Regimen de Los Menores de Edad La Ley 2015 PDF
Regimen de Los Menores de Edad La Ley 2015 PDF
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RGIMEN
DE LOS MENORES
DE EDAD
Directores
NSTOR ELISEO SOLARI - MARA ISABEL BENAVENTE
Coautores
MERCEDES ALES UREA
SANTIAGO P. IR1BARNE
LUCAS C. AN
RODOLFO G. JUREGUI
ALEJANDRO H. BARLETTA
CLAUDIO C. BELLUSCIO
IVLARY BELOFF
HERNN H. PAGS
GUSTAVO CARAMELO
LAURA RODRGUEZ
ANGELA FERNNDEZ
DIEGO FREEDMAN
NSTOR E. SOIARI
ALBERTO F. GARAY
MARTINIANO TERRAGN1
CECILIA HOCKL
LA LEY
21Ja
PRLOGO
El propsito de este libro ha sido reunir diferentes trabajos que abordan la problemtica de los nios y adolescentes desde distintos ngulos,
muchos de los cuales no son generalmente estudiados por la doctrina en
forma integral, sino tratados parcialmente en distintas reas del derecho,
lo que clificulta comprender la problemtica en su faz compleja.
Sucede que las cuestiones relacionadas con los nios y adolescentes
no pertenecen exclusivamente a un solo sector del derecho, sino que se
difunde a todas sus ramas, algunas de las cuales tienen sus propios principios, sus reglas especficas. En efecto, el nio y el adolescente, como
sujeto de derecho, interacta con los adultos en los mbitos laboral y previsional. Su situacin tambin debe ser contemplada en materia de derechos intelectuales. Es frecuente que sea sujeto activo o pasivo de delitos,
como as tambin que intervenga por s o por medio de sus representantes en un proceso judicial en calidad de parte o de crestiriatari de
una orden judicial.
'71,1
En general, los abogados nos especializamos en algundrani del Derecho y en ese exclusivo segmento nos encontramos frecuentemente con
aspctos vinculados con los nios. De all surgen interrogantes sobre el
tratamiento que debe darse al problema cuando es preciso reunir conocimientos de diferente procedencia que requieren la visin de especialistas.
Para solucionarlo, con frecuencia es necesario hacer una investigacin
que abarque distintos aspectos, muchos de los cuales pueeln preserar
dificultades al lector, sencillamente por no tener una mirada completa y
abarcadora de la cuestin.
Por tanto, nos hemos propuesto reunir en una misma obra distintos
enfoques sobre las cuestiones que involucran a los nios. Y aunque la
motivacin en rigor, la excusa para reunir a este grupo de autores, fue
la sancin de la ley 26.529 sobre mayora de edad y su incidencia sobre
distintos aspectos de la vida jurdica de los nios, nias y adolescentes, en
realidad la tarea de los autores ha ido ms all para aprehender tambin
el tratamiento de situaciones dudosas que se presentan en la prctica.
Mientras este trabajo se hallaba en trmite de publicacin, se envi
al Congreso de la Nacin el Proyecto de Cdigo Civil y Comercial de la
Nacin, circunstancia que motiv que algunos de los trabajos debieran
incluir a modo ilustrativo cules sern las nuevas directivas en 'cas de
que aqul recibir aprobacin legislativa.
VIII
IX
No pasa inadvertido que, de transformarse el Proyecto en ley, las reglas vinculadas ala capacidad sern modificadas. Del articulado se infiere
que se ha procurado profundizar el modelo de las capacidades graduales,
principalmente, en todo aquello que se vincula con las decisiones personalsimas y, en especial, las que se refieren al propio cuerpo. Para ello, se
incorpora un trmino que proviene de la Biotica y que procura efectuar
una distincin respecto de la nocin de capacidad. En efecto, al utilizar
ese trmino "competencia" se equipara la situacin de los mayores y
de los menores de edad, porque fuera del mbito patrimonial, de ahora
en ms cuenta la aptitud de la persona para discernir sobre aquello que
considera ms conveniente para s, o bien consulta sus apetencias o preferencias. Esta nocin se relaciona asimismo con el Principio Biotico de
Autonoma. ste se desarrolla plenamente en las personas competentes
y pierde paulatinamente vigor a medida que se pierden las facultades de
expresarse libremente, con motivo de las alteraciones producidas en la
voluntad o en la inteligencia debido a la enfermedad incluidas las adicciones o la inmadurez.
As, el art. 26 del Proyecto establece que: "La persona menor de edad
ejerce sus derechos a travs de sus representantes legales. No obstante, la
que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por s los
actos que le son permitidos por el ordenamiento jurdico. En situaciones de
conflicto de intereses con sus representantes legales, puede intervenir con
asistencia letrada. La persona menor de edad tiene derecho a ser oda en
todo proceso judicial que le concierne as como a participar en las decisiones sobre su persona. Se presume que el adolescente entre trece (13) y
diecisis (16) aos tiene aptitud para decidir por s respecto de aquellos
tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud
o provocan un riesgo grave en su vida o integridadica. Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o est en riesgo
la integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la
asistencia de sus progenitores; el conflicto entre ambos se resuelve teniendo
en cuenta su inters superior, sobre la base de la opinin mdica respecto a
las consecuencias de la realizacin o no del acto mdico.]:
Por su parte, se dispone que: "A partir de los diecisis (16) aos el
adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes
al cuidado de su propio cuerpo: Esta directiva, novedosa en nuestro derecho, significa que para la ley importa la consagracin de un anticipo de la
mayora de edad cuando se trata de decisiones personalisimas.
Como anticipamos, se incluyen en este trabajo colectivo aspectos que
habitualmente forman parte de captulos de otro tipo de investigaciones.
Pero la originalidad de esta tarea es que se ha procurado que el centro de
atencin y de estudio en cada caso sea el nio y el adolescente, aun en
aquellas cuestiones que tienen alcances ms amplios y que en la vida cotidiana generalmente llaman la atencin de la doctrina por otros matices
y no por su vinculacin con el universo jurdico de los nios.
NDICE GENERAL
Pg.
Prlogo
VII
A - PRIMERA PARTE
ASPECTOS CONSTITUCIONALES
DE LA REFORMA
CAPTULO
3
4
4
6
9
9
11
17
17
18
18
23
26
CAPTULO II
EL "SUPERIOR INTERS DEL NIO"
Y EL PRINCIPIO CONSTITUCIONAL DE IGUALDAD
Por Gustavo Caramelo
1. Introduccin
2. De poderosos a vulnerables
2.1. Poder y derechos
27
28
28
XII
RGIMEN DE
Pg.
29
32
33
34
39
42
44
44
44
45
46
49
53
57
CAPTULO III
TENDENCIAS EN EL DERECHO EUROPEO
DE FAMILIA Y EL PRINCIPIO DEL MEJOR
INTERS DEL MENOR
Por Mercedes Ales Ura
1. Introduccin. Deslindando la rbita de pertenencia del Derecho de familia
2. La preponderancia de la figura del menor y la proteccin de su mejor
inters
3. El Derecho internacional pblico y la figura del menor
3.1. Los primeros instrumentos y declaraciones
3.2. El enfoque multidisciplinar y los instrumentos vinculantes en materia de derechos del nio y adopcin internacional
4. Derecho de familia y poltica familiar europea
4.1. El Consejo de Europa
5. El Inters del Menor
5.1. El inters del menor en el Derecho del Reino Unido
6. Conclusiones
xlii
Pg.
86
90
93
95
96
97
97
98
99
100
104
104
104
107
B - SEGUNDA PARTE
59
60
62
63
65
69
71
77
80
83
CAPTULO IV
QUINCE AOS DE ATRASO PARA SANCIONAR LA LEY 26.579
DE ADECUACIN DE LA MAY0FdA. DE EDAD
A LA EDAD CONSTITUCIONAL
Por Laura Rodrguez y ngela Fernndez
1. Introduccin
2. Razones que justificaron la necesidad urgente de reforma
85
86
111
113
118
125
130
131
136
138
XIV
Pg.
3.6.3. Terceras personas autorizadas a recibir la informacin sanitaria
3.6.4. Aplicacin
3.6.E Derecho del nio / la nia al consentimiento informad
4. Palabras finales
153
1. Los derechos humanos de los nios y las nias
157
2. El derecho a la salud de los nios y las nias
2.1. La ."Salud" en la Constitucin de la Organizacin Mundial de la
158
Salud
159
2.2. Aplicacin de la normativa constitucional
2.3. El "derecho a la salud" en el Pacto Internacional de Derechos Eco159
nmicos, Sociales y Culturales
160
2.4. Observacin general sobre el derecho a la salud
,Aplicacin de normas del Derecho internacional de los derechos
162
lumanos
162
2.6. Proteccin de los nios y las nias en las constituciones provinciales
2.6.1. Constitucin de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires (CABA,
163
1996)
164
2.6.2. Proteccin de la niez en las Constituciones provinciales
2.6.3. Aplicacin de la Convencin Internacional de los derechos
165
del Nio
2.6.4. Aplicacin de la ley 26.061. Ley de proteccin integral de los
166
derechos de las nias, nios y adolescentes
167
2.6.5. Aplicacin de los fundamentos y principios de la biotica
2.6.6. Aplicacin de la Declaracin de Ottawa de la AMM sobre el
169
Derecho del Nio a la Atencin Mdica
170
2.6.7. Aplicacin de la doctrina judicial
3 Los derechos de los nios y las nias cuando revisten la calidad de pa173
cientes
174
3.1. Derecho del nio/la nia a la asistencia
175
3.2. Derecho del nio/la nia a un trato digno y respetuoso
176
3.3. Derecho del nio/la nia a la intimidad
177
3.4. Derecho del nio/la nia a la confidencialidad
179
3.5. Derecho del nio/la nia a la segunda opinin
180
3.6. Derecho del nio/la nia a la informacin sanitaria
181
3.6.1. Aplicacin de la ley 26.529
181
3.6.2: Informacin sanitaria. Definicin
182
183
183
198
CAPTuLO VII
CAPTULO VI
XV
245
246
249
252
254
XVI
Pg.
Pg.
5.1. Derecho a la educacin de nios, nias y adolescentes, y rol del Es255
tado
5.2. El Estado como garante del derecho a la salud integral y a la igual257
dad real de oportunidades
259
6. De la "patria potestad" a la "responsabilidad parentar
6.1. La confidencialidad en materia de salud como salvaguarda del dere261
cho a la intimidad de los nios y adolescentes
La
ley
26.743.
Derecho
a
la
Identidad
de
Gnero.
Ejercicio
de
sus
derechos
7.
263
parlas personas menores de edad
265
8. Reflexiones
XVII
4.2. Consecuencias del incumplimiento del alimentante: La sobreexi- gencia de la madre y la privacin del hijo
4.3. La legitimacin para reclamar las cuotas atrasadas mientras el hijo
contina siendo menor
4.4. La legitimacin para reclamar las cuotas devengadas durante la minoridad, cuando el hijo beneficiario ya es mayor de edad
Del empleo de la cuestin de la legitimacin para sostener la caducidad del art. 645 del Cdigo Procesal
5. Acerca de la irrepetibilidad de los alimentos pagados
5.1. Consideraciones finales
288
289
294
296
297
299
CApruLo XI
C - TERCERA PARTE
CAPTULO IX
LA PLENA CAPACIDAD DE LOS MAYORES DE EDAD
MENORES DE 21 AOS, LOS PROCESOS DE ALIMENTOS
'Y La CASOS DE REPERCUSIN NEGATIVA DE LA LEY 26.579
Por Marcelo Jos Molina
1. Introduccin
2. Mayora de edad y capacidad
3. Inconvenientes ocasionados por el esquema normativo descripto
3.1. Posibilidades de superacin de los inconvenientes planteados
4. Convenios alcanzados entre los padres respecto de hijos mayores menores
de 21 ao;
5.Conclusiones
269
271
272
274
279
280
CAPTULO X
ASPECTOS SOBRE LA LEGITIMACIN PARA RECLAMAR
LOS ATRASOS ALIMENTARIOS Y LA LEY 26.579
Por Hernn II. Pags
1.
2.
3.
4.
Introduccin
La legitimacin sustancial
Necesaria diferenciacin entre legitimacin y personera
La legitimacin para reclamar los atrasos devengados por el incumplimiento de la cuota del hijo menor
4.1. Cuestiones previas. La sentencia o el acuerdo como cristalizacin de
un contexto fctico
283
284
285
301
Introduccin
302
Caractersticas de esta obligacin alimentaria
Fuente de esta obligacin alimentaria
303
Sujetos activo y pasivo de la obligacin alimentaria
305
305
Extensin de la cuota alimentaria
307
mbito de aplicacin
Duracin temporal de la obligacin alimentaria de los progenitores
307
Hijo que cursa una carrera universitaria
309
Solicitud de cuoa alimentaria para el hijo mayor de dieciocho (18) y menor de veintin (21) aos. Requisitos para el reclamo alimentario en tal
supuesto. Pautas para fijar la cuanta de la cuota alimentaria. Defensas
oponibles por parte del demandado
317
9.1. Requisitos para el reclamo alimentario iniciado por el hijo de entre
dieciocho (18) y veintin (21) aos
317
9.2. Pautas para fijar la cuanta de la cuota alimentaria
318
9.3. Defensas oponibles por el demandado, ante tal reclamo
318
10.Cobro de las cuotas atrasadas que se devengaron durante la minora de
edad, cuando se han cumplido los 18 aos
319
11.Forma de abonar la cuota por parte de cada progenitor una vez que el hijo
alcanz los dieciocho (18) aos
322
12.Obligacin alimentaria de los abuelos cuando el nieto ha cumplido los
325
18 aos
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
CAPTULO XII
ALIMENTOS DERIVADOS DEL VNCULO FILIAL:
IMPLICANCIAS PROCESALES EN EL JUICIO DE ALIMENTOS
286
286
329
XVIII
XIX
Pg.
380
381
304
Introduccin
387
Breve resea del caso
388
La familia en el Estado Constitucional de Derecho
388
391
Principio de igualdad y de no discriminacin
4.1. El derecho a la igualdad ya la no discriminacin de los matrimonios
conformados por dos hombres en cuanto al reconocimiento de su
derecho humano y fundamental a conformar una familia
392
5. La voluntad procreacional de C. G. D. y A. M. G
397
400
6. Los derechos del nio/a T/U en juego
7. Palabras finales
402
CApTuL0 XVI
LA INCAPACIDAD PARA TESTAR EN RAZN DE LA EDAD
Por Mara Cristina Mourelle de Tambo renea
1. Introduccin al tema
2. La capacidad. Principio general
2.1. La capacidad es la regla
2.2. Momento en que debe existir la capacidad
3. Supuestos de incapacidad
4. La edad para testar
5. La capacidad progresiva
405
405
407
408
408
409
412
D - CUARTA PARTE
DERECHO PENAL
CAPTULO XIV
CAPTULO XVII
1. Introduccin
2. La reforma legal y la disposicin tutelar de las personas menores de edad
419
424
3.
4.
5.
6.
Pg.
429
430
438
441
CAPTULO XVIII
LA LEY 26.579 Y EL ARTCULO 41 QUATER
DEL CDIGO PENAL
Por Juan Jos De Oliveira
443
L La ley 25.767. El artculo 41 quater del Cdigo Penal
Posturas
que
vinculaban
al
trmino
"mayores"
con
las
personas
que
eran
2.
444
mayores de dieciocho aos al momento de cometer el hecho ilcito
3. Posturas que vinculaban al trmino "mayores" con las personas mayores
de edad, aplicando el artculo 126 del Cdigo Civil segn ley 17.711, antes
447
de la reforma de la ley 26.579
450
4. Nuestra opinin
452
5. Situacin luego de la reforma de la ley 26.579
453
6. Conclusin
XXI
Pg.
CAPTULO XX
LOS MENORES Y EL DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL
Por Victoria Prez Tognola y Ana Mara Rojas
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Introduccin
La afiliacin al SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino)
El derecho a pensin de los menores de edad
Los menores en el procedimiento previsional
La mayora de edad a los fines previsionales
Los menores en el sistema no contributivo
El rgimen de asignaciones familiares
Conclusiones
485
487
488
493
494
497
498
501
F - SEXTA PARTE
DISTINTOS PROBLEMAS QLIE PLANTEA
LA RESPONSABILIDAD CIVIL
CAPTULO XXI
EL DERECHO DE DAOS EN LA RESPONSABILIDAD
CIVIL DE LOS PADRES POR LOS HECHOS DE SUS HIJOS.
ACTUALIDAD Y PROSPECTTVA
E - QUINTA PARTE
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
CAPTULO XIX
DEL "TRABAJO DE MENORES" A LA "PROHIBICIN
DEL TRABAJO INFANTIL Y DE LA PROTECCIN
DEL TRABAJO ADOLESCENTE"
Aproximacin histrica
La situacin actual
El Cdigo Civil
El rgimen de atribucin de responsabilidad, ficcin y realidad
Derecho comparado
Tiempos de cambio
Conclusin
505
506
508
513
515
516
521
457
459
464
466
468
474
477
479
480
483
CAPITULO XXII
LA RESPONSABILIDAD DE LOS ESTABLECIMIENTOS
EDUCATIVOS
Por Martn Alejandro Christello
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Antecedentes histricos
El nuevo art. 1117 del Cdigo Civil
Legitimacin pasiva
La responsabilidad de los directores y docentes
Daos causados o sufridos por los alumnos
Factor de atribucin
Prescripcin
523
525
525
529
530
534
535
XXII
Pg.
Pg.
8. El seguro de responsabilidad civil
9. Los Proyectos de Reforma
XXIII
H - OCTAVA PARTE
536
538
CAPTULO =II
CAPTULO XXV
Introduccin
541
Delimitacin del marco normativo vigente
543
El menor que obtiene ttulo habilitante
545
El menor emancipado
552
El menor en relacin de dependencia
555
Trabajo del menor impber
560
Capacidad del menor que trabaja para constituir sociedades con el producto de su actividad
562
8. Conclusiones
564
1. Introduccin
2. Anlisis doctrinario y jurisprudencial
3. Diversos supuestos de inversin y disposicin
3.1. Compra de bienes con dinero del menor
3.2. Depsito a inters de dinero del menor
G - SPTIMA PARTE
593
593
597
597
598
598
599
599
599
599
600
600
602
CAPTULO XXVI
CAPITULO XXIV
1 Introduccin y problema
603
Ley 24.441
603
3 El fideicomiso testamentario y la.legtima
604
4 El fideicomiso testamentario y los menores de edad
608
4.1. El diferimiento prolongado frustra los derechos de los herederos?
609
4.2. Responsabilidad de fideicomitido
610
5.:Conclusiones
611
2
569
570
570
572
574
575
578
580
581
583
585
586
589
CAPTULO XXVII
ACTUACIN EN JUICIO DE LOS MENORES DE EDAD
Por Alberto Silvio Pestalardo
1. Introduccin
613
2. La actuacin procesal de los menores de edad antes de la entrada en vigencia de la ley 26.061
615
3. Las modificaciones introducidas por la ley 26.061. El problema de la correcta interpretacin de las disposiciones de la ley
620
XXIV
XXV
Pg.
4. El "abogado del nio? Su distincin con otras figuras
629
4.1. Distincin de la figura del "abogado del nio" de otras que actan en
juicio en representacin o asistencia de los menores
629
4.2. Pueden los menores de cualquier edad contar con un letrado patrocinante para intervenir en juicio?
634
4.3. Otras distinciones necesarias: quin elige al abogado, calidad o no
de parre del nio, clases de procesos y condiciones
642
4.4. El abogado del nio y su distincin con otras figuras en el reciente
Proyecto de Cd. Civil y Comercial de la Nacin
645
5. Garantiza la ley 26.061 la doble instancia para los nios, nias y adolescentes?
647
6. Conclusiones
649
CAPTULO XXVIII
EL ROL DEL NIO OCUPANTE EN EL JUICIO
DE DESALOJO
Por Mara Laura Ragoni
1
2.
3.
4.
5.
6.
Planteo
Legitimacin procesal del nio en el desalojo
Derechos fundamentales comprometidos en el desalojo
Ministerio Pblico de la Defensa
Entrega anticipada y ejecucin de sentencia
A modo de conclusin
651
651
654
656
659
661
CAPITULO XXIX
LA CELEBRACIN DE UN PACTO DE CUOTA LITIS:
UN MEDIO VLIDO PARA LA TUTELA EFICAZ
DE LOS DERECHOS DE LOS NIOS, NIAS Y ADOLESCENTES
Por Santiago P Iribame
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Introduccin
Importancia de la cuestin
Un obstculo histrico
El rgimen legal vigente
La jurisprudencia
Tpicos para considerar el anlisis de cada caso
6.1. La responsabilidad: objetiva o subjetiva
6.2. La prueba
6.3. Los daos
6.4. La ejecucin de la sentencia
6.5. Homologacin de un acuerdo de mediacin
7. Conclusin
663
664
669
672
673
675
675
676
676
676
677
678
Pg.
CAPTULO 3=
LA RENDICIN DE CUENTAS EN LA TUTELA
Y LA CAPACIDAD PROGRESIVA
Por Rodolfo G. Juregui
1. Introduccin
2. Rendicin de cuentas
3. Oportunidad de la rendicin de cuentas en el Cdigo Civil argentino
.4. Capacidad para solicitarla
5. Crtica a la regulacin vigente
6. La cuestin en el Anteproyecto 2012
7. Derecho comparado
8. Rendicin de cuentas parcial
9. Los gastos del tutor en la rendicin. Otro motivo para acordar legitimacin activa al titular de los bienes
10. Responsabilidad del tutor
11. Conclusiones
681
681
682
683
683
685
688
689
BIBLIOGRAFA GENERAL
693
689
690
690
A - PRIMERA PARTE
ASPECTOS CONSTITUCIONALES
DE LA REFORMA
CAptruLo I
ALGUNOS ASPECTOS RELACIONADOS
CON LOS MENORES EN LA CONSTITUCIN
NACIONAL Y EN LA CORTE SUPREMA
Por Alberto E Garay
1. INTRODUCCIN
La reforma constitucional del ao 1994 introdujo numerosas innovaciones. Entre ellas figura la mencin, en bloque, en el art. 75, inc. 22,
de nueve tratados internacionales y, entre stos, la Convencin de
los Derechos del Nio. A dichos instrumentos se les asigna 'jerarqua
constitucional"(1). Los atropellos a los derechos ms sagrados de la persona, ocurridos en los aos setenta, hizo que los convencionales constituyentes sintieran la necesidad de mencionar expresamente esos tratados de derechos humanos en el texto mismo de la Constitucin federal.
(1) El art. 75 inc. 22 de la Constitucin Nacional dispone que es una atribucin del
Congreso federal:
Aprobar o desechar tratados concluidos con las dems naciones y con las organiza-
cion internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y Concordatos
tienen jerarqua superiora las leyes.
La Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaracin
Universal de Derechos Humanos; la Convencin Americana sobre Derechos Humanos;
El Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Polticos, Sociales y Culturales; El Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Polticos y su Protocolo Facultativo; La Convencin
sobre la Prevencin y la Sancin del Delito de Genocidio; la Convencin Internacional sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin Racial; la Convencin sobre la
Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer; la Convencin contra
la T'orMra'y Otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convencin sobre
los Derechos del Nio; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarqua constitucional,
no derogan artCulo alguno de la primera parte de esta Constitucin y deben entenderse
complenientarios de los derechos y garantas por ella reconocidos. Slo podrn ser denunciados, en su cso, per el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobacin de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cmara.
Los dems tratados y Convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirn del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Cmara para gozar de jerarqua constitucional':
ALBERTO E GARAY
Adems, como surge del mismo inc. 22 del art. 75, tambin se dispuso
explcitamente que los dems tratados y concordatos tienen "jerarqua
superiora las leyes".
Desde un punto de vista estrictamente terico, esta jerarquizacin
masiva y de un solo golpe de decenas y decenas de variados preceptos
ofrece muchas ms complicaciones de las que su implementacin tuvo
en la prctica, hasta ahora. En efecto, como ya habr advertido el lector
atento y sin necesidad de ingresar en el generoso articulado de cada
uno de esos tratados no resulta claro establecer el significado de expresiones crpticas y trascendentes que el Constituyente, por designio o
torpeza, no aclar. Me refiero, en particular, al alcance de la proclamada
"jerarqua constitucional" o la llamada "condiciones de vigencia" de los
tratados mencionados en el inc. 22 que se jerarquizan. En las pginas que
siguen me ocupar de describir y analizar algunos de los problemas que
esta incorporacin ocasiona y su impacto en la jurisprudencia reciente de
la Corte Suprema.
2. Los TRATADOS EN LA CONSTITUCIN NACIONAL
2.L La situacin antes de la reforma de 1994
Para comprender la innovacin bajo anlisis y el modo en que ella
ha sido interpretada por la Corte Suprema, es ineludible hacer un breve
repaso por la historia reciente (2).
En la Constitucin vigente hasta el ao 1994, la mencin de los tratados o concordatos con potencias extranjeras ocupaba cinco secciones.
Por un lado, la Constitucin encomendaba al gobierno federal el afianzamiento de las relaciones de paz entre los estados a travs de la celebracin de tratados (art. 27) (3). Ms adelante, al establecer la supremaca
normativa (art. 31), mencionaba a los tratados celebrados con las potencias extranjeras, luego de ella misma y de las leyes dictadas por el Congreso Nacional. Al conferir atribuciones al Poder Ejecutivo, le reconoca el
poder de concluirlos y firmarlos (art. 86, inc. 14) (4). Una vez ocurrido esto
(2) Para una descripcin de la situacin anterior a la reforma, ver Ruiz MORENO, ISD
DORO, El derecho internacional pblico ante la Corte Suprema, Imprenta de la Universidad, Buenos Aires, 1941; VANossi, JORGE REYNALDO A. y DALLA VA, ALBERTO RICARDO,
Rgimen constitucional de los tratados, 21 ed., Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2000.
(3) Art. 27. El Gobierno Federal est obligado a afianzar sus relaciones de paz y
comercio con las potencias extranjeras por medio de tratados que estn en conformidad
con los principios de derecho pblico establecidos en esta Constitucin.
(4) Art. 86. El presidente de la Nacin tiene las siguientes atribuciones:
[...] 14. Concluye y firma tratados, concordatos y otras negociaciones requeridas para
el mantenimiento de buenas relaciones con las potencias extranjeras, recibe sus ministros
y admite sus cnsules.
ltimo, el Congreso Nacional poda aprobarlos o no (art. 67, inc. 19) (5). Seguidamente, el Poder Ejecutivo proceda a su ratificacin internacional.
Si el tratado ya estaba vigente internacionalmente, l sera considerado
dentro del ordenamiento jurdico interno, si no lo estaba, lo hara en la
fecha o momento previsto en el instrumento (6). Era una cuestin controvertida en doctrina y jurisprudencia si los tratados eran inmediatamente
operativos luego de su conclusin por el Poder Ejecutivo o si para que
se lo juzgara derecho interno vigente deba aguardarse a la aprobacin
del Congreso Nacional y/o, eventualmente, a su reglamentacin expresa
posterior (7). Tambin se discuta si el tratado era superior a la ley o viceversa (8). Hasta aqu lo relacionado con las instituciones federales que
intervenan en la celebracin y aprobacin del tratado y los aspectos en
discusin ms relevantes.
Por ltimo, se atribua a la jurisdiccin federal el conocimiento y decisin de todas las causas que versaren "sobre puntos regidos ... por los tratados con las naciones extranjeras" (art. 100). Significaba esto que todas
las causas que versaren sobre puntos de un tratado deban tramitar ante
la justicia federal? La respuesta a este interrogante era, en general, negativa. Establecido que la clusula del tratado vigente internacionalmente y
aprobado por el Congreso era inmediatamente operativa o siendo el caso
que el Congreso haba efectuado una reglamentacin consecuente con
l, haba que deslindar si la decisin de la controversia suscitada entre las
partes exiga interpretar una norma relacionada con el derecho comn o
procesal, o si se estaba ante un conflicto normativo de derecho federal/
internacional. Slo en el ltimo caso la cuestin tramitara ante la jurisdiccin de excepcin. En los dems, se consideraba que por virtud del
art. 67, inc. 11 (actual art. 75, inc. 12) la cuestin deba ser resuelta por las
jurisdicciones ordinarias (9).
(5) Art. 67.- Corresponde al Congreso:
1...] Aprobar o desechar los tratados concluidos con las dems naciones, y los concordatos con la Silla Apostlica; y arreglar el ejercido del patronato en toda la Nacin.
(6) Ver MONCAYO, GUILLERMO R., "Tratados y Leyes de la Nacin; en Constitucin
de la Nacin Argentina y Normas Complementarias. Anlisis Doctrinal y Jurisprudencia!,
SABSAY, DANIEL A. (din) y MANUI, PABLO (coord.), Hammurabi, Buenos Aires, 2010, t. 111,
p. 704.
(7) Ver "Gregorio Alonso c. Haras Los Cardos; Fallos: 186:258 (1940); "Pedro P. Ferreyra c. Fisco Nacional': Fallos: 202:353 (1945); "Flix Roa c. Constantino Moschos; Fallos: 249:677(1961) y "Domingo A. Abraham c. Dudo S.Ar, Fallos: 256:156(1963),
(8) "Martn y Ca. Ltda. &A. c. La Nacin; Fallos: 257:99(1963).
(9) Ver, "Cramer, Weyer y Mller c. Antonio Pettirosi", Fallos: 100:25 (1904) (interpretacin del Tratado de Derecho Internacional Privado de Montevideo); "Bueno Meliton y
Emiliano c. Royal Insurance Company Ltd.); Fallos: 118:127(1913) (interpretacin Tratado
de Derecho Procesal aprobado por ley 3192); "Quebrachales Fusionados S.A. c. el Capitn,
Armadores y Dueos del Vapor nacional guila": Fallos: 150:84 (1927) (Convencin de
Bruselas);"Compaa Argentina de Navegacin Nicols IvIihanovich Ltda. c. Dueo y otros
del vapor 'Duquesa": Fallos: 165:144 (dem); "Jaime Vivet c. Mara Luisa Merenciano de
ALBERTO F. GARAY
Sin duda que una primera lectura de esta norma podra avalar la superioridad jerrquica en el orden interno de un tratado vigente en el mbito internacional. Su redaccin ambigua facilita ese sentido. No obstante, aceptar esa posibilidad exigira sacrificios que la propia Constitucin
tonsiente. En efecto, para llegar a tal conclusin sera preciso, necesariamnte, echar por tierra el mecanismo mismo que la Constitucin Nacional ha arbitrado en el art. 75, inc. 22, primer prrafo, que consiste en
que el tratado celebrado por el Presidente sea aprobado por el Congreso
Nacinal. Pero adems y, fundamentalmente, el art. 31 de la Carta Magna
diskone expresamente que ella es la norma suprema, por encima de las
leyes y los tratados. Dems est decir que ninguna de estas dos disposiciones fue alterada ni suprimida por la reforma.
Aderhs, no puede olvidarse que la ley que autoriz la reforma constitucional ved expresamente la posibilidad de modificar los arts. 19 a 35
de la Ley Fundamental(12). Y, a menos que uno incurra en evidente desequilibrio conceptual forzando los conceptos para que stos abracen sus
preferencias personales, tanto postular la superioridad de los tratados
por sobre la Constitucin, cuanto negociar su paridad jerrquica implica, inexorablemente, modificar de facto la supremaca constitucional dispuesta en el art. 31, cuya inviolabilidad haba ordenado de modo explicar)
la ley que habilit la reforma (13),
no de igualdad jerrquica entre las clusulas constitucionales y las de los tratados mencionados en el inc. 22 del art. 75. Deca, sin hacerse cargo de los obstculos mencionados
en el texto, que 'todo el articulado completo de la constitucin formal 'ms' los once instrumentos internacionales citados en el inciso 22, componen el bloque de constitucionalidad
federal, dentro del cual el conjunto ntegro reviste en todas sus partes un mismo nivel jerrquico, sin que haya dentro de l planos supraordinantes y planos subordinados (hirmirr
CAMPOS, GERMN j., Tratado elemental de derecho constitucional argentino, Ediar, Buenos
Aires, 1995, t VI, p. 589. Esta tesis ha sido refutada de manera convincente por Emana,
Juuo (h.), La libertad de expresin y las expresiones de odio, Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2010, p. 164 y ss.
(12)Ley 24.309:
Art. 60. Sern nulas de nulidad absoluta todas las modificaciones, derogaciones y
agregados que realice la Convencin Constituyente apartndose de la competencia establecida en los artculos 2 y 3 de la presente ley de declaracin.
Art. 70. La Convencin Constituyente no podr introducir modificacin alguna a
las Declaraciones, Derechos y Garantas contenidos en el Captulo Hojeo de la Primera
Parte de la Constitucin Nacional.
(13) La nocin de desequilibrio conceptual fue acuada por el filsofo ingls P. E
Strawson. ste expresaba:
"La prdida del equilibrio conceptual es el resultado de una especie d ceguera SeJectiva que suprime grandes extensiones del campo de visin intelectual, pero que permite
que se destaque una parte del mismo con una claridad muy particular... Puede ocurrir
que momentneamente nos domine un solo modo del funcionamiento lgico de las expresiones lingsticas, o una sola manera de emplear el lenguaje, o un solo tipo lgico o
categora de objetos, o una sola especie de explicacin, o un solo grupo de ejemplos de la
aplicacin de un concepto cualquiera. Las deformaciones conceptuales que derivan de
una obsesin tal son, igualmente, de diversas especies. Puede ocurrir que quien est bajo
ALBERTO
F. GARAY
Cons'eCtientemente, en mi opinin, la postulada superioridad o paridad liarquica de los tratados internacionales vigentes por sobre, o con
la CoristituCin Nacional no tienen soporte en el ordenamiento jurdico
argentino:Latey Fundamental no consiente tal cosa.
(len /II',
ot
Veamos ahora como se complet la reforma con relacin al derecho
oto:
internacional. El anterior inc. 14 del art. 86, pas a ser el 11 del art. 99. Su
texto preseiVie dispone que el Presidente de la Nacin:
"Concluye
y firma tratados, concordatos y otras negociaciones reque-4..1:1
ridas para el mantenimiento deluenas relaciones con las organizaciones
esa dominacin intente presentar o explicar una cosa distinta en trminos de su modelo
pireferidu o recurriendo a analogas con l; o bien que quiera privarla del rango conceptual
Ole le PertItiet relegndola a una condicin inferior. Para rectificar esas deformaciones
es necesario comprender los verdaderos modos de operacin de los conceptos, o de las
categodl del discurso, que han sido deformados; es menester, al mismo tiempo, hacer
ver las diferencias y las relaciones que existen entre aquellos modos de operacin y los de
lqs conceptos. categoras modelos. Al proceder as se har ver tambin, en la medida en
que ello es posible, cules son las fuentes del poder de obsesin y de enceguecimiento que
ejercen los casos modelos...". STRAWSON, P. E, '<Analyse, Science et Metaphysique", en La
philospphjeentalytique, Pars, 1962, ps. 105 y 113 (la u-aduccin es de GARRIO, GENARO R.,
enyttls obtillerecho y lenguaje, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1985, ps. 185/186.)
,(14) Vier BADENI GREGORIO, Manual de derecho constitucional, La Ley, Buenos Aires, 2011, p.119 ("Los Datados internacionales no pueden derogar ni modificar artculo
algii li llprimera parte de la Constitucin. As lo estableci el art. 74 de la ley 24.309 y
as lo dispone el propio art. 75 inc. 22 de la Ley Fundamental. Caso contrario, se estaran
vulnerando los arts. 27 y 30 de la Constitucin cuya reforma no fue autorizada y se
podra inVabai'l art. 46 de la Convencin de Viena... Y no hay norma de mayor importancia 'fundamental en el derecho interno argentino que su Constitucin federal. En tal caso,
E4Ipsipclel/e4-4 seguir el procedimiento previsto en el art. 65 de la Convencin de Viena
y hl itit59 nacionales, como partes integrantes del gobierno, que tienen a su cargo el
doritfl de cpinitituclonalidad, deberan abstenerse de aplicar las clusulas cuestionadas
lierteFQ1 PbYden interno, un juez de la Constitucin jams puede aplicar una norma
iriatIlbdtfhV).,
103 eibYLW Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para celebrar tratados. 1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado haya sido manifiesto en violacin de una disposicin de su derecho interno concerniente a la competencia para celebrar u-atados no podr ser alegado por dicho Estado
como vicio de su consentimiento, a menos que esa violacin sea manifiesta y afecte a una
normadetrnportancia fundamental de su derechb interno.
2. Una violacin es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la prctica usual y de buena fe".
10
ALBERTO E GARAY
11
prema de la Nacin por el slo hecho que estuviera involucrada la interpretacin de alguna disposicin de ese instrumento internacional o de
la ley que lo reglamentara. Pues si la clusula en cuestin era clasificable
como una inherente al derecho comn, sera tratada como legislacin
complementaria de los cdigos o comprendida en ellos, legislacin cuya
interpretacin y aplicacin le est vedada a la Corte por expresa disposicin constitucional(22) y legal (23).
1 ,
3.2. El cambio de la jurisprudencia clsica
Este estado de cosas, sin embargo, no tena sustento en disposiciones expresas de la Constitucin Nacional pues no exista ningn artculo
que discriminara entre tratados internacionales referidos a materias
que internamente eran consideradas como derecho comn o federal y
su consecuencia jurisdiccional judicial. Tampoco existe en la actualidad
una norma tal. En realidad, esta jurisprudencia estaba soportada en un
sofisticado razonamiento de los artculos constitucionales que, en general, podan tener relacin con el asunto, pero la misma era vulnerable en
algunos aspectos.
El primer caso en el que una mayora del Alto Tribunal explicit una
visin crtica de la jurisprudencia clsica fue "Mndez Vallez", dausa resuelta en el ao 1995 (24). Si bien este precedente es el primero en el que
la Corte expresamente se apart de la jurisprudencia anterior, l no era.el
primero en que lo haca. En realidad, esa regularidad casustica ya haba
sido alterada unos aos antes en "Lastra" (25) y "Kaufman" (20.
(22) Dispona el art. 100 de la Constitucin Nacional: "Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nacin, el conocimiento y decisin de todas las
causas que versen sobre puntos regidos por la Constitucin las leyes de la Nacin que
sancione el Congreso con la reserva hecha en el art. 67, Inc. 11 y por los tratados con
las potencias extranjeras..."
Si bien este artculo (hoy art 116) fue reformado parcialmente en 1994, esta reserva subsiste inalterada con la nica modificacin del nmero de artculo (ahora 75) e
inc. (ahora 12) al que remite.
(23) El art. 15 de la ley 48, reglamentario del recurso extraordinario federal, expresa lo
siguiente:
"Cuando se entable el recurso de apelacin que autoriza el artculo-anterior deber
deducirse la queja con arreglo a lo prescripto en l, de tal modo que su filiddarriento aparezca de los autos y tenga una relacin directa e inmediata con las cuestiofielidnaliffez de
los artculos de la Constitucin, leyes, tratados o comisiones en disputa, quedan-d. entendido que la interpretacin o aplicacin que los tribunales de provincia hicieren de los cdigos Civil, Penal, Comercial y de Minera, no dar ocasin a este recurso por el hecho de
ser leyes del Congreso, en virtud de lo dispuesto en el Inc. 11 del art. 67 de la Constitucin"
(24) "Mndez Valles c. A. M. Pescio S.C.A.: Fallos: 318:2639(1995).
(25) luan Lastra c. Obispado de Venado Tuerto", Fallos: 314:1324(1991).
(26) "hallo Kaufrnan c. Sociedad General de Autores; Fallos: 315:1848(1992).
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it i17kl4u,dez,Valles"
.<0 ,
or.
pREAC,
EIMMUS O
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14
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lucin del caso sometido a decisin (art. 15, ley 48)(32), debe ser resuelta
en ltimo trmino por la Corte Suprema, por medio del reciirso extraordinario, con independencia de la materia que all se regule, pues as lo
autorizan los artculos mencionados y el art. 14 de la ley 48.... (
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rio. Para probar esta causal, solicit que se realizara la prueba de ADN a
su hija la que, sostena, haba sido concebida fuera del matrimonio. En
primera instancia se haba rechazado este ofrecimiento. Pero la Cmara,
contra la oposicin de la madre y de la Defensora de Menores, hizo lugar
a la misma. Bas su decisin en el principio de amplitud de la prueba y
en el derecho de la menor a conocer su identidad. Contra esta decisin, la
actora interpuso recurso extraordinario, que fue denegado por la Cmara. La Defensora de Menores no adhiri a la presentacin de la madre ni
dedujo remedio federal en representacin de la nia
as. Por lo que si se va a reconocer que una de las partes tiene la posibilidad de servirse de l, debera haberse articulado cmo es que ello puede
efectuarse vlidamente.
20
Finalmente, resta analizar el inters (40) o gravamen (41) de la recurrente, recaudo este que tambin debe estar presente en ella al momento de
la apelacin federal y hasta la sentencia de la Corte. Una vieja y reiterada
jurisprudencia del Alto Tribunal sostiene que quien invoca la violacin
de una garanta constitucional debe ser titular de la misma. Un tercero
no puede valerse de ella en beneficio propio (42). A la luz de esta doctrina,
si lo que se invocaba era el inters superior de la nia, era evidente que
la madre, impugnante de la sentencia, no era la nia y, dadas las circunstancias, aqulla tampoco era la persona ms adecuada para representarla
(como autoriza el art. 57, inc. 2, del Cd. Civil) y valorar cul era el inters
de la menor puesto que, al igual que su progenitor, los derechos .y aspiraciones recprocas podan estar o entrar en colisin (43).
(40)Aqu deseara hacer una aclaracin. Afirmar la ausencia de "inters" del apelante, en el sentido de no ser el titular del derecho o garanta (constitucional o Convencional,
en ambos casos) que se dice conculcado, y por ello, negarle la posibilidad de obtener un
pronunciamiento judicial a ese respecto, presupone que slo el titular del derecho o garanta constitucional o convencional de que se trate puede deducir la apelacin federal;
consecuente con esta premisa, se le niega la oportunidad de que se revise la norma objetada. Tal principio, muy conocido en el mbito del derecho comn, obviamente no surge
del texto expreso del art. 116 de la Ley Fundamental ni de ninguno de los incisos del art. 14
de la ley 48. La Corte lo adopta y lo acepta como condicionando la admisibilidad formal
del remedio federal.
Por otro lado, afimiar que el recurrente carece de gravamen, puede significar en
principio dos cosas distintas. Si con ello se quiere expresar que el apelante no es el titular del derecho constitucional que se dice vulnerado, el rechazo del recurso extraordinario
finca en un obstculo formal y no sustancial, como en el supuesto de ausencia de inters,
referido precedentemente. En tal sentido, se estara aludiendo a iguales fenmenos con
distintas expresiones.
Pero el vocablo gravamen suele ser empleado en el sentido de dao o perjuicio. De
donde, ante tal ambigedad, la ausencia de gravamen puede referirse tanto a que el anelante no es el titular del derecho o garanta constitucional que la norma impugnada estara conculcando (aspecto formal), cuanto a que, aun sindolo, la disposicin atacada no
ha lesionado la garanta o el derecho constitucional invocado (aspecto sustancial). En este
ltimo caso, lo que se est decidiendo es que el dao o perjuicio invocadoTI est protegido por la garanta cuya violacin se esgrime. Y esta es una decisin de fondo.
.
(41) YMAZ y Rey, ob. cit supra nota 21, p. 67. Adems, dentro de la categora del gravamen, tambin se incluyen las situaciones hipotticas o conjeturales (kgls, NSTOR
P., Recurso extraordinario, 4, ed. actualizada y ampliada, Astrea, Buennsitkin23?r2, t,v21,
nm. 219, p. 488 y ss.).
(42)"Federacin de Empleados de Comercio c. Asometa..., S. R. L Fallos: 254:102,
y sus citas; "Federacin nica de Viajantes de la Argentina c. Compaa Qumica, S. AZ
Fallos: 307:813, "Federacin nica de Viajantes de Argentina c. Morixe Hnos., S. A:: Fallos:
302:1397, 1401, y sus citas.
(43) Esta incompatibilidad eventual es especialmente destacada por Mizzahi en
MizRAm, MAumcm, "Intervencin del Nio en el Procesa El abogado del NioalklEY,
2011-E, 1194, esp. ps. 1198/99. Actualmente la ley 26.061, siguiendo los preceptos de la
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ALBERTO
F. GARAY
Conforme expres anteriormente, en numerosos casos la Corte Suprema ha dtlaVado la procedencia de recursos extraordinarios con soporte
en el ar.: 3.1 de la Convencin sobre los Derechos del Nio. Las menciones d la nota de pie de pgina n. 33 son meramente enunciativas. De
acuerdo a lo resuelto en esos casos, basta con que se invoque la violacin
para que se acepte la procedencia del redel. "inters superior del nio"
medio federal. Mi objecin central a este proceder ha quedado expuesta.
n.rtz
, Slo meresta agregar que si el Tribunal no afina el recaudo de relacin
dirctriI inrAtdiata y no especifica y cie rpidamente el uso del art 3.1 tal
corno hizo hace a diario con muchas clusulas constitucionales (44), el
4,
Convencin Sobre los Derechos del Nio, exige no slo que se oiga al nio (arts. 2, 31,
24.a y b, 27.a. y 41.a) en el proceso sino tambin que se le designe abogado (art. 27, inc. c).
(44) Ver, con relacin al art. 17 de la Constitucin y el derecho de propiedad o en materia tributaria (Fallos: 97:285; 121:458; 184:516; 189:306; 302:451, entre muchas otros). Lo
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ALBERTO F. GARAY
El primer caso de aplicacin del instrumento convencional mencionado fue el publicitado caso "Osswald" (45). Veamos cules fueron sus hechos relevantes. La familia Wilner-Osswald viva en Canad haca ocho
aos, donde el progenitor se desempeaba como estudiante, al tiempo
que tena un trabajo en la Universidad. Al momento del conflicto judicial,
el matrimonio viva en una residencia universitaria de aquella ciudad y la
menor, que tena entonces cuatro aos, asista al jardn de infantes.
24
En el ario 1993, la Sra. Osswald vino a Buenos Aires con su hija a pasar
las fiestas de fin de ao y a principios de febrero le manifest a su esposo
su intencin de quedarse en esta ciudad junto con su hija. El Sr. Wilner
inici el procedimiento judicial especial que organiza la Convencin,
desde donde se dispuso la restitucin de la menor a su residencia de la
ciudad de Gelph, provincia de Ontario, Canad, concedindole la custodia al padre.
En la Argentina, el caso tramit ante la justicia ordinaria de la Capital
Federal, como podra haberlo hecho cualquier otra disputa parental sobre la tenencia de un hijo menor de edad. Hechas las presentaciones de
rigor, ambas instancias ordenaron la restitucin solicitada. Disconforme
con ese pronunciamiento, la madre, apel ante la Corte Suprema.
A pesar de las "serias deficiencias de fundamentacin" (sic) del recurso, la mayora de la Corte (6 de sus integrantes) consider que la apelacin poda ser concedida. En lo que aqu interesa, juzg que suscitaba
"cuestin federal el agravio relativo a la aplicacin que los jueces de la causa han hecho de la Convencin de La Haya, reglamentaria del principio
del inters superior del nio contenido en un tratado internacional de jerarqua constitucional, como es la Convencin Sobre los Derechos del Nio
(art. 11 de esta Convencin) en el cual fund su pretensin la apelante, lo
que entraa la necesidad de interpretar las normas federales en juego':
La cita del artculo de la Convencin es equivocada. Corresponde
leerla como art. 3.1 pues as lo enmienda la Corte ms adelante, en el
considerando 9140. Pues bien, luego de reproducirlo, el tribunal reconoci que "el mandato transcripto se dirige a los tribunales de todas las instancias llamados al juzgamiento del sub lite y orienta la interpretacin que
debe darse a un convenio internacional': Sin embargo, como ocurri aos
(45) "Eduardo Mario Wilner c. Mara Gabriela Osswald: Fallos: 318:1269 (1995). El
criterio empleado por la Corte para resolver este precedente mereci comentarios laudatorios en VIVATVARAPHOL, TAL "Back to Bastes: Determining a Child's Habitual Residence in International Child Abduction Cases Under the Hague Convention; Fordham
Law Review, vol. 77, ps. 3325,3358, quien defiende el llamado criterio objetivo, es decir, la
residencia habitual del menor y su aclimatacin en ella, frente al subjetivo, que tiene en
cuenta las intenciones de los padres en cuanto a la fijacin del domicilio (este ltimo el
prevaleciente en la mayora de las Cmaras federales de los Estados Unidos).
(46) idem, p. 1283.
25
26
ALBERTO F. GARAY
CAPTULO II
1. INTRODUCCIN
Desde distintas funciones, los abogados aplicamos a diario principios y categoras cuyo fundamento, origen y finalidad suelen darse por
supuestos, sin cavilar necesariamente sobre las razones de su existencia
o de su particular diseo; ello es lgico, pues una de las funciones del Derecho es la de posibilitar el funcionamiento de la Sociedad y del Estado,
lo que requiere bsicamente de un empleo prctico de sus herramientas.
Pero en no pocas ocasiones, esa dinmica requiere que, como se hace
habitualmente en las labores acadmica y de investigacin, indaguemos
sobre la ratio de algn instituto o categora jurdicos, para dar solucin a
cuestiones conflictivas, para posibilitar su mejor empleo o para, simplemente, echar un poco de lea al fuego del debate.
Hemos experimentado en nuestro sistema jurdico una mutacin
terminolgica relevante, abandonando el "derecho de menores" para
pasar a los "derechos de nias, nios y adolescentes" as enunciados,
con perspectiva de gnero, que encierra un cambio ideolgico-poltico.
La niez y la infancia fueron histricamente objetos construidos poltica, social, cultural y educativamente, dentro de procesos ms amplios de
construccin de hegemona, cuyos orgenes pueden ubicarse en el siglo
XVII, cuando se molde una concepcin que tuvo un gran impacto en el
derecho de familia, en especial en las relaciones paterno-filiales, organizadas sobre el presupuesto de una potestad arbitraria del padre sobre las
actividades de los hijos y que se ve hoy modificada esencialmente por una
nueva mirada, que concibe a la infancia como una poca de desarrollo
efectivo y progresivo de la autonoma personal, social y jurdica (1).
(1) GIL DOMNGUEZ, ANDRS; FAMA, MARA VICTORIA y HERRERA, MARISA, Ley de
Proteccin Integral de Nias, Nios y Adolescentes, Ediar, Buenos Aires, 2007, ps. 31 a 33
y sus citas.
GUSTAVO CARAMELO
Las palabras son Caballos de Troya de las ideas; pero el empleo mecnico y acrlico de algunos conceptos jurdicos relevantes, como el del
"superior inters del nio", puede privarlos de su sentido trascendente y
de la eficacia que demandan; lo que tambin puede ocurrir cuando quienes deben aplicarlos evalan sus alcances y sentido desde una matriz
conceptual perimida, sin pasar los preceptos por el tamiz de la necesaria
resignificacin constitucional de los conceptos o privndolos de su dimensin concreta bajo el pretexto de su mejor aplicacin (2).
poder, mayores y mejores prerrogativas y derechos y a menor poder, carencia de ellos, en una gradacin que poda llegar hasta la plena sumisin
a la voluntad de otro, sin margen de individualidad o de autonoma, circunstancia que se daba en la condicin de esclavitud.
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Para un observador desprevenido de nuestro sistema legal, la consagracin de categoras o clases de personas acreedoras de un trato favorable a sus intereses, podra parecer violatoria del principio de igualdad
incorporado a nuestra Constitucin desde su formulacin inicial, cuando
ello no slo no es as, sino que ese diseo constitucional propende a lo
contrario, a una vigencia posible y concreta del principio igualitario. En
las prximas pginas, intentar presentar algunas ideas y circunstancias
que considero tiles para ubicar en contexto histrico, y comprender, las
razones del trato diferenciado que nuestro sistema constitucional dispone con relacin a los nios.
Para intentar explicar el origen de las aguas que hoy navegamos, recorrer brevemente algunas de las ideas imperantes en distintos tramos de
nuestra tradicin cultural en materia de organizacin social; evaluar la
concepcin del principio igualitario vigente desde la sancin de la Constitucin Nacional, sealar la existencia de un cambio dogmtico profundo en materia de Derecho Privado y luego evaluar la incidencia de ese
andamiaje conceptual en la concreta situacin de los nios que habitan
el territorio argentino, con especial atencin al desarrollo de polticas
estatales de morigeracin efectiva de las asimetras sociales que puedan
afectar a los nios.
2. DE PODEROSOS A VULNERABLES
2.1. Poder y derechos
Por cientos de aos, las sociedades occidentales se conformaron sobre la base de una distribucin de derechos directamente asociada al
mayor o menor poder del sujeto; segn una relacin por la que, a mayor
(2) GARCA MNDEZ, EMILIO, "La privacin de libertad como forma de 'proteccin' de la infancia: un caso paradigmtico de construccin judicial de vulnerabilidad",
en Vulnerables, DBORA B. BENDER, coordinadora, Fundejus-Lajouane, ps. 111 a 123,
donde el autor afirma que la situacin de la Argentina se distingue por la persistencia
de sectores que autopercibindose como progresistas reciben, tanto en forma abierta
como solapada y en nombre de la vulnerabilidad de los adolescentes pobres, la instauracin de un sistema que, basado en la responsabilidad, est en lnea con el espritu y el
texto de la Convencin.
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Tal, una vertiente ideolgica de las que nutrieron nuestro caudal constitucional. Otro desarrollo relevante en la conformacin de nuestro sistema
jurdico se produjo en la segunda mitad del siglo XVIII: el del constitucionalismo estadounidense. La Constitucin norteamericana de 1786, especialmente tenida en consideracin como modelo por nuestros constituyentes de 1853, representa, histricamente, la principal y ms influyente
expresin de lo que se denomin el modelo constitucional individualista
que, para asegurar la defensa de la privacidad e impedir los avances del
poder pblico, estableci ciertos derechos individuales inviolables y el
principio que afirma la igualdad moral entre las personas, segn el cual
todos merecemos ser tratados con el mismo respeto, con independencia
de cules sean nuestras creencias ms ntimas y cul sea nuestro modo
de vida. Nadie ms que el propio individuo deba ser el encargado de determinar de qu modo quera vivir, qu ideas polticas profesar; qu moral sexual adoptar, que preferencias estticas sostener(10, lo que en gran
medida tuvo expresin en el contenido del art. 19 de nuestra Constitucin
Nacional.
Por el liberalismo individualista imperante en la poca, nuestros
constituyentes histricos establecieron para todos nosotros el principio
de igualdad formal art. 16 de la CN, que reconoce antecedentes en
la Declaracin de Derechos, del Hombre y el Ciudadano, y determinaron
la igualdad de derechos civiles entre los nacionales y los extranjeros
art. 20 de la CN, norma de enorme valor para un pas abierto a la inmigracin extranjera.
La doctrina reiterada de la Corte Suprema ha sostenido que la ley
debe ser igual para los iguales en igualdad de circunstancias(12). Pero el
problema ha sido que tanto por el modo en que concibi a los derechos,
como por el que organiz el sistema institucional, 'ese liberalismo termin afectando las razonables pretensiones que podra tener una postura
igualitaria consistente(u).
Como mnestra de ello basta sealar que, al sancionar el Cdigo Civil argentino Ley 340 del 25 de septiembre de 1869, se estableci el
principio de autonoma de la voluntad (art. 1197) pero se dej expresamente de lado la regulacin del instituto de la lesin enorme o enorrnsima, que, como explic el propio Vlez Sarsfield, en la nota al art. 943, se
encontraba regulada como vicio en "casi todos los Cdigos y escritos de
derecho': Ello, entre otros argumentos, por entender el Codificador que,
(U) GARGARELLA, Roseta, "El contenido igualitario del constitucionalismo, en
Teora y Crtica del Derecho Constitucional, Rossirro GARGARELLA, coordinador, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 2008, tomo I, ps. 7 a 22.
(12) GELII, MARIA F.INGBLIC.A, Constitucin de la Nacin Argentina, 3, edicin, ampl.
y act La Ley, Buenos Aires, 2006, p. 181. CSEN, Fallos: 105:273; 117:229; 132:198; 150:141 y
153:67, entre muchos otros.
(13) GARGARELLA, op. y 10C. Cit.
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positivas del
(17) As, en el art. 30 del Cdigo Civil espaol, se requiere una sobrevida de 24 lis.,
para conferir al nacido los atributos de la personalidad y el art. 19 del estada mexicano de
Jalisco exige como requisito la viabilidad, sin mayores precisiones temporales.
(18) Por razones cuya consideracin excede este trabajo, pero que ataen a la vulnerabilidad intrnseca de la niez, muchas epidemias como la de fiebre amarilla, que
asol la Ciudad de Buenos Aires en 1871 generan un mayor porcentaje de muertes entre
la poblacin menor de diez aos, en una diferencia que va del 75% en la poblacin general al 84% en ese segmento emito (ftesrmeo, BERTA Nay.; "Fiebre Amarilla; Revista Ces
Medicina, vol. 18, n 1, Medelln, Colombia, enero/julio 2004, p. 74).
(19)El tema fue especialmente estudiado por ARIES, PHILIPPE, en su obra El nio y la
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Si bien existen registros de establecimientos hospitalarios desde siglos antes de Cristo, el desarrollo fuerte del modelo de centro de salud
que conocemos hoy, se gener en el siglo XIX, en el mbito de poblaciones urbanas. Por tiempo, los sectores rurales estuvieron en gran medida
librados a su suerte, por las dificultades del transporte hasta las ciudades.
NO fue ste un fenmeno exclusivo de nuestro pas, sino que se verific en otros, en los que gobiernos dictatoriales interrumpieron la posibilidad de desarrollo y evolucin democrticos de sus sociedades (22).
La mirada social sobre la viabilidad de los chicos ha cambiado, aunque nos debemos an una profundizacin del debate sobre las condiciones para el adecuado acompaamiento de su desarrollo y evolucin;
cuestin que parece an progresar en nuestra comunidad bajo ciertas
premisas intuitivas; pero a la que ha hecho un aporte relevante el proceso
de constitucionalizacin del Derecho Privado argentino.
3. LA "CONSTITIICIONALIZACIDN" DEL DERECHO PRIVADO
ARGENTINO
Existe consenso en cuanto a que en las ltimas dcadas de nuestra
evolucin jurdica se produjo un fenmeno de "constitucionalizacin del
Derecho Privado", expresin que llamara la atencin de cualquier observador externo de un sistema en el que la Constitucin Nacional debe operar como norma de reconocimiento de la validez de cualquier disposicin
que integre el ordenamiento jurdico nacional.
En 1853, nuestro pas concret el dictado de una Constitucin Nacional que, como se vio, respondi a la concepcin liberal imperante en la
poca. Con relacin al Derecho Privado, ella garantizaba los derechos de
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En la primera parte del siglo XX, tal apropiacin del espacio de debate
propio de la vida democrtica encontr justificacin terica en trabajos
de autores como Karl Schmitt, quienes a partir de Su crtica del sistema
de Weimar cuestionaban a la democracia burguesa liberal, en un mundo en el que ella era desplazada por el fascismo y por el comunismo.
(20)El derecho de propiedad ha tenido en la cuestin del avance de la autonoma individual una importancia histrica relevante, entre otros factores porque fue sobre l que
Guillermo de Ockham plante en 1332 la nocin de derecho subjetivo que tuvo concreta
consagracin normativa a partir de la Revolucin Francesa.
(21)El 10 de septiembre de ese ao, los ministros Jos Figueroa Alcorta, Roberto Repeno, Ricardo Guido Lavalle y Antonio Sagarna, junto al Procurador General de la Nacin,
Horacio Rodrguez Larreta, firmaron la "Acordada de reconocimiento del gobierno provisional de la Nacin; por la que la Corte Suprema de Justicia legitim el gobierno 'de facto" que
haba derrocado a Hiplito Yrigoyen, sosteniendo que el ttulo del gobierno surgido de las
armas no poda "...ser judicialmente discutido con xito por las personas en cuanto ejercita
la funcin administrativa y poltica derivada de su posesin de la fuerza como resorte de orden y seguridad social..."; el relato histrico de las negociaciones que condujeron al dictado
de este lamentable pronunciamiento pueden verse en la obra de Petr.zr LASTRA, ARTURO,
Historia Poltica de la Corte (1930-1990), Ad (loc. Buenos Aires, 2001, captulo II.
(22)Ver GARCA DE ERMIERRIA, EDUARDO, La Constitucin como Norma y el Tribunal
Constitucional, Chitas, Madrid, 1994, ps. 19 a 34; obra que, ella misma, constituy parte
del eficaz esfuerzo espaol por recobrar la vigencia efectiva de la Constitucin tras dcadas de gobierno dictatorial.
(23)La Dictadura Militar que produjo el golpe del 24 de marzo de 1976, impuso el
denominado Estatuto del Proceso de Reorganizacin Nacional, dictado el 31 de marzo
de ese ao; norma que constituy el artilugio jurdico de desplazamiento de la Constitucin Nacional.
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En este trayecto, un cambio cualitativo importante se produjo cuando, el dos de febrero de 1984, nuestro pas suscribi la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, "Pacto de San Jos de Costa Rica'
aprobada por ley 23.054. Lo hicimos con expreso reconocimiento de la
competencia de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos para
recibir denuncias por violaciones a las disposiciones de la convencin en
la Repblica cinco de septiembre de 1984, lo que estableca una instancia supranacional de control del cumplimiento de sus disposiciones
para los diversos derechos civiles y polticos all enunciados, salvo lo inherente al de propiedad privada (art. 21), con relacin al cual nuestro pas
formul una reserva en los siguientes trminos: "El Gobierno argentino
establece que no quedarn sujetas a revisin de un Tribunal Internacional cuestiones inherentes a la poltica econmica del gobierno. Tampoco
considerar revisable lo que los tribunales nacionales determinen como
causas de 'utilidad pblica' e 'inters social' y ni lo que stos entiendan
como 'indemnizacin justa'... En gran medida, fue por ello que nuestra
jurisprudencia en materias como civil, comercial y previsional siempre
fogoneadas por las "emergencias'; en sus diversas mutaciones, pareci
soslayar la existencia de la convencin, que tuvo mayor aplicacin en mbitos como el penal o el de los derechos personalsimos.
Ms adelante, la Repblica incorpor a nuestro ordenamiento interno
la Convencin sobre los Derechos del Nio, adoptada y abierta a la firma
y ratificacin por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y aprobada por nuestro pas por medio de la sancin de
la ley 23.849 (as). La CDN, como la denominar en adelante, da cuenta de
(24) Es daro que, con relacin a algunos de ellos, esa mirada perdura; como ocurre con
el derecho de los trabajadores a participar en las ganancias de las empresas, con control de la
produccin y colaboracin en la direccin (art 14 bis de la Constitucin Nacional).
(25) Nuestro pas aprob la Convencin con reservas, formuladas en el art. 2 de la
citada ley 23.849, por el que declar, con relacin al art. 1, que por nio debe entenderse
"...todo ser humano desde el momento de su concepcin y hasta los 18 aos de edad...";
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Como hemos visto, la concepcin clsica o formal del principio constitucional de igualdad (341, segn la cual corresponde dispensar idntico
trato a quienes se encuentran en igualdad de circunstancias, resulta insuficiente para enervar las situaciones de desigualdad que a diario presenta nuestra sociedad y que determinan que gran parte de la poblacin no
pueda acceder a la posibilidad de estar en igualdad de circunstancias con
quienes se encuentran en una mejor situacin social.
Tal situacin incide con mayor gravedad en los nios, pues las limitaciones que puedan sufrir para acceder a derechos bsicos, corno los de
salud o educacin, pueden condicionar sus posibilidades de desarrollo
futuras, su vida toda.
En otras ocasiones, nos encontramos frente a normas que enuncian
criterios de discriminacin basados en circunstancias que carecen de ra(31) PINTO, MNICA, "El valor jurdico de las decisiones de los rganos de control en
materia de derechos humanos en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia': en La
aplicacin de los tratados de derechos humanos en el mbito local: la experiencia de una
dcada, Buenos Aires. CELS, Editorial del Puerto, 2007, p. 128.
(32) La consulta siempre actualizada de estos documentos puede efectuarse en la
pgina en la Internet delAlto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. http://
www.ohchrorg/SP/Pages/WelcomePage.aspx.
(33) CSJN, "Ferreyra, Vctor Daniel y Ferreyra, Ramn c. VI.C.OV. S.A. s/ daos y perjuicios': 21/3/200E Fallos: 329:646, considerando 12 del voto del juez Zaffaroni.
(34) Principio de igualdad ante la ley entendido como "no discriminacin':
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ello. Por el contrario, se establecen con plena conciencia de la imposibilidad de que sus destinatarios superen ese test.
Ante ello, siguiendo a Roberto Salpa" podemos distinguir dos visiones de la igualdad, la mencionada, ms cercana al pensamiento liberal
clsico, de cariz individualista, que ha dominado entre nosotros la discusin sobre el principio de igualdad y otra, que puede denominarse "esn-ucturan para la que resulta relevante la incorporacin de datos histricos y sociales, que den cuenta del fenmeno de sometimiento y exclusin
sistemtica a la que se encuentran sometidos sectores de la sociedad, lo
que permite una interpretacin diferente del principio de igualdad ante
la ley, establecido en el art. 16 de nuestra Constitucin, acorde con las
modificaciones introducidas a nuestro sistema normativo por la reforma
constitucional de 1994 y, en particular, con el nuevo art. 75, inc. 23 de la
Constitucin Nacional.
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Es propio de esta segunda mirada del tema el imponer "acciones afirmativas': que corresponden a un trato estatal diverso, fundado en la iden tificacin de ciertos grupos a cuyos miembros, exclusivamente por su calidad de tales, se les reconocen prerrogativas o tratos especiales que no les
son reconocidos a integrantes de otros grupos, tal como ocurre en el caso
del art. 75, inc. 23 de nuestra Constitucin Nacional, en el que se impone
al Congreso "Legislar y promover medidas de accin positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitucin y por los tratados
internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto
de los nios, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad':
A primera vista, pareciera que, o bien las acciones afirmativas son
contrarias al principio de igualdad ante la ley, o bien ste debe ser redefinido y reinterpretado de modo que sea compatible con la adopcin de tal
tipo de medidas.
Las medidas de accin positiva o afirmativa no siempre han de resistir un test de razonabilidad efectuado desde una concepcin clsica del
principio de igualdad; pero es necesario comprender que no aspiran a
(35)As, por ejemplo, cuando se imponen determinados limites etarios para el ejercicio de la docencia (caso "Salgado, Graciela Beatriz c. Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires s/ accin declarativa de inconstitucionalidad: TS) CA.B.A, 21/11/2001); se exige
para ello una determinada estatura (caso "Arenzon, Gabriel c. Gobierno Nacional: CSIN
15/5/1984, LA LEY, 1984-C, 183) o se requiere ser argentino nativo para desempear
cargos pblicos (casos "Repeto, Ins M. c. Provincia de Buenos Aires: 8/11/1988, Fallos:
311:2272y "Hooft, Pedro Cornelio Federico c. Provincia de Buenos Aires s. accin declarativa de inconstitucionalidad: H.172.XXXV, del 16 de noviembre de 2004).
(36)SABA, Roastrro, "(Des)igualdad estructural', en El Derecho a la Igualdad. Aporres para un constitucionalismo igualitario, VV.A.A., MARCELO ALEGRE y ROBERTO GARGARELEA, coordinadores, Lexis Nexis. Buenos Aires, 2007, ps. 163 a 197. Excelente desarrollo
que seguir en este tramo de la exposicin.
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6. PRECISANDO CONCEPTOS
Agreg que. "no habr, pues, discriminacin si una distincin de tratamiento est orientada legtimamente, es decir, si no conduce a situaciones contrarias a la justicia, a la razn o a la naturaleza de las cosas. De
ah que no pueda afirmarse que exista discriminacin en toda diferencia
de tratamiento del Estado frente al individuo, siempre que esa distincin
parta de supuestos de hecho sustancialmente diferentes y que expresen
de modo proporcionado una fundamentada conexin entre esas diferencias y los objetivos de la norma, los cuales no pueden apartarse de la
justicia o de la razn, vale decir, no pueden perseguir fines arbitrarios,
caprichosos, despticos o que de alguna manera repugnen a la esencial
unidad y dignidad de la naturaleza humana':
En el apart 53 de la OC se estableci que "La proteccin de los nios
en los instrumentos internacionales tiene como objetivo ltimo el desarrollo armonioso de la personalidad de aqullos y el disfrute de los derechos que les han sido reconocidos. Corresponde al Estado precisar las
medidas que adoptar para alentar ese desarrollo en su propio mbito
de competencia y apoyar a la familia en la funcin que sta naturalmente
tiene a su cargo para brindar proteccin a los nios que forman parte de
ella" , agregando luego que "los nios poseen los derechos que corresponden a todos los seres humanos menores y adultos y tienen adems derechos especiales derivados de su condicin, a los que corresponden deberes especficos de la familia, la sociedad y el Estado", tras lo que
concluy que el trato diferenciado dispensado a los nios no importaba
discriminacin alguna.
Como se ve, la Corte emple en su desarrollo argumental el sentido
del principio igualitario estructural o de no sometimiento.
6.3. Inters superior del nio
La Corte Interamericana estableci que este principio se funda en la
dignidad del ser humano, en las caractersticas propias de los nios y en
la necesidad de propiciar su desarrollo con pleno aprovechamiento de
sus potencialidades.
Precis que la CDN alude a ese "inters superior" en los arts. 30, 90,
18,20, 21, 37 y 40, como punto de referencia para asegurar la efectiva realizacin de todos los derechos contemplados en ese instrumento, cuya
observancia permitir al sujeto el ms amplio desenvolvimiento de sus
potencialidades, criterio al que han de ceirse las acciones del Estado y
de la sociedad en lo que respecta a la proteccin de los nio ya la promocin y preservacin de sus derechos.
Destac que el art. 19 de la Convencin Americana impone "medidas
especiales de proteccin: teniendo'en cuenta la situacin especfica en
la que se encuentren los nios, de acuerdo a su debilidad, inmadurez o
inexperiencia.
GUSTAVO CARAMELO
La autoridad parental debe respetar la esfera de intimidad y privacidad de sus hijos, respetando un cierto mbito de decisin que compete
exclusivamente a ellos, segn su madurez progresiva y las circunstancias del grupo familiar, pues es claro que, aun cuando los padres conservan hoy la obligacin alimentaria hasta los 21 aos de edad de sus hijos
art. 265 del Cd. Civil, segn ley 26.579, no debern necesariamente
atender al costo de decisiones adoptadas por el nio que estn fuera de
sus posibilidades econmicas.
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(44) CAJERO, GENARO R., Notas sobre Derecho y Lenguaje, 4, ed., Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1994, p. 35.
(45) MINYERSKY, Ob. cit.
(46) RIVERA LPEZ, EDUARDO, "Igualdad, libertad y mrito. Valores en conflicto?
en E/ Derecho a la Igualdad. Aportes para un constitucionallsmo igualitario, VMA.A.,
MARCELO ALEGRE y ROBERTO GARGARELLA, coordinadores, Lexis Nexis, Buenos Aires,
2007, ps. 91 a 106.
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circunstancias notoriamente graves que justifiquen su limitacin temporal, ms no definitiva; decisin que siempre debe ser adoptada como "ultima ratio" en el rango de las posibles.
El Comit PIDESC ha identificado una serie de obligaciones legales
que se desprenden del art. 2.1. del Pacto, entre las que es posible distinguir las siguientes: 1) obligacin de adoptar medidas hasta el mximo de
los recursos de que disponga; 2) obligacin de mejorar continuamente el
disfrute de los derechos y la prohibicin de medidas regresivas; 3) obligacin de dar prioridad a los derechos humanos en la distribucin de recursos disponibles; 4) obligacin de buscar a travs de "todos los medios
apropiados" la plena efectividad de los derechos; 5) obligacin de medir
el estado de disfrute de los derechos econmicos, sociales y culturales y
elaborar un plan de accin para su implementacin o puesta en prctica; 6) obligacin de asegurar un contenido mnimo para cada uno de los
derechos y 7) obligaciones relativas a la asistencia y cooperacin internacional, como la de no obstruir la distribucin de asistencia internacional
dirigida a los grupos ms vulnerables de la poblacin ola de los pases en
desarrollo de buscar asistencia o cooperacin, cuando ello sea necesario
para satisfacer los derechos contenidos en el Pacto (49).
la obligacin estatal de no daar la salud; el derecho a la educacin supone la obligacin de no empeorar la educacin; el derecho a la preservacin de un medio ambiente sano implica la obligacin de no destruir
el medio ambiente; para los derechos sociales, la prestacin estatal representa el contenido esencial del derecho. Pero los derechos econmicos,
sociales y culturales no requieren solamente obligaciones de garantizar o
de promover, sino que en determinados casos exigen un deber de respeto
o de proteccin del Estado, que tiene en la materia cuatro obligaciones
bsicas, respetar, proteger, garantizar y promover
48
A partir de la vigencia en la materia del principio indicado, no pueden admitirse jurdicamente retrocesos, ni fcticos ni normativos, en
la implementacin de polticas pblicas destinadas a dotar de vigencia
efectiva a los derechos establecidos en los tratados mencionados; lo que,
con relacin a los nios, cobra relevancia especial en materia de salud y
educacin.
Se ha sostenido que la obligacin de no regresividad no slo alcanza a
los derechos previstos por el PIDESC, sino a todo otro derecho econmico, social y cultural de rango constitucional; ello por aplicacin del principio pro homine, que determina que, en caso de duda, debe escogerse
la interpretacin que otorgue mayor extensin a los derechos, frente a
aquella que brinde mayores prerrogativas al Estado y por el carcter complementario que la Constitucin otorga a los tratados de jerarqua constitucional con respecto a su parte dogmtica, lo que tiene como corolario
la no contradiccin eso).
Si bien la faceta ms visible de los derechos econmicos, sociales y
culturales son las obligaciones de hacer, y es por ello que a veces se los denomina "derechos-prestacin", es posible descubrir en ellos la existencia
concomitante de obligaciones de no hacer: el derecho a la salud conlleva
(49) SEPLVEDA, MAGDALENA, "La interpretacin del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de la expresin 'progresivamente"; en Ni un paso atrs, VVAA,
CHRISTILMV Couans, compilador, CELS, Del Puerto, Buenos Aires, 2006, p. 123.
(SO ABRAMOVICH, VCTOR y COURTIS, CHRISTIAN, Los derechos sociales como derechos exigibles, Trotta. Madrid, 2002, ps. 114 y 115.
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GUSTAVO CARAMELO
El derecho a ser odo de los nios, nias y adolescentes, imprescindible para dotar de efectividad al principio de autonoma progresiva, se encuenta especialmente previsto en los arts. 30, 24 y27 de la ley 23.061 (53).
La ley reconoce lo que surge implcitamente del art. 12 de la CDN, un
amplio mbito de aplicacin del derecho a ser odo, extensible a todos
los contextos en los que se desenvuelven los nios y adolescentes (social,
escolar, cultural, estatal o poltico, recreativo, etc.) y a su participacin "en
los asuntos que les conciernan y en aquellos que tengan inters': Y ello
porque en un sistema democrtico, la importancia de la opinin del nio
no debe limitarse a las situaciones en que resulten directamente afectados intereses particulares, sino tambin a todas aquellas en las que stos
pretendan participar, aunque se trate de intereses generales, donde su
participacin tendr una funcin decisiva (54).
La vigencia del derecho cobra especial relevancia en dos reas especficas; la de la salud y la del proceso.
En materia de salud, derecho al que se refiere especficamente el
art. 14 de la ley, aparece evidente en el nuevo paradigma el derecho del
nio al cuidado de su propio cuerpo en el marco de la responsabilidad
parental; en este mbito, el derecho a la autodeterminacin de los nios
y adolescentes se encuentra ligado al consentimiento informado, que exige que se le provea de informacin suficiente y adecuada con relacin al
diagnstico, pronstico, alternativas teraputicas y procedimiento recomendado por el mdico, para que as pueda expresar qu es lo que considera conveniente. En este terreno, el principio biotico de autonoma se
encuentra ntimamente ligado al valor supremo de la dignidad humana,
que exige que el paciente tenga una funcin participativa en la determinacin del criterio a seguir; cobra relevancia aqu el concepto biotico
de 'competencia'; por el que se analiza si el sujeto puede o no entender
acabadamente aquello que se le dice, cules son los alcances de la comprensin, si puede comunicarse, si puede razonar las alternativas y si tiene valores para poder juzgar (55).
Las ideas de "competencia" o "mayora anticipada para el acto mdico" obligan a rever los tradicionales conceptos civilistas de "capacidad",
(53) Una evaluacin jurdica del desarrollo psquico del nio segn los aportes de la
Psicologa Evolutiva, puede encontrarse en GIL DOMNGUEZ, ANDRS; FAMA, MARA VICTORuk y HERRERA, MARISA, Derecho Constitucional de Familia, Ediar, Buenos Aires, 2003,
t. I, ps. 541 a 547.
(54) GIL DoNthwunz; FAMA y FERRERA, Ley de Proteccin Integral de Nias, Nios y
Adolescentes, cit., p. 415.
(55) KEMELMAJER DE CARLUCCI, ADA, "El derecho del nio a su propio cuerpo': en
Biotica y Derecho, SALVADOR D. BERGEL y NELLY MINyERsKY, compiladores, RubinzalCalzan', Santa Fe, 2003, p. 114, citado por GIL DOMNGUEZ, ~ y HERRERA, Ley de Proteccin Integral de Nias, Nios y Adolescentes, cit., ps. 282y 283, obra a la que remito, por
su completo anlisis de la cuestin.
51
"patria potestad" y "representacin" de los progenitores, debiendo pensarse, en lo atinente al cuidado del propio cuerpo, en un alternativa que
concilie su ejercicio con la responsabilidad parental, excluyendo del mbito de la representacin de los padres aquellos actos que en funcin de
su edad y madurez, el nio pueda ejercer por s o, en su caso, con la asistencia de sus progenitores (56).
Es claro que un sistema de estas caractersticas impone a los facultativos la responsabilidad de evaluar la competencia del nio sujeto del
acto mdico, lo que en la prctica deriva, a menudo, en la judicializacin
de cuestiones que debieran ser decididas en el mbito sanitario, pero que
pasan a los tribunales por la aversin al riesgo de los profesionales de la
salud. Es por ello y porque considero que, en definitiva, hace a una mejor
proteccin de los nios en temas que pueden ser de suma gravedad, que
comparto la opinin que considera que sera conveniente que en una futura reforma legislativa se regule un sistema que permita diferenciar ciertas categoras en funcin de la edad, del tipo de tratamiento a realizar y
del estado de salud del nio, con cierto margen de flexibilidad para un
mejor respeto de la autonoma progresiva del paciente (57).
En cuanto a la vigencia del derecho en el proceso judicial o en procedimientos administrativos, especialmente contemplada en el art. 27 de
la ley 26.061, los funcionarios y jueces a cargo de los trmites tienen el
deber de garantizar a los nios su derecho a ser odos cada vez que lo
soliciten; a que su opinin sea primordialmente tomada en cuenta para
adoptar decisiones; a ser asistidos por un letrado preferentemente especializado en niez y adolescencia el que, en caso de no contar el nio
con recursos econmicos, debe serle provisto por el Estado; a participar activamente en todo el procedimiento y a recurrir cualquier decisin
que lo afecte.
Tradicionalmente, las consideraciones acerca de la tutela judicial
efectiva y el debido proceso en materia de derechos de los nios, estaban
referidas al proceso penal; pero hoy lo trascienden, extendindose a todos los casos en los que se discuten cuestiones inherentes a los intereses
de los nios, nias y adolescentes.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos consider, en la OC
17/2002, ya mencionada, que "Es evidente que las condiciones en las que
participa un nio en un proceso no son las mismas en que lo hace un
adulto. Si se sostuviera otra cosa se desconocera la realidad y se omitida
la adopcin de medidas especiales para la proteccin de los nios, con
(BO GIL DOMNGUEZ, Fam y HERRERA, Ley de Proteccin Integral de Nias, Nios y
GUSTAVO CARAMELO
grave perjuicio para estos mismos. Por lo tanto, es indispensable reconocer y respetar las diferencias de trato que corresponden a diferencias
de situacin entre quienes participan en un procedimiento" (ap. 96) y
que "para alcanzar sus objetivos, el proceso debe reconocer y resolver los
factores de desigualdad real de quienes son llevados ante la justicia. Es
as como se atiende el principio de igualdad ante la ley y los tribunales"
(ap. 97), tras lo que el tribunal destac la obligacin de los Estados Partes
de garantizar al nio que est en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho de expresar su opinin libremente en todos los asuntos
que lo afecten, tenindose debidamente en cuenta sus opiniones, en funcin de su edad y madurez (ap. 99.1), para lo que se le dar oportunidad
de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo que lo
afecte, ya sea directamente o por medio de un representante o de un rgano apropiado.
52
53
(63)Sigo en este tramo a ABRAMOVICH, VICTOR y COURTIS, CHRISTIAN, cuya obra Los
Derechos sociales como derechos exigibles, Trotta, Madrid, 2002, resulta uno de los mejores
y ms completos trabajos publicados sobre la materia, ver ps. 19a 28.
GUSTAVO CARAMELO
54
Muchas se vinculan con la estipulacin de protocolos y procedimientos destinados a asegurar el respeto de las previsiones constitucionales y
legales en materias como las mencionadas en el apartado anterior. Otras,
con la implementacin de programas de seguridad que prevengan los
as (M), o en materia de empleo (65),
riesgos derivados de la trata de person
para generar las mejores condiciones para la insercin social de los chicos.
Tambin son importantes los programas para la promocin de la vivienda familiar. La vivienda tiene para las personas un valor que excede lo
patrimonial; se trata de un espacio de intimidad; de proteccin; de desarrollo personal; de construccin de proyectos y afianzamiento de vnculos
: Se trata de un derecho
familiares; de disfrute, trabajo y reflexin, etc.(66)
necesaria para que se puedan concretar
bsico, pues su satisfaccin. es
otros. Las probabilidades de que un chico en situacin de calle acuda a
la escuela, son casi nulas y ello establecer una asimetra que le ser de
casi imposible superacin a lo largo de la vida. Ese desamparo en los aos
primeros condiciona en gran medida las posibilidades de mejora de la
calidad de la vida toda.
Es, obviamente, necesario que se mantenga un buen sistema de salud
; que en la Argentina integra el subsector al que suelen concupblica (67)
rrir quienes integran familias cuyos integrantes se encuentran fuera del
mercado laboral, dado que quienes cuentan con empleo o trabajan en
forma autnoma, satisfacen sus necesidades de cobertura sanitaria en los
subsistemas de Obras Sociales o Medicina PrepagaM.
Pero, superada esa base inderogable, la inversin ms eficaz para la
morigeracin de asimetras, es la vinculada con el mantenimiento y desarrollo de una robusta poltica de educacin pblica, destinada a dotar al
sujeto de las herramientas que necesitar para una adecuada integracin
a la vida social y para el aprovechamiento y disfrute de sus posibilidades,
en la Era del Acceso.
Protocolo de Palermo, destinado a Prevenir, Reprimir y Sancionar la trata de Per(64)
sonas, especialmente mujeres y nios.
Por aplicacin del Convenio N 182 o de la Recomendacin W 190 de la OIT,
(65)
sobre peores formas de trabajo infantil.
Esa concepcin pervive entre nosotros de modo consistente desde la sancin de
(66)
la Constitucin que, por ello, estableci en el art. Isla inviolabilidad del domicilio y de los
papeles privados.
La OG 14, CPIDESC, del 11 de agosto de 2060, establece, en el punto 12, que el
(67)
derecho a la salud en todas sus formas ya todos los niveles abarca los siguientes elementos esenciales: 1) disponibilidad; 2 accesibilidad, que comprende a su vez la no discriminacin, la accesibilidad fsica, la accesibilidad econmica y el acceso a la informadn.; 3)
aceptabilidad respeto de la cultura de las personasy 4) calidad.
La proyeccin del derecho a la salud es amplia y as lo destacaron los jueces Fayt
(68)
y Belluscio en su voto concurrente en la causa 'Hospital Britnico' Fallos 324:754, del 13
de marzo de 2001, en el que destacaron que su problemtica penetra inevitablemente
tanto en las relaciones privadas como en las semipblicas.
55
La cuestin del "paradigma del acceso" es trascendente, pues el mercado actual es incapaz de satisfacer a un grupo de personas que queda
excluido, cuya magnitud es variable. Esa falla produce uno de los problemas centrales del orden econmico nacional y global: se produce riqueza y
bienes, pero una gran parte de la poblacin no puede gozar de ellos y as, el
sobreconsumo convive con la pobreza ms ominosa(69).
El derecho de acceso al consumo es una "prerrogativa primaria de los
consumidores, frente a los empresarios y al propio Estado, pues es menester, previo a todo, que los gobiernos garanticen a los distintos sectores de la
poblacin su participacin en el mercado (70).
Pero en pases como la Argentina, el problema del acceso es an mayor;
pues existe an un importante sector de la poblacin que se encuentra excluido de aspectos esenciales del consumo moderno. En efecto, la existencia de situaciones de aislamiento en pequeas poblaciones de las distintas
provincias es una circunstancia que se vio agravada en la ltima dcada
del siglo pasado por la privatizacin del sistema ferroviario nacional y del
transporte de pasajeros '. El Estado, sea ste local o federal, tiene un importante rol que cumplir en la adopcin de polticas concretas, destinadas
a modificar estas situaciones, en procura de la plena incorporacin de todos los sujetos a las posibilidades de consumo, especialmente teniendo en
cuenta que en las condiciones actuales de nuestra sociedad, ellas se relacionan en gran medida con las posibilidades de desarrollo de los sujetos.
Ya no se trata, simplemente, del acceso a los medios, sino del acceso a la
cultura a travs de los medios. Nuestra capacidad para conectar con nuestros semejantes, para comerciar, para crear comunidades de inters compartido y para darle un sentido a nuestra propia vida: en todo ello mediarn
decisivamente estas nuevas y poderosas herramientas de comunicacin
electrnica. Es ciberespacio es un escenario social en el que millones de
personas dialogan. En el futuro, buena parte de nuestra civilizacin se desarrollar en mundos electrnicos, por lo que la del acceso constituye una
de las cuestiones ms importantes de la prxima eraP2).
(69) Lonwrzirrri, RICARDO LUIS, Consumidores, Rubnual Culzoni, Santa Fe, 2003,
ps. 19 y 20.
(70) SncLrtz, GABRIEL y Strada, Runtim, Derechos y defensa del consumidor, La
Rocca, Buenos Aires, 1994, p. 41, cit. por LotteNzern, Consumidores, ob. cit., p23.
(71) En La Discriminacin en Argentina, Diagnsticos y propuestas, VV.AA., publicacin coordinada por WALoo VILLALPANDO, Eudeba, INADI, 2006, donde se relata la situacin de los pueblos de Naupahuen y de Aguada Guzmn, en la Provincia de Ro Negro,
cada uno de ellos con unos doscientos habitantes, una pequea escuela primaria y una
sala de primeros auxilios, con un destacamento policial, un telfono semipblico y cuatro
horas diarias de energa elctrica, sin juzgado ni registro civil cercano; reciben la visita de
un mnibus que pasa una vez por semana pero cobra precios altos por transportar cualquier carga, lo que dificulta cualquier forma de comercializacin de productos.
(72) RIPKIN, ;EMMY, La era del accesa La revolucin de la nueva economa, Paids.
Buenos Aires, 2003, p. 303.
GUSTAVO CARAMELO
56
57
Un sistema de educacin pblica de calidad, con medidas que propendan al mantenimiento de los chicos en la escuela hasta la culminacin
de los perodos obligatorios (74) y otras que faciliten su aprovechamiento
de los contenidos en condiciones adecuadas ("), es imprescindible para
compensar asimetras y permitir el desarrollo de una adecuada ciudadana democrtica. Tambin es necesario que esa educacin pblica brinde
a los chicos de los sectores menos favorecidos la posibilidad de aprender
destrezas a las que no accederan de no implementarse prcticas igualitarias, como idiomas, informtica y estudios artsticos de calidad teatro,
msica, danza, pintura, etc., que han estado tradicionalmente reservados para sectores medios y altos de la escala de poder adquisitivo.
10. CONCLUSIONES
Con la transformacin de nuestro sistema jurdico concretada con
la reforma constitucional de 1994, cambi el paradigma sobre el que se
vertebr nuestro sistema jurdico en el siglo XIX. El sujeto ha sido revalorizado como individuo situado en un determinado contexto social, en el
que se verifican asimetras sobre las que el Derecho opera, a fin de hacer
efectivo el principio de igualdad, cuya vigencia es un imperativo histrico
constitucional de la Repblica Argentina.
La actual escena jurdica incluye como protagonistas a los nios, cuya
voz debe ser tenida en consideracin para la toma de decisiones que los
ataen, en todos los mbitos, incluido el familiar, segn su autonoma
progresiva, cuyo reconocimiento fue impuesto por la Convencin sobre
los Derechos del Nio, que busc producir efectos normativos directos a
travs del establecimiento de estndares mnimos de derechos, cuyo reconocimiento se tradujo en obligaciones que los Estados Partes asumieron en sus respectivas jurisdicciones
Ese cambio proyecta efectos en todas las relaciones jurdicas en las
que se encuentren involucrados nios, cuyos intereses deben ser especialmente tenidos en consideracin, a fin de asegurar la proteccin integral que la sociedad ha asegurado para ellos.
(74) Como los subsidios estatales vinculados con la asistencia regular de los alumnos
a la escuela (Decreto PEN 1602/09).
(75) Como las relacionadas con la entrega de netbooks a los alumnos de escuelas
pblicas (Plan Conectar Igualdad).
(76) BELOFF, MARY A., "Modelo deja Proteccin Integral de los Derechos del Nio y
de la Situacin Irregular: un modelo para armar y otro para desarmar; Revista Justicia y
Derechos del Nio, vol. 1, UNICEF, 1999, p. 10.
58
GUSTAVO CARAMELO
Para que ese despliegue de la personalidad de los nios pueda ser posible con respeto del principio constitucional de igualdad, y lograr que
alcancen la condicin de ciudadanos autnomos, el Estado debe actuar
en el desarrollo de polticas concretas destinadas a compensar las asimetras que pueden sufrir, para que estn en condiciones de evolucionar y
desarrollarse segn sus potencialidades; debe hacerlo segn el mximo
de los recursos disponibles, y sin vuelta atrs, como lo imponen los Tratados Internacionales de Derechos Humanos adoptados por la Repblica.
Al cabo, tal es la lnea de formacin que nuestro sistema constitucional prev para los argentinos del siglo XXI.
CAPTULO III
(1) DE LOS Mozos, I. L., La reforma del derecho de familia en Espaa hoy, Coleccin
Estudios Monogrficos, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1981, ps. 15-17.
