T rabajo , produccin y cermica .

S ociologa de la alfarera P aracas :

O cucaje y Tajo (Costa Sur de Per)
Pedro V. Castro-Martnez 1 , J. Carlos De La Torre 2 , Trinidad Escoriza-Mateu 3 ,
M. Concepcin Godoy4, Brbara Lapi5, Israel Navarro6 y J. Csar Zavala7

Introduccin: La construccin
de la Cultura Paracas
Resumen
Las secuencias cronolgicas basadas en las seriaciones de
la cermica Paracas fueron revisadas, haciendo evidentes
las paradojas, contradicciones e incoherencias de las
cronologas relativas elaboradas desde axiomas histricoculturales. Evaluamos las evidencias a partir de dataciones C14
independientes. Finalmente, se discuten las claves para una
sociologa de la alfarera de los estilos de Ocucaje y Tajo, en el
marco del Proyecto La Puntilla (Nasca, Ica).
Palabras claves: arqueologa social Paracas Nasca
alfarera produccin.
Abstract
Independent C14 dating was contrasted to chronological sequences
based on Paracas Pottery series, evidencing the paradoxes,
contradictions and incoherence in the relative chronologies
derived from historico-cultural axioms. The conclusion addresses
key aspects for a sociology of Ocucaje and Tajo ceramics, in the
framework of the La Puntilla Project (Nasca, Ica).
Key words: social archaeology Paracas Nasca
pottery production.
Recibido: marzo 2007. Aceptado: enero 2008.

Desde el valle de Chincha, a 200 km al sur de Lima,

comprendiendo los principales valles de Pisco, Ica, Palpa,
Ingenio, Nasca, as como la baha de Independencia y
pennsula de Paracas, hasta llegar a los valles de Acar
y Yauca (departamento de Arequipa) se conforma el
territorio peruano denominado Costa Sur. Este est
formado por una serie de cuencas con sus respectivos
afluentes cuyos ros nacen en la cordillera andina y
discurren estacionalmente hacia el litoral, creando
en su cauce ambientes naturales propicios para vivir
(Figura1). Fue la bsqueda del origen de unos tejidos
bordados que comenzaron a aparecer en colecciones
privadas de Lima y Europa, lo que llev al mdico peruano Julio C. Tello a interesarse por dichos territorios.
As localiz el rea arqueolgica de Cerro Colorado,
tambin conocida como Warikayn, en la pennsula de
Paracas. Las excavaciones realizadas permitieron ubicar
en Paracas un conjunto de hallazgos que servira de
punto de partida para la construccin de una entidad
arqueolgica: la Cultura Paracas, la cual pasara a
formar parte de la secuencia histrico-cultural de esta
parte de los Andes Centrales.

Departamento de Prehistoria, Universidad Autnoma de Barcelona. Bellaterra 08193, ESPAA. Email: pedro.castro@uab.cat
Departamento de Prehistoria, Universidad Autnoma de Barcelona. Bellaterra 08193, ESPAA. Email: juancarlos.delatorre@uab.cat
3 Departamento de Historia, Universidad de Almera. Edificio C, Carretera Sacramento s/n, Caada San Urbano, 04120, Almera, ESPAA.
Email: tescoriz@ual.es
4 Universidad de Zrich, Departamento de Prehistoria. Rotbuchstrasse 47, 8600, Duebendorf, SUIZA. Email: mcga@rocketmail.com
5 Departamento de Prehistoria, Universidad Autnoma de Barcelona. Bellaterra 08193, ESPAA. Email: blabala7@yahoo.es
6 Departamento de Prehistoria, Universidad Autnoma de Barcelona. Bellaterra 08193, ESPAA. Email: israquito03@hotmail.com
7 Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Jr. Carlos de la Condamine 372-374, Urb. San Jos. Bellavista, Callao 2, Callao, PERU.
Email: jzavala_arql@yahoo.com
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139

N 37 / 2009, pp. 139 - 155

Estudios Atacameos
Arqueologa y Antropologa Surandinas

Pedro V. Castro-Martnez, J. Carlos De La Torre, Trinidad Escoriza-Mateu, M. Concepcin Godoy,

Brbara Lapi, Israel Navarro, J. Csar Zavala

Figura 1. Mapa de la Costa Sur de Per.

Las primeras excavaciones fueron realizadas por Tello

entre 1925 y 1928 (Tello 1928, 1959; Tello y Meja
Xesspe 1979). La informacin obtenida permitira
posteriormente configurar los rasgos e inferir una serie
de cuestiones sobre la Cultura Paracas (Massey 1990:
231). La mayor parte de las evidencias procedan de las
sepulturas localizadas por Tello en Cerro Colorado,
donde se ubicaba una serie de terrazas con cmaras
funerarias. Las diferencias en la manufactura de los
ajuares funerarios, el modelo arquitectnico de las
tumbas y la presencia de deformaciones craneanas,
llevaron a Tello a organizar el registro en dos componentes culturales distintos, a los que denomin
Cavernas y Necrpolis.
En el caso Paracas-Cavernas, se definan tumbas colectivas de hombres, mujeres y nios/as; estos ltimos los
nicos enfardados (Cook 1999). Se trataba de cmaras
funerarias semisubterrneas en forma de botella acompaadas de numerosas ofrendas. El ajuar funerario
inclua recipientes cermicos, calabazas pirograbadas,
ornamentos de oro y de conchas de moluscos, cestos de
junco, coladores, tabletas de tiza y alimentos. Algunas
sepulturas individuales contemporneas tenan ajuares
con gran cantidad de cermicas con acabados incisos
140

y decorados con pigmentos policromos aplicados

despus de la coccin, lo que se definira ms adelante
como una caracterstica de la tecnologa alfarera de la
Cultura Paracas (Menzel et al. 1964). Tello, adems,
fue uno de los primeros investigadores que observ
una correspondencia de similitudes iconogrficas entre
este estilo primitivo (Cavernas) de la Costa Sur y el
estilo Chavn, de la sierra norte de Per (Kroeber 1944,
1953; Tello 1959; Rowe 1967; Roe 1974).
Segn Tello (1959), los individuos de Paracas-Cavernas
presentaban una deformacin craneana llamada
cuneiforme que resultaba de la presin de tablas
de madera atadas a la frente y hacia la parte posterior
del individuo durante su infancia. Tambin se pudo
estimar que cerca del 40% de los crneos presentaba
trepanacin, un tratamiento por medio del cual, tras
una lesin o trauma craneal, se cortaba un fragmento
del crneo con el uso de cuchillos de obsidiana y otros
tiles. Este tratamiento habra tenido considerable xito,
a juzgar por los signos de regeneracin del hueso que
mostraban muchos crneos (Tello 1929: 144).
Las excavaciones realizadas entre los aos 1927 y
1928 en un rea de compartimentos subterrneos en
N 37 / 2009

