La Herencia Medieval en México
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CONCIERTO DE VOCES Y ANDARES
EN LA HISTORIA VERDADERA DE BERNAL
D?AZ DEL CASTILLO
OSWALDO ESTRADA
UNIVERSITY OF PUGET SOUND
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Concierto de voces y andares en Bernai D?az del Castillo 41
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42 Latin American Literary Review
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Concierto de voces y andares en Bernai Diaz del Castillo 43
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44 Latin American Literary Review
A?n tomando en cuenta que Bernai realiza esta transcripci?n ficticia como
lo har?a otro narrador renacentista (inventando a su gusto) o que, en el mejor
de los casos, realmente haya le?do la(s) carta(s) de Cort?s, lo importante
aqu? es que la recreaci?n novedosa de esta voz le sirve como pre?mbulo
para contar el (des)encuentro de dos hombres que ya nada tienen en com?n.
Revisemos el conocido relato, siempre antologado como muestra literaria
de la Historia verdadera.
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Concierto de voces y andares en Bernai D?az del Castillo 45
Al salir de la mente de Guerrero, Bernai incluye, aunque s?lo sea por unos
instantes narrativos, a la mujer del n?ufrago aindiado, quien "muy enojada"
le dice a Aguilar: "Mira con qu? viene este esclavo a llamar a mi marido;
idos vos y no cur?is de m?s pl?ticas" (XXVIII, 44). Por ?ltimo, las s?plicas
de Aguilar se insertan de la forma m?s n?tida dentro de las palabras de Ber
nai, como concepci?n prematura de un discurso indirecto libre: "Y Aguilar
torn? a hablar a Gonzalo que mirase que era cristiano, que por una india no
se perdiese el ?nima" (XXVII, 44). Con este reporte discursivo en tercera
persona y en pret?rito, el autor de la Historia verdadera expone el pensa
miento de sus personajes con un vocabulario apropiado a la situaci?n.
Mucho m?s f?cil ser?a para Bernai resumir esta an?cdota en sus propias
palabras. Pero el cronista incluye una posible conversaci?n. Su largo relato
crea as? una ilusi?n de realidad en nuestras mentes, consiguiendo que nos
importe menos la verdad hist?rica y m?s aqu?lla que encierra esta historia
convincente. Con unos cuantos trazos y un par de personajes que contienen
una "curva" de los redondos (Forster 223-24), el soldado cronista maneja un
di?logo que por ser tan posible es veros?mil.2 Este relato se cierra como un
c?rculo perfecto cuando Aguilar se presenta a los pies de Cort?s y sus solda
dos, en traje de indio, con un castellano en v?as de extinci?n. Tras contarle
la historia de su compa?ero convertido y c?mo ?ste ayud? a los ind?genas
a librar una batalla contra los espa?oles, renace nuevamente Cort?s (que
hab?a quedado silente en el fondo de la narraci?n) como todo un campeador
del Nuevo Mundo. Se muestra ben?volo con Aguilar, pero estalla enfure
cido con el soldado ausente, se?alando: "En verdad que le querr?a haber a
las manos porque jam?s ser? bueno" (XXIX, 47). Las palabras que Bernai
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46 Latin American Literary Review
pone en boca de Cort?s se parecen a las del Cid, quien al salir desterrado
de Castilla promete vengarse de sus enemigos, s?lo que el conquistador
de M?xico es m?s complejo que el h?roe de la ?pica medieval: su figura se
complica en distintos cap?tulos, con las variantes contradictorias de la vida
humana. La historia del Cid es ascendente, pues cada vez que ?ste cae, logra
levantarse a un nivel mucho m?s elevado que el anterior; la de Cort?s, por el
contrario, es descendente: despu?s de haberse encumbrado con la conquista
de la Nueva Espa?a, termina en el olvido y el desenga?o.
