Moira - Heidegger

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(PARMNIDES, VIIl, 34-41)

MARTIN HEIDEGGER
Ensayos y Discursos
La relacin entre el pensamiento y el ser pone en movimiento toda la reflexin de Occidente.
Ella sigue siendo la invisible piedra de toque en relacin a la cual se puede ver hasta qu
punto y de qu manera estn de acuerdo el favor y la facultad de llegar a la cercana de lo
que se anuncia al hombre como aquello que es necesario pensar. Parmnides habla de
esta relacin en su sentencia (fragmento III):

Puesto que lo mismo es pensar y ser
Parmnides explica la sentencia en otro punto: en el fragmento VIlI, 34-41. El pasaje
suena:
' ,
, ,
:
, '
' : ' ' ,
,
, ,

Lo mismo (dasselbe) son el pensar y el pensamiento que es; puesto que no puedes
encontrar el pensamiento sin el ente en que ste se expresa (das Ausgesprochene). En
verdad, nada es ni ser fuera del ente, puesto que la Moira le ha impuesto el ser un todo
inmvil. Por ello, ser slo un nombre todo lo que los mortales, todo aquello que los mortales
convencidos de que es verdad, han establecido: nacer y morir, ser o no ser y cambiar
de lugar o cambiar los colores que resplandecen. (trad. De W. Kranz).
En qu sentido estos ocho versos esclarecen la relacin entre pensar y ser? Parece ms
bien que oscurecen esta relacin ya que conducen hacia lo oscuro y nos dejan en la
perplejidad. Por ello, para comenzar, queremos buscar una iluminacin acerca de este
relacin entre pensar y ser siguiendo en sus lneas fundamentales las interpretaciones
formuladas hasta hoy. Estas se mueven dentro de tres perspectivas que se mencionarn
brevemente aqu sin detenernos a ilustrar en detalle en qu medida se puedan basar en el
texto de Parmnides. En primer lugar, el pensamiento viene individualizado en base al
hecho que se presenta como algo que se da junto con otras cosas y, en ese sentido es.
Este ente especfico debo, por tanto, asumirse como cualquier otra cosa, con el resto de
los entes y sumado con ellos en una totalidad. Esa unidad totalizadora se llama el ser.
Puesto que el pensamiento, como un ente cualquiera, es homogneo con todos los entes,

aparece como lo mismo (das Gleiche) que el ser.


Para constatar esto, no se requiere de la filosofa. Inscribir todo lo que existe (Vorhandenes)
en la totalidad de los entes se da de por s. Asimismo, recorrer el mar, construir templos,
hablar en la asamblea popular, todo tipo de actividad humana, son entes y, por ello, se
identifican con el ser. Parmnides haba querido insistir, precisamente en relacin con la
actividad humana denominada pensamiento, afirmar explcitamente que ella forma parte
del conjunto de los entes. Es ms, nos debera asombrar que Parmnides, para este caso
concreto, aade una razn ms, representada por el lugar comn de acuerdo con el cual
fuera de los entes y al lado de ellos en su totalidad, no se da nada ms.
Sin embargo, si nos fijamos bien, hace tiempo que ha desaparecido el asombro ah donde
la doctrina de Parmnides se entiende an en el modo apenas descrito. En tal caso, de
hecho, su pensamiento se considera superado y se le clasifica entre los tentativos primitivos
para los que era todava demasiado difcil el incluir cualquier ente que se encontrara entre
ellos el pensamiento en la totalidad de los entes.
Por ello, para nuestra meditacin no vale tanto la pena detener la mirada sobre esta
interpretacin de la relacin entre pensamiento y ser, que comprende todo slo a partir de
la masa de los entes que se nos ofrecen factualmente. Sin embargo, ella nos da la
preciossima ocasin para subrayar, expresamente y desde el principio, que Parmnides,
en ningn lugar dice que el pensamiento ser uno de los muchos , uno entre los
mltiples entes, cada uno de los cuales puede ser o no ser y que con ello produce la
apariencia de ambas cosas, del ser y del no-ser, lo que llega y se va.
En contra de esta interpretacin, inmediatamente accesible a cualquiera, de la sentencia
de Parmnides, una consideracin ms reflexiva del texto de los versos VIII, 34 y ss.,
encuentra, al menos, expresiones difciles de entender. Para facilitar su comprensin
requiere buscar una ayuda adecuada. Dnde se puede encontrar? Evidentemente, en una
comprensin que penetre ms a fondo en esa relacin entre pensamiento y ser que
Parmnides se esfuerza por pensar. Tal penetracin se anuncia en un preguntar. ste, mira
al pensamiento, es decir al conocimiento, en su relacin con el ser, con la realidad. La
consideracin de la relacin entre el pensamiento y el ser es una de las preocupaciones
dominantes de la filosofa moderna. Esta, ha terminado por constituir una disciplina
especfica con ese fin: la teora del conocimiento, que todava hoy se considera en muchas
parte como tarea fundamental de la filosofa. Slo ha cambiado la etiqueta y se puede llamar
metafsica u ontologa del conocimiento. Su forma ms determinante en nuestros das,
con un horizonte muy amplio, se desarrolla con el nombre de logstica. En ella, a travs
de una transformacin singular e imprevisible en sus inicios, la sentencia de Parmnides
asume una posicin predominante decisiva. As, la filosofa moderna, se sabe capaz, desde
su punto de vista que considera superior, de darle a la sentencia de Parmnides su sentido
verdadero. Dado que el poder del pensamiento moderno sigue vigente, (la filosofa de la
existencia y el existencialismo, juntamente con la logstica, son sus propagadores ms
vivos) es necesario sealar con claridad cul es la perspectiva determinante dentro de la
que se mueve la moderna interpretacin de la sentencia de Parmnides.
La filosofa moderna experimente al ente como objeto (Gegenstand). Este, llega a su estarenfrente (Entgegenstehen) mediante la perceptio y por ella. El percipere, como ha visto
Leibniz, tiende hacia el ente (greift nach dem Seienden aus), lo aferra (greift an), con el fin
de apoderarse de l (durchgreifen) llevndolo a s en el concepto (Begriff) y de reportar su
presencia al percipere (repraesentare). La repraesentatio, la representacin
(Vorstellung), se define como el percipiente reportar a s (al yo) lo que aparece.
Entre las doctrinas de la filosofa moderna, destaca una tesis que no puede no aparecer