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Trabajo, produccin y cermica. Sociologa de la alfarera Paracas: Ocucaje y Tajo (Costa Sur de Per)

la zona norte del Cerro Colorado documentaron la

existencia de una gran tumba colectiva con 429 fardos
o momias envueltas, conocida como la Necrpolis
de Paracas (Massey 1990: 231). Un cierto grupo de
fardos presentaba una disposicin del individuo ms
elaborada que el resto, empleando en su preparacin
una serie de suntuosos mantos. En un solo fardo
llegaron a aparecer ms de 100 mantos finamente
bordados. Asociados a esos individuos aparecan
tambin abanicos de plumas, mazas con cabeza de
piedra y tocados de pieles de animales. La colocacin
de los fardos dentro de los recintos, segua un patrn
simtrico, con los bultos ms pequeos encima de
los mayores. Este orden indica que la Necrpolis
constituy un enterramiento colectivo de carcter
secundario, plantendose su relacin directa con un
grupo dirigente regional (Massey 1990; Paul 1991;
Lumbreras 1999).
Tello seal igualmente que en Paracas-Necrpolis
existan individuos con deformacin craneana distinta
a la de Paracas-Cavernas, la denominada cabeza larga,
aunque se utilizara la misma tcnica de tabletas atadas
al crneo en edad infantil. As, mientras para algunos
investigadores las cabezas largas se han asociado
a grupos de lite (Weiss 1961), para otros no es ms
que una prctica comn de los grupos prehispnicos
de la regin (Cook 1999). Se puede destacar que en
ningn caso se seal la existencia en la Necrpolis
de trepanaciones craneanas. En cuanto al repertorio
cermico, presentaba formas de calabazas monocromas
y paredes muy delgadas.
Tello plante que en Paracas se daba una continuidad
cronocultural entre los conjuntos de Cavernas y de
Necrpolis, y propuso una secuencia de fases dentro
de la Cultura Paracas. Sin embargo, posteriores
trabajos reorganizaron las cronotipologas y cuestionaron la unidad cultural propuesta por Tello para
la Costa Sur. Para ello, la investigacin, como ocurre
habitualmente con las sistematizaciones histricoculturales, se ha centrado casi de manera exclusiva
en determinados grupos de productos, elevndolos
a la categora de fsiles-directores. Sin duda, el
principal protagonismo se le ha otorgado a la cermica
141

(Rowe 1958; Menzel et al. 1964; Wallace 1962, 1986;

Peters 1987-88, 1991; Massey 1990, 1991, Silverman
1991, 1994, 1996; Garca y Pinilla 1995; DeLeonardis
1997; Isla et al. 2003, entre otros) y a los textiles
(King 1965; Dwyer 1971, 1979; Cordy-Collins 1976;
Paul 1990, 1991; Wallace 1991, entre otros), mientras
que, por ejemplo, la arquitectura apenas ha atrado
el inters de las investigaciones (Massey 1990, 1991;
Engel 1991; Silverman 1991, 1994, 1996; Canziani
1992; Cook 1999, entre otros).

Secuencias, seriaciones y fases

de la Cermica Paracas
Las producciones alfareras identificadas como
Cermica Paracas han sido y son el referente en la
construccin de la periodizacin y de las secuencias
cronolgicas de los Andes Centrales. El discurso
arqueolgico esgrimido, caracterizado por un fuerte
componente histrico-cultural, mantiene su apoyo en
cronotipologas cermicas y seriaciones estilsticas a
la hora de establecer fases en la dinmica histrica de
las sociedades prehispnicas.
De este modo, la ordenacin de Tello de los componentes culturales de Cavernas y de Necrpolis, en
clave de fases, ha sido el punto de partida para esas
cronotipologas en la Costa Sur. De hecho, aunque
siempre se han apuntado algunos rasgos tecnomorfolgicos, ha sido fundamentalmente la iconografa
la que ha definido los grupos alfareros. Tello asoci a
Paracas-Cavernas las decoraciones incisas geomtricas y zoomorfas estilizadas (felino y aves) e incisaspolicromas, incisiones que delimitan zonas pintadas
postcoccin y de decoracin negativa (improntas
de coccin trabajadas). Este tipo de decoraciones
apareceran sobre tazas, cuencos, platos y botellas
escultricas. Para Necrpolis, la vajilla fina presentara
decoracin incisa y pintura monocroma (color crema),
con formas de cuencos de paredes bajas y botellas
escultricas fitomorfas (cucurbitceas). Tello lleg a
reconocer un estilo anterior a la Cermica Cavernas,
al que denomin Chavn-Paracas por el paralelismo
iconogrfico con el estilo Chavn de la sierra norte.
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Brbara Lapi, Israel Navarro, J. Csar Zavala

Se tratara sobre todo de cuencos de pastas grises con

diseos incisos de crculos concntricos (Meja Xesspe
1976: 41, Fig. 7).
Los trabajos de Max Uhle, el primer investigador que
introduce mtodos estratigrficos en las excavaciones
y uno de los primeros en realizar investigaciones en la
Costa Sur de Per (Uhle 1970 [1910]), permiten hablar
de nuevos aportes. Sobre la base de ciertas estratigrafas elabor una periodizacin basada en lo que llam
horizontes cronolgicos. As, defini una etapa de
Culturas Protoides anteriores a la que denomin
Cultura Tiahuanaco. Una de ellas, que situ en la
Costa Sur, era la Cultura Proto-Nasca.
Una nueva etapa de las sistematizaciones cronotipolgicas se inici con la presencia en Per de investigadores estadounidenses. Esta etapa supondra la
consolidacin de los presupuestos histrico-culturales,
siempre asentados en la bsqueda de unas seriaciones
cermicas fiables para asignar cronologas relativas a
las culturas andinas.
La terminologa de Uhle fue reproducida por Strong
(1957), aunque denomin Cultura Nasca al ProtoNasca de Uhle. As, grosso modo, la sucesin cronolgica
Cultura Paracas-Cultura Nasca quedaba establecida como eje vertebrador de las periodizaciones en
la Costa Sur. Strong public las excavaciones de la
Universidad de Columbia en 1952-53. A partir de los
registros en el sitio monumental de Cahuachi (provincia de Nasca), elabor una secuencia estilstica de
la cermica, apoyada en estratigrafas, que ofreca una
primera fase denominada Paracas Tardo (Late Paracas),
asociada al estilo Cavernas de Tello, con cermica
incisa de engobe rojo (Cahuachi Slipped red) (Strong
1957). Tambin introduce un estilo intermedio previo
a la Cultura Nasca, al que denomina Proto-Nasca,
asociado a la alfarera reducida (negra) con decoracin bruida (Cahuachi Black incised) y a vasijas con
decoracin de pintura crema (Cahuachi White-slipped
Necropolis). Esas cermicas Proto-Nasca tendran
su correlato con la fase Necrpolis de Tello (1959).
En consecuencia, la sucesin Cavernas-Necrpolis, se
equiparara a la sucesin Paracas Tardo-Proto-Nasca
en Cahuachi (Tabla 1).
142

