UNIDAD 3UNIDAD 3 Ciudadanía y Espacio Público.

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UNIDAD 3

Ciudadana y espacio pblico.

Ciudadana y espacio pblico.


Ciudadana: El trmino tiene su origen en el concepto de ciudad o "polis" griega,
ya que originalmente sta era la unidad poltica ms importante. Con el tiempo la
unidad poltica pas a ser el Estado y, hoy en da, nos referimos a ciudadanos
respecto a un Estado.
El trmino ciudadano es el nombre dado al hombre que por haber nacido o
residir en una ciudad, es miembro de la comunidad
organizada que le reconoce la cualidad para ser titular
de los derechos y deberes propios de la ciudadana,
quedando obligado, como ciudadano, a hacer que se
cumplan. La extranjera, la raza, la etnia o poblacin,
la religin, el sexo, la edad, el nacimiento, han
delimitado el concepto de ciudadano, excluyendo del
mismo a quienes por razn de cualesquiera de esas
circunstancias y condiciones se les ha negado la
cualidad y derecho de ciudadano.
Un ciudadano es un habitante que es sujeto de derechos polticos.
Estos derechos le permiten intervenir en el gobierno de su pas a travs del
voto. La ciudadana plena de todos los ciudadanos es imprescindible para el buen
funcionamiento de una democracia. Si algunos ciudadanos no pueden votar (por
cuestiones de religin, etnia, sexo, etc.), la democracia falla y los postulados de la
ciudadana no se cumplen. En la democracia actual suele considerarse
ciudadanos plenos a todos los hombres y mujeres mayores de una cierta edad
(por lo general, los 18 aos).
El espacio pblico: Es el lugar comn de la ciudad, de todos los ciudadanos y
ciudadanas. El espacio pblico define las esencias de una ciudad, su carcter o si
se prefiere, su alma. Tambin, es en el espacio pblico en donde se teje ciudad,
pues se va configurando la cultura de esa comunidad. El espacio pblico lo

conforman todos los lugares de encuentro, en los que se establece una forma de
relacin ciudadana y en los que se va configurando la cultura propia de esa
comunidad. Por ello, tambin son espacio pblico las plazas y parques de los
barrios, los mercados, los mercadillos, los locales de ocio y deportivos, los teatros
y cines, las callesy los que se configuran continuamente en la red.
El espacio pblico crea ciudad, la cohesiona y, a la vez, redefine continuamente la
esencia de la misma.
El espacio pblico es un concepto jurdico, sometido a una regulacin especfica
por parte de la Administracin Pblica. Pero tambin tiene una dimensin
sociocultural, ya que es un lugar de relacin, de identificacin, de contacto entre
las gentes, de animacin urbana y a veces de expresin comunitaria. El
funcionalismo predominante en el urbanismo moderno descalific el espacio
pblico al asignarle usos especficos. Sin embargo, la consideracin de los
espacios pblicos en los grandes proyectos urbansticos es un factor clave, por ser
un medio eficaz para facilitar la multifuncionalidad y garantizar la cualidad
relacional de los proyectos urbanos, y por ser una posible respuesta al desafo de
articular el barrio, la ciudad-aglomeracin y la regin metropolitana.
El espacio pblico es un concepto jurdico: un espacio sometido a una regulacin
especfica que posee la facultad de dominio del suelo, que garantiza su
accesibilidad a todos y fija las condiciones de su utilizacin. El espacio pblico
moderno proviene de la separacin formal (legal) entre la propiedad privada
urbana (vinculada normalmente al derecho de edificar) y la propiedad pblica, que
se supone libre de construcciones (excepto equipamientos colectivos y servicios
pblicos) y cuyo destino es de uso social.
Tambin tiene una dimensin socio-cultural. Es un lugar de relacin y de
identificacin, de contacto y expresin comunitaria. La dinmica propia de la
ciudad y el comportamiento de su gente puede crear espacios no previstos, donde
lo que define su naturaleza de pblico es el uso y no el estatuto jurdico. El
funcionalismo predominante en el urbanismo moderno descalific pronto el
espacio pblico al asignarle usos especficos. En ocasiones, el juridicismo
burocrtico considera que el espacio pblico ideal es el que est prcticamente
vaco, o tan protegido que nadie lo usa (por ejemplo cuando se peatonalizan las
calles y se prohbe todo tipo de actividades comerciales).
El espacio pblico supone dominio pblico, uso social colectivo y
multifuncionalidad. Se caracteriza fsicamente por su accesibilidad, que lo hace un
factor de centralidad. La calidad del espacio pblico se evala sobre todo por la
intensidad y calidad de las relaciones sociales que facilita, y su integracin
cultural. Por ello conviene que tenga algunas calidades formales como la
continuidad del diseo urbano, la facultad ordenadora del mismo y la adaptabilidad
a usos diversos a travs de los tiempos.
El espacio pblico y la ciudadana: La ciudadana plena no se adquiere por el
hecho de habitar una ciudad ni por contar con un documento legal que lo acredite.
Existen relaciones dialcticas entre la ciudad como espacio pblico y el ejercicio
de la ciudadana:
1) Los no-ciudadanos oficiales y la ciudad ilegal. La ciudad como espacio pblico,
necesita zonas ilegales o alegales, porque en ellas se puede obtener alguna
proteccin y excedentes de los bienes y servicios urbanos. El proceso hacia la
ciudadana requerir un proceso de legalizacin del habitante y del
territorio/vivienda.
2) El espacio pblico como espacio poltico de ejercicio de derechos cvicos es un
medio de acceso a la ciudadana para los marginados. Es la autoestima del
manifestante en paro que suea que ocupa la ciudad.