como una liberacin para quien se esfuerza, con su ayuda, de clarificar la sentencia de
Parmnides. Se trata de la tesis de Berkeley que se basa en la posicin metafsica
fundamental de Descartes y que suena: esse = percipi: ser es igual a ser representado
(vorgestetttwerden). El ser se encuentra bajo el poder del representar en el sentido de la
perceptio. Esta tesis vino a crear, por primera vez, el espacio en que la sentencia de
Parmnides se hace accesible a una interpretacin cientfico-filosfica y puede ser sacada
de aquella atmsfera de presentimiento semipotico en que se imagina est el pensamiento
presocrtico. Esse = percipi, ser es ser-representado. El ser es en razn de la
representacin. El ser es igual al pensamiento en la medida en que la objetividad de los
objetos se establece (zusam-menstellt) y se constituye en la conciencia representativa, en
el yo pienso algo. A la luz de esta afirmacin acerca de la relacin entre pensamiento y
ser, la sentencia de Parmnides aparece como una burda anticipacin de la doctrina
moderna sobre la realidad y el conocimiento de ella.
No es casual que Hegel, en sus Lecciones sobre historia de la filosofa (Werke, XIII, 2a ed.,
p. 274), cite la sentencia de Parmnides sobre la relacin entre el pensamiento y el ser en
la forma del fragmento VIII y que lo traduzca as: el pensar y aquello por lo cual el
pensamiento es son lo mismo. Ya que, sin el ente en que ste se enuncia (
), no encontrars el pensar, porque ste nada es y nada ser fuera de
aquel. Esta es la idea principal. El pensar (Das Denken) se produce a s mismo; y lo que se
produce es un pensamiento (ein Gedanke). El pensamiento se identifica, pues, con su ser,
puesto que no es nada fuera del ser, de esta grande afirmacin.
El ser es para Hegel la afirmacin del pensar que se produce a s mismo. El ser es
produccin del pensar, de la perceptio, aquella en relacin con la cual Descartes interpreta
la idea. En razn del pensar, el ser como afirmacin (Bejahtheit) y posicin (Gesetztheit) de
la representacin viene transpuesto al mbito de la idealidad. Tambin para Hegel, si
bien en una forma incomparablemente ms meditada y mediada por Kant, el ser es lo
mismo que lo que el pensamiento enuncia afirma. As, Hegel, desde la perspectiva de la
filosofa moderna, puede emitir este juicio sobre la sentencia de Parmnides:
En cuanto aqu se debe ver el alzamiento al dominio de la idealidad, con Parmnides
comienza el filosofar verdadero y propio; este inicio es an confuso e indeterminado y no
se puede clarificar ms lo que contiene, sino que esta clarificacin es el desarrollo de la
filosofa misma, que no est presente an ah. (Ibd., p. 274 ss.).
La filosofa, para Hegel, est presente slo cuando el pensarse a s mismo del saber
absoluto es la realidad misma, pura y simplemente. En la lgica especulativa y como lgica
especulativa, tiene lugar el cumplimiento pleno del alzamiento del ser al pensamiento del
espritu entendido como realidad absoluta.
En el horizonte de este cumplimiento de la filosofa moderna, la sentencia de Parmnides
aparece como el inicio del autntico filosofar, es decir, de la lgica en el sentido hegeliano;
pero slo un inicio. Al pensamiento de Parmnides le faltara an la forma especulativa,
dialctica, que Hegel encuentra, en cambio, en Herclito. De Herclito, Hegel dice: aqu
tenemos tierra a la vista; no hay tesis alguna de Herclito que no haya retomado en mi
lgica (Ibd., p. 301). La Lgica de Hegel no es slo la nica interpretacin adecuada de
la tesis de Berkeley, ni es su incondicionada realizacin. Que la tesis segn la cual esse =
percipi se funde sobre lo que se ha expresado por primera vez en la sentencia de
Parmnides es indudable. Pero esta conexin histrica de la tesis moderna con la sentencia
antigua se funda al mismo tiempo y propiamente, sobre una diferencia entre lo que se dice
y se piensa en una y otra, una diferencia que no podra ser ms neta y profunda.
La diferencia (Verschiedenheit) es tan grande que debido a ella la posibilidad de un saber