(2) VAR/ BORREN, G., The International Lao/ on the Rights of the Chad, Kluwer Law
International, Amsterdam, 1998, ps. 72-73.
(3) LACRUZ-SANCHO REBULLIDA, Elementos de Derecho Civil, Madrid, 1982, t. IV, p. 559.
60
Un claro y paradigmtico ejemplo de lo descripto en el epgrafe precedente, y prueba del crecimiento y preponderancia del inters del menor
como principio rector de las relaciones familiares, lo constituye la evo(4)Dez-Picazo y DOMAN, Sistema de Derecho Civil, 74 ed., Tecnos, Madrid, 1997,
vol. IV, ps. 38-39.
(5) FosAtt BENLLoat, E., 'Derecho de familia y poltica familiar europea en los aos
1986 y 1987. Las perspectivas de las familia y del derecho de familia en la Europa del ao
2000; Act. Civ., 938/1987, p. 2919.
61
(9) CASTN TOINISTAS, Derecho Civil espaol comn y foral, 8' ed., Reus, Madrid,
1965, t. V, vol. 11, ps. 19-20.
(10) ldem, p38.
62
DE FAMILIA Y EL
PRINCIPIO...
63
(16) BUQUIGCHIO - DE BOER, M., "The Impact of the European Conyention on Human
Rights on the Rights of the Children; en VERDUGO, M.A. y SOLER-SALA, Y (eds.), La Convencin de los Derechos del Nio hacia el siglo XXI Salamanca, 1996.
64
para que tuvieren en consideracin el inters y derechos del nio al momento de resolver todo asunto que le concerniere.
hace mencin del padre) pero se reconoce la posibilidad de que determinadas circunstancias hagan aconsejable que la crianza de ste quede a
cargo de otras personas o de instituciones pblicas.
En 1948 la Asamblea General de Naciones Unidas elabor la Declaracin Universal de Derechos del Hombre (DUDH), de capital importancia
para el principio de igualdad que habra de convenirse en un criterio rector de las venideras modificaciones en materia de filiacin. En su art. lo la
DUDH afirma categricamente que la libertad e igualdad son caracteres
esenciales del hombre sin distinciones, entre otras, por razn de su nacimiento. El siguiente artculo detalla el principio de no discriminacin
en sus dos vertientes; prohibe las diferencias discriminatorias dirigidas
a cualquier individuo o grupo de individuos basadas en su nacimiento u
origen, y tambin prohibe el trato diferencial motivado en cualquiera de
esas mismas consideraciones. El art. 7 DUDH reconoce el derecho a no
ser discriminado ante la ley y el art. 8 DUDH asegura la tutela judicial
efectiva, para hacer concreto .y real el derecho a la igualdad. El art. 25.2
DUDH protege de manera especial al colectivo de las madres y los hijos, sean stos matrimoniales o no, mencionando por primera vez y de
manera directa a los hijos no matrimoniales. Otros artculos que son de
relevancia tangencial son el art. 11 DUDH que protege el derecho a la nacionalidad, el art. 16 DUDH sobre el derecho a contraer matrimonio ya
fundar una familia y el art. 25.1 DUDH que establece el derecho de todo
ser humano a un estndar adecuado de vida.
A diferencia de la de 1924, la Declaracin de los Derechos del Nio de
1959 proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante resolucin 1386 (XIV), establece obligaciones para los Estados y
enumera de forma concreta en qu consistan los derechos del nio. El
texto apela en primer a los individuos, progenitores y hombres y mujeres
en general, para lograr la aplicacin de los principios. Tambin se dirige
a las organizaciones privadas y a las autoridades para la implementacin
progresiva de los diez principios que la componen. Aunque se trata de un
instrumento igualmente declarativo, su peso moral es significativo al ser
posterior a la Declaracin Universal de los Derechos Humanos que invoca en su prembulo y por ser una resolucin de un rgano permanente de
las Naciones Unidas.
Consagra la nocin del "mejor inters del menor" como principio
gua en toda accin relativa a los menores en cualquiera de los mbitos
materiales, morales y espirituales a fin de que el nio t.pueda tener una
infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los
derechos y libertades que en ella se enuncian': El primero de los principios establece la igualdad de todos los nios sin excepcin por razn de
origen y proclama el derecho de todo menor a tener desde su nacimiento un nombre y una nacionalidad, ambos elementos constitutivos de la
identidad personal. Por ltimo, aclara la necesidad de que el nio crezca
en un ambiente de amor y comprensin con seguridad moral, afectiva y
material. En principio el menor no deber ser separada de su madre (no
65
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos de 16 de diciembre de 1966 (PIDCP) resalta tambin los principios de igualdad de las filiaciones y en el estado civil. Hace especial hincapi en el rol social de la
familia y el lugar central de los nios dentro de sta. En el art. 24 PIDCP
establece que:
"todo nio tiene derecho, sin discriminacin alguna por motivos de
raza, color, sexo, idioma, religin, origen nacional o social, posicin econmica o nacimiento, a las medidas de proteccin que su condicin de
menor requiere, tanto por parte de su familia como de la sociedad y del
Estado (...) ser inscrito inmediatamente despus de su nacimiento y deber tener un nombre (...) todo nio tiene derecho a adquirir una nacionalidad':
Dentro de la misma lnea el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales obliga a los Estados signatarios a garantizar
el goce de los derechos enunciados sin discriminacin alguna en base al
origen o nacimiento de las personas. En particular referencia a los nios
el art. 10.3 obliga a tomar medidas especficas de proteccin y asistencia
a los menores sin importar su filiacin.
3.2. El enfoque multidisciplinar y los instrumentos vinculantes en
materia de derechos del nio y adopcin internacional
En 1977 se celebr la Conferencia de Viena sobre Derecho de Familia.
En el curso de sta se adopt un acercamiento mullidisciplinar al estudio
de la problemtica de las normas reguladoras de la familia (17). El cambio
(17) Como primer antecedente de esta metodologa de aproximacin interdisciplinar
a la problemtica de la familia puede mencionarse que, en 1962 y durante su decimocuarta sesin la Subcomisin para la Prevencin de la Discriminacin y Proteccin de las
Minoras de la ONU, mediante resolucin 5 (XIV), encarg la elaboracin de un estudio
acerca de la situacin global de las personas nacidas fuera del matrimonio. Esta resolucin fue avalada por la Comisin de Derechos Humanos de Naciones Unidas y finalmente
aprobada por el Consejo de Derechos Econmicos y Sociales a travs de la resolucin
888D (XXXIV), y el encargado de llevar a cabo el estudio fue el jurista finlands VIERTO
Vorrro SAAmo. Los resultados fueron publicados por Naciones Unidas en Nueva York en
1967. El estudio de SAARIO ofrece un panorama de la situacin legal en la que se encuentran las personas nacidas de uniones no matrimoniales basndose en el relevamiento de
la legislacin constitucional, civil, procesal, administrativa, laboral y de la seguridad social
de diversos Estados miembros de Naciones Unidas. La visin es amplia y pormenorizada
tomando como punto de referencia los derechos y principios consagrados en la Declaracin Universal de Derechos del Hombre de 1948, la Declaracin de Derechos del Nio
de 1959 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos de 1966. Su importancia
radica no solo en la visin que ofrece sobre la cuestin hacia finales de la dcada de 1960,
sino tambin en que sus conclusiones y recomendaciones fueron tenidas en cuenta para
66
67
La Convencin de 1989 impone a los Estados signatarios obligaciones positivas de desarrollar los derechos en ella reconocidos (arts. 2 a
5) a travs del accionar de todos los poderes de gobierno. Los derechos
reconocidos en este texto internacional son una aplicacin especfica a
un sector de los derechos humanos recogidos en instrumentos de carcter general como la Declaracin Universal de Derechos del Hombre o el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (20) . Las normas de la
Convencin desarrollan ms profundamente los derechos y los adecuan
a las especiales necesidades de los menores. La Convencin sobre los Derechos del Nio se encarga de definir legalmente la figura del menor y
enumerar los derechos de los que goza en el seno de su familia, grupo que
configura el mbito ms propio para su armonioso crecimiento.
El art. 3 CDN establece que el principio fundamental y gua en todo
lo concerniente a los menores, desde su intervencin procesal en un litigio, las polticas sociales y las decisiones relativas a la guarda y adopcin,
deber ser la consideracin del inters superior del nio. Del texto puede
colegirse que este inters comprende el desarrollo integral y equilibrado
del menor hacia una autonoma e independencia en la sociedad. Si bien
este principio no es nuevo a la CDN de 1989, s lo es en su extensin a un
campo mucho ms amplio puesto que su invocacin generalmente se reduca a temas de custodia y guarda (20.
En cuanto a la filiacin importan especialmente los arts. 70 a 9 de la
CDN. Afirman el derecho del menor a conocer su identidad incluidos el
conocimiento de la maternidad y paternidad, la adquisicin de una nacionalidad y la relacin con su familia extensa sin diferencia alguna entre
hijos matrimoniales y no matrimoniales. En consecuencia, habr de facilitarse la determinacin de la paternidad y velar porque el nio conozca
a sus padres y permanezca bajo su cuidado. De conformidad con esto, el
(20) PicAno, S., "Los derechos de los nios son derechos humanos", en VERDUGO,
M.A., y SOLER-SALA, V, (eds.), La Convencin de los Derechos del Nio hacia el siglo XXI,
Salamanca, 1996, ps. 70-72.
(21) ALSTON, FI Y GILMOURE-WALSIL B., "Towards a synthesis of children's rights and
cultural values", en VERDUGO, M.A., y SOLER-SALA, V. (eds.), La Convencin de los Derechos
del Nio hacia el siglo XXI, Salamanca, 1996, ps. 253-254.
hijo deber ostentar un status filii y un status familiae que incluye el derecho a llevar el apellido de sus progenitores, gozar de los derechos derivados de la patria potestad, contacto y relacin personal con sus progenitores, alimentos de acuerdo a sus necesidades e iguales derechos hereditarios. Los derechos y deberes pesan por igual sobre ambos progenitores
de acuerdo con los arts. 9.3 y 18.1 CDN. Sin embargo la Convencin prev
la posibilidad de suspensin de alguno de estos elementos en situaciones
contempladas por la ley, tal como se lee en el art. 8.2 a contrario sensu,
motivo por el cual no contraviene lo dispuesto por la norma el secreto en
la adopcin ni el anonimato del donante en las tcnicas de reproduccin
asistida, aunque ambos son supuestos controvertidos.
68
Otro campo objeto de tratamiento ha sido el de la filiacin por adopcin que en los instrumentos ya mencionados es concebida como un
remedio para una situacin de desproteccin, abandono o mal trato del
menor y siempre con miras a lograr una mejor situacin afectiva y moral
para el hijo que es separado de sus padres biolgicos o bien abandonado
por stos. La Convencin sobre los Derechos del Nio contempla en su
art. 20 que los nios sean separados "temporal o permanentemente" de
su medio familiar cuando una situacin perniciosa lo haga aconsejable.
Es deber del Estado garantizar cuidados alternativos para estos nios,
especialmente el sistema de adopcin que deber contar con todas las
garantas formales y legales necesarias para evitar el trfico de nios. La
Convencin contempla la posibilidad de la adopcin internacional como
alternativa viable en los casos en que el menor no pueda ser acogido de
manera adecuada en su pas de origen.
El Convenio de La Haya no XXXIII relativo a la proteccin del nio y la
cooperacin en materia de adopcin internacional, hecho el 29 de mayo
de 1993 por la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado,
se aplica a las adopciones que implican el traslado de un menor de su pas
de origen a otro pas con motivo de la adopcin. Impone a los Estados
considerar el inters del nio y la aptitud e idoneidad de los adoptantes.
En todos estos instrumentos internacionales sobresale la preocupacin por la integridad moral y fsica del nio que se engloba bajo el amplsimo trmino del "inters superior del menor': Siempre se alude al hijo
como sujeto de derechos y al rol primario y principal de los padres al brindar proteccin de toda ndole y afecto. El papel del Estado es de contralor
y fiscalizacin, siempre subsidiario. Se hace mencin al derecho a la identidad del hijo a travs del derecho a poseer un nombre que lo identifique,
una nacionalidad a la que est arraigado y capacidad civil y poltica. La
importancia de la maternidad y paternidad reside en que el menor est
a cargo de quien pueda brindarle afecto y seguridad moral. Pero estas
funciones pueden ser cumplidas por padres adoptivos o instituciones de
acogida (aunque en este segundo caso se limitar a la manutencin material y al resguardo moral y ser, lgicamente, incompleta).
69
Otro mbito legal es en el que puede estudiarse la evolucin del Derecho de familia en materia de proteccin del menor, es el de los tratados y
la normativa supranacional que rige en el espacio geopoltico de la Unin
Europea. En este espacio, el propio tratado Constitutivo de la CE (1957)
y el de la Unin Europea (1992) determinan que los Estados miembros
debern cooperar en los asuntos de justicia e interior, particularmente en
cuanto al principio de libre circulacin de personas (22). Si bien la finalidad de la Unin Europea es netamente mercantilista, la necesidad de
lograr la plena libre circulacin de personas torna necesario el examen
y tratamiento de cuestiones que, en principio, podran ser clasificadas
como de ndole privada reservada a la regulacin nacional. Sin soslayar
el margen de actuacin de cada Estado en la aplicacin del Derecho supranacional, el impacto de la normativa Europea es cada vez mayor en el
mbito del Derecho civil
Con celeridad creciente se tiende a armonizar la legislacin iusprivatista en tomo a objetivos comunes. En 1968 se fum en Bruselas la
primera Convencin sobre el reconocimiento de sentencias en materia
civiP25) cuyo objetivo era desarrollar y mantener un espacio de cooperacin en materia de justicia para avanzar progresivamente hacia la plena
y libre circulacin de personas en la entonces Comunidad Europea. El
Consejo de Europa se ha embarcado en la empresa de lograr una mayor
agilidad y cooperacin judicial en materia civil a travs de Reglamentos
de aplicacin inmediata relativos al reconocimiento tanto de la jurisdiccin como de las sentencias emanadas de un pas extranjero.
El principio de libre circulacin de personas posee un fuerte impacto
en el Derecho de Familia de los Estados europeos y urge dentro del espacio comn al tratamiento del ejercicio de la patria potestad, derechos de
visita y de guardia para los supuestos de dispersin familiar en los que los
progenitores residan en pases diversos o en el caso de traslado del menor
incluso fuera del mbito comunitario.
La profunda modificacin del esquema social y econmico europeo
que sigui a la Primera Guerra Mundial marc el comienzo de una serie
de transformaciones en la estructura jurdica de la familia. La Europa del
siglo XXI se ve enfrentada a retos que exigen nuevas respuestas del Derecho mediante la introduccin de nuevos principios rectores o a travs de
(22) Gin:1MA Ms, J., "El menor...", ps. 931-933.
(23) VRANICEN, M., Fundamentals of European Civil Laza Blackstone Press, Londres,
1997, p. 217.
(24) GARCA MS, J., "El menor..?', ps. 923-925.
(25) Disponible en http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ4auri=CELEX:4
1998A0126:ES:NOT.
70
71
de derechos de la Familia y del menor(. Correlativamente, y con el objeto de obtener una base comn, diversos grupos de expertos trabajan en
la unificacin de reglas elaborando proyectos que sirvan de marco general. Esto es de capital importancia para una mayor eficacia en la aplicacin de los derechos de los menores cuya desproteccin se busca evitar
ante el panorama ya mencionado. El 14 de diciembre de 1963, el Comit
de Ministros de Europa cre el Comit Europeo de Cooperacin Jurdica
(CDCI) cuyo fin es armonizar aquellos sectores del Derecho Europeo que
determine el Consejo y, en la medida de lo posible, lograr su unificacin.
Sus medios son la elaboracin de convenios para su posterior ratificacin
por los Estados; la formulacin de proyectos de recomendaciones y la
publicacin de informes y estudios. As se emprende el camino hacia la
creacin de un nuevo iris commune en el Derecho privado europeo.
La familia ha sido, y contina siendo, un objeto de cuidadosa atencin por parte de diversos rganos europeos con el objetivo de acercar
diferencias en las legislaciones de los estados miembros y cooperar con
la integracin(28). Frente al panorama descrito el cuerpo poltico y normativo de instrumentos que constituyen la poltica familiar europea y el
Derecho de familia elaborados en consecuencia consiste en las recomendaciones y resoluciones del Comit de Ministros del Consejo de Europa;
las resoluciones de la Asamblea de Parlamentarios de la JE; de las deciJ
siones de la Comisin Europea y de las sentencias del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos. En el plano europeo, la UE puede adoptar medidas que conlleven la imposicin de obligaciones a los Estados miembros
y el reconocimiento de derechos directamente invocables por los particulares. Si bien la elaboracin de normas sobre Derecho familiar es menos
frecuente, dada la vocacin econmica de la Unin Europea, es posible
constatar la existencia de cierta legislacin comunitaria sobre proteccin
(26)Datos extrados del reporte general del Sr. Ministro de Justicia de Eslovaquia
presentados en CONSEJO DE MINISTROS DE EUROPA, Tercera conferencia
sobre Derecho de familia. Cdiz, 1995.
(27)Mannens-Kuuzi, M., "lhe Problems Envolved in Implementing the European
Convention on the Legal Status of Children Bom out of Wedlocle, en Consejo de Ministros
de Europa, Tercera conferencia sobre Derecho de familia, Cdiz, 1995. Sin embargo, existen
una serie de dificultades de naturaleza legal, cultural y poltica que confluyen para que la
unificacin del Derecho Civil sea precedida de intenso estudio y se logre de forma gradual
y lenta. Es imposible soslayar que en Europa conviven dos familias legales, el llamado
Derecho Comn (Cornmon Law) y el Derecho Civil o Continental; hecho que dificulta
alcanzar reglas uniformes especialmente en aspectos de Derecho de familia tan sujetos a
valoraciones morales y concepciones culturales, sociales e histricas. Ms concretamente, en el mbito en el que se adentra este trabajo el sistema sajri carece de una institucin
netamente francesa y subjetivista de la Filiacin, la possession dietat que refleja una concepcin ms bien socio afectiva de la paternidad.
(28)Fosmt BENLLOGR, E., "Derecho de familia y poltica familiar europea en los aos
1986 y 1987. Las perspectivas de las familia y del derecho de familia en la Europa del ao
2000; Act. Ciu 938/1987, p. 2918.
Mun I1A_MicA,
72
laboral a la que se enfrenta la madre soltera y llam a los Estados a tomar todas las medidas necesarias para paliar estos efectos no deseados.
Recomend encarecidamente en el art. 1.7 que el gobierno local hiciera posible la determinacin de la paternidad para que todo nio pudiera
contar con el apoyo econmico de su progenitor. Asimismo se expres la
necesidad de que los mismos beneficios otorgados a las familias basadas
en el matrimonio se hicieran extensivos a aqullas basadas en lazos no
maritales. Por ltimo, en el art. 2.8, incluy como medida necesaria para
hacer efectivos los derechos enunciados el uso de terminologa no discriminatoria para con las madres y la filiacin de sus hijos.
instaba a la cooperacin entre los Estados a travs de todas las ramas del
Derecho a fin de lograr que cada ciudadano gozara de una vida familiar
plena (30).
La Resolucin 1 de 4 de junio de 1976, adoptada por la Dcima Conferencia de Ministros de Justicia de Europa, recomend que se otorgara
al Comit Europeo de Cooperacin Jurdica el mandato de preparar un
estudio profundo sobre la deseable y posible armonizacin gradual del
Derecho de Familia a nivel europeo y convoc a una Conferencia Europea sobre Derecho de Familia. Tal Conferencia fue realizada en Viena del
19 al 22 de septiembre de 1977. Entre los temas tratados se encontraban
las medidas de integracin de los nios en una nueva familia mediante la filiacin, legitimacin o adopcin, y las obligaciones de los padres
en referencia a sus hijos. Se recomend especialmente la ratificacin del
Convenio europeo sobre el estatuto jurdico de los hijos nacidos fuera del
matrimonio.
Del 19 al 21 de mayo de 1987, la Conferencia de Ministros Europeos
encargados de asuntos familiares en su )000 Sesin de Bruselas abord
la problemtica planteada por la filiacin extramatrimonial y las familias
monoparentales. De acuerdo al texto aprobado, los matices del problema
se refieren a cuestiones de ndole social, econmica, de seguridad social,
as como nacionalidad, apellidos, etc. En esta Conferencia se abord la
temtica de la procreacin artificial como una nueva problemtica para
el Derecho de la filiacin y la necesidad que plantea de regular mediante
normas, cdigos de tica y directivas la actuacin de todos los agentes involucrados. La Conferencia afirm el derecho del nio nacido por medio
de estas tcnicas a una filiacin materna y paterna y a su proteccin integral en el seno de una familia. Nuevamente, la frmula empleada fue que
el inters del nio debe ser la consideracin primordial en los conflictos
que puedan surgir, incluyendo la eventual necesidad de revelar el origen
biolgico del nio.
El 3 de octubre de 1984, mediante Resolucin 994/1984, la Asamblea
de Parlamentarios del Consejo de Europa cre la Comisin de eminentes personalidades europeas llamada "Comisin Colombo" en honor a su
presidente. En diciembre de 1985 la Asamblea aprob en su Recomendacin 1017/1985 el Informe elaborado por la Comisin Colombo, instando
a que se tratara con toda urgencia determinados aspectos del Derecho de
Familia, con particular nfasis en la situacin de los menores. El Informe
73
74
Otro instrumento que afecta tangencialmente a la filiacin es la Primera Convencin de Bruselas sobre el reconocimiento de sentencias
extranjeras en materia civil de 1.968, posteriormente afectada por el Reglamento del Consejo de Europa 44/ 2001 de 22 de diciembre de 2000.
Ambas poseen como objetivo primordial agilizar la libre circulacin de
personas en el espacio europeo mediante la creacin de reglas jurdicas
comunes que faciliten el reconocimiento y ejecucin de actos judiciales
en los diversos Estados miembro. De esta manera se tiende a unificar las
disposiciones nacionales en esta rea del Derecho Internacional Privado,
simplificando formalidades. La Regulacin del ao 2000 establece unas
pautas mnimas aplicables a todo el espectro de materias civiles y mercantiles con las excepciones especificadas. Dentro del mbito de aplicacin entran las sentencias relativas a panda potestad, custodia y alimentos.
de menores y adopcin.
La Convencin Europea sobre el estatuto jurdico de los hijos nacidos
fuera del matrimonio, firmada en Estrasburgo el 15 de octubre de 1975,
es un paso ms en el camino ala unificacin de reglas comunes en determinas materias tradicionalmente reservadas al Derecho interno de los
Estados(32). Reconoce la gran diversidad existente entre los pases de la
entonCes Comunidad Europea en materia de filiacin y llama a que, progresivamente, se implementen cambios en las legislaciones locales para
mejorar el estatus legal de los hijos no matrimoniales. Los objetivos de la
Convencin son mejorar el estatus jurdico de estos menores y armonizar
la legislacin europea en la materia y sus principios rectores son dos: la
verdad biolgica al momento de establecer la filiacin y la igualdad entre
los hijos matrimoniales y no matrimoniales en el goce de los efectos de la
filiacin (u).
As el art. 23 establece que la maternidad queda fijada nicamente
por el hecho del nacimiento, sin establecer parmetro alguno para los
supuestos de impugnacin de la filiacin a matre. Este artculo estaba
(y contina estndolo) en conflicto con algunas legislaciones europeas
como la francesa que contemplan la figura del "parto annimo" en el que
(32) CAs-rati TOBEAS, J., Derecho Civil..., ps. W.
(33) Mmn.nens-Kumg, m:r., The Problents
Involved..., p. 39.
75
(34)El parto annimo talcoMI) lo concibe la legislacin francesa fue objeto de impugnacin en el precedente Odieure c. Francia fallado por el TEDH el 13 de febrero de 2003,
centrndose el debate en el conflicto entre el derecho de la persona a conocer su propio
origen y el de la madre a guardar el secreto sobre su identidad. La cuestin versaba sobre
la compatibilidad de la modalidad del parto annimo que contempla la legislacin francesa con el art. 80 del CEDH y fue objeto de gran debate incluso antes de decidirse. Tanto
es as que la Seccin Tercera del TEDH, a la que habra correspondido la solucin del caso,
solicit que la sentencia fuera emanada del Pleno, la Grande Chambre. La sentencia fue
decidida por una mayora de diez votos contra siete, eximiendo al Estado francs de violar
el tratado pero sin lograr zanjar la cuestin. La demandante, Berthe Pascale Oclivre, aleg
violacin de los am. 8y 14 de la CEDH por no haber podido obtener datos identificativos
sobre su familia natural, sindole imposible conocer los orgenes de su historia personal.
Su nacimiento se haba producido en Pars, casi cuarenta aos antes de la presentacin
de la demanda, y su madre haba manifestado al dar a luz su deseo de permanecer en el
anonimato y renunciar a ella. La demandante fue acogida corno pupila del Estado francs
y posteriormente adoptada a la edad de cuatro aos. Pasada la mayora de edad, intent
infructuosamente ante los tribunales franceses acceder a la informacin con la que pudiese identificar a su madre, padre y hermanos biolgicos, hasta llegar a la instancia 'europea,
primero a la CEDH y luego al TEDH. Apoy su reclamo en los antecedentes de Gaskin c.
Reino Unido (STEDH de 7 de julio de 1989) y Mikulic c. Croacia (STEDH de 7 de febrero de
2002) sosteniendo que la legislacin francesa conculcaba sus derechos a la vida familiar y
al acceso a informacin sobre su propia historia.
El TEDH en su sentencia reconoci que el art. 8, en su vertiente de resguardo de la
intimidad, protege los derechos ala identidad y plenitud personal, incluyendo la posibilidad de desarrollar relaciones con los semejantes y con el mundo exterior, y qu la estabilidad mental es un elemento previo al goce de la vida privada. Puesto que no existan
entre la demandante y las personas biolgicamente relacionadas con ella relaciones de
afectividad familiar, no se consider aplicable lo dispuesto en cuanto a la proteccin de
la vida familiar. Aunque en opinin del TEDH, entre los elementos protegidos por el derecho a la intimidad se encuentran los datos relativos a los prinenitores de una persona.
las personas poseen un inters primordial protegido por la CEDH en recibir datos que
necesitan para comprender su infancia y sus aos de formacin. Sin embargo, el Tribunal hizo una distincin entre los supuestos de acceso al expediente de un menor acogido
o la bsqueda de pruebas de paternidad, y la demanda de una persona que ya gozaba de
una filiacin adoptiva irrevocable y que busca a su madre biolgica que la abandon al
nacer y solicit el anonimato.
De acuerdo con el TEDH, la expresin "toda persona" del art. 8 se aplica tanto al hijo
como a la madre por una interpretacin extensiva del derecho a la vida privada, pues al
derecho a conocer el propio origen se le opone el de la mujer a conservar el anonimato
para proteger su salud dando a luz en condiciones apropiadas. En Francia la legislacin
considera que la maternidad es un hecho privado en la vida de la mujer, exento del escrutinio pblico; apreciacin que la mayora juzg razonable dentro del margen que la CEDH
reconoce a cada Estado. En esta lnea argumentativa se tuvo en cuenta la existencia del
sistema creado por la Ley de 2002. En opinin del juez europeo, esto constituy un paso
acertado del estado en un intento ms equilibrado de proteger tanto el derecho a la vida
privada de la madre como el derecho ala informacin e intimidad del hijo pues refuerza la
posibilidad de levantar el secreto a la identidad facilitando la bsqueda de la verdad biolgica. Se permite la reversibilidad del anonimato a relerva del consentimiento de la madre
y la demanda del hijo. En opinin del TEDH, la legislacin francesa intenta conciliar los
medios dentro del margen de apreciacin del estado, alcanzando un equilibrio y propor.
77
por las TRHA con donacin de gametos en los que la madre que da a luz
no es la madre gentica de la criatura. En cuanto al art. 3., se afirma
que la paternidad no matrimonial podr ser establecida mediante reconocimiento voluntario o sentencia judicial o resolucin administrativa.
La impugnacin de la paternidad voluntariamente reconocida no podr
efectuarse sino en razn de no ser el hombre que reconoce el padre biolgico de la criatura. Mientras tanto, para el reconocimiento forzoso o
establecido por sentencia, as como la impugnacin de la paternidad en
cualquier caso, se permite la utilizacin de evidencia cientfica, incluidas las pruebas biolgicas Os). Los arts. 6. a 10 se refieren a los efectos
de la filiacin y prohben cualquier tipo de distincin entre hijos matrimoniales y no matrimoniales. Los hijos no matrimoniales adquieren
un status filii con relacin a sus padres y un status familiae para con
su familia extensa, incluidos los derechos sucesorios. La obligacin de
manutencin recae sobre ambos progenitores as como, en principio, la
patria potestad. Cuando esta ltima es- otorgada a uno solo de los progenitores, el otro tiene un derecho a visitas. En decir se implementa el
principio de igualdad para los efectos de la filiacin una vez que sta
haya sido determinada.
76
78
nacimiento a los 18 aos, segn lo expresa la Convencin sobre los Derechos del Nio de 1989 (con la posibilidad de que los Estados amplen esa
edad hasta los 21 aos). En virtud de ello se establecen dos presunciones:
la primera es que antes de los 18 aos la persona est necesitada de una
especial salvaguarda para suplir la inmadurez o incapacidad de discernimiento de las que adolece y, lgicamente, que a partir de los 18 aos no
se requiere una especial proteccin legal y jurdica (").
La interrelacin entre heteroproteccin y autoproteccin del menor
durante el perodo en el que presenta ms carencias ha supuesto la elaboracin doctrinaria, legislativa y jurisprudencial del llamado "inters del
menor" (41). Este concepto abarca todas las vertientes de la proteccin del
nio y es la piedra angular de la legislacin concerniente a quines an
no han alcanzado la mayora de edad puesto que ha de ser la directriz en
toda situacin que los involucre. La heteroproteccin y la autoproteccin
exigen que se alcance un equilibrio dinmico en funcin de la gradual
autonoma volitiva del nio.
Originariamente, el principio se desarroll a partir de la necesidad de
solucionar conflictos familiares en los que haba criaturas involucradas.
A partir de las normas que regulaban esta problemtica se dio mayor ingerencia al juez para solucionar de forma discrecional situaciones en las
que se discuta la guarda y custodia, visitas de hijos de padres separados,
conveniencia de la adopcin y eficacia del reconocimiento del menor de
edad. A travs de normas internacionales, declaraciones de principios
y recomendaciones de diversos rganos multinacionales y supranacionales se introdujo el concepto para as adquirir primaca en todo asunto
legal en el que se encuentre involucrado un nio o una nia. Recordemos que es la Declaracin de los Derechos del Nio de 1924 la primera
en expresar que "la humanidad le debe al nio lo mejor de s: afirmacin
meramente declarativa que habra de adquirir naturaleza vinculante con
la CDN de 1989.
El concepto de inters del menor es un concepto de alcance y aplicacin legales. No se trata de discriminacin inversa, ni de compensar una
situacin desfavorable, sino de reconocer al menor de edad como persona
con plenitud de derechos que, si bien por sus particulares circunstancias
no ser capaz de ejercitar plenamente, les corresponden en titularidad (44.
La consagracin de este principio en textos legales y en sentencias es
emblemtica, pero es tan slo una directriz legal que aspira a lograr un
(40) AL.Ez CoRRAL, B., Minora de edad y derechos fundamentales, Tecnos, Madrid,
2003, ps. 60-63. Existen pos supuesto situaciones en las que se contempla la prrroga
de la proteccin para supuestos de incapacidad o interdiccin de la persona que queda
bajo patria potestad de sus progenitores aun habiendo sobrepasado la edad de 18 aos
(art. 171 Cdigo Civil Espaol).
(41) /dem, ps. 156-158.
(42) /dem, p. 37.
79
60
lb. Tambin la CDN de 1989, aunque enumera una lista de derechos del
nio (que no son ms que los derechos humanos ya reconocidos en otros
instrumentos slo que adaptados a la situacin de una criatura) afirma
que la finalidad de este principio es lograr que "el nio pueda tener una
infancia feliz y gozar, en su propio bien y en bien de la sociedad, de los
derechos y libertades': Los derechos enumerados conciernen a prcticamente todos los mbitos de la vida poltica, econmica y social y tambin
el rol del nio en los procesos judiciales que le conciernen. Coincidente
con este "catlogo" es el de la Convencin Europea sobre el ejercicio de
los derechos del nio de 1996.
concernientes a menores y que el juez ha de manejar para lograr el equilibrio que, presumiblemente, se ms beneficioso para la criatura, a saber:
81
- Los deseos verificables del nio, de acuerdo con su evolucin y madurez dado que todo menor tiene derecho, de acuerdo con su madurez,
a ser escuchado en los procedimientos que le conciernan aunque ni los
deseos ni las preferencias son vinculantes (46).
- Las necesidades fsicas, emocionales y educativas normales a todo
nio as como las especiales derivadas de particulares estados de salud
fsica o mental y las comodidades materiales de las que pueda gozar y su
vinculacin con las carencias de salud o desarrollo. Entre estos elementos, se hace especial nfasis en la necesidad de mantener el contacto del
nio con ambos progenitores (41.
- Los efectos probables de un cambio en las circunstancias vitales del
menor: si bien el cambio puede ser positivo, ms an cuando se trata de
reintroducir una figura paterna o materna en la vida del nio, debe manejarse con cuidado dado el alto impacto emocional.
- La edad, sexo, ambiente y cualquier otra caracterstica que el tribunal considere relevante: el sexo tiene que ver con la capacidad de relacin
y de comprensin de los problemas especficos de nios y nias, aunque
no es determinante. En cuanto al ambiente, se deber tener en cuenta las
convicciones religiosas, el origen racial, el trasfondo cultural y lingstico.
- La efectiva capacidad de cada progenitor de colmar las necesidades
del nio. Implica que si el progenitor biolgico no puede colmadas, el
juez puede recurrir a terceras personas, familiares o no del menor, para
satisfacerlas. Lo relevante es la capacidad de atender a las demandas
emocionales del nio y poder contenerlo en su proceso de desarrollo.
- Cualquier riesgo que podra haber sufrido o fuera probable que sufriere ya sea de ndole emocional o fsica y proveniente del desamparo o
del abuso.
De acuerdo con la doctrina britnica, de las normas y de las decisiones judiciales es factible descomponer al principio del inters del menor
en tres intereses (48), El primero es un inters bsico en que las necesidades fsicas y emocionales del hijo sean cubiertas; el segundo es el inters
en una igualdad de posibilidades para desarrollar sus potencialidades y
el tercero es aquel que refiere a la propia autonoma del menor y en su
(46) La aplicacin de este elemento es ms clara en situaciones en las que se decide
quin tendr la custodia de adolescentes.
(47) JAMES, A., "Social Work in Divorce: Welfare, Mediation and justice, (1995) Int. J.
Law and Fam. 256 al 261.
(48) Vase, entre otros, ERICIZT AR, J., "lhe Emergence of Children's Right?, (1986)6 Ox.
ILS 161 y RAZ, J., "Legal Right?, (1984)4 Ox.J.LS. 1.
6. CONCLUSIONES
82
Para evitar caer en prejuicios y, consecuentemente, decisiones arbitrarias, los jueces se inclinan por los conocimientos que aportan otras
reas del conocimiento (la psicologa, sociologa, psicopedagoga e, incluso, medicina). Diferentes teoras sobre el desarrollo y maduracin del
nio sirven como base para la toma de decisiones que afectarn el futuro
del menor, entre las que ocupan relevancia el vnculo afectivo y psicolgico con los adultos de su medio; la necesidad de la continuidad en las
figuras paterna y materna y los obstculos previsibles a la formacin de
la propia identidad. En el caso/ y. C. (5'3), Lord Mac Dermott, defini lo
que significa el principio del inters del menor para la jurisprudencia
britnica:
ms que nada, el bienestar del menor ha de ser tratado como el
tem principal en la lista de los tems relevantes a la materia en discusin.
El concepto connota un proceso a travs del cual, cuando todos los datos
relevantes, relaciones, reclamos y deseos de los padres, riesgos, elecciones y otras. circunstancias han sido consideradas y sopesadas, el curso a
seguir sera determinar cul o cules de todos estn en mayor consonancia con el inters del nio tal como ese trmino es entendido en la actualidad... [es] la consideracin primaria porque gobierna a las dems y
decide el curso a seguir" (51).
Por ltimo, en el anlisis del principio del mejor inters del menor
cabe preguntarse sobre quines son los sujetos obligados a aplicarlos.
Desde 1924 se nombr a los padres o guardadores como primeros responsables. A partir de 1959, con la Declaracin de los Derechos del Nio
de Naciones Unidas, se menciona a las autoridades pblicas y organizaciones privadas. Desde entonces, el mandato de optirnizacin se ha dirigido desde las Constituciones y leyes fundamentales a todos los poderes
pblicos.
(49) CRETNEY, S. M., y MAssoN, J. M., Principies of Family Law, 6' ed., Sweet & Maxwell, London, 1997, ps. 722-726.
(50)1970A.C. 668.
(51) Vase 1970 A.C. 668, at 710-711. "...more (han that, the child's welfare is to be
(reatad as the top item in a list of items relevant to the matter in question. 77w words connote
a process whereby, when ahl the relevant facts, relatWnships, claims ami wishes of parents,
choices, and other circumstances are taken into account and weighed the course to be
followed will be that which is most in the interests of the child's welfare as that term is now
understood... (It is) the paramount considera (ion because it rutas upon or determines the
course to be followed".
83
84
limitable o restringible en pro de otros intereses o derechos. Por el contrario, los dems derechos e intereses reconocidos deben ser reconducidos
hacia la mayor plenitud del inters del menor. La doctrina britnica es
la que mejor resume la variedad de factores que componen lo que se ha
llamado el mejor inters del menor. El primero es un inters bsico en
que las necesidades fsicas y emocionales del hijo sean cubiertas; el segundo es el inters en una igualdad de posibilidades para desarrollar sus
potencialidades y el tercero es aquel que refiere a la propia autonoma del
menor y en su capacidad en tomar decisiones por s mismo. La aplicacin
del principio exige una ponderacin de cada caso individual, por lo que
es difcil o casi imposible trazar reglas abstractas y generales.
CArituLo IV
QUINCE AOS DE ATRASO PARA
SANCIONAR LA LEY 26.579 DE ADECUACIN
DE LA MAYORA DE EDAD A LA EDAD
CONSTITUCIONAL
Por Laura Rodrguez y ngela Fernndez
1. INTRODUCCIN
En este trabajo se argumenta sobre las razones normativas sobre
todo constitucionales y prcticas sobre todo de justicia y coherencia que justificaron la necesidad de reforma legislativa.
En este sentido se cuestiona si en la prctica conforme a la normativa
del Cd. Civil en especial, con las modificaciones introducidas por la
ley 17.711/68 la mayora de edad era adquirida, realmente, a partir de
los 21 aos. A estos fines se toman como parmetro las mltiples y trascendentes excepciones a la incapacidad y, como lgica consecuencia, las
facultades de obrar reconocidas a los menores adultos en general y a los
menores de entre 18 y 21 aos en especial.
Cabe agregar que se desarrolla el argumento de mayor peso a favor de
la reforma introducida por la ley 26.579 referido a que la mayora de edad
constitucional se adquiere a los 18 aos, en los trminos del art. 1 de la
Convencin de los Derechos del Nio, de indudable jerarqua superior al
Cd. Civil por una cuestin elemental de prelacin de normas.
Luego se intenta demostrar que, no obstante las capacidades especficas de obrar reconocidas, el concepto de incapacidad de las personas
menores de edad genera anacronas, contradicciones e injusticias.
Asimismo y, para a abundar en el gran retraso legislativo de nuestro
pas se hace un pequeo recorrido por el derecho comparado.
Por otra parte se analizan las repercusiones de la reforma en materia
de derecho de familia, entre ellas, las referidas al rgimen alimentario, el
rgimen de emancipacin y filiacin.
86
2.1. Eran incapaces los menores de 18 aos? A propsito de los actos que las leyes les autorizaban a realizar
El art. 126 del Cd. Civil estableca, hasta su reciente modificacin por
ley 26.579, que eran menores de edad las personas que no hubieran cumplido los 21 aos. (i)
No obstante, a partir de los 18 aos la capacidad se ampliaba notablemente, sobretodo, con la modificacin introducida al Cdigo Civil por la
ley 17.711. Se trata de una edad clave pues a partir de entonces podan
realizar actos civiles trascedentes para s e incluso para terceros.
No obstante, mucho antes de los 18 aos el Cdigo Civil reconoce capacidad de obrar para ciertos actos a las personas menores de edad.
En otras palabras pese a los criterios rgidos de incapacidad absoluta e incapacidad relativa se desprende de los diversos artculos del
Cdigo Civil que las personas menores de edad tienen determinadas capacidades de obrar y que las diferentes etapas por las que atraviesan en
su desarrollo determinan, a la vez, una gradacin en relacin a los actos
que pueden efectuar. En este sentido, los nios, nias y jvenes actan y
actuaban, por medio de las excepciones legales a la incapacidad.
Dentro de este escenario, a partir de los 10 aos la ley considera que
los menores tienen discernimiento para los actos ilicitos (art. 921), y por
lo tanto, son responsables de su accionar (art. 1076) y por tal razn se
puede hacer ejecucin sobre sus propios bienes por daos y perjuicios
derivados de delitos y cuasidelitos, de modo independiente de la responsabilidad que les pudiera caber a los padres. Asimismo, pueden tomar posesin de las cosas a partir de los diez aos (art. 2392).
Las capacidades se amplan notablemente para los menores adultos,
y por ende, la capacidad se convierte en regla y la incapacidad en excepcin. En este sentido, compartimoS las reflexiones de Baldameras cuando
afirma que la mnima limitacin a la capacidad, al punto de llegar a ser
(1) Segn el codificador la mayora de edad se adquira a los 22 aos.
87
sta casi inexistente, son la regla respecto de los nios y jvenes mayores
de catorce aos, salvo en los actos de ndole patrimonial (2). Tal afirmacin
cobra sentido a travs de la lectura del art. 921 del Cdigo Civil que establece la edad de discernimiento para los actos lcitos a los 14 aos con sus
correlativas capacidades de obrar.
Estas capacidades son reconocidas a las nios an por la jurisprudencia ms resistente al cambio de paradigma del modelo tutelar del Cdigo
Civil al modelo constitucional de la Convencin de los Derechos del Nio
y la ley 26.061 de Proteccin Integral de Derechos de Nias, Nios y Adolescentes dado que han admitido la figura del abogado del nio a partir
de los 14 aos (3).
En sintona con el art. 921 del Cd. Civil el art. 283 establece como
presuncin que si los menores adultos ejercen algn empleo, profesin o
industria estn autorizados por sus padres para todos los actos y contratos esenciales sobre la materia.
Adems, el art. 286 dispone que el menor adulto no precisar autorizacin de sus padres para estar en juicio, cuando sea demandado criminalmente, ni para reconocer a sus hijos. Si obtuviere ttulo habilitante
para el ejercicio de una profesin podr ejercerla por cuenta propia, sin
necesidad de previa autorizacin, en los trminos del art. 128. En los supuestos precedentes pueden administrar y disponer libremente de lo que
adquieran fruto de su trabajo y estar en juicio civil o penal por acciones
vinculadas a ello.
Llegados a este punto vale insistir en que el criterio rgido de discernimiento a partir de los 14 aos se flexibiliza a partir de la ratificacin y
posterior adquisicin de jerarqua constitucional de la Convencin de los
Derechos del Nio y sancin de la ley 26.061 que sin dudas prevalecen
sobre el Cdigo Civil por una cuestin elemental de prelacin de normas.
Al respecto la Convencin y la citada ley han puesto en jaque el rgimen jurdico de la capacidad al establecer la nocin de capacidad progresiva que implica que a partir de las nociones de comprensin, madurez y
grado de desarrollo se reconoce que los nios van adquiriendo autonoma para el ejercicio personal de sus derechos (4).
Desde similar perspectiva no debe perderse de vista la aceptacin
que ha tenido, en mayor grado en la doctrina y en menor grado en la ju(2) BALDAMERAS, JORGE, "Son los menores incapaces?", en Revista Interdisciplinaria
de Doctrina y Jurisprudencia. Derecho de Familia N. 11. Abeledo Perrot, Buenos Aires,
1997, p. 79.
(3) CNCiv, sala K, 28/9/2006, "RMA sobre proteccin especial" y sala C, 14/8/2007,
"MG. c. P. sobre tenencia".
(4) MINYERSKY, NELLY y HERRERA, MARISA, 'Autonoma, Capacidad y Participacin
a la luz de la 26.061; en Proteccin Integral de Derechos de Nias, Nios y Adolescentes.
Anlisis de la ley 26.061, Emilio GARCA MNDEZ compilador, Editores del Puerto, p. 53.
88
risprudencia -actual, el concepto de competencia, proveniente del campo de la biotica, considerado adecuado para analizar el ejercicio de los
derechos personalsimos de nios, nias y adolescentes. Se trata de un
concepto, que a diferencia de la nocin de capacidad fijada de manera
rgida por la ley no se adquiere a determinada edad sino que se va forzando a medida que los nios adquieren mayor comprensin y por ende
autonoma (5).
Por otra parte, un gran avance en cuanto al reconocimiento se capacidad procesal a los nios, independientemente de su edad, est dado por
el art. 27 de la citada ley 26.061. Al respecto, la ley 26.061 le reconoce a
todo nio, nia o adolescente, independientemente de su edad, capacidad procesal para estar en juicio. Dice el art. 27 de la citada ley que: "Los
organismos del Estado debern garantizara las nias, nios y adolescentes
en cualquier procedimiento judicial o administrativo que los afecte, adems de todos aquellos derechos contemplados en la Constitucin Nacional,
la Convencin sobre los Derechos del Nio, en los tratados internacionales
ratificados por la Nacin Argentina yen las leyes que en su consecuencia se
dicten, los siguientes derechos y garantas:
a. A ser odo ante la autoridad competente cada vez que as lo solicite
la nia, nio o adolescente;
b. A que su opinin sea tomada primordialmente en cuenta al momento de arribar a una decisin que lo afecte;
c. A ser asistido por un letrado preferentemente especializado en niez
y adolescencia desde el inicio del proceso judicial o administrativo
que lo incluya. En caso de carecer de recursos econmicos el Estado
deber asignarle de oficio un letrado que lo patrocine;
d. A participar activamente en todo el procedimiento;
e. A recurrir ante el superior frente a cualquier decisin que lo afecte'.
Es decir que, el derecho del nio a ser odo, participar activamente en
el procedimiento y designar abogado, debe verificarse cualquiera fuera la
edad del mismo. Esta conclusin surge ntidamente de la ley 26.061, que
en ninguna de sus normas condiciona las mentadas labores al suficiente
juicio, madurez o desarrollo del nio. Cabe agregar que, no corresponde
efectuar diferencias que la propia ley no realiza (6).
Desde similar perspectiva, se ha dicho que la citada norma reconoce
el derecho al patrocinio lunado a los nios, nias y adolescentes, sin esta(5) MINYERSKY, NELLY y HERRERA, MARISA, ob. cit., p. 47.
(6) MIZBAIII, MAURICIO, "La participacin del nio en el proceso y la normativa del
Cd. Civil en el contexto de la ley 26.061: en Proteccin Integral de Derechos de Nias,
Nios y Adolescentes. Anlisis de la Ley 26.061, EMILIO GARCA MNDEZ, compilador, Editores del Puerto.
89
Aqu resaltamos una contradiccin legislativa dado que segn normas del Cdigo Civil (art. 264 inc. 5) el nio necesita autorizacin de sus
padres para estar enjuicio, pero segn la ley citada puede actuar por derecho propio sin autorizacin de sus padres e incluso litigar en su contra.
Ms all de las amplias capacidades citadas para los llamados "menores adultos: a partir de los 18 aos, segn el art. 128 del Cd. Civil podan
celebrar contrato de trabajo sin autorizacin paterna. No slo estaban
autorizados para trabajar, adems tenan capacidad para administrar y
disponer libremente de los bienes que adquiran con el producto de su
trabajo y estar en juicio civil o penal por acciones vinculadas a ellos.
Entonces, el citado art. 128 nos permita concluir que estos jvenes
podan comprar, vender, donar, dar en prstamo, arrendar y, por lo tanto,
podan por s y sin autorizacin paterna o judicial, firmar las escrituras
traslativas de dominio (8). Dichas facultades le otorgaban como corralato
la capacidad para defender judicialmente sus bienes, ya sea como actores
o demandados.
Adems, estaban autorizados a testar (art 3614), obtener la venia para
el ejercicio del comercio (art. 10, Cd. de Comercio), o lograr la habilitacin civil de edad (art. 131, Cd. Civil). Todo lo cual nos lleva a concluir
que, de modo indirecto, se les reconoca capacidad para ejercer casi cualquier acto de la vida civil.
Dentro de este marco, se les permita pedir a su tutor que exhiba las
cuentas de su tutela (art. 459).
Conforme con la ley 15.249, las personas menores de edad que han
cumplido 18 aos pueden optar por agregar a su apellido el segundo de
su padre o de su madre. En caso de ser adoptados pueden solicitar se
agregue a su apellido de adopcin el de sangre. En este supuesto se los
autorizaba desde los 18 aos a acceder al expediente de adopcin.
Por su parte, el Cd. de Comercio les permita ejercer actividades vinculadas a dicha materia a partir de los 18 aos (art. 12).
A esta edad se los autoriza a donar sangre y a donar rganos, siempre
que se trata de un pariente, incluso de mdula sea, sin requerir autorizacin de sus representantes legales.
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95
(22) luzg. Nac. de Primera Instancia en lo Civil con competencia en Familia No 106,
'M.F. c. M.E sobre alimento?
LA LEY, 1991.
96
Por otra parte, tanto la Convencin como la ley 26.061 reflejan un nuevo consenso que impide concebir la proteccin en trminos de retaceo de
derechos civiles y exige el reconocimiento de la autonoma progresiva de
las personas menores de edad. En otras palabras, pone de resalto que resulta paradjico que para proteger sea necesario declarar previamente la
incapacidad y falta de participacin de los nios y jvenes en los asuntos
que lo involucran.
Desde similar perspectiva se ha dicho que: "Es que en materia de capacidad, pareciera desde una lectura lineal de los seres humanos que
stos pueden ser capaces o incapaces. Y esta lectura simple, deriva en institutos y procedimientos que mantienen y amplan las desviaciones mismas,
en lugar de proteger y resguardar a los destinatarios'IM.
97
La nocin rgida de capacidad jurdica fue lo que motiv oportunamente la incorporacin del instituto de la emancipacin como una forma
de atemperar el sistema de capacidad vigente (31) permitiendo sustraer a
los menores de la incapacidad civil con ciertas limitaciones.
Recordemos que esta clase de emancipacin es incorporada al Cdigo Civil por la ley 17.711. Con l cambio de modelo que introduce en el
ao 1985 la ley 23.264 sobre filiacin y patria potestad, la emancipacin
para que proceda debe contar con l consentimiento expreso de ambos
padres y la conformidad del hijo.
(30)GIUSTINIANI, p. 29.
(31)Sobre emancipacin: ver entre otros RIVERA, bulo C. (director), Cdigo Civil
Comentada Mulos Preliminares, Persona, art.s. 'a 158, Buenos Aires, Santa Fe, Rubinzal
O thont, 2004, pa. 513 y ss.; MNDEZ COSTA, MARA JOSEFA, "Situacin jurdica de los emancipados por matrimonio y por habilitacin por edad como acto jurdico: JA, 1972-486.
(32)KRASNOW, ADRIANA, "Aporte de la ley 26.589. El derecho de familia, emancipacin, alimentos y filiacin: en Derecho a la Juventud. La ley 26.579 de reduccin de mayora de edad a los 18 aos, Rubn Giustinlni editor, Editorial Prometeo, p. 160.
98
Este texto con la reforma introducida por la ley 26.579 establece que:.
"si se hubieren casado sin autorizacin, no tendrn hasta la mayora de
edad la administracin y disposicin de los bienes recibidos o que se recibieren a ttulo gratuito, continuando respecto de ellos el rgimen legal
vigente de los menores" Vase que la sancin prevista por la ley 17.711 se
hace extensiva a futuras adquisiciones.
No obstante el agravamiento de la sancin prevista, en la misma lnea
que el rgimen originario se logra la emancipacin de pleno derecho por
la celebracin del matrimonio y adquieren capacidad civil con las limitaciones establecidas en el art. 134(35).
Por otro lado, tngase en cuenta, que si el matrimonio fuese anulado,
a diferencia de lo que ocurra en anterior marco normativo donde la
emancipacin careca de efecto esta ltima subsiste respecto del cnyuge de buena fe conforme la nueva redaccin del art. 132 del Cd. Civil modificado por ley 26.589.
Cabe agregar que con la ley 26.589 que la emancipacin por matrimonio slo proceder en el supuesto de aquellos que pretendan contraer matrimonio antes de los dieciocho aos, para cuyo fin debern recurrir a la
justicia para obtener la dispensa (arts. 167, 168y 169, Cd. Civil). Al respecto la nueva ley adapta el texto del art. 168 del Cd. Civil al nuevo rgimen,
mediante la eliminacin de la siguiente frase t. aunque estn emancipados por habilitacin de edad..r.
(33) KRASNOW, ADRIANA N., "Aportes de la Ley 26.589. El derecho de familia, emancipacin, alimentos y filiacin; en Derecho a la Juventud La ley 26.579 de reduccin de la
mayora de edad a los 18 aos, Rubn Giustiniani editor, Editorial Prometeo, p. 158.
(34) KRASNOW, ADRIANA, ob. cit., p. 158.
(35) ICRAsNow, ob. ch., p. 158.
In 26.579...
99
En suma, el impedimento de edad slo se ubicar como un impedimento dirimente, pues slo funcionara en el supuesto de personas que
pretenden contraer matrimonio sin contar con dieciocho aos de edad.
Queda atrs su encuadre como impedimento impediente en el caso de las
personas que antes de la reforma, superaban la edad mnima legal para
casarse pero que no haban accedido a la mayora de edad. Esta distincin desaparece por la sencilla razn de que la edad mnima legal coincide con el acceso a la mayora de edad
3.2. Mayora de edad y filiacin
Partimos de recordar que como las acciones de filiacin no tienen
previsto un plazo de caducidad para el hijo, ste puede recurrir a la justicia, en cualquier etapa de su vida (31).
Sin embargo, para el ejercicio de la accin de reclamacin de filiacin,
conforme la normativa del Cdigo Civil, la representacin del menor estaba a cargo del padre/madre, y ante la falta de stos deba nombrarse un
tutor especial que lo asista.
Esta potestad de la ley se extenda hasta los 21 aos, ahora con la ley
26.589 al modificarse la edad para adquirir la mayora de edad, se reduce
a los 18 aos.
Sin perjuicio de ello, an hoy hay una brecha pendiente para zanjar,
toda vez que a la luz de la ley 26.061, en los trminos del art. 27, l nio
tiene derecho de actuar por s, a travs de su abogado, cualquiera fuera
su edad y de modo independiente de la representacin de sus padres, del
asesor de menores o el tutor ad litem.
Con relacin a la accin de impugnacin del reconocimiento, el Cdigo Civil establece que si el hijo es menor de dieciocho aos (antes de
la reforma 21 aos) debe participar en el proceso por medio de un representante legal y si no hubiera posibilidad por un tutor especial que se le
designar al efecto.
Sin perjuicio de ello, an resta ajustar nuestro marco normativo al
conjunto de normas internaciones que incorporamos a nuestro ordenamiento por medio del cual, el nio puede actuar independientemente de su edad por derecho propio asistido por su letrado patrocinante
especialista en niez en todo proceso que lo involucre, mas an cuando
lo que est en juego es su propio emplazamiento de filiacin y su derecho
ala identidad.
(36) ICRASNOW, ADRIANA N., ob. cit., p. 159.
(37) ICRASNOW, ADRIANA N., "La legitimacin activa en la accin de Impugnacin de
la paternidad matrimonian en Revista de Derecho de Familia y de las personas, No 1, La
Ley, 2009, ps. 3y ss.
100
Con respecto a la accin de impugnacin de la paternidad matrimonial si bien el Cdigo Civil legitima al hijo en cualquier momento de su
vida a realizar esta accin conforme arts. 258 y 259 lo cierto es que
este principio se ve atemperado por otras normas que integran el mencionado cuerpo normativo que establecen lmites cuando el nio an no ha
cumplido la mayora de edad reducida hoy a 18 aos.
del parentesco de los mayores de veintiuno que surge del art. 367 del Cd.
Civil.
101
102
LEY 26.579...
103
De este modo se disocia la mayora de edad de la responsabilidad alimentaria de los padres que perdura hasta la edad en la cual se alcanzaba
la mayora de edad antes de la reforma legislativa.
Ello trae consecuencias prcticas que han sido analizadas por la doctrina en diversos trabajos.
Un tema discutido ha sido respecto a quin est legitimado para cobrar la cuota alimentaria cuando el hijo llega a los dieciocho aos. Sintticamente existen dos posturas encontradas:
a) La que afirma que el hijo es el que debe cobrar directamente la cuota: esta postura est sostenida por Marisa Herrera para quien "la extensin
alimentaria hasta los veintin aos no se extiende a otros supuestos por
fuera del principio legal, por lo tanto las personas a partir de los dieciocho
aos son consideradas por la legislacin actual, sujetos de derecho con
plena capacidad civil, cesando de iure la figura de la representacin legal.
Esta aseveracin no slo repercute en las cuestiones de fondo, sino tambin en aquellas de ndole procesal o de forma.
b) La que sostiene Cecilia Grossman que afirma que la madre tiene el
derecho de proseguir el reclamo alimentario a favor de su hijo contra el
otro progenitor para efectivizar la responsabilidad alimentaria hasta que
el hijo alcance los 21 aos. Por lo que el cobro de la cuota alimentaria
cuando aqul cumpliera la mayora de edad debera seguir en cabeza de
la madre y no del hijo (5).
Con respecto al derecho a cobrarlas cuotas impagas, la jurisprudencia
y doctrina ha dicho que sin perjuicio del alcance de la mayora de edad,
la misma queda en cabeza de aquel progenitor que ha convivido con el
hijo, toda vez que resulta ser ste un derecho de reembolso de los gastos
sufragados en beneficio del hijo.
Un aspecto importante entonces de la reforma consiste desde el punto de vista procesal en la legitimacin de quien fuera menor hasta la sancin de la presente ley, convirtiendo en coactiva la intervencin una vez
alcanzada la mayora de edad (48).
Sin duda alguna la nueva ley logra beneficiar al hijo que convive con
uno o con los dos padres en sintona con la nueva normativa internacional. Sin perjuicio de ello, se genera en el hijo un conflicto de carcter afectivo que muchas veces entiende que su reclamo resulta atentatorio del
vnculo existente con su progenitor.
(49)GROSMAN, CECILIA P. y HEMIERA, MARISA, "Implicancias de la ley 26.589 que modifica la mayora de edad en el derecho alimentario de los hijos: en Derecho a la Juventud.
La ley 26.579 de reduccin de la mayora de edad a los 18 aos, Rubn Giustiniani editor,
Editorial Prometeo, p. 103.
(50)GROSMAN, CECILIA P. y HERRERA, MARISA, "Implicancias de la ley 26.589..7, cit.,
p. 110.
104
26.579...
105
4. CUESTIONES PENDIENTES
nios y adolescentes, van adquiriendo capacidad para el ejercicio personal de sus derechos153).
La juventud requiere aun en la potestad de estos derechos que lo acercan a adulto de la proteccin familiar y estatal que debe arbitrar polticas
especficas. Un Ministerio para el joven reflejara el inters estatal por su
compleja problemtica. En este sentido, no hay soluciones slo desde la
legislacin para abordar la compleja problemtica de la juventud (50.
Al paso que se han ampliado sus derechos civiles urge abordar ms a
fondo sus problemas laborales, de emplea, capacitacin, acceso a la seguridad social, educacin, vivienda y proteccin de la familia.
Dentro de este marco de necesaria inclusin de los jvenes ms vulnerables para garantizarles su real autonoma, en la Ciudad de Buenos,.
la Direccin de Niez ha creado. el Programa Mi Lugar para jvenes institucionalizados. No obstante, el mismo resulta a todas luces insuficiente.
El programa incluye un mnimo subsidio econmico por un plazo breve
para que los jvenes se puedan desarrollar independientemente y evitar
su institucionalizacin. Pero exige de requisitos que los jvenes insiitucioddliMddSRen general no pueden alcanzar, entre ellos, tener un plan
habitacional concreto.
4.2. La necesidad de derogar las normas de incapacidad civil de las
personas menores de edad y su reemplazo por un sistema de
capacidad progresiva
Desde la incorporacin y posterior jerarquizacin de la Convencin
sobre los Derechos del Nio el rgimen jurdico de la capacidad civil y
representacin de las personas menores de edad ha sido puesto en jaque152).
Al respecto, la Convencin ha venido a marcar una resignificacin
de las relaciones paterno filiales, en especial cuando su art. 50 recepta el
principio de autonoma progresiva, al recordar el derecho de los padres
de impartir a sus hijos en consonancia con la evolucin de sus facultades direccin y orientacin apropiadas para que el nio ejerza los derechos reconocidos. A partir de las nociones de autonoma progresiva los
(51)Ganta, Isinoao, :La Juventud. Un tema de toda la sociedad: en Derecho a la Juventud. La ley 26.579 de s'AA cridn de la mayora de edad a los 18 aos, Rubn Giustiniani
editor, Editorial Promete, p. 65.
(52)?Amansan, NELLy y HERRERA, MARISA, ob. cit., p. 53.
"El proceso hacia la autonoma personal o autodeterminacin requiere, en forma relevante, de la funcin socializadora de los padres, pues son
ellos quienes en forma indelegable (...) tienen la responsabilidad de cui1
dado y formacin del nio.
"En el camino hacia la autonoma se verifican diversos estadios de
acceso a los derechos que garantiza la Convencin sobre los Derechos
del Nio, operativas en funcin de la madurez psicofsica dedos menores.
As, el primer escaln est constituido por el principio 'del mejor inters
del nio; en un nivel inmediatamente superior se encuentra el derecho a
la informacin, luego el derecho a expresar su opinin y a ser escuchado
y, por ltimo, la autodeterminacin o decisin autnoma, libre de coaccin y derivada de los propios valores o creencias. Dentro de este rgimen, cada una de las secuencias implica que se ha respetado la -anterior,
desde el primer nivel, en el cual la decisin ser del representante hasta
llegar a la posibilidad de que el menor pueda actuar conforme a su propio
criterio" (54).
De esta manera, tal concepto, resulta clave para comprender Mejor la
necesidad de una mayor precisin sobre el carcter transitorio y relativo,
slo por un tiempo cierto, y para algunas cuestiones de la incapacidad de
ejercicio de la infancia (5S)
Frente a ello, se vuelve ineludible revisar los conceptos de incapacidad establecidos en la legislacin interna, enquistados en la doctrina de
la situacin irregular y contradictoria con la nocin del nio como sujeto
de derecho. En otras palabras, se trata de deconstruir para reconstruir en
base a los estudios actuales sobre psicologa evolutiva como as tambin
en atencin a los avances y desarrollo del concepto de ciudadana, lo cual
significa el reconocimiento de una participacin social ms activa por
parte de los nios y adolescentes en la vida actual (5 ).
La ley 26.061 de Proteccin Integral de Derechos de Nios, Nias y .
Adolescentes establece el loable criterio de receptar la denominada "capacidad progresiva': en lo relativo a los actos que el nio puede ejercer
directamente (arts. 19, inc. a) y 24, inc. b). Esta insercin es elencial, pues
(53)Monmasia, Nay/ y HERRERA, MARISA, ob. cit., p. 53.
(54)LA LEY, 2004-B, 413.
(55) MINYERSICI, NELLY y HERRERA, MARISA, ob. cit., p. 53.
(56) MINYERSKI, NELLY y HERRERA, MARISA, ob. cit., p. 53.
106
107
En otras palabras, se trata de analizar si el rgimen actual sobre capacidad civil es o no armonizable con la Convencin de los Derechos del
Nio y la ley 26.062. Para ello es indispensable llevar adelante un test de
capacidad, para lo cual debera preguntarse si determinada situacin involucra el ejercicio de un derecho personal (para lo cual no hay una edad
prefijada) o el ejercicio de un derecho patrimonial (para lo cual la ley de
fondo podra disponer la necesidad de alcanzar determinada edad) (S7)
Vale aclarar que esta hiptesis se condice con quienes afirmaban que
el rgimen incapacidad de las personas menores de edad contemplado en el Cdigo Civil, ha sido consecuencia de extender al mbito de las
relaciones personales, conceptos o categoras como la incapacidad de actuar esquemas como el de la representacin que nacieron para satisfacer exigencias de naturaleza patrimonial.
Debe tenrse presente que tanto la Convencin como la ley 26.061
implican la inversin del principio de incapacidad y, por ende, la capacidad seda la regla y la incapacidad la excepcin. De este modo, se encontrara invertida la carga probatoria, al presumirse que todo acto en
ejercicio de un derecho personal por una persona menor de edad que
cuenta con el desarrollo, madurez y edad suficiente, se reputa realizado
con discernimiento, intencin y libertad. De esta manera, quien alegue lo
contrario deber probarlo (59).
En sintona con esta interpretacin a favor de la presuncin de capacidad, el decreto 2316/2003 de la Ciudad de Buenos Aires reglamentario de la
ley Bsica de Salud establece que se presume que todo nio, nia o adolescente que requiere atencin en un servicio de salud est en condiciones de
formar un juicio propio y tiene suficiente razn y madurez para ello, en especial tratndose del ejercicio de derechos personalsimos, tales como requerir informacin, solicitar testeo de HP/y provisin de anticonceptivos.
.De modo coincidente con esta interpretacin, la resolucin 1234 de
la Defensora General de la Nacin insta a los asesores de menores en
aquellos supuestos que denoten complejidad, o se vislumbre la existencia
de intereses contrapuestos, o la nia, nio o adolescente solicite asisten(57)Minyeasict, Nair y HERRERA, MARISA, ob. cit, p. 55.
(58)MINTERSICY, Non y fleaamuk, MARISA, ob. cit., p. 55.
(59) MINYERSKY, NELLY y HURERA, MARISA, ob. cit, p. 56.
(61)Mizanat p. 83.
108
B - SEGUNDA PARTE
EJERCICIO DE LOS DERECHOS
PERSONALSIMOS
CAPTULO V
112
colisiones frente a derechos de terceros. Esta situacin se observa cuando el ejercicio de la libertad de creencias o de determinada ideologa se
enfrenta con el cumplimiento de mandatos pblicos, como ocurre por
ejemplo con la reverencia de los smbolos patrios o la obligacin que
impone el Estado de armarse en su defensa que, en algunas religiones, se
encuentran prohibidas.
Todas las cuestiones precedentemente enunciadas estn vinculadas
con el contenido y extensin que cabe atribuir a las libertades antes mencionadas y, por consiguiente, generan el dilema de establecer cules son
las obligaciones que debe asumir el Estado frente a ellas. Es claro que
cuanto niayor es el mbito que se confiere al ejercicio de dichas libertades, aqul se obligar proporcionalmente a no sancionar o ms an a
no entrometerse en aquellos comportamientos que, aunque contrarios a
una norma jurdica concreta, se fundan en la objecin de conciencia. Por
el contrario, si un Estado es menos permisivo, conceder un rango menor
de libertad, asumir una postura diametralmente opuesta, dispondr mayores controles y aplicar sanciones para el caso en que se produzcan infracciones, aunque estas ltimas se vinculen con prcticas religiosas que,
en principio, son inofensivas para la comunidad. Lo expuesto equivale a
decir que segn sea mayor o menor la apertura democrtica de un Estado,
ste autorrestringir proporcionalmente sus posibilidades de coaccin e
injerencia. As, en la mejor de esas hiptesis, tendr prohibido el derecho
a obtener del ciudadano informacin sobre sus creencias y castigar toda
discriminacin o sancin dirigida a influir o hacer proselitismo sobre el
proceso de formacin de la propia visin del mundo. Desde el plano de la
libertad religiosa o confesional, adems de no influir en la ideologa, un
Estado democrtico respetar a sus ciudadanos y no sancionar sus actos
o comportamientos, por ms que sean contrarios a una norma de alcance
general, siempre que se funden sinceramente en la objecin de conciencia y no sea un modo de eludir la aplicacin de normas imperativas por
mera conveniencia.
En 'nuestra Constitucin Nacional se reconoci desde siempre la libertad de culto que se encuentra ntimamente ligada a la libertad de creencias (art. 14 CN). A su vez, la disposicin genrica que establece el art. 19
CN protege el mbito privado de las personas de toda injerencia, siempre
y cuando no afecte la moral ni los derechos de terceros. Esta proteccin
que ya se encontraba contemplada en la Ley Fundamental de 1853, se intensific posteriormente a raz de la reforma constitucional de 1994 que,
al incorporar diversos Tratados sobre Derechos Humanos, ha dejado expresamente en claro el valor supralegal de determinados derechos que
antes eran considerados en forma implcita. Cabe asignar a dicha reforma
la virtud de haber sustrado determinados derechos regulados por la ley
comn la mayora de ellos guardan relacin con los denominados derechos personalsimos a los cuales ha transformado en garantas fundamentales, cristalizndolas como parte de la regla bsica de convivencia
social que rige, a su vez, la estructura y funcionamiento del Estado. Es
113
as que se asegura que esas prerrogativas no sean modificadas por las leyes, ya que solamente una nueva reforma constitucional podra quitarles
el carcter de libertades preferidas o de rango superior que actualmente
comparten. Este cambio significativo de paradigma ha logrado modificar
los enfoques y la formulacin que a dichas garantas conceda el derecho
comn y obliga a la comunidad jurdica a reelaborar su contenido. Paralelamente, el referido marco genera otros dilemas o pone en evidencia
muchos otros que antes se encontraban larvados y provoca conflictos
tanto aparentes como reales entre distintos derechos fundamentales:
Tambin suele producirse una importante colisin cuando las prerrogativas individuales de raigambre superior se enfrentan con normas dispuestas en forma obligatoria por el Estado. As, el derecho a la libertad de
creencias exhibe muchos matices interesantes porque entre otros aspectos se encuentra ligado al derecho a la salud ya sus efectos colaterales, como el respeto por el consentimiento libre e informado del paciente,
ya que la persona puede verse condicionada por convicciones personales
o creencias que inciden sobre aqulla, como ocurre en el caso de los Testigos de Jehov y de la Iglesia del Cristo Cientfico (Christian Science) que
rechazan las transfusiones de sangre, no obstante encontrarse en riesgo
la salud o incluso la vida.
Otro aspecto a considerar se vincula con la libertad de eleccin que
incumbe a los padres respecto a la educacin de sus hijos. Como se ver
ms adelante, el derecho de los progenitores a decidir el nimbo que habrn de seguir para formarlos de acuerdo con sus creencias o convicciones, en ciertas ocasiones encuentra lmites en algunas disposiciones
previstas por el Estado que, paralelamente, tiene la obligacin de proporcionar educacin a todos los ciudadanos, entre los cuales se encuentran
prioritariamente los nios.
2. LIBERTAD DE CONCIENCIA COMO DERECHO FUNDAMENTAL;
ASPECTOS RELEVANTES EN EL DERECHO NACIONAL Y COMPARADO
El origen histrico de la libertad de creencias o de religin puede ser
ubicado en las Declaraciones de Derechos de Virginia (1776), en las Declaraciones de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), aunque el primer documento internacional que trata el derecho de libertad religiosa
como derecho humano, es la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, adoptada en Bogot el 2 de mayo de 1948. En su art. 30
dispone que toda persona tiene derecho a profesar libremente una creencia religiosa y de manifestarla y practicarla en pblico y en privado. Con
posterioridad, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamaba
la Declaracin Universal de Derechos Humanos, con alcance universal. En
su art. 28 establece que "1. Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religin: este derecho incluye la libertad
de tener o adoptar la religin o las creencias de su eleccin..., individual
le permite obrar con autonoma (4). Toda persona puede invocar su derecho a la libertad de pensamiento, a la libertad ideolgica y religiosa, que
importa un reducto excluido de la coaccin e interferencia del Estado. Es
as que nadie est obligado a declarar sobre ninguno de esos aspectos. Al
propio tiempo, el cumplimiento efectivo de estas garantas demanda una
actitud de neutralidad por parte del Estado que exige que las autoridades
o funcionarios renuncien a toda forma de adoctrinamiento y a realizar
valoraciones sobre el espectro religioso, que implique abrir alguna suerte
de juicio de valor favorable o desfavorable a alguna creencia en especial.
114
La Declaracin sobre la eliminacin de todas las formas de intolerancia y discriminacin fundadas en la religin o las convicciones, adoptada
por la Asamblea General el 25 de noviembre de 1981, enuncia en forma
detallada los distintos aspectos comprendidos en la libertad de religin.
l Convenio Europeo de Derechos Humanos y las libertades fundamentales Convenio de Roma (1950) garantiza a toda persona su libertad
religiosa. De all, si un Estado no permite el ejercicio pleno de la libertad
de conciencia, podr ser demandado ante la Comisin Europea de los
Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con
sede en Estrasburgo.
En lo atinente a este trabajo, la Convencin sobre los Derechos del
Nio incorporada por nuestro pas al bloque de constitucionalidad
reconoce los padres el derecho de guiar al nio de conformidad a su
desarrollo y a su capacidad (art. 14). El modelo de esta Convencin es
que los padres se transformen en guas de sus hijos y no que impongan
autoritariamente sus creencias. Ello se traduce en el derecho-deber de
proporcionar al nio y al adolescente la posibilidad de efectuar un juicio
libre y responsable, pero que podr ser controlado si le causa perjuicio (3).
En sntesis, de los instrumentos internacionales referidos se desprende que la libertad de conciencia se concreta en el reconocimiento de un
mbito de libertad y de una esfera de conducta lcita del individuo que
(3) BER;AITZ DE BOGGIANO, ANA LA, Libertad religiosa del menor. Jurisprudencia nacional e internacional, Ed. La Ley, Bs. As., 2006, p. 11.
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119
Vale decir, a los progenitores les asiste la facultad de elegir de qu manera enfocarn la cuestin religiosa con sus hijos y si le darn o no una
educacin confesional determinada. Esta coincidir generalmente con las
convicciones que profesan ellos mismos. Si no estn de acuerdo ambos
padres pero tienen un buen vnculo entre s y un profundo respeto por el
hijo, probablemente se limitarn a suministrar a este ltimo la informacin pertinente, segn su edad y madurez para comprender cules son las
distintas alternativas posibles que le permitir en el futuro elegir en forma
autnoma y libre una determinada religin. En este tipo de decisiones el
Estado es en principio un tercero excluido, porque este tpico forma
parte de la intimidad y autonoma familiar que deben ser respetadas por el
Estado pluralista y democrtico. No obstante, dicho reducto de intimidad
puede ser interferido por la autoridad pblica si las convicciones ideolgicas o religiosas de los progenitores comprometen el desarrollo armonioso
de la personalidad del menor y afecta su primordial inters.
En sntesis, los padres como titulares de la patria potestad o en ejercicio de la responsabilidad parental, como se prefiere llamarla actualmente estn precisados a proporcionar al menor algo ms que el sustento material y tienen derecho a hacerlo, en principio, sin interferencias
del Estado, porque la conservacin de la especie va ms all de lo somtico o fsico, pues implica tambin la atribucin de transmitir tradiciones,
normas de conducta, principios de vida, y muchos otros valores ms. De
tal suerte, deben procurar que sus hijos logren una adecuada formacin,
puedan continuar si lo desean con el legado familiar y sus costumbres
que, en general, son las que cada generacin recibe, adopta, actualiza y
forja en el presente y para el futuro. En todas estas cuestiones el rol del
Estado ha de ser como seal reiteradamente bsicamente neutral.
Slo debe intervenir en aquellos supuestos en los que se suscitan cuestiones que trascienden a la esfera externa e inciden sobre los derechos que el
Estado se comprometi a garantizar, aun cuando se trate del derecho que
asiste a los padres de educar a sus propios hijos.
En efecto, la mayora de las veces los principios que inculcan o proponen los progenitores se intemalizan y se asumen por los nios como
propios, de modo natural. Esa adhesin a las tradiciones familiares, a
las costumbres, a la religin y a otros aspectos que emanan de ideales o
mandatos ancestrales y profundos, generalmente es fruto de la adopcin
instintiva e inconsciente que se arraiga en el nio a partir del amor que
prodiga a sus padres y que perdura en la vida adulta. En ciertas ocasiones,
la adhesin a determinados valores surge por la falta de conocimiento de
otras alternativas o debido a una educacin cargada de fanatismos que
llevan a que cuando sea adulto no se permita dudar de la eleccin que
hicieron sus progenitores por l. Finalmente, en otros casos, los hijos con-
120
La primera pregunta que nos hacemos en este punto es, estn equivocados los padres que educan a sus hijos en determinadas costumbres,
que los inician en cierta religin o en algn estilo de vida? La respuesta es,
sin duda, negativa. Qu ocurre cuando esas creencias implican ubicar
al rnenor en determinadas minoras y lo llevan a seguir hasta las ltimas
consecuencias las mximas de una determinada confesin religiosa que
puede poner en peligro, incluso, su propia vida? Hasta qu punto es libre
de ejercer autnomamente algunos derechos cuando ese ejercicio est
condicionado por la educacin o enseanzas recibidas de los padres?
En los Estados Unidos de Norteamrica este supuesto se present a
raz de la Comunidad Amish que dio lugar a la intervencin de la Corte
Suprema de ese pas en el ao 1972. As, en el caso, Wisconsin vs. Yoder;
00 la comunidad se neg a cumplir con una ley local que impona la escolaridad obligatoria en los establecimientos pblicos. Como consecuencia de ello, se les impuso una multa. Yoder se haba negado a enviar a su
hija de quince aos a la escuela superior tras haber aprobado el octavo
grado, nivel que consideraban necesario para leer la Biblia y para aprender algunas otras habilidades que le permitan un vnculo con la sociedad
no Amish. De esta forma se violaba la ley de Wisconsin que estableca la
escolaridad obligatoria hasta los diecisis aos. Yoder alegaba sus ntimas convicciones religiosas y que el principio fundamental de su religin
era vivir en el seno de una iglesia comn, separados del mundo y de sus
malas influencias. Antes de resolver, la Corte design peritos en estudios
religiosos y en educacin, a raz de los cuales tuvo por acreditado que el
concepto de vida alejado del mundo moderno Yde sus valores, constitua
el centro de la fe religiosa de la comunidad. Por otra parte, algunas de las
habilidades que se desarrollaban en la escuela secundaria, como deportes y actividades competitivas, podan ser hostiles a las convicciones religiosas de los Amish. De ah, en opinin del comit de expertos, imponer
la concurrencia de los Amish jvenes en forma compulsiva poda generar
conflictos psicolgicos en los estudiantes como as tambin producir la
extincin del estilo de vida que llevaban hasta el presente. La Corte, en ese
caso, sostuvo que deba tenerse en cuenta la responsabilidad del Estado
de educar a sus ciudadanos y de imponer pautas razonables sobre el control y duracin de la escolaridad obligatoria. Pero ese inters agreg
deba equilibrarse con el derecho de los padres a conducir la educacin
religiosa de sus hijos y de la comunidad Amish a la autoconsenracin. Por
tanto, en ese caso, el tribunal ampar el derecho de los Amish a preservar
la propia religin y costumbres, de la interferencia estatal. Sostuvo que
una forma de vida original no puede ser condenada slo por ser diferente. En verdad, el fundamento determinante de la Corte Federal a favor
(11) "Wisconsin v. Yoder: d 4061JS. 205 (1972).
121
nas se opona a una ley danesa que impona educacin sexual integrada
en las escuelas pblicas de Dinamarca. Consideraban que la asignatura
obligatoria impuesta violaba sus convicciones como padres y que tena
respaldo en el art. 2 del Protocolo Adicional Primero del Convenio relativo a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religin. Segn dicha
disposicin, se reconoce a los progenitores el derecho para elegir libremente la orientacin religiosa o filosfica de la educacin de sus hijos,
que los Estados deben respetar. Sin embargo, en esa causa, el Tribunal
dispuso que el mencionado art. 2 del Protocolo no prohibe a los Estados
difundir "mediante la enseanza o la educacin, informaciones o conocimientos que tengan, bien sea directamente o no, carcter religioso o filosfico. Tampoco autoriza a los padres a oponerse a la integracin de tal
enseanza o educacin en el programa escolar, porque de lo contrario
cualquier enseanza correra el riesgo de mostrarse impracticable': Por
supuesto, se encuentra prohibido al Estado adoptar una actitud de adoctrinamiento, pero ello no implica que deba dejar de lado en el mbito de
sus funciones educativas la organizacin de un sistema que, sin incurrir
en proselitismo, contribuya al desarrollo integral de los nios y adolescentes, difundiendo igualitariamente informacin de todas las creencias
posibles, siempre de manera objetiva, crtica y razonable.
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en occidente 07). La causa judicial se promovi porque la madre ciudadana italiana solicit primero por va administrativa que se quitaran
de la escuela a la que concurren sus hijos tales crucifijos por considerar
que ese smbolo religioso violaba la libertad de conviccin, religin y el
derecho a una educacin y enseanza conforme a sus convicciones filosficas. En dicha sede el pedido fue rechazado tanto por las autoridades
de la escuela como por el Ministerio de Instruccin Pblica, quien a su
vez recomend la exposicin de crucifijos en los establecimientos por
considerar que su presencia era un "hecho natural" y era el smbolo del
Estado italiano y de la Iglesia catlica. La madre, disconforme con la solucin, solicit que el Tribunal Administrativo elevara la causa al Tribunal
Constitucional, que se declar incompetente. La seora Lautsi recurri al
Consejo de Estado, quien tambin desestim el pedido por entender que
"el crucifijo se haba convertido en uno de los valores laicos de la Constitucin italiana y representaba valores de la vida civil': Lautsi reivindicaba
su derecho a educar a sus hijos en una escuela pblica, de acuerdo a sus
convicciones, y destac que desde 1989 Italia no reconoca religin oficial y deba garantizar que todas las escuelas pblicas estuvieran libres de
cualquier simbologa religiosa.
En su primer pronunciamiento el TEDH consider que el Estado deba garantizar la neutralidad, es decir, no imponer ninguna religin, ni
creencia alguna, ya sea directa o indirectamente, en consideracin a que
se trata de nios en edad escolar y, por tanto, sin madurez suficiente para
ejercer un juicio crtico. Concluy entonces que se viola tanto el art 2 del
Protocolo n 1 como el art. 9 del Convenio europeo. El TEDH hizo lugar
de este modo a la demanda y al propio tiempo fij una indemnizacin.
Ello motiv que el gobierno de Italia apelara ante la Gran Sala del Tribunal que dej sin efecto la resolucin anterior. Para resolver de este modo,
la Gran Sala aplic "la teora del margen de apreciacin': Expres que "la
decisin acerca de si debe haber o no crucifijos en las aulas de los colegios
pblicos es, en principio, algo que cae bajo el margen de apreciacin de
los Estados. Es ms, el hecho de que no exista consenso europeo en relacin con la presencia de smbolos religiosos en los colegios pblicos habla a favor de esta aproximacin al asunto': Por otra parte, la denominada
"teora del margen de apreciacin" se relaciona con el consenso entre los
distintos Estados de Europa respecto a la presencia del smbolo religioso
en las escuelas. Cada Estado tiene un margen de apreciacin y es ese margen el que determina si se viola o no algn derecho. As, dijo que "Europa
est caracterizada por una gran diversidad de Estados...sin que la referencia a la tradicin pueda relevar a un Estado de cumplir con las obligaciones de respeto a los derechos y libertades protegidos por el Convenio
de Roma': Y aun cuando entendi que la presencia de crucifijos en las
aulas implica "conferir a la religin mayoritaria de un pas una visibilidad
preponderante en el mbito escolar, en s misma, dicha circunstancia es
(17)TEDH, 18/3/2011, "Lautsi c. Italia"
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sus creencias religiosas. En nuestro derecho, desde la vigencia de la Convencin sobre los Derechos del Nio y de la posterior sancin de la ley
26.061, la cuestin de la capacidad progresiva se encuentra firmemente
arraigada sobre todo en materia de derechos personalsimos. El Proyecto
de Cdigo Civil y Comercial de la Nacin (redactado por la Comisin de
Reformas designada por Decreto Presidencial 191/2011), se refiere especificamente a la aptitud de los adolescentes para decidir sobre cuestiones
vinculadas con el cuidado de su cuerpo o de su salud, pero nada prev
respecto del resto de los derechos personalsimos. De todos modos, al
adoptar el rgimen de aptitudes graduales o progresivas de los nios y
adolescentes con relacin a los actos de disposicin de su propio cuerpo
(art. 26 del Proyecto), surgen pautas que permiten hacer extensiva dicha
solucin a otros supuestos.
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tes es un tanto complejo. As, aun cuando los primeros tienen el derechodeber primario de cuidar la salud de sus hijos menores de edad, stos
tienen tambin el derecho de intervenir en la toma de decisiones en
los trminos de la ley 26.061 cuando se trata sobre terapias o procedimientos mdicos o biolgicos que involucren su vida o salud (art. 11,
ley 26.529).
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Marcelo Bahamondez fue internado en el Hospital Regional de Ushuaia por estar afectado por una hemorragia digestiva con anemia, pero
se neg a recibir transfusin por ser Testigo de Jehov. El juez de primera instancia autoriz la transfusin. La Sentencia fue apelada y entendi
la Cmara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia que confirm la decisin del a quo. Bahamondez recurri ante la Corte por va de Recurso
Extraordinario. Cinco miembros declararon abstracta la queja porque se
comprob que el paciente haba sido dado de alta mdica y ya no necesitaba la transfusin. En cambio, los ministros Fayt y Barra, por un lado y,
por otro, Cavagna Martnez y Boggiano hicieron la disidencia que se hizo
famosa, aunque por distintos fundamentos. Los primeros, fundaron su
voto en el respecto, a la dignidad de la persona como valor fundamental, con sustento en el art. 19 CN. Los otros dos magistrados plantearon el
problema a partir de un enfoque religioso yen la denominada "objecin
de conciencia': Tambin hicieron mencin de la dignidad humana y a la
prevalencia de sta por sobre el perjuicio que posiblemente cause la ausencia de transfusin sangunea. Los Dres. Petracchi y Belluscio, en tanto,
asentaron la argumentacin en el respecto, por la autonoma personal, la
privacidad y la esfera ntima de las personas, reivindicando la tarea de la
Corte como garante supremo de los derechos humanos.
En fecha reciente la Cmara Civil tuvo oportunidad de pronunciarse
en un caso similar, que fue confirmado por la Corte Suprema de Justicia.
A partir de all se advierte que no se ha modificado el criterio que invariablemente se consolid a partir del seero precedente del ms Alto Tribunal anteriormente mencionado (28).
(27) Entre otros, luzg. Nac. de lo instancia en lo Civil No 9, de la Capital Federal, del 9/12/1985, en LA LEY 1987-A, p. 85; Juzg. Civ. No 3, tambin de Capital Federal,
del 24/4/1985, en ED, 114-113; luzg. Civ. de lo Instancia de Capital Federal, N43, del
28/11/98, "S., 1.M. c. G.A.M. s/ amparo".
(28) CS1N, Fallos: 316:479; LA LEY, 1993-D, 130, con nota de Sagfies.
(29) CNCiv., sala A:17/5/2012, La Ley 23/5/2012, p. 5 y as. "Albarracini Nieves, Jorge
Washington s/ medidas precautorias", LA LEY, 2012-C, 483.
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art. 19 CM" y, por lo tanto "se trata de comportamientos y decisiones sujetas a la interferencia estatal..."
Es claro, entonces, que la potestad de los padres no es absoluta sino
que la decisin de aqullos debe ceder cuando v.gr. est involucrada
la prevencin de enfermedades de los nios y la salud pblica en general.
7. LA LIBERTAD DE CREENCIAS O IDEOLOGA Y LA ATRIBUCIN
DE LA TENENCIA EN CASO DE DIVORCIO O SEPARACIN DE LOS PADRES
Algunos de los asuntos judiciales que involucran la libertad de creencia de los hijos suelen generarse en aquellas causas donde se debate la
custodia de stos, cuando uno de los padres, como argumento a su favor,
denuncia que el otro pertenece a alguna secta o ejerce sus creencias de
modo tal que su influencia resulta perjudicial para la salud psquica de los
nios. As, en Espaa, el Tribunal Constitucional en sentencia 141/2000,
consider que la esfera externa de la libertad religiosa que afecta a su
vez la libertad de creencia de los menores o su integridad, marca un
lmite al titular del derecho en el caso el progenitor que est dado por
la Convencin sobre los Derechos del Nio. Incluso, en esa sentencia dicho tribunal acept la posibilidad de sacrificar el rgimen de visitas si est
en juego el bienestar y la proteccin del hijo, restriccin que ha merecido
crticas por parte de la doctrina de ese pas, porque la limitacin puede
resultar discriminatoria (v. Manuel Pulido Quevedo).
En Italia la jurisprudencia ha dictado fallos de distinta ndole. As, la
Corte de Casacin entendi que "en un estado neutral en el campo religioso.., la eleccin del cnyuge a quien ha de atribuirse la prole no puede
ser influenciada por su profesin religiosa; cuando los padres son de fe
diversa y no existe entre ellos acuerdo sobre la educacin religiosa que
ha de impartirse al menor, parece lgico que cada uno de ellos ofrezca al
hijo la oportunidad de conocer y apreciar la fe religiosa favorita': En algn
fallo de los tribunales inferiores, en cambio, se ha sostenido la necesidad
de intervencin judicial y la conveniencia de que el juez disponga que se
imparta a la prole la enseanza de la religin catlica porque corresponde al comn sentimiento de la mayora de la poblacin italiana (32).
El carcter singular o atpico de las convicciones de los progenitores no es un criterio vlido para justificar posibles discriminaciones en
cuanto a la asignacin o privacin de la custodia de los hijos. El TEDH
tuvo oportunidad de pronunciarse al respecto en la causa "Hoffmann os.
Austria" (33) La madre invoc que haba sido discriminada por el Tribunal
Supremo de Austria que la priv de la patria potestad por motivos religiosos. Ingrid Hoffmann perteneca a los Testigos de Jehov y el Tribunal
(32) Casacin Civil, Sec. I, 23/8/1985 y Tribunal de Massa, 18/9/1986, en Libertad
religiosa, Mxico, 1996, p. 211, notas nms. 92y 112.
(33) TEDH, 26/5/1993, "Hoffmann vs. Austria':
Supremo de Austria entendi que la adopcin de esta religin configuraba un riesgo para la salud de los nios frente a la eventualidad de que la
madre rechazara el consentimiento para trasfundirlos, si fuera necesario.
