Cristo Indigena
Cristo Indigena
Cristo Indigena
INTRODUCCIN
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INTRODUCC16N
recurrentes que por la singularidad de los sucesos. Ms an, filsofos tales como
Kant (1961) y C. I. Lewis (1929) han presentado razonamientos muy convincentes en el sentido de que todo conocimiento es consecuencia de imponer una
estructura a la experiencia y, recientemente, Thomas S. Kuhn (1970:2), el historiador de la ciencia, ha llegado incluso a sugerir que tambin los paradigmas
cientficos son mitos.
Desde esta perspectiva, los mitos constituyen teoras de la historia y los creadores de mitos son historiadores en el mismo sentido en que lo son Toynbee y
Spengler. Por mucho que se pueda conjeturar o sutilizar respecto de si las generalizaciones amplias que estos hombres presentan son ms propias de la historia
o de la metahistoria (Bullock, 1959:292-299), ningn historiador se atrevera
a acusarlos de poseer una "mentalidad arcaica". A lo sumo, los historiadores
argiran que el intento por descubrir esquemas en la secuencia de los acontecimientos no es historia sino ciencia de la historia, cuya disciplina acadmica apropiada es la antropologa (Harris, 1968:1; Toynbee, 1959: 114-115). Por ende,
la poltica acerca de cul es el tema propio de la investigacin histrica interesa
a la 'divisin de trabajo entre las disciplinas acadmicas, pero no se refiere al
valor epistemolgico del enfoque particularista versus los enfoques generalizadores del estudio de los acontecimientos humanos.
Si aceptamos que los mitos constituyen teoras de la historia, entonces es evidente que habra que analizarlos como tales. Por lo mismo debera ser igualmente obvio que para un anlisis adecuado de los mitos ser necesario primero
tener un cierto conocimiento de los sucesos histricos a los cuales se refieren.
Sin embargo, a pesar de que gran parte de los trabajos recientes sobre la estructura del mito se basan en supuestos sobre la relacin entre el mito y la historia,
nada se ha intentado hasta el momento para demostrar la validez de estos supuestos comparndolos con la historia del pueblo respectivo. Este descuido es en
gran parte consecuencia del hecho de que los folcloristas en cuestin se han interesado casi exclusivamente en estudiar los mitos de pueblos prealfabetos que, por
serlo, no poseen historias registradas.
Claude Lvi-Strauss, el precursor del enfoque estructural del mito, compara
el pensamiento mtico con el trabajo que realiza un bricoleur, o sea un aprendiz
de todo y oficial de nada (1966:17)
Al bricoleur le encanta dedicarse a innumerables tareas diferentes; pero, a
diferencia del ingeniero, no las subordina a la disponibilidad de materias primas y de herramientas inventadas con el propsito de un determinado proyecto. Su universo de instrumentos es limitado ' y las reglas de su juego son
siempre arreglrselas con "cualquier cosa que se tenga a mano", es decir, con
un conjunto de herramientas y de materiales que en todos los casos es finito
y tambin heterogneo, porque su contenido no tiene ninguna relacin con el
proyecto en cuestin ni, en realidad, con ningn proyecto en particular, sino
que es el resultado contingente de todas las ocasiones en que ha habido necesidad de renovar o enriquecer la provisin de materiales y de herramientas
con que se cuenta o bien de conservarlas con los restos de anteriores construcciones o destrucciones.
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Segn esta concepcin terica, el mito est constituido por los "restos y desechos" de sucesos histricos dispuestos o armados en formaa de estructura. Las
variaciones de un mito representan las diferentes combinaciones de los "fragmentos sobrantes" de la historia de las distintas posiciones que puede tomar
la estructura. El significado de los elementos histricos que componen el mito
vara de una versin a otra. Un elemento que en una versin funciona como
medio puede ser un fin en otra. La estructura es constante; en cambio, los
elementos que la forman pueden crear variaciones cambiando de posicin dentro de dicha estructura.
Como Eliade (1971), tambin Lvi-Strauss reconoce la cualidad atemporal y
paradigmtica del pensamiento mtico (1963:209)
Lo que le da al mito valor funcional es el hecho de que el esquema especfico
descrito es atemporal; explica el presente y el pasado tanto como el futuro.
Esto puede aclararse mejor estableciendo una comparacin entre el mito y
aquello que al parecer lo ha desplazado en gran medida dentro de las sociedades modernas, a saber, la poltica. Cuando el historiador se refiere a la
Revolucin francesa, siempre lo hace como si se tratara de una secuencia de
acontecimientos pasados, una serie de sucesos irreversibles pero cuyas consecuencias remotas acaso todava se les pueda sentir en el presente. Pero para el poltico francs, como para sus partidarios, la Revolucin francesa es a la
vez un acontecer del pasado -como lo es para el historiador- y un esquema
atemporal que todava es posible descubrir en la estructura social francesa
contempornea, y que constituye a la vez una clave para su interpretacin y
un hilo conductor o gua que permite deducir futuras evoluciones.
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INTRODUCCIN
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INTRODUCCIN
muchos autores ladinos han presentado sobre las luchas tnicas. Por ejemplo, la
crnica ms completa que existe sobre las revueltas indgenas de los Altos de
Chiapas presenta a los dos intentos iniciales de los espaoles por conquistar a los
indios como las dos primeras "rebeliones" (Pineda, 1888). La influencia de este
mito de pacificacin se advierte tambin en algunas tradiciones orales ladinas que
relatan el conflicto tnico, constituyendo su principal factor tergiversador. Por
ejemplo, es comn que los ladinos confundan la Guerra de Castas de Yucatn
ocurrida en el siglo xix con el alzamiento anterior que tuvo lugar en 1761, y
tambin con la Conquista, ocupndose de acontecimientos separados por ms de
un siglo como equivalentes e intercambiables (cf. el Texto B-3 en el Apndice
B). Para el mito de pacificacin resulta posible, desde el punto de vista lgico,
comparar los levantamientos indgenas de 1761 y 1847 con la conquista de la
pennsula de Yucatn durante el siglo xvi, pues todos ellos fueron "pacificadores", es decir todos tuvieron el mismo tema.
La concatenacin temporal es al parecer una deformacin frecuente en la tradicin oral (Vansina, 1965:102), y es igualmente caracterstica de las versiones
indgenas sobre las luchas tnicas. Empero, ambos grupos tpicos se diferencian
en cuanto a los motivos que los llevan a cometer esta anomala temporal. Los
acontecimientos que la tradicin oral maya presenta como equivalentes y permutables en cuanto a su estructura estn regidos por el calendario maya, de modo
que no estn influidos por el mito de pacificacin.
En la poca de la Conquista, los mayas tenan un concepto cclico del tiempo
que expresaban por medio de un sistema calendrico constituido por tres ciclos
temporales interrelacionados: el tzolkin de 260 das, el tun de 360 y el haab de
365. Cada da tena un nmero (del 1 al 13) y un nombre (tomado de una serie
constituida por veinte nombres). La serie de trece nmeros y la de veinte nombres se repeta continuamente, dando por resultado que una determinada combinacin de un nmero y un nombre de da, por ejemplo 8 Ahau, slo pudiera
repetirse una nica vez cada 260 das. Esta es la base del calendario ritual conocido con el nombre de tzolkin.
El tun estaba constituido por dieciocho meses de veinte das cada uno. Veinte
tunes formaban un katn. Tanto el tun como el katn reciban la denominacin
correspondiente al da en que concluan, que siempre era Ahau. Los coeficientes
numricos de los das en que concluan katunes ocurran segn una secuencia
regular: 13, 11, 9, 7, 5, 3, 1, 12, 10, 8, 6, 4 y 2. estos se repetan una vez transcurridos trece katunes, dando por resultado un ciclo de 260 tunes, lo cual equivala aproximadamente a 256 aos solares ,(Edmonson, 1976:713).
El haab equivale al calendario solar de 365 das. Estaba formado por dieciocho meses de veinte das y un "mes" de cinco das llamado el uayeb (Edmonson,
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1976:713).
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Los mayas crean en la reiteracin constante de la historia, en que los acontecimientos de un ciclo se repetan en todos los ciclos sucesivos como lo haban
estado haciendo desde tiempos inmemoriales. Por ende, el calendario poda usarse
para predecir hechos futuros (i.e., en ciclos sucesivos) y los seres humanos no tenan ningn dominio sobre su destino.
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INTRODUCCIN
[Roys, 1933:48-49.]
Obsrvese que en cada Katn 8 Ahau, fue abandonada o destruida una ciudad
(y posteriormente evacuada).
Katn 8 Ahau tena una periodicidad aproximada de 256 aos, y durante un
milenio, cada vez que ocurra la aparicin de un katn de este nombre, el
pueblo itz era arrancado de sus hogares, no importaba dnde estuvieran viviendo en ese momento. Muy avanzado el siglo vii de fueron expulsados
de Chichn Itz luego de su primera ocupacin de dicha ciudad. A mediados
del siglo ix se les expuls de Chakanputn. A finales del siglo xu fueron
nuevamente desalojados de Chichn Itz por Hunac Ceel. Alrededor de la
mitad del siglo xv, Mayapn fue saqueada y destruida; y, cosa extraa, fue
nuevamente durante un Katn 8 Ahau, a fines del siglo xvir, cuando los espaoles conquistaron el ltimo baluarte itz de Tayasa.l, lo cual signific el fin
de esta nacin admirable [Roys, 1933:136n3].
Aunque los sucesos de cada ciclo tenan una estructura similar, los individuos
que participaban en ellos no eran los mismos (Hunac Ceel vivi slo durante el
tercer Katn 8 Ahau), como tampoco eran siempre los mismos los lugares dest ruidos (Chichn Itz lo fue durante el Katn 8 Ahau primero y tercero, Chakanputn fue destruida en el segundo Katn 8 Ahau, y Mayapn, durante el cuarto
Katn 8 Ahau). Lo predecible en cada ciclo era tan slo la estructura de los
acontecimientos. As pues, podan ocurrir guerras en cada ciclo, pero los jefes y
los guerreros no podan ser las mismas personas en dos de esos ciclos.
Mientras que yo denomino "historia" a estas crnicas Katn, Coe (1966:117)
las llama "profecas", sealando que "profeca e historia estn entretejidas casi
tan inextricablemente en estos -documentos que a veces se les interpreta como
revelacin divina" (1966:117-118). Los arquelogos no han podido establecer la
relacin entre los acontecimientos del Katn 8 Ahau con la arqueologa de Chichn Itz (Tozzer, 1957). Es muy posible que cuando un suceso predicho para
un futuro Katn 8 Ahau ocurra lo mismo que cuando no suceda, los mayas lo
registraban como un acontecimiento que efectivamente haba tenido lugar en este
katn con el objeto de cumplir con los requisitos de su concepcin cclica de la
historia. Ello hara que las crnicas katn del Libro de Chilam Balam de Chumayel fuesen ms mito que historia.
1
'
INTRODUCCIN
Existen, por otra parte, algunas pruebas de que los mayas intervenan en la
historia para hacer que los acontecimientos coincidieran con sus profecas. La conquista de la ltima capital itz en Tayasal a la cual hace referencia el fragmento
tomado de Roys (1933:136n3) que citamos anteriormente constituye un ejemplo.
Los itzaes se haban resistido a varios intentos por convertirlos al cristianismo sobre
la base de que el momento profetizado para que ello ocurriera no haba llegado
an. A finales de 1695, los itzaes hicieron correr la noticia de que estaban dispuestos a convertirse. En 1697, el ao en que los itzaes fueron por fin conquistados por los espaoles (vase el captulo II), haba comenzado un nuevo Katn
8 Ahau. Ello sugiere que las "profecas" del Katn 8 Ahau acaso sean exactas
desde el punto de vista histrico, y que realmente los itzaes abandonaban su capital cada 256 aos.
En ninguna parte de la regin maya. sobrevivi intacto el antiguo sistema de
clculo de tiempo. A este respecto, la. zona ms conservadora es el noroeste
montaoso de Guatemala donde treinta y cuatro pueblos todava utilizan tanto el
haab como el tzolkin ( Miles, 1952:273). En la regin montaosa del medio
oeste de Guatemala, veintitrs pueblos utilizan nicamente el tzolkin ( Miles,
1952:275).
En contraste, en ninguna de las comunidades de los Altos de Chiapas se emplea todava el tzolkin, pero en cambio el haab est todava en uso en aproximadamente trece poblaciones (Gossen, 1974a:26-27, 1974b: Miles, 1952:277).
Los mayas que habitan la pennsula de Yucatn no emplean ni el haab ni el
tzolkin. Tan slo en sus creencias acerca de los eclipses existen acaso rastros de
conocimientos esotricos y profticos basados en el calendario. Por ejemplo, en
Chan Kom,
en el antiguo calendario. Por ejemplo, los chamulas que habitan los Altos de
Chiapas consideran que los ciclos naturales ms importantes son el vital y el
agrcola; y que desde el punto de vista cultural, el ms destacado es el ciclo
festival (Gossen, 1974a:24-29). El antiguo calendario solar maya es "muy
utilizado para fijar los das correctos para las actividades correspondientes al
ciclo agrcola. Tambin los das de fiesta se calculan segn dicho calendario pero
se les hace coincidir con el calendario festivo catlico, que es el que utilizan
los funcionarios religiosos" (Gossen, 1974a:27). Los habitantes de Chan Kom,
como los chamulas, organizan sus actividades en funcin de los ciclos vital, festivo
y agrcola (Redfield y Villa Rojas, 1934:127-159, 181-204). Pero en Chan Kom
:el calendario solar maya de la antigedad ha sido completamente remplazado
por el calendario de la Iglesia catlica en lo que se refiere a la determinacin
de los das festivos.
Para los mayas actuales, como ocurra en el caso de los antiguos, el tiempo es
cdico, slo que ahora los ciclos son mucho ms reducidos; el ms extenso es el
vital que abarca una generacin en lugar de un ciclo katn que comprenda 256
aos. Vansina (1965:100) menciona el hecho de que "los pueblos que carecen de
escritura no tienen unidades de tiempo basadas en los conceptos de la fsica matemtica. Lo dividen segn patrones de medicin basados en datos ecolgicos
o sociolgicos. El tiempo ecolgico se mide mediante los fenmenos naturales
que aparecen en determinados momentos precisos y que regulan la actividad
humana. Esta clase de tiempo es cclico; y la unidad ms extensa rara vez sobrepasa a un ao o a una estacin o temporada". Los mayas actuales, cuyo foldor
constituye el tema de este estudio, son en general campesinos analfabetos. Como
ocurre con los campesinos "incultos" de cualquier parte del mundo, tienen una
concepcin del tiempo que es ms cclica que lineal y adems muestran la tendencia a concatenar o aglutinar diferentes momentos temporales en uno solo
dentro de su folclor. Pero sus antepasados, que de ninguna manera eran analfabetos, tambin tenan una concepcin cclica del tiempo, lo cual determin
que la estructura de su historia registrada fuese sorprendentemente semejante a la
estructura de la tradicin oral de sus descendientes.
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algunos de los habitantes del villorrio comienzan por referirse a un ecli pse
como producido por los movimientos del sol y de la luna. Uno de ellos
sugiere que la luna choca contra el sol, privndole de su luz a causa del choque; otro dice que cada dieciocho aos, la luna pasa '?or debajo del sol
cubriendo a la tierra con su sombra; un tercero conjetura que probablemente
haya un agujero en el sol por el cual la luna tiene que pasar en determinados intervalos. Pero estas especulaciones no han socavado en profundidad
la creencia general de que peridicamente algn animal demoniaco trata de
devorar a las luminarias celestiales y que los eclipses son accidentes de gran
peligro para la humanidad [Redfield y Villa Rojas, 1934:206].
Aun cuando aproximadamente setenta comunidades mayas modernas todava calculan el tiempo siguiendo las pautas de algunos de los ciclos del calendario antiguo,
ninguna de ellas posee una unidad de tiempo que pudiera corresponder al katn.
El katn de veinte aos y el ciclo katn de 256 aos constituan las unidades
principales del tiempo histrico o de la profeca en la pennsula de Yucatn en
la poca de la Conquista. El ciclo ms amplio en uso en la actualidad es el haab.
Los mayas contemporneos conservan todava un concepto cclico del tiempo,
pero que se basa ms en la repeticin de los incidentes naturales o culturales que
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INTRODUCCIN
SEGUNDA PARTE
LAS PRIMERAS "REBELIONES" (1511-1697)
.. CHIKINCHELti , `
Chauan
Dziln
'
.`
, AW :
' EH PECH' , AH KIN
C
CHEL- .. -'T'aimn '-- _
Fronteras aproximadas
0 2
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km
100
>
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. Y obS (Valladolid)
Mani ,Ibcnca~
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Chumayel
^(Salamanca)
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Champotn
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de provincias precolombinas
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EN VSPERAs de la Conquista, la pennsula de Yucatn estaba dividida en numerosos estados centralizados y confederaciones de pueblos carentes de slidos lazos
de cohesin. Las dos provincias nativas ms fuertes, Man al oeste y Sotuta al
este, eran enemigos tradicionales. Esta divisin poltica elemental entre el este
y el oeste desempe un papel importante durante la Conquista. El oeste, dirigido por los gobernantes Tutul Xiu, de Man, con el tiempo se ali a los espaoles.
El este, al mando de los jefes cocomes de Sotuta, ofreci una resistencia persistente
a los conquistadores. Fue slo con la ayuda de las provincias occidentales como los
espaoles pudieron por fin someter a la pennsula."
LOS
PET$NITZA
Tayasal
L$. Pste.1tr4
PRIMEROS CONTACTOS:-
1511-1519
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El espaol a quien se atribuye el descubrimiento de Yucatn es Francisco Hernndez de Crdoba. En 1517 Hernndez de Crdoba zarp de La Habana y casi
de inmediato su barco fue empujado por una tormenta en direccin al sur hacia
una pequea isla que era o bien Isla Mujeres o la punta nororiental de Yucatn,
que los espaoles denominaban Cabo Catoche.2 Luego de desembarcar en Ecab,
donde fueron atacados por los indgenas, los espaoles continuaron su travesa
siguiendo la costa de la pennsula. A resultas de un nuevo ataque al tratar de
desembarcar en Champotn, Hernndez de Crdoba result gravemente herido.
Al comprender que con mucho eran superados en nmero por los indgenas, los
espaoles decidieron regresar a Cuba, donde Hernndez de Crdoba muri al poco
tiempo a consecuencia de sus heridas (Chamberlain, 1948a:12).
Al ao siguiente zarpa de Cuba, para explorar la pennsula, una nueva expedicin constituida por cuatro barcos y entre 250 y 300 hombres al mando de Juan
de Grijalva. Este desembarc en la isla de Cozumel y tom posesin de la misma
para la Corona de Castilla. Luego los espaoles recorren la pennsula hasta llegar
a Campeche, donde se ven obligados a luchar contra un contingente maya, y luego
de vencerlo se dirigen hacia el sur pasando por Champotn hasta llegar a la Laguna de Trminos; despus marchan al norte hasta el ro Pnuco. En su viaje de
regreso se detuvieron en Campeche donde volvieron a ser atacados por los indgenas (Chamberlain, 1948a:13-14).
Hernn Corts organiza, tambin desde La Habana, la siguiente expedicin a
Yucatn. Los principales capitanes de Grijalva: Pedro de Alvarado, Francisco de
Montejo y Alonso Dvila, se unieron a la expedicin de Corts; tiempo despus
a Montejo habra de atribursele la conquista de Yucatn (Chamberlain, 1948a:
14-15).
Corts leva anclas rumbo a Yucatn en 1519 al mando de cuatrocientos hombres y diez barcos. Corts desembarca en la isla de Cozumel, donde se entera
de que hay dos espaoles, Aguilar y Guerrero, sobrevivientes de un naufragio de
1511, que viven entre los mayas de tierra firme. Por intermedio de indgenas
amistosos de Cozumel, Corts les enva a Aguilar y a Guerrero sendos mensajes
invitndoles a volver con los espaoles. Aguilar acept unirse a la expedicin
de Corts y actu como intrprete durante la conquista del imperio de Moctezuma.
En cambio Guerrero, quien se haba casado con una mujer maya y haba pasado
a ser capitn del ejrcito maya, se neg a regresar, posteriormente hizo todo lo
posible por desbaratar los intentos de Montejo de conquistar Yucatn (Chamberlain, 1948a:15-; Daz del Castillo, 1904:1:73-74, 80).
Se cree que Cozumel fue el nico lugar de Yucatn donde Corts desembarc.
Sus barcos rodearon Cabo Catoche recorriendo la costa hasta la Laguna de Trminos sin detenerse en ninguno de los pueblos mayas. En lugar de ello, se dirigi
a Tabasco, donde intervino en una batalla de grandes proporciones y sali victorioso, obteniendo entre otras cosas, como botn de guerra, los servicios de la
LA CONQUISTA DE YUCATAN
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joven indgena conocida por los espaoles como doa Marina, -quien aos ms
tarde habra de ser inmortalizada en el folclor y la novela histrica mesoamericana como la Malinche. La joven hablaba tanto el idioma maya como el nhuatl,
es decir el habla de los aztecas y el de sus pueblos dominados. Trabajando juntos
en la traduccin simultnea del nhuatl, el maya y el castellano, la Malinche y
Aguilar habran de servir como intrpretes durante la conquista de Mxico (Chamberlain, 1948a:16).
Ni a Hernndez de Crdoba ni a Grijalva ni a Corts se les haba otorgado
el derecho de conquistar y colonizar Yucatn. Sus expediciones haban sido aprobadas por el gobernador de Cuba con el nico fin de exploracin y comercio.
Pero cualesquiera que hayan sido las intenciones de las autoridades espaolas, esas
expediciones sirvieron para preparar a los mayas para lo que habra de suceder
ms adelante. Cuando Francisco de Montejo llega a Yucatn en 1527 en calidad
de "pacificador" de la pennsula nombrado por la Corona, los mayas ya estaban
diezmados por la viruela y probablemente estaban menos preparados para resistir
a los espaoles de lo que pudieron estarlo en 1511 o 1517. Los diecisis aos
transcurridos entre 1511 y 1527 haban constituido tiempo suficiente para que la
viruela "aplacara" a los mayas debilitando su resistencia a ser conquistados. Por
otra parte, el periodo de exploracin permiti a los mayas probar a los espaoles
en la batalla y familiarizarse con las tcticas militares de los conquistadores. En
esto fueron auxiliados por Gonzalo Guerrero.
Para los mayas, exista una estrecha relacin entre la llegada de los espaoles y
epidemias de enfermedades hasta ese entonces desconocidas, como lo demuestran
algunos de sus relatos del arribo de los extranjeros:
XI
Once Ahau
Fue cuando ellos llegaron,
Los poderosos hombres del Oriente.
Su enfermedad hicieron venir,
Y lleg
Por el primero
Y original tiempo
Aqu,
A estas tierras
De nosotros,
El pueblo maya de aqu,
En el ao
1513.
[Roys, 1933:49]
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As pues, es muy probable que para los mayas fuesen ms importantes los efectos
devastadores del contacto con los espaoles que la distincin tcnica y legal entre
descubrimiento e intento de conquista, ya que algunas de las armas espaolas ms
eficaces en dicha conquista fueron las enfermedades que los espaoles importaron
durante el periodo de exploracin.
LA CONQUISTA DE YUCATN
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expedicin con fines de exploracin hacia el sur, al mando de un barco que acababa
de llegar de Santo Domingo. Luego de navegar a lo largo de la costa hasta la
baha de Chetumal, los espaoles capturan a varios indgenas durante una correra nocturna, y los nativos les informan que Gonzalo Guerrero, el espaol que
se haba negado a unirse a Corts, era uno de los jefes militares del seor de
Chetumal. Montejo le enva una carta con uno de los indios capturados, instndole a renunciar a sus costumbres paganas y volver a ponerse al servicio del rey
de Espaa. Guerrero se niega nuevamente a retomar con los espaoles, dando
como excusa que era esclavo de los indgenas y que no estaba en libertad de dejarlos (Chamberlain, 1948a:60-63).
Las caractersticas de la baha de Chetumal convencen a Montejo de que es
un sitio muy apropiado para fundar una colonia espaola permanente. Pero como
para lograr su propsito necesita mayor cantidad de hombres y de provisiones, se
embarca rumbo a Espaa en el mismo barco que lo llevara hasta Chetumal. Montejo esperaba estar de regreso en pocos meses con el propsito de organizar
el traslado a Chetumal, pero ciertos acontecimientos que estaban ocurriendo en
otras partes de Mesoamrica le hicieron abandonar este plan, poniendo fin a su
intento por conquistar Yucatn desde el este (Chamberlain, 1948a:65-66).
LA CONQUISTA DE YUCATAN
para su colonizacin. De lo contrario, Dvila deba fundar una ciudad en Chetumal o en sus proximidades (Chamberlain, 1948a:99-100).
Dvila parti para cumplir con su misin en 1531. Al no encontrar un sitio
adecuado para fundar una colonia en Cochuah, decidi seguir la segunda sugerencia de Montejo, para lo cual se intern en las provincias vecinas de Uaymil y
Chetumal. Pese a no encontrar ninguna resistencia por parte de los indgenas en
Uaymil, los jefes de Chetumal rehusaron despreciativamente su peticin de formar una alianza con los espaoles. Para el tiempo en que Dvila llega a la ciudad
de Chetumal, los indgenas ya la haban abandonado, retirndose a un lugar
menos accesible llamado Chequitaquitl, desde el cual podran lanzar una mejor
ofensiva (Chamberlain, 1948a:101-104).
Durante dos meses aproximadamente, los espaoles pudieron permanecer en
Chetumal sin ser molestados por los nativos. Dvila, quien haba interpretado
errneamente la pasividad con que los indgenas de Cochuah, Uaymil y algunas
partes de Chetumal le haban recibido, como indicio de su deseo de someterse
al gobierno espaol, distribuy en encomienda entre sus hombres a los indgenas
de esos distritos (Chamberlain, 1948a:103-104).
Mientras tanto, los nativos continuaban construyendo las defensas de Chequitaquitl y preparndose para una ofensiva contra los espaoles. Al enterarse de sus
planes, Dvila decide atacar primero, sorprendiendo a los indgenas al amanecer.
Sorprendidos, los nativos huyen en desbandada (Chamberlain, 1948a:104)..
Pero con este triunfo no se complet la pacificacin de la regin. Uno
tras otro, casi todos los pueblos que tan slo unos meses antes recibieran a los
espaoles pacficamente, se levantaron en armas. Era sta la regin en la cual
Dvila trataba de introducir la encomienda, institucin creada para explotar a los
nativos. Era evidente que los indgenas haca ya mucho tiempo que haban dejado
de considerar a los espaoles como inofensivos o benvolos visitantes. Lleg el
momento en que Dvila tuvo que evacuar el pueblo fundado por l en Chetumal,
porque los indios se negaron a abastecer de vveres a los espaoles, con lo cual
de hecho pusieron sitio a la colonia (Chamberlain, 1948a: 105-119).
Entre tanto, Montejo se haba enfrentado a sus propios problemas en Campeche.
El 11 de junio de 1531, los mayas de las provincias de Campeche y Ah Canul
lanzaron un ataque contra la poblacin espaola de Campeche. Luego de encarnizada lucha, los indgenas fueron obligados a replegarse. "Montejo complet su
triunfo con una rpida campaa en contra de Ah Canul, y a pesar de encontrar
tenaz resistencia, logr restablecer el dominio espaol en toda la provincia
(Chamberlain, 1948a:131).
En 1532, sojuzgadas nuevamente al gobierno espaol las provincias costeas
de occidente, Montejo envi a su hijo, Francisco de Montejo el Mozo, a llevar
a cabo en las provincias norteas del interior lo mismo que le ordenara a Dvila
realizar en la parte meridional de la pennsula, es decir, fundar una colonia espaola (Chamberlain, 1948a:99, 132-133).
Montejo el Mozo lleg a la provincia de Cupul sin hallar resistencia a su paso.
Empero los espaoles siguieron avanzando hasta Chichn Itz, dnde su jefe fund
una poblacin a la que puso por nombre Ciudad Real en homenaje a su homnima castellana. Al punto envi partidas bien armadas para explorar las zonas
aledaas y procurar conquistar la alianza de los jefes locales con quienes se encontraran. Y, desde luego, uno de sus primeros actos fue distribuir los indgenas
de la regin entre los ciudadanos espaoles de la ciudad siguiendo el sistema de la
encomienda (Chamberlain, 1948a:134-139).
Los copolas, como los indgenas del lejano sur, no se sometieron mansamente
al sistema de la encomienda. Uno de sus jefes, Nacon Cupul, trat infructuosamente de matar a Montejo el Mozo. Los dems se negaron a servir o pagar tributo
a los espaoles. En 1533, los copolas decidieron atacar la colonia espaola de
Chichn Itz. A pesar de fracasar en su ofensiva, pusieron sitio a la ciudad durante
varios meses, con lo cual obligaron a los espaoles a regresar a Campeche (Chamberlain, 1948a:144-149).
Montejo el Viejo entr entonces en campaa en un esfuerzo por reconquistar
el prestigio que su hijo haba perdido en Chichn Itz. Hacia mediados de 1534,
pudo jactarse de haber impuesto su dominio absoluto en las provincias indgenas
de Champotn, Campeche, Ah Canul, Ceh Pech, Ah Kin Chel y Man. Fund
una nueva Ciudad Real en el puerto de Dziln en Ah Kin Chel (Chamberlain,
1948a:158-159).
Las fuerzas espaolas superaban como nunca a las de los indgenas, de modo
que ya se encontraban en situacin de poder intentar la conquista del interior;
sin embargo, desafortunadamente en ese preciso momento recibieron noticias sobre la conquista de Per por parte de Pizarro y acerca de las cuantiosas riquezas
que all haba. Los hombres de Montejo estaban desalentados por no haber encontrado oro en Yucatn; por lo tanto, atrados ante la posibilidad de enriquecerse en Per, muchos de ellos desertaron y se marcharon a ponerse a las rdenes
de Pizarro (Chamberlain, 1948a:160-161). Tan debilitadas quedaron las fuerzas de Montejo por el xodo de los colonos espaoles hacia el Per, que ste
comprendi que a menos que abandonase su intento de conquistar la pennsula,
tanto l como los pocos hombres que quedaban bajo su mando seran fcilmente
liquidados por los indgenas. As pues, en el preciso momento en que Montejo
pudo rematar felizmente su conquista, se vio obligado, por sus propios hombres,
no por los mayas, a retirarse y admitir su derrota (Chamberlain, 1948a:166-167).
40
41
1540-1545
42
LA CONQUISTA DE YUCATAN
43
orientales cayeron bajo el dominio espaol, cuando menos nominalmente. A diferencia de Cochuah y Cupul, que resultaron difciles de conquistar, Ecab, por el
contrario, no opuso resistencia (Chamberlain, 1948a:221-229). Acaso la campaa dirigida por Alonso y por Melchor Pacheco en Uaymil-Chetumal fue la
ms sangrienta de todas:
Cientos de mayas, lo mismo hombres que mujeres, fueron matados con el
garrote, o bien arrojados a los lagos con pesos atados a sus cuerpos para que
se hundieran. Feroces mastines adiestrados para la guerra, aunque no era la primera vez que se usaban en Yucatn, despedazaban a los indefensos nativos.
Se cuenta que los Pacheco mutilaron a muchsimos indgenas cortndoles las
manos, las orejas y las narices... La campaa de los Pacheco... tuvo efectos
desastrosos en Uaymil-Chetumal... Algunas zonas, que estaban densamente pobladas cuando los Pacheco entraron en la provincia, quedaron diezmadas por
la excepcional crueldad de la lucha y por la muerte por inanicin, pues los
indgenas no podan cultivar sus milpas o remplazar los alimentos que destruan o aquellos que los espaoles les quitaban. Cientos de ellos abandonaban
sus pueblos y se dirigan a regiones ms inaccesibles en un esfuerzo por ponerse siempre fuera del alcance de los espaoles. Al parecer, algunos han
emigrado permanentemente a la provincia de Petn Itz, que se encuentra muy
tierra adentro, en las cercanas del lago de Petn. El cacicazgo de Petn Itz,
con su fortaleza islea de Tayasal, pas a ser el ltimo refugio de los mayas
yucatecos. [Chamberlain, 1948a:234-236].
Con el sometimiento del pueblo de Uaymil-Chetumal, los espaoles consideraron
completada la conquista de Yucatn; no obstante, no pensaban lo mismo los mayas, quienes continuaron su resistencia al dominio espaol hasta finales de 1547.
En la noche del 8 al 9 de noviembre de 1546, los mayas del este llevaron a cabo
su ltimo y ms unificado esfuerzo por resistir la dominacin espaola. La fecha
del levantamiento corresponda al 5 Cimi 19 Xul segn el calendario maya. Cimi
significa "muerte' y Xul, "fin" y, de acuerdo con Juan Martnez Hernndez,
especialista en historia yucateca, probablemente esa fecha fue elegida para simbolizar la muerte anticipada de los espaoles y el final de su dominio en Yucatn (Chamberlain, 1948a:240n).
'
Las provincias que intervinieron en la rebelin fueron Cupul, Cochuah, Sotuta,
Tazes, Uaymil-Chetumal y Chikinchel.
En su mayora, las vctimas eran de la regin de Cupul, aunque tambin hubo
otras en Uaymil-Chetumal... Algunos eran crucificados bajo los calcinantes
rayos del sol tropical o se les tomaba como blancos para arrojarles flechas. A
otros se les mataba por medio del fuego o de lentas torturas. Dos nios espaoles fueron achicharrados sobre copal, el incienso maya, y la ceremonia es-
44
tuvo dirigida por sacerdotes nativos. Hubo otros ms, sacrificados por los
sacerdotes ante sus dolos, a quienes se les abra el pecho para arrancarles el
corazn segn la costumbre de los rituales mexicanos [Chamberlain, 1948a:
241].
Por lo que se desprende del texto citado, parece ser que los sacerdotes mayas desempearon un papel importante en esta sublevacin, y es a ellos a quienes Montejo atribuye toda la culpa del alzamiento
[Los indgenas se sublevaron] por culpa de algunos chilames, a quienes consideran dioses. Uno de ellos pasaba por ser el Hijo de Dios, mientras que
otros [declaraban] que Dios los haba enviado. [Estos] chilames le decan a
la gente que dejara pasar a los espa,es a los pueblos de sus encomiendas, y
que [entonces] ellos los deban matar. [Esto tena que hacerse] porque Dios
deca que todos los espaoles tenan que morir sin que ninguno quedara en
el territorio... El principal [chilam]... era el que se deca Hijo de Dios, llamado Chilam Anbal, quien [posteriormente] confes muchas maldades que el
diablo le haba enseado [Chamberlain, 1948a:239].
En mi opinin, el sacerdote maya a quien en el texto citado se le denomina Chilam Anbal en realidad era Chilam Balam. 3 La explicacin que da Chamberlain
(1948a:237) del levantamiento de los sacerdotes o chilames mayas en esa poca
es que "saban perfectamente que era inevitable la desaparicin de la antigua religin debido al empeo tenaz de los espaoles por imponer el catolicismo, y
que, por ende, ellos perderan su influencia y poder".
Esta interpretacin de los motivos que tuvieron los sacerdotes mayas que intervinieron en la revuelta ha sido refutada por Ann C. Collins (1973:3), quien
afirma:
Cabe sealar que la influencia de los franciscanos en esta parte oriental de la
pennsula era insignificante en ese periodo. Toda la obra de los franciscanos
se realizaba desde las dos misiones principales situadas en Campeche y Mrida; y, en realidad, no fue sino varios aos despus '_uando los frailes iniciaron la evangelizacin de la parte oriental de Yucatn con el establecimiento
de una misin base en Valladolid (1553). Con ello no queremos negar que
hubiera indgenas cristianos en las provincias orientales en la poca de la rebelin: las crnicas indican claramente que los haba, sobre todo entre los nativos vinculados a familias espaolas que vivan en Valladolid. Cabe preguntarse
por qu, si la afirmacin de Chamberlain es correcta, el alzamiento no se origin o bien se extendi a aquellas regiones en las cuales se realizaban esfuerzos
ms intensos de evangelizacin, y en las que, por lo tanto, los sacerdotes o
nativos tenan razones ms slidas para tomar medidas que contrarrestaran la
influencia de los frailes.
3
Deduzco esto del hecho de que la consonante final en la primera parte del nombre
no es /n/ sino /m/, que es lo que debiera ser si el siguiente fonema fuese la labial
/b/, en lugar de una aspiracin gltica o una vocal.
LA CONQUISTA DE YUCATAN
45
Les llev ms de cuatro meses a los espaoles aplastar la rebelin, pues los
mayas defendan sus poblaciones con bravura indmita, y cuando se vean obligados a retirarse destruan sus almacenes de vveres para impedir que los espaoles pudieran usarlos y huan a buscar refugio en los matorrales, desde donde
continuaban combatiendo a los invasores mediante la guerra de guerrillas. Las
provincias del este y del sur quedaron reducidas
a un estado de caos nunca visto. Y los pueblos quedaban abandonados, sus habitantes dispersos, la agricultura destruida y la vida nativa totalmente desorganizada. En un xodo continuo, cientos de indios abandonaban sus hogares para
emigrar a otras regiones, como haba ocurrido durante etapas anteriores de la
Conquista. No cabe duda de que algunos se dirigan a la lejana y todava libre
Petn Itz [Chamberlain, 1948a:251].
46
LA CONQUISTA DE YUCATN
47
i
gunas de las creencias y prcticas cristianas con sus propias tradiciones. En
1557, un sacerdote indgena de Sotuta orden atar a dos jovencitas en unas
cruces, pronunciando estas palabras: "Que estas nias colocadas en la cruz mueran como Jesucristo, que ellos dicen era Nuestro Seor, slo que nosotros no
sabemos si realmente lo era' (Scholes y Adams, 1938:1:78). A continuacin,
baj a las nias de las cruces, les abri el pecho y les arranc el corazn que
ofreci a los dolos. Por ltimo, arroj sus cuerpos a un pozo (Scholes y Adams,
1938:1:78). En 1562, en Tecoh, se crucificaron vivos a dos nios, con las manos
clavadas y los pies atados a sendas cruces. Mientras los chicos lanzaban gritos
de dolor, las cruces fueron alzadas; al rato las bajaron para poder arrancarles
a los nios el corazn que fue ofrecido a los dolos, mientras sus cuerpos eran
lanzados a un pozo (Scholes y Adams, 1938:1:94).
Estos son algunos de los primeros ejemplos del sincretismo religioso maya,
en el cual se fusionaron aspectos escogidos de dos tradiciones histricas muy
distintas. Los sacerdotes de Sotuta y Tecoh combinaron, en una sola ceremonia, el sacrificio aborigen de extraccin del corazn con la crucifixin cristiana. Munro S. Edmonson (1960) y Donald E. Thompson (1954) han sealado
que el sincretismo religioso maya era tambin de carcter vernculo, 4 pues la
fusin del sacrificio del corazn de las vctimas con la crucifixin llevaba implcita la resistencia a renunciar a los antiguos rituales mayas a favor de una
aceptacin total del catolicismo.
Al parecer, el padre Diego de Landa, provincial de la orden franciscana durante aquel periodo, tambin se dio cuenta de las implicaciones vernaculares
del sincretismo maya. Al comprender que no podra llevarse a cabo la tarea de
convertir a los indgenas al catolicismo mientras no se extirparan todos los vestigios de idolatra, decidi, en el verano de 1562, dirigir una investigacin acerca de esas prcticas con el objeto de descubrir y castigar a los culpables. Se
inici la famosa Inquisicin de Yucatn.
La primera investigacin tuvo lugar en Man a finales de junio y durante
la primera mitad de julio (Scholes y Roys, 1938:594), y se
celebraron audiencias en Hocab, Homn y Sotuta a finales de julio y
principios
de agosto (Scholes y Adams, 1938:1:112-114; Scholes y Roys, 1938:598). Es
muy probable
que las fechas de esta investigacin hayan tenido una enorme significacin simblica para los mayas, pues incluan los cinco das infaustos del periodo
uayeb,
que en 1562 correspondieron a los das 21 al 25 de julio (Tozzer, 1941:134).
No cabe duda que en dicho ao esos das fueron de desgracia, ya que durante
la investigacin 156 jefes
mayas fueron aprehendidos en Mrida (Scholes y
Adams, 1938:Iaxiv-lxv) y sometidos a tremendas torturas:
El mtodo que se empleaba con ms frecuencia consista en suspender en el
aire a los indgenas por medio de sogas atadas a sus muecas. Si esto no daba
4
El nativismo es "un intento consciente, organizado, por parte de los miembros de una
sociedad en el sentido de revivir o perpetuar aspectos escogidos de su cultura" (Linton,
1943:230).
resultado, entonces se les ataban pesadas piedras a los pies. Tambin se les
azotaba mientras estaban en esa posicin, y en muchos casos se dejaban caer
sobre sus cuerpos desnudos gotas de cera caliente. En determinadas ocasiones
se recurra al antiguo tormento del agua, como tambin al burro, consistente
este ltimo en un marco de madera al cual eran atados los indgenas para
luego ser sometidos a otras formas de castigo. Tan extremosas eran las medidas aplicadas en algunos casos, que causaban lesiones de por vida o bien
la muerte. Existen tambin testimonios de que algunos indios se suicidaban...
para escapar a los tormentos o por el miedo a las penitencias que los inquisidores pudieran imponerles como castigo por sus idolatras [Scholes y Roys,
1938:596].
Tan grande fue el descontento provocado por el uso de estos mtodos por parte
de la Inquisicin, que algunas autoridades eclesisticas llegaron a temer una
sublevacin general que pudiera extenderse por toda la provincia (Scholes y
Roys, 1938:596)
Con el tiempo, Landa fue amonestado y relevado de su puesto por emplear
la tortura para arrancar confesiones a indgenas recientemente convertidos (Scholes y Roys, 1938:595). Empero, su partida no signific el final de las actividades inquisitoriales en Yucatn. Se efectuaron posteriores investigaciones sobre
idolatra en 1582, 1597, 1607, 1610, 1614, 1721 y 1785 (Greenleaf, 1965:
143, 153n, 164; Uchmany, 1967; Snchez de Aguilar, 1953:289-290, 303).
Empero, hacia comienzos del siglo xvii, las "reincidencias en la idolatra" ya
no eran, en general, resultado de esfuerzos conscientes por revivir la religin
autctona. Los indgenas aceptaban el catolicismo y se esmeraban por realizar
sus rituales y ceremonias de la manera ms perfecta posible segn su entender.
Los movimientos religiosos de revitalizacin ocurridos a partir de esa fecha no
se oponan al catolicismo en s mismo sino al monopolio espaol de la jerarqua eclesistica. Quiz el primer ejemplo de este cambio en cuanto al acento
de la revitalizacin tuvo lugar en 1610:
Haba dos indios, uno de ellos llamado Alonso Chabl y el otro Francisco
Canul, de los cuales el primero presuma de ser el papa y supremo pontfice
y el segundo un arzobispo, y como tales se presentaron entre los indgenas.
Adems lograban que se les venerase engaando a los infelices indios catlicos
con su doctrina infernal. Pronunciaban misa durante la noche luciendo las vestimentas sagradas de la iglesia que sin duda los sacristanes les haban regalado. Profanaban los santos clices y los leos sacramentales, bautizaban a los
nios, tomaban confesin a los adultos y les daban la comunin, mientras stos
rendan culto a dolos que los falsos sacerdotes colocaban en el altar. Ordenaban a sacerdotes para el servicio, ungindoles las manos con el leo y el
santo crisma, y para realizar esta ceremonia de ordenacin se ponan una mitra
y sostenan en sus manos un cayado de obispo. Les ordenaban a los indgenas
que les hicieran ofrendas y pblicamente enseaban otras espantosas herejas
[Roys 1933:202].
48
Es evidente que estos dos indgenas que se autoproclamaban papa - y "arzobispo" no rechazaban el catolicismo, sino que lo que hacan era aduearse de la
vestimenta, los privilegios y las obligaciones monopolizados por los espaoles.
Segn parece, se puso fin a este sacrilegio sin provocar con ello una reaccin
violenta por parte de la comunidad indgena.
Hernn Corts fue el primer espaol que visit a los itzaes. En 1524, a los
tres aos de haber completado su conquista de los aztecas, Corts comision
a su amigo, Cristbal de Olid, para que fundara algunas colonias espaolas
en Honduras. Pero apenas llegado a su destino, Olid se revel contra su jefe.
Cuando Corts se enter de la traicin de su amigo, decidi marchar a Honduras con el objeto de castigarlo (Corts, 1971:221).
Luego de atravesar pantanos y selvas de Tabasco, Chiapas y Guatemala, Corts y sus hombres llegaron al lago Petn Itz. All capturaron a un indgena
quien les inform que la regin estaba dominada por los itzaes, cuya capital
era Tayasal y estaba situada en una isla en medio del lago (Corts, 1971:241).
Canek, soberano de los itzaes, dio una clida acogida a los espaoles y les inform acerca del paradero de Olid (Corts, 1971:242). Presumiblemente, Canek se sinti tan impresionado por lo que los espaoles le ensearon respecto
del cristianismo que, segn Villagutierre Soto-Mayor (1933:44-45), lleg incluso
al extremo de prometer que destruira sus dolos, aunque no existen pruebas de
que cumpliera con su palabra.
Al parecer no hubo otros contactos con los itzaes hasta 1614, es decir casi
un siglo despus. Entretanto, casi toda la pennsula de Yucatn cay bajo el
dominio espaol. Muchos mayas peninsulares huyeron hacia el sur para salvarse
de la explotacin econmica, y es indudable que algunos de ellos se unieron
a los itzaes.
En 1614, los habitantes de Tayasal enviaron una embajada a Mrida presumiblemente en cumplimiento de la profeca segn la cual haba llegado el momento en que los itzaes deban regresar a la parte septentrional de la pennsula
(Roys, s.f. 12-13). Munro S. Edmonson (citado ms adelante) ha traducido los
versos iniciales de esta profeca de la siguiente manera: "Entonces ocurre el
Las fuentes ms importantes acerca de la conquista de los itzaes son: 1)
La quinta
carta de Hernn Corts al rey Carlos V (1971) ; 2) Historia de la conquista de la
provincia de el Itz (1933) de Juan de Villagutierre Soto-Mayor;
3) Los tres siglos de la dominacin espaola en Yucatn sea historia de esa provincia (1842-1845), de Diego Lpez
de Cogolludo; 4) La Carta de Agustn Cano dirigida al Rey de Espaa
; y 5) La
obra Relacin de las Dos Entradas que hize a la Conversin de los Gentiles(1942)
Ytzaex (16951696), de Andrs Avendao y Loyola.
La obra de Avendao nunca se public, aunque
gran parte de ella se cita en la obra de Philip Ainsworth Means,
titulada History of the
Spanish Conquest O f Yucatan and o f the Itzas (1917). Means
tambin cita partes importantes tomadas de las historias de Lpez de Cogolludo y Villagutierre Soto-Mayor.
'5
LA CONQUISTA DE YUCATAN
49
Ahau"
fegreso al centro en Mayapn... al comienzo de 1611, hacia el fin de 5
El
texto
da
a
entender
(Libro de Chilam Balam de Tizimn, lneas 2677-2692).
que los primeros planes de visitar Mrida fueron hechos en 1611.
El padre Diego Lpez de Cogolludo (1842-1845:2:192) es el autor de la
versin espaola: "Los indgenas itzaes. . . llegaron en tiempos de este gobernador [Antonio de Figueroa] a la ciudad de Mrida, diciendo que lo hacan
gobernador en nombre del soberano espaol
para j urar obediencia al rey, y el
les entreg varas de alcaldes y nombr un consejo, luego de lo cual volvieron
a su tierra, en el entendimiento de que eran sbditos voluntarios; pero luego
result ser una mentira."
A su retorno a Tayasal, los embajadores fueron apresados y castigados por
haber capitulado ante los espaoles. Edmonson describe de la siguiente manera
lo que ocurre cuando vuelven a su tierra: "Y al volver a las ciudades y aldeas,
los reverenciados nobles fueron aprehendidos y golpeados. Su regreso fue funesto. Sufrieron penitencia en cumplimiento del juramento de su cargo, pero
tambin por el deseo de las aldeas" (lneas 2733-2750).
Los espaoles aprovecharon el hecho de que fuese una mentira la promesa de
sumisin al rey espaol hecha por esta embajada como pretexto para iniciar
la guerra contra los itzaes: "Sobre todo, puesto que ya haban jurado lealtad
(aunque fuese falsa) y haban renunciado a ella, quedaba sin efecto la prohibicin de declararles la guerra; pues si su juramento de fidelidad era autntico
y sincero, ya eran vasallos del rey; y no cumplir con ese juramento equivala a una rebelin y a un alzamiento; y si en cambio lo haban hecho como impostura, por engaar o por algn otro motivo de mala fe, ello equivala a un
acto de grosera, que no deba quedar impune" (Villagutierre Soto-Mayor, 1933:
68). De esta manera, el sentido probablemente pacfico de la misin enviada por
los indgenas fue astutamente tergiversado por los espaoles como un acto de
rebelin.
En 1618, dos curas, los padres Bartolom de Fuensalida y Juan de Orbita,
visitaron Tayasal con el propsito de tratar de convertir a los itzaes al cristianismo. A pesar de ser recibidos cordialmente por el rey, quien como el anterior
se llamaba Canek, cuando los curas trataron de convencer a los itzaes de que se
convirtieran al cristianismo, el soberano les dijo "que no haba llegado an
el tiempo profetizado por sus antiguos sacerdotes en el que deberan dejar de
rendir culto a sus dioses, pues el periodo en el que se encontraban en ese momento, era el que ellos llamaban oxahau [3 Ahau], que significa tercer periodo ... Y por ende, les peda que no continuaran con eso ya ms, en ese momento" (Villagutierre Soto-Mayor, 1933:86). Los curas espaoles se marcharon
cuando comprendieron que los itzaes estaban decididos a resistirse a la adopcin
del cristianismo hasta que llegara el momento sealado.
En 1621, fray Diego Delgado decidi hacer otro intento por evangelizar a los
itzaes, pero fue mucho menos afortunado que Fuensalida y Orbita. Al desembarcar en la isla acompaado de una reducida escolta de trece soldados espaoles,
en el primer momento fueron recibidos sin ninguna muestra de hostilidad. Pero
50
LA CONQUISTA DE YUCATN
a poco de su llegada, los indgenas los atacaron. "Dieron muerte a todos los
soldados, arrancndoles los corazones de sus pechos, mientras que las cabezas
fueron clavadas en estacas por toda la aldea. Luego se apoderaron de fray Diego,
lo descuartizaron y tambin clavaron su cabeza en una estaca" (1917:81). La
muerte de Delgado puso fin a la etapa evangelizadora de los esfuerzos espaoles
por dominar a los itzaes.
Presumiblemente, en los setenta aos siguientes los espaoles no volvieron a
molestar a los itzaes ( Means, 1917:83). En 1695, Martn de Urza y Arismendi,
gobernador interino de Yucatn, y jacinto de Barrios Leal, presidente de la
Audiencia de Guatemala, acordaron unirse para conquistar las tierras bajas situadas entre las partes pobladas de sus respectivas provincias (vase el captulo iv).
Los choles y los lacandones, vecinos de los itzaes, haban estado hostigando a las
autoridades guatemaltecas, y por otra parte Urza y Barrios Leal estaban interesados en construir una carretera que uniera las dos provincias, para su mutuo
beneficio econmico. Urza explicaba el propsito de la construccin de ese
camino en una carta dirigida al rey Carlos V:
As pues, propongo a Vuestra Majestad que de mi propio peculio, y sin ningn costo para el Tesoro Real, tan pronto me convierta en gobernador y haya
hecho mis preparativos, emprender la tarea de abrir una carretera desde las
provincias de Yucatn hasta las de Guatemala; a la vez que habr de someterse pacficamente, por medio de la prdica evangelizadora, a todos los indgenas que se encuentren en aquellas regiones. Empero, la conversin no debe
anteponerse al objetivo de construir el camino, que es mucho ms importante
pues posteriormente facilitar el sometimiento de todos aquellos que viven en
esas regiones merced al continuo movimiento y trfico de espaoles de una
a otra provincia [Villagutierre Soto-Mayor, 1933:150].
En marzo de 1695, Barrios Leal tom la iniciativa al ponerse al frente de una
expedicin militar que se intern en las tierras bajas. Segn la crnica del padre
Agustn Cano, un sacerdote dominicano que acompa a la expedicin, los espaoles primero atravesaron territorio habitado por choles y mopanes. Fueron
bien recibidos por esos indgenas, logrando convertir al cristianismo a muchos
de ellos (Cano, 1942:65-67; vase tambin el captulo ul). Luego se dirigieron
al lago Petn Itz, en donde les sali al encuentro un grupo de itzaes armados,
quienes, al enterarse de que la finalidad de la expedicin era convertirlos al
cristianismo, los atacaron. A pesar de que en el combate salieron victoriosos los
espaoles, y apresaron a dos de los jefes itzaes, uno de los cuales posteriormente
logr escapar, decidieron alejarse de la regin lacustre. El padre Cano consider
intil permanecer en Tayasal por ser evidente que los indgenas no aceptaran
mansamente convertirse al cristianismo, y por otra parte l no se consideraba
autorizado para tratar de imponerles la nueva religin por la fuerza (Cano,
1942:67-68).
Entre tanto, Urza organizaba en Yucatn una expedicin para penetrar en el
territorio itz. Nombr al cura franciscano fray Andrs de Avendao y Loyola
51
52
LA CONQUISTA DE YUCATAN
53
Cuando los espaoles llegaron al lago Petn Itz, encontraron que los indios
estaban preparados para la guerra. La batalla decisiva tuvo lugar el 13 de marzo de 1697. Como frente a la artillera usada por los espaoles, las flechas de
los indgenas resultaban armas inofensivas, stos se desbandaron y huyeron hacia el lago. Al da siguiente los espaoles tomaron posesin de Tayasal (Means,
1917:184. 185).
Aunque en realidad el lago Petn Itz no formaba parte de la pennsula de
Yucatn, en su interpretacin de la historia colonial yucateca los espaoles destacaron la conquista de los itzaes como un acontecimiento de gran importancia.
Sea o no verdico, tanto los espaoles como los indgenas de la pennsula consideraban que los itzaes eran un pueblo yucateco que haba emigrado partiendo
de Chichn Itz al norte de la pennsula, varios aos antes de la llegada de los
espaoles ( Means, 1917:101). Por ende, mientras continuaban siendo independientes, no poda considerarse finalizada la conquista de Yucatn.
Mayor importancia simblica tena el hecho de que la poca en que ocurre la
conquista de los itzaes significaba el cumplimiento de una antigua profeca maya.
Conforme a las predicciones del Chilam Balam 'de Chumayel, que mencionamos
anteriormente, la capital itz habra de ser conquistada durante un Katn 8 Ahau,
y ese ao en cuestin comenz alrededor del 1695.' El hecho de que los itzaes
en efecto hayan invitado a los espaoles a que los conquistaran despus de esa
fecha sugiere que los vaticinios katunes de los mayas pueden considerarse histricos a la vez que profticos. Al pedirles a los espaoles que los convirtieran en
el momento preciso establecido por las profecas, los itzaes hicieron que stas se
cumplieran.
Es pues discutible interpretar la conversin de los itzaes como una "conquista"
segn el sentido comn que tiene dicho trmino. Es evidente que llegada la fecha
vaticinada desde la antigedad como el momento en que ocurrira la destruccin
de su ciudad, los itzaes trataron de obrar de acuerdo con la profeca invitando a
que los sacerdotes espaoles regresaran. Es tambin patente que Avendao conoca la profeca y que calcul el momento apropiado para su misin haciendo coincidir la fecha con el comienzo de un Katn 8 Ahau.
7
De acuerdo con la correlacin Goodman-Thompson-Martnez del calendario maya con
el calendario cristiano Katn 8 Ahau no comenzaba sino en j ulio de 1697 (Roys, 1962:68).
Esto debi ser varios meses despus que se hubiera completado la conquista de los itzaes.
Por otra parte, si se utiliza la correlacin de la fecha de la llegada de Toral a Yucatn
con el calendario maya, que aparece en el Libro de Chilam Balam de Chumayel, Katn 8
Ahau comenz en 1695. En ambos casos, resulta evidente que los itzaes esperaban ser conquistados despus de diciembre de 1695, cuando enviaron su segunda embajada a Mrida.
Esto explicara por qu los itzaes se resistieron a los esfuerzos de Cano de cristianizarlos
en marzo de 1695, pero recibieron bien a Avendao en el siguiente ao.
Si julio de 1 697 como fecha del comienzo de Katn 8 Ahau es correcta, entonces es posible que los itzaes hayan exagerado la cantidad de tiempo que los espaoles necesitaran
para conquistarlos.
54
LA CONQUISTA
55
DE YUCATAN
Arriba de su casa
Su hogar.
Y luego van a comenzar ronunciaron all.
La s palabras que se p
Una multitud de sacerdotes se dirigan ah,
En presencia de Chilam.
Y la pronunciacin de la palabra comenz;
Les llegaba a ellos ah Ellos no saban
Quin les hablaba.
Y ellos
dijeron:
Los Cuatro
Grandes seores [los cuatro que marcan la direccin de los aos]"
Es as como fluan sus palabras.
Y apoyaron la cara
En el suelo
Para escuchar estas palabras
Del profeta,
Chilam.
[Roys, s.f.:13-1
11 Ahau
Fue el katn.
El primero,
El original
Nmero de katn,
El primer katn
[Cuando] los hombres blancos llegaron.
que iniciaban
Esta es una probable referencia a los cuatro das "portadores de ao 4
56
LA CONQUISTA DE YUCATN
De acuerdo con Roys (1933:81n), "La conquista espaola del norte de Yucatn
se complet y Mrida fue fundada a principios del Katn 11 Ahau, pero fue
durante el katn anterior que Montejo desembarc por primera vez en la costa
oriental de Yucatn". Tambin fue durante el katn precedente, llamado Katn
13 Ahau, cuando Corts desembarc en Cozumel (Roys, 1933:186). Empero, algunos de los acontecimientos que en realidad tuvieron lugar durante el Katn
13 Ahau son atribuidos al Katn 11 Ahau en el siguiente pasaje tomado del Libro
57
Era su nombre.
Fue el primero en ser apresado all en Ecab
Por el primer capitn,
10
Don Juan de Montejo,
El primer conquistador.
Aqu en la pennsula
de Yucatn fue donde ocurri.
Fue todava durante este katn que all sucedi
La llegada de ellos all en Mrida.
En el ao
1513.
13 Ahau
Fue el katn
[Cuando) all ocurri
La toma por parte de ellos de Campeche.
Ellos permanecieron all
Durante un katn.
Ah Kin Caamal de Campeche
Acogi a los extranjeros
Aqu
En la pennsula.
Hoy,
El 20 de agosto
Del ao
1541,
He dado a conocer el nombre de los anos
Cuando el cristianismo comenz aqu.
El ao
1519 lleg.
Siete veintenas de aos
Y once aos
[Cuando] all ocurri el acuerdo con los forasteros
Por cuya causa
Nosotros pagamos por la lmctacion
De la guerra
De los forasteros
Con los otros hombres
Aqu
En los pueblos.
Fueron aquellos capitanes de los pueblos [quienes hicieron la guerra] en
[ese entonces;
Somos nosotros quienes pagamos por ello ahora.
Hoy
He escrito
Que en el ao
1541
1 Juan de Montejo se confunde aqu con Francisco de Montejo el Viejo (cf. Roys,
58
[Roys, 1933:21-22]
pl
En esta crnica, se han fusionado en un solo periodo dos de veinte aos cada
uno, con el consiguiente error en cuanto al katn en que ocurri la primera
campaa de Montejo. Pero, como lo seala Chamberlain (1948a:347-348), tampoco los historiadores espaoles fueron cuidadosos en cuanto a indicar las fechas
correctas de los acontecimientos, ya que unieron en una sola las dos primeras campaas de Montejo:
La historia de la Conquista, tal como se daba a conocer en forma impresa
hasta que se puso al alcance del pblico en general la obra completa de Oviedo
gracias a su publicacin entre 1851 y 1855, se volvi confusa en un lapso
relativamente breve luego que los espaoles lograron por fin colonizar Yucatn. En su Historia general, Gmara no se toma la molestia de esclarecer las
etapas de la Conquista de modo que presenta un resumen superficial y plagado de errores... En su famosa Relacin de lar cosas de Yucatn tal como
se conserva hasta el presente, el arzobispo Diego 'de Landa confunde en una
sola las etapas primera y segunda de la Conquista y no da ningn dato o
indicio exacto sobre los acontecimientos ocurridos en Tabasco...
En la segunda mitad del siglo xvii, otro franciscano, Diego Lpez de Cogolludo, escribi lo que durante largo tiempo sera la historia de autoridad
reconocida de Yucatn durante su primer siglo como provincia espaola. Esta
obra, Historia de Yucatn, fue primero publicada en Madrid en 1688... A
pesar del hecho de haber consultado documentos originales... Lpez de Cogolludo acepta como verdicos los elementos esenciales de los relatos de Landa,
Herrera y Crdenas y Valencia acerca de una continua, fusionada primera y
segunda entrada [campaa] ...
Eligio Ancona, un historiador yucateco que vivi entre 1836 y 1893, sigui
la interpretacin de Lpez de Cogollddo acerca de la Conquista, en su Historia de Yucatn desde la poca ms remota (Mrida, 1878-1880), y lo mismo
hizo Hubert H. Bancroft en su relato sobre la ocupacin de Yucatn en su
Historia de Mxico en tres volmenes (San Francisco, 1886-1887). Ambos
historiadores cayeron en el mismo viejo error, a pesar de que ya haba sido
publicada la obra completa de Oviedo entre 1851 y 1855.
LA CONQUISTA DE YUCATAN
59
Cabe sealar, sin embargo, que a diferencia de los mayas, los historiadores espaoles no funden las dos etapas de exploracin y conquista de la historia del
ometimiento de Yucatn; en efecto, lo que ellos fusionan son acontecimientos
s
ocurridos dentro de esas etapas. Presumiblemente, para los espaoles era ms
importante la 'distincin entre las dos etapas de la Conquista, que la determinacin cronolgica de los sucesos ocurridos en dichas etapas. Por el contrario, los
historiadores mayas incluyeron los dos momentos de la Conquista en un nico
periodo de veinte aos de su calendario, y no distinguen diferencias funcionales
entre las varias expediciones. Empero, aun cuando las fechas que ellos atribuyen
a los sucesos ocurridos entre 1511 y 1545 con frecuencia estn equivocadas, el
orden cronolgico relativo que establecen para las tres campaas de Montejo es en
esencia correcto. En otras palabras, los historiadores espaoles fusionan acontecimientos que los mayas han considerado acertadamente como separados o independientes, y a su vez los segundos cometen el error de incluir en un solo periodo
de veinte aos sucesos que a juicio de los historiadores espaoles deben atribuirse
a dos etapas funcionalmente distintas.
En otro pasaje de la misma seccin del Libro de Chilarn Balam de Chumayel
se insina que lo que tuvo importancia para los mayas fue el hecho 'de que los
espaoles fuesen extranjeros, ms que los motivos que tuvieran para emprender
expediciones en la pennsula. Este pasaje, que viene a continuacin del que se
cit anteriormente, tambin describe la llegada de otro grupo de forasteros, los
itzaes
Y entonces ellos estuvieron de acuerdo
Sobre qu era prudente.
No exista ningn pecado en ese entonces;
En su santa contricin
Transcurra su vida.
No exista ninguna enfermedad en ese entonces;
No tenan ningn dolor de huesos entonces;
No tenan fiebres altas en ese entonces;
No tenan fiebre pustulosa [viruela] entonces;
No tenan ardores en el pecho en ese entonces;
No tenan dolores abdominales;
No tenan consumicin o tisis en ese entonces;
No conocan los dolores de cabeza en ese entonces;
La marcha de la humanidad era ordenada en ese entonces.
Los forasteros la cambiaron
Cuando llegaron aqu.
Trajeron cosas ignominiosas
Cuando vinieron.
Y ellos perdieron su inocencia en la perversin sexual;
Ellos perdieron su inocencia en la perversin sexual
De Quetzalcatl la Flor,
En la perversin sexual de sus compaeros.
No hubo das venturosos
Sealados a nosotros en ese entonces.
60
LA CONQUISTA DE YUCATN
61
De lo contrario,
Nosotros vamos a tener una gran guerra.
[Roys, 1933:22]
Los nicos forasteros que explcitamente se nombran en este pasaje son los itzaes
y el hroe cultural mesoamericano Quetzalcatl, con quien a menudo se asocia
la llegada de los itzaes. Por el contrario, cuando menos una de las dolencias
atribuidas aqu al arribo de los itzaes probablemente fue introducida por los espaoles, a saber, la viruela. Ya he citado otros pasajes en los cuales se vincula la
introduccin de esta enfermedad con los espaoles, Adems, el acerbo comentario
No fuimos nosotros quienes lo hicieron;
Somos nosotros quienes pagamos por ello ahora.
se parece a la observacin hecha respecto del arribo de los espaoles, que citamos
anteriormente:
Fueron aquellos capitanes de los pueblos [quienes hicieron la guerra] en ese
[entonces;
Somos nosotros quienes pagamos por ello ahora.
Esto sugiere que a pesar de que en el pasaje anterior slo se menciona a los itzaes,
se est refiriendo tanto a esos indgenas como a los espaoles.
Roys (1933:84n) conjetura que "La confusin de este relato acaso se deba al
hecho de que a pesar de que explcitamente el escritor aluda a los itzaes, en
realidad estaba pensando en los espaoles'. Concuerdo con la interpretacin de
Roys por varias razones: 1) en la misma crnica se habla de ambos grupos de forasteros; 2) la llegada de los itzaes a Yucatn tambin se asociaba con el comienzo
de un Katn 11 Ahau (Roys, 1933:74); y 3) algunos de los acontecimientos que
se atribuyen a la invasin de los itzaes evidentemente datan del periodo de la
Conquista espaola.
En el pasaje que acabamos de citar y en el cual se describe el arribo de los
itzaes, aparecen enumeradas las desgracias causadas presumiblemente por ellos. En
otra parte del Libro de Chilam Balam de Chumayel, se culpa a los espaoles de
una lista similar de sufrimientos:
Slo debido a que en ese entonces l estaba gobernando,
Este desdichado sacerdote,
El sufrimiento fue introducido,
Que el cristianismo fue introducido.
Porque aquellas [gentes]
Eran verdaderos cristianos.
Aqu
Ellos arribaron
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LA CONQUISTA DE YUCATAN
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LA CONQUISTA DE YUCATAN
En opinin de Roys (1933:125n), esta profeca corresponde a las dcadas sptima y octava del siglo xvi. Sin embargo, cabe. sealar que en 1848, durante la
rebelin indgena conocida con el nombre de Guerra de Castas de Yucatn, comenz un posterior Katn 9 Ahau. 15 En 1850, a los dos aos de iniciado el Katn
9 Ahau, uno de los jefes de dicha rebelin se proclam el Segundo Advenimiento de Jesucristo (vase el captulo xi). Por otra parte, durante la dcada anterior
a la Guerra de Castas, los indgenas eran reclutados en los ejrcitos de facciones
polticas rivales de ladinos que competan por el poder, aprovechando el vaca
dejado por la retirada del gobierno espaol luego que Mxico obtuvo su independencia en 1821; para conseguir que los indgenas aceptaran luchar en esos
ejrcitos, se les prometa una reduccin de sus tributos. Por ltimo, cuando ya
1.5 De acuerdo con el Libro de Chilam Balam de Tizimn, se introdujo una reforma
calendrica en 1752 que cambi la longitud del periodo katn desde veinte tunes (de
360 das cada uno) a 24 aos (de 365 das cada uno) (Roys, s.f.:35). Tal vez se hizo
esto para sincronizar el ciclo katn maya con el ciclo cristiano, pues como resultado de
esta reforma, Katn 13 Ahau comenz en 1800 en vez de en 1793, como hubiera ocurrido
segn el antiguo sistema. De no haber sido por esta reforma, el Katn 9 Ahau hubiera
precedido la Guerrz de Castas de Yucatn y el movimiento de revitalizacin basado en la
segunda llegada de Cristo profetizada por este katn (o acaso la insurreccin se hubiera
iniciado unos aos antes).
65
haban transcurrido cinco aos del Katn 9 Ahau, muchos de los rebeldes firmaron un tratado con el gobierno yucateco (vase el captulo viu).
La fecha ms reciente respecto del manuscrito del Libro de Chilam Balam de
Chumayel es 1838 o bien 1858 (Roys, 1933:7), lo cual nos lleva a suponer que
es muy factible que dicha profeca fuese conocida de todos en esa poca. Finalmente, en apoyo de esta hiptesis, digamos que muchos descendientes de espaoles
consideraban que los indios haban sido influidos por las profecas de Chilam
galam en la vspera de aquella rebelin (Gonzlez Navarro, 1970:78).
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
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68
Igual suerte corrieron los soldados de caballera que Alvarado envi despus como
respuesta a ese desafo; tambin ellos fueron atacados, y volvieron con varios de
sus caballos heridos (Mackie, 1924:54-55).
Transcurridos dos das, Alvarado dio orden a sus hombres de tratar de penetrar
en la ciudad. Al llegar a un ro que atravesaba el camino, les sali al encuentro
un grupo de indgenas armados que se trabaron con ellos en batalla. Los espaoles derrotaron a los nativos y consiguieron entrar en la ciudad. Una vez aplastada toda oposicin, los invasores acamparon en el mercado de la ciudad, donde
permanecieron 'durante dos das. Al tercero, iniciaron su marcha hacia la ciudad
de Xelahuh (ahora Quezaltenango), situada en medio de montaas abruptas.
Luego de cruzar varios pasos montaosos, los espaoles sufrieron una arremetida
de tres o cuatro mil indgenas. Cuando ya haban logrado vencerlos y estaban
tratando de reunir sus tropas dispersas para continuar la marcha, vieron que
se les vena encima una horda de acaso treinta mil indgenas. Posteriormente Alvarado dijo que lo que en esa ocasin haba salvado a los espaoles fue el temor
visible que los indgenas les tenan a sus caballos (Mackie, 1924:56-57).
A la maana siguiente entraron en Xelahuh, encontrndose con que la ciudad
haba sido abandonada y se hallaba completamente desierta. Acamparon en ella
y durante seis das estuvieron enviando grupos de reconocimiento por los alrededores. En el sptimo da, un enorme ejrcito, que inclua doce mil indgenas
procedentes de Xelahuh y de pueblos vecinos, avanz sobre la ciudad desde todas
direcciones. Alvarado dispuso sus tropas en lnea de batalla sobre una llanura
fuera de los lmites de la ciudad, y luego de una encarnizada batalla, logr que
los indgenas se retiraran dejando a numerosos compaeros prisioneros de los
espaoles (Mackie, 1924:58-60).
En vez de aceptar esta derrota y rendirse a los invasores, los jefes de Xelahuh
invitaron a los gobernantes de otros pueblos y ciudades de la regin montaosa
a que, dejando de lado sus diferencias, se unieran en la causa comn en contra
de los espaoles. Al mismo tiempo, fingiendo amistad con los invasores, lograron
atraerlos hacia la ciudad de Utatln (ahora Santa Cruz Quich), con falsas promesas de que seran bien recibidos. En cuanto lleg a Utatln, Alvarado se dio
cuenta de que la ciudad tena tan slo dos entradas, una de las cuales estaba en
parte destruida, siendo prcticamente imposible que los caballos pudieran pasar
por ella. Tambin not que "Como la ciudad es de construcciones muy apretadas
y las calles sumamente estrechas, de ninguna manera habramos podido permanecer all sin asfixiarnos con el humo o si no precipitndonos de cabeza desde
l as rocas al tratar de escapar del fuego" (Mackie, 1924:61). Presumiblemente, la
conspiracin de los indgenas consista en inducir a los espaoles a que entraran
en la ciudad, inutilizar la nica salida, abandonar ellos la ciudad y luego incendiarla. Afortunadamente, Alvarado se dio cuenta de la trampa a tiempo para
conducir a salvo a sus hombres y sus caballos cuando an la salida era posible
( Mackie, 1924:60-63).
Durante la lucha que sigui a su fuga de la ciudad, los espaoles capturaron
a dos de los jefes quichs, Oxib-Queh y Beleheb-Tzy. En represalia, luego que
confesaron su participacin en la conjura de incendiar la ciudad con los espaoles
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
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(King, 1974:15).
Alvarado decidi prender fuego a Utatln tambin porque es un lugar sumamente fortificado y peligroso, ms parecido a un reducto de salteadores que a una
ciudad" (Mackie, 1924:63). Al punto, dirigi operaciones en todas direcciones
para acabar con el enemigo y con la ayuda de tropas indgenas que le enviaron los
cakchiqueles a pedido suyo. En pocos das, los ltimos quichs recalcitrantes se
manifestando su deseo de servir al rey de Espaa (Mackie, 1924:
rindieron,
de abril, Alvarado consider que su dominio sobre los quichs
63-64). El 11
era ya suficiente y que, por ende, poda avanzar hacia nuevo territorio (Mackie,
1924:65).
Respecto de los cackchiqueles, hasta cierto punto es incorrecto hablar de "conquista". No slo se haban ofrecido voluntariamente a servir a los espaoles varios aos antes de la llegada de Alvarado, sino que adems respondieron afirmativamente al pedido del conquistador de ayuda militar para completar la conquista
de los quichs. Por otra parte, como el propio Alvarado lo admiti, l y sus
hombres recibieron una entusiasta acogida en Iximch, la capital de esta tribu:
"Fuimos tan bien recibidos por sus jefes que mejor acogida no habramos podido
tener en nuestros hogares, y nos proveyeron con todo lo necesario al punto de
que nada nos faltaba" (Mackie, 1924: 69).
Los cakchiqueles informaron a Alvarado que a pocas leguas de distancia haba
otra ciudad, cuyos habitantes eran enemigos tanto 'de los quichs como de los
cakchiqueles. Se trataba de Tzikinahay, capital de los tzutujiles, situada a orillas
del lago Atitln (Mackie, 1924:69, 139n). Cuando los cackchiqueles le pidieron
a Alvarado que los ayudara a derrotar a los habitantes de Tzikinahay, ste acept
y, al frente de aproximadamente la mitad de sus hombres, parti junto con el ejrcito cakchiquel. Su primer encuentro con los tzutujiles tuvo lugar en un pueblo
construido sobre un peasco que sobresala del agua. Los invasores asaltaron el
pueblo antes de que sus habitantes tuvieran tiempo de destruir los puentes que
lo comunicaban con tierra firme. Tomados de sorpresa, los tzutujiles fueron fcilmente derrotados por el ejrcito invasor, y muchos de ellos buscaron salvarse
arrojndose al agua y nadando hacia otra isla (Mackie, 1924:71).
Ante este triunfo de los espaoles y los cakchiqueles en la fortaleza rocosa, los
tzutujiles no ofrecieron ms resistencia. Cuando los espaoles llegaron a Tzikinahay, la ciudad ya haba sido abandonada, a pesar de estar muy bien fortificada.
Tan impresionados quedaron los jefes de Tzikinahay por la toma de su fortaleza
que pacficamente juraron alianza al rey de Espaa (Mackie, 1924:73).
Al parecer, la fcil victoria de Alvarado sobre los tzutujiles convenci a los
gobernantes de los pueblos situados entre el lago Atitln y la costa septentrional
de Guatemala de aceptar sin resistencia el dominio espaol. En interminables
70
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
71
norte, puesto que fue imposible someterlos mediante las armas, con el tiempo,
fueron asignados a los frailes dominicos para que stos trataran de conseguir
por medio de la persuasin lo que no lograron los soldados espaoles con el uso
de la fuerza. La crnica acerca de la pacificacin de estos indgenas constituye
uno de los captulos ms interesantes de la historia de la Conquista del Nuevo
Mundo (vase ms adelante).
ZOQUES
TZOTZILES
Qaechula t
Huehuisn T 'T
jaltepeque
Uatmalap ( I
xtapa Chamula
TanasoTochtla\1~
\Ciudad Real
la a Zinacantn
CHIAPANECOS
Pinola
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25
50
km.
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Escuintla
7
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Nueva Sevilla
HONDURAS
Copan
Chiquimula
CHORTIES
Esquipulas
Nota No se sealan las frontera provinciales por estar en litigio en esa poca
EL SALVADOR
74
Verosmilmente, ambos juicios tuvieron lugar antes de que Las Casas escribiera su
crnica acerca de la conquista de Guatemala por parte de Alvarado (Mackie,
1924:125).
Por lo dems, el relato de Las Casas no es el nico testimonio de que efectivamente Alvarado cometi actos de violencia y atropello contra los indgenas
de Guatemala. Muchsimo ms elocuente es el hecho de que sus propios aliados,
los cakchiqueles, se hayan alzado en contra de l por resultarles intolerable su
trato (Ximnez, 1929-1931:1:152). Ello demuestra sin lugar a dudas que Alvarado someta a sus aliados a una coaccin ms dura que otros "pacificadores",
tales como Montejo (captulo Ii) y Mazariegos (captulo iv), pues ni en Yucatn ni en Chiapas se registraron casos de rebelin por parte de los aliados
nativos de los hombres a quienes se confi la conduccin de la conquista a causa
de malos tratos recibidos por ellos. De hecho, Montejo el Mozo no cej en sus
esfuerzos hasta lograr que sus aliados fuesen exentos de pagar tributos y de
prestar servicios (Chamberlain, 1948a:200). Si la dominacin espaola resultaba
insoportable para los cakchiqueles, que eran aliados, pensemos entonces en cunto
ms terrible debi de ser para aquellos grupos indgenas que, como los quichs
y los tzutujiles, se resistieron a la Conquista.
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
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primera fecha coloca a Pedro de Alvarado como el principal causante de la "insurreccin" cakchiquel y es una prueba ms que se aade en apoyo a los cargos
de crueldad que se estaban iniciando en su contra en Espaa.
En mi opinin, lo que verdaderamente importa respecto de la "rebelin" cak.
chiquel, no es la fecha sino el hecho de que ocurriera entre gentes que en un
primer momento fueron aliados de los espaoles, lo cual permite inferir que algo
de verdad encerraba la acusacin de Las Casas de que Pedro de Alvarado maltrataba a los indgenas de Guatemala, acusacin que prepar el terreno para que el
resto de la conquista pasara a manos del clero regular.
LA "CONQUISTA" PACFICA DE "EL PAS DE LA GUERRA"
Tan pronto los espaoles lograron sojuzgar a los cakchiqueles y a otros grupos
rebeldes, trataron de extender su conquista hacia el norte hasta lo que hoy se
conoce con el nombre de regin de Verapaz. En 1529 ocurrieron los primeros
enfrentamientos blicos entre los conquistadores y los quichs, los kekches y los
pokomanes que habitaban esa regin. La resistencia de los indgenas fue tan encarnizada y eficaz que los espaoles denominaron a ese territorio Tuzulutin, que
quiere decir "el pas de la guerra" (Remesal, 1932:1:182).
Entre 1529 y 1537, los espaoles intentaron infructuosamente, en varias ocasiones, someter a los indgenas de Tuzulutln. Sintindose impotente, Alonso de
Maldonado, que se desempeaba como gobernador interino de Guatemala en tanto
Alvarado se hallaba en Espaa defendiendo sus mtodos de gobierno, le pidi a
los dominicos, en 1537, que probaran los principios de Las Casas para tratar
de conquistar Tuzulutln. El 2 de mayo de 1537, Maldonado firm un acuerdo
con la orden dominica autorizando a sus ministros a emprender la tarea de la
conquista pacfica de los indgenas de dicha regin (King, 1974:17).
Los dominicos entraron en Tuzulutln en agosto de ese ao, fundando su
primera reduccin, es decir, reacomodacin de indgenas, en P.abinal, situado en
la zona quich. A comienzos de 1538 se trasladaron a la regin de los kekches,
sin que su presencia despertara ningn signo de hostilidad por parte de los indgenas ( King, 1974:18).
En mayo del mismo ao, Las Casas se embarc rumbo a Espaa para reclutar
ms misioneros para su empresa. All prolong su estada hasta la primavera de
1544, con el objeto de obtener armas o elementos legales que le permitieran llevar adelante sus planes. Los misioneros que logr reclutar no llegaron a Guatemala sino hasta fines de 1541 o principios de 1542 (King, 1974:19).
En el nterin, Alvarado haba regresado de Espaa volviendo a hacerse cargo
de la colonia. "Alvarado decidi hacer caso omiso del acuerdo firmado por Maldonado y entreg parte de Verapaz a un hombre llamado Barahona (Ximnez,
1930:2:xvl). Cedi el resto a la esposa de Juan Fernndez (Ximnez, 1929:
1:208), pero en este segundo caso la entrega qued sin efecto porque no se le
pudo imponer por la fuerza. Por el contrario, lo que s se consigui fue que
la encomienda Barahona lograra hacer desaparecer el cristianismo en la regin
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
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LA CONQUISTA DE GUATEMALA
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Historia
(1929-1931) del padre Francisco Ximnez. El relate de Ximnez sobre los esfuerzos dominicos de someter y convertir a los manches se )asa en una historia manuscrita sobre
Guatemala y Chiapas que fuera escrita por el parre Agustn Cano, su predecesor como
provincial de la Orden Dominica en Guatemala y uno de los sacerdotes que participaron
en la conquista final de los manches mopanes y os itzaes (Ximnez, 1929-1931:2:341,
370, 430-431, 458; Cano, 1942). El manuscrito d< Cano no se public, pero una fotocopia de parte de l, errneamente atribuido al padr' Jos Delgado, figura en la coleccin
Gates de la Biblioteca Latinoamericana de la Universdad de Tulane ("Fray Joseph Delgado,
Cartas e Informes, 1682 y despus"). Adolf Bandeier (1881:27) descubri un fragmento
de lo que pudo ser otra copia de la anterior obra .probablemente la original) que figura
en el Museo Nacional de Guatemala con el ttulo 'Historia de la Provincia de Predicadores de San Vicente de Chiapa y Guatemala" (nte? la similitud con el ttulo de la obra
de Ximnez). ste menciona la posibilidad de que fuera escrita por Cano; aparece en su
bibliografa justo antes de dos documentos cuyo autir es evidentemente Cano; uno de ellos
se ha publicado mientras tanto (Cano, 1942); la otra es parte de la misma serie numerada del documento en cuestin (vase ms adelante). La copia guatemalteca del manuscrito de Cano apareci posteriormente en una colecc5R de documentos atribuidos a Charles
1?tienne Brasseur de Bourbourg, en el Archivo Gneral de Centroamrica (AGC) en la
ciudad de Guatemala. Pedro Tobar Cruz transcribi 3 public las pginas de este documento
en 1967; desde entonces ha desaparecido; en el otor7 de 1976, Marjorie Esman, estudiante
graduada de Tulane, descubri que Ximnez haba itado extensas partes de la historia de
Cano en su obra, y que slo en pocos casos identiia a Cano como su autor (e.g., 19291931:2:341, 433-443). Hace aos Frans Blom seffl que partes del manuscrito haban
sido citadas por Ximnez, pero no eran aquellas dentificadas por Ximnez como obra
de Cano.
La copia del manuscrito de Cano que figura en a Universidad de Tulane es parte de
una serie de documentos fotocopiados, con pginas numeradas consecutivamente (no folios), todos referentes a la conquista de los manch y lacandones. Sin embargo, desgraciadamente, los documentos fueron separados por Wlliam Gates antes de que la universidad se los comprara, de modo que todava estn catalgados y ubicados por separado. Hasta
ahora he podido contar las pginas 1.234 y 385-395 Ximnez reproduce varios documentos en las series verbatim (e.g., 1929-1931:2:211.17, 435-443) y parafraseando otros
(e.g., 1929-1931:2373-380, 382-396, 402-410, 414-48). ste fue evidentemente un conj unto de documentos a partir de los cuales Ximne: escribi las partes de su historia referentes a la conquista de los manches y lacandones. Pruebas internas sugieren que originalmente fueron acomodados por Cano. Por ejemplo,en su manuscrito, ste hace referencia
a los documentos de las series y notas donde poda ser reproducidos verbatim; Ximnez
sigui muchas de estas instrucciones, aunque a vete sustituye por otros documentos los
mencionados por Cano. ltimamente parece ser qu, el conjunto de documentos cay en
manos de Brasseur de Bourbourg (Tobar Cruz, 19J), quien puede ser la persona que
numer las pginas (supongo que de haber sido nureradas por Ximnez o Cano, habran
sido considerados como folios en lugar de pginas) Mi sntesis acerca de la conquista
de los manches y Mopn se basa en una serie de ocumentos, as como en la obra de
Ximnez.'