En distintos relatos intercalados como ?ste, los lectores nos damos
cuenta que los personajes menores de la Historia verdadera -en este caso
Aguilar, Guerrero y su mujer india- crean una visi?n totalizadora del inicio
de la conquista. Con la breve contribuci?n dial?gica de un hombre que
quiere regresar a sus costumbres espa?olas, otro que le pertenece m?s al
nuevo espacio americano y una mujer ind?gena que s?lo pronuncia un par
de insultos, el cronista ha ganado mucho en muy poco espacio. El Bernai
que escribe en su vejez sabe que Aguilar cambia la suerte de Hern?n Cort?s
y todos los hombres que lo acompa?an e intuye, posiblemente, que debe
darle importancia al hallazgo de este personaje dentro de su texto. Es su
forma de decir que la guerra ha comenzado para indios y espa?oles. ?Querr?
tambi?n demostrar que la transformaci?n de su hogar americano comienza
con la evoluci?n cultural de Guerrero? Imposible saberlo. No obstante, las
preguntas que surgen en la lectura, esa incertidumbre que sentimos al leer
estas experiencias, nos indican que tenemos en las manos un texto con
cualidades novelescas.
Aunque la Historia verdadera no es una novela, met?fora que Carlos
Fuentes propone para salvar trescientos a?os de ausencia novel?stica en la
Am?rica espa?ola (188), sus p?ginas contienen ciertas caracter?sticas que
encontramos en el mundo de la ficci?n. Esto es evidente cuando despu?s que
Cort?s encuentra a Aguilar, los lectores, como los soldados de la expedici?n,
descubrimos que el capit?n no tiene ninguna intenci?n de regresar a Cuba.
Es m?s, ha estado buscando a los n?ufragos para utilizarlos en su empresa
conquistadora. Astuto, calculador, el h?roe de Bernai crece en la obra con
la voz del narrador y el ensamblaje de cada acci?n, junto a otros personajes
que existen para dotarlo de diversos matices. Esta metamorfosis convierte a
Cort?s en un personaje redondo. Pese a sus destrezas de mando para sacarle
provecho a la ignorancia de los indios, el conquistador enfrenta muchos ob
st?culos: numerosas batallas contra millares de indios, el descontento de sus
soldados, la naturaleza del Nuevo Mundo, la idolatr?a de los conquistados.
Los obst?culos, no est? de m?s recordarlo, "permiten que el personaje se
forje a s? mismo y manifieste sus cualidades humanas al actuar" (Bourneuf
y Ouellet 173). Cada vez que Cort?s controla los vientos a su favor, surgen
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Concierto de voces y andares en Bernai D?az del Castillo 47
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ni?a como esclava a unos indios de Xicalango, y ah? comienza a rodar por
el mundo hasta llegar a ser la traductora y amante de Cort?s. Es entonces
cuando la vida le hace justicia, o al menos eso parece decir Bernai en un
relato donde Marina se enfrenta con su madre y su medio hermano, quienes
"tuvieron miedo de ella, que creyeron que los enviaba [a] hallar para matar
los, y lloraban" (XXXVII, 62).
El cuento se pone m?s sabroso cuando el cronista la pinta bondadosa,
compasiva y, por supuesto, cristiana:
Transculturada, con una voz que otra vez se aproxima a un discurso indirecto
libre, la Marina que aparece al principio de la Historia verdadera denota
su se?or?o y grandeza de esp?ritu. El flechazo bernaldino no puede ser m?s
certero para la caracterizaci?n de este personaje, en consonancia con el
drama de la conquista. Dot?ndola de un pasado como ?ste y brind?ndole
un alma piadosa, Bernai construye al personaje que ser? el brazo derecho
e inseparable del protagonista principal. Adem?s, para concluir con broche
de oro, el cronista se adelanta a la curiosidad de sus lectores, explicando: "y
esto me parece que quiere remedar lo que le acaeci? con sus hermanos en
Egipto a Josef, que vinieron a su poder con lo del trigo" (XXXVII, 62). De
pronto, la ni?a esclava, la amante de Cort?s y la india traidora de su raza,
goza de un pasado honroso, aunque s?lo sea dentro de ese relato.3
Aparentemente "la historia de do?a Marina no llega a ocupar dos ca
rillas y se narra en el cap?tulo XXXVII" (Rose de Fuggle 940), pero ser?a
un error pensar que su caracterizaci?n se limita a un par de p?ginas. "The
sphere of influence of a character zone," indica Phyllis Margaret Paryas,
"is not limited to the character's actual words but may begin early in the
text and extend far beyond the boundaries of his direct discourse" (520).
