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ESPAOLA
NUESTRA PORTADA:
Atlas de la Cartoteca del IHCM
Anverso del dptico diseado para las Jornadas 300 Aniversario FIN
DE LA GUERRA DE SUCESIN, celebradas en el Instituto de Historia y Cultura Militar del 17 al 19 de septiembre de 2014.
I N S T I T U T O D E H I S T O R I A
Y
C U L T U R A
M I L I T A R
Ao LVIII
2014
Nm. Extraordinario II
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DISTRIBUCIN Y SUSCRIPCIONES:
Sumario
Pginas
PRESENTACIN............................................................................
Artculos
El sitio de Barcelona: septiembre 1714, por don Andrs
CASSINELLO PREZ, teniente general (R).....................
13
39
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87
La guerra de Sucesin espaola: campaas militares en la Pennsula (1702-1714), por don Germn SEGURA GARCA,
capitn de Artillera, doctor en Geografa e Historia........... 149
ANEXOS......................................................................................... 183
Normas para la publicacin de originales........................................ 303
Solicitud de impresin bajo demanda de publicaciones.................. 307
Boletn de suscripcin...................................................................... 309
PRESENTACIN
Este ao se cumple el 300 aniversario de la finalizacin de la guerra de
Sucesin espaola (1714-2014). Esta contienda tuvo su inicio a consecuencia de la muerte del rey Carlos II sin haber tenido descendencia. Ante esta
situacin y a pesar de que el testamento de Carlos II reconoce como sucesor
a Felipe de Borbn, duque de Anjou y nieto del rey Luis XIV de Francia,
el emperador del sacro imperio romano Germnico reclama para s los derechos sucesorios. El apoyo de Inglaterra y Holanda a las pretensiones del
emperador dio lugar a una guerra general que tendr su final en el ao 1714
con la firma de los tratados de Utrecht y Rastatt. Con este nmero extraordinario la Revista de Historia Militar ha querido dar an ms realce al ciclo de
conferencias que se celebraron en el Instituto de Historia y Cultura Militar
los pasados das 17, 18 y 19 de septiembre.
El contenido de esta publicacin recoge las tres conferencias impartidas
en las jornadas anteriormente citadas y dos artculos que igualmente tratan
aspectos de la guerra de Sucesin.
Antonio Jos Domnguez Valor
Coronel de Infantera
Subdireccin de Estudios Histricos
Instituto de Historia y Cultura Militar
ARTCULOS
RESUMEN
Tras las batallas de Almansa y Villaviciosa, 1707 y 1710, y a pesar de
enrgicas contraofensivas de los austracistas, el territorio dominado por stos ltimos se va limitando cada vez ms a los extremos orientales de Espaa. La asuncin de Carlos de la dignidad imperial, hace que sus aliados
abandonen su causa en Espaa, por temor a un nuevo imperio como el de
Carlos V. Ello provoca que los austracistas pierdan posibilidades, refugindose finalmente en Barcelona, dnde presentarn la batalla final. El artculo
describe las medidas tomadas para el asedio por los brbonicos, como las
de la defensa por parte de los austracistas, dirigidos por las autoridades barcelonesas, en su propio nombre y en representacin del Archiduque Carlos,
Carlos III de Habsburgo, ya emperador Carlos VI.
PALABRAS CLAVE: guerra de Sucesin, duque de Ppoli, duque de
Berwich, conseller en cap Casanova.
ABSTRACT
After the battles of Almansa (1707) and Villaviciosa (1710), and despite
the strong allied counteroffensive, the territory controlled by the Austracists was reduced to the eastern part of Spain. After Charles proclamation
as emperor, his allies decided abandon him fearing a new powerful Spanish
empire. The Austracist cause seemed lost, so its followers took refuge in
Barcelona, where they would present the final battle. The article describes
the steps taken to the Bourbon final siege and the Austracist defense led by
the local authorities.
KEY WORDS: war of Successin, duke of Ppoli, duke of Berwich,
chief counselor Casanova.
1
Teniente general.
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INTRODUCCIN
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asalto. Que ningn soldado mate mujer, viejo o nio, ni ponga la mano
en tales personas, so pena de ser castigado conforme la calidad del
delito.
PRELIMINARES DEL SITIO
El conde de Robres (Lpez de Mendoza, Agustn), en su Historia de
las Guerras Civiles en Espaa4, nos cuenta el recibimiento dispensado
por Barcelona a Felipe V en 1702. La recepcin que le hizo la Universidad de Barcelona a su entrada en la ciudad; los agasajos de su conseller
en cap, de los gremios, de los tres brazos del Principado convocados en
el palacio real de Aragn y la reunin de las Cortes en el convento de San
Francisco, donde Felipe V concedi numerosas gracias. All en Barcelona,
el rey esper la llegada de su primera esposa, Mara Luisa de Saboya, que
fue recibida con grandes festejos en la ciudad, y de all parti Felipe hacia
Italia a combatir a los austriacos.
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de Ppoli, general de origen italiano al servicio de la Monarqua borbnica, que antes haba tomada parte en la fallida defensa de Barcelona como
capitn de la guardia italiana. Precisamente, para tratar de la marcha de los
austriacos, se reunieron en Hospitalet el general espaol borbnico marqus
de Cavagrimaldi, el conde de Keningseng por parte austriaca y los ingleses
Huwanton y Wiscombe, firmando el 22 de Junio la evacuacin de sus tropas
y navos del principado.
Stharemberg entreg Tarragona a los borbnicos, pero no pudo hacer lo
propio con Barcelona, porque sus tropas ya no ocupaban la ciudad. Embarc en navos ingleses con la mayor parte de su ejrcito, abandonando a los
catalanes a su suerte, aunque tuvo numerosos desertores que se unieron a los
que optaron por continuar su resistencia.
LA DECISIN DE LOS BARCELONESES DE CONTINUAR LA GUERRA
El 30 de junio de 1713, tras conocerse la noticia del abandono de los
ingleses, se reunieron en Barcelona los Tres Comunes, formados por la Generalidad, el Consejo del Ciento, que tena encomendado el gobierno de la
municipalidad y el Brazo Militar, formado por aristcratas fueran o no militares. Los reunidos convocaron la Junta General de Brazos, que el 5 de julio
de 1713 decidi continuar la guerra ya que Felipe V no haba concedido la
amnista ni se haba comprometido a mantener las Leyes propias del Principado. El Brazo Eclesistico se abstuvo en la votacin y fue una fraccin del
Brazo Militar, dirigida por Manuel de Ferrer i Sitges, autor de un encendido
discurso, el que se decant por la guerra.
El 9 de julio se declar la guerra en Barcelona. Para gobernar la Catalua austracista, las autoridades locales de Barcelona designaron virrey al
marqus de Torrella, asistido por una Junta de los 36, formada por 12
representantes de la nobleza, 12 eclesisticos y 12 ciudadanos del comn, a
la vez que se nombraba al teniente general Villarroel para defender Barcelona, pese a que antes haba militado en el bando borbnico. Por ltimo, se
logr formar un ejrcito integrado por 4.000 hombres. Unos das ms tarde
de la decisin de continuar la guerra, los aragoneses austracistas formaron
un regimiento de Caballera, otro de Infantera y un tercero de Voluntarios a
pi, que se unieron a las anteriormente sealados.
En diciembre de ese mismo ao expiraba el mandato de la Junta de
los 36, designndose entonces a Rafael Casanova como conseller en cap,
cuyo cargo llevaba consigo el mando de la milicia ciudadana, cesando en
ese mismo cargo Manuel Flix y Ferrero que lo haba ejercido hasta entonces.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 13-38. ISSN: 0482-5748
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ERWICH (duque de, Jacobo FITZ JAMES STUART): Memorias. Univerdad de Alicante,
B
2007.
Manuscrito 12949-31.
d. 12949-27.
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33
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Hasta aqu el relato de los vencedores, pero por desgracia la historia suele tener al menos dos visiones distintas, y el relato de los vencidos debe ser
tan tenido en cuenta como el de los vencedores, mxime cuando trescientos
aos ms tarde es imposible contrastar los hechos.
Lallave en su historia no omite hacerlo, y Castellv en sus memorias,
escritas durante su destierro en Austria, nos permiten conocer la otra versin
sobre lo sucedido.
Segn Lallave, que reproduce pasajes del texto de Bruguera34, el 8 de
agosto se haba celebrado en Barcelona un consejo de guerra, al que asistieron junto a Villarroel los seis conselleres y varios generales y coroneles.
El conseller en cap pidi su opinin a los asistentes. Villarroel expuso la inminencia del asalto, pero expres su confianza en rechazarlo a pesar de que
el estado de las tropas era aflictiva, la Coronela no puede soportar ya tanta
fatiga, las brechas son importantes, las bateras muchas de ellas desmontadas y en un estado lamentable, el ejrcito sitiador imponente, los medios de
defensa muy efmeros y endebles.
El da 1 de septiembre hubo nuevo consejo de guerra en Barcelona35,
Villarroel dio cuenta del fracaso de los intentos del marqus de Poal y su
conviccin de que Barcelona no sera socorrida y que su prdida era inevitable, pero insisti en el deber de defenderse hasta el ltimo extremo.
El 5 de septiembre deliberaron en Barcelona la Diputacin y los Tres
Comunes, que se dirigieron a Villarroel, como ya hemos dicho anteriormente, producindose la dimisin de este.
Cuando se produce el asalto, los defensores se fueron replegando desde
los baluartes ocupados por los borbnicos y reforzados en sus nuevas posiciones por las tropas que se encontraban descansando y ciudadanos que acudan al toque de somatn de la campana mayor de la catedral. Ya sabemos
que Villarroel haba dimitido de sus cargos, pero se crey obligado a acudir
y se present en la plaza del Born, donde conoci el estado de la defensa de
la ciudad. Eran las 17,30 y los borbnicos ocupaban ya los tres baluartes de
la Puerta Nueva, Santa Clara y Levante y acababan de ocupar el monasterio
de Santa Clara y una parte de La Cortadura.
En El Born, Villarroel se entrevist con el conde de Plasencia, protector
del Brazo Militar, quien le dijo que era hora de sacar la bandera de Santa
Eulalia. A continuacin Villarroel, con toda la caballera y la infantera que
pudiera recoger, atacara hacia Santa Clara.
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Verboom fue testigo de estos hechos36. Nos cuenta que a las 4 de la tarde
del 11 de septiembre, enviaron los rebeldes a dos parlamentarios pidiendo
la supresin de armas. Berwick orden se les dijera que no escuchara otra
cosa que la rendicin incondicional de los barceloneses, concedindole dos
horas a los parlamentarios enviados para que respondieran a su intimidacin. Como ya se haca de noche, Verboom les dijo que bastara con que su
respuesta llegara antes del amanecer. A las cuatro de la maana del siguiente
da se presentaron ante las avanzadas borbnicas cuatro parlamentarios; a
las seis de la maana estaban en el cuartel general de Berwick, donde pidieron la vida, honra y privilegios El duque les exhort haciendo presente
que haba evitado la matanza y el saqueo general y que si antes de medioda
no se resolvan a dar libre entrada a las tropas, los abandonara a su furor,
entrando por fuerza. Se retiraron los parlamentarios pidiendo de plazo hasta
la una, lo que se les concedi.
A las dos de la tarde volvieron las mismas personas al cuartel del duque (el
coronel Ferrer, Oliver, Durn y un ayudante de Villarroel) diciendo que venan
de parte de las tropas y de la ciudad a someterse a la bondad y poderosa proteccin del duque, que esperaban aceptase con benignidad su resignacin, que
ellos lo ponan todo en sus manos. El duque les concedi la vida y el honor del
sexo; que permaneciesen en sus casas y les librara del saqueo y vejaciones y
que les hara experimentar la clemencia del rey. Les advirti que deban entregar antes del anochecer los castillos de Montjuich y Cardona.
El 13 por la maana los rebeldes se retiraron de todos sus puestos y
nuestras tropas, habiendo tocado generala, marcharon a travs de las calles
a los barrios que le fueron asignados, con tanto orden, que ningn soldado se
separ de sus filas. Los habitantes estaban en sus casas, sus tiendas y en las
calles viendo pasar a nuestras tropas como en tiempo de paz.
A las cinco de la maana del 13 se public un bando de Berwick en el
que se impona pena de muerte a oficiales, soldados y vivanderos que injuriasen a los habitantes, tratndoles de rebeldes, o cometiendo cualquier otro
desmn, anunciando que los barceloneses se haban rendido y se les haba
concedido vida, honras y hacienda.
Verboom evalu las prdidas del ejrcito borbnico en 2.000 muertos y
5.000 heridos, pero debe referirse solo a las bajas sufridas durante el asalto.
La tercera parte de las casas de la ciudad haban sido derribadas y otro tercio muy maltrechas, quedando muy pocas casas que no hubieran recibido
algn impacto de la artillera sitiadora. Contra la ciudad se haban disparado
20.000 bombas.
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ANEXO-1
BARCELONA. Guerra de Sucesin. 1:1.806, 17-Barcelona guerra de Sucesion: guerra de Sucesin-- Escala [ca. 1:1.806],
100 toises [= 10,8 cm]-- [17--?]
1 plano: ms., col., montado sobre tela; 33x49 cm
Manuscrito a plumilla en tinta negra y carmn, iluminado en amarillo
Inserta ndice en francs de las claves alfabticas del plano, relativas a la
defensa de la ciudad (situacin de las minas, parapetos y galera)
Barcelona (Provincia)
0007900000008
* ES-DF AGMM PL B-2/9 2100007
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ANEXO-2
BARCELONA. Asedios, 1714. Escala indeterminada
Plano de los ataques y sitio de Barcelona en 1714-- Escala indeterminada--1714
1 plano: ms., col., montado sobre tela; 39x53 cm
Manuscrito a plumilla en tinta negra y carmn, iluminado en amarillo,
gris y siena
Barcelona (Provincia)
0007900000009
* ES-DF AGMM PL B-2/10 2100008
34
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ANEXO-3
BARCELONA. Asedios. 1:14.444, 1713
Plan de Barcelona ou est Margn le camp de LArmee Du Roy qui en
fast le Blocus Depuis le juillet 1713: avec la signe de contrevalation et outres postes avencez contre la Place-- Escala [ca. 1:14.444], 1.000 toifes [=
135 cm]-- 1713 jul.
1 plano: ms., col., montado sobre tela; 67x90 cm
Orientado con lis N. al E. Rosa de los vientos
Relieve por sombreado
Vegetacin
Ncleos de poblacin
Indica caminos
Toponimia
Manuscrito a plumilla en tinta negra verde y roja iluminado a la acuarela
en gris verde y siena
Figura recuadro en blanco en el ngulo superior derecho
* ES-DF AGMM PL B-36/21 2100517
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37
DOCUMENTOS CONSULTADOS
ARCHIVO HISTRICO NACIONAL. Seccin Estado. Guerra de Sucesin. Legajos 259, 432, 433, 434, 436, 444, 447, 449, 459, 470, 473,
475, 485, 487, 500, 502, 504, 507, 514, 520, 528, 530, 532.
BIBLIOTECA NACIONAL. Sala Cervantes. MS 12949/27 y 12949/31.
INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR. Coleccin General
de Documentos: 3-2-11-27 y 3-2-11-28.
BIBLIOGRAFA
ALVAREDA SALVADOR, Joaqun: La guerra de sucesin de Espaa. Crtica, Barcelona, 2007.
BACALLAR, Vicente (marqus de San Felipe): Comentarios a la guerra de
Espaa. Gnova, 1725.
BELANDO, Nicols: Historia Civil de Espaa. Sucesos de la guerra y tratados de paz. Gnova, 1740.
BERWICK (duque de, Jacobo FITZ JAMES STUART): Memorias. Universidad de Alicante, 2013.
BRUGUERA, Mateo: Historia del memorable sitio y bloqueo de Barcelona
y heroica defensa de los fueros Barcelona, 1871.
CASTELLV, Francisco: Narraciones Histricas. Fundacin Elas de Tejadas, Madrid, 2002.
DAZ PLAJA, Fernando: La Historia de Espaa en sus documentos. Siglo
XVIII. Ediciones Crtica, 1986.
LLAVE, Joaqun (de la): El sitio de Barcelona, 1713-1714, en Memorial
de Ingenieros, Madrid, 1908.
LONDOO, Sancho de: Discurso sobre la forma de reducir la disciplina a
su mejor y antiguo estado. Ministerio de Defensa, Madrid, 1871.
Marqus de Santa Cruz de Marcenado (lvaro DE NAVIA OSORIO): Reflexiones Militares. Ediciones del CESEDEN, 1984.
VITORIA (Padre): Reflectio de Jure Belli. CSIC, Madrid, 1982.
Recibido: 02/09/2014
Aceptado: 02/10/2014
El Ejrcito de los Austrias y la crisis sucesoria de la Monarqua Hispnica, por don Jos CEPEDA GMEZ, catedrtico de Historia Moderna,
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
La crisis de la Monarqua de los Austrias toca fondo y comienza una
clara recuperacin econmica y poblacional, ya no solo es Castilla la que
aporta soldados a los ejrcitos del rey sino que hay un aumento de efectivos
de las zonas perifricas.
Al pasar a ser una potencia de segundo orden, ya no hay que destinar
ingentes recursos a mantener el anterior estatus. Hay menos soldados que
los que nutran los ejrcitos de monarcas anteriores y luchan a la defensiva.
En la guerra de Sucesin, se dieron cambios profundos y decisivos en el
desarrollo del arte de la guerra.
PALABRAS CLAVE: guerra de Sucesin, Monarqua Catlica, reformismo militar.
ABSTRACT
The crisis of the Habsburg Monarchy has reached its lowest point, and a
clear economic and population recovery starts. It is no longer Castile alone
40
that provides soldiers to the Kings Armies, but there is an increase of manpower coming from the coastal regions.
By becoming a second-rank power, it is no longer necessary to throw
immense resources to keep up the previous status. There are fewer soldiers
enrolled than in previous Kings armies, and they fight defensively.
The War of Succession witnessed deep and decisive changes in the development of Warfare.
KEY WORDS: War of Succession, Catholic Monarchy, Military Reformism.
*****
Una revisin obligada: el siglo XVII espaol y la nueva historia
uando reflexionamos sobre la evolucin de la historiografa modernista y nos centramos en lo que ha cambiado nuestra interpretacin
global del siglo XVII espaol de veinticinco aos para ac, nos encontramos con que hoy son muy notables las diferencias que nos separan
de lo que, en lneas generales, se escriba y pensaba acerca de la centuria
barroca hace un cuarto de siglo. Desde el propio ttulo de muchos libros publicados sobre ese perodo, pareca evidente que se trataba nicamente del
siglo de la crisis, derrota, agotamiento y de la decadencia. En fin, el siglo de
los Austrias menores2.
Por el contrario, hoy sabemos que la realidad espaola en 1700 no era
tan negra como la historiografa tradicional ha venido manteniendo. El tiempo de la crisis crisis que existi, indudablemente no se extiende a lo largo
de todo el siglo XVII. Y la decadencia que tambin se dio rebaj a la
Monarqua Hispnica a un papel de segundo orden en Europa y le hizo perder algunos territorios, pero sigui manteniendo el mayor imperio colonial
existente con los consiguientes recursos potenciales. Situar en Madrid a un
candidato amigo se convierte en la gran preocupacin de las Cortes europeas en los ltimos aos del siglo. De ah la internacionalizacin y magnitud
de la guerra de Sucesin a la Corona de Espaa.
2
Derrota, agotamiento, decadencia en la Espaa del siglo XVII, Madrid, Rialp, 1949. As
titul su obra Vicente PALACIO ATARD. En la edicin de 1987 ya apareca bajo otro ttulo
menos decadente: Espaa en el siglo XVII. No ocurre lo mismo, todava, con la referencia
al siglo XVII como el de los Austrias menores. Son multitud las obras que an se titulan
o subtitulan as.
41
42
n su artculo The (Spanish) Armies of Carlos II (1665-1700), pgs. 485-499, del vol. I
E
de la obra colectiva editada por Enrique GARCA HERNN y Davide MAFFI: Guerra y
Sociedad en la Monarqua Hispnica. Poltica, estrategia y cultura en la Europa moderna
(1500-1700), Madrid, Ediciones del Laberinto, 2006.
43
ahora a Luis XIV nos cuenta ya como aliados; incluso Inglaterra y Holanda
los que empezaron a socavar los cimientos de la preponderancia espaola
desde la segunda mitad del siglo XVI son entonces nuestros camaradas.
Y esta nueva ecuacin diplomtica explica, paradjicamente, el inicio
de la recuperacin econmica y demogrfica que arriba citbamos. Porque
la debilitada Monarqua de Carlos II ya no necesita mantener una poltica
militar, de prestigio, costossima. Bastante hace con soportar como puede el
embate francs. Los soldados de la Monarqua Catlica luchan a la defensiva dentro de las fronteras hispnicas.
Estudios actuales tratan de explicar ese evidente cambio de coyuntura
econmica de finales del XVII apelando a las cifras recientemente conocidas de remesas de metales indianos llegados a la pennsula de nuevo en
gran cantidad en los ltimos quinquenios del siglo. Aunque la impericia de
la Administracin no los registrase oportunamente en los libros oficiales lo
que ha hecho que permanezcan ignorados por los historiadores y frente
a lo que se vena sosteniendo tradicionalmente, las mayores remesas de
metales americanos llegados en toda la Edad Moderna fueron las de los
cuatro ltimos lustros de ese siglo XVII. No eran contabilizadas por los
funcionarios reales de Sevilla o Cdiz, pero llegaban y, al modo de lo que
hoy llamamos economa sumergida, engrasaban los sectores productivos espaoles despertndoles del letargo. Por eso fueron eficaces esas medidas tan
drsticas de poltica econmica de los aos ochenta y surtieron efecto a medio plazo. Y se podan pagar soldadas. En suma, se anunciaba un cambio de
coyuntura no general en toda la Monarqua pero si perceptible con claridad
en algunas zonas.
Conviene advertir que este diferente amanecer de la recuperacin
tuvo su incidencia en la toma de posturas ante el conflicto sucesorio de 1700
entre Austrias y Borbones. Para los catalanes, en cuyas tierras y ciudades
se adelant la recuperacin, la manifiesta sensacin de que las cosas iban
mejorando pes mucho a la hora de seguir la fidelidad a lo conocido el
austracismo mientras que para la mayora de los castellanos, que an no
perciben la mejora, el adis a la Casa de Austria supondra un alivio porque cualquiera que viniese lo hara mejor. Por otro lado, tras la victoria de
Felipe IV sobre los catalanes en 1652, Madrid sigui una impoluta poltica
de respeto a los fueros, pactos y tradiciones del Principado segn unos porque no tena fuerza para imponer una poltica ms uniformizadora y segn
otros porque la fractura de la Monarqua Hispnica de Reinos en 1640 haba
hecho reflexionar en la Corte dando lugar al llamado neoforalismo de la
segunda mitad del siglo XVII.
44
Un papel primordial en el proceso de recuperacin de estos aos de transicin entre los siglos XVII y XVIII lo ocupa una generacin de revolucionarios de la Ciencia, despectivamente llamados novatores en su poca y
que hoy son considerados como los paladines de la necesidad de importar la
ciencia moderna en Espaa, preparando el camino a los futuros ilustrados.
En diversos puntos de la pennsula como Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza
o Barcelona estos introductores de los nuevos mtodos de experimentacin
cientfica, conectados epistolarmente con Europa, crticos con el atraso de la
ciencia nacional y precursores del espritu erudito y ordenador del siglo
XVIII, van a ser vivos ejemplos de que algo est cambiando profundamente
en la Espaa del ltimo de los Austrias. En 1681 se elaboran unas ordenanzas para un hospital zaragozano que tena secciones especializadas (ciruga,
enfermedades contagiosas) y mdicos de guardia y un boticario responsabilizado de la farmacia y se consideraba a los locos enfermos a los que haba
que recuperar y no solo aislar. De 1682 es una real pragmtica que trata de
conciliar las actividades econmicas con el estatus nobiliario, reaccionando
tmidamente contra la deshonra legal del trabajo: los nobles podan tener
industrias y negocios, pero no trabajar con las manos. Al margen de la lamentable figura del rey Carlos II, el cambio de coyuntura econmica, demogrfica
e, incluso, intelectual, se produce antes de la llegada de los Borbones.
Desde luego que esta nueva dinasta acentuar el proceso, agilizar las
reformas, potenciar el impulso renovador, pero el camino que se encuentran
en 1700 est ya marcado tenuemente por los hombres de gobierno anteriores.