de lo que las separa (voti Unterschedenem) ha desaparecido, se ha extinguido


(verschieden). Al referirnos a esta diferencia, mostramos que nuestra interpretacin de la
sentencia de Parmnides proviene de un tipo de pensamiento totalmente diverso del de
Hegel. La tesis esse = percipi contiene la interpretacin adecuada de la sentencia
? Los dos enunciados, puesto que podemos entenderlos como tales,
dicen ambos que pensar y ser son lo mismo? Y que, en caso de decir lo mismo, lo dicen
en el mismo sentido? Quien mira con atencin, de inmediato se da cuenta que hay una
diferencia entre ambos enunciados, una diferencia que se ha hecho a un lado porque
parece ser superficial. Parmnides, en ambos pasajes (fragmentos IIl y VIII, 34), construye
su sentencia de manera que siempre el en (pensar) precede al (ser). Berkeley, en
cambio, menciona antes al esse que al percipi. Esto parece indicar que Parmnides da
prioridad al pensamiento y Berkeley al ser. Sin embargo, en realidad, es al contrario.
Parmnides subordina el pensamiento al ser. Berkeley remite el ser al pensamiento. Para
corresponder a la sentencia griega de una manera correcta, puntual y fiel en cierta medida,
la tesis moderna debera ser formulada as: percipi = esse.
La tesis moderna enuncia algo acerca del ser en el sentido de la objetividad para la
representacin que se apodera de l. La sentencia griega atribuye al pensamiento,
entendido como percepcin que rene (das versammelnde Verneh-men) con el ser en
cuanto presencia. Por ello, cualquier interpretacin de la sentencia griega que se mueva al
interno de la perspectiva del pensamiento moderno, est destinada, de entrada, al error.
Estas interpretaciones que se articulan en diversas formas, sin embargo, desempean al
menos la funcin de cumplir una tarea indispensable: hacen accesible el pensamiento
griego a la mentalidad moderna y confirman su progreso, querido por ella, hacia una fase
superior de la filosofa.
La primera de las tres perspectivas que determinan la interpretacin de la sentencia de
Parmnides mira al pensamiento como algo que existe de hecho y lo incorpora entre el
resto de los entes.
La segunda, concibe el ser, conforme a la mentalidad moderna, en el sentido de la
representacin (Vorgestelltheit) de objetos como objetividad para el yo de la subjetividad.
La tercera perspectiva sigue la huella fundamental de la filosofa antigua determinada por
Platn. De acuerdo con la doctrina socrtico-platnica las ideas constituyen, en todo ente,
lo que es su esencia. Las ideas, sin embargo, no pertenecen al mbito de los , es
decir, de lo que puede ser percibido sensiblemente. Las ideas son visibles en estado puro
solo en el en la percepcin no sensible. El ser pertenece al mbito de los de lo
no-sensible y sper-sensible. Plotino interpreta la sentencia de Parmnides en sentido
platnico. En este sentido, Parmnides quiere decir que el ser es algo no-sensible. El peso
de la sentencia, aunque en un sentido diverso del de la filosofa moderna, recae sobre el
pensamiento. Es a travs del modo de ser no-sensible del pensamiento que el ser viene
caracterizado. De acuerdo con la interpretacin neoplatnica, la sentencia de Parmnides
no es ni un enunciado acerca del pensamiento, ni un enunciado sobre el ser y, menos an,
un enunciado sobre la esencia de su conexin en cuanto diferentes. La sentencia enuncia
su idntica co-pertenencia al mbito de lo no-sensible.
Las tres perspectivas antes mencionadas empujan el pensamiento originario de los griegos
a la esfera de los planteamientos problemticos de la metafsica posterior. Tal vez sea
inevitable que todo pensamiento posterior que busca un dilogo con los orgenes escuche
de vez en cuando a partir de la propia posicin y que slo de ese modo pueda llevar al
habla al pensamiento originario. De tal modo, el pensamiento precedente es integrado,
inevitablemente, en el dilogo sucesivo, viene transpuesto en el campo de escucha y en el
horizonte del dilogo sucesivo y, as, en cierto modo, privado de la libertad de su habla

propia. Esta incorporacin, sin embargo, no implica necesariamente una interpretacin que
se agote en el hecho de leer lo que ha sido pensado en los inicios del pensamiento
occidental sobreponindole simplemente los esquemas elaborados ms tarde. Todo
depende de una sola cosa: se trata de ver si el dilogo establecido, de inicio y siempre de
nuevo, se libera para corresponder al llamado que el pensamiento originario nos hace para
ser interrogado, o bien, si el dilogo se cierra a ese llamado y cubre el pensamiento
originario con posiciones doctrinales posteriores. Y esto sucede necesariamente en cuanto
el pensamiento posterior olvida plantear expresamente el problema del espacio escuchante
y del horizonte propio del pensamiento originario.
Un esfuerzo en esa direccin no puede agotarse en una indagacin historiogrfica que se
limite a establecer los presupuestos implcitos en que se basa el pensamiento originario,
usando como criterio lo que la interpretacin posterior ha reconocido como verdad
establecida y lo que no ha sido reconocido como tal en cuanto superado en el proceso de
desarrollo. Este interrogar debe, ms bien, ser un dilogo (Zwiesprache) en que los
espacios de escucha antiguos y los horizontes se consideren de acuerdo con su
proveniencia esencial, de manera que comience a hacerse escuchar aquella conjuncin
(Geheiss) bajo la cual estn el pensamiento originario, el pensamiento posterior y el que ha
de venir, cada uno de ellos en el modo que le es propio. Tal tentativo de interrogacin
tomar en cuenta, ante todo, los pasos oscuros de un texto antiguo y no se aferrar
obstinadamente a los que se esconden tras una apariencia de inteligibilidad, ya que de ese
modo el dilogo habra terminado antes de comenzar.
Las discusiones que siguen se limitarn a recorrer el texto citado solamente en una serie
de ilustraciones particulares. Estas pretenderan contribuir a preparar una traduccin
pensada de la palabra griega de los orgenes en el adviento de un pensar que despierta en
la escucha de los inicios.
I
A discusin est la relacin entre el pensamiento y el ser. Ante todo, debemos tener
presente que el texto (VIlI, 34 ss.) que considera ms a fondo esta relacin habla de , y
no como el fragmento III, de . De inmediato, y con cierta razn, pensamos que en el
fragmento VIII no se habla del ser, sino del ente. Sin embargo, Parmnides, bajo el nombre
de , no piensa el ente en s, al cual, en cuanto todo incluso el pensamiento
pertenece porque es algo existente. De la misma manera, , no significa en el sentido
del ser en s, como si el pensador quisiera poner de relieve el carcter no sensible del ser
frente al ente entendido como lo que es sensible. El , el ente, es pensado en cambio en
el despegue (Zwiefalt) de ser y ente y es nombrado en su sentido de participio, sin que el
concepto gramatical intervenga ya propiamente en el saber de la lengua. Al despegue se
puede aludir al menos de manera indicativa a travs de las expresiones ser del ente y
ente en el ser. Slo que el desplegante (das Entfaltende), en del y en, se esconde
ms que orientarnos hacia su esencia. Estas expresiones estn muy lejos del pensar el
despegue como tal e incluso del elevar su despegue al nivel de lo que es digno del preguntar
(das Fragwrdige).
El ser mismo, del que tanto se habla, permanece en verdad, hasta que es experimentado
como ser, siempre [slo] ser en el sentido de ser del ente. Sin embargo, la tarea que el
pensamiento occidental ha de cumplir en sus inicios, consiste en acoger lo que se dice en
la palabra con una mirada adecuada, entendindola como , , . Dado
que el reunir (die Versammlung) vigente en el ser unifica (einigt) todo ente, el pensar este
reunir produce la apariencia inevitable y siempre ms obstinada que el ser (del ente) no