3) La violencia urbana en el espacio pblico es, aunque paradjico, una


reivindicacin de ciudadana, porque expresa una rebelin del no ciudadano, una
contradiccin entre el hecho de estar y el no derecho de usar la ciudad formal y
ostentosa.
4) El espacio pblico es indispensable, o al menos muy necesario, para desarrollar
el proceso de socializacin de pobres, nios y recin llegados a la ciudad. All se
expresa la diversidad, se produce el intercambio y se aprende la tolerancia. La
calidad, multiplicacin y accesibilidad de los espacios pblicos definirn en buena
medida el progreso de la ciudadana.
5) Hoy el funcionamiento eficaz y democrtico de la ciudad se mide por la
dialctica entre movilidades y centralidades. Una ciudad que slo funciona con
automvil privado y centralidades cerradas (centros administrativos, shopping
centers) no facilita el progreso de la ciudadana, tiende a la segmentacin, al
individualismo y a la exclusin.
6) El espacio pblico con su infraestructura y equipamientos puede ser un
importante mecanismo de redistribucin e integracin sociales. Por ejemplo, no es
lo mismo construir en un centro histrico un gran museo con un gran
estacionamiento y poner polica, que plantearse en paralelo la animacin cultural y
comercial de la zona.
7) El espacio pblico contribuir ms a la ciudadana cuanto ms polivalente y
funcional sea y ms favorezca el intercambio. El lujo ser cuestin de justicia
social.
8) Las Administraciones pblicas han de asumir, como fuente de su legitimidad, el
promover espacios pblicos. Considerar revertir reas de organismos estatales o
empresas de servicios que por sus condiciones o localizacin resulten obsoletas y
que puedan servir para generar espacios ciudadanos. Los nuevos productos
urbanos no pueden legitimarse nicamente por criterios de competitividad o de
competencia burocrtica.
9) La renovacin del instrumental urbanstico puede ser un mecanismo de
progreso de la ciudadana. Los planes estratgicos debern ser un mbito
importante de participacin cvica, porque favorecen la manifestacin de
aspiraciones e intereses diversos, incluso de sectores cuya voz se escucha
normalmente poco.
10) El empleo es factor clave para el ejercicio de la ciudadana, para obtener
reconocimiento social y evitar la marginacin. Las polticas urbanas son una gran
oportunidad para crear empleos. Es posible establecer una relacin entre el salario
ciudadano y la ciudad como fuente de ocupaciones y mbito de formacin
continuada.
La ciudadana fue en el pasado un atributo que distingua a los habitantes
permanentes y reconocidos como tales de la ciudad. Supona un estatus
compuesto por un conjunto de derechos y deberes cvicos, socio-econmicos y
polticos, que se ejercan en el mbito del territorio.
A partir de los siglos XVIII y XIX, la ciudadana se fue vinculando al Estado-nacin.
Los ciudadanos posean la nacionalidad y eran titulares de derechos sociales,
cvicos y polticos exclusivos. Sin embargo, hoy enfrentamos hechos nuevos que
permiten replantear la relacin ciudad y ciudadana:
a) La reduccin de la soberana del Estado-nacin por la globalizacin de la
economa y la creacin de uniones polticas supraestatales. La Unin Europea
tiende a igualar los derechos y deberes de todos los ciudadanos de los pases
europeos.
b) La poblacin inmigrada o descendientes de inmigrados que no poseen la
nacionalidad del pas en el que viven es, en muchas ciudades, relativamente

