Sermones-Boonstra J.S. La Elección Que Salva
Sermones-Boonstra J.S. La Elección Que Salva
Sermones-Boonstra J.S. La Elección Que Salva
A qu se refiere esta doctrina? Como puede definirse? Bueno, es ese acto de Dios
por el cual El, soberanamente, sin mrito alguno de nadie, elige para vida eterna a
quienes han de ser salvos. Ilustremos la doctrina en trminos prcticos. Aqu hay
dos hombres que escuchan el evangelio, uno de ellos se interesa en Jesucristo y en
su obra. Descubre que es pecador -pecador ante el cielo y destinado a la
condenacin! Se arrepiente de sus pecados, busca refugio en Cristo, nace de
nuevo, es hecho nueva criatura y heredero del cielo eterno. El otro hombre,
escuch el mensaje, se encogi de hombros, se fue por su canino y jams en la vida
le dio importancia alguna al mensaje de Jesucristo. Dos hombres, un solo mensaje
y dos reacciones totalmente opuestas. Por qu? Porque uno de ellos es salvado
de sus pecados y el otro no? La respuesta es simple: uno fue elegido por Dios desde
antes ci la fundacin del mundo para ser hijo de Dios y heredero de su reino. Dios
lo eligi en su soberana inescrutable, lo llev a or su Palabra, "transform su vida
entera por la obra del Espritu Santo. El mismo no poda salvarse ni se salv. No
fue que l fuese bueno o malo, que su madre hubiese sido blanca o negra, que su
oficio haya sido albail o agricultor. Fue Dios quien lo eligi desde la eternidad y
fue Dios quien lo llev al fin a esa condicin de salvado. Ni siquiera el evangelista o
pastor que predic el Evangelio tuvo responsabilidad en esto. Fue todo, desde el
principio hasta el fin, la obra exclusiva de Dios. Es aqu precisamente que el
hombre se disgusta. Quiere ser l quien lo hace todo; quiere ser l quien se dio
cuenta de su condicin; quiere ser l quien se dirige a Jesucristo; quiere ser l
quien encuentra la solucin a su dilema. Pero a quin servimos? A los hombres
o a Dios soberano? A quin buscaremos de agradecer, a los hombres o a Dios? Si
nuestra sabidura proviene de la Biblia, la respuesta puede ser una sola: Dios es el
autor de la salvacin humana y nadie ms que Dios.
Para poder comprender la hermosura de esta doctrina de la eleccin es
indispensable requisito, primero, entender otras dos doctrinas igualmente bblicas.
Si comprendemos estas dos doctrinas, la de la eleccin ser mucho ms fcil de
entender y aceptar.
La primera premisa es la Soberana de Dios. Quin es Dios? Es Dios algn
anciano consumido que hizo s, muchas cosas en tiempos pasados pero ahora est
casi jubilado? Es Dios una fuerza misteriosa que existe en alguna parte escondida
sin jams mostrar su rostro en los eventos del mundo? Nada de eso. Dios es
simplemente eso: Dios. Su soberana no puede ponerse en duda si hemos de
mantener la seriedad de la Biblia. Contemple usted este vasto universo en el que
vivimos. Qu le parece su majestad indescriptible? En el principio cre Dios los
cielos y la tierra. Los vastos continentes con sus montaas y valles y ros y planicies
inmensas es producto de la mano creadora de Dios. Lo creo soberanamente. Nadie
le dijo cmo deba hacerse ni cundo ni con que motivos. Dios, en su sabidura
infinita, soberanamente decidi en la eternidad crear este universo. Dijo que fuese
la luz y fue la luz. Cre al hombre a su imagen y semejanza no porque el hombre le
dijese "Crame as o de otra manera" sino porque en su soberana Dios resolvi as
crearlo. No tenemos la menor idea todava, pese a los avances cientficos de nuestra
era, de lo que es este universo. Hemos llegado s, a la luna y plantado all una
bandera pero la infinidad del universo es tal que an los altivos hombres de ciencia
se estremecen al explorar esas inmensidades siderales. La amplitud del universo
manifiesta la soberana de Dios como lo expresa el salmo 19, cuando dice "los
cielos cuentan la gloria de Dios". Dios es soberano en su creacin.