slo sea idntico con el ente en su totalidad, sino que, en cuanto idntico a la vez que
unificante, sea el ente ms ente (das Seiendste). Para la representacin se convierte en
ente.
El despegue de ser y ente parece menguar en la nada, aunque el pensamiento, desde sus
inicios, se mueva siempre al interior de su desplegar, sin reflexionar acerca de esta
ubicacin (Aufenthalt), y menos an, acordndose del desplegar del despegue. En el inicio
del pensamiento occidental acaece la inobservada aparicin (Wegfall) del despegue. Pero
esta no es una nulidad. Ms bien, su aparicin garantiza al pensamiento griego el modo de
ser del inicio, es decir, el hecho que la iluminacin-apertura (Lichtung) del ser del ente se
esconde en cuanto tal. El esconderse de la desaparicin del despegue domina de manera
tan esencial como el problema de hacia dnde huye el despegue. Dnde sucede eso? En
el olvido. La vigencia perdurante del despegue se esconde como , a la cual, la
est unida de manera tan estrecha que aquella no puede retirarse a favor de sta y dejarle
el puro develar en la forma de la , del , del ', y esto, como si no hubiera
necesidad de algn tipo de escondimiento.
Sin embargo, lo que se da aires de ser pura luminosidad est penetrado y dominado por la
oscuridad. En ella, el despegarse del despliegue queda escondido tanto como lo era su
desaparicin para el pensamiento de los orgenes. Debemos an, en el , prestar
atencin al despliegue de ser y ente, si queremos seguir la discusin que Parmnides
dedica a la relacin entre pensamiento y ser.
II
En pocas palabras, el fragmento III dice que el pensamiento pertenece al ser. Cmo
hemos de caracterizar esta pertenencia? La pregunta llega demasiado tarde. En su
concisin, la sentencia ha dado ya la respuesta con sus primeras palabras , el
Mismo. Con la misma palabra comienza la redaccin de la sentencia en el fragmento VIlI,
34: . Esta palabra responde a la pregunta acerca del modo en que el pensamiento
pertenece al ser, por el hecho de decir que son lo mismo? La palabra no responde nada.
Ante todo, porque la definicin el Mismo silencia cualquier pregunta acerca de una
posible conexin, en cuanto esta puede subsistir slo entre cosas distintas. En segundo
lugar, porque la palabra el Mismo no dice absolutamente nada sobre el aspecto y el
fundamento respecto al cual las dos cosas diversas coinciden en el Mismo. Por ello, en
ambos fragmentos, si no es que en todo el pensamiento de Parmnides, , el
Mismo queda como palabra-enigma.
Es claro que si sostenemos que la palabra , el Mismo, significa lo idntico y
especialmente, si consideramos la identidad como el presupuesto ms obvio de la
pensabilidad de todo lo pensable, perderemos cada vez ms la capacidad de escuchar a la
palabra-enigma, suponiendo que hemos odo ya alguna vez su llamado. Es bastante ya, si
conservamos en el odo la palabra que es digna de ser pensada. As, permanecemos entre
quienes oyen y se preparan para dejar que la palabra repose en s misma como palabraenigma, de manera que seamos, finalmente, lanzados a mirar en torno, en busca de un
decir que nos pueda ayudar a considerar la plenitud del enigma en toda su amplitud.
Parmnides no ayuda en esto. En el fragmento VIII dice ms claramente cmo debe ser
pensado aquel ser al que el en pertenece. En lugar de Parmnides dice ahora
, el ente que en su doble sentido designa el despegue. Pero el en se llama aqu
: aquello a lo que presta atencin un percibir atento.
El es designado como , aquello para lo cual el pensamiento se hace

presente (Cedane) (sobre el pensamiento y el Cedane cfr. el curso Was heisst Denken?,
Tubinga, Niemeyer, 1954, p. 91 ss.).
El pensamiento se hace presente con motivo del despegue que queda no dicho. El estar
presente del pensamiento est en camino hacia el despegue de ser y ente. El prestar
atencin (In-die-Acht-Nehmen) se hace presente como acercamiento al despegue (west die
Zwiefalt an), y ya (de acuerdo con el fragmento VI) a causa del preliminar , del dejar
estar delante reunido con y vuelto hacia el despegue. Por medio de qu y cmo? De
ningn otro modo y por ninguna otra razn que esta: el despliegue, por el cual los mortales
encuentran el camino hacia el pensamiento, exige por s mismo ese pensamiento.
Estamos lejos todava de acoger de manera adecuada la esencia del despliegue mismo y,
juntamente, el despliegue en cuanto exige el pensamiento. Slo una cosa es clara en el
decir de Parmnides: el pensamiento no est presente ni por causa de los , del ente
en s, ni al servicio del en el sentido del ser por s. Con esto se quiere decir: no es
el ente en s el que exige un pensar, ni es el ser por s el que lo hace necesario. Ni lo
uno ni lo otro, tomados por s mismos, nos harn conocer nunca en qu medida ser exige
pensamiento. Pero, a causa del despegue de ambos, a causa del , el pensamiento es
(west). Es volvindose hacia el despegue como el prestar atencin se hace presente como
acercamiento al ser. En ese estar presente acercndose, el pensamiento pertenece al ser.
Qu dice Parmnides de esta pertenencia?
III
Parmnides dice que el es . Se suele traducir: el
pensamiento, que como lo expresado est en el ente.
Sin embargo cmo podremos ser capaces de acoger y entender este ser-expresado,
mientras no nos preocupemos por saber qu signifique aqu dicho (Gesprochenes),
hablar (sprechen), lenguaje (Sprache), mientras no entendamos el como el ente y
dejemos indefinido el sentido de ser? Cmo podemos conocer la relacin del con el
mientras no definamos de manera suficiente el teniendo en cuenta el
fragmento VI? (Cfr. el curso ya citado, p. 124 ss.). Il , de cuya pertenencia al
queremos considerar, se funda y despliega en su ser a partir del . En esto acaece el
dejar-estar-delante lo presente en su presencia. Slo en cuanto estar-delante, lo presente
puede concernir como tal al , al prestar atencin. Consecuentemente, el como
del es ya siempre un del . Pero en el descansa la
esencia del decir as como era experimentada por los griegos. El , por ello es, por su
propia esencia y no slo de manera secundaria o accidental, algo dicho (ein Gesagtes).
Cierto, no todo lo dicho es necesariamente una cosa pronunciada (Gesprochenes). Puede
tambin, y quiz incluso debe, ser algo que se calla. Todo lo que se pronuncia y calla es
siempre algo ya dicho. No vale, en cambio, lo inverso.
En qu consiste la diferencia entre lo dicho y lo pronunciado? Por qu Parmnides
caracteriza el y el (Vl, 34 s.) como ? La palabra es traducida
con exactitud desde el punto de vista lexical, como pronunciado, hablado
(Gesprochenes). Pero en qu manera se vive un hablar (Sprechen) que se designa con
trminos como e ? Hablar corresponde aqu a la manifestacin sonora
() de lo que una palabra o frase significan ()? El hablar, se entiende aqu
como expresin de algo interno (del alma) y, por ello, dividido en dos aspectos, el fontico
y el semntico? Nada de esto se encuentra en la experiencia del hablar como , del
lenguaje como . En se encuentran el llamar, el nombrar laudatorio, el llamarse
en el sentido de tener un nombre; todo esto, slo en cuanto despliega su ser como