As? sucede en la Historia verdadera. El cronista utiliza el relato de Ma
rina como cacica y lo desarrolla a lo largo de su narraci?n. Bien dice Julie
Greer Johnson que la informaci?n de Bernai sobre el papel de Marina en la
conquista es, "the most complete and accurate recorded by an eyewitness,
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Concierto de voces y andares en Bernai D?az del Castillo 49
and his avid interest in minor points of concern such as her background,
physical appearance, and demeanor vastly enriches his unpretentious ac
count" (67). ?Qu? m?s novedoso que dejar a do?a Marina expresarse en un
di?logo celestinesco, con una vieja que la quiere para nuera y le anticipa el
ataque de los indios de Cholula?
En aquella ocasi?n, la Malinche de Bernai adquiere voz propia ante
las proposiciones indecentes de una vieja Trotaconventos y act?a como toda
una profesional de la improvisaci?n. Llorosa, ?sta le implora a la tercera:
"?Oh, madre, qu? mucho tengo que agradeceros eso que me dec?s! Yo me
fuera ahora con vos, sino que no tengo aqu? de qui?n me fiar para llevar
mis mantas y joyas de oro, que es mucho" (LXXXIII, 146-47). Minucioso
en "el arte de contar" (Mignolo 83), Bernai remata esta an?cdota con la
voz de una Marina que suplica: "por vuestra vida, madre, que aguard?is
un poco vos y vuestro hijo, y esta noche nos iremos, que ahora ya veis que
estos teules est?n velando y sentirnos han" (LXXXIII, 147). Al saberlo,
Cort?s se encoleriza y Bernai le cede la palabra para jurar una venganza
a sus enemigos: "?Qu? voluntad tienen estos traidores de vernos entre las
barrancas para hartarse de nuestras carnes, mejor lo har? Nuestro Se?or!"
(LXXXIII, 147).
Con este di?logo Bernai justifica la matanza de Cholula, pero tambi?n
dota de textura a su manuscrito. Sin llegar jam?s a ser una novela, la Historia
verdadera contiene algunas semillas novel?sticas en estos espacios donde
sus personajes se hablan y se escuchan, pues al hacerlo denotan aspectos
fundamentales y no necesariamente expl?citos de su personalidad. As? como
Cervantes enfrenta dos discursos -el caballeresco y el pastoril - (Auerbach
350), Bernai contrapone la mentalidad cristiana frente al pensamiento in
d?gena. Dejando que Marina act?e como mujer cristiana en un momento
clave de la conquista, Bernai asegura el triunfo de los espa?oles. Si Cort?s
es el h?roe, "el protagonista principal" de la Historia verdadera, aqu?l que
enfrenta "obst?culos" y lucha contra "fuerzas antag?nicas" para conqui
star, do?a Marina, como poseedora de las lenguas de Tabasco y M?xico,
es la "destinadora" y "adyuvante" que propicia la adquisici?n del "objeto
deseado": el imperio mexicano (Bourneuf y Ouellet 183-85).
Desde su inclusi?n en el texto, do?a Marina se convierte en sombra
inseparable de Cort?s, porque a diferencia del n?ufrago esclavo, ella entiende
mucho mejor el ambiente ind?gena. Por ende lo interpreta con eficacia. Su
uni?n con el personaje principal se acent?a cada vez que Bernai habla de los
arranques cristianizadores de su capit?n. Mientras Hern?n Cort?s pronuncia
arengas evang?licas, Marina funciona como el veh?culo mismo de la comu
nicaci?n, del flujo de la religi?n y las ideas de su amante y capit?n. En cierta
ocasi?n, por ejemplo, cuando Bernai deja que escuchemos en su voz la furia
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Concierto de voces y andares en Bernai Diaz del Castillo 51
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52 Latin American Literary Review
liberador, no solamente como paradigma sino justamente por ser eso: india,
rajada y biling?e" (30).