Por su parte, Engel (1957) desarroll durante una

dcada sus trabajos en el litoral peruano, centrndose
principalmente en el estudio de asentamientos (Garca
y Pinilla 1995: 45). Sus planteamientos reformulan
entidades culturales, puesto que pas a hablar de una
Cultura Paracas I (Cavernas), con cermica decorada bajo parmetros Chavn, con una iconografa
estilizada de incisiones zoomorfas, principalmente
de felinos. La Cultura Paracas II, la asoci a asentamientos con un desarrollo de la artesana textil, y con
cermica del estilo de las tumbas de la Necrpolis de
Tello (Engel 1991).
En cuanto a Rowe (1962), propuso una secuencia para
toda el rea andina, a base de horizontes y perodos.
Se basa en tres etapas de unificacin cultural representadas por los horizontes Chavn, Tiahuanaco/
Huari e Inca, con etapas intermedias de regionalismo
cultural. El Horizonte Temprano se desarrollara
entre 900-100 AC y el perodo Intermedio Temprano,
entre 200 AC y 600 DC. Esas etapas se apoyaron,
respectivamente, en las seriaciones estilsticas de la
Cermica Paracas y de la Cermica Nasca, elaboradas por Dawson.
Dawson y Menzel seriaron las cermicas de la Costa
Sur de acuerdo a la ordenacin estilstica y a diversos
puntos de apoyo en sus trabajos de campo en Ocucaje y
Tajahuana en el valle de Ica y en Cerrillos en el valle de
Pisco, as como en algunos contextos con dataciones
radiocarbnicas. As, elaboraron la que pasara a ser
la secuencia maestra de Ica (Menzel et al. 1964).
Siguiendo el mtodo de seriacin, la secuencia maestra
asuma los rasgos diagnsticos de la cermica de la
regin de Ica como pauta para establecer una secuencia
referencial para clasificar el material del rea andina. De
esta forma, establecieron 10 fases estilsticas (Ocucaje
1-10), equiparables a la fase Cavernas de Tello y ubicadas en el Horizonte Temprano. Por su parte, la fase
Necrpolis se identificaba como la primera (Nasca 1) de
las nueve fases Nasca, dentro del Intermedio Temprano.
Denominaran tradicin Topar a la cermica de un
estilo especfico de su fase Ocucaje 10.
Con la secuencia maestra de Ica en las manos, la
arqueologa de la Costa Sur consensu los fsilesN 37 / 2009

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Trabajo, produccin y cermica. Sociologa de la alfarera Paracas: Ocucaje y Tajo (Costa Sur de Per)

Paracas
Periodos /
Estadios
Periodo
intermedio
Temprano /
Desarrollos
Regionales
100 cal AC600 cal DC

Tello
(1959)

Engel
(1966)

Ica (Bajo)
Garca
y Pinilla Massey Sawyer Wallace
(1995) (1991) (1963) (1962)
Necrpolis

Necrpolis

De
Leonardis
(1991)

Fase 3
Fase 2

Paracas
Tardo

Ocucaje 8
Ocucaje 7

Cavernas
Temprano

Cavernas

Perodo
II

Isla

Karwas

Isla
et al.
(2003)

Silverman Schreiber
(1994)
(1998)

Perodo
I

Nasca 1

9
Ocucaje 9 Ocucaje
-Tajo
8
Ocucaje 8 Ocucaje
-Tajo

Puntilla

Ocucaje 7

Ocucaje 6

Paracas
Medio

Ocucaje 5

Ocucaje 6
Ocucaje 5

Ocucaje 4

Fase 1

Puerto
Nuevo

Nasca

Ocucaje Ocucaje 10 Montana

10
-Tajo

Ocucaje 9

Perodo
III

Palpa

Nasca 1

Ocucaje 10

Cerrillos

Periodo Inicial
/Formativo
Inferior
1700-1000
cal AC

Menzel
et al. (1964)
Nasca 1

Cavernas Fase 4 Perodo

Tardo
IV

Cavernas
Medio
Horizonte
Temprano /
Formativo
Superior y
Medio
1000-100
cal AC

Ica (Medio)

Tajo

Ocucaje 3
Ocucaje 2

Paracas
Temprano

Ocucaje 1
Mastodonte
(Rowe 1967)

Disco
Verde

Erizo (Pezzia
1968)

Tabla 1. Esquemas cronolgicos segn secuencias estilsticas de cermica de los principales valles de la Costa Sur.

directores de las fases de Ocucaje como indicadores

de la Cultura Paracas. Sin embargo, la investigacin
se encamin hacia la identificacin de materiales y a
contrastar estratigrficamente la secuencia maestra,
priorizando as al objeto y no al sujeto productor de
la alfarera. Entre los ajustes que se introdujeron se
abandonaron por falta de evidencias claras las fases
Ocucaje 1-2, asumindose que la Cultura Paracas
se iniciaba con Ocucaje 3, bajo la influencia estilstica
de Chavn, relegndose tambin las fases Ocucaje
4-5 por las mismas razones (Massey 1991; Silverman
1991, 1994; Garca y Pinilla 1995; DeLeonardis 1997;
Cook 1999; Velarde 1999). Las fases estilsticas de la
cermica Paracas se fueron ajustando de acuerdo a
las diversas reas geogrficas de la Costa Sur. Desde
finales de los aos 80, estas fases han incorporado
las dataciones radiocarbnicas para mayor precisin
cronolgica (DeLeonardis 1991; Paul 1991).
143

A grandes rasgos, las fases que se siguen asumiendo

como referencia cronotipolgica en los valles de la
Costa Sur, mantienen el esquema de la secuencia
maestra (Figura2). As, Ocucaje 3, se asocia a vasijas de
paredes gruesas, de pasta gris y superficies pulidas, con
cuencos de bordes rectos con bisel y con decoraciones
incisas cortantes exteriores de crculos concntricos o
motivos romboidales similar a diseos iconogrficos
chavinoides (Wallace 1962, 1986; Menzel et al. 1964).
Ocucaje 4-5, difcilmente reconocido, se relaciona con
cuencos y platos de pasta oxidada, con decoraciones
incisas de crculos enlazados y anillos de crculos con
punto en el centro cerca del borde, lneas entrecruzadas
en el fondo e incisiones en 8 en el exterior de cuencos
altos o tazones de pasta marrn claro. Tambin aparecen
ollas de cuello corto y sin cuello, de pastas oxidadas
con incisiones lineales en v en la parte superior del
cuerpo (Menzel et al. 1964; Isla et al. 2003). Ocucaje 6-7,
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Figura 2. Cronotipologa de recipientes abiertos con decoraciones de tipo Paracas-Ocucaje, segn la estratigrafa
de la Unidad 1 de Jauranga (Palpa). Basado en Isla y colaboradores (2003).