Tambin argument que Hoffinann haba modificado unilateralmente el
acuerdo que tena con su esposo durante el matrimonio por el cual educara a los menores en la religin catlica que, en ese momento, era la
religin de ambos. De modo que dicho acuerdo no poda ser alterado en
forma unilateral. En ese caso, el TEDH consider que se haba producido
un trato discriminatorio basado en consideraciones religiosas ya que, por
ms que la finalidad del Supremo Tribunal de Austria hubiera sido la proteccin de la salud de los hijos, no exista relacin de proporcionalidad
entre el fin perseguido y los medios utilizados para alcanzarlos.
En otro precedente posterior el TEDH aplic idntico criterio y descalific por discriminatoria una sentencia del Tribunal de Nines (34), que
para asignar la custodia de los hijos tuvo exclusivamente en cuenta las
creencias religiosas de los padres. Tambin en este caso, la madre era Testigo de Jehov y el Tribunal fund su decisin en la presuncin no probada de que esas convicciones incidan negativamente en los menores.
No pasan inadvertidos los duros conceptos que el Tribunal francs verti
sobre la religin adoptada por la progenitora. Dijo que las reglas educativas de los Testigos de Jehov imponen pautas de conducta sumamente
criticables por su dureza, intolerancia y en funcin de los cometidos que
imponen a los nios, concretamente, en cuanto stos se ven compelidos
a practicar "proselitismo" religioso. En este caso, el TEDH reprodujo los
fundamentos del caso "Hoffmann" y aadi que la decisin del Tribunal
vulner, adems de la libertad religiosa, el respeto por la vida familiar,
incurriendo en un trato discriminatorio inaceptable.
En nuestro pas se registran algunos antecedentes. As, la Suprema
Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires entendi en un asunto
en el que la Cmara haba rechazado por mayora la reconvencin intentada por el padre en el juicio de divorcio con fundamento en que no
se configuraba la causal de injurias graves por el hecho de que la madre
haba bautizado y enviado al hijo de ambos a un colegio catlico, en lugar
de respetar el proyecto comn que tenan para el nio de proporcionarle educacin laica. (35) De los considerandos del pronunciamiento puede
inferirse que la madre habra invocado que bautiz al nio con la nica
y exclusiva finalidad de poder inscribirlo en ese establecimiento escolar.
En un fallo dividido, la minora sostuvo que por muy respetables que sean
los intereses del padre, debe prevalecer el inters superior del hijo menor
de edad que, en el caso concreto, estaba representado por la necesidad de
recibir instruccin adecuada, ms an cuando el bautismo haba tenido
lugar como una formalidad, es decir, como mero requisito para satisfacer
aquel primer requerimiento. Aunque ese fue el argumento principal, a
(34)TEDH, 16/12/2003, "Palau-Martnez c. Francia':
(35) SC Buenos Aires, 4/6/2003, "C., B. c. W. M.
LLBA, 2004-30.
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Para ello, la Convencin sobre los Derechos del Nio, establece una
serie de directivas que permiten vislumbrar de qu manera un ordenamiento legal puede contribuir al proceso evolutivo de la persona en desarrollo (ans. 50, 12, 14.2, en que se hace referencia a la "evolucin de las
facultades del nio: a su madurez, al desarrollo fsico, mental, espiritual,
moral y social; art. 32.1).
En la legislacin local, el art. 3 de la ley 26.061 prescribe que a los
efectos de la determinacin del inters superior del nio, debe tenerse,
especialmente en cuenta, entre otras pautas, "su edad, grado de madurez,
capacidad de discernimiento y dems condiciones personales" (art. 30
inc. d).
La Ley Bsica de Salud de la Ciudad de Buenos Aires (ley 153) y su decreto reglamentario disponen que "toda persona que est en condiciones
de comprender la informacin suministrada por el profesional actuante,
que tenga suficiente razn y se encuentre en condiciones de formarse un
juicio propio, puede brindar su consentimiento informado para la realizacin de estudios y tratamientos. Se presume que todo nio/a o adolescente que quiere atencin en un servicio de salud est en condiciones de
formar un juicio propio y tiene suficiente razn y madurez para ello; en
especial tratndose del ejercicio de derechos personalsimos (tales como
requerir informacin, solicitar testeo de HIV, solicitar la provisin de anticonceptivos").
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Cabe tener presente que el respeto por la individualidad de los hijos y por su primordial inters no implica que stos siempre deban ser
autorizados a hacer lo que les plazca ni que los padres carezcan de responsabilidad por su formacin y educacin. Es necesario destacar esta
circunstancia para evitar malos entendidos. Los nios forman parte de
la familia y sus padres tienen el derecho y el deber de elegir el rumbo, es
decir, los lineamientos de su preparacin para la vida adulta, que definir
los rasgos iniciales de la formacin tica e integral de aqullos. Es normal que en la primera etapa del ciclo vital el nio se encuentre en el rol
de asumir las decisiones que los padres toman por l, tanto en el mbito
de su educacin como de la formacin integral, aspectos stos, que sin
duda incidirn profundamente en el desarrollo de su personalidad, en
sus facultades intelectuales, en la configuracin de su conciencia, de sus
valores y creencias que, en definitiva, influirn a su vez en su proyecto y
en los objetivos de su vida adulta ).
9. REVERENCIA A LOS SMBOLOS PATRIOS.
NEGATIVA DE LOS MENORES
Otro de los aspectos conflictivos que se presentan en el caso de la libertad de conciencia se vincula con la reverencia de los smbolos patrios. Al
respecto, existen distintos precedentes tanto en nuestro pas como en el
extranjero. La Corte Suprema de los Estados Unidos de Norteamrica se
ha referido en distintas oportunidades a la tensin que se produce por
un lado entre la obligacin del Estado de suministrar educacin a la poblacin, y, por el otro, la libertad de conciencia y de creencias cuando sta
prohibe alguna forma de reverencia a los smbolos patrios, por ejemplo,
a la bandera. En el supuesto de los testigos de Jehov se considera que
dicho saludo constituye la adoracin de un dolo contraria a las enseanzas bblicas. El primer caso fue el recordado "Minersville Scholl District
c. Gobitis"(") en el cual la Corte Federal decidi que el saludo obligatorio a la bandera no infringa los derechos constitucionales de los nios
objetores. Entre otros argumentos, dicho Tribunal seal que "la unidad
(38) VALER HEREDIA, ANA, Constitucin, Libertad religiosa y minora de edad, Universitat de Valencia, Espaa, 2004, p. 45.
(39) 310 U.S. 586.
La cuestin a resolver se tom ms delicada cuando se trat de examinar el caso de la quema pblica de la bandera de los Estados Unidos
de Norteamrica. En una ocasin un sujeto fue absuelto por la Corte
Federal por entender que esa conducta se encontraba protegida por la
libertad de expresin, garantizada por la Primera Enmienda de la Constitucin (42). Recurdese que en la jurisprudencia norteamericana, el
lenguaje simblico posee una interpretacin amplia, y la quema incluso
de un smbolo tan emblemtico como es la bandera, importa un medio
de expresin de una idea. En esa lnea, se acudi tambin al empleo de
la nocin de lenguaje simblico cuando por el ao 1.965 un grupo de estudiantes se coloc brazaletes negros en protesta por la guerra de Vietnam ). Las autoridades del colegio intimaron a los jvenes a que se los
quitaran y frente a la negativa fueron suspendidos hasta tanto cumplieran
la directiva. La medida adoptada por el establecimiento fue admitida por
los tribunales federales, en contra incluso de lo resuelto por la Corte
de Distrito. En cambio, la Suprema Corte revoc todas esas decisiones y
sostuvo que el uso de esos brazaletes no implicaba una conducta potencialmente quebrantadora del orden, sino que se asemejaba al lenguaje
puro. Se protegi as la protesta estudiantil al amparo de la Primera
Enmienda.
En nuestro pas se plantearon dos causas que involucraban a nios
y adolescentes en situaciones semejantes. En el caso "Jos Hernn Ascencio',' se trataba de un alumno de doce aos que fue excluido de una
escuela de la Provincia de Santa Cruz (Ro Gallegos) por una resolucin
(40) "Minersville School District vs. Gobitis", 310 US 586 (1940).
(41) "West Vtrginia Borrad of education c. Barnette: 319 U.S. 624 (1943).
(42) "Texas vs. Jonson, 109, Supreme Court Reponer 2533 (1989).
(43) 393 U.S. 503 (1969).
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ministerial, en razn de haberse negado a reverenciar los smbolos patrios. El jovencito y su padre pertenecan a la religin de Testigos de Jehov. Esa resolucin dio lugar a la promocin de una accin de amparo
que, por va de recurso extraordinario, lleg a la Corte Suprema de Justicia
de la Nacin. El alto Tribunal, dej sin efecto las resoluciones de las instancias anteriores con fundamento en que la sancin era excesiva, por
varios motivos. Uno de ellos es que la medida impeda al nio terminar la
escuela primaria obligatoria. Otro, es que se incumpli con el rgimen de
sanciones progresivas. Tambin hizo mrito de que se trataba de un menor impber con capacidad limitada, sometido a la "autoridad" y "poder"
de sus padres a quienes debe respeto y obediencia.
En otro paradigmtico precedente, la sala II de la Cmara Nacional
Contencioso Federal de la Capital Federal, en la causa "D. A. F. c. Estado
Nacional - Ministerio de Cultura y Educacin", del 11 de noviembre de
1982, resolvi en grado de apelacin una curiosa situacin que se transform en un verdadero leading case en este tema. Un alumno, cuyos padres
profesaban la religin de los Testigos de Jehov, se rehus a ser escolta
de la bandera. Esta situacin motiv su expulsin. Sus padres promovieron accin contra el Ministerio de Cultura y Educacin para que se deje
sin efecto la decisin. Tuvieron xito en ambas instancias. Fundamentalmente, el razonamiento del vocal preopinante, Dr. Tonelli, se bas en los
siguientes aspectos: a) no es apropiado analizar judicialmente la validez
de las creencias porque pertenecen al fuero personal o ntimo. Slo se
juzgan las conductas externas que podran reflejar esas creencias; b) la
abstencin respetuosa de expresar adhesin a los smbolos patrios est
amparada por la libertad de conciencia que incluye la libertad religiosa y
la libertad de expresin, sin que constituya una conducta lesiva del orden
o de la moral pblica o perjudicial para terceros; c) la moral vigente en
nuestra sociedad no se encuentra perturbada por actos de esa naturaleza
y s lo sera por el hecho de que algunas manifestaciones patriticas no
sean sinceras sino compulsivas; es ilusorio suponer que se puede lograr
por la fuerza una uniformidad de actitudes y, aun de lograrse sta, esa
uniformidad carecera de valor; d) la calificacin como lcita de la abstencin cuestionada, siempre que sta se lleve a cabo con el respeto con
que ella misma es tratada, no ofende la moral pblica sino que se ajusta
a la madurez y tolerancia que forman parte de esa moral, tal como ella se
presenta actualmente en la conciencia de la poblacin.
La Corte Suprema de Justicia de la Nacin declar la inconstitucionalidad de una medida de separacin que equivale a la expulsin
de dos menores de edad que cursaban primero y segundo grado en una
escuela primaria de la Capital Federal. Estos se haban resistido en forma reiterada a reverenciar los smbolos patrios e incluso no asistan a
los actos escolares en que se celebraban las fiestas conmemorativas. Se
abstenan de entonar el himno nacional, no llevaban escarapela en los
das festivos, actitudes stas que justificaron en las convicciones religio-
CONCIENCIA...
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sas de sus padres (44)- En esa oportunidad, el alto Tribunal sostuvo que
la separacin del colegio primario de dos menores tiene entidad para
causarles serios perjuicios pues reviste el carcter de una inhabilitacin
permanente para asistir a la escuela pblica. En este contexto, el Estado
estara trasgrediendo el derecho constitucional de aprender (art. 14) y
su deber de asegurar la educacin primaria y su obligatoriedad segn
la ley 1.420. En el fallo se hace mrito de que los menores que carecen
de discernimiento no pueden manifestar en forma razonada falta de
respeto a los smbolos patrios y s, en cambio, expresar obediencia a la
autoridad paterna.
Al comentar el pronunciamiento, Carlos Nino recuerda distintos fallos de la Corte Federal de los Estados Unidos. Luego de un meduloso y
profundo anlisis concluye que el Estado debe permanecer neutral en
cuanto a la dimensin de la moral y de los ideales religiosos o polticos,
en tanto tales creencias slo constituyan modelos de virtud o de existencia individual y no tengan implicaciones, materializadas por la accin
del objetor respecto de intereses legtimos de terceros. Funda este principio en el art. 19 CN, que proscribe interferir con las "acciones privadas
de los hombres': Este autor entiende por tales conductas que son parte
relevante del plan personal o de vida y no pueden causar perjuicios a legtimos intereses de terceros, excluyendo de esos intereses las meras preferencias de los dems acerca del modo de vida que uno debera adoptar': La Corte Suprema de Justicia de la Nacin aplic anlogos principios
en otras causas.
Segn se desprende del voto del Dr. Petracchi en el caso "Bazterrica" (45)
y ms tarde en la causa "Arriola", (46) es deber del Estado garantizar y promover el derecho de los particulares a programar y proyectar su vida, segn sus propios ideales, protegiendo simultneamente, mediante la consagracin del orden y la moral pblicos, igual derecho de los dems. Por
esta razn la conducta de los hombres que no se dirija contra bienes que
se hallan en la esfera del orden y la moral pblicos ni perjudiquen a terceros quedan marginadas del control estatal.
Con sustento en las directivas expuestas, la Corte Federal conoci en
una causa promovida por la Asociacin de Testigos de Jehov contra el
Consejo Provincial de Educacin del Neuqun. Se trataba de una accin
autnoma de inconstitucionalidad de la resolucin 100/95 del Consejo
provincial mencionado que, al parecer, obligara a exteriorizar una conducta de veneracin, juramento o cualquier acto positivo de reverencia
(44) CSJN, "Barros, Juan C. y otro c. Consejo Nac. de Educacin y otra ; Fallos: 328:2966,
LA LEY 1979-B, 531- Coleccin de Anlisis Jurisprudencial Derecho Constitucional - Director: Daniel Alberto Sabsay, lid. La Ley, 2005, 353, con nota de Adelina Loianno.
(45) CSIN, 29/8/1986, "Bazterrica; Fallos: 308:1392.
(46) CSJN, 25/8/2009 "Arriola, Sebastin; Fallos: 332:1963.
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a los smbolos patrios. El Superior Tribunal de Justicia de Neuqun desestim la accin por entender que la norma referida careca de vigencia.
La mayora de los miembros de la Corte sealaron que no se estaba en
presencia de una "causa" en los trminos del art. 27 (art. 20). En cambio, la
Dra. Highton de Nolasco, en su disidencia consider admisible el recurso extraordinario al concluir que la resolucin cuestionada violentaba el
derecho a la objecin de conciencia de los Testigos de Jehov por cuanto
obligarlos a participar en ceremonias patrias, importara la adopcin de
una medida segregacionista, en infraccin al segundo prrafo del art. 18
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos (47).
Estas conclusiones coinciden con las expuestas por Carlos Nino en un
meduloso comentario al caso "Portillo" (48). All el autor distingue entre
"principios intersubjetivos", que son aquellos que regulan o afectan acciones que se vinculan con los intereses de otros individuos, por un lado
y, por otro, los "principios autorreferentes" Estos son los que gobiernan
o valoran acciones por el efecto que tienen en la propia vida o en el carcter moral del agente, por ejemplo, determinados ideales. El valor de la
autonoma moral juega en una forma totalmente distinta que cuando se
trata de principios intersubjetivos, ya que no se los pueden autolimitar.
Es que tales ideales no toman en cuenta los efectos de las acciones en los
intereses de otras personas sino en la vida y carcter del individuo. De all,
si la ley interfiriese con la libre eleccin de los planes de vida con el pretexto de cuidar de terceros, no habra espacio para la autonoma personal.
Recuerda tambin este autor que la clusula que contiene el art. 19 CN, no
comprende nicamente el derecho a la intimidad sino tambin el principio
de autonoma personal, del cual se deriva no slo el derecho general de
realizar cualquier accin que no cause dao a terceros sino adems la
mayora de los derechos especficos consagrados en otros artculos (14;
14 bis; 15; 16; 17 y 20). Hay, sin embargo explica Nino una especie de
principios morales intersubjetivos que son aquellos que valoran o regulan conductas por sus efectos en los intereses de terceros y que justifican
la interferencia del Estado. ste, sin embargo, debe permanecer neutral
cuando se trata de derechos autorreferentes, que se encuentran en la propia conciencia y no causan daos a terceros.
Desde esta perspectiva, si se analiza cul es la finalidad de la veneracin de los smbolos patrios fcilmente se advierte que carece de sentido
el mandato compulsivo u obligatorio de reverenciarlos si no existe respeto sincero por ellos. Por otra parte, cuando los actos u omisiones solamente suponen una actitud pasiva no cantar, por ejemplo, el himno
nacional o no izar la bandera por razones de conciencia dicha omisin,
(47) CSJN, 9/8/2005, "Asociacin de Testigos de Jehov c. Consejo Provincial de Educacin del Neuquni; Fallos: 328:2966.
(48) NINO, Cmums S., "Justicia a la conciencias; LA LEY, 1989-C, 1197.
LAS
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La Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe se pronunci en un curioso precedente en que no se dio prioridad a la objecin de
conciencia sino que se hizo prevalecer el cumplimiento de los deberes
patrios. (49) Se trataba de un grupo de personas que se haban presentado ante la Secretara Electoral de la provincia respectiva, solicitando se
justifique su inasistencia a las elecciones que se llevaron a cabo el 26 de
noviembre de 1989, con fundamento en que la religin que profesaban
que se encontraba debidamente reconocida e inscripta en el Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto les prohiba elegir autoridades, ya que
sostenan es Dios, en su Sabidura, quien los elige. El Tribunal Electoral de la Provincia de Santa Fe en pleno, confirm la decisin del Presidente del Cuerpo que no haba justificado la no emisin del voto. Plantearon entonces la inconstitucionalidad de la ley Senz Pea, del art. 29
de la Constitucin provincial y de las leyes provinciales 2.600 y 4.990 por
ser contrarias a lo dispuesto por la Ley Fundamental de la Repblica y los
Tratados Internacionales sobre libertad de Culto (art. 18 de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (1948);
art. 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos de las Naciones Unidas, aprobado por ley 21.513 del 19 de abril de 1986; art. 12 de
la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, aprobada por la ley
23.054. Verdaderamente, la cuestin es de difcil solucin porque el sufragio es la expresin de la soberana popular y el acto polticamente ms
participativo. Para garantizar el ms elevado nivel de compromiso ciudadano, nuestra legislacin opt porque sea obligatorio.
Sin embargo, no es dudoso que el derechodeber, anteriormente
mencionado, puede tropezar con alguna garanta fundamental, como es,
concretamente, la libertad de cultos, admitida expresamente como libertad preferida en la Constitucin Nacional como reiteradamente se dijo. El
pronunciamiento de la Corte santafesina que confirma las resoluciones
de las anteriores instancias es verdaderamente sustancioso y admite
ser estudiado desde distintos aspectos que, no obstante ser ajenos al cometido de este trabajo, no pasan inadvertidos. As ocurre con el concepto
que los jueces vierten sobre el significado del voto en blanco y el contenido democrtico del sufragio, cuyo carcter obligatorio impulsa una
participacin ms activa que impide que los que estn habilitados para
participar en el acto, se "refugien" en el desinters por la cosa pblica y
(49) CS Santa Fe, 29/11/1994, "Holder, Joel A. y otros", LA LEY, 1995-C, 174.
los cuales el ms alto tribunal seal que era inaceptable la causal de exclusin de culpabilidad alegada contra una sentencia de tribunal militar
que conden en ambos casos a los sujetos por el delito de insubordinacin en razn de haberse negado a armarse y adiestrarse para la defensa con la prestacin del servicio militar. Por las circunstancias histricas
imperantes en el momento de dictarse el fallo, la solucin no nos debera
sorprender. Bidart Campos, en ese momento tan duro, tuvo la valenta de
centiar las crticas en la falta de respeto del fallo por la autonoma individual y la libertad de creencias. Las severas conclusiones formuladas por
el autor citado eran merecidas, por cierto, ya que el pronunciamiento era
verdaderamente injusto y revelaba no slo la negacin del derecho de los
objetores sino que, importaba, adems, una lectura sesgada y estrecha de
los derechos y garantas constitucionales en la medida que no se hizo el
menor esfuerzo por integrarlos con los deberes que all se imponen. Esta
falencia provoc una decisin que, por injusta esto es, por no afianzar
la justicia del caso, segn el Prembulo resultaba inconstitucional.
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En primer lugar, el fallo seala que las acciones privadas de los hombres (art. 19 CN), son las que arraigan y permanecen en la interioridad de
la conciencia de las personas y slo a ellas conciernen y es por esa razn
que quedan sustradas de la autoridad de los magistrados, ya que no se
concretan en actos exteriores que puedan incidir en los derechos de otros
crque afecten la convivencia humana y social, al orden y a la moral pblica. Pero no son susceptibles de ser invocadas cuando se las pretende utilizar como va para soslayar la aplicacin de una ley de orden pblico. En
efecto, cuando se est frnte a esos casos, las restricciones a los derechos
y garantas constitucionales se justifican aunque no siempre para dar absoluta primaca a un derecho sobre otro, sino para tratar de armonizar los
conflictos a fin de buscar una suerte de concertacin entre diversos derechos del mismo rango constitucional. Este supuesto se enrola en aquellos
a los cuales se refiere Nino al distinguir entre conductas intersubjetivas y
,autorreferentes. En este aspecto, si existe una directiva de carcter general y una disposicin de orden pblico, como se dijo, no es posible ampararse en la objecin de conciencia para eludir el derecho-deber cvico de
elegir a las autoridades, sin perjuicio de que el interesado pueda asistir al
comicio y votar en blanco, de ser cierto y sincero por supuesto que su
conciencia no le permite elegir a los gobernantes.
Aunque actualmente los menores de edad no votan, estos principios
son de aplicacin a cualquier otra situacin en que colisionen el derecho
a la libertad de religin y las obligaciones impuestas por el Estado.
11. ARMARSE EN DEFENSA DE LA PATRIA Y OBJECIN DE CONCIENCIA
El problema de la objecin de conciencia invocada al amparo de la libertad de culto (art. 14 CN), no es ajena a otro supuesto previsto en la Ley
Fundamental: el deber de armarse en defensa de la patria (art. 21 CN).
Segn algunos autores, el origen histrico del reconocimiento de la objecin de conciencia al servicio militar en el mundo moderno se encuentra
en el valor de la tolerancia religiosa tras la Reforma Protestante (5).
Durante el ltimo gobierno de facto que tuvo nuestro pas, la Corte
de Justicia de la Nacin resolvi dos casos en los cuales personas que
pertenecan a la religin de los Testigos de Jehov se negaron a vestir el
uniforme militar ya cumplir el servicio respectivo con sustento en la objecin de conciencia. Se trata de los casos "Lopardo" (s1) y "Fale6n"(52), en
(50) WALZER, MIdREL, Conscientious Objection, cit. por GORDILLO, JOS Luis, La objecin de conciencia, P. ed., Paids, Barcelona, 1993, p. ny ss.
(51) CSJN, 2/10/1982, "Lopardo, Fernando: ED, 104-737.
(52) CSJN, 21/6/1983, "Falcn, Javier r
147
148
149
(art. 31 CN), en tanto esta disposicin se refiere a que la libertad de manifestar la propia religin o las creencias estar sujeta nicamente a las
limitaciones prescriptas por la ley que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral pblicos, o los derechos y libertades fundamentales de los dems... No obstante tan importante reconocimiento y el esfuerzo argumental empleado para armonizar las prerrogativas antedichas, el Tribunal impuso a Luna un recargo de seis (6)
meses en el cumplimiento del servicio militar, ms las costas del juicio,
autorizndolo a llevar a cabo el servicio militar sin portar armas. Esta solucin hubiera sido rechazada por el tribunal italiano, como se ha visto, al
igual que por el TEDH.
En efecto, la Corte Europea de Derechos Humanos afirm que viola la
Convencin Europea la aplicacin de una sancin a quien en razn de su
culto, testigo de Jehov, se neg a prestar el servicio militar(9). Asimismo,
consider que infringe el art. 9 de la Convencin que se refiere a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religin la obligacin de los
diputados de prestar juramento sobre los Evangelios(58).
Por el contrario, no son violatorias de la Convencin, las restricciones
que el Estado puede imponer a los que abrazaron la carrera de las armas,
en tanto sean aplicadas por disciplina militar y no en razn de sus convicciones religiosas (59).
Tampoco se consider violatoria de la Convencin, ni que afectaba las
convicciones religiosas de un menor, testigo de Jehov, la exigencia de un
establecimiento educativo de que aqul participe en un desfile conmemorativo, sobre todo si se lo eximi de concurrir a las clases de religin y
a las celebraciones ortodoxas (60.
12. LA SOLUCIN DEL PROYECTO DE REFORMAS ELABORADO
POR LA COMISIN FORMADA POR EL DECRETO 191 /2011
En concordancia con la Convencin sobre los Derechos del Nio y la
ley 26.061, el Proyecto de Cdigo Civil y Comercial de la Nacin (redactado por la Comisin integrada segn decreto presidencial No 191/2010,
establece que los nios y adolescentes que cuentan con edad y grado de
madurez suficiente pueden ejercer por s, los actos que le son permitidos
por el ordenamiento jurdico. Cuando en el curso de ese ejercicio se presenta algn conflicto de intereses con sus representantes legales, podrn
contar con asistencia letrada. Por aplicacin de esa directiva, cuando entre el hijo y sus padres no existe acuerdo a la hora de tomar decisiones
(57)TEDH, 3/5/2001, n33.438/96 "Stefanov c. Bulgaria'.
(58)TEDH, 18/2/1999 "Buscarini y otros c. San Marino:
(59)TEDH, 23/6/1997 "Kalac c. Turqua"
(60) TEDH, 27/11/1996,'Efstratiou c. Grecia y Valsamis c. Grecia:
150
LAS
151
sustrae la cuestin del control de las autoridades pblicas. La desobediencia pacfica a la ley, en este caso, se encuentra socialmente aceptada
en un sistema democrtico.
La libertad de conciencia que comprende como reiteradamente se
dijo, la de religin se diferencia de la anterior en que en ese mbito ninguna persona puede ser obligada a ejecutar actos religiosos que violan su
libertad o que su conciencia le prohbe absolutamente (64).
El gran dilema sobre el que se han expuesto distintos puntos de vista
se refiere a cmo se identifica una cuestin que de lugar a alegar vlidamente objecin de conciencia para no cumplir una ley. El otro problema,
es quin, determina cundo, se est frente a ese supuesto. Es claro que
este tema excede en mucho el cometido de este captulo, ya que sin
duda se introduce en una rbita ms general, que no slo alcanza a los
menores sino a todos los habitantes de una Repblica e incluso al sistema
poltico que adopte cada Estado de acuerdo con el consenso popular.
De los prrafos anteriores se desprende, que los nios y adolescentes
estn involucrados en aspectos que tienen un trasfondo mucho ms profundo que aqul en que suelen tratarse sus problemas o conflictos. Dichos aspectos ponen de manifiesto, por otra parte, la enorme importancia que tiene que sean odos en asuntos de esa ndole que los involucre y
la necesidad de que sus decisiones sean respetadas, segn su edad y madurez. Es claro que no siempre los planteos que los alcanzan son "cosas
de nios: sino que en determinadas ocasiones son aspectos muy serios y
en ciertos casos hasta dilemticos, que los van introduciendo poco a poco
en el mundo adulto. As, abrazar o no, la religin de los padres, puede
traer aparejados un sinfn de matices, e incluso puede colocarlos frente a
un conflicto no slo frente a sus propios progenitores sino ante el Estado
mismo, porque as como son titulares de derechos, tambin estn llamados a cumplir con los deberes correlativos y adems a hacerse cargo
de lo que stos implican. No se puede invocar la objecin de conciencia
a la ligera y cada vez que no se quiera cumplir por razones caprichosas o
intrascendentes con mandatos legales, porque de ser as sera realmente
imposible la convivencia en la sociedad, en tanto que la legislacin y,
en rigor, todo el derecho se encontrara devaluada. Tampoco sera posible realizar el propsito de lograr una identidad como Nacin y, por ende,
se perdera el sentido de pertenencia, tan importante tambin para la formacin de las nuevas generaciones.
Cuando se enfrentan dos garantas fundamentales, es indispensable
tratar de armonizarlas de manera tal de darle a cada una el significado
ms adecuado en el marco constitucional que seguramente ser el que
mejor promueva el ms amplio desarrollo y libertad de la persona, sobre
(64) DWORXIN, RONALD, "civil deRObedienCe ad nuclear protest; en A matter of Principie, Carnbridge, Massachussetts and London, Harvard University Press, 1985.
152
CAPTULO VI
154
A posteriori del horror de la segunda conflagracin mundial, esta nueva concepcin de la persona humana fue recogida por la poltica y el derecho. As los expresa en su letra y en su espritu la Declaracin Universal
de Derechos Humanos (10/12/1948); la cual represent el renacer del humanismo, encamando la revolucin cultural ms importante del siglo XX.
El bloque de Declaraciones de Derechos Humanos (tratados, pactos,
convenciones), refleja en su filosofa y en sus textos, la idea de que los derechos humanos fundamentales de la persona se basan en las nociones:
libertad, dignidad e igualdad.
No obstante, cabe traer a colacin el hecho de que en la revolucin
francesa se explicitaron los derechos humanos (slo) del hombre. Ponemos nfasis en el vocablo "hombre'; pues, en aquel entonces, los derechos fundamentales declarados y reconocidos, fueron concebidos por
la burguesa francesa para un solo tipo de persona: varn, adulto y propietario.
Con posterioridad a la DUDH, se hizo necesario que las Naciones
Unidas se manifestasen por el reconocimiento de los derechos humanos
a travs de declaraciones especiales de las mujeres y los nios (2).
Ya en 1948, en la Declaracin Universal de Derechos Humanos (3), en
su artculo 25 se refiere al nio como poseedor de "derecho a cuidados
y asistencia especiales': En 1959, la Asamblea General de las Naciones
Unidas aprueba la Declaracin sobre los Derechos del Nio, que reconoce derechos como el de no ser discriminado y el de tener un nombre
y una nacionalidad. Tambin consagra en la prctica los derechos de
(1) GARAY, OSCAR ERNESTO, Tratado de la responsabilidad civil en las especialidades
mdicas, Errepar, Buenos Aires, t. I, p.469 y ss.; ver doctrina que se cita.
(2)Luego, tambin, hubo pronunciamientos acerca de los derechos humanos de los
sufrientes mentales y de las personas con discapacidades. Falta an, aunque se est trabajando en ello, la declaraci y el reconocimiento de los derechos humanos de las personas
mayores (o adultos mayores o ancianos).
(3)Antes, en 1924, la Sociedad de Naciones aprueba la Declaracin de Ginebra sobre
los Derechos del Nio, redactada por la Unin Internacional de Proteccin de la Infancia.
La declaracin establece que el nio tiene derecho al desarrollo material, moral y espiritual; a recibir ayuda especial cuando est hambriento, enfermo, discapacitado o hurfano;
a que se le socorra en primer lugar en situaciones graves; a estar protegido contra cualquier explotacin econmica y a recibir una educacin que le inculque un cierto sentido
de responsabilidad social.
.
155
En 1979, las Naciones Unidas declaran ese ao como Ao Internacional del Nio. El mayor logro del mismo es poner en marcha un proceso de mayor significacin a largo plazo: la Asamblea General acuerda
que se establezca un grupo de trabajo compuesto por miembros de la
Comisin de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, por expertos independientes y por delegaciones observadoras de Estados que
no son miembros de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y organismos de las Naciones Unidas, con el fin de redactar
una Convencin que sea jurdicamente vinculante. En 1989, la Asamblea
General de las Naciones Unidas adopta la Convencin sobre los Derechos
del Nio (4) que entra en vigor al ao siguiente.
En 1990 se celebra en Nueva York la Cumbre Mundial en favor de la
Infancia a la que asisten 71 jefes de Estado y de gobierno. Los dirigentes
mundiales firman la Declaracin Mundial sobre la Supervivencia, la Proteccin y el Desarrollo del Nio, as como un plan de accin para aplicar
la declaracin. En 1994, el Ao Internacional de la Familia reafirma que
los programas debern apoyar a las familias, que son las que alimentan y
protegen a los nios, en vez de ofrecer sustitutivos a dichas funciones. En
1998 se aprueba el Convenio sobre la prohibicin de las peores formas
de trabajo infantil y la accin inmediata para su eliminacin (Convenio
No 182 de la OIT). En el ao 2000, los Objetivos de Desarrollo del Milenio
incorporan metas especficas relacionadas con la infancia, entre ellas la
reduccin de la mortalidad mundial de nios menores de cinco (5) aos
en dos terceras panes y el logro de la educacin bsica universal a lo largo
del perodo comprendido entre 1990 y 2015.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba dos Protocolos
Facultativos de la Convencin sobre los Derechos del Nio: uno sobre la
participacin de los nios en conflictos armados y otro sobre la venta de
nios, la prostitucin infantil y la utilizacin de nios en la pornografa.
En 2002, la Asamblea General de las Naciones Unidas celebra una Sesin
Especial en favor de la Infancia: se rene por primera vez para debatir especificamente cuestiones relacionadas con la infancia. Cientos de nios
participan formando parte de las delegaciones oficiales. Los dirigentes
mundiales se comprometen a crear "Un mundo apropiado para los nios" y reafirman que la familia tiene la responsabilidad bsica de la proteccin, la crianza y el desarrollo del nio, y que tiene derecho a recibir
una proteccin y un apoyo integrales (5).
156
Y LAS NIAS,.
157
(7)El Da Mundial contra la Esclavitud Infantil tiene esta fecha para homenajear a
Iqbal Masih, un nio esclavo paquistan de 12 aos que logr liberarse de sus "amos" y
luch por la liberacin de otros nios hasta que le asesinaron el 16 de abril de 1995, por
la maa de los fabricantes de alfombras para los que trabajaba. Este nio fue "cedido" por
su padre con tan slo cuatro aos a la empresa, a cambio de un prstamo de 600 rupias,
unos 12 dlares. Durante seis aos, lqbal trabaj doce horas cada da, encadenado al telar
y sufriendo los golpes de sus jefes cuando se dorma ose despistaba.
(8)El derecho a la salud de los migrantes (incluidos los nios y las nias), est reconocido en la Argentina por la ley 25.871 (B. 0.21/1/2004), a travs de su art. 4: 'Art. Er.- No
podr negrsele o restringrsele en ningn caso, el acceso al derecho a la salud, la asistencia social o atencin sanitaria a todos los extranjeros que lo requieran, cualquiera sea su
situacin migratoria. Las autoridades de los establecimientos sanitarios debern brindar
orientacin y asesoramiento respecto de los trmites correspondientes a los efectos de
subsanar la irregularidad migratoria."
159
160
161
(12) Folleto informativo No 31, Office de las Naciones Unidas, Alto Comisionado para
los Derechos Humanos, Organizacin Mundial de la Salud.
En tal sentido, puede decirse en general que el derecho a la salud presenta dos perfiles delimitables, el primero, que se encuentra integrado
por obligaciones tendientes a evitar que la salud sea daada, ya sea por la
conducta de terceros (el Estado u otros particulares) o por otros factores
controlables (epidemias, prevencin de enfermedades evitables a travs
de campaas de vacunacin, etc.). Las primeras son tpicas obligaciones
negativas o de abstencin, mientras que las segundas son verdaderas
obligaciones positivas o de hacer, que se encuentran a cargo del Estado.
El segundo perfil est integrado por otras obligaciones, tendientes a asegurar la asistencia mdica una vez producida la afectacin a la salud. En
general, esta obligacin es la que es identificada como "derecho a la salud" o "derecho a la atencin sanitaria" (13).
162
163
(13) ARIAS AMICONE, MARCOS PATRICIO, "Acceso a los sistemas de atencin sanitaria'',
LLNOA, 2008 (junio), 420.
(14) FERRHYRA, RODOLFO FABIAN, "El derecho a la salud a la luz de nuestro rgimen
constitucional", LLNOA, 2006 (setiembre), 906.
164
PROVINCIA
Chubut (1994)
Crdoba (2001)
Formosa (2003)
Jujuy (1986)
I
La Rioja(1998)
Misiones (1958)
De la Niez
65.111
De la Niez
35.2
De la Infancia
35.3
De la Juventud
27
De la Niez
28
De la Juventud
25
De la Niez
26
De la Juventud
69
70
Desarrollo de la Juventud
46
Proteccin de la Niez
47
36
37.2
Nios y Adolescencia
48 "
Juventud
33
Amparo a la Niez
34
Formacin de la Juventud
33
De la Infancia
34
De la Juventud
54
Proteccin de la Niez
55
49
De la Infancia
50
De la Juventud
Santa Fe 0962)
23
Niez
29
De la Niez
18
De la Niez
19
De la Juventud
Ro Negro (1988)
Salta (1998)
Tucumn (2006)
40.4
Amparo a la Minoridad
47
Neuqun (1988-2006)
DERECHO CONSTITICIONAL
36.2
165
(15) Quince aos despus de proclamada la Convencin Internacional de los Derechos del Nio (en 1989), mediante la ley 26.061/2005 (B. 0.26/10/2005), se dispuso "la
proteccin integral de los derechos de las nias, nios y adolescentes que se encuentren
en el territorio de la Repblica Argentina, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos reconocidos en el ordenamiento jurdico nacional y en los
tratados internacionales en los que la Nacin sea parte (art. lo).
Por el rt. 20 de la ley 26.061 se establece que "La Convencin sobre los Derechos del
Nio es de aplicacin obligatoria en las condiciones de su vigencia...".
166
3. Los Estados Partes adoptarn todas las medidas eficaces y apropiadas posibles para abolir las prcticas tradicionales que sean perjudiciales para la salud de los nios.
4. Los Estados Partes se comprometen a promover y alentar la cooperacin internacional con miras a lograr progresivamente la plena
realizacin del derecho reconocido en el presente artculo. A este respecto, se tendrn plenamente en cuenta las necesidades de los pases
en desarrollo.
2.6.4. Aplicacin de la ley 26.061. Ley de proteccin integral de los
derechos de las nias, nios y adolescentes
Esta es una norma que ubica a la persona humana en el ncleo, en
el centro del objeto regulado. Es un texto normativo que transpira, que
emana, que sustenta en los valores, dignidad, libertad e igualdad, la proteccin de los derechos humanos de los nios y nias. En su articulado
hallamos normas especialmente aplicables al amparo del derecho a la salud de los nios y nias.
En especial queremos destacar los siguientes artculos de la ley 26.061:
Art. 8 - Derecho a la Vida. Las nias, nios y adolescentes tienen
derecho a la vida, a su disfrute, proteccin y a la obtencin de una
buena calidad de vida.
Art. 9 - Derecho a la Dignidad ya la Integridad Personal. Las nias, nios y adolescentes tienen derecho a la dignidad como sujetos
de derechos y de personas en desarrollo; a no ser sometidos a trato
violento, discriminatorio, vejatorio, humillante, intimidatorio; a no
ser sometidos a ninguna forma de explotacin econmica, torturas,
abusos o negligencias, explotacin sexual, secuestros o trfico para
cualquier fin o en cualquier forma o condicin cruel o degradante.
Las nias, nios y adolescentes tienen derecho a su integridad fisica, sexual, psquica y moral (...).
Art. 14. - Derecho a la Salud. Los Organismos del Estado deben garantizar:
a) El acceso a servicios de salud, respetando las pautas familiares y
culturales reconocidas por la familia y la comunidad a la que pertenecen siempre que no constituyan peligro para su vida e integridad;
b) Programas de asistencia integral, rehabilitacin e integracin;
c) Programas de atencin, orientacin y asistencia dirigidos a su
familia;
d) Campaas permanentes de difusin y promocin de sus derechos dirigidas a la comunidad a travs de los medios de comunicacin social.
167
Toda institucin de salud deber atender prioritariamente a las nias, nios y adolescentes y mujeres embarazadas.
Las nias, nios y adolescentes tienen derecho a la atencin integral de su salud, a recibir la asistencia mdica necesaria y a acceder
en igualdad de oportunidades a los servicios y acciones de prevencin, promocin, informacin, proteccin, diagnstico precoz, tratamiento oportuno y recuperacin de la salud.
2.6.5. Aplicacin de los fundamentos y principios de la biotica
La biotica (bios, vida; ethike, tica) data de tiempos muy recientes.
Quizs sirva para entender su nacimiento y desarrollo, por un lado, el
cambio operado en la relacin mdico-paciente, y por otro, el fabuloso
avance de la ciencia, de la mano de la tcnica y la tecnologa. La Asociacin Internacional de Biotica dio el siguiente concepto: Biotica es "el
estudio de los problemas ticos, sociales, legales, filosficos y otros, relacionados, que emergen en la atencin de la salud y las ciencias biolgicas':
Esta nocin se relaciona con las cuestiones y los dilemas morales que se
suscitan en el mundo biomdico.
A la corriente biotica de mayor desarrollo (desde mediados de los
setenta del siglo pasado), se la llam Principialismo (Beauchamp, Childres). Al Principiallsmo se debe el desarrollo de los principios bioticos
que han alcanzado un gran auge, especialmente en EE.UU., en Europa y
en Latinoamrica.
En la biotica anglosajona, desde que se hizo pblico el "Informe Belmont" (elaborado por la National Comission for the Protectin of Human
Subjets of Biological and Behavioral Reserch EE.UU., entre 1974 y
1978, a iniciativa del Congreso norteamericano, con el objeto de plasmar
los principios ticos bsicos que deberan respetarse en la investigacin
con seres humanos), la mayor parte de la doctrina biotica hace referencia a tres principios que deben guiar, presidir y orientar la resolucin de
los problemas bioticos, especialmente, en toda relacin entre el mdico
y el paciente. Estos tres principios son: A) Principio de Beneficencia; B)
Principio de Autonoma; y, C) Principio de justicia.
Principio de Beneficencia. Se relaciona con la finalidad primaria de
la medicina: la de tender al bien (teraputico) del paciente y de evitar causarle todo dao innecesario. Primero, hacer el Bien. Este principio compromete al mdico a un deber tico activo en favor del bien del paciente.
Principio de No-Maleficencia. Segn el "Informe Belmont", el principio de beneficencia comprende al principio de no-maleficencia, que
significa: "ante todo no daar" (" primun non nocere"). El mdico est
obligado a respetar la integridad psicofsica del paciente, a no daarlo. En
el acto mdico, el galeno debe tener una actitud de respeto hacia el pa-
168
169
170
171
II) para asegurar que el inters superior del nio sea la consideracin principal en la atencin mdica.
III) para resistir toda discriminacin, cuando se proporcione atencin mdica, de edad, sexo, enfermedad, incapacidad, religin,
origen tnico, nacionalidad, afiliacin poltica, raza, inclinacin
sexual o posicin social del nio o de sus padres, o de los representantes legales.
IV) para lograr una atencin mdica apropiada prenatal y post natal
de la madre y del nio.
V) para asegurar que todo nio tenga una atencin mdica apropiada, con nfasis en la atencin mdica primaria, la atencin
psiquitrica pertinente para los nios que la necesiten, el tratamiento del dolor y la atencin del caso a las necesidades especiales de los nios incapacitados.
VI) para proteger a todo nio de exmenes de diagnstico, tratamiento e investigacin innecesarios.
VII)para combatir la enfermedad y desnutricin.
VIII)para crear una atencin mdica preventiva.
IX) para eliminar el maltrato del nio en sus diversas formas.
X) para eliminar las prcticas tradicionales perjudiciales para la salud del nio.
continuar con la gestacin, tener el beb y que ste no sufra ningn dao,
debiendo darse a dicha expresin de voluntad el efecto de un acto jurdico realizado con discernimiento, de tal modo que no existe el consentimiento informado de la mujer encinta para proceder al aborto (22).
172
173
174
175
20. El nio debe ser hospitalizado en un ambiente diseado, amoblado y equipado, adecuado a su edad y condicin de salud, y el nio
no debe ser hospitalizado en salas de adultos, salvo en circunstancias
especiales, debido a su condicin mdica, por ejemplo para un parto
o trmino del embarazo.
Hospitalizacin
19.El nio debe ser hospitalizado slo si la atencin que necesita
no puede ser prestada en su domicilio o sobre una base diaria.
176
El legislador impone el mandato tico (29) y jurdico de que los pacientes deben recibir un trato digno y respetuoso de parte de los agentes del
sistema de salud interviniente, en lo atinente a los aspectos que menciona el inc. b) del art. 20; haciendo extensivo el trato digno y respetuoso a los
familiares y acompaantes del paciente.
La Declaracin de Ottawa de la AMM Sobre El Derecho del Nio a la
Atencin Mdica arriba citada, dice al respecto lo siguiente:
Dignidad del Paciente
27. El paciente nio debe ser tratado siempre con tacto y comprensin, y con respecto por su dignidad y vida privada.
28. Se debe hacer todo lo posible para evitar, o si no es posible, disminuir el dolor y/o sufrimiento, y mitigar el estrs fisico o emocional
en el paciente nio.
29. El nio que padece una enfermedad terminal debe recibir asistencia paliativa apropiada y toda la ayuda necesaria para que tenga
una muerte lo ms digna y aliviada posible.
Maltrato del Nio
25. Se deben tomar todas las medidas apropiadas para proteger al
nio de todas las formas de trato negligente, violencia fsica o mental,
maltrato, lesiones o abuso, incluido el abuso sexual. En este contexto,
se llama la atencin a lo establecido en la Declaracin de la AMM
sobre Maltrato y Abandono del Nio (Doc. 17.W).
3.3. Derecho del nio/la nia a la intimidad
La ley 26.529, a travs del art. 2 inc. a regula lo siguiente:
c) Intimidad. Toda actividad mdico - asistencial tendiente a obtener, clasificar, utilizar, administrar, custodiar y transmitir informacin
y documentacin clnica del paciente debe observar el estricto respeto por la dignidad humana y la autonoma de la voluntad, as como
(29) La Declaracin de Lisboa Sobre Los Derechos del Paciente de la AMM, acerca
del 'Derecho a la Dignidad, prescribe lo siguiente:
"10. Derecho a la dignidad
a) La dignidad del paciente y el derecho a su vida privada deben ser respetadas en
todo momento durante la atencin mdica y la enseanza de la medicina, al igual que su
cultura y sus valores.
b)El paciente tiene derecho a aliviar su sufrimiento, segn los conocimientos actuales.
c)El paciente tiene derecho a una atencin terminal humana y a recibir toda la ayuda
disponible para que muera lo ms digna y aliviadamente posible.
d) Derecho a la Asistencia Religiosa
e) El paciente tiene derecho a recibir o rechazar asistencia espiritual y moral, inclusive la de un representante de su religin!'
177
178
la esfera de conocimiento del mdico. Lo que genera el derecho del paciente y la obligacin del mdico al secreto mdico. Por otra parte, hay
informacin mdica perteneciente al paciente (brota de su estado de salud - enfermedad) que se vuelca en la documentacin clnica (soporte
papel o digital), respecto de la cual: i) el paciente tiene derecho a que se
guarde estricta reserva (que no se la revele; que no se la haga pblica);
los integrantes del Equipo de Salud (profesional, tcnico, auxiliar,
y,
administrativo), estn obligados a mantener reserva sobre la informacin de marras. El principio de reserva puede ser excepcionado cuando
es el mismo paciente quien autoriza la revelacin, o tambin, cuando la
autoridad judicial dispone expresamente la divulgacin por motivos fundados. Queda claro que la norma (art. 2, inc. d] ley 26.529), establece
que los pacientes tienen derecho a la confidencialidad de sus datos mdicos
personales. En correspondencia con este derecho el agente sanitario debe
indefectiblemente guardar y preservar el secreto profesional.
Citamos normas ticas y jurdicas sobre el derecho a la confidencialidad. La Declaracin sobre los Derechos de los Pacientes de la Asociacin
Americana de Hospitales (1973), determina que "el paciente tiene derecho
a que todas las comunicaciones y registros relativos a su atencin sean tratados confidencialmente" (art. 6); El Cdigo Internacional de tica Mdica (AMM, 1949-1983-2006) dice: "El Mdico debe respetar el derecho del
paciente a la confidencialidad. Es tico revelar informacin confidencial
cuando el paciente otorga su consentimiento o cuando existe una amenaza real e inminente de dao para el paciente u otros y esta amenaza slo
puede eliminarse con la violacin del secreto': Ver tambin: C. de E. para
el Equipo de Salud (AMA, 2001/2011): arts. 101 a 116; C. E. COMRA (19552008): arts. 78 a 94(32).
La Declaracin de Ottawa de la AMM Sobre El Derecho del Nio a la
Atencin Mdica arriba citada, en relacin al derecho a la confidencialidad, dice lo siguiente:
179
Secreto
17.En general, la obligacin de los mdicos y del personal de salud
de mantener el secreto sobre informacin mdica y personal identificable de pacientes (incluida la informacin sobre el estado de salud,
condicin mdica, diagnstico y tratamiento), se aplica tanto para el
caso de pacientes nios como para los adultos.
18.El paciente nio lo suficientemente maduro como para ir a una
consulta sin sus padres o representantes legales, tiene derecho a la
vida privada y puede solicitar servicios confidenciales. Dicha solicitud debe ser respetada y la informacin obtenida durante la consulta
o sesin de orientacin no debe ser revelada a los padres o representantes legales, excepto con el consentimiento del nio o en circunstancias cuando el secreto del adulto puede ser conocido. Adems, cuando
el mdico tratante tenga buenas razones para concluir, que a pesar de
que el nio no est acompaado, ste no est capacitado para tomar
una decisin informada sobre un tratamiento, o que sin intervencin
de los padres la salud del nio se pondra en grave e irreversible peligro; en ese caso, en circunstancias excepcionales, el mdico puede
revelar informacin confidencial, obtenida durante una consulta sin
estar acompaado, a los padres o representantes legales. Sin embargo,
el mdico primero debe dar a conocer al nio las razones de su decisin e intentar convencerlo que est de acuerdo con esto.
3.5. Derecho del nio/la nia a la segunda opinin
La ley 26.529 dice en relacin al mentado derecho lo que sigue:
g) Interconsulta Mdica: El paciente tiene derecho a recibir la informacin sanitaria por escrito, a fin de obtener una segunda opinin
sobre el diagnstico, pronstico o tratamiento relacionados con su
estado de salud (art. 2, inc. gll.
Este derecho debi ser titulado "segunda opinin',' pues, as es como
se lo viene denominando ltimamente; el C. E. COMBA dice que el que
hace "interconsulta mdica" o "consultas mdicas" es el mdico que recurre a otro/s profesional/es para que evale/n el caso, de/n su parecer,
dictamen o consejo (33). S es importante el mandato del legislador acerca
del derecho del paciente de contar con "la informacin sanitaria por escrito" a fin de poder recurrir a una segunda opinin mdica. La Declaracin de Lisboa sobre los Derechos del Paciente (AMM, 1981-1995-2005),
prescribe que "El paciente tiene derecho a solicitar la opinin de otro mdico en cualquier momento':
(33) Art. 43. Se llama Junta o consulta mdica a la reunin de dos o ms colegas para
intercambiar opiniones respecto al diagnstico, pronstico y tratamiento de un enfermo
en asistencia de uno de ellos." (CE COMBA, 1955-2008).
180
PROTECCIN
El C.E. AMA (2001/2011) trata en extenso sobre dicho derecho en cabeza del paciente (arts. 143y ss.).
El derecho ala segunda opinin que detenta el paciente adulto, tambin se debe reconocer al nio y la nia pacientes, acorde a su desarrollo
madurativo - intelectual.
La Declaracin de Ottawa de la AMM Sobre El Derecho del Nio a la
Atencin Mdica arriba citada, en relacin al derecho a la segunda
opinin, prescribe lo siguiente:
181
prestacin y emisor de la informacin asume el deber de poner en conocimiento de su co-contratante acreedor del servicio y habitualmente
un profano aspectos relevantes del contrato objeto de la informacin que habilitan para tomar decisiones compartidas y pertinentes en
beneficio del acreedor-paciente (36).
3.6.1. Aplicacin de la ley 26.529
Esta norma prescribe en relacin a este derecho que:
Libertad de Eleccin
8. Los padres o representantes legales, o cuando el nio mismo tiene
la madurez suficiente, deben: poder elegir libremente y cambiar el mdico del nio, estar satisfechos porque el mdico seleccionado tiene la
libertad de emitir opiniones clnicas y ticas sin interferencia externa,
pedir un segundo diagnstico de otro mdico en todo momento.
El paciente tiene derecho a recibir la informacin sanitaria necesaria, vinculada a su salud. El derecho a la informacin sanitaria incluye el de no recibir la mencionada informacin (art. 20).
La norma pone en cabeza del paciente (sujeto titular) el derecho a
que el profesional sanitario responsable (sujeto obligado) le informe en
relacin a su estado de salud - enfermedad. La informacin debe ser la
"necesaria" (37) o suficiente para que el paciente, conforme al principio de
autonoma, pueda consentir o rechazar determinada terapia que le propone el mdico. Con base en el principio biotico de.autonoma, el paciente tiene derecho a saber o no saber; a recibir la informacin o a "no
recibir la mencionada informacin" (art. 20, inc.
3.6.2. Informacin sanitaria. Definicin
La ley 26.529 la define como "aquella que, de manera clara, suficiente
y adecuada a la capacidad de comprensin del paciente, informe sobre su
estado de salud, los estudios y tratamientos que fueren menester realizarle
y la previsible evolucin, riesgos, complicaciones o secuelas de los mismos"
(art. 30).
De la definicin legal dada surge lo siguiente:
I) materia: es la informacin mdica referida al estado de salud - enfermedad de una persona; a la terapia que se le propone (estudios, tratamientos, etc.), y la evolucin esperable (riesgos, complicaciones o secuelas);
(36) KRALEC ALFREDO JORGE, "Mdicos y deber de informacin: responsabilidad civil
en casos de incumplimiento" en Derecho privado, libro homenaje a Albertoj Bueyes, direccin: OSCAR J. AMBAS, coordinacin: MARIANA GER/ALDI, Hammurabi, Buenos Aires, 2001,
p. 1597.
(37)1a subjetividad del paciente va a determinar cuando la informacin es suficiente
o la "necesaria" para alcanzar a comprender la realidad de su estado de enfermedad, con(orine lo que le informa el galeno y tomar decisiones responsables al respecto. El mdico
debe estar abierto, alerta, entender que la cantidad y calidad d la informacin "necesaria" a suministrar al paciente va a depender de las circunstancias personales del paciente
(sociales, culturales, otras) y obrar en consecuencia.
182
caractersticas: la informacin debe ser sencilla (no debe ser revestida por ornamentos tcnicos, o constituir un smil de una pieza de
oratoria dirigida a expertos), completa o bastante como para que el paciente comprenda adecuadamente el sentido de la informacin, y ajustada a la condicin socio cultural del paciente;
sujetos: el sujeto obligado es el profesional de la salud tratante y el
sujeto receptor es el paciente a quien pertenecen los datos mdicos personales (38).
3.6.3. Terceras personas autorizadas a recibir la informacin sanitaria
De acuerdo al art. 3 ley 26.529, el titular del derecho a recibir la informacin sanitaria es el propio paciente (a l pertenecen los datos mdicos personales). El principio general es, entonces, que la informacin
sanitaria slo puede ser brindada al paciente. Como excepciones, la ley
dispone que la informacin sanitaria pueda ser dada a persona distinta
del paciente en los siguientes casos:
O "a terceras personas, con autorizacin del paciente" (art. 4). Con
base en el principio biotico de autonoma, el paciente decide que la informacin le sea suministrada a determinada persona.
11) "En el supuesto de incapacidad del paciente o imposibilidad de
comprender la informacin a causa de su estado fsico o psquico, la misma ser brindada a su representante legal o, en su defecto, al cnyuge que
conviva con el paciente, o la persona que, sin ser su cnyuge, conviva, o est
a cargo de la asistencia o cuidado del mismo y los familiares hasta el cuarto
grado de consanguinidad" (art. 4).
El legislador establece los supuestos en que el paciente no est en
condiciones de recibir la informacin sanitaria y lista las personas que
en su defecto puedan recibir la informacin sanitaria en cuestin. La ley
presupone que estas personas van a decidir en el mejor inters del paciente (39).
(38)"El suministro de informacin al paciente por el profesional tiende a paliar la
situacin de asimetra existente entre ambos lego-experto; que son adems, enfermomdico. El intercambio comunicacional entre ambos, basado en la confianza, ampliar
las posibilidades de comprensin de los resultados del tratamiento por parte del paciente?' (Wmazaa, SANDRA, VOZ consentimiento 1. Informacin': Diccionario latinoamericano de biotka, I. C. TEALD1, director, UNESCO-Redbiotica-Universidad Nacional de Colombia, Bogot, 2008, p. 216).
(39)La Declaracin de Lisboa de la AIVIM (1981-1995-2005), tiene establecido respecto al derecho de marras lo siguiente:
'Derecho a la informacin:
El paciente tiene derecho a recibir informacin sobre su persona registrada en su historial mdico ya estar totalmente informada sobre su salud, inclusive los aspectos mdicos de su condicin. Sin embargo, la informacin confidencial contenida en el historial
183
3.6.4. Aplicacin
La Declaracin de Ottawa de la AMM sobre El Derecho del Nio a
la Atencin Mdica arriba citada; la que, en relacin al derecho del
nio/la nia a la informacin sanitaria, dice lo siguiente:
Acceso a la Informacin
14. El paciente nio y (excepto en las circunstancias descritas en el
prrafo 18 a continuacin) sus padres o representantes legales tienen
derecho a estar totalmente informados sobre su salud y condicin
mdica, siempre que esto no vaya contra los intereses del nio. Sin
embargo, la informacin confidencial contenida en el historial del
nio sobre una tercera persona, no debe ser entregada a ste, sus padres o representantes legales sin el consentimiento de dicha persona.
15. La informacin se debe entregar de manera apropiada a la cultura y al nivel de compresin del receptor. Esto es especialmente importante en el caso de la informacin que se entrega al nio, quien
debe tener el derecho a acceder a la informacin general sobre salud.
16. Excepcionalmente, se puede retener cierta informacin frente
al nio o sus padres o representantes legales, cuando haya una buena
razn para creer que dicha informacin representara un serio peligro para la vida o salud del nio, o para la salud fsica o mental de otra
persona aparte del nio,
3.6.5. Derecho del nio / la nia al consentimiento informado
Sobre este derecho, primero, vamos a ver lo legislado por la ley 26.529 y
luego, veremos la aplicacin del instituto en relacin a los nios y las nias
El fundamento del consentimiento informado es la autonoma de la
persona. En este sentido, la ley 26.529 prescribe lo siguiente:
Autonoma de la Voluntad
El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos mdicos o biolgicos, con o sin expresin de causa, como as tambin a revocar posteriormente su manifestacin de la
voluntad. Los nios, nias y adolescentes tienen derecho a intervenir
del paciente sobre una tercera persona, no debe ser entregada a ste sin el consentimiento
de dicha persona.
Excepcionalmente, se puede retener informacin frente al paciente cuando haya una
buena razn para creer que dicha informacin representara un serio peligro para su vida
o su salud.
La informacin se debe entregar de manera apropiada a la cultura local y de tal forma
que el paciente pueda entenderla.
.
El paciente tiene el derecho a no ser informado por su solicitud expresa, a menos que
lo exija la proteccin de la vida de otra persona."
184
1) C. I. Definicin legal. La norma seala que: "Entindese por consentimiento informado, la declaracin de voluntad suficiente efectuada
por el paciente, o por sus representantes legales en su caso, emitida luego
de recibir por parte del profesional intervirdente, informacin clara, precisa y adecuada con respecto a:
a. su estado de salud;
b. el procedimiento propuesto, con especificacin de los objetivos
perseguidos;
c. los beneficios esperados del procedimiento;
d. los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles;
e. la especificacin de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en relacin con el procedimiento
propuesto:
L
las consecuencias previsibles de la no realizacin del procedimiento propuesto o de los alternativos especificados (art. 50 ley 26.529).
(40) Declaracin de Lisboa de la AMM. La Declaracin de los Derechos de los Pacientes tiene establecido, con base en el derecho a la autonoma, lo siguiente:
"Derecho a la Autodeterminacin
32.El Paciente tiene Derecho a la Autodeterminacin y a tomar Decisiones Libremente en Relacin a su Persona. El Mdico Informar al Paciente las Consecuencias de
su Decisin.
33.El Paciente Adulto Mentalmente Competente tiene Derecho a dar. o a Negar su
Consentimiento para Cualquier Examen, diagristico, o terapia. El Paciente tiene Derecho
a la Informacin Necesaria para Tomar sus Decisiones. El Paciente Debe Entender Claramente cul es el Propsito de todo examen o Tratamiento y cules son las consecuencias
de no dar su Consentimiento.
,
34.El Paciente tiene Derecho a negarse 6 Participar en la Investigacin o Enseanza
en Medicina.'
PROTECCIN DE
185
general "el consentimiento ser verbal" (art. 70). Luego el legislador estatuye las siguientes cinco (5) excepciones, las que se deben formalizar por
escrito y ste, ser "debidamente suscrito":
186
vi) Las consecuencias previsibles de la no realizacin del procedimiento propuesto o de los alternativos especificados. Ya se dijo que
acorde al principio de autonoma, el paciente puede desechar el procedimiento propuesto, como los alternativos sugeridos. En tal caso y conforme la ciencia mdica, existen derivaciones o secuelas negativas que se
van a producir en la salud del paciente, lo que debe ser informado por el
profesional sanitario.
2) Obligatoriedad del consentimiento informado. El sector salud en
la Argentina est estructurado en tres partes: pblico, seguridad social y
privado. A ello hay que agregar la integracin de las jurisdicciones provinciales en el Pas federal. De acuerdo a ello, y teniendo en cuenta lo estatuido en la ley 26.529, toda actuacin profesional, sea de los mbitos: pblico, de la seguridad social o privado, yen cualquiera de las jurisdicciones
del Pas federal, "requiere, con carcter general y dentro de los /finitas que
se fijen por va reglamentaria, el previo consentimiento informado del paciente" (art. 61. La ley prescribe, entonces, la regla general de la obligatoriedad y con carcter general del previo consentimiento informado de
"toda actuacin profesional en el mbito mdico-sanitario" (ello, "dentro
de los lmites que se fijen por va reglamentaria").
3) Excepciones al consentimiento informado. El art. 6 de la ley
26.529 establece la regla general de la obligatoriedad del consentimiento informado en toda prctica mdico-sanitaria. Pero hay casos en que
"el profesional de la salud quedar eximido de requerir el consentimiento
informado:
Art. 90.- Excepciones al consentimiento informado. El profesional de
la salud quedar eximido de requerir el consentimiento informado
en los siguientes casos:
a) Cuando mediare grave peligro para la salud pblica;
b) Cuando mediare una situacin de emergencia, con grave peligro
para la salud o vida del paciente, y no pudiera dar el consentimiento
por s o a travs de sus representantes legales.
Las excepciones establecidas en el presente artculo se acreditarn
de conformidad a lo que establezca la reglamentacin, las que debern ser interpretadas con carcter restrictivo (ley 26 529)
4) La formalizacin o instrumentacin del consentimiento informado. La forma o modalidad que revista el consentimiento informado
es regulada por la norma (ley 26.529). sta, establece que como principio
187
a) Internacin;
b) Intervencin quirrgica;
c) Procedimientos diagnsticos y teraputicos invasivos;
d) Procedimientos que implican riesgos segn lo determine la reglamentacin de la presente ley;
e) Revocacin" (art. 7 ley 26.529).
5) La revocabilidad de consentimiento informado. La ley establece
que el paciente puede "revocar" (del lat Revocare), arrepentirse de la decisin tomada; esto es, puede volver sobre sus pasos en cuanto a consentir o rechazar determinada prctica mdica. El texto del art. 10 ley 26.529
dice como sigue: "La decisin del paciente o de su representante legal, en
cuanto a consentir o rechazar los tratamientos indicados, puede ser revocada. El profesional actuante debe acatar tal decisin, y dejar expresa
constancia de ello en la historia clnica, adoptando para el caso todas las
formalidades que resulten menester a los fines de acreditar fehacientemente tal manifestacin de voluntad, y que la misma fue adoptada en conocimientos de los riesgos previsibles que la misma implica".
El legislador reitera en el prrafo citado la importancia de la declaracin de voluntad del paciente, es decir, su autonoma, su autodeterminacin ligada a sus derechos personalsimos.
En el segundo prrafo del art. 10 se puede leer que "En los casos en que
el paciente o su representante legal revoquen el rechazo dado a tratamientos indicados, el profesional actuante slo acatar tal decisin si se mantienen las condiciones de salud del paciente que en su oportunidad aconsejaron dicho tratamiento. La decisin debidamente fundada del profesional
actuante se asentar en la historia clnica." La decisin del mdico debe
afirmarse en la razonabilidad mdica y no caer en actitudes paternalistas.
6) El consentimiento informado como derecho del nio/la nia. En
todo lo relacionado con la teraputica mdica, como principio general,
el nio y la nia tienen derecho a ser odos. Se evala por el profesional
de la salud, la competencia biotica para decidir, de acuerdo al grado de
madurez intelectual que manifiesta el nio/la nia.
En general y en relacin a las personas adultas, hay que tener en cuenta los siguientes criterios:
i) La capacidad est referida a la aptitud de las personas para adquirir
derechos y contraer obligaciones, y se sustenta en su madurez, la que le
permite distinguir lo conveniente de lo inconveniente a sus intereses.
188
ji) La competencia para decidir sobre derechos personalsimos se relaciona con el entendimiento, con la comprensin de la persona, esto es,
con el discernimiento. El discernimiento es la aptitud de las personas para
distinguir lo bueno .de lo malo, tambin sustentada en su madurez o salud mental, pero cuya contrapartida es la falta de razn. En resumen, la
capacidad o incapacidad de las personas hace a la aptitud de las personas
fsicas para generar relaciones jurdicas, en tanto que el discernimiento
hace a la voluntariedad de los actos de esa persona (42).
iii) Entonces, como principio general, si el enfermo es competente,
esto es, se encuentra lcido y tiene discernimiento, es quien est legitimado para recibir la informacin y para adoptar en definitiva la decisin (43):
("consentimiento informado" o "rechazo informado").
Pero el caso de los menores (nios y nias), se excepciona del principio general.
Respecto de los menores, es de aplicacin el art. 921 Cd. Civil argentino que presupone la existencia de discernimiento a la edad de catorce (14) aos. Tambin se aplica la Convencin de Derechos del Nio
(goza de jerarqua constitucional: art 75, inc. 22 CN); especialmente,
sus arts. 12 y 24, que suministran pautas de interpretacin aplicables en
nuestra materia. Por el art. 12, se establece que los Estados garantizan al
nio que est en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho
de expresar su opinin libremente en todos los asuntos que lo afecten,
tenindose debidamente en cuenta las opiniones del nio, en funcin de
su edad y madurez. El citado artculo ha sido considerado directamente
operativo. Por otro lado, conforme al referido art. 24, el nio es titular a las
prestaciones mdicas (44).
El art. 12 de la Convencin Internacional de los Derechos del Nio
prescribe lo que sigue:
Art. 12. 1. Los Estados Partes garantizarn al nio que est en condiciones .
de formarse un juicio propio, el derecho de expresar su opinin libremente en todos los asuntos que afectan al nio, tenindose debidamente en cuenta las opiniones del nio, en funcin de la edad y
madurez del nio.
(42) FtrvaaA, Jumo C., Instituciones de derecho civil, Parte general, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1994, t. I, p. 367.
(43) BaNAverne, MARIA I., "El respeto por la autonoma del paciente; El), 186-1344.
(44) Vase KEMILMAJER DB CARLUCCI, MDA: 'El derecho del menor a su propio cuerpo; en La persona humana, director: GULL111110 BORDA, La Ley, Buenos Aires, 2001,
p. 249; latzfin-mArER Da CARLucci, MDA: 'El dlricho constitucional del menor a ser odos,
en Revista de Derecho Privado y Comunitaik, no 7, Rubinzal-Culzioni, Santa Fe, 1996,
p. 157; LAvAux, OLGA O., 'Consentimiento informado en adolescentes; JA, Biotica,
no especial, 1/11/2000, p. 56; Lomas-en, RICARDO L., Responsabilidad civil de los mdicos, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 1997, ps. 213 y ss.
189
2. Con tal fin, se dar en particular al nio oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al
nio, ya sea directamente o por medio de un representante o de un
rgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento
de la ley nacional.
Por otra parte, es de aplicacin lo normado en la ley 26.061 - Ley de
proteccin integral de los derechos de las nias, nios y adolescentes, que
establece, en sendas normas, lo siguiente:
b) El derecho de las nias, nios y adolescentes a ser odos y que su
opinin sea tenida en cuenta" (art 30).
Art. 24. - Derecho a Opinar y a Ser Odo. Las nias, nios y adolescentes tienen derecho a:
a) Participar y expresar libremente su opinin en los asuntos que
les conciernan y en aquellos que tengan inters;
b) Que sus opiniones sean tenidas en cuenta conforme a su madurez y desarrollo.
Este derecho se extiende a todos los mbitos en que se desenvuelven las nias, nios y adolescentes; entre ellos, al mbito estatal, familiar, comunitario, social, escolar, cientfico, cultural, deportivo y
recreativo.
De la aplicacin-interpretacin de dichos derechos en cabeza del
nio, esto es, la titularidad del derecho a las prestaciones de salud y el derecho a ser odo, y el grado de discernimiento que el menor exprese, surge
con toda claridad que el nio debe prestar un consentimiento propio.
Normalmente esa manifestacin de voluntad se da a travs de los
representantes legales del menor, que son los padres, sin que ello arroje
ninguna dificultad. De tal modo, al mdico, le ser suficiente con requerir
el consentimiento de los padres, salvo algunas situaciones especiales.
La primera de ellas es el supuesto de colisin entre la manifestacin
de los padres y de la del menor; en estos casos debe consultarse a este
ltimo. Por ejemplo, el Artculo 14 de la citada Convencin reconoce el
derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y de religin, lo cual
fundamenta la imposibilidad de imponer tratamientos mdicos que siguen los padres como consecuencia de su religin. La segunda cuestin
se da cuando hay lesin a bienes fundamentales del menor y que no aparezcan prima facie y de un modo evidente, custodiados por los padres;
as, cuando est en juego la vida ola integridad fsica y los padres no consienten el tratamiento (45), o bien son negligentes en procurrselo. La ter(45) Aun de admitirse que en razn de ser la paciente menor de veintin (21) aos
aunque mayor de dieciocho (18) aos resultaren aplicables las normas atinentes a la
190
cera hiptesis surge del hecho de que la Convencin considera nios a los
menores hasta los dieciocho (18) aos de edad. Naturalmente, luego de
los catorce (14) aos debe prestar el consentimiento para la disposicin
de sus derechos personalsimos, salvo que fuere evidente que es incapaz
de hacerlo.
Algunos precedentes jurisprudenciales sobre el derecho del menor a
ser odo, expresan la siguiente doctrina:
El derecho del nio a ser odo es de carkter personalsimo, por lo que
no puede admitirse que se exija su ejercicio a travs de la figura del representante promiscuo del menor en el caso, con relacin a la tenencia y
al rgimen de visitas en el marco del juicio de divorcio, ni de una figura
como la del tutor ad litem, por cuanto su intermediacin desvirtuara la
finalidad que se persigue (del voto del doctor Pettigiani) (46).
A partir de la sancin de la ley 26.061, ya no ser posible atar la capacidad de hecho exclusivamente a perodos cronolgicos, sino que debe
tenerse en cuenta la autonoma progresiva que adquiera el nio."
El derecho del menor a ser odo, no implica un mero formalismo ni
el limitado sentido de conocer su opinin tcnica respecto a los posibles profesionales tratantes ni la interpretacin de normas contractuales, sino que implica la posibilidad de otorgar y conocer la expresin
del nio respecto del tratamiento que sigue y sus posibles modificaciones"
En el marco de una accin de amparo deducida por la madre de un
menor contra una empresa de medicina prepaga tendiente a obtener la
entrega de un medicamento, la inclusin de un psiclogo en la cartilla
de profesionales y el reintegro total de la atencin mdica, procede tomar audiencia al menor representado, ya que no puede prescindirse de
su derecho constitucional a ser odo en forma directa por los jueces, sin
patria potestad, respecto de la oposicin de la progenitora por razones religiosas a que se
realice una transfusin de sangre para el supuesto en que fuera necesario, durante una
intervencin quirrgica en el caso, la madre profesa el culto Testigos de Jehov, pero
no la hija, corresponde recurrir a una decisin por subrogacin en virtud del derecho
constitucional de atencin y proteccin a la salud.y dignidad personal de la joven, el cual
requiere de la tutela jurisdiccional justa y oportuna. (Juzg. en lo Criminal y Correccional
Nro. 1 de Transicin de Mar del Plata, "Hospital Laterzonal General de Agudos Dr. Oscar
Alende HIGA]: 9/5/2005, LLBA, 2005 [julio), 641, AR/11J11/900/2005).
(46) SCBA, "S. de R., S. R. c. R., J. A. (A. 78.728): 2/5/2002, LA LEY, 2003-A, 4252003-1, 522, Coleccin de Anlisis furisprudirieial Derecho de Familia - MARcos M. CRDOBA, 521.
(47) CNCiv., sala B, "K., M. y otro c. K., M. D:19/03/2009, LA LEY 15/4/2009,4; LA LEY
2009-11, 709; LA LEY, 18/5/2009, 18/5/2009, 7 - LA LEY, 2009-C 408 - DJ, 5/8/2009,2174.
(48) CNCiv. y Com. Necochea, "Roberts, Marisa Ellsabet c. Medite S.A. 14/05/2009,
LLBA, 2009 (setiembre), 908.
NIAS...
191
importar la edad que posea, por cuanto la resolucin del litigio ejercer
indudable influencia en su vida futura y su derecho a la salud (49).
La Declaracin de Ottawa de la AIVIM sobre El Derecho del Nio a la
Atencin Mdica arriba citada, estatuye en relacin al derecho bajo
consideracin, lo siguiente:
Consentimiento y Autodeterminacin
9.El paciente nio y sus padres o representantes legales tienen derecho a tener una participacin informada activa en todas las decisiones
que afecten la atencin mdica del nio. Los deseos del nio deben
considerarse al tomar dichas decisiones y se les debe dar importancia,
segn su capacidad de comprensin. El nio maduro, segn la opinin del mdico, tiene derecho a tomar sus propias decisiones sobre
atencin mdica.
10.Excepto en una emergencia (vase prrafo 12 a continuacin),
se necesita el consentimiento informado antes de comenzar un proceso de diagnstico o de terapia en un nio, en especial cuando se
trate de un procedimiento invasivo. En la mayora de los casos, el
consentimiento debe obtenerse de los padres o de los representantes
legales; sin embargo, los deseos expresados por el nio deben tomarse en cuenta antes de otorgar el consentimiento. No obstante, si el
nio tiene la madurez y comprensin suficientes, el consentimiento
informado se debe obtener del nio mismo.
11. En general, el paciente nio capacitado y sus padres o representantes legales pueden abstenerse de otorgar consentimiento a un
procedimiento o terapia. Aunque se supone que los padres o representantes legales actuarn en beneficio del nio, a veces no es as.
Cuando uno de los padres o representante legal niega el consentimiento a un procedimiento y/o tratamiento, sin el cual la salud del
nio se pondra en grave e irreversible peligro y para el cual no hay
alternativa dentro del contexto de atencin mdica generalmente
aceptada, el mdico debe obtener la autorizacin judicial o legal pertinente para aplicar dicho procedimiento o tratamiento.
12.Si el nio est inconsciente o no puede dar su consentimiento
y no se dispone de uno de los padres o representantes legales, en circunstancias en que se necesita una intervencin mdica de urgencia,
en ese caso se puede suponer el consentimiento especfico para la
intervencin; a menos que sea obvio y que no quede la menor duda,
en base a lo expresado previamente o por conviccin, de que el consentimiento para la intervencin sera rechazado para esa situacin
en particular (sujeto a lo estipulado en el prrafo 7 anterior).
(49) CNCiv. y Com. Necochea, "Roberts, Marisa Elisabet c. Medife S.A.:14/05/2009,
LLBA, 2009 (setiembre), 908.
192
193
Concepto. La Cene ha dicho que la ley 26.061 cuando refiere al inters superior del nio, seala que ste, debe entenderse como la mxime
satisfaccin, integral y simultnea de derechos y garantas reconocidos en
la ley (52).
194
En tal sentido, los menores, mxime cuando se encuentra comprometida su salud y normal desarrollo, requieren la especial atencin no
slo de quienes estn obligados a su cuidado, sino la de los jueces y de
la sociedad toda, pues, la consideracin primordial del inters superior
del nio, que la Convencin sobre los Derechos del Nio impone a toda
autoridad nacional en los asuntos que los conciernen, viene a orientar
y condicionar la decisin de los jueces llamados al juzgamiento de tales
casos ).
Conflicto con otros intereses. Cuando el inters superior del nio
se enfrente con otros intereses, se hace prevalecer el primero, la regla del
art. 3.1 de la Convencin sobre los Derechos del Nio, que ordena sobreponer el inters del nio a cualesquiera otras consideraciones, tiene
al menos en el plano de la funcin judicial donde se dirimen controversias, el efecto de separar conceptualmente aquel inters del nio
como sujeto de derecho de los intereses de otros sujetos individuales, o
colectivos, incluso llegado el caso, el de los padres, razn por la cual, la
coincidencia entre uno y otro inters ya no es algo lgiCamente necesario,
sino una situacin normal y regular pero contingente que, ante el conflicto, exige justificacin puntual en cada caso concreto (57).
NIAS...
195
primera respuesta al interrogante formulado indica que todas las directrices nacionales e internacionales, como la Declaracin de Helsinki, referentes a las investigaciones con seres humanos son aplicables a las que
involucran a nios.
La historia de la investigacin en salud est plagada de abusos sobre
adultos y nios. Albert Sabin, en la dcada de 1950, comprob la eficacia
de la vacuna oral contra la poliomielitis. En 1954, para probar la eficacia
de la vacuna Salk, 200.745 nios norteamericanos recibieron tres dosis de
esa vacuna y otros 201.229 nios recibieron tres inyecciones de placebo,
sin que sus padres lo supieran -pensaban que ellos estaban recibiendo la
vacuna. De 1956 a 1970, ICrugrnan y colaboradores, en sus experimentos
en la Willowbrook State School, una escuela para nios con retardo mental en Staten Island, New York, contaminaron intencionalmente a miles
de ellos con el virus de la hepatitis infecciosa. Estos ejemplos, que no son
singulares, ilustran la dificultad en establecer lmites ticos en las pesquisas que involucran a los nios.
La Declaracin de Helsinki establece que:
Proteccin a la discapacidad. Especial atencin merece la aplicacin del principio en cuestin, cuando se trata de nios que presentan
algn tipo de discapacidad. En este sentido, la Corte decidi revocar la
sentencia de la Cmara de Apelaciones que al considerar no acreditada
la falta de medios de los padres de un menor discapacitado para pagar el
costo educacional y la imposibilidad de utilizar transporte gratuito, dej
sin efecto los beneficios que de conformidad con el art. 4 inc. c, de la ley
22.431, le haba acordado el juez de grado, ya que teniendo en cuenta el
inters superior que se trata de proteger y la urgencia en encontrar una
solucin acorde con la situacin planteada, no parece razonable ser tan
riguroso con la exigencia indefectible de una prueba negativa que es de
muy difcil produccin (58) .
Cuando la persona sea legalmente incapaz, o inhbil fsica o mentalmente de otorgar consentimiento, o menor de edad, el investigador
debe obtener el consentimiento informado del representante legal y
de acuerdo con la ley vigente. Estos grupos no deben ser incluidos
en la investigacin a menos que sta sea necesaria para promover la
salud de la poblacin representada y esta investigacin no pueda realizarse en personas legalmente capaces.
8) La participacin de los nios en la investigacin biomdica Cules son los limites ticos y jurdicos de la utilizacin de nios en investigaciones biomdicas? Existen investigaciones (en la que participan los
nios), que son necesarias e importantes por las especificidades que los
nios presentan en su desarrollo y crecimiento, las cuales contribuyen a
su bienestar y su salud. Pero por ser una poblacin vulnerable, los nios
son, potencialmente, sujetos de abusos en la investigacin en salud. Una
1. '
(56) OS, 20/2/2007, "Gallardo, Guadalujil y otros c. Direccin de Ayuda Social para el
Personal del Congreso", D1, 2007-1-999.
(57)Del voto del DE Eugenio Zaffaroill, en causa "M. D. FI. c. M. B. M. F. CS, 29/4/2008,
LA LEY, 2008-C, 540.
(58) CS, 15/06/2004, "Litschits, Graciela B. y otros c. Estado Nacionar, DI, 2004-2-1270.
(59) MOTA, jOAQUIM ANTONIO alisos, Investigaciones cientficas en nios, Diccionario latinoamericano de biotica, 1. C. TEALDI director, UNESCO - Redbiotica, Colombia,
2008, p. 360.
(60)Declaracin de Helsinki. Asociacin Mdica Mundial (A.M.M.). Principios ticos para las investigaciones mdicas en seres humanos. Adoptada por la 18, Asamblea
Mdica Mundial Helsinki, Finlandia, Junio 1964 y enmendada por la 29* Asamblea Mdica Mundial Tokio, lapn, Octubre 1975 35' Asamblea Mdica Mundial Venecia, Italia,
Octubre 1983 41, Asamblea Mdica Mundial Hong Kong, Septiembre 1989 48' Asamblea
General Somerset West, Sudfrica, Octubre 1996 y la 521, Asamblea General Edimburgo,
Escocia, Octubre 2000 Nota de Clarificacin del Prrafo 29, agregada por la Asamblea General de la AMM, Washington 2002. Nota de Clarificacin del Prrafo 30, agregada por la
Asamblea General de la AMM, Tokio 2004.
196
197
198
Los nios y las nias forman parte de una poblacin vulnerable que
ha merecido el dictado de normas ticas yjurdicas (internacionales y nacionales), tendientes a proteger sus derechos humanos esenciales.
Los nios y las nias son titulares de (entre otros) los derechos humanos ala dignidad, a la libertad ya la salud. Se aplican los principios de
igualdad y no discriminacin.
Los derechos humanos de los nios y las nias han sido reconocidos
expresamente por la Convencin Internacional de los Derechos del Nio
y por la ley 26.061 de proteccin integral de los derechos de las nias, nios y adolescentes.
En las relaciones en que son panes en el mbito de la salud, los nios
y las nias, se aplican los principios de la biotica: autonoma, beneficencia, no maleficencia y justicia; tambin sus reglas: consentimiento informado y confidencialidad. La doctrina biotica fundada en los derechos
humanos, constituye una filerte malla de proteccin de la dignidad, la
libertad y la igualdad de los nios y las nias.
Los nios y las nias, acorde a su grado de madurez, tienen derecho
a ser odos y a decidir en lo relacionado a sus derechos personalsimos
vinculados con su salud.
Cuando en el mbito de la salud, estn en debate cuestiones personalsimas de los nios y nias, para la resolucin de las mismas, se debe
tener en cuenta, el inters superior del nio/la nia
CAPTULO VII
DERECHO A LA IDENTIDAD Y TCNICAS
DE REPRODUCCIN HUMANA ASISTIDA
Por Mercedes Ales (fra
1. INTRODUCCIN
La dignidad del ser humano es constitutiva de su esencia como persona e implica nociones antropolgicas en cuanto diferencia al hombre
de otros seres y es la base de su individualidad. Se trata de una nocin
con matices filosficos, psicolgicos y metafsicos, y que tambin posee
elementos biolgicos. Esto ltimo puesto que el ser humano, individualmente considerado, se diferencia de otros por su estructura gentica y
particular carga de caracteres cromosmicos.
Vinculado con la dimensin biolgica de la dignidad, encontrarnos
que la historia particular de cada uno comienza con su generacin, con la
unin de los gametos de sus progenitores. En razn de ello, al hombre le
resulta esencial reflexionar sobre su propia historia individual a partir de
su filiacin, es decir, a partir del hombre y la mujer de los cuales desciende. Esta historia individual hace a lo que conocemos como identidad, es
decir, unicidad y proyeccin del ser humano como nico y caracterstico.
Aquello que hace que una persona sea ella misma y no otra. Consecuentemente, es posible afirmar que el conocer los propios orgenes forma
parte del conocimiento de la propia identidad.
En las ltimas dcadas, ms concretamente a partir del ao 1989 en
que se redact la Convencin de Derechos del Nio (CON), la doctrina se
refiere al derecho a la identidad como justificacin de la bsqueda de los
propios orgenes en situaciones diversas a las contempladas tradicionalmente por las acciones de reclamacin e impugnacin de la maternidad
y paternidad. Se hace especial referencia a este derecho a la identidad en
los casos de hijos habidos por TRUA con donacin de gametos, y adop-
200
201
202
El hombre se percibe a s mismo como ms que biologa pura y experimenta en muchas ocasiones la necesidad puramente psicolgica de
acceder a la informacin sobre su propio origen o al menos ser capaz de
buscarla. La falta de informacin acarrea consecuencias negativas como
baja autoestima, inseguridad y ansiedad que pueden degenerar en patologas (8). Incluso los nios muy pequeos acusan la necesidad de saber
quines son sus padres biolgicos y conocer todo el entorno social y la historia familiar de dnde provienen. En el caso del nio es fundamental para
la conformacin de la identidad la calidad de las relaciones con su familia,
los cuidados y estabilidad que recibe, el conocimiento y comprensin de
su pasado y genealoga y la actitud de la comunidad para con l (9) .
tenencias, tanto biolgicas como culturales (12). Dentro de estas experiencias y pertenencias se encuentra, indudablemente, todo lo relacionado
con el comienzo de la propia existencia. Conocer los propios orgenes es
una faceta del derecho ms amplio a la conformacin y preservacin de
la propia identidad.
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DERECHO A
205
inmediatamente despus de su nacimiento y a tener un nombre. El PIDCP, tampoco garantiza el derecho a conocer el propio origen de forma
expresa, pero del juego de los arts. 17 y 24 puede derivarse una proteccin implcita a partir del derecho a la privacidad y no interferencia con
la vida familiar y el derecho de toda persona a ser inscripta a partir de
su nacimiento (20. El registro del nacimiento y de los datos de la filiacin
son esenciales para poder proteger los datos que hacen a la identidad del
sujeto.
En el mbito europeo, el art. 8 de la Convencin Europea de Derechos Humanos (CEDH) protege la vida privada y familiar, concepto que
abarca las circunstancias del nacimiento, al acceso a datos pertinentes a
la propia infancia y a la determinacin de la paternidad, incluso a travs
de pruebas genticas. Paradjicamente, tambin se ha entendido que el
parto annimo no violenta este derecho.
En el ao 1989 la CDN en su art. 8, reconoci expresamente el derecho de todo nio a preservar su identidad, uno de cuyos componentes, de
acuerdo con el art. 7 de la misma CDN, es el nombre (21). La CDN se convierte, entonces, en el primer instrumento internacional en consagrar explcitamente el derecho del nio a conocer sus orgenes. La identidad, en
la concepcin de la CDN, abarca a la nacionalidad, nombre y relaciones
familiares. Si bien esta carta de derechos es aplicable a las personas menores de dieciocho (18) aos, a partir de la CDN surge el reconocimiento
del derecho a la identidad como autnomo, sustantivo e independiente.
Por ende, su reconocimiento no slo es predicable a favor de los menores
de edad, sino que se extiende durante toda la vida del ser humano.
A su vez, la redaccin de la CDN no slo admite el reconocimiento de
una identidad biolgica o gentica, relacionada con los hechos del nacimiento, sino que considera una identidad ms amplia que es la cultural. Se trata de un derecho cuyo contenido se conforma desde diversas
perspectivas y es de naturaleza compleja ya que comprende elementos
biolgicos y genticos, psicolgicos, educativos, culturales, religiosos,
lingsticos, etc. Todos ellos se unen para conformar una personalidad
nica e irrepetible (22). El art. 8 CDN reconoce incluso ms que el derecho al nombre, al reconocer que el nio tiene derecho a una identidad
personal (23). Se refiere, en concreto, a tres aspectos de la identidad: la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares Pero esta enumeracin
no excluye otras variantes del derecho a la identidad tales como la sexual,
lingstica y religiosa. Esto es reflejo de que el derecho a !a identidad per(20) BESSON, S., "Enforcing the Child's Right...", cit., p. 142.
(21) Texto completo en http://www.unicelorgispantsh/cm.
(22) SALVADOR GunERREz, S., "Derecho a la Identidad'; Actualidad Civil, 1999-IV,
p. 1469. p. 1485.
(23) LimA AGUADO, A., El nombre..., cit., p. 53.
207
sonal es un complejo de elementos que contribuyen a definir la personalidad del individuo ya crear una imagen del mismo tanto en la sociedad
como respecto de si.
Los arts. 7 y 8 CDN se refieren no slo a los padres sociales o legales, sino tambin a los biolgicos y genticos. El derecho a conocer a los
padres y ser criado, en la medida de lo posible, por ellos, debe ser puesto
en relacin con el derecho a preservar la propia identidad (24). El derecho
a preservar la identidad debe ejercerse dentro del marco legal de cada
Estado y es por ello que el secreto en la adopcin todava es considerado
compatible con el art. 7 CDN siempre y cuando se trate de una adopcin
legalmente constituida respetando los derechos de todas las partes involucradas.
En el marco de la Unin Europea, el Parlamento, mediante Resolucin del da 8 de julio de 1992 (A 3-0172/92), aprob la Carta Europea de
Derechos del Nio (CEDN) que sigue, en lo esencial a la Convencin de
Derechos del Nio de 1989. Establece unos principios mnimos y definiciones entre los cuales se encuentra la declaracin de que "todo nio
tiene derecho a la proteccin de su identidad y, dado el caso, deber poder conocer ciertas circunstancias relativas a sus orgenes biolgicos, con
las limitaciones que impongan las legislaciones nacionales para la proteccin de los derechos de terceras personas. Se debern determinar las
condiciones bajo las cuales se otorgarn al nio las informaciones relativas a sus orgenes biolgicos, as como las condiciones necesarias para
proteger al nio de la divulgacin de dichas informaciones por terceros';
de acuerdo con el art. 8.10 de la CEDN.
208
209
210
Mikulik c. Croacia
El precedente de Mikulik c. Croacia (32) del ao 2002 vers sobre la alegada violacin del art. 8 CEDH por parte del Estado de Croacia en contra de la demandante, Sra. Mikulik, ante la demora en resolver su accin
de reclamacin de la paternidad (33). La Sra. Mikulik, se present ante el
TEDH alegando violacin de su derecho al respeto de la vida privada y familiar por parte del Estado croata, dado lo prolongado del lapso de tiempo transcurrido entre el inicio de la accin y la falta de decisin firme.