Dios es soberano en la marcha de la historia. Puede no parecer as al observador
casual o descuidado. Pero cuando uno analiza los eventos de la historia humana es
Todo el contenido de las Escrituras da esa nota divina. Quin fue a Ur de los
Caldeos y seleccion a Abraham y su familia en aquella tierra pagana? Poco se
sabe de las circunstancias de este hombre de Dios en aquellas regiones pero no cabe
duda que viva en medio de una civilizacin paganizada, adoradora de dioses
extraos, dolos y otros elementos religiosos por el estilo. Puede concebirse en
quien conoce las Escrituras que Abrahn se haya despertado una maana y
resuelto salirse de aquel ambiente y servir al Dios verdadero? Por supuesto que
no! Fue Dios quien en su soberana, seleccion aquel hombre" y le dijo que se
pusiese en marcha hacia una tierra que no conoca. Dios lo eligi. Hay un sin
numero de expresiones divinas en los escritos de los profetas del Antiguo
Testamento. Todas ellas indican tambin con fuerza inexorable la eleccin divina.
Oiga usted, por ejemplo, estas palabras tan claras como la luz de medioda
dirigidas al pueblo de Dios: "Porque t eres pueblo santo para Jehov tu Dios;
Jehov tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial; ms que todos los
pueblos que estn sobre la tierra. No por ser vosotros ms que todos los pueblos os
ha querido Jehov y os ha escogido, pues vosotros erais el ms insignificante de
todos los pueblos. Es por pura eleccin soberana de Dios no porque eran ms
que otros.
Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento. All tiene usted esa multitud de personas
en el da de Pentecosts, miles y miles. Qu haba de especial en aquella gente?
Absolutamente nada, salvo que estaban en Jerusaln en ese momento crucial.
Cuando oyen la predicacin apostlica, hasta empiezan a burlarse de ello, diciendo
que los apstoles estn llenos de mosto como si fuese una borrachera. Sin
embargo, tres mil personas son aadidas a la iglesia en ese momento histrico.
Por qu esos tres mil y no otros o menos o ms que esos tres mil? Era acaso
porque los apstoles predicaron solo a ellos o porque ellos eran algo especial? La
respuesta se encuentra en les versculos explicativos que siguen al relato de
Pentecosts. Leernos de aquellos das gloriosos que "el Seor aada cada da a la
iglesia los que haban de ser salvos. Desde antes de la fundacin del mundo, en su
soberana incomparable, el Seor eligi a esos tres mil para que fuesen salvos y ha
elegido desde entonces a los que deban ser salvos. Observe usted los sucesos en
Antioquia cuando el primer viaje de Pablo por esas regiones misioneras. Dictaron
conferencias muy poderosas en aquella ciudad de modo que cuando se reunieron la
segunda vez dice el libro de los Hechos que "se junt casi toda la ciudad para or la
Palabra de Dios". Imagnese usted: toda una ciudad, quiz miles y miles de
personas que vienen a or el mensaje! Pero quines se salvan? Bueno,
aparentemente, slo algunos o por lo menos no todos. Pero quines? Bueno,
esto es le que dice el historiador bblico: "Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban
y glorificaban la palabra del Seor y creyeran todos les que estaban ordenados
para vida eterna Estaban ordenados para vida eterna! solo la gracia de DIOS
que soberanamente elige en la eternidad quienes estn, desde entonces, ordenados
para vida eterna. Una ltima instancia es el caso de Licia, Se reunieron all, junto
al ro, varias mujeres segn el relato de Hechos 16. Pablo predica. Entre todas
aquellas personas reunidas y que escuchan, esto es lo que dice la Biblia: "Una
mujer llanada Lidia... que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Seor abri el
corazn de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo deca. Porqu Lidia y no
las otras, circunstantes? Bueno, porque Dios en su soberana eleccin, "abri el
corazn de ella".
Dios elige quienes han de heredar la vida eterna. Solo por gracia. Como
protestantes repetidos y repetimos que la salvacin es por gracia solamente. Como
El saba, de antemano, que tal persona se entregara a su Salvador. Dicen que Dios
es omnisciente, es decir, que todo lo sabe y, en consecuencia, tambin sabe quines
aceptarn el evangelio y quienes no. A los que lo aceptaran. Dios los elige.