3
Actualmente en los Altos de Chiapas, el trmino chol se refiere a una lengua maya
hablada en las montaas al norte de reas tzotziles y tzeltales en las tierras bajas que
rodean a Palenque. J. Eric S. Thompson (1970:68-69) denomina "palencana" a esta lengua chol y sostiene que no es el mismo idioma que el chol manche. Tampoco se parece
al lacandn actual (MeQuown, 1956:194-195). Al parecer existan cuando menos tres
subgrupos choles durante la poca de la Colonia, habiendo sobrevivido una sola lengua
con ese nombre hasta el presente.
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
nombre (vase ms adelante y tambin Ximnez, 1929-1931:2:484-485). Gallego se desempe como prior del convento de Cobn en 1574 y 1584, y fue nombrado provincial de la orden en 1587.4
Los manches se mantuvieron tercamente aferrados a su aislamiento desde 1584
hasta 1594, fecha esta ltima en que algunos de ellos se acercaron a los dominicos de Cajabn. En ocasin de la cuaresma del ao siguiente, once indgenas
manches se presentaron en San Agustn, poblacin cercana a Cajabn. Los dominicos aprovecharon esa visita para platicarles acerca de la nueva religin durante cuatro o cinco das, y aparentemente la prdica no tuvo consecuencias negativas, pues las visitas continuaron, presentndose delegaciones de manches cada
vez ms numerosas en Cajabn e incluso en Cobn (Ximnez, 1929-1931:2:11-12).
Tan cordiales se mostraban los indgenas en esas visitas, que los dominicos se
animaron a iniciar una campaa para fundar poblaciones cristianas entre los manches en el ao 1596. Con todo, a pesar de su empeosa labor de convencimiento,
no obtuvieron resultados inmediatos sino que les llev diez aos congregar a seis
mil manches en nueve poblados (Ximnez, 1929-1931:2:209). Por muy firme
que pudiera parecer su arraigo en el territorio, no pudieron aumentar la cantidad
de colonias manches entre 1606 y 1625 (King, 1974:23), y an tuvieron que
esperar hasta 1627 para fundar en esa regin un vicariato, al que llamaron San
Miguel del Manche (Ximnez, 1929-1931:2:187).
Pero incluso esas conquistas, hasta cierto punto modestas o insignificantes, fueron efmeras. En 1628, los lacandones irrumpieron en las poblaciones de indgenas
convertidos al cristianismo y que se haban formado en las inmediaciones de
Cobn, saquendolas y dejndolas convertidas en ruinas. Lo mismo hicieron los
itzaes en 1630 con los manches, llevndose a ms de cien prisioneros a Tayasal.
Cuando al ao siguiente Martn Alfonso Tovilla, el alcalde mayor de Verapaz,
visit a los manches, le explicaron que las incursiones de los itzaes haban aumentado desde que los manches se convirtieron al cristianismo porque el primer grupo
de indgenas tema que con el tiempo los segundos conduciran a los espaoles
hasta el lago Petn Itz (King, 1974:24; Tovilla, 1960:185).
Quiz fueron los itzaes quienes instigaron a los manches a sublevarse durante
la cuaresma de 1633. Luego de saquear las iglesias e incendiar los pueblos, huyeron buscando refugio en las montaas, siendo intiles todos los esfuerzos que hicieron los dominicos para volver a juntarlos, a pesar de la ayuda militar que
les proporcion el alcalde mayor de Verapaz (Ximnez, 1929-1931:2:209-212,
341).
Desde 1633 hasta su muerte ocurrida en 1664, slo el padre Francisco Morn,
el primero (y nico) vicario de San Miguel del Manche, continu su labor
en ese territorio. Vanamente se esforz por volver a congregar a los indgenas en
aldeas cristianas, sin conseguirlo nunca a pesar de que en ocasiones cont con
cierta ayuda de parte de soldados espaoles, como tampoco se restableci su vicariato al morir l. En ese periodo lo nico que logr llevar a cabo fue escribir
una gramtica y un diccionario del idioma chol manche (Morn, s.f.; Ximnez,
1929-1931:2:342).
Los manches continuaron esquivando a los dominicos hasta 1671, fecha en
que reaccionaron favorablemente a una visita del padre Gernimo Naranjo. Por
otra parte, parece ser que la gramtica y el diccionario de Morn llegaron a manos
del padre Joseph Delgado, quien se aplic a aprender el dialecto manche, lo
cual le permiti mantener una conversacin en esa lengua autctona con una delegacin de manches que en 1672 se presentaron en la ciudad de Guatemala con
el objeto de solicitar que les enviaran a algunos sacerdotes para instruirlos. Delgado se ofreci voluntariamente a acompaarlos en su viaje de retorno al territorio manche, con el propsito de perfeccionar sus conocimientos de esa lengua
nativa (Ximnez, 1929-1931:2:357-358).
Entre 1674 y 1677, y posteriormente en 1682, Delgado se intern cinco veces
en el territorio manche. La primera vez viaj solo. En 1675 y en 1676, lo acompa el padre Francisco Gallegos, provincial de la orden en ese entonces. Trabajaron juntos logrando congregar a muchos manches en poblados cristianos. La
excursin ms larga de Delgado fue la que emprendi en 1677. sa vez viajaba
solo en misin especial, y su destino era Mrida, por lo cual deba atravesar el
territorio manche y mopn. Delgado llevaba cartas del presidente de la Audiencia
de Guatemala, Fernando Francisco de Escobedo, quien antes fuera gobernador de
Yucatn, en las cuales propona la construccin de una carretera para facilitar
el comercio entre las dos colonias. Cuando Delgado llega al territorio manche,
descubre que el alcalde mayor de Verapaz, Sebastin de Olivera y Angulo, haba
fundado un lucrativo trfico tipo trueque con los manches, con los kekches
como intermediarios, consistente en permutar objetos de metal tales como hachas,
cuchillos y campanas por cacao y otros productos forestales. Cuando no reciba
todas las mercancas que esperaba, el avaricioso alcalde mayor castigaba a los
i ndgenas envindoles a sus agentes kekches para que los despojasen de todas
sus posesiones, incluyendo las vestimentas que llevaban puestas. En represalia,
los manches se escaparon a las montaas y se sublevaron contra los espaoles en
1678. Esto caus gran afliccin a los dominicos, quienes durante varios aos
no se arriesgaron a volver a entrar en su territorio (Ximnez, 1929-1931:2:360371, 382-396, 402-404).
Lejos de aceptar su responsabilidad por la sublevacin manche de 1678, el
alcalde mayor de Verapaz les achac la culpa a los dominicos, a su falta de entusiasmo en el desempeo de su labor misionera, lo cual quedaba demostrado,
como describe en una carta que le envi al rey de Espaa en 1680, por el hecho
de que en los dos aos siguientes al levantamiento, ningn sacerdote se haba
puesto en contacto con los manches. El rey crey en sus palabras y solicit la
ayuda del obispo (Ximnez, 1929-1931:2:416-417). Es evidente que entonces
el obispo le exigi una explicacin al provincial de la orden, quien respondi
con una carta en la cual denunciaba al alcalde mayor de maltratar a los manches
y lo acusaba de haber mentido en su informe.5
5 El tratamiento extorsionador que Sebastin de Olivera y Angulo usaba con los choles
es tambin descrito en una carta del provincial de la Orden al arzobispo de Guatemala:
80
a "Fray Joseph Delgado, Cartas e Informes, 1682 y despus", pp. 147-148, 150 (vase
la nota 2 anterior).
81
82
"Carta del provincial de Santo Domingo al Arzpcd e Guatimala" (fotocopia en la Biblioteca Latinoamericana de la Universidad de Tulanc, pp. 17-20 (vase la nota 2 anterior).
Supuestamente el documento original se encuentraen la Librera Bancroft de la Universidad6 de California, Berkeley.
Carta del padre Joseph Delgado, 12 de mo de 1682; Informe del padre
Joseph
Delgado, 17 de marzo de 1682 (fotocopia en la iblioteca Latinoamericana de la Universidad de Tulane) pp. 119-128 (vase la nota 2 aterior).
7
El restablecimiento de los manches en el ille Urrn es tambin mencionado en
"Informe de los servicios hechos por la religion le Santo Domingo en la provincia de
Verapaz y tierras de Lacandones; Relacion y memga relativa los asuntos de la provincia
de Santo Domingo de Guatemala dirigida al Mu Ilustre Seor Don Antonio Pedro de
Echevers y Suvisa, ao de 1724" (fotocopia en ILBiblioteca Latinoamericana de la Universidad de Tulane), p. 44 (vase la nota 2 nterior). Supuestamente el documento
original se encuentra en la Biblioteca Bancroft de a Universidad de California, Berkeley.
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
83
Luego los espaoles se introdujeron en territorio mopn, donde despus de vencer la resistencia inicial de los nativos, lograron convencerlos de que se trasladaran
a los pueblos y adoptaran el cristianismo. Antes de alejarse del territorio mopn,
los espaoles construyeron una fortaleza, vigilada por una guarnicin de treinta
soldados al mando de Pedro Ramrez de Orozco (Juarros, 1823:283-284).
En 1696, otra expedicin se introdujo en territorios lacandn y mopn mientras, al mismo tiempo, tropas yucatecas entraban en la regin desde el norte
(vase el captulo II). Estas maniobras militares dieron por resultado la conquista
de los itzaes y la "pacificacin" de los lacandones (vanse los captulos u y IV).
Hacia 1697, al parecer gran parte de la regin se hallaba dominada por los espaoles; a los restantes manches se los oblig a evacuar sus tierras y fueron reinstalados en las poblaciones de El Chol y Beln, situadas al sur de Rabinal. Los
manches se han extinguido como grupo lingstico (Escobar, 1841:95; King,
1974:25; J. E. S. Thompson, 1970:63-64; Ximnez, 1929-1931:2:487-489).
LA VERSIN INDGENA DE LA CONQUISTA
La versin nativa sobre la conquista de Guatemala figura en tres tipos de documentos: 1) crnicas histricas, de las cuales Los anales de los cakchiqueles (tambin conocida con el nombre de Memorial de Solol) contiene el relato ms
extenso sobre la conquista y los acontecimientos que siguieron a ella; 2) documentos en apoyo a reclamos de tierras, entre los cuales el llamado Ttulos de la
casa Ixqun-Nehaib contiene la informacin ms completa acerca de la conquista;
y 3) textos del drama bailado conocido como la Danza de la Conquista, que se
ocupa exclusivamente de dicho suceso. Segn Bode (1961:218-219), quien ha
estudiado una cantidad considerable de versiones diferentes de la Danza de la
Conquista, los textos en cuestin en general coinciden con los Ttulos de la casa
Ixqun-Nehaib, aunque ninguno de ellos se le puede comparar en cuanto a abundancia de informacin histrica. Es por ello que, en mi resumen de la versin
nativa de la conquista, me baso principalmente en Los anales de los cakchiqueles
(Recinos y Goetz, 1953) y en los Ttulos de la casa Ixqun-Nehaib (Recinos,
1957), reservando la Danza de la Conquista para analizarla en los captulos x y
xu por ser all ms pertinente el tema en cuestin.
Desde luego, como su nombre lo indica, Los anales. . . representan la versin
cakchiquel de la Conquista, y los Ttulos. . ., el punto de vista de los quichs,
pues segn Carmack (1973:32-33), es probable que los escribieran representantes de la rama nehaib del tronco lingstico quich. Por tratarse de dos documentos
escritos por dos grupos nativos tradicionalmente enemigos, no es de esperar coincidencias en cuanto al relato y la interpretacin de los acontecimientos.
De acuerdo con la crnica quich, los indgenas de la regin montaosa de
Guatemala no se enteraron de la llegada de los espaoles al hemisferio occidental
sino hasta 1512, cuando Moctezuma les envi su mensajero, Colibr (Uitzitzil),
instndolos a que se prepararan para oponerse a los espaoles (Recinos, 1957:8485). Los quichs as lo hicieron:
84
Entonces, tan pronto como los jefes de Chi Gumarcaah Yzmach [Utatln/
Santa Cruz Quich] se enteraron de estas noticias, levantaron sus estandartes
y empezaron a reunir todas sus armas, y ordenaron que se tocaran todos sus
tambores y todos sus instrumentos de guerra [Recinos, 1957:85].
Es evidente que los cakchiqueles no hicieron caso del consejo de Moctezuma, y es
por ello que en su crnica no aparece mencionado este incidente.
El documento quich contina diciendo:
Entonces en el ao 1524 lleg el Adelantado don Pedro de Alvarado, despus
que ya haba conquistado Mxico y todas aquellas tierras. Vino a la ciudad
de Xetulul Hunbatz [Zapotitln] y conquist las tierras, lleg a la ciudad de
Xetulul; ese don Pedro de Alvarado Tunadi permaneci all, conquistando
toda esta costa [durante] tres meses [Recinos, 1957:85].
En este pasaje se advierte un dato incorrecto. El conquistador de Mxico fue
Corts, no Alvarado. A los ojos de los quichs y probablemente de los restantes
nativos de Guatemala, Alvarado era el smbolo de los conquistadores espaoles,
como lo era Corts para los indgenas de Mxico. Resulta, pues, comprensible,
sobre todo en funcin de la teora desarrollada en este libro, que en Guatemala
se le atribuyeran a Alvarado las proezas realizadas por Corts en Mxico. Por lo
dems, en el pasaje hasta ahora citado, no aparecen diferencias respecto de la
versin del propio Alvarado.
En cambio, en el pasaje que sigue, figuran datos que acaso Alvarado desconoca y es por ello que no los menciona:
Entonces al final de ese tiempo, los de Xetulul [Zapotitln] enviaron un mensajero a este pueblo de Lahunqueh [Xelahuh/Quezaltenango], que les anunci que los espaoles haban llegado ahora aqu para conquistar, y entonces
el rey que estaba en esta ciudad de Lahunqueh [quien] se llamaba Galel Atzih
Vinac Tieran, mand otro mensajero a los de Chi Gumarcaah [Santa Cruz
Quich] para informarles tambin cmo los espaoles haban llegado ahora
para conquistarlos, de modo que deban ponerse inmediatamente en guardia
y armarse. Tambin envi un mensajero a otro jefe del pueblo de Sakpoliah
[San Pedro Almolonga], [quien] se llamaba Galel Rokch Zaknoy Isuy. l
tambin mand otro mensajero a los soberanos de Chi Gumarcaah, este mensajero se llamaba Ucalechih, el que fue con las noticias al rey [Recinos,
1957:85-86].
De esta manera, las poblaciones ms importantes del reino quich fueron advertidas de la llegada de Alvarado.
A partir de aqu en adelante, la versin quich muestra importantes diferencias respecto del relato de Alvarado y describe detalladamente un acontecimiento
que el conquistador analiza slo de una manera muy breve e incompleta. Este
suceso constituye la esencia del punto de vista nativo acerca de la Conquista, al
punto de que en la actualidad es el tema principal de las Danzas de la Conquista
que se representan en toda la regin montaosa de Guatemala. Debido a la enor-
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
85
me importancia simblica que este episodio tiene para los indgenas guatemaltecos, cito (traducido) el pasaje completo en el que se le describe:
Al punto el rey de Chi Gumarcaah [Santa Cruz Quich] envi [un mensaje]
a un gran capitn llamado Tecn-Tecum [Tecum Umam], nieto de Quicab,
[el] jefe. Otro vino con su insignia llamado Quicab Cavisimah. Otro mensaero se present ante Chi Gumarcaah enviado por el capitn don Francisco
Izqun Ahpalotz Uzakilbalh. este envi a un sargento, don Juan Izqun, que
era un nieto de don Francisco Izqun Nehayb, capitn, el gran Capitn Tecum,
nieto de Quicab, y el portaestandarte llamado Quicab Cavisimah y ste portaba
la bandera [de] Tecum, capitn, y el insignia y el sargento portaban el estandarte, y esta bandera tena mucho oro en la punta, [y] muchas esmeraldas
[jade?]. Y este capitn trajo muchas gentes de muchos pueblos, que en total
eran diez mil indgenas, todos venan armados con sus arcos y flechas, hondas,
lanzas y otras armas. Y capitn Tecum, antes de abandonar su pueblo y ponerse al frente de los jefes, demostr su fortaleza y su valenta y en seguida
se puso alas con las cuales l volaba y sus dos brazos y piernas se cubrieron
de plumas y llevaba puesta una corona, y sobre el pecho se coloc una esmeralda de enorme tamao [jade?] que reluca como un espejo, y se puso otra
en la frente. Y otra en la espalda. Tena un aspecto muy gallardo. Este capitn
volaba como un guila, era un gran noble y un gran hechicero.
El Adelantado Tunadi [Alvarado] lleg para descansar durmiendo a un
lugar llamado Palahunoh, y antes de que el Adelantado hubiese llegado, trece
nobles se dirigieron con ms de cinco mil indgenas a un sitio llamado Chuabah. All construyeron un enorme bloqueo de piedras que los espaoles no
pudieran penetrar, y tambin cavaron muchos enormes hoyos y fosos, cerrando
los pasos y obstruyendo el camino por el cual los espaoles haban entrado,
quienes permanecieron en Palahunoh durante tres meses, porque no podan
abrirse paso entre los numerosos indgenas. Y en el acto, apareci alguien
[una persona] del pueblo de Ah Xepach, un capitn indgena que se transformaba en guila, con tres mil indios, para pelear con los espaoles. A medianoche los nativos salieron y el capitn de los indgenas que se haba transformado en un guila estaba deseoso de matar al Adelantado Tunadi, y no
poda matarlo porque una doncella muy bella lo defenda; ellos estaban ansiosos por entrar, pero tan pronto como vean a esta doncella caan a tierra
y no podan levantarse del suelo, y entonces aparecieron muchas aves sin piernas, y esos pjaros haban rodeado a esta doncella, y los indgenas queran
matarla y esas aves sin piernas la defendan y a ellos los dejaban ciegos.
Aquellos indgenas que nunca pudieron matar a Tunadi ni a la doncella retrocedieron y volvieron para enviar a otro capitn nativo que poda transformarse en rayo llamado Izqun Ahpalotz Utzakibalh, de nombre Nehaib, y
este Nehaib se les apareci a los espaoles como rayo queriendo matar al
Adelantado, y tan pronto como lleg vio una paloma de una extraordinaria
blancura encima de todos los espaoles, que los estaba defendiendo, y que
volvi a repetir aquello otra vez y que lo dej ciego y l cay a tierra sin
poder levantarse. Tres veces este capitn se lanz contra los espaoles como
rayo y cada vez sus ojos fueron cegados y l caa a tierra. Y como este capitn
comprendi que ellos no podran introducirse entre los espaoles, regres y
86
ellos informaron a los jefes de Chi Gumarcaah dicindoles a ellos cmo aquellos dos capitanes haban ido para ver si podan matar a Tunatiuh [Tunadi,
es decir, Alvarado) y que ellos tenan a la doncella junto con los pjaros sin
piernas y la paloma, que defendan a los espaoles.
Y en seguida el Adelantado don Pedro de Alvarado lleg con todos sus soldados y entr por Chuaraal; traan a doscientos indgenas tlaxcaltecas y taparon
los hoyos y los fosos que haban sido hechos y acabaron con los indios de
Chuaraal, pues los espaoles mataron a todos los indgenas de Chuaraal que
eran en total tres mil, trajeron a doscientos indgenas atados de Xetulul [Zapotitln] y a ms de Chuaraal a quienes no haban matado, y todos ellos fueron
atados y torturados para que revelaran dnde guardaban el oro. Y al ver esto
los indgenas les pidieron a los espaoles que no los torturaran ms, que
ellos posean mucho oro, plata, diamantes y esmeraldas pertenecientes a los
capitanes Nehaib Izqun, Nehaib quienes podan transformarse en guilas y
en jaguares. Y ellos informaron sin tardanza a los espaoles y permanecieron
con ellos, y este Capitn Nehaib invit a todos los soldados espaoles a comer
y les dio de comer aves y huevos de la regin. Y despus al siguiente da
envi a un gran capitn llamado Tecum para que se apersonase ante los espaoles dicindoles que estaba sumamente enojado porque haban matado a tres
mil de sus valientes soldados. Y tan pronto como los espaoles fueron notificados de esta noticia, se levantaron y vieron que l haba llevado consigo al
capitn indgena Izqun Nehaib y los espaoles iniciaron una batalla contra
el Capitn Tecum y el Adelantado le pregunt a este Capitn Tecum si deseaba hacer la paz, y el Capitn Tecum le respondi que no lo quera, sino que
nicamente deseaba el denuedo o valor de los espaoles. Y al punto los espaoles empezaron a luchar contra los diez mil indgenas que este Capitn
Tecum haba trado con l, pero ninguno [de los bandos] poda rechazar o
desviar al otro, ellos se separaban aproximadamente media legua y luego se
confrontaban mutuamente; lucharon durante tres horas y los espaoles mataron
a muchos indios, no existe clculo de aquellos a quienes mataron, ni un solo
espaol mora, solamente los indgenas de aquellos que el Capitn Tecum
haba llevado y mucha sangre corra de todos los indgenas a quienes los espaoles mataron, y esto ocurri en Pachah.
Y entonces el Capitn Tecum se desvaneci en el aire, y volvi transformado
en un guila cubierta de plumas verdaderas, que no eran artificiales; llevaba
tambin alas que le haban brotado del cuerpo y tres coronas, una de oro, otra
de perlas y otra de diamantes y esmeraldas. Este Capitn Tecum vino con
la intencin de matar a Tunadi quien montaba a caballo y en vez de golpear al Adelantado golpe al caballo con su lanza arrancndole la cabeza.
No era una lanza de hierro sino de piedras lustrosas y este capitn le haba
puesto un hechizo. Y cuando vio que el caballo y no l Adelantado haba muerto, se volvi a elevar a gran altura sobre su cabeza, con el propsito de lanzarse desde all para matar al Adelantado. Entonces el Adelantado lo esper
empuando su lanza y empal a este Capitn Tecum con ella. Al punto se
acercaron corriendo dos perros, que no tenan un solo pelo, eran pelones,
aquellos perros que se apoderaron de este indgena para despedazarle, y al
ver el Adelantado que ese indgena era muy gallardo y que llevaba puestas
tres coronas de oro, plata, diamantes y esmeraldas y de perlas, corri a defenderlo de los perros, y se qued observndolo con mucha atencin. Apareca
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
87
cubierto con [plumas] de quetzal y penachos muy hermosos, razn por la cual
a este pueblo de Quetzaltenango [Quezaltenango] se le dio su nombre pues
es aqu donde ocurri la muerte de este Capitn Tecum. Y a continuacin el
Adelantado llam a todos sus soldados para que se acercaran a ver la belleza
del indgena quetzal. Entonces el Adelantado les dijo a sus soldados que l
nunca haba visto a otro indio tan bizarro y tan noble y cubierto con esas
plumas tan bellas de quetzal, ni en Mxico, ni en Tlaxcala, ni en ninguna de
las ciudades que l haba conquistado, y por lo tanto el Adelantado orden
que el nombre de este pueblo fuese desde entonces Quetzaltenango. Al punto
Quetzaltenango pas a ser el nombre de este pueblo.
Y cuando los restantes indgenas vieron que los espaoles haban matado
a su capitn, huyeron y de inmediato el Adelantado don Pedro de Alvarado,
viendo que los soldados de este Capitn Tecum estaban huyendo, dijo que
tambin ellos deban morir, y al punto los soldados espaoles persiguieron a los
indgenas y les dieron alcance y mataron a cada uno de ellos. Tantos eran
los indgenas que ellos mataron, que formaron un ro de sangre, que se convirti en Olintepeque; es por ello que se le puso el nombre de Quiquel [sangre], porque toda el agua se torn en sangre y tambin el da se volvi de
color rojo a causa del gran derramamiento de sangre de ese da [Recinos,
1957:86-91].
Tecum Umam es hoy el hroe cultural de los indgenas que habitan la regin
montaosa de Guatemala. Su trgica muerte representa para ellos no slo el momento final de su independencia sino tambin la primera comprobacin de que
la religin nativa poda ser menos fuerte y eficaz que la de los espaoles. En
efecto, tal como se describe en este documento, los indgenas perdieron la batalla pues su arsenal mgico no era un contrincante de cuidado frente a las armas espirituales con que contaban los espaoles: el guila y el rayo mgico enviados por
los jefes indgenas contra Alvarado fueron abatidos, cegados e inmovilizados
por la "doncella rubia" (la Virgen Mara), por los pjaros sin pies (el Espritu
Santo), y la blanca paloma de la paz, y Tecum Umam transformado en el ave
sagrada, quetzal, fue abatido por la lanza de Alvarado. As pues, la batalla que
tuvo lugar en Xelahuh simboliza a la vez la victoria de los espaoles sobre los
indgenas y el triunfo del cristianismo sobre la religin nativa.
En cambio, para Alvarado, tan slo signific un encuentro ms con los indgenas, al cual le dedic nicamente unas pocas lneas en su primera carta dirigida a Corts:
Mientras desmontbamos y bebamos, vimos a numerosos guerreros que se
nos aproximaban y les permitimos acercarse hasta llegar a unos llanos muy
extendidos; y los derrotamos. Aqu logramos avanzar mucho hasta un lugar
donde vimos a gentes que nos estaban esperando, uno de ellos para dos jinetes. Continuamos la persecucin una legua completa y ellos nos llevaron
hasta una montaa y all nos hicieron frente, y yo me lanc a toda carrera
en retirada acompaado de algunos de los soldados de caballera para atraer
a los indgenas a los llanos, y ellos nos seguan, casi hasta poder tocar las
colas de los caballos. Y luego que hube reagrupado a los jinetes, me volv
contra ellos, y all tuvo lugar una persecucin y un escarmiento muy severo.
88
En este encuentro uno de los cuatro jefes de la ciudad de Utatln [Chi Gumarcaah/Santa Cruz Quich] fue muerto, y que era el capitn general de todo
este pas [Mackie, 1924:58].
En ningn momento Alvarado menciona el nombre de Tecum, a pesar de que
evidentemente era el jefe al cual hace referencia en la cita. Igualmente breve
es Alvarado en su descripcin de la batalla de Olintepeque:
Luego volvimos a atacarlos, y nuestros amigos y la infantera hicieron la mayor
matanza del mundo, a orillas de un ro. Rodearon una montaa rasa en la
que haban buscado refugio, y los persiguieron hasta la cima, e hicieron prisioneros a todos los que haban subido hasta all. Ese da matamos y apresamos
a muchas gentes, muchos de los cuales eran capitanes y jefes y gentes de importancia [Mackie, 1924:59-60].
El relato quich acerca de la Conquista concluye con la batalla de Xelahub, lo
cual demuestra que para estos indgenas sa fue la batalla decisiva, la que cambi
el curso de los acontecimientos. El valor simblico que los quichs le atribuyen
a este combate, a pesar de ser uno entre muchos otros encuentros con los espaoles, y acaso menos trascendente que aquel que determin la destruccin total
de su capital, se debe al hecho de ser la primera derrota significativa de un pueblo acostumbrado a considerarse como conquistador.
La crnica cakchiquel en esencia retorna la historia de la Conquista en el punto
en que concluye el documento quich. En ella se describe la llegada de Alvarado
a Guatemala y la batalla de Xelahub en unas pocas frases concisas:
Durante este ao los espaoles llegaron. Hace cuarenta y nueve aos que los
espaoles llegaron a Xepit y Xetulul [Zapotitln].
En el da 1 Gane [20 de febrero de 1522] los quichs fueron derrotados
por los espaoles. Su jefe, que se llamaba Tunatiuh Avilantaro [Alvarado],
conquist a todo ese pueblo. No se les haban visto las caras antes de ese
momento. Muy poco tiempo antes, se renda culto a la madera y la piedra.
A su llegada a Xelahub [sic], derrotaron a los quichs; todos los quichs
que haban salido al encuentro de los espaoles fueron exterminados. Luego
los quichs fueron liquidados frente a Xelahub [Recinos y Goetz, 1953:
119-120].
Tambin es sucinto el relato cakchiquel sobre lo que ocurri en la capital quich:
Luego [los espaoles] avanzaron hasta la ciudad de Gumarcaah [Utatln/Santa Cruz Quichel], donde fueron recibidos por los reyes, el Ahpop y el Ahpop
Qamahay, y los quichs les pagaron tributo. Pronto los reyes fueron torturados
por Tunatiuh.
En el da 4 Qat {7 de marzo de 1524] los reyes Ahpop y Ahpop Qamahay
fueron quemados en la hoguera por Tunatiuh. El corazn de Tunatiuh careca de compasin por la gente durante la guerra [Recinos y Goetz, 1953:120].
LA CONQUISTA DE GUATEMALA
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Recinos afirma que esta descripcin de la muerte en la hoguera de los dos reyes
quichs concuerda con el relato de Alvarado acerca del incidente (Recinos y
Goetz, 1953:120n).
No es de sorprender que en Los anales de los cakchiqueles se describan con
mayor lujo de detalles aquellos acontecimientos en los que los propios cakchiqueles intervinieron. Su primer contacto con los espaoles tuvo lugar mientras Alvarado se encontraba an en territorio quich:
Muy pronto un mensajero enviado por Tunatiuh se present ante los reyes
[cakchiqueles] para solicitarles que le enviaran soldados: "Permitid que los
guerreros de los Ahpozotzil y los Ahpoxahil vengan para matar a los quichs",
dijo el mensajero a los reyes. La orden de Tunatiuh fue obedecida al instante, y dos mil soldados marcharon para unirse a la matanza de los quichs
[Recinos y Goetz, 1953:120-121].
El documento cakchiquel presenta una descripcin bastante minuciosa de la llegada
de los espaoles a Iximch, su capital:
En el da 1 Hunahp [12 de abril de 1524] los espaoles llegaron a la ciudad
de Yximch; su jefe se llamaba Tunatiuh. Los reyes Beleh Qat y Cah Ymox
fueron al punto a recibir a Tunatiuh. El corazn de Tunatiuh estaba bien
dispuesto hacia los reyes cuando lleg a la ciudad. No hubo lucha y Tunatiuh
estaba contento cuando lleg a Yximch. De esta manera los castellanos
llegaron de antao, oh, hijos mos! En verdad inspiraron miedo cuando llegaron. Sus rostros eran extraos. Los soberanos los tomaron por dioses. Nosotros
mismos, vuestro padre [sic], salimos a verles cuando llegaron a Yximch.
Tunatiuh durmi en la casa de Tzupam. Al da siguiente apareci el jefe,
asustando a los guerreros, y se dirigi a la residencia donde se hallaban los
reyes. "Por qu me hacis la guerra a m cuando yo puedo hacrosla a vosotros?", dijo. Y los reyes contestaron: "Eso no es verdad, pues de esa manera
muchos hombres moriran. Habis visto los cadveres ah en la barranca." Y
entonces l entr en la casa del jefe Chicabal [Recinos y Goetz, 1953:121].
Esta descripcin segn la cual los espaoles fueron bien recibidos por los cakchiqueles al llegar a Iximch resulta confirmada por el propio Alvarado (vase la
cita anterior).
El documento cakchiquel contina con una breve narracin sobre la conquista
de los tzutujiles, que tambin coincide con el relato de Alvarado:
Despus Tunatiuh les pregunt a los reyes qu enemigos tenan. Los reyes
respondieron: "Nuestros enemigos son dos, oh, Seor!: los zutuhiles y [aquellos que viven en] Panatacat [Escuintla]. Eso le dijeron los reyes. Slo cinco
das despus Tunatiuh dej la ciudad. Los zutuhiles fueron conquistados entonces por los espaoles. En el da 7 Camey [18 de abril de 1524] los zutuhiles
fueron exterminados por Tunatiuh [Recinos y Goetz, 1953:121-122].
A esto sigue una descripcin muy corta sobre el viaje de Alvarado a Amrica
90
Central. A su regreso a Iximch, "Tunatiuh entonces pidi una de las hijas del
No repetiremos aqu, por haber sido ya citada en su mayor parte en este mismo
captulo, la seccin siguiente -de Los anales de los cakchiqueles, que se ocupa de
la rebelin de dicha tribu. Este documento concluye con la historia de la colonia
hasta 1601. En esa parte se describen los intentos de los colonos por explotar a
los indgenas como mano de obra en su bsqueda de oro, la recaudacin de
tributos, y los esfuerzos del clero regular para convertir a los indgenas al cristianismo.
Vemos, pues, que durante el periodo de la Conquista, dos acontecimientos
recibieron atencin especial por parte de los historiadores nativos, a saber, la
muerte de Tecum Umam y la rebelin cakchiquel. El primero, que simboliz el
fin de la independencia indgena, pas a ser el tema principal en los ritos y
el folclor acerca del conflicto tnico en casi toda Guatemala. El segundo constituye
la demostracin, desde el punto de vista indgena, de que Alvarado era un hombre avaricioso. Para los indgenas de Guatemala (lo mismo que para los que
habitaban Yucatn), la Conquista signific, pues, la prdida de su independencia
poltica y religiosa y su explotacin econmica por parte de los extranjeros.
blantes de lenguas pertenecientes a varios troncos lingsticos, en su mayora dialectos derivados de la familia maya. En los macizos montaosos central y oriental
habitaban los tzotziles, los tzeltales, los tojolabales y los lacandones, y en la
parte occidental del actual estado de Chiapas, en las vertientes bajas, vivan los
chiapanecos y los zoques, de diferente origen lingstico.
De importancia particular para el presente estudio son los esfuerzos que realizaron los espaoles para conquistar a los tzotziles, los tzeltales y los lacandones,
grupos que a la llegada de los conquistadores estaban "divididos en pequeos
principados o diminutos estados enemigos, que en los relatos o crnicas ms
antiguos aparecen con el nombre de provincias" (Calnek, 1962:9). Los chiapanecos, quienes haban llegado tardamente a la regin, acosaban constantemente
a los pueblos colindantes tzeltales y tzotziles (Calnek, 1962:11-12). Exista, pues,
un estado o situacin permanente de hostilidad tanto entre grupos de diferente
origen lingstico como entre pueblos que hablaban una misma lengua. Estas
divisiones polticas habran de desempear un papel importante en la conquista.'
LA EXPEDICIN DE Luis MARN
Una vez concluida la dominacin de los aztecas en 1521, los espaoles se dedicaron a fundar poblaciones en diferentes partes de Mxico. En 1522, Gonzalo
de Sandoval erige un pueblo en Coatzacoalcos al que denonima Espritu Santo.
A continuacin procede a distribuir entre los habitantes espaoles de la nueva
ciudad, a los indgenas de diecisis "provincias" de los alrededores, incluyendo
a las que se encontraban en lo que hoy es el estado de Chiapas, segn el sistema
de encomienda. Muchos de los indgenas se negaron a pagar tributo a los espaoles de Coatzacoalcos. Y aunque no existen testimonios de que, antes de repar1
La ms importante fuente primaria sobre la expedicin de Luis Marn es el diario
de Bernal Daz del Castillo (1904). Su descripcin sobre la primera "reconquista" de
Chiapas al parecer fue escrita muchos aos despus. El propio Daz del Castillo admite
haber olvidado los nombres de algunos de los pueblos indgenas de Chiapas (1904:2:220).
Otra fuente primaria es la carta escrita por Diego de Godoy a Corts (1918). La interpretacin que hace Godoy del incidente en Chamula es algo diferente de la de Daz del
Castillo. Tanto Vicente Pineda (1888) y Manuel B. Trens (1957) basan sus informes
de la expedicin de Marn en el diario de Daz del Castillo.
El relato ms frecuentemente citado de la expedicin de Diego de Mazariegos es el de
Antonio de Remesal (1932), que fuera escrito en 1616. El informe de Remesal no es una
descripcin testimonial y, en realidad, como lo sealan tanto Ximnez (1929-1931:1:335)
como Pineda (1888:28), hay un error importante en su trabajo, a saber se atribuye la
primera "reconquista a Mazariegos en lugar de a Marn. Sin embargo, estos autores posteriores al parecer crean que el relato de Remesal era exacto en todos sentidos, pues sus
descripciones de la expedicin de Mazariegos se basan en dicha obra.
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tirse a los nativos, los espaoles conocieran siquiera a esos indgenas a quienes
trataban como vasallos, mucho menos conquistado, empero interpretaron como
actos de rebelin la resistencia de los indgenas a pagarles tributo (Daz del Castillo, 1904:2:210; Pineda, 1888:11-28, 30n; Trens, 1957:108).
El capitn Luis Marn decidi enviar a cuatro espaoles, entre ellos a Bernal
Daz del Castillo, y a cuatro indios a Cimatn, uno de los distritos rebeldes, para
informarles a los indgenas que el pago de tributo era obligatorio. Cuando los
ocho hombres se encontraban aproximadamente a una distancia de dos leguas de
la ciudad de Cimatn, enviaron mensajeros para anunciar su llegada. La respuesta
de los habitantes de Cimatn fue el envo de tres escuadrones de arqueros y
lanceros que lograron dar muerte a dos de los espaoles, y herir de gravedad a
Daz del Castillo con una flecha que se le clav en la garganta. Empero, ste
y el nico espaol que aparte de l quedaba vivo consiguieron escapar en una
canoa que haban escondido los cuatro indgenas que los acompaaron. Despus
de una penosa travesa de veintitrs das, los dos espaoles llegaron a Coatzacoalcos profundamente perturbados por su experiencia (Daz del Castillo, 1904:2:
210-211; Pineda, 1888:13-14).
Al enterarse de la suerte corrida por su misin pacfica en Cimatn, el capitn
Luis Marn se dirigi a Tenochtitlan (actualmente la ciudad de Mxico) para
conferenciar con Corts y solicitarle ms soldados y armas con el objeto de
pacificar- las provincias "rebeldes". Corts accedi a proporcionarle treinta soldados
y le orden que organizase una expedicin en contra de los indgenas de Chiapas, en la cual deban intervenir todos los espaoles que se encontraban en
Coatzacoalcos. Corts le sugiri a Marn que tan pronto como lograse sofocar la
"rebelin" en Chiapas, consolidara su victoria fundando all una poblacin espaola (Daz del Castillo, 1904:2:211-212). El 8 de diciembre de 1523, Marn
regres a Coatzacoalcos con los refuerzos que le proporcion Corts (Trens,
1957:109).
Segn testimonio de Bernal Daz del Castillo, que intervino en la expedicin
de Marn, los espaoles encontraron innumerables obstculos naturales al avanzar
en territorio chiapaneco. En un momento dado, entre Tepuzuntlan y Quechula, la
marcha se vio interrumpida por una muralla infranqueable de montaas, slo
atravesadas por el ro Grijalva, lo cual oblig a los espaoles a viajar en canoas
para poder continuar con su misin. Al parecer la expedicin lleg a las proximidades de lo que hoy es Chiapa de Corzo durante la cuaresma del ao 1524
(Daz del Castillo 1904:2:212,217-218).
En esa poca, los chiapanecos dominaban toda esa regin. Su capital era Socton
Nandalumi, a orillas del ro Grijalva y situada cerca de la actual ciudad de Chiapa de Corzo. Daz del Castillo afirma que en 1524, la capital chiapaneca era
una ciudad de ms de cuatro mil habitantes, sin contar los pueblos y caseros
satlites que dependan de ella (1904:2:215). Tan grande era el podero de los
chiapanecos que exigan y reciban tributos de grupos vecinos y tambin tenan
a indgenas de otras tribus como esclavos (Daz del Castillo, 1904:2:212).
La primera poblacin de la regin a la cual llegaron los espaoles, y que estaba
situada a unas cuatro leguas de la capital chiapaneca, fue Ixtapa, a la que hallaron
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
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ver que no le llevaban ms oro, los espaoles tomaron prisionero al jefe del
pueblo amenazando con matarlo. Indignados ante este atropello, los chamulas atacaron a los espaoles, ayudados por los habitantes de Huehuistn (Daz del Castillo, 1904:2:220; Trens, 1957:112).
Al enterarse Marn de lo ocurrido en Chamula, aprehendi a Medina envindolo a Tenochtitlan para que Corts lo castigara. Pese a todos los esfuerzos que
a continuacin hizo para apaciguar a los chamulas asegurndoles que Medina sera
juzgado y castigado por su acto, los indgenas se negaron a hacer la paz, por
lo cual Marn se vio obligado a volver a luchar contra los rebeldes (Daz del
Castillo, 1904:2:220-221; Trens, 1957:112).
Marn reforz sus tropas espaolas y mexicanas reclutando a doscientos soldados chiapanecos y march sobre Chamula. Al llegar a Zinacantn hicieron un alto
para pasar el Domingo de Resurreccin, y all se les uni un grupo considerable
de soldados zinacantecos. Al da siguiente emprendieron la marcha y despus de
un corto recorrido se encontraron con una fortaleza construida por los chamulas
que lograron tomar despus de tres das de encarnizada lucha. Las armas de
los chamulas eran largas lanzas de madera con puntas de afiladas piedras, espadas
de piedra y arcos y flechas. Cuando arremetan contra los espaoles lo hacan
lanzando alaridos, y acompaando la carga con msica de trompetas, cuernos y
timbales (Daz del Castillo, 1904:2:221-225; Trens, 1957:112).
Es importante sealar que lejos de unirse los zinacantecos a los chamulas en
contra de los invasores, les permitieron el paso por su pueblo cuando se dirigan
hacia Chamula, les proveyeron de tropas adicionales y les dieron datos importantes sobre caractersticas de Chamula (Daz del Castillo, 1904:2:221-225; Godoy, 1918:465-467). En todos los conflictos tnicos posteriores, estas dos ciudades
siempre se ponan de parte de bandos contrarios, cada una de ellas a veces aliada
de los descendientes de los conquistadores, y otras en su contra.
Tan pronto como los chamulas fueron sometidos, los espaoles y sus aliados
indgenas se dirigieron a Huehuistn, a unas cuatro leguas de distancia, poblacin
que tambin lograron tomar. Chamula fue otorgada como er.comienda a Bernal
Daz del Castillo (1904:2:225).
Con los indgenas de Chiapas nuevamente pacificados, Marn debi proceder
a cumplir con el mandato de Corts de fundar una poblacin espaola en esa
provincia, pero no lo hizo. Daz del Castillo sostiene que algunos de los espaoles que integraban la expedicin queran regresar a Coatzacoalcos rehusndose
a establecerse en Chiapas, y que los que deseaban permanecer se disputaban los
pueblos que habran de recibir como encomiendas (1904:2:226). Los ms descontentos, de acuerdo con el testimonio de Daz del Castillo (1904:2:225), eran
Diego de Godoy y Alonso de Grado. En cuanto a Pineda (1888:27), justifica
que Marn no cumpliera con las rdenes de Corts de la siguiente manera:
"...pero en vista del [hecho] de que la provincia estaba muy poblada, de que
todos los pueblos estaban fortificados y construidos en las cumbres de las sierras,
de que la caballera no podra maniobrar debido a lo escarpado del terreno, de
que se daban cuenta que ellos eran demasiado pocos para obligar [a los indgenas] a obedecerles y adems estaban todos heridos: decidieron retornar a la ciu-
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
95
En 1526, llegaron a Tenochtitlan rumores de que los indgenas de Chiapas nuevamente se haban sublevado. Con la aprobacin de Corts, el gobernador y capitn general de la Nueva Espaa, Alonso de Estrada, encarg al capitn Diego
de Mazariegos la tarea de sofocar este presunto nuevo levantamiento. Mazariegos parti de Tenochtitlan a comienzos de 1527 al frente de una fuerza expedicionaria compuesta por 150 soldados de infantera, cuarenta jinetes, cinco piezas
de artillera y una considerable cantidad de indgenas mexicanos y tlaxcaltecas en
otro intento por someter a los indgenas de Chiapas (Remesal, 1932:1:378-379;
Pineda, 1888:30; Trens, 1957:117).
Al entrar en territorio chiapaneco, Mazariegos y sus hombres siguieron, al principio, la misma ruta por la que algunos aos antes haba avanzado Marn (vase
el mapa 2) : "cruzaron el ro Chiapa [Grijalva?] a la altura de Quechula, y
luego continuaron su marcha por la orilla izquierda hasta llegar al pueblo de
Usumalapa (San Fernando las Animas). Desde all los espaoles continuaron por
el camino de Tamasolapa (Don Ventura), y terminaron por acampar en el poblado zoque llamado Tochtla o Tulun (Tuxtla Gutirrez)" (Trens, 1957:117).
Entre tanto, los indgenas se estaban movilizando para la lucha. Luego de pasar
la noche en Tuxtla, al da siguiente los espaoles continuaron su marcha hasta
encontrarse con los indgenas que se haban congregado para batirse con ellos.
Mazariegos se les acerc para pedirles que juraran obediencia al rey de Espaa.
Pero como sus palabras fuesen recibidas con chiflidos, gritos y una lluvia de piedras, los espaoles se vieron obligados a trabarse en lucha con los indgenas (Pineda, 1888:31-32; Trens, 1957:118).
La resistencia que opusieron los indgenas fue verdaderamente porfiada y feroz.
Cuando algunos de ellos eran empujados al borde de los acantilados, en lugar de
rendirse, se arrojaban al ro que corra al fondo del abismo (Pineda: 1888:32;
Remesal, 1932:1:379-380; Trens, 1957:118). Este incidente marc el fin de la
conquista y el comienzo real del dominio espaol (Trens, 1957:119).
96
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
97
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
MAPA 3. Conquista de los maches, mopanes y lacandones
(1545-1697)
99
mostraban deseosos de trabajar para Solrzano pues aparentemente lo reconocan como su conquistador, no suceda lo mismo respecto de los dems espaoles, al punto de que cuando uno de ellos llamado Lucas Veneciano trat de
obligarlos por la fuerza a prestarle servicios, los nativos lo mataron (Chamberlain, 1948b:183n, 184).
En 1546, indgenas lacandones procedentes de Pochutla arrasaron algunos poblados de nativos recientemente evangelizados en Chiapas y Guatemala. 2 Otra
serie de asaltos lacandones a pueblos cristianos ocurri en 1552, siendo a la sazn
incendiados quince pueblos de Chiapas y sus habitantes muertos o tomados prisioneros (Stone, 1932:243). 3
En 1550, los dominicos de Guatemala enviaron a los padres Toms de la
Torre y Domingo de Vico, a Alcaln con la finalidad de evangelizar a los lacandones. Ambos sacerdotes fueron recibidos sin hostilidad, logrando bautizar a numerosos indgenas, quemar muchos de sus dolos y fundar una aldea llamada San
Marcos en un lugar desconocido al norte de Cobn (Remesa, 1932:2:265-267;
J. E. S. Thompson, 1970:32-33)
Poco tiempo despus, el padre Vico debi marcharse de San Marcos pues
haba sido nombrado prior de Cobn (Remesal, 1932:2:371-372). En 1555, los
i ndgenas evangelizados de San Marcos entraron en guerra con otros lacandones
de Acaln que no haban sido convertidos. Desoyendo las repetidas advertencias
acerca de la gravedad de la situacin, Vico decide regresar a San Marcos, acompaado de otro cura dominico, el padre Andrs Lpez, y de treinta indgenas
evangelizados de la regin de Verapaz en Guatemala. A poco de su llegada
a la poblacin, todos los miembros del grupo murieron a manos de indgenas
no conversos. Un nativo que se desempeaba como monaguillo y que trat
de proteger a Vico de las flechas, fue tomado prisionero .para ofrecer su corazn en sacrificio al sol (Remesa], 1932:2:370-378; Stone, 1932:243; J. E. S.
Thompson, 1970:33).
Cuatro aos ms tarde, en 1559, los espaoles organizaron una invasin por
dos frentes de la regin lacandona como represalia por el asesinato de los dos
sacerdotes. La primera, constituida por seiscientos indgenas chiapanecos y doscientos procedentes de Zinacantn, parti de Comitn rumbo al este y lanz una
ofensiva sobre la fortaleza situada en mitad del lago lacandn, que ahora recibe
el nombre de lago Miramar (Stone, 1932:240n, 244-245), y que probablemente
fuese la poblacin de "Lacandones" a la que se hace referencia en las crnicas
coloniales. La segunda expedicin que estaba al mando de Pedro Ramnez de
Quionez parti 'de Cobn y la integraban cien indgenas guatemaltecos; estas
2
AGC Al. 23, Leg. 4575, folio 84 nm. 20.
3 Vase tambin la cdula real del 22 de enero de 1556 "Algo sobre Lacandones",
Boletn del Archivo General del Estado, Documentos Histricos de Chiapas, nm. 2, 1953,
pp. 13-15.
4
San Marcos pudo haber estado situado no lejos de Cham, pues un documento de
tierras de dicho pueblo describe a Vico llevndose a los indgenas de San Marcos de las
montaas y establecindolos en tierras pertenecientes a Cham. Una fotocopia del documento en cuestin, que errneamente lleva por ttulo "Founding of Cobn in 1548", se
encuentra en la Biblioteca Latinoamericana de la Universidad de Tulane.
100
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
fuerzas se unieron a la expedicin chiapaneca, a cuyo frente se encontraba Gonzalo Dovalle, para llevar a cabo un ataque conjunto del lago Lacandn (Remesal, 1932:2:395-397).
Conforme al testimonio de Remesa (1932:2:397), igual que en el caso de
Pochutla, el poblado del lago Lacandn estaba situado muy favorablemente para
su defensa, pues se le haba construido sobre una elevacin rocosa (peol) que
formaba una isla en medio del lago. Los indgenas cultivaban sus milpas en las
orillas del lago.
Uno de los hombres integrantes de la expedicin guatemalteca se meti en un
maizal para recoger algunos elotes, pero fue descubierto por algunos nativos ocultos en el maizal, quienes se arrojaron sobre l, le abrieron el pecho con un cuchillo de piedra y le arrancaron el corazn para ofrecrselo al sol (Remesal, 1932:
2:397).
101
2:400).
En 1564, la mayor parte de los habitantes de Pochutla fueron reinstalados en
Ocosingo por fray Pedro Lorenzo (Ximnez, 1929-1931:2:150). Los restantes
lacandones de Pochutla, a quienes finalmente se logr conquistar en 1576, fue-
102
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
103
a uno de ellos, nunca lo lograron. En algunas poblaciones consiguieron agarrar a unos indios que molestaban a la gente como si fueran lacandones y que
resultaron ser jvenes -de ese mismo pueblo disfrazados como tales [Ximnez, 1929-1931:2:220].
No fue sino hasta finales del siglo xvii, a casi doscientos aos de iniciada la
conquista de Chiapas y Guatemala, que los espaoles lograron sojuzgar, por fin,
a los ltimos lacandones choles. Esta campaa, que comenz en 1695, fue parte
del esfuerzo conjunto que realizaron los gobiernos de las provincias de Yucatn,
Chiapas y Guatemala por completar la conquista de los itzaes, los lacandones
choles, los manches y los mopanes, con el objeto de que las tierras bajas fuesen
una ruta comercial segura (vanse los captulos u y Iii).
En 1695, los lacandones choles ya no vivan junto al lago Lacandn, pues
presumiblemente alrededor del ao 1608 fundaron una nueva capital, a la que
llamaban Sacbalam (Jaguar blanco), ubicada al sureste del lago Lacandn sobre
las mrgenes del ro Lacantn (vase el mapa 3) (Hellmuth, 1972:182-183;
Tovilla, 1960:210). Villa Rojas (1967:32-33) supone que el abandono de su
ciudad a orillas del lago Lacandn ocurri despus de la campaa de Morales
Villa Vicencio en 1586.
Varios aos antes de la expedicin de 1695, dos franciscanos, los padres Melchor Lpez y Antonio Margil, acompaados de algunos indgenas procedentes
de Cobn, organizaron una misin pacfica para evangelizar a los lacandones.
Fueron bien recibidos por los habitantes de Sacbalam, quienes se mostraron receptivos a sus esfuerzos evangelizadores; incluso quemaron el templo en el cual guardaban a sus dolos. Los sacerdotes les pidieron que, para demostrar su deseo de
paz y amistad, enviaran una embajada de doce indgenas a Cobn con el propsito de negociar un tratado de paz. Los lacandones accedieron y cuando Margil
lleg a Cobn con cuando menos esa cantidad de lacandones, fue objeto de un
entusiasta recibimiento por parte del alcalde mayor de aquella provincia y por
los nativos que vivan en Cobn (Trens, 1957:207; Ximnez, 1929-1931:3:4-5).
Infortunadamente, todos los lacandones que integraban la delegacin enfermaron a los pocos das de su llegada a Cobn, muriendo once de ellos. Los restantes regresaron a Sacbalam para informar acerca de la desgracia acontecida a
sus compaeros. Los lacandones no tomaron a la ligera la noticia sobre la muerte
de sus compatriotas, de modo que cuando Margil regres a Sacbalam fue amenazado de muerte, junto con su compaero fray Melchor Lpez, por parte de los
indgenas quienes blasfemaron contra los cristianos y su Dios, empezando a reconstruir el templo para los dolos que haca poco haban abandonado. Al ver
la inutilidad de sus esfuerzos por hacerlos entrar en razn, Lpez y Margil regresaron a Guatemala para solicitarle al presidente de la Audiencia que les proporcionara ayuda militar con el fin de lograr la conversin de los lacandones
al cristianismo (Trens, 1957:207-208; Ximnez, 1929-1931:3:4-5).
Antes de estos sucesos, los lacandones les haban mostrado a los dos sacerdotes
un misal y un breviario que haban pertenecido al padre Domingo de Vico,
el dominico asesinado en 1555, junto con dos manteles de altar y algunos ador-
104
nos religiosos presumiblemente procedentes de San Marcos. Adems los indgenas haban admitido la culpabilidad de sus antepasados en cuanto a la muerte de
Vico ocurrida haca casi 140 aos, lo cual sugiere que con posterioridad a 1559
una parte de los lacandones de Acaln haba emigrado hacia el oeste penetrando
en territorio chiapaneco (J. E. S. Thompson, 1970:37; Ximnez, 1929-1931:3:4).
En enero de 1695, el presidente de la Audiencia de Guatemala, jacinto de
Barrios Leal, organiz una expedicin para conquistar a los lacandones. (Esta
expedicin fue parte de los coordinados esfuerzos con el gobernador Urza y que
se describen en el captulo ir.) Para invadir la regin lacandona, Barrios Leal
dividi a su ejrcito, enviando una divisin comandada por el capitn Melchor
Rodrguez Mazariegos rumbo a San Mateo Ixtatn en las montaas Cuchumatn
con el objeto de atacar a los lacandones desde el sudoeste, mientras el propio
Barrios Leal, al frente del resto de sus fuerzas, se diriga a Ocosingo, para salirles al frente a los indgenas desde el noroeste. Barrios Leal iba acompaado del
padre Antonio Margil. El primero en llegar a Sacbalam fue Rodrguez Mazariegos. Por su parte, Barrios Leal, acaso con la esperanza de encontrar a lacandones viviendo todava junto al lago del mismo nombre, se haba entretenido en
rastrear la regin desorientado al descubrir que el lugar estaba abandonado y sin
saber hacia dnde dirigirse. La fortuna lo favoreci pues sus soldados atraparon
a un indgena lacandn quien los condujo a Sacbalam. El encuentro entre sus
tropas y la divisin de Rodrguez Mazariegos frente a la capital lacandona ocurri
el 19 de abril (J. E. S. Thompson, 1970:27; Villagutierre Soto-Mayor, 1933:
177-190, 194-214; Ximnez, 1929-1931:3:6-15, 23-47).
Los lacandones procedieron como tantas veces lo hicieron en el pasado, es decir
que en lugar de ofrecer resistencia a los invasores abandonaron su ciudad dispersndose por los bosques. En el apresuramiento de la huida, dejaron atrs todas
sus posesiones, incluyendo sus abastecimientos de vveres (Villagutierre Soto-Mayor, 1933:206).
Los sacerdotes que acompaaban a los soldados espaoles rebautizaron a Sacbalam con el nombre de Nuestra Seora de los Dolores en recuerdo de que
su primer descubrimiento de huellas de pisadas humanas que conducan a la ciudad haba ocurrido un Viernes Santo. Lo primero que hicieron al entrar en la
ciudad fue destruir los dolos dejados por los indgenas y transformar parte del
templo nativo en una capilla (Villagutierre Soto-Mayor, 1933:201-202).
Por su parte los soldados se dedicaron a buscar a los indgenas ocultos en los
bosques, logrando sacar de su escondite a un nmero considerable de ellos que
regresaron a Dolores. Entre tanto, Barrios Leal recibe la noticia de que se le
necesitaba para conquistar a los itzaes. Ordena fortificar la poblacin mediante
una empalizada que la rodee, y cuando sta estuvo construida, parti al frente
de sus tropas rumbo al lago Petn Itz, dejando el nuevo pueblo defendido por
treinta soldados espaoles y quince indgenas auxiliares. Tambin se quedaron
en Dolores los padres Antonio Margil, Lzaro de Mazariegos y Blas Guilln para
continuar la tarea de buscar a los indgenas escondidos en los bosques y obligarlos a regresar al pueblo (Tozzer, 1913; Villagutierre Soto-Mayor, 1933:222).
LA CONQUISTA DE CHIAPAS
105
Carta del padre Diego de Rivas en Nuestra Seora de los Dolores, 27 de febrero df
1696, y carta de Jacobo de Alcagaya en Nuestra Seora de los Dolores a Joseph de Ese
cats, 28 de febrero de 1696, Acc, Al. 94, Leg. 2033. Transcripciones de estas cartas apa"'
recen en Hellmuth, 1969:9-20.
10 6
1966:92.
11
Carta del rey de Espaa a don Toribio de Coso, presidente de la Audiencia de
Guatemala, 7 de junio de 1715, AGC, Al. 23, Leg. 1526, folio 15. Vase tambin Boletn del Archivo General del Gobierno 5(1):42-43 (1939) y
5(3):178-186 (1940).
L LA CONQUISTA DE CHIAPAS
107
que hablaban dialectos Yucucatecos. Los primeros fueron los que se establecieron
en las mrgenes del lago , Noha entre 1576 y 1646, y es muy posible que los
lacandones de habla yucatVeca a quienes Caldern trat de evangelizar en 1786
fuesen sus descendientes.
Los actuales habitantes de esa zona tambin reciben el
nombre de "lacandones" y y hablan el maya yucateco. J. Eric S. Thompson (1938:
588) dice que acaso se trarate de descendientes del histrico pueblo llamado "yu12
cateco Prspero" .
A Pesesar de que a ltimas fechas se ha iniciado el proceso
desintegrador de su sistem na religioso por la influencia de los misioneros protestantes de Estados Unidos < que han logrado introducirse en algunas de sus comunidades (vase Baer y MIerrifield, 1971:XI), los lacandones todava conservan
sus creencias y prcticas r'religiosas sin haber sufrido casi ninguna influencia del
1 07
cristianismo (Tozzer, 9 7:79-150). Es evidente que los lacandones de San Jos
de Gracia Real olvidaron muy pronto las enseanzas de Caldern. Es indudable,
adems, que de todos 10s s pueblos mayas, este grupo de lacandones es el nico
que nunca estuvo bajo el <dominio de los espaoles ni tampoco aceptaron cambiar
su religin por la cristianz a. En efecto, todava en 1820, en vsperas de iniciar
Mxico su guerra de indelpendencia contra Espaa, el padre Manuel Mara de la
Chica, vicario de la misi5 n lacandona, tuvo que admitir que hasta esa fecha no
se haba logrado evangeliza, ar a esos indgenas (Morales Villa Vicencia, 1936:133).
12
Una comparacin entre el lacandn moderno, el yucateco, el itz y el mopn, usando
la lista de cien palabras de temas bsicos de vocabulario de Swadesh, indica que los lacandones, itzaes y mopanes estaban ms tercamente relacionados con el yucateco que
entre s. Esto sugiere que los antepasados de los modernos lacandones no hablaban
el itz o mopn colonial, sno ms bien cierto tercer lenguaje, que estaba estrechamente
relacionado con el yucateco pomo lo estaban el itz y el mopn. Durante el periodo colonial se hablaba el lenguaje 'ucateco denominado quejache en la parte sur de la pennsula
de Yucatn, al noroeste de Ils itzaes y al noreste del Reino Prspero. Alfonso Villa Rojas
(1961:112-113; 1967:39-41) cree que el "yucateco prspero" perteneca al grupo quejache de hablantes de maya Y5teco. Las comparaciones lxicas citadas anteriormente apoyan
la hiptesis de Villa Rojas.
TERCERA PARTE
LAS REBELIONES COLONIALES
genes guiados por especialistas en ritos a quienes el obispo denomin "nahualistas". Desempeaban un papel tan importante en la vida del pueblo, que se
les consultaba cuando se trataba de ponerles nombre a los nios recin nacidos,
profetizaban el futuro y curaban a las personas que sufran enfermedades causadas por brujera. Nez de la Vega confisc los dolos y conmin a los curas
prrocos a ser ms severos en cuanto a la evangelizacin de los indgenas a su
cargo (1692:132, 133). Empero, todos los enrgicos esfuerzos realizados por Nez de la Vega para extirpar la religin aborigen resultaron intiles, ya que el
nahualismo ha sobrevivido en las comunidades indgenas hasta la fecha (Vogt,
1969:369). Por otra parte, resulta evidente que hacia finales de la primera dcada del siglo xVIII, el culto que los indgenas rendan a las imgenes de santos
catlicos era tan slo un sustituto de su veneracin a los dolos autctonos.
Se sabe que entre 1708 y 1713 tuvieron lugar por lo menos cuatro sublevaciones religiosas en los Altos de Chiapas, las tres primeras en poblaciones de habla
tzotzil: Zinacantn y Chenalh. La cuarta ocurri en el pueblo de Cancuc, situado
11 2
113
11 4
que trataron de impedir que la capilla fuese quemada, sta por fin fue destruida
y los frailes aprehendieron por segunda vez al ermitao envindolo en esa ocasin a los jesuitas de Ciudad Real. stos declararon que estaba posedo por el
Diablo y recomendaron que se le exiliara a Nueva Espaa, de donde haba venido, pero se inform sobre su muerte en Ocozocoautla antes de poder llegar a
su provincia natal (Ximnez, 1929-1931:3:263-264).
A pesar de que el ermitao no era indio sino ladino, su mensaje estaba dirigido
a un pblico nativo que lo acoga con entusiasmo. El culto por l fundado sent
un precedente que en aos subsiguientes haba de ser imitado por patrocinadores
indgenas. Los elementos constitutivos de dicho culto que resurgi en 1711 y
nuevamente en 1712 eran los siguientes: 1) el descenso de la Virgen desde el
Cielo, 2) su promesa de ayudar a los indgenas, 3) la construccin de una capilla
en homenaje a ella, y 4) ofrendas de incienso y de comida.
115
ella dijo haber visto la santa aparicin, no vio nada. Empero, cuatro das despus
tambin l vio a la Virgen en un claro situado aproximadamente a seis metros
del tronco donde anteriormente se le haba aparecido a su mujer.?
La Virgen le orden a Juan Gmez presentarse ante las autoridades de su
pueblo para pedirles que le construyeran una "casa" porque prefera vivir en
8 Al ser inforel pueblo antes que "morir entre palos y piedras en los bosques".
mados de este pedido, los alcaldes del pueblo se apresuraron a dirigirse a. la milpa
para comprobar si la aparicin de la Virgen era en realidad un milagro o simplemente una patraa. Fueron acompaados por muchos de los habitantes del
pueblo, pero al llegar a la milpa, la Virgen haba desaparecido. No obstante,
volvi a presentarse al da siguiente, y esa vez los alcaldes tambin la vieron
sentada en el mismo tronco. Luego de cubrirla con una tela, los alcaldes la
transportaron al pueblo con gran pompa y ceremonia, en la que se incluyeron
estandartes, velas, acompaamiento musical de cuernos, flautas y pfanos, y recitaciones del rosario y letanas.
La Virgen fue colocada en el altar principal de la iglesia, donde permaneci
cubierta con la tela tres das. Cuando finalmente los alcaldes retiraron el velo que
la cubra, descubrieron que la Virgen real se haba marchado dejando en su lugar
una figura de madera.Los lugareos, con la ayuda de los habitantes de los pueblos vecinos, construyeron una capilla para la Virgen. Los alcaldes de Santa Marta procedieron luego a
designar a un alfrez y a dos mayordomos encargados del cuidado de la Virgen.
Un indgena de Santa Marta, llamado Domingo Lpez, fue el hombre elegido para
el cargo de alfrez, mientras que Dominica Lpez y su marido recibieron el nombramiento de mayordomos. El alfrez deba cantar la misa y organizar festivales
en honor de la Virgen, y los dos mayordomos estaban encargados de recibir
las ofrendas de los nativos que llegaban a rendir culto a la Virgen. Las ofrendas
consistan en pollos, flores, incienso, velas, lea y monedas de plata. Llegaban en
peregrinacin gentes procedentes de los puntos ms lejanos de la regin de habla
tzotzil de los Altos de Chiapas."
La capilla, que fue construida a cierta distancia de la iglesia, cerca del linde
del pueblo, tena dieciocho metros de largo por ocho de ancho y estaba dividida
en dos partes. En la de tamao ms reducido se guardaban dos imgenes de la
Virgen (una de ellas presumiblemente hecha en Zinacantn), junto con imgenes
de los santos patronos de los pueblos vecinos de San Pablo Chalchihuitn, Santiago
Huistn y Santa Mara Magdalena. El resto de la capilla era una especie de co.12
rredor o galera que los indgenas usaban para ejecutar sus danzas
7
Ibid.,
Ibid.,
s Ibid.,
10 Ibid.
11 Ibid., provenan del distrito de Las Coronas y Chinampas de la Guardiana de Huitiupa, y de las ciudades de San Bartolom, Totolapa y San Lucas en la provincia de los
Llanos.
12 Ibid., Carta del padre Bartholom Ximnez al padre Joseph Monrroy, 11 de marzo de
folios 14-17.
1712, folios 3-5; Confesin de Juan Gmez, 6 de junio de 1712,
11 6
15
Ibid.,
Ibid.,
117
Monrroy rogndole que dijera misa en la nueva capilla, pero l se neg a legiti mar el culto de esa manera, con la excusa de que no poda hacerlo sin antes
obtener el permiso de su superior, el predicador general Bartholom Ximnez.
La carta que Monrroy envi a Ximnez y en la cual le describa lo que estaba
ocurriendo en Santa Marta, recibi pronta respuesta con la orden de apresar a los
mayordomos de la Virgen. Ante la tenaz resistencia de los indgenas, hubo necesidad de solicitar la ayuda del alcalde mayor de la provincia, quien rpidamente
hizo llegar a los alcaldes de Santa Marta una ordenanza firmada por l segn
la cual deban enviar a Dominica Lpez y a la imagen a Ciudad Real. Esta orden,
junto con el argumento de Monrroy de que en Ciudad Real la imagen podra
ser objeto de mayores y mejores homenajes, acab por fin de convencer a los
18
indgenas de permitir que la imagen y sus patrocinadores salieran del pueblo.
Guardada en una caja, la imagen fue primero trasladada a Chamula, seguida por
caravanas de indgenas. Toda la noche los indios permanecieron en la iglesia de
Chamula flagelndose y haciendo ofrendas de huevos, pollos, velas y monedas
a la Virgen. 19 La imagen fue transportada al convento de Santo Domingo en
Ciudad Real al otro da, siendo escoltada por unos dos mil nativos, hombres y
mujeres. Se la coloc en el nicho que por lo comn ocupaba la Virgen del Rosario, 20 y durante todo el da gentes de todas las clases sociales venan de la
ciudad para contemplar la novedad (Ximnez, 1929-1931:3:267).
A la siguiente noche la imagen fue secretamente retirada de la iglesia y escondida. Cuando los indgenas descubrieron su desaparicin, elevaron una peti21
cin pidiendo fuese devuelta, y se la presentaron a Monrroy. Su solicitud fue
desoda y Dominica Lpez, su marido y el hombre que haba
desempeado las
22
funciones de alfrez del culto, fueron enviados a prisin.
Durante el juicio al cual fueron sometidos, Dominica Lpez y Juan Gmez, el
archidicono, Juan de Santander, que actuaba como comisario de la Inquisicin,
hizo todo lo posible por descubrir pruebas de idolatra. Una y otra vez pregunt
si la Virgen haba sido consultada por enfermos. Todos los indgenas llamados
8
7
Ibid., Informe de Juan Bauptista Alvrez de Toledo, obispo de Chiapas, 31 de marzo
de 1712, folios 1-2; Orden del alcalde mayor de Chiapas, 22 de marzo de 1712, folio 5;
Ximnez, 1929-1931:3:266-267.
19
"Apariciones de la Virgen", Testimonios del padre Joseph
AGI, Guat., Leg. 293,
Monrroy, 2 de abril de 1712, folios 6-7.
20 La Virgen de Santa Marta probablemente era tambin una Virgen del Rosario.
Apareci por primera vez durante el mes de octubre (Ximnez, 1929-1931:3:266), que es
el mes durante el cual tiene lugar la fiesta en honor de la Virgen del Rosario (Vogt,
1969:563). Adems, luego que su culto fue suprimido en Santa Marta, se dirigi a Cancuc,
donde explcitamente se le denominaba Virgen del Rosario (AGI, Gut., Leg. 293, "Testimonios de 1713", Confesin de Antonio Lpez, 15 de febrero de 1713, folios 59; "Apariciones de la Virgen", folio 25; segundo quaderno, Confesin de Antonio Daz, 12 de
septiembre de 1712, folio 59; Declaracin de Juan Francisco de Medina Cachn, alcalde
mayor de Tabasco, 24 de febrero de 1713, folios 325-326, 367; Leg. 294, folios 204-218).
"Apariciones de la Virgen", Peticin de los alcaldes y regi21 AGI, Guat., Leg. 293,
dores de Santa Marta, folios 5-6; Ximnez, 1929-1931:3:267.
22 Fueron sentenciados a muerte, pero la sentencia no se llev a cabo sino hasta 1713.
luego de haber sido sofocada la rebelin en Cancuc (AGI, Guat., Leg. 293, "Apariciones
de la Virgen", folios 21-27).
sayula o
Peralsingo
Lo5Mugoso
Tila
TumhalS
oYalaIin
San Pedro
SanAnd,,,HuiRepa L Santa
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Simiyovcl.,
Santa Catalina I'antclh
Siralae obachaidn
Chalchihuitln
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oGuaquncpeque
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latan,i t Chcnalhd o' opasingo
PROVINCIA DE LOS ZOQUES
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Santiago lHwstanr
San Andrs pztacnstocl
San Martin
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Magdalena
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Chamula
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Zinacantn
SanMiguelHwstn
San Luces Cludad Ratl
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PRIORATO DE CHIAPA
San Eartholome
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PROVINCIA DE LOS LLANOS
Capita Provincial
Pueblo rsotzil
o Pueblo eIW
Pueblo chol
-
e Pueblo saque
- Prometa :e las provinces epi c opaler
1 LAS CORONAS Y CHINAMPAS
22 GUARDIANIA DE HUITIUPA
0,10
Sp
km.
190
119
Al mismo tiempo que surga en Santa Marta el culto de la Virgen, ocurran otros
milagros en la iglesia de San Pedro Chenalh, referentes en este caso a dos imgenes de santos. Por un lado, dos das antes de la fiesta de San Sebastin, la
imagen de dicho santo supuestamente trasud en dos ocasiones, y los indgenas
levantaron una capilla a dicho santo, en honor de ese milagro. Luego, la imagen
de San Pedro, santo titular del pueblo, empez a emitir rayos de luz en domingos
sucesivos. La interpretacin que los atemorizados indgenas dieron a estos sucesos,
fue que se aproximaba el fin del mundo como castigo por sus pecados. Realizaron entonces innumerables penitencias y splicas en un esfuerzo por conjurar
23 AGI, Guat., Leg.
293, "Apariciones de la Virgen", Orden del alcalde mayor de
Chiapas (en nhuatl), 22 de marzo de 1712, folio 5.
24
Ibid., Edicto de Juan de Santander, comisario del Santo Oficio, 16 de junio, de 1712,
folios 18-19.
25
Ibid., Confesin de Dominica Lpez, 30 de mayo de 1712, folios 12-14.
12 0
121
12 2
Fue quizs en ese entonces cuando hizo su primera aparicin en Cancuc Sebastin Gmez, un indgena procedente de Chenalh.34 Llevaba consigo una imagen de San Pedro y una frmula para legitimar el culto de la Virgen. Les dijo
a los habitantes de Cancuc que su nombre era Sebastin Gmez de la Gloria y
que haba ido al Cielo, donde habl con la Santa Trinidad, la Virgen Mara, Jesucristo, y el apstol San Pedro, quienes lo haban autorizado para nombrar a indgenas que supieran leer y escribir para prestar servicios de sacerdotes en todos
los pueblos de la provincia,35 y que le haban dicho que "ya no haba ms rey, ni
tributo, ni alcalde mayor, ni funcionarios de Ciudad Real porque ellos haban
llegado para liberarlos de todo eso; y que ya no haba ms obispo ni ningn cura
porque todo eso ahora haba -terminado; y que ahora ellos gozaran de su antigua libertad; y que slo tendran vicarios y curas prrocos propios que se encargaran de administrar todos los sacramentos".36 En suma, la solucin que
ofreca Gmez al problema, consista en renunciar a los sacerdotes espaoles y
remplazarlos por un clero indgena.
Ello equivala a una declaracin de guerra contra el rgimen colonial, que para
triunfar requera la cooperacin de todas las poblaciones indgenas de la provincia.
Para tal fin, a principios de agosto se enviaron citaciones a los jefes de los pueblos indgenas de los distritos de Las Coronas y Chinampas (tzotziles), Huitiupa
(tzotziles), Los Llanos (tzeltales y tzotziles), Zendales (tzeltales, tzotziles y choles), y Zoques.37 Ximnez (1929-1931:3:271) resume de la siguiente manera estas
citaciones:
Jess, Mara y Jos. -Honorables alcaldes de tal y tal pueblo.
-Yo, la Virgen, que ha descendido a este mundo pecador, os llamo en el
nombre de Nuestra Seora del Rosario y os ordeno que vengis a este pueblo
de Cancuc y que traigis con vosotros toda la plata de vuestras iglesias, y los
adornos y campanas, junto con todas las arcas y tambores y todos los libros
y fondos de la cofrada porque ya no existe Dios ni Rey; y as, venid al punto,
porque de lo contrario seris castigados si no respondis a la citacin ma
y de Dios en la ciudad real de Cancuc.
-La Santsima Virgen Mara de la Cruz.38
Segn diferentes versiones de esta notificacin o llamamiento, el emperador Moctezuma haba resucitado y ayudara a los indgenas a derrotar a los espaoles.39
34 Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, Declaracin de Nicols Gmez, 5 de diciembre
de 1712, folio 75, quinto quaderno, Confesin de Nicols Vzquez, 3 de marzo de 1713,
folio 200.
3s Ibid., Leg. 293, "Testimonios de 1713", Confesin de Juan Lpez, 15 de febrero
de 1713, folios 59-62; Confesin de Matheo Mndez, 16 de febrero de 1713, folios 67-71.
36 Ibid., Confesin de Juan Lpez, 15 de febrero de 1713, folios 59-62.
37 Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, Declaracin de Juan Garca, 12 de diciembre
de 1712, folios 129-147; Ximnez, 1929-1931:3:271.
38 Textos especficos de los resmenes aparecen en los siguientes documentos: AGI,
Guat., Leg. 293, segundo quaderno, folio 3; Leg. 295, segundo quaderno, folios 196-197;
Leg. 296, sptimo quaderno, folio 83.
3s Ibid., Leg. 293, segundo quaderno, folios 209, 218, 261, 326; Leg. 294, folio 188.
123
Las primeras poblaciones en unirse a la confederacin fueron Sibac y Bachajn. Les siguieron los restantes pueblos de la provincia de Los Zendales, con
la sola excepcin de Los Moyos, Tenango, Guaquitepeque y Chiln. Numerosos
caseros de Las Coronas y Chimampas estuvieron entre los primeros en unirse al
movimiento." Hasta donde me fue posible investigar a fondo la cuestin, ninguna de las poblaciones zoques o de las aldeas de Los Llanos se involucraron
en la sublevacin. Parece ser que Sayula, poblacin zoque, efectivamente se levant
durante este periodo, pero nunca uni sus fuerzas a las de los indios tzeltales.41
Con el tiempo, varios pueblos de la guardiana de Huitiupa cayeron en manos
de los rebeldes, quienes obligaron a sus habitantes a unirse a su movimiento, como
sucedi con los recalcitrantes pueblos tzeltales de Los Moyos, Tenango, Guaquitepeque y Chiln .42
Quiz debido al hecho de haber intervenido en la rebelin numerosos poblados pertenecientes a la provincia de Los Zendales, con frecuencia se ha dado
a este movimiento el nombre de Sublevacin Tzeltal, denominacin que resulta
ambigua por varias razones. En primer lugar, el nombre del distrito da a entender, lo cual es un error, que slo all se hablaba el tzeltal, cuando en realidad
una cantidad considerable de poblaciones de hablantes de esa lengua pertenecan
a la provincia de Los Llanos (Trens, 1957:224-227). En segundo lugar, no todas las aldeas de la provincia de Los Zendales estaban habitadas por indgenas
tzeltales, ya que en tres pueblos, a saber Palenque, Tila y Tumbal, se hablaba el
chol, y el tzotzil era el lenguaje de San Miguel Huistn. Estos cuatro poblados
desempearon un papel activo en el movimiento. En tercer lugar, los historiadores
no han dado importancia suficiente a la participacin de pueblos tzotziles tanto
antes como durante la rebelin. Zinacantn y Santa Marta aportaron los modelos
para el culto de la Virgen en Cancuc, y Chenalh les provey de su organizador.
Adems los habitantes de Santa Marta y de Chenalh estuvieron profundamente
involucrados en la rebelin, como lo estuvieron los de otros pueblos tzotziles tales como San Andrs Iztacostoc, Santa Mara Magdalena, Santiago Huistn, San
Pablo Chalchihuitn, San Miguel Mitontic y Santa Catalina Pantolh. De las
treinta y dos ciudades que intervinieron en la revuelta,43 el tzotzil era la lengua
40 Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, folio 136; quinto quaderno, folios 105, 200, 293;
Leg. 296, quarto quaderno, folio 58.
41 Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, folio 136; quinto quaderno, folio 293; Leg. 296,
cuarto quaderno, folios 58-59; sptimo quaderno, folios 58, 60.
42Ibid., Leg. 293, segundo quaderno, folios 40-44, 53-60, 67-75, 115-117, 124-129;
Leg. 295, segundo quaderno, folios 40-44, 50-56, 136; quinto quaderno, folios 105, 200,
293; Leg. 296, cuarto quaderno, folio 58.
43 Legajo 294 en AGI, Guat.; se titula: "De los autos Hechos sobre la Sublevacin de
treinta y dos pueblos de indios de los Partidos de los Zendales, Coronas, Chinampas y
Guardiana de Gueitiupa [Huitiupa] de la provincia de Chiapa", de lo cual deduzco que
treinta y dos pueblos participaron en el levantamiento. Estuvieron comprometidos los siguientes pueblos tzotziles: Nuestra Seora de la Asuncin Huitiupa, San Pedro Huitiupa,
San Andrs Apstol Huitiupa, Santa Catalina Huitiupa, San Pablo Chalchihuitn, San
Pedro Chenalh, San Miguel Huistn, San Andrs Iztacostoc (ahora Larrainzar) Santa
Mara Magdalena, San Miguel Mitontic, Santa Catalina Pantelh, San Bartolom Pltanos,
Santa Marta Xolotepec, Santiago Huistn y San Antonio y San Bartolom Simojovel. Parti-
124
125
Los nuevos clrigos indgenas realizaban las mismas obligaciones que los destituidos sacerdotes espaoles. Celebraban misas, predicaban sermones y administraban los sacramentos tradicionales. En sus sermones exhortaban al populacho a
creer ciegamente en la Virgen y en el milagro.49 "Las tnicas sacerdotales de los
expulsados curas espaoles eran usadas por los nativos, y los sagrados clices y
cruces de la iglesia eran sacados en grandes procesiones. En resumen, la continuidad en cuanto a los smbolos y la forma se subrayaba intensamente, con la
iglesia ahora encabezada por la Virgen Mara en lugar de Dios,50y con un cielo
y un sacerdocio abierto slo para los indios" (Klein, 1966:258).
51
En total haLa Virgen era atendida por ocho a trece mayordomos por vez.
ba aproximadamente cuarenta mayordomos, que se turnaban cada dos meses, en
52
Mara de la Candelaria era llamada mayordoma mael cuidado de la capilla.
yor; el resto de los mayordomos eran hombres,
todos ellos mayores de edad, y
53
que pertenecan a una jerarqua subordinada.
Tovilla, 19
48
Ibid., Leg. 296, sexto quaderno, Declaracin de Francisco de la Torre y
de febrero de 1713, folios 9-10.
de fea Ibid., Leg. 293, "Testimonios de 1713", Confesin de Matheo Mndez, 16
quaderLeg.
295,
quinto
176-179,
267-268;
294,
folios
brero de 1713, folios 67-71; Leg.
no, folio 132.
50
Vase tambin AGI, Guat., Leg. 293, "Testimonios de 1713", Confesin de Domingo Mndez, 15 de febrero de 1713, folios 47-53.
diciembre
5
Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, declaracin de Domingo Prez, 7 de
129-147;
de 1712, folios 83-85; Confesin de Juan Garca, 12 de diciembre de 1712, folios
Ximnez,
1929-1931:3:281,
284.
quaderno,
folio
22;
quinto
59-60.
52
Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, folio 107; Leg. 296, quarto quaderno, folios
53 Ibid., Leg.
295, tercer quaderno, folio 123; cuarto quaderno, folios 3, 6.
1
12 6
As pues, los indgenas responsables directos de la Virgen se organizaban segn el sistema de la cofrada (Klein, 1966:258n; Ximnez, 1929-1931:3:284).
Las dimensiones de la capilla eran aproximadamente de 7.20 m por 4.50 m.
Estaba dividida en dos habitaciones separadas por una divisin hecha con esteras
de paja. La parte del frente contena un altar con imgenes de la Virgen del
Rosario, San Antonio y otros santos. Las imgenes de la Virgen estaban vestidas
con blusas nativas. Entre el altar y la pared del frente de la capilla haba, alineadas, dos filas de asientos que eran ocupados por los mayordomos. Mara de
la Candelaria ocupaba el asiento ms cercano al altar, seguida por Gernimo
Saraos y Lucas Prez, los dos primeros indgenas vicarios, que fueran ordenados
por Sebastin Gmez y que tambin servan como escribas de la mujer. A su vez,
eran seguidos por los otros mayordomos, acomodados en orden descendente en
cuanto a sus jerarquas. Mara de la Candelaria iba detrs de la separacin, toda
5
vez que necesitaba comunicarse con la Virgen. 4
Los indgenas le cambiaron el nombre a Cancue por el de "Ciudad Real" y la
ciudad espaola de ese nombre pas a llamarse "Jerusaln". Se estableci una
Audiencia India en Huitiupa, cuyo nombre tambin se cambi por el de "Guatemala" para ese fin, y se nombr a un nativo para servir en calidad de presidente. 55 Se declar muerto al monarca espaol y se nombr a tres indios reyes
58
para gobernar Cancuc, a la cual tambin se la conoca como "Nueva Espaa ' .
El alcalde mayor de Chiapas haba muerto recientemente, y
an no se lo haba
remplazado; los indios nombraron a Sebastin Gmez como su alcalde mayor. 57
Los espaoles pasaron a ser "judos" en la mente de los nativos, porque haban
perseguido a la Virgen, la madre de Jesucristo.58 Adems, los indios crean que
"el camino al Cielo les estaba vedado a los espaoles que eran judos", por no
creer en la Virgen de Cancuc (Klein, 1966:258). De esta manera, la Biblia era
reinterpretada en trminos de la situacin tnica local, con los indios imbuidos
del papel de defensores de Jesucristo y la Virgen, y los espaoles identificados
con los judos privados de la salvacin.
Los jefes de muchos pueblos no se sintieron impulsados por esta reinterpretacin etnocntrica de los Evangelios y se negaron a unirse a la confederacin
en contra de los espaoles. Esa recalcitrancia amenazaba cot-. minar el movimiento, cuya mejor oportunidad de xito estribaba en presentar un frente indgena
5
127
59 AG(, Guat., Leg. 295, segundo quaderno, folios 10, 11, 19, 20, 23, 24, 49, 52, 56,
quaderno, folio 61.
