Un Mar de Soja
Un Mar de Soja
Un Mar de Soja
consecuencias1
Carlos Reboratti2
Instituto de Geografa, Universidad de Buenos Aires (Argentina). E-mail:
creborat@arnet.com.ar
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RESUMEN
Entre 1980 y 2005 el cultivo de soja en Argentina se expandi por 15 millones de
hectreas y ese producto y sus derivados pasaron a ser la principal exportacin del
pas. Este crecimiento es el resultado de una compleja trama que combina la
potencialidad natural de la regin pampeana y las posibilidades de expansin territorial
de un nuevo cultivo con los cambios en los mercados mundiales de alimentos, las
nuevas tecnologas agrcolas y el papel de las llamadas "nuevas agriculturas". La
expansin de la soja tuvo efectos ambientales, sociales y econmicos de diversa
ndole, cuyo alcance y caractersticas son actualmente el centro de una acalorada
disputa que se ha hecho ms dura al incluirse en ella el factor poltico.
Palabras clave: Soja, agricultura argentina, impacto ambiental.
ABSTRACT
Between 1980 and 2005 soybean production in Argentina grew over 15 million
hectares, turning soybean and its derivatives into the principal exportation good of the
country. The growth in production was the result of a complex combination between
pampa's nature potential and the possibility of territorial expansion of a new crop with
changes in the global food market, new agricultural technologies, and the role played
by the so called "new agricultures" in underdeveloped countries. This expansion had
many environmental, economical and social impacts that gave rise to a heated dispute,
which in turn, has become even more complex after the inclusion of the political factor.
Key words: Soybean production, argentine agriculture, environmental impact.
Entre 1980 y 2005 la superficie cubierta con el cultivo de soja en la Argentina pas de
2 a 17 millones de hectreas. Como consecuencia, este producto lleg a ser la principal
exportacin del pas, ya sea en forma de grano como en sus derivados, por un valor de
8 mil millones de dlares anuales (corresponden 41% al aceite, 34% a la harina y 25%
al grano).
Si bien las causas de esta notable expansin se pueden encontrar en una compleja
trama que incluye los cambios en los mercados mundiales, las nuevas tecnologas y el
papel que tienen en los pases en desarrollo las llamadas "nuevas agriculturas" (Kay,
1999), tambin es importante remarcar que los efectos (ambientales, sociales,
econmicos y territoriales) de esta expansin son actualmente el centro de una
acalorada disputa que se ha hecho an ms dura al incluirse en ella el factor poltico.
En este trabajo se intentar realizar un cuadro del proceso de expansin sojera y sus
consecuencias, comenzando por enmarcarlo conceptualmente en el proceso global del
cual es parte, pasando luego a analizar sus orgenes y los factores que ayudaron a que
el proceso fuera tan rpido, siguiendo con un anlisis de las controversias generadas
por las interpretaciones del proceso y, finalmente, analizando el posible futuro de esta
produccin.
El marco global
A principios de la dcada de los 90 Eduardo Santos adverta que la creciente inclusin
de Amrica Latina en los mercados agroalimentarios internacionales, si bien iba a darle
un nuevo impulso al sector agrcola de los pases, traera nuevos costos y riesgos, que
defina como "... la creciente influencia del capital trasnacional, la dependencia del
mercado mundial y la necesidad de operar en mercados cada vez ms competitivos..."
(Santos, 1992: 336). El proceso de integracin de los pases de Amrica Latina al
mercado internacional de agroalimentos haba comenzado efectivamente en la dcada
de los 80, cuando sus espacios con potencial agrcola, o aquellos donde se generaban
producciones tradicionales, comenzaron a formar parte de la escena internacional de
intercambio comercial. Esto vino de la mano de varios procesos: los cambios
tecnolgicos en los sistemas alimentarios; la interconexin creciente entre produccin
agrcola, industrias y servicios a travs de la creacin de complejos agroindustriales;
las mejoras en los sistemas de transporte y preservacin de alimentos; la aparicin,
por un lado, de nichos de demanda de productos por parte de sectores enriquecidos en
los pases desarrollados (frutas tropicales, de contraestacin, flores) y, por otro, por la
irrupcin en el mercado internacional de los llamados pases emergentes que al ritmo
de una mejora en los niveles de alimentacin de la poblacin comenzaron a aparecer
en el mercado internacional como demandantes de alimentos, ya sea para la poblacin
como para la cra de animales (McMichael, 2000).