importante y estable. En la mayora de los casos no hay proyecto de retorno al


pas de origen.
c) En el marco europeo una solucin que parece razonable y viable respecto a
estos problemas es crear el estatus de ciudadano europeo, distinto al de
nacionalidad, pero con los mismos derechos y deberes de la ciudad en la que
residan.
d) La ciudad es la mejor oportunidad de innovacin poltica. Los mbitos regionalmetropolitano, de ciudad y de barrio requieren soluciones originales, no
uniformistas. Son el lugar para innovar en las relaciones entre Administracin y
ciudadanos y en las de justicia y seguridad.
e) Hoy se habla ms de participacin ciudadana que de participacin poltica. La
gestin poltica local requiere multiplicar la informacin, la comunicacin y
socializar las potencialidades de las nuevas tecnologas que permiten el feedback.
f) Los dficits de la ciudad afectan de manera desigual a distintos sectores de la
poblacin. Una poltica ciudadana exige desarrollar un conjunto de acciones
positivas hacia cada grupo, por ejemplo desarrollar el multiculturalismo, considerar
las demandas de nios y viejos, hacer la ciudad ms femenina, etctera.
g) Los proyectos y gestin de los espacios pblicos y equipamientos colectivos
son siempre oportunidades para promover derechos y deberes (polticos, sociales,
cvicos) constitutivos de la ciudadana y sirven como un test de su desarrollo.
El estatuto de ciudadano representa un triple desafo para la ciudad y el gobierno
local:
Desafo poltico: conquistar la capacidad legal y operativa para contribuir o
universalizar el estatuto poltico-jurdico de toda la poblacin. Y adquirir las
competencias y recursos necesarios para desarrollar las polticas pblicas
que hagan posible el ejercicio y proteccin de los derechos y deberes
ciudadanos.
Desafo social: promover las polticas pblicas que ataquen las
discriminaciones que imposibilitan o reducen el mbito de la ciudadana.
Desafo especficamente urbano: hacer de la ciudad una productora de
sentido a la vida cotidiana, de ciudadana.
La produccin de ciudadana y el rol de los gobiernos locales es un desafo poltico
no exclusivo de ellos. La poltica no reduce su espacio a las instituciones, los
partidos y las elecciones. Hay otro espacio, el de la sociedad poltica (mejor que
sociedad civil), donde la participacin ciudadana plantea demandas, propuestas,
deberes y responsabilidades para criticar y ofrecer alternativas, pero tambin para
ejecutar y gestionar programas y proyectos sociales, culturales, de promocin
econmica o de solidaridad. Y de urbanismo.
Para terminar, la responsabilidad de hacer ciudadana tambin pertenece a los
profesionales del urbanismo. En nombre de su tica y tecnicidad, del conocimiento
de los avances de la urbanstica y de la experiencia internacional, por su
sensibilidad respecto a las herencias de la ciudad en la que trabajan y por su
potencial creativo de reconocer tendencias e inventar futuros. Deben reclamar
autonoma intelectual frente a los polticos y los distintos colectivos sociales,
elaborar y defender sus propuestas, asumir riesgos ante las autoridades y
opiniones pblicas y saber renunciar pblicamente antes de traicionar sus
convicciones. Reinventar la ciudad ciudadana, el espacio pblico constructorordenador y el urbanismo como productor de sentido no es monopolio de nadie.
Los polticos elegidos democrticamente tienen la responsabilidad de la decisin
de los proyectos pblicos. Las organizaciones sociales tienen el derecho y el
deber de exigir que se tomen en cuenta, se debatan y se negocien sus crticas,

demandas y propuestas. Los profesionales tienen obligacin de elaborar anlisis y


propuestas formalizadas y viables, de escuchar a los otros, pero tambin de
defender sus convicciones y proyectos hasta el final.
Lo pblico y lo privado.
Se llama espacio pblico o espacio de convivencia, al lugar donde cualquier
persona tiene el derecho a circular, en paz y armona, donde el paso no puede ser
restringido por criterios de propiedad privada, y excepcionalmente por reserva
gubernamental. Por lo tanto, espacio pblico es aquel espacio de propiedad
pblica, dominio y uso pblico.
En el aspecto legal, podemos decir que el espacio pblico moderno proviene de la
separacin formal entre la propiedad privada urbana y la propiedad pblica. Tal
separacin normalmente implica reservar desde el planeamiento, suelo libre de
construcciones (excepto equipamientos colectivos y servicios pblicos) para usos
sociales caractersticos de la vida urbana (esparcimiento, actos colectivos,
transporte, actividades culturales y a veces comerciales, etc).
Desde una aproximacin jurdica, podemos definirlo como un espacio sometido a
una regulacin especfica por parte de la administracin pblica, propietaria o que
posee la facultad de dominio del suelo, que garantiza su accesibilidad a todos los
ciudadanos y fija las condiciones de su utilizacin y de instalacin de actividades.
En cuanto al uso, el espacio pblico es el escenario de la interaccin
social cotidiana, cumple funciones materiales y tangibles: es el soporte fsico de
las actividades cuyo fin es satisfacer las necesidades urbanas colectivas que
trascienden los lmites de los intereses individuales. Se caracteriza fsicamente por
su accesibilidad, rasgo que lo hace ser un elemento de convergencia entre la
dimensin legal y la de uso. Sin embargo, la dinmica propia de la ciudad y los
comportamientos de sus gentes pueden crear espacios pblicos que jurdicamente
no lo son, o que no estaban previstos como tales, abiertos o cerrados, por ejemplo
espacios residuales o abandonados que espontneamente pueden ser usados
como pblicos. Existen tambin espacios de propiedad privada pero de uso
pblico como los centros comerciales que son espacios privados con apariencia
de espacio pblico.
El espacio pblico tiene adems una dimensin social, cultural y poltica. Es un
lugar de relacin y de identificacin, de manifestaciones polticas, de contacto
entre la gente, de vida urbana y de expresin comunitaria. En este sentido, la
calidad del espacio pblico se podr evaluar sobre todo por la intensidad y la
calidad de las relaciones sociales que facilita, por su capacidad de acoger y
mezclar distintos grupos y comportamientos, y por su capacidad de estimular la
identificacin simblica, la expresin y la integracin cultural.
El espacio pblico supone, pues, dominio pblico, uso social colectivo y diversidad
de actividades, caractersticas entre las que existe gran cantidad de posibilidades
hasta llegar al extremo del espacio virtual en Internet, que se configura
actualmente como un espacio pblico no fsico pero de gran importancia.
El espacio pblico abarca, por regla general, las vas de circulacin
abiertas: calles, plazas, carreteras, parques, as como ciertos edificios pblicos,
como estaciones, bibliotecas, escuelas, hospitales, ayuntamientos u otros, cuyo
suelo es de propiedad pblica.
Por su parte, el espacio privado, se define no slo como aquel sobre el cual
ejercen dominio, mediante su propiedad, un grupo o persona determinada, sino
como una espacialidad que tiene caractersticas diferentes y que esta compuesta
en primer lugar del espacio individual, que proporciona la intimidad y cuyo acceso
es prohibido, limitado, como la vivienda bajo su ms estrecha acepcin: el techo.
Bajo sta nominacin se incluyen adems todas aquellas espacialidades que

