Y caern sobre ti das
en que tus enemigos te rodearn de trincheras,
te encerrarn y te estrecharn por todas partes;
te destruirn a ti y a tus hijos encerrados en ti, y
no dejarn de ti piedra sobre piedra, porque no
has conocido el tiempo en que has sido visitada
(Lucas XIX, 41-44)
La ciudad Santa est en nosotros, como lo
estn en nuestra arquitectura fsica todas las
ciudades, montaas, ros, desiertos y selvas
vrgenes que hay en la tierra, El universo entero
se refleja en nosotros como nosotros nos

reflejamos en l, en sus conflictos, sus guerras

y tambin sus descubrimientos y su herosmo.
Aqu Lucas nos dice como la naturaleza crstica
se conmueve ante la visin de ese esquema
humano que Jerusalem simboliza, porque
percibe todos los sufrimientos que el ser
humano deber soportar antes de convertirse
en la Nueva Jerusalem, esa ciudadela ya
inexpugnable, eterna, indestructible.
La Jerusalem profana es la que construimos da
a da con la ayuda de nuestra inteligencia, de
nuestros sentidos, de nuestras observaciones y
experiencias. Todo ello da lugar a una
edificacin coherente, en la que cada detalle da
sentido y firmeza al resto. Todo se relaciona
todo se coordina, como en una ciudad, donde
los distintos servicios, de limpieza, de

241

transporte, de venta, de recreos, de cultura,

hacen que la vida sea grata o, por lo menos,
que la vida sea posible. Pero de repente, viene
el enemigo con sus bateras y destruye esa
ciudad confortable. A veces ese enemigo se
llama Galileo Galilei, que al proclamar, con
pruebas al apoyo, que la tierra gira alrededor del
Sol destruyen la ciudad elaborada por la antigua
ciencia y dada por buena por las creencias
religiosas convencionales. Otras veces ese
enemigo se llama Cristbal Coln, quien al
patentizar que la Tierra es redonda, arruina la
concepcin de la ciudad basada en los
finisterres. Entre esos destructores de
ciudadelas humanas estn Darwin, Freud y
tantsimos sabios que sobre las ruinas de
viejas Jerusalenes edifican otras que sern
igualmente destruidas por otros cientficos
que,
aportando
nuevas
observaciones,
arruinarn el perfecto ordenamiento de la
ciudadela psquica preexistente.
2.- Finalmente, nuestra Jerusalem interna ser
destruida definitivamente por Cristo, que ya
advirti a los suyos que no haba venido a traer
la paz, sino la espada, esa espada del Supremo
discernimiento que ha de dar el golpe definitivo
a la vieja ciudad, tantas veces destruida y
reconstruida, para reedificar la Nueva Jerusalem
Eterna.
As han de ser las cosas en el despliegue de
sus procesos naturales, y es lamentable, es
para llorar de pena al observar, desde la altura
espiritual, que la ciudad debe ser destruida una
y otra vez, y aplastadas todas las tendencias
anmicas que residan y se apoyaban en ella,
para llegar al establecimiento de la verdadera
ciudad. Si el ser humano, sobre cuyas espaldas
reposan las distintas Jerusalenes, conociera la
paz que lo espera; si vislumbrara ese Paraso
que ha de ser su ciudadela psquica futura,
podra levantar en firme y acoger con los brazos
abiertos al liberador, en el que ven, por el
contrario, al enemigo y ante el que levantan
trincheras numantinas, defendiendo a sangre y
a fuego algo que ha nacido ya con el germen de
la
destruccin,
porque
el
orden
-el
ordenamiento- que aquello implicaba, no era el
definitivo, sino que representaba tan slo un
paso hacia la nueva ciudad eterna.
3.- Esa vieja Jerusalem es destruida una y otra
vez porque no ha conocido el tiempo en que
ha sido visitada, dice Jess, o sea, no se ha
impregnado de la luz que la enseanza crstica
le aportaba. A lo largo de la crnica sagrada
vemos como Jess entra y sale una y otra vez
de Jerusalem, predicando en sus templos,
arrojando a los vendedores instalados en l,
como lo har una vez ms en el punto siguiente,
y, sin embargo, esas visitas le han pasado

desapercibidas a la vieja ciudad. Si sus plpitos

han sido abiertos al Maestro, ha sido en virtud
del equvoco que supona el tomarlo por uno de
sus predicadores. No vean en l, no saban
verlo, como el edificador de la nueva ciudad,
sino que lo tomaban por uno de los diseadores
del mundo antiguo.
As ha sucedido siempre en la sociedad
mundana. Cuando aparece un Pitgoras, un
Platn, un Descartes, la sociedad recoge de
ellos lo que confirma o parece confirmar las
ideas reinantes y rechaza lo que no concuerda
con ellas y que se califican de rarezas de
sabio, locuras que tienen a veces las
eminencias
Jess visita Jerusalem, pero Jerusalem se
queda sin conocerlo, y esto no slo es un hecho
histrico, sino que va sucediendo en nuestros
das, y ah tenemos el ejemplo de estos
Evangelios que comentamos con todo su poder
edificador de la nueva Jerusalem eterna y que,
sin embargo, son explicados una y otra vez
en nuestros templos sin que los fieles, ni
quienes los explican, lleguen a conocerlos. Y la
ciudad antigua sigue en pie, sufriendo de vez en
cuando el asalto de enemigos que la
destruyen y edifican una nueva ciudad, que ser
igualmente destruida a su hora. Jess no ha
sido entendido an, a pesar de habernos
visitado.
4.- Al entrar en el Templo, Jess arroja de
nuevos a los vendedores y compradores, a los
cambistas y vendedores de palomas (Mateo
XXI, 12-13; Marcos XI, 15-17; Lucas XIX, 45-46)
Era la segunda vez que Jess proceda a tal
desalojo, puesto que en el 2 captulo de la
crnica de Juan ya nos son referidos estos
hechos. Dijimos al comentarlos (Leccin 8) lo
que debamos entender por tal expulsin y el
estudiante debe releer ese texto.
La repeticin de ese gesto nos indica que
nosotros tambin debemos repetirlo en distintas
fases de nuestro proceso evolutivo. Es decir, a
medida que avanzamos y adquirimos nuevos
conocimientos, levantndose poco a poco
nuestra personalidad sagrada, desarrollamos al
mismo tiempo al comerciante, esa parte
inferior que nos sigue por todas partes y piensa
siempre en trminos de negocio. Esta parte
inferior, observa los progresos de la superior y
me dice: Ah va lo que sabe ese Espera que
le voy a sacar provecho de tan buenas cosas y
con su talento yo me vivo una vida de duque
Entonces el inferior pone un tenderete en
nuestro templo y se pone a vender lo que
nuestro yo superior elabora: si es la paloma de
la paz, esa mtica paloma que anunciara a No
la nueva tierra, va el inferior y se la vende. A
ese mercado acuden los compradores y los
cambistas, los que van en busca de esa
sustancia sagrada que ellos mismos no pueden
fabricar, y ofrecen sus materiales, o su dinero, a

242

cambio de lo que pone en venta nuestro yo

inferior.
Este mercado prosigue hasta que Cristo entra
en el Templo. Cuando su fuerza penetra en l,
el mercado es desalojado, pero tan pronto como
Cristo sale del Templo, el mercado vuelve a
instalarse, Mientras Cristo no permanezca
fijamente en nuestra naturaleza, los pondremos
precio a nuestras facultades espirituales,
intelectuales, o a nuestras cualidades emotivas.
Siendo el mundo un reflejo de nuestra actividad
espiritual tenemos que en la sociedad todo se
compra y se vende. Cuando el reino de Cristo
se instale en la tierra, esto no ser as.
5.- Llegronse a l ciegos y cojos en el templo y
los san. Viendo los prncipes de los sacerdotes
y los escribas las maravillas que haca y a los
nios que gritaban en el templo y decan:
Hosanna al hijo de David!, se indignaron y le
dijeron:
Oyes
lo
que
stos
dicen?
Respondioles Jess: S. No habis ledo
jams: De la boca de los nios y de los que
maman has hecho brotar la alabanza? Y
dejndolos, sali de la ciudad en direccin a
Betania, donde pas la noche (Mateo XXI, 1420)
La expulsin de los comerciantes de nuestro
templo interno restablece automticamente el
buen funcionamiento de nuestro organismo, y
vemos lo que antes no podamos ver, y lo que
andaba cojo en nosotros se pone a marchar
rectamente. Entonces aparecen los nios
aclamando al hijo de David, al descendiente de
ese pastor que mat al gigante de la perversin
que mandaba en su pueblo, hacindose
acreedor a que Jehov le inspirara las justas
medidas que deba tener el templo.
Los nios significan las nuevas tendencias
nacientes en nosotros, que aparecen cuando
arrojamos las antiguas, a los comerciantes y
cambistas que parasitan nuestra naturaleza
superior. Ya hemos visto en anteriores lecciones
que todos nuestros impulsos son potenciados
por una entidad espiritual, perteneciente al linaje
de los ngeles o de los luciferianos. Cuando un
impulso muere porque ya no experimentamos la
necesidad de ejercerlo, la entidad espiritual que
le prestaba poder se va y deja un vaco, que
ser ocupado por una nueva entidad encargada
de potenciar la nueva necesidad. Apareciendo
en nosotros por primera vez, es como un nio
que nace en nuestra naturaleza interna, puesto
que todo cuanto existe en el universo sigue los
mismos patrones evolutivos y cuando aparece
algo por primera vez, ese algo tiene que pasar
forzosamente por la fase de nio.
6.- De la boca de los nios has hecho brotar la
alabanza, dice Jess, citando el Salmo ocho,
punto tres, que dice exactamente: Por la boca

de los nios y de los que maman has dado

argumento contra tus adversarios, para reducir
al silencio al enemigo y al rebelde Luego, el
mismo Mateo en su captulo XI, 25, pone en
boca de Jess estas palabras: Yo te alabo,
padre, Seor del cielo y de la tierra, porque
ocultaste esas cosas a los sabio y discretos y
las revelaste a los pequeuelos
Ya nos hemos referido a los nios en anteriores
puntos de la enseanza y vimos entonces que
los nios, hasta los 7 aos, gozaban de un
servicio de proteccin a cargo de los Serafines,
y que de los siete a los catorce aos se
ocupaban especialmente de ellos el coro de los
Querubines. Nada extrao pues que de la boca
de los nios salga la verdad y que ellos puedan
ver lo que se oculta a los sabios, puesto que
Serafines y Querubines son los ms prximos al
trono del Padre.
Si esto sucede con los nios reales que nacen
en la tierra, suceder tambin con las
tendencias nacientes en nuestra naturaleza
interna. O sea, cuando abandonamos un hbito,
cuando ponemos orden en nuestro templo y
arrojamos lo perverso, el nuevo impulso que se
instala en el vaco dejado por el anterior gozar
de la proteccin de los Serafines y luego de los
Querubines o, dicho de otro modo, dispondr de
todo un arsenal lleno de esa plvora que se
llama Voluntad y de esa esencia providencial
que se llama Sabidura-Amor.
Por ello lo nuevo, los impulso que nos llevan
hacia delante, siempre se manifiestan con
mucha fuerza. Son como un cohete disparado,
como esa quema de las naves que ya no
permite volver al mundo antiguo. Luego, con el
paso del tiempo, el nio crece y Binah lo
toma bajo su custodia y le da el poder de
procrear, cosa que les ocurre a todos los nios
cuando alcanzan 12-14 aos. El progreso de la
tendencia ya es entonces ms difcil, pero, a
cambio, tiene la posibilidad de engendrar
nuevos nios.
Cuando Cristo pone orden en nuestro Templo,
los nios nacidos de esa ordenacin cantan sus
alabanzas, es decir, las nuevas tendencias que
aparecen sostienen exaltadamente el Reino que
Cristo revela. Son nios de la ltima generacin,
podramos decir, ya que han de instalarnos en
esa Nueva Jerusalem definitiva. Antes que los
otros nios nos nacen a lo largo de nuestro
itinerario humano, Nios que nos conducen
paulatinamente a la perfeccin y todos ellos
gozan de la proteccin de los ms elevados
coros anglicos.
7.- No siempre son nios quienes ocupan
nuestros vacos internos. A veces aparecen
fuerzas que ya habamos desalojado en etapas
anteriores y que vuelven al asalto. Ya hemos
visto en otro punto de la enseanza como al
desalojar a un espritu impuro, ste va en busca

243

de los siete peores para recuperar su antiguo

puesto de trabajo Si lo consigue, ya no es un
nio lo que entra, sino un viejo con los
dientes cascados y, como es natural, no
dispone de los recursos de Serafines y
Querubines sino que, por el contraro, ha de
luchar contra la fuerza de repulsin que tiende a
aniquilarlo. La Voluntad slo es activa en
aquello que nace. Despus, cuando el nio
se afianza, se instituye, crea su espacio y se
pone a trabajar, ha de hacerlo con sus propios
recursos, con las fuerzas que va interiorizando
en su despliegue humano.
Hecha la observacin sobre los nios ante los
indignados sacerdotes y escribas, Jess fue a
pasar la noche en Betania, donde resida
Lzaro, Marta y Mara, es decir, el alma humana
resucitada a lo eterno. Ello nos dice que durante
la noche Cristo mora en las almas que han ido a
su encuentro y le han pedido la resurreccin de
Lzaro.
8.- Volviendo a la ciudad muy de maana, Jess
sinti hambre y, viendo una higuera cerca del
camino, se fue a ella, pero no encontr ms que
hojas, y dijo: Que jams nazca fruto de ti. Y la
higuera se sec al instante. Viendo esto, los
discpulos se maravillaron y dijeron: Cmo de
repente se ha secado la higuera? Respondioles
Jess y les dijo: En verdad os digo que si
tuvierais fe y no dudaris, no slo harais lo de
la higuera, sino que si dijerais a este monte
qutate y chate al mar, se hara, y todo
cuanto con fe pidiereis en la oracin, lo
recibirais (Mateo XXI, 18-22; Marcos XI, 20-26)
Vemos en este punto de la enseanza que la
fuerza crstica tiene hambre cuando, muy de
maana, se levanta para ir a la ciudad. Est
actuando ya a niveles materiales y necesita
alimentarse de productos de a tierra. En efecto,
cuando Cristo acta en el Yod, o sea, cuando
est emanando en nosotros, tendr que ser
alimentado en nuestro mundo de las
Emanaciones: es el nio que nace y el alimento
que le conviene a esa edad es la leche que
mana de la ubre materna; es esa corriente que
procede de un organismo superior y anterior y
que en trminos anmicos conocemos con el
nombre de Voluntad.
Cuando Cristo acta en el He, debe encontrar
alimento en nuestros sentimientos. Cuando
acta en el Vav, debe encontrarlo igualmente en
nuestra mente ejecutiva, la que ordena el
impulso procedente de la Voluntad y el
procedente de los sentimientos. Cuando Cristo
se encuentra el 2 He, ha de encontrar alimento
en la tierra fsica En qu consiste ese
alimento?
9.- Si examinamos los procesos alimenticios, tal
como los conocemos, encontramos que cada

individuo necesita un alimento adecuado a su

constitucin. Ciertos organismos asimilan mal
determinadas materias, mientras que encajan
otras a la perfeccin. Los elefantes son
vegetarianos y preferiran morirse de hambre
antes que devorar una gacela o un tigre.
Igualmente Cristo ha de encontrar, en el mundo
en el que est actuando, un alimento adecuado
a su personalidad, ya que de otra forma, pronto
quedar exhausto y morir antes de tiempo.
Para que Cristo pueda supervivir en un
determinado mundo, ser pues necesario que
en l existan alimentos adecuados a su
organismo.
Esa
realidad,
simple
y
perfectamente comprensible, puesto que a
nosotros nos sucede igual y si nos aventuramos
en un desierto moriremos de hambre y de sed,
es lo que queran expresar los alquimistas
cuando decan que para fabricar oro es preciso
poseer ya un poco de oro: hay que tener la
materia prima para poder fabricar esa misma
materia en abundancia.
Ese
aprovisionamiento
del
mnimo
indispensable para que una determinada fuerza
pueda florecer en nosotros, corre a cargo de las
Entidades que actan en los mundos de arriba.
Ellos son los que nos instalan los rganos que
han de servir para que pueda ser ejercida una
determinada facultad. Por ello leemos en la
cosmogona de los hermanos mayores dada a
Max Heindel, que primero fue el ojo y despus
la facultad de ver. Del mismo modo, cuando
Cristo nace, ya encuentra en nuestra Voluntad
algo que le permite alimentarse y subsistir.
Luego, al penetrar en nuestros sentimientos,
encontrar algo en ellos con que alimentarse, y
lo mismo ocurrir cuando penetre en ese mundo
de Formacin en el que todo se instituye. Si esa
alimentacin le viene a faltar, si los fariseos,
escribanos y dems engendros internos tienen
demasiado apetito y lo devoran todo, entonces
Cristo no tender ms remedio que retirarse a la
alta montaa, a orillas del mar de Tiberiades o
en Cafarnaum y esperar all el advenimiento de
una tierra rica en leche y miel.
10.- La higuera es un rbol consagrado a
Saturno y representa aqu lo slido, lo que
ofrece el alimento material. Esos higos que
Cristo buscaba y no encontr, son las obras.
Aqu ya no puede vivir de sentimientos, de
pensamientos o de voluntad. Para proseguir su
labor, necesita obras, y nosotros somos esa
higuera que deba dar fruto al paso de Cristo y
que no dio.
Se trata de obras que Cristo pueda asimilar, o
sea, obras idneas a la naturaleza crstica. Ya a
lo largo de su enseanza, Cristo ha explicado
en que consisten esas obras, y ya hemos visto
igualmente en repetidas ocasiones que la obra
material se desarrolla igualmente en cuatro

244

tiempos,
como
los
pensamientos,
los
sentimientos y todo cuanto existe en el universo.
En un primer tiempo podemos definir la obra
como una intencin; en el 2 tiempo, la obra se
realiza en nosotros mismos y nos convertimos
en aquello que nos proponemos hacer. Es el
periodo conocido en trminos esotricos como
el del follaje, el de la hojarasca. En ese
momento somos esa higuera en el estado en
que Jess la encontr a su paso.
Representamos una inmensa promesa para los
que nos divisan a lo lejos, cerca del camino,
porque piensan que en nosotros encontrarn el
alimento espiritual que necesitan para irrumpir
en la ciudad y cambiar su ordenamiento.
Imaginad la decepcin del Cristo peregrino
cuando ve, al acercarse, que todo es follaje, que
no es an el tiempo del fruto.
Nos dice la crnica sagrada que Jess dijo a la
higuera. Que jams nazca fruto en ti, y que la
higuera se sec al instante, segn versin de
Mateo, puesto que Marcos afirma que dijo: Que
nunca jams coma ya nadie fruto de ti. Y que
ms tarde, de retorno de Jerusalem y de
madrugada, vieron que la higuera se haba
secado de raz.
11.- Tenemos pues que aquella obra, destinada
a servir de alimento a la fuerza crstica en el
camino hacia la ciudad, se ve interrumpida en
su fase He, en la segunda, y ya no podr pasar
a la tercera, que es la fase del fruto, y si pasa ya
nadie comer un fruto que no vino a su tiempo.
Esa parte de la enseanza nos dice algo que ya
dijera y repitiera Salomn en el captulo 3 del
Eclesiasts, que hay un tiempo para cada cosa
y que todo debe nacer, morir, ser plantado y
arrancado, curado o matado, destruido o
edificado, a su tiempo. Ms adelante, en ese
sorprendente libro que es el Eclesistico,
encontramos en su captulo 1, que trata de la
naturaleza y preceptos de la Sabidura
(Hochmah), en su punto 9 y 10, que Es el
Seor quien la cre y la vio y la distribuy. la
derram sobre todas sus obras y sobre toda
carne, segn su liberalidad, y la otorg a los que
la aman. En ese punto encontramos explicada
la manera en que los elementos primordiales
para la construccin de nuestro edificio humano
son depositados en nosotros por la Sabidura
Divina (Hochmah), a fin de que puedan servir de
alimento a las tendencias nacientes, a todas
ellas, comprendida, claro est, la crstica. Pero
si no utilizamos a su tiempo aquello que la
Sabidura ha puesto en nuestra carne, la planta
se secar porque ya nadie va a comer su fruto y
el espacio humano donde yace aquello que slo
dio hojas, pero no fruto, ha de ser utilizado para
otras plantaciones.
La higuera fue elegida como soporte de esa
Enseanza porque es uno de los rboles que
nace con mayor espontaneidad, sin que nadie lo

plante y lo cultive, dando muy abundantes

frutos, situados siempre al alcance del
peregrino. Pocos son los hombres que viven en
contacto con la naturaleza, que no se habrn
subido alguna vez a una higuera, en su periodo
infantil, para comer en el mismo rbol su
delicioso fruto, que es un don de Dios y no de
los hombres.
12.- Este punto nos ensea pues que no
debemos eternizarnos en las cosas. La vida es
un proceso y no podemos permanecer
estancados en ninguna de sus secuencias, ni
en
aquellas
en
que
nos
sentimos
espiritualmente exaltados, ni en las que halagan
nuestra vanidad, nuestra propia estima, o en las
que nos ofrecen un suntuoso confort material.
La situacin que vivimos, en su vertiente
mental, sentimental y material, debe servir de
pasto a nuestra Voluntad Creadora, que ha de
encontrar en tal situacin los medios -los frutoscon los que romper la estabilidad que tal
situacin ofrece y permitir as a la obra humana
ponerse en marcha hacia un ms all.
Si esa Voluntad Creadora, al transitarnos, no
encuentra ese alimento seguir su camino a lo
largo de nuestro universo interno, y se
alimentar ah donde hayamos producido
alimento, enalteciendo y glorificando la
tendencia interna que se lo ha procurado.
La Voluntad Creadora es como un agente
comercial que representa la ms elevada
instancia de la divinidad y que viaja en un tren
que no puede ser detenido. As visita todos
nuestros pases internos y, a su paso por este
camino, come el alimento que se le ofrece y
engorda la parte de su naturaleza que se
encuentra en simpata con ese alimento. O,
dicho de otro modo potencia y multiplica todo lo
que se encuentra en nosotros en fase Vav,
pasando de largo sobre aquello que est en
fase He, en la de la hojarasca y el follaje. Ms
adelante, cuando haya recorrido todos nuestros
continentes internos, ya volver a pasar y
quizs entonces la sabidura divina habr
procedido a un nuevo plante y la fuerza crstica
transportada por nuestra voluntad encuentre el
alimento.
Ya Jess haba advertido en otras ocasiones
que el Seor de la casa llega cuando menos se
espera y ha de encontrar a los servidores
ceidos y prestos para atenderlo. Dijimos, al
comentar esa secuencia, que en la observacin
de los astros vemos la seal de esa
aproximacin del Seor, del mismo modo que
los Reyes Magos vieron en el cielo la seal del
nacimiento del salvador del mundo.
13.- Jess vuelve a repetir en esa ocasin que
la fe mueve montaas y ya hemos dicho en una
leccin anterior qu debemos atender con ello.

245

No son las montaas fsicas, las que existen en

la Tierra, las que se mueven bajo el impulso de
la fe, sino las montaas internas. De todo
haces una montaa, suele decirse, en leguaje
coloquial, a los atribulados que se preocupan
por todo y por nada. Son esas montaas las que
se precipitan al mar, las que disuelven las aguas
salinas de nuestra naturaleza emotiva.
La fe es esa corriente de la que hablamos hace
un momento que, emanando del Padre, se
derrama por el lado de la Sabidura (Hochmah)
y que va transformando a su paso todas las
cosas, si encuentra el alimento necesario para
subsistir bajo una forma determinada. La fe, en
su permanente trnsito por nuestra naturaleza
interna, modifica nuestro paisaje y convierte las
montaas en mar abierto.
Por otra parte, hemos visto que montaa puede
ser interpretado en el sentido de una elevacin.
Lo sublime que hay en nosotros se encuentra
en la montaa. En tal caso, arrojar la montaa al
mar ha de significar derramar nuestra
sublimidad en el mundo de nuestros
sentimientos
para
impregnarlos
de
espiritualidad. Por ltimo, Jess repite que se
puede recibir, por va de la oracin, cuanto con
fe se pide.
Acabamos de comparar esa corriente que da
vida y aliento a todas las cosas, a un viajante de
comercio que recorre sin cesar el mundo,
nuestro mundo interno. Imaginemos que,
montado en ese tren, recibe un pedido urgente
o importante, procedente de una lejana regin.
Qu har? Disponiendo de medios, fletar un
avin y se ir ah donde sus negocios lo
reclamen. Luego, satisfecha la demanda,
volver a su ruta habitual.
Podemos decir igualmente que la oracin
desva la fe de su ruta y la obliga a acudir al
punto objeto de la solicitud. Cuando la fuerza
del pensamiento humano se une a la de los
sentimientos en sus peticiones, esclavizan, por
as decirlo a la fuerza csmica, que se ve
obligada a acudir. Es lo mismo que sucede con
los servicios pblicos, que acuden a la llamada
del cliente cuando hay averas en la electricidad,
el agua o el telfono y, con ms prontitud an
cuando hay un incendio.
14.- Entrando en el Templo, se le acercaron,
mientras enseaba, los prncipes de los
sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo:
Con qu podemos hacer tales cosas? Quin
te ha dado el poder? Respondiendo, Jess les
dijo: Voy a haceros tambin yo una pregunta y
si me la contestis, os dir con qu poder hago
tales cosas. El bautismo de Juan, de dnde
proceda? Del cielo o de los hombres? Ellos
comenzaron a pensar entre s: Si decimos que
del cielo nos dir: Pues por qu no habis
credo en l? Si decimos de los hombres,
temamos a la muchedumbre, pues todos tienen
a Juan por profeta. Y respondieron a Jess: No

sabemos. Djoles l a su vez: Pues tampoco os

digo yo con qu poder hago estas cosas (Mateo
XXI, 23-27; Marcos XI, 27-33; Lucas XX, 1-8)
Jess haba dicho y repetido a lo largo de su
ministerio que sus poderes procedan del Padre,
pero los ancianos del pueblo, los que vivan
aferrados a sus tradiciones, al mundo de la ley
representado por Jehov-Binah, lo mismo que
los sacerdotes de su culto, no se haban
enterado, y acudan a l con la eterna pregunta.
Pero para explicarse algo nuevo es preciso que
se tenga conocimiento de lo que le ha
precedido. Es necesario saber que tres ms dos
son cinco para poder tomar conciencia de que
cinco menos tres son dos.
Juan, actuaba por propia inspiracin o era el
cielo quien lo inspiraba? La muchedumbre,
nuestra muchedumbre interna, o sea, las
tendencias humildes, que no han llegado al
poder, estn convencidas , cuando Cristo acta
a niveles materiales, de que Juan, el que
anuncia al otro, es un autntico profeta. Pero
las tendencias con mando y los ancianos,
esas viejas tendencias que se han convertido
en hbitos anquilosados, gozando del inmenso
poder de la inercia, esos piensan que Juan
hablaba por si mismo, sin ms autoridad que la
propia.
Sin
embargo,
temen
a
la
muchedumbre, no se sienten seguros en su
posicin de mando y prefieren no enfrentarse a
sus subordinados.
15.- Mientras se asciende por la columna de
Binah, la del conocimiento material, se va
formando una cadena cuyos eslabones sirven
de zcalo a los siguientes. As cada paso se
apoya en el dado precedentemente, el cual
sirve para dar autoridad a los nuevos
descubrimientos que se van haciendo. Ese es el
camino de la razn y de la ciencia, y en los
libros cientficos siempre hay una gran cantidad
de citas de sabios, en los cuales el autor se
apoya.
Pero cuando la revelacin de la otra columna
aparece, ya no hay fuentes que citar. Cierto que
Jess cit muchas veces pasajes de las
Sagradas Escrituras, siempre por hacerles ver
que no la estaban interpretando de la forma
debida o que caba otra interpretacin de la que
ellos le estaban dando.
Ahora, al interpretar esotricamente los
Evangelios, muchos nos vienen tambin para
decirnos:
De
dnde
proceden
esas
enseanzas? Y es evidente que se quedaran
ms tranquilos si pudiramos darles un nombre
venerado en la historia literaria; si pudiramos
decirles que hemos descubierto unos nuevos
manuscritos del mar Muerto o del de Tiberiades,
que Jess se dej escondidos debajo de una
piedra, despus de haberse pasados sus
ltimas semanas de vida redactndolos. Pero la
respuesta sobre la procedencia de los poderes

246

de Cristo debe ser elaborada por la propia alma,

cuando por fin se ve libre de sus
contradicciones internas y todos los ciegos y
sordos que lleva dentro ven y oyen. Cuando
esto ocurre, ya no ser necesario formular
preguntas, porque el alma del individuo sabr
de dnde viene el poder o de dnde viene la
enseanza.
16.- Qu os parece? Un hombre tena dos
hijos, y llegndose al mayor, le dijo: Hijo, ve hoy
a trabajar en la via. El respondi: No quiero.
Pero despus se arrepinti y fue. Y llegndose
al segundo le habl del mismo modo y l
respondi: Voy, seor; pero no fue. Cul de los
dos hizo la voluntad del padre? Respondironle:
El primero. Dceles Jess: En verdad os digo
que los publicanos y las prostitutas os preceden
en el Reino de Dios. Porque vino Juan a
vosotros por el camino de la justicia y no habis
credo en l, mientras que los publicanos y las
prostitutas creyeron en l. Pero vosotros, an
viendo esto, no os habis al fin arrepentido,
creyendo en l (Mateo XXI, 28-32)
Una vez ms Jess establece una diferencia
entre el ser una cosa y el estar haciendo una
cosa. Los que, por profesin, eligen el servicio
al Seor, pueden pasarse la vida cumpliendo
ese servicio y, sin embargo, no creer, en lo
profundo de su alma humana, en aquel al cual
estn sirviendo, de forma que en lugar de
trabajar en la via se limitan a decir que estn,
pero van de por libre, no all donde el Padre les
mand ir.
Otros en cambio, estn haciendo todo lo
contrario de lo que deberan hacer. Su actitud
declarada es de rebelin a la voluntad del
Padre, pero en el fondo de ellos mismos no
pueden sino comportarse segn su voluntad.
Estos ltimos estn ms prximos al Padre,
evidentemente, que los primeros y cuando Juan
aparece por el camino de la justicia, es decir, no
como un discpulo de Cristo, sino como un
instructor de la columna de la izquierda, lo
reconocen.
El
camino
evolutivo
est
perfectamente articulado y Juan, como hemos
dicho tantas veces, es el eslabn final del
mundo de Jehov y, por consiguiente, a l le
corresponde anunciar al otro.
Pero para pasar de Juan a Jess es preciso
despojarse de todas las medallas, de todos los
ttulos,
diplomas,
collares
honorficos,
emblemas. Y est claro que ese trnsito es ms
fcil para el que nada tiene, que no para aquel
que es prncipe en ese mundo, que tiene que
dejar para ir al otro en el que no ser nada,
porque deber nacer en l y comenzar desde
cero.
17.- Od otra parbola: Un padre de familia
plant una via, la rode de una cerca, cav en

ella un lagar, edific una torre y la arrend a

unos viadores, partiendo luego a tierras
extraas, Cuando se acercaba el tiempo de los
frutos, envi sus criados a los viadores para
recibir su parte. Pero los agricultores, agarrando
a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo
mataron y a otro le apedrearon. De nuevo les
envi otros siervos en mayor nmero que los
primeros, e hicieron con ellos lo mismo.
Finalmente, les envi a su hijo, diciendo:
Respetarn a mi hijo. Pero los agricultores,
cuando vieron al hijo, se dijeron: Es el heredero;
vamos a matarle, y tendremos su herencia. Y
agarrndole, le sacaron fuera de la via y lo
mataron. Cuando venga pues el amo de la via,
Qu har con estos viadores? Le
respondieron: Har perecer de mala muerte a
los malvados y arrendar la via a otros
viadores que le entreguen los frutos a su
tiempo. Jess les respondi: No habis ledo
alguna vez en las escrituras: La piedra que los
edificadores haban rechazado, esa fue hecha
cabeza de esquina del Seor viene esto, y es
admirable a nuestros ojos? Por eso os digo
que os ser quitado el Reino de Dios y ser
entregado a un pueblo que rinda sus frutos. Y el
que cayere sobre esta piedra se har trizas, y
aqul sobre quien cayere ser triturado. Oyendo
los prncipes de los sacerdotes y los fariseos su
parbola, entendieron que de ellos hablaba, y
queriendo apoderarse de l, temieron a la
muchedumbre, que le tena por profeta (Mateo
XXI, 33-46; Marcos XII, 1-12; Lucas XX, 9-18)
18.- En esta parbola Jess traza un esquema
de las relaciones de los hombres con la
divinidad. Ese padre de familia es el Dios
creador de nuestro sistema solar, que plant
esa via que es el universo, rodeada del cerco
llamado Zodiaco. La torre edificada es nuestro
planeta Tierra, del mismo modo que edific
otras torres, que son los dems planetas de
nuestro sistema. Esa morada humana es
arrendada a unos viadores, que son el gnero
humano a quienes confi la propiedad, con la
obligacin de cederle parte de los frutos.
A lo largo de estas lecciones ya hemos visto
que cuando ltimos los servicios de una
determinada entidad espiritual, tenemos que
abonarle parte de los beneficios obtenidos con
la fuerza que nos ha prestado. Este uso se ha
generalizado en nuestra sociedad, puesto que
imitamos en todo al modelo csmico, y as
vemos que pagamos intereses por el capital
prestado y en los arriendos de tierra, el labrador
entrega parte de la cosecha al propietario. Si el
Padre, no slo nos ha puesto la via, sino que
hasta nuestro propio ser ha sido elaborado en
su esencia, es evidente que le debemos parte
del fruto obtenido con nuestro trabajo. Nada
extrao pues que al acercarse la poca en que
la via tena que dar sus frutos, el seor de la

247

via mandase sus criados para recoger lo que le

corresponda.
19.- Esos criados son los Coros de ngeles, los
cuales, de acuerdo con las instrucciones del
padre de familia, eligen los hombres apropiados
para representarlos en esa misin. Esos
hombres son los Profetas, llamados muchas
veces en las Escrituras los enviados de Dios
Esos profetas murieron a menudo de mala
muerte y Jess lo record ms de una vez a los
prncipes de los sacerdotes, escribas y fariseos.
Los profetas aparecan entre el pueblo de Israel
para anunciarle todos los males que iban a
sucederle si no cumpla con los compromisos
establecidos con el patrn de la via. Y al
pueblo le era ms fcil acallar esas voces
molestas golpeando, matando o apedreando al
profeta, que no pagar el tributo debido al Seor
de la tierra.
La muerte del Profeta el resultante de un drama
interno que primero acaece en nuestro microser humano antes de escenificarse en el
exterior. En efecto, en nuestra organizacin
interna, tambin el Seor de la via manda de
vez en cuando a sus criados, en el tiempo de
los frutos, con el anuncio de que debemos darle
su parte. Al estudiar la organizacin de nuestros
mecanismos internos, hemos visto que es
nuestra propia personalidad lo que llama en si a
las Fuerzas espirituales que han de permitirle
satisfacer sus propsitos. Pero no son las
nicas fuerzas activas en nuestros cuerpos, sino
que comparten nuestros vacos con los
enviados divinos, que aparecen en tiempo
oportuno
para
recordarnos
nuestros
compromisos con el Seor de la via y, en este
caso, la via somos nosotros, cada uno de
nosotros en su micro-individualidad. En lugar de
pagarles el tributo, procuramos eludirlos y es
entonces cuando ellos profetizan lo que ha de
ocurrirnos si persistimos en esa actitud. Para
acallar esas voces incmodas, nuestros
agricultores, es decir, las tendencias que
trabajan para la satisfaccin de nuestra
personalidad episdica, dan muerte al profeta, o
bien lo dejan maltrecho y fuera ce combate, o lo
apedrean, es decir, elaboran una teora con sus
palabras para la propia satisfaccin, en lugar de
dar el fruto que viene a buscar,
20.- La respuesta del Seor de la via a esa
agresin, es la de mandar un gran nmero de
siervos, a fin de que sus voces tengan ms
peso, pero la parbola nos dice que los
agricultores hicieron con ellos lo mismo. Esta
segunda respuesta es la del Amor, la elaborada
por Hochmah. Ante el fracaso de la nueva
embajada, viene la del Sacrificio, la elaborada
por Binah, y el Seor de la via manda a los
agricultores a su propio hijo, que es tratado lo

mismo que los siervos y ser finalmente su

sangre, esparcida por la via, la que, con su alta
vibracin,
expulsar
a
los
malvados
agricultores, o sea, expulsar las fuerzas
internas que los inducan a dar muerte a los
enviados del Seor de la via y a su heredero.
Ese proceso interno, que consiste en dar
muerte al Padre, o a sus representantes, para
heredar la via, ha sido recogido por las
distintas mitologas, y vemos como la griega lo
plasm en la historia de Edipo, ese tenebroso
rey de Tebas, que dio muerte a su padre y se
cas con su madre, que representa en esa
historia la via, cindose la corona de un reino
corrompido, hasta que la fuerza de las cosas lo
arrojara de esa via, en la que quiso reinar. El
moderno psicoanlisis descubri que esa
dinmica era algo muy real y que algunos
hombres vivan intensamente en s mismos el
drama de los agricultores que dan muerte al
Seor de la via o a sus representantes legales
o, lo que es lo mismo, el drama de Edipo. Es un
drama que afecta muy particularmente a los que
nacen con un signo de Tauro fuerte y sienten un
amor tan intenso por la via, que no estn
dispuesto a compartir sus frutos con nadie.
As pues en esa parbola encontramos la
escenificacin de un drama que tiene en
nuestros das su plena vigencia y si Freud
hubiese sido un lector avisado de las Sagradas
Escrituras, en lugar de haber dado a su
complejo el nombre de Edipo, pudo haberlo
llamado complejo de los viadores, y hubiese
estado as ms cerca de la verdad, porque
quien lo sufre, no es con su madre, que quiere
desposarse, sino con la madre tierra, portadora
de los ms sabrosos y variados frutos.
21.- La nica forma de conservar la via
consiste en pagar un tributo al propietario. Ese
tributo es la piedra angular de la edificacin en
firme del edificio humano. Es decir, la historia
del hombre empieza cuando se vincula
voluntariamente a lo superior; cuando reconoce
los derechos de ese Seor de la via que acta
en lo ms alto de nosotros mismos, y los
satisface con prontitud. A partir de entonces
podr acumular piedra sobre piedra, porque es
lo de arriba que da solidez a lo de abajo.
Mientras esa subordinacin no se establece, lo
que una tendencia construye, ser derribado
por otra porque los criterios no son unitarios y
cada uno tiene ideas que no son compartidas
por los dems. Los malvados viadores tendrn
que abandonar la via y otros vendrn quiz tan
malvados como los primeros, y tambin
perecern de mala muerte, hasta que se
instalen en la via unos agricultores que
reconozcan que el Seor de la via es la piedra
que sostiene todo el edificio.

248

22.- Cristo es la piedra angular de un mundo

que no est sometido a la degradacin; de un
mundo que ha de permanecer. Cuando ese
mundo aparece, moviliza contra l a los que
viven en el mundo de perdicin donde las ruinas
acaban instalndose en los edificios ms
slidos, pero por grandes que sean sus
esfuerzos por destruir ese nuevo universo, slo
consiguen consolidarlo. Matarn a los primeros
anunciadores del Reino; matarn a los que, ms

numerosos, aparecern despus; matarn al

Heredero, y cuando creern haber heredado
ellos el Reino, se vern aniquilados por las
propiedades regeneradoras de la sangre
inocente. La piedra angular los har trizas y el
Reino de Dios, que crean tener, les ser
arrebatado. De ah que el complejo del viador,
o de Edipo, sea tan slo una etapa, una
peripecia en el camino de la edificacin del
hombre.

Preguntas:
1.- Cul es la diferencia entre la vieja y la Nueva Jerusalem?
2.- Por qu el fariseo que llevamos dentro se indigna tanto cuando oye a los nios cantar alabanzas?
3.- Di lo que has comprendido de todo lo dicho sobre la higuera estril.
4.- Por qu para creer en Jess es preciso haber credo antes en Juan?
5.- Di lo que has comprendido de la parbola de los viadores infieles

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 30

1.- Mateo inicia su captulo 22 con la parbola

de los invitados a la boda, que ya hemos
referido y comentado al tratar del captulo 14 del
Evangelio de Lucas. Pero Mateo refiere una
secuencia que no figura en Lucas. Cuando los
nuevos invitados, aquellos que los servidores
han encontrado en las plazas y en los caminos,
se encuentran ya sentados en la mesa, entra el
rey para verlos y divisa all a un hombre que no
llevaba traje de bodas. Dirigindose a l, le dijo:
amigo, cmo has entrado aqu sin el vestido de
boda? El hombre enmudeci. Entonces el rey
dijo a sus ministros: Atadle de pies y manos y
arrojadle a las tinieblas exteriores; all habr
llanto y crujir de dientes. Porque muchos son los
llamados y pocos los elegidos (Mateo XXII, 1114)
Al comentar esa parbola decamos que aunque
los servidores reciben orden de su rey de llevar
a su casa a cojos, ciegos, tullidos, actuaban con
criterio propio y no sentaban en la mesa del
Seor a gentes que, por su condicin, eran
incapaces de asimilar los alimentos que iban a
serles suministrados. Aqu vemos que nuestra

observacin no iba desencaminada, puesto que

el rey exige a sus invitados que lleven el vestido
de bodas. Se trata del mgico vestido blanco
con que el alma ha de presentarse al banquete
de la espiritualidad.
Cuando los espritus virginales iniciaron su
descenso hacia los mundos materiales, su
tnica era esplendorosamente blanca. Luego en
su itinerario involutivo, el vestido virginal se ira
tiznando con el color de los Sfiras cuya
personalidad iban interiorizando, hasta alcanzar
ese color terroso que es propio de nuestro
planeta.
Llegada el alma al final de su itinerario
involutivo, ha de iniciar el camino de ascenso y
en l los Sfiras realizan su trabajo al revs,
retirando de esa alma su color, su velo, hasta
dejarla totalmente desnuda y en su primigenio
color blanco. Es con este vestido que debe
presentarse a la mesa del Rey.
2.- Los videntes que perciben el aura de los
planetas, ven como Urano tiene un color

249

anaranjado. Pero, si es as como se manifiesta

Hochmah en el mundo fsico, en cambio en los
dems mundos Hochmah es blanco como lo es
el color de Kether y entre ambos no hay
diferencias esenciales.
En cambio el color de Binah en el mundo fsico
es el negro, y en las ceremonias iniciticas, los
oficiantes visten de negro.
En la parbola se nos dice que el hombre que
no llevaba el vestido adecuado es arrojado
violentamente a las tinieblas. No se trata aqu
de una exageracin necesaria para la
dramatizacin del relato, sino de un hecho real.
Para poder sentarse en la mesa del Rey del
Universo, es preciso que el invitado vibre a una
determinada frecuencia. Esta elevada vibracin
es la que da el color blanco. Cmo pudo
suceder que alguien sin ese vestido se sentara
en la mesa del rey? Sin duda alguna utiliz un
truco, un ardid para pasar por la puerta. Ya
sabemos que en el dominio de la espiritualidad,
algunos ofrecen frmulas para avanzar ms
rpidamente, a base de ejercicios de
respiracin, de gimnasia, de tcnicas mentales,
de castraciones autnticas o figuradas que no
son una conquista del alma evolucionada, sino
un artificio para conseguir ese vestido blanco de
boda, justo el tiempo necesario para pasar por
la puerta. Pero despus, como le ocurriera a la
infortunada
Cenicienta,
pasada
una
determinada hora, el vestido blanco se
deshilacha y aparecen sus autnticos harapos.
Al dejar de vibrar a la intensidad requerida, se
ve violentamente desalojado de la mesa a que
le llev su osada,
Slo la pureza interna, la inocencia
reconquistada, nos asegura un puesto
permanente en la mesa del rey. Los que acuden
all movidos por la vanidad, por el afn de
poderes y de renombre, porque quieren
subyugar a sus semejantes y enseorearse de
ellos, se ven desenmascarados. Slo los limpios
de corazn son elegidos entre la multitud de
llamados. Slo ellos se encuentran en
condiciones de asimilar los alimentos que en
cada mesa les sern servidos, sin indigestarse.
3.- Entonces se retiraron los fariseos y
celebraron consejo para ver el modo de
sorprenderlo en alguna declaracin. Environle
discpulos suyos con herodianos para decirle:
Maestro, sabemos que eres sincero y que con
verdad enseas el camino de Dios, no tienes
acepcin de personas. Dinos pues tu parecer:
Es lcito pagar tributo al Csar o no? Jess,
conociendo su malicia, dijo: Por qu me
tentis, hipcritas? Mostradme la moneda del
tributo. Ellos le presentaron un denario l les
pregunt: De quin es esa imagen y esa
inscripcin? Le contestaron: Del Csar. Djoles
entonces: Pues dad al Csar lo que es del
Csar y a Dios lo que es de Dios. Y al orle se

quedaron maravillados y dejndole, se fueron.

(Mateo XXII 15-22; Marcos XII, 13-17; Lucas
XX, 19-38)
Los fariseos trataban de enfrentar a Jess con
el poder civil, puesto que ellos no tenan
atribuciones para condenarlo a muerte. La
cuestin de pagar o no pagar el tributo al Csar
es hoy ms vlida que nunca, puesto que el
Csar de nuestros das y su prolongacin que
es el Cdigo Civil, se extiende a muchos ms
dominios que antes. Se deben o no se deben
pagar los impuestos, cuando en la distribucin
del presupuesto pblico vemos que un alto
porcentaje va destinado a gastos de
defensa? Se debe aceptar o rechazar el
servicio militar? Se debe cumplir con la norma
civil cuando esa norma est en contra de la
propia conciencia? Se debe acatamiento a un
tirano que ha establecido su poder por la fuerza
de las armas? S, con el cdigo en mano,
furamos examinando las reglas que los
gobiernos
del
mundo
van
dictando,
encontraramos muchas que no son conformes
al Cdigo que Cristo promulg con su ejemplo y
estableci en sus parbolas. Qu debemos
hacer cuando la norma civil est en
contradiccin con la norma csmica recogida
por el pensamiento religioso? La respuesta de
Jess en esta secuencia de su vida es bastante
clara: hay que dar al Csar lo que es suyo y
reclama, y hay que dar a Dios lo que es de
Dios.
4.- Jess ya advirti una vez, refirindose a la
suciedad exterior, que no es lo que entra en el
hombre lo que lo contamina, sino lo que sale de
l. Toda esa suciedad mundana, que el poder
civil ha instituido en norma o que ha elevado a
la categora de ley, es lo que ha salido del
hombre, es el resultado de mltiples procesos
mentales y emotivos que se han desarrollado en
nuestra naturaleza interna.
La Cbala es la ciencia que explica esa
elaboracin y gracias a su estudio podemos
seguir el proceso de formacin de algo, desde
que aparece en nosotros como un designio
espiritual, hasta que se convierte en propsito
humano y se encarna en la realidad de la vida
como un acontecimiento.
Si elaboramos algo, si lo torneamos y pulimos
pacientemente
en
nuestros
laboratorios
internos, rechazaremos aquella pieza cuando
aparezca formando parte de nuestra vida
material? Le negaremos su identidad,
diciendo: no reconozco esto como mo?
Cierto que algunas cosas repugnan a nuestra
naturaleza. Nos sentimos pacficos por dentro;
nuestras ideas y nuestros sentimientos estn
llenos de mansedumbre, y, sin embargo, viene
el Csar y nos llama a la guerra, o al servicio
militar Cmo se entiende eso? Se entiende
porque hay un desfase entre la elaboracin

250

interna de una realidad y la aparicin de esa

realidad en el mundo exterior. Imaginemos que
somos una fbrica de acero y que despus de
haber recibido el pedido de fabricacin de una
partida de caones, recibirnos otro de
elaboracin de arados. Tendremos as que
mientras en la seccin terminal los obreros
estn dando los ltimos toque a los artefactos
de guerra, en la seccin encargada de la
primera fase ya estarn preparando las
mquinas para fabricar los artefactos de paz.
As resulta que mientras por un lado vivimos el
resultado
de
una
violencia
interna
perfectamente elaborada, por otro lado,
nuestros pensamientos y sentimientos ya
trabajan en la institucin de una futura paz.
5.- Teniendo en cuenta ese proceso natural de
formacin de las realidades que vivimos, es
preciso que asumamos esa realidad hasta sus
ltimas consecuencias y que demos al Csar lo
que lleva su faz, o sea, su sello, ese sello que la
administracin pblica pone en todos los
comunicados, oficios y dems documentos por
los que nos solicita nuestra participacin.
Debemos aceptar la imposicin violenta del
Csar, porque, siendo el resultado material de
una antigua violencia interna, la experiencia
vivida ha de servirnos para incorporar a nuestra
conciencia el resultado final de aquella
elaboracin lo cual nos servir para la
edificacin de nuestra futura paz.
Si nos rebelamos contra la imposicin del
Csar, el espritu de aquello que no queremos
asumir caer como un fuego sobre la
organizacin social, destruyendo su tejido, o
sea, desorganizando la vida, siendo el agente,
productor de otras rebeliones, de otras
negativas a asumir las propias elaboraciones
internas;.
originando
divisiones,
primero
individuales, despus colectivas, sirviendo de
base a conflictos y a guerras. Finalmente,
obligamos de este modo a los luciferianos a
intervenir para achicar energas del mundo
fsico y evitar su destruccin, cargando a tope
los depsitos del infierno, lo cual hemos
explicado detalladamente en la leccin 15 de
nuestro 1er Curso. Por todo ello, si recibimos en
nuestros hogares un papel con un sello del
Csar, debemos movilizarnos para cumplir lo
que el Csar nos pide, porque es suyo, se lo
debemos.
No siempre el Csar tiene el rostro del poder
pblico. En nuestra elaboracin interna hemos
creado tambin Csares individuales, que en un
momento dado de nuestra vida aparecern para
reclamarnos algo: son los reyes de la baraja,
que ya hemos estudiado en las lecciones de
Tarot. En tal caso, apliquemos el precepto de
Cristo que dice: Al que te pide, dale. Y quedar
libre ante nosotros el camino de la paz.

6.- Ahora bien, en qu medida, sometindonos

a la violencia del Csar, a su injusticia,
estaremos generando nueva violencia y nueva
injusticia? Suele admitirse, convencionalmente,
que la violencia genera violencia y que la
injusticia es portadora de una injusticia an
mayor, pero si observamos el desarrollo de las
cosas en el esquema del rbol Cabalstico,
vemos que esto no es exactamente as y, sobre
todo no es siempre as.
Lo que sucede en el mundo de accin, que es
nuestra Tierra fsica, son resultados y no
causas. Esos resultados tienen que producir en
nuestra alma una evidencia, tienen que ser para
nosotros una leccin. As resulta que el soldado
que muere en una guerra, no se lleva consigo el
odio almacenado hacia el enemigo, de manera
que en una prxima encarnacin tenga lugar la
revancha, sino que, al contrario en la revisin de
su vida que tiene lugar despus de la muerte,
comprender el porqu de sus sufrimientos, y si
esa revisin no puede llevarse a cabo, por
haberse evaporado sus recuerdos con la muerte
violenta, al volver a la tierra y morir siendo nio,
le sern infundidos los ideales de paz.
Pero ocurre tambin que los acontecimientos
que tienen lugar en el mundo fsico constituyen
una llamada a los pensamientos y sentimientos
de la misma naturaleza, alimentndolos y
ofrecindoles una vlvula de escape. Con ello,
la violencia aumenta, ya que pensamientos y
sentimientos que produciran violencia a su
trmino, ms tarde, al final de su ciclo de
formacin interna, se manifiestan ya, pero esa
descarga produce tambin la purificacin de los
mundos internos y, en este sentido, propicia la
futura paz.
7.- Qu debemos hacer pues? No ponerles
cortapisas a las demandas del Csar?
Someternos a todas sus exigencias de tributo?
Ciertamente no, pero la oposicin al Csar no
debe ejercerse a niveles materiales sino en
nuestras
instancias
internas.
Debemos
desvincularnos
del
Csar
moralmente,
intelectualmente y emotivamente y esa
desvinculacin debe ser silenciosa, invisible,
puesto que las palabras que expresan el
pensamiento son su vehculo material y
corresponden a la fase de materializacin. No
es pues con la protesta activa que debemos
manifestar nuestra oposicin al orden profano,
sino cultivando la paz y el orden divino en
nuestra naturaleza interna.
Si lo hacemos as, cuando la antigua violencia
interna haya sido absorbida por el mundo
material, ya no viviremos situaciones violentas y
el Csar dejar de mandarnos sus papeles con
el sello que le pone a todas sus cosas. Y esta
paz que nos habita la comunicaremos al mundo
a la hora de su materializacin y caer sobre la

251

sociedad como un blsamo. Poco a poco, la

situacin de paz har intiles y hasta ridculas
las disposiciones blicas.
Conseguir que el Csar no nos reclame tributo
alguno, he ah el objetivo. Y cuando el Csar
abre cauces para los no violentos, es evidente
que debemos apuntarnos en ellos. Si hay una
ley para los objetores de conciencia, los
nuestros tienen que acogerse a ella, a
condicin, claro est, que su adis a las armas
se deba realmente a un dictamen emitido por su
conciencia y que no participe en violencia
alguna; es decir, que su objecin sea real y no
un pretexto para zafarse de una obligacin
molesta.
8.- Hay otro aspecto de la cuestin del tributo al
Csar y es el referente a la moneda misma que
le presentaron a Jess. En la leccin anterior,
hablando de la expulsin de los mercaderes del
templo, ya vimos que en el mundo sagrado para
el que nos estamos preparando, la moneda
dejar de circular. Pero hoy por hoy la moneda
es necesaria y no debemos rechazarla, no
podemos hacerlo totalmente.
En este punto de la Enseanza, Cristo est
actuando ya a niveles materiales, en nuestra
tierra fsica, y necesita alimento material, como
dijimos en la anterior leccin al tratar de la
cuestin de la higuera. Ese alimento material es
la obra fsica, es esfuerzo material, que debe
ser compensado mediante una aportacin
material.
Sin embargo, como ya queda dicho, es preciso
que reduzcamos en nuestra vida cada vez ms
el espacio comercial. En primer lugar,
renunciaremos a ponerle precio a nuestros
sentimientos. Intercambiar amor contra dinero
es algo muy alejado de ese Reino en el que nos
proponemos entrar. Ms reprochable an si no
es amor, sino la ficcin de un amor, porque en
este caso, al despropsito se une la estafa.
Nuestros sentimientos slo pueden ser
intercambiados por otros sentimientos y no
aceptar por ellos los favores del Csar.
En segundo lugar, trataremos de no poner
precio a nuestros pensamientos, a nuestro
saber mundano, a nuestra ciencia. El intelectual
se dice que de algo tiene que vivir y que debe
sacarle rendimiento a sus ttulos. Pero lo cierto
es que Dios ha dispuesto las cosas de tal forma
que quien da su saber sin pedir las monedas del
Csar, recibe el sustento y aun la riqueza como
sucediera con Salomn. No est lejos de
nosotros la estampa del mdico rural a quien
sus clientes le llevan huevos, pollos, frutos,
rodendolo de abundancia. Ms lejanos estn
esos mecenas que mantenan en su corte
artistas y cientficos, y que volvern cuando
esos artistas y cientficos sean desprendidos y
tiles a la comunidad, puesto que en nuestros

das el sabio investigador es casi sinnimo de

peligro mortal.
9.- Va sin decir, pero precismoslo una vez
ms, que el primero de los trficos que
debemos suprimir es el de todo lo relacionado
con la espiritualidad, que no puede ser objeto
de comercio, porque viene de un mundo en el
que Csar no impera. Ya hemos insistido
mucho sobre ese aspecto y hemos aportado
razones para que insistamos de nuevo.
Cuando hayamos suprimido todo trfico,
dejando de intercambiar conocimientos y
aptitudes intelectuales o sentimientos contra
moneda del Csar, nos quedar an el trabajo
material, el agrcola, el industrial, por el que
podemos aceptar dinero, si lo estamos
haciendo. Pero nuestra filosofa ha de procurar
que se intercambien los bienes en todos los
mundos, de manera que el imperio de Csar
sea cada da ms restringido. Paguemos pues
al Csar el tributo que nos pide y
comportmonos de forma que un da ya no nos
pida nada.
10.- Por ltimo, no olvidemos que el Csar tiene
el siniestro privilegio de poder liquidarnos, y es
precisamente por ello que los fariseos tentaron
a Jess. El Csar est en nosotros, es el que
rige nuestro mundo profano, y mientras nuestra
obra no se ha realizado an, como ocurra con
Jess en la hora que estaba viviendo, debemos
darle lo que le pertenece.
Se trata, claro est, de la obra interna de
redimensin de nuestra personalidad. Mientras
nos encontramos en plena elaboracin de ese
otro-yo que ha de llevarnos al Reino, debemos
contemporizar con las exigencias de nuestro
Csar interno y pagar tributo a lo profano. No
convienen las actitudes heroicas y radicales; no
conviene la intransigencia, susceptible de
conducir nuestra personalidad sagrada a la
crcel o a la muerte, privndola de su
desarrollo.
No provoquemos pues al Csar con nuestra
actitud, porque su manifestacin externa
constituye la prueba de que lo hemos estado
elaborando en nuestro interior, que es una
criatura nuestra que se ha formando en nuestro
seno y que debemos alimentar como la madre
alimenta al beb nacido de su propia carne.
11.- Aquel da se acercaron a El saduceos, que
niegan la resurreccin, y le interrogaron:
Maestro, Moiss dice: Si uno muere sin tener
hijos el hermano tomar su mujer para dar
descendencia a su hermano Pues haba entre
nosotros siete hermanos y, casado el primero,
muri sin descendencia y dej la mujer a su
hermano; muri igualmente el segundo, y el

252

tercero, hasta los siete. Despus de todos,

muri la mujer. En la resurreccin, de cul de
los siete hermanos ser la mujer?, porque los
siete la tuvieron. Y respondiendo Jess, les dijo:
Estis en un error y ni conocis las Escrituras ni
el poder de Dios. Porque en la resurreccin, ni
se casarn, ni se darn en casamiento, sino que
sern como ngeles en el cielo. Y en cuanto a la
resurreccin de los muertos, no habis ledo lo
que Dios ha dicho: Yo soy el Dios de Abraham,
el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios, no es
Dios de muertos, sino de vivos. Y la
muchedumbre, oyndolo, se maravillaba de su
doctrina (Mateo XII, 23-23; Marcos XII, 18-27;
Lucas XX, 27-40)
En el Evangelio de Lucas, Jess precisa en este
pasaje: Los hijos de este siglo toman mujeres y
maridos. Pero los juzgados dignos de tener
parte en aquel siglo y en la resurreccin de los
muertos, ni tomarn mujeres ni maridos, porque
ya no pueden morir y son semejantes a los
ngeles e hijos de Dios, siendo hijos de la
resurreccin.
Son varias las enseanzas que se desprenden
de ese punto. En primer lugar, Jess desarma
una interpretacin que la Iglesia Catlica
acogera en su doctrina, segn la cual el da de
la resurreccin de la carne, todos volveremos a
ser lo que fuimos, dando por supuesto que
hemos vivido una sola vida. Esta creencia, que
an persiste en el catolicismo, haca que se
condenara la incineracin de los cuerpos,
porque se destrua as la imagen de esa carne
que
deba
aguardar
la
resurreccin.
Sorprendentemente, slo hace unas dcadas
que los hombres de iglesia han descubierto que
el fsico desaparece igualmente en la tumba,
descompuesto y devorado por los gusanos, de
modo que incinerndolo no se hace ms que
acelerar un proceso de destruccin que la
naturaleza produce por otros medios. Lo cierto
es que an hoy en da muchas familias catlicas
contemplan con recelo la incineracin,
pensando en la resurreccin de la carne.
12.- Bien claramente dice Jess que en la
resurreccin seremos distintos. Seremos, dice,
semejantes a los ngeles.
Esa resurreccin de la que Jess habla aqu,
ser la final y definitiva, aquella que ya no nos
privar de nuestra conciencia por un periodo de
tiempo, cmo sucede ahora entre una y otra
vida.
Aqu, entre nosotros, estamos hablando de
encarnaciones, de volver una y otra vez al
mundo fsico para adquirir experiencias. Pero si
pudiramos contemplar las cosas desde la
perspectiva de Cristo, desde su altura, no
hablaramos de varias vidas, sino de una sola.
Una sola vida, vivida por el Ego, que comporta
distintas fases de manifestacin en el mundo
material, en el de los deseos, en el del

pensamiento,
para
integrar
nuestras
experiencias al Ego y volver a bajar a por ms.
En esos menesteres no siendo an conscientes
de esa realidad viva y permanente que es el
Ego, consideramos la prdida episdica de
conciencia como una muerte, pero en el
universo la nocin de muerte es algo extrao,
atpico y por ello Jess recuerda que Dios es el
Dios de los vivos y no de los muertos: en el
universo divino no hay muertos.
Si hablamos con propiedad observaremos que
resurreccin significa el resurgir de la vida
divina en nosotros, su instalacin en nuestra
conciencia, despus del perodo de exploracin
del nuevo universo que nuestro Dios vino a
crear en la presente Jornada de Manifestacin.
El Ego resucitar realmente en nosotros cuando
hayamos alcanzado ese 5 da de la Creacin.
Entonces el perodo de vida material habr
terminado y tendremos un grado de conciencia
semejante al que tienen los ngeles
actualmente. Seremos, tal como dice Jess,
como los ngeles del cielo.
Respecto a la obligacin del hermano de
casarse con la viuda que deja el hermano
muerto, hay que interpretarlo, sobre todo, en su
aspecto simblico, tal como apuntbamos en la
leccin 27 al hablar de proteccin a la viuda, lo
cual no infirma el que esto deba hacerse en la
realidad, puesto que todo cuanto sucede en el
mundo de accin en el que nos movemos es la
perfecta ilustracin del juego que se desarrolla
en nuestros mundos internos.
13.- Dice Jess en este punto que los hijos de
este siglo toman mujeres y maridos, pero que
los juzgados dignos de tener parte en aquel
siglo -el de la Resurreccin- no tomarn
mujeres ni maridos porque ya no pueden morir
y, por consiguiente, habiendo sido vencida la
muerte, ya no ser necesario de formar nuevos
cuerpos para que pueda manifestarse en ellos
la vida.
Esto confirma que el matrimonio es una
institucin que tiene un valor episdico, que es
vlida, mientras sirva de vehculo a la vida y que
dejar de serio en cuanto los poderes latentes
en cada hombre resuciten y pueda ser a la vez
hombre y mujer. El hombre ya tuvo las dos
polaridades antes de que Dios procediera a su
separacin, creando a la mujer. En esa poca
cada hombre se reproduca sin necesidad de la
colaboracin de otro ser humano. En el futuro,
cuando en el camino ascendente el hombre
alcance los niveles de su estado primordial,
volver a ser hermafrodita y podr formar un
cuerpo en el que seguir viviendo cuando el suyo
est fuera de uso. Pero ese estadio no ser el
definitivo, sino que, al alcanzar ese 5 da ya no
ser necesario trasladarse a otro cuerpo
material porque viviremos en el cuerpo vital, que
durar eternamente, entendiendo por eternidad

253

el tiempo que duren las experiencias del Ego en

dicho cuerpo, puesto que desaparecer a su
vez y la vida pasar al cuerpo de deseos, que
ser el vehculo del 6 da.
14.- Los juzgados dignos de tomar parte en
aquel siglo, dice Jess, y esta frase resulta
inquietante, como aquella otra del Apocalipsis
de Juan, que se refiere a los 144.000 que se
salvarn. Es que no tendremos parte todos en
ese siglo? No formaremos parte de la
humanidad del 5 da?
La doctrina esotrica nos dice que todos
cuantos hemos iniciado el periplo evolutorio
como espritus virginales en el 1 el da de la
Creacin llegaremos al final de la aventura.
Pero nos dice tambin que a lo largo del camino
evolutorio, hay grupos que se retrasan y otros
que adelantan ms all del nivel programado.
Nos dice esa doctrina, dada por los hermanos
mayores, que los actuales monos pertenecen a
la oleada de vida humana, pero ya al final del 1 er
da de la Creacin se quedaron atrs y en el 2
da se vieron postergados con relacin a sus
hermanos. Si en el 4 da se encontraron como
se encuentran, cmo estarn el 5 el 6 y el
7? Ya que su retraso, en lugar de colmarse, es
cada da mayor y ya no tienen posibilidad
alguna de volver por su propio esfuerzo.
No podemos decir que los monos tengan parte
en las tareas de nuestra humanidad, como
tampoco las tienen los Egos de las tribus
primitivas que an hoy subsisten en nuestras
selvas. Pero de estar, s estn.
En el futuro, las condiciones evolutivas sern
ms felices porque todo estar al alcance de
todos. Sin embargo, seguirn habiendo
adelantados y retrasados, gentes que trabajan
para el Ego y otros que lo hacen para satisfacer
a su yo profano. De modo que cuando
accedamos al 5 da, mientras unos sern
ciudadanos que protagonizan la vida en el
nuevo universo, otros sern meros figurantes,
comparsas, sujetos. Uno de los trabajos ms
exaltantes del hombre del futuro inmediato, ha
de consistir en organizar programas para que
los situados hoy en niveles evolutorios inferiores
puedan alcanzar el nivel de los pioneros.
15.- Los fariseos, oyendo que haba hecho
enmudecer a los saduceos, se juntaron en torno
a l y le pregunt uno de ellos, doctor,
tentndolo: Maestro, cul es el Mandamiento
ms grande de la ley? l le dijo: Amars al
Seor, tu Dios, con todo tu corazn, con toda tu
alma y con toda tu mente. Este es el ms
grande y el primer mandamiento. El segundo,
semejante a ste, es: Amars al prjimo como a
ti mismo. De estos dos preceptos pende toda la
ley y los profetas. Djole el escriba: Muy bien,
Maestro, con razn has dicho que l es nico y

que no hay otro fuera de l, y que amarle con

todo el corazn, con todo el entendimiento y con
todas las fuerzas, y amar al prjimo como a s
mismo, es mucho mejor que todos los
holocaustos y sacrificios. Viendo Jess cuan
atinadamente haba respondido, le dijo: No
ests lejos del Reino de Dios. Y ya nadie se
atrevi ya ms a preguntarle. (Mateo XXII, 3440; Marcos XII, 28-34)
Este es el ltimo dilogo que sostuvo Jess con
sus oponentes, los representantes del mundo
antiguo, y en l su enseanza volvera a lo
primordial, al amor a Dios y a los semejantes
con la mente, el corazn y el alma. Si el costado
izquierdo de nuestra naturaleza se une al
derecho en ese amor, el alma, que es el
resultado conjunto de nuestras actividades,
quedar impregnada de ese amor, que es luz y
entonces aparecer clara ante nosotros la ley y
podremos contemplar las perspectivas futuras
de nuestra vida y del mundo, anunciadas por los
profetas. El amor a Dios de esos tres que hay
en nosotros, se convierte en esa esencia
llamada Sabidura que nos permite penetrar en
el misterio de todas las cosas.
Encontramos en los Evangelios muchas
secuencias repetidas y esto no se debe a que
los cuatro refieran los mismos hechos, puesto
que esas repeticiones estn consignadas en
fases distintas de la penetracin crstica. La
repeticin se debe a una necesidad de repetir
los conceptos, las meditaciones, el estudio, en
diferentes pocas del ao y de nuestra vida.
Porque volviendo una y otra vez a las mismas
cosas, los fariseos que llevamos dentro se van
convirtiendo, van percibiendo poco a poco el
discurrir de la verdad, que primero ampla el
sentido de las cosas, agranda el conocimiento
para, despus, dar un vuelco, y llevar al
individuo a la percepcin de lo contrario, de un
universo en el que todos los valores son vueltos
al revs.
16.- Tomando Jess la palabra, deca
enseando en el templo: Cmo dicen los
escribas que el Mesas es hijo de David? David
mismo, inspirado por el Espritu Santo, ha dicho:
Dijo el Seor a mi Seor: Sintate a mi diestra
hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus
pies. El mismo David lo llama Seor de dnde
pues viene que sea hijo suyo? (Marcos XII, 3537; Lucas XX, 41-45; Mateo XXII, 41-46)
Antes de terminar su enseanza pblica, Jess
quiso dar a los judos esta precisin sobre el
Mesas que ellos esperaban. El Mesas est por
encima de David y no debajo de l. No puede
ser el hijo de un guerrero, de un rey victorioso;
no puede venir en el fragor del combate.
Guardaos de los escribas -dice Jess a sus
discpulos que gustan de ir vestidos de largas
tnicas y buscan los saludos en las plazas y los
primeros asientos en las sinagogas y los

254

primeros puestos en los convites, mientras

devoran las casas de las viudas y hacen
ostentacin de largas oraciones-. Estos tendrn
un juicio ms severo. (Lucas XX, 46-47; Marcos
XII, 38-40; Mateo XXIII)
17.- No era la primera vez que Jess arremeta
contra los escribas y fariseos, y vituperaba la
ostentacin. Ya hemos dicho, al comentar ese
discurso que Lucas recoge en su captulo XI, lo
que debamos entender sobre la organizacin
de la sociedad farisaica, objeto del captulo XXIII
de Mateo.
Acusa aqu a los escribas de devorar las casas
de las viudas, esto es, de introducirse en estas
moradas humanas en las que haba un
propsito que luego abandon la voluntad, no
para ayudar el propsito a realizarse, sino para
caer sobre l y destruirlo, reemplazndolo por
un precepto marchito de una Ley que ha
prescrito, dejando la pobre viuda sin techo.
La banalidad, el propsito convencional, el lugar
comn son otros tantos fariseos y escribas que
amenazan constantemente de invadir nuestros
propsitos creadores en cuanto el desnimo
cunde en nosotros y retiramos la Voluntad que
les permiti nacer. El escribano nos acecha
hasta en los momentos finales de la penetracin
crstica, cuando parece que ya habamos
estabilizado
en
nosotros
el
Reino.
Guardmonos
pues
de
esos
escribas
engalanados, pulidos, que lucen bellas tnicas,
pero que son sepulcros blanqueados.
18.- Levantando la vista, vio ricos que echaban
sus ofrendas en el gazofilacio, y vio tambin a
una viuda pobre que echaba dos ochavos, y
dijo: En verdad os digo que esta pobre viuda ha
echado ms que todos los otros, porque los
dems echaron para las ofrendas a Dios de lo
que les sobraba, mientras que est ech de su
indigencia todo lo que tena para el sustento.
(Lucas XXI, 1-4; Marcos XII, 41-44)
Si el Reino se pudiera comprar a tanto el metro
cuadrado, sin duda alguna que hoy ya sera
propiedad de los ricos de la tierra. Pero no
siendo algo que podamos obtener mediante
dinero, la nica forma de adquirirlo es
entregando a Dios todo lo que tenemos para el
sustento, aquello en lo cual se apoya nuestra
vida, con la misma confianza ciega que tiene el
nio hacia sus padres. Si somos capaces de
arrojarnos en brazos de la divinidad, de darlo
todo como esa viuda que Jess vio en el
templo, Dios nos acoger con la misma entrega
y nos encontraremos ya para siempre al abrigo
de la necesidad y del dolor. Si le damos, en
cambio, las sobras, es decir, algunos ritos
algunas plegarias, despus de haber consumido
nuestro tiempo profano en las llamadas
obligaciones destinadas a sustentarnos, la

abundancia divina no se manifestar, puesto

que nosotros ya velamos para que esa
abundancia no nos falte.
19.- Hablndole algunos del Templo, que
estaba edificado con hermosas piedras y
adornado de exvotos, dijo: Da vendr en que
no quedar piedra sobre piedra de todo esto
que veis, pues todo ser demolido. (Lucas XXI,
5-6; Marcos XIII, 1-2; Mateo XXIV, 1-2)
La vida es un continuo proceso de demolicinreconstruccin y el Templo de la Espiritualidad,
la Morada Interna que un da empezamos a
levantar para que el Ego pueda residir en ella,
no escapa a esa regia. En la leccin anterior al
hablar de Jerusalem, ya hicimos alguna
consideracin sobre esas destruccionesreconstruc-ciones.
El Templo de la Espiritualidad debe ser cada
vez ms amplio, ofrecer al Ego un mayor confort
y, despus de ser morada individual, ha de
convertirse en lugar de reunin para todos los
hombres de la tierra. Mientras ese templo no
sea el de todos, deber ser destruido una y otra
vez.
El primer Templo ha de dar cobijo a nuestra
unidad interna; ha de permitirnos ser Uno
siempre, en todos los momentos de la jornada
del mes y del ao, en lugar de ser esa persona
mltiple que solemos ser en el estado evolutorio
actual, en el que una tendencia combate y
destruye lo que otra tendencia haba
pacientemente levantado. Cuando esa unidad
de criterio ha sido establecida por el Ego
dominante, nos ser preciso proceder an a la
destruccin de ese templo para ayudar a
levantar el de la Unidad Total de Todos.
Algunos contemplan con nostalgia las hermosas
piedras que contiene la arquitectura del templo,
esas hermosas piedras que son principalmente
las que retardan su demolicin. En nuestra vida
social, vemos como los edificios singulares son
preservados mediante leyes dictadas por Bellas
Artes y mientras todas las construcciones de su
poca han sido arrasadas y se han construido
nuevos edificios, el singular sigue all,
testimoniando de un tiempo que ya ha muerto.
Las hermosas piedras en el terreno anmico,
son los bellos pensamientos, los bellos
sentimientos, las bellas realizaciones humanas.
En toda vida hay algo de lo que podemos
sentirnos orgullosos; algo que nos permite
estimarnos, sentirnos tiles y decirnos que
estamos haciendo lo que debemos hacer.
Pero en el curso inexorable de la evolucin,
estas cosas envejecen o, por lo menos, tendran
que envejecer en nosotros, porque, si
constantemente estamos sacando brillo y
esplendor a nuestros hechos memorables, se
convertirn en reliquias y sern como esos
cntaros y vasijas que vemos en los museos,
que un da fueron instrumentos tiles para el

255

hombre y que ahora no son ms que el intil

testimonio de algo que form parte de la
existencia hasta que el tiempo lo margin.
Tenemos que olvidar lo bueno y lo til que
hayamos podido hacer, como debemos olvidar,
con mayor rapidez, lo torcido y desafortunado.
Porque lo bueno y lo til, sindolo relativamente,
respecto a una situacin o a un momento
evolutivo, no puede ser bueno y til para
siempre jams. Y si no lo olvidamos, se
convertir en esa hermosa piedra que
impedir la demolicin del edificio, en virtud a su
hermosura.
20.- Ms difciles an de demoler son los
exvotos que imprimen su marca en las
piedras, es decir, nuestros compromisos,
nuestras promesas, nuestros juramentos
solemnes, que se erigen como una muralla
inexpugnable que no permite el asalto del oleaje
de la nueva vida que se abate una y otra vez
contra las defensas de nuestra ciudadela
humana, como si se tratara de un enemigo. Nos
comprometemos ante los dems o ante
nosotros mismos, y ese compromiso nos ata a
un determinado edificio, a una determinada
forma de ser. Y cuando esa forma de ser ya no
es vlida, el compromiso, la promesa, el
juramento es una pesada cadena que nos liga a
un yo arcaico, que arrastramos como el
fantasma arrastra a su alma en pena. Jess ya
dijo, al comienzo de su enseanza, que no
haba que jurar y que basta un s o un no. Pero
son muy pocos los que respetan esa regia. El
poder civil considera el juramento como algo
sagrado, y el perjuro es castigado. En el mundo
religioso, vemos que se pronuncian votos
perpetuos, infringiendo la regla cristiana. Y as
nuestro templo est lleno de piedras que nos
recuerdan antiguos votos y nos obligan a un
modelo de comportamiento que ya no est
impulsado por ninguna fuerza interna, sino que
est promovido por un muerto insepulto, es
decir, por una fuerza que estuvo presente en
nosotros en determinada poca, pero que ya se
fue, ya muri.
De todo el edificio de antao no ha de quedar
piedra sobre piedra, nos dice Jess y, por
consiguiente, cuando la fuerza crstica alcanza
en nosotros esa hora, cuando est trabajando a
niveles materiales y no en el pensamiento o en

los sentimientos, debemos poner manos a la

obra y desmontar las piedras de nuestro templo
antes de que su desfase, su anacronismo,
suscite la aparicin del enemigo, que nos lo
derribe a caonazos.
21.- Le preguntaron, diciendo Y cundo
suceder esto y cul es la seal de que estas
cosas estn por suceder?
Ya dijo Jess anteriormente que el Reino de
Dios no llegara ostensiblemente (Lucas XVIII,
20) La destruccin del templo es un asunto
individual. Es decir, tendra que ser individual,
porque si dudamos, si dejamos que nostalgia
nos domine, venerando respetuosamente las
hermosas piedras y los exvotos; si
convertimos las hazaas, que deben ser simple
trasiego, en tradicin respetable, y ante ellas
entonamos cnticos y rapsodias, entonces no
estaremos realizando el trabajo de desguace
del edificio, y la tarea no cumplida se la
retrocederemos a las fuerzas que trabajan en el
sector de demoliciones, las cuales procedern
indiscriminadamente. Entonces la destruccin
habr dejado de ser asunto individual para ser
acontecimiento colectivo.
22.- Ya dijo Salomn, y lo hemos recordado
aqu varias veces, que hay un tiempo para cada
cosa, un tiempo para edificar y un tiempo para
desmontar lo edificado. Si dejamos pasar el
tiempo de hacer las cosas, las que estaban en
la esfera de lo sublime pierden su calidad de
verdades y se precipitan en el Mundo de
Perdicin,
donde
los
luciferianos,
que
administran la fuerza de repulsin, las
destruyen.
Cuando no hacemos lo que deberamos hacer,
la iniciativa nos es arrebatada y pasa en manos
del adversario o, ms propiamente dicho, del
que nosotros identificamos como tal, ya que en
realidad es la fuerza que corrige nuestros fallos,
nuestros errores o nuestras inhibiciones. Ese
adversario agrupa los casos, a fin de actuar con
una mayor economa de fuerzas, y la
destruccin de nuestro templo, de nuestra
seguridad interna, del mundo en el que tan
seguros nos encontrbamos, toma el cariz de
una catstrofe colectiva.

256

Preguntas:
1.- De que manera podemos conservar el vestido blanco de bodas?
2.- Di lo que has comprendido, sobre la necesidad de dar al Csar a lo que es del Csar.
3.- Si hablamos con propiedad, qu debemos entender por resurreccin?
4.- Cuando el actual da de la Creacin termine, cul ser la diferencia entre los que se salvan y los
que no?
5.- Por qu las hermosas piedras y los exvotos retrasan nuestra evolucin?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 31

1.- Iniciamos esta Leccin con el interrogante

abierto en la Leccin anterior: Cundo
suceder la destruccin del Templo y cul es la
seal de que est a punto de suceder?
Sentados en el Monte de los Olivos, enfrente del
Templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrs se lo
preguntaron. Jess comenz a decirles: Mirad
que nadie os induzca en error. Muchos vendrn
en mi nombre, diciendo: Yo soy, y extraviarn a
muchos. Cuando oyereis hablar de guerras y
rumores de guerras, no os turbis; es preciso
que esto suceda; pero eso no es an el fin.
Porque se levantarn pueblo contra pueblo y
reino contra reino; habr terremotos en diversos
lugares; habr hambre; ese es el comienzo de
los dolores. (Lucas XXI, 7-11; Marcos XIII, 3-8;
Mateo XXIV, 4-7)
Muchos dirn: Soy el Mesas, dice Jess en
este punto de la enseanza y, en efecto, a lo
largo de los dos mil aos ltimos muchos han
pretendido ser el mismo Cristo que retorna, y
ms que nunca en osos ltimos tiempos. Vemos
as que hombres que en su vida civil haban
trabajado como carteros, por citar el ejemplo de
ese Cristo de Monfavet que surgi en Francia
hace unas dcadas, dejan de pronto su oficio y
se ponen a vivir como ellos suponen que Cristo
lo hizo. Otros, sin auto-concederse ese ttulo, se
visten con tnicas, se dejan el pelo y la barba
como suponen que Jess los llevaba, y se
lanzan al ruedo de la vida predicando lo que han
podido aprender.
Para comprender esa proliferacin de
contrafiguras de Cristo es preciso que volvamos
a lo que se explic en el 1er Curso sobre la
formacin de Artificiales en el mundo del deseo.
El fervor popular, la imaginacin del pueblo,
crea en el Mundo de Deseos formas que
corresponden a sus creencias. As las vrgenes

se multiplican, de acuerdo con el poder creativo

de sus fieles, y se forman igualmente diversas
imgenes de Cristo. Diversas porque no todos
los hombres de la tierra lo ven de la misma
manera. Hay matices en esa visin y cada una
de ellas le corresponde una imagen que se va
engrosando segn el nmero de fieles que lo
crean.
2.- Esos Artificiales no pueden hincharse
indefinidamente, ya que, como el resto de las
cosas, estn sometidos a la ley del Yod-HeVav-He y, despus de nacer, de acumular
poder, tienen que derramarlo. Y cuando esto
sucede, resulta que ciertos hombres son ms
idneos que otros para recibir la fuerza del
Artificial, el cual penetra en su cuerpo de
deseos y deslumbra, por as decirlo, su
personalidad humana, suplantndola.
El hombre que protagoniza esta vivencia, deja
de sentirse l, para asumir la nueva
personalidad radiante. No le faltarn discpulos,
porque se manifestar ante esos que
precisamente, con su fervor, ayudaron a
establecer la imagen del artificial, los cuales
encontrarn en la persona ungida por tal
imagen exactamente aquello que su fervor les
ha hecho concebir.
Est claro que estos Cristos artificiales han de
inducir en error a sus seguidores. En primer
lugar, porque no son ms que el reflejo de su
fervor y, por lo tanto, no pueden aportar ms
enseanza que aquella que los propios fieles
han puesto en la imagen creada, de modo que
la espiritualidad rueda por un crculo vicioso. En
segundo lugar, la personalidad humana no se
desvanece, sino que est en tales personas
como agazapada. Es posible que el artificial

257

sublime no acte en ellos las veinticuatro horas

del da y que, por momentos, sientan apetitos
humanos. Entonces hacen una componenda
entre el comportamiento sublime a que el
artificial les induce y el deseo humano, dando
lugar a doctrinas aberrantes, estilo amor tntrico
y semejantes. Sus seguidores marcharn as
hacia el mundo de perdicin, llevados por su
espiritualidad.
En el mejor de los casos, esos Cristosartificiales meten a sus adeptos en un callejn
sin salida, estimulando su vanidad al hacerles
creer que ellos son los elegidos y que estn
viviendo la ltima hora de la materialidad,
hacindoles vislumbrar la proximidad de un
reino que, para ellos, est an muy lejos.
3.- Pero la imaginacin popular va mucho ms
lejos y no se limita a crear una imagen
venerable, sino que crea una historia, una
autntica novela protagonizada por Cristo, en la
que suceden las ms fantsticas secuencias
desde su infancia hasta su muerte. En el mundo
del deseo tambin hay novelistas, de los cuales
los nuestros no son ms que una plida imagen.
Esos novelistas montan, articulan esas
fantasas creadas por la imaginacin del
hombre, les ponen los eslabones que faltan y
luego las venden a ciertos mediums que les
dan cuerpo literario en la tierra.
Tenemos as explicado el origen de tantas
biografas de Cristo, dictadas por l mismo,
como existen en nuestras libreras. En todas
ellas Jess aparece como un hombre muy
bueno, que da a los pobres riquezas sacadas de
la manga, les restablece la salud y los resucita,
si han muerto. Tambin esas biografas inducen
en error, por cuanto reducen la figura de Cristo,
limitan su dimensin espiritual y convierten su
vida en una estampa llena de lugares comunes,
la mayor parte del tiempo sugiriendo o diciendo
explcitamente
que
Jess
sac
sus
conocimientos de la India, e induciendo as a los
lectores a procurarse los libros en que
supuestamente Cristo bebi sus enseanzas.
No hay mala fe en esos Cristos y su obra, en
si misma, pudiera ser positiva y aleccionada si
no existiese el malentendido primordial de
creerse ellos mismos e inducir a los dems a
que le crean, que Cristo ha vuelto a la Tierra y
que el final de los tiempos anunciado est al
caer.
Sin embargo, como dijo Jess, esa proliferacin
de Mesas es el anuncio del comienzo de los
dolores del parto, ya que ello significa que el
fervor popular es tan elevado, que hace que
estallen esos globos llamados Artificiales
sublimes, espitirualizando la tierra humana.
Cuando las Vrgenes se aparecen en las aldeas,
cuando los Cristos-artificiales empiezan a dictar
biografas y a encarnarse en carteros, es que
el dolor del parto ha empezado ya.

4.- El otro sntoma son las guerras, los rumores

de guerra, los terremotos, el hambre, el
levantamiento de pueblos contra pueblos y
reinos contra reinos.
La entrada en el reino significa la ordenacin de
todas las cosas. El reino paradisaco no puede
establecerse mientras el rompecabezas del
mundo no presente una perfecta imagen, y
ponerlo todo boca arriba, o sea, pasar del
desorden al orden, es algo que difcilmente
puede hacerse sin guerras.
Ya vimos, al final de la leccin anterior, cun
difcil es que cada uno proceda a la
remodelacin de su Templo, de su mundo
interno, cuando las piedras que los constituyen
deben ser elaboradas con nuevos materiales.
La sociedad siente una autntica veneracin por
todo lo antiguo. Uno de los mejores negocios de
hoy en da es el de anticuario y a veces se paga
triple por una cmoda carcomida por la polilla,
que por el mueble que sale de la fbrica. Pero
esa veneracin por lo antiguo suele obedecer a
razones superficiales, y constituye el sntoma de
que no le gusta a la sociedad cambiar en su
estructura profunda. Cambiar en el modo, en el
uso de los artefactos que pone a su disposicin
la industria, pero seguir aferrada a los hbitos
viciosos, venerndolos, encontrndoles razones
nobles, virtualidades que incitan, no a
desprenderse de aquello por estar fuera de uso,
sino al contrario, a promoverlo y exaltarlo. Es a
bombazo limpio que las viejas y perversas
estructuras anmicas deben saltar. Ahora bien,
cundo sobrevendr esa guerra, anunciadora
de los dolores del parto?
5.- Hemos visto que el universo, en su marcha
inexorable hacia delante precipita, por decirlo de
algn modo, en el abismo, a los vagones que
cierran la marcha de su fantstico carrusel. Es
como si a ese tren de la vida le nacieran
vagones en la cabeza, colocada en la rampa de
la montaa, mientras la cola es tragada por el
reino de las sombras. Dicho de otro modo, la
marcha hacia delante de los que estn en
vanguardia, sita en el mundo de perdicin a los
que estn detrs, lo mismo que sucede en las
carreras ciclistas, en que los ltimos se ven
eliminados si llegan ms all de un determinado
porcentaje de tiempo del empleado por los
primeros en llegar a la meta.
La luz, en su marcha hacia delante, genera
sombras, y donde vemos mejor representado
ese proceso es en al marcha diaria del Sol,
puesto que al iluminar nuevas franjas de la
Tierra, deja a oscuras otras zonas, en las que
van instalndose progresivamente los poderes
de las tinieblas.
Donde quiera que posemos la mirada
observamos la efectividad de esa ley, que

258

podemos resumir diciendo: El acceso a la

verdad precipita automticamente una franja del
universo en el que vivimos en la regin de la
conflictividad, de la destruccin, de las sombras.
Vemoslo an en el dominio del progreso
tecnolgico, donde las nuevas conquistas de la
tcnica dejan sin trabajo a una categora de
obreros que ya no se adaptan a las nuevas
tareas que exige de ellos la sociedad y forman
una capa de marginados y conflictivos.
El progreso, en cualquier dominio que se
realice, produce automticamente retrocesos en
su parte baja; deja en la sombra una franja de
su propia vida y en ella se establecen las
fuerzas que trabajan en la repulsin con objeto
de destruir, de extirpar esa parte. Por ello deca
Jess que es preciso que sucedan guerras, y
que esas guerras son el signo que evidencia la
proximidad del Reino. Cuando hayamos
penetrado en ese Reino del Padre de una
manera total y absoluta, ya no habrn sombras,
ya no sern precisas las guerras. Es mientras
permanecemos en las actuales condiciones,
que para alcanzar nueva luz, es preciso que en
nuestra retaguardia, una franja de nosotros
mismos sea destruida.
6.- Lo que ocurre en el universo, en la sociedad,
sucede igualmente en nuestro micro-universo,
de modo que el aspirante a la vida superior, al
moverse hacia delante, ver aparecer en su
existencia una zona de inseguridad y de guerra.
Quizs antes de levantarse viva una
existencia equilibrada y sin problemas. Su Sol
interior haba detenido su marcha y alumbraba
un paisaje sin sombras. Pero he aqu que al
reemprender su camino y aparecer en su vida
nuevas zonas iluminadas, en su retaguardia
humana surgen las tinieblas y, con ellas, las
fuerzas destructoras que trabajan en el derribo
de aquello. Segn su circunstancia particular,
para unos esa zona de penumbra cubrir su
vida laboral, y se quedarn sin trabajo, o lo
abandonarn por voluntad propia, porque
sienten que ya no encajan en aquello. O bien
ser su vida de relacin la que sufrir, y se
quedarn sin amigos, sin familia, o llevando una
vida conyugal conflictiva.
El que sea preciso que esto suceda as, no
significa que debamos cruzarnos de brazos ante
un proceso natural que, como todos, pueden y
deben ser superados. Ya vimos que Dios
procedi a una segunda Creacin despus de
que quedara descontento con la primera, la
natural. Tambin nosotros, a su imagen y
semejanza, debemos vencer las leyes de la
naturaleza y ponerle luz artificial a nuestra zona
de sombras.
El aspirante a la vida superior, sabiendo que por
la fuerza de las cosas, al penetrar en la luz, una
parte de su existencia quedar sumida en las
tinieblas y tender a ser destruida, ha de poner

a salvo lo esencial de esa franja de terreno que

ser zona de guerra, del mismo modo que lo
hara el habitante de una ciudad que supiera va
a ser destruida por una catstrofe natural.
Si las relaciones con el cnyuge constituyen esa
zona conflictiva habr que salvar al cnyuge y
llevarlo a la tierra en la que todava hay luz. No
existe una frmula de salvacin valedera para
todos. Cada artista debe operar segn su
criterio, pidiendo a las fuerzas de la luz la
iluminacin necesaria para actuar con acierto.
7.- Los pueblos y los reinos se levantarn los
unos contra los otros, dice Jess, habr
terremotos y hambre.
Cuando nos movemos, cuando los centuriones
que mandan en nuestras fuerzas internas gritan
En marcha! Nuestros pueblos de clulas tienen
que levantarse y ponerse en camino. Esto
produce en nuestra tierra humana malestar y
confusin, porque desorganiza el orden
existente en tales poblaciones. El movimiento
interno hacia la perfeccin altera toda la
existencia en nuestro triple cuerpo. En primer
lugar, desaloja las fuerzas espirituales que
estaban actuando en nosotros y se produce en
ellas una reaccin, que Jess ya explic
anteriormente, y a la que nos hemos referido al
hablar de los siete peores, movilizados por el
espritu impuro que es echado de nuestro
cuerpo.
Pero no son solamente esos seores
feudales los perjudicados por el impulso
ascendente de nuestro Ego en direccin al
Reino, porque hay en nosotros una vida microorgnica que vive en nuestra clulas y
encuentra en ellas unas condiciones estables.
Si nos ponemos en marcha, esa estabilidad
se ir a pique, porque nuestra frecuencia
vibratoria se alterar, apareciendo en nosotros
una nueva tierra que ofrecer unas condiciones
de vida adecuadas a un nuevo pueblo microorgnico. Entonces ese nuevo pueblo se dir:
Esta es nuestra tierra prometida! y comenzar
su marcha para instalarse en ella. Pero el
antiguo pueblo no permanecer con los brazos
cruzados: defender esa tierra que se
resquebraja bajo sus pies y producir en
nuestro interior un estado de anomala,
conocido con el nombre de enfermedad, de
modo que unos micro-orgnicos que hasta
entonces haban sido nuestros amigos, se
convierten en nuestros ms mortales enemigos.
8.- Esos pueblos internos viven perfectamente
jerarquizados, con un rey, sobre cuyas espaldas
recae la responsabilidad del rgano que le ha
sido confiado. Ese rey capta recursos
provenientes de la Suprema Voluntad de
Kether, que le son comunicados a travs del
sistema nervioso. Mientras el invasor de la

259

nueva tierra no haya conseguido cortar esa va

de comunicacin, habrn dos voluntades
imperantes en nuestro mundo interior, dos
gobiernos, uno que nos impulsa el cambio
evolutivo y otro que trabaja para asegurar la
permanencia de los valores antiguos, dando
lugar a algo muy parecido a una guerra civil.
Esta lucha ya se describe en la Biblia, en los
avatares del Pueblo Elegido para ocupar la
tierra de los cananeos. Es una guerra
permanente que se desarrolla en nosotros, con
fases fras y calientes, puesto que ese avance
hacia un ms all es una constante en cada uno
de los hombres. Una guerra vivida con mucha
ms intensidad por el adepto, por el individuo
levantado espiritualmente, hasta su llegada a
este Reino de la paz que Cristo representa,
donde se vive en una estabilidad definitiva, en
un eterno bienestar, puesto que ya no es
necesario que ciertas fuerzas espirituales nos
instruyan por la va del dolor. Cuando hayamos
alcanzado la conciencia crstica ya no habrn
desperdicios; asimilaremos las enseanzas que
nos vienen de arriba en directo sin necesidad de
intermediarios.
Mientras los pueblos internos luchan unos
contra otros, se produce un estado de hambre,
ya que la tierra no siendo firme, ni produce lo
que antiguamente produca, ni pueden sacarse
de ella las nuevas cosechas. Por otra parte, los
agricultores internos estn movilizados
defendiendo su tierra como para ocuparse de
que sta produzca, y tampoco estn en sus
puestos los que se ocupaban de la distribucin.
9.- Esta situacin puede resolverse de tres
maneras: o bien el primitivo pueblo microorgnico gana la guerra, destruye al invasor y
restablece la normalidad en su tierra, llamando
a las viejas fuerzas espirituales a que vuelvan a
ocupar sus puestos, y en tal caso el individuo ha
perdido la batalla de la espiritualidad. O la
contradiccin subsiste, la guerra interna se
prolonga, se generaliza, participan en ella todos
nuestros pueblos, hasta llegar a un punto en
que toda vida organizada es imposible y el
hombre muere. O la espiritualidad gana el
combate y establece un nuevo orden.
Esas tres opciones son las que se ofrecen al
individuo en el estadio He del conflicto, ya que si
alcanza su fase Vav, la conflictividad saltar al
exterior y la persona entrar en guerra con sus
semejantes.
Es muy frecuente ver a individuos lanzados por
el camino de la espiritualidad, atribuir a quienes
les rodean la culpa de no poder realizar sus
propsitos. Para unos son los nios, para otros
el cnyuge, o el vecino que pone el tocadiscos
con demasiado volumen y les impide
concentrarse. Y as no reconocen al enemigo
dentro, sino que lo detectan fuera, y entonces la
dinmica es la misma: o bien sucumbirn a ese

enemigo
externo
y
abandonarn
sus
pretensiones espirituales; o se destruir la
familia y el individuo se ir en busca de un
medio ambiente que l creer ms propicio; o la
espiritualidad triunfar pasndose a ella todos
los que la perturbaban.
A veces se ha dicho, al hablar de esa
problemtica, que el estado de enfermedad es
ineludible para todo aquel que aspira a vivir la
espiritualidad, porque tienen que producirse
cambios internos y modificarse todas las
corrientes que circulan por nuestro organismo.
Sin embargo, si la espiritualidad forma un frente
nico, si ataca al enemigo por los cuatro puntos
cardinales, esos cambios tendrn lugar en un
abrir y cerrar de ojos. Si el estado enfermizo se
prolonga, es que la espiritualidad desfallece, es
fluctuante, y la Voluntad est aprovisionando a
las dos partes enfrentadas.
10.- Por ltimo, cuando el conflicto individual se
generaliza y se convierte en conflicto de todos,
aparece la guerra exterior, que en la fase He es
guerra civil, en el seno de una misma nacin, y
en la fase Vav es la guerra internacional. Toda
guerra tiene su origen en un afn de expansin
del espritu de una nacin o en el afn de
conquistas
territoriales
con
las
que
engrandecerse Lo uno y lo otro corresponde
a una necesidad de ir ms all que no ha
encontrado
su
adecuado
cauce.
La
espiritualidad, en los bajos niveles, se
manifiesta como una necesidad de ser ms y de
ser reconocido como tal por los que nos rodean.
Resulta
pues
que
el
proceso
de
espiritualizacin, mientras la conciencia no ve
con claridad el juego de fuerzas que pone en
movimiento, ha de desembocar en guerras,
tanto por dejar en la sombra zonas que pasan a
ser regidas por la fuerza de repulsin, como por
poner en marcha pueblos que se lanzan a la
ocupacin de las nuevas tierras que la
espiritualizacin va creando. As tenemos que el
estado de guerra es el natural mientras ese
proceso no haya llegado a su fin, o sea,
mientras la humanidad avanzar hacia ese
reino paradisaco que Jess vino a proclamar.
Cuando ese estado de guerra se haya
generalizado y sea permanente la amenaza de
guerra, ello supondr que todos nuestros
pueblos internos se han puesto en marcha, que
todo se mueve en nuestro interior y, por
consiguiente, los dolores del parto de ese otro
mundo habrn empezado.
11.- Entonces os librarn a los tormentos
-prosigue Jess- y os harn morir, y seris
odiados en todas las naciones a causa de mi
nombre. Tambin entonces varios sucumbirn,
y se traicionarn odindose unos a otros (Mateo
XXIV, 9-11; Marcos XII, 9; Lucas XXI, 12)

260

El culpable es siempre el que perturba las

costumbres reinantes, respetabilizadas por las
leyes. As, quienes predican la paz son
considerados como traidores en tiempos de
guerra, lo mismo que los partidarios del
sacrificio y la humillacin. Ahora ms que nunca
la enseanza cristiana es la enemiga de la
sociedad, y si ha podido subsistir una religin
cristiana floreciente, ha sido porque sus
supuestos representantes se han sometido a las
reglas de los tribunales y no han dudado en
bendecir los pelotones de ejecucin. Es en la
medida en que lo cristiano deja de serio, que
puede subsistir. Y al decir cristiano, queremos
definir todo lo espiritual. As vemos que en el
Islam triunfa un Khomeini cortando manos a los
ladrones, apaleando hasta la muerte a los
adlteros, fusilando a los drogadictos y
poniendo sangre y fuego en todo el pas, en
nombre de una espiritualidad corrupta y mal
entendida. Cristo sigue siendo el enemigo de la
sociedad profana, por muchos crucifijos que se
pongan en los despachos pblicos y mucho
folklore que se eche a las celebraciones.
Entre los que han emprendido la gran aventura
espiritual que supone la conquista del reino,
tambin
algunos
sucumben
y
acaban
odindose. Se necesita mucho equilibrio
psquico para no perderse en vanas
elucubraciones. Ya dijo Jess en otra ocasin
que si las fuerzas del adversario son muy
superiores a las nuestras, lo mejor es pactar con
l, antes de lanzar nuestras tropas a un
descalabro. Muchos no lo tienen en cuenta y
pierden la batalla de la espiritualidad y acaban
odiando lo que no han podido conseguir y
traicionando a sus camaradas de escalada.
Varios falsos profetas se levantarn y seducirn
a mucha gente, prosigue Jess, refirindose a
esos que han sucumbido y que preferirn, antes
de confesar su derrota, decirse que ya han
llegado, y proceder como si ya pertenecieran al
reino, hablando en nombre de una supuesta
divinidad, en una supuesta altura espiritual que
an no han alcanzado.
12 Cuando os lleven ante reyes y gobernadores,
poneos en cabeza que no debis premeditar
vuestra defensa, ya que yo os dar unas
palabras y una sabidura que vuestros
adversarios no podrn resistir o contradecir
(Lucas XXI, 14-15) Marcos dice (XIII, 11)
Cuando os llevarn para entregaros, no os
inquietis por adelantado de lo que vais a decir;
decid lo que os ser dado en el momento
preciso, ya que no seris vosotros quienes
hablaris sino el Espritu Santo.
Este es un punto muy importante a tener en
cuenta si en el discurrir de nuestra vida
espiritual nos vemos enfrentados un da con el
poder civil. No premeditemos la respuesta, es
decir, no pongamos nuestra razn a trabajar en

la elaboracin de un argumento exculpatorio.

Dejemos el terreno intelectual libre para el
Espritu Santo y l acudir con la respuesta que
nuestros adversarios no podrn contradecir.
Nos revela aqu Jess que en los mundos de
arriba hay un servicio de asistencia para los
que, en el combate espiritual, se ven acusados
por la autoridad profana. No vayis pues en
busca de abogados para la defensa ni la
preparis
minuciosamente,
porque
la
improvisacin ser superior a todo lo que podis
preparar.
El Pensamiento Divino se trasmite a travs de
los ngeles-arcngeles que Hod tiene a su
servicio y procede de la parte divina que hay en
nosotros, que es el Ego. Cuando el
pensamiento humano renuncia a actuar con
criterios profanos el espacio mental es ocupado
por el pensamiento de arriba, que es entonces
el ejecutor de nuestra poltica. El centro llamado
Hod, cuya esfera visible es Mercurio, se
encuentra situado en la columna de la izquierda,
pero es el representante de Hochmah en el
Mundo de Formacin, por ser el segundo Sfira
en ese Mundo regido por Binah. Esto significa
que el intelecto humano, que Hod-Mercrico
rige, es un rgano preparado para recibir las
inspiraciones de Hochmah y para dar a esas
inspiraciones una forma, o sea, convertirlas en
un pensamiento concreto, susceptible de ser
expresado en palabras. Pero no todos los
intelectos humanos estn en condiciones de
realizar esa doble funcin, o sea, estructurar un
pensamiento e iluminarlo a la vez con los
fulgores de la columna de la derecha.
Como hemos visto a lo largo de estas lecciones,
el mundo de la derecha, que Cristo vino a
descubrir, es la perfecta anttesis del
representado por la izquierda. Ello significa que
la inspiracin que viene de la derecha tiende a
destruir el razonamiento elaborado con la lgica
de la izquierda. Para que ese razonamiento
pueda subsistir, [a conciencia debe poseer la
palabra-clave que permite conciliar dos
corrientes contrarias o, dicho de otro modo,
conciliar, a nivel mental, el agua con el fuego.
Cuando el intelecto posee esa doble cualidad,
se convierte en creador, puesto que agua y
fuego, armoniosamente unidos, son los
elementos que fecundan todas las cosas y esa
creacin se manifiesta en los momentos de
apuro, cuando depende de nuestra respuesta el
que vivamos o no, tanto en un sentido material,
o sea, que nuestra vida est en juego, o en
sentido figurado, es decir, que la respuesta
mental a la incgnita que nos plantea la vida,
abra ante nosotros nuevos campos de
experiencias o nos los cierre y nos veamos
condenados a un mundo rutinario en el que
somos una especie de muertos en vida.
Cuando nuestra razn humana se calle y la
respuesta nos venga de nuestra naturaleza
divina, esto constituir para nosotros la seal de

261

que nos encontramos al principio del final de

este mundo, y nos anunciar, por consiguiente,
la proximidad del reino.
13.- Y, puesto que la iniquidad se ver
acrecentada, la caridad de muchos disminuir.
Pero el que persevere hasta el fin ser salvado.
Esta buena noticia del Reino ser predicada en
el mundo entero, para que sirva de testimonio a
todas las naciones. Entonces vendr el fin
(Mateo XXIV, 12-14) Marcos y Lucas aaden en
este pasaje que el hermano librar a su
hermano a la muerte, el padre a sus hijos y
stos se levantarn contra sus padres para
hacerlos morir (Marcos XIII, 12-13; Lucas XXI,
16-19)
Ciertos profetas de la poca moderna han
credo poder anunciar que el mundo terminara
en esa guerra de todos contra todos, pero Jess
dice claramente en este punto de la enseanza
que el fin vendr con la predicacin en el mundo
entero de la buena noticia del Reino, o sea, que
despus de esta guerra que destruir lo ms
entraable que hay en nosotros mismos y en el
mundo exterior, florecer la paz del reino.
Los que han vivido en ellos mismos el final de
su mundo, ya saben que esto es as; saben que
el mundo exterior, el planeta tierra, no ser
destruido. En la vida de algunos santos y en
otras muchas vidas que no se han escrito, se
puede detectar esa subida de la iniquidad. Lo
perverso que hay en ellos aumenta su nivel, la
caridad desaparece porque todo lo que sus
naturalezas producen es consumido por la
propia naturaleza y no tienen posibilidad alguna
de dar. Los hermanos internos desentierran el
hacha de guerra y Can inmola de nuevo a Abel
y Jacob le arrebata la herencia a Esa; el
individuo cae en situaciones arcaicas, en
hbitos que ya haba superado y sorprende -se
sorprende a s mismo- con ideas, sentimientos y
prcticas impropios de su estado de conciencia.
Pero he aqu que cuando ms movilizado se
encuentra para ese combate, la providencia lo
sita en el mtico camino de Damasco y a partir
de entonces su comportamiento cambia de
ciento ochenta grados y se convierte en el ms
ardiente defensor de aquello que estaba
combatiendo. La buena noticia del Reino es
predicada en nuestro entero mundo interno y
viene para nosotros el final de un tiempo y se
inicia la era de la paz.
14.- Este proceso nos lo encontramos
escenificado en la sociedad actual. Vemos
como en algunos pases los hermanos y los
padres y los hijos se denuncian entre s; vemos
en una misma familia como el hermano de
derechas combate ferozmente a su hermano de
izquierdas; como el hermano delantero centro le
marca goles al hermano portero. No debemos

concluir, ante ese espectculo de delaciones y

destrucciones, que la sociedad entera va a
sucumbir, sino al contrario, es una seal de que
est prximo el tiempo en que la humanidad se
ver situada en su camino de Damasco y dar
un vuelco de ciento ochenta grados. Los que
han vivido internamente ese procesos, los que
han pasado del extremo desorden al orden,
saben que esto es as, decamos. Para otros
ese proceso se ha interrumpido antes de llegar
al final, pero algo que se interrumpe es algo
destinado a ser reanudado. Lo cierto es que
Jess nos anuncia aqu el que el fin vendr, no
con el enfrentamiento sino con la buena noticia
del reino y que son muchos ya los que han
recibido esa buena noticia y que pueden
atestiguar que esto es as.
15.- Es por ello -prosigue Jess- que cuando
veis la abominacin y la desolacin de las que
habla el profeta Daniel, establecidas en lugar
santo (establecidas all donde no deben estar,
especifica Marcos, mientras Lucas dice: cuando
veis a Jerusalem invadida por los ejrcitos),
entonces es que el final est prximo. Que
aquellos que estn en Judea huyan hacia las
montaas; que quien est sobre el techo, no
descienda para tomar lo que est en la casa;
que el que est en los campos no se vuelva
para coger el abrigo. Desgraciadas las mujeres
que estarn encintas y que amamantarn en
esos das! (Mateo XXIV, 15-19; Marcos XIII, 1418; Lucas XXI, 20-23)
Nos dice aqu Jess cuales son los signos
anunciadores del final de una Era y el
comportamiento que debemos adoptar. La
abominacin y la desolacin instaladas en los
lugares santos o all donde nos deben estar, es
el primero de los sntomas.
En el punto anterior nos hablaba de la lucha
entre hermano, padres e hijos. Es evidente que
la familia, constituida a la imagen y semejanza
del tomo, el cual a su vez es un pequeo
sistema solar, es una institucin que debe
permanecer unida, puesto que el tomo
constituye el tejido del universo y si un tomo se
escinde es como si se le hubiese hecho un
agujero al universo. Cuando las relaciones
familiares son abominables o desoladas, esto
es uno de los anuncios del final, y es bien
palpable que esto sucede en nuestros das.
Lo abominable se ha instalado igualmente en el
arte, en la literatura, en el cine, en las
costumbres en nuestra vida cotidiana, en forma
de polucin, de intoxicacin alimenticia. Lo
abominable se ha subido a las universidades,
se ha doctorado y proclama leyes, dicta
sagrados preceptos, establece normas de
convivencia. Vivimos estrechamente unidos a lo
abominable y sera preciso estar ciegos para no
ver esa seal.