En diferente grado, casi todos los pases de Amrica Latina se incluyeron en este
proceso, con diversos productos relacionados a los diferentes potenciales ambientales
y las distintas estructuras agrarias: frutas en Chile y Brasil, carne en Centroamrica,
camarones en Ecuador y, por supuesto, soja en Argentina. Casi siempre este proceso
incluy la ampliacin de las reas productivas o el reemplazo de cultivos y prcticas
tradicionales por otras nuevas y diferentes; la introduccin de nuevas tecnologas y
sistemas de manejo; un creciente uso de insumos de origen industrial; la
concentracin de tierras y produccin y la generacin de impactos en el ambiente y la
sociedad regional y su organizacin territorial. Todos estos efectos dieron lugar a su
vez a reacciones de diverso tipo, desde las que generaron organizaciones de base
tnica o territorial hasta la formacin de grupos de opinin de cientficos o acadmicos
y la conformacin de las ONG que se opusieron al proceso; al mismo tiempo, este fue
apoyado por los idelogos del neoliberalismo, los grupos empresariales ms
favorecidos, las compaas internacionales productoras de insumos (sobre todo las
biotecnolgicas) y por los propios gobiernos que los haban promovido o, en el mejor
de los casos, simplemente dejado desarrollar sin oponerle mayores trabas ni
regulaciones (Solbrig et al., 2001).
Si bien todos los procesos responden a un mismo patrn de desarrollo y a un mismo
grupo de causas, en cada caso existen diferencias que lo hacen particular y distinto,
como es el de la expansin sojera en la Argentina.
sembrar la semilla directamente sobre los restos de la cosecha anterior, sin dar vuelta
la tierra ni removerla. Esto por una parte reduce el impacto de la erosin hdrica y
elica en el suelo, que permanece cubierto todo el ao, no limita la reproduccin de la
microfauna y retiene en el suelo la humedad por mayor tiempo. Como contracara,
dado que no se eliminan los residuos de otras cosechas, esto genera una mayor
presencia de malezas y pestes, las que a su vez son combatidas mediante la aplicacin
de mayor cantidad de agroqumicos. Esta tecnologa tambin reduce los costos
generales de produccin y adems tiene un tinte conservacionista -de los suelos
solamente-, por lo cual tambin fue rpidamente adoptada por los productores de soja.
Los sistemas clsicos de almacenaje para la produccin agrcola eran hasta hace no
muchos aos muy primitivos o directamente inexistentes, lo que obligaba a los
productores a enviar su cosecha para la venta o el almacenaje de terceros a medida
que esta se realizaba, lo que, o elevaba los costos de produccin, o bien pona a los
productores a merced de los precios del momento, sin posibilidades de esperar por
otros mejores. Esto en buena medida fue solucionado por la aparicin de los llamados
silos bolsa, que son simplemente grandes tubos de plstico que se ubican en trincheras
en el suelo y se llenan de grano, en los cuales se puede controlar el tenor de humedad
y realizar un control de plagas. Y por sobre todo posibilit a los productores retener en
el campo la cosecha una vez que esta se haba realizado, lo que les permita esperar
mejores precios y adems tenda a no saturar los sistemas de transporte y embarque.
Esta nueva tecnologa, junto con la aparicin ya mencionada de los puertos privados en
la ribera del ro Paran, solucion el problema del embarque de la nueva produccin.
Reproduzca
Los nuevos productores y el complejo agroindustrial
La expansin sojera, por el contexto econmico y poltico en la cual se desarroll y la
forma en que fue planteada, requiri una modificacin de los actores involucrados en la
produccin agrcola y de los procesos de organizacin de la misma. Estos actores
-tanto los nuevos como los antiguos que modificaron sus sistemas productivos- se
alinearon en la idea del agrobusiness, esto es, en sistemas agrarios de produccin
empresarial que se concentraban en la rotacin del capital y su desplazamiento de fijo
a variable, la bsqueda de beneficios rpidos, el uso de la tecnologa para reemplazar
mano de obra y, en este caso especfico, el abandono de la idea de apropiacin
permanente de la tierra y su reemplazo por el alquiler temporario. Como resultado de
estos cambios, creci enormemente la terciarizacin de los servicios productivos, como
la siembra, la fumigacin y la cosecha, y apareci con fuerza el llamado contratista,
una empresa que posee maquinarias de todo tipo y que recorre los campos ofreciendo
sus servicios. En paralelo creci el peso del arriendo en la estructura agraria: para
mediados de la dcada del 2000 ya el 60% de la soja pampeana se produca en tierras
alquiladas para ese fin.