tienen un acceso limitado por la propiedad del mismo y nos referimos a lugares de
trabajo, oficinas, fbricas y en general todos aquellos espacios sobre los cuales
existe un estricto control por parte del inters particular.
En algunos casos, lo pblico y lo privado, aparecen como dos elementos
contrapuestos donde, a partir de ellos, se pretende entender la complejidad de la
ciudad. Existe un contraste entre lo particular y lo universal, entre lo individual y lo
colectivo. Este contraste se manifiesta en diversos aspectos, en las relaciones
entre la esfera pblica y la privada, en el contraste entre el diseo racional de la
arquitectura urbana y los valores del locus, entre edificios pblicos y edificios
privados. S la divisin de la ciudad en esfera pblica y esfera privada, elementos
primarios y zona residencial, ha sido varias veces sealada y propuesta, nunca ha
tenido la importancia de primer plano que merece. Ms all de la aparente
contraposicin entre lo pblico y lo privado, se establecen una serie de relaciones,
de composiciones, de complementariedades y de subdivisiones entre el uno y el
otro, que es necesario entender, con el fin de
percibir la relacin sistmica de lo que
realmente es la espacialidad urbana.
Las interacciones entre lo privado y lo
pblico se expresan a travs de un sistema
de coordenadas que relacionan sus
componentes. La relacin entre lo sagrado y
lo profano expresa el poder poltico. Una
estrecha relacin entre el espacio privado colectivo y el espacio pblico profano,
expresa la fortaleza del poder econmico tal como acontece en ciudades como
Las Vegas, Miami, o aquellas otras donde el mercadeo alrededor de espacios
privados colectivos se constituye en la esencia estructurante de ciudad: en ellas la
publicidad invade "lo profano", lo caracteriza y le transmite una diferente
"identidad". Hemos de entender entonces que el espacio pblico se constituye en
el espacio estructurante y perenne de la ciudad, y el espacio privado en el espacio
estructurado y mutable de la misma. En el primero, el espacio pblico, se
manifiesta el inters comn; en el segundo, en el espacio privado, prima el inters
particular. Obviamente que las relaciones entre el espacio privado colectivo y el
espacio privado individual, solamente expresan la existencia de un "ghetto", y no
de una espacialidad urbana, que solo puede ser entendida a travs de la
existencia de la espacialidad pblica como estructurante de ciudad.
Lo pblico y lo privado en la sociedad moderna.
Sin duda, un problema actual es diferenciar el dominio pblico, de otro reservado a
la vida privada de cada persona. En el pasado la existencia misma de la sociologa
poltica se consider un hecho subordinado a tal distincin, de ese modo se ha
atribuido al Estado una voluntad poltica concreta diferente de otras voluntades y
estructuras de la sociedad donde ste opera.
La distincin obedece a la inclusin cada vez mayor de la poblacin en la vida de
las instituciones polticas modernas (dominio pblico) y al incremento gradual de
libertades adquiridas por el individuo para determinar una serie prcticas y valores
(dominio privado) anteriormente impuestos por las instituciones de la sociedad
tradicional con escaso margen de maniobra para los rebeldes al sistema social.
Estas libertades obtenidas por el individuo en la democracia moderna son parte de
los derechos de la sociedad civil que regmenes democrticos occidentales se
complementan a respetar (al menos de palabra).
Sin embargo, en la realidad no es posible discernir claramente qu asuntos son de
orden pblico y cules de orden privado. Las leyes establecen la libertad de
ejercer gran nmero de prcticas como parte de los derechos individuales, sin

