LA VIUDA DE APABLAZA, UNA TRAGEDIA POR TRANSGRESIN DE LA

DEFINICIN DE GNERO FEMENINO EN LA ADVENIENTE MODERNIDAD?1.

Mara de la Luz Hurtado
en: Antologa. Un siglo de dramaturgia chilena, vol. I, Publicaciones Comisin
Bicentenario Chile 2010, pp. 187-193.
http://www.fundadoresdelteatrochileno.uchile.cl/general.html

Perfiles de la obra de Luco Cruchaga

La conmocin que provoca la tragedia clsica es de tal hondura que las obras que logran
con talento realizar sus leyes constructivas quedan en el corazn de la cultura y de los
pueblos en los que surge. Es lo que ocurre en Chile con La viuda de Apablaza, de Germn
Lucho Cruchaga, la cual en especial en la segunda mitad del siglo XX logr un sitial de
referente ineludible en nuestro teatro, cuando se realizaron de ella potentes puestas en
escena segn modernas concepciones actorales y de direccin2.
Escriba sin apuro por llegar a las tablas, ya que no viva del teatro, logrando una
extraordinaria sntesis y equilibrio potico en sus primeras dos obras estrenadas Amo y
seor, en 1926 y La viuda de Apablaza en 19283. Su adinerada familia aristocrtica
empobreci con la temprana muerte del padre, obligndolo desde joven a trabajos alejados
de sus intereses4. Pudo profundizar su educacin en el Seminario Conciliar, pero no fue
sacerdote: lo llamaba el arte, la bohemia, la participacin en la vida pblica. Estudi en la
Academia de Bellas Artes y su talento lo desarrollo como ilustrador, dibujante y
caricaturista en la prensa diaria y revistas; una vez en ese ambiente, incursion con xito en
el periodismo escrito.
Ambas adscripciones lo acostumbraron a tratar temas de alto inters pblico con sentido
crtico5, vinculados a las peculiaridades de carcter y rasgos humanos de quienes
caricaturizaba con su pluma, rasgos que se proyectan a su labor dramtica. En ella esboza
con sensibles pinceladas el mundo interno de sus protagonistas y los hace desenvolverse en
un medio social complejo, minuciosamente recreado mediante imgenes visuales y
lenguaje costumbrista, calando en sus pasiones oscuras y develando el dramatismo y dolor
de sus quebrantos, los que, ms que solo de individuos, lo son de su poca y tiempo
histrico.
Amo y seor, avanzada de un diagnstico de crisis
Los temas e intrigas de sus obras dramticas circulaban en el medio teatral desde fines
del siglo XIX, vinculados al desencanto con la modernidad. Uno de ellos es el
desmoronamiento de la tica que sostuvo a la sociedad y a la familia chilena burguesa, y la

debacle humana y social consecuente en la urbe moderna. llave mgica que buscan estos
tipos decadentes es el dinero, becerro de oro ante el cual todo es sacrificable 6. El retrato que
realiza Luco de la decadente familia burguesa en Amo y seor se inserta en esta tradicin,
trabajando personajes "tipo" como el corrupto hermano Polito, la clasista e inepta madre
que no impide los arreglines del hijo, incluido el sacrificio de la hermana Elvira, casada a la
fuerza con Seplveda, un rudo hombre millonario.
El aporte de Luco es desarrollar al lmite las consecuencias psquicas y conductuales de
estas situaciones, las que van tomando un ritmo cada vez ms acelerado de presin,
revulsin, transgresin, venganza, narcisismo y exhibicionismo: Elvira toma como amante
a su ex novio, en tanto Seplveda hace otro tanto con la hermana menor de la familia, lo
nico "puro" que all quedaba, vivindose dentro de la casa en concubinatos cruzados que
ya nadie tiene ni quiere, fuerza para evitar. La cuada, primero forzada a la relacin y luego
ensoberbecida por el poder que adquiere en ella, se exhibe finalmente con su amante sin
pudores, en pblico, asentando desafiantemente su situacin cuasi incestuosa en lo social.
Luco no ocupa dos desenlaces tradicionales a este cuadro perturbado: ni el del grotesco,
en el cual el personaje ascendente humillado por los ms poderosos queda en situacin
pattica y destrozada, convertido en un perdedor depredado (como en Casimiro Vico, de
Moock) ni el de la tragedia, haciendo reaccionar al hombre que vela por la mujer, lavando
con sangre la afrenta como lo manda la tradicin hispnica del drama de honor, como
en Mal hombre de Hurtado Borne (1918). En Amo y seor el hombre rico, rudo y
empujador da vuelta la tortilla del poder al transformar su inicial figura pattica y ridcula
de burlado en una de fuerza bruta incontrarrestable. Mantiene firmemente el control del
poder econmico, sustento de su dominio, siendo un rpido aprendiz: usufructa de la
corrupcin familiar, satisfaciendo de paso sus deseos con su cuada menor, y el deshonor
queda impune.
Lo dramtico de Amo y seor, en el planteamiento de Luco, es la incapacidad del drama
para ser tragicomedia o tragedia: no hay ncleo social suficientemente fuerte, un orden con
valores compartidos cuya transgresin desencadene pulsin por la expiacin. Ese nuevo
orden, vaticina Luco, viene a quedarse en Chile sepultando los antiguos equilibrios
desequilibrados, demostrando como la antigua cultura ilustrada da paso irreversible al
mercado y al hedonismo. Pero en l algo no ha cedido: el orden patriarcal sigue vigente,
aunque ahora, el padre o dueo del falo no es el dueo del logos sino del dinero. Cmo se
sita Luco, en este mbito de problemas, en su prxima obra, La viuda de
Apablaza (1928)? Ahora, cul es el orden roto: el de las definiciones de gnero, el social, o
ambos?
La viuda de Apablaza, esa urdiembre contradictoria de hombre/mujer
Luco se traslada en La viuda de Apablaza a la bravura de un paisaje rural, al de la
frontera chilena surea lindante con los mapuches, Temuco adentro 7. All la viuda de
Apablaza, mujer de mediana edad, de personalidad y de carnes firmes, incluso en su
nombre es el doble invertido del finao Apablaza. Hered de l las tierras y el modelo de
carcter que le permita hacer productiva la finca. La viuda es deslenguada y franca, y no
escatima improperios a sus subordinados, pero inspira autoridad porque es quien ms