Hombre de una cultura oral, Bernai recuerda a todos los capitanes que
pasaron a la Nueva Espa?a, pero tambi?n a los caballos y las yeguas que
fueron con ellos: el casta?o zaino de Cort?s, la rucia de "buena carrera"
de Alonso Hern?ndez Puerto Carrero, el tresalbo que "no fue bueno" de
Juan de Escalante (XXIII, 39). No s?lo eso. Como indica Alfred Crosby,
"Bernai D?az, writing of the conquest of Mexico decades after the event,
mentioned horse after horse, reciting their names, colors and characters with
as much care and detail as he lavishes upon his human comrades" (81). Pinta
tambi?n al "Cacique gordo" de Cempoal, "dando suspiros" y llorando por
los tributos de Moctezuma. Retrata a las indias que fueron convertidas al
cristianismo, sin olvidar, con un gui?o, a "do?a Catalina," que "era muy fea"
(LII, 89). Incluye en su larga lista de personalidades, unas m?s ilustres que
otras, a los tamemes que cargan la artiller?a de los soldados, a los esclavos
del emperador azteca, a las mujeres que ?ste tiene bajo su custodia "que
quer?an parecer monjas" (XCI, 170), a los sodomitas, a los vendedores del
impresionante mercado de Tlatelolco.
En todo momento, el cronista caracteriza, murmura, delibera. Su
narrativa surge del l?mite mismo entre la voz y la letra, revelando la iden
tidad de cada individuo como persona. Sin ser novelista, por ratos Bernai
se comporta como tal y nos entrega "algo m?s que el 'documento' irreem
plazable de su experiencia" (Mignolo 83). No se limita a juntar episodios
sueltos sino que les da coherencia dentro de un cuadro espacial y temporal
para darnos su versi?n de la conquista de M?xico. Sus personajes menores
entran y salen de su manuscrito delineando el ?mbito social en el que se
mueven Hern?n Cortes y su mitad do?a Marina, Moctezuma y sus vasallos,
el propio Bernai y otros soldados. Todos ellos cuentan con personalidades
?nicas, hechas a mano. Tienen virtudes y defectos impredecibles que s?lo
se descubren durante la lectura. Sin darnos cuenta, "from the world of the
necessary we have shifted to the world of the arbitrary, since each individual
can become the source of an action not to be anticipated by general laws"
(Todorov 120). Por medio de estos hombres y mujeres que aparecen en
la Historia verdadera como personajes de fondo, Bernai D?az recrea una
Nueva Espa?a llena de vida.
Despu?s de ochenta cap?tulos de aventuras que avanzan hacia la ciudad
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Concierto de voces y andares en Bernai D?az del Castillo 53
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Concierto de voces y andares en Bernai Diaz del Castillo 55
de dos mundos ajenos, que al verse chocan en lengua, cultura, religi?n. Por
eso es que esta historia se diferencia de otros manuscritos redactados desde
el descubrimiento hasta la colonizaci?n.
Tom?ndose privilegios de narrador omnisciente, Bernai D?az ingresa
a la mentalidad de sus personajes y se incluye como parte de la acci?n con
un "yo" autobiogr?fico bastante inventivo. Es la voz del soldado que por
momentos quiere robarle el papel protag?nico a Cort?s (Cort?nez 139-65).