embargo, muchas veces su realizacin prctica colisiona con normas ticas de la


cultura y no reguladas por el Estado, de modo que el transgresor es vctima de
sanciones informales. Frecuentemente, la sociedad acta como una suerte de
gendarme en relacin al acatamiento de conductas esperadas en mbitos pblicos
que no consideramos obligatorios por el Estado. As se desprende que la divisin,
entre lo pblico y privado, establecida por los sistemas jurdicos y sus
procedimientos tcnicos, nunca reflejan con exactitud el comportamiento
verdadero de la gente.
Si decimos que los asuntos pblicos son prcticas y problemas cuya realizacin y
solucin conciernen a todos, y por tanto, deben ser atendidos por el Estado no
progresamos mucho. Nunca se ha observado un consenso unvoco sobre qu
asuntos requeriran asumir medidas comunes y la intervencin del Estado y cules
no; como ejemplo de esto vamos a citar el caso de la ideologa neoliberal. Para en
el marco del paradigma neoliberal la nica forma de promover el inters pblico
es a travs del libre mercado; es la lgica de la mano invisible de Adam Smith: el
libre mercado ocasiona que los individuos busquen satisfacer sus deseos siempre
insaciables, compitiendo entre s, esto propicia que innoven mejorando la calidad y
precios de las mercancas ofertadas, de modo tal que al fin y al cabo todos
terminan beneficiados como si una mano invisible hubiese actuado en favor del
inters colectivo. Pese a que esta creencia con barniz cientfico es cultivada en
centros de estudios sociales y cuenta con infinidad de seguidores, el mundo
emprico muestra la inconsistencia de sus pretensiones tericas.
Debe concluirse entonces que todos los asuntos estatales deben ser considerados
como pblicos, pero no todos los asuntos pblicos como estatales.
Frecuentemente, la sociedad civil resuelve sus asuntos en los espacios pblicos
sin convocar la intervencin del Estado. Sin embargo, en Amrica Latina la
tendencia de los hechos marca una situacin contraria, con frecuencia los actores
sociales tratan de cooptar al Estado para que ste intervenga en la solucin de
problemas, que ellos consideran pblicos manifestando esa intencin en los
espacios pblicos, mientras los gobiernos por su parte tratan de desentenderse.
La sociedad civil.
El trmino sociedad civil, como concepto de la ciencia social, designa a la
diversidad de personas que, con categora de ciudadanos y generalmente de
manera colectiva, actan para tomar decisiones en el mbito pblico que
consideran a todo individuo que se halla fuera de las estructuras
gubernamentales.
La sociedad civil se concibe como el espacio de vida social organizada que es
voluntariamente autogenerada, independiente, autnoma del estado y limitada por
un orden legal o juego de reglas compartidas. Involucra a ciudadanos actuando
colectivamente en una esfera pblica para expresar sus intereses, pasiones e
ideas, intercambiar informacin alcanzando objetivos comunes.
La existencia de una sociedad civil diferenciada de la sociedad poltica es un
prerrequisito para la democracia. Sin ella, no hay Estado legtimo. La sociedad
civil tiene dos componentes principales: por un lado, el conjunto de instituciones
que definen y defienden los derechos individuales, polticos y sociales de los
ciudadanos y que propician su libre asociacin, la posibilidad de defenderse de la
accin estratgica del poder y del mercado y la viabilidad de la intervencin
ciudadana en la operacin misma del sistema; por otra parte estara el conjunto de
movimientos sociales que continuamente plantean nuevos principios y valores,
nuevas demandas sociales, as como vigilar la aplicacin efectiva de los derechos
ya otorgados. As, la sociedad civil contiene un elemento institucional definido
bsicamente por la estructura de derechos de los estados de bienestar

contemporneo, y un elemento activo, transformador, constituido por los nuevos


movimientos sociales.
La sociedad civil es un universo que abarca a todos los individuos
como iguales. La sociedad civil adquiere una importancia posterior
en todos los beneficios que puede aportar a la comunidad de
individuos como lo es en la generacin de empleos, en el
fomento de la conciencia crtica y en la bsqueda de equilibrio
de los poderes.
Son ejemplos de instituciones de la sociedad civil:
Organizaciones no gubernamentales (ONG)
Organizaciones no lucrativas (ONL)
Asociaciones de ciudadanos
Clubes y organizaciones deportivas
Clubes sociales
Grupos religiosos
Sindicatos
Colegios profesionales
Barrio y organizaciones barriales.

Modalidades de accin estatal y de participacin estatal.