262

16.- Si lo abominable aparece en la vida civil, no

est menos ausente de lo religioso. Los
musulmanes invocan a Dios a travs de sus
Khomeinis; los judos adoran a Jehov bajos los
trazos de Beguin, y los auto-llamados cristianos
dan gracia a Dios, bajo los oficios de los
prelados anglicanos, por la victoria de las
Malvinas. La abominacin llama la desolacin y
as vemos como las almas huyen de estampida
de las instituciones religiosas; los conventos se
vacan y se venden, lo mismo que los
seminarios y los templos.
Mientras tanto, Jerusalem ha sido invadida por
los ejrcitos y es lugar de muerte y abominacin
y nos referimos a la ciudad que hoy sigue
llevando ese nombre o, por lo menos, no tan
slo a ella, sino a la ciudadela interna, a esa
fortificacin psquica desde la cual gobernamos
nuestro organismo. En esta Jerusalem interna
nuestro ejrcito campa y es el militar quien,
despus e haber lanzado un Todos al suelo!,
establece su podero y su orden.
El militar acaba siempre apareciendo en
nosotros, en nuestra psique, cuando en ella ha
campado la abominacin. Es decir, cuando los
ms bajos instintos se suben a la cabeza y
nuestros pensamientos van llenos de sexo, de
evasin, de bajos placeres, de violencia y
crimen, como est ocurriendo ahora, aparece el
militar para poner orden. Esta aparicin
forma parte de un proceso natural, ya que lo
abominable, por propia condicin, no puede
permanecer indefinidamente en el lugar
santo, es decir, en la mente. Si nuestra
voluntad creadora no lo arroja de all y lo sita
en su lugar, aparecer una fuerza arcaica que
realizar el trabajo que nosotros no hemos
sabido hacer, y nuestra mente volver al
antiguo orden, es decir, al periodo en que
vivamos bajo la tutela de la ley, condicionados
por un orden impuesto desde fuera. Esto es lo
que se entiende por la invasin de Jerusalem
por los ejrcitos, y cuando esto acontece en la
vida social, es decir, cuando vemos que los
militares se levantan y derriban el gobierno,
podemos decirnos que estamos ante la
escenificacin exterior de una dinmica interna.
17.- En el momento de redactar esta leccin
-verano de 1982- en Espaa se vive an con
intensidad bajo el recuerdo del intento de golpe
militar y con el temor de que pueda volver a
producirse. Si contemplamos el paisaje social,
vemos que ese temor es fundadsimo. En
efecto, los kioscos de peridicos, expresin
externa de lo que se encuentra en nuestro
intelecto, rebosan de pornografa y de novelas
de crimen, lo mismo que el cine y la televisin,
mientras la prostitucin se anuncia en los
peridicos ms serios, y lo mismo sucede en
todo occidente, donde, de todos modos, los

militares ya estn en el poder, puesto que el

presupuesto de defensa de cada pas
sobrepasa en mucho los recursos de cualquier
otro ministerio. Diremos pues que en un orden
natural de cosas, lo abominable debe
permanecer en su lugar. Cuando sube de nivel
y ocupa la mente que, por su naturaleza, debe
trabajar en la comprensin de lo superior, o bien
nosotros mismos, libremente y sin que nadie
nos los dicte, debemos rechazarlo y devolverlo
a sus mazmorras, o aparecer el militar que
har por nuestra cuenta el trabajo que nosotros
hemos sido incapaces de realizar.
El militar no es nunca revolucionario, no nos
lleva jams hacia delante, no supone una
liberacin, ya que esa liberacin es un trabajo
que nuestra alma debe realizar sin violencias,
consistente en una superacin de los instintos y
de los deseos inferiores. El militar solo puede
restablecer en nosotros el orden antiguo y
dejar las cosas en su sitio, en espera de que el
alma humana se encuentre en condiciones de
conquistar libremente lo que ahora es una
imposicin de la ley.
18.- La desolacin es otra seal de que el final
est prximo. Podemos definir la desolacin
como una cada de los ideales, de las ilusiones;
como ese estado en que el hombre ya no tiene
ante s un horizonte hacia el cual dirigir el carro
de su vida. Ya no hay tarea exaltante que
realizar y la vida transcurre en una ordinaria
rutina, hecha de gestos repetidos, tanto en el
trabajo como en el placer. Entonces tambin los
ejrcitos acaban ocupando Jerusalem y
organizando esa guerra que despertar al
individuo y lo sacar con fuerza de su
aburrimiento. Todo ello son sntomas de un final
de etapa, y tambin solemos encontrarlos en un
final de vida.
Abominacin y desolacin aparecen al final de
un periodo; aparecen cuando el ciclo que se
cierra no ha aportado los frutos que caba
esperar de l, ya que el hombre que ha vivido
plenamente en sus distintas fases, no declina,
sino al contrario, en su fruto aparecen las
abundantes semillas anunciadoras de un nuevo
esplendor.
19.- Cuando estos sntomas de decadencia de
una era se manifiestan, Jess aconseja el
abandono de las ciudades para subirse a la
montaa, y los que ya estn en lugar elevado
-el tejado-, que no se bajen de l para tomar
objetos de la casa; ni tampoco se vuelvan atrs
los que estn en el campo. La salvacin no est
detrs, sino delante. Ya hemos visto que la
ciudad, con su perfecta organizacin, es la
imagen de una mente rica y ordenada, en la que
todas las cosas estn en su sitio. Pero el
ordenamiento, cualquier ordenamiento, debe

263

ser transcendido, y la montaa, como tambin lo

hemos visto, es el smbolo de esa elevacin que
ha de permitir al hombre comunicar con la
divinidad, como lo hizo Jess en la montaa de
la transfiguracin y como le ocurri a Moiss en
el Sina.
Entre la ciudad y la montaa se extiende el
campo, En el terreno simblico, debemos
considerar un campo, camino de la ciudad, y un
campo, camino de la montaa, es decir, el que
va hacia la organizacin psquica y que su
mente es an un despoblado, y el que sale de
esa organizacin, porque ha comprendido que
la verdad est ms all de la relacin lgica que
ofrece la vida ciudadana..
Si Jess aconseja a los que estn en el campo
que no vuelvan para tomar el abrigo, es que
tienen sus casas en la ciudad y, por
consiguiente, ya han estado en ella. Ante la
inquietud, la zozobra ha de producir la seal
interna con que se anuncia la nueva era, que no
vuelvan stos a la seguridad de la vida
ciudadana, que no se pongan esa especie de
abrigo confortable que significa tener una
explicacin para todas las cosas, lo cual
produce el rechazo de lo inexplicable y, por
consiguiente, la renuncia de la mente a ir ms
all, para no tropezar precisamente con ese
incmodo algo inexplicable que nos deja sin
abrigo, sin seguridad interna.
20.- Por ltimo, en esta secuencia Jess lanza
un inquietante Ay! sobre las mujeres encintas y
las que amamantan. Quines son nuestras
mujeres encintas? Son las portadoras de las
nuevas tendencias que nacen constantemente
en nuestra naturaleza interna y que multiplican
la riqueza de nuestra personalidad. Nuestro He
interno est gestando constantemente nuevos
Propsitos, que nuestro Yod interno le inocula.
Y esa fecundidad, don divino es, que, por
desgracia, no todos los seres poseen, Pero del
mismo modo que a la mujer le sobreviene la
menopausia y ya no puede gestar ms hijos,
tambin al acercarnos al final de una era
debemos saber detener esa proliferacin interna
que durante tanto tiempo ha constituido nuestra

gloria. Si al acercarnos a ese final todava

estamos gestando nuevas tendencias o
nutrindolas, la desgracia caer sobre nosotros.
21.- Desgracia, s, porque mientras una parte de
nosotros mismos, se encontrar en la fase final,
muy cerca de la era mesinica, otra parte estar
poniendo en circulacin nuevas vidas, que
debern tener en nosotros un desarrollo normal,
y experimentaremos la incomodidad que
representa tener un pie en el reino y el otro en
el mundo viejo, alimentando bocas en una tierra
que se extingue o condenando esos hijos a una
matanza de inocentes semejante a la que
promovi el rey Herodes.
22 Ya hemos visto que el reino de Cristo se
establecer en el quinto da de la Creacin, de
modo que habr un final de la presente Era que
ser objetivo y lo viviremos todos externamente.
Pero antes de ese quinto da habr una
anticipacin en la quinta ronda del cuarto da,
en la que vamos a entrar, y en ella viviremos
internamente lo que despus ser un
acontecimiento social. Ese trnsito interno que
la cuarta ronda del cuarto da, en la que ahora
estamos, a la quinta ronda del cuarto da, exige
de cada uno de nosotros el paro de nuestras
aptitudes procreadoras. Nuestros impulsos
expansivos, conquistadores del mundo exterior,
deben detenerse; nuestro He debe volverse
menopusico y nuestro Yod debe abandonar
sus funciones inseminadoras.
Cuando ese proceso interno haya tenido lugar
en un nmero suficiente de hombres, cuando
sean ya muchos los que vivan en la nueva era,
ser entonces cuando se convertir en una
realidad social.
Cuando esto suceda, la materia fsica
desaparecer, porque ya no ser necesaria la
exteriorizacin de las cosas, su escenificacin.
Los ungentos del alma humana se derramarn
hacia arriba y las experiencias sern interiores y
no exteriores. La vida se desarrollar en lo que
hoy llamamos mundo etrico y actuaremos en
nuestro cuerpo etrico o cuerpo vital.

Preguntas:
1.- Qu es lo que hace que muchos digan yo soy el Mesas o que escriban libros supuestamente
dictados por l?
2.- Qu efectos produce en la cola la marcha de la espiritualidad hacia delante?
3.- Por qu la guerra ser uno de los signos de que se acerca el final de una Era?
4.- Qu condiciones deben darse en nuestra psique para que el militar ocupe el poder?
5.- Qu significa ese Ay! de Jess por las mujeres encintas?

264

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 32

1.- Rogad para que vuestra huida no se efecte

en invierno prosigue Jess en su discurso que
interrumpimos al final de la leccin anterior ni en
da de sabat, ya que entonces la tribulacin
sera tan grande, que no la ha habido de
semejante desde el comienzo del mundo hasta
ahora, y como no la habr jams. Y si esos das
no fueran abreviados, nadie se salvara, pero a
causa de los elegidos, estos das sern
abreviados (Mateo XXIV, 20-22; Marcos XIII, 1820) Lucas precisa: Habr gran tribulacin en el
pas y clera contra ese pueblo que caer bajo
el filo de la espada y sern llevados cautivos a
todas las naciones. Y Jerusalem ser pisoteada
por las naciones, hasta que el tiempo de las
naciones se haya cumplido. (Lucas XXI, 23-24)
Nos dice Jess en este punto que debemos
rogar para que el trnsito de un mundo a otro,
de una a otra era, no se efecte en invierno ni
en da consagrado a Jehov, porque entonces
nuestra tribulacin sera tan grande, que jams
habramos vivido un trance igual. Se trata, claro
est, del invierno mtico y no de la estacin del
ao. El invierno es la etapa final de un ciclo, es
el perodo que llamamos 2 He, en el que todo
muere para renacer en el ciclo siguiente. Si la
llegada de la nueva era nos pilla en tiempo de
muerte y disolucin, nos veremos desfasados,
desincronizados del movimiento del cosmos. Lo
que quiere decir Jess es que cada uno de
nosotros debe ser actor, protagonista, promotor
de ese cambio, y para ello es preciso que lo
vivamos desde su fase Yod, la primaveral y que
seamos, por consiguiente, la semilla de la nueva
era, luego la tierra en la que arraiga, despus la
planta testimonio del cambio, para derramar
finalmente las semillas del Reino en el mundo
que nos circunda.
Si lo hacemos as, seremos los portadores de la
nueva
era,
sus
soportes
naturales,
perfectamente sincronizados con el acontecer
del cosmos. Pero si abordamos la etapa del
cambio en invierno, estaremos actuando contra
corriente y fuera de tiempo, con el viento en
contra y la nueva era, en lugar de impulsarnos
suavemente, nos rebotar en las narices, por
as decirlo.
2.- Lo mismo suceder si la llegada del Reino
nos pilla cuando le estemos consagrando el da
a Jehov, lo cual viene a ser parecido a recibirlo
en invierno. El culto a Jehov, al sbado, da

regido por Saturno, es propio de la era que

termina, y llega un momento en que debe ser
abandonado para entrar en la era crstica.
No se trata tan slo de rogar a un Dios en lugar
de a otro, sino de desligarse de la obediencia a
la ley porque nosotros ya somos esa ley y nos
movemos automticamente de acuerdo con sus
ritmos, al igual que los msculos involuntarios
de nuestro cuerpo, que realizan sus funciones al
unsono con el movimiento del cosmos.
Hay dos maneras de entrar en el Reino: subidos
en el barco que representa la nueva era, o
como nufragos, recogidos en el proceloso
mar de la vida y arrojados en ese barco como
material de desecho, como elementos
desperdiciados que se salvan a causa de los
elegidos, a causa de los que estn en ese barco
y son pescadores, habiendo aprendido con
Cristo a tirar la red. Si esos pescadores no
estuvieran ah, los nufragos no podran ser
recogidos y grande sera su tribulacin en las
aguas encrespadas de un mundo que emerge y
que se obstinan en negar.
Jehov es el Dios de raza, el animador de todos
los cultos antecrsticos, de todos los que
proclaman la supremaca de su Dios sobre el
Dios de la raza de enfrente. Fue Toro en el
antiguo Egipto y bajo la forma de la vaca
sagrada sigue adorndose an hoy en la India.
Fue Cordero al formarse' el Pueblo Elegido, que
recibira el cuerpo del pensamiento. La
aparicin de Cristo pone fin a su mandato,
instituyendo una religin universal al convertir
las relaciones hombre-divinidad en un asunto
particular de cada ser humano y no en un
asunto racial.
Tenemos as que los elegidos del Reino son
aquellos que no se sienten ungidos a una raza
fsica y que se proclaman universales, capaces
de casarse y emparentar con cualquier ser
humano, pro venga de donde provenga. En
cambio, los que se sienten superiores por
pertenecer a una raza, a un pueblo, los que se
disputan por asuntos de lengua, que trabajan
para la pureza de una lengua, todos los que
hacen particularismo y se excluyen de los
dems, por haber nacido en una regin o en
una raza, si no cambian irn a engrosar las filas
de ese pueblo de nufragos que debern su
salvacin a las redes tendidas por ese pueblo
de pescadores que Cristo adiestr.

265

3.- Se encuentra tambin en el da de Jehov

todos los que practican esoterismos propios de
la era del Toro o de la era del Cordero; es decir,
los que buscan el conocimiento de la
trascendencia a travs de prcticas o ritos
propios de la columna de la izquierda, que es la
del trabajo.
El esoterismo de la era del Toro es el que
procede de la India, tan arraigado en Occidente,
transitado por tantos gurs, swamis y guas
que administran un saber arcaico, que comporta
ejercicios de gimnasia, de respiracin u otros.
Todo lo que signifique ejercitarse, hacer yoga,
corresponde a los trabajos de la columna de la
izquierda, la de Jehov, ya que es evidente que
todo ejercicio, todo trabajo se realiza para
obtener un cambio. El obrero que trabaja en una
pieza de metal, tornendola, es para que el
metal se convierta en un objeto. Cuando lo ha
logrado, su trabajo sobre aquella pieza ha
terminado.
De igual modo, los ejercicios de yoga tienen
como objetivo conseguir un cambio en la
naturaleza interna del individuo y cuando ese
cambio se ha logrado, los ejercicios ya no tienen
objeto. El yoga fue dado a la humanidad cuando
el Sol, en su movimiento de precesin,
atravesaba el signo de Tauro. Esto ocurra hace
6.000 aos y termin hace 4.000 aos. En esa
poca, la gimnasia yoga y respiratoria
permitieron a la humanidad abrir en sus cuerpos
puertas a las corrientes espirituales. Pero para
el hombre de hoy las prcticas yoga resultan
caducas y viciosas, excepto para aquellos cuya
evolucin qued detenida hace 4.000 aos y
cuyas condiciones fsicas y psquicas son las
del hombre de aquella era.
Ya vimos en la leccin anterior que la luz, en su
incesante avance hacia delante, va dejando en
la cola una franja de sombras, y esto sucede
con el esoterismo hind y sus prcticas. Hubo
un tiempo en que la lite de la humanidad se
form en sus escuelas, pero ahora han cado en
el imperio de las sombras y son los luciferianos
quienes instruyen a los actuales practicantes de
tales disciplinas. Nada extrao que esos
ejercicios tengan en Occidente tan funestas
consecuencias para muchos, con prdida de la
salud fsica o mental y con destruccin de la
familia y de la convivencia. La esencia de la
filosofa hind se integr a la nueva escuela que
surgi en Egipto, que se desarrollara durante la
era del Cordero y que nos transmitira la suma
de sus conocimientos con el nombre de
Tradicin o Cbala.
4.- La Cbala permitira la comprensin lgica
de lo que anteriormente no era ms que un
pensamiento vago, que necesitaba un ejercicio,
una gimnasia para ser interiorizado en nuestra
mente. Ya con la mente preparada para esa
comprensin, la Cbala permitira al Ego

introducirse en el interior de sus vehculos

humanos y establecer en ellos una morada. El
estudio de la Cbala revelara al hombre todos
los misterios de la organizacin csmica, le
enseara la manera de conectarse y
desconectarse con las fuerzas espirituales,
como trabajar con ellas y cambiar el orden de
las cosas, tanto en su interior como en el
exterior. La Cbala enseara al hombre la
ciencia de los astros y lo convertira en mago.
Pero tambin la Cbala, siendo una enseanza
comportando un ritual que constituye un trabajo,
est encadenada a la columna de Jehov y, por
consiguiente, forma parte de ese mundo de la
izquierda que Jess vino a abolir.
Ya hemos dicho muchas veces que los estudios
de Cbala que estamos realizando constituyen
el paso obligado que conduce al cristianismo, o
sea, a ese Reino en que todo trabajo, todo rito,
toda prctica ha desaparecido. Si el discpulo
que se adentra en esos estudios sigue la
trayectoria hasta el final aparecer en su
naturaleza espiritual Juan, el anunciador del
otro que ha de venir a revolucionar su mundo
interno; luego aparecer Salom, despojndose
de sus siete velos y la cabeza de Juan ser
decapitada y Cristo iniciara su recorrido por su
naturaleza interna, desde la regin del Aleph
hasta la tierra del Shamekh.
En el Reino de Cristo los trabajos y los ritos han
desaparecido como tales para pasar a formar
parte de cada uno de nuestros gestos. Ya no
hay un mundo profano y otro sagrado, todo es
mundo sagrado y cada una de nuestras
acciones y de nuestras palabras tiene categora
de plegaria.
Cuando el tiempo de las naciones, de la
divisin, haya terminado, ojal podamos todos
vivir fuera del sbado, fuera de la columna de
Jehov.
5.- El advenimiento del Reino, siendo algo
programado desde el principio de los tiempos,
podemos decir que desde el principio tambin
hemos estado caminando hacia ese Reino,
aunque anduviramos por las tierras de Jehov.
Siendo as, en cada vida debemos dar un paso
hacia ese Reino y lo dicho por Jess en ese
punto de la enseanza debemos aplicarlo
tambin al ciclo de una vida. O sea, la huida
hacia el Reino no debemos efectuarla en
nuestro invierno humano, al llegar la vejez.
Debemos levantarnos y emprender el camino
hacia el Reino en la juventud o en la madurez,
que es cuando la voluntad es activa y podemos
utilizar su fuerza en un sentido o en otro.
Porque si esperamos la vejez -el invierno
tomaremos por virtudes el simple agotamiento
natural de las pasiones, que renacern en una
prxima vida con la misma fuerza. El camino
que se hace en direccin al Reino en el estadio
invernal, no cuenta, porque la virtud de ese

266

perodo no es una conquista de la voluntad, sino

debida a la muerte natural de la pasin.
6.- Antes de que el Reino sobrevenga dice
Lucas, el pueblo de Israel ser llevado cautivo a
todas las naciones y Jerusalem ser pisoteada
por ellas hasta que su tiempo se haya cumplido.
Se nos dice en esa secuencia algo que ya
hemos formulado con distintas palabras, a
saber: Israel es la parte sagrada de nuestra
personalidad. Todos somos israelitas o lo
seremos un da, y con ello no queremos decir,
precismoslo, que tengamos que encarnarnos
fsicamente en cuerpos de raza juda, ya que la
autntica Israel, el autntico pueblo elegido, es
espiritual y no fsico. Lo sagrado que hay en
nosotros debe ser dispersado y vivir cautivo en
las naciones, cautivo en todas las partculas que
forman nuestros cuerpos, a fin de servir de
fermento en ellas y llevarlas a su sacralizacin.
Del mismo modo que Abel yace muerto en Can,
pero es el que lo alimenta secretamente con el
mtico plato de lentejas, nuestro yo sagrado
debe vivir sometido a los distintos pases
internos y constituir en ellos la semilla del Reino,
que ha de venir de dentro antes de aparecer
fuera. Mientras ese proceso interno tenga lugar,
Jerusalem, nuestro sagrado santuario, ser
pisoteado por los extranjeros, hasta que lo
sagrado se haga sentir en el mundo interno y
ponga fin al reino de lo profano.
Jerusalem ser pisoteada por las naciones, dice
el Evangelista, es decir, los profanos pondrn
sus pies en la ciudadela sagrada. Ya hemos
visto que los pies son regidos por Piscis, el
signo que preside la liberacin de los deseos,
de modo que ese pisoteo significa que lo
sagrado ser utilizado como plataforma para
proyectar
los
deseos
al
exterior,
magnificndolos, dndoles una dignidad que no
tienen y eso es lo que ocurre en la presente
sociedad.
7.- Si alguien os dice entonces: Cristo est aqu
o all, no le creis. Ya que se levantarn falsos
cristos y falsos profetas que harn grandes
prodigios y milagros, hasta el punto de seducir,
si fuera posible, hasta a los elegidos. He aqu
que os lo anuncio por adelantado. Si alguien os
dice: Est en el desierto, no vayis; si os lo
anuncian en una habitacin, no los creis, ya
que como el rayo sale de oriente y se hace ver
hasta en Occidente, as ser el advenimiento
del Hijo del Hombre. En cualquier lugar que est
el cadver, all se juntan las guilas. (Mateo
XXIV, 23-28; Marcos XIII, 21-23)
Jess pone una vez ms en guardia a sus
discpulos contra la aparicin de falsos cristos.
Ya hemos tratado este punto con bastante
amplitud en la leccin anterior. Aadamos aqu
algo que es obvio y que se desprende de todo lo

anteriormente apuntado: Cristo es mucho ms

que una persona, mucho ms que una doctrina.
Es un proceso creador como lo es Jehov y si el
nombre de Jehov oculta las cuatro fases de
elaboracin natural de todas las cosas, que
conocemos como Yo-He-Vav-He. Cristo supone
una segunda creacin, articulada con las
fuerzas activas en el Yod-He-Shin-Vav-He, que
constituyen el nombre de Yesuha, pronunciado
convencionalmente como Jess.
8.- El Shin, el 2 + 1 que suman 3, ya que ste
es el nmero de orden que corresponde a la
letra hebraica, nos fue enviado de arriba y
puesto al alcance de nuestra naturaleza
humana. La misin de Cristo puede resumirse
en esto: poner a nuestro alcance una fuerza
divina redentora de todos nuestros males.
Ahora esta fuerza ya est en la Tierra,
permanentemente atada por la muerte de
Cristo, de modo que no tiene sentido alguno un
retorno de la tal fuerza, porque ya est, nunca
se ha ido, El retorno significara, por el contrario,
que Cristo abandona su prisin material para
reintegrarse a su mundo, dejndonos hurfanos
de esa fuerza redentora, cuando todava la
necesitamos, porque la humanidad no ha con
seguido an fabricarla en s misma o, por lo
menos, alcanzar, en su fabricacin, el estadio
Vav, o sea, ese punto en que el Shin pueda
exportarse abundantemente y abastecer con l
a toda la humanidad. Cristo ser necesario en la
Tierra hasta el final de ese tiempo, hasta que
estemos preparados para vivir en la tierra
etrica. Y por ello no aparecer y es intil que lo
busquemos en el exterior. Es en el cielo, en
nuestro cielo interno, que Cristo nos ser
revelado sin lugar a dudas, como el relmpago
se revela en una noche oscura. Esta revelacin
tendr lugar cuando la fuerza crstica alcance
en nosotros la fase Vav, la de la manifestacin
exterior. No busquemos pues a Cristo en las
personas, por sabias que stas puedan ser,
sino en nuestra propia naturaleza interna, y no
cometamos la ingenuidad de dejarnos seducir
por los poderes que el pretendido cristo
pueda exhibir, porque el poder es una fuerza
espiritual que se manifiesta a travs de un
determinado individuo, que se convierte as en
un canal de exteriorizacin. Si esa fuerza es
utilizada por la persona en su propio provecho,
si alardea de ella y se confunde l mismo,
creyndose, no el canal, sino el productor de
esa fuerza, da vendr en que se ver
confundido y, con l, todos los que han credo
en su poder. En el estadio evolutivo actual, el
hombre no tiene ms poderes que aquellos que
Dios le da, o sea, es canal de esos poderes,
pero no creador de ellos.
9.- All donde est el cadver, all se juntarn
las guilas, pone Mateo en boca de Jess en
esta secuencia. En el proceso de realizacin de

267

la obra alqumica, aparece la figura del cuervo o

del guila, devorando el cadver. Cuando Cristo
aparezca en nuestro cielo como un relmpago,
cruzndose de Este a Oeste, en toda nuestra
extensin humana, se producir la muerte de
nuestra anterior personalidad y los cuervos o las
guilas aparecern para devorar este cadver.
Ya hemos visto, en lecciones anteriores, como
es necesaria una calidad de tomos
determinada para formar nuestros cuerpos,
tanto el fsico como el de deseos y el mental. Si
esta personalidad cambia, si nuevas fuerzas
espirituales entran a trabajar en nuestros vacos
internos, nuestra constitucin atmica deber
ser renovada y, para que esto sea posible,
deben retirarse los tomos que constituan la
anterior. Ese es el trabajo que realizan las
guilas o los cuervos, que es el mismo
encargado a los gusanos en lo que a disolucin
del cuerpo fsico se refiere.
Se conoce esotricamente con el nombre de
cuervos a los arcngeles que devoran el
cadver del cuerpo de deseos, para esparcir los
tomos por el mundo de los deseos, mientras
que los Seores del Intelecto son las guilas
que devoran los tomos de nuestro cuerpo
mental y los restituyen al mundo del
pensamiento. Nuestro cadver emotivo y
mental, reducido a polvillo atmico, seguir
actuando en sus respectivos mundos e
impregnando, con la sabidura que haya
captado de nosotros, las mentes y los deseos
de aquellos que los incorporan a sus cuerpos en
su descenso hacia el mundo fsico.
10.- Tras esos das de angustia, el Sol se
oscurecer, la Luna no dar luz, las estrellas
caern del cielo y los poderes del cielo sern
derribados. Entonces el signo del Hijo del
Hombre aparecer en el cielo, todas las tribus
de la tierra se lamentarn y vern al Hijo del
Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con
poder y gran gloria. Enviar sus ngeles,
tocando la trompeta para reunir los elegidos de
los cuatro vientos desde un extremo al otro del
cielo. Instruios por la comparacin sacada de la
higuera: en cuanto sus ramas son tiernas y sus
hojas crecen, sabis que el verano est cerca.
De igual modo, cuando veis todas estas cosas,
sabed que el Hijo del Hombre est cerca de la
puerta. Os lo digo en verdad, esta generacin
no se ir antes de que todo esto llegue. El cielo
y la tierra pasarn, pero mis palabras
permanecern. (Mateo XXIV, 29-35; Marcos
XIII, 24-31; Lucas XXI, 25-33)
Nos dice Jess en este punto que cuando el
Hijo del Hombre aparezca en el cielo, las
fuerzas csmicas dejarn de ejercer sus
funciones. En efecto, el orden que conocemos
acta de la manera que estudiamos mientras
dure el actual 4 da de la creacin. El Sol est
bombeando luz y la Luna est transmitiendo

programas csmicos durante un tiempo, pero

sus funciones no son eternas, como nos lo dice
aqu Jess.
Cuando la fase actual finalice los poderes del
cielo plegarn sus brtulos y deberemos vivir
con los poderes que hayamos conseguido
interiorizar, del mismo modo que el nio que
nace es alimentado por sus padres hasta su
mayora de edad, pero a partir de un momento
determinado tiene que buscarse l mismo el
sustento.
En el nuevo mundo que se prepara, para
cuando la personalidad crstica haya madurado
en nosotros, ya no necesitaremos los materiales
procedentes de los dems planetas del sistema
solar, porque, estando conectados con la
corriente crstica, tendremos acceso directo a la
fuente del saber universal, como la tienen los
ngeles actuales, los cuales realizan funciones
de transmisores de las energas de los distintos
planetas para cubrir nuestras necesidades, no
porque ellos las precisen.
Durante ese 4 da, y en la 4 Ronda en la que
nos encontramos actualmente, nos haba sido
dada toda la ciencia divina, y notemos que dada
es un decir, ya que en verdad es una ciencia
que hemos arrancado tras dursima lucha, con
esfuerzo y dolor. Podemos decir pues que sta
es una ronda crucial en nuestro desarrollo: en
ella hemos alcanzado la auto-conciencia y
hemos adquirido la facultad de comprender la
obra divina.
Despus de esta Ronda, los instructores se
retirarn y ya con el diploma de creadores, nos
dejarn que saquemos conclusiones de nuestra
propia actividad y que sean los aciertos y los
errores quienes nos enseen. Habremos
alcanzado entonces un grado de conciencia
semejante al de los ngeles actuales, pero
nuestra existencia ser muy distinta a la de
ellos, ya que nosotros, por ser la primera
creacin del Dios de nuestro sistema solar,
estamos siendo preparados para dirigir los
trabajos de Creacin de un nuevo universo, en
un prximo Gran Da de Manifestacin y ello
implica el que realicemos experiencias de
creacin a partir del 5 da, experiencias que se
desarrollarn en el mundo vegetal, para pasar
sucesivamente al mundo animal y al humano en
los 6 y 7 das.
12.- La Tierra en que viviremos en el 5 da y de
la que tendremos un anticipo en la 5 ronda del
actual 4 da, tendr la consistencia de una
nube, tal como es en el presente nuestro cuerpo
vital, que muchos videntes pueden ver
envolviendo nuestro cuerpo fsico. Por ello dice
Jess que el Hijo del Hombre aparecer sobre
las nubes. Ser entonces cuando Cristo,
habiendo desaparecido del mundo fsico, se
ver liberado de su prisin material y volver a
su esfera despus de haber instalado en el

268

mando de nuestro nuevo mundo a los elegidos,

que los ngeles reunirn a toque de trompeta.
Cuando las trompetas celestes empiecen a
sonar, el Hombre Nuevo que se ha desarrollado
en cada uno de nosotros se levantar y acudir
a su puesto de trabajo. Muchos sern los que
entonces no puedan levantarse porque
formarn an parte de esas tribus de la tierra
que se lamentarn. Los elegidos sern slo
aquellos que han conseguido edificar un cuerpo
vital que est en condiciones de actuar
perfectamente en el nuevo mundo. Ya vimos al
estudiar el cuerpo vital en el 1er Curso que se
compone de cuatro teres cada uno de los
cuales canaliza fuerzas procedentes de los
mundos de arriba. En nuestro estado de
evolucin, el cuerpo vital es un mero canal por
el que transitan esas fuerzas, que consumimos
en la accin diaria. Pero cuando nos
retiramos de esa actividad fsica, cuando
renunciamos al protagonismo mundano y Mara
derrama los ungentos sobre la personalidad
crstica, entonces el cuerpo vital deja de ser un
canal de conduccin de energas para ser
depsito de ellas. Esas energas no utilizadas
en la accin material, construyen entonces
rganos en el cuerpo vital y lo preparan para ser
un cuerpo en el cual el Ego pueda expresarse.
As pues, los que posean un cuerpo vital
operante, oirn las trompetas anglicas y se
levantarn de su tumba material para tomar en
sus manos el funcionamiento del planeta. Los
otros, las tribus de la tierra, pasarn por esa
angustia de las naciones de que habla Lucas
en su Evangelio, sin saber qu hacer, y en el
ruido del mar y las cataratas, los hombres
rendirn el alma aterrorizados, en espera de lo
que ha de ser la tierra (Lucas XXI, 25-26) Tras
el cataclismo, esos hombres de la tierra
volvern a vivir en el nuevo universo, pero al no
disponer de un cuerpo vital adecuado, no
podrn ejercer las tareas creadoras reservadas
a los elegidos.
13.- En lo que se refiere al da y a la hora
-prosigue Jess- nadie lo sabe, ni los ngeles
de los cielos, ni el Hijo, sino tan slo el Padre.
(Mateo XXIV, 36; Marcos XIII, 32)
Para saber cuando todo esto est a punto de
suceder, ya Jess les recomendaba que
tomaran el ejemplo de la higuera, o sea, del
mundo natural, donde todo se anuncia antes de
que suceda, y as vemos que el crecimiento de
las hojas anuncia la aparicin de la flor y est la
llegada del fruto.
Las jerarquas creadoras no saben cuando todo
esto va suceder siendo un misterio inherente a
la voluntad de Kether-Padre. El tiempo de
duracin de esta 4 Ronda depende de lo que
hagamos con nuestra Voluntad, de como
utilicemos esa fuerza procedente del Padre. En
la Voluntad est la respuesta.

Si tenemos que movernos en el mundo vital, es

evidente que debemos disponer de un rgano
adecuado, y si somos nosotros mismos quienes
debemos construirnos el rgano, a base de
conservar las energas creadoras, en lugar de
dispersarlas est claro que accederemos a ese
nuevo mundo cuando hayamos procedido a la
tal construccin del cuerpo vital. El Creador no
puede establecer un programa cerrado, en el
que se diga que el hombre dispone de tantos
milenios
para
fabricarse
ese
cuerpo,
transcurridos los cuales pone fin a la materia
fsica pase lo que pase. Qu diramos del
maestro que, figurando en su programa la
enseanza de la natacin, arrojara a todos sus
alumnos a la profundidad del mar en la fecha
prevista, tanto si han aprendido a nadar como si
no?
Esta incertidumbre sobre el da y la hora parece
en contradiccin con lo dicho por Jess en el
prrafo anterior, al afirmar que la presente
generacin no se ira antes de que esto
sucediera. Pablo interpret esas palabras en
sentido histrico y el resultado fue el anuncio de
algo que no haba de producirse.
Es lgico que si Jess apareca para anunciar el
Reino del Padre, y si era necesario todo un
proceso de desarrollo para llegar a l, el reino
no apareciese objetivamente de inmediato. Pero
s se manifest interiormente en los discpulos y
seguidores de Cristo, entre ellos el mismo
Pablo. Esta manifestacin interna se produjo
con mucha fuerza como siempre ocurre con
algo que empieza y que se ve aupado por el
coro de los serafines, portadores de los msiles
de la Voluntad Divina.
14.- Somos nosotros mismos quienes fijamos la
hora del cambio. Ahora bien, no todos los
hombres se mueven a la misma velocidad de
crucero y acabamos de ver que en el momento
del cambio habrn elegidos y tribus de la
tierra O sea, hay en nuestro mundo un grupo
de pioneros que, al moverse hacia delante,
desplazan la zona de luz y dejan en la cola una
franja de tinieblas, como hemos dicho en
lecciones anteriores. Si los que habitaban en
ella no se han desplazado, siguiendo el camino
de la luz, caern bajo el imperio de los poderes
de las tinieblas, que tratarn de ensearles, con
sus mtodos especficos, lo que no han sabido
aprender bajo el mando de los instructores
anglicos. Si esta cola no se mueve, si no
avanza ni tan siquiera a latigazos, la cuerda que
la ata a la cabeza se rompe y se produce una
escisin. La cabeza y la cola dejan entonces de
formar un slo cuerpo y los pioneros imponen al
universo su calendario, es decir, unas
condiciones de vida determinadas.
Sin embargo, antes de producirse esa escisin,
tienen que agotarse todos los recursos de las
leyes csmicas. La cola de esa serpiente

269

evolutiva frena terriblemente la marcha de la

cabeza y los avanzados deben acudir a esa cola
para desatascarla. Si no realizan ese servicio,
su camino hacia delante se ve obstruido. Slo
cuando la cola se muestra reacia a la
enseanza de su cabeza, y ni los luciferianos
consiguen hacerla avanzar, los pioneros
obtienen del rey del universo un decreto
autorizndolos a seguir su marcha natural,
obteniendo el permiso para introducir en el
mundo los cambios necesarios a su avance.
15.- Resulta as que quienes se han construido
ya un cuerpo vital y estn en condiciones de ser
la perfecta expresin de su Ego, se ven
obligados a bajar a esa cola de su Oleada de
Vida para impulsar a los rezagados. Para ello
ser preciso que se presenten con su disfraz,
que hablen su misma lengua y expresen un
repertorio de actitudes propias de esta cola
humana, de manera que quienes viven en ella
puedan reconocerlo como uno de los suyos y
acepten su ayuda en la escalada.
Cristo vino a salvar todo lo que puede ser
salvado y en esta tarea deben secundario
quienes han visto nacer en ellos su naturaleza
redentora. Si Cristo, al retornar de su cautiverio
material, manda a sus ngeles tocar la trompeta
para reunir a los elegidos, nosotros hemos de
ser antes esa trompeta y ese ngel que rena
alrededor nuestro a los que hemos conseguido
despertar de su letargo material.
16.- Lo que ocurri en los tiempos de No
-prosigue Jess- suceder igualmente en el
advenimiento del Hijo del Hombre. Ya que en
los das que precedieron el Diluvio, los hombres
coman, beban, se casaban y casaban a sus
hijos, hasta el da en que No entr en el Arca;
y no se apercibieron de nada hasta que vino el
Diluvio y se los llev a todos: lo mismo ocurrir
en el advenimiento del Hijo del Hombre. Lucas
precisa: Velad sobre vosotros mismos, de miedo
a que vuestros corazones se insensibilicen por
los excesos de comida y de bebida y por las
preocupaciones de la vida y que ese da os pille
desprevenidos (Mateo XXIV, 3739; Marcos XIII,
33; Lucas XXI, 34)
En los tiempos de No apareci un nuevo
elemento, el Aire, mientras que el elemento
dominante hasta entonces, el Agua, era
acondicionado en su adecuado receptculo.
Desde entonces, el Aire ha invadido el espacio,
en el que antes se encontraba el Agua, y el Aire
ha sido el edificador de nuestra vida,
establecida sobre criterios lgicos, puesto que el
Aire se convierte en Pensamiento en nuestra
naturaleza y su atributo es la lgica. Pero el
retorno del Hijo del Hombre, arrastrar consigo
el Fuego del Padre.

Si estudiamos los elementos tal como aparecen

en el zodaco y en el rbol, vemos que Fuego y
Aire son el polo positivo y negativo de un mismo
eje, y lo mismo sucede con el Agua y la Tierra.
En efecto, en el punto opuesto a Aries, Leo y
Sagitario, los tres signos de Fuego,
encontramos Libra, Acuario y Gminis, los tres
signos de Aire; y en la oposicin de Cncer,
Escorpio y Piscis, los tres signos de Agua,
encontramos Capricornio, Tauro y Virgo, los tres
de Tierra. En el rbol, el Fuego aparece en el
Mundo de Emanaciones, el Agua se interfiere
en el Mundo de Creaciones, el Aire est en el
Mundo de Formacin, y la Tierra en el Mundo
de Accin. Si expresamos esos elementos
mediante una cruz, el Fuego se inscribir en la
punta Este, el Aire en la punta Oeste, el Agua
en el Norte y la Tierra en el Sur.
17.- Tenemos as que el Aire es la parte
negativa del Fuego, o sea, dicho con otras
palabras: la lgica, la razn, es el negativo de la
espiritualidad, entendiendo por tal esas fuerzas
primordiales que contienen el Ser de todas las
cosas y que permite comprenderlas. A veces
aparece en nosotros como una intuicin, en un
golpe de flash que deslumbra nuestra razn,
pero se va, se esfuma, porque el Fuego no
puede manifestarse en el Aire sin provocar una
combustin que desbasta el Aire, lo elimina, lo
excluye, El Aire es tragado por el Fuego y por
ello las vctimas de los incendios mueren
sofocados antes de ser quemados por las
llamas. Cuando lo positivo se manifiesta en lo
negativo, lo destruye, y lo mismo ocurre con el
Agua cuando inunda la Tierra.
Cuando en el segundo da de la Creacin, las
aguas zodiacales invadieron la Obra, el
universo cay en manos de la oposicin
csmica; las fuerzas negativas erigieron su
imperio
y
doblegaron
la
espiritualidad
imponiendo
normas
contrarias
a
las
establecidas por el Creador. Se vieron as
excluidos del mundo tanto el Fuego como el
Aire. Pero al final de ese segundo da el
Creador ya haba conseguido dominar el
elemento rebelde, dndole un habitculo
natural, desde el cual poda contribuir
armoniosamente a la Obra que estaba
realizando. As, en el tercer da pudo aparecer
el elemento Aire y el Espritu pudo empezar a
ordenar las cosas a travs de su polaridad
negativa.
18.- En este cuarto da hemos recapitulado ese
proceso creador, y as hemos visto que hubo
una poca en que el Agua cubra toda la tierra y
que la humanidad viva sumergida en una
densa niebla. Era la poca de los nibelungos y
los hijos de aquel tiempo no posean an la
Razn. En ese perodo, nos dice la Cosmogona

270

de los Rosa-Cruces, los luciferianos, que

anteriormente le haban negado a trabajar con
el elemento Agua, en el tercer da de la
Creacin, que fue cuando ellos conquistaron la
auto-conciencia, fueron condenados a realizar
los trabajos que antes no hicieran, dirigiendo a
la humanidad a travs de sus emociones.
Al terminar los trabajos recapitulatorios del
segundo da de la Creacin, las aguas fueron
situadas en su receptculo y el Aire pudo
aparecer por primera vez. El Diluvio supuso
pues el final de una situacin catica y el
principio de un Orden. Ya hemos visto, a lo
largo de esos estudios, que en cada vida el
hombre recapitula esas etapas pasadas, de
modo que vivimos un perodo en el que nos
vemos dominados por nuestras emociones,
como el hombre de las nieblas, para acceder
despus a la etapa de la Razn, en la que el
hombre emotivo muere, como murieron en el
Diluvio todos los que no se haban construido
pulmones con los que respirar el nuevo
elemento.
En la hora actual son muchos an los
nibelungos que viven sin darse cuenta de que
su mundo ha muerto; muchos los que viven
sumergidos en sus emociones, con la lgica y la
razn esclavizada por ellas. Y son muchos los
que, habiendo vivido en el universo de lo
razonable, se sumergen de nuevo en esas
nieblas clidas, en las que se encuentran en
seguridad. Todos los que cultivan el amor a la
raza, a la regin, al particularismo, a lo que
divide, se encuentran en esta situacin.
9.- As pues, el ordenamiento del Agua, su
ubicacin en los ros, los lagos, los mares,
permiti a la espiritualidad expresarse por su
polaridad negativa y apareci el Aire.
Los hombres no se apercibieron de que aquel
cambio iba a producirse, dice Jess, y seguan
comiendo y bebiendo el manjar de la poca, que
era el que alimenta las emociones. Y, del mismo
modo, el hombre de hoy, el que es ciudadano
de ese mundo de lo razonable, no hablemos ya
del nibelungo, come y bebe Razn y Lgica sin
apercibirse de que el elemento Fuego comienza
a expresarse ya por su polaridad positiva y que
esa dinmica ha de conducir a la catstrofe, al
fin del mundo de la Razn.
Sin embargo, hay una diferencia esencial entre
la aparicin del mundo del espritu y la aparicin
del mundo de la Razn. Mientras que el Aire
apareci de una forma natural cuando las aguas
se retiraron a su cauce, el advenimiento del
mundo del espritu ha de ser una conquista del
hombre. Es el Hijo del Hombre, el fruto de los
esfuerzos humanos, quien har que el Fuego
sea para la humanidad un elemento positivo y
no destructor.
Nuestro Ego vive en el mundo del Fuego, y
cuando encuentre en sus vehculos mortales

una morada adecuada para residir, cuando

sean muchos los Egos humanos que residan en
el hombre, sobrevendr el cambio, que pillar
igualmente de sorpresa a los insensibilizados
por los excesos de comida razonable y por las
preocupaciones de la vida de hoy.
20.- Entonces, de dos hombre que estarn en el
campo, uno ser tomado y el otro dejado; de
dos mujeres moliendo en el molino, una ser
tomada y la otra dejada. Velad y vivid en
guardia, ya que no sabis cuando este tiempo
vendr. Velad porque no sabis si el dueo de
la casa vendr al atardecer, en la mitad de la
noche, al canto del gallo o por la maana.
Temed que os encuentre dormidos cuando
venga. Y lo que os digo a vosotros, lo digo a
todos: Velad. (Marcos XIII, 33-37; Lucas XXI,
36; Mateo XXIV, 40-50)
El Reino aparecer en nuestras vidas por
sorpresa, nos dice aqu Jess, quizs al
atardecer, de noche, al cantar el gallo, en pleno
da. Esto se debe a la particular dinmica de la
evolucin. Son muchos los que estn
trabajando en la construccin de nuestro edificio
humano. En cada uno de nuestros tres cuerpos,
el Fsico, el Emotivo y el Mental, actan
personalidades distintas, segn el da y la hora.
Somos como escenarios en los que se
representan obras muy variadas. Nuestro
repertorio es infinito y tan pronto la Callas canta
una pera, como Boris Karloff interpreta una
escena de terror. La conciencia va apuntando
todas las experiencias vividas, pero ella misma
va soltando sus contenidos como la cinta de un
cassette, en la que estuvieran grabadas las ms
diversas cosas. Slo cuando en esa cinta
aparece
una
determinada
secuencia,
reconocemos su grabacin y nos impregnamos
de aquella realidad. Por ello el Reino viene a
nosotros por sorpresa, porque raramente es el
fruto de un desarrollo progresivo y consciente,
sino que a lo largo de las vidas vamos
derramando gotas de roco en la copa invisible
de ese Reino interno, hasta que llega un
momento en que la copa se desborda y el Reino
aparece.
21.- Recuerdo en este punto la Juana de
Arco de Georges Bernard Shaw, el dramaturgo
irlands. En el ltimo acto, aparece un
personaje vestido de soldado y que dice venir
del infierno porque aqul es su da de permiso
anual. Es el da del aniversario de la muerte de
Juana, y aqul era un soldado que se ocupaba
de poner lea en la pila en la que Juana arda.
En pleno suplicio, Juana pidi una cruz, y aquel
soldado, atando dos ramas con un junco, la hizo
y se la dio. El soldado no dio importancia a lo
que estaba haciendo, y ni siquiera lo recordaba
al volver del infierno. Parece ser que di una

271

cruz a una mujer que estaban quemando, dice

el personaje, y por ello me dan un da de
permiso anual
Igual que le ocurriera a ese soldado, los
impulsos que emanan de nosotros y que en un
momento dado nos constrien a obrar de una
determinada manera, son los que nos sacan de
nuestro infierno y nos van llevando al mundo de
la luz. Primero es un da al ao, pero luego son
dos y tres, hasta que viene el momento en que
ya no debemos retornar, ya estamos del otro
lado.
Cuando sucede as, podemos decir que el seor
de la casa viene en nuestra noche y de forma
inesperada. Pero no siempre sucede de esta
forma y puede que llegue en pleno da, es decir,
habiendo participado nosotros en la elaboracin
consciente del Reino.
22.- Si el Reino sobreviene en nuestra noche y
nos sorprende, nada podemos hacer por
nuestros compaeros de campo o por quienes
muelan en el mismo molino, pero si el Reino es

el fruto de una elaboracin consciente,

debemos tratar de llevarlos en el viaje.
Debemos
identificarnos
ante
nuestros
compaeros campo y de molino; debemos
revelarles de algn modo lo que somos y lo que
perseguimos.
Al principio de su Ministerio, Jess mand a sus
discpulos a que fueran de dos en dos a llamar
en las puertas y a proclamar desde lo alto la
doctrina. En la terminal de la Obra, debemos
entrar en la ciudadela profana, como l entr y
ensear.
Durante el da, dice Lucas al final de su captulo
XXI, 37-38, Jess enseaba en el templo y se
iba a pasar la noche en el monte llamado de los
Olivos. Y todo el pueblo, por la maana, iba
hacia l, en el templo, para escucharle.
As, nosotros debemos pasar de la enseanza
particular a la pblica, mientras pasamos la
noche en esa montaa de paz llamada de los
Olivos, donde recibiremos las instrucciones para
el siguiente da. Seremos as la trompeta que
despierta a nuestros semejantes de su secular
letargo.

Preguntas:
1.- Por qu si el Reino sobreviene en el da de Jehov, la tribulacin ser grande?
2.- Qu debemos entender cuando se nos dice que el pueblo de Israel ser llevado cautivo a todas las
naciones?
3.- Di lo que has comprendido sobre la forma de vivir en el quinto da de la Creacin.
4.- Por qu nadie sabe, salvo el Padre, el da y la hora en que el Reino ha de sobrevenir?
5.- Qu relacin tiene lo que sucedi en tiempos de No con lo que va a suceder a la llegada del
Reino?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 33

1.- La parbola de las Diez Vrgenes sera la

ltima que referira Jess al terminar el discurso
comentado en la leccin precedente.
Entonces el Reino de los Cielos dijo: ser
semejante a diez vrgenes que, habiendo
tomado sus lmparas, fueron al encuentro del
esposo, cinco de ellas eran insensatas y
prudentes las otras cinco. Las insensatas
tomaron sus lmparas, pero sin llevarse aceite
con ellas; las prudentes tomaron la precaucin

de llevar, con sus lmparas, un recipiente de

aceite. Como el esposo tardara, todas se
durmieron. En la mitad de la noche, alguien
grit: He aqu el esposo, id a su encuentro!
Entonces las vrgenes despertaron y prepararon
sus lmparas. Las insensatas dijeron a las
prudentes: Dadnos algo de vuestro aceite; ya
que nuestras lmparas se apagan. Las
prudentes respondieron: No, pues no habra
bastante para vosotras y para nosotras; id ms

272

bien a los que lo venden y compradlo. Mientras

iban a comprarlo, el esposo lleg y las que
estaban prestas entraron con l en la sala de
bodas y la puerta se cerr. Ms tarde, las otras
vrgenes acudieron y dijeron: Seor, Seor,
brenos. Pero l respondi: En verdad os digo
que no os conozco (Mateo XXV, 1-12)
2.- Vemos en esta parbola dos actitudes, la
prudente y la insensata, por parte del alma
humana que espera la entrada al Reino en su
noche.
En la literatura cabalstica, los sabios han sido
llamados a menudo lmparas y la expresin
concuerda de una manera bastante exacta con
lo que sucede realmente con el cuerpo humano,
cuya materia, al alcanzar un determinado grado
de desarrollo, empieza a brillar por dentro, como
si en el interior hubiese luz. Ya sabemos que
esto es realmente as, que es la luz de la
columna de la derecha la que permite a la
organizacin material subsistir. Pero esa luz
interiorizada no atraviesa las tinieblas materiales
hasta que el individuo ha alcanzado un cierto
grado de desarrollo. Entonces se vuelve
transparente y es como una lmpara.
Esas lmparas ardiendo en la noche atraen a
los instructores que trabajan en las esferas
espirituales y reciben de ellos la enseanza
adecuada hasta el da de la cita, hasta esa
trascendente jornada en que son considerados
aptos para recibir el impacto positivo y
convertirse en generadores del Reino.
3.- Hemos visto en el primer curso, al estudiar la
dinmica de la Creacin, que los primeros
trabajos fueron los femeninos. Al comienzo de la
Obra, Dios despleg su naturaleza femenina
para reducir, por as decirlo, y encadenar las
energas zodiacales. Y por ello, al comienzo de
toda obra humana, grande o pequea,
trascendente o efmera, es por el lado femenino
de nuestra naturaleza que la Obra debe
empezar. Esto explica que en las escuelas que
ensean el espiritualismo, se encuentren
siempre ms mujeres que hombres, porque la
primera seducida por lo espiritual es la mujer.
Del mismo modo que fue la primera seducida
por Samael, el prncipe de las tinieblas.
En la Obra crstica de acceso al Reino del
Padre, las cosas no son distintas. Primero
tenemos que ser esa tierra virgen en la que la
semilla de Cristo pueda ser plantada, para
convertirnos ms tarde en los portadores de esa
semilla y poder ser los que establecen el Reino
a su alrededor,
4.- Vemos en la parbola que diez entidades
humanas han alcanzado esa primera fase de la
Obra. Se han convertido en tierra virgen y van,
en su noche, inconscientemente, al encuentro

del esposo. El paso siguiente ha de consistir en

entrar en la sala de bodas, donde recibirn la
semilla de la nueva personalidad. De ella
nacer el Nio Divino que un da morir en la
naturaleza humana, renaciendo en todos sus
tomos, tal como hemos explicado en la leccin
anterior.
Pero, en la espera del esposo, mientras cinco
de esas vrgenes han trado combustible para
alimentar sus lmparas, las otras cinco han
cometido la insensatez de no llevarlo, y el
resultado es que sus lmparas se apagaron y
no pudieron estar en la cita del esposo.
Ya hemos visto que el aceite es una esencia
que procede de la columna de la derecha y que
lo mismo sirve para curar una enfermedad que
para mantener alumbrado un fuego. Por qu
las insensatas fueron a esperar al esposo sin
aceite?
5.- Sin duda porque se dijeron que la espera del
esposo era lo ltimo que podan hacer y que,
hacindolo, ya haban cumplido. En efecto, son
muchas las personas que se dicen que ya han
llegado cuando se encuentran en la primera
rampa de la montaa. Saben cuatro cosas, que
no inciden en su comportamiento, participan en
unos ritos, son adeptos de una determinada
orden, y viven as toda la vida creyendo que
nada les queda por descubrir. Teniendo la
lmpara encendida, no piensan que van a
necesitar nuevo combustible, creyendo de
buena fe que el combustible ya acudir por s
slo, sin que ellos deban proceder a ninguna
operacin. Ignoran, claro est la dinmica
natural de ese aceite, ya que, una vez la
lmpara encendida, el aceite que arde en ella
provoca la llegada del esposo, la boda, la
inseminacin, el nacimiento del Nio Divino, el
cambio radical de la personalidad y finalmente,
el cambio de la sociedad que nos rodea.
Para que todo esto ocurra, es preciso no cortar
el conducto por el que mana el aceite. Pero si el
individuo se desenchufa de esa corriente, es
insensato pensar que permanecer en el punto
en que se encuentra; ya que su lmpara se
apagar y volver al mundo profano del que ha
salido, y un da lo encontraremos haciendo
yoga, pongamos por caso, convencido de que
cultivando una espiritualidad arcaica, sigue
conectado con las fuerzas vivas del universo.
6.- Jess quiso decirnos con esa parbola que
el Reino de los Cielos es un continuo caminar
hacia delante y quien se detiene en esa marcha
vuelve automticamente hacia atrs y sus
esfuerzos anteriores habrn resultado baldos.
Caminando hacia delante, el Reino de Dios va
apareciendo a la vista del peregrino, a medida
que la naturaleza crstica va instaurndose en
las fases Yod-He-Vav-He y, con la inspiracin

273

de la Verdad que el peregrino recibe, aparecen

ante l las formas de comportamiento que
acompaan a la Verdad recibida, y sus obras
son el testimonio de esa Verdad.
Por el contrario, cuando las lmparas que
haban estado ardiendo se apagan por falta de
combustible y se produce en los individuos una
regresin a niveles arcaicos, tambin aparecen
formas de comportamiento inherentes a esos
niveles las cuales, expresando con mayor o
menor intensidad el error, canalizan al individuo
hacia situaciones difciles, dramticas, en las
que acta la fuerza de repulsin.
7 A veces nos preguntan: Qu tiene de malo
practicar la gimnasia yoga? Y puede que en s
misma esa prctica no sea mala, como no lo es
ponerse anillas en la nariz y tocar el tam-tam,
pero la necesidad de esas prcticas es el indicio
de que el individuo ha vuelto al arcasmo, ha
cado en una fase que ya haba superado y que
sus esquemas de comportamiento sern los
inherentes a esa fase. Es un mal sntoma el que
esto se produzca, y ntese que estamos
hablando para los occidentales, puesto que las
prcticas yoga pueden corresponder a un nivel
actual y no arcaico para un hind.
As pues, si alcanzamos el estadio de tierra
virgen, sigamos conectados a la corriente que
viene de la columna de la derecha y aceptemos
el compromiso inherente a lo que conlleva esa
conexin; es decir, aceptemos el cambio
progresivo de nuestro comportamiento; ya que
se trata de una corriente transformadora y si no
encuentra en nosotros una voluntad dcil a esa
transformacin, la acumulacin de energa no
utilizada producir en nosotros explosiones,
conmociones, deslumbramientos, espejismos y
efectos que sorprendern nuestra razn.
8.- Cuando el Hijo del Hombre vendr en su
gloria -prosigue Jess- con todos sus ngeles,
se sentar en el trono de su gloria y todas las
naciones sern reunidas ante l (Mateo XXV,
31)
Ya hemos visto en las lecciones anteriores que
el retorno de Cristo ha de tener lugar en el
quinto da, y que en la quinta ronda de ese
cuarto da se producir un ensayo general de
las condiciones de vida en ese quinto da.
El quinto da estar regido por el Hijo, como lo
estuvo el segundo da. En el proceso involutivo,
el primer da rein el aspecto Padre-Kether; en
el segundo da, Hochmah-Hijo; en el tercer da
Binah-Espritu Santo. En el proceso evolutivo el
orden se invierte y en el cuarto da rige Binah;
en el quinto Hochmah y en el sexto Kether. En
el sptimo nos regiremos nosotros mismos.
Por ello dice Jess que cuando el Hijo del
Hombre se siente en el trono de su gloria, con
sus ngeles, proceder a poner orden en las
naciones.

9.- Separar los unos de los otros -prosigue

Jess- cmo el pastor separa los corderos de
las cabras y pondr los corderos a su derecha y
lo machos cabros a la izquierda. Entonces el
rey dir a los que estn a su derecha: Venid
vosotros, los benditos de mi Padre; tomad
posesin del Reino que os ha sido preparado
desde la fundacin del mundo. Ya que, tuve
hambre y vosotros me disteis de comer; tuve
sed y me disteis de beber; era extranjero y me
acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis;
estaba enfermo y me visitasteis; estaba en la
crcel y vinisteis hacia m.
Los justos le respondern: Seor, cundo te
hemos visto hambriento y te hemos dado de
comer, o te hemos visto sediento y te hemos
dado de beber? Cundo te hemos visto
extranjero y te hemos recogido, o desnudo y te
hemos vestido? Cundo te hemos visto
enfermo o en la crcel y hemos ido hacia ti?
Y el rey les responder: En verdad os digo que
cada vez que habis hecho esto a cada uno de
los ms pequeos de mis hermanos, es a m
que lo habis hecho (Mateo XXV, 32-41)
10.- Jess da aqu los ltimos toques a su
enseanza antes de abordar la fase de la
Pasin, dando a sus discpulos una especie de
resumen sobre el comportamiento que ha de
valerles el poder encontrarse en la columna de
la derecha en ese quinto da de la Creacin.
Ya hemos visto en las ltimas lecciones que
toda la oleada de vida humana se encontrar
activa en ese quinto da, pero no todos podrn
utilizar los recursos del mundo de ese quinto da
de igual manera, y al decir esto, pusimos como
ejemplo a los monos, los cuales, formando parte
de nuestra oleada de vida, no pueden, sin
embargo, conducir un coche, ni arar la tierra, ni
les alcanzan los beneficios de un programa de
televisin.
Aqu nos dice Jess que en el mundo futuro,
unos estarn a la derecha y otros a la izquierda,
realizando
cada
grupo
funciones
muy
especficas. En efecto, por el estudio del rbol
cabalstico sabemos que la columna de la
derecha es la que facilita al universo la energa
que le permite funcionar mientras que la
columna de la izquierda facilita la forma, la
materia que sirve de soporte a las experiencias.
En la derecha est la Vida; en la izquierda, el
escenario en el cual esta Vida se manifiesta. En
ese mundo futuro del que hablamos, la materia
fsica habr desaparecido, pero existir la
materia que hoy llamamos etrica, que tendr
una consistencia parecida a una nube, y de ella
estarn hechos los cuerpos humanos y todo
cuanto necesite de una Forma para existir. De
modo que aunque las condiciones de vida sean
muy distintas, ese mundo futuro seguir

274

asentado sobre dos columnas, la de la Vida y la

de la Forma, y si ahora toda la humanidad
trabaja con las dos, la Vida actuando oculta en
la Forma, en ese mundo futuro, tal como nos
dice Jess en este punto, se producir una
separacin y mientras unos trabajarn en la
Vida, otros lo harn en la Forma.
Sera intil lanzarnos a especular sobre la
naturaleza exacta de esos trabajos. Nos dice la
Cosmogona dada por los Hermanos Mayores
que en ese quinto da trabajaremos en la
configuracin del mundo vegetal, puesto que la
oleada de vida hoy mineral, pasar entonces
por su fase vegetal y actuaremos sobre ella del
mismo modo que lo estamos haciendo ahora.
Pero ahora slo trabajamos en la Forma,
modificando los minerales y convirtindolos en
objetos tiles a nuestro propsito. En la etapa
siguiente actuaremos sobre la Vida; es decir,
actuarn los que estn a la derecha. Ello
significa que dirigiremos la corriente espiritual
de la oleada de vida vegetal, mientras que los
de la izquierda darn una Forma a los
vegetales.
Naturalmente, esto no ser lo nico que
hagamos, del mismo modo que ahora no
estamos siempre transformando el hierro en
vigas ni la piedra en edificios. Como lo hay
ahora, habr un trabajo humano especfico y
podemos vislumbrar algo de l, sabiendo que el
mundo del pensamiento se refleja en los teres
y en l los videntes pueden contemplarlo. La
obra divina aparecer reflejada con todo su
esplendor y en la visin de su unidad, todo
particularismo desaparecer de nosotros y
tendremos la perfecta conciencia de formar
parte de esa unidad.
Podemos aadir que ese quinto da ser mucho
ms corto que ese cuarto da en que nos
encontramos. Ser un da de transicin entre el
cuarto y el sexto, del mismo modo que el cuerpo
vital no es un cuerpo propiamente dicho, sino
que forma las regiones superiores del cuerpo
fsico, y cuando ste muere, el cuerpo vital se
desagrega rpidamente, cosa que no ocurre con
el cuerpo de deseos, que ser aqul en el cual
funcionemos en el sexto da.
12.- Tuve hambre y vosotros me disteis de
comer; tuve sed y me disteis de beber, dice
Jess, expresando el criterio por el que se
juzgar a los elegidos.
Ya hemos hablado en lecciones anteriores de la
conveniencia de alimentar a la naturaleza
crstica, para que sta pueda proseguir su
actividad dentro de nosotros. Dijimos entonces
que cuando la naturaleza crstica acta en los
deseos, ha de encontrar en nosotros aguas
cristalinas y puras en las que poder beber,
puesto que el agua se manifiesta en nuestra
naturaleza
humana
como
emociones,
sentimientos. Si nuestras aguas bajan turbias,

Cristo no podr beber en ellas y su naturaleza

morir en nosotros de sed, es decir, Cristo
tendr que retirarse de nuestro cuerpo de
deseos y, como ese cuerpo es de paso obligado
antes de descender al mundo fsico, Cristo no
podr inspirarnos sus obras.
Dar a beber a Jess significa pues, establecer
la pureza en nuestros sentimientos, trabajo
previo e indispensable para que Cristo pueda
progresar en nosotros. Todos los das debemos
proceder a esa purificacin, empezando por la
maana, para arrojar a los animales que
puedan habrsenos metido dentro durante la
noche y, luego, por la tarde, antes de que las
sombras vuelvan, es preciso que nos vistamos
de luces y, en el ruedo de nuestro mundo
emocional, demos el gran espectculo de la
corrida de toros mtica, en la cual el hombre-luz
matar las bestias que, de permanecer vivas,
triunfarn en nosotros cuando las sombras les
sean propicias.
La plegaria y el rito han de ser auxiliares
importantes en esa tarea, siempre que no
representen un obstculo para la realizacin del
trabajo real e ineludible. La plegaria ha de
ayudar al aspirante a arrojar de s las fuerzas
que dan vigor a la impureza. Si lo consigue,
ser positiva. Pero si el que ruega se dice:
Bueno, yo ya he cumplido con el precepto y
en sus sentimientos siguen campando las
impurezas, entonces l mismo se estar
engaando y la plegaria se convertir en el
principal promotor de ese engao.
13.- Si Cristo ha bebido en nuestra naturaleza
emotiva, podr bajar al mundo material y en l
tendremos que alimentarlo con comida. Ya
vimos, al hablar de la higuera estril, que se
trata de que Cristo encuentre en nosotros obras.
Los buenos sentimientos, los sentimientos
puros, han de conducir a obras de la misma
naturaleza. Si todo se redujera a buenos deseos
de nuestra parte, no es que tales deseos fueran
totalmente intiles, ya que los impulsos internos
siempre son motores que, si no nos movilizan
personalmente para la accin, pueden movilizar
a otros con ms arranque y decisin. pero es en
todos nuestros cuerpos que Cristo debe actuar
para que podamos un da encontrarnos en el
bando de los elegidos. Tenemos pues que
realizar obras con las que Cristo pueda
alimentarse, tenemos que dar esos mticos
higos que Jess, en las puertas de Jerusalem,
fue a buscar y no encontr.
En ese punto del camino, ya estamos en
condiciones de reconocer cules puedan ser
esas obras. Cristo nos ha dado suficientes
seales, mediante palabras y hechos, para que
podamos seguirlo. Sobre todo, en este punto,
Cristo est ya en nuestro mundo mental, y ello
nos permite interpretar correctamente su
mensaje. Vemos que ha pagado sus impuestos,

275

que se ha dicho que se d al Csar lo que es de

l. Jams ha recomendado la desobediencia
civil y sus nicos enfrentamientos han tenido por
escenario el poder religioso y ese ltigo que ha
enarbolado contra los vendedores y traficantes
del templo, es un arma espiritual.
La Obra que ha de alimentar a Cristo es la
unitaria, la que permite a todos los hombres
reconciliarse, la que no crea divisiones ni
enfrentamientos, ni siquiera en vistas a un bien,
ya que entonces estamos con Maquiavelo y su
teora de que el fin justifica los medios. Cierto
que estamos en un mundo pervertido, en el que
nada o muy poco funciona como debera de
funcionar, pero si utilizamos la violencia, o si la
provocamos con nuestra actitud frente a los
poderes pblicos, como medio de acceder a la
paz, no estaremos realizando la Obra de Cristo.
Si nuestro ideal de paz suscita violencias, esas
violencias nos sern devueltas algn da,
estaremos generando karma y trabajando para
la divisin y no para la unidad.
14.- Los justos, dice Jess, no reconocern
haber hecho tales cosas y le preguntarn a
Cristo cundo las hemos realizado? Y l les
responder: Cada vez que lo habis hecho a
uno de los ms pequeos de mis hermanos, a
mi me lo habis hecho.
Volvemos aqu a la temtica de la necesidad de
exteriorizar las cosas para reconocerlas y, por
tanto, al tema de la dificultad en vivir las
experiencias por dentro y derramar los
ungentos hacia arriba, como lo hiciera Mara,
en lugar de proyectarlos hacia abajo.
Cristo aqu se identifica una vez ms con los
ms pequeos, de modo que cuando esos
elegidos han sentido el impulso natural de
alimentarlos, a l estaban alimentando; es decir,
ellos eran la cristalizacin fsica de esa pureza
interior que Cristo necesita para manifestarse.
Los ms pequeos de los hermanos de Cristo
son, en primer lugar, los nios, a los que ya nos
hemos referido en diversas ocasiones. En los
nios se encuentran activos los servicios del
Padre, y la inclinacin natural hacia los nios
implica una aproximacin al Padre. Uno de los
trabajos que nos acerca a Cristo y es como una
tarjeta de invitacin para figurar en las filas de
los elegidos, es el de alimentar a los nios. Se
trata,
claro
est,
no
solamente
de
proporcionarles alimento fsico, cosa que hacen
normalmente todos los padres, sino alimento
espiritual.
Actualmente, en la sociedad profana, al nio se
le educa como una computadora, inoculndole
datos. Cada vez son menos los profesores de
Moral o de Filosofa, y cada vez es mayor la
presin perversa que el nio tiene que soportar,
con el pretexto de educarlo sexualmente. No
solamente se le acostumbra al nio a fumar
droga desde una temprana edad, sino que

recibe de sus educadores una moral torcida que

la venden como si fuera un producto de gran
bondad.
Alimentar a los nios con buenos frutos y
abrevarlos en las fuentes de la Verdad, son
trabajos a realizar por todos aquellos que
aspiran a ser Elegidos.
15.- Son tambin pequeos todos los que,
socialmente, moralmente, intelectualmente y de
alguna manera que se les considere, ocupan
poco espacio, no se notan, no tienen voz ni
voto.
Ya vimos, al estudiar los rostros sociales, que el
servidor es el ltimo de un ciclo. Por ello ese
servidor debe reclamar toda nuestra atencin,
porque est a punto de entrar en un universo
nuevo y, por consiguiente, como a cada final de
etapa, su alma pasar por un juicio. El Ego
examinar lo que le ha aportado y decidir si ha
de repetir curso o no. En esa ltima hora de un
ciclo que est viviendo, debemos asistirlo para
ensearle en acelerado lo que tal vez no
aprendi en su deambular humano. Los dems,
los grandes, los directivos, tienen an tiempo
para aprender su programa, pero se, que
despus de ser grande se ha vuelto pequeo,
ya no dispone de tiempo y ha de comparecer
ante el alto tribunal.
Y en ese vasto mundo de los pequeos
hermanos estn todos los que no han podido
emprender el vuelo porque sus alas se
quemaron en los diversos avatares de la vida, y
hoy se encuentran moralmente hundidos,
desconectados, navegando con pena en el
mundo de perdicin, comiendo desperdicios,
arrastrndose a trancas y a barrancas por su
negra suerte. Si nuestros pensamientos y
nuestros sentimientos van a ellos; si
descendemos de nuestro pedestal para poner a
su alcance el divino alimento, ello ha de
valernos a la hora de la eleccin.
Tambin son pequeos los animales y las
plantas respecto a nosotros y, por consiguiente,
se tendrn en cuenta las atenciones que los
hombres
les
hayan
prodigado
desinteresadamente, no introducindolos en el
medio humano para comrselos o para
convertirlos en objeto de comercio. El animal
aprende del hombre si est en contacto con l,
y es bien notoria la diferencia entre el animal
salvaje y el domstico. Tambin la planta
aprende, aunque no se note, cuando crece
en nuestros parques pblicos o en nuestros
jardines privados y no en la selva.
Ntese que cuando hablamos de tener
atenciones con los animales, nos referimos a un
amor despersonalizado hacia ellos, un amor
que no resulte desairante para la especie
humana. Si tratamos a un animal mejor de lo
que tratamos a un hombre, es que sentimos

276

hacia l un amor personalizado y, en algn

grado, perverso.
16.- Por ltimo, los pequeos hermanos son
tambin las tendencias nacientes en nosotros,
que han de poder encontrar alimento adecuado
en nuestro superpoblado mundo interno. Ya nos
hemos referido tambin a ese aspecto en
diversas ocasiones para decir que las
tendencias nacen y mueren en nuestra
naturaleza interna, despus de haber culminado
en nuestra psique, reinando en nosotros y
estableciendo unas reglas, una conducta.
Cuando una tendencia se corona, se proclama
rey, siente inevitablemente la tentacin de
perpetuarse, deteniendo esa rueda de la fortuna
que todos llevamos dentro y que produce una
rotacin de tendencias, levantando a unas hacia
el poder y precipitando las otras al abismo. Para
detener ese movimiento rotatorio, es preciso
matar a las tendencias nacientes, exterminarlas
como hiciera Herodes.
Quien de tal modo procede, se estanca en su
evolucin y su psique permanece en una fijacin
viciosa. Los pequeos deben ser alimentados
por los padres que los generan, hasta su
mayora de edad No es que el elegido pueda
ser ese hombre diverso, que se mueve al azar
de sus tendencias internas, pero es preciso que
antes de alcanzar la etapa de la unidad, haya
dado vida a los mltiples rostros de la divinidad,
y que estos pequeos no se vean impedidos
de vivir. Despus vendr la fase estril de su
vida; su naturaleza femenina se volver
menopasica y ya no alumbrar nuevas
tendencias.
Nuestra
poblacin
interna,
estabilizada, ir pasando por las mismas
experiencias e ir coincidiendo en su
apreciacin de las cosas; es decir, entrar en el
camino de la unidad y tanto si el que reina es
uno como si es otro, nuestra actitud no
cambiar.
17.- Toda manifestacin humana se desarrolla
segn los patrones csmicos. Tenemos as que
el nio que nace en nosotros es el resultado
de una cpula entre la Voluntad y la SabiduraAmor; es la obra del Fuego de Kether y el Agua
de Hochmah. Esas esencias divinas toman
forma en Binah, donde se visten con un cuerpo
que permite al nio funcionar; es decir, Binah
establece las reglas que han de permitir a la
tendencia naciente desarrollar su potencialidad.
En su despliegue evolutivo, esa tendencia se
ver asistida por los sucesivos centros de vida
hasta alcanzar la fase de materializacin en
Malkuth. Cuando esto ocurra, la tendencia
habr dejado de ser un impulso que lucha para
tener voz y voto y se habr convertido en una
institucin generadora de una doctrina, de un
sistema. Ella misma tendr su Kether, su

Hochmah, su Binah, etc. y esos centros

realizarn sus funciones de acuerdo con la
naturaleza de lo que al principio fue slo una
tendencia, a la que nuestra divinidad interna dio
vida y que despus se convirti en rey de
nuestro mundo.
Esa ex tendencia ahora coronada establecer
pues su orden, su Verdad, tendr a sus
sabios que le facilitarn pruebas de que
cuanto representa es verdadero, y tendr sus
jurisconsultos que le facilitarn reglas que
permitan a su Verdad funcionar.
Pero, he aqu que el Ego, lo divino que hay en
nosotros, est generando constantemente
tendencias que Binah se encarga de elaborar.
Es evidente que estos nios que el Ego pone
en el mundo constituyen una amenaza para el
Herodes que est gobernando en nosotros, y
entonces vemos como el Binah sometido a lo
que anteriormente fue nio y que ahora es rey,
entra en combate contra el Binah al servicio del
Ego, para que ste le corte el cuello al nuevo
nio que est formando.
As se inicia una guerra entre el Ego y la
criatura que puso al mundo para que
administrara sus bienes y que quiso, como los
viadores de la parbola, convertirse, en
propietario, a base de dar muerte al legtimo
heredero, que es siempre el nio que viene
detrs. Y as es como Binah, la madre que da
forma al nio se convierte en dadora de
muerte.
Esa dinmica del hijo corrompido, que ha
perdido la conciencia de ser Hijo y que ve en el
Padre, manifestndose en el recin nacido, una
amenaza para su reino, fue lo que impuls al
centro llamado Binah-Saturno a devorar a sus
hijos, como lo refiere la Mitologa. Es decir, la
indujo a que esos hijos, se desarrollaran
dentro de ella y no fuera de ella; o sea, en el
mundo de las leyes y de los reglamentos; en el
mundo estructurado de la columna de la
izquierda, donde las rebeliones son sofocadas
por la mano dura de la Ley. De esta forma, los
hijos no perturban la actividad gestadora de
Binah, pero esos hijos que viven en sus
entraas oscuras, trabajan en un mundo
estrecho, abocado a destrucciones sucesivas.
Jpiter ser el liberador. Con l, los nios que
iran naciendo, tendran de nuevo el privilegio
de desarrollar la plena potencialidad que el
Padre ha puesto en cada uno de ellos; pero, al
mismo tiempo, tendran el poder de rebelarse
contra su creador y de proclamar que la Verdad
que ellos contienen es la Verdad total y absoluta
y que, por lo tanto, debe ser defendida a sangre
y a fuego.
18.- Era extranjero y me acogisteis, dice Jess
en este punto, establecindolo como criterio de
eleccin.

277

El mundo es la expresin del cuerpo divino en

su ms cristalizada manifestacin. El hombre se
autoexcluy de la vida divina al no ser receptivo
a determinadas normas de la Creacin y su
conciencia se ha ido formando en la lucha
contra esas normas. Su itinerario obligado lo
lleva al reconocimiento de lo que al principio
empieza por el cuerpo material de la divinidad,
es decir, por la admisin de que la tierra en que
vivimos es el cuerpo de un Elohim que nos
transporta sobre sus espaldas.
Si la Tierra es la manifestacin fsica de la
divinidad, los hombres que la pueblan tienen
que ser necesariamente solidarios, como lo son
los tomos que forman nuestro organismo. A
nadie se le ocurre decir: Uy, qu malos son los
tomos de mi pierna! Y en cambio, cuando el
hombre se encuentra en un determinado nivel
evolutorio, tiene por malos a los pases vecinos,
y los trata como si fueran el enemigo.
Cuando se acoge al extranjero con los brazos
abiertos, cuando se ve en l al hermano, es
seal de que ha reconocido la unidad cualitativa
del universo. En los tiempos de Jess, los judos
no dirigan la palabra a los samaritanos y an
hoy es frecuente la hostilidad entre vecinos y la
exaltacin de las virtudes de una tierra, de una
lengua, de unas costumbres en detrimento de
otras. Mientras el patriotismo no haya
desaparecido, mientras lo extranjero no sea
acogido tan clidamente como si furamos
nosotros mismos, es seal de que el hombre no
ha reconocido an la unidad material de todas
las cosas y, por consiguiente, deber
permanecer en el reino de lo mltiple, de la
divisin, que es al mismo tiempo el de la
inestabilidad, porque en l todo se mueve, todo
rota y pasa por alternativas.
Por otro lado, la doctrina de Jess es extranjera,
por cuanto no forma parte de nuestro mundo
familiar, del conjunto de hbitos y de reglas por
las que nos regimos. Acoger lo extranjero,
significa estar predispuesto a adoptar lo que
est lejos de nuestra mente, de nuestra
sensibilidad y que puede enriquecernos, puesto
que es algo que existe y forma parte del mundo,
de la vida divina. La simpata hacia el extranjero
evidencia una apertura del espritu hacia el ms
all que Cristo representa.
19.- Estaba desnudo y me vestisteis, prosigue
Jess en este punto. Vestir a Cristo qu puede
significar?
Si observamos la vestimenta en la vida social,
vemos que hay un vestido para todas las
situaciones. Para tomar un bao nos ponemos
un traje de bao. En verano, nos vestimos con
ropas ligeras, en invierno nos ponemos el
abrigo. Para ir a una fiesta social nos vestimos
de gala y tenemos un vestido para jugar al tenis,
para ir a la alta montaa, etc.

El vestido es lo que nos da un rostro en los

distintos escenarios sociales en que nos
movemos. Si aparecemos vestidos de romano
en un mitin poltico, nuestro discurso se ver
desacreditado. Por grandes que sean las
verdades que proclamemos, si las decimos
disfrazados de lagarterana, el pblico se reir,
porque no apareceremos con el rostro
adecuado. Vestir a Cristo significa pues,
presentarlo adecuadamente para que pueda
circular por nuestro mundo social sin que sea
objeto de risas, de sarcasmos o de odios.
Cuando un poltico, en una campaa electoral,
dice: Somos cristianos y defendernos la
sociedad cristiana,- pero en otro punto de su
discurso dice que tenemos que armarnos hasta
los dientes y establecer pactos militares, le est
poniendo un disfraz odioso a Cristo.
La enseanza desnuda de la doctrina de Cristo
slo puede convenir a unos pocos espritus de
lite. Al dirigirnos al pueblo, debemos vestirla
adecuadamente segn sea la asamblea que
nos escucha.
De igual modo, estaremos vistiendo a Cristo si
vamos vistiendo a los pequeos, a las
tendencias que van manifestndose y de las
que hemos hablado ampliamente en los puntos
anteriores; O sea, si presentamos esas
tendencias de una manera adecuada a la
circunstancia, y no de una forma que sea ms
fcil que la tendencia se vea rechazada que no
aceptada.
El acto material de vestir a los pobres indica que
ese impulso que ha de llevarnos a ser los
elegidos est aflorando en los niveles ms
bajos, pero muchas son las familias que dan a
los pobres sus vestidos usados, en lugar de
tirarlos a la basura. Este tipo de caridad no
procura al bondadoso mucho adelanto en el
camino de la eleccin. Lo usado, las sobras,
deben ser destruidas en el mundo de perdicin
y no ser reintroducidas en un nuevo ciclo
experimental. El vestido que debemos ofrecer a
los dems tiene que ser Primoroso, tenemos
que hacerles objeto de nuestras primicias y no
de nuestros despojos.
Los luciferianos trabajan en todo lo usado, como
las ratas en lo desperdiciado, y ofrecer a alguien
su viejo chaquetn, equivale a regalarle con l a
un ramillete de habitantes del averno. Por esa
misma razn, debemos abstenernos de comprar
objetos de segunda mano.
20.- Estaba enfermo y me visitasteis, prosigue
Jess al desvelar el criterio que imperar para
decidir cuales han de ser los elegidos.
A lo largo de esta enseanza hemos dicho, y lo
hemos repetido en diversos puntos, cun
importante es ocuparse de restablecer la salud
en el enfermo. Ya que esa visita a que se
refiere Cristo, no es la de ir al enfermo y decirle

278

hola, qu tal, sino la de aportarle nuestra

salud y nuestra vida.
Visitar al enfermo es rogar en vistas de su
salud. La rogativa moviliza las legiones que
trabajan arriba, en favor de la persona o
personas para las que se solicita su curacin,
cuyos nombres deben ser pronunciados. En el
universo hay dos tipos de fuerzas curativas las
que proceden de Hochmah que, como hemos
dicho algunas veces, ejerce funciones de
botiqun del universo, y las que proceden de los
buenos deseos de los hombres de la tierra, de
aquellos que en lugar de utilizar su fuerza-deseo
para conseguir bienes o complacencias
personales, la proyectan al universo y forman
as artificiales de bondad, que derraman sus
esencias sobre los hombres para restablecerlos.
Esas dos fuerzas, tanto la providencial como la
de procedencia humana, se encuentran al
servicio del hombre, y el ruego las desbloquea
en favor de una persona determinada. El que la
curacin no se produzca de inmediato o que no
se produzca nunca depende del propio enfermo,
el cual se encuentra sometido a decretos
krmicos que a veces no le permiten sanar,
porque la enfermedad es la nica puerta abierta
para la comprensin de algo que no ha podido
asimilar de otra manera. El restablecimiento de
la salud en el individuo debe acompaarse del
restablecimiento de la correcta visin de ciertas
cosas y de un cambio en los ritmos emotivos
que mueven su cuerpo de deseos. Si el enfermo
no admite, consciente o inconscientemente, la
necesidad de ese cambio, por mucho que se
ruegue a su favor, para l las cosas seguirn
igual. Pero las plegarias no habrn sido intiles,
porque una vez desbloqueada la fuerza
curativa, ir a restablecer aquello que puede ser
restablecido y otros enfermos, por los que nadie
ha rogado, se curarn.
Es esa visita al enfermo la que debemos llevar a
cabo, ya que su forma social, la de ir al hospital
a llevarle unos caramelos, es la que se expresa
en el ms inferior de los peldaos del servicio, y
es tan obvio que el enfermo debe ser visitado
por los suyos, que la cosa no merece casi
consignarse en la enseanza cristiana, porque
todo el mundo lo hace.
21.- Estaba en la crcel y vinisteis hacia m, dice
por ltimo Jess en esta secuencia.
Al comentar las bienaventuranzas ya nos
referimos a los prisioneros y a los perseguidos.
Aadamos aqu todo lo que puede significar
para el peregrino su acercamiento a Cristo
prisionero en la crcel de la banalidad, de la
mediocridad, de la estupidez, de las ideas
estrechas, de la interpretacin rgida de unas
leyes que debieran ser liberadoras y que, por el
contrario, encierran la espiritualidad en una
crcel de la que es imposible salir.

Es preciso estar armado de un extraordinario

valor para visitar a Cristo en esa crcel en la
que lo han encerrado los hbitos humanos,
desafiando la barrera del estrecho sentido
comn, de las razones de orden prctico, de
las conveniencias, de la opinin pblica, y luego
esa otra muralla, ms slida an, del
cristianismo social, representado por las
iglesias llamadas cristianas y en las que Cristo
aparece totalmente lapidado. Los que,
atravesando esos espesos muros lleguen hasta
El, habrn hecho mritos para figurar en las filas
de los elegidos.
Cada vez que un hombre viste sus pasiones
con el nombre de Cristo, bendice pelotones de
ejecucin invocndole, est encerrando su
imagen en una crcel, lo est cubriendo de
espesos muros que lo separan de este pueblo
que vino a redimir. Pero quienes, desafiando el
oprobio con que cubren su nombre los que
dicen ser sus adictos, atraviesan esos muros de
estupidez, de violencia, de crimen, y van a
visitarlo, sos estarn a su derecha en el
prximo Da.
22.- Luego dir a los que estn a su izquierda:
Retiraos de m, malditos; iros al fuego eterno
que ha sido preparado por el diablo y sus
ngeles, ya que tuve hambre y no me disteis de
comer; tuve sed y no me disteis de beber; era
extranjero y no me habis recogido; estaba
desnudo y no me habis vestido; estaba
enfermo y en la crcel y no me habis visitado.
Y stos irn al castigo eterno y los justos a la
vida eterna (Mateo XXV, 41-46)
En este punto queda clara una cuestin: en el
quinto da de la Creacin, que es cuando el
Reino de Cristo aparecer sobre una nube,
seguir existiendo la actual estructura con una
columna a la derecha y otra a la izquierda.
En el presente da, las aguas purificadoras de
Hochmah fluyen por la columna de la derecha,
mientras que por la columna de la izquierda se
derrama el eterno fuego del Padre, administrado
por Binah y sus lugartenientes Gueburah y Hod.
Ese fuego, que en su estado primordial es la
Voluntad creadora de todas las cosas, cuando
se manifiesta en las regiones inferiores del
mundo del deseo, es el fuego preparado por los
diablos, o sea, el fuego purificador destinado a
los malditos. Destinado, sa es la palabra ms
apropiada, puesto que, como hemos visto a lo
largo de esa enseanza, es el mismo Maldito
quien se prepara el fuego en el que ha de
quemar. Es decir, ese fuego es constituido por
las energas creadoras desperdiciadas o mal
utilizadas, o sea, es el Fuego-Voluntad
empleado de mala manera o no empleado de
forma alguna. Por ello la Voluntad es un arma
de doble filo, con la que no puede jugarse, y es
igualmente peligroso no tenerla, no consumir la

279

racin obligatoria de Voluntad de la que dispone

todo hombre por el slo hecho de serio.
Estas palabras de Jess nos dan la pista sobre
el gnero de vida que llevarn los malditos, o
sea, los retardados, en el quinto da. La vida
eterna para los justos y el castigo eterno para
los malditos, es decir, como ya apuntbamos
anteriormente, unos trabajarn en la Vida y
otros en esa columna del castigo, que es la de
la Forma, donde trabajan actualmente los
luciferianos, los cuales, como sabemos, dan
forma a las ancdotas, a las circunstancias que
constituyen el tejido de nuestra vida y de las que
extraemos la experiencia, mientras que de la
derecha recibimos la inspiracin que nos
permite sortear las dificultades que llevan
consigo esas circunstancias.
Los elegidos vivirn en el mundo que estn
preparando para ellos los ngeles y los malditos
en el mundo que preparan los diablicos. La
situacin de la oleada de vida humana ser

parecida a la situacin actual de la oleada de

vida anglica. Parecida, pero no igual; ya que
todo mejora en el universo en el transcurrir de
los das, y mientras los elegidos se encontrarn
a un nivel ms avanzado que el de los ngeles
actuales, tambin los malditos estarn en
mejores condiciones de vida que los actuales
luciferianos.
As pues, los que nada hacen por alimentar,
vestir, aproximar y situar en buenas condiciones
al impulso crstico, se encargarn, en el prximo
da, de tratar los desperdicios,, o sea, el FuegoVoluntad desperdiciado por la oleada de vida
que habr alcanzado el estadio humano que,
como sabe el estudiante, es la que ahora se
manifiesta en el estadio animal. Y mientras los
elegidos inspirarn la conciencia de los nuevos
humanos, tratando de impregnarla con las
verdades eternas, los malditos los llevarn a la
comprensin de las leyes y reglas mediante la
experiencia.

Preguntas:
1 - Di lo que has comprendido de la parbola de las Diez Vrgenes.
2.- Cul ser la diferencia en el trabajo a realizar en el quinto da por los que estn a la derecha y los
que estn a la izquierda?
3.- Qu debemos hacer para dar de comer y de beber a Cristo?
4.- Quines son esos pequeos a los cuales debemos servir?
5.- Qu debemos hacer para vestir a Cristo y qu significa visitarlo cuando estaba prisionero y
enfermo?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 34

1.- Mateo, Marcos y Lucas, al inicio de sus

respectivos captulos 26, 14 y 22, refieren los
orgenes de la traicin de la que Jess sera
objeto. Mateo empieza por decirnos que al
terminar el discurso comentado en nuestra
leccin anterior, Jess dijo a sus discpulos que
en la Pascua, que tendra lugar dos das
despus, el Hijo del Hombre sera librado para
ser crucificado.
Apenas anunciado ese programa, he aqu que
los principales sacrificadores y los antiguos del
pueblo se reunieron en la corte del soberano
sacrificador Caifs y deliberaron sobre los
medios de arrestar a Jess por la astucia y de
hacerlo morir, pero no queran que fuera
durante la fiesta para que no hubiese tumulto
entre el pueblo.
Esta reunin tena lugar mientras Jess se
encontraba en Betania en casa de Marta, Mara
y Lzaro, donde se produjo el acontecimiento

que ya conocemos por la crnica de Juan, en su

captulo 12 y que ya hemos referido en nuestra
leccin 28. Estando el Maestro en la mesa,
Mara acercsele con un frasco de alabastro,
conteniendo un perfume de gran precio y
derram el perfume sobre su cabeza, lo cual
produjo en Judas una gran indignacin.
Mateo y Marcos relacionan este hecho con la
decisin de Judas de entenderse con los
principales sacrificadores y jefes de guardias
sobre la manera de librarles a Jess. Lucas nos
dice que cuando Judas fue al encuentro de los
sacrificadores, Satn ya haba entrado en l. De
esa reunin sali el acuerdo por el que Judas
recibira el salario de la traicin. Tratemos de
explicar el significado oculto de estos hechos.
2.- Llegado a este punto, Jess se encuentra al
final de su tercer ao de ministerio. En esos tres

280

aos, ha sembrado en la tierra humana la

semilla del Reino, la ha interiorizado en el
mundo de los sentimientos y ha hecho que
brotara en la razn humana, de manera que los
hombres pudieran comprender el misterio de la
organizacin csmica. En efecto, mientras la
savia de Cristo no ha penetrado en la razn, el
intelecto humano navega, elaborando teoras
que ms tarde tiene que abandonar, levantando
y destruyendo sucesivamente templos, de lo
cual ya hemos tratado en las ltimas lecciones.
Le falta cumplir la ltima etapa, que es la de
penetrar en la Tierra misma, no como una
semilla ajena a esa Tierra, sino de tal forma que
sea uno de sus elementos constituyentes, que
Cristo sea la Tierra misma y que se encuentre
en todas sus partes, de igual modo que en el
fruto se encuentran las semillas que han de
perpetuarlo y multiplicarlo. Cuando esto se
cumpla, el mensaje crstico habr penetrado en
el Fuego, en el Agua, en el Aire y en la Tierra;
estar en los cuatro puntos cardinales, en la
cruz en la que todo tiene que ser clavado para
que pueda existir, de acuerdo con la Ley del
Yod-He-Vav-He.
Sabiendo pues que se encuentra al final de su
tercera etapa, Jess anuncia a sus discpulos la
entrada en su cuarto y ltimo perodo.
3.- Todos los aos, al aproximarse la Pascua,
los principales sacrificadores y los antiguos del
pueblo se renen en la corte de su jefe Caifs
para ver la manera de dar muerte a Jess,
calladamente, mediante astucias, a fin de no
alarmar a su pueblo.
Nuestros estudiantes de Astrologa ya saben
que en este perodo del ao el Sol transita por el
signo de Aries, a travs del cual el cielo
transmite sus designios a la Tierra. Cada ao,
en el plenilunio de Aries se efecta esa
comunicacin trascendente y la Tierra toda y
cada naturaleza humana en particular, recibe de
la divinidad un nuevo impulso.
Dos mil aos antes de la venida de Cristo, se
produca en esas fechas un gran acontecimiento
csmico que coincida con la entrada del Sol en
Aries, en el movimiento llamado de precesin de
los equinoccios. En aquella poca, un grupo de
elegidos abandonaban la esclavitud de Egipto
para pasar a una Tierra en la que recibiran el
cuerpo mental.
Dos mil aos despus, entrando el Sol por
precesin de equinoccios en Piscis, la vida
crstica penetraba en la Tierra, impregnando con
su vibracin todos los cuerpos del hombre,
dando lugar a una Nueva Pascua, a una nueva
celebracin.
Pero como ya vimos en la leccin 31, todo
movimiento hacia delante deja en la cola una
franja de sombras; toda accin positiva,
despierta lo negativo, que se moviliza para
combatir aquello que deja a oscuras su reino.

En el terreno astrolgico, vemos que el signo de

Aries es regido por Marte en su vertiente
positiva. Pero hay otro signo regido por Marte, y
es el de Escorpio, de modo que cuando el Sol,
transitando por Aries, da protagonismo a Marte,
lo glorifica como portador de Vida -su funcin en
Aries- y como portador de Muerte -su funcin en
Escorpio-. Y as, del mismo modo que el
Salvador del Mundo se prepara a culminar su
Obra, los antiguos, los sacrificadores que
operan en la columna de las sombras, se
renen en la corte de Caifs, una criatura de
Binah , para conspirar contra la luz.
Por ello, en ese plenilunio de abril, mientras el
Sol est en Aries, la puerta de la luz, la Luna se
encuentra en Libra, la puerta de las tinieblas,
ese lugar del zodiaco en que Sansn es
encadenado y cegado por sus enemigos. La
Luna conspira contra el Sol, como Judas
conspir contra Jess.
4.- Al hablar de la uncin de Betania (leccin
28) ya qued explicado porqu Judas se indign
de esa manera contra Mara. Judas era el
guardin de los tesoros del grupo y, por
consiguiente, el encargado de la venta de los
ungentos. Al quedarse sin las preciosas
esencias, se ve frustrado de una parte del
tesoro y Satn entra en l.
En el grupo elegido por Jess, Judas realiza las
funciones de Yesod que, como sabemos,
consisten en reunir las pulsiones procedentes
de los distintos sfiras para proyectarlas al
mundo material. Si los ungentos, si el perfume
de gran precio, o sea las esencias procedentes
de los sfiras de la derecha, son derramadas
hacia arriba, sin pasar por las manos de JudasYesod, ste se ver empobrecido y obligado a
derramar en el mundo material lo que le queda,
o sea las pulsiones provenientes de los sfiras
de la izquierda, donde se encuentran los
antiguos, los sacrificadores, los enemigos de la
Luz con su jefe supremo, Satn.
Si los perfumes se derraman a travs de Yesod,
al mismo tiempo que los decretos de la
izquierda, la vida resulta equilibrada y el
individuo oscila entre el Bien y el Mal. Pero si el
Bien renuncia a manifestarse abajo y sube
directamente al centro de arriba, esto es,
Tiphereth, entonces el Mal ocupa sin oposicin
alguna el centro exteriorizador, que proyecta as
al mundo fsico, programas de traicin.
5.- Los estudiantes de Astrologa pueden
observar esa dinmica en el curso mensual de
los astros. En efecto, sabemos que es JudasYesod-Luna quien guarda los tesoros de
cada Sfira-Planeta y los derrama a la Tierra.
Sabemos
que
Netzah-Venus
es
el
representante de la columna de la derecha en el
mundo de formacin, o sea, es el sfira que se

281

encarga de transmitir a Yesod los decretos de

gracia procedentes de su columna. Sabemos
que Hod-Mercurio realiza las mismas funciones
en lo que se refiere a la columna de la izquierda.
Por consiguiente, esos dos ejecutores de la
Voluntad del Ego o de la Voluntad del que lo
suplanta, del usurpador, esto es, nuestra
voluntad humana, acompaan siempre al Sol en
su recorrido por el Zodiaco.
De esta forma cuando cada mes, a cada nueva
Luna, Yesod-Judas, recoge las pulsiones
dispersas, los tesoros sefirticos, para
convertirlos en realidades, Netzah y Hod emiten
sus decretos y si Hod-Mercurio transmite una
orden de rigor, Netzah-Venus transmite una
orden de gracia que la anula o la atena en gran
manera. Pero Venus a veces se aleja del cortejo
solar, se inhibe de las cosas de la tierra y deja
slo a Mercurio. Cuando esto sucede nos
encontramos ante un mes lunar de desgracias,
porque a travs de Mercurio-Hod asoma Satn,
Caifs, los sacrificadores y todos los
representantes del mundo de las tinieblas.
Afortunadamente, no toda la tierra zodiacal es
propicia a este tipo de actuaciones, de modo
que cuando una nueva Luna cae en un grado
dominado por los Sfiras de la derecha, Satn y
los suyos se ven en la imposibilidad de realizar
sus propsitos, y en cambio, s se realizan
cuando la nueva Luna cae en grados
controlados por los sfiras de la izquierda.
6.- As pues, tenemos que Satn entra en Judas
al no recibir ste los ungentos procedentes de
la columna de la gracia y que Mara derrama
sobre Jess. El relato evanglico precisa ms
adelante que el precio de esa traicin se fij en
treinta monedas. Los sfiras de la columna de la
izquierda son tres: Binah-Saturno, GueburahMarte y Hod-Mercurio. Hemos visto que en cada
uno de los sfiras se reflejan todos, de modo
que en Binah, como en Gueburah y Hod hay un
Kether, un Hochmah, etc., o sea, que los diez
reflejados en los tres suman treinta y sas son
las monedas que Judas-Yesod recibira para
traicionar: los treinta impulsos procedentes de la
izquierda, desde el mundo de emanaciones,
movilizando la Voluntad en favor de los
sacrificadores; desde el mundo de creaciones,
movilizando los sentimientos para la obra, y
desde el mundo de formacin, movilizando el
pensamiento humano para que buscase la
mejor manera de operar. Esas tres por diez
monedas indujeron a Judas a la traicin.
Este mecanismo nos ofrecen materia a muchas
reflexiones
sobre
la
dinmica
del
comportamiento. En efecto, si aplicamos esa
dialctica interna a la vida particular de cada
uno, tendremos que la glorificacin de la
espiritualidad, que consiste en retirar la corriente
espiritual del mundo de abajo, en vivir las
experiencias por dentro, renunciando a vivirlas

por fuera y poniendo fin a la sucesin de

ancdotas, de acontecimientos, nos deja a la
merced de los contenidos que fluyen por la
columna de la izquierda; es decir, al poner
nuestros sentidos a trabajar en la organizacin
de nuestros cuerpos espirituales, estamos
dando al mismo tiempo a Judas las treinta
monedas con las que financiar su traicin. Esa
traicin que ha de conducir al sacrificio de la
espiritualidad que fluye hacia arriba; ha de
provocar la catstrofe final en la cual, al morir la
luz del mundo, de nuestro mundo, morirn
igualmente las tinieblas edificadas gracias a esa
luz, puesto que es la energa-luz interiorizada lo
que permite a las construcciones materiales
subsistir. Esa dinmica conduce pues a la
desaparicin del mundo que Judas ayuda a
triunfar, y por ello el relato evanglico dice
ulteriormente que Judas se suicid. En realidad
se estaba suicidando ya cuando recibi esas
treinta monedas que le estaban destinadas
fatalmente a partir del instante en que Mara
decidi derramar el frasco de alabastro y ungir a
Jess con los ungentos que contena. Nos
hemos referido a Sansn en el punto tres para
recordar la traicin de que fue objeto por parte
de Dalila, que en ese relato se encargaba de las
funciones
de
Yesod-Luna.
Recordemos
igualmente cmo Sansn aplasta finalmente a
los filisteos en su templo, muriendo con ellos.
7.- Pero hay una diferencia esencial entre la
muerte de Sansn y la de Jess. Sansn es una
imagen de la luz externa, del Sol, de la Voluntad
de Kether interiorizada en su hijo y que parece
declinar a lo largo de su ciclo anual, para luego
renacer con fuerza cuando los filisteos, las
tinieblas, se encuentran en su apogeo, en su
palacio helado de Capricornio. Fue entonces,
cuando el sol cruzaba Capricornio y las tinieblas
eran ms densas, cuando Sansn aplast a los
filisteos en su templo, dando lugar al
renacimiento de la luz.
Aqu las cosas suceden al revs y son las
tinieblas las que, en el Palacio de la Luz, en
Aries, en ese momento del ao en que el Sol
crece en fuerza y poder, atentan contra esa luz,
y ello las conducir a su suicidio, porque la luz
renacer, no ya separada de las tinieblas, sino
formando parte consubstancial de ellas, con lo
cual las tinieblas ya no sern posibles y una
nueva Forma de Vida sobrevendr en nosotros
y en el universo.
Pero no nos anticipemos al relato y dejemos
constancia, y ofrezcmoslo a la meditacin del
estudiante, el hecho de que cuando la batalla
espiritual parece definitivamente ganada, la otra
parte de nuestra naturaleza, la que discurre por
la izquierda, le ofrece a nuestro judas interno las
treinta monedas con las que financiar la traicin
al propsito espiritual elaborado por nuestra
parte divina.