La prolongada falta de certeza acerca de su progenitura significaba, en
opinin de la demandante, una violacin de su derecho a la identidad.
El Estado de Croacia aleg que la duracin del proceso responda a
diversas instancias procesales contempladas por la legislacin nacional
y cuyo empleo era vlido. Dada la especial naturaleza de los procesos de
familia, el Gobierno aleg que deban extremarse todas las precauciones
legales para evaluar todos los datos relevantes.
(31) Ene! caso de Marckz c. Blgica, en su decisin del 13 de junio de 1979, el TEDH
hizo referencia a la identidad, en su aspecto biolgico, en cuanto al derecho de toda persona a que se respete su vida familiar y los lazos biolgicos y sanguneos con sus progenitores. Particularmente, a la nocin de que la vida familiar se refiere a las relaciones de
afectividad que, de facto, se dan entre personas, ms all de su encuadre civil.
(32) Sentencia del TEDH de 7 de febrero de 2002.
(33) La demandante era hija no matrimonial y llevaba ms de cuatro ao, al momento de decidir el TEDH, transitando los tribunales en procura de una sentencia que declarase cul era la verdad sobre su vnculo paterno filial. La demandante haba nacido el 25
de noviembre de 1996. Menos de seis meses despus, su madre, por derecho propio yen
representacin de su hija menor de edad, interpuso una accin civil de reclamacin de la
paternidad ante los tribunales locales. En primera instancia, y ante la negativa del presunto padre de someterse a exmenes de ADN, declar la paternidad del demandado en base
a presunciones. La resolucin fue apelada y, a travs de diversos mecanismos procesales
legales y vlidos, el demandado haba logrado suspender los efectos de esa sentencia sujetndola a lo decidido en la ltima instancia de apelacin. Sin embargo, y valindose de
subterfugios procesales, el presunto padre no se present a ninguna cita para extraccin
demuestras de ADN.
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213
hace al conjunto de caracteres por los cuales un individuo define su personalidad propia y se distingue de sus semejantes (41). Privarle de conocer
uno de los elementos de su origen implica impedir el total desarrollo de la
personalidad, basndose en su nacimiento. Adems, su integridad fsica y
psquica puede resultar vulnerada por carencia de datos referentes a sus
antecedentes. Vulnera el derecho a la intimidad en su vertiente de posibilidad de controlar los datos a s mismo referidos.
identidad de la persona concreta y hace a su individualizacin y desarrollo de la personalidad, cuestiones vinculadas a la dignidad y al respeto de
la intimidad (arts. 10 y 18 CE) (").
214
El Tribunal Supremo Espaol (TSE) ha resaltado el rango constitucional del derecho a investigar la paternidad atendiendo siempre al mejor inters del menor. La jurisprudencia refleja una vinculacin entre el
art. 39.2 y el art. 10 de la CE (42) . Claro ejemplo de ello es la Sentencia del
TSE de 26 de enero de 1993 que afirma que el derecho de la persona a
conocer su verdadera filiacin "afecta a su dignidad y al libre desarrollo
de su personalidad': en alusin al art. 10 de la Constitucin Espaola de
1978 (CE) (43). Este derecho es fundamental porque se relaciona con la
(41)QUESADA GONZLEZ, M. C., "El Derecho (Constitucional?) a conocer el Propio
Origen Biolgico'; Anuario de Derecho Civil, t. I, enero-junio 1994, ps. 237-302, p. 246.
(42) Mientras que el artculo 10, dentro del ttulo referido a los Derechos Fundamentales, reza "1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes,
el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los dems, son
fundamento del orden poltico y de la paz social. 2. Las normas relativas a los derechos
fundamentales y a las libertades que la Constitucin reconoce se interpretarn de conformidad con la Declaracin Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias ratificados por Espaa", el artculo 39.2., en la
parte pertinente a la filiacin, se encuadra dentro de la seccin referida a los principios
rectores de la poltica social y econmica y dice "2. Los poderes pblicos aseguran, asimismo, la proteccin integral de los hijos, iguales estos ante la Ley con independencia de
su filiacin y de la madre, cualquiera' que sea su estado civil. La Ley posibilitar la investigacin de la paternidadr
(43) MOYA ESCUDERO, M., "El derecho del extranjero a conocer su origen biolgico",
Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, Nm. 4, 2001, ps. 439453, p. 451. Flan. 10.1 CE encuentra un importante antecedente en el artculo. 1 de la
Ley Fundamental de Bonn de 1949. Si bien este texto declara que la dignidad es intangible
y evita definirla, la vincula con los derechos del hombre y las exigencias de justicia de la
sociedad. Esta redaccin sirve para ampliar el elenco de derechos y libertades protegidas por la Ley Fundamental ante los nuevos desafos que presentan ciertas situaciones
de la vida contempornea. Entre estos desafos modernos cabe mencionar la bsqueda
de los propios orgenes por personas cuya filiacin es desconocida ya sea por negativa
de sus progenitores a reconocerlos, por haber sido adoptadas o por ser fruto de TRHA
con participacin de donantes annimos. El art. 10.1 CE al consagrar el valor de dignidad
de la persona como elemento axiolgico del ordenamiento espaol le otorga una triple
funcin: la dignidad humana sirve como fundamento de los derechos que la Constitucin
recepta; integra el elenco de derechos con nuevos desarrollos frente a las necesidades
sociales y se concreta en el respeto de cada uno de los derechos inherentes del hombre. La
dignidad es fundamento de los derechos que la CE reconoce y es, a su vez, un derecho en
s misma puesto que tanto los Poderes Pblicos como los particulares deben respetar sus
exigencias. Estas exigencias se concretan en diversos aspectos del desenvolvimiento de la
persona y, en su faceta dinmica, se traducen en la salvaguarda del libre desarrollo de la
personalidad.
215
216
definitorias del ser propio y atribuidas como posesin inherente e irreductible de toda persona. En la medida en que la libertad de sta se manifiesta
en el mundo fsico por medio de la actuacin de su cuerpo y las cualidades
del mismo, es evidente que con la proteccin de la imagen se salvaguarda
el mbito de la intimidad y, al tiempo, el poder de decisin sobre los fines
a los que hayan de aplicarse las manifestaciones de la persona a travs de
su imagen, su identidad o su voz (...) Estos derechos, como expresin de
la persona misma, disfrutan de la ms alta proteccin en nuestra Constitucin y constituyen un mbito exento capaz de impedir o limitar la intervencin de terceros contra la voluntad del litular"(nfasis agregado).
Si se protegen las manifestaciones de la persona en el mundo fsico,
tambin se salvaguarda aquello que se manifiesta, esto es la identidad
nica, la personalidad de cada individuo y los elementos que la componen. Es decir, que si la expresin del propio yo es objeto de proteccin
constitucional, tanto ms lo es la conformacin de ese yo. Por ello cabe
entender que la salvaguarda de los derechos fundamentales a la intimidad y vida privada (art. 18 CE), integridad psicofisica (art. 15 CE), y a la
libertad de culto (art. 16 CE) y de expresin (art. 20 CE), entre otros, lleva
implcita la proteccin de ese sustrato sobre el cual todas estas manifestaciones se asientan y que es la identidad.
3. EL PROBLEMA DE CONOCER LA IDENTIDAD DEL DONANTE
Y CONSECUENCIAS LEGALES. PLANTEO, CIFRAS Y CUESTIONES
Sobrado est afirmar que las TRHA plantean nuevos interrogantes
en materia de filiacin que son de difcil respuesta. Esta dificultad se ve
incrementada con la inexistencia de suficientes datos de la realidad que
prueben la conveniencia, en el orden prctico, de una solucin u otra. Solamente contamos con algunas cifras del problema que indican su magnitud actual y creciente, pero con pocos estudios de campo y estadsticas
sobre la materia. A este panorama se suma el relativamente breve lapso
de tiempo que llevan de existencia las TRHA puesto que, si bien se reportan casos de aplicacin de reproduccin asistida rudimentaria a partir de
mediados del siglo XIX, no es hasta finales de la dcada de 1970 que estas
tcnicas comienzan a cobrar auge y difusin. En definitiva, el relevainiento de campo de la materia es escaso y pervive en la sociedad una renuencia a abordar esta temtica.
En el 2001 se publicaron los datos de un estudio realizado entre 111
parejas de Italia, Holanda, Espaa y Reino Unido que arroj los siguientes
resultados
a. Ninguno de los padres legales haba revelado a los nios concebidos con semen u vulos de donantes su origen.
(47) GMEZ BENGOECHEA, B., Derecho a la identidad..., ps. 44-48.
217
218
En los EE.UU. no existe una cifra oficial porque se carece de un registro general de la materia, pero la mayor densidad de poblacin indicara
cifras an ms elevadas. De acuerdo con un estudio del Center for Disease
Control and Prevention, se estimaba que en el ao 1999 haban nacido cerca de tres mil (3.000) nios a partir de donaciones de vulos. En estos casos, a diferencia de la IAD, la mayor parte de las donantes eran conocidas
por los receptores de los gametos y se trataba de amistades o familiares
con los que la familia segua en contacto con posterioridad al nacimiento (49). Al presente, tan slo los estados de Austria, Suiza, Suecia, el estado
de Victoria en Australia y el Reino Unido ms recientemente, admiten la
facultad de acceder a la identidad de quien ha provedo los gametos. Sin
embargo, la regla sigue siendo el anonimato y las escasas encuestas sobre
el tema revelan que la mayor parte de los padres no desean revelar a sus
hijos la intervencin de terceros en el proceso de concepcin. Incluso en
Suecia los estudios ms recientes indican que la garanta legal de acceso
a los datos no es suficiente para que las personas conozcan su origen (50).
3.1. La experiencia comparada en la adopcin
En el desarrollo de la conciencia sobre la necesidad de proteger el
proceso de conformacin de la propia identidad y la bsqueda de los orgenes ha tenido gran relevancia el tratamiento que se ha dado a este tema
(48) El nmero de donantes en 2004 fue de seiscientos trece (613) de semen y seiscientos veintisiete (627) de vulos. Los primeros eran en su mayor parte hombres de
menos de treinta (30) aos ochenta y ocho coma tres por ciento (88,3%), siendo la
mayora estudiantes de entre veinte (20) y veinticuatro (24) aos. Las mujeres donantes
tambin eran en su mayora jvenes asalariadas de entre veinticinco (25) y veintinueve
(29) aos treinta y siete coma dos por ciento (37,2%), seguidas de las estudiantes de
entre veinte (20) y veinticuatro (24) aos treinta y dos coma dos por ciento (32,2%) y
el grupo de entre treinta (30) y treinta y cuatro (34) aos de edad, veintitrs coma tres por
ciento (23 3%)
(49) BAINES, LA., "Gamete donors and mistaken 'dentales: the importance o genetic
awareness and proposals favoring donor identity disclosure for children bom from gamete donations in the United State?, Family Court Review, vol. 45 num. 1, January 2007,
ps. 116-132, ps. 117-120. La IA es el mtodo ms utilizado en materia de TRHA dada su
baja complejidad. El creciente desarrollo de la IAD ha llevado a preguntarse sobre la relevancia de la experiencia en materia de adopcin para tratar este campo, si bien todava
se cuestiona la validez en s misma de la comparacin. Una dificultad clave para poder
desarrollar el estudio de este campo ha sido la escasa evidencia emprica en materia de
personas nacidas por TRHA con donacin de gametos. No existen estudios relevantes en
la materia y la mayor parte de la evidencia proviene de los relatos personales de quienes
son fruto de donacin de gametos.
(50)Gorruza, C., LALIDS, O. & LINDBLAD, E, "Disclosure of donor insemination to the
child: the Impact of Swedish legislation on couples'attitudes", Human Reproduction, 2000,
15, ps. 2052-2056.
219
220
221
te que el hijo acceda a la identidad del donante los padres legales suelen
ser reticentes a contar el origen de su concepcin al propio sujeto. La mayor disposicin a revelar la forma de concepcin suele darse entre las madres lesbianas y las mujeres sin parejas ya que no existe un hombre para
cumplir con el rol social y aparente de padre de la criatura (58). Por el contrario, son las parejas heterosexuales en las que la infertilidad se origina
en el hombre las menos dispuestas a descubrirle al nio la colaboracin
de terceros en su concepcin (58).
El debate se estructura en torno a una serie de interrogantes. En primer lugar, si un nio debera ser informado, y cundo, de que el hombre que cumple la funcin de padre no es su progenitor gentico. Otra
pregunta gira en torno a la necesidad de archivar confidencialmente los
datos relativos al origen de una persona. La tercera pregunta es si el hijo
que no vive con su padre gentico tiene derecho a acceder a alguna o
toda la informacin relativa a su progenitor, incluida o no su identidad.
El cuarto punto de debate es si el nio tiene derecho a saber fehacientemente quin es su progenitor y establecer algn tipo de contacto con l.
Finalmente, queda latente la pregunta sobre la eventual responsabilidad
parental del donante sobre el nio.
La mayor preocupacin que parece haber concernido a los legisladores desde la primera regulacin de la materia ha sido esclarecer los trminos de la relacin paterno-filial entre donante e hijo excluyendo absolutamente la posibilidad de que cualquiera de los dos pudiese reclamar el
establecimiento de un vnculo de parentesco entre s. Se ha puesto nfasis
en los aspectos sociales y afectivos de la paternidad para restar importancia al dato biolgico hasta el punto mismo de excluirlo (60). Sin embargo
(58) Segn un estudio del Sperm Bank of California que mantiene un programa de
revelacin de la identidad del donante al hijo concebido con sus gametos sin que esto
implique consecuencias sobre la filiacin. Vase la pgina http://thespermbankofca.org.
(59) GARRIGA GORINA, M., "El conocimiento de los orgenes genticos en la filiacin
por reproduccin asistida con gametos donados por un tercero; Derecho Privado y Constitucin, nm. 21 (enero-diciembre) 2007, ps. 167-228, p. 177.
(60) La consideracin de las TRHA en el mundo jurdico ha llevado a que un importante sector de la doctrina haga una separacin entre los conceptos de "padre" y "progenitor". El primero se referira a unos contenidos socioculturales y jurdicos, mientras que
el segundo supondra la procedencia gentica; para la Ley la progenitura por s misma no
significara el nacimiento del lazo paterno-filial si no es acompaada de otras circunstancias. La posibilidad de deslindar padres biolgicos de padres legales marca una tendencia
a un concepto ms social, afectivo y espiritual del concepto de progenitor. Podra hablarse
de la paternidad social de quienes desean el nacimiento del hijo y la paternidad biolgica
de quienes aportan el material gentico para su generacin. Esta nueva paternidad de
carcter social se sostendra en el propio ordenamiento normativo y su sustrato radicara
en la existencia del afecto y la voluntad de concretarlo asumiendo las obligaciones morales y jurdicas que conlleva la paternidad sobre un menor. Incluso algunos autores en la
doctrina comparada, como FBREGA Ruiz, han llegado a afirmar que, al hablar de TRHA,
nos encontramos frente a una nueva clase de filiacin en la que es determinante el factor
psicolgico-social de la asuncin voluntaria de paternidad y que demanda la elaboracin
222
c.
(61) DE VERDA Y BEAMONTE, J.R., "Libertad de procreacin y libertad de investigacin", en LA LEY, 2005-1, 1510.
(62) Gmez BENGOECHEA, B., Derecho a la identidad..., dl., ps. 194-201.
(63) FBREGA Ruiz, C.E, Biologa y Filiacin, Ed. Comares, Granada 1999, ps. 95-101.
(64) QUESADA GobizAtaz, M. CORONA, "La regulacin de la filiacin en el Proyecto de
Ley sobre TRHA'; Direito: Revista Xiuridica da Universidade de Santiago de Compostela,
Vol. 14, nm. 2:2006, ps. 187-218, ps. 202-203.
223
cuando existe un comprobado peligro para la vida del hijo sin contemplar
otros supuestos de riesgo para la integridad fsica del nio y los trastornos
psquicos que pueda conllevar el desconocimiento del verdadero origen.
Por ltimo, la intimidad del hijo se vera afectada puesto que l no podra
acceder a informacin sensible referida a su persona y que se encuentra
en poder de terceros.
En la orilla contraria, la postura minimalista defiende el anonimato
sin matices y rechaza los planteos de inconstitucionalidad en base a que
el derecho de todo hijo a conocer a su progenitor se consagr en un momento en que era imposible pensar en la posibilidad de las TRHA: este
sera un caso que escap a las previsiones del legislador. El mandato de
libre investigacin de la paternidad se dirigira a una realidad social e histrica concreta como ser la problemtica de los nios y mujeres abandonados por el varn responsable de su existencia merced a la incerteza de
la paternidad. Caso contrario al de las TRHA en las que el nio no queda
en situacin de desamparo porque la mujer y el varn que desean su existencia estn legalmente obligados a asumir la patria potestad frente a la
criatura. Se menciona el derecho del donante a la intimidad, as como
el derecho a la privacidad de la pareja que recurre a estas tcnicas. La
legislacin respetara las exigencias mnimas de los derechos fundamentales involucrados si permite, aunque sea excepcionalmente, conocer la
identidad del donante, y el acceso general a la informacin no identificatoda (65).
Esta postura minimalista no admite que se conculque derecho constitucional alguno dado que el principio de verdad biolgica es limitado,
tal como lo demuestra la institucin de la adopcin y ciertos limites a la
averiguacin de la verdad biolgica que comportan los plazos y legitimacin en las acciones de estado. De considerarlo de oda forma no podra
imponerse ningn lmite a las acciones de filiacin. Finalmente se argumenta que el secreto fortalece el vnculo entre hijo y padre no gentico,
as como la existencia de donaciones y -evita la interferencia a posteriori
de un tercero en las relaciones familiares.
Por ltimo, quienes se encuadran dentro de una postura intermedia
sostienen un derecho del hijo a conocer la identidad del donante pero sin
que esto signifique consecuencia jurdica alguna tanto en el vnculo de
filiacin con los padres legales, como en la indemnidad del donante. En
otras palabras, una va similar a la que permite al hijo adoptado conocer
la identidad de sus progenitores sin que esto signifique irrupcin en la
filiacin adoptiva legalmente constituida. Sera necesario para ello instrumentar un cauce procesal adecuado, que no fuera una accin de reclamacin de la paternidad, ya que slo se pretende conocer la identidad del
(65) RiValt0 HERNNDEZ, F., Las acciones de filiacin..., cit., ps. 315-319.
(66) FBREGA RUIZ, CE, Biologa..., cit, ps. 102-103.
224
225
226
En cuanto al derecho a conocer el propio origen es evidente que colisiona con el del donante de permanecer en el anonimato. La doctrina
se encuentra dividida entre quienes sostienen la primaca del inters del
menor y quienes estiman que el donante tiene derecho a proteger su intimidad. Los centros mdicos parten del principio del ms absoluto anonimato que se traduce en la no posibilidad de investigar la relacin biolgica del nacido con aportes de terceros donantes (74).
Algunos autores han defendido el derecho exclusivo del hijo a conocer los datos sobre el donante, sin que esta facultad pueda hacerse extensiva a los padres legales ni al donante, con todas las consecuencias
propias del establecimiento de una relacin de filiacin en los supuestos
de inseminacin de mujer sola o de mujer que se insemine sin el consentimiento de su marido o pareja de hecho, para no permitir que el nio as
nacido carezca de filiacin a patre(75). Sin embargo, en este punto es, tal
vez, ms acertada la postura defendida por Lacruz Berdejo quien estima
que esta interpretacin hace decir a la CE ms, de lo que el constituyente
quera y lo que el propio texto expresa. Situada la Norma Fundamental en
su propio contexto histrico se limitara su alcance a equiparar a los hijos
matrimoniales y no matrimoniales y proteger a las madres solteras como
forma de remediar una cuestin histrica concreta (76). Este supuesto de
hecho difiere sustancialmente del caso de la fecundacin artificial con
donacin de gametos, en la que ni la mujer elige al hombre que donar
su semen, ni ste conoce a la mujer que ser receptora de sus gametos. La
voluntad procreativa del hombre resulta nula, as como es intercambiable
y aleatoria tanto su persona como su material gentico. En un centro de
fertilidad, la muestra del donante ser una de tantas que los profesionales
utilizarn para fecundar a diversas mujeres (n).
(74)En Espaa se manifestaron a favor del anonimato, durante las Comisiones especiales para el estudio de la materia en el Congreso de Diputados, los autores: V. MONTES,
LLEDC) YAGE, DEZ PICAZO, DIEZ DEL CORRAL, FRAS GARCA, PEA y BEFtNALDO DE QuiROS, RODRGUEZ ADRADOE, VIDAL MARTNEZ, aunque con algunos matices muy relevantes
como se ver a continuacin.
(75) PANTALEN, F., Tcnicas de Reproduccin..., ps. 129-160.
(76) LACRUZ BEEDEIO, J. L., "La Constitucin..f, Actualidad Civil nm. 34, 20 septiembre 1987, ps. 2031-35. Por un lado el art. 39 C.E. modific la rigidez extrema de la presuncin
de paternidad matrimonial heredada del Derecho romano y consagrada con formalidad
extrema por el Cdigo Napolen de 1804 y todos los cdigos civiles inspirados en l. Por
otro lado, en una vertiente positiva, favoreci legalmente la bsqueda del padre extramatrimonial, haciendo primar la igualdad de los hijos por encima de las consideraciones de
proteccin de la paz familiar y honor de los hombres. El artculo 39 de la CE fue redactado
teniendo en miras una problemtica concreta yen consideracin a ella como antecedente y
programa vinculante de una nueva disciplina de la filiacin. En resumen, la CE consagrara
no un derecho de cada persona a tener un padre legal, sino la obligacin de cada uno de hacerse responsable por sus actos de procreacin, pero siempre teniendo en cuenta la cpula
carnal.
(77) Idem, ps. 2031.
227
Rivero Hernndez, en una posicin similar a la de Lacruz Berdejo, subraya la importancia de esta suerte de anonimato relativo en el que no
existe filiacin legal pero en el que se respeta el conocimiento de elementos esenciales para la conformacin de la identidad (78). En opinin de este
autor, el derecho del hijo puede, en estos casos, entrar en conflicto con
el de sus padres jurdicos intimidad personal y familiar y con el del
donante. Pero debe primar el inters superior del hijo. Hay un derecho a
conocer el origen gentico propio de carcter indeclinable y fundamental
que protege, antes que a los adultos que han decidido libremente sobre
sus acciones, al nio que no decidi nacer en ciertas circunstancias y que
se trata de uno de los derechos fundamentales del art. 10.1 CE (79). Sin embargo, este autor es del parecer de que el donante debera quedar desvinculado jurdicamente del ser que nazca, sin que pueda reclamrsele
paternidad alguna, ni responsabilidad de cualquier tipo. Tampoco debe
tener derecho a investigar por su cuenta la mera relacin biolgica dado
que no contribuye a su desarrollo personal o integridad psicofisica
En la misma lnea de pensamiento, aunque con matices ms restrictivos, encontramos a ROCA Tras que es partidaria de un derecho a conocer la realidad biolgica que no incluira la identidad del donante y del
que no se derivara una relacin paterno- filiaPal) Este derecho debera
abarcar la pesquisa del hijo de todo aquello que sucedi en su proceso
generador: especie, tcnica empleada, posibles donantes, etc. Martnez
Calcerrada ahonda en el contenido de la potestad de acceder a los datos
sobre el origen y describe que esto vendra a ser una suerte de accin de
acreditacin de la generacin biolgica fundamentada en la necesidad
psicolgica y emocional del hijo de conocer la verdad, mxime cuando,
en muchos casos, la deficiente informacin puede dar lugar a afeccin
psicolgica y al sndrome de auto discriminacin (82). Es mejor habilitar
una va de conocimiento de la verdad biolgica, que permitir que eventualmente el hijo la conozca en circunstancias y por canales equivocados,
y sin importar que de ello no se derive una relacin de filiacin. Ambos
autores coinciden en que slo debera estar legitimado el hijo una vez que
alcance la mayor edad.
Lled Yag considera en lnea de principios que prohibir el conocimiento de su origen gentico implica privar al hijo del acceso a sus
(78) lirvlirm HERNNDEZ, F., Las acciones..., p. 320.
(79) FlivErto HERNNDEZ, F., "La investigacin...", ps. 155-158.
(80) Idem, p. 141.
(81) Roca TlifAs, E., "La incidencia de la inseminacin y fecundacin artificial en los
derechos fundamentales y su proteccin jurisdiccionar, II Congreso Mundial Vasco: La
filiacin a finales del siglo .3DC Vitoria, septiembre de 1987, p. 42.
(32) MARTINEZ CALCERRADA, L., La Nueva Inseminacin..., p. 56. Para este autor la
pesquisa debe abarcar todo aquello que sucedi en el proceso generador del hijo: especie,
tcnica empleada, posibles donantes, etc.
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DERECHO A LA IDENTIDAD
Y TCNICAS DE REPRODUCCIN
233
Tambin en la legislacin de la vecina Nueva Zelanda, la preocupacin ya manifestada en la adopcin por proteger la verdad biolgica del
origen de las personas ha llevado a que se estudie la introduccin de un
novedoso sistema registral. As en la inscripcin original de nacimiento,
a la que slo puede acceder el hijo, se propuso que se anotase marginalmente la participacin de donantes en su concepcin con los trminos by
donor o by parental status orderum).
nica forma de excluir cualquier reclamo de paternidad del donante. Colegios profesionales como la American Society for Reproductiue Medicine
han emitido diversas sugerencias y opiniones sobre el protocolo mdico a
seguir (104 ). En la actualidad, la mayor parte de quienes acuden a TRHA de
tipo heterlogo solicitan gametos de donantes annimos, pero la discusin sobre los derechos de los hijos se ha incrementado; paulatinamente
el consenso en tomo a la necesidad de preservar la identidad del donante
va disminuyendo.
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that I knew (...) I have absolutely no one in the world who is related to me
apart from (...) my little girl (...) I felt alone and without family. I couldn't
trust anyone, and felt estranged from everyone except my child. I also felt
ashamed and humiliated" (120.
No obstante, las mismas personas afirman inequvocamente la nocin de que los lazos con los padres que los criaron y los hermanos son
efectivamente firmes y autnticos ms all del dao producido por el
ocultamiento de la verdad. Reclaman a su vez que exista la posibilidad
para todas las personas concebidas con gametos donados de acceder a
esta informacin sin depender del deseo de sus padres o de las polticas
de cada centro de fertilidad 02n. Frente a los temores que manifiestan los
padres de nios concebidos mediante TRHA heterlogas, ante las eventuales dificultades afectivas que pudieran surgir por la carencian vinculacin gentica, es alentador el testimonio de una mujer adulta que logr
superar la crisis creada por el conocimiento tardo de sus orgenes y que
logr contactar con sus medio hermanos biolgicos:
"So I have come full circle, I suppose: once again, I believe that family
is about so much more than blood. Dad was my dad, warts and all; my
mum is just that; my brother is my brother, my sister is my sister; and [my
half siblings] and the others they are my son of brothers and sisters" (122).
4. CONCLUSIONES
La identidad, objeto de proteccin de un derecho fundamental, no
ha sido definida por ningn texto legal. Las elaboraciones en torno a este
concepto son de ndole antropolgica, filosfica y psicolgica. No obstante, el que toda persona pueda acceder a cienos elementos que conforman su historia particular hace al respeto del derecho a la identidad
que encuentra fundamento en el valor de la dignidad humana y el libre
desarrollo de la personalidad. Este es el derecho a la propia identidad
que exige una libertad de actuacin libre de injerencias del Estado y de
terceros para conformar esa manera de ser personal, y tambin la demanda de control sobre los elementos que han servido para conformar
esa particular individualidad. Entre estos elementos se encuentran los
datos referidos a la primera fase de la existencia: las circunstancias de
la concepcin y nacimiento de una persona, incluyendo la identidad de
sus progenitores.
(120)Testimonio recogido en 2008 en hup://www.donor-conception-networkorW
beckys_taUchOn.
(121)DuDirki, A., "Why donor Offspring need to lmow the truthr; 17w Age, August 9m
2004, Australia. Es posible consultar otras opiniones similares en hifp://www.tangledwebs.org.
becicys_talk.lam.
242
Del estudio de los precedentes del TEDH es factible sealar que el conocimiento de los datos referidos a la propia ascendencia u origen biolgico pueden ser objeto de proteccin, tanto del derecho a la vida familiar, como del derecho a la privacidad, o tan slo del segundo. Esto es as,
puesto que conocimiento del propio origen y determinacin de la filiacin no forman un binomio de trminos equivalentes e intercambiables.
En materia de TRHA se est comenzando a perfilar un escenario similar al que se plante en el campo de la adopcin hacia finales de la
dcada de 1970, en cuanto a la bsqueda de los orgenes por parte de
personas concebidas con vulos y semen de donantes. En diferentes pases, pero principalmente en el Reino Unido y los EE.UU., han comenzado
a formarse grupos de hijos concebidos mediante TRHA heterlogas que
abogan por el levantamiento del secreto en torno a la identidad de los donantes y reclaman el acceso a esta informacin amparndose en la proteccin de su derecho a la identidad. Incluso, en algunos casos, se busca
conocer si existen medio hermanos genticos. Es importante recalcar que
ninguno de estos grupos demanda que se establezcan vnculos legales de
parentesco con los donantes, sino que el reclamo alcanza al efectivo conocimiento de los orgenes.
A nivel de los derechos fundamentales, permitir que la persona concebida con gametos donados conozca la identidad de sus progenitores genticos se basa en el derecho a la identidad como concrecin del respeto a
la dignidad humana y derecho al libre desarrollo de la personalidad. Esto
es diverso del campo de aplicacin del mandato de libre investigacin de
la paternidad que se situara, histricamente, en el mbito de la generacin vera copula o de responsabilidad por los propios actos procreativos y
no de un derecho absoluto a que padre y madre y progenitores converjan
en las mismas personas. De acuerdo con esta elaboracin, debe diferenciarse la investigacin de la paternidad del mero conocimiento de la ascendencia u origen gentico y biolgico. Ambos aspectos son separables.
De todo lo anterior se desprende que, si bien el derecho a la identidad
cobra fuerza, todava subsisten situaciones que implican serios obstculos a su efectivo goce por algunos grupos de personas. Sin embargo, a la
luz de la necesidad de respetar el contenido esencial de los derechos fundamentales, cabe sealar que la imposibilidad de acceso a la informacin
identificativa de padres biolgicos y donantes, significa una privacin absoluta de elementos que son esenciales al conocimiento de los orgenes y
primera identidad de la persona.
El derecho a la identidad abarca el amparo legal a la indagacin por el
conocimiento de las circunstancias y elementos de la propia generacin,
incluso cuando la Ley no permita establecer un lazo de parentesco con
las personas de las cuales se desciende. El conocimiento de quines son
sus progenitores, es un elemento en la conformacin de la individualidad
del ser, un "yo" nico yen el mundo.
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CAPTULO VIII
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247
Entonces, podramos decir en primer lugar que el derecho a la educacin corresponde al hijo y no a los padres, de lo que se infiere la subordinacin del derecho paterno, al del hijo a la educacin. En segundo
lugar los sujetos nios/as y adolescentes con capacidad natural de obrar
podrn ejercitar de forma autnoma su derecho a la educacin. Para el
supuesto de que carezca de esa capacidad natural las decisiones educativas que corresponden a los padres por los deberes inherentes a la patria
potestad tendrn que tomarse en el inters del nio/a, ya que ese resulta
el principio rector para su ejercicio de la responsabilidad parental. Adems este principio rector vincula no slo a los padres sino tambin a la
Administracin, debiendo presidir toda actuacin administrativa en relacin al nio, particularmente la encaminada a hacer efectivo el derecho
a la educacin en cuanto derecho prestacional, convirtindose de este
modo el inters del nio/a en uno de los principios bsicos de nuestro
sistema educativo (4).
La finalidad y el objeto de la educacin en un estado democrtico de
derecho es el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a
los principios de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.
Este precepto vincula directamente derecho a la educacin con dignidad
personal y con el libre desarrollo de la personalidad: educacin en libertad y para la libertad (5).
Por su parte el art. 5 de la ley 26.150 (Programa ESI) dispone: "cada
comunidad educativa incluir en el proceso de elaboracin de su proyecto institucional, la adaptacin de las propuestas a su realidad socio cultural en el marco del respeto del ideario institucional y las convicciones de
sus miembros':
(4) AseNsto SNCHEZ MIGUEL NGEL, La patria potestad y la libertad de conciencia
del
248
a) la difusin de los objetivos de esta ley en todos los niveles del sistema educativo; b) el
diseo de las propuestas de enseanzas, abordajes y merodologas en funcin de la diversidad socio cultural local y de las necesidades de los grupos etarios; c) El diseo, seleccin,
o produccin de los materiales didcticos que se recomiende; d) Supervisin, evaluacin
y seguimiento del desarrollo de las actividades obligatorias realizadas; e) Capacitacin
permanente y gratuita de los educadores en el marco de la formacin docente continua;
f) La inclusin de contenidos y didctica de la educacin sexual integral en los programas
de formacin de educadores.
249
siendo un tab (8). En efecto, por el art. 8 del Programa ESI, se introduce
la especial relevancia para la difusin de los objetivos de la ley, en tanto el
conocimiento previo y amplio de los efectores es condicin para el ejercicio responsable de sus derechos sexuales y reproductivos.
3. LOS ADOLESCENTES Y EL EJERCICIO DE SUS DERECHOS SEXUALES
Y REPRODUCTIVOS
250
Con la presentacin del Proyecto de Reforma al Cd. Civil y Comercial al Congreso de la Nacin (10, sealamos que en su articulado se ha
efectivizado la esencial/ impostergable adecuacin normativa y la constitucionalizacin del derecho civil en tanto reconoce su artculo 26 "el
principio de la capacidad progresiva o autonoma de nios/as y adolescentes" (art. 5 CDN), que cuenta con una adscripcin fuerte por parte de
la comunidad internacional a nivel normativo ("I. La doctrina especializada en materia de familia e infancia, advierte que la revisin de nuestra
ley infra constitucional se hace imprescindible Cdigo Civil en materia
de capacidad y representacin legal para adecuarla a los postulados
convencionales-constitucionales en parte para evitar la responsabilidad
internacional de nuestro pas, atento las sucesivas ratificaciones y compromisos internacionales asumidos con la suscripcin de los Tratados
de Derechos Humanos (dcada del '80) y la constitucionalizacin de los
tratados de DDHH (1994), como tambin la responsabilidad del Poder
Legislativo, dada su misin esencial de acortar la brecha existente entre
normas de diferente jerarqua, siendo las de rango infra-constitucional
las ms hbiles y contundentes para introducir cambio en las prcticas
sociales, culturales y legales de que se trate. Mxime que a partir de la
sancin de la ley 26.061 de Proteccin Integral de Derechos de Nios/as y
Adolescentes se hizo impostergable el proceso de una reforman2).
Se impone la transcripcin completa de la futura normativa por la
trascendencia absoluta que representa y se constitucionaliza (art. 75,
inc. 22 de la CN) el derecho civil en materia de reconocimiento en el ejercicio de derechos por los nios/as y adolescentes. En esta materia y por
tratarse de derechos personalsimos salud sexual y reproductiva de los
adolescentes la futura norma excluye la representacin necesaria. En el
art. 25 del Proyecto de Reforma Cd. Civil y Comercial se establecen dos
rangos etarios: a) cuando se es nio y b) cuando se es adolescente.
Art. 25: Menor de edad y adolescente. Menor de edad es la persona
que no ha cumplido DIECIOCHO (18) aos.
Este Cdigo denomina adolescente a la persona menor de edad
que cumpli TRECE (13) aos.
251
252
tos legales con que contamos para atender a los adolescentes cuya legitimacin ya les cabe para el ejercicio de sus derechos con el aval de la
legislacin constitucional e infra constitucional vigente. Este ejercicio de
los derechos por los adolescentes atraviesa puntualmente instituciones
como la obligacin de los padres en educar y la del Estado, que debe garantizarlos, ms all de su mero reconocimiento (I3).
4. LA LEY 418 DE SALUD REPRODUCTIVA Y PROCREACIN
RESPONSABLE DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. LA LEY 26.529
DERECHOS DEL PACIENTE EN RELACIN CON LOS PROFESIONALES
E INSTITUCIONES DE SALUD. PAUTA FLEXIBLE DE LEGITIMACIN
ACTIVA EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS
La ley 418 de la Ciudad de Buenos Aires, en su artculo quinto establece que los destinatarios de las acciones de la ley de salud reproductiva
y procreacin responsable sern la poblacin en general y "en especial
las personas en edad frtil': Las acciones que el Estado garantiza resultan
las de informacin completa y adecuada, asesoramiento personalizado
sobre mtodos anticonceptivos, su efectividad, contraindicaciones, as
como su correcta utilizacin para cada caso particular. Garantiza para
dichas personas todas las prcticas y estudios mdicos necesarios con
carcter previo a la prescripcin del mtodo anticonceptivo elegido y los
controles de seguimiento mdico que requiera dicho mtodo. Tambin
garantiza que la prescripcin de los mtodos anticonceptivos enumerados en el artculo sptimo sern de carcter reversible, transitorio, no
abortivos, aprobados por el Ministerio de Salud, elegidos voluntariamente por los/las beneficiarias/os luego de recibir informacin completa y
adecuada por parte del profesional mdico. Es preciso subrayar que la
consideracin legal sobre quienes pueden ejercer las acciones propuestas por la ley en su propio beneficio las personas en edad frtil no se
enmarca en la pauta objetiva del Cdigo Civil vigente, menores adultos
de catorce (14) aos, menores adultos mayores de dieciocho (18) aos
ni tampoco en el artculo primero de la Convencin sobre los Derechos
del Nio al decir que "nio es toda persona menor de dieciocho (18)
aos': Se utiliza en esta novedosa ley un criterio distinto; que hace al reconocimiento de la capacidad progresiva y de la autonoma de la voluntad.
Se establece como aptitud para el ejercicio de las acciones en procura
de la educacin para la salud sexual y reproductiva de cada uno de los
destinatarios requirentes, "la edad frtil de los sujetos especialmente':
Esta legitimacin otorgada por la ley hacia "las personas en edad
frtil" refleja flexibilidad y concordancia con el ciclo vital de cada per(13) CSJN, "Floreancing, Andrea Cristina y otro ELLE. c. Estado Nacional s/ Amparos:
F.838 XLI, de111/07/2006.
253
254
decisiones de ndole administrativas, judiciales o legislativas sean tomadas a la luz del inters mas ventajoso para el nio (14).
La Ley Nacional 25.673 de Creacin del Programa Nacional de Salud
Sexual y Procreacin Responsable coincide en lo sustancial con todo lo
enunciado.
5. LA AUTONOMA PROGRESIVA: A) EL DEBER DE LOS PADRES
DE EDUCAR A SUS HIJOS Y II) LA OBLIGACIN DEL ESTADO
DE GARANTIZAR LA SALUD Y EL DERECHO A LA EDUCACIN
PARA LA SALUD DE LAS PERSONAS EN EDAD FRTIL
Hasta la fecha, el fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad
de Buenos Aires en los autos, "Liga de Amas de Casa, Usuarios y Consumidores de la Repblica Argentina y otros c/ Gobierno de la Ciudad Auto noma de Buenos Aires 5/accin declarativa de inconstitucionalidad" (15),
expediente no 480/00, mantiene plena actualidad, no obstante, el tiempo transcurrido desde su dictado (14/10/2003), no slo por su valor
pedaggico sino por la implementacin puntual de los tratados de los
derechos humanos en el derecho interno, mediando control de convencionalidad.
All el TSJ rechaz la accin declarativa de inconstitucionalidad incoada corma la ley 418 de Salud Reproductiva y Procreacin Responsable
.Decidi que dicha ley se ajustaba tanto a la Constitucin Nacional como
a la de la Ciudad de Buenos Aires, ya que garantiza los derechos a la salud
y a la integridad fsica de toda persona. Que responde a la Convencin
sobre los Derechos del Nio y a otros tratados internacionales con rango
constitucional como la Convencin Internacional para la Eliminacin de
todas las formas de Discriminacin contra la Mujer y la Convencin Americana sobre Derechos Humanos.
Los actores alegaron que la ley 418 de Salud Reproductiva y Procreacin Responsable, resultaba inconstitucional al encontrar una colisin
con el art. 31 de la Constitucin Nacional, en tanto es un derecho-deber
de los padres, educar a los hijos bajo patria potestad y mal puede el Estado interferir con una regulacin atinente en dicho mbito reservado a la
autoridad parental, mxime porque la ley local debe conformarse a la ley
nacional, o dicho de otro modo, reconocen los actores solamente como
pauta de validez decisoria para los actos de los adolescentes, el rgimen
de capacidad de las personas establecido en el Cdigo Civil.
(14) CIDH, Informe Anual 1997. Cap. VIL Recomendaciones a los Estados miembros
en reas en las cuales deben adoptarse metidas para la cabal observancia de los derechos
humanos, de conformidad con la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre y la Convencin Americana sobre Derechos Humanos.
(15)TSJ, Ciudad Autnoma de Buenos Aires, 14/10/2003.
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Es decir, el derecho-deber de los padres de participar en la orientacin educativa de sus hijos se complementa y subsume en el compromiso
de los Estados hacia el respeto de los derechos humanos de los individuos
para garantizar plenamente su goce y ejercicio a todas las personas bajo
su jurisdiccin, que consagra los derechos humanos como pauta cultural (21).
El Estado argentino est obligado, mediante el art. 75 inc. 23 de nuestra Constitucin, a travs del compromiso asumido al suscribir los tratados de derechos humanos, como dijimos, a la adopcin de medidas de
accin positiva destinadas a dar efectividad a los derechos econmicos,
sociales y culturales del nio, ligados indisolublemente al goce de sus derechos civiles.
La educacin sexual, como parte integrante del derecho a la educacin como derecho humano reconocido por el arts. 23 y 24 de la CDN y
por tanto, derecho que debe garantizar el Estado (22) .
ponde efectuar desde una tica secular Mxime, teniendo presente que "las
personas no pueden actuar de una forma autnticamente libre y autnoma
si viven una situacin dramtica de pobreza (...) as como si carecen (...) de
unos mnimos recursos de salud" Y no es novedad que el factor pobreza es
expulso rio de los sistemas de salud, incluyendo a los servicios hospitalarios
pblicos donde, conforme a las normas constitucionales citadas, deberan
prestarse los medios para la planificacin familiar ..:' (27)
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de tratos:
En relacin al rol del Estado con respecto a los derechos sexuales y reproductivos, el constitucionalista Gil Domnguez entiende que: "El derecho a la libertad reproductiva presenta componentes positivos y negativos.
Entre los primeros, un claro ejemplo se encuentra en la obligacin que tiene
el Estado de informar en un lenguaje claro y accesible sobre las modalidades y alcances de la salud reproductiva y la procreacin responsable, como
as tambin, suministrar mtodos anticonceptivos a las personas que por
su condicin social y econmica no tengan acceso a ellos. Entre los segundos, el ejemplo se viabiliza en la imposibilidad del Estado de negar a la
poblacin en general el acceso a los medios de anticoncepcin"(26).
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tanto persona como sujeto social de derechos en un contexto democrtico que facilita su interaccin en su mbito familiar y en la sociedad. En
efecto, se ha dicho que "la CDN es, precisamente, el instrumento internacional que permiti expandir la ciudadana a la infancia, ya que reconoce
que todos los nios, nias y adolescentes tienen derechos ante el Estado y
la comunidad, y que los Estados partes, deben adoptar todas las medidas
'administrativas, legislativas y de otra ndole para dar efectividad a los derechos reconocidos en la presente Convencin' (art. 4'9" (z9).
No quedan dudas pues, que la autoridad paterna, ha dejado de ser un
derecho en s mismo, para convertirse en un recurso a favor de los hijos.
Al modificarse el paradigma en tomo a la concepcin de los nios y adolescentes, consecuentemente lo hace tambin el instituto de la patria potestad, denominado por la doctrina actual "responsabilidad patentan y as
llamada por el Proyecto de Reforma del Cdigo Civil y Comercial, dejando
de lado el vocablo "autoridad parental", tambin utilizado por la doctrina
con el fin de enfatizar los deberes que pesan sobre los mismos con respecto a sus hijos, ms que los derechos que tienen con respecto a ellos.
Por lo expuesto, no es dable a los progenitores alegar una afectacin al
ejercicio de la "patria potestad'; en tanto el Estado cumpla su rol de crear
garantas para el acceso a la salud integral por parte de la poblacin en
general y especialmente de los adolescentes. El derecho a la educacin
de los hijos y el deber de otorgrselo por sus padres puede realizarse de
acuerdo a la orientacin moral o religiosa de los ltimos y el estado debe
garantizar a los padres la eleccin educativa del establecimiento donde
se desarrollarn los contenidos curriculares aprobados por el Ministerio
de Educacin (30) y all recibirn los hijos la educacin que los padres, de
acuerdo a sus creencias, han seleccionado para ellos en cumplimiento
de su funcin parental. El Estado es respetuoso de la eleccin educativa
que hicieron los padres de acuerdo a sus convicciones para la educacin
de los hijos (art. 5 de la ley 26.150). Pero ello no significa que el Estado
modifique o suprima las pautas generales para todos los educandos que
surgen de la Ley Nacional de Educacin 26.206, la ley 26.573, (los usuarios del Programa de Salud sexual y Procreacin responsable) la ley de la
Ciudad Autnoma 418, (Ley de Salud Sexual y Reproductiva) y sus programas de implementacin para esas leyes, en funcin de la objecin de
conciencia escolar de algunos grupos de padres que por distintos motivos discrepan con alguna/ as currculas impartidas. En la actualidad de
presentarse el conflicto, se realizara la audiencia del nio/a, tal como la
prctica judicial lo viene realizando desde hace tiempo, con el reconocimiento jurisprudencial y se decidira en relacin al inters concreto del
(29) CILLERO BRUOL, Mmun., "Los derechos del nio: de la proclamacin a la proteccin efectiva", en Justicia y Derechos del Nio n3, UNICEF, Buenos Aires, 2001, p. 50.
(30)El Ministerio de Educacin es el que expide los ttulos habilitantes a los alumnos
que hubieren cursado los ciclos obligatorios.
261
tacin clinica, o bien tenga acceso al contenido de la misma, guarde la debida reserva, salvo expresa disposicin en contrario de la misma, emanada de autoridad judicial o autorizacin del propio paciente Ello significa
que el derecho a la confidencialidad hacia el paciente resulta, al decir de
Aida Kememajer de Carlucci, un acto personalsimo, que no podra suplirse por el representante del menor (33). De ah que la propia ley resulte
sustento del derecho a la intimidad del nio/a y adolescente efectivizando el derecho a la intimidad regulado en el art. 16 de la CDN.
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"Las formas, cmo los individuos organicen su sexualidad, y su capacidad reproductiva, no pueden ser motivo de ordenacin jurdica, porque
son actos meramente internos que hacen a su vida privada, los cuales no
pueden ser ordenados por la justicia y no trascienden de la interioridad
de los sujetos, en tanto yen cuanto sean ejercidos libremente y no vulneren
derechos de terceros, pensamos que en tanto las leyes de salud reproductiva
garantizan la informacin y el acceso a los mtodos y prestaciones de anticoncepcin a las personas que lo requieran para promover su libre eleccin, respetan el derecho a la vida privada de los individuos contenido en
el art. 19 CN al aceptar la libre eleccin individual en la anticoncepcin.
Adems, pensamos que no se puede imponer coactivamente a toda la poblacin, la utilizacin de los mtodos de contracepcin que ninguna religin imponga a sus fieles, ya que una imposicin de esta naturaleza sera
violatoria del derecho a la vida privada de los individuos" (").
El derecho a la intimidad reconocido en el art. 16 de la Convencin
de los Derechos del Nio, los protege de "injerencias arbitrarias o ilegales
en su vida privada': El ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos,
forma parte pues, de la intimidad o privacidad de los nios y adolescentes. Ni el Estado ni sus padres pueden avasallarla arbitrariamente. Para
que esto no suceda, se les debe asegurar a los nios y adolescentes un real
acceso a la informacin de la educacin sexual y su planificacin, aun sin
el consentimiento de sus padres.
En efecto, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin ha dicho: "...la
vida de los individuos y su proteccin,en especial el derecho a la salud,
constituyen un bien fundamental en si mismo que, a su vez, resulta imprescindible para el ejercicio de la autonoma personal art. 19 CN" (35).
(33) Exposicin de la Dra. Kemelmajer de Carlucci en el Seminario Intensivo de
"Biotica y Derechos Humanos': Facultad de Derecho, UBA, 17 de marzo de 2010, Saln
Azul.
(34)MEDINA, GRACIELA, "Excelente fallo biotico que protege el derecho ata libertad
sexual fijando lmites y responsabilidades. Libertad de contracepcin de una madre soltera mayor de dieciocho (18) aos", JA, 2002-1-553.
(35)"Asociacin Bengalensis c. Ministerio de Salud y Accin Social - Estado Nacional
s/amparo ley 16.986'; sentencia del 1/06/2000, LA LEY, 2001-8, 126.
263
265
8. REFLEXIONES
Las atribuciones conferidas a los padres y encargados legales de los
nios en ejercicio de la patria potestad, no pueden constituirse en un elemento que permita afectar o suprimir, a travs de su ejercicio, los derechos humanos personalsimos de los nios insusceptibles de ser ejercidos por representantes, pues corresponden a la esfera de la autonoma
personal y de la libertad (39). Ya que el derecho a la educacin es de los
hijos y no de los padres.
Conceder a los adolescentes en edad frtil un derecho autnomo a
recibir informacin y a tomar decisiones propias en lo relativo a su salud
reproductiva, sin necesidad de consulta previa obligatoria con los padres,
es compatible con la Convencin sobre los Derechos del Nio y ms an,
se trata de un mecanismo de realizacin de ella (").
La ley de Salud Reproductiva constituye una herramienta indispensable para efectivizar los derechos humanos de los adolescentes, en especial, el derecho a la igualdad, a la salud, a la informacin y los derechos
sexuales y reproductivos; todos ellos garantizados por la Constitucin
Nacional y por la Constitucin de la Ciudad de Buenos Aires (41).
Todo lo referente al resguardo del derecho a la intimidad de los adolescentes est contemplado en la CDN y su correlato en la nueva ley
26.529 "Derechos del Paciente en su relacin con los profesionales e instituciones de la salud" en tanto consagra el derecho a la confidencialidad
como un acto de naturaleza personalsima.
La ley 26.743, Derecho a la Identidad de Gnero, en su art. 5, reconoce a las personas menores de dieciocho (18) aos en su calidad de sujetos
plenos de derecho y en funcin del art. 5, la legitimacin para solicitar
conjuntamente con sus padres la rectificacin registra] del sexo, el cambio de nombre de pila e imagen. Deber contar el adolescente con la asistencia letrada de un abogado especializado (art. 27 ley 26.061).
(39)Del voto de la Dra. Conde en "Liga de amas de casa y otros; del 14/10/2003, TSJ.
(40)Del voto del Dr. bleier en "Liga de amas de casa y otros'; del 14/10/2003, TSI.
(41)Del voto de la Dra. Ruiz, en "Liga de amas de casa y otros': del 14/10/2003, TSJ.
C - TERCERA PARTE
CAPTULO IX
1. INTRODUCCIN
La doctrina y la jurisprudencia han sido contestes en sostener que la
modificacin al art. 265 del Cdigo Civil efectuada por la ley 26.579 ha
introducido una nueva categora alimentaria cuyos obligados son los progenitores y los beneficiarios son los hijos mayores de 18 aos pero menores de 21. En el actual marco normativo, los alimentos debidos a los hijos
por los progenitores tienen, entonces, tres fuentes: derivados de la patria
potestad, cuyos beneficiarios son los menores de edad (arts. 265 primer
prrafo y 271), derivados del segundo prrafo del art. 265 para los comprendidos entre 18 y 21 aos (2) y derivados del parentesco por el inc. lo
del art. 367 para quienes tengan ms de 21 aos.
(1) Agradezco a la Dra. Susana Gueiler, Jueza de Primera Instancia en lo Civil y Comercial N 18 de Rosario y Profesora Adjunta de Derecho Civil III "Contratos" de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, el intercambio de ideas y colaboracin brindada respecto de las instituciones del derecho de los contratos que en este
artculo se proponen como aplicables analgicamente.
(2) CECILIA GRosertAN entiende que esta obligacin alimentaria deriva de la responsabilidad parental (patria potestad) y no del parentesco ("La mayora de edad y la responsabilidad alimentaria de los padres", Derecho de Familia, Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2010, N47 nov/dic 2010, p. 17. NSTOR SOLAR' coloca la fuente de la nueva obligacin alimentaria en el vnculo filial ("Alimentos debidos a los hijos entre los 18 y 21 aos. La nueva
ley 26.579", La Ley Online; "Reflexiones sobre la mayora de edad a los 18 aos; en Derecho
, de Familia y de las Personas, La Ley, Buenos Aires, 2010, ao 2, nro. 1, p. 200). CLAUDIO
Remiso, por su parte, considera que esta categora tiene su fuente en el parentesco,
pero con la extensin de los alimentos debidos a los menores de edad, sin necesidad de
acreditacin de los requisitos del art. 370 del Cd. Civil ("Los alimentos debidos a los hijos
conforme la nueva legislacin; Suplemento Especial Mayora de Edad, La Ley, diciembre
270
274
cit., p. 22.
276
Sin embargo, ami juicio encuentra aqu cabida la posibilidad del progenitor conviviente de esgrimir ese derecho propio descripto por la Dra.
Grosman y obtener as del otro padre la cooperacin alimentaria debida,
derecho que nace subsidiariamente en este caso y cede en el descripto en
el punto anterior.
Desde el derecho infraconstitucional y desde una perspectiva ms
acotada, no debe olvidarse que el progenitor conviviente es titular de la
accin de contribucin, aplicando analgicamente el art. 371 del Cd. Civil. Si bien el artculo consagra la irrepetibilidad de los alimentos entre
coobligados, s puede demandarse la contribucin respecto de las obligaciones alimentarias futuras. Aun cuando en el caso el progenitor conviviente no tenga fijada judicialmente una cuota alimentaria, la cancelacin
cotidiana de su obligacin alimentaria surge de la propia convivencia,
siendo por ende responsable de la totalidad de la cuota alimentaria (be.
c) El silencio, la inactividad, la indiferencia y la conformidad en el ejercicio del derecho subjetivo alimentario. El mandato
Tambin pueden darse casos en que el mayor menor de 21 aos citado a comparecer a estar a derecho no lo haga, se muestre indiferente a
la suerte del reclamo alimentario, o est conforme con las acciones desarrolladas por quien hasta hace pocos das lo representara y con quien
contina conviviendo. En caso de incomparecencia, debera sin ms
declarrselo rebelde y seguir el juicio sin su representacin poniendo en
riesgo la concrecin misma del derecho alimentario? (15) .
Aun cuando el supuesto podra resolverse desde la perspectiva del
derecho propio del progenitor conviviente conforme al desarrollo efectuado por la Dra. Gro sman considero que ante la actitud indiferente del
alimentado cabe recurrir tambin a otras instituciones del derecho civil.
Todos somos contestes en que el derecho no es un conjunto de normas aisladas sino que debe ser interpretado integrativamente, aplicando
las premisas dadas por el art 16 del Cd. Civil.
En muchas familias la percepcin y administracin de la cuota alimentaria continuar en los hechos del mismo modo en que se vena desarrollando hasta la mayora de edad de uno de sus integrantes. La madre
o padre conviviente, si no mediare la intervencin judicial o alguna accin por parte del alimentante o de la propia ex representante legal, proseguir sin mayores alteraciones en su vida cotidiana. Desde la perspec(14)ZANNONI, EDUARDO, Tratado de Derecho Civil. Derecho de Familia, Astrea, Buenos Aires, 1998, t. 1, p. 129, FANZOLATO, EDUARDO IGNACIO, comentario al art. 372 en Cdigo Civil Comentada Derecho de Familia. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2006, t. II, p. 320.
(15)Aslo he considerado ene! artculo de mi autora Consideraciones prcticas sobre
la implementacin de la ley 26.579 desde la experiencia tribunalicia, publicado en Revista de Derecho de Familia y de las Personas, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2010, Ao II,
Nro. 5, junio de 2010, p. 48.
278
del Cdigo. En lo que hace a nuestra materia, debe recordarse que dicho
artculo establece claramente que "el silencio opuesto a actos, o a una
interrogacin, no es considerado como una manifestacin de voluntad,
conforme al acto o a la interrogacin, sino en los casos en que haya una
obligacin de explicarse por la ley o por las relaciones de familia, o a causa
de una relacin entre el silencio actual y las declaraciones precedentes':
Si la persona mayor menor de 21 aos es emplazado a expedirse sobre la
continuidad de quien fuera su representante administrando o percibiendo la cuota alimentaria o prosiguiendo con las actuaciones judiciales, su
silencio debe ser interpretado como una conformidad con tal continuidad. Ello tambin se dar si nada dijere ante el desarrollo cotidiano de
actos jurdicos relacionados al vnculo parental y al ejercicio de derechos
subjetivos alimentarios.
Pueden darse entonces dos situaciones:
i) El mayor menor de 21 aos autoriza a quien fuera su representante
legal para continuar las acciones judiciales y administrar su cuota alimentaria
Se trata de un mandato expreso. Reiterando la no exigencia de formas,
el mayor menor de 21 aos puede autorizar directamente a quien fuera
su representante a continuar las acciones judiciales, administrar la cuota
alimentaria y percibirla en consecuencia mediante un simple escrito judicial presentado con patrocinio letrado en el respectivo expediente. Ello
no se vincula con las exigencias contenidas en los cdigos de rito sobre la
representacin procesal en tanto la misma rige a la relacin entre el mandatario y el abogado que lo represente en juicio.
) El mayor menor de 21 aos nada dice sobre la continuidad de las
acciones judiciales o la administracin de la cuota
Puede existir tambin un mayor menor de 21 aos al que no le interese
la prosecucin de la accin ni tampoco la no prosecucin y no le interese
la administracin de los alimentos que antes perciba su padre o su madre,
o que pretenda que todo siga tal como era antes de cumplir 18 aos. Citado
a comparecer, no lo hace y debera ser declarado en rebelda.
Entiendo que el beneficiario de alimentos debe ser no slo emplazado a comparecer a estar a derecho sino tambin a expedirse sobre la continuidad de la accin y de la administracin de los alimentos que percibe
su padre o su madre conviviente, bajo apercibimiento de entender otorgado un mandato tcito en favor de ese progenitor tanto sea para continuar el juicio, percibir y administrar los alimentos.
Si el mayor menor de 21 aos compareciere e hiciere suya la accin
nos encontraremos ante la situacin ms arriba apuntada. Si no lo hi-
ciere se deber tener por otorgado mandato tcito tal como lo hemos
reseado (20.
4. CONVENIOS ALCANZADOS ENTRE LOS PADRES RESPECTO DE HIJOS
MAYORES MENORES DE 21 AOS
En los procesos de divorcio por presentacin conjunta las partes pueden presentar convenios alimentarios respecto de sus hijos menores,
como as tambin en demandas autnomas de homologacin de acuerdos alimentarios.
Al momento de entrar en vigencia la ley 26.579 muchos convenios se
encontraban suscriptos por los padres en representacin de sus hijos tanto mayores menores de 21 aos como menores de edad.
Es claro que la facultad de los padres para representar a los mayores ha
cesado, con lo que el convenio alcanzado no obliga a estos ltimos persa
Si el convenio es presentado sobre la base de la representacin legal
que cesara, no podr ser homologado como tal. Sin embargo, corresponde la citacin del hijo a los fines de expedirse sobre el mismo, hacindolo
suyo o desconocindolo. El fundamento ltimo de la citacin es la preservacin misma de la vida familiar ms all de las razones jurdicas que
puedan esgrimirse y de las objeciones tcnicas que puedan formularse.
Si el hijo hiciere suyo lo convenido por sus padres siendo conveniente
se expida tambin sobre administracin y percepcin de la cuota podr
ser homologado mas no si lo rechazare expresamente.
La falta de contestacin por parte del hijo no importa en s misma la
imposibilidad de homologacin del convenio si de los trminos del mismo puede desprenderse que fue alcanzado para satisfacer el derecho
propio del progenitor conviviente en los trminos de la tesis de la Dra.
Grosman. Si bien este acuerdo no tiene efecto cancelatorio respecto del
derecho subjetivo propio del hijo respecto del progenitor no conviviente,
podra estipularse en el acuerdo una condicin resolutoria para el caso
que el hijo ejerza autnomamente su derecho.
Tambin podra recurrirse, en la redaccin de los acuerdos, al instituto de la estipulacin en favor de terceros, prevista en el art. 504 del Cd.
Civil, en donde el estipulante es el progenitor conviviente y el promitente
el otro. Recordemos que "existe 'estipulacin a favor de tercero' cuando
una persona (estipulante o promisario) obtiene de otra (promitente o
(20) Entiendo que se trata de un mandato tcito y no de gestin de negocios en funcin de la obligacin de expedirse seguida del silencio (ver MORE-KENS, FEDERICO R., "El
mandato tcito y la gestin de negocios: dificultad de distinguir ambas figuras; LA LEY,
2006-A, 89).
280
deudor) la promesa de ejecutar una determinada prestacin en beneficio de un tercero, que no ha sido parte den dicho contrato" (2'). Si bien es
cierto que el progenitor no conviviente (promitente) estara cumpliendo
la obligacin del progenitor conviviente (estipulante) y por ende no tendra efectos liberatorios respecto de su propia obligacin, la situacin es
similar a la analizada en el caso anterior en cuanto a la posibilidad que el
hijo decida rechazar el acuerdo y ejercer su propio derecho alimentario
contra el progenitor no conviviente.
El convenio tambin podra contener clusulas vinculadas con la posibilidad de que el hijo (beneficiario) no se expida de modo alguno respecto del convenio, en el sentido que el pago se efectuar en favor del
estipulante, dejando a salvo de ese modo la estabilidad familiar. En ese
orden, y al no esgrimirse la representacin del hijo mayor de edad, el
acuerdo estara en condiciones de ser homologado.
5. CONCLUSIONES
La mayora de edad a los 18 aos importa otorgar capacidad plena
a las personas fsicas a partir de dicha edad, lo cual abarca entre otras
aristas la capacidad de actuar en juicio por derecho propio, la facultad de
administrar su patrimonio y de percibir sus acreencias.
La ley 26.579 ha introducido una nueva categora alimentaria cuyos
beneficiarios son los hijos mayores de edad pero menores de 21 aos y los
obligados son los padres. Siguiendo el criterio de capacidad plena, el esquema normativo vigente arroja como resultado que el mayor menor de
21 aos es quien debe iniciar o impulsar el reclamo alimentario contra su
o sus progenitores, percibir y administrar la cuota alimentaria, desplazando en ese sentido a quien fuera su representante legal (madre o padre).
Se han observado inconvenientes en aquellas familias en las que los
hijos mayores pero menores de 21 aos siguen conviviendo con su madre o padre que fuera su representante respecto de las obligaciones alimentarias del progenitor no conviviente, en cuanto a la prosecucin de
los juicios en curso, iniciacin de nuevos juicios autnomos o incidentes
de modificacin o aumento de cuota alimentaria, la administracin de la
cuota y la percepcin de la misma, entre las facetas principales.
La economa familiar puede verse afectada en casos en que el mayor
menor de 21 aos adopte una actitud reticente tanto sea respecto de la
obligacin alimentaria del progenitor no conviviente, ya sea por asumir
l plenamente el ejercicio de sus derechos mas no contribuir con el sostenimiento de su familia, ya sea por negarse a percibir cuota alimentaria
(21) TRIGO REPRESAs, aux A., Cdigo Civil Comentado. Obligaciones, Eubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, t. 1, p.75.
CAPTULO X
284
HERNN H. PAGS
Como aclaracin previa, vale sealar que si bien las normas procesales y sustanciales que regulan la materia se desinteresan en la actualidad
de la cuestin de gnero, tratando en un pie de igualdad a padres y madres, todava nuestra sociedad muestra que suele ser ms generalizada la
hiptesis en la que la madre es quien convive con el hijo menor y percibe
alimentos del padre, por lo que incorporaremos esa variable como mayoritaria, sin perjuicio de destacar que bien podra suceder a la inversa.
2. LA LEGITIMACIN SUSTANCIAL
286
287
HERNN H. PAGES
(6)AMIN, BEATRIZ A. en HIGHTON, ELENA y AREN, BEATRU Directoras, Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin. Concordado con los cdigos provinciales.
Anlisis dctrinal y jurisprudencial,Flammurabi, Buenos Aires, 2006, tomo 6, p.738 y
cona.
(7)Dentro del mbito de sus atribuciones probatorias, obviamente ms extensas
pa la alimntista y ms restringidas para el demandado. Sobre el punto remitimos
a la doctrina del art. 643 del Cdigo Procesal.
4.2. Consecuencias del incumplimiento del alimentante: La sobreexigencia de la madre y la privacin del hijo
todas las necesidades que la cuota impaga deba solventar, ni menos an,
en la medida en que stas debieron haber sido satisfechas (11).
Todo incumplimiento de la sentencia de alimentos o del convenio homologado trae aparejado un quiebre de la estabilidad de aquellos presupuestos que fueron contemplados al tiempo de establecerse el alcance de
la prestacin. Esta fractura acontece en la realidad de vida del nio beneficiario y su grupo conviviente (generalmente la madre) con independencia de que exista como respuesta del sistema un inters moratorio
que comenzar a devengarse en el marco de la ejecucin 'de la obligacin
y que, en teora, est orientado a suplir aquellos inconvenientes derivados del atraso en el pago. Sin embargo, no podemos desconocer que en
la cotidianeidad del hogar, el incumplimiento sostenido en el tiempo terminar generando al menos dos efectos: la sobreexigencia del otro progenitor y la privacin.
Sobreexigencia, porque la madre conviviente, ante la situacin de
necesidad del hijo derivada de la falta de pago de la cuota a cargo del
padre, suele intentar naturalmente mantener el mayor tiempo posible el
estndar de vida del hijo sin modificaciones significativas a la espera de
que el padre cubra lo adeudado OO. Para ello, suele ella suplir con ahorros
personales, ayuda de familiares o mayor esfuerzo laboral, la prestacin
adeudada por el padre a la espera de la regularizacin del trance.
Y cuando no hay posibilidades de sobreexigencia o con ella no alcanza
o se agota, viene la privacin que debemos entenderla como la ausencia parcial o total de los bienes que haban sido presupuestados como
corrientes y necesarios por el juez o por las partes al tiempo de fijar la
cuota alimentaria. Entendamos aqu que esta privacin no tiene que estar necesariamente asociada al padecimiento sino, ms bien, a la falta o
ausencia de los bienes de la vida que han sido considerados provechosos,
benficos y adecuados para el mejor desarrollo y educacin de ese nio
en su contexto y de acuerdo a las posibilidades de sus padres. Y esa evaluacin fue hecha por ellos mismos (en caso de acuerdo) o por un rgano
jurisdiccional ante el que se ha debatido y que ha evaluado tales variables
para proceder a la fijacin de la pensin.
288
(10) Reconocemos que esta "tendencia" puede no estar presente en algunos cuadros familiares, pero cabe afirmar que lo habitual es que la madre conviviente intente
evitarle al hijo el padecimiento de la situacin de necesidad econmica, al menos durante algn tiempo, en tanto ella lo pueda sostener. No es ms que una consecuencia
de un rasgo saludable del amor; el de evitarle al ser querido el sufrimiento que pueda
derivarse de la difcil realidad que lo circunda. Potica manifestacin artstica de esta
natural tendencia podemos observarla, mutatis mutandi, en el inolvidable filme "La
vida es bella" de Roberto Benigni.
289
RICO J. CAUSSE y CHRISTIAN R. PETFIS, Buenos Aires, Ad Hoc, 2010, p. 179 y concs.
(12)CNCiv. sala C, 20/11/1984, LA LEY, 1985-A, 339; CNCiv. sala C, 18/12/1985,
ED, 119-652; CNCiv. sala E, 14/4/1997, "S., E. y otro c. D., M. s/ alimentos; ED, 177149; CNCiv. sala G, 14/5/1999, "E, S. c. R., C. s/ ejecucin de alimentos; ED, 189-521;
CNCiv. sala E, 23/10/2000, 11. 308.357, "L., E. S. c. E, R. s/ ejecucin de alimentos':
Sum. Isis 1821; CNCiv. sala C, 21/6/2001, "L., M. B. c. B., P. D. s/ ejecucin de alimentos; ED, 194-305; CNCiv. sala I, "V., M. S. c. M., 1.1.f; SCBA, 22/5/2001, "Miori, Gusta*,
c. Miori, Carlos s/ alimentos", elDial.com W148CD, entre muchos otros.
290
HERNN N. PAGS
apoyada en interpretaciones de los autores (13), como modo de desalentar todo cuestionamiento u obstruccin de parte de ciertos deudores alimentarios (algo afectos, en ocasiones, a dificultar la disposicin por su
contraparte del dinero del que se han visto despojados por efecto del
avance de la ejecucin), ha sido la de admitir que exista una suerte de
subrogacin legal en los derechos del menor invocando haber la madre
cubierto la prestacin omitida oportunamente por el obligado. De esta
forma, se avala la legitimacin de la madre para reclamar por s la deuda
atrasada que el padre no cubri y se evitan inconvenientes vinculados a
la gestin de la administracin de los bienes del hijo. La madre queda as
subrogada en los derechos, acciones y garantas del hijo menor por aplicacin de la pauta de los arts. 768, inc. 2, 771 y concs. del Cdigo Civil (14).
La ventaja ms evidente que se ha atribuido a esta solucin es la de
prescindir del sistema de control de la gestin de los bienes de los menores de edad que establecen los arts. 264, 293, 294 y nones. del Cdigo
Civil1'.
Pese a que el art. 297 del cdigo de fondo no impone la necesidad de
autorizacin judicial para la disposicin del dinero de propiedad de sus
hijos menores, por lo que parece regir lo dispuesto por los arts. 2808 y
2811, la cuestin ha dado lugar a discrepancias varias que fueron resueltas hace ya mucho en un plenario de la Excma. Cmara Civil de fecha
9/10/1933, que fij como regla que "Ni el usufructo legal, ni la facultad
de administrar que los arts. 287 y 293 del Cdigo Civil acuerdan a los padres, excluyen la intervencin del Ministerio de Menores y el contralor de
los jueces, cuando se trata de disponer de los fondos de propiedad de los
(13) XIV Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Tucumn, 1993; BOSSERT, GusTAVO A., Rgimen jurdico de los alimentos, 2" edicin, Buenos aires, Astrea, 2004,
p. 211; SESIN, MARA PATRICIA y CASTRO, ALICIA MARA, "Legitimacin procesal en
el reclamo de cuotas alimentarias atrasadas'; ED, 175-788; FENOCHIETTO, Casaos E.,
Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin, 1.3, p. 649; CASTRO, ALICIA M., Desde
cundo se deben los alimentos?, en GROSMAN, CECILIA P. (dir.), Alimentos a los hijos y
derechos humanos, Universidad, Buenos Aires, 2004, ps. 255 y ss.
(14)Art. 768: La subrogacin tiene lugar sin dependencia de la cesin expresa del
acreedor a favor: D... 2 Del que paga la deuda al que estaba obligado con otros o por
otros...
Art. 771: La subrogacin legal o convencional, traspasa al nuevo acreedor todos los derechos, acciones y garantas del antiguo acreedor, tanto contra el deudor
principal y codeudores, como contra los fiadores con las modificaciones siguientes:
P. El subrogado no puede ejercer los derechos y acciones del acreedor, sino hasta la
concurrencia de la suma que l ha desembolsado realmente para la liberacin del
deudor,... 3. La subrogacin legal, establecida en provecho de los que han pagado
una deuda a la cual estaban obligados con otros, no los autoriza a ejercer los derechos
y las acciones del acreedor contra sus coobligados, sino hasta la concurrencia de la
parte, por la cual cada uno de estos ltimos estaba obligado a contribuir para el pago
de la deuda.
(15) SESIN, MARA PATRICIA y CASTRO, ALICIA MARIA, "Legitimacin procesal en
el reclamo de cuotas alimentarias atrasadas'; ED, 175-788.
292
HERNN H. PAGS
Pero cuando lo que se tiene depositado en el juicio es un crdito obtenido por el atraso en el pago de los alimentos es inaceptable pretender que
la madre, como administradora de la pensin asistencial que debi haber
percibido puntualmente, se vea sometida al control judicial de la gestin de
esos fondos por la sencilla razn de que, por mora del deudor, se acumularon cuotas, abultndose el monto de la acreencia. El sustento del control
judicial del destino de los fondos debemos encontrarlo no en la magnitud
de las sumas sino en su origen. El control judicial, en este supuesto, conspira contra la propia naturaleza del crdito ya que comporta desconocer su
carcter asistencial que deriva de las relaciones de familia, cuya principal
finalidad no aspira a satisfacer un inters de raz patrimonial, tal como s se
observa en el caso de la indemnizacin por daos. La urgencia de la prestacin, as como tambin la situacin de necesidad producida por el atraso
en el pago, se veran desatendidas si se sometiera a la madre al control de
la gestin del haber percibido como consecuencia de la ejecucin, lo que
tambin conspirara contra el nio cuyo inters la ley busca tutelar.
Por otra parte, observamos que la madre no se encuentra obligada a
rendir cuentas del destino de la cuota alimentaria regularmente percibida (19), ni corresponde control judicial de tal gestin. Por ello, no se advierte motivo para conferir al deudor de la prestacin la potestad de crear,
por su inconducta generadora de la acumulacin de cuotas impagas, la
carga en la madre de tener que justificar el destino que dar a los fondos
imputables a cuotas atrasadas.
Es por tales razones que consideramos que la administracin del dinero percibido en concepto de cuotas alimentarias atrasadas del hijo menor, as como no puede ser objeto de rendicin de cuentas, tampoco debe
ser sometida al control judicial.
Sin embargo, no podemos desconocer que excepcionalmente puede
ocurrir que la deuda atrasada debe ser percibida a travs de la venta forzada del inmueble ganancial que fue sede del hogar conyugal y en el que
contina residiendo la madre con los hijos menores. En estos casos es
probable que no se obtenga un comprador dispuesto a pagar un precio
razonable por adquirir el cincuenta por ciento (50 %) indiviso de un inmueble ocupado por el otro cotitular y sus nios. Frente a ello, sucede
que termina compensndose la deuda con el precio de la parte indivisa
subastada. En este cuadro de situacin, si consideramos que la madre se
subrog en los derechos del beneficiario de la pensin, no habr inconveniente en inscribir la porcin enajenada a nombre de ella, quien de esa
forma pasar a ser la titular de todo el inmueble y podr contar con la
posibilidad de venderlo y hacerse del dinero necesario para resarcirse de
(19) BOSSERT, GUSTAVO, Rgimen jurdico de los alimentos, Buenos Aires, Astrea,
2004, p. 14; CNCiv., sala G, 2/7/1991, R. 88.915; CNCiv. sala I, 9/3/2000, "P., R.13. y G.,
H. si divorci; elDial.com AE1417.
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297
dre en el crdito del hijo. Es que si se entiende que los alimentos atrasados pasaron a ser un crdito de la madre parece que ya no entraran en
la excepcin que prev el ltimo prrafo de esa norma para el caso de
tratarse de beneficiarios menores de edad.
Sobre este tpico es necesario examinar si el reclamo por los atrasos
se realiza siendo an los nios menores de edad o si ya son mayores. Slo
en este ltimo caso, cuando los beneficiarios han alcanzado la mayora
de edad, podra sostenerse que la caducidad procede ante la ausencia de
reclamo sostenida en el tiempo durante la mayoridad, pese a que las cuotas atrasadas se hayan devengado durante la minoridad. Pero si son aun
menores al tiempo del planteo, por ms que se adopte la postura de que
la legitimada para formular el reclamo es la madre, al ser colocada ella en
el lugar de los beneficiarios (conforme art. 771 del Cdigo Civil) est habilitada a gozar de todos los derechos y garantas de los menores a los que
subroga, por lo que estara aun siendo adulta habilitada a ampararse
en la excepcin que le otorga el ltimo prrafo del art. 645 (24), por lo que
no correra en su respecto la caducidad.
5. ACERCA DE LA IRREPETIBILIDAD DE LOS ALIMENTOS PAGADOS
Dispone el art. 371 del Cdigo Civil que "El pariente que prestase o
hubiese prestado alimentos voluntariamente o por decisin judicial, no
tendr derecho a pedir a los otros parientes cuota alguna de lo que hubiere dado, aunque los otros parientes se hallen en el mismo grado y condicin que l':
Esta norma consagra el principio de que los alimentos pagados por
uno de los coobligados, entre los que encontramos al padre y la madre en
un pie de igualdad, no son repetibles contra los otros. Segovia ha puesto
en duda la equidad y hasta la conveniencia de este texto (25) al tiempo que
Lafaille ha cuestionado que el deudor de alimentos se halle en peor situacin que la del codeudor solidario (26) puesto que ni siquiera cuenta con la
la causa; puede determinar la caducidad del derecho a cobrar las cuotas atrasadas
referidas al perodo de inactividad.
La caducidad no es aplicable a los beneficiarios menores de edad; tampoco,
cuando la aparente inactividad del interesado es provocada por la inconducta del
alimentante.
(24)Ver, en similar sentido, CNCiv. sala E, 9/6/1982, LA LEY, 1983-C, 162;
CNCiv. sala E, 30/8/1982, LA LEY, 1983-C, 785; CNCiv. sala E, 17/10/1984, AR/
JUR/208/1984; CNCiv. sala C, 27/8/1991, R. 91.781; CNCiv. sala d,'" 11/9 /1991, R.
98.845; CNCiv. sala I, 7/9/2001, "V, M. S. c. M., J.L. s/ ejecucin de alimentos': elDial.
com AE19BC, entre otros.
(25) SEGOVIA, LISANDRO, El Cdigo Civil de la Repblica Argentina con su explicacin crtica y bajo la forma de notas, Buenos Aires, Ed. La Facultad, 1933, t. I, p. 96.
(26) LAFAILLE, HCTOR, Derecho civil. Curso de derecho de familia, Buenos Aires,
1930, na 565, p. 407.
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va del art. 717 del Cdigo Civil. Se ha entendido que la finalidad de este
artculo ha sido evitar enojosas cuestiones de familia ("). Sin embargo, no
parece que tal propsito haya sido del todo logrado.
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tarios ya que ello conspira contra la celeridad propia que debe regir este
tipo de ejecuciones. Si el hijo es an menor, por lo expuesto en el punto
anterior, no cabe objecin alguna a la legitimacin de la madre para formular el reclamo, sea por s, sea en representacin del hijo, sea en ambas
cualidades. Y si el hijo alcanz la mayora de edad y se ejecuta la cuota
devengada durante la minoridad, tanto la madre como el hijo estn legitimados a reclamar y note cabe al padre objetar los alcances del derecho
de uno u otro.
f) La irrepetibilidad de lo pagado en concepto de alimentos entre parientes obligados legalmente a proveerlos en el mismo grado y condicin
(art. 371 del Cdigo Civil) no se aplica al supuesto en que existe una cuota alimentaria establecida judicialmente a cargo del padre y la madre la
adelanta (total o parcialmente, de acuerdo a sus posibilidades) ante el incumplimiento paterno.
CAPTULO XI
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En este aspecto, coincidimos con la opinin de este importante doctrinario, ya que el agregado al art. 265 del Cd. Civ. no establece esa caracterstica, como s lo hace el art. 367 para los alimentos debidos entre los
parientes (y, especficamente, entre los progenitores y el hijo que alcanz
los 21 aos de edad).
Resumiendo lo dicho, respecto de las caractersticas que esta nueva obligacin alimentaria impone a los progenitores (a travs de la ley
26.579, para los hijos de entre dieciocho [18] y veintin [21] aos), podemos afirmar que:
PO Se determina la continuidad de la cuota que se vena abonando al
hijo menor de edad (que se encontraba sometido a la patria potestad de
sus progenitores).
2) La extensin de la cuota alimentaria va a ser la que determina el
art. 267 del Cd. Civil.
3) Para su establecimiento y percepcin, el hijo de entre dieciocho
(18) y veintin (21) aos no necesitar acreditar los requisitos del art. 370
del Cdigo de fondo en materia civil. Por lo tanto, al igual que ocurre con
los menores sometidos a la patria potestad, se va a presumir que el hijo
comprendido en esa franja etaria, tiene un estado de necesidad alimentaria y no tiene los medios propios para satisfacerla.
4) No obstante establecerse tal presuncin, la misma admite prueba
en contrario (si este hijo posee los "recursos suficientes para proverselos
por s mismo"), a diferencia de lo que sucede con la obligacin alimentaria del primer prrafo del art. 265 del Cd. Civ. (alimentos para los menores de edad sujetos a patria potestad) (3).
5) No existe reciprocidad alimentaria, entre los progenitores y el hijo
de entre dieciocho (18) a veintin (21) aos, al igual que quien se encuentra sujeto a la patria potestad y a diferencia del hijo que alcanz los veintin (21) aos.
3. FUENTE DE ESTA OBLIGACIN ALIMENTARIA
En principio, las fuentes de la obligacin alimentaria las podemos clasificar en testamentaria, contractual y legal.
Si bien, las dos primeras pueden dar lugar al nacimiento de la obligacin alimentaria, no cabe duda de que la fuente ms importante es
la legal.
(3) En igual sentido: SOLA1U, NSTOR E., "Alimentos-fp cit., p. 2.
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CLAUDIO C. BELLUSCIO
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tos debidos a los hijos de entre dieciocho (18) y veintin (21) aos, ser el
que enuncia el art. 267 de ese mismo ordenamiento legal.
Yen ese sentido, concordamos con el fallo que venimos mencionando, cuando dice que la orfandad de las pruebas arrimadas por el alimentado, impiden a ese Tribunal "efectuar un acercamiento especifico al
monto de las mismas':
306
Es decir, que estos alimentos comprendern seis rubros, a saber: manutencin (alimentacin), educacin, esparcimiento, vestimenta, habitacin, asistencia y gastos por enfermedad.
Por lo tanto, la ley 26.579 en este punto tampoco se aparta de la modificacin efectuada por la ley 23.264 (que incorpor los rubros educacin
y esparcimiento, a los alimentos debidos a los hijos hasta la edad de veintin [21] aos).
Asimismo, en el caso de separacin de los progenitores, no adopta el
principio general tantas veces reiterado por la jurisprudencia (6): la cuota
alimentaria que se fije, deber permitir que el hijo mantenga dentro de
lo posible el nivel socio-econmico de que gozaba cuando la familia se
encontraba unida.
No obstante, la amplitud en la extensin de la cuota alimentaria irnplementada por la ley 26.579 para los hijos de entre dieciocho (18)y veintin (21) aos (al remitir al art. 267 del Cd. Civil), el primer fallo publicado[7) que aplica la ley 26.579 en materia de alimentos, entendi que "la
determinacin y cuantificacin de las necesidades alimentarias a partir
de la situacin personal de cada alimentado s es materia de prueba, correspondindole a ste la carga probatoria': Y agrega que "...ninguno de
los extremos probatorios desplegados permiten establecer con cierta precisin cules son las concretas necesidades del alimentado..."
Nos permitimos discrepar con esta parte del importante fallo precitado, pues las necesidades a cubrir para el hijo de entre dieciocho (18)
y veintin (21) aos las enuncia (por la remisin que explcitamente
efecta la propia ley 26.579) el art. 267 del Cd. Civil.
Necesidades que, estemos de acuerdo o no, el legislador las presume,
no ya para el menor de edad, sino tambin en el hijo que alcanz la mayora de edad y hasta que cumpla los veintin (21) aos.
Otra cuestin, es la facultad que tiene el juez o tribunal para fijar el
quantum que cubra dichas necesidades en el caso concreto que se presenta ante sus estrados.
(6) CNCiv., sala K, 23/9/2001 Dl, 2003-3, 1051 (de los considerandos del fallo); dem,
sala C, 22/9/1981, LA LEY, 1982-A, 441 y Rep. LA LEY, 1982-146, sum. 75; dem, sala I,
11/3/1993, LA LEY, 1993-D, 535 (caso 9.246) y LA LEY, 1995-D, 864, sum. 222; dem, d.,
31/3/92, LA LEY 1993-D, 535 (caso 9.249 y LA LEY, 1995-D, 873, sum. 313; dem, sala A,
22/11/1995, LA LEY, 1996-C, 621; dem, sala II, 22/4/1997, LA LEY, 1997-F, 51; dem, id,
21/4/97, DI, 1998-2, 990; dem, d., 13/8/97, LA LEY, 1998-5, 709; CCiv. y Com. Rosario,
sala IV, 6/8/2002, LLLitoral, 2003-256.
. (7) Trib. Col. Farn. N 5 Rosario, "Ch., I. c. C., L. s/alimentos'; expte. 3291/2006,
26/2/2010, Revista deDerecho de Familia y de las Personas, Ed. La Ley, ao 2, n4, pa. 51-59.
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6. MBITO DE APLICACIN
El art. 265 del Cd. Civil (modificado por la ley 23.264), contempla en
su redaccin actual el deber de ambos progenitores, y resulta ser de aplicacin mientras la familia se mantenga unida.
En tanto, el art. 271 del mismo Cdigo contempla la obligacin alimentaria cuando la convivencia familiar se ha roto.
Si bien, la ley 26.579 agrega un segundo prrafo al art. 265 del Cd. Civil (norma que, reiteramos, se considera que regula los alimentos debidos
a los hijos cuando ambos progenitores conviven), lo preceptuado en la reforma que estamos analizando ser tambin de aplicacin para regular la
obligacin alimentaria de ambos progenitores en el contexto del art. 271
del Cd. Civil, es decir, cuando la familia se hubiere desmembrado.
7. DURACIN TEMPORAL DE LA OBLIGACIN ALIMENTARIA
DE LOS PROGENITORES
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Asimismo, se ha determinado 03) la continuidad de la cuota que se vena abonando pese a que la hija haba alcanzado la mayora de edad (por
ese entonces, a los veintin (21) aos), si ste necesita dicha asistencia
material para concluir sus estudios. Si bien, para conceder la continuacin del deber alimentario, se impuso como condicin que la beneficiaria
prosiguiera sus estudios en forma regular y que la cuota regira durante el
tiempo previsto para el desarrollo normal de la carrera elegida.
310
Con el mismo criterio, otro fallo the tambin en el mbito provincial estableci que si el hijo siendo menor de edad ha iniciado estudios universitarios alentado por sus progenitores, ello presupone que
ese aporte habr de continuar hasta el momento en que regularmente
finalice o deba finalizar tales estudios aunque haya alcanzado los
veintin (21) aos.
En similar mbito judicial (15), y con anterioridad a la ley que venimos
mencionando, se acept la continuidad de la cuota cuando el hijo mayor
de edad curs estudios universitarios.
Para fundamentar tal decisorio, este fallo dijo que "una solucin adversa devendra en instalar una marcada e inexcusable desigualdad entre
los hijos convivientes con los padres bien avenidos, que jams cuestionarn esfuerzos econmicos para solventar sus estudios, y aquellos que
tienen sus padres separados': Agregando, que en el concepto de alimentos quedan comprendidos los medios tendientes al desarrollo integral del
alimentado, englobando su preparacin para incorporarse a un mercado
laboral altamente competitivo.
En tanto, el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ros (16) (con anterioridad a la ley 26.579) decret que "corresponde establecer una cuota
alimentaria a favor de las hijas mayores de edad del alimentante, tenindose en consideracin que el padre no ha negado los ingresos y bienes
que se le atribuyen, y que la cuota alimentaria, conforme al plan de estudio de las carreras elegidas, debe ser por plazo de cuatro (4) aos, debindose acreditar ao a ao, la continuidad de los estudios':
Asimismo, hace unos cuantos aos, un fallo de la Instancia de la Ciudad de Buenos Aires (17), determin que corresponda abonar a la hija
(13) TFamilia Formosa, 20/5/1999, LA LEY, 2000-C, 894 y LLLitoral, 2000-102.
(14)C2aCiv., y Com. Paran, sala 2, 25/8/2000, Zeus, 85-321, Sec. Jurisprudencia.
(15)CCiv. y Com. 1 Nom. Santiago del Estero, 22/11/2004, LLNoroeste, 2005-458.
(16)Sup. Trib. Just. Entre Ros, sala Civ. y Com., 6/7/2007, Derecho de Familia. Revista
Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, Ed. Lerds Nexis/Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 2008, n2008-1, p. 109.
(17) Juzg. Nac. de 1 Inst. en lo Civil no 81, Capital Federal, 25/9/1998, publicado en
Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 1999, n14, p. 263.
Dicho pronunciamiento judicial, entendi que no resultaba imprescindible para la procedencia de la accin, que la solicitante padeciera
una imposibilidad absoluta para satisfacer esas necesidades, dado que la
actividad cientfica que desarrollaba como la exigencia que requera la
carrera universitaria (en el caso, la de medicina) le impeda realizar cualquier actividad rentada en forma conjunta que le permitiera obtener
ingresos.
Del anlisis de los fallos ut supra citados, podemos extraer que la concesin de la continuidad de la cuota ha sido otorgada siempre que la carrera universitaria se cursara de forma regular y que se tratara de una carrera que por su extensin horaria (v. gr., medicina) no permitiera poder
realizar tareas remuneradas con las cuales solventarla.
Por ello, jurisprudencia provincial (18) bastante reciente resolvi
negar la continuidad de los alimentos, al manifestar que, si bien el hijo
"aduce necesitar la ayuda econmica en virtud de estar cursando estudios superiores, se demostr que no es un alumno regular y que demuestra desinters en el estudio':
Un fallo (19) posterior a la entrada en vigencia de la ley 26.579, admiti
el reclamo de la hija por la merma de la disponibilidad laborativa de la
accionante, debido al horario de la cursada universitaria que se acredit en ocho (8) horas diarias y por su ptimo rendimiento acadmico.
En consecuencia, esta reciente jurisprudencia, conden al progenitor
demandado a abonar una cuota mensual cuyo importe fue fijado en el
10% de sus ingresos, por el trmino de un ao (teniendo en consideracin, que ese lapso era el que le restaba a la peticionante para concluir sus
estudios universitarios).
b) Postura jurisprudencia' que no admite la continuidad de la cuota
alimentaria establecida, por cursar estudios universitarios
Otra parte de la jurisprudencia (20) ha desestimado la pretensin de
que se extienda el deber alimentario del padre durante todo el tiempo necesario para completar la formacin del hijo que ha llegado a la mayora
de edad (por ese entonces, a los veintin [21] aos), al entender que tal
peticin carece de sustento legal, pues dicha cuota se funda en el deber
derivado de la patria potestad y no en el parentesco.
(18) Juzg. Civ. y Com. n1, Jujuy, 10/3/2009, LINoroeste, 200-571.