Hay ciertos enfoques centrados en los actores y sus identidades colectivas que
comparten como supuestos que el proceso histrico de conformacin de las
organizaciones llamadas piqueteras ha derivado en la constitucin de actores
polticos nacionales con objetivos y proyectos polticos bastante definidos, que
expresan dimensiones novedosas en su accin colectiva, y establecen rupturas
con procesos polticos anteriores. Tambin coinciden en visualizar diversos

alineamientos entre las organizaciones de desocupados, determinados por la


diferente significacin que tiene en cada una de stas la utilizacin del plan de
empleo, el repertorio de movilizacin, la asamblea o el trabajo comunitario,
influidas por sus matrices ideolgicas y organizativas. Algunos de estos trabajos
cuando han tematizado el vnculo organizaciones populares-Estado, han
considerado que esta relacin est influida por las orientaciones polticoideolgicas de las organizaciones piqueteras, dentro de las cuales aquellas que
se identifican con una matriz nacional-popular presentan tendencias ms
definidas a la negociacin de sus demandas y a la institucionalizacin en el
Estado. En las reflexiones ms recientes se ha profundizado este punto de vista,
sealando que las organizaciones populistas slo recogen de la matriz nacionalpopular en su versin actual la subordinacin en tanto actores sociales a un lder,
negndoles toda posibilidad de autonoma, y atribuyndoles cierta funcionalidad a
los objetivos del gobierno nacional desde el ao 2003, para debilitar o cooptar el
movimiento piquetero. Si bien estos estudios han contribuido inicialmente a la
caracterizacin general del campo de organizaciones populares, no exploran las
prcticas de participacin institucional y negociacin que son indispensables para
corroboraren qu consiste y sobre qu factores se sostiene el vnculo entre estas
organizaciones y el Estado; por otro lado, no indagan tampoco los modos en que
dicha relacin es vivenciada y experimentada por aquellos que la construyen
cotidianamente. En este sentido, la identificacin de matrices y la construccin de
tipologas tienen el riesgo de forzar correspondencias y atributos. As la tendencia
a la negociacin o el vnculo con el lder se convierten en resultados obvios y
previstos, que eluden las particularidades histricas en las cuales se construyen
estas prcticas.
Las organizaciones populares acumulan una larga trayectoria de negociacin con
el Estado sostenida en procesos de demanda signados en una etapa anterior por
un aprendizaje intenso de procedimientos y requisitos que condicionaban la
obtencin de diversos recursos, como los planes de empleo para los
desocupados, pero tambin de alimentos, proyectos productivos, infraestructura
comunitaria, acceso a los servicios pblicos, etc. Este aprendizaje implic el
conocimiento de distintos formularios y planillas, el llenado y recopilacin de datos
requeridos, el seguimiento posterior de los trmites, la elaboracin de listados de
beneficiarios, incluso censos que se fueron convirtiendo en rutinas practicadas
cotidianamente. Estos dispositivos estatales, fueron reformulados y
reinterpretados dentro de procesos donde las organizaciones populares y sus
miembros les fueron asignando otros sentidos y los articularon con acciones
tendientes al fortalecimiento y sostenimiento de sus propias estructuras polticas y
redes sociales comunitarias. De modo general se inscribieron en discursos que
enfatizaban cuestiones como la dignidad, los derechos, la ciudadana, o el pueblo
y en el marco de experiencias histricas de resistencia de los sectores
subalternos, donde los recursos obtenidos eran significados como conquistas y las
acciones de movilizacin que involucraban como parte de procesos de lucha. De
modo especfico, hacia el interior de las organizaciones estos procesos se
relacionaron de diversas maneras con la vida cotidiana de las personas apelando
a relaciones como la amistad, la vecindad o el parentesco, donde se hicieron
presentes valores y criterios morales. Estos aprendizajes pueden ser pensados
como un conjunto de saberes que funcionan como un legado, que es actualizado
en las formas de participacin de las organizaciones populares en la esfera
estatal. Lo relevante desde el punto de vista del anlisis es indagar cmo aquello
que fue aprehendido en interacciones estatales anteriores, se combina con
desafos y dificultades del presente, cmo lo rutinizado es reelaborado a partir de
tensiones que configuran la resolucin de problemas especficos en esta etapa.