Obviamente, esto es una monstruosidad intelectual. Es forma elegante de negar la
soberana de Dios y afirmar la capacidad humana, justamente lo contrario a lo que
las Escrituras ensean y nosotros examinamos en nuestra ltima conferencia. Si
Dios depende de lo que hace el hombre o de lo que har. Dios deja de ser DIOS
para convertirse en un sufrido esclavo de la voluntad humana. Si Dios no puede
elegir y extender su gracia sino solo a quienes creern en Jesucristo, en ltima
instancia, es el hombre quien decide y quien tiene la llave de su salvacin en su
mano. El cuadro que resulta es radicalmente opuesto al que presentan las
Escrituras. Admitir la eleccin o la salvacin por gracia solamente y luego afirmar
que Dios elige en base a lo que el hombre hara es mera contradiccin. Esa no es
eleccin sino salvacin por mrito; no es salvacin por gracia sino porque el
hombre puede salvarse a s mismo. Lo nico que Dios ha hecho en ese caso es
enviar a su Hijo al mundo a morir en una cruz. Por lo dems, todo depende del
hombre. Cristo est a disposicin de la humanidad y solo falta que los hombres se
den cuenta y doblen su rodilla ante el Calvario. Al fin de cuentas, es el hombre, el
hombre, y Dios solo puede implorar, esperar y enfermarse de ansiedad.
Los que as consideran la eleccin creen tener base bblica para esta opinin
desastrosa. El pasaje favorito es el de Romanos 8:29 donde leemos estas palabras:
"Porque a los que antes conoci, tambin los predestin... ya los que predestin, a
estos tambin llam...''. "A les que antes conoci" esos son los que Dios ha
predestinado para ser salvos, segn, dicen estos telogos. A primera vista parece
que tienen razn: Dios "antes conoci" quines iban a creer y a eses predestin y
llam y justific y todo el resto. Pero esta opinin se basa en una mala
interpretacin del verbo "conocer antes". Esto no significa que Dios saba de
antemano como iban a conducirse los hombres, que iban a creer en Jesucristo. Ese
significado ocurre s ciertamente en la Biblia. Pero no es as en este pasaje de
Romanos 8.
All debe interpretarse como en muchos otros pasajes de la Escritura donde
"conocer" " se refiere a esa intimidad de Dios por la cual acepta o admite a quien
conoce como parte de s mismo. Dios "conoca, por ejemplo, a su pueblo en el
Antiguo Testamento, es decir, lo amaba tiernamente, lo haba hecho suyo. Vase
Romanos 11:2 donde leemos que "no ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde
antes conoci. Adems debe notarse tambin que en Romanos 5:29 Dios "antes
conoci" no se aplica a quienes hicieren alguna cosa sino a quienes seran
predestinados por la gracia divina: "No depende del que quiere ni del que corre,
sino de Dios que tiene misericordia. La eleccin pues es por pura gracia de Dios y
no por el conocimiento anticipado que Dios tiene.
Tambin debe recordarse que la eleccin divina no quita al hombre su
responsabilidad ante Dios. Es cierto que hay quien pueda decir: "Bueno, si Dios
elige a quienes han de ser salvos, no tengo yo perqu preocuparme. Dios sabr
cmo hacerlo y cundo. Yo solo esperar hasta que a El se le ocurra salvarme".
Habrse visto pretensin ms vergonzosa del hombre pecador? Quin es el
hombre para hablar de esa manera? Bueno, no nos sorprende realmente, si uno
recuerda que es pecador y que odia a Dios en su interior. Por supuesto que el
hombre es responsable ante Dios! En primer lugar, el hombre no tiene la menor
idea de si es elegido o no; esto de la eleccin es doctrina que solo se comprende en
toda su magnitud, despus de haber conocido la gracia de Dios. El hombre natural
recibi del Seor en visin: "No temas, sino habla y no calles, porque yo estoy
contigo y ninguno pondr sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo
mucho pueblo en esta ciudad. Dios sabia que all en Corinto vivan sus elegidos!
Una segunda precaucin necesaria. Preciosa como es esta doctrina de la eleccin,
hay que ejercer muchsimo cuidado con ella al predicarla. Calvino recomend en
su "Institucin" que esto es muy importante. Dice l: "Si alguno hablase de esta
manera al pueblo: Si no creis es porque Dios os ha predestinado ya para
condenaros; esto no solamente alimentara la negligencia, sino tambin la malicia.