Pinsese, por ejemplo, que dos de las instituciones que se han tenido siempre
como ms representativas del reinado de Felipe V la Real Academia de la
Lengua y la Real Junta de Comercio no son sino refundaciones u oficializaciones. Desde 1690 se reunan en la casa del marqus de Villena una
serie de amigos que hablaban de gramtica y literatura y sern los mismos
que, desde que el primer Borbn dio en 1714 el patronazgo, se conviertan en
los primeros acadmicos de la Lengua. Por su parte, lo que Felipe V hizo en
1729 es remodelar una Real y General Junta de Comercio que se haba creado
en 1679. Y esta institucin ya tena como uno de sus principales objetivos el
de potenciar la industria bajo la direccin estatal y trajo a Espaa a artesanos
extranjeros que instalaron talleres, como haran los Borbones del siglo XVIII.
Hay tambin gran inters en los gobiernos del ltimo Austria por la explotacin colonial de las Indias desde criterios mercantilistas y tambin aqu son
precursores de lo que harn los ministros ilustrados. La Recopilacin de las
Leyes de Indias, aunque culminaba un proceso iniciado mucho tiempo atrs y
estaba motivado por la necesidad de sistematizar todos los textos legales de la
Amrica Espaola, se public en 1680.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 39-54. ISSN: 0482-5748
45
46
for the Crown earlier in Carlos IIs reign () In 1700, the Spanish kings
forces expelled the Scots from Darin4. Termina ese prrafo afirmando que
it is precisely because Spains empire remained so large and attractive that
the European powers fought the War of Spanish Sucession, the Great War
of the early eighteen century. It was during that conflict that Carlos IIs successor, the first Bourbon King of Spain, Philip V, lost Spains European, but
not its American Empire.
Situar en Madrid a un candidato amigo se convierte, por ello, en la gran
preocupacin de las Cortes europeas en los ltimos aos del siglo. Por eso,
la guerra de Sucesin a la Corona de Espaa es un conflicto de intereses
y no una simple cuestin de legitimidades.
Hubo, tambin, una cierta recuperacin militar? Desde luego tenemos
constancia de que son muchos los militares y tratadistas espaoles del reinado de Carlos II plenamente conscientes de la realidad de los ejrcitos de la
Monarqua Catlica. Y, al igual que los otros novatores, proponen cambios,
esbozan soluciones, aunque no puedan ponerlas en prctica. Tambin en
este mbito, el militar, hay una continuidad entre no pocos proyectos del
siglo XVII y su puesta en prctica por los primeros gobernantes borbnicos
de Felipe V.
Hay menos soldados que los que nutran los ejrcitos de Felipe IV y
luchan a la defensiva dentro de las fronteras de los an extensos territorios
de la Monarqua. Pero incluso en este tema, en el relativo al nmero de
soldados del ltimo de los reyes de la Casa de Austria, Carlos II, recientes
trabajos nos estn obligando a repensar algunos conceptos que venimos
aceptando sin cuestionrnoslos desde hace trescientos catorce aos (los que
nos dejaron los historiadores franceses y borbnicos desde 1700 para engrandecer a la nueva dinasta, acentuando las carencias, errores y fatalidades
que los Austrias haban dejado tras regir los destinos de la Monarqua Catlica durante los dos siglos anteriores).
Uno de los mejores conocedores del Ejrcito de la segunda mitad de
siglo XVII, Davide Maffi, en su captulo Las guerras de los Austrias5 nos
dice que durante la tan criticada poca de Carlos II, el Ejrcito hispano
poda mantener en armas unos ochenta mil o cien mil hombres, en Flandes,
Miln y Catalua, que representaban el centro del poder militar hispano. Se
4
STORRS, op. cit., pgs. 486-487. Es autor de un libro bsico para entender la nueva visin
del reinado de Carlos II: La resistencia de la Monarqua Hispnica (1665-1700), Madrid,
Actas, 2013.
MAFFI, Davide: Las guerras de los Austrias, pgs. 79-118 de la Historia Militar de Espaa. Edad Moderna. II. Escenario Europeo, coordinada por Luis RIBOT, Madrid, Ministerio
de Defensa-Real Academia de la Historia, 2013 (Vid. Cuadros con las cifras de soldados de
Carlos V, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II en pgs. 105-110).
47
affi afirma que con Felipe IV se alcanz el mximo de soldados encuadrados en los ejrciM
tos de la Monarqua Hispnica, llegando a los 200.000 hombres en el quinquenio 1635-1640.
En los aos posteriores descendi el nmero, pero siempre cont el rey con unos 120.000 a
150.000 soldados.
48
En su vertiente estrictamente blica fueron unos aos en los que se dieron cambios profundos y decisivos en la concepcin y el desarrollo del arte
de la guerra. En este aspecto militar hay un antes y un despus de aquellas
campaas de los aos 1702 a 17147. El duque de Marlborough, con sus victorias, y muy especialmente la de Blenheim (agosto de 1704), cambi para
siempre el destino de Europa, segn escribi su ms famoso descendiente,
Winston Churchill8.
La crucial batalla de Blindheim (Blenheim para los ingleses) de 13 de
agosto de 1704 desbarat el ataque francs contra Viena y, tras la derrota
francobvara, no solo no fue apartada de la guerra Austria sino que Viena
se hizo con el control de Baviera. Desde ese ao, el hasta entonces temido
ejrcito francs no volvi a amenazar Alemania y se vio obligado a practicar
una guerra defensiva en torno a sus fronteras. David Chandler, el bigrafo
del general ingls, resume el significado de esa batalla con estas palabras:
Five years were to pass before the French armies redeemed their reputation, and for the first time for centuries England had assumed the military
leadership of Europe (pg. 150).
De igual modo sucedi en nuestra pennsula, con la batalla de Almansa
(abril 1707), en la que se decidi el futuro de la historia espaola para los
trescientos aos siguientes. Es verdad que ni Blenheim ni Almansa fueron
las ltimas batallas de aquella guerra. Pero fueron, s, extraordinariamente
importantes vistas desde nuestra perspectiva. Y simbolizan muy bien lo que
fue ese conflicto, con sus complejas personalidades y sus variados escenarios.
Entre los jefes militares de aquellos aos destacan por encima de los
dems el duque de Marlborough, el prncipe Eugenio de Saboya, el mariscal
Villars y el duque de Berwick. Tambin ocuparon lugares importantes en el
mando de los ejrcitos aliados y borbnicos otras figuras como el marqus
de las Minas, Lord Galway, Stahremberg, Stanhope, Vendme, etc. En sus
biografas podemos comprobar como fueron, an, soldados del rey ms
que soldados de la Nacin. El duque de Marlborough se llamaba John
7
In certain respects, the period of Marlboroughs campaigns (and the decades inmediately before and after) form a watershed in the history of the development of warfare. CHANDLER,
David, Marlborough as Military Commander, Londres, Penguin Books, 2000, pg., 62. Sobre
los aspectos militares de la Guerra de Sucesin pueden verse, entre otras, las obras de John A.
LYNN: The French Wars 1667-1714: The Sun King at War, Oxford, Osprey Publishing, 2002,
y el captulo 10, States in Conflict, de Geoffrey PARKER (ed.): The Cambridge Illustrated
History of Warfare. The Triump of the West, Cambridge University Press, 1995, pgs.164 y ss.
Public en dos volmenes una laudatoria biografa de su antepasado titulada Marlborough:
His Life and Times, Londres, Harrap, 1947. Deca que si la Armada salv a Inglaterra, Blenheim abri Europa al dominio britnico.
49
50
de Anjou9. Pero los autnticos motivos son de otra ndole mucho ms pragmtica: recelo ante el inmenso poder que podran acumular los Borbones
de Madrid y Pars; presin de los comerciantes ingleses holandeses ante las
ventajas que obtendran sus competidores franceses al abrrseles el comercio de las Indias espaolas; miedo ante la cercana de las tropas de Luis XIV
en las fronteras de Holanda; hostilidad de Guillermo III de Orange contra
el Rey Sol por motivos polticos y religiosos Podemos resumirlos en una
razn: miedo al imperialismo de Luis XIV y a la, hasta entonces, formidable
maquinaria militar conseguida en el medio siglo anterior por los Borbones.
Europa occidental qued dividida en dos bandos, el de los aliados y el
de los borbnicos. Holanda, Inglaterra, Saboya, Dinamarca, el Imperio y
Portugal conformaban el grueso del frente opuesto a Luis XIV y a Felipe
V de Borbn. Por otra parte, desde 1705 los espaoles se dividirn en dos
bandos, inicindose una guerra civil que se suma al conflicto internacional
que se desarrollaba desde 1702 en los campos y mares de Europa y Amrica.
Aunque habra que matizar, como en toda guerra civil, quines eran borbnicos y quines austracistas, en lneas generales la mayora de los habitantes
de las Coronas de Castilla y de Navarra apoyaron a Felipe V, en tanto que
fueron ms los aragoneses, valencianos mallorquines y catalanes que siguieron las banderas del rey Carlos III de Habsburgo. Pero hay que insistir en
que hubo austracistas en Castilla y borbnicos en la Corona de Aragn. Y
no pocos.
Aunque el casus belli de esa guerra era el enfrentamiento entre dos candidatos al trono de Espaa con sus respectivos apoyos, los principales teatros de operaciones fueron el italiano (el valle del Po), el franco-alemn (Renania y Alto Danubio), y el del norte de Francia y los Pases Bajos. El teatro
de operaciones espaol, aunque para nosotros pueda parecer otra cosa, fue
un frente secundario dentro del conjunto de la guerra, sobre todo para los
aliados. De hecho, ni los ingleses ni los austriacos enviaron a la pennsula sus mejores tropas o sus mejores generales: el duque de Marlborough
no estuvo en Espaa, como tampoco vino Eugenio de Saboya.
Eso s, el frente naval en torno a la pennsula ibrica fue fundamental
para el desarrollo de la contienda, y los aliados antiborbnicos, liderados
por Inglaterra, buscaron, y lograron, el dominio del mar en nuestros con9
Por cuanto habiendo fallecido sin hijos el Rey de Espaa Carlos Segundo, de gloriossima memoria, por parte de sus Majestad Imperial se asegura, que la sucesin de los Reinos,
y Provincias de el difunto Rey, pertenece legtimamente a su Augusta Casa; y que el rey
Cristiansimo, pretendiendo la misma sucesin para su nieto el Duque de Anjou, y alegando
tocarle de derecho, en virtud de cierto testamento del expresado Rey difunto, se ha puesto
inmediatamente en posesin de toda herencia, y Monarqua de Espaa, por el dicho Duque de
Anjou (Tratado de la Gran Alianza de la Haya, 7 de septiembre de 1701).
51
11
obre este tema vid. SANZ AYN, Carmen: La Guerra de Sucesin (1700-1714). Un conS
flicto por el dominio del asiento de negros, en VARIOS: En nombre de la paz. La Guerra de
Sucesin Espaola y los Tratados de Madrid, Utrecht, Rastatt y Baden. 1713-1715, Madrid,
ACE-Fundacin Carlos de Amberes, 2014, pgs. 125-138.
Vid. el trabajo de Mara Dolores HERRERO FERNNDEZ-QUESADA: El nuevo modelo
de ejrcito en el contexto de la Guerra de Sucesin Espaola, pgs. 91-106 de En nombre
de la paz Las pginas que siguen deben mucho a ese artculo.
52
13
s necesario recomendar en este punto la lectura de los trabajos del Dr. Enrique Martnez
E
Ruiz, uno de los ms grandes conocedores de la historia militar de la Espaa moderna, especialmente los que ha dedicado a Los soldados del rey, Madrid, Actas, 2008, y Las Guardas
de Castilla. Primer Ejrcito Permanente espaol, Madrid, Slex, 2012.
Vid. Cristina BORREGUERO BELTRN: De la erosin a la extincin de los Tercios espaoles, pgs. 445-484, del vol. I. de Guerra y Sociedad en la Monarqua Hispnica
53
14
15
16
El Ejrcito en los perfiles institucionales de la nueva Monarqua Borbnica, por don Enrique MARTNEZ RUIZ, catedrtico de Historia Moderna,
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
La muerte de Carlos II abre una crisis sucesoria en la Monarqua Hispnica que se resuelve mediante una guerra, la de Sucesin espaola, que es
el punto de partida en el reformismo militar de Felipe V, cuyas medidas van
a cambiar el modelo de Ejrcito existente con antelacin por otro de nuevo
cuo, que inicialmente sigue el modelo francs. En su reinado se sientan
las bases de lo que ser el Ejrcito espaol de la Ilustracin y sus medidas
marcan los caminos por los que discurrir la reforma a lo largo del siglo.
PALABRAS CLAVE: siglo XVIII, Felipe V, guerra de Sucesin, Ejrcito,
Milicias Provinciales, reforma militar.
ABSTRACT
The death of Charles II opens a succession crisis in the Spanish Monarchy, solved by the Spanish succession war, which is the starting point
in military reformism of Philip V, whose actions will change the existing
model army by another newly minted, which initially follows French model.
In his reign the foundations of what will be the Spanish Army of the En1
56
lightenment are laid and its measures mark the paths that will run along the
reform of the century.
KEY WORDS: Eighteenth century, Philip V, War of Succession, Army,
Provincial Militia, Military Reform.
*****
57
No siempre es fcil entender el grado del esfuerzo espaol en conjunto porque la cantidad
de tropas en cada sitio variaba muchsimo. Se trasladaban tropas por todo el imperio espaol
segn las circunstancias y las posibilidades. Por ejemplo, en cuanto la rebelin en Mesina
qued reprimida, la concentracin de tropas en Sicilia que se haba mantenido durante algunos aos se redujo por el envo de soldados a Catalua; pg. 44 del artculo citado en la nota
anterior. La circunstancia que seala sobre Mesina y Catalua, en ESPINO, Antonio: Las
tropas italianas en la defensa de Catalua 1665-1698, en Investigaciones Histricas, nm.
18, 1998, pgs. 51-74 y para la guerra de Mesina, RIBOT, Luis Antonio: La Monarqua de
Espaa y la guerra de Mesina. Actas, Madrid, 2002.
GIMNEZ FERRER, Juan J.: El ejrcito de Carlos II, en BALAGUER, Emilio y GIMNEZ, Enrique (eds.): Ejrcito, ciencia y sociedad en la Espaa del Antiguo Rgimen. Alicante, 1995, pgs. 81 y ss. y ESPINO LPEZ, Antonio: El declinar militar hispnico durante
el reinado de Carlos II, en Studia Histrica. Edad Moderna, nm. 20, 1999; pgs. 186-198
y Catalua durante el reinado de Carlos II. Poltica y guerra en la frontera catalana, 16791697, Barcelona, 1999.
58
6
7
s detalles, en MARTNEZ RUIZ, Enrique: Los soldados del Rey. Los ejrcitos de la MoM
narqua Hispnica, 1480-1700. Actas, Madrid, 2007, cap. IV. Vid. tambin GARCA HERNN, Enrique y MAFFI, Davide (eds.): Guerra y sociedad en la Monarqua Hispnica.
Poltica, Estrategia y Cultura en la Europa moderna (1500-1700), 2 vols. Fundacin Mapfre,
Ediciones del Laberinto, CSIC, Madrid, 2006.
Sobre las Guardas, MARTNEZ RUIZ, Enrique y PI CORRALES, Magdalena de Pazzis: Las
Guardas de Castilla. Primer ejrcito permanente espaol. Slex, Madrid, 2013.
Vid. MARTNEZ RUIZ, Enrique: La Guardia Real. Antecedentes y desarrollo, en Historia
Militar de Espaa, t. III. vol. III Los Borbones, IGLESIAS, Carmen (coord.), 2014, pgs.
253-274.
59
ara las Milicias Provinciales, vid. HELLWEGE, Johan: Die spanischen Provinzialmilizen im
P
18. Jahrhundert, Boppard am Rhein, 1969; CORONA BARATECH, Carlos E.: Las Milicias
Provinciales del siglo XVIII como Ejrcito Peninsular de Reserva, en Temas de Historia
Militar (I), 1982, pgs. 327-368; CORONA MARZOL, Carmen: Valencia y las milicias provinciales borbnicas. Intentos de introduccin y oposicin institucional en el siglo XVIII,
en Millars, IV, 1986-87 y OATE ALGUER, Paloma: Servir al Rey: La milicia provincial
(1734-1846), Ministerio de Defensa, Madrid, 2003. Para su dimensin americana, sobre todo,
MARCHENA FERNNDEZ, Juan: Ejrcito y milicias en el nuevo mundo colonial americano. Mapfre, Madrid, 1992.
60
na sntesis interesante de esta poca en un contexto ms amplio con sus precedentes y conU
secuentes inmediatos, en STRADLING, R. A.: Europe and the Decline of Spain. A Study of
the Spanish System, 1580-1720, HarperCollins Publishers, London, 1981. Para las caractersticas blicas del perodo sigue siendo til la sntesis de CHANDLER, D. G.: El ejrcito y la
marina de guerra. 1. Estrategia y tctica de las operaciones militares terrestres; y 2. Militares
y civiles, en Historia del Mundo moderno, vol. VI, Barcelona, 1987.
61
percibir sin estorbos la incidencia de su desarrollo en las estructuras militares y no generalizar casos particulares; hemos de tener en cuenta que hasta
la dcada de 1860 no desaparecen en nuestro Ejrcito los ltimos vestigios
del Ejrcito del siglo XVIII10.
Pero volvamos con Felipe V. Decamos que tena que afrontar en los
inicios de su reinado un triple problema: acabar la guerra, controlar los territorios de sus dominios y acabar con las disidencias socio-polticas. Tres
cuestiones diferentes que en algunos momentos ests planteadas simultneamente, aunque su desarrollo tiene ritmos distintos. Como sabemos, la
primera cuestin que ha de afrontar es la guerra, iniciada en 1702 y concluida en 1713; luego ser el control territorial con el que habr de enfrentarse, consecuencia de la guerra, estrechamente vinculado a ella y exigencia
incuestionable al inclinarse la Corona de Aragn por su rival en la guerra, el
archiduque Carlos, luego el emperador Carlos VI; dicho control puede darse
por concluido al finalizar la guerra, aunque la normalidad en esos reinos tardar varios lustros en alcanzarse. Por ltimo, el control social y la represin
de los descontentos y vencidos; un objetivo que se persigue desde antes de
que concluya la guerra con medidas diversas (confiscaciones, extraamientos, creacin de cuerpos de seguridad, medidas legislativas, etc.)11; hacia
1725 muchos de tales procedimientos pueden darse por concluidos; otros,
en cambio, perdurarn y acabarn por perder ese carcter posblico para
entrar en la prctica cotidiana gubernamental, evolucin lgica que se va
haciendo ms clara a medida que se aleja la amenaza de desestabilizacin
para el trono y se difuminan los recuerdos de la guerra.
Por otro lado, va a cambiar la estructura de la Monarqua, pues a medida
que se produce la conquista militar de los reinos orientales peninsulares,
Felipe V impone sus condiciones como vencedor a los sbditos rebeldes y
suprime los derechos histricos aragoneses mediante los denominados De10
11
a nos hemos referido con antelacin a estos extremos. Ms detalles, en MARTNEZ RUIZ,
Y
Enrique. El ejrcito de la Ilustracin: precisiones y matices desde una nueva perspectiva,
en PORRES, Rosario y REGUERA, Iaki (eds.): La proyeccin de la Monarqua Hispnica
en Europa. Poltica, Guerra y Diplomacia entre los siglos XVI y XVIII. Universidad del Pas
Vasco, lava, 2009, pgs. 87-120 y El largo ocaso del ejrcito espaol de la Ilustracin:
Reflexiones en torno a una secuencia temporal, en Revista de Historia Moderna, Anales de
la Universidad de Alicante, nm. 22, 2004, pgs. 431-452.
Vid., por ejemplo, GIMNEZ LPEZ, Enrique: Contener con ms autoridad y fuerza. La
represin del austracismo en los territorios de la corona de Aragn (1707-1725), Cuadernos
Dieciochistas, vol. I, 2000, pgs. 134 y ss. y LEN SANZ, Virginia y SNCHEZ BELN,
Juan: Confiscacin de bienes y represin borbnica en la Corona de Castilla a comienzos
del siglo XVIII, Cuadernos de Historia Moderna, nm. 21, 1998, pgs. 127-175. Segn
sus datos el importe de las propiedades confiscadas fue en Castilla 2.931.359 reales, por los
415,687 de Aragn, los 207.690 de Valencia y 1.112.430 de Catalua, pg.132.
62
cretos de Nueva Planta (1707, Valencia y Aragn; 1715, Catalua y Mallorca), que eliminan sus fueros. Una medida equivalente en la prctica a una
centralizacin sobre el modelo castellano, donde el rey tena ms capacidad
de maniobra, lo que hace de esa centralizacin una especie de sinnimo de
castellanizacin, pero que no es una medida excepcional del rey, aunque
las circunstancias blicas existentes en el momento de aplicar los Decretos
favorezcan la idea de que su aplicacin era un castigo; efectivamente lo era,
pero al aplicarlo, Felipe V y su Monarqua se sitan en el contexto de una
tendencia general en el continente europeo hacia la centralizacin claramente perceptible en otras dinastas continentales, como la francesa, la prusiana
y la austriaca, por no referirnos a la tendencia unitaria del modelo britnico
desarrollado por una Monarqua autoritaria, confesional y expansionista12.
Sobre los militares, adems de ganar la guerra, recay otra gran responsabilidad en la implantacin del nuevo orden: la de mandar los nuevos
cuerpos de seguridad que por esas fechas iban a crearse, unos cuerpos que
iban a cubrir el vaco dejado por los que con la Nueva Planta eran suprimidos. La supresin fue una medida general, pero el trato posterior dispensado
a los reinos aragoneses fue diferente. En Mallorca las repercusiones fueron
mnimas. En Catalua, Valencia y Aragn desaparecen instituciones de vida
secular, cuyo hueco ser ocupado por otras de nueva creacin en el caso cataln y valenciano, pero no en Aragn, donde fueron suprimidas por Felipe
V las denominadas Guardas del Reino de Aragn o Guardas del General
(as llamadas porque las pagaban las generalidades aragonesas). Ni el rey
ni sus colaboradores debieron considerar la situacin interior del reino lo
suficientemente alarmante como para arbitrar un procedimiento parecido al
que aplicaran en Catalua y Valencia.
En efecto. Entre las instituciones catalanas suprimidas en los decretos
emitidos tras la conquista estaba el somatn, de gran y antiguo arraigo en
Catalua, a cuya convocatoria se recurra siempre que un peligro amenazaba a la comunidad, una llamada a la que los vecinos deban acudir armados obligatoriamente para con el esfuerzo comn acabar con el peligro
o la amenaza y prestar ayuda a las vctimas de delitos y calamidades. El
somatn resucitara a fines del siglo, durante la guerra contra la Convencin. Pero para entonces ya se haba consolidado la institucin creada por
esas fechas para luchar contra los que despus de terminar la guerra seguan defendiendo con las armas los derechos del archiduque (a los que en
la documentacin se les llama bandidos, facinerosos, facciosos, ladrones,
12
63
14
odas estas cuestiones las tratamos detenidamente en un libro que actualmente tenemos
T
en prensa en la editorial Actas: Policas y proscritos. Estado, militarismo y seguridad en
Espaa (1700-1870).
Vid. MERCADER, Joan: El segle XVIII. Els capitans generals. Vicens Vives, Barcelona,
1980.
64
id., por ejemplo, los trabajos de GIMNEZ, Enrique: Militares en la administracin teV
rritorial valenciana del siglo XVIII, en CREMADES, Carmen (ed.): Estado y fiscalidad en
el Antiguo Rgimen. Universidad de Murcia, 1988; Los corregidores de Alicante. Perfil sociolgico y poltico de una elite militar, en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, nm. 6-7, 1987 y Militares en Valencia (1707-1808). Los instrumentos
del poder borbnico entre la Nueva Planta y la crisis del Antiguo Rgimen. Alicante, 1990.
65
17
18
l texto de esta ordenanza y de las dems anteriores a las de 1768 pueden consultarse en
E
PORTUGUS, Joseph: Coleccin general de las ordenanzas militares, 11 vols., Madrid,
1764-65.
SOTTO Y MONTES, Joaqun: Sntesis histrica de la Caballera espaola. Imp. Escelicer,
Madrid, 1968, pg. 323.
Para los aspectos orgnicos, uniformidad y dems, vid. GMEZ RUIZ, M. y ALONSO
JUANOLA, V.: El ejrcito de los Borbones. Ministerio de Defensa, Madrid, 1989-1995.