dejar-aparecer. es el aparecer de las estrellas, de la luna, su manifestarse y su


esconderse. designa las fases. Los diversos modos de aparecer de la luna son
las fases lunares. , es la palabra que dice, la saga (die Sage); decir (sagen) significa
hacer aparecer (zum Vorschein bringen). , yo digo, tiene la misma esencia, aunque
no igual, que : llevar lo que est presente, a su presencia, al aparecer y al estar delante.
A Parmnides le importa examinar dnde tenga su puesto el . Ya que slo dnde ste
tiene originariamente su puesto, podremos encontrarlo y, mediante este descubrimiento,
clarificar en qu sentido el pensamiento est relacionado con el ser. Cuando Parmnides
vive y entiende el como , no significa que sea algo enunciado (Ausgesprochenes), y que por ello deba buscarse en el discurso proferido o en el signo escrito
entendido como un ente perceptible sensiblemente de un modo u otro. Entender las cosas
en estos trminos sera errneo, sobre todo muy lejano del modo de pensar griego, incluso
en el caso que se quisiera representar el hablar que dice como uno de los Erlebnisse de
conciencia y definir el pensamiento, dentro de ese mbito, como acto de conciencia
(Bewusstsein-sakt). El , el prestar-atencin y lo que sta ha percibido son algo dicho,
que se hace aparecer. Pero, dnde? Parmnides dice: , y en el , en el
despegue de presencia y cosa presente. Esto da algo que pensar y libera equvocos de la
apresurada presuposicin que el pensamiento se exprese en lo que se pronuncia. De esto,
no hay nunca pregunta.
En qu sentido el puede, el pensamiento debe necesariamente, aparecer en el
despliegue? En la medida en que el desplegar (die Entfaltung) en que se produce el
despliegue de presencia y cosa presente e-voca el , el dejar estar delante, y en el
darse (Vorliegen) as liberado de lo que est delante (Vorliegende), da al aquello a lo
que puede prestar atencin, a fin de conservarlo en esta. Slo que Parmnides no piensa
an el despliegue como tal; no piensa el desplegarse (Entfaltung) del despliegue. Sino que
dice (VIlI, 35 s.): : no puedes encontrar el
pensamiento separado del despliegue. Por qu no? Porque el pensamiento, juntamente
con el , y llamado por ste pertenece al reunir; porque el pensamiento mismo, reposando
en el , realiza el reunir al que es llamado y as corresponde a su pertenencia al ,
como pertenencia que es operada y salvaguardada por l mismo (gebrauchte). Ya que el
no percibe una cosa cualquiera, sino aquella nica cosa que se nombra en el
fragmento VI: el ente presente en su presencia.
En la medida que en la exposicin de Parmnides se anuncia algo no pensado digno de
ser pensado, en esa medida viene a la luz con claridad lo que es preciso ante todo para
ponderar de manera conveniente la pertenencia del pensamiento al ser del que habla
Parmnides. Debemos aprender a pensar la esencia del lenguaje a partir del decir, y a
pensar el decir como dejar-estar-delante () e como hacer aparecer (). Adecuarse
a este imperativo (Geheiss) sigue siendo difcil de inicio porque el primer iluminarse de la
esencia del lenguaje como decir (Sage) se esconde y mengua y deja que tome impulso una
caracterizacin del lenguaje con base en la cual es pensado a partir de entonces en relacin
a la , a la emisin del sonido, como un sistema de designaciones y significaciones y,
en conclusin, como un sistema de mensajes y de informacin.
IV
Todava ahora, despus que la pertenencia del pensamiento al ser se mira un poco ms
claramente, difcilmente somos ya capaces de or la palabra-enigma de la sentencia:
, el Mismo, de manera ms atenta y puntual en toda su enigmaticidad. Incluso si
vemos que el despliegue del , la presencia de lo que est presente, rene y orienta hacia