conoce los ciclos de la naturaleza y las labores del campo, en las que introduce
innovaciones tecnolgicas e ideas racionales de produccin modernas difcilmente
asimilados por sus peones, insertos en la cultura tradicional. Un proyecto de produccin
econmica rentable en equilibrio precario, entonces, y que la viuda intenta sacar adelante
mediante la bravura ejercida sobre sus instrumentos productivos: peones y sirvientes, a los
que recalca "Pa ganar hay que suar la gota gorda" (204). Ella es, as, un personaje tipo ya
conocido en el sainete: la mujer-hombre, como Emilia, de "Su lado flaco" (Hurtado Borne,
1922). La viuda se precia de su temperamento fuerte y al autodefinirse como "brava y
plata" tiene conciencia que su carcter se apoya en su poder econmico. Por otra parte, la
proximidad del mundo indgena y las lacras del colonizaje horadan esta cruzada
civilizatoria:8 el propio ico, el hijo de su marido recogido por ella, es hijo de india y es
guacho9.
Luco, desde el naturalismo costumbrista, trabaja poticamente los decires campesinos,
realizando un notable trabajo de recuperacin de identidad lingstica y de descripcin de
ambientes. En su plan dramtico, asocia los ciclos de la naturaleza con los de la
transformacin de lo humano10: la viuda, a pesar de sus sueos de poder impregnados de
modernidad, no puede contra las fuerzas de lo natural de la que ella misma es parte. En el
transcurso de la obra, ella transgrede doblemente la definicin frrea imperante de gnero 11;
primero la vemos en el lugar del hombre: es la reedicin del finao Apablaza para, en un
segundo momento, tener la ambicin narcisista de campear a la par en las dos matrices: ser
mujer en lo amoroso sin dejar de ser hombre en su carcter y dominio social.
La "debilidad" femenina emocional de la viuda se va manifestando durante el primer
acto cuando desespera por no encontrar al ico, lo que lleva a los peones a decir una
verdad que ella an no reconoce: que "pierde el seso" sin l, que "no puee vivir sin el
ico". Ella si sabe que para ella l es "ms que si lo hubiera paro, es ms que el hijo
natural del finao" (199). Cunto ms y en qu sentido? Al menos ya sabe que trastorna su
psiquis y su vida entera: "Rico terminara por matarme" (198), exclama en una premonicin
trgica.
Ella percibe que, en esa cercana con las fuerzas de la naturaleza, sus peones y su
sobrina Celinda estn encendidos de deseo. ico es apetecido dentro y fuera de la hacienda:
es que es bien parecido, tiene hechuras de hombre. En este ambiente la viuda, la duea
como se ha autodenominado, reconoce su carencia, su necesidad ntima: "Solita... iY
entuava estoy rebosando juvent! La sangre me priende juego en el corazn... ;Pa que
querr tantas tierras y tanta plata, si me falta dueo!" (204).
Las metforas con asuntos de la naturaleza y usos campesinos refuerzan que estos
amores han de seguir su curso natural. Florita, la sobrina de la viuda que retorna al campo,
esa que expresa lo mejor de la raza chilena al ser "una alegora (...) de la sangre espaola
funda en esta fragua mapuche" (210) y que, educada en la ciudad, retorna con mas
sabidura12, sentencia que "cuando se aquerencian dos almas, no hay ms remedio que
juntarse, que trenzarse, como cuando se corta un ltigo en dos pedazos". (210).
No est aqu el conflicto, ya que el amor de ico y Florita ha crecido desde la tierra,
entre flores de copihues y de canelo, frutos de digees y agua de vertiente. Dentro del

