Venturas y Desventuras de La Voluntad
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I
Esta seccin presenta los rasgos generales
de la concepcin fenomenolgica, husserliana
de la voluntad; su propsito es mostrar de qu
manera la voluntad dinamiza la vida personal,
unifica sus actos y se pone en pos de las metas
sealadas por la razn1. La voluntad es el motor de la razn prctica y, como tal, tiene prioridad sobre las abstracciones tericas. Gracias
a su fuerza de voluntad, el ego puede orientar
su existencia hacia ideales ticos. Estas descripciones se mueven en el terreno de la psicologa
fenomenolgica, el autntico campo de las decisiones (Husserl, 1954, pp. 212-213). El tema
a desarrollar puede enfocarse desde una doble
perspectiva: por una parte, la voluntad como
una capacidad o estructura psquica que permite unificar los actos y esfuerzos, todo ello en
favor de metas que se busca alcanzar. Desde
esta perspectiva psicolgica, la voluntad es un
atributo innegable aunque controvertido de la
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presente. Al respecto, Husserl asevera que aunque no sea posible recuperar todo lo vivido, este
aparece como una unidad, una historia de vida
con diversas fases o perodos (Husserl, 1973c,
p. 419).
Las resoluciones volitivas pueden resolver problemas, satisfacer intereses prcticos
(orientados a la conservacin de la vida, a la
interaccin social y poltica, entre otros) o realizarse con el mximo nivel de radicalidad, esto
es, aspiran a someter la totalidad de la existencia a un deber absoluto. Esta determinacin
(tica) corresponde a la mxima transformacin
posible de la vida personal, que supera cualquier otra resolucin, aun la de una eleccin de
profesin y que, en ltima instancia, coincide
plenamente con la resolucin del filsofo, quien
se decide por llevar una vida con el mximo
nivel de responsabilidad, quien busca renovar
sus propsitos cada vez que sea necesario. De
acuerdo con Husserl, la subjetividad dispone
de la posibilidad de transformar, por s misma
(Husserl 1973b, p. 211), su existencia de una
manera radical, y esto lo lleva a cabo una vez
encuentra su querer ms autntico, cuando
sabe, lo que quiere (Husserl citado por Vargas, 2006, p. 322)3, esto es, cuando cuenta con
una clara representacin de lo que aspira a ser,
como autntica persona.
Esta capacidad subjetiva de transformar la
vida mediante un acto volitivo, una eleccin de
s, que inicie un nuevo perodo de la vida, que
la renueve o reoriente, remite a Kierkegaard,
a quien Husserl cita explcitamente en un
manuscrito de principios de la dcada del
treinta (citado por Vargas, 2006, p. 322)4. Este
acto de eleccin instaura una necesidad: el
ego descubre su autntica voluntad, lo que
realmente quiere. Tal decisin, impulsada
por una aspiracin volitiva que surge del
horizonte latente y oscuro de la voluntad, se
conecta con la teleologa volitiva y racional,
con las generaciones anteriores, con la familia,
con la voluntad de muchos seres humanos
maduros y conscientes, que estn en bsqueda
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Tal y como se ha presentado hasta el momento, dara la impresin de que el voluntarismo fenomenolgico se cimienta sobre la soberbia de un ego, que puede orientar su vida como
le plazca. Esto se debe a que las anteriores consideraciones sobre la voluntad son abstractas,
en un doble sentido: por una parte, no se ha
considerado suficientemente cmo influyen los
otros, la intersubjetividad, en las resoluciones
personales. Por otra, an se debe precisar cmo
influyen las pulsiones, los instintos, la fantasa,
en las voliciones.
II
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despus, con mayor calma, reconsidera las decisiones que ha tomado, encuentra que fueron
precipitadas, que debi haber ponderado mejor
su resolucin. En estas circunstancias surge el
arrepentimiento. El referido relato describe a
la joven Sekre insegura de sus sentimientos;
ella decide enviar un mensaje, sin tener presente que el contenido de este no se limita al texto escrito, sino que en l interviene tambin el
modo como se efecta. El ego puede controlar
el inicio y el curso de la accin, pero no tiene
pleno conocimiento de todas las motivaciones,
que determinan su accin.