bien como fases diferentes (Isla et al. 2003) o como una

sola etapa (DeLeonardis 1997), se asocia a cuencos de
pasta oxidada (rojo violceo a marrn) con incisiones
internas de crculos enlazados y crculos con punto al
centro en incisiones lineales en el fondo, con engobe
rojo tenue en la parte superior interna y cubriendo las
paredes externas de las vasijas. Igualmente se asocian
diseos incisos zoomorfos estilizados y geomtricos con
pintura postcoccin. En las vasijas cerradas se tipifican
ollas con pasta marrn y con incisiones lineales en la
parte superior, agregndose los punteados (Menzel et
al. 1964; DeLeonardis 1997; Isla et al. 2003).
Ocucaje 8 es la fase ms representativa de la secuencia,
ya que posee una mayor distribucin geogrfica que
las anteriores, alcanzando la cuenca del ro Nasca. Se
caracteriza por cuencos con engobe rojo ms acentuado
que en fases previas, tanto en las paredes internas
144

como externas, y con incisiones de anillos de crculos

con punto al centro, crculos concntricos enlazados
cerca del borde con lneas incisas en el fondo de la
vasija. Estas se tornan ms elaboradas y se les acua
el nombre de rayaderas (Wallace 1986; Silverman
1991; Isla et al. 2003; De La Torre y Van Gijseghem
2005). Tambin continan los cuencos y botellas
con incisiones de figuras zoomorfas estilizadas (ave y
felino) y diseos geomtricos con pintura postcoccin.
En este sentido, algunos investigadores creen que esta
continuidad corresponde a arcasmos que arrastra la
iconografa Paracas-Ocucaje (Massey 1990, 1991;
Silverman 1991, 1994; Isla et al. 2003). En asociacin a
las vasijas abiertas de estilo Ocucaje 8 se seala mayor
presencia de vasijas cerradas, ollas y cntaros en pasta
marrn con decoracin incisa en la parte superior del
cuerpo, sobre todo lneas en v delimitando zonas
punteadas, entre otros (Figura3). Estas ltimas vasijas,
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Trabajo, produccin y cermica. Sociologa de la alfarera Paracas: Ocucaje y Tajo (Costa Sur de Per)

Figura 3. Fragmentos de ollas y tinajas con asas decoradas en estilo Tajo.

encontradas en mayor proporcin en yacimientos

ms al sur (cuenca de Ro Grande), han llevado a
plantear a Silverman (1994) su correspondencia con
una produccin alfarera local de esta zona, a la que ha
denominado estilo Tajo, por el yacimiento epnimo
del valle de Ingenio, cerca de Nasca.
Ocucaje 9 muestra cierta continuidad en cuencos incisos
con engobe rojo, pero tambin aparecen cuencos altos
en pasta marrn y superficies pulidas. La decoracin
incisa se hace ms profusa en la pared externa, predominando los diseos de motivos lineales y escalonados,
as como motivos zoomorfos naturalizados (felinos).
Hay vasijas con decoracin negativa y de patrn bruido, y continan las ollas con decoracin incisa en
pasta marrn. En Ocucaje 10 la decoracin incisa es
ms elaborada y se naturalizan las figuras zoomorfas
incisas y pintadas, predominando las decoraciones
negativas en cuencos. Aparecen cuencos con decoracin
excisa o a presin en la pared interna, cocidas a fuego
controlado que permite obtener superficies negras
interiores y claras-oxidadas exteriores. Los cuencos
son de mayor tamao, con paredes bajas y ngulo de
inflexin hacia la base. A las botellas y cntaros se suma
145

una serie de formas escultricas, predominando las de

cucurbitceas. Finalmente, en Nasca 1 aumentan los
cuencos de paredes bajas, dimetros grandes y bases
cnicas, as como las decoraciones en negativo. Tambin
aparecen decoraciones con engobe color crema y rojo
chorreado, siendo frecuentes las botellas escultricas
fitomorfas (cucurbitceas), tpicas de la fase ParacasNecrpolis de Tello. Dada la recurrente coexistencia
de estilos de las fases Ocucaje 10 y Nasca1, ambos se
han considerado pertenecientes a una sola fase (Orefici
1996; Cook 1999).
Schreiber (1998) ha propuesto una fasificacin basada
en la secuencia maestra y aplicada a la cermica de
superficie procedente de sus prospecciones en el valle
de Nasca, utilizando como referentes los yacimientos
de La Puntilla y Montana. De esta manera, asoci
el perodo Puntilla a la fase Ocucaje 8 y el perodo
Montana a cermica de las fases Ocucaje 10-Nasca 1.
Sin embargo, las excavaciones de 2001 en La Puntilla
han sido utilizadas por Van Gijseghem (2004) para
sealar la coexistencia de cermicas asignadas a los dos
periodos de Schreiber, Ocucaje 8 (perodo Puntilla) y
una tradicin alfarera Nasca (perodo Montana), que
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ha explicado por la convivencia de grupos tnicos,

uno local (Montana) y uno forneo de emigrantes
Paracas.

Asociaciones y contradicciones
El esquema cronotipolgico de las cermicas y de las
fases de Ocucaje se muestra, como estamos viendo,
con la lgica de una racionalidad inequvoca, habitual en las construcciones histrico-culturales. Sin
embargo, existe una serie de contradicciones y de
problemas derivados de la expresin material concreta
de las producciones alfareras. Estas contradicciones,
paradojas no resueltas por carencias empricas o por
deficiencias en los planteamientos metodolgicos
de la investigacin, abren campos de incertidumbre
que requieren de una evaluacin detallada y de una
formulacin terico-metodolgica. Solo de esta forma
se podr avanzar en el examen de las condiciones
de la fabricacin, circulacin y uso de los productos
alfareros en la Costa Sur durante el milenio anterior
al cambio de era.
Las secuencias construidas en los diferentes valles
de la Costa Sur han sealado una mayor presencia de
estilos cermicos de las fases ms tardas (Ocucaje
8-10 y Nasca 1). Por el contrario, las cermicas de estilos de las fases iniciales de la secuencia, sobre todo
Ocucaje 3, aparecen circunscritas en su mayora a la
pennsula de Paracas y a la baha de Independencia
(Karwa) (Tello 1959; Tello y Meja Xesspe 1979; Garca
y Pinilla 1995) y en sus cercanas, como el valle de Pisco
(Cerrillos) (Wallace 1962). Esta situacin supone una
primera realidad a evaluar. Los estilos asociados a las
fases de Ocucaje podran ofrecer reas de circulacin
diferenciadas y depender, probablemente, de lugares
de fabricacin concretos y con cambios en la diacrona
que abarca toda la secuencia.
Las dataciones radiocarbnicas provenientes de Cerrillos
y del yacimiento 14-VI-16 de Paracas-Cavernas I (Paul
1991: 12-13) relacionados con estas fases tempranas se
enmarcaran entre 460-375 cal. AC. Sin embargo, las
primeras evaluaciones de las fechas absolutas asociadas
146

