De Los Comentarios de San Ambrosio
De Los Comentarios de San Ambrosio
De Los Comentarios de San Ambrosio
PRIMERA LECTURA
De la segunda carta a los Tesalonicenses 2, 1-16
EL DA DEL SEOR
Os rogamos, hermanos, que no os desconcertis tan fcilmente por lo que toca a la
venida de nuestro Seor Jesucristo y a nuestra reunin con l. No os alarmis ni por
de meter dentro y ves que la bolsa es estrecha, y por esto ensanchas la boca de la bolsa
para aumentar su capacidad. As Dios, difiriendo su promesa, ensancha el deseo; con el
deseo, ensancha el alma y, ensanchndola, la hace capaz de sus dones.
Deseemos, pues, hermanos, ya que hemos de ser colmados. Ved de qu manera Pablo
ensancha su deseo, para hacerse capaz de recibir lo que ha de venir. Dice, en efecto: No
quiero decir con esto que tenga ya conseguido el premio o que sea ya perfecto; yo,
hermanos, no considero haber ganado todava el premio.
Qu haces, pues, en esta vida, si an no has conseguido el premio? Slo una cosa
busco: olvidando lo que queda atrs y lanzndome hacia lo que veo por delante, voy
corriendo hacia la meta para conseguir el premio de la asamblea celestial. Afirma de s
mismo que est lanzado hacia lo que ve por delante y que va corriendo hacia la meta
final. Es porque se senta demasiado pequeo para captar aquello que ni el ojo vio, ni el
odo oy, ni vino a la mente del hombre.
Tal es nuestra vida: ejercitarnos en el deseo. Ahora bien, este santo deseo est en
proporcin directa de nuestro desasimiento de los deseos que suscita el amor del mundo.
Ya hemos dicho en otra parte que un recipiente, para ser llenado, tiene que estar vaco.
Derrama, pues, de ti el mal, ya que has de ser llenado del bien.
Imagnate que Dios quiere llenarte de miel; si ests lleno de vinagre, dnde pondrs la
miel? Hay que vaciar primero el recipiente, hay que limpiarlo y lavarlo, aunque cueste
fatiga, aunque haya que frotarlo, para que sea capaz de recibir algo.
Y as como decimos miel, podramos decir oro o vino; lo que pretendemos es significar
algo inefable: Dios. Y cuando decimos Dios, qu es lo que decimos? Esta sola slaba
es todo lo que esperamos. Todo lo que podamos decir est, por tanto, muy por debajo de
esa realidad; ensanchemos, pues, nuestro corazn, para que, cuando venga, nos llene, ya
que seremos semejantes a l, porque lo veremos tal cual es.