282

8.- El da de los panes sin levadura, en que

deba celebrarse la Pascua, lleg -prosigue el
relato evanglico- y Jess envi a Pedro y a
Juan diciendo: Id y preparadnos la Pascua, a
fin de que comamos Ellos le dijeron: Dnde
quieres que la preparemos? Y les respondi:
He aqu que cuando hayis entrado en la
ciudad, encontraris a un he re que lleva un
jarro de agua; seguidlo en la casa en que
penetre y diris al dueo de la casa: "el Maestro
te dice: Dnde est el lugar en el que comer
la Pascua con sus discpulos?" Y l os mostrar
una gran habitacin alta, amueblada: all
prepararis la Pascua Ellos se fueron y
encontraron las cosas tal como les haba dicho
y prepararon la Pascua. (Lucas XXII, 7-13;
Marcos XIV, 12-16; Mateo XXVI, 17-19)
Vemos en este punto cmo Pedro, la piedra
angular de su Iglesia, y Juan, el discpulo
amado, son los encargados de preparar la
Pascua. Esa preparacin exige el previo
encuentro en la ciudad con un hombre que lleva
una jarra de agua y que se dirige a una casa.
Vimos, al identificar csmicamente a los doce
Apstoles, que Pedro es el representante de
Capricornio, Juan es el de Piscis, y ese hombre
con la jarra de agua nos lo encontramos en el
zodiaco simbolizando el signo de Acuario, que
se encuentra precisamente entre Capricornio y
Piscis. Esos tres signos son atravesados por el
Sol antes de alcanzar Aries, el punto de reunin
csmico de celebracin de la Pascua. En el
proceso natural de las estaciones del ao,
Capricornio, Acuario y Piscis preparan el terreno
pascual.
9.- La primera condicin para celebrar la Nueva
Pascua, es que los dos discpulos entren en la
ciudad, o sea, en la organizacin psquica
preexistente, en esa ciudadela mental que debe
ser cambiada. Esos dos discpulos, portadores
del nuevo mensaje, representan la tendencia
que construye en firme, la que edifica
slidamente, el Pedro capricorniano, y la que
purifica, la que limpia al hombre de sus deseos
es decir, el Juan pisciniano.
Juan evangelista es llamado a veces en la
crnica sagrada discpulo predilecto de Jess,
porque existe una especial relacin entre el
centro crstico que en el rbol de la vida aparece
con el nombre de Tiphereth y el signo de Piscis,
que Juan personifica. En efecto, el mundo
cabalstico de creaciones regido en su conjunto
por Hochmah, es el del agua, el de las
emociones y deseos, relacionado con los tres
signos zodiacales de Agua: Cncer, Escorpio y
Piscis. Los tres sfiras que se encuentran en
ese mundo son los conductores de esas
energas zodiacales: Jpiter administra las de
Cncer; Marte las de Escorpio y Sol-Tiphereth

las de Piscis. Tiphereth y Piscis se encuentran

pues estrechamente unidos, siendo uno de los
objetivos de Cristo el de limpiar al hombre de
sus pasiones, llevarlo a la renuncia de lo
sentimental, poniendo la fuerza-deseo al
servicio del designio del Padre.
Juan es el que, a nivel humano, realiza esta
misin, preparando, los hombres para la
penetracin de la naturaleza crstica, lo mismo
que el otro Juan, el Bautista, serva de anuncio
a su llegada. Juan y el constructor Pedro son
los enviados por Jess a la ciudad de los
hombres para que preparen la Pascua.
Una vez all, tienen que seguir al hombre con la
jarra de agua, es decir, un hombre que llevaba
su Agua perfectamente acondicionada en su
vasija, no dentro de l, sino fuera, en su
correspondiente receptculo, como sucediera
en la Tierra despus del Diluvio, cuando las
aguas dejaron de impregnar la atmsfera para
precipitarse a su receptculo natural, el
continente marino. Esta es la condicin del
hombre de Acuario, que ya no se ve
obstaculizado por sus aguas-emociones, las
cuales, sin embargo lleva encima,- ya que cada
elemento se incorpora a los sucesivos,
poniendo sus fuerzas a la disposicin del que
est en funciones. As el Fuego se incorpora al
Agua cuando dejan de combatirse; el Fuego y el
Agua se incorporan al Aire y esos tres unidos se
incorporan luego a la Tierra.
10.- Ese hombre que han de seguir, es un
hombre de la ciudad, no un discpulo de Cristo.
Este detalle tiene su profunda significacin,
porque indica que es el mundo antiguo el que
conduce al lugar en que ha de nacer el nuevo
mundo. La revelacin del Reino no ha de venir
de fuera, sino de dentro de nosotros mismos.
Cuando nos hemos despojado de la
perturbacin sentimental que nos lleva a valorar
las cosas de acuerdo con unas medidas que no
son las verdaderas, y entramos as en el mundo
de la lgica y de la razn, siempre que no
hayamos matado los sentimientos y los
llevemos a cuestas, perfectamente ubicados en
su demarcacin, la dinmica natural de esa
nueva personalidad nos llevar a la mansin en
la que ha de celebrarse la Nueva Pascua, y
descubriremos esa gran habitacin alta y
amueblada que el dueo de la casa pone a la
disposicin de Cristo; ese dueo de la casa que
todos tenemos y que nos tiene ya preparado el
escenario en el que nuestra personalidad mortal
ha de descubrir la trascendencia.
Cuando el purificador del antiguo mundo y el
constructor del nuevo reciben el mandato
crstico -la inspiracin- de ir a la ciudad a
preparar las cosas, aparece automticamente el
hombre de la jarra de agua y la celebracin de
la Nueva Pascua ya est marchando.

283

11.- La Pascua de los judos celebra la salida de

Egipto del pueblo elegido, gracias a ese cordero
que todos comieron y cuya sangre sealiz las
puertas de los elegidos a fin de que el ngel de
la muerte no entrara en ellas. Ya hemos visto en
anteriores comentarios que ese cordero cuya
sangre salva es el Cordero Divino de Aries, a
travs del cual el hombre recibe todos los aos
un nuevo aliento, un nuevo impulso espiritual,
un nuevo designio a realizar. Si la sangre de
ese cordero no aparece en las puertas de
nuestra vida, el ngel de la muerte entrar en
ella y aunque nuestros cuerpos sigan
mantenindose erguidos, si no estamos
animados por un nuevo propsito, una nueva
ilusin primaveral, ser como si estuviramos
muertos.
Lo que el cordero trajo entonces al pueblo
elegido fue el Man que cay del cielo. Ya
sabemos por las enseanzas de los hermanos
mayores que ese Man es el cuerpo del
pensamiento, que recibieron entonces los
pioneros que formaban parte de ese pueblo
elegido. Recibieron del cielo el cuerpo que les
permitira pensar, descubrir las reglas activas en
el mundo, y as comprender el funcionamiento
de la mquina csmica.
As pues, celebrar la primera Pascua, significa
celebrar el advenimiento de la capacidad de
pensar, que significaba a su vez la liberacin de
la esclavitud a que el imperialismo del deseo
somete al hombre. El hombre esclavo de sus
deseos es el que vive an en Egipto, condenado
a edificar esa pirmide sobrehumana que ha de
conducirlo a su salvacin; ha de ser el trabajo
humano el que conmueva a las potencias
celestiales y las impulse a programar su
liberacin.
En la Nueva Pascua, el hombre volver a
comer, no ese Man llovido del cielo y que ya
tiene, sino la carne y la sangre de Cristo. En la
primera Pascua se come el alimento de Binah;
en la Nueva Pascua, el alimento de Hochmah,
en cuyas substancias se encuentra Kether, el
Padre.
12.- Antes de festejar la Pascua, Jess,
sabiendo que su hora de pasar de este mundo
al del Padre haba llegado, y habiendo amado a
los suyos que estaban en el mundo, culmin su
amor hacia ellos. As comienza el captulo XIII
del Evangelio de Juan. Durante la cena, cuando
el diablo haba inspirado ya el corazn de Judas
Iscariote, hijo de Simn, del propsito de
entregarlo, Jess, sabiendo que el Padre haba
puesto todas las cosas entre sus manos,
sabiendo que haba venido de Dios y que se iba
a Dios, se levant de la mesa, se quit sus
vestiduras y tomando un pao, se cio con l
(Juan XIII, 1-4)

As se inicia el trabajo crstico en el Mem, la

letra-fuerza que preside en la construccin del
mundo material. Jess, en sus parbolas, habl
a menudo de la necesidad de ceirse, de
aguardar al dueo de la casa con el cinturn
puesto, con los lomos preparados para el viaje.
Aqu vemos que su primer gesto, en esa noche
memorable del Mem, en la que la divinidad
trabaja en las sobras, fue ceirse.
En aquel tiempo los hombres no llevaban
pantaln, sino tnica, de modo que el cinturn
no era un utensilio que sirviera para sostener
los pantalones, sino que era un objeto
simblico, un signo espiritual que, con el tiempo,
se materializara y se convertira en objeto que
realiza una funcin fsica.
En primer lugar, nos dice Juan que Jess,
habiendo conservado en esa noche la plena
conciencia de su misin, se levant de la mesa
y se quit las vestiduras. Siendo la tnica el
vestido utilizado en aquel tiempo, Jess se lo
quit y apareci desnudo ante sus discpulos.
No se trata aqu de elucidar si llevaba
calzoncillos o no, ya que estamos en el relato
simblico de unos hechos que interesan en
tanto
que
suceden
eternamente,
que
constituyen una dialctica permanente de la
divinidad con el hombre.
En esa noche del mundo en que se celebra la
Nueva Pascua, Cristo aparece desnudo ante los
suyos, como apareciera Salom al final de su
danza de los siete velos. La divinidad se
desnuda para entrar en ese bao de tinieblas
que es el mundo que debe transformar. Ya no
es un sentimiento, un pensamiento, sino una
carne y una sangre que es preciso comer y
beber.
13.- Una vez desnudo, Jess se cie con un
pao. El cinturn, la faja que llevan los prelados
y cuyo uso tan generalizado estaba en la Edad
Media, puesto que la faja aparece en todos los
vestidos regionales es un smbolo, decamos.
Es la barrera simblica que separa el mundo de
abajo del de arriba; es la frontera que impide al
instinto colonizar el cerebro.
Es curioso constatar que ahora, en la poca
actual, el cinturn tiende a desaparecer. No
hablemos ya de la faja, que slo se utiliza
interiormente para contener la protuberancia
abdominal. La juventud ya no sostiene sus
pantalones con un cinturn y as, sin barreras,
sin aduanas, los instintos pueden colonizar
libremente la mente y convencerla de que la ley
que rige abajo es avanzada, es revolucionaria,
es liberadora. En el mundo de abajo est la
libertad, le dice el instinto al cerebro, y
consigue que se lo crea.
En el instante de disponernos a celebrar la
Nueva Pascua es preciso que nuestro Cristo
interno aparezca al desnudo, no como una
pintura emotiva o como un argumento racional,

284

lapidado bajo el sello de una regia, sino en

carne y hueso. Luego, cimoslo para que el
mundo de abajo permanezca en su bajo fondo y
encuentre en la cintura, en los riones, una
barrera inexpugnable, de suerte que ni lo que
est debajo de la cintura pueda subir, ni lo que
est arriba pueda bajar, puesto que ya hemos
visto anteriormente que con las energas
desperdiciadas, procedentes de arriba, los de
abajo trazan copias perversas que luego nos
venden como si fueran autnticas.
Tener los lomos ceidos significa pues no
mezclar las fuerzas que actan en los distintos
niveles de nuestra personalidad; significa
ponerle coto, barrera, a cada fuerza, y hacerlo
voluntariamente,
con
nuestro
propio
discernimiento, del mismo modo que cada uno
de nosotros es quien se cie el cinturn.
14.- Luego, derram agua en un recipiente y se
puso a lavar los pies de sus discpulos,
secndolos con el pao con que se haba
ceido. Comenz por Simn Pedro, y ste le
dijo: T Seor, t me lavas los pies! Jess le
respondi: Lo que yo hago ahora no lo
comprendes pero lo comprenders muy pronto
Pedro dijo: No, jams me lavars los pies, y
Jess le respondi: Si no te lavo, no tendrs tu
parte en mi Reino Simn Pedro le dijo: Seor,
no solamente los pies, sino aun las manos y la
cabeza. Jess le dijo: El que es lavado slo
necesita lavar sus pies para quedar
enteramente purificado, y vosotros lo sois, pero
no todos (Juan XIII, 5-9)
Dijimos al hablar de Juan-Piscis que la funcin
de este signo es la de exteriorizar los
sentimientos, sacarlos fuera a fin de que no
perturben al hombre en la bsqueda de la
Verdad. Los pies estn regidos por Piscis, de
modo que ese lavado de pies est relacionado
con las funciones del signo.
Si en Piscis nos desprendemos de nuestros
deseos, sentimientos, emociones, es preciso
que lo hagamos limpiamente, porque si esos
deseos-sentimientos-emociones son sucios,
contaminaremos con ellos la tierra en la cual los
arrojemos y slo habremos conseguido que
nuestra suciedad interior pase al exterior.
15.- Si entramos en consideraciones ms
profundas sobre este punto, nos apercibiremos
de la relacin existente entre el lavado de pies y
la traicin de Judas. En efecto, hemos visto que
esa traicin era financiada con las treinta
monedas-pulsiones procedentes de los tres
sfiras de la columna de la izquierda. Para que
estas monedas lleguen a Judas-Yesod es
preciso que circulen por los senderos de la
izquierda, de Binah a Gueburah y de ste a
Hod, para desembocar en Yesod. Pero si los
pies son lavados, o sea, si las emociones que

manan de Piscis son purificadas por CristoTiphereth ello significa que los contenidos de
Gueburah, depositario de las pasiones y centro
de trnsito de las pulsiones procedentes de
Binah, son canalizados hacia Tiphereth, en
lugar de serio hacia Hod, el cual se queda sin
un duro, por as decirlo y, por lo tanto, se ve en
la imposibilidad de entregar a Judas las treinta
monedas de la traicin. No le dar ni siquiera
las diez que Hod posee en propiedad, puesto
que la purificacin de los sentimientos tendr
sus naturales consecuencias en el mundo de
abajo y circular de Tiphereth, con destino a
Hod, el residuo de esa purificacin.
Vemos as que son varios los caminos que
conducen a la celebracin de la Pascua de
Cristo, es decir, a la mesa del banquete en que
se come la carne y la sangre de HochmahKether, de ese Hijo-Padre inseparables, como
Jess lo proclam tantas veces. Hay el camino
del Sacrificio, el que consiste en separar el Mal
del Bien, dejando que cada corriente circule por
su lado, y el camino de la purificacin de los
sentimientos, que exige la humillacin de
Cristo, el cual tiene que aparecer desnudo, sin
velos ni mscaras y, ceido, para que la
suciedad de los pies que est lavando no le
suba a sus instancias superiores, tiene que
bajarse, arrodillarse ante sus discpulos, que es
como un descenso a lo inferior, purificar as sus
emociones, dejando a Judas sin el salario de la
traicin.
16.- Jess nos ense con su ejemplo los dos
caminos. Primero dej que Mara derramar los
ungentos, sabiendo que al hacerlo as, Judas
ira al encuentro de los sacrificadores y que ello
equivala a su bajada a la tumba. Pero ms
tarde les dara a comer su carne y su sangre,
despus de haber purificado sus emociones.
Vemos as que la entrada en el Reino, el
trnsito del mundo de Binah al de Hochmah, no
tiene que ser necesariamente un drama.
El primero de esos caminos es el de la
separacin del Bien y el Mal. En esta va llega
un momento en que el Bien le quita al Mal todo
apoyo y lo abandona a su dinmica. Ya
sabemos que el Mal no puede subsistir sin el
Bien, y que es la parte de Bien interiorizada en
el Mal lo que lo aguanta. Pero sabemos
igualmente que circulan por el universo cantidad
de energas desperdiciadas, no utilizadas en la
actividad creadora, y que son administradas por
los luciferianos. Esas energas son una especie
de Bien venido a menos, y cuando las fuerzas
activas en las vertiente positiva de la Creacin
abandonan una empresa, los luciferianos le
inoculan las fuerzas creadoras desperdiciadas
que ellos administran, y de esa forma el mal
supervive durante un tiempo, capeando el
temporal, ya que movindose en un medio
regido por la fuerza de repulsin, tiene que

285

luchar constantemente contra el peligro de

muerte.
17.- Cuando el Bien y el Mal andan juntos,
cuando el tarro de los ungentos es vendido
para entregar su importe a las pobres acciones
humanas que cometemos, inspirados por las
fuerzas de la izquierda, esto nos salva de las
dificultades y en nuestras sombras va
manifestndose la luz. En tal caso, podemos
decir que el Bien es el amigo y protector del
Mal.
Pero cuando los ungentos son derramados
hacia arriba y le negamos al Mal nuestro apoyo,
ste se convierte en el enemigo del Bien y
trama su destruccin. Para que ese
enfrentamiento cese, el Bien debe morir en
manos del Mal para renacer en l y formar parte
de su propia carne, con lo cual el Mal quedar
definitivamente destruido.
La otra va es la de la constante humillacin
del Bien ante el Mal. Jacob se arrodill ante
Esa al retorno de su exilio y ese gesto era una
prefiguracin de ese lavatorio de pies de Cristo
a sus discpulos en la celebracin de la Pascua.
En esa va, Cristo tendr que lavar los pies a
sus seguidores, una y otra vez en la proximidad
del plenilunio de Aries, para que, purificados,
puedan recibir la savia divina que se derrama
del rbol
en esta poca del ao, que es cuando los
vapores de Kether entran en efervescencia y
baan el universo entero. Si en este perodo nos
encontramos purificados, las energas del Padre
encontrarn en nosotros espacios en que
ubicarse. Pero si nuestros pies estn sucios, el
poder creador de Kether ir a engrosar la
cuenta de los desperdicios.
De esta forma, el Bien disuelve el Mal poco a
poco y, al final de un proceso lento de
purificacin, el Mal se agota. Por ello Jess le
dice a Pedro que se resista a ser lavado: Si no
te lavo, no tendrs tu parte en mi Reino
18.- Son muchos los Pedros que se resisten a
ser lavados por Cristo; muchos los que no
quieren humillar su espiritualidad interna y
ponerla a servir en tareas que consideran
inferiores. Muchos son los que llevan con
orgullo sus conquistas espirituales y se dicen:
De aqu no me bajo Pero si la espiritualidad
no se baja para purificar lo que, por su
naturaleza, est debajo de ella, lo inferior no
podr entrar en el Reino de Cristo y la fuerza
crstica no tendr ms remedio que acceder a lo
inferior a travs del sacrificio, el suyo propio
primero y provocando con ello el suicidio de
Judas, o sea, la desaparicin del Mal, cuando la
voluntad del muerto ha penetrado en l
autodestruyndolo.

Todos los personajes de la pasin estn en

nuestra naturaleza interna, que los va
generando y gestando a lo largo de nuestras
existencias. Si hemos alcanzado este punto en
que actan en nosotros Marta-Mara-Lzaro,
Juan, Pedro, Judas y Cristo, es que nos
encontramos en las puertas del Reino y
podemos acudir a ese banquete, sucios o
limpios, y ello determinar el que penetremos
en ese Reino deslizndonos suavemente o
mediante drama y violencia.
La iglesia catlica ha convertido el lavatorio de
pies en un rito y, para poder cumplirlo, moviliza
todos los aos a los pobres, constrindolos a
colaborar. De la forma en que se lleva a cabo,
es muy difcil que los fieles puedan ver en ese
gesto la necesidad de que lo superior purifique
a lo inferior en cada hombre. En la vida familiar,
sobre todo en el campo donde existan menos
comodidades, poda contemplarse a menudo la
escena de la mujer lavando los pies a su
marido, evidenciando as el impulso interno que
busca esa purificacin espiritual. Sepamos ver
en los pies el termmetro fsico de nuestra
temperatura emocional. En ellos se refleja el
estado de nuestras emociones. Si los pies se
hinchan, se agrietan, se duermen o son
dolorosos, es seal de que nuestras emociones
bajan sucias, y, del mismo modo que un bao
de pies alivia su dolor, la purificacin de los
sentimientos aliviar nuestra vida de la carga
que hacemos pesar sobre ella. Es muy
frecuente encontrar gente con los pies
cansados y ello indica que estn viviendo por
encima
de
sus
posibilidades
morales,
intelectuales o emocionales. Y, una de dos, o
bien deben lavarse los pies y estar a la altura de
lo que pretenden ser, o renunciar a su ambicin
y aligerar as el peso de su edificio humano.
19.- Despus de haberles lavado los pies y de
haberse puesto el vestido volvi a la mesa y les
dijo: Comprendis lo que os he hecho? Me
llamis Maestro y Seor, y decs bien, pues lo
soy. S os he lavado los pies, siendo el Seor y
el Maestro, debis tambin lavaros los pies los
unos a los otros, ya que os he dado un ejemplo,
a fin de que hagis como yo he hecho. En
verdad, en verdad os digo que el servidor no es
ms grande que su Seor, ni el apstol ms
grande que quien lo ha enviado. Si sabis
estas cosas, felices sois, siempre que las
practiquis. (Juan XII, 12-17)
Dice Jess en este punto algo que aparece
claramente a lo largo de toda nuestra
enseanza. Nuestro
comportamiento debe seguir la pauta del
discurrir del cosmos. Debemos ser primavera
con la primavera; verano con el verano, etc. y
realizar en nosotros los procesos inscritos en
los libros sagrados. En los gestos de Jess se
encuentra el modelo de comportamiento que

286

debemos seguir para pasar del mundo de las

realidades materiales al de la vida del espritu.
Cuando los caminos de acceso son diversos,
tambin nos lo indica con hechos o con
parbolas.
La nica dificultad reside en entenderlo y saber
que cuando habla de lavarse los pies, se refiere
a la purificacin de los sentimientos. En todo
cuanto dice o hace hay una enseanza oculta,
pero esa enseanza va siendo inspirada a los
hombres a medida que la buscan y no se
conforman con el sentido literal de las palabras,
que es suficientemente absurdo como para
impulsar al que busca de veras la verdad a ir
ms all de lo aparente.
20.- En efecto, si interpretamos este pasaje del
lavatorio de pies en su sentido literal, tendremos
que para entrar en ese paraso que deja
entrever la enseanza de Cristo, sera preciso
que Jess lavara los pies a sus discpulos y
despus que lo hicieran entre ellos. Hasta un
nio puede entender que los pies limpios o
sucios no han de ser obstculo para que un
hombre vaya al cielo. Esa observacin induce a
pensar que algo se oculta en esa historia de
pies.
El paso siguiente hace pensar al hombre
profano que lo que Jess pretende decir es que
es preciso ser humildes, sobre todo en la
relacin ricos-pobres o poderosos-humildes,
pero la humildad ya es proclamada como una
virtud al principio de la enseanza, como para
que deba ser ilustrada con ese ejemplo. No es
todava eso, pero las reflexiones sobre la
humildad pueden ya llevar el alma a
consideraciones interesantes sobre qu es la
humildad, que consiste en bajar a lo inferior,
apareciendo la idea de que lo noble, lo elevado,
lo digno, debe descender de su pedestal,
desnudo, despojado de todos sus oropeles. La
cabeza -del que lava- debe estar a la altura de
los pies del lavado. En ese camino de reflexin
irn apareciendo los valores que darn ms
profundo significado a ese gesto. Su exacta
dimensin surgir cuando lo encasillemos en el
zodiaco, la madre, la matriz de nuestro universo
solar y cuando le apliquemos las medidas del
rbol. Entonces veremos: 1 Como ya hemos
dicho, los pies siendo regidos por Piscis y
siendo las funciones de este signo las de
desprender los sentimientos, la purificacin de
lo uno corresponder a la purificacin de lo otro.
2 Esto sucede cuando el Sol est en Aries, o
sea, cuando el Cielo entra en la Tierra. 3 La
cabeza a la altura de los pies significar que
Kether est en Tiphereth, puesto que Kether es
la cabeza y Tiphereth la puerta por la que salen
las emociones del mundo de creaciones, en el
esquema del rbol.

21.- Todo ello nos inspirar la dinmica que

debemos poner en marcha y al decirnos que
debemos lavarnos los pies los unos a los otros,
porque no somos ms que nuestro Seor, y si l
lo ha hecho, tambin debemos hacerlo
nosotros, entenderemos que nuestra cabeza,
nuestra voluntad creadora, debe bajar a la
puerta por la que salen las emociones en
nuestros hermanos, nuestros compaeros de
vida, para purificarlos.
Hay personas que tienen efectos purificadores
sobre otras; es decir, personas en las que esta
dinmica se expresa de una forma natural, sin
forcejeos; del mismo modo que otras personas
son conductoras de pasiones y de bajos
instintos. En el primer caso podemos decir que
la relacin cabeza-pies hace que stos suban, y
en el segundo caso que la cabeza se queda
atrapada en los pies. Es decir, al purificarse los
unos a los otros siempre existe el peligro de que
sea el purificador quien se vea contaminado.
Por ello, Jess se ci la cintura al iniciar el
lavatorio de pies.
En la dinmica csmica, vemos en la estructura
del rbol cmo Kether, el Padre, hizo descender
a Tiphereth, el Hijo, a la ms baja regin del
mundo
de
creaciones,
donde,
permanentemente, lava los pies a los
sentimientos. Cada uno de nosotros lleva sobre
s ese rbol de la vida, cuyos centros van
entrando paulatinamente en fase activa. Ms
tarde o ms temprano ha de llegar el momento
en que el Hijo descienda de su trono llamado
Hochmah, a la derecha del Padre, y se encarne
en Jess-el Hombre, en nuestra ConcienciaTiphereth para purificar toda la suciedad
acumulada en los sentimientos.
22.- Afortunados si comprendemos esas cosas,
dice Jess, siempre que las practiquemos.
En esto, como en todo, la purificacin empieza
por nosotros mismos. Si no lavamos nuestras
propias pasiones, mal podremos purificar a los
dems. El lavatorio de pies tendr que
manifestarse de acuerdo con la Ley del Yod-HeVav-He, y en una primera etapa estallar en
nuestra naturaleza interna una inmensa
voluntad purificadora; en una segunda etapa
nuestras pasiones sern arrojadas de nuestra
tierra humana, quemadas en ese fuego
purificador, y en una tercera etapa podremos
exportar pureza y lavar los pies a nuestros
hermanos.
As pues, cuando nuestro Cristo interno acte
en el escenario Mem, debemos desnudarlo,
ceirlo para asegurar que los vapores del
mundo de abajo no turben su cabeza y ponerlo
a trabajar en la purificacin de la sociedad que
nos rodea. Ello significa que debemos poner las
manos a la Obra y actuar de una manera
prctica, realizando un trabajo material en vistas
a esa purificacin.

287

Preguntas:
1.- Cul es la diferencia entre la Antigua y la Nueva Pascua?
2.- Cul es el hecho que provoca la entrada de Satn en Judas? Y qu significan las treinta monedas
que recibe?
3.- Explica porqu Pedro y Juan son enviados a preparar la pascua y qu significa el hombre con el jarro
de agua que deban seguir.
4.- Por qu Jess se cie antes de proceder al lavatorio de pies?
5.- Dinos lo que has comprendido de lo dicho sobre el lavatorio de pies.

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 35

1.- Llegada la noche, Jess se sent ante la

mesa con los doce y mientras coman les dijo:
En verdad os digo que uno de vosotros me
entregar Todos se vieron profundamente
entristecidos y cada uno se puso a decirle:
Soy yo, Seor? l respondi: Es uno de los
doce, que pone conmigo la mano en el plato. El
hijo del hombre se va, de acuerdo con lo que se
ha escrito de l. Pero, infeliz el hombre por el
cual el hijo es entregado! Ms le valiera a ese
hombre no haber nacido (Mateo XXVI, 20-25;
Marcos XIV, 17-21; Lucas XXII, 21-23)
En las lecciones anteriores ya hemos visto cul
es la dinmica que impulsa a Judas a la accin.
No vamos a insistir en lo que ya ha sido
explicado, pero este punto de la enseanza nos
ofrece interesantes reflexiones. Vemos aqu a
Jess y sus discpulos en la noche Todos
ellos estn comiendo la sustancia crstica, que
ha penetrado en sus sentimientos, en sus
pensamientos, y ahora se incorpora a su tierra
humana. Y, sin embargo, ninguno est seguro
de s mismo y cuando Jess les anuncia que
uno de ellos va a traicionarlo, todos se
preguntan soy yo, Seor? Esto significa que
en cada uno de ellos estn activas las fuerzas
que promueven la traicin y, en esa noche
crstica, todos pueden an dar un paso atrs.
Cristo ya sabe quien es el traidor. Lo sabe
porque su crnica ha sido escrita con
antelacin, los profetas la han divulgado y,
cuando el Padre lo mand a este mundo, su
voluntad era que lo purificara con su sangre

redentora. Sabe igualmente que Judas es el

que debe entregarlo, porque ese es el papel
que le ha sido atribuido en la obra sagrada.
Judas no fue un discpulo elegido por Jess,
sino que vino al grupo llevado por Bartolom, el
que representa el signo de Libra ese punto del
Zodiaco en que las sombras empiezan a
ganarle la partida a la luz, pero esas sombras
permitirn al pensamiento humano arraigar,
florecer y dar fruto, cosa que no sera posible si
la luz viva del espritu no disminuyera su voltaje.
Bartolom Libra lleva el traidor al grupo. Libra
es un signo regido por Venus-Netzah, en el cual
Saturno-Binah
est
exaltado.
En
esa
combinacin de signos y sfiras encontramos el
gnesis de la traicin, que no vamos a
desarrollar aqu. Pero s haremos notar que los
cinco sentidos, siendo gobernados por Netzah,
es en ellos donde est la va hacia la traicin.
2.- Todo estaba escrito y el traidor fue llevado al
grupo para que ejerciera funciones de traidor, y
fue el encargado de administrar el tesoro. Sin
embargo, dice Jess: Infeliz aquel por el cual el
hijo del hombre es entregado! Ms le valiera no
haber nacido.
En este punto encontramos planteado el dilema
de los protagonistas de una vivencia escrita y
que debe forzosamente desarrollarse.
A medida que vamos viviendo escribimos
nuestra historia futura. El futuro est en nuestro
presente y depende estrechamente de lo que

288

hagamos o no hagamos hoy. Los ngeles

escribanos van tomando nota de las semillas
que vamos plantando, de las plantas que van
creciendo en nuestra vida y ellos se ocuparn
de que en nuestra prxima aparicin lo que era
semilla sea planta; lo que era planta, sea flor, y
lo que era flor sea fruto. Si todas esas semillas,
plantas y flores fueran las del bien, el traidor no
hara ms que revelar, que sacar fuera, la
maravilla que llevamos dentro. Pero bien
sabemos
que
estamos
plantando
constantemente especies venenosas y que, por
lo tanto, cuando recojamos la cosecha, sta
ser la cosecha del mal.
Pero para que ese mal pueda aparecer en
nuestra vida, ser preciso que alguien lo
materialice. Si debemos ser engaados,
burlados, estafados, apaleados, maltratados o
asesinados, bien ser necesario que aparezca
el ladrn, el estafador, el violento y el asesino.
El que encarna el mal en nuestras vidas, es casi
siempre nuestra antigua vctima, a la que ahora
se ofrece la oportunidad de la revancha. Pero
puede no serlo; puede tratarse de un criminal
que nos ha sido nombrado de oficio, que lo
encontramos simplemente porque vivimos en
una tierra donde ese tipo de individuos florece
de una manera natural.
3.- Sin embargo, el hecho de que seamos
merecedores de un mal, no exime de ese mal a
quien nos lo suministra. Aun en el caso de que
nosotros hayamos perjudicado anteriormente a
nuestro actual verdugo, el que aparezca ante
nosotros reclamando su revancha, significa que
ha estado desarrollando en l una voluntad de
mal, que ha estado nutriendo ese mal
constantemente, movilizando para ello grandes
energas. Ya que, de no haber sido as, la
fuerza de repulsin que acta en las bajas
regiones de los deseos, hubiese destrozado ese
mal y no hubiese aparecido en la existencia
siguiente.
Muchas veces los estudiantes preguntan por
qu, si en el infierno-purgatorio se reconoce el
mal que se ha hecho, es preciso que vivamos
despus la situacin al revs? La respuesta que
suele darse es que debemos restituir en la tierra
el mal que hicimos a una persona determinada y
vivir en nuestra carne la experiencia que a l le
hemos infringido. Pero esto ocurre tan slo si
esa persona reclama esa restitucin. Si el mal
no ha sido alimentado por la voluntad del
individuo, si no le ha montado un servicio
sefirtico completo, levantando todo un rbol
para que pueda florecer, el mal que hicimos no
podr ser cumplido y, por consiguiente, si
necesitbamos de esa experiencia para
proseguir nuestra
evolucin,
nos ser
suministrada por otra va, puesto que el camino
de la maldad habr sido cerrado.

Ya anteriormente Jess se haba referido a esta

cuestin diciendo que es preciso que los
escndalos sucedan, pero desgraciado aqul a
travs del cual el escndalo viene. A los
ejecutores del mal, aun habiendo ellos mismos
sufrido ese mal anteriormente, ms les valiera
no haber nacido. Al comentar ese punto de la
enseanza, hablbamos de las propiedades
restauradoras del perdn, propiedades que
Cristo vino precisamente a desvelar.
4.- En la crnica de Juan leemos que cuando
sus discpulos preguntaron al Maestro quin era
el traidor, l respondi: Es aqul al cual dar
un pedazo mojado, y mojando un bocado en su
propio plato, se lo dio a Judas (Juan XIII, 26)
En este punto vemos el trato que hemos de dar
al traidor. All estaban todos los apstoles
comiendo y bebiendo la sustancia crstica, pero
Judas tuvo el privilegio de comer en el mismo
plato que su Seor, y fue Cristo en persona
quien puso el bocado en su boca. Debemos, por
consiguiente, tratar de una manera privilegiada
al traidor. Es natural que procedamos as,
puesto que se trata de una antiguo ofendido y,
si no lo es, si es un traidor de oficio, bastante
tiene con llevar sobre s esa pesada carga para
que,
encima,
le
arrojemos
nuestra
animadversin y desprecio. Al contrario,
llevemos nuestros bocados a su boca,
privilegimoslo en el trato y digmosle: Lo que
tengas que hacer, hazlo pronto
As cortaremos la corriente del mal y no
estaremos pasando una vida vengando las
afrentas y otra vida pagando por las
anteriormente recibidas. El mal fue una
necesidad al comienzo de la evolucin y Cristo
vino para poner fin a esa necesidad. Por
consiguiente, cuando nuestro Cristo interno ha
alcanzado los escenarios del Mem, debemos
ser capaces de comer en el mismo plato con
aquel que saldr de nuestra mesa para
traicionarnos.
5.- Lo que debes hacer, hazlo pronto, dijo
Jess a Judas al poner el bocado en su boca y
los discpulos no comprendieron el significado
de sus palabras, ya que, como Judas llevaba la
bolsa, algunos pensaron que Jess quera
decirle: Compra lo necesario para la fiesta, o
que encargaba que diese algo a los pobres.
Judas, habiendo engullido el pedazo, se
apresur a salir. Era de noche (Juan XIII, 28-30)
Vemos aqu cmo los ms prximos a Cristo,
incluso aquel que est reclinado sobre su
pecho (Juan XIII, 23), no comprenden la
dinmica de la redencin y la trascendente
partida entre Jess y Judas se est
desarrollando ante sus ojos sin que la
entiendan. Juan nos dice que Satn entr en
Judas en cuanto le fue dado el bocado; los

289

dems evangelistas nos dicen que fue al

derramar Mara los ungentos cuando los
satnicos empezaron su actuacin en l. Lo
cierto es que cuando Judas engulla el pedazo
que Jess le diera, Satn ya estaba dentro y,
por lo tanto, el alimento crstico era captado por
esa fuerza interna y su voluntad de traicin se
vea nutrida.
6.- Hemos visto, en nuestros estudios, que la
voluntad de Kether es la fuerza misteriosa que
lo mueve todo pero en nuestro estadio evolutivo
actual, es a travs de Tiphereth como recibimos
nuestra parte de voluntad. Los estudiantes de
astrologa saben que, en un horscopo, es la
posicin del Sol lo que nos revelar hasta qu
punto la voluntad es activa en un individuo. El
Sol-Tiphereth es el motor que impulsa la
persona y, segn su posicin y sus aspectos,
sabremos si ir lejos o permanecer cerca de su
posicin inicial.
Para hacer efectiva su traicin Judas necesitaba
que fuera el propio Jess-Tiphereth quien le
diera la orden. Si l no le hubiese dicho,
dndole de comer de su propio plato lo que
debes hacer, hazlo pronto, Judas, por muchos
que fueran sus planes de traicin, no hubiese
podido traicionar.
As sucede en el cielo a cada nueva Luna,
cuando el Sol y la Luna se encuentran en un
determinado punto del Zodiaco. Ambos estn
entonces frente a frente y Cristo-Sol alimenta
con sus radiaciones a Judas-Luna y le dice: Lo
que tengas que hacer, hazlo pronto, y all va
Judas cabalgando por el cielo y realizando la
misin encomendada por el Sol.
Ese Cristo-Sol aparece todos los meses ante
Judas-Luna cargado de propsitos humanos
que ha recogido al transitar por un determinado
signo. Son propsitos que los humanos han
formulado en su interior, con el deseo de verlos
funcionando en el exterior, para gozar con la
representacin material de aquello que es tan
slo un deseo. Entonces Cristo-Sol da su vida,
es decir, esa esencia llamada voluntad, que el
Padre le ha confiado, para que en el universo
haya las energas suficientes en vistas a esa
materializacin con que suean los humanos.
Judas-Luna, una vez recibido el precioso
bocado de Cristo-Sol corre a buscar a los
sacrificadores, o sea, a las fuerzas que trabajan
en la cristalizacin de los impulsos energticos y
que transforman lo divino en objeto humano, a
fin de que, desde la tierra misma, el hombre
pueda recibir del objeto que tiene en sus manos
la inspiracin, el perfume de la divinidad que
encierra. Cristo-Sol es el que ordena. JudasLuna ejecuta; es el ejecutivo que vende el
producto elaborado por su patrn.

7.- Era de noche, precisa el cronista cuando

Judas sali. La nueva Pascua es una fiesta
nocturna. Es la fiesta mayor de la Luna. Todas
las lunas llenas son grandes en el calendario
lunar, porque es entonces cuando la Luna,
rebosante de plenitud, en el apogeo de su Luz,
empieza a derramarse sobre el mundo,
cumpliendo el mandato que recibiera del Sol.
Pero la Luna llena de abril es muy distinta a las
dems. En efecto, hemos dicho en el punto
anterior que el Sol, en su trnsito por los signos
del Zodiaco, va recogiendo propsitos humanos
y encarga a la Luna su ejecucin a niveles
materiales. Pero en Aries no hay propsitos
humanos que recoger, sino que es el designio
divino el que se expresa. Cuando el Sol y la
Luna se juntan en Aries, padre e hijo, Kether y
Tiphereth le dan a Judas-Luna el alimento que
ha de permitirle traicionar la divinidad,
exteriorizando su esencia y prostituyndola as
de algn modo, porque el impulso espiritual no
ser comprendido por los hombres o, por lo
menos, no lo ser en su totalidad.
Judas-Luna derramar -vomitar podramos
decir- ese pedazo que Jess le ha dado, desde
Libra, signo que, como hemos visto, representa
la puerta de las tinieblas, como Aries es la
puerta de la luz. All actan los sacrificadores,
los ritualistas, los institutores de reglas. Pero
ser en esas tinieblas donde la razn podr
entrever la luz que en Aries es demasiado cruda
para que el hombre pueda contemplarla.
Podemos as decir que la traicin de Judas,
perpetrada todos los aos en el plenilunio de
Aries-Libra, pone a nuestro alcance la vida
divina, de una manera graduada que hace
posible nuestra interiorizacin.
En la dinmica de esa traicin vemos pues
cmo la luz del mundo es entregada a las
tinieblas para que, muriendo en ellas, las
transmute. Esto sucede desde siempre, de
mucho antes de que Cristo haga su aparicin en
nuestra Tierra humana. Pero la traicin antigua,
aquella de que fuera objeto Sansn por parte de
Dalila, estaba elaborando el mundo de Jehov,
el de las reglas, permitiendo al hombre construir
su Jerusalem interna. La aparicin de Cristo
hace que la divinidad se presente en su
segundo aspecto, el de dispensador de la gracia
y esa gracia, ese reino paradisaco, es el que
Judas nos revela en su traicin del plenilunio de
abril .
8.- As pues, si no hemos participado en la
sagrada cena, si no hemos comido y bebido la
sangre y la carne de Cristo, se sucedern en
nuestras vidas las lunas de abril sin que
apercibamos en nosotros el advenimiento del
Reino. Al contrario, la lucidez procedente de la
traicin de la luz nos llevar a fortificar esa
primera Jerusalem, a levantar en nuestro recinto
psquico nuevas edificaciones, nuevas calles,

290

nuevos vehculos de comunicacin, de manera

que todo resulte coherente y nos confirme en
nuestros presupuestos y nuestra pequea
verdad se haga ms firme.
En cambio, si estamos presentes en el
banquete mtico, si recibimos el pan de Cristo y
omos su voz que nos dice: Tomad, comed,
ste es mi cuerpo, y si recibimos de l la copa,
dicindonos: Bebed, que sta es mi sangre, la
sangre de la alianza, derramada por muchos
para la remisin de los pecados (Mateo XXVI,
26-8; Marcos XIV, 22-24; Lucas XIV, 20), el fruto
de la traicin nos llevar, no a fortificar la vieja
ciudad, sino a destruirla para poder levantar
sobre sus ruinas la nueva Jerusalem.
Por ello abril es un mes contradictorio, que
impulsa a los unos a reafirmarse en sus
posiciones, a consolidar su verdad, mientras
que otros, como Pablo en el camino de
Damasco, ven desplomarse sus certidumbres y
aparecer en su psique las ruinas sobre las que
se levantar su ciudad sagrada.
9.- cristianismo histrico ha convertido la
Sagrada Cena en un rito. Digamos una vez ms
que el rito puede ser el hilo conductor hacia una
verdad profunda; pero por desgracia, no fue
esto lo que sucedi con la antigua religin de
Jehov. El sacramento de la comunin debera
llevar a quien lo recibe a la evidencia de que
Dios est dentro, puesto que se lo introduce el
sacerdote. El fiel debera decirse que l es Dios,
y ese convencimiento lo llevara a comportarse
segn su divinidad interna y ya no necesitara
comulgar, porque el rito ya habra cumplido sus
objetivos.
En la medida en que el postulante se presenta
una y otra vez ante el sacerdote para comulgar,
ello significar que el rito no realiza su funcin.
Comer y beber la carne y la sangre de Cristo ha
de ser un hecho real y no ritulico, y ello ha de
consistir en incorporar a nuestro organismo su
realidad material para que, al exteriorizarnos, se
derrame de nosotros, en gestos, palabras,
actitudes, ese alimento que hemos absorbido.
La copa que Jess ofreci a sus discpulos
estaba llena de fruto de la via, que no
volvera a beber, dijo, hasta el da en que
estuviera con ellos en el Reino del Padre (Mateo
XXVI, 29; Marcos XIV, 25; Lucas XXII, 18)
Los ritualistas cristianos han interpretado que
ese fruto de la via era vino, y as el vino ha
entrado en el ceremonial de la misa pero
ninguno de los evangelistas habla del vino. En
cambio, si se dice en la historia de No que
bebi vino se embriag, y tambin se precisa
que en las bodas de Can, Jess, a
requerimiento de su madre, convirti el agua en
vino. No era vino lo que Jess ofreci a sus
discpulos en la Sagrada Cena, sino el zumo de
la via, sin fermentar.

10.-Jess se refiri a menudo, en sus

parbolas, a la via, y en una de ellas aparece
el dueo de la via, que es una imagen del
Padre y los viadores, que son los hombres. La
via, esa planta solar, que casi no necesita
agua para subsistir v dar fruto y que, en cambio
sus frutos son agua dulce, purificadora, capaz
de deshacer los cogulos de la sangre y salvar
al hombre del infarto, es la perfecta imagen del
amor de Hochmah que purifica la sangre,
vehculo del cuerpo de deseos, a travs de
Tiphereth, su representante en ese mundo. El
jugo de la via de arriba, al ser tratado por los
servicios de Binah, se convierte en vino, es
decir, la pureza se altera y se produce una
fermentacin. La sabidura se convierte en
conocimiento experimental El abuso de ese
conocimiento altera al hombre, lo embriaga, no
lo puede asimilar de una manera, correcta y,
bajo su influencia, pierde el control de sus
gestos y de sus palabras y, finalmente, se
duerme. As le sucedi a No cuando se
encontr en un universo gobernado por Binah y
se puso a beber, conocimiento que era incapaz
de digerir.
En las bodas de Can, Mara, la madre de
Jess, representante de la Tierra, pidi que
convirtiera el agua en vino, o sea, que llevara a
los sentimientos-agua, el conocimiento-vino.
Elevar los sentimientos a una categora superior
fue uno de los primeros trabajos realizados por
Cristo al manifestarse en el Beith, esa letrafuerza que representa la fase de arraigo de la
espiritualidad, del designio del Ego en el
hombre. El Beith es una letra bajo el dominio de
Hochmah y en ella se realizan por anticipado los
trabajos que Hochmah realizar ms tarde de
una manera real al unir el elemento agua al
fuego primordial de Kether, haciendo que
ambos elementos puedan colaborar en las
tareas de la Creacin. Cuando agua y fuego
dejan de combatirse, cuando los sentimientos
se convierten en aliados del designio divino,
nace
el
pensamiento,
productor
del
conocimiento. Ese proceso se sintetiza en el
vino, en el que el agua de la uva es penetrada
por el fuego del Sol. Pero el hombre no est en
condiciones de asimilar un pensamiento
procedente del exterior y su penetracin le hace
perder el control de su vehculo. En cambio,
cuando el designio divino ha arraigado en el
interior, al ingerir el zumo de la uva, el proceso
de fermentacin se realiza en el interior del
cuerpo, cuando los azcares de Hochmah se
convierten en nosotros en divino licor.
11.- Beber el fruto de la via significar pues
incorporar en nosotros las dulces aguas de
Hochmah, que, al contacto con nuestro fuego
interno, han de trasformarnos. Pero ese zumo
transmutador ha de ser el de nuestra via

291

particular y slo podemos estar en la Sagrada

Cena si lo hemos elaborado, es decir, si hemos
plantado en nosotros la vid de Hochmah y la
hemos cultivado con esmero, realizando todos
los trabajos que han de dar ese zumo
azucarado, ese azcar en el agua, que indica la
presencia de Kether en Hochmah, puesto que el
azcar es el fuego sublimado, convertido en
dulce esencia. Del mismo modo que el Sol
fsico, al concentrar sus rayos en la via,
permite a la planta crecer lentamente y luego
elaborar el esfrico fruto en el que el calor se ha
convertido en dulzura, tambin en nosotros el
Sol espiritual debe haber arraigado en nuestra
naturaleza, convirtindonos en ese dulce fruto
en el que el amor de Hochmah, manifiesta
(contiene) el fuego-voluntad de Kether.
Cuando de nosotros emane ese delicado licor,
cuando nuestros sentimientos sean el vehculo
dcil del designio del Padre, al igual que el agua
de la uva transporta el azcar; cuando nos
hayamos convertido en copa en la que ese
zumo pueda ser recogido, entonces estaremos
en condiciones de beber la sangre de Cristo.
Siglos despus, los caballeros del Grial
recorreran toda la tierra para buscar la copa en
que Jess y sus discpulos bebieron aquella
noche, y ha de ser recorriendo una y otra vez
nuestra Tierra humana, excavando en nuestras
profundidades, luchando contra los infieles
instalados en nuestra naturaleza, como un da
descubriremos la Sagrada Copa que abre las
puertas del Reino. Si esos viajes internos no se
realizan, aunque pasemos toda la vida
comulgando a diario, arrodillados ante el altar,
no habremos dado paso alguno en direccin al
Reino.
12.- Si el fruto de la via indica el trabajo a
realizar en el mundo de los sentimientos, el pan
que Jess reparti indica el trabajo material que
debe ser realizado. Uno es el trabajo de Juan y
otro el trabajo de Pedro, los dos discpulos que
l mandara a la ciudad para preparar la Pascua.
Ya hemos hablado mucho en estas lecciones
del simbolismo del pan para que nos
detengamos demasiado en este punto.
Rememorando su proceso de elaboracin
desde que es semilla, luego espiga, despus es
segado, trillado, descascarillado, molido,
amasado y cocido, encontraremos todos los
procesos sefirticos que el hombre debe vivir
plenamente para pasar del mundo de las leyes
al de la Gracia.
Para comer el pan de Cristo debemos ser
primero el sembrador de la parbola, para
realizar sucesivamente todos los dems
trabajos, es decir, vivir las etapas que manan de
la primera, puesto que si sembramos, un da
deberemos ser forzosamente los que recojamos
la cosecha y con la materia prima recogida
elaboraremos el pan de nuestra vida. Quiz este

primer pan sea soso, o amargo, o indigesto, y

no sea un alimento que podamos asimilar. Y as
quiz volvamos a sembrar una y otra vez, y a
cosechar, moler, moldear, hasta que salga de
nosotros ese pan digno de figurar en la mesa de
Cristo.
Son nuestras obras las que han de llevarnos a
la Sagrada Cena, y de nosotros ha de salir el
buen pan. Ahora, cada da es ms difcil
encontrar un buen pan, porque se adultera la
harina con productos que permiten ponerle ms
agua que la que puede contener, y ello es signo
indicativo de la perversidad de la poca, en la
que no se est elaborando un pan digno de
figurar en la mesa de Cristo.
13.- Entre los apstoles se levant una
discusin sobre cul de entre ellos debera ser
considerado el ms grande. Jess les dijo: Los
reyes de las naciones las dominan y quienes las
dominan son llamados bienhechores. No ha de
ser as entre vosotros, sino que el ms grande
entre vosotros, sea como el que sirve. Ya que,
quin es el ms grande, el que est en la
mesa o el que le sirve? Y yo, sin embargo, que
estoy en medio de vosotros, estoy como el que
sirve. Vosotros sois los que han perseverado
conmigo en mis pruebas, es por ello que
dispongo del reino en vuestro favor como mi
Padre ha dispuesto de l en mi favor, a fin de
que comis y bebis en mi mesa en mi Reino y
que estis sentados en los tronos para juzgar
las doce tribus de Israel (Lucas XXII, 24-30)
No era la primera vez que los apstoles
discutan sobre quin de ellos era el ms
grande y ya Jess se refiri a esta cuestin al
responder a la madre de los Zebedeo, que
pretenda que sus hijos fueran los primeros. Al
tratar este punto de la enseanza y hablar de
los distintos rostros sociales que iban
apareciendo ya vimos que el ltimo rostro de un
gran ciclo de experiencias es el que
corresponde a Virgo, que es el servidor de
todos. Aqu nos dice Jess que la aparicin de
este rostro puede acelerarse si el que preside la
mesa acumula al mismo tiempo la funcin de
servir, siendo as Rey y el ms pequeo al
mismo tiempo.
14.- Dice Jess que preparar a sus discpulos
la mesa de arriba, para que coman y beban los
alimentos del reino, y que sentados en tronos
juzgarn a las doce tribus de Israel. Esa
promesa de elevacin y de nutricin con el
manjar divino, se extiende a todos aquellos que
han acompaado a Cristo en sus pruebas, que
lo han seguido en ese largo recorrido que va
desde el Aleph hasta el Mem, en cuyos
dominios nos encontramos ahora. A todos ellos
les espera la elevada tarea de sentarse en los
tronos que los arcngeles dejarn vacantes,

292

para juzgar las doce tribus, es decir, a los

hombres que siguen siendo tribu y que no han
conquistado la unidad.
Pero ya ahora, en la medida que comamos y
bebamos la esencia crstica, vamos adquiriendo
la facultad de juzgar a las tribus. Es decir,
progresivamente iremos penetrando en los
puestos de mando de la sociedad para
establecer, desde lo alto, las reglas. El mundo
de Jehov debe dejar paso al mundo de
Hochmah, y hemos de ser nosotros los que
hemos comido y bebido el cuerpo y la sangre de
Cristo, los que tenemos que promover ese
cambio. Por ello es preciso que cuando nuestra
fuerza crstica se exprese en el escenario Mem,
nos encuentre
dispuestos a
ser los
constructores de la sociedad.
15.- En el Mem queda atrs y superado el ir de
dos en dos a predicar el reino. Despus de
haber cenado con Cristo, despus de haberlo
devorado, como Can devorara Abel en el
alba de nuestra evolucin, hemos de ser
capaces de instaurar la sociedad cristiana y ser
el camino que conduzca las tribus hacia ese
Mem crstico, hacia esa Sagrada Cena que ha
de transmutarlos.
Dispongo del Reino en vuestro favor, como mi
Padre ha dispuesto de l en mi favor, les dice
Cristo. Es decir, el mismo mecanismo que acta
en los mundos de arriba, ejercer sus funciones
en el mundo de abajo. Cuando la naturaleza
crstica haya penetrado en nosotros y sea activa
en nuestros msculos y en nuestra sangre, el
Padre nos ceder el Reino, no para que
actuemos en l como lo hacen ahora los reyes,
sino para que, estando en el centro de la mesa,
seamos los servidores de todos.
No es pues con el ordeno y mando como
debemos ejercer funciones directivas en la
sociedad, sino mediante un servicio que no
levante suspicacias, que no genere envidias,
que no suscite luchas por el poder. Ha de ser un
servicio gratuito, a fin de no atraer hacia l a los
que buscan, mediante el trabajo, la riqueza. Ha
de ser un servicio que no nos convierta en
dolos, que no genere celebridades en las que la
vanidad pudiera complacerse. Y ese servicio
debemos empezar por ejercerlo con los
pequeos, porque es por ah por donde
empiezan todas las cosas, dirigido a los nios
para que se impregnen de la esencia crstica,
crezcan con ella y puedan acceder al mtico
reino de una forma natural y no mediante una
revolucin. Debemos llevar esta enseanza a
los nios para que en ellos se forme esa
sociedad crstica sin necesidad de que un rey la
imponga con sus tropas. Si sabemos hacerlo
as, el estado de tribu desaparecer y habremos
conseguido llevar la humanidad al Reino.

16.- Hijos mos, me queda poco tiempo para

estar con vosotros. Me buscaris, pero, como
he dicho a los judos, que no pueden venir
donde voy, as os lo digo tambin a vosotros.
Os doy un nuevo mandamiento: amaos los unos
a los otros; como yo os he amado, amaos
tambin los unos a los otros. En ello se
conocer que sois mis discpulos, si entre
vosotros hay amor (Juan XIII, 33-35)
En ese ltimo periodo de su manifestacin
como fuerza externa, no integrada an a la
tierra fsica, no formando parte intrnseca de la
naturaleza humana, Jess repite una vez ms
que la seal por la que se reconoce al discpulo
de Cristo es el amor.
Para reconocer pues al discpulo, para
reconocerlo en nosotros mismos, ya que todo
empieza por uno mismo, tendremos que
observar si en nosotros hay amor y, para ello,
deberemos empezar por saber exactamente lo
que es amor.
En el modelo csmico, los dos centros del amor
son Hochmah y Tiphereth. No hablemos de
Netzah, porque ese centro se ocupa de la
revelacin del amor, siendo el segundo He de
Hochmah si lo enjuiciamos por su posicin en la
columna de la derecha, y asimismo es el
segundo He del segundo ciclo sefirtico, el de
los sentimientos, en el cual Hesed es el Yod,
Gueburah el He y Tiphereth el Vav. Netzah es
as el fruto, el resultado de una elaboracin y
sus semillas, como Yod del ciclo de formacin,
transmiten una sntesis, son un resultado, no un
principio, y por ello, por su complejidad como
producto elaborado que es, nos inducir en
error si lo tomamos como modelo para conocer
lo que es el amor.
17.- Hemos visto ya en estos estudios que
Hochmah tuvo un papel estelar en el segundo
da de la Creacin, cuando el agua zodiacal
invadi la obra divina, amenazando con apagar
el fuego, que era el elemento con que se
construyera todo en el primer da. Ante tal
catstrofe, Hochmah se sacrific, como Cristo
se sacrificara despus y, siendo de la misma
naturaleza de Kether-Padre, se convirti en
agua, o sea, se hizo l mismo enemigo porque,
sindolo, ya no era posible la enemistad, puesto
que si somos nosotros mismos una cosa,
cmo odiar esa cosa? Este sacrificio csmico
lo instituira despus Binah en sus leyes,
imponindolo en todo el universo como una
obligacin.
El resultado de esa unin del agua con el fuego
fue, como todos sabemos, la de traer la
fecundidad a la obra divina. Sin la unin de esos
dos elementos, nada hubiese podido florecer en
nuestro universo solar. La Creacin Divina fue
posible gracias a la conciliacin de esos dos
elementos y ello constituy la primera gran
prueba para la oleada de vida que inici la tarea

293

creadora. Hochmah era la oleada de vida que

vena detrs de la primera y participaba por
entero de su naturaleza gnea; Era el hijo
creado a imagen y semejanza del Padre, y ese
hijo salv su obra gracias a su transformacin
voluntaria en la fuerza adversa zodiacal.
As el amor, de acuerdo con el modelo csmico
de Hochmah, es el impulso gracias al cual nos
convertimos nosotros mismos en nuestro
enemigo, en nuestro adversario y somos as
capaces de realizar sus intenciones, sus
objetivos contra nosotros mismos, Si nuestra
identificacin con el otro, con el que aspira a
nuestras posiciones, a nuestro ideales, a ser lo
que somos, es tan absoluta como lo fue la
identificacin de Hochmah con el agua zodiacal,
entonces estar en nosotros ese amor que nos
revela como discpulos de Cristo.
18.- Tiphereth es el otro modelo csmico que
desvela el amor divino, puesto que ocupa el
lugar de Hochmah en la columna central y
representa el hijo descendido al mundo de las
emociones, nacidas precisamente en ese
segundo da en que Hochmah actu.
El esfuerzo de Hochmah qued grabado en
Binah, decamos, reflejndose en ese Sfira las
consecuencias de esa gesta creadora. Se
patentiz entonces que cuando una fuerza se
convierte en lo contrario de lo que es por su
esencia, esa conversin no es nunca unnime.
Se producen disidencias, atascos, vueltas haca
atrs. Ese proceso qued registrado en la
memoria de Binah y convertido as en una
dinmica que producira todas las rebeliones
que ya conocemos, la ms cercana a nosotros
esa de los luciferianos negndose a colaborar
con el agua y volvindose as criaturas estriles,
impropias a la propagacin y difusin de la obra
divina.
En el cuerpo de deseos del hombre se
desarrollaran los trabajos de Hochmah y, por
consiguiente, tendran lugar los atascos
inherentes a esos trabajos, o sea, grupos
importantes de hombres no terminaran ese
trabajo de unin armoniosa del agua con el
fuego. Para que esa labor pudiera llegar hasta
el fin, del mismo modo que Hochmah se
convirti en agua, en ese cuarto da, Hochmah
se convertira en hombre, bajando hasta el
mundo de, los deseos para, desde all, encarnar
en la naturaleza humana de Jess.
Ese descenso del amor debe producirse
igualmente en nosotros, de modo que el amor
no slo consiste en interiorizarlo en el enemigo
y realizar en nosotros su propsito, sino en
bajarlo a todo lo que vive por debajo de nuestro
nivel moral y biolgico, para producir su
integracin a lo de arriba, despojndolo de los
materiales que impiden ese ascenso. Si nuestro
amor levanta lo cado, si penetra en el corazn
del enemigo, desmovilizndolo, ser seal de

que somos discpulos de Cristo. El amor de los

otros, cualquiera que sea ese otro, significar
pues que hemos llevado a cabo hasta la fase
final los trabajos de Hochmah y Tiphereth y que
somos as los agentes fecundantes de la obra
divina, los transmisores de su simiente y los
gestadores del universo.
19.- El Seor dijo: Simn, Satn os ha
reclamado para pasaros por su tamiz como
trigo. Pero yo he rogado por ti, a fin de que tu fe
no desfallezca; y t, cuando te hayas
convertido, fortalece a tus hermanos. Seor,
respondi Pedro, yo estoy presto a ir contigo a
la crcel y a la muerte Y Jess respondi:
Pedro, en verdad te digo que antes de que
cante el gallo hoy, habrs negado tres veces
que me conoces (Lucas XXII, 31-34; Juan XIII,
36-38)
Cuando la fuerza crstica penetra en nosotros
en el estadio Mem, es decir, cuando su alimento
ha penetrado ya en nuestro cuerpo en el mstico
banquete, tenemos la sensacin de que todo ya
est hecho, de que la identificacin es total.
Pero, como ya sabemos, el Mem es el Yod del
ciclo de Tierra en el Zodiaco, el Mem es una
fuerza adscrita a Capricornio, administrada por
Hesed en su segundo ciclo y para que esa
penetracin crstica alcance su periodo
formador, configurador de nuestra realidad
material, tendrn que pasar tres tiempos: el
tiempo Yod, el tiempo He y el tiempo Vav.
Entonces la personalidad crstica desembocar
en el Ayn y con l se iniciar un nuevo ciclo. El
Ayn nos situar de nuevo en las puertas de
Aries, donde la Nueva Pascua se celebra y,
sefirticamente, nos pondr bajo el mandato de
Netzah, que dar forma a la nueva
personalidad. Pedro, el edificador material del
Templo crstico, el discpulo que representa
Capricornio-Mem precisamente, negar tres
veces aquello que por otro lado edifica con tanto
afn.
20.- Esos tres tiempos son los necesarios, ya lo
sabemos, para que toda cosa se afirme como
una realidad viva. En este punto de su camino,
Cristo, en lo que a su penetracin humana se
refiere, ha cubierto la etapa del fuego, cuyos
trabajos encontramos resumidos en los tres
primeros captulos del Evangelio de Juan y que
se refiere a la penetracin inconsciente en los
hombres, la bsqueda de los discpulos, cuando
recorriendo la orilla de ese mar de las
emociones en el que todos pescamos, el
Maestro dice: T, t y t, seguidme y os har
pescadores de hombres. Se manifiesta
igualmente en el viejo hombre de leyes,
Nicodemo, y en los discpulos de Juan Bautista,
es decir, en los que se encuentran en la cabeza

294

de la columna que representa el viejo mundo y

estn, sin saberlo, a un paso del Reino.
Prosigue luego la fuerza crstica su recorrido por
el mundo de las emociones, en el que el hombre
es ya consciente de lo que ocurre en su interior,
y Juan nos describe esos trabajos con la historia
del encuentro con la Samaritana en el pozo de
Jacob, a la que revela su naturaleza, o sea, se
da a conocer el alma humana y penetra en sus
secretos, iniciando la fantstica tanda de
curaciones
y
suscitando
las
primeras
acusaciones por parte de los judos, de ese
judo interno aferrado al viejo mundo. Lo vemos
en ese periodo multiplicar los panes, andar
sobre las aguas y convencer a las
muchedumbres.
Su
instalacin
en
los
sentimientos humanos hace que los judos
pierdan terreno y que surja por primera vez en
ellos el proyecto de darle muerte. Juan nos
refiere estos trabajos en sus captulos
4 a 7. A continuacin Cristo penetra en la razn
humana y facilita a los hombres argumentos
lgicos que han de permitirle descubrir en ellos
mismos el Reino. As vemos cmo los judos
desisten de su proyecto de lapidacin de la
mujer adltera y escuchan los discursos de
Jess sobre su misin divina y sobre la
naturaleza del Reino. Acaba esta etapa con la
resurreccin de Lzaro, o sea, activando en el
alma humana al hombre espiritual, ese hombre
que permaneca dormido, sepultado y
amortajado y no poda engendrar. Juan nos
refiere esos trabajos en sus captulos 8 a 11.
21.- A partir de aqu se inician los trabajos de
aproximacin al mundo fsico, o sea, de
penetracin en nuestra sangre. Es la etapa que
nosotros denominamos segundo He, que se
desarrolla, como las anteriores en tres tiempos:
el tiempo Yod, el He y el Vav. La sagrada cena
representa la fase Yod, o sea, el momento en
que el alimento es introducido en el cuerpo.
Este alimento ha de transformar nuestra
naturaleza fsica en cuerpo de Cristo, ya que
mientras Cristo est en nuestras almas, pero no
en nuestros cuerpos, encontrar en ellos una
hostilidad natural. El vehculo fsico est
formado de partculas materiales que deben
vibrar al unsono con la triple alma, de fuego, de
agua y de aire. Si ese unsono no se produce,
habr desconcierto y lo que juramos un da, lo
negaremos despus, porque en nuestra tierra
humana no ha arraigado an la semilla que en
ella se est plantando y no podemos decir, en
propiedad, que conocemos lo que an no es
realidad en nosotros. Si a un campo en el que
han sido plantadas semillas de cerezos se le
preguntara si conoce el cerezo, a buen seguro
que su respuesta sera no, lo mismo que
Pedro, cuando le preguntaron si conoca
fsicamente al Maestro. En nuestra tierra
humana, Cristo tiene que nacer en el periodo de

Capricornio, arraigar y florecer en la

resplandeciente tierra de Tauro y dar fruto en
los amarillentos campos de Virgo. Hasta que
esos tres tiempos no se hayan cumplido,
nuestra naturaleza fsica negar su relacin
ntima con Jess-Cristo.
22.- El canto del gallo marca el final de ese
periodo de negaciones y anuncia la nueva luz
del da. El gallo es animal que pertenece a la
filiacin de Aries y ha sido diseado por la
fuerza llamada Ayn, que pertenece igualmente a
este signo en su segundo periodo de
manifestacin, o sea, el que difunde el designio
crstico, el Aries de la Pascua de Cristo. Por
ello, el gallo se convertira en el smbolo del
cristianismo viviente, plenamente realizado.
Cuando Cristo ha cubierto las cuatro etapas del
fuego-agua-aire-tierra, el gallo canta en nuestra
naturaleza humana.
Aos atrs, el canto del gallo poda escucharse
en todas las ciudades, en vsperas de las
grandes fiestas, anunciando el advenimiento de
la luz. Todo cuanto ocurre en el Mundo material
contiene una enseanza, lleva implcito un
mensaje. El gallo cantando en la navidad
anunciaba la luz crstica. Ahora los gallos ya no
cantan en las ciudades y, por consiguiente, no
pueden ser el anuncio de esa luz y los hombres
tienen un camino menos por el que poder
descubrir la dinmica del cosmos.
Los antiguos constructores de Catedrales,
conocedores del lenguaje de los smbolos,
colocaron el gallo en el lugar ms alto del
campanario, indicando as que con l termina el
recorrido del templo. El que ha recorrido ese
templo desde la cripta y el pozo en el que se
arrojan las simblicas monedas de Judas, es
decir, en el que los fieles se desprenden de los
valores de la columna de la izquierda, y ha
pasado despus por las doce capillas que
forman la planta y asciende por el camino
espiral del campanario, desemboca as en el
gallo anunciador de la nueva luz.
Para ese peregrino, un gran ciclo humano ha
terminado. Ahora se tratar de trabajar con esa
nueva luz, de proyectarla en sus obras
humanas para hacer el mundo a su imagen y
semejanza.
Por ello el gallo aparece de nuevo en los
stanos de los templos Iniciticos, indicando
que el ciclo que termina en el campanario del
Templo, constituye el comienzo de un nuevo
ciclo, en el que el discpulo ser el dispensador
de esa luz que l ha recibido.
Ojal que para todos pueda llegar pronto el da
en que el gallo cante en nuestras naturalezas
profanas y podamos as convertirnos en
propagadores de luz.

295

Preguntas:
1.- Si el traidor aparece en nuestras vidas, de qu manera debemos tratarlo?
2.- Qu tiene de especial el Plenilunio de abril que lo hace distinto de los dems?
3.- Qu significa comer el pan y beber el fruto de la via ofrecidos por Cristo?
4.- En qu nos basaremos para saber si hay amor en nosotros?
5.- Por qu Pedro neg tres veces el conocimiento fsico de Jess?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 36

1.- Que vuestro corazn no se turbe. Creed en

Dios, creed tambin en m. As empieza el
captulo 14 del Evangelio de Juan.
Es una recomendacin indispensable en esa
gran noche del alma que representan las tierras
del Noun, cuyos trabajos describe Juan en este
captulo.
Estamos en plena noche y los discpulos de
Jess van a enfrentarse con la gran prueba de
perder a su Maestro, que ha de morir como
entidad separada del mundo humano, para
poder renacer en ese mundo formando parte
consubstancial de nosotros.
En esa gran noche del alma que es el Noun, es
preciso que nuestro corazn no se turbe, no se
oscurezca y que conservemos en nosotros esa
fe que ha de permitirnos seguir conectados con
Cristo cuando no lo veamos ni oigamos su voz.
El Noun, ya lo hemos visto al estudiarlo,
representa el esplendor del mundo material; es
una ventana abierta al goce de los sentidos. El
aire que nos llega de la Tierra lleva el perfume
de todas sus flores, que con tanta profusin nos
da el signo de Tauro, representante zodiacal y
generador de la fuerza Noun. La tierra se
diviniza, la belleza estalla por doquier y el alma
humana se inclina a pensar que aquel esplendor
es la Verdad y toda la Verdad, que aquella tierra
exuberante lo ha creado todo, ha creado de
algn modo su propia trascendencia, la idea de
Dios.
2.- El Noun constituye, para el alma humana en
su peregrinaje hacia el Reino, el gran peligro.
Cuando el hombre ha superado el escollo que

representa el mar de las emociones en el que

tantos peregrinos naufragan, diciendo Dios es
Sentimiento y adoran al Creador bajo ese
aspecto, realizando una buena obra diaria,
cultivando en ellos los sentimientos piadosos.
Cuando ha superado el escollo de la Razn
concreta, en la que Dios aparece como un
institutor de normas, de leyes y de reglas que es
preciso descubrir. Cuando ha sido ya piedra
angular de la construccin de la nueva ciudad
mstica, el alma desemboca en la Noche del
Noun, en la que la luz negra la deslumbra con
sus reflejos. Entonces el peregrino escucha esa
voz que viene del fondo de sus estratos y que le
dice: T ya has llegado. Este es el mtico Edn
que has estado buscando. Dios lo ha preparado
para ti, para todos los justos como t, Aqu ya
no hay reglas, ya no hay normas, aqu puedes
comer y beber los frutos y el nctar y la
ambrosa que manan de este Paraso. Ante
esa voz, que viene a sus odos en forma de
delicado canto, como el de esas sirenas que
escucharan los compaeros de Ulises, de
regreso de su guerra de Troya, el peregrino se
deja convencer. Si, en efecto, se dice, yo he
encontrado a Dios en mis sentimientos y he
abandonado los placeres de los sentidos para
que la divinidad pudiera impregnarme. He
descubierto a Dios en las leyes, he seguido sus
huellas en las tradiciones, y a travs de m la
Obra Divina se ha propagado. He construido
con mis manos el mundo de Dios. Heme aqu
gozando del divino bienestar. Ahora todas mis
renuncias revierten sobre m; viejos placeres me
proponen su gozo y me abandono a ellos

296

porque ya nada ni nadie puede arrebatarme mi

sabidura y mi luz
3.- As razona el hombre que ha interiorizado el
impulso crstico hasta el escenario Noun. Ya
sabemos que en cada etapa se produce una
recapitulacin de las anteriores, y en el Noun,
que es la catorceava estancia por la que
atraviesa la fuerza crstica, se recapitulan todos
los procesos anteriores. Es la prueba final y la
ms terrible de las pruebas para el discpulo. La
ms terrible, decimos, porque el Noun magnfica
y exalta todo lo que toca. A travs del Noun todo
se escenifica de una forma esplendorosa,
primorosa, y los recuerdos llegan al alma,
procedentes de pasadas etapas, con todo su
frescor. Vivencias antiguas se actualizan, viejos
amores reaparecen y sepultan al peregrino en el
reino de las maravillas mientras l, llevado por
su voz interna, se dice y se repite que aqul es
el Edn del que Cristo hablara, que se es el
placer reservado a los justos.
4.- En la Crnica de los Reyes (I, 11) se relata la
cada del Rey Salomn. Salomn, que al
principio de su reino haba pedido a Dios
Sabidura (Hochmah) y al que Dios haba
prometido darle por aadidura todo lo dems;
ese rey, que fue el ms sabio, el ms justo, el
que supo ir en busca del gran arquitecto Hiram
para que edificara el templo; el que sedujo a la
Reina de Saba y que construy ciudades y que
sacaba de sus minas cada ao oro puro por un
peso de seiscientos sesenta y seis talentos
(Reyes I, 10-14/15); ese rey, al que obedecan
todos los genios, que tena dominio sobre los
elementales y conoca todos los secretos de la
magia, llegado a su senectud, es decir,
alcanzada la fase Noun de su vida, se
prostituy. Dice la crnica:
El Rey Salomn am a muchas mujeres
extranjeras, adems de la hija del Faran; a
Moabitas, Amonitas, Edomitas, Sidonias y
Heteas, pertenecientes a las naciones de las
cuales el Eterno haba dicho a los hijos de
Israel: "No iris a ellas y ellas no vendrn a
vosotros, ya que ellas volveran vuestro corazn
del lado de sus dioses." Y fue a esas naciones a
las que se encaden Salomn, llevado por su
amor. Tuvo setecientas princesas por mujeres y
trescientas concubinas, y esas mujeres
desorientaron su corazn. En su vejez, esas
mujeres inclinaron el corazn de Salomn hacia
otros dioses y su corazn dej de pertenecer
por entero al Eterno, su Dios, como le haba
pertenecido el corazn de David, su padre.
Salomn corri tras Astart, divinidad de las
Sidonias y tras Milcom, abominacin de las
Amonitas. Y Salomn hizo lo que est mal a los
ojos del Eterno y no lo sigui ya enteramente
como hiciera David, su padre. Entonces

Salomn levant en la montaa que est frente

a Jerusalem un alto lugar para Kernosch, la
abominacin de Moab, y para Moloc, la
abominacin de los hijos de Ammon. Y lo hizo
as por todas esas mujeres extranjeras que
ofrecan perfumes y sacrificios a sus dioses.
El Eterno se irrit contra Salomn, porque
haba desviado su corazn del Eterno, el Dios
de Israel, que se le haba aparecido dos veces
habindole prohibido a ese respecto ir hacia
otros dioses, pero Salomn no observ las
rdenes del Eterno. Y el Eterno dijo a Salomn:
"puesto que has obrado de este modo y que no
has observado mi alianza ni mis leyes que te
haba prescrito, destrozar tu reino encima de ti
y lo dar a tu servidor. Pero no lo har mientras
vivas, a causa de David, tu padre. Ser de la
mano de tu hijo de quien lo arrancar (Reyes I,
captulo 11)
5.- Esta crnica ilustra a la perfeccin el tema
que nos ocupa. Aqu vemos como nuestro rey,
nuestra voluntad coronada, sucumbe al encanto
de la mujer, de ese seductor mundo material
que aparece en la senectud, cuando nos
encontramos en la etapa Noun de nuestra vida.
Esas setecientas princesas que Salomn am
son las resultantes de los siete sfiras en sus
tres ciclos de actividad. Como ya se ha dicho al
estudiar el rbol, las realidades materiales
comienzan con Binah, creador del marco
humano y de las leyes, de modo que nuestro
mundo se hace con esos siete: Binah-HesedGueburah-Tiphereth-Netzah-Hod-Yesod.
Los
siete se manifiestan en tres ciclos Yod, He y
Vav, de modo que si marcamos con un cero el
segundo y el tercer ciclo, tendremos siete por el
primero y cero cero por el segundo y el tercero.
Expresado en trminos cabalsticos, esto viene
a significar que Salomn am la totalidad de la
Creacin, pero lo hizo en su aspecto Forma,
que es el femenino. Am la manifestacin de la
divinidad, no al Creador que hay en ella, sino la
Criatura, lo Creado, esas setecientas princesas
adictas a mltiples dioses. Por otra parte, el
valor setecientas, en la tabla de letras
hebraicas, es expresado por el Noun final. Al
estudiar esta letra (leccin 11 del 3er curso, 2
parte) dijimos que el Noun final representa la
suma
perfeccin
de la
Obra
divina.
Reproduzcamos aqu parte de lo dicho en la
mencionada leccin porque nos ayudar a
comprender la naturaleza de esos setecientos
amores salomnicos. Decamos: El Mem final,
regido por Tiphereth, significa la potencialidad
material para edificar la ciudad eterna; el Noun
final es la ciudad eterna ya edificada, con toda
la Esplendorosa belleza que es capaz de darle
Netzah, rectora de esa fuerza. Esa ciudad
eterna es al mismo tiempo el cuartel general
que concentra las fuerzas con las que el
hombre realizar su futuro universo. En el

297

proceso crstico, representa el estadio final de

su Obra, al que no hemos llegado an. El Noun
final es pues una fuerza futurista, con la que el
hombre slo puede trabajar a ttulo de
anticipacin, de ensayo general de lo que un da
ser realidad. Agripa advierte que cuando esa
estancia es activa maleficia el coito. Y esa
advertencia es semejante a la de Cristo, cuando
dice: "Ay de las mujeres encintas!", refirindose
a la poca de su retorno a la Tierra, ya que en
ese perodo no podemos estar atados a nada
terrestre
Salomn, al pisar esa tierra del Noun final, fue
en su aspecto negativo que la abord, pero,
adems, nos dice la crnica, tuvo trescientas
concubinas. La concubina es la mujer a la que
nos
unimos
carnalmente,
pero
no
espiritualmente y de ella obtenemos frutos
materiales que, al no estar ungidos a la
espiritualidad, no tienen derecho a la herencia,
al tesoro que esa espiritualidad representa. El
nmero trescientos es representado por el
Schin, pero se trata aqu de un Schin
materializado y corrupto, en el que la parte
humana capta la fuerza divina que transita por
esta letra-fuerza para realizar su obra y no la de
Dios.
6.- El gran peligro que nos acecha en esa etapa
Noun, es el de enamorarnos de esas
setecientas princesas y el de dar nuestra
Simiente-Voluntad a las trescientas concubinas,
o sea, para expresarlo de otra forma, el de
trabajar en el mundo material, el de la Forma en
lugar de contener en nosotros las energas
creadoras que deberan configurar el mundo
espiritual. Reaparece as el tema del derrame
de los ungentos, que hemos tratado en
anteriores lecciones. El viejo Salomn, con sus
setecientas ms trescientas mujeres no hizo
otra cosa sino dar a Judas el tarro de las
esencias para que las vendiera y entregara su
producto a los pobres, a esos pobres propsitos
internos
que
necesitan
exteriorizarse,
convertirse en ancdotas para tener el
sentimiento de ser.
Hemos visto, a lo largo de estos estudios, que
cada hombre tiene la obligacin de propagar la
Obra Divina y que debe hacerlo en todos los
mundos, en el de los deseos, el mental y el
fsico. Pero alcanzamos un punto en el ciclo
evolutivo en que debemos reinvertir la corriente
y generar en los mundos de arriba. Este punto
es el Noun.
En efecto, en el Mem capricorniano nuestro
poder espiritual ha descendido hasta los niveles
ms bajos, se ha arrodillado ante los
pequeos y les ha lavado los pies. Esta
purificacin supone una puerta abierta hacia los
campos de arriba, a los que el alma debe ir en
busca de pastos. Al llegar al escenario Noun, la
belleza y la tranquilidad de que goza ha de

servirle para contemplar en el mundo fsico las

armonas celestes y descubrir la fuerza que las
genera. Si no las descubre, si su deseo lleva el
alma a la construccin de templos materiales en
honor de esas bellas mujeres que son las
Formas de la Naturaleza, es seal de que la
corriente no ha sido reinvertida y de que sigue
derramndose hacia abajo. Cristo vino
precisamente para que los hombres pudieran
realizar esa reinversin, si no son capaces por
ellos mismos de derramar los ungentos hacia
arriba, como lo hiciera Mara, la hermana de
Lzaro.
7.- En la etapa Noun todos nuestros tesoros
deben ir hacia arriba. Si no lo hacemos, el
Eterno que hay en nosotros se irritar y nos
destrozar el reino en el que estamos instalados
para drselo a nuestro servidor, tal como se le
anunciara a Salomn. No lo har, sin embargo,
mientras vivamos, a causa de David, el padre,
el constructor del imperio. En efecto, el perodo
Noun nos pertenece por derecho propio y esta
felicidad no puede sernos arrebatada porque
nos la hemos ganado, la hemos generado en la
etapa Mem. Ser cuando muramos en el Noun
cuando el reino pasar a manos del servidor
que, como sabemos, es el rostro que aparece
tras ese poderoso seor que es el Noun, y que
en el ciclo de letras hebraicas lleva el nombre
de Shamekh. Ese servidor-Shamekh liquidar el
reino y nada de lo levantado por Salomn
quedar en pie.
Por ello, en esa travesa del Noun, Jess
recomienda a sus discpulos que su corazn no
se oscurezca y que conserven la creencia en
Dios y en l mismo, que es su manifestacin
ms prxima, la que ms se asemeja a la
naturaleza del Padre.
Si la fe nos acompaa por las tierras del Noun,
veremos, en el esplendor de lo material, una
muestra, un reflejo del mundo de arriba con
todo su deslumbrante orden, con toda su
precisa organizacin y ya no sentiremos la
necesidad de edificar altares y templos para los
dioses de nuestras amadas princesas. En
nuestra naturaleza interna aparecer el mundo
de arriba y a medida que lo vayamos
construyendo podremos utilizar sus servicios e
instalarnos en l como ciudadanos de ese
universo que Cristo y sus arcngeles han
estado preparando para nosotros.
8.- Hay muchas moradas en la casa de mi
Padre. Si no fuera as, ya os lo habra dicho. Yo
voy a prepararos en ellas un lugar. Y cuando
me haya ido y que os haya preparado un sitio,
volver y os tomar conmigo, a fin de que all
donde yo est, vosotros estis tambin.
Vosotros sabis donde voy y conocis el
camino (Juan XIV, 2-4)

298

Tal como decamos al final del punto anterior,

las moradas de la casa del Padre aparecen en
el espritu del discpulo que ha conservado la fe,
o sea, la relacin consciente con las fuerzas de
arriba, al encontrarse en el escenario de los
goces materiales. Si esto sucede as, la voz
interna de Cristo le hace visitar las moradas, o
sea, le descubre la estructura de ese mundo
que un da ha de ser el nuestro y le revela su
organizacin.
El que este trabajo sea el correspondiente a ese
punto del camino, no es casual. En efecto,
mientras descendemos hacia las realidades
materiales, llevamos una direccin y un objetivo:
el de conocer esas realidades materiales, y no
cabe esperar que conozcamos otras. Si
emprendemos un viaje a Pars, tendremos que
esperar la llegada a esa bella ciudad para
conocer todas sus maravillas, y ser al retorno
de ella cuando Pars vivir en nuestra memoria
y se habr convertido en parte de nuestra
sustancia anmica. O sea, es el conocimiento de
la organizacin material la que nos permite
comprender por analoga, la organizacin
existente arriba.
De igual modo, mientras Cristo no haya
alcanzado
la
fase
de
penetracin
correspondiente al ciclo de Tierra, no tendremos
una visin clara del Reino. La primera visin que
aparecer ante nosotros al iniciar su viaje en
nuestra naturaleza, es la de que se encuentra
instalado en una especie de nube piramidal, en
cuya cspide hay un rey coronado, mientras en
su camino espiral se sitan los ngeles tocando
la trompeta. Al descender a nuestra naturaleza
emotiva, ya lo vemos como el jefe de un grupo
activo que puede intervenir en nuestro favor si le
dirigimos requerimientos de una forma
apropiada y en un lugar adecuado.
Cuando su fuerza penetra en nuestras mentes,
descubrimos las reglas, las leyes, y nos viene la
idea de edificar nuestro mundo de acuerdo con
ellas.
Y ser cuando hayamos construido la ciudad
aqu abajo, si es que no nos identificamos con
ella y pensamos que todo su orden ha salido
casualmente o es producto de una necesidad
natural, cuando percibiremos en ella las huellas
de las moradas de arriba. Si despus de haberlo
edificado nos encerramos en ese suntuoso
retiro del Noun y guardamos la memoria del
proceso espiritual que nos ha llevado hasta all,
ir apareciendo en nosotros la evidencia de que
ese mundo de arriba, por ser ms antiguo, est
ms organizado que el nuestro y que lo que
aqu falla, all debe fallar menos, porque la
oleada de vida que lo ha edificado ha pasado ya
por un estado de conciencia semejante al
nuestro y se encuentra en condiciones de
edificar un mundo ms perfecto. Mientras esa
ciudad material no haya sido construida no
podremos contemplar la ciudad espiritual y
tendremos una idea vaga del Reino.

9.- Pero cuando esa tarea humana haya sido

llevada a cabo, Cristo aparecer en el Noun
como el constructor de ese mundo preparado
para nosotros, del mismo modo que nosotros lo
estamos preparando para la oleada de vida que
nos sigue, de modo que cuando los animales
actuales accedan al nivel humano, penetrar en
sus almas toda nuestra organizacin, y les
vendrn por inspiracin como nos ha venido a
nosotros, una serie de ideas a desarrollar que
no sern fruto de una elaboracin personal, sino
que sern ideas recibidas. As descubrirn un
orden sobre el cual elaborarn su propio
mundo.
De igual forma los arcngeles de Cristo nos
preparan el mundo en el que nosotros hemos
de residir y all estaremos con El, porque en ese
mundo, que es el de la vida, lo que un da ha
existido, no desaparece, y cuando nos
instalemos
en
ese
universo,
en
l
encontraremos su organizacin y las formas de
los seres que lo han creado.
En efecto, vimos al estudiar la vida del hombre
en ese mundo (1er Curso, lecciones sobre el
ciclo vital) que cuando morimos en l, nuestra
forma no desaparece, sino que se queda por
espacio de centenares de aos y se conoce con
el nombre de Cascarones, utilizados a menudo
por los Elementales, una categora de seres que
evolucionan hacia la individualidad, para gastar
bromas a los humanos, presentndose en las
sesiones de espiritistas con la identidad del
cascarn y utilizando incluso facultades que el
muerto tuvo, para pintar un cuadro, por ejemplo,
o para dictar una poesa. Con el tiempo, esos
cascarones se van agujereando porque sus
tomos son utilizados para la construccin de
los nuevos cuerpos de deseos de las almas en
camino para la prxima encarnacin en el
mundo fsico.
10.- Si esto sucede con nosotros, no ha de
suceder de una forma distinta con la oleada de
vida que ha creado ese mundo, o sea, la de los
arcngeles, cuyo jefe supremo es Cristo.
Cuando esa oleada de vida se haya retirado del
mundo de los deseos y pase a residir a la esfera
del pensamiento, dejarn en ese mundo sus
cascarones.
Si su forma de vida fuese individual, como
ahora lo es la nuestra nos encontraramos con
un mundo pobladsimo, con centenares de miles
de cascarones arcanglicos y no podramos dar
un paso por l. Pero ellos han superado la fase
individual y viven en colonias o en legiones,
como suele decirse al hablar de los ngeles y
de los arcngeles. Las que un da fueron
conciencias individuales, son ahora tomos que,
en un momento dado pueden desligarse del
cuerpo colectivo para realizar una determinada

299

misin y luego volver a ocupar su lugar. De

retorno de su misin, esa partcula arcanglica
comunica a todas las dems el fruto de la
experiencia que la misin le ha procurado, de
modo
que
todos
se
transmiten
los
conocimientos
que
podramos
llamar
personales, conservndose as la unidad del ser
colectivo. Son esos cascarones colectivos los
que quedarn arriba cuando Ellos se hayan ido
y viviremos dentro de ellos o, como suele
decirse, en el seno de Dios, gozando del saber
que actualmente poseen esas entidades
arcanglicas.
Ese saber no nos ser infundido automtica
mente, puesto que la sabidura posee un
lenguaje propio que es preciso aprender.
Cuando accedimos al nivel humano, tambin
nos encontramos en este mundo fsico con todo
el saber acumulado por la anterior oleada de
vida, que hoy son los ngeles, pero los hombres
no estaban en condiciones de integrar esa
sabidura. Slo unos pocos la intuyeron y la
comunicaron en un lenguaje simblico, en forma
de mitos que ahora, al cabo de los siglos,
todava los sabios de esta tierra no han
conseguido descifrar. De ellos nos vienen esos
alfabetos sagrados, como el hebraico, y ese
rbol cabalstico que constituyen formidables
vehculos de conocimiento. Todo esto estaba ya
aqu cuando vinimos a ocupar la tierra, pero el
hombre no lo reconoci. Y fue preciso que
Cristo viniera en carne para abrirnos los ojos.
11.- Por lo que sabemos, los arcngeles viven
agrupados en 360 macroentidades y sos sern
los cascarones que encontraremos cuando
pasemos a residir all, despus de haber pasado
por la etapa anglica, correspondiente a la fase
de Jehov en la que se realizan trabajos de
conexin
con
los
mundos
superiores,
aprendiendo todo lo relacionado con las leyes
que mueven el universo.
La 5 ronda de este cuarto da en que nos
encontramos, ser la dedicada a los trabajos de
Jehov y sus ngeles, en la que sern
totalmente aprendidas las leyes que mueven el
universo. Pero los elegidos de Cristo, ya con la
conciencia abierta sobre esos temas, vivirn en
su Reino, el de los arcngeles, saltando un
peldao en la escalera evolutiva, de modo que
cuando se habla de salvacin en la tarea
redentora de Cristo, hay que entender que su
iluminacin respecto a esta temtica nos salvar
del sometimiento a la ley en que vivir el
ciudadano medio de la quinta ronda y, an
viviendo en un cuerpo vital, nos comportaremos
segn las inspiraciones procedentes del primer
cielo, es decir, del cuerpo de deseos.
12.- Vemos as de que forma Cristo acelera la
evolucin de los hombres. En el universo hay

unas leyes y stas deben ser conocidas, o bien

por la experiencia material, que produce en el
hombre una serie de evidencias que lo llevan a
reconocerlas, o bien mediante una iluminacin
que lo llevan a intuirlas sin necesidad de un
estudio laborioso. Para que esa iluminacin se
produzca, es preciso que el hombre rena
determinadas condiciones, que viva y se
comporte de una determinada manera, y fue
esto lo que Cristo vino a ensearnos. El hombre
que consigue captar esos conocimientos ya no
necesita la experiencia material de las cosas y,
por consiguiente, no necesita vivir las etapas
destinadas a darle tales experiencias. Se salta
esas etapas y pasa directamente al mundo
divino que es ese primer cielo que, como saben
nuestros estudiantes, se sita en las regiones
superiores del mundo del deseo. All Cristo nos
prepara un lugar y aunque de momento no
podamos ir a l, cuando Jess se haya ido de
este mundo y su esencia se haya diluido en la
tierra, volver a nosotros, formando parte de
nuestra constitucin anmica y as, estando l
en nosotros, nosotros estaremos con l en las
moradas arcanglicas, en el interior de esos
macro-cuerpos espirituales.
13 Djole Toms: No sabemos adonde vas,
cmo pues podemos saber el camino? Jess
respondile: Yo soy el camino, la verdad y la
vida; nadie viene al Padre sino por m. Si me
habis conocido, conoceris tambin a mi
Padre. Desde ahora lo conocis y lo habis
visto (Juan XIV, 5-7)
Toms es el discpulo que representa el signo
de Virgo, el analtico, el que percibe la verdad a
travs de los experimentos de laboratorio, el
hombre de ciencia, que slo admite como
verdades lo que puede ser demostrado a la
sociedad de los hombres. Ese hombre de
ciencia quiere saber las cosas de una manera
precisa; quiere que Cristo deje sus seas de
ese hipottico mundo de arriba.
Tenemos en esta postura la de muchos
habitantes de las tierras del Noun, que quieren
garantas para abandonar ese mundo de
placeres en que se encuentran y establecerse
en ese Reino anunciado por su voz crstica
interna.
Hemos visto en las lecciones anteriores cmo
Cristo ha ido desvelando a sus discpulos lo que
ha de ser su vida en su Reino, les ha dicho
como ha de terminar la presente etapa y les ha
citado como ejemplo el Diluvio a guisa de
precedente. Por ltimo, despus de tres aos
de preparacin, les ha dado a comer su propia
sustancia, tras haberlos purificado, y, sin
embargo, Toms le dice que l no sabe adnde
va. A esos hombres de la tierra que buscan
evidencias, Jess les dice que l es el Camino.
0 sea, el Camino es la voz interna que se deja
or en la poca de los goces materiales y que ha

300

de poner en marcha al peregrino hacia el Reino

del Padre. Esa voz es el Camino, la Verdad y la
Vida, y todo lo dems son sendas de perdicin.
Los hay que dicen: Voy a investigar un poco
ms y ver si lo que encuentro me cuadra con lo
que anuncia esa voz, creyendo hacer Camino
mediante el anlisis racional. Otros se
descargan de su tarea humana dando unas
monedas a los pobres; otros aun, como
Salomn, edifican templos materiales para
alojar espiritualidades corrompidas.
El Camino verdadero conduce al abandono de
los esplendores del Noun y si esa salida se lleva
a cabo, entonces aparecer el Reino prometido
por Cristo. El peregrino tiene que correr el
riesgo, no puede pedir que le garanticen el
Reino mediante un contrato. Si la voz de Cristo
ha penetrado suficientemente en las instancias
internas del individuo, ste ya le conoce y en tal
caso, tambin conoce al Padre, puesto que es
Cristo-Hochmah-Tiphereth quien lo revela.
14.- Felipe le dijo: Seor, mustranos al Padre
y nos basta Jess respondiole: Felipe, tanto
tiempo ha que estoy con vosotros y no me
habis conocido? El que me ha visto a m ha
visto al Padre. Cmo dices t: "Mustranos al
Padre?" No crees que yo estoy en el Padre y
el Padre en m? Las palabras que yo os digo no
las hablo por m mismo; el Padre, que mora en
m, hace sus obras. Creedme que yo estoy en el
Padre y el Padre en m; a lo menos, creedlo por
las obras (Juan XIV, 8-11)
Felipe es el representante de Tauro, el tercer
hombre del ciclo de Tierra. Hemos visto
anteriormente como Pedro-Capricornio, aunque
proclamando su fidelidad a Jess, ste le
anunci que lo negara tres veces antes de que
cantara el gallo. Toms le pide que sealice el
camino a fin de que pueda verse donde
conduce, y Felipe le pide que les haga aparecer
ante sus ojos esa realidad llamada Padre que
Cristo ha estado desvelando a lo largo de todo
su ministerio.
Jess se asombra de que hombres que lo han
estado siguiendo desde el principio, no lo hayan
conocido. Y es que el Noun es la tierra del
olvido por excelencia; la tierra en que el hombre
desea olvidarlo todo para gozar de esa plenitud,
de esas setecientas princesas y trescientas
concubinas que dan al individuo la sensacin de
que l mismo es Dios y que sta es la meta
definitiva.
15.- El Padre no puede ser mostrado ms que a
travs de Hochmah y de Binah, porque es la
fuerza primordial que no se solidifica ms que a
travs de los rostros que presiden las dos
columnas que aguantan su Obra. En Binah
aparece su rostro riguroso, el de las leyes y el
sometimiento. En Hochmah-Hijo aparece su faz
bondadosa, la que inspira.

El proceso evolutivo pone en evidencia que esa

inspiracin no pudo ser ejercida en el momento
en que el hombre obtuvo su autoconciencia. El
hombre era opaco a esa Luz-inspiracin que le
vena de Hochmah, y el Padre tuvo que
aparecer bajo su faz rigurosa para hacerse
comprender. O sea, para que la Gracia Divina
sea efectiva, es preciso que el hombre haya
adquirido un cierto grado de conocimiento
concreto, que le es procurado por los
instructores de Binah y sus adjuntos. Una vez
adquiridos esos conocimientos, el Padre puede
ya manifestarse bajo su faz bondadosa y
terminar la instruccin por va de revelacin y no
de experimentacin. Cuando esto sucede, el
hombre es arrancado del mundo estrecho en
que viva y pasa a ese paraso en que la
realidad se estructura al impulso del deseo. Es
decir, basta con desear algo para que este algo
se convierta en una realidad. As sucede en el
mundo de los deseos y as suceder cuando la
naturaleza crstica haya arraigado en nosotros.
16.- En verdad, en verdad os digo que el que
cree en m, se har tambin las obras que yo
hago, y las har mayores que stas, porque yo
voy al Padre y lo que pidiereis en mi nombre,
eso har, para que el Padre sea glorificado en
el Hijo; si me pidiereis alguna cosa en mi
nombre, yo la har (Juan XIV, 12-14)
Jess expresa con estas palabras lo que
decamos en el ltimo prrafo del punto anterior.
El que cree en El, es decir, el que se ha
construido una personalidad crstica a base de
vivir como Cristo nos ha enseado, ese hombre
dispone de un cuerpo de deseos tan elaborado
como el cuerpo fsico, y est en condiciones de
operar con l como lo hace con el cuerpo fsico.
Entonces tendremos que las leyes activas en el
mundo del deseo sern igualmente activas en
nuestro mundo. Ya vimos en las Bodas de
Can, que le bast a Jess que deseara
complacer a su madre, que le peda un milagro,
para que ste se realizara, transformndose el
agua en vino, saltndose los procesos naturales
que concurren en la tierra para obtener esa
transformacin.
Cuando los valores y virtudes que Cristo
representa hayan penetrado en nosotros por las
cuatro Puertas Elementales, es decir, en
nuestra naturaleza gnea, hmeda, area y
terrestre, haremos lo que Cristo hizo y ms, ya
que l quiso aparecer como un hombre entre los
hombres y limit el, nmero de sus milagros,
produciendo tan slo aquellos que, por su
enseanza simblica, deban ser vistos y
reflexionados.
17.- El atributo del Padre, como sabemos, se
llama Voluntad. En el punto evolutivo en que
nos encontramos, en el reino de Malkuth, esa
Voluntad debe saltar de rama en rama por el

301

rbol de nuestra vida, pasar de centro en centro,

arrastrndose por los senderos, hasta llegar a
ese puerto en el que ha de materializarse. En su
camino, la Voluntad es captada para mil
menesteres, porque todas nuestras tendencias
internas sienten apetencia por ese manjar que
viene de las altas esferas, y as, cuando la
Voluntad de Kether aterriza en Malkuth, ya no
queda de ella ms que la carcasa y el pellejo, y
ya no mueve nada.
Pero si es Cristo el que pide al Padre en nuestro
nombre, o si nosotros se lo pedimos invocando
el nombre de Cristo, entonces la Voluntad
desciende por la va real, por ese sendero que
va directo de Kether a Tiphereth y por el que tan
pocos hombres transitan actualmente. Y como
Tiphereth es el centro de vida que exterioriza los
deseos, realizando en nuestra naturaleza las
funciones que Piscis realiza en el zodiaco,
tendremos que la Voluntad de Kether, expelida
por Tiphereth, ser formada por Yesod y
aparecer de inmediato en Malkuth, o sea, en el
mundo de accin. Nuestros deseos se harn
entonces realidad.
El camino natural es el que va de Kether a
Hochmah, pasa a Binah, a Hesed, etc. El
camino crstico es esa llamada va real que une
Kether-Tiphereth-Yesod-Malkuth, cubrindose
yodo el ciclo del nombre divino Yod-He-Vav-He
de un solo trazo, en lugar de las cuatro fases
que constituyen el proceso natural. Hay otra va
real que parte de Hochmah hacia TipherethYesod-Malkuth, por la que se descarga el amor
y por la que los querubines expiden las
circunstancias que llevarn sus destellos de luz
al alma.
Pero para que esto suceda, Cristo tiene que ir al
Padre y obtener de El lo que se le pide. O sea,
nuestro Cristo interno debe subir hasta el
Trono de Kether, para llevarse de all el tesoro
de la Voluntad. Dicho de otro modo, nuestro Yo
humano, nuestra voluntad funcional, regenerada
por la personalidad crstica, ha de abandonarse
a la voluntad del Ego, nuestra parte divina, de
manera que pueda descender al trono de los
deseos, arrojar de l al usurpador y, desde all,
emitir decretos que sern efectivos de
inmediato, operando en nuestra tierra humana
autnticos milagros. Entonces avanzaremos a
pasos agigantados y lo que cuesta un ao de
trabajo al hombre profano, nosotros lo
realizaremos en un instante. Como siempre,
antes de que el milagro tenga por escenario el
mundo exterior, habremos tenido que realizarlo
en nuestra propia naturaleza interna.
18.Si
me
amis,
guardaris
mis
mandamientos; y yo rogar al Padre y os dar
otro Abogado, que estar con vosotros para
siempre: el espritu de verdad, que el mundo no
puede recibir, porque no le ve ni lo conoce;

vosotros lo conocis porque permanece con

vosotros y est en vosotros (Juan XIV, 15-17).
Vemos en este punto que el Amor es la clave
para obtener los servicios de este Abogado
portador del espritu de verdad. Hay cosas en el
universo que la ciencia jams podr explicar y a
las que tampoco puede llegar el razonamiento y
la reflexin. Esto es as porque Dios ha
elaborado el mundo con una parte de ciencia, y
sa es la parte que la ciencia humana podr
descubrir, pero el otro ingrediente es eso que
llamamos Amor cuya definicin escapa siempre
a la naturaleza exacta de lo que es. Decimos:
Amor es la fuerza que lo une todo; es la
propiedad que permite conciliar elementos
contrarios- es la sabidura ... , pero todo ello no
es ms que una aproximacin a lo que
realmente es el Amor, cuya manifestacin
siempre produce asombro. Hay reglas, como
sa de no amputar el templo divino que es el
cuerpo humano extirpando un rgano, pero
cuando el Amor aparece y un familiar necesita
un rin para sobrevivir, la regla es pulverizada
y el Amor se sustituye y triunfa de todo el
ordenamiento csmico. Hay religiones en las
que no acta el Amor y en las que prevalece la
regia. Desdichados los hombres que dejan morir
a un ser humano porque obedecen a una regla
que les impide salvarle la vida.
19.- El Amor es esa instancia superior de la
divinidad que deja por nulos y sin efecto todos
los preceptos dictados por la ciencia, los cuales
pueden ser perfectamente vlidos antes de
manifestarse el Amor.
En el Amor no hay normas, no hay reglas, no
hay preceptos. Puede decirse que esto o
aquello es una manifestacin del Amor cuando
ya ha ocurrido, cuando es historia: el Amor tiene
su historial; pero lo que no puede hacerse es
encerrarlo en un repertorio concreto y limitado,
porque el Amor crea, improvisa constantemente
y se alza por encima de las leyes divinas,
prescribindolas.
El Amor es el espritu de verdad, que prevalece
por encima de la razn, de la lgica, de todos
los programas y planificaciones. Y cuando el
hombre se ve posedo por ese Espritu ve las
cosas como son, en su totalidad, en su unidad,
sin que le sea posible explicar de una manera
coherente y metdica esa Verdad, demasiado
amplia para caber en las palabras. Los que
estn en las reglas, los que viven en la prisin
de las leyes, le dicen al hombre posedo por el
espritu de verdad: A ver, dganos como lo ve,
explquese, por favor, aporte pruebas, y el otro
slo puede balbucear su visin del universo,
porque en l hay algo que no puede explicarse,
que slo se puede vivir internamente y
comunicarlo a travs de la dialctica del Amor,
que no dispone de abecedario, de gramtica ni
de palabras.