59, 136, 139; quinto quaderno, folio 48; Leg. 296, cuarto
60
Ibid., Leg. 293, segundo quaderno, folios 115-117, 124-125, 126-129; Leg. 294,
quaderno, folio 21; Leg.
folios 301-302; Leg. 295, quinto quaderno, folios 47-48; octavo
296, sptimo quaderno, folio 29; Ximnez, 1929-1931:3:273 274.
61 AGr, Guat., Leg. 295, segundo quaderno, folio 137; quinto quaderno, folios 22, 107.
marzo de
02 Ibid., Leg. 293, primer quaderno, Testimonio de Juan Gutirrez, 17 de
Leg.
597-598;
Leg.,
294,
folios
411-412;
1713, folios 151-160; segundo quaderno, folios
sptimo quaderno,
595, quinto quaderno, folio 31; octavo quaderno, folio 76; Leg. 296,
folio 161.
12 8
go, Tumbal y Ocosingo y que los llevara junto con sus armas a Ciudad Real.63
Ordez le escribi a Monge una carta fechada el 7 de agosto en la que le
cuenta acerca de sus esfuerzos por recoger armas y municiones en el distrito rural. 64 Alrededor del 12 de agosto haba logrado juntar una fuerza constituida
por treinta hombres en Chiln, pero antes de poder conducirlos a Ciudad Real,
dicha ciudad es atacada por quinientos indgenas armados de machetes y de garrotes en represalia por haberse negado los alcaldes de Chiln a obedecer la orden de llevar a Cancuc los ornamentos de la iglesia, las arcas y los expedientes
o registros.' ,' Los indgenas rodearon y aniquilaron por completo a las tropas
espaolas, dando muerte incluso al propio Ordez, dejando slo con vida a las
mujeres y a los nios. Sin embargo, al llegar a Ocosingo, liquidaron
a todos los
66
nios y se llevaron a las mujeres a Cancuc en calidad de cautivas.
Al llegar a Cancuc, las mujeres descubrieron que se les haba salvado la vida
porque estaban destinadas a ser repartidas como esposas entre los indgenas. Aquellas que se resistan eran sometidas a latigazos. De acuerdo con el sistema de
castas imperante durante la poca colonial, a los indios se les prohiba tener
relaciones sexuales con espaolas, mientras que los conquistadores gozaban de la
libertad de tomar a mujeres aborgenes como concubinas. En Cancuc las normas
se invirtieron, y los indgenas pasaron a ser la casta dominante. Las cautivas
fueron obligadas a vestir igual que las indias, para borrar toda diferencia entre
ellas, y adems se les prohibi que se trenzaran el pelo. Trabajaban como escla-67
vas moliendo maz y realizando otras pesadas tareas para sus amos indgenas.
El asalto a Chiln el 12 de agosto constituy el primer enfrentamiento armado
entre indgenas y espaoles. Alrededor del 25 de agosto, un ejrcito indgena
constituido por 4 mil a 5 mil hombres lleg a San Miguel Huistn, un pueblo
tzotzil muy distante (6 leguas) de Ciudad Real, y all los nativos se prepararon
para atacar a esta ltima ciudad. 6"
El ejrcito indgena estaba organizado conforme al modelo espaol. El rango
superior era el de capitn general, desempeado en este caso por tres hombres:
Juan Garca de Cancuc, Nicols Vzquez de Bachajn y Lzaro Jimnez de HuiIbid., Leg. 295, segundo quaderno, Declaracin de Manuel Ordez, 4 de diciembre
de 1712, folios 66-67.
4
U Ibid., Leg. 296, sptimo quaderno, Carta de Pedro Ordez a Fernando de Monge
y Mendoza, 7 de agosto de 1712, folio 16.
65
Ibid., Leg. 295, segundo quaderno, Declaracin de Manuel Ordez, 4 de diciembre
de 1712, folio 67.
66
Ibid., folios 9-14, 18-32, 48-59; quinto quaderno, folio 62; Leg. 296, sptimo quademo,
folios 36-37; Ximnez, 1929-1931:3:279-280.
67
AGI, Guat., Leg. 293, "Testimonios de 1713", folios 7-29; Leg. 295, segundo quademo, folios 1-64; Leg. 296, sexto quaderno, folios 31, 47. Despus de haber sido sofocada
la rebelin, estas infortunadas mujeres fueron llevadas a presencia de la Inquisicin y
sometidas a interrogatorio intensivo. El testimonio de diez mujeres espaolas y ladinas
procedentes de Ocosingo y dos de Yajaln fue publicado en 1948 en el Boletn del Archivo
General de la Nacin 19(4) con el ttulo "Sublevacin de los indios tzendales, ao
de 1713".
8
ti AGr, Guat., Leg. 293, segundo quademo, folio 43; Leg. 296, sexto quaderno, folios 5.6,
sptimo quaderno, folios 50-53, 76-79; Ximnez, 1929-1931:3:288-289.
63
129
tiupa. Por debajo de ellos estaban los capitanes, uno procedente de cada pueblo.
Los rangos inferiores estaban representados por el sargento, el cabo y el soldado
69
comn. A las filas de este ejrcito se haban integrado algunos mulatos y mestizos oriundos de Ocosingo y de otros pueblos tomados, quienes para salvar sus
vidas haban ofrecido unirse a los rebeldes . 70 Los hombres de este ejrcito se
autodenominaban "soldados de la Virgen'.
Aproximadamente en estas fechas, los espaoles que habitaban Ciudad Real se
enteraron de que el nuevo alcalde mayor, Pedro Gutirrez de Mier y Tern, haba partido desde Tabasco para hacerse cargo de la situacin. Una reducida tropa
constituida por 140 hombres comandada por Monge y Mendoza fue enviada a
Huistn para detener el avance de los indgenas hacia Ciudad Real, dndole as
tiempo al nuevo alcalde mayor para llegar a dicha ciudad y reclutar nuevas tropas (Ximnez, 1929-1931:3:288-289).
Tan pronto como lleg a Ciudad Real, Gutirrez se apresur a lanzarse sobre
Huistn al frente de un ejrcito de 350 hombres, de los cuales 200 eran blancos,
mestizos, mulatos y negros reclutados de dicha ciudad, y 150 eran indios chiapanecos aliados de los espaoles (Ximnez, 1929-1931:3:290). A pesar de la
superioridad numrica de los indgenas, los espaoles estaban mucho mejor armados. Los primeros nicamente tenan unas 30 escopetas que les haban quitado
a los soldados espaoles a los que asesinaron en Chiln. En su mayora peleaban
con lanzas, hondas y flechas con puntas de obsidiana. Por su parte, los espaoles
estaban escasos de municiones y de agua. A pesar de ello, los rebeldes fueron
expulsados de Huistn el 26 de agosto y obligados a retirarse hasta Cancuc, donde
se atrincheraron .72
Al ver que en ese momento los espaoles slo pensaban en desalojar a los
rebeldes de Huistn, los zinacantecos aprovecharon la oportunidad para montar
una rebelin propia. Ese nuevo acontecimiento impidi a los espaoles perseguir
a los rebeldes hasta Cancuc, pues el alzamiento de Zinacantn, que slo se hallaba a cuatro leguas de Ciudad Real, constitua una amenaza para esa ciudad
mayor que la representada por el ejrcito indgena en Huistn. 73
Fue el padre Joseph Monrroy, el dominico que haba abolido los tres primeros
cultos de santos, quien en esa oportunidad salv la situacin. En efecto, se present en Zinacantn para decirles a los rebeldes que los "soldados de la Virgen"
haban sido derrotados en Huistn, con lo cual logr sofocar la resistencia de
los zinacantecos, quienes se rindieron pacficamente. Al parecer, la noticia de la
retirada del ejrcito nativo de Huistn convenci a los nuevos rebeldes de Zina69 AGr, Guat., Leg. 293, segundo quaderno, folios 128, 262; "Testimonios de 1713",
folios 7, 94, 135; Leg. 296, sptimo quaderno, folio 168.
7
Ibid., Leg. 295, octavo quaderno, folio 24; Leg. 296, sexto quaderno, folios 43, 57,
72, 96-97, 100; sptimo quaderno, folios 78, 108-109, 143, 161.
71 Vase la nota 59.
72 AGI, Guat., Leg. 295, quinto quademo, folio 4; octavo quaderno, folios 47-48, 79;
Leg. 296, sptimo quaderno, folios 35, 76-80; Ximnez, 1929-1931:3:289.
73 AGr, Guat., Leg. 294, folio 549; Leg. 295, octavo quaderno, folios 25, 44-45, 70,
90; Leg. 296, sptimo quademo, folios 48, 80; Ximnez, 1929-1931:3:292 -294.
130
AGI,
292-294.
Guat., Leg. 295, octavo quaderno, folios 70, 79-80; Ximnez, 1929-1931:3:
75 AGI, Guat., Leg. 293, segundo quaderno, folios 40-44, 53-56, 57-60, 67-75; Leg.
294, folios 172-175, 187; Leg. 295, tercer quaderno, folios 32-41; quinto quaderno, folio 205; Leg. 296, sptimo quaderno, folios 66-67, 141-157, 187, 205-215.
76 Ibid., folios 116-120; Trens, 1957:193; Ximnez, 1929-1931:3:296.
77 AGI, Guat., Leg. 293, primer quaderno, folios 56-59; Leg. 294, folios 1-5, 8-10,
14-15, 56-57; Trens, 1957:195; Ximnez, 1929-1931:3:299.
78 AGI, Guat., Leg. 294, folios 17-20; Leg. 296, sptimo quaderno, folios 250-251;
Trens, 1957:193; Ximnez, 1929-1931:3:296-297.
131
siguieron resistir la ofensiva de los espaoles; ante esta derrota, Gutirrez y sus
79
hombres decidieron retornar a Ciudad Real .
Por el contrario, Segovia logr entrar en Oxchuc el 22 de octubre. El y sus
tropas se abrieron paso hasta el centro de la poblacin y se atrincheraron en el
atrio de la iglesia. Despus de encarnizada lucha, en la que intervinieron con
notable tenacidad y valenta veinticinco negros, los indgenas se dieron por vencidos y escaparon a las montaas. Antes de regresar a Ciudad Real, los espaoles
incendiaron el pueblo. 80
Apremiado por la necesidad 'de celebrar un consejo de guerra con Segovia, al
da siguiente de su llegada a Ciudad Real, Coso le enva una carta en la que le
pide que se presente de inmediato en Ciudad Real, sugirindole adems que deje
a su cabo al mando temporal de las tropas acantonadas en Oxchuc. Tambin
le pide que lleve consigo a los dos dominicos que se encontraban en Oxchuc
en ese momento, los padres Juan Arias y Joseph de Parga. 81
Concluida su reunin en Ciudad Real, Segovia regresa a Oxchuc acompaado
de Coso, pero dejan a Gutirrez, a pedido de los vecinos de la ciudad, para
mantener el orden y hacerse cargo de su defensa en caso de que sta fuese atacada en ausencia de Coso y Segovia. El 16 de noviembre, el ejrcito espaol,
comandado por Coso, parti de Oxchuc rumbo a Cancuc. Al da siguiente llegaron al pueblo de San Martn Obispo, y a pesar de las defensas construidas
por los indgenas, el 18 de noviembre los espaoles consiguieron la derrota total
del enemigo, y luego de incendiar el pueblo, continuaron su marcha hacia Cancuc. El 20 de noviembre llegaron a las afueras de dicha ciudad, que haba sido
slidamente fortificada. Los indgenas dieron muestras de tanta bravura en la
defensa de sus trincheras, que no fue sino luego de feroz lucha, con numerosas
prdidas de vidas humanas de ambos
bandos, que los espaoles pudieron por fin
82
tomar Cancuc el 21 de noviembre.
Era evidente que los indgenas nunca pensaron que sus enemigos seran capaces de penetrar sus defensas tan rpidamente, pues a la llegada de los espaoles
estaban celebrando una fiesta, y en ese momento se haba iniciado una corrida
de toros. 83 Cuando comprendieron que ni las fortalezas que haban construido,
ni sus armas primitivas, ni su superioridad numrica impediran a los espaoles
entrar en su capital, los indgenas buscaron ayuda sobrenatural. Se apresuraron
a llevar hasta el ro, sentadas en sillas y completamente cubiertas con esteras para
protegerlas del sol, a cuatro mujeres que tenan fama de hechiceras, con el objeto
de que invocaran armas mgicas en contra del enemigo. Las mujeres representaban, cada una de ellas, a los cuatro poderes destructivos de la naturaleza: el
terremoto, el rayo, la inundacin y el viento. Su plan consista en arrojar rayos
79
AGI, Guat., Leg. 293, primer quaderno, folios 56-59; Leg. 296, sptimo quaderno,
Informe de Pedro Gutirez Mier y Tern, alcalde mayor de Chiapas, 21 de octubre de
1712, folios 250-251; Trens, 1957:193-194; Ximnez, 1929-1931:3:297-298.
80 AGI, Guat., Leg. 294, folios 40-48; Trens, 1957:194; Ximnez, 1929-1931:3:299-302.
81
AGI, Guat., Leg. 294, Carta de Toribio de Coso a Nicols de Segovia Parada y
Berdugo, 29 de octubre de 1712, folios 55-56.
82 Ibid., folios 91-98, 138-141, 153-156.
83
Ibid., folio 813.
que calcinaran a Coso, provocar inundaciones en las que murieran ahogados los
soldados y sacudir las montaas para que los espaoles quedaran enterrados debajo de los cascajos desprendidos. Dos de las mujeres eran nativas de Yajaln
y las otras dos, oriundas de Tila. Cuando los hombres que las haban transportado en sillas a orillas del ro vieron que las mujeres fracasaban en sus intentos
por desatar esas fuerzas naturales en contra de los espaoles, comprendieron que
no posean los poderes mgicos de que presuman, y entonces regresaron
a la
84
ciudad, dejndolas abandonadas y que desandaran el camino a pie.
Los espaoles de Ciudad Real celebraron el triunfo de Cancuc organizando
una procesin y oracin pblicas en honor de una famosa imagen de Nuestra
Seora de la Misericordia. 85 Esta Virgen es todava recordada por los ladinos
de Ciudad Real (ahora San Cristbal de las Casas) por su intervencin en el
mencionado conflicto (vanse Apndice C, textos C-8 y C-9)
Coso no logr apresar a ninguno de los dirigentes del culto de Cancuc. Mara
de la Candelaria, su marido, su padre y Sebastin Gmez de la Gloria escaparon
antes de que Coso concluyera con la toma de la ciudad. Tan precipitada fue su
huida que no pudieron llevarse ni los adornos de iglesia ni todo el dinero recolectado de los pueblos que haban cado bajo su dominio, como tampoco las
pruebas ms comprometedoras, es decir, los libros de bautismos y de casamientos
en los que figuraran registros firmados por vicarios indgenas. Los fugitivos permanecieron ocultos en las montaas durante varios meses y luego se dirigieron
a Chenalh, donde los indgenas les haban construido una capilla para ellos.
Pero no pudieron ni siquiera iniciar sus planes de continuar su culto en Chenalh, pues se les haba adelantado el padre Joseph Monrroy, quien se present
para persuadir a los indgenas de dicho pueblo a rendirse sin ofrecer resistencia
(vase ms adelante). As pues, los fugitivos tuvieron que volver a huir, luego
de haber pasado en Chenalh tan slo cuatro das. Entonces se dirigieron hacia
San Pablo Chachihuitn, donde al poco tiempo Sebastin Gmez de la Gloria fue
aprehendido. En cuanto a Mara de la Candelaria y a sus dos compaeros restantes, a pesar de los rumores de que haban pasado por diferentes lugares y
poblaciones, lograron eludir la persecucin de los espaoles y nunca fueron encontrados. Los rebeldes se haban comprometido a continuar la lucha en las montaas en
el caso de que sus pueblos cayeran en manos de los enemigos, pues la Virgen
les haba hecho la promesa de protegerlos durante cinco aos, al final de cuyo
periodo los llevara al triunfo total sobre los espaoles. Sin embargo, Cancuc
provoc la indignacin de los otros pueblos rebeldes al aceptar de inmediato la
proclama de armisticio general dada a conocer por Coso. Tenango, Guaquitepeque, Oxchuc, Huistn y Tenejapa no tardaron en seguir el ejemplo de Cancuc;
en cambio Chiln, Bachajn, Sibac, Ocosingo, Yajaln, Tumbal, Petalsingo y
Tila continuaron su resistencia aun despus de la cada de Cancuc. 8 '
Cuando llega a Chiln la orden de rendicin enviada por Coso, los indgenas
descubren que existen entre ellos hondas discrepancias al respecto. En el momento en que se hallaban discutiendo el asunto, el pueblo es invadido por soldados indgenas procedentes de Yajaln, Bachajn, Petalsingo, Tila y Tumbal.
Los habitantes tratan de ponerse a salvo corriendo hacia el ro, pero los invasores
logran dar muerte a muchos de ellos, incluyendo a la mujer que haba llevado
el mensaje de Coso, y capturar a otros a quienes ataron con sogas. 88
Una vez asegurado el sometimiento completo de Cancuc al dominio espaol,
Cosa marcha al frente de sus tropas hacia Sital, Chiln y Yajaln, poblaciones
que logra someter aproximadamente en la fecha de la Navidad. Entre tanto, el
alcalde mayor de Tabasco, Juan Francisco de Medina Cachn, haba llegado a
Chiapas por pedido del virrey de Nueva Espaa para ayudar a sofocar la rebelin. A fines de noviembre Cachn ocupa el pueblo de Los Moyos, el 16 de
diciembre, Huitiupa, y durante enero de 1713 caen en su poder Petalsingo,
Tila y Tumbal. Bachajn, Ocosingo y Sibac, fueron sometidos por el mariscal
de campo de Coso, Pedro de Zavaleta, en enero, febrero y marzo de 1713, respectivamente.89
En territorio tzotzil, los pueblos de Chenalh, San Pablo Chalchihuitn, San
Miguel Mitontic, San Andrs Iztacostoc, Santa Marta, Santa Mara Magdalena,
Santa Catalina Pantelh y Santiago Huistn continuaban an en estado de rebelin. En enero de 1713, el padre Joseph Monrroy se ofrece para llevar a cabo
la tarea de someter a esos pueblos. Elige como centro de operaciones de su misin a Chamula, pueblo que se haba mantenido leal a los espaoles durante la
rebelin y que incluso haba
hecho donaciones de dinero, de caballos y de hom9
bres a la causa espaola. o
A comienzos de febrero, Monrroy se dirigi a San Andrs Iztacostoc con el
objeto de realizar una fiesta cuya celebracin haba debido aplazarse a causa de
las hostilidades. Sus habitantes haban luchado al lado de los nativos de Cancuc,
a pesar de que Ximnez (1929-1931:3:318) sostiene que su alianza con los
rebeldes se debi al temor, pues secretamente simpatizaba con los espaoles. A
13 2
84 Ibid., folios 182, 488, 497-501; Leg. 295, tercer quaderno, folios 39-40, 58, 64,
71-72, 79-80, 108, 129-130. 139-140, 145-150, 176, 190, 196; quinto quaderno, folios 134,
283-284, 286-287.
85 Ibid., Leg. 294, folios 165-167; Brinton, 1897:XV; Juarros, 1808-1818:2:65; Pineda, 1888:48; Trens, 1957:198.
as AGt, Guat.. Leg. 293, primer quaderno, Declaracin de Lzaro Ximnez, 11 de
marzo de 1712, folio 122; Leg. 294, folios 425-426, 681-683, 685-691, 714-717, 727-729,
767-768, 824, 826-829, 832-836; Leg. 295, segundo quaderno, folios 29, 32, 78; quinto
quaderno, folios 209-210; Leg. 296, sexto quaderno, folio 7.
133
87
Ibid., Leg. 293, segundo quaderno, folio 377; Leg. 294, folios 181-183; Leg. 295,
quinto quademo, folios 179, 183; Leg. 296, sexto quaderno, folio 6; Ximnez, 1929-1931:
3:309.
98 AGI, Guat., Leg. 294, folios 221, 243, 245; Leg. 295, tercer quaderno, folios 14-15,
23-26, 128-129.
89
Ibid., Leg. 293, segundo quaderno, folios 75-86 pssim; Leg. 294, pssim; Ximnez,
1929-1931:3:310-317.
9
0 AGt, Guat., Leg. 293, primer quaderno, Declaracin de Lzaro Ximnez, 11 de marzo de 1713, folio 116; Leg. 294, folios 327-329, 330-333, 502-504; Ximnez, 19291931:3:319, 323. Sin embargo, veinte indios procedentes de Chamula no se unieron a los
rebeldes (AGI, Guat., Leg. 295, octavo quaderno, folio 82; Leg. 296, sptimo quademo,
folio 82; Leg. 296, sptimo quaderno, folio 108).
13 4
135
por una expedicin espaola, encabezada por Juan de Quintanilla, que realizaba
operaciones de limpieza por la regin. Momentos antes de que Quintanilla y sus
hombres llegaran a Coila, Morales orden la destruccin de la capilla, y l y
sus compaeros huyeron a otro lugar de nombre Xuchila. Pero fueron perseguidos por los espaoles y obligados a dispersarse en las montaas. Luego que la
Virgen fue quitada de Coila, supuestamente volvi al Cielo porque los indgenas
no tuvieron fe en ella. A partir de entonces, ya no hubo ms informes acerca
de otros cultos nativos de la Virgen.95
CAUSAS DE LA REBELIN
Segn Ximnez (1929-1931:3:257), la causa principal de la sublevacin ocurrida
en Cancuc fue el nombramiento de un nuevo obispo, Alvrez de Toledo, en sustitucin de Nez de la Vega, quien haba muerto en 1706. A diferencia de su
antecesor, el nuevo obispo no estaba conforme con los ingresos que reciba por
su cargo, de modo que tan pronto como estuvo en el poder, introdujo nuevos
tributos para la iglesia e increment los que ya existan. Peor an, insisti
en realizar dos giras episcopales, en lugar de una sola, que era lo acostumbrado, en
un periodo de tres aos. Su primer viaje o gira, que efectu casi en seguida de haber asumido el cargo de obispo, result muy costosa para los indgenas de las comunidades visitadas en esa ocasin, pues ellos deban correr con casi todos los gastos.
En una carta pastoral fechada el 2 de agosto de 1712, el obispo anunciaba que
iniciara una segunda gira el 10 de agosto, cuando an no haban transcurrido
dos aos de la primera. Temiendo que un viaje del obispo en ese momento
pudiera excitar los nimos ya demasiado inquietos de los indgenas, el padre
Joseph Monrroy trat de disuadir al obispo de llevar adelante su plan, pero ste
se neg a prestarle atencin (Trens, 1957:191). Acaso no haya sido coincidencia
que se celebrara en Cancuc un consejo de guerra el mismo da en que Alvrez
de Toledo iniciaba su segunda gira (Trens, 1957:191). Aun cuando el obispo
decidi suspender su viaje, el 11 de agosto, ya era demasiado tarde, pues los
i ndgenas se haban movilizado para llevar a cabo una ofensiva al da siguiente,
es decir el 12 de agosto, contra la guarnicin espaola acantonada en Chiln.9B
Ximnez (1929-1931:3:257) cita como otra probable causa de la rebelin, la
codicia del alcalde mayor Martn de Vergara (predecesor de Gutirrez de Mier
y Tern), quien obligaba a los indgenas a venderle todo su maz y otros productos agrcolas a bajos precios y luego comprrselos a l a un costo que triplicaba el precio de venta original. Igualmente avariciosos eran los alcaldes ordinarios de Ciudad Real.9, Pesaba tambin sobre los indgenas la obligacin de
los tributos de maz para la Corona, que eran fijos; es decir, que no dependan
de la abundancia o escasez de la cosecha, y que por ende deban pagarse incluso
95 Ibid., folios 730, 765-766, 787-788, 790-791.
99 Ibid., Leg. 295, octavo quaderno, folio 7; Leg. 296, sptimo quaderno, folios 18-21.
97 Ibid., Leg. 295, Proclama de Toribio de Coso, presidente de la Audiencia de Guatemala, 15 de marzo de 1713.
13 6
en pocas de hambruna. Para empeorar las cosas, en el caso del maz destinado
a contribucin o tributo se fijaba un precio arbitrariamente bajo (Ximnez, 19291931:3:256). Uno de los motivos que daban los indgenas acerca de su participacin en la rebelin, era que la Virgen de Cancuc les prometi liberarlos de
los odiados tributos que les impedan disfrutar de los frutos de su trabajo. 98
Ximnez menciona tambin, como posible motivo de la rebelin, el falso arresto y subsecuente encarcelacin de los indgenas en la prisin de Ciudad Real
por largos espacios de tiempo que, segn l, daba por resultado que incluso
hombres ricos se volvieran pauprrimos. Uno de los indgenas contra quien se
cometi este tipo de abusos era Lucas Prez, fiscal de Chiln, quien se transform en uno de los ordenados vicarios de Cancuc (1929-1931:3:257-258, 281).
De acuerdo con Ximnez (1929-1931:3:256), antes de su arresto, Lucas Prez
era muy bien conocido entre los frailes como un "indgena muy bueno y muy
capaz". No obstante, en la vspera del estallido de la revuelta, el obispo haba
exiliado a Lucas Prez de Chiln. 99 Otro vicario indgena, Gernimo Saraos, haba sido fiscal en Bachajn. Saraos haba discutido con el prroco de su pueblo,
el padre Juan Gmez, quien lo haba expulsado de Bachajn. Cuando el movimiento de revitalizacin comenz, Saraos viva en el exilio en Cancuc. 100 A la
luz de los malos tratos sufridos por ambos hombres en manos del clero espaol, no es de sorprender que hayan desempeado un papel activo en un movimiento que les prometa librar a la tierra de los obispos y sacerdotes espaoles.
Es muy posible que otros fiscales que desempearon papeles importantes en la
rebelin hayan sufrido abusos similares (el jefe de la revuelta chamula de 18671870 era tambin un fiscal que fue humillado por las autoridades ladinas; vase
el captulo ix).
Algunos indgenas aprovecharon la rebelin para atacar a espaoles que les
haban hecho algn dao. Por ejemplo, el padre Juan Gmez, prroco de Bachajn y Guaquitepeque, fue asesinado por un indgena a quien el religioso enga. Antes de matarlo, el indio le quit el sombrero a Gmez y le dijo: "Recuerde, padre, que cuando usted era prraco de Guaquitepeque usted me cobr
demasiado por una vaca que yo le compr all por la cual me orden que le pagara
con este
101 sombrero, exigindome de esa manera ms del precio justo por aquella
vaca".
Todas las causas probables mencionadas por Ximnez eran fundamentalmente
de carcter econmico, incluso aquellas que l atribuye al clero. Sin embargo,
resulta difcil interpretar la aparicin del primer culto (en Zinacantn) como una
reaccin en contra de la explotacin econmica de los indios, porque fue obra
de un ermitao ladino, no de un indgena. Por otra parte, el culto ladino del
ermitao pudo haber influido en los indgenas porque les prometi ayuda divina
en un momento en que estaban sufriendo privaciones econmicas. Puede argirse
8
J Ibid.,
folio 218.
99
Ibid.,
10
' O Ibid.,
101 Ibid.,
Leg. 293, segundo quaderno, folios 55, 59, 218; Leg. 295, quinto quaderno,
folio 158.
folio 200; Leg. 296, cuarto quaderno, folios 54-55, 57-58.
folios 45-46, 69-70.
137
necesitaban respetar al rey espaol o a las autoridades eclesisticas y que la "ciudad real" o centro administrativo de la provincia haba dejado de serlo Ciudad
Real, y ahora lo era Cancuc. As, impedidos en sus numerosos esfuerzos por encontrar un lugar legtimo dentro de la religin catlica, para un santo indgena,
los jefes del movimiento decidieron finalmente rechazar por completo tanto el
control religioso como el poltico de los espaoles, y formar su propio Estado y
burocracia religiosa. Como acertadamente dice Herbert S. Klein (1966:254), "De
desear el reconocimiento oficial, pas en el periodo despus de su fundacin a
la abierta oposicin a la legitimidad misma del catolicismo blanco espaol". De
esta manera, lo que comenz por ser un culto religioso dentro del orden colonial
deriv en una rebelin poltica en contra del rgimen colonial.
A pesar del militante tono antiespaol del movimiento, los indgenas no rechazaron las instituciones espaolas ni se volvieron a su religin aborigen y a la organizacin poltica de antes de la Conquista. Igual que los sacerdotes espaoles
a quienes haban remplazado, los vicarios indgenas celebraban misas, predicaban
sermones y administraban los sacramentos tradicionales imitando lo mejor posible, segn su conocimiento, las prcticas rituales de sus modelos espaoles. Muchos nativos crean que los sacramentos y misas realizadas por sacerdotes nativos
106
Resulta claro que lo que los indios haban rechaeran autnticos y perfectos.
zado era el control espaol de sus asuntos religiosos, no la religin catlica.
Klein (1966:262-263) arguye que la organizacin poltica del movimiento representaba una expansin del tradicional sistema de cofrada, con los fiscales,
cambiando su nombre al de vicarios, como los jefes, y por ende no da la suficiente importancia al papel desempeado por los capitanes generales. Sin embargo, no existen pruebas de que los fiscales fuesen parte del sistema de cofrada
como tal. Ms bien, igual que los sacristanes y los maestros de coro, formaban
parte de la organizacin que auxiliaba al prroco en el cuidado de la iglesia,
mientras que las cofradas eran organizaciones independientes dirigidas por mayordomos. La distincin entre los cultos de santos (cofradas) y la organizacin de la iglesia, se mantuvo en Cancuc. La Virgen era atendida por mayordomos; los fiscales funcionaban como sacerdotes prrocos bajo la autoridad de un
obispo. La organizacin poltica de los rebeldes se parece estrechamente al sistema
espaol, con los mismos hombres actuando a un tiempo como jefes militares y
107 en el mismo sencomo polticos (capitanes, generales, alcalde mayor y reyes) ,
tido en que el presidente de la Audiencia de Guatemala (un puesto poltico) era
tambin capitn general (un cargo militar) y el alcalde mayor de Chiapas (un
puesto poltico) era tambin teniente bajo el mand9 del capitn general. La organizacin poltica de la confederacin rebelde estaba formada por cuatro niveles:
1) la ciudad o aldea (dirigida por un capitn, dos alcaldes y cuatro regidores);
2) provincial (encabezada por un alcalde mayor y varios capitanes generales, con
su capital en Cancuc que fue rebautizada Ciudad Real); 3) la audiencia (con un
presidente y su capital en Huitiupa, a la que se nombr Guatemala) ; y 4) im-
13 8
103 AGI, Guat., Leg. 293, segundo quaderno, Testimonio de Antonio Daz, 12 de septiembre de 1712, folio 59.
loa Ibid., Leg.
295, segundo quaderno, folios 66, 68, 129-147; quinto quaderno, folio 5; octavo quaderno, folios 76-77; Leg. 296, sptimo quaderno, folios 84, 254.
1105 Ibid., Leg.
293, segundo quaderno, folio 3; Leg. 296, sptimo quaderno, folio 110.
139
107 Ibid.,
140
141
142
la vida trabajando en diferentes oficios en Mrida y en el momento en que ocurre la sublevacin de Quisteil trabajaba de panadeo (Ancona 1878-1880:2:438;
Sierra O'Reilly, 1954:2:21). '
Ancona (1878-1880:2:439) afirma que en la liblioteca del monasterio franciscano de Mrida se conservaban ejemplares de la primera edicin de la historia
del padre Diego Lpez de Cogolludo acerca de la conquista de la pennsula de
Yucatn y que, por ende, durante su permanencia m el monasterio, Canek tuvo
que estudiar la historia de dicha conquista en todas sus detalles. As se enter
de que en otro tiempo los mayas haban sido indeFndientes, y este hecho le dio
acaso una justificacin para iniciar una rebelin.
Los historiadores yucatecos subrayan la importania que tuvo la educacin de
Canek en la bsqueda de un motivo para la sublevcin. Empero, Canek no necesitaba leer la historia de Cogolludo para enterase de lo que haba ocurrido
durante la Conquista, ya que los Libros de Chilan Balam, que seguramente se
conservaban y eran ledos en las comunidades mays durante el siglo xvlll, contenan toda esta informacin. A pesar de ello, la 'ducacin espaola de Canek
se menciona con frecuencia como una de las causas de la rebelin. Por ejemplo,
en 1785, para defender el sistema de su orden, pa el cual se prohiba ensear
el castellano a los indgenas, un cura franciscano echi mano del argumento de que
dos de los presuntos cabecillas de la rebelin de Qtisteil, Canek y Miguel Kantn (Moreno, 1845:88, vase ms adelante), sabar hablar y escribir en espaol
y ello los haba llevado a encabezar la sublevacin.'
Tampoco hay coincidencia de opinin respecto dl origen del nombre Canek.
As se llamaba el ltimo soberano de los itzaes, quen fuera conquistado apenas
sesenta y cuatro aos antes del alzamiento de Quisteil (vase el captulo u). En
su mayora, los historiadores ladinos sostienen que l verdadero nombre de este
personaje era jacinto Uc y que adopt el apellido Cnek slo despus de haberse
ungido l mismo soberano y asumir la direccin del novimiento de Quisteil (e.g.,
Ancona, 1878-1880:2:438). Dichos historiadores coijeturan que la adopcin del
nombre del ltimo rey maya fue un acto deliberado de Canek como parte de su
plan de restablecer un imperio maya independiente en Yucatn. Sostienen que
tom la idea del anlisis que hace Cogolludo (184-1845:1-112) acerca de una
profeca hecha por el Chilam Balam de Man, segn la cual un soberano de los
itzaes regresara cierto da para echar a los forasteros al mar. La explicacin dada
por estos historiadores es que, al adoptar el nombe del ltimo soberano itz,
Jacinto Canek se atribua el papel del personaje prfetizado, legitimando de esa
manera la direccin del levantamiento de Quisteil. Eta interpretacin resulta confirmada por el informe oficial acerca de la rebelir que figura en los archivos
de la municipalidad de Mrida.4 Empero, en una cart. dirigida al virrey de Nueva
Espaa con fecha 16 de enero de 1762, Joseph Crepo y Honorato, el entonces
14 3
-Sesentdq'
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LA COSTA
25
50
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100
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SIERRA
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BENEFICIOS
1
ALTA
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Q Capital provincial
Ciudad o pueblo
Fronteras aproximadas de partido
Frontera
'
14 5
En la carta que el gobernador Crespo le escribe al virrey, le dice que al enterarse de la muerte de Cosgaya y por otros informes segn los cuales, grupos de
indgenas de comunidades vecinas se estaban uniendo a los rebeldes de Quisteil,
se convenci de que la insurreccin era parte de una conspiracin general en
contra de los espaoles. Con esta explicacin justificaba Crespo su decisin de
movilizar todas las fuerzas de la pennsula que se hallaban al mando del capitn
general Cristbal Caldern de la Helguera, acantonadas en Tihosuco. Adems
orden a los indgenas que entregaran todos sus rifles, con instrucciones de que
se los utilizara para armar a la milicia o guardia nacional (Ros, 1936). Los
indios que protestaban diciendo que necesitaban esas armas para la caza eran hechos prisioneros y enviados con fuerte custodia a Mrida (Sierra O'Reilly, 1954:
2:24).
Es evidente que como justificacin de las medidas tomadas respecto de la sublevacin, Crespo trata de favorecer exagerando el peligro que representaban los
acontecimientos ocurridos en Quisteil. Una apreciacin muy diferente de los hechos es la que presenta Pablo Moreno (1845), quien sostiene que a, su llegada
a Quisteil, los hombres de Cosgaya estaban borrachos y que al entrar al pueblo
se lanzaron contra la multitud repartiendo sablazos a diestra y siniestra, obligando
a los nativos a defenderse con lo que tenan a mano: piedras, palos y machetes.
Afirma Moreno (1845:93) que uno de los soldados espaoles estaba en tal estado de embriaguez que se cay de su caballo a la entrada del pueblo y permaneci tendido en el suelo durmiendo durante toda la batalla.
Segn Moreno (1845:93), cuando las noticias de esta ignominia fueron transmitidas al gobernador Crespo,
habindose puesto de acuerdo con su teniente general y otros consejeros, urdieron la patraa de describir esta pelotera de borrachos como un levantamiento general de todos los indgenas de esta pennsula, con el objeto de que Crespo
pudiese reclamar el honroso ttulo de pacificador y obtener, por estos medios,
la continuacin o prolongacin de su gobierno, y que sus consejeros, gracias
a la sensatez y sabidura de su asesoramiento en empresa tan ardua, pudieran
asegurarse ascensos y un futuro brillante. Luego de comunicarle su plan a Caldern y a otros aspirantes, se las ingenieron para inventar las declaraciones
tomadas en los pueblos, referentes a la coronacin de Can-ek y a las proporciones o magnitud cada vez ms amplia y extendida de la rebelin.
y
En otras palabras, Moreno interpreta la decisin de Crespo de convocar a la formacin de la milicia, por un lado como un intento para encubrir una ria de
borrachos en la cual Cosgaya y sus hombres se haban desacreditado, y por el
otro, como un medio para conquistar para s la fama de haber sido el hombre
que haba sofocado una "rebelin" indgena. Tambin Ancona y Molina Sols
han utilizado esta interpretacin de "una ria de ebrios" para desacreditar la
poltica del gobernador como una reaccin exagerada cuyos mviles eran de carcter exclusivamente poltico (Ros, 1936).
El comentario que hace Moreno acerca de la coronacin de Canek tiene cierto
inters para nuestro estudio, pues sugiere que un acontecimiento que sirvi de
146
tema para relatos, novelas y leyendas ladinos acaso no haya sido otra cosa que
un invento de Crespo y sus consejeros. Esta cuestin es analizada ms adelante
en el captulo x11.
El informe oficial sobre la rebelin de Quisteil que se conserva en los archivos
municipales de Mrida, informe firmado, entre otros, por Crespo, dice lo siguiente
acerca de la coronacin de Canek:
cometieron la imprudente osada de proclamar [a un] rey llamado Canek,
a
adorarle y a ofrendar incienso al. Diablo en los dolos que a la sazn acomodaron en la Santa Iglesia de ese pueblo haciendo uso de las vasijas sagradas
y de las vestimentas sacerdotales para su sacrificio; el [acto] ms execrable
que su rey cometi [fue] la sacrlega abominacin de dar el nombre de esposa
a la Imagen de la Santsima Mara, Nuestra Seora, despojndola de su corona y de su manto para servir de adornos para su pretendida grandeza, persuadido de que sindoles fiel a l las restantes poblaciones de esta Provincia,
podra conseguir el perverso propsito de hacerles renunciar por completo a
su obediencia al Rey Nuestro Seor (a quien Dios guarde) para vivir como
los animales en su antigua idolatras
En su carta dirigida al virrey, Crespo presenta una relato ms detallado de la
coronacin: "y que l se coron a s mismo en ese pueblo de Cistel con la Corona y el Manto de Nuestra Seora de la Concepcin, Patrona de ese pueblo,
llamndose a s mismo en su idioma: Re Jacinto Uc Canek, Chichn Moctezuma,
que traducido significa Rey Jacinto Uc Canek, Pequeo Moctezuma: que varias
poblaciones de la confederacin le juraron obediencia con el fin de recuperar su
antigua libertad" (Ros, 1936).
Eduardo Enrique Ros y Martn del Puerto han tratado de describir los sucesos que culminaron con la coronacin de Canek. Conforme al testimonio del
primero, luego que los indgenas de Quisteil acordaron prolongar su borrachera
durante otros tres das, jacinto Canek pronunci un sermn ante la multitud
reunida en el cementerio de la iglesia. Del Puerto (1845:100-101), un jesuita
que prestaba servicios en la capilla de la crcel de Mrida adonde fueron enviados los indgenas capturados, relata lo que supuestamente Canek les dijo a los
indios en esa ocasin, y que segn l se basa en la ltima confesin que le hizo
uno de los jefes ejecutados. Al parecer, Canek habl acerca de sus viajes por todo
Yucatn y de que las muchas injusticias que vio en esas travesas le haban convencido de la necesidad de que los mayas se liberaran del sometimiento espaol.
Critic a los curas por su abandono de las almas indgenas y por su conducta
indigna de eclesisticos y que constitua un mal ejemplo para los indios a los
que supuestamente deban dar una educacin cristiana. Se refiri a la tirana
ejercida por los espaoles, al interminable trabajo forzado que era sancionado mediante terribles castigos, a la pesada carga de impuestos y tributos aplicados a
los indgenas, y a los castigos de flagelacin y prisiones.
A continuacin les dijo que el nico remedio para sus desgracias era sacudirse
5
147
148
6 La Sierra era el nombre de un distrito militar (partido) que abarcaba los siguientes
pueblos a lo largo de la sierra del puuc: Man, Tekax, Muna, Uxmal y.Ticul (Espejo-Ponce
Hunt, 1974: mapa 6).
84-88).
149
15 0
151
nin de que el miedo no es el medio adecuado para preservar la paz entre gentes
como los mayas. El virrey razona que la demostracin de salvajismo del gobernador respecto de lo que orden se hiciera con los Cuerpos de los cabecillas ejecutados, no tendra el efecto esperado de aterrorizar a los indgenas obligndolos
a una obediencia pacfica, sino que, por el contrario, los inducira a abandonar
sus poblaciones y campos de cultivo para esconderse en los bosques, donde urdiran otras rebeliones (Ros, 1936).
Igual interpretacin presenta Pablo Moreno (1845). Considera que no habra
ocurrido ningn alzamiento de no haber sido por la enloquecida violencia de los
hombres de Cosgaya, que entraron a Quisteil dispuestos a matar a todos sus habitantes. Moreno sostiene que era lgico que los indgenas trataran de defenderse
contra este asalto infundado y contra la subsecuente represalia por parte de los
espaoles. Lo que en su inicio no fuera otra cosa que una ria de borrachos
adquiri rpidamente las proporciones de un movimiento general de resistencia
de los indgenas slo porque las autoridades espaolas no supieron manejar adecuadamente la situacin en sus primeras etapas. Por ende, es intil buscar evidencias de una conspiracin, pues nunca la hubo, y los esfuerzos por hallar mo8
tivos para la rebelin fueron meras especulaciones.
Empero, la versin oficial basaba su credibilidad aparente en la existencia de
una conspiracin y de un motivo para la insurreccin. Las pruebas de la conspiracin se obtuvieron de la confesin arrancada por la fuerza a un prisionero
indgena, y la reafirmacin de la soberana indgena en la pennsula provey el
motivos
A pesar de que los indgenas tenan leyendas y libros en los cuales se descri8 Moreno cita en apoyo de su posicin el testimonio de un sacerdote, el doctor Lorra,
que, segn l, haba sido el confesor de Canek cuando estaba en la crcel y que el da
de la ejecucin del dirigente maya se subi al estrado de la horca y predic acerca de
varias injusticias que haban sido cometidas, declarando adems que Canek era ms inocente que los espectadores all reunidos. Esta declaracin no agrad a las autoridades espaolas, las cuales le solicitaron al obispo la suspensin de la licencia de Lorra para
predicar. Pero ste no se acobardaba fcilmente y persever al punto de elaborar un documento en el cual informaba al rey de Espaa sobre el complot para producir una revolucin
de lo que fue en realidad un desorden creado por la mala administracin de un pueblo
miserable (Moreno, 1845:94-95). Moreno afirmaba haber tenido en cierta ocasin en sus
manos una copia manuscrita de la exhortacin de Lorra y que l haba confundido con
otros papeles y nunca volvi a encontrarla (1845:95). Es muy posible que una cantidad
considerable de cartas similares diferentes fueran enviadas al virrey y al rey de Espaa, lo
que explicara la fra recepcin del virrey respecto de la defensa de Crespo sobre sus
acciones.
De acuerdo con Moreno, cuando Crespo se dio cuenta de que Lorra haba apelado directamente al rey, pidi que se anulara la revocacin de la licencia para predicar y adems
repentinamente Lorra recibi 15 000 pesos de la Iglesia, que repetidas veces haba solicitado
sin xito para usar en la finalizacin de la iglesia de su parroquia (1845:95).
s Hay pocas pruebas para defender el argumento de la conspiracin en cuanto al aspecto
histrico. Philip C. Thompson, quien ha investigado los documentos de este periodo en
los archivos eclesisticos de Yucatn, encontr nicamente un documento que hace referencia al desorden de Quisteil (vase la nota 3), situacin que est en marcado contraste
con la riqueza de documentacin sobre la Guerra de Castas de Yucatn en los mismos
archivos (vase el captulo vlll).
152
ban sus imperios antiguos, algunos de los cuales han sobrevivido hasta la actua.
lidad (vanse los captulos 11 y x11),
historiadores ladinos como Ancona
considei
raron necesario afirmar que fue la lectura de la historia de Yucatn escrita
por
Lpez
de
Cogolludo
lo
que
inspir
en
jacinto
Canek
la
idea
de
restablecer
un
i mperio indgena en la pennsula.
Y los ladinos aceptaran ms fcilmente la
versin oficial si se deca que el nombre Canek del cabecilla no era uno
de los
varios apellidos que recibiera en el momento de su nacimiento, sino que lo haba
adoptado al coronarse y con el objeto de legitimar su rango de rey indgena. Ante
esta deformacin de los hechos, es inevitable especular acerca de qu nos dira
hoy la historia o la leyenda en el caso de que los soldados espaoles no hubieran
capturado a jacinto Canek. Los antecedentes de formacin educativa de Canek
seran atribuidos a Francisco Uex? Pues para los espaoles, el alzamiento de
Quisteil slo tiene sentido como un intento por recuperar lo que se perdi en la
primera "rebelin" ocurrida en el siglo xvi.
154
La proclama relata los sufrimientos que debi soportar Espaa, las rapaceras de
los franceses, la ayuda de los ingleses y los acontecimientos que llevaron a la promulgacin de la Constitucin de 1812. Explica que el pas estaba temporalmente gobernado por una Regencia establecida en Cdiz:
All en la ciudad
De Cdiz,
Se reunieron los notables,
Los Seores,
Los sabios;
E hicieron los preparativos
Para una digna,
Grandiosa asamblea.
As ha hablado ahora
Nuestra gran asamblea,
Establecida en Cdiz
Con la autoridad
De Nuestro Seor,
El Rey en el exilio;
155
y, segundo, el artculo por el cual se fijan impuestos parejos para todos los ciudadanos espaoles:
Bienamados hijos!
Abrid las pupilas de vuestros ojos!
Ahora vuestro tributo se acab.
Slo por igual pagaremos
Una pequea contribucin.
156
u
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o-
5
a o
O
a
A
z
C~
.
C)-
cana que la proclam por segunda vez; la celebracin tuvo lugar el 8 de mayo
(Puga y Acal, 1913:169). Aunque el informe sobre lo ocurrido se supo en la
ciudad de Guatemala el 5 de mayo, como el presidente de la Audiencia dudara
de su veracidad no la dio a conocer al pblico hasta el da 9 de julio (Salazar,
1928:204).
158
159
chado el 8 de julio de 1820; ambos documentos se refieren a los gastos referentes a una
disputa sobre tributos. Adems, fue el 5 o 6 de julio de 1820 cuando los indgenas recibieron la noticia que los movi a agradecer al rey. Los gastos de la disputa del tributo
de 1820 son mencionados como aproximadamente de mil pesos en otros dos documentos
diferentes pero que figuran en el mismo legajo (folios 4 y 52), una cantidad acorde con
los gastos a los que hace referencia en el documento que citamos ms arriba. Uno de
esos documentos (folio 4) menciona que el libro de la cofrada del Sagrado Sacramento
contena la afirmacin de que mil pesos se haban gastado en el esfuerzo por impedir el
pago del tributo. Finalmente, hay pruebas de que Atanasio Tzul y Lucas Aguilar fueron
primero principal y alcalde del Sagrado Sacramento, respectivamente, en 1820 (AGC,
A1.193, Leg. 3942, folios 53, 69; Leg. 3944, folio 3; A1.5480, Leg. 47155, folios 23,
26). Sospecho que el documento en cuestin no es evidencia de conocimiento de la Constitucin de Totonicapan en 1812, sino que se refiere al restablecimiento de la Constitucin en 1820.
3
AGC, A1.5480, Leg. 47155, Testimonio de Agustn Sapn, 14 de agosto de 1820,
folio 22.
4
AGC, A1.193, Leg. 3942, Carta de Lucas Mndez y Domingo Chvez a Prudencio
de Cozar (sin fecha), folio 53; Leg. 3944, Carta de los funcionarios indgenas de Sacapulas (sin fecha), folios 1-2.
5
AGC, A1.193, Leg. 3942, Carta de Ambrosio Collado a Carlos de Urrutia y Montoya, 24 de febrero de 1820, folios 4-5.
a Ibid., Carta de los funcionarios indgenas de Chiquimula, 14 de mayo de 1820, folio. 64.
7
Ibid., Carta de Manuel Jos de Lara a Carlos de Urrutia y Montoya, 16 de febrero
de 1820, folio 1; Carta de Toms Antonio O'Horan a Manuel Jos de Lara, 24 de febrero de 1820, folios 6-7.
160
8
9
Ibid., folios 12-16, 73-75, 77-79; A1.5480, Leg. 47155, folios 53-55.
Ibid.
Ibid.
11 AGC, A1.193, Leg. 3942, Carta de Ambrosio Collado a Carlos de Urrutia y Montoya,
22 de marzo de 1820, folios 12-16.
10
12
13
Ibid., Leg. 3944, folios 1-2, 5-6; A1.194, Leg. 4966, folios 1-3.
161
162
.rl
163
22
164
28
29
30
31
165
mento hubiere alguien que atestiguare, asentamos esto aqu de haber dado a
conocer pblicamente la nueva Constitucin y no firmamos porque no sabemos
cmo hacerlo... 32
Durante el mes de julio, Aguilar comenz a cobrarles impuestos a los indgenas del distrito de Totonicapan con
el objeto de recuperar el dinero gastado en
33
la divulgacin de la Constitucin.
Por algn motivo, las autoridades espaolas continuaron creyendo que los indgenas deban pagar los tributos reales, a pesar de que el artculo 339 de la
Constitucin slo admita el gravamen de impuestos a las familias acaudaladas. 34
El infundado rumor acerca de la coronacin Tzul fue considerado como una
"prueba" ms de que los indgenas se haban rebelado en contra del rey de
Espaa, y Cozar, convencido finalmente de que con la aplicacin de sus mtodos
pacficos no lograra los resultados esperados, se decidi a emplear la fuerza
para restablecer el orden colonial.
El 3 de agosto invadi San Miguel Totonicapan, dejando una retaguardia de
cuarenta o cincuenta soldados en las encrucijadas de San Miguel, San Cristbal
y San Francisco el Alto, para proteger una posible retirada de sus tropas. En el
pueblo, los soldados encontraron a un nico indgena armado a quien al punto
dieron muerte. A pesar de no haber encontrado resistencia armada en San Miguel,
decidieron flagelar a los indgenas, saquear sus casas y obligarlos a buscar refugio
5
en las montaas3
Entre tanto, los soldados que se haban quedado en las encrucijadas fueron atacados por unos cuatrocientos indgenas oriundos de San Francisco y San Cristbal, armados con machetes, piedras, palos y unos pocos rifles. Todos los espaoles resultaron heridos en esta batalla, y ante la superioridad numrica de los
nativos, se dieron a la fuga, buscando refugio en la sierra hasta que llegaron
en su auxilio tropas de refuerzo de San Miguel. Ese da fueron arrestados muchos indgenas, entre ellos Lucas Aguilar y Atanasio Tzul. 36
Al ao siguiente todo Guatemala se levant en contra de Espaa (Salazar,
1928:255-260), de modo que ya no fue posible, o cuando menos poco prudente,
acusar a todo el mundo de sedicin en contra del gobierno espaol" (Contreras, 1951:52). Por lo menos algunos de los participantes de la "rebelin" de
Totonicapan, incluidos Aguilar y Tzul, fueron puestos en libertad como resultado
de una amnista firmada en 1822 (Contreras, 1951:52).
A juicio de J. Daniel Contreras (1961:6) la Revuelta de Totonicapan no fue
una guerra de castas originada por el rencor o inquina que pudieran sentir los
Ibid., folio 76.
Ibid., folios 3-5, 18-21.
Los indgenas estaban todava tratando de convencer a los funcionarios guatemaltecos
de que ellos estaban liberados de los tributos todava en el verano de 1821 (AGC, AI.194,
Leg. 4965, nmeros 8, 9, 12).
35
AGC, A1.193, Leg. 3945, Carta de los nobles indgenas de Ttonicapan, ? de diciembre de 1820, folios 1-2; Carta de Prudencio de Cozar a Gabino Ganza, 7 de mayo
de 1821, folios 10-12.
36 AGC, A1.5480, Leg. 47152, folios 5-6, 11, 13; Leg. 47155, folios 2-5.
32
33
34
166
37 Ibid., folios
8
3
39
40
167
CUARTA PARTE
Como en el caso de las otras rebeliones que describo en este libro, la Guerra
de Castas de Yucatn tuvo un slido ncleo religioso; empero, puesto que no se le
sofoc rpidamente como ocurri con los dems, devino con el tiempo una nueva
religin con su propia iglesia, credo y culto. Fue, por ende, de todos los movimientos mayas de revitalizacin, el que alcanz un desarrollo ms completo.
De igual importancia es el hecho de que algunos de los jefes de este movimiento eran ~lfabetas, y que aquellos que no lo eran se comunicaban por escrito
utilizando los servicios de escribas
sjLnos y otros produjeron en conjunto varios
cientos de cartas; en las cuales dejaron anotadas las razones que los movan a participar en la rebelin y todos los acontecimientos que ocurran detrs de sus lneas. Dichas cartas constituyen un complemento de los partes de guerra, las
cartas y las descripciones de testigos oculares, que a su vez constituyen el material producido por los ladinos. Casi todas las cartas de los indgenas estn
escritas en maya, usando el alfabeto basado en el latn que inventaron los misioneros espaoles durante el siglo xvi. Aparte de las cartas, los nativos escribieron
una crnicaa acerca del culto religioso, en la cual se describen, por orden cronolgico, sucesos ocurridos entre 1850 y 1857. As pues, existe documentacin histrica sobre este movimiento que presenta ambas versiones: la de los indgenas
y la de los ladinos.
Historiadores yucatecos tales como Eligio Ancona (1878-1880), Serapio Baqueiro (1871-1879) y Juan Francisco Molina Sols (1921), cuyas principales
fuentes son las cartas, testimonios presenciales y partes militares de ladinos, hacen
hincapi en los aspectos militares de este movimiento. Ms recientemente, el historiador norteamericano Nelson Reed (1964) trata de dar una interpretacin
menos parcial sobre esta guerra, citando documentos indgenas. Sin embargo, Reed
no pudo realizar un trabajo completo ni profundo, pues slo se bas en el material que es posible conseguir traducido al castellano. Al respecto hay que hacer
la aclaracin de que algunos de los documentos ms decisivos para entender los
aspectos religiosos de este movimiento estn escritos en maya o bien fueron imperfectamente traducidos al castellano.
No ha sido mi intencin escribir una historia completa de la Guerra de Castas de Yucatn. Los historiadores mencionados anteriormente han publicado obras
en las que se ocupan minuciosamente de los aspectos militares de la rebelin, y
Moiss Gonzlez Navarro (1970) y Arnold Strickon (1965) analizaron sus
171
172
caa de azcar. Las mejores tierras para este cultivo se encontraban en la parte
oriental y sur, donde los mayas no estaban atados a las haciendas como trabajadores y deudores. Antes de la independencia, esas tierras pertenecan a la Corona y estaban clausuradas a la agricultura de tipo plantacin. Esta situacin
cambi en 1825 cuando, en un esfuerzo por poblar las partes meridional y oriental de la pennsula, se promulg una ley que facilitaba la adquisicin de tierras
La introduccin de las planen la regin azucarera (Cline, 1943a:13; 1948:95).
taciones azucareras al este y al sur de Yucatn caus profundos cambios en la vida
de los mayas que habitaban esas regiones y prepar el camino para la Guerra de
Castas (Strickon, 1965:49).
CUADRO
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1864
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Tratado de Tzucacab firmado por jacinto Pat, pero rechazado inmediatamente por Cecilio Chi.
Evacuacin de Ticul.
Los indgenas se apoderan de Izamal y Bacalar.
Los indgenas son contenidos.
Los ladinos vuelven a tomar Yaxcab, Valladolid, Tekax y Tihosuco.
Yucatn vuelve a unirse a Mxico.
Asesinato de jacinto Pat y de Cecilio Chi.
Vela trata de negociar con Barrera.
Los ladinos se apoderan de Kampokobch.
Chan Santa Cruz es encontrado.
Proclama de Juan de la Cruz.
Los mayas atacan a, Kampokobch.
Muerte de Manuel Nauat.
Cartas de Juan de la Cruz al gobernador Barbachano.
Tratado de Chichanh firmado por Modesto Mndez y Juan de la Cruz
Hoil.
Los cruzob atacan a Chichinh y sacan a los lderes a Chan Santa Cruz.
Daz de la Vega ocupa Chan Santa Cruz.
Young, Toledo y Compaa firman el contrato de tala de la caoba con
el gobierno yucateco.
Muerte de Jos Mara Barrera.
Segundo tratado de Chichanh firmado en Belice.
Los indgenas de Chichanh conducidos por Luciano Tzuc invaden los
aserraderos britnicos de caoba.
Los indgenas de Chichanh conducidos por Luciano Tzuc invaden los
aserraderos britnicos de caoba.
Los cruzob invaden Tekax y matan a la mayora de sus habitantes.
Los indgenas recuperan Bacalar y matan a los prisioneros ladinos.
Construccin de la iglesia de Chan Santa Cruz.
Los cruzob invaden Valladolid.
Los indgenas de X-Kantunilkn firman un tratado con el gobierno yucateco.
Los ladinos incursionan en Chan Santa Cruz.
Los cruzob atacan a Chichanh.
Los indgenas de Chichanh se trasladan a Icaich.
Visita de Plumridge y Twigge a Chan Santa Cruz.
Los indgenas de Yokdzonot firman un tratado con el gobierno yucateco.
Los cruzob incursionan en Tunks.
Los indgenas de Icaich conducidos por Marcos Canul invaden los aserraderos britnicos de caoba.
El golpe conducido por Dionisio Zapata y Leandro Santos da por resultado
la muerte de Venancio, Atanasio y Braulio Puc.
Zapata y Santos son destituidos y muertos por Bonifacio Novelo, Bernardino Cen y Crescencio Poot.
Juan Bautista Chuc remplaza a Atanasio Puc como Secretario de la Cruz.
La emperatriz Carlota visita Yucatn.
Los indgenas de Icaich conducidos por Marcos Canul incursionan en los
aserraderos britnicos de caoba.
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176
que trataban de escapar de las haciendas internndose cada vez ms en los montes a medida que avanzaba la "frontera del azcar" (Regil [y Pen], 1852:
296, 299-300; Men[n]dez, 1923:165-166). En un esfuerzo por impedir el
xodo de trabajadores mayas reales o potenciales para las haciendas, las autoridades yucatecas promulgaron leyes por las cuales los mayas quedaban sometidos al gobierno (concomitantemente) de las haciendas [Strickon, 1965:50].
La Guerra de Castas se inici en la parte oriental de la pennsula, en la regin
en la cual los mayas haban gozado de la mayor libertad respecto del dominio
espaol.
_Los indios que, por la razn que fuere, se negaron a atarse a las plantaciones
azucac.s (o tuvieron la buena suerte de evitar ser aprehendidos) se vieron
empujados a internarse cada vez ms profundamente en el bosque cada ao
que pasaba. A medida que las plantaciones se iban apoderando de las mejores tierras de la frtil regin fronteriza, la situacin de los mayas se volva
cada vez ms desesperada [Strickon, 1965:51].
Fueron estos indgenas, no los mayas de las haciendas del noroeste de la pennsula, quienes se rebelaron en 1847 y mantuvieron viva la causa durante ms de
cincuenta aos.
ANTECEDENTES POLTICOS DE LA GUERRA DE CASTAS
Durante el siglo xx, el tema poltico ms importante en Mxico era si el gobierno de la nacin y, por ende, los estados que la constituan, deba regirse por
los principios centralistas (conservadores) o federalistas (liberales). Puesto que
el federalismo se basaba en el respeto de los derechos de los estados, era ms
compatible que el centralismo con el regionalismo tradicional de Yucatn. En
varias ocasiones, Yucatn prefiri la separacin de Mxico antes que aceptar los
principios de un gobierno centralista (Cline, 1943a:22, 1948:96).
En 1835, el presidente Antonio Lpez de Santa Anna, quien fuera electo para
el cargo por ser federalista, cambi de posicin y se volvi centralista (Ancona,
1878:1880:3:355). Durante su gobierno, los estados se volvieron distritos administrativos, sus gobernadores no eran elegidos sino simplemente nombrados y nicamente los hombres de fortuna considerable tenan probabilidades de ocupar los
restantes cargos de eleccin (Reed, 1964:27). Estas medidas disgustaban profundamente a los yucatecos, cuyos intereses locales se vieron de inmediato perjudicados a causa de los esfuerzos del gobierno nacional por unificar el pas (Ancona, 1878-1880:3:359-362; Reed, 1964:27). En mayo de 1839, un capitn de la
milicia del estado llamado Santiago Imn encabez una insurreccin en contra del
centralismo en el pueblo de Tizimn (Ancona, 1878-1880:3:364-365; Baqueiro,
1871-1879:1:16-17). Al fracasar en sus primeros esfuerzos, decidi tratar de
atraer a los indgenas a su causa prometindoles que si su revolucin triunfaba,
reducira las contribuciones que se les exiga pagar a la Iglesia (Ancona, 1878-
177
1880:3:368).2 Dichas cuotas ascendan a veintin reales y medio anuales por cada
pareja casada (doce reales y medio por el marido y nueve por la esposa). Los
i ndgenas respondieron al llamado de Imn con gran entusiasmo (Ancona, 18781880:4:11). Segn Reed (1964:27), "Con una chusma de miles tom Valladolid y, alentado por este triunfo, todo el estado se alz en armas para acudir en
su ayuda logrando expulsar a las tropas mexicanas de su ltimo fuerte de Campeche en junio de 1840". Ancona (1878-1880:3:371) nos dice que cuando Imn
entr en Valladolid el 12 de febrero de 1840, lanz una proclama que contena
un artculo por el cual quedaba abolida la obvencin sustituyndola por una "contribucin" religiosa de un real al mes obligatoria slo para los hombres indgenas.
Luego de la victoria de la revolucin, la nueva legislatura emiti un decreto a este
efecto, especificando que los varones indgenas que tuvieran entre catorce y sesenta aos deban entregar esta "contribucin" mensual a sus curas prrocos (Ancona, 1878-1880:3:384-385; Aznar Prez, 1849-1851:1:316-317).'
Varios aos permaneci independiente Yucatn mientras el gobierno mexicano
trataba de lograr por vas diplomticas lo que no pudo conservar por la fuerza
(Ancona, 1878-1880:3:396-410). Despus que fracasaron varias misiones diplomticas en su intento por reincorporar Yucatn a la nacin por medios pacficos,
Santa Anna envi un ejrcito federal para invadir la pennsula (Ancona, 18781880:3:412). En 1842, una flota mexicana desembarc en la isla del Carmen
prxima a la costa de Campeche (Ancona, 1878-1880:3:413). Los yucatecos
formaron un ejrcito de seis mil hombres, muchos de ellos indgenas, "a quienes
se les prometieron tierras y, por segunda vez, una reduccin de sus impuestos a
la Iglesia" (Reed, 1964:30; vase tambin Ancona, 1878-1880:4:12). Con ese
ejrcito, los yucatecos derrotaron a los invasores mexicanos, y aunque la pennsula
fue reincorporada posteriormente a Mxico en 1843, el tratado se hizo de acuerdo
con las condiciones impuestas por los yucatecos (Ancona, 1878 . 1880:3:439-442).
Santa Anna no respet los trminos del Tratado de 1843, de modo que Yucatn nuevamente se separ de la nacin en 1845. El hombre elegido en ese momento como gobernador provisional fue Miguel Barbachano, quien posteriormente
desempeara un papel importante en los infructuosos esfuerzos por negociar el
fin de la Guerra de Castas. Al ao siguiente (1846), Mxico y los Estados Unidos entraron en guerra por la posesin de Texas; por cuenta propia. Barbachano
decidi que los yucatecos deban olvidar sus querellas con Mxico y unirse en
2 De acuerdo con Baqueito, Imn le dijo a los indgenas que "ahora ellos nos van a
pagar ms obvenciones a sus curas prracos, que ellos iban a abolir o al menos a disminuir los tributos, y que finalmente iban a distribuir entre ellos suficiente tierra para el
cultivo" (1871-1879:1:22, original en castellano).
s Estas "contribuciones" religiosas no deben confundirse con las "contribuciones personales" civiles que se les cobraban a todos los yucatecos de ascendencia indgena y espaola
por igual, exceptuando a los soldados y a la gente demasiado enferma para ganarse la
vida trabajando (Pen y Gondra, 1896:1:219-224). Las "contribuciones religiosas", como
antes las obvenciones, eran slo pagadas por los indios. Se diferencian de las obvenciones
en el nombre (un intento astuto por confundirlos con las "contribuciones civiles ms igualitarias") y en la cantidad (se exclua a las mujeres indgenas de este tributo discriminatorio y fue reducido a medio real por ao para los hombres indgenas). Sin embargo
vase la nota 2, que sugiere que Imn tambin prometi abolir la "contribucin civil".
178
contra del enemigo extranjero. Esta decisin no fue del agrado de muchos de
sus compatriotas, quienes organizaron una revuelta popular en contra de la unificacin, dirigida por Domingo Barret (Ancona, 1878-1880:3:444-463). Puesto
i que Barret era campechano, su revuelta en parte constitua un ataque al predominio poltico de Mrida sobre los asuntos peninsulares. A semejanza de los revolucionarios que le precedieron, Barret reclut indgenas para su causa con promesas de reduccin de las "contribuciones" personales o civiles que deban pagar
los yucatecos, cualquiera fuese su raza (Ancona, 1878-1880:3:463). No cabe
duda de que algunos de los indgenas que en ese momento lucharon con Barret
haban formado parte del alzamiento encabezado por Barbachano unos aos antes.
Segn Reed (1964:34; 1979:43), "en enero de 1847, Antonio Trujeque, el
jefe poltico subalterno de Peto, form un batalln de indgenas en Tihosuco y
el teniente coronel [Vito] Pacheco hizo otro tanto en Yaxcab; despus de ayudar
a la captura de Tekax y tomar a Peto, marcharon contra Valladolid con efectivos
de unos 3 000 soldados y entraron al asalto en la ciudad. Las tropas de indios
se desenfrenaron, saquearon las cantinas y gritaban, presas de locura asesina:
Maten a todo el que lleve camisa!" 4 (vase tambin Molina Sols, 1921:1:
264:267). Al concluir la revuelta, los indgenas regresaron a sus caseros sin
devolver sus armas (Ancona, 1878-1880:3:473). Presumiblemente uno de los
indgenas que participaron en la matanza de Valladolid fue Cecilio Chi, quien
pocos meses despus habra de convertirse en uno de los jefes de la Guerra de
Castas (Ancona, 1878-1880:4:17; Reed, 1964:46).
Vemos, pues, que los indgenas desempearon un papel activo en los conflictos polticos que caracterizaron el periodo entre 1835 y 1847. Lo que recibieron
a cambio de su participacin no fueron tierras ni la abolicin de las cuotas eclesisticas ni la reduccin de los impuestos estatales como se les haba prometido,
sino armas, entrenamiento militar y experiencia de combate. Y los conflictos
polticos que justificaron que se armara a los indgenas en 1840, 1843 y 1847,
no slo continuaran, sino que habran de minar todos los esfuerzos que hicieran
los ladinos para conseguir una conclusin satisfactoria de la Guerra de Castas.
El historiador yucateco Eligio Ancona sostiene que la causa principal de esta guerra fue el antiguo odio que los mayas sentan hacia los forasteros. Afirma (18781880:4:6) que "es necesario recordar que, desde tiempos inmemoriales, los mayas aborrecan por instinto a todos los extranjeros, y que las leyes del pas los
condenaban a la muerte o a la esclavitud perpetua... As pues, los mayas vieron
con desagrado al espaol desde el primer instante en que ste se present ante
sus ojos, e incluso mucho antes de darse cuenta de que llegaba para aduearse de
la tierra de sus antepasados". Ancona (1878-1880:4:7) arguye que la explota4
Reed escribe "camisa" en lugar de "pantaln". Sin embargo, es indudable que cita
a Molina Sols (1921:1:267), que dijo: "Muera todo el que tenga pantaln."
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1
180
cin a la que sometieron los espaoles a los indgenas durante la poca colonial
contribuy a mantener vivo este odio.
En 1813, por un corto tiempo la situacin de los indgenas mejor cuando la
Constitucin de 1812 "aboli los tributos, las obvenciones y el servicio personal
obligatorio; se les declar ciudadanos, y en algunos pueblos formaron parte de los
organismos municipales" (Ancona, 1878-1880:4:9-10). La Constitucin de 1812
fue nefasta para la economa de la colonia. Sin las obvenciones, el clero qued
privado de medios de subsistencia, y la abolicin del servicio personal provoc
una escasez de mano de obra en las industrias de la madera de tinte, la sal y la
caa de azcar (Ancona, 1878-1880:3:487-496; Acereto, 1947:155). La recuperacin del trono por parte de Fernando VII en 1814 fue motivo de gran jbilo
para los yucatecos conservadores. Un barco procedente de la Habana arrib a
Yucatn el 18 de julio de 1814, trayendo peridicos con la noticia de la derogacin de la Constitucin. Empero, el gobernador no quiso dar a conocer al
pblico la nueva sino tres das despus, cuando lleg a Sisal un navo que llevaba el anuncio oficial. Entre tanto, un grupo de impacientes gobernadores armaron un alboroto en la plaza principal de Mrida, tomaron por asalto el Ayuntamiento y apoderndose de un cuadro que representaba al rey lo transportaron
en una procesin hasta la catedral, en donde dieron a conocer pblicamente la
noticia acerca de la derogacin de la Constitucin (Acereto, 1947:156).
Como ya se dijo en el captulo vii, Fernando VII fue obligado a reconocer la
Constitucin de 1812 el 9 de marzo de 1820. Tambin en este caso, la Habana
recibi la noticia antes que el resto de las colonias, y sta fue llevada en peridicos a Mrida el 26 de abril, y el 7 de mayo a Campeche, en donde se dio
lectura a dicha Constitucin seis das ms tarde (Acereto, 1947:166-167). Resulta irnico el hecho de que las obvenciones no fuesen nuevamente implantadas
hasta despus de 1821, cuando Mxico ya haba conquistado su independencia de
Espaa, y las autoridades tanto civiles como religiosas de Yucatn ya no tenan
refrendos reales en su poder para explotar a los indgenas (Ancona, 1878-1880:
4:10). ,l
' La importancia de Cuba, y especialmente de la Habana, como fuente de noticias de
la Constitucin de 1812, parece haber sido reconocida por los historiadores indgenas. Los
libros de Chilam Balam de Chumayel, Man y Tizimn contienen similares pasajes histricos referentes a una guerra con Cuba, al movimiento de barcos entre la Habana y Yucatn, a los franceses, y a la ciudad de Tizimn (Edmonson: lneas 5341-5434; Prez,
1949:136-139; Roys, 1933:123-125). Edmonson (nota a la lnea 5155) sostiene que estos
pasajes fueron escritos durante la primera mitad del siglo xix, entre 1824 y 1837. Creo
que este autor se refiere a la Constitucin de 1812, a su abolicin en 1814, su restablecimiento en 1820, y su derogacin definitiva despus de 1821, cuando Mxico obtuvo la
independencia y Yucatn estaba en libertad de promulgar leyes que se oponan a ella, a los
conflictos polticos que asolaron la pennsula entre 1835 y 1847, cuando los jefes del partido
fuera del poder buscaron refugio en Cuba (vase ms adelante). Edmonson (nota a la
lnea 5344) seala que el principal protagonista de las tres versiones, Antonio Martnez
y Sal, "es desconocido para la historia, pero su relato es notablemente paralelo a aquel
de Santiago Imn, que estuvo prisionero en Tizimn en 1838" (cf. Ancona, 1878-1880:3:
364). Por lo tanto, estos pasajes confunden acontecimientos que cubren un. periodo de
cuando menos veinticinco aos (1813-1838). La' Constitucin de 1812 (que no fue puesta
181
A pesar de que en teora el sistema colonial & castas fue abolido en Mxico
despus de 1821 (Aguirre Beltrn, 1970:13), perdur, pero ya muy reducido,
en la pennsula de Yucatn durante el resto del siglo xix. A ello se debe que
la guerra civil que constituye el tema del presente captulo haya recibido el nombre de Guerra de Castas, nombre que todava conserva. En dicho conflicto intervinieron tres castas: 1) los llamados blancos o criollos que supuestamente eran A
descendientes puros de espaoles, y a quienes denominar ladinos para ser congruente con los dems captulos de este libro; 2) los mestizos descendientes de
indgenas y espaoles (y a veces tambin de negros), que ya no" existen como
grupo separado y cuyo nombre en la actualidad se usa para referirse a 3) los
nativos. Los mestizos estaban divididos en cuanto a sus lealtades, probablemente
a causa de ser descendientes de espaoles e indgenas. Algunos tomaron partido
a favor de los rebeldes y llegaron a ser destacados cabecillas del ejrcito indgena, mientras que otros lucharon del lado de los ladinos.
Ancona (1878-1880:4:10-11) opina que acaso el momento en que estall la
Guerra de Castas habra sido diferente si no hubiera sido porque los ladinos
reclutaron a los indgenas para intervenir en sus batallas polticas:
Exista, pues, hasta el ao 1840 un odio de tres siglos entre las dos razas principales que habitaban la pennsula. Si la una no se rebelaba contra la otra,
seguramente no era porque el pasado se hubiese olvidado o porque estuviesen
contentas con el presente, sino por carecer de medios para sacudirse el yugo
que las oprima. Ms tarde o ms temprano la Guerra de Castas habra estallado, en el caso de haberse mantenido el mismo sistema que acabamos de
describir. Si la rebelin la hizo estallar prematuramente, ello se debi a que
la imprudencia puso armas en las manos de los indgenas antes de asimilarlos
al resto de la ciudadana mediante la educacin y determinadas concesiones
que exigan su capacidad de razonamiento o inteligencia y el derecho natural.
Coincide Ancona con la, observacin hecha por Juan de Dios Cosgaya, un ex gobernador de Yucatn, de que a pesar de que la justicia sin duda exiga la abolicin o reduccin de las obvenciones, no era prudente hacer estas concesiones
a cambio de la ayuda de los indgenas en las revoluciones polticas. En efecto,
[los indgenas] llegaran a la conclusin de que si una revolucin poda librarlos de las obvenciones, otra les quitara las restantes y otra ms les hara dueos de su territorio... llegaran a creer que ello era fruto de ese trabajo y no
resultado de la justicia [Ancona, 1878-1880:3:385].
Ancona considera que los indgenas se rebelaron en el preciso pigmento en que
se estaban haciendo esfuerzos verdaderos por mejorar su situacin en cuanto a
educacin 'e -i mpuestos (aunque admite que cuando escribi su libro poco se haba
conseguido al respecto) De no haber estallado la Guerra de Castas en el mo-
en vigor en Yucatn hasta 1813 [Acereto, 1947:154], como las promesas de Imn a
los indgenas en 1839, se refera a la igualacin del tratamiento de los indgenas y de las
personas de ascendencia y cultura espaolas.
18 2
mento en que ocurri, afirma Ancona, el tiempo habra permitido que esas reformas tuvieran efecto reduciendo la hostilidad que los indgenas sentan hacia
los ladinos. Por lo tanto, segn su interpretacin de los hechos, la causa inmediata de dicha guerra, fue el reclutamiento de indgenas en los ejrcitos revolucionarios entre 1835 y 1847 (1878-188b:4:14-15).
Al analizar las causas de esta guerra, otro historiador yucateco, Serapio_ Baqueiro, a quien frecuentemente cita Ancona, atribuye menos importancia a la poltica
partidista de los ladinos. Para l las principales causas fueron la opresin de que
eran objeto los nativos por parte de la Iglesia y el Estado (1871-1879:1:448).
Se pregunta cmo, dada la situacin social y econmica de la poca, podan los
mayas negarse a unirse a los revolucionarios: "Cmo podan [los mayas] quedarse quietos, cuando en 1840 se les llam a colaborar con la revolucin, se les
ofreci la abolicin de las obvenciones que pagaban a sus curas prrocos, y se
les engatus con la promesa de tierras suficientes para, el cultivo ... ?" (18711879:1:448). Aunque Baqueiro incluye la poltica de facciones de los ladinos
en su lista de causas de la Guerra de Castas, al parecer se da cuenta de que los
indgenas no habran aprovechado la situacin de no haber sido porque estaban
oprimidos.
En lo fundamental, Justo Sierra O'Reilly (1954) llega a esta misma concluexplicar
el origen y laobra causas d de la l Guerra de Castas, encuentra sus respuesta ae
en el maltrato que soportaban los indgenas durante la poca colonial (1954:1:5, 57).
Tan slo un prestigiado historiador, Jun__Franci co Molina...Sols (1921), no
menciona la discriminacin social y econmica en contra de los indgenas antes
y despus de 1821 como causa de esta guerra. En su opinin, dos_- fueron las
causas principales: 1) la decisin de Imn de reclutar indgenas en su ejrcito
en el ao 1840 (1921:1:148) y 2) las ambiciones personales de los cabecillas
mayas (1921:1:304-305). Sostiene que pocos aos antes del estallido de la
guerra, visitantes extranjeros que recorrieron la pennsula a lo largo y a lo ancho
comentaron acerca de lo bien tratados que eran los indgenas en esa regin y
sobre el hecho de que estaban perfectamente conformes y contentos con su suerte
(1921:1:304) . 6 Segn su teora, fue la ambicin de unos pocos que aspiraban
a aumentar su poder poltico la chispa que encendi la llama de la rebelin.
Los motivos que tuvieron los indgenas para rebelarse, y por deduccin, sus
objetivos para prolongar la guerra aparecen consignados explcitamente en varias
cartas escritas por los cabecillas del movimiento. EEl motivo que-se menciona con
ms frecuencia es la "contribucin" que probablemente . aluda a la "contribucin"
religiosa que remplazo a la obvencin luego de la victoria de Imn en 1840
(Ancona, 1878-1880:3:384-385); pero que acaso tambin se refiera a la "contribucin" personal o civil que Barret prometi reducir en 1846 (Ancona 18781880:3:463). La segunda razn para rebelarse era la discriminatoria imposicin
C/de honorarios para la realizacin de los sacramentos. Reed (1964:23) seala que
c No todos los viajeros tenan esta impresin. John L. Stephens, por ejemplo, quien
visit la pennsula en 1840 y 1841, describe el maltrato de indios en varias haciendas
183
18 4
guerra contra los blancos, pues no tenamos dinero para pagar esas exacciones
que el Gobierno pens apropiado decretar. Don Domingo Barret envi tropas al mando de don Santiago Mndez, con rdenes de dar muerte a todo indio,
grande y pequeo. 12
185
Hay una sola cosa que tengo que decirle a usted y a los venerables curas virtuosos. Por qu no recordaron o no se alertaron cuando el gobernador comenz a matarnos? Por qu no aparecieron o se alzaron para apoyarnos cuando los blancos nos estaban matando? Por qu no hicieron nada cuando el
cura Herrera hizo lo que quiso a los pobres indios? Este cura le puso la silla
de su caballo a un pobre indio, y mont sobre l, empez a golpearlo con
su fusta, clavndole sus espuelas en el vientre. Por qu no tuvieron compasin cuando esto ocurra? Y ahora recuerdan, ahora saben que existe un Dios
un
verdadero? Cuando ellos nos estaban matando, no
saban que exista Dios verdadero? Nosotros siempre les recomendbamos el nombre del Dios
verdadero a ustedes, y ustedes nunca creyeron en su nombre, sino que incluso
en la oscuridad de la noche nos estaban matando en la picota. Por dondequiera en el mundo en que nos estaban ustedes matando, por qu no recordaban o respetaban al Dios verdadero, cuando nos hacan este dao a noso13
tros ?
Las cartas citadas fueron firmadas por algunos de los cabecillas rebeldes de ms
alto rango, incluyendo a jacinto Pat, Cecilio Chi, Bonifacio Novelo, Jos Mara Barrera, Crescencio Poot, Jos Mara Cocom y Venancio Pec. El tema predominante en todas ellas es que las leyes deban aplicarse igualmente a todos, sin
i mportar la raza o la afiliacin tnica. Los impuestos a la Iglesia deban ser los
mismos para indios, mestizos y blancos. La tierra deba estar a disposicin de
todos y los miembros de ningn grupo tnico tenan derecho a humillar o matar
impunemente a los miembros de otro grupo. As pues, desde el punto de vista
de los indgenas, la rebelin era en realidad una revolucin social cuyo objetivo
era eliminar las distinciones de casta.
Empero, resulta evidente que el alzamiento ra tambin un ataque dirigido
contra algunas de las instituciones econmicas de la pennsula. A pesar de que
en ninguna de las cartas citadas anteriormente se menciona la expansin de las
plantaciones azucareras en la parte oriental de la pennsula, existe una carta en
12
AB, Carta de Cecilio Chi, Venancio Pec y Jos Atanasio Espada a ?, 22 de marzo
de 1849.
1
f Carta de Francisco Caamal et al., a Domingo Bacelis y Jos Dolores Pasos, 19 de
febrero de 1848, en Baqueiro, 1871-1879: ]:Apndice, 115-117; original en castellano.
18 6
la que hace referencia a una de las consecuencias de dicha expansin, a saber la apropiacin privada de tierras que los indios por tradicin consideraban
como tierras que todos podan utilizar para la agricultura de subsistencia del
maz; los abusos a que eran sometidos los indgenas por el sistema de emplear
como peones a deudores en las plantaciones.
Los indgenas no estn de acuerdo con Ancona respecto de su interpretacin
de las causas inmediatas de la rebelin. Aunque en ambos casos se alude a las
promesas de reducir los impuestos y redistribuir la tierra a cambio del servicio
militar, los indios afirman que su rebelin se debi al hecho de que esas promesas no fueron cumplidas, mientras que Ancona sostiene todo lo contrario;
es decir, que se levantaron precisamente por haberse hecho esas concesiones. Es
evidente que para los nativos la reduccin de sus impuestos no era lo nico
que les interesaba; lo que queran era que los suyos se igualaran con los que
pagaban los blancos y los mestizos.
Por otra parte, al parecer Ancona no comprendi la importancia que la tierra
tena para ellos, ya que supona que la educacin y una reforma impositiva hubieran impedido la Guerra de Castas.
Ancona no slo no da muestras de considerar que una reforma sobre la tenencia de la tierra habra disminuido el odio que los indgenas sentan hacia los
ladinos, sino que explica por qu habra sido imposible (no simplemente imprudente) cumplir con la promesa de Barbachano a este respecto: "Pero el Estado no posea suficiente tierra desocupada para entregarle unas hectreas a cada
yucateco que haba participado en la campaa" (Ancona, 1878-1880:4:12).
Resulta difcil negar que el reclutamiento de los indgenas en los ejrcitos
ladinos fue una de las causas que contribuyeron a esta guerra. Mas parecida
dificultad entraa sostener que fue la nica causa inmediata de la rebelin. El
hecho de que los mayas de la parte oriental fuesen los primeros en levantarse
sugiere que la expansin de la frontera de las plantaciones de azcar fue tambin un factor influyente. En otras palabras, fue una combinacin de cambios
econmicos y sucesos polticos lo que empuj a ambos grupos tnicos a un conflicto armado.
LA EJECUCIN DE MANUEL ANTONIO AY
187
pueblos pertenecientes al distrito de Valladolid, incluyendo Chichimil. El cacique de esta ltima poblacin era un indgena llamado Manuel Antonio Ay,
quien alcanzara el rango de sargento en el ejrcito ladino que haba saqueado a
Valladolid a principios de ese ao (Carrillo Gil y Magaa M., 1956:19). El 18
de julio de 1847, Ay se present en la casa de Antonio Rajn, el juez de paz del
pueblo, dicindole que quera un trago, y que estaba enterado de que Rajn
tena licencia para vender ron. Al echar su sombrero en el piso, Ay no se dio
cuenta de que se le cay un trozo de papel que qued tapado a medias por el
sombrero. Rajn lo recogi y lo ley. Se trataba de una carta dirigida a Ay por
Cecilio Chi en Tepich. Tan alarmante era el contenido que Rajn decidi llevarle
la carta al comandante de Valladolid (Carrillo Gil y Magaa M., 1956:15).