Pero, volviendo al tema del inconsciente,
tal y como lo aborda la fenomenologa, en las
tres ltimas dcadas se ha consolidado el inters
por establecer vnculos entre las investigaciones
psicoanalticas y fenomenolgicas del inconsciente, al respecto cabe destacar los trabajos
de Michel Henry, Marc Richir, Rudolf Bernet,
Jagna Brudzinska, Bernhard Waldenfels, Sonja
Rijnofeld, Hans-Dieter Gondek, Marta Ubiali,
Robert Ziegler, Laurent Perreau, Alice Serra,
entre otros. Rudolf Bernet (2003) y Jagna
Brudzinska (2006) sostienen que la principal
actividad del horizonte oscuro de la conciencia,
del inconsciente, es la reproduccin, sobre cuya
base se realizan tanto el recuerdo, como la
fantasa. En efecto, el ego no solo est dirigido a
la aprehensin perceptiva de la realidad, sino que
tambin dirige su atencin a experiencias pretritas, y tiene la posibilidad de vivir en la ensoacin
y en la fantasa. La actividad reproductiva de la
conciencia, proporciona el soporte para el anlisis
de cmo a la aspiracin o tendencia volitiva que
dinamiza a las decisiones conscientes y las orienta
a su respectiva representacin, corresponden
pulsiones y representaciones inconscientes que,
reprimidas, ejercen un influjo en las actividades
de la conciencia.
Husserl asevera que el ego puede
diferenciar muy bien cundo est ejerciendo una
actividad perceptiva y cundo est fantaseando;
y Bernet (2003) aade que la imposibilidad de
distinguir entre una y otra equivale a la psicosis.
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III
Sobre la base de que la voluntad no
siempre alcanza las metas y fines que se propone,
se introducir en esta parte el tema del fracaso
de la voluntad. Estas consideraciones llevan a
explorar un rasgo esencial de la voluntad: la
apertura a lo incierto, a aquello que no se puede
planear plenamente, a la aventura.
Los actos volitivos estn orientados hacia lo nuevo, movimiento expansivo dirigido a
fines concretos, cuyo sentido est en la posesin o dominio, en la autoafirmacin del ego en
relacin con lo querido. La voluntad es la aspiracin tendiente a conquistar el objeto representado, conquista que permite la promocin
del ego, quien, tras haber actuado, se percibe
con mayor dominio y con mayores habilidades.
No obstante, la voluntad encuentra su lmite de
dos modos: en el agotamiento del deseo, de la
aspiracin volitiva que dinamiza el acto. Voluntad dbil y en la voluntad fuerte, conquista
lo querido. Pero, esta conquista puede traer
sorpresas: o bien influido por una ilusin, el ego
decide, toma una resolucin, pero, tras ejecutar el acto se da cuenta de que lo conquistado
no se corresponde con su autntico deseo; el
cumplimiento de lo querido sorprende al ego,
es un acontecimiento, que lo puede perjudicar,
destruir. Dbil o fallida, la voluntad es recompensada por el encuentro con la realidad. Sin
embargo, la voluntad no puede negarse, pues
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volitiva (Streben) sigue su curso hacia lo anhelado, deseado; tiene a la vista su objeto;
se aproxima repitiendo sus movimientos, su
accin.
Consciente de que el resultado de la
accin es imprevisible, el querer se lanza
al azar, a la fortuna (tyche). La enigmtica
fortuna, como bien lo sostiene Maquiavelo
(1991), es una mujer que ama, favorece a los
valientes y emprendedores. Que la voluntad
falle, yerre, no significa siempre prdida,
sino reconocimiento de la realidad. El hroe
presumido, posedo de su voluntad, desconoce
la posibilidad de la derrota, solo reconoce la
realidad y sus posibilidades, precisamente
en las derrotas. Maquiavelo (1991) pona de
presente que la fortuna, el azar (tyche), tan solo
estaban a favor, si exista la virt. El virtuoso
sabe que debe conocer la espontaneidad y la
causalidad (automaton), poner todo de su parte
para que la accin resulte favorable. El virtuoso
controla las variables que estn a su alcance;
sin que esto garantice que el resultado sea
favorable. El virtuoso acta creativamente, est
atento al advenimiento del kairs.
Cuando Heidegger (1995), en su obra
Feldweg-Gesprche pone en boca de un sabio,
la expresin quiero no-querer, aclara que esto
no equivale al querer que se autoanula; no significa que el querer evite el fracaso, la derrota. Quiero no-querer equivale a la expresin
vencerse a s mismo, empleada por el Quijote,
derrotado por el caballero de la Blanca Luna.