302

20.- Si me amis, dice Jess, guardaris mis

mandamientos Esos mandamientos, Jess los
ha enunciado en su Sermn de la Montaa y los
ha ilustrado con su vida a lo largo de sus tres
aos de ministerio, pero muchos de los
mandamientos del Amor no sern nunca
escritos, tal como acabamos de decirlo. Sern
puros actos de desprendimiento, que emanan
de la naturaleza amante, impulsados por la
fuerza del Amor. En el lenguaje coloquial suele
decirse: El amor es ciego, queriendo significar
que no ve los defectos del otro, no ve las
dificultades, los obstculos que se oponen en su
camino. En realidad, no necesita verlos, porque
el Amor lleva consigo la fuerza reparadora y
blanqueadora de Hochmah que purifica y allana
todo cuanto toca, y el defecto desaparece, y se
disuelve en su crisol la dificultad y el obstculo.
El Amor no podra existir si los querubines de
Hochmah no le dieran cuerpo, de modo que
cuando en un corazn humano hay demanda de
Amor, el coro de los querubines se pone en
marcha para crear en torno al demandante un
paisaje idlico, en el que todo es renovado.
Cuando los querubines han terminado su
trabajo, tal como Jess nos lo anuncia, aparece
el Abogado, que ya estar con nosotros para
siempre y que nos explicar aquello que no
comprendemos. En efecto, en esa maravillosa
organizacin que es el Universo, todas las
fuerzas son solidarias y cuando un coro
anglico se retira, el siguiente aparece para
completar la Obra. As tenemos que cuando
nuestra Voluntad llama los serafines al trabajo,
tras ellos vendrn automticamente los
querubines y despus aparecern los tronos, y
as sucesivamente hasta el ltimo de los coros.
As pues, si, evolucionando a un determinado
nivel, aparece en nuestras vidas el Amor, nos
elevamos sbitamente de tono y los trabajos en
dicho nivel quedan interrumpidos por la llamada,
emanante de nosotros, solicitando fuerzas de
calidad superior. A partir de la actuacin de
esas fuerzas comenzar de nuevo la rotacin y
aparecern las siguientes, Detrs de los
querubines vienen los tronos de Binah, y sos
son los encargados de explicar los pormenores
y detalles al espritu de verdad, a fin de que
comprendamos perfectamente el alcance de la
dinmica que hemos puesto en marcha con la
manifestacin del Amor.
El Amor ser pues, siempre, portador de ciencia
y de comprensin y cuando el espritu de verdad
est en nosotros, aparecer el Abogado que
nos explicar su mecanismo. El espritu de
verdad es la raz misma de esa Verdad a la que
accedemos mediante escalones sucesivos. El
Amor tiene niveles, tiene grados de
manifestacin progresivamente esplendorosos y
a cada grado le corresponde un Abogado que

desvela una parte de la Verdad. Pero cuando

hemos alcanzado la raz de esa Verdad, su
espritu, entonces aparece el Gran Abogado
para ensearnos toda la Verdad.
21.- El Abogado que estar con nosotros para
siempre, segn expresin de Jess, se
manifiesta
internamente,
pronuncia
sus
discursos en nuestro interior. Pero, como ya
hemos visto a lo largo de estos estudios, no le
resulta demasiado fcil al hombre escuchar sus
voces internas, y es preciso que lo interior se
manifieste en el exterior para que podamos
comprenderlo y asimilarlo. Si esa incomprensin
interna se produce, entonces el Abogado se
manifestar externamente y el individuo
encontrar las explicaciones que por su Amor
ha merecido bajo la forma de un libro, de un
curso como el que estamos dando, o de un
encuentro con un forastero que lo pondr en
pista.
El Abogado externo siempre aparece cuando la
necesidad interna se hace sentir. Y cuando en
un determinado momento histrico son muchos
los que precisan de esa instruccin y hay una
incapacidad de comprensin interna, la
necesidad colectiva obliga, por as decirlo, a los
tronos, a precipitar en el mundo fsico a un
Abogado que explique el espritu de Verdad. Es
evidente que esto no podra hacerse si no
existiese un alma suficientemente preparada
para interpretar ese papel.
22.- El mundo no puede recibir el espritu de
Verdad porque no lo ve ni lo conoce, dice
Jess, y aade: Vosotros lo conocis porque
permanece con vosotros y est en vosotros
En las tierras del Noun, slo unos pocos
guardan en ellos el espritu de Verdad. Los
dems lo liquidan, lo expulsan de su
organizacin interna. Vemos que son muchos
los que eran buscadores de Verdad en las
pasadas etapas, cuando vivan en los ciclos
sentimentales o intelectuales. Pero ahora,
instalados en el reino de la abundancia material,
expulsan de sus vacos internos al espritu de
Verdad porque les da mala conciencia, los
culpabiliza y les impide gozar plenamente de las
posesiones materiales. Si el espritu de Verdad
no se guarda dentro, no se puede recibir la
corriente que viene del espritu de Verdad
csmico.
En cambio, los que han permanecido al lado de
Cristo, es porque no lo han expulsado de sus
adentros en la hora Noun. Estos dispondrn de
la asistencia de los querubines y el abogado
estar con ellos para siempre, explicando y
pudiendo explicar el gran misterio del Cosmos.

303

Preguntas:
1.- Qu es lo que produce la turbacin de la razn en la hora Noun?
2.- Explica a tu manera la corrupcin de Salomn en su senectud y relacinala con la recomendacin de
Jess a sus discpulos.
3.- Di lo que has comprendido de lo dicho sobre las moradas de la casa del Padre.
4.- Cmo conseguiremos hacer obras aun mayores que las de Jess?
5.- Qu significa eso de que el Padre nos va a dar otro Abogado que estar con nosotros para
siempre?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 37

1. Poco es el tiempo que tiene que pasar para

que el mundo ya no me vea; pero vosotros me
veris, porque vivo en vosotros, y vosotros
viviris tambin. En ese da conoceris que
estoy en mi Padre, que vosotros estis en m y
que yo estoy en vosotros. El que tiene mis
mandamientos y los guarda, se me ama; y el
que me ama ser amado de mi Padre, yo lo
amar y me manifestar en l Judas, no el
Iscariote, le dijo: Seor, cmo es que te
manifiestas en nosotros y no al mundo? Jess
le respondi: Si alguien me ama, guardar mis
palabras y mi Padre lo amar, iremos a l y
haremos en l nuestra morada. El que no me
ama no guarda mi palabra. Y la palabra que os
no es ma, sino del Padre que me ha enviado
(Juan XIV, 19-24)
Reanudamos en este punto la interpretacin
esotrica de este extraordinario captulo XIV de
Juan interrumpido al final de la leccin anterior.
Una vez ms Jess reafirma ante sus discpulos
que las relaciones con Dios y la percepcin de
la verdad inherente a esas relaciones, no es una
cuestin colectiva, sino individual. El que ama y
guarda la palabra, conoce a Hochmah, y a
Kether: Padre e Hijo establecen su morada en
l. En cambio el hombre-mundo, no puede
guardar la palabra y Padre-Hijo no pueden
establecerse en l. La visin de las cosas ser
pues muy distinta para el hombre que ama y
para el hombre-mundo.
2.- Ya hemos visto a lo largo de estos estudios,
que nuestra visin de las cosas, nuestra
percepcin de la verdad depende del ocupante
de nuestras moradas internas -que hemos
llamado a menudo los Vacos Internos en

nuestra terminologa-. Ya ha quedado bien claro

que la fuerza ocupante no aparece en nosotros
de una manera casual, sino que es llamada a
actuar por nuestra voluntad, que es, en todo
momento, la que lleva la batuta.
No es que ese ocupante aparezca en nosotros
con un criterio formado y que nos lo imponga,
porque eso sera contrario a las reglas de la
creacin, en las que el principio de libertad, que
se desprende de la voluntad de Kether, est por
encima de todo. La fuerza ocupante de nuestras
moradas internas nos facilita un determinado
tono energtico, que contiene una determinada
facultad de comprender, en cuyos lmites
deberemos movernos. Si rozamos la pared
superior de esa franja energtica, o sea, si
nuestra voluntad nos empuja hacia arriba,
aparecer una nueva fuerza ocupante que nos
dar un nuevo tono, a fin de permitirnos
elevarnos hacia una ms alta comprensin del
universo. Lo mismo suceder si estamos
rozando la pared inferior de la franja energtica
del ocupante, en cuyo caso aparecer la fuerza
inmediata inferior.
3.- Esa relacin con el ocupante no es del todo
neutra e impersonal. En otro punto de la
enseanza, Jess ya advierte lo que sucede
cuando uno de los de abajo se ve desalojado de
nuestras moradas internas; nos dice cmo va
en busca de los siete peores, que lo ayudan a
establecerse de nuevo en la casa de la que fue
expulsado. Cuando el ocupante pertenece al
linaje de los de abajo, la relacin personal es
ms fuerte; ellos nos quieren, por decirlo as,
porque somos instrumentos de su evolucin.
Nos quieren posesivamente, a la imagen de

304

esos amores pasionales que vemos en nuestro

mundo humano, en los cuales el amante
desposedo de su amor mata a veces al objeto
de su amor antes que perderlo. La mat
porque era ma, dice ese amante, segn frase
consagrada por la literatura popular. Tambin
ese ocupante de abajo prefiere a veces vernos
muertos antes de que escapemos a su
posesin, y en la historia oculta del hombre
podran escribirse muchos captulos de casos
en que el ocupante interno de linaje luciferiano
ha conducido almas abandonadas por sus Egos
a la muerte, cuando manifestaban en ellas
ansias de regeneracin.
Los de abajo nos instruyen a travs de la fuerza
de repulsin, por el mtodo del contraste,
llevndonos a la percepcin de la verdad a
travs del dolor, la miseria, la dificultad, el
drama. Su tono energtico tiende a
catapultarnos hacia abajo, hacia el corazn de
su mundo, a fin de que el contraste sea cada
vez mayor y que la verdad se perfile cada vez
con mayor claridad en el alma de los que bajan.
Cuando el ocupante consigue ese descenso, al
abandonar su morada a favor de otro ms bajo,
es felicitado por sus leales servicios por el
prncipe Belzeb. Pero no todos los luciferianos
proceden de la misma manera. Los que trabajan
en el lmite que separa el mundo superior del
inferior tienen la misin de conducir el alma
ocupada hacia arriba y entre ellos y los ngeles
se establece una autntica colaboracin.
En las regiones inferiores actan fuerzas
contrarias al orden divino y, por consiguiente, no
se respetan las normas de libertad; la voluntad
es dbil y el individuo se ve sometido a
esclavitud.
4.- El Ocupante que pertenece al linaje divino
tambin puede personalizar su tono. Su inters
no es que vayamos hacia abajo, sino hacia
arriba, y si el de abajo se ve felicitado por
precipitar las almas hacia las sombras, el de
arriba sube de graduacin si entrega sus
ocupados a la potencia inmediata superior.
Todo el arte de esas fuerzas consiste en que,
respetando la libre voluntad de los ocupados,
consigan impulsarlos hacia arriba. Cmo
actan para lograrlo? Sera precisa toda una
novela para describir sus trabajos. Ya hemos
visto, en estos estudios, cmo las fuerzas
divinas actan en el mundo humano en distintas
horas de la jornada; hemos visto cmo los
nueve coros anglicos, al servicio de los
distintos Sfiras, nos proveen de voluntad,
amor-sabidura-circunstancias, de inteligencia
que revela el misterio, etc. Los ocupantes
disponen diariamente de esos servicios, activos
a todos los niveles del universo, y pueden
acumular en un momento dado este o aquel
ingrediente csmico, produciendo en nosotros
un aumento de la sensibilidad hacia un producto
determinado. Ellos pueden, por inters personal,

propiciar nuestra voluntad o crear las

circunstancias que han de inducirnos a que
nuestra vida transcurra por unos cauces
determinados. La elaboracin de nuestro
programa humano ser tanto ms preciso en
cuanto que el ocupante interno utilice
ingredientes divinos ms estructurados, como
son los de Netzah, Hod y Yesod. Entonces
aparece en nosotros un deseo tan elaborado
que lo ms fcil es seguirlo, o una idea tan
precisa que lo ms lgico es darle vida, o
estamos ante una circunstancia que debemos
ineludiblemente vivir y darle un trmite
determinado. Del mismo modo que el buen
alumno suscita el inters de su maestro y recibe
de l un trato especial, que puede ir hasta
dedicarle tiempo fuera del aula, tambin en la
relacin con las fuerzas de arriba se establecen
lazos de simpata, de modo que para el alumno
distrado, la relacin ser impersonal y se
limitar a utilizar las fuerzas a su disposicin,
pero para el alumno aplicado el trato ser
distinto.
5.- En qu podemos notar si somos o no
aplicados en la utilizacin de las enseanzas
que nos vienen de arriba? Hay una manera de
verlo en la utilizacin diaria de los potenciales
que la vida pone a nuestra disposicin.
Diariamente nos ocurren cosas. Se nos ocurren
ideas, transitan por nosotros sentimientos,
recibimos proposiciones concretas de las
gentes que nos rodean, aparecen ambiciones,
proyectos, designios, esperanzas, anhelos que
afloran por primera vez y propsitos que ya son
viejos, elaborados, que se han convertido en
circunstancias Cul va a ser nuestra respuesta
ante esas solicitaciones? Vamos a decir que
no estamos en casa cuando nos llaman por
telfono? Vamos a anteponer nuestra
organizacin rutinaria de la vida al propsito que
aflora en nosotros o que viene del exterior? En
la medida en que el orden rutinario prevalezca
en nuestra vida, seremos el alumno distrado
que utiliza el mnimo vital de las fuerzas que
ocupan sus moradas internas.
Por el contrario, si nuestra respuesta es
positiva, si vamos a las cosas, si sabemos
discernir en ellas lo que es positivo y lo que es
negativo, para apoyar lo uno y rechazar lo otro,
seremos esos alumnos aplicados para los
cuales el maestro realiza horas extra en la
dedicacin de la enseanza.
Por consiguiente, debemos manifestar un
inters por todo lo que aparece en nuestra vida,
a cualquier nivel en que se manifieste. Si no
vemos claro la cosa, si no discernimos si eso
que aparece va a ser bueno o malo para
nosotros, debemos aproximarlo a nuestra vida
material para que vaya manifestndose con
mayor nitidez. Si es un designio, un propsito
vago, debemos interiorizarlo en nuestros

305

sentimientos y ver qu efecto produce en ellos.

Si los sentimientos no lo rechazan, pero
tampoco acaban de aceptarlo, debemos
instituirlo en la realidad de nuestra vida y verlo
funcionar en el mundo fsico. Entonces se
patentizar su bondad o su maldad. Ese es el
despliegue natural de todo designio. Existe la
va interna, a la que nos hemos referido
abundantemente en las lecciones anteriores,
que consiste en vivir las experiencias sin
necesidad de que se conviertan en realidad
material.
6.- Por todo lo dicho, la visin del mundo que el
hombre tiene, no puede ser unitaria, pero como
los programas de las fuerzas ocupantes de
nuestras moradas internas son los mismos, a
medida que vamos avanzando en ese curso,
acabaremos vindolo todo de igual manera, de
modo que estaremos avanzando hacia esa
visin unitaria de la obra divina.
Por ello es intil intentar convencer de que la
organizacin divina es as o as a los que no
disponen internamente de las fuerzas que han
de permitirles acceder a esa visin. Lo nico
que podemos hacer es revelar a los que s
poseen esas fuerzas las modalidades de su
actuacin,
realizando
funciones
de
circunstancias para ellos, o sea, convirtindonos
en los instrumentos de sus fuerzas internas, en
el material utilizado por ellos para la
manifestacin de su verdad.
Siendo sus instrumentos, los que se elevan a la
visin de estas cosas elevarn a su vez a los
que se encuentran en niveles inmediatos
inferiores, gracias a esa vasta cadena de unin
que funciona en el universo, atndolo todo. Ya
vimos al estudiar las letras hebraicas, que
algunas sirven de bisagra para unir dos ciclos,
como es el caso del Daleth, del Heith, del
Lamed y del Ayn. Tambin entre las fuerzas
espirituales que nos ocupan se encuentran los
elementos bisagra que articulan el paso de un
estadio al siguiente.
As se comprende la respuesta de Jess a
Judas Alfeo, de que se manifestara en ellos,
pero no al mundo. Padre e Hijo harn su
morada en quienes guarden su palabra y su
amor, estando en los ms bajos niveles del
mundo material, en las esplendorosas tinieblas
de Tauro-Noun, ya que no nos hemos movido
de esa tierra. Conviene recordarlo, porque el
amor que se manifiesta hacia Cristo antes de
haber alcanzado los niveles materiales no entra
en esa promesa de hacer morada. Es un amor
que tiene que ser probado en la estancia Noun
Si viviendo en la abundancia y la plenitud
material sigue manifestndose, entonces Padre
e Hijo establecern morada en nosotros.

7.- Qu puede significar exactamente hacer

morada en lo relacionado con Padre-Hijo?
En otra parte de nuestra enseanza hemos
estudiado la naturaleza de los coros de ngeles,
a los que los antiguos daban el nombre de
genios. Hemos visto que cada uno de esos
setenta y dos genios tiene un programa y que
cada uno dispone de varios escenarios de
actuacin a lo largo del ao y de un domicilio
zodiacal, que es el cuartel general del genio, el
punto en el cual reposta, toma fuerzas, por as
decirlo.
Sabemos que los ngeles son criaturas a las
rdenes de Jehov y mientras vivimos bajo su
ley son ellos los moradores internos que
comparten nuestros vacos con los luciferianos.
Cuando la revolucin crstica se produce en
nosotros, los ngeles se retiran y ocupan el
lugar vacante los arcngeles, cuyo jefe supremo
es Cristo. As, cuando Jess dice que
establecer morada en nosotros, significa que
sus enviados sern quienes pongan a nuestra
disposicin el tono energtico del que hemos
hablado en los puntos anteriores. Cules
sern los efectos en nosotros de ese cambio?
Ya hemos tocado ese tema en la leccin
anterior, pero podemos desarrollarlo.
Dijimos que pasar de la columna de JehovBinah a la de Cristo-Hochmah representa pasar
del sometimiento a la ley a la dispensacin de la
gracia. No slo caern de nuestras manos y
pies las cadenas que nos atan a la ley de
consecuencia, al karma, sino que seremos
portadores, para los dems, de decretos de
perdn; seremos distribuidores de gracia, de
amor, de sabidura, con capacidad para crear
las circunstancias que han de permitir a
nuestros semejantes tomar conciencia de cmo
son realmente las cosas; han de permitirles caer
en la evidencia de la verdad.
8.- El autntico Maestro en el terreno espiritual,
se reconoce por su capacidad de producir
imgenes en la naturaleza interna de sus
discpulos. Toda la enseanza de Cristo es una
sucesin de imgenes, o sea, de circunstancias
vivas, cada una de ellas portadora de un saber
determinado y vasto al mismo tiempo. Si leemos
los Evangelios como nosotros los estamos
leyendo, aplicando a cada secuencia el legado
de la tradicin esotrica, obtendremos esa
sucesin esplendorosa de imgenes, de clichs
que conducen a una visin coherente del
universo divino.
Cuando el hombre se vea asistido por los
arcngeles, podr crear esas imgenes, ya no
en las naturalezas internas, sino en la vida
misma de las gentes, escenificando sus
existencias con ancdotas o circunstancias
portadoras de conocimiento.
Los coros arcanglicos estn estructurados de
manera idntica que los anglicos y llevan los

306

mismos nombres. Forman una jerarqua

paralela, dispuesta a tomar el relevo en cuanto
la necesidad de cambio se manifiesta en el
hombre. Sus programas tambin son los
mismos, que hemos consignado en otra parte
de la enseanza; lo nico que difiere es el
mtodo de aprendizaje utilizado. Mientras los
ngeles nos ensean por la va experimental,
los arcngeles proceden por la va de la
revelacin, produciendo en nosotros esa
evidencia de la verdad de que hablbamos o, lo
que es lo mismo, la sabidura que nos permite
conocer todas las cosas sin necesidad de
aprenderlas materialmente. Por ello los
apstoles tuvieron el don de las lenguas
despus de la muerte de Jess. Por ello en el
mundo futuro, en el Reino de Cristo, el saber
ser patrimonio de toda la humanidad, es decir,
de todos los que hayan accedido a ese reino.
9.- Por otra parte, los arcngeles traen consigo
el poder del deseo, puesto que son los
organizadores de ese mundo de los deseos que
ha de ser futura morada humana. En la
sociedad profana en que nos movemos, hablar
del poder del deseo tiene una connotacin
negativa, porque los deseos del hombre se
expresan a menudo por su vertiente inferior.
Pero cuando esa etapa negativa sea superada,
los deseos aparecern en su autntica y
exaltante realidad, como redentores del mal,
como purificadores y reparadores de todo lo
torcido y corrupto. El poder del deseo, tal como
ya hemos dicho en la leccin anterior, y tal
como se deduce del estudio de ese mundo,
permitir al hombre transformar su realidad
material slo con desearlo, tal como ocurre en el
mundo de los deseos.
No queremos decir con ello que el hombre que
se encuentre fsicamente en Pars pueda, con
slo desearlo, encontrarse fsicamente en
Nueva York. Los deseos no pueden transportar
la materia fsica. Pero si el hombre de Pars con
poder de deseo quiere ir a Nueva York, su
cuerpo de deseos se encontrar en el acto all y
la experiencia vivida con ese cuerpo ser ms
real que la vivida con el cuerpo fsico.
10.- Actualmente slo consideramos que son
reales los sucesos que vivimos fsicamente. Si
alguien habla de sus sueos o de las
experiencias que vive con su cuerpo de deseos
como si fueran cosas que le han ocurrido,
decimos de l: es un soador o est loco, o
toma lo que imagina por realidad Slo
admitimos una realidad: la fsica, la material;
todo lo dems es locura.
Pero esta identificacin con lo material es algo
pasajero. En nuestro camino involutivo, hemos
pasado por etapas en las que considerbamos
ms reales los mundos de arriba que el de
abajo, y esto sucede an en las tribus primitivas.

Los misioneros se asombraron de ver que los

primitivos obedecan sus sueos y los
consideraban como lo autnticamente real, el
mundo fsico no era para ellos ms que algo
irreal, ficticio, en el que vivir entre dos sueos.
En el itinerario evolutivo, volveremos a pasar
por esa etapa, ya con plena conciencia de lo
que vivimos en el mundo de los deseos y
entonces volveremos a considerar como algo
mucho ms real las imgenes de ese mundo, es
decir, lo que imaginamos, que la sucesin de
ancdotas en el mundo fsico.
El poder del deseo que los arcngeles pondrn
a nuestro alcance nos permitir pues vivir
intensamente lo que sentimos, lo que
imaginamos, y ser tan real, tan evidente, que
preferiremos vivirlo as y no en la realidad
material, donde siempre hay obstculos,
siempre hay rutinas que vencer y que reducen
la posibilidad de manifestacin del deseo.
Slo los novelistas, los poetas los creadores,
utilizan hoy el poder del deseo para dar vida a
historias que se consideran como ficticias, pero
que en ningn modo lo son, sino que es el
relato de hechos que acaecen en otro mundo,
porque en el universo en que vivimos no hay
espacio para la ficcin, tal como suele
entenderse, porque lo que creamos con la
llamada
imaginacin
se
establece
inmediatamente como realidad en el mundo de
los deseos y cobra vida propia, primero en ese
mundo, para despus bajar a los niveles
materiales e instituirse en ellos. Esa dinmica
es la que se expresa a travs de la magia, que
consiste esencialmente en formar realidades ya
existentes en ese mundo. Cuando los
arcngeles ocupen nuestros vacos internos,
todos seremos magos.
11.- Os he dicho esas cosas mientras
permanezco en vosotros. Pero el consolador, el
Espritu Santo que el Padre enviar en mi
nombre, os ensear todas las cosas y os
recordar todo lo que yo os he dicho (Juan
XIV, 25-26)
Una vez ms Jess les promete ese
consolador, ese abogado que el Padre ha de
enviar para ensearnos todas esas cosas por
dentro y no como una voz que viene del
exterior. Cristo movilizar al Padre, movilizar
nuestra voluntad de sabidura para que
aparezca en nosotros el Espritu Santo con sus
enseanzas.
El mayor de los consuelos es el de saber que
las estructuras actuales del mundo no sern
eternas, que tenemos ante nosotros nuevas
tareas; que la prxima etapa, despus de tantos
sufrimientos, es la del amor y que en ella todos
formaremos esa cadena de unin que hoy se
forma en los templos iniciticos, en la que todas
las manos se unen, prefiguracin de esa gran
cadena en la que la unin ser interna y

307

viviremos los unos en el interior de los otros,

formando parte de ellos mismos. Todos
estaremos en todos y experimentaremos ese
entraable sentimiento que ahora, en raras
ocasiones, se experimenta en las grandes
fiestas, cuando los comensales, exaltados por el
vino, se ponen a cantar y a bailar.
Cuando el amor llame a la voluntad para que
enven al consolador en su nombre, caer sobre
nosotros el chorro de la voluntad de amar,
sumergindonos en esa fiesta de la unidad que
hoy nos parece un sueo y que ha de ser para
el hombre nuevo una trepidante y viva realidad.
12.- Jess da el nombre de Espritu Santo a ese
consolador, a ese abogado que el Padre enviar
en su nombre para ensearnos y recordarnos
cuanto l nos ha dicho, En la terminologa
cristiana, el Espritu Santo es una de las
personas de la trinidad y en el rbol cabalstico
ocupa el trono de Binah, en la cspide de la
columna de la izquierda constituyendo el rostro
riguroso de la divinidad, el Dios de la Ley, el
celoso Jehov.
Hemos visto a lo largo de estos estudios que
Cristo vino precisamente a rescatar a la
humanidad del sometimiento a Jehov, a
salvarla del rigor para situarla en el reino de la
gracia. Si tal es su objetivo cmo es que nos
anuncia ahora el retorno del Espritu Santo y
que l sea el consolador y el abogado?
Comprenderemos el sentido de estas palabras
si tomamos ese esquema del rbol en el que
todos los Sfiras aparecen dentro de cada uno
de ellos, dndonos la perfecta imagen de la
organizacin csmica. Vemos as que una
fuerza no desaparece al ser reemplazada en
sus funciones por otra, sino que queda sometida
al servicio de la fuerza reinante. Jehov-BinahEspritu Santo seguir actuando en el reino de
Cristo-Hochmah, pero dentro de la organizacin
del universo del Padre-Hijo. Al estudiar los
senderos que unen los distintos Sfiras, vimos
que en el itinerario de descenso, Hochman
entrega sus fluidos a Binah, el cual convierte la
voluntad de Kether y el amor-sabidura de
Hochmah en reglas y leyes. Esa columna de la
izquierda que preside Binah es denominada
columna del rigor, pero en ese rigor pervive el
amor de Hochmah. El amor est dentro, no se
ve, no es aparente pero su fuerza se expresa en
las leyes que impiden al hombre su
autodestruccin. A veces ese amor en Binah
aparece como lo contrario de lo que es, como
ese dolor que surge cuando un miembro de
nuestro cuerpo se quema, avisndonos para
que nos salvemos, ya que sin ese aviso, si
permaneciramos insensibles, el cuerpo entero
podra ser destruido sin que nos entersemos.
Todas las reglas de Binah estn impregnadas
de ese amor crstico oculto en su seno.

13.- Luego vemos en ese rbol cmo el Hijo

desciende al mundo humano, al de los
sentimientos y, en el centro de vida llamado
Tiphereht carga con la cruz de los senderos que
vienen de la derecha y de la izquierda, de arriba
y de abajo y en l las sombras de la izquierda
se iluminan y la luz de la derecha se grada
para que los hombres puedan captarla. En ese
trabajo crstico en Tiphereth, las leyes de Binah
quedan cumplidas, su labor como centro rector
ha terminado y cuando Cristo sube al reino del
Padre, o sea, a su mundo divino llamado
Hochmah, la corriente de todos los Sfiras se
reinvierte y los senderos que transportaban
fluidos hacia abajo, los dirigen de abajo hacia
arriba. Entonces Binah descarga todas sus
energas en Hochmah y se convierte en el
abogado, el consolador, en lugar de ser el
maestro riguroso.
Si durante el reinado de Binah-Espritu Santo el
amor-sabidura estaba oculto en las leyes, en el
reino de Cristo-Hochmah las leyes estarn
ocultas en ese mundo de libertad que hemos
descrito en esas lecciones. La voluntad del
Padre, que se expresa en nosotros como
libertad y el amor-sabidura del Hijo nos ha de
dar, como hemos visto, la capacidad de
transformar todas las cosas y de recrearlas a
nuestra imagen. Pero no lo haremos
desordenadamente,
sino
en
perfecto
sincronismo con el discurrir del cosmos. El
abogado interno inspirar nuestra conducta y
sabremos intuitivamente cmo actuar en cada
momento. La ciencia y la inteligencia estarn
disueltas en nuestros cuerpos y cada uno de
nuestros gestos, de nuestras iniciativas, tendr
un rigor cientfico, entendiendo por ello que
estar imbuido de la ciencia divina, o sea, del
mtodo utilizado por el Creador del Universo
para construir el mundo. Ya sabemos que las
fuerzas espirituales que actan en el mundo lo
hacen siguiendo un horario preciso, que tienen
fases de descanso y de actividad, de
interiorizacin y de exteriorizacin. Mientras
ellos dirigieron nuestra evolucin, en la etapa en
que el hombre era preconsciente, nuestra
actividad se llevaba a cabo de acuerdo con
esos ritmos. Al pasar bajo la dependencia de los
luciferianos, los ritmos divinos se vieron
alterados. Pero al retornar a la tutela de las
legiones de arriba, el hombre se somete
voluntariamente a las leyes. Cuando hayamos
entrado en el reino crstico de la libertad, la ley
actuar desde dentro de cada uno,
invisiblemente, al servicio de nuestra creacin.
14.- Os dejo la paz, os doy mi paz. No os la
doy como el mundo da. Que vuestro corazn no
se turbe y no se alarme ya ms. Habis odo lo
que os he dicho. Me voy para volver a vosotros.
Si me amarais, os alegrarais de que fuese el
Padre, ya que el Padre es ms grande que yo.

308

Y ahora os he dicho esas cosas antes de que

sucedan, a fin de que cuando lleguen, vosotros
creis. Ya no os hablar mucho ms, porque el
prncipe del mundo llega. En m no hay nada de
l. Pero a fin de que el mundo sepa que amo al
Padre y que acto segn las rdenes de mi
Padre, levantaos y vaymonos de aqu (Juan
XIV, 27-31)
As termina el captulo XIV de Juan relatando
los acontecimientos-enseanza de esa gran
noche del alma que es la noche del Noun,
cuando la acumulacin de las sombras anuncia,
precisamente porque las tinieblas ya no pueden
ser ms densas, la prxima aparicin de la luz.
No os doy mi paz como el mundo da, dice
Jess sin ser ms explcito sobre este punto,
dejando que sea el abogado, cuando aparezca
en nuestra organizacin psquica, quien nos lo
explique. De qu manera da el mundo? Ya lo
vemos en los intercambios humanos. El mundo
exige siempre una devolucin de aquello que
nos presta, ya que darnos, lo que se dice
darnos, no nos da nunca.
15.- Incluso en la muerte nos vemos obligados a
restituir al mundo los materiales que el mundo
nos prest para constituir nuestro cuerpo fsico.
Mientras seamos mundo, mientras formemos
parte de su organizacin, tendremos que
devolver lo que nos va siendo prestado. Ya
hemos visto, al estudiar los intercambios
energticos entre planeta y planeta, cmo
debemos devolver lo prestado con los intereses
que haya devengado. Lo mismo sucede en los
intercambios mentales y emotivos entre
personas. Las ideas que hemos dado, los
sentimientos que hemos difundido, volvern a
nosotros multiplicados, con su carga positiva o
negativa, segn que hayan inspirado en los
dems ideas y sentimientos de naturaleza
elevada o que les hayan inducido a bajar al
mundo de perdicin.
Mientras seamos mundo, estaremos sometidos
al rgimen del intercambio y a medida que nos
vayamos vaciando de nuestros contenidos
humanos, nos iremos cargando de materiales
que el mundo transporta. Esto nos atar a ste
y aqul, a Gente-Mundo que tal vez no
conocemos, pero que al establecer lazos
mentales con sus ideas o sus sentimientos, los
aproximamos a nuestra vida material, y un
da, en una encarnacin aparecern fsicamente
para demandarnos lo prestado, o seremos
nosotros quienes se lo demandemos.
16.- Por este procedimiento el mundo va
encadenando a sus criaturas, y as vemos que
los que trabajan en signos de fuego son el
motor que pone en marcha a los que trabajan
en signos de agua. Vemos como stos, con la
fuerza de sus sentimientos, fecundan el

intelecto a los que trabajan con el aire, y

stos a su vez sugieren ideas a los que
disponen de la tierra para realizarlas.
Si esta interaccin pudiera ser contemplada por
el hombre, veramos cmo el triunfador, el que
consigue destacar en una especialidad
determinada, ha debido su xito a infinitas
conexiones recibidas de una multitud de seres
que han contribuido, con sus impulsos, a su
triunfo. Ese triunfo, conseguido gracias a la
participacin del mundo, le valdr al interesado
el tener que devolver lo prestado, de modo que
en esa rotacin de rostros sociales que
conducen al xito, el triunfador se ver
precipitado en esa rueda de la fortuna que es la
vida en el mundo y se convertir en el servidor
de
todos
aquellos
gracias
a
cuyas
donaciones ha conseguido destacar.
Tenemos aqu el esquema de una ley del
triunfo, segn la cual el triunfador, para serio, ha
de acumular en l impulsos ajenos y no
restituirlos; tiene que ser receptor y no dador, y
esto puede encontrarse inscrito en un tema
natal, en forma de acumulacin de planetas en
casas fijas, la II la V, la VIII y la XI, que
constituyen canales receptores y no exterioriza
dores de contenidos.
Pero ese triunfador, en funcin de la ley de
intercambio, un da deber apearse de su fama
y ser el servidor de todos los que ha utilizado.
17.- En el Reino de Cristo las cosas suceden de
otro modo. Lo que en l se recibe no es con
obligacin de retorno, sino que queda
permanentemente en nosotros como propiedad
y podemos ir acumulando esa riqueza sin temor
de que alguien aparezca un da para
reclamarnos intereses o restitucin del capital.
El suyo es el Reino de la vida y de la
abundancia, en el que las cosas se dan sin que
el dador se empobrezca con ello, y un ejemplo
de ese funcionamiento lo tenemos en el Sol,
que nos da su luz y su calor sin que vea sus
recursos luminosos y energticos disminuidos
por ello.
Cuando hemos conseguido aprisionar en
nosotros la naturaleza crstica, estamos en
condiciones de dar a nuestros semejantes sin
recibir de ellos, y a medida que nuestras fuentes
internas se vacen, nos llenaremos, no con los
valores procedentes del mundo, sino con la
esencia del inagotable manantial divino que
mana por el costado derecho. De ah que los
elegidos de Cristo no caigan jams en estado
de necesidad y que sean alimentados y vestidos
como los pjaros y los lirios del valle. Ser lirio
del valle es un ttulo en el universo crstico y
corresponde a lo que socialmente se llamara
un liberado de las tareas del mundo. Los lirios
del valle van por la vida dando sin pedir nada a
cambio, figurando en la nmina divina y

309

gozando de las inagotables riquezas del reino

de Kether-Hochmah, o sea, del Padre-Hijo.
18.- En esa hora memorable, Jess anuncia una
vez ms su de separacin y su retorno,
formulando la esperanza de que el corazn de
sus discpulos no se turbe y de que no se
alarmen. Ya hemos explicado el sentido de esa
desaparicin -retorno. Cristo tiene que morir
exteriormente, como entidad separada de
nosotros, para que pueda nacer en nosotros,
como una realidad interna. O sea, el Maestro no
puede permanecer eternamente fuera de
nosotros y estar pronunciando conferencias o
discursos todos los viernes o los domingos,
mientras nosotros, escucha que te escucha. Y
quien dice Maestro, dice libro, revista o
cualquier otra fuente de conocimiento. El
Maestro debe aparecer en nuestra naturaleza
interna y reconocer la verdad desde dentro,
porque entonces esa verdad interiorizada
mover los resortes de nuestro organismo y
har que actuemos de acuerdo con ella.
Mientras el Maestro sea una voz externa,
seguir resonando en nuestras tinieblas sin que
stas lo comprendan, la interioricen, y por ms
que le juremos fidelidad y adhesin, el gallo
cantar una y otra vez en nuestra noche y, al
orlo, constataremos que hemos estado
negando.
Tenemos que comernos al Maestro, devorar
su esencia y ser as Maestros nosotros mismos.
Si lo hacemos as, el Maestro exterior habr
desaparecido, porque ya no tendr razn de
ser: se encontrar de retorno en nuestro interior.
Pero mientras comernos Maestro, transcurrir
un tiempo -el tiempo de la asimilacin, del
arraigo de sus semillas en nuestro interior- en
que permaneceremos en la noche. Jess nos
deja su esperanza de que nuestro corazn no
se turbe y de que no se produzca la alarma en
l.
19.- Y es que las horas ms negras son las que
preceden a la luz. Las dos ltimas horas de
noche son aqullas en que Pedro niega, Judas
traiciona con un beso y Jess es aprisionado
por el Prncipe del mundo. Esas son las horas
de la traicin de la negacin, de la duda, del
retorno a los valores del mundo.
Ya sabemos que nada puede producirse en el
universo si no hay una fuerza espiritual que
propicie la inclinacin del alma..Ya vimos, al
estudiar los coros anglicos, que terminan a
medianoche su jornada de trabajo y que en ese
momento toman el relevo los poderes de las
tinieblas. Vimos tambin, al estudiar esa
categora de seres, que no todos son iguales, y
que mientras unos trabajan en la cabeza de la
mtica serpiente que los simboliza, otros
trabajan en la cola. En las dos ltimas horas de

la noche, son los de la cola quienes se

encuentran en servicio activo, dando salida a
todos los propsitos de negacin y de traicin
que se encuentran en estado virtual.
En esas dos ltimas horas de la noche es
cuando los buenos propsitos pueden naufragar
y podemos vernos proyectados de nuevo en el
mundo antiguo, cuando precisamente habamos
superado todas las etapas y ramos ya firmes
discpulos de Cristo. Pero he aqu que, en la
recta final, cuando la meta era ya visible,
nuestro corazn se turba, suena en nosotros la
alarma y nos despertamos y en la nueva luz del
da constatamos que hemos cometido traicin y
que hemos negado lo que pretendamos ser.
20.- As eran las cosas antes de que Cristo
arrojara a ese espacio de noche la red
salvadora de su esperanza y el que se acoge a
esa red se ve protegido de los poderes de los
luciferianos de cola. De esta forma, puede
asimilar al Maestro devorado y puede despertar
de su noche encontrndose al Maestro en su
interior.
La accin de Cristo en el exterior, descrita en la
crnica evanglica, constituye la fase previa a
su manifestacin en el interior del hombre. El
relato de ese proceso de manifestacin interna,
nos lo dara Juan en su Apocalipsis, en el que
referira de una manera pica cmo un universo
se viene a pique y cmo otro surge de sus
ruinas. La semilla que Cristo planta en nosotros,
al florecer, causa todas las alteraciones que
Juan vio en espritu, y que dej consignadas de
la nica forma en que puede hacerse, mediante
smbolos.
21.- Dice finalmente Jess que si sus discpulos
lo amasen, se alegraran de que fuese el Padre,
porque el Padre es ms grande que l.
En efecto, siendo Cristo el hilo conductor hacia
el Reino del Padre, si lo amamos; es decir, si ha
despertado en nosotros esa sabidura-amor que
nos permite ver la organizacin csmica como
funciona, nos alegraremos de que vaya al
Padre, porque si l no lo hace, no lo podremos
hacer nosotros. Cristo tiene que abandonar su
trono en Tiphereth y subir a Kether por el
sendero que une los dos Sfiras en la columna
central. Cuando l haya abierto ese camino,
nosotros podremos ascender por l, y como
Cristo, despus de haber subido, vuelve, ello
implica que la voluntad de Kether podr ser
captada directamente por nuestra conciencia,
regida por Tiphereth, en lugar de deslizarse de
Sfira en Sfira por las ramas del rbol.
Jess inaugur un servicio csmico, por as
decirlo. Cort la cinta, tal como ocurre en las
inauguraciones oficiales de nuestra sociedad,
en que vemos al rey o a una princesa abrir
simblicamente una instalacin.

310

Para que ese retorno de Jess al Padre pudiera

producirse segn el ordenamiento natural, tena
que morir, y para seguir atado a la tierra, tena
que derramar su sangre en ella, ya que la
sangre, siendo el receptculo que contiene el
historial emotivo del individuo, al caer sobre la
tierra, sta absorba la divina personalidad de
Cristo,
la
aprisionaba,
ligndolo
permanentemente a nuestro planeta con su
cuerpo inferior, mientras su cuerpo superior
tocaba el trono del Padre, uniendo lo de arriba a
lo de abajo y sirviendo as de puente para que la
voluntad del Padre pudiese descender hasta
nosotros sin pasar por los dems Sfiras.
22.- El prncipe del mundo llega, dice Jess.
En m no hay nada de l precisa, pero se
somete al sacrificio para el cual ha venido
precisamente, a fin de que el mundo sepa que
ama al Padre y que acta segn sus rdenes.
Hemos visto al estudiar los Sfiras que Binah
era el que haba instituido el sacrificio, como
condicin indispensable para que el mundo de
arriba pudiese proyectarse a niveles ms bajos,
en los que entidades espirituales menos
perfectas pudieran vivir. As result que la
primera Tierra creada por la divinidad, ese
fascinante Paraso terrenal, fue marcado con el
sello del sacrificio y apareci ese rbol, cuyo
fruto no se poda comer, porque era una planta
de Binah. Hemos visto igualmente y lo hemos
repetido a menudo en estas lecciones, que el
rein de Cristo es el de libertad. Pero, si todos
los Sfiras se reflejan en todos; si en el paraso,
representado por Hesed, centro sefirtico de la
derecha, hubo una restriccin, cuando la
corriente se reinvierte y en lugar de ir de arriba
abajo, va de abajo arriba, al pasar esa corriente
de Binah a Hochmah, para que Binah se refleje

en Hochmah, ste tiene que aceptar el sacrificio

que Binah representa. Y tiene que aceptarlo
voluntariamente, ya que la libertad que
Hochmah expresa no puede verse penalizada
por una imposicin. Slo si el sacrificio es
libremente aceptado puede integrarse a la
naturaleza de Hochmah.
En este punto de la enseanza, Jess se
dispone a cumplir con este requisito, o sea,
aceptar el sacrificio voluntario. El prncipe del
mundo, representante de Binah, est por entrar
en su naturaleza, y aunque Cristo no tiene nada
de l; es decir, no tiene ninguna deuda krmica
que le obligue a someterse a la voluntad del
prncipe, l se dejar aprehender y dejar que el
mundo traspase con sus lanzas su carne.
De igual modo, nosotros, cuando ya no
tengamos relacin alguna con el prncipe del
mundo; cuando ya nada nos reclame aqu
abajo, hemos de dar nuestra sangre, esto es
nuestros deseos y emociones para cumplir con
el ordenamiento establecido por el Padre.
Cuando el sacrificio ya no sea una imposicin
de Binah, hemos de incorporarlo a nuestra
libertad y darle expresin. Cuando esto suceda,
habremos alcanzado el trono del Padre y
dispondremos de su voluntad sin intermediarios,
sin que sta tenga que sernos servida por la
cadena de los Sfiras, lo cual supone el
transcurso de un tiempo entre el momento en
que Kether expresa un designio y el momento
en que Malkuth lo capta.
Cuando nuestro Binah se integre a Hochmah, el
camino de Cristo al Padre habr sido
inaugurado y dispondremos de la voluntad del
Ego-Padre al instante para modificar lo que
debe ser modificado, para curar, restituir la
pureza, la dignidad, el perfecto orden. Entonces
haremos milagros mucho ms grandes que los
que Jess hizo.

Preguntas:
1.- Qu debemos hacer para que la fuerza espiritual que ocupa nuestros vacos internos establezca
relaciones personales con nosotros?
2.- Qu cambios se producirn en nuestras vidas cuando Padre-Hijo hagan morada en nosotros?
3.- Qu diferencia hay entre la manifestacin del Espritu Santo antes de la venida de Cristo y su
manifestacin despus, en el papel del consolador?
4.- Explica la diferencia entre la manera en que el mundo da y la manera de dar de Cristo.
5.- Por qu al llegar al final de nuestro recorrido espiritual, corremos el peligro de que nuestro corazn
se turbe?

311

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 38

1.- Yo soy la cepa verdadera y mi Padre es el

viador. Todo sarmiento que est en mi y que
no da fruta, l lo separa; y todo sarmiento
portador de fruto, lo poda, a fin de que de an
ms fruto. Ya vosotros sois puros a causa de la
palabra que os he anunciado. Permaneced en
mi y yo permanecer en vosotros. Del mismo
modo que el sarmiento no puede dar fruto si no
forma parte de la cepa, as tampoco vosotros lo
podis dar s no permanecis en mi. Yo soy la
cepa, vosotros los sarmientos. El que
permanece en m, y en el que yo permanezco,
da mucho fruto, ya que sin m vosotros no
podis hacer nada. As comienza el captulo XV
del Evangelio de Juan (XV, 1-5)
Jess utiliz en sus parbolas el ejemplo de
como suceden las cosas en la naturaleza, en la
cual se expresa la dinmica divina. Aqu vemos
que el Padre acta con criterio de rendimiento,
cortando las ramas estriles de su via y
podando las portadoras de fruto, a fin de que
puedan aumentar su rendimiento. As acta la
divinidad en el Shamek, cuyos trabajos no son
descritos en este captulo del Evangelio de
Juan.
2.- El Shamek es una fuerza terminal y seala el
periodo de los frutos. Al llegar a esa puerta,
debemos presentarnos ante el viador con los
frutos colgando de nuestros sarmientos. Como
ya saben nuestros estudiantes (ver leccin 7 del
2 Curso) el Shamek es una fuerza adscrita al
signo de Virgo, que marca precisamente el
periodo del ao en que tiene lugar la vendimia.
En el orden sefirtico, el Shamek est regido
por Tiphereth en su 2 ciclo de actuaciones, el
que corresponde precisamente al trabajo en el
Mundo de Creaciones, en ese mundo de los
sentimientos que Cristo vino a redimir.
Los principales frutos del Shamek son el trigo y
la uva, o sea, el pan de vida que Cristo ofreci
en el sagrado banquete mstico y el jugo que les
dio a beber. Al llegar a este periodo de nuestro
ao evolutivo debemos ser ese dulce fruto
colgando de las copas de Cristo-Tiphereth.
El zumo de uva fluidifica la circulacin
sangunea, evitando que se formen cogulos en
la sangre que puedan producir un infarto. O sea,
protege el corazn como Cristo lo purifica con
su accin redentora. Siendo la sangre el
vehculo del cuerpo de deseos, si somos fruto
de la via, esto significar que debemos ser, en
esta etapa, purificadores de los deseos

humanos. Y este es, en efecto, uno de los

papeles estelares reservados a los nacidos bajo
el signo de Virgo o teniendo el Ascendente o
medio cielo en l.
Ya vimos, al hablar de Demeter, representante
mitolgica de este signo (Ver Leccin 13 del 3 er
Curso: Plutn), como su hija Persefona se casa
con el dios de los infiernos y como todas las
primaveras reaparece en la Tierra para llevar a
ella la fecundidad, renovndola.
Esta
labor
purificadora,
renovadora
y
fecundadora est reservada a los nacidos en
Virgo, sean o no conscientes de ello. A decir
verdad, por lo general no lo son, pero no por
ello su accin sobre la sociedad y sobre las
personas que los rodean en particular es menos
eficaz, Tener un Virgo en casa es como tener
asegurada la prosperidad de las empresas
humanas, aunque para el propio Virgo y para
sus propias empresas esa dinmica no acte.
Ellos son de algn modo el fruto apetecible que
depura, limpia, restaura. Son el alimento vivo y
no pueden, por tanto, ser a la vez la boca que
come y el bocado comido. Ellos son la uva
azucarada, el racimo con el que se endulza el
final de un banquete; el zumo, que restaura las
funciones del corazn.
3.- Yo soy la cepa verdadera, dice Jess, y ello
implica que hay en el universo falsas cepas, o
cepas que no expresan esa verdad suprema
que es lo que podramos llamar la verdad
verdadera.
Esto significa que no todos los que han
alcanzado el estadio de Virgo; no todos los que
viven la dinmica del Shamek, tienen la
categora de zumos o de frutos, en el sentido
crstico. Pueden ser frutos de cepas que no han
alcanzado an el calificativo de verdaderas.
Pueden tambin ser esos sarmientos que
cuelgan de la cepa crstica, pero que no dan
fruto, en cuyo caso el viador los corta y all se
acab su historia. Esos sarmientos estriles
aparecen a menudo entre los nativos de Virgo;
son los que se niegan a protagonizar la
dinmica del signo, que es la de ser el servidor
de todos y la de estar a dos pasos del sacrificio
como Jess lo est en esa parte de su sermn.
Muchos son los Virgo que sienten la nostalgia
del anterior periodo esplendoroso, el del Noun y
ellos mismos se comen la fruta que producen,
realizando funciones anteriores a su momento
evolutivo. Cuando esto suceda, pronto dejan de

312

dar fruto y se convierten en sarmientos estriles

que son arrancados finalmente de la planta.
4.- Ser zumos, ser dulces frutos de la via del
Padre, tal es el papel que debemos protagonizar
en la hora final de esa opera magna que es
nuestra vida. Los banquetes mundanos siempre
terminan con las frutas y en pocas anteriores
los restaurantes servan a los comensales una
bandeja de frutas aunque no las pidieran: era el
regalo de la casa, la oferta graciosa que
conlleva la dinmica crstica, del mismo modo
que en la dinmica de la otra columna, la de
Jehov, aparece el sacrificio que nos invita a
dejarnos restos en el plato y a no apurar las
cosas que tocamos hasta el lmite de sus
posibilidades. La fruta ha sido, durante mucho
tiempo, algo que se regala, y hasta los
campesinos, tan celosos de sus cosechas,
hacen la vista gorda cuando los nios van a
robarles sus frutas. An hoy, los propietarios de
vias dejan que los caminantes se lleven los
racimos que cuelgan al borde del camino sin
reaccionar.
Asimismo, cada uno de nosotros ha de regalar
sus frutos humanos, las dulces obras
producidas por nuestra naturaleza tras una larga
elaboracin. Larga, ya que si observamos los
procesos naturales, veremos que los rboles
frutales no suelen dar frutos hasta el tercer o
cuarto ao de su plantacin, cuando los frutos
salados, sea trigo, maz o habichuelas, les
bastan unos cuantos meses para producir. En
cambio, todo lo que lleva la sal de Binah
necesita de un trabajo constante para obtener
una nueva cosecha, mientras que la fruta
azucarada de Cristo-Hochmah, una vez ha
arraigado se basta sola para producir y la
cosecha es, de ao en ao, ms abundante.
Con mnimos cuidados, los rboles frutales
prodigan su abundancia. No es casual que los
avanzados en el camino de la espiritualidad
sean grandes comedores de fruta y tampoco lo
es el que en nuestra poca el zumo de uva sea
un artculo de gran consumo, hasta el punto de
que muchos distribuidores de alcoholes han
incluido en sus programas comerciales la
distribucin de zumos naturales, intuyendo que
la sociedad ir dejando progresivamente los
vinos de Binah y se ir pasando a los zumos de
Hochmah.
La
alimentacin
salada
ir
retrocediendo y la alimentacin dulce ir en
progresivo aumento a medida que la sociedad
avance hacia el Reino de Cristo.
5.- Formar parte de la cepa verdadera en esa
hora final en la que Cristo se encuentra, tal ha
de ser nuestro programa humano.
Hemos visto en las lecciones anteriores cun
difcil es vivir la hora-Noun sin traicionar, como
Judas; sin negar, como Pedro; sin plantear

cuestiones que evidencian que nada hemos

comprendido, como lo hicieron varios apstoles.
Muchas son las personas que se acercan al
Cristo de las primeras horas, que se suben a los
rboles para verlo pasar, como Zagueo, pero
que no lo siguen en las obras. Permanece en
ellos como una fe, como una idea maravillosa,
como una esperanza, pero, no habiendo
avanzado su Cristo interno ms all, no
habindolo comido y bebido para incorporarlo a
su propia sustancia, llegan a la hora de la
verdad y el resultado es la traicin, la negacin,
el desvaro.
Cuando esto sucede as, los frutos que
aparecern en su rbol no sern los de la cepa
verdadera, sino esos frutos cidos que tambin
abundan por la tierra, entre los que pueden
incluirse esas almendras o cacahuetes a los
que se pone sal para servirlos en aperitivos.
Entre las gentes de Virgo encontraremos esas
dos grandes categoras, a saber, los que son
cepa verdadera y los que son cepa del mundo.
6.- En el Tarot, en la lmina nmero quince, que
ilustra la dinmica del Shamek, aparece la
figura del diablo, encadenando con una cuerda
esa doble alma humana que se presenta ante
las fuentes de su saber. Esa ilustracin expresa
el camino del mundo, el camino que siguen los
que no son cepa verdadera y que, al llegar a
ese estadio en su camino evolutivo, van a
buscar la verdad, no en la luz de Cristo, sino en
la luz graduada, tamizada, reducida, que
ofrecen los luciferianos.
Virgo es el signo de los sabios de los analistas,
de los investigadores. A menudo las gestes de
Virgo trabajan en lo pequeo, agrandndolo
mediante una lupa o un microscopio, para
extraer de ese micro-mundo la verdad y la ley.
Esos frutos corresponden a la cepa del mundo y
Lucifer se les aparece, como apareci ante el
Dr. Fausto, para precipitarlos a la rueda del
mundo, al torbellino de las experiencias
humanas, a revivir el amor, las pasiones, a
protagonizar el gran juego de los sentimientos.
Cuando Cristo se manifiesta en el Shamek, el
hombre sabio que hay en nosotros deja de
contemplar lo pequeo, rompe sus lupas y sus
microscopios y dirige su mirada hacia lo grande.
El afn de conocimientos concretos desaparece
y lo reemplaza el afn de conocimientos
abstractos; es decir, la ciencia no le viene de la
observacin del mundo material, sino que la
verdad le es revelada por va de inspiracin.
En la hora de Shamek, si damos frutos al
mundo, volveremos al mundo, a la rueda de las
encarnaciones y si somos cepa verdadera, el
dulce fruto producido por nuestros sarmientos
nos llevar a la eternidad, es decir, al Reino de
Cristo y ya nada nos obligar a volver al mundo
como no sea el afn de sacrificio que emerge
de nuestra libre voluntad.

313

7.- As pues, en ese Arcano llamado Virgo o

llamado Shamek, o cuando la lmina quince
aparece en el gran juego de nuestra vida, se
nos anuncia que estamos a un paso de la
liberacin o a un paso de una vuelta a empezar.
Todos los nacidos bajo el signo de Virgo se
encuentran en esa hora final, pero como todos
tenemos el signo de Virgo en algn lugar de
nuestro
horscopo
de
nacimiento,
conocindonos podemos ver de qu forma han
de ser abordados los trabajos de, liberacin. El
canal o casa terrestre situada en Virgo nos dir
por qu caminos han de transcurrir sus
energas.
En el rbol, cabalstico, vemos que Virgo, regido
por Mercurio, se sita en el ms bajo nivel de la
columna de la izquierda. Ello significa que la,
dinmica natural del signo lleva sus adeptos a
buscar la verdad por va de las experiencias y
no por la iluminacin. Por consiguiente, la
penetracin crstica en ese centro representar
un autntico golpe de estado. Sin embargo, en
ese Sfira llamado Hod hay una puerta
permanentemente abierta al impulso crstico,
puesto que, siendo el segundo Sfira del mundo
de formacin, Hochmah, segundo de la trada
divina, tiene mando en l, de modo que cuando
en el individuo aparece el propsito de ser Cepa
Verdadera, Cristo lo acoge como uno de sus
sarmientos.
8.- Entre los Cepa Verdadera, cabe distinguir
igualmente dos categoras: los que dan fruto y
los que no lo dan.
A cada paso que damos hacia la liberacin final,
se abren ante nosotros dos caminos, uno que
va hacia delante y otro que conduce al estadio
anterior. Podramos mencionar un tercer
camino, el del estancamiento, pero dado que el
mundo es una constante marcha hacia delante,
quedarse estancado significa inevitablemente
retroceder, de modo que los caminos son dos,
representados por esas dos figuras que
aparecen en la lmina del Diablo y que ya
aparecan en la numero seis, representando la
fuerza Vav, regida, como la quince, por
Tiphereth.
El alma que ha llegado a los ltimos lazos de la
montaa, se ve a menudo impulsada a
detenerse, precisamente porque ha llegado muy
alto y porque esas cimas humanas no suelen
ser muy transitadas. Entonces esa alma,
pensando que si avanza su soledad ser an
mayor, se dice: Voy a sentarme al pie del
camino y esperar a que pasen por aqu otros
peregrinos entonces me unir a ellos.
En el Shamek es muy fuerte la presin de la
soledad,
cuando
precisamente
Mercurio
estimula el afn de comunicacin. Pero Jess
nos dice aqu que esa parada en el camino

puede ser muy peligrosa, porque el Padreviador puede ir de inspeccin por su via y al
ver que hay un sarmiento que no da fruto, lo
puede cortar. El fruto es la ltima consecuencia
de una planta, su estadio terminal. Detenerse
equivale a interrumpir el proceso que nos mova
hacia la meta y, por consiguiente, equivale a no
alcanzar el estadio de los frutos.
Esa sentada en el camino nos lleva de nuevo a
la historia de Fausto, abandonando sus trabajos
para caer en los brazos de Margarita y revivir la
etapa del amor humano, por el que tanta
nostalgia senta en la frialdad de su laboratorio.
9.- Tambin a ese peregrino, parado en lo alto
de la montaa, le puede suceder que cuando le
venga la compaa, se entienda con ella, no
para proseguir el camino, sino para
reconfortarse el uno, al otro, sentados en la
misma piedra, prodigndose caricias y palabras
de amor.
Permaneced en m, dice Jess y yo
permanecer en vosotros. O sea, en esa hora
final, cuando la soledad aumenta porque ya no,
hablamos el mismo lenguaje que las gentes que
nos rodean, ni nos apetece lo que a ellos les
apetece; Cuando nos sentimos extranjeros y
ajenos a los afanes de nuestros familiares de
nuestros amigos, debemos buscar el calor
humano que nos falta, no detenindonos o
volviendo atrs, sino permaneciendo en Cristo,
es decir, guardando la fe en l, confiando en la
promesa de su reino. El peregrino en esas
cimas solitarias, en lugar de buscar la compaa
hacia atrs, debe buscarla hacia delante; debe
acelerar la marcha confiando en que el Reino
del amor, de la fraternidad, de la reintegracin
en la unidad no es un sueno, sino algo muy real
que se sita por delante de nuestra vida y no
hacia atrs.
El estudiante puede decirse: Si en ese
entraable Reino del amor no ha llegado an
nadie, cmo puede significar el fin de la
soledad y de qu manera encontraremos
compaa?
10.- Hay que entender que ese Reino de Cristo,
ese Paraso, no es de este mundo. Por
consiguiente, llegar al Reino significa abrir los
ojos a ese fantstico mundo del deseo del que
tan a menudo hemos hablado en las ltimas
lecciones. El peregrino que no se detiene en la
recta final, penetra en ese nuevo mundo y en l
encuentra a todos los que transitan por las
ltimas rampas de la montaa, animados con
los mismos propsitos que l cuando estaba en
esos ltimos lazos. All se establece una
comunicacin a nivel de sentimientos, con una
intensidad y un calor que no se encuentran en
las relaciones humanas, porque all no hay
barreras fsicas que separen los seres y los

314

cuerpos de deseos pueden fundirse penetrar el

uno en el otro y ser dos a un tiempo. En el
mundo fsico, la aproximacin termina con el
abrazo y dos individuos no pueden permanecer
mucho tiempo abrazados sin que la conexin
resulte incmoda, y hasta a las parejas de
amantes, tiernamente enlazadas, acaban por
dormrseles el brazo y tienen que
despegarse. En cambio en el mundo de los
deseos pueden verse autnticos racimos
humanos viajando juntos y prefigurando la
forma de vida del futuro cuando toda la
humanidad resida en ese Reino.
11.- El que ha llegado y ha abierto sus ojos en
ese mundo, ya no puede experimentar la
sensacin de soledad, cierto que l es
consciente de una relacin y que sus
camaradas no tienen conciencia de ella. Puede
incluso que se vea rechazado por ellos al
intentar aproximrseles en el mundo fsico,
porque estn viviendo episodios humanos que
no facilitan la expansin de los sentimientos.
Pero l sabe que le basta con cerrar los ojos
para encontrarse en el otro mundo unido a los
que aqu no lo ven como l los ve.
Si en el Reino slo viviera con esa sensacin de
estar en los dems y de sentir a los otros en l,
ya sera de por s una vida fantstica. Pero a
medida que el individuo avanza en el
conocimiento de ese mundo, sus poderes
transmutadores aumentan y la ayuda que
pueden ofrecer a esos peregrinos con los que
all se une, es mucho ms grande que la que
puede dar en su cuerpo fsico.
Ahora estn viniendo muchas almas a la
enseanza que estamos dispensando. Os
sorprender si os digo que es en ese otro
mundo que les es comunicada su existencia y
que la encuentran gracias a las indicaciones
que all se les da? En el Reino de Cristo, los
impacientes que lo han invadido antes de
tiempo, ayudan a los dems a su acercamiento.
No todos los que actan de esta forma son
conscientes de lo que estn haciendo, porque la
conciencia de la vida all se adquiere con el
tiempo. Primero entramos por la puerta del Yod
y no tenemos conciencia de estar luego viene la
fase He y al final de ese periodo somos ya
conscientes del trabajo. Con la fase Vav
actuamos sobre los dems y en la fase segundo
He nos hemos creado los rganos all de una
manera tan elaborada como lo son los rganos
fsicos. Ocurre tambin que algunos que han
conseguido ser conscientes de los que estn
haciendo arriba, no guardan memoria de ello en
el mundo fsico por haberse quedad atascados
al
recapitular
antiguas
vivencias.
Han
conquistado una facultad y ya nadie puede
arrebatarles esa conquista, pero no podrn
utilizarla plenamente hasta que vuelvan a
recuperar la virtud que perdieron.

12.- Dar fruto en la etapa Shamek significa

unirse a Cristo, estar en su Reino, ser l nuestra
cepa y nosotros el sarmiento. Dijo Jess en el
captulo anterior a sus discpulos: Yo no doy
como el mundo da, y en esas palabras que ya
hemos comentado, se encuentra la clave de
actuacin para esa hora. Al llegar a esa etapa
no debemos dar como el mundo da. Tenemos
que salir del mundo de los intercambios y dar
sin exigir una contrapartida. Tenemos que ser
una mquina de dar, sin esperar recibir ms que
ese fluido que corre por la cepa crstica y que
nos unge a la corriente del amor divino para que
podamos dar ms an a la sociedad que nos
rodea.
En el ciclo de la existencia humana, ShamekVirgo rige los ltimos 6/7 aos de vida, segn
que el individuo est adscrito al ciclo de Binah,
de setenta y dos aos, o al de Hochmah, de
ochenta y cuatro aos. Cuando alcanzamos ese
periodo, las pasiones ya nos han abandonado;
tambin las ambiciones se han ido, los apetitos
han disminuido y hasta nos ha dejado la
nostalgia del pasado. Nos encontramos pues en
ptimas condiciones para dar lo que poseemos
sin esperar que los dems nos den. Pero no
debemos esperar esa edad para ser sarmientos
de las cepas de Cristo. Cada ao, entre el
veinticuatro de agosto y el veintitrs de
septiembre, el Sol transita por el signo de Virgo,
poniendo en marcha su dinmica. En ese
periodo del ao deberamos realizar un ensayo
general de esa forma de dar, no como el mundo
da. Es el tiempo del desprendimiento, del
trabajo gratuito, y cuando la dinmica csmica
ha ya logrado establecer sus normas en el
mundo material, veremos como los hombres, en
este periodo del ao, no trabajan para ellos,
sino para el mundo, para colmar las diferencias
entre pases pobres y pases ricos, entre clases
altas y clases bajas.
13.- Por ello Virgo, el signo modelador de la
fuerza
Shamek,
est
considerado,
tradicionalmente, como el signo del servicio. Es
el signo de la hora final en la historia de la
penetracin crstica. En efecto, Cristo aparece
cuando el Sol entra en Piscis por precesin de
equinoccios. Histricamente, esto sucedi hace
dos mil aos, pero en la historia de nuestro
proceso interno esa entrada del Sol en Piscis
puede haberse efectuado antes de esos dos mil
aos o puede no haber entrado an. Lo que
cabe
retenerse
de
este
conocimiento
astronmico es que Cristo inicia sus trabajos en
Piscis, que, siendo el signo a travs del cual
liberamos nuestros sentimientos, ese trabajo
crstico empieza por purificarlos, a fin de que al
desprenderse de nosotros, el mundo no se
ensucie ms.

315

Al otro lado de Piscis se encuentra Virgo, de

modo que este signo marcar el final de la
trayectoria crstica. En Piscis tiene lugar el
perdn de las deudas en la medida que
nosotros perdonemos a nuestros deudores, es
decir, en la medida en que renunciemos a sacar
fuera los sentimientos impuros cargados con el
odio, el rencor, el afn de revancha que han
estampado en nosotros antiguas vivencias,
cuyos efectos nos disponemos a exteriorizar.
En Virgo resuena imperativamente el mandato:
Deja todo lo que tienes y sgueme, que Jess
lanzara al joven rico en un momento de su
enseanza. Los sentimientos puros es la
premisa inicial de la penetracin crstica; el
abandono de los valores del mundo en su punto
final. Los nacidos bajo el signo de Virgo estn
trabajando en la finicin de la obra, y en la
medida en que vivan a fondo esa dinmica,
encontrarn su libertad.
14.- Hemos visto, al estudiar el signo de Virgo,
que en l se encuentran los sacrificados, los
que tienen que liquidar sus posesiones
materiales y vivir esa venida a menos que
significa el pasar del bienestar material a la
pobreza. Pero esto sucede cuando la dinmica
crstica no ha irrumpido en el signo, cuando
Virgo no ha sido irrigado por la sangre del
banquete crstico. Si el hombre de Virgo ha
asistido a la Sagrada Cena y est dispuesto a
darlo todo sin pedir nada a cambio, se habr
convertido en sarmiento de la via de Cristo y
se volcar sobre l la suprema abundancia,
porque ser alimentado por el eterno e
inagotable manantial csmico y, como Job,
recuperar lo perdido y mucho ms de lo que
perdiera y, como Salomn, le ser dada la
Sabidura (Hochmah) y todo lo dems por
aadidura.
Mientras el hombre de Virgo sea Cepa del
Mundo, ver su imperio material degradarse,
sus rebaos disminuirn, como le sucediera a
Job y las calamidades se abatirn sobre su
casa. Pero cuando se decida a darlo todo sin
esperanza
de
recibir,
se
convertir
automticamente en Cepa Verdadera y todo
vendr a l sin necesidad de reproducirlo con su
trabajo. De ah que el hombre de Virgo, el que
protagoniza a fondo la dinmica de este signo,
pueda ser el hombre pobre o el hombre rico.
Darlo todo significa desprenderse de sus
valores morales, de sus sentimientos, de sus
ideas y de sus bienes materiales, ya que Virgo
contiene la quintaesencia de los cuatro ciclos de
fuego-agua-aire-tierra. Si hay planetas en Virgo,
ellos pondrn el acento sobre aquello que el
individuo debe ineludiblemente dar sin esperar
recibir nada a cambio. La casa terrestre que se
encuentra en ese signo nos indicar la forma de
descargarnos de nuestros contenidos.

Dar fruto, a fin de que el Padre pode nuestros

sarmientos y podamos dar ms, tal debe ser el
programa en el estadio terminal de la
penetracin crstica en nosotros.
15.- El que no permanece en mi, es echado
fuera, como el sarmiento, y se seca; luego se
recogen los sarmientos y se arrojan al fuego y
se queman. Si vosotros permanecis en mi y si
mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo
que queris y os ser concedido. Si sois
portadores de mucho fruto, es as como mi
Padre ser glorificado y que seris mis
discpulos (Juan XV, 6-8)
Vemos en este pasaje confirmado por las
palabras de Jess todo cuanto decamos
respecto a la abundancia. Pedid lo que queris
y os ser concedido, les dice a sus discpulos
en la hora Shamek. En cambio, los que a esa
hora no permanecen en l, los que son Cepa
del Mundo, sern arrojados fuera, se secarn,
se volvern estriles, su vida se empobrecer,
no solamente en bienes materiales, sino
tambin en ideas, en sentimientos, en valores
morales, y finalmente sern echados, no al
fuego vivificador, en el que todo renace, sino al
fuego que quema.
La Astrologa mundana considera Virgo como
un signo estril, y si lo estudiamos en su
aspecto de Cepa del Mundo no nos ser difcil
descubrir la lgica que esa esterilidad. En
efecto, si tomamos Virgo como punto de partida,
vemos que los dos canales de penetracin del
amor las casas V y VIII, una se encuentra en
Capricornio y la otra en Aries. La primera nos
dice que los amores de Virgo sern tardos, que
sobrevendrn quizs cuando haya pasado ya la
fase, de la fertilidad. La segunda, la VIII, que
rige las funciones sexuales, se sita en Aries,
que puede representar el Fuego que Quema o
el Fuego Vivificador. Para el Virgo profanizado,
el fuego de Aries ser el que quema y, si es un
hombre, ningn tomo-germen podr ser
depositado en su simiente y, si es mujer, ningn
tomo-germen resistir el calor de su claustro:
el resultado ser la esterilidad. Por ello, si
vemos un Virgo, de natividad o con Ascendente
Virgo, que tiene hijos podremos afirmar, sin
miedo a equivocarnos, que estamos ante
alguien que pertenece a la Via Verdadera, al
que ser concedido todo cuanto pida.
16.- Ya sabemos que despus del Shamek
viene el Ayn, fuerza que significa el retorno al
Fuego Primordial un retorno al nuevo ciclo que
se inicia con Aries. Si no hemos sabido orientar
los trabajos de Virgo hacia la cepa verdadera, si
la palabra de Cristo no ha permanecido en
nosotros, iremos a este fuego que quema y sus
quemaduras nos harn tomar conciencia de las
cosas, y comenzaremos un nuevo ciclo de

316

experiencias, en el que Cristo volver a penetrar

en nuestra Tierra humana, recomenzando su
itinerario para ver si esta vez logramos
convertirnos en receptculos de su palabra.
Pero si en Virgo hemos sido esos sarmientos
que dan frutos verdaderos, el Padre se ver
glorificado y esto, en lo que nos concierne,
debemos interpretarlo como una glorificacin de
nuestro Ego, el cual podr manifestar su
voluntad de una manera absoluta.
Sabemos que en nuestro actual estado
evolutorio, el Ego no puede expresar
enteramente su voluntad. l dispone un
programa para sus vehculos mortales, pero
antes de recomenzar una existencia fsica,
aparecen los ngeles del Destino que nos
penalizan con una carga de consecuencias o
karma que debemos liquidar. Pero cuando nos
atamos a la palabra de Cristo, ese karma queda
automticamente liquidado y nuestro padre
particular, el Ego, se glorifica, y pone a la
disposicin de sus vehculos todo lo que le
piden para hacer frente a sus necesidades
humanas.
Liberados
de
deudas,
nos
convertimos en los ejecutores de la voluntad de
Dios.
Una vez ms, repitmoslo, esta liberacin se
obtiene mediante la entrega, la ddiva de todos
nuestros valores, generosa y espontneamente
sin preguntarnos demasiado lo que va a hacer
el otro con lo que le damos.
17.- Como el Padre me ha amado, as os he
amado yo tambin. Permaneced en mi amor. Si
guardis mis mandamientos, permaneceris en
mi amor, del mismo modo que yo he guardado
los mandamientos de mi Padre y que
permanezco en su amor. Os he dicho estas
cosas a fin de que mi dicha est en vosotros y
que vuestra dicha sea perfecta. Este es mi
mandamiento: Amaos los unos a los otros como
yo os he amado (Juan XV, 9-12)
En la ltima hora de su ministerio Jess repite a
sus discpulos lo que ya les dijera al principio:
que el amor es la clave de su reino. Si debemos
liquidar nuestro imperio humano en la hora
Shamek, el motor de esta liquidacin ha de ser
el amor. Qu sino nos inducira a darlo todo a
cambio de nada?
Ya hemos visto que en Virgo los amores no son
fciles; o bien nos vienen de la infancia (casa
VIII en Aries), o bien aparecen en la puerta de la
vejez (Casa V en Capricornio) Para cambiar esa
dinmica slo cabe ser uno mismo amor, de
manera que al derramarse la copa interna al
exterior, todo a nuestro alrededor se convierta
en Tierra de Amor.
Amar al otro ms que a s mismo, tal es la
dinmica de esta hora. Desde la perspectiva de
Virgo, el otro es el que est en Piscis, en el
signo de enfrente. Ya hemos visto que el
hombre de Piscis es el que vuelca sus

sentimientos sobre los dems, el que se

desprende de sus emociones internas
proyectndolas en el mundo. Su oponente, el
hombre de Virgo, es, por consiguiente, el
receptculo natural de esas emociones
piscianas; es el que las encaja. Y a menudo
vemos, en el mundo humano, como el de Virgo
las rechaza se las sacude de encima, porque l
ya no est para esos trotes: ha superado la fase
sentimental y no comparte los estados anmicos
de su camarada pisciano, el cual se ve obligado
a tragar sentimientos que no encuentran
espacio natural para ubicarse.
La penetracin de la fuerza crstica en esa
instancia cambia el paisaje del virginiano. Al
escuchar el mandato amaos los unos a los
otros, el de Virgo acepta el propsito que le
viene de la otra polaridad y se convierte en
objeto de amor, de modo que si antes hemos
visto que el hombre de Virgo poda ser
extremadamente rico o extremadamente pobre,
vemos ahora que puede dejar de ser el hombre
solitario que es, cuando juega el papel de cepa
del mundo, para convertirse en centro de amor
al ser Cepa Verdadera.
18.- Ser receptculo del amor de los hombres
no es una tarea fcil de llevar. La estampida de
las emociones, que se producen en Piscis, no
es nunca, o casi nunca, un espectculo
edificante. Esas emociones humanas van
cargadas de pasin, de codicia, de deseos
inconfesables y esa es la cruz con la que el de
Virgo ha de cargar, como Cristo la cargara a
partir de esa hora.
El amar a los otros como Cristo nos ha amado,
supone aceptar, ponernos en las espaldas, todo
lo corrupto que pueda haber en sus naturalezas,
a fin de que queden limpios. Ya que, lo noble, lo
elevado, lo digno, no tiene dificultad en
encontrar quien lo lleve; para ese tipo de
sentimiento no se necesita un Virgo que lo
absorba; ya hay un mercado vasto para ellos. El
amar a los dems en esa hora significa amar
sus errores, sus vicios, sus lacras, todo ese
mundo perverso que se va pegando a los
talones en nuestra andadura humana.
Al ser el exutorio de esa perversidad, a menudo
el mundo considerar al Virgo como formando
parte de la perversidad misma, y ser acusado,
como lo fue Jess, quizs castigado y
menospreciado. Tal es el precio a pagar en esta
hora de nuestras vidas, porque el mandato de
amar a los dems no tendra valor alguno si se
tratara de amarlos en la hora de su triunfo, de
su gloria, de su virtud, de su belleza. Es amarlos
en los das malos lo que da fuerza y vigor a ese
mandato.
El hombre-Virgo es el Cristo de la ltima hora, el
que lo ha seguido hasta el cabo de su misin y
se ha convertido a su vez en redentor del
mundo, de ese mundo que lo rodea.

317

Cuando Jess naci, bajo el signo de

Capricornio y a las doce de la noche, el
Ascendente se encontraba en Virgo, indicando
as que este signo sera el soporte material de
su misin redentora.
19.- Cristo absorbi todos los pecados del
mundo sin contaminarse con ninguno de ellos.
Vemos, en su recorrido por el alma humana,
como los ciegos recuperan la vista; los tullidos,
el uso de sus miembros; los leprosos sanan; las
prostitutas vuelven a su pureza. Ser el
receptculo de las pasiones, los vicios, los bajos
deseos, sin adherirse a ellos, tal el trabajo que
nos reserva esa hora. Esponjarlos, pero no
suscitarlos; cargar con ellos sin darles aliento,
esa es la actitud que el Virgo-Cepa-Verdadera
ha de adoptar con sus semejantes: amarlos
como Cristo los am.
Las pasiones slo manchan a quienes las
abrigan y a quienes sienten el gozo de
cobijarlas en sus cuerpos. Si el amor de la
pasin no existe, si ya no hay gozo en su
prctica y slo se acepta para liberar de ella al
otro, entonces podemos decir que andamos
sobre la pasin sin hundirnos en ella, como
Jess anduvo sobre las aguas sin sumergirse
en ellas. Todo el arte del Virgo consistir en
permanecer sereno en la tempestad que le
viene del otro; en guardar los mandamientos de
Cristo y estar atento al amor del otro, no al amor
de su pasin. Entonces el otro, encontrando en
nosotros el receptculo de sus vilezas, pero no
el alimento de ellas, ver su pasin extinguirse
poco a poco hasta su total purificacin.
As pues, el amor del otro, en esa hora final,
ser una de las ltimas puertas a franquear
antes de introducirnos en el Reino de Cristo.
20.- No hay amor ms grande que aquel que
consiste en dar su propia vida por los amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacis lo que os
prescribo. Ya no os llamo siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su seor; os llamo
amigos porque el siervo no sabe lo que hace su
seor; os llamo amigos porque todo lo que o de
mi padre os lo he dado a conocer (Juan XV, 1315)
Amar al prjimo como a s mismo precisa aqu
Jess, consiste en darle su propia vida. Qu
es nuestra vida, sino nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos, nuestro cuerpo material?
Hemos de ir al otro y decirles. Toma lo que
quieras de m, lo que te apetezca. Aqu est mi
vida para que la utilices y saques de ella
provecho.
Un padre ofrece proteccin; una madre ofrece
su sustancia material para que edifiquemos con
ella nuestro habitculo fsico; el enamorado
ofrece sentimientos; el cnyuge nos ofrece el
espejo en el que poder contemplar el rostro que

no vemos en nosotros mismos. El amigo ofrece

todas estas cosas juntas.
En el Zodiaco, Acuario es el signo que rige la
Amistad, mientras Virgo es el signo del servicio,
el sexto a partir de Aries. Por ello los astrlogos
dicen que la Casa VI es la del servicio y del
abandono de lo que se posee, tanto en
sentimientos como en pensamientos o en
posesiones materiales. Pero si tomamos Virgo
como punto de partida, veremos que Acuario es
el signo que hace seis, pudiendo as decirse
que Acuario representa el servicio del servicio, o
sea, la quinta esencia del servicio, que consiste
en dar su vida y, entendmoslo bien, dar su vida
no significa morir por el amigo en un sentido
material, ya que nada puede hacer el amigo con
nuestro cadver en brazos. Dar su vida significa
darla mientras estamos vivos, para que sea
utilizada segn las necesidades del amigo.
En esa hora final, Jess ha dado a sus
discpulos su vida, esa vida que cuatro de ellos
han relatado. Repasndola, revivindola,
meditando cada una de sus secuencias como
estamos haciendo nosotros, aparece la
sabidura que esa vida encierra, y bebiendo en
esa fuente, el alma se purifica y todos cuantos
se acercan a ella se ven transmutados.
Nosotros somos los amigos de Cristo, no sus
siervos. Siervos son los que siguen sus
mandatos sin saber porque lo manda as,
obedeciendo sin preguntarse la razn que
pueda tener el Seor para mandar esto o
aquello.
Cristo nos ha dejado su vida para que
desentraemos de ella las perlas que contiene y
para que encontremos esa purificacin, sin la
cual no se puede entrar en el Reino. Obligacin
nuestra es dar a los dems esa vida, que es
ahora nuestra vida, para hacer de los hombres
amigos de Cristo y no simples siervos que no
comprenden los mandatos de su amo.
21.- Ya no os llamo siervos, dice Jess, y en su
manera de decir va implcito que sta era la
forma de relacin existente antes de llegar a
este momento. Por consiguiente, antes de ser
los amigos de Cristo, los que comparten con l
lo que ha odo del Padre, tendremos que
obedecerle sin saber lo que hace nuestro
Seor. La condicin de siervo es inferior a la de
amigo, pero ser siervo, o sea, el servicio, es la
puerta que conduce a la amistad. Y si la
amistad supone compartir un conocimiento,
supone recibir integralmente la vida que el otro
nos da, interiorizndola en nosotros, la
condicin previa para que esto sea posible, es
la de servir. Servir a un Seor, a una causa, a
una idea, ha de llevarnos a la comprensin de
ella, ha de llevarnos a ser nosotros mismos
aquello, a recibir la vida que esa idea o esa
causa contienen.

318

Esto que nos dice Jess podemos aplicarlo a

todas las situaciones de la vida. Lo que
servimos, eso tendremos un da en propiedad,
formando parte consubstancial de nuestra
existencia. A menudo el hombre sirve intereses
que estn por debajo de l, sirve a Mamon,
como dira Jess en su sermn de la montaa,
aunque al mismo tiempo pretenda servir a Dios
y ese servicio lo lleva a la amistad del MemMem-Vav-Noun, o sea, del mundo material y
posee las riquezas, se ata a ellas se convierte l
mismo en riqueza material con toda la
connotacin perecedera que pueda tener esa
expresin. Servir los intereses materiales nos
conduce pues a ser nosotros mismos valores
materiales, a ser moneda de intercambio,
zarandeados al azar de las transacciones de
ac para all.
En cambio, el hombre que reconoce a lo
superior, an sin entenderlo, el hombre que al
or la Voz de lo Eterno, como hiciera Abraham,
se moviliza para sacrificarlo todo a esa fuerza
que lo sobrepasa y lo transciende, diciendo: Yo
no entiendo, Seor, tu designio, pero pongo en
juego todos mis recursos humanos para
acatarlo, ese recibir en propiedad todo el
contenido, toda la vida de aquello superior que
ha acatado.
Jess ha estado criando a sus discpulos, y en
este punto, terminada la crianza, los eleva a la
categora de amigos, al darles todo lo que l
haba odo del Padre. El prximo paso consiste
en convertir al amigo en hermano, es decir, en
aquel que hace lo que nosotros hacemos, que
se comporta como nosotros nos comportamos.
Ms tarde, por sus hechos, los apstoles
recibiran el ttulos de Hermanos de Cristo.
22.- No me habis elegido vosotros a mi, sino
yo os eleg a vosotros, y os he preparado para
que vayis y deis fruto, y para que este fruto

permanezca, a fin de que cuanto pidiereis al

Padre en mi nombre os lo de. Esto os mando:
que os amis unos a otros (Juan XV, 16-17)
Del mismo modo que el Seor elige a sus
servidores, las fuerzas espirituales que trabajan
con Cristo eligen a sus discpulos. Ya hemos
visto que parte de sus apstoles fueron llevados
al servicio crstico por los que ya estaban en l,
pero lo importante no es como fueron a Cristo,
sino el hecho de que el Seor los admitiera.
Si observamos lo que ocurre en el mundo
humano, tendremos un esquema bastante
aproximado de como suceden las cosas arriba.
Vemos que aqu cuando un seor necesita
servicio, pone un anuncio en los peridicos. El
anuncio de Cristo son esos cuatro Evangelios,
en los cuales se da noticia de que el reino
necesita personal preparado para los trabajos
que en l se realizan.
Los interesados que han ledo el anuncio se
presentan, y lo primero que les pide el Seor,
son referencias, que han de permitirle calibrar si
son idneos o no para el trabajo a realizar. Si
las considera satisfactorias, tomar los
servidores a prueba, para despus incorporarlos
o no a su servicio.
De igual modo, son muchos los que acuden a la
llamada de Cristo y sus arcngeles se encargan
de elegir a quienes consideran dignos de entrar
en el Reino. All pasan por la prueba y los que
cumplen con el mandato de amar a los dems,
de amarlos como Cristo ama, sin pedir nada a
cambio; los que son capaces de dar su vida por
el amigo sin pedirle al amigo que de la suya en
retorno, esos son admitidos al servicio y
preparados para dar un fruto permanente, en
todas las estaciones de su ao, ya que
obtendrn del Padre cuanto le pidan, o sea,
dispondrn de inagotables reservas de voluntad
para producir una permanente maduracin de
todas las cosas.

Preguntas:
1.- Cul es el trabajo que deben realizar en la sociedad los que proceden de la Cepa Verdadera?
2.- Cul es el peligro que acecha a los que son Cepa Verdadera, cuando se encuentran ya casi al final
del camino?
3.- Qu suerte les espera a los que son sarmientos estriles
4.- De qu manera debemos amar al prjimo al aproximarse la hora final de nuestro seguimiento a
Cristo?
5.- Qu significa exactamente dar su propia vida por el amigo?

319

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 39

1.- Si el mundo os odia, sabed que me odi a mi

primero que a vosotros. Si fueseis del mundo, el
mundo amara lo suyo, pero dado que no sois
del mundo, sino que os eleg fuera de l, por
eso el mundo os aborrece. Acordaos de la
palabra que os dije: No es el siervo mayor que
su seor. Si me persiguieron a m, tambin a
vosotros os perseguirn. Si han guardado mi
palabra, tambin guardarn la vuestra. (Juan
XV, 18-20)
Proseguimos aqu el estudio del captulo XV del
Evangelio de Juan, que describe, como ya
vimos, los trabajos a efectuar en la hora
Shamek, correspondientes a los que el discpulo
ha de realizar a travs del signo de Virgo.
Vemos en este punto lo que hemos expresado
tantas veces a lo largo de la enseanza: Hay un
esquema csmico, un modelo, un patrn, y
todos los hombres debemos ineludiblemente
pasar por l. Cristo vino a mostrarnos el camino
y lo que a l le ocurri al vivir ese esquema, ha
de ocurrirnos a nosotros; o sea, hemos de
suscitar el aborrecimiento, el odio del mundo.
Este odio del mundo aparece de una manera
natural y es de algn modo la cabeza de puente
que ha de llevar el mundo a su salvacin.
Veamos la mecnica del odio:
Llamamos odio al sentimiento opuesto al amor,
de modo que amor-odio forman un eje
inseparable, el amor siendo la polaridad positiva
y el odio la polaridad negativa. Cristo vino a
descubrirnos un mundo interno cuya existencia
el hombre ignoraba, o sea, era inconsciente de
l y, por consiguiente, indiferente a sus valores.
Este mundo crstico se sita en la columna de la
derecha del rbol cabalstico, mientras que el
mundo en el cual viva el hombre antes de
Cristo, era el correspondiente a la columna de la
izquierda, la de las leyes, de las reglas, del
sometimiento a Jehov.
2.- El hombre viva -vive an- positivamente en
el mundo de Jehov y siendo el amor el
sentimiento que se manifiesta por el polo
positivo, podemos decir que el hombre amaba
ese mundo. Ese amor del mundo no poda ser
reemplazado por otro amor, porque la expresin
positiva de toda cosa es la resultante de un
proceso que ha empezado por ser un germen,
que se ha manifestado internamente, esto es,
negativamente, y que finalmente se ha
positivizado y ha aparecido en nosotros como
una fuerza movilizante, que nos impele a obrar.

Es entonces cuando decimos que amamos eso

que moviliza nuestros recursos internos para
expresarlo.
Para revelar un nuevo universo Cristo deba
seguir ese proceso natural de penetracin en
los hombres que amaban el mundo, o sea,
deba manifestarse por la polaridad negativa de
ese amor, suscitando en ellos el odio. Todo
tiene dos polos, pero muchas veces estamos
tan identificados con uno de ellos, que no
tenemos ni la ms remota conciencia de los
valores operantes en el otro. Cuando esos
valores se manifiestan, es evidente que
constituyen una amenaza para aquello con lo
cual estbamos identificados, y nuestra
reaccin natural es la de destruirlos. El odio es
as un instrumento de defensa del amor, de lo
que amamos, una defensa de los valores en los
cuales creemos y que respetamos. Pero al
mismo tiempo, la aparicin del odio significa que
hemos tomado conciencia de que al otro lado
de aquello con lo cual estamos identificados,
hay algo, hay un mundo que nos suscita y que
un da u otro ser nuestro mundo.
3.- En efecto, el odio est destinado a ser amor,
precisamente por ser el polo negativo de ese
amor, que es su nico camino, su nica meta. A
medida que el odio avance, crezca, se haga
poderoso, llegar a un punto en que, habiendo
recorrido la mitad del eje que lo separa del amor
zas!, se producir un vuelco en el alma y el
hombre empezar a amar lo que tanto ha
odiado. Los poetas y los artistas han intuido
desde siempre ese proceso y en los relatos
romnticos vemos a enamorados que se
destrozan, se insultan, se pegan, hasta se
disparan con rifles en films del Oeste, para
finalmente tirar las armas y fundirse en un
abrazo.
El odio resulta as ser el anunciador de que
aquello que amamos est en peligro; de que
una nueva realidad se anuncia en el horizonte y
aunque la contemplemos como a un enemigo,
avanzar inexorablemente hacia nuestra alma y
el mundo que amamos se derrumbar para dar
cabida en nosotros a eso que es ahora el objeto
de nuestro amor. Por ello en las escuelas
hermticas se recomienda al discpulo no odiar
los valores negativos que pueda expresar la
sociedad, porque lo que est odiando ser con
toda seguridad lo que un da amar, y el juez
que odia el delito y lo persigue con saa,

320

acabar amndolo y convirtindose l mismo en

delincuente. Hay parejas que despus de
haberse amado, se odian, y si esto sucede, es
que su amor no era realmente amor, no estaban
preparados para asumir la polaridad positiva de
esa fuerza llamada amor y vuelven a comenzar
su relacin por la polaridad negativa.
Suele decirse, en la literatura popular, que la
mujer tiene una capacidad de odio superior a la
del hombre, y lo cierto es que el odio, siendo el
polo negativo del amor, es, por esencia,
femenino. Ya dijimos, al hablar de la creacin
del mundo (leccin 11 del 1er Curso) que los
primeros trabajos realizados por la divinidad
fueron los femeninos y todo trabajo ha de ser
comenzado por la gestacin de la nueva
realidad, o sea, por el trabajo de mujer. As
procedi Lucifer, al seducir a Eva para llevar la
humanidad al conocimiento de las leyes, y as
tuvo que proceder Jess. No es extrao pues
que las mujeres hayan sido las primeras en
comprender las enseanzas de Cristo, como
fueron las primeras en comprender las de
Lucifer. Pero, siendo el amor la meta natural del
odio, tambin la mujer ser la que mayor
capacidad tendr de transmutar el odio en amor.
4.- Para resumir todo lo expuesto en ese punto
de la enseanza crstica, digamos: Todo lo que
empieza a manifestarse tiene que hacerlo por la
polaridad negativa, la femenina. Al aparecer esa
manifestacin de nuestra conciencia, toma la
forma de un odio, de un aborrecimiento, porque
supone una amenaza contra aquello con lo cual
nos identificamos, contra lo que amamos. Ese
odio suscita el deseo de destruccin y comienza
en nosotros el combate contra lo que
consideramos un mal. El combate fortalece al
adversario, por cuanto supone un debilitamiento
de la fuerza que hasta entonces se encontraba
en nosotros estabilizada. O sea: La fuerza
estable, la que produce en nosotros el amor,
utiliza sus energas para luchar contra lo que
aparece en su polaridad negativa, pero al
hacerlo, como se ve obligada a emplear fuerzas
destructoras, que son, por esencia, negativas, lo
que en realidad est haciendo es potenciar a la
parte contraria, la negativa, la cual, al verse
obligada a defenderse, obtiene del universo las
fuerzas necesarias para esa defensa y acaba
ganando el combate, de modo que aquello que
antes apareca como un mal, de instala en el
trono del bien y moviliza a su favor nuestro
amor.
Estamos utilizando aqu la palabra amor, pero
no debemos darle un valor absoluto, sino
relativo, ya que cuando el amor alcanza su
estado magno, desaparece de nosotros lo
antagnico: hemos conquistado la unidad y ya
no hay polo negativo por el que penetren otros
valores: estamos en la meta. Pero mientras
permanezcamos en el camino, amor y odio se

combatirn y el odio ser la puerta de

penetracin de las nuevas verdades.
Esto mismo sucede, y ya lo hemos sealado,
con los elementos fuego-aire. El fuego
representa la suprema verdad; el aire
representa la lgica, la idea, la columna de la
izquierda, por la que se expresa la clera divina.
Y es a travs del canal de la clera que Dios
penetra en el hombre. Cuando esa penetracin
ha alcanzado la polaridad positiva, la
inteligencia de las cosas se convierte en
Sabidura y el odio inherente a esa Inteligencia
se convierte en amor.
5.- Esa dinmica odio-amor aparece plasmada
en los rituales de los templos iniciticos y
cuando el candidato a la iniciacin, con los ojos
vendados, llama a la puerta del templo, el
guardin que abre la puerta le pone la punta de
la espada en el pecho desnudo y se dirige a l
en un tono hostil. Luego, cuando se le quita por
primera vez la venda de los ojos, lo que ve el
candidato es como todos los que van a ser sus
hermanos, lo apuntan con sus espadas,
reunidos en crculo en torno a l. Esta situacin
ritual expresa el odio, que al trmino de la
ceremonia se convertir en amor. Diremos pues
que el odio, el aborrecimiento y la persecucin
inherentes a ese odio, constituyen la antesala
del amor y, por consiguiente, el enemigo, el
oponente, el rival, el detestado, es aquel al cual
un da abrimos de par en par la puerta de
nuestro corazn, integrndolo plenamente en
nuestra alma.
Todo ello ha de hacernos muy prudentes con
nuestros odios, con nuestros aborrecimientos,
ya que, como decamos, si odiamos el delito,
acabaremos siendo delincuentes cuando ese
odio se convierta en amor; si odiamos el crimen,
seremos criminales; si odiamos el vicio, un da
lo expresaremos positivamente, si odiamos los
desvaros morales, la fealdad, lo horrible y
monstruoso, un da todo esto se cobijar en
nuestras almas y le daremos expresin.
Sin embargo, mientras no amemos lo
verdadero; mientras nuestros amores, nuestras
identificaciones vayan a valores pasajeros, el
odio y el aborrecimiento aparecern en nuestra
vida para echar por la borda el objeto de
nuestro amor y poner el nuevo valor en el trono.
Cristo y sus discpulos, para entrar en el mundo,
han de hacerlo por la puerta del odio. El mundo
ama lo suyo, sus placeres, sus promociones
sociales, sus grandezas materiales, sus fiestas
y tambin sus cadenas que lo atan slidamente
a su destino, a las consecuencias de sus actos.
Tal como el Maestro lo anunciara sus discpulos
se vieron odiados, perseguidos, aborrecidos y
exterminados, pero ese universo que Cristo
proclama no se ve mermado por el odio
exterminador, sino al contrario el mundo va
impregnndose de los valores que Cristo revel

321

y cada da hay en la Tierra hombres que, como

le ocurriera a Pablo en el camino de Damasco,
comienzan a amar aquello que iban a combatir.
6.- Yo os eleg fuera del mundo, dice Jess a
sus discpulos. Ya en el prrafo anterior insista
sobre este punto, diciendo: No me habis
elegido vosotros a m, sino que yo os eleg a
vosotros
Hemos visto igualmente, en varias parbolas,
como el seor elige a sus invitados y como va a
contratar obreros para su via. Precisemos pues
el funcionamiento de los mecanismos de
eleccin.
Queda bien claro, en los diversos puntos de la
enseanza en que aparece este tema, que
quien elige es el Seor. El Seor llama, convoca
y luego, si los llamados no visten adecuadamente o no realizan su trabajo como es debido,
son expulsados y vuelven a las tinieblas.
Si esto lo referimos a la Enseanza espiritual,
diremos que el instructor es quien elige al
discpulo; lo elige fuera del mundo, de este
mundo fsico en el que nos movemos. Pero esa
eleccin no es arbitraria ni indiscriminada; no
puede serio, ya que el discpulo debe
encontrarse en condiciones de poder or a su
maestro; es decir, sus rganos de percepcin
en los mundos de arriba han de estar lo
suficientemente desarrollados como para poder
retener lo que el Maestro le est explicando, ya
que de otra forma sera intil que hablara.
Lo que queremos decir con ello es que el
Maestro, al elegir al discpulo, no interfiere su
libertad; no le impone una enseanza
caprichosamente, sino al contrario, va al
discpulo para satisfacer un derecho adquirido
por l, al disponer de rganos de percepcin
que necesariamente han de ser utilizados.
Resulta as que las relaciones con las entidades
de los mundos superiores no son autoritarias,
no obligan. Y son ellos quienes confieren los
poderes a sus enseados, de modo que si stos
son odiados y perseguidos como su Maestro, en
cambio, tambin ellos tendrn la facultad de
hacer guardar a los hombres su palabra.
En la organizacin actual de la sociedad, el
poder viene de abajo, del pueblo, pero en el
mundo divino vemos que el poder viene de
arriba y que stos, los que Saben, lo confieren a
los de abajo. Ya sabemos que en el mundo
luciferiano las cosas suceden al revs y,
sabindolo, no nos ser difcil admitir que es el
orden de abajo el que prevalece en nuestro
mundo.
7.- Os harn todas esas cosas a causa de mi
nombre, porque no conocen el que me ha
enviado. Si no hubiera venido y no les hubiese
hablado, no habran pecado, pero ahora no

tienen ninguna excusa de su pecado. El que me

odia, odia tambin a mi Padre. Si no hubiese
hecho ante ellos obras que nadie ms ha
hecho, no tendran pecado, pero ahora las han
visto y me han odiado a m y a mi Padre. Pero
esto ha sucedido para que se cumpla la palabra
escrita en su Ley: Me han odiado sin causa
(Juan XV, 21-25)
Vemos en este pasaje que la responsabilidad
del hombre empieza cuando una realidad nueva
empieza a aflorar en l. Est bien que esta cosa
nueva sea aborrecida y rechazada porque
constituye una amenaza para su seguridad
psquica. Pero no est bien que el hombre se
perpete en esa situacin de odio y de
aborrecimiento. Su obligacin vital consiste en
pasar lo que est en la orilla del odio a la orilla
del amor. Mientras eso que odia no se ha
manifestado, el hombre no comete error alguno,
pero en cuanto aparece, aunque sea en forma
negativa, tiene el deber de reconocerlo. Si no lo
hace, su vida se estancar y da vendr en que
aquello que odi penetrar a la fuerza en la
esfera de las cosas que ama: la vida misma se
lo impondr.
A medida que vamos viviendo, las cosas nos
van siendo reveladas. El Ego nos sita en un
paisaje y es obligacin nuestra descubrirlo,
explorarlo, conocer de l todo lo que el paisaje
nos ofrece. Siempre hay personas que captan
ms que las otras de lo que hay en su entorno,
y entindase igualmente por paisaje el emotivo
y el mental, es decir, que mientras unas viven a
fondo sus posibilidades sentimentales e
intelectuales, otros utilizan las cuatro ideas ms
inmediatas y los sentimientos que tienen a
mano. El pecado empieza cuando, habiendo
tenido los medios de experimentar algo, no se
ha experimentado y, teniendo los medios de
saber algo, ha preferido ignorarlo.
8.- Son muchos los que han visto a Cristo
acercrseles; los que han odo su palabra y han
sido testigos de sus obras, sin que hayan
querido enterarse. Cristo formaba parte de su
paisaje humano y le han dado la espalda. Pero
este hecho reviste una especial importancia
para el hombre que trabaja a niveles de
Shamek, es decir, para los que se encuentran al
final de un gran ciclo evolutivo, o sea, en Virgo.
Tiene para ellos una especial importancia
porque la organizacin csmica se vuelca sobre
nosotros a lo largo de los cuatro ciclos de fuegoagua-aire-tierra, o sea, que en cada uno de
esos ciclos Cristo y todos los valores que
representan cada uno de los Sfiras tienen que
haber operado en nuestras vidas por cuatro
veces consecutivas. Y si resulta que por cuatro
veces le hemos dado la espalda, no
querindonos enterar de su presencia,
realmente no tenemos perdn. El que se
encuentra en el estadio Shamek-Virgo y odia a

322

Cristo, es que el mundo que Cristo representa

constituye una amenaza para aquello que ama,
o sea, Cristo se encuentra en la fase de
penetracin que, como hemos visto, suscita la
guerra y la persecucin por parte del individuo.
Esto est bien que ocurra en el estadio GhimelSagitario, o en el estadio Zain-Piscis, incluso en
el estadio Khaf-Gminis, pero cuando vivimos
en el Shamek-Virgo, Cristo debe de haber sido
incorporado positivamente en nuestra alma;
debe ser lo que amamos y no lo que odiamos.
Desgraciados pues aquellos que en ese
momento de sus vidas siguen odiando a Cristo,
porque, verdaderamente, lo odian sin causa,
como dicen las Escrituras, porque han tenido
ocasiones ms que suficientes de incorporarlo
en el dominio de su amor.
9.- El que me odia, odia tambin a mi Padre,
dice Jess. Evidentemente, ya sabemos que
Kether y Hochmah trabajan juntos. Si los
valores de la columna de la derecha, presidida
por Hochmah-Cristo, aparecen en nosotros
como una amenaza, o sea, se expresan a
travs del odio, significar igualmente una
amenaza Kether, con su atributo llamado
Voluntad, puesto que esta fuerza es la
promotora de todos los cambios. Si lo que
desea el individuo es permanecer anclado en el
mundo, en sus concepciones, sus ideas, sus
valores, lo primero que tiene que hacer es cortar
la corriente que lo conecta con la Voluntad, ya
que entonces se produce en l un
estancamiento y nada se mueve, pero,
repetimos, si todo esto tiene lugar en esa ltima
hora de su ciclo, mal van las cosas para l,
porque ha tenido ocasiones de dar fruto y no lo
ha dado, y ahora correr la suerte de esos
sarmientos estriles que son arrojados al fuego
que quema.
10.- Cuando habr venido el consolador que yo
os enviar de parte del Padre, el Espritu de
verdad que viene del Padre, l rendir
testimonio de m; y vosotros tambin rendiris
testimonio, porque estis conmigo desde el
principio. (Juan XV, 26-27)
As termina ese revelador decimoquinto captulo
del Evangelio de Juan, anunciando una vez ms
ese Consolador que ha de explicar lo que en la
enseanza de Jess resulta oscuro, o lo que es
tan slo un apunte, un trazo esquemtico.
Cada estancia, cada etapa del Camino, tiene su
Consolador, su abogado, que explica todo lo
relacionado con la etapa que estamos viviendo.
En el dominio astrolgico ese consolador
aparece bajo los trazos de Neptuno, que realiza
funciones de revelador, de enviado del Padre.
Cuando Neptuno transita por el signo de Virgo
es cuando su revelacin es total, cuando su
consuelo consiste en darnos una visin de
conjunto de todo el panorama evolutivo. Pero
Neptuno, que no forma parte de nuestro sistema

solar, se manifiesta a travs de Mercurio-Hod, el

cual, en nuestro sistema es el encargado de los
mensajes de los dioses. Cada ao, cuando
Mercurio transita Virgo, recoge el mensaje
dejado all por Neptuno en su ltimo trnsito y lo
comunica al alma humana, a todas las almas
que se encuentran en condiciones de
interiorizarlo.
En el ciclo diario, el signo de Virgo se encuentra
activo en las dos horas que preceden el
amanecer, en las que se estn desarrollando
estos hechos de la vida de Jess. Y es en esas
dos horas que ha de sernos ms fcil
interiorizar la revelacin crstica en su totalidad,
puesto que los signos van cargados de los
mensajes que dejan en ellos los planetas al
transitar; y si hay en nosotros una voluntad de
captacin, podremos meternos dentro lo que
est fuera. Naturalmente, la hora ms propicia
para captar esa revelacin ser la presidida por
Mercurio dentro de ese espacio de tiempo que
precede al amanecer. Esto sucede todas las
semanas en la noche del domingo al lunes.
Vosotros tambin rendiris testimonio de m, les
dice Jess a sus discpulos, porque estis
conmigo desde el principio. Esto indica que el
Espritu de verdad, en esta hora final, puede
venir del Padre y proceder, como hemos visto,
por va de la revelacin sbita, o puede ser algo
que hemos ido elaborando nosotros mismos
porque hemos estado con Cristo desde el
principio. Es decir, si poco a poco hemos ido
introduciendo en nosotros el Espritu de verdad,
ya no necesitaremos la revelacin del Padre
para rendir testimonio del Reino de Cristo,
puesto que el Espritu de verdad formar parte
de nuestro patrimonio espiritual.
Ese Espritu de verdad, cuando se forma en el
seguimiento de Cristo, aparece primero como
un sermn que revoluciona nuestra psique,
desvindonos de nuestros objetivos cotidianos
para lanzarnos a la conquista de otros mundos
que intuimos ms que vemos. Luego el Espritu
de verdad purifica nuestros sentimientos, los
vaca de sus iniquidades y transmuta nuestra
alma adltera, sensible a todas las voluntades
que quieren cohabitar con ella, en un alma
abierta a una sola voluntad, la del Ego.
12.- En una tercera fase, el Espritu de verdad
iluminar nuestra mente y nos permitir ver que
el universo divino no est hecho slo de reglas
y leyes establecidas por un Dios riguroso, sino
que sobre ellas prevalece en todo momento una
fuerza revolucionaria, sorprendente, creadora y
renovadora de todas las cosas, que se llama
Amor. Y nos ensea ese Espritu de verdad que
cuando ese amor se una a la Voluntad
Suprema, que es la esencia primera de la
Creacin, no hay en el universo barreras que no
puedan ser derribadas. Nada puede oponerse al
impulso irresistible del Amor-Voluntad cuando

323

esas corrientes no estn adulteradas, es decir,

cuando proceden de la esfera de HochmahKether.
En su cuarta ronda, el espritu de verdad
construir en nosotros rganos internos que nos
permitirn ser nosotros mismos esa verdad,
expresarla, testimoniar de ella con el
pensamiento, el sentimiento y en nuestras
actuaciones materiales. Por todo ello, el hombre
de Virgo puede ser, ms que ningn otro, el
hombre terminal, acabado de construir, el que
ha terminado su andadura humana y se
encuentra en la puerta del Reino. Pero puede
tambin que slo est al final de un gran ciclo
de experiencias.
13.- Os he dicho esas cosas para que no sean
para vosotros motivo de cada. Os excluirn de
las sinagogas e incluso viene la hora en que
quien os d muerte creer rendir un culto a
Dios. Y obrarn as porque ellos no han
conocido al Padre ni a m. (Juan XVI, 1-3)
As comienza el captulo XVI del Evangelio de
Juan, en el que se refieren los trabajos
correspondientes a la penetracin de la fuerza
crstica en el Ayn, esa letra que representa la
salida del mundo, la salida de esa macrosinagoga que es el mundo material que nos
sirve de campo de experiencias.
Despus de la hora Shameck, viene la
exclusin. El Espritu de Verdad nos lo ha
revelado ya todo, bien sea sbitamente, porque
nos lo ha mandado el Padre, bien sea elaborado
por nuestra naturaleza interna poco a poco, por
haber estado con Jess desde el principio.
El Espritu de Verdad, al dotarnos de rganos
de percepcin que nos permiten ver y
comprender los mundos divinos, nos seala al
mismo tiempo que la hora de las experiencias
humanas ha terminado y que es preciso que
salgamos de esa sinagoga que es el mundo
fsico, para entrar en la eterna sinagoga
instalada en la Nueva Jerusalem.
14.- Cristo nos dice estas cosas para que
sepamos donde nos conduce el Camino, a fin
de que no nos caigamos en l. Que sepa el
peregrino que despus de la gran comprensin
que produce en l, el espritu de verdad vendr
la Exclusin. Se ver excluido de la sociedad,
rechazado, incluso por aquellos que en la etapa
anterior eran sus hermanos, aquellos que
posean, como l, el espritu de verdad y vivir
en una soledad semejante a la muerte. Y
aquellos que le inflingen esa muerte moral, los
que le niegan toda comunicacin, creern estar
en lo cierto al hacerlo, creern rendir un servicio
a su propia divinidad interna.
Esa exclusin y esa muerte en los dems, tal
vez produzcan en esa alma en las puertas del
Ayn el deseo de volver hacia atrs y de buscar
la simpata, el amor humano, el aliento de otros

corazones,
la
comunicacin
con
sus
semejantes, pero una vez ha dado ese gran
salto al vaco que supone pasar de los confines
del Shamek a las tierras vrgenes del Ayn, ya no
le ser posible volver atrs, y ver como todo
intento de relacin, de reconstitucin de una
clula humana, fracasa inexplicablemente.
Creer haber suscitado simpata y amor; creer
vivir an en la entraable sinagoga de la
fraternidad, pero cuando se proponga edificar
en firme esa realidad, se dar cuenta de que
todo fue ilusorio. Peor ser todava si esa alma
se propone hacer negocios, reconstruir un
imperio material para obtener, con dinero, el
afecto, la amistad que por s mismo no puede
obtener. Quiz en ese retorno del abismo
consiga estructurar algo, porque posee la
suprema inteligencia para poder hacerlo, pero
cuando esa torre de su ilusin se encuentre ya
levantada, la fuerza del Ayn la fulminar.
15.- En ese punto del camino, lo nico que le
cabe hacer al peregrino es acelerar su marcha
hacia delante. Ya hemos anticipado, en una
anterior leccin, como los que abren su
conciencia en el mundo del deseo encuentran
en l todo el calor que han perdido, pero fuerte
es la tentacin del alma de hacer efectiva esa
plegara que instituy Jess y que dice: As en
la tierra como en el cielo Y llevada por ese
deseo, es posible que busque en la Tierra la
compaa y el fervor de aquellos que tan
vehemente se le entregan en el cielo.
Pero el alma ver que hasta las plegarias tienen
su tiempo de validez y que llega un momento en
que prescriben y ya no son operantes. En la
leccin anterior vimos como el hombre de Virgo
puede verse colmado de bienes, como lo fue
Job despus de haber sido sometido a la gran
prueba. Ese esplendor material en la hora Virgo
es el ltimo que le es concedido al hombre; es
una prolongacin de la hora Tauro-Noun para
que se sacie de todo lo que la tierra pueda dar
de s en cuanto a bondades. Al salir de la puerta
Shamek y entrar en el Ayn, ya no debe
ambicionar que la tierra le d los bienes que le
reserva el cielo, porque esto no le ha de
suceder.
Y no le ha de suceder por una razn bastante
simple: las personas vivas en la tierra no son las
mismas que residen en el mundo del deseo. El
yo que tenemos en ese mundo y que suministra
alimento a nuestro cuerpo de deseos, estando
fuera de la realidad humana y de sus
problemas, se comporta con una libertad y una
espontaneidad que no operan en el cuerpo
fsico, condicionado por el marco material en el
que est viviendo. En la hora Ayn, el alma debe
buscar su felicidad en el mundo interno, en el
mundo de los deseos y no en el mundo fsico.