La carta estaba escrita en castellano con muchos errores de ortografa y gramaticales. A continuacin se transcribe la versin publicada por Baqueiro (18711879:1:221):
Tepich, julio de 1847.-Seor D. Manuel Antonio Ay.-Muy senor mi amigo,
hgame Uste favor de decirm gatos pueblos hay avisados para el caso, para
que ust me diga gando -Item quiero que ust me diga si es mejoro mi
intento es atracar Tihosuco para que tengamos toda provisin, has aguardo
la respuesta para mi gobierno, me dice ust me seala ust el dia en que
ust ha de venir aca con migo, porque aca me estn siguiendo el bulto, por
eso se lo digo ust, me arust el favor deavisarme dos tres dias antes,
dejuste de contestarme no soy yo mas que su amigo que lestima.-Cecilio Chi.
En 1956 se public una versin mucho menos ambigua de esta misma carta:
Seor don Manuel Ay. Muy senor mo y amigo: Hgame usted el favor de
decirme quantos pueblos hay aviados para el caso/para que usted me diga
cuando. Item quiero que usted me diga si es mejor: mi intento es atacar a
Tihosuco para que tengamos toda poblacin, bien as aguardo la respuesta;
para mi gobierno me dice usted o me seala usted el dia en que usted ha de
venir ac conmigo porque ac me estn siguiendo el bulto; pero eso se lo digo
a usted. Me hace usted el favor de avisarme dos o tres das antes, no deje usted de
contestarme. No soy yo ms que su amigo que le estima. Cecilio Chi... [Carrillo Gil y Magaa, M. 1956:11].
Baqueiro (1871-1879:1:221) afirma que su versin reproduce exactamente
el original, sin cambios en cuanto a la ortografa, la gramtica o la puntuacin.
La segunda versin fue transcrita de una copia de la carta hecha por Eulogio
Rosado (Carrillo Gil y Magaa M., 1956:11).
Ambas versiones muestran diferencias importantes. En la de Rosado s dice
que tiene la intencin de atacar a Tihosuco para apoderarse de la poblacin.
En cambio, en la versin de Baqueiro, se dice que su intencin es acercarse
(atacar) a Tihosuco con el objeto de obtener provisiones. Desde luego, existe
una diferencia significativa entre acercarse a un pueblo y atacarlo. Esto ltimo
significa un acto de guerra; lo primero puede no serlo.
188
Molina Sols menciona que algunos de los partidarios de Barbachano en Mrida haban expresado pblicamente simpata
hacia jacinto Pat, "del cual ellos decan que su nico motivo para rebelarse era unirse
con ellos, con el propsito de liberarse del gobierno de Mndez" (1921:2:31).
Otra evidencia de que los indios simplemente estaban respaldando las causas de los
189
19 0
236).
lr Ibid., Testimonios sobre los indios ejecutados registrados por Cecilio Carrillo, primer
alcalde de Tihosuco, 14 de agosto de 1847.
191
19 2
truosidades sirvi tan slo para ensanchar la brecha que separaba a los dos grupos
tnicos. Reed describe con gran acierto la situacin:
Empez la inevitable caza de brujas. Los amos vean la rebelin en los ojos;
de sus criados, en una mirada extraa, en una risa inslita. En la capital,
algunos indgenas borrachos insultaron a una patrulla nocturna, segn parece,
vocendoles los nombres de sus antiguos reyes. Esos incidentes ganaron crdito
al decirse que Cecilio Chi intentaba entrar en Mrida a medianoche, el 15
de agosto, para ser coronado despus de degollar a toda la poblacin blanca.
La ciudad se convirti en campamento histrico. Fuertes patrullas montadas
detenan indgenas hasta que en San Benito no cupieron. El quince se encendieron hogueras en las calles de la ciudad a la puesta del sol para evitar un
ataque de sorpresa. Se haban establecido puntos fortificados y avanzadas, y
los ciudadanos estaban listos a sus puertas, con antiguos mosquetes, sables
y picas, mientras las mujeres preparaban jarras de agua hirviendo para poderlas tirar desde los techos de las casas. Fue una noche insomne, pero el ataque no lleg.
De todos modos, el miedo y el recelo aumentaban. De pronto result que
Francisco Uc, el cacique de la vecina Umn, hombre acomodado e instruido,
tena la piel oscura. Lo detuvieron basndose en cartas que ningn tribunal
vio jams y por el testimonio de su hijo adoptivo, que deba heredar a su
muerte; lo defendieron poderosos amigos blancos, pero slo hasta que la multitud vindicativa empez a clamar tambin por la sangre de ellos. As, pues,
lo condenaron, y ante el pelotn de ejecucin se le unieron otros diversos
caciques y notables de su raza. Ms de un centenar de dirigentes de menor
i mportancia fueron enviados al Presidio de Campeche y cuarenta a la fortaleza
de San Juan de Ula, cerca de Veracruz. En su lugar nombraron a ladinos de
confianza.
Indios que haban llevado una vida pacfica pagaban ahora las atrocidades
y los triunfos de los rebeldes. Los llevaban arrastrando a la picota, los colgaban de las orejas o los flagelaban mientras no confesaran una conspiracin
de la que no saban nada. Los rumores y los informes oficiales relataban el
salvajismo de la regin marginal, donde los mayas haban matado a un nio
delante de su madre y sus hermanas, le haban sacado el corazn y se haban
bebido su sangre antes de violar a las mujeres, que despus haban dejado
medio muertas junto al cuerpo mutilado.
Cada uno de estos relatos, fueran o no verdad, desencadenaba nuevos actos
de venganza. Hubo modos ms formales de presionar a la poblacin indgena:
un edicto peda la confiscacin de sus escopetas, aquellas escopetas que les
proporcionaban la nica carne que jams comieron; las armas confiscadas no
tardaron en llenar los edificios pblicos y ser objeto de un activo mercado
negro. Los poblados pequeos de dos o tres chozas edificadas inmediatamente
cerca de una milpa eran incendiados, y se llevaban a sus moradores a la ciudad
en calidad de prisioneros de guerra o esclavos. Los hombres tuvieron que
caminar todo el da para llegar a sus campos mientras las mujeres y los nios quedaban atrs de rehenes. Sin embargo, aquella gente, aquellos criados
y trabajadores de las antiguas haciendas del ngulo noroeste de la pennsula,
no estaban complicados en la rebelin y hasta miraban por encima del hombro
a sus hermanos los orientales, menos civilizados. Tal vez Francisco Uc tuviera
193
19 4
hasta fecha tan tarda como lo es 1847. Estos indgenas, a los que se llamaba
caciques o hidalgos, indudablemente no eran ignorantes oprimidos. Es incuestionable que, como los hacendados ladinos, haban obtenido su fortuna explotando
21
El hecho de que Uc tuviese amigos ladinos influyentes
mano de obra nativa
dispuestos a defenderle en pblico, implica que el sistema de castas no era tan
rgido como pretenden los historiadores.
Despus de julio de 1847, la diferencia entre indgena rico (o hidalgo) y nativo pobre dej de tener importancia social. A partir de entonces, ningn hombre con apellido indgena poda confiar en escapar al destino de Uc, no importaba
cuntos amigos y admiradores ladinos tuviera. El nico camino que les quedaba
a hombres como jacinto Pat era aceptar el hecho de que eran indios y unirse a
los rebeldes. Esta fue la razn de que Pat, que tena mucho ms en comn
,con los ladinos que con los indios, abrazara la causa de los pobres indgenas que
no posean tierras. La decisin de clasificar a la rebelin como conflicto tnico
result un error costoso para los ladinos. En efecto, los nativos acaudalados e instruidos a quienes ellos obligaron a identificarse con el grupo oprimido, aportaron
su capacidad de conduccin al movimiento rebelde. As por ejemplo, Jacinto Pat
fue comandante de un numeroso ejrcito indgena.
Aunque los ladinos no vacilaron en exagerar lo que fue tan slo una accin
de
- represalia hasta hacerle alcanzar las proporciones de una guerra de castas, ello
no significa que estuvieran dispuestos a olvidar sus diferencias polticas y unirse
contra lo que, a su juicio, era: el enemigo comn. Los triunfos obtenidos por los
mayas durante los primeros meses de la guerra, fueron en gran medida consecuencia del hecho de que un golpe poltico en Mrida haba mermado las tropas
ladinas que se encontraban en las zonas rurales. Finalmente, el coronel Cetina,
quien fuese persuadido de posponer su plan de restaurar el gobierno de Barbachano despus de la ejecucin de Ay, consigui llevar adelante su proyecto. Aunque su triunfo fue temporal, entre tanto el otro bando decidi que la guerra
era menos importante que la crisis poltica de Mrida, de modo que hizo regresar
a las tropas. Esto dio a los mayas la oportunidad de algunas victorias significativas. Para cuando Cetina ya haba sido derrotado y regresado al poder el gobierno
de Santiago Mndez, ya los mayas se haban apoderado de Tixcacalcupul y Tihosuco (Baqueiro, 1871-1879:1:268-286; Reed, 1964:65-76).
Toda la zona entre Valladolid y Peto se encontraba en ese momento en manos
de los mayas. Soldados ladinos que salieron de Peto levantaron un campamento
fortificado en Ichmul. Si bien lograron rechazar el primer ataque maya a su campamento el 5 de diciembre, en el segundo, que ocurri el. 19 de ese mismo mes,
21 Segn Philip C. Thompson (1978:194), los hidalgos formaban un estrato social
separado durante el periodo colonial y gozaban de muchas prerrogativas propias de los
espaoles. Adems, hay evidencias de que algunos miembros del clero secular eran de
ascendencia maya: de las 1009 muertes de clrigos seculares que ocurrieron entre 1796
y 1887 en el obispado de Yucatn, 22, o sea el dos por ciento, eran individuos con apellidos mayas (Archivo de la Secretara del Arzobispado Yucatn ASA-Y, Asuntos Terminados 1887-1889). Agradezco a Thompson por haberme llamado la atencin respecto a
este documento.
14
195
fueron derrotados por la superioridad numrica de los indgenas, debiendo abandonar Ichmul el da de la Navidad y retirarse a Peto (Baqueiro, 1871-1879:1:
194-298; Reed, 1964:67-68).
Envalentonados por este triunfo, los mayas rodearon a Peto. Segn Baqueiro
(1871-1879:1:306), los indgenas se lanzaron al ataque el 26 de enero de 1848,
al grito de: "Viva Mrida! Viva don Miguel Barbachano gobernador!" Al
parecer, este grito desmoraliz a las tropas ladinas, pues entre ellas figuraban
algunos partidarios de Barbachano. Creyendo que se les haba informado mal
acerca de los objetivos de esa guerra, los partidarios de Barbachano desertaron
y se dirigieron al rancho de Felipe Rosado, en Sacsucil, que era el jefe poltico
de Peto y simpatizante del gobernador. Otros soldados, que no queran ser simples piezas utilizadas en una trifulca de tipo poltico, tambin desertaron. Con
sus defensas ya muy debilitadas por la desercin, no les qued otro camino a los
ladinos que abandonar Peto y retirarse a Tekax, el 6 de febrero (Baqueiro, 18711879:1:306-309, 319-320; Reed, 1964:69-70, 77).
Entre tanto, Cecilio Chi traslad sus fuerzas a las afueras de Valladolid poniendo sitio a la ciudad. A comienzos de enero, los indgenas ocuparon los pueblos de Tixualahtn, Tekuch, Tahmuy, Huumk, Tesacs, Xocn, Kanxoc, Chichimil, Tekom, Ebtn, Ditnup, Cuncunul y Kau. Tropas ladinas salieron desde
Valladolid en un esfuerzo por liberar esos pueblos, pero como no se quedaron,
los nativos volvieron a ocuparlos tan pronto como los ladinos se marcharon. El
18 de enero, los indgenas penetraron
en los barrios de Santa Ana y Santa Luca
22
en los aledaos de la ciudad.
Con Peto abandonado y Valladolid bajo sitio, los ladinos decidieron que les
haba llegado el momento de tratar de resolver sus diferencias polticas internas
y negociar un tratado con los nativos. El gobernador Mndez hizo los preparativos para una reunin con Barbachano y, con espritu de reconciliacin, los dos
hombres acordaron hacer las paces en inters de poner fin a la guerra (Baqueiro, 1871-1879:1:311; Reed, 1964:75-76).
Se convenci a Barbachano de que deba utilizar su amistad con jacinto Pat
para iniciar las negociaciones. Acompaado de una delegacin de curas ladinos,
entre los cuales iba Jos Canuto Vela, Barbachano se dirigi a Tekax a fin de
hacer los arreglos necesarios para sostener una conferencia con Pat, quien se encontraba en Tihosuco. Barbachano llevaba consigo una carta del obispo en la que
se describa a la guerra como "'Justicia Divina' por el desgaste de la fe religiosa
y el florecimiento del libre pensamiento' (Reed, 1964:77). Esta carta le fue enviada a Pat junto con otras de Barbachano y Vela .23
En la respuesta de Pat y otros indgenas se explican las razones que tenan para
rebelarse; ya hemos citado, en prrafos anteriores, fragmentos de estas cartas.
Los indgenas aclaran que fueron los ladinos, no ellos, quienes iniciaron la guerra
22 CCA, "Ligeros apuntes de algunos episodios del sitio de Valladolid ministrados por
un testigo presencial", enero de 1848.
23 CCA, Carta de Miguel Barbachano a los indgenas rebeldes, 17 de febrero de 1848;
Carta de Jos Canuto Vela a jacinto Pat, 6 de febrero de 1848, en Baqueiro, 1871-1879:
1:315-317.
196
atacando a Tepich. Refutan enrgicamente el razonamiento del obispo en el sentido de que la guerra era un castigo porque los indgenas haban perdido la fe
en la religin; por el contrario, afirman, fueron los ladinos "los que quemaron
a la Santa Iglesia y a los Santos que hay en ella; asimismo volcaron el Santo
leo dentro de la Iglesia; all defecaban, e hicieron de ella establo para sus
caballos ' .24
Pat les dijo a los enviados ladinos que las condiciones que l impona para la
paz eran que se aboliera la "contribucin" y que se fijara en tres reales el costo
que deban pagar por igual indgenas y ladinos para la realizacin de los sacra25
mentos. Mndez acept estas condiciones el 2 de marzo de 1848 (Baqueiro,
1871-1879:1:369-370; Reed, 1964:79).
Tambin durante el mes de febrero, Cecilio Chi negoci con el coronel Miguel
Bolio y el padre Manuel Sierra, los requisitos para levantar el sitio de Valladolid
(Baqueiro, 1871-1879:1:345-346). La lista de peticiones de Chi era ms larga
que la de Pat y tambin de carcter ms personal, pues tena cuentas que ajustar
con Antonio Trujeque. Sus demandas incluan: 1) la reduccin de la contribucin
a un real por mes; 2) la devolucin a los indgenas de las armas que les fueron
confiscadas; 3) el castigo de Vzquez y de Trujeque, quienes haban engaado y
maltratado a los nativos; 4) el pago de una indemnizacin por los daos que ellos
haban causado; 5) la reduccin de los honorarios eclesisticos a diez reales por
casamiento y a tres reales por bautismo, y 6) que Barbachano se presentara personalmente para escuchar sus quejas y garantizarles el cumplimiento de esas concesiones (Baqueiro, 1871-1879:1:346-347).
La tregua que se declar aproximadamente el 12 de febrero, se rompi una
semana despus al llegar a Valladolid la noticia de una matanza en Chancenote
(Baqueiro, 1871-1879:1:347). Aunque el ataque a Chancenote por parte de los
mayas haba tenido lugar varios das antes de entrar en vigencia el armisticio,
los ladinos decidieron invadir Chichimil y Ditnup, como un acto de represalia.
En esta segunda poblacin, los nativos haban preparado una emboscada. Cuando
los soldados ladinos llegaron, encontraron el pueblo abandonado, pero tan pronto
ocuparon la plaza, los indios cayeron sobre ellos. Esta derrota desmoraliz a tal
grado a los soldados, que Bolio decidi intentar por segunda vez la toma de Ditnup. Nuevamente los nativos esperaron a que los ladinos llegaran al centro del
pueblo para lanzar su ofensiva. Los ladinos quedaron totalmente desbaratados,
muriendo en la refriega ms de 150 soldados, incluyendo al coronel Bolio. 2 ti
Ante una derrota tan aplastante, los soldados que defendan Vallaolid quedaron
desalentados, siendo notorio que la ciudad deba evacuarse:
197
a la defensiva significara ser finalmente derrotado, tener que renunciar al territorio interior que apoyaba al enemigo y perder el ganado y las cosechas
que necesitaba para su propio abastecimiento. No quedndole otra alternativa
sino prepararse para la evacuacin total, hizo que un numeroso grupo de civiles
fuesen acompaados todo el camino hasta Izamal por tropas de artillera, y
que la escolta regresara trayendo vveres y pertrechos para continuar la lucha
[Reed, 1964:82].
El resto de la evacuacin se efectu el 19 de marzo de 1848. A medida que los
ladinos se retiraban hacia Espita, los mayas penetraron en la ciudad, hostigando
a los refugiados desde la retaguardia (Reed, 1964:83-84). Seis das despus, el
gobernador Mndez renunci a su cargo a favor de Miguel Barbachano (Baqueiro,
1871-1879:1:377-378).
Con Barbachano como nuevo gobernador, las negociaciones con los indgenas
dieron un vuelco favorable. El cambio de gobernadores es el primer tema mencionado por Pat en una carta dirigida a Felipe Rosado y con fecha 14 de abril
de 1848. Slo despus de acusar recibo de una copia del documento oficial por
el cual se confirmaba que Barbachano haba rendido el juramento de su cargo,
Pat pasa a ocuparse de la cuestin acerca de las negociaciones de paz. 27
El 18 de abril de 1848, Jos Canuto Vela y Felipe Rosado se reunieron con
Jacinto Pat y algunos otros jefes indgenas en Tzucacab, y redactaron un tratado
de paz que fue ratificado en Ticul por Barbachano cinco das ms tarde (Baqueiro, 1871-1879:1:404-411). Dicho tratado estableca lo siguiente:
Artculo 1. La contribucin personal (civil) ser abolida tanto para ladinos
como para indgenas.
Artculo 2. Los honorarios por bautismo se reducirn a tres reales, por matrimonio, a diez reales para todos los yucatecos.
Artculo 3. Los mayas tendrn derecho a desmontar tierra comunal y tierra
balda forestal para cultivo y para vivienda sin pagar renta y sin amenaza de
embargo.
Artculo 4. Los 2 500 rifles que el gobierno confisc a los indgenas les sern
devueltos por intermedio de jacinto Pat.
Artculo 5. Miguel Barbachano ocupar permanentemente el cargo de gobernador por ser el nico ladino en quien los indgenas confan.
Artculo 6. Jacinto Pat ser gobernador de todos los indgenas de Yucatn,
por encima de los dems jefes nativos.
Artculo 7. Las deudas de todos los sirvientes endeudados quedarn canceladas.
Artculo 8. Todos los impuestos gravados a la destilacin de aguardiente
(ron) quedarn abolidos. 28
24
27
ccA, Cartas de jacinto Pat a Felipe Rosado, lo. de abril de 1848, 2 de abril de 1848,
6 de abril de 1848, 9 de abril de 1848; Cartas de Jos Canuto Vela y Felipe Rosado a
Jacinto Pat, lo, de abril de 1848, 3 de abril de 1848; Carta de jacinto Pat a Isidro Rejn,
2 de abril de 1848; Carta de Felipe Rosado a jacinto Pat, 3 de abril de 1848; Carta de
Jacinto Pat a Jos Canuto Vela, 9 de abril de 1848.
28
Baqueiro, 1871-1879:1:408-411; CCA, "Los tratados de paz celebrados en Tzucacab
19 8
Los tres primeros artculos del tratado se refieren a las promesas hechas por Imn
ms interesantes.
El quinto artculo, el carcter vitalicio del cargo de Barbachano, fue violentamente atacado por la oposicin de Mndez por considerarlo traicin a los principios democrticos. Contra este solo punto gestaron toda la aversin que sentan
por los aspectos de poltica econmica de los cuatro primeros, mucho ms importantes, y manifestaron su disgusto porque se olvidaran todas las atrocidades,
l as matanzas y las destrucciones por el inters del logro poltico. Mas para los
mayas, el gobierno vitalicio era la garanta de que un nuevo gobierno no anulara el tratado, como ya haba sucedido anteriormente con tantas promesas, y
la devolucin de los rifles confiscados deba ser el respaldo de la garanta
[Reed, 1964:88; 1979:94-95].
Resulta interesante destacar que al nombrarse a Pat para ocupar el cargo poltico
ms elevado de Yucatn, lo converta en la contraparte indgena del gobernador
ladino.
Por primera vez desde la Conquista se nombraba a un nativo para un cargo
presumiblemente equivalente a la suprema autoridad poltica (Yucatn no formaba parte de Mxico en 1848). Como reconocimiento de su nueva posicin, se
le envi a Pat un estandarte con el emblema bordado en letras doradas: "Supremo
Cacique de Yucatn", y una vara de mando con empuadura de plata (Baqueiro, 1871-1879:1:412).
Pero a los nativos no les interesaba tener a jacinto Pat como su gobernador ni
tampoco, como lo demostraron los sucesos subsiguientes, permitiran que ningn
otro los gobernara. Su principal objetivo en esta lucha era abolir las diferencias
de casta, y no perpetuarlas mediante la creacin de un puesto de gobernador indgena.
No fue sino a finales del ao siguiente (1849), y al fracasar todas las
negociaciones en el sentido de lograr una paz duradera, que los indgenas empezaron a considerar seriamente la posibilidad de dividir a la pennsula estable9
ciendo un Estado nativo separado en la regin oriental2
La reaccin inmediata de Cecilio Chi al enterarse del contenido del tratado, fue
enviar 1 500 hombres al mando de su lugarteniente, Raymundo Chi, a Peto, para
capturar de sorpresa a Pat; entraron al pueblo sin encontrar resistencia, exigieron y recibieron la vara, el estandarte y el tratado, y al punto los destruyeron
(Reed, 1964:89). Uno de los capitanes de Cecilio Chi escribi que su comandante
haba acusado a Pat de colaborar con el enemigo. 30 Mientras Pat era despojado
de su recientemente adquirida gloria, Chi manifestaba su desafo al tratado ataentre los comisionados, Cura D. Canuto Vela y D. Felipe Rosado, y por otra parte el
caudillo indgena jacinto Pat, Jos Mara Poot y otros", 27 de abril de 1848.
29
AB, Carta de Florentino Chan y Venancio Pec al' superintendente de Belice, lo de
octubre de 1849; Carta de Paulino Pech a Juan Pedro Pech, 26 de octubre de 1849; Carta
de Percey W. Doyle a Charles Fancourt, 15 de noviembre de 1849.
a ccA, Carta de Pedro Pech a ?, 9 de abril de 1848.
1 99
SE VOLTEA LA SUERTE
Por razones que nunca lograron esclarecerse del todo, en la vspera misma de la
victoria, los mayas frenaron su avance sobre Mrida y Campeche. Baqueiro (18711879:2:5-29) y Reed (1964:98) afirman que los soldados ladinos que permanecieron en sus puestos en las zonas rurales lograron resistir los avances de los
mayas. No encontr cartas pertinentes que hubiesen escrito los jefes indgenas durante los meses de junio y julio de ese ao (1848). La nica explicacin de que
los indgenas no hubiesen continuado su ofensiva, es la que muchos aos despus
dio Leandro Poot, hijo de Crescencio Poot (E. H. Thompson, 1932:68), uno
de los cabecillas mayas:
Cuando los hombres de mi padre tomaron Acanch, pasaron un tiempo festejndolo, y preparndose para apoderarse de T'Ho [Mrida]. Ese da haca un
calor sofocante. De pronto las .rh'mataneheeles [hormigas aladas asociadas con
l as primeras lluvias] aparecieron en enormes nubes por el norte, por el sur, por
el este, y por el oeste, por todo el mundo. Cuando los hombres de mi padre
vieron eso se dijeron a s mismos y a sus hermanos, "Magnfico! Ha llegado
el momento de que hagamos nuestra siembra, porque si no lo hacemos no tendremos ninguna Bendicin de Dios [maz] para llenar las barrigas de nuestros
hijos".
As hablaban entre ellos y discutan, reflexionando profundamente, y luego,
cuando lleg la maana, los hombres de mi padre les dijeron a cada uno de
sus Batab [jefe], Shickanic ("Me voy"), y a pesar de las splicas y amenazas
de los jefes, cada hombre enroll su cobija y la puso en el morral de la comida,
amarr las correas de sus sandalias, y parti rumbo a su hogar y su milpa.
20 0
201
32
Entonces los batabes, sabiendo cun intil era atacar la ciudad con los pocos
hombres que quedaban, celebraron consejo y resolvieron regresar. As, puede
verse claramente que el destino y no los soldados blancos impidi que los
hombres de mi padre tomaran T'Ho [Mrida] y que hicieran su voluntad all
[E. H. Thompson, 1932:70-71].
Es cierto que el final del avance maya coincidi con el comienzo de la temporada de siembra. En Chan Kom, por ejemplo, la siembra comienza con las lluvias,
al final de mayo o en los primeros das de junio (Redfield y Villa Rojas, 1934:
44). Pero tengo mis serias dudas de que sta haya sido la nica razn del retorno
de los ladinos al poder.
La tradicin oral que citamos antes sugiere que los jefes nativos haban perdido autoridad sobre sus hombres. Es posible que, con la victoria tan cercana, los
indgenas hayan empezado a discutir entre ellos sobre cmo organizar el nuevo
gobierno y quin deba tener mayor poder, de la misma manera en que Cecilio Chi
haba reaccionado meses antes al nombramiento de Pat como gobernador de
todos los indgenas (vase el texto B-2, lneas 349-358).
Philip C. Thompson me dijo, en una conversacin personal, que acaso la razn de que la revuelta hubiese perdido impulso en ese momento, dejando de ser
eficaz, haya sido que los mayas del noroeste que ya no estaban ligados a las haciendas no la apoyaron, y que los rebeldes tuvieron que luchar contra la resistencia
indgena tanto como contra la de los ladinos. Por ejemplo, el pueblo de Huh
cerca de Hocab, no se rindi a los rebeldes (Baqueiro, 1871-1879:1:433-434).
Si los habitantes de este pueblo hubieran decidido unirse a los rebeldes, dudo
mucho que la reducida fuerza de ladinos acantonada en Huh habra podido mantener a distancia a los mayas orientales.
Tambin, aproximadamente en esa poca, los ladinos empezaron a recibir ayuda del exterior consistente en rifles, artillera, vveres y dinero de Cuba, Veracruz
y Nueva Orlens. Aparte de proveerlos de abastecimientos de vveres y de pertrechos, esa ayuda contribuy a levantar la moral de los ladinos (Baqueiro, 18711879:2:38-39; Reed, 1964:103).
Durante el resto de 1848 y los primeros meses de 1849, los soldados ladinos
fueron gradualmente empujados a los indgenas hacia el este, apoderndose de
Yaxcab, Valladolid, Tekax, Tihosuco, y otros pueblos que haban cado en manos de los mayas. Los indgenas retrocedieron y se internaron en la selva (Baqueiro, 1871-1879:2:48-126; Reed, 1964:104-114). Fue entonces cuando los indgenas empezaron a considerar seriamente la posibilidad de dividir la pennsula
y fundar su propio gobierno en la regin oriental 31
La derrota gener conflictos dentro de las filas indgenas. En 1849, y con
una corta diferencia de meses, los antiguos jefes, Cecilio Chi y jacinto Pat, fueron asesinados. La muerte de Chi debi de ocurrir poco despus de mediados de
junio, pues una carta firmada por l y que se conserva en los Archivos de Belice,
31
Los nuevos jefes de los nativos eran Venancio Pec, Florentino Chan, Jos Mara
Barrera y Bonifacio Novelo. Los tres primeros haban desempeado funciones de
oficiales bajo el mando de jacinto Pat. El centro de operaciones de Novelo era r
la regin de Valladolid. Pec y Chan eran indgenas, en cambio Novelo y Barrera
eran mestizos.
Durante la primavera de 1850, el gobierno de Yucatn hizo otro intento por
negociar la paz con los indgenas. Volvi a comisionarse a Jos Canuto Vela para
dar los primeros pasos en estas negociaciones. Se entrevist con Barrera, quien,
despus de algunas vacilaciones, acept hacer todo lo que estuviera a su alcance
para que los jefes indgenas acudieran a una reunin con Vela en el rancho de
Barrera situado en Kampokobch, el 4 de mayo. Barrera no se present a la
reunin. Florentino Chan y Venancio Pec se negaron a cooperar en la misin; no
les interesaba hacer la paz con los ladinos. 34 Los soldados ladinos que acompa32 AB, Carta de Cecilio Chi y Venancio Pec, et. al., al superintendente, de Belice, 15 de
junio de 1849. Estos archivos tambin contienen otra carta firmada por Chi, de fecha 22
de marzo de 1849. Reed (1964:122n) dice que la fecha de la muerte de Chi ha sido
muy discutida, pero que ningn autor la ubica ms all de mayo de 1849 y que las
mejores pruebas sealan el 14 de diciembre de 1848. Yo colocara la fecha de la muerte
de Chi, durante el verano o el otoo de 1849, con base en estas dos cartas.
33 AB, Carta de Florentino Chan y Venancio Pee al superintendente de Belice, 10 de
octubre de 1849; Carta de J. H. Faber a Charles Fancourt, 13 de octubre de 1849; Ancona,
1878-1880:4:263-264; Reed, 1964:121-122; AGE-Y, Gobierno, 1849, Carta oficial del
comandante en jefe de las Fuerzas del Sur al comandante general del este, 18 de septiembre de 1849; Carta oficial de Jos Dolores Pasos, comandante general de las Barracas
de Peto, al comandante general del este, 14 de septiembre de 1849.
34 CCA, Carta de Jos Mara Barrera et al., a Jos Canuto Vela, 7 de abrilP de 1850;
Carta de Jos Canuto Vela a Jos Mara Barrera et al., 5 de mayo de 1850; Carta de Jos
Mara Barrer et al., a Jos Canuto Vela, 5 de mayo de 1850; Carta de Jos Canuto Vela
a Jos Mara Barrera, 5 de mayo de 1850; Carta de Jos Mara Barrera a Jos Canuto
Vela, 6 de mayo de 1850; Carta de Jos Canuto Vela a Jos Mara Barrera et al., 6 de
mayo de 1850.
202
204
Y los indios;
Porque ha llegado
El momento
De una insurreccin indgena
Contra los blancos
De una vez por todas!
[lneas 85-95}
205
El 4 de enero de 1851, y obedeciendo esta orden, los mayas lanzaron una arremetida contra Kampokobch, que culmin en su desastrosa derrota, a pesar de las
promesas de Juan de la Cruz de que Dios los protegera conducindolos a la victoria.
Pero la peor consecuencia de este malogrado asalto fue que los ladinos se
enteraron de la existencia del nuevo culto de boca de algunos de los prisioneros
i ndgenas, de modo que el 23 de marzo irrumpieron con sus tropas en el villorrio
en que se encontraba el santuario. Los soldados confiscaron la Cruz y dieron muerte
a un ventrlocuo, Manuel Nauat, quien presumiblemente hablaba en nombre de
la Cruz (Baqueiro, 1871-1879:2:388-392; Reed, 1964:136).
Manuel Nauat aparece mencionado brevemente en el prlogo de una versin
posterior de la proclama de Juan de la Cruz, que los indios de X-Cacal, descendientes de algunos de los fundadores de Chan Santa Cruz, consideran como un documento sagrado (Villa Rojas, 1945: Apndice B)
El primersimo lder
Fue mi patrn,
Don Manuel Nauat;
El segundo
Fue mi patrn,
Don Venancio Puc,
y doa Hilaria Nauat,
37
Y don Atanasio Puc.
Alfonso Villa Rojas public en 1945 una traduccin al ingls de este documento.
En el relato acerca de una expedicin a Quintana Roo y que incluy una visita a
X-Cacal, relato que apareci publicado en mayo de 1971 en la revista Argosy,
se les permiti a los expedicionarios encabezados por Milt Machlin y Bob Marx,
fotografiar una copia ms reciente del manuscrito que Villa Rojas haba publicado
s-, Villa Rojas (1945:161) escribe "doa Heriana Uat" en lugar de doa Hilaria Nauat.
La copia del manuscrito que yo he visto tiene "Da ylaria navat" (vase Machlin y Marx,
1971:19, para una copia facsimilar de esta pgina). Yo argira que las ltimas dos
cartas de "Heriana" pertenecen a la siguiente palabra (na + Uat = nauat). Es posible
que doa Hilaria Nauat fuese parienta de Manuel Nauat, tal vez su ta paterna o su
hermana.
206
en 1945 (Machlin y Marx, 1971:27). 38 Nelson Reed, autor de una famosa historia de la Guerra de Castas de Yucatn (1964, 1979), y que form parte de la
expedicin como consultor, tuvo la amabilidad de hacerme llegar una copia de dicho manuscrito.
Aunque ste y el que se conserva en la biblioteca Crescencio Carrillo y Ancona
de Mrida son casi idnticos, tienen una nica diferencia importante: en el manuscrito de X-Cacal se incluyen varios pasajes en la versin de 1850, y que son:
1) un prlogo que consiste en un relato histrico de los acontecimientos ocurridos
entre 1850 y finales de 1885, con lo cual el documento resulta actualizado, 2) un
extracto de una carta escrita en 1851 a Miguel Barbachano, gobernador de Yucatn, de la cual encontr una copia en Mrida (vase el Texto A-2), y 3) varios
eplogos o apndices, fechados en 1887, 1903, 1944 y 1957. El estilo o redaccin
de las otras partes prcticamente es idntico en ambas versiones. Las diferencias
mnimas que existen pueden atribuirse a errores de copia o a intentos por mejorar
el estilo adaptndolo a los cambios de las reglas ortogrficas (vase Bricker, 1974).
El manuscrito de X-Cacal tiene la misma estructura que los libros de Chilam
Balam de los mayas. Se trata de un documento histrico actualizado mediante posdata y material introductorio. Tiene tambin contenido religioso, que incluye profecas y citas tomadas de las Escrituras (vase el captulo xl para un anlisis detallado de este material).
Despus de la muerte de Nauat, la nueva Cruz que remplaz a la que fuera confiscada, se comunicaba por escrito con la ayuda de Juan de la Cruz. Durante el
mes de agosto del ao 1851, nueve cartas de la Cruz firmadas por Juan de la
Cruz fueron enviadas a Miguel Barbachano, cuatro de las cuales se conservan (vase el Texto A-2, nota a las lneas 145-146). En todas ellas, la Cruz se queja de
los ultrajes cometidos contra ella por los soldados ladinos, lamenta la muerte de
Manuel Nauat y exige resarcimientos por el maltrato recibido y por la confiscacin
de sus posesiones:
Porque sepa usted
Que muchas cosas terribles
Me fueron hechas a m
[Por] vuestras tropas
El 23
De la cuenta
Del mes
De marzo,
Cuando ellos lo mataron,
A mi propio patrn,
Con quien sola yo hablar.
Eso fue el da
38
La ms reciente fecha mencionada en la versin publicada por Villa Rojas (1945:
164) es el 15 de agosto de 1887. La copia que yo vi (en 1971) tena fechas aadidas:
1903, 1944 y 1957. Adems, descubr que la paginacin en la versin publicada de Villa
Rojas es diferente de la que figura en la copia hecha por los miembros de la expedicin
Argosy.
En que me ataron
Y me llevaron
A su rancho,
Kampokobch.
En una hora
Me interrogaron tres veces
Con el fin de que
Yo hablara con ellos !
Y qu si mi Padre no quisiera
Que yo hablara con ellos?
Porque con el permiso de mi Padre
Existe un solo patrn mo
Con quien voy a hablar.
No con toda la creacin
Hablar !
Aunque lo mataron,
A mi verdadero patrn,
Ya no tengo con quin hablar.
Yo existo
Entre mis tropas.
Porque las ms ultrajantes cosas
Ellos me han hecho a m:
Me quitaron las ropas;
Me desollaron;
Me quemaron.
Es todo
Lo que ellos me han hecho a m.
Me despojaron
De mi dinero,
250 pesos,
Y dos cadenas de oro mas,
Y de una carga de mi chocolate,
Y de cinco de mis cerdos,
Y de 550 kilos de mis velas,
Y de tres de mis caballos,
Y de una de mis espadas,
Y de una de mis pistolas
Que me quitaron,
Y de 50 cargas de mi maz.
Eso ocurri el da
En que destruyeron la vida de mi patrn,
De l.
Y me despojaron de todas esas cosas.
As tambin,
En el 14
De la cuenta
Del mes
De junio
Cuando vuestras tropas llegaron
20 7
208
209
Esta carta fue escrita el 28 de agosto de 1851. El texto maya completo y mi traduccin aparecen en el Apndice A como Texto A-2.
Quin fue Juan de la Cruz? El nombre, desde luego, se refiere al santo de
la Iglesia catlica, uno de los fundadores de la Orden de los Carmelitas Descalzos,
quien encabez un movimiento religioso reformista en Espaa hacia finales del
siglo xvi. Por oponerse al statu quo, fue severamente castigado y encarcelado.
"Respecto de las reliquias de San Juan de la Cruz, con frecuencia se ha observado
un fenmeno extrao, que an no ha sido satisfactoriamente explicado. Francisco
de Yepes, hermano del santo, primero, y despus de l muchsimas otras personas
han visto la aparicin, en sus reliquias, de imgenes de Jesucristo crucificado, la
Santa Virgen, San Elas, San Francisco Javier, y otros santos, segn las preferencias
de la devocin del observador" (Zimmerman, 1910:480). Asumi este nombre
uno de los jefes del movimiento maya con el objeto de ganar adeptos para el
culto de la Cruz Parlante? O acaso se trat de una mera coincidencia que alguien
con ese nombre fuese portavoz de la Cruz?sa
Las mismas preguntas son vlidas para el caso de Manuel Nauat, el ventrlocuo
que fue muerto durante el ataque enemigo a Chan Santa Cruz. El trmino nauatlato significa "intrprete" o "faraute" en idioma nhuatl (Molina, 1970:63), y
se usaba para designar a los traductores indgenas durante el periodo colonial
(Heath, 1972:12).
Fue slo un hecho casual que el apellido del intrprete de la Cruz fuese Nauat
(naguat), o fue en cambio un nombre adoptado?
En general los historiadores llaman al primero Juan de la Cruz Puc (Baqueiro,
1871-1879:2:390-391; Gonzlez Navarro, 1970:97-98; Molina Sols, 1921:2:225;
Reed, 1964:137, 287). Es posible que consideren que "Juan de la Cruz" es un
seudnimo de Venancio Puc, quien fue el jefe principal del movimiento entre
1852 y finales de 1863.
En el prlogo que se aadi a la proclama de Juan de la Cruz en algn momento entre 1850 y 1887, menciona a Venancio Puc como segundo patrono de
la Cruz:
El segundo
Fue mi patrono,
Don Venancio Puc,
Y doa Hilaria Nauat,
Y don Atanasio Puc.
As, pues,
Estoy dando a conocer
En qu da
Y en qu ao
Se les hizo dejar
Sus vidas:
En el ao
1848
39 El j efe de la rebelin
kekch en 1885 en Guatemala tambin se denominaba a s
mismo Juan de la Cruz (Brinton 1897:xviii-xix; Sapper, 1895:205).
210
En la copia del manuscrito que utiliz Villa Rojas para su traduccin, el escribiente primero anot la fecha 1884 y despus la tach escribiendo encima 1848.
Villa Rojas (1945:161n) opina que probablemente la fecha correcta es 1884. En
mi opinin, ninguna de las dos es la exacta. Los hombres que sucedieron a
Venancio Puc informaron al superintendente de Belice que ste fue asesinado
,en 1863. 40
Es evidente que las dos fechas fueron un error de copia; acaso primero se
'escribi 1864 y despus, por equivocacin, se anot 1884. (Puc fue muerto
a fines de diciembre de 1863.) En la copia del manuscrito que Machlin y Marx,
fotografiaron en 1971 figura nicamente la fecha 1848 (1971:19).
Segn el testimonio de los hombres que derrocaron a Venancio Puc en 1863,
en realidad haba tres dirigentes del culto de la Cruz Parlante: "Finalmente
lleg el da en que la Divina Providencia ilumin nuestras mentes, y en que
arriesgando nuestras propias vidas eliminamos a los iniciadores de todos estos
crmenes... ellos fueron, primero, el hombre que se autotitulaba Patrn de la
Iglesia, un anciano que actuaba como su secretario, y un chico, o ms bien un
joven que era en realidad la persona que sola hablar y administrar justicia con
41
Pocas dudas caben de que Venancio Puc era "el hombre
semejante energa."
que se autotitulaba Patrn de la Iglesia", pues en Honduras Britnica se le conoca como el Patrono de la Cruz . 42 La identidad de los otros dos miembros del
triunvirato es ms difcil de determinar. La informacin ms fidedigna que pude
encontrar al respecto sugiere que el "anciano que actuaba como su secretario" era
Atanasio Puc, quien aparece mencionado en el prlogo de la proclama de Juan
de la Cruz, y que el "chico o ms bien joven que era en realidad la persona
que sola hablar" era hijo de este ltimo. La fuente en que baso esta deduccin
es una carta escrita por Jos Mara Rosado, un muchacho ladino capturado por
los indgenas durante la matanza de Bacalar en 1858 (vase ms adelante), quien
pas nueve meses en Chan Santa Cruz. Rosado, quien slo tena diez aos de
edad cuando fue apresado, escribi la carta muchos aos despus, en 1915.
El encargado era un anciano indgena llamado Tata Naz (Nazareo) y que
en calidad de sacerdote (bajo el control de los tatich) diriga las oraciones
40 Gran Bretaa Public Record Office, Foreign Office, seccin 39, volumen 17 (en lo
siguiente citado como Fo seccin/volumen), Carta de Jos Leandro Santos y Jos Dionisio
Zapata a Juan Gardiner Austin, lo. de enero de 1864, folios 70-73.
41 Ibid.
42 Ibid.,
Carta de Edmund Burke al seor Berkelhy, 25 de enero de 1864, folios 68a Frederick Seymour, 15 de febrero, de
los Angeles Loesa, 26 de agosto de 1861.
211
y el rosario. Los cuatro generales y todos los oficiales se reunan una vez por
semana aqu para escuchar la obra y el mandato de la Santa Cruz, que hablaba
a [sic] la boca de Tata Naz [probablemente el hijo de Naz] en un silbido
tenue, apenas audible, siempre a medianoche detrs de una cortina cerca del
altar, todo en la obscuridad [Rosado, 25 de junio de 1931}.
Quin era Tata Naz? En maya "Naz" es una adaptacin de Nazareo o bien
de Atanasio. A un nativo hablante de castellano, como era el caso de Rosado, y
sobre todo si se trataba de un nio, era lgico que considerara este nombre
como apodo de Nazareo; sin embargo, en la actualidad es igualmente posible que
sea apodo de Atanasio (Philip C. Thompson, comunicacin personal). Ms adelante en su carta, Rosado dice que "el hijo de Tata Naz que actuaba en nombre
de la Cruz" se llamaba Braulio (Rosado, 25 de junio de 1931).
Si el recuerdo de Rosado por un lado, y mi razonamiento por el otro, son
correctos, entonces los jefes del culto eran todos Puc, y dos de ellos estaban
emparentados como padre e hijo. Si uno de esos Puc pretenda ser Juan de la
Cruz, lo ms probable es que se tratara de Atanasio, quien se desempeaba como
secretario de la Cruz. Empero, Juan de la Cruz no utiliz el apellido Puc en
ninguno de los documentos conocidos que llevan su firma (Don Dumond, comunicacin personal). Adems, despus de la muerte de los Puc en 1863, siguieron apareciendo proclamas con la firma de Juan de la Cruz. Una de ellas,
con fecha 20 de octubre de 1866, fue publicada en el peridico campechano El
Espritu Pblico del 19 de julio de 1867.
Otra posibilidad es que Juan de la Cruz fuese el seudnimo que usaba Jos
Mara Barrera, el mestizo que en opinin de los historiadores fue el inventor
del culto de la Cruz Parlante (Baqueiro, 1871-1879:2:388; Gonzlez Navarro,
1970:97; Molina Sols, 1921:2:256; Reed, 1964:135-136). En la proclama en
que Juan de la Cruz exhorta a los indgenas a atacar Kampokobch se menciona
de manera indirecta a Barrera diciendo que el rancho haba sido su centro de
operaciones. Aunque no es improbable que Barrera influyera en la decisin tomada por los indgenas con el objeto de tratar de recuperar su propiedad, ello
no significa que haya sido el autor de la proclama.
Con todo, existe un documento firmado por Barrera en el cual se hace referencia a las palabras de la Cruz. Se trata de una carta dirigida al superintendente
de Honduras Britnica en Belice, fechada en enero de 1851, que contiene el siguiente mensaje:
Pongo a usted y a los magistrados de Belice en conocimiento de que la Santa
Cruz Tres Personas habla a su secretario general y dice que en esta fecha ustedes deben ser informados de que la Santa Cruz les suplica a ustedes que
les den plvora para tiro y todos los implementos de guerra. Mis queridos
seores, venid y recibid una santa bendicin y gozad el beneficio de hablar
con el verdadero Jesucristo, quien derram su Sangre por vuestro bien; no dejis
de venir, pues el verdadero Jesucristo dice que solamente vosotros creis en
l como lo hacemos nosotros los pobres indios que somos. 43
43 Ibid.,
Uno de los hombres de Zavala cay en manos de los indgenas, quienes le perdonaron la vida cuando dijo que saba tocar la trompeta, pues necesitaban msicos para su banda militar (Aldherre, 1869:75; Cmara Zavala, 16 de septiembre
de 1928:4). Con el tiempo el hombre logr escapar y redact el siguiente informe para su superior:
212
213
4 Hay cierta confusin acerca de cuntas cruces haba en total (vase Reed, 1964:137,
para un anlisis de este punto). Cmara Zavala afirma haber visto tres cruces en 1852,
pero en aos posteriores testigos oculares mencionan slo una Cruz Parlante.
5
214
Se dio muerte a muchos de los prisioneros luego del fracaso de las negociaciones entre los ingleses y la Cruz. Uno de los pocos sobrevivientes fue un nio
de diez aos, Jos Mara Rosado, quien fue llevado a Chan Santa Cruz donde
permaneci nueve meses antes de ser liberado. 47 Muchos aos despus, en 1915,
describi sus experiencias en una carta a un amigo. Rosado afirma que se encontraba all cuando se construy la iglesia de piedra que todava se conserva
(fotos 3 y 4).48 "Una iglesia de gran tamao fue construida por los prisioneros
trados de los pueblos a los que peridicamente se atacaba. Haba aproximadamente 30 albailes, picapedreros de cal y arcilla; ellos eran cuatro generales, que
se turnaban cada semana. Estuvo terminada antes de que yo me fuera" (Rosado,
25 de junio de 1931). Tambin describe, con algunos pormenores, la organizacin
del culto, las funciones de sus dirigentes, y una entrevista con la Cruz:
El encargado era un anciano indgena llamado Tata Naz (Nazareo) y que en
calidad de sacerdote (bajo el control de los tatich) diriga las oraciones y
21 6
el rosario. Los cuatro generales y todos los oficiales se reunan una vez por
semana aqu para escuchar la obra y el mandato de la Santa Cruz, que hablaba
a [sic] la boca de Tata Naz, [probablemente el hijo de Naz] en un silbido
tenue, apenas audible, siempre a medianoche detrs de una cortina cerca del
altar, todo en la obscuridad. Slo a los generales y oficiales se les permita
entrar. Los soldados y las mujeres permanecan afuera esperando or por medio
de uno de los generales cules eran las rdenes de la Cruz. Un capitn del
general Santos me relat en cierta ocasin lo que ocurri en una de esas reuniones; luego de cerrar las puertas y apagar las luces, un tatich llam nombrndolos en voz alta a los generales y oficiales que estaban presentes, y todos
los ausentes en la reunin anterior tenan que dar una razn satisfactoria; si
,
la razn no era aprobada por el tatich, se le ordenaba al transgresor el envo
de una cantidad determinada de maz al cuartel general (la casa del tatich)
al siguiente da. Despus son una pequea trompeta de latn, se oy un
fuerte ruido como el aleteo de un inmenso pjaro. Toda la congregacin se
tir de cara al suelo golpendose el pecho diciendo "Creemos en la Santa Cruz
que va a hablarnos". Luego la Cruz, o ms bien el hijo de Tata Naz, comenz
diciendo con una aguda voz sibilante: "Mi gente y amados jefes, acabo de
llegar de una larga excursin a la capital y principales pueblos militares de Yucatn. Todos estn en un estado de revuelta en contra de Mxico, luchando
entre ellos por la gobernatura de Mrida, olvidndose todos de que la raza
maya todava existe. Ahora es nuestra mejor oportunidad de que los despertemos y les mostremos que nosotros no nos olvidamos de ellos. Mis amados
jefes, hace ya un mes desde que ustedes retornaron de la victoriosa entrada y
captura de Bacalar, y como ya habis descansado bien ha llegado el momento de
pensar en volver a entrar en accin, por lo tanto le ordeno a mi querido tatich
don Benancio Pek, 48 mi generalsimo que prepare con sus generales una marcha
que se har dentro de una semana a partir de hoy para atacar y capturar a
la ciudad de Valladolid, yo estar all con ellos para dirigirlos y conseguirles
ua victoria. Todos los all reunidos gritaron tres veces "Viva la Santsima
Cruz y Nuestro Tatich!"; luego todos se dispersaron [Rosado, 25 de junio
de 1931].
El texto nos permite deducir que los principales funcionarios religiosos eran Venancio Puc, el tatich o Patrono de la Cruz; Tata Naz, el intrprete o vocero que
hablaba en nombre de la Cruz; y Braulio, hijo de Tata Naz, el ventrlocuo que
se ocultaba detrs del altar y cuya voz se haca pasar por la de la Cruz. Pocos
aos despus, la organizacin del culto fue resumida de manera semejante por
F. Aldherre (1869), el austriaco que acompa a la emperatriz Carlota durante
una visita a Yucatn en 1865:
Probablemente se trate de una errata por Puc; de acuerdo con Molina Sols (1921:
Venancio Pec muri en 1852. Adems resulta evidente por la correspondencia
que Venancio Pec era a la vez tatich y cabecilla en 1858 (ro 39/5, Carta del capitn
W. Anderson al superintendente de Belice, 15 de febrero de 1858, folio 94).
49
2:245),
217
Para la poca en que esto se escribe, los miembros originarios del triunvirato
haban sido asesinados (vase ms adelante). El patrono o tatich debi ser Bonifacio Novelo, el hombre que sucedi a Venancio Puc como jefe de los cruzob.
Poln es un diminutivo de Paulino, y alguien con ese nombre debi desempear
las funciones de vocero de la Cruz hasta que Juan Bautista Chuc se hizo cargo
(vase ms adelante).
Segn Rosado, Tata Naz no era tan slo el portavoz de la Cruz, sino que desempeaba algunas de las funciones anteriormente monopolizadas por los curas ladinos: "Todos los bautismos y casamientos son realizados por Tata Naz, los primeros a infantes usando las palabras prescritas y echando agua sobre la cabeza, los
segundos simplemente diciendo en maya 'Yo te caso en el nombre de la Santa
Cruz, amn'." (Rosado, 25 de junio de 1931.) Era el encargado de la nueva
iglesia "y' como sacerdote (bajo el control del tatich) diriga las oraciones y el
rosario" (Rosado, 25 de junio de 1931).
Hay una coincidencia casi perfecta entre la descripcin de Rosado sobre las
circunstancias durante las cuales la Cruz se comunicaba con sus devotos y el relato
del caballero ingls acerca de sus experiencias con la Cruz en Bacalar. En ambos casos la entrevista tuvo lugar a altas horas de la noche, en medio de la oscuridad, los creyentes permanecan arrodillados, y se describe la voz de la Cruz
como un sonido chirriante o sibilante. En ambas ocasiones, Venancio Puc tuvo
una actuacin destacada.
Otras descripciones del culto durante este periodo dicen en esencia lo mismo.
En marzo de 1861, dos soldados ingleses, los tenientes James Plumridge e 1.
Twigge, el primero perteneciente al Regimiento de India Occidental, el segundo
del batalln Ingenieros Reales, viajaron a Chan Santa Cruz llevando un mensaje del superintendente de Belice en protesta por una reciente incursin cruzob
que haba invadido territorio ingls. En Corozal contrataron los servicios de Jos
Mara Trejo, un comerciante, para que les sirviera de intrprete. Al llegar a
Chan Santa Cruz, fueron llevados a presencia de Venancio Puc, quien les inform
que su asunto deba esperar "hasta que Dios' viniera". 5 0'
Entonces nosotros le preguntamos si podran acomodarnos en una casa; l seal un pequeo cobertizo o habitacin de guardia donde nos desarmaron,
nosotros les dijimos que nuestros sables eran parte de nuestro uniforme, ellos
se negaron a permitirnos que los conservramos. Los soldados permanecieron
'
50
21 8
52
Ibid.
Ibid., Declaracin de Jos Mara Trejo, 12 de abril de 1861, folios 181-182.
219
El ataque tuvo lugar el 1' de abril de 1858. Los indios tomaron posesin de la ciudad, pero con el tiempo fueron desalojados (Fo 39/5, Carta de Frederick Seymour al gobernador Darling, 3 de mayo de 1858, folios 324-328).
55 Fo 39/17, Carta de Jos Leandro Santos y Jos Dionisio Zapata a John Gardiner
Austin, 1 9 de enero de 1864, folios 70-73. ste no fue el primer intento en contra de las
vidas del triunvirato Puc. El descontento con el gobierno de Puc haba tambin llegado
a una situacin de crisis durante 1862, cuando una faccin dirigida por Jos Dolores Tec
trat de matar a los tres cabecillas. El golpe fracas, y Tec fue sentenciado a muerte por
su participacin en la revuelta (La Nueva poca, 27 de julio de 1863:2).
que Anastasio Caamal escribi en 1887 y al de la que fue escrita en 1903. Transcribo a continuacin su texto:
22 0
As, entonces,
Algo ms sucedi;
La desgracia cay
Al jefe de mi pueblo,
Casa del Jaguar,
En el ao
1885.
[Fue] en el veintids
De agosto
Que esto se descubri;
En el veintitrs
Quisieron destruir la vida de mi ayudante,
Don Juan Bautista Chuc.
Entre tanto, y probablemente por intermedio de Chuc, la Cruz continu escribiendo cartas firmadas "Juan de la Cruz". Ya he mencionado que una de esas cartas,
con fecha 20 de octubre de 1866, fue publicada en el peridico de Campeche
llamado El Espritu Pblico, el 19 de julio de 1867.
Chuc fue sucedido en el cargo por Anastasio Caamal, quien escribi una posdata a la proclama de Juan de la Cruz fechada el 15 de agosto de 1887. Es
posible que Caamal fuese la persona que anot las circunstancias de la muerte
de Chuc dos aos antes.
Algunas de las posdatas posteriores presumiblemente registran el momento en
que nuevos escribientes tomaban el puesto. La siguiente posdata lleva la fecha
15 de octubre de 1903. Segn Villa Rojas (1945:161), el hombre que sucedi
a Anastasio Caamal fue su hijo Andrs, quien muri en 1903; el cargo fue ocupado entonces por Jos Santos, hermano menor de Andrs. La posdata ms reciente est fechada el 19 de diciembre de 1957, y su estilo es parecido al de la
56 FO
107-110.
Reed (1964:190) sostiene que Poot lleg a ser general de rango luego que fueron
depuestos Zapata y Santos. Sin embargo, el capitn John Carmichael, quien visit Chan
$anta Cruz en 1867, inform que Cen era el segundo jefe de los cruzob, y la firma de
Cen iba a continuacin de la de Novelo en una carta enviada a Carmichael por el triunvirato (AB, Carta de Bonifacio Novelo, Bernardino Cen y Crescencio Poot a John Carmichael, 30 de octubre de 1867; Carta de John Carmichael a James Robert Longden, 15
de noviembre de 1867).
57
221
222
"GUERRAS DE CASTAS"
POSCO
Es aqu [en la i l
220
un gr
titu 1
Cen
sera
LONIALES
cio Puc y cuando menos hasta 1887, en Tulum, si es que no tambin en Chan
Santa Cruz. Poco se sabe respecto de lo que ocurri ms tarde. En 1935 o 1936,
Villa Rojas se enter de que la Cruz no haba hablado en muchos aos, a pesar
de que continuaba comunicndose por escrito:
No es inslito que la Santa Cruz haga saber sus deseos o transmita consejo
a sus adoradores por medio de cartas escritas en maya. En ocasiones una carta
de este tipo aparece sobre el altar; otras veces uno de los escribientes recibe
inspiracin para escribir su mensaje. Casi siempre estas cartas estn firmadas
"Mi Padre Seor Tres Personas", seguido de tres pequeas cruces. De acuerdo
con uno de los escribientes, la Cruz firma sus mensajes de esta manera porque habla en el nombre de Dios, su Padre. En el pasado, cuando su santuario se encontraba en Chan Santa Cruz [en lugar de X-Cacal, donde se halla
ahora], la Santsima tena el poder de hablar y poda dirigirse directamente
a sus fieles [Villa Rojas, 1945:99].
tu
223
Cuando visit Carrillo Puerto (anteriormente Chan Santa Cruz) en agosto de 1971,
un pariente de un desaparecido jefe de los cruzob me inform que Juan de la Cruz era
el Hijo de Cristo.
224
225
Los cargos militares en una compaa por lo general se heredaban por la lnea
paterna, perteneciendo los hijos de cualquier sexo a la compaa del padre.
Los varones conservaban su condicin de miembros durante toda su vida, pero
cuando una muchacha se casaba pasaba a ser miembro de la compaa de su
marido [Villa Rojas, 1945:91].
En suma, la compaa militar se transform en un grupo corporativo hereditario.
Cada compaa incluye, pues, a sus miembros activos masculinos y a sus esposas e hijos. Este tipo de agrupaciones se notan claramente en ciertos das
festivos en que prcticamente toda la poblacin de la subtribu se congrega en
la aldea santuario. En esas ocasiones la gente se agrupa segn las compaas,
de modo que en cada uno de los cinco cuarteles se encuentran numerosos
linajes masculinos, formados por padres, hijos, nietos y todas las mujeres unidas a esos hombres por lazos filiales, fraternales y conyugales [Villa Rojas,
1945:92].
Adems,
Las compaas tienden a ser exgamas, no porque exista ninguna prohibicin
que se oponga al casamiento entre miembros de una misma compaa, sino
porque es ms fcil hallar en la propia compaa parientes que entran en la
categora de las normas de prohibicin matrimonial [Villa Rojas, 1945:92].
Segn Villa Rojas (1945:91),
No existe en absoluto ninguna correspondencia entre ser miembro de un pueblo y de una compaa, de modo que esta ltima puede incluir como miembros a gentes que viven en diferentes pueblos, y es posible encontrar a miembros
de distintas compaas que habitan en un mismo asentamiento... El significado de miembro de un pueblo o de una compaa es que esta ltima es la
unidad del control social, mientras que la unidad de tenencia de la tierra
es el pueblo.
Este cambio de lealtades del pueblo a la compaa fue consecuencia del trastorno
causado por la Guerra de Castas: en su mayora, los cruzob eran refugiados procedentes de otras regiones de la pennsula, oriundos de muchas aldeas distintas..
Con frecuencia se vean obligados a abandonar los nuevos poblados que ellos:
fundaban en la regin sudoriental de la pennsula para ocultarse en la selva..
Adems, entre los cruzob, el servicio militar era obligatorio.63 En estas condi
ciones, la compaa militar constitua una unidad de identificacin ms permanente que la aldea.
Una de las obligaciones de la compaa era proteger a la Cruz Parlante.
La institucin poltico-religiosa llamada guardia... desempeaba la funcin
de conservacin de los servicios religiosos en la capilla de La Santsima y pro83 As, Carta de John Carmichael a James Robert Longden, 15 de noviembre de 1867.
22 6
Ibid.
227
La primera vez que la Cruz habl fue en ocasin de que los mayas estaban
perdiendo la guerra. Logr unificarlos dndole a su causa una justificacin sobrenatural. Gracias a su ayuda, el sistema opresor de castas heredado del periodo
colonial se invirti: el indgena pas a ser el amo y el ladino, esclavo . 5 La creencia de que la Cruz habra de protegerlos en la batalla, junto con las armas proporcionadas por los ingleses (vase ms adelante), les permiti a los cruzob resistir la "reconquista" durante ms de cincuenta aos. Un ejrcito indgena guiado
por una Cruz Parlante result ser una combinacin invencible. Ninguna otra
rebelin nativa del Nuevo Mundo alcanz semejante xito.
1862:1).
66 AGE-Y,
Gobierno, 1851, Carta de Modesto Mndez al gobernador de Yucatn, lo.
de abril de 1851. Mndez era guatemalteco, pero Hoil perteneca a la jurisdiccin ecle-
sistica del obispo de Yucatn y probablemente fuera de origen yucateco (Philip Thompson, comunicacin personal).
67
Ibid., Carta de Modesto Mndez y Juan de la Cruz Hoil al gobernador de Yucatn,
21
de agosto de 1851.
68
CCA, "Copia autorizada con la firma del Srio. Gral. de Gobierno D. Francisco Martnez de Arredondo y con el sello de la Secretaria, del tratado de paz celebrado con las
autoridades y pueblo de Chichanh con el corregidor del Petn D. Modesto Mndez y
con el Pbo. D. Felipe J. Rodrguez; fechada en Mrida a 10 de Septbre, de 1851"; Baqueiro, 1871-18792:429-432; Molina Sols, 1921:2:243.
22 8
229
1893 gran parte del lmite noroccidental de Honduras Britnica estuvo en litigio. 72 Por otra parte, en 1852, poco antes de que fuese firmado el segundo
tratado con los de Chichanh, sectores de la compaa Young y Toledo gestionaron
y obtuvieron de parte del gobierno yucateco una concesin para cortar caobas en
territorio mexicano habiendo pagado una suma considerable por ese permiso. 73
Pero los indgenas de Chichanh, que no haban participado en este contrato,
se negaron a reconocerlo. Dirigidos por Luciano Tzuc, invadieron los aserraderos
ingleses a ambos lados de la frontera en 1856 y 1857, obligando a la compaa
74
a acceder a sus demandas de pago de arrendamiento. En 1863, 1866 y 1872
ocurrieron otras invasiones al mando de Marcos Canul, sucesor de Tzuc. 75
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Inglaterra present desde Londres un
reclamo oficial por estas incursiones ante el gobierno mexicano, pero ste neg
toda responsabilidad en el asunto, alegando que los indgenas de Chichanh y que
posteriormente formaron el poblado de Icaich estaban slo nominalmente bajo
su jurisdiccin.?6 Era lgico que los mexicanos no tuvieran inters en detener
esas invasiones mientras los cruzob pudieran comprar armas y municiones en la
colonia.- Sin embargo, la mayora de los traficantes de armas que vendan a los
cruzob eran expatriados yucatecos y no ingleses. 78
Los de Chichanh no eran los nicos que exigan el pago de renta por permitir
que se instalaran aserraderos en sus tierras. Ya en 1848, luego que los indgenas
se apoderaron de Bacalar por primera vez, Venancio Pec inform al superintendente de Belice que las compaas madereras inglesas tendran que pagar un
derecho de explotacin de la caoba del lado mexicano del Ro Hondo y nombr
a Edward Rhys como su agente. 79 El 24 de junio de 1869,
una banda cruzob se
present en San Ramn para recolectar rentas; fueron ayudados en su misin
por el inspector de la polica fronteriza de Honduras Britnica.- El 4 de noviembre de 1873, Crescencio Poot envi al magistrado de Corozal una carta en la
que le anunciaba el envo de tropas para recaudar los arrendamientos de las gen72 FO 50/362, Carta de William Stevenson al
mariscal de campo Neill, 9 de septiembre de 1856, folios 6-14; Carta de William Stevenson al secretario Labouchere, 16 de diciembre de 1856, folios 75-84; Cline, 1943c:31.
73 Fo 50/362, folios 104-125, 278-284, 318-323.
74
Fo 39/5, Carta de Frederick Seymour al
gobernador Darling, 17 de mayo de 1858,
folios 418-440.
75 Vase AB para 1866; Fo
76 FO 50/433, folios 85-88; 39/21, folios 34/37; Fo 39/432, 433.
Fo 50/547, folios 86-95; Carta del prefecto poltico superior de Yucatn al gobernador, 6 de julio de 1864, resumida
en Burdon, 1935:3:256;
Carta del seor Blockley a James Robert Longden, 10 de julio de 1868, resumida en Burdon, 1935:3:307-308.
77 Fo 50/433, folios 85-88;
La Razn del Pueblo,
brero de 1873, citado en FO 50/432, folios 233-250. 3 de febrero de 1873, y 24 de fe78
FO 50/434, Carta
de Frederick P. Barlee a Anthony Musgrave, lo. de agosto de
1878, folios 335-336.
79
AB, Carta de Venancio Puc al
superintendente de Belice, 5 de octubre de 1848.
80 AB, Carta
de James Plumridge a James Robert Longden, 24 de j unio de 1869, 6
de j ulio de 1869.
23 0
tes que vivieran del lado mexicano del Ro Hondo.- Tambin los indgenas de
X-Kanh (vase ms adelante) cobraban rentas para permitir que se realizaran
2
operaciones de explotacin maderera en territorio mexicano. s
Entre los cofirmantes del Tratado de 1853 figuraban Jos Mara Cocom de
Mesapich y Pablo Encalada de X-Lochh (Guerra de Castas de Yucatn, 1866:
363-364). Parece ser que en esa poca tambin acordaron la paz con el gobierno
yucateco cuando menos otras diez poblaciones, incluyendo Macanch, X-Mabn,
X-Kanh y Noh Ayn, de la regin que83hoy forma la frontera entre los estados
de Yucatn, Campeche y Quintana Roo. Esos pueblos formaron lo que se llam
la "Lnea sur" de defensa contra los cruzob, y en general eran leales al gobierno
de Campeche; nicamente en 1867, y a raz de haber estallado un conflicto armado entre Chan Santa Cruz e Icaich, algunos de los habitantes de ambos pue4
blos se pasaron a los cruzob.S Quizs esto explique la presencia de contingentes
de indgenas procedentes de X-Lochh y de Macanch,
que not Carmichael
85
durante su visita a Chan Santa Cruz en ese ao.
En contraste, durante la dcada de 1870, hubo al parecer estrechos lazos entre
Eugenio Arana, el cabecilla de X-Kanh, y Rafael Chan, quien remplaz a Marcos Canul como cacique de Icaich en 1872. Cuando a principios de 1874, Chan
6
fue depuesto por Jos Luis Moo,S le pidi ayuda a Arana y a menos de un
mes reconquist su posicin.- Arana tuvo paso libre por Icaich cuando poste88
riormente ese mismo ao se dirigi a Honduras Britnica.
Como el servicio militar fuese obligatorio en todos estos grupos, muchos indgenas, de manera pacfica o por la fuerza, trataban de eludir esta obligacin
huyendo a Honduras Britnica. Por ejemplo, en noviembre de 1868, veinte hombres, ocho mujeres y diez nios de X-Lochh
pasaron la frontera de Ro Hondo
89
con el fin de refugiarse en zona britnica. Al ao siguiente, el teniente gober-
231
nador de Honduras Britnica, inform que "los indios de Pach Chakn [Patchakn] pertenecientes en su mayora a tribus de Santa Cruz, han emigrado a nuestro territorio con el fin de eludir el servicio militar que deben prestarles a sus
jefes " . 9 Y en ese mismo ao, una cantidad considerable de soldados de Icaich
desertaron y se pasaron a la colonia. 9 1 El principal asentamiento de Icaich (Chichanh) de la colonia britnica se encontraba en San Pedro Siris. 32 Actualmente,
los descendientes de muchos de esos refugiados son ciudadanos de Belice.
El grupo norteo de indios sublevados pacficos estaba ms ligado al gobierno
de Campeche que al grupo sureo de Icaich. Tambin reciban visitas ms frecuentes por parte de curas catlicos. 9 3 En Icaich, lo mismo que en Chan Santa
Cruz (Villa Rojas, 1945:72), donde los sacerdotes blancos no eran bien recibidos,4 los maestros desempeaban las funciones sacerdotales:
Acaso no sea una ocurrencia inslita preguntarse cmo se las arreglan estos
indgenas para prescindir tanto tiempo de los servicios de un pastor. Existe
entre ellos una clase de hombres a quienes denominan "maestros", en los cuales recaen todas aquellas funciones para las que hace falta un Libro y que
dividen entre ellos las diversas novenas y servicios pblicos que necesitaban
un conductor. Estos maestros no son ignorantes ni atrasados, pero dirigen los
servicios para el pueblo segn su propio estilo sencillo... realizan todas las
ceremonias de la Semana Santa y de las "Fiestas mayores".
Algunos son suficientemente audaces para administrar el bautismo [Molina,
1889:277].
passim).
94 AGE-I,
Gobierno, 1856, Carta del jefe poltico de Izamal al gobernador de Yucatn, 8 de noviembre de 1856.
95 AB, Carta de John Carmichael a James
Robert Longden, 15 de noviembre de 1867;
Archivos jesuitas en la ciudad de Belice, Carta de fray Barastro en 1867 o 1868; Buhler,
1975.
232
como proteccin contra las ofensivas de los soldados ladinos. Aunque sus enemigos no eran los mismos, tenan iguales necesidades, de modo que actuaban de
manera parecida. En Icaich y en Chan Santa Cruz, los maestros substituan
a los curas ladinos; as pues, los indios sublevados pacficos de Icaich y X-Kanh
tenan muchas cosas en comn con los indios sublevados bravos de Chan Santa
Cruz.
Poca o ninguna repercusin tuvo en los cruzob el Tratado de 1853, segn el
cual varios grupos de indgenas rebeldes quedaban nominalmente bajo la jurisdiccin del gobierno. Aun sin el apoyo de los indios de Chichanh y de otros
pogrupos que hicieron la paz con el gobierno en 1853, 1859 y 1861, el
dero de los cruzob continu en aumento hasta llegar a su apogeo en 1858, con
la toma de Bacalar. Las esperanzas de los yucatecos de que los indios sublevados
pacficos influiran en los cruzob nunca llegaron a cristalizar. Utilizaban las armas
que les provea el gobierno principalmente para defenderse contra las incursiones
de los cruzob y tambin para obligar por la fuerza a las compaas madereras
britnicas a que les pagaran arrendamientos.
Los cruzob no entraron en serias negociaciones de pacificacin hasta comienzos de 1884, en que Crescencio Poot envi a Juan Bautista Chuc, Aniceto Dul
y a varios otros indgenas a Belice a conferenciar con el general Teodosio
Canto, vicegobernador de Yucatn que actuabaa como representante de dicha provincia. Las condiciones que los indgenas imponan para establecer la paz eran:
1) que Crescencio Poot continuara como jefe de los cruzob hasta su muerte; 2)
que despus de su muerte, los habitantes de Chan Santa Cruz pudieran elegir
a su sucesor, sujeto a la aprobacin del gobierno del estado de Yucatn; 3) que
no se enviara a ningn funcionario de Yucatn para gobernar a los cruzob sin su96
consentimiento, y 4) que se declarara la extradicin mutua de los prisioneros.
37
Al da siguiente, Canto se emborrach, insult a Dul y le destroz la camisa. Al
enterarse Poot de los insultos que debi soportar Dul, se neg a ratificar el traprobablemente tambin
tado.98 En 1885, Dul se apoder del poder y Chuc (y
Poot) fue asesinado (vase referencia anterior).
Los cruzob no volvieron a intentar la negociacin del fin de la Guerra de
Castas. Fueron los britnicos quienes firmaron un tratado con el gobierno mexicano en 1893, lo que puso efectivamente fin al trfico de armas con los indgenas y, finalmente, les dio su independencia (Cline, 1943c:31; Villa Rojas, 1945:
28). Oficialmente, la Guerra de Castas termin el 4 de mayo de 1901, con la
ocupacin de Chan Santa Cruz por parte del general Ignacio Bravo (Villa Rojas,
1945:28),
Esta victoria no le signific al estado de Yucatn la recuperacin de su territorio perdido. Bravo no era un general del ejrcito yucateco sino del mexicano.
Pocos meses despus de la ocupacin de Chan Santa Cruz, el presidente Porfirio
Cartas al interior para 1884, 11 de enero de 1884.
Cartas de Teodosio Canto a Juan Bautista Chuc, 13 de enero de 1884, Cartas
al interior para 1884.
98 AB, Carta de Crescencio Poot a Henry Fowler, 30 de enero de 1884, Cartas al in96
97
AB,
AB,
233
234
Este captulo se basa en tres clases de fuentes: 1) la historia del movimiento escrita
por Vicente Pineda (1888:70-118), 2) la descripcin ocular o testimonial de Cristbal
Molina (1934) respecto de algunos acontecimientos que tuvieron lugar en Chamula y los
pueblos vecinos, y 3) informes y editoriales de los peridicos contemporneos. Un diario,
La Brjula, fue publicado en San Cristbal de las Casas y por ende presenta una interpretacin conservadora del movimiento. Los otros dos peridicos, El Baluarte de la Libertad
Y El Espritu del Siglo, expresan el punto de vista liberal. El Baluarte de la Libertad
fue
publicado en Chiapa de Corzo, verdadero baluarte liberal. El Espritu del Siglo era el
diario oficial del gobierno estatal de Chiapas; fue publicado en diferentes pocas en San
Cristbal de las Casas, Chiapa de Corzo, y Tuxtla Gutirrez, dependiendo de la ubicacin
de la capital del estado (cf. Locke, 1964 para un anlisis de las razones por las cuales
la capital del estado fue trasladada de ciudad en ciudad durante el siglo xix).
235
236
lea y forraje, y prestar servicios de correo toda vez que fuese necesario. Los
i ndgenas no reciban ninguna remuneracin por estas labores, que se aadan
a los servicios acostumbrados que se supona que el pueblo tena obligacin de
proporcionar (El Baluarte, 1 de octubre de 1869:2).
El cura de San Andrs Larrainzar, un pueblo que lindaba con Chamula y que
tambin particip en la insurreccin, les exiga a sus feligreses cosas tan absurdas
como por ejemplo contribuciones diarias de maz y de manteca que, segn l
deca, eran para su mula (El Baluarte, 1 de octubre de 1869:1-2).
Salas afirma haber estado presente en Chamula cuando el fiscal de la semana
fue atado al poste y sometido al castigo de veinticinco azotes por no haber entregado al cura las veintiocho monedas de plata (reales) que el pueblo pagaba
por el servicio de la misa diaria (El Baluarte, 1 de octubre de 1869:2). Es
posible que este incidente haya dado origen a la Guerra de Santa Rosa, pues
su jefe era un fiscal, Pedro Daz Cuscat, quien introdujo en la comunidad un
nuevo culto religioso que creci hasta alcanzar las dimensiones de un movimiento
poltico de gran escala y cuyo resultado fue la muerte de ese cura catlico.
Cristbal Molina, quien presenci muchos de los acontecimientos relacionados
con la rebelin, informa que el 22 de diciembre de 1867, una jovencita chamula,
Agustina Gomes Checheb, dijo haber visto caer del cielo tres piedras mientras ella
estaba cuidando a sus ovejas en el casero de Tzajalhemel (Molina, 1934:365).
Se las llev a su casa y all permanecieron hasta que el 10 de diciembre de 1868
se present el fiscal Pedro Daz Cuscat en la casa de la muchacha para investigar
el asunto. En lugar de entregar las piedras al cura, Cuscat se las llev a su casa
y las guard en una caja. Segn Molina, convenci luego a sus vecinos de que
las piedras "estaban golpeando a la puerta para salir" (Molina, 1934:365) y
que deban ser tratadas como objetos sagrados. Cuando la noticia se disemin,
los indgenas llegaban para venerar las piedras, con ofrendas de velas, incienso,
flores y agujas de pino (Molina, 1934:365). Con la ayuda de Cuscat y de Agustina Gomes Checheb, las piedras "hablaban" con los fieles. Al poco tiempo, se
aadieron estatuillas de arcilla a la parafernalia del culto; Cuscat afirmaba que
Agustina las haba dado a luz y que por ende era la "Madre de Dios" (Pineda,
1888:73). Nombr a varias mujeres para que sirvieran a la "Madre de Diosy las instal como santas. Acompaaban en todo momento a Agustina; cuando
ella realizaba sus funciones naturales, las mujeres permanecan a su lado para
perfumarla con incienso (Pineda, 1888:73).
Cuando la noticia sobre este nuevo culto lleg a odos de Miguel Martnez,
el prroco de Chamula, ste se dirigi el 13 de febrero de 1868 a la casa de
Cuscat para realizar una investigacin. Descubri una pequea construccin cerca
de la casa de Cuscat que al parecer serva de capilla para el culto. Adentro haba
velas encendidas, incienso y flores colocados frente a una estatuilla de arcilla.
Martnez le dijo a la pequea concurrencia de nativos que esa imagen no era un
santo y les pidi que se dispersaran, cosa que al parecer hicieron (Molina, 1934:
366).
Pero ello no puso fin al asunto, ya que despus de la intervencin del cura,
Cuscat decidi trasladar su culto a la remota ranchera de Tzajalhemel, donde
238
Agustina Gomes Checheb haba encontrado las piedras milagrosas. Invit a las
poblaciones vecinas a establecer all un mercado, presumiblemente pensando que
las multitudes de nativos que acudiran al mercado seran una fuente propicia de
conversos potenciales. El mercado prosper y lo mismo sucedi con el culto (Molina, 1934:366).
Alarmado el prroco al notar que grupos cada vez ms numerosos de indgenas
se estaban congregando en Tzajalhemel, transmiti sus temores a Jos Mara Robles, jefe poltico y comandante del distrito en que estaba ubicado Chamula.
Robles decidi investigar personalmente la situacin; se hizo acompaar de una
patrulla de veinticinco hombres comandados por el capitn Benito Sols. Cuando
Robles y sus compaeros llegaron a Tzajalhemel transcurridas dos horas despus
de la medianoche, hallaron a los indgenas en medio de una gran celebracin.
Entraron en la capilla, se apoderaron de la imagen, arrestaron a Agustina Gomes
Checheb y a sus padres, y los llevaron a San Cristbal de las Casas (Molina,
1934:366). Al poco tiempo se les dej en libertad.
A continuacin de este incidente, Cuscat exhort a los nativos a dejar de venerar a las imgenes fabricadas por ladinos en honor de los dioses blancos, dicindoles que deban crucificar a miembros de su propia raza para poder luego venerarlos. De acuerdo con Pineda (1888:77), el Viernes Santo de ese ao (1868)
un nio de diez o de once aos llamado Domingo Gomes Checheb fue clavado
en una cruz en la plaza de Tzajalhemel : 2
La crucifixin de un hombre es algo nunca visto en estas regiones, por lo tanto
la noticia se difundi rpidamente a todos los caseros, desde los cuales llegaron grandes multitudes para presenciar el cruel sacrificio. Cuando lleg el da
colocaron una cruz en la plaza de Tzajal-hemel, el lugar donde haban celebrado sus reuniones, sacaron a la vctima del templo y entre varios de ellos
lo ataron a la cruz; luego de sujetarlo fuertemente, comenzaron su ejecucin
brbara, cruel y criminal, clavndole los pies y las manos al mismo tiempo.
Los gritos de espantoso sufrimiento que lanzaba la infortunada vctima con
voz lgubre y aterradora, eran ahogados por la algaraba de aquellas furias
infernales, intoxicadas con el alcohol y la sangre: las llamadas 'santas" recogan la sangre del crucificado, otras lo incensaban, mientras el nio Domingo
finalmente expiraba en medio del ms espantoso dolor. No sabemos qu hicieron los nuevos judos con el cuerpo y la sangre del mrtir del barbarismo,
aunque no es improbable que hayan bebido la ltima [Pineda, 1888:77].
Antes de que esto ocurriera, los chamulas hacan peregrinaciones anuales durante
la Cuaresma a la Iglesia de Santo Domingo en San Cristbal de las Casas para
venerar una imagen del Santo Sepulcro. Pero en ese ao de 1868, ningn chamula se present en la iglesia (Pineda, 1888:76). Era evidente que la pasin del
nio indgena Domingo Gomes Checheb haba remplazado a la del Jesucristo
blanco como centro del ritual.
2 El Cristo Indgena era el hijo de Juan Gomes Checheb y Manuela Prez Jolcogtom
(Pineda, 1888:77). Sus apellidos implican que era pariente de Agustina Gomes Checheb,
probablemente su hermano o sobrino.
239
24 0
los ranchos en los cuales vivan y trabajaban chamulas, y a cada uno le asignaron un santo patrono. Presumiblemente, Cuscat alent el surgimiento de cultos
secundarios en honor de santos locales con el inters de conseguir apoyo para el
movimiento mayor.
Como consecuencia de las lluvias excepcionalmente copiosas que cayeron en
octubre de ese ao, muchas de las casas de adobe del tipo habitado por los indgenas fueron anegadas por el agua y se derrumbaron (El Espritu del Siglo, 31
de octubre de 1868:4). Cuscat aprovech el desastre para decir que las lluvias
torrenciales haban sido enviadas por los santos porque la gente no crea en las
i mgenes del culto. Profetiz que las inundaciones sumergiran todas las casas
j unto con sus ocupantes, a menos que se prestara ms atencin a su culto (Pineda, 1888:74).
Durante todo ese tiempo, Martnez, el prroco de Chamula, y Robles, el jefe
poltico de San Cristbal de las Casas, hicieron repetidos intentos para impedir
que los indgenas se reunieran, y en varias ocasiones confiscaron sus imgenes
( Molina, 1934:366, 368). Agustina Gomes Checheb, Pedro Daz Cuscat y Manuela Prez Jolcogtom, madre del Salvador indgena, fueron arrestados una vez,
se les dej en libertad y despus volvieron a ser aprehendidos en diciembre de
Moli1868 y encarcelados en San Cristbal de las Casas (Pineda, 1888:74-75;
na, 1934:369-370).
A partir de las fuentes que es posible conseguir, no se puede determinar con
exactitud la cantidad de arrestos que tuvieron lugar en ese periodo. El problema
estriba en el hecho de que Molina y Pineda disienten respecto de cuestiones esenciales, y en que el movimiento no fue comentado por los peridicos de Chia3
pas hasta j unio de 1969. Molina, que no hace ninguna mencin de la crucifixin, afirma que la primera visita que hizo Robles a Tzajalhemel fue el 3 de
mayo de 1868, fecha presumiblemente posterior a la crucifixin. Se supone que
durante esa visita Robles arrest a Agustina Gomes Checheb pero no a Cuscat
( Molina, 1934:366). Este autor no dice si Agustina fue dejada en libertad, pero
describe el papel desempeado por ella en la fiesta de Santa Rosa tres meses ms
tarde.
Tampoco los peridicos locales hacen mencin de la crucifixin, pero hay alusiones a "actos hostiles" durante abril de 1868 (La Brjula, 11 de junio de 1869:
3). Este peridico dice que Robles y sus hombres disolvieron una reunin indgena en Chamula durante 1868, y que Cuscat y Santa Rosa fueron arrestados y
posteriormente encarcelados, pero no especifica el mes en que tuvieron lugar los
arrestos (La Brjula, 25 de junio de 1869:1).
Segn Pineda, los tres cmplices de la crucifixin -Pedro Daz Cuscat, Agus-
241
tina Gomes Checheb y Manuela Prez Jolcogtom- fueron arrestados por ltima
vez en diciembre de 1868 y enviados a prisin a San Cristbal de las Casas como
castigo por los delitos de "desobediencia a la autoridad e intento de rebelin sin
mencionar el crimen de crucifixin que hasta ese momento haba sido pasado por
1
alto" ( 868:77).
La istoria de Pineda acerca de este movimiento es la nica fuente principal
que yo he consultado en la cual se menciona la crucifixin. Empero, a pesar
de que su obra no fue publicada sino alrededor de veinte aos despus de ocurrido
el levantamiento Chamula, opino que debe considerrsele como fuente principal,
pues Pineda al parecer resida en San Cristbal de las Casas durante las hostilidades. Por otra parte, Trens (1957:185-199) sugiere que la historia de Pineda
no es una fuente fidedigna para el caso de la rebelin de Cancuc de 1712. Lo
acusa de confundir el orden cronolgico de los sucesos y de deformar la verdad.