66
67
21
id. MORALES MOYA, Antonio: Milicia y nobleza en el siglo XVIII (apuntes para una
V
sociologa de las armas y de la nobleza en Espaa), en Cuadernos de Historia Moderna, nm. 9, 1988; pgs. 121-137, adems de OTERO ENRIQUEZ, Santiago (marqus de
Hermosilla): La nobleza en el ejrcito. Estudio histrico de legislacin nobiliaria militar
(1500-1865), Madrid, 1915 y SALAS Y LPEZ, Fernando: El ejrcito y la nobleza, en
Hidalgua, nm. 21, marzo-abril, 1957 y La nobleza en las hojas de servicio de los militares, en Hidalgua, nm. 30, 1958; RODRGUEZ DE ALMEIDA, Fernando: Los cadetes
y soldados distinguidos del ejrcito como prueba de nobleza, Hidalgua, nm. 20, 1957,
pgs. 31-40.
Vid. especialmente, BORREGUERO BELTRN, Cristina: op.cit. Tambin, PUELL DE LA
VILLA, Fernando: El soldado desconocido. De la leva a la mili. Biblioteca Nueva, Madrid, 1996, pgs. 13-186.
68
id. DOMNGUEZ NAFRA, Juan Carlos: El Real y Supremo Consejo de Guerra (siglos
V
XVI-XVIII). Madrid, 2001 y ANDJAR CASTILLO, Francisco: Consejo y Consejeros de
Guerra en el siglo XVIII. Universidad de Granada, 1996.
69
Esto pona fin al heterogneo Ejrcito de los Austrias y la tropa as reunida sera mandada por una oficialidad noble. Pero un ejrcito integrado por
los naturales de los reinos espaoles y una oficialidad aristocrtica no eran
fciles de conseguir por los obstculos y condicionamientos existentes. Por
lo pronto, haba que rehabilitar la milicia entre las gentes, resucitar en la nobleza la vocacin guerrera y acometer reformas profundas en la institucin
militar, empezando por el reclutamiento.
Sobre todo, la rehabilitacin de la milicia era una condicin imprescindible, pues durante el perodo anterior haba quedado totalmente degradada
en la opinin pblica, en parte por la necesidad de formar ejrcitos improvisados y, muchas veces, integrados por los individuos ms indeseables de la
sociedad. El instrumento del cambio iba a ser el nuevo perfil de las tropas,
pues los ejrcitos de ganapanes y holgazanes iban a ser sustituidos por ejrcitos integrados por reclutas de todas las clases sociales mediante sorteo. Es
cierto que esa sustitucin no se alcanza plenamente, pues todava, avanzado
el siglo, haba individuos reclutados a la fuerza.
Perfiles de la oficialidad deseada
Dirigir la nueva milicia, pues, ser funcin de una oficialidad tradicionalmente vinculada a la nobleza, pero haba que resucitar en ella su perdida vocacin guerrera (a fines del siglo XVII, el compromiso militar de la
nobleza se estaba convirtiendo en un problema meramente fiscal: pagaban
tropas a su costa). Para lograr la oficialidad competente que era necesaria,
se crearn colegios y academias facultativas, adems de arsenales, cuerpos
23
70
25
26
27
71
72
id., entre otros, TERRN PONCE, Jos L.: Ejrcito y poltica en la Espaa de Carlos III.
V
Ministerio de Defensa, Madrid, 1997, pgs. 43 y ss. y 61 y ss.
Sobre este tema, ANDJAR CASTILLO, Francisco: El sonido del dinero. Monarqua, ejrcito y venalidad en la Espaa del siglo XVIII. Marcial Pons, Madrid, 2004.
73
74
cial de las posibles esposas con tal rigor, que casi equivala a una condena de
soltera sobre los oficiales, en efecto, la muerte de un oficial casado era muy
cara, ya que viudas y hurfanos reclaman ayudas y pensiones. Adems, no
propiciaban la vida familiar las guerras y la vida en las guarniciones, pues
entraaban un alejamiento de la familia o una reduccin en la entrega profesional. Por otra parte, tratadistas como Santa Cruz de Marcenado, hablan de
la consideracin que debe tener el matrimonio como medio que el rey tiene
de recompensar a los soldados distinguidos al procurar que se casaran con
mujeres ricas y de calidad o procurando que hijas y hermanas de oficiales se
casen con ricos herederos.
Como pauta matrimonial se haba establecido que las esposas de los
oficiales fueran hijas de oficiales, es decir nobles, es decir arregladas a su
condicin y deba llevar una dote suficiente para que le permitiera vivir con
decoro en caso de enviudar: estos extremos ya se haban explicitado ms o
menos en las ordenanzas de 1632 y se mantienen bsicamente a lo largo del
XVIII. En cuanto a las licencias para casarse, se fueron desplazando desde
los mandos de los regimientos a los inspectores generales y acaban por ser
exclusivas del rey, castigndose severamente a quien se casara sin licencia,
como se determina en las Ordenanzas de 1728, que priva del empleo que
estuviere ejerciendo a quien se casara sin licencia: entre 1728 y 1749, Macanaz calculaba que haban sido castigados de esta forma unos 2.300 oficiales,
que se haban quedado en psimas condiciones de vida con sus familias.
La tropa
Por lo que a los efectivos respecta, lograr nuevas formas de reclutamiento era otra de las reformas necesarias y en este sentido, terminada la guerra
de Sucesin y siguiendo pautas francesas, Felipe V cre las ya aludidas
Milicias Provinciales, sostenidas por un reclutamiento forzoso; adems se
pusieron en pie compaas veteranas, que estaban destinadas a guarnecer las
plazas y fortalezas ultramarinas, vigilar costas y fronteras y encargarse de
las misiones de cobertura.
Sin embargo, muy pronto se pudo comprobar hasta que punto llegaba la
desgana espaola ante el servicio militar, por lo que se encarg a una Junta
que estudiara la forma de romper esa inercia; la Junta le propuso al monarca
tres sistemas por los que llevar a cabo el reclutamiento: las quintas (de cada
5 hombres tiles, se designaba por sorteo a uno para el servicio); cupos
municipales (cada municipio se encargara de proporcionar el nmero de
mozos que le correspondieran en su cupo, establecido en funcin del vecinRevista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 55-86. ISSN: 0482-5748
75
Nueva ordenanza que ha de observarse para la persecucin y aprehensin de los desertores, R. O. de 10 de septiembre de 1754, se repite en 24 de agosto de 1765 y 21 de abril y
20 de junio de 1796, expedidas por la va de Guerra y por el Real Consejo, con insercin del
tit. 12, trat. 6 de la Ordza. General del Ejrcito. Tanto la Ordenanza en cuestin como las
dems disposiciones que veremos aqu fueron incluidas en la Novsima Recopilacin, lib.
XII, tt. IX, De los desertores del Real servicio; su persecucin y castigo.
76
33
77
ara las cuestiones orgnicas que siguen, remitimos a la obra clsica de PORTUGUS,
P
Joseph: op.cit. y a las obras generales de: ALONSO BAQUER, Miguel y HERNNDEZ
SNCHEZ-BARBA, Mario (dirs.): Las Fuerzas Armadas espaolas: historia institucional
y social, vol. I. Alhambra, Madrid, 1987; GIL OSSORIO, Fernando: Organizacin de la
Artillera espaola en el siglo XVIII. Servicio Histrico Militar, Madrid, 1981; el t. I del
Estudio histrico del Cuerpo de Ingenieros del Ejrcito. Inspeccin de Ingenieros, Madrid,
1987; VIGN, Jorge: Historia de la artillera espaola, t. I. CSIC, Madrid, 1947; Albi de
la Cuesta, Julio, Stampa Pieiro, Leopoldo y Silvela Milans del Bosch, Juan: Un eco de
clarines. La Caballera espaola. Tabapress, Madrid, 1992. Herrero Fernndez-Quesada,
M Dolores, Frontela Carreras, Guillermo, Verdera Franco, Leoncio y Medina vila, Carlos:
Al pie de los caones. La Artillera espaola. Tabapress, Madrid, 1993, que nos dispensan a
nosotros de pormenorizar en ms referencias.
78
79
bineros fuerza que se juzgaba muy necesaria en esta arma, pues en 1734 se
crearon 48 plazas nuevas de carabineros en cada regimiento de caballera Juan.
Entre la Real Cdula de 1717 y la Ordenanza de 1728 la preocupacin por
el reclutamiento no se mitiga, al contrario se ve estimulada por la necesidad
de incrementar a 50 los efectivos de las compaas, entonces fijados en 40
hombres, de lo que se obtuvieron enseanzas y experiencias que indujeron a la
creacin en 1724 de una Junta de Generales formada por ocho bajo la presidencia del capitn general marqus de Lede, cuyos trabajos consistieron en la
refundicin de todas las disposiciones en un cuerpo legislativo nico: su labor
fue revisada por los Inspectores Generales de Infantera conde de Siruela y
Caballera conde de Montemar- y el resultado se tradujo en 1728 en la primera Ordenanza General del Ejrcito borbnico.
La Ordenanza de 1728, publicada el 12 de julio, con el marqus de Castelar al frente de la Secretara de Guerra, se mantendra en vigor hasta 1768.
En realidad, era una puesta a punto de todo lo legislado anteriormente con las
correspondientes aadiduras innovadoras36. La estructura de las unidades, los
servicios en campaa y guarnicin, la provisin de empleos, la disciplina, las
funciones de los diversos empleos y cargos y dems extremos son debidamente establecidos y pormenorizados, sin olvidar el inters que se senta por el
reclutamiento, introduciendo el sistema de responsin como forma retributiva
de los capitanes para implicarlos en la atraccin de voluntarios, pues consista
en pagarles de acuerdo con el nmero de hombres que integraban su unidad y
cederles la administracin del fondo de entretenimiento, que se constitua mediante el devengo de las gratificaciones que se otorgaban por soldado en la lista
de revista, de forma que si los efectivos eran altos, la cuanta del fondo tambin
lo era y bien administrada, el sobrante quedaba para el capitn.
En los aos siguientes a la publicacin de esta ordenanza y como consecuencia del presumible choque con Austria, menudearon disposiciones de muy
diversa ndole, no solo relativas al incremento de efectivos, para los diferentes
cuerpos y armas, como la elevacin a 53 los componentes de las compaas de
infantera espaola (Real Orden de 25 de abril de 1731), la ratificacin de 40
plazas por compaa de infantera extranjera, dadas las dificultades de reclutamiento en el extranjero (real orden de 10 de julio de 1731), determinacin de
las calidades de los elementos de la uniformidad (real orden de 4 de enero de
1733), aumento de los efectivos de las compaas de Caballera, primero en
cuatro hombres, luego en diez (reales ordenes de 1733 y 1734). En 1733, los
efectivos de Infantera estaban en torno a los 80.000.
36
80
ONTRERAS GAY, Jos: Las milicias provinciales en el siglo XVIII. Instituto de Estudios
C
Almerienses, Almera, 1993, pg. 21.
81
En los primeros aos de la dcada de los treinta exista la idea de que era
necesario reforzar la reforma militar contenida en la Ordenanza General para
la Infantera, Caballera y Dragones de 1728, por lo que la firma del Primer
Pacto de Familia (7-XI-1733) precipita la reconsideracin de los planes de
crear una milicia general, de manera que Felipe V, con la anuencia de Patio,
consiente en que el conde de Montemar, por su lado y el conde de Siruela por
el suyo, elaboren sendos proyectos para reorganizar las Milicias Provinciales
espaolas. El resultado definitivo que incorpora elementos de ambos proyectos y en el que la influencia francesa se une a ideas espaolas, es la Ordenanza de 1734, con la que se iniciaba el perodo de esplendor de la milicia y estableca el levantamiento de 33 regimientos; cada regimiento se compona de un
batalln de 7 compaas y 100 hombres ms 1 capitn, 1 teniente, 1 alfrez, 2
sargentos y 1 tambor: en total 24.500 hombres, que se ponan a las rdenes directas y exclusivas de un inspector general de Milicias. Los milicianos podan
ser individuos procedentes del ejrcito que ingresaban para mejorar, invlidos
con algunas capacidades e ingresados directamente por el sorteo, cuyo mecanismo se regulaba en la Ordenanza. Su distribucin geogrfica afectaba a las
zonas costeras y fronterizas, para no recargar en exceso las zonas interiores
(expuestas en menor medida a los peligros) y de esa forma resentir lo menos
posible el alistamiento voluntario para el ejrcito. Por lo dems, no afect a la
corona de Aragn ni a Vascongadas ni a Navarra.
La aplicacin de la Ordenanza provoc no pocas dudas y muchsimos
problemas en las poblaciones por su pobreza para costear el vestuario de los
milicianos y los sueldos de tropas y oficiales, que deban salir de las rentas
de propios (el armamento y la manutencin de los soldados en los das de
instruccin corran por cuenta del Estado). Los mismos sorteos provocaron
numerosas quejas por las irregularidades que se cometan. Tales problemas
se procur corregirlos mediante disposiciones especficas, que culminaron
dos aos despus, el 28 de febrero de 1736 con la publicacin de una real
adicin a la Ordenanza a fin de aclarar su contenido y aplicacin.
La situacin permanece sobre tales premisas hasta la revista general que
pasa Esquilache a las milicias en 1765-1766 y su resultado es ms bien
decepcionante: falta o mal estado del vestuario, armamento intil o escaso,
carencia de plvora, envejecimiento o incapacitacin de los mandos As
se comprende que el 18 de noviembre de 1766 aparezca un nuevo reglamento, en el que no hay grandes novedades y en cuyo anlisis no vamos a entrar
Como hemos podido comprobar en este proceso, donde hemos puesto de
relieve lo ms significativo de las disposiciones de Felipe V, su reinado result
determinante en la trayectoria que seguira nuestro Ejrcito en el siglo XVIII,
aunque la culminacin de lo iniciado por l se alcanzara algo ms tarde.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 55-86. ISSN: 0482-5748
82
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85
RESUMEN
Se intenta reconstruir la peripecia vital de un militar cataln, caballero
de San Juan, que sirvi con distincin en la guerra de Sucesin espaola
(1701-1714), durante la cual alcanz la graduacin de teniente general con
34 aos de edad. Fue el tercer militar ms joven de Felipe V en conseguirla, tras 11 aos de servicios, pero su progresin por el generalato qued
alejada de las ms rpidas, que emplearon algo ms de la mitad de dicho
tiempo. Aunque nunca mand fuerzas considerables, sus actuaciones en el
Maestrazgo, fronteras de Castilla con Aragn y Ribagorza, tuvieron un importante eco en las gacetas de Madrid, Zaragoza y Barcelona, as como en
las de Francia, Holanda y Portugal, siendo la lisboeta la nica que public
su muerte. Con apoyo en documentacin indita, se enfocan los combates
de Calamocha (1706) y Montaana (1709), que la informacin sesgada y
partidista de la poca trat de forma muy divergente. Finalmente, su paso
por diferentes prisiones entre 1710-1715, su negativa a servir en 1713 en
Catalua, el castigo y posterior perdn real, y sus infructuosos intentos por
1
88
volver a servir en guerra viva, una gran frustracin personal que pudo
tener relacin con su prematura muerte, a los 43 de su vida.
PALABRAS CLAVE: Conde de Robres, Sangarrn, Universidad de Huesca, caballero de San Juan, Malta, lengua de Aragn, Gran Priorato de Catalua, Alcaiz, Morella, mariscal de campo, Almansa, Molina de Aragn,
Calamocha, Ribagorza, Montaana, teniente general, Barcelona, Alczar de
Segovia.
ABSTRACT
It intended to trace the life of a Catalan soldier, knight of St. John, who
served with distinction in the War of Spanish Succession (1701-1714), during which he reached graduation lieutenant general with 34 years of age. He
was the third youngest general of Philip V who obtained it, after 11 years
of military services, but his progression through the generalship was far of
being among the fastest, which lasted a bit more half of that time. Although
he never had command over considerable forces, their performances in the
Mastership, Castiles borders with Aragon and Ribagorza, had an important
echo in the gazettes of Madrid, Zaragoza and Barcelona, as well as in those
of France, the Netherlands and Portugal, being that of Lisbon the only who
published his death. With the support of unprecedented documents, are focused the actions of Calamocha (1706) and Montaana (1709), both treated
in very divergent manner by the biased and partisan information of that
time. Finally, his time in various prisons between 1710-1715, their refusal
to serve in Catalonia in 1713, the punishment and subsequent royal pardon,
and his unsuccessful attempts to return to serve in living war, a great frustration for him, that could have had some relation with his premature death
at 43 of its life.
KEY WORDS: Count of Robres, Sangarrn, University of Huesca,
knight of St. John, Malta, language of Aragon, Great Priory of Catalonia,
Alcaniz, Morella, Field-Marshal, Almanza, Calamocha, Ribagorza, Montanana, Lieutenant general, Barcelona, Alcazar of Segovia.
*****
89
INTRODUCCIN
90
prrafo central del breve esbozo, que es una inferencia de su autor, est libre
de error. Pero fue el tercero el que inmediatamente capt mi atencin porque
apenas poda creer, incluso confirmadas las fechas de las promociones, que
una carrera como la suya fuera posible en la historia de nuestras fuerzas
armadas. Sin duda, deba de constituir un hito que haba que explorar e
intentar explicar. No mucho despus, supe que cuando ascendi a teniente
general de los reales ejrcitos tena 35 aos, una edad a la que no pocos hidalgos linajudos alcanzaban una simple capitana. Desde esa perspectiva, el
tema cobraba tintes extraordinarios y asegurara mi dedicacin a la tarea de
desentraar tan singular carrera.
Sin embargo, a medida que prosperaba la investigacin, comparada la
suya con otras coetneas, el mvil primitivo perdi fuelle. Por fulgurante
que parezca, la carrera de don Miguel no estableci ningn rcord, ni siquiera en los anales militares del reinado de Felipe V, ni por la brevedad de su
trnsito desde el empleo de maestre de campo o coronel hasta el de teniente
general, ni tampoco por la edad que tena al alcanzar la ltima graduacin.
Aunque la investigacin realizada no haya sido del todo exhaustiva, creo
poder afirmar que la carrera ms veloz entre los militares borbnicos de
la guerra de Sucesin sera la de D. Baltasar Victorino de Moscoso, hijo
del conde de las Torres y marqus de Navamorcuende por su matrimonio,
que tard 6 aos y 7 meses en ser promovido desde el empleo de coronel
de un regimiento de caballera (4.V.1703) hasta el de teniente general (15.
XII.1709). Le seguira muy de cerca el francs Claude Abraham de Tubires
Grimoard du Pestels, Marqus de Caylus, que emple 7 aos y 4 meses en
dicho recorrido (desde 28.I.1702 a 1.VI.1709), ocupando el tercer lugar D.
Pedro Antonio de Ziga-Sotomayor y Castro, segundognito del XI duque
po, t. II, Zaragoza, 2000, pg. 132, aunque identifica correctamente por el nombre al hermano
de Miguel, III conde de Robres y XII Barn de Sangarrn, entre otros ttulos, le atribuye el
empleo de mariscal de campo, y de gobernador de Teruel, que fueron de su hermano Miguel,
aunque el conde que no fue militar recibiera el gobierno de Huesca. Pero la nmina de confusiones entre ambos hermanos, que compartan el nombre de Miguel Bernardo Miguel el
conde; Miguel Jos, el sanjuanista es ms extensa. VARGAS-ZIGA Y MONTERO DE
ESPINOSA, Antonio: La sublevacin de Catalua. Antecedentes de unos ttulos del Reino,
en Hidalgua, ao V, 1957, nm. 23, pg. 557, fue de los primeros que dieron el ttulo condal
a nuestro biografiado y siendo tan eximio genealogista y acadmico de la RAHE (tambin
fue marqus de Siete Iglesias), tuvo muchos epgonos; de ah que el error siga persistiendo, incluso en trabajos recientes. Tales son los casos de SERRA I SELLARS, Francesc:
Els germans Picalqus, destacats militars manresans de la Guerra de Successi, en Dovella
nm. 106, 2011, pg. 28, y de VV. AA., La Guerra de Sucesin en Ibdes y su comarca, en
Investigacin y Patrimonio en la provincia de Zaragoza, vol. II, 2010, pg. 177, que beben
en la contaminada fuente del Dr. Andjar aunque este, a esa fecha, haba enmendado ya el
error en un trabajo posterior: Nobleza catalana al servicio de Felipe V: La Compaa de
Granaderos Reales, en Pedralbes, nm. 27, 2007, pg. 303.
91
Tard seis aos en promoverse de coronel (1702) a teniente general (1708), pero no sirve a
nuestro propsito debido a que ingres en el ejrcito de Felipe V en 1703, procedente del de
Luis XIV, con la graduacin de brigadier y coronel de un regimiento de dragones.
AHN, Estado, leg. 1282.
92
sobre todo en Flandes y en Italia, que fue donde primero se decant, por
va de conquista, la victoria del rival. Basta echar un vistazo a la Liste der
sterreichischen Feldmarchlle (1540 bis 1909),5 para ver cmo esta se colorea con apellidos espaoles, italianos y belgas desde 1701. Refirindonos
nicamente a los primeros, all hallamos a Csar, marqus del Vasto, a Juan
de Cabrera, a Francisco Colmenero, al marqus de Taracena, a Fernando
Pignatelli, a don Antonio, conde de la Puebla, etc. Y ello sin olvidar que los
citados fueron los que alcanzaron el pinculo de la carrera militar imperial;
es decir, el grado equivalente a capitn general en Espaa o mariscal de
Francia allende los Pirineos, porque de examinar un listado equivalente de
los Generalleutnant, que no constan en el documento consultado, podra
ms que triplicarse la nmina anterior. Naturalmente, tales hechos exacerbaron la desconfianza del monarca, y de la influyente camarilla francesa
que le rodeaba los Orry, Amelot, Louville, la princesa Ursini, etc., igual
de atentos y vigilantes en recompensar los mritos, por insignificantes que
fueran, que a castigar tambin los posibles desvos de conductas al menor
indicio de sospecha.
As el capitn general del ejrcito y comisario general de la infantera
y caballera de Espaa, frey D. Francisco Bernab Fernndez de Crdoba y
Figueroa (16571721), hijo del Duque de Feria, fue privado de su empleo
por no salir de Madrid cuando entr en la villa el archiduque Carlos la primera vez (25.VI.1706), pese a que un R.D. del da anterior haba dispuesto
que quienes no pudieran abandonar la Corte continuaran sirviendo sus empleos en ella durante la ausencia real.6 Tambin este militar poda blasonar
de una carrera muy superior a la de la media, pues desde que obtuvo el
empleo de maestre de campo (1680) hasta que ascendi a maestre de campo
general (1695, luego homologado al de teniente general) mediaron 15 aos,
aunque ms rutilante fue su discurrir por el generalato, que alcanz en 1691
(general de la Artillera del Estado de Miln) y sublim 10 aos ms tarde
con el ascenso a capitn general (21.XII.1701). La inquina que le cobr Felipe V no se aplac con su expulsin del Ejrcito (1710), esta vez motivada
por haber besado la mano al archiduque con ocasin de su segunda entrada
en Madrid. Cuando la Orden militar de San Juan nica que no controlaba
concedi a D. Francisco la baila de Lora, la segunda dignidad de la Orden
en el priorato de Castilla y Len, despus del gran prior, el rey apel al Papa,
suprema autoridad de dicha Orden, que por medio del tribunal de la Rota
5
6
93
romana declar nulo el nombramiento, tras dos aos de discurrir el subterfugio que lo posibilitara. Se dice que D. Francisco muri del disgusto, pero
tal especie no se propag en la Gaceta de Madrid, que silenci su muerte
como hara tambin con la de Pons, sino por el primero del que tengo
noticia que escribi sobre dicha baila.7
Nuestro don Miguel era tambin caballero de justicia de la venerada
Orden, en la lengua de Aragn, que reuna tres prioratos: el de Catalua, el
de Navarra y la Castellana de Amposta. El que fuera preso de su rey tantas
veces como de sus enemigos prueba que su arrojo con la espada se igualaba
a la destemplanza de su carcter y subido punto de honor. La primera vez
que Felipe V orden su prisin era todava coronel de dragones y hubo de
hacerlo ante su negativa a obedecer a oficiales de caballera de la misma
graduacin, aunque de menor antigedad que la suya, porque una ordenanza
real determinaba esa subordinacin jerrquica entre ambos cuerpos montados. Pese a la gravedad del asunto, Felipe V le perdon pronto. Ms tard
en hacerlo la segunda, cuando el cargo no era tan grave, pues se reduca a
tomarse la libertad de expresar su opinin, verbalmente y en privado, sobre
cmo habra de someterse a Catalua que, siendo su tierra natal, tanto le
importaba ante unos consejeros de Estado que probablemente se la inquirieran. A este punto redujeron la situacin Francisco Castellv8 y Salvador
Sanpere, uno para intentar llevarla al dominio de la injusticia; el otro, para
reprocharle su falta de resolucin es decir, que no hubiera ido ms lejos en
defensa de las leyes y privilegios de la nacin catalana.9 Pero el primero
pasa de puntillas sobre un detalle importante, que el segundo ignora: que
Pons se haba negado a servir en aquella campaa, desentendindose de su
deber militar sin haber renunciado a su condicin de tal, ni dimitido de su
alto empleo.