324

16.- En el Tarot, la lmina que corresponde a la

fuerza Ayn es la llamada Torre Fulminada o
Casa de Dios. En ella vemos como una alta
torre es fulminada por un rayo y de ella se caen
dos figuras humanas la que representa los
propsitos materiales y la que representa los
deseos, indicando bien claramente que ni lo uno
ni lo otro puede subsistir en su forma anterior. Si
no queremos caer desde lo alto de esa torre,
que puede ser la de nuestra felicidad humana,
debemos prestar odo al espritu de verdad que
acta en nuestra naturaleza y no acercarnos al
jardn de los hombres si nuestra alma nos ha
llevado a este punto del Camino.
Cuando decimos que nos veremos excluidos del
afecto, de la amistad de nuestros semejantes,
ello no significa que aparentemente no estemos
con ellos. Podemos estar rodeados de personas
y, sin embargo, sus ambiciones no ser las
nuestras, no compartir con ellos los anhelos y
las ilusiones.
La diferencia esencial entre ellos y nosotros
ser que ellos no han conocido ni al Padre ni al
Hijo y, por consiguiente, seguirn aferradas a
sus realidades materiales, sin intentar salir a un
mundo que no ven ni presienten.
El estudiante puede decirse: otros se
encontrarn en esa misma estancia espiritual y
pueden ser nuestros compaeros, aquellos que
nos comprendan y nos amen, Pero ellos estarn
habitados tambin por las mismas nostalgias,
los mismos deseos de establecer lazos con los
del mundo y lo nico que harn ser descargar
sobre nosotros sus frustraciones o bien
acompaarnos en esa cada de la torre. No
suelen ser compaas gratas las que
encontramos en el Ayn, en el momento de la
fulminacin de nuestras esperanzas.
No es extrao pues que cuando la Torre
Fulminada aparece en nuestro juego, la
interpretacin sea negativa para nuestros
intereses materiales y que anuncie la
destruccin de nuestras empresas cuando
mejor elaboradas estn.
17.- Os he dicho esas cosas a fin de que,
cuando haya llegado la hora os acordis de lo
dicho. No os lo he hablado desde el principio
porque yo estaba con vosotros. (Juan XVI, 4)
La revelacin crstica, cuando no se produce
sbitamente en la hora final, mediante envo
especial por parte del Padre, se efecta poco a
poco. De nada nos servira conocer las
particularidades del camino en sus ltimos
lazos, cuando nos encontramos en las primeras
rampas de la montaa. Al contrario, ese
conocimiento tendra sobre nosotros efectos
disuasorios, porque no es lo mismo tropezar con
las dificultades que anunciarlas cuando an no
se ven.
Cuando se ha andado hasta los confines del
Shamek, el alma est ms preparada para

enfrentarse con la cada en el vaco del Ayn,

que si su realidad es anunciada en los albores
de la empresa. Mientras Cristo est en
nosotros, realizando prodigios, curando a los
enfermos,
andando
sobre
las
aguas,
permanecemos encantados con esas maravillas
y
experimentamos
el
vrtigo
de
lo
sobrehumano.
Al principio, el soplo de la libertad que Jess
lleva a nuestras almas nos hace vivir de una
manera radiante, sintiendo el placer, la alegra
que proyecta sobre nosotros la intuicin del
paraso que nos espera. Pero cuando nos
encontramos en la misma puerta de Hochmah,
vemos que para entrar en ese cielo, hemos de
cruzar necesariamente las tierras de Binah y, si
al principio, en el camino de descenso, Binah
representa el sacrifico de la luz, en la etapa de
ascenso representa el sacrificio de las tinieblas,
de esas tinieblas que han constituido nuestra
felicidad.
18.- Ahora me voy hacia el que me ha enviado y
ninguno de vosotros me pregunta A dnde
vas? Por haberos dicho esas cosas, la tristeza
invade vuestro corazn. No obstante os digo la
verdad: es mejor para vosotros que yo me vaya,
ya que, si no me voy, el consolador no vendr a
vosotros; en cambio, si me voy, os lo enviar. Y
cuando haya venido, convencer al mundo en lo
que se refiere al pecado, la justicia y el juicio; en
lo que concierne al pecado, porque ellos no
creen en mi; en lo que se refiere a la justicia,
porque me voy al Padre y que vosotros ya no
me veris ms; en cuanto al juicio, porque el
prncipe de ese mundo es juzgado. (Juan XVI,
5-11)
Cristo no puede acompaarnos en esa hora. El
sacrificio de las tinieblas es algo que debemos
realizar sin la ayuda de nadie. Es una decisin
personal que debemos tomar sin vernos
apoyados por ninguna fuerza espiritual. En el
Ayn, las jerarquas espirituales que nos han
prestado sus fuerzas se retiran y nuestros
vacos internos deben ser llenados con nuestras
propias virtudes. Si hemos desarrollado en
nosotros valores espirituales, es la hora de
sacarlos y ponerlos a trabajar.
El Ayn inicia la quinta ronda de Fuerzas. La
primera va del Aleph al Daleth; la segunda del
Daleth al Heith; la tercera del Heith al Lamed, y
la cuarta del Lamed al Ayn. En esta quinta
ronda debemos sacar la quintaesencia de lo
aprendido bajo la tutela de las fuerzas
espirituales y ejercer nuestras propias virtudes.
En realidad, nos hemos estado preparando para
ese ejercicio a lo largo de nuestras vidas,
puesto que los coros anglicos que nos prestan
asistencia en el ciclo anual, lo efectan en.
cinco ciclos rotatorios, pero slo estn
presentes en los cuatro primeros: en el quinto,

325

somos nosotros quienes debemos suplir, con

nuestros conocimientos, sus programas.
19.- Ya dijimos que cada estancia espiritual
tiene su consolador, su abogado, que explica
los misterios que van apareciendo en cada
etapa del camino. El Cristo externo no puede
darnos el entendimiento de las cosas divinas, y
bien hemos visto como a partir de esa Cena,
sus discpulos, a pesar de haber comido su
cuerpo, no comprenden, no lo entienden: uno lo
traiciona, otro lo niega y los de ms all le
formulan preguntas que evidencian estar en
babia.
Y al fin y al cabo, las cosas no pueden ser de
otro modo, puesto que toda la enseanza de
Cristo lleva el hombre a ser, a convertirse
substancialmente en Hijo de Dios, o, lo que
viene a ser lo mismo, en Hijo del Hombre, o sea,
en su propia obra, en su producto elaborado por
su naturaleza humana como ese turrn que
aparece en nuestras mesas de Navidad, hecho
de almendras y de miel, pero que ya no es ni
miel ni almendras, despus de haber sido
amasado y torneado miles de veces con los
brazos -as se haca antiguamente-, sino que es
la dulce obra del hombre, ese hijo de nuestras
fuerzas y de nuestro saber.
Ser Cristo, se es el objetivo. Y, para serio, es
preciso que el Cristo externo se vaya, que deje
de llevarnos en brazos y arroparnos con sus
enseanzas. nicamente cuando estemos
solos, cuando la tristeza invada nuestro
corazn, podr salir de nosotros la voz que
clama al Padre y ser entonces cuando El nos
enviar al Consolador, que har morada en
nuestra naturaleza. A partir de ese momento, el
Maestro habr resucitado en nosotros y ya no
morir nunca ms.
20.- En la quinta ronda, decamos, los Genios
se retiran, los coros anglicos enfundan las
trompetas y dejan de cantar en nuestra
naturaleza humana. Lo mismo sucede con
Cristo en las puertas de Ayn. La Gracia nos
abandona para que pueda renacer en nosotros
y hacernos portadores de gracia; para que
podamos ser la tierra de la gracia, como lo fue
Mara, cuando la naturaleza crstica se anunci
en ella.
Cuando este enviado aparezca en nosotros,
confundir nuestro universo y lo que nos
pareca inexplicable, aparecer claro. Veremos
el camino abierto hacia el Padre y esto ser
para nosotros el principio de una escalada
espiritual sin fin.
A menudo leemos en los textos cristianos que
Cristo supone el final de los tiempos, el final de
la historia humana, del proceso evolutivo. Con
Cristo todo habra que terminar en la felicidad
de los cielos, en la eternidad del amor, pero

cuando el consolador del Ayn aparezca en

nuestra naturaleza, nos daremos cuenta de que,
al contrario, estamos de nuevo en un principio.
En el principio de nuestra propia divinidad. Con
Jehov y sus ngeles aprendamos a ser
hombres. Con Cristo y sus arcngeles, despus
de
haberlos
devorado,
interiorizado,
aprenderemos a ser dioses. De Jehov hemos
recibido el rigor cientfico, hemos aprendido las
reglas, la tcnica con la que construir un mundo.
De Cristo recibiremos el poder creador y la
sabidura que abrir nuestros ojos a la
organizacin csmica, pudiendo ver lo que
ahora no vemos y, por consiguiente,
comprender lo que ahora no comprendemos.
21.- El Consolador, en esa etapa del camino,
convencer al mundo en lo que se refiere al
pecado, dice Jess, porque ellos no creen en
mi, o no se han adherido a mi. Es ste un
pasaje oscuro que nadie se ha aventurado a
descifrar y los mismos traductores difieren en
cuanto a las palabras a utilizar: convencer al
mundo, amonestar al mundo, confundir al
mundo. Sera ms sencillo decir explicar al
mundo, a nuestro mundo interno, por supuesto,
lo informar de todo lo relacionado con la
necesidad de que al principio de los tiempos se
produjera un error en la Creacin, error que fue
repercutido despus a todos los niveles de la
obra.
La aparicin de Cristo subsana ese error,
corrige la obra, representa esa segunda
creacin ya prefigurada con el diluvio, cuando la
raza de Can fue exterminada y empez a reinar
el hombre nuevo, No. Con Cristo, la falta
original que se inicio en Binah -ver nuestro 1er
Curso- y que qued grabada en la dinmica
humana con la cada de Adn, se borra. Y se
borra en todos los que creen en l, los que
adhieren a sus enseanzas. En cambio, el error
permanece en los que no creen en ellas. Y ese
error supone, en el momento actual, el seguir
aprendiendo las cosas de la experiencia,
utilizando el tiempo como nodriza, mientras que
adhiriendo a la fuerza crstica, todo se aprende
por iluminacin, por revelacin.
22.- En el Ayn comienza la comprensin de la
obra divina, ya fuera del aspecto humano. Es
decir, hasta el Shamek nos es dado a conocer
todo lo relacionado con nuestra propia
evolucin. Hasta el Shamek estamos dentro de
la rueda zodiacal sujetos a los programas de
trabajo pensados para nuestra instruccin. A
partir de ah nos vemos liberados de la tutela de
los ngeles y entran en funciones los
arcngeles, pero ya con un modo de relacin
distinto.
En efecto, aunque ya hemos visto que el
principio de libertad prevalece y que las fuerzas

326

activas en nuestros vacos internos no nos son

impuestas, si estamos sujetos a unos
programas, sealados por las posiciones
planetarias al nacer y pactados por nuestro Ego
con las legiones anglicas, constituyendo el
trabajo a realizar en la presente encarnacin. Si
no aprobamos ese curso, los ngeles estn
facultados para entenderse con los de abajo, a
fin de que sean ellos quienes nos instruyan a su
manera.
Con Cristo las cosas son distintas. Digamos que
la adhesin a su mundo significa para nosotros
la salida de la universidad, el fin de los estudios.
A partir de ese momento las fuerzas
arcanglicas estarn a nuestra disposicin, no
para tutelarnos, sino para responder a las
demandas que de nosotros reciban. Bastar con
que nuestro espritu pida una informacin para
que sta aparezca en la pantalla de nuestra
imaginacin, servida por la fuerza especializada
en ella. Entonces aparece claro en nosotros
todo lo relacionado con el mundo y con los
juicios que en l tienen lugar. El prncipe del
mundo es juzgado, y ya vimos en una leccin
anterior, al hablar de la viuda que peda justicia,
lo que significa exactamente juzgar: llegar al
final del proceso de realizacin de una
determinada empresa. El mundo, lo mundano,
queda juzgado y liquidado y pasamos a otra
cosa.
En la Cbala antigua, se conoce con el nombre
de Ain-Soph la esencia divina llamada

incognoscible. Es lo que est por encima de

Kether, por encima del Padre, es el misterio al
que el hombre no puede acercarse -dicen- y
que slo puede ser captado por el pensamiento
divino. La comprensin del Ain-Soph, dicen los
textos, escapa incluso a los ngeles, tan
profundo es su misterio.
Podemos decir que del penetrar la fuerza
crstica en esa estancia rasga el velo del AinSoph, palabra compuesta por la raz AynShamek, en la cual ese Ayn, que significa un
retorno al Fuego Primordial, despus de haber
pasado por la rueda de las experiencias
humanas, engendra en el Shamek, que
representa precisamente la sntesis de todas las
experiencias humanas.
De esa copulacin de la Nueva Espiritualidad, la
crstica, la arcanglica, con lo vivido, lo
aprendido, nace el Hijo de Dios, no en Beln, en
un mundo profano hostil, sino en nuestra
naturaleza sagrada. Y l nos lleva a la
comprensin del misterio del Ain-Soph y de la
Creacin antes de que se iniciara, cuando era
un Potencial.
Si Cristo no ha pasado an por las tierras del
Ayn, la esencia divina seguir siendo un
misterio y el hombre en esa etapa del camino
no har ms que caerse de la Torre Fulminada
para volver a reconstruir su realidad material en
un nuevo ciclo.

Preguntas:
1.- En funcin de qu mecanismos el odio se transforma en amor?
2.- Por qu dice Jess en ese momento de su ministerio, que el mundo lo odia sin causa?
3.- Qu condiciones debemos reunir para poder rendir nosotros testimonio de Cristo?
4.- Qu significa exactamente vernos excluidos de las sinagogas?
5.- Qu ocurre en la quinta ronda de actuacin de los coros anglicos y en la quinta ronda de
manifestacin de la fuerza crstica?

327

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 40

1 Muchas cosas tengo an que deciros, mas no

podis llevarlas ahora. Pero cuando viniere
aqul, el espritu de Verdad, os guiar hacia la
verdad completa, 'porque no hablar de s
mismo, sino que hablar de lo que oyere y os
comunicar las cosas venideras. l me
glorificar, porque tomar de lo mo y os lo dar
a conocer. Todo cuanto tiene el Padre es mo;
por esto os he dicho que tomar de lo mo y os
lo dar a conocer. (Juan XVI, 12-15)
Proseguimos aqu el estudio de esa estancia
XVI y vemos a Jess habitado por una
impaciencia reveladora que, si se dejara llevar
por ella, dira a sus discpulos muchas ms
cosas, pero, de qu iba a servir si no les
cabran en sus alforjas humanas, si no iban a
poder llevrselas? Todo tiene que venir a su
hora y por mucho que se desvelen misterios
csmicos, si el receptor de ellos no tiene
capacidad para entenderlos, seguirn siendo
misterios.
En esa etapa del camino, el discpulo slo
puede comprender lo que le entra por sus
sentidos. En efecto, en la estancia Ayn, que
estamos estudiando desde el punto trece de la
leccin anterior, el peregrino se construye los
rganos de percepcin internos que han de
permitirle ver, or, oler, tocar y saborear el
mundo de los deseos.
Si colocamos el Ayn en el rbol cuyo nmero de
orden es el diecisis, veremos que est regido
por Netzah-Venus en su 2 ciclo, el
correspondiente a los trabajos en el mundo de
creaciones, que es el del Agua, de los
sentimientos. Ya vimos al estudiar los cuatro
teres en nuestro 1er curso y 1 complementario,
que Venus rige el ter luminoso, que da vida a
los cinco sentidos. As diremos que el trabajo en
esta etapa consiste en organizar los cinco
sentidos de modo que con ellos se pueda
percibir el Mundo de Creaciones o de Deseos.
2.- Con esto entenderemos mejor lo que les
deca Jess al principio de este captulo,
referente a la exclusin de las sinagogas y a su
muerte. Ya hemos dicho que la sinagoga es una
alegora del mundo material en el que estamos
viviendo, un mundo que existe porque nosotros
le damos vida al contemplarlo con los ojos al
escuchar sus ruidos, al percibir sus olores, al
poderlo tocar y saborear. Ese mundo dejara de
existir para nosotros si nuestros sentidos
dejaran de ejercer sus funciones, y eso es

precisamente lo que ocurre en la etapa Ayn,

cuando
Netzah-Venus
conecta
nuestros
sentidos con el mundo de los deseos. Al poder
disfrutar de las maravillas de ese mundo, la
sinagoga fsica deja de interesarnos y como lo
exterior es una proyeccin de nuestra dinmica
interna, aparece en nuestra vida alguien con un
decreto de expulsin.
Ese desinters por la sinagoga material
equivale a una muerte en ese mundo. Dejamos
de interesarnos por l y, por consiguiente,
podemos decir que morimos en l y que
consideramos que con esa muerte rendimos un
culto a Dios. Si esto ocurre en nuestro interior
nos extraaremos mucho si aparece alguien
con la pretensin de matarnos creyendo l que
al hacerlo rinde un culto a su Dios?
3.- Ya hemos visto, a lo largo de esos estudios,
como las cosas que suceden en nuestra vida, lo
hacen porque es la nica forma de que
comprendamos y asimilemos la experiencia
reclamada por el Ego. Y hemos visto que si
somos capaces de vivir internamente la
experiencia sin necesidad de escenificarla;
entonces nos ahorramos las ancdotas y el
pasar por el trance material, no necesitando
movilizar gente para que nos ayuden a
comprender, con lo cual nos ahorraremos el
salario que inevitablemente deberemos pagar a
esos ejecutores para que nos roben, los maten
o nos den un poco de felicidad. Cada uno de
nosotros lleva encima a una gran compaa de
actores, a todo un elenco artstico, en el que se
encuentran el bueno, el malo, el feo, el galn, la
coqueta, el loco, el fanfarrn... Y, segn el guin
que estamos elaborando internamente, los
sacamos para que protagonicen el drama o la
comedia de nuestra vida. Es evidente que esa
compaa no actuar gratis: la tendremos que
pagar y nos costar cara, carsima, porque no
podremos liquidar esa nmina con billetes que
se sacan de los bolsillos y ya est, sino que
querrn cobrar en prestaciones laborales, y si
ellos han interpretado para nosotros el papel del
loco y del criminal, nos lo impondrn a su vez,
para rerse, para conmoverse, y seremos,
queramos o no, los bufones de su farsa.
4.- En el Ayn salimos de la sinagoga, y en este
momento, si no sabemos vivir por dentro la
dinmica de esa exclusin, podemos correr un

328

gran peligro: el de que aparezca, efectivamente,

el hombre que, para rendir culto a su Dios, nos
liquide. As sucedi para miles de cristianos en
la primera hora, que, al no poder vivir esa
fascinante experiencia del Ayn internamente,
tuvieron que generar el Nern para que
organizara su muerte en el circo, gracias a los
buenos oficios de los leones, esas nobles fieras
que tan fcilmente se dejan acariciar por
quienes dominan la Fuerza Khaf.
Decamos pues que en la estancia Ayn no
podemos llevarnos ms que aquello que
nuestros
sentidos
pueden
cargar.
Si
examinamos todo lo que hemos aprendido en el
mundo fsico con nuestros sentidos, tendremos
que reconocer que es mucho lo que podemos
saber con ellos sobre el mundo de deseos. Sin
embargo, tendremos que reconocer igualmente
que la informacin recibida a travs de los
sentidos ha sido la causante de muchos errores
de apreciacin. Hemos valorado excesivamente
algunas cosas que nos han venido por va
sensorial; nos hemos identificado con algunos
placeres que los sentidos nos han procurado y a
veces todos nuestros objetivos humanos han
perseguido la obtencin de esos placeres.
Lo mismo que ocurre aqu, ocurrir all y
tambin nuestros sentidos nos permitirn
percibir un universo maravilloso, deslumbrante,
que nos compensar ampliamente de la
exclusin de la sinagoga material. Pero al
mismo tiempo valoraremos excesivamente ese
descubrimiento y lo asociaremos a la Verdad,
cuando no es mas que una parte, un escenario
entre los mltiples en que se representa la Obra
Divina.
Por ellos Jess trata de advertirnos, a fin de que
no tomemos las enseanzas que recibimos en
esa estancia como absolutas. Que sepamos
que hay ms, que le quedan an muchas cosas
por decirnos y, por consiguiente, debemos dejar
en nosotros espacios en blanco para
interiorizarlas cuando estemos capacitados para
poderlo hacer.
5.- Encerrarnos en una verdad, es el peligro que
nos
acecha
constantemente.
Cuando
transitamos por el Valle, cuando no hemos
pensado ni tan siquiera en comenzar la
escalada de la Montaa, la pequea verdad que
llevamos a cuestas, como el escarabajo
pelotero su bola, nos resulta cmoda. Gracias a
ella nos explicamos toda una serie de pequeas
cosas que hacen coherente el microespacio en
el que nos movemos, y as nos sentimos en l
en seguridad. Si a ese nivel, la pequea verdad
ya resulta tranquilizante, qu no har cuando
nos hayamos elevado hacia la cima y
contemplemos
una
Verdad
luminosa,
reveladora? Llega un momento en que el alma
dice Basta!, ya lo tengo, ya lo s todo, y me voy
a calar el gorro del profesor y abrir una ctedra

para expender esa Verdad, que es la meta

hacia la que todos van. Los que as proceden,
que recuerden las palabras de Jess en esa
hora: Muchas cosas tengo an por deciros
No se trata de una prdica circunstancial, sino
de algo que tiene un valor permanente.
Siempre, por mucho que nos encumbremos en
el mundo divino, le quedarn a la divinidad
muchas cosas por decir y deberemos
permanecer en situacin de discpulos, de
estudiantes, y no de profesores.
6.- Cuando venga Aquel que se espera, el
Espritu de Verdad que trabaja en esa estancia,
nos guiar hacia la verdad completa, dice
Jess; es decir, no nos comunicar una Verdad
completa, sino ,que nos guiar haca ella.
Haremos con l un trecho del camino y luego
seremos atendidos por otro espritu de Verdad,
el que trabaja en la estancia siguiente, y as
sucesivamente.
El Espritu de Verdad no hablar de s mismo,
sino de lo que ha odo y nos comunicar lo
venidero, dice Jess. Cmo debemos
entender esto? Vemoslo.
Ya hemos dicho que hasta la estancia Shamek
el hombre se encuentra en la rueda zodiacal,
viviendo dentro de un ciclo en el que tiene que
realizar unos trabajos determinados. El espritu
de Verdad que acta en nuestro interior, o sea,
la fuerza que nos da la facultad de comprender,
mientras estamos dentro de la rueda, habla de
s mismo, entendiendo con esta expresin que
nos facilita instrucciones concretas para salirnos
del apuro en el que estamos inmersos y que
slo tienen un valor con referencia a la situacin
que es la nuestra en aquel determinado punto
del ciclo. Lo que dicen no tiene un valor
permanente. Esto sucede mucho ms an
cuando los instructores son del linaje luciferiano,
los cuales siempre hablan por s mismos, sin
garanta de que aquello sea ni tan siquiera
cierto, sino que la mayor parte de las veces es
mera estrategia para conseguir un fin, el cual,
segn ellos y su portavoz Maquiavelo, justifica
los medios.
Los luciferianos utilizan el engao para instruir;
los ngeles nos ensean unos programas que
contienen una verdad parcial, operante tan slo
en aquel momento cclico. Nuestros ngeles
guardianes en particular, tienen el deber de
llevarnos al Bien y, para conseguirlo, pueden
suscitar en nosotros una determinada visin de
las cosas, que nos decidir a comportarnos de
una manera adecuada, no siendo aquello la
Verdad completa, sino una verdad parcial,
funcional, adaptada a nuestras necesidades
humanas.
En cambio, cuando los arcngeles de Cristo
entran en funciones, no hablan de s mismos,
sino de lo que han odo en su mundo: son los
perfectos transmisores de un saber universal,

329

libre de contingencias; de un saber slo apto

para liberados de la rueda zodiacal.
7.- Tomar de lo mo y os dar a conocer, dice
Jess, aadiendo que todo cuanto tiene el
Padre es suyo y, por lo tanto, lo que el espritu
de Verdad nos d a conocer en ese escenario,
vendr del Padre y del Hijo.
Ya tenemos un conocimiento terico de que es
lo suyo. Sabemos que Cristo, el Hijo, opera en
Hochmah, que tuvo un papel estelar en el 2 da
de la Creacin, cuando el agua zodiacal se
desencaden y la Obra Divina corri el peligro
de verse sepultada en esa riada csmica.
Sabemos que al final de ese 2 da, el Agua se
hizo amiga del Fuego y que gracias a esa
cooperacin el proyecto divino pudo proseguir
su curso.
Luego sabemos que Hochmah, encabezando la
columna de la derecha uno de los pilares sobre
los que se aguanta la Obra Divina, estableci a
dos de los suyos, llamados Hesed y Netzah, en
las zonas intermedia e inferior de su columna,
para que fueran los portadores de su sabidura
en el Mundo de Creaciones y en el de
Formacin.
Finalmente,
sabemos
que,
juntamente con el Padre Kether y con el Espritu
Santo-Binah, se estableci en Tiphereth, en el
centro del rbol para, desde all, encarnarse en
el mismo corazn del hombre.
Todos estos trabajos son los suyos, los propios
de Cristo, y lo que el espritu de Verdad nos
dar a conocer es su alcance exacto, lo que
supone para nosotros en particular, puesto que
llevamos todos el rbol a cuestas y dichos
trabajos se realizan en nosotros, lo mismo que
en el universo en general.
Ahora, nuestro conocimiento es externo.
Sabemos que estos trabajos se realizaron, del
mismo modo que sabemos que existen las
pirmides de Egipto. Una cosa es conocer una
obra desde fuera y otra es hacerla. El espritu
de Verdad nos explicar como ha sido hecho
todo esto, nos har revivir esas etapas, o sea,
nos iniciar a los Misterios Crsticos y luego nos
guiar a la Verdad completa, comunicndonos
las cosas venideras; comunicndoselas a
nuestros sentidos, es decir, hacindonos ver y
tocar lo que ha de suceder. Es as como lo ven
los profetas, y as como lo refiere el propio Juan
en su Apocalipsis.
8.- No podremos ser guiados hacia la Verdad
completa antes de encontrarnos en esa estancia
espiritual a la que damos el nombre de Ayn, o
sea, que tendremos que pasar por todas las
etapas anteriores y vivir los avatares descritos
en esas ltimas lecciones, hasta vernos
excluidos de la sinagoga mundana, bien sea
voluntariamente o por causa de fuerza mayor.
Cuando, de un modo u otro, abandonamos este

mundo; cuando dejamos de proyectar en l los

cinco sentidos, ser entonces cuando el espritu
de Verdad nos dar a conocer lo de Cristo, es
decir, todo lo que ha de suceder en el universo
cuando la humanidad abandone la dependencia
de la materia y el mundo se organice y se
configure con las fuerzas de la derecha.
Tendremos entonces una visin clara del futuro,
o sea, el don de profetizar, ya que percibiremos
con nuestros sentidos el mundo de los deseos y
veremos como lo formado all se precipita, como
un molde, en el mundo humano y se instituye en
l. En efecto, el mundo fsico, llamado
cabalsticamente Mundo de Accin, es el 2 He
de las cuatro etapas de elaboracin de ese
pastel que es la vida humana y que empieza
con la Emanacin-Yod, la Creacin-He, la
Formacin-Vav y la Accin 2 He. Si nuestra
conciencia se abre en el mundo en el que ese
pastel se moldea, podremos predecir los
resultados con la misma seguridad con que el
pastelero puede afirmar que la pasta que tiene
ante l adquirir la forma del molde que se
dispone a aplicarle. Cuando nuestra alma
trabaje en el Ayn crstico, el espritu proftico
volver, Si Cristo no ha tenido profetas, aparte
la revelacin de Juan, ha sido porque todava
no hay hombres realmente excluidos de las
sinagogas humanas que estn trabajando en
los campos del Ayn.
9.- El saber las cosas venideras es uno de los
atributos esenciales de la divinidad. Nada slido
se puede construir si no se conoce la suerte que
correr el futuro de la obra. El ingeniero que
construye un puente, antes de hacerlo, se
ocupa del futuro de esa construccin, del peso
que ese puente deber soportar y, en funcin
de ello y de la solidez de la tierra que lo
aguanta, empezar su obra. Ese mismo clculo
se encuentra en todas las disciplinas humanas y
no solamente en el campo de los elementos
materiales, sino tambin de los espirituales, y
as vemos como un abogado que defiende un
reo, calcula el efecto emocional que va a
producir su discurso en el jurado que ha de
escucharlo, y el poltico que elabora un
programa calcula igualmente cmo va a ser
acogido por sus electores.
Por ello, Cristo anuncia que el espritu de
Verdad que trabaja en la estancia Ayn nos
comunicar las cosas venideras, y esta forma
de comunicacin, como hemos visto, consistir
en hacrnoslas ver con los sentidos.
Veremos entonces como nuestros sentimientos,
nuestros deseos, son los configuradores de
nuestro futuro humano. En una leccin anterior
(la 37), hemos hablado del poder del deseo y
vimos all como el artista, el novelista, lo
utilizaba para dar vida a personajes ficticios.
Pero ese poder del deseo tambin puede ser
utilizado para transformar la realidad material.

330

Todo puede ser cambiado en nuestra vida -y en

las vidas ajenas- si nuestros sentimientos,
nuestros deseos persisten en cambiarlo, ya que
con ellos moldeamos esa pasta, esa arcilla, ese
barro que da forma a nuestra vida material.
10.- Si esto es as, por qu no podemos, con
los deseos, cambiar las situaciones humanas y
hacer que todo sea segn lo deseamos? La
respuesta est en la estructura misma de la
vida. Hemos visto que para ejercer un deseo,
para dar curso a una intencin, debemos
disponer, en nuestros vacos internos, de la
fuerza espiritual adecuada para que nuestra
Voluntad pueda ser ejercida. Por consiguiente,
el poder de cambiar las cosas con el deseo nos
vendr cuando nuestros vacos internos estn
habitados por los arcngeles de Cristo y ellos no
han de acudir a nosotros antes de que estemos
dispuestos a salir voluntariamente de la
sinagoga del mundo material; es decir, el poder
del deseo nos ser dado para utilizaciones
prcticas cuando ya no sintamos apetencia
alguna por lo que vive y se agita en el mundo
fsico.
Es natural que sea as, porque si dispusiramos
de ese poder anticipadamente, a buen seguro lo
utilizaramos para inclinar las cosas a nuestro
favor. Nada es tan fcil como auto
convencernos de que lo mejor para el mundo es
aquello que tambin es mejor para nosotros.
No sera un bien, para los que estamos
trabajando
en
la
espiritualidad,
que
dispusiramos de imprenta, de amplios locales
para reunirnos, de medios de difusin...? Si los
arcngeles nos armaran de poder para
configurar la realidad segn el deseo, no lo
bamos a utilizar para convencer a algn
financiero de que nos proporcionara esos
medios?
Los de arriba son muy prudentes en la
administracin de ese poder y esperan, para
drnoslo, a que nos encontremos en el Ayn,
excluidos del mundo, sin apetencia alguna de
incidir sobre el desarrollo de los asuntos
humanos. Ellos saben que Pedro expres al
Maestro su vehemente deseo de ir a la crcel y
de morir con l, y, sin embargo, lo neg antes
de que el gallo anunciara la nueva luz. Ellos
esperan a que el gallo cante en nuestras vidas
antes de penetrarnos y comunicarnos el poder
del Deseo.
11.-Cuando estaremos fuera de la sinagoga
material, nos ser dada la posibilidad de
conocer lo venidero y de utilizarlo, del mismo
modo que el ingeniero lo utiliza en la
construccin de su puente. Ese conocimiento
que tiene el ingeniero de los materiales con los
cuales opera, le viene del Amor. Es ese Amor
que Hochmah pone en el mundo que le dice al

ingeniero que aquello va a aguantar y que los

hombres que transiten por ese puente no van a
hundirse con l. Es as como el Amor penetra
en la ciencia y en la tcnica, para guiar hacia la
Verdad a los hombres en las cosas
relacionadas con el mundo material. Pero el
conocimiento de lo venidero, relacionado con la
oleada de vida humana, slo lo obtenemos en el
escenario llamado Ayn.
Entonces, ya fuera del mundo, sin inters
alguno en particular por nuestros propios
asuntos, sin preocupacin ya de que lo nuestro
vaya rpido o vaya lento, sin deseo alguno de
suscitar
amores,
afectos,
simpatas,
adhesiones, el espritu de Verdad arcanglico
nos habitar y dispondremos de poderes para
cambiar las situaciones humanas, en exclusivo
provecho de nuestros semejantes, sin que
nosotros, personalmente, estemos concernidos
por
aquello.
Nuestra
actuacin
ser
desinteresada; no la daremos como el mundo
da, esperando un intercambio, una recompensa
krmica por parte del que resulta favorecido. No
nos lo ataremos a la espalda para que en otra
vida nos revierta el amor que le hemos dado,
sino que lo dejaremos libre de obligaciones le
habremos resuelto el problema y con ello
habremos
acelerado
su
proceso
de
incorporacin al mundo arcanglico. Nuestra
recompensa ser sta: la de haber sido
minsculos motores de la Obra Divina, haciendo
ms prxima la llegada en ese 7 da en que
Dios podr retirarse a descansar.
12.- Si en el proceso natural del despliegue del
ordenamiento divino las cosas suceden as, ello
no excluye que el poder del deseo pueda ser
ejercido antes de tiempo pero en tal caso, se
tratar de una utilizacin perversa, inmadura y
acarrear al interesado terribles consecuencias.
Si la Voluntad es fuerte, si el individuo la ha
ejercido con constancia y dedicacin, puede
obligar a las entidades celestiales a trabajar con
l antes de tiempo. Esa obligacin se debe a
que la Voluntad, siendo un tributo de KetherPadre, sujeta y obliga a todos los poderes del
universo. Toda la Creacin obedece a la
Voluntad, tiene que plegarse ante ella, y nada
es tan grave para un ser humano como
prostituir esa fuerza, desvindola de su objetivo
y convertirla en instrumento a su servicio. Los
que as lo hacen son los magos negros y, tal
como vemos en la Cosmogona de los
Hermanos Mayores, dada a nuestro Hermano
Max Heindel, su recompensa es la prdida
del alma, porque sus Egos rechazan la memoria
de sus experiencias al subir arriba, y al
producirse una corriente de rechazo que
encuentra otra corriente que sube, la cuerda se
rompe y el alma es precipitada a las bajas
regiones del mundo del deseo, donde la fuerza
de repulsin la destruye.

331

As pues, todo el que intenta subyugar a los

dems,
cambiar
su
realidad
humana,
proyectando sobre ellos su Voluntad emotiva,
aunque sea aparentemente para favorecerlos,
es un aprendiz de mago negro. Por ello la
plegaria, dirigida hacia arriba, para que desde
all, con el criterio de las jerarquas de ese
mundo, sea proyectada hacia abajo, es el
instrumento de ayuda ms eficaz que podamos
mover. En la plegaria, si no nos involucramos en
ella, si no la utilizamos como instrumento de
conexin con otra persona, tenemos el ms
formidable medio de ayuda que podamos
ofrecer a nuestros semejantes.
13.- An un poco de tiempo y ya no me veris; y
luego, un poco de tiempo ms, y me veris,
porque voy al Padre. Con esto, algunos de sus
discpulos se dijeron: Qu significa lo que est
diciendo: an un poco de tiempo y no me veris
ms y luego un poco de tiempo y me veris? y
por qu voy al Padre? Se decan pues qu
significa lo que dice: An un poco de tiempo?
No sabemos de lo que habla. (Juan XVI, 16-18)
Cun difcil resulta entender la divinidad, por
muy adelantados que estemos en el camino!
Ya hemos hablado de esa necesidad de que
Cristo desaparezca como instructor externo
para que pueda resucitar en nuestra naturaleza
humana. El rbol crstico empieza por ser
plantado fuera de nuestra vida, tiene que
desarrollarse ante nuestros ojos, suscitar
nuestro inters y dar fruto, un fruto apetecible
que deseemos comer, comerlo todo, con piel y
semillas, para que as pueda arraigar en nuestra
naturaleza y dar fruto, no fuera de nosotros, sino
dentro.
Pero dice Jess que su desaparicin ser
debida a que ha de subir al Padre, y con ello no
hace ms que anunciar un trayecto obligado
que tiene lugar cada vez que se produce una
muerte. Nosotros tambin subimos al PadreEgo cada vez que llegamos al final de un ciclo
de experiencias materiales, y luego volvemos a
reaparecer en el mundo fsico con una nueva
carga de Vida, con un nuevo cmulo de
Voluntad para transformarla en obras.
Cristo, al hacerse hombre en Jess, ha de cubrir
el mismo circuito: subir hasta el Padre y luego,
con una nueva carga de Voluntad creadora,
volver a bajar y, desde el mundo de los
deseos, proyectar su Voluntad-Amor a todos
los hombres para hacer morada en todos ellos,
a fin de tener, no un solo cuerpo como el que
tuvo, el de Jess, sino todos los cuerpos. Es
esto lo que sus discpulos no entendan y que
no puede ser entendido si Cristo habla solo en
el exterior. Ser algo que el espritu de Verdad
explicar cuando se manifieste en la naturaleza
interna.

14.- Jess supo que queran interrogarlo y les

dijo: Os interrogis los unos a los otros sobre lo
que os he dicho: An un poco de tiempo y no
me veris ms, y luego un poco de tiempo y me
veris. En verdad, en verdad os digo que
lloraris y os lamentaris y el mundo se
regocijar; estaris en la tristeza pero vuestra
tristeza se cambiar en alegra. La mujer,
cuando alumbra, est triste, porque su hora ha
venido, pero cuando ha dado luz al nio, no se
acuerda ms de los sufrimientos, a causa de la
alegra que tiene de que un hombre haya nacido
en el mundo. Vosotros tambin estis ahora en
la tristeza, pero os volver a ver y vuestro
corazn se regocijar y nadie os arrebatar la
alegra. En ese da ya no me interrogaris sobre
nada. En verdad, en verdad os digo que lo que
le pidis al Padre, os lo dar en mi nombre.
Pedid y recibiris, a fin de que vuestra dicha sea
perfecta. (Juan XVI, 19-24)
Jess compara aqu el nacimiento del otro
mundo en nosotros a un parto, en el cual la
mujer pasa del extremo sufrimiento a la
suprema alegra, porque de ella ha nacido
realmente un mundo, ese mundo con zodiaco
incluido que todos llevamos a cuestas.
Desde el principio de su ministerio, Jess ha
dicho y repetido que l expresaba la Voluntad
del Padre, y que entre el Padre y l no exista
ninguna diferencia, sino que haba un perfecto
unsono.
Cuando enseo a sus discpulos a rezar, les
ense a dirigir sus splicas al Padre,
pidindole que se hiciera su Voluntad tanto en
el cielo como en la tierra.
Sin embargo, en el gnesis de la Obra Divina,
vemos que Padre e Hijo no siempre andaron
juntos. Vemos que en el 2 da de la Creacin
Hochmah-Hijo se identific con el elemento
Agua y sabemos que ese elemento entr en
combate con el Fuego primordial y amenaz
con apagarlo. En nuestras enseanzas hemos
presentado ese aspecto de la Creacin como
una estrategia y hemos dicho a menudo que
Hochmah se hizo Agua para poder conducir ese
elemento rebelde a la cooperacin. Pero, an
siendo as, la necesidad de ser el enemigo del
Padre qued registrada en la memoria de la
Naturaleza y convertida en etapa obligada por la
que todos tenemos que pasar.
15.- Si la aparicin de Cristo significa que la
Voluntad del Padre y el Amor-Sabidura del Hijo
marchan unidos, antes de que l apareciera
esas dos fuerzas actuaban por separado. Y esa
actuacin separada podemos contemplarla an
hoy en la Tierra, cuando un Sol abrasador lo
seca todo o cuando una lluvia torrencial lo
inunda todo. En esos casos podemos decir que
el Padre se ha manifestado sin el Hijo o que el
Hijo se ha rebelado contra el Padre.

332

En la existencia individual, el conflicto PadreHijo es bien conocido, sobre todo desde que
Freud lo descubriera, y en las mitologas vemos
siempre como el Hijo, ayudado por la madre, se
levanta contra su padre y lo derroca. As
sucedi con Saturno, arrebatando el trono a su
padre Urano, y con Jpiter, haciendo lo mismo
con su padre Saturno. Igual que con los dioses,
sucedera con los hombres, y ah tenemos la
leyenda de Edipo dando muerte a su padre
Laios; la de Paris llevando a Troya la guerra en
la que su padre perdera el trono y la vida.
Ese es un combate que necesariamente
debemos vivir, y los hombres lo viven antes de
que Cristo nazca y muera en sus naturalezas.
En ese perodo de la Vida humana, Voluntad y
Amor son fuerzas disociadas que no solamente
actan independientemente la una de la otra,
sino que a menudo se enfrentan, se combaten,
y de ah que el estado de guerra sea el ms
natural en el hombre.
16.- Por otra parte, Voluntad y Amor son fuerzas
incipientes en nosotros, poco activas antes de la
llegada de Cristo. En efecto, la dinmica de la
Creacin hizo que Binah-Espritu Santo fuera la
fuerza dominante en el 3er da. Ya sabemos que
Binah es la creadora de las formas materiales
tal como hoy las conocemos, y sabemos que
para que esas Formas pudieran existir tuvo que
reducir el voltaje de la luz, interiorizando en ellas
la Voluntad-Amor de Kether-Hochmah.
As fue como para nosotros, los humanos, el
proceso creativo se ha desarrollado al revs de
como se desarroll en el mundo divino, y lo
primero que ha madurado en nosotros ha sido la
inteligencia prctica de Binah-Espritu Santo
luego viene la maduracin del Amor-SabiduraHijo y despus vendr la maduracin del
aspecto Voluntad-Padre.
Mientras el mundo de las formas prevalezca, no
podremos ver esa fuerza llamada Amor en
nosotros mismos y tendremos que buscarla en
el exterior, en la naturaleza, en los dems. Esto
sucede as porque en ese 4 da somos, como
acabamos de decir, un mundo al revs, y el
Amor, en lugar de ser una fuerza externa que
nos metemos dentro y nos convertimos en ella,
es algo que tenemos dentro y que arrojamos
fuera. As, mientras no se produzca el cambio
que Cristo vino a promover, echaremos
nuestras anclas al mundo y el amor ser una
conquista externa. Necesitaremos al otro para
experimentarlo, para que nos lo revele y cuando
el otro se vaya, sentiremos esa tristeza que
los discpulos de Jess sentan cuando su
Maestro les anunci que iba a marcharse.
17.- Cristo vino a liberar el Amor de la
servidumbre a que lo haba sometido Binah,
sacndolo al exterior para que nos recubriera

positivamente como una segunda piel. Para

llevar a cabo esa tarea, tena que descender al
mundo fsico, como Binah lo hizo, y llevar a l el
mensaje de la unidad del Padre con el Hijo, ya
que en Binah las fuerzas divinas se haban
manifestado sobre todo en estado de Discordia.
Binah lleva el registro de la memoria divina y si
en el despliegue de las fuerzas csmicas se
produjo un estado de combate, Binah instituy
ese combate en todas las criaturas que tiene
bajo su dependencia. Luego se produjo la
conciliacin, y Binah la registr, naturalmente, y
la administr igualmente a sus criaturas. En la
Biblia encontramos esa reconciliacin en la
historia del templo de Salomn, construido por
Hiram. Pero una cosa es contar una historia y
otra muy distinta es vivirla. Binah puede
proyectar ante nuestros ojos la pelcula de los
hechos que acaecieron y, efectivamente, de
pelcula sagrada podemos calificar los rituales
de las Escuelas Iniciticas que tratan de esa
conciliacin del Fuego con el Agua, pero slo
los protagonistas pueden hacrnoslos vivir por
dentro. Por ello Cristo tena que descender a
nuestra naturaleza humana y hacernos
comprender lo que ocurre cuenco Padre e Hijo
actan conjuntamente y no disociados.
18.- Al morir fsicamente, su carga de VoluntadAmor se liberara y se establecera en la Tierra
humana atado arriba por sus cuerpos
superiores y atado abajo gracias al cuerpo de
Jess, sera el permanente cordn umbilical por
el que recibiramos el mensaje Voluntad-Amor,
no en su aspecto Significado, que eso ya lo
obtenemos de Binah, sino en su aspecto
Experiencia. Es decir, lo vivimos como la mujer
vive el parto, mientras que Binah nos daba la
visin de ese parto como puede tenerla el
varn, contemplndolo desde fuera y dicindose
que, en efecto, aquello debe doler mucho.
La tristeza de los discpulos, decamos, era la
misma que la del enamorado, del cual su
amado se separa; pero cuando ese parto se
haya producido en nosotros, nos vendr la
perfecta dicha, tal como Jess lo anuncia en
ese punto de la enseanza. Qu ha de
significar para nosotros el estado de Perfecta
Dicha?
19.- Lo entenderemos si hemos vivido
intensamente un amor externo, tal como lo vive
el hombre pre-crstico; si hemos protagonizado
la historia de Romeo y Julieta tal como nos la
relat Shakespeare, o la de Tristn e Isolda, tal
como nos la cont Wagner. El enamorado precrstico
vive
ms
intensamente,
ms
furiosamente en el otro que en s mismo. El otro
se convierte en la parte ms preciosa de su
propio ser, de modo que si el otro se muere, si
el otro se escinde de ese amor, la parte que le

333

queda, la suya, ya no le interesa. Pero ese

estado de dicha no, puede ser perfecto porque,
siendo el objeto de ese amor algo externo a l,
no podr poseerlo jams como l deseara
hacerlo.
La perfecta dicha sobreviene cuando nosotros
mismos somos el objeto de ese amor y, por
consiguiente, no necesitamos buscarlo fuera. En
nuestros estudios de los signos del zodaco
hemos visto que Escorpio representa la estancia
del Amor propio, pero lo hemos estudiado en su
aspecto involutivo, cuando el Amor propio es un
paso obligado hacia el amor de los dems y
ste a su vez un paso hacia el descubrimiento
pleno del mundo material. En ese camino
involutorio, los planetas y los signos giran en
sentido contrario a las manecillas del reloj. Pero
en el camino evolutorio, planetas y signos giran
en el mismo sentido, o sea, de a derecha a
izquierda y no de izquierda derecha. As,
Escorpio, que en la involucin es el signo del
egosmo y la separatividad, en la evolucin es el
signo de la perfecta dicha, indicando el
momento en que nos hemos convertido en
centros irradiantes de Amor divino y de nosotros
se desprende la fecundidad que acompaa al
Fuego y al Agua cuando los dos elementos
trabajan conjuntamente.
Cuando nosotros mismos somos AmorVoluntad, ya no necesitamos aportaciones de
los dems, y de nosotros se desprende el Amor
sin que nos empobrezcamos al darlo, como el
Sol no se empobrece al dar su luz y, como el
Sol no pide a los hombres que le devuelvan el
calor que les da, tampoco nosotros sentiremos
la necesidad de pedir a quienes amamos la
devolucin del Amor que gozosamente les
ofreceremos. La alegra ya no nos ser
arrebatada cuando hayamos alcanzado el
estado de Dicha Perfecta.
20.- Os he dicho esas cosas en parbolas. La
hora viene en que no os hablar ms en
parbolas, sino que os hablar abiertamente del
Padre. En ese da pediris en mi nombre, y no
os digo que yo rogar al Padre por vosotros,
pues el mismo Padre os ama porque vosotros
me habis amado y credo que yo he salido de
Dios. Sal del Padre y vine al mundo; de nuevo
dejo el mundo y me voy al Padre. Dijronle los
discpulos: Ahora hablas claramente y no dices
parbola alguna. Ahora sabemos que conoces
todas las cosas y que no es necesario que te
preguntemos; en esto creemos que has salido
de Dios. (Juan XVI, 25-31)
Para comprender el mundo divino, cuando se
revela por primera vez a nuestra conciencia,
nada mejor que la parbola, la historieta. Del
mismo modo que, como hemos dicho tantas
veces, necesitamos vivir las experiencias en el
mundo material, representndolas mediante
personajes, para poder comprender y asimilar,

tambin necesitamos que la historia divina nos

sea
contada
mediante
historietas.
Comprenderemos mejor que el propsito no se
convierta inmediatamente en acto, si se nos
explica a travs de la historia de un sembrador
que, en su camino, derrama semillas en tierra
dura, despus en lugar pedregoso, y que slo al
final de su trayecto encuentra la buena tierra. Y
entenderemos mejor la naturaleza divina, la del
Dios que revelaba Jess, a travs de la historia
del padre que sale al camino para recibir al hijo
prdigo y manda sacrificar su mejor becerro
para celebrar su retorno.
Pero a medida que nuestra capacidad de
entendimiento se va formando, ya no es
necesario que Cristo utilice las parbolas para
instruirnos, del mismo modo que, como hemos
visto, llega un momento en que no es necesario
que nos ocurran cosas en el mundo material
para comprender internamente lo que el Espritu
de Verdad nos est diciendo. Un da
entenderemos la dinmica de la Creacin sin
necesidad de recurrir a imgenes, como el
estudiante de matemticas superiores no
necesita que haya representaciones grficas en
sus libros, mientras que en las aritmticas de
las clases primarias si las hay.
21.- Tambin vendr un da en que Cristo podr
retirarse del servicio activo, lo mismo que su
llegada supuso la retirada de Jehov.
Jehov-Binah y Cristo-Hochmah son los
intermediarios del Padre, suministrndonos su
Voluntad, uno por la izquierda y el otro por la
derecha. Jehov-Binah nos ense a utilizar
ese formidable poder creador llamado Voluntad,
sujeto a unas reglas, a unas leyes. Sin
embargo, la Voluntad siendo un atributo
superior a toda regla y a toda ley, stas no se
encuentran en condiciones de frenarla o
censurarla, pero si con la Voluntad se violan las
leyes de Binah, aparecen las consecuencias,
que el individuo deber sufrir.
Cristo-Hochmah nos revela el otro rostro del
Padre, el de la Bondad y el Amor, y cuando
nosotros mismos nos hemos convertido en
regia, podemos quebrantar las leyes de Binah,
si lo hacemos en nombre de la Sabidura, de la
Gracia, del Amor. Ya lo vimos al hablar de los
trasplantes de rganos, de las transfusiones de
sangre, prohibidas por las leyes, pero
aceptadas cuando emanan de un decreto de
Amor.
La intermediacin de Cristo ser necesaria
mientras no hayamos comido y asimilado su
sustancia. Despus ya no ser preciso que
ruegue por nosotros al Padre, puesto que
obtendremos su asistencia directamente de l.
Ms tarde, en el 7 da, tambin el Padre se
retirar del servicio activo, cuando nosotros
mismos seamos fbricas de Voluntad y no
simples consumidores de ella.

334

En este punto, todos sus discpulos lo

reconocen como Hijo de Dios. Es en el Ayn
donde se produce el pleno reconocimiento y se
sabe que el que habla es el Hijo de Dios sin
lugar a dudas, ya que en anteriores etapas,
como ya hemos visto, muchos se presentan en
su nombre, pero lo nico que pueden hacer es
inspirarnos versos, pinturas, o mover nuestra
mano para que escribamos preceptos morales
que ya estn en los libros.
Cuando hemos abandonado la sinagoga
mundana, reconocemos al Maestro interno y ya
no es necesario que aprobemos su identidad
cosindolo a preguntas. Sabemos que es l,
que est dentro de nosotros y que ha salido de
Dios. Ya a partir de entonces iremos por el
mundo confiando en su palabra.
Mientras estamos en la sinagoga mundana,
para obtener conocimientos debemos recurrir a
los libros, a lo que est escrito. Al abandonar la
sinagoga, la Verdad aparece en nuestra
naturaleza interna con tanta nitidez y tanta
fuerza, que toda pregunta es innecesaria:
sabemos que aquello que nos viene, viene de
Dios.
22.- He aqu que llega la hora, y ya es llegada,
de que os dispersaris cada uno por su lado y a
mi me dejaris solo; pero no estoy solo, porque
el Padre est conmigo. Esto os lo he dicho para
que tengis paz en m: en el mundo tendris la
tribulacin; pero confiad: yo he vencido al
mundo. (Juan XVI, 32-33)

La soledad del Maestro ha de ser la de sus

discpulos, ya que stos no son ms grandes
que l y han de pasar por las estancias por las
que l pas. Al anunciarles Jess la tribulacin
mundana, les anunciaba al mismo tiempo que
estaran en su paz.
Debe recordarlo el discpulo cuando vea que
todos se dispersan a su alrededor, cuando cada
miembro de su familia tire por su lado y cuando
las personas queridas se alejen de l. Todo ello
forma parte de la dinmica del Ayn y todos
deberemos pasar por esa etapa en que la
sociedad se aleja de nosotros porque hemos
sido excluidos de la sinagoga. Cuando esto
ocurra, debemos recordar que no estamos
solos, que el Padre est con nosotros, que nos
habita su enorme fuerza de Voluntad y que con
ella podremos propulsarnos hacia arriba, hacia
la Tierra de la perfecta dicha. En estos instantes
de desolacin, no busquemos la paz en los
hombres, porque lo nico que obtendremos de
ellos ser la tribulacin. Busqumosla en Jess,
en su enseanza y, del mismo modo que l
venci al mundo, nosotros lo venceremos
tambin. Y en este caso, vencerlo significa no
necesitarlo, ser capaces de prescindir de l.
Vencer el mundo, quedar al margen de su
necesidad, sentir que en nosotros ya no hay el
deseo de lo que el mundo pueda darnos, se
debe ser el objetivo de la hora Ayn, de esa hora
en la que ya no podemos volver hacia atrs, y si
entornamos los ojos hacia el pasado, buscando
los placeres de la alborada, los placeres de las
horas evolutivas juveniles, no encontraremos en
ellas ms que la tribulacin.

Preguntas:
1.- Por qu, en el estado evolutivo descrito en esta leccin, no podemos llevarnos la verdad
completa?
2.- Qu trabajo debemos realizar con los cinco sentidos para poder tornar lo que Cristo dice que es
suyo y que el Padre ha de darnos?
3.- Explica porqu el trnsito del mundo de Jehov al de Cristo es, para nosotros, semejante a un parto.
4.- Cristo es el perfecto ejecutor de la Voluntad del Padre, pero explica porqu las cosas no fueron un
da as
5.- Qu debemos hacer para alcanzar el estado de perfecta dicha?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 41

335

1.- As habl Jess: Elev los ojos al cielo y dijo:

Padre, la hora ha venido. Glorifica a tu hijo
para que tu hijo te glorifique. T le has dado
poder sobre toda carne, a fin de que, lo que t le
has dado, l les d: la vida eterna. Tal es la vida
eterna: penetrarte a ti, el nico y verdadero
Dios, y al que t has enviado, Jesucristo (Juan
XVII, 1-3)
As empieza el captulo XVII del Evangelio de
Juan, el que seala los trabajos de la hora Ph,
los trabajos de la diecisieteava estancia. Es la
hora en que la vista debe ser elevada hacia el
cielo y en que debe iniciarse el dilogo con el
Padre Eterno del Universo. Hemos visto que en
la estancia diecisis, de la que nos ocupamos
en las dos anteriores lecciones, lo que el
discpulo deba levantar eran los Sentidos. Aqu
es la palabra la que debe ser dirigida al eterno
Dios, conservando, claro est, la mirada, y con
ella los dems sentido, proyectada hacia lo Alto.
Permanecer con la mirada levantada, tal es la
premisa esencial en esa etapa del camino.
Antiguamente, cuando los padres sermoneaban
a sus hijos, solan decirles: Procura que jams
deba bajar la vista por ti Tener que bajar la
vista era considerada como la ms grande de
las humillaciones. El hombre digno era el que
poda andar con la mirada alta, y no es
demasiado fcil para el hombre de la ciudad,
encerrado en su coche, emparedado en las
calles entre dos bloques de cemento.
En nuestro itinerario humano, ha de llegar la
hora en que, elevando los ojos al cielo, hemos
de iniciar el dilogo con el Padre, este Padre
Nuestro que est en el cielo.
2.- Jess ense a sus discpulos a establecer
relaciones personales con la divinidad; les
ense que Dios se manifiesta en cada criatura
como un Padre, que convive en nuestra propia
casa humana y, por consiguiente, no es
necesario buscarlo en las manifestaciones
colectivas de carcter racial, ni sus dictmenes
nos vienen a travs de una casta que
supuestamente Dios habra elegido para
comunicarse con el resto de los hombres. Todo
ello fue valedero durante una poca, durante el
mandato de Jehov, el Dios de la izquierda que,
de acuerdo con las reglas de Binah, dividi el
mundo en compartimientos y cre y organiz la
casta sacerdotal para, a travs de ella, llevar los
hombres a la obediencia. La Iglesia Catlica,
como las dems Iglesias, con sus jerarquas,
sus ritos, sus dogmas, constituye una reliquia
del imperio de Jehov. En ella se habla de
Cristo y del Padre, se leen sus Evangelios, pero
su forma de proceder no es la de Cristo, sino la
de Jehov. Es una fuerza mediatizadora,
pretendiendo intermediar entre Dios y el
hombre. Pero cuando Dios aparece en nuestra
conciencia bajo el aspecto de un Padre y

nosotros asumimos el papel del hijo, no cabe

intermediacin alguna. En nuestra sociedad
humana, hay acaso alguien que est ms
prximo al padre que su propio hijo? Si el hijo
necesita algo de su padre, acaso no se lo
pedir directamente? Y el padre, no estar
ms dispuesto a dar lo que el hijo le pide al
mismo hijo, que no si va a pedrselo en su
nombre el cura o una organizacin social?
3.- As pues, hay un momento en nuestro
camino en que es preciso dejar de mirar lo de
abajo, la organizacin social, el orden mundano,
y elevar los ojos al cielo y, con los ojos todos los
dems sentidos. Empieza entonces la
contemplacin del orden divino; ese mundo
divino es como una criatura que nos acaba de
nacer y, tal como hacemos con los nios que
vienen al mundo, tenemos que dirigirle la
palabra, tenemos que establecer relaciones.
Todos los pediatras recomiendan que se le
hable al beb, aunque de momento no sea
capaz de respondernos. De igual modo
debemos hablarle a este Padre que nos acaba
de nacer, aunque l no pueda manifestarse de
una manera comprensible para nosotros.
Debemos expresarle nuestro sometimiento,
decirle que toda nuestra organizacin interna
est a sus rdenes, a su mando.
Una cosa as, una entrega de este tipo, tan
incondicional y amplia, slo puede efectuarse si
este Padre que descubrimos es realmente el
nuestro, el que nos ha generado con sus
semillas. Si este Padre lo fuera tambin,
colectivamente, de todo el vecindario, de toda la
humanidad, ya mejor fuera irse al templo, al
campo de ftbol habilitado para celebrar una
misa colectiva y decirle a ese Padre de todos lo
que tengamos que decirle, conjuntamente, con
todos los dems, recitando la plegaria a la voz
de mando del oficiante.
4.- El Padre Nuestro que est en el cielo, es
conocido, en la terminologa esotrica, con el
nombre de Ego. Los que han seguido estos
estudios ya saben que el Ego forma parte de los
espritus virginales que en el primer da de la
Creacin, exterioriz, diferenci de s mismo el
Padre Csmico, el primer aspecto del Dios de
nuestro sistema solar. Esos espritus virginales,
que eran iguales en un principio, fueron
individualizndose a lo largo del proceso
evolutivo, a medida que los vehculos mortales
que
ellos
crearon
fueron
llevndose
experiencias. Al final de los tiempos volvern a
fundirse en la unidad, cuando las experiencias
del mundo sean un bien comn y todos los
Egos estn penetrados de ellas.
Este Padre nuestro permanece en el cielo, en
los tres mundos de arriba, en los que no tiene

336

vehculo material, mientras nosotros estamos en

los tres mundos de abajo: el fsico, el de deseos
y el del pensamiento. El Ego es autnticamente
nuestro Padre por cuanto, al morir, le
entregamos los tomos-grmenes del cuerpo
fsico-vital, del cuerpo de deseos y del cuerpo
mental, y es el ego quien, con esas semillas,
genera los nuevos cuerpos que han de
permitirnos volver a la vida y cosechar nuevas
experiencias.
Una vez que el Ego nos ha vestido con esos
cuerpos, nos identificamos con ellos y bajamos
la vista, nos olvidamos de nuestro Padre hasta
que, liberados de la rueda zodiacal, saciados de
todo lo que puede ensearnos el mundo,
entramos en las tierras del Ayn y volvemos la
vista hacia el cielo y redescubrimos al Padre, al
autor de nuestros das, y le decirnos: Padre, la
hora ha venido. Glorifica a tu hijo para que, a su
vez, tu hijo te glorifique
El trmino glorificar es vago, es impreciso,
carece de una definicin determinada. Estar en
la gloria, vivir das de gloria, es estar en una
felicidad exaltada, poco comn; estar al margen
de los deseos, de los apetitos, de cualquier
querencia. Al pedirle a nuestro Padre
glorificacin, le pedimos que nos site en ese
estado de plenitud en el que el mundo ya no
puede ejercer sobre nosotros presin alguna.
Cuando esto nos suceda, el Ego-Padre habr
conseguido que sus vehculos fsicos sean sus
perfectos instrumentos y que se refleje en ellos
su voluntad tal como emana de su esencia, sin
captaciones malvolas. Entonces, padre e hijo
siendo uno slo, la gloria del uno ser la gloria
del otro.
5.- Glorifica a tu hijo para que tu hijo te
glorifique, le dice Jess. Es evidente que si el
Padre no nos lleva a su gloria, nosotros no lo
podremos glorificar a l. Esto podemos
compararlo al hombre de negocios que,
teniendo un hijo, lo pone a trabajar en los ms
bajos escalones de su organizacin para que
aprenda a manejar el negocio desde sus ms
nfimos engranajes y luego lo va subiendo a los
puestos de responsabilidad hasta el da en que
le dice: Preprate porque voy a poner el negocio
en tus manos. En ese da el Padre le comunica
todos los secretos de su organizacin, a fin de
que el hijo sepa todo lo que l sabe y se
encuentre en condiciones de llevar el negocio
como l lo lleva. Ser as como el hijo podr
comportarse con los dems negociantes como
su padre se comport, honrndolo en todas las
cosas. En este sentido, podemos decir que el
Padre glorifica al hijo cuando le comunica los
pormenores de su organizacin csmica,
situando as al hijo en condiciones de glorificarlo
a l. El Ph, la puerta diecisiete, es la de
comunicacin directa entre Padre e hijo. El hijo
le dirige la palabra al padre, pidindole gloria y
el padre responde a sus splicas concedindole
esa gloria...

6.- Esa gloria, decamos, consiste en saber. Si

conocemos las particularidades del negocio
divino, ese conocimiento ejercer un poder
sobre toda carne, como lo dice aqu Jess.
Qu podemos entender por el trmino carne
si no es la dinmica natural de la sustancia
fsica, con sus regocijos y sus dolores su
plenitud y su corrupcin? Si el Padre no os
comunica los pormenores del negocio de esta
carne, cmo vamos a saber lo que es
correcto y lo que no lo es? Mientras el hombre
permanezca en la ignorancia de la dinmica
csmica, podremos exigirle responsabilidades
si, al experimentar placer, se dice: esto es lo
bueno y repite una y otra vez el gesto portador
de placer hasta saciarse? Si el Padre lo tiene
abandonado en los ms bajos escalones de su
negocio, podr exigir responsabilidades a ese
hijo suyo revolcndose en el placer del barro?
Es evidente que no, y Jess ya sealara en
otro punto de la enseanza la responsabilidad
que da el conocer las reglas, y sus ltimas
palabras seran para pedir perdn por los que
cometen errores sin saber lo que hacen.
El conocimiento de la mecnica csmica da un
poder sobre la carne, en primer lugar porque se
saben las consecuencias, se establece un nexo
entre el bien y el mal, y se sabe que la aparicin
de las enfermedades y de los reveses tiene una
relacin directa con una determinada forma de
comportarnos, de modo que si modificamos el
comportamiento, las enfermedades y reveses
derivados de l desaparecern. En segundo
lugar, si la carne tiene sus placeres, los dems
componentes de la obra divina lo tienen tambin
y a medida que el individuo va descubriendo
esos componentes, siente el placer de ellos y va
prescindiendo de los otros. Finalmente, cuando
en la hora Ayn, o sea, en la puerta diecisis de
su camino, eleva los ojos al cielo y, con ellos,
los dems sentidos, el mundo fsico deja de
interesarle y ya no siente el placer de nada que
se relacione con la carne.
El Conocimiento da pues un poder sobre la
carne y ese poder viene por la va del amor, por
la va de Hochmah, disfrazado con los ropajes
de Netzah, ya que Netzah-Venus, como hemos
visto en las lecciones anteriores, es el centro
que rige los sentidos y, al levantarlos hacia
arriba, recibimos el placer que sus creadores
han puesto en ellos y ese placer de los superior
nos compensa del placer perdido por lo inferior,
por la carne.
Al elevar lo sentidos hacia arriba, dejando atrs
el mundo de la carne, descubrimos la vida
eterna, dejamos de identificarnos con lo
perecedero y nos adherimos a la sustancia del
Padre. Entonces descubrimos que la vida fsica
es un episodio, una peripecia de la eterna vida y
que eso que denominamos muerte es el simple
abandono, por parte de nuestro Ego, de un

337

instrumento que ya no poda seguir siendo

utilizado. Mientras nuestra conciencia se
identifique con la carne, el Ego, el yo eterno que
hay en nosotros, ser considerado como el
enemigo, y lo odiaremos por oponerse a
nuestros propsitos humanos. Pero cuando la
conciencia adhiere al mundo de arriba, ya no
habr en nosotros dualidad y seremos uno con
nuestro Ego, uno con el Padre.
Vemos as que Jess solicita, en este punto de
la enseanza, plenos poderes al Padre para
que, a su vez, l pueda transmitrnoslos a
nosotros, y ello ha de conducirnos, dice, a la
vida eterna, que consiste en penetrar en el
Padre y en su enviado, Jesucristo. Esa solicitud
tiene lugar en la puerta Ph, la diecisiete. El hijo
le pide al Padre la sucesin. Hasta ese
momento, los bienes del Padre han sido
administrados por Jehov, el celoso tutor. La
hora ha llegado de que el Padre los ponga en
manos del hijo, para que ste, a su vez, los
transmita al mundo.
Esta transmisin de poderes se efecta en cada
una de las etapas de la Creacin y es una mera
recapitulacin de lo que sucedi en el segundo
da de la Creacin, cuando el primer aspecto de
la divinidad, llamado Padre, se retiro para ceder
el protagonismo al segundo aspecto, llamado
hijo.
8.- Esto lo vemos reflejado en los puntos
siguientes del Evangelio de Juan, en los que
Jess dice: Yo te he glorificado sobre la tierra,
he terminado la obra que me encomendaste
realizar. Ahora t, Padre, glorifcame respecto a
ti, con la gloria que tuve cerca de ti antes de que
el universo existiese (Juan XVII, 4-5)
Jess le pide al Padre que lo restablezca en una
relacin que ya existi antao: la misma relacin
que Padre e Hijo tuvieron antes de que el
universo existiera, dice, o sea, antes de que el
sistema solar que el Padre cre tuviese la forma
que ahora tiene. En efecto es en este cuarto da
de la Creacin, y en esa cuarta revolucin en la
que estamos, que apareci por primera vez la
materia fsica tal como la conocemos. En los
tres das anteriores en el universo no haba
mundos materiales, ni planetas separados de la
nebulosa central.
En la cosmogona de los hermanos mayores ya
hemos visto que el programa de la Creacin se
desarrolla en siete das, en cada uno de los
cuales tienen lugar siete revoluciones y, a su
vez, en cada tina de estas hay siete rondas. En
cada uno de los das, revoluciones y rondas
tienen lugar trabajos de recapitulacin de lo
pasado, y de anticipacin del porvenir. As
tendremos que en la cuarta revolucin del
cuarto da en que estamos viviendo, se
recapitularon los trabajos de Kether en la
primera ronda; los trabajos de Hochmah en la
segunda ronda; los trabajos de Binah en la

tercera ronda; los trabajos de Hesed en la

cuarta ronda, y fue en esa cuarta ronda que le
fue dada al hombre la conciencia de s mismo,
es decir, recibi el cuerpo del pensamiento. En
esos cuatro periodos, Dios complet su
Creacin en lo que a la oleada de vida humana
se refiere, y en los tres periodos siguientes la
divinidad realizara trabajos de penetracin en el
interior del hombre para elevarlo a la altura del
trono del Padre. En las cuatro primeras rondas,
Dios haba descendido hasta el hombre; en las
tres siguientes el hombre subira hasta l.
9.- En el punto en que nos encontramos Cristo
ha terminado los trabajos que le encomendar
el Padre y le pide la glorificacin que ya tuvo
antes de que el mundo fuera, o sea, tal como
hemos explicado, le pide que en esta nueva
manifestacin de la dinmica divina, le d
poderes para revelar los misterios del universo
del padre, como ya los revel en etapas
anteriores y, muy principalmente, en el segundo
da de la Creacin en que Hochmah-Hijo recibi
por primera vez del Padre plenos poderes para
conducir el negocio de su universo.
Los misterios del Padre son, como ya queda
consignado, los misterios de la Voluntad, es
decir, la ciencia de la formacin de las semillas
que han de permitir engendrar todas las cosas.
En efecto, Cristo necesita esa comunicacin por
parte del Padre porque con sus solos recursos
no puede llevar al hombre a las tareas
creadoras. Los servicios de Binah-Jehov le
permiten al hombre comprender la dinmica de
la Creacin. Hochmah permite al hombre
contemplar la obra divina, cuando eleva los ojos
al cielo, como Cristo lo hace en esa puerta. Con
la contemplacin y la inteligencia de Binah, el
hombre puede imitar los procesos creativos y
construir artefactos a la imagen y semejanza de
lo instituido arriba. Lo que no puede hacer es
crear l mismo, formar en s la semilla de
nuevas cosas, ya que en la generacin de seres
humanos, l es un simple transmisor, un
intermediario, a igual ttulo que las bestias, y
nada cambia el hecho de que se obtengan en
los laboratorios nios-probeta, gracias a la
simple reproduccin del proceso generativo. Al
hombre le falta la ciencia del Padre, y la ciencia
del hijo constituye el camino hacia ella. Es en la
puerta Ph que la ciencia del padre y la del Hijo
entran en conexin.
10.- En la puerta Ph el hombre recibe la
Palabra Creadora, la palabra en la que se
encuentran unidas la Voluntad Creadora de
Kether y la fertilidad de Hochmah. O sea, el
hombre recibe en esa puerta la prerrogativa de
conjurar a los Serafines y a los Querubines,
fuerzas que trabajan en la Voluntad Creadora y

338

en el Amor que da vida a todas las cosas, para

que acten a sus rdenes.
Con esto comprenderemos mejor lo que puede
significar eso, ya comentado, de tener poder
sobre toda carne, que Cristo le pide al Padre
para nosotros: es el poder para ejercer un
mando sobre todo lo cristalizado, lo
materializado, lo que se ha convertido en
situacin esttica. El hombre que ha alcanzado
ese punto en el camino podr transformar todas
las cosas con la fuerza de su razn, expresada
mediante la palabra. Es decir, su palabra, en la
que estarn presentes Serafines y los
Querubines, generar, en quienes la escuchan,
nuevas semillas, las cuales llevarn consigo,
por as decirlo, su propia tierra, en las que
arraigar y florecer -la tierra divina facilitada por
los Querubines- y como en las alturas las
jerarquas no necesitan tiempo para elaborar
sus frutos, esa transformacin ser instantnea,
sbita y sorprendente.
Entonces veremos como se opera en nosotros
una transformacin maravillosa; veremos como
nuestra carne abandona su dependencia del
mundo material y pasa a ser regulada por
Kether-Hochmah; veremos como nos alejamos
de Binah y de sus conglomerados, como los
desrdenes internos desaparecen y como
atravesamos el gran torrente de Hochmah, que
derrama sobre nosotros las aguas de la Eterna
Juventud, Al otro lado, de esa cascada divina,
penetramos en los dominios del Padre, en la
Eterna Vida, y ya no perderemos la conciencia
de esa Vida, habremos vencido a la muerte.
Todas esas maravillas, que primero han de
suceder en nosotros, las derramaremos un da
sobre los dems y ellos a su vez, al escuchar
nuestra palabra, revivirn, se rejuvenecern,
recobrarn la salud y encontrarn en ellos
mismos la manera de salir de las situaciones
estacionarias y viciosas en que se encuentran,
para penetrar en la eterna vida.
11.- El Ph o estancia diecisiete es una en que
la Fuerza Crstica se muestra ms activa, ya
que, como hemos visto, en ella se efecta el
relevo de las fuerzas que actan en nosotros, y
mientras Jehov retira sus coros de ngeles, los
espacios vacos son ocupados por los
arcngeles de Cristo. Y si los ngeles se van,
porque ya no tienen nada que hacer en
nosotros, con mayor razn nos habremos
liberado de los luciferianos, que pertenecen a la
oleada de vida anglica.
Los arcngeles que actan en la esfera de Hod
eran humanos en el segundo da de la
Creacin, cuando Hochmah tom el mando del
universo. No se tiene noticia de que en su
generacin se produjeran divisiones. Sabemos
que el conflicto empieza con Binah y que la
rebelin tuvo lugar en las criaturas bajo su
mando, los ngeles.

En la enseanza de los hermanos mayores se

nos dice que Cristo era el iniciado supremo del
segundo da de la Creacin y ello ha inducido a
pensar a muchos estudiantes que Cristo es un
arcngel, o sea, que pertenece a su linaje. Esto
no es as. En ese segundo da los arcngeles
eran humanos, mientras que la oleada de vida a
que Cristo pertenece era la que diriga los
trabajos en ese 2 da. Cristo pertenece pues al
linaje de los Querubines, es uno de ellos, y su
sede es Hochmah, a la diestra del Padre, el cual
le dio gloria antes de que el mundo existiera.
Pero hay una particular relacin entre los
arcngeles y los Querubines de Cristo, puesto
que, como vemos en el rbol Cabalstico, Hod
es el segundo Sfira del Mundo de Formacin,
como Hochmah lo es en el Mundo de
Emanaciones. Ya hemos dicho alguna vez que
todo lo que es nmero dos en cualquier
dominio, se encuentra bajo la regencia del
nmero dos primordial. As diremos que Hod es
la plaza fuerte de Hochmah en el mundo de
Formacin, aunque en el esquema organizativo
se encuentre situado en la columna de la
izquierda, sometida a Binah.
12.- Esta situacin de Hod, siendo instrumento
de Hochmah, pero bajo el mando de Binah, nos
la encontramos descrita en la Biblia en trminos
anecdticos. Vemos as que la Tierra Prometida
al Pueblo Elegido estaba ocupada por los
cananeos, los descendientes de Cam, el hijo
perverso de No. Esa Tierra prometida puede
compararse a Hod, que es el habitculo natural
de los elegidos para iniciar una nueva etapa
evolutiva. Pero la tierra de Hod se encuentra
ocupada por un pueblo perverso que deber ser
desalojado por la fuerza.
Conviene precisar que Binah y su columna no
representan en s mismos una perversin, y
todo lo que hemos expuesto sobre este tema a
lo
largo
de
esta
enseanza
aclara
suficientemente este punto, pero cuando Binah
nos ha dado todo lo que puede dar de s, el
permanecer en su esfera supone eternizarse en
algo cuyo filn se ha agotado y es esto lo
perverso,
ese
estancamiento,
ese
encadenamiento
a
lo
que
debe
ser
sobrepasado.
Si esa dinmica la llevamos a nuestra estructura
interna, diremos que la funcin el pensamiento
(Hod) debe ser dirigida, ejercida, por Hochmah,
y hacia Hochmah debe ir la memoria de las
experiencias vividas. Pero nuestro pensamiento
se encuentra bajo el dominio de Binah, y por su
columna descienden las rdenes de nuestro
Ego y por ella sube la memoria de lo vivido.
13.- Para poner fin a esa ocupacin, Cristo
descendi de las alturas de Hochmah por el
canal que conduce a Tiphereth, el centro que

339

rige la conciencia del hombre y desde el cual el

Ego expresa su voluntad. Tambin ese centro
se encontraba en poder de Binah y Cristo tuvo
que luchar para instalarse en l. Esas luchas
nos son descritas en el captulo 6 y 15 de Juan.
En el primero vemos como Jess multiplica los
panes y los peces para alimentar a los que le
siguen a la montaa, y mientras unos continan
a su lado, otros prefieren el pan de Moiss, el
que cay del cielo en el desierto, o sea, el de
Binah. En el captulo 15, Jess concede a sus
discpulos el ttulo de amigo y el estudiante
puede meditar sobre esos trabajos releyendo
las lecciones correspondientes a tales captulos.
En nuestra estructura interna, Tiphereth rige el
corazn y en l encontramos las huellas de esa
lucha y vemos que siendo un msculo
involuntario, sujeto a las normas de Binah, tiene
estras transversales, como las tienen los
msculos voluntarios. Cuando el corazn sea un
msculo voluntario, bajo el domino de Cristo
Hochmah, nos dice Max Heindel en su
Cosmogona, tendr el poder de impedir la
circulacin de la sangre hacia las partes del
cerebro consagradas a pensamientos egostas,
de modo que al no recibir su flujo de sangre,
esas partes se atrofiarn, mientras aumenta el
flujo sanguneo hacia las partes cerebrales
consagradas al altruismo.
Vemos as de que forma Cristo-Hochmah,
despus de aduearse de Tiphereth, despus
de haber levantado los sentidos en Netzah,
penetrar en Hod para desalojar las huestes de
Binah, los cananeos, y ocupar su tierra.
Los arcngeles son su gente en ese centro.
Bajo su direccin construyeron nuestro cuerpo
de deseos en el segundo da de la Creacin,
pero no podan ejercer su mandato sobre este
cuerpo elaborado por ellos porque un tirano
rega en sus tierras y se encontraban como
extranjeros en ellas. Cuando Cristo baja a Hod,
los restablece en sus funciones y los ngeles de
Jehov son rechazados hacia Yesod, su plaza
fuerte. Los arcngeles nos ensean la ciencia
del Amor, la querubinesca de Hochmah y por su
intermediacin recibimos los poderes de los
Serafines y Querubines, de cuyos efectos sobre
nosotros ya hemos hablado.
14.- He manifestado tu nombre a los hombres
que de este mundo me has dado, prosigue
Jess. Tuyos eran y t me los diste viene de ti,
porque yo les he comunicado las palabras que
tu diste viene de ti, porque yo les he
comunicado las palabras que tu me diste, y ellos
ahora
las
recibieron
y
conocieron
verdaderamente que yo sal de ti, y creyeron
que t me has enviado. Yo ruego por ellos; no
ruego por el mundo, sino por los que t me
diste; porque son tuyos, y todo lo mo es tuyo, y
lo tuyo, mo, y yo he sido glorificado en ellos. Yo
ya no estoy en el mundo; pero ellos estn en el
mundo, mientras yo voy a ti, Padre Santo,
guarda en tu nombre a estos que me has dado

para que sean uno con nosotros (Juan XVII, 611)

Cuanta ciencia en tan pocas palabras!
Necesitaramos un volumen entero para
desvelar lo que se oculta en ellas, si nuestros
estudiantes no hubiesen ledo ya la
Cosmogona dada por los hermanos mayores a
nuestro hermano Max Heindel, as como
nuestros propios escritos. Recordemos pues tan
slo que nuestra oleada de vida es una
Creacin genuina del Padre, que somos el
primor del primer da de la Creacin, puesto que
las dems oleadas de vida, o bien son
anteriores a ese primer da, producto de una
anterior Manifestacin, o bien son posteriores y,
por consiguiente, creadas por los subordinados
de Kether-Padre. Nosotros somos suyos en el
sentido pleno de la palabra, puesto que suya es
la esencia que compone nuestros Egos, los
antiguos espritus virginales.
Pero he aqu que la Creacin sigui su
dinmica; otras fuerzas entraron en funciones y
cada una utiliz a las criaturas del Padre para
sus experiencias personales. Vino la inevitable
corrupcin y estos corruptos nos utilizaron, nos
manipularon y convirtieron en instrumentos de
su purificacin, captando nuestra voluntad, ese
don que el Padre ha puesto en nosotros,
comprometindose a que nunca nos faltara,
captndola, decamos, en su propio provecho.
As, prostituidos, violados, ultrajados, el Padre
ha tenido que esperar a que su Hijo, en el
proceso natural de manifestacin de las fuerzas
csmicas, estuviera en el Momento de su
actuacin estelar, en condiciones de dar su
Sacrificio consentido, de acuerdo con la ley que
Binah estableci y que el Padre no puede
levantar.
15.- Cristo baj y encontr una humanidad que
hasta el nombre de su Creador haba olvidado y
adoraban la divinidad bajo su aspecto terrible, al
dios del talin, del castigo, de los sacrificios y
penas. Cristo se encarn en Jess para
recordar a los hombres el nombre del Padre,
para hablarles de su bondad, de su amor, de su
capacidad de perdn y de olvido de las ofensas.
Vino a decirles que el tiempo de las penalidades
no era eterno, que un da el trabajo no les
producir sudor y que los frutos surgiran de su
naturaleza sin esfuerzo.
Vino a dar del Padre el testimonio ms ntimo,
ms prximo, restituyndoles su verdadero
rostro, oculto en las caretas de los mltiples
Sfiras, ellos mismos penetrados de la
sustancia de todos los dems. Cristo vino para
purificar las aguas turbias de los sentimientos
humanos y levantar los deseos del hombre,
para que pudieran ser sumisos a la voluntad del
Padre. Sin l, el hombre no poda ir al Padre por
el camino adecuado, y los que penetraban en
l, lo hacan por la va del rigor, por su terrible

340

costado izquierdo, suscitando la salida del

mismo rigor por el que haban ascendido, y
llevando al mundo terribles mensajes de
destruccin y de catstrofes.
Ahora, con las enseanzas que se desvelan
cuando entramos en conexin con Cristo,
conocemos el otro lado del Padre y sabemos
que el mundo que nos espera es un mundo de
bondad, de belleza, de suprema y eterna
armona, en el que estaremos en todos, como
los racimos de una granada, solidarios,
cmplices, coparticipes de todo lo que se haga y
diga en la humanidad.
16.- Ahora saben que todo cuanto me diste
viene de ti, dice Jess, y acaba esos puntos de
la enseanza con la ms sublime de las
plegarias: Padre Santo, guarda en tu Nombre
a estos que me has dado, para que sean uno
con nosotros!
Ser Uno, como ellos son, ese es el supremo
objetivo. El sentimiento de la unidad es lo ms
difcil de realizar. El hombre lo va entendiendo,
su razn le dice que todos somos unos, que
todos procedemos de la misma fuente. Pero
entenderlo no significa vivirlo. Se entiende que
somos hermanos y se inscribe esta verdad en
una bandera: Igualdad, libertad, fraternidad. Ah
queda y, una vez inscrito, cada uno por su lado,
y que no nos venga nadie con la pretensin de
compartir nuestra mesa, nuestro techo, nuestras
posesiones. Hasta la misma familia molesta
cuando viene para pasar unos das juntos.
Mientras el entendimiento de la unidad no sea
vivido, todas las proclamaciones de fraternidad
sern palabra muerta.
El descubrimiento de la unidad empieza por
arriba, porque all existe esa unidad y slo nos
cabe reconocerla. Nuestro trabajo humano
consiste en descubrir ese nuevo mundo que es
el del pensamiento del Ego, de nuestra divinidad
interna. All todo es compartido, nada puede ser
reservado como propiedad personal. El
contenido experimental de un Ego est a la
disposicin de los dems Egos y no hay
secretos, no hay misterios que descubrir. Por
qu, entonces, la manifestacin de cada Ego en
los mundos materiales es distinta en grados y
calidad? La respuesta es: porque los tomosgrmenes que cada Ego contiene, son distintos
en sus potencialidades y, por consiguiente,
cuando los suelta, al descender hacia una
nueva encarnacin, en el mundo del
pensamiento, del deseo y el fsico, ello da lugar
a cuerpos de calidad diferente.
17.- Si reconocemos la Unidad Primordial del
mundo del cual emanamos, si Kether-Padre nos
guarda en su nombre, si establece en nosotros
memoria de l, toda la peripecia de la vida la
veremos como un viaje que necesariamente

hemos de efectuar y en el que jugamos a estar

separados, jugamos a ser los adversarios unos
de otros, los que se aman, o se matan, o se
odian, para reencontrarnos despus de la
unidad.
Todo lo que vivi Hochmah-Hijo en el segundo
da de la Creacin, tenemos que vivirlo
nosotros. Y as nuestros sentimientos agua se
levantarn en furiosa lucha contra el designio
del Ego, y la razn humana, al servicio de esta
agua rebelde, captar la voluntad del Ego para
instituir ese mundo que los sentimientos
pretenden levantar. Pero a medida que la razn
se fortalece en el servicio de los deseos, se
hace penetrable al pensamiento del Ego y
acaba abandonado a su seor del deseo para
entrar al servicio de la divinidad. Es el primer
paso hacia la revolucin que se producir
despus cuando Hochmah-Hijo domine el agua
rebelde y reconduzca los sentimientos hacia el
Padre. Entonces somos todos unos, como ellos,
Padre e Hijo lo son.
18.- En el despliegue de la civilizacin, vemos
que el hombre primitivo tena ese sentido de
unidad y se senta una parte integrante de la
tribu, hasta el punto de que, si era separado de
ella, ya no le interesaba la vida, y se dejaba
morir o se daba muerte, porque la muerte era la
consecuencia natural de su exclusin.
Al involucionar, su sentido de la unidad
desapareci, y ya slo fue capaz de reconocer
esa unidad en la familia. En la constitucin de la
pareja encontramos los trabajos de retorno a la
unidad. En la lengua catalana, que como todo
idioma arcaico, posee trazos que permiten
seguir el proceso natural de las cosas, hay un
trmino que utilizaban los novios en la primera
fase de sus relaciones. Cuando les preguntaban
por el estado de esas relaciones, respondan:
Enraonem Esto es, razonamos en comn,
estamos unificando nuestras mentes para ver si
podemos seguir adelante con ese proceso de
unificacin, o si nuestras razones volvern a
separarse. Razonar en comn, con-razonar, es
el primer paso hacia la unidad despus de la
tempestad producida por las aguas en el mundo
de los sentimientos. Si se consigue el
entendimiento con la razn, viene la etapa del
enamoramiento, de la fusin de los
sentimientos. En esta fase, Cristo-Hijo realiza
una labor unificadora. La pareja se convierte en
uno, en una misma carne, una misma razn,
unos mismos sentimientos, una misma alma.
El camino seguido por la pareja es el que
seguir un da la sociedad entera, y despus de
ver que las razones de todos son convergentes,
pasaremos al enamoramiento de todos y todos
seremos una misma carne. Ya no sentiremos
nuestra dependencia a un grupo, como el
salvaje se siente dependiente de su tribu, sino
que nos sentiremos miembros entroncados a la

341

humanidad entera, y solidarios de lo que pueda

suceder en otra parte de ese cuerpo humano.
En ese retorno a la unidad siempre se producen
atascos, regresiones a etapas superadas, y as
vemos como pueblos que las circunstancias
haban unido durante siglos, se separan, se
escinden, se independizan, huyen del
Nombre del Padre para buscar refugio en la
diversidad, la pluralidad.
19.- Cuando Cristo ha realizado su obra en
nosotros, todas las fuerzas que trabajan en el
domino de lo mltiple, se ven expulsadas de
nuestro organismo y slo subsisten las que
trabajan en lo unitario. Por ello Jess puede
decirle al Padre: He manifestado tu Nombre a
los hombres, o sea, ha puesto de manifiesto en
nosotros que el universo es la consecuencia de
una Voluntad nica que ha ido gestando y
generando todas las cosas. La primera
manifestacin de esa Voluntad, fue el AmorSabidura, y ste es su hijo nico y Verdadero.
Todo lo dems son hijos de la necesidad, de las
circunstancias por las que pas la Creacin de
sus mltiples fases y facetas; hijos producidos
por esa plyade de mujeres adlteras que
aparecen en el relato bblico y en todas las
revelaciones
mitolgicas,
y
que
son
representaciones del alma, en sus diversos
estados, que capta la semilla primordial de la
voluntad del Padre para dar vida a Formas
Bastardas, en las que esa voluntad no se
manifiesta plenamente, sino que es suscitada
por la Perversin.
20.- En efecto, la Voluntad, atributo del Padre,
es una fuerza eternamente disponible para dar
vida a todo aquello para lo cual esa voluntad es
suscitada, captada. Todo cuanto existe en el
universo ha sido elaborado con esa voluntad
primordial, y ha vivido y est viviendo gracias a
ella. La voluntad es el don del Padre, es el
eterno tesoro que pone a la disposicin de sus
hijos, para que stos puedan generar y
enriquecerse con los frutos que esa voluntad les
d.
Pero esa voluntad, al ser expresada por
mediacin de sus criaturas ya no es la voluntad
primordial, y los frutos que se obtienen de ella
ya no pueden ser considerados como legtimos.
Son subproductos, hijos de la adulteracin, de la
prostitucin de la fuerza primordial. Esta
dinmica fue recogida en las primitivas leyes
mosaicas, estableciendo la diferencia entre los
hijos legtimos y los aduciremos. Los primeros
son los engendrados por un hombre y una mujer
que han realizado juntos los trabajos previos de
aproximacin,
que
han
razonado
conjuntamente, han unificado sus cuerpos de
deseos y se han convertido en una sola carne y
una sola alma. Realizada la perfecta unidad

espiritual, la voluntad del Padre es captada por

la Tierra-mujer virginizada y el fruto que aparece
de esa unin el Legtimo, o sea, es depositario
de esa voluntad primordial n su estado pleno.
Por el contrario, cuando el hijo es producido por
una pareja que no ha realizado los trabajos de
unificacin, la voluntad que se transmite al fruto
es Adulterada, no es esa voluntad primordial o
plena, sino la Prostituida, la que no da derecho
a herencia alguna.
21.- Al generar nuestros hijos deberamos
reflexionar sobre lo expuesto en esos puntos de
la Enseanza. Cada vez que realizamos un
gesto, el proceso de la Creacin recomienza
desde su estadio primordial, o sea, que, por
degradada que sea nuestra condicin humana,
al iniciar algo, por pequeo que sea este acto
de iniciacin ponemos en marcha una dinmica
csmica que nos retrotrae al principio y somos
de algn modo ese principio. El hombre que
inicia, que pone en marcha cosas, que se
sacude de encima la rutina y decide utilizar su
potencial creador, este hombre, por el slo
hecho de hacerlo, se purifica, se virginiza, se
regenera, porque se pone en el punto ms
elevado posible, que es el del comienzo.
Muchos son los que buscan en la doctrina
esotrica la razn de sus vidas, porque han
perdido el hilo y no saben lo que deben hacer
para encontrar de nuevo el sentido de las
cosas. A estos que lo buscan hemos de
decirles: Comenzad. Comenzad cualquier cosa,
lo que tengis ms a mano, lo que dominis
mejor. Comenzad una labor y en ella
encontraris la purificacin que vuestra alma
necesita y, al mismo tiempo, el sentido de las
cosas.
En el momento de engendrar una criatura, le
transmitiremos la parte de voluntad activa en
nosotros en aquel instante. O bien le daremos al
hijo que va a nacernos el nombre del Padre, tal
como nos lo revel Jess, o le trasmitiremos
una voluntad prostituida y degradada. Todo
depender de si engendramos movidos por la
pasin y sin pensar ni tan siquiera que aquel
sea un acto generador, buscando la parte de
placer
inherente
a
toda
Creacin
y
despreciando la creacin misma, o bien si
realizamos el acto de la generacin conscientes
de lo que estamos haciendo, con el deseo de
participar en la propagacin de la obra divina.
22.- Segn el estado en que se encuentra
nuestra voluntad creadora en el momento de
engendrar, los ngeles del destino podrn
utilizar el tomo-germen de un Ego avanzado o
de uno de bajo nivel experimental. O sea,
nuestra actitud en ese momento puede permitir
la aparicin en el mundo de un ser de gran
elevacin o dar vida a uno que marcha con el

342

pelotn. Es decir, podemos hacer que la marcha

del mundo se acelere, gracias a las huellas que
dejar en l nuestro hijo, o que nada se mueva
con uno ms sobre la corteza de la tierra. Los.
degradados, los prostituidos, los que caminan
encorvados con la mirada baja, pueden ser los
promotores de ese parto sublime si en el
momento de engendrar, o sea, en el momento
de situarse en el comienzo de un ciclo creador,
son capaces de elevarse a la altura de la
sublimidad del momento.
Aadamos sobre este punto, mucho ms
importante y trascendente de lo que a primera
vista pudiera parecer, que el momento de
engendrar sin pasin se sita al amanecer. Es

entonces cuando la voluntad de Kether-Padre

se manifiesta plenamente, en toda su pureza,
para poner en marcha el motor del universo que
se ha parado durante las horas nocturnas. En
ese momento de la jornada el falo de los
varones se encuentra en ereccin y ningn
sexlogo se ha explicado el fenmeno. Es as
para que esa voluntad divina pueda transmitirse
dando luz a un nuevo ser, sin necesidad de
recurrir a la pasin. A esa hora de la jornada las
parejas pueden engendrar un cuerpo que ser
habitado por un gran ser que derramar su luz
al mundo.