La produccin sojera se desarroll mediante diferentes combinaciones de los factores
de produccin, y en la realidad aparecen todo tipo de arreglos con respecto a la
tenencia de la tierra y la posesin de maquinarias. La ms novedosa fue la aparicin de
los llamados pools de siembra, en la prctica la unin de capitales de diferente origen y
tamao (financiero, industrial, agrcola) que se renen para alquilar campos y producir
utilizando el sistema de contrato; y los llamados fideicomisos, donde un gran productor
o capitalista asocia capitales pequeos para aumentar su escala de produccin.
Los temas alrededor de los cuales se han producido las mayores controversias son: los
efectos del monocultivo sobre el ambiente, la sociedad y la economa, el potencial
efecto del uso de semillas genticamente modificadas y del glifosato y el problema de
la deforestacin. A continuacin se analizaran estos temas, contraponiendo las
distintas posiciones.
Los efectos del monocultivo
La aparicin y posterior expansin de la soja en la regin pampeana signific el
congelamiento de la antigua alternancia de ciclos agrcolas y ganaderos, reemplazados
por una agriculturizacin permanente y, dentro de este proceso, una tendencia a la
monoproduccin generada por la alta rentabilidad relativa de la soja con respecto a
otras posibles producciones. Como cualquier otro cultivo, la produccin constante de
soja sobre un mismo campo genera a la larga una disminucin selectiva de los
nutrientes que ms utiliza ese producto, lo que llevado a su extremo puede generar el
agotamiento del suelo y la necesidad de agregar cada vez ms fertilizantes. Desde ese
punto de vista, la rotacin con otros cultivos y la alternancia con largos perodos de
descanso siempre se ha tornado como la solucin ms adecuada. Sin embargo -y este
es un caso muy claro-, esa posibilidad choca con dos elementos limitantes: primero,
que durante varios aos las ganancias por la produccin sojera han sido tan
diferenciales que muchos productores, an sabiendo el dao que el monocultivo poda
generar en el suelo, siguieron producindola continuamente; segundo, que la
posibilidad de rotacin se hace ms remota cuando buena parte de los suelos
productivos se trabajan bajo la forma del arriendo. El arrendatario capitalista, de
acuerdo a su racionalidad, por supuesto intentar que, en el periodo que arrienda, los
productos que obtenga sean los ms rentables.
Este efecto edafolgico del monocultivo ha sido sealado repetidamente por los crticos
al proceso sojero (Pengue, 2000) y sus promotores no han tratado de negarlo,
adoptando dos posiciones, la primera es que el nivel de utilizacin de fertilizantes en la
produccin sojera es todava muy bajo con respecto a pases como Estados Unidos, lo
que le dara a la elaboracin cierto margen antes de llegar a una situacin crtica, y la
otra, ms fatalista, es que en un pas donde los productores no reciben subsidios
estatales que les permitan hacer cultivos ms rentables, el mercado les impide hacer
otra cosa. En este tema se ve claramente la au-sencia de capacidad regulatoria por
parte del Estado, ya que en Argentina el suelo es de propiedad privada y su manejo no
est sujeto a reglamentacin alguna, sino a lo sumo podra responder a las
recomendaciones no obligatorias que se puedan hacer. Distinto es el caso del arriendo,
que siendo una transaccin entre actores, puede ser regulada por el Estado (como lo
han sido histricamente los arriendos a pequeos productores). Pero aqu aparece una
segunda incongruencia: el gobierno nacional, en su posicin antisoja, no impulsa la
aprobacin de una ley de arriendos (que hace aos est en el Congreso) dirigida a fijar
un plazo mnimo de arriendo (tres aos) y obliga a la rotacin de cultivos.
La predominancia de la soja ha generado por parte de sus crticos dos cuestiones: el
xodo rural y la reduccin del empleo. Estas opiniones dicen que la soja, por su alto
nivel de tecnificacin y su tendencia a la concentracin de tierras, ha acelerado el
despoblamiento del campo y ha reducido el nmero de trabajadores empleados (GRR,
2002; Teubal, 2006). En relacin al xodo rural, en realidad no est muy claro si la
soja ha iniciado o acelerado este proceso; el campo argentino, y tambin el pampeano,
se ha venido despoblando desde por lo menos la dcada del 30, cuando las ciudades
aparecieron como generadoras de mejores condiciones de trabajo y servicios en los
respecto a los derechos de uso de la semilla, dando de ese modo respaldo explcito al
producto.