(19) CApel. Civ. y Com., Dolores, 8/7/2010, "M. C. c/M. R. H. s/alimentos: indito al
momento de escribir estas lneas.
(20) CNCiv., sala C, 2/11/1982, Rep. ED, 17-125, sum. 309.
CLAUDIO C. BELLUSCIO
Otro fallo del mismo mbito (27), confirma el cese de pleno derecho de
la cuota alimentaria para el hijo que cumpli veintin (21) aos, pues no
logra conmover la aceptacin de tal incidente, el hecho de manifestar que
se est cursando una carrera universitaria.
Asimismo, esta corriente jurisprudencial determin (22), bajo la legislacin anterior a la ley 26.579, que "si la peticionaria se circunscribi a
demostrar que estara dispuesta a comenzar sus estudios universitarios,
no obstante haber alcanzado la mayora de edad, sin otra justificacin,
dicha circunstancia es insuficiente para reclamar los alimentos con posterioridad al cese de la patria potestad, porque implicada dejar librado a
la voluntad de la hija mayor el punto de partida de su formacin profesional y, por ende, el lmite temporal de la obligacin alimentaria de los progenitores, con lo cual se afectara seriamente la certeza de las relaciones
jurdicas paterno-filiales':
En similar sentido, ha sido rechazada (23) la pretensin de que los alimentos continen hasta que el hijo concluya sus estudios universitarios
y, por ende, se hizo lugar al cese de la cuota alimentaria por la mayora de
edad de aqul.
Tratndose de un incidente por cese de la cuota por haber alcanzado los hijos la mayora de edad, con anterioridad a la ley 26 579 se
ha dicho (24) que no hay lugar para la reconvencin interpuesta, lo que no
quita que los hijos una vez alcanzada esa edad puedan deducir la pertinente accin por alimentos, si bien demostrando la necesidad de la asistencia, la imposibilidad de proversela por s, y la posibilidad econmica
del padre.
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1) Una vez cumplidos los veintin (21) aos, de acuerdo a lo establecido por la legislacin vigente, slo sera posible en principio que el
hijo recobre la prestacin alimentaria si justifica los extremos que toman
procedente la fijacin de una pensin entre parientes mayores de edad,
debiendo encuadrarse en las disposiciones del art. 370 del Cd. Civil.
2)En razn de ello, se exige que el hijo que alcanz esa edad demuestre acabadamente la falta de medios propios y la imposibilidad para adquirirlos con su trabajo, sea cual fuere la causa que lo hubiere reducido a
tal estado de necesidad.
3) Si bien es posible exigir que el progenitor obligado al pago dinerario de los alimentos, mantenga inclume la calidad de vida y la posibilidad de estudio de que gozaban sus hijos menores antes de la separacin,
tal obligacin no puede extenderse una vez cumplidos los veintin (21)
aos, si no median circunstancias excepcionales que asilo aconsejen.
4) Hasta tanto no se reforme la legislacin positiva vigente, la excepcin al principio del cese automtico de la obligacin alimentaria por
haber alcanzado los veintin (21) aos, slo procedera cuando el peticionario demostrase la necesidad de asistencia, con basamento en su imposibilidad fsica o psquica para procurarse medios de subsistencia.
5) Aun cuando deba juzgarse cuanto menos cuestionable la actitud de ciertos padres que, a pesar de hallarse en condiciones de posibilitar al hijo mayor de veintin (21) aos un mnimo de sustento para poder
continuar sus estudios, se escudan en la limitacin legal de sus obligaciones alimentarias, la aplicacin estricta del plexo legal vigente impone la
desestimacin de la pretensin en tal sentido.
Como podemos observar, esta corriente jurisprudencial entenda que
cuando el hijo llegaba a la mayora de edad (con anterioridad a su modificacin por la ley 26.579) la prestacin alimentaria cesaba de pleno derecho, salvo que se demostrara que los alimentos le eran indispensables y
que no estaba en condiciones de procurrselos por s mismo (29).
Por lo cual, de acuerdo a esta postura jurisprudencial, slo sera posible acceder al pedido de extender la obligacin alimentaria de los hijos
(27)CCiv., Com., Trab. y Minas la Nom. Catamarca, 20/9/2005, LLNoroeste, 2005-1309.
(28) CNCiv., sala 1, 14/2/2005, ED, 215-117.
(29) CNCiv., sala B, 23/12/1988, ED, 135-456.
CLAUDIO C. BELLUSCIO
dieciocho (18) aos que estn siguiendo con xito una profesin u oficio,
y de las hijas solteras que no se encuentren en condiciones de atender a
su subsistencia.
Cabe destacar que, hasta el momento en que nos encontramos escribiendo estas lneas, esta es la postura adoptada por todas las Salas de la
CNCiv., sin excepcin alguna.
Su art. 473 deca que el mayor de dieciocho (18) arios tena derecho
a los alimentos cuando no se encontraba en condiciones de atender a su
propia subsistencia.
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(salvo que se acredite que el beneficiario cuenta con medios propios para
cubrir la extensin alimentaria que describe el art. 267 del Cd.
el lmite de tal prestacin se encuentra en el hecho de haber cumplido
veintin (21) aos.
Por lo tanto, el legislador perdi una nueva oportunidad (33) de permitir que la cuota contine hasta una edad en que se supone deben culminar
los estudios universitarios, siempre que se acredite que dichos estudios se
cursan de forma regular y que la cursada (con motivo de la carga horaria)
no permite desarrollar una tarea remunerada con la cual solventarlos.
En consecuencia, ser la jurisprudencia quien contine resolviendo
las situaciones planteadas en ese aspecto.
Con el agravante de que, aquellos fallos que han aceptado la continuidad de la cuota alimentaria con motivo de los estudios universitarios
del hijo (M), y ms all de que estemos de acuerdo con la continuidad de la
cuota por tales motivos, evidentemente han fallado contra legan.
Siguiendo tal criterio de sujecin a la letra de lo que determina nuestra legislacin actual, la extensin de la prestacin tampoco debera apartarse de lo que seala el art. 372 del Cdigo precitado, en cuanto ste contempla los gastos necesarios para la subsistencia, habitacin, vestuario y
lo necesario para la asistencia en las enfermedades.
316
Lo mismo suceder con futuros fallos que acojan esa pretensin, dado
que la nueva legislacin extiende slo la cuota hasta los veintin (21) aos
(cuando se estarn promediando estos estudios).
Por el contrario, aquellos tribunales que en este supuesto se apeguen a la legislacin vigente, emitirn fallos correctos desde el punto de
vista legal, pero las ms de las veces incorrectos desde el mbito dikelgico (como ha sucedido, en uno de los ltimos fallos que abord la cuestin
con anterioridad a la sancin de la ley que venimos analizando (35)).
Dichas causales, hubieran quedado a criterio del legislador y de la poltica legislativa que se le quisiera imprimir a los alimentos debidos a los
hijos por sus progenitores (como por cuestiones de esa misma poltica,
nuestra legislacin impone alimentos entre los cnyuges divorciados an
cuando ha cesado la fuente que les da origen, mientras que otras legislaciones para este mismo supuesto determinan el cese de los alimentos
y la posibilidad de imponer pensiones compensatorias).
Quienes se encuentran en tal posicin, han dicho que el hijo que arrib a los veintin (21) aos podr solicitar una cuota de alimentos para
concluir con esos estudios, pero deber acreditar los requisitos establecidos en el art. 370 del Cd. Civil (es decir, que acredite la necesidad de los
alimentos y que no puede proverselos por s mismo).
(33)Con anterioridad, se podra haber implementado al elaborar la ley 26.061, que
nada dice en materia de alimentos (salvo, la responsabilidad subsidiaria que le incumbe
al Estado de proporcionar los alimentos para la embarazada).
(34)TFamilia Formosa, 2/10/96, DI, 1997-3-512; dem, 20/5/99, LA LEY, 2000-C, 894,
y LLLitoral, 2000-102; C2 Civ. y Com. Paran, sala 2, 25/8/2000, Zeus, 85-321, Sec. Jurisprudencia; CCiv. y Com. 1 Non. Santiago del Estero, 22/11/2004, LLNoroeste, 2005-458;
Juzg. Nac. de 1 Inst. en lo Civil n81, Capital Federal, 25/9/1998, Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999,
n 14, p. 263.
(35)CCiv., Com. y ab., Rafaela, 29/4/2008, LLLitoral, 2008-920: se revoc la sentencia que estableci la cuota alimentaria a favor de la hija del demandado desde la mayora
de edad hasta la fecha de finalizacin del ciclo lectivo, pues, se afirm que en el derecho
argentino la obligacin alimentaria cesa ipso jure cuando los hijos alcanzan los veintin
(21) aos, por ms que la extensin de la cuota se solicitara por slo dos (2) meses (en el
caso, el lapso desde que la hija cumpli los veintin 1211 aos y hasta la finalizacin del
ciclo lectivo de ese ao).
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presume la necesidad y la falta de medios de ese hijo, al igual que para los
menores de edad.
A pesar de que dicha presuncin para los hijos que se encuentran
en la franja cronolgica precitada es iuris tantum (es decir, que admite
prueba en contrario), estos hijos al presentar el reclamo alimentario no
debern demostrar su estado de necesidad, ni tampoco que no tienen los
medios para proporcionarse los alimentos por s mismos (como silo deben hacer cuando han cumplido los veintin (21) aos, conforme determina el art. 370 del Cd. Civil).
9.2. Pautas para fijar la cuanta de la cuota alimentaria
El primer fallo publicado (37) que aplic la ley 26.579, para determinar
la cuota para un hijo de diecinueve (19) aos, manifest a nuestro criterio, de forma muy acertada que, aparte de tener en cuenta las particulares caractersticas del hijo (de entre dieciocho [18] y veintin [21] aos)
que solicita se le fije una cuota alimentaria, deber tenerse en consideracin que "la potencialidad econmica de una persona mayor de edad
no puede ser sopesada de la misma manera que quienes son menores de
edad y su derecho alimentario emerge de la patria potestad':
Es que, si bien las necesidades a cubrir (tratndose de los hijos de dieciocho [18] a veintin [21] aos) estn enunciadas en el art. 267 del Cd.
Civ., el "quantum" de la cuota siempre ser fijado por el juez o el tribunal,
conforme a las particulares circunstancias de la causa.
9.3. Defensas oponibles por el demandado, ante tal reclamo
En la contestacin a la demanda (que el CPCCN no tiene prevista,
pero que la jurisprudencia admite) interpuesta por el hijo para que se le
fije una cuota de alimentos, o en la audiencia preliminar establecida en
el art. 639 del CPCCN, el demandado podr invocar (y acreditar) en su
defensa la existencia de recursos suficientes con que cuenta el hijo, para
repeler la accin por alimentos interpuesta, dentro de las previsiones del
art. 643 de ese mismo Cdigo de rito (39).
A ello, lo faculta en la actualidad el texto agregado al art. 265 del
Cd. Civ., pues, si bien, contempla esta situacin para el cese de la cuota
correspondiente a los hijos (de entre dieciocho [18] y veintin [21] aos)
que tengan recursos suficientes para proporcionarse alimentos, no se
(37) Trib. Col. Familia no 5, Rosario (de los Considerandos del fallo), 26/2/2010,
Revista de Derecho de Familia y de las Personas, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2010, ao 2,
nm. 4, p. 58.
(38) KIELMANOVICH, JORGE L., "Citacin del hijo mayor en el juicio de alimentos; LA
LEY, del 27/5/2010, p. 1.
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(39) CNCiv., sala J, 19/10/1999, LA LEY, 2000-C, 11; dem, sala D, 13/2/1996, ED, 16844 (del dictamen del Asesor de Menores de Cmara).
(40) CNCiv., sala D, 29/4/1985, LA LEY, 1985-E, 35y Rep. LA LEY, 1985-111, sum. 11.
(41) CNCiv., sala C, 21/6/2001, ED, 194-305; dem, sala E, 14/4/97, LA LEY, 1999-C,
803 (caso 14.011); CCiv. y Com. P San Isidro, sala 1, 15/10/1996, ED, 173-75.
(42) CNCiv., sala E, 17/10/1984, LA LEY, 1985-B, 577 (caso 5422) y Rep. LA LEY, 1985122, surn. 98.
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La jurisprudencia, ha determinado -en forma mayoritaria (50, aunque no unnime (52l- que el aspecto material de la obligacin debe ser
soportada primordialmente por el progenitor no conviviente, pues si bien
la obligacin de prestar los alimentos a los hijos menores pesa sobre ambos progenitores, quien ejerce la tenencia compensa dicha obligacin
brindando cuidado y educacin a sus hijos.
En consecuencia, aun cuando el deber de prestar alimentos a los hijos
menores incumbe a los dos progenitores, el criterio imperante indica que
esa obligacin se compensa por parte del progenitor conviviente con el
cuidado y educacin que les prodiga a aqullos.
Se ha sustentado tal corriente de opinin1"1, en que cabe presumir
que el progenitor no conviviente se encuentra en mejores condiciones de
efectuar su aporte mediante una cuota dineraria, teniendo en cuenta el
tiempo con que dispone para desarrollar una actividad remunerada, pues
los cuidados y atencin de los hijos le incumben al otro progenitor.
(51) CNCiv., sala C, 3/12/1981, Rep. ED, 17-104, sum. 60; idem, d., 15/11/1983, LA
LEY, 1984-8, 142 y Rep. LA LEY, 1984-141, sum. 51; dem, d., 29/12/1983, LA LEY, 1985-D,
564 (36.973-8); dem, d., 28/2/1984, LA LEY 1984-8, 469 (36.606-5); dem, d., 3/2/1984,
Rep. ED, 20-A, 184, sum. 41; dem, d., 12/11/1987, LA LEY, 1988-C, 23; dem, d., 4/8/1987,
LA LEY, 1989-A, 227; dem, d., 8/2/1988, ED, 128-309; dem, d., 23/3/1988, ED, 129-170;
dem, d. 28/5/1996, LA LEY, 1997-A, 274; dem, d., 26/4/2001, ED, 195-13; dem, sala E,
6/8/1984, LA LEY, 1985-8, 574 (caso 5398); dem, d., 31/3/1981, LA LEY, 1981-C, 451 y
Rep. LA LEY, 1981-182, sum. 24; dem, d., 30/10/1981, Rep. ED, 17-105, sum. 68; dem,
d., 29/2/80, LA LEY, 1980-8, 456; dem, sala A, 16/2/1984, LA LEY, 1984-C, 622 y Rep.
LA LEY, 1984-153, sum. 167; dem, d., 23/4/1984, LA LEY, 1984-C, 637 (caso 5232); dem,
d., 11/10/1984, LA LEY, 1985-B, 574 (caso 5396); dem, d., 4/12/1984, LA LEY, 1985-11,
556 (36.975-S); dem, d., 11/3/1996, ED, 170-87; dem, sala 13, 24/8/1983, Rep. ED, 20-A,
185, sum. 48; dem, d., 12/12/1986, LA LEY, 1987-C, 43; dem, d., 22/2/ 1996, JA, 1997-IIsntesis, ami. 14; dem, sala I, 4/4/1989, LA LEY, 1990-D, 467; dem, d., 17/11/1998, JA,
1999-IV, 55; dem, d., 16/9/1999, ED, 186-248; dem, sala E. 14/2/1984, LA LEY, 1984-B,
350 y Rep. LA LEY, 1984-148, sum. 120; dem, d., 10/11/1988, LA LEY, 1995-D, 849, sum.
76 y DL 1989-2, 555; dem, sala H, 12/8/1994, ED, 159-616; dem, d., 13/8/1997, LA LEY,
1998-B, 709; dem, sala G, 18/11/1987, ED, 128-346; dem, sala K (de los considerandos del
fallo), 23/9/2003, DJ, 2003-3-1051; Sup. Trib. Just Entre Ros, sala Civ. y Com., 5/12/2003,
publicado en Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia,
Lexis Nexis/Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2005, no 2005-111, p. 237; CCiv. y Com., Morn,
sala 2,
, 8/11/1994, JA, 1997-111-sntesis, sum. 24; CCiv., Com. y de Garantas en lo Penal,
Zrate, 27/5/1999, LLBA, 2000-37; CCiv., Com. y de Garantas en lo Penal, Pergamino,
17/10/2000, LLBA, 2001-378; CCiv. y Com., Rosario, sala IV, 6/8/2002, LLLitoral, 2003-256;
CCiv., Com. y Laboral, Rafaela, 12/7/2002, LLLitoral, 2003-372; CCiv. y Com., Resistencia,
sala I, 11/07/2002, LLLitoral, 2003-566; CCiv. y Com. San Martn, sala 2,, 28/3/1995, JA,
1998-IV-sntesis, sum. 18; CCiv. y Com. Paran, sala 1,
, 16/10/1996, 1998-IV-sntesis, JA,
1998-1V-sntesis, sum. 19; CApel. Civ. y Com. 1,, San Isidro, sala! (de los fundamentos del
fallo), 8/7/2002, Zeus, t. 90, Sec. Jurisprudencia, p. 339.
(52) En contra: SCBA, 15/10/1991, LA LEY, 1995-D, 851, sum. 96.
(53) CNCiv., salan, 21/4/1997, LA LEY, 1997-F, 52 y DJ, 1998-2-991; CCiv. y Com. Morn, sala 2,
, 26/9/1995, JA, 1997-II-sntesis, sum. 22 y JA, 1997-111-sntesis, sum. 26 y 27;
CCiv. y Com. Rosario, sala IV, 6/8/2002, LLLitoral, 203-256.
324
CLAUDIO C. BELLUSCIO
325
Tal cuota dineraria, reemplazar a la prestacin alimentaria en especie que se brindaba a travs de los cuidados, atencin y asistencia del hijo,
durante la vigencia de la tenencia establecida.
Sin embargo, cabe aclarar, que para que sea procedente tal peticin,
aquel progenitor debe contar con recursos pecuniarios para que se le imponga una cuota en dinero y, asimismo, el hijo (de entre dieciocho [18]
y veintin [21] aos) no deber tener recursos suficientes con los cuales
proporcionarse los alimentos por s mismo (como lo indica la propia ley
bajo anlisis).
c) Posibilidad de que el progenitor que tena asignada la tenencia durante la minora de edad, siga abonando los alimentos en especie
Lo dicho en los prrafos precedentes, no implica que la progenitora
que tena atribuida la tenencia, si contina conviviendo con el hijo (de
entre dieciocho [18] y veintin [21] aos) pueda seguir efectuando su
aporte en especie, si bien por otros conceptos.
En este sentido, podr seguir cumpliendo su obligacin alimentaria
en especie si acuerda con el hijo (ahora, mayor de edad) y ste no tiene
los recursos con los cuales alimentarse por s mismo que su contribucin sea en esa forma (o, al menos, en parte), y siempre que el otro progenitor que tiene fijada una cuota dineraria no le reclame con anterioridad la coparticipacin de la cuota dineraria y el juzgado (o tribunal)
acoja tal peticin.
La prestacin alimentaria en especie, en tal caso, puede consistir en
proporcionarle ropa, alimentacin, etc.
Pero, incluso, pensamos que se podr acordar libremente sobre esas
prestaciones en especie, ya que se trata de un convenio entre dos personas mayores de edad, pudiendo ser factible que esa obligacin si as es
convenido se efecte a travs de determinadas tareas domsticas que,
antes de la mayora de edad, se deban cumplir por la tenencia del hijo y
por los deberes emanados de la patria potestad.
El acuerdo al que hacemos referencia debe ser plasmado por escrito
por ambas partes (progenitora e hijo mayor de edad), siendo conveniente
su homologacin en sede judicial, a fin de aventar un futuro reclamo incidental de coparticipacin de la cuota dineraria por parte del otro progenitor (a quien aqulla le fue oportunamente fijada).
12. OBLIGACIN ALIMENTARIA DE LOS ABUELOS CUANDO EL NIETO
IIA CUMPLIDO LOS 18 AOS
326
CLAUDIO C. BELLUSCIO
La modificacin introducida al Cd. Civil por la ley 26.579 es aplicable a ambos progenitores, pero en modo alguno a los abuelos, sean stos
paternos o los matemos.
El nieto que cumpli dieciocho (18) aos y alcanz la mayora de edad
no tendr respecto de la obligacin alimentaria que le incumbe a sus
abuelos las prerrogativas que concede el segundo prrafo (agregado
por la ley precitada) del art. 265 de ese Cdigo de fondo en materia civil.
Por el contrario, los alimentos del nieto que ha cumplido dieciocho
(18) aos, en tanto alcanz la mayora de edad, van a estar regidos por la
fuente derivada del parentesco, siendo de aplicacin lo preceptuado en
los arts. 367y sigtes. del.Cd. Civil.
En consecuencia, la obligacin de los abuelos (tanto paternos como
maternos) respecto de sus nietos que han alcanzado la mayora de edad a
los dieciocho (18) arios, tendr las mismas caractersticas que gobiernan
a los alimentos entre parientes, a saber:
1) La obligacin alimentaria ser recproca entre el nieto de entre
dieciocho (18) y veintin (21) aos y el abuelo de aqul.
Esta caracterstica surge de forma explcita del art. 367 del Cd. Civil,
que establece que la obligacin entre parientes mayores de edad es
recproca.
Es decir, que cada pariente mayor de edad es titular de un derecho-deber respecto del otro pariente.
Por lo tanto, una vez que el nieto alcanz los dieciocho (18) aos, al
ser mayor de edad tiene una obligacin alimentaria si bien, en potenda respecto a sus abuelos (55).
2) Resulta ser subsidiaria de la que les corresponde a los progenitores.
Si bien, la obligacin alimentaria se encuentra en cabeza de todos los
parientes que la deben de acuerdo a la ley, slo nace en forma efectiva
para el ms lejano cuando no existe pariente ms cercano en condiciones
de satisfacerla.
Esta es la postura subsidiaria, que adopta nuestro Cd. Civil en su
art. 367.
Por lo tanto, tratndose de los hijos mayores de entre dieciocho (18) y
veintin (21) aos, la obligacin alimentaria de los abuelos respecto de
(55) En este sentido, Bossert sealaba bastantes aos atrs que establecer la mayora de edad a los dieciocho (18) aos, expondra a que estos jvenes fueran demandados por alimentos por sus abuelos (al respecto, vase BOSSERT, GUSTAVO, Mayora de edad
a los dieciocho (113) aos, LA LEY, 1991-E, 1028).
327
CAPTULO XII
330
torce (14) y hasta los dieciocho (18) aos. Las consecuencias jurdicas
observadas en el marco regulatorio anterior a la sancin de la ley 26579,
ubicaba a los jvenes de entre dieciocho (18) y veintin (21) aos, en una
categora sui generis, en una situacin de desproteccin legal, porque estaban en peores condiciones que los nios (amparados bajo la proteccin
de la CDN) y que los mayores de edad (plenamente capaces). Como sostiene Solad (5), "desde el punto de vista de las leyes internas existan dos
categoras: los nios menores de edad hasta los dieciocho (18) aos
los menores de edad que no eran nios entre los dieciocho (18) y veintin (21) aos. De ah que todos los nios eran menores de edad pero
no todos los menores de edad eran nios?
De modo, que con la ley 26.579, todos los nios son menores de edad,
siendo que a partir de los dieciocho (18) aos todas las personas tendrn
el pleno ejercicio de sus derechos y deberes, sin que otras puedan decidir
respecto de sus actos. Esta autonoma personal que se les reconoce a los
jvenes, guarda sintona con el resto de los pases, y fundamentalmente,
con nuestros vecinos integrantes del MERCOSUR, y "despega" del criterio
tutelar tan arraigado en nuestra legislacin interna de "proteger el mayor
tiempo posible a las personas': Los Tratados Internacionales jerarquizados por nuestra Constitucin Nacional, y que forman parte de nuestro
bloque de constitucionalidad, sientan otro paradigma, el de la autonoma
personal y la capacidad progresiva, de forma tal de otorgar a la infancia la
mayor proteccin jurdica posible por tratarse de personas en desarrollo,
y otorgar en una edad en la que pueda dirigir sus acciones, en este caso se
fija en dieciocho (18) aos, el pleno ejercicio de sus derechos y deberes.
Por otro lado, la propia ley 26.579, ha mantenido determinada proteccin que desde el punto de vista sociolgico es absolutamente justificada,
pues los jvenes de dieciocho (18) aos recin comienzan sus estudios
universitarios o terciarios, o inician su actividad laboral y deben seguir
contando para construir su propio proyecto existencial, con el apoyo y
la colaboracin econmica de sus padres, proteccin que se mantiene
tambin en materia de previsin y seguridad social hasta la edad de veintin (21) arios.
En nuestra opinin, hubiera sido una buena oportunidad, para extender la obligacin alimentaria hasta los veinticinco (25) aos, en los casos
en que los hijos continen sus estudios universitarios, tal como lo prevean otros proyectos legislativos (0.
Revista de
Ao
2,
Nmero
1,
enero/febrero
DFyP,
en
adelante
Derecho de Familia y de las Personas,
de 2010, p. 198.
(6) En este sentido el Proyecto de Cdigo Civil de la Repblica Argentina elaborado
Ley,
por la Comisin de Legislacin Nacional en el ao 1998 (PE-54-59), Ao 2000, Ed. La
estableca la mayora de edad a los dieciocho (18) aos (art. 20 proyectado) y en el art. 583
del mismo, se prevea la extensin de la obligacin alimentaria hasta los veinticinco (25)
(5) SOLARL, NSTOR, "Reflexiones sobre la mayora de edad a los 18 aos",
331
Por cuestiones espaciales, y para no extendemos ms all de los lmites de este trabajo, abordaremos a continuacin la temtica relativa al
deber alimentario de los padres que se mantiene para los hijos mayores
de edad y hasta los veintin (21) aos. En primer trmino, debemos sealar que el art. 3 de la ley 26.579, agrega un segundo prrafo l art. 265 del
Cd. Civil, extendiendo de este modo la obligacin alimentaria (con el alcance de los alimentos derivados de la patria potestad) hasta los veintin
(21) aos, "salvo que el hijo mayor de edad o el padre, en su caso, acrediten
que cuentan con recursos suficientes para proverselos por s mismo".
Este artculo, como lo hemos expresado en el ttulo que le hemos dado
a este trabajo, crea una nueva fuente de obligacin alimentaria: la _derivada del vnculo filial( 7). No se trata de los alimentos derivados de la patria
potestad, porque el agregado le permite al propio hijo y al padre o deudor alimentante excepcionarse de abonar los alimentos si aqul cuenta
con recursos suficientes, y porque adems, el joven ahora mayor no debe
acreditar su estado de necesidad o la imposibilidad de procurrselos para
que esta obligacin proceda, y tampoco comparte la naturaleza de los alimentos derivados del parentesco, puesto que el contenido de la obligacin alimentaria es mucho ms amplio porque se asimila a los alimentos
amplios derivados de la autoridad parental.
A continuacin nos proponemos bucear en las implicancias que la
plena capacidad civil de los jvenes de dieciocho (18) aos y con la extensin otorgada hasta los veintin (21) aos, generar en el juicio de alimentos.
2. IMPLICANCIAS PROCESALES EN EL JUICIO DE ALIMENTOS
DEL JOVEN MAYOR DE EDAD Y HASTA LOS 21 AOS
2.1. Intervencin por s o por apoderado
Uno de los aspectos centrales de la reforma en materia alimentaria,
reside que a partir de los dieciocho (18) aos el joven que reclama alimentos a su progenitor no conviviente lo har por s o a travs de un apoderado, pues la representacin legal que antes ejerca aquel progenitor
que ejerca la tenencia legal ces (a) al alcanzar el joven la edad de dieciocho (18) aos, a partir de la entrada en vigencia de la ley 26.579, esto es al
31 de diciembre de 2009. Esta situacin no acarrear mayores conflictos
cuando la demanda es iniciada con posterioridad a la entrada en vigencia
de la ley, pues si el proceso es iniciado por el progenitor en representacin
aos en tanto la prosecucin de los estudios o preparacin profesional les impida proveerse de los medios necesarios para sostenerse.
(7)Nombre dado por el Dr. NSTOR SOLARI, ob. cit.
(8)Segn lo dispone el art. 53 inc. 3 CPCC.
ni formule su decisin, y que no se puede aplicar analgicamente las reglas del mandato cuando el cese de la representacin legal de los padres
proviene de una norma de fondo, finalmente considera que no hay razn
alguna para una intromisin compulsiva del juez en la vida del ya inayor
y sus derechos disponibles':
332
333
Kielmanovich05), con la claridad que lo caracteriza, contesta las crticas expresadas por Sirkin, resaltando "que quien asumi antes el rol de
parte actora y no comparece, abandona el proceso, y el abandono, le pese
a quien le pese es junto con la incomparecencia, presupuesto de la declaracin de rebelda, como lo establece el art. 59 del CPCC, y que no se supone la creacin de un apercibimiento, sino la explicitacin de uno no establecido directamente por la ley, pero que se encuentra implcitamente
contemplado para evitar futuras nulidades, y para asegurar el derecho de
defensa en juicio del propio citado. Por otro lado, rebatiendo la supuesta intromisin del Estado en la vida de los hijos, dice "llama la atencin
que igual reproche no se formule frente a un supuesto similar de citacin
previsto en caso del fallecimiento de la parte representada Si donde el
art. 53, inc. 5 del CPCC, prev la citacin a sus herederos, baj anercibimiento de continuar el juicio en rebelda, citacin que puede cdmprender
a hijos, menores y mayores': Yen este punto, Kielmanovich aclara, que si
el hijo no desea continuar el proceso podr desistir del dereeho o de la
accin invocando que cuenta con recursos suficientes, sin que importe la
imposicin de costas teniendo en cuenta los principios que rigen Si materia alimentaria (le), sumado a que el desistimiento vendra a proponerse
a raz de un cambio de legislacin" (art. 73 segundo prrafo del CPCC).
2.2. Legitimacin para percibir y perseguir el cobro de los alimentos devengados durante la menor edad
Otra de las cuestiones que merece un tratamiento especial se relaciona con la determinacin de la persona que tiene el derecho a percibir el
cobro de los alimentos a partir de la mayora de edad de los hijos. En este
punto, todos los autores que han opinado hasta el momento, coinciden
en que la misma deber ser abonada directamente al hijo ahora mayor,
dinero que a partir de entonces caer en la rbita de su administracin. Lo
que conlleva a que el deudor alimentario deber depositarlo en una cuenta
(15)KIELMANOVIGH, JORGE, "Citacin del hijo mayor ene! juicio de alimentos. Prueba
de la existencia de recursos suficientes", LA LEY, 27/5/2010, 1.
(16) LAGomAasnvo, CARLOS y URIARTE, JORGE, en juicio de Alimentos, Editorial Ilarnmurabi, Jos Luis Depalma, p. 170, sostienen "Las costas en materia de alimentos han de
1 imponerse por regla general al alimentante en atencin al carcter asistencial que la cuota
reviste, resultando excepcional su distribucin en el orden causado': Al respecto BOSSERT,
GUSTAVO, en Rgimen jurdico de los alimentos, 2, edicin, Editorial Astrea, pi 410, entiende, "que de otro modo se vera disminuida la posibilidad del alimentista de atender a sus
necesidades por la prestacin alimentaria':
que deber abrirse a nombre del hijo, o contra recibo suscripto por l, para
que el mismo tenga el poder cancelatorio correspondiente, salvo que exista
convenio expreso entre el progenitor conviviente y el hijo mayor en donde
este ltimo autorice la percepcin directa por parte de aqul (17).
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CAPTULO XIII
340
su estudio excede el marco de este trabajo. Basta aqu decir que en ella inciden no slo fenmenos macroeconmicos ni aspectos relativos al mercado de trabajo que se muestran con mayor evidencia en las poblaciones de escasos recursos, sino tambin motivos de orden sociocultural
visibles en las clases medias y altas que postergan la insercin laboral
hasta la finalizacin de los estudios universitarios o terciarios y muestran
una prolongacin de la etapa de la adolescencia.
Procurando superar esta paradoja, los legisladores han decidido la
subsistencia de la obligacin alimentaria hasta los veintin (21) aos (2),
consagrada a raz del agregado como segundo prrafo al art. 265 del Cd.
Civil, que actualmente reza: "La obligacin de los padres de prestar alimentos a sus hijos, con el alcance establecido en art 267, se extiende
hasta la edad de veintin (21) aos, salvo que el hijo mayor de edad o
el padre, en su caso, acrediten que cuenta con recursos suficientes para
proverselos por s mismo': Decididamente, ste ha sido el aspecto ms
controvertido tras la reforma legal, dando lugar a lgidos debates hermenuticos tendientes a esclarecer los conflictos paterno/materno-filiales
que puedan presentarse en torno de los alcances, el reclamo, la administracin y el destino de la cuota alimentaria luego de la mayora de edad (3) .
(2) Ende bis fundamentos del proyecto del senador Giustiniani, que sirvi de base
a la ley 26.579 S justifica expresamente esta extensin de la obligacin alimentaria, al
decirse: "La reduCcin de la mayora de edad a los dieciocho (18) aos podra tener efectos jurdicolndqueridos sobre una cuestin tan sensible dentro del mbito familiar como
es el deiecho deulimentos de los hijos. Al cesar la patria potestad en esta menor edad,
por ya de consecuencia, se extinguira de pleno derecho la obligacin alimentaria de los
padres en los timinos del art. 265 y concordantes del Cdigo Civil. Este efecto es uno de
los principales escollos en el mbito poltico y acadmico que dificultan la concrecin de
la reforma en el rgimen de la capacidad. Si analizamos estadsticamente el tema, la realidad nos muestra' que un gran porcentaje de jvenes mayores de dieciocho (18) aos viven
con sus padres porque se encuentran afectados por el flagelo del desempleo o porque
continan estudiando y no trabajan. No est en discusin el tema de la edad, sino el de la
necesidad...' En esta misma lnea, en el debate de la Cmara de Diputados del 29/9/2009
se subray ,au la extensin alimentaria "no se plantea por un criterio de minoridad sino
para no quitar un esquema protectivo en un pas con serios problemas para conseguir trabajo, considerando para ello que se viene de una poca donde la obligacin alimentaria
se mantena hasta los veintin (21) aos, y que hay que tolerar un proceso de transicin
y mantener un criterio protectivo para no dejar a aquellos que puedan tener alguna dificultad para Conseguir alimentos sin los mismos frente a algn padre desaprensivo que
quiera quitarse esta responsabilidad" (citado por LLOVERAS, NORA - FARAONI, FABIAN, La
mayora d edad..., cit., p. 36).
(3) Dentro de los numerosos trabajos destinados a desarrollar esta temtica, pueden
compulsarse LLOVERAS, NORA - FARAONI, FABIAN, La mayora de edad argentina. Anlisis
de la ley 26.579/2009, Nuevo Enfoque Jurdico, Crdoba, 2010, ps. 164 y SS.; de los mis"Un impacto de amplias dimensiones: la ley 26.579 de mayora de edad':
mo
RDF n 47, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2010, ps. 55 y SS.; D'ANTONIO, DANIEL H., La
ley 26.579 Mayora de edad-- y la capacidad de los menores, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2010, ps. 185 y ss.; BELLUSCIO, CLAUDIO, Alimentos y las nuevas leyes de mayora
de edad, matrimonio entre personas del mismo sexo y mediacin, Garca Alonso editores,
Buenos Mies, 2011; del mismo autor, "Los alimentos debidos a los hijos conforme la nue-
343
mos en el punto siguiente). Sin embargo, resulta til alguna consideracin al respecto.
342
Pero ms all de las razonables intenciones del legislador, esta ambivalencia independencia/ dependencia (5), sumada a las deficiencias tcnicas y los vacos legales, da lugar a mltiples problemas e interrogantes.
El objetivo de este trabajo no es criticar estas deficiencias ni esbozar consideraciones acerca del modo en que debiera haberse resuelto el derecho
alimentario de los mayores de edad'), sino intentar ciertas respuestas y
soluciones de orden prctico destinadas a facilitar la convivencia y organizacin de las familias atravesadas por conflictos de ndole personal y
econmica. Pero adems, desde una inevitable perspectiva de gnero,
procuramos con estas lneas encontrar remedios tendientes a corregir, en
la medida de lo posible, las inequidades que pueden resultar de la aplicacin de la ley para quienes mayormente conviven con los hijos: las mujeres (8).
Mucho se ha debatido entorno de la naturaleza jurdica de los alimentos debidos a los hijos entre los dieciocho (18) y los veintin (21) aos. El
debate no deja de ser meramente terico, pues pese a las discrepancias
doctrinarias en este aspecto, los autores suelen mostrar coincidencias en
cuanto a los alcances del derecho-deber impuesto por la ley (como vere(5) SOLARI, NSTOR E., "Alimentos debidos a los hijos entre los dieciocho (18) yveintin (21) atios...': cit
(6) Ver BIRGIN, liromen- DARARI, SOFA, "Lo que la ley no dice... Independencia/ dependencia...'; cit.
(7) De lo que dan cuenta las experiencias del derecho comparado que con mejor
criterio, han resuelto que la obligacin alimentaria de los progenitores puede prorrogarse
luego de la mayora de edad hasta que el hijo finalice sus estudios y/o logre la independencia econmica. Tal es con distintos alcances el caso de Francia (art. 371.2, Cd.
Civil); Espaa (arts. 93.2 y 142, Cd. Civil); Panam (art. 377, Cd. de Familia); El Salvador (art. 211, Cd. de Familia); Costa Rica (art. 173, Cd. de Familia); Venezuela (art. 383,
LOMA); Ecuador (art. 128, Cd. de la Niez y Adolescencia); Nicaragua (art. 8, ley 143
de 1992); Chile (art. 332, Cd. Civil); Honduras (art 217, Cd. de Familia); Per (arts. 424
y 473, Cd. Civil); etc. Pan un completo desarrollo de esta temtica y la experiencia del
derecho comparado, compulsar BELLUSCIO, CLAUDIO A., Prestacin alimentaria. Rgimen
jurdico, Universidad, Buenos Aires, 2006, ps. 368 y ss.
(8) Queremos dejar en claro que esta reflexin no implica en modo alguno una valoracin de las madres como a priori ms idneas para la crianza de sus hijos; slo muestra
una realidad ostensible en la mayora de los hogares argentinos.
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posible adquirirlos con su trabajo, sea cual fuese la causa que lo hubiese
reducido a tal estado" (conf. art. 370, Cd.
En definitiva, la admisibilidad de la cuota emerge de dos circunstancias objetivas: a) la relacin filial; y b) la edad (ser menor de veintin [211
aos). Acreditados estos extremos reiteramos la necesidad como
fundamento de la procedencia de la obligacin se presume (19). Slo que
riiierii+liVen la obligacin alimentaria derivada de la patria potestad esta
nceSidll se presume jure et de jure, en la particular obligacin para con
lS hijos 'entre dieciocho (18) y veintin (21) aos, la necesidad se preaallks tantum. Es decir, en el primer caso, la necesidad no admite
pineb'a en contrario. An cuando el hijo menor de edad tenga recursos
suficirVs, la obligacin alimentaria de los progenitores subsiste pues no
se haya Condicionada a la situacin patrimonial del nio. En cambio, en
el segundo supuesto que incorpora la ley 26.579, la necesidad se presume
pero admite prueba en contrario, precisamente, la prueba de que el hijo
cuenta con recursos suficientes para su manutencin. Es esta en verdad
la diferencia esencial entre ambas obligaciones.
En tal sentido, resultan interesantes las reflexiones esbozadas por Ftabinovich: "existe con relacin a la obligacin alimentaria de los menores
una importante diferencia: los alimentos que deben prestar los progenitores a los hijos comprendidos entre los dieciocho (18) y los veintin (21)
aos no les son debidos de pleno derecho (20), sino que admiten prueba en
contrario... Entiendo entonces que debemos diferenciar claramente dos
categoras de beneficiarios del rgimen alimentario previsto en el art. 267
del Cd. Civil: la obligacin de pleno derecho vinculada a los menores
hasta los dieciocho (18) aos, idntica a la vigente hasta los veintin (21)
aos antes de la reforma, y la que existe despus de los dieciocho (18)
aos que obliga a los padres a alimentar a sus hijos hasta los veintin (21)
aos, salvo prueba en contrario" (20.
3.2. Aspectos procesales: la prueba de los recursos del hijo
Otro de los aspectos sobre el cual hay plena coincidencia doctrinaria
es el relativo a la continuidad de la cuota alimentaria convenida o fijada
judicialmente durante la minoridad del hijo, hasta que ste cumpla los 21
aos. Es decir, tina vez cumplidos los dieciocho (18) aos no cesa ipso jure
la cuota vigente como ocurre al alcanzar los veintin (21) sino que
el progenitor que pretenda eximirse del pago de la cuota deber iniciar
el correspondiente incidente de cesacin o, en su caso, de disminucin
348
DERECHO...
349
350
do no es difcil: es evidente que el legislador ha querido dar una proteccin ampliada, y las normas protectorias deberan interpretarse a favor de
la persona protegida (30 que pese a su mayor edad es an la ms dbil en
la relacin jurdica, de modo que en caso de duda, o de considerar que el
trabajo del hijo obstaculiza sus estudios, el juez deber mantener la cuota
alimentaria
a cargo de los progenitores.
,
- 4. LEnrrimaciN PARA RECLAMAR LOS ALIMENTOS
@si
4.-
wuruzabeledoperrotcom.ar.
(32) CNCiv., sala F, 29/12/2009, "0., L. c. G., O. H. r. s/incidente familia", EDFA, 9/-13,
2010, con nota de Sojo, AGUSTN, "Alimentos: Hijo mayor de 18 aos':
Pero cuando el hijo habita con uno de sus progenitores, la circunstancia de que resulte el nico legitimado para accionar no slo lo coloca en
la difcil situacin de tener que litigar contra su progenitor, sino que adems, si no lo hace, el conflicto se proyecta en la relacin con el progenitor
conviviente, quien de hecho estar asumiendo en forma exclusiva la obligacin alimentaria. Sin embargo, en el plano jurdico, y ante la ausencia
de una disposicin legal expresa en este aspecto, sta es la nica solucin
posible, partiendo de la plena capacidad que ostenta el hijo al arribar a
la mayora de edad. Refuerza esta postura lo normado por el art. 374 del
Cd. Civil, en tanto determina que el derecho a los alimentos no puede
transferirse. La indisponibilidad del derecho a los alimentos, legislada
para los alimentos derivados del parentesco, es propia de las obligaCiones
alimentarias en general y comprende la imposibilidad de transferirel derecho a los alimentos hacia el futuro (no ocurre lo mismo con el derecho
sobre las cuotas ya vencidas, como luego veremos).
La legitimacin exclusiva del hijo en estos casos ha sido sostenida en
forma casi unnime por la doctrina, con la nica excepcin de Cecilia
Grosman. Por la trayectoria y prestigio de esta jurista, no podemos dejar
de esbozar su firme postura en la materia, al decir: "Debe partirse de la
idea de que la permanencia del deber alimentario de los padres hasta los
veintin (21) aos, pese a que se fija la mayora de edad en los dieciocho
(18) aos, ha querido mantener el amparo asistencial, razn por la cual
las interpretaciones deben ser, como premisa sustancial, el fundamento
de la reforma en este aspecto. Si bien la capacidad jurdica de los mayores
de dieciocho (18) aos es plena, la ley mantiene la proteccin alimentaria
de los padres hasta los veintin (21) aos, atendiendo a nuestra realidad
social, que pone en evidencia que los jvenes en este perodo an estudian, no estn preparados y tienen dificultades para acceder al mercado
laboral. Esto significa que el punto central es disociar la mayora de edad
de las protecciones que la sociedad estima necesarias... A mi entender,
debe interpretarse que, si bien llegado el hijo a la mayora de edad cesa la
patria potestad..., la norma hace una excepcin respecto de la obligacin
alimentaria de los padres que recin concluye a los veintin (21) arios,
pese a la baja en la mayora de edad. Por lo tanto, el progenitor que ha
demandado alimentos para el hijo tiene legitimacin para continuar los
respectivos procesos en cualquier instancia en que se encuentren, por
derecho propio y en beneficio del hijo, porque el deber alimentario pesa
sobre ambos progenitores y debe ser compartido de acuerdo con las posibilidades econmicas de cada uno de ellos... Una interpretacin contraria lesionara seriamente los derechos del progenitor que reclama alimentos y los derechos del hijo que los necesita. Creemos que la forma en
que el hijo puede intervenir en el proceso de alimentos promovido por el
padre con quien convive, contra el otrci progenitor, no depende exclusivamente de la capacidad procesal... sino que se relaciona con factores de
carcter sustancial que hacen al inters de sus integrantes, como ser en-
352
Lamentablemente como anticipamos en el silencio legal subyace en cierta medida una discriminacin de gnero, pues como se ha
afirmado "mientras se fomenta y no se cuestiona socialmente que en
la mayora de los casos sea la mujer quien queda a cargo de los hijos, s se
obstaculiza an desde la misma ley la instrumentacin de las herramientas jurdicas que deben acompaar dicho desempeo" (34). Pero la
equiparacin de la mujer no puede lograrse trasgrediendo el sentido de
la ley, sino procurando soluciones alternativas dentro del marco legal que
le permitan actuar frente a la pasividad del hijo (como luego veremos).
4.2. Algunas respuestas del derecho comparado
Tal como adelantamos, con mejor criterio, en alguna legislacin comparada se previ expresamente la legitimacin del progenitor que convive con el hijo para reclamar alimentos. As lo dispone con claridad el
art. 295 del Cd. Civil francs, al decir: "El padre que asuma a ttulo principal la carga de los hijos mayores de edad que no pudieran por ellos mismos satisfacer sus necesidades podr solicitar a su cnyuge que le haga
una aportacin a su manutencin y a su educacin':
Distinta es la situacin en Espaa, donde se arrib a la misma solucin luego de profusos debates y a partir de la jurisprudencia del Tribunal
Supremo, aunque en el marco de un contexto normativo bien distinto del
nacional ('5). En efecto, el derecho espaol ha previsto la subsistencia del
deber alimentario a favor de los hijos mayores de edad en dos partes del
Cd. Civil: por un lado, entre los efectos del divorcio; por el otro, dentro
del captulo inherente a los alimentos entre parientes. As, en primer lu(33)GRosmAN, CECILIA P., "La mayora de edad...", cit., ps. 21 y 22.
"Propuesta superadora ante la dificultad en la ejecucin o
(34) SIDERIO, ALEJANDRO,
aumento de la cuota alimentaria...'; cit.
(35)Para un mayor desarrollo de esta temtica, compulsar FAMA, MARA Vicroims,
"Alimentos debidos a los hijos mayores de edad'; RDF n 47, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, ps. 225 y ss.
IMPACTO DE LA LEY
26.579 DE MAYORA DE
gar, el art. 93 del Cdigo, en su segundo inciso, expresa que "Si convivieran
en el domicilio familiar hijos mayores de edad o emancipados que carecieran de ingresos propios, el juez, en la misma resolucin sentencia de
divorcio o separacin personal, fijar los alimentos que sean debidos
conforme a los arts. 142 y siguientes de este Cdigo': A su vez, el art. 142
prescribe que "Se entiende por alimentos todo lo que es indispensable
para el sustento, habitacin, vestido y asistencia mdica. Los alimentos
comprenden tambin la educacin e instruccin del alimentistablleatS
sea menor de edad y aun despus cuando no haya terminado su
.-,formtcin por causa que no le sea imputable':
Las diferencias entre el derecho espaol y el argentino son notables.
En lo que aqu interesa, cabe formular una distincin esencial: en el caso
espaol, la propia redaccin del citado art. 93 muestra que la intenCin del
legislador ha sido emplazar esta obligacin en un contexto especial. No es
extrao que esta norma se haya introducido mediante la ley 11 del 15 de
octubre de 1990 "sobre reforma del Cd. Civil, en aplicacin del principio
de no discriminacin por razn del sexo" que como bien resalta en sus
fundamentos "pretende eliminar las discraciones que por razn de
sexo an perduran en la legislacin civil y perfeccionar el desarrollo normativo del principio constitucional de igualdad': En esta lnea, el segundo prrafo del art. 93 incorpora una disposicin claramente destinada a
evitar la discriminacin que padece tras la ruptura del matrimonio quien
convive con el hijo en general la madre que debe asumir exclusivamente los gastos que implica su crianza y educacin universitaria cuando
aqul arrib a la mayora de edad y ha cesado la obligacin alimentaria
derivada de la patria potestad respecto del progenitor no conviviente.
De todos modos, como dijimos, en Espaa la cuestin tambin mostr algunas dificultades interpretativas, que fueron canalizndose por va
de la jurisprudencia. La primera arista del problema se resolvi distinguiendo entre la accin prevista por el art. 93 y la propia del art. 142. As,
se ha sealado que "El primer supuesto es inserto en el mbito del divorcio y exige, como requisitos de procedencia, la convivencia con uno de
los progenitores y la carencia de ingresos propios. Presupone una situacin fctica en la que existe una unidad familiar entre padre/madre e hijo
mayor necesitado; que hace que ste se encuentre ms prximo al hijo
menor que a los parientes. Si no carece, estrictamente de medios de subsistencia, es porque los cubre su progenitor, particularidad que hace que
el legitimado para litigar sea este ltimo. El segundo refiere a la obligacin
que pesa sobre los padres del hijo mayor de edad que, an habindose
independizado y abandonado el hogar familiar, carece de los medios de
subsistencia necesarios. En este caso, el hijo y slo l (...), puede reclamar
los alimentos.. 7 (36). Es decir, dado que el art. 93 del Cdigo espaol se
(36) DE LORENZI, MAREA!~ A., "kHasta cundo?! La obligacin alimentaria de los
padres a los hijos mayores de edad en el derecho civil cataln; RDF 2007-II, LexisNexisAbeledo-Perrot, Buenos Aires, 2007, p. 253.
354
;TM
El legislador partiendo de la existencia de la obligacin (...) determina su efectivo cumplimiento, lo que efectivamente afecta a aquellos
que son obligados. De ah la posibilidad de que uno de los cnyuges lo
solicite, porque se est dirimiendo la reglamentacin interconyugal del
cumplimiento de esta obligacin como consecuencia de la ruptura de
una relacin jurdica que era el matrimonio. De otra forma el progenitor
conviviente va a verse perjudicado, porque sera absurdo pensar que slo
va a atender su parcela de obligacin en tanto y en cuanto convivan con l
los hijos" (37). Para esta autora, en definitiva, el art. 93 prev un mecanismo
de reembolso al progenitor conviviente del dinero anticipado en la satisfaccin en forma exclusiva de las necesidades de su hijo mayor
(37) MARN GARCA DE LEONARDO, MARA TERESA, Rgimen jurdico de los alimentos
de hijos mayores de edad, Universidad de Valencia, Valencia, 1999, ps. 45y 46.
(38)La tesis del reembolso ha sido sostenida tambin, entre otros, por MARTN M'E AA, PILAR, "Los alimentos de los hijos mayores de edad en los procesos matrimoniales: el
art. 93.2 y la legitimacin", Actualidad Civil 1997-3, p. 685; GIIIIARTE Gurtrtasz, VICENTE
"A vueltas con los alimentos de los hijos mayores de edad en la crisis matrimonial de sus
progenitores: el art. 93, prr. 2' del Cdigo Civil'; Aranzadi Civil, marzo 1998, n 20, p. 179;
y MORENO TORRES HERRERA, MARA ansa, "Alimentos de los hijos mayores de edad", Boletn de la Facultad de Derecho de la UNED, n28, 2006, disponible en http://dialneLunirioja.es/servlet/eztaut?codigo=17349.
DERECHO..,
355
Otras tendencias doctrinarias y jurisprudenciales (39) avalaron la legitimacin del progenitor conviviente con diversos fundamentos (la tesis
del levantamiento de cargas familiares (40, la del mandato expreso o tcito, la de la gestin de negocios ajenos sin mandato, la accin por derecho propio por sustitucin, entre otras), mientras siguieron presentes las
posturas contrarias que proclamaban la exclusiva legitimacin del hijo en
cuanto titular del derecho a alimentos, si bien admitiendo que el ejercicio
de esa accin pudiera tener lugar en el proceso especial matrimonial. Finalmente, la cuestin qued zanjada con la sentencia 411/2000 de la Sala
de lo Civil del Tribunal Supremo, del 24/4/2000 (41),
El tema fue tratado a raz de un recurso de casacin en interes de ley
interpuesto por el Ministerio Fiscal contra la sentencia dictada por ,1, Aqdiencia Provincial (AP) de Valladolid el 5/7/1996, que haba desstimado
la legitimacin activa de la madre para reclamar alimentos a favor de sus
dos hijos mayores de edad que convivan con ella y carecan de recursos
propios para autoabastecerse. El resultado de la accin fue la admisin
del recurso y la declaracin por parte del Tribunal de que "el cnyuge con
el cual conviven hijos mayores de edad que carecieran de ingresos propios
est legitimado para reclamar de su cnyuge en los procesos matrimoniales regidos por las disposiciones adicionales de la ley 30/1981, de siete de
julio, alimentos en concepto de contribucin a su sostenimiento" (42).
Entre sus fundamentos, el Tribunal destac que "La sentencia recurrida funda su pronunciamiento en una interpretacin apegada al texto literal del art. 93, prrafo 2 del Cd. Civil, en su remisin a los arts. 142 y siguientes del mismo Cdigo, unido a los efectos extintivos que respecto de
la representacin legal de los hijos por sus padres, tiene la llegada de los
primeros a la mayora de edad. Como seala el Ministerio Fiscal en su escrito de interposicin del recurso, que la remisin a los arts. 142 y siguientes (remisin excesivamente amplia si se entiende hecha a todos ellos,
pues resulta clara la inaplicacin de muchos de esos artculos al caso de
(39) Una interesante resea de las posturas plasmadas en los precedentes anteriores
al fallo del Tribunal Supremo espaol puede encontrarse en TAMBOREAD Y DEL PINO, RAMN, "El pago de alimentos para los hijos mayores de edad'; disponible en hnp://noticias.
juridicas.com/artculos/45-Derecho%20Civil/199902-eaj35_05.html.
(40) En el sentido de que los alimentos debidos a los hijos mayores de edad no constituyen una prestacin alimentaria strictli sensu, sino la contribucin a las cargas del matrimonio que persisten tras la separacin o el divorcio; de ah la legitimacin de uno de
los cnyuges para ejercitar el derecho frente al otro. Siguen esta tendencia, entre otros,
l'Anal. ALBAS, DORA, La obligacin de alimentos entre parientes, Bosch, Barcelona, p. 216
y RUBIO Tonawno, ENRIQUE, "Los alimentos para el hijo mayor, del art. 93.2 CC Aranzadi
Civil 2000-111, p. 2310.
(41) El fallo en su versin completa puede compulsarse en www.podedudicial. es.
(42) Debe notarse que por sentencia del 30/12/2000, se extendi expresamente la
aplicacin del art. 93 Inc. 20 del Cdigo Civil y de la doctrina hermenutica del Tribunal a
las parejas no casadas.
356
357
5.1. Planteo
Hasta aqu hemos delineado los aspectos genricos y mayormente
consensuados que inspira la reforma legal. En este segunda parte del trabajo, nos proponemos examinar los principales conflictos emergentes de
las conclusiones ya esbozadas, e intentar proponer soluciones cohcretas
desde la prctica judicial.
5.2. Legitimados pasivos
(t..L
Uno de los aspectos en principio no controvertidos pero que a nuestro juicio merecen una respuesta distinta a la aportada por la mayora de
la doctrina se refiere a los legitimados pasivos del reclamo alimentario
interpuesto por el hijo. La ley obliga a ambos progenitores por igual a asumir las necesidades materiales de su prole (conf. art. 271, Cd. Civil), de
modo que es evidente que la accin del hijo podr ser entablada contra
ambos. Si as no lo hiciera, el progenitor demandado podr solicitar al
otro la coparticipacin, reclamo que tramitar por juicio incidental (conf.
art. 650, CPCC) y por separado, a fin de no interferir en el desarrollo del
juicio principal.
Lo que ocurre es que durante la menor edad, cuando los padres no
conviven, esta obligacin que formalmente les impone la ley por parte
iguales ha sido atenuada en la prctica judicial, donde se ha decidido que
la prestacin recae en mayor medida sobre el progenitor no conviviente
(en general el padre), habida cuenta de que el otro (en general la madre),
al tener a su cargo la tenencia, equilibra su deber contribuyendo en los
aspectos personales. En cambio, al llegar el hijo a la mayor edad y cesar la
patria potestad ya no podemos hablar de tenencia y correlativo ejercicio
de la patria potestad. Como consecuencia de ello, se replantea la hiptesis fctica, pudiendo el hijo mayor demandar por iguales partes a sus progenitores, sin que el que convive con el joven pueda alegar como defensa
el cuidado personal del hijo (43).
Sin embargo, aquello que s puede alegar el progenitor conviviente
para eximirse de la obligacin de pagar una suma de dinero (o al menos
atenuar su monto) es la prestacin de alimentos en especie al hijo, tales
como la vivienda (alquiler, impuestos, servicios, limpieza, etc.), la alimentacin propiamente dicha, la adquisicin de productos para la higiene
personal del hijo, la compra de vestimenta, etc. Como en cualquier proceso, el progenitor que oponga tal defensa debe probar mediante docu(43) Ver Di LELLA, PEDRO, "Algunas cuestiones sobre alimentos en la ley 26579..7, cit.;
SOLArn, NSTOR E., "Alimentos debidos a los hijos entre los dieciocho (18) y veintin (21)
aos...; cit.; BELLUSCIO, CLAUDIO A., "Alimentos y la ley 26.579...; cit.
358
mentacin fehaciente los gastos que realiza, sin perjuicio de sealar que
con respecto a algunas erogaciones de la vida cotidiana (comida, higiene,
etc.) opera a su favor la presuncin de que las efecta de su peculio y que
el hijo se beneficia con ellas por la mera convivencia.
5.3. La falta de accin del hijo
Indudablemente, uno de los principales problemas prcticos que suscita la reforma se presenta cuando el hijo mayor no quiere accionar contra su padre porque se resiste a enfrentarse con l en un proceso judicial.
Hemos-dicho que como regla, el hijo es capaz y ha cesado la representacin legal de sus progenitores emergente de la patria potestad. Por ende,
nadie podr entablar la accin en su nombre.
Con miras a paliar la injusticia e inequidad que puede generar la pasividad del hijo para el progenitor que convive con l y se hace cargo de
la satisfaccin de sus necesidades materiales, se han esbozado algunas
respuestas doctrinarias.
As, por ejemplo, Siderio, afirma que "El litigio judicial presupone que
los litigantes se encuentran en igualdad de condiciones y existe paridad
entre ellos como sujetos de derecho. En el caso de la ejecucin de la cuota
alimentaria por parte del hijo (dieciocho [18] a veintin [21] aos), contra el
progenitor, existir 'nominalmente' igualdad jurdica ya que ambos sern
mayores de edad, pero ello no significa que haya paridad entre ellos, pues
litigar contra el padre, ser un acto de exposicin (no slo ante la autoridad moral, afectiva, etc.), sino que podr traer aparejado consecuencias
en los vnculos personales, justamente en una edad donde se tendran que
afianzar y no debilitarse': Para preservar al hijo del litigio contra el padre,
este autor propone como alternativa otorgar un mandato gratuito al progenitor conviviente para que contine o comience las acciones que hagan
al derecho alimentario, con facultad expresa de percepcin de las sumas
de dinero que de ello deriven, superando as tambin los posibles enfrentamientos en el orden interno de la convivencia en cuanto a la administracin de la cuota. A fin de facilitar dicho trmite y evitar mayores costos,
sugiere habilitar la posibilidad acordada por el art. 85 del Cd. Procesal (44)
previsto para la representacin de quien promoviera el beneficio de litigar sin gastos y levantar en el Juzgado el acta poder respectiva 96).
La propuesta se traduce en un reemplazo de la representacin legal
derivada de la patria potestad, por una representacin voluntaria adqui(44)En tanto dispone que "La representacin y defensa del beneficiario ser asumida
por el defensor oficial, salvo si aqul deseare hacerse patrocinar o representar por abogado o procurador de la matrcula; en este ltimo caso, cualquiera sea el monto del asunto,
el mandato que confiera podr hacerse por acta labrada ante el oficial primero".
(45) SIDERIO, ALEJANDRO, "Propuesta superadora ante la dificultad en la ejecucin o
aumento de la cuota alimentaria...", cit.
rida la mayora de edad, por la cual una persona que tiene capacidad para
actuar prefiere designar a otro para que en su nombre invoque y desarrolle los actos a que l tiene derecho. Como se advierte, no es un caso
de suplencia o integracin de una capacidad ausente, sino de formas de
presentarse al proceso (46). Yen estos trminos, no deja de ser interesante,
aunque no resuelve el conflicto nuclear que se presenta ante la pasividad
del hijo. En efecto, el otorgamiento del mandato requiere necesariamente
de la voluntad del hijo de accionar contra su padre; cuando aqulla est
ausente, la alternativa diseada no otorga al progenitor conviviente herramientas para poder accionar.
Por su parte, Kielmanovich, en el debate entablado con Sirkin (al que
luego haremos referencia) sostiene que en el mejor de los casos, lo nico
que podra hacer el progenitor conviviente es intervenir en calidad de tercero en el proceso de alimentos "por aplicacin del dispositivo contenido
en el art. 90, inc. I) del Cd. Procesal, sea a objeto de establecer la cuota
para el supuesto de que el hijo desista de la accin o del derecho, sea con
el propsito de controvertir la propiedad y procurar el cobro de los alimentos devengados durante su minoridad y hasta su mayora de edad
(dieciocho [18] aos), mas, nunca podra habilitarlo a sustituir a quien fue
antes y es hoy la parte actora': Sin embargo, el mismo autor reconoce sta
como una solucin de ultimsima ratio, pues "la admisin de la intervencin del progenitor en el proceso de alimentos con los alcances antes indicado supondra 'ordinarizar' al juicio de alimentos en abierto desmedro
de la celeridad que le es propia y que justifica o explica las importantes
limitaciones alegatorias y probatorias que impone el legislador al demandado, por lo que pensamos que aqul debera hacer valer los derechos
que considere que le asisten, contra el progenitor demandado o contra su
hijo, por la va y forma que correspondan, pero fuera del estrecho mbito
del juicio de alimentos o de sus incidentes" (47 .
Desde otra perspectiva, Solad ha optado por la aplicacin analgica
de las normas de la patria potestad, tras expresar: "Nos lleva a sostener
esta analoga dos circunstancias concretas. La primera, porque expresamente el texto seala 'con el alcance establecido en el art. 267; lo que
significa asimilarlo a la obligacin alimentaria derivada de la patria potestad. En segundo lugar, por razones metodolgicas. En efecto, la obligacin alimentaria de los padres hacia sus hijos mayores de edad entre
los dieciocho (18) y veintin (21) aos se halla ubicada en el ttulo de
la Patria Potestad, pues la disposicin se incorpora en el segundo prrafo
del art. 265 del Cd. Civil... En definitiva, la patria potestad servir como
auxilio para resolver algunas cuestiones derivadas del cumplimiento y
ejecucin de la obligacin alimentaria, salvo en lo que resultare incom(46)Conforme la definicin esbozada por GOZANI, OSVALDO ALFREDO, 'La representacin judicial de los menores...", cit
(47) KIELMANOVIGH, JORGE L., "Citacin del hijo mayor en el juicio de alimentos...", cit.
360
patible con la previsin contenida en el segundo prrafo del art. 265 del
Cdigo. En ltima instancia, no ha de olvidarse que los beneficiarios son
mayores de edad y, como tal, podran surgir situaciones contradictorias,
tanto desde el punto de vista de fondo como procesal. Es all donde debe
destacarse la especialidad de tal prestacin" (4'33. En definitiva, la posicin
del citado jurista deja a salvo los supuestos donde pudieran surgir incongruencias a raz de la plena capacidad del hijo, lo cual incluye a nuestro
juicio la imposibilidad del progenitor conviviente de intervenir en nombre del hijo ante su propia inaccin.
Ms enrgica es la solucin que aporta Rabinovich, quien afirma que
si el hijo no quiere accionar contra su progenitor reclamando la fijacin
de una cuota alimentaria o, en su caso, el aumento de la cuota vigente,
"el padre conviviente podr accionar previa intimacin fehaciente al hijo
para que inicie la accin, debiendo demostrar adems el inters que legitima su accionar. Negar las acciones detalladas al padre conviviente que
asume el 100% de los costos de manutencin, cristaliza una merma en
su patrimonio equivalente al enriquecimiento del otro progenitor, beneficiado por la falta de accin del hijo..."
El fundamento jurdico de esta propuesta podra encontrarse en la
accin subrogatoria (prevista por el art. 1196, en concordancia con lo
dispuesto por los arts. 767 y ss., Cd. Civil), o en la accin de reembolso
(emergente de lo normado por los arts. 727 y 768.3, Cd. Civil), o incluso
en la accin in rem verso producto del enriquecimiento sin causa de uno
de los progenitores. En cuanto a la accin subrogatoria, difcilmente pueda considerarse de aplicacin al caso, pues ella implica el reemplazo del
acreedor inactivo, y aqu no existe tcnicamente una deuda alimentaria
(recurdese que no se ha fijado an la cuota de alimentos). Si se piensa
en la accin de reembolso (que como dijimos ha sido utilizada por la doctrina espaola para justificar la legitimacin del progenitor conviviente),
el resultado no es muy distinto. Y ello en tanto esta accin nace por efecto
del pago realizado por un tercero, y aqu se tata de reclamar alimentos
para el futuro, no de compensar lo ya abonado. Por ltimo, en relacin
con la accin in rem verso, sabido es que sta requiere de cinco elementos: a) el enriquecimiento del demandado; b) el empobrecimiento del
demandante; c) la relacin causal entre el enriquecimiento y el empobrecimiento; d) la ausencia de causa que justifique el desplazamiento patrimonial; y e) la carencia de otra accin legal. Y aqu entonces tambin la
dificultad est dada por el tenor del reclamo: si se demanda alimentos se
lo hace hacia el futuro, de modo que no puede hablarse de una situacin
concreta de enriquecimiento de una parte a expensas de otra mientras no
(48)SOLARI, NSTOR E., "Alimentos debidos a los hijos entre los dieciocho (18)y veintin (21) aos...", cit.
(49) RABINOviCH, SILVIA B., "Mayora de edad. Continuidad de la obligacin alimentaria..!: cit.
362
IMPACTO DE LA
legal y los arts. 15 y 16 del Cd. Civil, por aplicacin analgica de lo que establece el art. 53, inc. 3) del primer ordenamiento, en este caso, a partir del
supuesto de cese de "la personalidad con que litigaba el poderdante" (55).
La fijacin del apercibimiento de decretarse la rebelda procede en tanto
"quien asumi antes el rol de parte actora y no comparece, abandona el
proceso, y el abandono, ... es, junto con la incomparecencia, presupuesto
de la declaracin de rebelda.., sin que su sealamiento como apercibimiento contenido en una resolucin judicial... suponga la 'creacin' de
un apercibimiento..., sino, antes bien, la explicitacin de uno, si se quiere,
'no establecido directamente por la ley' pero implcitamente contemplado por dicho dispositivo, para evitar futuras nulidades y para asegurar el
derecho de defensa en juicio del propio citado..? (56).
Por su parte, Sirlcin sostiene que "se deber requerir la voluntad expresa del ahora mayor, su eventual ratificacin, desistimiento, acuerdo, etc.,
para lo cual bastara con su comparecencia y expresin en un acta ante
el juez, bajo una especie de 'invitacin a intervenir en el proceso'.? "No
existe norma que habilite a generar apercibimiento alguno para el caso
en que el ya mayor no comparezca ni formule su decisin, razn por la
cual... los jueces suplen a su criterio la necesidad de continuar o concluir
el proceso respecto de ese menor que llega a la mayora de edad... Reitero
que, partiendo de la base que la representacin de los progenitores de
sus hijos menores surge del C.C. y que no se trata de aplicar las reglas del
mandato sino del cese del ejercicio de la patria potestad por llegar a la
mayora de edad del representado no es aplicable una disposicin procesal por va analgica de una norma que se refiere a las reglas del mandato
y los menores no tenan capacidad para otorgarlo.... Hasta que manifieste
su voluntad de continuar en el proceso no es parte y con el cese ipso jure
de la legitimacin de su progenitor dej de serio en ese proceso, por supuesto que sin perder sus derechos que el Cd. Civil le ampara... Por ello,
entiendo que no se ha trasladado la proteccin del Estado a los menores,
cuando stos arriban a la mayora de edad y no debera estar a cargo de
los jueces asumir tal proteccin con apercibimientos que pudieren afectar derechos de las partes y eventualmente la conclusin del juicio por
caducidad de instancia, entre otros" (57).
En lo personal, consideramos que la solucin que mejor se ajusta al
caso es la citacin del hijo mayor, bajo apercibimiento de tenerlo por desis(55) KIELMANOVICH, JORGE L., "Reflexiones procesales sobre el deber alimentario en
favor del hijo mayor..."; y del mismo autor, "Citacin del hijo mayor en el juicio de alimentos...", cit. A idntica conclusin llega GOZMNI, OSVALDO ALFREDO, "La representacin judicial de los menores-7, cit y MOLINA, MARCELO Jos, "Consideraciones prcticas sobre
la implementacin de la ley 26.579..7, cit.
(50 KIELMANOVICH, )(mon L., "Citacin del hijo mayor en el juicio de alimentos...", cit
(57) SimaN, EDUARDO, "Se traslada la proteccin al menor arribado a la mayora de
edad en los juicios de alimentos en trmite ante el cese de las legitimaciones?: eldial.com.
364
tido del proceso. Y ello por varias razones. En primer lugar, por cuanto la
institucin de la rebelda no se aplica al trmite especial de los alimentos.
En efecto, respetando su carcter de proceso especial, la norma pertinente prev consecuencias especificas para el supuesto de incomparecencia
de las partes a la audiencia sealada por el art. 639 del Cd. Procesal. As,
para ninguna de ellas se establece la posibilidad de declarar la rebelda
por incomparecencia o abandono, sino que en el caso del demandado,
slo se habilita al juez a fijar la cuota alimentaria de acuerdo a las pretensiones de la parte actora y lo que resulte del expediente (conf. art.640,
CPCC), y para el actor el desistimiento de su pretensin (art. 641, CPCC).
La solucin que propiciamos responde entonces al principio que inspiran las normas referidas. Pero an de preverse tal posibilidad, en segundo
trmino, no nos parece adecuada por cuanto al decretar su rebelda ante
la incomparecencia se estara colocando al hijo en una situacin de enfrentamiento con su progenitor que quizs prefiera evitar, pues el juicio
sigue adelante sin su presencia. Es cierto que el joven podr hacer uso
de su autonoma y en todo caso presentarse al juicio y desistir del proceso (58), pero puede ocurrir que no lo haga por ignorancia o por mero rechazo a cualquier intervencin en la causa iniciada contra su padre. En tercer
lugar, porque la continuidad del juicio en rebelda culminara en general
(salvo que el progenitor acredite que el hijo tiene recursos suficientes)
con la fijacin de una cuota alimentaria sin la intervencin del hijo y la
posibilidad de que se ofrezca prueba para ponderar sus reales necesidades. Ello implica que si en el futuro el hijo se arrepiente y decide accionar
contra su progenitor, slo podr ejecutar esa magra cuota o, en su caso,
pedir el aumento contando como base con la cuota fijada en el proceso
en donde no ha participado. En cambio, si el juicio se tiene por desistido, el hijo podr iniciar en el futuro una nueva accin de alimentos con
las amplias facilidades procesales que en este tipo de juicio se otorgan al
requirente. Por ltimo, debe notarse que de fijarse una cuota alimentaria
en rebelda, se cierran por completo los caminos del progenitor conviviente para pedir la coparticipacin en los gastos alimentarios (del modo
expuesto en el punto anterior), pues aqu existir ya una condena al otro
progenitor. Pero, adems, si ste no paga, difcilmente el hijo que no ha
querido continuar el juicio lo ejecute, no encontrndose en principio (y
ms all de lo que se explicite en el punto 6.a de este trabajo) el progenitor
conviviente legitimado para iniciar la ejecucin por los alimentos atrasados devengados durante la mayor edad del hijo.
En orden a la imposicin de las costas en el supuesto propiciado, entendemos que aqullas debern soportarse por su orden. Si bien es cierto
que como principio general el art.73, apartado segundo del Cd. Procesal
establece que las costas, ante el desistimiento de la accin, deben ser soportadas por la parte que desiste, no lo es menos que en el caso se trata de
(SR) KIELMANOVICH, JORGE L., "Citacin del hijo mayor en el juicio de alimentos.]: cit.
un supuesto de carcter excepcional, provocado por un cambio de legislacin cuyas especiales particularidades ya hemos explicitado. Pero adems, la excepcin a la regla se justifica en virtud de la marcada tendencia
en los procesos de familia a prescindir del principio objetivo de la derrota
para la imposicin de costas, pues la intervencin del juez se considera
como una carga comn necesaria para componer las diferencias entre las
partes, ose supone impuesta en resguardo de los intereses de la familia y
los hijos (59). A ello se suma la particular circunstancia de que sera injusto
imponer las costas a quien no inici en forma directa el proceso, sino se
vio obligado a expedirse sobre la continuidad de un juicio iniciado por
quien fuera su representante legal.
5.5. Percepcin y administracin de la cuota alimentaria
Una consecuencia lgica del arribo a la mayora de edad y la plena capacidad y, claro est, el cese de la representacin legal de los progenitores
derivada de la patria potestad, es que corresponder al hijo la percepcin
y administracin de la cuota alimentaria fijada o convenida a su favor.
Siendo as, si la cuota se abonaba en forma directa, ser el hijo quien deber firmar el respectivo recibo de pago. En caso de haberse resuelto o
pactado el depsito de la cuota en una cuenta bancaria, deber abrirse
una nueva cuenta a nombre del hijo para realizar los depsitos sucesivos.
Slo as el pago producir efectos cancelatorios, liberando al obligado
(conf. art. 731 inc. 1, Cd. Civil) (6).
En principio, entonces, se aplica aqu la aeja mxima de "quien paga
mal, paga dos veces" ya que el pago a un tercero ajeno y no habilitado
para recibirlo es inoponible al acreedor. Sin embargo, esta regla podra
ser dejada de lado excepcionalmente cuando razones de justicia lo imponen. M, por ejemplo, si habiendo alcanzado el hijo la mayora de edad
el alimentante sigue abonando la cuota durante un tiempo al progenitor
conviviente y el hijo, consciente de tal situacin, nada dice, no podra luego reclamar lo pagado. Su actitud podra enmarcarse dentro de la figura
del mandato tcito, que resultara de la inaccin o silencio del mandante, "o no impidiendo, pudiendo hacerlo, cuando sabe que alguien est
haciendo algo en su nombre" (conf. art. 1874, Cd. Civil). Por otra parte,
podra extenderse al caso la excepcin prevista por el art. 733 del Cd.
Civil, en tanto determina la validez del pago realizado a un tercero que no
tuviera poder para recibirlo "en cuanto se hubiese convertido en utilidad
del acreedor': Tal excepcin constituye una extensin del principio que
(59) KIELHANOvICH, JORGE L., Derecho procesal de familia, 3, edicin ampliada y actualizada, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2007, p. 2.
(60)Ver en tal sentido las opiniones vertidas por distintos profesores de la Facultad
de Derecho de la UBA en "Encuesta: Si el padre paga la cuota al hijo mayor de dieciocho (18) cancela la obligacin alimentaria acordada para ser pagada ala madre durante
la minoridad del hijo? Cuaderno Jurdico de Familia, EDFA, 12/7,2010.
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367
(63)Ntese que esta cuestin ha sido resuelta por nosotros cuando habilitamos al
progenitor conviviente a solicitar la coparticipacin en la cuota alimentaria.
(64) GROSIVIAN, CECILIA P., "La mayora de edad..." cit., pi. 23/28.
368
Al respecto se ha dicho que "El incidente puede ser iniciado tanto por
el mayor como por el alimentante y por los otros beneficiarios menores
de edad representados por el progenitor que ejerce la patria potestad.
En este supuesto se dar un debate acerca de la imposicin de las costas
generadas por este incidente, en tanto el habitual criterio de imposicin
de costas al alimentante que actualmente se encuentra en revisin
mostrar serias grietas si se tiene en cuenta que la accin incidental del
alimentante es consecuencia de una sobreviniente modificacin de la legislacin vigente" (65).
5.6. Ejecucin de los alimentos atrasados
a) Quin se encuentra legitimado para reclamarlos?
El problema de la legitimacin para reclamar los alimentos atrasados
cuando el hijo arriba a la mayora de edad no es nuevo ni propio de la
reforma introducida por la ley 26.579. Sin embargo, la nueva situacin legal de los hijos a partir de los dieciocho (18) aos y la subsistencia de la
obligacin alimentaria hasta los veintin (21) aos presenta problemas
propios que a nuestro juicio merecen ser considerados.
Durante la minoridad del hijo, la doctrina y la jurisprudencia mayoritaria entienden que el progenitor que ha subvenido los gastos del nio
se encuentra legitimado para reclamar por derecho propio los alimentos
atrasados, pues se subroga en la accin que el hijo tuviera contra el alimentante que ha incumplido.
Alcanzada la mayora de edad, las soluciones doctrinarias y jurisprudenciales varan, aunque la mayora sostiene que la legitimacin para requerir los alimentos devengados y no percibidos durante la minoridad
pertenece al hijo mayor de edad, por haber cesado la representacin legal derivada de la patria potestad (66). As se ha resuelto an despus de
la sancin de la ley 26.579, alegndose que la progenitora "no puede demandar a ttulo propio para resarcirse de lo que pudo haber gastado en
beneficio de aqul durante la minoridad': Siendo as, "ninguna duda cabe
que tanto los crditos alimentarios pendientes, esto es aquellos que se
fueron devengando hasta el cese de la minoridad, como los posteriores,
debieron ser reclamados por la hija mayor de edad por derecho propio,
atento haber caducado la representacin legal de su progenitora (arts. 57
(65) MOLINA, MARCELO Jos& "Consideraciones prcticas sobre la implementacin
de la ley 26.579... cit.
(66) KIELMANOVICH, JORGE L., Derecho Procesal de Familia, LexisNexis, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2007; del mismo autor, "Citacin del hijo mayor..., cit.; Dwrro, mcDO J., Juicio por incumplimiento alimentario y sus incidentes, juris, Rosario, 2003, p. 253;
BELLUSCIO, CLAUDIO A., Alimentos derivados de la patria potestad..., cit., p. 3139; ARAZI,
ROLAND, "El juicio en la ley y en la jurisprudencia LA LEY, 1991-A, 692; etc.
y274 Cd. Civil) yen tanto en este concreto caso, la progenitora no aduce
haberlos solventado" (67).
Sin embargo, esta postura como adelantamos lejos est de ser
pacfica. Varios y prestigiosos autores han proclamado la legitimacin
del progenitor conviviente para reclamar los alimentos atrasados (68). La
jurisprudencia tambin ha optado por este camino en sendas oportunidades. En tal sentido, se ha dicho que "En lo que respecta a la legitimacin de la madre para el reclamo de los alimentos atrasados correspondientes a su hija menor, que en la actualidad alcanz la mayora de
edad, como en lo sustancial la cuota alimentaria tiende a solventar necesidades impostergables, cabe presumir salvo prueba en contrario,
que no se produjo en autos que cuando el obligado no cumple con esa
prestacin, los gastos que ste debe cubrir son afrontados por la madre
de la alimentada que convive con ella, que es lo que ocurre en la casi
totalidad de los casos..:' (69). En este mismo orden de ideas se ha resuelto
que "si la cuota alimentaria se ha fijado en los trminos del art. 265 del
Cd. Civil, por la minoridad del alimentado, ello importa que la madre
sea la nica legitimada para ejecutar la sentencia, como derivacin del
derecho propio que le asiste de reclamar, a su coobligado en la prestacin, el reembolso de la parte que la ley puso a su cargo y a la que como
consecuencia de su incumplimiento debi hacer frente para satisfacerla
ntegramente... De ello se sigue que an cuando las menores hubieran
alcanzado la mayora de edad, ello no las toma acreedoras de las cuotas
sino que dicha acreencia queda en cabeza de la actora que ha sido con
quien stas han convivido y la que ha promovido la accin en su representacin, pues no debe perderse de vista que no se trata de un reclamo
autnomo, sino de la ejecucin de una manda judicial que se encuentra firme, consentida y ejecutoriada que impona la obligacin a cargo
del demandado de abonar mensualmente una suma correspondiente a
la cuota referida, y que ello no sucedi, habilitndose as el reclamo del
mismo va de ejecucin" ("O.
(67) Ceiv. y Com. Necochea, 6/10/2011, "Ch., L. P. c. C., 5.0. s/ incidente de ejecucin
de alimentos; RC. I. 12301/11.
(68) GROSMAN, CECILIA P., "La mayora de edad...", cit, ps. 31/32; CASTRO, ALICIA,
"Desde cundo se deben los alimentos?" en GROSMAIV, CECILIA P. directora, Alimentos a los hijos y derechos humanos, Universidad, Buenos Aires, 2004, ps. 255/257; RanNOVIO!, SILVIA B., "Mayora de edad. Continuidad de la obligacin alimentaria...; cit.;
SIRKIN, EDUARDO, "La legitimacin procesal en los juicios por alimentos...; cit.; CAMPOS,
ROBERTO D., Alimentos entre cnyuges y para los hijos menores, Hammurabi, Buenos Aires,
2009, ps. 154/155; etc.
(69) CNCiv., sala E, 17/10/2005, "C., M. A. c. S., M. A.", LA LEY, 2006-F, 819.En idntico
sentido ver CNCiv., sala K, 21/2/2008, "V. A. M. c. C. R. L. s/ ejec. alimentos-incidente;
elDial, AA4650.
(70) CNCiv., sala K, 23/5/2005, "M., C. E. y otros c. V, 11.1!; La Ley Online; dem, sala C,
18/12/1985, ED, 119-652; dem, sala G, 18/4 /1986, 11 21.800; dem, 14/5/1999, ED, 189-521;
dem, sala E, 14/4/1997, "S., E. y otro c/ D., M. s/ Alimentos': 50, 23/04/1998; Trib. Familia
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371
Sin embargo, si el hijo no acciona, el progenitor conviviente que demuestre haber cubierto los gastos inherentes a la manutencin del joven
podr subrogarse en su derecho en su carcter de tercero interesado y
reclamar lo adeudado por el otro progenitor. Si bien la ley no define quin
es un tercero interesado, la doctrina ha sealado que sera todo aquel en
quien eventualmente puedan repercutir, con detrimento para sus propios
derechos, las consecuencias del incumplimiento del deudor. Desde esta
perspectiva, el progenitor conviviente que ha realizado los gastos de manutencin del hijo sera tercero interesado pues si la ley le impone el deber de alimentar a sus hijos, parece razonable sostener que tiene inters
en cumplirlo. Desde lo concreto, sabemos que si el progenitor obligado
no da a sus hijos lo que estos necesitan para su manutencin buscarn
en el otro una respuesta frente al incumplimiento. La doctrina reconoce
al tercero interesado el derecho de pagar contra la voluntad del acreedor,
como as tambin frente a la oposicin conjunta de acreedor y deudor, de
all que el pago de alimentos realizado por el progenitor conviviente, con
las condiciones de ley, tendr efectos subrogatorios en los trminos del
art. 768 inc. 20 del Cd. Civil (71).
b) Caducidad del derecho a cobrar las cuotas atrasadas correspond entes al hijo mayor
373
CapTum XIV
EL ASENTIMIENTO PATERNO Y EL JUICIO
DE DISENSO
Por Nstor E. Solari
1. INTRODUCCIN
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377
N STOR E, SOLAR1
Hay que diferenciar claramente la accin tendiente a obtener la denominada dispensa judicial de otra accin distinta, consistente en el juicio
de disenso.
La dispensa judicial tiene lugar cuando el menor de edad no tiene la
edad mnima para contraer matrimonio. En cuyo caso la ley permite que
el juez pueda remover, con carcter excepcional, el impedimento de falta
de edad legal y autorizar el matrimonio de aquella persona que no hubiere alcanzado la edad mnima requerida por el derecho positivo.
La falta de edad legal es el nico impedimento dispensable por decisin judicial, en nuestro ordenamiento jurdico. Ningn otro impedimento es dispensable, de modo que no podra removerse, vlidamente,
ningn otro impedimento legal establecido por el ordenamiento jurdico.
Como consecuencia de que el juez puede autorizar, mediante la dispensa si la misma resulta viable, la celebracin del matrimonio de
conformidad con la ley, el acto no ser pasible de ser cuestionado por nulidad, habida cuenta de que con dicha dispensa el impedimento es removido judicialmente y, como tal, desaparecera el mismo, no obstante que
el menor de edad no tenga, estrictamente, la edad mnima para contraer
matrimonio.
En cambio, el juicio de disenso consiste en la falta o ausencia de autorizacin de los padres o de sus representantes legales para celebrar
el matrimonio, en virtud de que los menores requieren la autorizacin de
los mismos, por hallarse sujetos a la representacin de ellos. De manera
que si los representantes legales no otorgan el "asentimiento paterno" el
menor podra recurrir a la va judicial mediante el juicio de disenso, para
suplir su falta con la autorizacin judicial correspondiente.
El funcionamiento de cada uno de ellos resultaba claro en el rgimen
anterior, cuando la mayora de edad se alcanzaba a los veintin (21) aos.
As, en virtud de que la mayora de edad veintin (21) aos no coincida con la edad mnima para contraer matrimonio dieciocho (18)
aos, en este ltimo caso era necesario recurrir, inexorablemente, a la
dispensa judicial. Todo ello, sin perjuicio de que algunos entendan que,
adems, deba exigirse el asentimiento paterno.
Mientras que a partir de los dieciocho (18) aos, si bien se tena la
edad legal para contraer matrimonio, el individuo segua siendo menor
de edad y, de esta manera, requera, sin discusin, la autorizacin de los
padres o de sus representantes legales para celebrar matrimonio,
como consecuencia de su condicin de menor de edad. Con el correspondiente "asentimiento paterno" se cumplan las exigencias legales, sin
necesidad de recurrir a la va judicial. Solamente si los representantes le-
Ene! rgimen actual, a partir de la sancin de la ley 26.579, hay coincidencia entre la edad mnima para contraer matrimonio con la mayora de
edad. Ambas se alcanzan a los dieciocho (18) arios. Esta situacin, como
veremos, exige explicar el funcionamiento de cada una de ellas, evitando
una superposicin entre ellas.
En consecuencia, ha desaparecido aquella franja que se extenda entre los dieciocho (18) aos y los veintin (21) aos, quedando reducida la
cuestin de la menor edad del sujeto hasta los dieciocho (18) aos. Bajo
estas circunstancias, habr que determinar cmo juegan las instituciones
de la dispensa judicial y el asentimiento paterno.
3. ASENTIMIENTO PATERNO
a) La institucin. El denominado asentimiento paterno consiste en la
conformidad que dan los representantes legales del menor, para que ste
pueda contraer matrimonio. En nuestro derecho positivo, tal asentimiento, corresponde a ambos padres, si los tuviere.
Explica Belluscio que al mismo tiempo que en la generalidad de
las legislaciones modernas se acepta que puedan celebrar matrimonio
ciertos incapaces, en especial las personas que no han alcanzado an la
mayora de edad civil, se establece el requisito de que su propio consentimiento sea integrado por el asentimiento o venia de sus representantes
legales. La venia es, pues, el medio de superar la incapacidad del contrayente, a la vez que el de asegurar una mayor reflexin por parte de quienes no se hallan en condiciones de manejarse por s mismos con entera
libertad en la vida civil'.
Advierte Borda que si bien la ley permite, ms que todo por razones
biolgicas y morales, el casamiento de los menores, es obvio que su falta
de experiencia y de desarrollo mental los expone a serios peligros. Con fin
de prevenirlos, se exige la autorizacin del padre o tutor, o en su defecto,
el juez. Pero bien entendido que estas personas no tienen, en este caso,
funciones de representacin legal, sino de asistencia. No actan en nombre del menor; son stos quienes deben dar personalmente su consentimiento. Pero esta manifestacin de voluntad no es suficiente por s sola;
para que produzca todos sus efectos legales es menester que sea completada por la autorizacin aludida (2).
Sin perjuicio de la denominacin, no quedan dudas de que la correspondiente autorizacin que deben dar los padres, refiere a ambos padres
(1)Beunscio,AuGUSTO C., Manual de Derecho de Familia, Abeledo-Perrot, 2011, p.233.
(2) BORDA, GuiLLeamo A., Tratado de Derecho Civil. Familia, La Ley, 2008, t. I, p. 119.
379
NSTOR E. SOLARI
(conf. art. 264 quater, inc. 1, Cd. Civil) La previsin legal es aplicable
tanto a los casos en que el hijo tuviere padre y madre (uniones heterosexuales) como cuando el hijo tuviere dos padres o dos madres (uniones
homosexuales).
La necesidad de que la autorizacin sea dada por ambos padres parece indiscutible en el estado actual de nuestra legislacin, habida cuenta
de que la importancia del acto y la igualdad de derechos de los padres,
respecto de sus hijos menores de edad, justifica que sean ambos padres
quienes otorguen el mismo.
Rgirrten anterior. El asentimiento paterno ha sido tratado expresamente en nuestra legislacin. En el rgimen anterior a la sancin de la ley
26.579, el art. 168 Cd. Civil deca: "Los menores de edad, aunque estn
emancipados por habilitacin de edad, no podrn casarse entre s ni con
otra persona sin el asentimiento de sus padres, o de aquel que ejerza la
patria potestad, o sin el de su tutor cuando ninguno de ellos la ejerce o, en
su defecto, sin el del juez"
Ha dicho Sambrizzi, que la disposicin legal tiene su fundamento en
una razn de proteccin que la ley establece a favor de los menores de
edad, para evitar que por no tener plenamente desarrollada su personalidad ni, muchas veces, haber adquirido la madurez suficiente, tomen una
determinacin apresurada sobre la realizacin de un acto tan relevante
como el matrimonio, con las secuelas negativas que una decisin equivocada pueden acarrearle no slo a l sino tambin a su cnyuge (5) .
De conformidad a la misma, quienes no hubieren cumplido la edad
de veintin (21) aos, no podan casarse sin la autorizacin de sus representantes legales.
Ello as, porque aun cuando hayan tenido la edad mnima para contraer matrimonio dieciocho (18) aos, se trataba de personas menores de edad, sujeto a la representacin legal. En consecuencia, el asentimiento tena su razn de ser en la condicin de incapaz (arts. 54 y55 Cd.
Civil) del sujeto, requirindose el asentimiento de sus padres por estar
sujetos a la patria potestad (art. 264 Cd. Civil), y, en su defecto, el asentimiento de su tutor (art. 377 Cd. Civil). A falta de stos, deba ser el juez
quien otorgue dicha autorizacin.