Preguntas:
1.- Qu puede significar exactamente pedirle Gloria al Padre?
2.- Qu es lo que nos dar poder sobre toda carne?
3.- Qu debemos entender cuando Cristo le dice al Padre que l le dio gloria antes de que el mundo
existiera?
4.- Qu significa exactamente eso que le dice Cristo al Padre refirindose a nosotros: tuyos eran, y
por qu, si ramos de l, se hizo necesario que Cristo nos manifestara su Nombre?
5.- Qu trabajos debemos realizar para ser uno, como ellos, Padre e Hijo son Uno?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 42

1.- Prosigamos la interpretacin esotrica del

Evangelio de Juan en el punto en que qued
interrumpido en la leccin anterior: Mientras yo
estaba con ellos, prosigue Jess dirigindose al
Padre, yo conservaba en tu nombre a estos que
me has dado, y los guard, y ninguno de ellos
pereci, sino es el hijo de la perdicin, para que
la Escritura se cumpliese. Pero ahora yo vengo
a ti, y as lo digo al mundo para que tengan su
gozo cumplido en s mismos. Yo les he dado tu
palabra, y el mundo los aborreci porque no
eran del mundo, como yo no soy del mundo. No
intercedo cerca de ti para que los saques del
mundo, sino para que los guardes del maligno.
Ellos no son del mundo, como no soy del mundo
yo. Santifcalos en la verdad, pues tu palabra es
verdad. Como t me enviaste al mundo, as los
envo a ellos al mundo, y yo por ellos me
sacrifico, a fin de que ellos sean tambin
santificados en la verdad. (Juan XVII, 12-19)
Jess parece repetir conceptos a lo largo de su
enseanza, pero cada una de sus reiteraciones
equivale a un nuevo lazo en la espiral que nos

conduce a la liberacin. En cada una de las

veintids estancias de nuestro ciclo evolutivo se
reproducirn las condiciones que hemos
atravesado en el ciclo anterior y el impulso
crstico aparecer en el exterior, desvelndose
el camino que conduce al Padre; luego este
Cristo externo se ir y nos quedaremos solos en
el mundo para, ms tarde, encontrarnos a Cristo
en nuestra propia carne y en nuestra sangre,
como instrumentador de nuestros gestos.
En cada etapa de nuestro camino recorremos
un trecho durante el cual somos guardados,
disponemos de un servicio de guardaespaldas,
por decirlo as, pero, inevitablemente, llegar el
momento en que nuestros guardianes se
retirarn y quedaremos a merced del Mundo.
De un mundo que nos aborrece porque
constituimos
una
amenaza
para
l,
personificamos el odio, esa fuerza que destruye
ineluctablemente lo que encuentra en la
terminal de la otra polaridad: aquello que el
mundo ama. Abandonados de la mano que nos
conduca, convertidos en receptculos del odio

343

del mundo, fuerte es la tentacin de volver a

integrarnos a l. Esa soledad respecto a los de
arriba y respecto a los de abajo, constituye uno
de los ms angustiosos trances que nos depara
cada etapa del camino. Y cuanto ms elevados
estemos en esa montaa, mayor ser la
sensacin de soledad y ms fuertes los deseos
de volver al amor del mundo, de ese mundo que
aparece magnificado en la nostalgia, como
ocurre con las cosas que hemos tenido y que ya
no tenemos.
2.- Jehov nos puso tres guardianes, del linaje
de los ngeles, cuyos nombres y atributos ya
conocen nuestros estudiantes. Cristo, al irrumpir
en nuestra vida, procede al relevo de la guardia
y los ngeles se van para dejar el puesto a los
arcngeles, que actan bajo el mismo nombre y
con igual programa. Lo nico que difiere es el
mtodo de enseanza.
En el proceso de actuacin de las fuerzas
espirituales en nosotros, hay una fase
inconsciente; una segunda fase pre-consciente;
una tercera fase consciente y una cuarta fase
de conciencia plena y supraconciencia. En la
primera y segunda fase, ellos intervienen en
nuestras vidas con el mximo vigor posible,
procurando que se cumplan los programas
establecidos por el Ego, del que reciben
mandato y permiso para actuar. Es entonces
cuando los coros anglicos crean las
circunstancias y nos hacen ver lo que debemos
hacer. En esas condiciones, vamos por la vida
como teledirigidos por ellos.
En la fase de toma de conciencia de las
realidades espirituales, y de conciencia plena,
esas fuerzas son menos activas y esperan a
que
las
llamemos
para
actuar.
Sus
personalidades han sido descubiertas y, por
consiguiente, estamos en condiciones de
utilizarlas y ya no es necesario que intervengan
a nuestras expensas. La personalidad mortal
tiene derecho a administrar su vida segn su
criterio, y es por ello que los Guardianes
esperan nuestra llamada. Si los llamamos, ellos
tienen la obligacin de acudir al trabajo, de
acuerdo con la norma de pedid y se os dar.
3.- En la quinta fase ellos se retiran y dejan que
nos las arreglemos solos.
No existe un plazo de tiempo para pasar de una
fase a otra, ya que todo depende del trabajo
humano, de la lentitud o aceleracin que demos
a nuestra marcha, pero tampoco puede decirse
que dispongamos de un tiempo ilimitado para
recorrer cada una de estas etapas. El plazo de
que disponemos depender de la velocidad de
crucero de nuestros compaeros de ruta. Si
ellos aceleran, nos veremos obligados a seguir
su ritmo. Si no lo conseguimos, tendremos que
cambiar de pelotn; si en el nuevo pelotn nos

quedamos atrs, iremos al que viene a nuestras

espaldas,
y
as
sucesivamente
hasta
encontrarnos en la cola. Y si all tampoco
conseguimos seguir el ritmo, perderemos
nuestra graduacin y nos encontraremos en una
sociedad arcaica, formando parte de la tribu, del
grupo.
Pero en cada vida se efectan trabajos
correspondientes a cada una de estas fases y si
dividimos por 5 los 84 aos que corresponden al
ciclo terico de una vida, tendremos cinco
perodos de 17 aos aproximadamente, en la
que los ngeles o los arcngeles actuarn con
la mxima intensidad en el primer perodo para
ir disminuyendo su intervencin hasta retirarse
en los ltimos 17 aos de vida.
En el ciclo anual, estas fases tienen 72 dasgrados de duracin, empezando la primera fase
en la fecha de nuestro aniversario, de suerte
que los ltimos 72 das de nuestro ao los
vivimos desconectados de nuestros guardianes
y es en ellos que se sita el mayor peligro de
naufragio de nuestra empresa humana.
4.- En el punto de la Enseanza en que nos
encontramos, es decir, en esa puerta 17,
llamada Ph, los coros de guardianes ya se han
retirado, porque ellos trabajan con el Zodiaco y
su proteccin se ejerce mientras nosotros
estamos en l, en los 15 escenarios
representados por las 15 anteriores letrasfuerza ya estudiadas. En el Ayn, la puerta 16,
abandonamos la sinagoga mundana y, por
consiguiente, ya no necesitamos que nadie nos
gue por ella, puesto que nuestros ojos se han
vuelto hacia arriba y ya han prescrito los
programas relacionados con lo de abajo.
En la puerta 17 el nico que permanece an
con nosotros es el Maestro, el propio Cristo jefe
y seor de los querubines, que nos inducir a
levantar la mirada, primero hacia el mundo del
deseo y nos recomendar despus al Padre
para que nos irrigue con el flujo de su
pensamiento y sepamos por nosotros mismos
como funciona el universo.
Pero el Maestro se va. Est ya a punto de
perderse en la Noche y ser arrebatado en ese
lugar llamado Getseman (Ghimel-Tsade-MemNoun) donde la Voluntad Divina (Ghimel) ha de
someterse a lo establecido, a lo escrito (Tsade)
y ser vencida por el mundo, bebiendo hasta la
ltima gota de la copa de la amargura (MemNoun) El Maestro se va, su espritu retorna al
Padre, indicndonos el movimiento que, ms
tarde, nosotros tendremos que realizar. Se va y
nos deja en el mundo sin que seamos ya del
mundo; estamos en l porque nuestro cuerpo
nos ata a la tierra, pero sus realidades, sus
placeres ya no nos conciernen. Psquicamente
sentimos pertenecer al mundo de arriba, pero
fsicamente estamos an abajo, en esa posicin
incmoda y desequilibrada de tener un pie aqu

344

y el otro all. Ese pie en la sinagoga constituye

para nosotros un taln de Aquiles por el que el
maligno puede penetrar, puesto que lo tenemos
anclado en sus tierras. Slo si nuestra
penetracin en el Padre es profunda, si hemos
echado races arriba, si el Padre nos guarda en
su palabra, conseguiremos ser indiferentes a los
valores que el maligno representa, y el
aborrecimiento del mundo resbalar sobr
nuestra coraza de divinidad.
5.- Ninguno pereci mientras yo he conservado
a estos que me diste en tu nombre, dice Jess,
salvo el hijo de la perdicin, para que lo Escrito
se cumpliese.
Mientras las leyes de Binah subsisten,
inevitablemente habr hijos de la perdicin, o
sea, habr en el mundo Desperdicios. As est
establecido, de acuerdo con la Necesidad
creadora de la que tanto hemos hablado en
estos cursos. Todo tiene su parte til y su parte
sobrante. En el mundo mineral, los materiales
que utilizamos deben ser refinados y depurados;
en el vegetal, una parte de la planta es til y otra
es perdida; los animales y el hombre expulsan
por s mismos la parte no asimilable de lo que
ingieren, y a todos los niveles encontramos al
Hijo de la Perdicin, hasta que, habiendo
superado la dependencia de Binah, ya en los
dominios de Hochmah, nos encontremos fuera
del mundo de los desperdicios, definitivamente
salvados del peligro de ser la escoria, de ser lo
que se arroja al fuego que quema para pasar a
un nuevo ciclo a partir de cero.
Ese Hijo de la Perdicin lo estamos generando y
gestando a lo largo de nuestras encarnaciones.
Es aquello que desechamos, que no asimilamos
del alimento que nos da nuestro Ego. El Ego, al
establecer un programa de Vida, que sus
vehculos debern protagonizar, siempre
idealiza un poco a los cuerpos que van a
interpretarlo. As vemos a menudo como Egos
cargan con gran cantidad de karma a liquidar y
luego, cuando su cuerpo mortal ve aquello, se
asusta e intenta huir en el mismo seno de la
madre. Esto sucede respecto al compromiso de
liquidar cuentas del pasado y tambin respecto
al programa en s de nuevas experiencias.
6.- El Ego es un poco como esa madre que
atiborra a su hijo de alimentos cuando sale de
excursin, por aquello de ms vale que le
sobre que no que le falte, pero he aqu que los
cuerpos materiales son a menudo gentes de
poca vida y desperdician los alimentos de sus
Egos, los cuales van a engordar a los perros, o
sea, los que trabajan en el mundo de perdicin y
se alimentan de las migajas cadas de las
mesas de sus amos. Como se trata de nuestras
migajas, ellos se encargarn de servrnoslas
una vez digeridas, y nos encontraremos as

vinculados al mundo de perdicin, donde lo que

desperdiciemos ser la semilla que engendra a
ese hijo nuestro que deber perecer, deber ser
destruido para que, en esa inmolacin,
tomemos conciencia de aquello que no hemos
sabido interiorizar cuando era alimento puesto
en la boca por nuestro Ego.
Todos hemos sido generadores de ese hijo de
la perdicin, como decamos, pero poco a poco,
a medida que vamos evolucionando, vamos
esterilizndonos, por as decirlo, respecto a esa
indeseable funcin generativa; o sea, nuestros
cuerpos mortales comen con ms apetito los
manjares que les proporciona el Ego y
desperdician menos, hasta llegar el momento
en que no desperdiciemos nada.
Este proceso de asimilacin se refleja en
nuestro cuerpo fsico que es el espejo, el testigo
de lo que ocurre en nuestro fuero interno. Y as
vemos que ciertas personas necesitan comer
mucho porque asimilan poco, mientras que
otras comen poqusimo y arrojan pocos
residuos porque lo asimilan todo. Esto ocurre
igualmente con los alimentos del Ego, con ese
pan de los nios, segn expresin de Jess en
otro punto de su enseanza, que, no pudiendo
ser asimilado por sus cuerpos mortales, va
directamente a los perros, robusteciendo a ese
hijo de la perdicin destinado a perecer.
7.- Cuando Cristo empieza a penetrar en
nuestra alma, substituyndose a Jehov, el
mismo proceso tiene lugar, porque est
operando en tierras de Jehov, est hablando
en sus sinagogas y a su pueblo, de modo que
sus enseanzas tambin resultan en parte
perdidas y de ellas se alimentan los perros, que
se presentan de este modo revestidos con el
disfraz de Cristo y forman el Anticristo del que
nos hablara ms tarde Juan en su Apocalipsis.
Mientras la organizacin de Jehov sea el
vehculo por el que penetra Cristo, ste no
podr impedir que el hijo de la perdicin crezca
y engorde, porque est escrito que debe ser as,
es decir, est establecido as, puesto que lo
escrito significa lo estructurado, lo que ha sido
elaborado con los moldes de la dinmica
creadora, con esas letras, cada una de las
cuales representa una fuerza estructuradora.
Para borrar esa escritura hay que salir de la
sinagoga de Jehov-Binah, y pasar al Reino de
Cristo, que no es de este mundo.
8.- Del mismo modo que mientras estamos en
los dominios de Jehov tendremos que cumplir
con lo establecido en ellos, cuando entremos en
el Reino de Cristo tambin se cumplirn los
criterios imperantes en su universo. All nada
est escrito, o sea, nada est establecido de
forma inamovible. Ya hemos visto al estudiar el
mundo del deseo, que all la materia es

345

moldeable por el deseo y que se pueden

cambiar
fcilmente
las
estructuras
aparentemente slidas con slo desearlo.
Por ello la enseanza de Cristo es oral por
esencia y no escrita, por cuanto la escritura
representa algo establecido que no se puede
borrar. La antigua enseanza se transmita
oralmente, de boca a odo, y de esta forma viaj
a travs de los siglos. En la enseanza oral, la
verdad permaneca viva, encarnada en el
transmisor, el cual incorporaba a esa verdad, no
slo lo que haba recibido, sino aquello que la
verdad le haba revelado a l mismo, estando
as la enseanza en constante evolucin. En la
transmisin oral se encuentra el espritu de
Cristo-Hochmah, oculto en Binah, puesto que
todos los Sfiras actan en todos, y la verdad
resultante de esa transmisin es universal,
vlida para todos los hombres.
Cuando el espritu de raza domin al espritu
divino, los hombres sintieron la necesidad de
codificar, de escribir la enseanza, y ello dio
lugar a la cbala escrita, matando as el espritu
cristiano y convirtiendo la verdad en dogma, en
codificacin, levantando ese impresionante
monumento de lo absurdo que es el Talmud, en
el que doctores en leyes divinas discurren en
paginas y mas paginas sobre si es lcito o no
sacar el brazo por la ventana, para apercibirse
de si llueve o no, en da de sbado.
En estas lecciones estamos hablando de la
enseanza de Cristo y se transmitirn tal cual,
una vez escritas, pero esta enseanza viene de
la Voz que emana de los Evangelios cuando su
letra se calienta y se transforma en vapor que
inspira. La autntica enseanza cristiana ser la
resultante de la inspiracin que produzca en el
estudiante la lectura de estos textos. O sea, no
ser lo escrito lo ms vlido de ellos, sino lo que
se encuentra entre lneas. Lo escrito es el
cadver, es el soporte material de algo que vive
a travs del texto. Cuando el escrito se
convierte en un cuerpo esclertico sobre el cual
no puede circular la vida que lo penetra y le
permite existir, le sobreviene la muerte, como a
todo lo fsico, y explican esas quemas de
bibliotecas protagonizadas por la Iglesia, que no
era ms que el brazo ejecutor de una dinmica
natural.
9.- Ahora yo vengo a ti para que mi gozo se
cumpla en ellos mismos, dice Jess.
Del mismo modo que Binah instaur el sacrificio
al estructurar el mundo, Cristo-Hochmah
instauro el gozo, el placer de la Creacin, ese
placer de poder transformar las cosas a nuestro
antojo. Ahora, mientras estamos en la sinagoga
de Binah, slo nos viene un destello de ese
placer cuando creamos un ser: es ese placer
sexual que los hombres buscan como locos,
escribiendo libros y revistas sobre la forma de
procurrselo. Pero ese placer, que se va

diluyendo en la medida en que se niega la

creacin, hasta desaparecer, no es ms que un
plido reflejo del gozo en el que vivir el hombre
cuando ese gozo del que habla Jess en ese
punto se cumpla en nosotros mismos.
En la puerta del Ph, ya fuera de la sinagoga,
podemos experimentar ese gozo que ha de ser
el nuestro permanentemente cuando realicemos
ese viaje de Cristo elevndose hacia el Padre y
cuando el chorro de su Voluntad d poder al
Amor para manifestar su potencialidad
creadora.
10.- Ya hemos hablado del papel importante
que ha tenido el placer en el descubrimiento de
la verdad. El hombre experimenta placer y se
dice: He aqu lo verdadero, y repite una y otra
vez los gestos portadores del placer. Pero
cuando el placer es el nico conductor hacia lo
verdadero, lo que el hombre encuentra no es la
verdad, sino el error que le conducir a ella por
el camino del sufrimiento, que es la
contrapartida del gozo.
En efecto, si estudiamos la gestacin del gozo a
travs de la rueda zodiacal, que es la matriz en
la que se encuentra grabado el origen de todas
las cosas, vemos que el placer aparece inscrito
en el signo de Tauro. Nuestros estudiantes de
Astrologa ya saben que Tauro se manifiesta al
final de los cuatro ciclos de fuego-agua-airetierra, o sea, que los placeres de Tauro
proceden de un prolongado trabajo de creacin
y son el justo premio de un esfuerzo. Ese placer
de Tauro se manifiesta como una plenitud de
recursos acumulados en el hombre; recursos
espirituales, ganados en su trnsito por el ciclo
de fuego, recursos emotivos, ganados en el
ciclo de agua; recursos intelectuales, ganancia
de su paso por el aire, y recursos materiales,
ganados en su perodo de constructor en
Capricornio. Tenemos pues al hombre rico en
Poder Creador, en Sentimientos, en Ideas y en
Dinero, teniendo ms de lo uno que de lo otro
segn su constancia en el trabajo en cada uno
de los ciclos.
Diremos as que el placer es lo que aparece al
final de una gestacin, de un trabajo, y que si no
ha habido tal trabajo es intil que esperemos el
signo de Tauro, porque cuando aparezca, en su
ineludible turno, nos vendr vaco y de este
cuerno de la abundancia csmico no se
derramar nada. Esto explica que haya hoy en
da en el mundo tantos frgidos, tanta gente
incapaz de experimentar el sabor de las cosas,
an disponiendo de medios para procurrselas.
La frigidez es la consecuencia de no haber
elaborado la obra cuando deba ser elaborada,
y si lo interpretamos en un sentido
expresamente sexual, vemos que del otro lado
del Zodiaco mirado desde Tauro, aparece
Escorpio, que es el signo que rige la funcin
sexual. Si esa funcin no se ha ejercido

346

autnticamente, generando seres; si slo se ha

ejercido en plan de simulacro, como una
gimnasia ertica, el pago que se recibir por ello
ser la incapacidad de experimentar el placer
inherente a la creacin.
11.- As pues, el placer no es algo que pueda
venir slo: es siempre el placer de una cosa, el
disfrutar de algo que previamente hemos
elaborado, hemos creado con nuestro esfuerzo
y nuestro trabajo. En Astrologa, se considera
que el sector de los placeres est en la casa
VIII, pero en ella encontramos inscrita la
capacidad de experimentarlos, dado que la casa
VIII, regida por Escorpio, nos indica en que
medida los valores de Escorpio estn metidos
en nuestra naturaleza humana, y entre esos
valores se encuentra el de la sensibilidad por las
cosas, la capacidad de sentir y experimentar el
mundo en nuestro interior.
Por todo ello, el placer es la polaridad negativa
de toda creacin, es la consecuencia natural de
todo esfuerzo constructor. Si en nosotros est el
abogado anunciado por Jess, que nos explica
desde dentro el exacto significado de las cosas,
el placer nos conducir ciertamente al
descubrimiento de la verdad: sabremos que la
Creacin toda creacin por minscula que sea,
nos eleva, nos exalta a ese estado de gozo, y
sabremos que cuanto ms intensa sea nuestra
creacin ms intenso y prolongado ser el gozo
y cuando vivamos en permanente estado
creativo, viviremos igualmente en permanente
estado de gozo. Entonces ya no habr polaridad
positiva y negativa, ya no habr Tiempo. Todo
ser un presente y la Creacin-Placer ser la
palabra Verdadera, ser nuestra forma de vida,
lo que podemos entender por el trmino de
estar santificados en la verdad, como
incrustados,
perpetrados
en
ella,
experimentando constantemente la dicha
inherente a ese estado.
12.- Si esto es as; si el placer es algo que
emana de la Creacin y no puede
experimentarse si no hay obra a nuestras
espaldas cmo es posible que, en la prctica
pueda obtenerse ese placer sin generar nada?
Aqu tocamos el misterio de lo instituido, el
misterio de Binah. Al estudiar Astrologa hemos
visto que hay un Zodiaco constituyente y un
Zodiaco constituido. Es decir, hay un proceso
natural de constitucin de todas las cosas y,
para que ese proceso pueda tener lugar, es
preciso que existan los establecimientos
csmicos en los que procurarse los elementos
indispensables para la elaboracin de nuestras
realidades humanas. Por ello Binah revisti de
un cuerpo de Zodiaco, es decir, tom las
esencias de los zodiacales y las fij, les dio una
corporeidad. Y as tenemos que despus de

Aries viene Tauro; despus de Tauro, Gminis,

etc.
De este zodiaco constituido nacieron nuestras
ciudades, que son la copia esquemtica del
modelo csmico. As tenerlos los espacios sin
edificar que corresponden a Aries; los templos
que corresponden a Leo; las procesiones y
manifestaciones pblicas de lo sagrado que
corresponden a Sagitario; los jardines de
Cncer; las industrias, los cuarteles, los
lupanares de Escorpio; los hospitales, las
prisiones, los comercios y grandes almacenes
de Piscis; los colegios e institutos de Libra; las
universidades y centros de enseanza tcnica y
de investigacin de Acuario; las imprentas,
editoras y difusoras de peridicos de Gminis;
las instituciones sociales de Capricornio; los
Bancos de Tauro y las empresas de demolicin
de Virgo. Pos supuesto nos dejamos muchos
centros de trabajo por resear. No se trata aqu
de hacer un catlogo de las correspondencias
entre lo existente en nuestras ciudades y las
fuerzas csmicas bajo libre y creador, realizado
a su tiempo, utilizando las facultades que
rezuman del individuo y que, despus de haber
elaborado su realidad interna saltan al exterior
como un regalo de su pletoricidad, como un
fruto de su rbol, y el trabajo obligatorio, ya
cobrado por adelantado y que, por consiguiente,
no nos aporta nada, ni a nosotros mismos ni a
la sociedad, si no es esa luz de Arco Iris que
aparece en los nubarrones ms negros. La luz
de las tinieblas vendr al cabo de la tempestad,
de modo que tampoco puede decirse que ese
trabajo obligatorio no aporte nada, porque
aportar un retorno al orden, la capacidad de
discernir y comprender despus de habernos
equivocado. En un horscopo, mientras el
trabajo libre est inscrito en la casa X, el trabajo
obligatorio aparece en la casa VI. Cuando en
esta Casa figuran muchos planetas, ello
significar que el individuo se ha cobrado por
adelantado trabajos que no han sido realizados,
o sea, que ha estado viviendo al revs.
15.- Pero no ruego slo por stos, prosigue
Jess, sino por cuantos crean en mi por su
palabra, para que todos sean uno, como t
Padre, ests en mi y yo en ti, para que tambin
ellos sean en nosotros y el mundo crea que t
me has enviado Yo les he dado la gloria que t
me diste, a fin de que sean uno, como nosotros
somos uno. Yo en ellos y t en mi, para que
sean perfectamente uno y conozca el mundo
que t me enviaste y amaste a stos como me
amaste a m. Padre, lo que t me has dado,
quiero que donde est yo, estn ellos tambin
conmigo, para que vean mi gloria, que t me
has dado, porque me amaste antes de la
creacin del mundo. Padre justo, si el mundo no
te ha conocido, yo te conoc, y stos conocieron
que t me has enviado, y yo les di a conocer tu

347

nombre, y se lo har conocer, para que el amor

con que t me has amado est en ellos y yo en
ellos. (Juan, XVII, 20-26)
As termina el XVII captulo del Evangelio de
Juan, reclamando la percepcin de la unidad, no
slo para sus discpulos, sino para todos los que
entren en la enseanza a travs de ellos. Nunca
Jess insiste tanto, en lo que dice, como en este
momento, justo antes de marcharse hacia lo
inevitable, ese Getseman que se apresta a
vivir.
Esa insistencia en la Verdad, en proclamar las
cosas como son, en hacer ver la ntima relacin
de todo con todo y en hacer notar el valor de la
creencia, esa creencia que premie el hombre
vislumbrar el futuro, le permite ver lo que
todava no es y, por lo tanto, tener la seguridad
de que el presente, con todas sus certidumbres,
con toda su rotunda realidad, no es ms que
una peripecia, un avatar, un escenario por el
que transcurrimos y dejamos atrs para irrumpir
en otro escenario, donde la luz y las sombras
son distintas y donde lo que era vlido en la
anterior estancia, ya no lo es en sta. Esa
insistencia, decamos, es la que encontramos al
atravesar la puerta.
16.- Si observamos la posicin de Ph, la letrafuerza que lleva el n 17 en el alfabeto hebraico
que el estudiante tiene en su poder, vemos que
se encuentra debajo del Heith, la letra n 8 y,
por consiguiente, diremos que el Ph es el He
del Heith, o sea, representa el estadio de
interiorizacin de la fuerza llamada Heith, que
aparece en el Tarot representada con la imagen
de una balanza en su punto fiel, sostenida por
una matrona que lleva en su mano derecha la
espada del discernimiento. Ya vimos al estudiar
el Heith que es una fuerza-bisagra, es el trazo
de unin entre el ciclo emotivo que termina con
el Zain y el ciclo intelectual que empieza con el
Theit, siempre refirindonos al Zodiaco. A travs
del Heith, la sabidura conseguida con las
experiencias sentimentales es incorporada al
cuerpo del pensamiento, como para darle una
idea de como funciona el yo-emotivo del
individuo.
En el Ph, lo que antes era la semilla de la
unin de los dos cuerpos, o sea, una
potencialidad, se ha convertido en algo
estructurado internamente, en un cuerpo slido,
en un nexo de comunicacin de los dos
cuerpos, que permite al cuerpo del deseo y al
mental expresarse como si fueran un todo unido
y no dos cuerpos separados con tendencias
autnomas en cada uno. Por ello en la lmina
17 del Tarot vemos a la matrona de la lmina 8
despojada de sus vestiduras y derramando,
rodilla en tierra, los fluidos contenidos en dos
jarras, representando los pensamientos y los
deseos, que se vuelcan as al unsono sobre la
Tierra Humana.

Entre la estancia 8 y 17 ha transcurrido todo un

ciclo sefirtico, en el cual el pensamiento ha
podido formarse y el individuo ha sacado
experiencias del mundo material. Se encuentra
as en condiciones de transmutar su Tierra
Humana gracias a la unificacin de las
emociones y el pensamiento. Pero deber
afrontar lo establecido, lo ya formado
anteriormente, que ha de encontrar en la etapa
siguiente, la 18. Si su formacin no es slida, si
la evidencia de la vedad no ha sido esculpida
una y otra vez, machaconamente, con
insistencia, reiterando y martilleando los
conceptos como esos relojes que repiten
lentamente, con largos taidos de campanas,
las horas; Si esto no ha sucedido, cuando
sobrevenga
nuestro
Getseman,
nos
desmoronaremos, y ante la realidad de los
hechos, negaremos aquello a lo cual hemos
consagrado nuestra vida, y de nuevo nuestros
pensamientos se irn por un lado y nuestros
sentimientos por otro, y no quedar ni rastro en
nosotros del paso por la estancia Phe.
17.- Por ello Jess repite una y otra vez los
conceptos. Repite que en la Palabra se
encuentra la clave de la unificacin de los
hombres con Dios, siempre que esta palabra
sea la expresin de las fuerzas internas
unificadas, y no la manifestacin de una
estrategia para conseguir un fin. Cuando esta
palabra se expresa con los ojos levantados al
cielo, con la vista fija en lo de arriba y no en lo
de abajo entonces esa palabra, repetida una y
otra vez, hecha:' discurso para los hombres y
plegaria para la divinidad, derriba los tabiques
internos, esas paredes que separan nuestras
moradas ntimas, en las que se alojan fuerzas
espirituales de muy distinta condicin, y nos
convierten y convierten a los dems en
espacios anchos, en los que puedan convivir
fuerzas unificadas.
Una virtud que no se repite que no pueda
reproducirse constantemente, que no genere en
nosotros el placer de su ejercicio, no es una
virtud, sino una tendencia errante, que un da
transit por nosotros y se fue, siguiendo su
camino, como esos hroes del oeste que van de
pueblo en pueblo, de aventura en aventura,
aportando la paz o la ley a la tierra atribulada.
Lo mismo sucede con la Palabra Creadora, la
palabra de la hora Ph: Se siente la necesidad
de repetirla, de recitarla una y otra vez, como
Jess lo hace en este captulo. Se habla del
tema como el enamorado habla de su amada
con todos cuantos encuentra, repitiendo cosas
que ya ha dicho, porque lo lleva en su corazn y
la boca es el vestbulo del corazn y en cuanto
la abre, le sale por ella.

348

18.- Pocos son los hombres en los cuales la

penetracin crstica haya llegado hasta la
estancia Ph. Por lo general, esta tierra
permanece desierta, forma parte de esos
espacios cerebrales que an no han sido
activados. A veces esas tierras son atravesadas
por los nmadas, por esa categora de espritus
errantes que anidan, ora aqu, ora all, y utilizan
esa tribuna vaca para pronunciar,, un discurso
y, de repente, el individuo se convierte en
persuasor, en alguien que convence fcilmente
a los dems.
En nuestra organizacin interna todo est
preparado para acoger la fuerza que un da
utilizar lo establecido para operar de acuerdo
con su naturaleza. Binah ha levantado todo
esto, lo ha estructurado, lo ha escrito, y escrito
est que un da el salvador del mundo
aparecer en nuestra naturaleza interna para
salvarnos del engranaje de las leyes. Si el Ph
ha de ser el lugar de confluencia de los
sentimientos y del pensamiento; si es una
especie de tribuna en la que Hochmah-Cristo ha
de levantar la vista hacia el cielo y hablar con el
Padre, todo ese tinglado ha de estar ya en
nuestro interior. Y, efectivamente, est, cubierto
de lodo y arena, como esos templos que a
veces se descubren en lugares arcaicos donde
antao floreci una gran civilizacin.
19.- Ya han descubierto los cientficos que no
estamos utilizando nuestras posibilidades de
una manera plena. En el cerebro humano hay
grandes zonas inactivas; nuestros odos no
perciben sonidos que s perciben los animales y
nuestro olfato no percibe lo que ellos olfatean, y
no podemos ver con nuestros ojos ni tan
siquiera lo que tenemos detrs.
Es as porque el hombre no es an un ser
acabado. Binah nos dise para ser ms de lo
que somos actualmente. Todo est instalado en
nuestra organizacin interna, pero nos faltan
servicios por conectar, y ya hemos tratado este
tema en anteriores puntos. El servicio crstico
nos aproxima a nuestro trmino, ya que l nos
conecta con el Padre que ha de ser la ltima de
las fuerzas que se exprese en nosotros.
Cuando Cristo, en la puerta Ph, haya
establecido la corriente entre el hombre y el
Padre, nuestro pensamiento percibir los
misterios de la organizacin csmica. Percibirlos
no significa poderlos utilizar, pero es evidente
que, para poder utilizar un potencial, lo primero
es descubrir que lo llevamos dentro. Despus,
poco a poco, lo examinamos y nos apercibimos
de sus posibilidades de uso, como lo hacen
esos salvajes a los que un explorador entrega
tina mquina de fotografiar y que tardarn
mucho tiempo en descubrir sus autnticas
posibilidades.

20.- En los sucesivos das de la Creacin esa

dinmica se reproducir, pero las condiciones
ya no sern las mimas, puesto que la tercera y
quinta revoluciones del quinto da, que son las
que corresponden, como hemos visto, a
Jehov, tendrn lugar en el mundo de los
deseos, regido por los arcngeles de Cristo, y
all las leyes de Binah no podrn cristalizar y se
expresarn de una forma totalmente distinta a la
que ahora conocemos. Slo la cuarta revolucin
de ese quinto da se desarrollar en la regin
etrica del mundo fsico, regido por Binah. Pero
la fuerza dominante en esa cuarta revolucin
ser Hesed y no Binah, y ya sabemos por la
mitologa como Jpiter-Zeus trat a su padre
Saturno-Kronos.
21.- Todo este captulo 17 del Evangelio de
Juan es una oracin que Jess dirige al Padre
Eterno.
Como l lo hizo, as debemos hacerlo nosotros,
al comenzar el da, al comenzar cualquier cosa,
al generar un hijo, cada vez que recurrimos a
nuestra Voluntad para poner en marcha el
engranaje de nuestros cuerpos.
Antes de la Creacin de nuestro mundo, o sea,
antes de emprender aquello que vamos a
emprender y que, por consiguiente, constituir
nuestro mundo, debemos levantar la vista al
cielo y decirle al Padre: Padre, lleg la hora -la
hora en que nos ponemos en funcionamiento
para que de nuestras estructuras salga algoglorifica a tu hijo para que l te glorifique, segn
el poder que le has dado sobre toda carne
Si lo hacemos as, veremos descender sobre
nosotros la gloria del Padre, y nuestra sabidura
nuestro Hochmah interno, tendr poder. Con la
sabidura potenciada, si aquello que vamos a
emprende es errneo, lo veremos claramente y
podremos modificar nuestra actitud. El mensaje
aparecer escrito en nuestras vidas de una
manera rotunda: las mquinas dejarn de
funcionar, el coche se parar, habr panes de
electricidad, el telfono no sonar, el otro estar
ausente o no se pondr... Es decir, el
instrumento que ha de servirnos para llevar a
cabo el propsito perverso se encontrar fuera
de uso y nuestra intuicin nos dir que aquello
ha sido producido por nuestra sabidura
potenciada, que habr utilizado los instrumentos
de Binah para escribir el mensaje.
Ese contacto con el Padre en la puerta Ph
puede tener lugar a cualquier hora de la
jornada. Mientras estamos en la sinagoga de
Binah, todo est reglamentado y hay un tiempo
para cada cosa, razn por la cual debemos
hacerlo todo en el momento en que las fuerzas
csmicas actan y no fuera de l. Pero cuando
a travs de la puerta 16 salimos de la sinagoga
de Binah, el sendero crstico que conduce al
Padre est abierto permanentemente y basta
levantar los ojos al cielo y pedir gloria para que

349

la sabidura interna adquiera los poderes del

Padre y se encuentre en condiciones de
disuadirnos, cuando lo que vamos a emprender
no encaja con los designios del Ego, o al
contrario el propsito humano sintoniza
perfectamente con el divino.
22.- Padre justo, yo les di a conocer tu Nombre
a stos para que el amor con que t me has
amado est en ellos y yo en ellos. Estas son las
ltimas palabras de Jess antes de emprender
el camino de Getseman.
Al referirnos al Padre, hemos hablado sobre
todo de su atributo Voluntad, pero, siendo sa la
fuerza primordial de la que ha salido todo, en
esa voluntad se encuentra igualmente todo y, en

primer lugar, el amor, que es la primera de sus

emanaciones. Cuando la voluntad-amor mana
del Padre haca nosotros antes de la creacin
de nuestro mundo, podemos tener la seguridad
de que el mundo que va a salir de nuestro acto
de voluntad ser el de la segunda creacin
divina y en l no campar el Hijo de la
Perdicin.
Es muy importante que esa dinmica csmica
se reproduzca en nosotros al comienzo de toda
cosa y que la voluntad que utilizamos para
poner en marcha nuestro mundo vaya
acompaada del amor. Entonces el amor que el
Padre nos ha dado estar en lo que con la
voluntad hayamos hecho y seremos nosotros
mismos camino hacia la Unidad.

Preguntas:
1.- Qu supone para nosotros el relevo de guardianes que se efecta cuando Cristo nos toma bajo su
mando?
2.- Por qu tiene que haber un Hijo de la Perdicin en todo lo que Binah-Jehov han creado?
3.- Cul es la diferencia esencial entre la enseanza escrita y la enseanza oral?
4.- Por qu el gozo tiene que venir necesariamente despus del trabajo y qu ocurre cuando esto se
hace al revs?
5.- Qu debemos hacer antes de proceder a la creacin de nuestro mundo?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 43

1.- Llegaron a un lugar llamado Getseman y

Jess dijo a sus discpulos: Sentaos aqu y orad
para no entrar en la prueba. Tomando consigo a
Pedro, Santiago y Juan, comenz a sentir temor
y angustia, y les deca: Triste est mi alma
hasta la muerte; permaneced aqu y velad.
Adelantndose un poco, cayo en tierra y oraba
que, si era posible, pasase de l aquella hora.
Deca: Abba, Padre, todo te es posible, aleja de
mi este cliz; ms no sea lo que yo quiero, sino

lo que t quieras. Se le apareci un mensajero

del cielo que le confortaba. Lleno de angustia,
oraba con ms instancia, y sud como gruesas
gotas de sangre, que corran hasta la tierra.
(Lucas XXII, 39-44; Marcos XIV, 32-36; Mateo
XXVI, 36-39)
He aqu al Hijo del Hombre en la prueba, en ese
mtico Getseman, cuya traduccin convencional
es prensa de aceite, donde el aceite, la
sustancia que emana de la columna de la

350

derecha, es presurado, exprimido hasta la

ltima gota para poder ser derramado sobre lo
establecido y hacer que su engranaje se
acelere, como sucede con las mquinas, que
dejan de chirriar y atascarse cuando se les pone
aceite. Del mismo modo que el Padre pone toda
su esencia, su voluntad, en juego para que el
mundo no se pare, el Hijo debe poner
igualmente en juego todo su aceite para que la
vida circule con fluidez, para que las bisagras no
chirren y todo se desarrolle sin sobresaltos, sin
brusquedades, sin apercibirnos ni tan siquiera
de que nos encontramos en un vehculo en
marcha.
2.- Al llegar a la montaa del, dolor y de la
traicin, Jess divide a los suyos en tres grupos.
A los primeros, los deja sentados, dicindoles
que rueguen. Toma consigo a Pedro, Santiago y
Juan, los dos hermanos y los sita un poco ms
lejos, pidindoles que velen, mientras l se aleja
an ms para orar y pedir al Padre que, de ser
posible, alejara de l el cliz amargo que deba
beber. Los sentados, los que velan y el maestro
solitario: as han de situarse nuestras fuerzas
espirituales en la hora final. Jess los dispuso
as para que no cayeran todos en la misma
emboscada que iban a tenderles los hombres
de la sinagoga. Si el Maestro ha de ser
aprisionado, si ha de fundirse en las tinieblas
para que en ellas pueda penetrar la luz, es
preciso que sus discpulos permanezcan para
testimoniar de su obra.
Al igual que l lo hizo, nosotros debemos
hacerlo, y en el momento final del camino,
cuando ya hemos establecido comunicacin con
el Padre, cuando levantando los ojos al cielo,
hemos visto el perfecto discurrir del cosmos y
nos ha sido explicada su organizacin; cuando
ya no somos del mundo, ya no formamos parte
de l, algo de nosotros mismos hemos de dejar
en el mundo. Nuestro ser espiritual debe
dividirse en tres partes, como de tres partes se
compone la divinidad.
En el Sacrificio que se aproxima, slo la parte
correspondiente al aspecto Hijo debe ser
aprehendida; es decir, lo que hay en nosotros
de Amor-Sabidura, y que corresponde al
segundo aspecto de la divinidad, a Hochmah.
En efecto, una parte de nuestro ser espiritual ya
est asentado en el mundo, es la parte que
corresponde a Binah, representada en esta
noche por el grupo de los sentados. Esta parte
ha de permanecer bien anclada y vigilante,
imbuida de las leyes que Binah ensea.
La otra parte, la que permanece en vela,
representa la no ejercida an, o sea, la Voluntad
Creadora, atributo del Padre y que an no ha
sido suficientemente desarrollada en nosotros.
Por ello, como veremos en la secuencia
siguiente, esa parte se duerme en lugar de
velar.

La parte representada por Cristo es la que

hemos estado desarrollando a lo largo de
nuestro historial sagrado y, por consiguiente, es
la parte que debemos fundir en el mundo, es
ese aceite que debe ser derramado sobre todos
los alimentos para que forme parte intrnseca de
ellos. Esta parte de amor-sabidura debe
penetrar en la tierra para hacerla propicia al
florecimiento de nuevas simientes. Cuando este
Sacrificio del Amor se haya consumado, cuando
Tierra y Amor sean una misma cosa como lo
son las lentejas y el aceite que tenemos en el
plato de nuestra mesa, entonces ya no ser
posible amar un producto en particular de esta
tierra, porque, el amor, nuestro amor, estando
disuelto en ella, la amaremos n todas sus
partes. El amor difuso hacia todo nos convierte
en Fuente de Amor, cuyas aguas, en su
transcurrir, lo fecundan todo sin que se pida a la
vida nacida de esas aguas un tanto por ciento
de los beneficios obtenidos con ella: somos el
manantial que da sin recibir nada a cambio.
3.- Sentaos aqu y orad para no entrar en la
prueba, les dice Jess al grupo de los sentados,
que representan esa parte de nuestra
naturaleza espiritual que est en el mundo sin
ser ya del mundo.
El haber salido de la sinagoga, el habernos
alejado de los valores mundanos, no significa
que seamos ajenos a ellos. El estar ms all de
las leyes de Binah no significa que podamos
transgredirlas, sino al contrario, que nuestra
naturaleza ya no se rebela contra ellas y somos
nosotros mismos transmisores de la ley, como
los hilos elctricos transmiten la corriente.
Esta parte sentada, estabilizada en el mundo
sin formar parte de l, es vulnerable a las
corrientes que transitan por ese mundo, sobre
todo en la noche, cuando las fuerzas de arriba
se han retirado y dejan la plaza libre a los
agentes de la subversin. La parte sentada que
hay en nosotros, esa tercera parte de nuestra
personalidad espiritual sigue siendo vulnerable
an en el momento en que nuestro yo-amor se
disponga a fundirse, a disolverse en el mundo.
Para superar esa vulnerabilidad Jess propone
la oracin, y deben prestar odos a sus palabras
los que se encuentran en esa Puerta del
camino, porque esta parte sentada, la parte de
Binah que hay en nosotros, suele mostrarse
reacia a los rezos. Es la parte que sabe, que
conoce, experta en leyes, instruida, y a menudo
piensa que sus conocimientos le bastan para
navegar en el mundo espiritual. Y he aqu que
de pronto se encuentra atrapada por una
pasin, que no le har perder la parte de
conocimientos que posee, pero en cambio no
permitir que avance esa parte que se dispone
a sacrificarse, a fundirse con el mundo para
transmutar la tierra.

351

Mientras el yo-amor se prepara a la fusin, el

yo-sentado debe ayudarlo en esa empresa
orando, o sea, en vilo, con los ojos levantados,
mirando hacia lo ms elevado. Si el discpulo,
en sus noches de insomnio, entra en la prueba,
el antdoto es orar. Por ello hemos dado a los
estudiantes una coleccin de plegarias, para
que, si la oracin no surge espontnea de cada
uno, pueda sintonizar con ellas a sus
guardianes, los cuales, a su llamada, se vern
obligados a acudir.
4.- El grupo de los avanzados est compuesto
por Pedro y los dos hermanos Santiago y Juan.
Ya vimos que en la celebracin de la Pascua,
Pedro y Juan fueron tambin los avanzados y
ya qued explicada la razn al tratar ese punto
de la enseanza. Aqu se incorpora al
grupsculo de los que velan -los que deberan
velar- Santiago, el hermano de Juan que, como
queda dicho, representa el signo de Sagitario,
por el que la divinidad se exterioriza al mundo.
La mstica llegada a Espaa de Santiago, la
impregnacin de esa parte de la tierra por parte
del apstol, tienen mucho que ver con ese punto
de la enseanza. Un da, cuando se escriba la
historia oculta de la humanidad, se ver hasta
que punto la entidad espiritual llamada
Santiago, particip en el descubrimiento y
colonizacin de Amrica, desde Mjico hasta el
Sur. Desarrollar ahora este tema y aqu,
parecera que estamos exaltando las gestas de
una raza.
Pero vea el estudiante como tambin Amrica
se dividi en tres partes, conocidas
geogrficamente como del Norte, Central y del
Sur, en la peripecia histrica, vemos como los
de Santiago, cuando iban a emprender la
conquista del Norte, buscando oro se vieron
precipitados hacia el Sur por el descubrimiento
del oro efectuado por los de Pizarro, dejando as
el Norte, que se convirti en la parte sentada, la
parte estabilizada y prspera, la dominante en
nuestro estadio evolutivo.
Pero ser en las otras dos partes que se
establecer el Reino del Amor, cuando Santiago
haya realizado plenamente su obra apostlica
an no terminada. Ser en el Centro y en el Sur
de Amrica donde el Reino de lo Fraternal se
establecer, donde las razas se fusionarn para
instituir el mundo de lo Sagrado. Y ser all
donde Coln puso el pie por primera vez el
punto geogrfico en que la nueva civilizacin ha
de surgir, cuando estas tres msticas naves del
primer viaje dejen de ser smbolo para
convertirse en hechos reales. Santiago, Pedro y
Juan deben reunirse de nuevo all y deben
despertar de un sueo. Entonces veremos como
ese mar del Caribe, antao refugio de piratas y
ahora receptculo de huracanes y tifones, se
convertir en el nuevo Tiberiades, sobre cuyas
aguas se podr andar. Y ser en esa Cuba tan

maltrecha, que ha sido lupanar de los sentados

del Norte, tierra sometida y humillada, donde
renacer Mara y, detrs de ella, el Reino de
Cristo.
Cuba es la meta final del mtico Camino de
Santiago, que no termina en el templo, sino en
el mar, en ese Finisterre que es como una
invitacin a seguir adelante, fuera de la tierra, al
descubrimiento 1 de un nuevo continente
humano, de una nueva dimensin espiritual. El
Templo de Santiago de Compostela fue
edificado para desviar al peregrino de su ruta,
poniendo en su corazn el sentimiento de que
ya haba llegado. Pero el Camino de Santiago
se prolonga en el mar y desemboca en Cuba.
All volver un da el apstol para instaurar el
Reino de la paz, la fraternidad y el amor
proclamado por Cristo.
Santiago desembarc antao con Coln y sern
muchos los que un da puedan verlo con los
ojos del espritu, convirtiendo ese nuevo
continente en el continente de Cristo.
5.- Triste est mi alma hasta la muerte, confes
Jess al grupo que deba velar, expresando as
la zozobra que nuestra alma ha de sentir
cuando, ineludiblemente, una de sus partes ha
de verse separada del resto para redimir el
mundo. A lo largo del camino, ya nos hemos ido
despegando de todo. Ya no experimentaremos
los placeres del alba, de las primeras horas de
nuestro peregrinaje humano; nos ha dejado ya
hasta la nostalgia de esos placeres y ni tan
siquiera su recuerdo puede despertar eco en
nuestra sensibilidad. Estamos integrados a una
familia, pero cada vez compartimos menos con
ella nuestros afanes; estamos rodeados de
gentes, pero difcilmente podemos establecer
una comunicacin profunda con ellas. La
soledad crece, se expande a nuestro alrededor,
pero a veces bajamos de tono y volvemos a
estar con los familiares, los amigos, volvemos
quizs a amar y ser amados.
Cuando llegamos al ltimo trance, todo ello
tiene que desaparecer. No podremos ser fuente
de amor si nosotros mismos estamos bebiendo
en su manantial. O se es fuente, o se es
peregrino que abreva su sed en ella. Pero no
volver a experimentar necesidades humanas es
algo muy seductor visto desde fuera y algo
angustioso cuando se realiza, porque somos
Necesidad Humana, es esa necesidad lo que
nos identifica como seres humanos, lo que nos
caracteriza y nos distingue. Al cesar la
necesidad de hacer esto o aquello, entraremos
en la nada y pasar un tiempo hasta que la
sensacin de placer nos sea restituida, del
mismo modo que el bebe que viene al mundo
tarda un tiempo antes de experimentar
sensaciones. Tambin nosotros sudaremos en
esa hora como gruesas gotas de sangre y en
ellas se derramar nuestra memoria emotiva.

352

Saldr as, como sudando todo nuestro historial

sentimental, todo lo que nos particulariza y nos
distingue de los dems seres, de nuestras horas
de felicidad, de manera que en la nueva etapa
no pueda venirnos alguien, de sopetn, y
decirnos: Te acuerdas del amor que hemos
vivido juntos? Te acuerdas de las caricias que
nos hemos prodigado, de los juramentos que
hemos entrecruzado? Esta sangre, que guarda
el testimonio de lo que hemos sido por nuestros
sentimientos, tiene que ser expulsada, no por el
mecanismo de la muerte, sino de una manera
consciente y voluntaria. Tenemos que arrojar
por la borda nuestras intimidades y revestimos
de inocencia para poder ser fuente de amor.
6.- Abba (Aleph-Beith), Padre, aleja de mi este
cliz, suplicaba Jess. Los sentimientos son
agua, ya lo hemos visto, y el agua, para ser
bebida, necesita de un cliz, de una copa, Las
copas, en los Arcanos menores del Tarot,
representan los sentimientos. El cliz que Jess
no quera beber era el de su historial emotivo,
tal como queda referido en el punto anterior.
Para entrar en la voluntad del Padre, el Hijo
tiene que olvidarse a s mismo. Para renacer en
El, tiene que dejar de ser el Hijo, beberse el
cliz de sus propias experiencias y olvidar que
las ha vivido.
As nos sucede a nosotros al final de cada vida.
Nos es ofrecida la copa del olvido y ya no
recordamos nada de nuestro pasado, salvo las
experiencias que cada vivencia nos procur.
Esto que repetimos a cada ciclo de vida, ocurre
igualmente al pasar de un estado a otro.
La materia fsica no puede subir al mundo de los
deseos, y la materia-deseos no puede subir al
mundo del pensamiento, ni sta subir a los
mundos espirituales en que reside el Ego.
Tampoco Hochmah puede penetrar en Kether si
no deja de ser Hochmah si no se olvida de todo
su historial para conservar nicamente las
experiencias que ste le ha procurado y
verterlas en Kether, volviendo as a la unidad de
la que sali.
Algo en nosotros suplica por no beber el cliz de
nuestro historial sentimental, an sabiendo que
esto ha de suceder y que hay en nosotros
mismos una voluntad de que as sea. Beberlos,
tragarnos nuestros sentimientos, significa, como
hemos dicho, comernos nuestras piezas de
identidad, lo que nos distingue como individuos.
7.- Dice la crnica que se le apareci a Jess un
mensajero del cielo para confortarlo. Esto es
para decirnos que en esta hora difcil
recibiremos consuelo del cielo. No estaremos
solos en el momento del supremo sacrificio.
Supremo, puesto que nos identificamos con
nuestros deseos, y sacrificarlos significa
realmente comernos nuestro documento de

identidad. El cielo nos acompaar en este

trance. En los momentos cruciales de nuestra
existencia, como pueden serio el nacimiento y la
muerte, los habitantes de las otras esferas se
nos manifiestan. El nio que nace ve, a veces
durante aos, a los habitantes del mundo que
acaba de dejar. Lo mismo ocurre con el que
muere, que, junto con sus familiares muertos,
ve aparecrsele ngeles que lo acompaan.
Jess fue seguido a lo largo de su ministerio por
una cohorte de arcngeles. Pero aqu los
cronistas se refieren a ellos para que sepa el
peregrino que l tambin dispondr del
consuelo de los de arriba cuando decida
sacrificar su cuerpo de deseos para fundirlo en
el cuerpo universal, poniendo a la disposicin
de todos los hombres los contenidos sublimes y
renunciando a ejercer la voluntad encerrada en
ese cuerpo y que le daba una vida autnoma,
para someternos a la voluntad del Padre, del
Ego y ser uno con l.
8.- Despus de orar, Jess volviose hacia sus
discpulos y los encontr dormidos, y dijo a
Pedro: No habis podido velar ni tan siquiera
una hora conmigo! Velad y rogad a fin de que
no caigis en la tentacin; el espritu est bien
dispuesto, pero la carne es dbil. Se alej una
segunda vez y rog as: Padre, si no es posible
que esta copa se aleje sin que la beba, que tu
voluntad se cumpla! Volvi una segunda vez y
los encontr de nuevo dormidos, ya que sus
ojos caan pesados. Los dej y, alejndose,
rog por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras. Luego fue hacia sus discpulos y les
dijo: Dorms ahora y descansis! Pero he aqu
que est prxima la hora en que el Hijo del
Hombre ser librado en manos de los
pecadores. Levantaos, vamos; he aqu que el
que ha de librarme se acerca. (Mateo XXVI, 4046; Marcos XIV, 37-42; Lucas XXII, 45-46)
Vemos en esta secuencia como Jess intenta
en vano despertar a sus ms prximos
discpulos, dirigindose en particular a Pedro el
constructor, la piedra angular del edificio
material de ese Reino que preconizaba. Pero
los ojos de Pedro caan pesados, hacindose
evidente que no era consciente de la partida
que estaba jugando una parte de su alma, la
representada
por
Jess,
que
peda
insistentemente al Padre que le alejara el cliz,
pero, al mismo tiempo, que se cumpliese su
voluntad, que era precisamente todo lo
contrario. Pedro no participaba en los sudores y
las angustias de la personalidad emotiva,
representada aqu por Jess.
Jess repite tres veces su ruego, dirigido a la
triple voluntad Kether-Padre. Todo en el
universo se compone de tres partes, la triple
voluntad de Kether hizo que su personalidad
apareciera bajo tres aspectos, la de Kether en
toda su gloria, la de Hochmah y la de Binah.

353

Esa triple voluntad aparece primero unificada,

en un segundo momento domina la voluntadHochmah y en un tercer momento la voluntadBinah. Luego, en el movimiento de repliegue, se
manifiesta nuevamente la voluntad-Binah, que
tiene as una doble vigencia, despus la
voluntad-Hochmah, en la cual se encuentra
incorporada la de Binah, para finalmente regir la
voluntad-Kether en la que se encuentran unidas
las dos anteriores.
9.- Este proceso divino repercute en nuestra
existencia humana y as vemos que al comienzo
de la involucin, la humanidad expres una sola
voluntad y todo se haca al unsono
colectivamente, como lo hace an el hombre
primitivo. Luego, la voluntad baja a Hochmah
y el hombre se identifica con sus deseos, los
descubre y se separa del grupo, de la tribu. Ms
tarde, la voluntad baja a Binah y el hombre
descubre todas las posibilidades de su cuerpo
fsico en lo que se refiere al trabajo que le
permitir cultivar la tierra y sacar fruto de ella.
En la segunda vigencia Binah descubrir las
leyes, la ciencia y dominar el mundo con la
razn. Luego, viene la segunda vigencia de
Hochmah y el hombre pondr sus deseos a
trabajar en el mundo de arriba, hasta fusionarlos
en la voluntad de Kether.
Por ello al rogar, debemos repetir tres veces la
oracin, dirigindola a cada una de las tres
posibles voluntades. Esas tres etapas
constituyen un proceso necesario, que nuestro
Ego efecta. El hombre de evolucin media se
encuentra en el perodo de la segunda vigencia
de Binah, de modo que actan en el tres
voluntades por separado, cada una de ellas
dividida en infinitas ramificaciones. La irrupcin
de Cristo en nuestra naturaleza representa la
fusin de la voluntad de Binah en la de
Hochmah, de modo que slo quedan dos
voluntades activas. Cuando Cristo termina el
recorrido por nuestras instancias internas, ya no
queda en nosotros ms que una sola voluntad,
la del Padre Kether: Hemos reconquistado la
unidad y estamos listos para participar
conscientemente en las tareas creadoras.
Cuando rogamos por una tercera persona, para
su curacin, por ejemplo, o para que obtenga un
puesto de trabajo, debemos repetir tres veces la
demanda, para que la peticin entre por las tres
puertas y que de ellas venga la respuesta
adecuada. Cabe en lo posible que aquella
persona necesite la enfermedad o la
precariedad de su situacin porque slo a travs
de sus dificultades podr asimilar ciertas
experiencias. La plegaria constituye una especie
de alimento que se ofrece a las voluntades para
que stas tomen fuerza y elaboren la respuesta.
En nuestro actual estado evolutorio, la primera
plegaria que emitimos se la queda Binah; la
segunda va a Hochmah y la tercera a Kether, a

menos que nos refiramos expresamente a una

de estas tres personas. Siendo Hochmah el
Centro del Amor, del que parten las curaciones,
para que nuestra plegaria llegue a su destino, si
se trata de curar, hay que repetirla dos veces.
10.- Pedro representa Capricornio, signo de
tierra, elemento que en el rbol sefirtico est
representado por Malkuth, en el, cual Kether ha
de reflejarse. Malkuth es nuestro cuerpo fsico,
en el que un da el Padre se reflejar y ya no
dormiremos. Pero en el estadio evolutivo actual,
el Padre slo se refleja en nosotros
intermitentemente, y nos dormimos y vamos por
el mundo soolientos.
En ese punto de la enseanza, Pedro es la
imagen de la humanidad que duerme y que
necesita el sacrificio divino cruento para ser
despertada. Por ello Jess no recibe del Padre
una respuesta positiva a sus ruegos y le ser
preciso llevar su sacrificio hasta el final. Toda la
formacin que Pedro ha recibido por parte de
Jess, desde el exterior, no ha sido suficiente
para mantenerlo en vela ni tan siquiera una hora
en esta noche memorable, Su espritu se ha
fortalecido, pero la carne sigue siendo dbil, y
ser necesario que los deseos suban al Padre y
que se diluya la sangre en la tierra con todo su
contenido experimental, para despertar esa
carne llamada Pedro de su sueo ancestral.
Hablaba an con sus discpulos cuando Judas,
uno de los doce, lleg acompaado de
numerosa muchedumbre armada con espadas y
bastones,
enviada
por
los
principales
sacrificadores, los escribas y por los ancianos
del pueblo. El que iba a entregarle les haba
dado este signo: Aquel a quien d un beso, es
l apresadlo. Inmediatamente, aproximndose a
Jess, le dijo: Saludos Rabb! Y lo bes. Jess
le dijo: Amigo, lo que has venido a hacer, hazlo.
Entonces esas gentes se avanzaron, pusieron
las manos en Jess y lo prendieron. Judas
conoca el lugar en que se reunan los
discpulos de Jess porque a menudo haba ido
all con ellos. Cuando Jess se vio aprehendido,
les dijo: A quin buscis? A Jess de
Nazareth, dijeron. Soy yo, respondi Jess y
puesto que es a mi a quien buscis, dejad que
stos se vayan. Dijo esto a fin de que se
cumpliera la palabra que l diera: No he perdido
ni a uno slo de sos que me has dado. (Mateo
XXVI, 47-50; Marcos XIV, 43-46; Lucas XXII,
47-48; Juan XVIII, 1-9)
Judas inicia aqu su actuacin estelar, Es su
gran noche, la que ha de perpetuar su nombre
por los siglos de los siglos. El signo de
identificacin para los hombres armados es el
beso. El beso en los labios, tal como era de uso
en la sociedad de aquel tiempo, por el que los
hombres establecen una comunicacin de
corazn a corazn.

354

Ya vimos, al hablar del derrame de los

ungentos en Betania, por parte de Mara, la
hermana de Lzaro, que Judas realiza, en el
discipulado de Jess, las mismas funciones que
Yesod en el rbol Sefirtico. Yesod es el
traidor en ese rbol; es el que vende todos
los meses nuestros propsitos internos al
mundo exterior. Cuando Yesod-Judas, cuya
imagen csmica externa es la Luna, se rene en
el espacio todos los meses con el Sol, se
produce lo que los astrnomos llaman una
conjuncin Sol-Luna, en la que ambos astros
entran en relacin ntima y la Luna arrebata al
Sol, representante de la voluntad-conciencia,
sus contenidos para ser entregados a los
sacrificadores y escribas.
12.- Este beso de Judas tiene lugar todos los
meses en el momento de la Nueva Luna, pero
en el mes de Abril, el Sol, que es el
representante de nuestro maestro individual de
nuestro Ego, va cargado con las virtudes del
Padre y del Hijo, puesto que atraviesa el signo
de Aries y en l est la puerta de comunicacin
entre Dios y el hombre. En este mes, la traicin
de Judas reviste caracteres magnos, porque no
es la traicin de nuestra intimidad la que
efecta, sino la traicin de Dios, al que arrebata
su sangre para que la naturaleza humana pueda
ser transmutada. Una vez ms, en virtud de este
beso de Judas, la sangre del divino cordero de
Aries, ser derramada para salvar a los
elegidos.
Qu ocurrira si Judas no traicionara?
Vemoslo primero en nuestra organizacin
humana interna. Nuestro Ego, que acta en
nosotros a travs del, Sol, que como sabemos
toma en nuestro organismo fsico la forma del
corazn, va centralizando todos los impulsos
que recibe de los centros de vida que figuran en
el rbol Sefirtico. En primer lugar se encarga
de realizar su propio programa, integrando en
su voluntad creadora los impulsos procedentes
de Hochmah y de Binah, que son los centros
situados en el mundo de las emanaciones, que
es el ms prximo al espacio en que se mueve
el Ego. Luego, integra a esa voluntad creadora
los impulsos que vienen de Hesed y Gueburah,
emanados de la personalidad sentimental.
Finalmente, acoge tambin los que recibe de
Netzah y Hod, los dos vigas que se encuentran
en las puertas del mundo material, y que
contienen el pensamiento humano, el que se ha
formado de las observaciones procedentes de
las experiencias en la tierra, en Malkuth, el
mundo de abajo.
13.- El mundo de abajo es el campo de tiro, en
el que se realizan las pruebas. La personalidad
sentimental siente apetencia por ese mundo,
quiere conquistarlo, establecerse en l. Por el

contrario, el Ego preferira que todo ocurriese

internamente, que las experiencias no tuvieran
que realizarse en el mundo fsico, movilizando
para ello a una cantidad indeterminada de
individuos, a la que fuego habr que pagar los
servicios prestados y la personalidad mortal se
pasar aos o vidas pagando nminas a esos
extras que necesitamos para probarnos que
esto funciona as o as.
Pero mientras en el corazn humano se vive
este tira y afloja entre la personalidad
sentimental y la eterna, la una pugnando por la
conquista del mundo fsico, la otra por las
experiencias internas, en coto cerrado, he aqu
que aparece el traidor que se enchufa al centro
solar mediante su beso y a travs de sus
canales, precipita los contenidos de TipherethSol al mundo material, convirtiendo lo que eran
pasiones,
en
imgenes
que
nuestra
personalidad fsica protagoniza. De esta forma
experimentamos, sin lugar a dudas, aquello que
en nuestras estancias internas no apareca
claro.
Mientras la personalidad emotiva es dominante
y cuando an no se ha unificado con la voluntad
del Ego, o sea, mientras nuestro fuego y
nuestra agua no trabajen conjuntamente, lo que
el traidor canalizar hacia el mundo material,
sern dificultades, avatares, sufrimientos y
errores. Pero a medida que nuestras
personalidades internas se unifiquen, la traicin,
al arrojar la armona interna al exterior, ilumina y
apacigua nuestro maltrecho mundo externo.
14.- Judas aparece aqu acompaado de una
multitud armada con espadas y garrotes,
enviada por los sacrificadores, los escribas, los
fariseos,
los
ancianos
del
pueblo,
representantes todos de lo establecido. Ya
sabemos, por nuestros estudios del simbolismo
del Tarot, que los bastones representan el
Fuego y las espadas el Aire. Ambos aqu estn
presentes y constituyen esa copa de la
amargura que Jess le peda al Padre que, de
ser posible, apartara de sus labios. Si a ella
aadimos las 30 monedas que recibi Judas por
su traicin, encontremos reunidos los cuatro
elementos tal como aparecen en los arcanos
menores del Tarot: los Bastos, las Copas, las
Espadas y los Oros.
Sabemos que el fuego es el elemento primordial
que, en su aspecto positivo, se manifiesta como
voluntad creadora. El aire es la otra polaridad
de ese fuego, y ya hemos hecho notar que en el
zodiaco, al otro lado de los signos de fuego:
Aries, Leo, Sagitario, se encuentran los signos
de aire: Libra, Acuario, Gminis. En su aspecto
positivo, el Aire se manifiesta como
pensamiento. Por qu en ese punto de la
enseanza
nos encontramos al fuego
convertido en garrotes y al aire convertido en
espadas amenazadoras? Porque esas fuerzas

355

creadoras,
cuando
no
son
utilizadas
positivamente, se convierten en fuego que
quema, en azote que nos cae encima como un
garrotazo. Y el aire, que es el pensamiento,
lgica, razn, cuando se desperdicia, se
convierte
en
espada,
en
arma
de
enfrentamiento.
15.- Desde que el hombre ha accedido a la
auto-conciencia, ha utilizado la voluntad
creadora y el pensamiento bajo su aspecto de
garrote y de espada. Lo que Judas ha
entregado en esa noche, ha sido el Desperdicio;
es decir, mediante su traicin ha puesto en
contacto las fuerzas desperdiciadas con el Amor
Primordial que iba a disolverlas. Lo constituido,
lo establecido mediante las energas creadoras
desperdiciadas, se enfrentaban con la fuente
madre de esas energas, que iba a absorberlas.
Es decir, durante encarnaciones y ms
encarnaciones, hemos ido estableciendo en
nuestra vida material el obstculo y la dificultad.
Hemos construido segn los criterios de una
personalidad sentimental, y cuando por fin
nuestros ojos se abren y nuestra Agua pone su
poder fecundador a la disposicin del Fuego,
nos encontramos con lo constituido, lo edificado
en los tiempos de nuestras tinieblas, que se
levanta ante nosotros como una amenaza.
Entonces nuestra luz tendr que entrar en estas
sombras para absorberlas, para diluirlas,
cargndolas, por as decirlo, sobre sus
espaldas, penetrando con la cabeza en sus
espinos, para as destruir todo lo edificado en el
tiempo del error.
Es el proceso que tiene lugar en las bajas
regiones del mundo del deseo cuando, al morir,
las capas inferiores de nuestro cuerpo de
deseos quedan destruidas por los impactos del
fuego-garrote que recibimos como torna
equivalente a los que hemos estado repartiendo
en vida.
La traicin de Judas har innecesario este
proceso porque la luz se habr adelantado a
recibir los palos, y en lugar de sufrirlos en
nuestra piel, ser la propia luz la que disuelva el
garrote.
16.- Juan, en su captulo XVIII, nos refiere los
trabajos de la fuerza crstica en el Tsade.
Hemos visto que en las dos puertas anteriores,
la 16 y 17, el hombre se libera de la sinagoga y,
mirando hacia arriba, dirige su palabra al Padre.
Entonces aparece ante l la realidad
trascendente. Sus ojos se abren a lo eterno y ve
y comprende la Creacin. Se encuentra
entonces en condiciones de hacer milagros, de
decirles a sus montaas internas que se arrojen
al mar; tiene la capacidad de auto-curarse y de
curar a los dems. Por l, el mundo adquirir
otro aspecto, dejar de ser la tierra del dolor

para convertirse en la tierra del gozo. Pero todo

ello supone, por su parte, un trabajo. Esas
maravillas no pueden realizarse con un simple
parpadeo. En algunos cuentos mgicos vemos
como el protagonista pronuncia una palabra y la
estancia que guarda el tesoro se abre
misteriosamente, y as sucede en la realidad,
Pero esa palabra que hemos de pronunciar
representa un conjunto de fuerzas que, al
ponerlas en funcionamiento, son las que abren
las puertas.
O sea, la transmutacin de nuestra naturaleza
supone un trabajo. El que las montaas se
arrojen al mar y la tierra se allane, supone para
nosotros un esfuerzo para cambiar lo
Establecido y constituir un nuevo ordenamiento.
Es el esfuerzo que se describe en la presente
estancia, en la que vemos como la luz penetra
en la montaa nocturna y como los
representantes de lo establecido se apoderan
de ella.
17.- Lo constituido tiene que cambiar de
aspecto y tomar la apariencia de ese nuevo
universo que hemos visto y comprendido
despus de que el Abogado nos explicara los
pormenores de la Creacin. Si se tratara tan
slo de modificar nuestra estructura interna, la
cosa podra suceder sin dramas, pero es el
mundo exterior el que tenemos que modificar
para que sea a la imagen del nuevo mundo que
llevamos dentro. En nuestra organizacin social,
cuando se produce un cambio de gobierno,
vemos que empiezan por cambiar los ministros,
luego stos nombran a los directores generales
de sus respectivos ministerios, y stos a su vez,
los
secretario,
gobernadores
locales,
embajadores, subsecretarios, y a veces hasta
los botones de las instituciones pblicas son
cambiados. Cuando quedan funcionarios del
rgimen anterior ocupando los mismos puestos
en el nuevo, su actuacin siempre resulta
perturbadora para las directrices del nuevo
ministro. De igual modo, cuando la personalidad
crstica se instala en nosotros deberemos
desalojar de nuestros ministerios internos a
quienes se ocupaban antiguamente de
establecer nuestra realidad material, a esos
ancianos del pueblo, a los que escriban nuestra
historia, a los que sacrificaban nuestras
tendencias
internas,
convirtindolas
en
circunstancias, en ancdotas que tenamos que
vivir, a los fariseos que nos prescriban las
reglas de conducta.
Toda esa muchedumbre armada nos la
encontraremos en esta noche de Getseman
rodeando a Judas, que representa de algn
modo su puesto de trabajo, ya que todos ellos
son los constructores de las imgenes internas
que luego se positivarn en la realidad de
nuestra vida y operan desde ese centro llamado
Yesod.

356

El cambio de personal interno equivale a arrojar

toda esa montaa de funcionarios al mar,
porque no pueden ser los fieles ejecutivos de la
nueva poltica de nuestro Ego. Su tiempo se ha
terminado, pero antes de que consigamos
barrerlos,
tendremos
que
soportar
su
insubordinacin; tendremos que someternos a
sus humillaciones, a su martirio. Intentar dar
el golpe, poner al suelo a los representantes
de nuestra nueva legalidad interna y ser
preciso que pasemos por todo esto antes de
que el centro interno que instituye nuestra
realidad humana sea ocupado por los nuevos
mandatarios.
18.- En el Tarot, el Tsade aparece bajo la
lmina 18, que lleva el nombre de la Luna. En
ella vemos la imagen de una Luna derramando
sus gotas de roco, que son sus fuerzas
estructuradoras; vemos a dos perros que
representan
la
naturaleza
animal,
preconsciente, que come ese roco lunar y lo
escribe lo instituye en slidos sortenos, que
aparecen en ambos lados de la lmina. Y, en un
lago, un cangrejo, smbolo del signo de Cncer,
parece
observar
entusiasmado
aquel
espectculo que se representa en beneficio de
la naturaleza emotiva.
Tal como ya hicimos notar al hablar de esta
lmina en la leccin 7 del 2 Curso, el Tsade se
encuentra al final del 2 ciclo de letras regido
por Hochmah. Esto significa que el Tsade
resume todos los trabajos efectuados por
Hochmah desde el principio de su actuacin, o
sea, desde el punto en que Hochmah era esa
agua que amenazaba con apagar el fuego
primordial, hasta que se ha convertido en el hijo
entregado a la voluntad del Padre. En el Tsade
est escrito todo nuestro historial sentimental,
desde que arrebatamos el fuego divino,
personalizado en el Aleph, convirtindolo en
pensamiento humano mediante el Yod, con
cuya fuerza instituimos nuestro mundo humano.
Todo lo que hemos hecho desde el Yod (10) al
Tsade (18) est grabado en esa letra-fuerza, y
para pasar al estadio siguiente, el 19,
deberemos desgravarlo de una vez y para
siempre de nuestra vida, porque en el siguiente
paso hemos de abordar las tareas creativas y
no pueden quedar en nosotros posos de nuestra
antigua personalidad. No pueden quedar
deudas que nos obliguen a comportarnos de
una determinada manera. Esta fase creativa
hemos de comenzarla siendo hombres libres,
sin amarras que nos aten a un pasado
ancestral.
Por ello, cuando el Tsade aparece en nuestro
juego, constituye el anuncio de que un trago
amargo nos espera, de que nos aguarda una
humillacin. La vida nos har beber esa copa de
la amargura que contiene el zumo que nosotros
mismos hemos ido exprimiendo en antiguas

etapas de rebelin y que ahora ni el mismo

Padre puede apartar de nuestros labios.
19.- En las nueve estancias que van del Yod al
Tsade, en ese 2 ciclo de letras regido por
Hochmah,
escribimos
nuestra
historia
sentimental, dijimos. Es cierto que a medida que
nos aproximamos al Tsade, la rebelin cede y
nos convertimos en hijos de Dios. Cierto
tambin que en cada encarnacin vamos
liquidando dudas contradas en las vidas de
rebelda que hemos protagonizado. Pero
siempre nos quedan prrafos escritos que, por
lo intrincado de la escritura, no hemos podido
borrar.
En efecto, si nuestra historia humana se
escribiera en las pginas de un libro, con
quemarlo, estaramos al cabo de la calle. Pero
la nuestra es una historia escrita en la carne
viva de los dems, un prrafo en uno llamado
Pedro otro prrafo en otro llamado Juan, los
cuales, a su vez, con ese mensaje nuestro, han
escrito otras historia en las espaldas de sus
semejantes, traspasndoles a ellos nuestra
responsabilidad. Y as resulta que nuestra
historia humana es una enmaraada selva, en
la que campa una maleza que no reconocemos
como nuestra. Por ejemplo, cuando emitimos un
sentimiento de clera, de odio, ese impulso
violento viaja por el espacio en busca de un
receptculo, de una morada en que ubicarse.
Una vez encontrada su casa, este odio
potenciar el odio ya existente al donde va a
parar, hasta impulsarlo a moverse, a viajar de
nuevo, y ya sern dos los odios que crucen
juntos el espacio en busca de un tercero.
Cuando ese odio alcance su terminal, quizs
haya producido un crimen y nosotros lo leamos
en los peridicos horrorizados, sin sospechar
que ese crimen haya sido perpetrado con un
tanto por ciento de odio salido de nuestra
entraa.
20.- Es por ello que borrar lo escrito de manera
que no quede ni rastro de nuestra historia,
significa maternos en el corazn del mundo, en
la montaa negra de Getseman y aguardar en
ella a los representantes de lo Establecido, con
sus garrotes y sus espadas y decirles: Yo soy el
que buscis, yo soy el culpable de todos los
crmenes que me atribus, y estoy dispuesto a
seguiros.
No hay peligro de que los representantes de los
escribas se equivoquen en su identificacin,
porque Judas les acompaa y, como hemos
visto, Judas es el representante de nuestro
Yesod interno, o sea, del centro en que se
inscribe todo nuestro historial humano. All se
encuentra nuestra memoria archivada para que
pueda ser reclamada en el momento oportuno.
Al morir, esa memoria a pasa en poder de los
ngeles archiveros, y al volver a la vida, una
parte de esa memoria nos es inoculada a ttulo

357

de destino, para ser convertida en imgenes

materiales.
Cuando nuestra alma humana alcanza la puerta
18 del proceso de instalacin crstico y llegamos
al escenario llamado Getseman, entonces
pedimos el saldo de todo lo que tenemos
pendiente, y es cuando aparece el contable
mayor llamado Judas que nos lo entrega con un
beso, anunciador de la suprema amargura, pero
tambin de la suprema liberacin.
21.- Este encuentro de Judas con Cristo forma
parte de la historia mtica que cada hombre ha
de vivir. Es una secuencia personal que nos
ocurrir a nosotros y a nadie ms, aunque todos
la vivan, cada uno en su momento. Es por ello
que la multitud armada se llev a Jess y no
toc a ninguno de sus discpulos, puesto que
ese acontecimiento histrico es el reflejo de esa
dinmica interna de la que hablamos. Tambin
nosotros, cuando decidamos vivir nuestra noche
en Getseman y pedirle a Judas que nos
presente la cuenta pendiente de nuestro karma
para liquidarla, estaremos rodeados de
discpulos, porque el paso de Cristo por
nuestras estancias internas no es algo que

pueda mantenerse en secreto. Los que nos

rodean lo ven, lo saben; nosotros mismos
experimentamos el deseo de proclamarlo desde
el tejado. Pero cuando vivamos este trago
amargo, lo viviremos exclusivamente nosotros y
no contagiaremos a nadie. Nadie vivir con
nosotros esa hora de la amargura porque las
andanzas de nuestra personalidad crstica no
generan karma, no comprometen a las
personas que nos escuchan y que nos siguen,
las cuales slo reciben de nosotros la parte del
amor, liberadora.
22.- Por ello, cuando Pedro desenvain la
espada e hiri a uno de los hombres armados,
Jess restao esa herida inoportuna. Es decir,
si
nuestro
trance
provoca
reacciones
intempestivas en aquellos que nos rodean, se
manifestar en nosotros, espontneamente, la
fuerza que restaura aquello que esa reaccin
haya podido daar, de manera que no queden
secuelas y que la liquidacin total de nuestro
karma no engendre a su vez una nueva
consecuencia que ms tarde debamos pagar.

Preguntas:
1.- Por qu al llegar a Getseman, Jess divide sus discpulos en tres grupos?
2.- Para entrar en la voluntad del Padre, de qu debemos desprendernos?
3.- Dinos lo que has comprendido de todo lo dicho hasta ahora sobre el beso de Judas.
4.- Qu representan los garrotes y las espadas de la multitud que fue a prender a Jess?
5.- Qu significar, para cada uno de nosotros, beber esta copa de la amargura, que ni el mismo Padre
puede retirar de nuestros labios?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 44

1.- Uno de los que estaban con Jess extendi

la mano, y sacando la espada hiri a un siervo
del pontfice, cortndole una oreja. Jess
entonces le dijo: Vuelve tu espada a su lugar,
pues quien toma la espada, a espada morir.
O crees que no puedo rogar a mi Padre, quien
pondra a mi disposicin al punto a ms de doce

legiones de mensajeros? Cmo van a

cumplirse las escrituras de que as conviene
que sea? Entonces dijo Jess a la turba Cmo
a ladrn habis salido con espadas y garrotes a
prenderme? Todos los das me sentaba e el
templo para ensear y no me prendisteis, pero
sta es vuestra hora y la del poder de las

358

tinieblas. Todo esto sucedi para que se

cumpliesen las escrituras de los profetas.
Entonces todos los discpulos lo abandonaron y
huyeron (Mateo XXVI, 51-56; Marcos XIV, 4752; Lucas XXII, 49-53; Juan XVIII, 10-11)
Al final de la leccin anterior ya hicimos
referencia a ese que extendi su mano para
herir al siervo del pontfice y que en el Evangelio
de Juan se identifica como Pedro. Dijimos que
la enseanza crstica no produce karma, no
genera acciones que, siendo positivas, estn
potenciando un polo negativo que en un
prximo captulo de nuestra vida hayamos de
protagonizar. En el Reino de Cristo la dualidad
ha desaparecido, ya no hay bien-mal, izquierdaderecha,
blanco-negro,
positivo-negativo,
espacio-tiempo, etc. Por consiguiente, la vida se
desarrolla en una permanente plenitud, sin
necesidad de vivir por partes una experiencia,
primero como agresor, despus como vctima,
como sucede en el universo del Yod-He-Vav-He
en el que estamos ahora anclados.
Uno de los que estaban con Jess dice la
crnica. Hagamos hincapi una vez ms en lo
de ser y de estar. El cristianismo es un modo de
ser que se expresa mediante un repertorio de
actitudes que emanan de ese ser y no de un
conjunto de reglas escritas que se estn
interpretando como sucede con la religin de
Jehov.
Se puede estar con Jess y no ser del Reino,
mostrando un comportamiento atpico, ajeno al
cristianismo, por mucho que se utilicen sus
smbolos y que se citen los textos. En el
despliegue histrico del cristianismo, hemos
visto a menudo desenvainar la espada para
defender a Jess, y ello prueba manifiestamente
que esos espadachines, esos Pedros en la
noche, son unos de los que estn con Jess,
pero no son del Reino.
3.- La reaccin de Pedro ilustra lo que puede
suceder
en
nosotros
mismos
cuando
atravesamos nuestro Getseman. Cuando lo
escrito en anteriores vidas nos es arrojado en
pleno rostro, puede provocar en nosotros un
movimiento de defensa, Pedro es testigo de una
injusticia: los hombres armados van a prender a
su maestro y l se levanta contra lo injusto.
Esa injusticia nosotros la hemos de vivir
necesariamente. El maestro que todos llevamos
dentro, un da nos ser arrebatado por esos
hombres armados con garrotes y espadas, y
nos parecer entonces que la actitud adecuada
es la de defenderlo. Cuando vemos que la
sociedad se prepara a dar muerte a lo ms
noble, lo ms hermoso, lo ms elevado que hay
en nosotros mismos, vamos a permanecer
indiferentes y dejar que la injusticia triunfe?
La tendencia que estructura nuestro mundo
material, la que edifica con gestos cotidianos el
marco de nuestra vida, a la que Jess dio el

nombre de Pedro, ya sabe que lo que sucede al

Maestro aquella noche est escrito y que tiene
que cumplirse, pero su comportamiento no est
a la altura de la circunstancia.
O sea, cuando las energas creadoras que
hemos desperdiciado a lo largo de nuestras
vidas se presentan ante nosotros bajo su faz
negativa y pretenden desposeemos de la voz
interna que nos gua, nos parece justo
reprimirlas y asegurar el triunfo del Maestro que
llevamos dentro. Sin embargo, ya hemos visto
que la dinmica natural exige que la voz interna
muera como tal para que pueda resucitar en los
gestos. El Maestro que explica, que discursea,
que inspira libros, debe desaparecer para volver
a nosotros y convertirnos en libros y discursos
vivientes, de manera que la verdad se explique
mediante nuestra forma de obrar y no mediante
palabras o razones.
4.- El mal, nuestro mal personal debe triunfar
provisionalmente sobre nuestro bien, debe
entrar en su terreno para disolverse como el
azcar en el agua y desaparecer como tal. Este
proceso puede observarse en el terreno
histrico y un ejemplo de ello lo tenemos en los
brbaros triunfando de Roma para adquirir
despus las virtudes del imperio romano.
Cuando vivamos nuestro Getseman, despus
de saber, de comprender, de estar en posesin
de la verdad, no debemos levantar la espada
contra el error, sino dejar que el error nos
penetre para que se disuelva en nuestra verdad.
El mundo, nuestro mundo no podr ser cristiano
antes de que esto nos suceda: debemos edificar
pacientemente el edificio de la verdad para
despus dejrnoslo conquistar por el enemigo.
Una vez ese enemigo se instale en nuestros
torreones, una vez dentro de la verdad, la
descubrir, gozar de sus ventajas y se
convertir l mismo en verdad.
Traducido en trminos prcticos no debemos
resistir ante la violencia; no debemos oponernos
a la aparente injusticia y si sta nos aprehende,
nos ata a su carro, nos liga a su organizacin,
debemos abandonarnos a ella, penetrar en su
corazn para disolverla desde dentro. Ser la
bondad, la paz y el amor en un sistema violento
y cruel, es uno de los trances a vivir antes de
nuestra liberacin total.
Esta violencia, puede no ser externa, sino
transcurrir dentro de nosotros mismos; ser una
violencia que se ejerce en nuestro orden
interno, alterndolo y producindonos dolores y
enfermedades, mutilaciones y deformaciones
orgnicas. Esto explica que en las altas esferas
de la jerarqua humana, entre los que transitan
por los ltimos lazos de la montaa, haya un
buen nmero de enfermos o de mutilados.
Ciertos esoteristas han explicado que el
desarrollo espiritual conduce a una prdida de
la salud, hasta conseguir un nuevo equilibrio. En

359

realidad, es el paso por la montaa de

Getseman lo que produce en ellos esa
alteracin de la salud, o se ven llamados a filas
por una organizacin violenta, como les sucedi
a algunos esoteristas con Hitler, y mientras unos
superan ese trance y recuperan la salud perdida
o sobreviven a la prueba, otros acaban su vida
en Getseman para proseguir su camino en una
prxima encarnacin.
5.- Hemos dicho algunas veces, en esos
estudios, que los efectos negativos de nuestro
karma pueden ser eludidos si comprendemos la
leccin que comportan antes de ser
experimentada. En efecto, si nuestra frecuencia
vibratoria
sube,
nos
encontramos
automticamente en otro mundo y en otro
itinerario en el que no figuran los accidentes
inscritos en el anterior. Pero cuando
alcanzamos la puerta llamada Getseman, esto
ya no lo podemos hacer, porque ya no se trata
de nuestro karma, sino del karma del mundo.
Del mismo modo que hay un servicio militar, y
en algunos pases y bajo ciertos gobiernos un
servicio civil que todos tienen que cumplir,
tambin existe un servicio krmico que
ineludiblemente debemos prestar antes de
entrar en el reino. Por ello, en esa hora, aunque
nos sea posible movilizar a doce legiones
celestes que acudiran en nuestra ayuda, para
restablecer nuestra salud o para liberarnos del
mal trance que estamos viviendo, no lo
debemos hacer y debemos pedir a nuestro
Pedro interno que envaine de nuevo la espada,
que volvera a proyectarnos en el ciclo del
karma individual.
Tenemos que dar los pasos que Jess dio y,
despus
de
habernos
salvado
individualmente, situndonos fuera del mundo, o
sea, habiendo conseguido que nadie nos
reclame para vivir juntos experiencias de amor o
de odio, debemos salvar al mundo, puesto
que, como vimos en el punto 19 de la leccin
anterior, tambin hemos contribuido en
perderlo, puesto que en las infinitas
ramificaciones que han tenido los pensamientos
y sentimientos emitidos y los actos realizados
resulta imposible individualizar un karma y decir:
Este pertenece a tal, y este a cual Una parte
de lo que establecemos nos es devuelta, pero
hay otra parte que queda en la historia del
mundo con tantos por ciento de responsabilidad
muy repartidos, como ocurre en esas
sociedades annimas, en las que el propio
accionista no sabe en que negocio participa, y
as hemos visto que fondos del Vaticano servan
para financiar casas de prostitucin y hasta
lleg la banca del Vaticano, en oscuros e
indirectos trficos de armas, a comprar la pistola
con la que se atent contra la vida del Papa
Juan Pablo II.

Para liquidar ese karma de segunda o tercera

mano, debemos realizar ese servicio colectivo
de depuracin, cuando nuestra cuenta individual
ya haya sido liquidada. As borrando lo escrito
annimamente por nosotros, se borrar
igualmente la parte de la escritura que
cobraba coherencia con nuestras letras, ya
que si a la palabra dolor le quitamos las dos os,
se queda con d l r, que no significa nada. De
igual modo, al purificar nuestra parte de
impurezas
del
mundo,
liquidamos
automticamente las impurezas que cobraban
cuerpo y coherencia gracias a las nuestras.
6.- Es la hora del poder de las tinieblas, como
Jess les dice a los que iban a prenderle.
Pudieron hacerlo mientras predicaba en sus
templos, pero entonces no estaban movidos por
esos poderes de las tinieblas que Judas
moviliz con su traicin. Era preciso que llegara
esa hora, la del plenilunio de abril, a los tres
aos de haber empezado la obra, toda obra, se
encuentra en su madurez, en la fase de
exteriorizacin, y es entonces cuando se le
encuentra ms jugo, ms sabor.
Los poderes de las tinieblas estn sedientos de
luz, y es cuando el Sol atraviesa el signo de
Aries y la luz de arriba penetra en el mundo de
abajo, que esos poderes toman sus garrotes y
sus espadas para matar al Maestro. Por ello en
el espacio de unos das Cristo vive su jornada
de plenitud, con su entrada triunfal en
Jerusalem y la noche de la amargura en
Getseman. Cuando las tinieblas penetran en l,
todos sus discpulos lo abandonan y huyen. El
trabajo de esa hora ha de realizarse en una total
soledad, del mismo modo que cuando el dolor
nos asalta, cuando nos vemos disminuidos e
impotentes, cuando sufrimos por un familiar que
padece, no podemos compartir ese dolor:
debemos vivirlo y soportarlo solos.
7.- Empieza para Jess el peregrinaje que lo
conduce de Anns a Caifs, suegro y yerno
respectivamente, ambos sacrificadores del
pueblo judo, seguido a una cierta distancia de
Pedro, que quera ver como terminaba todo
aquello. Todos buscaban algn falso testimonio
contra Jess que les permitiera darle muerte.
Por fin encontraron uno que dijo: Este ha dicho:
Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo
en tres das. Entonces el soberano sacrificador
le dijo: Qu respondes a eso? Jess guard
silencio. Y Caifs, tomando de nuevo la palabra
dijo: Te adjuro, por Dios vivo, que nos digas si
t eres Cristo el hijo de Dios. Jess le
respondi: T lo has dicho. Adems, os declaro
que veris al hijo del hombre sentado a la
derecha del poder de Dios, viniendo sobre las
nubes del cielo. Entonces el soberano
sacrificador rasg sus vestiduras, diciendo: Ha

360

blasfemado! Necesitamos ms testigos?

Habis odo su blasfemia. Qu os parece? Le
respondieron: Merece la muerte. Y empezaron a
escupirle en el rostro, dndole puetazos y
bofetadas, dicindole Cristo, profetiza, dinos
quien de nosotros te ha golpeado (Mateo XXVI,
57-68; Marcos, XIV, 51-65; Lucas XXII, 54; Juan
XVIII, 12-14)
A lo largo de los interrogatorios a que sera
sometido Jess, a menudo guardara silencio, o
se limitara a responder: T lo has dicho. El
mundo, los hombres-mundo, no pueden
entender lo que est ms all del mundo mismo
en que se mueven. Cuando interrogan al
hombre-luz, no lo hacen por aprender algo de
l, sino para utilizar sus palabras en la
reafirmacin de sus propias creencias. Esas
sombras no empapan la luz, no la comprenden,
de modo que es intil dialogar con ellos.
Cuando aprisionan al hombre-luz, cuando lo
llevan atado a sus palacios, es para matarlo, no
para beneficiarse de la enseanza que de l
puedan recibir.
Por ello, al llegar esa hora, no debemos
pretender convencer al adversario. No se trata
de ganar gentes a nuestra causa, porque esa
hora ya ha pasado, ya hemos estado en la
sinagoga predicando y discurriendo para
aquellos que tena odos para entender.
Estamos ante los sacrificadores para que stos
cumplan con sus oficios y nos sacrifiquen. Y
mejor, puesto que tienen que hacerlo, que lo
hagan rpido, de modo que les daremos
razones para que se sientan motivados. No les
ocultemos que nuestra obra humana se
instalar a la diestra del Padre y no a su
izquierda, donde ellos se encuentran.
8.- En esta secuencia Jess recibe los primeros
golpes, las burlas, las humillaciones. Es la
dialctica natural que utiliza lo inferior para
hablar con lo superior. Es su forma de
acercamiento y lo vemos en nuestros hbitos
sociales, cuando el adolescente se acerca a la
muchacha que admira y no sabe expresarle
positivamente sus sentimientos, le da puetazos
y le escupe. Y en esa saliva que lleva impresa
su cdigo gentico, no debemos ver un acto de
desprecio, sino una forma ruda de aproximarse
a lo que un da ha de ser el gran amor.
Empieza as la singular historia de amor entre
Jess y el supremo sacrificador, y as empiezan
todava muchas historias de amor en las
mazmorras de la polica, cuando los agentes
pretenden obtener la verdad, torturando al
hombre que han aprisionado y que, en otra vida,
en otras circunstancias, se convertir en el ser
amado, cuando la saliva con que se escupe se
convierta en ese cdigo gentico, esa alma que
se ofrenda al otro, rendidamente, con devocin.
La pasin de Cristo, ese acto sublime de
redencin, ha de beneficiar, primero, a los

artfices de esa pasin, a los que clavaron sus

manos y sus pies a golpes de martillo. Lo nico
que no vincula al hombre es la indiferencia. El
amor y el odio lo atan, ya lo hemos visto en
anteriores puntos de la enseanza. En esta
puerta, Cristo conseguir llevar a su Reino a los
que no se han aproximado a l por el lado del
amor y se le aproximan por la vertiente del odio.
Nosotros, como l, hemos de inspirar ese odio
redentor a los que slo as pueden acceder a la
comprensin de los misterios del Reino.
9.- Lo que desencaden la violencia de sus
adversarios fue la proclamacin de la verdad
por parte de Jess, al decir que el hijo del
hombre se sentara a la diestra del Padre, en el
trono de Hochmah, que es precisamente donde
ha de conducirnos Cristo, donde estaremos
todos en el sexto da de la Creacin y donde el
Padre nos acoger para llevarnos a su propio
trono en el sptimo da.
Cuando vivimos en el error, cuando ese error
constituye lo positivo y tangible que hay en
nuestra vida, la verdad se manifestar en el
polo negativo, y como la parte negativa de toda
cosa est sometida a la violenta fuerza de
repulsin que lo destroza todo, la manifestacin
de la verdad suscita siempre nuestra violencia.
De ah que al enunciarla Jess, llovieran sobre
l los golpes y los insultos.
Es preciso que nosotros, de algn modo,
proclamemos la verdad all donde sabemos que
ha de suscitar el odio y el aborrecimiento, a fin
de vincularnos a esas almas que viven de
espaldas a la verdad y que no la descubriran si
alguien no la removiese. Muchos son los
llamados
cientficos
que
combaten
violentamente el pensamiento esotrico y todo
lo relacionado con la fe y la divinidad. Pero
sern ellos, en otra vida, los que llevarn la
ciencia al descubrimiento de los otros mundos.
Para que esto se haga as, es necesario que la
verdad aparezca ante ellos, que los provoque,
que los movilice en su contra, presentndose
como lo negativo que debe ser aborrecido,
conquistando as el derecho a que aquello
figure inscrito en el prximo programa del Ego,
despus de que la conciencia haya positivado
las experiencias vividas desde el odio, al pasar
por las regiones inferiores del mundo del deseo.
10.- Mientras tanto, Pedro estaba sentado en el
patio. Un sirviente se le aproxim y le dijo: T
tambin estabas con Jess, el galileo. Pero lo
neg ante todos, diciendo: No s lo que quieres
decir. Como se dirigiera hacia la puerta, otro
sirviente lo vio y dijo a los que estaban all: Este
se hallaba tambin con Jess de Nazareth. Lo
neg de nuevo con juramento. No conozco a
este hombre. Poco despus, los que estaban
all, aproximndosele, dijeron a Pedro:

361

Ciertamente, t formas parte de esas gentes, ya

que por tu forma de hablar se te reconoce.
Entonces se puso a imprecar y a jurar: No
conozco a este hombre. Inmediatamente
despus el gallo cant. Y Pedro record lo que
Jess le haba dicho: Antes de que el gallo
cante, me negars tres veces. Y habiendo
salido, llor amargamente (Mateo XXVI, 69-75;
Marcos XIV, 66-72; Lucas XXII, 52-62; Juan
XVIII, 25-27)
A partir de este momento, el nico discpulo que
seguir a Jess hasta su sacrificio final, ser
Juan. Pedro sale del proceso crstico, llorando
amargamente. Ya no estara con el Maestro
cuando llegase ese nuevo da que el canto del
gallo anunci. Por consiguiente, lo que Pedro
representa, la iglesia exotrica, no podr ir
tampoco hasta la trasmutacin final realizada
por Cristo. La iglesia exotrica slo puede
conducir a sus fieles hasta el gallo que, como ya
dijimos
en
una
leccin
anterior,
los
constructores de catedrales situaban en el punto
ms alto del campanario, all donde el templo se
termina.
Hemos dicho muchas veces que en la llamada
Iglesia de Cristo no ha penetrado la enseanza
que el Maestro dio y que su organizacin, su
jerarquizacin, es la heredada de la antigua
iglesia de Jehov. Es una Iglesia en la que se
habla de Cristo, en la que se leen los
Evangelios y se miman algunos gestos que
Jess realiz y que, como hemos visto,
expresan una dinmica csmica.
Por consiguiente, el Pedro del relato evanglico
no es el Pedro del cristianismo sociolgico, cuyo
representante externo es el Papa, sino el
constructor del templo cristiano, o sea, el
representante de Binah en Hochmah y en
Tiphereth.
En la Biblia vemos como David recibe de
Jehov el encargo de edificarle un Templo.
Vemos como Salomn el hijo de David, hereda
ese mandato divino y manda edificar realmente
ese templo, cuyo ejecutor es el arquitecto
Hiram. Ya nos hemos referido ampliamente, en
diversos puntos de esta enseanza, a las
peripecias de la construccin del antiguo
templo, que sera destruido varias veces y
reconstruido.
Cristo es el dispensador de una nueva
enseanza que tambin necesita ser cobijada
en el interior del hombre, y fue Pedro el
encargado de realizar los trabajos de
construccin del templo fsico. Esos templos,
que los constructores medievales edificaron,
constituyen la imagen externa del templo de
Pedro que todos los cristianos han de edificar
en su interior, empezando por el claustro, con el
pozo en el que se arrojan las monedad
profanas, luego los doce altares rodeando al
treceavo, que el reservado al Maestro, y en los
que cada mes, siguiendo el recorrido del Sol,
han de oficiarse misas da a da; es decir, el

discpulo ha de comunicar, en esos doce

altares, con las jerarquas csmicas que habitan
en ellos para recibir sus virtudes y poderlas, a
su vez, desparramar en el marco humano en
que se mueve.
12.- As, poco a poco, el hombre habitado por
Cristo, ir reconstruyndose el templo interno,
levantar columnas, construir la sacrista y sus
aposentos ntimos, para poder residir all, sin
necesidad de salir al exterior, y luego edificar
la bveda, adornar la fachada y proseguir con
el campanario, en el que pondr campanas,
mediante las cuales llamar a sus semejantes';
llamarlos a compartir su fe, su verdad, puesto
que en esa edificacin de Pedro se llega a un
punto en que es necesario compartir lo que se
lleva dentro y cuando la campana aparece en
nuestra organizacin interna, ello indica que se
est llegando al final de la obra de Pedro. Una
vez rematado el campanario, se coloca el gallo
en la cspide y Pedro se va desconsolado,
llorando amargamente por no poder seguir ya la
trayectoria del Maestro.
13.- Entonces se queda slo Juan. Hemos visto
que Juan y Pedro siempre han actuado juntos.
Jess se los llev a la montaa de la
Transfiguracin, los mand a preparar la
Pascua, los puso en el grupo de los que
velaban en Getseman. Pedro y Juan asumen,
en el proceso cristiano, el papel de esos dos
hermanos bblicos que primero eran enemigos y
se mataban, despus se reconciliaban, para
fundirse finalmente en Cristo. Aqu los papeles
se han cambiado y Pedro representa el
constructor material, el Can regenerado, y Juan
representa el Abel que ha aprendido a construir.
Cuando, en los peldaos finales Pedro niegue,
tendr que retirarse llorando y Juan asumir,
por as decirlo, su personalidad y ser el nico
representante del cristianismo que llegue a la
culminacin de la obra.
En el antiguo orden, el de Jehov, Can era el
hermano mayor, y el que construa, el que
creaba y Abel era el sometido, el sacrificado.
Pero la civilizacin del Can se desplom con el
Diluvio, y entonces vemos como el hermano
mayor tiene que ceder sus derechos de
primogenitura al menor. Tambin en la historia
de Cristo, Pedro es el primero de los discpulos
y Juan el segundo, pero ser Juan quien
acompae a Jess hasta el final y no Pedro.
Juan ser el nico representante de los
discpulos en el pie de la cruz y el Maestro le
confiar el cuidado de su Madre, la Tierra. Juan
ser el encargado de mantener el mundo en el
cristianismo; el encargado de alimentar ese
mundo y de velar por sus necesidades.
Juan representa a los discpulos en el ms
profundo de los significados; es decir, asume

362

las personalidades de todos, es su portavoz. Y

al referirlo as la crnica sagrada, no hace ms
que describirnos el proceso anmico que se
desarrolla en el interior de cada hombre y que
hace que no seamos uno slo, sino seres
mltiples, con todo un repertorio de
comportamientos, al azar de la tendencia que se
haya calzado la corona en nuestra psique en
aquel momento. Jess, al comienzo de su
ministerio, se propone llevar a cabo su obra tan
slo con doce hombres, uno por cada signo del
Zodiaco. Cuando nosotros conseguimos ser
slo doce, ya es un progreso considerable en el
camino de la unidad. Pero al final de ese camino
deberemos ser slo uno. En nuestra naturaleza
interna debern ir acallndose las voces y
cuando alcancemos la hora amarga, la de
Getseman, la hora de tragarnos todo lo que
siendo hombres-mundo hemos establecido o
ayudado a establecer, en esa hora tendremos
que ser uno. Tiene que haberse realizado en
nosotros una unidad de criterio para afrontar la
prueba sin diversidad de opiniones, sin que
pueda acceder al trono de nuestra vida una
tendencia que no est de acuerdo con lo que ha
realizado la anterior y proceda a un cambio de
ministros, de directores generales y de
gobernadores en nuestros vacos internos.
14.- Nuestro objetivo humano es convertirnos en
Juan y expulsar de nuestra naturaleza al Pedro
que niega. Cuando Pedro se vaya llorando de
nosotros, podemos decir que estamos llegando
a la culminacin de la obra.
Es preciso que comprendamos ese llanto de
Pedro, Pedro ha levantado el templo cristiano,
ha edificado en nuestro interior las columnas,
los altares, las bvedas, los pozos donde lo
profano es arrojado, nos ha provisto de
campanario y de campanas para que podamos
llamar a nuestros semejantes a la obra. Y Pedro
ha pensado que estaba edificando para la
eternidad, que aquello que levantaba tendra
valor permanente.
Pero he aqu que se le hace evidente que todo
su trabajo no es ms que una peripecia en el
camino. Esa perfecta construccin interna, en la
que cada piedra, cada adorno, dada signo tiene
un sentido, es valedera mientras el hombre se
encuentra en la sinagoga. Cuando ha aprendido
la esplendorosa leccin que el templo le aporta
tiene que demoler todo aquello y olvidarlo,
diluyendo las experiencias que le haya aportado
en su propia esencia. Porque ese templo
cristiano no es el reino de Cristo, sino tan slo el
camino que conduce a ese reino.
Pedro niega conocer al Maestro niega ser uno
de los suyos porque en esa hora el Maestro ya
no es el que era. Su circunstancia ha cambiado,
est trabajando en los que odian, en los que no
han podido seguirlo por la va del amor y tiene
que llevarlos al Reino por el camino del
sufrimiento, de la adversidad, del drama. Toda
la humanidad ha de entrar un da en el Reino de

Cristo y para ello es preciso que el Maestro

vaya a buscar a los que, por su propio pie, no
van el Templo de Pedro.
A ese Maestro atado y maltratado, Pedro no lo
reconoce, no quiere reconocerlo, y cuando el
gallo anunciado canta en su vida, llora
amargamente, porque se acuerda de que esto
ya estaba previsto, que estaba escrito que
ocurriera as, y se retira. Tena que retirarse y
permanecer en su lugar, desempeando las
funciones que le haban sido encomendadas de
guardin de las llaves del templo. Es preciso
que queden en el camino las seales que
permitan a los peregrinos reconocerlo. Pedro
debe aguantar el Templo y no seguir a Cristo
ms all del campanario.
15.- Slo Juan acompa al Maestro hasta su
sacrificio final. Juan, Abel triunfante, Abel con
los ropajes de Can, es aqu el representante
humano de la columna de la derecha.
Ya vimos que en lo alto de la columna de la
izquierda se encontraba otro Juan, el Bautista,
el precursor. El Juan-precursor bautiza en agua,
es decir, a los que han llegado a lo alto de la
columna del conocimiento, les abre las puertas
del amor, anuncindoles ese otro mundo que
Jess vino a revelar. Juan Zebedeo bautiza en
fuego, es el Hombre Pleno, unificado, que ha de
conducirnos a los pies del trono del Padre. Hay
un Juan que conduce de Binah a Hochmah y
otro que conduce de Hochmah a Kether. A
menudo los dos Juanes se confunden cuando
los esoteristas se refieren a ellos. El esoterismo
inicitico se qued anclado en el Juan-precursor
y en sus talleres se construye y reconstruye an
hoy en da el templo salomnico, sin que los
siglos hayan servido de nada para acelerar esa
reconstruccin. La mtica Salom no ha
danzado an y no se ha despojado de sus siete
velos; por ello la cabeza de Juan-precursor
sigue sobre sus espaldas y Cristo no puede
empezar su enseanza.
Pero ahora Juan Zebedeo comienza su
actuacin y ya Pedro se retira llorando, dejando
el espacio libre al discpulo amado. En nuestro
mundo hay seales de que Juan Zebedeo se
manifiesta con vigor. Jams se han publicado
tantas interpretaciones de su Apocalipsis como
hoy y si sus autores no dan en el tiro an,
porque no han recorrido todos los lazos del
camino y no poseen las claves que les
permitirn comprender este texto simblico ello
evidencia, sin embargo, que Juan Zebedeo se
est manifestando.
16.- Llegada la maana, todos los prncipes de
los sacerdotes y ancianos del pueblo tuvieron
consejo contra Jess para quitarle la vida; y
atado le llevaron y le entregaron al gobernador
Pilato. Qu acusacin trais contra ese

363

hombre? les dijo. Ellos respondieron: Si no fuera

un malhechor, no te lo traeramos. Djoles
Pilato: Tomadle vosotros y juzgadle segn
vuestra ley. Le dijeron entonces los judos. Es
que a nosotros no nos es permitido dar muerte a
nadie. Para que se cumpliese la palabra que
Jess haba dicho, significando de que muerte
haba de morir. Entr de nuevo Pilato en el
pretorio y, llamando a Jess, le dijo: Eres t el
rey de los judos? Respondi Jess: Dices eso
de ti mismo o te lo han dicho otros de m? Pilato
contest: Soy yo judo por ventura tu nacin y
los pontfices te han entregado a m, Qu has
hecho? Jess respondi: Mi reino no es de este
mundo; si de este mundo fuera mi reino, mis
ministros habran luchado para que no fuese
entregado a los judos; pero mi reino no es de
aqu. Le dijo entonces Pilato: Luego, t eres
rey? Respondi Jess: T lo dices. Yo, para
esto he nacido y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad. Todo el que es
de la verdad oye mi voz. Pilato le dijo: Y qu
es la verdad? Y dicho esto, de nuevo sali a los
judos y les dijo: Yo no hallo en ste ningn
delito. Hay entre vosotros costumbre de que os
suelten a uno en la Pascua: Queris pues que
os suelte al rey de los judos? Entonces de
nuevo gritaron diciendo: No a ste sino a
Barrabs! Era Barrabs un bandido (Juan XVIII,
28-40)
Lucas nos da ms detalles sobre este
enfrentamiento de Jess con los poderes civiles.
Nos dice que Pilato, gobernador de Jerusalem,
habindose enterado de que Jess era galileo, y
encontrndose en Jerusalem Herodes, el
gobernador de aquella regin, se lo mand para
que fuese l quien decidiera la suerte de Jess.
Herodes se alegr de verle, porque haba odo
hablar mucho de l y esperaba de l una seal.
Pero Jess no respondi a las muchas
preguntas que Herodes le hizo y como los
prncipes de los sacerdotes y los escribas
estaban
presentes
y
lo
acusaban
insistentemente, Herodes acabo desprecindolo
y, por burla, le puso una vestidura blanca y se lo
devolvi a Pilato. En aquel da, precisa el
cronista, Herodes y Pilato, que eran enemigos,
volvieron a ser amigos (Lucas XXIII, 1-19;
Marcos XV, 1-11) Mateo intercala en este
pasaje el episodio del arrepentimiento de Judas,
el cual devuelve las monedas a los prncipes de
los sacerdotes y ancianos, los cuales las
rechazaron, por ser precio de sangre y
compraron con ellas un campo destinado a dar
sepultura a los peregrinos (Mateo XXVII, 1-21)
17.- Comienza aqu la maana de aquel viernes.
El Sol se levanta tras esa larga noche en la que
tantos y tan importantes acontecimientos
suceden. En nuestra historia interna, vemos
como dos fuerzas espirituales se enfrentan: la
antigua, instituida, jerarquizada, poderosa, y la

nueva, totalmente desamparada porque no

quiere utilizar sus poderes. La antigua est
dispuesta a dar muerte a la nueva espiritualidad
emanante, porque sabe que si no la mata,
acabar proclamndose rey de nuestra vida y
ser la vieja espiritualidad la que morir. La
nueva espiritualidad, por su parte, no piensa
defenderse, porque sabe que ese mundo que
proclama no puede ser instituido por la simple
palabra, sino que tiene que nacer en la tierra,
tiene que encarnarse en los tomos que forman
nuestra carne y, para ello, su sustancia, su
sangre, tiene que mezclarse con los
componentes materiales de nuestro mundo para
que stos, al encarnarnos, nos transmitan el
soporte bsico de la nueva espiritualidad, de
manera que cuando la voz de Cristo aparezca
en lo alto de nuestra psique, encuentre en
nosotros un cuerpo fsico preparado para
obedecer sus mandatos, y no un cuerpo cuya
dinmica es hostil a la nueva espiritualidad. Ya
hemos visto que la calidad del ocupante interno
que nos facilita las fuerzas necesarias para
llevar a cabo nuestros propsitos depende de la
frecuencia vibratoria de nuestros tomos. La
muerte de Cristo, la infusin de Hochmah en
nuestro Malkuth-Tierra, producira esa materia
capaz de sostener en los cuerpos formados con
ella a las fuerzas que trabajan con el segundo
aspecto de la divinidad llamado Hijo.
18.- Vemos pues que en ese enfrentamiento
aparente entre dos espiritualidades, la victoria
de la primera ser lo que ha de conducirla a su
desaparicin, y la derrota de la segunda la
conducir a su triunfo. Ser muriendo que Cristo
conseguir su propsito de crear la tierra de la
espiritualidad, que pondr fin a la religin de la
ley. La muerte de Cristo significar pues el
suicidio para la religin de la raza.
Repitamos una vez ms que Getseman y lo
que viene detrs de esa montaa del dolor no
es la nica va para llegar al Reino de Cristo.
Esta es la va de lo perdido, de lo
desperdiciado; la va para salvar aquellos que
no han podido salvarse por s mismos. Pero
mientras esos desperdicios humanos existan,
cada uno de nosotros, como lo hizo Cristo,
tendremos que dejarnos apresar por los
agentes del odio y penetrar en sus tinieblas
para disiparlas. Esta secuencia de la vida de
Cristo, como todas las dems, nos ensea una
forma de llegar a l y una forma de
comportarnos nosotros mismos respecto al
mundo que nos rodea.
Ya tenemos aqu a una espiritualidad en manos
de otra. Pero lo espiritual no dispone de medios
para dar muerte. Es el poder civil que hay en
nosotros el que, por sus decisiones, hace que
nuestras tendencias internas vivan o mueran.
En la crnica sagrada vemos que Pilato, el
representante de ese poder civil, era indiferente

364

a las querellas del mundo sagrado. El tal Pilato

era un ocupante, un romano y, por consiguiente,
no se senta vinculado a ninguna de las
espiritualidades que se agitaban en su mundo
interno. El Pilato que llevamos dentro, el que
decide sobre nuestros actos y gestos cotidianos,
no forma parte de ese pueblo sagrado que se
mueve secretamente en nuestro interior. Es un
ocupante, un tirano venido de fuera y que un da
dejar su trono al autntico rey. Actualmente, el
trono de nuestra vida no lo ocupa quien debera
ocuparlo, sino el usurpador.
El inters de Pilato es de que nada se mueva en
esa sociedad sagrada que lleva dentro; que no
dejen or sus voces y pueda l, sin
remordimientos de conciencia, ejercer sus
placeres, colmar sus apetitos y guardar el orden
-su orden- en su ciudad. Por ello, cuando las
espiritualidades enfrentadas llegan hasta su
palacio con el problema, su primer gesto es
tratar de apaciguarlos y calmarlos, procurando
que se entiendan entre ellos y lo dejen reinar en
paz.
19.- Cuando Jess le dice a Pilato que ha
venido al mundo para dar testimonio de la
verdad, el gobernador se pregunta y qu es la
verdad? En esta expresin que Juan recoge en
su crnica aparece reflejado todo el
escepticismo del mundo romano que empezaba
a decaer, ya que fue en esa decadencia de
Roma que Cristo apareci. Vino al mundo en
Galilea, pero era Roma quien gobernaba all y
su primer peligro le vino de un rey romano. Este
hecho tambin forma parte de nuestra historia
interna. Es decir, Cristo nace en un mundo
pagano, en una sociedad gobernada por gentes
que adoraban a los mltiples dioses de la
mitologa. Gentes que haban convertido los
mitos, que ilustran las tendencias del alma y
explican la dinmica interna, en manifestaciones
materiales, esculpidas en piedra, a las que
atribuan un poder divino, en lugar de interpretar
esas fuerzas en un sentido recto, como una
manifestacin determinada, parcial, emanada
de un Creador nico. Al atribuir un poder
especfico a las plurales manifestaciones
divinas, llegaron a pensar que esos poderes se
enfrentaban en ellos, se combatan y
representaban todos la verdad. Si los dioses
tenan mltiples rostros, si estaban divididos y
guerreaban entre ellos dnde estaba la
verdad?
Es en esa confusin cuando nace en el alma el
vehemente anhelo de verdad; es entonces
cuando nace Jess, pero cuando Jess y Pilato
se encuentran frente a frente y Jess aparece
como acusado de corromper la religin antigua
y le dice a Pilato que ha venido al mundo para
dar testimonio de la verdad, Pilato slo puede
responderle y qu es la verdad? Slo en la
nueva tierra, que nacer tras la muerte de

Cristo, Pilato encontrar la verdad que ahora se

le aparece esculpida en mil rostros distintos.
20.- La acusacin de los judos le da a Jess la
oportunidad de acercarse a los que hasta
entonces haban permanecido alejados de l:
los grandes, los poderosos, los reyes. Nos dice
la crnica de Lucas que Herodes se alegr de
verlo porque haba odo hablar mucho de l y
esperaba una seal. Herodes era el rey romano
de su tierra natal, o sea, que representaba un
poder civil ms prximo a Jess que el
representado por Pilato. Ello indica que el
gobernante de nuestro mundo profano no es en
principio hostil a ese mundo sagrado que se
agita en nuestras entraas. Simplemente, no lo
conoce, pero ha odo hablar de l y se alegra
de conocerlo. Pero he aqu que cuando se
encuentran frente a frente, lo sagrado no
responde a las preguntas que le formula el yo
profano. Sus esperanzas se ven defraudadas
porque hay demasiada distancia entre las dos
personalidades para que puedan entenderse. A
medida que vamos conociendo, a medida que la
inspiracin nos habita, se nos hace ms difcil
responder a las preguntas de los que se
mueven en el mundo profano. Al no obtener las
respuestas que l esperaba, Herodes lo
despreci, pero visti a Jess con una tnica
blanca, por burla, dice el cronista, pero no nos
fiemos de las apariencias y veamos en esa
burla el anhelo de pureza del alma humana, que
viste de blanco a ese yo ideal inalcanzable -en
su momento actual-, a pesar de tenerlo
corporizado ante s. Muchas cosas que no
podemos vivir en profundidad empiezan en
nosotros como una burla, como una imitacin,
disfrazndonos de aquello que queremos ser y
no podemos. Es por ello que en carnaval se
venden tantas caretas de personajes clebres,
artistas o presidentes de repblica.
Esa tnica de Herodes se convertira en la
tnica sagrada, que tantos y tan intensamente
se buscara despus para vestirse con ella.
Jess ira al sacrificio final vestido por los
poderes que autorizaron su muerte: con la
tnica de Herodes y el manto de prpura de
Pilato, con lo cual debemos entender que el
poder civil se unific, puesto que Herodes y
Pilato volvieron a ser amigos, y en ese vestido
que por burla pusieron a Cristo debemos ver el
vnculo establecido por el yo profano con el yo
sagrado. Vistamos lo sagrado como se viste a
un rey; si no podemos hacerlo en serio,
hagmoslo por burla, y un da ser nuestra
personalidad sagrada la que vista de blanco a la
otra para que pueda entrar en el Reino.
Vemos as como Herodes persigue primero al
nio llamado a ser rey para matarlo, pero
despus se alegra de verlo en el momento
culminante de su ministerio y lo interroga
esperando que le d la seal, para vestirlo

365

finalmente con la tnica blanca, por burla,

vistiendo a la divinidad sin comprenderla.
Histricamente, no es el mismo Herodes, pero
mticamente, s: es el soberano que rige nuestro
yo profano y que se aproxima as a lo sagrado
en espera de que pueda fundir con l.
21.- Mateo nos dice, en este punto de la
enseanza, que Judas se arrepinti, devolvi
las monedas y se ahorc. Los prncipes de los
sacerdotes no quisieron reintegrarlas al tesoro,
porque eran precio de sangre y compraron con
ellas un campo para dar sepultura a los
peregrinos qu debemos entender con ello?
Judas-Yesod-Luna siempre se ahorca despus
de haber realizado su funcin de derramar la
sangre de Tiphereth-Sol sobre la Tierra. En
trminos astronmicos, decimos que la Luna
mengua hasta desaparecer. Luego, una nueva
luna nacer para cumplir el mismo cometido, Si
convertimos la Luna en personaje y
dramatizamos su funcin csmica, podemos
decir que se suicida, como se suicidaba
Sansn-Sol, derribando el templo de los
fariseos.
Todos los meses, los treinta representantes de
lo establecido -diez por Binah, diez por
Gueburah, diez por Hod- le pagan a Judas-Luna
una moneda cada uno para que traicione la luz,
sin la cual no podran existir. Por ese precio,
Judas se compromete a dar su beso. Esas
treinta monedas significan las riquezas
experimentales conseguidas con esa luz que
Judas pone a su disposicin todos los meses y
que vamos depositando en Yesod. Ya vimos al
estudiar ese Sfira que no slo es el centro
desde el cual se transmiten los impulsos
csmicos a nuestra naturaleza fsica, sino que
en l se registran todas nuestras experiencias
para ser integradas a nuestra alma. As pues,
Judas-Yesod recibe las treinta monedas
provinentes de los Sfiras de la izquierda, que
representan lo instituido, lo que se manifiesta en
nuestra vida como hechos, acontecimientos.
Por su oficio, la luz es derramada a la tierra y
luego devuelve las monedas, o sea, despus de
haber registrado las experiencias conseguidas
con la luz de Tiphereth, ese tesoro es devuelto a

su procedencia, para aumentar el valor de lo ya

existente. Pero el reintegro no va al tesoro, se
nos dice aqu, sino que se destina a dar
sepultura a los peregrinos. Los peregrinos son
esas tendencias errticas que nos asaltan, que
no corresponden a ningn trazo firme de
nuestra alma, sino que nos transitan al azar, por
habernos salido de nuestro mundo habitual. Las
ocurrencias peregrinas que nos asaltan a veces,
deben ser enterradas para que el peregrino no
sienta plaza en nosotros, y en ello debemos
emplear el tesoro que nos restituye el alma.
Judas no se queda nada. Yesod es un centro de
trnsito para lo que viene de arriba hacia abajo
y para lo que sube de abajo hacia arriba.
22.- En la Pascua juda era costumbre que el
ocupante romano dejara libre a un prisionero,
en recuerdo de la libertad que obtuviera el
pueblo judo cuando Moiss lo liber de la
esclavitud de Egipto.
Cuando el Sol atraviesa el signo de Aries, la luz
que penetra en nuestra vida nos libera siempre
de alguna culpa. La gracia divina nos concede
el perdn y nosotros mismos tenemos el
privilegio de decidir cual de nuestras culpas va a
sernos perdonada.
Entre Jess y Barrabs, la muchedumbre pide
la liberacin de este ltimo. Si interpretamos
esta secuencia en su sentido anmico, diremos
que la penetracin de Jess en lo establecido,
con el fin de disolver todo el karma acumulado a
lo largo de las vidas, produce la liberacin del
bandido que hay en nosotros. Nos liberamos,
sale de nuestra crcel psquica la tendencia que
mata, que destruye. Esa muchedumbre interna,
vida de sangre del justo, pidiendo a gritos su
muerte, est pidiendo en realidad acceso al
Reino. Nuestro Barrabs interno es liberado
cuando Cristo se dispone a morir en nosotros.
La sangre del justo arroja de nosotros al
culpable, lo expulsa de nuestra naturaleza
emotiva, tal es el sentido esotrico de esta
eleccin.
En la prxima leccin analizaremos bajo otro
prisma la secuencia de la libertad de Barrabs.