A pesar de todo, una vez terminada la guerra, Felipe V le emple en
puesto acorde a su graduacin en la Capitana General de Extremadura,
aunque se resisti a volverle a confiar ningn empleo operativo, pese a los
deseos del interesado, su juventud y los empeos de la monarqua entre
1718 y 1720, con Espaa invadida militarmente por la misma Francia y el
mismo duque de Berwick, que tanto haban hecho en el pasado en beneficio
de las lises de la corona. Pons falleci en Madrid, a finales de noviembre de
7
94
1720, sin haber llegado a cumplir los 44 aos de edad, tratando de conseguir
su regreso a los campos de batalla, que hollaba desde 1698 y que le haban
procurado su honra y fama, siendo reputado como uno de los hroes de la
guerra de Sucesin.10
Recorrer esa vida breve, pero intensa, significada por venturosos hechos
de armas que le procuraron una de las ms rpidas promociones al alto generalato que registran los anales militares espaoles, ser lo que nos ocupe
en las pginas que siguen.
I. NACIMIENTO, LINAJE Y PARENTELA
Sabemos que D. Miguel Pons de Mendoza naci en la ciudad de Barcelona en diciembre de 1676, pero desconocemos el da en que vino al mundo.
No consta este dato en su partida de bautismo, aunque sola consignarse,
incluso hasta la hora del natalicio y la casa donde tuvo lugar, en otras de su
poca, sobre todo en las relativas a hijos de la nobleza, como era el caso.
Pero considerando que era prctica habitual, salvo cuando se tema por la
vida del neonato, cristianizarlo entre el sptimo y duodcimo das posteriores al nacimiento, puede conjeturarse que naciera entre el 24 y el 28 de
diciembre de 1676. En todo caso, sabemos que su padre, que serva por entonces como capitn de caballos corazas del Tercio de Osuna en el ejrcito
de Catalua, solicit licencia para hallarse presente en el nacimiento del
hijo, que le fue concedida el 14 de diciembre.11
10
11
EZUELA Y LOBO, Jacobo de: El Conde de Aranda, en Revista de Espaa, nm. 25,
P
1872, pg. 30. Naturalmente, tampoco escap la figura de don Miguel a sus contemporneos.
Castellv, San Felipe, Belando, Macanaz y el marqus de Santa Cruz de Marcenado le citan
en sus obras, pero ninguno lo hizo en trminos tan elogiosos y encendidos como el jesuta
aragons RANZN, Pascual: Gloria de Tarazona, merecida en los siglos passados de la
antigua naturaleza de sus hazaas. Madrid, 1708, pg. 272: Partise en marchas apresuradas a buscar al Brigadier Don Miguel de Pons y Mendoza como las palomas, rogando a
Jpiter, buscaron al gaviln por rey para verse despus hechas pedazos entre sus uas. El
autor, fecundo en smiles complejos, nos revela que don Miguel fue conocido con el apodo
de el Resucitado en otro prrafo de dicha obra (pg. 328): y el animoso Mariscal D. Miguel
de Pons y Mendoza, a quien llaman Resucitado, pensando mal que puede morir el valor de
su espritu. Tambin ROCA I MARIA, Sebasti, Arte francs de Roca, Barcelona, 1750,
en la dedicatoria sin paginar a la condesa viuda de Aranda, sobrina de don Miguel y madre
del famoso conde de Aranda, escribe que el Theniente General Don Miguel de Pons, gloriossimo to de V. Exc., que en servicio de Phelipe V el Animoso midi casi sus pasos con
sus victorias.
ACA, rdenes Militares, Gran Priorato, Libro 472/16, Provas de la noblesa, limpiesa y consaguinitat del noble don Miguel Joseph de Pons Mendoa y alba. Certificacin expedida en
Barcelona, en abril de 1697, por D. Manuel Rodrguez Bravo de Hoyos, contador principal
del Ext de Catalua por S.M., fol. 146.
95
14
96
CA, ORM, Gran Priorato, Lb. 472/16, Provas de la noblesa, fol. 94.
A
Ibdem, fol. 146.
AHPZ, Casa de Hjar-Aranda, Sala I, legajo 24, doc. 90 (en adelante: Hjar I/24,90).
ACA, ORM, Gran Priorato, Lb. 472/16, Provas de la noblesa... etc., fol. 121.
Ibdem, fol. 137.
97
21
22
98
Los abuelos paternos fueron don Bernardo de Pons y Turell [Barcelona, 1600-Madrid, 1662]23 y doa Ana Catalina de Mendoza y Pons. No se
aportaron en las pruebas de que venimos hablando sus partidas de bautismo.
Para fundamentar sus entronques genealgicos, se exhibi un documento titulado Dispenssaci Appostlica. Die Dominica decima sexta, mensis septembris, anno a Nativitati Domine 1635. En el texto, redactado en cataln,
se lee: porque los cnyuges estan constitudos en primer y segundo grado
de consanguinidad, concordamos que se haga el matrimonio entre el ilustre
y noble seor D. Bernat de Pons y Turell, del Consejo del Rey N. S. en la
Real Audiencia del Principado de Catalua, en Barcelona, hijo legtimo y
natural del muy ilustre Sr. Francesc de Pons y de Sant Climent, donsell
domiciliado en Barcelona, y de la seora D. Catalina de Pons Turell Llull,
mujer de aquel, difuntos, de una parte; y la ilustre y noble seora doa Anna
Caterina de Mendoza y Pons, doncella, hija legtima y natural del ilustre y
noble seor D. Bernardino de Mendoza, seor de las baronas de Sigs y
Sangarrn y sus aldeas en el R de Aragn, domiciliado en la ciudad de Zaragoza, y de la noble seora doa Dionisia de Pons y Turell, mujer de aquel,
difuntos, de la otra parte.
Su hermano mayor
Del nico hermano de don Miguel, D. Agustn Miguel Pons de Mendoza
y Salb (1668-1720), un personaje importante en su vida, con el que sostuvo
un frecuente contacto epistolar y que sera el ms conspicuo compilador de
sus hazaas militares entre 1703 y 1708, no aparece el menor indicio en las
pruebas de este. Es lgico, considerando que el objetivo de ellas no era otro
que elucidar la limpieza e hidalgua de los progenitores y abuelos paternomaternos del pretendiente al hbito, pero tampoco era extrao que, en las deposiciones de los testigos, se aludiera a otros parientes (hermanos, tos y hasta
23
99
25
26
HPZ, Hjar, I/85, 68. Partida de bautismo de Agustn Miguel Bernat, Jos, Flix, Antonio,
A
Benet, Francisco hijo de D. Bernardo Agustn Lpez de Mendoza Pomar y Pons, conde de
Robres y de Catalina de Pons y Salb y Mendoza, condesa de Montagut, cnyuges.
AHPZ, Hjar, I/85, 61. Apel el conde de Robres aquella resolucin y obtuvo sentencia de
restitucin de la hacienda que possea en este Principado por avrsele confiscado con el
motibo de hallarse en el Reyno de Aragn, considerando ser digno de la gracia que suplica
por aver cesado el referido motibo.
Fueron editadas por Baldomero Mediano y Ruiz, e impresas por primera y nica vez en
1882 por la Diputacin Provincial de Zaragoza, formando parte del volmen nm. 4 de la
Biblioteca de escritores aragoneses, bajo el ttulo de Historia de las guerras civiles de Espaa desde la muerte del Seor Carlos II, que sucedi en 1 de noviembre de 1700, distribuida
en ocho libros por los mismos aos regulados hasta el de 1708. Ms que unas memorias,
lo que compuso el conde fue una historia de la guerra de Sucesin espaola en todos sus
frentes de combate europeos (Italia, Flandes, Alemania y la Pennsula ibrica, de indudable
originalidad argumentativa en el debate poltico que las dos facciones enfrentadas en Espaa
encarnaban, aunque ciertamente teidas de su ntida posicin ideolgica a favor de la preservacin de los privilegios estamentales en la antigua Corona de Aragn. De todas formas,
fue muy bien valorada por los historiadores coetneos a su publicacin, y sigue sindolo en
la actualidad. Por ejemplo, BENEDICTO GIMENO, Emilio: Y Dios apoyar al Csar: La
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pus a la labor de mejorar la condicin de la comunidad y de sus propiedades.27 Moreno Meyerhoff le hace mariscal de campo, as como gobernador
de Teruel, empleo y cargo que fueron de nuestro biografiado,28 mientras que
el conde obtuvo el mismo ao la gobernacin de Huesca. Es probable que,
por dicha razn, arrendara en diciembre de 1707 el palacio del marqus de
Coscojuela, en la calle Mayor de Huesca,29 secuestrado por su activa participacin en la proclamacin del archiduque el ao anterior, pese a que el
conde dispona de casas propias en la ciudad.
Pero siendo el poseedor de una Casa titulada tuvo que dar prioridad, por
encima de otra cosa, a contraer el matrimonio que asegurara a su progenie
la continuidad de su lnea en los ttulos y seoros heredados de sus antepasados. Sin embargo, las sucesivas desgracias familiares, con la muerte
prematura de dos esposas y de tres hijos, dos de ellos varones, debieron desalentarle de proseguir el empeo de apuntalar su estirpe porque, fallecida su
segunda esposa en 1705, cuando l no haba cumplido an los 37, y siendo
padre de una sola hija, renunci a casar por tercera vez.
Lo haba hecho primeramente en la parroquia de Santa Cruz de Zaragoza,
el 13 de diciembre de 1690, con doa Esperanza de Gurrea Ximnez-Cerdn
y Francs, segunda de las cinco hijas que procrearon en su matrimonio D.
Baltasar Lpez de Gurrea Ximnez-Cerdn y Antilln, barn de Gurrea,
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29
Guerra de Sucesin en Aragn a travs de las Relaciones de Sucesos (1706-1707), Calamocha, 2006, pg. 28, afirma: La Historia del conde de Robres, tiene un valor insuperable
[...] en especial por la claridad con que muestra sus opiniones y los fines e intenciones que
defiende.... Desde un punto de vista crtico, fueron estudiadas por IURRITEGUI RODRGUEZ, Jos Mara, Las Memorias del Conde de Robres: la nueva planta y la narrativa de
la guerra civil, en Espacio, Tiempo y Forma, Serie IV, tomo 15, 2002, pgs. 187-255. En
la pg. 193 escribe: Unas Memorias, que ni se escriben en primera persona ni se conciben
desde el mbito y la torre de marfil de la privacy, encerraban y encauzaban de este modo para
la historia una memoria que nada tiene de personal y autobiogrfica porque efectivamente
asume todas las apariencias de una ms decisiva memoria de nacin.
En Sangarrn hizo reedificar parcialmente su castillo, construido en el siglo XII y quemado
durante las luchas del conde de Urgell (siglo XV), pero que todava conserva dos de sus
salones primitivos: uno con cinco arcos ojivales y el otro con tres de medio punto. Tambin
invirti 3.000 libras de plata en rehabilitar el palacio seorial, as como otras 600 en la
reconstruccin de la iglesia de la localidad, primera de las obras que abord, concluida el
15.III.1715. Finalmente, en beneficio suyo y de los vecinos, construy un magnfico azud
de riego que an estaba en uso a finales del siglo XIX. Para esta obra recab contribuciones
de los vecinos.
MORENO MEYERHOFF, Pedro: Linajes catalanes en el condado de Aranda: la Casa de
Rupit (siglos XV-XVII), en J. A. Ferrer Benimelli, El Conde de Aranda y su Tiempo, vol.
2, pg. 132, nota 121, donde aporta la fecha de la patente, que hubo de ver, aunque el nico
nombre que pudo leer en ella era el Miguel Jos, que ignoro como pudo confundir con el
Agustn Miguel, su hermano.
SNCHEZ GARCA, Sergio: Noticias sobre austracistas aragoneses y el secuestro de sus
bienes, en Revista de Historia Moderna, nm. 25, 2007, pg. 271.
101
RDENAS PIERA, Emilio de: Caballeros de la Orden de Santiago, siglo XVIII. Tomo
C
VII. Madrid, 1995, pg. 13. En las pruebas jacobeas de 1789 de Pedro Alcntara Fernndez
de Hjar Abarca de Bolea, duque de Hjar, marqus de Oran, que fue tambin caballero del
Toisn de Oro y de la Orden de Carlos III, se incluy por error la partida de bautismo de esta
Mara Josefa Pons de Mendoza, primera hija de D. Agustn, en lugar de la homnima segunda. Por eso se lee que fue bautizada en la parroquia de San Miguel, de Huesca, el 20.VI.1693,
y aparenta mayor edad que su marido, D. Pedro Buenaventura Abarca de Bolea, luego IX
conde de Aranda, cuando la verdadera esposa de dicho conde, hermanastra homnima de la
anterior, fue bautizada en Barcelona 9 aos ms tarde.
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s lo afirma y signa de su puo y letra por lo que es fuerza preferir esta informacin a la que
A
suministra MIRET I SANS, Joaquim: Les cases de Templers y Hospitalers en Catalunya,
Barcelona, 1910, pg. 526, que le hace comendador de Susterres entre 1681 y su muerte,
sobrevenida en Barcelona en agosto de 1699, como ya hemos apuntado.
ACA, ORM, Gran Priorato, libro 472/16. Provas de la noblesa citadas, fol. 126v.
De ellos, cinco corresponden a los expedientes de los siguientes caballeros: Franois de
Pons, 1527, de la Lengua de Aquitania; Felipe de Pons, 1627, de la Lengua de Aragn;
Juan Bautista de Pons, 1632, de la Lengua de Aragn; Gabriel de Pons de Talandre, 1680,
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Ignoro si el expediente malts de don Miguel no se halla en la Biblioteca nacional de Malta; es decir, si ha desaparecido, o si an no ha sido
digitalizado por The Malta Study Center, aunque la primera hiptesis no es
descartable. Sin embargo, aunque no podamos establecer la fecha en que se
cruz en la Orden, tras las ocho negaciones,39 la bendicin de su espada y
el juramento sobre el misal de la iglesia de su Lengua, arropado de todos
los caballeros de su albergue, sabemos que se hallaba en Malta el 30 de
diciembre de aquel mismo ao de 1698, porque as lo escribe el Gran prior
del Priorato de Catalua, D. Diego de Serralta y Desclaps, entonces en la
isla, a su teniente en Barcelona, D. Feliciano Sayol.40 Y tambin sabemos
que ya luca el hbito con la cruz de ocho puntas el 3 de noviembre de 1701,
cuando asisti en Figueras, acompaando a su hermano el conde, a la recepcin de doa Mara Luisa Gabriela de Saboya, esposa de Felipe V, con
quien renov sus esponsales en la iglesia de San Pedro de dicha localidad el
da siguiente,41 tras haber contrado matrimonio por poderes en la iglesia del
Santo Sudario de Turn, el 11 de setiembre anterior.
La informacin que lamentablemente perderemos, supuesto el caso de
la desaparicin del expediente malts, es la relativa a sus expediciones militares a bordo de las galeras de la Orden; es decir, las llamadas caravanas,
posiblemente entre la primavera de 1699 y finales del verano de 1701, que
es cuando debi de cruzarse, as como los empleos que alcanz en la jerarqua sanjuanista y las encomiendas de que goz en el Priorato de Catalua,
que no aparecen en el estudio, muy valioso pero incompleto, que dedic a
las mismas el ya mencionado Joaquim Miret i Sans en su libro Les cases de
Templers y Hospitalers en Catalunya (ver nota 36).
Mientras que Felipe V y su esposa permanecieron en Barcelona, don
Miguel particip en algunas de las fiestas y celebraciones que se le ofrecieron, particularmente en el torneo a pie que se disput el 14 de noviembre de
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1701 en la sala Real de los pleitos del palacio de la Diputacin, que refiere
Vctor Balaguer basndose en un antiguo manuscrito.42 Felipe V parti de
Barcelona hacia Npoles el 8 de febrero del ao siguiente. Feli no le cita
entre quienes sirvieron al rey en la ocasin, como tampoco Castellv,43 pero
lo cierto es que diez meses despus regres a Barcelona en la misma armada
que trajo al monarca (21 de diciembre), desembarcando el mismo da que
segn Feli lo hicieron los catalanes distinguidos en la batalla de Luzzara
(15.VIII.1702).44 No se contara don Miguel entre ellos? Entonces, por
qu razn Felipe V, hallndose en el Monasterio de Montserrat, el da de Navidad de 1702, le concedi la merced de levantar en Catalua un regimiento
de dragones?45
El conde de Robres nos revela que su hermano acompa a Felipe
en su campaa de Italia y mereci de su piedad este favor (la leva del
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BALAGUER, Vctor: Don Juan de Serrallonga. Barcelona, 1858, pgs. 73-75. Cfr. PREZ
SAMPER, Mara de los ngeles: Felipe V en Barcelona: un futuro sin futuro, en Cuadernos dieciochistas, nm. 1 (Salamanca, 2000), pgs. 99 y ss.; VV.AA., La vuelta por Espaa:
Viaje histrico, geogrfico, cientfico, recreativo y pintoresco. Historia popular de Espaa
en su parte geogrfica y poltica civil puesta al alcance de todas las inteligencias. Barcelona, 3 vols. 1872-74. Vol. 3, pgs. 203-209; REVILLA, Federico: Las advertencias polticas
de Barcelona a Felipe V en las decoraciones efmeras de su entrada triunfal, en Boletn del
Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa, nm. 49 (Valladolid, 1983), pgs. 399-400.
CASTELLV, op. cit., Madrid, 1997, I, 352, donde afirma: De los caballeros catalanes, solo
sigui al rey D. Agustn de Copons, a quien haba hecho la gracia del ttulo de marqus.
Como veremos, yerra el cronista, salvo que no contara entre los caballeros de Catalua a
don Miguel.
FELI DE LA PEA, Narciso: Anales de Catalua... divididos en tres tomos. Tomo III,
Barcelona, 1709, pg. 509. Confirmronse en este tiempo, siendo testigos todos los que
llegaron de Italia, de los sucessos del Campo de Luzara en crdito los Espaoles, particularmente catalanes.
Ibdem, pg. 509. No dudo de que la merced real para la leva del regimiento se produjera en
la fecha y lugar que el historiador cataln refiere, pero tampoco es cuestionable que la patente real para poderlo llevar a cabo se retras hasta el 6 de marzo del ao siguiente (AHPZ,
Hijar, I/24, 54). Cul pudo ser la causa? Quiz la misma que apunta Feli en la misma pgina, algo ms abajo: ...deviendole cada uno [Pons y Campredon] formar con ciertos pactos.
Evidentemente, no se expedira la patente hasta que estuvieran acordadas las condiciones
de la leva, en particular, por cuenta de quien corra la prima de enganche, el vestuario de
los reclutas, su manutencin hasta recibirse al sueldo, el armamento blanco, el de fuego, los
caballos, sus arreos y aparejos (sillas, mantillas, tapafundas, etc.). An en los regimientos
levantados a costa de particulares, el rey sola costear, como mnimo, las armas de fuego y
los caballos, pero la prima de enganche y el equipamiento de hombres (cinturones, correaje,
bredices, bandoleras, etc.) y caballos, solan acordarse tras arduas negociaciones. As, en
la Representacion que haze don Christoval de Moscoso y Montemayor, conde de las Torres
[...], al Rey N.S., Madrid, 1722, pg. 146, leemos: Acabada quasi la campaa, fue su Mag.d
servida de nombrarle Coronel de uno de los Regimientos de Cavallera que se avian de formar en Espaa. r fin del ao de 1702 volvi la Corte, donde se mantuvo ms de quatro
meses para la prctica & execucin de lo que avia mandado su Mag.d, lo que despus de
varios debates, y alteraciones tuvo efecto.
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regimiento),46 corroborando nuestra impresin de que debi zarpar de Barcelona con la expedicin real, aunque no advirtieran su presencia los dos
cronistas citados. Lamentablemente, el conde no refiere ninguno de los servicios militares de su hermano en Italia, a donde fue a servir como voluntario. Pero en la misma condicin le acompaaba el mallorqun Francisco
Dameto y Togores (ca. 1683-1740), futuro VII marqus (consorte) de Bellpuig, que desde aquella primera aventura compartida no volveran a separar
sus caminos hasta 1710, cuando don Miguel comenz su particular calvario
de prisiones. Por la biografa de dicho caballero, que public Joaqun Mara
Bover de Rossell, basndose sin duda en su hoja de servicios militares,
sabemos que:
Le veremos acompaar a Felipe V desde Barcelona a Npoles, y
agregarse despus por orden de S. M. al regimiento de Saboya que se hallaba
en Miln. Para trasladarse a este punto le fu preciso pasar por Mantua, bloqueada entonces por los regimientos alemanes. En medio de los mayores
peligros logr unirse a su regimiento, con el cual recorri todos aquellos
puntos sublevados, y el 15 de Agosto de 1702, dia en que tuvo lugar la clebre batalla de Luzara, D. Francisco Dameto fu de los que pelearon con
ms intrepidez, hasta conseguir que las armas austracas quedasen vencidas.
Pas despus Milan siguiendo la persona de S. M.; de all fu Francia y
despues Catalua, () [donde] D. Francisco Dameto levant su costa
una compaa de dragones, con la cual pele en la primera campaa de
Portugal, as como en los sitios de Castelldavide, de Gibraltar.47 Lo
que acabamos de leer podra calcarse para don Miguel sin alterar una coma.
Otras dos fuentes confirman tambin su presencia en Italia. Lo hace Sebastin Roca en la dedicatoria de su libro a la condesa de Aranda, apuntando
con ms ampulosidad que sustancia: el Excelentissimo Mariscal, y Theniente General Don Miguel de Pons, gloriosissimo to de V. Exc., que en
servicio de Phelipe V el Animoso midi casi sus passos con sus victorias en
la importante pacificacin de Catalua y las clebres guerras de la Italia.48
Y tambin el nico registro que aparece a su nombre en la Gua de fuentes documentales, una de las bases de datos del Ministerio de Cultura. Nos
remite al legajo 804 de la seccin de Estado del AHN, cuyos documentos,
46
47
48
PEZ DE MENDOZA Y PONS, Agustn (conde de Robres): Op. cit, en nota 25, pg.
L
153. En adelante, las citas a este libro irn en el propio cuerpo del artculo, consignando su
paginacin entre parntesis.
BOVER, Joaqun Mara, y MEDEL, Ramn: Varones ilustres de Mallorca. Palma, 1847,
pg. 391.
ROCA, Sebastin: Arte francs de Roca. Barcelona, 1750, en la pgina V de la dedicatoria,
que carece de paginacin. Como era habitual, las noticias en que ensalza a los antepasados
de la condesa, le haban sido facilitadas por ella misma.
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adems de referirse a hechos acaecidos en aquella pennsula, estn todos redactados en italiano, segn dicha catalogacin. Quiz ello explique su gran
dispersin temporal (1678-1712), pero el de don Miguel solo puede referirse
al ao 1702, el nico en que sirvi all. Ya la segunda de entre una decena
de palabras claves invoca el nombre de Regimiento de Saboya, al que
con seguridad se agregara de voluntario, en virtud de la orden dada a todos
ellos por Felipe V el 27 de junio de 1702, en Miln.
El problema para localizar dicho documento en un legajo, del cual la
aludida B. D. no suministra la foliacin, es que habra que sacar cada uno de
los dos o tres mazos documentales de que consta cada caja o legajo, y examinar uno a uno cada folio de los mazos (entre 350 o 500, segn el nmero
de mazos) hasta dar con el que se refiere a don Miguel. Un trabajo hercleo
que estuve dispuesto a abordar pero que ahora, solamente para confirmar
cuanto llevamos inferido con tanto fundamento, no merece la pena. Otra
cosa hubiera sido el conocer la foliacin porque, aunque los folios ya no
conservan el orden primitivo, bastara ir ojeando su numeracin, en el margen superior derecho, hasta dar con el preciso. En todo caso, me consuela el
que, como veremos adelante, hay ms documentos en el AHN donde se le
menciona, aunque no en Italia, de que nos serviremos en el presente trabajo.