Explica Zannoni, que tratndose de menores que no hubiesen alcanzado la edad mnima, el asentimiento de los padres o del tutor slo poda
ser dado si, a su vez, proceda la dispensa judicial del impedimento del
art. 167. Si, en cambio, los menores haban alcanzado ya la edad mnima,
podan contraer matrimonio contando con el asentimiento del represen(3) SAMBFUZZI, EDUARDO A., Impedimentos matrimoniales,
NSTOR E. SOLARI
do sin autorizacin no tendrn hasta la mayora de edad la administracin y disposicin de los bienes recibidos o que recibieren a ttulo gratuito, continuando respecto a ellos el rgimen legal vigente de los menores:'
La redaccin solamente suprime, respecto del texto anterior, la expresin final "salvo ulterior habilitacin': lo que resulta acertado porque ya
no existe a partir de la vigencia de la ley 26.579, la habilitacin dativa.
Mantiene inalterada la sancin ante la celebracin del matrimonio sin la
correspondiente autorizacin de los representantes legales.
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381
En tal sentido, la nica sancin por la ausencia del asentimiento paterno sigue siendo la de no poder administrar y disponer de los bienes
recibidos a ttulo gratuito, continuando respecto de ellos el rgimen de los
menores. Respecto de tales bienes, adquiridos antes y despus del matrimonio, sern administrados por los padres (arts. 264 quater, inc. 70 y 294
Cd. Civil o por el tutor (art. 411Cd. Civil).
Queda perfectamente delimitado el campo de aplicacin de la atribucin del padre o tutor del derecho de administrar y disponer los bienes:
se trata de los adquiridos por el menor, antes o despus del matrimonio,
por ttulo gratuito (8) .
Es decir que si la emancipacin que resulta del matrimonio de los menores, si stos se han casado sin la pertinente autorizacin paterna, no
produce ciertos efectos patrimoniales, pero opera en el aspecto personal,
en cuanto cesa la patria potestad a que se encontraban sujetos, y, a su vez,
los menores emancipados ejercern la patria potestad sobre sus propios
hijos (9).
Es evidente entonces se dijo que la sancin, en caso de que el matrimonio se celebre sin el asentimiento requerido, se limita a la privacin
de la administracin y disposicin de los bienes que los menores hubieren adquirido u obtuviesen despus a ttulo gratuito, no as respecto a los
dems bienes que pudiesen lograr por otro ttulo
Por lo dems, quedar emancipado (11), aunque hubiere faltado dicho
asentimiento.
S. JUICIO DE DISENSO
a) Caracterizacin. El disenso es la disconformidad o desacuerdo de
los padres o tutores para que el menor contraiga matrimonio. La negativa
(8) BELLUSGIO, AUGUSTO c., Manual de Derecho de Familia, cit., t. 1, p. 207.
(9) MAZ2INGHI, JORGE A., Tratado de Derecho de Familia, Ed. La Ley, 2006, ti, p. 137.
(10) Zwrevom, EDUARDO A., Derecho de Familia, cit., t. 1, p. 263.
(11)Segn el art. 131, primer prrafo, del cdigo civil texto segn ley 26.579: "Los
menores que contrajeran matrimonio se emancipan y adquieren capacidad civil, con las
limitaciones previstas en el artculo 134"
383
NSTOR E. SOLARI
Ello as, pues si el juez autoriza a la persona, al menor de edad a celebrar el matrimonio, resultara tautolgico que, adems, tenga que acreditar el denominado asentimiento paterno. Nos parece sobreabundante
y, en el estado actual del rgimen vigente, no tendra otro sentido que
propender a un engorroso trmite administrativo y judicial.
En verdad, tendra virtualidad prctica si los padres que no es el
caso no estaran llamados a intervenir en el juicio de dispensa judicial;
mas como ellos intervienen en dicho proceso, pierde todo sentido.
Estimo que la circunstancia de que el art. 169 Cd. Civil haya sido
mantenido, responde a una inadvertencia del legislador y no a una deliberada intencin de hacerlo.
No se me escapa que la ley 26.579 reafirma el contenido del segundo
prrafo del art. 131: "Si se hubieran casado sin autorizacin no tendrn
hasta la mayora de edad la administracin y disposicin de los bienes
recibidos o que recibieren a ttulo gratuito, continuando respecto a ellos
el rgimen legal vigente de los menores?'
A primera vista, podra afirmarse que si el legislador reform expresamente esta disposicin, manteniendo los alcances de la sancin prevista
en el rgimen anterior, es porque sigue siendo necesario el "asentimiento
paterno': tal como se halla contemplado en las normas actuales.
Sin embargo, si analizamos la lgica y funcionalidad del rgimen
anterior con el actual, advertimos la inconsistencia de tal posicin, que
no hallara otra explicacin que una interpretacin literal y abstracta del
mantenimiento de las normas en crisis. Nos imaginamos la hiptesis: que
el menor de edad que pretenda casarse tenga la dispensa judicial y, sin
embargo, a pesar de haber logrado remover el impedimento legal de la
falta de edad mnima, tenga como sancin patrimonial la establecida en
el segundo prrafo del art. 131, por no contar formalmente con el asentimiento paterno. Digo "formalmente" porque los padres o sus representantes legales ya han expresado sus razones de la negativa en el
correspondiente proceso de dispensa judicial, habiendo sido escuchado
oportunamente por el sentenciante.
La lectura del rgimen actual debiera ser la siguiente: a pesar de que,
en tal contexto, los representantes legales manifestaron su disconformidad con la celebracin del matrimonio, el juez, finalmente, otorg la correspondiente autorizacin judicial para celebrar las nupcias. En dicho
proceso, el juzgador habra resuelto teniendo en miras todas las circunstancias fcticas. Es decir, no solamente la aptitud del desarrollo psquico
para autorizar el matrimonio del menor de edad, sino tambin, por razones de economa procesal, la eventual disconformidad de los padres para
otorgarles el asentimiento, en su condicin de representantes legales.
384
NSTOR. E. SOLAR1
6. DISPENSA JUDICIAL
(15)Viom. TAQUINI, CARLOS H., Matrimonio Civil. Ley 23.515, Astrea, 1991, p. 90.
(16) MNDEZ COSTA, MARA JOSEFA, en Derecho de Familia (MNDEZ COSTA- U ANTONIO), Rubinzal-Culzoni, 2001, t. I, p. 170.
(17) MNDEZ COSTA, MARA JOSEFA, en Derecho de Familia, cit., t. 1, p. 171, alega que
slo un inters evidente de los menores abona que se prescinda de la edad nbil y es po-
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NSTOR E. SOLAR!
CAPTULO XV
UN PASO MS EN LA CONSOLIDACIN
DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES
A LA IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIN:
LA COPATERNIDAD IGUALITARIA
Por Milagros Pierri Alfonsn
"Enfrentamos un futuro en el que las respuestas ya no son ni sern
las mismas porque, a decir verdad, nos han cambiado la mayora
de las preguntas; en la ruta del futuro, lo que viene no siempre
se parece a lo que se ve en el espejo retrovisor, por lo que debemos
aprender a convivir con la desproporcin entre las preguntas
inteligentes que somos capaces de formular y las respuestas
plausibles que somos capaces de dar"
(Amaldo Momigliano).
1. INTRODUCCIN
La sancin de la ley 26.618 de Matrimonio Igualitario (Adla, LXX-D,
3065) (1) signific un avance innegable en cuanto al reconocimiento de los
derechos humanos de todas las personas, sin distincin de su orientacin
sexual. La reciente sancin de la ley 26.743 de Identidad de Gnero (2), implica ampliar el espectro de dicho reconocimiento.
Sin embargo, a casi dos aos de la sancin de la Ley de Matrimonio
Igualitario, an seguimos enfrentndonos con conflictivas invisibilizadas
que van surgiendo ante las nuevas realidades que se plantean. Prueba de
ello es el ejemplificador fallo que comentaremos en relacin a la inscripcin registral de un nacimiento establecindose la copaternidad de los
- actores.
Es por ello que este fallo debe ser interpretado como una abierta defensa de un determinado entendimiento valorativo sobre la igualdad y la
autonoma personal de todas y cada una de las personas, garantizando el
inters superior del nio/a.
388
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En este sentido, pensarnos entonces que la familia actual es principalmente convivencia orientada por el principio de solidaridad en funcin
de afectividades y lazos emocionales conjuntos; en tal sentido familia es
la comunidad de vida material y afectiva de sus integrantes, promoviendo una determinada distribucin o divisin del trabajo interno, en lo que
hace a las actividades materiales que permiten la subsistencia, desarrollo
y confort de los miembros del grupo familiar, as como el intercambio solidario del fruto de esas actividades y de la mutua compaa y apoyo mo-
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UN
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sostenido que "La CIDH entendi que cualquier diferencia de trato basada en la orientacin sexual de las personas nace sospechada de ser ilegal
y discriminatoria, y por lo tanto quien la invoca tiene el deber de mostrar
razones de muchsimo peso para justificarla" (2).
En nuestro pas, en el plano local, la Sra. Jueza del Juzgado Contencioso, Administrativo y Tributario de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, Dra. Seijas, ha establecido que "el sentido de la igualdad democrtica
y liberal es 'el derecho a ser diferente,' que no puede confundirse nunca
con la 'igualacin; que es un ideal totalitario, y por ello, precisamente,
la negacin completa del anterior, pues carece de todo sentido hablar
del derecho a un trato igualitario si previamente se nos forz a todos ser
iguales" (21).
Entonces, los derechos a la autodeterminacin, a la intimidad, a formar una familia, no pueden ser interpretados a travs de frmulas cerradas y rgidas, pues, por ejemplo, en el caso concreto, ello hubiera significado negarles dichos derechos fundamentales al matrimonio C. G. D.
y A. M. G., vulnerndose los principios de no discriminacin, igualdad,
tolerancia y pluralismo democrticos.
Es que una interpretacin y aplicacin basada en el principio pro homine deriva en que las personas del mismo sexo y las personas de distinto
sexo tienen garantizados el mximo grado de proteccin de sus derechos
e igualdad de condiciones (22).
En lo que aqu respecta, dicha interpretacin ajustada a los principios constitucionales y democrticos mencionados se traduce en el reconocimiento igualitario del derecho a concebir un hijo/a, a ser padres/
madres y a conformar una familia tanto de las parejas heterosexuales
como de las homosexuales, sea que estas ltimas estn conformadas por
dos hombres o por dos mujeres. Es que, en efecto, la ley tiene como objetivo equiparar y no diferenciar.
La normativa hoy vigente reconoce el derecho a ser madres a travs de
las tcnicas de reproduccin asistida a los matrimonios conformados por
dos mujeres. Entonces, de negarse el reconocimiento del derecho constitucional a conformar una familia de C. G. D. y A. M. G. a travs de la
maternidad subrogada, se estara afectando gravemente su derecho a la
igualdad y a no ser discriminados.
Por ello aplaudimos lo resuelto en el fallo en cuanto a que "Si tanto las
parejas heterosexuales como las homosexuales conforma/17S por mujeres
(20) Diario Pgina 12, 12 de julio de 2010, "Derechos, matrimonio y familia". Se trata
del caso de la CIDH, "Atala lidio y Nias vs. Chile", sentencia del 24 de febrero de 2012.
(21) luzg. la Inst Cont Adm. y Trib. Ciudad Autnoma de Buenos Aires, 10/11/2009,
"Freire Alejandro c. GCABA siampard:
(22) Gn. DOMNGUEZ, ANDRS, "Comatemidad y copaternidad igualitaria".
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397
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399
(32) Proyecto de Reforma de los Cdigos Civil y Comercial de la Nacin, que ingres
el 8/6/2012 por iniciativa del Poder Ejecutivo a la Cmara de Senadores, con nmero de
expediente 884-PE-2012. "Art. 558. Fuentes de afiliacin. Igualdad de efectos. La filiacin puede tener lugar por naturaleza, mediante tcnicas de reproduccin humana asistida, o por adopcin. La filiacin por adopcin plena, por naturaleza o por tcnicas de reproduccin humana asistida, matrimonialy extramatrimoniaL surten los mismos efectos,
conforme a las disposiciones de este Cdigo. Ninguna persona puede tener ms de dos (2)
vnculos filiales, cualquiera sea la naturaleza de la filiacin':
400
401
imprescindible que el Estado argentino cumpla con su obligacin asu_mida a nivel internacional, le reconozca a TM su nacionalidad a travs de la
registracin local y que el Consulado argentino le otorgue los respectivos
documentos que as lo identifiquen. Ello a los efectos de que T/U pueda
egresar de la Repblica de la India y viajar a nuestro pas con sus padres.
Por tanto, si el Estado argentino a travs del Consulado argentino en
la India no cumple con su obligacin de inscribir el nacimiento de T/U
otorgndole un nombre, una nacionalidad y un estado de hijo de C. G.
D. y A. M. G., el nio/a T/U no podra egresar de la Repblica de la India,
violndose gravemente su derecho a conocer a sus padres y a ser cuidado
por ellos, garantizado por el art. 0 de la CDN, art. 7, ley 26.061, y art. 25,
ley 114 CASA.
No debemos ignorar un precedente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en la materia. La Corte conden a la Repblica Dominicana por violar a travs de sus autoridades del Registro Civil los
derechos a la nacionalidad, a la igualdad ante la ley, al nombre, al reconocirniento de la personalidad jurdica y a la integridad personal de dos
nias, Yean y Bosico garantizados en los arts. 20, 24, 3, 18 y 5 de la Convencin Americana, respectivamente al negarles a las nias sus actas
de nacimiento que les permitieran tener una nacionalidad y un nombre,
mantenindolas como aptridas hasta el ao 2001.
En este sentido, la Corte manifest que: "En atencin a la condicin de
nias de las presuntas vctimas, la Corte considera que la vulnerabilidad
derivada de la apatridia comprometi el libre desarrollo de su personalidad, ya que el acceso a los derechos y a la proteccin especial de que son
titulares se vio imposibilitado" (considerando 167). Asimismo, consider
que en virtud de "la situacin de extrema vulnerabilidad en que el Estado
coloc a las nias Yean y Bosico, en razn de la denegacin de su derecho
a la nacionalidad por razones discriminatorias... la Repblica Dominicana incumpli con su obligacin de garantizar los derechos consagrados
en la Convencin Americana, la cual implica no slo que el Estado debe
respetarlos (obligacin negativa), sino que, adems, debe adoptar todas
las medidas apropiadas para garantizarlos (obligacin positiva)" (considerando 173). Por ltimo vale la pena destacar que se estableci que: "la
presente Sentencia de la Corte, constituye una oportuna advertencia para
la prohibicin... de prcticas administrativas y medidas legislativas discriminatorias en materia de nacionalidad... La Sentencia cuida de resaltar la condicin de nias de Dilcia Yean y Violeta Bosico, la cual agrav su
vulnerabilidad..." (considerando 13).
Por otro lado, debe tambin tenerse en cuenta que el art. 2 de la Convencin sobre los Derechos del Nio establece la obligacin del Estado
de asegurar la aplicacin de todos los derechos enunciados en la Convencin a cada nio, sin distincin alguna basada en cualquier condicin tanto del nio como de sus padres. Por tanto, la orientacin sexual de C. G. D.
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DERECHOS...
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404
CArtnne XVI
I. INTRODUCCIN AL TEMA
Vlez incorpor al Cdigo Civil disposiciones relativas a la capacidad
de testar que podran bastarse a s mismas, prescindiendo de las disposiciones generales sobre la capacidad y la incapacidad de goce y ejercicio
y sobre sus efectos. Ello no implica que el legislador haya creado un rgimen especial, con abstraccin del sistema general del Cdigo. En la redaccin, nuestro codificador tom partido entre la solucin
predominante en la doctrina francesa, aclarada en el pensamiento de
Freitas, en los Cdigos chileno, uruguayo e italiano de 1865, por una parte, y la tradicional romana, subsistente en el derecho patrio, mantenida
por el Proyecto espaol de 1851 y que habra de recoger posteriormente
el Cdigo espaol con alguna limitacin 03
2. LA CAPACIDAD. PRINCIPIO GENERAL
"Cuando se trata de considerar la capacidad del testador, basta tener
en cuenta los principios generales sobre la capacidad de obrar aplicables
a todos los actos jurdicos" (2). La instrumentacin de un acto jurdico vlido y eficiente requiere pues, ante todo, la concurrencia de los elementos
esenciales del acto jurdico, tambin llamados de validez del mismo (3).
menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantas fundamentales reconocidos en la Constitucin Nacional, ser obligado, a pedido del damnificado, a dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realizacin y a reparar el
dao moraly Material ocasionados. A los efectos del presente artculo se considerarn
particularmente los actos u omisiones discriminatorios determinados por motivos tales
como raza, religin nacionalidad, ideologa, opinin poltica o gremial, sexo, posicin
econmica; condicin social o caracteres fsicos"
(I) FASSI, SANTIAGO, Tratado de los testamentos, lid. Astrea, Buenos Aires, 1970,
; vol.!, p. 57.
'
(2)CNCiv., sala C, 24/6/1999, ED, 187-202.
(3)"Para buena parte de nuestra doctrina constituyen elementos esenciales de todo
acto jurdico los siguientes: a) uno o ms sujetos otorgantes; b) el objeto o contenido del
acto regulado negativamente en el art. 953 del Cdigo Civil; c) La causa fino razn de ser,
que emana del propsito dirigido a la obtencin de determinados efectos; y d5 la forma o
exteriorizacin sensible del acto, que encuadra a priori dentro del principio de 'la liber-
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obrar que se aplican a todos los actos jurdicos, incluido, desde luego, el
testamento. Considera que la ley "debi limitarse a aludir a los supuestos
en que esas reglas generales estn modificadas en razn de las peculiaridades propias de los testamentos" 01.
2.2. Momento
El art. 3613 del Cd. Civil destaca que: "Para calificar la capacidad de
testar, se atiende slo al tiempo en que se otorga el testamento, aunque se
tenga o falte la capacidad al tiempo de la muerte': El acto de voluntad que
tiene una intencin o finalidad determinada como dispone el art. 944 de
nuestro ordenamiento legal, constituye un acto en s mismo con un efecto jurdico irreversible, es por ello que ese instante o sea, el tiempo de
emitirse el acto es el que construye el derecho adquirido para el beneficiario, no importando los momentos posteriores en los cuales el testador
puede devenir en incapaz.
Es de toda lgica la solucin del art. 3613 del Cd. Civil, al tener en
cuenta que es en el momento en que se realiza el acto que se encuentra
reunida en el testador la aptitud para manifestar su voluntad, es decir, la
capacidad para testar se debe tener o no debe faltar al momento de confeccionar el testamento. Lo que suceda luego de ese momento, carecer
de importancia ya que el acto ha quedado perfeccionado con la emisin
de su voluntad que ha sido instrumentada en el testamento 01).
3. SUPUESTOS DE INCAPACIDAD
409
La solucin romana que dio origen a la legislacin de partidas y la cannica, sostena que la capacidad para testar se adquira con la pubertad,
esto es, a los catorce aos en el hombre y doce en la mujer. Las legislaciones posteriores fueron abandonando este criterio, pero siguiendo un
tradicionalismo jurdico, han otorgando capacidad testamentaria a una
edad en que todava la persona no ha alcanzado su plena aptitud legal.
Nuestro codificador se mantuvo fiel a esa tradicin (14)
El art. 3614 del Cd. Civil establece la incapacidad de los menores de
18 aos para otorgar testamento, al disponer: "No pueden testar los menores de dieciocho aos de uno u otro sexo': Vlez se aleja aqu de los
cdigos de la poca, los que hacan coincidir la edad para contraer matrimonio con la edad para testar, justificando en la nota al mencionado
artculo, que: "Se ha querido en muchos Cdigos unificar la capacidad de
testar con la de contraer matrimonio cuando las causas para permitir el
matrimonio a una edad determinada son absolutamente inaplicables a la
facultad de testar. No debe olvidarse que para la sucesin intestada la ley
ha presumido el mayor afecto de la persona que muere sin testamento.
Considerando que es tan fcil engaar o seducir a un nio de 14 aos, sealamos la edad de dieciocho aos para poder testar, que designanVarios
Cdigos Lir
El art. 248 del Cd. Civil, texto segn ley 23.264, dispone que "El reconocimiento del hijo resultar: [...1 3 de las disposiciones contenidas
en actos de ltima voluntad, aunque el reconocimiento se efectuara en
forma incidental [...]"; y el art. 286, tambin texto segn ley 23.264, dispone: "El menor adulto no precisar la autorizacin de sus padres para estar
enjuicio, cuando sea demandado criminalmente, ni para reconocer hijos
para disponer para despus de su muerte. Esta solucin fue acogida por el derecho cannico y mantenida por las partidas y conservada por diversos cdigos.
(13)Id. ant., p161.
(14)MAFFIA, JORGE 0., ob. cit., p161.
los 21 aos), toda vez que desde este momento no existen restricciones
salvo que mediaren otras causas de incapacidad o de inhabilitacin para
actuar en la vida civil_(20).
410
Se entiende que para los actos entre vivos debe gozarse de una mayor
madurez porque ellos implican una confrontacin con la contraparte; en
cambio los actos de ltima voluntad son dispuestos sin influencias extraas, y por lo tanto pueden ser otorgados a partir de los 18 aos. La doctrina coincida en que la capacidad se adquiere al comienzo del da en que
se cumplen los 18 aos, aplicndose de esa manera en forma analgica el
criterio del modificado art. 128 del Cd. Civil referido al momento en que
se adquiere la plena capacidad civil (16).
Estas posiciones doctrinarias y jurisprudenciales que acabamos de
expresar, sern, motivo de nuevas valoraciones por parte de los operadores del derecho, teniendo en cuenta la sancin de la ley 26.579 referente a
"Mayora de edad a los 18 aos" La citada ley modifica el Cdigo Civil en
los arts. 126', 127, (18) 128 (19), 131 y 132 del Ttulo IX, Seccin Primera del
Libro IX; el art. 165, inc. 5o, y el art. 168 del Captulo III, del Ttulo I, Seccin Segunda del Libro I; los arts. 275 y 306, inc. 3, del Ttulo III, Seccin
Segunda del Libro II; y el art. 459 del Captulo XII, Seccin Segunda del
Libro I. Adems, deroga el inc. 20 del art. 264 quater; agrega un segundo
prrafo al art. 265, con respecto a la obligacin alimentaria de los padres
y en materia de previsin y seguridad aclara que dichos beneficios se extendern hasta los veintin aos de edad.
A raz de esta reforma por la cual las personas adquieren su mayora
de edad a los 18 aos, son considerados menores impberes las personas desde su nacimiento hasta antes de cumplir los 14 aos y desde esa
edad hasta alcanzar los 18 aos donde son reputados menores adultos
(art. 127). A su turno, el art. 128 precepta que cesa la incapacidad de los
menores por haber alcanzado la mayor edad el da que cumplieren los 18
aos, de donde podemos colegir que a los 18 aos se adquiere la "plena
capacidad civil" (al igual que bajo el rgimen precedente que se daba a
(15) CRDOBA LEVY - SOLAR! - WAGMAISTER, ob. cit., p. 29 y ss.
(16)MEIN, Ruma O., ob. cit., p. 338.
(17) El actual art. 126 del CM. Civil: "Son menores las personas que no hubieren
cumplido la edad de dieciocho aos; texto ley 26.579.
(18)Art. 127 del Cd. Civil: "Son menores impberes los que an no tuvieren la edad
de catorce aos cumplidos, y adultos lo que fueren de esta edad hasta los dieciocho aos
cumplidos'; texto ley 26.579.
(19)Art. 128 del Cd. Civil: "Cesa la incapacidad de los menores por la mayor edad el
da que cumplieren los dieciocho aos..."
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412
El reconocer como principio que todas las personas poseen capacidad de obrar, salvo las limitaciones que en su beneficio y proteccin
establece la ley, se "entronca" con el principio de dignidad humana. En
un sentido negativo, tal derecho le impone al Estado la restriccin de no
discriminar ilegtimamente, cosa que se da al legislar sobre capacidad al
dividir a las personas en dos categoras: mayores y menores de edad, sin
considerar la previa capacidad de obrar que en toda persona existe y de la
que no hace falta privarla para protegerla (30)
(25) ZANNONI, EDUARDO, ob. cit., p. 269.
(26) Art. 54 del Cd Civil: "Tienen incapacidad absoluta:...2 Los menores impberes..!:
(27) Art. 55: "Los menores adultos slo tienen capacidad para los actos que las leyes
le autorizan".
(28)Art. 921: "Los actos sern reputados hechos sin discernimiento, si fueran actos lcitos practicados por menores impberes, o actos ilcitos por menores de diez aos; como
tambin los actos de los dementes que no fuesen practicados en intervalos lcidos, y los
practicados por los que, por cualquier accidente, estn sin uso de razn'.
(29) LIAMBIAS, JORGE J., ob. cit., p. 438.
RDF, 11, p. 79.
(30) BALDARENAS, JORGE A., "Son los "menoreC...incapaces?,
413
(31) GARCIA MENDEZ, EMILIO, Infancia, ley y democracia en Amrica latina, citado
por WEINBERG, INS, Convencin de los derechos del nio, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
2002, p. 48.
(32) GROSMAN, CECILIA - HUMEA, MARISA, "Un enfoque actual sobre el derecho de
los adolescentes a ejercer sus derechos sexuales y reproductivos': Revista Encrucijada, Ed.
Universidad de Buenos Aires, p. 16 y ss.
415
La ley 26.529 sobre "Derechos del Paciente en su Relacin con los Profesionales e Instituciones de la Salud'; que fuera sancionada el 21 de octubre
de 2009 y publicada ene! Boletn Oficial el 20 de noviembre del mismo ario,
establece en el art. 2, inc. e), referente a la autonoma de la voluntad, que:
"[...] El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias
o procedirnientos mdicos o biolgicos, cono sin expresin de causa, como
as tambin a revocar posteriormente su manifestacin de la voluntad. Los
nios, nias y adolescentes tienen derecho a intervenir en los trminos de
la Ley N 26.061 a los fines de la toma de decisin sobre terapias o procedimientos mdicos o biolgicos que involucren su vida o salud [...V: Y la ley
25.673, sancionada en el ao 2003 la cual establece el Programa Nacional
de Salud y Procreacin Responsable, autoriza a que las personas menores
de edad reciban informacin, orientacin, mtodos y prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y procreacin responsable, sin requerir el
consentimiento de los padres.
Entendemos que la ley debe ser menos rgida cuando se trata de testar que cuando lo es en actos entre vivos, ya que coincidimos con Borda
que en este ltimo caso se corre el riesgo de que los jvenes sean inducidos
por su inexperiencia y probablemente por la posible actuacin engaosa
de terceros, a celebrar actos perjudiciales a sus intereses; pero, en el caso
del testamento se trata de resolver el destino de sus bienes para despus de
su muerte, y siempre con la latente posibilidad de poder revocarlo, incluso
ante el supuesto previsto por el art. 3826 del Cd. Civil que textualmente
dispone: "Todo testamento hecho por persona que no est actualmente casada, queda revocado desde que contraiga nuevas nupcias"
Dijimos al comienzo que la capacidad progresiva depende de la naturaleza del derecho a ejercer y, como ha quedado de manifiesto, el principio
se concreta con menos nfasis en el campo de los derechos patrimoniales
porque, contrariamente a los derechos extrapatrimoniales, en aqullos se
ven involucrados intereses de terceros y valores como la seguridad y la estabilidad jurdica, y se requieren conocimientos especiales para evaluar los
riesgos al momento de actuar.
Las diferentes etapas por las que atraviesa el nio en su evolucin psicofsica determinan una gradacin en el nivel de decisin al que puede acceder en el ejercicio de sus derechos fundamentales, cuestin que deber
ser valorada en funcin de las caractersticas personales, psicolgicas, sociales y emocionales de cada nio, sin sujetarse a una edad cronolgica
determinadai").
(33) MOURELLE DE TAMBORENEA, MARA CRISTINA, "Algo ms sobre la revocacin del
testamento por ulterior matrimonio': Revista de Derecho de Familia y las personas, LA
LEY, febrero 2012, Doctrina.
(34)Essul,1VIArnA \hamar& "Alcances de la participacin de los nios y adolescentes
en los procesos de familia': Lexis N 0003/014560.
D - CUARTA PARTE
DERECHO PENAL
CAPTULO XVII
420
reservas y declaraciones: (...) Con relacin al art. 1 de la Convencin sobre los Derechos del Nio, la Repblica Argentina declara que el mismo
debe interpretarse en el sentido que se entiende por nio todo ser humano desde el momento de su concepcin y hasta los 18 aos de edad..:' (3).
En nuestro pas mediante la reforma legislativa en estudio la mayora
de edad se alcanza a los dieciocho (18) aos, con algunas excepciones ya
que ciertos derechos se reconocen hasta los veintin (21) aos de edad (4).
Sin embargo, se admite que de forma excepcional la mayora de edad
pueda adquirirse en forma tambin anticipada cuando el nio contrajera
matrimonio con dispensa judicial (), de conformidad con la Convencin
sobre los Derechos del Nio (en adelante, CDN ola Convencin) (6).
Se plantearn, en el marco de este trabajo, diferentes consecuencias
de la reforma legal en el mbito del proceso penal juvenil y adems las
propuestas de solucin a los inconvenientes que se advierten, con espe(3) Ley 23.849, art. 2'.
(4)Ley 26.579, art. 5'.
Uno de los derechos de excepcin que se extienden hasta los veintin (21) aos de
edad en consonancia con lo que acontece en otros pases es el alimentario. En este
sentido, el art 3 de la ley 26.579 agreg, al modificar el texto del art 265 del Cd. Civil,
que: "La obligacin de los padres de prestar alimentos a sus hijos, con el alcance establecido en art. 267, se extiende hasta la edad de veintin aos, salvo que el hijo mayor de edad
o el padre, en su caso, acrediten que cuenta con recursos suficientes para proverselos
por s mismo".
(5) Cdigo Civil, art. 131: "Los menores que contrajeran matrimonio se emancipan y
adquieren capacidad civil, con las limitaciones previstas en el art. 134. Si se hubieran casado sin autorizacin no tendrn hasta la mayora de edad la administracin y disposicin
de los bienes recibidos o que recibieren a ttulo gratuito, continuando respecto a ellos el
rgimen legal vigente de los menores:
Art. 166, Cd. Civil: "Son impedimentos para contraer matrimonio: (...) 5 Tener menos de dieciocho (18) aos (...)7
Art. 167, Cd. Civil: "Podr contraerse matrimonio vlido en el supuesto del art. 166,
inc. previa dispensa judicial. La dispensa se otorgar con carcter excepcional y slo si
el inters de los menores lo exigiese previa audiencia personal del juez con quienes pretendan casarse y los padres o representantes legales del que fuera menor."
(6) Convencin sobre los Derechos del Nio, A.G. res. 44/25, anexo, 44 UN. GAOR
Sup. (No. 49) p. 167, ONU Doc. A/44/49 (1989), aprobada el 20/11/89 y con entrada en
vigencia el 2/9/1990.
La Convencin permite que la proteccin especial se limite a una edad inferior a los
dieciocho (18) aos de edad de acuerdo a lo establecido por la ley nacional. En otras palabras, si el rgimen legal de un pas permite que se obtenga la mayora de edad a los diecisis (16) aos, en ese momento puede fijarse que cese la proteccin especial de la CDN.
Al respecto, el Comit sobre los Derechos del Nio ha sealado que el art. 1 establece
"una edad de referencia mxima general de dieciocho (18) aos. Los Estados Partes debern utilizar esta edad lmite como una norma y una referencia para el establecimiento de
cualquier otra edad particular para propsitos o actividades especficas. Adems, en esta
disposicin, se destaca la necesidad de que los Estados Partes garanticen una proteccin
especial a cada nio menor de esa edad limite..f, (Manual de preparacin de informes
sobre los derechos humanos, citado en UNICEF, Manual de Aplicacin de la Convencin
sobre los Derechos del Nio, Ginebra, 2004, p. 4).
421
tanto por su condicin de seres humanos y la dignidad inherente a-stos, como por la situacin especial en que se encuentran. En razn de su inmadurez y vulnerabilidad, requieren
proteccin que garantice el ejercicio de sus derechos dentro de la familia, de la sociedad y
con respecto al Estado" (Corte IDH, Opinin Consultiva N17, ya cit., del prr. 98).
422
423
tado por la Corte en otros casos, se endeude por 'nio' a toda persona
que no ha cumplido 18 aos de edad" (15).
En el primer caso que resolvi relacionado con la cuestin de las medidas excepcionales de proteccin a la niez la Corte IDH estableci que
la aplicacin del art. 19 de la CADH, en consonancia con la CDN, se limitaba a las vctimas menores de 18 aos de edad (16).
En este sentido, el Comit de Derechos Humanos ha establecido que
"las edades de proteccin" no deben ser "irracionalmente cortast,' y que
en ningn caso un Estado puede dejar de cumplir sus obligaciones de
proteccin con los nios, las nias y los adolescentes, aunque en el marco de su legislacin domstica, hayan alcanzado la mayora de edad antes
de los 18 aos'.
Por ello vale insistir con el argumento supra expresado: de contrario,
la Convencin no establece una excepcionalidad en relacin a la extensin de la edad para que una persona pueda ser considerada nio (18) y
por tanto, le resulten aplicables las disposiciones de este tratado, luego de
cumplir los 18 aos
(15) Corte ID1-1, Opinin Consultiva N 17, ya cit., prr. 42.
(16) "El art. 19 de la Convencin Americana no define qu se entiende como 'nio'.
Por su parte, la Convencin sobre Derechos del Nio considera como tal (art. 1,) a todo
ser humano que no haya cumplido los 18 aos, 'salvo que, en virtud de la ley que le sea
aplicable, haya alcanzado antes la mayora de edad'. De conformidad con la legislacin
guatemalteca vigente para la poca en que ocurrieron los hechos del presente caso, igualmente eran menores, quienes no haban cumplido los 18 aos de edad...'; (Corte IDH,
Caso de los "Nios de la Calle" (Villagrn Morales y otros), sentencia de 19 de noviembre
de 1999. Serie C No. 63, prr. 188).
En el caso "Bulacio'; la Corte reiter: "Walter David Bulacio tena 17 aos cuando fue
detenido por la Polica Federal Argentina. La Corte estableci en su Opinin Consultiva 0C-17 que en definitiva, tomando en cuenta la normativa internacional y el criterio
sustentado por la Corte en otros casos, se entiende por nio a toda persona que no ha
cumplido 18 aos de edad'...", (Corte IDH, "Caso Bulacio vs Argentina; sentencia de 18 de
septiembre de 2003. Serie C No. 100, prr. 133).
(17) "La cita que se menciona de la Convencin de los Derechos del Nio se hace de
manera equivocada. Lo que propone esa Convencin, que es ley vigente en la Argentina,
es proteger a los menores hasta los dieciocho aos; de ningn modo impide protegerlos
ms all de esa edad. Y en cuanto a la referencia que se hace a que los menores de veintin aos pero que tienen dieciocho aos pueden ser llamados a las armas para servir a la
patria quiero decirles que en la Convencin de los Derechos del Nio se permite a llevar a
los nios ala guerra a partir de los quince (15) aos. De manera que si hay incongruencias,
bsquenlas en la Convencin de los Derechos del Nio" (palabras del Diputado Cigogna,
Honorable Cmara de Diputados de la Nacin, Versin Taquigrfica Provisoria, Reunin
19,, 13, Sesin Ordinaria, 25 de noviembre de 2009, Orden del Da N2109).
,
(18) As, "La Convencin no exige que los Estados en los que la mayora de edad sea
ms elevada la reduzcan..." (FlonmaN, RACHEL y NEWELL, PETER, Manual de Aplicacin de
la Convencin sobre los Derechos del Nio, UNICEF, Ginebra, 2004, p. 5.)
(19) Al respecto, el Comit sobre los Derechos del Nio ha sealado que el art. 1
de la CDN establece "una edad de referencia mxima general de 18 aos. Los Estados
Ahora, con la reforma legal estudiada se entiende de manera unnime que el cese automtico de la disposicin tutelar debe producirse a los
dieciocho (18) arios de edad del imputado. Sin embargo, una serie de inquietudes surgieron en la prctica forense, ya que el rgimen penal de la
minoridad funcionaba de manera articulada con la posibilidad de prrroga de la disposicin tutelar hasta los veintin (21) arios de edad (4 en
trminos de mayores garantas al postergar la decisin sobre la necesidad
de imposicin de una pena (supuesto de consolidada prctica al estimarse una solucin beneficiosa para el imputado) (26)
424
425
426
seis (6) meses, o sea, cuando el joven cumple los dieciocho (18) aos de
edad.
Esta situacin implica para la mayora de la jurisprudencia que debe
aplicarse el art. 8 de la ley 22.278, por lo cual ser necesario efectuar
un amplio informe sobre la conducta del joven como complemento del
tratamiento tutelar (29), con la particular ponderacin que debe generarse entre un abordaje institucional flexible en el tiempo y un informe en
un momento dado recurdese que esta disposicin legal ya haba sido
aplicada en casos excepcionales-130.
Otra problemtica adicional son las consecuencias sobre la libertad
y las posibilidades de reinsercin social de los jvenes en conflicto con
la ley penal provocada por esta modificacin legal. El anlisis previo extendido (pero de manera errnea) estimaba una reduccin del uso de los
mecanismos de coercin procesal ejercidos por la Justicia de Menores, al
(29) Para la posicin disidente, "A partir de la reforma de la ley 26.579, en casos como
el estudiado el segundo requisitoMo puede cumplirse; A. cumpli esa edad el 9 de febrero de 2010 y el hecho fue cometido el 28 de enero de ese ao, con lo que por las razones
expuestas ms arriba, puede advertirse que slo pudo estar tutelado durante un lapso de
doce (12) das. Puede as apreciarse que una de las consecuencias no previstas de la sancin de la nueva ley, es que el art. 4' de la ley 22.278 contiene un requisito que, en el caso
de quienes cometan un delito despus de los diecisiete (17) aos y antes de los dieciocho
(18), no puede ser cumplido, violando el principio de no contradiccin. Se exige, para
discernir si es necesaria la imposicin de una sancin penal una observacin tutelar de
un (1) ao y, en el caso en concreto el cumplimiento de ese mandato legal es imposible, porque se decidi que la mayora de edad se produce antes de ese ao (...) Desde mi
punto de vista y en atencin a las graves consecuencias que ese plazo tiene para los derechos del imputado, puesto que las conclusiones sobre la observacin tutelar son la base
argumental de la condena que puede pesar sobre el joven declarado autor de un hecho
delictivo, corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 4 de la ley 22.278 en supuestos como el estudiado, por resultar violatorio del principio de razonabilidad previsto
en el art. 28 de la Constitucin Nacional (...) Como solucin alternativa a la declaracin
de inconstitucionalidad, podra concebirse la posibilidad de echar mano al art. 8 de la
ley 22.278, en cuanto permite, para quienes no han podido tener observacin tutelar la
elaboracin de un informe retrospectivo que sirva de base para discernir la necesidad o
no de imponer una sancin. A mi modo de ver esta solucin no resulta compatible con
el principio de legalidad, ya que la razn de ser de esa norma difiere sustancialmente de
la que se plantea en autos y posibilitara una condena sobre la base de una interpretacin analgica de la ley penal juvenil" (Toral de Menores N 1 de la Capital Federal, causa
n6165, seguida contra I. L. A., rta. el 5/04/11, del voto del juez Jantus).
(30) Entre otros, "Si tomamos en consideracin que el imputado nunca pudo ser sometido a tratamiento tutelar en virtud de su rebelda, y que adems, una vez habido se
dispuso de pleno derecho el cese de la disposicin tutelar en virtud de haber llegado a la
mayora de edad, el tribunal deba, como efectivamente lo hizo, proceder de conformidad
con lo establecido por el art. 80 del Rgimen Penal de Menores ley 22.278, es decir,
ampliar el informe socio-ambiental, sin coartar el derecho de defensa del menor al privar a su defensor de alegar sobre dicho aspecto, ya que las partes contaban al celebrar el
acuerdo del juicio abreviado, con el informe supletorio del tratamiento tutelar conforme
lo dispuesto por la norma mencionada" (CNCasacin Penal, sala IV, causa n3211, "C., G.
E s/recurso de casacin': del 27/5/02, del voto del juez Mitchell).
18 AOS...
427
limitarse el tiempo de duracin de la disposicin tutelar. Pero, vale preguntarse si esto implica hoy de manera necesaria una mejora en los derechos de las personas menores de edad en un proceso penal ("), ya que en
la inmensa mayora de los casos tendencia consolidada en los ltimos
arios en la jurisdiccin analizada de la Capital Federal, la disposicin
tutelar no necesariamente se traduca en los ltimos aos en la institucionalizacin del imputado y poda ser de manera prudente utilizada para
llevar adelante medidas destinadas a la insercin social. Estas medidas
pueden comprender: mediar y reparar el dao causado (32); acceder a una
capacitacin profesional; conseguir becas y ayudas para garantizar la
concurrencia a un establecimiento educativo (33); o el sometimiento a un
tratamiento de adicciones.
Represe que los Jueces de menores deben hacer una evaluacin de la
respuesta del imputado durante ese tratamiento tutelar para determinar
en principio la aplicacin de una sancin penal (351 y as garantizar el uso
como ultima ratio del sistema penal, por lo cual, el desempeo del joven
durante el tratamiento tutelar consiste en un argumento central para evitar una pena privativa de la libertad, que indudablemente, le provocara
mayores dificultades para insertarse socialmente.
En esta lnea, se advierte que el reemplazo del tratamiento tutelar por
el informe ambiental asimil en la prctica forense el sistema de justicia
juvenil al rgimen penal de adultos, donde tambin se requiere la informacin penal y social para determinar la pena aplicable (36), pero no se
(31) "Resulta francamente casi ridculo que en tiempos en que hay voces que reclaman
disminuir la edad de punicin de delitos, se siga manteniendo los 21 aos para ser considerado un ciudadano, de plenos derechos': (Cmara de Senadores, Sesiones Ordinarias de
2008, Orden del Da N 525, impreso el da 15 de agosto de 2008, Comisin de Legislacin
General, del dictamen en el proyecto de ley del senador Giustiniani 5-995/08).
(32) Entre otros, TOral de Menores N 2 de la Capital Federal, causan' 3962, "L., M.
y otro s/robo, etcf, 13/4/2007 (voto del Juez TALos); Juzg. Nac. de Menores de la Capital
Federal N4, Secretara N 12, legajo de medidas m'Uvas n 9736 iniciado respecto de A.
B., rta. el 18/6/08.
(33) CNCrim. y Correr, de la Capital Federal, sala V, causan" 37.212, "A., E L s/expediente tutelar'; del 24/6/2009.
(34) CNCrim. y Correc., sala IV, causa n 17/08, "Legajo tutelar correspondiente al
imputado A. G. O.", del 22/9/2008.
(35) La ley 22.278, art. 4.
(36) En los trminos del art. 99 del Reglamento para la Jurisdiccin en lo Criminal y
Correccional de la Capital Federal: "Sin perjuicio de la completa informacin que se debe
recabar al momento de recibir declaracin indagatoria (art. 297 del ad. Procesal Penal
de la Nacin), el magistrado proceder a formar legajo socio ambiental de cada uno de los
imputados, el que deber contener:
a) El cuadernillo de informacin sobre los antecedentes, conducta y concepto confeccionado por la Polica Federal, que debe incluir, en caso de detenidos, un informe socio
ambiental y los correspondientes juegos de fichas dactdoscpicas.
prevn medidas para favorecer la insercin social (salvo el uso de la suspensin del juicio a prueba).
Desde ya, sern las prcticas futuras de la Justicia de menores las que
determinen en los casos concretos si esta reforma legal significar un mayor uso de las sanciones penales en reemplazo de la decisin de no aplicar una pena por el resultado positivo del tratamiento tutelar: el cambio
de ponderar una pelcula tratamiento tutelar por una foto informe
del art. 8 de la ley 22.278 del imputado.
428
429
De modo que paradjicamente y bajo el discurso de una mayor proteccin de derechos, con la reforma legal comentada se endureci de manera implcita el sistema penal juvenil, sin que se hayan observado mayores reparos al respecto en las discusiones parlamentarias.
3. LA AUDIENCIA DE JUICIO EN EL PROCESO PENAL JUVENIL
En relacin con la audiencia de juicio de una persona menor de dieciocho (18) aos de edad, no se advierte que la reciente reforma legal implique alguna modificacin, al continuarse con las disposiciones especficas del Cdigo Procesal Penal de la Nacin.
El rgimen penal de la minoridad tambin exige que para la imposicin de pena el joven tenga dieciocho (18) aos de edad como mnimo
pero ello no impide que sea juzgado a los efectos de determinar
su responsabilidad penal antes, o sea, cuando tenga entre diecisis (16) o
diecisiete (17) aos de edad.
Al respecto, se establece que el debate debe realizarse a puertas cerradas con la asistencia del Defensor Pblico de Menores. Por ello, sugerimos continuar y extender la prctica forense de acondicionar de forma
especial las salas de audiencia a fin de preservar esta regulacin vinculada con el derecho a la intirrdad y al honor de los jvenes (38).
(37) Ley 22.278, art. 4.
(38) Art. 413, Cd. Procesal Penal de la Nacin: "Adems de las comunes, durante el
debate se observarn las siguientes reglas: 11 El debate se realizar a puertas cenadas,
pudiendo asistir solamente el fiscal y las otras partes, sus defensores, los padres, el tutor
o guardador del menor y las personas que tengan inters legtimo en presenciarlo. 2) El
imputado slo asistir al debate cuando fuere imprescindible y ser alejado de l en cuanto se cumpla el objeto de su presencia. 3) El asesor de menores deber asistir al debate
bajo pena de nulidad y tendr las facultades atribuidas al defensor aun cuando el imputado tuviere patrocinio privado. 4') El tribunal podr or ales padres, al tutor o al guardador
del menor, ales maestros, patrones o superiores que ste tenga o hubiera tenido y a las
autoridades tutelares que puedan suministrar datos que permitan apreciar su personalidad. Estas declaraciones podrn suplirse por la lectura de sus informes.
Se cumplir adems con lo dispuesto a su respecto en el art. 78':
En el mismo sentido de esta norma, el Comit de los Derechos del Nio, en su Observacin General N 10, Los derechos del nio en la justicia de menores (2007) (en adelante
OG 10), estableci que: "todos los Estados Partes establezcan la regla de que el juicio ante
un tribunal y otras actuaciones judiciales contra un nio que tenga conflictos con la justicia se celebren a puerta cerrada (del prr. 66).
430
Es menester remarcar que debido al desborde de las causas tramitadas ante la Justicia Nacional de Menores de la Capital Federal y el colapso
de los Tribunales Orales de Menores, en la inmensa mayora de los casos,
la audiencia de responsabilidad y la de imposicin de pena se celebran de
manera conjunta cuando el imputado tiene ms de dieciocho (18) aos
de edad para evitar su duplicacin (las excepciones relevadas son los
casos en que los jvenes o sus cmplices permanecen privados de la
libertad).
Debe sealarse, cuando el juicio se realiza luego que el imputado tenga dieciocho (18) arios de edad, o cuando se efecta la audiencia para determinar la aplicacin de la pena (dem) resultan aplicables las normas vigentes para el juicio de menores, aunque el joven ya fuera mayor de edad.
En consecuencia, llamamos la atencin sobre que una aplicacin
en relacin a la ley 26.579 porestrictiva del principio de especialidad
ya que en el mbito de
juicios
de
menores,
dra eliminar en la prctica los
la Justicia Nacional de Menores es posible o necesario de acuerdo al'
caso que estos actos procesales (la audiencia de declaracin de responsabiLidad penal o la de cesura del juicio) se realicen ya durante la mayora
de edad del imputado.
Vinculado con la cuestin anterior, un interrogante que surge es, si
el joven puede solicitar a su eleccin un juicio reservado o pblico, aun
cuando haya alcanzado la mayora de edad. Tngase en cuenta que las
normas internacionales de derechos humanos exigen un resguardo del
honor y la intimidad del adolescente durante todo el proceso (39) por lo
que parece irrazonable que esa proteccin desaparezca justo en el momento procesal ms relevante y, probablemente, cuando haya mayor difusin por parte de los medios de comunicacin social en casos de delitos
graves (40).
4. LA PRIVACIN DE LA LIBERTAD DURANTE
EL PROCESO PENAL JUVENIL
En la actualidad, los adolescentes pueden ser privados de libertad durante el proceso por la aplicacin de una medida de restriccin de la libertad ambulatoria por una medida dictada en el marco de las facultades
(39) Se ha regulado que los expedientes deben ser confidenciales, sin que exista posibilidad de que accedan terceras personas sin autorizacin judicial (Reglas de Beijing,
Regla 21.1 y Reglas de las Naciones Unidas para la Proteccin de los menores privados de
libertad, Regla 19).
(40) Adems, debe admitirse que la situacin de la Justicia de Menores que impide
la realizacin del juicio antes de que el adolescente adquiera la mayora de edad no le es
renrochable y no debe perjudicar al imputado menor de edad.
LA
431
de disposicin tutelar de duracin limitada y pensada para el restablecimiento de derechos vulnerados (41), o por medio de la prisin preventiva.
Debe aclararse que la primera posibilidad aparece relevada de manera utilizacin minoritaria yen decliveLl2).
La reforma legal, al limitar el plazo de la disposicin tutelar, provoc que al cumplir el joven los dieciocho (18) aos de edad, la medida
de internacin (cualquiera que fuera su fundamento) cesara de pleno
derecho (43).
Empero, la especial situacin ya haba sido abordada por la Cmara
Nacional de Casacin Penal en numerosos precedentes cuando la mayo-
(41) "No hablamos ya de una proteccin general, como la que le corresponde al rgano legislativo, sino de una proteccin concreta de los intereses de un nio (o joven) determinado, con nombre y apellido, en este caso: H. I. 0. De este modo, a la fecha, las opciones
existentes para el joven cuya situacin nos toca tratar son slo dos: el mantenimiento de
la internacin en el Instituto San Martn, arbitrando todos los medios al alcance de los
rganos judiciales para lograr que la autoridad administrativa local logre 'su alojamiento
en un hogar convivencial acorde con su problemtica o que vuelva a la situacin de calle
en la que viva con anterioridad a su internacin. Frente a esta frrea disyuntiva y requerido expresamente por el Tribunal en la audiencia, el Sr. Defensor Oficial ad hoc solicit al
tribunal la extemacin de O., por considerar que el ordenamiento positivo vigente impide
mantener su judicializacin (...) siendo que la propuesta de la defensa oficial, claramente,
no se compadece con el conjunto de intereses en juego, sino exclusivamente con el que
hace a su ministerio..." (CNCrim. y Correo., sala V, causan' 36.065,"O, H.11; del 14/5/2009,
del voto de los jueces Rimondi y Bruzzone).
la Nacin (47), pero esta vez slo por razones procesales (peligro de fuga o
de obstruccin del proceso) (48).
439
(44) Entre muchos otros, "habida cuenta del planteo formulado por la defensa, en
tanto se agravia de la situacin de encierro que sufre M. invocando la Convencin sobre
los Derechos del Nio y la ley 26.061, interesa puntualizar que las circunstancias existentes al momento de la formulacin del planteo se han modificado. En efecto, conforme surge del certificado obrante a fs. 5 del legajo adjunto, VA. M. cumpli veintin aos
de edad el da 23 de mayo del corriente ao, motivo por el cual, entiendo que el planteo
articulado perdi virtualidad desde que no son de aplicacin en la especie las normas
referidas por la impugnante en lo atinente a la minoridad de aqulla (...) sin perjuicio de
las consideraciones expuestas en el punto anterior, habiendo cesado de pleno derecho
la disposicin tutelar a partir del 23 de mayo de 2007 resulta apropiado regularizar
la situacin procesal de M., debiendo adecuarla a las circunstancias sobrevinientes para
evaluar la procedencia de la prisin preventiva toda vez que an goza de la presuncin de
inocencia.-1 (CNCasacin Penal, sala III, causan' 8022, "M., VA. 5/recurso de casacin;
del 3/9/2007, del voto de la jueza Ledesma).
(45) As, "Si bien el margen punitivo previsto por el delito que se atribuye a L. E. R.
en esta causa, conforme la significacin jurdica asignada por el a quo al decretar su procesamiento y por el fiscal de grado al requerir la elevacin ajuicio coautor del delito de
robo en poblado yen banda en grado de tentativa y su ausencia de antecedentes condenatorios, autorizara su excarcelacin, corresponde homologar el auto impugnado por
verificarse en el caso las hiptesis restrictivas que prev el art. 319 del C.P.P.N. (...) adems
de este proceso, se le siguen otros dos, tambin por delitos contra la propiedad, uno de
ellos ante el Tribunal Oral de Menores n 2, donde se le fij audiencia de debate para el
da 17 de septiembre del ao en curso y el restante ante el Juzgado de Instruccin N 10,
donde fue procesado tan solo una semana antes de inicirsele este sumario.
A ello se suma, que fue declarado responsable en cuatro oportunidades por la justicia
de menores en el marco de los distintos procesos que tramitaran en su contra y, si bien
asiste razn a la defensa en cuanto a que no pueden ponderarse esos pronunciamientos a los fines de la reincidencia, de conformidad con lo dispuesto por el art. 5. de la ley
22.278; se trata de un indicio de la persistencia del encartado de incurrir en conductas
reprochables..." (CNCrim. y Correc., sala IV, causa rr, 34.235, "R., LE. s/excarcelacin; del
17/4/2008, voto de los jueces Seijas, Gonzlez Palazzo y Gonzlez).
(46) En un precedente se desarroll que "la promulgacin de la ley 26.579 lleva al
Tribunal a tomar posicin acerca de la situacin de privacin de la libertad que sufren
aquellas personas que cuentan en la actualidad con dieciocho (18) aos de edad, prximamente alcanzarn la mayora legal de edad, y se encuentran detenidas en institutos de
seguridad dependientes de la Secretara Nacional de la Niez, Adolescencia y Familia en
unidades penitenciarias a la orden de estos estrados, bajo el rgimen de la ley 22.278 (...) La
prisin preventiva de un mayor ola internacin provisional de un menor, en el marco del
sistema constitucional que nos rige, no resulta contradictorio con el estado de inocencia,
puesto que es de toda evidencia que ste debe compatibilizarse con la aspiracin a realizar
la ley sustantiva.
Con lo que, guardando proporcionalidad, la privacin de libertad de un menor que
ha alcanzado su mayora de edad durante la sustanciadn de la causa, resulta una medida
433
Adems, la aplicacin de la prisin preventiva de adolescentes se encuentra regulada especficamente por el art. 411 del Cd. Procesal Penal
de la Nacin1493 entendida como la disposicin a la que alude el art. 315
del rito penal para excepcionar a las personas menores de edad de las
reglas generales150.
cautelar absolutamente legtima (...) permite aseverar que, de ser puesto en libertad, P. no
cumplira con sus obligaciones procesales, verificndose en el caso las pautas previstas en
los arts. 280, 319 y 411 del Cdigo Procesal Penal de la Nacin para mantener la internacin
del joven, ya que, segn qued demostrado, su internacin resulta la medida idnea para
asegurar la aplicacin de la ley, y evitar que incumpla con sus obligaciones procesales (...)
el tiempo que el imputado lleva privado de su libertad (ocho meses y diecinueve das) no
parece desproporcionado frente a los delitos que se le imputan en presente causa..." (Tribunal Oral de Menores N' I de la Capital Federal, pedido de libertad efectuado a favor de P.
E. P., Pa. el 29/12/09, del voto de los jueces Duran y Apolo).
(47) Cdigo Procesal Penal de la Nacin, arts, 312 y siguientes.
(48) "Una interpretacin contraria, adems de no ser compatible con el claro texto
legal, llevara a un absurdo inadmisible contrario a las reglas de interpretacin de buena
fe. En efecto, si se predicase que no puede imponerse prisin preventiva en el proceso de
menores, entonces resultara que, por imperio de art. 411 CPPN el Estado puede asegurar
la sujecin del imputado menor de dieciocho aos al proceso, y por esta va impedir, eventualmente, ciertos actos de entorpecimiento, pero que si el imputado es mayor de edad,
el Estado no tiene a mano ninguna medida de aseguramiento de esos fines, porque el
delito habra sido cometido cuando el imputado no tena an dieciocho aos de edad..."
(CNCasacin Penal, sala II, causa n 12.030, "A., G. A. s/ recurso de casacin; rta. el
11/03/2010, del voto del juez Garca).
(49) Art. 411, Cd. Procesal Penal de la Nacin: "La detencin de un menor slo proceder cuando hubiera motivos para presumir que no cumplir la orden de citacin, o
intentar destruir los rastros del hecho, ose pondr de acuerdo con sus cmplices, o inducir a falsas declaraciones;
(50) Art. 315, Cd. Procesal Penal de la Nacin: "Las disposiciones sobre la prisin
preventiva no regirn con respecto a los menores de dieciocho (18) aos, sindoles aplicables las correspondientes hormas de su legislacin especfica':
As, "no puede ignorarse que la prohibicin del art. 315 debe interpretarse armnicamente con el art. 411 del ceremonial. Sumado a ello que las medidas tutelares exceden el
marco de la 'prisin preventiva' y ambas tienen como objeto final la reinsercin del ser
humano en sociedad, aunque la primera penetra otras dimensiones ms all de la restriccin ambulatoria como el reemplazo de las facultades de la patria potestad.
As las cosas, ambas medidas son de coercin y restringen libertades, por lo que la
Convencin sobre los Derechos del Nio, si bien reconoce garantas para los menores de
dieciocho aos no distingue estos institutos y menciona la forma de trato ante la privacin
de la libertad (arts. 25, 37,40 inc. 3 pto. 4, entre otras).
Con esa interpretacin armnica de las normas vigentes deben recordarse las Reglas
de Beijing de octubre de 1985, entre ellas la nmero 13 cuyo ttulo es "prisin preventiva"
dando pbulo a su posible aplicacin, claro que con las limitaciones propias de la diferencia con los adultos, aunque en la actualidad la tendencia doctrinaria y jurisprudencial
prcticamente equipara las garantas de estos seres humanos sujetos a proceso penal..?;
(CNCrim. y Correc., sala VI, "G., N. J. M.; rta. el 9/2/2011, del voto del juez Filozof, publicado en LA LEY, 2011-B, 554).
434
partir de nuevas prcticas jurisprudenciales, los Tribunales sedefinieron los lmites de la coercin personal alejada de la clave tutelar
clsica y ajustada al principio de especialidad, de manera sencilla al
inicio del camino pero con una marcada dificultad posterior. En principio, "El argumento segn el cual las disposiciones referentes a la prisin
preventiva no se aplican a los menores de edad y que por lo tanto no rigen
respecto de una medida tutelar por ejemplo, el internamiento los limites impuestos a aqulla son insostenibles. Ello, pues en tanto, como lo
hemos afirmado precedentemente, dicha medida supone la restriccin
de la libertad del imputado menor de edad, independientemente de los
motivos que la justifiquen (...) Cualquier medida que se adopte durante
el proceso respecto de un joven imputado de la comisin de un hecho
sancionado por el Cdigo Penal como delito incluida la internacin
slo puede justificarse por motivos cautelares. Particularmente, los de
asegurar la presencia del imputado en el procedimiento penal; garantizar
una investigacin de los hechos en debida forma por los rganos de la
investigacin penal; asegurar la ejecucin penal..." (51).
A
435
436
437
Este s resulta un estndar ms complejo que el aplicable a las personas adultas. De resultar favorable una de las dos alternativas (la variable
tutelar clsica contencin familiar, conducta intramuros, planes de libertad asistida, etc. o la ausencia de peligros procesales actuales) se
mantendra la libertad del imputado durante el proceso penal, logrando
aunar una idea moderna de coercin personal con la proteccin especial
debida a la infancia.
Evidentemente, la existencia de una Justicia especializada que cuenta
con la permanente asistencia de un equipo tcnico, integrado por profesionales de otras disciplinas, provoca que se cuente con informacin personal, familiar y social ms compleja y exhaustiva si se lo compara con los
datos de una persona adulta en un proceso penal ordinario: el problema
es cmo utilizar esta informacin.
Bajo las prcticas tutelares clsicas esa informacin era utilizada, con
preponderancia, para justificar una internacin, pero, Por qu no invertir su utilizacin y considerar que esos datos pueden servir para justificar
el uso de medidas restrictivas de la libertad menos intensas que la prisin
preventiva cuando exista cierto grado de peligro procesal? (58).
(58) Ms all del texto definitivo de la reforma legal, la inquietud sobre esta cuestin
fue recogida en su debate parlamentario en la Honorable Cmara de Diputados al actuar
como Cmara revisora: "En consecuencia, el planteo que hacemos es que debemos ponernos a la par, en primer lugar, de la Declaracin de los Derechos del Nio, que califica
como tal a toda persona menor de dieciocho (18) aos, y a partir de esa edad ya gozan de
la mayora, con algunas caractersticas cultivas especficas que hemos establecido en el
dictamen de la Comisin de Legislacin General (...) Se trata de ordenar la legislacin con
el objeto de establecer dos franjas: menores de dieciocho (18) aos, menores; y mayores
de dieciocho (18), mayores de edad. Existen dos propuestas de modificacin formuladas
por las seoras diputadas Gil Lozano y Rodrguez, que vamos a aceptar, para establecer
que en caso de que estn cumpliendo pena privativa de la libertad se mantengan hasta
los veintin (21) aos en institutos especializados. Este planteo no se vincula con un tema
de capacidad o incapacidad; ojal pudiramos estirar el mayor plazo posible el ingreso al
servicio penitenciario de adultos, porque entrar a la vida tambera es una de las cosas de
las cuales es muy difcil volver. Por eso proponemos mantener el sistema de cumplimiento
de penas como hasta ahora; es decir que hasta los veintin (21) aos las penas se debern
cumplir en institutos especializados" (palabras de la diputada Ibarra, Honorable Cmara
de Diputados de la Nacin, Versin Taquigrfica Provisoria, Reunin 19,, 13 Sesin Ordinaria, 25 de noviembre de 2009, Orden del Da N2109).
Y an con mayor nfasis en el dictamen de la minora: "Art. 10. La privacin de
libertad por delitos cometidos cuando la persona tena menos de dieciocho (18) aos
deber ser cumplida en institutos especializados hasta los veintin (21) aos. Si en esta
situacin alcanzaren los veintin (21) aos, los jueces podrn disponer su continuidad en
el establecimiento en el que se encuentran alojados o que continen el resto de cumplimiento de la condena en establecimientos para adultos. Los jueces debern evaluar dicha
decisin teniendo en cuenta la mayor garanta en la continuidad de estudios, formacin
laboral, recreacin y mantenimiento de las relaciones familiares del condenado. En el segundo caso, los establecimientos para adultos destinarn un sector especial para el alojamiento de las personas condenadas por delitos cometidos cuando la persona tena menos
de dieciocho (18) aos" (dictamen de los diputados Storni, Azcoiti, Carca, Gil Lozano y
438
439
TOS (62). De
modo que una aplicacin estricta del rgimen penal de la minoridad implicara que no se alojen ms condenados en los dispositivos
cerrados juveniles, ya que slo se puede aplicar una pena privativa de la
libertad a jvenes mayores de dieciocho (18) aos de edad.
Esta interpretacin contrara la idea de especialidad en la ejecucin
de la sancin privativa de la libertad que exige la separacin de los adultos al momento de la ejecucin de la pena. Ello no tiene slo como
fin evitar los abusos y conflictos que se pueden generar por la diferencia
de edad, sino frenar el efecto ciimingeno del contacto entre jvenes imputados de cometer delitos en su adolescencia y los adultos (64).
Podemos apuntar tambin la aplicacin directa del estndar de la
OG 10 que admite que un joven que ha cumplido los dieciocho (18) aos
de edad no sea trasladado en forma inmediata a un centro penitenciario
para adultos cuando se afecta su inters superior, ni el del resto de los
nios alojados en tal lugar(55).
Por otro lado, si se admite la ejecucin de la pena del joven en forma
conjunta con las personas adultas se dejara sin efecto el art. 10 de la ley
22.278, que admite la ejecucin en establecimientos especiales de los j(62) Ley 22.278, art. 6: "Las penas privativas de libertad que los jueces impusieran a
los menores se harn efectivas en institutos especializados. Si en esta situacin alcanzaren
la mayora de edad, cumplirn el resto de la condena en establecimientos para adultos".
(63) Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, art. 10.3.
La CDN dispone que en principio deben estar separados, salvo que se considere contrario al inters superior del nio (art. 37.c). A posteriori, en las Reglas Mnimas de las
Naciones Unidas para el Tratamiento de Reclusos (Regla 85.2) se regula que deben estar
detenidos en establecimientos distintos de los adultos, en principio.
(64) En contra parcialmente, "la circunstancia de que M. sea un condenado bajo el
rgimen de la minoridad impone efectuar un control especial de su situacin de encierro desde que estn en juego garantas constitucionales especficas cuyo tratamiento de
oficio compete al tribunal pues es misin de los jueces velar por la observancia de los
derechos constitucionales de los ciudadanos (Fallos: 324:3269). En efecto, pese a que en
la actualidad M. cuente con veinticinco aos de edad, al haber sido responsabilizado por
hechos cometidos cuando contaba con menos de dieciocho aos de edad, goza de todos
los derechos y garantas reconocidos por la Convencin Internacional de los Derechos
del Nio (art. 11, por imperio del principio de culpabilidad que considera que la ley que
rige la materia es la ley especial vigente al momento de comisin del hecho delictivo (...)
una armoniosa lectura del articulado anteriormente resaltado [arts. 4, 40.1, 40.3 y 40.41
pone en evidencia que, no slo los procedimientos que conduzcan a la imposicin de una
condena a un menor de edad en nuestro mbito de momento regulado por las leyes
22.278 y 22.803, sino tambin todo lo atinente a su ejecucin, deben ser diferentes de
los previstos para los mayores..." (Juzg. Nac. de Ejecucin NO2 de la Capital Federal, legajo
n 5895, seguido a L. M. M., del 19/4/2006).
(65) "No significa que un nio internado en un centro para menores deba ser tras,
ladado a una institucin para adultos inmediatamente despus de cumplir los dieciocho
(18) aos. Debera poder permanecer en el centro de menores si ello coincide con el inters superior del nio y no atenta contra el inters superior de los nios de menor edad
internados en el centro" (Comit de Derechos del Nio, Observacin General N 10, ya
cit., del prr. 86).
440
yenes que cometen delitos entre los dieciocho (18) y la mayora de edad
(cuando fue redactada, veintin [211 aos de edad).
A la vez, cabe remarcar que la reforma legal elimina en trminos casi
absolutos las discusiones jurdico-penales sobre la franja etaria de 18 a
21 arios (conocidos anteriormente como "jvenes adultos"). Sin embargo
debe atenderse a una recomendacin formulada por el Comit de Derechos del Nio ausente del debate parlamentario por lo dems, que
"observa con reconocimiento que algunos Estados Partes permiten la
aplicacin de las normas y los reglamentos de la justicia de menores a
personas que tienen dieciocho (18) aos o ms, por lo general hasta los
veintin (21) aos, bien sea como norma general o como excepcin" (66).
Nuevamente, la respuesta a esta nueva problemtica deber ser dada
por los operadores del sistema penal juvenil en forma articulada (67) que
realice el sentido y los fines de la justicia juvenil.
Por otro lado, proponemos para el anlisis el supuesto en el cual el
hecho sea anterior a la entrada en vigencia de la ley de reforma de la mayora de edad. El imputado podra, en principio, solicitar en virtud del
principio de ley penal ms benigna que se le conceda la prrroga del
tratamiento tutelar (con posibilidad de no imposicin de pena) en vez
de una condena privativa de la libertad. La idea aqu es la posibilidad de
considerar aplicable el principio de ley penal ms benigna a esta modificacin del Cdigo Civil y conceder al joven preferir una opcin de proteccin especial antes que una opcin penal (68). Para ello, debe partirse de la
remisin que el Rgimen Penal de la Minoridad realiza a la normativa civil y que distingue los dieciocho (18) aos de edad de la mayora de edad
(previa a la reforma de la ley 26.579): "Si el proceso por delito cometido
(66) Observacin General N 10, ya cit., del prr. 38.
(67)En su momento, la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional mantuvo la privacin de la libertad en un dispositivo especializado. Al respecto consider que el joven "puede seguir siendo sometido al tratamiento especial que brindan
esos lugares, a diferencia de lo que pudiera haber ocurrido de disponer el juez su realojamiento en una unidad del Servicio Penitenciario Federal. La solucin dada, entonces, ha
compatibilizado la regularizacin de su situacin de libertad por un lado, de acuerdo a la
ley procesal que se le debe aplicar a los adultos, manteniendo el lugar de alojamiento para
menores a efectos de dar cumplimiento en cuanto fuere posible' (art. 8 de la ley 22.278)
con el tratamiento establecido por el inc. 3 del art. 4 de la misma ley, por otro" (CNCrim.
y Gorree., sala I, "A., J. ya cit, del voto de los jueces Rimondi y Bruzzone).
(68) "Cabe destacar que la posibilidad de extender la tutela, surge expresamente del
texto del art. 4 de la ley 22.278, en tanto establece que la misma no debe ser inferior a
un (1) ao y es prorrogable hasta que el encausado adquiera la mayora de edad, situada
a los dieciocho (18) aos. Para finalizar habr de dejar de mencionar que si bien la mayora de edad se encuentra hoy situada en los dieciocho (18) aos de edad conforme la
modificacin operada en el art. 126 del C.C., el estricto cumplimiento de la irretroactividad de la ley penal en tanto no favorezca al encausado, impide aplicar esos extremos al
caso en estudio, con lo que el horizonte analizado es el de los veintin 21 aos de edad"
(CNCasacin Penal, sala IV, causan' 11.335, "G, J. M. A. s/recurso de casacin'; del voto
del juez Gonzlez Palazzo).
441
CAPTULO XVIII
nal (6), por la frase "intervencin" de menores de 18 aos (6) y por ltimo,
en cuanto a quienes se tiene que considerar "mayores" en el contexto de
la norma.
"La ltima parte del art. 41 quater dice: 'respecto de los mayores que
hubieren participado en el mismo'. En el contexto del artculo, la expresin utilizada es poco feliz, pues, el trmino 'mayores; contemplado en
la ltima parte del art. 41 quater C.P., plantea la discusin de si la norma
est haciendo referencia a los mayores de 18 aos o si, por el contrario, se
alude a las personas mayores de 21 aos de edad" (7).
444
Resulta interesante conocer las posturas que en la doctrina y la jurisprudencia se tomaron, con anterioridad a la sancin de la ley 26.579,
en cuanto como se tena interpretar el trmino "mayores': para posteriormente observar cun importante ha resultado la reforma de la ley citada
en materia de mayora de edad para la aplicacin de la norma en anlisis.
2. POSTURAS QUE VINCULABAN AL TRMINO "MAYORES"
CON LAS PERSONAS QUE ERAN MAYORES DE DIECIOCHO AOS
AL MOMENTO DE COMETER EL HECHO ILCITO
Algunos autores directamente optan por dar sentar su opinin acerca de que ellos entienden acerca del trmino "mayores': sin ahondar en
el anlisis de las posturas contrarias. Otros, en cambio, se han abocado
al anlisis doctrinario y jurisprudencial del tema, habida cuenta que se
cuenta con fallos que interpretan la norma en uno u cio sentido.
Dentro de la postura que vincula al trmino "mayores': con las personas que eran mayores de dieciocho aos al momento de cometer el hecho
ilcito, se encuentran:
A. 1V1ilei-Leale: Estos autores sealan contundentemente, que el
art. 41 quater es la ratificacin de la mayora de edad para el derecho penal a los dieciocho aos (S) . No detallan el porqu de la conclusin, pero se
infiere que ellos consideran que hay una conexin literal de la expresin
"intervencin de menores de 18 aos" y el trmino "mayores':
B.Castelli-Barral: Despus de analizar ambas posturas, intentan una
interpretacin objetiva de la norma, y estiman acertada "una tesis amplia
(S) VITAL/3, ob. cit., ps. 167 5' sigtes.; MILEI- Les, p, ob. cit., ps. 24Y 25.
(6) Junto con el tema en anlisis en este trabajo, se cuestiona el alcance de que significa la expresin "intervencin" de menores, ver entre otros MILEI- LEALE, ob. cit., p. 22;
SOLARI, NSTOR E., "Consideraciones sobre el art. 41 quater del Cid. Penal. Agravante
penal por la utilizacin de nios en la comisin de delitos.; In, 2006-1-335 y sigtes., entre
otros.
(7) SOLAIU, NSTOR, ob. cit., p. 336.
(8) MILEI- LEALE, ob. cit., p. 23.
445
C. Martnez Astorino: El autor coincide con que se interprete el trmino "mayores" en el sentido literal que enmarca el art. 41 quater del
Cdigo Penal. Fundamenta su postura "en la especificidad del Rgimen Penal, los postulados del Rgimen Penal de la Minoridad y el criterio que el legislador ha tenido en cuenta para generar el mecanismo
agravatorio" (RO.
Seala que la imputabilidad plena se alcanza a los dieciocho (18) aos
de edad y que esa edad es el tope del rgimen especial de minoridad (h1).
A su vez, remarca lo propuesto por los proyectos presentados que han
considerado expresamente a los dieciocho (18) aos como lmite divisor
entre la mayora y la minora de edad. (12)
Por ltimo, destaca que esta interpretacin se ajusta a las previsiones
de la ley 23.849 aprobatoria de la Convencin de los Derechos del Nio.
D.Lurati: En su trabajo "La intervencin de un menor y el uso de armas", muestra las dos posturas, pero no luce una preferencia por alguna,
slo acota a modo personal que los proyectos son los que marcan la tendencia para que la norma fuese aplicada a "mayores de 18'; pero la redaccin final, no fue clara y dio lugar a un inicial debate jurisprudencial ('a).
E.Cmara Penal de Rosario en Pleno: En causa, Gimnez, Cintia Elizabeth (14), se pide que por disparidad de criterios entre las salas 2a y 35 de
la Cmara Penal de Rosario, se convoque a Plenario para resolver la cuestin. La mayora de los integrantes de la Cmara en pleno, expres que
son mayores a los fines del art. 41 quater, aquellas personas que tienen
dieciocho (18) o ms aos de edad.
Reiteran fundamentos brindados en otros fallos como:
(9) CASTELLI, ANSELMO C.P. y BARRAL, NSTOR PABLO, "La conflictiva agravante del
art. 41 quater del C.P. y su aplicacin': El Derecho Penal 2006-10, p. 18.
(10) MARTNEZ ASTORINO, ROBERTO D., "La agravante genrica del art. 41 quater Cd.
Penal", Lexis NeXiS, RDPyPP, 2005-10, p. 841.
(11)Actualmente denominado en la Provincia de Bs. As. "Rgimen de Responsabilidad Penal Juvenil'
(12) MARTNEZ ASTORINO, ob. CE.
(13) LIJRATI, CARINA; ob. cit, p. 81
(14) CPenal, Rosario, en pleno, 2007/6/25, "Gimnez, Cintia Elizabeth", en Revista
ICARO no 3, ps. 221 y sigtes., Di Plcido, 2008; LLLitoral, 2007, p. 1125.
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JUAN JOS DE
OLIVEIRA
C.Lpez Gastn: Se basa en la legislacin comn para dirimir el trmino "mayores': fortaleciendo la postura adunando que las normas sobre
capacidad son de orden pblico, lo que significa que se erigen en reglas no modificables, salvo los casos de excepcin establecidos en la misma
ley. Sin perjuicio de ello, la ley 22.278 que establece el Rgimen Penal de
Minoridad, habla de "mayora de edad" remitindose a la ley civil segn
su art. 10.
A su vez, se basa en pautas constitucionales y procesales, en las cuales
un agravante aplicado a un individuo sometido a proceso debe ser interpretado restrictivamente y contemplando la prohibicin de analoga in
malam partem en su aplicacin (22).
D.Lpez Gonzlez: Luego de hacer un pormenorizado repaso de fallos que fundamentan ambas tesis, Lpez Gonzlez sienta criterio en la
aplicacin del art. 126 del Cdigo Civil para establecer que mayores son
aquellas personas de ms de veintin (21) aos, porque el orden jurdico
es uno solo.
En concordancia con los argumentos de los autores que apoyan esta
postura, seala que "fijar criterios diferenciados sobre la base que la plena responsabilidad penal se establece a partir de los dieciocho (18) aos,
importa hacer una interpretacin in malam partem, ms an cuando lo
que quiso el legislador es sancionar con mayor severidad las conductas
de aquellos que aprovechan de la inexperiencia del menor para inducido
en tareas temerarias o ejecutar por su intermedio, en vistas a su irresponsabilidad penal o a su menor responsabilidad, acciones que al adulto le
valdran severas penas" (23).
E. Solari: Despus de mostrar ambas interpretaciones de la norma
a travs de argumentos de sentencias, el autor nos expresa queriendo
difcil la determinacin de qu.implica el termino "mayores': se inclina
por considerar que la norma debe aplicarse a personas mayores de veintin (21) arios, ello habida cuenta que es la interpretacin ms favorable
al imputado, que en definitiva, debe prevalecer ante la duda. "Ello as,
pues, estamos frente a un aumento de la pena por la comisin de delitos
que encuadren en la norma en cuestin y, como tal, pareciera que una
interpretacin amplia de la misma no resulta conveniente en tal caso.
Es decir, la ambigedad del trmino "mayores" no podra significar un
perjuicio a determinado grupo de personas y, como tal, aplicrsele la
para el artculo 41 quater del Cdigo Penal? Armas 'impropias' Analoga in matan' partem? -Dos preguntas con una misma cuestin de base': LA LEY, 2004-E, 588.
(22) LOpRZ GASTN, RODRIGO D., "Herramientas interpretativas para una correcta
aplicacin del art. 41 quater del Cdigo Penal", Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia
Penal, Ad-Hoc, 2005, ao X no 18 y 19, p. '753 y ss..
Reformas Penales actualiza(23) DipEZ GONTIFT, MIRTA L., "Artculo 41 quater" en
EDGARDO
A.
DONNA
coordinador,
Rubinzal
Culzoni,
p.
149.
das.
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1=1
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(44) "Jvenes adultos" es una expresin que se toma de la ley de ejecucin penal, que
incluye a las personas entre dieciocho (18)y veintin (21) aos (arts. 197 y198, ley 24.660),
ver DE OLIVEIRA, RIAN Jos, ob. cit.
(45) Rua, RAMIRO, "Un tema menor? La mayora de edad en el artculo 41 quater a
propsito de la reforma de la ley 26.579'; en elDial del 16/3/2010, seala en ese sentido
que "se extendi la operatividad de la agravante genrica sealada, lo que implica una
modificacin poltico-criminal indirecta.
E - QpINTA PARTE
LOS NIOS Y ADOLESCENTES
EN EL DERECHO LABORAL
Y PREVISIONAL
CAPTULO XIX
CECILIA HOCKL
458
clones previstas en la ley (3). Es claro que las reglamentaciones, convenciones colectivas de trabajo o escalas de salarios que se elaboren, garantizarn a estos trabajadores igualdad de retribucin, cuando cumplan jornadas de trabajo o realicen tareas propias de dependientes mayores.
Los debates parlamentarios que precedieron a la sancin de la ley
examinada no abordan de manera especfica el cambio terminolgico.
Sin embargo, puede afirmarse que la modificacin no refleja sin ms
una simple impronta semntica.
Es una reflexin comnmente aceptada que el lenguaje no es neutral.
Sin bien con base en cuestiones relativas a la justicia penal de menores,
Elvira Prez") nos seala que la utilizacin de la expresin "justicia de
menores" se vincula con el anacrnico paradigma de "justicia retributiva'; que se centra ms en el castigo y el aislamiento de la vctima que en
su resocializacin, siendo esto ltimo lo que propugna la Convencin de
los Derechos del Nio. "Nos han pedido por ello (expresa la autora) que
child o children' no se traduzca como 'menor' o 'menores' sino como
'nio' o 'nios'. Refiere que 'esta importancia que atribuye el Comit (de
los Derechos del Nio de la ONU) al uso de la terminologa proviene sobre
todo de los miembros de pases de Amrica Latina y no de Espaa; Tampoco, seala, han expresado descontento con la terminologa los miembros francoparlantes, a que quienes no les chocan la palabra grnineur: Sin
embargo, aclara, 'cuando debamos citar las Reglas de Beijing usaremos el
ttulo oficial (Reglas mnimas de las Naciones Unidas para la administracin de la justicia de menores) que es el que aparece en la resolucin Al
RES/40/33, anexo). Agrega que en las Directrices de Riad (A/RES/45/112,
anexo) ya se emplea la expresin 'justicia juvenil'; as la autora transcribe
el comentario del art. 80 de las Reglas de Beijing: criminological research
into labelling processes has provided evidence of the detrirnental effects resulting from the permanent identification of young persons as ' delinquenr
or 'criminar (Beijing Bufes, art. 8 Commentary)
Nuestra nueva ley "recepta la doctrina de la proteccin integral que
considera al nio como sujeto pleno de derechos, por oposicin a la doctrina de la situacin irregular, a la cual desplaza, que colocaba a la infancia como objeto pasivo de la intervencin del Estado, sin derecho a
expresar su opinin respecto a sus necesidades y sentimientos" (5) .
Ya no hablamos de "menores" como objetos de compasin, proteccin y represin por parte del Estado, sino de nios y adolescentes acree(3) Ello, acatando por fin el compromiso asumido mediante el Convenio N 138
OIT (ratificado en el ao 1996 mediante la ley 24.650, sobre el que se volver ms adelante.
_ Base/CRC/00Trad_
(4)http://conf-dtsl.unog.ch/1%20SPA/Tradutek/Derechos_hum
docs_derechos_nino.htm, 2 de diciembre de 2011.
Ley de Contrato de Trabajo - comentada y concordada,
LITTERIO, LILIANA HESE,
(5)
RAL HORACIO OJEDA (coord.), Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2011, t.11, p. 604.
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(9) FAYT, CARLOS .5., Por una Nueva Argentina, Porter, Argentina, 1940, p.36.
(10) Diversas consideraciones de este captulo introductorio reproducen la parte pertinente del trabajo elaborado por GRACIELA MARTA GIANELLA, SANDRA ISABEL FERNNDEZ
Room y MARA CEciLtA Docta en el Congreso Internacional sobre Igualdad de Oportunidades y de Trato en el Empleo y la Ocupacin, Abolicin del Trabajo Infantil y Libertad
Sindical: "Las Peores Formas de Trabajo Infantil: Zonas de Frontera y Amas Urbanas. Los
Programas de duracin determinada': con la colaboracin de LORENA LOUPIAS y LUCILA
DESSENO, DT, 2005-11, 1575/86.
(11) ver, con relacin a los antecedentes histricos y legislativos del trabajo infantil,
KURCZYN VILLALOBOS, PATRICIA, "El trabajo de los nios. Realidad y Legislacin", en Boletn Mexicano de Derecho Comparado, nmero 89, mayo-agosto 997, p. 559 y sigtes. De su
lado, el "Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente
mujeres y nios, que complementa la Convencin de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada internacional" establece que "por trata de personas se entender la
captacin, transporte, traslado, acogida, o recepcin de personas, recurriendo ala amenaza o uso de la fuerza u otras formas de coaccin, rapto, fraude, engao, abuso de poder
o de una situacin de vulnerabilidad o a la concesin o recepcin de pagos o beneficios
ipara obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines
de explotacin . Esa explotacin incluir.., la explotacin de la prostitucin ajena u otras
formas de explotacin sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud olas prcticas
anlogas a la esclavitud, la servidumbre o extraccin de rganos... Por nio se entender
toda persona menor de dieciocho (18) aos".
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muy bajo. La doble tarea de estudiar y trabajar es muy frecuente entre los
adolescentes ms pobres (38,5%)" Os).
3. NIEZ Y TRABAJO
Slo como un adelanto de lo que posteriormente ser objeto de ulterior desarrollo, siguiendo a Laura Castagnino, "el convenio 138 de la OTT
(ratificado por la Repblica Argentina en 1996 mediante ley 24.650), establece que "todo miembro para el cual est en vigor el presente Convenio
se compromete a seguir una poltica nacional que asegure la abolicin
efectiva del trabajo de los nios y eleve progresivamente la edad mnima
de admisin al empleo o al trabajo a un nivel que haga posible el ms
completo desarrollo fsico y mental de los menores" (art. 1).
En cuanto a la edad mnima de admisin al empleo, dispone que "la
edad mnima fijada en cumplimiento de lo dispuesto en el prr. 10 del
presente artculo no deber ser inferior a la edad en que cesa la obligacin escolar, o en todo caso, a quince (15) aos" (art. 2). No obstante, "el
miembro cuya economa y medios de educacin estn insuficientemente
desarrollados podr, previa consulta con las organizaciones de empleadores y de trabajadores interesadas, especificar inicialmente una edad
mnima de catorce (14) aos': situacin esta ltima, en la que se ha amparado la Argentina hasta la sancin de la ley 26.390 (13.0. del 25/6/2008).
465
que cesa la obligacin escolar o, en todo caso, a los quince (15) aos'; pero
si por la naturaleza del empleo o condiciones en que se lo realiza pudiera
resultar peligro para la salud, la seguridad ola moralidad de los menores,
"no deber ser inferior a dieciocho (18) aos':
Luego, si bien permite a los Estados miembros, previa consulta con
las organizaciones interesadas de empleadores y trabajadores, limitar
inicialmente el campo de aplicacin del Convenio (a ciertas ramas de
actividad econmica o tipos de empresa), expresamente prev que sus
disposiciones "debern ser aplicables, como mnimo, a: minas y canteras;
industrias manufactureras; construccin; servicios de electricidad, gas
y agua; saneamiento; transportes, almacenamiento y comunicaciones,
plantaciones y otras explotaciones agrcolas que produzcan principalmente con destino al comercio, con exclusin de las empresas familiares
o de pequeas dimensiones que produzcan para el mercado local y que
no empleen regularmente trabajadores asalariados" (art. 5). En otras palabras, en ningn caso las excepciones a la edad mnima de admisin al
empleo pueden ser aplicadas al trabajo en minas y canteras, industrias
manufactureras, construccin, explotaciones agrcolas y dems.
Las nicas excepciones previstas alcanzan: a) al trabajo efectuado en
escuelas de enseanza general, profesional o tcnica o en otras instituciones de formacin y al trabajo efectuado por personas de por lo menos
catorce (14) aos en empresas como parte integrante de cursos de enseanza o formacin del que sea responsable una escuela o institucin
de formacin, programas de formacin aprobados por la autoridad competente o programas de orientacin ocupacional (art. 6); b) al empleo
de personas de trece (13) a quince (15) aos de edad en trabajos ligeros,
habilitados por la legislacin nacional, a condicin de que stos no sean
susceptibles de perjudicar su salud o desarrollo y no afecten su asistencia
a la escuela, su participacin en programas de orientacin o formacin
profesional o el aprovechamiento de la enseanza que reciben (art. 7); y
c) previa autorizacin de la autoridad competente, a los trabajos con finalidades artsticas, limitando el nmero de horas de empleo y condiciones
en que pueden llevarse a cabo (art. 8).
Con relacin a las mencionadas excepciones, en la Argentina: a) se
ha regulado el trabajo con finalidad educativa o formativa, tanto en el
mbito laboral (art. 1, ley 25.013) como los denominados 'regmenes de
pasantas" (leyes 25.013 art. 2 y 25.156); b) slo se permite el trabajo
de nios mayores de catorce (14) aos y menores de la edad admitida en
las denominadas "empresas de familia" (art. 189 bis, LCT.); c) se ha derogado la posibilidad de emplear menores de la edad admitida, aun con
'autorizacin del Ministerio Pupilar, y cuando fuere indispensable para su
subsistencia y la de su familia y llenen en forma satisfactoria el mnimo de
instruccin escolar (art. 7, ley 26.390); y d)subsisten dos antiguos decretos del Poder Ejecutivo que regulan el desempeo de menores de diecio-
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experiencia o especialidad adquirida. La jornada de trabajo de los aprendices no podr superar las cuarenta (40) horas semanales, incluidas las
correspondientes a la formacin terica. Respecto de las personas entre
diecisis (16) y dieciocho (18) aos de edad se aplicarn las disposiciones
relativas a la jornada de trabajo de los mismos. No podrn ser contratados
como aprendices aquellos que hayan tenido una relacin laboral previa
con el mismo empleador. Agotado su plazo mximo, no podr celebrarse
nuevo contrato de aprendizaje respecto del mismo aprendiz. El nmero
total de aprendices contratados no podr superar el 10% de los contratados por tiempo indeterminado en el establecimiento de que se trate.
Cuando dicho total no supere los diez (10) trabajadores ser admitido un
(1) aprendiz. El empresario que no tuviere personal en relacin de dependencia, tambin podr contratar un (1) aprendiz. El empleador deber
preavisar con treinta (30) das de anticipacin la terminacin del contrato
o abonar una indemnizacin sustitutiva de medio (1/2) mes de sueldo.
El contrato se extinguir por cumplimiento del plazo pactado; en este supuesto el empleador no estar obligado al pago de indemnizacin alguna
al trabajador sin perjuicio de lo dispuesto en el prrafo anterior. En los
dems supuestos regir el art. 7 y concordante de la presente ley. Si el
empleador incumpliera las obligaciones establecidas en esta ley el contrato se convertir a todos sus fines en un contrato por tiempo indeterminado. Las cooperativas de trabajo y las empresas de servicios eventuales
no podrn hacer uso de este contrato':
El nuevo texto eleva de quince (15) a diecisis (16) aos la edad mnima para poder celebrar vlidamente este contrato de aristas singulares,
cuya finalidad formativa terico-prctica debe ser identificada con precisin en un programa adecuado a la extensin de la vigencia del vnculo, y
no puede ser utilizado por las cooperativas de trabajo ni las empresas de
servicios eventuales.
A los fines de la correcta articulacin de las modificaciones introducidas con la legislacin anterior, se establecen a modo de clusulas transitorias, las disposiciones de los arts. 23 y 24 de la ley 26.390.
El art. 23 establece que atados los efectos, la edad mnima establecida en la ley se reputar como de quince (15) aos hasta el 25 de mayo de
2010, en que comenzar a regir la edad mnima establecida en los diecisis (16) aos, y al objeto de la regularizacin de los contratos vigentes.
El art. 24 dispone que la prohibicin dispuesta en el art. 2 de la ley
26.390 no es aplicable alas contratos de trabajo celebrados con anterioridad a la promulgacin de la ley" (20).
(20) GuisoLiA, Jumo ABmANno, "Prohibicin del trabajo infantil y adolescente. Ley
26.390 (3.0. 25/6/2008)", 17 de septiembre de 2008, Abeledo Perrot, Laboral/Opiniones y
Comentarios.
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a la capacidad de los nios/as y adolescentes con relacin a la celebracin, desenvolvimiento y extincin del contrato de trabajo, permite afirmar que como regla, la edad de dieciocho (18) arios constituye el 'ches a
esa misma capacidad si se emancipan por matrimonio (art. 131 del Cd.
Civil).