Y si alguno fuese ms all y dijese a sus oyentes que ni en el futuro haban de creer
por estar ya reprobados, esto sera maldecir en vez de ensear". No es aconsejable
hablar de las doctrinas de la eleccin a quienes ciertamente no pueden
comprenderlas. Esta doctrina no es el aperitivo sino el postre de una excelente
comida intelectual; es el amn de una oracin perfecta. Debe empezarse con el
ABC para terminar con la ltima letra del alfabeto. Cuando el carcelero de Filipos
le pregunt a Pablo que deba hacer para ser salvo, Pablo no empez a dictarle una
conferencia sobre la eleccin. Le hizo ver su necesidad primordial dicindole que
creyese en Cristo Jess y sera salvo, l y su casa. Aqu va una ilustracin de esta
imperiosa necesidad de no acusar esta doctrina de la eleccin en nuestra
predicacin. Hablamos a veces de la casa de la salvacin. Entre otras cosas, una
casa tiene cimientos y una puerta. El cimiento de esta casa es la doctrina de la
eleccin y Cristo es la puerta. Quienes estn fuera debern ver la puerta. Es bueno
ciertamente, al invitarlos a entrar por la puerta, sealarles la solidez de la casa que
est edificada sobre tan buenos cimientos. Pese a ello, no se les debe invitar a
entrar en la casa a travs de los cimientos sino a travs de la puerta. Una vez que
han entrado pueden ver la maravilla de esa casa de salvacin. Podrn admirar y
consolarse y sentirse fuertes al saber que estn en una casa edificada sobre el firme
fundamento de la soberana eleccin de Dios.
Una tercera consideracin; esta vez es una consecuencia y por cierto maravillosa.
Si somos salvos por eleccin divina tenemos tambin la seguridad plena del futuro.
No es ya cuestin de los sentimientos efmeros del hombre que se deja llevar por
todas las brisas de doctrina o pensamientos de hombres o sus propias emociones
pasajeras. La salvacin est en manos de Dios y lo que El comienza ciertamente lo
ha de llevar a feliz conclusin. Un resultado de esta doctrina es lo que podramos
llamar la "perseverancia de los santos". Esto quiere decir que quien ha sido
salvado por la gracia de Dios ser guardado hasta el da final. Qu tremendo
consuelo es saber que nuestra salvacin no depende de nuestros sentimientos sino
de la firme gracia de Dios! Esto nos permite un grado de certeza que otros no
tienen. Tome usted una de esas pobres almas que nunca saben si estn en estado de
gracia o no. Van al confesionario, dicen diez Padre Nuestros, consultan con
superiores religiosos y viven siempre al borde del abismo. Nunca pueden estar
seguros de si son salvos al fin o no. No es as para quienes han comprendido la
doctrina de la eleccin saben que el futuro est totalmente en las manos de Dios.
Se ven libres de ese temor constante, libres para servir al Seor con todo su ser.
Otra consecuencia de la doctrina de la eleccin es el incentivo hacia la santidad.
Aquel que se sabe redimido por la gracia de Dios se sabe tambin responsable de
servirle en todas las esferas de actividad humara. Dios en su gracia soberana se
dign elegirle a l para ser heredero de la vida eterna! Qu maravilla es la gracia
de Dios! Como podr pagar semejante beneficio sino viviendo de da y de noche a
La gloria de ese Dios tan maravilloso que lo eligi para su reino? Supngase, por
otra parte, aquella persona que no cree en la eleccin. Cree que fue l, quien
descubri a Jesucristo; que fue l quien renunci a su vida mundanal; fue l quin
escuch el evangelio; fue l quien decidi servir al Seor y abandonar a sus padres
o amigos del pasado; fue l quien tuvo la brillante idea de entregarse a Jesucristo.
Todo lo hizo l. Qu incentivo tendr tal persona de dedicarse totalmente a Dios?
Pensar ms bien que suficiente hizo ya para tener contento a Dios y que Dios debe
estar contento con l tan bueno que ha sido. Qu error es pensar as de nuestra
relacin con Dios quien nos eligi a vida eterna! Es Justamente lo contrario:
porque Dios tuvo tanto amor por l, porque Dios lo busc en las tinieblas y le dio
luz porque Dios lo eligi de entre otros miles de iguales, se sentir feliz nicamente
si dedica su vida entera al servicio de Dios en seal de eterna gratitud por tan
grande gracia. Esa vida ser una vida de santificacin cotidiana, de servicio
cristiano, de gratitud desbordante y de alabanza incesante.