III. LA CARRERA MILITAR QUE REFIERE SU HERMANO (1703-1707)
Completada la leva de su regimiento de dragones, don Miguel se encamin con ellos a Vich, donde el da 2 de junio de 1703 pas su primera
muestra y fue recibido al sueldo real.49 En las afueras de dicha localidad
permaneci acampado unos das, hasta que recibi la orden de encaminarse
hacia Extremadura, lo que segn Feli, se verific el mismo mes. El nuncio
apostlico en Madrid, escriba el 18 de julio a la Secretara del vaticano en
los siguientes trminos: Da Barcellona scrivono che era uscito da Viche il
Reggimento di Dragoni di D. Michel Pons per Estremadura e che lo seguiterebbe laltro di Camprodon.50
En realidad, no fue Extremadura su destino aunque s el de Camprodn, sino Castilla. En efecto, tanto el 1.XI.1703, como el 31.III.1704 la
49
50
CASTELLV: Op. cit., Madrid, 1997, I, 377, aporta los nombres de los diez capitanes iniciales del regimiento. Coronel: don Miguel Pons de Mendoza; teniente coronel: don Flix
Marimn; sargento mayor: don Francisco Picalques. Capitanes catalanes: don Francisco de
Escallar [Descatllar]; don Nicols Grec; don Jos Grimau; don Raimundo Reard y de Copons y don Benito Olmera. De los dos restantes, don Francisco Dameto era mallorqun y don
Manuel Salcedo, vasco.
Archivio Vaticano, Nunziatura di Spagna, tomo 189, fol. 176
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52
HN, Estado, libro 279. Asistencias acordadas a la Ciudad de Salamanca por el Conde de
A
Moriana, de orden de S.M., para las tropas que se encuentran all: (1) Regimiento Real de
Asturias. (2) Tercio de D. Manuel Maldonado del Burgo. (3) Tercio de D. Joseph de Chaves.
(4) Regimiento de Cavalleria de D. Isidoro de la Paz y Castilla. (5) Regimiento de D. Juan
de Tovar [llamado Santiago]. (6) Regimiento de la Reyna. (7). Tercio de Madrid, de que es
Maestre de Campo D. Pedro Ronquillo. (8) Tercio de D. Juan Fernndez de Aguirre. (9)
Tercio de D. Bernardino Delgado. (10) Regimiento de Dragones de Pons de Mendoza, y dos
batallones de Guardias Flamencas.
SANCHEZ MARTN, Juan Luis: La batalla de Almansa: hombres, unidades y orden de
combate (Pt. I), Dragona, ao III, nm. 6, 1995, pgs. 35-44.
111
Luego el regimiento fue a Mlaga y al Reino de Valencia, mientras los oficiales pasaban a Catalua para reclutar. All les sorprendi la sublevacin
general que puso todo el Principado a los pies del archiduque que el 22 de
agosto se present con la armada inglesa ante Barcelona, antes de que el
virrey Velasco se viera obligado a rendir y abandonar la capital (14.X.1705).
Don Miguel fue atacado en Martorell, pero pudo refugiarse en Lrida (pgs.
241-243), y de all pas a Aragn, reunindose el 12 de octubre con su regimiento en Bujaraloz, que haba sido llamado all por el capitn general
prncipe Tserclaes de Tilly, encargado por Felipe V de someter la sublevacin de aquel reino. Al frente de su regimiento acudi a recobrar Alcaiz,
primer lugar aragons que se haba declarado por el archiduque. A la vista
de las tropas, la ciudad se entreg sin resistencia (18.X.1705), pero no todos
los lugares vecinos siguieron su ejemplo; adems se sublev tambin el antiguo condado de Ribagorza. A don Miguel se le orden guarnecer Monzn,
pero hubo de detenerse en Fraga porque una avenida del Cinca se llev su
puente. El da siguiente la villa fue atacada por los archiducales, rindindola
por capitulacin (2.XI.1705) su gobernador, el mariscal de campo Louis de
Winterfelt.53 Lamentablemente para Pons, entre los pactos que firm el valn figuraba la entrega de los caballos reales de su regimiento; es decir, los
de orejas cortadas (pg. 254-255).
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HPZ, Hjar, I/24, 57. La patente, expedida en Bujaraloz, no seala ningn mrito de serA
vicio, limitndose a justificar el nombramiento por tratarse de una persona de prctica y
experiencia militar para dicho gobierno. En cambio, aclara que Pons segua siendo, a dicha
fecha, coronel de dragones, por lo que carece de fundamento la noticia de que hubiera sido
promovido a mariscal en mayo de 1705.
Compendio annual de los sucessos principales de la Europa en el ao de 1705. Madrid,
Antonio Bizarrn, 1706, pg. 287.
FERNNDEZ VILLANOVA, David: Alcorisa en la Edad Moderna. Alcorisa, 2010, pg.
159.
TABOADA CABAERO, Eduardo: Mesa revuelta. Apuntes de Alcaiz. Zaragoza, 1898,
pg. 266.
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J ONES, John: A Journal of the Siege of San Matheo, Capital of the Mastership of the Military Order of Montesa, in the Kingdom of Valencia. Containing an Account of the Defence
of that Place, by the Governour Colonel John Jones. London, 1707, pg. 12. Jones era entonces un simple capitn del regimiento de infantera (reconvertido de dragones) del coronel
conde James de Barrymore. Pese a lo afirmado en el ttulo, Jones no ascendi a mayor de
su regimiento hasta el 27.I.1706 (Calendars of State Papers of the Reign of Anne, PRO,
Domestic series, Vol. IV, 1705-1706. London, 2006, pg. 57), aunque en 1707 era ya coronel
y gobernador de Tortosa. A pesar de su corta graduacin, se le confi el mando de la fuerza
expedicionaria que tomara la obediencia a Traiguera y San Mateo porque hablaba espaol.
Mandaba sobre 270 hombres de su regimiento, 30 jinetes del Royal Dragoons y unos 500
migueletes, que lograran defender San Mateo desde el 28 de diciembre, en que fue sitiada
por el conde de las Torres, hasta el 10 de enero siguiente. El conde careca de artillera, pero
fabric dos minas que fueron neutralizadas por los defensores (versin de Jones), o por las
fuertes lluvias (versin del conde de Robres).
BOVER, Joaqun Mara, y MEDEL, Ramn: Op. cit., pg. 392.
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... Y que la defensa y conservacin de esa importante ciudad ha merecido uno de mis principales cuidados, previniendo anticipadamente pasen a ese reino un teniente general, un mariscal de campo, un brigadier con otros oficiales subalternos, y a esa ciudad tres regimientos
de dragones que, comandados por el brigadier don Miguel de Pons y Mendoza, pueda regir
las operaciones que convinieren, segn el tiempo y las ocurrencias. El Rey a la muy noble
y muy leal ciudad de Tudela, desde el campo Real de Jadraque, 13.VII.1706. Transcrita por
DAZ BRAVO, Jos Vicente: Memorias histricas de Tudela. Pamplona, 1956, pg. 386.
D. Alonso Feliciano Gonzlez de la Cmara y Andrade, II marqus de Villel, alfrez mayor de
la villa y seoro de Molina, que desde la entrada del archiduque en dicha villa (28.VII.1706) se
hallaba refugiado en la cabeza su seoro. Reunido en su palacio de Villel con el tambin molins D. Juan Malo Garca, pergearon un plan para recuperar la plaza y fortaleza, que ejecutaron
conforme al guin previsto el da 15 de agosto. Por un postigo reservado para las entradas y salidas de la guarnicin, cuya llave conservaba un vecino, entraron en la plaza unos 70 hombres
de las milicias del marqus que redujeron primero a los soldados alojados en casas particulares,
despus a las guardias de las distintas puertas (del Bao, de Valencia y del Ro), y finalmente
a la escasa guarnicin del alczar, donde hallaron la mayor resistencia. All fue capturado el
capitn holands Johann van Nassau, que fue llevado a Madrid con el resto de los prisioneros.
El propio D. Juan Malo fue el encargado de dicha misin, como tambin de dar cuenta al rey
de aquel suceso, lo que verific en Ciempozuelos el 19 de dicho mes. Herido en el combate de
Calamocha, el rey le concedi la graduacin de coronel de sus reales ejrcitos, agregndole al
regimiento de Vitoria, que tuvo que reclutar casi enteramente y lo mand durante la prisin de
Estrada en Lrida. Result gravemente herido durante el sitio de dicha plaza en octubre del ao
siguiente, falleciendo al cabo de un mes, ya retirado en su casa.
HOOKE, Luke Joseph, lAbb (ed.): Mmoires du Marchal de Berwick, crits par luimme. Pars, 1778, pg. 378. Environ le mme temps, M. de Pons, Lieutenant Gnral, que
javois mis pour Commandant du cte de Molina dAragon.
AHN, Estado, leg. 2343. El 29.XI.1706 solicitaba en Madrid el Sargento Mayor del Regimiento de Dragones de Don Miguel Pons las armas, cavallos, y equipages que le faltan. En
marzo del ao siguiente se le entregaron 252 caballos que, con los 120 que le dio el Duque
[de Berwick] en 7.bre [septiembre] passado, hazen 372 cavallos, 372 sillas y frenos y 360
pares de pistolas.
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Fue el tercer hijo de los nobles Henry Crofton of Longford House (1710), en el Condado de
Sligo (Irlanda), y de Sarah Brabazon, sobrina de Lord Ardee. Debi nacer ca. 1667 porque el
4.VII.1681 fue admitido como estudiante de leyes en el elistista Middel Temple de Londres.
Catlico, como su padre, tena que ser muy cuidadoso en ocultar su credo religioso, cuya
prctica constitua un grave delito. Tuvo diferentes problemas desde la Navidad de 1683, junto a otros estudiantes irlandeses, que fueron sorteando hasta que el aperturismo religioso del
rey catlico Jacobo II (1685-1688), les permitieron la satisfaccin de asistir con sus uniformes
escolares, en enero de 1687, a una misa en la residencia del embajador espaol (Wild-House),
regresando pblicamente al colegio en coches de la embajada. Con la deposicin del rey fue
expulsado del colegio cuando estaba a punto de graduarse, ingresando el mismo ao, con el
grado de capitn, en un regimiento de caballera irlandesa levantado en favor del depuesto
monarca. Tom parte en el sitio de Derry (18.IV-28.VII,1689), en las batallas de Boyne (11.
VII.1690) y Aughrim (22.VII.1691), que sellaron la suerte de la guerra. Refugiado en Limerick, tras la capitulacin de este ltimo enclave jacobita (13.X.1691), y de acuerdo con el
tratado, fue transportado a Espaa, donde l prefiri ir antes que a Francia, opcin mayoritaria
para los casi 15.000 refugiados que salieron de la ciudad. Henry T. Crofton, editor de las memorias de la familia, recopiladas en An account of John Crofton, of Ballymurry..., 1911, pg.
157, cree que complet su educacin en Espaa y asegura que ingres en su Ejrcito, aunque
no apunta ninguna noticia sobre su carrera militar anterior al 15.VII.1705, cuando levant el
regimiento de dragones, con el cual secund a Pons en sus operaciones en Aragn (agostodiciembre, 1706), periodo en el que ascendi a brigadier por la toma de Daroca, hasta que
cay prisionero en el combate de Calamocha. Tras ser intercambiado, destac en la batalla
de Gudia (7.V.1709), obteniendo la bengala de mariscal de campo el 15 de diciembre del
mismo ao, dejando el mando de su regimiento a Lord David Sarsfield, vizconde de Kilmallock. Sirvi como mariscal en el asalto de Brihuega y la subsecuente batalla de Villaviciosa
(10.XII.1710), pasando en 1711 a servir en Catalua, donde tuvo los gobiernos de Solsona
e Igualada y ascendi a teniente general (1715). Sirvi dicho empleo en las expediciones de
Cerdea (1717) y Sicilia (1718), a las rdenes del marqus de Lede, falleciendo en 1722.
RANZN, Pascual: Gloria de Tarazona merecida en los siglos passados de la antigua naturaleza de sus hazaas. Madrid, 1708, pg. 172. Qu tena cercado aquel rebelde Lugar
y lo pensaba entrar viva fuerza al amanecer, que luego movera con sus Tropas o a las
Fronteras de Tarazona, para escarmiento del Enemigo, o se arrojara sobre Daroca para que
fuera apagar el fuego de la Guerra en su casa fin encender las llamas en las agenas. No
parece tratarse de una transcripcin del original escrito sobre el campo de Nuvalos, sino del
resumen que de l form el autor.
117
hacia Calatayud para disuadir a los austracistas del ataque sobre Tarazona,
pero tengo ms probable que la idea de tal movimiento fuera suya.
Parti de Molina el 11 de octubre, con su regimiento de Dragones, el de
Crofton y un corto nmero de milicianos del marqus de Villel, que mandaba tambin su propia compaa de milicias a caballo. Sobre esta incursin
divergen notablemente las noticias acopiadas. El conde de Robres, que nunca fecha los hechos que narra, dice que tras poner bajo contribucin algunos lugares, pas sin oposicin hasta Munbrega, donde campaba D. Luis
Domnguez con el regimiento de caballera de Morras (pg. 318). En la
Gaceta de Revilla, impresa en Zaragoza el 19 de octubre, se dice que Don
Miguel Pons avia entrado los Lugares de Ibides, Maluenda, y Nuebalos y
en ellos executado algunas crueldades,68 pero en Ibdes, al igual que Jaraba,
Carenas, Campillo de Aragn y Villarroya, haba muchos fieles a Felipe V
que adems de recibirles amistosamente, sirvieron con hombres, batidores
y espas y contribuyeron con dinero y vveres para la manutencin de la
tropa.69 El resmen que la Gazette de Lyon public de la relacin verbal que
el 24 de octubre hizo en Madrid el Tcol. Daveton cuyo apellido transliteran
en sieur DAubenton, del regimiento de Crofton, enviado por Pons para
dar cuenta de la toma de Nuvalos, quiere que salieron de Molina el 11, que
desalojaron al enemigo de Ibdes a las 4 de la tarde del 12 y que tomaron
Nuvalos aquella misma noche. Esto no solamente contradice a Pons, que
escribe ante Nuvalos el 15 por la noche, sino que tiene un complicado
encaje racional, pues mediaban casi 11 leguas entre Molina e Ibdes y otra
adicional, por terreno fragoso, desde all hasta Nuvalos, lugar fuerte y murado en una punta de peas escarpadas de modo que solo por una parte hay
entrada.70
Pons parti desde Molina hacia Villel [de Mesa], siguiendo desde all el
curso del ro Mesa, que entonces desaguaba en el Piedra sobre Nuvalos y
ahora lo hace en el pantano de la Tranquera, una de cuyas colas se acerca a
Ibdes. Fue recogiendo contribuciones por todos los pueblos del valle: Algar,
Calamarza y Jaraba, as como en Campillo [de Aragn], ms al interior, que
en 1708 solicit la merced real por la colaboracin prestada. El 12, a las
4 de la tarde siguiendo a Daveton llegaron al cerro que domina la villa
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70
ENEDICTO GIMENO, Emilio y SOLS, Jos Sols (eds.), Y Dios apoyar al Csar: la
B
Guerra de Sucesin en Aragn a travs de las Relaciones de Sucesos (1706-1707). Calamocha 2006, pg. 103.
VV.AA., La guerra de sucesin en Ibdes y su comarca. Una villa privilegiada en la aplicacin de los decretos de nueva planta, en Investigacin y Patrimonio en la provincia de
Zaragoza II. Zaragoza, 2010, pgs. 177-178.
MIANO, Sebastin y LPEZ, Toms: Diccionario geogrfico-estadstico de Espaa y
Portugal, tomo VI. Madrid, 1827, pg. 274.
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78
sommer les habitans de Calatayud, mais on nen fait pas encore la rponse (Noticia fechada
en Madrid, el 9.XI.1706).
Ibdem, pg. 670. Madrid, le 9. Novembre 1706. Les Partisans du Roi Charles en Arragon
se soutiennent toujours; ils se sont revanchs, depuis peu de la perte quils ont faite Nuevalos, ayant pill Carenas.
BENEDICTO GIMENO, Emilio y SOLS, Jos (eds.): op. cit., pgs. 107-108.
BELANDO, Nicols Jess de: Historia civil de Espaa: sucessos de la guerra y tratados
de paz desde el ao de 1700 hasta el de 1733. Parte primera. Madrid, 1740, pgs. 298-300.
120
80
121
y Crdoba, hermano del conde de Hornachuelos, y el de Infantera de Vitoria, que mandaba el coronel D. Diego de Estrada y Nava.81 Sabemos que
los 3 regimientos montados sumaban 997 soldados, no todos con caballos,
pues el de Pons contaba con 155 (37%) y el de Crofton con 283 (92%), no
constando el nmero del de Granada.82 El regimiento de infantera de Vitoria tena unos 120 efectivos,83 desconocindose la fuerza de las milicias de
Villel, que ciframos en unos 300/350 hombres como mucho.
No puede afirmarse que se hallara pujante en fuerza, aunque no la tuvo
mayor a su cargo desde que guardaba fronteras, primero en Alcaiz y luego
en Morella; pero sabemos que estaba muy motivado por su nuevo ascenso
como escribi a su hermano (pg. 320), el segundo que reciba en 6 meses
y que debi conocer en Molina a finales de noviembre. El 3 de diciembre,
viernes a primera hora, parta de nuevo de Molina para intentar tomar otra
vez la ciudad de Daroca, dejando atrs nicamente un escuadrn de caballera del regimiento de Granada, al mando de su coronel, y alguna milicia
81
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HN, Estado, leg. 312. En un memorial que dicho coronel remiti al Rey desde Lrida el
A
8.X.1707, deca que reclut y arm el regimiento a su costa; que mand una brigada de cinco
regimientos en la primera campaa de Portugal y otra los 9 meses que dur el sitio de Gibraltar. Que era el coronel ms antiguo de los regimientos que sitiaron Cuenca, donde qued
por gobernador y comandante de la guarnicin. De all pas a socorrer la ciudad de Daroca,
donde estaba sitiado el mariscal Miguel Pons de Mendoza, y despus se hall en la batalla
de Calamocha, donde fue hecho prisionero. En aquel tiempo despach a Molina de Aragn
varios correos a su costa, noticiando al referido mariscal Miguel Pons los movimientos del
enemigo, que sospechando de l lo tuvieron encerrado tres meses en un calabozo de Monzn
y otros tres en la crcel de Tarragona. Solicitaba el empleo de brigadier por hallarse de
coronel con la patente ms antigua de los espaoles del ejrcito y en atencin a los 43 aos
de servicios del marqus de Casa Estrada, su padre. Apuntemos que acababa de recobrar
su libertad en Lrida, tomada por el duque de Berwick, aunque an resista el castillo de
Gardeny; que el ascenso se le concedi por patente de 6.IV.1709 y que, en 1711, a la muerte
del padre, fue II marqus de Casa Estrada, ttulo concedido a aquel por asumir a su costa
la leva del regimiento, aunque de ella y del mando se encargara efectivamente el hijo. El
regimiento se extingui en 1715, al pasar sus dos batallones a engrosar los regimientos de
Lisboa y Saboya, siendo destinado el marqus de Casa Estrada a servir en el estado mayor
de la plaza de Cdiz. Mientras que estuvo prisionero, mand su regimiento el marqus de
Villel, compaero de infortunio en Calamocha, que result herido de muerte precisamente
ante los muros de Lrida.
AHN, Estado, leg. 281, apd. 1. Escrito por el que se especifica el nmero de prdidas
habidas en los regimientos de caballera y Dragones de Granada, Grafton y Pons. Molina,
22 de diciembre de 1706. Sumando las prdidas a la fuerza revistada, hallamos la que tena
inicialmente.
Un informe de la Secretara de Guerra sobre el estado de diversos regimientos en agosto de
1705, dice: El Regimiento de la Victoria (Estrada) tiene 61 hombres; ha de reclutar 100
y se le darn los 339 que le faltan (AHN, Estado, leg.746, s/f.). Es obvio que la dacin de
hombres empeada no lleg a darse, siendo probable que el regimiento saliera de Molina con
toda su fuerza efectiva, quedando de retn para la salvaguarda de aquella frontera solamente
una parte de las milicias de Villel y un escuadrn del regimiento de Granada, al mando de
su coronel.
122
local. En un informe posterior al Rey, dice que lo hizo con 180 caballos
de Granada, poco ms o menos de Grafton y unos 60 del mo, mal equipados; 115 dragones desmontados [de su regimiento], otros tantos infantes de
Vitoria y milicias [de la que no cita su nmero]84. Es decir, 420 caballos
y unos 480 infantes a lo sumo (115 desmontados de Pons, 115 infantes de
Estrada y unos 250 milicianos de Villel); o sea, alrededor de 900 hombres en
total. La fuerza invasora resultante no pone en entredicho ni a Belando, que
la cifr en 800 hombres,85 ni al conde de Robres, que la alarg hasta casi el
millar,86 pero supone la tercera parte, o la mitad, de la que le atribuyeron las
gacetas proarchiducales de Zaragoza y Barcelona, y los autores que bebieron en ellas (Feli, o Castellv, por ejemplo), que cifraron su caballera en
800 jinetes y su infantera en 1.000 y hasta 2.000 hombres.87
Pero en esta ocasin Pons tena que enfrentarse a rivales mejor prevenidos y ms vigilantes. El mismo da que sali de Molina, fue notada su
presencia en Villel de Mesa, todava en Castilla, hacia donde partieron los
regimientos montados de Morrs y Ernest van Winterfelt, el hermano del
que rindi Fraga el ao anterior, a la sazn ya destinado en Flandes (ver nota
53). Al saber que Pons se diriga a Ateca, pensando que su objetivo fuera
Calatayud, entraron en esta ltima el da 4. Entretanto Pons, que no pas de
Ibdes, en su tercera marcha consecutiva de 6/7 leguas, lleg el da 5 a Villafeliche, donde estaba el barn de Winterfelt con su regimiento de dragones,
150 caballos de Morrs y 150 infantes.88
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88
HN, Estado, leg. 281, apd. 1. Relacin del combate de Calamocha, escrita por el Mariscal
A
Pons de Mendoza en Molina, 22 de diciembre de 1706.
BELANDO, Nicols J. de: Op. cit., pg. 301. Esta cifra es coincidente con la que public
la Gazette de France, nm. 3/1707, de 22 de enero, a partir de una noticia procedente de
Madrid, fechada el 4.I.1707.
l [su hermano] se hallaba muy inferior, porque su infantera, contando los dragones de
Picalques, no excedia de 500 hombres, y su caballera apenas llegaba ese nmero, porque
tena con su coronel, D. Lope de Hoces, destacado un escuadrn del regimiento de Granada. Es de notar que el conde de Robres cita al regimiento que tuvo Pons hasta su ascenso a
mariscal, como regimiento de Picalques, mientras que, en su carta al rey, el propio Pons se
refiere siempre a l como mi regimiento o el mo. Esto sugiere que la patente de coronel
a favor de Francisco Picalques llegara a Molina despus de la partida de las tropas.
FELI DE LA PEA, Narciso: Op. cit., tomo III pg. 587, la cifra en cerca de 800 cavallos
y de 2.000 entre Infantes y paysanos. CASTELLV, Francisco: Op. cit, vol. II, pg. 307,
publica una relacin annima donde leemos: Las tropas del mando del teniente general don
Miguel Pons consistan en los regimientos de caballera de Pons, Granada y Grafeton, que
hacan 1400; la infantera de los regimientos de Strada y marqus de Villen, 970, sin contar
un nmero considerable de milicias de Castilla (que algo ms abajo estima en dos mil).
WIJN, J.W.: Het staatsche Leger 1568-1795: VIII, pt. 2, Breda 1959, pg. 158, rebaja algo
el total, situndolo alrededor de 2.000 hombres (Pons met ongeveer 2000 man).
AHN, Estado, leg. 281, apd. 1. Relacin del combate de Calamocha..., citada. El barn
Ernest van Winterfelt, como dijimos en la nota 53, era el coronel comandante del regimiento
de dragones de Mattha.
123
Pons le atac, presumiblemente en el interior de la villa, aunque no aclara este punto. La resistencia fue muy dbil porque los dragones de Winterfelt huyeron enseguida, retirndose el resto hacia Daroca. Los hombres
de Pons, fatigados por la marcha, no les persiguieron y el mariscal concluye el episodio consignando lacnicamente que hubo pocas bajas en este
encontronazo.89 Pero combate hubo, por breve y escasamente cruento que
fuera, aunque sea esta la primera vez que se menciona, dado que no lo registran ni Feli, ni Castellv, ni Belando, ni las gacetas coetneas, ni siquiera el
conde de Robres. Solo la gaceta de Revilla apunta que apenas desertaron
los nuestros aquel pays, pas el enemigo Villafeliche, donde ha saqueado
algunas casas.90 Pero aquella era tierra amiga que presentara memoriales
justificativos de sus servicios en 1708, donde descans una noche y se provey de plvora, presentndose el 7 ante Daroca.