Preguntas:
1.- Por qu Pedro debe envainar la espada en la noche de Getseman?
2.- Qu debemos hacer para vincularnos, cuando somos portadores de Verdad, a los que no han
podido captar esa Verdad de una manera directa y positiva?
3.- Di lo que has comprendido sobre el llanto amargo de Pedro.
4.- Hblanos, comparndolas, de las personalidades de los dos Juanes.
5.- Tras lo dicho aqu y en otras lecciones, explica porque era necesario que Cristo muriera.

366

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 45

1.- Pilato tom a Jess y lo mand azotar, Y los

soldados, tejiendo una corona de espinas, se la
pusieron en la cabeza, lo vistieron con un manto
prpura y, acercndosele, se burlaban de l
diciendo: Salve, rey de los judos! Y le daban
bofetadas. Otra vez sali fuera Pilato y les dijo:
Aqu os lo traigo, para que veis que no hallo en
l ningn crimen. Sali pues Jess fuera, con la
corona de espinas y el manto de prpura, y
Pilato les dijo: Ah tenis al hombre. Cuando lo
vieron los prncipes de los sacerdotes y sus
servidores, gritaron diciendo: Crucifcale,
crucifcale! Viendo Pilato que el tumulto creca
cada vez ms, tom agua y se lav las manos
delante de la muchedumbre, diciendo: Yo soy
inocente de esta sangre; vosotros veis. Y todo
el pueblo contest diciendo: Caiga su sangre
sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Entonces
les solt a Barrabs; y a Jess, despus de
haberlo hecho azotar, se lo entreg para que lo
crucificaran. (Mateo XXVII, 21-31; Marcos XV,
12-15; Lucas XXIII, 13-25; Juan XIX, 1-6)
Aparece en este punto de la enseanza el tema
de la burla, que ya hemos comentado al final de
la leccin anterior. Jess es burlado y
escarnecido por los representantes del poder y
por los soldados. Dijimos que la burla aparece
cuando nos encontramos ante algo que no
comprendemos, de modo que puede decirse
que la burla es una de las puertas bajas del
Conocimiento. Es una de las puertas de
penetracin, porque la burla es vinculante, como

lo es cualquier sentimiento, cualquier gesto que

emitimos relacionado con algo o con alguien.
2.- Existen diversos grados de burla, que van
desde la sonrisa burlona a la burla sangrienta,
que podramos llamar la Burla del Soldado.
Recuerdo ahora la escena que se desarroll en
un caf de Pars, donde dos chinos, en animada
conversacin y en su lengua, que tan pintoresca
resulta para nosotros, occidentales, eran
escuchados por un joven que se rea de ellos.
Otro chino, sentado en la mesa del joven dijo:
Estn hablando del Libro de las Mutaciones y
los Cambios, ese monumento literario en el que
se concentra toda la sabidura oriental. Trataban
de algo muy profundo, pero como aquel joven
no lo poda comprender, se burlaba. Poda
haber permanecido indiferente, pero en aquel
instante, en la profundidad de su ser algo le
estaba diciendo que deba entrar en la temtica
que desarrollaban los dos chinos y, no
pudindolo hacer de otro modo, entraba por la
nica puerta que le estaba abierta: la de la
burla.
Esa
atencin
prestada
a
lo
incomprensible, le valdra, en una ulterior etapa,
el que su Ego lo pusiera a trabajar en el estudio
del Libro de las Mutaciones.
A veces la burla se expresa mediante
incontenibles carcajadas, ante un chiste o una
broma, o ante una situacin humana que se nos
aparece por el lado jocoso porque no somos

367

nosotros los que la estamos viviendo y ante la

incapacidad de experimentar el patetismo ajeno
lo nico que podemos hacer para solidarizarnos
inconscientemente con l, es rernos.
Algunos esoteristas han hecho notar que Jess
no se ri nunca, porque la risa revela de algn
modo una incomprensin; revela que algo se
est comprendiendo al revs, por la puerta baja,
y que se deber efectuar un largo recorrido
antes de llegar a la comprensin correcta de
aquello que entra por la puerta de la risa, de la
burla.
Es clsica la estampa del enamorado que revela
sus sentimientos a la persona amada y sta se
re, se burla, porque no los comparte y, por
consiguiente, no comprende, no entiende
aquello que el otro trata de explicarle, y su
peripecia humana se le manifiesta por la
vertiente jocosa.
3.- De todas las burlas posibles, la ms
sangrienta es la Burla del Soldado. Para
recordarnos que esto no es un smbolo, ah
tenemos los peridicos con esa noticia que
aparece de vez en cuando de un hombre que ha
muerto de una broma que le gastaron sus
amigos. Ese hombre ha tomado sobre sus
espaldas el papel de Jess en esa hora, en la
que, despus de haber enseado a los hombres
con sus prdicas, con su ejemplo, se dispone a
ensear a los que slo pueden acercrsele a
travs de la burla, la vctima de la broma muere
y su muerte, producir en sus verdugos una
toma de conciencia en profundidad, lo mismo
que sucedi con esos soldados que maltrataban
a Jess, y que despus, en el Calvario, cegados
por la oleada de luz que trag la Tierra al entrar
en ella el cuerpo de deseos de Cristo, diran:
Verdaderamente, ste era el Hijo de Dios.
Esa corona de espinas que tejieron los
soldados, es algo que nosotros, en nuestra
andadura humana, podamos evitar? La corona
de espinas forma parte de la copa de la
amargura que Jess peda al Padre que, de ser
posible, no le diese a beber. Forma parte del
lote que encontramos en Getseman, cuando
nos enfrentamos con lo establecido para
disolverlo en nuestra luz. Qu representa pues
esa corona de espinas tejida por los soldados?
Veamos en primer lugar qu significan los
soldados en nuestra organizacin psquica
interna.
4.- Los soldados son los ejecutores de nuestra
poltica, los que velan para que nuestras leyes
sean cumplidas. Si fuese el Ego quien
gobernara en nosotros, esos soldados seran
los defensores del orden divino, y ya no sera
soldados, porque no es con armas que el orden
divino se establece en nosotros. Ya vimos en
las ltimas lecciones que las espadas, las

armas, representan los desperdicios del

elemento Aire-Razn. O sea, cuando no hemos
sabido utilizar los recursos racionales que los
ngeles-tronos de Binah-Jehov ponen a
nuestra disposicin, aparecen los soldados que
nos imponen a la fuerza el programa no
realizado del Ego.
Los soldados estn siempre a las rdenes del
usurpador, del ocupante, de ste que se ha
ceido la corona que debera llevar el Ego y, por
consiguiente, las leyes que defienden no son
justas, vindonos as sometidos a un orden
injusto, o ms bien a un desorden. Combatiendo
al servicio de nuestro tirano interno, vamos
tejiendo esa corona de espinas que un da u
otro acabar incrustndose en nuestra propia
cabeza; es decir, vamos tejiendo el dolor que
nuestro prjimo encaja, no directamente, porque
se ya retorna a nosotros y lo vamos liquidando
vida tras vida, sino el dolor que suministramos a
terceras o cuartas personas, debido a los yerros
y al desorden que nosotros provocamos en sus
suministradores directos o a las que se les
suministran a estos. Siempre somos los
responsables directos de algo y los
intermediarios indirectos de gran cantidad de
cosas. Y cuanto ms elevado es nuestro nivel
de responsabilidad, mayor es nuestra incidencia
indirecta, de modo que ms espinos tejer
nuestra soldadesca interna y ms espesa ser
la corona que un da nuestra cabeza deber
encajar.
5.- La corona de espinas representa pues, ese
dolor establecido por nosotros cuando el
usurpador, el ocupante, rega en nuestra
psique,
y
que
debemos
absorber
conscientemente, voluntariamente, antes de
abordar las tareas creadoras. Vemos en esta
secuencia que la actitud de Jess es paciente,
es pasiva. Acepta el dolor de los espinos sin
inmutarse. Si nuestro camino evolutivo pasa por
esa estancia, si no hemos procedido antes al
derrame de los ungentos, siguiendo la va de
Mara, la hermana de Lzaro, deberemos
tambin ser pacientes ante los espinos cuando
coronen nuestra frente.
La naturaleza de esos espinos puede ser muy
variada, porque ser segn hayan actuado
nuestros soldados al tejerla; es decir, puede dar
lugar a situaciones humanas muy dispares, pero
la actitud clave en ese punto de nuestro camino,
es la paciencia. Ser paciente significa aceptar
las imposiciones de los dems, aunque
violenten nuestra naturaleza, aunque nos
desven del camino que tenamos la intencin
de recorrer; incluso aunque la aceptacin de
sus imposiciones nos obligue a descender a un
mundo que ya habamos superado, ya que si
esa convivencia no resultara para nosotros una
prueba, ya no sera una corona de espinas lo
que ceira nuestra frente.

368

En las distintas etapas de nuestro camino, hay

momentos en que nuestra tarea humana
consiste en buscar lo complementario; hay otros
en que esa tarea consiste en vaciarse de
nuestras emociones; otros en que debemos ser
capaces de desprendernos de todo, y as las
tareas se diversifican, segn el lugar que
ocupamos en la sinagoga humana en que nos
encontramos ubicados.
Pero cuando hemos cruzado la montaa de
Getseman y nos encontramos en poder de los
soldados del Csar, nuestra actitud ha de
consistir en aceptar lo que la vida nos impone,
sea lo que sea, sin que esa aceptacin
signifique por nuestra parte una renuncia a lo
que realmente somos. La corona de espinas
significa descender a abismos de los que nos
habamos librado ya; significa ir en contra de
nuestra propia voluntad y an de los imperativos
de nuestra conciencia.
6.- El hombre de evolucin media se identifica
con una serie de actitudes que lo caracterizan, y
se dice: Yo soy un tipo a quien le gusta el ftbol,
el vino de Jerez, las mujeres; soy de izquierdas,
me intereso por tal o cual, y as todo un
repertorio ms o menos amplio de actitudes que
reconoce como propias. Si un da es robado, es
violado, es maltratado o se ve sometido a un
tirano, ese hombre no reconoce que l mismo
sea el ladrn, el violador, el agresor, el tirano,
sino al contrario, ve en ellos al enemigo, al que
no es, pero nuestros estudiantes de Cbala ya
saben que lo que aparece en nuestra vida en
forma de circunstancias es algo que
anteriormente hemos plantado en nuestro jardn
y que, por lo tanto, el adversario, el enemigo, es
una expresin de nuestro propio yo. Un Yo
antiguo, que tal vez ya hemos abandonado,
pero esa antigua cosecha nos pertenece y
debemos cargar con ella. Entonces, si el ladrn
nos dice: T y yo vamos a ser amigos, debemos
ejecutar esa voluntad, o sea, debemos plantar
en nuestra cabeza esa espina.
Recuerdo ahora el caso de una banda de
terroristas, que despus de haber extorsionado
a muchos y matado algunos rehenes, fueron
detenidos por la polica. Entre ellos se
encontraba un hombre que no tena talante de
terrorista y cuando lo interrogaron sobre su
implicacin en el bando, vino a decir: No s
como me met en esto, pero siendo ya uno de
ellos, me di cuenta de que los secuestrados se
sentan muy solos, porque nadie les hablaba, y
esa soledad aumentaba mucho su terror. Mis
compaeros no queran hablarles para que no
se les reconociera la voz, pero a m se me da
muy bien el disfrazar la voz, de modo que me
propuse hablarles y as permitirles conservar la
esperanza. Hablbamos de lo que suceda en el
mundo, de negocios, de deportes, y creo que
ellos tenan la sensacin de encontrarse entre

hombres muy semejantes a ellos mismos, y

capaces de dejarles en libertad aunque el
rescate no se pagara. Jugu con ellos muchas
partidas de parchs y a m me horrorizaba el
parchs. Quiz fue por esto que me met en la
banda.
Esta ancdota me parece ilustrar como a veces
la vida puede llevarnos a hacer cosas
totalmente contrarias a lo que somos, pero aun
hacindolas podemos seguir siendo lo que
realmente somos. En esa hora final hemos de
estar dispuestos a todo y, sobre todo,
dispuestos a reconocer en el otro, no ya al
hermano con el que entrar en complicidad, sino
a una parte perdida de nuestro Yo a la que
tenemos que rescatar.
Si, llegando esa hora, uno viene y os dice: Por
qu no hacemos este trayecto juntos? Hacedlo.
Poned vuestra voluntad al servicio de su
voluntad. Hacedlo as porque en esa hora ya no
hay objetivos personales, ya no hay modelos de
vida que impulsan a luchar para realizarlos. Lo
nico que cuenta es la Voluntad del Padre y si,
sin suscitarlo, aparece uno y otro que os dicen:
T y yo tenemos que amarnos; t y yo tenemos
que ser amigos; t y yo tenemos que atracar un
Banco, abandonaos a su voluntad y,
hacindolo, ceiris la corona de espinas que a
todos nos espera al aproximarnos al final de la
Obra.
7.- Suscitar la burla es otro de los trabajos de
esa hora. Despus de haber enseado a los
que se han mostrado apetentes de esas
enseanzas, vayamos a los ambientes en que
todo esto suena a chino y hablmosles de
manera que puedan rerse y burlarse de
nosotros. Es muy frecuente ver que cuando se
habla de estos temas, los que no le entienden
no pueden impedir su risa. Vayamos pues a
hablarles de encarnaciones, de coros anglicos,
de genios, de das de la Creacin y suscitemos
su burla, con la seguridad de que los estaremos
aproximando al Conocimiento por una de sus
puertas inferiores. Si, para que mejor se burlen,
tenemos que vestir nos con tnicas y hbitos
sagrados, hagmoslo, y los que hoy se burlan
de nosotros, los encontraremos maana en las
aulas donde se estudia la trascendencia.
Estos soldados que se burlan, han sido antes
nuestros soldados, los que han establecido en
el mundo el dolor que nuestras acciones al
servicio del usurpador ha aportado. Ahora,
cuando han pasado al servicio de los dems y
son los ejecutores de nuestro tormento,
soportemos pasivamente el sufrimiento que nos
inflingen.
8.- Pilato se declara inocente de la sangre que
se va a derramar. En el ajuste de cuentas entre
las partes sagradas de nuestra naturaleza, la
personalidad
profana
permanece
a
la

369

expectativa. La lucha por la conquista de la

conciencia es algo que no concierne a la
personalidad profana representada por Pilato.
En efecto, si estudiamos la relacin de lo
sagrado con lo profano en el rbol cabalstico,
veremos que Pilato encaja con el sfira llamado
Malkuth, que es nuestro mundo material y, a
nivel micro-orgnico, nuestro cuerpo fsico.
Nuestro cuerpo es el ejecutor de impulsos que
vienen de dentro, de los sfiras internos que
rigen nuestras emociones, nuestra mente o los
impulsos del Ego. Es cierto que nuestro Pilato
se ve influenciado por los impactos que recibe
del mundo material, pero en realidad l se limita
a registrar esos impactos, y son los de arriba,
los sentidos, o la mente, la que decide la
reaccin que Pilato va a tener. Slo Pilato
puede matar o absolver, porque para ello se
necesita el brazo ejecutor, pero la fuerza que
mueve ese brazo viene de dentro.
Cuando dos fuerzas contrarias luchan por la
ocupacin de los centros internos, Pilato est
desconcertado, indeciso y en esa secuencia lo
vemos. Una fuerza nueva irrumpe en su
conciencia con mucho vigor pero en ella se
encuentra ya una fuerza establecida que pide la
muerte de la otra. Pilato interroga la fuerza
nueva, pero no le vienen las respuestas, o son
vagas, imprecisas, o no las entiende.
Sin embargo, la fuerza interna dominante no
llega a convencerlo de que aqul, cuya muerte
se pide, sea culpable de algo y ante esa
situacin, se inhibe, deja que la dinmica interna
siga su curso y que sean los de dentro quienes
den muerte al que deca ser su Rey.
9.- En un horscopo, esa lucha puede ser
detectada por los aspectos que forman los
planetas respecto al Sol. En efecto, el Sol
representa la Conciencia, que las distintas
fuerzas internas luchan por conquistar. Los
planetas de la izquierda, Saturno, Marte y
Mercurio representan el mundo antiguo, el de
las leyes, el que constituye firmemente la
realidad y tiende a hacerla indestructible. Los
planetas de la derecha, Urano, Jpiter y Venus,
representan el nuevo mundo, el crstico. Si el
Sol recibe ms aspectos, buenos o malos, de
los planetas de la izquierda, diremos que la
conciencia del individuo est dominada por el
mundo antiguo, por los que quieren matar a
Cristo. Y, al contrario, si recibe ms aspectos de
los planetas de la derecha, diremos que es
Cristo el que domina, o sea, que en aquel
individuo Cristo ha resucitado ya.
En este sentido, el ms eficaz de los aspectos
ser la conjuncin; ya que indica la instalacin y
el arraigo de una determinada fuerza en la
conciencia misma y, una vez instalada en el
centro de poder y duea de los resortes de la
Voluntad, ser ms difcil de desalojar.

Cada mes, al caer la Nueva Luna y traicionar

Judas a nuestros seores internos, ciertos
planetas de nuestro tema o ciertos aspectos se
ven potenciados y se anima la lucha interna.
Mercurio y Venus, representantes de ambos
mundos, marcan estrechamente al Sol y
mientras el primero intenta constituir firmemente
y eliminar toda posibilidad de cambio, el
segundo deja una puerta abierta a la inspiracin
que lo modifica todo. Pero el mundo crstico
est an desamparado, y por ello Venus se
distrae a veces, se aleja del cortejo solar, y
Mercurio se queda slo para instituir su mundo.
Cuando esto ocurre en una Nueva Luna, es
seal de que en aquel mes se dictarn leyes, se
establecern cosas que luego ser muy difcil
mover.
Naturalmente, en el anlisis astrolgico ser
importante ver si el Sol y los distintos planetas
se encuentran en signos zodiacales controlados
por los sfiras de la derecha o de la izquierda y
an en grados dominados por unos u por otros,
10.- Pilato est representado en un horscopo
por las casas terrestres, de modo que Pilato es
el simple canal por el que las energas internas
se exteriorizan. Podemos decir que tenemos
doce Pilato, como doce son las casas terrestres.
Cada mes acta uno de ellos, porque cada mes
la Luna cae en un signo distinto y exterioriza las
energas internas a travs del canal situado en
aquel signo. Ese Pilato ser ms o menos
favorable a la causa crstica segn sea canal de
exteriorizacin de aspectos de planetas de la
derecha o de la izquierda y segn si est
implantado en signos regidos por una u otra
columna.
Esta lucha no cesar mientras el universo sea lo
que es, mientras haya signos de derecha y
signos de izquierda, planetas de derecha y
planetas de izquierda. Nos inclinaremos, en una
vida, ms de un, lado que de otro, estaremos
ms identificados a lo instituido, a lo organizado,
o a lo que est por hacer y lo que es por
esencia mudable; pero luego volveremos a
vernos suscitados por lo contrario. En una vida,
los que tienen en sus temas una conjuncin de
Sol con Urano, Jpiter o Venus, sern los ms
prximos a Cristo; los que tienen una
conjuncin del Sol son Saturno, Marte o
Mercurio, sern los ms prximos al mundo de
Jehov, y amarn las leyes, lo organizado, la
raza a la cual pertenecen, el pequeo marco en
el que se encuentran enclavados.
Pilato es de algn modo el gran inocente,
porque es el canal por el cual transcurren las
energas internas; es el hombre de manos
limpias, instrumento propiciatorio de los de
arriba, que le dicen: T tienes mando, t eres el
rey, y el pobre se lo cree y acta como un rey,
pero las rdenes le vienen de arriba y cuando

370

son contradictorias, lo nico que puede hacer es

lavarse las manos.
Sin embargo, esto no significa que nuestro
Pilato no pueda ser perfeccionado. En el
mundo, vemos que los canales de transmisin
de fluidos se engrasan, se pulen, se les protege
contra la corrosin y el xido, y tambin sus
caractersticas son distintas y no se utilizan los
mismos materiales para fabricar los hilos que
han de transmitir la electricidad que para
fabricar los pipelines (oleoductos) por los que
transita el petrleo. Si nuestro Pilato es el tenue
hilo que transporta la luz, no podr ser utilizado
para transportar el sucio petrleo que sale de la
negra entraa de la tierra. El convertir nuestros
canales en esos filamentos sutiles es uno de los
trabajos humanos que debemos realizar. Pero
tambin son las fuerzas internas las que crean
ese Pilato, poniendo la Voluntad, el deseo, el
anhelo exaltado en que ese canal sea el
conductor de la luz y no de las sombras.
11.- Caiga su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos, clam la multitud cuando Pilato
se lav las manos, y al or esto, solt el bandido
y les entreg a Jess.
Hay varias maneras de interpretar ese pasaje.
Podemos decir que cuando lo mejor de nosotros
mismos muere, queda en libertad el bandido
que llevamos dentro y que mantenemos
prisionero, sin posibilidad de que acte,
mientras lo mejor de nuestra naturaleza est
funcionando.
La personalidad antigua clama por la libertad del
bandido porque ste forma parte inseparable de
su naturaleza. Lo establecido necesita el
criminal que destruya de vez en cuando aquello
que, por ley natural, est sometido al ciclo vidamuerte. Barrabs tiene que matar lo que no ha
sido edificado de acuerdo con las leyes divinas;
y destruir lo que ha prescrito, lo que ha llegado
a su ineluctable final, Lo establecido y el
destructor forman siempre pareja inseparable y
en pocas de extrema corrupcin como la
presente, la sociedad necesita que el criminal se
encuentre libre y en disposiciones de actuar,
porque l es su nica fuente de justicia,
entendiendo por Justicia, como hemos
explicado en una anterior leccin, el que las
cosas iniciadas lleguen a su justo trmino y su
proceso natural no se interrumpa. Es por ello
que ahora los ladrones y asesinos no pasan
mucho tiempo en la crcel y encuentran jueces
bondadosos que los sueltan, porque son
elementos de equilibrio en nuestra perturbada
sociedad y los nicos que pueden concienciar
de sus despropsitos a los alterados
ciudadanos.
12.- Por otra parte, reivindicar la sangre de
Cristo para ellos y sus hijos equivale a pedir a

gritos ese cambio que ha de situarnos en la otra

orilla, en esa orilla que no podemos alcanzar
poniendo en juego los mecanismos de la
Voluntad y que slo el Amor de Dios,
derramando su esencia en nosotros, nos
permitir tocar con las manos.
Lo superior que hay en nosotros no puede vivir
separado de lo inferior. Ya hemos visto en los
puntos anteriores que las dos fuerzas se
alternan, al azar de las lunas y segn los
aspectos que forman en nuestro tema, y as,
mientras las fuerzas crsticas triunfan en un
mes, las de Jehov se llevan la victoria de otro.
Mientras
ambas
fuerzas
acten
alternativamente, tan pronto seremos lo uno
como lo otro y la nica forma de fundir esas
fuerzas es que la una mate a la otra y que su
sangre caiga sobre ella impregnndola. As lo
establece la Ley de Jehov, que Cristo vino a
cumplir, y as vemos que cuando una persona
da muerte a otra, en la prxima encarnacin
encontrarn sus sangres, sus esencias
fundidas, de modo que el que mate deber dar
al otro vida; ser el recipiente en el que el Ego
del otro tomar los ingredientes necesarios a la
nueva vida.
Del mismo modo, al pedir los hombres la sangre
de Cristo, se obligaban a resucitarlo en la
prxima encarnacin, de modo que la esencia
crstica buscara los elementos para la
formacin de futuros cuerpos en la humanidad
que le haba dado muerte, y estara as en los
futuros cuerpos.
Matar a un hombre es la frmula ms eficaz de
integrarlo a nuestra familia, puesto que
ineludiblemente el criminal ser su madre y el
sacrificado, su hijo. Pero, claro est, es la
frmula brbara, que se emplea cuando todas
las dems han fallado. La muerte de Cristo
convierte a toda la humanidad en la Virgen
Mara, la madre de Jess, y ese nacimiento se
produce en virtud de una necesidad csmica,
sin intervencin de varn. Es as finalmente que
si Cristo no puede nacer en nuestra naturaleza
por obra de nuestra voluntad, nace por
imposicin csmica, mediante el derramamiento
de su sangre.
13.- Pilato, no hallando delito en Jess, lo
entreg a los judos para que lo crucificaran.
Nosotros tenemos una ley -dijeron ellos- y
segn esa ley debe morir, porque se ha hecho
Hijo de Dios. Cuando Pilato oy estas palabras,
temi ms, y entrando otra vez en el pretorio,
dijo a Jess: De dnde eres t? Jess no le
dio respuesta alguna. Insisti Pilato. A m no
me respondes? No sabes que tengo poder
para soltarte y poder para crucificarte?
Respondile Jess: No tendras ningn poder
sobre m si no te hubiera sido dado de lo alto;
por esto los que me han entregado a ti tienen
mayor pecado. Desde entonces Pilato buscaba

371

librarle; pero los judos gritaron dicindole: Si

sueltas a se, no eres amigo del Csar. Cuando
oy Pilato estas palabras, sac a Jess fuera y
se sent en el tribunal. Era el da de la
preparacin de la pascua, alrededor de la hora
sexta. Dijo a los judos: Ah tenis a vuestro rey.
Pero ellos gritaron: Quita, quita! Crucifcale!
Djoles Pilato: A vuestro rey voy a crucificar?
Contestaron los prncipes de los sacerdotes:
Nosotros no tenemos ms rey que el Csar.
Entonces se lo entreg para que lo crucificasen
(Juan XIX, 7-16)
Vemos aqu, expresado por Jess lo que
decamos acerca de Pilato en los puntos 8 y
siguientes de esta leccin. Pilato no tiene ms
poder que el que le ha sido dado desde lo alto,
desde los sfiras que estn por encima de
Malkuth y que son los que elaboran la realidad
que vivimos. Por ello tienen ms pecado los que
lo han entregado porque de ellos viene la
inspiracin; ellos representan esta gestacin
interna de la cual Pilato es el simple ejecutor. El
pecado, el error, empieza en el pensamiento y
en el deseo, porque en ellos se elaboran las
realidades que nuestra personalidad fsica
interpretar.
14.- Nosotros tenemos una ley, y segn la ley
debe morir porque se ha hecho Hijo de Dios,
dicen los judos.
Vemos aqu expresado ese orden antiguo, en el
cual todo estaba sometido a la divinidad que
dictaba las reglas. Jehov organiza su sociedad
en tribus, en castas, y a cada una de ellas le
atribuye una funcin. As todos son piezas de un
engranaje y el Sumo Sacerdote o el primero de
los sacrificadores son cargos que se distribuyen
segn las leyes de Jehov y ejecutores de su
poltica. En esa sociedad no cabe que uno se
rebele contra la funcin que, por su nacimiento,
o por la dinmica de las reglas debe ocupar y,
dicindose inspirado por Dios, se comporte
fuera de las normas. No cabe, porque las reglas
habiendo sido dictadas por Jehov, levantarse
contra ellas significa hacerlo contra el mismo
Dios. Y como toda vida viene de Dios y no es
posible vivir fuera de l, es lgico que ese
individuo deba morir. Esa era la ley en las
sociedades antiguas: el que no cumpla con las
normas, el que violaba las leyes, era sacrificado
como consecuencia natural de su acto, puesto
que la vida slo era posible en Dios y Dios era
Ley.
Jess vino a revelar otro aspecto de la
divinidad. Vino a proclamar que todo hombre
era un Dios en potencia, porque llevaba encima
toda la organizacin divina y, por consiguiente,
poda salirse de la ley colectiva y pasar a
depender de la ley individual, porque esa ley
estaba escrita, o se iba escribiendo, en su
propia conciencia. No era preciso pues
someterse a los dictmenes del Sumo

Sacerdote para estar en Dios, porque l

tambin era Sumo Sacerdote y reciba del
Padre la revelacin de la Verdad en directo, no
necesitando ir a beberla en las fuentes de
ninguna iglesia.
La enseanza de Cristo significaba el final de la
Iglesia, puesto que si Dios, es un padre que se
comunica por igual con todos sus hijos, es
evidente que no son necesarios los
intermediarios, los intrpretes, los que reciben
mensajes o se dicen ms o menos iluminados.
15.- Cuando nace el individuo, muere la
colectividad, en el sentido de que el individuo,
en la medida en que se siente fuerte y pujante,
no obedecer ms leyes que las que emanan
de su propio interior. Por ello, la religin de raza,
de grupo, debe matar al individuo si no quiere
que el individuo la mate a ella.
Planteadas las cosas as, podra parecer que
los distintos aspectos de la divinidad luchan
entre s para que sus criaturas sean de una
manera u de otra. Pero veamos como se
presenta la situacin humana en esta fase de su
desarrollo:
En un momento de su curso evolutivo, el
hombre recibe el cuerpo mental. La Biblia nos
describe este acontecimiento en la historia del
pueblo elegido sobre el que cae Man del cielo
en su trnsito por el desierto. En este momento
le es dada al hombre una mente, que
forzosamente se encuentra en estado infantil,
cuando su cuerpo de deseos, recibido
anteriormente, es fuerte y pujante. Con la
mente, el hombre puede captar y comprender
las reglas que presiden en el funcionamiento del
mundo; pero, por un lado, necesita tiempo para
aprenderlas, y por otro lado, sus deseos, no
integrados a la Voluntad csmica, luchan contra
esas reglas, intentando modificarlas y
negndose a obedecerlas. Qu puede hacer la
divinidad para ayudar al hombre en tal
situacin? Lo que hizo, enunciar esas reglas de
manera inapelable, dicindole al hombre: o las
cumples o morirs. Esto no significa una
amenaza, sino el anuncio de una realidad
inamovible. Es como si dijramos a uno que se
dispone a arrojarse a un fuego: Si lo haces, te
vas a quemar, o, al que va a precipitarse en un
abismo: si te echas, te destrozas y mueres.
As fue como el Dios de la Ley impuso al
hombre un cdigo de normas morales que no
podan ser vulneradas so pena de caer en la
desgracia, el dolor y la muerte. Por ello la norma
moral esconde siempre una regla del
funcionamiento csmico; una regla que cuando
el cdigo de Jehov fue dado, el hombre no
poda comprender.
16.- Pero cuando el cuerpo del pensamiento se
ha formado; cuando el cuerpo de deseos se ha
integrado a la Voluntad del Ego, ya no es
necesario que el hombre tenga un Dios-nodriza

372

que vele por l colectivamente. Tiene que

individualizarse y encontrar en l mismo la
norma, Jehov no puede eternamente regir y,
como el nio es destetado, le viene al hombre
fatalmente el momento en que ha de sentirse l
mismo universo, libre e independiente de todo
cuanto le rodea.
Cuando esto sucede, como sus deseos ya estn
integrados a la Voluntad del Ego, como ya es
uno con el Padre, como Hochmah y Kether
Padre e Hijo son uno, se siente al mismo tiempo
unido a todos los dems hombres, en los cuales
ha estallado igualmente la unidad. As pues, su
individualizacin no significa una insolidaridad
respecto al grupo, sino al contrario, la fusin
absoluta con l, no como una imposicin de la
ley social, dictada por la divinidad, sino como
una opcin personal, emanada de su propia
Voluntad, con tanta fuerza, con tan irreversible
entrega, que siente al otro ms real que s
mismo, y realizar la Voluntad del otro es para l
una necesidad ms acuciante que realizar la
suya propia. Entonces se produce en l el
placer de la entrega y le dice al otro: Aqu tienes
mi dinero, mis posesiones, mi saber, mi sentir,
mi tiempo, mi cuerpo..., utilzalos como quieras
porque los conocimientos, las experiencias, el
placer que con lo mo puedas experimentar,
ser mi conocimiento, mis experiencias y mi
placer.
Cuando el deseo del otro, el propsito del otro,
cuenta ms que el nuestro propio, es cuando
podemos decir que la personalidad crstica ha
penetrado en nosotros hasta el tutano.
17.- Cristo no vino pues a proclamar la
supremaca del individuo contra la colectividad,
contra el grupo, la raza o el pueblo, sino a llevar
al individuo la visin de la unidad de todo,
haciendo innecesaria la presin de las leyes
sociales en este sentido.
En ese momento de su ministerio, el mundo
antiguo est tan corrompido, que cuando Pilato
les dice. A vuestro rey voy a crucificar? Los
prncipes de los sacerdotes contestaron:
Nosotros no tenemos ms rey que el Csar. Esa
respuesta les vali la entrega de Jess para ser
crucificado.
El Csar es Malkuth, con todas sus variadas
manifestaciones, esos reyezuelos que se llaman
Herodes, Pilato u otros. El Csar y sus hombres
reciben el poder de lo alto: es Kether quien pone
la Voluntad para que nuestro mundo se ponga
en marcha. Luego, en el proceso de elaboracin
interna, esa Voluntad va siendo molida por las
ruedas de los distintos sfiras, y cuando llega al
Csar, la orden de ejecucin ya no es la misma;
ya no es la Voluntad de Kether la que el Csar
realiza, sino lo que ha quedado de ella.
Aunque esto suceda as, cuando el Csar ha
actuado, en el proceso normal de las cosas, los
mecanismos internos suben hacia arriba las

experiencias obtenidas en esa manifestacin y

el Ego las asimila y encuentra en ellas honor y
satisfaccin, segn frmula consagrada por los
rituales. Mientras el Csar manda hacia arriba
sus experiencias esto significa que el tal Csar
reconoce la supremaca del de arriba y, de
algn modo, trabaja por l, aunque el propio
Csar se cobre una parte importante. Entonces,
cuando lo vivido abajo sube hasta la cima,
Kether-Ego manda al Csar una nueva carga de
Voluntad, o sea, le confa una nueva misin.
Lo malo es cuando ese intercambio no se
realiza; cuando el Csar ya no manda ni
siquiera una mnima parte al Seor de arriba y
acta como si ese Rey de arriba no existiera y
como si l fuera el nico soberano.
18.- El Csar necesita la Voluntad de Kether
para poder actuar, pero como Kether la pone
generosamente en todas las cosas, no es
necesario aprovisionarse de ella en sus mismas
fuentes. El Csar puede encontrar esa Voluntad
en Yesod, en Hod, en Netzah, de modo que en
lugar de hacer subir sus experiencias hasta
Kether, le basta con que suban hasta esos
centros sefirticos ms inmediatos, recibiendo
las rdenes de la inteligencia prctica de Hod, o
de los sentidos, regidos por Netzah.
Puede tambin el Csar conservar para s sus
experiencias, engordando su propio reino y no
comunicarse con sfira alguno, ya que en el
propio Malkuth se halla presente Kether. As
resulta que el ciclo Voluntad-Actividad se realiza
en coto cerrado sin la participacin de los
dems sfiras. Esto aparece en un tema cuando
decimos que Malkuth se encuentra bloqueado,
o sea, cuando todos los senderos confluyen
hacia l. Cuando esto ocurre, la persona se
basta a s misma; no necesita aportaciones del
mundo exterior: se siente satisfecha y feliz en el
reino del Csar.
Toda nuestra organizacin interna va lanzada
hacia el Csar, trabaja para l, puesto que
necesitamos
del
mundo
exterior
para
experimentar lo que pensamos, lo que
sentimos. Es natural pues que el Csar llegue a
ser un personaje poderossimo y acaba
creyndose l mismo que es el nico y que
puede prescindir de todo lo dems.
Pero cuando es nuestro Yo eterno y
trascendente el que dice Nuestro rey es el
Csar; no tenemos ms rey que el Csar, es
seal de que algo va muy mal en nuestro fuero
interno. Es seal de que el Csar ha
conseguido doblegar el Ego, fabricndose de l
una copia perversa para que lo aclame.
Entonces es urgente que Hochmah derrame
sobre ese mundo sus esencias purificadoras
para transmutarlo. Por ello Jess es librado a
los judos, cuanto estos dicen: El Csar es
nuestro nico rey.

373

19.- Esto suceda alrededor de la hora sexta, a

partir de la salida del Sol, que es cuando
empiezan a contarse las horas en Tiempo
Sagrado. En la hora sexta, o sea, hacia el
Medioda, es cuando Hochmah comienza su
ciclo de regencias. En efecto, de la salida del
Sol al Medioda, rige Kether y los signos de
Fuego; del Medioda a la puesta del Sol rige
Hochmah y los signos de Agua; de la puesta del
Sol a Medianoche, rige Binah y los signos de
Aire. Es pues de la hora sexta a la nona cuando
Hochmah derrama su sangre sobre las esferas
inferiores, y as lo hace igualmente TipherethSol, convertido en instrumento de Hochmah. En
nuestra Tierra fsica podemos ver ese fenmeno
todos los das, cuando el Sol crece en fuerza
hasta situarse en el cenit, al Medioda, y a partir
de entonces va derramando sus rayos y
perdiendo su sangre hasta la puesta del Sol,
momento en que podemos decir que muere.
Del medioda al vspero tiene lugar todos los
das el fenmeno de regeneracin y es en esas
horas cuando nuestros sentimientos pueden ser
transmutados, si nos acompasamos con el
cosmos y sacamos de nuestro HochmahTiphereth internos la sangre transmutadora que
ha de cambiarnos. Entonces el bandido saldr
de la prisin de nuestra psique y ya no
perturbar nuestras noches con sus fechoras.
20.- El captulo 19 del Evangelio de Juan
describe la penetracin de la fuerza crstica en
la estancia Qf. Una vez disuelto lo establecido
en nuestro perodo de aprendizaje, trabajos que,
como vimos, se efectan en la 18 estancia; una
vez salidos de la sinagoga mundana, habiendo
aprendido en ella todo lo que poda ensearnos;
y ya con la mirada hacia lo alto, habiendo sido
instruidos por el Abogado respecto al
funcionamiento del universo, estamos en
condiciones de transformarlo, de proyectar
nuestros rayos en la tierra como lo hace el Sol,
para crear en ella una nueva vida.
Si observamos la posicin del Qf en la tabla de
letras hebraicas en poder del estudiante, vemos
que ocupa la primera posicin de la 3 columna
horizontal. Esta 3 columna se encuentra bajo el
mandato de Binah, de modo que es la columna
del Sacrificio.
Si contemplamos las letras en su sentido
vertical, vemos que el Qf ocupa la primera
columna, por debajo del Aleph y el Yod, o sea,
que siendo el Aleph la luz primordial, el sacrificio
de que hablbamos ser el de la luz.
Aplicando al Qf el nombre divino Yod-He-VavHe, diremos que el Aleph representa la semilla
de la luz; el Yod la interiorizacin de esa luz,
que permite dar forma al pensamiento, y el Qf
la exteriorizacin de luz interiorizada, o sea, la
muerte de la luz, por cuanto la luz viva en
nuestro interior de la estancia Yod -que es aqu

el He del Aleph- y ahora, en el Qf, la estamos

sacando fuera.
Pero si algo no puede morir en el universo, es la
luz, porque el Aleph la genera sin cesar, de
modo que esta muerte slo es aparente, como
lo es la del Sol, que vemos desaparecer todos
los das en el horizonte, pero a la maana
siguiente reaparece con la misma luz.
21.- La luz que hemos interiorizado no se va a
agotar. Al contrario, a medida que vayamos
dndola, en el mundo aparecern frutos que
llevarn la semilla de la luz, o sea, que estamos
plantando nuevos Alephs. La lmina 19 del
Tarot ilustra la dinmica del Qf. En ella vemos
un Sol en la plenitud de su esplendor,
derramando gotas que podemos decir son de
sangre. Debajo, dos nios abrazados parecen
nacer en esta nueva Tierra. Son los Can-Abel
renacidos, integrados a un universo por fin
unido, en el que se ha realizado el anhelo de
Jess en Getseman, cuando deca: Padre, haz
que ellos sean uno, como nosotros somos uno.
En el Qf hemos alcanzado poderes creadores
y nos hemos convertido en colaboradores
directos de Dios. Mientras permanezcamos en
ese 4 da esos poderes sern forzosamente
relativos, limitados a nuestra condicin. Pero
ser por el Qf, por lo que esta fuerza
representa, que un da podremos crear una
humanidad a nuestra imagen y semejanza.
De momento, es mucho lo que podemos ya
hacer con el Qf cuando Hochmah le ha ganado
la partida a Binah en nuestro proceso evolutivo
interno. Del mismo modo que quienes se
encuentran en lo alto de una montaa pueden
lanzar sus cuerdas a los que estn en mitad de
la escalada, tambin en las alturas del Qf
podemos ayudar a los que estn en la negra
noche de Getseman.
22.- El trabajo de esa Puerta, recordmoslo, no
es el de buscar a los que son como nosotros y
cuya compaa es grata. La hora de las
afinidades, del reconfort, de las felicitaciones
por lo bien que lo hacemos, ha pasado. En el
Qf, los que estaban con nosotros en la
sinagoga se han dispersado; el que deca estar
presto a todos los sacrificios nos ha negado.
Slo nos queda Juan, que no puede ser ms
que testigo mudo de nuestros padecimientos.
El trabajo en el Qf es el que tenemos que
realizar en terreno enemigo, para aproximar a
nosotros a quienes tan slo pueden hacerlo si
los motivamos para que se burlen de lo sagrado
que representamos, para que nos insulten y nos
maltraten, vinculndolos as a la luz que los ha
de regenerar.
Hemos de hacerlo sintiendo hacia ellos ese
amor que Jess sinti, porque esta tarea, slo
por amor se emprende y si no lo hubiese en

374

nosotros, o no lo hubiese en suficiente cantidad,

la tarea se malograra y entrara en nosotros el
rencor por el desprecio recibido.
Si leemos ese captulo de la crnica sagrada
distanciados de ella, como observadores de
algo que le est ocurriendo a un personaje
llamado Jess, no percibiremos el amor que
rezumaba del Maestro en aquella dramtica
hora. Pero si entramos dentro del relato, si
seguimos ese itinerario sagrado como si lo
estuviramos viviendo, entonces el amor que
sinti Jess, hacia Herodes, hacia Pilato, hacia
los soldados, los prncipes de los sacerdotes y
el pueblo, nos penetra y sentimos en nuestro
fuero interno una oleada de luz que sale de

nosotros por los ojos en forma de vapor. Es lo

que debi sentir nuestro Antonio Machado
-nuestro, de la humanidad- cuando escribi:
Anoche mientras dorma
so, bendita ilusin!
que un ardiente Sol luca
dentro de mi corazn.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar
y era Sol porque alumbraba
y porque haca llorar.
Anoche mientras dorma
so, bendita ilusin!
que era Dios lo que tena
dentro de mi corazn.

Preguntas:
1.- Cul es la utilidad de la burla?
2.- Qu representa exactamente la corona de espinas?
3.- Por qu Pilato es inocente de la sangre que se va a derramar?
4.- Explica porqu la Ley ha de triunfar primero y porqu Jehov ha de retirarse en favor de Cristo.
5.- En el ciclo diario, a qu hora Cristo-Sol empieza a derramar su sangre?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 46

1.- Al salir encontraron a un hombre de Cirene,

de nombre Simn, al cual requirieron para que
llevase la cruz (Mateo XXVII, 32; Marcos XV,
21; Lucas XXIII, 26)
Dice la leyenda que ese Simn el Cireneo haba
venido de frica del Norte, donde resida, para
asistir a la Pascua. Iba camino del templo,
donde se celebraban los actos religiosos,
cuando los soldados lo requirieron. Aquello
cambi su itinerario humano, conoci a los
amigos de Jess al pie de la cruz y se convirti
en un ardiente propagador de la doctrina del

Reino. Sus dos hijos, Alejandro y Rufus,

ensearon el Evangelio en frica.
Simn de Cirene representa ese obrero de la
ltima hora, del que ya hablara Jess en su
parbola sobre los obreros de la via. No haba
sido discpulo, no haba seguido al Maestro en
sus andanzas del mar a la montaa, de la
montaa al mar, y en la hora final, cuando el
Maestro trabaja solo en la puerta del Odio, he
aqu que se ve requerido por los hombres del
Csar para que lleve la cruz.
Ya sabemos que nada ocurre por casualidad,
que todo cuanto nos sucede ha sido paciente y

375

largamente elaborado por nuestra naturaleza

interna. Ese hombre que, desde Cirene, se
diriga al templo antiguo y encontr en su
camino la cruz, haba estado preparando, en el
misterioso arcano de su alma, este encuentro.
Llevar la cruz es una de las experiencias que
nos es reservada.
2.- Las cuatro aspas de la cruz simbolizan las
cuatro etapas evolutivas que encierra el nombre
divino Yod-He-Vav-He. En las prcticas mgicas
cuando la cruz es enarbolada, los habitantes del
mundo de las tinieblas tienen que retirarse, y
esto es constatado por los que ellos atormentan
sin que puedan explicarse el porqu. La
explicacin es simple: la cruz es el emblema del
hombre que ha vivido plenamente las cuatro
etapas de los trabajos que le ha impuesto su
divinidad y, por consiguiente, tiene mando sobre
aquellos que no las han vivido. Los luciferianos
pertenecen a una oleada de vida anterior a la
nuestra, son ms viejos en cuanto a tiempo de
permanencia en el universo, puesto que
nacieron en una anterior manifestacin, pero se
encuentran administrando los desperdicios,
porque no cumplieron con la Ley del Yod-HeVav-He, es decir, no vivieron plenamente las
experiencias correspondientes al elemento
Fuego, Agua, Aire, Tierra. No habiendo
alcanzado esa plenitud, son seres inacabados,
con relacin a sus posibilidades evolutivas, y el
Hombre-Cruz, el que si ha realizado todas las
experiencias a las que estaba llamado, tiene
mando sobre ellos, puede someterlos a su
obediencia porque, en la esfera en que se
mueve, aun siendo inferior a la de ellos, ha
alcanzado una perfeccin que ellos no han
logrado.
La cruz significa pues que hemos vivido
plenamente la etapa Yod-Fuego, o sea, que
hemos participado en las tareas creadoras del
universo; que hemos vivido plenamente la etapa
He-Agua, o sea, que hemos sido elemento
fecundadores y fecundados, en cuyo seno ha
arraigado la vida divina; que hemos vivido
plenamente la etapa Vav-Aire, o sea, que
hemos buscado con afn la lgica y la razn de
todas las cosas, que hemos descubierto las
leyes que rigen el universo y hemos adaptado
nuestra conducta a ellas, y que hemos vivido
plenamente la etapa 2 He-Tierra, o sea, que
hemos establecido en el mundo material todo lo
aprendido, que nuestra Voluntad ha llegado
hasta la tierra para dar forma a las cosas, que
han penetrado en ella nuestros sentimientos y
nuestra razn.
Cuando todo ese trabajo ha sido hecho, ya no
nos queda ms que cargar con esa cruz y clavar
en ella nuestra alma para que el contenido de
nuestras experiencias, de nuestro saber, se
derrame sobre la Tierra, en beneficio de todos
los hombres y sea acelerado el ritmo evolutivo.

3.- El ciclo de un da es igual a un ao; el ciclo

de un ao es igual a una vida; el ciclo de una
vida es igual a todas las existencias que
tendremos que vivir para llegar a la liberacin.
Queremos decir con esto que el trabajo
correspondiente
al
ciclo
Yod-He-Vav-He
tenemos que llevarlo a cabo todos los das,
todos los aos, todas las vidas sin interrupcin.
A esas cuatro fases del trabajo debemos
aadirle una 5 que consiste en cargar la cruz y
llevarla al monte del sacrificio.
En el ciclo anual, comenzando a contar desde el
da de nuestro cumpleaos, esos 5 perodos
tienen setenta y dos das-grado de duracin
cada uno. En el ciclo diario, tiene cada perodo
una duracin de cuatro horas cuarenta y ocho
minutos, que es el tiempo que tardan los genios,
a razn de cuatro minutos cada uno, en realizar
una primera rotacin.
Al hablar del ciclo zodiacal en relacin con el
ciclo diario y anual ya vimos que los signos de
Fuego rigen del Amanecer al Medioda y la
Primavera; los signos de Agua rigen del
Medioda a la Puesta de Sol y el Verano; los
signos de Aire rigen de la Puesta del Sol a
Medianoche y el Otoo, y los signos de Tierra
rigen de Medianoche al Amanecer y el Invierno.
El ciclo zodiacal tiene cuatro estaciones, cada
una dividida en tres partes. Pero el Dios de
nuestro sistema solar organiz su creacin de
otra forma y a esas cuatro fases le aadi una
5 a base de acortar la duracin de cada una de
ellas, y as, en el ciclo diario, las primeras cuatro
horas cuarenta y ocho minutos corresponden a
los trabajos del Fuego; las segundas cuatro
horas cuarenta y ocho minutos corresponde a
los trabajos del Agua, y en ellas debemos
impregnar nuestra sensibilidad, nuestros
sentimientos del propsito de la Voluntad; en las
terceras cuatro horas cuarenta y ocho minutos
debemos poner nuestra razn a trabajar para
buscar la mejor manera de implantar el
propsito en el mundo fsico, y en las cuartas
cuatro horas cuarenta y ocho minutos para
sacrificar lo aprendido, derramar la esencia, la
sangre de ese Yod-He-Vav-He de la jornada en
nuestra naturaleza interna para redimir y llevar a
la Sabidura nuestro pueblo de clulas internas.
Este es el trabajo nocturno, de rememoracin y
asimilacin de la experiencia diaria.
En el ciclo anual, dedicaremos los primeros
setenta y dos das-grado, siempre a partir de
nuestro aniversario, al despliegue de la
Voluntad; los segundos setenta y dos dasgrado a interiorizar el propsito de la Voluntad
en los sentimientos; los terceros setenta y dos
das-grado a movilizar la razn en favor del
propsito; los cuartos setenta y dos das-grados
a implantar ese propsito en el mundo en que
vivimos. Y en los ltimos setenta y dos dasgrados cargaremos sobre las espaldas esta

376

cruz y sacrificaremos en ella las experiencias

obtenidas para que los dems puedan
beneficiarse de ellas. En el ciclo de una vida
repartiremos esos trabajos en cinco perodos de
diecisiete aos.
4.- Pero lo que Simn el Cireneo representa en
la Pasin de Cristo es algo muy reconfortante
para la divinidad. Su aparicin fue para Cristo la
prueba de que sus enseanzas no haban cado
en el vaco, y qu da vendra en que toda la
humanidad, como Simn lo haca en aquel
momento, llevara su cruz.
Del mismo modo que el maestro que explica
una leccin no sabe como la han asimilado sus
alumnos hasta tener pruebas fehacientes de
ello, tampoco la divinidad sabe cmo el hombre
acoger
sus
programas
hasta
verlo
palpablemente en la realidad. Pero antes de que
esa realidad sea patente para todos, aparece
inscrita en los smbolos, que son los
precursores de algo que an no tiene
consistencia; el smbolo es como esos sondeos
que realizan los futurlogos, anunciando una
realidad en formacin.
El que un hombre del pueblo, venido de lejos,
es decir, no siendo uno de los que lo han
seguido, de los impregnados de su enseanza,
sea requerido por los soldados para llevar su
cruz y que l se avenga voluntariamente,
significa, traducido en palabras: Un da, el
mismo orden civil, el que ahora se levanta
contra ti, ser el que busque a los hombres de
fuera de tu mundo para que lleven esta cruz que
en tu itinerario humano has ido levantando.
En su despliegue histrico hemos visto,
efectivamente, como los soldados han obligado
a los hombres del pueblo a llevar la cruz, y a
veces hasta les han dado muerte por parecerles
que no queran llevarla. Naturalmente, sta es la
copia perversa de algo que se est gestando en
lo secreto de la naturaleza humana, Es dentro
de nosotros mismos que aparecern un da los
soldados que requerirn a ese Simn que viene
de fuera -de fuera del Reino preconizado por
Cristo- y que aceptar voluntariamente llevar
todo lo que sabe, todo lo que ha aprendido, al
monte del sacrificio para que se beneficien de
su saber experimental todos los hombres.
Detrs de Simn el Cireneo estamos todos. Y si
ahora somos todava los que flagelan esa parte
del Ego que representa el Amor, y nos
identificamos ms bien con la Ley, la Ciencia, la
Razn y todos los derivados de Jehov-Binah,
da vendr en que estaremos al lado de
Hochmah-Cristo y nuestro yo material le llevar
la cruz al otro, para que pueda descansar en
nosotros, que haremos, en su lugar, el trabajo
que l tendra que haber realizado.

5.- Le segua una gran muchedumbre del

pueblo y de mujeres, que se heran y se
lamentaban por l. Vuelto hacia ellas, Jess
dijo: Hijas de Jerusalem, no lloris por m; llorad
ms bien por vosotras mismas y por vuestros
hijos, porque das vendrn en que se dir:
Dichosas las estriles y los vientres que no
engendraron,
y
los
pechos
que
no
amamantaron. Entonces dirn a los montes:
Caed sobre nosotros; y a las colinas: Cubridnos,
porque si esto se hace con el leo verde, en el
seco, qu se har? (Lucas XXIII, 27-32)
Ese seguimiento del pueblo, con especial
mencin de las mujeres que se daban golpes en
el pecho y se lamentaban por l, ha sido
perpetuado en la liturgia catlica con el Va
Crucis, que durante los das de Cuaresma se
dirige simblicamente al Monte Calvario,
siguiendo las doce estaciones que siguiera
Jess en la ltima hora de su manifestacin.
Fueron principalmente las mujeres del pueblo
quienes lo acompaaron en su hora final, y
siguen siendo las mujeres del pueblo quienes
acuden mayoritariamente a los Va Crucis. Esto
nos indica que la naturaleza femenina es la
primera en impregnarse de la enseanza
crstica, del mismo modo que fue la primera que
se impregn en las enseanzas de Samael, la
serpiente paradisaca. La serpiente sedujo a
Eva y Jess sedujo a Mara, la hermana de
Lzaro, como a la Samaritana o a Mara de
Magdala, figuras todas que en el relato
evanglico representan el alma humana en
distintos estadios evolutivos, aparecen siempre
en su aspecto femenino.
6.- Ya vimos en el 1er curso, al hablar del
despliegue de la potencialidad divina, que fue
su personalidad femenina la primera que actu.
Por ello, cuando el hombre apareci en la
Tierra, tambin fue la personalidad femenina la
principal protagonista, puesto que Adam
(A.D.M.), considerado convencionalmente como
un varn, no lo era al principio, sino que era un
ser hermafrodita hasta la separacin de los dos
sexos, en que apareci Aisha, la mujer
primordial (ver leccin 12 del 1 er curso
complementario). Esta mujer se uni a la
serpiente para dar nacimiento a Can y fue
despus de que esto sucediera que ADM dio a
su compaera el nombre de Eva (He-Vav-He)
La naturaleza femenina fue la primera en
avanzar, la primera a la que le sucedieran cosas
y llevara experiencias al Ego. El alma aparece
con nombre de mujer porque representa el
cmulo de experiencias interiorizadas en la
conciencia, y la interiorizacin es una funcin
femenina. La Conciencia es la que nos guarda
del Mal, porque contiene la Sabidura
interiorizada, y esa Sabidura nos permite
discernir si aquello desconocido hacia lo cual

377

vamos se parece a los valores interiorizados, a

las reglas aprendidas, o si es extrao a ellas.
Si la Voluntad, atributo masculino, es el germen
que crea todas las cosas, la Sabidura-Amor,
atributo femenino, es el que las fecunda, que les
da una imagen y les permite existir. Del mismo
modo que en proceso generativo, en la tarea de
tener un hijo, es la mujer quien la vive en
profundidad y no el varn, tambin en la
asimilacin de las experiencias resultantes de
nuestras vidas es la parte femenina de nuestra
naturaleza la que ms rpidamente se
desarrolla. Y es esta naturaleza femenina la que
nos da la posibilidad de dar hijos, o sea, de
traducir nuestros impulsos creativos internos en
formas externas, en imgenes. Por ello lo peor
que pueda ocurrirle a una mujer es negarse a
ser fuente de fecundidad y buscar en ella el
hombre, el varn, porque el varn siendo la
fuerza que est detrs de ella, significa recorrer
el proceso creativo hacia atrs, en lugar de
dirigirlo hacia delante. De ella, de la mujer,
emanan todas las exteriorizaciones; todo lo que
tiene una forma, sean plantas, animales o
producciones intelectuales, ha salido de la parte
femenina de la naturaleza humana. Cuando esa
parte femenina se toma pldoras para no poder
ser fecundada, esta infertilidad que se provoca
repercutir en todos los mbitos de su ser y se
convertir en una persona estril en todo lo que
toca a sus emociones y a su pensamiento; o
sea, sus sentimientos no producirn frutos, no
despertarn afectos ni causarn impacto en los
dems, y sus pensamientos no podrn ser
traducidos en palabras o en escritos. Cuando se
bloquea el desarrollo natural hacia delante, se
produce una regresin hacia atrs, hacia lo
arcaico, hacia lo primitivo.
7.- As pues, la mujer que hay en nosotros es la
que ha de producirnos el nacimiento de Cristo;
gestando y dando forma a todos los impulsos
que nos vienen de la Voluntad, har que
vivamos todas las experiencias necesarias para
convertirnos un da en creadores, y cuando
esos programas han sido vividos, entonces
aparece en nosotros Cristo, el revelador del otro
mundo, el que est ms all de las leyes y de
los cdigos; ese otro mundo en el que ya no
existe el dolor, el castigo, en el que se vive en
un permanente estado de plenitud. Cristo
aparece as como el resultado natural de un
largo proceso evolutivo, de modo que no es
necesario que sea engendrado por una
Voluntad humana, o sea, no es preciso que
intervenga el varn. Es una obra que se gesta
en nosotros porque en nuestra naturaleza
interna se ha producido un estado de pureza del
que slo puede emerger el hombre nuevo.
Esas mujeres que seguan a Cristo hacia el
Monte del sacrificio eran las portadoras
humanas de su futuro Reino. Cuando la

personalidad material, el Simn Cireneo, se

ponga en marcha al comps del Ego, llevando
su cruz, las mujeres seguirn detrs llorando.
8.- En la leccin anterior dijimos que la risa es
un derivado de la incomprensin de una cosa.
El llanto, que es el polo opuesto de la risa, ser
lo contrario, o sea, es un producto de la
comprensin, Tcnicamente, el llanto es
producido por un sbito calor que penetra en
nuestra entraa, generando un vapor que se
condensa en agua al salir por los ojos y entrar
en contacto con la atmsfera fra. Ese calor
sbito es una manifestacin del Fuego Divino y
podramos decir que Dios ha penetrado en
nosotros y ha recalentado nuestra naturaleza
produciendo en ella ese vapor. Cuando
comprendemos sbitamente algo que no
comprendamos, esa iluminacin se debe
siempre a que nuestra divinidad interna se ha
manifestado de pronto en nosotros y nos ha
hecho tomar conciencia de aquello. El llanto
aparece pues al tomar positivamente conciencia
de algo, ya que cuando esa toma de conciencia
se produce por la vertiente negativa, es el fro lo
que sbitamente nos hiela la sangre, y el agua
que emana de nosotros es el sudor, ese sudor
que apareci igualmente en Jess cuando, en
Getseman se dispona a entrar en lo negativo y
disolverlo. Cuando un acontecimiento, feliz o
desgraciado, calienta el agua de nuestras
emociones, o sea, cuando la divinidad
desciende en ellas para impregnarlas y
elevarlas de su tono ordinario, la mujer que hay
en nosotros, la parte emotiva, llora.
9.- Jess se vuelve hacia ellas, o sea, ese
llanto, esa comprensin del sacrificio de
nuestras virtudes que un da u otro seremos
llamados a realizar, hace que la fuerza crstica
se vuelva hacia atrs, interrumpa su marcha y
dirija la palabra a nuestras naturalezas
atribuladas para anunciarles lo que suceder
cuando el Reino de Cristo se instale realmente
en el corazn de los hombres.
Diremos pues que la comprensin del sacrificio
que hemos de realizar har que el espritu
proftico que hay en cada uno nos revele el
proceso de las cosas sagradas, que sera el
tema del Apocalipsis de Juan.
No lloris por m, les dijo, sino por vosotras
mismas. O sea, no lloris por el acontecimiento
exterior al cual asists como espectadoras, sino
por lo que ese acontecimiento significa en
vuestro proceso evolutivo interno. Ya hemos
hablado muchas veces de la relacin entre los
sucesos de que somos testigos y nuestra
historia interna. La pelcula de nuestra vida, que
diariamente pasa ante nuestros ojos nos
anuncia en cierto modo las particularidades de
nuestro itinerario anmico. Si somos testigos de

378

un
robo,
debemos
comprender
que,
anmicamente, lo estamos cometiendo o vamos
a ser vctimas de l, segn nuestra simpata
est del lado del ladrn o de la vctima, o sea, si
lloramos cuando nos enteramos de que el
ladrn ha sido detenido, lo cual significar que
lo comprendemos, o si lloramos por la vctima.
Ese acontecimiento anmico puede cristalizar en
nuestra vida real y ser las vctimas o los
ejecutores del robo, pues bien, dice el refrn
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar,
pon las tuyas a remojar
All eran testigos de un sacrificio, pero era el
propio sacrificio que deban comprender.
Comprender que un da todo sera distinto en el
mundo y que si ahora son dichosos los vientres
que engendran, porque el mundo divino ha de
exteriorizarse a travs de nosotros y mientras la
ltima parcela de ese mundo de Jehov no haya
sido exteriorizada nos tocar engrosamos de l
y parirlo. Pero cuando por fin hayamos parido la
totalidad de ese universo; cuando habindonos
convertido en zodaco, hayamos dado a la
sociedad todos los valores de la sinagoga
divina, entonces dichosos sern los estriles y
los vientres que no engendran y los pechos que
no amamantan, porque esto significar que se
encuentran ya del otro lado de la vertiente y
podrn empezar a dar, no lo que han recibido
de Dios con la obligacin de transmitirlo, sino lo
que emana de sus propias naturalezas,
convertidas en creadoras.
10.- Caed montes sobre nosotros, y vosotros,
colinas, cubridnos, dirn los hombres en ese
trance, dice Jess.
Ya vimos que la montaa, cuando aparece en el
relato bblico, se refiere siempre a lo elevado.
Es en la montaa que Jess pronunci su
sermn sobre el Reino; es en la montaa que
Moiss habl con la divinidad. En nuestra
organizacin interna, la montaa es Kether y las
colinas son Hochmah y Binah que, en el rbol,
se sitan a un nivel inferior.
Si le decimos a nuestra montaa que caiga
sobre nosotros, es como decirle a nuestra
divinidad interna que tome posesin de nuestro
vehculo material, que nos sumerja en su
esencia, que nos entierre en su divinidad. Y
pedir a esas colinas que nos cubran, es pedirles
que ellos sean nuestra vestimenta humana, de
modo que ese hombre exterior, ese hombre
profano que tiene poltica propia, ambiciones
propias desaparezca en los escombros de esa
montaa divina y quede para siempre enterrado
por su Ego, que lo recubrir, lo asimilar como
la tierra asimila el cadver y lo recubrir con ese
vestido blanco con el que Hochmah viste los
suyos.
Si esto se hace al leo verde, qu no se har
con el seco?, se pregunta Jess, anunciando
as que tanto los que estn verdes como los que

estn a punto seguirn la misma suerte. Da

vendr en que incluso los que no estn
preparados se vern sepultados en su montaa
y sus colinas.
11.- Jess, llevando su cruz, llega a un lugar
llamado crneo, en hebreo Golgotha. Es all que
fue crucificado y otros dos con l, uno de cada
lado y Jess en medio (Juan XIX, 17-18) Lucas
y Marcos precisan que se trataba de dos
malhechores y que el de la izquierda, estando
ya en la cruz, le deca, injurindolo no eres t
el Cristo? Slvate y slvanos! Pero el otro le
reprenda, dicindole: No temes a Dios t que
sufres la misma condena? Para nosotros, es
justicia, ya que recibimos lo que hemos
merecido por nuestros crmenes; pero l no ha
hecho ningn mal. Y le dijo a Jess: Acurdate
de m cuando vengas en tu reino. Jess le
respondi: En verdad te digo, hoy estars
conmigo en el Paraso. (Lucas XXIII, 33-43;
Marcos XV, 27-28)
Ese itinerario que va de la ciudad hacia el
monte del crneo seala el camino de nuestra
propia transmutacin. Ese camino, que en la
tradicin exotrica tiene las doce estaciones del
Va Crucis, tiene, en la tradicin esotrica,
treinta y tres estaciones, una para cada uno de
los treinta y tres huesos que forman nuestra
columna vertebral, desde el coxis hasta el
crneo. La fuerza crstica tiene que recorrer
esos treinta y tres peldaos, empezando por el
ms bajo, y regenerar la Vida que emana de
cada uno de ellos, o sea, las corrientes que a
travs de los nervios y los msculos se
desparraman por todo el cuerpo, partiendo de la
columna vertebral. A medida que la fuerza
crstica asciende por esos senderos, se produce
un relevo en las fuerzas que ocupan nuestros
vacos internos y cuando los arcngeles de
Cristo han tomado los puestos en que actuaban
antes los ngeles de Jehov, Cristo se
encuentra en el Golgotha, en el crneo y ya
puede morir. Ha cumplido su misin de
redimensionar nuestro mundo interno y ya
puede derramar sus esencias purificadoras
sobre los dems, sobre el mundo exterior, para
que la personalidad crstica pueda nacer en
todos.
12.- Esos dos ladrones que lo acompaan en su
recorrido hacia el Golgotha, son los
representantes de esas dos columnas que
aparecen el rbol cabalstico a derecha e
izquierda de la columna central. Vemos en ese
rbol que Tiphereth representa la esfera
purificadora en la que acta Cristo. Por debajo
de ella se sita Netzah, Hod y Yesod. Ya vimos
que Yesod es, por excelencia, el centro que
traiciona, que vende la espiritualidad: es Judas
y ya dice Juan en su Evangelio que Judas era

379

ladrn. Judas roba la vida crstica y la pone a la

disposicin del mundo, pero tambin lo hacen
esos dos ladrones que son Netzah y Hod, los
cuales, como lo vemos indicado en los senderos
del rbol, roban sus esencias a Tiphereth y
las venden a Malkuth.
Son ladrones en un sentido, pero cmplices en
otro, puesto que si Cristo representa el enemigo
del mundo antiguo, el que ha de destruir el
antiguo templo y reconstruir en su lugar el
nuevo, sos que le roban sus virtudes para
darlas al mundo, son igualmente los enemigos
de la antigua organizacin de Jehov, y por ello
son ajusticiados al mismo tiempo. En el
Golgotha muere Cristo y su organizacin, para
que sta deje de actuar como tal externamente
y pueda encarnarse en nuestras propias
naturalezas, cuando nuestra tierra humana haya
sido abonada para que en ella pueda florecer la
semilla crstica.
13.- Vemos como uno de los ladrones, el que
representa Hod le dice que, puesto que es
Cristo, que se salve y los salve. Ya sabemos
que Hod representa la inteligencia prctica, la
que sabe sacar partido de los poderes de que
dispone para mejor resolver los problemas de
cada momento. Este ladrn piensa que aquella
situacin poda resolverse de otra manera. En la
imaginera popular, el mal ladrn aparecer en
el Calvario dando la espalda a Cristo, y ello
indica que la inteligencia prctica no ser uno
de los atributos que subsistan en el Reino de
Cristo. El mal ladrn no figurar en el Reino y,
ciertamente, en ese mundo unitario que Cristo
vino a preparar, ya no habrn dualidades, ya no
habr medios que justifiquen un fin, ni astucias
falaciosas para conseguir ms rpidamente algo
que, una vez conseguido, resulta ser un bien,
pero mientras se consigue se van creando
perturbaciones.
En el Reino de Cristo el ladrn de la izquierda
no figurar, pero ya en el camino hacia ese
Reino debemos ir dejndolo de lado; es decir,
debemos ir prescindiendo de los servicios de la
inteligencia prctica y, aunque de ella recibamos
los medios para salir airosos de situaciones
apuradas, es de sabios no utilizarlos, y pasar
por el apuro sin responder, como lo hizo Jess
cuando Herodes y Pilato lo interrogaban; sin
desenvainar la espada, como lo hizo el
imprudente Pedro en Getseman, y sin recurrir a
la ayuda de las legiones anglicas o
arcanglicas. Es bien notorio que si en los bajos
escalones evolutivos se encuentran devotos que
les piden a las potencias celestiales salud,
dinero, amor, bienestar, a medida que
ascendemos ya no pedimos tales cosas para
nosotros, sino para nuestros semejantes.
Ese ladrn que nos vende el saber divino para
ser los primeros, los brillantes, los que seducen,
los que ganan y triunfan, no entrar en el Reino

de Cristo. Se quedar en la puerta, como Pedro

se qued. l representa esa inteligencia que
nos permiti construir coherentemente el templo
crstico. Pero esa construccin material slo es
til mientras la personalidad crstica se instala
en nuestra naturaleza interna. Cuando esa
presencia nos llena totalmente y estalla en
nosotros para impregnar el mundo, ya de nada
sirve el templo. Por ello la inteligencia prctica,
siendo una virtud cardinal en un momento de
nuestra evolucin, no nos acompaar en el
Reino.
14.- El buen ladrn, el que representa Netzah,
se s se encontrar en el paraso, porque
forma parte intrnseca de la naturaleza crstica.
En el rbol, vemos que Netzah es el 2 He del
mundo de creaciones que, como sabemos, est
regido por Hochmah. En ese mundo, Hesed es
el Yod, Gueburah el He, Tiphereth el Vav y
Netzah el 2 He. De modo que la corriente
crstica que sale de Tiphereth encuentra en
Netzah su receptculo natural, y ello equivale a
decir que Netzah no roba nada, sino que es
depositario de un tesoro que luego derrama
sobre Malkuth, directamente, como un don
anticipado, por el sendero que une ambos
centros, o por el camino jerrquico, puesto que
Netzah es, al mismo tiempo que el 2 He del
mundo de creaciones, el Yod del mundo de
formacin, en el cual Hod es el He, Yesod el
Vav y Malkuth el 2 He.
El buen ladrn es pues, una especie de bandido
generoso, que roba al que tiene para darlo al
que no tiene. Ya sabemos que el tesoro que nos
viene de Netzah es el que alimenta los cinco
sentidos, que nos permiten descubrir los valores
del mundo, primero incipientemente, lo cual nos
conduce a infravalorarlos o a sobreestimarlos,
despus de una manera exacta y profunda. Al
llevar a tan buen ladrn a su paraso, Cristo se
asegura sus excelentes servicios para que el
hombre nuevo pueda descubrir todo el
esplendor del mundo de arriba, como lo ha
descubierto en el mundo de abajo.
Los sentidos son la madre de los sentimientos.
Es por los sentidos que percibimos el mundo y
constituimos en nuestro interior una escala de
valores que representan el precio que
concedemos a las cosas, y ello es el baremo de
la intensidad con que las sentimos. En este
punto de la enseanza se nos dice pues que los
sentidos sentimientos sern salvados, se
encontrarn en el Reino y constituirn nuestros
rganos de percepcin del nuevo mundo. Por el
contrario, el intelecto ser abandonado y los
servicios que nos ha prestado ya no sern tiles
en el Reino.
15.- Pilato hizo una inscripcin que coloc en la
cruz, concebida de este modo: Jess de

380

Nazareth, rey de los judos Muchos judos

leyeron esa inscripcin, porque el lugar en que
Jess fue crucificado estaba cerca de la ciudad;
estaba en hebreo, en griego y en latn. Los
principales sacrificadores de los judos le dijeron
a Pilato: No escribas Rey de los judos, sino que
l ha dicho: Yo soy el rey de los judos, Pilato
respondi: Lo escrito, escrito est. (Juan XIX,
19-22; Mateo XXVII, 37)
En las escuelas iniciticas se han dado
interpretaciones muy diversas a las cuatro
iniciales de esta inscripcin que aparecen
tradicionalmente en la cruz: I.N.R.I. Retengamos
aqu nicamente su significado cabalstico, que
parece
haber
sido
olvidado
por
los
comentaristas: Yod-Noun-Reish-Yod.
El Yod es el Aleph interiorizado, un Aleph que
ha descendido a Malkuth y se ha encarnado,
constituyendo el pensamiento humano. El Noun
es la tierra en su estado de mxima separacin
de la espiritualidad, de mxima individualizacin
y fragmentacin. El Reish, como ya hemos visto
y como veremos al comentar el captulo veinte
del Evangelio de Juan, es la Resurreccin de la
espiritualidad, la entrada del poder espiritual en
la tierra humana para renovarla y despertarla. Si
unimos esos conceptos para formar una frase,
diremos que: El pensamiento divino (Yod), se
encarna en la tierra (Noun) para resucitarla
(Reish), instaurando en ella un nuevo
pensamiento (Yod) Como esa inscripcin la
puso Pilato para explicar la causa de su muerte,
sa es, esencialmente, la razn por la cual
muri Jess; para imprimir en la Tierra ese
nuevo Yod, ese nuevo pensamiento divino,
procedente de la columna de Hochmah y no de
la de Binah.
Con esto no vayamos a decir que Pilato conoca
la Cbala o el valor simblico de las letras
hebraicas. El Pilato histrico fue un simple
instrumento utilizado por las fuerzas divinas
para manifestar esa Verdad, y en ese gesto
suyo, inconsciente, estaba la promesa de que
un da nuestro Pilato personal, el hombre de
carne y hueso que somos, sabra la Verdad y la
inscribira en su propia cruz. Y tan persuadido
estara de ella, que cuando los prncipes del
viejo mundo lo induciran a rectificar esa verdad,
ajustndola a las apariencias externas, tendra
la fuerza necesaria para decir: Lo escrito, escrito
est, puesto que lo escribimos en el mundo con
nuestras acciones diarias; es lo que nuestra
naturaleza ha ido elaborando, letra a letra, en
sus arcanos internos, y esto no se puede borrar.
16.- Los soldados, una vez que hubieron
crucificado a Jess, tomaron sus vestidos,
haciendo cuatro partes, una para cada soldado,
y la tnica. La tnica era sin costura, tejida toda
desde arriba. Dijronse pues unos a otros: No
la rasquemos sino echemos suertes sobre ella
para ver a quien toca, a fin de que se

cumpliera la escritura: Dividironse mis

vestidos y sobre mi tnica echaron suertes Es
lo que hicieron los soldados. (Juan XIX, 2324)
Era una costumbre, en aquella poca, el que los
soldados se repartieran entre ellos los vestidos
de los ajusticiados. No buscaban con esto el
valor mercantil que la prenda pudiera tener, sino
su valor simblico como amuleto. Ese reparto
de vestimentas era una reminiscencia derivada
del canibalismo, puesto que los antiguos
salvajes devoraban a sus enemigos para
incorporar en ellos sus virtudes. Durante toda la
Edad Meda los hombres buscaran con afn las
cuerdas de los ahorcados, creyendo que eran
portadoras de suerte.
El vestido simboliza la personalidad externa del
individuo, nos revela el trance por el que est
pasando su alma. La tnica de Jess era de
una sola pieza porque l no estaba formado de
personalidades mltiples y contradictorias,
como sucede con nosotros. En l todo era
unitario; su Voluntad era la del Padre y no haba
diferencia entre su Yo interno y el externo. Por
ello su tnica, a la imagen de su alma, era una
sola pieza y tejida desde arriba.
17.- Los soldados no quisieron dividirla: no
podan hacerlo, por que lo que Cristo representa
no se puede fragmentar. En estas lecciones
hemos visto como la enseanza crstica va
penetrando por las distintas estancias de la
naturaleza humana, fecundando las tierras a su
paso y produciendo en ellas una nueva
floracin. Los campos estriles empiezan a
germinar y las tendencias humanas que
permanecan entumecidas se movilizan para
pasar a la accin. Podemos comparar ese
despliegue de Cristo por la naturaleza humana
al curso de un ro por la geografa de la Tierra.
Un ro que nace en lo alto de las montaas
nevadas, se precipita furioso y salvaje por las
peas, para luego seguir su camino apacible
hacia el mar, aportando la fecundidad a todo lo
que toca. Primero sus aguas son alimento para
el hombre; despus, cuando el hombre ha
aprendido a utilizar su fuerza, pueden
convertirse en luz o en fuerza motriz. Si el
hombre
no
las
utiliza
perversamente,
devolvindolas solucionadas a su lecho, ellas
irn dando vida a todo lo que germina a su
alrededor y todo podr desarrollarse segn su
posibilidad interna. El que por su familia puede
ser pino o roble, lo ser; el que slo puede ser
csped, lo ser igualmente. Cuando por fin el
ro llega al mar, si pudiera volver la vista hacia
atrs, contemplara todo lo que ha sido y es
gracias a l, desde que sali de la montaa, y
dira: Yo soy el bosque, la pradera fecunda, el
jardn florecido, la luz de la ciudad, el tejido que
el telar ha unido al impulso de mis aguas. Todo
aquello forma una realidad inseparable, una
especie de tnica sin costura, de manera que si

381

hubiese forma de meternos encima el alma del

ro en su estadio final seramos de golpe todo
aquello que el ro ha creado a su paso.
18.- Vemos pues aqu a los soldados echando a
suertes la tnica. La suerte es siempre una
manifestacin de la divinidad y ya sabemos que
la divinidad es omnipresente en nuestro mundo
y se manifiesta all donde puede manifestarse;
all donde encuentra un hueco propicio a su
expresin. La crnica sagrada no nos dice nada
del soldado que gan la tnica sin costura, pero
el espritu ha inspirado a los hombres novelas,
relatos y hasta pelculas sobre este tema. En
ellos vemos como la tnica transform la vida
de aquel soldado, convirtindolo en uno de los
ms ardientes propagadores del Reino.
Lo importante, ya lo hemos visto en las ltimas
lecciones, es aproximarse a lo sagrado,
aproximarse al universo que Cristo representa,
si no es para estar a su lado, aproximarse para
burlarlo, para maltratarlo y an para clavarle las
manos en la cruz. Porque si somos esos
soldados romanos que lo crucifican, estaremos
en el reparto de sus vestimentas y puede
tocarnos esa tnica que lleva impresa toda su
historia pasada, todo lo realizado en la tierra
humana desde que Juan fuera decapitado a
instancias de la cruel Salom, y entonces nos
convertiremos de pronto en los primeros,
precisamente por haber sido los ltimos en
aproximarnos a l.
Cuntas veces hemos visto personas que se
maltratan, que se pegan, se insultan y an se
hieren y se matan y que finalmente, cuando
quizs ya no tiene remedio, han cado en la
cuenta de que se amaban profundamente! A
esos individuos les ha cado en suerte la tnica
de su vctima, han endosado su personalidad, y
a veces han consagrado su vida a defender y
proteger la familia de aquel al cual haban
quitado la vida. Desgraciadamente, nuestro
cdigo penal al encerrar el criminal en una
crcel, le quita la posibilidad de redimirse
voluntariamente; la posibilidad de reparar el mal
en la medida de lo hacedero.
19.- Estaban junto a la cruz de Jess su Madre
y la hermana de su Madre, Mara la de Cleofs
y Mara Magdalena. Jess, viendo a su Madre y
al discpulo a quien amaba, que estaba all, dijo
a la Madre: Mujer, he ah a tu hijo. Luego dijo al
discpulo: He ah a tu Madre. Y desde aquella
hora el discpulo la recibi en su casa (Juan
XIX, 25-27)
Hemos visto que el nico discpulo que sigui a
Jess hasta la cruz fue Juan. En cambio, all
estn tres mujeres, tres Maras, representantes
de la fecundidad en los tres mundos en que se
desarrolla la accin de Cristo, el llamado mundo
de accin y mundo de formacin que son

parientes el uno del otro -como lo eran Mara,

su Madre y Mara de Cleofs, la hermana de su
Madre- por cuanto en uno se constituye el
negativo de la imagen que aparecer en
positivo en el mundo de accin, y el mundo de
creaciones o mundo de deseo -representado
por Mara Magdalena- a la que Jess haba
sacado siete demonios, como dira Mateo. La
naturaleza femenina acompaa a Jess hasta el
final para asegurar la fecundidad de su Obra.
El carcter simblico de las palabras de Jess
aparece claramente si tenemos en cuenta que
en ningn punto de la crnica sagrada se nos
dice que Jess ejerciera una actividad lucrativa
como para hacer vivir una familia y, por otro
lado, se nos habla de los siete hermanos de
Jess, a los que Mara poda recurrir, no
necesitando que Juan la recibiera en su casa.
Lo que el Maestro encargaba a su discpulo
amado, el nico que lo sigui hasta el final, era
la manutencin y el cuidado de la Nueva Tierra
Madre que el derramamiento de su sangre iba a
producir.
20.- En la Mitologa vemos que cada
personificacin de la espiritualidad tiene su
propia tierra o esposa. As, la parte femenina
de Urano el primer rey del Olimpo, se llama
Gaia. La parte femenina de Kronos-Saturno, el
segundo rey, se llama Rea. La parte femenina
de Zeus-Jpiter, el tercer rey, se llama Hera.
Todas esas personificaciones son llamadas las
esposas de los dioses. Cristo muri sin dejar
esposa porque en el mundo unitario que vino a
preconizar, desaparece la dualidad, lo blanconegro, el bien-mal, el da-noche, etc., y, por
consiguiente, desaparece tambin lo masculinofemenino. Con Cristo la vigencia de los sexos
terminan y por ello sus ltimas palabras
dirigidas a las hijas de Jerusalem, ya camino del
Calvario (ver punto 5) fueron para poner en
guardia a las mujeres sobre las manifestaciones
sexuales.
Dichosas las estriles, les dijo, y los vientres
que no engendraron, y los pechos que no
amamantaron. Cuando la penetracin crstica
en nuestra naturaleza ha llegado a su punto
culminante, las tareas reproductoras deben ser
abandonadas. Mejor dicho: son abandonadas
ante la imposibilidad de realizarlas.
En efecto, ya hemos visto, a lo largo de estos
estudios, que para realizar cualquier acto
necesitamos que una fuerza espiritual nos
provea de las energas necesarias para llevarlo
a cabo, y que es nuestra Voluntad la que llama
al trabajo a las distintas entidades que se
ocupan de la administracin de las clases de
fuerzas que necesitamos. A medida que Cristo
penetra en nosotros, dejamos de interesarnos
por una serie de cuestiones y nos interesamos
por otras, de modo que una determinada
categora de entidades espirituales se retira, y

382

aparecen otras que han de poner a nuestra

disposicin su personalidad energtica. Para
poder generar, es preciso que exista el deseo, o
sea, que est en nosotros la entidad que lo
personifica. Si no est presente, se dice que el
hombre es impotente y, por lo tanto, no puede
generar. Lo cual no significa que todos los
impotentes estn en los ltimos lazos del
camino, ya que esta situacin puede ser debida
a una consecuencia de pasadas actuaciones.
21.- Cuando el trnsito de Cristo por nuestra
naturaleza nos impulsa hacia arriba, aparecen
en nosotros las entidades espirituales que
fecundan el cerebro y los rganos generativos
se encuentran sin posibilidad de expresin.
Entonces los hombres se vuelven impotentes y
las mujeres estriles. El rgano de arriba no
tiene sexo. No hay un cerebro especfico de
hombre y un cerebro de mujer. Por ello, a
medida que nos elevamos, van desapareciendo
las diferencias sexuales, y el trabajo de hombre
y el de mujer son idnticos cuando se realizan
con la mente, si esa mente se proyecta hacia
arriba, en lugar de estar al servicio del mundo
de abajo. Por el contrario, el trabajo manual y
emotivo de uno y otro sexo es muy distinto. Los
rganos sexuales producen un mundo dividido,
en el que lo positivo y lo negativo tienen que
fundirse, pero a menudo se enfrentan y
multiplican as la divisin. El rgano cerebral
produce el mundo unitario que Cristo vino a
revelar. Por ello no contrajo matrimonio ni
gener hijos, como lo hacan los dioses de la
Mitologa.
La Tierra que l deja no es la mujer-esposa, o
sea, la polaridad negativa de su propia
personalidad, porque lo positivo y lo negativo
estn fundidos en l, sino la Madre,
representacin de esa esencia primordial sin la
cual nada puede existir. La madre existi antes

de que el mundo fuera. En nuestro sistema

solar, la Madre es el zodaco. En la Mitologa, la
Madre primordial es Gaia, la cual dio vida por s
sola a Urano, el que sera el elemento macho
que luego la fecundara.
22.- La Nueva Tierra Madre, en la que florecera
la nueva humanidad crstica, fue recibida en
casa del discpulo Juan, segn el mismo nos
refiere. Esa tierra virgen, esa Mara Pursima,
est viviendo en casa de Juan; Juan la
mantiene, la alimenta, la cuida, la viste y la
mima.
Habiendo hablado en lecciones anteriores de lo
que Juan representa, ya no hay misterio en
esas palabras. Juan, el revelador de los
cambios que se produciran en el mundo al
instalarse en l el Reino de Cristo, en su
Apocalipsis, tomara el nombre simblico de
Cristian Rosenkreutz para mantener, alimentar y
cuidar la nueva tierra, tal como Cristo se lo
encomendara.
Bajo su mandato, los hermanos mayores de la
Rosa Cruz trabajan en la perfeccin de la Obra.
Trabajan para conseguir que Mara viva feliz y
floreciente; para que de ella vaya emergiendo la
nueva humanidad que ha de vivir unitariamente,
sin enfrentamientos, sin confrontaciones, sin
oposiciones, sin partidos, bajo el mando del Rey
de ese nuevo universo, querido y aceptado por
todos.
Al igual que Juan lo hizo y lo est haciendo,
debemos considerar que el ruego de Jess, ya
clavado en la cruz, se dirige a cada uno de
nosotros, y todos debemos ser los cuidadores
de esa Nueva tierra, de esa Madre Eterna que
Cristo nos dej al final de su itinerario. Debemos
ser los guardianes de Mara, los custodios de su
pureza, para que de sus entraas pueda nacer
la Nueva Humanidad, la portadora del cambio.

Preguntas:
1.- Qu es lo que significa Simn el Cireneo?
2.- Por qu le siguen a Jess tantas mujeres del pueblo?
3.- Dinos lo que has comprendido de lo dicho sobre los dos ladrones.
4.- Cul es el sentido de la inscripcin que Pilatos puso en la Cruz?
5.- Por qu Jess confa su Madre a Juan?