Aqu se observa una fisura de la ley. Capn Filas observa con razn que si bien la norma "es un avance respecto de la anterior (catorce
aos), la norma colisiona con la ley de Educacin Nacional 26.206 que exi-
integrantes del Mercosur. Sentado ello, mientras se prepara una ley que
modifique el tema, el trabajo de mayores de diecisis (16) aos que no
hayan finalizado el ciclo educativo secundario ha de ser sancionado policialmente como conducta muy grave, porque viola una norma de jerarqua constitucional. Para ello, se debe tener en cuenta que la Declaracin,
por provenir del Tratado de Asuncin, es superior a las leyes, fundamentando as la inconstitucionalidad de las que fuesen incompatibles total o
parcialmente con su contenido. De ah que el Poder Legislativo debiera
abstenerse de sancionar proyectos violatorios de sus normas y el Poder
Judicial declarar la inconstitucionalidad en cada caso concreto. Esto en
todos los supuestos, aun los exigidos por los organismos internacionales
de crdito.
Dada la realidad del Mercosur, con sus luces y sombras, el Poder Judicial debe remitir esas copias para que el Ministerio de Trabajo logre una
descripcin ms acabada de aquella realidad. De ese modo, la Memoria
Anual lograr mayor amplitud. Esa carga surge, fundamentalmente, del
sentido republicano del sistema, en el que todos los Poderes del Estado
se interpenetran y se dirigen al bien comn de los habitantes" (4 (nfasis
agregado).
Subsiste la categorizacin de menores impberes: son los que an no
tienen la edad de catorce (14) aos cumplidos y la de menores adultos:
los que tienen catorce (14) aos cumplidos hasta los dieciocho (18) aos
cumplidos (art. 127, segn la ley 26.579).
(23) Equipo Federal de Trabajo, publicado el 4/2/2009, Edicin N45.
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La obligacin de los padres de prestar alimentos a sus hijos, con el alcance establecido en art. 267 del Cdigo Civil, se extiende hasta la edad de
veintin (21) arios, salvo que el hijo mayor de edad o el padre, en su caso,
acrediten que cuenta con recursos suficientes para proverselos por s mismo (art. 3, ley 26.579, que modific el art. 265 del Cdigo Civil). El art. 50
de la ley 26579 establece que toda disposicin legal que establezca derechos u obligaciones hasta la mayora de edad debe entenderse hasta los
dieciocho (18) aos, excepto en materia de previsin y seguridad social
en que dichos beneficios se extienden hasta los veintin (21) arios, salvo
que las leyes vigentes establezcan una edad distinta. Es claro que la carga
de la prueba de que la persona menor de 21 aos cuenta con recursos suficientes, ms an si son el producto del trabajo del/la joven circunstancia
que exonerarrz de la obligacin alimentaria a los padres o parientes se
encuentra en cabeza del adulto.
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TRABAJO...
473
En otro orden de ideas, con buen criterio tratndose de una excepcin la norma no la admite si se trata de empresas que contraten o
subcontraten servicios (lo que corrobora la hiptesis anterior) o por el
contrario que sean contratadas o subcontratadas. Se trata de una decisin poltica muy atinada, toda vez que no podra verse involucrada una
persona cuya edad oscila entre los catorce (14) y los diecisis (16) aos
en una estrategia empresarialconcretamente, la tercerizacin cuyas
desventajas para quienes se desempean bajo sus postulados son bien
conocidos (26)
La reforma tambin avanz sobre una temtica compleja, y lo hizo de
modo tambin plausible. En efecto, el texto anterior contemplaba una excepcin al rgimen general, pero puede afirmarse que esa particularidad
era severamente cuestionable, toda vez que se estableca la prohibicin
de contratar a mayores de catorce (14) aos "comprendidos en la edad escolar, no hayan completado su instruccin obligatoria, salvo autorizacin
expresa extendida por el ministerio pupilar, cuando el trabajo del menor
fuese considerado indispensable para la subsistencia del mismo o de sus
familiares directos, siempre que se llene en forma satisfactoria el mnimo
de instruccin escolar exigida':
(26) La tercerizacin gravita negativamente sobre los salarios de los trabajadores y la
estabilidad laboral. Adems, las crecientes denuncias de utilizacin de mano de obra infantil en las industrias pequeas, medianas, grandes y de capitales transnacionales se
asocian con esta estrategia del capital. As lo describe MARCELO NOVELLO, "Otra faceta que
adquiere la itercerizacin' y isubcontratacin' de la produccin por los grandes pulpos imperialistas en los pases atrasados, es precisamente el ingreso masivo de los nios al 'mercado
laboral' en las condiciones ms salvajes (...). Lo expuesto permite entender cmo el trabajo
infantil lleg a alcanzar, en trminos de porcentaje sobre el total de la fuerza laboral, el 22%
en Africa, el 15% en Asia y el 8% en Amrica Latina y Oceana. A su vez, la tercerizacin
suele servir de instrumento para eludir los aportes a la seguridad social, lo que perjudica al
sistema, que se desfinancia, y compromete seriamente el futuro de los trabajadores, que no
cuentan con los beneficios de seguros de retiro, obras sociales, seguros de desempleo, etc. Se
produce 'una creciente diferenciacin entre los trabajadores: entre los que tienen cobertura
social y los que no la tienen, entre los que tienen un empleo con algunas garantas y los que
estn en situacin precaria, entre los que son permanentes y los que son temporarios, entre
los que ganan salarios ms ,o menos negociados colectivamente y los que dependen de salarios de mercado. Esta circunstancia lleva a dividir a los trabajadores, muy frecuentemente
a enfrentados y, por ende, a debilitarlos7NOVELLO, MARCELO, "El capital tampoco sabe de
niez'; http://archivo.po.org.ar/po/po593/e12.htrn.
Con relacin al modelo japons, Muto Ichiyo pone de relieve que las grandes empresas de ese pas poseen una importante red de "firmas subsidiarias': que si bien son formalmente independientes, en realidad constituyen "ramas" de la firma gigante. Las empresas
subsidiadas o tercerizadas no registran el mismo nivel; segn Ichiyo, a menudo la fabricacin es derivada a familias pobres donde las mujeres del hogar se encargan de los trabajos de ensamblaje, a destajo esto es, pago por unidad de obra terminaday con pagas
increblemente bajas. Su estudio revela que las principales fbricas de automviles envan
el 75% de sus trabajos a esas firmas "subsidiadas" uprimarias, secundarias, terciarias y
que en los EE.UU. ese porcentaje es del 50%. Ver lamo, Muro, Toyotismo. Lucha de clases
e innovacin tecnolgica en Japn, Ed. Antdoto, Buenos Aires, 1996, con introduccin de
NSTOR COLLAZO y ANDRS ROMERO, "Lucha de clases en Japn de posguerra", ps. 6/7.
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El debate parlamentario (tratamiento en la Cmara de Diputados, orden del da 1620/2006) es asaz concluyente al respecto: se consider una
"verdadera aberracin" que se enve "a los nios a trabajar por dificultades familiares" (pargrafos 26 a 28).
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3207; XXXVI-B, 1175), no tiene la entidad suficiente como para exculparlo o atenuar su responsabilidad legal.
Se afirm que "el cuerpo del delito de la infraccin prevista y reprimida por el art. 71 de la ley 6661 (Adla, XXI-B, 1336), que prohibe el trabajo
de menores en lugares pblicos, en contravencin con lo dispuesto por
las leyes laborales (en el caso se trataba de un bowling manual donde los
menores se desempeaban como "para palos"), tambin puede ser acreditado por imperio de la prueba compuesta o acumulacin, o concursos
de pruebas del art. 256 in fine del Cdigo ritual (Adla, XX-B, 1788), la cual
resulta hbil para conformar tanto prueba genrica como especfica':
Tambin otra jurisprudencia concluy de la misma forma. En efecto,
en la causa 'P. M. del V c. Abdala, Juan C. y otros" del 12/2/1998 de la Cmara de Apelaciones del Trabajo y Minas de 2a Nominacin de Santiago
del Estero, el vocal que vot en primer trmino expres que "M. cumpla
para la demandada (...) tareas de embolsado de pan, reparto y labores de
limpieza; luego de las cuales el menor concurra a la escuela segn se ha
expresado, no obstante el hecho de que su asistencia al establecimiento
escolar no fuere totalmente regular. Por ello, se dispuso el cobro de una
suma de dinero en concepto de compensacin de tareas laborales equivalente al Salario Mnimo, Vital y Mvil de veinticinco (25) jornadas mensuales conforme lo dispuesto por convenio laboral para la industria del
pan 76/73 como cadete en su art. 19, desde la fecha de iniciacin de la actividad comercial de la demandada, ms vacaciones proporcionales ao
1991 y Sueldo Anual Complementario por todo el trmino de la relacin
laboral reconocida. Ese voto, que fue compartido por otro de los vocales,
conform la mayora. Sin embargo, la disidencia de la Dra. Cheen de Hermida es ms que ilustrativa, y configura desde la ortodoxia laboral la
solucin ms ajustada a las normas hoy vigentes: ... "trabada como ha
quedado la litis, no se encuentra controvertida la existencia de la relacin
laboral, mas s la fecha de ingreso, tareas desempeadas, horario de trabajo y la procedencia de los rubros reclamados (...) valorando que varios
testigos coinciden en sealar que era un nio de aproximadamente diez
(10) aos de edad, cuando comenzara a trabajar, estimo que el ingreso se
produjo el 3 de noviembre de 1989, por ausencia de pruebas contundentes que me permitan tener por cierta la fecha denunciada en la demanda
(...). Ello "nos conduce necesariamente a analizar el tema de la capacidad
para realizar actos jurdicos y el efecto que los mismos producen para las
partes. El art. 189 de la Ley de Contrato de Trabajo determina que "queda prohibido a los empleadores ocupar menores de catorce (14) aos en
cualquier tipo de actividad, persiga o no fines de lucro. La capacidad es
uno de los presupuestos de validez de los contratos, los que son pasibles
de sancin de nulidad en el caso de ser celebrados por personas incapaces (arts. 1040; 1160; 1164 y concs., Cd. Civil). La legislacin laboral
ha consagrado la nulidad absoluta prohibiendo el trabajo de los menores
que no han cumplido catorce (14) aos, y por el inters pblico comprometido, la nulidad puede aun ser declarada de oficio. Pero la cuestin en
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este caso que nos ocupa es si este contrato realizado por un incapaz de
hecho absoluto produce efectos jurdicos, dndole derecho a reclamar los
rubros resultantes de la relacin. En principio, adelanto mi opinin de que
no es razonable que la norma jurdica se vuelva en contra de aquel a quien
ha pretendido tutelar. Sostener otro criterio llevara al absurdo de admitir
la posibilidad de que en el caso de violarse las normas que legislan sobre el
trabajo de los menores, sera el menor, es decir la parte en cuyo inters se ha
legislado, y no el empleador el nico perjudicado" (nfasis agregado) (30.
7. CAPACIDAD PARA ESTAR EN JUICIO
En lo relativo a la facultad para estar en juicio, el nuevo rgimen establece que "las personas desde los diecisis (16) aos estn facultadas para
estar enjuicio laboral en acciones vinculadas al contrato o relacin de trabajo y para hacerse representar por mandatarios mediante el instrumento otorgado en la forma que prevn las leyes locales, debindose cumplir
en cualquier circunstancia las garantas mnimas de procedimiento en
los procesos judiciales y administrativos establecidos por el art. 27 de la
ley 26.061, que crea el sistema de proteccin integral de los derechos de
nios, nias y adolescentes" (art. 33 de la LCT).
La norma innova en lo concerniente a la edad en clara coherencia
con el sistema que se modifica a partir de los diecisis (16) arios de edad.
Tambin modifica la exigencia anterior, relativa a la intervencin promiscua del Ministerio Pblico, lo que se justifica claramente porque la ley
26061 formaliza la posibilidad de hacerse representar en juicio por mandatarios mediante el instrumento otorgado en la forma que prevn las leyes locales, debindose cumplir en cualquier circunstancia las garantas
mnimas de procedimiento en los procesos judiciales y administrativos
establecidos por el art. 27 de la Ley 26.061, que crea el sistema de proteccin integral de los derechos de nios, nias y adolescentes.
- La norma referida establece que los Organismas,del Estado debern
garantizar a las nias, nios y adolescentes en cualquier procedimiento
judicial o administrativo que los afecte, adems de todos aquellos derechos contemplados en la Constitucin Nacional, la Convencin sobre
los Derechos del Nio, en los tratados internacionales ratificados por la
Nacin Argentina y en las leyes que en su consecuencia se dicten, los siguientes derechos y garantas: a) a ser odo ante la autoridad competente
cada vez que as lo solicite la nia, nio o adolescente; b) a que su opinin sea tomada primordialmente en cuenta al momento de arribar a una
decisin que lo afecte; c) a ser asistido por un letrado preferentemente
especializado en niez y adolescencia desde el inicio del procedimiento
(30) CApel. Trab. y Minas 21 Nom. Santiago del Estero, 12/2/1998, "P. M. del V. c. A.,
J. C. y otros'
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persona adolescente deba recurrir a juicio, no necesitar agotar la instancia previa del SECLO.
A partir de los dieciocho (18) aos, el paso por el SECLO es obligado.
As lo ha sealado la jurisprudencia, antes de la reforma examinada, pero
con vigencia para lo que a este tramo del anlisis conviene: procesalmente pueden sealarse dos categoras de menores. La del menor trabajador
que comparece por s y la del que se presenta en juicio iure succesionis.
Estos ltimos y los menores de dieciocho (18) aos, estaran exentos del
paso previo por el SECLO. Pero distinto es el caso del trabajador mayor
de dieciocho (18) arios, pero menor de veintin (21), pues si bien son incapaces, segn las pautas genricas del art 128 del Cd. Civil, pueden celebrar contrato de trabajo y tienen la libre administracin y disposicin
del producido del mismo como tambin de los bienes de cualquier tipo
que adquieran con ello gozando de la posibilidad de estar libremente en
juicio civil o penal por acciones derivadas de ello (prrafos 2 y 3 del citado arts. 128 y 34 de la LCT). Tales menores no necesitan representacin
promiscua y por estar excluidos del marco referencial del art. 2 inc. 6 de
la ley 24.635 no estaran exentos del paso previo por el Servicio de Conciliacin Laboral Obligatorio. (Del dictamen de la Fiscal Adjunta No 27.205
del 8/6/99 al que adhiere la Sala") (33) .
8. CONDICIONES DEL TRABAJO ADOLESCENTE
En cuanto a la jornada de trabajo, la nueva normativa establece que
no podr ocuparse a personas de diecisis (16) a dieciocho (18) aos en
ningn tipo de tareas durante ms de seis (6) horas diarias o treinta y seis
(36) semanales. La distribucin desigual de las horas laborables no podr
superar las siete (7) horas diarias.
La jornada de las personas menores, de ms de diecisis (16) aos,
previa autorizacin de la autoridad administrativa laboral de cada jurisdiccin, podr extenderse a ocho (8) horas diarias o cuarenta y ocho (48)
semanales.
Se prohibe contratar a personas menores de dieciocho (18) aos en
trabajos nocturnos, entendindose como tales el intervalo comprendido
entre las veinte (20) y las seis (6) horas del da siguiente. En los casos de
establecimientos fabriles que desarrollen tareas en tres (3) turnos diarios
que abarquen las veinticuatro (24) horas del da, el perodo de prohibicin absoluta en cuanto al empleo de personas menores, estar regido
por este ttulo, sustituyndose la prohibicin por un lapso comprendido
entre las veintids (22) y las seis (6) horas del da siguiente, pero slo para
las personas menores, de ms de diecisis (16) aos.
(33) CNTrab., sala I, 5/8/1999, "Herrera, Juan c. Pizzera Montes de Oca 1002 SRL s/
despido
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Es evidente la preocupacin de la Argentina ante esta vergonzosa expresin de la humanidad adulta ,ya que a fines del ao 1999 se sancion
la ley 25.212 que ratific el Pacto Federal del Trabajo, que prev un Programa Nacional de Accin en Materia de Trabajo Infantil entre sus seis
anexos.
En agosto de 2000, el decreto 719 crea la Comisin Nacional para la
Erradicacin del Trabajo Infantil (CONAETI), en el mbito de la Secretara de Trabajo por Resolucin M.T.E. y S.S. N 141/03.
Debe destacarse que, en uno de sus ltimos comunicados, la oficina
de Prensa de la OIT hizo referencia a "avances normativos" en Argentina:
tales seran la ratificacin de los Convenios 138y 182 referidos a la Erradicacin del Trabajo Infantil. El primero de ellos, "Sobre la Edad Mnima
de Admisin en el Empleo" fue ratificado mediante ley 24.650 de fecha
01/07/96 y el segundo "Sobre las Peores Formas del Trabajo Infantil el
26/07/00, mediante la ley 25.255.
El convenio 138 OIT (1973) establece que los Estados miembros ratificantes deben comprometerse a establecer una poltica nacional que
asegure la abolicin del trabajo de los nios, elevando progresivamente
la edad mnima de admisin al empleo o al trabajo a un nivel que haga
posible el ms completo desarrollo fsico y mental de los menores. La regla general respecto a la edad mnima considera aquella en que cesa la
obligacin escolar, o en todo caso, la de quince (15) aos de edad.
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(39) Recordemos, con todo, las objeciones del Dr. Capn Filas expresadas supra.
(40) FREUD, SIGMUND, El Porqu deja Guerra. Obras Completas. Ed. Biblioteca Nueva, t. Hl, Cap. CLXVII, p. 3208. citado por BIALAKOWSKY, ALBERTO L - FERNNDEZ, BEATRIZ,
en Las articulaciones laborales. Los estibadores del puerto de Buenos Aires, Centro Editor
de Amrica Latina. Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires, 1994, p. 110.
(41)JUAN CARLOS VELASCO ARROYO, De la fascinacin jurdica a la obsesin democr(ica, comentario al texto de HABERMAS, JRGEN, "Facticidad y validez': Sobre el derecho y
el estado democrtico de derecho en trminos de teora del discurso", en Revista de Libros,
Madrid, 1999.
CAPTULO )0(
arios de edad, las hijas viudas y las divorciadas o separadas de hecho por
culpa exclusiva del marido, que no percibieran prestacin alimentaria y
estuvieran incapacitadas para el trabajo ya cargo del causante a la fecha
del deceso.
El Alto Tribunal tambin ha considerado dos circunstancias: primeramente, que el cometido propio de la seguridad social, por mandato de la
Constitucin Nacional (art. 14 bis), es la cobertura "integral" de las consecuencias negativas producidas por las mencionadas contingencias y,
adems, que es preciso interpretar las normas infraconstitucionales de
la seguridad social conforme a su objetivo protectorio, lo cual impone
reglas amplias, cuidando que el excesivo rigor de los razonamientos, o
los criterios restrictivos, no desnaturalicen el espritu que ha inspirado
su adopcin, pues no debe llegarse al desconocimiento de derechos de
esta ndole sino con extrema prudencia. Es por ello que toda preferencia
hermenutica debe volcarse hacia el resultado que favorece los objetivos
normativos y no hacia el que los dificulta.
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2. LA AFILIACIN AL SIPA
(SISTEMA INTEGRADO PREVISIONAL ARGENTINO)
La ley 24.241, en sus primeros artculos, regula lo relativo al rgimen
previsional y el trabajo prestado en relacin de dependencia o autnomo.
En relacin con los menores, dicha ley prev la contratacin por parte
de un empleador a partir de los 14 arios, sin de efectuar aportes y contribuciones al SIPA. En efecto, en su art. 2, al referir al mbito de aplicacin
personal de la ley mencionada, establece que estn sujetas a las disposiciones relativas a la afiliacin, las personas Fsicas mayores de 18 aos de
edad. En consecuencia, a partir de esta edad se debern ingresar aportes
y contribuciones al SIPA (2).
Sin embargo, en el rgimen previsional anterior leyes 18.037 y
18.038 con un criterio ms amplio y protector, al que ya hicimos referencia, la edad de afiliacin era la de 16 aos, lo que garantizaba al menor en una situacin ms acorde con el rgimen establecido por la Ley
de Contrato de Trabajo (mis. 32 y sigtes.) una cobertura personal ms
temprana frente a riesgos de invalidez o muerte y el reconocimiento de
los servicios trabajados y aportados para su futuro beneficio previsional.
Tratando de morigerar los alcances de la nueva normativa, el decreto
433/94, estableci un rgimen de transicin para los menores de dieciocho (18) aos que al 15.7.94(3) se encontraban trabajando y efectuando
aportes al sistema. As, respecto de los menores en relacin de dependencia, continuaban afiliados al sistema con obligatoriedad de aportes
personales, pero los empleadores no deban ingresar las contribuciones
(2)Artculo 2', primera parte, ley 24.241: "Estn obligatoriamente comprendidas en
el SIJP y sujetas a las disposiciones que sobre afiliacin establece esta ley y las normas
reglamentarias que se dicten, las personas fsicas mayores de dieciocho (18) aos de edad
que a continuacin se detallan..!'
(3)Fecha de entrada en vigencia del libro I de la ley 24.241.
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Sin embargo, la C.F.S.S., considerando las circunstancias que rodearon al caso que demostraban que la actora posea el "estado de hija" (constituido por el trato familiar, el uso del apellido y el reconocimiento de esa
condicin filial por parte de la sociedad), como as tambin, ponderando
las declaraciones testimoniales que describan la relacin denunciada y
el cuidado que les haba brindado a sus padres putativos hasta su muerte,
resuelve conceder el beneficio de pensin solicitado.
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El Alto Tribunal, por voto mayoritario, dej sin efecto el beneficio concedido por la C.F.S.S. efectuando una interpretacin literal del art. 38 de
la ley 18.037, al sostener que "la enunciacin de derechohabientes contenida en la norma citada es taxativa, y no contempla el supuesto de autos';
agregando que la titular no es hija biolgica ni adoptiva del causante ni
tiene ningn parentesco que habilite la pretensin, lo que impide el reconocimiento del derecho solicitado.
Sin embargo, el voto minoritario tuvo en cuenta la "posesin del estado de hija" de que gozaba la actora, as como una interpretacin amplia
que cabe dar a las normas previsionales.
Es por ello, yen esta misma lnea de pensamiento, que la Corte equipar la situacin de la hijastra a la de la hija del causante a efectos de poder percibir el beneficio de pensin, todo ello conforme lo dispuesto por
el art. 366 del Cd. Civil dado que el parentesco por afinidad surgira por
analoga suponindose que los dos cnyuges forman una sola persona
(Cfr. CSIN in re 'Catalina Pesce de Bevilacqua" Fallos 292:578).
En consecuencia, si bien la normativa vigente tiene un carcter restrictivo ello no es bice para que el juzgador pueda considerar situaciones de extrema precariedad fundndose en los principios emanados de la
Constitucin Nacional y los Tratados Internacionales incorporados a ella.
En ese sentido ha de contemplarse aquellas particularidades familiares
como las que se han hecho referencia y que componen una realidad social que amerita un tratamiento particular.
La proteccin hacia los menores, tambin motiv que la jurisprudencia fuera restrictiva en cuanto a una futura coparticipacin por parte de la
madre conviviente del causante (una vez acreditada dicha convivencia),
si los hijos ya se encontraban en el goce del beneficio. Se sostuvo que si
bien, en principio, no se observa que entre madre e hijo puedan existir
intereses contrapuestos, el codificador civil se ha mostrado sumamente
cuidadoso en lo que hace a las facultades de los padres sobre los bienes
de sus hijos, que se circunscriben a un derecho de administracin y usufructo (cfr. arts. 287 y 293 del Cd. Civil), prohibiendo que puedan comprarlos y/o constituirse en cesionarios de crditos, derechos o acciones
contra sus descendientes (art. 297 Cd. Civil), lo que revela la intencin
legislativa de no confundir los patrimonios de ambos sujetos. En consecuencia, existiendo un derecho adquirido en beneficio de menores, de-
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esta asignacin: interrupcin del embarazo, cuando tiene lugar, cumplidos los ciento ochenta (180) das de la gestacin; alumbramiento sin vida;
nacimiento anticipado durante la licencia pre-p arto: los das restantes se
adicionan a la licencia post-parto; nacimiento con vida anterior al inicio
de la licencia preparto; nacimiento a trmino en el cual no se haya iniciado la licencia por maternidad por no haberse denunciado el estado de
embarazo, por los cuarenta y cinco (45) das posteriores al parto.
En cuanto a la asignacin por hijo, la ley la prev por cada descendiente menor de dieciocho (18) aos de edad que se encuentre a cargo
del trabajador y se abona a uno (1) slo de los progenitores.
En los casos de separacin de hecho o divorcio, la Resolucin Nro. 14
del 30/7/2002 dispone que si no hay tenencia otorgada por autoridad judicial (es ejercida de hecho), se admite la presentacin de un acuerdo de
partes en el que se reconoce la tenencia en cabeza de uno de los progenitores, con firma certificada. Si este acuerdo no se pudiere presentar, por
cualquier motivo, o si se lo revocare, ser ineludible la presentacin de la
correspondiente sentencia judicial que otorgue la tenencia.
A su vez, no se percibe cuando los hijos sean menores emancipados.
En el supuesto de adopcin, la asignacin se abona con retroactividad a
la fecha en que se dict la sentencia respectiva, salvo que durante el lapso
anterior, el beneficiario la percibi como consecuencia de la guarda del
menor (22).
Tambin est previsto el pago de una asignacin por ayuda escolar
anual, que se abona al comienzo del ciclo escolar. Se paga por cada hijo
que concurra regularmente a establecimientos de enseanza bsica y polimodal y, cualquiera sea su edad, en caso de concurrir a establecimientos donde se imparte educacin diferencial.
Si el beneficiario tiene a su cargo un hijo con discapacidad, se abonar sin lmite de edad, a partir del me-s-en que acredite tal condicin al empleador. A los efectos del pago, se entiende por discapacidad la definida
en la ley 22.431. Cuando el hijo con discapacidad es mayor de edad y no
tiene madre ni padre ni curador, se abona esta asignacin al pariente por
consanguinidad o afinidad cuya obligacin alimentaria fue declarada por
autoridad judicial competente, en los trminos de los arts. 367; 368 y 370
del Cd. Civil.
Tambin se contempla la situacin del nacimiento de hijo con sndrome de Down. En tal supuesto, se otorga una licencia especial por el plazo
de seis (6) meses a la trabajadora, en los que percibir la asignacin por
maternidad.
(22) CFed. Seguridad Social, sala II, sentencia interlocutoria 64.778 del 23/6/2005,
"Chauque, Rodolfo c. ANSeS s/ Incidente; sentencia interlocutoria 58.602 del 13/8/2004;
sala I, "Centurin, Vctor Ubaldo c. ANSeS s/ Incidente"
Otra situacin especial se plantea en el caso de los menores de dieciocho (18) aos de edad que trabajan en relacin de dependencia y tienen
cargas de familia. En este supuesto, si los menores conviven con sus padres,
el derecho de percibir la asignacin corresponde a estos ltimos, en consonancia con lo dispuesto en la segunda parte del art. 264 del Cd. Civil.
nacimiento. As, consider que no cabe deducir de los trminos generales de la ley 24.714, que el derecho al cobro de la asignacin familiar se
encuentre sujeto a condiciones que, ante las particularidades que puede
prestar el caso concreto, resulten de cumplimiento imposible y frustren,
en la prctica, la finalidad tuitiva tenida en cuenta por el legislador. Por
ello, encontrndose probado en la causa que la actora no realiz el trmite administrativo con anterioridad como consecuencia de una afeccin
sufrida durante su embarazo, y el delicado cuadro mdico posterior al
parto, concluy que debe tenerse por superado el requisito formal alegado por el organismo para negar la cobertura de la contingencia (25).
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8. CONCLUSIONES
Como hemos analizado, el derecho previsional, en especial a travs
del instituto de la pensin, tiende a proteger a los menores de edad, frente
a contingencias que pueden provocar una situacin de desamparo ante el
fallecimiento del sostn del grupo familiar.
Acompaando los cambios en la sociedad, el derecho previsional se
ha convertido en una de las ramas ms dinmicas del derecho y tiende a
buscar soluciones a las nuevas realidades sociales que se presentan en la
vida cotidiana en el mbito de la familia.
Frente a este nuevo desafio, es que debemos buscar soluciones acordes, para tutelar y evitar el desamparo econmico en que pudieran encontrarse los menores de edad, armonizndolo con la normativa vigente
y con la Convencin sobre los Derechos del Nio, con jerarqua constitucional (art. 75, inc. 22, CN). Recordemos que esta ltima pone especial
nfasis en el bienestar de los nios y en los derechos y obligaciones de la
familia y los padres respecto de la educacin, proteccin, la salud fsica,
afectiva y espiritual de ellos. De ah que, frente a la imposibilidad de los
progenitores de otorgar a los nios ese bienestar, por fallecimiento de uno
o ambos, entra en juego el derecho de la Seguridad Social.
No podemos ignorar, en tal sentido, las reformas que en los ltimos
tiempos, se han implementado y se proyectan, respecto de la regulacin
jurdica de los menores de edad Es necesario, por ende, estudiar una
nueva legislacin que comprenda en su integralidad estas situaciones.
Mientras tanto, el Poder Judicial ha cumplido un rol fundamental en
la interpretacin normativa, para evitar situaciones disvaliosas en consonancia con el principio fundamental de brindar una "tutela judicial efectiva" y el inters superior del nio.
(25) CFed. Seguridad Social, sala II, sentencia 127.866 del 27/11/2008,"Ronzoni, Ma
ra Laura c. ANSeS y otros".
F - SEXTA PARTE
DISTINTOS PROBLEMAS Q_UE
PLANTEA LA RESPONSABILIDAD CIVIL
CAPITULO XXI
EL DERECHO DE DAOS
EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
DE LOS PADRES POR LOS HECHOS
DE SUS HIJOS. ACTUALIDAD Y PROSPECTIVA
Por Alejandro H. Barletta
1. APROXIMACIN HISTRICA
Desde los albores de la civilizacin los daos producidos por los hijos
han sido una constante preocupacin del derecho. Si bien en su origen
tal responsabilidad se extenda a todos aquellos actos daosos producidos por algn miembro del clan o de la tribu, incluyendo a los esclavos y
sirvientes; el sistema de responsabilidad de los padres fue evolucionando para slo centrarse en los descendientes menores. En Roma una de
las principales fuerzas educadoras es la familia, sometida a la autoridad
del pater familias quien tiene un poder ilimitado sobre los integrantes del
gens, por ejemplo, la ley de las XII Tablas otorgan al padre derecho de
vida y muerte sobre sus hijos. El ingreso de este hijo a la familia se sealaba con un acto religioso, primero tena que ser reconocido por el padre y
esta formalidad era tan obligatoria en Roma como en Grecia y la India 00.
Una vez que el hijo era recibido en el seno de la familia el padre era su
educador, y an en la edad en que el hijo deba concurrir a una escuela se
consideraba que los maestros tenan un poder delegado del progenitor.
El padre en el hogar era dueo, juez, soberano, sacerdote y maestro, slo
l era sui iuris.
Para liberarse de la solidaridad originada en el acto daoso de un
miembro del clan, el pater deba abandonarlo en favor del acreedor. Esto
no se deba a una nocin de culpa, ni siquiera a una consideracin por
medio de la cual se consideraba deudor al padre, sino que exista solidaridad entre todos los integrantes del clan y por medio de las denominadas
(1) FUETEE DE COULANGES, La Ciudad Antigua, traduccin M. Ciges, Aparicio, Librera El Foro, Buenos Aires, 2009, ps. 62-63.
ALEJANDRO U. BARLETTA
francamente limitado. Es as como muchos progenitores se ven excedidos por una realidad desconocida debido a la rpida evolucin de la informtica en donde aparecen nuevos perjuicios inclusive desconocidos
para los operadores del derecho, que se encuentran sorprendidos por
la constante aparicin de nuevos elementos capaces de producir daos.
El dinamismo de estas actividades presenta un obstculo real para los
padres, quienes se ven impedidos de efectuar un debido control de los
nios que, precozmente, acceden a las nuevas tecnologas y son capaces
de producir perjuicios a terceros tambin a ellos mismos de maneras inentendibles para la capacidad de los principales responsables por
sus actos.
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p. 77.
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ALEJANDRO H. BARLETTA
3. EL CDIGO CIVIL
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tales normas, esto es, la antijuricidad de los actos de los menores y el dao
de un tercero Bien dice Zavala de Gonzlez que las presunciones legales
sirven para beneficiar a las vctimas, y por lo tanto, operan contra eventuales responsables, no en contra de los damnificados" (13)
Se ha dicho por ejemplo que "si bien es indudable que la omisin de
respetar esa normativa en el caso respecto a obligacin de los propietarios de los ascensores de sustituir las puertas tijeras de cabina por otras, de
acuerdo al art. 3 0 de la ley 161 de la Ciudad de Buenos Aires conforma
un factor de atribucin subjetivo para el consorcio, que guarda nexo de
causalidad con el accidente, desde que la existencia de una puerta que impidiera el paso del pie de la menor hubiese evitado el accidente, creo que le
asiste razn a la apelante en cuanto plantea en el tercer agravio, que existe
otro factor con-causal, cuya indiscutida presencia fue indispensable para
la configuracin del dao, el cual consiste en la decisin de la menor de
dos arios de edad, de estirar su pierna hacia la puerta tijera, para pasar el
pie entre los barrotes y permitir con ello que su pie se vea atrapado entre el
piso de la cabina y la pared frontal del hueco del ascensor. A pesar de que la
menor impber careca de discernimiento para actos ilcitos y por ende no
puede serle reprochable su conducta antijurdica que colabor en la produccin del dao por ella experimentado, no por ello es insusceptible de
ser computada esa conducta, cual si fuese un caso fortuito, para desvirtuar
en alguna medida la relacin de causalidad entre la apuntada omisin
del consorcio y el dao padecido por la propia incapaz. Ya se trate del reproche hacia su progenitora, por no haber evitado esa temeraria reaccin
de la nia, evitando que la misma se acercara a las poco seguras puertas y
en su inocencia decidiera introducir su pierna entre los barrotes, o bien se
compute ello como un factor extrao de fuerza mayor, es indudable que el
mismo colabor causalmente en el lamentable desenlace y en esa parcial
medida queda desvirtuada la responsabilidad de la emplazada" (I4)
En otro caso se ha arribado a una solucin contraria, indicando que
"El solo hecho de que los padres permitieran al menor circular en ese lugar no significa que todo dao que ste sufriera les fuera atribuible, sino
que en el caso pesaba sobre la demandada la carga de acreditar hechos
concretos de la vctima, o de un tercero que hubiesen sido causantes de
los daos. No es el peligro genrico para la circulacin del menor en bicicleta por esa zona, el que origina la responsabilidad de los padres, sino
la concreta conducta del hijo que sea causante del accidente. Por lo cual
corresponde examinar si en el expediente se han producido pruebas del
(13) KEMELMAJER DE CARLuCci, ADA, "Responsabilidad de los padres por los daos
ausados por sus hijos menores Hacia una responsabilidad doblemente objetiva?'; RDF,
2002-20-11; Lexis N0029/000022 y doctrina y jurisprudencia all citada.
(14) CNCiv., sala A, "P., A. R. v. Consorcio de Propietarios Marcelo T. de Alvear Pab 26
Ent c. Directorios! daos y perjuicios'; 10/2007.
512
ALEJANDRO H. BARLETTA
comportamiento del menor que autoricen a considerar que ste ha causado o contribuido a causar el accidente, pero no inferir de un genrico deber
de vigilancia la responsabilidad de los progenitores "U6)
..
513
Si bien el rgimen de responsabilidad vigente resulta de un factor subjetivo presumido iuris tantum, se ha intentado demostrar que su desvirtuacin resulta en los hechos casi imposible y depende de un anlisis puramente subjetivo del juzgador, quien deber decidir en qu momento se ha aunplido con los requisitos de un buen padre de familia, cuestin que resulta al
menos debatible. Alas variantes subjetivas la doctrina y cierta jurisprudencia
ha aadido pensamos con buen criterio, fundamentos que demuestran que
en los casos en que el menor resulta ser el autor del dao el factor de atribucin que pesa sobre sus padres es objetivo o quasi objetivo.
Para fundar la orientacin descripta se han considerado varios fundamentos: La teora de la garanta, seguida por Boris Starck, que hace hincapi en la necesidad de garantizar el crdito generado a favor de la vctima
en mrito a la eventual insolvencia del menor y la mayor posibilidad de
capacidad econmica de los padres que se presentaran como fiadores
del comportamiento de sus hijos. La teora del riesgo creado, ya que el accionar de los hijos menores genera una eventual peligrosidad que ha sido
introducida por sus padres al haberlos concebido, y, finalmente, la teora
de la equidad, en la cual Larnbert Faivre considera que los padres deben
reparar los daos causados por su progenie en razn de la justicia que
indica que no pueden pesar sobre la vctima los daos ocasionados1191 (20).
De un breve anlisis casustico de los fallos que han considerado responsables a los padres por los daos producidos por sus hijos, se desprende que la presuncin de culpabilidad resulta slo destruible por la
demostracin del caso fortuito.
Se ha dicho por ejemplo que "en puridad de tcnica legal, lo cierto es
que de acuerdo a las contingencias del siniestro ilustrativas de la desaprensin de las reglas de trnsito por parte del menor para desvirtuar
la presuncin legal de culpabilidad que el art. 1114 del Cd. Civil hace reposar sobre la cabeza de los padres por los daos causados por sus hijos,
los accionados debieron demostrar haber inculcado a sus hijos el respeto
por las leyes y reglas de convivencia, en general , y de las normas viales,
en particular, puesto que estos aspectos tambin integran los usos y cortesas que deben ensearse y hacen a la "educacin" de los hijos de la que
nos habla la doctrina y jurisprudencia sobre la base de lo establecido en
el art. 1116 del Cd. Civil, y tal extremo no ha sido demostrado en el caso
.
(19) CONPAGNIMC1 DE CASO, RUBN - WIERZBA, SANDRA - RIJA, MARA ISABEL, ob. Cit.,
n. 217.
(20) Cmusxm.r.o, MARTN, Acerca de la culpa de los padres y la relacin de causalidad,
ob. cit., entiende que lvonne Lambert Faivre tambin predica un factor de atribucin y no
una indemnizacin de equidad.
514
ALEJANDRO H. BARLETTA
CIVIL...
515
acreditar que se dio una buena educacin al hijo, sino que en ese caso se
hizo todo lo posible por evitar concretamente el dao producido"(25).
Estos casos, similares a un gran nmero de situaciones cuya transcripcin excedera este breve trabajo, demuestran lo ya descripto anteriormente en punto a que la responsabilidad de los padres es analizada
restrictivamente y casi resulta ser irrefutable. La jurisprudencia en general utiliza la figura abstracta no ya del "buen padre de familia" sino la del
"muy buen padre de familia" por lo que en los hechos se ha casi objetivizado este tipo de responsabilidad, slo admitindose las eximentes de la
causa ajena, es decir, la culpa de la vctima, de un tercero por el cual no
se debe responder y el caso fortuito genrico del art. 514 del Cd. Civil
siempre y cuando sea ajeno al mbito de educacin y contencin familiar.
Descartando una nocin de culpa objetiva por ser ajena a nuestro ordenamiento doctrina del art. 512 del Cd. Civil, resulta en definitiva
inoperante y analizable desde un punto de vista meramente subjetivo del
juzgador quien an ayudado por expertos no puede a ciencia cierta definir cules son los exactos criterios de educacin necesarios para evitar los
daos producidos por menores de edad.
5. DERECHO COMPARADO
El Comrnon Law ha partido tradicionalmente de que la simple relacin de paternidad (o maternidad) no es suficiente para fundamentar el
deber de responder. En lnea con esa idea y con los valores individualistas
del Common Law, los padres no responden por los hechos de sus hijos, a
menos que se trate de un supuesto de responsabilidad por hecho propio,
es decir, que el dao causado por el menor sea imputable a una conducta negligente del progenitor que, por lo dems no se presume. En cambio, el Comrnon Law dispone de un rgimen muy desarrollado de responsabilidad por los hechos de los dependientes, que se formula como
responsabilidad vicaria, es decir, que no requiere la culpa del empresario
o principal. El Derecho alemn, en cambio, regula de modo paralelo la
responsabilidad de los empresarios y de padres, quienes responden por
culpa propia que, si bien se presume, admite tanto en la teora como en la
prctica, la prueba en contrario (831 y 832 BGB). Finalmente, el Derecho
francs, de un modo todava ms acusado que el Derecho espaol, establece una pluralidad de regmenes de responsabilidad por hecho ajeno,
que ha sufrido una tendencia objetivadora que provoca que, en algunos
casos, la prueba de la diligencia resulte ilusoria en la prctica (26).
,
(25) CNCiv., sala M, 20/6/89, "Cceres, Odilio c. Marino, Carmelo: citado por BARBAo, PAnuaA, "La culpa': Jurisprudencia Nacional, Revista de derecho de daos, Ed. Rubinzal CulzonL t. 2009-2, p. 494.
(26) MARTIN CASALS, MIQUEL, "Reflexiones sobre la elaboracin de unos principios
europeos de responsabilidad civil: Ponencia presentada ante el 2 Congreso de la Aso-
516
ALEJANDRO BARLETTA
- El fundamento de responsabilidad en un factor subjetivo de atribucin es comn tambin en el Cd. Civil uruguayo (art. 1324); Cd. Civil
espaol (art. 1903); Cd. Civil italiano de 1942 (art. 2048); Cd. Civil boliviano de 1975 (art. 990): CM. Civil paraguayo de 1987 (art. 1843) (27). Tambin los arts. 2320 y 2321 del Cd. Civil chileno, en especial este ltimo
resulta lapidario al expresar que los delitos o cuasidelitos "conocidamente provengan de la mala educacin, o de los hbitos viciosos que les han
dejado adquirir':
En Brasil el apartado I del art. 932 del Cd. Civil sancionado en el ao
2002, se sindica como responsables de los hechos de los menores a sus
padres an cuando no haya culpa de su parte.
El Cd. Civil de la Baja California en su art. 1797 expresa que los padres son responsables por los hechos de sus hijos que estn bajo su poder
y habiten con ellos. Se eximen si probaren que les ha sido imposible evitar
los daos lo que no se deduce de haber sucedido fuera de su presencia.
Esta breve resea deja de manifiesto que la normativa argentina no
difiere de la que se impone en otras partes del mundo y el debate acerca
del factor de atribucin aplicable a este tipo de responsabilidad, no es ajeno a los que se suscitan a esfera global.
517
1659(30 y 1660 (31). En ellos se sigue la lnea trazada por el actual Cd. Civil,
modificando la responsabilidad solidaria de los padres por una concurrente con sus hijos y dejando expresado que el hecho de que los menores no se encuentren con sus padres no resulta ser mrito suficiente para
liberarse de la carga impuesta por la ley (32).
En la "Unificacin de la legislacin civil y comercial" proyecto de reforma del ao 1993, se opta por la mantener la totalidad del articulado del
actual Cd. Civil, as tambin en el "Proyecto de Cd. Civil" de 1987.
Los tres proyectos de reforma reducen la mayora de edad a la de 18
aos, circunstancia que hoy en da es una realidad. La decisin legislativa
resulta ser la correcta, ya que, en el caso, no pareca acorde con los tiempos que corren que los padres respondieran por los hechos daosos de
sus hijos en edades en las cuales, los representantes legales ya no conservaban el imperio y poder sobre ellos en sus actos diarios. Esto es as por
cuanto entre los 18 y 21 aos el individuo tiene un proyecto de vida que
lo toma independiente en la realizacin de sus actos, y esta realidad es
insoslayable (331.
La responsabilidad de los padres no ha escapado a los anteriores proyectos de reforma; es contemplada en el "Proyecto del Cd. Civil de la
Repblica Argentina unificado con el Cd. de Comercio" efectuado por
la comisin designada mediante el decreto 685/95, en los arts. 1658(23),
El futuro entonces slo incumbe a la responsabilidad de los progenitores de aquellos hijos menores de 18 aos; a tal fin se debe diferenciar
que hasta los 10 aos la responsabilidad es nica y se encuentra en cabeza de los padres, los fundamentos ya expuestos que la originan hacen
que su anlisis no revista mayores inconvenientes. A partir de esa edad
varios son los factores que requieren atencin; en principio y tal como
afirmramos, ya no se tratar de evaluar la conducta de aquellos que oscilaban entre los 18 y los 21 aos, sino que la edades de los eventuales
autores de actos ilcitos ser la franja existente entre los 10 y los 17 aos,
este conjunto de individuos menores se encuentra an fuertemente ligado
por lo menos en las circunstancias actuales a la vida familiar en la
que los padres resultan ser orientadores y fuentes de los lmites que los
hijos observan a menudo. Pueden darse casos en que as no lo sea, sin
ciacin espaola de abogados especializados en responsabilidad civil y seguro. Granada, 14, 15 y 16 de noviembre de 2002; en www.asociaciondeabogadossrcs.org (quien
cita a ROGERS, W. V. H., "Vicarious Liability in English Law'; en Koch (lid.), Unification of
Tort Late: Vicarious Liability (en prensa) NM 19. 52. Vide FEDTICE, JRG / MAGNUS, UimCH, "Vicarious Liability in German Law': en Bernhard A. Koch (lid.), Unification of Tort
Law: Vicarious Liability, cit. (en prensa) NM 7; CARVAL, SUZANNE, "Vicarious Liability
in French Law'; en Koch (lid.), Unification o Tort Late: Vicarious Liability, cit. (en prensa). Sobre esa tendencia objetivadora en el Derecho espaol, vide por todos CAVANILLAS
~res, SANTIAGO, La transformacin de la responsabilidad civil en la jurisprudencia,
Pamplona, Aranzadi, 1987, p. 86 y ss.).
(27) ALTEIUNI - Munid. - LPEZ CABANA, Derecho de Obligaciones, LexisNexis Abeledo
Perrot, 2006, p. 710.
(28)Diario La Nacin, edicin del 24/2/2011.
(29) "El padre y la madre responden concurrentemente por el dao causado por sus
hijos menores no emancipados que habitan con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad
personal de los hijos que tienen discernimiento. El progenitor no se libera aunque el menor no conviva con l, si ello deriva de una causa que le es atribuible".
(30) "Los padres no responden: a) Por el dao causado por sus hijos en el ejercicio
de su profesin, de funciones remunerables encomendadas por terceros, o de aprendizaje
permanente o transitorio. b) Por el incumplimiento contractual de sus hijos'l
(31) "Los tutores y los curadores son responsables como los padres por el dao causado por quienes estn a su cargo. Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido
imposible evitar el dao; tal imposibilidad no resulta de la mera circunstancia de haber
sucedido el hecho fuera de su presencia".
,
(32) V. Cmusrm-to, MARTN, "Hechos de los hijos. Responsabilidad de los padres.
Con especial referencia al proyecto de unificacin de 1998'; en AAVV., Obligaciones y contratos en los albores del siglo XX, Abeledo Perrot, 2001, ps. 105-110.
(33) SOLAR!, NSTOR E., "Responsabilidad Civil de los padres y la mayora de edad";
en AAVV., Sup. Esp. Mayora de edad, La Ley, 2009,52.
6. TIEMPOS DE CAMBIO
Actualmente se encuentra en estudio una eventual reforma general
del Cd. Civil y en especial de la responsabilidad por daos (281, resulta
apropiado entonces bregar por una modificacin de la actual normativa.
518
ALEJANDRO H. BARLETTA
embargo la ley puede expresar, como lo hace ahora, las eximentes para
que el nexo de causalidad sea quebrado y aquellos obligados a cumplir
funciones de contencin, educacin y formacin sean liberados de la responsabilidad civil que les cabe.
Se ha dejado en evidencia que la realidad jurisprudencial slo permite la eximicin demostrando la imposibilidad de evitar el dao pero con
las connotaciones de un caso fortuito. Ninguna prueba resulta aceptable
al fin y al cabo si se trata de demostrar que los hijos convivientes han actuado por su cuenta y riesgo; o los hechos responden a la falta de vigilancia menor que se escapa por unos instantes a la atencin de su madre
y destruye los bienes existentes en un negocio; nio que juega con un objeto insidioso y lastima a otro nio; menor que mediante el uso de una
computadora ofende a otro u a otros; o publica imgenes; o fabrica explosivos en su casa, etc. o a la falta de educacin menor conduciendo
una bicicleta de noche y a contramano; nio que conduce un vehculo
de manera imprudente; adolescente que ofende, por cualquier medio, o
golpea a alguno de sus pares; o que efecta un experimento peligroso, etc.
En suma slo queda atenerse a lo dispuesto por el art. 1116 en cuanto
a que los padres deben demostrar que les ha sido imposible impedir los
actos daosos. Pero cules seran estos casos? Consideramos que slo
aquellos que importan la causa ajena, es decir la culpa de la vctima, la
de un tercero por el que no se puede responder o el caso fortuito ajeno
al mbito familiar. No basta con demostrar la ausencia de culpa, porque
tal demostracin ha quedado prcticamente reducida a letra muerta, la
realidad no encuentra prueba suficiente que demuestre la imposibilidad
de evitar el dao y por ende la responsabilidad de los padres se presenta
como un factor objetivo de atribucin, eso s, con ciertas caractersticas y
requisitos propios, pero que no enervan la obligacin de responder, salvo
que se rompa el nexo de causalidad.
La sociedad actual por lo pronto, tambin necesita de una definicin
al respecto, no seda justo tampoco hacer creer a los padres-deudores que
pueden desplegar todo tipo de medidas probatorias a los efectos de liberarse de una culpa imposible de enervar.
Lgicamente que existen los otros motivos de eximicin de responsabilidad (desvirtuar el carcter de ilcito del acto del hijo; probar que el hijo
estaba emancipado con las limitaciones actuales debido a la modificacin de la mayora de edad, probar que su hijo ha sido autorizado
para ejercer el comercio; que no se ejerce la patria potestad; demostrar
que el hijo no convive con el padre o la madre por un motivo legtimo,
etc.) ; pero lo que nos interesa es la situacin en la cual ninguno de estos
se cumple.
(34) Ver BENAVENTE, MARA ISABEL, "La reforma sobre la mayora de edad y las modificaciones en materia de emancipacin", Sup. Esp. cit., p. 12.
519
520
ALEJANDRO H. BARLETTA
sona y forma como tal parte intrnseca del tramado de una comunidad
humana. Tampoco se debera optar por una indemnizacin de equidad
en los trminos del art. 907 del Cd. Civil, ya que responde a fundamentos diferentes y el hecho del menor mayor de diez aos no se reputa como
involuntario, ya que no resulta para la ley efectuado sin discernimiento,
intencin y libertad; a diferencia de aquellos nios con edades inferiores
a la de 10 aos en donde la responsabilidad de sus padres se presenta
como directa en virtud de esta falta de discernimiento que reputa a sus
actos como involuntarios.
La teora de la garanta se centra no ya sobre el autor culposo o quien
ha realizado algn upo de acto por el cual debe asumir un riesgo, sino en
la vctima quien de cualquier manera debe ser resarcida, por cuanto es
ella a quien el derecho debe proteger prestando atencin al menoscabo
que ha sufrido; de otra manera se retornara a lo que los hermanos Mazeaud definan como el "azar nefasto" que golpeaba a todos aquellos que
no Podan lograr ser indemnizados en el derecho decimonnico. Si bien
la doctrina en general se centra en la culpa de los padres, ya sea por una
negligencia basada en la vigilancia, o en la educacin, o en ambas; "en
nuestros das se va abriendo paso la idea de la garanta legal, tiendo esta
responsabilidad de ciertos rasgos objetivos" (37) .
En definitiva la responsabilidad civil es en realidad una pugna entre
el derecho de actuar (referido al autor del dao) y el derecho a la seguridad (de la vctima): esos intereses en juego se conjugan para solucionar
el conflicto (38).
la nocin de garanta ha sido aceptada por la doctrina en la responsabilidad refleja del principal que surge del art. 1113 primer prrafo; se trata
aqu tambin de una responsabilidad indirecta pero por el dao causado
por los dependientes y su fundamento estriba en la necesidad de asegurar
a los terceros vctimas la reparacin del dao causado (39). Se dice que en su
esfera, es posible que corresponda "reparar un dao sobrevenido por caso
fortuito" (40). Por otra parte se ha dicho que "en esta materia las referencias
que se hacen a los criterios esenciales de la culpa a fuer de presuntas y objetivadas, no son ms que farisaicas concesiones a la tradicin jurdica"(40.
(37) BELLUSCIO - ZANONNI, ob, cit., p. 593.
La responsabilidad civil en la
(38) MESSINA DE ESTRELLA GirriRnEz, GRACIELA N.,
Abeledo
Perrot,
1997,
ps.
255-256.
era teenolgica,
,
(39) COMPAGNUCCI DE CASO, RUBN - WIERZBA, SANDRA - RIJA, MARIA ISABEL, ob. cit,
p. 104.
LeidsNexis Abeledo
(40)ALTERINI - AMEAL - LPEZ CABANA, Derecho de Obligaciones,
Perrot, 200643, 208 quienes citan a Mazeaud.
..
(41) Baiticio - ZANONNI, ob. cit., p. 594, citando a Conde Pumpido Ferreiro, CnLos problemas de la responsabilidad civil por los hechos ilcitos de los incapaces, en
dido,
"Estudios de derecho civil en honor del profesor Cascan Tobeas': Pamplona, II, p. 76.
EL DERECHO DE DAOS EN
LA RESPONSABILIDAD CIVIL
521
7. CONCLUSIN
Los tiempos del derecho se han venido acortando desde hace ya varios aos, su excesiva lentitud en aceptar y poner en funcionamiento los
cambios necesarios para ser acorde con las realidades sociales y judiciales, ya no puede ser considerada como un acto de prudencia. Por un lado
observamos como el futuro resulta sorprendente: la evolucin y desarrollo de la tecnologa y de la ciencia; complejizacin de las relaciones sociales; derribamiento de las barreras geogrficas y globalizacin de numerosas actividades; por el otro atemorizante: se multiplican los riesgos;
las brechas generacionales son ms grandes; el universo de relaciones
sociales se expande exponencialmente; entre otras cuestiones atinentes
a la "Era tecnolgica':
Las modificaciones que se introduzcan en nuestro Cd. Civil deben
tener en consideracin este futuro con sus virtudes y sus errores; observando los cambios sociales actuales y los venideros, intentando asimismo
en lo que hace al derecho de daos, que las vctimas de los infortunios
logren su justo resarcimiento a los efectos de lograr la paz social.
La responsabilidad que les cabe a los padres por los hechos de sus
hijos no puede escapar a los nuevos paradigmas del derechotle daos; la
idea de dogmatizar la normativa actualmente aplicable no resulta ser una
solucin vlida, ms an si no se reconoce en la prctica sus previsiones.
La reforma introducida por la ley de mayora de edad, as como los factores
sociales presentes y futuros deben ser considerados por los operadores jurdicos a los efectos de la creacin de leyes capaces de abarcar situaciones
tal vez hoy ni siquiera asequibles, como fueron muchas de las cuestiones
que debi abarcar el cdigo de Velez Sarsfield por ms de cien aos.
El deber de los padres que surge del art. 1114 y ss. del Cd. Civil resulta ser una responsabilidad indirecta y refleja, pero no recepta un factor
objetivo de atribucin; pero como ya se ha visto, la nocin de culpa Di
vigilando se presenta como incontestable, permitiendo slo la liberacin
de quienes se encuentran llamados a responder por medio de la demostracin de la causa ajena ms familiarizada con el caso fortuito que con la
nocin de falta de culpa.
En suma tratndose de la responsabilidad que surge por un hecho
ajeno, aun cuando la dependencia deba ser interpretada como la sujecin que tiene el hijo menor de edad a la educacin y formacin de sus
padres quienes en principio son sus guas hacia la madurez; asentadas las
deficiencias del sistema actual al menos en la realidad judicial de nuestro
pas y observando la necesidad de que las vctimas de estos infortunios
tengan su debido resarcimiento, se impone la necesidad de sincerar la
'nocin jurdica del factor de atribucin que debe regir a los padres por los
hechos ilcitos de sus hijos, siendo sta eminentemente objetiva.
CAPTULO XXII
LA RESPONSABILIDAD
DE LOS ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS
Por Martn Alejandro Christello
1. ANTECEDENTES HISTRICOS
La segunda parte del art. 1117 del Cd. Civil en su versin original sealaba que lo normado con relacin a los padres "rige igualmente respecto de los directores de colegio, maestros artesanos, por el dao causado
por sus alumnos o aprendices, mayores de diez aos, y sern exentos de
toda responsabilidad si probaren que no pudieron impedir el dao con la
autoridad que su calidad les confera y con el cuidado que era de su deber
poner':
Tradicionalmente se sostuvo que el fundamento de esta responsabilidad deba hallarse en una presuncin de culpa in vigilando de parte de
los directores o maestros artesanos.
Este era el criterio unnime de la doctrina 0).
(1) BORDA, GUILLERMO A., Tratado de Derecho Civil - Obligaciones, t II, p. 308, parg.
1409; BUSTAMANTE ALsnvA, JORGE, Teora General de la Responsabilidad Civil, p. 364,
parg. 907; KEMELMAJER DE CARLUCCI, AIDA en BELLUSCIO-ZANNONI, Cdigo Civil y Leyes
Complementarias, t. 5, p. 631, parg. 4, y en "La responsabilidad civil de los establecimientos educativos en Argentina despus de la reforma de 19971; LA LEY, 1998-B, Sec. doctrina;
TRIGO REPRESAS, Flix A. en CAZEAUX - TRIGO REPRESAS, Derecho de las Obligaciones, t. 5,
p. 157, parg. 2661.
LLAMBIAS sostena: "Acerca del fundamento de esta responsabilidad reside en la culpa de quien inviste la autoridad escolar, que la ley presume: si el dao ha sido cometido
por un alumno que estaba sometido a la disciplina que ha de existir en un establecimiento
educativo es lgico suponer que ello ha ocurrido por la relajacin de esa disciplina e iriso" ficiente vigilancia de los nios, de lo cual es responsable la persona que ejerce la autoridad
escolar. Ello justifica esta responsabilidad que se apoya en una presuncin de culpa que el
afectado por ella puede desvirtuar (infra, n2539)': Tratado de Derecho Civil. Obligaciones,
Lacia N 7010/002549. Luego de la reforma de la ley 24.830, su actualizador mantiene la
postura que observa en esta norma una presuncin de culpa, descartando as una responsabilidad de tipo objetiva: "El fundamento de esta responsabilidad reside en la culpa
del propietario-guardador que la ley presume, como otrora suceda con el texto anterior
524
MARTN ALEJANDRO
CHRISTELLO
respecto de los directores de colegios (vase supra, n 2529). Si el dao ha sido cometido
pcir Mi alumno que estaba sometido a la disciplina que ha de existir en un establecimiento
educativo, es lgico suponer una falla en su organizacin integral por parte del propietario, ya sea que no ha escogido para la implementacin y disciplina a personas idneas
para la educacin y cuidado de los alumnos, o no ha establecido pautas o reglas correctas
para la implementacin de estos cometidos, o no ha sido lo suficientemente celoso en el
contralor del desenvolvimiento del establecimiento (870) . La tesis de la presuncin de
culpa y de la responsabilidad subjetiva del propietario del establecimiento educativo, es
consecuencia de la obligacin que se asume cuando el alumno ingresa al establecimiento,
quedando bajo la autoridad educativa que debe ejercerse discretamente para mantener a
los menores en los lmites de la circunspeccin y del deber (vase supra, n 2529 y notas
359 y 360)" (LLAMBAS, JORGE J. - RAPP BENEGAS, PATRICIO J. Actualizador, Tratado de
Derecho Civil. Obligaciones, 2005, Lexis N 7010/002646).
(2) CCiv. y Com., San Isidro, Sala I, 18/09/1997, "Rodrguez, Vctor c. Direccin Nac.
de Escuelas y Cultura de la Provincia de Buenos Aires': LLBA, 1998, 832, con nota de Fernando Sagama. As, en lneas generales en los fallos se ha sostenido tradicionalmente
que "Quien se encuentra al frente de un establecimiento educacional, ya sea en el mbito privado o pblico, debe ejercitar la facultad-deber de instruir al personal docente y
auxiliar subordinado sobre el modo en que las funciones que se les atribuyen deben ser
cumplimentadas; sobre aqul pesa pues, en principio, la responsabilidad por los daos
ocasionados por alumnos a los cuales no se logr inculcar, a travs del referido personal,
las pautas de disciplina necesarias para un armnico desarrollo del trabajo comn, osobit quien no se ejerci una adecuada vigilancia tendiente a evitar que el hecho daoso tuviera lugar" (Cr Civ. y Com. La Plata, sala 2', 29/4/94 - "D. L., D. D. v. Provincia de Buenos
Aires JA; -1996-W-302).
(3) Tamo REPRESAS, FLIX A. - LPEZ MESA, MARCELO J., Tratado de la Responsabilidad Civil, t. III, p. 236, citando a Colin & Capitant y a Ripert & Boulanger.
325
El art. 1117 (texto segn ley 24.830, art. 2) qued redactado as:
Los propietarios de establecimientos educativos privados o estatales
sern responsables por los daos causados o sufridos por sus alumnos menores cuando se hallen bajo el control de la autoridad educativa, salvo que
probaren el caso fortuito.
Los establecimientos educativos debern contratar un miro, (1,?, responsabilidad civil. A tales efectos, las autoridades jurisdicioliale, dispondrn las medidas para el cumplimiento de la obligacin precedente.
La presente norma no se aplicar a los establecimientos de nivel terciario o universitario.
3. LEGITIMACIN PASIVA
526
LA.
527
La reforma opta por una terminologa que comprende a los establecimientos educativos y dentro de stos a sus propietarios.
cia de los daos sufridos o padecidos por los alum.nos, o bien de los daos
que el alumno cause.
El informe con el que se eleva el proyecto de ley a la Honorable Cmara de Diputados seala que "El art. 1117 del Cdigo Civil, testimonio
de otra poca que le otorga la misma responsabilidad a los docentes
que la que tienen los padres por los daos que causaren los alumnos se
ha convertido en una rmora que es necesario remover. Acenta excesiva e injustamente la responsabilidad de los docentes, que se debaten en
difciles situaciones en la atencin de los alumnos, y diluye la responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos y del Estado.
En un caso, con una obligacin empresarial que se debe asumir como en
cualquier otra actividad, y en el otro, cumpliendo un deber insoslayable
que le corresponde al Estado
Se asume as a la cuestin educativa como una actividad empresarial (o) (dentro del mbito de la actividad privada) o bien como una funcin
insoslayable del Estado, quien est obligado a brindarla a la sociedaden.
Segn Kemelmajer de Carlucci la ley 24.830 contempla todos los supuestos en que la enseanza se imparte a un menor a travs de una or(8).
ganiialeln efe tipo empresarial que supone control de una autoridad
As, entonces, la persona fsica o jurdica propietaria del establecimiento, ser el legitimado pasivo de la accin nacida como consecuenseala que el concepto de empresa debe construirse como ornaturaleza, trabajo y capital que asume riesgos con fines de
de
los
elementos
ganizacin
Ltiego
dice
que
la
actividad
empresaria fue requiriendo cauces institucionales que
/Juni
sobre todo tuvieron formas societarias. Las formas de sociedades fueron dando cabida y
sostn a los distintos tipos de realidades empresarias. En el fin del milenio, muchas instituciones cientficas, artsticas, educativas, etctera, son forzadas a asumir caracteres y
"Problemtica iusfilosfica de la
forrnas empresarios (CIURC) CALDANI, MIGUEL ANGEL,
empresa en el fin del milenio': en Derecho y economa, Revista de Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal Culzoni, N 21, p91 y ss.).
los arts. 2, 3 y 4 los principios y garantas
(7) La ley de Educacin Nacional fija en
en materia educativa:
Art. 2 La educacin y el conocimiento son un bien pblico y un derecho personal
y social, garantizados por el Estado.
Art.- 3 La educacin es una prioridad nacional y se constituye en poltica de Estado
para construir una sociedad justa, reafirmar la soberana e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadana democrtica, respetar los derechos humanos y libertades
fundamentales y fortalecer el desarrollo econmico-social de la Nacin.
Art.. 4 El Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autnoma de Buenos Aires
tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educacin integral,
permanente y de calidad para todos/as los/as habitantes de la Nacin, garantizando la
igualdad, gratuidad y equidad en el ejercicio de este derecho, con la participacin de las
organizaciones sociales y las familias.
Ana, "La responsabilidad civil de los establecimien(8) ICEmamAjErt DE CARLUCCI,
tos educativos en Argentina despus de la reforma de 1997'; LA LEY, 1998-B, 1058.
(6) CLURO CALDANI
Corresponde interpretar que la ley se refiere tanto abs establecimientos pblicos o privados (11), sta ha sido la caracterizacin que comenz a
darle la jurisprudencia (12), y adems hasta el nivel de educacin secundaria ya que el art. 16 de la Ley Nacional de Educacin establece que la obligatoriedad escolar en todo el pas se extiende desde la edad de cinco (5)
aos hasta la finalizacin del nivel de la Educacin Secundaria (13).
Existe coincidencia en la doctrina en que debe tratarse de establecimientos de educacin o de enseanza, de cualquier ndole, gratuitos o
pagos, pblicos o privados: cientficos, artsticos, religiosos, militares, etctera. En cambio deben descartarse los institutos que no tengan tales finalidades, an cuando estn destinados al bienestar o salud de nios, jvenes u otras personas; como ser, verbigracia, las colonias de vacaciones,
casas-cuna, sanatorios, etctera; por cuanto el art. 1117 del..04
50 Civil
e '.
(9) "La propietaria del bien inmueble donde se desarrolla la actividad del nattorio,
que dio el referido inmueble en locacin a la institucin deportiva responsable de losJdaos sufridos por el menor en una clase de natacin, no puede resultar condenada como
responsable de ese hecho, puesto que el mencionado instituto deportivo resulta condenado en atencin a una obligacin contractual, a la obligacin de seguridad y a la responsabilidad del hecho del dependiente y la docente a cargo por su conducta negligente, por
lo que el dueo del inmueble nada tiene que ver, ms cuando se desprendi de la guarda
al firmar el contrato de locacin" (Cl' Civ. y Com. Mar del Plata, sala!, 25/ 6/1996; M. a.
y otro c. Instituto Deportivo Mar del Plata y otro", LLBA, 1997, 45, con nota de Fernando
Sagarna; Cita Online: AR/JUR/5137/1996).
(10) SAGARNA, FERNANDO ALFREDO, "Ley 24.830: Nuevo rgimen deja responsabilidad civil de los propietarios de establecimientos educativos", JA, 1997-111-939.
(11) La ley 26.206 en su art. 13 establece que "El Estado nacional, las provincias y la
Ciudad Autnoma de Buenos Aires reconocen, autorizan y supervisan el furicionamiento de instituciones educativas de gestin privada, confesionales o no confesionales, de
gestin cooperativa y de gestin social"
(12) "Resulta inaplicable el art. 1112 del Cd. Civil respecto de la responsabilidad de
un establecimiento estatal por las lesiones sufridas por un menor durante una clase escolar en el caso, corte en una mano, toda vez que el art. 1117 del Cd. Civil, modificado
por la ley 24.830 (Adla, LV1I-C, 2899), pone en pie de igualdad la actividad cumplida en
una institucin particular y en otra estatal, sin que sea lgico que el rgimen jurdico de
los mismos daos sea diferente segn quin sea el daador" (CNCiv., sala E, 31/08/2005,
"Ferreira, Andrea E y otros c. Ciudad de Buenos Aires y otro'; LA LEY 25/10/2005, 6 - LA
iLEY, 2005-F, 73 - LA LEY, 2005-E 210, con nota de Eduardo A. Sambrizzi; RCy5, 2005-592,
con nota de Eduardo A. Sambrizzi; Cita Online: AR/JUR/3294/2005).
.
(13) Segn el art. 17 de la ley 26.206 la estructura del Sistema Educativo Nacional
comprende cuatro (4) niveles, la Educacin Inicial, la Educacin Primaria, la Educacin
Secundaria y la Educacin Superior, y ocho (8) modalidades.
528
constituye una norma de excepcin, que como tal no puede ser aplicada
extensivamente por va de la analoga".
Zanjando las discrepancias que podan existir, la ley determina expresamente que esta responsabilidad abarca a los alumnos menores de
edad, con lo cual el lmite est dado por los dieciocho aos que fija actualmente la ley (cont arts. 126y 128 del Cd. Civil, conforme la reforma de la
ley 26.579 con vigencia desde el 31/12/2009). Desde ya que para aquellos
casos ocurridos con anterioridad a la vigencia de la ley 26.579, el lmite de
edad estaba determinado por los veintin aos que fijaba el Cdigo Civil
en su redaccin originaria.
El alumno debe encontrarse bajo el control de la autoridad educativa.
Esto debe significar que el establecimiento educativo es responsable por
los daos causados o sufridos por sus alumnos en el lapso durante el cual
est obligado a brindar su labor educativa, vale decir que cubre desde el
horario de ingreso del menor hasta su salida. Debe considerarse a todo
evento que el educando deber ingresar al establecimiento unos minutos
antes del horario de inicio de clases y que deber retirarse luego de culminado el horario de clases, lo cual no siempre se produce de inmediato (15).
Desde ya que si el alumno causa un dao o lo sufre dentro del horario seolar, Pro fuera del establecimiento (por ejemplo si se escapa del
colegio) la responsabilidad del establecimiento subsiste ya que el control
que debe ejercer sobre el menor comprende los contenidos conocidos o
cognoscibles que las partes tuvieron en mira al contratar (con'. art. 1198
del Cd. Civil).
Seguramente cada caso merecer un anlisis particularizado, pero no
debera perderse de vista el criterio que Kemelmajer de Carlucci (16) sostiene, en cuanto a la flexibilidad con que el juez debe apreciar cada caso
en concreto ( n).
Derecho de las Obligaciones,
(14) CAZEALDC, PEDRO N. - TRIGO REPRESAS, FLIX A.,
t. V, p. 164, donde resalta la postura solitaria de Mosset Iturraspe quien sostiene que el
art. 1117 puede ser aplicado por analoga a las asociaciones deportivas, por los hechos
ilcitos que puedan cometer sus socios menores.
(15) As la Corte Suprema declar inadmisible el recurso extraordinario contra la
sentencia que hizo lugar a la accin por los daos sufridos por la alumna de una escuela: C. Pr. art. 280, con la disidencia del Ministro Fayt quien seal que no opera la responsabilidad consagrada en el art. 1117 Cd. Civil, si los hechos acontecieron fuera del
horario escolar, mientras los alumnos aguardaban el inicio de las clases de Educacin
Fsica (debe considerarse que el hecho ocurri a las 7.55 de la maana y el ingreso al
JA,
establecimiento deba llevarse a cabo a las 8) (CSIN, 20/12/1994, "Almaraz, Silvia
1995-11-424).
(16)KEMELMAIERDE CARLUCCI, ADA, "La responsabilidad civil de los establecimientos
educativos enMgentina despus de la reforma de 1997; LA LEY, 1998-11, 1063 y ss.
(11 Resulta sumamente interesante un fallo de la Cmara Civil y Comercial de San
Isidro (sala 2), en el cual se desestim la responsabilidad del establecimiento educativo
(pblico), en un hecho en el cual un alumno de veinte aos de edad (menor segn el
529
Adems, se plantea el tema de la concurrencia de los alumnos al establecimiento fuera el horario escolar para realizar tareas complementarias
(participar de actividades del centro de estudiantes, prctica informal de
algn deporte, etc.). Puede sostenerse que si las actividades forman parte
de la cancula escolar, el colegio es responsable ya que la presencia del
menor en el establecimiento resulta obligatoria para las partes. Distinta
sera la solucin si el colegio benvolamente les brinda la posibilidad a
sus alumnos de, por ejemplo, jugar al ftbol en el patio o en sus instalaciones fuera de la actividad curricular, y alguno de ellos sufre un dao, en
este caso la situacin excede el marco de la normativa del art. 1117 y tal
situacin debe ser resuelta por las reglas generales (18).
4. LA RESPONSABILIDAD DE LOS DIRECTORES Y DOCENTES
Los directores de los establecimientos educativos y los docentes, siguen como legitimados pasivos pese a la reforma operada en el art. 1117,
ya que pueden ser demandados directos por aplicacin de las reglas generales del Cdigo Civil, en tal caso el factor de atribucin ser subjetivo
(dolo o culpa). Tambin podrn ser demandados en forma concurrente
con los propietarios del establecimiento o bien, finalmente por ;va de la
Cdigo Civil vigente al momento del hecho) mat a su compaera de estudios dentro
del horario escolar pero fuera del establecimiento de donde se haban retirado cumpliendo con las normas establecidas para ese supuesto, ya que se trataba de una escuela
nocturna donde los alumnos podan abandonar el establecimiento, dejando constancia
de la circunstancia que motivaba ese retiro. Se decidi que "El establecimiento educativo no es responsable por la muerte de una alumna a manos de un compaero de
estudios en el domicilio de sus padres con quien se retir antes de hora si las autoridades cumplieron las normas que regulan tales retiros, mxime si se trata de una
escuela de comercio nocturna a la que concurren en su mayora adultos y en menor
medida por menores adultos que trabajan lo que requera reglas de permanencia y
retiro flexibles, distintas a las de las escuelas diurnas concurridas por menores" (CCiv,
y Com., San Isidro, sala 2,, 22/8/2006, "A., E. y otros v. Provincia de Buenos Aires; JA,
2007-1, fascculo 12, p. 29 y sig.).
(18) Este ha sido el criterio desde antiguo. La Corte Suprema de Justicia dela Provincia de Buenos Aires, en un fallo del 31/12/43, registrado en LA LEY, 34-237, resolvi que
no era responsable el director del colegio si el dao fue causado por un menor durante la
prctica de un deporte no obligatorio ni organizado por el instituto en un da de asueto
(KEMELMAJER DE CARLUCCI, AIDA, en BELLUSCIO - ZANNONI, Cdigo CiVil y leyes complementarias, Comentado - Anotado y Concordado, t. 5, p. 636; CAZEAUX, PEDRO N. - TRIGO
REPRESAS, FLIX A., Derecho de las Obligaciones, t. V, p. 165; BORDA, GUILLERMO A., Tratado de Derecho Civil - Obligaciones, t. II, p. 312, parg. 1413). Probablemente de haberse
' sancionado el proyecto original del Diputado Mathov, la respuesta debera ser otra ya tal
proyecto estableca que Los propietarios de los establecimientos educativos privados y estatales sern responsables de los daos causados por los alumnos menores de edad, y por los
daos sufridos por dichos alumnos por incumplimiento de la obligacin- de segtiridad,
producidos durante el desarrollo de toda actividad escolar, extraescolar o complementaria,
cualesquiera sean el da, la hora y el lugar en que se produzca el dao, pudiendo eximirse
exclusivamente probando el caso fortuito externo.
530
531
Esta es otra de las grandes diferencias de la norma reformada con relacin al artculo originario del Cdigo de Vlez.
En tanto- el antiguo 1117 prevea la responsabilidad por los daos causados por los alumnos, la norma actual contempla los supuestos de daos
causados y los de daos sufridos por los alumnos.
El proyecto de Mathov, base sobre la que se asienta la norma-retrocitada dispona expresamente que: Los propietarios de los establecimientos
educativos privados y estatales sern responsables de los daos, causados
por los alumnos menores de edad, y por los daos sufridos por dichos alumnos por incumplimiento de la obligacin de seguridad, producidos durante el desarrollo de toda actividad escolar, extraescolar o complementaria,
cualesquiera sean el da, la hora y el lugar en que se produzca el dao,
pudiendo eximirse exclusivamente probando el caso fortuito externo.
accin recursoria del establecimiento que pretender recuperar del docente o director lo abonado a la vctima del dao (19).
La norma proyectada asignaba a este supuesto el carcter de una obligacin de seguridad y determinaba que el nico supuesto para evitar responder lo constitua el caso fortuito externo.
Seala Vzquez Ferreyra que la obligacin de seguridadVs:aeiLigil'n
virtud de la cual una de las partes del contrato se compromete a devolver
al otro contratante, ya sea en su persona o en sus bienes sanos y salvos-ala
expiracin del contrato. Tal obligacin puede haber sido asumida expresamente por las partes, impuesta por la ley, o bien surgir tcllamentetiel
contenido del contrato, a travs de su interpretacin e integracin a la luz
del principio general de la buena fe" (22).
Mas adelante expresa este autor que no se puede hacer una generalizacin pero lo normal ser que la obligacin de seguridad sea de resultado, aunque ello no quita que en determinados supuestos nos encontremos frente a una obligacin de medios (23).
Se trata en el caso de la norma del art. 1117 vigente de una obligacin
de seguridad que reviste la caracterstica de ser una obligacin de resultado.
Nacional de Derecho Civil (Crdoba, 1961), reiterada despus en distintos encuentros jurdicos: V Jornadas d Derecho Civil (Rosario, 1971); Jornadas Australes de Derecho (Comodoro Rivadavia, 1980); II Jornadas Bonaerenses de Derecho Civil, Comercial y Procesal
Civil (luido, provincia de Buenos Aires, 1986); III Jornadas Sanjuaninas de Derecho Civil
(San Juan, 1986); Jornadas Nacionales sobre Unificacin de las obligaciones civiles y comerciales (Buenos Aires, 1986) (Atrampa, Anuo ANBAL y LPEZ CABANA, ROBERTO
"Hacia la Reforma del Sistema", en Temas de Responsabilidad Civil, Buenos Aires, 1995,
p. 29 y s.).
(22) COrd. VZQUEZ FERREYRA, "Las obligaciones de seguridad'; en JA, 1987-IE p. 951 y s.
(23) Conf. aut. y ob. cit., p. 952.
532
As debemos considerar que en las obligaciones de resultado ordinarias el deudor se libera nicamente si prueba el caso fortuito siendo tilmente invocables la culpa de la vctima y la culpa de un tercero extrao.
En las obligaciones de resultado atenuadas, resulta suficiente la prueba de la falta de culpa para liberar al deudor.
En cambio en las obligaciones de resultado agravadas, la causa extraa invocable es calificada ya que la ley describe con puntualidad los
nicos hechos relevantes para la liberacin del deudor, a cuyo efecto es
insuficiente el caso fortuito genrico (24).
A diferencia del proyecto Mathov, la norma del art. 1117 tal como qued redactada en forma definitiva no hace mencin al requisito de que el
caso fortuito sea externo, no obstante lo cual se debe interpretar que el
caso fortuito para operar como eximente debe ser externo.
Es del caso que finalmente nos encontramos en este tema frente a un
supuesto de obligacin de resultado que frente a la clasificacin reseada
permite dudar acerca de si se trata de una obligacin de resultado agrava- .
da u ordinaria, ya que la nica causal contemplada para la liberacin del
deudor est centrada en el caso fortuito y de nada servira la demosnacin 'd la ulPa de la vctima ni la del tercero.
La importancia de esta clasificacin estriba en el hecho de determinar si la culpa de la vctima (alumno) o de un tercero resultan tilmente
invocables.
No puede perderse de vista que la virtualidad del caso fortuito consiste en que produce la ruptura de la relacin causal entre el hecho y el
dao, de modo tal que puede predicarse que el dao ha sido originado en
el hecho configurativo del casus .
Si la virtualidad del caso fortuito est dada por la ruptura de la relacin de causalidad, podra suponerse que la culpa de la vctima y la de
un tercero podran resultar eximentes de responsabilidad si producen ese
mismo efecto vale decir destruyen el nexo causal. Ahora bien, para que
tengan tal virtualidad deben revestir el carcter de irresistible e inevitable (25).
Con la vigencia de los factores objetivos de atribucin la irresistibiEdad se ha transformado en la clave de la nocin de caso fortuito, del
mismo modo en que histricamente el eje de la teora fue ubicado en la
imprevisibilidad (Le Tourneau, Bnabent). De tal modo, aunque haya
(24)Conf. ALTERINI, Armo ANBAL, "Carga y contenido de la prueba de los factores
de atribucin de responsabilidad'; en Ternas de Responsabilidad Civil, Buenos Aires, 1995,
p.164 y s.
(25)En este tema seguimos las ideas de ATILIO A. ALTERINI cuando trata la "Incidencia
del mero hecho en la ruptura de la relacin causal; Ternas de responsabilidad civil, p. 91y SS.
533
534
6. FACTOR DE ATRIBUCIN
De lo expuesto se desprende con total claridad que el factor de atribucin es objetivo.
Ahora bien, debe determinarse cul es el fundamento en el que se
asienta tal factor de atribucin de responsabilidad.
Por un lado debe considerarse el deber de seguridad, que como obligacin de garanta debe brindar el establecimiento educativo, pauta que
debe considerarse especialmente desde el punto de vista de la responsabilidad contractual que tiene el propietario del establecimiento frente a
los padres del alumno, por los daos sufridos por ste129).
Pero adems, tambin responde por los daos causados a terceros
por los alumnos de su establecimiento. En ambos casos (tanto en la rbita
contractual como en la aquiliana), ya se ha sealado que la responsabilidades objetiva.
Del modo como est planteado el tema, el fundamento debe hallarse
en el riesgo de empresa (30).
(29) Obligacin de garanta que ya era considerada en este tema an antes de la reforma del art. 1117 por la ley 24.830. As se decidi que: "Corresponde responsabilizar al
establecimiento educacional por la lesin sufrida por un alumno en una prctica deportiva, pues si dentro de la gestin educativa se impone a los alumnos dichas prcticas, aqul
est creando y asumiendo un riesgo que recae en la hiptesis contenida por el art. 1113
del Cd. Civil que opera al margen de la culpa de los directores o maestros en el caso, al
momento de los hechos no estaba vigente la ley 24.830 (Adla, LVLI-C, 2899) modificatoria
del art. 1117 del Cd. Civil, y en mayor medida cuando esa gestin es onerosa. El prestador del servicio educativo debe responder por los daos sufridos por un alumno en una
prctica deportiva, pues asume con los educandos una obligacin complementaria de garanta o seguridad (CCiv. Com. Familia y Tmb. Ro Tercero, 11/10/2001, "Baeza Lisandro
y otros c. Establecimientos Saavedra Lamas S.R.1.7, LLC, 2002-704, con nota de Fernando
Sagama; Cita Online: AR/R111/1442/2001). "El instituto demandado al ensear a nadar a
un menor, deba saber que asuma una actividad riesgosa, ya que en un natatorio donde
concurre mucha gente puede el alumno ahogarse o golpearse, o sufrir una indisposicin
en su salud que ponga en riesgo su vida mientras est nadando, por lo que la vigilancia debe ser muy estricta, puesto que si bien la obligacin principal del establecimiento
es la de impartir enseanza a los alumnos existe la obligacin o el deber de seguridad
de preservarlos de todo dao que pueda ocasionarse en la ejecucin del contrato, que si
no ha sido pactada expresamente resulta tcita de la naturaleza del contrato (CP, Civ. y
Cont. Mar del Plata, sala I, 25/6/1996, "M., R. y otro c. Instituto Deportivo Mar del Plata
y otro", LLBA, 1997, 45, con nota de Fernando Sagarna; Cita Offline: AR/JUR/5137/1996).
"La prestacin debida por la guardera, sea gratuita hacia los trabajadores de una empresa
o sea onerosa, consiste en una actividad diligente e idnea en el cuidado integral del nio,
constituyendo una obligacin de seguridad que aqulla debe concretar como resultado
en un bien valioso y autnomo que es la seguridad como tal. (CCiv. y Com. San Martn,
sala I, 18/4/2000, "Daz, Gregorio y otra c. Gatic S. A. y otro", LLBA, 2002-26, con nota de
Fernando Alfredo Sagama; Cita Online: AA/JUR/2250/2000).
(30) ICESIELMAJER na CABLUCCI, ADA, "La responsabilidad civil de los establecimientos educativos en Argentina despus de la reforma de 1997'; LA LEY, 1998-B, 1059, seala
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537
El art. 1117 establece la obligacin de contratar un seguro de responsabilidad civil. La importancia del seguro ha sido encomiada como remedio apto para remediar descalabros. Se incluyen, por su importancia
para la efectivizacin del crdito de la vctima, tanto el "individual", con
la accin directa del tercero, o con la posibilidad de citar en garanta a la
aseguradora (art. 118, ley 17.418), cuanto el "forzoso" (36).
El antecedente inmediato de este seguro obligatorio puede buscarse
en el art. 68 de la ley de trnsito 24.449(37).
Sin perjuicio de las dudas interpretativas a que pueda dar lugar la defectuosa redaccin de la norma en este aspecto (sobre todo cuando se
refiere a las "autoridades jurisdiccionales"), sin duda la exigencia de un
seguro forzoso tiene como fin inmediato resarcir a las vctimas del dao
injustamente causado, brindando una herramienta que, de funcionar el
mercado asegurativo en condiciones normales permite evitar la insolvencia del responsable y otorgar respuesta al daado.
Bajo esta luz, resulta til recordar que ya el proyecto de Cdigo nico
de 1998, estableca la obligatoriedad de contratar un seguro, colocando
a quien haba omitido tal contratacin en peor situacin que aquel que
haba llevado adelante la contratacin del seguro OO.
(36) ALTERINI, ATILIO ANBAL-LPEZ CABANA, ROBERTO M., "Mecanismos alternativos de la responsabilidad civil'; Dl, 1990-1, 977- RCyS, 2011-VIII, 283.
(37) Art. 68 de la ley 24.449: "Todo automotor, acoplado o semiacoplado debe estar
cubierto por seguro, de acuerdo a las condiciones que fije la autoridad en materia aseguradora, que cubra eventuales daos causados a terceros, transportados o no.
Igualmente resultar obligatorio el seguro para las motocicletas en las mismas condiciones que rige para los automotores.
Este seguro obligatorio ser anual y podr contratarse con cualquier entidad'autorizada para operar en el ramo, la que debe otorgar al asegurado el comprobante que indica
el inciso c) del art. 40. Previamente se exigir el cumplimiento de la revisin tcnica obligatoria o que el vehculo est en condiciones reglamentarias de seguridad si aqulla no se
ha realizado en el ao previo...':
(38) El art. 1634 del Proyecto de 1998 estableca: Lmite cuantitativo en algunos casos
de responsabilidad objetiva. En los casos previstos por los arts. 1662, 1663 y 1665, la reparacin del dao queda limitada a la cantidad de trescientos mil pesos ($300.000) por cada
damnificado directo, que se reduce proporcionalmente si hay liberacin parcial conforme
al art. 1666. El responsable no tiene derecho a prevalerse de la limitacin: a) Si actu sin
diligencia y, en especial, si no adopt las medidas de prevencin razonablemente adecuadas. b) Si razonablemente debi haber asegurado ese riesgo y no lo hizo. c) Si tom
un seguro y la aseguradora no pone a disposicin del damnificado la indemnizacin que
corresponde en el tiempo oportuno para la liquidacin del siniestro conforme a la legislacin de seguros, a menos que, interpelado el responsable, ponga a disposicin de aqul
esa indemnizacin dentro de los treinta (30) das. d) Si se convino una indemnizacin
mayor. Si el damnificado directo sufre una gran discapacidad el tribunal puede aumentar
538
anza primaria y secundaria responden del dao que sufren los alumnos
menores de edad mientras se hallan en el mbito de su actividad. A tal
efecto, todos los establecimientos deben constituir y mantener un seguro
de responsabilidad civil, en los trminos que determine la reglamentacin; sta prever asimismo las sanciones administrativas aplicables en
el caso de no ser constituido o mantenido regularmente. El director, y dems personal, responden concurrentemente slo si se prueba su culpa
grave o su dolo':
En lo que hace a los proyectos de reforma del Cdigo Civil, cabe destacar que los proyectos de 1987 y el de la Comisin Federal de 1993 (sancionado por la Cmara de Diputados) han guardado silencio sobre este
tema dejando vigente la normativa que Vlez Sarsfield haba considerado
aplicable.
El Proyecto de Reformas al Cdigo Civil de la Comisin designada por
decreto 468/92, estableca dentro de la Parte Cuarta, Ttulo II, Captulo II
"Responsabilidad Refleja", en el art. 1587 que "Lo establecido para los padres rige respecto de los tutores, curadores, establecimientos que aceptan
tener a su cargo sujetos potencialmente peligrosos y maestros-artesanos,
por los hechos de las personas que estn bajo su vigilancia. Sin embargo,
podrn liberarse acreditando que les ha sido imposible evitar el dao; tal
imposibilidad no resultar de la mera circunstancia de haber sucedido el
hecho fuera de su presencia':
En tanto que el art. 1588 dispona que "Los propietarios de centros
docentes de enseanza primaria y secundaria responden por los daos
causados por los alumnos menores de dieciocho aos, durante el perodo
en que se encuentren bajo el control o vigilancia del profesorado, desarrollando actividades escolares, extraescolares o complementarias':
Los artculos proyectados reconocen como fuente la Ley espaola del
7/1/1991, en tanto que la comisin redactora aclara que desaparece la
responsabilidad presumida de los directores de colegio (siguiendo a la
reforma francesa de 1937), que pasa a ser una responsabilidad indirecta,
con prueba a cargo del damnificado.
Analizando los textos proyectados puede sostenerse que mantener la
nocin de maestros artesanos resulta un tanto anacrnica, y que adems,
la reforma no contemplaba los daos padecidos por los alumnos, sino
slo los causados por ellos.
El proyecto de Cdigo nico de 1998, trat el tema de los establecimientos educativos expresamente en los arts. 1678 y 1679. El proyectado
art. 1678 estableca "Responsabilidad por el hecho del menor. La responsabilidad por el hecho del hijo y del pupilo conforme a los arts. 1658 y
1660, subsiste aunque se hallen en el mbito de actividad de un establecimiento educativo. Quien tiene a su cargo el establecimiento, su director, y
dems personal, responden concurrentemente slo si se prueba su culpa
grave o su dolo': Art. 1679. "Responsabilidad por el dao sufrido por el
menor. Quienes tienen a su cargo establecimientos educativos de enseel mximo indernnizatorio hasta el triple. Las disposiciones de este artculo dejan a salvo
lo establecido por la legislacin especiar
539
CAPITULO XXIII
1. INTRODUCCIN
Los nios y adolescentes del tercer milenio transitan el camino hacia
la vida adulta imbuidos de la vertiginosidad que caracteriza a la sociedad
posmodema.
El escenario global en el que se insertan como protagonistas est sumido en un incesante proceso de transformacin y adaptacin que responde sensiblemente a los estmulos que recibe de una realidad compleja y dinmica.
El desarrollo de las capacidades, habilidades y destrezas intelectuales
de los jvenes de hoy, desbordan notoriamente la figura decimonnica
del menor que Vlez tuvo en miras al estructurar el rgimen de la capacidad civil de los menores.
El proceso progresivo de adquisicin de discernimiento y las condiciones personales de maduracin tienen hoy caractersticas especiales
que exigen una minuciosa consideracin y valoracin.