s el pensamiento, puede ser que el despliegue que tiene vigencia as nos ofrezca alguna
indicacin acerca de la plenitud enigmtica de lo que se esconde en la vacuidad de
significado habitual de la palabra el Mismo.
Ser quiz que a partir del desplegarse (Entfaltung) del despliegue el despliegue llama al
pensamiento a la senda del con ese motivo (auf de fi Weg des Ihretwegen ) y que
requiere la pertenencia recproca del estar-presente (de lo que est presente) y del
pensamiento? Pero qu es el desplegarse del despliegue? Cmo sucede?
Encontramos en el dicho de Parmnides una base para preguntarnos de manera
adecuada sobre el desplegarse del despliegue, para or su ser esencial (ihr Wesendes) en
el que la palabra enigma de la sentencia calla? De manera inmediata, no encontramos
ninguna base de este tipo.
Sin embargo, no puede dejarnos de sorprender el que hecho que, en ambas redacciones
de la sentencia acerca de la relacin entre pensamiento y ser la palabra-enigma est al
inicio. El fragmento Vl, 34 dice: El Mismo es prestar atencin y (aquello) hacia lo cual se
encamina el percibir atento. Qu significa en lo que se dice en la sentencia esta
colocacin de la palabra al inicio? Qu es lo que Parmnides quera acentuar con esta
acentuacin? Este acento constituye, probablemente, el acento fundamental. En l resuena
la anticipacin de lo que la sentencia tiene que decir especficamente. Lo que viene dicho
de esa manera e lo que gramaticalmente se llama el predicado de la frase. Su sujeto es el
(pensar) en su relacin con el (ser). Conforme al texto griego, se ha de interpretar
la construccin de la sentencia en este sentido. Que la sentencia pongo por delante la
palabra-enigma como predicado nos lleva a poner atencin en esta palabra y a volver a ella
siempre de nuevo. Pero, aun as, la palabra no nos dice nada lo que quisiramos asir.
Estamos obligados, por ello, sin descuidar la mirada de la posicin de privilegio que ocupa
, el Mismo, a arriesgarnos sin apoyo alguno en un tentativo de pensar-presagiante
(vordenken) a partir del despliegue del (el ser presente del presente) en direccin de su
desplegarse. En esto, nos ayuda el hecho de haber entendido que en el despliegue del
el pensamiento se hace aparecer, es algo que se dice: .
Por ello, en el despliegue, domina la , el decir en cuanto apelante y reclamante
(verlangende) hacer aparecer. Qu es lo que el decir hacer aparecer? El estar-presente
de lo que est presente. El decir vigente en el despliegue y que lo hace aparecer (ereignet)
es la reunin del estar-presente, en cuyo resplandor (Scheinen) puede aparecer
(erscheinen) lo que est presente. La como la piensa Parmnides, Herclito la llama
il , el reuniente-dejar-estar-delante.
Qu sucede en el y en el ? Puede ser que el decir-reuniente-apelante que
est vigente en ellos sea ese llevar (Bringen) que aporta (erbringt) primero una luminosidad
(Scheinen) que concede (gewhrt) una apertura iluminada (Lichtung) y en cuyo durar
(Whren) se ilumina una presencia, de modo que en la luz de esta un ente presente
aparezca y de ese modo puede regir el despliegue de los dos? Puede darse que el
desplegarse del despliegue consista en el hecho del adviento de un resplandor que abreilumina? Su carcter fundamental es para los griegos el develar. De ah que, en el
desplegarse del despliegue domine la develacin. Los griegos la llaman .
Parmnides pensara, entonces, a pesar de todo y a su modo, en la direccin del
desplegarse del despliegue, puesto que habla de la . Pero en verdad habla de
ella? Ciertamente, y al inicio de su poema didctico. Ms an, es una diosa. Y
oyendo su decir Parmnides dice su propio pensamiento. Sin embargo, deja sin decir en
qu consista la esencia de la . Sin pensar queda tambin respecto en cul sentido
de la divinidad se diga que la es una diosa. Todo esto, en los inicios del

pensamiento griego, queda fuera de lo que es digno de ser pensado, del mismo modo que
una clarificacin de la palabra-enigma , el Mismo.
Es probable, sin embargo, que entre todas estas cosas no-pensadas haya una conexin
escondida. Los versos introductorios del poema didctico, I, 22 ss., no son el camuflaje
potico de un trabajo conceptual abstracto. Se nos hace muy fcil el dilogo itinerario del
pensamiento de Parmnides cuando se lamenta que en sus palabras falte la experiencia
mtica, de modo que la diosa , en relacin con las personas divinas claramente
representadas por Hera, Atenea, Dmeter y Afrodita, quedara totalmente indeterminada,
una imagen conceptual vaca. Adelantando estas reservas, se habla como si se estuviese
en posesin de un saber consolidado hace tiempo acerca de qu sea la divinidad de los
dioses griegos, con base en el cual la esencia de la verdad se determinara de tal manera
que, siempre que aparezca como una diosa, pueda ser solamente la personificacin
abstracta de un concepto. En su fundamento, en cambio, la esencia del mito no ha sido
considerada an, y sobre todo no en la perspectiva del hecho que el es saga (Sage),
y el decir (Sagen) es, por su parte, el apelante hacer-resplandecer. Por esto, es mejor para
nosotros quedarnos en el prudente interrogar y escuchar lo que el decir nos dice (Fragmento
I, 22 s.):
,
,
Y la diosa me recibi favorablemente meditando hacia el advenir, con la mano derecha
me tom, despus dijo la palabra y mi cant
Lo que se ofrece aqu al pensador para ser pensado queda al mismo tiempo escondido en
cuanto a su origen esencial. Esto no excluye, ms bien implica, que en lo que dice el
pensador rija la develacin como aquello a lo que se presta odo constantemente, en la
medida en que eso le orienta hacia lo que ha de pensar. Pero esto se designa con la
palabra-enigma como , el Mismo, y esta palabra se predica de la relacin de
pensamiento y ser.
Por esto, es legtimo al menos preguntar si en el , el Mismo no se haya callado el
desplegarse del despliegue y precisamente en el sentido de la develacin de la presencia
de lo que est presente. Con esta proposicin, no vamos ms all de lo que Parmnides
ha pensado, sino ms bien, retrocedemos, hacia lo que es ms digno de ser pensado.
La discusin de la relacin de pensamiento y ser toma entonces la inevitable apariencia de
un forzamiento arbitrario.
Ahora bien, la construccin, considerada gramaticalmente, de la sentencia
, se muestra bajo otra luz. La palabra-enigma , el Mismo, con que
comienza la sentencia, no es ya el predicado desplazado a la posicin inicial, sino el sujeto,
lo que est como base, como lo que rige y sostiene. El , es, que no aparece, significa
ahora: despliega su ser (west), dura (wahrt), y eso, lo hace concediendo a partir de aquelloque-concede, rige, es decir, como el desplegarse del despliegue en el sentido de la
develacin: aquello que develando despliega el despliegue concede al prestar-atencin
ponerse en camino hacia el percibir reuniente de la presencia de aquello que est presente.
Es la verdad en cuanto esta develacin del despliegue, la que a partir del despliegue, hacer
pertenecer el pensamiento al ser. En la palabra-enigma , el Mismo, calla el develante
conceder de la copertenencia del despliegue con el pensamiento que en l aparece.
V