a estilos cermicos de fases ms tardas concluyen

que hay un solapamiento con las fechas de las fases
tempranas en un intervalo de 460-225 cal. AC (Paul
1991: 12-13). Estas apreciaciones abren una segunda
lnea de investigacin que exige de una evaluacin
ajustada de la evidencia, que afecta directamente a
los fundamentos arqueolgicos y cronomtricos de la
secuencia estilstica de la cermica y a la utilizacin de
las dataciones radiomtricas y su calibracin.
Para explicar por qu los estilos tardos de la secuencia
de Ocucaje presentan un rea de distribucin geogrfica
ms amplia que en los primeros estilos alfareros, se ha
planteado que las poblaciones nucleares localizadas
en la pennsula de Paracas y Pisco se expandieron hacia
el sur (Browne y Baraybar 1988; Paul 1991; Silverman
1991, 1994; Cook 1999). Es decir, nos encontramos ante
explicaciones difusionistas-migracionistas. Esta es una
tercera cuestin que se abre a la investigacin, dado
que el axioma que entrev un movimiento poblacional
en una red de circulacin de productos alfareros o en
la reproduccin de modelos de referencia, no es un
principio universal, sino un presupuesto histricocultural frecuentemente usado para dar cuenta de
cambios culturales. Otras explicaciones debern
ser valoradas.
Por otra parte, debemos recordar la definicin del
estilo de cermica Tajo (Silverman 1994), considerado
como una produccin local del extremo sur del rea de
la Cultura Paracas. Este es un estilo cermico bien
documentado en asentamientos de las fases tardas,
pero mal conocido para las fases tempranas debido
el escaso registro de esos momentos en la regin
meridional (rea de Nasca). Se tratara de vasijas cerradas, destinadas al procesado y al almacenamiento
de alimentos, o a otros usos, que ya en las seriaciones
antiguas aparecan como una tradicin continuada a
lo largo de toda la secuencia de fases Ocucaje. Por esa
razn, una parte de la bibliografa ha contemplado estas
producciones como parte de los estilos propios de la
cermica Paracas en sus distintas fases. Con ello, nos
enfrentamos a los criterios de demarcacin estilstica
y de caracterizacin de los conjuntos cermicos: se
establecen tipologas unitarias para englobar en una
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Estudios Atacameos
Arqueologa y Antropologa Surandinas

Trabajo, produccin y cermica. Sociologa de la alfarera Paracas: Ocucaje y Tajo (Costa Sur de Per)

misma entidad cultural la totalidad de la produccin

alfarera? o, por el contrario, buscamos acotar de manera
concreta las tradiciones tecnomorfomtricas asociadas
a recipientes cermicos con funciones especficas?
Una cuestin ms afecta a las fases tardas Ocucaje
9-10-Nasca 1. Ya hemos indicado que existen argumentos que subrayan su coexistencia en el tiempo, es
decir, la coexistencia de diversos grupos estilsticos
y tradiciones alfareras en una misma fase (Orefici
1996; Cook 1999; Van Gijseghem 2004). En clave
histrico-cultural se entiende la coexistencia de tradiciones alfareras en trminos de grupos poblacionales
portadores de la tradicin estilstica, de forma que la
presencia conjunta sera explicable por la convivencia
de diferentes grupos tnicos. El marco cronolgico
en que se sitan estos estilos es, globalmente, la fase
Paracas-Necrpolis. As, de acuerdo a las dataciones
disponibles nos situaramos entre 200 cal. AC y 300
cal. DC (Paul 1991: 14-15). Con estas cronologas,
evidentemente, el solapamiento temporal involucra
directamente al desarrollo de las diversas fases estilsticas de las cermicas Nasca, al menos en sus fases
Nasca 2-3. Por lo tanto, estamos ante un horizonte
temporal donde no slo coexistiran estilos cermicos diversos y heterogneos, sino que adems esos
estilos han sido presentados como rasgos de una
Cultura Paracas (Ocucaje 9-10) y de una Cultura
Nasca (Nasca 1-3). La yuxtaposicin de culturas o la
convivencia tnica parecen ser la salida ms fcil. No
obstante, este tipo de situaciones debe aclararse a la
luz de otros planteamientos ms realistas y abordar
el estudio de los modelos de referencia alfareros en
clave sociolgica.

El Proyecto La Puntilla: Hacia una

milenio antes de nuestra era. Estamos trabajando en

el rea arqueolgica de La Puntilla, en la cuenca del
ro Nasca (provincia de Nasca, departamento de Ica).
Las excavaciones arqueolgicas en extensin, iniciadas el ao 2005 en los yacimientos La Puntilla 1 y El
Trigal, estn encaminadas a documentar los espacios
sociales de las comunidades locales y, por lo tanto, a
registrar las reas de actividad detectadas en conjuntos
arqueolgicos de gnesis social (Castro-Martnez
et al. 1999).
No pretendemos, por tanto, una mera constatacin de
secuencias cronoculturales a travs de la elaboracin
de seriaciones de fsiles-directores, ni una aproximacin a las singularidades y excepcionalidades de valor
esttico o artstico. Nuestros objetivos se enmarcan
en formulaciones de una arqueologa social centrada
en el conocimiento de las prcticas sociales (CastroMartnez et al. 1996b, 2002) y de la produccin material
de la vida social (Castro-Martnez et al. 1998, 2002;
Castro-Martnez y Escoriza-Mateu 2005) que permiti
la reproduccin de las condiciones de existencia de
las comunidades de la Costa Sur a lo largo del primer
milenio antes de nuestra era.
En consecuencia, nuestros objetivos referentes a las
cermicas forman parte de las lneas de investigacin
que guan nuestro trabajo, desde las que podremos
formular las cuestiones que hemos sealado, e implementar las metodologas instrumentales que permitan
dar un significado social a la produccin de cermicas,
que implique tanto los procesos de trabajo alfarero
como la circulacin de materiales y productos, su
uso en lugares sociales concretos, su disponibilidad
por los distintos colectivos sociales y sexuales de las
comunidades y, finalmente, su papel en la poltica y
la ideologa.

sociologa histrica de la produccin

alfarera

Nuestro equipo de investigacin est llevando a cabo

un proyecto arqueolgico en la Costa Sur, encaminado a conocer cmo eran las comunidades del primer

147

En estos momentos apenas hemos comenzado a obtener

los registros empricos y a ordenar las evidencias, de
manera que aqu nicamente plantearemos aquellas
cuestiones abiertas que iremos profundizando en el
curso del desarrollo de nuestra investigacin.