"A m? me dieron tres [flechazos], y uno de ellos fue bien peligroso, en el
costado izquierdo, que me pas? por lo hueco" (IV, 9), dir? el cronista de
esta historia antes de anotar las haza?as de su valiente capit?n. As? queda
inmortalizado como un personaje fundamental de la trama. Aunque en
la vida real no haya debutado de manera tan excepcional, dentro de la
Historia verdadera Bernai D?az del Castillo, como Hern?n Cort?s y do?a
Marina, evoluciona: pasa de ser un soldado raso a alf?rez desde la segunda
expedici?n a M?xico, a confidente de Diego Vel?zquez y Hern?n Cort?s, a
encomendero y regidor de Guatemala. Retrata con detalle a sus compa?eros,
pero no omite su vida, sus temores, su ilusi?n de verse rico, su miedo de
morir sin fama alguna.
Como hemos visto, Bernai D?az utiliza su experiencia y la de sus
compa?eros muertos para construir una historia llena de sentimientos, con
una voz que cambia de acuerdo a la situaci?n, en total armon?a con las exi
gencias de cada cuento. En un nuevo espacio donde todo se est? mezclando
y rehaciendo, Bernai se muestra ultradetallista (Brody 323). Su narraci?n
es lenta y digresiva, pero segura: nos mantiene al filo del suspenso, con un
discurso que presenta a m?ltiples personajes con las semillas de su propia
descomposici?n. Su voz, al decir de Edward Said, busca "asegurar" y "pro
longar la existencia" (513) de aquellos que hicieron posible la conquista de
M?xico. Es una voz humana dispuesta a combatir "el silencio" de la muerte
(513) y que subsiste en las letras de su Historia verdadera. Estudiar esta
cr?nica entre g?neros y ?pocas, sin olvidar "su debido lugar textual" (Mignolo
83), es interiorizar un nuevo arte de contar que nace en la Am?rica colonial.
S?lo sumergidos en estas p?ginas podemos reconstruir las voces y andares
de aqu?llos que orquestaron la conquista de una Nueva Espa?a.
NOTAS
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56 Latin American Literary Review
than everyday or historical reality, which is far more complex and less credible.
The stories seemed to explain something that was otherwise hard to understand"
(17). Bernai logra el mismo efecto en su cr?nica.
3 Nadie menos alentador pero m?s realista que Carlos Monsiv?is para hablar
de este personaje: "A do?a Marina, la Malinche, le llegan tarde, si es que los con
sigue, la reivindicaci?n, el perd?n de la patria, el prestigio y el olvido de la causa
a la que le dio nombre, el malinchismo. A la Malinche le toca la suerte de aquellos
s?mbolos indispensables en la forja del nacionalismo, que hoy carecen de ubicaci?n
y reciben el conocimiento indiferente. Malinche deja de ser la traidora perfecta y
se vuelve una leyenda inutilizable. Ya no corresponde a conflicto hist?rico y social
de relevancia" (183).
4Desde luego, el sidekick m?s logrado de la literatura hispana es Sancho Panza,
escudero que completa, contrasta y complementa al personaje de don Quijote.
5 "The four roles [of the sidekick] may be defined as (1) a substitute for fam
ily, (2) a representative or stand-in for the larger society, (3) a mentor or educator,
and (4) a servant who is primarily a functionary" (Cameron 12).
6 Tambi?n los ind?genas consideran a Marina como personaje central de la
conquista. De hecho, en el lienzo de Tlaxcala que plasma la batalla de Tenochtitlan,
"Malinche (behind the horseman) still appears as a dea ex machina" (Wood 87).
7 En "Transparent Minds" Dorrit Cohn utiliza el t?rmino narrated monologue
para describir esta misma t?cnica narrativa: "In its meaning and function, as in its
grammar, the narrated monologue holds a mid-position between quoted monologue
and psycho-narration, rendering the content of a figurai mind more obliquely than
the former, more directly than the latter. Imitating the language a character uses
when he talks to himself, it casts that language into the grammar a narrator uses
in talking about him, thus superimposing two voices that are kept distinct in the
other two forms" (497).
OBRAS CITADAS
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Concierto de voces y andares en Bernai D?az del Castillo 57
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