383

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 47

1.- Despus de haber confiado su madre al

discpulo predilecto, sabiendo Jess que todo
estaba ya consumado, para que se cumpliese la
Escritura dijo: Tengo sed. Haba all un botijo
lleno de vinagre. Fijaron en una rama de hisopo
una esponja empapada de vinagre y se la
llevaron a la boca. Cuando hubo probado el
vinagre, dijo Jess: Todo est acabado, e
inclinando la cabeza, entreg el espritu. (Juan
XIX, 28-30)
Vemos en este punto de la enseanza que
Jess considera su obra consumada al confiar
su Madre al discpulo predilecto. l haba venido
al mundo para revelar a los hombres la otra
parte de la divinidad, la que actuaba movida por
el amor. Al morir y derramar su sangre, l pona
las semillas de esa divinidad que representaba
en la Tierra. Pero las semillas exigen cuidados
para que lleguen a florecer y esos cuidados
deben ser prodigados por el hombre. Hubiese
sido una catstrofe para su misin el que
ninguno de sus discpulos hubiese podido
seguirlo hasta el final, y no hubiera podido
confiar su madre a ninguno de ellos.
Hemos visto que en Getsemani sus discpulos
se dispersaron y slo Juan lo acompaa,
mientras Pedro lo sigue de lejos. Pedro lo
negara despus y saldra del palacio de Caifs
llorando. Juan, que era conocido del pontfice,
se qued y lo seguira despus hasta el pie de
la Cruz. Su calidad de conocido del pontfice le
servira para permanecer en el cortejo, lo cual
significa que Juan no slo era conocido, sino
tolerado. Para servir de nexo entre el mundo
antiguo y el nuevo mundo, es preciso que
seamos bien visto por ambos, que tengamos
entrada en el palacio del pontfice de Jehov y
que seamos igualmente el discpulo predilecto
de Cristo. Esa armona con el viejo mundo har
que podamos establecer sin sobresaltos el
nuevo y en las mismas ruinas que dej el
antiguo, utilizando la misma materia prima
desguazada. Si reunimos esas condiciones, si
no suscitamos la violencia de los antiguos
estamentos, si no es con el enfrentamiento que
pretendemos instaurar el nuevo mundo, Cristo
nos confiar el cuidado de su madre.
En el Apocalipsis de Juan veremos como el
nuevo mundo se instaura en el viejo a fuerza de
catstrofes y de dramas, pero es tan slo en el
caso de aquellos que no han sabido ver los
signos de los tiempos y han seguido incrustados
en el viejo mundo como si fuera eterno. Para los
que han sabido acompasar su ritmo humano

con el gesticular del cosmos, el paso de una

orilla a otra se hace sin dramas.
2.- Ya la obra terminada y asegurada su
pervivencia en los hombres, gracias a Juan,
para que se cumpliese lo escrito, nos dice el
cronista, Jess dijo: Tengo sed Los
traductores de los Evangelios, como es habitual
en ellos, nos ponen el nmero del salmo y del
pasaje en que esto figuraba escrito. Pero
hubiese sido pueril, por parte de Jess, que en
tan dramtica hora, se hubiese dicho: Como
en el Salmo tal figura escrito que me dieron
vinagre, voy a decirles que tengo sed Lo que
estaba escrito era que la amargura contenida en
la columna de la izquierda, tena que penetrar
en la dulzura de la columna de la derecha. O
sea, el amargo mundo de Jehov, con todas
sus cosas establecidas, deba penetrar en el
dulce mundo de Hochmah, representado por
Jess. Deba penetrar en l por la boca, que es
el vestbulo del corazn: Si en un principio Can
devora Abel, se lo incorpora para vivir bajo la
apariencia de Can, pero con la voz de Abel, al
final de ese gran ciclo evolutivo, tiene que ser
Cristo-Abel quien absorbe al amargo Can.
3.- Esa penetracin de lo amargo en lo dulce es
descrita en la crnica sagrada como una
introduccin de una esponja empapada de
vinagre en la boca de Jess.
El vinagre es un vino deteriorado. Ya vimos, al
hablar de la borrachera de No y del milagro de
bodas de Cana, que el vino es un producto que
se destila en la columna de la izquierda. Es el
smbolo del Conocimiento no asimilable que en
lugar de aportar serenidad y placidez a nuestras
vidas, las altera, les da incoherencia y
finalmente nos sumerge en un sopor en el que
olvidamos aquello que pretendamos conocer.
Cuando el afn de conocer no se acompasa con
un progreso moral susceptible de abrir cauces
adecuados al conocimiento, se produce en
nosotros la borrachera dionisaca, aparece en
nuestra psique ese Dionisos-Baco que exalta
las emociones en lugar de dominarlas.
El vinagre es ese vino deteriorado, echado a
perder, o sea, un conocimiento que ha acabado
mal, que no ha conservado sus cualidades
primigenias y que da un sabor amargo a todo lo
que toca. Los alquimistas utilizaban el vinagre
en la realizacin de la obra y en sus libros
aparecen varias calidades de vinagre, una de

384

ellas llamada vinagre muy agrio o vinagre

rectificado, que es un vinagre, dicen, destilado
varias veces en sus propias heces y que se
convierte en una sustancia violenta y de una
naturaleza tan gnea, que disuelve las piedras y
los metales. Es decir, es un elemento destructor
de primer orden. O sea, el conocimiento que se
utiliza mal una y otra vez, y que a pesar de los
resultados negativos, vuelve a recurrirse a l
para nuestras experiencias humanas, se
convierte en ese licor amargo, en esa amargura
que finalmente corroe la ms dura piedra
establecida, mediante el horror, el drama, la
tragedia. Ese licor amargo ha de ser absorbido
finalmente por el heredero del dulce Reino.
No solamente las leyes han de penetrar en el
nuevo mundo, sino tambin todos los errores a
que el conocimiento anticipado o inadecuado
dio lugar. Cristo ha de comerse todo este
mundo que los hombres han escrito con su
actividad y slo entonces podr decir: Todo est
consumado y, reclinando la cabeza, entregar el
espritu.
4.- La cortina del templo se rasg de arriba
abajo en dos partes, la tierra tembl y se
hendieron las rocas; se abrieron los
monumentos, y muchos cuerpos de santos que
dorman, resucitaron, y saliendo de los
sepulcros, despus de la resurreccin de l,
vinieron a la ciudad santa y se aparecieron a
muchos. El centurin y los que con l
guardaban a Jess, dijo: Verdaderamente ste
era Hijo de Dios (Mateo XXVII, 51-54; Marcos
XV, 39; Lucas XXIII, 44-48)
Los tres Evangelistas que no estuvieron
presentes en aquel acontecimiento memorable
nos lo describen segn fue recogido por la
tradicin oral. En cambio Juan, que si estuvo
all, no dice nada de esta conmocin que
sacudi la Tierra, pero en cambio desarrollara
ese tema en el Apocalipsis.
Esa conmocin, esa sacudida que hendi las
rocas, abri los monumentos y resucit lo santo,
es el efecto natural de la penetracin de un
universo ms ancho -el representado por
Cristo-, en uno ms estrecho -el representado
por Jehov-. Al penetrar el mundo de la derecha
en el de la izquierda, podramos decir que la
tierra se dilat. Su antigua estructura se abri
para ceder el paso a una nueva. Las tinieblas
absorbieron la luz y ese resplandor sbito ceg
a los testigos del acontecimiento y, en ese
deslumbramiento, les pareci que la tierra se
haba oscurecido, cuando en realidad se haba
impregnado de la luz que contena el cuerpo de
deseos de Cristo. Como Juan ya formaba parte
del mundo crstico, l no experiment el
fenmeno. Para los que siguen la lnea de Juan,
los que siguen al Maestro desde el principio y
van impregnndose de su naturaleza paso a
paso, no hay conmocin. El nuevo mundo

penetra en ellos lentamente, suavemente, sin

rasgar cortinas en su templo.
5.- Los que no siguen la va de Juan, vivirn ese
momento de la absorcin de un mundo por otro
mundo a la manera de una catstrofe. La
cortina del templo se rasg, dice la crnica, y
esto significa que los misterios que esa cortina
ocultaba aparecern ante la conciencia. Esa
revelacin sbita de la verdad har que nuestra
Tierra humana tiemble: aquello que antes era
firme o inamovible para nosotros, dejar de
serlo y se hendirn las rocas, o sea, la slida
estructura en la que se apoyaba a nuestro
mundo, a la que atbamos los cabos de
nuestras
certidumbres,
de
nuestros
razonamientos.
El monumento, aquello que era objeto de
nuestra veneracin y respeto se abrir y los
santos dejarn sus tumbas y volvern a la
ciudad para manifestarse de una manera
palpable a ciertos hombres. Lo santo volver a
cabalgar, podramos decir, volver a cobrar
vida, en lugar de ser un recuerdo venerable,
pero yerto. Y entonces los centuriones, los
hombres con poder en el mundo fsico, los
hombres de Pilato y del Csar, que crean
custodiar un cuerpo muerto, reconocern el
linaje divino del Maestro y estarn dispuestos a
acatar su orden.
Esa conmocin de la Tierra al entrar en ella el
espritu de Cristo, se renueva todos los aos en
el plenilunio de Aries, y mientras para unos su
tierra se oscurece y las tinieblas la cubren en
las tres horas simblicas en que rigen los signos
de agua -del medioda a la puesta del Sol-; para
otros tienen lugar todos esos prodigios: lo santo
sale de la tumba en el que el mismo individuo lo
haba encerrado, se le aparece claramente en
su fuero interno, y su tierra tiembla y al
reestabilizarse de nuevo, ya no es la misma. Su
estructura ha cambiado, sus componentes
qumicos han variado y su viejo mundo se ha
hundido con estrpito para dejar paso al nuevo
mundo.
Lo ms triste que puede sucedernos en esa
semana que la tradicin ha llamado santa, es
que nada de esto suceda en nosotros, que la
cortina no se rasgue y lo que era un misterio lo
siga siendo; que sigamos adorando los mismos
monumentos
-humanos,
literarios,
arquitectnicos- y que lo santo siga durmiendo
en su tumba mientras nuestros centuriones, los
que ejecutan nuestra poltica, velan el cadver
de lo justo sin apercibirse de los prodigios que
tienen lugar en la naturaleza y en los que
nuestra naturaleza debera participar.
El plenilunio de Aries seguir siendo, para
muchos, el derramamiento intil de una luz que
no penetra en sus tinieblas, mientras que para
otros ser el momento de la cada estrepitosa

385

de lo antiguo y la emergencia radiante del

mundo nuevo.
6.- Desde la hora sexta hasta la nona se
extendieron las tinieblas sobre la Tierra. Hacia
la hora nona, Jess exclam con voz fuerte:
Dios mo, Dios mo! por qu me has
abandonado? (Mateo XXVII, 45-47; Marcos XV,
33-35)
Mateo y Marcos intercalan esa secuencia en
sus crnicas, que no figura en los otros dos
evangelistas. Eso significa que ese sentimiento
de abandono que expresa Jess han de vivirlo
algunos discpulos, pero no otros. Algunos, al
vivir ese trance en el que su luz ha de entrar en
el
mundo
tenebroso
para
redimirlo,
experimentarn la sensacin de que Dios los ha
abandonado; es decir, que su Ego, que haba
estado dirigiendo sus vidas hasta aquel
momento, se ha retirado de ellos y los ha dejado
en poder de las tinieblas para que stas vuelvan
a reinar en ellos.
Ya hemos visto que al abordar una nueva etapa
tiene lugar siempre una recapitulacin de las
anteriores. En el momento final, cuando nos
disponemos a dejar un mundo para penetrar en
el otro, se produce la ltima de las
recapitulaciones y nos vemos abandonados
nuevamente a las tinieblas.
Ese bao de tinieblas es algo que todos
deberemos ineludiblemente vivir, tal como
hemos sealado en las ltimas lecciones. Pero,
mientras unos sern conscientes de la
operacin, o sea, que su conciencia estar del
lado de la luz y sabrn que bucean en las
tinieblas para disolverlas, otros, por el contrario,
constatarn que la luz que haba iluminado su
camino ha desparecido y que vuelven a
identificarse con lo tenebroso; vuelven a sentir
apetencia por los valores mundanos que ya no
les producan placer ni gloria.
Los que han practicado el montaismo saben
que a medida que se asciende hacia la cumbre,
van apareciendo senderos de bajada, que son
como una invitacin a dejar de seguir escalando
y a volver al valle y reencontrar su frescura, sus
deliciosas sombras. Las ocasiones de volver
hacia atrs son numerosas y seductoras, pero
es que, adems, la misma dinmica de la
escalada nos exige constantes retornos hacia el
pasado, a fin de que nuestro Ego vea si nos
sentamos en uno de esos bancos que suelen
encontrarse en los jardines pblicos, desde los
que poder gozar del espectculo de la vida, o si
nos mantenemos de pie y movilizados para
ascender de nuevo.
7.- Para liquidar lo tenebroso que hay en
nosotros mismos, ser preciso que nuestra luz
baje a nuestras tinieblas y las disuelva, y en
esta operacin siempre habr peligro de que la

luz se quede atrapada en ellas, conviviendo con

ellas y expresando as alternativamente lo uno y
lo otro, del mismo modo que en el mundo
conviven ambas y hay horas de da y horas de
noche. Ser da y noche; ser luz y sombras,
puede parecernos algo natural, y as, mientras
en determinadas horas consumimos el placer
mundano, en otras horas nos dedicamos a la
espiritualidad. Pero esa alternancia ha de
terminar un da u otro. En los mundos de arriba
siempre luce el Sol; en el Reino de Cristo
siempre es de da, y para entrar en l debemos
liquidar nuestra noche y renacer definitivamente
en la luz.
Esta operacin final es la ms delicada y
peligrosa, porque cuando hemos llegado a este
punto del sendero, la luz que llevamos en el
alma es radiante, es magnificente, es
sumamente embellecedora. Entonces, al ser
absorbida esta luz por nuestras tinieblas, las
magnificamos, las embellecemos, las hacemos
mucho ms apetecibles de lo que realmente
son. Y corremos el peligro de volver a
enamorarnos de esas tinieblas que ya no nos
apetecan, a las que ya no encontrbamos
sabor. Disolver nuestras tinieblas, salvar lo
sombro que hay en nosotros, representa
nuestra hora de la verdad, aquella en que
hemos de entrar en la bestia para matarla, y
bien sabemos que en las corridas de toros, es
cuando el hombre vestido de luces entra a
matar que su vida corre el mximo peligro. La
historia no acaba con la disolucin de nuestras
propias tinieblas y el triunfo de la luz sobre ellas.
Ser preciso que realicemos este trabajo en la
fase Vav, la exteriorizadora, o sea, deberemos
entrar en lo tenebroso de las personas que nos
acompaan en nuestra ruta, y una vez
sumergidos en su oscuridad, disolverla en ellas
y redimirlas, de modo que no entramos nunca
solos en el Reino, sino que lo hacemos
acompaados de aquellos que constituyen
nuestros conejillos de indias para la prueba
final.
Por ello, tal como apuntbamos en las ltimas
lecciones, es preciso que nos pongamos a la
disposicin de los dems, que seamos los que
comparten su infierno, que nos recubramos de
sus sombras y nos vistamos con los disfraces
de su mal. Si salimos de esa prueba airosos, si
emergemos de nuevo a la luz, llevando al otro
con nosotros, podremos por fin sentarnos a la
diestra del Padre y habremos terminado
definitivamente nuestro peregrinaje por el
costado izquierdo de la divinidad: nos veremos
liberados del mundo de Yod-He-Vav-He.
8.- Los judos, como era da de Parasceve, para
que no quedasen los cuerpos en la cruz el da
de sbado, por ser da grande aquel sbado,
rogaron a Pilato que les rompiese las piernas y
los quitasen. Vinieron pues los soldados y

386

rompieron las piernas al primero y al otro que

estaba con l; pero llegando a Jess, como lo
vieron ya muerto, no le rompieron las piernas,
sino que uno de los soldados le atraves con su
lanza el costado, y al instante sali sangre y
agua. El que lo vio da testimonio, y su
testimonio es verdadero; l sabe que dice la
verdad para que vosotros creis; porque esto
sucedi para que se cumpliese la Escritura:
Ninguno de sus huesos ser roto Y otra
escritura dice tambin: Mirarn al que
traspasaron
Los huesos, el esqueleto, estn regidos por
Saturno-Binah, el Sfira que fabrica el marco en
el que ha de desarrollarse toda vida, y el
esqueleto es, para el ser humano, ese marco,
ya que de los huesos arrancan todas las
ramificaciones por las que transcurren las
fuerzas que activan los rganos. El esqueleto es
el principio de toda organizacin, como lo eran
las antiguas murallas para las ciudades y
romper los huesos es como abrir una brecha en
la muralla, o sea, poner la ciudad a merced del
enemigo. Esto no haba de ocurrir con el
cristianismo naciente. Los hombres de BinahSaturno daran muerte a Cristo-Hochmah para
que la esencia de este Sfira se derramara
sobre su tierra y la transmutara, pero esos
hombres no atentaran a su futura organizacin;
dejaran sus huesos intactos y en ellos hemos
de ver la promesa de que Binah pondra su
organizacin material al servicio de ese Reino
que Cristo vino a proclamar sobre sus tierras.
9.- Por el esqueleto de Binah, dentro de sus
murallas, Cristo derramara su vida, y as ha
sucedido, puesto que el cristianismo, en su
despliegue histrico, que tantas veces hemos
aludido en estos estudios, se ha infeudado en el
esqueleto de la antigua religin, utilizando sus
ritos, sus fiestas, su estructura, sus templos
para proclamar en ellos la nueva fe. Hemos
dicho muchas veces tambin que este
cristianismo jerarquizado, ritualizado, no es el
que Cristo ense, pero mientras Cristo tenga
que actuar dentro de la organizacin de Binah,
no puede manifestarse de otro modo. Ser
cuando, en su manifestacin social, salga de la
sinagoga, que el cristianismo aparecer con una
distinta faz. Entretanto, esta salida del esqueleto
satrnico va producindose individualmente, en
las personas que han vivido la procesin crstica
por sus estancias internas hasta esa puerta 16
por la que Cristo sale de la sinagoga y levanta la
mirada hacia el alto.
As pues, los hombres de Binah darn muerte a
Cristo pero respetarn su esqueleto, que es la
parte que Cristo tiene de ellos, la parte que
Binah ha dado a Hochmah. Ese respeto obliga,
por as decirlo, a Cristo, a utilizar esa estructura
para manifestarse, dando lugar a un
cristianismo mediatizado por la antigua religin,

en el cual el nombre de Cristo es pronunciado

sin cesar, pero la organizacin de su Iglesia y
toda su liturgia es la del mundo antiguo.
Un da Cristo se manifestar fuera de ese
esqueleto satrnico y viviremos en ese mundo
mgico en el que todo se transforma en un abrir
y cerrar los ojos, fuera del dolor, de la
enfermedad,
de
la
necesidad,
del
enfrentamiento.
10.- Levantarn la mirada hacia el que han
traspasado, dice la Escritura. Y escrito estaba
en los anales de la Creacin que los hombres
de Binah levantaran la mirada hacia Aquel cuya
sangre-vida haban pedido cayera sobre sus
cabezas y las de sus hijos. El soldado de Binah,
el romano que representaba ese Csar que
reina en los bajos fondos de nuestra
personalidad, tuvo que levantar la mirada hacia
l para traspasarle su costado derecho, del que
sali sangre y agua.
Juan, el Juan de la izquierda, el precursor,
sacaba del Jordn esas aguas purificadoras de
Hochmah para derramarlas sobre las cabezas
de los que entraban por voluntad propia en el
mundo de la derecha Las vas de los dos
Juanes, las que pasan por el corazn y por la
cabeza, son las no violentas, y por ellas
transitan los hombres que van de una realidad a
otra, de uno a otro mundo por conviccin, por
fe, por lgica, porque la razn iluminada les
hace ver las cosas como son.
Pero cuando ni el corazn ni la cabeza nos lleva
al descubrimiento del mundo que Cristo vino a
proclamar, ser a punta de lanza que
obtendremos esas aguas que han de producir
en nosotros el cambio. Cuando el hombre no
sabe reconocer en el otro al hermano, no sabe
ver en l su propia carne y su propia sangre,
ser dndole muerte que se lo encontrar, en
una prxima encarnacin, en su propio seno,
dndole a luz como madre.
Aquel soldado, smbolo de todas las gentes del
mundo antiguo, al traspasar el costado derecho
de Cristo, lo que haca era cursar una solicitud
para ser de su familia, para dar vida a Cristo y
formar parte de su carne As ser como toda
la humanidad, la que es incapaz de ser de
Cristo por auto-evidencia, ser Cristo a la
fuerza, lo ser violentamente. Por ello con
Cristo, una de dos, o hemos de adorarlo, o
hemos de matarlo. Los que lo exaltan, lo
proclaman y manifiestan, son los que ms cerca
estn de su Reino, pero en ese cortejo son
seguidos por quienes lo humillan, lo maltratan,
lo niegan, lo persiguen y matan, porque esas
violencias son como pinchazos en esa fuente
divina llamada Hochmah, y por esas heridas
mana la sangre que irrigar las venas del
agresor y el agua en la que las clulas de sus
futuros cuerpos baarn. Los nicos excluidos
de ese Reino sern los tibios, los que no son ni

387

calientes ni fros, los indiferentes. Por ello es

esencial que el discpulo que ha llegado a los
ltimos lazos del camino, sea de algn modo un
provocador, un agente que suscita la violencia,
el odio o la burla de los indiferentes, ya que de
esta forma los arrancar de su tibieza y los
convertir en esos soldados que ofenden con su
lanza el sagrado cuerpo de Cristo, y que, para
hacerlo, se ven obligados a levantar su mirada
hacia l.
11.- Los estudiantes de Astrologa ya saben que
en esa antigua ciencia sagrada slo se tenan
en cuenta siete planetas, los cuales encajaban
perfectamente con el dominio de los siete das
de la semana, el dominio de las horas, de los
periodos de vida y de todo lo organizado y
estructurado. Los astrlogos modernos piensan
que esto era as porque Urano, Neptuno y
Pasin no haban sido descubiertos. La idea
sera vlida si la primitiva Astrologa hubiese
sido una ciencia de observacin, pero la primera
ciencia astrolgica fue revelada, como lo fueron
las mitologas y las cosmogonas, comprendida
la adoptada por el mundo cristiano, o sea, la de
Moiss.
El hecho de que no figurara Urano en la
Astrologa antigua, aunque si figura en la
Mitologa, en la que es rpidamente eliminado,
por su hijo Saturno, es porque en el mundo
establecido por Jehov-Binah, Urano no est
presente, puesto que Urano, como sabemos, es
el centro en el que reside Cristo.
Cristo vendra a encarnarse en el mundo de
Binah-Saturno, en ese centro llamado Tiphereth,
que entonces estaba sometido a Binah, y
aparecera en ese mundo como el enemigo que
es preciso destruir para que no reine, De igual
modo, cuando Urano fue descubierto e
incorporado al pabelln astrolgico, los
astrlogos vieron en l al enemigo, al destructor,
y lo inscribieron en la lista de los malficos. Y
malfico es, en efecto, para ese mundo de
Binah que Urano viene a redimir, puesto que, o
bien se lleva a sus adeptos por las buenas,
predicndoles la verdad en sus propias
sinagogas, en sus montes, en sus riberas, o se
los lleva por las malas, haciendo que lo maten,
para que se vean obligados a darle vida.
Urano es pues el destructor del mundo antiguo,
de lo organizado y el liberador, el redentor, el
revelador del Reino. Cuando haya recuperado el
trono que Saturno le arrebatara, ya no habr
siete das ni siete aos, ni siete perodos, ni las
horas sern sometidas al reinado de los
planetas, ni los signos del Zodiaco tendrn
poder sobre el acontecer humano. Urano nos
pondr bajo la dependencia del Ego y el hombre
empezar a crear su propio universo y a
establecer sus propias reglas, gracias a lo que
ha aprendido, ciertamente, en su perodo de
sometimiento a Jehov y a la sinagoga zodiacal.

12.- Despus de esto, Jos de Arimatea, que

era discpulo de Jess, pero en secreto, por
temor a los judos, pidi permiso a Pilato para
tomar el cuerpo de Jess y Pilato se lo dio. Vino
pues y tom el cuerpo de Jess. Nicodemo, que
antao acudiera a visitar a Jess de noche fue
tambin, aportando una mezcla de alrededor de
cien libras de mirra o aloes. Tomaron pues el
cuerpo de Jess y lo envolvieron en vendas con
los aromticos, como es costumbre de
amortajar entre judos. Haba un jardn en el
lugar en que Jess haba sido crucificado, y en
el jardn un sepulcro nuevo, en el cual no haba
sido depositado nadie an. Fue all donde
depositaron a Jess, a causa de la preparacin
de la pascua juda, puesto que el sepulcro
estaba prximo. (Juan XX, 38-42; Lucas XXIII,
50-56; Marcos XV, 42-47; Mateo XXVII, 57-61)
13.- He aqu que los discpulos secretos se
manifiestan. Son muchos hoy los que
secretamente siguen a Cristo, pero que temen
al judo que hay en ellos. Se dicen que bien
estaran al lado de Cristo si ello no supusiese
una amenaza para su organizacin, para ese
mundo organizado que el hombre de Binah que
hay en nosotros tanto respeta. Jos de
Arimatea era un hombre rico, y si mientras
Jess estaba en vida no se manifest, ahora
que ya no constitua un peligro, s acudi para
enterrarlo.
Encontr
en
Nicodemo
un
compaero de ruta ideal, y mientras el uno se
encargaba de las gestiones oficiales, el otro
pondra los ungentos para dar al cadver un
olor respetable.
Hoy la llamada religin cristiana est llena de
sepultureros de Cristo. Son hombres que,
atendiendo sus obligaciones en la sinagoga,
encuentran, sin embargo, tiempo para pedir
permisos oficiales para la celebracin de actos
religiosos, darle vueltas al incensario y, porqu
no, sostener con sus fondos las organizaciones
supuestamente cristianas, como lo haca ese
fabricante de caones y ese elaborador de
whisky de Comandanta Brbara, la obra de
Bernard Shaw. Estando muerto Jess, esos
ricos-hombres pueden permitirse muchas
manifestaciones. Pueden mantener sus yates,
sus queridas, sus posesiones, sus fbricas de
caones; pueden financiar a los que defienden
todo esto y a los promotores de alguna guerra
sobre todo si estalla lejos de sus fbricas, ya
que si la tuvieran en las mismas puertas, cmo
iban a seguir fabricando caones? Se necesita
paz para esto. Pueden hacer estas cosas y, al
mismo tiempo, financiar, ocuparse de lo otro, de
enterrar al muerto, de ponerlo en un sepulcro
nuevo de cambiar dos veces al da el manto de
una estatua sagrada, si se le antoja al que la
custodia.

388

14.- Es por ello que nunca les ha faltado dinero

a las organizaciones dedicadas al culto de
Cristo muerto. A ellas acuden como moscas los
discpulos secretos de Jess y los que lo
visitaron de noche y en el mayor de los
secretos. Hasta se permiten el lujo de hacer
donaciones annimas, sin toque de trompetas,
demostrando as, que son gente de mucha
vala, y si Jess dijo que no se tocase la
trompeta al hacer limosna, pues sea, ellos no la
tocan.
El caso es amortajarlo, llenarlo de perfume, tal
como lo hace el judo, para evitar que el cadver
huela mal. No estara bien que en mitad de la
ceremonia, cuando estn en el templo, a lo
mejor ya vestidos para la partida de caza que
les espera, comenzar a levantarse un hedor
nauseabundo viniendo de la sacrista. Es
preciso que esto no ocurra y por ello, adems
de amortajar y perfumar el cadver, hay que
meterlo en un sepulcro y colocarlo en una cueva
cerrada con una pesada piedra para que no
turbe al judo en mitad de sus celebraciones.
Ser de Cristo secretamente y ser de la sinagoga
pblicamente, he ah la cuestin. Ocuparse de
Cristo preferentemente muerto y ocuparse de lo
dems vitalmente, visiblemente, stas son las
aspiraciones de los Joss de Arimatea y de los
Nicodemos de nuestro tiempo. Y ellos
constituyen para todos una tentacin, porque lo
ms cmodo, sencillo y prctico es
compendiarlo todo: estar con Jehov cuando
uno se encuentra en primera fila de su
organizacin, y ponerle ungentos aromticos al
Cristo muerto.
15 Este rico hombre llamado Jos de Arimatea y
ese visitante en la noche llamado Nicodemo no
podan suponer ni remotamente que Jess iba a
resucitar, ya que de otro modo no lo hubiesen
amortajado con tanta delicadeza. Ellos lo
amortajaron para la eternidad y no para pasar
en la tumba tres das. Y an hoy vemos como
todos los aos al llegar la Semana Santa esos
sepultureros reaparecen con todos sus
ungentos aromticos y sus soberbias mortajas,
para seguir enterrando al anunciador de ese
mundo libre al que el hombre un da ha de
acceder. Esos discpulos secretos de Jess y
sus visitantes nocturnos, que quieren pasar
desapercibidos, no celebran pblicamente su
nacimiento, aunque en su intimidad si comern
y bebern para llenar sus cuerpos ante la
imposibilidad de llenar sus almas, pero en
cuanto los soldados han constatado su muerte,
entonces s que se lanzan a la calle con
tambores y trompetas, cantando su dolor,
endulzado por unas copas de Jerez y unos
buuelos, esos buuelos que las familias
elaboran en su hogar y que son el smbolo de

ese pan que todos tenemos que amasar; ese

tortel, ese Zodiaco que tenemos que comernos
para convertirnos nosotros mismos en Zodiaco
y poder as escapar al influjo de la sinagoga
csmica.
Ya dijimos en una anterior leccin que Espaa
era la tierra de Santiago, la de Sagitario y vimos
como esa ruta simblica atraviesa toda la parte
norte del pas. Siendo el norte la tierra de
Santiago, no es por casualidad que los
sepultureros se manifiesten con el mximo
esplendor en el sur. Es all donde las
procesiones de Semana Santa convocan todos
los aos a miles de turistas procedentes del
mundo entero. All los Jos de Arimatea y los
Nicodemos amortajan al redentor y lo pasan
grande con sus suntuosos y magnificentes
entierros.
Y an esos modernos discpulos secretos se
toman la molestia de recorrer toda la ciudad,
porque los que dieron sepultura a Jess lo
hicieron a marchas forzadas, en un jardn que
haba en el lugar mismo en que fue crucificado.
De este modo la pascua juda no se vio
perturbada y pudieron celebrarla sobre el
cadver exquisitamente perfumando, metido en
la cueva cerrada por una gran piedra.
16.- El primer da de la semana, Mara de
Magdala fue al sepulcro de buena maana,
cuando an era de noche y vio que la piedra
haba sido apartada del sepulcro. Ella corri
hacia Simn Pedro y hacia el otro discpulo que
Jess amaba y les dijo: Han sacado del
sepulcro al Seor y no sabemos donde lo han
llevado. Pedro y el otro discpulo fueron al
sepulcro. Ambos corran juntos, pero el otro
discpulo corri ms deprisa que Pedro y fue el
primero en llegar al sepulcro. Al inclinarse vio
los vendajes que estaban en el suelo, pero no
entr. Simn Pedro, que le segua, lleg y entr
en el sepulcro; vio los vendajes en el suelo y el
sudario que haban puesto sobre la cabeza de
Jess, no en vendas, sino plegado en un lugar
aparte. Entonces el otro discpulo, que haba
llegado primero al sepulcro, entr tambin, vio y
crey. Ya que no comprendan an que segn
la Escritura Jess tena que resucitar de los
muertos. Y los discpulos volvieron a sus casas.
(Juan XX, 1-10)
17.- Vemos en esta secuencia que la primera en
presumir que algo sorprendente haba acaecido,
fue una mujer, Mara de Magdala.
Ya hemos visto en varias ocasiones que la
mujer, en el relato evanglico, es una imagen
del alma humana, de esa alma que contiene
todo el historial de nuestras vidas. Mara de
Magdala era una de tantas mujeres de mala
vida que Jess encontr en su camino y que
se vieron regeneradas por su doctrina

389

reveladora. La de Magdala es una de las tres

Maras que se encontraban al pie de la Cruz,
representantes de la nueva tierra humana en la
que nuestra alma ha de actuar. Ya dijimos que
Mara, la madre de Jess, y su hermana
representan la nueva tierra fsica y la tierra
etrica. La de Magdala representa la tierra de
los deseos, que es la autntica tierra de Cristo,
la gestada y trabajada por la oleada de vida
actuando en Hochmah. En efecto, los de su
generacin tuvieron un cuerpo de deseos y fue
ese cuerpo el que se concretara con el cuerpo
etrico y fsico de Jess. Mara de Magdala es
pues el alma emotiva que Cristo vino a limpiar
para que pudiera acceder al mundo del
pensamiento y respirar la unidad que campa
por ese mundo.
Es en esa Alma Emotiva donde aparecer la
primera seal de que algo extrao ha pasado en
el sepulcro de Cristo. Ve la piedra movida, es
decir, aquello que aseguraba la permanencia
del cadver en su lecho se ha movido. Y ve esto
cuando an es de noche, cuando no se ha
hecho an en el alma la luz que le permitir
comprender. En esta alma inquieta se produce
la incertidumbre y va en busca de los discpulos
ms prximos para que le expliquen lo que
ocurre, primero hacia Pedro, el edificador del
mundo cristiano, despus hacia Juan, el
inspirador, el revelador de la nueva tierra, segn
encargo que le hiciera el Maestro en la Cruz.
18 Ya hemos visto que el proceso crstico, tal
como se desarrolla en nuestra naturaleza
interna, tiene tres fases o etapas. En la primera
aparece el Maestro en el exterior y, con su
enseanza, planta en nosotros las semillas de
otra naturaleza humana, la que ha de
permitirnos pasar de la sumisin a la libertad.
En la segunda etapa el Maestro muere
exteriormente, porque no podemos estar
siguiendo unas reglas toda la vida y
dicindonos, da a da, qu tengo que hacer
hoy? consultar luego el manual y seguir las
prescripciones. Es nuestra propia naturaleza la
que ha de servirnos de libro, es en nosotros que
tiene que estar escrita la dinmica de nuestros
gestos.
El Maestro desaparece de nuestro mundo
externo, pero nos deja su cadver en nuestro
interior, ya que cadver es, ni ms ni menos, la
semilla que con su enseanza ha estado
plantando.
Ese cadver permanece en nuestro interior
durante los tres mticos das que toda cosa
necesita para manifestarse, o sea, las tres
etapas que llamamos Yod-He-Vav. Todo
proceso interno puede quedar interrumpido
indefinidamente en cualquier instante. As, si
hemos alcanzado la etapa en que el Maestro
externo desaparece, podemos quedarnos con el
cadver amortajado y perfumado durante vidas;
la simiente del Reino estar en nosotros pero en

estado letrgico, mientras el judo estar activo

en nuestra naturaleza, celebrando su fiesta. As
vemos como son muchos los que dicen que un
da todo cambiar, todo ser distinto; un da
todos sern mejores, pero, sin embargo, no
hacen nada para que ese da llegue. Y es que
llevan dentro la semilla de la fraternidad y de la
bondad, pero en estado cadavrico, amortajada
y perfumada.
19.- Esa semilla se encuentra en un esplndido
sepulcro, en una profunda gruta tapiada con
una piedra. Es la piedra de lo Establecido en
nosotros, de las costumbres, los hbitos, las
reglas que codifican nuestro comportamiento;
es todo un modo de ser compacto y duro como
una piedra, difcil de mover.
En este terreno pedregoso, como ya explicara
Jess en la parbola del sembrador, es difcil
que el muerto resucite. Esa piedra tiene que
moverse, y es Mara de Magdala quien tiene
que moverla, ya que, en este caso, constatar
que se ha movido y moverla es una y misma
cosa.
Es decir, ste es un trabajo que ha de realizar
nuestra naturaleza emotiva, nuestro cuerpo de
deseos regenerado por Cristo. Es con los
deseos, con las emociones, que debemos
mover la pesada piedra de lo que establecemos
con nuestra conducta diaria. Mientras sigamos
siendo los que ramos antes de que el Maestro
pusiera en nosotros su cadver, su semilla,
Cristo estar en nosotros, pero amortajado y su
resurreccin ir para largo. Esa piedra que le
impide resucitar tiene que moverse.
Cuando nuestra naturaleza emotiva constata
que esa personalidad ptrea, rgida, se ha
movido, ha cambiado, se produce en nosotros
ese jbilo que siente la madre cuando constata
que el hijo que lleva dentro se mueve, y corre
radiante a avisar a los discpulos de que algo ha
sucedido. No sabe exactamente qu, pero
presiente que han sacado el cadver de su
sepulcro y que algo milagroso va a suceder.
20.- Asistimos entonces a esa singular carrera
de Pedro y Juan, uno adelantndose al otro
para luego dejarse alcanzar. Pedro y Juan son
los ejecutores del mandato cristiano, los que
han de instaurar en nosotros su Reino en
cuanto el alma los avise de que su ptreo
comportamiento ha cambiado y que pueden
constatarlo. Pedro tuvo que salir del proceso
crstico en la primera fase, la de la plantacin de
la semilla, pero volvera a ocupar su puesto en
la segunda fase del proceso, la de la semilla en
su sepulcro, y despus en las siguientes. Aqu
vemos que Juan es el ms veloz, el que llega
primero, tal como le corresponda por haber
sido el ltimo en acompaar al seor en su
perodo de manifestacin como hombre. Pero,

390

habiendo sido Pedro el primero de los apstoles

llamados por Jess, le corresponda igualmente
ser el iniciador de la segunda fase de los
trabajos. Por ello Juan no entr en la gruta,
contentndose con ver los vestigios de una
desaparicin.
21.- Pedro entr en la gruta donde se haba
depositado el sepulcro, vio las vendas, el
sudario, y junto con Juan constat su
desaparicin, sin comprender an el sentido que
aquello tena. Era de noche, dice la crnica, y ya
sabemos que toda Creacin tiene sus das y sus
noches. Para pasar de la fase Yod a la fase He,
es necesaria una noche, en la que el
cuerpo, la materia prima de la obra se
disuelve, desaparece y slo queda visible su
cscara, su envoltorio. Y los que haban
trabajado antiguamente en aquello, los
discpulos, quedan perplejos porque el cadver
ya no est all, se ha esfumado misteriosamente
y no comprenden an que, segn lo escrito,
tiene que resucitar.
22.- Los discpulos volvieron a sus casas, dice
la crnica, o sea, volvieron a su estado psquico
habitual, despus de haber salido de l para
constatar que el trnsito del Yod al He, el
trnsito de una fase a otra de los trabajos, se
haba efectuado normalmente. El cadver haba
desaparecido, se haba disuelto en la tierra, tal
como figuraba en los libros divinos, como fase
previa e indispensable a su resurreccin en la
misma tierra, formando parte intrnseca de ella.
Nuestra alma tiene que descubrir que esto se
est produciendo, tiene que alertar a los
discpulos, a los que siguen de cerca estos
sucesos como protagonistas, para que ellos

mismos, con sus propios ojos, vean que el

proceso se est desarrollando y puedan
recordar la escritura divina, segn la cual Cristo
ha de resucitar de la muerte.
Tenemos pues que con la muerte de Jess
termina lo que llamamos fase Yod de la
instauracin del Reino de Cristo. Viene la
noche, la tierra se oscurece y con la oscuridad
vienen los sepultureros, los discpulos secretos,
los que slo visitaban a Jess de noche. Es la
hora de los Joss de Arimatea y de los
Nicodemos, que estn con Jess, pero muerto.
Tras esa noche, el alma humana descubre los
vestigios de la nueva fase que est a punto de
producirse y pone en vilo a quienes han de
guiar sus pasos en ese nuevo da. Ellos
constatan igualmente la desaparicin del
cadver y vuelven a sus casas, a sus moradas
espirituales, pero ya impregnados de aquello
que se est preparando.
Todas esas etapas las hemos de vivir y lo
importante es pasar por ellas sin atascarnos, sin
quedarnos en el estadio de los sepultureros y ya
no ser ms que los aromatizadores y
amortajadores de un maestro muerto. Est bien
que veneremos su memoria cuando en nuestras
vidas ha aparecido un Maestro que nos ha
puesto en el camino, pero es preciso que
enterremos sus enseanzas en lo ms profundo
de nuestra naturaleza y que nuestra alma
permanezca vigilante de lo que sucede con este
cadver. Y apenas el alma constate que la losa
que cubra esa tumba se mueve; apenas surjan
en nosotros nuevas inquietudes que nos
aparten de lo petrificado, de lo que ramos,
avisemos al Juan y al Pedro que viven en
nuestra propia naturaleza, que son los que han
de instruirnos en el nuevo perodo que se
avecina, para que indaguen y se preparen en
vistas a la resurreccin.

Preguntas:
1.- Qu significa la esponja empapada en vinagre que los soldados le dan a Jess?
2.- Explica porque la tierra sufri una conmocin al morir Cristo.
3.- Qu representan Jos de Arimatea y Nicodemo?
4.- Qu debemos entender cuando se nos dice que en el sepulcro de Cristo se movi la piedra?
5.- Por qu es Mara de Magdala la que descubre que algo le ha sucedido al cadver?

391

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 48

1.- Mara se qued junto al sepulcro, fuera,

llorando. Mientras lloraba se inclin hacia el
sepulcro y vio a dos mensajeros, vestidos de
blanco, sentados uno en la cabecera y otro a los
pies de donde haba estado el cuerpo de Jess.
Le dijeron por qu lloras, mujer? Ella les dijo:
Porque han tomado a mi Seor y no s donde le
han puesto. Diciendo esto se volvi para atrs y
vio a Jess que estaba all. Djole Jess: Mujer,
por qu lloras? A quin buscas? Ella,
creyendo que era el hortelano, le dijo: Seor, si
le has llevado t, dime dnde lo has puesto, y
yo le tomar. Djole Jess: Mara! Ella,
volvindose, le dijo en hebreo Rabboni!, que
quiere decir Maestro mo! Jess le dijo: No me
toques porque an no he subido al Padre; pero
ve a mis hermanos y diles: Subo al Padre y a
vuestro Dios. Mara Magdalena fue a anunciar a
los discpulos he visto al Seor, y las cosas
que le haba dicho (Juan XX, 11-18; Lucas,
XXIV, 1-12; Marcos XVI, 1-11; Mateo XXVIII, 110)
El relato de estos hechos difiere un poco en
cada uno de los Evangelios, porque esa
resurreccin se presenta al alma de distinta
manera segn el elemento que domina en cada
una de ellas. Tomamos el texto de Juan que fue
el testigo presencial de los acontecimientos.
Juan es, en nosotros, el que testimonia en
directo, es la enseanza de fuego, esa
enseanza que emana del Ego y que luego es
comunicada a nuestros sentimientos, que la
desvirtan; a la razn, que la adapta y,
finalmente, convertida en actos que son como la
calderilla de la enseanza inicitica dispensada
por nuestro Ego.
2.- Estos acontecimientos que aqu se relatan
sucedieron tres das despus, contando el de la
muerte, o sea, en la maana del domingo, que
era el primer da de la semana para los judos.
En esos tres das mticos la sustancia crstica
impregn toda la Tierra, aceler las vibraciones
de las partculas materiales y quem todos los
desperdicios acumulados en las regiones
inferiores del mundo de los deseos, quedando la
humanidad limpia de las culpas que haba ido
acumulando a lo largo de su historia. Fue un
recomienzo a partir de cero y por ello en todo el
mundo cristiano se pondran los relojes del
tiempo a la hora cero y se empezaran a contar
de nuevo los siglos.

3.- En la Golgotha tuvo lugar una purificacin y

al mismo tiempo qued sealizado el camino
que conduce a ella. En efecto, los hombres no
nacieron mejores por el hecho de que Cristo
derramara su sangre, su cuerpo de deseos por
ellos. Lo que hizo Cristo fue conmutarles la
pena, del mismo modo que podemos hacerlo
con un criminal que est cumpliendo una
condena. Podemos soltar a Barrabs, podemos
recomendarle que se porte mejor en el futuro,
pero el que siga o no estas recomendaciones es
algo que depende exclusivamente de l. El
hecho de que la sociedad lo haya perdonado
puede incidir positivamente en su futura
conducta, y puede ser determinante para l el
que en su nuevo estado de libertad, encuentre
cauces para llevar una vida recta. Es bien
sabido que muchas veces los presidiarios en
libertad vuelven a reincidir porque la sociedad
no quiere dar trabajo a hombres marcados
Cristo abri cauces a esos Barrabases que vino
a liberar, al quemar su expediente delictivo en
los registros que guardan los ngeles del
destino. Pero el renacimiento que ello supona
para los hombres, no significaba la muerte del
mundo de Jehov. Era, eso s, una amenaza
para ese mundo; una amenaza mortal, puesto
que cuando el Reino de Cristo se instaure
definitivamente en el mundo, la organizacin de
Jehov desaparecer. Pero Cristo plant tan
slo las semillas de ese Reino.
4.- As, los hombres vuelven una y otra vez a la
sinagoga de Jehov, vida tras vida, pero en ella
encuentran ya, desde que Cristo vino, el camino
de salida. Ese camino es la propia vida de
Cristo, el que l sealiz con sus acciones y
que hemos intentado clarificar en este curso. El
Barrabs que sigue desde el principio este
itinerario, que va incorporando a su vida el
repertorio de gestos y de acciones que realizara
Jess, llegar a ese punto final en que ahora
nos encontramos, en el que su naturaleza
interna se ver transmutada y todo lo
desperdiciado que se acumule en su historial
ser destruido y podr salir definitivamente del
mundo de Jehov para instalarse en el Reino.
Lo ideal fuera que en una sola vida los hombres
recorrieran el itinerario crstico, pero en la
prctica esto no sucede as. Se vive en el
mundo de las leyes, y de las reglas de Jehov y
al mismo tiempo vamos dando a nuestra

392

existencia toques crsticos, un detalle por aqu,

otro por all. Cuando se acumulan tales toques,
nos viene de pronto la revelacin de la verdad y
entonces nos ponemos en camino. Esto puede
suceder en las primeras etapas, como a esos
ciegos o a esos centuriones que Cristo curaba
en sus mltiples recorridos por las aldeas, o
puede suceder al final, como con ese centurin
que, al pie de la cruz, reconoci el linaje del
muerto.
Cuando encontramos el camino, ya estamos en
la va de la liberacin, y aunque podemos
detenernos en ella, porque, como en todas las
carreteras, existen en sus bordes hostales,
posadas,
reas
de
servicio,
sabemos
perfectamente que aquello es un alto en el
itinerario hacia la meta, a la que, aunque ms
tarde, hemos de llegar.
5.- Hemos dejado en este punto de la
enseanza a Mara, representante del alma
emocional, llorando ante el sepulcro vaco. De
pronto, al inclinarse hacia esa urna, aparecen
dos mensajeros, uno en la cabeza y otro en los
pies de donde haba estado el cuerpo de Jess.
La semilla, al morir, deja en nuestra alma
emotiva el mensaje que la induce a volver su
mirada hacia tras para descubrir el Maestro
resucitado, Es hacia atrs que encontraremos al
Maestro en su tercera fase de manifestacin, en
su tercer da.
En efecto, en el perodo de exteriorizacin de
nuestras fuerzas espirituales, la marcha hacia
delante
nos
lleva
al
mundo
fsico,
distancindonos cada vez ms del Ego. Pero
cuando Binah ha finalizado su mandato y hemos
captado de ese mundo material todo cuanto
poda sernos de utilidad, debemos realizar una
marcha atrs y volver al punto de partida. A
veces esa maniobra es difcil. Ya hemos
hablado en varias ocasiones de esta cuestin a
lo largo de la enseanza, para decir que es
preciso invertir los mandos y, hacerlo, es tanto
ms difcil en cuanto ms rpida es la velocidad
de crucero de nuestro vehculo humano. Ya
saben los automovilistas lo peligroso que es
abordar una curva cerrada a cien por hora.
Qu no ser cuando esa curva es una media
vuelta?
6.- La misin de los mensajeros es advertir al
alma desconsolada, es ponerle un cartel
anunciador en la carretera para que pueda
frenar el vehculo y realizar la maniobra sin
peligro. A la vista del mensaje, el alma se vuelve
hacia atrs. Al principio no reconoce al que sus
ojos ven. Lo toma por el hortelano, el que cuida
ese jardn de Edn, ese mundo mgico en el
que acaba de penetrar de improviso. Pero
cuando, el Maestro llama el Alma por su
nombre, entonces tiene lugar el apasionado y

trascendental encuentro y el alma exclama

Rabboni!
(Reish-Beith-Beith-Noun-Yod),
nombre que curiosamente figura en lengua
hebraica en las traducciones de los Evangelios
y en el que encontramos la raz Beith-Beith que
en lengua hebraica describe toda idea de vaco
interior y de hinchazn externa. En el lenguaje
convencional es la nia de los ojos y en
caldaico significa una obertura, una puerta. En
esa exclamacin vemos pues que el alma, esa
Miriam de Magdala purificada por Cristo,
expresa, maravillada, como el Reish que es
autnticamente el Cristo resucitado, ha entrado
dentro de sus vacos, por la puerta de sus ojos y
ha dado nacimiento en ella a la nueva Tierra
(Noun), en la que reinar ya para siempre el
Padre (Yod)
7.- Todos viviremos un da ese radiante
episodio. Todos oiremos esa voz del Maestro
que nos llama por nuestro nombre, ese nombre
sagrado con el que l mismo nos ha bautizado y
entonces las murallas de nuestro antiguo templo
se derrumbarn en un estrpito de llanto y
alegra, para renacer con el Maestro en ese
mundo a nuestras espaldas que nos espera;
que espera que demos el giro trascendente que
ha de permitirnos descubrirlo.
Es nuestra alma emotiva la que ver primero al
Maestro renacido; es decir, el alma que integra
las experiencias procedentes de nuestras
emociones, de nuestro cuerpo de deseos. La
enseanza crstica se dirige principalmente a
los deseos, puesto que Hochmah ha sido,
desde el principio, el director y administrador de
nuestro cuerpo de deseos y, siguiendo su
propia trayectoria csmica, hemos vivido la
rebelin del agua contra el fuego, de los
sentimientos contra el designio de KetherPadre, para vivir despus, llevados de su mano,
la integracin a la voluntad del Padre.
Es pues con el cuerpo de deseos con los
sentimientos y no con la razn, que
descubriremos al Maestro en su nuevo estado.
En ese primer estadio, el del descubrimiento, el
Maestro no es an una realidad tangible que
pueda tocarse. Es algo que podemos ver pero
an no podemos tocar, no podemos utilizar en
la vida prctica, porque su orientacin va hacia
arriba y no hacia el mundo material. No
debemos tocar esa espiritualidad renaciente en
nosotros hasta que haya ascendido al trono de
Kether y se haya unificado con el Padre, a fin de
que no se manifiesten en nuestro mundo
voluntades
separadas.
No
tomemos
disposiciones hasta que nuestro Maestro interno
haya subido a Kether y haya vuelto a bajar
llevando
el
aliento
del
Padre-Hijo
indisolublemente unidos.

393

8.- Lo que debemos hacer en este momento es

anunciar la noticia a todos nuestros hermanos, a
las fuerzas internas que son las ejecutoras de la
poltica de nuestro yo. Cuando este renacer se
produce en nuestra naturaleza emotiva, todos
los dems que estn con nosotros lo han de
saber. Entonces esa naturaleza emotiva realiza
funciones de instructor, anunciando todo lo
sucedido en ella, que es el prembulo de lo que
suceder despus en los dems cuerpos. La
gran pecadora, esa mujer que tena siete
diablos metidos dentro, esa naturaleza emotiva
que ha sido el campo de batalla en el que los
luciferianos han llevado a cabo el gran combate
de nuestra vida, hela aqu convertida en la
anunciadora del renacer, en la que ha visto al
Seor apenas se ha vuelto de espaldas cuando
estaba encarada con el sepulcro vaco. Lo que
no vieron Juan y Pedro, lo vio ella, lo cual
significa que la enseanza por s sola no lleva el
discpulo a la contemplacin de la divinidad, no
lo conduce al renacer, si esa enseanza no va
acompaada de experiencias emotivas. La
naturaleza emotiva es la que tiene que dar la
espalda al mundo que hasta entonces haba
sido el nuestro y contemplar lo que hay detrs.
Cuando esto sucede, la enseanza y los que la
representan, se movilizan para realizar su
cometido cuando el Maestro se les aparezca
tambin a ellos.
Esta dinmica interna, hace que en la vida real,
donde todo sucede a la imagen y semejanza del
mundo de dentro, sea tambin el pecador o la
pecadora arrepentida la que, al volver la
espalda a su mundo, descubre detrs al
Maestro que lo llama por su nombre y produce
en l ese llanto trasmutador. No ser Pedro, con
todas sus imponentes catedrales, el primero que
ver al Maestro renacido; ni tampoco Juan, el
revelador de las convulsiones del mundo viejo al
penetrar en l, al chocar con l el nuevo mundo,
quien viva esa primicia. Esa visin sublime est
reservada a Mara de Magdala, la de los siete
demonios. Y el da en que esto se produzca,
sus siete demonios, los expulsados de su
cuerpo, celebrarn gozosamente su triunfo,
porque habr sido en parte gracias a ellos que
Mara de Magdala ha podido exclamar ese
Rabboni! que ha conmovido sus estructuras
internas y ha instalado en su naturaleza el Reish
que ha barrido en un instante, a la manera de
Hrcules con las cuadras de Augias, el viejo
mundo.
9.- La tarde del primer da de la semana,
estando cerradas las puertas del lugar donde se
hallaban los discpulos por temor de los judos,
vino Jess y, puesto en medio de ellos, les dijo:
La paz sea con vosotros. Y diciendo esto les
mostr las manos y el costado. Los discpulos
se alegraron viendo al Seor. Djoles otra vez:
La paz sea con vosotros. Como me envo mi

Padre, as os envo yo. Diciendo esto sopl y

les dijo: Recibid el Espritu Santo, a quien
perdonaris los pecados, les sern perdonados;
a quienes se los retuviereis, les sern retenidos
(Juan XX, 19-23)
He aqu a los discpulos reunidos temiendo al
judo. Cuando una conquista espiritual no ha
sido an estabilizada en nuestra naturaleza,
cuando an no se ha instituido en nuestra carne
y en nuestra sangre, sentimos el temor de
volver al estadio anterior, de ser lo que ramos
y comportarnos como tales. Entonces nos
encerramos en nuestra ciudadela psquica,
sobre todo por la tarde, cuando los signos de
agua se encuentran en su apogeo, es decir,
cuando las emociones reinan en nosotros y es
ms fcil que el enemigo penetre en ellas.
Entonces debemos cerrar las puertas que
conducen a nuestras estancias internas y hacer
lo posible para que las entidades que nos
regan anteriormente no penetren en nosotros.
10.- Los discpulos de Jess se encontraban en
esta situacin, puesto que no siguieron a su
Maestro hasta el final. Abandonaron la
enseanza antes de que llegara a su trmino;
huyeron de Getsemani, al ver llegar las fuerzas
que representaban lo establecido, y ese temor
les sigui, Pero fueron con Jess lo
suficientemente
lejos
como
para
ser
merecedores de un decreto de Gracia, y por ello
Jess los visita y les aporta su paz,
mostrndoles las llagas de su cuerpo en guisa
de identificacin, puesto que, como lo subrayan
los dems evangelistas, los discpulos no
reconocen a Jess de buenas a primeras.
Aqu las cosas han cambiado y es muy distinto
seguir la doctrina de un Maestro de carne y
hueso, que predica en el exterior, que
encontrarnos al Maestro dentro, formando parte
de nuestra propia naturaleza. Cuando las
evidencias de la verdad aparecen en nosotros,
siempre nos preguntamos ser verdad? No
sern imaginaciones mas? No sern
fantasas? Y es preciso que el Maestro se
muestre al desnudo, que ponga ante nuestros
ojos los estigmas de su pasin, o sea, que nos
muestre las pruebas, para que creamos que
aquello que aparece en nuestro espritu es lo
verdadero. Si dudamos, si no nos dejamos
convencer por la verdad que el Maestro
proclama desde dentro y no desde fuera,
entonces vuelve el judo, con sus libros, con sus
reglas, con sus ritos y su detallada observancia,
y volvemos a someternos a ese mundo,
convencidos por la fuerza que se desprende de
sus sublimes disfraces, las filacterias, el bonete,
las tnicas de colores y todo el atuendo sacro,
concebido para hacer respetable y eternizar lo
que slo debe ser transitorio.
A menudo ocurre que, habiendo sentido un
profundo respeto por el Maestro cuando est

394

fuera, diferenciado de nosotros, no merece

nuestra confianza cuando nos predica desde
dentro y rechazamos sus enseanzas porque
vienen de nosotros y no de un prestigioso libro o
conferenciante.

humanas, desnudas, parecen salir de un

sepulcro. Es la imagen de un despertar humano
en los tres cuerpos en que tenemos vida. Lo
divino despierta con la trompeta lo humano, que
permanece en actitud piadosa ante la llamada.

11.- El captulo 20 del Evangelio de Juan nos

describe el trabajo de Cristo en el Reish, la
letra-fuerza que lleva el nmero veinte en el
orden de sucesin del alfabeto hebraico. En el
estadio anterior, el Qf, asistimos a la muerte de
la luz de Aleph. Aqu asistimos a su
resurreccin. En la tabla de letras vemos que el
Reish se sita al final de la segunda columna
vertical, que es regida por Hochmah y en la
tercera columna horizontal, que es donde se
alinean los Vav. Hochmah ejerce dominio sobre
tres letras: el Beith, el Khaf y el Reish.
El Beith, ya lo vimos en nuestros estudios
cabalsticos, fue la letra-fuerza elegida por el
Creador para comenzar su obra. Representa la
primera morada divina, el habitculo de la luz de
Aleph, el lugar donde esa luz encuentra asilo y
se convierte en fuerza concentrada. Podemos
decir que el Beith es el vestido que se pone la
luz primordial para aparecer en el cosmos. En
su segunda letra, el Khaf, Hochmah viste el
pensamiento, ese Yod que le precede, dndole
una forma, una apariencia, que slo puede ser
de la sabidura, del amor, ya que es bajo ese
aspecto que Hochmah se manifiesta. En su
tercera letra, el Reish, lo que Hochmah
patentizar, ser el poder constructor del Qf
que, como ya vimos, es la fuerza que permite al
hombre crear un nuevo mundo. El Reish
manifestar ese poder, lo har evidente. Se
trata, naturalmente del poder del amor. Vemos
as que si la posibilidad de crear nos vienen del
Qf, transmisor de la voluntad divina, el ejercicio
de ese poder nos viene del Reish, o sea, del
segundo aspecto de la divinidad, de modo que
nuestra voluntad se encontrara parada, si en
ella no hubiese el amor que le pone el Reish.

13.- El Espritu Santo es el que nos ha estado

instruyendo sobre las leyes que rigen la
Creacin y, para que nos las aprendamos de
memoria, nos ha sometido a ellas, hemos tenido
que soportar su rigor. Ha sido para nosotros un
maestro severo, exigente. Pero ahora, en el
Reish graduados ya en su Universidad, ser la
fuerza amiga, la que movilizar sus ngeles
para que estn a nuestro servicio. Gracias a su
asistencia, estaremos facultados para perdonar
los pecados o retenerlos; es decir, conoceremos
el historial del que tenemos delante y sabremos
la manera de suministrarle la informacin que
necesita, recurriendo al amor de Hochmah, que
impregna el Reish, en lugar de confiarlo a los
servicios de los agentes que trabajan con los
desperdicios. Cuando no haya ms remedio que
recurrir a ellos, tambin lo veremos, ya que a
veces el mal es la nica va para hacer entrar
en la conciencia la luz que permite al individuo
ver.

12.- Despus de identificarse, mostrando las

seales de su muerte, Jess les dio su soplo,
diciendo: Recibid el Espritu Santo y con l la
facultad de perdonar los pecados o de
retenerlos, o sea, la facultad de redimensionar
todas las cosas. Les dio el soplo del Reish y a
partir de entonces dejaran de ser los actores de
una obra concebida por la divinidad para pasar
a ser coautores de ella.
Un da el hombre ser un Dios y para poder
ejercer ese oficio, es preciso que inicie ya el
aprendizaje. Cuando la fuerza Reish es activa
en nosotros, ello significa que hemos entrado en
el aprendizaje de las funciones divinas.
La lmina veinte del Tarot, ilustra la dinmica
del Reish y en ella vemos un personaje celestial
que toca la trompeta y, en la tierra, tres figuras

14.- Toms, uno de los doce, llamado Didimo,

no estaba con ellos cuando vino Jess.
Dijronle pues los otros discpulos: Hemos visto
el Seor. l les dijo: Si no veo en sus manos la
seal de los clavos y meto mi dedo en el lugar
de los clavos y mi mano en su costado, no
creer. Pasados ocho das, otra vez estaban
dentro los discpulos, y Toms con ellos. Vino
Jess, cerradas las puertas y, puesto en medio
de ellos, dijo: La paz sea con vosotros. Luego
dijo a Toms: Alarga ac tu dedo y mira mis
manos, y tiende tu mano y mtela en mi
costado, y no seas incrdulo, sino fiel.
Respondi Toms y dijo: Seor mo y Dios mo!
Jess le dijo: Porque me has visto, has credo
dichosos los que sin ver, creyeron (Juan XX, 2629)
15.- Toms-Virgo tiene que ver y tocar para
creer. Virgo es el signo que cierra el ciclo
zodiacal y, por consiguiente, es el ltimo en
enterarse de las cosas. Cuando nuestra
naturaleza emotiva y nuestra mente ha visto y
comprendido, Toms no se ha enterado an.
Toms representa el estadio final de un ciclo de
experiencias. Todo lo aprendido tiene que pasar
por l para ser integrado al alma. As vemos
que la primera en ver al Seor es Mara
Magdala, que representa el alma emotiva, la
cual lo comunica a los discpulos. En la segunda
aparicin, todos los discpulos estn reunidos
excepto Toms, excepto el ejecutor de la

395

voluntad humana en el estadio final cuando esa

voluntad se despoja de todos sus contenidos en
beneficio del Ego. Cuando Toms toca y ve,
esto significa que la enseanza en curso ha
llegado a sus confines y que un nuevo ciclo
humano comienza. A partir de entonces, el alma
integra en ella lo aprendido en el ciclo de fuegoagua-aire-tierra, o sea, Yod-He-Vav-He y
dispone el Ego de todos los poderes inherentes
a esos conocimientos. Despus de cada ciclo
experimental nuestra alma se ve engrandecida y
como el alma vierte sus contenidos en el Ego,
este Ego nuestro no slo dispone de los
poderes que le ha conferido la divinidad, de la
que ha emanado directamente, sino de los que
provienen de las experiencias de sus vehculos
humanos.
16.- Aqu esas experiencias son las crsticas. Es
decir, Cristo ha recorrido todas las estancias
internas del hombre, primero alimentndolas
desde el exterior, para luego morir y nacer en
ellas mismas, aparecindose en la naturaleza
humana interna y hacindose reconocer por
ella. Este reconocimiento se efecta por simple
fe por parte de todos los que han seguido a
Cristo, menos por uno, que pide ver y tocar
aquella realidad.
La nueva realidad consiste en recibir los
poderes del Espritu Santo. Jess les ha dicho
que tenan la virtud de perdonar o de retener los
pecados del prjimo, y es esto lo que Toms no
se crea y que slo vindolo y tocndolo se lo
iba a creer.
A lo largo de este curso hemos estado
describiendo los perfiles de ese nuevo mundo al
que Jess daba el nombre del Reino. Muchos lo
han ledo y han comprendido mejor la
enseanza de Cristo. Pero ante el anuncio de
las maravillas que el Reino ha de aportarnos, el
estudiante se dice: A ver si ser verdad, que es
una forma de decir: Si no lo veo, no lo creo.
Los estigmas de Cristo es el precio a pagar por
el paso del puente que va de un mundo a otro;
es la huella del sacrificio, que es como la
barrera aduanera de acceso al Reino: Esos
estigmas, esa seal de haber muerto a un cierto
mundo, es como el recibo que justifica el pago
de la deuda, el finiquito librado por el mundo de
las leyes y que atestigua los derechos, los
poderes adquiridos en el otro mundo Toms no
cree que esos poderes puedan ser ejercidos.
Pero ocho das despus, cuando el carrusel de
los Sfiras ha pasado por encima de los
poderes concedidos por Cristo y se han
producido los primeros resultados, entonces
Toms ve y toca aquella realidad y la reconoce.
Felices los que sin ver han credo, le dice Jess,
porque en ellos todo ser ms rpido.
Toms es la ciencia, la que necesita evidencias,
y ciertamente, esas evidencias le sern dadas
algn da, pero con retraso, mientras que

quienes no esperan la ciencia para convencerse

de lo que Cristo les ensea, ya estarn muy
lejos cuando Toms-Virgo-Ciencia vea y
compruebe las realidades.
Todos llevamos dentro un incrdulo Toms que,
al negarse a reconocer la verdad si no tiene una
prueba sensorial de ella, retrasa, ralentiza
nuestro ritmo evolutivo porque con su
incredulidad impide que el ciclo de experiencias
que acabamos de vivir se integre, suba a
nuestro Ego. A veces pasamos toda una vida
con el Toms en activo, pidiendo pruebas,
mientras que si nuestro Toms cree sin ver,
nuestro proceso evolutivo se acelera.
17.- El poder que los apstoles recibieron del
Espritu Santo no se limit a la remisin de los
pecados. En efecto, el da de Pentecosts,
estando los discpulos reunidos en un mismo
lugar, se oy de pronto un ruido procedente del
cielo, como el de un viento impetuoso que llen
toda la casa en la que estaban sentados.
Lenguas semejantes a lenguas de fuego se le
aparecieron, separadas las unas de las otras y
se posaron sobre cada uno de ellos, siendo
todos llenados de Espritu Santo, y se pusieron
a hablar en otras lenguas, segn que el Espritu
les daba de expresarse. Se encontraban en
Jerusalem hombres piadosos de todas las
naciones y se extraaron de ver, de pronto, a
los galileos expresarse en todas las lenguas.
Los unos se decan a los otros qu significa
esto? Y algunos se burlaban, diciendo: Estn
llenos de vino dulce. Entonces Pedro elev la
voz y les hablo en estos trminos: Hombres
judos y vosotros todos que resids en
Jerusalem, sabed esto y prestad odo a mis
palabras: Estas gentes no estn bebidas, como
vosotros suponis, ya que estamos en la tercera
hora del da. Ocurre lo que' ha sido dicho por el
profeta Joel:
En los ltimos das, dice Dios, derramar mi
Espritu sobre toda carne: Vuestros hijos e hijas
profetizarn, vuestros jvenes tendrn visiones
y vuestros viejos tendrn sueos. Si, sobre mis
sirvientes y sirvientas, en esos das derramar
mi espritu y profetizarn. Har que aparezcan
prodigios en lo alto del cielo y milagros abajo en
la tierra; sangre y fuego y un vapor de humo. El
Sol se cambiar en tinieblas y la Luna en
sangre antes de que llegue el da del Seor, de
ese grande y glorioso da. Entonces quienquiera
que invoque el nombre del Seor, ser salvado
(Actos de los Apstoles II, 1-21)
18.- Este punto de la enseanza nos refiere
algo que ha de sucedernos a todos en un
momento dado de nuestro proceso evolutivo. En
efecto, sabemos que nuestro Ego nos manda al
mundo una y otra vez, convertidos en vehculos
suyos, para que volvamos a l cargados de

396

experiencias. As, un da nacemos en Espaa y

aprendemos espaol; otro da nacemos en
Francia y aprendemos francs otro da en
Alemania y aprendemos alemn, etc. Pero entre
una y otra encarnacin olvidamos lo aprendido
o, mejor dicho, no le es comunicada a la
personalidad material cierta informacin que el
Ego se reserva y que permanece en los
llamados archivos aksicos, en los que figura
todo nuestro historial. All est lo que hemos
establecido positivamente, puesto que lo
negativo no sube arriba y debe ser liquidado
en el mundo material, vida tras vida, hasta
saldar definitivamente la cuenta en nuestro
Getsemani particular.
Mientras el Ego necesita informacin del mundo
material, l se reserva las experiencias que le
procuramos, no inoculndolas a sus futuros
vehculos, ya que si poseyeran todo el saber
acumulado, lo utilizaran en beneficio personal y
le haran un corte de mangas al Ego cuando los
pusiera a trabajar en programas difciles.
Ya hemos visto algunas veces que esto ocurre a
pesar del Ego y cuando una lumbrera, que ha
desarrollado mucho su parte intelectual, le toca,
por designio expreso del Ego, ser pastor de
cabras se rebela contra su destino y acaba
convirtindose en profesor, lo cual puede valerle
la condena de muerte por parte de su Ego. Esas
situaciones son inherentes a los misterios del
Ego y no debemos sacar de ellas conclusiones
generales. Dado que sus programas slo se
cumplen a medias o no se cumplen, es natural
que no encargue a sus vehculos experiencias
exclusivamente de tipo material, emocional o
intelectual, sino experiencias mixtas, y luego
ocurre que su personalidad material se inclina
por las ms fciles y cmodas y deja de lado las
ms penosas.
Pero lo cierto es que el Ego se reserva
informacin y que sus vehculos mortales, al
bajar de nuevo al mundo material, no solamente
no tienen conciencia de lo que han sido
anteriormente, sino que no disponen de ciertos
conocimientos adquiridos y que, de poseerlos,
gozaran de un poder ejecutivo del que carecen.
19.- Pero cuando todas las experiencias han
sido realizadas y ya no le queda al Ego nada
por aprender, entonces restituye a sus vehculos
mortales todo su archivo y el ser humano se
encuentra en posesin de todo su historial y es
consciente de todo lo aprendido en su largo
itinerario humano. Esas lenguas de fuego, que
Juan Bautista viera en forma de palomas
posarse sobre la cabeza de Jess cuando an
no haba recibido el espritu crstico, es la seal
gnea de Binah, que entrega de esta forma su
ficha y desliga el individuo de su filiacin a la
ley.
Vemos aqu a los apstoles entrar en posesin
de todos los conocimientos adquiridos a lo largo

de todas sus vidas. Debemos interpretar pues

ese don de las lenguas, no slo como la
facultad de expresarse en cualquier idioma, sino
la facultad de hablar en cualquier tono y de
comprender a todos, cualquiera que sea el nivel
en el que estn evolucionando y cualquiera que
sea el problema que viven. A menudo decimos
a al gente que no hablamos la misma lengua
cuando no los entendemos o no nos entienden
porque no vivimos la misma situacin, estamos
en otro rollo, como suele decirse. Pero cuando
nos restituyen nuestro historial, cuando nos
fundimos ntimamente con el Ego, como
tenemos conciencia de todo lo vivido desde la
poca primitiva hasta la actual, somos capaces
de hablar como en los primeros tiempos y como
en los ltimos, pasando por todos los escalones
intermedios y, por consiguiente, seremos
capaces de comprender al salvaje y al hombre
supercivil izado, al que es esclavo de su
naturaleza pasional y al intelectual de
izquierdas. Pudiendo entenderlos a todos,
podemos ser los portadores de soluciones para
todos, los hombres providenciales, que pueden
mostrarles el camino, sacarlos de sus errores,
hacerles ver el sentido de sus pruebas y
ayudarlos a limpiarse de sus errores, o sea,
llevarlos al perdn de sus pecados.
No se trata pues de que ciertos hombres sean
objeto de una intervencin sobrenatural, por la
que reciben, arbitrariamente, unos poderes, sino
que en el proceso natural de desarrollo, llega un
da en que, habiendo hecho todo lo que
tenamos que hacer en la columna de Binah,
nos son restituidos los conocimientos adquiridos
y podemos ejercer el poder inherente a ellos,
convirtindonos en omnipotentes.
20.- Despus de haber sufrido, Jess se les
apareci vivo y les dio varias pruebas,
mostrndose a ellos (los apstoles) durante
cuarenta das, hablando de las cosas que
conciernen al Reino de Dios (Actos de los
Apstoles 1, 3)
Cuarenta das estuvo Jess en contacto con
sus Apstoles despus de su muerte. Ya vimos
que cuarenta fueron los das que permaneci en
el desierto ayunando, como cuarenta fueron las
horas pasadas en el sepulcro, cuarenta los das
de Adam en el Paraso, cuarenta los das de
Moiss en la montaa, cuarenta los aos del
pueblo elegido en el desierto. Si multiplicamos
cuarenta por nueve, que es el nmero de los
coros anglicos y arcanglicos, tenemos como
resultado trescientos sesenta, que es el nmero
de grados que tiene el Zodiaco.
Tenemos pues que cuarenta es una unidad de
tiempo en el que acta un determinado coro de
ngeles, y como todo est en todo, resulta que
en el espacio de cuarenta das-grados todas las
fuerzas activas en el universo han tenido la
oportunidad de manifestarse. El coro de los

397

Serafines, adscrito al servicio de Kether-Padre,

se encuentra domiciliado en el Zodaco entre
0 de Aries y 10 de Tauro, o sea, en la franja
de tiempo que va del 21 de marzo al 30 de abril.
Los Querubines de Hochmah-Hijo ocupan el
espacio siguiente, que va de 10 de Tauro a 20
de Gminis, o sea, del 1 de mayo al 10 de junio.
Tenemos as que el plenilunio de Aries, en el
que tiene lugar la muerte de Cristo, cae en el
espacio de tiempo regido por los Serafines y
cuarenta das ms tarde nos sitan en un
espacio de tiempo regido por los Querubines.
21.- Ya dijo Jess que Padre e Hijo eran uno
cuando el hijo llega al final de su obra. Entonces
ya no hay diferencias cualitativas entre Kether y
Hochmah y el amor de este ltimo manifiesta la
voluntad del primero, de modo que en esa
voluntad todo es amor y Binah ha dejado de
captar una parte de esa corriente. Esa
unificacin es expresada por los coros
arcanglicos de Serafines y Querubines que
trabajan en esa poca del ao.
Cualquiera que sea el punto en que cae el
Plenilunio de abril-Aries se encontrar en
funciones un Serafn que lleva los negocios
relacionados con uno de los dems Sfiras y al
cabo de cuarenta das regir un Querubn
relacionado con el Sfira anterior al regido por el
primero, de modo que los mensajeros de PadreHijo habrn purificado con sus corrientes los
senderos que conducen a todos los Sfiras,
instaurando sus fuerzas en cada uno de ellos,
puesto que en todos figura un cuartel general de
Kether y de Hochmah.
Terminados esos cuarenta das de servicio,
Cristo asciende al cielo, va a ocupar un puesto
en Hochmah, pero sigue unido a la Tierra por el
cordn umbilical que estableci con ella al
derramar su sangre. En esta funcin, Jess, el
hombre, es su intermediario y acta en su

cuerpo de deseos, puesto que sus cuerpos

inferiores siguen entregados a la misin
redentora de Cristo. En el mundo de los deseos,
Jess realiza trabajos arcanglicos, haciendo
que todos los hombres sean uno. l es el ms
grande de los iniciados de la oleada de vida
humana, es nuestro hermano mayor y, por
consiguiente, est al servicio de todos. Ese
servicio a todos le impide mantener relaciones
personales y privilegiada con una persona
determinada. Nadie en particular puede
vanagloriarse de ser su confidente o el
depositario de sus mensajes. Todos cuantos los
invocan reciben su visita, que es siempre
purificadora para sus cuerpos de deseos, que
permiten entonces la penetracin de la luz que
viene de arriba, la cual les faculta para ver. Y en
esa naturaleza emotiva iluminada encuentra el
Abogado la posibilidad de manifestarse y
explicar al individuo los pormenores de la
organizacin divina.
22.- Jess ha hecho an, en presencia de sus
discpulos, muchos otros milagros, que no son
escritos en este libro. Pero estas cosas han sido
escritas a fin de que creis que Jess es el
Cristo, el hijo de Dios, y que, creyendo vosotros,
tengis la vida en su nombre (Juan XX, 30-31)
As termina el captulo 20 del Evangelio de
Juan. Jams podr escribirse todo lo que Jess
ha hecho porque es un motor en marcha que
abre permanentemente en nosotros caminos
hacia arriba, transmutando nuestra naturaleza a
su paso por nuestras moradas internas. La
historia de Jess es una historia abierta, que
cada da se enriquece con nuevas y prodigiosas
hazaas y as ser hasta el final del mundo de
Binah.

Preguntas:
1.- Qu purifica en nosotros la sangre del Golgotha?
2.- Por qu Mara de Magdala tuvo que volverse para ver al Maestro?
3.- Qu significa temer al judo?
4.- Por qu el Espritu Santo nos concede poderes?
5.- Qu representa Toms en la vida social?

398

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 49

1.- Despus de esto, Jess se mostr an a sus

discpulos, en las orillas del Mar de Tiberiades.
Y he aqu de que manera se mostr:
Simn Pedro, Toms, llamado Didimo,
Natanael, el de Can de Galilea, los hijos de
Zebedeo y otros dos de los discpulos de Jess
estaban juntos. Simn Pedro les dijo: Vamos
tambin contigo. Salieron, montados en una
barca y esa noche no pescaron nada. Llegada
la madrugada, Jess se encontraba en la orilla,
pero los discpulos no saban que era Jess.
Jess les dijo: Nios, no tenis nada a comer?
Le respondieron: No. Les dijo de nuevo: Echad
la red del lado derecho de la barca y
encontraris. La echaron y no podan retirarla a
causa de la gran cantidad de peces. Entonces el
discpulo que Jess amaba dijo a Pedro: Es el
Seor! Y Simn Pedro, se puso el vestido y el
cinturn, ya que estaba desnudo, y se tir al
mar. Los otros discpulos vinieron con la barca,
tirando de la red llena de peces, ya que no
estaban ms que a unos doscientos codos de
tierra. (Juan XXI, 1-8)
2.- Vemos en esta secuencia del Apndice de
Juan como Pedro induce a los dems a salir de
pesca en plena noche. Ya sabemos que por la
noche entran en servicio los poderes de las
tinieblas, los que trabajan en los desperdicios,
de modo que lo mejor que nos puede ocurrir en
la pesca nocturna es que no pesquemos nada,
como as les ocurri a los apstoles. Sin
embargo, es necesario que salgamos de noche
para que podamos constatar, efectivamente,
que no nos llevamos de ella ningn pez en la
red; constatar que no hemos establecido
ninguna relacin, ningn compromiso, que
llevara el sello ineludible de las energas
desperdiciadas que los luciferianos tienen por
misin inocularnos. Lo que hacemos de noche,
a partir de las doce -ya lo hemos visto a lo largo
de la enseanza- lleva el sello del mundo de
abajo, y aunque se presente bajo una
apariencia positiva, est tocado por la fuerza de
repulsin que rige en esas horas y podemos
estar seguros de que aquello no aguantar por
mucho juramento que se le eche encima.
3.- Si en nosotros ya no est la noche, si no
somos noche, podemos salir y echar las redes,
que nos las llevaremos vacas a la orilla de este
mar de las emociones. Es una prueba que

debemos realizar y Pedro, el constructor de

nuestro templo material ha de ser el inductor, ya
que l representa la ms baja estancia de
nuestra personalidad. Si Pedro no pesca, lo
ms elevado que hay en nosotros tampoco
pescar. Notemos que en esa expedicin
nocturna se encontraba tambin Toms-Virgo,
el otro representante del ciclo de Tierra. Si
Toms, que fue el ltimo de percatarse de la
resurreccin de Cristo, no pesca en la noche, es
seal de que la corriente crstica ha limpiado la
totalidad de nuestra estructura interna y, con
toda seguridad, el Seor aparecer en nosotros,
a la orilla del mar de las emociones, al
amanecer.
4.- Aparecer en nosotros un Cristo hambriento,
que hemos de alimentar como a un nio, porque
en realidad es un segundo nacimiento el que se
efecta en nosotros, en nuestra naturaleza
interna. Y la voz de ese Cristo, an
irreconocible, nos inducir a pescar en el
amanecer, que es entonces cuando el PadreKether llena las redes y cuando el discpulo
puede sacar una pesca abundante de VoluntadAmor. Es por el lado derecho de nuestra barca
que debemos tirar la red, del lado de Hochmah.
En este sentido, los discpulos que por la
maana hacen meditaciones, cara al Este,
deben inclinar el rostro y el cuerpo ligeramente
hacia la derecha, hacia Hochmah, y vern como
su pesca ser tanta, que apenas tendrn
fuerzas para arrastrarla.
5.- El discpulo que Jess amaba reconoce de
pronto al Seor. Juan no suele nombrarse a s
mismo en su crnica. Dice el hijo de Zebedeo,
nombrando tambin as a su hermano Santiago,
o el discpulo amado. Y es que Juan representa
la tendencia ms prxima a Jess, y como
todas las tendencias internas avanzan hacia l,
todos seremos un da Juan, de modo que Juan
no es algo cristalizado y definido, sino se que
en el viaje hacia la divinidad est ms prximo a
la divinidad misma.
6.- Cuando Pedro oy que era el Seor quien
estaba en la orilla, se visti y se ci porque
estaba desnudo. Pedro va desnudo a la pesca,
como desnudos venimos al mundo. Salom
tambin acababa desnuda despus de la danza

399

de los siete velos y esto indica que debemos

despojarnos poco a poco de todos los velos que
son disfraces humanos con los que recubrimos
al Ego, y cuando vayamos a esa pesca al
amanecer tenemos que hacerlo desnudos de
toda intencin. Ningn vestido humano debe
cubrirnos. Esa pesca de Voluntad-Amor no debe
destinarse al alimento de nada humano,
entendiendo por tal el deseo de gloria,
protagonismo, de ser eficientes o brillar o
enriquecernos de algn modo.
Cuando la imagen del Seor se hace patente,
entonces nos pondremos su tnica y nos
ceiremos, para que lo inferior no pueda invadir
lo superior y ya vestidos para la divinidad, nos
arrojaremos a ese mar de las emociones para
purificarlo con nuestra presencia, mientras las
dems tendencias de nuestra personalidad
arrastrarn el navo cargado de pesca hacia la
orilla.
7.- As que bajaron a tierra, vieron unas brasas
encendidas y un pez puesto sobre ellas y pan.
Djoles Jess: Traed los peces que habis
pescado ahora. Subi Simn Pedro y arrastr la
red a tierra, llena de ciento cincuenta y tres
peces grandes; y con ser tantos, no se rompi la
red. Jess les dijo: Venid y comed. Ninguno de
los discpulos se atrevi a preguntarle T quin
eres?, sabiendo que era el Seor. Se acerc
Jess, tom el pan y se lo dio, e igualmente el
pez. Esta fue la tercera vez que Jess se
apareci a sus discpulos despus de resucitado
de entre los muertos. (Juan XXI, 9-14)
8.- Implcitamente se nos dice aqu que mientras
los discpulos pescaban por indicacin de su
Maestro y Seor, es El mismo quien enciende el
fuego y pone sobre las brasas pan y pescado.
Vemos as lo que tantas veces hemos dicho a lo
largo de esta enseanza: mientras en el mundo
de YHVH-Binah nosotros trabajamos para la
divinidad, en el mundo de Hochmah es la
divinidad la que trabaja para nosotros.
La voz interna de la divinidad nos dice donde
debemos pescar y en qu momento y mientras
esto hacemos, es el mundo divino el que nos
prepara los alimentos y los comparte con
nosotros.
En este Apndice de Juan hay un sabor de
paraso, de vida idlica, con ese Pedro desnudo
como Adam ya de retorno de las pasiones,
cuando ya no tiene objeto ocultar el cuerpo.
9.- La red contena ciento cincuenta y tres
grandes peces. Si analizamos esta cifra desde
la vertiente cabalstica, vemos que la letra cien
corresponde al Qf; la letra cincuenta al Noun, y
la letra tres al Ghimel. Entonces diremos que
esa nueva pesca milagrosa consiste en
proyectar la nueva luz del Qf en la nueva tierra
humana del Noun, para que salga de ella el

Ghimel,
letra-fuerza
que
supone
la
exteriorizacin de la divinidad, pero aqu ya se
trata de nuestra propia divinidad, puesto que
ese Ghimel es el hijo del Qf y del Noun, y el
Qf, como sabemos, representa el Aleph divino
creando por el intermedio del hombre,
derramndose desde su propio interior.
Podemos decir pues que estaban pescando el
nuevo mundo, la nueva tierra humana recreada
por el hombre con las fuerzas que la divinidad le
ha puesto dentro.
10.- Jess hace fuego y pone en l un pez y un
pan venidos de no se sabe donde y les pide que
traigan los peces que han pescado, que se
sientan y coman. Vemos en esta secuencia la
imagen de un trabajo conjunto de Jess y los
apstoles. Uno prepara el fuego, otro pesca y
finalmente se alimentan conjuntamente del
mismo pescado y el mismo pan.
Encontramos as escenificada la dinmica del
Shin, la letra-fuerza que lleva en n 21 y que en
el Tarot aparece en la lmina llamada El Loco.
En el Shin, la naturaleza divina y la humana
trabajan conjuntamente. El Ego ha tomado
plena posesin de sus vehculos materiales y ya
no se manifiestan en el hombre varias
voluntades, sino una sola. Lo divino y lo
humano que hay en nosotros toma el mismo
alimento y lo exterioriza con criterio unificado.
11.- En la tabla de letras hebraicas, vemos que
el Shin aparece en el tercer puesto de la tercera
fila horizontal y tambin en el tercero de la
tercera fila vertical.
El tercer ciclo de letras, el que figura en la
tercera fila horizontal, es el que corresponde al
hombre. En efecto; si contemplamos esta tabla
en su conjunto, diremos que las letras que van
del uno al nueve son letras semillas y en ellas el
potencial divino es inoculado en el hombre. Las
que van del diez al noventa son letras
gestantes, en las cuales la divinidad est
gestando la naturaleza divina en el hombre. Las
que van del cien al novecientos son el Hijo que
ha salido de esa gestacin, o sea, representan
la aparicin del Hombre-Dios, el hombre que se
sienta alrededor del fuego preparado por la
divinidad y que toma el alimento que la divinidad
le ofrece.
A partir de su tercer estadio, que es el Shin, esa
divinidad ya es operativa en el hombre, ya la
puede ejercer, y sus resultados se vern en las
letras siguientes.
El estudiante observar que en esa tabla,
despus del Shin slo queda el Tav, puesto que
las dems letras son meras repeticiones del
Khaf, Mem, Noun, Phe y Tsade. Esto significa
que lo escrito, lo estructurado por la divinidad,
slo va un punto ms all de aquel en que el
hombre endosa su personalidad divina. Nos

400

dejan ese Tav escrito como para que nos sirva

de gua, de camino por el cual conducir la Obra.
Despus seremos nosotros los que tracemos el
camino, y sobre la manera de conducirlo nos
dan una mera referencia con esas letras
terminales que cambian de expresin y de
nmero, por el simple hecho de encontrarse al
final de una palabra. En esos cinco espacios
vacos que van del Tav al Tsade final nosotros
escribiremos la ltima pgina de la Obra Divina.
12.- En el Evangelio de Juan no hay captulo 22,
no hay referencia a los trabajos del Tav, porque
pertenecen al futuro. Ese futuro nos es revelado
en el Apocalipsis, que constituye, en su
integridad, el captulo 22 de su Evangelio.
Cuando el hombre ha llegado al estadio Shin,
cuando ya no hay nada de humano en l y la
divinidad se ha instalado por completo sobre
sus espaldas, su historia ha terminado. Ha
alcanzado la plena conciencia y es un punto en
la eternidad, un instrumento a travs del cual la
Obra Divina se realiza.
Ha terminado su historia como hombre, bien
entendido, ya que una nueva historia empieza
para l, una historia an no escrita y que, por
consiguiente, no puede ser contada.
13.- Ninguno de los discpulos se atrevi a
preguntarle T quin eres?, sabiendo que era
el Seor, nos dice la crnica. Vimos que fue
Juan, su discpulo ms prximo, quien lo
identific. En ese punto del camino, en todos los
discpulos est Juan, Pedro y los dems. Las
diversas tendencias se han unificado y ya no
hay ms prximos y ms lejanos: Cristo est en
las naturalezas de todos y cuando la divinidad
aparece, nadie duda y por ello no hay necesidad
de preguntar. Se pregunta lo que no se sabe.
Los discpulos han llegado al reino de las
certidumbres y participan en esa comida
campestre con la divinidad plenamente
conscientes de estar con ella, de recibir el
alimento de sus manos.
14.- Esta fue la tercera aparicin de Jess en la
crnica de Juan. La primera se les apareci a
puerta cerrada, cuando teman al judo, la
segunda, a los ocho das, para que Toms
pudiera ver y tocar. En esta tercera aparicin ya
estn al aire libre, a orillas del mar, celebrando
esa fabulosa pesca del amanecer, que no es
ms que el preludio de lo que iba a suceder
despus.
Quedaban as cumplidas las tres etapas que
cualquier fuerza necesita para ser operativa.
Jess ya no volvera a aparecer porque los
apstoles podan reemplazarle. Seguira
estando con ellos en lo invisible, siempre que

dos o tres estuvieran reunidos en su nombre,

como lo dijera en su enseanza.
15.- Pronto va a cumplirse el segundo milenio
de su aparicin como hombre. En sus primeros
mil aos de prisin en la Tierra, Cristo puso en
ella la semilla; en sus segundos mil aos, Cristo
ha arraigado en el interior de la materia y las
estras transversales que surcan el corazn del
hombre lo atestiguan as. En los prximos mil
aos Cristo abordar la fase Vav, la exteriorizad
ora, y en la Tierra aparecer el Reino. Todos los
que ahora trabajamos ya en su advenimiento
estamos anticipando su aparicin. Venga a
nosotros tu Reino Este debera ser el anhelo,
la exaltacin que saliera todos los das de
nuestros labios al despertar.
16.- Cuando hubieron comido, dijo Jess a
Simn Pedro. Simn, hijo de Juan, me amas
ms que a estos? El le dijo: S, Seor, t sabes
que te amo. Djole: Apacienta mis corderos. Por
segunda vez le dijo: Simn, hijo de Juan, me
amas? Pedro le respondi: S, Seor, t sabes
que te amo. Jess le dijo: Apacienta mis ovejas.
Por tercera vez le dijo: Simn, hijo de Juan,
me amas?. Pedro se entristeci de que por
tercera vez le preguntara me amas? y le dijo:
Seor, t lo sabes todo, t sabes que te amo.
Djole Jess: Apacienta mis ovejas. En verdad,
en verdad te digo: Cuando eras joven t te
ceas e ibas a donde queras; cuando
envejezcas, extenders tus manos y otro te
ceir y te llevar a donde no quieras. Esto lo
dijo indicando con qu muerte haba de
glorificar a Dios. Despus aadi: Sgueme.
(Juan XXI, 13-19)
17.- Los traductores del Evangelio ven en esta
secuencia la rehabilitacin de Pedro por parte
de Jess, despus de haberlo negado. Pero en
estas lneas se dice mucho ms. Hay tres
etapas a vencer antes de llegar al tiempo de los
frutos, y por ello Jess repite tres veces su
pregunta. A la tercera vez vemos un Pedro
entristecido; su respuesta ya no es entusiasta,
sino que deja que Jess mismo juzgue de la
verdad de su amor. El juicio de Jess es severo,
porque le dice qu envejecer, entendiendo por
ello la entrada en decadencia, puesto que no
podr ceirse a s mismo y otro tendr que
hacerlo en su lugar, y ste lo conducir donde
Pedro no quisiera ir. Aade el cronista que el
Seor le dijo esto para indicarle con qu muerte
haba de glorificar a Dios. Es decir, cuando
Pedro envejezca y el que le cie lo conduzca
donde l no quisiera ir, Pedro debe morir antes
de prestarse a una tal manipulacin.

401

18.- Vemos as prefigurado el camino que ha de

seguir la Iglesia exotrica. En el primero y
segundo milenios, Pedro apacentar, primero
corderos y despus las ovejas, ya ms entradas
en carnes, ms hechas. Pero en el tercer
milenio se producir el envejecimiento de Pedro
y Pedro morir para que no lo manipulen.
No ha sido necesario ir hasta el tercer milenio
de Cristo para que esto se haya producido. Y
as hemos visto cmo en los ltimos siglos, y
ms al acercarnos al XX, la Iglesia era
manipulada y utilizada por los estamentos
sociales para propsitos personales. Y es que
en cada milenio, del mismo modo que tiene
lugar una recapitulacin de etapas anteriores,
se produce igualmente una anticipacin de lo
que ha de ser el prximo milenio. Entre los aos
2000 y 3000 la Iglesia exotrica desaparecer,
morir, despus de haber prestado el servicio
para el cual fue creada Pedro no lleg al final
cuando el Maestro estaba en vida y tampoco
llegar al final del proceso de establecimiento
del Reino. Pero en la primera y segunda etapa,
Pedro tiene un papel estelar, y por ello Jess le
dice: Sgueme.
19.- Pedro no es tan slo el templo externo, sino
que es y muy principalmente, como lo hemos
sealado ya, el edificador de nuestro templo
crstico interno, como Hiram lo fuera del templo
de Salomn, inspirado por Jehov. La
espiritualidad debe encontrar en nosotros
morada para poderse establecer, ya que de otra
forma la corriente entra y sale sin anidar en
nosotros. Pedro debe ir levantando en nosotros
una capilla para cobijar una a una las veintids
fuerzas que acompaan a Cristo en su trnsito
por nuestra tierra humana, constituyendo as
todo un edificio.
De esta forma, disponiendo de toda la cosecha
crstica en nuestros graneros, podemos utilizar,
segn las necesidades operativas, la fuerza
crstica cuatro, la ocho o la diecisis, cosa que
no sucedera si Pedro no hubiese levantado las
moradas en las que acondicionar esas fuerzas.
Pero esa reserva ha de ser vaciada en el mundo
al llegar a la fase Vav. Las distintas calidades de
fuerzas han de fundirse en una sola y, siendo
unos con Cristo y con el Padre, lo que de ellos
recibimos hemos de dar sin establecer
depsitos en nuestro interior. Entonces de nada
nos servir ya el templo de Pedro y hemos de
desmontarlo para evitar que sea utilizado para
otros fines. En el Reino de Cristo no tienen
cabida las edificaciones materiales.
Ya vimos que esto mismo sucedi con el templo
antiguo, que fue ocupado por los vendedores y
cambistas, que Cristo arrojara a latigazos. Esto
mismo ha de suceder -sucede ya- con el
Templo cristiano y no tan slo en las relaciones
sociales, externas. Internamente tambin
establecemos al comerciante en el lugar

sagrado y nos ponemos a vender conocimiento

y objetos sagrados.
20.- Se volvi Pedro y vio que segua detrs el
discpulo a quien amaba Jess, el que en la
cena se haba recostado en su pecho y le haba
preguntado: Seor, quin es el que te ha de
entregar? Vindole pues Pedro, dijo a Jess:
Seor, y ste qu? Jess le dijo: Si yo quisiera
que ste permaneciese hasta que yo venga, a
ti, qu? T sgueme. Se divulg entre los
hermanos la voz de que aquel discpulo no
morira, ms no dijo Jess que no morira, sino:
Si yo quisiera que ste permaneciese hasta que
venga, a ti, qu? Este es el discpulo que da
testimonio de esto, que lo escribi y sabemos
que su testimonio es verdadero. (Juan XXI, 2024)
21.- Ah se forj la leyenda de la inmortalidad de
Juan. Pero, qu es la muerte? Los que
estudiamos la doctrina esotrica sabemos que
es simplemente un final de captulo.
Actualmente el hombre slo tiene el sentimiento
de vivir cuando se encuentra instalado en su
vehculo fsico, pero cada da ser mayor el
nmero de los que no pierden conciencia al
morir ese vehculo material.
Sabemos que Juan ha tomado varios nombres
al encarnar voluntariamente para ayudar a sus
hermanos en la Tierra. Fue Cristian
Rosenkreutz al constituir la orden de los Rosa
Cruces. Fue ms tarde el Conde de Saint
Germain, del que dicen las crnicas esotricas
que tena la facultad de formarse un cuerpo
adulto y joven, en el que trasladar sus vehculos
superiores cuando el cuerpo fsico en el cual
funcionaba se encontrase fuera de uso,
pudiendo
as
residir
en
la
Tierra
permanentemente.
Pero Juan vive sobre todo en los dems
hombres que han accedido a la fraternidad de la
Rosa Cruz, y no nos referimos a esos que se
autodenominan Rosa-Cruces y venden sus
lecciones a tanto la pieza. Juan vive en los que
son, no en los que dicen ser, y en ellos, en sus
mentes, en sus almas, sigue escribiendo la
doctrina del Reino para que sean los
propagadores, los que establecen ese Reino.
22.- Muchas otras cosas hizo Jess que, si se
escribiesen una por una, creo que este mundo
no podra contener los libros. (Juan XXI, 25)
As concluye Juan su Evangelio. A partir de este
punto comienza la actuacin de los apstoles y
jams tan pocos hombres, con tan pocos
medios y rodeados de tanta hostilidad,
consiguieron tanto.

402

Preguntas:
1.- Por qu al salir de noche a pescar, los apstoles regresaron con las redes vacas?
2.- Qu enseanza se esconde en la secuencia de la pesca milagrosa al amanecer?
3.- Cmo podemos interpretar eso de que la red contuviera 153 peces?
4.- Qu significado tiene la comida campestre en la que participaron Jess y sus discpulos?
5.- Por qu Pedro ha de envejecer y morir, mientras que Juan puede permanecer eternamente activo?

E.T.U.
FILOSOFA ESOTRICA CRISTIANA
INTERPRETACIN ESOTRICA DE LOS EVANGELIOS Leccin 50

1.- Termina aqu nuestra interpretacin

esotrica de los Evangelios. Como el estudiante
ha podido apreciar, esta obra constituye una
revelacin y en ella aparecen las grandes lneas
de un esoterismo cristiano que ha de
desarrollarse en el siglo XXI y que ya no ser
esoterismo, sino la doctrina del Reino que se
proclamar por los tejados, inaugurando as el
milenio en que la enseanza de Cristo florecer
en la Tierra y convertir el mundo en un jardn
del Edn.
2.- Al decir que estas lecciones contienen una
revelacin no estamos reclamando un privilegio
personal hacia el autor que las ha formalizado.
La revelacin aparece cuando cualquier
persona, sedienta de verdad, se acerca a esa
fuente que son los Evangelios para desalterarse
en ella. Muchos son los estudiantes que, en sus
respuestas a estas lecciones, estn revelando
algo que estaba oculto en los ropajes de esta
crnica sagrada y que tampoco se dice
explcitamente en estas lecciones.
3.- Resultar as que este curso dar lugar a
otros cursos, escritos por otros Abogados, en
los cuales aparecer el espritu de verdad
cuando sus almas lo reclamen. Y, sobre todo, la
lectura de los textos sagrados y de los
comentarios que sobre ellos se hagan inspirar
una enseanza oral, que es la que permite
mantener viva la verdad.
Antiguamente, las familias cristianas tenan la
costumbre de leer los Evangelios los domingos

por la maana, cuando se reunan alrededor de

la mesa a la hora del desayuno. Cada uno de
nosotros debera hacer lo posible por resucitar
esa costumbre. Pero no se trata tan slo de
leer, sino de comentar y de que cada miembro
de la familia incluso los ms pequeos, tome la
palabra, ya que a menudo la verdad sale de la
boca de los nios. Estas lecciones constituyen
un buen punto de arranque para esos
comentarios familiares, puesto que contienen
los textos evanglicos y su interpretacin, la
cual, a su vez, como decamos, da lugar a otras
interpretaciones ms amplias, ms significativas
para ciertas mentes, puesto que la verdad no
puede encerrarse en una frmula, en un
concepto, sino que escapa constantemente de
los moldes en que se pretende aprisionarla.
Estas lecciones son una puerta abierta hacia
esa verdad, no una crcel en la que esa verdad
hubiera sido encerrada. Son una invitacin a
debatir esos temas, a reanudar esa enseanza
oral que se practicaba en la antigedad y que la
sociedad moderna ya no practica. Hablemos del
Reino, hablemos con nuestros semejantes, con
los que estn ms prximos a nosotros, de esa
deslumbrante quimera y nos estaremos
acercando a ese mundo en el que ya no existir
la necesidad. Creemos en nuestras vidas la
circunstancia propicia para que nos sea posible
hablar de esto.
4.- Son los padres, principalmente quienes han
de hacerlo. Son ellos los que forman el recinto,
el marco en el que han de moverse las
generaciones que actan en niveles ms bajos.

403

Si acostumbran a sus hijos a levantarse

temprano los domingos para participar en un
debate sobre el Reino, ellos instituirn tambin
esa costumbre entre los suyos cuando sean a
su vez padres.
Si el punto de arranque pueden ser estos textos,
ha de dejarse despus libre paso a la
inspiracin, ya que en ella aparecer el
Abogado anunciado por Jess, que instruir
sobre esa verdad que se hace con los das.
Entonces
se
producir
la
permanente
revolucin, porque todos somos portadores de
esa revelacin y la verdad sale de nuestra boca
cuando la acosamos, cuando la perseguimos,
obligndola a manifestarse.
La verdad aparece cuando se la suscita y no
hay maestros privilegiados a los cuales Dios
nombre ministros. Esto ocurra en los tiempos
de Jehov, con sus Sumos Sacerdotes, sus
Levitas, sus Papas y sus Cardenales. Toda
organizacin eclesial, aunque se diga cristiana,
pertenece en realidad a la columna de la
izquierda, la dominada por Binah. En el Reino
de Cristo, cada corazn humano es un maestro
y el privilegio consiste en abrir ese corazn al
Reino y en mover nuestro vehculo humano de
acuerdo con la dinmica de ese jardn de Edn.
Para la transmisin de estas enseanzas,
nosotros tambin hemos tenido que recurrir a
Binah, puesto que vivimos en un mundo en que
Binah es necesario. Pero guardmonos de decir
que la fuerza de esta enseanza reside en la
organizacin, es decir, en el nmero de adeptos
que consiga, en el nmero de grupos que se
formen en las ciudades del mundo. Al contrario,
esta enseanza habr conseguido su objetivo si
logra que quienes acuden a ella cierren un da
los libros, vuelvan la espalda a las reuniones y
busquen la verdad en sus propios corazones,
por fin libres de hipnotizadores disfrazados de
maestros que se substituyan a los autnticos
Abogados internos para imponerles normas.
Todava no estamos en el Reino y es preciso
recurrir a los caminos de Binah para llegar al
jardn. Cuando estemos en ese jardn, ya no
sern necesarios los caminos. En el jardn de
Edn no hay caminos que conduzcan a parte
alguna. Todo es plenitud y xtasis.

Estas lecciones no han sido escritas para

probar algo o para convencer a alguien. Por ello
es posible que partes de la enseanza resulten
contradictorias
entre
s
o
difcilmente
conciliables. El estudiante no ha de buscar
pruebas sino sugerencias que despierten su
intuicin y le permitan comprender a la manera
de un golpe de flash, que revela de pronto un
paisaje oscuro. Por ello su lectura quiz no
aporte demasiado, pero si aportar su
meditacin.
5.- Como dice muy bien Juan, muchas otras
cosas hizo Jess que, si se escribiesen una por
una, el mundo no podra contener los libros. Si
volviramos a escribir estas lecciones, de cada
una podramos sacar siete y de esas siete, siete
ms de cada. A medida que el Reino se
establezca, cada hombre ser una historia
viviente de Jess y cada habitante de la Tierra
ser un volumen vivo de lo que Jess hizo.
Pongamos un punto, no final, a esta
interpretacin y dejemos que sea el estudiante
quien escriba esta leccin 50.
El trabajo de esta leccin consistir en lo
siguiente: Hemos visto que los 21 captulos del
Evangelio de Juan describen los trabajos de
penetracin de la fuerza crstica en las 21
estancias representadas por las letras
hebraicas, desde el Aleph hasta el Shin. Se
trata de que el estudiante resuma estos
trabajos, comentados a lo largo de estas
lecciones, dedicando, por lo general, una
leccin entera, o varias, a los textos de Juan,
que hemos ido citando cada vez que nos hemos
referido a ellos.
Al pasar por cada una de esas estancias, Cristo
produce un cambio en nuestra naturaleza hasta
transmutarla totalmente. En qu consiste ese
cambio progresivo? Cmo se efecta? Qu
signos lo acompaan? Las mejores respuestas
de los estudiantes figurarn en la impresin de
esta obra como Leccin 50. Se trata pues de
resumir en 21 puntos el itinerario de Cristo,
dedicando el punto 22 al comentario final.
Esperamos vuestra revelacin.

Escrita y terminada en Gerona, a 19 de febrero de 1983

ANEXO
A lo largo de la interpretacin esotrica de los Evangelios, se hace alusin, repetidamente, al Nombre
Sagrado Yod-He-Vav-He. Reproducimos aqu nuestra leccin preliminar del 2 curso, dedicada al
significado de este nombre, a fin de facilitar la comprensin de esta materia.

LAS FUERZAS CONSTITUTIVAS

1.- En la Biblia leemos que el Dios que protega al pueblo elegido se llamaba Jehov. Jehov es uno de
los nombres de Binah, el Sfira que preside en la formacin del universo material. Es preciso que nos

404

detengamos a estudiar ese nombre, porque representa un conjunto de fuerzas a travs de las cuales se
ha instituido y se instituye todo lo creado.
2.- El nombre de Jehov est compuesto de cuatro letras hebraicas: el Yod, el He, el Vav y un 2 He.
Cuando estudiemos el alfabeto hebraico nos ocuparemos del significado de cada una de esas letras, y
de las dems. De momento retengamos que cada una de esas letras representa una fuerza activa en un
determinado periodo, tanto en lo que se refiere a la Creacin como a nuestras vidas y asuntos en
particular.
3.- El Yod representa la semilla, la potencialidad que cada cosa debe tener si pretende ser portadora de
algo. El Yod representa el Padre, el germen de todo, la simiente humana, el impulso fundamental, la
Voluntad.
4.- El He representa la tierra en la que el Yod ha de materializarse; es el perodo de formacin interna,
de gestacin. El He representa la madre el medio material en el que la Obra se instituye, la fecundidad.
5.- El Vav representa el hijo, el resultado de la accin del Yod sobre el He. Es el elemento activo y
actuante: el que recoge la potencialidad del Yod y la convierte en actos.
6.- El 2 He es el resultado final de este ciclo de actividad: es el fruto que da el hijo, cuya actividad
modifica las condiciones en que se encontraban las cosas en el estadio Yod, de modo que ese 2 He se
convierte automticamente en el Yod de un nuevo ciclo de creaciones que se desarrolla ya a un nivel
inferior. Del mismo modo que el fruto lleva las semillas de un futuro rbol, el 2 He lleva las semillas de
nuevas realizaciones.
7.- Esas nociones son fundamentales para la comprensin de los mecanismos de la vida y la
comprensin de la Ley csmica. Conviene que el estudiante medite sobre ellas y las comprenda en toda
su dimensin, ya que constituyen la clave de todas las ciencias esotricas y sus correspondencias son
activas a cualquier nivel y se aplican a cualquier situacin.
8.- En el rbol Cabalstico, el Nombre Divino queda inscrito de la siguiente manera:
Kether es el Yod.
Hochmah el He.
Binah el Vav.
Hesed el 2 He.
Como ese 2 He se convierte en el Yod de un nuevo ciclo, tendremos que en la segunda trada de
Sfiras:
Hesed ser el Yod.
Gueburah el He.
Tiphereth el Vav.
Netzah el 2 He.
En la tercera trada de Sfiras: Netzah ser el Yod. Hod el He. Yesod el Vav. Malkuth el 2 He.
9.- Si consideramos el rbol Cabalstico en bloque, tendremos que:
Kether-Hochmah-Binah son el Yod.
Hesed-Gueburah-Tiphereth son el He
Netzah-Hod-Yesod son el Vav.
Malkuth el 2 He.
10.- Si consideramos nicamente la columna central:
Kether ser el Yod.
Tiphereth el He.
Yesod el Vav.
Malkuth el 2 He.

405

11.- En la columna de la derecha:

Hochmah siendo el He primordial,
Hesed ser el Vav.
Netzah el 2 He-Yod.
12.- En la columna de la izquierda:
Binah siendo el Vav primordial,
Gueburah ser el 2 He-Yod.
Hod el He.
13. Kether-Yod es el regente del primer ciclo de Sfiras, que forman parte, en trminos cabalsticos, del
Mundo de las emanaciones.
Hochmah-He es el regente del 2 ciclo -el formado por Hesed-Gueburah-Tiphereth- conocido
cabalsticamente como Mundo de las Creaciones.
Binah-Vav es el regente del 3er ciclo -formado por Netzah-Hod-Yesod- conocido cabalstica mente como
Mundo de Formacin.
Hesed-2 He es el regente del Mundo de Accin, formado por Malkuth.
14.- En el ciclo de los elementos:
Yod es el Fuego.
He es el Agua.
Vav es el Aire.
2 He es la Tierra.
15.- En el ciclo zodiacal, los signos de Fuego: Aries, Leo, Sagitario sern signos Yod, Los signos de
Agua: Cncer, Escorpio, Piscis, sern los signos He.
Los signos de Aire: Libra, Acuario, Gminis, sern signos Vav.
Y los signos de Tierra: Capricornio, Tauro, Virgo sern signos 2 He.
16.- Pero en el interior de cada uno de los elementos, Aries ser el Yod del ciclo; Leo el He y Sagitario el
Vav.
En Agua: Cncer ser el Yod; Escorpio el He y Piscis el Vav.
En Tierra: Capricornio el Yod; Tauro el He y Virgo el Vav.
As tendremos: Signos Yod: Aries, Cncer, Libra, Capricornio.
Signos He: Leo, Escorpio, Acuario y Tauro.
Signos Vav: Sagitario, Piscis, Gminis, Virgo.
17.- En el juego del tarot y en los Arcanos Menores:
Los bastos son el Yod.
Las copas el He.
Las espadas el Vav.
Los oros el 2 He.
En las figuras: Reyes el Yod; Reinas el He, Caballeros el Vav y Sotas el 2 He.
En los Arcanos mayores ya sealaremos las correspondencias cuando los estudiemos con detalle.
18.- En la vida humana:
De 0 a 21 aos, perodo Yod
De 21 a 42 aos, perodo He.
De 42 a 63 aos, perodo Vav.
De 63 a 84 aos, periodo 2 He.
19.- En el ciclo anual: Primavera: Yod; Verano: He; Otoo: Vav, Invierno: 2 He.

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En el perodo mensual:
De Luna Nueva a Cuarto creciente, perodo Yod.
De cuarto Creciente a Luna Llena, perodo He.
De Luna Llena a Cuarto Menguante, perodo Vav.
De cuarto Menguante a Luna Nueva, perodo 2 He.
20.- En el ciclo diario, las fuerzas se distribuyen as:
Del Amanecer al Medioda: Yod.
Del Medioda a Puesta del Sol: He.
De Puesta del Sol a Medianoche: Vav.
De Medianoche a Amanecer, 2 He.
21.- Cualquier ciclo de actividad objeto de estudio, cualquier empresa, juego, lapso de tiempo que
tengamos que vivir, est sometido a la accin de estas cuatro fuerzas, de manera que dividiendo por 4 el
tiempo de duracin de la cosa, tendremos como resultado el lapso de tiempo regido por el Yod, el He, el
Vav y el 2 He.
22.- No hay preguntas para esta leccin preliminar, cuyo contenido es de una importancia extrema,
como veremos en las lecciones sucesivas. El estudiante debe concienciarse nicamente de que el
nombre de Jehov expresa la clave de la construccin del universo. Todo ha sido hecho en esos 4
tiempos y, si en nuestras acciones humanas los respetamos, si dejamos que en todos nuestros asuntos
transcurran esos 4 tiempos, nuestras obras sern tan slidas como lo es el universo sobre el cual
andamos. Antes, la Ley se encontraba interiorizada en las costumbres y los novios esperaban tres aos
para casarse, uno para el Yod, en el que el enamorado ejerca una accin inconsciente sobre la amada,
no revelndole sus sentimientos; uno para el He, en el que sus sentimientos eran desvelados; uno para
el Vav, en el que se proceda a un ensayo de vida en comn y otro para el 2 He en que se formalizaba
la unin. Los aprendices esperaban 3 aos para ser oficiales, etc. Pero ahora todo se hace
aceleradamente y todo se desploma con igual celeridad.

PUNTO FINAL
Las enseanzas contenidas en este volumen, constituyen uno de los Cursos difundidos por la
Transcendentalista Universal Ecclesia. El lector que slo disponga de la presente informacin, no est
en condiciones de entender muchas de las cosas que aqu se dan como sabidas, por haber sido
desarrolladas en anteriores cursos. Por ello invitamos a los lectores de esta obra, si se interesa por
conocer a fondo los misterios de la Obra Divina, a que soliciten los primeros cursos a nuestro
secretariado y le sern remitidos con carcter totalmente gratuito.

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