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Pedro V. Castro-Martnez, J. Carlos De La Torre, Trinidad Escoriza-Mateu, M. Concepcin Godoy,

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Los horizontes de sincrona

poltico-ideolgica enmarcada en la vida social de las

comunidades que los fabricaron y/o utilizaron.

y las seriaciones estilsticas

Para avanzar en el conocimiento de las situaciones

histricas en el pasado es imprescindible desprenderse
de los constructos de la tradicin histrico-cultural
que conllevan las periodizaciones asentadas en la
ordenacin cronotipolgica de objetos, que, en este
caso, son mayoritariamente productos cermicos. La
tautologa de otorgar un tiempo relativo a un tipo de
objeto, en clave de director fsil, para luego acudir
a su reconocimiento para otorgar cronologas, es un
proceder heredado de la geologa y de la presuncin
de una sucesin de culturas con una lista cerrada
de rasgos definitorios. Cada tipo se adscribe a una
entidad cultural o a una fase, y se le otorga una
esencialidad temporal. Con ello, el punto de partida
es la bsqueda de incompatibilidades (temporales o
culturales) para afinar la naturaleza esencial de los
directores fsiles. Este es un problema muy debatido
en arqueologa, pero que sigue representando una
prctica extendida y, en el mbito de la Costa Sur,
casi exclusiva.
Por lo tanto, nuestro mtodo de aproximacin a la
temporalidad de los productos cermicos (en este caso)
propugna un punto de partida diferente, independiente
y asentado en una contextualizacin arqueolgica en
reas de actividad, no en estratos o niveles que no
tienen por qu representar sucesiones temporales en
espacios sociales estructurados y, por supuesto, en
un anclaje basado en cronometras fisicoqumicas,
primordialmente en las dataciones radiocarbnicas
calibradas dendrocronolgicamente (Castro-Martnez
y Mic 1995; Castro-Martnez et al. 1996a). El fin
es establecer horizontes temporales que delimiten
situaciones sociales especficas, para abordar las
relaciones poltico-econmicas (a nivel sincrnico) y
para detectar las transformaciones sociales a lo largo
del tiempo (a nivel diacrnico). Es en esos horizontes
de sincrona donde podremos ubicar los productos
alfareros fabricados y/o utilizados, sean cuales sean
las tradiciones estilsticas, los modelos de referencia
o las tendencias de fabricacin a las que respondan.
Luego podremos buscar una explicacin econmica o
148

No podemos utilizar an, en la evaluacin cronomtrica

de las evidencias, ninguna datacin procedente de los
contextos documentados en nuestras excavaciones, ya
que las muestras estn procesndose en estos momentos,
pero disponemos de series de fechas suficientes para
poder abordar la cuestin cronomtrica de manera
preliminar. Para ello, disponemos de la base de datos
elaborada por la Universidad de Varsovia (Ziolkowski
et al. 1994) y de publicaciones que han incorporado
dataciones realizadas en los ltimos aos (Grsdorf
y Reindel 2002; Van Gijseghen 2004).
Con estas evidencias podemos establecer una ubicacin
inicial de los horizontes de sincronas en la Costa
Sur en el primer milenio antes de nuestra era. Los
criterios de contextualizacin arqueolgica, descarte
de dataciones con problemas intrnsecos y calibracin
dendrocronolgica, ya han sido expuestos (CastroMartnez y Mic 1995; Castro-Martnez et al. 1996b,
2003; Figura4).8 As, ofrecemos una primera hiptesis
sobre los horizontes de sincrona que afectan a las
regiones con cermicas Paracas:
1) 900-700 cal. AC. Un primer horizonte temporal
se ubica en torno a 850-750 cal. AC, si atendemos a
las fechas obtenidas en los yacimientos 14A-VI-40 de
Puerto Nuevo (NZ-877) y 14A-VI-90 de Disco Verde
(NZ-685), en la pennsula de Paracas. Una datacin de
Cerrillos (GX-1345) tambin se situara en ese marco,
vinculndose a cermica del estilo Ocucaje3. Este
primer horizonte, muy mal conocido en las regiones
meridionales, supondra la aparicin de los primeros
estilos alfareros de la serie Ocucaje, pero apenas podemos precisar su rea de distribucin y las funciones
de los recipientes.
8

Usamos como intervalo de las cronometras calibradas dendrocronolgicamente el correspondiente a la mxima probabilidad, dentro
de los lmites de 1 sigma, de acuerdo con los resultados ofrecidos por
la aplicacin Calib 5.0.1 de la Universidad de Washington. El valor
central de ese intervalo de mxima probabilidad es utilizado para la
expresin grfica en el Box Plot (Figura4). No se han considerado
viables dataciones con fechas convencionales cuya desviacin-tipo
supera 150 aos, o bien, es desconocida en la bibliografa.
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Figura 4. Estructura percentlica de las series radiomtricas de los yacimientos de la Costa Sur.

2) 700-400 cal. AC. Esta etapa no cuenta con ninguna

datacin en las series radiomtricas disponibles. Dadas
las secuencias estratigrficas conocidas, parecera lgico
ubicar en este intervalo las producciones alfareras de la
serie intermedia de Ocucaje 4-7, pero la heterogeneidad
regional y la posible presencia de producciones Tajo
previas a la utilizacin de recipientes de vajilla Ocucaje
an estn por aclarar. Esperamos que los registros de los
yacimientos correspondientes a estos momentos que
considera nuestra investigacin permitan profundizar
en la sociologa de la alfarera de esta etapa.
3) 400-100 cal. AC. En Cabezas Largas de Paracas
una datacin (NZ-968) aparentemente asociable a
la ocupacin adscrita a Cavernas II, corresponde a
una calibracin de 300-250 cal. AC. En el yacimiento
14A-VI-96 de Paracas, una datacin tambin de la fase
Cavernas II (NZ-1087) se sita en el mismo intervalo
temporal. El yacimiento de Cerrillos cuenta con dos
dataciones para el intervalo 250-150 cal. AC (P-517,
P-518) que, en este caso, se vincula a la fase CavernasI.
Podemos esperar que esta etapa corresponda en las
regiones meridionales del valle de Nasca a la presencia de modelos de referencia de tipos Ocucaje 8, que
149