Refiri a su hermano que tena esperanzas de sorprenderla de nuevo, y
volvi a desplegarse en el prado de Santa Quiteria. Segn Belando, intim
la entrega de la plaza con un pliego que llev un tambor, pero el conde de la
Puebla lo rompi sin verlo.91
Tena tres regimientos de infantera consigo y, aparte de la caballera
replegada de Villafeliche, el da anterior recibi el refuerzo de 300 jinetes
de D. Jos Nebot. Pons repar su exceso de confianza, o su error de clculo,
retirndose el mismo da en direccin a Calamocha, 4 leguas al sur. Puebla
envi un destacamento del regimiento de Nebot, al mando de su sargento
mayor, para hostigar su retaguardia, pero cayeron en una emboscada y fueron deshechos por las tropas de Pons.
El mariscal, temiendo nuevos ataques, se fortific en San Martn del
Ro, a legua y cuarto de Daroca, donde permaneci 3 das. Los vecinos
haban abandonado el pueblo antes de su llegada, pero Pons orden incendiar algunas casas el da 10, antes de partir. Tambin lo hizo el mismo
da en Bguena, algo ms de media legua aguas arriba del Jiloca. Y la
informacin no procede de gacetas, sino de testimonios vertidos ante
89
90
91
I bdem. El legajo est foliado, pero advierto que la numeracin tomada de los folios siendo
consecutivos tienen cardinales diferentes; de ah que la omita al no poder discriminar cual
sea la correcta.
Noticia fechada en Daroca, el 10.XII.1706, reproducida por BENEDICTO GIMENO, Emilio y SOLS, Jos (eds.): Op. cit., pg. 173.
Confirma la existencia de dicha intimacin una de las relaciones annimas que circulan sobre el combate de Calamocha, en concreto las Noticias Individuales de la Felix Victoria
publicada en Zaragoza el 24.XII.1706. El autor rene en combate singular naturalmente
ficticio a los dos generales. El Conde de la Puebla, descubriendo a Pons, que abanzava en
fuga presurosa, le dixo: Aguarda sacrlego, que vengo a responderte al papel que me embiaste. Y dizindole esto, le di una cuchillada que le parti la frente.
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ciso, salvo en la identificacin del lugar, fue el informe que remiti al Vaticano monseor
Zondodari, nuncio en Madrid, fechado el 22.XII.1706: Battaglia di Molina: Disfatti 4
reggimenti, 2 di fanteria di cui uno di Milizie e quelli dei Dragoni di Pons e Grafton, che vi
rimase ucciso. A.S.V., Nunziatura di Spagna, tomo 196.
AHN, Estado, leg. 281, apd. 1. Escrito por el que se especifica el nmero de prdidas
habidas en los regimientos de caballera y Dragones de Granada, Graffton y Pons, fechado
en Molina el 26.XII.1706.
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gentos, y 207 soldados;102 es decir, 247 en total. Sobre los muertos, aada
que los paisanos haban contado entre 300 y 400. La Gazeta de Barcelona
public el 24 de diciembre siguiente detalle de los prisioneros capturados
en el campo de batalla: un Brigadier [Crofton], un Coronel [Estrada], 8
capitanes, 34 oficiales menores y 200 soldados. Es decir, 244 en total.103
Circulan otras cifras por diferentes gacetas, pero estas dos tienen la virtud de
que, procediendo de dos fuentes distintas, son a la vez todo lo coincidentes
que pueden serlo, ya que tanto el cmputo de heridos, como el de prisioneros, variaba da a da en funcin del sanado o muertes de los primeros como
por las fugas o rescates de los segundos.
Sobre los muertos que tuvieron las tropas de Pons en la accin tambin
circulan cifras diversas. La nica cerrada se public en Daroca, el da siguiente a la batalla, en un panfleto que deca:
Derrota que se dio a Pons el 16 de Diciembre de 1706 en Calamocha por
las Armas del Rey. Muertos 333. Heridos, pasan de 300. Estandartes y otros
despojos que se han cogido, el de Don Miguel Pons, el de Granada, 4 banderas,
10 cajas de guerra, 122 caballos, 800 fusiles y pistolas, 150 bagajes con
diferentes cosas cargadas: de plvora 9 cargas, de balas 13 cargas y granadas,
100 cahces de cebada, 200 de trigo, y ms de 4.000 panes amasados.104
El nmero es tan cabal que parece tener alguna connotacin cabalstica;
pero no es creble ni en s mismo, ni en asociacin con la cifra de heridos,
como tampoco lo es la de las armas tomadas, ni la de panes amasados, sorprendiendo por consiguiente que la de caballos capturados no se aleje tanto
del recuento firmado por Pons.
Sustitucin en Molina y reivindicacin en Almansa
El informe de Pons lleg a la Corte a finales de diciembre, pero su derrota era ya conocida. Anota Dangeau en su diario que el 2 de enero de
1707 lleg a Versalles un correo de Espaa con cartas del 27 de diciembre.
Dos regimientos han sido enteramente deshechos en Aragn: Pons y Grafton, que estaba compuesto por desertores ingleses. Grafton est prisionero
y Pons herido.105 La Gazette de Paris, en su tercer nmero de aquel ao,
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105
ENEDICTO GIMENO, Emilio y SOLS, Jos (eds.): Op. cit., pg. 177.
B
Ibdem, pg. 203.
ESTEBAN ABAD, Rafael: Estudio histrico-poltico sobre la ciudad y comunidad de Daroca. Teruel, 1959, pgs. 115-116.
COURCILLON, Philippe de (marquis de Dangeau). Journal du Marquis de Dangeau, avec
les additions indites du Duc de Saint Simon. Pars, 1857, Vol. XI, pg. 275
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azette de France, nm. 3/1707, du 22 janvier, pg.31, citando una carta de Madrid, feG
chada el 4.I.1701. Por lo tanto, no ha de extraar que 20 aos ms tarde escribiera SEVIN,
Charles (marqus de Quincy): Histoire militaire du regne de Louis le Grand Roy de France
[], Pars, 1726, vol. V, pg. 394, le Chevalier Michel de Pons, ayant voulu savancer avec
un dtachement vers Saragosse pour y attaquer les ennemis, tomba dans une embuscade &
fut envelopp par un corps trois fois plus fort que le sien. Il fit connatre ses troupes qu il
falloit vaincre ou mourir & comme elles s taient dtermines suivre son exemple, elles se
firent jour au travers des ennemis, dont elles turent un grand nombre, & se retirerent avec
une perte trs mediocre. Ni el ms rendido panegirista de Pons se hubiera atrevido a tanto.
HOOKE, Luke Joseph, lAbb (ed.): Op. cit., pg. 378.
Gazette de Lyon, nm. 8/1707, du 19 Fvrier, pg. 31.
Ibdem, nm. 10/1707, du 5 Mars, pg. 39. Madrid, 15 Fvrier 1707. Le Marchal Duc de
Berwik est revenu de la visite quil a faire des frontieres dAragon du ct de Molina & de
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J ohan Frederik von Donha (1663-1712), conde de Donha y marqus de Ferrasires, fue el
segundo hijo del conde Frederik, de la casa Wartenberg-Schlodien, general al servicio de
las Provincias Unidas, y de Esprance du Puy de Montbrun-Ferrassires, de la antigua tierra
saboyana de Bresse, francesa desde 1601. Naci en el castillo de Copet, cerca de Ginebra,
adonde su familia se haba retirado. Como su padre, sirvi a la Casa de Orange desde muy
joven, siendo coronel propietario de un regimiento de infantera desde 1695 hasta 1708, perodo durante el cual ascendi a brigadier (1702) por su actuacin en la batalla de Eckeren,
y a general mayor (1707). En 1708 recibi la coronela del regimiento Zwitsers Hirzel, la
guardia suiza del Prncipe de Orange, que retuvo hasta su muerte. En mi artculo La batalla
de Almansa: hombres, unidades y orden de combate, Dragona, ao III, nm. 6 (1995),
pg. 29, le confund con su hermano Christoph (1665-1773), tambin conde de Donha al
tratarse de un ttulo imperial, que sirvi siempre al rey de Prusia.
Mercure historique et politique. La Haye, juillet, 1707, pg 101. On apprit encore, par
les lettres de Madrid du 26 de June, que D. Miguel Pons s toit empar de Barbastro & le
Marquis de Bay du Pont dOlivena.... La Gazette de France ampla la informacin, aadiendo que Le Duc de Berwick toit encore le 11 Caspe, o lArme avoit pass lEbro.
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Don Miguel Pons, avec un dtachement, avoit rduit les Villes de Fraga & de Barbastro
(nm. 27/1707, du 2 Juillet, pg. 106). La noticia, comprendida entre otras muchas, tena
su origen en Madrid, el 14 de junio, lo cual es harto sorprendente dado que la sumisin de
Barbastro, segn el acta que an conserva su archivo municipal, no tuvo lugar hasta el 22
de junio. Por otra parte, la reduccin de Fraga, desamparada del enemigo, la comunica el
duque de Orleans a Lus XIV el 2 de julio desde el campo de Ballobar, habindola guarnecido con tres regimientos de dragones. Cfr. Le Cabinet Historique, XIX, Pars, 1873, pg. 45.
Bibliothque du Louvre, Papiers de Noailles, tomo XXIV, nm. 106. Cfr. Le Cabinet Historique, XIX, Pars, 1873, pg. 53, y la Gazette de France, nm. 47/1707, du 19 Novembre,
pgs. 186-87.
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andaba un destacamento del segundo y tercer batallones del Regimiento de las Guardias
M
de Infantera espaola. El 30 de septiembre de aquel mismo ao, mientras acampaba cerca
del lugar de La Guardia (hoy La Guardia de Tremp), su campamento fue sorprendido y
asaltado en un ataque nocturno, donde muri junto a no pocos de sus camaradas.
Biblioteca del Louvre, col. Noailles, tomo 26, doc. 18. Luis XIV a Amelot. Versalles,
10.VI.1709.
BOUCHET, Louis Franois du (marquis de Sourches): Mmoires du marquis de Sourches
sur le rgne de Louis XIV. Pars, 1891, tomo XI, pg. 363.
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entre ellos 12 oficiales, no habindole costado esta accin ms que 4 soldados muertos, y algunos caballos muertos o heridos.122
Como es natural, cre que exageraba a la baja las prdidas del Mariscal,
pero aquella noticia haba partido de Madrid algo tardamente, cuando ya
haban llegado a la Corte diferentes despachos oficiales sobre la jornada.
Entre ellos, uno fechado el 5 de agosto en el Campo de Menarguens, de D.
Pedro Serrano a Grimaldo, que dice: De la accin de Pons se sabe cmo ha
sido y el nmero de prisioneros que ha hecho, que son 216 con 20 oficiales,
pues solo fueron atacados dos batallones: uno de portugueses y otro de alemanes, habindoles abandonado su Caballera.123
En el propio campo del Tolba, el da 3, se form una relacin de la bajas experimentadas, tanto de hombres como caballos, por cada uno de los
regimientos de caballera y dragones presentes en la accin, una por cada
regimiento y relacionadas compaa a compaa, resultado que el total de
ellas fueron 4 soldados muertos y 10 heridos, como tambin 15 caballos
muertos y 13 heridos.124
Sobre las archiducales no hay ms que clculos aproximados, exageradas o reducidas segn la coloracin de la fuente. Ni siquiera los concienzudos redactores del K.u.K Generalstab vienen a ser de mucha utilidad en la
ocasin, aunque algo aportan. Las mayores prdidas las sufri el regimiento
de Cartagena, que era del marqus de Alcantarilla, donde el sargento mayor
y muchos oficiales fueron muertos. El capitn de granaderos del regimiento
de Bulln qued sobre el campo con la mayor parte de sus hombres, y de
una compaa completa del regimiento de Alburquerque solo 14 hombres
volvieron del combate.125 Las prdidas totales pueden cifrarse en torno
a los 400 hombres, casi la cuarta parte de la fuerza acampada. A Schober
le llaman el hombre del milagro, supongo que por salvar muchas vidas de
aquella ratonera. Pero quin las haba comprometido al no asegurar la vigilancia de los vados?
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azette. Nm. 35/1709, du 31 Aoust, pg. 414. Il (Pons) les attaqua & les mit en fuite, leur
G
ayant tu environ 400 hommes & fait 300 prisoniers; parmi lelquels il y avoit 12 Officiers;
... cette action nayant coust que 4 soldats tuez, & quelques chevaux tuez ou blessez. La
noticia proceda de Madrid, fechada el 13 de agosto.
AHN, Estado, legajo 758.
Ibdem. Relacin de los soldados y caballos muertos y heridos que han tenido los
Regimientos de Caballera y Dragones en la funcin de Montaana el da 1 de Agosto de
este ao.
RECHBERGER, Josef: Feldzge des Prinzen Eugen von Savoyen: Spanischer Successions-Krieg: Feldzug 1709, XI Band, Wien 1886, pg. 214 ... bei welchem ein Obristwachtmeister und viele Officiere getdtet wurden. Der Grenadier-Capitain des Regimentes
Bullon blieb mit einem grossen Theile seiner Mannschaft auf der Wahlstatt, und vom Regimente Albuquerque kamen von einer ganzen Compagnie nur 14 Mann aus dem Kampfe.
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azette de France, nm. 3/1710, du 18 Janvier, pg. 29. La noticia est fechada en Madrid,
G
el 11 de diciembre de 1709.
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azette de France, nm. 16/1712, du 9 Avril, pg. 186. Noticia fechada en Madrid, el
G
11.III.1712
Gaceta de Madrid nm. 14/1712, de 5 de abril, pg. 56. Noticia fechada en Madrid el da 5.
Gaceta de Madrid, nm. 15/1712, de 12 de abril, pg. 60. Noticia fechada en Madrid el
da 12.
BACALLAR Y SANNA, Vincenzo (marqus de San Felipe): Comentarios de la guerra de
Espaa e historia de su rey: Felipe V, el Animoso. Madrid, BAE, 1957, pg. 230. La misma
felicidad tuvo don Miguel Pons en la Puente de Suert, libr al Marques de Villahermosa
del peligro que le amenazaba, sitiado de los enemigos. Puso en contribucin el condado de
Pallars y en la Puebla derrot un buen nmero de catalanes.
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GARUFI, Carlo Alberto: Rapporti diplomatici tra Filippo V e Vittorio Amedeo II di Savoia:
nella cessione del Regno di Sicilia dal Trattato di Utrecht alla pace dellAja (1712-1720).
Palermo, 1914, pg. 8: S. M. B[ritni]ca ha echo una reiterada declarazion de que emplear sus ms eficaces oficios donde sea nezesario para que en adelante los Cathalanes ...
puedan gozar de sus privilegios, con lo que los referidos plenipotenziarios Zesreos se han
aquietado respecto tamvien de que el Rey Xmo. ha hecho declarar por sus Plenipotenziarios
que concurrir al mismo fin.
CASTELLV, Francisco de: Op. cit., vol. III, 1999, pgs. 617-618.
AHN, Estado, leg. 2888. Registro de patentes despachadas por la Secretara de Guerra.
CASTELLV, Francisco de: Op. cit., vol. III, 1999, pg. 618.
143
su casa. En todo caso, tambin habra podido irse a Malta para servir a su
Orden, pero quedarse en la Corte, despus de haberse negado a luchar en
guerra viva y sin renunciar a su empleo, fue la peor opcin porque no es
creble que esperara conseguir otro destino alternativo.
Pons no pudo estar bien visto en la Corte, donde su solitaria aparicin
sera saludada con comentarios o chanzas zahirientes en los corrillos que
la notaban. Necesariamente deba de mantener la sangre fra e ignorar no
pocas provocaciones, ms de afectados gestos que de palabras injuriosas.
A finales de julio, cuando ya se saba que Aitona haba llegado ante Barcelona, tuvo un sonoro incidente con tres miembros del Consejo de Estado,
con los cuales haba empezado a polemizar a raz de la marcha de las tropas
francesas hacia Pamplona, el 9 de julio, para cruzar los Pirineos. Castellv
lo refiere as:
Pons habl a aquellos mismos sujetos en tono de desprecio y les dijo:
No ven, seores golillas, cmo les salen sus consejos, que destruyen al
Rey y sus vasallos. A fe que si V.E. hubieran de ganar a Catalua, la guerra
durara siglos y al fin se volveran con la cabeza rota. Mr. Orry y la princesa
de los Ursinos, que haban apoyado los dictmenes del Consejo de Estado,
quedaron ofendidos de la resolucin y osada con que haba hablado Pons,
que no fu poca parte de su desgracia.
El autor ya no volver a citar a Pons en su narraciones, aunque estoy
seguro de que lleg a conocer el desenlace de ese lance que nos deja calculadamente inconcluso, mucho antes casi 20 aos de que l comenzara a
escribirlo. Y si lo dej en suspenso fue porque quiso atraparnos en su hilo
conductor: que la desgracia de Pons, su cada, vino determinada por su oposicin a la reduccin de Catalua por la fuerza. Pero en su relato, Pons no
aparece ni dialogante ni templado, sino como un provocador, tan irreverente
como soberbio, y casi podra decirse que fuera de s.
Su situacin profesional deba de estar ya encausada por la jurisdiccin
competente, la Comisara general de la Infantera y Caballera de Espaa,
que pese a la generalidad del ttulo solo comprenda a Madrid y Castilla la
Nueva, todava carente de capitana general. Pero a dicho rgano se le estaban vaciando las funciones desde 1711, en beneficio de la parte o seccin de
justicia del Consejo supremo de Guerra, que luego configurara su sala II y
las tendra plenamente a raz del R.D. de 7-IV.1714. Aunque anteriormente
dicho Consejo intervena nicamente, como las Chancilleras o Audiencias,
en grado de apelacin, sin embargo tambin entenda en primera instancia,
instruyendo y sentenciando, en los casos que afectaban al honor de los altos
oficiales militares. De manera que, fuera por una razn u otra, creo que fue
dicho Consejo Supremo el encargado de incoar la causa contra don Miguel.
Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 87-148. ISSN: 0482-5748
144
Pero, aunque el cargo pudiera haberle costado la expulsin del Ejrcito real,
en modo alguno justificaba su ingreso en prisin, siendo lo cierto que fue
all donde acab dando.
El coronel de Artillera D. Joaqun de Gngora hall en 1822, en el
archivo de la Alcaida del Alczar de Segovia, la orden de su ingreso en
aquella prisin, que databa de 1713. Lamentablemente, no tom nota ni de
su fecha, ni de quien la ordenaba o firmaba, ni de ninguna otra resea que
pudiera contener, que ya no podrn conocerse porque dicho Archivo se quem en 1862.
Quiz tuviera origen en una querella interpuesta por los consejeros de
Estado, cuyo honor haba sido maltratado y menoscabado por Pons. Habra
tenido que dirimirse en el propio Consejo de Estado, pero el fuero militar
que gozaba Pons obligaba a desviarla al de Guerra, donde se acumularon sus
causas y de donde debi de partir la orden para su ingreso en la llamada torre
de D. Juan II del Alczar segoviano, por agosto o septiembre de aquel ao.
En todo caso, cuando falleci en la misma torre y estancia el tambin teniente general D. Valero Fernndez de Heredia (5.XII.1713), ya se hallaba all.
Tampoco sabemos cundo sali, ni cmo se resolvieron sus dos causas
judiciales, aunque no perdi su condicin de militar, ni su graduacin, siendo perdonado finalmente por un Felipe V dichoso por el fin de la guerra, a la
par que desdichado por la prdida de su amada Mara Gabriela de Saboya.
Creo que, como muy tarde, debi de abandonar el Alczar tras la cada de
Barcelona, pero quiz hasta antes, pues en julio de 1714, cuando deserta
de Barcelona el general austracista Juan Bautista Mart, va mantenir correspondncia amb el tinent general borbnic Miquel Pons de Mendoza i el
marqus de Rupit, un altre dels aristcrates partidaris de Felip V que havia
sortit de Catalunya el 1709.145
Aunque Mart pudo haber escrito a Pons al Alczar, supuesto que no
tuviera prohibida la correspondencia caso de otros presos a los que no llegaban cartas ni de padres ni esposa, qu sentido hubiera tenido escribir a
quien, privado de libertad, no poda mover ninguno de los hilos que suponemos interesaban a Mart, con quien no le una ni parentesco ni amistad?
Luego cabe que hubiera salido antes.
Lo que tengo para m es que, aunque perdonado formalmente, no lo fue
francamente. El desfavor del rey se hizo notar en sus cinco aos de postracin como teniente de comandante general de Extremadura segundo cabo,
se llam despus, para el que fue nombrado en Buen Retiro, el 10 de marzo
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RESUMEN
El objetivo de este artculo es analizar las campaas militares de la guerra de Sucesin espaola que tuvieron como escenario la pennsula ibrica y
examinar su aportacin al resultado final de la contienda. Dichas campaas,
unidas al progreso general del conflicto en su vertiente internacional y a las
decisiones polticas de las potencias beligerantes, conduciran a la victoria
final de Felipe V de Borbn sobre su rival el archiduque Carlos de Austria.
PALABRAS CLAVE: Sucesin espaola, campaas en la Pennsula, operaciones militares
ABSTRACT
The aim of this paper is to analyze the military campaigns of the War
of Spanish Succession that took place in the Iberian Peninsula and examine
their contribution to the final result of the struggle. These campaigns, jointly
the overall progress of the conflict from the international point of view and
the political decisions of the belligerent powers, lead to the final victory of
Philip V of Bourbon over his rival the Archduke Charles of Austria.
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1. Introduccin
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Parece indudable que, de no haber resistido Felipe V en Espaa la acometida de los ejrcitos aliados que llegaron a apoderarse de Madrid en dos
ocasiones, si el monarca Borbn hubiera renunciado al trono como le lleg
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a ser requerido por su abuelo Luis XIV, si el pueblo espaol hubiera abandonado a su rey en la derrota, la resolucin del conflicto sucesorio podra
haber sido muy distinta. Sin embargo, los hechos, las decisiones y las actitudes acabaron por reconducir las infinitas posibilidades de la vida hacia
los mrgenes de lo que ya es historia. As, para sus juiciosos lectores, las
campaas militares en la Pennsula permitieron a Felipe V salvar el trono
de la Monarqua espaola, mientras que otras circunstancias externas facilitaron que lo ganara de manera definitiva. De ah la importancia de analizar
esas campaas peninsulares, minusvaloradas por la historiografa extranjera
frente a las operaciones militares llevadas a cabo por Marlborough, Eugenio
de Saboya o Villars.
Un primer aspecto a tener en cuenta antes de adentrarnos en la relacin
de las principales acciones blicas es el factor fsico, el marco geogrfico
donde se desarrollaron las operaciones.
La pennsula ibrica tiene una orografa compleja, formada por numerosos sistemas montaosos que atraviesan y rodean su ncleo central (la Meseta) cuya altitud media ronda los 650 metros. Sin continuidad con el bloque
mesetario se hayan otras cordilleras externas, en especial los Pirineos y el
sistema Btico, aunque las formas ms caractersticas del relieve perifrico
son las depresiones del Guadalquivir y del Ebro. Por ltimo, las costas peninsulares, en especial las espaolas, presentan una gran diversidad, siendo
muy accidentadas y acantiladas en el norte, y con mayor predominio de
playas y calas en el sur y en el Mediterrneo.
El relieve peninsular no favorece las comunicaciones entre la costa y el
interior, dificultando a lo largo de la historia los intercambios comerciales
centro-periferia y forzando a que amplias regiones desarrollen economas de
subsistencia y tiendan a hacerse autosuficientes. El trfico martimo cobra
importancia a la hora de abastecer los mercados de la periferia con materias
primas y manufacturas, as como para dar salida a los excedentes locales,
sobre todo en el Levante mediterrneo y la fachada cantbrica. Una pieza
clave del comercio espaol era el puerto de Cdiz, donde se acumulaban
las mercancas rumbo a Amrica y que se convertira en sede de la Casa de
Contratacin de Indias en 1717. Dado que los intercambios se realizan principalmente en la periferia, la red viaria espaola estaba pobremente desarrollada. Segn la Gua de Caminos publicada por Pedro Pontn en 1705, solo
aparecen inventariados 52 caminos que suponen aproximadamente 11.300
km, adems de 15 puentes (sin contar los de las poblaciones) y 3 barcas4.
4
RIOL, Jos I.: Gua de Caminos de Pedro Pontn, en Revista de Obras Pblicas, nm.