El Quijote, desencantado, regresa a la realidad,
reconoce que vencerse a s mismo, es el mayor de los vencimientos que puede desearse
(Cervantes, 2005, II, LXXII). Ante una voluntad al servicio de un ego obsesivo, presumido,
que no reconoce los bajos fondos de su ser y
se siente el origen de sus actos, lo mejor es
retraerse al no-querer, aceptar las tendencias
y aspiraciones propias de las disposiciones
anmicas de fondo (Gesinnung), del carcter.
Vencerse a s mismo significa dejar de percibir lo querido como necesario, plenificador
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de los vacos del deseo, significa aceptar la posibilidad de la derrota. Derrota gloriosa, que
permite abrir los ojos a la realidad: ante el fracaso, el sujeto no solo puede redisear sus metas,
sino tambin dirigir su mirada al pasado, para
reconsiderar los supuestos desde los que lo interpreta. En esta reinterpretacin, motivada por
el fracaso, puede descubrir, por ejemplo, que es
vctima del engao. Toda una historia de vida se
puede cimentar sobre la base de una mentira, de
un falso supuesto, que luego puede descubrirse
accidentalmente. Vencerse a s mismo significa que el querer debe aceptar que el tiempo
para acceder a lo querido tiene un ritmo
propio, ajeno a su control. La respuesta volitiva
ante los acontecimientos, tan solo es un paso en
el proceso de su comprensin y de la restauracin del equilibrio. Vencerse a s mismo significa aceptar que el campo de accin de la voluntad se limita al presente, al instante. No es
la totalidad de la vida la que est en manos del
querer, sino el instante, el paso, la parte.
Pero, la mxima ambicin, el mximo
fracaso, de la voluntad, consiste en intentar
transformar la vida personal, en transformar sus
propias tendencias y aspiraciones volitivas. Insatisfecho consigo mismo, desorientado, el sujeto busca transformarse mediante un proyecto
estratgico. Fracaso previsible: el ego cree que,
para lograr algo basta con quererlo de verdad,
disear estrategias, tener paciencia; desconoce
las motivaciones inconscientes que determinan
su deseo de autotransformarse. Smbolos, fantasmas, representaciones inconscientes determinan su malestar, generan sensacin de vaco,
de insatisfaccin, le llevan a repetir una y otra
vez su bsqueda. El deseo de ser otro totalmente diferente, est motivado por una falsa
representacin de s, por una ilusin, que sin
saberlo es una reaccin a representaciones fantasmales, que remiten a acontecimientos traumticos de la infancia.
El virtuoso no busca transformarse a s
mismo, quiere no-querer, acta sin proponrselo, tiene conciencia de su finitud y del cansan-
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Sin duda, la voluntad forma parte de la
condicin humana. La pregunta por el origen
de los actos volitivos ha permitido identificar
que este es el horizonte oscuro de la conciencia. El intento de establecer vnculos entre las
investigaciones psicolgica psicoanaltica y
fenomenolgica de la accin, de la voluntad,
ofrece elementos para aclarar la condicin dual
antinmica de la voluntad: libre y condicionada. Si bien es cierto que la voluntad dinamiza
la vida hacia las metas e ideales que ella se autoasigna, el peligro de la accin volitiva est en
la ceguera con respecto a las determinaciones,
en la falta de mesura con respecto a lo querido.
Las indagaciones sobre la voluntad siempre deben estar conexas, tal y como lo efectu Husserl (1973b, 2004), con investigaciones ticas;
deben estar vinculadas con la pregunta por las
condiciones para la realizacin de una vida plena y feliz (Glckseligkeit).
Notas
Motivados por la pertinente observacin de un par acadmico, evaluador(a), de
este artculo, hacemos la siguiente aclaracin:
limitamos el asunto de la voluntad a la fenomenologa de Husserl, sin extendernos a la investigacin de Paul Ricoeur, titulada Le volontaire
et linvolontaire (1950), debido a que, se limita
a la fenomenologa esttica, sin desarrollar as1
Roberto Walton (2003) ofrece una notable investigacin sobre el tema del kairs en el
marco de la tica material husserliana, tica del
amor, de la responsabilidad y de la renovacin.
5
A esta distincin de las diferentes formas de los actos voluntarios, habra que aadir la voluntad comn, la voluntad de una comunidad. Igualmente, es de tener presente que
Husserl investiga las diversas modalizaciones
del acto voluntario: el no querer, la duda con
respecto al querer, la resolucin (Vargas 2006,
p. 261 ss).
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Referencias
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