esquema clsico aristotlico de la obra, por las fuerzas indomeables de su deseo por ico,
interfiere al modo de una antagonista en el desarrollo "natural" de la joven pareja tendiente
a culminar en unin y procreacin. Se van acumulando energas contrarias: el ico afirma
su autonoma13, pero quienes han sufrido el poder de la viuda aquilatan las fuerzas en
conflicto: segn Remigio, "el Rico es harto hombre" (208), pero Celinda cree que "Es ms
hombre mi ta!" (208) Lucha entre dos fuerzas de hombre, entonces, estando una de ellas
radicada en una mujer?
La viuda, en esta disyuntiva, deja de lado la modernidad en ciernes que intentaba
implantar y se apoya en la autoridad tradicional incontrarrestable del seor de la hacienda: a
cambio de su proteccin y productividad econmica exige lealtad y obediencia total. Luco
demuestra que la cultura del conquistador pervive en los campos chilenos en esta prctica
del derecho de pernada, trasfondo de este abuso de poder, y que la lucha entre
tradicin/modernidad caracteriza las dinmicas socioculturales del pas. Y en el teatro,
cuando el seor feudal se apasiona por una de sus sbditas que lo resiste y la toma a la
fuerza, se desata la tragedia, como en Fuenteovejuna de Lope de Vega o, en tratamiento
criollo, en El inquilino de Acevedo Hernndez (1913)14.
En estas tragedias, el detentor del poder es un antagonista prototpico: se evidencian sus
arrestos de grandeza, su soberbia, su encaprichamiento pasional con la moza, su capacidad
de manipular y de urdir intrigas para lograr su objetivo. En la platea el pblico, y sobre el
escenario los personajes protagnicos, lo resisten, lo detestan y se produce una corriente
valrica-emocional que apuesta a que fracase en su intento. Luco en La viuda de Apablaza,
ms cerca de la tragedia griega que de la espaola del siglo de oro, hace de la antagonista
una protagonista al involucrarnos en su lucha interior, lo que la transforma en un personaje
trgico, al modo de Hiplito de Eurpides y Fedra de Racine.
Porque Luco explora el mundo interior de la viuda, devela sus ansiedades, temores,
necesidades y pasiones, todos aspectos que surgen en torno a ico y la humanizan (o
feminizan?), hacindonos comprender (y empatizar con?) su recorrido en pos de la
consumacin de su deseo. Si en el primer acto haba prometido molerlo a palos, cuando lo
tiene frente a ella lo interroga, s, pero tambin lo escucha y aconseja con afecto y
preocupacin soterradas. Cuando ese enervamiento con l se le manifiesta como amor
pasional "hey teno que verte queriendo a otra pa saber que yo te quera como naiden, como
naiden te poda querer" (215) lucha por conquistarlo para s, queriendo revivir a travs de l
el amor que tuvo con el padre de ico, el finao Apablaza. Querer al padre en el hijo para
recuperar su condicin de mujer casada y amada es su difcil y sentida decisin para
superar el hueco afectivo provocado por su viudez y por la soledad en la gestin del fundo
que labr en ella su carcter bravo.
Al privilegio del hombre de disponer de poder total sobre sus subalternos 15 es al que
apela la viuda en tanto duea cuando, contradictoriamente, se asume plenamente como
mujer cadenciada, dndole su enrgica orden al ico: "Aqu se hace mi volunt... por algo
te he criao y soi mo", para establecer acto seguido: "tuyas son las tierras, la plata... y la
vida. Mandars ms que yo..." (215). En el gesto amoroso con que rubrica este mandato
revela que se ha subyugado a l desde su estado de mujer enamorada, que la llevan a
cambiar los anteriores (y encubridores) eptetos rabiosos y descalificatorios a ese guacho:

"lo abraza estrechamente Mi guacho quero! Mi guachito lindo!" (215). El segundo acto
termina en suspenso las consecuencias de esta voluntariosa, desesperada y amorosa entrega
de la viuda.
Lo que la viuda ha realizado es una transaccin econmico-amorosa con el ico pero, al
soltar la manija del poder econmico, a diferencia del personaje de Amo y seor que la
retiene para s, la viuda, sin buscarlo se ve recluida al polo de lo entonces definido como
femenino: al de la pasividad y la debilidad emotiva. ico, quien acept la transaccin por
ambicin, asume el mando de la hacienda haciendo descubrir a la viuda que su carcter
fuerte es ahora ineficaz: sus ordenes quedan incumplidas, sus palabras desodas y ico la
recluye a lo privado de la casa, alejndola de todo quehacer y del sitial de reconocimiento
que le cabra por ser su esposa.
A su vez ico, sin la ambigedad entre lo tradicional/moderno que caracterizaba al
liderazgo de la viuda, ejerce su patronazgo desde la pura racionalidad econmica y ostenta
en su vestimenta, marcacin de los animales con sus iniciales y trato utilitario con peones y
comerciantes, su condicin de empresario capitalista. En este encadenamiento fatal de
sucesos, aunque l no planific ni urdi lo sucedido sino que aprovech la
debilidad/fortaleza de una otrora mujer/hombre: "ust jue la que urdi estas artes... A un
huaso bruto no se le ocurren estas maldades, estos avenimientos descontrapesaos, en los
que la casi maire se casa con el casi hijo". (221), l revierte su condicin de guacho al
hacerse dueo de los bienes negados a l por su padre, pero este acto justiciero ha sido
realizado mediante la traicin de yacer con la esposa del padre.
La viuda, quien deambula por la casa seorial desplazada y humillada, ve en su haberse
posicionado como mujer la causa de su debilidad en todos los planos 16, evidenciando que la
definicin de gnero tradicional conforma un bloque indivisible que las feministas y las
anarquistas de ese tiempo ya denunciaban con claridad. Pero el agua rompe el vaso cuando
ico trae a vivir a Florita, ahora su amante, a la casa 17, aunando con ello amor y economa.
Esto conduce a la protagonista trgica a liberarse de ese dolor insostenible; esa accin
"tendiente a `remover la situacin miserable' es sacrificial, tiene una consecuencia de
`aniquilacin o muerte"' (Burgos 56).
Tras el desenlace fatal y catrtico al cierre de la obra, lo masculino es reconocido como
lugar de fuerza desde el cual honor y el deseo se equilibran. Porque para apretar el gatillo la
viuda debi recuperar aunque fuese en un destello su fuerza y voluntad perdidas, ganndose
con ello tanto el reconocimiento amoroso de ico 18 como el homenaje de la comunidad por
el temple masculino demostrado en ese acto sacrificial, mxima virtud que se le poda
reconocer a un ser humano dentro de ese ideario: ico: "jame llorar por la via".
Remigio: "iQu'era ms rehombre que toos nosotros!" (225).
Las contradicciones insalvables que las acciones "descontrapess" de la viuda generaron
en una relectura desde nuestro siglo XXI, no se remitira tanto a la dimensin de
hombre/mujer de la viuda, calificacin que hoy queda en evidencia como un constructo
cultural que no viola una dimensin consustancial a la naturaleza humana, sino a la
transgresin a un principio que contina siendo tab en la mayora de las culturas: la
prohibicin del incesto. Respecto a la construccin de gnero, Luco pareciera proponer que

el ejercicio del poder es an ms agobiante para los subalternos en un orden capitalista

como el que impone ico que en uno tradicional ejercido por la viuda, ya que su
racionalidad de lucro radicada en el polo de una masculinidad sin atemperamientos
femeninos es inmisericorde a la hora de regatear amistad, dinero y trabajo. Esa es su mirada
social crtica y premonitoria de los tiempos que advienen, de impregnacin de la lgica
capitalista a la totalidad de las relaciones sociales de Chile, ya en proceso de modernizacin
acelerada.
en: Antologa. Un siglo de dramaturgia chilena, vol. I, Publicaciones Comisin
Bicentenario Chile 2010, pp. 187-193.