Fue acaso la crucifixin un invento de Pineda?
Yo no lo creo, aunque no existen documentos histricos en los que pueda basar mi posicin. Pienso que una crucifixin real o un simple remedo tuvo lugar
en Chamula, pues es la nica comunidad indgena de los Altos de Chiapas en
donde, en la actualidad, se venera durante la Semana Santa a una personificacin de Jesucristo indgena en lugar de una imagen del Santo Sepulcro (vanse
los caps. x y xi, y Bricker, 1973b, para una descripcin y anlisis de este culto).
Es necesario interpretar las reacciones de los ladinos a las actividades de Cuscat
dentro del contexto de la lucha por el poder entre las facciones centralista (conservadora) y federalista (liberal) que dividi a Chiapas como tambin a Mxico
durante gran parte del siglo xix (Corzo, 1943:109). Los habitantes de San Cristbal de las Casas se afiliaron a la causa centralista, mientras que los de Tuxtla
y Chiapa apoyaban a los federalistas. Las diferencias polticas que separaban a
ambas ciudades aumentaron todava ms durante la intervencin francesa de 18621867, cuando San Cristbal de las Casas abiertamente dio su apoyo a Maximiliano (Cceres Lpez, 1962:150-155). Luego de la derrota de los franceses, y
cuando los liberales subieron al poder en Chiapas, trasladaron la capital del Estado de San Cristbal de las Casas a Chiapa, y posteriormente a Tuxtla (Locke,
1964). La primera vez que Robles arrest a Cuscat, lo llev a Tuxtla para hacerle comparecer ante el gobernador, quien lo dej en libertad alegando la libertad
de religin garantizada por la Constitucin. Cuscat regres a Chamula triunfante
y continu adelante con su culto (Cceres Lpez, 1946:113; Pineda, 1888:75-76).
Evidentemente, las divisiones polticas que existan entre los ladinos favorecan
a Cuscat, como haba ocurrido en el caso de los mayas de la pennsula de Yucatn veinte aos antes. Sin embargo, la ltima vez que Cuscat y sus cmplices
fueron arrestados, se les encerr en la prisin de San Cristbal, sin consultar al
gobernador liberal.
Durante los primeros meses de 1869, no hubo noticias sobre desrdenes en
Chamula, presumiblemente porque el arresto oportuno de los jefes haba cercenado de raz la rebelin. Pero el 17 de mayo de 1869 temporalmente se hizo cargo
del movimiento un ladino, Ignacio Fernndez de Galindo, nativo de la ciudad de
Mxico, quien lo llev a su fase ms militante.
24 2
Galindo fund una progresista escuela secundaria en San Cristbal de las Casas, a la cual asistan jvenes de todas partes del Estado excepto de la conservadora ciudad en la cual dicha escuela estaba ubicada. Durante el examen pblico
de uno de sus mejores alumnos, Galindo inici una acalorada discusin con Fernando Zepeda, editor de dos peridicos conservadores. Aunque aparentemente
Galindo sali vencedor en dicha discusin al basarse en "argumentos cientficos",
la influencia poltica de Zepeda era tan grande que poco a poco los alumnos de
Galindo fueron abandonndole, hasta dejarle con una escuela vaca. Fue quiz
en represalia por los desprecios recibidos en San Cristbal de las Casas que Galindo decidi marchar a Chamula y ponerse al frente de los indgenas para dirigir
un ataque a dicha ciudad con objeto de destruir a las gentes que tanto lo haban humillado (El Baluarte, 22 de septiembre de 1870:1).
El 17 de mayo de 1869, Galindo cabalg a Chamula, acompaado por su esposa, Luisa Quevedo, y por un alumno fiel oriundo de Comitn, Benigno Trejo.
Se dirigieron directamente a la casa de Cuscat, donde Galindo inform a los
parientes del jefe encarcelado que haba sido enviado a Chamula por el propio
Cuscat y que lo liberara (Molina, 1934:370). A continuacin, Galindo y sus
compaeros se vistieron con ropas indgenas con objeto de demostrar que eran
sinceros (Pineda, 1888:79).
Utilizando el culto religioso para sus propios fines, Galindo declar ser San
Mateo, que su esposa era Santa Mara y que su compaero era San Bartolom
( Molina, 1934:371). Resulta evidente que Galindo vea ciertas similitudes entre
el movimiento de Chamula y la Guerra de Castas de Yucatn que an no haba
concluido en 1869. Los editoriales de los peridicos locales de ese periodo indican que los ladinos de Chiapas tenan perfecta conciencia del paralelismo entre
ambos movimientos de revitalizacin y que lgicamente teman por sus vidas (La
Brjula, 2 de julio de 1869:2, 13 de agosto de 1869:1, 20 de agosto de 1869:1,
27 de agosto de 1869:1; El Baluarte, 13 de agosto de 18693). Por ser un
maestro de escuela, seguramente Galindo estaba informado acerca de los acontecimientos ocurridos en Yucatn. Creo que se vea a s mismo como otro Jos
Mara Barrera (un jefe mestizo del movimiento yucateco). Pineda (1888:78)
sugiere que hizo que los chamulas conocieran el conflicto yucateco, mostrndoles cmo los mayas de Yucatn haban casi logrado expulsar a los ladinos de la
pennsula, y les ofreci conducirlos a ellos a la victoria en una guerra de exterminio contra los odiados ladinos. Galindo decidi extender el movimiento ms
all de Chamula tratando de lograr el apoyo de los indgenas de los distritos
vecinos para rescatar a Cuscat. Con ese objeto, envi .emisarios a los caciques de
los pueblos de San Andrs Larrainzar, Santiago, Santa Mara Magdalena, Santa
Marta, San Pablo Chalchihuitn, San Pedro Chenalh y San Miguel Mitontic.
Dichos jefes accedieron a reunirse con l cerca de Yolonchn, en un lugar que
marcaba la frontera comn de Magdalena, San Andrs y Chamula (vase el mapa 8). Galindo llev a la esposa de Cuscat y al jefe poltico de Chamula, Ignacio
Collaso Panchn a esa reunin, donde se hicieron planes para rescatar a Cuscat
(Molina, 1934:371). Entre tanto, Galindo organiz a los indgenas en compaas
y les ense tctica militar (Pineda, 1888:79).
243
Luego de terminar el desayuno, l [el sacerdote] pregunt dnde estaba Galindo y los indios le respondieron que no saban adnde haba ido. El padre
les pregunt qu eran las reuniones que estaban celebrando y comenz a exhortarlos a comprender que estaban haciendo mal, que estaban adorando al demonio y que deban decir si queran una iglesia all y que l, como cura prroco, pedira permiso al Consejo Eclesistico y les dara a San Juan, o a la
Santsima Virgen del Rosario, como santo patrono del lugar, y los indios replicaron "Est bueno'.
Entonces el cura les pidi a tres indgenas que sacaran una caja en la cual
"Santa Luisa", como ellos llamaban a una de las muchachas indgenas entre
ellos, sola colocarse ella misma, y recogieran algunas cosas con las cuales
Galindo estaba engaando a los indgenas y las pusieran en un cesto y los
indios las cargaron y se las llevaron [Molina, 1934:372-373].
Mientras tanto, uno de los indgenas se haba salido de la casa para ir a informar a Galindo de lo que estaba ocurriendo all. Enfurecido al enterarse del robo
de los objetos de culto, Galindo parti acompaado por Trejo y algunos indgenas chamulas con el propsito de tenderle una emboscada al sacerdote (Molina, 1934:372-373). Cuando alcanzaron al sacerdote, "Galindo lo volte de su
caballo con un disparo y luego los compaeros lo descuartizaron con sus hachas"
( Molina, 1934:373). Los indgenas tambin persiguieron a los compaeros del
cura y los mataran a todos, excepto a uno que consigui escapar para informar de
la matanza a las autoridades (Molina, 1934:373-374; La Brjula, 18 de junio de
1869:3-4; El Baluarte, 18 de junio de 1869:3).
Por primera vez, los peridicos ladinos empezaron a dedicarle cierta atencin
a lo que estaba ocurriendo en Chamula, y la poblacin ladina del Estado, en gran
alarma, exigi el reclutamiento de tropas para sofocar la sublevacin (El Baluarte,
22 de junio de 1869:1; La Brjula, 25 de junio de 1869:1)., En las siguientes
semanas y meses, trataran de justificar sus temores y pedidos de ayuda federal
y estatal sealando las similitudes entre su situacin y otras rebeliones indgenas,
sobre todo la Guerra de Castas de Yucatn y la Revuelta de Cancuc de 1712 (La
Brjula, 25 de junio de 1869:1, 2 de julio de 1869:4, 23 de julio de 1869:1,
13 de agosto de 1869:1 20 de agosto de 1869:1, 27 de agosto de 1869:1; El
Baluarte, 13 de agosto de 1869:3).
El 17 de junio de 1869, Galindo al frente de una fuerza constituida por cinco
o seis mil indgenas se acerc a San Cristbal de las Casas y rode la ciudad.
Galindo llevaba puesto el tpico traje chamula y, como corresponda a su categora de comandante en jefe de las fuerzas rebeldes, un tocado como una especie
de gorra de hsar, hecho de piel de mono rodeado por una cinta roja (El Baluarte, 22 de junio de 1869:1). Los indgenas iban armados con rifles, lanzas,
cuchillos y palos afilados (El Baluarte, 22 de junio de 1869:1). El comandante
244
de la reducida fuerza ladina sali al encuentro de los enemigos con la intencin de lanzar una ofensiva, pero Galindo lo sorprendi mostrndole de inmediato
una bandera blanca y solicitndole parlamento. Ofreci rendirse junto con sus
cmplices ladinos a cambio de la libertad de Cuscat y Agustina Gomes Checheb.
El comandante de las tropas ladinas acept el intercambio ofrecido de prisioneros,
pues an no haba recibido refuerzos de la capital del Estado (El Espritu del
Siglo, 19 de junio de 1869:4).
Cuscat y Checheb retornaron a Chamula para volver a hacerse cargo de la conduccin del movimiento. Tres das despus, el 20 de junio, el ejrcito chamula
volvi a San Cristbal de las Casas exigiendo la liberacin de Galindo. Pero para
entonces las tropas del Estado haban llegado para reforzar el destacamento de la
ciudad, de modo que el pedido fue negado. En la batalla que a continuacin
tuvo lugar, se estima que murieron trescientos nativos y un nmero menor de
ladinos. El 26 de junio Galindo y Trejo fueron ejecutados, con lo cual ya no
tena sentido que los chamulas entraran en la ciudad para rescatarlos (El Baluarte, 9 de julio de 1869:3).
Evidentemente, Galindo estaba seguro de que Cuscat invadira San Cristbal
de las Casas para liberarlo en pago por sus esfuerzos en defensa del jefe chamula.
Pero se equivoc al suponer que los ladinos simplemente lo meteran en prisin
como haban hecho con Cuscat y Checheb. En lugar de ello, lo ejecutaron de inmediato como traidor a su clase, impidiendo de esa manera futuros intentos de
rescate. A pesar de que Galindo desempe un papel esencial en mantener vivo
el movimiento mientras Cuscat y Agustina Gomes Checheb estaban en la crcel,
y en planear su liberacin, sin embargo Cuscat era el verdadero jefe del movimiento, de manera que ste continu bajo su mando despus de la muerte de
Galindo.
En la mayora de sus subsecuentes enfrentamientos con fuerzas ladinas, los indgenas ocupaban las mejores posiciones estratgicas en las cumbres de las sierras,
obligando a los ladinos a defenderse desde el fondo de los valles (La Brjula, 9
de julio de 1869, 16 de julio de 1869:2; Pineda, 1888:96, 108-109). Aunque
los nativos siempre superaban en nmero a sus enemigos, en cambio en cuanto
a armamento eran inferiores, pues tenan unos pocos rifles, siendo piedras, cuchillos y lanzas sus principales armas. Los ladinos se quejaban amargamente de
que los indgenas rehuan todo encuentro frontal con sus fuerzas; en efecto, los
nativos preferan caer como el rayo sorprendiendo a las pequeas e indefensas
rancheras ladinas, pues en ese tipo de incursin sus armas primitivas resultaban
ms eficaces (El Baluarte, 30 de julio de 1869:4, 6 de agosto de 1869:4). No
dejaban a nadie con vida. . . incluso mataban a los infantes (El Baluarte, 30 de
j ulio de 1869:4; Pineda, 1888:82). Y as como el conflicto se inici a causa
de la intervencin y los abusos cometidos por el clero, as continu con la matanza de otros curas catlicos (Pineda, 1888:82; La Brjula, 6 de agosto de 1869:2).
Fue a la vez una guerra de genocidio y una cruzada religiosa.
La Guerra de Santa Rosa no lleg a su fin en ninguna batalla decisiva. Simplemente las incursiones de los nativos fueron poco a poco disminuyendo durante
1870. Hubo alguno que otro rumor sobre reuniones indgenas en 1871, pero
245
246
de los cultos vieron frustrados sus esfuerzos por legitimarlos a los ojos de las
autoridades catlicas, cuando decidieron negar completamente a los curas ladinos
y crear sacerdocios nativos basados en el modelo catlico.
Desde luego existen tambin similitudes entre la Guerra de Santa Rosa y la
Guerra de Castas de Yucatn, que todava era noticia en 1869. No slo es posible
que Galindo haya utilizado la Guerra de Castas de Yucatn, como modelo para
su propia rebelin, sino que hay adems pruebas de que, en 1847, los indgenas
4
de Chiapas fueron invitados a participar en aquella insurreccin . Tambin, si
el deseo de tener un Jesucristo indgena fue en realidad un componente importante del movimiento religioso de Chamula, entonces ambas guerras se parecen
tambin en este sentido (vase el captulo vui).
A pesar de que Cuscat y sus seguidores no lograron su propsito de exterminar a los ladinos, su culto ejerci una profunda influencia en la organizacin religiosa de Chamula. El cura catlico nunca volvi a recuperar la supremaca
religiosa de la comunidad. En lugar de ello, el nuevo culto fundado por Pedro
Daz Cuscat y Agustina Gomes Checheb se volvi el centro de veneracin de
Chamula, con Cuscat como su sacerdote. Es probable que los cofundadores del
movimiento murieran en abril de 1870 (El Espritu del Siglo, 30 de abril de
1870), pero todava en la actualidad existen sacerdotes nativos asociados con el
culto de Chamula (Bricker, 1973b).
En este sentido, tanto la Guerra de Santa Rosa como la de Castas de Yucatn
fueron movimientos de revitalizacin que lograron ms xito que la revuelta de
Cancuc de 1712. Lo que ambos movimientos del siglo xix lograron fue un sacerdocio nativo y un cierto grado de libertad religiosa que consiguieron defender
durante ms de un siglo los indgenas de Chamula y de Quintana Roo.
QUINTA PARTE
250
no se les describe como tales, todava se ejecutan variantes de esta danza en las
para una descripcin
comunidades nativas de dicha regin (vase Bricker, 1973a),
detallada y un anlisis de algunos de estos dramas danzados.
Al parecer, tampoco se conservan manuscritos de esta danza en la pennsula de
menciona haber visto
Yucatn, pero el padre Alonso Ponce (Noyes, 1932:321)
a indgenas disfrazados de moros durante una fiesta en Tinum cuando visit YuAdems, ms de doscientos aos despus se represent una Danza
catn en 1588.
de abril de
de Moros y Cristianos en honor a la coronacin del rey Carlos IV el 29
En
las
modernas
comunidades
yucatecas
1845:2:281).
1790
(Registro Yucateco,
2.
Smbolo
Quetzalcatl
Cabeza Blanca
Teponaztli
Mscara trilobal
Guerra
Ehcatl
(Dios del Viento)
Remolino de Viento
(arma mgica)
Ceremonia de la
lluvia
Tambor de guerra
Tlloc
(Dios de la Lluvia)
Agua
Rayo
(arma mgica)
Sangre
251
Los dramas histricos se representan en Chamula, Chenalh y Zinacantn durante el carnaval que precede a la Cuaresma, en el Viernes Santo y en la Pascua
de Resurreccin. Algunos de los ritos del carnaval y prcticamente todas las ceremonias del Viernes Santo y de la Pascua florida o de Resurreccin se refieren
a la Pasin de Jesucristo. Por ejemplo, los patrocinadores religiosos del carnaval
en las tres comunidades reciben el nombre de "pasiones". Adems, todos los
viernes durante la Cuaresma, los jefes religiosos de las tres poblaciones cargan
pesadas cruces de madera en procesiones con el objeto de mostrar el camino de la
Cruz (Guiteras-Holmes, 1946a:175-177; Vogt, 1969: 556). Y el Viernes Santo,
chamulas y zinacantecos conmemoran la Crucifixin atando una imagen a una
cruz. Durante el carnaval, tanto en Chamula como en Zinacantn, personajes que
representan a judos tratan de hostigar a los pasiones. En Chenalh, donde los
que personifican a Jesucristo reciben el nombre de "cruzados" (hkurus pat), son
ellos y no los pasiones quienes son objeto del hostigamiento. Es evidente que
el nombre que reciben se relaciona con el hecho de que llevan cruces blancas pintadas en la espalda; los crculos de bija y ocre amarillo en sus torsos y miembros desnudos, lo mismo que en los rostros, simbolizan heridas (foto 7). En
Chamula y Zinacantn, durante esta fiesta, los pasiones y sus ayudantes realizan
peregrinaciones a los santuarios de la cruz en los centros del pueblo. Puesto que
el destino final de los peregrinos es una colina llamada Calvario (foto S), es
probable que los altares de la cruz representen las Estaciones de la Cruz, y que
la peregrinacin conmemore el camino recorrido por Jesucristo desde la casa de
Pilatos hasta el Monte del Calvario (Alston, 1912:15:569).
A primera vista, pues, el drama histrico en cuestin parece ser una versin
de la Pasin, que era uno de los dramas danzados introducidos por los frailes
espaoles en los Altos de Chiapas (Nez de la Vega, 1692:146-149). Pero la
Pasin de Jesucristo es tan slo uno de los muchos acontecimientos histricos
conmemorados durante el carnaval en Chamula, Chenalh y Zinacantn. Los actores del drama histrico en realidad representan varios papeles, cada uno de los
cuales data de una poca diferente. Quienes representan los papeles ms variados
son los que personifican a los judos en la Pasin. En Chenalh y Zinacantn
se llama negros (haik'al) a los que personifican a los judos. En Chamula reciben el nombre de monos (mas). En Chamula y Zinacantn se considera que los
judos son tambin demonios y soldados. Otros papeles que se les atribuyen
a los judos en Chamula y Chenalh son los de franceses y turcos.
En Chamula, los actores que personifican a los judos llevan puestos tocados
hechos de piel de mono aullador negro. El resto de su traje es casi idntico a los
uniformes que usaban los granaderos franceses durante el periodo de la intervencin francesa (Blom, 1956:281; Martin, 1963:118, 145).
Llevan puestas
levitas negras adornadas con una larga cruz roja en la espalda y anchas franjas
rojas horizontales en la cintura, los puos y la parte inferior de las colas de las
levitas (fotos 9 y 10). Estos sacos o chaquetas se parecen a los uniformes de
los granaderos franceses, que son de color azul oscuro forrados de rojo (com-
FOTO
GertrudeDuby Blom.
254
255
El carnaval en Chamula
Esta fiesta conmemora cuando menos siete sucesos histricos que se resumen con
un estilo muy claro en una profeca que es recitada una semana antes de comenzar el carnaval con objeto de predecir los acontecimientos que habrn de representarse durante dicha fiesta:
Los primeros soldados
Llegaron a la ciudad de Mxico
Con sus tambores,
Con sus trompetas.
El ltimo jinete.
Y hurra!
Este Mariano Ortega
Vino a la ciudad de Mxico;
Vino a Tuxtla [Gutirrez]
Y a Chiapa [de Corzo].
Vino con su bandera,
Con sus tambores.
Este Juan Gutirrez
Vino a la ciudad de Mxico;
Vino a Tuxtla
Y a Chiapa.
Van a ir juntos
Con su concubina,
Nana Mara Cocorina.
Regresan comiendo calabaza confitada.
Vinieron con las banderas,
Con las trompetas.
El ltimo jinete.
Hurra!
Chamula! Febrero loco
1969.
Un soldado vino.
Vino a la ciudad de Mxico;
Vino a Tapachula;
Vino a Tuxtla;
Vino a Chiapa
Con las banderas,
Con los tambores,
Con las trompetas.
El ltimo jinete.
256
Hurra !
El segundo jinete,
Mariano Ortega,
Vino a la ciudad de Mxico;
Vino a Guatemala;
Vino a Tuxtla;
Vino a Chiapa.
Vino con la bandera;
Vino con sus tambores;
Vino con su trompeta.
El ltimo jinete.
Hurra !
Este Juan Gutirrez
Vino a la ciudad de Mxico;
Vino a Guatemala;
Vino a Tuxtla;
Vino a Chiapa
Con su concubina,
Nana Mara Cocorina.
Ellos van juntos
Retozando en los arbustos.
Regresan comiendo melcocha.
Regresan comiendo calabaza confitada.
El ltimo jinete.
Hurra!
257
258
259
En Chenalh tambin, un solo conjunto de smbolos representa varios acontecimientos histricos: 1) la Pasin de Jesucristo, 2)
las guerras entre moros y cristianos, 3) las campaas militares en contra de los lacandones en represalia por sus
'asaltos a las poblaciones espaolas durante los siglos xvi y xvn, 4) la Revuelta de
Cancuc de 1712, 5)
la intervencin francesa de 1862-1867, 6) la rebelin chamula de 1 867-1870, y 7) los
'maltratos de que hacan objeto los ladinos a los indgenas.
Estos conflictos tnicos se resumen en una profeca similar a la que se recita '
en Chamula:
260
261
En la calzada,
En la plaza,
Ellos celebrarn el festival;
Ellos celebrarn la fiesta
De nuestro padre Jess,
De nuestro padre el Nazareno.
Negros, turcos, monos y franceses son todos simbolizados por ejecutantes que llevan puestos tocados de piel de mono y que reciben el nombre de negros (figuras
12 y 13). El trmino h?rk'al, que yo interpreto como "negro - (Blackman), tambin podra traducirse por "moro" o "negro" (Negro). Lo mismo podra referirse
a las guerras entre moros y cristianos ocurridas en Espaa como a la Revuelta de
Cancuc de 1712, pues cincuenta y cuatro negros y cien mulatos formaron parte
del ejrcito que sofoc dicha rebelin (Ximnez, 1929-1931:3:296-297). Chenalh estuvo profundamente comprometido en esa insurreccin, y luego que Cancuc fue tomada por los espaoles, los principales cabecillas de la rebelin se
refugiaron por un tiempo en Chenalh (vase el captulo v). En esta poblacin
turko es sinnimo de negro (Blackman), y la alusin a los franceses acaso sea
una reminiscencia de la intervencin francesa de 1862-1867.
El trmino ka?benal, que traduzco como "lacandn", quiz derive de Cabnl
o Cabenal, nombre dado a varios caciques lacandones durante el periodo colonial.
En 1555, 1559 y 1696, los espaoles realizaron varios intentos por someter y
evangelizar a los lacandones, que incursionaban en los poblados cristianos de
algunas zonas de Chiapas y Guatemala (J. Eric S. Thompson, 1970:27-38; vase
tambin el captulo 1v). Doscientos zinacantecos y seiscientos chiapanecos tomaron parte en la campaa de 1559 (Remesal, 1932:2:396). Indgenas procedentes
de Chiapas (su, afiliacin tribal no se especifica) tambin participaron en las
acciones de 1696 en contra de los lacandones (Villagutierre Soto-Mayor, 1933:
222). Uno de los cabecillas lacandones de 1696 se llamaba Cabnl (Villagutierre
Soto-Mayor, 1933:223, 241-242). De acuerdo con J. Eric S. Thompson (1970:
29-30), el nombre Cabnl o Cabenal era heredado por los cabecillas lacandones
de generacin en generacin, pues los espaoles encontraron a caciques as llamados en los aos 1586, 1608 y 1696.
El personaje de lacandn es representado por una mujer conocida con el nombre de me? hka?benal, que significa "mujer lacandona" (de me?, "femenino", y
hka?bena1, "lacandn"). Es acompaada por los dos cruzados, quienes representan a Jesucristo (vase anteriorthente). Igual que en el caso de los cruzados,
la mujer lacandona tiene los brazos y las piernas pintados con bija y ocre amarillo. Estos tres personajes llevan en la mano manojos de hierbas malas con las
que fingen curar a otros celebrantes y espectadores del carnaval de supuestas enfermedades (foto 7). Se acercan a los pasiones y a otras personas y les preguntan: "Ests sufriendo de susto mgico?" Y luego golpean a sus "pacientes"
con los manojos de cizaas, pretendiendo de esa manera restituirles las partes
de sus almas que les faltan.
Dale Davis (comunicacin personal), quien pas un ao en un casero lacandn
a orillas del lago Nah, llam mi atencin sobre el hecho de que los sacerdotes
lacandones usan bija en sus cuerpos, sobre todo en los brazos, para determinadas
ceremonias. Davis tambin me inform que cuando los sacerdotes lacandones realizan ceremonias de cura, frotan el cuerpo de sus pacientes con ramas cubiertas
de hojas, ejecutando movimientos parecidos a los que realizan los cruzados y la
mujer lacandona de Chenalh. Por lo tanto, la pintura del cuerpo que utilizan
los cruzados simboliza no slo las heridas de Jesucristo, sino tambin la decoracin ritual de los curanderos, de los lacandones. 3
A veces se dice que los cruzados representan jaguares porque los crculos
pintados en sus cuerpos se parecen a la piel moteada de dichos animales (ello
explica la referencia a "animales" y a "jaguares" que aparece en la profeca).
Tambin es posible que tanto los cruzados como la mujer lacandona representen a los indgenas rebeldes durante la Revuelta de Cancuc de 1712. En septiembre de ese ao, soldados nativos de Cancuc y Huitiupa invadieron el pueblo de
Simojovel. Igual que en el caso de los cruzados, los invasores llevaban puesto
tan slo taparrabos y sus cuerpos estaban cubiertos de barro rojo (vase el captulo v y la foto 7). Tambin los cruzados y la mujer lacandona estn pintados
con un pigmento rojo.'
Varias noches, mientras dura el carnaval, este tro y otro llamado los raptores
(hakel) son sistemticamente perseguidos por los negros disfrazados de soldados
espaoles. Cada grupo de fugitivos busca refugio en las casas de los pasiones
(Bricker, 1973a:140-142). Lo que esto parece representar es el episodio en que
soldados espaoles, algunos de ellos negros, buscaron a Mara de la Candelaria
y a sus dos compaeros en Chenalh y en otros pueblos (vase el captulo V).
Los restantes actos representados en el carnaval acaso tambin daten de 1712.
Los espaoles lograron penetrar las defensas de Cancuc mientras los indgenas
celebraban una fiesta y en el momento en que tena lugar una corrida de toros.
Algunos de los nativos que huyeron a las orillas del ro, trataron all de desatar
fuerzas naturales en contra de los espaoles. Una vez que Toribio de Coso ocup
Cancuc, despach rdenes de rendicin a las otras poblaciones rebeldes. Los habitantes de Chiln estaban divididos por opiniones contrarias respecto a cmo
262
el captulo iv). Es posible que los lacandones coloniales tuvieran las mismas ceremonias
de curacin que los actuales. Alternativamente, debido a que ambos grupos han sido llamados lacandones, parece ser apropiado el atribuir los rituales de curacin de los modemos lacandones a los coloniales. En todo caso, las vueltas de cruces tambin recuerdan
a los lacandones del periodo colonial, quienes andaban desnudos_y con los cuerpos pintados
(Tozzer, 1913:501-502).
e Los personajes que representan a los lacandones (kabinal) en Bachajn llevan a cabo
una "guerra roja" en contra de los capitanes vestidos con trajes espaoles de la Colonia.
Los lacandones persiguen a los capitanes catorce veces alrededor del campo de juego frente
a la iglesia (Becquelin-Monod y Breton, 1973). La batalla dramatizada obviamente simboliza las incursiones de los lacandones en los siglos xvi y xvii, que, alrededor de comienzos del siglo xviii, ya eran representadas en la cercana Ocosingo (Ximnez, 19291931:2:220; vase tambin el captulo iv). Acaso el nombre "guerra roja' tambin se
refera a la invasin de Simojovel, en 1712, por indgenas que se haban pintado el cuerpo
con barro rojo?
263
El carnaval en Zinacantn
265
Los festejos del carnaval son mucho menos complicados en Zinacantn que en
Chamula y Chenalh. Slo se conmemoran cinco luchas tnicas: 1) la Pasin de
Jesucristo, 2) las guerras entre moros y cristianos en Espaa, 3) la Revuelta
de Cancuc de 1712, 4) la Guerra de Santa Rosa de 1867-1870, y 5) la hostilidad
actual que todava separa a indgenas y ladinos. En la fiesta de San Sebastin,
que tiene lugar a finales de enero, aproximadamente un mes antes de la llegada
del carnaval, se simbolizan otros conflictos tnicos.
Las tres primeras parejas de actores forman un grupo conocido con el nombre
de los animadores mayores (muk'ta htoyk'inetik). Sus actividades por lo general
estn separadas en el tiempo y en el espacio de las que realizan los dems actores. El nombre de animadores mayores implica que alguna vez fueron actores
en la Danza de la Conquista. El disfraz de los caballeros espaoles, constituido
por chaquetas de raso rojo y calzones cortos con orilla o ribete de galn dorado,
es congruente con el papel que representan (vanselas fotos 15 y 16).
Los hombres disfrazados de damas espaolas llevan puestos vestidos blancos,
con adornos de bordados y plumas en el borde, sobre faldas de color rojo. Se
cubren cabeza y hombros con velos largos de color prpura o rojo, y encima
grandes sombreros de fieltro negro con una cinta dorada alrededor y adornados
a los costados con plumas de pavo real. Tambin usan aderezos consistentes en
collares de cuentas, espejos y anillos (vase la foto 15).
Los cabezas blancas o Montezumas, evidentemente representan a los adversarios
de Corts en la conquista de Mxico, pero tambin es posible que simbolicen
algn conflicto tnico anterior a la llegada de Corts. En efecto, Moctezuma
estaba expandiendo su imperio durante las dos dcadas anteriores a la Conquista.
Y existen evidencias de que su influencia haba llegado hasta los Altos de Chiapas
y sobre todo hasta Zinacantn, poco antes del arribo de los espaoles (Adams,
1
961:359; Anderson y Dibble, 1959:22-23).
El inters o importancia de los cabezas blancas estriba adems en el hecho de
su notoria relacin con el dios mesoamericano de la lluvia, que los aztecas lla-
266
maban Tlloc y los mayas, Chac. Sus mscaras se parecen mucho a los elementos
trilobulados asociados con la deidad de la lluvia hallados en los sitios arqueolgicos de la meseta central de Mxico, en Teotihuacan y en Tula (comprense las fotos 16 y 17 con los elementos de la figura 1; vase tambin Stocker y
Spence, 1973). Varios especialistas han advertido la frecuente relacin que existe
entre ese smbolo y el que representa la nube; han sugerido que el elemento
trilobulado representa el agua, la lluvia y, a veces, la sangre (Stocker y Spence,
1973:196). Las mscaras trilobuladas de los cabezas blancas de Zinacantn corresponden al papel por ellos representado. Estn envueltos en papel plateado o
de estao que refleja la luz como el agua.
Las cinco restantes parejas de actores reciben el nombre de animadores menores (b'ik'it htoyk'inetik). Los ms interesantes son los llamados serpientes emplumadas. El nombre del papel que ellos representan (k'uk'ul ion) es el equivalente tzotzil del nombre del hroe cultural mesoamericano conocido como
Quetzalcatl entre los hablantes de nhuatl, como Gucumatz en los Altos de Guatemala, y como Kukulcn en la pennsula de Yucatn. Los disfraces que usan los
serpientes emplumadas de Zinacantn tienen, en cierto sentido, un parecido notable con una representacin iconogrfica de Quetzalcatl que figura en el Cdice Magliabecchino, en donde se le representa en su aspecto de Ehcatl, el dios
del viento. Bajo este aspecto, Quetzalcatl lleva puesta una mscara en forma de
pico de pjaro (Caso, 1958:22), y los que representan a Quetzalcatl en Zinacantn llevan puesto un tocado tambin picudo. Adems, en ambos casos, el
tocado consiste en un turbante rematado por un sombrero cnico moteado (comprense las fotos 18 y 19 y la figura 2). En el cdice mencionado, el sombrero
que lleva Quetzalcatl est cubierto con lo que evidentemente es una piel de
ocelote: el fondo es de color anaranjado y las manchas son negras. En Zinacantn, por el contrario, las manchas son rojas y verdes sobre fondo blanco. Sin
embargo, este esquema de color es perfectamente compatible con el del quetzal,
ave de la que Quetzalcatl toma su nombre: las plumas verdes de dicho pjaro
presentan puntos o motas color carmes por la parte de abajo (Eva Hunt, comunicacin personal). Esos mismos colores se repiten en las restantes prendas del
disfraz de los serpientes emplumadas de Zinacantn. Las pequeas alas de madera sostenidas por tirantes pasados por sus hombros son tambin blancas con
manchas rojas y verdes. Posiblemente los pantaloncillos cortos de pana verde simbolizar, las plumas del pjaro quetzal.
Segn Alfonso Caso (1958:25), puesto que Quetzalcatl es el dios de la vida,
"aparece como el constante benefactor de la humanidad, y as vemos que despus
de crear al hombre con su propia sangre, busc la manera de alimentarlo. Descubri el maz que las hormigas haban escondido en el interior de una montaa
y transformndose l mismo en hormiga, rob un grano que posteriormente le
entreg al hombre". Esto precisamente es lo que simbolizan las mazorcas de maz
que mantienen abiertos los picos de los tocados que usan los actores que representan a Quetzalcatl en Zinacantn (foto 19).
Aunque algunas leyendas afirman que Quetzalcatl era un dios, otras sostienen
que era un ser humano, un rey barbado y de piel blanca que gobern a Tula, y a
Quetzalcatl en su (Cdice
aspecto
de Ehcatl (dios del viento)
Magliabecchiano).
FIGURA 2.
ow
1.
FIGURA 1.
268
quien se debe que Mxico central alcanzara su edad de oro durante el siglo ix
o x d.c. (Davies, 1977; Tozzer, 1957:28-29). Algunas leyendas relatan que
Quetzalcatl se vio obligado con el tiempo a abandonar Mxico central. Huy
hacia la costa del Golfo y desde all parti en una canoa rumbo a Yucatn. Antes de partir prometi a sus seguidores que algn da habra de retornar. Esta
profeca nunca se olvid; cuando los espaoles desembarcaron en la costa del
golfo de Mxico, lo primero que los indgenas pensaron fue que Corts era Quetzalcatl que volva para cumplir con su profeca. As pues, es vlido que los
personajes que representan a Quetzalcatl se relacionen con la Danza de la Conquista.
Segn otra leyenda, Quetzalcatl pas algn tiempo en Yucatn, donde existen
pruebas arquitectnicas, en Chichn Itz y en otros sitios arqueolgicos, de que
un nuevo culto basado en el tema de la serpiente emplumada y en otros rasgos
o caractersticas del altiplano, apareci algn tiempo despus de 900 d. c. (Tozzer, 1957:30-31).`
El culto de Quetzalcatl tambin se extendi hista Chiapas. Por ejemplo, durante el final del siglo xvii, los chamanes tzeltales utilizaban un almanaque en
5
He sostenido que los trajes usados en el drama ritual reflejan la estructura del mito
y del ritual. Es probable que las columnas con serpientes emplumadas que se encuentran
en Chichn Itz y otros sitios de Yucatn sean representaciones artsticas del mtico Quetzalcatl. Tomando en cuenta que los acontecimientos histricos a menudo se confunden
tanto en el mito como en el ritual, la representacin de Quetzalcatl como una serpiente
emplumada en la escultura o en los trajes de representaciones teatrales, no necesariamente
significan que este hroe cultural fuese realmente concebido como parte serpiente y parte
pjaro. Es posible que slo signifique que Quetzalcatl estaba asociado con dos acontecimientos mticos (o histricos), uno acerca de los pjaros y otro referente a animales;
en donde un tipo de pjaro y un solo tipo o gnero de animal desempeaba el mismo
papel. En otras palabras, un conocimiento de la estructura del mito maya probablemente
sea tan necesario para interpretar la escultura y la pintura mayas como lo es para comprender el ritual que a veces est representado en pintura (e.g., los representantes enmascarados pintados en el muro en la Sala 1, Estructura 1, en Bonampak Ruppert, Thompson
y Proskouriakoff, 1955:49-51, figura 25]). Arthur Miller (1974) ha demostrado que
los bordes entrecruzados en la pintura de la Estructura 5 de Tulum puede tener varios
significados a la vez.
Otro bien conocido animal improbable que se representa en escultura es el llamado
"dios-jaguar' de los olmecas. Algunos especialistas han argido que la olmeca fue la
"cultura madre" de los mayas y de otras culturas de Mesoamrica. De acuerdo con Michael
Coe, "el estilo artstico olmeca tal como se puede apreciar en monumentales esculturas
baslticas (algunas con un peso de muchas toneladas) y en grabados ms pequeos, se
centraba en la representacin de una figura que combinaba los rasgos de un jaguar rugiendo con los de un infante llorando; este dios-jaguar con toda seguridad era un dios
de la lluvia, la primera deidad reconocible del panten mesoamericano" (1966:47). Sin
embargo, a la luz de mi anlisis de la estructura del mito y del ritual, no es necesario
llegar a la conclusin, a partir de la existencia de estas esculturas, de que los olmecas
crean en un dios que era medio jaguar y medio humano. Ms bien, es cuando menos
igualmente probable que las esculturas del dios-jaguar representaran varios acontecimientos
mticos o histricos, en los cuales un infante llorando y un jaguar desempearan el mismo
papel. Esto podra significar que las esculturas en cuestin simbolizaban varios sucesos
estructuralmente similares, como sucede con los personajes de monos de los chamulas que
simbolizan varios casos histricos anlogos del conflicto tnico.
269
Guerreros en el carnaval de
Chamula. Cortesa de MARI.
272
largas trenzas falsas (foto 23), lo cual sugiere que en realidad en Zinacatn
existen dos grupos de personajes de lacandones. El nombre ka?benal es el que
utilizaban los caciques lacandones durante el periodo colonial, y el trmino on
tez es una referencia indirecta a lo que hoy se considera como una costumbre
peculiar de los hombres lacandones.
Los restantes actores presumiblemente representan personajes de otros conflictos tnicos. Los negros quizs simbolizan a los moros que pelearon contra los
cristianos espaoles, as como tambin a los negros y mulatos que ayudaron a
sofocar la revuelta de Cancuc de 1712 (fotos 24 y 25). El jaguar, por el contrario, tal vez representa a una de las castas militares totmicas aborgenes. Existen por ejemplo pruebas en la pennsula de Yucatn de que exista un sistema
de castas militares identificadas con diferentes animales, incluyendo jaguares,
pumas, guilas, comadrejas, zarigeyas y kincajes (Roys, 1933:196-200). La
casta jaguar, en particular, aparece frecuentemente mencionada en los Libros de
Chilam Balam (Edmonson: lneas 312, 677, 1417, 1511, 2994, 3004; Roys,
1933:196-200), y algunos soldados usaban pieles de jaguar cuando entraban en
batalla (Roys, 1943:66; Tozzer, 1941:122). Tambin aparecen referencias a las
castas militares totmicas en las tradiciones nativas de los Altos de Guatemala,
y que reciban los nombres de jaguares, panteras y guilas (Edmonson, 1971:
232n7708). Adems, todava se ejecuta durante el carnaval en Chamula una
Danza de Guerreros, en la cual personajes que representan monos, pasiones y
otros funcionarios asumen el papel de "soldados de Dios", turnndose en el uso
de una piel de jaguar (vase Bricker, 1973a:110-112; foto 26). Por lo tanto,
parece ser que los personajes de jaguares de Zinacantn representan figuras histricas y no simples seres mitolgicos.
Otro de los temas que se dramatizan durante los festejos del carnaval es el
martirologio de San Sebastin. Segn la Enciclopedia catlica (Lffler, 1912:
13:668), "poco es lo que se sabe acerca de San Sebastin, aparte de su martirologio", y muchos de los relatos sobre su vida deben considerarse simples leyendas
carentes de fundamento histrico. Empero, a los fines de mi estudio, estas leyendas son ms importantes que los hechos. De acuerdo con los Hechos de los
Apstoles, que Klemens Lffler considera que fueron escritos posiblemente a principios del siglo v d.c., es decir, a ms de cien aos de la muerte del santo, San
Sebastin "era un oficial de la guardia imperial... [quien] secretamente realiz
muchos actos de amor y caridad por sus hermanos en la fe. Cuando finalmente
se descubri que era un cristiano, en el ao 286, fue entregado a los arqueros
mauretanios, quienes lo acribillaron con sus flechas; sin embargo, sus heridas
le fueron curadas por la enviudada Santa Irene. Por ltimo fue muerto a garrotazos" (Lffler, 1912:13:668). "En la, pintura renacentista San Sebastin es muy
importante, y existe una amplia iconografa... La escena de su primer martirologio con flechas es el episodio ms conocido de su vida representado en pintura
y en escultura... Con frecuencia en los cuadros de altar aparece simplemente de
pie y sosteniendo una flecha, o bien acribillado de flechas" (Hoade, 1967:18;
foto 27).
Este momento de la vida de San Sebastin que con ms frecuencia se representa
FIGURA 3.
Bricker.
FOTO 30.
Teponaztli. Foto de V. R.
27 4
en pintura, tambin sirve como tema para la tradicin oral zinacanteca y para su
dramatizacin ritual. Un mito original para la iglesia de San Sebastin en Zina.
tantn interpreta la vida del mrtir segn una serie de conflictos tnicos, tales
como la leyenda de Quetzalcatl, la Conquista de Mxico y las guerras contra
los lacandones. A continuacin citamos parte de este mito:
En tiempos antiguos San Sebastin era un capitn bajo el mando de un general que tena dos hijas. El general quera que San Sebastin se casara con
una de sus hijas, pero San Sebastin se neg y el general le anunci que le
matara. El general llev a San Sebastin a un lugar rocoso en los bosques
a orillas del mar en Oaxaca, y lo asegur al tronco de un rbol atndole las
manos por detrs. Muchos animales y salvajes que vivan en los bosques se
acercaron, dos BOLOMETIK [jaguares], dos K'UK'UL CONETIK [grandes tucanes], dos ZONTE?ETIK [salvajes], ...y una cantidad de H?IK'ALETIK [negros].
Dos KA7BENALETIK [indios lacandones], que tambin vivan en los bosques,
llegaron. Todos los animales trataron de matar a San Sebastin devorndolo;
los lacandones que vieron que San Sebastin era un ladino, procuraron matarle con flechas porque odiaban a los ladinos y queran matarlos a todos. Estos esfuerzos por matarle no dieron resultado.
Entonces el hermano menor de San Sebastin, San Fabin, una hermana
menor, Santa Catalina, vinieron para ayudarle.
Luego los dos SAK HOLETIK ["cabezas blancas", que Vogt define como aztecas] vinieron para ver a San Sebastin, y observaron que estaba todava vivo.
Regresaron para decirle al general que San Sebastin no se mora y pedirle
que el general enviara soldados para matarle.
Llegaron los soldados y trataron de dispararle a San Sebastin con rifles. Le
dispararon, pero las balas no le penetraban, pues delante del tronco del rbol
que sostena a San Sebastin estaba el K'OLTIXYO [blanco de prueba] que lo
protega. Fabin les dijo que si ustedes quieren matar a San Sebastin, primero deben voltear el blanco. Los soldados agarraron una lanza que estaba
cerca y se turnaron tratando de golpear el blanco, pero ninguno pudo hacerlo.
Entonces los soldados volvieron donde estaba el general para informarle que no
podan matar a San Sebastin, y que tena a dos compaeros con l: San Fabin
y Santa Catalina. El general se puso furioso porque pens que Santa Catalina
deba ser la novia de San Sebastin. Dijo: "Maana ir a matarlo yo mismo".
Al da siguiente el general volvi al sitio con sus soldados. A medida que
se acercaban oyeron el tambor T'ENT'EN que era tocado por Fabin. Al llegar,
el general volvi a pedirle a Sebastin que se casara con una de sus hijas, pero
Sebastin no le respondi nada. En su lugar, Fabin habl con el general explicndole que l [Fabin] era el hermano menor de Sebastin, y que Catalina
era la hermana menor, y que ellos haban ido a ayudar a Sebastin. El general
anunci que Sebastin deba ser matado. Pero Fabin replic que primero l
debe golpear el blanco. El general pregunt qu era eso, y Fabin dijo que era
el corazn de Sebastin, que ya se le haba salido del cuerpo y colgaba pordelante de l. Entonces el general clav una de las lanzas y trat de derrum
bar el blanco. Intent varias veces tanto con la punta como con el costado
de la lanza, sin lograr nada. El general dijo que la lanza no serva, que era
"demasiado liviana", de modo que prob con la otra, hecha de oro y de plata,
y que pesaba 8 arrobas [alrededor de cien kilogramos]. Esa lanza era tan
275
pesada que cay al suelo cuando el caballo se lanz a toda carrera, y el general
sufri un fuerte golpe en la cabeza que le caus el blanco. Entonces muchos
de los soldados y tambin los animales trataron de golpear el blanco. Pero
todos fallaron; nadie pudo matar a San Sebastin; se le dej vivo.
Al da siguiente pasaba por el lugar una carreta tirada por bueyes, y el
dueo de la carreta oy el sonido del T'ENT'EN. Se baj de la carreta y se
intern en los bosques para ver de qu se trataba. All encontr tres estatuas
de santos -San Sebastin, San Fabin y Santa Catalina-, todas iluminadas
con velas. El tambor estaba a los pies de San Sebastin con el palillo del
tambor encima. A la derecha y frente al tambor estaban el blanco, las dos
lanzas, y encima de las lanzas la cuerda para colgar el blanco. Cerca haba un
libro que el dueo de la carreta abri y ley y descubri que a San Sebastin
le gustara dejar ese lugar rocoso al borde del mar en Oaxaca. pero que Fabin y Catalina queran permanecer all. El dueo de la carreta regres para
contarle lo sucedido a sus compaeros, pero cuando ellos volvieron al sitio,
slo hallaron a San Sebastin, el T'ENT'EN, el K'OLTIXYO, las lanzas y el libro... habiendo Fabin y Catalina desaparecido en los bosques. Cargaron los
objetos que encontraron y se encaminaron hacia el este, llegando con el tiempo
al centro de Zinacantn donde acamparon en un campo que tena buena yerba
para pastura de los bueyes. Cuando se despertaron a la maana siguiente, se sobresaltaron al de., -abrir que San Sebastin (y los otros objetos) ya no estaban
en la carreta. Pero muy temprano, al amanecer, vieron velas encendidas en
un sembrado cercano de manzanillos y pensaron que el santo deba estar all.
Se dirigieron al sembrado de manzanillos y encontraron a San Sebastin atado
a uno de los rboles, con su mano izquierda detrs de l, la derecha encima
de su cabeza, "... como aparece en la Iglesia de San Sebastin hoy". El dueo de la carreta volvi a consultar el libro y se enter de que San Sebastin
quera quedarse all con el T'ENT'EN, el K'OLTIXYO y las lanzas. Entonces
ellos engancharon a sus bueyes y continuaron viajando, dejando a San Sebastin en el sembrado de manzanillos.
Al da siguiente los zinacantecos descubrieron a San Sebastin y los objetos junto a l. Consultaron el libro y se enteraron de que, aunque era hermano menor de su San Lorenzo, no quera vivir en la misma casa, sino que
prefera una propia. Los zinacantecos discutieron esto y pensaron en construirle una casa a San Sebastin. Pero los VAXAK-MEN, que eran zinacantecos
muy ancianos, dijeron que ellos construiran la casa. Ellos construyeron la casa
liglesia) en tres das, y en ese tiempo hubo un K'INUBAL [una tormenta de
invierno procedente del norte] con mucho viento y lluvia. En tres das la tormenta pas, y la iglesia qued terminada y San Sebastin fue puesto all. Se
le llama MARTIR KAPITAN, porque cuando era una persona viva era un capitn [Vogt, 1976:159-161]6
Esta versin del martirologio de San Sebastin se parece mucho a una ceremonia
Yucateca de sacrificio que describe Landa:
el
Otras versiones de este mito han sido publicadas por Vogt (1969:326-330, 357-360).
27 6
277
r
278
279
280
relacionaba con la guerra. Por ejemplo, Brasseur de Bourbourg "cita una etimologa popular cackchiquel segn la cual se vincula el nombre [Tohil] con el ruido
de la guerra (tohoh 'trueno o rayo') " (Edmonson, 1971, 162n). Y en la versin acerca de la conquista de Guatemala que aparece en los Ttulos de la casa
Ixqun-Nehaib, el rayo fue una de las armas mgicas utilizadas por los quichs
en contra de los espaoles (Recinos, 1957).
En suma, existen pruebas en varias regiones de Mesoamrica, conspicuamente
del Valle de Mxico, la pennsula de Yucatn y los Altos de Guatemala, acerca
de ceremonias aborgenes que se parecen notablemente a lo que se conoce sobre
el martirologio de San Sebastin. Una de esas ceremonias cra el sacrificio de
vctimas humanas en honor del dios de la lluvia, a quien los mexicas llamaban
Tlloc, Chac los mayas yucatecos y Tohil los quichs. Otra ceremonia, que se
realizaba en el Valle de Mxico y en los Altos de Guatemala, era el sacrificio
de prisioneros de guerra. En la fiesta de San Sebastin que tiene lugar en Zinacantn, un nico conjunto de smbolos representa tanto la guerra como el rito
de propiciacin de la lluvia, como se muestra en el cuadro 2. En efecto, aunque
en teora la fiesta de San Sebastin se realiza en homenaje a un santo catlico
que fue perseguido por los romanos, su simbolismo ritual abarca otros ejemplos,
a veces seculares, a veces paganos, sobre el conflicto tnico, y que nada tienen
que ver con el cristianismo. En este sentido, se parece tanto por el tema como
por la estructura, a la fiesta del carnaval que se celebra en Zinacantn y en las
comunidades vecinas de Chamula y Chenalh.
Tradicin oral
La superposicin temporal que caracteriza al carnaval en Chamula, Chenalh y
Zinacantn y a la fiesta de San Sebastin en esta ltima comunidad, es tambin
comn en las tradiciones orales que se refieren al conflicto tnico. Por ejemplo,
el Texto C-7 del Apndice C, trata a los jefes de diferentes conflictos tnicos
como equivalentes e intercambiables. Comienza hablando de Cuscat, el cabecilla
de la insurreccin chamula de 1867-1870 (lneas 1-10), luego pasa de inmediato
a ocuparse de Pjaro" (Jacinto Prez Ch'ix Tot), jefe de otra rebelin chamula
ocurrida en 1911 (Espinosa, 1912), cuyas actividades se describen con algunos
pormenores (lneas 11-276), vuelve al tema de la Guerra de Santa Rosa y al
episodio de las mujeres chamulas que expusieron sus genitales en un vano intento
por apaciguar los nimos de los soldados e impedir que les dispararan sus rifles
(lneas 277-290), hace una breve mencin a los obregonistas, quienes lucharon
contra el general Alberto Pineda, quien encabez las fuerzas reaccionarias en 1924
(lneas 309-312), retorna los acontecimientos protagonizados por "Pjaro" y describe la huida de sus seguidores hasta Rincn Chamula luego que la insurreccin
fue sofocada (lneas 313-344), y a continuacin se ocupa extensamente de las
batallas principales entre los pinedistas y los partidarios de Alvaro Obregn en
1924 (vase Bravo Izquierdo, 1948), en las cuales intervino el propio narrador (lneas 349-1136). El texto concluye con una guerra contra Mxico, en
281
282
los captulos Iu y v), cabe suponer que acaso las tradiciones orales que se refieren a esos episodios tienen valor histrico.
As pues, la superposicin temporal determina estructuras similares en el mito
y en el ritual acerca del conflicto tnico. En la atemporalidad de la tradicin
oral y del rito no hay cabida para la individualidad. El hroe de un conflicto
lo es de todos. Lo mismo puede mencionrsele con los nombres de todos los
hroes o con el de uno de ellos. A su enemigo indistintamente se le puede atribuir el nombre de cualquier villano que haya actuado en uno u otro periodo.
283
junio de 1960). La relacin entre monos y uniformes navales en San Juan Ixcoy
resulta una notable reminiscencia de la asociacin que se hace en Chamula entre
esos mismos animales y granaderos franceses. Y la heterogeneidad del reparto
sugiere que la Danza de la Conquista en San Juan Ixcoy es similar, desde el punto
de vista estructural, a su contraparte de Zinacantn, Chamula y Chenalh.
Brbara Bode, quien visit San Juan Ixcoy durante el verano de 1957, not
que los pobladores se referan a los ejecutantes de diferentes bailes como si pertenecieran a la misma danza. Entrevist a un hombre del vecino pueblo de San
Rafael, quien le nombr el siguiente reparto de actores para la Danza de la Conquista: toros, jaguares, espaoles, capitanes, el rey quich, Corts, Moctezuma y
diez monos (Bode, notas de campo del 30 de julio de 1957). Es evidente que
es correcta la observacin hecha por Edmonson en el sentido de que la Danza
de la Conquista contiene elementos tomados de diferentes bailes. Segn Bode,
su informante no poda establecer ninguna diferencia entre la conquista de Mxico y la de Guatemala. En otras palabras, lo que se denomina Danza de la
Conquista en San Juan Ixcoy en realidad representa la mezcla de varios bailes
( y acontecimientos histricos) en una sola danza. La situacin es exactamente la
misma que describ en el caso de los Altos de Chiapas.
Las notas que tom Bode durante su trabajo de campo contienen numerosos
ejemplos de este fenmeno, no slo en sus entrevistas con pobladores locales de
ambos grupos tnicos, sino tambin en algunos de los manuscritos mismos. En
Cantel, la Danza de Moros y Cristianos se representa como una batalla entre
franceses y turcos (Bode, notas de campo correspondientes al 5 de agosto de
1957). Cierto ladino procedente de Cobn le dijo a la etnloga que Tecum
Uman era un actor de la Danza de Corts y que algunos de los bailarines vestan como espaoles y otros como moros (Bode, notas de campo del 17 de agosto
de 1957). Asimismo, Bode tuvo en sus manos un manuscrito o libreto para la
Danza de la Conquista de Mxico de San Pedro Carcha, que inclua en su reparto
al rey quich.
Otro manuscrito de esa misma poblacin llevaba el ttulo de Danza de la Malinche. En el reparto de ese drama danzado figuraban como personajes Moctezuma, la Malinche y dos micos
(Bode, notas de campo correspondientes al 19 y al 20 de agosto de 1957). Otro manuscrito de la Danza de la
Conquista que Bode
encontr en el pueblo de Concepcin cerca de Quezaltenango estaba "lleno de referencias histricas pertenecientes a Mxico as como a
Guatemala, a movimientos de tribus...; incluso incluye a Sansn y a los filisteos... sin olvidar una versin un tanto deformada del Himno Nacional Mexicano" (Bode,
notas de campo correspondientes al 7 de agosto de 1957).
Uno de los dramas danzados que Brbara Bode estudi recibe el nombre de
Baile del Tun.
Este ttulo sugiere una posible relacin con el Tum Teleche, o
danza de sacrificio que se ejecutaba durante el periodo colonial (vase la descripcin anterior). Dicha investigadora dice que un muchachito de San Pedro
aloma le dijo que los bailarines usaban disfraces de venado y gran cantidad de
penachos.
Intervenan seis u ocho Malinches, y los instrumentos msicos incluan un tambor con hendiduras (tun), del cual presumiblemente toma su nombre dicha danza (Bode,
notas de trabajo de campo correspondientes al 31 de
284
julio de 1957). En el caso de que efectivamente esta danza sea una variacin
del Tum Teleche aborigen, entonces no cabe duda de que incorpor elementos
pertenecientes a la Danza de la Conquista.
As pues, los textos escritos acerca de los dramas danzados de los Altos de
Guatemala tambin se caracterizan por la confusin o tergiversacin temporal.
El hecho de que exista una tradicin escrita no garantiza que los episodios sean
tratados como nicos en el espacio y en el tiempo. Al parecer, los mayas prefieren resaltar o subrayar la estructura a expensas de la procedencia u origen temporal y geogrfico aunque posean los medios para hacer lo contrario. A pesar
de que sus dramas bailados carecen de precisin histrica, no puede negarse que
representan su interpretacin de la historia. 8
Tambin las tradiciones orales de los Altos de Guatemala se caracterizan por
la superposicin del tiempo y el espacio. Por ejemplo, en lo que La Farge (1047:
50-61) denomina mitos de gnesis del pueblo de Santa Eulalia, Jesucristo es confundido con el hroe cultural quich Hunahp, cuyas proezas se describen en
el Po pol Vuh (Edmonson, 1971). En efecto, en: una de las versiones de estos
mitos, Jesucristo participa en la Danza de la Conquista:
Soles emplearon la analoga al describir las costumbres nativas y los enfrentamientos con indgenas. Por ejemplo, el obispo Nez de la Vega, de Chiapas,
menudo alude al Antiguo Testamento al describir con acento escandalizado la
a
idolatra tzeltal, a fines del siglo XVII (1692:9). Por mi parte, ya he demostrado
que en sus relatos sobre las insurrecciones de la poca colonial, frecuentemente
los espaoles y los ladinos comparan esos sucesos con acontecimientos pertenecientes al periodo de la Conquista, para defender la tesis o teora de que el modelo del "rey nativo" era el tipo de gobernante que exista en una determinada
regin en la poca anterior a la llegada de los espaoles. En estos casos, las
analogas con el pasado se usaban para explicar lo que en ese entonces era el
presente. Sin embargo, en ocasiones se inverta el argumento: se explicaban hechos del pasado mediante referencias al presente. Un ejemplo de esta inversin
temporal es un manuscrito del siglo XVIII sobre una Danza de Moros y Cristianos
proveniente de los Altos de Chiapas en el cual uno de los actores (la Reina)
alude a los treinta y un pueblos que participaron en la revuelta de Cancuc de 1712:
REINA: Quin vencer en esta guerra
Que no se lleg a contar.
Ninguno, ninguno pues
La guerra era muy fatal,
Y de parte de los indios
Treinta y dos pueblos estn,
Y los de Guatemala,
Comitn y Ciudad Real,
Quezaltenango y sus pueblos,
Soconusco y Tonal,
Reunidos temen la fuerza
En que los indios estn."
Ellos vinieron, y ellos vieron a Nuestro Seor, ahora ]l estaba bailando con
Sus compaeros (ellos eran los cristianos).
Ellos dijeron, Dnde fuisteis para conseguir vuestros disfraces, hermano?"
Y l dijo, "Yo fui muy lejos".
"Si T fueses tan bondadoso como para ir a mostrrnoslo", dijeron ellos.
"Seguro. Terminar de bailar, y luego nos iremos."
"Est bien entonces, hermano."
Y cuando Nuestro Seor hubo terminado la danza Tecum, ellos fueron,.. .
{La Farge, 1947:551. 1
En este mito se superponen el Antiguo y el Nuevo Testamento, el Popol Vuh y
la conquista de Guatemala durante el siglo xvi. Dicho mito trata como si fuesen
contemporneos, sucesos separados por varios miles de aos y que ocurrieron en
ambos hemisferios.
Empero, los mayas no son los nicos en subrayar aquello que los acontecimientos tienen en comn ms que lo que los diferencia. Con frecuencia los espaQ
Esto no significa que la gente entremezclada por Bade no se preocupara acerca de la
exactitud histrica de sus danzas-dramas. Expresaban la ceremonia de que algunas versiones eran ms autnticas que otras, y no todos los maestros de baile confundan la conquista de Mxico con la de Guatemala ( Bode, comunicacin personal, y 1961:228).
9
De acuerdo con Bode, los maestros de danza a veces confundan la Danza de la
Conquista con la Conquista propiamente dicha: "Tan ntimamente se asociaban en sus
mentes sus manuscritos, la historia y los acontecimientos que sta relata, que a menudo
solan confundir ambas cosas. Por ejemplo, cuando pregunt a Rubn de Len Cabrera,
en Concepcin, dnde haba obtenido su historia, se lanz a una disertacin animada
sobre la ruta de Pedro de Alvarado cruzando Mxico hasta su encuentro con Tecum y
los Llanos de Pinal. Santiago Mul consideraba que acaso estuvieran representando la danza
' durante la misma Conquista', cuando el lacandn lleg de Mxico donde 'un seor llamado
Hernn Corts haba conquistado al rey de Mxico, creo Moctezuma' " (1961:231).
285
28 6
287
ILC) ,
AI- I A DEL LUi~tLIC IU iA ICu
()(-
28 8
El baile de da tena la intencin de mostrar cmo era la vida en una hacienda, y haba dos personajes destacados, que no aparecan la noche anterior,
llamados fiscales, estando los funcionarios subalternos por encima de los caciques antiguos, y que los representaban en su autoridad respecto de los indgenas. Usaban camisas largas, sueltas y sucias que les colgaban de un
hombro, y con las mangas ms abajo que las manos; calzoncillos, haciendo
juego, sostenidos por una larga faja de algodn, con sus puntas cayendo por
debajo de las rodillas; sandalias, sombreros de palma puestos de manera desmaada o desaliada, con el ala de diez o doce pulgadas de ancho, y largos
mechones de cerdas de caballo colgndoles por detrs de las orejas. Uno de
ellos llevaba atravesndole los hombros un manto de tela de algodn de un
azul desteido, segn se deca heredado de un antiguo cacique, y cada uno
de ellos blanda un ltigo de ocho o diez puntas. Ellos eran los que dirigan
las ceremonias, con absoluta e ilimitada autoridad sobre toda la compaa y,
tal como ellos mismos alardeaban, tenan el derecho de azotar a las mestizas si
queran [Stephens, 1843:2:65-66].
289
As pu es,
de Chiapas.
CONCLUSIN
En este captulo he analalizado la relacin estructural que existe entre los mitos y l os rituales mayas acercrca del conflicto tnico. Usando los nombres empleados
para los diferentes pape eles como el vnculo entre ritual y mito, he demostrada
que las notables discreppancias en cuanto a detalles del vestuario y las desarticulaciones temticas entre disfraz, comportamiento y nombres son el resultado de
las superposiciones tempporales que transforman la historia en mito. De este modo,
los sucesos a los que se l hace referencia en el mito y que se dramatizan en el ritual
se mezclan segn las catategoras dramticas en lugar de diferenciarse en funcin
de origen o procedencia t temporal. Las unidades elementales de la estructura mtica
y ritualista son categorasas dramticas tales como el hroe, el villano, el escenario,
la batalla, etctera. Cadda traje y por ende cada personaje, representa una sola
categora dramtica. Las s llamadas "incoherencias" son en realidad claves que permiten reconocer los dififerentes acontecimientos histricos simbolizados por las
categoras.
291
Existen resabios de un tema de la Pasin en el folclor del culto de la Cruz Parlante que cita Villa Rojas en su etnografa acerca de X-Cacal, uno de los pueblos
fundados por los cruzob que abandonaron Chan Santa Cruz luego que el general
May "se vendi" a los mexicanos (1945:32)
Para muchos nativos de esta zona, los hechos aqu narrados [de la Crucifixin] se confunden con otros acontecidos durante la Guerra de Castas, cuando
Juan de la Cruz Puc y dems devotos de la Cruz Parlante eran tenazmente
perseguidos por los soldados federales que no eran otros que los mismos judos a los que se hace referencia en el relato [Villa Rojas 1945:100].
uno de los primeros sacerdotes o patronos de la cruz... quien se haba nombrado ministro de dicha cruz, con la facultad de entrar al cielo para conversar
con Dios y sus ngeles y querubines. Algunas de sus cartas eran enviadas a
los pueblos para comunicar a sus jefes que deban someterse a la voluntad
de las cruces; las cartas estaban firmadas con el nombre de Juan de la Cruz,
seguido de tres crucecitas. Con el tiempo este personaje lleg a ser considerado
como el mismo Jesucristo, debido a que, en ocasiones, se daba los nombres
de "Hijo de Dios", "Creador de los Cristianos", "Yo, Nuestro Seor Jesucristo"
o "La Santa Cruz".'
La principal fuente de esta "confusin" es una copia de la proclama de Juan
de la Cruz (vase el captulo VII y el Texto A-1, que reproduce el texto completo de la versin de 1850 de dicha proclama en maya y en castellano, junto
con notas explicativas). Dicha proclama se ha convertido en uno de los libros
sagrados de los indgenas de X-Cacal y otras aldeas habitadas por descendientes
de los cruzob (vase Villa Rojas, 1945:161; Zimmerman, 1963). Villa Rojas
(1945:161) explica que
, Juan
' Por ejemplo, el yerno del general May, a quien conoc en Carrillo Puerto (anteriormente Chan Santa Cruz) en agosto de 1971, cree que Juan de la Cruz era el hijo de
Cristo.
se mantiene todava en contacto con "sus hijos" (los indios), a travs de Yum
Poi, el escriba que recibe los mensajes escritos en forma de cartas, rdenes
y peticiones.
Villa Rojas (1945:21,161) presenta a Juan de la Cruz como el vocero de la
Cruz Parlante. Sin embargo, no existen pruebas en ninguna parte de la proclama
misma que demuestren que fue dictada por la Cruz. De hecho, al comienzo mismo
de la proclama, a continuacin de la invocacin, el autor se identifica como
Juan de la Cruz y explica cundo y dnde dio a conocer por primera vez este
texto:
Fue en el mes,
En el quince
De la cuenta
De Octubre,
Cuando comenc a hablar
Con mis hijos aqu,
En el mundo,
[En el ao]
1850
Yo,
Juan de la Cruz,
Resido
En el pueblo,
En el pueblo
De la Casa del jaguar.
[lneas 7-22]
Luego se dirige a su pblico en forma directa:
Mis muy amados,
Vosotros cristianos pueblerinos,
Ahora es la hora;
Han llegado
El da
[Y] la hora
De que yo les muestre
Una seal
En la tierra de todos mis hijos engendrados
En el mundo;
Con el fin de que
Pueda leerse para que lo oigan todos los comandantes,
Y lo oigan todos los capitanes,
Y todos los tenientes,
Y todos los sargentos,
Y lo oigan todas mis gentes engendradas
En el mundo;
Con el objeto de que
293
Puedan saberlo,
Todos mis hijos.
Ellos han hecho mucho ms.
Yo estaba pasndolo
Bajo la diestra de mi Padre
En el nombre de mi gente engendrada
Aqu,
En el mundo.
[lneas 23-48]
Desde las lneas iniciales del texto, Juan de la Cruz asume un papel divino, al
referirse a s mismo como el "engendrador" de la gente de Chan Santa Cruz. En
las siguientes lneas se identifica explcitamente con Jesucristo y la Pasin:
Porque verdaderamente soy yo
Cuyo corazn est afligido
Por ustedes,
Vosotros mis gentes engendradas.
Porque fui yo quien los ha creado;
Porque fui yo quien los redimi;
Porque yo he derramado
Mi preciosa sangre
En el nombre de ustedes,
Cuando yo los cre
Y los puse
En el mundo
[lneas 49-60]
Luego de establecer su identidad como el segundo Jesucristo, Juan de la Cruz
pasa al propsito principal de la proclama, una exhortacin a sus gentes para que
obedezcan las rdenes que detalla en las dos siguientes partes:
As pues,
Mis bienamados,
Hombres
En el mundo,
En el nombre de la Santsima Corona de mi
Padre,
Santsimo Jesucristo,
Estoy haciendo que aqu se sepa
Ante sus ojos,
Este papel,
Con el objeto de que
Puedan saber ellos todos mis mandamientos,
Estos mis hijos engendrados
En el mundo.
[lneas 61-73)
294
Juan de la Cruz pretende justificar su declaracin anterior parafraseando un pasaje tomado del Evangelio segn San Juan (14:21)
Quien no crea en mis mandamientos
Se hundir en sufrimientos
Sin fin.
Quien obedezca mis mandamientos
Tambin ganar toda mi Gracia.
Tambin ganarn mi amor;
Adems los cubrir
Bajo mi diestra;
Tambin les dar mi Gracia final
Para que sus almas puedan alcanzar
La resurreccin final.
[lneas 74-84]
El versculo del Evangelio segn San Juan dice lo siguiente:
Todo aquel que obedezca mis mandamientos
ganar la plenitud de mi gracia;
Tambin ganar mi amor.
En la segunda parte de la proclama, Juan de la Cruz insta a su gente volver a
levantarse contra los ladinos:
As pues,
Mis amados,
Cristianos
En el mundo,
Yo ordeno esto
Para que lo oigan pequeos
Y grandes.
Ya, pues,
Han llegado
La hora
[Y] el ao
Para la insurreccin de mis hijos indios
Contra los blancos
Por segunda vez,
De la manera como
Solan surgir las guerras.
[lneas 114-129]
Les promete:
Que soy yo quien los acompaa;
Que a toda hora
Soy yo quien voy a la vanguardia
295
Delante de vosotros,
Frente a los enemigos
Con el fin de que
No caiga sobre vosotros
Ni una pizca de dao,
Oh vosotros mis hijos indios.
[lneas 156-167]
a su gente
J uan de la Cruz comienza la tercera parte de la proclama ordenando
viii). Luego retorna
que trate de reconquistar Kampokobch (vase el captulo
el tema de la Pasin:
Esta es la razn
De que yo les est mostrando
Como algo que deberis guardar en vuestros corazones.
Porque, en cuanto a m,
En todas las horas
Me estoy cayendo;
Me estn hiriendo;
Me estn clavando;
Me estn perforando espinas;
Con palos me estn golpeando
Mientras paso a
Visitar Yucatn;
Mientras los estoy redimiendo a ustedes,
Mis amados
Hombres.
[lneas 188-203]
En la cuarta seccin, Juan de la Cruz explica cmo obtuvo permiso para intervenir
en nombre de los indgenas en batalla:
Y otra cosa
Que yo ordeno
Para que lo oigan
Mis queridos
Cristianos pueblerinos:
Sabed
Que siete veces entr de da,
Siete veces entr por la noche
En presencia de mi Padre
Y en presencia de mi Seora,
La ddlce Virgen,
Santa Mara,
Con el objeto de obtener su permiso
Para poder iniciar la guerra
Por segunda vez
Contra los blancos,
296
297
Y otra cosa
Que yo les ordeno,
Mis queridos
Cristianos pueblerinos,
Mis hijos,
Mis padres;
Lo digo para que lo escuchen los pequeos,
Y para que lo escuchen los grandes yo lo ordeno.
Porque sabed,
Oh cristianos pueblerinos,
Que siete veces de da.
Siete veces por la noche
Entr
En Su Santa Gloria
Con siete coros de ngeles
Y serafines
Para obtener el permiso de mi Padre
Para decirles algo a ustedes,
Oh hijos,
Oh padres.
[lneas 321-340]
A continuacin se queja de que los jefes de los cruzob no obedecen sus rdenes:
Hace ya cincuenta das
Que comenc a hablar con los generales,
Comandantes,
Capitanes,
Tenientes,
Sargentos,
Para poder mostrarles
A ellos una seal,
Para que yo pudiera derramar mis bendiciones
Sobre sus padres
Que ellos habrn de obedecer
Y seguir
Hasta la hora de su muerte.
Absolutamente ninguno de ellos vino,
De esos generales.
Porque ninguno [de ellos cree en] mis mandamientos
Mis amados
Cristianos pueblerinos,
Mientras que ninguna de las gentes que yo engendr
Cree
En ellas,
Estas mis ordenanzas.
[lneas 341-3621
A continuacin les recuerda cmo l, como Jesucristo, dio su vida para salvarlos:
29 8
Slo verdaderamente yo
sufro
Por ustedes,
Oh mis hijos.
Porque fui yo quien los ha creado;
Yo los he redimido;
Yo he derramado
Mi preciosa sangre
Para ustedes
As pues, entonces,
Oh mi gente amada,
Acaso no ven
Cmo estoy:
Con mis pies
Clavados?
Cmo no ven
La soga que da muchas vueltas en mi cuerpo
con la que estoy atado,
Con la que me castigan
La Perfecta Belleza de mi Padre
Por ustedes?
Acaso no ven
Cmo estoy clavado en mi Santsima Cruz;
Que soy conducido
Por innumerables ngeles
Y serafines?
Estoy suspendido a dos cuadras
De la casa de mi patrn
Mientras les hablo
A ustedes.
[lneas 395-424]
En la sptima seccin, Juan de la Cruz describe cmo intercedi ante Dios en
nombre de los indgenas:
Y otra cosa
Que les mando a ustedes,
Mis amados,
Vosotros cristianos pueblerinos.
Vosotros mis hijos,
Vosotros padres.
Lo digo para que lo oigan todos los pequeos,
Y para que lo oigan todos los grandes yo lo ordeno.
Porque sabed,
Cristianos pueblerinos,
Que seis veces entr,
Seis veces por la noche,
En presencia de mi Padre,
En su Santa Gracia,
299
300
Porque todo
Me lo han hecho:
Me ataron ;
Me aplaudan;
Gritaban a mi espalda;
Me arrancaban la carne;
Me quemaban.
Todo lo que queran
5
Me lo hacan.
301
Acaso no ven
Cmo estoy clavado en la Santsima Cruz;
Que soy conducido
Por innumerables ngeles
Y serafines?
5
30 2
303
ciento de los curas seculares de la Mitra de Yucatn durante el siglo xix eran
de ascendencia maya. Atanasio Puc, quien se desempe como sacerdote del
culto de la Cruz Parlante hasta 1863, quiz recibi instruccin de un cura catlico; en mi opinin, es posible que sea l quien se oculta tras el seudnimo de
uan de la Cruz (vase el captulo viii). 7
J
Aunque es dudoso que la personificacin de Juan de la Cruz como Jesucristo
pueda clasificarse dentro de la categora escatolgica del "segundo advenimiento '
(Zimmerman, 1963:63), en cambio se vuelve comprensible de acuerdo con la
definicin que Wallace (1956:265) da acerca de un movimiento de revitalizacin. Al actuar como si fuera el Jesucristo nativo, Juan de la Cruz elude la necesidad de una jerarqua eclesistica dominada por los ladinos. En su proclama
a los habitantes de Chan Santa Cruz de 1850, hace que la Pasin de Jesucristo
adquiera sentido en funcin del conflicto tnico representado por la Guerra de
Castas. De esa manera crea una "cultura mucho ms satisfactoria", en la cual
Jesucristo se transforma en el protector personal de los indios en lugar de ser el
smbolo que enarbolan los opresores.
los disfraces usados por los monos datan de la dcada de 1860, es lgico pensa.r
que representan a los soldados ladinos quienes pusieron fin al culto de la Pasi&n
en Chamula, as como tambin a los judos en la versin bblica de la Pasin.
Slo en las comunidades que intervinieron en la Guerra de Santa Rosa o =n
aquellas prximas a Chamula, encontramos al personaje llamado pasin. Peor
ejemplo, figuran en las celebraciones que se realizan durante el carnaval, la Cuaaresma y la Semana Santa en Chenalh y Zinacantn, pero no en Amatenanguo,
Oxchuc o Tenejapa (Cmara Ba.rbachano, 1966:115-132, 169-171; Guiteras-Harlmes, 1961:96-97; Nash, 1970:224-229; Vogt, 1969:551-559). Los habitantes de
Chenalh desempearon un papel importante en la Guerra de Santa Rosa; mo
ocurri lo mismo con los zinacantecos, pero su municipio tiene una frontera coman
con Chamula, Amatenango, Oxchuc y Tenejapa, lo mismo que otras comunidadses
tzeltales, no intervinieron en dicho levantamiento ni tampoco sus tierras colindan
con Chamula.
El culto de la Pasin es ms completo y rebuscado que en otras comunidadaes
donde existen los pasiones. Todava en la actualidad los zinacantecos veneran una
estatuilla del Santo Sepulcro en su iglesia durante la Cuaresma y la Pascua de
Resurreccin, y el rito del carnaval en Chenalh tiene como ncleo principal urna
i magen llamada el Nazareno (Guiteras Holmes, 1961:97; Vogt, 1969:556-559_).
nicamente en Chamula, en donde se inici la Guerra de Santa Rosa, el nclaeo
ritual del carnaval y de la Semana Santa cambi del Jesucristo bblico a urna
representacin indgena, el pasin.
En contraste, en Amatenango, donde no existen los pasiones, "al parecer sats
habitantes no identifican a Jesucristo con ninguno de ellos, y muestran muy poaco
inters personal en su destino y en la representacin de la Pasin" (Nash, 19740:
228-229). La identificacin ms slida y estrecha de los nativos con Jesucristo
es la que puede observarse en Chamula, donde la crucifixin de un nio en el
Viernes Santo de 1868 dio a la representacin de la Pasin significado indgena.
304
3m5
CONCLUSIN
Los cabecillas de las rebeliones indgenas del siglo xix en los Altos de Chiapas
y en la pennsula yucateca trataron de revitalizar su cultura mediante una adaptacin de smbolos catlicos a la experiencia nativa. En ambos casos, se "indigenizt5"
el concepto de la Pasin: Jesucristo se transform en un indio, y "ladino' pas a
ser sinnimo de "judo". Dicho tema fue desarrollado en las tradiciones orales
y escritas de los cruzob y sus descendientes y en el ritual de Chamula. En el cateo
de X-Cacal, la persecucin de Juan, de la Cruz y otros cruzob por parte de soldadlos
ladinos se ha integrado el relato acerca de la Crucifixin. El hroe de la obra q,eue
representa la Pasin en Chamula es un salvador nativo, representado por el pasin,
en lugar del Jesucristo bblico.
Estos ejemplos confirman la esclarecedora teora de Anthony Wallace (195.6:
267) de que "acaso los mitos, las leyendas y los ritos son reliquias o vestigios.
de las doctrinas y la historia de cultos importados de revitalizacin, las circurris-
30 6
tancias de cuyo origen se han tergiversado y olvidado". En este captulo he tratado de demostrar que ciertas aparentes "deformaciones" del folclor de Quintana
Roo y del ritual de Chamula son "reliquias o vestigios" de la historia de los
movimientos de revitalizacin del siglo xix. Debido al hecho de que los historiadores no han sabido reconocer la importancia del tema de la Pasin en la
Guerra de Castas de Yucatn, injustificadamente han clasificado como "mticas"
(en el sentido de "ficticias") las tradiciones orales y escritas de los mayas o bien
han dicho que son "confusas" (Villa Rojas, 1945:100; Zimmerman, 1963:6970). De la misma manera, hasta hace muy poco (Bricker,
1973b), nadie se
haba dado cuenta de que el papel del pasin que se representa en Chamula y
en varias otras comunidades de los Altos de Chiapas probablemente se hubiera
inspirado en la Guerra de Santa Rosa. En otras palabras, una de las razones de
que el tema de la Pasin aparezca en la tradicin oral maya y en el rito es porque
los mayas lo convirtieron en parte de su propia historia.
del alboroto fue la coronacin de un rey indgena. Asimismo, en las dos ocasiones se atribuye el motivo de la rebelin al anhelo de los nativos en cuestin
por reconquistar su libertad mediante el restablecimiento de los seoros mayas
que los espaoles destruyeron en el siglo xvi.
En ambos casos, esta interpretacin est obsesionada por descubrir vnculos de
descendencia entre los aspirantes al trono nativo entre los siglos xviti y xix y los
gobernantes mayas anteriores a la conquista de la pennsula de Yucatn y de
los Altos de Guatemala. Los historiadores yucatecos tratan de demostrar que el pretendiente al reinado indgena de Quisteil adopt el nombre del ltimo soberano
de los itzaes con objeto de convencer a sus seguidores de que era aquel descendiente de los emperadores itzaes que el Chilam Balam profetiz que habra
de expulsar de la pennsula a los espaoles. El historiador guatemalteco Daniel
Contreras procura encontrar una lnea real de descendencia que le permita establecer un parentesco entre Atanasio Tzul y los antiguos reyes quichs, cuya existencia no puede demostrar. Los historiadores en ambas partes de la regin maya
afirman que los actos de entronizacin fueron realizados utilizando coronas de
los santos catlicos de las iglesias del pueblo.
Ambas insurrecciones ocurrieron durante el periodo colonial, cuando la jerarqua poltica -dentro de la cual el gobierno nativo de los pueblos ocupaba uno
de los lugares inferiores- tena como jefe supremo al rey de Espaa. Por esta
razn, lo mismo pudo haber ocurrido que los reinos nativos que segn los historiadores ladinos se crearon durante los levantamientos en Quisteil y en Totonicapan se basaran en el modelo colonial o bien en el antiguo esquema maya.
La documentacin que existe acerca del tercer movimiento indgena ocurrido en
la regin maya y durante el cual tuvo lugar la coronacin de un rey, es decir, la
revuelta de Cancuc de 1712, contiene abundantes pruebas de que los indios no
usaban instituciones aborgenes sino espaolas como modelo para su organizacin
poltica y militar (vase el captulo v). Adems, en ninguna de las rebeliones
mayas que tuvieron lugar luego que los criollos de Mxico y Guatemala se independizaron de Espaa, existe siquiera un indicio de intento de coronacin de un
rey nativo, a pesar de que la situacin social, poltica o econmica de los indios
,
no mejor para nada despus de las guerras de independencia.
Las autoridades espaolas que sofocaron las rebeliones de Quisteil y Totonicapan y los posteriores historiadores ladinos que trataron de interpretarlas, insisten en que las insurrecciones son, cuando menos desde el punto de vista temtico,
1
307
EL REY NATIVO
As pues, lo que los ladinos denominan "historia" no es otra cosa que la interpretacin de acontecimientos en trminos mticos. El mito de la pacificacin
clasifica tanto a las conquistas del siglo xvi como a la represin de las rebeliones
i ndgenas ocurridas despus como "reconquistas", estableciendo de esta manera
un vnculo metafrico entre ambas. Es compatible o congruente con el mito de
la pacificacin que los falsos pretendientes nativos al trono durante el periodo
colonial, tomaran como modelo a los soberanos mayas que fueron derrotados
durante la primera "reconquista" y no al monarca espaol.
El mito de la pacificacin est tambin implcito en el folclor ladino acerca
del conflicto tnico en la pennsula de Yucatn. La tradicin oral ladina (leyenda) difiere de la escrita (historia) fundamentalmente en su tratamiento de la dimensin temporal. Lo mismo en el folclor ladino como en la versin nativa, el
tiempo se superpone, confundindose los episodios de diferentes periodos, pero
aquello que se trata como equivalente e intercambiable vara en los dos casos.
Los ladinos confunden la rebelin de Quisteil de 1761 con la Guerra de Castas
de Yucatn de 1847-1901 e igualan a jacinto Canek con jacinto Pat.
En el Apndice B (Texto B-3) aparece un relato oral sobre la rebelin de
Quisteil que obtuve de un residente ladino de Sotuta. En este texto, el narrador sostiene que Cecilio Chi y jacinto Canek fueron contemporneos y que el primero era oriundo de Quisteil. Por sus referencias a Quisteil, por un lado, y a
(Miguel) Barbachano y (Santiago) Mndez, por la otra, resulta evidente que considera como contemporneos acontecimientos ocurridos en los siglos XVIII y xrx.
Ambas rebeliones estn vinculadas temticamente por la descripcin que hace el
individuo de la destruccin de Yaxcab, que, segn se afirma, fue propuesta por
Jacinto Canek en 1761, pero que en realidad fue llevada a cabo por los compaeros de jacinto Pat en 1853.
En cambio, los indios nunca cometen el error de confundir a jacinto Pat con
Jacinto Canek y de asociar a Cecilio Chi con la rebelin de Quiste. En efecto,
nunca mencionan la rebelin de Quisteil (e.g., Redfield y Villa Rojas, 1934:331;
Smailus, 1975:197-213; y Textos B-1 y B-2). Parece ser que la rebelin de
Quisteil tuvo muy poca importancia para los nativos, acaso debido a que es muy
posible que no haya sido otra cosa que una ria de borrachos.
Por su parte, los nativos a veces confunden la Guerra de Castas de 1847-1901
con otras guerras, sobre todo con el primer intento de independencia encabezado
por el padre Miguel Hidalgo y Costilla en 1810 (Simpson, 1967:209-217). Por
ejemplo, en Dzits, Yucatn, doa Nolberta afirma que "ste fue llamado el
tiempo de la libertad. Durante esta guerra, el cura Hidalgo, don Ignacio Zaragoza y don Benito Jurez salieron a pelear contra los indios de Santa Cruz y all
fueron muertos. ]esta es la razn de que se celebre el 15 de septiembre" (M.