El uso del glifosato tambin desperto crticas entre los grupos ambientalistas, acusando
a Monsanto de vender un producto peligroso para la poblacin y la biodiversidad y que
contaminaba el suelo y el agua. Estas crticas mezclaron dos temas diferentes: las
caractersticas del producto y las consecuencias de su uso inadecuado, lo que en
alguna medida debilito el argumento. Sobre las caractersticas del mismo, tanto el
gobierno como las corporaciones de agricultores y por supuesto las compaas
productoras, sealaron que era un producto inocuo y que no se transmita ni al suelo ni
al agua una vez fumigado, pero en una tpica situacin de falta de legitimidad de la
ciencia como rbitro de este tipo de situaciones (Ozawa, 1996), los crticos presentaron
a su vez trabajos de investigacin donde se sealaba que el glifosato poda tener
consecuencias en la salud y que s se transmita por los ecosistemas. En una maniobra
con claro sentido poltico, el Ministerio de Defensa prohibi el uso de ese producto en
los campos de su propiedad, pero la falta de pruebas contundentes hizo que la
controversia no tuviera mayores resultados entre los productores y no se tomaron
medidas generales sobre el empleo de ese herbicida.
Si consideramos la actitud de los grupos crticos al proceso, es notable la diferencia
que existe entre su capacidad de llegada al pblico en general (y sobre todo a las
clases medias), que por lo menos en Argentina tiende a considerar siempre como
ciertas a las posiciones ms pesimistas y catastrficas, y el efecto que han tenido
sobre los propios productores sojeros, que directamente no las han tenido en cuenta.
Esta falta de dilogo se basa en un factor que pareciera de suma importancia: los
crticos a la soja (una mezcla de grupos ambientalistas nacionales e internacionales,
investigadores cientficos y representantes de pequeos productores y campesinos) no
proponen ninguna solucin alternativa realista a los cientos de miles de agricultores,
transportistas, trabajadores en los servicios y las industrias directamente ligados a ese
producto, por lo cual sus opiniones son tomadas como irreales o ideolgicamente
sesgadas. Demonizar a la soja y sus productores no parecera ser un buen camino para
solucionar los problemas que aparentemente se han encontrado.
Por su parte, tambin hay que tener en cuenta que los grupos promotores de la
produccin sojera (corporaciones de productores, grandes empresas productoras de
insumos) son muy poderosos y tienen acceso a los medios masivos de comunicacin:
por ejemplo, los suplementos semanales de temas rurales de los dos diarios de mayor
importancia en Argentina son evidentemente pro soja, y son esos mensajes los que
llegan con ms facilidad a los actores directamente involucrados en la produccin; se
podra decir que ese mensaje se ha montado en el xito de la produccin. De la misma
forma que el pblico en general acepta sin mayores recaudos las posiciones ms
pesimistas, los que se han beneficiado no estn dispuestos a escuchar crticas.
La deforestacin
Mientras la soja se mantuvo dentro de la regin pampeana (un ambiente naturalmente
carente de rboles), la controversia sobre su produccin se centra en el tema de los
efectos contaminantes de su produccin. Sin embargo, a medida que el cultivo se
expanda hacia el norte, buscando tierras ms baratas, comenz a aparecer un nuevo
efecto, esta vez sobre el bosque nativo que cubra buena parte de la Argentina
subtropical. Hasta el momento no exista en el pas un sistema realmente efectivo de
regulacin de la deforestacin, y la gran masa forestal del pas -an muy disminuida
Consideraciones finales
Todo indica que la soja lleg a la Argentina para quedarse y que en el futuro su
predominio se extender an ms. Por ejemplo, la prolongada sequa entre 2008 y
2009 redujo las posibilidades de siembra de trigo, lo que lleva a los productores a
volcarse todava ms a la soja. Por otra parte, despus de la cada de precios por la
crisis internacional, los correspondientes a la soja han aumentado en forma sostenida,
y China se mantiene como un comprador muy activo. La crisis poltica alrededor del
"conflicto del campo" no ha resultado en ninguna medida para limitar la produccin de
soja y los grandes productores parecieran afianzarse en su posicin. Si bien la
expansin en Paraguay y Bolivia fue promovida en un principio por productores
brasileos, hoy en da es comn que productores argentinos cultiven campos en esos
pases y ahora tambin en Uruguay y que se generen joint ventures entre productores
brasileos y argentinos con vista a una expansin an ms rpida del cultivo. Desde el
punto de vista territorial, todava en la regin pampeana la soja podra avanzar
considerablemente sobre las tierras ganaderas y existe una reserva importante de
tierras en el norte, si bien aqu la expansin podra generar conflictos tanto de tipo
social como ambiental. El reinado de la soja, que ha puesto a esa repblica virtual al
tope de las reas productoras mundiales de alimentos, pareciera no tener lmites.
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