El pensamiento, pues, no pertenece al ser en razn que tambin l sea un ente y que por
eso debe ser incluso en la totalidad de la presencia, entendida como la totalidad de lo que
est presente. Pero parece que Parmnides tambin imagina la relacin entre pensamiento
y ser de esta manera. De hecho, aade (VIII, 36 s.), introducindola con un (de hecho),
una justificacin que dice : fuera del ente no haba, no hay y no habr sino
entes (de acuerdo con una conjetura de Berk: ). Sin embargo, no significa el
ente, sino el despliegue. Fuera de l es evidente que no se da nunca se da la presencia
de algo presente, puesto que este reposa como tal en el despliegue, resplandece y aparece
en su luz desplegada.
Pero, por qu, en relacin con la relacin de pensamiento y ser Parmnides aade todava
esa justificacin? Porque el trmino , que suena distinto que , porque el trmino
pensamiento no puede no dejar la impresin que se trate siempre de otra cosa con
respecto al ser y por ello externo a l. Pero no slo el vocablo como tal, sino tambin lo que
designa, aparece como algo que se mantiene al lado y fuera del . Esta impresin
no se funda sobre una simple apariencia. Puesto que y dejan estar-delante lo
presente bajo la luz de la presencia. Consecuentemente, ellos mismos estn ante la
presencia, ciertamente nunca como dos objetos existentes de manera independiente. La
comisura (das Geftige) y (segn el fragmento VI) libera el , la
presencia en su aparecer a la percepcin y as, en cierto sentido se mantiene fuera del .
El pensamiento, bajo un cierto respecto y fuera del despliegue, hacia el cual
correspondiendo a ello y reclamado por l (verlangt) est en camino. Bajo otro respecto
este estar en camino hacia... se da al interno del despliegue, que no es nunca slo una
diferenciacin de ser y ente incontrastable y representada de cualquier parte, pero que
actualiza su ser (west) a partir del desplegar que devela. Es ese desplegar que, como
, concede a toda presencia singular la luz en que lo que est presente pueda
aparecer.
Sin embargo, el develamiento concede la apertura-iluminacin de la presencia en cuanto
eso, al mismo tiempo, para que algo presente pueda aparecer, salvaguarda (braucht) un
dejar-estar-delante y un percibir y as, protegindolo, sostiene el pensamiento en la
pertenencia al despliegue. Por esto, no es posible que se d, en algn lugar y de algn
modo, algo presente fuera del despliegue.
Lo que se discute ahora sera una ejercitacin arbitraria y una interpolacin extraa si
Parmnides mismo no dijera porqu un haber presencia fuera y al lado del es imposible.
VI
Lo que, adems de esto, dice el pensador sobre el est, desde el punto de vista
gramatical, en una proposicin subordinada. Quien tiene una experiencia siquiera mnima
en la escucha de lo que dicen los grandes pensadores quiz se desconcierte ante este
hecho singular, que ellos dicen lo que es digno de ser pensado en una proposicin
secundaria aadida de manera inesperada y se limitan a eso. El juego de la luz que llama,
que despliega y que hace crecer no se deja ver en s mismo. Esta brilla en un modo que
aparece poco, como la luz de la maana bajo la silenciosa magnificencia de los lirios del
campo y de las rosas del jardn.
La proposicin secundaria de Parmnides, que en verdad es la proposicin de todas las
proposiciones, es esta: (VIlI, 37 s.):
'
'

puesto que la Moira le ha impuesto (al ente) ser un todo e inmvil (W. Kranz).
Parmnides habla del , de la presencia (de lo que est presente) del despliegue, y nunca
del ente. Menciona la , la asignacin dispone (beschickt) (proveyendo y donando)
del despliegue. Esta es envo (Schickung), recogido en s y por ello desplegante, de la
presencia como presencia de algo presente. es el destino (Geschick) del ser en el
sentido del . Esta ha liberado (entbunden) el abrindole el despliegue y as lo ha
ligado en la totalidad y en la quietud de las cuales y a las cuales adviene la presencia de
aquello que est presente.
En el destino del despliegue, sin embargo, acaece slo que la presencia logre resplandecer
y que lo presente llega a aparecer. El destino mantienen al despliegue en el escondimiento
como tal y an ms su despliegue. La esencia de la permanece escondida. La
visibilidad que concede hace emerger la presencia de lo que est presente como aspecto
() y como visin (). De ah que, la relacin en que se percibe la presencia de lo
que est presente, se determina como un ver (). El saber conducido a la visio y la
evidencia que le es propia no pueden negar su proveniencia esencial desde la develacin
iluminante ni siquiera ah donde la verdad se ha transformado asumiendo la forma de la
certeza de la autoconciencia. El lumen naturale, la luz natural, es decir aqu, la iluminacin
de la razn, presupone la develacin del despliegue. Lo mismo vale en cuanto a la teora
de la luz agustiniana y de la medieval, las cuales, por callar su origen platnico, pueden
acampar solamente en el mbito de la ya vigente en el destino del despliegue.
Si se debe poder hablar de la historia del ser, es necesario que primero, consideremos que
ser significa: presencia de lo que est presente: despliegue. Solamente sobre la base de tal
consideracin del ser podremos preguntar, con la ponderacin del caso, que signifique aqu
historia (Ge-schichte). Esta es el destino (Geschick) del despliegue. Es el develante
desplegante conceder la presencia iluminada-abierta en la cual las cosas presentes
aparecen. La historia del ser no es nunca un subseguirse de eventos a travs de los cuales
el ser mismo pasa. Todava menos se trata de un objeto que se ofrezca a nuevas
posibilidades de conocimiento historiogrfico que se propondra tomar el puesto del modo
habitual hasta ahora de considerar la historia de la metafsica, presentndose como un
saber ms adecuado.
Lo que Parmnides, en la no aparicin de la proposicin secundaria, dice de la , en
los ligmenes, de la cual el es liberado como el despliegue, abre al pensador la
vastedad de la perspectiva que es asignada por destino a su camino. En esta vastedad, de
hecho, viene a resplandecer aquello en que la presencia (de lo que est presente) se
muestra a s misma: . De ellos hay muchos (). Las no
son signos de otra cosa. Son el mltiple resplandecer de la presencia misma a partir del
despliegue del despliegue.
VII
Mas, lo que la reparte enviando no se ha explicado todava de manera plena. De ah
que el carcter esencial de su modo de vigencia queda sin ser pensado. Qu sucede por
el hecho que el destino libere la presencia de lo que est presente abrindole la va del
despliegue y as lo ligue en su totalidad y en su quietud?
Para valorar la dimensin de lo que Parmnides dice sobre este tema en las palabras que
siguen a la proposicin secundaria antes citada (VIIl, 39 ss.) es necesario remitirse a algo
que se ha expuesto previamente (seccin III). El desplegarse del despliegue rige como la
, el decir en cuanto hacer aparecer. El despliegue alberga en s el y al mismo