Redfield, 1937:31). En realidad, la fecha que es fiesta nacional en Mxico es
el. 16, no el 15 de septiembre, que corresponde al aniversario del famoso Grito
de Dolores del padre Hidalgo: "Viva Nuestra Seora de Guadalupe! Viva la
Independencia!" (Simpson, 1967:211). Y a pesar de que Benito Jurez nunca
tuvo ocasin de visitar Santa Cruz, fue presidente de Mxico durante la turbulenta
dcada de 1860, cuando tuvo lugar la "intervencin" francesa en su pas y los
308
AGC,
309
310
cruzob todava seguan atacando a las poblaciones yucatecas (Simpson, 1967:270286; Reed, 1964:185-194). En otro texto, procedente de Chunhuhub en Quiny se
tana Roo, aparecen el padre Hidalgo y Cecilio Chi como contemporneos,
confunde a las tropas mexicanas que invadieron Santa Cruz en 1901 con soldados espaoles del periodo colonial (Smailus, 1975:201, 202-203). Norberto Yeh,
el hombre que fue patrono de la Cruz en Chanc en 1959 (Reed, 1964:277-278)
describe a jacinto Pat luchando contra el general Corts (Texto B-1).
Aparte del hecho evidente de que ambos hombres tenan el mismo nombre de
pila (lo cual, empero, nunca lleva a los nativos a confundirlos), acaso una de las
razones de que los ladinos caigan en el equvoco es que para ellos jacinto Pat
y ja cinto Canek tenan motivos similares para encabezar sus respectivas rebeliones. En abril de 1848, cuando las cosas iban mal para los ladinos en la Guerra
de Castas, el gobernador Barbachano trat de negociar la paz con jacinto Pat.
En el tratado figuraba un artculo por el cual jacinto Pat sera gobernador de
todos los jefes nativos y efectivamente su posicin sera el equivalente indgena
del gobernador de Mrida. Pat recibi el ttulo de Gran Cacique de Yucatn.
"Este ttulo estaba bordado en letras de oro en un estandarte de seda blanca que
se envi, junto con una impresionante vara de cargo, al cuartel general de jaen el jefe poltico
cinto en Peto' (Reed, 1964:89). Este ttulo converta a Pat
legtimo de todos los nativos de la pennsula, por ende comparable en posicin,
si es que no en nombre, a un rey indgena. En otras palabras, el gobernador
Barbachano actu en 1848 como lo hiciera en 1761 el gobernador Crespo, es
decir, basndose en el supuesto de que el mvil de la Guerra de Castas era el
deseo permanente que tenan los indgenas de ser gobernados por un miembro
de su propia raza y que, en este caso, Pat tena la ambicin personal de ser dicho
efe.4 Ello puede explicar por qu el folclor ladino acerca del conflicto tnico
trata a jacinto Canek y a jacinto Pat como estructuralmente equivalentes a intercambiables.
Otro ejemplo de la predominante obsesin de explicar la rebelin por el deseo
de tener un monarca indgena, es el rumor que cundi por todo Yucatn durante
el verano de 1847, en el sentido de que Cecilio Chi llegara desde la parte
oriental de la pennsula hasta Mrida para coronarse como rey de Yucatn (Molina Sols, 1921:2:20). Dicho rumor nunca se concret, y no existen pruebas
de que Chi haya jams pensado en ello.
Al escribir acerca de Yucatn de principios del siglo xix, un historiador, Howard Cline (1941:44n11), seala que "uno de los mitos ms persistentes en el
folclor de la historiografa de la Guerra de Castas es que los mayas por cierta
' memoria racial' mstica estaban influidos por las hazaas de sus antepasados",
y el historiador opone a esta concepcin
. . . los hechos tal como son descubiertos por la autntica investigacin, de los
4 Cuando Cecilio Chi escuch los trminos del tratado, se neg a someterse a l. Inmediatamente envi 1 500 hombres a Peto, donde agarraron a Pat de sorpresa y destruyeron la vara, el pendn y el tratado (Reed, 1964:89). Despus de ello ya nunca ms
volvi a hablarse de un gobernador indgena.
EL REY NATIVO
311
Aunque coincido con Cline en que algunos historiadores ladinos caen en el error
de explicar el mvil o las causas de varias insurrecciones nativas en funcin de
un concepto falso de "memoria cultural o racial" (e.g., Contreras, 1951:37-39),
no estoy de acuerdo con lo que afirma Stephens en el sentido de que los indgenas actuales no poseen ninguna tradicin histrica anterior al ao 1700. Todas
las copias conocidas de los Libros de Chilam Balam tienen partes aadidas correspondientes al siglo xix. Varias de ellas contienen pasajes histricos detallados
acerca del Katn 11 Ahau cuando tuvo lugar la conquista espaola (vase el captulo ii). Cuando menos, los propietarios de esos libros saban algo acerca de
los sucesos "que ocurrieron ciento cincuenta aos antes de nuestra poca [1843]"
Adems, los mayas que actualmente viven en la pennsula poseen tradiciones orales sobre la Conquista, que incuestionablemente no ocurri en este siglo. Algunos de ellos se interesan en particular en el tema del rey nativo. El siguiente
texto obtenido por Robert Redfield y por Alfonso Villa Rojas en Chan Kom
constituye un excelente ejemplo del tratamiento maya de dicho tema:
En otro tiempo haba dos reyes, uno de los dzulob y otro de los mayas. Lleg
el momento en que estos dos reyes
tuvieron que competir por el dominio de
Yucatn. Deban correr a caballo pasando por el aro en el muro de la cancha de pelota en Chichn [Itz], y el que llegara primero poseera todo Yucatn. Pero estaba predestinado que el rey de los dzulob no podra hacer pasar
su caballo por el aro, y que entonces el Mayab volvera a pertenecer a los
Mayas. Pero nada de esto pasara. Por alguna razn el rey de los dzulob
muri.. , en algn lugar, en Mrida o en Chichn, los dzulob cortaron una
cuerda, y de los extremos cortados brot sangre, y el rey muri. As ahora
slo est el rey de los mayas. Est oculto en alguna parte; algunas gentes dicen que est bajo tierra en Chichn. Y que algn da volver a salir. Los
ancianos solan decir, "Todava no ha llegado el momento", porque an el
ferrocarril no llega a Valladolid. Luego decan, "No es todava el momento,
porque an el ferrocarril no llega a Chichn". Cuando Felipe Carrillo lleg
a Pist, y a los otros pueblos, y les
dijo a las gentes que tendran la tierra
de los dzulob, y les prometi relojes, y herramientas, y alambre,
y escuelas,
y msica, la gente dijo que quiz el rey de los mayas haba por fin aparecido.
Tambin se deca que cuando el rey de los mayas volviera a salir, entonces
vendran los chac uincob [hombres rojos, i.e., los norteamericanos] [Redfield
y Villa Rojas, 1934:331].
Considero que en este mito aparecen confundidos cuando menos tres sucesos histricos diferentes: 1) la invasin de la pennsula yucateca por parte de los me-
EL REY NATIVO
xicanos del centro durante el periodo Posclsico, que los indgenas asocian con la
llegada de los itzaes; 2) la conquista espaola de los mayas yucatecos en 1542;
y 3) el periodo subsiguiente a la Revolucin Mexicana de 1910-1917, cuando
Felipe Carrillo Puerto, el gobernador socialista del estado de Yucatn hasta su
asesinato en 1924 (Sosa Ferreyro, 1969), se convirti en un hroe local para
los nativos de la pennsula. El primer caso del conflicto tnico es sugerido por
el escenario de la competencia, Chichn Itz, donde se establecieron los itzaes. El
segundo acontecimiento est implcito en la parte en que se dice "...y entonces
el Mayab volvi a pertenecer a los mayas". Y el tercer suceso es aludido explcitamente en la parte que habla de Felipe Carrillo. Empero, en este mito no aparece siquiera una alusin implcita a la rebelin de Quisteil, aun cuando su tema
es el rey nativo.
Los mayas han ampliado el significado del trmino dzul (Mu1) en cada poca
sucesiva, logrando de esta manera su adecuacin a cada nuevo caso o ejemplo
de conflicto tnico. En vsperas de la Conquista, esta palabra significaba "extrao o forastero" (Ciudad Real, 1929:288) y en algunos contextos se refiere
a los invasores mexicanos (Roys, 1933:22n3). Posteriormente a la llegada de
los espaoles, el trmino adquiri un nuevo sentido, "extranjero caucasiano". Los
mayas actuales lo usan para aludir a los ladinos, los herederos culturales de los espaoles. As, pues, en el contexto del mito, la palabra azul tiene el significado
,estructural atemporal de "miembro del grupo tnico forneo predominante".
Los tres sucesos histricos mencionados en el texto anterior se asocian en el
de Chan Kom con un mito acerca de la primera creacin cuando haba
31 2
313
En esta variante, tambin, el cordn umbilical es asociado con la conquista espaola ("hombres blancos y barbados") y con un concurso de carrera entre el conquistador y el conquistado. Esta versin del mito difiere de las otras dos en la
mencin que hace de Montezuma. Desde luego, es posible que se trate simplemente de una referencia al monarca azteca vencido por los espaoles aproximadamente en la misma poca en que lo fueron los mayas; sin embargo, tambin
puede ser una alusin al "pequeo Montezuma" que supuestamente fue coronado
en Quisteil. O acaso esta versin del mito se conoci en 1761, y Francisco Uex
adopt el nombre de Montezuma en un intento por demostrar que se cumpla
la profeca.
Entre los quichs, la historia acerca de sus reinos antiguos se conserva en las
tradiciones tanto orales como escritas, tales como el Popol Vuh (Edmonson, 1971)
y el Ttulo de los seores de Totonicapan (Chonay y Goetz, 1953). Al parecer,
el texto del segundo fue escrito en quich, 'usando el alfabeto latino, en 1554
(Chonay y Goetz, 1953:163). El manuscrito fue dado a conocer en 1834, catorce
aos despus de ocurrida la disputa sobre tributos en Totonicapan, por indgenas
de San Miguel, quienes
' Montezuma, el ms poderoso rey indgena de Mesoamrica en la vspera de la Conquista, parece haber sido un importante smbolo en varias rebeliones mayas. Los jefes de la
revuelta de Cancuc, de 1712, trataron de obtener apoyo para sus movimientos anunciando
que Montezuma iba a resucitar y ayudara a que los indios vencieran a los espaoles (AGI,
Guat., Leg. 293, segundo quaderno, folios 209, 218, 261, 326; Leg. 294, folio 188).
314
se dirigieron al gobernador provincial solicitndole que intercediera para obtener los servicios del cura de Sacapulas, Dionisio Jos Chonay, para traducir
al castellano el documento conocido hoy como el Ttulo de los seores de
Totonicapan. El padre Chonay realiz esa traduccin, y la tribu [sic] present
el manuscrito original y la traduccin al juez del tribunal local, pidindole
que "dos hombres inteligentes" lo examinaran y verificaran la exactitud de la
versin castellana. El juez accedi a este pedido y orden que la traduccin
se anexara al registro o acta del tribunal sobre instrumentos pblicos [Chonay
y Goetz, 1953:163].
Se desconoce si Atanasio Tzul estaba enterado o no de la existencia de este manuscrito (al parecer los nativos de Totonicapan no saban leer en su propio idioma).
Dos de los reyes quichs, Quicab Tanub Rey de Quich (Utatln) y Rey Tecum Uman (Xelahh), aparecen representados en Danzas de la Conquista que
se ejecutan en la actualidad en los Altos de Guatemala (Bode, 1961:213; vanse
las fotos 31 y 32). En 1957, Brbara Bode se enter de la existencia de diez
manuscritos sobre la Danza de la Conquista que se conservaban en cuatro pueblos del distrito de Totonicapan; San Cristbal, San Francisco el Alto, San, Andrs Xecul y Momostenango. Slo puede establecerse con cierta exactitud la fecha de la versin de Momostenango. Parece ser que fue escrita (o copiada de
un manuscrito ms antiguo) en 1894. Todas las versiones estn escritas en castellano.
El nico drama danzado que se conserva en la actualidad acerca de la Conquista escrito en quich es el Zaccicoxol. Hay varias copias de este manuscrito,
que abarcan fechas desde 1800 a 1875 (Gates, s.f.; Brinton, 1900:14, citado en
Carmack, 1973:170). A pesar de que, como lo seala Robert M. Carmack (1973:
171), el tema general de la danza es la conquista de Mxico por parte de Corts,
un rey quich desempea un papel predominante en el drama.
Adems de los manuscritos Zaccicoxol, existen pruebas en la documentacin
concerniente al litigio sobre tributos que tuvo lugar en Totonicapan, de que la
danza se ejecutaba durante la primera parte del siglo xlx: la casaca usada por
Tzul fue tomada prestada con el pretexto de que se la usara en una Danza de
la Conquista.6 Sin embargo, la disputa sobre tributos de 1820 no es uno de los
varios incidentes del conflicto tnico dramatizados en las versiones modernas de
dicha danza, lo cual coincide con la observacin hecha por Contreras (1951:49)
en el sentido de que "del efmero reino [de Tzul] no queda ni una sola tradicin
nativa". Quiz la razn de ello sea que el "efmero reinado" de Tzul fue una
ficcin y, por ende, no forma parte de los hechos histricos abarcados por el
drama danzado.
As pues, la historia de la Conquista era un hecho bien conocido por las comunidades indgenas de Yucatn y de los Altos de Guatemala durante los siglos
XVIII y xix, de manera que no hay necesidad de apelar a un concepto mtico
sobre cierta memoria cultural o racial para explicar el conocimiento que los nativos tenan sobre sus antiguos reinos o imperios. Lo que verdaderamente intee AGC, A1.5480, Leg. 47155, folio 26.
316
resa no es la fuente de las ideas que los indgenas tenan acerca de lo que era
una monarqua, sino si en efecto Canek y Atanasio Tzul fueron reyes indgenas.
El concepto sobre la dignidad real pudo provenir de la tradicin oral o del modelo contemporneo ejemplificado por el rey de Espaa. La insistencia de los
historiadores locales de que esos hombres trataban de revivir los antiguos imperios
mayas de sus antepasados es comprensible en funcin del mito de pacificacin,
pues para justificar la descripcin que ellos hacen respecto de los esfuerzos por
sofocar los movimientos de Canek y de Tzul como "nuevas reconquistas", primero era necesario tratar de establecer, sobre bases lgicas, si es que no empricas, un vnculo histrico con las primeras "reconquistas".
En 1942-1943, el profesor Sol Tax y un grupo de estudiantes mexicanos de antropologa realizaron una investigacin de campo en Zinacantn (Vogt, 1976:192). Calixta
Guiteras-Holmes llev a cabo un trabajo de campo en San Pedro Chenalh en 1944, 1953
y 1955-1956, y en Cancuc en 1944 (1946a, 19466, 1961:1-5). Ricardo Pozas Arciniega
trabaj en Chamula durante 1944 (1944, 1959). Fernando Cmara Barbachano estuvo investigando en Tenejapa durante 1943-1944 y en San Miguel Mitontic durante 1944 (1946a,
19466). William R. Holland trabaj en San Andrs Larrainzar en 1956, 1957 y 1959-1961
(1963:i). Y los miembros del Proyecto Harvard de Chiapas bajo la direccin del profesor
Evon Z. Vogt han estado trabajando en Zinacantn continuamente desde 1967, y ms
recientemente en Chamula.
317
318
sos, se formul una ideologa poltica etnocntrica slo despus de que las autoridades ladinas trataron de sofocar los movimientos religiosos. Ello implica que
de no haber querido los ladinos suprimir los nuevos cultos religiosos, los indgenas no se habran insurreccionado. Con todo, resulta difcil demostrar esta teora porque los historiadores no mencionan ningn movimiento religioso indgena
que las autoridades no hayan tratado de sofocar; presumiblemente, hicieron esto
con todos los movimientos nativos que fueron de su conocimiento. Por lo tanto,
la nica manera de demostrar la hiptesis es observando lo que ocurre en el presente etnogrfico.
Los movimientos religiosos que he descrito fueron inspirados por hechos milagrosos: el sudor de estatuillas de santos en una iglesia de pueblo, apariciones de
la Virgen, la cada de piedras parlantes desde el cielo. En todos los casos los
milagros eran seguidos por la construccin de capillas en homenaje al santo que
sudaba, a la visitacin de la Virgen o a las piedras parlantes. Las capillas se
constituan en el lugar sagrado de los nuevos cultos religiosos.
En la actualidad existen dos tipos de movimientos religiosos en los Altos de
Chiapas que evidentemente se basan en el mismo esquema. De estos movimientos, los ms notables son los cultos de los santos parlantes, muy comunes en Zinacantn, San Pedro Chenalh y San Andrs Larrainzar. El otro tipo de movimiento, respecto del cual slo pude recabar datos de Zinacantn, constituye parte
de un esfuerzo por desafiar la autoridad poltica y religiosa indgena del municipio construyendo capillas y fundando cultos de santos en los caseros.
CULTOS DE LOS SANTOS PARLANTES
Los santos parlantes reciben diferentes nombres en los Altos de Chiapas. En Zinacantn se les llama hk'opohel riot, "santo parlante", o bien kutul riot, "santo
En Zinacantn, el olbjeto del culto puede ser un cuadro de un santo, una imagen catlica o incluso luna piedra, que el poseedor del santo (yabval riot) afirma
haber encontrado en una cueva (Apter, s.f:I:, Collier, 1973:118-119; Vogt,
El santo, sea cual fuere su forma o material, por lo general se guar1969:365).
da en un pequeo cofre de madera que se coloca en el altar domstico de su
dueo (Collier, 1973:118-119; Vogt, 1969:365).
Como los chamanes; (h?ilol), los santos parlantes se ocupan principalmente
de curar enfermedades (Collier, 1973:118; Vogt, 1969:365). Algunos dueos de
santos parlantes de Ziinacantn son tambin chamanes (Silver, 1966:470); los
chamanes de la catego>ra superior de San Andrs Larrainzar son aquellos que
poseen santos parlantes; (Holland, 1963:175, figura 15, 200). Pero tambin como los chamanes, los :santos parlantes no slo hacen el bien sino que tienen la
capacidad potencial de causar dao, pues constituyen un canal de comunicacin
entre los mundos humano y sobrenatural (Collier, 1973:119; Vogt, 1969:474).
Los poderes y las riesponsabilidades de los santos parlantes derivan de su estrecha relacin con el submundo. Se les considera particularmente eficaces
para diagnosticar y curar casos de brujera en que la vctima ha sido vendida
a la Tierra, pero los que no son miembros de la familia de la vctima temen
que el santo pueda recobrar el alma de su paciente sustituyndola por una
vctima inocente que sea enviada a trabajar en las fincas subterrneas. Algunos tambin temen que los que poseen santos parlantes practiquen abiertamente
la brujera, aceptandlo dinero para vender un alma al Seor de la Tierra [Collier, 1973:119].
As pues, como ocurre con los chamanes, los que poseen santos corren el riesgo
de ser acusados de brujera (Collier, 1973:137-138; Vogt, 1969:474).
En Zinacantn, quienes creen en la eficacia de las curas de santo lo visitan cada vez que enferman. Toda consulta tpica comienza con el paciente colocando
dinero, velas o ron sobre el altar junto al cofre del santo, y luego dirigindose
a l para describirle los sntomas de la enfermedad. En algunos casos, el santo
responde golpeando el interior del cofre, y el dueo interpreta dichos golpes y
comunica al paciente su significado. En ocasiones, el santo habla" directamente
con el paciente. En otros, slo el propietario oye lo que el santo dice y transmite
el mensaje al enfermo (Apter, s.f.:2; Silver, 1966:469).
Cuando un santo parlante logra curar a su paciente, atrae a numerosos fieles:'
Por el contrario, cuando el enfermo no queda satisfecho con la "cura" querr
que le devuelvan su dinero. El procedimiento normal de reparar el error consiste en llevar el caso ante el tribunal. La vctima se presenta ante el presidente
del municipio, acusa al dueo del santo de fraude y le pide a la autoridad que
obligue al hombre a devolverle su dinero. El presidente enva a sus policas para
que aprehendan al propietario del santo, quien por lo general se presenta sin el
cofre que contiene el santo y entonces es enviado de vuelta a, su casa acompaado
de un agente policaco para recoger el cofre. Cuando vuelve, el presidente le
pide que haga hablar al santo. "El 'santo parlante' nunca le habla al presidente,
despus de lo cual el cuadro o la estatuilla son confiscados y su propietario en-
320
321
cional de poder, pero en el caso de Zinacantn la socava y desafa (Collier, comunicacin personal).
Los actuales cultos de santos parlantes en Zinacantn, San Andrs y Chenalh
se parecen en varios aspectos a las primeras etapas del culto creado por Pedro
Daz Cuscat y Agustina Gomes Checheb en 1867. En primer lugar, en todos
los casos los objetos de culto incluyen piedras o estatuillas de arcilla que presumiblemente "aparecieron" en lugares remotos en los cuales no haba otros testigos
fuera del descubridor. Los objetos son llevados a la casa del que los ha descubierto y colocados en cofres de madera sobre altares, desde donde se comunican
mediante golpes o, en algunos casos, hablando directamente. Los creyentes que
desean or las palabras del santo llevan ofrendas de comida, velas, alguna bebida
alcohlica o dinero. Por lo general el patrocinador del culto se queda de pie
junto al altar con objeto de poder interpretar los golpes o palabras del santo
y comunicar a los oyentes, su sentido. Tambin puede celebrar fiestas en honor
del santo.
En el caso chamula del siglo xix, las fuentes histricas no citan ninguno de los
mensajes de las piedras parlantes, como tampoco esclarecen la funcin originaria
del culto. Desde luego, testigos ladinos, periodistas e historiadores han considerado las piedras parlantes como una farsa, y por lo tanto lgicamente se
inclinan a atribuir a Cuscat las instrucciones dadas por las piedras. Por ejemplo, Pineda (1888:74) afirma que fue Cuscat quien dijo que las copiosas lluvias
de 1868 fueron enviadas por los santos porque la gente no crea en las imgenes
del culto. Empero, Cuscat pudo asimismo haber usado las piedras parlantes como
vehculos para ese y otros mensajes. En otras palabras, es posible que las piedras
parlantes de Cuscat tuvieran la funcin de interceptar un desastre natural, que
constituye una funcin ocasional de los actuales santos parlantes.
El tratamiento que en la actualidad se da a los propietarios de santos parlantes en Zinacantn se asemeja mucho a la manera como Cuscat fue tratado en
1868. Lo diferente en la situacin actual es que son funcionarios indgenas en
lugar de ladinos quienes confiscan los santos. Otra diferencia es que las autoridades polticas zinacantecas pueden creer en la existencia de santos que hablan,
aun cuando duden de la credibilidad de santos concretos (Collier, 1973:118;
Vogt, 1969:365-366).
En general, los santos parlantes tienen mala fama porque resulta muy difcil
distinguir a los verdaderos de los falsos. En su mayora los zinacantecos creen
que existen santos verdaderos, pero tambin estn conscientes de que hay personas inescrupulosas que colocan piedras comunes en cofres pretendiendo que
poseen poderes extraordinarios. Dada esta ambigedad respecto de la credibilidad de determinados santos parlantes, toda persona puede aceptar o negar
las supuestas acusaciones de un santo dependiendo del hecho de que haya
decidido creer o no en ellos. Los santos "fraudulentos" son tambin temidos
y odiados como omnipresentes alborotadores, pues sus falsas acusaciones de
brujera provocan rias entre parientes o amigos [Collier, 1973:119].
322
sus curas, no llamen la atencin ni siquiera de las autoridades nativas. Por otra
parte, resulta significativo el hecho de que al parecer no se obstaculice en San
Andrs la proliferacin de los cultos de santos parlantes, y que no se hayan transformado en conflictos tnicos. Ello sugiere que es la intervencin exterior lo que
convierte a los cultos de santos parlantes en rebeliones, y que dicha transformacin no se debe a ninguna caracterstica intrnseca de los cultos mismos. Lo
diferente respecto del movimiento de Cuscat fue la amenaza econmica que la
instalacin del mercado en Tzajalhemel represent para los comerciantes ladinos
(Molina, 1934:368n9). Empero, no existen pruebas de que dicho mercado tuviese por origen el propsito de competir con tenderos ladinos. Al principio, las
multitudes atradas por el mercado fueron una fuente potencial de conversos para
el nuevo culto y slo indirectamente (mediante las contribuciones a dicho culto)
fueron una fuente lucrativa para Cuscat (Molina, 1934:366). Es lgico que,
transcurrido un tiempo, aparecieran vendedores atrados por las grandes multitudes de indgenas que llegaban a Tzajalhemel para venerar a Santa Rosa. El
perjuicio que dicho culto caus a los comerciantes ladinos fue real pero probablemente no fue intencional.
324
Cancian (1965) ha demostrado que los zinacantecos y sus familias obtienen prestigio al participar en el sistema de cargos. Cuantos ms cargos ocupa un hombre,
ms respeto recibe del resto de la comunidad. Como las oportunidades de ocupar un cargo se limitaban al centro ceremonial, ste dominaba la vida religiosa
del municipio.
En 1954 se construy una capilla en honor de la Virgen de Guadalupe en el
casero de Navenchauc. Ocho aos despus, se levant otra en Aps para el culto
de Esquipulas. Transcurridos otros siete aos, los habitantes de Nachig erigieron
una capilla para venerar a la Virgen de Ftima, y en 1971, es decir, apenas dos
aos despus, otras dos ms se construyeron en diferentes caseros zinacantecos,
una en Past y la otra en Sequemtic (Vogt, 1976:194-195; vase el mapa 9).
Para las dos nuevas capillas se crearon cargos especiales correspondientes al
nivel inferior de la jerarqua religiosa en el centro ceremonial. En Navenchauc,
dos mayordomos patrocinan las ceremonias en honor de la Virgen de Guadalupe.
El culto de Esquipulas en Aps es patrocinado por dos mayordomos y dos mesoneros, como ocurre con el culto del Seor de Esquipulas en el centro ceremonial
(Cancian, 1965:36). En Nachig, Past y Sequemtic, en donde no existen cargos,
"las obligaciones ceremoniales permanecen firmemente arraigadas en los comits
eclesisticos, dirigidos por presidentes del templo, secretarios y tesoreros electos"
( Wasserstrom, 1974:15-16).
Los seis nuevos cargos proveen un medio alternativo de lograr prestigio que
no requiere trasladarse al centro ceremonial. Ms importante an es el hecho de
que esos cultos locales permiten a los caseros tener un centro religioso y depender menos, en sentido espiritual, del centro ceremonial. Al parecer, la construccin de capillas es parte de una tendencia general hacia una mayor autonoma
de las poblaciones y a menudo el mvil es de carcter poltico, tanto como religioso (Vogt, 1973:112; Wasserstrom, 1970:53-55).
Segn Vogt (1969:352), "el origen de la fundacin de... [la] iglesia [en
Aps] fue un sueo, y acaso todas las capillas alejadas del centro hayan tenido
por origen los sueos de ancianos en los diferentes caseros". El siguiente texto
describe el sueo que dio origen a la capilla de Aps:
En Aps vive un hombre que fue mesonero. Nuestro Santo Padre Esquipulas.
le dijo en un sueo que deban construirle una capilla all en Aps. Result
cierto; result cierto. "Primero ellos deben comprar la imagen para ser instalada. Luego Nuestro Seor se va a instalar l mismo', dijo el hombre, que
viva all en Aps. Sus vecinos le creyeron. Construyeron la capilla.
325
Lo que diferencia a este episodio de los movimientos religiosos contemporneos en Zinacantn es el hecho de que las autoridades ladinas no han tratado
de prohibirlos o suprimirlos. Por el contrario, en algunos casos el obispo ladino de
San Cristbal de las Casas en realidad ha alentado la construccin de capillas
en los pueblos de Zinacantn. La ms reciente, la capilla que se construy en
Navenchauc, fue levantada luego que el clero catlico expuls a un misionero
protestante y a su familia de dicho casero (Vogt, 1969:164). Cuando los habitantes de Aps decidieron levantar su propia capilla, consultaron con el obispo
acerca de la clase de imgenes que deban comprar y, segn un informante, fue
l mismo quien sugiri la construccin de una capilla en Nachig. Ello se debe a
que tiene inters en apoyar estos movimientos, pues en su papel de consultante
puede influir en la organizacin del culto.
Nadie ha sugerido que la construccin de capillas indgenas en los poblados
rel-. aente una amenaza para el grupo tnico ladino. En realidad, son ellos los que
tienen ms probabilidades de beneficiarse econmicamente con esos cultos, pues
les venden a los nativos imgenes de santos, parafernalia ritual y materiales
de construccin. Dichos movimientos representan un acto de rebelin en contra de la centralizacin de la autoridad indgena en el centro ceremonial, y no
contra las autoridades ladinas establecidas en San Cristbal de las Casas.
En suma, los actuales movimientos de construccin de capillas en Zinacantn
son muy similares a los cultos de la Virgen surgidos a principios del siglo xvili.
Hoy, como en el pasado, los nativos se interesan en lograr que la religin catlica sea ms pertinente o adaptada a su situacin local. Antao, el clero pensaba
que esos movimientos eran una amenaza para su autoridad. Hoy, las autoridades
eclesisticas los consideran como una oportunidad para guiar a los nativos hacia
una forma ms ortodoxa de catolicismo. Mientras que en el siglo xviii los curas
ladinos se opusieron a los cultos de la Virgen y el resultado fue el conflicto
tnico, en la actualidad el obispo alienta estos cultos, con lo cual logra mejorar
sus relaciones con los indgenas.
CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD CULTURAL
Acala
Chiapilla
atenango
Carranza
Comitn
Hacia Guatemala
M-
E-zC
328
pleto. Es slo a partir de 1942 que los etngrafos han estado recabando informacin que pueda explicar la aparente continuidad de la cultura entre gentes "incultas" durante tan largo tiempo.
Los etngrafos han demostrado que los cultos de santos parlantes son bastante comunes en los Altos de Chiapas. Por ejemplo, en Zinacantn continuamente
se descubren nuevos santos parlantes a medida que son confiscados los ms antiguos. Estos cultos no slo son parte de la herencia cultural de los indios, sino
tambin de su ambiente cultural cotidiano. Constantemente se enteran de la existencia de los cultos por la chismografa y el folclor. El conocimiento acerca de
los santos parlantes se transmite de la misma manera que otras tradiciones culturales: por medio de la comunicacin verbal y la experiencia personal. Los nuevos propietarios de santos parlantes saben qu hacer con sus "hallazgos", por
haber observado el comportamiento de otros dueos de santos parlantes, o bien
por haber escuchado conversaciones en las que esas cuestiones se analizan minuciosamente (vase Haviland, 1977:4). A pesar de que la cantidad de santos parlantes en Zinacantn, Chenalh y San Andrs parece variar de tiempo en tiempo,
presumiblemente nunca han desaparecido del todo de estas comunidades en los
ltimos aos. Ello sugiere que dichos cultos no son revitalizaciones de antiguos movimientos, ni que sea necesario apelar a una teora acerca de la "memoria
racial" para explicarlos. Tampoco hay ninguna necesidad de afirmar que los propietarios de santos parlantes han ledo la historia de Pineda sobre las rebeliones
de Cancuc y Chamula. Si siempre han existido esos cultos, entonces los indgenas que desean patrocinar nuevos no necesitan retroceder mucho en el tiempo
para encontrar un modelo.
Constituyen los cultos de santos parlantes una supervivencia de alguna tradicin maya antigua? Hasta aqu, he tratado de analizar los Altos de Chiapas
nicamente tomando en cuenta sus propios antecedentes histricos, y no existe
ninguna evidencia de que los indgenas mayas de esta regin anteriores a la Conquista creyeran en dolos parlantes. Por otra parte, ese tipo de tradicin al parecer existi en la pennsula tanto antes como despus de la Conquista, y en
muchos sentidos, el culto de la Cruz Parlante de Chan Santa Cruz es asombrosamente parecido a los cultos de los santos parlantes de los Altos de Chiapas. El
ms famoso de esos cultos precolombinos fue el dolo parlante de Cozumel:
Antiguamente todo este pas y los indios iban normalmente a la isla nombrada
para adorar a cierto dolo que tenan en unos edificios y que veneraban mucho; iban a la isla nombrada para adorar al mencionado dolo como si fueran
a obtener perdones porque iban desde Tabasco y Xicalango y Champotn y
Campeche y desde otros pueblos distantes, ellos venan para ver y para adorar
al dolo nombrado y en esos edificios donde dicho dolo estaba, donde lo
tenan y haba un anciano indgena a quien llamaban Alquin [Ah Kin], que
en nuestra lengua significa clrigo o sacerdote. Y los indios iban a ver al
dolo a hablar con el susodicho Alquin y le decan por qu iban y lo que deseaban. Y ese anciano, Alquin, hablaba con el dolo y con el demonio que
ellos decan tena dentro; responda a todo lo que se le preguntaba 'y l les
deca todo lo que deseaban y ese anciano indio, Alquin, contestaba la res-
puesta que el dolo les daba a ellos... y este dolo se llamaba Ischel
[Relacin de Yucatn, citado en Tozzer, 1941:109n]. Este dolo se encontraba en
el templo cuadrado ya mencionado. Era muy especial y diferente de los otros;
su material era arcilla cocida; era una estatuilla de gran tamao, hueca, unida
a la pared con argamasa. A su espalda haba una especie de sacrista, en
la que los sacerdotes tenan una pequea puerta oculta que se abra en la espalda
del dolo. En l entraba uno de los sacerdotes, y desde all responda a las
preguntas que se le hacan. Los infelices tontos crean que el dolo les hablaba y daban crdito a lo que se les deca; y as, lo veneraban ms que a
los otros con diferentes ofrendas: sacrificios de sangre, aves, perros y en
ocasiones incluso hombres. Puesto que, como ellos lo crean, el dolo siempre
les hablaba, venan de todas partes en grandes cantidades para consultarle y
para pedirle ayuda en sus dificultades [Lpez de Cogolludo, 1688: Libro 4,
captulo 9, citado en Tozzer, 1941:109n].
Los itzaes de Tayasal tambin tuvieron un dolo parlante hasta 1697, fecha en
que fueron conquistados por los espaoles (Villagutierre Soto-Mayor, 1933:387).
Es posible que se hayan practicado en secreto, como ocurre hoy en Zinacantn,
otros cultos de dolos parlantes que salieran a la luz varios cientos de aos ms
tarde durante la Guerra de Castas (Reed, 1964:134).
A pesar de que acaso estos movimientos representan la supervivencia de algunas tradiciones mayas antiguas, no son exclusivamente mayas en cuanto a su composicin. Desde luego que los cultos de santos constituyen una parte aceptada
de la tradicin catlica. No todas las apariciones de la Virgen han sido denunciadas como "milagros falsos" por las autoridades eclesisticas (Ahlstrom, 1972:
51n; Braden, 1930:302-307; Madsen, 1957:136). La Virgen puede hablarle a
quien la contempla durante una visitacin. En este sentido, los cultos de la Virgen de Santa Marta y Cancuc fueron notoriamente catlicos.
Las visitaciones de santos son tambin el mvil de los movimientos de construccin de capillas en Zinacantn. Empero, a diferencia de los cultos de los
santos parlantes, estos movimientos son al parecer un fenmeno relativamente
reciente. Hasta donde llegan nuestros conocimientos, ninguno tuvo lugar entre
la primera dcada del siglo actual y el ao 1954. Por lo tanto, quienquiera
haya sido responsable del movimiento ocurrido en Navenchauc no pudo tomar
modelo un movimiento ya existente. Por el contrario, el folclor zinacanteco abunda en precedentes de ese tipo de movimientos. El esquema ha sido copiado de
mitos de gnesis asociados con las iglesias en el centro ceremonial. De acuerdo
con uno de dichos mitos, la iglesia de San Lorenzo fue construida cuando el santo
se les apareci a los zinacantecos para ordenarles que le construyeran una iglesia
(Vogt, 1969:356). San Sebastin hizo su aparicin en una fecha posterior y
pidi algo similar (Vogt, 1969:326-330, 357-360). Se afirma que la capilla de
Salinas, la primera que se construy en este siglo, fue inspirada por una visitacin de la Virgen (Laughlin, 1977:196-201; Wasserstrom, 1970: Apndice IV).
As, pues, podemos llegar a la conclusin de que es posible que de la tradicin
oral derive un esquema o modelo para estos movimientos de revitalizacin religiosa que, a su vez, generan nuevo folclor con la misma estructura.
nativismo". Linton (1943:230) define el "nativismo" como "todo intenta consciente organizado de los miembros de una sociedad por revivir o perpetuar determinados aspectos de su cultura". Esta definicin evidentemente describe el
motivo que los espaoles y los ladinos han citado como causa de las rebeliones
indgenas.
Edmonson (1960) seala que el nativismo es una
etapa particular del fenmeno general de etnocentrismo. Arraigado en este
proceso por el cual todos los grupos humanos se definen a s mismos por contraste con otros grupos, el nativismo es la manifestacin autoconsciente del
etnocentrismo en uno de sus aspectos ms tajantemente definidos y exclusivos
o divisivos [1960:184].
Edmonson sostiene que el exagerado etnocentrismo con que los mayas contemporneos enfrentan al mundo no caracterizaba a su cultura en los tiempos primitivos,
sino que se les impuso poco a poco durante el periodo colonial:
. . . los espaoles subrayaron cada vez ms las diferencias tnicas y raciales entre
ellos y los indios, y en su legislacin impusieron una unidad jurdica terica
respecto de la vida aborigen que concordaba con el pensamiento espaol pero
no con la realidad de los indios. A estos ltimos se les exiga una vestimenta
distintiva, el pago de tributos, derechos legales que se diferenciaban de los
de otros sbditos, y su posicin dentro de la economa colonial estaba limitada
y controlada. Y una nueva concepcin social -la de las castas- adquiri importancia e incluso lleg a predominar en la vida colonial [1960:185].
As pues, de acuerdo con la perspectiva o concepcin espaola acerca de la sociedad colonial, las gentes se dividan en dos grupos tnicos caractersticos: los
indios y los espaoles. Esta clasificacin pasaba por alto las diferencias entre
los grupos indgenas y dentro de las mismas comunidades. Todo acto agresivo
de un nativo contra un espaol automticamente era interpretado como expresin de rebelin de todos los indgenas en contra de todos los espaoles, y lo
mismo suceda en lo referente a cualquier intento de un nativo por poner en
tela de juicio la legalidad de un acto realizado por un espaol o por otro indgena
en nombre de las autoridades coloniales. En Quisteil, el asesinato de Diego Pacheco y las muertes de Tiburcio Cosgaya y sus hombres se interpretaron como el
inicio de una insurreccin indgena general, mientras que el homicidio de un
330
33 1
nativo en esa ocasin haba sido considerado como consecuencia sin importancia
de una ria de borrachos (captulo vi). De manera similar, a pesar de que la
hostilidad de los nativos en Totonicapan se concentraba en miembros de su propio grupo tnico, las autoridades coloniales interpretaron la disputa sobre si legalmente proceda que se siguieran recolectando los tributos reales, como una rebelin potencial contra los espaoles (captulo vu).
Esta creencia en la solidaridad tnica ceg a los conquistadores y a sus descendientes impidindoles ver que exista una divisin considerable dentro de la
tribu o comunidad indgena. Edmonson (1960:189) sugiere que "para muchos
o para la gran mayora de los indgenas el etnos subjetivo muy probablemente
fuera un clan, una aldea, un culto o un linaje" en lugar de "actitudes anlogas
a los sentimientos europeos de nacionalidad". Esto es particularmente vlido para
el Zinacantn actual, en donde existe un fuerte sentido de "etnocentrismo consanguneo" (1960:189) i mplcito en las burlas y la chismografa.
En Zinacantn, el individuo es el objeto o punto de referencia de la clasificacin social. El ego pertenece a la siguiente serie concatenada de grupos que aumentan gradualmente de tamao y lejana: el grupo domstico, el linaje, el casero, el distrito, el grupo tnico (indgena) y la nacionalidad (mexicana). Cada
uno de ellos contrasta con otros grupos taxonmicamente equivalentes en los cuales el ego no constituye un miembro.
El individuo o ego considera a los miembros de otros grupos domsticos pertenecientes a su linaje como "mejores" que los de otros linajes, a los miembros
de su propio casero como "mejores" que los habitantes de otros caseros, etctera. El individuo se burla de las gentes diferentes de 1. Se mofa de los
zinacantecos de otros caseros cuando pronuncian palabras de manera distinta o emplean un vocabulario un tanto diferente. Asimismo son motivos ae mofa las costumbres, las maneras de vivir y los hbitos distintos de los indgenas procedentes
de otros distritos. Los zinacantecos convierten en objeto de burlas a gentes que no
son nativas, tales como los ladinos, porque tienen el cuerpo velludo, emanan
un olor fsico caracterstico, y poseen valores distintos (vase Bricker, 1973n:
158-166). El linaje es probablemente el grupo "tnico" con el que ms estrechamente se identifica el individuo.
En Zinacantn, el etnocentrismo se expresa con gran fuerza al nivel del casero. En los ltimos aos, varios de ellos han construido sus propias capillas, oficinas administrativas y crceles, en un esfuerzo por depender cada vez menos en
los aspectos poltico y religioso del Ayuntamiento y de las iglesias ubicadas en el
centro ceremonial (captulo xu1). Al parecer, estas novedades son de origen popular, aunque el obispo ladino de San Cristbal de las Casas presumiblemente
fue consultado respecto de la construccin de las capillas. Es posible que con el
tiempo estas nuevas capillas construidas en los caseros, junto con sus respectivos
cultos de santos, compitan con las iglesias del centro ceremonial al punto de que
los zinacantecos lleguen a perder inters en el sistema de cargos, que ha sido
la principal institucin que ha permitido la integracin de la vida religiosa de la
comunidad. Empero, Vogt (1969:271) interpreta el surgimiento de estos cultos
de santos en los caseros como una reaccin ante la presin ejercida por el cre-
cimiento de la poblacin y la enconada competencia por ocupar los puestos existentes dentro de la jerarqua religiosa en el centro ceremonial, ms que como expresin del deseo de adquirir mayor autonoma religiosa.
En Zinacantn existen dos grupos polticos principales. El minoritario se concentra en Nachig, un casero que ltimamente construy una capilla y que tambin amenaz con separarse del municipio. Segn lo establece la legislacin
mexicana, la poblacin mnima requerida para constituir un municipio es de cuatro mil habitantes, y ningn casero de Zinacantn se acerca siquiera a este
requisito, a pesar de que es posible que ms adelante Nachig alcance esa poblacin. Todos los esfuerzos por lograr la total autonoma poltica en estos momentos
significara intensificar lo que en esencia es el etnocentrismo interno de la comunidad para llegar a una confrontacin intertnica, puesto que son los ladinos
quienes determinan la clasificacin de la comunidades. Por el momento, los caseros zinacantecos se han conformado con expresar sus caractersticas tnicas mediante capillas y oficinas administrativas propias.
Las divisiones tnicas representadas por los caseros de Zinacantn se reflejan
en leves variaciones en el habla (fonologa y lxico) y en el traje (tales como
el ancho de las franjas en las tnicas de los hombres y en los chales o rebozos de las mujeres) y en su reciente identificacin con los santos patronos del casero para los cuales se han construido capillas. Empero, en el plano del municipio,
las diferencias tnicas son muchsimo ms pronunciadas. En cada uno de ellos
existe un traje distintivo que separa visiblemente a sus miembros de los indgenas de otros municipios. En los Altos de Chiapas se hablan cinco lenguas mayas
(tzotz, tzeltal, tojolabal, chol y lacandn) y en cada municipio se habla un dialecto diferente de estas lenguas. Ms importante acaso sea el hecho de que prcticamente los municipios son endgamos; en los pocos casos en que un hombre
se casa con una mujer de otro municipio, la esposa adopta la vestimenta y las
costumbres del grupo de su marido.
As pues, en los Altos de Chiapas el etnocentrismo tiene un significado mucho
ms amplio que el de simple divisin de indgenas y ladinos. Tiene tambin el
sentido de un linaje contra otro, un casero como opuesto a otro casero y un
municipio versus otro municipio. Nunca, o muy excepcionalmente, los zinacantecos y los chamulas han estado unidos por una causa comn, ni siquiera cuando
se trataba de luchar contra los espaoles durante la Conquista (captulo Iv). La
revuelta de Cancuc de 1712 no recibi el apoyo de todas las comunidades tzeltales o tzotziles (captulo v). Y a pesar del hecho de que, segn afirman los
ladinos, Cuscat apel a las diferencias de sangre, lenguaje y tradiciones entre
los blancos y los indgenas, no todos los chamulas se unieron a l para oponerse
a los ladinos (captulo Ix).
En la pennsula de Yucatn, los espaoles aprovecharon las ancestrales hostilidades que existan entre los grupos polticos mayas para llevar la conquista a
su triunfo final (captulo II). Un nmero considerable de pueblos indgenas no
enviaron tropas para ayudar a Quisteil en 1761 (captulo vI). Y en 1847 haba
dos grupos de mayas: 1) los de la parte occidental de la pennsula, quienes haban aceptado el dominio espaol, y 2) los que habitaban la regin oriental y
que en fecha posterior fueron sometidos a la explotacin espaola (vanse el captulo VIII y el Texto B-3). Muchos de los mayas occidentales ofrecieron sus servicios al ejrcito de los blancos a pesar del hecho de que de vez en cuando, cegados
por el temor y la histeria, los ladinos olvidaban la diferencia entre mayas pacficos y rebeldes y los mataban indiscriminadamente (Reed, 1964:63-64, 102-103).
Y aun cuando Juan de la Cruz hablaba, como idealista, de los nativos luchando
por una causa comn en contra de los enemigos blancos, los mayas rebeldes tuvieron que obligar a los de occidente a unirse a sus filas (Reed, 1964:102).
Cuando menos en una ocasin, los rebeldes asesinaron a los sirvientes mayas junto
con sus amos ladinos, llamndolos "lamedores de platos" y "perros de los hombres blancos" (Reed, 1964:65).
Por consiguiente, es necesario establecer la diferencia entre nativismo panindgena, al cual apelaban los espaoles para explicar las rebeliones de los indgenas, y los etnocentrismos locales que, en realidad, impedan la unidad de los
nativos. Existe, pues, aparte del mito de pacificacin, un mito sobre la solidaridad tnica, que tambin est implcito en las interpretaciones nativistas espaolas y ladinas acerca de las rebeliones mayas.
Adems del etnocentrismo, el nativismo exige cierto conocimiento real o idealizado del pasado; los trminos clave en la definicin de Linton son "consciente",
"revivir" y "perpetuar".
Hacia finales del siglo xvi, muy pocos indgenas quedaban que tuvieran recuerdos personales de la antigua religin y organizacin
poltica. Sin embargo, muchos conocimientos esotricos sobrevivieron en las tradiciones oral y escrita, y el concepto cclico del tiempo continuaba dominando la
concepcin que los mayas tenan sobre la historia. Puesto que la profeca y
la historia estaban "casi inextricablemente entretejidas" (Coe, 1966:117-118),
las profecas estaban muy influirlas por los acontecimientos y las instituciones del
pasado. En la medida en que la tradicin proftica fue la causa del momento
en que ocurrieron los movimientos de revitalizacin maya y la forma que adoptaron, cabe considerarlos como intentos conscientes y nativistas por revivir determinados aspectos de la cultura maya. Pero el mvil de esos movimientos fue, ms
que poltico, de carcter temporal. La justificacin principal del nativismo maya
es la profeca y no la nostalgia de una pasada edad de oro.
Las profecas son bastante concretas respecto de la cronologa de los acontecimientos, y, al parecer, los mayas hicieron todo lo posible por respetar dicha
cronologa. Un ejemplo lo constituye la conquista de los itzaes. Cuando los espaoles amenazaron con invadirlos demasiado pronto, los itzaes trataron de retrasar dicha conquista. Posteriormente, cuando los itzaes' creyeron que no seran
conquistados a tiempo, enviaron una embajada a Mrida con objeto de aguijonear a los espaoles en el sentido de que adelantaran su programa de accin
(captulo n). En el caso de que todo lo dems fallara, los mayas podan reformar su calendario, como ya lo haban hecho cuando menos en tres ocasiones a
lo largo de su historia (Edmonson, 1976:713).
La tradicin proftica explica tambin la prontitud con que los mayas adoptaron las instituciones religiosas y polticas de los espaoles. No era la primera
vez que haban sido conquistados por un pueblo con una cultura ajena. Ya antes
332
333
334
haban asimilado culturas forneas, y rpidamente volvieron a hacerlo. El resultado fue una sntesis de los dos esquemas culturales. El trmino antropolgico
para este fenmeno de culturalizacin es "sincretismo", que Edmonson (1960:
192) define como "la integracin (y la consecuente elaboracin posterior) de
aspectos escogidos de dos o ms tradiciones histricamente distintas".
Hacia 1562, el sincretismo ya estaba bien avanzado en la pennsula yucateca,
cuando el padre Diego de Landa inici su clebre investigacin acerca de la recada en la idolatra entre los mayas (captulo I1). Landa se ocup fundamentalmente del sincretismo de la crucifixin cristiana con el sacrificio aborigen del
corazn, al cual consideraba como prueba de la renuencia por parte de los indgenas de abandonar sus antiguos ritos y adoptar plenamente el catolicismo. Pero
el sincretismo tena un significado diferente para los mayas. Ellos slo podan
comprender la nueva religin en funcin de conceptos conocidos. Puesto que la
crucifixin se pareca en cuanto a la forma al sacrificio del corazn, los mayas
le atribuyeron el mismo significado. El sincretismo era un paso necesario para
que pudieran entender el cristianismo. As, lo que para Landa era "nativismo
incipiente" (D. E. Thompson, 1954:15), para los indgenas era aculturacin significativa.
El folclor acerca del conflicto tnico tiene un carcter marcadamente sincrtico
en el sentido de que contiene abundantes elementos de dos tradiciones culturales
diferentes. En algunos casos, estos elementos diversos son simplemente restos o
resabios de la historia y las teoras de antiguos movimientos de revitalizacin
( Wallace, 1956:267). Por ejemplo, he demostrado que la identificacin de Juan
de la Cruz con Jesucristo fue parte de la historia de la Guerra de Castas de Yucatn (captulos viii y XI). De manera similar, la asociacin de la Guerra de
Santa Rosa con la Pasin de Jesucristo en el rito de carnaval de los Altos
de Chiapas, probablemente tenga un fundamento histrico (captulos 1x y xl). En
estos casos, el sincretismo era una teora de los movimientos de revitalizacin y
no un resultado de la mitificacin de la historia.
Por el contrario, la persistente asociacin de armas mgicas con el conflicto
tnico que se advierte en las tradiciones orales de los Altos de Chiapas acaso
refleje el intento por adoptar los acontecimientos reales a sus antecedentes mito' lgicos. Es posible que el empleo de estas armas junto con rifles y otras armas
convencionales en los sucesos de Cancuc, represente el cumplimiento de una profeca y no un intento desesperado por rechazar o expulsar a los espaoles (captulo v). Si esto fuese as, entonces el sincretismo de las armas mgicas y convencionales en los mitos sobre el conflicto tnico es el resultado del mito que se
1
transforma en historia, y no de la historia que se transforma en mito.
1 La Revuelta de Cancuc no es el nico ejemplo documentado de la posconquista acerca
del uso de armas mgicas por parte de los mayas en los conflictos tnicos. En 1837, los
indios de San Juan Ostuncalco (cerca de Quezaltenango, en la regin montaosa de Guatemala), "siendo provocados porque se les obligaba a trabajar en la construccin de prisiones... se alzaron en masse, para atacar a los jefes de circuito, que en aquel tiempo
tenan su primera corte de justicia en la ciudad. Ellos y los oficiales que les acompaaban tuvieron que salvarse de la indignacin popular mediante una huida precipitada.
El magistrado del distrito, escoltado por una tropa de dragones, procedi a reprender
335
ria maya. Gracias a la deformacin o confusin del tiempo, dentro del paradigma atemporal del mito y el ritual, se integran sucesos reales. Elementos tomados
de diferentes pocas y continentes tienen la libertad de variar dentro de categoras de esta estructura, pero no entre ellas. Las versiones diferentes de un mito
o de un ritual representan combinaciones alternativas de estos elementos.
La explicacin que da Claude Lvi-Strauss sobre la heterogeneidad y la variacin no coincide para nada con la ma. En primer lugar, para Lvi-Strauss el
pensamiento mtico es una especie de "mescolanza" intelectual compuesta por los
"restos y derechos" de sucesos histricos (1966:21:22). Esa es la impresin que
causan los mitos y los rituales cuando se desconoce la historia de la cual derivan.
Por ejemplo, en un principio la asociacin de San Sebastin con Moctezuma,
Tlloc, Quetzalcatl, los lacandones, espaoles, negros y jaguares en el ritual de
la fiesta de San Sebastin en Zinacantn me pareci una confirmacin de dicha
teora. Pero ahora que ya conozco algo sobre la historia reciente y la historia
antigua de los Altos de Chiapas, ya no puedo considerar a esos personajes como
"restos y derechos" de sucesos histricos (1966:21:22). Esa es la impresin que
que puedan cambiarse indiscriminadamente de lugar dentro de la estructura. Pertenecen a conjuntos intrincados de caractersticas o rasgos que se pueden identificar histricamente. Fueron incorporados al ritual como conjuntos estructurados (vase el captulo x).
Segn Calixta Guiteras-Holmes (1961:101), la fiesta del carnaval en Chenalh "se dice que es una 'representacin de tiempos antiguos', con hombres disfrazados y pintados representando los papeles de personajes mticos e histricos".
De hecho, prcticamente todo el ritual de esta fiesta tiene por tema la revuelta
de Cancuc de 1712, en la cual Chenalh particip, aunque es probable que simbolice tambin otros conflictos tnicos (vase el captulo x). Lo que interesa es
que grandes trozos de la historia de esa insurreccin se dramatizan durante el
carnaval, y que no sera exacto definirlos como "restos y desechos". Empero,
sin investigacin histrica el ritual de esta fiesta seguir pareciendo una "mescolanza".
En segundo lugar, Lvi-Strauss (1966:32-33) afirma que los componentes de
un rito o de un ritual pueden moverse entre las categoras de una estructura.
Pueden servir alternadamente como fines y como medios. Esto le permite tratar
a los mitos de continentes enteros como distintas versiones del mismo mito (vase Lvi-Strauss, 1969, 1971). Emplea el concepto de "inversin" para explicar
las variaciones entre las versiones (1963:223).
Los componentes de los mitos y ritos mayas acerca de los conflictos tnicos no
sirven alternadamente como fines y como medios; tienen un lugar fijo en la est ructura. La variacin es la funcin de intercambio de elementos tomados de varias pocas histricas, no del movimiento entre categoras estructurales. Por ejemplo, se logran diferentes versiones de un mito zinacanteco sobre conflicto tnico
sustituyendo a los guatemaltecos por mexicanos o chiapanecos dentro de la categora de los enemigos (vanse los Textos C-1, C-3 ms adelante). Estos grupos
son siempre enemigos en el folclor de los Altos de Chiapas. Nunca se les puede
representar como amigos. Cada grupo aparece en una versin distinta del mito
337
sobre el conflicto tnico. Esto implica que las diferentes versiones de los mitos
y conflictos mayas acerca del conflicto tnico no pueden explicarse segn el concepto estructuralista de "inversin". Puesto que los elementos no se mueven entre las categoras en las estructuras mticas, nunca se "invierten" en cuanto al
significado.
En conclusin, la estructura de los mitos y rituales mayas referentes al conflicto
tnico es el resultado acumulativo de nativismo, sincretismo y un concepto cclico
del tiempo. La deformacin temporal, que trata los acontecimientos sucesivos
como equivalentes e inteircambiables desde el punto de vista, estructural, es una
consecuencia lgica del concepto maya del tiempo. El sincretismo constituye el
mecanismo mediante el cual los sucesos de una tradicin ajena son asimilados
dentro del paradigma generalizado acerca del conflicto tnico. El nativismo inspirado por la tradicin 1proftica refuerza la aportacin maya a dicha sntesis.
Puesto que la historia se repite a s misma, todos los conflictos tnicos pueden
reducirse a una estructura comn que sirve de paradigma epistemolgico para
comprender nuevos conflictos tnicos cuando stos surgen. Constituye la teora
maya del conocimiento, su modelo metahistrico para interpretar acontecimientos
que se repiten. Como lo han sealado historigrafos tales como Berlin, Herder
y Vico (vase Berlin, 1976), el mito es parte del contexto funcional dentro del
cual deben evaluarse los sucesos. El mismo paradigma sirve tambin como gua
para la accin futura. Por ende, no existe diferencia entre epistemologa y tica.
La profeca acta como intermediaria entre el pasado y el futuro, entre el mito
y la historia, y entre la tica y la epistemologa. En otras palabras, el mito no
es tan slo la "prueba fosilizada de la historia de un individuo o de una sociedad" (Lvi-Strauss, 1966::22). Es una teora dinmica de la historia que constantemente acta hacienda que los acontecimientos se adapten a un modelo o paradigma tico.
APNDICES
APNDICE A
DOCUMENTOS YUCATECOS
INTRODUCCIN
SE REPRODUCE a continuacin el texto completo de la versin de 1850 de la
proclama de Juan de la Cruz.' A pesar de que el texto est escrito en prosa, se
parece a otros ejemplos del lenguaje ritual maya en el sentido de que est constituido por dsticos paralelos (semnticos y/o sintcticos) (vanse Bricker, 1974;
Edmonson, 1968, ms adelante). La transcripcin corresponde exactamente al
manuscrito original, salvo por el hecho de que se indica su estructura potica mediante mi presentacin de las lneas como dsticos2 (y salvo por posibles errores
t Biblioteca Crescencio Carrillo y Ancona, Mrida (ccA), "Proclama en lengua maya
de Juan de la Cruz, adivino de X Balam Na, dirigida a sus conciudadanos".
2 El texto contiene algunos dsticos obvios que son semntica y sintcticamente paralelos, e.g.:
Siete veces de da,
vucten y kin
vucten y akab
Siete veces por la noche [lneas 331-332).
Muchos otros dsticos son semntica pero no sintcticamente paralelos, e.g.:
Cmn oaic teex
De que yo les est mostrando
Una seal [lneas 189-190).
humpel seal
Otros son sintctica pero no semnticamente paralelos, e.g.:
Con el objeto de obtener su permiso,
Utial in hokes uli sensial
Para poder iniciar la guerra [lneas 229-230).
Utial in yoksic batel!
En el ltimo ejemplo, el marco sintctico en ambas lneas es "utial in - -VI", donde la
V indica una vocal.
La redundancia morfolgica es otra clave para la escansin. A diferencia de lo que
ocurre en castellano o en ingls, los sujetos y los verbos rara vez concuerdan en nmero
en el idioma maya; en realidad, la concordancia del plural (para segunda y tercera persona) ocurre solamente en los casos ambiguos del habla comn. En poesa, sin embargo.
el acuerdo numrico permite formar dsticos El sufijo -ob en la segunda lnea del siguiente dstico es redundante:
hach mi nan u taloob
Absolutamente ninguno de ellos vino,
le Generalo ba
De esos generales [lneas 354-3551.
En el habla comn, o bien el sujeto (general) o bien el verbo (tal) podra llevar el
sufijo plural (-ob); ambos no se marcan como plural a menos que la referencia no fuese
clara. En este caso el referente es obvio, y el sufijo redundante funciona slo como
recurso potico.
Las oraciones en maya son "punteadas" por partculas llamadas enclticos que frecuentemente aparecen al final de las frases. Los enclticos de frases ms comunes son las
vocales a, e, i, y o. Los enclticos a y o funcionan como elementos demostrativos o locativos. Por ejemplo, a significa "aqu" o "ahora" y o significa "all" o "entonces". Estas
341
342
APENDICES
de copia que yo haya cometido) . a Las subdivisiones del texto se indican de varias
maneras: mediante corte del prrafo o por medio de Y u lak bax, "Y otra cosa",
o simplemente u lak bax, "otra cosa", al comienzo de una nueva seccin; por medio de una coma o una lnea horizontal punteada - - - - o una lnea horizontal
continua entre dos lneas punteadas
al final de una seccin. Por lo general, la /y/ (y) que representa yetel "y", aparece en mayscula cuando inicia
una nueva seccin; est escrita en minscula en todos los dems casos. stas son
las nicas indicaciones de divisiones internas en el texto. Para facilitar la referencia a una u otra parte, he titulado diez secciones del texto, adems de un prlogo y un eplogo, ttulos que aparecen entre corchetes.
Las notas explicativas corresponden a los asteriscos que aparecen en el texto.
Las notas tambin contienen extractos tomados de una versin de 1887 de dicha
4
proclama (a la cual se designar como versin Argoty [Machlin y Marx, 1971J)
que fueron aadidos luego de 1850 o que presentan diferencias bastante importantes respecto de los pasajes correspondientes en la versin original. Villa Rojas
(1945:161-164) public una traduccin al ingls de otra copia de la versin de
1887 (la paginacin de esta copia difiere de la versin Argosy, y contiene dos
partculas terminales se combinan con le para formar los demostrativos "est" y "aquel"
o bien "estos" y "aquellos" respectivamente (e.g., le generaloba "estos generales", IE
generalobo "esos generales"). El encltico i puede funcionar como una partcula loca.
tiva ("exactamente all"), o puede sealar el fir" 1e una expresin negativa encabezada
posible que ellos vayan a ser muerpor ma "no", (e.g., ma uChac bin Cinracobi, "n.
tos" [lnea 244)). El encltico e tiene varias funciones. Como partcula locativa significa
"aqu". Como partcula limitativa significa "en cuanto a" (e.g., turnen tepe "Porque, en
cuanto a m" [lnea 192)).
s Los dos textos fueron escritos con una ortografa que pasaba por alto el tono y la
longitud de la vocal. Contienen muchas palabras que en la actualidad han desaparecido.
Para convertir estas palabras en textos en ortografa fontica habra tenido yo que verificar su pronunciacin con hablantes mayas actuales. Puesto que esto resulta imposible para
muchas palabras, he dejado esos textos en su ortografa original.
a Durante mayo de 1971, la revista Argoty patrocin una expedicin a Quintana Roo
dirigida por Milt Machlin y Bob Marx. Visitaron varios pueblos habitados por descendientes de los cruzob y fotografiaron una copia de la proclama en X-Cacal. Nelson Reed
y Marshall Durbin me ayudaron a obtener una fotocopia de este manuscrito.
Faltan ocho pginas en mi copia de la versin de Argoty sobre la proclama, incluyendo las dos primeras pginas que sintetizan la historia del culto de la Cruz Parlante
entre 1850 y 1887. Afortunadamente, sin embargo, se public en la revista Argoty un
facsmil de esas dos primeras pginas (Machlin y Marx, 1971:19); es la fuente de mi
transcripcin de las notas a las lneas 6, 7-10, y 17-22.
Las secciones del texto estn claramente sealadas en la versin de Argoty. Varias
secciones comienzan en la parte superior de la pgina. Aquellas que comienzan en la
mitad de una pgina han sido separadas de anteriores secciones por lneas continuas o
punteadas a lo largo de toda la pgina. Varias secciones van precedidas por el dibujo
de una cruz circundada con puntos : f: ; en otras, la y introductoria que sustituye a
yetel "y" est tambin decorada con un crculo de puntos, recurso que recuerda el tratamiento de las letras capitulares en los manuscritos iluminados. Una seccin termina con
una cruz
otra con tres cruces en fila ttt. En general, las secciones de la versin de Argoty
corresponden a las secciones que yo pude identificar en la versin de 1850 (empero,
vase la nota a las lneas 423-424).
t,
DOCUMENTOS YUCATECOS
343
partes aadidas que faltan en esta ltima {vase nota a la lnea 640}) en un
apndice a su etnografa de X-Cacal que se titula "Sermones de la Cruz Parlante".
El segundo documento es una de cinco cartas similares escritas por Juan de la
Cruz durante los meses ce agosto y septiembre de 1851. Estn fechadas en 11,
20, 24 y 28 de agosto ? 26 de septiembre. 5 Las cuatro primeras cartas estn
dirigidas a Miguel Barbachano, gobernador de Yucatn en ese tiempo; la quinta
est dirigida al comandante general de Valladolid. Aqu reproducimos la carta
que lleva por fecha 28 de agosto de 1851.
Las cinco cartas contienen palabras y frases ilegibles; sin embargo, afortunadamente los documentos se parecen bastante entre s, lo cual permite hacer deducciones razonables respecto de las posibles palabras que faltan. Adems, la
carta que aqu reproducimos fue traducida al castellano antes de que se desleyera
con el paso del tiempo la tinta con que fue escrita. La traduccin castellana ha
sido de gran utilidad pala reconstruir palabras y pasajes ilegibles en la versin
maya.
La carta est escrita en prosa seguida sin indicaciones que permitan dividirla
en secciones.? No fue el autor sino yo quien la acomod en dsticos. La puntuacin, la divisin de las palabras y la ortografa concuerdan con el manuscrito
original, fuera del hecho de que yo introduje aquellas palabras que faltan en
el original; las palabras reconstruidas aparecen entre corchetes. Los trminos entre
corchetes que aparecen en la traduccin se han aadido para aclarar el significado (e.g. Texto A-1, lnea 28).
CCA, "Cinco cartas en lengua maya dirigidas por Juan de la Cruz, adivino de X-Balan
Na y Juan de la Cruz, adivino de Xcenil, al Gobernador D. Miguel Barbachano, fechadas en agosto y septiembre de 1851, las dos primeras con sus respectivas versiones al
espaol."
5
r La invocacin est separada del resto del texto en las cinco cartas, lo mismo que
la seccin del final en la cual Juan de la Cruz explica quin es l. Solamente la carta
fechada el 26 de septiembre de 1851 divide ms el texto, usando el corte de prrafo
para marcar el comienzo de las secciones. Puesto que las cartas difieren mucho en cuanto
a su organizacin, no pude usar la carta de septiembre como gua para designar las
secciones en la que aqu se reproduce.
Ibid.
DOCUMENTOS YUCATECOS
Texto A-1
La Proclama de Juan de la Crux (1850)
{PRLOGO
Jesus
Maria
tu ka ba Dios yum bit
Dios
;t
Mehenbil
y tu kaba D Espiritu santo
Amen Jesus*
Jess,
Mara.
En el nombre de Dios el Padre,
Y Dios el Hijo,
Y en el nombre de Dios
el Espritu Santo, Amn Jess.
25
El veinticinco
Fue la cuenta
Del mes
De septiembre,
As, en aquel mismo ao.
As, entonces,
Algo ms sucedi,
Lleg la desgracia
Al lder de mi pueblo,
La Casa del Jaguar.
En el ao
u xo col
u mesh
7bre
B v vha ha bit
Bet' tu no
v lak yuck
uldes gracia
ti u nu cil in cabal
x balan Nab
tu hab
de 1885$
1885
Fue en el veintids
De agosto
Que sali a la luz:
22
de gos to
cat sas hi
344
umesil
tu Cinse*
uxo Col*
oC tubre*
Cat hop in than
y insihSah bilob vat'
llo kol cabe
tu habit
de 18 0 a tins
ten
Juan de la Crus*
Cah valen*
tu Cahil
tu Cahil*
x Balara Na*
10
15
20
{I}
Y n hach llamail
Cristiano .Cahex
beiuora
cu kuchul
tu kinil tu orail
in Daic tex
hum pel seniana*
345
Fue el mes,
En el quince
De la cuenta
De octubre
Cuando comenc a hablar
Con mis hijos aqu,
En el mundo
{En el ao}
1850.
Yo,
Juan de la Cruz,
Resido
En el pueblo,
En el pueblo
De la Casa del Jaguar.
En el veintitrs
Que ellos queran destruir la
vida de mi ayudante
Don Juan Bautista Chuc.
(cf. Machlin y Marx, 1971:19), estas lneas decan lo
tu 23
tacu luk sal u cuxtal yn ayu dan te
346
35
40
45
50
55
60
65
h Cilch lesu Cristo
Cmn chi Cut tic te
tu vich
tai huna
tioklal
DOCUMENTOS YUCATECOS
APENDICES
70
existido otro asentamiento de este mismo nombre cerca te Chan Santa Cruz (Pequea
Santa Cruz).
30. He interpretado renina como "seal".
50. He interpretado kuchan como cuchan, "estar afligido' (cf. nota a las lneas 304,
396 y 539).
65. He interpretado tu kab como tu kaba (cf. lnea X17).
75
80
347
{II}
u lak Bax*
u yawl mah than in yume*
Cris tuno Cahex *
bin llanas avohet Cexe*
mat ches lik ubateil ~uloh
85
Y otra cosa
Es el mandamiento de mi Padre,
Vosotros cristianos pueblerinos:
Sabed
348
APNDICES
i masevali
turnen tkuch
tu oral!*
lik bal maseval*
llok Dulob*
hum pulili*
hack mana l malo hit
tin pul ul in cid i than
llokol Ii kit ubatel insih masevali lob
Cachi,
Chen turnen mix hum
pel in sihsah Vini Cii
tal va han in zol ben tha ne
chat uaoc besale
la unu Cu!
t valak Pach nah in sihsah masevalil
turnen aulob
tuCaten
turnen mix humpel u than unu Cil
Ilumzilob
t~ocbcsabi
turnen umehen ta cil mek tan zilob,
launu Cut
turnen tah u llo lah aulob*
ti texo
in sihsah hex
llokol Cab
beituno
in lla mail
Cristianoex
yo kol Cab
Cmn uaalmah than tic
tu xiCin Chi can*
t no hock
roc tun
u kuchul
tu ora rail*
90
95
100
105
110
115
120
DOCUMENTOS YUCATECOS
Que no slo surgi
la guerra de los blancos
Y los Indios;
Porque ha llegado El momento
De una insurreccin indgena
Contra los blancos.
De una vez por todas!
Fue mucho mejor Que yo ofreciera
mi bendicin De que la guerra de mis
hijos indios tuviera que empezar
entonces. Pues fue slo
porque ninguno de mis hijos indios
Vinieron aqu por orden ma
Que deban obedecer.
Esta es la razn De que mis hijos
indgenas retrocedieran
A causa de los blancos
Por segunda vez.
Porque ni una sola orden de los
seores ancianos Fue obedecida
Por sus sbditos.
Esta es la razn
De que los blancos hicieran
lo que quisieran A ustedes
Vosotros mis descendientes
En el mundo.
As pues,
Mis amados
Cristianos
En el mundo,
Yo ordeno esto
Para que lo oigan pequeos
Y grandes.
Ya, pues,
Han llegado
Cristianos pueblerinos:
Cris tiano Cahex
Sabed que...
bin ya nac a Vohel ti cCexe
92. Esta lnea fue ampliada con un dstico paralelo en la versin Argosy (cf. Bricker,
1974):
En la hora
tu orail
[Y] en el ao
tuhabil
93-95. Estas lneas faltan en la versin Argosy.
110. He interpretado sumen tah como tumentah, "ellos lo hicieron".
119. He interpretado Chi can como chitan, "pequeo", como ocurre en las lneas
211-212, 327-328, 369-370, 431-432, 525-526 y 565-566.
tuhabil
utiai ulikbal, in sih sah m ascua lilob
llokol ~ulob,
tuCaten
heh Cen bixih
Cat lik bateil uchie,
125
130
135
u kakil
uaon Enemigo
lloko lobe
minan Cu bine! tuchul lob
tiobe,
140
145
llokol ~ulob
tu Caten
hen Cen bixih
Cat Chum pochie
turnen bin ayo hetexe
150
Cristiano Cahex
ten in vetmanex
tu la Cal ora
ten Cu man in vat Cab
tanil ti tex
155
tu tan Enemigob
tiolal
ma yuchul tex
160
349
La hora
[Y] el ao
Para la insurreccin de mis hijos
indios Contra los blancos
Por segunda vez,
De la manera como
Solan surgir las guerras.
Y yo ordeno esto,
Para que lo oigan
Todas las tropas bajo mi mando
Estas cosas ordeno;
Con el propsito de que
Ellos santifiquen
En sus corazones
Todos estos mis mandatos.
Pues aunque oigan
El estruendo
De los disparos
De los rifles del enemigo
Sobre ellos,
Nada les causar dao
A ellos.
Porque ha llegado
El tiempo,
De una vez para siempre,
De mi fama
[Y} mi bendicin
Sobre los blancos
Por segunda vez
[Para] quien
[De} ustedes lo desee.
Porque sabed,
Oh cristianos pueblerinos,
Que soy yo quien os acompaa;
Que a toda hora
Soy yo quien voy a la vanguardia
Delante de vosotros,
Frente a los enemigos,
Con el fin de que
No caiga sobre vosotros
350
DOCUMENTOS YUCATECOS
APENDICES
Ni
{III}
a .{
Y u lak*
in vaalmathan*
ti texe*
in Ilamailex*
za
ca chuc besac
mil armas*
y mil ligeros*
utial horn bal*
le Ran cho kam pokob ches*
let ora*
Cuho mob*
le ran cho kam pok ches*
hum pu lili*
Cubin tvachal
u oa Can ton Dulob
ti lakin
hen Cen tux uzama u Can to no be
tu men ~oc u kuchul
165
170
175
180
Y otro
De mis mandatos
Para ustedes,
Oh mis bienamados,
Es que es menester
Que se traigan
Mil armas
Y mil guerreros
Para liberar
Este rancho Kampokobch.
Esta es la hora
De que ellos liberen
A este rancho Kampokobch
De una vez por todas!
Los blancos van a
Entregar los distritos
En el este
t ora*
lik bat yuCatan
y o kol aulob
hum pulili,
tat ok !al
Cmn aaic teex
185
hum~cl seial
utial chiclalah hat tapucsikalex
turnen tepe
tu laca! ora
tan in lu but
190
195
200
205
210
215
351
O dondequiera hayan
infiltrado sus distritos.
Porque ha llegado El momento
Para el levantamiento de Yucatn
Contra los blancos
De una vez por todas !
Esta es la razn
De que yo les est mostrando
Una seal Como algo que deberis
guardar en vuestros corazones.
Porque, en cuanto a m,
En todas las horas
Me estoy cayendo;
Me estn hiriendo;
Me estn clavando;
Me estn perforando espinas;
Con palos me estn golpeando
Mientras paso a
Visitar Yucatn;
Mientras los estoy
redimiendo a ustedes, Mis amados
Hombres.
Esta es la razn
De que est hacindoles conocer
Todos mis mandatos
Para ser escuchados.
Este papel
Para ser ledo
Por quien sepa cmo leerlo,
Para ser escuchado por los pequeos
Y por los grandes,
Qu es esto
Que yo ordeno
A todas las gentes que yo engendr
En el mundo.
352
APENDICES
DOCUMENTOS YUCATECOS
[IV}
ulak bax
cmn ualmah than tic
tu xionexe*
in ya ma
Cris tiano Cahcx
bin yanac a vohet Cexe
vucten in voto l y kin
uucten in yo Col y a kab
220
225
230
235
240
245
250
;t
Y otra cosa
Que yo ordeno
Para que lo oigan,
Mis queridos
Cristianos pueblerinos:
Sabed
Que siete veces entr de da,
Siete veces entr por la noche
En presencia de mi Padre
Y en presencia de mi Seora,
La dulce Virgen,
Santa Mara,
Con el objeto de obtener su permiso
Para poder iniciar la guerra
Por segunda vez
Contra los blancos,
Con mis hijos los indios
Contra los blancos.
As, pues,
Mis queridos
Cristianos pueblerinos,
Cmo podis matar brutalmente
A vuestros semejantes
Mientras ellos se abrazan entre s
[Y] se ponen las manos
Sobre sus corazones
Para nombrar a mi Padre?
No es posible que se les mate.
Porque es un pecado muy grave
Que se mate a un cristiano
Mientras se est arrodillado [y]
mencionando el nombre de mi Padre.
No es posible que se les mate.
Slo se les debe desarmar
Puesto que se rendirn En paz.
Y debern ser puestos aparte,
Sean blancos
ca voxac*
cama valac*
Cama !atoas*
Ca hen Cen halase
csah sih labile
turnen bin avo.he texe
255
260
Cmn zolic
bix una Cu!
ti tu laca! i n sih sah uin Ci lob
Ilo kol Cab,
265
353
O negros,
Sean indios
O mulatos.
Sean lo que fueren,
Son nuestros semejantes.
Porque sabed,
Cristianos pueblerinos,
Que mi Padre ya me ha dado permiso
Para que yo inicie la guerra
Por segunda vez.
Esta es la razn
Que he explicado
Cul es su significado,
A todos mis hijos engendrados
En el mundo.
[V}
ulak bax
cmn valma h tilantice
in yamail
Cristianoex
mix han pel hustisia*
bin men tac ten"
ma tu belil`
turnen hack flab hustisia
Cumen tic yum Generalob
ma tu bel
turnen hin avohetexe
270
275
Otra cosa
Que yo ordeno,
Mis amados
cristianos pueblerinos,
Es que ningn juicio
Se haga en mi nombre
Que no sea justo.
Porque muchos juicios
Que los honorables generales hacen
No son justos.
Porque quiero que sepis,
354
APNDICES
Cristianos pueblerinos,
Que a todas [horas)
Se me pide
Que mis hijos hagan juicios
En el .mundo.
285 Porque todas las quejas de los pobres
Son que se les castiga
Sin causa.
A todas horas
Me pide
290
Mi padre
Sus nombres,
Que yo sea quien haga sus juicios,
O lo que sea.
Mi Padre me dice
295 Desde el Reino del Cielo
En Su Santa Gracia
Que yo haga justicia.
Todos los pobres quieren justicia.
La cosa es,
300
Mis amados
Cristianos pueblerinos, Que yo
no estoy haciendo esa justicia.
Porque verdaderamente soy yo
ru gh nail
nil
A todas horas
Estn rogando por justicia.
ti texe
in yama Cristiano Cahex
Cah Cunt ta pucsika lex
lein val mah thana,
la unu Cul
Cmn zolic*
bix u nu Cul*
umental hustisia*
turnen insih'Sah vin Cillb
llokol Cab
305
Jesus*
Maria*
tu kaba D` yum hil*
D` mehen bil
y D Espiritu santo*
315
310
320
Amen Jesus*
Y ulak bax
Cmn vaal mah than tic ti texe
in yama!
Cristiano Caheex
tu Cilich gloria*
y vucpel Coro an helesoob
[VI)
insihsah VinCilex
yumex*
Cmn valic tuxicin Chichan
y tuxicin nohoch Cmn Vaal mah thantic
turnen bin avohetexe
Cristia no Caheex
vucten y kin
vucten y akab
invo Col*
355
YUCATECOS
280
281-282.
DOCUMENTOS
304. He interpretado
de
kuchan.
310-312.
kuchan
325
330
335
como
cuchara.
Y otra cosa
Que yo les ordeno,
Mis queridos
Cristianos pueblerinos,
Mis hijos,
Mis padres; Lo digo para que
lo escuchen los pequeos,
Para que lo escuchen los grandes
yo lo ordeno. Porque sabed;
Oh cristianos pueblerinos,
Que siete veces de da,
Siete veces por la noche,
Entr
En Su Santa Gloria
Con siete coros de ngeles
La versin
Argory
tiene
chut,rn
en lugar
356
serapinesob
in hokes ulisensiail tin yum
utial in ttianah bal vetelex
sih sahbilcx
yumecx *
ooc cincuenta dins*
hopoc in katic Ge neraluob*
Comandanteob*
Capitanooh*
teniente ob*
sargentoob*
utialin oah
humpel senias nob
in Pub in Cid i than
yokolob ullurniloh'
utial Canxul han soob
.i u thul pack cob
tac tu orad u Cim boob
hack mi nan u taloob*
le Generlo ba*
turnen mix humpel in vial mah than"
DOCUMENTOS YUCATECOS
APLNDICES
Y serafines
Para obtener el permiso de mi Padre
Para decirles algo a ustedes,
Oh hijos,
340
Oh padres.
Hace ya cincuenta das
Que comenc a hablar
con los generales, Comandantes,
Capitanes,
345 Tenientes,
Sargentos,
Para poder mostrarles
A ellos una seal, Para que yo
pudiera derramar mis bendiciones
350
Sobre sus padres
Que ellos habrn de obedecer
Y seguir Hasta la hora
de su muerte. Absolutamente
ninguno de ellos vino,
355 De esos generales, Porque
ninguno de {ellos cree en} mis
in yamail
Cristiano Caheex
eras mix hum pcl in sihsah vin Cil
Cu yocsic*
tiob*
in vaalmah thane*
uCaha hoob y u tuCu boob
u Cahahob y unatob
turnen tan in zolic
tu laCal in Vaalmah than
utial txo col
turnen max yohel xoc
utial Ca hub Chi chin*
;tnohoch *
Cauzac llohetic tu lacal in sih sah Vin Cilob
bax
Cmn vaal mah than tic tiob
turnen bin avohe texe
in llama
Cris tiano ex
ooc ukuchul tuorail
u gel kinil i n yom
utial in thanah bal
tavetelex
sih sah vin Cilex
llutttex
bali le
in llama
Cris tiano Cahex
ooc in bind l l hcnal i n yom
in hokes ulak ulisensial
utial in ttianah bal
tavetelex
sih sahbilcx
ma uchac
ma u Chac bin thana Cen
357
mandamientos,
Mis amados Cristianos pueblerinos,
Mientras que ninguna
de las gentes que yo engendr
Cree
360
En ellas,
Estas mis ordenanzas.
Ellos tienen sus ideas;
Ellos tienen sus creencias.
365 Dado que yo estoy explicando
Todas mis ordenanzas,
Para ser ledas
Por quienes saben cmo leerlas,
Y ser odas por los jvenes
Y los adultos;
370
De este modo las gentes que yo
engendr podrn saber Cules son
Mis rdenes.
Pues sabed
375 Mis amados
Cristianos,
Que ahora ha llegado la hora
Fijada por mi Padre
Para que yo les diga algo
380
A ustedes,
Oh hijos,
Oh padres.
La cosa es,
Mis amados
385 Cristianos pueblerinos,
Que ya fui ante mi Padre
Para pedirle nuevo permiso
Para hablar
Con ustedes,
Oh hijos.
390
No es posible;
No es posible que sea yo quien
tenga que decirles algo
358
tave telexi
trobali *
tavoklalex
tan ua avil Ccx
lath kabanilen in santsima Crusil*
ko cheanilen*
turnen bahun anhe lesob
Ii serahne sob
dos cuadras i n chuff lic
llokol yotoch in patron
lieul in titan'
tavetelex*
APNDICES
395
400
405
410
415
420
DOCUMENTOS YUCATECOS
A ustedes.
En consecuencia,
Slo verdaderamente yo
Sufro
Por ustedes,
Oh mis hijos.
Porque fui yo quien los ha creado;
Yo los he redimido;
Yo he derramado
Mi preciosa sangre
Por ustedes.
As pues, entonces,
Oh mi gente amada,
Acaso no ven
Cmo estoy:
Con mis pies
Clavados?
Cmo no ven La soga
que da muchas vueltas en mi cuerpo
Con la que estoy atado,
Con la que me castigan
La Perfecta Belleza de mi Padre
Por ustedes?
Acaso no ven Que estoy clavado
en mi Santsima Cruz;
Que soy conducido
Por innumerables ngeles
Y serafines?
Estoy suspendido a dos cuadras
De la casa de mi patrn
Mientras les hablo
A ustedes.