U
3430, 2003, pgs. 59-62.
153
DUFFY, Christopher: The Military Experience in the Age of Reason, Routledge & Kegan
Paul, London and New York, 1987, pg. 11.
CHANDLER, David G.: The Art of Warfare in the Age of Marlborough, Kent, Spellmount,
1990, pg. 304.
BERWICK, Duque de: Memorias, Universidad de Alicante, 2007, pg. 205.
154
LYNCH, John: La Espaa del siglo XVIII, Barcelona, Editorial Crtica, 1999, pg. 10 y ss.
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1710. El archiduque ejecuta un nuevo avance sobre Madrid, derrotando al ejrcito borbnico en Almenar y Zaragoza, pero tampoco puede
mantenerse mucho tiempo en la capital de la Monarqua y sus fuerzas son
derrotadas y rechazadas hacia Catalua.
1711-1712. La muerte del emperador Jos I y el acceso de su hermano el archiduque al solio imperial facilitaron las negociaciones de paz y
la evacuacin del ejrcito aliado estacionado en Catalua.
1713-1714. Catalua, donde permanecen los restos del ejrcito del
archiduque, decide resistir sola a los dictados de Felipe V con la vana
esperanza de recibir ayuda por parte del emperador o de sus antiguos
aliados.
VOLTAIRE: El siglo de Luis XIV. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1996, pg. 253.
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collection of all the treaties of peace, alliance, and commerce, between Great-Britain and
A
other powers J. Almon, London, 1772, vol. 1, pg. 43.
Georg von Hessen-Darmstadt (1669-1705). Vid. SEGURA, Germn: El prncipe Jorge de
Hesse-Darmstadt (1669-1705): La Historia detrs del Mito, en Ares Enyalius, nm. 34,
2013, pgs. 6-13.
Vid. SEGURA, Germn: Cdiz, 1702: El asalto aliado durante la guerra de Sucesin, en
Revista de Historia Militar, nm. 97, 2005, pgs. 151-178.
James Butler, II duque de Ormond (1665-1745).
Francisco del Castillo y Fajardo, II marqus de Villadarias (1642-1716).
159
donde la caballera espaola al mando del general Flix Ballar intent oponerse, aunque pronto se vio superada por las fuerzas enemigas. Despus
de ocupar sin resistencia el Puerto de Santa Mara, las tropas aliadas continuaron su avance hacia Puerto Real. Sin embargo, la baha de Cdiz estaba
dotada de un sistema de fortificaciones que demostr su eficacia durante
el ataque. Adems, la escuadra de galeras del conde Fernn Nez18 se
encontraba fondeada en el puerto y dificultaba tambin las operaciones terrestres. Varios intentos de forzar la entrada de la baha barrada con una
cadena acab por frustrar el ataque aliado, cuyas fuerzas expedicionarias
se dedicaron antes de reembarcar a saquear despiadadamente las poblaciones ocupadas. Esta torpe poltica pas factura a la causa austracista ya que,
como seala Castellv, qued radicada en las Castillas la aprehensin que
era premeditado y positivo orden de los aliados los saqueos y sacrilegios,
como preliminares de pervertir la religin19.
Tras levantar anclas, la escuadra aliada puso rumbo a Portugal, donde
Rooke recibi noticias de que la flota de Indias haba sido avistada y se
diriga hacia Galicia. El almirante ingls la encontr a finales de octubre
refugiada en el fondo de la ra de Vigo. Consista en una veintena de galeones mercantes protegidos por una escuadra de tres galeones espaoles y 15
navos franceses al mando conjunto de Manuel de Velasco y del marqus
de Chteaurenau20. Los borbnicos estaban desembarcando las mercancas
cuando se divis la escuadra anglo-holandesa, la cual empez por ocupar
los fuertes espaoles del estrecho de Rande antes de proceder a romper las
cadenas que cerraban el acceso a la ensenada. Superadas las defensas, las
naves aliadas, superiores en nmero, embistieron a la flota de Indias y se
apoderaron de algunos mercantes, si bien los borbnicos optaron por hundir
los galeones con sus mercancas para evitar que el enemigo se apoderara del
precioso botn. Afortunadamente para estos, gran parte de la plata ya haba
sido desembarcada y acab depositada en el Alczar de Segovia antes de ser
remitida a sus propietarios21.
A finales de 1702 la corte de Madrid solicit a Luis XIV el envo de tropas a Espaa en previsin de que Pedro II de Portugal se decidiera a entrar
en guerra. En efecto, los aliados haban presionado al monarca portugus
para que se apartara del tratado firmado con las Dos Coronas en 1701. El
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que juzgaran presuma la Corona de Aragn darles rey; que empezar por
Catalua la guerra era animar una guerra civil que arruinara la Espaa e
imposibilitara ocupar el rey Carlos el cetro30.
La flota aliada en la que viajaba el mismo archiduque Carlos sali de
Lisboa en julio de 1705 y se compona de unas 60 naves y ms de 20.000
hombres. Apareci frente a Cdiz a mediados de julio pero, despus de recibir algunos caonazos, continu su ruta hacia Gibraltar donde embarc
Darmstadt. A primeros de agosto los aliados intentaron reducir Alicante pero
solo pudieron ocupar Altea y Denia, donde se desembarcaron algunas tropas
al mando del general Basset31 con la misin de provocar el levantamiento de
los pueblos valencianos contra Felipe V. Finalmente, la flota aliada se present frente a Barcelona el 22 de agosto. Inmediatamente, las instituciones
catalanas se ofrecieron al virrey para defender la plaza. Haba por entonces
en la ciudad 6.000 infantes y casi 800 caballos, pero la desconfianza de Velasco hacia los catalanes le indujo a no movilizar la milicia urbana que le
hubiera garantizado una defensa ms eficaz y la participacin activa de las
corporaciones locales en la lucha contra los aliados. El desembarco del archiduque con casi 14.000 hombres no caus inicialmente los efectos esperados
en la poblacin catalana. Pese a los esfuerzos del prncipe de Darmstadt, el
levantamiento austracista no acababa de fraguarse. Esta circunstancia haca
que los aliados no se resolvieran a atacar la ciudad de Barcelona e incluso
barajaran la posibilidad de llevar la flota a Niza. Pero la obstinacin de Darmstadt inclin al jefe ingls, el duque de Peterborough32, a intentar un ataque
al castillo de Montjuich que dara un vuelco a las expectativas de triunfo de
los aliados. La muerte del prncipe de Darmstadt, herido mortalmente ante
los muros de la fortaleza, no hizo ms que ensalzar su figura y despertar el
espritu de lucha de muchos catalanes. El archiduque lanz un ultimtum a
los espaoles y las adhesiones empezaron a hacerse desde entonces ms frecuentes, recibindose la sumisin de buena parte de la nobleza que hasta el
momento haba permanecido a la expectativa. Las operaciones se aceleraron
con el bombardeo de la ciudad desde tierra y desde mar, de forma que a primeros de octubre ya haba brecha practicable para el asalto aliado. El virrey
Velasco acept la oferta de capitulacin y las tropas borbnicas evacuaron la
plaza dejndola en manos del archiduque Carlos, que fue proclamado rey de
la Monarqua espaola por las instituciones de Catalua33.
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la escuadra del almirante Sir John Leake, que oblig a retirarse a la francesa
del conde de Tolosa e introdujo refuerzos en la plaza. En estas condiciones,
sin flota de apoyo y superado en nmero, Felipe V decidi levantar el sitio y
retirarse hacia la frontera francesa. Grandes cantidades de material y vveres
tuvieron que ser abandonados para facilitar la marcha a unas fuerzas borbnicas acosadas por las partidas austracistas y que perdieron buena parte de
sus efectivos antes de llegar al Roselln, porque slo obedeca entonces
al seor Felipe V lo que pisaban sus tropas, estrechadas de suerte por el
paisanaje que ocupaba las avenidas de tierra que era inevitable la muerte o
la prisin en los que sueltos se apartaban del campo un cuarto de legua37.
Mientras tanto, Berwick se haba hecho de nuevo cargo del ejrcito que
operaba en la frontera portuguesa frente a unas fuerzas aliadas muy superiores, en torno a los 25.000 hombres. Poco pudo hacer para contener el avance
de Las Minas y Galway sobre Alcntara cuya rendicin dej en abril a
5.000 borbnicos fuera de combate y Ciudad Rodrigo que cay al mes
siguiente. Por entonces lleg la noticia del fracaso de Felipe V ante Barcelona y de su marcha a Francia. Galway decidi avanzar hacia Madrid para
facilitar la inmediata contraofensiva austracista desde Catalua. Las nicas
fuerzas que se interponan entre el archiduque y el trono en Madrid eran las
tropas de Berwick y las del conde de las Torres, quien tuvo que abandonar
sus recientes conquistas de Alcira y Cullera para reunirse con el primero.
En Valencia, las fuerzas aliadas al mando de Peterborough sometieron todas
las plazas borbnicas el castillo de Santa Brbara en Alicante resisti hasta
7 de diciembre y combatan ya en los mrgenes del ro Segura, frente a
una Murcia defendida por el obispo de Cartagena monseor Belluga38. La
flota de Leake tambin acab forzando la sumisin de las islas Baleares con
excepcin del castillo de San Felipe, en Menorca, que resistira hasta 1708.
A finales de junio sali de Barcelona el archiduque Carlos para unirse con
las fuerzas de Peterborough en Valencia, pero recibi noticias de que el ejrcito de Portugal se hallaba prximo a Madrid y que el reino de Aragn estaba
dispuesto a defender su causa. Seguro de esta posibilidad, el archiduque opt
por dirigirse hacia Zaragoza y seguir desde all a Madrid en lugar de utilizar la
ruta de Valencia, como aconsejaba el general Stanhope39. Por otro lado, desoyendo a Berwick que le aconsejaba restablecerse en Burgos, Felipe V haba
regresado a la capital tras su periplo a travs de Francia para retirarse de nuevo
ante el avance aliado. Ocupada Madrid a finales de junio, Berwick concentr
sus tropas entre Jadraque y Sopretn, donde Felipe V las areng para atajar los
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ejrcito aliado era un combinado heterogneo de fuerzas de distintas naciones y con varios generales celosos de su autoridad, lo que fue una continua
fuente de disputas y acab provocando la marcha de Peterborough, uno de
los generales ms cualificados. A mediados de agosto los aliados se desplazaron hacia Chinchn insinuando tomar la ruta de Portugal por el valle del
Tajo, pero Berwick, siguiendo en marcha paralela los movimientos enemigos
y adelantndose a su propsito, bloque esta ruta al tiempo que ordenaba al
marqus de Bay43 controlar desde Salamanca la llegada de los posibles refuerzos portugueses. Las hbiles disposiciones de Berwick, amenazando con
cortar la retirada de Valencia con amplios movimientos envolventes, precipitaron la retirada de los aliados hacia el Mediterrneo a finales de septiembre.
La ciudad de Cuenca guarnecida por las tropas austracistas de Juan de Ahumada44 capitul el 10 de octubre a las tropas de Berwick, Orihuela y Elche
fueron asaltadas y dadas a saco el mismo mes, y Cartagena se rindi el 18 de
noviembre. Por otro lado, Armendriz45 recuperaba Alcntara en Extremadura y el general Pons de Mendoza46 forcejeaba en la frontera de Aragn, donde
sufri un descalabro en Calamocha antes de acabar el ao. As concluy la
campaa de 1706, comenzada con tan malos auspicios para los borbnicos
pero que, gracias a los errores de los generales aliados y a la lealtad del pueblo castellano, termin positivamente para Felipe V.
En marzo de 1707 los dos pretendientes al trono espaol estaban preparados para entrar de nuevo en campaa. El mando del ejrcito borbnico
en las fronteras de Valencia recay de nuevo en Berwick a la espera de que
se incorporara el duque de Orlens47, enviado por su to Luis XIV para hacerse cargo de las tropas en Espaa. Las fuerzas con que contaba Berwick
ascendan a 30.000 infantes y 7.000 caballos. En cuanto a los aliados, reunidos en consejo de guerra haban tomado la resolucin de defender Catalua
frente a la amenaza que representaban las tropas francesas desplegadas en
el Roselln. Sin embargo, la llegada a Alicante de una flota anglo-holandesa
con 7.000 hombres de refuerzo la mayora hugonotes e instrucciones de
la reina Ana de Inglaterra para que todo su ejrcito se encaminara por la
cabeza del Tajo hacia Madrid signific un cambio de planes. As, el ejrcito
aliado se concentr en Fuente de la Higuera liderado por milord Galway y
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lexandre Matre de Bay y Portier, I marqus de Bay (1650-1715). Nacido en Salins, Franco
A
Condado.
Juan de Ahumada y Crdenas (1669-1726). Capitn de caballos en tiempos de Carlos II.
Jos de Armendriz y Perurena, I marqus de Castelfuerte (1670-1740). Virrey del Per
(1724-1736).
Miguel Pons de Mendoza y Salb, hermano del conde de Robres.
Felipe, II duque de Orlens (1674-1723). Regente de Francia (1715-1723).
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a entrar en combate general con tropas tan poco experimentadas como las
portuguesas. Sin embargo, la obstinacin del marqus de las Minas, junto
con la noticia de que Berwick haba enviado un destacamento hacia Ayora y
peligraban seriamente las vas logsticas aliadas, acab inclinando el parecer
de Galway y se resolvi finalmente atacar a las fuerzas borbnicas en su
campamento de Almansa. La batalla tuvo lugar el 25 de abril49, donde los
aliados desplegaron cerca de 18.000 hombres contra unos 25.000 borbnicos superiores tanto en infantera (proporcin de 4 a 3) como en caballera (3
a 2). A pesar del xito inicial aliado sobre el centro borbnico, las acertadas
disposiciones de Berwick obligaron a las alas derecha e izquierda aliada a
abandonar el campo, donde solo resisti infructuosamente la infantera que
haba quedado copada gracias a la intervencin de Jos de Amezaga50 y
que acab muerta o prisionera de los borbnicos. A la maana siguiente,
trece batallones aliados cinco ingleses, dos holandeses, tres hugonotes y
tres portugueses se entregaron a Berwick y acabaron de consumar el desastre de la infantera austracista. Las bajas de ambos ejrcitos ascendieron
a 5.000 hombres, entre muertos, heridos y desaparecidos, y cerca de 8.000
prisioneros en el bando aliado, y 2.500 bajas en el borbnico.
La derrota del ejrcito aliado en Almansa trajo consigo la rpida ocupacin de la mayor parte de los reinos de Valencia y Aragn. Tras rendir Requena el 3 de mayo, Berwick se dirigi hacia Valencia y Tortosa persiguiendo a los restos de las tropas aliadas, mientras Asfeld51 reduca la poblacin
de Jtiva a cenizas despus de una enconada resistencia de la guarnicin.
Orleans march al frente de Aragn entrando sin resistencia en Zaragoza
el 26 de mayo, al tiempo que los aliados se posicionaban en el Cinca para
detener el avance borbnico hacia Lrida. Reunidas en Candasnos, las fuerzas de Orleans y Berwick pasaron el Cinca ocupando sucesivamente Fraga,
Mequinenza y Monzn para iniciar el sitio de Lrida a finales de septiembre
tras asegurar la derecha del Segre con la ocupacin de Balaguer. Enrique
de Hesse52 era el gobernador de la plaza de Lrida, defendida con apenas
mil soldados que se retiraron al castillo cuando los borbnicos atacaron la
brecha. La ciudad fue saqueada y la guarnicin, falta de socorros, tuvo que
capitular con honores el 11 de noviembre.
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52
Vid. SNCHEZ MARTN, Juan Luis: Almansa 1707: Las Lises de la Corona, en Researching and Dragona, nm. 5, 7 y 8, 1998-9; PREGO, Alberto (coord.): Almansa, 25 de abril
1707: un da en la historia de Europa. Ed. Erein. Donosita, 2005; y SEGURA, Germn:
Almansa (1707): la nueva infantera espaola en accin, en Revista de Historia Militar,
nm. 102, 2007, pgs. 245-281.
Jos Hurtado de Amezaga y Unzaga (1670-1718).
Claude Franois Bidal, I marqus de Asfeld (1665-1743).
Heinrich von Hessen-Darmstadt (1674-1740). Hermano de Georg von Hessen-Darmstadt.
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En Aragn, el ejrcito borbnico prximo a los 40.000 hombres estaba liderado por el conde de Aguilar y el marqus de Bezons56, cuya falta de
compenetracin permitieron a Starhemberg ocupar Balaguer el 28 de julio a
pesar de que sus fuerzas ascendan a 20.000 infantes, 7.000 caballos y 3.000
fusileros de montaa o migueletes. El mismo Felipe V se tuvo que hacer
cargo del ejrcito borbnico en la plana de Urgell, pero no pudo desalojar
a los austracistas de sus posiciones en el margen izquierdo del Segre. Por
entonces, la fatiga de Francia haba llegado al lmite y Luis XIV se vio obligado a retirar sus fuerzas de Espaa como condicin previa a unos acuerdos
de paz que no fructificaron.
En 1709, un invierno rudo haba asolado Europa destruyendo buena parte
de los cultivos franceses y acabando de debilitar an ms un pas sobre el que
haba recado principalmente el peso de la guerra. En enero, el papa Clemente XI reconoci al archiduque Carlos como rey de la Monarqua espaola, lo
que conllev a fragilizar la situacin internacional de Luis XIV y de Felipe
V. El desnimo en la corte de Versalles aconsejaron al Rey Sol el envo de un
emisario a la Haya, sede de la Gran Alianza, para negociar un acuerdo de paz
con los aliados. La arrogancia de los holandeses impuso a Espaa y Francia
unas condiciones desorbitadas y no se pudo concretar ningn acuerdo. Los
aliados no solo pedan la cesin de la Monarqua espaola al archiduque Carlos y avances ventajosos en las plazas de la barrera holandesa y Alsacia, sino
que adems exigan a Luis XIV que obligara a su nieto a abandonar Espaa
en el plazo de diez meses. Tras la derrota de Malplaquet, Luis XIV reanud
las negociaciones en marzo de 1710 en Gertruydenberg, cerca de Breda. Se
barajaron distintas combinaciones para el reparto de los territorios de la Monarqua espaola entre los dos pretendientes, pero el punto que Luis XIV no
quera abordar era la condicin de declarar la guerra a su nieto o tomar alguna
medida violenta contra l, como se le haba exigido en negociaciones anteriores. Los aliados se mostraron de nuevo intratables y los delegados franceses
se retiraron a Pars en julio de 1710 dejando recaer toda la responsabilidad de
la continuacin de la guerra sobre sus enemigos.
3.4. El archiduque contraataca: 1710
En previsin de que Luis XIV no se aviniera a las exigencias de la Gran
Alianza, los aliados reforzaron sus fuerzas en la Pennsula para intentar
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arruinar las esperanzas de Felipe V, debilitado tras la retirada de las tropas francesas. La campaa principal tuvo lugar en la plana de Urgell, donde Starhemberg concentr cerca de 25.000 hombres frente a unas fuerzas
borbnicas ligeramente superiores al mando del marqus de Villadarias. A
pesar de que los aliados estaban slidamente establecidos en Balaguer y el
ingeniero Verboom57 haba desaconsejado cualquier ataque frontal, Villadarias despleg imprudentemente sus tropas frente a la plaza sufriendo un
fuerte caoneo antes de retirarse hacia Bellcaire. Tanto Felipe V como el archiduque Carlos estaban de nuevo frente a frente, como si se fueran a jugar
el todo por el todo en esta campaa.
Ante la incapacidad de abordar un sitio en regla de Balaguer, los borbnicos optaron por entorpecer las lneas de comunicacin aliadas, lanzando partidas hacia el campo de Tarragona al tiempo que Mahony ocupaba
Cervera y Carrillo el castillo de Calaf. Sin embargo, los aliados recibieron
refuerzos que equilibraron los ejrcitos y les permitieron pasar a la accin.
Desde Balaguer, las avanzadas austracistas buscaron los pasos del Noguera
Ribagorzana en pos de forrajes y amagando internarse en Aragn. El 27
de julio cruz Stanhope por Alfarrs y top en Almenar con la vanguardia
borbnica que progresaba desde Lrida al mando del duque de Sarno58. El
combate de Almenar consisti en un violento choque de caballera en la que
la borbnica llev la peor parte y Felipe V estuvo a punto de ser capturado59.
El monarca Borbn, insatisfecho con la actuacin de sus oficiales, escribi
a su abuelo Luis XIV para solicitarle el envo de un general. Entretanto, se
repleg hacia Aragn dejando Lrida guarnecida y mand llamar al marqus
de Bay desde la frontera de Portugal para hacerse con el mando del ejrcito
de Catalua. Los aliados se pusieron en marcha hacia Zaragoza y trataron
de picar la retaguardia borbnica en Pealba el 15 de agosto. Dos das ms
tarde cruzaban el Ebro por Pina y estaban frente al ejrcito borbnico posicionado en Monte Torrero, a las afueras de Zaragoza. En la batalla de Zaragoza (20 de agosto) se enfrentaron 25.000 aliados contra 20.000 borbnicos
y result una nueva victoria para los aliados, indecorosa a los vencidos, no
por serlo, sino por no haber peleado, en palabras de Bacallar60. El marqus
de Bay se retir hacia Tudela con poco menos de 10.000 hombres y Felipe V
march directo hacia Madrid para disponer la concentracin de refuerzos en
57
58
59
60
173
63
174
175
Aguilar y Valdecaas, quienes abogaron por sitiar Cardona. Viendo al ejrcito borbnico muy superior en nmero, Starhemberg opt por posicionar
a sus 17.000 hombres en un campo atrincherado en torno a Prats de Rey,
donde el 17 de septiembre contuvo el primer impulso de los contrarios y los
repetidos ataques que se sucedieron hasta finales de octubre. A continuacin
los aliados destacaron tropas para intentar sorprender sin xito Tortosa el
25 de octubre y Vendme retom la propuesta de apoderarse de Cardona a
mediados de noviembre. La ciudad fue tomada al asalto, pero la guarnicin
se retir al castillo y resisti hasta ser socorrida por Starhemberg a finales
de diciembre. El levantamiento del sitio de Cardona precedi a la retirada
de Noailles hacia Gerona despus de intentar apoderarse de Hostalrich. Las
fuerzas borbnicas padecieron durante este perodo una extrema escasez
de vveres, alargndose sus lneas de abastecimiento hasta Aragn y siendo
precisas partidas muy numerosas para hacer acopio de forrajes en un territorio infestado de migueletes.
Mientras estas operaciones se desarrollaban en Catalua aconteci un
suceso que cambiara decisivamente la suerte de la guerra. El 17 de abril
de 1711 muri el emperador Jos I dejando a su hermano, el archiduque,
sucesor del Sacro Imperio Romano Germnico. El archiduque Carlos embarc en Barcelona el 27 de septiembre y fue coronado en Frankfurt el 22 de
diciembre con el nombre de Carlos VI de Habsburgo. Ya no volvera nunca
ms a Espaa, donde su mujer Isabel Cristina de Brunswick qued como
gobernadora en Barcelona. El acceso de Carlos al solio imperial modific
radicalmente los intereses de las partes en conflicto y facilit las negociaciones de paz, iniciadas en enero de 1712 en la localidad de Utrecht.
Felipe V, aprovechando el comienzo de las reuniones que acabaran en
el tratado de Utrecht, intent conseguir algn contundente xito militar en
Catalua para presentarse de cara a la opinin internacional como el vencedor de la guerra. Para ello concentr sus tropas en Tortosa al objeto de avanzar hacia Barcelona paralelo a la costa. Pero la muerte de Vendme en Vinaroz y los refuerzos que Starhemberg haba recibido de Italia retrasaron los
planes borbnicos. Mientras el prncipe Tserclaes se haca cargo del ejrcito
de las Dos Coronas, los aliados avanzaron con ms de 20.000 hombres hacia
el valle del Segre, ocupando buena parte del territorio abandonado el ao
anterior, y cercaron Gerona con otros 10.000 hombres. Ante esta imprevista
y vigorosa reaccin, Tserclaes se vio obligado a desplazar de nuevo el centro
de gravedad hacia Lrida, mientras el marqus de Fiennes66 trataba de socorrer infructuosamente la plaza de Gerona. Sin embargo, la causa austracista
66
176
177
Por entonces, casi toda Catalua estaba ya en manos de las tropas borbnicas y los restos del ejrcito austracista, formado principalmente por espaoles, tan solo controlaba efectivamente Barcelona y Cardona69. Se evala
la fuerza total austracista en 14.000 hombres, incluyendo la milicia urbana
de Barcelona. El mando militar recay sobre el general Villarroel, quien
tuvo que conducir las operaciones con la constante intromisin de la Diputacin y del Consejo de Ciento barcelons. Precisamente, a iniciativa de la
Diputacin y no del comandante en jefe se llev a cabo una expedicin a fin
de reagrupar las fuerzas austracistas y llevar algn socorro a Barcelona. La
lucha en el territorio cataln fue muy dura entre las partidas armadas de uno
y otro signo, causando grandes estragos entre la poblacin civil. Pero todas
las tentativas de movilizar las poblaciones en contra de Felipe V y aligerar
de alguna manera el cerco sobre Barcelona tuvieron poca fortuna. Solo a
principios de 1714 la imposicin de un subsidio para el mantenimiento de
las tropas borbnicas produjo un alzamiento general en diversas comarcas
catalanas, movimiento que no tuvo ninguna conexin con Barcelona y que
acab siendo sofocado gracias a la actividad de Bracamonte, Vallejo o Carrillo. Por otro lado, el marqus de Poal70 y las partidas austracistas que se
hallaban en torno a Cardona poco pudieron hacer frente a la vigorosa actuacin de la caballera y dragones felipistas.