representaran el momento de mxima expansin de

ese estilo cermico. Su convergencia con las vasijas Tajo
ofrecera una base slida para un anlisis detallado de
las tendencias de fabricacin y pautas de uso de las
distintas tradiciones tecnomorfomtricas y funcionales
de las cermica en las comunidades locales.
4) 100 cal.AC-300 cal. DC. Esta etapa es la que cuenta,
por ahora, con un mayor nmero de dataciones de
referencia, aunque la heterogeneidad de estilos cermicos que hacen su aparicin sugiere que deberemos
precisar con mayor detalle las dinmicas diacrnicas de
emergencia y circulacin de los modelos de referencia
de los productos alfareros. Durante estos cuatro siglos
se confirma la coexistencia en el valle de Nasca de una
serie de estilos cermicos diversos, incluyendo las
variantes Ocucaje 9-10, Nasca 1 y Nasca 2-3.
Las primeras excavaciones en La Puntilla 1 en Nasca permitieron obtener dos dataciones (AA-58743, AA-58745;
Van Gijseghen 2004) que situaran la coexistencia de
estilos Ocucaje 10 y Nasca 1 alrededor del 40 cal. DC.
En cuanto a las dataciones en las reas ubicadas ms al
norte, para la serie de dataciones de la Necrpolis de
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Paracas nicamente resultan operativas tres dataciones

(L-115, L-311, Tx-2448); en el yacimiento PV62-37 de
Ocucaje II, con cermicas adscritas al estilo Ocucaje
9, dos dataciones (L-335c, L-335d) se ubican entre
100-250 cal. DC y, por ltimo, otras dos dataciones
del yacimiento PV62-38 de Ocucaje-Pena (UCLA-970,
UCLA-971), adscritas a los estilos Ocucaje 10-Nasca 1
corresponden a fechas sorprendentemente tardas de
300-500 cal. DC. Por lo tanto, las cermicas de estos
estilos se encuentran desde la pennsula de Paracas al
valle de Nasca en un intervalo de 50 cal. AC-350 cal.
DC, sin que podamos descartar perduraciones hasta
cerca de 500 cal. DC.
Sin embargo, al menos durante el intervalo de
100-350 cal. DC tambin aparece cermica de los
estilos tempranos de la serie de Nasca. As, el
yacimiento monumental de Cahuachi en Nasca ha
proporcionado una extensa serie de dataciones que
se vinculan, de manera global, a Nasca Temprano. De
esta serie, resulta operativo un total de 27 dataciones
(Ziolkowski et al. 1994) que ofrecen una cronologa
calibrada de 100 cal. AC-700 cal. DC, aunque el
grueso de las fechas se ubica en un intervalo ajustado
entre 100-350 cal. DC. Por su parte, una serie de seis
dataciones de Los Molinos, en Palpa, se vinculan a la
fase cermica Nasca 3 (Bln-5236, Bln-5239, Erl-3092,
Erl-3093, Erl-3084, Erl-3095), con una temporalidad
entre 50-300 cal. DC, a pesar de que una de ellas
(Bln-5239) llega hasta 500 cal. DC. En el norte, en
Cabezas Largas de Paracas, probablemente relacionada a cermicas de estilo Nasca 2-3, existe una fecha
(I-957, NZ-1127-1) de 25-430 cal. DC.
Para estas etapas, podemos concluir preliminarmente,
que las cermicas de estilo Nasca se detectan de manera
destacable en los centros polticos de la cuenca del ro
Grande, con arquitectura monumental y sepulturas
de lite (Cahuachi, Los Molinos), mientras que los
centros poltico-ideolgicos del norte (Necrpolis
de Paracas) ofrecen una pervivencia de la tradicin
estilstica tarda de la serie Ocucaje, con los estilos
Ocucaje 9-10, que podran perdurar hasta fechas incluso posteriores a 300 cal. DC. Con ello, podramos
hipotetizar una configuracin poltica polarizada en
150

la Costa Sur, pero faltara explicar la circulacin de

los productos alfareros de ambas esferas polticas, su
articulacin con otras producciones (cermicas de
cocina y almacenaje) o los mecanismos de acceso a la
vajilla fina. Sobre todo, en la medida en que las lites
emergentes de estos momentos parecen gestionar
redes de circulacin de cermicas decoradas ligadas
a los mecanismos de dominio y dependencia de las
comunidades sometidas.

Procesos de trabajo y tecnologas

alfareras

Es preciso abordar las condiciones tcnicas de la produccin alfarera para una correcta comprensin de su
significado social. Para ello, es necesario profundizar en
los procesos de trabajo involucrados desde la obtencin
de la materia prima hasta el mantenimiento de los productos, aspectos que apenas han sido considerados en
las aproximaciones histrico-culturales encaminadas a
elaborar cronotipologas. Sin embargo, en los ltimos
aos se han empezado a desarrollar investigaciones
que han implementado metodologas instrumentales
encaminadas al conocimiento tcnico de la alfarera. As,
se han analizado mediante activacin de neutrones las
cermicas policromas de estilos Nasca del yacimiento
de Marcaya, en Nasca, determinndose que se trata de
productos alctonos, y subrayndose la ausencia de
evidencias de trabajo alfarero en el poblado (Vaughn
y Neff 2000; Vaughn y Linares 2004).
Tambin Wetter (2005) ha realizado anlisis de alfarera del sondeo estratigrfico TP5 de Jauranga (Palpa),
llegando a determinar la existencia de tres grupos
tecnolgicos en la cermica Paracas. Las conclusiones
de Wetter, enmarcadas en objetivos sustancialmente
histrico-culturales, se remiten a la cronologa relativa de la vajilla fina basada en cambios en la coccin
(reductora a oxidante), elaboracin de engobes y en
la composicin mineralgica, adems de las tcnicas
decorativas (secuencia Grupo 3-Grupo 1), as como
a la coexistencia durante toda la secuencia con una
tradicin tcnica ms homognea de vasijas toscas
(Grupo 2). Estas ltimas, identificadas con el estilo
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Tajo, se las engloba en la produccin alfarera local de

Jauranga, como parte de las cermicas de la Cultura
Paracas. La inexistencia de elementos diferenciables en
la composicin mineralgica de todos los grupos, as
como el hecho de que cermicas y adobes empleados
en la construccin presenten una composicin indiferenciada, lleva a Wetter a defender una produccin
local para todos los grupos alfareros.
Estos estudios, como en otros mbitos, han priorizado
cuestiones de procedencia-circulacin de los productos,
a la vez que la caracterizacin de los rasgos tcnicos
para completar la definicin cronotipolgica. Con
ello, se hace necesario mantener como prioritarias
una serie de preguntas en las investigaciones sobre
las tecnologas alfareras:

y fisicoqumicas. Con ello, podremos sealar los

factores relevantes para identificar los productos por
su valor de uso (potencial), pero tambin podremos
determinar los atributos secundarios de las variantes
de produccin (no determinantes para el modelo de
producto y su valor de uso). As, ser posible determinar
las convergencias entre atributos tecnomorfomtricos
en anlisis multivariantes para definir las tendencias
de produccin reales. Finalmente, podremos discriminar las normas de produccin materializadas en los
productos con valor de uso especfico y resultantes de
tendencias de produccin de determinados grupos de
trabajo alfareros.