359
{VII}
u lak bax
Cmn val mah t1 an tic ti texe
in yamail
Cris tiano Cahex
tn sib sah vin Cilex
yumex
Cmn Vale tuxicin tulacal chi chan
y tuxicin nohoch Cmn valmah thantic
turnen bin yanac ayo hetCexe
Cristiano Cahex
t
Vacten in vocol
vac ten akab
yicnal in Hum
tu Cilich glo ria
bahun
anhelesoh
y
y serapinesob
utial in kat hum pcl sip olal
y yacunah
ti in hum
ta vok lalex
425
Y otra cosa
Que les mando a ustedes,
Mis amados,
Vosotros cristianos pueblerinos,
Vosotros mis hijos,
430
Vosotros padres. Les digo
para que lo oigan todos los pequeos,
Y para que lo oigan todos los
grandes yo lo ordeno. Porque sabed,
Cristianos pueblerinos,
435 Que seis veces entr,
Seis veces por la noche,
En presencia de mi Padre,
En Su Santa Gracia,
Con innumerables ngeles
440
Y serafines,
Con el propsito de pedir
un pequeo favor Y amor
De mi padre
Para hablar con ustedes.
ta ve te lux
A ustedes,
sisabilex
Vosotros hijos,
Vosotros de la tierra.
lumex
En la versin Argosy, esta parte es seguida de un pasaje extrado de una de las cuatro
cartas enviadas al gobernador Miguel Barbachano en 1851 (cf. Texto A-2, lneas 252255 y nota a las lneas 248-255):
turnen va ca kuchCen
Porque si yo viniera
in pe chute le lum
A caminar por la tierra
Ii Cil ama nexo
Por la que vosotros pasis,
cabin yal u sas tal le
Cuando llega la aurora.
minan
No habra nada
yokol Cab
En el mundo!
bay tuno
As, pues,
in sisa hex
Oh vosotros mis hijos,
Cmn sasic tulacal
Yo perdono todas las veces
li Cu l a po chCex in vai mathanah
Que vosotros os burlasteis
de mis mandamientos.
turnen ten tinSisahex
Porque yo fui quien os hizo
crear,
Cristiano Cah hex
Vosotros cristianos pueblerinos
turnen tepe
Porque, en cuanto a m.
tu laca) ora
En todas las horas
tan in tale(
Yo estoy llegando
yicnal in yam
A la presencia de mi Padre
tactuhaulil Can
En el Reina del Cielo
360
DOCUMENTOS YUCATECOS
APNDICES
445
450
455
{VIII}
y ulak hax
Cmn valmah t1 antic
ti texe
in llama Cristano Cahex
maullan tal tex
mix humpcl llaolal
ta pucsi kalex
bici! akam Cex
leozili lo
turnen hack likul
ti in Ilum
Ca a kamcx
leo zili lo
chen llalan kaxo
i viih
yuka ho
turnen hack !lab hat kas
turnen l ah in sihsah vin Cilob"
460
465
470
475
Y otra cosa
Que yo mando
A ustedes,
Oh mis amados cristianos,
Es que no ser para ustedes
Ni siquiera una pizca de tristeza
En vuestros corazones
Cuando sois maldecidos con
Semejante pobreza.
Porque es totalmente
por la voluntad De mi Padre
Que estis vosotros condenados
Con semejante pobreza,
Solos en esta selva,
Y hambruna
Y sequa all.
Porque tanto mal Fue hecho
por todo mi pueblo engendrado
361
515
Y otra cosa
En lugar de ello en la versin
362
DOCUMENTOS YUCATECOS
APNDICES
520
Chi chan*
;tnohoch
4itiolal*
Cayila
max nucte llali Cubaob'*
525
530
llicnal ozil*
tuDahen i n Ilum*
turnen ozilen ten
535
Que yo os ordeno,
Mis bienamados,
Vosotros cristianos pueblerinos:
Habis visto tal vez
Cmo mi existencia es
Entre dos hojas de palma,
Precisamente debajo de la sombra
de un rbol? Es para que
Fuese visible
Pequeo
Y grande;
Y con el objeto de que
Fuese visible
Para aquellos que se quejan de haber
perdido su propiedad.
Porque mi Padre no me envi
Entre los generales,
Ni entre los comandantes.
Porque mi Padre [no} me envi
Entre aquellos que se quejan
de estar a6otando su dinero.
Entre los pobres
Me ha enviado mi Padre.
Porque yo mismo soy pobre.
540
in vuc
licil in mane!
in ximbat llu Catan
lerrtedio
Cusiic ten in famil iaobo*
550
555
cos paralelos:
ca yi la chi chau
y cayila no hoch
y ca yi la tu lacal u nuc tac
560
545
363
[X}
Cmn vaal mah than tic*
tu xiCin tulacal Generalobe*
It tu xicin tu lacal in sihsahvin...
llokol Cab
yicnalo otzil tu caben
539. He interpretado kuchan como cucban (cf. nota a la lnea 50). En la versin
Argory figura chucan en lugar de kuchan.
544. He interpretado usallab tal como u sayabtal.
546-547. FJn la versin Argory figura bin ta lac yol u pucsi kalob en este contexto.
549-550. En la versin Argory figura lumen la licil in ma nic haa in vuke.
554. He interpretado famil iaobo como familiaobo, "parientes" (cf. lneas 570 y 578).
555. En la versin Argory figura bit u tuc li cob en lugar de bit u tucult en este
contexto.
557. Evidentemente algunos cruzob se negaban a hacer contribuciones al culto de la
Cruz Parlante. En esta seccin Juan de la Cruz justifica esta forma de impuestos como
necesaria para la sobrevivencia del movimiento de rehabilitacin.
561-562. La versin Argory empieza esta seccin con Y u la. bax en lugar de estas
dos lneas.
APENDICES
364
utial yub chichan*
y nohoch*
bax
Cmn vaalmah than tic tiob
Ca yanac ullo hetic
565
tulacal in familiaobc
bin meaty Genera lob
y utakinob
turnen minan umental mix mac
Chen de CoCa
570
bei uoraila
bei helelaa
turnen ozil
tula Cal in fami liaob
bei xib
575
580
Chen de cocal
titu lacal in sihsahbilob
llokol Cab
cmn valmah thantic
Cristiano Cah hex
585
590
Chen de CoCa,
halili
uxulin thano
in llamail
Cris tiano Cahexe
Jesus
595
Maria
tu kaba D= Ilum bit
tu kaba D: mehen bit
600
DOCUMENTOS YUCATECOS
y tukaba
Espiritu Santo
Amen Jesus
365
Y en el nombre de Dios
el Espritu Santo, Amn, Jess.
[EPILOGO]
dia lo*
de febrero*
licit in lloksic llaal mah than*
in Ciliich santisimo SaCramentu"
del altar*
605
Sr tres personas*
u tial txoCol
lluub tulacal yum generalob
610
tu la Cal Coronelob
y tu la Cal Capitanob
y tu la Cal tenienteob
y u chuCantaCil i n Sihsah vini Cilob
y
615
llokol Cab
tioklal
Ca u zac llohctCoh bax uz
bax ma uz
lei
uhahil
Cmn firmartic hun
aanilon Chan Santa Crus
620
Feb"'
to
de t8co
anos
Ten
625
En el dcimo da
De febrero
Estoy distribuyendo los mandamientos
De mi Santsimo Sacramento
Del altar,
El Seor Tres Personas,
Para que ellos sean ledos;
Que puedan ser escuchados por
todos los honorables Generales
Y todos los coroneles
Y todos los capitanes
Y todos los tenientes;
Y para el cumplimiento
de mi engendrado Pueblo
En el mundo;
Y con el fin de que Puedan ser
informados de lo que es bueno
Y de lo que no es bueno.
Esta es
La verdad.
Yo firmo el papel. Estamos reunidos
(en) Pequea Santa Cruz
En ello
De febrero
De 1850
[Aos]
Yo,
366
l uau de la Crus
Cab halen
ti uCahil
x B alam Na
Lom ha
630
Ten
Juan de la Cruz
Cah naleu
tu Cahil
XoCen
635
Cab *
DOCUMENTOS YUCATECOS
APNDICES
640
Juan de la Cruz,
Yo resido
En el pueblo
De la Casa del Jaguar,
Hendidura del Manantial.
Yo,
Juan de la Cruz,
Resido
En el pueblo
En el pueblo
De la Consumacin.
367
368
ca yanac a ci ci
3ocbansicex
in si sahex
yokol cab
bax unucul
ma tan a 3ocbansicex
in santo alma thanilo
cris tuno cah ex
yan va v yanal Dios
yokol cabti tex
va turnen yance
ca val cex ti ten
turnen ten v yumil can
y lam
turne ne le in si sa pixanilex
bin Va yance
a lik sic le xot kin ti cex vay
yokol cabo
tu hoc kin
tial Jui cio
ti bin in Ii kes tu lacal
le cin luk sic u cuxtalobo
bin va hunalili c seex
hele lic ca xot kin ti cexo
in sisa pixa ni lex
yokol cab 4
: t: Amen :t:
Jesus
Chichi cultic
chic im Canbal yoc, tic
chic im Canbal yoc, tic
in Cilich hahal yam
APENDICES
Vosotros debis obedecerlos
con alegra,
Vosotros mis hijos
En el mundo.
Cul es la razn
de que vosotros no estis obedeciendo
Aquellos mis santos mandamientos,
Vosotros cristianos pueblerinos?
Hay acaso otro Dios
En el mundo
Para ustedes?
O es porque as debiera ser?
Decidme,
Porque yo soy el Seor del
Cielo
Y de la tierra.
Porque vosotros cuyas almas yo he creado,
Vosotros acaso podris
Posponer el Da del Juicio aqu
En el mundo.
En el da final
Del Juicio Final
Cuando yo levantar a cada uno,
Aquellos cuyas vidas yo salvo
Vosotros levantaris a tantos
Como habis juzgado,
Vosotros cuyas almas yo he creado
En el mundo.
Amn,
Jess.
DOCUMENTOS YUCATECOS
Cayun
Cea Cruz
tata
Seor tres PerSonaS
u tial hum pel Santo Juebes
19
de Diciembre
tu habil
de 1957
aS
bey
u habil
Sr. XoCen
tres personas
Yenaro Dzib
Monterey
Sn. Emerjilio
Ca Cal
369
Nuestro Padre
Signo de la Cruz,
Pap.
El Seor Tres Personas.
Fue en el Jueves Santo,
[El] diecinueve
De diciembre
En el ao
1957
(Aos).
Este
Es el ao.
[Tres firmas ilegibles]
El seor Xocn,
Tres Personas.
Yenaro Dzib
Monterey
San Emerjilio
X-Cacal.
Las posdatas fechadas en 1944 y 1957 fueron aadidas despus de que Villa Rojas coin
plet su trabajo de campo en X-Cacal. En la versin Argory faltan dos posdatas en la
copia publicada por Villa Rojas (1945:164): un est fechada el 15 de agosto de
1887, y aparece firmada por Anastasio Caamal; la otra no tiene firma ni fecha.
DOCUMENTOS YUCATECOS
Sargenteob
tu la Cal tropaob
Yola 1
Texto A-2
Carta a Miguel Barbachano, Gobernador de Yucatn
(28 de agosto de 1851)
X hotzuc
Ag .,
28
de 1851
5
Jesus
M'
Tukaba Dios Yumbil
Dios Mejenbil
Espiritu Santo
Dios
y
10
(Amen Jesusl*
Yn Yamail Gobernador
D^ Miguel Barbachano
Yanech tu noh Cah Si horn Ho*
bay helela
15
tuxocol
28,,
u Mesil
AgY
licil uhach kanantal in tuchitic hunpel in
Valmah than
20
tah kab,
utial ament u Xocol,
tu men asecretario
utial yub tulacal a Generalob
Comandanteob,
y tulacal a Capitanob
theteob -*
25
Tihosuco,
28
De agosto
De 1851.
Jess,
Mara,
En el nombre de Dios el Padre,
Dios el Hijo
Y Dios el Espritu Santo,
[Amn, Jess]
Mi querido gobernador,
Don Miguel Barbachano,
Usted se encuentra
en la ciudad de Mrida, Hoy,
A la cuenta del
28
Del mes
de agosto
Mientras que me resulta muy necesario
enviarle uno de mis mandamientos
A sus manos
Para que la suprema causa sea leda
Por su secretario
Para que pueda ser escuchada
por todos vuestros generales,
Comandantes
Y todos vuestros capitanes,
Tenientes,
Cah mac*
yohelt cob*
bax Cm n Val mah than tic
ti tech
Y ti leobti Xan turnen bin Ya nac a vohetic
hach manal Yabil bax
JooC umentic ten
a tropaob
tu beinte y tres
uxocol
u mesil
Marz
Cah tu Cimsob
ten inpatron,
Max in Vuet than Cachi,
Lahitac u kinil
Ca tu kaxenob
Cah tubisenob
ti u v Ranchoil
X Kanpokobche*
hunpelora
oxten u kat Cob in chi
Yolal
Cah thanacen yctlob,
Cux tun Vamal Likul ti in Yum*
Cah thanacen yetelob
turnen tu Lisencia Yn Yume
haul in patron
bin tha nacen yetele
mahytulacal Sisahbil
bin tlianaceni
desde u CimSob
ten inpatrone
minan max in Vuet tha ninte
371
Sargentos
Y todas las tropas;
Con el fin de que
Haya alguien
30
Que sepa
Lo que yo ordeno
A usted
Y a ellos tambin.
35 Porque sepa usted
Que muchas cosas
me fueron hechas A m
[Por) vuestras tropas
El 23
De la cuenta
40
Del mes
De marzo,
Cuando ellos lo mataron,
A mi propio patrn,
45 Con quien sola yo hablar.
Ese fue el da
En que me ataron
Y me llevaron
A su rancho,
50
Kampokobch.
En una hora
Me interrogaron tres veces
Con el fin de que
Yo hablara con ellos!
55 Y qu si mi Padre no quisiera
Que yo hablara con ellos?
Porque con el permiso de mi Padre
Existe un solo patrn mo
Con quien voy a hablar.
60
No con toda la creacin
Hablar !
Aunque desde que lo mataron,
A mi verdadero patrn,
Ya no tengo con quien hablar.
30-31. Es muy posible que lo que yo transcrib como mac, "alguien", sea verdaderamente nac, una contraccin de yanac, "podra set" (cf. lnea 35). Si esto fuese as, dichas
lneas deberan traducirse como "ellos deberan/saber", en lugar de "debiera haber alguien/que sepa".
45. Esto es evidentemente una referencia al ventrlocuo, Manuel Nauat, quien fue
muerto el 23 de marzo de 1851 (captulo viii).
49-50. Cf. Texto A-1, nota a las lneas 176-178.
55. He interpretado Vamal Likul como ua ma likul.
372
Yanilen
y chi! in tro paoh
turnen hack Yab bax
aoc umet cob ti ten,
tu vach hob in nok*
65
tu susohob in bake!*
tu tocenob
tu laca l bax
ooc umet Cob ti ten
tu ctta hob ti ten
70
yn rah kin
200-5o p'
y Cahpay in Cadena de oro
75
80
85
bey xan
tu Cartose*
V Xocol
umesil
junio
90
95
100
Yo existo
Entre mis tropas.
Porque las ms ultrajantes cosas
Ellos me han hecho a m:
Me quitaron las ropas;
Me desollaron;
Me quemaron.
Es todo
Lo que ellos me han hecho a m.
Me despojaron
De mi dinero,
250 pesos,
Y de dos cadenas de oro mas,
Y de una carga de mi chocolate,
Y de cinco de mis cerdos,
Y de 22 arrobas de mis velas,
Y de tres de mis caballos,
Y de una de mis espadas,
Y de una de mis pistolas
Que me quitaron,
Y de 50 cargas de mi maz.
Eso ocurri el da
En que destruyeron la vida
de mi patrn, De El.
Y me despojaron de todas esas cosas.
As tambin,
En el 14
De la cuenta
Del mes
De junio
Cuando vuestras tropas llegaron
Por la segunda vez
A mi pueblo,
Pequea Santa Cruz,
Ese fue el da
Cuando me despojaron
del resto de mi propiedad.
69. Las "ropas" a las que se refiere aqu quiz eran un vestido bordado (huipil) y una
enagua (vase Cmara Zavala, 16 de septiembre de 1928:4, y capitulo vu ).
70. En las cartas fechadas el 20 y el 24 de agosto de 1851, y el 26 de septiembre del mismo ao, tienen, respectivamente, tu .rusa bob in bake!, tu .rutahoob ie
bake!, y tu sus hoob in bake!, "ellos despellejaron mi carn" en este contexto.
80. El smbolo @ hace referencia a arroba. Una arroba pesa 11.5 kilogramos (Cuys,
1904:49).
91. Cartose es probablemente el trmino espaol "catorce".
100. He interpretado uba liaba como uba! inba, "mi propiedad
DOCUMENTOS YUCATECOS
APENDICES
105
110
le in gra ca
cu hau Salo
la u Cux taloob
la yikob*
la u mukob,
115
120
D Miguel
tech
Cm n nombrar tic
u tial ament u kuhul ti ten
tu la Cal le u baln ba*
125
130
y y
373
374
APNDICES
135
140
DOCUMENTOS YUCATECOS
Le estoy diciendo Que usted va a
realizar treinta misas en mi nombre
En la catedral
En la ciudad de Mrida,
Y velas adornadas con flores
Va usted a entregarme,
Y una procesin;
Y que haya una corrida de toros;
Y que salgan a pasear jvenes damas
Para su contento.
Porque en mi ciudad de Mrida
Van a iniciar ellos mi festejo.
145
150
37,
ca bin kub
Vosotros vais a realizar
ti ten
Para m
ti le noh Cali Can Si Hoo
En la ciudad de Mrida;
y Caya nac u Pruse cion
y que haya una procesin
tac ti ten
En mi honor
le in Cibo
{Con) esas velas mas
y 30 dial otzilil
Y 30 das de ayuno
Cabin a ment ube tal titer
Haris que se haga por m,
Juan de la Cruz
Juan de la Cruz
3 Per so ras
Tres Personas.
Cah nalen ti Chi Chen
Yo vivo en Chichn
tix Ba lam Na
En la Casa del Jaguar,
tix Cenil
En X-Cenil,
ti yal a hau
En Pon [Yalahau].
turnen tepe
Porque, en cuanto a m,
tiers ya tu Cahil x Hotzuce
Yo estoy all en el pueblo de Tihosuco;
cien yan tu Cahil Can Si Hoe
Y estoy en el pueblo de Mrida;
cien ya tu Cahil Can Peche
Y estoy en el pueblo de Chichanh;
cien ya tu Cahil te kaxe
Y estoy en el pueblo de Tekax;
cien ya tu Cahil Chi Chan hae
Y estoy en el pueblo de Chichanh;
titu lacal u Cahil yu Ca tan
Y en todos los pueblos de Yucatn
li Cil in mane!
Por los que yo he viajado.
145-146. La carta fechada el 24 de agosto de 1851 menciona siete mandamientos
en lugar de ocho. El noveno est en la carta fechada el 28 de agosto. Ello implica que
Juan de la Cruz envi cuando menos nueve cartas al gobernador Barbachano. Cuatro de
esas cartas estn en la biblioteca Crescencio Carrillo y Ancora en Mrida. (La quinta
carta fue enviada al comandante general de Valladolid.) La carta fechada el 11 de agosto
de 1851 lleva una nota con el propsito de que cayera en manos de soldados ladinos
durante una incursin en un rancho cerca de Becanchn antes de que llegara a su destino.
147-148. El gobernador Barbachano con el tiempo contest en una carta, traducida al
maya con fecha 16 de septiembre de 1851. Resulta interesante que l haya respondido
con dsticos, e.g.:
muy de veras
os digo todos
tanto indios,
como blancos
y vosotros Comandantes,
Capitanes,
Sargentos,
Cabos,
Soldados,
y pueblos:
Ntese la similitud con las lneas 23-28. (ccA. "Versin al castellano de una alocucirn
que el gobernador don Miguel Barbachano dirige a los indios sublevados en lengua
maya. Fecha Mrida 16 de septiembre de 1851.")
tusebal ora
Ca kamic lai in hahal al nlah thana
Cayanac a flu Cic ten u kex
yoklal
155
160
165
DOCUMENTOS YUCATECOS
APENDICES
37 6
He interpretado
tusen
Cia
170
175
180
185
190
como tu licencia.
amentic uxocol
yub chichan
y Noh hoch
Cnac avohet Cexe*
in uct manex
tianen
tavichilexe
tan in man
ixinbat yucatanc
turnen Can talen*
Cah tu tuchiten ucihcelmil in yum*
utial Comicionadoil*
tah vichilex
yolal
Cah yanac tex
195
200
205
210
215
377
37 8
225
a voheticexe
tu men tone*
mah-menbileni*
230
APNDICES
235
240
Para usted.
Porque ha llegado
El momento Porque la Belleza
Perfecta de mi Padre
De que yo le enve a usted
mis mandamientos Con el fin de que
Ustedes los conozcan.
Porque, en cuanto a m,
Yo no fui creado;
Yo dej la diestra de mi Padre
en el Reino del Cielo
Y descend aqu
En el mundo.
Part de all,
Del pueblo de Chichn.
Siete coros de ngeles
Y serafines
Estn sostenindola,
Mi Muy Bendita Cruz,
Mientras yo paso
A visitar Yucatn.
DOCUMENTOS YUCATECOS
tan in noh col*
tan in luhul
licit in mane!
dos Cuadras in tale!*
yokol yotoch inpatron*
tan in than*
sisahbilob*
turnen vacah kuchcen in peches le l um*
Licit amanexo*
Can bin ya! usahstale*
minan yucatan*
bay tuno
D" Miguel
tulacal heirs Val mah than
Cmn tuchitic tech
ha 10
tz
Cah a~ocbesic
turnen Cmn Vilic
mah tan aDocbesice
Cmn aaic humpel unohochil Castigo
tu noh cahil Cansiho*
y yokol alumil
245
379
Voy bajando;
Voy descendiendo
38 0
APNDICES
?I
270
275
280
285
290
295
300
DOCUMENTOS YUCATECOS
y upi xanob
y cmn valic te che
Cab yanac uchac [achaici ti ten*
tu lacal in familiaob*
Chaa nob*
turnen a tro paob*
Cumans Cob u yabal otzili lilob*
tuk tu kab a tropaobo*
305
381
Y sus almas.
Y yo le digo a usted
Que debera dejar en libertad
A todos mis semejantes
Que fueron tomados prisioneros
Por sus tropas.
Ellos han sentida gran miseria
En las manos de vuestras tropas all.
APENDICES
382
ma ma tan in mas cob*
ti numyahi*
cnace*
ten tin sisahob
ten tin lohob
ten tin Vecah
in kikel*
yok lalob
Catin Si sahob
tpacatvay
310
yokol Cabe
tih tu lacal i n sihsahbil
Cm n valic
yalan u noh in kab
yanob
halili
uxul in than
ti techo
D" Miguel
320
315
325
Jesus
Maria
tu kaba D' yum bu l
y tu kaba Dr mehen bu l
h tu kaba D~ Es pini tu San to
Amen Jesus
330
Ten
Juan de la Cruz
Cah nalen
ti u Cahil x Balara Na
Ten
Juan de la Cruz
Cah nalen
ti u Cahil, x Cenil
ti hok balen
Chi Chene
335
340
Yo no soy la causa
De tanta desgracia.
As debi ser.
Soy yo quien los ha creado;
Soy yo quien los redime;
Yo he derramado
Mi sangre
Para su beneficio.
Y yo los he creado
Para ver aqu,
En el mundo.
A cada uno de mis hijos
Les digo esto:
Bajo mi diestra
Ellos existen.
Verdaderamente,
Mis palabras terminan
Para usted,
Don Miguel.
Jess,
Mara,
En el nombre de Dios el Padre,
Y en el nombre de Dios el Hijo,
Y en el nombre de Dios el Espritu
Santo, Amn, Jess.
Yo,
Juan de la Cruz
Resido
En el pueblo de la Casa del Jaguar.
Yo,
Juan de la Cruz,
Resido
En el pueblo de X-Cenil.
Part de all,
Chichn.
APENDICE B
LAS GUERRAS DE CASTAS EN LA HISTORIA FOLCLRICA
DE YUCATAN (1971)
Texto B-1
El general Corts y e) general Bravo
aM
312. He interpretado esta lnea como cayanace (cf. nota a la lnea 30).
316. En las otras cuatro cartas aparece aqu cilich kikel, "preciosa sangr'.
le heneral krtes
tas e b'9ala?
le heneral krtese9
t u lakal oil t u b'etah olah ti9
384
APENDICES
5
(t u lakal)
t u lakal oil t u b'eetah olah ti9
kes oilece9
k u k'ask a k'ab' pacile?
k u '9okskec
10
k u k'askec a k'ab' pacile?
k u pulkec h9e t?us bun u y oh te' b'ah
hmm
kah h9op' u h'9at?t9al nune?
k9ah tun u hok'ol
k9ah tun pahtal u hok'ol
15
le nuku~ mak?ob'o9
k?ah h?op' tun u b'9ate?tk9ob' tun
hmm
ha' y etel tuunic*
le u 'onil k9acih lelo9*
nahalt9ab' t u meen oil mak
20
b'eyo9
t u meen let99ob' let? e . . .
t u meen lelo,
le heneral krteso9
m k tia9al h9es sano?
25
let tasmahil le ha' u c h?es sano?
let9?ob' p'ekmahil can santah krus
tun
( kus tun le mak?ob' yan k?a~ t?e can
santah kruso'
t9us tun u taal9ob' b'eyo ?)
pwes le yas kahkunsmahil le santah
kruso9
30
steh ka w 9alik l e santah kruso'
I
pwes lelo? yan k?ac ka w 9alik (
wrah le hac y?as kahkunsmahilo?
le nukuc mak hac yaso7
animas don hasintoh pat
( hasintoh pat)
hmm
let? tun tan. . .
let? tun can b'?ate?t tun
le heneral krtes
kah pahthih u yantal liibertad
le yaso9
35
40
[A todos ellos?}
Haca lo que quera con todos
los pobres. Si usted fuese pobre
l levantara las manos a la espalda;
l lo matara;
l le atara las manos a la espalda;
l lo insultara a placer, Hmm.
Y empez a ser combatido entonces.
Y ellos se estaban yendo;
Y eran obligados a salirse,
Aquellos lderes.
Y ellos comenzaban a luchar entonces,
Hmm.
Hondas
Solan ser sus armas.
Fue combatido por los pobres
De esta manera.
Porque ellos, l...
Porque aquel,
Aquel general Corts,
No era tampoco uno de los nuestros.
l era tambin el que acostumbraballevar
el ltigo. Ellos eran los que odiaban a la
Pequea Santa Cruz que haba all
[Y qu pas con esa gente
que estaba con la Pequea Cruz?
De dnde provenan?} Bueno,
el primer asentamiento de Santa Cruz,
Esa Santa Cruz que usted dice,
Bueno, aquella que dicen que sola ser
[inaudible}
Ahora aquel primer colono,
Aquel primer jefe,
Fue el desaparecido don Jacinto Pat.
[Jacinto Pat?]
Hmm.
Fue l quien...
Fue l quien entonces luchaba contra
Aquel general Corts
Con el objeto de ser libre.
Aquel primersimo.
17-18. ha y etel tunic significa literalmente "azote y piedra'. Puesto que los mayas
de Yucatn usaban hondas como armas contra los espaoles (Follet, 1932:393), he interpretado estas palabras como una referencia metafrica a estas armas rudimentarias.
p'ek9ano9
le k?ah y ohtah?ob' tal?ob'e9
k9ah luk'?ob'e?
k?ah h?op' u 9armak u b'a??ob' tun
k?ah anhih tak seys ml9ob'
syeteh ml'ob'e9
k9ah h?op' u tal u kask9ob'
le noh kah santah kruso?
tal u kask'ob' tun
tal u kask?ob' tun
45
50
55
60
65
70
75
385
70. Esta es una referencia al xodo de indgenas desde la parte noroeste de la pennsula hasta Quintana Roo durante la segunda mitad del siglo xtx.
386
APENDICES
petoh
u t'~ahmahil9ob' le kaha?
tak te9e
k'anka? t'9en*
Q'itb'al c'?en*
b'ekan t'?en*
tak s?ik . . . sikin kah hmm
let tam b'elo?
b'eh h?elo9 hmm
let? e nukut mak?ob' tun
k u b'?ate?lo9ob'o9 way
yukatanil?ob'e9*
&en t u meen y ?olal oilil sane?
k9ah hok'9ob' tun waye9
pwes le haQ' t u tasah e heneral krteso9
I
utik u b'etik le b'?alo9 (
b'eyo? ken s9ipkece?
yan u haQ'kec9ob'san
(ten)
hmm yan u ha'kec?ob'9istako9
le b'ey ikil u ha'k"ob' mak tun b'eyo?
b'ey tun b'ey b'9as ??olale?)
ten wah b'9as a s?ipil b'eyo?
ten wah k a nuhk u t'ane9
k u haQ'ket
m? t u y ?olal wah b'9as ?9olali9
ten y ?olal u nuhk u yan
komoh nukuc mak9ob'e9
let9?ob' k u mandar?ob'e9
h& can u b'etk?ob'e9 hmm
( m? y uil?ob' mak b'eyo?)
hih
le eepokah k9a~o'
mik'ah in w 9al tee
wah tun y uil
wah tun mas 9uQ
Peto:
Ellos tomaron ese pueblo.
De camino haba:
80
Kancabchn,
Dzitbarhn,
Becanchn,
Hasta que ellos fueron...
a las afueras del pueblo. Hmm.
85 Es ese pequeo camino
Que llega hasta aqu. Hmm.
Ellos eran entonces los jefes
Que peleaban Aqu.
90
Eran nativos de Yucatn.
Fue solamente debido al sufrimiento
Que ellos dejaron ese lugar entonces.
Bueno, fue aquel ltigo que llevaba
el general Corts Lo que les haca
hacer semejante cosa [inaudible].
95 As pues, si uno cometa ten error,
Tambin tenan que flagelarlo a
usted.[Slo por eso?] Hmm. Sin duda
tenan que castigarlo con el ltigo.!
{Entonces cuando flagelaban a alguien,
Entonces qu razn haba para
100
ello?] No importaba lo leve que fuera
su error, Si les replicaba
Lo castigaran con el ltigo.
No era porque fuera
algo importante.
105 Era solamente porque haba replicado.
Porque ellos eran gente poderosa.
Eran ellos los que daban las rdenes
Que ellos deban realizar. Hmm.
{Entonces no eran gentes buenas?]
110
Ja, ja! Esa poca entonces,
Sobre la que voy a hablarle,
Los buenos,
Los mejores o
81-83. Evidentemente los refugiados pasaban por estos pueblos en su camino hacia
Peto (vase el mapa 7). Kancabchn era un importante centro de rebelin en 1849
(Archivo General del Estado (Yucatn), Gobierno, 1849, Catta oficial del comandante
general de Peto al comandante general del este, 14 de septiembre de 1849).
90. Significa que ellos no eran nativos de Quintana Roo, sino refugiados procedentes
de la parte noroccidental de la pennsula alrededor de Mrida (de lo que hoy constituye
el estado de Yucatn).
115
120
,125
130
135
140
145
150
155
387
Los peores.
Porque eso
Tampoco es bueno ahora.
Ahora {hay} libertad,
Es verdad.
S. Pero entonces por qu suceden
ahora tantas cosas? Hmm. No se
trata de que debiera haber alguien
para hacerlo sufrir como eso! Hmm.
Durante aquella poca tan lejana,
Si usted cometa un error
Era castigado con el ltigo.
As acababa,
Acabado de esa manera!
Si hoy
Usted comete un error
Es enviado a la crcel
Qu es eso?
Eso no es nada! Si usted
lo vea a l matar {inaudible],
Nada! Antiguamente, Si usted mataba
a un hombre Usted era matado
{tambin]. Por qu? Porque era la
poca en que vivamos entonces.
Hmm.
[En cuanto a usted qu piensa que
sea mejor?] Yo considero queel tiempo
pasado era mejor. La poca anterior!
{El pasado?
Aquella esclavitud?]
Semejante esclavitud,
Pero la gente viva ms en
aquellos das. Pero ahora
No es as.
Aquel camino fue hecho all,
Quin sabe cunta gente muri
{en l)? Hmm.
Entonces eran arrollados por los
camiones. Las cosas que eran hechas,
Vivimos en libertad,
Libertad, peto all...
Por lo tanto, los lderes de hace mucho
tiempo, Ellos pelearon de esa manera;
Ellos peleaban entre s. Hmm.
388
APNDICES
(t u y 'rolal le lihertado9)
hmm y 9olal le libertador
bwnoh b'ehl9e? libert9ad
liberta?ad san 9anil?on b'eya9
m?alob' ~ an ~anil9on
oil?onsan b'eya?
kes b'eyo9
160
yan k nok'
yan k hanal
yan k 9uk'ul
yan...
mis mak ahkab'anskec
165
170
t u lakal lelo?
min9an mis t?us k~ac k u , il~ah an
wah m' tan kins~al
mis t'us k a w il'ale~
wah m ~ tan Q'~onol
mis t~us k a w il'ale'
{Por la libertad?]
S, por aquella libertad
Bueno, ahora {hay} libertad.
Nosotros vivimos en libertad tambin
como sa. Vivimos bastante bien,
{aunque} parecemos ser pobres.
No obstante,
Tenemos ropa;
Tenemos comida;
Tenemos bebidas;
Tenemos...
Nadie lo har a usted huir.
No era lo mismo durante la poca
188. Porfirio Daz fue presidente de Mxico desde 1876 hasta 1910 (Simpson 2 1967:
287-297). El general Ignacio Bravo tom Chan Santa Cruz en 1901, siendo todava
presidente el general Daz (Villa Rojas, 1945-28).
389
Texto B-2
La poca de la esclavitud
T
390
APENDICES
m9 u t u t'an9ob'i'
k y ik don haasintoh pat
sekretamnteh
t? u . . . h? u . . . u henteh
b'ey k u manehark9ob
b'ey k u man t u k'ab
cen wah t u 9aasyentah le oil paliil9ob'
u manehar t~e*
te manehart u meyahtik*
k?ah t u '?ab'al deh akwerdode?
y etel don hasintoh pat
u ,alark u b'ah b'ey tak t u kasto ?*
deh henteh k y ?alik yan weyeh e
k'aav*
le b'?alo9 yanal ha?*
wah k'ucuk~ob' b'ey9
ay dyos miyoh
tokb'il u mentb'il*
bwenoh k'at . . . tiratoh planoh
deh k y ?al keh k u b'et?al tal dyah
35
40
45
50
55
60
65
37-38. El narrador describe a Jacinto Pat como capataz de una finca. En realidad, era
el dueo de la hacienda de Culumpich.
41-42. En otras palabras, los rebeldes siguieron las huellas de pies humanos en la
selva hasta que llegaron a Chan Santa Cruz.
43. El trmino yanal ha? significa literalmente "bajo el agua.".
46. Es decir, Chan Santa Cruz habra sido incendiado si el enemigo hubiese descubierto sus planes.
49-51. Es decir, de modo que los blancos no descubrieran el plan.
senyor
t?one,
tal~on reforsartec
h k'at te bengart h b'ah tv le 'ulo9
m? a krertik
wah traysyoner9on
t?one9
tal?on k reforsartec
t?one9 h k'ahol
k ?ohel
t?us yan u b'ehil
k ?ohel
mas?ob'
fulanil
pwes b'ey ucik u kahal le mak9ob'o9
391
392
APNDICES
110
115
120
125
130
135
140
145
131-133. Vase el mapa 7. Santa Cruz Chico es una variante del nombre Chan Santa Cruz.
gobyernoh
(entnses tun k u c'~ik~ob' lelo)
beliseh matik le orahako~
min?an cetumal
sih cetumalo'
awrah pokoh fomentarnahih
yah keh le orahako9
l breh u b'in'oh' n>ukul
u krusart u b'eh biyah
u ti'al u tyerah iingles
( k'esb'il u mcentk'ob'(
eksaktamenteh
k'esb'il u meentik
u y iiohl~ob' b'is u tratarmil~ob'
u ~esplotart e kawobo~
y etel le t >e tnto~
h' k u b'in kadah mese'
wah t ~ mees lela
kawobah t u kobrart~ob' u ~arentil
t u lak' meso?
tiintah
esyskeh t u lak' lelo ~
te k u kok u b'9as k'ab'et
u ti9al u kuskinsk u b'~~ob'
klaroh le epokako?
min?an mawser
min~an mis b'~ah
puroh nukuc Q'on deh Ciminiyah
(3 to~k'ihQ'onkeg)
m'
steh t in k'aholtah
nukuc b'9al I
)
proh k u b'c tk9ob' tun
parkeh t~ob'il y etel h~uner
ya3 tanih kun u Q'~~ob' balah
despwi ese~
u tako
y ok'ole~
u polbora,
k u c'otk~ob'
le k u hilpey t uaab' t u y oril tun u
b'~ate~le,
u y ohel deh keh t~us u C'otmo~
ti?an le polboro~
It''ok u Q'ik t ~ le Q'ono~
393
394
APNDICES
J
t'?ok J
m? k'ah~an ten
kawsulah pu'kii
seb',an u 'on y etel
kla.roh b'ehl?e9
min ?an
proh ucoo
let9elo9
entnses k?ah paht u ?armark u b' ?9ob'
y etel e ' u y ilk ?ob' u pahtali?
b'ey tun k ?ah h9op' u l k'l?ob'o?
nimas heneral doon bernad%noh
keen le don sesilyoh i?o'
le don hasintoh pato~
don kresensyoh p?ot
y etel don modeestoh agilar
bwenoh kadah henerale ?
k y ike9
wah don kresensyoh ganartik pete ?
t u y ?usah syi en presos
k y ike9
pwes wah siib'ei t a ganartah pete9
tene?
tek'as kin in ganartah*
195
200
205
210
215
220
225
214. Esta puede ser una referencia a una incursin en Tekax dirigida por Crescencio
Poot en el otoo de 1857 ( Molina Sols, 1921:2:284-287; Reed, 1964:165-170).
( m9 m~ in w ohli? )
pwes let? e k u tale9
k u pe'k'ab'kec t"e b'eya9
komoh cen wahsib'pal natural
m?...
proh wah sakei e?
ha? m ~ p ?ateci 9
syen kun u kasteh
230
235
ta w 9uyah
bwnoh pwes k u b'in k u b'i etk u 9apostah
keh tak tak e [
J
entnses deh repeenteh tune ?
k'?ah t u y ohelt?ob'e?
deh keh le barkoh*
le pondyarnah*
t?u k~ah J... ? . . .J le mako'?*
le barko'?*
leti? e ryoh k u b'in u kast e pak'ilo9*
proh kmoh aktan kayubiispoh e kab'al
h9e9*
m? t u krusarti ?*
t? pondyarnahi?"
ti? pak'i9*
entnses y etel le lani a ? o?*
k ?ah h9op' u bihilark9ob' le ryo?*
t'?tr8 k u krusar le h ente h*
way k u b'in kobraro ? *
led?
le u b'el k u k'9alo9
t u y ?olal u kort ?al
t u y 901a1 u h ?os? al
le polboro?
u n?ukul b' ? at?el
t u meen y oheltah
t u meen miismoh
le wayil9ob' k u i 7ukl9ob'o9
240
245
250
255
260
265
395
[No, no lo s.]
Bueno, l vena; El poda agarrarlos
de esta manera! Pero si l era
solamente un hijo ilegtimo,
No...
Pero si usted tena miedo,
No se le elega.
El encontr a cien,
Ya lo oy. Bueno, l se fue
para hacer su apuesta,
Que hasta que, hasta que
[inaudible]. Entonces sbitamente all,
Ellos se dieron cuenta
Que aquella barcaza
Corra a la deriva
Donde [inaudible] aquella gente,
[inaudible].
Aquella barcaza, El ro la iba a hundir.
Pero como haba agua poco
profunda frente a Cayo Obispo,
No lo cruz.
All corra a la deriva;
All se hundi.
Entonces, con aquella lancha,
Empezaron a patrullar aquel ro.
Donde aquellas gentes iban a cruzar
[Cuando] fueron a recoger
[la renta] all. Es
El camino lo que se cerr all,
Por haber sido abierto,
Por haber sido interceptado,
Aquella plvora
[Y] sus armas.
Porque ellos se enteraron de ello;
Porque era lo mismo.
Aquellas gentes de aqu fueron
243-256. De acuerdo con Villa Rojas (1945:28), un puesto aduanero fue establecido
en enero de 1898 "en la desembocadura del ro Hondo para impedir que los colonos
de Belice proporcionaran armas y municiones a los indgenas a cambio de concesiones
ilegales para explotar los bosques nacionales. Esta estacin o puesto fue instalado sobre
una barcaza o jangada especialmente construida y anclada en el lugar opuesto a un punto
de la costa denominado 'Cayo Obispo' por los mayas de la regin. El temor a la hostilidad de los indgenas hacia los de fuera era todava considerable, empero la pequea
tripulacin de la jangada se puso a despejar y limpiar la extensin inmediatamente adyacente de la costa". En otras palabras, la barcaza no encall en las aguas poco profundas frente a Cayo Obispo; fue deliberadamente remolcada y anclada all.
396
APENDICES
k u k'at9al u c99ob'
t9us k u e9ak9ob' u n9ukul gyerah
b'i u b'i etk9ob'
pwes wah m t a w ',ah b'ehle9
samal k9ah b'eh yan a w 9ik
270
le kun c'ikik*
bwenoh en fun let9 e kostumbro9
k9ah tun h9op' u '9ab'al u yumil
desteh balkalare9
u ti9al bihilartike9
t9us pondyadohle barko9
b'9as k u b'etik
h9 luk'l9ob'e9
m wah
k u b'in e komisyono9
k u k'ucul
Ellos se iban
310
315
k u y ilik
k u sut 9ab'ile9
ti9ani9
samale9
u lak' k u b'in
ta?byah ti9ani9
puroh b'eyo9
cen deh repeenteh k9ah il9ab'e9*
le u y umil le barko9*
t u l ugar u b'in9ob'e9*
t' u ho~l'ob' t"e le hal h9o9*
iCil le manglo9*
tun b'etk"ob' u nah deh c'iit*
k9ah 9al9ab'e9*
le mak9ob'a9*
320
340
tunn kahl9ob'*
m9 t u b'in"ob'*
usule9
k9on?es kolik h b'ah
k9ah t u sspender le hento~
397
325
330
335
345
Para preservar
Lo que iban a cosechar,
Lo que iban a salvar.
Bueno, al final, sa era la costumbre.
Y entonces sus jefes de Bacalar
comenzaron a ser estacionados
Con el objeto de patrullar
Donde la barcaza haba encallado.
"Qu es lo que estn haciendo ellos?
Ellos estn por irse,
No es cierto?"
Aquella delegacin se fue.
Lleg;
Lo observ.
Retorn para informar
Que estaba all.
Al da siguiente,
Fueron otros.
Est todava all,
De la misma manera.
Y slo de repente era visto
Que los dueos de aquella
embarcacin, En lugar de ir,
Haban abandonado la boca
de aquel ro all. En aquel mangle,
Ellos estaban construyendo casas
con techo de palma. Y se inform
Que aquella gente
Se estaba estableciendo;
No se iba.
Finalmente,
"Vaymonos !"
Y aquellas gentes partieron
Para vigilar Bacalar all.
Usted ha odo decir que aquella casa
Estaba {hecha} de palma atada
all en el mangle. "Vaymonos hoy!
Usted ver
Que ellos retomaron a la ciudad."
Y entonces solamente Bacalar
327-336 De acuerdo con Nelson Reed (1964:238), la tripulacin de la barcaza (llamada El Chetumal) construy "un terrapln defensivo de troncos de rboles cerca de la
orilla del agua" despus de "despejar el banco cercano a su anclaje'. (Vase tambin
la nota a las lneas 243-256.)
398
APENDICES
bakalare9
k9ah t u konsentrart u b'??ob' way t9
kaha9 santah krims
wah m9 uc u h?elo9*
u kahal u kinsk u b'??ob' le nukuc
heneralo9*
le uc u nakl u ganartik9ob' k9ac
le. .. le...*
le t u 9epokah u geer9ab'o9*
akankeh nak?ob'* t u lak k?ace9*
u syudadil ho9*
peroh b'9ase9*
9anhil gustoh... poliitikah*
k9ah h9op' u kinsk u b'92ob'*
entnses
t u meen le epokako9
h9e t9us k u man9ak't?a1 make9
b'ey u pesegwiirt9al kehe9
wah m9acec
wah alkab'nahec '?onec u '?ok
peroh wah m9acec eridoece9
tece9 yan a kompesarke9
ma u heneralih
mas u kabesyil
hay tul u heenteh
t.u lakal k u k'at9al tes
esyskeh wah a w ohle9
350
355
360
365
370
k a olik
h9 le mak9ob'o9
h9e b'i's le b'"al k in w 9alik b'ehora9
375
t u lakal mak k u y oheltik
k9ah tun oheht'ab'e9
t u lakal e heneral lah c'?ik hay
b'9at?el mak9ob'o9
'90k u lah kinsk u b'99ob'
entnsesgobyerne9*
380
k9ah tun h9op' u tustik federal*
k9ah h9op' u b'et9al frenteh t9*
sab'an*
t u hom9ob'*
349-358. Esto parece ser una explicacin de por qu los mayas interrumpieron su
incursin sobre Mrida en 1848. Evidentemente, los jefes de la revuelta comenzaron a
pelear entre s (vase el captulo viii).
379-387. Aqu se inicia el relato de la marcha del general Ignacio Bravo sobre Chan
Santa Cruz cn 1900, que concuerda con la descripcin que hace Nelson Reed de esta
marcha (1964:238-240).
t u l9ub'sk?ob'
hay tulsoldads
tle k u tal deh . . .
b'i u y 9a1 e b'a?ala9
peloth no9
t u meen k u 'ak?ob'e9
t?e yo?k'9opo9
o b'is u k'ab'a9
o kampameent9ob'
U ti?al u . . . nohcil
u nohoc b'?a1
m k a w ilik7ob' te
t?e b'eh sab'an
m9 a k'ahol wah tak u b'ea9
it u 9eksistiir u samb'en
nohoc
bwnoh
pwes y9ab' e k rasah kins9ab'i9
c9e b'eysan letf9 haC t u b'etah t u
preenteh k u tal le refwerso9
k9ah t u simb'at2ob'
t u tal b'?ahy ob'
t u lugar u sut pacile9
mas co9k u b'ah terko9
uh kab'
385
390
395
400
405
410
415
420
425
399
400
APNDICES
451-480. Nelson Reed (1964:240) relata de esta manera el incidente: "El 17 de abril
{1901) un arriero sali a buscar una mula perdida... y lleg a algunas casas que
estaban en el bosque, dndose cuenta gradualmente, a medida que recorra una calle
desierta hasta una plaza, que ste era el santuario legendario."
iimin' k y ike,*
pwes tcne9*
t i m b'in t u pacil t9*
h9e t~us k in mack im b'ah (
tak k9ah k'uCuk wey tak k'iwik*
t"e k u maanehar le ilmno>*
t9e desokupadoh le kaha ~*
mis mak t y lah*
nak e imin'
peroh 'in t u b'eh t u tt'ah parteh t u
sikin federal"
deh keh t u k'iwik santah kruso~*
t9e cen mis mak tin w lah*
yh h~e tun k u tal wac7ob'a r
alkab'il tal
k u kohl?ob' wayc~
y etel b'is u y "al2al
t u dyanil
y etel u fwegtl
peroh b'is u y 'al ~al
b'ey u ganart'al
b'9al hac puntil bale7
b'ey t u b'ete7
le k u '9okle
mis mak t u y ilah?ob'
letf? t u ?informartah"
t' presidenteh deh lah rCpuhlike9*
deh keh ti' ah puntoh e balah
t u p'ec'ak'til santah krus'`
pwes t'e tuno'
k9ah tun p'ate'
b'is y 9al ~al t& e b'"ala ~
t u lakal le parteh
t?e bandah 'ula'
pici? k a w ilko9
k'9ub' t" ~ob' e b'eh petohi u b'et?ob'
kombateh
t u meen k u tal kaioh
k u task?ob' pelot9on
konstanreh u bhilar tee h'eho?
It'?ab' tak telefonoh te ' e b'eho"
koh estasyon waye"
tab'i'r
taab'i?e',
470
~*
475
480
485
490
495
500
505
510
UCATAN
401
Dijo:
"Bueno, en cuanto a m,
Voy tras l, En cualquier lugar
donde lo atrape" {inaudible]
Hasta que vino aqu a la plaza;
Aquel caballo haba partido all.
Esta dudad estaba desocupada all.
>GI no vio ninguna persona.
El caballo se le acerc. Pero l retorn
para informarles a los federales,
"Que en la plaza de Santa Cruz,
No he visto una sola persona all!"
Entonces los mexicanos vinieron aqu;
Vinieron corriendo.
Llegaron aqu
Con... Cmo se llama?
Con su trompeta florida
Y su fuego.
Pero cmo se llama?
As fue capturada.
Pero disparando sus armas.
As lo hicieron.
Despus,
No vieron a ninguna persona.
Fue l {Bravo] quien inform
Al Presidente de la Repblica
Que a tiro de escopeta
Haba sometido Santa Cruz.
Bueno all, entonces,
Y ellos permanecieron entonces. . .
Cmo se llama esta cosa?...
En todas partes
De la vecindad de Dzul,
Se da cuenta usted.
A ellos les dieron el camino de Peto
para defender. Porque vino un auto;
Trajo a un pelotn Para vigilar aquel
camino all constantemente.
Incluso un telfono fue colocado all
en aquel camino. Ellos llegaron
a la estacin aqu A Tabi.
Desde Tabi
API?NDICES
402
santah mariyah
santah marye9
steh . . . yo9k'?op
yo9k''ope?
sab'an
ic mul
tak ken k'ucuk pcetoh ]... ?
yh keh h9eb'~alak
k9ah u~ke9
k u han telefornyart~al
wah wey tonk'ab't?ab'e~
u han telefornyart >al e refwcersoh
k u tust?al ref wersoh
puruh b'ey u kalantik u b'9~ob'
le federasyono'
le henteh u gobyernoo
hun p'eel parteh tun
le henteh he7ele9
le animas in tyoh heneral don
fransiskoh mavo~
deh t~e b'eh bihyah
t u meen le k'ah ook e federal
miil nobesycentos uno9
entnses
k~ah b'in e heneral braboh mehiko'
k"ah tale~
y etel hun p'el barke?
bihiyah ~iikoh t u kastah
y eteh knsah hay p'el miil
o~il tas~ab'ih
t9e tun k u cok'b'il9ob' u b'cet'ob' e
b'eho9
kimik
b'ey u kimil pcek'e9
b'9as a k'ah t ~ u lak' k u talo9
pacil I
h9e b'is u k'at~ob'e9
m9 t u pahtal u pu2'l?ob'
k9ah tun h?op' u b'et'al e b'eho~*
k u tal e treno9*
pacil k u tal I
u '9ab'al u rycelil*
k u tal u trcenil pacil*
puroh hcenteh*
miil nobesyentos sceyse~*
.
.1
m9 u y ohle?
wah yan siineh
wah yan bayleh
wah yan asukar
wah yan t ~ab'
k u segwert2al
peroh b'ey san u b'etko ~*
k u enkontraartik u hcenteh federale9*
steh gobycerne9'
k u kinsik*
k u ',onl7ob'*
wah le u mawsero ~*
le k~ah yh k u c'ah u
peroh ash*
por mdyoh deh kombateh*
u maskab'*
h2e b'~ase~*
wah yan aryah*
k u tal*
b'ey k u tasik*
nok'*
merkansya,*
k u lub' t u k'ab'9ob'e9*
U tioal k u
t'osl~antk9ob' u b'ahil9ob'*
403
580
571-592. Los indgenas se vengaban toda vez que tenan una oportunidad: "Estaba
por
ejemplo el caso de algunos soldados, quienes, mientras se baaban en el lago Nohbec,
fueron sorprendidos por los indgenas y matador, apoderndose los nativos de las armas
y las ropas dejadas en la costa" (Villa Rojas, 1945:30). Es muy importante la referencia a los muser; uno de los soldados federales que protegan a los hombres que
construan el ferrocarril de Viga llevaba un muser con mira telescpica (Reed, 1964:
244),
APNDICES
404
min'an e lbertado9
min9an san u nahil le hicnteh
way ic kaha'
t?e ic poh k'an k'aso?
595
600
605
610
wah t u 9oril*
t u wenle familyas t19*
t u meen le mak ~ob'o~*
tak t19 deh noceh*
k u man~ob' u pesegwiirtti'ob' mak*
desteh ken il rak weyah*
deh keh yan mak u manen'
k u p~at'al tak las dos deh lah noeh*
h" u tal u amb'e1*
camb'el*
615
camb'el*
625
620
613-640. Villa Rojas (1945:29-30) describe el tratamiento de lot cruzob por parte
dei general Bravo, de la siguiente manera: ''Su sistemtica persecucin por parte del
general Bravo durante los once aos de su administracin sirvi solamente para aumentar su odio hacia los invasores. Muchos de los indgenas recuerdan todava aquellos
aos como los peores de su existencia: aos durante los cuales la pobreza, la enfermedad y las implacables emboscadas de las tropas federales diezmaron tremendamente a su
pueblo. Segn lo que ellos mismos me dijeron, bandas de soldados solan atravesar los
bosques con el propsito de saquear las pequeas granjas, donde acostumbraban destruir
las semillas plantadas. Los indgenas vivan en constante temor de ser cazados como animales si se aventuraban a transitar los senderos." Estaban ms a salvo durmiendo en hamacas colgadas en el bosque que en la ciudad (cf. lneas 593-599).
camb'el*
le ceen tek il,ak*
u na'il9ob'e7*
dyos miiyoh*
yan oil familya9*
t u wenle u palale~
k u lh molk~ob'*
lelo~ yan u k'at'al u ci~*
yan u y alik9ob' b'~as u y iiohl9ob'*
mas ku,a9an*
mas k u b'9ate'*
bwenoh*
min'an usul u k'at~al u ci~ winik*
630
635
640
645
650
655
660
405
Lentamente.
Cuando l era visto
Ellos se acercaban.
Dios mo!
Haba una familia pobre aqu.
Sus hijos estaban durmiendo.
Los capturaron a todos ellos.
Deban ser interrogados;
Tenan que decir lo que saban,
Quien estaba vivo
{Y) quien estaba peleando.
Bien. No haba final
para la interrogacin: de
alguien.
As pues ellos lo decan todo;
Ellos le informaban.
Era comunicado.
Oh Dios mo!
{Aquellos muchachos,
Fueron matados entonces?)
Ellos no fueron matados.
Si, en cuanto a ellos,
Queran capturar a alguien vivo,
No lo mataban.
Sin embargo,
Si alguno tena miedo,
Se le vea regresar;
l volva aqu.
En cuanto a usted,
Usted mejor hua.
Luego l vea si ellos no lo
capturaban a usted. l disparaba
contra usted. Cuando lo haba herido,
Acababa con usted.
Porque tambin ellos eran tiroteados,
Cada uno de los hombres
Era, tiroteada; Y ellos estaban
tiroteando a gentes. Bueno,
ellos hicieron que el momento llegara,
Creo que fue en 1910 o 1911,
663-672. La Revolucin Mexicana comenz en 1911, pero no fue hasta 1912 cuando
el general Bravo fue relevado de su mando y obligado a dejar Chan Santa Cruz. Su reemplazante, el general Manuel Snchez Rivera, nuevo gobernador, de Quintana Roo cuando
era presidente de la Repblica Francisco 1. Madero, fue el nico que trat de hacer las
paces con los cruzob (Reed, 1964:248-249),
406
APENDICES
695
700
705
407
735
740
745
709. Esta es la ciudad de Chunpom (chau, "sagrado"; porn, "incienso'), que pas
a ser el cuartel general dei grupo norte de los cruzob, despus que Chan Santa Cruz
fue abandonado (Villa Rojas, 1945:31).
711-715. Juan Bautista Vega naci en la isla de Cozumel en 1887. Cuando tena
10 aos, fue capturado por los indgenas en la costa de Quintana Roo durante un
viaje con su padrino en una piragua. Como saba l eer y escribir fue el escribiente de
Chunpom despus que aprendi a hablar el maya fluidamente. Pas el resto de su vida
con los indios llegando a ser, con el tiempo, el cabecilla de Chunpom (informe
de Richard C. Harris, 10 de mayo de 1963; copia que yo poseo).
408
APENDICES
b'ehl9aka9 tun . . .
pwes de t~c k u tas
k u krusar b'eh
bayadolid
k u b'in hey banta
t9 san k u c'9ah'al u lak'i ~
layli9 b'ey ic boteye7
k u m?acle9
ti? k u k''ub'ul cun porn
t19 don hwan heegah
k usohke7
lh mismah kosah
h9es le ~'-'ah t'e b'eh byo9
b'ey c'~ah b'eh peto'?
750
755
760
765
770
775
780
785
Ahora entonces...
Bueno, ellos lo trajeron de ah.
Atravesaron el camino
Desde Valladolid;
Penetraron en este distrito.
790
trankiloh u man'ob'
b'cy san le b'eh peto~
le tcn k >ace~'
m ~ ha c pers4giid9ob'*
b'ey u persegr*
hun tul keh 'on~ane9*
b'ey u b'et~al*
t9 u henteil le waya7
peroh desteh k9ah ganart'ab' e libertad
mehiko9
pwes tak waye ' k'ucih
pwes k7ah h9op' u y ilk'oh'e9
b'is u~ak u konkistak~ob' make '
795
800
k9ah p'atak
805
k ikb'a1
k ~9eh
t u lakal
peroh b'9as tun le henteh wayao*
pwes deskonfyadoh
b'uk' ah sufrir ' u b'etik*
b'uk?ah tormentos ' u meentik*
tak u nahil9ob' k u took,al*
tak u s'im k u tok'al*
tak u kol k u hay c'akt~al*
810
( m9 t u k'ub' u h- ob'i9)
m ~ t u k'ub' u b'"9ob'i9
t u k'ub' u b'99ob' m9
h9es k in w 'alik te~o'
ah baseh deh kartah en kartah
825
min9an le knsahtamh'alo'
k2ah yanak le yahkunaho9
k?ah yanak le uo'
k?ah p'eli9eahk'onc >
kontake'
k~ah il 'ake9
k~ah nakak u y ol mis b'7al u hante2
k7ah u k'ub' u b'ah
pwes m~ t u k'ub' u b'a ~~oh'i'
815
820
409
410
APENDICES
ka ah t u y 9alah~ob'e9
steh hun p'eh orah ho9k9es a b'in
wale~
k hok'ol t~on
b'ey san le h9el~ob'o9
hun p'el orah ho'k9one?
k u hok'ol
tei e9 hun peel orah k a b'isik
ken anak hun p'cel orah
ken ho',k~ on to"one'
k na'al t usul kahe'
wah t u b'et"a1 t'es gere~
t~on an k 90k01
peroh wah silensye~
pwes eskeh mis b' ~a1 u~ih
tan k tal san
pwes hc'es ohk t'e b'eh b'ut'o~
833-840. En realidad fue en 1915 cuando el general Salvador Alvarado, gobernador
y comandante militar de Yucatn y Quintana Roo, orden a las tropas federales abandonar Chan Santa Cruz para que los indgenas no temieran y volvieran a ocuparla. Guadalupe Tun fue uno de los generales indios a quienes la ciudad les fue transferida
( Villa Rojas, 1945:30).
411
Pequeo padre!
Toma tu rancho!
890
Aqu tiene carne hervida!"
Y ellos comenzaron a servirles frijoles.
Se lo llevaron a ellos a la casa.
Frijoles crudos Y aproximadamente
dos metros de tela,
895 Grandes sombreros,
Y estribos.
Bueno, cada uno...
Cmo se llama?...
Era repartido entre ellos [inaudible).
Cuando usted retorn.
900
Les urga
Irse y ocupar sus casas,
Sin ser daados,
Antes de que se deterioraran
905 Pero en cuanto a ellos entonces,
Ellos demandaban
905-909. Segn Villa Rojas (1945:30), despus de que las tropas federales salieron
de Chan Santa Cruz en 1915, "los nativos comenzaron a destruir los beneficios pblicos
establecidos all por el gobierno federal: el magnfico depsito pblico de abastecimiento fue volado con dinamita; se dej fuera de servicio al ferrocarril Viga Chico,
las locomotoras fueron arrancadas y los coches quemados; finalmente, con el propsito
412
APENDICES
k9ah w9a?ak*
kah p'ecl tramoh le ryeelol*
y 9olal m' h9e b'is u han tal le treno9*
en kase,
h'e u y il"al t u y ukinsk~ob'e9
k"ah b'et~ak frenteh ti''ob'
deskomfyadoh wnik
wah tee huntar
bwenoh peroh le heneral brabo9
m9 p'at personal u k'ub' e kaha?
sinoh cen hun tul koronel t u p'atah
le kayeh way trees esknas 119 hun p'el
nahe7
deh tablonil nah deh dos piisos
steh tenyenteh koronel samarpas
b'ey u k'ab'9o?
let9 e hai atendcrteh le hento?
k9ah t u y 911c9
teen p9aten in k'ub' a kahal~es
cen b'9as tun uc ti? le nukuc
wink?ob'o?
m? t u 9eksihiirt9ob' hun p'el
dokomenti9
y etei u fecil
k9ah il9ake9
b'9as mesil
b'?as anyil
b'a?as dyil
k?ah k'9ub' le kah ti79ob'o~
wah k u 9eksihiirt?ob'e9
b'ehla9 tak t~one
910
915
920
925
930
935
940
945
de aislarse completamente del mundo exterior, las lneas telegrficas y telefnicas fue'
ron cortadas y l os alambres se aplicaron a otros usos".
tun b'in
tun sut tun
t u lakal u b' 'al u b'ah le tyendo9
lah b'is?ab' bihyah
k9ah t u y ~alah trees dyas tun
mis b'~al kasih yan ti? nah9ob'
~' u lah b'isa' al
pwes le treno?
a w iiohel t~us p'at
yan mih k9ah o s p'eli9
bihyah ciikoh
t u meen bihyah ciike'
pwerto9
t~e k u nakal le liinyo7
h9ek9es u paht u b'is9ale9
b'is9ab'ih
b'is m?ih
p'atih
t y?ani?
t9e b'eho?
yan t'us botyadoh^
yan t u meen kasta an u gyeeia,9ob'o?*
k u p'9atal palsil le ryeelo ~ *
ken tak ittosente ?*
k u deskarilar b'?alov*
keensah b'uk9ah wnik k u kimil*
bwenoh pwes yan tak walkila9*
yan u s l9l9*
eskeleetille tyeeio ?*
t?us k u boltyarta7al9ob'o9y
k u ?eksist%ir*
yan t9e wey kwarintisiinkoh*
yan t9e kilometroh dyesioeo~'
yane9
m9 Cen '9ani?
b'eyo9
y ok'sah
i
t u . . . esteh
tu
u y 9al9al
tu. . . k u cikoh pasel b'eh
k u p'atik
peroh le bihyah ciiko9*
950
955
960
965
970
975
980
985
413
Yndose,
Volviendo entonces!
Toda la mercanca en aquella tienda
Fue llevada a Viga.
Al final de tres das de entonces,
Casi no quedaba nada en las casas.
Todo haba sido saqueado.
Bueno, aquel tren...
Sabe dnde paraba?
Yo creo que haba dos [o] tres
de ellos all abajo En Viga Chico.
Porque, en cuanto a Viga Chico,
Era un puerto entonces.
Aquellas huellas llegaban hasta all.
Todo lo que pudiera llevarse,
Fue llevado.
Lo que no,
Se quedaba.
Fue all,
All en el camino. Haba un lugar
en donde se descarrilaba. Fue porque
la guerra de ellos fue descubierta
all. Aquellos rieles fueron sacados.
Cuando lleg un [tren] inesperado,
Algo se descarrilaba all.
Quin sabe cunta gente muri!
Bueno, pues hay todava ahora,
Se ven todava
Los restos de aquellos trenes
Donde eran volcados.
Existieron; Estn aqu
a cuarenta y cinco [kilmetros];
Estn all en el kilmetro dieciocho.
Hay [algunos]
Que no estn all,
Como eso !
Les hacan entrar dentro de.., uh,
En... Cmo se llama?
En el... camino pequeo
Ellos lo abandonaron.
Pero en Viga Chico,
967-979. Los indgenas resistieron la incursin de las tropas federales al mando del
general Bravo destruyendo trechos de vas (Villa Rojas, 1945:30).
987-994. Vase nota a las lneas 905-909.
414
APENDICES
k b'in t?e
k tal waye~
mis b'9al k u y uul
peroh entnses p'at min?an le lnyo?
t u ?epokah esteh gobernadr ... ramires
esteh b'is k9ac u k'ab'a~ le makaa hay le gobcrnador ha tah ucih
cetumala?
margarimh ramires
let? tun b'ine'
k?ah tun tus wa'b'il le lnyo9
t9e bihiyo~
way nake,
hun Set' m~ t u p'ati~
bah
p'at?on tun b'eyo9
l stoh
pwes le ucik okol ti" libertados
tak u walkila~
mis b'9al k ~ileh
tan k ?ilike?
liibreh anil2on
liibrec man simb'al
liibreci9
wah yan te tak'ine~
Seen
ok'ot
leen
siineh
Seen
h?e b'9ale9
leti? e libertad
ganarmahil tak walkila?
peroh lelo?
t90n ilik b'ehle7
le in lak'9ob' ucb'en?ob'o?
supriirnah2ob'
kim9ob'
b'ey u kimil b'9alc?e9
t u hant,ob' mo Ce?
wah h?e b'?ase?
desdeh m~ kime~
eskeh letf? kuskfinteh
yahyah b'?ah
yahyah b'?ah
415
416
APENDICES
yan u prteh
mas ha c triisteh
peroh k9os p'atik t ~ u heel diyah
way k nakle
( b'ey tun b'ey b'7as
le ha c triisto7)
*
le k7ah k'7al u pa tihosukoh
syeeteh meses senyor*
1073-1074. En realidad Tihosuco fue capturado por los indgenas en 1847 sin que
le hubieran puesto sitio (Baqueiro, 1871-18791:281).
1081-1084. Es muy poco probable que Francisco May fuese sargento en 1847, cuando
Tihosuco fue tomado, puesto que muri en 1969, ms de 120 aos despus del suceso.
1092-1093. El narrador se distrajo un momento al llegar a este punto de su relato
debido a un autobs que pas por su casa. Casi todos los pasajes inaudibles en este
texto son consecuencia del ruido de autobuses que pasaban y se superponan a las palabras.
417
418
APNDICES
konstanteh t u man)ob'ir
y ok'ol ah ooh metrosee
yan kwatroh ombresi7
yan t?elo9
yan t?clo?
sut t? u pacil
tun b'in~ob'o9
pwes mas y~ab' kimih
keh hok'ih
pwes te wah a w ohel a p'atal w?ihe
le a ?enemiigoh u k'almah u pa a
kahal
let?ee t u hanal
t u y uk'ul t u lakal le merkansiyah
k u tal peete'
t u k'ab'?ob' k u l uh'ul
k u tal bayadolid
t u k'ab''ob' k u l ub'ul
te~ t a w iknalc'
m9 '?ab'al y ectel
( peroh lelo,
let' e mak?ob')
le way mak 'ob'e?
way saantah krus'ob'e'
t?e k'almahil u pa kaaho'
u hentil tihosukoh
let' k u penaar ob'o?
( m' let~ e waa'ob'o~I
pwes rebweltoh yan spanoli '
yan wai"
yan t u lakal
peroh k'ala an te'elo'
k u tal
mina?an san
tal t u lakal le komunikasyones
1145
1150
1155
1160
1165
1170
1175
1180
1185
t u k'ab' le hentoo
let??ob' k u kiins?alee
p'at mis mak
sunah ?alikee
b'?as u t
b'?as t u y ilah
k u tal karee
y etel seys mulasee
lah mismah kosah
k u kins?al u yumil
k u '?ab'al le b'?aloo
k u t'?osol
mis mak b'in ?alikee
b'?as uih
le i kah k'al?an u pao9
m pahtal u komunikr
sh m' h'es h'ehl'e,
b'eh'ela~ yan t u fasilidad t u lakal u
komunikar
peroh le uo'
m? b'eyo'
k'ab'et por kartil
k'ab'et por komisyonil
esyskeh
lub'e kins?ab'ee,
mas k u y ?alik b'?as t a w ilah
s?up tun
mis b''al u hantik
u y ?al le hentch k'aha'an
u pa b'eh
yan te'e tihosuko'
419
{inaudible).
Esos arrieros vinieron all,
1190
Ellos estaban cargados
de mercancas Que venan
de Valladolid Para Tihosuco.
Fueron atrapados.
Cayeron prisioneros
1195 En las manos de aquellas gentes.
Fueron matador.
Ninguno qued
Para volver {e) informar
Lo que les haba pasado,
1200
Lo que vieron.
Vino una carreta
Con seis mulas.
La misma cosa!
Sus dueos fueron ma.tados.
1205 Aquellas cosas fueron tomadas;
Fueron distribuidas.
Nadie fue a informar
Lo que haba pasado. Aquellos
que fueron encerrados en la ciudad
1210
No podan comunicarse.
S, no era como hoy. Hoy hay
toda clase de comunicaciones,
instalaciones.
Pero en aquellos das
No era como esto.
1215 Era necesario {comunicarse) por carta
Era necesario {comunicarse) por
mensajero.
As que...
{Si) usted caa, usted era matado.
Quin dira lo que usted vio?
1220
Estaban agotadas entonces;
No haba nada que comer,
Segn la gente que recuerda.
Detrs del camino
Que haba all en Tihosuco
1225 Haba blancos;
Haba mexicanos;
Haba indios;
Estaba todo el mundo.
Y ellos dijeron:
1230
"Bueno, hombre, vmonos,
APNDICES
420
wah kim?on
i en hun p'el ti" u saastale
k~ah t u ~afesgart u b'ah
le b'etike~
tihosuke~
hac tah y~ab' mak . . .
y~ab'
tak b'ehl~e~
k u kast'al tesOori7
t u meen t u lakal u ~ayik'al le kaho~
t u lah mukah u tak'in
u tukule~
ken sunake~
1235
1240
k u h~osik
peroh komoh t9 kime~
mas kun u h'oseh
( y ~olal le d'ul"ob'o~
uc le b'~al'ob'o~)
1245
le b'~as uc
t~ b'uk~ah tyempo9
kuyuk
b'is u y ueul ti' e hento~
komoh let" mayah kOole7
ken ordenart"ak
yan u ha'ece"
yan u ha'e k'ah p'el arobah*
yah t u y ol l9ob'al
peroh wah m ' t u b'etiksane"
1255
y~olal le a'tiulo9
matik le don hasintoh pato9
let?e9
u idah
u deskitartik
let~ k u topb'il
esyskeh . . .
nak u y ole"
k~ah t u y 'ale'
k~on~es ilik
b'is t9us k bin
let~ tun u bengansail
b'in u b'et"ub'o"
peroh b'ey tun k y "ala'alo"
1250
1260
1265
1270
b'ey u C9ike(*
hun p'cl u p'ak'suse~*
hun tul (9e~C)*
le ken a toke9*
t u lakal k a tokik*
b'ey lelo ~
1275
y~ab'inosenteh penarnahi~
m' t u lakal k'aasi9
( bwnoh peroh t u y )olal le e'ul"ob'o'
u i le b''al"ob' b'eyo'
klaroh keh sh
1280
421
Texto B-3
Cecilio Chi y Jacinto Canek
Huno esa segregacin entre los indios. Por eso se separaron los indios, porque
no estaban conformes con la llegada de los espaoles, en que muchos de nosotros
aceptamos, este... cmo le dir? esa mezcolanza, esa mezcolanza entre espaoles. Naturalmente que ellos, como conquistaron Mxico, pues naturalmente muchos se casaron con indios. Y por eso nos llamamos esos mestizos. No le
{
) eso que as los mestizos nos llamamos? Porque nos mezclamos con
los espaoles. Nuestros antepasados, pues tuvieron que casarse con los espaoles,
ya sea por esclavitud, por cualquier cosa que ellos se casaron. 1
Entonces los Chi, esos hombres, pues no estaban conformes; y ellos entonces
se separaron y fueron a formar el territorio de Quintana Roo, que no tena gobierno verdad? No tena gobierno. Entonces es cuando entonces a cuento de
que, cuando entonces ellos se sublevaron entonces en contra de nosotros y venan
a buscarnos. {Los que se quedaron?) Los que se quedaron all no estaban conformes con los castigos, con estos nombres espaoles; no estaban conformes. Entonces venan a nuestro encuentro, y hubo mucha... Entonces entre ellos estaba
este Cecilio Chi y no recuerdo otro, uno que vena entre ellos entonces. Y no
s qu ao.
Ah, eso es! Ya les digo que esa poca pues nos daba no ms que aritmtica,
y gramtica, un poco de dibujo. Pero hoy no! Se estudia profundamente entonces lo que es la historia de Yucatn. Porque el que no conoce la historia de su
1274-1278. En otras palabras, como de costumbre, pagan justos por pecadores.
1
APENDICES
como cabecera federal, de federacin. Entonces Sotuta qued como cabecera del
partido. As qued entonces dividido, porque as no queran.
Porque Yaxcab era ciudad; porque era ciudad Yaxcab. S, all compraban
jabn los de ac, velas. Toda clase de artculos all se fabricaba ah? en Yaxcab. Ah, entonces queran que sea cabecera. Los Barbachanos, que los Mndez..., los mendecistas ah? Haba dos partidos contrarios entonces a sus...
Pero que Yaxcab era muy... como le dir? populosa. S, haba mucho maz
entonces no? Pues pas cerca de cabecera de federacin de la federal donde
estaba destacamento. Entonces Sotuta como cabecera del partido.?
422
42 3
z De acuerdo con Nelson Reed (1964:71), la rivalidad entre Sotuta y Yaxcab por la
posicin de cabecera de distrito fue de larga duracin: "Sotuta era la capital poltica del distrito de Cocomes. Sin embargo, este honor le era disputado por Yaxcab, y el argumento, junto con otros, que aparentemente datan de las insignificantes guerras de la
poca precolombina, han dividido completamente a las dos ciudades. En esa poca haba
un complot por parte de los barbachanistas de Sotuta para someter Yaxcab al enemigo.
El teniente coronel Alberto Morales, al mando de esta zona, fue obligado a dividir las
dos compaas del batalln. Orden que lleg desde Sotuta y Yaxcab, ubicando a cada
uno en su lugar nativo, con tal de impedir que lucharan abiertamente. La idea de que
traidores blancos se asentaran atravesando su lnea de abastecimiento, resultaba insoportable para la compaa expuesta de Yaxcab; y cuando se retiraron el 12 de febrero,
se negaron a ayudar a Sotuta, y marcharon de regreso a Izamal."
AP1 NDICE C
FOLCLOR DEL CONFLICTO TNICO EN LOS ALTOS
DE CHIAPAS
Los TEXTOS C-1 a C-4 provienen del extenso corpus de M. Laughlin (1977) de
narraciones de Zinacantn. Puesto que yo no he sido la persona que grab y
transcribi estos relatos, aqu presento nicamente la traduccin de los mismos.
Las translaciones se reproducen tal como aparecen en el libro de Laughlin, con
el nmero 7 indicando la interrupcin glotal y rayas para indicar el alargamiento
de vocales para efecto dramtico (vase Laughlin, 1977:14).
Los primeros tres textos proveen ejemplos acerca del tema de las armas mgicas analizado en los captulos x y xtv (vase Laughlin, 1977:21-26, 37-39,
60-63, 132-135, 212-216, 355-356, 358, 404-405 para otros ejemplos). El Texto
C-4 es una versin zinacanteca de la Guerra de Santa Rosa.
Los textos C-5, C-7, C-8 y C-9 fueron grabados en cinta magnetofnica durante mi breve trabajo de campo en Chiapas en julio de 1972. El Texto C-5
es una versin chamula de la Guerra de Santa Rosa obtenida de un informante
masculino que estaba en el final de sus cuarentas o principio de sus cincuentas.
El informante de quien yo obtuve el Texto C-7 fue tambin la fuente de Laughlin
sealada como T112 y T154 (1977:112-124). Aunque fue grabado menos de
un ao despus que T154 (pero doce aos despus de T112), mi versin abarca
varios conflictos tnicos ms que las dos primeras versiones. El relator tena
probablemente ochenta aos de edad o poco ms cuando grab el Texto C-7. Los
textos C-8 y C-9 fueron obtenidos ambos de ladinos de mediana edad en San
Cristbal de las Casas; una comadrona fue la fuente del primero, un carpintero del ltimo. Antonia Gonzlez Pacanchil, de Zinacantn, me ayud a hacer
la transcripcin de los restos C-5 y C-7, y Liliana Schor, de Nueva Orlens, prepar la transcripcin original de los textos C-8 y C-9.
El Texto C-6 fue grabado en cinta en febrero de 1969, mientras estaba todava recabando material para mi libro acerca del humor ritual (Bricker, 1973a),
y varios aos antes empec a interesarme en las revueltas de los indios mayas.
El texto fue entregado voluntariamente por Manuel Arias Sohn, de San Pedro
Chenalh, el primer informante de Calixta Guiteras-Holmes, porque l crea
haber olvidado relatarle este cuento a ella (en realidad Guiteras-Holmes {1961:
265-267) ya haba publicado una versin de l). Tendra aproximadamente unos
sesenta y nueve aos cuando yo grab su texto (1961:319). La cinta magnetofnica fue transcrita por Domingo Prez 'Prez, de Zinacantn.
La ortografa de los textos tzotziles es la que usa Laughlin (1975) en su
diccionario del tzotzil zinacanteco con el aadido de /H/, una "fricativa velar,
muda, labializada" (Gossen, 1974a:361), que aparece en los dialectos del tzotzil
hablados en Chamula y Chenalh (pero no en Zinacantn). El acento cae en
la ltima slaba de las palabras polisilbicas, a menos que se indique lo contra424
42 5
rio. Las palabras prestadas del castellano se deletrean tal como son pronunciadas en tzotzil, excepto en el caso de los pasajes largos que estn enteramente
en espaol y que aparecen en el Texto C-6, que sigue el deletreo normal en
espaol.
La estructura en dsticos de los textos tzotziles est sugerida por los grupos
de aliento, pausas, entonacin y repeticin, as como tambin por el ocasional
paralelismo semntico y sintctico. Cada lnea en tzotzil en los textos C-5 a C-7
(y el castellano en el Texto C-6) es precedida y seguida por una pausa en las
cintas magnetofnicas. Los conjuntos de lneas pareadas con frecuencia se sealan con pausas ms largas. Los comienzos falsos y los titubeos se sealan por
medio de elipses. Las preguntas y comentarios con que yo conduca las sesiones
aparecen entre corchetes.
Texto C-1
Cuando los guatemaltecos fueron lanzados al aire
(Laughlin, 1977:17-19 [Texto Ti))
Huso una vez en que los mayores eran ms fuertes. Ellos hacan viajes a Guatemala con sus mulas.
Luego los guatemaltecos los tomaron [a ellos] en cautividad. Solan traer una
j arra de licor de caa para embriagarlos.
Cuando la gente se embriagaba ellos nos castraban.
Ellos nos hacan engordar. Cuando nosotros estbamos gordos ellos nos convertan en aceite. Quin sabe en lo que nos habramos convertido.
Toda vez, toda vez que nuestros paisanos llegaban [a Guatemala] siempre se
quedaban. Siempre se quedaban. Ya no queran volver ms.
En los tiempos antiguos los mayores eran ms fuertes. Estaba el Rayo. Estaba
la Mariposa. Estaba el Gaviln. Haba una Moscarda. Estaba el Remolino de
Viento.
En cierta ocasin los mayores se enojaron. Ellos fueron. Partieron juntos. Fueron a buscar una cueva. Cuando muchos de nuestros paisanos se perdieron, los
mayores se enojaron.
Encontraron una cueva. -Ve -se le dijo a la Mariposa.
-Ve a ver lo que estn haciendo --dijo el Rayo. [La Mariposa] fue. Agitando [sus alas] lleg al centro de la ciudad.
-Estoy de regreso -dijo [cuando retorn a la cueva].
-Qu estn haciendo? -pregunt el Rayo.
-Bueno, sus mentes estn descansando. No estn haciendo nada -dijo.
-Ahora ve usted, supongo -se le dijo al Gaviln.
-Ve a coger todas las gallinas gordas y trelas aqu -le dijeron al Gaviln.
-iYa voy! -dijo. Parti para atrapar y traer aqu a todas las mejores gallinas.
,;~, l Mpo
APNDICES
debajo del cual [los mayores) haban estado sentados. Cuando ellos bebieron
[el licor de caa) continu cayendo al piso.
-Bueno, no importa, ellos estn borrachos ahora. Castrmoslos ahora -dijeron los soldados.
Trajeron el corta plumas. [Los mayores) sintieron en sus sueos que sus testculos estaban a punto de ser arrancados.
[El Rayo) dej escapar una centella, pero una enorme. se fue el final de.
los castradores. Estall un enorme rayo. Toda la plaza, todos los grandes edificios quedaron en ruinas. Lleg el Remolino de Viento. Remolino de Viento
levant a la gente y la tir y la elev hasta el cielo. sta es la razn de que los
guatemaltecos digan que los zinacantecos son ms fuertes. Todos aquellos que
haban sido aprisionados regresaron. Desde entonces no ha habido ms guerras
con Guatemala.
42 6
427
Texto C-2
1
428
APENDICES
429
Texto C-3
Cuando los Zinacantecos regresaron a casa montados a caballo
(Laughlin, 1977:378-379 [Texto T160))
HAY [un relato de guerra) como se acerca de los mayores de hace mucho
tiempo.
Se iban como soldados. Ellos continuaban yndose a la guerra, pero siempre
era as. Nosotros... los mayores, parece ser, acarreaban bultos, acarreaban balas.
[Los soldados mexicanos) nunca preguntaban [lo que usted quera hacer). Era
siempre como cargas... como si [usted fuera) una mula, un animal como nosotros decimos.
Los soldados [mexicanos) eran matados, parece ser donde haba esa guerra.
Ellos eran matados.
Luego [los zinacantecos) hablaron a aquel jefe, lder de los soldados, como
nosotros decimos. Hablaron con l.
-Bueno, supongo que vamos a entrar en eso -dijeron ellos-. Veamos si
nos matan. A quin le importa? -dijeron aquellos mayores de hace mucho
tiempo. Puesto que haban escogido de entre ellos. Estaba el Rayo. Estaba la
Niebla. Estaba el Remolino de Viento. Ellos escogieron a los pocos mayores que
siempre funcionaban bien, al parecer.
-Bueno, si ustedes pueden hacer algo, entonces, hganos un favor -dijo
el lder de los soldados [mexicanos), como nosotros decimos. El [jefe) de la
guerra, como nosotros decimos.
-Bueno, supongo que nosotros nos vamos a unir a eso -ellos trataron de ver
como sus enemigos podan ser matados-. Bueno, supongo que usted debera
ir, Gaviln -haba, un Gaviln-. Supongo que usted debera ir, Gaviln -dijeron. El Gaviln fue. Oh, seor, l estaba volando.
-Ellos estn comiendo -dijo [el Gaviln) cuando lleg [de vuelta).
-Bueno, si ellos estn a punto de comer, entonces, vaya, entonces Moscarda! -dijeron..., le dijeron a esa Moscarda. La Moscarda fue. Lleg all, zumbando. Puta!, en un minuto, en un minuto toda su comida estaba [llena de)
gusanos. Ellos nunca comieron. La Moscarda deposit [los huevos), pero los gusanos crecieron al punto. Usted no puede decir que ellos no crecieron al punto!
Puta!, aquellos soldados [enemigos) nunca comieron.
430
APENDICES
-Al diablo, hay algn problema entonces! -dijeron ellos. Nunca lo comieron. Arrojaron la comida.
-Vaya, Mariposa -dijeron {los mayores}. La Mariposa fue, tambin.
Pero ellos ya se estaban preparando all. Se estaban preparando.
-Estn listos! -dijo {la Mariposa} cuando regres {a donde estaban los
mayores].
-Muy bien -dijeron-. Vayamos entonces! Vayamos entonces! -dijeron
ese Rayo y el Remolino de Viento y la Niebla. Oh, seor, fueron para atacarlos.
{El enemigo} fue liquidado. Ellos fueron acabados para siempre. El problema
finaliz de una vez por todas.
Ellos tenan caballos, al parecer, aquellos soldados jefes {mexicanos], como
nosotros decimos. Ellos tenan caballos al parecer. Oh, Seor, eran los mayores
de hace mucho tiempo, ellos fueron los que regresaron montados. Esos jefes,
como decimos, vinieron ahora a pie. Vinieron ahora a pie, puesto que {los
mayores] podan ganar, sabe usted? Esta es la razn de que los jefes de los soldados no podan venir ahora a pie, ve usted? Ellos no ganaron con sus propios
hombres, ve usted? Eran slo los portadores, fueron los nicos que ganaron,
al parecer. Luego los problemas terminaron, por cierto. Quin sabe cunto dinero les fue dado. Oh, Seor, trajeron tanto dinero! Puesto que ellos eran los
que iban a ganar ve usted? S!
Incluso llegaron a casa haraganeando montados a caballo- Puesto que ellos no
queran hacer el esfuerzo a pie... Puesto que ganaron, comprende usted?, es as
como termina el cuento.