tiempo lo que este piensa () en cuanto dicho. Pero lo que es percibido en el


pensamiento es la presencia de lo que est presente. El decir pensante, que corresponde
al despliegue, es el como dejar-estar-delante la presencia. Este se da slo en el
camino de pensamiento del pensador llamado por la .
Qu hay de la , (la saga [la palabra dicente]), cuando el destino abandona lo que se
despliega en el despliegue al percibir cotidiano por parte de los mortales? Estos toman
( ) lo que de manera inmediata, a primera vista, se les ofrece. No se preparan
para ponerse en un camino del pensamiento. No oyen nunca la llamada del desplegarse
del despliegue. Se detienen en aquello que se despliega y, especialmente, a lo que llama
la atencin inmediata de los mortales: lo que est presente, sin referencia al estar-presente.
En todo comportamiento suyo van detrs de lo que perciben habitualmente,
(Fragm. I, 31). Esto lo consideran como lo develado, (Vlll, 39); porque es esto lo que
se les muestra y que es, por eso, algo no escondido. Pero qu hay de su decir siendo que
no llega a ser el , el dejar-estar-delante? El decir habitual de los mortales, en la medida
en que no prestan atencin al estar presente (Anwesen), es decir, en la medida en que no
piensan, es un puro decir nombres en los que lo que predomina es el sonido y la forma
inmediatamente aferrable de la palabra, en el sentido de las palabras pronunciadas y
escritas.
El desmembramiento del decir (del dejar-estar-delante) en las palabras entendidas como
signos, destruye la unidad del acogente prestar-atencin.
Esto llega a ser un (Vlll, 39), un establecer que en los casos individuales fija
esto o aquello para la opinin apresurada. Cada cosa establecida as, sigue siendo .
Parmnides no dice que lo que es percibido al modo habitual llegue a ser un simple
nombre. Pero aun as, queda abandonado a un decir que se deja dirigir nicamente por
las palabras corrientes que, pronunciadas a la carrera, dicen todo de todo y vagan por los
campos del tanto... cuanto.
El nombra tambin la percepcin de lo que est presente ( de los ), conoce la
presencia, pero conoce tambin de un modo precipitado la no-presencia; ciertamente no al
modo del pensamiento que a su manera presta atencin al retraerse (Vorenthalf) del
despliegue (el ). La opinin comn conoce slo el l' (Vlll, 40), tanto la
presencia como la no-presencia. El peso de lo que es conocido as reside todo en el
(Vlll, 40 s.), en el tanto... cuanto. Y ah donde la percepcin habitual, que habla sobre la
base de las simples palabras, encuentra el emerger y el desaparecer, se conforma con el
tanto... cuanto del generarse () y del perecer () (VIIl 40). El lugar, ,
no lo percibe nunca como la contrada (Ortschaft), en la que el despliegue ofrece morada
(Heimat) a la presencia de aquello que est presente. La opinin de los mortales, en el
tanto... cuanto, va solamente tras la cambiante diversidad (, Vl, 41) de lo dado.
La percepcin habitual se mueve en el mbito de las cosas presentes, ve lo que
resplandece (Vlll, 41), en sus colores, pero se agita en su mutar ,y no presta
atencin a la quieta luz de la iluminacin-apertura (Lichtung), que proviene del desplegarse
del despliegue y que es el hacer-aparecer, el modo en que la palabra dice (sagt), y no en
cambio aquello en que las palabras, los nombres con su sonido, hablan (sprechen).
T (Vlll, 38), en virtud de esto, todo (lo que est presente) ser presente
en esa presunta develacin que es producto del dominio de la palabra. En virtud de qu
cosa sucede eso? A causa de la , a causa del destino de la develacin del despliegue.
Cmo se ha de entender esto? En el desplegarse del despliegue, juntamente con el
resplandecer de la presencia, se manifiesta (Erscheinen) tambin lo que est presente. Lo
que est presente es tambin algo dicho (Gesagtes), pero dicho con las palabras-nombres
en el hablar en que se mueve el decir habitual de los mortales. El destino de la develacin

del despliegue (del ) abandona las cosas presentes ( ) a la percepcin habitual


de los mortales.
Cmo sucede este abandono por parte del destino? Ya slo por el hecho que el despliegue
como tal y, por ello su desplegarse, quedan escondidas. Entonces, en la develacin
domina su esconderse? Un pensamiento encendido. Herclito lo ha pensado. Parmnides
lo ha experimentado sin pensarlo, en la medida en que, oyendo la llamada de la ,
piensa la a del , el destino del despliegue tanto en referencia al estar-presente
como a la cosa presente.
Parmnides no sera un pensador de los inicios aurorales de aquel pensamiento que se
conforma con el destino del despliegue, si no pensase penetrando en la vastedad de ese
enigmtico que se esconde callando en la palabra-enigma , el Mismo. En ella se
esconde lo que es digno de ser pensado, que se da para pensar como la relacin de
pensamiento y ser, como la verdad del ser en el sentido de la develacin del despliegue,
como retraerse (Vorenthalt) del despliegue ( ) en el momento del predominio de las
cosas presentes ( , ).
El dilogo con Parmnides no llega a un fin, no slo porque mucho, en los fragmentos que
se nos han transmitido de su poema didctico, queda oscuro, sino porque tambin lo que
se dice queda siempre por ser pensado ulteriormente. La infinitud de este dilogo no es, sin
embargo, un defecto. Es el signo de la ilimitacin que en s y para el pensamiento
rememorante (das Andenken), abre la posibilidad de un cambio del destino.
Pero, quien espera del pensamiento solamente una confirmacin y espera con ansias el da
en que eso podr ser echado de lado como ya no ms necesario, no hace sino pedir al
pensamiento que se auto-anonade. Esta solicitud aparece bajo una luz extraa, si nos
fijamos en el hecho que la esencia de los mortales es llamada a prestar atencin a esta
conjuncin que le llama a entrar en la muerte. La muerte, como posibilidad extrema del serah (Dasein) mortal, no es el fin del posible, sino la suprema anfitriona (Ge-birg) (el acogente
albergar) del secreto de la develacin que nos llama.

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