Bibliografa
Burgos, Juan Claudio. "Indagacin sobre lo trgico". Revista Apuntes N129 (2007): 5160.
Pateman, Carole. "Feminism and democracy". En The disorder of women. Democracy,
feminism and political theory. Stanford: Stanford University Press.1989: 210-225.
Wagner, Peter. A sociology of modernity. Liberty and discipline. USA and Canada:
Routledge, 1994.
_______________________________________
1

Este artculo se nutre de mi proyecto Fondecyt N1060528 Gnero, etnia y clase en el

teatro chileno de Ia primera modernidad: 1900-1918 realizado por m entre 2006 y 2009.
2

Del Teatro Experimental de la Universidad de Chile en 1956, en direccin de Pedro de la

Barra y actuacin protagnica de Carmen Bunster (La viuda) y Mario Lorca (ico), y del
Teatro de la Universidad Catlica en 1999, en direccin de Ramn Nez, protagonizando
Elsa Poblete y Roberto Faras.
3

Amo y seor, escrita en 1921, fue estrenada con xito por la Compaa de Evaristo Lillo en
1926, en tanto La viuda de Apablaza, escrita en 1927, se estren en 1928 por la Compaa
de ngela Jarques Evaristo Lillo. Lillo personific -se dice que magistralmente- tanto al
abastero Seplveda como a ico.
4

Trabajo en la Caja Hipotecaria, tpico empleo de Estado para gente de escasos recursos
con educacin.
5

Luco lleg a ser director del diario La Patria de Concepci6n y de La Nacin en Santiago,
siendo expulsado del primero por denunciar la corrupcin en empresas del Estado
ferrocarriles.

La dramaturgia francesa en especial opera como referente, con sus tringulos amorosos
escabrosos, enjuagues econmicos y matrimonios y prestaciones sexuales forzadas o
interesadas, debatiendo sus aspectos humanos, civiles y morales. En Chile, una plyade de
autores explora esta faceta oculta de la brillante y festiva Belle epoque local, resaltando sus
consecuencias dramticas para las mujeres.
7

Luco escribi Bailahun y La viuda de Apablaza cuando viva en Quitratu, Cautn, al

sureste de Temuco, administrando el fundo del suegro tras ser despedido del diario La
Patria. Los caracteres de los personajes de La viuda y ico tienen sus correlatos en
personas que conoci all, as como el ambiente y lenguaje campesinos los capt durante su
estada en esa zona de frontera.
8

Los perros del indio vecino se cuelan a comerse las monturas, los mapuches no pagan sus
cuentas a su proveedor de quesos.
9

Lo llama indino en tono despectivo y Ie suma los eptetos asociados al huacho: quiltro,
perdo... guacho asqueroso, guacho pulguiento, requeterrecontrahuacho! (199).
10

La viuda en el primer acto est en el otoo de su vida, como la estacin del silo que se
vive; en el segundo acto, al comenzar el verano, cree poder renacer, pero en el tercer acto se
impone su situacin inescapable de edad otoal, hasta caer tronchada en la muerte invernal.
11

Fuerzas de lo natural diferentes para el hombre y la mujer, segn la concepcin binaria

predominante que Luco reafirma en la obra, en la que lo femenino es concebido como pura
naturaleza, caracterizada por la debilidad fsica y la afectividad emotiva, en tanto lo
masculino sera espacio de cultura, que remonta lo anterior a travs del dominio de la razn
y la superioridad fsica. Esta misma oposicin dual ilustrada fue la que expuls a la mujer
del orden pblico: de la poltica y de la produccin econmica (Pateman).
12

Correspondiendo a otro tipo dramtico de la poca, como Marta, de Pueblecito (Moock

1915).
13

Pa eso soy libre, y naiden manda aqu aentro! (ico se golpea el pecho) (211).

14

En La cancin rota (1921), Acevedo llev esta confrontacin al drama poltico.

15

Dice Wagner (40) que en el orden burgus "la sociedad civil estaba formada en la esfera
pblica, donde los hombres representaban su propiedad, incluyendo su esposa e hijos, casa
y propiedades y sirvientes. Solo los varones poseedores de una propiedad y de una casa
familiar (...) eran vistos como seres merecedores de derechos totales. (...) La exclusi6n de la
mujer de lo pblico burgus no era as incidental sino central en su encarnacin".
Condicin que comparta con el proletariado en formacin y con los sectores populares en
su conjunto, tambin incapacitados de votar y de ejercer funciones dentro de los poderes
del Estado.
16

Onde est mi golunt de fierro? De ande mi'ha llegao esta flaqueza de mujer? (219).

17

Situacin similar a Amo y seor, donde los amantes conviven en la misma casa que sus
esposos, aunque all se acepta por la corrupcin moral y social imperante.
18

ico: Si'ha matao la via; iSi'ha matao! Y yo que la quera ms que a mi maire, ms que
a naiden en el mundo. (225)