Existe una modalidad de accin colectiva las jornadas de trabajo solidario


bastante recurrente en estas organizaciones; stas consisten en la convocatoria a
vecinos y militantes para realizar un trabajo colectivo intenso durante uno o dos
das en un barrio. El trabajo se organiza en funcin de necesidades que se definen
como tales previamente y orientan las actividades. stas pueden ser diversas
(construir un comedor, acondicionar algn local de la organizacin, refaccionar una
salita de salud o escuela, limpiar un basural, etc.) e incluir varias a la vez. Se apela
al aporte individual para que cada uno de los participantes lleve algn recurso para
colaborar, pero una parte importante del xito de la actividad depende de
organizarse para conseguir los materiales necesarios, para lo cual es habitual
pedir donaciones a corralones de construccin o hacer solicitudes a instituciones
pblicas. En las jornadas se persigue como objetivo afianzar o desarrollar un
vnculo poltico con los vecinos, y ampliar la base social de la organizacin
mediante un discurso que entre otros elementos apela a la solidaridad para
resolver colectivamente las necesidades de un barrio.
Cito como ejemplo, el programa mi barrio en obra (MBO). Dicho programa
sistematiza a travs de una propuesta la intervencin del Estado en barrios de la
provincia de Buenos Aires para construir y/o acondicionar infraestructura y
equipamiento comunitario, que se planifica a partir de tres ejes: obras en una
institucin pblica (escuela, sala de salud o club barrial), un espacio pblico
(plaza), y en infraestructura bsica pblica (luminaria, mejoramiento de calles y
veredas). La dinmica que despliegan institucionalmente implica visitar barrios,
juntarse en reuniones con los vecinos para identificar algunas necesidades, y
organizar durante dos semanas con ellos la realizacin de las actividades
consensuadas. Hasta aqu se repiten ciertas pautas presentes en las jornadas
solidarias: una accin colectiva orientada a la organizacin comunitaria se traduce
como poltica estatal con elementos comunes, se difunde la actividad en el barrio
con volantes, se convoca a vecinos, organizaciones e instituciones locales a
participar, se discuten las necesidades en un plenario y se desarrollan las
actividades en das predeterminados apelando a la colaboracin de los vecinos.
Con el programa (MBO) se recuper una modalidad conocida de accin colectiva
pero se abrieron una serie de preguntas quines realizan las obras, cmo y con
qu trabajo? La implementacin del programa muestra que no es sencillo
convocar a las personas apelando a la nocin de trabajo solidario porque las
escalas, las redes y los contextos en los cuales ese trabajo era significado como
solidario se modifican. Lo que revela el recorrido del programa es el intento
contradictorio de resolver estos interrogantes mediante una serie de
reformulaciones que van haciendo las organizaciones populares desde la gestin
pblica, ya que participar de la esfera estatal supone al menos formalmente
representar intereses no slo de un actor u organizacin sino de un conjunto
social ms amplio. No siempre estos vecinos son aquellos vecinos conocidos a
travs de unas redes locales tejidas por una militancia territorial de la organizacin
de pertenencia, ahora el barrio sobre el que se despliega la poltica estatal puede
estar ubicado en un distrito de la provincia en el que no hay una insercin propia y
est mediado por otras organizaciones y/o instituciones, en este caso los lazos
con las personas no se sostienen la mayora de las veces en una relacin anterior
ni personalizada, sino que se articulan para el objetivo especfico del programa.
Una de las diferencias en el trnsito de las jornadas de trabajo solidario al
programa (MBO) es que el Estado provee a travs los materiales, la maquinaria
necesaria, los contactos con los municipios y los profesionales para orientar las
obras que tienen mayor envergadura e impacto sobre la poblacin del barrio.
Puntualmente hay un esfuerzo por reformular la nocin de trabajo solidario por
otra asociada con el trabajo formal para hacerla coherente con demandas
histricas de las organizaciones populares en relacin con el trabajo. Cmo hacer

entonces, para mantener el sentido de solidaridad como valor tico que intentaron
articular las organizaciones populares en los barrios a travs de su militancia, sin
que sta se convierta cuando gestionan estatalmente, en una forma de naturalizar
un tipo de empleo pblico ad honorem. En este sentido la propuesta de
cooperativa de trabajo que hace Toms, debe insertarse en la disputa por
resignificar el trabajo no slo como solidario sino tambin como empleo formal.
La creacin de estos programas de accin estatal con participacin de la
ciudadana, como esfera institucional debe pensarse como resultado de conflictos
estructurales en la sociedad argentina, y en este sentido como una respuesta
parcial, frgil e inestable; por lo tanto desde una perspectiva histrica, sujeta a
nuevos y no tan nuevos conflictos. En definitiva reflexionar sobre las modalidades
de participacin de las organizaciones populares en espacios estatales implica
relativizar nociones como novedad o ruptura, as como cierta imagen idealizada de
organizaciones autnomas que pasan mgicamente a ser simples rehenes del
Estado.
La participacin ciudadana es principalmente un derecho de las ciudadanas y
ciudadanos, en forma individual y colectiva, de participar (ser parte de, incidir) de
manera protagnica en la toma de decisiones, planificacin y gestin de los
asuntos pblicos, y en el control popular de las instituciones del Estado y la
sociedad, y de sus representantes, en un proceso permanente de construccin del
poder
ciudadano.
La
participacin de la ciudadana en todos los asuntos
de inters pblico es un derecho que se ejercer
a travs de los mecanismos de la democracia
representativa, directa y comunitaria. Por ende,
todos los ciudadanos podemos participar de
alguna forma pero es mejor contar con sistemas de participacin ciudadana para
ser ms organizados y garantizar el ejercicio de nuestros derechos segn la
Constitucin y las dems leyes que se detalla en la respuesta a la siguiente
pregunta.
El siguiente cuadro refleja las formas en las que puede participar la ciudadana. A
travs de los mecanismos de la democracia:

El tercer sector.
La economa ha estado secuestrada en los ltimos 150 aos por dos posiciones
encontradas y complementarias de gestin econmica y organizacin

administrativas. El Sector Pblico y el Sector Privado. Estas dos apuestas han


generado teoras econmicas y polticas dispares, as como encendidos debates
en relacin a la forma ptima, justa y eficiente de organizacin que debe adoptar
una sociedad. Pero en las ltimas dos dcadas ha habido una lenta revolucin de
otro tipo de organizaciones, entidades que sin ser
pblicas y sin perseguir el beneficio que caracteriza al
libre mercado estn conformando lo que se denomina
el
Tercer Sector.
Aunque no existe una definicin exacta de este concepto, ya
que
est en plena ebullicin, se puede dar la siguiente aproximacin
al
mismo: El Tercer Sector es aquel sector de la
economa compuesto fundamentalmente por Entidades Sin
nimo de Lucro (ESAL). Lo que nos lleva a la siguiente definicin:
Una entidad sin nimo de lucro es una organizacin que no redistribuye sus
beneficios a sus propietarios y accionistas, sino que los reinvierte en la entidad
para seguir cumpliendo sus objetivos fundacionales.
Estos son los cinco criterios clave que determinan los rasgos bsicos que debe
poseer una institucin u organizacin para convertirse en una ESAL.

Estar organizada formalmente, lo que incluye una realidad institucionalizada,


con estructuracin interna, estabilidad relativa de objetivos formales y
distincin neta entre socios y no socios. Se excluyen las manifestaciones
informales de solidaridad, colaboracin y ayuda mutua.
Ser privada, lo que conlleva estar separada institucionalmente del cualquier
nivel gubernamental. Este criterio implica que la organizacin no ha de formar
parte del sector pblico (estatal, autonmico y local), ni ha de estar controlada
por ste. No significa, sin embargo, que la organizacin no pueda recibir
apoyo pblico, ni excluye que pueda haber funcionarios pblicos en sus
rganos de gobierno.
Ausencia de nimo de lucro. Las organizaciones del Sector No Lucrativo no
deben, por tanto, repartir beneficios entre los propietarios, accionistas,
administradores o directivos. Ello implica que su fin principal no es generar
beneficios, ni estn guiadas primariamente por criterios comerciales. Las
organizaciones del Sector No Lucrativo pueden obtener beneficios, pero stos
deben ser reinvertidos en funcin de la misin corporativa de la organizacin.
Asimismo, cabe destacar que la obligacin de no distribuir beneficios no
impide que una ESAL pueda pagar sueldos y salarios competitivos a sus
trabjadores y trabajadoras,
Disfrutar de la capacidad de autocontrol institucional de sus propias
actividades. Este criterio implica que las organizaciones han de tener sus
propios mecanismos de autogobierno y han de gozar de un grado significativo
de autonoma.
Con un marcado grado de participacin voluntaria, lo que quiere decir, por
una parte, que la participacin o no de sus miembros ha de depender de la
libre voluntad de los mismos y no de imposiciones externas, y, por otra, que
hay un grado significativo de participacin de voluntarios (esto es, de personas
que aportan tiempo no remunerado) en sus actividades. Adicionalmente, se
incluyen en la definicin aquellas instituciones sin nimo de lucro que son el
fruto de la decisin voluntaria de adscribir un determinado patrimonio al
cumplimiento de fines de inters general.

Una vez que nos hemos aproximado al Tercer Sector y a las caractersticas de las
organizaciones que lo componen, podemos exponer brevemente qu tipologa de
organizaciones estn detrs del amplio concepto de Entidad Sin nimo de Lucro:

Sociedad Civil
o ONG (Organizaciones No Gubernamentales)
o ONGD (Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo)
Economa social
o Cooperativas
o Mutualidades
Asociacionismo Voluntario
o Fundaciones
o Asociaciones
Sector no lucrativo
o ESAL (Empresas sin nimo de Lucro)
o ENL (Entidades No Lucrativas )

Por ltimo, nos centramos en cules son los principales retos y tendencias futuras
de las ESAL:
1. Rendicin de cuentas y efectividad: De cara a sus grupos de inters y a la
sociedad en general, las ESAL deben demostrar que cumplen sus objetivos
societarios de forma tanto efectiva como eficiente, persiguiendo en todo momento
el inters pblico. Este reto requiere ir ms all que la pura imitacin o importacin
de tcnicas y mtodos de gestin del mbito privado o del sector pblico. En esta
lnea, se han realizado grandes avances por parte de las ESAL, pero todava
queda mucho camino por recorrer de cara a la profesionalizacin de las ESAL.
2. Filantropa expansiva: Junto con la necesidad de profesionalizacin de la
gestin, las ESAL se encuentran ante el reto de seguir manteniendo un nivel
ptimo de aportaciones econmicas privadas que les permitan mantener su
independencia frente a gobierno y mercado. De todas formas, este reto requiere
un significativo esfuerzo de comunicacin a la sociedad, de implicacin de la
ciudadana y la adopcin de estructura laborales creativas (que combinan trabajo
remunerado y no remunerado
3. Integracin internacional y globalizacin: Tanto Espaa como otros pases
europeos se enfrentan a la necesidad de integrar de forma internacional y
armonizar el rol de las ESAL que actan de forma simultnea en varios pases.
Esta necesidad viene tanto del rol que juegan las instituciones transnacionales en
el sector de las ESAL (ej. UE, ONU, etc) como de la globalizacin que se ha
producido en la economa mundial durante la ltima dcada.

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