Texto C-4
431
una santa. Ella minti que ella haba sido transformada para que la gente dijera
que ella era una santa, puesto que su nombre era Santa Rosa;. Santa Rosa, la
Virgen, ella se supona que era.
Pero ella misma saba cmo comer. Comi. Bebi pozol. Comera una santa?
Es por eso que se trata de una mentira. Es por ello que fueron a buscarla y a
traerla. Nada sucedi. Nada sucedi en la ciudad- Ella menta. Simplemente engaaba a la gente. Los engatusaba. De modo que se reunieron en grandes cantidades. Haba muchas celebraciones en la casa de ella. Le daban limosnas y todo,
velas, dinero y toda otra cosa puesto que ella era la Virgen, pareca. Ella era una
santa, al parecer.
Pero ella menta. Simplemente engaaba a la gente. Ellos fueron a atraparla y
a traerla aqu. Lleg a las barracas. se fue el final de ella. La lucha termin
hace mucho tiempo.
Texto C-5
sakrestan
sakrestan
432
APENDICES
25
30
35
40
45
50
55
60
30-31. La palabra panin o "nixtamal" se refiere a los granos de maz que se remohierven, agregando un poco de cal, para disolver la dura piel exterior. Una vez que
los granos han sido suficientemente hervidos se enfran y enjuagan con agua limpia y
posteriormente se muelen formando una masa para hacer tortillas.
jan y
htotikun
si lah yal ti ton 'une
bwno cahk'anb'ik hun pavor
ta hk'an lek hb'ehuk na
ta hk'an ta satneltranik c'ul nail
ta sahk'an ta sadob' ab'aik
65
70
75
80
85
90
95
100
105
433
No soy un tesoro.
Soy un santo",
Dijo entonces aquella piedra.
"Bueno, yo te pedir un favor.
Yo quiero una casita bonita. Yo
quiero que me construyan una
iglesia. Quiero que ustedes se renan.
Yo les pido que por favor me
construyan mi casa juntos. Y de esa
manera, entonces, Yo tambin cuidar
de ustedes. No se preocupen ! Tambin
cuidar de ustedes, los cuidar"
Dijo aquella mueca Que l haba
encontrado como piedra.
Bueno, el hombre explicaba eso a sus
parientes: "He encontrado
a un santo, Pero un santo, pues.
No es un tesoro.
Yo crea Que lo que haba recogido
era un tesoro. Pero no!
Era un santo.
'Usted me har el favor.
Queremos hablar con usted.'
Y l quera que nos reuniramos
Para que yo les informara a ustedes
Sobre sus rdenes,
Las rdenes que dio",
Dijo l a sus vecinos {Y} a sus
parientes que vivan cerca.
Bueno, aquellas gentes crean en l.
Se reunieron.
La piedra les habl a ellos as:
"Bueno, simplemente deben
construirme una casa; Porque yo
quiero una iglesia bonita y pequea.",
dijo la piedra. "Quiero estar aqu
para siempre", Dijo aquella mueca,
Esa piedra que haban encontrado.
Bueno, aquellas gentes crean en ella.
Ellos simplemente crean en ella.
Comenzaron a trabajar para ella,
comenzaron todas las dems cosas.
Compusieron buena msica.
Organizaron un bonito festival para
[el santo]. Bailaban.
434
APENDICES
ti hap'si la*
pero puru la c'ic'*
te ~oy ta ye ta hmek*
bwno lah la yal ti kyerae
mu htotikuk ma ii sca"b'ioh Ii kahvale
k'elavil
puru slo"oh ti t'ic'e
lee me" pleto*
yu?un ta slik ti pletoe*
si la ti kyerae hee
bwno a yalb'e ya"i
ti stote
ti sme? ya"aluke
tot mu hay bel
ta slik pleto
mu yu?unuk htotikuk
mi ha? hee htotik sana~ slo~oh t'it'
ti te tvay te ta kasae
ti b'u 9oy sca?b'ohik te sk
9a lavil lek si ti stote
lah lah kil lek ta hmek
?a ta hee slik pleto
me" pleto ma? tahe si
150
155
160
165
bwno ?i k'unk'untik
'i k'unk'untik
ivinah tal
vinah tal
ya?i ti pale Ii ~ ta hteklum ya"aluk "une
170
175
180
185
435
436
APNDICES
230
235
240
245
250
255
260
437
255. En comparacin con la moneda usada actualmente en Mxico, que tiene un bajo
porcentaje de plata, se acua con metales ms baratos, o bien es hecha de papel.
438
APENDICES
265
270
275
280
b'atik 9un
spohik ?ec'el ti k'asal turn
ti takal tal ta ne ka?
ti htotik calik "une
ti lah spohik sutel 'un
295
300
285
290
273-280. Posiblemente se trata de una referencia a las copiosas lluvias que tuvieron
lugar en octubre de 1868, pocos meses antes de que fuera asesinado el prroco en circunstancias similares a las descritas en este texto (vanse tambin El Espritu del Siglo,
31 de octubre de 1868:4; Pineda, 1888:74, y el captulo ix).
macita
ti yab'tihib'ike
komo C'ab'al to?os stuk'ik ti vo"nee
puru lansa
puru macita
puya9*
?oy leke sihil tak'insise*
ohol ta te?*
h ha9 ta smilvanik ~os sci~ukik ta hmek
he
bwno b'at ti manta! k'al tustae
tal ta sak'ik
mu stak'ik akel si batel ti mantal ti k'al ta
tus^a hoe
b'at ti mantale
bwno tal ti soltaroe*
tal sci~uk stuk'ik*
tal sci~uk stampolik*
Ci?uk yok'esik*
tal spasik ti pletosci~uk ti hkuskat ti vo'nee
305
310
315
320
325
330
335
439
325-327. Las astas o picas estaban hechas de palos de madera con puntas de hierro.
333-336. Estas lneas recuerdan la profeca anunciadora de la fiesta del carnaval chamo.
440
APENDICES
340
345
350
355
360
365
370
33&339. Vase la descripcin del remedo de batalla que tiene lugar en Chamula durante el carnaval (captulo x).
353-361. Los chamulas creen que los objetos "calientes", como los toros y las armas
de fuego, pueden ser "enfriados" cuando se les exponen los genitales femeninos (vase
Bricker, 1973a:117).
375
441
APNDICES
442
. 439.
410
415
420
425
430
435
440
445
ha? to la ca~i
a9ab' te ?oy
?i ?oy la Ho?
te ta 9olon
ti la sten
ti scihe*
b'at ta sa9ab' hm?*
b'at ta Ho'*
b'at ta ?uk'um hi? ti scihe*
hi? hutuk la muk' b'ahik yalel ta sa?ab' ti
hatb'iletike
ti b'uc'u la snak' sb'atik ?a yu~un
si?ik la ti ta pletoe
bwno ti k'alal yec lah ti yo?onton ta
pletosa ti b'uc'u sa ti ?aneetike
musa hayib'el 9un
lahik sa ti viniketik ?une
teke? ?un
lahik sa ?un si hm?
450
455
460
465
470
475
480
485
443
455-458. En su precipitacin no se dieron cuenta de que haba un ro en la cueva, y que a l haban arrojado sus posesiones.
444
APENDICES
tal ti soltaroe
ha? ti mu sk'anik sakel
mu sk'anik s~oc ta cukcl
yu7un ta smilvanik
yu?un ~ak'ik ~ek sun
490
495
Texto C-6
La guerra de Santa Rosa (versin de Chenalh)
lah avil
ti lah yalik
ti htot
ti hme'
ti c'iik tal
k'usi svokolik
k'u si si9el iyilik
mas triste iyilik vo"ne
komo yu~un ' oy snto
te ta b'au *
ta yak'ol san pdro
te ta yosil camla
yu~un ~oy santoetike*
'i sntoetik b'ot'o mu sk'an sc'unik
ti ta sb'a ?ak'otahikuk
ti ta sb'a sk'opantk snto
ta smilatiks~ok
?ra Ii pdre
Ii pdre ya9yel ta sk'an ta sk'opanik snto*
'i muk' sk'opoh li santo*
91 muk' smala Ii santo*
muk' sk'opan ti pale*
hun taki lum kom te ta kohbre"
hun taki lum*
Ve usted
Que ellos dicen,
Mi padre
{Y} mi madre,
5 Cuando ellos crecieron
Cmo sufrieron,
Cunto miedo tenan;
Pareca que las cosas eran muy
tristes para ellos hace tiempo.
Porque haba un santo,
10
All en Baux,
Encima de San Pedro {Chenalh},
All en territorio chamula.
Porque haba santos,
Y santas en los que alguna gente
no quera creer.
15 Se fueron a bailar;
Se fueron a implorar al santo.
Ellos tambin fueron muertos.
Ahora el sacerdote,
Parece ser que el sacerdote
quera hablarle al santo;
20
Y el santo no hablaba.
Y el santo no esperaba.
No habl con el sacerdote.
Un trozo de tierra seca contena el
cajn. Un pedazo de tierra seca.
va?i ?un
te 9ilin ti pdre ti muk'stal
9oy
445
Ve usted, entonces,
El sacerdote se enoj porque no
vino. Ahora el santo
le hablaba desde el cajn:
"Vayamos ahora a destruir San
Cristbal de las Casas! {inaudible}
Destruymoslo!"
30
La gente se reuni.
Mi padre estaba all entonces;
Mi madre estaba all entonces
La gente se reuni.
Eran obligados a marchar;
35 Slo sus machetes,
Slo sus palos
Haban trado. Haban venido
para matar a la gente all en San
Cristbal de las Casas.
Ahora el santo vino all;
40
El santo vino.
Lleg con ellos,
Al parecer.
Ahora ellos no vinieron all.
Jams vinieron aqu.
45 Ellos no ganaron.
Ellos simplemente retornaron all.
Ese santo estaba all
Ellos entraron a una orden del santo.
Sola haber un mercado all en Baux.
Usted ve, entonces, Haba un mercado
50
all en Baux en aquella poca.
Simplemente danzando.
Estaba la Virgen,
Simplemente una mujer,
55 Una mujer chamula,
Una mujer chamula.
La Virgen habl al santo en el cajn.
Usted ve, el santo habl
desde el cajn. Los apremi
60
A matar.
Ahora ese santo dijo, hmm, "Bueno,
no tengan miedo! Mis soldados
marcharn adelante desde la montaa;
25
puru ?an'
me? camu ?*
me? camla*
ha? me? snto k'opan ti santo ta ksa
vasi isk'opan ti snto ta ksa
has ta spasik ta suhvan
ta milvaneh
~ra cal ti snto hms
bwno mu sasi9ik
ta slok sltaro kusun ta vi
ta slok' sitaro kusun ta sanheletik*
43-44. En otras palabras, los indgenas no lograron invadir San Cristbal de las Casas.
53-56. La mujer chamula a la que se hace referencia aqu probablemente es Agustina
Gomes Checheb, quien hizo las veces de sacerdotisa en este culto (captulo nt).
446
APNDICES
65
447
448
APNDICES
hk'opanoh cih'
~osib' bwlta 'un
ta hpas ka'i prova! mi ha" snto si
ta hpas ka"i kuskat
pero muk' cismso
la al ?ep mulil
ta sal ~cp skotol
toh opol k'u ta salik
~ra mu hk'an
ha? yu~un h"ak'vaneh ta mile!
i ti kristiyno
h'o'o sna'b'eik smelol
~oy to yu"unik tana "une
?oy to yu"unik
te to spasik "ab'tel si"
~oy to yu~unik snto
bwno te to yu~unik le"e
~ilin skotol
ta ?os s tal yi~' tup'el ti "indgena
ta ~os s tal yic' tupe! ti 7indlgena
va"i ta! soltaro
tal skc~ol "un
tal stup' skotol pwblo
toh pukuh ti ndyosi
ha? to ti ?oy yahsantoetik 'une
pero yu "un ha" ti ta smilik latino stok
9une
147. Los santos parlantes piden dinero por curaciones que a veces no dan resultado
(captulo xtn).
153-155. En otras palabras, en 1969 haba santos parlantes en Chenalh.
158. Los brujos pueden transformarse en vacas o cabras y rondar en la campia por
la noche haciendo dao a las personas.
ta ?oik ta hob'el
b'at smilvanik "un
va'i ?ilin nan ti sltaro hm ~
ti soltaroe*
la hi*
ta hmek*
misa si*
170
175
180
185
190
195
pero k'alal ti mi lah s ob' sba*
te la ta
skotol ta yut c'ul na
te la ta smil 9un*
mi pistola*
mi 9espara*
200
mi punyal k'usi cak' "un hm9*
pero ta hmek ' un
ti
?ora ?un lok'em san pdro
lok'em yahnil skotol h"ab'teletik hm'
va?i ti presidente sci~uk hun '~alklte primro
449
180. La gente de Chenalh ha sacado de la iglesia las imgenes de sus santos y las
han ocultado en las montaas.
181. La Montaa Cornuda (Hulub') se asoma por encima de Chenalh (cf. lneas
183-186 ms adelante).
190-199. Los soldados ladinos haban engaado a los indgenas de otros pueblos reunindolos para escuchar misa, encerrndolos luego en la iglesia, y matndolos (vase
Guiteras-Holmes, 1961:265-267 para otra versin de este incidente asociado con Juan
Ortega).
450
ApBNDICES
cak lum
oy kurus ta huhun . . . ta
yolon kavilto
',oy kurus te ta po'ot tal
oy kurus ta ti' c'ul na
',oy kurus te ta ~o ~lol lum
9oy kurus ta lok'eltik 'un
te c'ok' ti presidente
tas~ok'
lkehkun
ta sk'opan ti kurus
ta sk'opan ti kurus
ti skehkun
kahval mi cilah si
kahval mi ilah ii hee
~ora b'at la
te la ta entrra
pdro
te ta la 9ocel ta san
hm"
ik'ot cib' camla
k'usi capasik
mu9yuk ta la silahkutik
ta ltal soldado
miguel Ii
tana la le? Sa stal ta san
ta la stal
san miguel la stal
)
la lalahik
ta I
oy la amulik
~ ay tana la
mu hna9 k'usi ta hpaskutik 9un
mi Uhatav Ii
komo lok'em la ti snto ta vive hm?
?ra lah yal ti camla
teke? ca9 la' hmalatik
mi sak'anik pohel
(.. .
ta hk'ankutik mi capas pavor
presidnte
'~ndres vskis kansino
ti yilik ti si~el ti ta 'antivra hm?
bwno teke? malaik ta la stal
la? b'a hmalatik ta ti? 'ul na Ii
245
250
255
260
265
all est
eso es un cuentoso que me han dicho mi
padre
mi madre all est
~ra vo >on ta skal ma
a ste es el cuscat es el diablo
270
275
4"
las actividades de los soldados ladinos, he usado la ortografa comn del castellano.
452
dicen los soldados
ahora es su cuscat esto indgena
pero yo voy a oir este primero bueno
bueno dice
pues se va a formar pues en frente del
mercado hm?
b'a col ab'aik ta ti? muk'ta na hm9
b'a col ab'aik ta ti' muk'ta na
b'a col ab'aik
vu"une ii? hmala ta hol c'ul na
ii? savak'
musicam ta b'alamil
Ii? ta hol c'ul na ci~am
bwno su? ca ?e milvan
APENDICES
280
285
290
295
300
yo no tengo nada
treme
ahora empez a tirar ya hm~
)
tir primero I
agarrando el hala
305
310
297. El relator cambia ahora al espaol por el resto del texto, aunque contina usando
la sintaxis tzotzil y la forma de la copla o dstico paralelo. En la edicin castellana se
ha conservado en la columna de la izquierda el texto del informante, en tanto que se da la
traduccin del texto de Victoria Reifler Bricker en la columna de la derecha. Lo mismo
se hizo antes en las lneas 267-273.
303. Los chamulas apresaban las balas en sus sombreros.
315
320
325
330
335
453
454
dice mi mam
mi pap
muy triste antes
un poco iban a morir
por el santo
es que se van a echar guerra
hasta magdalcnero*
santa marteos*
pableros*
que tiene santo por [
[
poreso que tuxtlero
y chiapaneco que va venir acabar de
nosotros
pero no s si dios quiso
dios que vino afender de nosotros"
que salvamos
que salvamos con dos chamulitas
ahora que baj
ya acab
ya mir
que ya se qued bien
APENDICES
340
345
350
355
360
365
370
Hmm !
Ahora los dos chamulas
Ellos haban ganado. Hmm!
Ellos no murieron,
La gente no muri, o...
Ahora que ellos ya haban cado,
Ellos lo vieron.
Mi padre dijo,
[Y} mi madre dijo
Que haba balas all,
All 'en el campanario de la iglesia.
Pero es cierto! Haba balas all?
Haba balas all!
Haba balas.
Haba balas all [inaudible}, hmm!
Yo creo que probablemente es cierto.
"Bueno, haba balas",
Dijo mi madre
[Y} mi padre.
Sola estar muy triste.
Ellos casi murieron.
A causa de aquel santo,
Ellos fueron para hacer la guerra,
Hasta los magdaleneros,
[Los} santamartefios,
Pableros, Que tenan un santo
para [inaudible}.
Por ello los tuxtlecos Y los
chiapanecos venan para destruirnos.
Pero yo no s si Dios lo quera, O si fue
Dios quien vino para defendernos,
Para que estuviramos a salvo,
Que furamos salvados por dos
pequeos chamulas.. Ahora que ellos
haban bajado, Ellos haban terminado.
El [el alcalde?] vio
Que ellos haban sobrevivido.
' No tenis ms balas?' 'No las hemos usado todas.' El sacerdote luego tom puados
de balas y se las arrojaba a los soldados, y los soldados de Juan Ortega fueron muertos.
Slo dos se salvaron, dos tambores, que huyeron a San Cristbal para pedir ayuda, diciendo que en San Pedro Chenalh la gente tena su Kuska." Ntese cmo esta versin confunde las incursiones de Ortega a las ciudades indias con la Guerra de Santa Rosa.
343. Es decir, las balas haban cado.
361-363. Los indgenas de Santa Mara Magdalena, Santa Marta y San Pedro Chalchihuitn se unieron a los chamulas (captulo rx).
368. Probablemente el narrador quiera significar "a defender" en lugar de "afender".
que cosa
no dice
no quiero nada
que cosa quieres
nada
quieres caballo
buscando a la fuerza caballo
porque no haba buen caballo antes hm9
buscando caballo
para que monte el chamula se vaya
que ya me voy en otro lado
que ya voy a entrar en tenejapa
all estoy llegando
voy a ver
a ver que dice la gente all ya
375
455
456
APNDICES
mi mam
que un poquito no acabamos*
que no podemos entrar a san Cristbal
cuscat
cuscat dice
cuando llegamos con pasaje dice
quien no tiene pasaje queda en carcel hm~
as antes dice
mucho cuentoso que hace mi pap
pero yo creo que no tiene apuntado mi
comadre *
417. La palabra "acabar" es una traduccin literal del tzotzil lab, que significa "acabar, finalizar, morir, cansarse, agotarse, ser lastimado o herido" (Laughlin, 1975:203).
Creo que aqu se usa el tercer significado de lab, como ocurre en las lneas 215-216.
420-421. La cuestin parece ser que ellos andaban buscando problemas, que fueron
los indgenas, en lugar de los ladinos, quienes iniciaron la guerra.
428. Es decir, que el santo patrono de Tenejapa fue retirado de la iglesia y ocultado.
441. He interpretado "acabamos" como "morimos" (vase nota a la lnea 417).
449-455. Su comadre (la madrina de su hijo) era Calixta Gaiteras-Holmes, autora de
Perils of the Soul: The World View of a Tzotzil Indian (1961). Evidentemente, l le
cont a ella este relato, ya que una versin del mismo aparece en su libro (1961:265-267).
all en bax
que hace los santos s
pero no habl cuando lleg el padre
no habl
por eso se enoj el padre
se enoj
se empezaron a enojar
y van a acabar los indgenas*
pero no acab los indgenas
porque lleg los dos chamulas a defender
cada pueblo cada pueblo
450
455
460
465
470
457
472. He interpretado "acabar" como "matar", el causal de "morir" (cf. nota a la 11nea 417).
485. Sospecho que "quer" es la palabra tzotzil kere, que significa "muchacho!"
(Laughlin, 1975:172).
458
APNDICES
490
494. Los cancuqueros eran testarudos y se negaron a aceptar la ayuda de los dos chamulas. Los soldados ladinos los encerraron y mataron a todos, excepto dos de ellos (vanse
lneas 549-562). La versin publicada por Gaiteras-Holmes (1961:266-267) describe la
escena de la siguiente manera: "Luego l [Cuscat) se dirigi a Cancuc. 'Quieren ustedes que yo los defienda?' Los cancuqueros fueron muy groseros. 'Lo podemos hacer por
nosotros mismos', respondieron. 'Cualquier cosa que les suceda a ustedes no ser culpa
ma', y el chamulita sigui tristemente su camino. Los soldados llegaron y ordenaron a
la gente: 'Vengan a escuchar misa.' Los cancuqueros fueron asesinados en el interior de
su iglesia; se les mat con espadas, no se usaron balas, solamente las espadas; y nicamente dos cancuqueros quedaron vivos; un hombre y una mujer, hundidos profundamente
en la sangre."
504. Francisco I. Madero fue presidente de Mxico de 1911 a 1913. El relator declara
que tampoco l tena armas modernas.
520
525
530
535
540
es que chiapanecos
y mexicanos de los indgenas si
pero salv con los chamulitos
salv con los chamulitos
545
pero en cancuque
dice que entraron all
empez a matar
por la sangre*
qued una mujer*
y un hombre*
en cancuque*
haba cancuqueros s
550
555
459
529-530. La palabra luk (del espaol "loco") significa "podadera" en tzotzil (Laughlin, 1975:221). Fue evidentemente una de las armas usadas por los indgenas durante
la Guerra de Santa Rosa (C. Molina, 1934:369, 394).
552-555. Solamente un hotrire y una mujer sobrevivieron a la matanza en Cancuc
(vase nota a la lnea 494). Sospecho que sta es una referencia al levantamiento de
Cancuc de 1712, pues esta poblacin no particip en la Guerra de Santa Rosa.
460
APNDICES
por la sangre
por la sangre
qued una mujer
y un hombre
que haba cancuqueros
560
Texto C-7
La guerra (Zinacantdn)
"a ti li~'i vo9nee
b'ik'iton cak li"e'`
ta te"tik civay
"ce 9ora s tal "a ti hcamu~
kuskat
kuskat
ta i amu"
"ora s tal Ii hcamu"e
tey sa ta ~ak lahon*
tey sa li pltoe
k'al primero likel ~e"e
pale*
ispas resal
~a Ii spas resal 'un
10
"ora hna"tik mi . . .
?a Ii hun pharo*
15
pro vinik*
pro karho*
b'ar'i mol natil vinik*
pharo*
9ee ~iday ib'at "un
ii" b'a hk'cl k'ot ta hob'el "une
20
kavayerya
h toh mas ta hmek
kavron
9ep hna"tik . . .
ta mil
bweno b'at ', un
b'at ta cak lahon "un
25
30
90 marya
lustevfna*
kol kon svlo*
35
40
kabron
marya santsima
i ta hmek ti krisano lee
yu~un sa ta tal
bwno b'at ta hteklum ya~el "une
45
50
461
Pero un hombre,
Pero demonio!
El era un hombre muy alto.
Pjaro.
Entonces l parti.
"Ahora voy a ver si puedo llegar a
San Cristbal de las Casas."
Caballera! Ooh!
Era demasiado, era demasiado!
Cabrn!
Muchos, que saban...
Mil!
Bueno, l fue entonces.
Entonces l fue a Chaclajn.
Luego l fue a reunirse.
Primero haba un padre sacerdote.
El fue a rendir culto. Eh!
En cuanto a este santo,
El sacerdote dijo:
"Oh Mara,
Divina luz
Con consolacin",
Deca.
El cantaba bellamente. Eh!
Nuestro padre cura cantaba entonces.
Ahora el sacerdote rufin era estpido
entonces. La guerra comenz. Los
seguidores de Pjaro vinieron entonces.
"Ooh Pjaro!
Cabrn!
Santa Mara!" Exclamaba la gente.
Porque l ya estaba llegando.
Bueno entonces, parece ser
que fue a nuestro pueblo.
La gente ya se haba reunido all.
Las autoridades ya estaban all.
Ya estaban all...
10 de octubre de 1911 en Chiapilla (ibid.:154). Los triunfadores les cortaron las orejas
a ocho prisioneros indios y los enviaron a I s montaas para servir de leccin a otros
indgenas (Espinosa, 1912:152). Algunos de los seguidores de Pjaro huyeron a lo que
ahora es Rincn Chamula, donde fundaron una comunidad utpica que ha sobrevivido hasta
el presente (Gossen, 1974a:273, y comunicacin personal).
35-37. Esto parece ser una corrupcin de "Oh Mara! Oh Consuelo! Luz divina del
mortal !"
41-43. Pjaro es descrito como un falso sacerdote nativo y su movimiento como un conflicto religioso (Laughlin, 1977:110).
462
APENDICES
72-73. Los zinacantecos son conocidos como "'la gente vampiro' (so'leb') en los Altos
de Chiapas. Zinacantn significa "lugar del murcilago" en nhuatl.
95
100
105
kotol la
hlikel yu'un la ak'
yu~un la ak'
b'alamil ii mu9e
b'at la te ta te b'e ihtik'une
110
115
120
125
130
463
119. Siempre se describe al Pjaro como un hombre alto, aunque al parecer era de altura
comn (Laughlin, 1977:105).
k
V
464
APENDICES
mu sa snop ii hteklum
muk' sastal
i~i9 sa
mu sa sk'an v un
komo te "os s~ak'b'at "un to
?ocuke ceoe
te lah skotolik i hcamu"e
te "oc
te "oca"a
bwno ii? "Un
170
175
180
185
190
195
200
205
465
167-168. Era en realidad Jacinto Prez Ch'ix Tot (vase nota a las lneas 16-20).
466
APNDICES
mu a sk'an ~un
mu a sk'an i hso'leb'e
kere musa k'u tun
ke toh plta shol pukuh
keresi la ~ un
210
mu sa stal "un
te stak sb'a stuk'ik ?un
?oc milb'ail
9ora b'a hk'eltiktik 'un
?a li . . . ta sptyembre ka7uk 'oy saa~a
215
b'a hk'eltiktik
?a ii hcmu~e
~oy nab' te yo? ti hcamu'
nakasa t'ub'ahtik ii ~animae
te t'ub'ahtik
ha' ii muc'u mu sk'an sltaroe
mu'u mu sk'an pharoe
ha? ilah
ha? ilah ~iday ihatav "un
9a ii . . . ihatav "un
'a Ii k'u yepai ii came
cam
bweno tal spasike
b'at ta soktom
helav le? toe
pero hun yok'ese
kabron
hii ta mil
"o hun ka?
tal ti et ~ei cei cei
si yalel 9un
skwenta soltaro
te ta yak'ol soktom
te ipah ta nail c'en "un
ha' te pah 'un
"a ti ~ocuke
"a ii soktom
listo a*
"a "eso ii ciapaneko*
220
225
230
235
240
245
247-249. Laughlin (1977:124) considera que esta batalla pudo datar de 1863, cuando
Juan Ortega y sus tropas imperialistas atacaron a Chiapa de Corzo en su camino para vencer a los liberales de Tuxtla Gutirrez (captulo x). Aunque eran sobrepasados en cuanto
al nmero, los chiapanecos lograron rechazar a los imperialistas el 20 y el 21 de octubre
de ese ao (Lpez Gutirrez, 1963:192-196). Octubre fue tambin el mes en que el Pjaro
467
kabron
250
Cabrn! Ellos eran realmente
pukuha~a
perversos ! Ellos estaban ya
?eso capal a
preparados. Porque las tropas del
komo tak'b'il a Ii soltaro yu9un gobyerno to
gobierno ya haban respondido. Ellos
listo a ?une
ya estaban preparados entonces.
1i smtor tesa kahal
255 Su motor ya estaba all al frente.
li smtor te nostok "un
Luego el que lo mova tambin
te cic' ?un
estaba all. Luego los llevaron all.
muk' yal
No descendi.
si? talel "un
Entonces se asustaron.
sut tale! )un
260
Entonces regresaron.
Ii? tal spas "a ii pltu
Vinieron aqu para hacer la guerra.
li" tale
Vinieron aqu.
tal sa"ik ta hmek ta k'op ii hci~iltak Ii? toe
Venan a buscar dificultades
con los del pueblo aqu.
isa"ik pletu
Ellos estaban buscando pelea.
i~oc lab'al velb'ail
265 Ellos venan provocando
?a ti palee
constantemente a cada uno.
hatav
En cuanto al sacerdote, l huy.
boro b'u b'at
Se puso borracho. Comenz a ser
"a Ii pas ta ?os hpuk b'ek'*
un distribuidor de granos.
ta i' ii palee hee
270
El sacerdote lo reciba. Eh!
ta sic' hee
l lo reciba. Eh!
ta i' ti palee
El sacerdote lo reciba.
hatav hasav hee
Huy. Huy. Eh!
'ora iyak'b'e sb'aik ti . . .
275 Ahora ellos se disparaban unos a otros.
yak'b'e sb'aik Ii pale "a Ii bla 'une
Luego tiraron balas al sacerdote.
?a mu hna~ b'uy ilik tale! Ii sltaro
Ah, no s de dnde procedan los
muk' b'u ka"itiktik b'u ilik tale! Ii sltaro
soldados. Nosotros nunca supimos
te ta cak lahon "un hee*
de dnde venan los soldados.
Era entonces en Chaclajn. Eh!
280
Fue all en Chaclajn.
te ib'at "un
Ellos fueron all entonces. Pero los
pero te tinil ital Ii hcmu~e
chamulas vinieron all borrachos.
?a Ii ?ante*
En cuanto a las mujeres, Ellas
tvalk'un cak*
pusieron al descubierto sus nalgas
ta la sb'olib'tasik 1 balae*
285 Para confundir a las balas. Las balas
ta s~ak i"oc ii balae*
se les clavaron en los anos.
y sus seguidores fueron derrotados (vase nota a las lneas 16-20), que pudo ser la razn
por la cual se confundieron ambas batallas en este texto.
269. La grabacin no es clara en este punto, de manera que la transcripcin (y traduccin) puede ser incorrecta.
279. Aqu el narrador vuelve a referirse a la Guerra de Santa Rosa.
283-286. ste es en la actualidad el episodio conocido que se asocia con la Guerra de
Santa Rosa (cf. Textos C-4 a C-6).
468
ilah
tlah
ilah ta hmek
i~a"kus tal "otro hun hwlta nostok
muk' "ono ibat 11 soltar()
ib'at "un
~iday "a Ii ha' to tal "un
"a ii ipah sa
tal ta "os
tal ii" toe
ta na ~ihe
'ay
yalem taive
9ay
90 to"os te svkassi
ii 9syento te yo"e
"a snitik
ca9 kot vkas ib'at
hkot tro
hkot bka
te konl ta nacih "un
tal sa yik'el "un
italsa Ii 9obrekonista
tal sa ?un
?aaa
?oy te ta hteklum
k'ot sa "a ii pharito "une
k'ot la "un
?aaa
to la sc'et yokes soltaro*
b'u la sab'at
kabron
mu la bu sab'at "un
APENDICES
Ellas murieron;
Ellas murieron.
Todas ellas murieron.
Ellas revivieron de nuevo.
290
Los soldados nunca partieron,
Luego ellos partieron.
Entonces, cuando ellos vinieron,
Ellos ya haban terminado.
295 Ellos haban venido; Ellos vinieron
aqu. En cuanto a la Casa del
Venado [Nachig], Ellos haban
estado [all}. En cuanto a Escarcha
Cada [Yalentay},
Ellos haban estado [all}.
300
Haba ganado como aquellos ah,
En el rancho de all.
Ah, ellos lo tendieron!
Dos vacas salieron,
305 Un toro
[Y} una vaca. Luego se quedaron
all en la Cesa del Venado. Ellos
ya haban venido para recogerlo.
Los obregonistas ya haban llegado.
Ya haban llegado entonces.
310
Aaah! Ellos estaban all en nuestra
ciudad! El pequeo Pjaro
ya haba llegado all entonces.
El haba llegado all entonces.
315 Aaah! Las trompetas de los soldados
estaban ahora en un desorden
apiladas all !
"Adnde van ustedes ahora?
Cabrn! Ustedes no van a ir
a ningn lado ahora!"
Decan ellos,voltendose para pasar
320
junto a Rancho [Ravol) all entonces.
Luego fueron vistos llenos de balas.
309. Ellos eran maderistas, no obregonistas. Los obregonistas no se presentaron en Chiapas hasta 1924 (vase nota a la lnea 353).
316. Acaso sea una referencia a la segunda batalla entre pinedistas y carrancistas, que
tuvo lugar en la frontera del centro zinacanteco el 19 de septiembre de 1920 (vase nota
a la lnea 353). "Entre los despojos desparramados en la maleza se encontraron los instrumentos msicos de la banda de Carranza, que haba estado tocando animadas tonadas
para alentar a los revolucionarios antes de que stos abandonaran a toda velocidad el campo
de batalla" (Laughlin, 1977:113).
kabron
tah ta nom . . . "a ii nom. . .
b'atem la Ii hcmu" lee
469
470
APENDICES
~a ii pinersta
~albrto 9espinsa Ii totile*
kohtikin
yihil vo"ol natil molol yav kuyel sat hee
355
~albrto "espinsa
?a ii b'a'il tout 'une
tal 'un ke
'eso muk'ta kopa
hii muk' kabron
muk'
?a li9ay ?une
livay
360
365
Los pinedistas!
El jefe era Alberto Espinosa.
Lo conoc!
El viejo sin sombrero, alto, con el
rostro picado por la viruela! Eh!
Alberto_ Espinosa!
El era entonces el verdadero jefe.
Vino entonces. Oh!
Esta enorme copa!
Ooh era enorme, cabrn !
Era enorme.
Yo estaba all entonces.
Yo estaba all.
Yo me un a los obregonistas,
All en Tierra Colorada. Hmm!
Cuando ellos se alzaron entonces,
Pasaron por aqu.
bierno mexicano en un esfuerzo por poner fin a la oleada de reformas sociales y econmicas que amenazaban el bienestar de la aristocracia local, la cual dependa de que continuaran la esclavitud y los jornales bajos para mantener su posicin privilegiada. Sus
seguidores, en su mayora ladinos de San Cristbal de las Casas, eran conocidos con el
nombre de pinedistas. Sus opositores en 1920 fueron los carrancistas, partidarios de Ve
nustiano Carranza, presidente de Mxico. El ms importante encuentro entre los pinedistas
y los carrancistas tuvo lugar el 19 de septiembre de 1920, en un paso situado en los
linderos del centro de Zinacantn y conocido como La Ventana. Despus de nueve horas
de intensa lucha, los pinedistas resultaron vencedores, y los carrancistas tuvieron que huir
derrotados (ibid.:113)
El sucesor de Carranza, Alvaro Obregn, envi tropas a Chiapas nuevamente en 1924
(sus seguidores reciban el nombre de obregonistas). El 24 de abril de 1924 tuvo lugar
en Ixtapa una importante batalla, de la cual el gobierno sali victorioso. Laughlin (1977:
113) describe la batalla de la siguiente manera: "En la batalla de Ixtapa, los pinedistas
se enfrentaron a tres mil soldados del gobierno, incluyendo infantera, caballera, cuatro
caones y el primer aeroplano jams visto en Chiapas. El nmero de las tropas pinedistas
en combate vari de 200 a 400 dependiendo de a quin quiera uno creerle: al historiador
conservador de San Cristbal, Moscoso Pastrana, o a Bravo Izquierdo, general del ejrcito de Obregn. La batalla comenz muy temprano por la maana del 24 de abril y
dur trece horas." Otras batallas tuvieron lugar en el centro de Zinacantn el 10. de
mayo, y en Yerbabuena y San Francisco el 18 de junio. Los pinedistas fueron derrotados
en todos estos encuentros, de los cuales nunca se recobraron (ibid.:124).
Los indgenas lucharon del lado de las fuerzas reaccionarias en los cinco conflictos.
Como sucede con otros pueblos oprimidos de diferentes partes del mundo, se aferraban
tenazmente al orden tradicional, sin darse cuenta de que sus intereses eran defendidos
por el gobierno revolucionario. Consideraban a estos encuentros armados como variaciones
del conocido tema dei conflicto tnico, con los indgenas luchando contra los "mexicanos"
(carrancistas y obregonistas), como tantas veces lo han hecho en el pasado (cf. Texto C-3).
354. El narrador est equivocado acerca del nombre del jefe de los pinedistas (vase
Laughlin, 1977:124). Fue Pineda, no Espinosa.
366. Los obregonistas persiguieron a 300 pinedistas sacndolos de Tierra Colorada el
24 de abril (Laughlin, 1977:124).
370
375
sltaro ~oya"a
sltaro
pta
naka listo
pro 9armdo
380
kabron
lek ta hmek hee
lek sk'u~ik
lek
bwno ~iday "a ii mu la b'uc'u 'stihon "un
385
390
te inil
ni,b'ake
lah ta hmek hee
lah ta hmek
tesa pahem
~iday "a ii naka saa9a
ta abril*
va~i "un
yu9un lek la smuk'ul ii hcob'
te hob' ta hoy ihel "un
cb'a hk'el la ,un
te hnup ~awo" "ulo~
9u1o~
"uy yunen mankoe
teke b'u la~ay 'ulo" skut
li~ay ta muk'ta hok'si
"a k'u apasskut
395
400
405
410
471
401. La batalla de Ixtapa tuvo lugar el 24 de abril de 1924 (vase nota a la lnea 353).
472
APENDICES
?a skut ,un
~ee muk' b'u ava'i k'usi
muk' b'u yal tavulo'e
muk' b'uy iyal Ii k'u s 'elan ii k'ope skut
?i'7i
c'ab'al
Ii hvan vaskis la si
vo'ona'a skut'un
?ee sutan ce?e ~ulo' i
lisut talel
?a ii aob'ol ab'aik
ta la s tal hun ii 'aeyoplano si
b'u
473
468. Laughlin (1977:113) considera que es improbable que los pinedistas fueran los
que prendieron fuego a la iglesia: "Es tambin difcil de creer que los pinedistas, que
representaban los intereses conservadores del clero, tuvieran el propsito de incendiar la
iglesia de Ixtapa, pues eran los ejrcitos del gobierno revolucionario los que se hicieron
famosos como 'incendiarios de santos'."
474
APENDICES
47,
515
521-522. De acuerdo con Laughlin (1977:124), "Despus que Xun [el narrador] se
enter de las noticias, l y diecinueve zinacantecos ms se alejaron del centro para unirse
con Petul Tzu a mitad de camino hacia Ixtapa en Tzoj Lum o, como se conoce en espaol,
Tierra Colorada. Recuerda que estuvieron acampados alrededor de una semana all junto
con los soldados del gobierno".
476
APENDICES
555
si ii mole
II oahvalile
mo7oh
mu hk'antiktik hpastiktik yakub'el
pwes te sak'el
k'el ii 'oy Ii pgroe
sa 'oy Ii? Ii petule
b'atcm ta sQak vakas
b'a sak tal 11 'ak'b'il reata
'ak'b'il sa stuk'
9ak'b'ilsa spistola
lstosa
9os vo?ik
,a Ii hune
petul
mu hna~ . . .
mi maryan tka'i Ii hune hm'
9iday ihmalatiktik 'ora 'un
'a ii tahok'ahik'un
st ti 'ahvalil
(cf.
hulikel
tk'ot kit' Ii yanal va'le smuk'ul
hulikel
hulikel
hulikel
90 y te 'a li ~aha porn
te ta khonetike
lo'ol svok''otel soltaroctike
svok'olik sa
yahval nae
t'ab'alsa
hatavsa
hatavsa
90 ti' na ak lee te li'utikuke
vok'b'ilsa
no ves ke pnera 'un to
pncra 'une
bweno hok'4ah yo'e
600
605
610
615
620
625
630
635
477
609-610. A los reclutas del ejercite de Pineda se les pagaba lo que entonces se consideraba la magnfica suma de veinte pesos al da (Laughlin, 1977:124).
633-634. Haba al parecer escasez del maz para tortillas, y el precio era exorbitante.
APl'NDICES
478
Cnkesi hee
bwno hna'oh skotol
bwno pwes ,a ii yalanik tale! si'utat ti
mol petul
yalal lek
~ik'o tal avinike si'utt "un
b'at
b'at
sk'an yan i vinik ta hmek "un hee
"a ii tal ti vinahel k'ok' 'une
hnitik i banta it ~ un
hnitiktik Ii banta
shororet
~'a tal sk'el "un
pasyah sa skotol Ii ~avyon 9une
ii ''avyon
sk'el a skotol ta hmek ' un
sk'el a skotol
mu a k'u palta "un hee
'a Ii 'a Ilk ?a Ii . . .
ihnitiktik k'u shalil Ii manta! ya~el
ihk'itiktik ti sakil pok' te
te a ~oy ~a ii "obrekonista
pesu
pero hlikel "un
hlikel ta hmek hee
hlikel
ha~ nos ti helave
ha,,o i~o~ ta pakel 9un*
pero pesu hee
yu~un Ii tak'in "une
yul ta 'a li . . . ta karo ka"i
mu hna ; k'u s'elan iyul Ii tak'ine
hii e'e
b'usul ston Cak' k'ecob'sitoe
si smuk' ti vorsaetike
b'ahahtik'un
b'ahahtik 9un te
isham
skotol sb'us stohol Ii soltaroe
hii pro b'a'i kabron ta hmek bee
opol
'iday ihtotiktik'un
640
tal ~a Ii . . .
bwno Cab'at ii ii . . . ~a Ii mro hnerale
Cab'at ta salinta ii
b'a k'an tal hun hnika ?isim ii"
685
690
695
ikalb'e li myole
700
bwno Ca'ab'olah avak' hunuk hnika ?isim
la 'une ikut 'un
tek Cib'at si hm'
~ab'olahan ta hmoh me skutik
te Cib'at ii 'un
la lisut tale! 'un
705
li, ta sak lum ,une
te ta posta skwnta lampre 'une
te ki'
h like! Ii trasb'at Can moh iki'
kit' mahel ta hmek ~un
ikak' a bala
lok' a 'o ikak' i balae
ha' to tal ii bansaraetike
,ak'b'at ta "ora
710
715
720
479
685. Una fanega es una medida de granos que, segn el marco de Castilla, equivale a
55.5 litros: (Cuys, 1904:266).
480
APENDICES
725
muk'sil ta ~ora
no ves ke ?ak' 9olon to skut 9un
730
htob'pesu
pro li9e
kolaval
yu?un lakus
?a ii muk' silah si ?un
bwno pwes 9ilo li'e si
htob' pesu hm?
slok'b'e sila ka? ?un
b'eo ii htuk' ?une
?ilo latuk'e
mu a savik'ta Ii ~un
musavik'ta latuk'e
kabron
ht'omb'e tuk' avu"un
muk' a ?ab'tel la Ii ?un hee
bwno akak'h'e ~ep tak'in Ii 'un
bwno parte ti pasyal
ti 9a ii k'elo Ii k'utik paltae Ii ~un
bwno skut 'un
ital la te
735
~a kabron
9asta pere ~ilahsa ?ok'ob' ca'eh
b'al tey sa 'iko si 'un
740
745
750
755
760
765
770
775
780
785
790
795
800
pnera
?oy te hun . . .
?a Ii hkaslanskohrikin
9a 1 don sul sb'i
te yahval ta vompana bee
ma"uk pnera "una"a
805
810
481
482
te sa kapal s~i"uk soltarocuk
muk' b'u ivok'b'at sna
mu~yuk lek
mu k'usi ?oy
lek ikom ta hmek
~iday ital ~ un
b'a hk'eltiktik ta yolon hteklum
~oy te kmpo snto
"a Ii na 9itin sb'i "un
te hlab'antiktik "un
soltaroe
hii ta hmek
?a ii pnera "une
lok' tal nan ta ~osib' ' ora "un
ilok' tal ta vi Q "une
b'at ta kvilto
b'at
te cb'at
ta tal a~ k'u sna' ta tyenta
penteho 9une
muk' ~onos sak'sa
te b'usul sa li sltaro "une
te to sk'ot
te to k'ot t'omuk tah me
'a ii sltaroe
k'alal lum
k'alsci ~uk ska"
APENDICES
815
820
825
830
835
840
845
850
ib'at
b'at
b'at
b'at ta hun yahval
?os yo" te kom hee
te kom ii yahvale
~iday "a Ii hk'eltiktik "un te yo"e
stamel tal laso
stamel tal kaslan
stamel tal pop
skotol lok' tal ta hmek
me~on ikom "un
ti pnerista "un to hee
bwno 9a Ii vo"one
a ~li ?o 'skohtikin hun sarhento "un
sarhntoskut
"ak'b'on hlikuk ii pope
tah ku~un
?ic'o si
"a Ii hvrsail
~a ii hrina "un
hlikel ihituh
"a li k'eh ab'a b'a"yuk ta te"tik "un
mo~oh te hna"tik mi stal tana 'sk ii
sltaroe "une
pero muk' 'aye
te sa skotol hnsadaetik ta hmek
c'ab'al "un
~iday ti ika"itiktik vayuk "une
~a li voootike
htuk cib'atik si
9a li"e b'uc'u sohtikin "isb'ontiksi
855
860
865
870
875
880
885
890
895
483
Fue.
Fue. Fue.
Fue hasta un oficial.
Tres personas permanecieron all. Eh!
Los oficiales permanecieron all.
As pues, nosotros miramos lo que
ocurra all. Ellos levantaron las sogas.
Recogieron los pollos.
Se llevaron sus petates.
Se llevaron absolutamente todo.
Entonces ellos quedaron pobres,
Los pinedistas de entonces. Eh!
Bueno, en cuanto a m,
Yo conoca a un sargento entonces.
"Sargento!", dije yo.
"Dme un petate pequeo!
Aqul es el mo!"
"Tmelo!", dijo l. El costal
[De] harina entonces,
En un momento qued desatado.
"Vayan primero a los bosques
entonces!"
"No! Quin sabe si ellos no han
llegado all ahora!",
dijo el soldado entonces.
Pero ellos no se durmieron.
Todas las fuerzas de avanzada ya
estaban all. No haba nada entonces.
As pues, pensamos en dormir entonces.
"En cuanto a nosotros, Estamos sin
nada", dijeron ellos entonces.
"Ah, aqu, quin conoce los bosques
del Perro [Isbontic}?",dijeron ellos.
"Quin conoce el Rancho[Ravol} ?",
"Quin conoce a los chamulas ?"dijeron.
"Soldados, nosotros sabemos!",
dijeron ellos entonces.
Veinte pesos por persona,
Para cada uno entonces. Veinte pesos...
Ellos recibieron veinte pesos.
Fueron a vigilar el camino;
Los dejaron vigilar el camino.
Luego fueron para llamarlos;
Los llamaron. Luego tal vez
a las tres de la madrugada,
484
APENDICES
900
soltaroe
hii brto
bwno litalotiktik Ii vo ~otiktik 'une
~a li te vak'e
te sa b'usul Ii sltaro ta mro vntina )une*
905
savil vntina
musavil
te ta shelavel steklum
ta stek ti mu9etike
?i ha? te vntina yo"o'une
bwno pwes ~a Ii yak' i knyon 'une
hii pro ta hmek
kabron
si syik' i sb'ek'
Si snatikil
si to tik'b'ilsi to vune
k'alal ililet sa ak' auk ya9el"
engyensi
Cengyen si
~engyen si
yak' ta hmek
Can kot ti knyon )une*
pero muk'tik hee
~a Ii huhun knyone
Cak' a~ kot ka"
ikaki ka? kilik
ta kao kilb'il hee
ta ka? kilb'il
?iday lab yo?onik 7un
lib'atotiktik "un
910
915
920
925
930
935
940
945
950
955
isla li vntina
isla Cawo9 ti hob'ele
tal li oryoplano Mune
960
965
970
975
485
941-950. Ser acaso una referencia al nombre de "mapaches" que se daban a s mismos los merodeadores que intervinieron en actividades de guerrilla en Chiapas entre 1914
y 1917? (Vanse Laughlin, 1977:132, y nota a la lnea 353).
486
"oc i sltaro ~ak i huhun taho
kabron
9oi ta c'akulanel ii vakas teyone hee
APNDICES
980
?oc ta c'akulanel
li~ to hti~tiktik vakas
ismil ti soltaroe
hkolta hb'atiktik
hkolta hb'a ta scoelsi
c'akb'il 9un*
i smuk'il huhun prsona*
skotol ta hmek*
kabron hee*
ha~ ti muk' ti vah 9un
vob'il ta k'ok'*
naka b'ek'et*
kabron*
~iday li'ocotiktik 'un
sympre lah Ii 'obrekone
ilah
ilah
Ii' 'o~ i hun ii' toe
ii? lok' ii' toe
kusul to
kusul to
90 ii, ~ocem 119 toe
90 Ii' toe
985
990
995
1000
a li hun 'ahvalile
ii? ta yut ravol cka9ie
mero ~ahvalil
ii' ti tey 119 7oc ii bala 1i~ toe
li~ ?oce
k'ecb'ilsa ~ec'e1 ta sakil pok'
b'at ti soltaroetike
k'e~b'il sa 'un
9a l loktor
teysa lamal ioktora?a hee
1005
1015
1010
987-994. Rara vez los zinacantecos pueden darse el lujo de comer carne. El narrador
hace exclamaciones acerca de las grandes porciones que cada persona reciba y que deban
ser comidas sin tortillas a causa de la escasez de maz. Comenta irnicamente que la carne,
un lujo, era abundante, en tanto que las tortillas, alimento bsico, faltaban.
1020
1025
ih~i~intiktik ~ec'el
"a ii knyon 'une
mol knyon 7une
h~i~uktiktik '~ec'ele
?epotiktike
1030
"a ii 'nimae
te b'usul me
kapal pnera
kapal ~obrekon
1035
1040
'a ii ka~tiktiksa
ii yic' 'ahvalil ta ~isb'ontik 9une
ha~ ilah 'una'a
ta vinahei ib'at
b'at
b'at "uk
camemsa
1045
b'at
te no ikom
ha' yak' i pnera 9une hee
b'a ya! Ii pnera
tal i...
hun ~ak 9os kot ~avyon
tal ta vinahei ~ une
ilah i pnerae
ilah
nu~e ta hmek
1050
inu~te ta hmek
1055
1060
487
APNDICES
488
b'a'i a~ ta hmek
?Ou k'ot ta hob'ele
2i9uktiktik 9a !i 9ahvalile
tey ii mol 7une
?o~9un
h ii tyenta*
sole! voob'*
muc'utik ~ onosstohob'e
staik tak'in
staik k'usi
staik sk'u9ik
staik skotol ta hmek
hta
9a Ii ta c'ivite
smnk'tikil yavi!
kolol te rosa
svtk'un ti cih
cihetik
pope
9a ti 9a'ame
ti k'usi
te kom skotol ta hmek
h b'usul
b'ek'ete
1065
pane
kahve
9a ke porkerya ta hmek
te b'usul kom
te li vo9otiktik ta hob'el 9une
te ii vo9otiktik run
~a !i sakub' ~osil rune
b'a la sk'ele! ta 9vyon 9un
1085
1070
1075
1080
1090
1095
1100
1105
cam la "un
ti hsa' pletu vo9ne "une
earn la
~a li lah 90 b'i
ilah 90 9un
1110
1115
1120
1130
1140
1125
1135
489
490
ilah
?oc tey ta soktom ?une
ta soktom mu 'oc
,a mas pukuh i soktome
k'al ta 'ac' i ak' bala
ta vntina shatik ii nae
shatik ii na tee
te sa ii balae
~a lila tesa nail
hna~tik me hee
hna~tik hayib' kilometro ya~el b'us?oc ta
soktome
te lah ii sltaroe
ha9 spas kanal Ii capaneko 'une
ha? ikuc yu?un'un
pero kapal ta ~anetik'un hee
?ane
mas pukuh
no ves ke
ha? Ii lek yab'teheb' 'un to
~a ii bala
mas pukuh
mas k'isin
mas o
?a ti me yu9un te ii soktom ce'e
te tal hlyan'
~a Ii lok'em tal soltaroe
ta b'alamilsa
ta b'alamil sa
te ta hee
ahal c 'en oh
muk'ta vi
hee skohtikin
te tal hulyan "skohtikin*
te tal ii sltaro 'une
muk' 'ono s kuc yu~un ii sltaro ?une
APNDICES
b'at te
lah skotol ta hmek'un
ha? to smelan ii 'a ii sltaro skwenta
paneko 'une
1145
1150
1155
1160
1165
1170
1175
1180
Ellos murieron.
Ellos ya haban venido a Chiapa
de Corzo entonces. Ah, los
chiapanecos eran ms perversos!
{Pero} no entraron a Chiapa de
Corzo. Ellos atacaban primero!
Rompieron la ventana de la casa.
Entraron en la casa all. Las balas
ya estaban all. Ya estaban all
tal vez. Quin sabe ! Eh!
Quin sabe cuntos
kilmetros debieron haber hasta
que llegaron a Chiapa de Corzo!
Los soldados murieron all.
Entonces los chiapanecos ganaron.
Entonces ellos ganaron.
Pero ellos estaban mezclados
con las mujeres entonces. Eh!
En cuanto a las mujeres,
Ellas eran ms perversas.
No ve usted que
Tenan buenas armas entonces?
Las balas Eran ms perversas.
Estaban ms calientes;
Eran ms fuertes. Porque los
chiapanecos estaban all entonces.
Julin vino all.
Los soldados haban aparecido.
Dela tierra ahora. Ya de la tierra,
Estaban all seguramente.
En la Cueva Colorada {Tzajal
Ch'en}, {Era} roja.
La Montaa Grande {Muc'ta Vitz].
S, lo s. Julin a quien yo
conoca vino. Los soldados
vinieron all entonces.
Luego los soldados nunca ganaron.
Ellos fueron all.
Cada uno de ellos muri entonces.
Entonces cuando los soldados
chiapanecos se establecieron all,
1168. Acaso se trate de una referencia al general Julin Grajales, que ayud a los chiapanecos a derrotar al ejrcito imperialista de Juan Ortega en 1863 (Laughlin, 1977:124;
Lpez Gutirrez, 1963:178:179).
1177. Vase nota a la lnea 1168.
'a Ii cpanekoe
?a Ii i'b'il
ha~ yece li'e
'a ti vo9ne ce,e hee
toh ?ep
?ce mu slah ava'i tana skotol toh ?ep
yic' skotol
bwno avokoluk kumpre
k'u yepal cahtoh sut'un
pwes yiy
,ak'b'on k'u yepal savak'b'on sut 'un
mi cakak'b'e hunuk syen i
mo~oh kumparito skut'un
mu~yuka~a
bwno kit' skotol si
kic' skotolsi
~iday ib'at'un
tak' ta ~ik'el li preserente repbhka
491
1214-1217. Aqu comienza un relato acerca del uso de armas mgicas con los conflictos
tnicos
(cf.
Textos C-1
y C-3).
492
yuiun me ~ep ta hk'anesi la
~ si la
"a k'usi b'al "o lee
bwno b'u tal yan snso
me yu?un "ep ana'oh
mi'n ha~ ye~ cak le?e
ha ~ b'a me paheso sa tal la
ikehi la Ii prserentee
musakohtikin
pasob'e slok' la spisol
ikehi la
ilah yo~on 9un
lah yo ~onik
isk'elik "un
"a ii pukuhe
tesa s tal ta barko hee
bwno spas mantal v un
k'eh ab'a li
vo9ote s9utat
"a li soltaro
ii krisano
yo9o ~k'elik 9un
krisanosi~emsa
"ahvalil
preserente
heneral
si?em skotol ta hmek s1,em sa
"a ii tale
b'at la tak'e'el pepen "un
?a li ta ti? barko la
sk'iet sa la
li pepen "une
ii" k'iet sa
yolelsa ve~el
si la sa ti pepen "une
hun vinik "un
bwno ~a li mu k'usi ce9e
"a ii ta hk'eltik k'u ta hnoptik si la
va)i ~a Ii b'atan vo"ote ut
vaknab'
"a ii hune
ik'
?a ii hune
auk
,a ii hune ce9e
9a Ii b'at ako li yok barko
APENDICES
1225
1230
1235
1240
1245
1250
1255
1260
1265
musa k'usisb'ak'
'ab'al "un
solel kehi Ii prserente ta mhiko "une
i"o ta vun
syo skotol te pak'al svunal
9a ii nakanta ta mhikoe
muk' b'u mas stihon ?une hee
te pak'al svunal skotol "un
b'atan s~utat lahel "un
te mekah skotol ta hmek vun
ti ha' i"b'il "une
"oy ikom ta rtrato k'us~elan ti viniketik
vo"nee
ti krisano vo~nee
ha" kri ano cak vo?ona9a
ha~ ye kriscano ta hmek
kri ano
lekil kri ano
"i lekil kri ano
~iday imelah skotol li~ ta rtrato
ti komsa ta vun skotol*
yak' komel sb'i ti muc'u smelan Ii
b'alamile*
tnakanta htimo*
ha" smelaan
ha~ no inakantae c'ab'al
cmula
mu k'usi b'al "o
c'ab'al
'ab'al
493
Bjenlo!", dijo l.
"En el ro!", dijo.
Un Remolino de Viento vino,
Pero cabrn!
Toda la gente muri !
Luego la guerra termin as
1275 Cuando nuestro padre el Rayo son
entonces: "Buum!", dijo un rayo
entonces. Bueno, la guerra termin
entonces. Se calm entonces.
Ellos estuvieron de acuerdo.
1280
Nada los preocupaba ya ms,
Nada entonces. Solamente el Presidente
de Mxico se arrodill entonces.
Fue puesto por escrito.
Todos sus documentos que se
encontraban all fueron sellados,
1285 De los zinacantecos en Mxico.
Entonces ellos nunca volvieron a
preocuparse. Eh! Luego todos sus
documentos estaban all. "Vayan!",
se les dijo finalmente entonces.
Luego todo qued arreglado all.
1290
Luego ellos tenan miedo.
Como eran los hombres hace mucho
tiempo qued en una foto.
En cuanto a la gente de hace
mucho tiempo, Eran gente como yo!
Eso es verdad, eran gente real!
1295 Gente,
Linda gente, Y linda gente.
De modo que todo qued all
arreglado en la foto.
Todo permaneca ahora en el papel.
1300
La persona que arreglaba la tierra
era llamado un depositor.
Zinacantn es legal ! El lo coloniz.
Solamente, en cuanto a Zinacantn,
Nada!
1305 Chamula,
No era satisfactorio !
Nada !
Nada
1270
494
APNDICES
~nakanta
ha' nos tey
ikom slok'ol ,un
9a ii moletik 'une
te ta tusta
ik'l hun bwelta
hi.i~ 'o nan ta htob' hab'il
isanav to?ossci~uk mulaetike*
tal "un
melRah
musa h'u'usb'ak' ~ un
'a ii ta to la slik hun bwlta nostoke
'a li te ta nom ?un
hna'tik h'u likem tale!
ha' nan i tranhero 'une
hna'tik b'u likem tale!
oiday ta la slik hun bwelta la 9un
9a ii ha' h'atem i hsonob'tiktike
Ii hsakitaile
li hpok'tike
ii hpisalale
b'atem
vesal hkamisatiktik
b'atem
tako ta k'anel ii prserente repblika ?une
va'i la ta stal la 'un
bwno stak'skak'b'e hb'atik
mi yec aval si la ii ~ec'el ~ un
pero kriscano
b'a'i krisano sa 'un
9iy yiyil e9e
1310
1315
1320
1325
1330
1335
1340
is'un ti k'u a!
komo tesa ti svunale
isc'un
te sa svunal isc'un
bwno teyuk e?e
1345
1350
Zinacantn,
Slo all,
Su retrato qued entonces all.
En cuanto a los viejos,
All en Tuxtla Gutirrez,
Fue {Tuxtla] aplanado una vez
{por el remolino de viento}.
S, fue acaso hace veinte aos.
Yo sola viajar con mulas.
Ellos vinieron entonces.
Se asentaron. Luego
ya nadie volvi a molestarlos ms.
Comenzaba otro tiempo de nuevo.
Fue mucho tiempo atrs entonces.
Quin sabe dnde comenz!
Quizs fue importada entonces.
Quin sabe dnde comenz!
Entonces comenz otro tiempo.
Nuestros huaraches desaparecieron,
Nuestras tnicas de lana,
Nuestros pauelos,
Nuestros sombreros,
Todos desaparecieron. Nuestras
prendas interiores, Se fueron.
"Envelos a hacer una peticin al
Presidente de la Repblica entonces !"
Vea usted, ellos vinieron entonces.
"Bueno, nosotros podemos servir!
Est usted diciendo la verdad?",
dijeron ellos entonces. Pero la gente,
Ya gente real entonces.
"Oh de qu valen!
Nosotros atacaremos duro!
Ya lo vern", se les dijo a ellos.
Ellos apenas se haban asentado
por s mismos all. Las balas no
aparecan por ninguna parte
entonces. Ellos estaban asustados all.
Crean lo que decan Puesto que ya
estaba all en su documento.
Lo crean. Estaba all ya en su
documento. Lo crean.
"Bueno, est bien entonces!
1316. Muchos zinacantecos se ganaban la vida como arrieros durante finales del siglo xix y principios del xx (Wasserstrom, 1978:200).
yiluk yilsi la
melah oo
k'al tana'un
'ab' ,un
mu sa b'uc'u sb'ak''un
c'ab'al sa
ta tusta ce,e
ihk'eltiktik 'a ii . . .
'a Ii slok'ol ii . . .
"a Ii moletike
ti cauke
ti slok'ol
si smuk'ulsi toe hee
si smuk'ul
pero ii kris~anoe
mu hta te k'elei
mu hta te k'elel
lok' tal ta hun 'ul na ta hmek
l ok'el
mus'ak'b'at yil
'a li larinoetike
mus > ak'b'at yil
~o~an tal ii vo,ote
k'elavil ii vo~ote
vo~osuk le,esi
te va~al ,un
pero shunul ak vo,otike
b'a'i hi'iltiktik
shunul lek ta hmek
lek ta hmeksonob'
lek ta hmek sk'u~
lek listo hee
hii ha' ye ti vo'ne
ha ~ me smelanoh b'alamil Ji hlumal
vo,ne
495
496
APNDICES
Texto C-8
La guerra de Santa Rosa (versin ladina)
Lo QUE ella me cont verdad? que en una poca verdad? haba en Chamula
un indio llamado Cuscate, y una mujer era... Se llamaba Rosa, pero le decan
la Santa Rosa, y el indio Cuscate.
Bueno! En esto los indios estaban sobresaltados o alzados, como en aquel
tiempo decan. Haba un seor, que se llamaba Galindo, que estaba del parte de
ya
ellos. Y ellos los... Este seor decan que los... Bueno, para nosotros
comprendemos que los insista verdad? que vinieran a esta poblacin, como
en va de quitar la vida de los que vivan aqu verdad? Y levant a toda
la indiada de Chamula no?
Bueno! En esto lo que yo no recuerdo bien bien, quien era el mandatario
de ese tiempo. No... A ver si usted puede... {Pues, no le hace.} S?...
Bueno! Este seor, dicen. .. , o deca mi abuelita, que este seor les haca
ver por medio de magnetismo que se moran y que volvan a revivir; que no
1
i mportaba que entraran a esta ciudad; que si moran, iban a revivir.
Bueno! Pero en esto pues ha delatardado al alce verdad? Todas las familias
de aqu de San Cristbal se reunan en el centro verdad? la gente humilde.
Y se acercaban a las casas de las gentes visibles para reunirse. Y como estaba tan
alarmante el caso, decan pues que llega el ltimo da de su vida. Ella me contaba verdad? que era tanto el miedo, que unos a los otros se pedan perdn
de sus hechos verdad? las familias ntimas no? Las racionales!
En esto, "Que hoy van a entrar!" "Que no! Que vienen maana."" Y
que no! Que ahora!" Pero en esto verdad?, empezaron a invadir todo lo
que es este cerro de Moxviquil verdad?, hasta el rumbo Tzontehuitz verdad? All era el parlamento de ellos?
Bueno! Cuan dice mi abuelita, que cuando ellos hacan un grito, pues de
seal debe haber sido indudablemente, que retumbaban los cerros. Bueno. que
resonaban. Era el grito tan fuerte que resonaba, ms espantaba toda la gente
de aqu.
Y en esto, no s en que forma aprehenderan al indio Cuscat, y a la Santa
Rosa. Era tanta la estimacin que ellos le guardaban a estos indgenas, que los
caminaban en andas. Y a la Santa Rosa hasta incienso le ponan y todo eso, y
los caminaban en andas.
Bueno! Y ya los tenan prisioneros aqu! En esto, estos indios se venan
1
Cristbal Molina (1934:371) tambin afirma que Galindo usaba el hipnotismo para
convencer a los indgenas de que no iban a ser muertos.
2 Moxviquil es un sitio arqueolgico de finales del periodo Clsico, situado en la
cumbre de una montaa que se encuentra entre Chamula y San Cristbal de las Casas
(Lowe y Mason, 1965:232). Tzontehuitz, que est situado al norte de San Cristbal de
las Casas dentro del distrito de Chamula, es la montaa ms elevada de los Altos centrales de Chiapas (Vogt, 1969:4). (Vase el mapa 8.)
497
a sacar a la Santa Rosa pues, y a entrar a pelear aqu, y hacer matanza con los;
ladinos, segn deca mi abuelita.
Bueno! En esto, todo esto estaba ocupado. Dice mi abuelita que era una cosa
espantosa, que porque eran miles de indios, por eso ms asustaban todos esos
gritos que daban.
Bueno! En esto, este seor..., es lo que yo no recuerdo..., quien era.
Porque me acordaba yo muy bien, pero se me olvid, el mandatario, quien
era no? Mand a unos seores de aqu a hablar con el seor ese que seduca
a los indios, llamadose Galindo. Su nombre directamente no, no le recuerdo
as. Pero Galindo era su nombre. A hacer unos tratados con l, vinieron los
seores de los tratados no? Llegaron aqu con los seores y todo eso.
Y la Santa Rosa, ya lo tenan aqu, y el Pedro Cuscat, en va de prisioneros. Cuando trajeron ste a la Santa Rosa, aqu estuvo. Fueron los mandatarios, regresaron, y ste acept el convenio que fueron a hacer los del tratado,
si le ofrecan dinero, o quin sabe qu! s
El caso es de que se lo traan a este seor Galindo. Parece que... me parece
que decan que se llamaba Rosas ese seor, el mandatario de aqu. Antes mi
abuelita verdad? haba sido sirvienta de ese seor {Quin?} Mi abuelita.
{Pero de qu seor?} Del mandatario de aqu. Me parece que es Rosas. No
estoy muy segura.'
Echaban sus idas en busca de los indgenas verdad?, como a perseguirlos y
todo eso, antes que invadieron el cerro este. Y all encontraban grandes ollas
de tamales, de acole, y los..., ella deca "los parlamentos"; as contaba mi
abuelita.
Y el jefe les deca que nada de eso fueran a comer, porque poda estar envenenado. Por eso ahora pienso, porque ya hace muchos aos, fui a mirar all
las ruinas que encontr la seora, este..., esa seora americana {Blom?]
Blom. Fu verdad? con mis hijitos chicos as. Y all dice que eran ruinas
quin sabe de qu! Pero mi abuelita deca que all haba un parlamento, en
atrs del cerro deca, donde encontraba este ollas y todo, y all hacan sus
reuniones, y los indios, todo. Supongo que all esto... Ahora que ya lo v
ltimamente, supongo que all ha de haber sido el lugar de centro de que se
reunan, y all hacan casas, y todo; porque haban hasta pedazos de metate,
tepalcate, s, restos, y todo esto. Porque yo fu a ver despus de que.. .
s Ellos estaban arreglando el cambio de Galindo y de sus cmplices ladinos por Agustina Gomes Checheb y Pedro Daz Cuscat, quienes estaban prisioneros en la crcel de
San Cristbal de las Casas en ese momento (vanse C. Molina, 1934:375-376, y el captulo tx).
a Ella tiene razn. El nombre del comandante era Crescencio Rosas (Pineda, 1888:87).
Moxviquil fue excavado por Frans Blom (Lowe y Mason, 1965:232), y en la casa
de su viuda, Gertrude Duby de Blom, se exponen en un museo artefactos de ese sitio.
La abuela de la narradora evidentemente crea que las ruinas eran los restos de los cuarteles
indgenas establecidos durante la Guerra de Santa Rosa. Los indgenas en realidad ocuparon la montaa de Moxviquil en 1869 (Pineda, 1888:96, 97). Sin embargo, las ruinas
mismas preceden a la Guerra de Santa Rosa en ms de mil aos (Lowe y Mason
1965:232).
APENDICES
Bueno! Con eso que me contaba mi abuelita le digo no, esto no es de que
haiga sido, de que haiga reinado alguien do..., sino que all era un centro
de reunin, cuando la poca de los indios.s
Y d usted, llegando all al cerro, se divisaba bien la poblacin, s. S, era
una vista muy segura y todo eso. As es que ya cuando estaban los indios
invadidos all, y ya estaban por entrar, ya haban regresado los de los tratados
no? Y haban resuelto entrar en la ciudad, y a entrar a matar aqu a todo
las gentes. En esto dicen que la ciudad. .. , vieron muchsimos soldados. Pero
soldados en cantidad ! Y de esto se atemorizaron, y ya no tomaron la ciudad.
Volvieron a regresar los de los tratados verdad? por este Galindo, entonces Galindo vino aqu. Y al presentarse Galindo, que supongo que debe haber
sido la casa, o bien sea estado en esta Santa Clara,T o sea el otro edificio que
est cerca del palacio, all era donde ocupaba. Pues yo no estoy segura de el
seor, pero me parece que es Rosas. [Rosas, yo creo que s.] Parece; no estoy
muy segura. {El mandatario?] El mandatario de la ciudad.
Bueno! Cuando este Galindo se present, que lo metieron los escoltas que
los fueron a traer, pero lo trajeron en va de paz verdad?, nada ms un tratado. Cuando dice: "Seor Galindo, adelante! Entregue su arma!" Y le quitaron la arma. Y entonces contest este Galindo: "Eso no es lo tratado!" "Usted
8
est como en va de prisionero!" Y en esto lo prendieron. Lo prendieron.
Y en esto, los indios entraron aqu a la ciudad. Y ya llevaron a todo, a
la Santa Rosa y al Pedro Cuscat en andas ! Pero dice mi abuelita, que algo
que no pudo haber tenido comparacin: que temblaba la tierra! que eran miles
de indios ! Venan con lanzas, con machetes, con luques, con ocote, con cntaros de trementina, bueno, para incendiar y acabar la ciudad. Hijita, no te puedes
imaginar lo que fue esa poca! Una cosa espantosa! Cuando ya llevaron a la
india, era aquella cosa que se estremeca la tierra, algo alarmante, algo duro, y
todo eso.
Y este seor Galindo ya prisionero. Ya lo tena, ya aqu prisionero donde
estaba la casa del que gobernaba antes verdad? No estoy muy segura ste
vida y lechn grande!" Eso es lo que mi abuelita contaba. Y en esto los indios
se llevaron a la mujer y a la Santa Rosa, y se lo llevaron. 10
498
del nombre, pero yo creo que puede hacer que lo encuentre en alguna leyenda.
Bueno? En esto ya el seor prisionero, no s despus de que lo han deber
juzgado, o como sera verdad?, lo sacan para fusilar. Y cuenta mi abuelita,
no, no estoy cierta tambin, pero que la seora, al sacar ya su marido escoltado, que lo llevaron para fusilarlo, sale en un balcn y le deca: "Adis,
Galindo, adis! El ltimo adis! Te dejastes engaar para que te quitaran la
s La narradora no est de acuerdo con su abuela en cuanto a que las ruinas de Moxviquil fuesen creadas por el ejrcito chamula de Galindo.
El Hotel Santa Clara est situado en el lado occidental de la plaza principal de la
ciudad de San Cristbal de las Casas.
8
De acuerdo con Molina (1934:37611), "Galindo framente intent ir a su casa, pensando que as se haba acordado, pero Rosas le hizo entender que estaba detenido para
ser sometido a un interrogatorio por parte del gobierno".
s Ntese aqu la referencia a una de las armas mgicas (temblores de tierra) muy
frecuentemente invocado por los indgenas en tiempo de guerra.
499
50 0
APNDICES
dice mi abuelita, que all se conoce que el seor este se paraba a hablarle a
l os indios, y a dominarlos, y a mandarlos. Por eso abarcaron todo esto los
indgenas a llenar todo el cerro como rboles, deca mi abuelita. Una cosa
espantosa! Ahora lo que se esperaba, aqu fu una cosa horrorosa. [S... gracias a Dis que...!) S, que no sucedi eso! Porque, pues los indios son
brbaros. Ahorita pues, ya estn ms comprensibles no? Y quien entienden, ya
comprenden. Pero antes... [No.) A menos la. forma en que venan para quitarle la vida a los ladinos. Traan sus luques, lanzas, palos -porque ellos usaban
unos palos muy fuertes-, trementina, ocote y todo eso.
[,De dnde vino Galindo? Sabe?) Parece que me deca mi abuelita como
que oaxaqueo su... Ella me dijo as no? [Pero no fue coleto?) No! No!
No! No, era un hombre de fuera. Por eso ste verdad? sedujo a los indios
con la misin tal vez de algo no? Y les haca ellos ver que magnetizndolos
y todo eso, si moran en el bala o lo que fuera, iban a revivir. Eso sea lo
que les comprendieron verdad? o saban ellos verdad? que era lo que haca
no? y levant a todos los indios. [Slo los chamulas?, u otros?) Slo los
chamulas.12
Tambin hay otra, divisin de por ah de por Cancuc tambin. [Ah, qu
pas all?) Una divisin entre ellos, entre los dos pueblos. Hay una parte de
Cancuc que es del mero pueblo y otra parte que dividio un ro que se llama...
Chact? No, no es Chact el otro lado. Yaxchanal me parece. Yaxchanal ! Del
otro lado viva una parte de cancuqueros y una parte de cancuqueros aquel lado.
Los de aquel lado no se iban con estos, ni estos con aquellos verdad? Porque
tuvieron una divisin de pleito. Ahora ya haba como unos diecsseis diecisiete
aos que yo lu por all para una finca a atender un parto. Haba un indio
verdad? que los segua dominando entre ellos. Que entre ellos verdad? tienen
sus mandatarios. As es lo que me a.cuerdo.13
Texto C-9
Galindo y los chamulas
Ml PAP nos contaba que este seor... de Cuscate... Resulta que cuando
en tiempo de este... Galindo, que haban ofrecido que iba a ser gobernador,
pero no sabe por qu motivo dice que ya no fu. Y entonces l se qued
muy sentido, y dijo que se iba a vengar. Y entonces, no encontraron ms apoyo
1_ Galindo era originario de la ciudad de Mxico, y su esposa proceda de Tepic, capital del estado de Nayarit (Pineda, 1888:106). "Coleto(a)" es el apodo con que se denomina a los hombres nacidos en San Cristbal de las Casas. Al parecer la narradora considera que Galindo y su esposa eran agitadores de fuera.
la La narradora alude aqu al conflicto entre los indios protestantes y los catlicos que
dividi a Cancuc durante la dcada de 1950 (Guiteras-Holmes, 1961:355-357). Yaxchanal fue uno de los lugares al cual los cancuqueros se retiraron despus de que se tom
Cancuc en 1712 (AGI, Guat., Leg. 294, folios 713, 715, 767, 792).
501
que irse all con los chamulas. Y les hizo ver lo que iba a ser esto. Y los
indios le aceptaron inmediatamente.)
Y entonces dicen que empez a medir las calles verdad? Pero el gobierno
no le di importancia de que estaban mediendo las calles. Pero ya despus, ya
lo fueron tomando en serio, porque decan que queda cosa que tal vez que
quin sabe que clase de trabajo que se iban a hacer! Pero as que vieron
que ya 'de verdad, la cosa se fu poniendo ms negra, y entonces empez a
tener miedo el gobierno de lo que ste estaba de haciendo. Y entonces, optaron por ofrecerle todo lo que quisiera verdad?
Pero a este Galindo, se fu con los chamulas. Y les dijo que ellos no moriran, que porque iban a defenderse al pueblo. Entonces les magnetiz un pollito; les durmi; y les dijo que miraron que ese pollito ya se haba muerto, pero
que l lo iba a volver. Y entonces lo volvi el pollito, y la solt que fu que
andara. Y entonces los indios se quedaron espantados. Y s, creyeron que ni
i ban a morirse. Bueno.2
Entonces ya el gobierno, vindose afligido; entonces lo llam y le ofreci todo
lo que quisiera l. Y los tratados fueron all en este terreno Esquipulas, en
los campos all. All fu donde hicieron todos los tratados, donde le ofrecieron
la casa de don Augusto Lazos, o si no quera esa, la que quisiera. Le ofrecieron
dinero y muchas cosas ms verdad? con tal de que se rebajara y ya no hiciera
nada. Y le dijeron tambin que no quera que llevara tantos indios ms que
solo los necesarios.
Y ya que estaba all, todo le ofrecieron y todo firmaron all. [Los tratados?) Los tratados. Ah fueron los que llevasen en este Esquipulas verdad?
Ese queran acabado de firmarnos y todos. Entonces ya se vino con la comitiva
de que haba ido a los trocazo.3 Y lo traa. Pero ya entrando aqu en el barrio de
San Ramn, y entonces ah empezaron a pegarle de golpes, de patadas, de escupirlo... Y entonces l les dijo que no ese eran los tratados. "-Pues, estos
son los que te vamos a dar!" Y se lo fueron trayendo a golpes y como pudieran
verdad? hasta llegar aqu en la poblacin.
1 No hay evidencias de que Galindo tuviera aspiraciones de llegar a ser gobernador.
Estaba ofendido respecto de los habitantes de San Cristbal de las Casas, que se burlaban
de l y por ltimo lo obligaron a cerrar la escuela que haba fundado all (captulo ix).
3 De acuerdo con Cristbal Molina (1934:371), Galindo se aprovech de la credulidad de los indgenas hipnotizando a los nios, no a los pollos: ' l hipnotizaba a los
nios de uno y otro sexo en presencia de cualquiera y les deca 'que ellos h2.ban muerto,
pero que como Dios le haba dado a l el poder de levantar a los muertos, los traera
a la vida', y en realidad, l los despertaba de la hipnosis y ellos 'venan. Por todo ello
los indgenas estaban convencidos de que en realidad l haba descendido del cielo. Predicaba y amonestaba frecuentemente a los indgenas dicindoles que hicieran todo lo ordenado con el propsito de liberar a Cuscat, que no deban sentir miedo y que si llegara
a haber alguna guerra y alguno de ellos mora l lo levantara al tercer da como ya lo
haban visto."
3 Galindo ofreci entregarse y entregar a sus cmplices ladinos a cambio de que Pedro
Daz Cuscat y Agustina Gomes Checheb fuesen liberados, pues se hallaban en la crcel
de San Cristbal de las Casas (captulo rx).
APENDICES
50 2
4
Los indgenas retornaron a San Cristbal de las Casas tres das despus de que Galindo se haba entregado y amenazaron caer sobre la ciudad si el dirigente y sus compaeros no eran liberados. Pero nunca entraron a la ciudad, ni siquiera luego de que Galindo
y los otros fueron ejecutados (Pineda, 1888:94-103).
En realidad slo se us un can durante el conflicto: "Los indgenas se acercaban al
can del cual trataban de apoderarse con admirable audacia y coraje" (Pineda, 1888:101).
Pineda no menciona si los indgenas que trataron de apoderarse del can eran mujeres.
Evidentemente los indgenas no se dieron cuenta de que tenan en las manos la victoria: "Afortunadamente para Ciudad Real [San Cristbal de las Casas} los indios no se
dieron cuenta de su ventaja... porque hasta ahora no hemos podido determinar cul fue
la razn de que las hordas de indios victoriosos se quedaran en sus posiciones en vez
de marchar en masa sobre la ciudad, cuando las fuerzas del gobierno estaban dispersas
por el campo de San Ramn, y ciertamente pocos o ningn obstculo hubieran bloqueado
su paso" (Pineda, 1888:103).
La Virgen de la Caridad est asociada con la revuelta de Cancuc de 1712, no con
la Guerra de Santa Rosa de 1867-1870 (vanse el captulo v; Brinton, 1897:xv; Juarros,
1808-1818:2:65; Pineda, 1888:48, y Trens, 1957:198).
503
s El narrador naci en Santa Catalina Pantelh, una de las ciudades que participaron en
la revuelta de Cancuc de 1712 (captulo v).
GLOSARIO
batab (maya yucateco) : el jefe civil y militar de un pueblo yucateco en tiempos
prehispnicos; durante el periodo colonial el cacique y despus gobernador de
un pueblo indgena.
cenote (del yucateco maya dxonot) : una cisterna natural o pozo de agua.
Chac (maya yucateco) : dios de la lluvia del maya yucateco.
chic (maya yucateco): un coat mundi.
chilam (maya yucateco) : un profeta o sacerdote.
Cruzob (maya yucateco) : pueblo de la Cruz.
Ehcatl (nhuatl) : Quetzalcatl en su aspecto de dios del viento.
haab (maya yucateco) : calendario solar de 365 das.
h'ik'al (tzotzil) : negro, moro, o negro.
jteclum (tzotzil) : nombre del centro ceremonial de Zinacantn.
ka7b'enal (tzotzil): nombre de los jefes lacandones durante el periodo colonial.
kalvaryo (tzotzil, del espaol calvario) : Monte Calvario.
kastiya (tzotzil, del espaol cartilla) : un castillo de fuegos artificiales que se
enciende durante los festivales en las comunidades indgenas del altiplano de
Chiapas.
katn (maya yucateco) : un periodo de 7,200 das, aproximadamente veinte aos;
una veintena de aos.
ladino: en Guatemala y Chiapas, hispanohablante no indio.
maestro: durante el periodo colonial en Yucatn, auxiliar lego de un sacerdote
espaol.
milpa (nhuatl) : maizal. El trmino tambin se refiere a la agricultura de roza
y quema.
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Wasserstrom, Robert F., Our lady of the salt. Tesis de licenciatura, Harvard
University, 1970.
NDICE
Agradecimientos
Abreviaturas usadas en las rotas
11
17
Primera Parte
Introduccin
I. La historicidad del mito y el mito de la historia
21
Segunda Parte
35
35
38
39
41
43
45
48
54
66
67
71
74
76
83
91
91
95
97
Tercera Parte
111
113
114
119
120
135
141
528
NDICE
153
Cuarta Parte
"Guerras de Castas" Poscoloniales
VIII. La guerra de castas de Yucatn
Antecedentes econmicos de la guerra de castas
Antecedentes polticos de la guerra de castas
Causas de la guerra de castas
La ejecucin de Manuel Antonio Ay
Las primeras hostilidades
Se voltea la suerte
El culto de la cruz parlante
El fin de la guerra de castas
IX. La guerra de Santa Rosa en Chamula (1867-1870)
171
172
176
178
186
190
199
201
227
235
Quinta Parte
La estructura del conflicto tnico
X. Iconografa del conflicto tnico ritualizado entre los mayas
El conflicto tnico ritualizado en los Altos de Chiapas
El carnaval en Chamula, 255; El carnaval en Chenalh, 259; El carnaval en
Zinacantn, 265; La fiesta de San Sebastin en Zinacantn, 265; Tradicin
oral, 280.
Ritualizacin del conflicto tnico en los altos de Guatemala
Ritualizacin del conflicto tnico en la pennsula de Yucatn
Conclusin
XI. El tema de la pasin en el folclor maya
La proclama de Juan de la Cruz
El culto de la pasin en Chamula
Conclusin
XII. El rey nativo
XIII. Acontecimientos contemporneos en los Altos de Chiapas (1958-1972)
Cultos de los santos parlantes
Construccin de la capilla en Zinacantn
Continuidad y discontinuidad cultural
XIV. Nativismo, sincretismo y estructura del mito y del ritual
Apndices
Apndice A. Documento Yucatecos
Apndice B. Las guerras de castas en la historia Folclrica de Yucatn....
Apndice C. Folclor del conflicto tnico en los Altos de Chiapas
Glosario
Bibliografa
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251
282
285
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290
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507
Este libro se termin de imprimir y encuadernar en el mes de junio de 1989 en los talleres de Encuademacir Progreso, S. A., Municipio Libre 188; 03300 Mxico, D. F. Se tiraron 2000 ejemplares.