Las redes de circulacin de productos

cermicos

1) Es preciso definir mediante criterios rigurosos los

productos (por su uso) y las tendencias de produccin
(por su fabricacin).
2) Una vez definidos los horizontes de sincrona
sobre apoyos cronomtricos independientes, se deben
establecer los tiempos sociales del trabajo alfarero
en cada tendencia de produccin, es decir, ubicar las
fechas y la duracin de cada tecnologa implementada
en la fabricacin cermica.
3) Nuevamente sobre la base de los horizontes de
sincrona acotados, establecer los tiempos sociales de
uso de productos alfareros en las prcticas econmicas
(uso como herramientas en procesos de trabajo o en
el mantenimiento de otros productos, por ejemplo,
para almacenamiento) y poltico-ideolgicas (uso
de los recipientes como objetos finales para el consumo, la realizacin de prcticas ceremoniales o la
amortizacin). Es decir, establecer cundo, cmo y
en qu situacin econmico-poltica se socializan los
productos alfareros.
En cuanto a los procesos de fabricacin, se deben
considerar diversos vectores. Las tendencias de produccin deben ser identificadas sobre bases empricas
consistentes, contando con las taxonomas tecnomorfomtricas tanto como con las analticas petrogrficas
151

La cuestin de la movilizacin de productos cermicos,

aunque haya sido en clave de difusin cultural, ha
tenido siempre un gran protagonismo en los estudios
arqueolgicos, y la cermicas Paracas ha sido objeto
de diversas interpretaciones en cuanto a la distribucin
espacio-temporal de sus distintos estilos. Sin embargo,
tambin en este aspecto es imprescindible formular
con claridad las preguntas, antes de embarcarnos en
programas analticos. Para ello, es necesario establecer
algunos criterios imprescindibles:
1) La circulacin de productos (distribucin) es una
constante en todo proceso de trabajo. Ningn producto
tiene valor de uso en su lugar de fabricacin, siendo
necesaria su movilizacin para que el uso social le
d sentido. Por ello, se debe explicar socialmente la
circulacin.
2) La distribucin de productos puede tener explicaciones sociales diversas, y debemos buscar apoyos
empricos antes de promover explicaciones simples,
del tipo portadores de cermica de los discursos
difusionistas. Pueden existir distintos circuitos yuxtapuestos que afecten a grupos de productos distintos.
Desde el circuito domstico al intracomunitario, en
una comunidad pueden coexistir varias polticas de
fabricacin, distribucin y uso de las cermicas. A nivel
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extracomunitario, el intercambio comercial puede ser

una forma, pero los regalos polticos, ofrendas religiosas, obligaciones inmersas en polticas de parentesco
o apropiaciones en forma de botn o tributo son mecanismos de circulacin a considerar. Por supuesto,
las explicaciones funcionales, del uso de cermicas
como envases para transportar otros productos no
deben ser descartadas.
3) La reproduccin de modelos de referencia de productos, que conlleva la reiteracin de un determinado
tipo o la emergencia de un estilo (no formalizado), no
siempre tiene la misma explicacin. Es posible apuntar
la distribucin de productos (movimiento de objetos
fabricados), la movilidad de especialistas para realizar
trabajos alfareros (desplazamiento de alfareros), la
migracin de sujetos sociales con conocimiento alfarero
por razones de polticas de parentesco, como la exogamia, la transferencia de conocimientos tcnicos entre
grupos de trabajo alfareros o la existencia de normas
impuestas por instituciones polticas coercitivas o
resultantes de acuerdos.
En definitiva, a la hora de dar cuenta de las distribuciones de taxones cermicos debemos tener presentes
los territorios, como espacios econmico-polticos, y
las redes que los implican mediante las prcticas de
los sujetos sociales,
Por una parte, hay que localizar los territorios del trabajo alfarero, es decir, dnde se ubican los procesos de
trabajo sometidos a normas y modelos de productos
especficos, con valores de uso concretos. Por tanto,
debern valorarse las redes de la actividad (trabajo en
s), tanto como las redes de distribucin de la materia
prima (arcilla, desgrasantes), de los saberes tcnicos
(sobre procedimientos y medios de trabajo) y las
redes de socializacin (aprendizaje y experiencia).

152

Por otra parte, hay que localizar los territorios de uso

de los productos, es decir, los lugares sociales donde
acontecen actividades y prcticas normativas donde
las cermicas estn en uso social. Es fundamental
distinguir los usos de cermicas como medios de trabajo para la transformacin material de otros objetos,
de los usos de cermicas como medios de consumo
individualizado o como objetos singulares en prcticas
poltico-ideolgicas. Todo ello nos conducir a una
realidad de territorios sociales yuxtapuestos, es decir,
difcilmente no nos encontraremos con diversos modelos
de productos y con diversas tendencias de produccin
coexistiendo en el tiempo y en el espacio.
Bajo esta perspectiva explicaremos las evidencias
confirmadas en la cermica Paracas: irregularidad
de la distribucin geogrfica de los distintos estilos
de la tradicin Ocucaje dependientes, seguramente, de
redes de circulacin diversas, si es que no dispersas;
tradiciones tecnolgicas y funcionales disociadas entre
las vasijas de procesado-almacenamiento y la vajilla
fina (Tajo vs. Ocucaje); territorios no coincidentes de
presencia sincrnica de modelos de referencia diferenciados (p.e., Ocucaje 10-Nasca 1-Nasca 2/3); gestin
poltica sincrnica de distintos objetos cermicos de
carcter singular y uso poltico-ideolgico (cermica
Paracas vs. cermica Nasca).
Agradecimientos El Proyecto La Puntilla (Nasca, Ica,
Per) cuenta con el soporte de la Direccin General de
Bienes Culturales del Ministerio de Cultura de Espaa,
dentro del programa de Proyectos Arqueolgicos
en el Exterior 2005-2006, y de la Generalitat de
Catalunya, dentro del programa de Proyectos EXCAVA
(ref. 2006EXCAVA-00020), y ha sido aprobado por
el Instituto Nacional de Cultura del Per, para las
campaas de 2005 y 2006.

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