Durante los primeros meses de 1714, las fuerzas borbnicas al mando
del duque de Ppuli no eran lo suficientemente numerosas unos 15.000
hombres para asegurar el bloqueo de Barcelona y en ese tiempo pudieron
introducirse en la plaza vveres y refuerzos enviados desde Mallorca e Ibiza,
islas que permanecan leales al archiduque. La poca contundencia de los
ataques sobre la ciudad y los socorros recibidos dieron nuevo nimo a los
barceloneses y afianzaron an ms la actitud de los intransigentes. Por otro
lado, el emperador mantena las comunicaciones con Barcelona y animaba
de algn modo la resistencia con un lenguaje ambiguo por el que ofreca
las asistencias que se hagan arbitrables a la posibilidad71. Mientras tanto,
la Diputacin se haba visto forzada a delegar las tareas de gobierno y la
organizacin de la defensa en el Consejo de Ciento barcelons, ya que la
Catalua austracista quedaba reducida a poco ms que la Ciudad Condal.
Tras la paz de Rastatt (marzo de 1714), los borbnicos trataron de negociar la entrega de la ciudad, pero los defensores no estaban dispuestos a rendirse incondicionalmente a Felipe V. Solo le qued al monarca la alternativa
69
70
71
id. LLAVE, Joaqun de la: El sitio de Barcelona en 1713-1714. Imprenta del Memorial de
V
Ingenieros del Ejrcito, Madrid, 1903.
Antonio Desvalls Vergs, I marqus de Poal (1666-1724).
LLAVE, op. cit. pg. 106.
178
de solicitar a Luis XIV el envo de tropas francesas para proceder a la expugnacin de la plaza. Con este fin, el duque de Berwick lleg a Barcelona
en julio de 1714, dando un vuelco final a la situacin. Las tropas sitiadoras
se elevaron entonces a 40.000 hombres, mientras que dentro de la ciudad haba poco ms de 10.000 combatientes, la mayor parte miembros de la milicia
de los gremios o Coronela. Todos los hombres mayores de 14 aos fueron
llamados a la defensa, en la que participaron incluso sacerdotes y mujeres.
Las operaciones tomaron entonces un ritmo vertiginoso y, tras intentar
varios asaltos que le produjeron graves prdidas, Berwick decidi detener
los asaltos y abrir un buen nmero de brechas en la parte de la muralla seleccionada para el asalto, entre el baluarte de Santa Clara y Puerta Nueva.
A principios de septiembre, a pesar de las intensas lluvias, las brechas eran
del todo practicables la mayor tena casi 140 metros de ancho y el general
borbnico ofreci una nueva capitulacin a los defensores, un gesto que
me repugnaba en palabras de Berwick; no obstante, [lo hice] para que no
se me pudiera reprochar la efusin de sangre72. La Junta de Gobierno barcelonesa formada por representantes del Consejo de Ciento, la Diputacin
y miembros del estamento nobiliario decidi resistir a pesar de la opinin
del general Villarroel, que present la dimisin al considerar que no se tenan en cuenta sus consejos y que se pasaban por alto las reglas militares a
las que estaba sujeto como representante de los ejrcitos del emperador en
Catalua.
La madrugada del 11 de septiembre se produjo el asalto final a las siete
brechas abiertas en los muros de la ciudad. Al escuchar la alarma, Villarroel
se dirigi a las murallas para retomar el mando de las tropas y pidi a Rafael Casanova primer conceller de la ciudad que condujera la coronela
al baluarte de San Pedro al objeto de rechazar al enemigo. Ambos fueron
heridos en los vaivenes del asalto, perdiendo y retomando posiciones en
las distintas obras asaltadas antes de que se solicitara el cese el fuego. Los
sitiados se haban defendido con ferocidad inusual, recuperando varias veces los baluartes al enemigo e incluso luchando obstinadamente casa por
casa. El Consejo de Ciento public todava un bando para pedir un ltimo
esfuerzo a los defensores a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida
por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda Espaa73,
pero cualquier resistencia fue ya intil porque las tropas borbnicas estaban
dentro de la ciudad y no caba ms opcin que capitular. Berwick prometi a
los defensores sus vidas y que no habra ningn pillaje. Las negociaciones se
72
73
179
74
180
FUENTES
A collection of all the treaties of peace, alliance, and commerce, between
Great-Britain and other powers J. Almon, London, 1772, 2 vol.
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Espaa, en la Seccin de Estado, en Revista de Archivos, Bibliotecas y
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Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 149-182. ISSN: 0482-5748
181
ANEXOS
ANEXO 1
ANEXO 1
187
CRONOLOGA DE LA GUERRA
EN LA PENNSULA IBRICA
1700, 3 de octubre Testamento de Carlos II a favor del Felipe de Anjou. Se mantiene en secreto.
1700, 1 de noviembre Muerte de Carlos II, ltimo monarca espaol de la
Casa de Habsburgo.
1701, 18 de febrero Entrada de Felipe de Anjou en Madrid.
1701, 8 de mayo El duque de Anjou es proclamado rey como Felipe V.
1701, 7 de septiembre Tratado de la Segunda Gran Alianza de la Haya.
1701, 12 de octubre En Barcelona se reconoce oficialmente a Felipe V
como sucesor de Carlos II en todos sus ttulos, tras
haber sucedido lo propio en Zaragoza y Lrida.
1702, 15 de mayo Declaracin de guerra de la Gran Alianza contra
las Dos Coronas.
1702, 23 de agosto Ataque de la escuadra aliada a la baha de Cdiz.
1702, 23 de octubre Ataque de la escuadra aliada a la flota de Indias en
la ra de Vigo.
1703, 16 de mayo Portugal entra en la Gran Alianza.
1703, 13 de septiembre El archiduque Carlos es proclamado en Viena rey
de Espaa como Carlos III.
1704, 9 de marzo El archiduque Carlos desembarca en Lisboa.
1704, 30 de abril Felipe V declara la guerra a Portugal.
1704, mayo-junio Ofensiva borbnica en Portugal.
1704, 28 de mayo Ataque frustrado de los aliados sobre Barcelona.
1704, 4 de agosto Los aliados capturan Gibraltar.
1704, 24 de agosto Batalla naval a la altura de Mlaga.
1704, octubre Comienza el asedio borbnico de Gibraltar.
188
ANEXO 1
ANEXO 1
189
ANEXO 2
193
ANEXO 2
I.- INTRODUCCIN
En 1700 falleca sin descendencia el ltimo Rey espaol de la dinasta
de los Austrias, Carlos II el Hechizado, dejando como sucesor a Felipe V,
nieto del Rey de Francia Luis XIV el Rey Sol. Pero exista otro candidato
a ese trono, el Archiduque Carlos de Austria, hijo del Emperador Leopoldo
I, el cual sera apoyado no solo por el Sacro Imperio, sino por Inglaterra y
Holanda, dando as lugar a un conflicto dinstico, que degenerara en la larga Guerra de Sucesin espaola (1701-1715).
Inicialmente se combati tan solo fuera de Espaa, en Italia y Flandes
(1701-1702), pero en 1703 los esfuerzos del Archiduque se centraron en
lograr una base en la Pennsula, lo que lograra al ao siguiente al lograr
desembarcar en Lisboa, siendo aclamado all el 7 de mayo Rey de Espaa,
con el nombre de Carlos III.
De inmediato intent, sin xito, penetrar en Espaa al mando de un ejrcito multinacional, pero del que formaba parte un nico regimiento de partidarios espaoles.
En 22 de agosto de 1705 desembarc Carlos ante Barcelona, ciudad
que lograra resistir su asedio heroicamente hasta el 22 de octubre, da
en que logr el pretendiente entrar en la misma instalando all su capital
y Corte y, con el fin de poder contar con un ejrcito propio, y no solo
con los de sus aliados austriacos, ingleses, holandeses y portugueses,
incentiv la formacin de nuevos regimientos con sus partidarios espa-
194
ANEXO 2
ANEXO 2
195
2
3
ese a lo dicho, tenemos motivos para pensar que en la prctica cada batalln us finalmente
P
tan solo 3 banderas: Coronela y 2 sencillas en la mayora de los casos, y las 3 sencillas en el
raro caso de existir un segundo batalln.
F. de Castellv, Narraciones Histricas, 1999, T. III, pp. 575- 579.
Con 560 espaoles, oficiales que pasaron a Portugal, y desertores y otros naturales de
Espaa.
196
ANEXO 2
4
5
ANEXO 2
197
7 Haba
198
ANEXO 2
acido en Murcia.
N
F. Riart y X. Cardona, Soldats, guerrers i combatyents del pasos catalans, Barcelona 2014,
p. 100.
ANEXO 2
199
200
ANEXO 2
Reverso: cada uno de los 6 Rgtos. llevaba la imagen del Santo titular del
distrito en que se form.
Rgto. de D. Juan Francisco Ferrer
Creado en Alcntara (Portugal), en 1706, bajo la direccin de D. lvaro
Cienfuegos, que resida en Lisboa encargado de los asuntos del Rey Carlos.
Coronel: D. Jun Francisco Ferrer19.
Pas a Catalua (1707).
Batallas de Almenara, Zaragoza y Villaviciosa (1710).
Pas a Italia, fusionndose sus restos en el Ejrcito Imperial (1713).
Banderas: Anverso: las armas de Navarra, campo rojo con cadenas de oro.
Reverso: la imagen de la Concepcin con el lema TOTA PULCRA EST
MARIA (Toda hermosa es Mara)..
Rgto. de Granada
Creado en Gerona, a finales de 1709.
Coronel: D. Juan Francisco Vzquez y Vargas20.
Pas a Italia, fusionndose sus restos en el Ejrcito Imperial (1713).
Banderas: Las armas del Reino de Granada, por ser su Coronel natural
de dicha ciudad, y la imagen de San Cirilo21.
Rgto. de Italianos
Creado en Barcelona, a finales de 1705.
Coroneles: D. Nicols Castiglioni (1705), D. Jun de San Just (muerto
en la batalla de Biruela 1708), Capitelli, Lucini, el Conde Castelleto22 y el
caballero Marulli23.
Pas a Italia (1713).
Banderas: Anverso: cuatro flores de lis.
Reverso: la imagen de San Jannario con el lema S. JANARIUS:
Rgto. de Alemanes
Creado en Barcelona, a finales de 1705, por la reforma de los Rgtos. del
Prncipe Darmstad.
Coroneles: D. Gabriel Kaulbars (1705), y Schover (1707).
Pas a Italia (1713).
19
20
21
22
23
ANEXO 2
201
. Riart y X. Hernndez, Soldats, guerrers i combatents dels pasos catalans, Barcelona 2014,
F
p. 100.
202
ANEXO 2
ANEXO 2
203
27
204
ANEXO 2
Para ello era necesario crear un nuevo Ejrcito, pues de los Regimientos anteriores solo haban permanecido en Catalua los de la Diputacin de Catalua y el
de la Ciudad de Barcelona, as como parte del de Guardias Catalanas e individuos
sueltos de varios otros.
Con respecto a las banderas que se entregaran a estos nuevos Regimientos dice Castellv: Se mand que en la bandera Coronela de cada
regimiento se imprimiera la imagen del titular o patrn del regimiento y en
la bandera coronela de todos los regimientos que eran bajo invocaciones
diferentes de la Virgen con las armas reales de Espaa y las de Catalua y
en los estandartes lo mismo. En el estandarte coronel del regimiento de la
F (que sabemos era verde con flecos de plata), lestaba impreso un santo
Cristo con el lema Pro Lege. Patria et Rege, y a la otra parte la imagen de
la Concepcin; al pie de la imagen del Santo Cristo las armas reales; bajo
de ellas las armas del Coronel y a las cuatro esquinas las de Catalua.28
III-2.- REGIMIENTOS DE INFANTERA (1713-1715)
Rgtos. de la Generalidad de Catalua Y de la Ciudad de Barcelona
Ya hemos hablado de ellos al referirnos al periodo anterior.
Rgto. Inmaculada Concepcin
Tambin conocido como de Villarroel, por ser el preferido de este General.
Creado en Barcelona en julio de 1713. Coroneles: Saavedra (1713) y
Thoar y Grech (1714).
Disuelto en la capitulacin de Barcelona (1714).
Uniforme: casaca azul con divisa, chupa y calzn rojos.
Rgto. Santa Eulalia
Creado en Barcelona el 19 de julio de 1713 por la agrupacin de navarros y gentes de toda la Pennsula.
Coroneles: Marqus de las Navas (1713) y Antoni de Castillo (1714).
Disuelto en la capitulacin de Barcelona (1714).
Uniforme: casaca azul con divisa, chupa y calzn amarillos.
Rgto. Ntra. Sra. de los desamparados
Creado en Barcelona el 28 de julio de 1713 con valencianos y algunos
europeos.
28Castellvi,
T..III, 591.
ANEXO 2
205
206
ANEXO 2
ANEXO 2
207
Los de infantera se unieron all a los dos ya all existentes (Ibarra y Laborda), y tras ser reducidos y amalgamados en Gnova y el estado de Miln
quedaron reducidos a solo dos: Ahumada y Alcaudete (antiguo Zaragoza),
que lucharan contra los turcos en Hungra (1716-1718), conservando el pie
espaol hasta 1724.
En ese ao el Rgto. de Alcaudete se puso en Hungria al pie imperial,
quedando como Rgto. Imperial n 50 Alcaudete29, absorbiendo al de Ahumada y depositando en distintos templos las banderas de que vena siendo
depositario:
En el de Alba-Graeca (Serbia): las de Ahumada, Ferrer, Granada, Valencia y Ciudad de Valencia.
En el de Buda (Hungra): las de las Guardias Catalanas, ZaragozaAlcaudete, Marulli, Ibarra y Borda.
Y en el de Essek: las de la Reina, Rejn-Alcantarilla, Schover, y Richardi.
En cuanto a la caballera, en 1713 haban pasado a Italia los Rgtos. de
Dragones Reales, Morras, Subies, Nebot, Sormani (guardia catalana), y
Aragn, los cuales en Codogno (13-XI-1713) se redujeron a solo 3:
Rgto. Galves: sobre la base de los Dragones Reales; mandado por el
Conde de Galves.
Rgto. Morras, que a finales de 1715 Morras se retir30, sucedindole
el general D. Juan Jacinto de Vzquez y Vargas, pasando por tanto a
ser Rgto. Vzquez.
Rgto. Aragn, que pas a denominarse Rgto. Crdova.
Los 3 sirvieron en la guerra de Hungra al pie espaol de 500 hs. cada
uno, y el 19 de junio de 1721 se fundieron los tres en el de Corazas del
Conde de Galves31, Galbes Krassier Regiment, siendo a partir de ese
momento todos sus reclutas ya de pases alemanes.
29
Ya
208
ANEXO 2
Bandera Coronela de los Rgto,s. de Infantera del Ejrcito del Rey Carlos (1706-1713).
Idntica para todos ellos: blanca y con la imagen de la Inmaculada.
Dibujo de Francisco Vela
ANEXO 2
209
210
ANEXO 2
ANEXO 2
211
BIBLIOGRAFA
Francisco de Castellv, Narraciones Histricas. Manuscrito en Archivo estatal de la Corte y Privado de Austria (Viena), Secc.Bohemia 669 n 334.
Editado por la Fundacin Elas de Tejada en 4 Vols. Madrid 1998-2002.
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F. Xavier Hernndez y Francesc Riart, Els Exrcits de Catalunya (17131714), Barcelona 2007.
Xavier Rubio, Almenar 1710, Calafell 2008.
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Francesc Riart y F. Xavier Hernndez, Soldats, guerrers i combatents dels
pasos catalans, Barcelona 2014.
Pgina web.- http://www.11setembre1714.org/index2.html
ANEXO 3
DOCUMENTOS
Aportacin de D. Germn Segura Garca
RELACIN
1. ORDENANZAS DE FLANDES, DE 1701, DE FELIPE V.
2. ORDENANZAS DE FLANDES, DE 1702, DE FELIPE V.
3. O
RDENANZAS, DE 1706 (1 parte), DE CARLOS III,
PRETENDIENTE AL TRONO.
4. M
ANIFIESTOS DE LISBOA DE CARLOS III,
PRETENDIENTE AL TRONO.
5. M
ANIFIESTO DE BARCELONA DE CARLOS III, PRETENDIENTE AL TRONO.
6. P
RRAFO EXTRADO DE LA OBRA DE CASTELLVI,
SOBRE LA RIVALIDAD ENTRE LOS REINOS ESPAOLES.
7. P
RRAFO EXTRADO DEL DOCUMENTO REMITIDO POR
EL MARQUS DE GIRONELLA AL DUQUE DE NOAILLES,
SOBRE LAS CAUSAS DEL PASO DE CATALUA AL BANDO AUSTRACISTA.
8. P
RRAFO EXTRADO DE LA OBRA DEL CONDE DE ROBRES, SOBRE LA NOCIN DE LEALTAD.
9. P
RRAFO EXTRADO DE LA OBRA DE ANTONIO DE
ALS, SOBRE LA CAMPAA DE 1710.
10. P
REGN DE LOS TRES COMUNES DE CATALUA, RECOGIDO POR CASTELV.
11. F
ACSIML DE LA PUBLICACIN EN LA GACETA,
A 21 DE SEPTIEMBRE DE 1714, NOTICIA SOBRE
LA OCUPACIN DE BARCELONA POR LAS TROPAS DE
FELIPE V.
ANEXO 3
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ANEXO 3
ANEXO 3
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ANEXO 3
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ANEXO 3
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ANEXO 3
ANEXO 3
269
270
ANEXO 3
el seor Felipe V sus rebeldes de sus desafectos, porque solo fueron los
primeros los que conspiraron contra su dominio, o no descubrieron o embarazaron la conspiracin sabindola, que se reducirn a muy poco despus
de una exacta averiguacin; pero los que ya despus de dueo de Catalua
el seor Archiduque se alistaron en su partido, no habiendo tenido parte en
las antecedentes, solo se pueden numerar entre los segundos.
Lopez De Mendoza, Agustin (conde de Robres): Memoria para la historia de las Guerras de Civiles de Espaa. Centro de Estudios polticos y
Constitucionales. Madrid, 2006, p. 308.
9.- La campaa de 1710 segn el marqus de Als:
Lo que la Nacin Espaola trabaj con el mayo zelo y honor en esta
Campaa, no se puede encarecer bastantemente; porque a porfa se ofrecan
los vasallos a los pies del Rey; y entre tantos sobresalientes Oficiales murieron con espada en mano a la cabeza de sus Regimientos seis Coroneles
Catalanes, que los nombro por Patricios, y amigos; a fin de mostraros, que la
ms esclarecida y valerosa Nobleza de Catalua segua con admirable zelo
y ardor las armas del Rey.
ALS, Antonio de: Instruccin militar. Manuel Texero. Barcelona,
1800, p. 15.
10.- Pregn que resolvieron los tres comunes de Catalua publicar en
Barcelona en 11 de septiembre, entre las 2 y las 3 de la tarde, antes de
deliberar rendir la ciudad al duque de Berwick:
Se hace saber a todos generalmente de parte de los tres Excmos. Comunes, (...) que siendo la esclavitud cierta y forzosa, declaran y protestan
a los presentes y dan testimonio a los venideros de que han ejecutado las
ltimas exhortaciones y esfuerzos, protestando de todos los males, ruinas
y desolaciones que sobrevinieron a nuestra comn y afligida patria, y del
exterminio de todos los honores y privilegios, quedando esclavos con los
dems engaados espaoles, y todos en servidumbre del dominio francs.
Pero se confa que todos, como los verdaderos hijos de la patria amantes de
la libertad acudirn a los lugares sealados a fin de derramar gloriosamente
su sangre y vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de
toda Espaa.
CASTELLV, Op. cit. 2002, (IV), pp. 440-441.
ANEXO 3
271
272
ANEXO 3
ANEXO 3
273
ANEXO 4
DOCUMENTOS GRFICOS
PERSONAJES DE LA POCA
HERLDICA Y VEXILOLOGA
CUADROS DE BATALLAS
PERSONAJES DE LA POCA
ANEXO 4
Carlos II
Felipe V, en la poca
279
280
ANEXO 4
281
ANEXO 4
James Stanhope,
conde de Stanhope (1673-1721)
282
ANEXO 4
HRALDICA Y VEXILOLOGA
Fuente IHCM, dibujos Juan lvarez Abeilh
285
ANEXO 4
Armas de Felipe V
286
ANEXO 4
ANEXO 4
287
288
ANEXO 4
CUADROS DE BATALLAS
ANEXO 4
291
Batalla de Almansa, Jos Serrano Valdenebro, Discursos varios del Arte de la Guerra,
Madrid, Viuda de Joachin Ibarra, 1796
292
ANEXO 4
Batalla que se dio en los campos de Almansa por las armas de las dos coronas, contra
las de los portugueses, ingleses y olandeses (sic) el da 25 de abril de 1707, leo de
Buonaventura Ligli y Filippo Pallotta (topgrafo), 1709, Museo del Prado, Madrid
ANEXO 4
293
294
ANEXO 4
ANEXO 4
295
296
ANEXO 4
ANEXO 5
NUMISMTICA
Fotografas y texto de D. Jos Mara de Francisco Olmos.
Coleccin particular
ANEXO 5
299
300
ANEXO 5
ANEXO 5
301
Resumen en ingls.
Palabras clave en ingls.
Texto principal con sus notas a pie de pgina.
Bibliografa: al final del trabajo, en pgina aparte y sobre todo la
relevante para el desarrollo del texto. Se presentar por orden alfabtico de los autores y en la misma forma que las notas pero sin
citar pginas.
Ilustraciones: deben ir numeradas secuencialmente citando el origen
de los datos que contienen. Debern ir colocadas o, al menos, indicadas en el texto.
Notas a pie de pgina.
Las notas debern ajustarse al siguiente esquema:
a) Libros: apellidos en maysculas seguidos de coma y nombre en minscula seguido de dos puntos. Ttulo completo del libro en cursiva seguido
de punto. Editorial, lugar y ao de edicin, tomo o volumen y pgina de
donde procede la cita (indicada con la abreviatura pg., o pp. si son varias).
Por ejemplo:
PALENCIA, Alonso de: Crnica de Enrique IV. Ed. BAE, Madrid,
1975, vol. I, pp. 67-69.
b) Artculos en publicaciones: apellidos y nombre del autor del modo
citado anteriormente. Ttulo entrecomillado seguido de la preposicin en,
nombre de la publicacin en cursiva, nmero de volumen o tomo, ao y
pgina de la que proceda la cita. Por ejemplo:
CASTILLO CCERES, Fernando: La Segunda Guerra Mundial en Siria y Lbano, en Revista de Historia Militar, n 90, 2001, pg. 231.
c) Una vez citado un libro o artculo, puede emplearse en posteriores
citas la forma abreviada que incluye solamente los apellidos del autor y
nombre seguido de dos puntos, op.cit., nmero de volumen (si procede) y
pgina o pginas de la cita. Por ejemplo:
CASTILLO CCERES, Fernando: op.cit., vol. II, pg. 122.
d) Cuando la nota siguiente hace referencia al mismo autor y libro puede
emplearse ibdem, seguido de tomo o volumen y pgina (si procede). Por
ejemplo:
Ibdem, pg. 66.
e) Las fuentes documentales deben ser citadas de la siguiente manera:
archivo, organismo o institucin donde se encuentra el documento, seccin,
legajo o manuscrito, ttulo del documento entrecomillado y fecha. Por ejemplo: A.H.N., Estado, leg. 4381. Carta del Conde de Aranda a Grimaldi de
fecha 12 de diciembre de 1774.
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