Hay una ltima consecuencia o precaucin que debe notarse. Esto es de extrema
importancia en la vida de nuestro pueblo evanglico. Se trata de la forma de
predicar o llamar al arrepentimiento. La doctrina de la eleccin divina pone ciertos
lmites sobre lo que debemos hacer en presentar el mensaje del evangelio al mundo
incrdulo. Qu vergenza es ver algunas de las cosas que se hacen en el nombre
del cristianismo! All ve usted un pastor o evangelista que predica el mensaje. Y
llega al fin el momento de la invitacin. Qu sucede? Bueno, el poder del pecador
recibe todo el acento. Se le hace saber que puede aceptar a Cristo o puede
rechazarlo. Se presenta a Cristo corno si fuese un objeto de arte en un remate de
campo; un artculo que solo les tontos podrn rechazar. Todo depende del pecador
que est oyendo. Todo lo que el pecador debe hacer es levantar la mano o pasar
delante o arrodillarse frente a su receptor de radio y repetir la frmula del
predicador: "Acepto a Cristo como mi Salvador personal" y el problema de la
salvacin est resuelto. Si el pecador hace esto, el Espritu Santo vendr a su
corazn y lo har nacer de nuevo. En vista de que la cosa es tan simple y de que el
pecador es capaz de hacerlo, se utilizan entonces medios muy naturales para
conducirlo a que lo haga. All vienen pues las invitaciones que son la cspide del
sermn, el momento en que el sermn se ha terminado y el predicador puede decir
prcticamente cualquier cosa que le parezca bien. Todo se hace con la intencin de
despertar las emociones del oyente. El sentimentalismo ocupa el lugar de la
predicacin de la Palabra. Msica suave o algn himno bien conocido se toca y se
repite. El predicador implora, ruega, se deshace casi fsicamente para hacer que el
oyente acepte a Cristo est dentro de su capacidad; puede abrir su corazn, puede
permitir que Cristo entre all y haga su morada en l. El predicador sigue
hablando de un Dios que implora como si fuese impotente, casi llorando porque su
hijo rebelde no quiere or su tierna voz. El resultado lgico de esta conducta es que
las iglesias necesitan cada vez nuevas y mejores formas de emocionalismo para
mantenerse en existencia. Se contratan evangelistas especiales, hombres o mujeres,
que vienen de lejanas regiones con su propia forma de hacer que los hombres
abran sus corazones por su propia voluntad, sin ayuda de Dios y con toda la ayuda
que ellos pueden dispensar. Se necesitan luego campaas de avivamiento que se
toman prctica casi regular; no se hace otra cosa que invitar e invitar y seguir
invitando al oyente hasta que al fin se quebranta su resistencia a punto de
entregarse a Jesucristo.
No hay en toda la Escritura un solo ejemplo de este tipo de actividad. Ni cosa
remotamente parecida. Es una invencin totalmente humana. Es ms: es una
invencin casi netamente americana. Ninguna iglesia de Cristo por siglos y siglos
tuvo semejantes prcticas. Es una costumbre que nace de un perodo de intensas
campaas en los Estados Unidos por parte de alguien que no crea en la doctrina
bblica de la eleccin. Es tiempo de que nuestras iglesias llamen a la reflexin en
estas cosas. En vez de tanta invitacin es tiempo de que prediquemos la sana
doctrina, instruyamos a jvenes y adultos en la verdad del evangelio y
prediquemos las riquezas de Cristo al necesitado pecador que solo puede acercarse
a Cristo por obra del Espritu Santo en su corrupto corazn. Puede acaso ese
hombre a quien se invita a aceptar a Cristo, hacerlo? La Escritura dice que est
muerto en delitos pecados y, que est en tinieblas, que ama las tinieblas ms que la
luz, que no teme a Dios. Podr tal persona genuinamente abrirle su corazn al
Cristo de luz y esperanza? Por supuesto que no! Eso es tan imposible como que un
muerto se levante de su sepulcro.
La doctrina de la eleccin es una maravilla bblica. Tal vez no sea del agrado del
hombre pero eso poco importa. Le esencial es recordar que es doctrina bblica. Y lo
es. El trmino que se usa para hablar de la eleccin divina aparece unas cuarenta y
siete o cuarenta y ocho veces en el Nuevo Testamento solamente. Como pues
puede alguien negar su importancia y su carcter bblico?
La suma total de todo el asunte es esta: Como llega el hombre a ser salvo? Hay
tres alternativas. Una: se salva a s mismo porque es capaz. Dos: se salva a s
mismo con la ayuda de Dios quien le da el impulso inicial. Tres: Dios lo salva
perqu en su soberana gracia le eligi desde antes de la fundacin del mundo. Si
usted mira a los hombres y escucha sus opiniones, aprobar la alternativa nmero
uno. Si usted consulta la Biblia pero quiere ajustarla al pensamiento humano,
aprobar la segunda. Si oye simplemente el mensaje eterno de Dios en su Palabra
y se deja guiar solamente por lo que esa Palabra dice, aprobar usted la tercera
alternativa. Dios es el autor de la salvacin y por eso, la salvacin es segura y la
predicacin de esa Palabra indispensable. As podr comprenderse el mensaje
bblico con ms facilidad. Gracias, oh Seor, por tu gracia soberana!