En la actualidad los jvenes crecen habituados a recibir estmulos
instantneos, fugaces, multidireccionales, cibemticos. Desarrollan tempranamente y con absoluta naturalidad la capacidad de acceder, evaluar,
clasificar y utilizar la informacin, herramienta que sin dudas constituye
un punto neurlgico en la era tecnolgica (1).
542
543
Seala Stiglitz que esta crisis que comenz en Estados Unidos y muy
pronto se hizo global, es la peor crisis econmica desde la gran depresin
de hace setenta y cinco aos y que ha provocado que decenas de millones
de personas en todo el mundo perdieran sus empleos (2).
La vinculacin entre la capacidad de los menores y el trabajo nos introduce en una problemtica extremadamente sensible que exige como
requisito preliminar establecer con claridad los lmites del marco normativo para su adecuado tratamiento.
Hasta los ltimos aos del siglo XX, la regulacin normativa del tema
en el Cdigo Civil permaneci prcticamente esttica. Si bien cabe destacar los significativos avances introducidos por las leyes 17.711 y 23.264,
estas reformas no alteraron la sustancia del enfoque decimonnico.
Como anverso y reverso de una misma figura, esta contradictoria realidad se refleja en el texto de la ley 26.579 que a fines del ao 2009 reform
la mayora de edad en el Cd. Civil (3).
(2) STmurz, JOSEPH E., Cada libre. El libre mercado y el hundimiento de la economa
La incorporacin de los tratados internacionales a la Constitucin Nacional mediante la reforma del ao 1994, se constituy en un punto de
inflexin.
Desde ese momento comenz a plasmarse en el derecho interno la
moderna perspectiva que puso al nio en el centro de la escena del derecho internacional, reconociendo sus derechos y consagrndolos definitivamente en la Convencin sobre los Derechos del nio en el ario 1989.
As, en nuestro derecho comenz a delinearse un nuevo escenario
normativo que refleja la clara intencin de adaptar paulatinamente el or-
denamiento interno a las directrices que emanan de los tratados internacionales en la materia.
en funcionamiento la capacidad que legalmente se le reconoce para trabajar, y sobre las implicancias que el ejercicio de esa actividad tenga sobre
el rgimen de sus bienes y sobre su responsabilidad civil.
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En esta direccin, parte de la doctrina sostiene que el art. 128 del Cdigo Civil no puede interpretarse aisladamente sino en debida concordancia la ley 26.390. En consecuencia, dado que la edad mnima para
celebrar el contrato de trabajo y para cualquier forma de trabajo es la de
diecisis aos, esta misma edad debe regir para el ejercicio por cuenta
propia de profesin u oficio previa obtencin de ttulo habilitante (7).
Esta posicin doctrinaria pone de resalto que la amplitud de la prohibicin que introduce la reforma de la ley 26.390 responde a la necesaria
adecuacin de las normas internas a los convenios celebrados por nuestro pas en la Organizacin Internacional del Trabajo, especficamente, el
convenio 138 (8).
Para otra postura, la prohibicin de la ley 26.390 rige solamente para
el trabajo en relacin de dependencia mientras que el ejercicio de la profesin por obtencin de ttulo habilitante se encuentra regido por el principio de especialidad (8).
En este sentido se propicia la interpretacin autnoma del art. 128 del
Cd. Civil, admitiendo as la aptitud para el ejercicio de la profesin a los
menores adultos que no han cumplido los diecisis aos. Esta es la postura que cuenta con mayores adhesiones en doctrina (10.
El texto originario del art. 128 del Cdigo Civil dio lugar a discrepancias acerca de la situacin de los bienes que integran el peculio del menor, es decir, los bienes adquiridos con el fruto de su trabajo, industria o
profesin.
Disipada esta cuestin, se advierte una nueva dificultad de interpretacin dentro de la misma categora de menores adultos.
La discusin se centr en determinar si dichos bienes que estaban excluidos del usufructo de los padres quedan tambin excluidos de la administracin de los padres (11).
Para el supuesto del menor que ejerce su profesin con ttulo habilitante, el art. 128 segn ley 17.711 dispuso la libre administracin y disposicin de los bienes que adquieran con el fruto de su actividad.
Esto es as porque la ley 26.390 en su art. 20 dispone que la edad mnima de admisin al empleo es de diecisis aos, y que para las personas
menores de esa edad, queda prohibido el trabajo en todas sus formas,
exista o no relacin de empleo contractual y sea o no remunerado.
La amplitud de la nueva normativa resulta elocuente. La prohibicin
no se limita exclusivamente al trabajo en relacin de dependencia sino al
trabajo en todas sus formas.
En principio, la interpretacin literal de la norma nos llevara a concluir que el ejercicio de la profesin derivado de la obtencin de ttulo
habilitante est alcanzado por la prohibicin.
(6) Ley 26.390 de Prohibicin del trabajo infantil y Proteccin del trabajo adolescente. promulgada el 24 de junio de 2008.
(7) sta hm la postura que sostuvo Luis D. Cuovi en su ponencia presentada en las
XXIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil: "La capacidad de los menores', realizadas en
Tucumn entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre de 2011.
(8) En tal sentido se hace hincapi en que la Comisin de Expertos en Aplicacin de
Convenios de la OIT indic al gobierno Nacional que el Convenio 138 se debe aplicar a
todos los menores, con independencia de la actividad econmica involucrada, de la ndole de la relacin y de la existencia de Salario. CEACR Observacin individual sobre el
Convenio 138, Publicacin 2006.
(9) BENAVENTE, MARA ISABEL, "La reforma sobre la mayora de edad y las modificaciones en materia de emancipacin': La Ley Suplemento Especial, dic. 2009.
1
(10) sta fue la postura triunfante en las XXIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil:
"La capacidad de los menores".
(11) Belluscio explica las distintas posiciones doctrinales que surgieron a partir de esta
discusin en el marco del Cdigo Civil originario y luego de la reforma de la ley 17.711.
BaLuscio AUGUSTO, Manual de Derecho de Familia, 5a ed. actualizada, t. II, p. 324.
548
549
No hay duda entonces que los bienes que integran el peculio del menor estn excluidos de la administracin de los padres an cuando no
estn comprendidos en los supuestos del art. 293 del Cdigo Civil.
Es postura pacfica en doctrina y jurisprudencia que la responsabilidad de los padres respecto de estos menores cesa en caso de producirse
el dao en el marco de la actividad profesional.
Por su parte, el art. 287 inc. 10 dispone que los bienes adquiridos mediante su trabajo, profesin o industria quedan exceptuados del usufructo que como regla se concede a los padres respecto de los bienes de sus
hijos menores. El usufructo de los bienes exceptuados corresponde a los
hijos, tal como surge del art. 288 del Cd. Civil.
As, el patrimonio del menor que ejerce su profesin podr estar conformado de la siguiente manera:
a) Bienes que estn bajo la libre administracin y disposicin del menor: los obtenidos con el producto de su profesin (art. 128).
b) Bienes de los que el menor tiene el usufructo mientras que la administracin corresponde a un tutor especial designado al efecto (art. 397):
los heredados por motivo de la indignidad o desheredacin de sus padres; los bienes adquiridos por herencia, legado o donacin, cuando el
donante o el testador hubiera dispuesto que el usufructo corresponde al
hijo y hubiera establecido como condicin que los padres no los administren. (arts. 287 inc. 30 y art. 293 incs. lo y 29.
c) Bienes de los que el menor tiene el usufructo y los padres la administracin: los adquiridos por herencia, legado o donacin, cuando el
donante o el testador hubiera dispuesto que el usufructo corresponde al
hijo (art. 287 inc. 30).
d) Bienes cuyo usufructo corresponde a los padres y la administracin a un tutor especial designado al efecto: los adquiridos por herencia,
legado o donacin bajo la condicin de que los padres no los administren. Cabe aqu agregar el supuesto de remocin de la administracin de
ambos padres por las causales legales. En este caso corresponde a los padres el usufructo luego de deducidos los gastos de administracin y de
alimentos y educacin del menor (art. 303).
El principal fundamento de esta postura es que no puede existir vigilancia activa sobre los actos del menor que por haber obtenido un ttulo
habilitante ejerce una profesin.
La habilitacin que le otorga el ttulo al menor profesional supone
una discrecionalidad tcnica cuyo ejercicio queda absolutamente fuera
del mbito de la autoridad paternal, razn que da suficiente sustento al
surgimiento de la responsabilidad del menor.
Cabe preguntarse si en estos casos, a la luz de lo dispuesto por la ltima parte del art. 283 del Cd. Civil, el menor responder con todo su
patrimonio o slo con los bienes que sean producto del ejercicio de su
profesin y con aquellos que no estn bajo el usufructo y la administracin o slo el usufructo de sus padres.
Para analizar esta cuestin partimos de lo dispuesto por el art. 1114
del Cd. Civil, que al regular la responsabilidad civil de los padres por
los hechos de sus hijos menores establece una trascendente distincin
entre los menores que tienen diez aos y los que no alcanzan esa edad. El
menor que cumpli diez aos tiene discernimiento para los actos ilcitos
y en virtud de ello, ser responsable personalmente sin perjuicio de la responsabilidad refleja de los padres.
f) Por otros bienes que tengan un origen que no encuadre en los supuestos anteriores, los que permanecern bajo la administracin y el usufructo de los padres (arts. 287 y 293).
Es decir, el patrimonio de un menor mayor de diez aos responde ntegramente ante la vctima del dao o ante la accin de repeticin de sus
padres segn el caso.
550
NIAS. NIOS..
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Con este enfoque debemos analizar cmo juega la ltima parte del
art. 283 del Cd. Civil reformado por la ley 23.264, en cuanto dispone que
las obligaciones que nazcan de los actos realizados por el menor en el
ejercicio de su trabajo (empleo, profesin o industria), recaern nicamente sobre los bienes cuya administracin y usufructo, o slo el usufructo, no tuvieren los padres.
Del texto del art. 283 se podra inferir la existencia de una expresa limitacin al poder de agresin de los acreedores contra el patrimonio del
menor que deba responder por los daos producidos en el mbito del
ejercicio de su actividad profesional.
Con este razonamiento, el poder de agresin del acreedor recaera, en
principio, respecto de los bienes que sean producto del trabajo del menor.
Asimismo, alcanzara tambin a los bienes que el menor hubiera heredado por motivo de indignidad o desheredacin de sus padres; a los bienes
recibidos por herencia legado o donacin cuando el donante o testador
hubiera dispuesto que el usufructo corresponde al hijo.
Esta postura de limitacin del poder de agresin del acreedor a determinados bienes del deudor, podra encontrar sustento en las modernas
concepciones que admiten la constitucin de patrimonios especiales. En
el caso, estaramos ante un supuesto similar al que establece el art. 14 de
la ley 24.441 para la responsabilidad del fiduciario 03).
La cuestin resulta delicada y admite cuestionamientos. Nuestro ordenamiento reconoce al menor capacidad para desarrollar todas las actividades que requiera el ejercicio de su profesin, considerando que la
obtencin del ttulo amerita superar los lmites que al ejercicio de su capacidad le impone la edad cronolgica.
La envergadura de tal reconocimiento parecera contrastar con una
limitacin cuantitativa de responsabilidad.
El art. 283 limita el deber de responder en las obligaciones que nacieren
de los actos y contratos concernientes al empleo, profesin o industria.
Ntese que el artculo refiere a actos y contratos, esto permite deducir
que la limitacin se restringe exclusivamente a las obligaciones contractuales derivadas directamente del ejercicio profesional.
Esta misma limitacin estaba contenida en el texto original del art. 283
del Cd. Civil y fue mantenida por la reforma de la ley 23.264.
El carcter tuitivo del que est imbuida la ley 23.264 surge necesariamente de la naturaleza misma de la temtica que regula. Este carc(13) Marcamos la similitud en cuanto a la limitacin de la responsabilidad al patrimonio separado. Sin perjuicio de ello, cabe aclarar que en el caso del fideicomiso el art. 14 de la
ley 24.441 refiere al supuesto de responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa fideicomitida.
ter tuitivo nos lleva a pensar que al mantener la limitacin del art. 283 in
fine, el legislador tuvo en miras la proteccin del menor que se inserta en
el complejo mbito de las negociaciones laborales en cualquiera de sus
modalidades. En su contexto, el legislador de 1985 consider necesario
conservar esa proteccin, aunque como vemos, la interpretacin de su
alcance no es tarea sencilla.
Por nuestra parte, consideramos que debe interpretarse que la limitacin contenida en la ltima parte del art. 283 est referida a la exigibilidad
de cumplimiento de las obligaciones voluntariamente asumidas en el desarrollo y con motivo de la actividad laboral del menor.
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Por otra parte, los arts. 10, 11 y 12 del Cd. de Comercio regulaban la
emancipacin para ejercer el comercio y para asociarse al comercio de
padre, madre o ambos, a las personas (entonces menores) que hubieran
cumplido dieciocho arios.
El instituto de la emancipacin en nuestro derecho ha sido considerablemente modificado a partir de la sancin de la ley 26.579.
(14) Esta postura obtuvo mayora en las )01.111 Jornadas Nacionales de Derecho CWil:
"La capacidad de los menores':
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del texto reformado, el actual slo se refiere al supuesto del menor que
ejerce profesin con ttulo habilitante y excluye toda mencin al contrato
de trabajo en actividad honesta.
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El derecho del adolescente a trabajar en relacin de dependencia encuentra pautas claras en el marco de esta ley que tuvo buena recepcin
entre la doctrina laboralista.
La administracin de los bienes adquiridos por el menor con el producido de su trabajo personal no estn exceptuados expresamente de la
gestin de los padres por el art. 293.
Se argwnenta entonces que si el menor puede disponer a ttulo gratuito de los bienes que adquiera mediante el ejercicio de su profesin o
industria, y adems est autorizado para realizar todos los actos y contratos concernientes a su empleo profesin o industria, con mayor razn le
corresponde la administracin de tales bienes.
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Resulta notorio que este artculo ha perdido virtualidad desde la reduccin de la mayora de edad. A partir de la reforma de la ley 26.579
ya no hay menores de dieciocho aos, y al cumplir esa edad, la libre administracin y disposicin de todos los bienes es consecuencia de haber
adquirido la plena capacidad que conlleva la mayora de edad.
Podemos decir entonces, que antes de la ley 26.579 la normativa laboral reconoca expresamente al menor que trabaja (desde los dieciocho
aos) la libre administracin y disposicin de los bienes que conformaran su peculio. Pero al no haber sido modificada la edad establecida en
el art. 34 de la LCT, no existe actualmente disposicin que avale expresamente la facultad del menor para administrar y disponer de los bienes
adquiridos por el producto de su trabajo.
Por su parte, la reforma de la ley 26.579 al art. 128 suprimi toda mencin al supuesto del menor que ha celebrado contrato de trabajo en actividad honesta, y slo reconoce capacidad para la administracin y disposicin de los bienes al menor que ejerce su profesin con ttulo habilitante.
Pese a la falta de reconocimiento expreso y a la incongruencia que derivan de las falencias de tcnica legislativa, la doctrina sostiene pacficamente que la interpretacin integral del plexo normativo vigente conduce
a admitir el reconocimiento de la capacidad que tienen los menores para
la administracin y disposicin de los bienes que adquieren con el producido de su trabajo, sea por cuenta propia o en relacin de dependencia.
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Las XXIII Jornadas Nacionales de Derecho Civil celebradas en Tucumn a fines de septiembre de 2011, atestiguaron de manera categrica
esta tendencia doctrinaria.
En virtud de esta responsabilidad personal, la vctima del dao podr demandar al menor conjuntamente con el padre o individualmente a
cualquiera de ellos (25).
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As emplazada la responsabilidad personal del menor con discernimiento para los hechos ilcitos, entendernos quena hay motivo suficiente
para negar la procedencia de la accin recursoria del principal cuando
estn reunidos los requisitos necesarios.
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En este captulo intentaremos anali7ar si los menores que han formado su propio patrimonio a partir del fruto de su trabajo en cualquiera de
las modalidades tratadas en los captulos anteriores, est capacitado para
constituir sociedades, y en su caso, de qu tipo.
El art. 9 del Cd. de Comercio distingue la capacidad exigida para
ejercer actos aislados de comercio de la capacidad exigida para ejercer
actos de comercio en forma habitual.
La capacidad para ejercer el comercio en forma habitual est regulada
por el propio cdigo de comercio, mientras que la capacidad para los actos
aislados se rige por el rgimen general de capacidad del derecho comn.
La constitucin o integracin de sociedades comerciales es un acto
aislado de comercio, en consecuencia, rigen las normas sobre capacidad
civil.
Los aportes patrimoniales para constituir la sociedad implican un
acto de disposicin.
Como hemos visto en los captulos anteriores, la capacidad de disponer de los bienes obtenidos con el producido de su actividad laboral
est expresamente reconocida para el menor que ejerce su profesin con
ttulo habllitante y tambin para el menor emancipado, en este caso, con
las restricciones del art. 134. En el caso del menor que trabaja en relacin
de dependencia, la falta de reconocimiento expreso de la capacidad de
disponer de estos bienes no resulta bice para admitir su procedencia,
ya que esta capacidad est suficientemente avalada por la interpretacin
integral de las normas del Cd. Civil y encuentra claro sustento en los tratados internacionales con jerarqua constitucional.
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Podemos entonces afirmar que el menor adulto que trabaja est habilitado para realizar aportes patrimoniales para la constitucin de una
sociedad.
Ahora bien, es preciso indagar si en estos casos el menor tiene restricdones en virtud del tipo de sociedad en la que vaya a participar o si por
el contrario, se encuentra habilitado para integrar todo tipo de sociedad.
En las sociedades de responsabilidad solidarias e ilimitada los socios
responden ilimitadamente por las obligaciones asumidas por la sociedad, es decir, los socios comprometen su propio patrimonio en garanta
del cumplimiento de las obligaciones de la sociedad.
En las sociedades de responsabilidad limitada y por acciones los socios no responden por la sociedad con su patrimonio personal.
Se ha dicho que la participacin del menor en sociedades de responsabilidad ilimitada no es recomendable por el compromiso futuro que
implica para el patrimonio del menor.
En el caso del menor emancipado especficamente, se sostiene que la
prohibicin de afianzar obligaciones que establece el art. 134 inc. 3. del
Cd. Civil, le veda la posibilidad de constituir este tipo de sociedades (27).
En principio, la doctrina no encuentra obstculos para que los menores que trabaja puedan invertir el fruto de su trabajo en la participacin en
sociedades que limitan la responsabilidad de los socios. Sin embargo, en
estos casos surgen cuestiones que motivan discrepancias, ya que en este
tipo de sociedades puede existir un perodo de responsabilidad ilimitada
que transcurre desde su formacin hasta su inscripcin definitiva.
La situacin de los menores que trabajan frente a la posibilidad de
formar parte de sociedades, difiere cuando se trata de un menor impber.
En este caso, al no contar el menor con discernimiento para los actos
lcitos no podr ejercer por silos actos de constitucin de la sociedad.
La incapacidad de hecho absoluta que rige en el caso exige indefectiblemente la intervencin de sus representantes. Resulta de aplicacin entonces lo dispuesto por el art. 297 del Cd. Civil reformado por ley 23.264.
Esta norma establece con precisin los lmites dentro de los cuales los
padres deben ejercer las facultades de administracin de los bienes de
sus hijos. Se parte de la distincin entre actos absolutamente prohibidos
y actos permitidos con autorizacin judicial.
El segundo prrafo del art. 297 establece que los padres deben requerir autorizacin judicial para enajenar bienes de cualquier clase de sus
(27) Ronmax, HORACIO, Acunutc, Huno y CHIAVASSA, EDUARDO, "Mayora de edad
y capacidad para constituir sociedades", LA LEY, 2011-C, 1273.
564
En este aspecto, la actividad legislativa del Estado cumple un rol fundamental, asumiendo como protagonista el proceso de adaptacin del
ordenamiento interno a las premisas consagradas a nivel internacional.
8. CONCLUSIONES
Desde que fue enunciada la necesidad de proporcionar al nio una
proteccin especial en la declaracin de Ginebra de 1924, el expreso reconocimiento de los derechos del nio avanz con solidez en el mbito
internacional hasta alcanzar su definitiva consagracin en la Convencin
sobre los Derechos del Nio en el ao 1989.
A partir de entonces todo ser humano menor de dieciocho aos de
edad ocupa un lugar de privilegio en la consideracin de los Estados que
armoniosamente, asumieron el compromiso de brindar la proteccin y
asistencia necesarias para que el nio desarrolle las condiciones que le
permitan asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad.
En esa direccin, el inters superior del nio se enarbol como el
principio rector que gua todas las acciones que provengan de la esfera
pblica o privada.
En nuestro pas, la incorporacin de los tratados internacionales a la
Constitucin Nacional en el ao 1994 tuvo una notable repercusin en la
legislacin destinada a regir los ms diversos aspectos de la vida de los
nios y adolescentes.
Poder cristalizar en la vida cotidiana las expectativas plasmadas en los
tratados internacionales, implica transitar un arduo proceso que exige la
participacin y cooperacin de mltiples agentes.
(28)BELTUSGIO, AUGUSTO C., Manual de Derecho de Familia, t. II, p. 327.
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sarrollan sus aptitudes madurativas, y sobre esa base, construir el escenario normativo que les garantice el justo equilibrio entre autonoma y
proteccin.
G - SPTIMA PARTE
PROPIEDAD INTELECTUAL
Y LOS NIOS
CAPTULO XXIV
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571
572
Nio considera "nio" a todo ser humano menor de 18 aos salvo casos
excepcionales previsto en las legislaciones locales. En su art. 31, inc. 2
establece que "Los Estados Partes respetarn y promovern el derecho del
nio a participar plenamente en la vida cultural y artstica y propiciarn
oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la
vida cultural, artstica, recreativa y de esparcimiento': La doctrina advierte
que la jurisprudencia muestra el uso prioritario de esta Convencin por
los tribunales civiles en algunas reas en particular vinculadas con libertad de prensa e intimidad (8), aunque todava el tratamiento de los institutos contenidos en el acuerdo es escaso (9).
Un ejemplo evidente de este fenmeno es el que ocupa la obra fotogrfica en el entorno digital, donde millones de ellas son compartidas y
manipuladas sin autorizacin de los retratados, vulnerando muchas veces otro derecho comprometido, que es el de la propia imagen. ste es
el mbito en el que el derecho de autor y el derecho personalsimo a la
imagen se funden en el mismo resultado donde no es posible el uso de
uno de los derechos sin el consentimiento del otro, salvo las excepciones
que marca la ley (7).
Convenida la importancia de la materia, analizaremos si los institutos que regulan los derechos subjetivos de los mayores de edad pueden
ser aplicadas a los menores, o si por el contrario, es preciso establecer
un rgimen especial para fijar las reglas en esta rama del derecho. Otro
tema de importancia, es el rgimen del menor artista entendiendo por
este trmino el intrprete o ejecutante, que sin perjuicio que su aporte no
es creativo sino personal, est considerado como un derecho conexo al
derecho de autor.
4. LEGISLACIN APLICABLE
En principio podemos decir que la mayor parte de las normas sobre
la materia que establece el bloque de constitucionalidad, resulta comn
tanto a mayores como a menores, con la excepcin de los tratados que
incorporan garantas especficas a los menores. De esta manera comenzarnos afirmando que tanto en la Constitucin Nacional como en los
convenios internacionales reconocidos por nuestro pas e incorporados
como ley suprema, el derecho de autor, directa o indirectamente se encuentra presente.
Nuestra Carta Magna, ya desde su redaccin original, reconoce que
todo autor es propietario exclusivo de su obra (art. 17) y de poder publicar sus ideas sin censura previa (art. 14). Sobre los tratados que tienen
jerarqua superior a las leyes, dentro de los enumerados en el inc. 22 del
art. 75 de la Constitucin Nacional, la Convencin sobre los Derechos del
(7) Art. 31. El retrato fotogrfico de una persona no puede ser puesto en el comercio sin el consentimiento expreso de la persona misma y muerta sta, de su cnyuge e
hijos o descendientes directos de stos, o en su defecto, del padre o de la madre. Faltando
el cnyuge, los hijos, el padre ola madre, o los descendientes directos de los hijos, la publicacin es libre.
La persona que haya dado su consentimiento puede revocarlo resarciendo daos y
perjuicios.
Es libre la publicacin del retrato cuando se relacione con fines cientficos, didcticos
y en general culturales, o con hechos o acontecimientos de inters pblico o que se hubieran desarrollado en pblico.
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(8) BELOFF, MARY, "Vigencia de la convencin sobre los derechos del nio", en la obra
colectiva La Aplicacin de los Tratados sobre Derechos Humanos en el mbito Local - La
Experiencia de una dcada, dirigida por VCTOR ARRAMOVICH, ALBERTO BOVINO y CHRISTIAN Corrais, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2007, p. 289.
(9) BELOPF, ob. cit., p. 290.
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Por otro lado, el autor de una obra derivada sobre una obra originaria
que pertenezca al dominio pblico, no podr oponerse que otros transformen la misma creacin en otro gnero. Los plazos se dividen en post
mortem (22) y post publicationem(23).
Los titulares derivados son las personas fsicas o jurdicas que han
recibido la titularidad de algunos derechos del autor. Por consiguiente,
la titularidad derivada nunca puede abarcar la totalidad de las facultades
que otorga el derecho de autor (moral y patrimonial).
La titularidad derivada se puede obtener por: 1) Cesin de las facultades de explotacin patrimonial: Este supuesto no presenta dificultad con
respecto a un menor de edad, ya que su incapacidad radica en el ejercicio
del derecho, pero no para ser titular del mismo. 2) Presuncin de cesin
establecida en la ley(24). Aqu nos encontrarnos, por ejemplo, a la figura
del productor cinematogrfico. Entendiendo por ste al responsable de
Ley 11.723 art. 8, "La propiedad intelectual de las obras annimas pertenecientes a
instituciones, corporaciones o personas jurdicas, durar cincuenta aos contados desde su
publicacin?
Art. 16, 2da. oracin: los colaboradores annimos de una compilacin colectiva, no
conservan derecho de propiedad sobre su contribucin de encargo y tendrn por representante legal al editor.
(22)Ley art. 5. La propiedad intelectual sobre sus obras corresponde a los autores
durante su vida y a sus herederos o derechohabientes hasta setenta aos contados a partir
del I de enero del ao siguiente al de la muerte del autor.
En los casos de obras en colaboracin, este trmino comenzar a contarse desde el
1 de enero del ao siguiente al de la muerte del ltimo colaborador. Para las obras pstumas, el trmino de setenta aos empezar a correr a partir del 1 de Enero del ao siguiente
al de la muerte del autor.
En caso de que un autor falleciere sin dejar herederos, y se declarase vacante su herencia, los derechos que a aqul correspondiesen sobre sus obras pasarn al Estado por
todo el trmino de Ley, sin perjuicio de los derechos de terceros.
(23) Las obras annimas gozarn de 50 aos de duracin a partir de su publicacin
i (art. 81 Para las obras fotogrficas la duracin del derecho de propiedad es de 20 aos a
partir de la fecha de la primera publicacin (art. 34), etc.
(24) Art. 21, ley 11.723: "Salvo convenios especiales. El productor de la pelcula cinematogrfica, tiene la facultad para proyectarla, aun sin el consentimiento del autor del
argumento o del compositor...").
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trminos del art. 1184 del Cdigo Civil. Tampoco la ley 11.723 establece
una forma instrumental para que el acto jurdico adquiera validez. nicamente los contratos de cesin de derechos deben ser formalizados por
escrito ya que su registro es obligatorio para que adquiera efectos erga
omnes segn dice el art. 53 de la ley 11.723 en tanto que 'La enajenacin
o cesin de una obra literaria, cientfica o musical, sea total o parcial, debe
inscribirse en el Registro Nacional de Propiedad Intelectual, sin cuyo requisito no tendr validez':
9. EL AUTOR MENOR DE EDAD PUEDE EXPLOTAR
ECONMICAMENTE SUS OBRAS?
Dentro de las facultades contractuales, debemos identificar como
principios generales en la transmisin de derechos que muy bien sintetiza por ejemplo la ley de derechos de autor de PerP-5) y podemos establecer de manera general que:
a.- De conformidad con el principio de la independencia entre el derecho de autor y la propiedad del objeto material, la adquisicin de este ltimo no implica la cesin de alguno de los derechos reconocidos por la ley.
b.- Toda cesin entre vivos se presume realizada a ttulo oneroso, a
menos que exista pacto expreso en contrario, y revierte al cedente al extinguirse el derecho del cesionario.
c.- La cesin se limita al derecho o derechos cedidos, y al tiempo y
mbito territorial pactados contractualmente. Toda facultad de explotacin que no se encuentre expresamente concedida, queda en cabeza del
autor.
d.- Cada una de las modalidades de utilizacin de las obras es independiente de las dems y, en consecuencia, la cesin sobre cada forma
de uso debe constar en forma expresa y escrita, quedando reservados al
autor todos los derechos que no haya cedido en forma explcita.
e.- Si no se hubiera expresado el mbito territorial, se tendr por tal
el pas de su otorgamiento; y si no se especificaren de modo concreto la
modalidad de explotacin, el cesionario slo podr explotar la obra en
la modalidad que se deduzca necesariamente del propio contrato y sea
indispensable para cumplir la finalidad de ste.
f.- La cesin en exclusiva deber otorgarse expresamente con tal carcter y atribuir al cesionario, a menos que el contrato disponga otra
cosa, la facultad de explotar la obra con exclusin de cualquier otra perso na, comprendido el propio cedente, y la de otorgar cesiones no exclusivas
1 a terceros. Existen legislaciones que en los casos de los programas de or(25) Decreto legislativo 822 de 1996, art. 18 y ss.
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denador y de las obras audiovisuales aplican una excepcin, por su especial naturaleza y porque generalmente la titularidad originaria se atribuye
al empresario o productor.
g.- Es nula la cesin de derechos patrimoniales respecto del conjunto
de las obras que un autor pueda crear en el futuro, a menos que estn
claramente determinadas en el contrato.
Es igualmente nula cualquier estipulacin por la cual el autor se comprometa a no crear alguna obra en el futuro.
En cuanto a las obras creadas en virtud de una relacin laboral en concordancia a nuestro sistema jurdico continental y de las respectivas leyes
laborales, se presume que los derechos patrimoniales han sido cedidos
al empleador en forma no exclusiva y en la medida que se ajusten a las
necesidades habituales en la poca de la creacin En este caso, la exclusividad no se presume, a menos que se desprenda inequvocamente de las
condiciones del contrato de trabajo. En cuanto al derecho de explotacin
de la obra, salvo pacto en contrario, se transmite de pleno derecho al empleador.
En el mbito laboral, la vida independiente del menor establece una
presuncin de capacidad para realizar ciertos actos jurdicos con respecto al fruto de su trabajo.
As, la Ley de Contrato de Trabajo (26), en su art. 32, segunda parte,
dispone que "Los mayores de catorce (14) aos y menores de dieciocho
(18), que con conocimiento de sus padres o tutores vivan independientemente de ellos..: gozan de la capacidad de celebrar contratos de trabajo,
presumindose autorizados por sus padres o representantes legales para
ejercer todos los actos concernientes en relacin al trabajo en relacin de
dependencia en que encuentren. De la misma manera, los mayores de 14
aos estn facultados para estar en juicio laboral en acciones vinculadas
con el objeto del contrato de trabajo, con intervencin del Ministerio Pblico Pupilar (art. 33 LCT).
A partir de los 16 aos el menor puede celebrar toda clase de contratos de trabajo, con las limitaciones de la LCT (art. 187). Esta normativa tiene su piso sobre edades mnimas para trabajar en el Convenio C33 sobre
edad mnima (27) haciendo una salvedad con respecto al nio artista en el
(26)Ley 20.744, texto ordenado por decreto 390/1976.
(27)En lo que respecta al autor menor de edad, el Convenio OIT N 33 denominado
C33 Convenio sobre la edad mnima (trabajos no industriales), de 1932 Ratificado por la
ley 13.560, estipula en su art. 2 que los nios menores de catorce aos o los que, habiendo
cumplido esta edad, continen sujetos a la enseanza primaria obligatoria, exigida por
la legislacin nacional, no podrn ser empleados en ninguno de los nabajos a los que se
aplique el presente Convenio, a reserva de las disposiciones de los artculos siguientes.
Art. 3. 1. Los nios que hayan cumplido doce aos podrn ser empleados, fuera de las horas fijadas para su asistencia a la escuela, en trabajos ligeros, siempre que estos trabajos:
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art. 4.1 de dicho instrumento por el que En beneficio del arte, de la ciencia o de la enseanza, la legislacin nacional podr conceder, por medio
de permisos individuales, excepciones a lo dispuesto en los arts. 2 y 30 del
presente Convenio, a fin de permitir la actuacin de nios en espectculos
pblicos, y su participacin como actores o figurantes en pelculas cinematogrficas.
La falta del permiso que hace referencia la normativa citada anteriormente puede ser pasible de lo dispuesto por el art. 22 de la ley 11.317 (28)
que reprime al que haga trabajar en espectculos nocturnos a un menor
de 16 aos, as como a los padres o tutores que lucren con su trabajo. Las
penas son de multa pero pueden convertirse en caso de reincidencia en
prisin de 6 a 22 meses.
Resumiendo el punto, a partir de los 14 arios los menores que lleven
una vida independiente con conocimiento de los representantes legales,
pueden celebrar contrato de trabajo, aunque la libre administracin y disposicin de los frutos requiera la autorizacin paterna ya que el art. 34 de
la Ley de Contrato de Trabajo la condiciona a la actual mayora de edad.
10. Qu AUTORIZACIN ES NECESARIA PARA QUE EL MENOR
PUEDA EXPLOTAR SUS OBRAS?
En lo que respecta al menor en general, el Cdigo Civil distingue dentro de la incapacidad, la absoluta para los menores impberes (art. 54,
inc. 2) y la relativa, sobre los menores mayores de 14 arios y menores de
18, que "slo tienen capacidad para los actos que las leyes les autoriza a
otorgar': Vemos que el rgimen establece que los menores adultos por
excepcin tienen sobre s el ejercicio de actos jurdicos sin necesidad de
representacin alguna, aunque ninguno de los que menciona el Cdigo
comprende la administracin o disposicin del resultado de su creacin.
La patria potestad es compartida y como regla, el ejercicio de la representacin es indistinto (29), ya que el acto de uno de ellos cuenta con
la presuncin del otro aunque ciertos actos requieran el consentimiento
de ambos ("). Ahora bien, tambin debemos diferenciar si se tratan de aca) no sean nocivos para su saludo su desarrollo normal; b) no sean de naturaleza tal que
puedan perjudicar su asistencia a la escuela o el aprovechamiento de la instruccin que
en ella se ofrece; c) no excedan de dos horas diarias, tanto en los das de clase como duranTe las vacaciones, y que en ningn caso el tiempo total dedicado diariamente ala escuela
ya dichos trabajos ligeros exceda de siete horas.
(28)Ley 11.317 y decretos reglamentarios. Trabajos de mujeres y menores. Capital
Federal y Territorios Nacionales (1928).
(29)Art. 264, inc. I del CU. Civil: t,.Se presumir que los actos realizados por uno de
ellos cuenta con el consentimiento del otro...':
(30)Art. 264 quater del Cd. Civil.
584
585
Por el otro lado art. 264 quater, inc. 6 del Cd. Civil requiere el consentimiento expreso de ambos padres para disponer de los bienes inmuebles y derechos o muebles registrables de los hijos cuya administracin
ejercen, con autorizacin judicial.
A diferencia del derecho sobre marcas, patentes, modelos de utilidad
y modelos y diseos industriales, tal como dijimos anteriormente, la proteccin del derecho de autor nace con la creacin, siendo el registro de la
obra de carcter optativo. Por ello, a primera vista parecera innecesaria la
aprobacin conjunta de los progenitores en caso de enajenacin de una
obra.
Sin embargo, la ley supedita la validez de la cesin de una obra, ya sea
total o parcial, a la inscripcin de la misma en la Direccin Nacional de
Derecho de Autor, aunque la doctrina y jurisprudencia interpretan que
dicha exigencia slo se refiere a su oponibilidad a terceros y no a los contratantes (33). Bajo esta situacin, nos encontramos ante un caso de ejercicio de derecho registrable, ya que sin el requisito del registro el goce del
mismo sera limitado a los efectos entre partes, y por lo tanto, se impone
el consentimiento expreso que indica la norma. En este caso, adems se
agrega el requisito de la autorizacin judicial, promiscuamente representados por el Ministerio Pblico de menores.
11. LA FACULTAD DE EXPLOTACIN DE LA OBRA POR EL MENOR
EN EL DERECHO COMPARADO
Slo en casos aislados, el derecho comparado nos ofrece algunas frmulas especficamente previstas para la explotacin de obras por parte
del menor autor.
Por ejemplo, la ley de derecho de autor venezolana (34) establece una
edad especial para explotar econmicamente sobre los frutos de su creacin. En tal supuesto, el menor de 16 aos se equipara al menor emancipado a los efectos de explotar por s la obra por l concebida con dos
excepciones en las que s deber requerir la autorizacin del juez competente: la autorizacin mediante declaracin pblica para que cualquier
persona la explote o la cesin de derechos a ttulo gratuito (35). Adems,
la misma norma dispone que el menor de 16 aos o ms pueda estar en
(33)Ver EMERY, op cit., p. 237.
(34)Ley de Derecho de Autor del 14 de agosto de 1993.
(35)Art. 31, Ley venezolana de derecho de autor.- El menor que ha cumplido diez y
seis aos de edad, puede realizar todos los actos jurdicos relativos a la obra creada por l,
en las mismas condiciones que el menor emancipado, pero para la autorizarin de explotacin mediante declaracin pblica prevista en el artculo 60 de esta Ley, o para la cesin de
derechos a ttulo gratuito, se requerir la autorizacin del juez competente.
dose a reconocerles un derecho a una simple remuneracin por las retransmisiones de sus interpretaciones, el ejercicio al derecho moral a la
integridad de su interpretacin.
586
587
El intrprete de una obra literaria o musical est facultado para oponerse a la divulgacin de su interpretacin, cuando la reproduccin de la misma sea hecha en forma tal que
pueda producir grave e injusto perjuicio a sus intereses artsticos.
Si la ejecucin ha sido hecha por un coro o una orquesta, este derecho de oposicin
corresponde al director del coro o de la orquesta.
Sin perjuicio del derecho de propiedad perteneciente al autor, una obra ejecutada
o representada en un teatro o en una sala pblica, puede ser difundida o retransmitida
mediante la radiotelefona o la televisin, con el solo consentimiento del empresario organizador del espectculo.
(40) Decreto 1670/74: Art. 4, El intrprete principal de una obra musical y/o literaria tendr derecho a exigir que se mencione su nombre o seudnimo cuando se difunda o
transmita su actuacin y a que se indique su nombren seudnimo en la etiqueta, sobre u
otro envase anlogo de los soportes de los fonogramas.
(41) Art. 56, ley 11.723, segundo y tercer prrafo.
(42) Decreto 1670/74: Art. 3 La fijacin de una interpretacin de una obra musical
sobre una base material debe requerir el previo consentimiento del o de los intrpretes
principales que hayan ejecutado la obra de que se tratare.
588
No obstante lo precedentemente expuesto, los intrpretes o ejecutantes no podrn oponerse a la comunicacin pblica de sus actuaciones,
cuando aqulla se efecte a partir de una fijacin realizada con su previo
consentimiento y publicada con fines comerciales ("l. De arribar a una
solucin cobtraria, los autores de las obras interpretadas por artistas se
podran ver seriamente afectados solamente por su decisin de no divulgarlas. Por eso mismo, tienen igualmente el derecho a una remuneracin
equitativa por la comunicacin pblica del fonograma publicado con fines comerciales que contenga su interpretacin o ejecucin, salvo que
dicha comunicacin est contemplada entre los lmites al derecho de explotacin conforme cada legislacin vigente.
No existe en nuestro pas un cuerpo normativo nico que regule la
actividad del artista menor de edad, materia de naturaleza local que se
encuentra delegadas a las provincias.
En la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, que goza del status similar
a una provincia, se dict la resolucin S.S.Tr. N 4221/010 (,44) de la Subsecretara de Trabajo del Gobierno de la Ciudad que delega en la Direccin
General de Proteccin del Trabajo, dependiente de la Subsecretara de
Trabajo, la facultad de disponer la autorizacin para el trabajo de nias
y nios menores de 16 aos en espectculos artsticos en supuestos de
participacin en publicidad, desfiles, modelajes, teatro, films, televisin
o cualquier otro espectculo que implique exposicin pblica de la nia
o nio (art. 30) y la de denegar las peticiones que se realicen sin cumplimentar los requisitos dispuestos, que entre otros figura la presentacin del
"Contrato de trabajo suscripto entre el empleador y los padres o representantes legales de la nia o nio, en el que deber constar el da, lugar y horario de
los ensayos si los hubiera y de las actuaciones, fecha de inicio y finalizacin de las mismas y el sueldo que percibir" (art. 4.b), "el guin de la obra
artstica en que la nia o nio se va a desempear, indicndose si cumplir
un rol protagnico o secundario"(4.c). Por otro lado, el art. 7 establece un
horario de trabajo reducido segn la edad del nio artista (453.
(43) Art. 56, ley 11.723 primer prrafo.
(44)BOCBA 3462, Publ. 16/07/2010 ver en http://wwwcedorn.gov.ar/?menu_id=31846.
(45) Art. 7 A los fines del otorgamiento de la autorizacin se tendr en especial
consideracin:
a) Jornada laboral: la misma ser diurna, entendiendo por tal la comprendida entre
las 6 y 20 horas. Cuando la nia o nio no fuera mayor de 5 aos la jornada laboral no
podr ser superior a 4 horas diarias; para los nios de 6 a 10 aos no podr ser superior
a 5 horas diarias y para los nios mayores de 11 aos no podr ser superior a 6 horas
diarias. Cuando la actividad artstica requiera la actuacin diaria o continua del nio, la
jornada laboral no podr superar en ningn caso las 4 horas diarias, pudiendo reducirse la
misma, en el supuesto de superponerse con el horario escolar y a criterio de la Autoridad
Administrativa del Trabajo, a la cantidad de horas que le garantice al nio asistir al establecimiento educativo y a su descanso.
b) Se podr autorizar el trabajo nocturno con carcter excepcional y slo hasta las 22
horas, siempre que no se ponga en juego la integridad fsica y psquica de la nia o nio y
589
13. CONCLUSIONES
que la naturaleza del espectculo as lo requiera, debiendo la parte interesada fundamentarlo en su primer presentacin.
c) En los supuestos de trabajo nocturno otorgado con carcter excepcional, la nia o
nio deber gozar adems de un reposo de por lo menos 14 horas consecutivas.
d) Descanso semanal: ser de aplicacin lo normado por la Ley de Contrato de Trabajo respecto del trabajo adolescente y las Convenciones Colectivas de Trabajo de la actividad artstica de que se trate.
e) Los das solicitados como cobertura, ante la eventualidad de no poder trabajar los
das originariamente previstos, debern estar debidamente fundados y sern otorgados
con carcter excepcional, a criterio de la Autoridad Administrativa del Trabajo, nicamente en lo referido a las actividades artsticas que se realicen en espacios abiertos.
H - OCTAVA PARTE
LOS NIOS Y ADOLESCENTES
EN JUICIO
CAPTULO XXV
1. INTRODUCCIN
El objeto del presente trabajo es el anlisis del rgimen de disposicin
del dinero perteneciente a los menores, estudio que se encuentra dentro
de la administracin y usufructo de los bienes de los hijos menores.
2. ANLISIS DOCTRINARIO Y TURISPRUDENCIAL
Los menores, si bien son incapaces de hecho (arts. 54y55, Cd. Civil),
pueden ser titulares de derechos, y en ese sentido, pueden adquirir bienes o crditos. Es as que, stos pueden ser titulares de sumas de dinero,
las que a efectos de su disposicin o inversin, conforme se desarrollar
a continuacin, requieren de autorizacin judicial, participacin del representante promiscuo yen principio consentimiento de ambos padres.
Al respecto, algunos autores sostienen que dicha autorizacin se encuentra contemplada dentro del supuesto previsto en el art. 297 del Cd.
Civil y otros en cambio, que no.
En concordancia con la primer posicin expuesta, se ha dicho que "la
norma del artculo 297, segundo prrafo, es lo suficientemente comprensiva como para abarcar la disposicin del dinero del menor que constituye una enajenacin ya que su propiedad desaparece del patrimonio del
mismo sea o reemplazada por bienes adquiridos por con l. Por lo tanto,
todo empleo del dinero requiere autorizacin judicial 03.
Recordemos que el mencionado artculo dispone que "Los padres
no pueden, ni an con la autorizacin judicial, comprar por s, ni por in(1) MNDEZ COSTA, MARA JOSEFA, Bienes de los hijos menores administracin-disposicin-usufructo, Rubinzal Culzoni Editores, p. 201.
trminos generales por el art. 293, no comprende sino los actos de mera
administracin, en virtud del art. 1880, aplicable mediante la remisin del
art. 1870, inc. 1'; 5) La tesis de que el art. 2862, segn el cual los derechos
del usufructuario son los mismos sea que el usufructo provenga de ley u
otra fuente, no es decisivo porque ello es as con las excepciones resultantes de la propia ley, como expresa el propio art. 2862; 6) La insuficiencia,
como medida protectora del patrimonio de los menores, de la remocin
como administrador del padre que administra ruinosamente (art. 309)(5).
594
Siguiendo ese orden de ideas, conforme a lo resuelto en un viejo plenario de la Cmara Civil (3), los padres del menor no pueden disponer libremente del dinero del menor, sino que por el contrario requieren de
expresa autorizacin judicial.
En efecto, en el mencionado fallo plenario se ha establecido: "la facultad de administrar los bienes de los hijos menores acordadas por los
padres por el art. 293 del Cd. Civil, no excluye la intervencin del Ministerio de Menores y el control de los jueces en la disposicin e inversin de
los fondos pertenecientes a los hijos" (4).
Los fundamentos de la mayora, se basaron en los siguientes argumentos: 1) La no taxatividad de las limitaciones expresadas en los arts. 297 y
298 del Cd. Civil, fundadas en los antecedentes citados por Vlez Sarsfield en la nota al art. 293, en todos los cuales el padre no se hace propietario de los bienes administrados, pues debe rendir cuentas de ellos; 2) La
inaplicabilidad de las reglas del cuasi usufructo, pues de aceptarse ellas
se transformara el derecho real de los hijos en un derecho creditorio, con
la consecuencia de que los acreedores del padre no se veran limitados
a embargar el excedente de las cargas del usufructo como dispone el
art. 292 sino que podran ejecutar inclusive el capital, con el agravante
de que en el cuasiusufructo de comn de dinero la restitucin est asegurada por la fianza que debe prestar el usufructuario (art. 2851, Cd. Civil),
en tanto que el padre est dispensado de darla (arts. 291, inc. 1, y 2858);
3) La necesidad de intervencin del Ministerio de menores, impuesta por
el art. 59, Cd. Civil en todos los asuntos judiciales en que ellos estn interesados, intervencin que slo puede tener lugar por va judicial; 4) La
circunstancia de que la administracin del padre, al estar conferida en
Derecho de Familia, t. II, p. 753.
"Baen,
Esteban
s/sucesin:
LA LEY 14-1080.
(3)
CCiv.,
en
pleno,
9/10/1933,
JA,
43-1141.
(4)
(2) ZANNONE, EDUARDO,
595
Establecida la necesaria autorizacin judicial y la intervencin del ministerio pupilar para la disposicin del dinero de los promiscuos, resulta
oportuno sealar que ante la existencia de fondos correspondientes a menores depositados a la orden del Tribunal interviniente, sus progenitores,
quienes tienen la administracin y el usufructo del dinero de sus hijos, o
incluso el ministerio pupilar, que interviene en defensa de los intereses
del menor, pueden proponer al Juez la compra de bienes inmuebles o
muebles y/o la inversin de las sumas depositadas y/o la autorizacin
para extraer el dinero para efectuar algn otro gasto a favor del menor.
do a lo establecido por el art. 264 quater inc. 70 del Cd. Civil, o subsidiariamente la autorizacin judicial fundada en el inters general si uno de
los padres no prestara su consentimiento o mediase imposibilidad para
otorgarlo.
596
597
598
En el caso de muebles registrables, como podra suceder con un automvil, tambin deber acreditarse el valor del bien y expresar adecuadamente la conveniencia de esa operacin, ya que por lo general los automviles se desvalorizan por el transcurso del tiempo, y de esa manera se
estara desvalorizando el capital originario del menor.
599
601
difiere del ordinario, entre otras cosas, porque est sujeto a cargas especiales que la ley enumera en el art. 291. Por ello, el derecho del padre a
incorporar a su patrimonio el producido del usufructo no se ejerce sino
en la medida del excedente, una vez satisfechas las cargasDO.
Por esa razn, los intereses que genera el dinero del menor, previa deduccin de las cargas que enumera el art. 291 del Cd. Civil, corresponden a sus progenitores.
600
Esta forma de disposicin de dinero del menor presenta la particularidad que de disponerse del dinero para el fin en estudio no se conserva el
capital del menor hasta que alcance la mayora de edad, por lo que prima
facie correspondera el rechazo ante un pedido de sus padres para destinar el dinero para ese fin. No obstante ello, en diversas oportunidades los
Tribunales tras un pormenorizado anlisis del capital con el que cuenta
depositado a su favor el menor y la situacin patrimonial de sus padres, se
han pronunciado a favor de este tipo de "inversin" del dinero.
Al respecto, se ha dicho que nada mejor que un viaje con sus compaeras para disipar en parte su pena y hacerla vivir un buen momento y
que sin vez de ello, la madre hubiere optado por realizar alguna inversin
en bienes concretos, slo hubiera accedido a algunos objetos que si bien
pueden ser tiles o placenteros, son del tipo de los que se desvalorizan
con suma rapidez por los avances tecnolgicos (13).
4. INTERESES GENERADOS POR EL DINERO DEL MENOR
A efectos del anlisis de este captulo necesariamente hay que abordar el tema del usufructo de los padres, instituto que por su extensin y
por haber sido motivo de extensos comentarios doctrinarios y jurisprudenciales, slo habr de tratarse sucintamente.
El usufructo de los padres es el derecho que la ley les concede a los
progenitores de usar y gozar los bienes que componen el patrimonio del
hijo y de percibir para s los frutos y rentas que ellos produzcan, estableciendo la ley las excepciones a ste principio general. El art. 287 en su
nueva redaccin, concede a ambos padres el beneficio del usufructo de
los bienes del hijo: el padre y la madre tienen el usufructo de los bienes
de sus hijos matrimoniales y extramatrimoniales reconocidos voluntariamente que estn bajo su voluntad (4).
En ese mismo sentido tambin se ha dicho que el usufructo de los
padres sobre los bienes de los hijos es el derecho que les asiste de percibir
los frutos de aquellos, con cargo de invertirlos en primer trmino en el
cumplimiento de los deberes legales que les son inherentes. Es as que
(13) C3 Civ., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 3/2/2010, AR/JUR/6397/2010.
(14) LLOVERAS, N., ob. cit., ps. 518/9.
En efecto, los padres tienen el usufructo de los bienes de sus hijos menores de edad, tanto de los matrimoniales, de los extramatrimoniales voluntariamente reconocidos, con excepcin de: a) los adquiridos mediante su trabajo, empleo, profesin o industria aunque vivan en casa de sus
padres; b) los heredados con motivo de la indignidad o desheredacin
de sus padres; c) los adquiridos por herencia, legado o donacin, cuando
el donante o el testador hubiera dispuesto que el usufructo corresponde
al hijo (art. 287 Cd. Civil). El usufructo de dichos bienes exceptuados,
corresponde a los hijos (art. 288 Cd. Civil). Coherente con el rgimen
legal, para disponer del usufructo los padres no requieren autorizacin
judicial, pues, les corresponde por ley, incorporndose al patrimonio de
los representantes DO.
Concomitantemente con lo expuesto se ha dicho que si el padre tiene
el usufructo de los bienes de sus hijos goza del derecho al uso y propiedad
de los frutos que aquellos bienes produzcan. Siendo ello as, no parece razonable exigir que el padre usufructuario rinda cuentas sobre el empleo y
aplicacin de frutos, rentas o intereses, ya que los mismos le pertenecen...
cabe en cambio, requerir al padre la demostracin de la existencia e integridad de los bienes administrados, ya que stos s son en rigor ajenos (17).
En los casos en que los padres reclaman el usufructo sobre los intereses del capital integrante de condena indernnizatoria a favor del hijo
menor, no corresponde clasificar a los intereses entre frutos civiles o no
porque si ley no hace distinciones, no corresponde que sus intrpretes la
hagan. En consecuencia, los intereses as devengados son frutos civiles
del dinero de los hijos y estn sujetos al usufructo paterno en virtud de
lo dispuesto por el art. 287 del Cd. Civil, comprensivo de las cargas que
establece el art 291 del mismo cuerpo normativo y de los deberes que la
patria potestad les impone. En consecuencia, los padres pueden retirar
un cheque por los intereses devengados por una indemnizacin otorgada
al hijo menor sin autorizacin previa para su disposicin (1'3).
(15) Busso, Cdigo Civil Anotado, t. 11, art. 287, n 1, ps. 615; 291, p. 635y sigte.; 292,
n 5, p. 641.
(16)SOLARE, NsTort E., libran Cuyo 2007 (setiembre), 809.
(17) CNCiv., sala G, 23/12/1982.
(18) CNCiv., sala H, 22/10/2010, "M., J.C. y otro c/ L., G.D. y otros s/ daos y perjuicios':
602
CAPTULO XXVI
1. INTRODUCCIN Y PROBLEMA
Por ltimo, cabe sealar que el mximo Tribunal tambin se ha pronunciado en este sentido. Al respecto, ha sostenido que de conformidad
con lo establecido por el citado art. 287 del Cd. Civil, los intereses como
frutos civiles del dinero de los menores son de propiedad de los padres
con el cargo de cumplir en primer trmino con ellos con la obligacin
alimentaria, y no requieren autorizacin alguna para su disposicin (20.
5. COLOFN
En primer lugar, tomar en consideracin el instituto del fideicomiso testamentario legislado mediante la ley 24.441 y la doctrina referida al
tema y, luego, me referir a la problemtica central respecto a la legtima
y los menores de edad.
A tenor de lo expuesto en el presente, se puede concluir que la disposicin o inversin del dinero de los menores requiere de autorizacin
judicial, participacin del representante promiscuo y consentimiento de
ambos padres, esto ltimo con las salvedades apuntadas.
Asimismo, corresponde dejar sentado que los intereses del dinero del
menor pertenecen a los padres, previa deduccin de las cargas establecidas por la ley en cumplimiento de los deberes de la patria potestad, y que
para su retiro no precisan de autorizacin judicial.
(19) CCiv. y Com., Morn, sala II, 28/12/1995, "Soria, Carlos V. c. Marcial, Angel le
LLBA, 1996-518 - Coleccin de Anlisis Jurisprudencial. Derechos Reales - Director: MARINA MARIANI DE VIDAL, La Ley, 2002, 318.
(20) CSJN, Julio S. Nazareno - Eduardo Molin O'Connor - Augusto C. Belluscio - Guillermo A. F. Lpez - Gustavo A. Bossert - Adolfo R. Vzquez, 5/3/2002, "U. de S., N. B. y
otros c. Obra Social de Choferes de Camiones y otros", LA LEY, 2002-D, 687 - DL 2002-2,
1194- DJ, 2002-2, 336, Fallos: 325:329.
2. LEY 24.441
La ley 24.441, que organiza la reglamentacin general del fideicomiso,
se refiere en su art. 3 al fideicomiso testamentario al disponer que "El
fideicomiso tambin se constituir por testamento, extendido en alguna
de las formas previstas por el Cdigo Civil, el que contendr al menos las
enunciaciones requeridas por el art. 4. En caso de que el fiduciario designado por testamento no aceptare se aplicar lo dispuesto en el art. 10
de la presente ley':
Si bien la ley 24.441 tuvo como objeto la construccin y financiamiento de la vivienda, tambin cre el fideicomiso y en el art. 3 estableci la
posibilidad de que dicho fideicomiso fuera testamentario "extendido por
alguna de las formas previstas por el Cdigo Civil':
Por otra parte, el instituto en estudio se encuentra definido en el
art. 1 de la ley que establece que habr fideicomiso cuando una persona
604
(fiduciante) transmita la propiedad fiduciaria de sus bienes determinados a otra (fiduciario), quien se obliga a ejercerla en beneficio de quien se
designe en el contrato (beneficiario), ya transmitirlo al cumplimiento de
un plazo o condicin al fiduciante, beneficiario o fideicomisario.
El fideicomiso puede tener como fuente el contrato (art. 2) o el testamento (art. 3), resultando operativo, en este ltimo caso, a partir del
fallecimiento del testador.
La definicin legal, por lo tanto, es adaptable al fideicomiso testamentario, que existir cuando una persona (constituyente, fiduciante o
fideicomitente) disponga por testamento transmitir la propiedad fiduciaria de su herencia, de una cuota de la misma, o de bienes determinados
a otra (adquirente mortis causa fiduciario), quien se obliga a ejercerla en
beneficio de quien designe el testador (beneficiario) y a transmitir dicha
propiedad, al cumplimiento de un plazo o condicin, a los herederos del
testador; al mismo beneficiario o al fideicomisario (1).
La doctrina seala que las finalidades del fideicomiso testamentario
estn vinculadas fundamentalmente con las relaciones de familia y tienden a evitar la dilapidacin o mala administracin de los bienes por parte
de herederos incapaces o carentes de idoneidad administradora, a la par
que el testador asegura el riguroso cumplimiento de su voluntad (2).
En cuanto al objeto del fideicomiso testamentario, el art. 4 inc. a) establece que el contrato deber contener la individualizacin de los bienes
del que es objeto y que, en caso de no resultar posible tal individualizacin a la fecha de la celebracin del fideicomiso, constar la descripcin
de los requisitos y caractersticas que debern reunir los bienes.
Por lo dems, respecto al plazo o condicin a que se sujeta el dominio
fiduciario, nunca podr durar ms de treinta aos desde su constitucin,
salvo que el beneficiario fuere un incapaz, caso en el que podr durar hasta su muerte o el cese de su incapacidad.
605
El art. 97 de la ley 24.441 deja sin efecto toda norma legal que se oponga al contenido de la nueva normativa.
3. EL FIDEICOMISO TESTAMENTARIO Y LA LEGTIMA
606
607
Algunos autores consideran que la derogacin genrica all establecida no comprende, dentro de su alcance, a las normas de orden pblico
que regulan ciertas instituciones como la indivisin hereditaria, la intangibilidad de la legtima de los herederos forzosos y la prohibicin de
las sustituciones fideicomisarias (I2).
menor, hace a la proteccin de su inters. Este inters es de rango superior por estar amparado por normas que revisten jerarqua constitucional
y que, por ende, postergan a las normas- de derecho comn referidas al
tema, que deben prestar necesaria adecuacin a aqullas MI.
608
609
La constitucin de un fideicomiso testamentario a favor de los herederos legitimarios menores de edad, aun cuando condicione su derecho
a la legtima, protege con mayor aptitud su patrimonio que el deferir su
administracin a la gestin individual de uno de sus padres, al que el otro
ha declarado su voluntad pstuma de no confiarle tal manejo 04).
El fideicomiso testamentario brinda al testador, en los casos en que
excluye de la administracin de los bienes fideicomiddos al representante legal del beneficiario menor de edad, la certeza de que los bienes relictos no van a ser desviados de las finalidades de atencin de estos ltimos,
ni van a ser mal gestionados o dilapidados. Es que una administracin
eficiente de los bienes del menor asegura la satisfaccin de su inters, que
en nuestro derecho tiene un rango superior por estar amparado por normas de jerarqua constitucional 05).
Es que dicho fideicomiso nacera en un marco de inseguridad jurdica, dadas las contradicciones legales apuntadas, y la posible nulidad que
puedan plantear los herederos perjudicados.
En consecuencia, si el testador dispuso como ltima voluntad la creacin de un fideicomiso testamentario sobre todo o parte de su patrimonio
no respetando el lmite de la porcin legtima, no se advierte agravio alguno para los herederos menores de edad.
Cuando una persona decide hacer un testamento y disponer la creacin de un fideicomiso en el caso de su muerte, seguramente, la finalidad
de este testador sea la de evitar que el representante legal de sus hijos
menores de edad administre su patrimonio propio, para protegerlos; sin
perjuicio de ello, la ley no exige que el testador exponga los motivos que
lo llevaron a decidirse en establecer la creacin de un fideicomiso testamentario sobre su patrimonio.
Como se expuso anteriormente, existe una controversia cierta entre el
fideicomiso testamentario y la afectacin de la legtima de los herederos
forzosos.
En el caso de que estos herederos sean menores de edad corresponde
analizar la problemtica en estudio con el inters superior del menor de
edad, concepto consolidado a partir de la reforma de la Constitucin Nacional de 1994 al otorgarse jerarqua constitucional a la Convencin sobre
los Derechos del Nio.
En ese sentido, la administracin, tendiente a posibilitar y garantizar un manejo adecuado de los bienes que conforman el patrimonio del
(12) Conf. FuErrres, JUAN A., JA, 1999-111-1047
610
EL MARCO...
611
res de edad, y posterga su goce hasta que finalice el trmino fijado por el
testador.
5. CONCLUSIONES
El fideicomiso testamentario es una institucin joven en nuestro derecho, que, en el marco del trabajo analizado, resulta compatible con
normativa constitucional de proteccin de los derechos del nio y cuya
justificacin coadyuva a la proteccin del patrimonio de los menores de
edad recibido por herencia. Puede decirse entonces, que la inclusin de
esta figura es absolutamente compatible con la finalidad de las normas
tuitivas de los derechos del nio de jerarqua constitucional.
La normativa importa un adelanto en nuestro derecho. El fideicomiso
testamentario es en s mismo un avance, un aporte en pos de ese objetivo
que es proteger los derechos patrimoniales de los menores de edad, tal
vez, que en varias oportunidades son dilapidados por sus representantes
legales.
El cambio legislativo, es muchas veces resistido, requiere ser acompaado de esperanza, sin perjuicio de su perfectibilidad. Creo que la introduccin en nuestro derecho de nuevos institutos jurdicos, como el
fideicomiso testamentario, es un aporte necesario para la solucin de las
diferentes problemticas que surgen en los procesos sucesorios.
Habr que esperar que los ciudadanos, como beneficiarios de los institutos creados por la legislacin vigente, comiencen prudentemente a
utilizar el fideicomiso testamentario. Lo que ser analizado en cada caso
por los operadores del derecho, y en su uso se podrn determinar los beneficios que surjan.
CAPTULO )0(VII
ACTUACIN EN JUICIO
DE LOS MENORES DE EDAD
Por Alberto Silvio Pestalardo
1. INTRODUCCIN
Es necesario comenzar con una primera aclaracin, para evitar ser
malinterpretada He elegido no sin alguna vacilacin la denominacin "menores de edad" en el ttulo, frente a otras posibles, y la alternar
en el texto con la de "nios" Dado que algunos autores consideran a la
primera de las denominaciones perimida o, incluso, peyorativa o discriminatoria, intentar justificar esta eleccin.
Coexisten actualmente en el derecho argentino vigente distintas denominaciones para designar a aquellas personas ya nacidas (en tanto las
que an no han nacido continan denominndose "personas por nacer';
conf. Libro Primero, Seccin Primera, Ttulo III, art. 63 y siguientes, del
Cd. Civil) y que no han alcanzado la edad de dieciocho aos.
Es que, mientras el Cd. Civil se refiere a los "menores" la Convencin
sobre los Derechos del Nio (de jerarqua constitucional, conforme lo dispone el art. 75 inc. 22 de la Constitucin Nacional), en adelante CDN, los
llama "nios" y la ley 26.061 prefiere hablar de "nios, nias y adolescentes" A esto cabe agregar que la ley 26.579(8. 0.22/12/2009), que modific
la mayora de edad y, en consecuencia, varios de los artculos del Ttulo
IX "De los menores" del Cdigo, posterior a la ley 26.061, eligi mantener
dicha expresin, originaria del Cdigo, cuando hubiera podido unificarse la terminologa, lo cual, de algn modo, ha reafirmado su vigencia en
nuestro derecho.
Ante todo entiendo que, en tanto la expresin "menor" (si bien es ms
preciso hablar de "menor de edad") se encuentra como qued dicho
en el derecho vigente, contina siendo posible y legtimo su uso. Adems,
la veo preferible a otras opciones a la hora de escribir un artculo o libro,
por cuanto, por una parte, es la ms tcnica en cuanto a lo que hace al
lenguaje jurdico (mientras que las palabras "nio" y "adolescente" son
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ALBERTO
SILVIO PESTALARDO
compartidas con el lenguaje vulgar), y la que utiliza el Cd. Civil para definir en su art. 126 a "las personas que no hubieren cumplido la edad de dieciocho aos'; adems de comprender tanto a los "menores impberes" cuanto
a los "menores adultos'; criticada distincin que se mantiene en el texto del
Cd. Civil, aun despus de la reciente reforma introducida por la ley 26.579.
Utilizar tambin indistintamente la expresin "nio'; en tanto, por ser la
denominacin utilizada por la CDN para las personas que tienen menos de
dieciocho aos de edad, se ha convertido en sinnimo de la tradicional "menor'; en libros, artculos especializados, escritos y sentencias judiciales, no sin
sealar que, en ocasiones, puede parecer algo inapropiado porque lo es en
lenguaje no jurdico llamar "nio" a una persona de diecisis o diecisiete
aos de edad. En cuanto a la expresin "nios, nias y adolescentes" preferida por la ley 26.061, si bien puede resultar ms precisa en casos concretos (as
en fallos judiciales), para designar a un nio, a una nia, a un adolescente o
a una adolescente, segn sea el caso, superando as la inconveniente designacin de "nios" para los adolescentes, no lo es en cambio para hablar de
todos ellos en general y sin distincin.
A todo lo dicho agrego que, el reciente Proyecto de Cd. Civil y Comercial de la Nacin In, titula la Seccin 24 del Libro Primero, Ttulo I, Captulo 2, "Persona menor de edad'; estableciendo el art. 25: "menor de
edad es la persona que no ha cumplido dieciocho (18) aos. Este Cdigo
denomina adolescente a la persona menor de edad que cumpli trece
(13) aos': De este modo, se opta, una vez ms, por la denominacin tradicional, aunque precisndola convenientemente ("menor de edad" en
lugar de "menor"), y se agrega la de "adolescente'; pero 'imitndola a una
franja etaria determinada, lo cual tambin resulta un acierto al eliminar la
posible imprecisin a la que hice referencia ms arriba.
Sealo por ltimo, respecto de esta cuestin, que no advierto que el
vocablo "menor" resulte en aspecto alguno ofensivo, peyorativo o discriminatorio, ni que desconozca la calidad de persona o sujeto de derecho
de los nios. Para avalar mi aserto, destaco que, en lenguaje jurdico,
"menor" es, clsicamente, la "persona en estado de minoridad" y "minora'; en su primera acepcin "por oposicin a mayora, escasez de aos
que, en los trminos de la ley, impiden que una persona sea considerada
plenamente capaz o responsable" (2). Asimismo, segn el Diccionario de
la Real Academia Espaola, "menor" en su tercera acepcin es "dicho de
una persona: que tiene menos edad que otra menor de edad" y "minoridad", "menor edad legal de una persona" y tambin "tiempo de la menor
edad legal de una persona': Por su parte, "nio-a" significa "que est en
(1) Proyecto del Poder Ejecutivo de la Nacin redactado por la Comisin de Reformas
designada por decreto 191/2011, Ricardo Luis Lorenzetti (Presidente), Elena Highton de
Nolasco, Afda Kemelrnajer de Carlucci, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2012.
(2) Conf. CartrANT, HENRI, Vocabulario jurdico, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1966.
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la niez'; y "que tiene pocos aos"(). Es decir que, en un correcto castellano, "menor" y "nio" son sinnimos, con la sola diferencia de que la
palabra "menor" tiene tradicionalmente y en el Diccionario de la Real
Academia una connotacin jurdica que la palabra "nio" no tiene en 1
principio, no obstante lo cual la ha adquirido merced a la CDN y, en nuestro pas, a la ley 26.061.
En definitiva considero que si alguien entiende que el trmino 'menor"
tiene alguna connotacin negativa, o la utiliza en ese sentido, ello por cuenta
de quien as lo hace, y no encuentra fundamento alguno en la palabra en s,
que slo designa a las personas que no han arribado a la mayora de edad
que conlleva como consecuencia y en principio la plena capacidad jurdica.
A todo evento, he dejado en claro las razones no disvaliosas queme mueven a continuar utili7ando este trmino en forma indistinta con el de "nio':
Hecha esta previa aclaracin, y con relacin al fondo del asunto, me detendr en los distintos modos posibles de participacin de un menor en un
proceso judicial. Esto, antes y despus de la reforma introducida por la ley
26.061. Si bien la expresin "actuacin en juicio" que he elegido, da la idea
de actuacin procesal como parte actora o demandada ene] caso de los
menores cabe distinguir como se ver aquellos supuestos donde revisten
tal carcter (ya sea frente a sus propios padres o a alguno de ellos como frente
a terceros), de otros casos donde los menores no son estrictamente "parte"
en el proceso (o al menos no lo son en el sentido tradicional que el derecho
procesal le asign a esta expresin), pero pueden intervenir como una suerte
de terceros sui generfr, cuya actuacin est ms ligada al fondo de la cuestin
a resolver que al curso del proceso en s. Adems, cabe considerar la forma en
que dicha participacin se lleva a cabo ose puede llevar a cabo (por su propio
derecho, con asistencia o no de un letrado, a travs de un representante (sus
padres o uno de ellos, un tutor general, el Defensor Pblico de Menores e
Incapaces que prev el Cd. Civil y la ley 24.946, el Defensor de Nios, Nias
y Adolescentes creado por la ley 26.061, un tutor especial o ad litem, o un lenado apoderado, por escrito, verbalmente, con intervencin o asistencia de
un psiclogo o no, etc.). Especial inters merece la debatida cuestin acerca
de la figura del "abogado del nio'; introducida por la ley 26.061, y tambin
de los alcances en juicio del derecho del nio a opinar y a que su opinin sea
tomada en cuenta, en los trminos de la ley 26.061 y de la CDN.
2. LA ACTUACIN PROCESAL DE LOS MENORES DE EDAD ANTES
DE LA ENTRADA EN VIGENCIA DE LA LEY 26.061
Antes de la entrada en vigencia de la ley 26.061, el tema estaba exclusivamente regulado en el Cd. Civil y en las normas procesales, a lo que
me referir a continuacin.
(3) Conf. Diccionario de la Lengua Espaola, Real Academia Espaola, vigsima segunda edicin, ao 2001.
616
Cabe comenzar recordando que, segn el Cdigo Civil argentino, "todos los entes susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones"
son personas (art. 30) y, entre ellas, las personas de existencia visible son
"todos los entes que presentasen signos caractersticos de humanidad,
sin distincin de cualidades o accidentes" (art. 51), cuya existencia comienza "desde la concepcin en el seno materno" (art. 70). Es claro, entonces, que los menores de edad o nios son, segn nuestro Cdigo Civil,
"personas" en el sentido jurdico de la expresin, lo que es equivalente a
decir que son "sujetos de derecho" (en tanto tienen la capacidad de adquirir derechos y contraer obligaciones), sin perjuicio de las precisiones
que despus har.
Es as que la capacidad de derecho o de goce, es definida como "la aptitud de la persona para ser titular de relaciones jurdicas" (4), y es un atributo esencial de la persona que, en consecuencia, no puede estar ausente
de modo absoluto en ningn individuo, en tanto ello importara negarle
la personalidad.
Por el contrario, la capacidad de hecho o de ejercicio, constituye otro
aspecto del atributo "capacidad", y es deda como "la aptitud de las personas naturales para actuar por s mismas en la vida civil" (5), es decir, la
aptitud de la persona humana para ejercer por s misma los derechos de
los cuales es titular y tambin para obligarse por s.
Coincidentemente con esto, aunque mejorando la terminologa utilizada, el ltimo Proyecto de Cdigo Civil y Comercial de la Nacin (6), dispone en su art. 22, denominado "capacidad de derecho'; que "toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes
jurdicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos,
simples actos, o actos jurdicos determinados" y, en su art. 23, denominado "capacidad de ejercicio", que "toda persona humana puede ejercer por
s misma sus derechos excepto las limitaciones expresamente previstas
en este Cdigo y en una sentencia judicial':
Si la capacidad de derecho, como qued dicho, no puede faltar, la
capacidad de hecho (mejor llamada de ejercicio) puede de acuerdo al
sistema del Cdigo Civil estar ausente en todo (con las salvedades que
se realizarn) o en parte. Es as que el art. 54 del Cd. Civil enumera a
los que denomina "incapaces absolutos de hecho': La consecuencia de
esta "incapacidad absoluta de hecho" es que las personas enumeradas
en dicha norma no pueden por s mismas en principio y sin perjuicio
de lo que diremos luego ejercer los derechos de los cuales son titulares
(4) LLAMBAS, JORGE JOAQUN, Datado de Derecho Civil, Parte General, vigsima segunda edicin, actualizada por PATRICIO J. AMBO BENEGAS, reimpresin, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, t. 1, p. 371.
(5) LLAMBIAS, JORGE JOAQUN, OD. Cit., p. 391.
(6) Proyecto de Cdigo..., cit.
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El art. 62 del Cd. Civil dispone, como principio general, que "la representacin de los incapaces es extensiva a todos los actos de la vida civil, que no fueren exceptuados en este Cdigo':
La incapacidad de hecho es establecida por la ley para la proteccin
de la persona y el patrimonio de los incapaces (8). As, el art. 58 del Cd.
Civil dispone que "este cdigo protege a los incapaces, pero slo para el
efecto de suprimir los impedimentos de su incapacidad..." y el fundamento de esta proteccin legal es que la ley presume que algunas personas, en
virtud de determinada causa como su inmadurez psquica en el caso
de los menores impberes, conf. art. 54 inc. 2 del Cd. Civil carecen
del discernimiento necesario para realizar hechos humanos voluntarios
(o actos), en los trminos del art. 897 del Cd. Civil y, en especial, actos
jurdicos (art. 944 del mismo Cdigo) (9), o bien algunos de ellos, que se
consideran ms trascendentes, en el caso de los "incapaces de hecho relativos", como los "menores adultos" (art. 127 del Cd. Civil).
Como consecuencia de lo dicho, los menores pueden ser parte en un
proceso, en tanto parte es toda persona que en nombre propio o mediante representante reclama y frente a quien se reclama la satisfaccin
de una pretensin (10, y ello coincide con la titularidad de los derechos y
obligaciones, es decir con la capacidad de derecho, que tienen todas las
personas humanas sin distincin. As es que pueden estar legitimados,
tanto activa cuanto pasivamente para actuar enjuicio. Cabe recordar que
(7) No obstante, se sostuvo que los incapaces absolutos de hecho no son en realidad
tales, por cuanto pueden realizar algunos actos de la vida civil en forma vlida, en especial
pequeos contratos (conf. BORDA, GUILLERMO A., Tratado de Derecho Civil-Parte General,
6ta. Edicin, Ed. Perrot, Buenos Aires, 1976, p. 421, Nro. 459, con cita de Llambas).
(8) CORE LLAMBAS, JORGE JOAQUN, ob. cit., t. I, p376 vta., Nro. 569 c y p. 421,
Nro. 606; BORDA, GUILLERMO A., ob. cit., p. 420, Nro. 458; RIVERA, JIR.10 CSAR en Cdigo
Civil y leyes complementarias comentado, anotado y concordado, BELLUSCIO, AUGUSTO C.
(dir.) - ZANNONI, EDUARDO (coord.), Astrea, Buenos Aires, 1979, t. I, p. 299; KIELMANOvicu, JORGE L., Procesos de familia, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998, p. 275, RIVERA,
JULIO CSAR, Instituciones de Derecho Civil, Parte General, 3 edicin actualizada, Leris
Nexis Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2064, LI, p. 403.
(9) Arg. art 921 del Cdigo Civil.
(10) Conf. LUDUEA, LILIANA GRACIELA, "Intervencin del menor en el proceso; publicado en Verba lustitiae, Revista de la Facultad de Derecho, Ciencias Polticas y Sociales de la Universidad de Morn, ao VIII, N 14, ao 2002, p. 103, disponible en Internet,
www.lgluduenia.com.ar/publicaciones.html, p. 1; FAMA, MAMA VICTORIA, "Alcances de la
participacin de los nios y adolescentes en los procesos de familia; publ. en AbeledoPerrot Argentina, Lexis N0003/014560.
la legitimacin es un concepto complejo, en tanto la legitimacin procesal, que corresponde a quien se presenta en el proceso esgrimiendo una
pretensin, exige la concordancia de dicha posicin con aquella que le
corresponde en la relacin jurdica sustancial o de derecho de fondo (11).
De este modo, se distingue a quien es parte en el proceso que es aquel
que de hecho interviene o figura como sujeto activo o pasivo de una determinada pretensin de aquel aqul que se encuentra legitimado por
el derecho de fondo para obrar o contradecir en el proceso, pudiendo
provocar la falta de concordancia entre uno y otro el rechazo de la pretensin, sin afectar la calidad procesal de parte (12).
catorce (14) aos cumplidos, y adultos los que fueren de esta edad hasta
los dieciocho (18) aos cumplidos':
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Los menores adultos, pueden actuar en juicio a travs de sus representantes necesarios, pero tambin por su propio derecho, autorizados
por los padres, o bien por intermedio de un tutor ad litem o tutor especial.
Ello es parte de las excepciones a su incapacidad cuya existencia prev el art. 55 del Cd. Civil y surge de la lectura e interpretacin conjunta de lo dispuesto en los arts. 264 quater inc. 5 (que requiere la autorizacin de ambos padres para autorizar a su hijo a estar en juicio) y 282,
del Cd. Civil, que establece que "si los padres o uno de ellos negaren su
consentimiento al menor adulto para intentar una accin civil contra un
tercero, el juez, con conocimiento de los motivos que para ello tuviera el
oponente, podr suplir la licencia, dando al hijo un tutor especial para el
juicio" (14).
En efecto, si bien el art. 264 quater inc. 5 no aclara si se refiere a los
menores adultos o a todos ellos, los autores han entendido que la posibilidad de autorizar se limita a los primeros, tanto por la necesaria interpretacin conjunta con el art. 282 cuanto por la presuncin iuris et de jure
de falta de discernimiento del art. 921 del Cd. Civil (15). A esto se agrega
que, conforme al art. 264 quater en su ltima parte, si media imposibilidad para que uno de los padres otorgue la autorizacin, es el juez quien
resuelve si la otorga, debiendo resolver lo que mejor convenga al inters
familiar y, segn el art. 282, si ambos padres o uno de ellos niega el consentimiento para que el menor promueva una accin civil contra un tercero, el juez puede suplirlo, otorgndole al menor un tutor especial para
el juicio (o tutor ad litem). Si bien, por el texto del artculo se ha dudado
acerca de la posibilidad de que, adems de promover un juicio, el menor
pueda ejercer su defensa en caso de ser demandado, comparto la opinin
amplia de que ambas posibilidades deben ser admitidas, al no existir argumentos slidos para sostener lo contrario, siendo la nica limitacin
que se trate de una "accin civil'; esto es, no de una accin penal (16). Es
que, en este ltimo caso, el art. 286 del Cd. Civil seala que el menor
adulto "no precisar la autorizacin de sus padres para estar en juicio,
cuando sea demandado criminalmente..!:
En cuanto a la posibilidad de que el menor pueda promover o continuar un juicio contra sus padres (como es el caso, por ejemplo, de la
impugnacin de paternidad matrimonial, en los trminos del art. 259 del
Cd. Civil) o contra su tutor general o especial, ello debe ser en principio
(14) Conf. LUDUEA, LILIANA GRACIELA, Oh. cit., ps. 3-4.
(15) Conf. BOSSERT, GUSTAVO A. y ZANNONI, EDUARDO A. en Cdigo Civil y leyes complementarias comentado, anotado y concordado, BELLIISCIO, AUGUSTO C. (din) - ZANNONI,
EDUARDO (coord.), Astrea, Buenos Aires, 1986, t. 6, ps. 820/821; LuouEA, LILIANA GRACIELA, ob. cit, p. 4.
(16) COIlf. LUDUEA, LII !ANA GRACIELA, ob. cit., ps. 8-10 y sus Citas.
zar cada una de las disposiciones de una ley con las restantes de esa misma
ley y tambin con la Constitucin y las restantes leyes vigentes, procurando
que se cumpla el fin de la ley, tambin llamado "voluntad del legislador'; as
como preferir la interpretacin que lleve a la solucin ms justa 08).
Tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nacin en forma reiterada, concordante y desde antiguo, que la interpretacin de las distintas
normas debe realizarse de modo tal que ellas armonicen entre s y no que
se produzcan choques, exclusiones o pugnas entre ellas, adoptando en
consecuencia como verdadero el sentido que las concilie y deje a todas
con valor y efecto (g), y tambin que la primera regla de interpretacin
de las leyes es dar pleno efecto a la intencin del legislador y la primera
fuente para determinar esa voluntad es la letra de la ley(20). stos, claro
est, son principios generales, siendo bastante complejo el problema de
la interpretacin por cuanto pueden adoptarse distintos criterios interpretativos, cuestin que excede de este trabajo.
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leyes, en su art. 1, que "los casos que este Cdigo rige deben ser resueltos
segn las leyes que resulten aplicables. La interpretacin debe ser conforme con la Constitucin Nacional y los tratados en los que la Repblica
sea parte..." y, en su art. 2, que "la ley debe ser interpretada teniendo en
cuenta sus palabras, sus finalidades, las leyes anlogas, las disposiciones
que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los
valores jurdicos, de modo coherente con todo el ordenamiento':
Considero adems de suma importancia sealar lo dicho en los "Fundamentos" del citado Proyecto en orden al modo en que debe ejercerse el control judicial de constitucionalidad. All se destaca que se toma
en cuenta el nuevo paradigma iusfilosfico llamado generalmente
neoconstitucionalismo, agrego que importa entre otras cosas la constitucionalizacin del derecho privado, principalmente a travs de los Tratados de Derechos Humanos incorporados a la Constitucin Nacional en
la Reforma de 1994, y tambin se considera que los operadores jurdicos
deben recurrir a un dilogo de fuentes, as como a utilizar no slo "reglas"
sino tambin "principios y valores"123).
No obstante ello, se seala con claridad que "los casos deben ser resueltos conforme a un sistema de fuentes. Se destaca en primer lugar la
ley, porque de lo contrario, aparecen sentencias que no aplican la ley, o se
apartan de ella sin declarar su inconstitucionalidad, siendo sta una decisin "contra legem" que origina litigiosidad innecesaria. La aplicacin de
la ley significa delimitar el supuesto de hecho y subsumirlo en la norma,
es decir, una deduccin. De todos modos, queda claro y explcito en la
norma que la interpretacin debe recurrir a todo el sistema de fuentes.
As, se alude a la necesidad de procurar interpretar la ley conforme con la
Constitucin Nacional y los tratados en que el pas sea parte, que impone
la regla de no declarar la invalidez de una disposicin legislativa si sta
puede ser interpretada cuando menos en dos sentidos posibles, siendo
uno de ellos conforme con la Constitucin. Constituye acendrado principio cardinal de interpretacin, que el juez debe tratar de preservar la ley y
no destruirla. Ello implica la exigencia de no pronunciarse por la inconstitucionalidad de una ley que puede ser interpretada en armona con la
Constitucin, criterio que constituye una restriccin al quehacer judicial,
reiteradamente recordado por la Corte Suprema de Justicia de la Nacin
cuando afirma que la declaracin de inconstitucionalidad constituye la
ltima ratio del orden jurdico por lo que slo ser pronunciada siempre
que no haya forma alguna de integrar la norma a fin de su coincidencia
con la Carta Magna (Fallos: 288:325; 290:83; 292:190; 301:962; 324:3345,
4404; 325:645, entre otros)" (24).
Cerrado este excursus, dir que, dentro de las disposiciones a interpretar, interesan particularmente dos nuevas figuras que se incorporan:
(23) Proyecto... cit., ps. 507-512.
(24) Proyecto... cit., p. 514.
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Lo que s introdujo esta norma legal fue repito una amplia reforma
en lo relativo a la forma de llevar a cabo dicha proteccin, pero no tanto
en el aspecto jurdico que se vincula con la capacidad para obrar, cuanto
en el aspecto extra-jurdico y referido a la persona de los nios, dando un
mayor nfasis a la proteccin dentro de la familia, frente a la proteccin
que pueda provenir del Estado y, adems, en los excepcionales casos en
que deba intervenir este ltimo para restituir a los nios derechos fundamentales que les hayan sido conculcados, trasladando el sujeto activo de
dicha proteccin estatal del mbito judicial al mbito administrativo, sin
perjuicio del control judicial que se establece en determinados supuestos
de mxima gravedad que taxativamente enuncia (arts. 30, 4, 7, 10, 11,33,
34, 37, 39, 40y concordantes de la ley 26.061).
Ante todo, no es exacto sostener que el principio de "capacidad progresiva" era absolutamente ajeno a nuestra legislacin antes de la ley
26.061, por el slo hecho de haberse fijado edades cronolgicas determinadas para la realizacin de distintos actos. La cuestin es correctamente
explicada por los Dres. Julio M. Ojea Quintana y Jorge A. Giardulli en sus
votos, en un reciente fallo de la Cmara Nacional en lo Civil (27). El Cd.
Civil s recepta el principio de "capacidad progresiva", en tanto reconoce
una evolucin en la madurez de los nios, si bien atada a categoras fijas
por edad, en las cuales presume sin admitir prueba en contrario que los
menores van adquiriendo determinadas capacidades, con la finalidad de
brindar seguridad y tambin facilidad a las relaciones jurdicas (28).
Esto hasta llegar a la plena capacidad con la mayora de edad a los dieciocho arios (arts. 126, 128 y 129 del Cd. Civil). Si no reconociese una
evolucin en la madurez de los menores, y slo distinguiese entre capaces e incapaces, no permitira a los menores de dieciocho arios de edad
realizar vlidamente ningn acto jurdico. En cambio de ello, conforme al
Cd. Civil, y a otras leyes nacionales, los menbres pueden, desde los diez
arios, adquirir la posesin de las cosas, pudiendo as recibir su posesin y
adquirir el dominio u otro derecho real por prescripcin (arts. 2377 y 2392
del Cd. Civil), hacer compras de poco monto, viajar en medios de transportes pblicos, adquirir entradas de espectculos pblicos y otros pequeos contratos (esto ltimo, entendemos, sin lmite de edad), contratar
t
(27) CNCiv., sala 1,4/3/2009, "L., R. c. M. Q:, M. G.1; publicado en LA LEY, 2009-8,730,
disponible en Internet en wwwdaleyonline.com.ar, AR/T1JR/751/2009.
(28) Conf. FAVOT, MARA L., "Capacidad progresiva del menor y su incidencia en el
rgimen de capacidad civil'; publ. en AbeledoPerrot Gonne, Lexis n0003/70057987-1.
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suministros que sean de urgente necesidad (art. 269 del Cd. Civil) (29). A
partir de los catorce aos, a su vez, si han obtenido ttulo habilitante para
ejercer una profesin, pueden "ejercerla por cuenta propia sin necesidad
de previa autorizacin, y administrar y disponer libremente de los bienes
que adquiere con el producto de su trabajo y estar en juicio civil o penal
por acciones vinculadas a ello" (art. 128 del Cd. Civil), pueden ser testigos en juicio civil (art. 426 del Cd. Procesal Civil y Comercial de la Nacin), realizar todos los actos y contratos relativos a su trabajo o profesin
(art. 283 del Cd. Civil), actuar como mandatarios de otros, vlidamente
respecto de terceros (arts. 1897 y 1898 del Cd. Civil), obligarse como depositarios en caso de depsito necesario (art. 2228 del Cd. Civil). A partir
de los diecisis aos, puede pedirle al tutor que exhiba las cuentas de su
tutela (art. 459 del Cd. Civil). Segn la ley 24.449, art. 11, "para conducir
vehculos en la va pblica se deben tener cumplids las siguientes edades, segn el caso: a) Veintin aos para las clases de licencias C, D y E.
b) Diecisiete aos para las restantes clases; c) Diecisis aos para ciclomotores, en tanto no lleven pasajero; d) Doce aos para circular por la
calzada con rodados propulsados por su conductor': A ello cabe agregar
todos los actos que podan realizar los menores de edad que tenan ms
de dieciocho aos, antes de la sancin de la ley 26.579 que modific la
mayora de edad, hacindola coincidir precisamente con los dieciocho
aos, tal como, por ejemplo, ejercer el comercio (arts. 10 y 11 del Cd. de
Comercio), otorgar testamento (arts. 286y 3614 del Cd. Civil), reconocer
hijos (art. 286 del Cd. Civil) y ejercer su derecho a votar (art. 1 del Cd.
Nacional Electoral), o contraer matrimonio los varones a partir de los dieciocho aos y las mujeres a partir de los diecisis, antes de la modificacin introducida por la ley 26.449.
En definitiva, es una opcin que, debe decirse, es y ha sido muy criticada en nuestra doctrina por un criterio de tipo rgido en el reconocimiento de la evolucin madurativa de los nios, diverso de otro criterio
que podemos denominar flexible, que tambin reconoce dicha evolucin
pero no la supedita a edades cronolgicas determinadas sino a la concreta madurez psicolgica de cada individuo, tenga la edad que tenga.
Queda claro entonces que, pese a la supuesta dicotoma entre capaces
e incapaces de hecho, tanto el Cd. Civil cuanto la doctrina y la jurisprudencia han admitido la actuacin de estos ltimos en diversos supuestos,
relativizando, en definitiva tanto la referida oposicin cuanto la supuesta
"incapacidad absoluta" que nunca fue tal. Es que, adems de lo dicho,
siempre se critic el hecho de que an los llamados "incapaces de hecho
(29) Conf. LLAMBAS, JORGE JOAQUN, ob. cit., t. I, p. 418 y sus citas. El mencionado
autor agrega para los menores de ms de diez aos la posibilidad de trabajar con autorizacin del ministerio pupilar en empresas familiares en tanto ello no resulte nocivo, perjudicial o peligroso (art. 189, ley 20.744). Por nuestra parte, preferimos interpretar esta
posibilidad para nios de una mayor edad.
ACTUACIN EN JUICIO
627
absolutos", tienen en realidad capacidad para algunos actos de la vida civil, determinados actos jurdicos tales como ciertos pequeos contratos
y, adems, que la distincin de incapaces en absolutos y relativos es innecesaria, en tanto es claro, conforme al resto de las normas vigentes, qu
actos puede realizar por s cada una de las categoras de incapaces (3).
Por otra parte, la "capacidad progresiva flexible" en su correcta interpretacin, importa un reconocimiento gradual y progresivo de la autonoma en el ejercicio de los derechos de los nios, no atado a edades fijas
sino al grado de madurez que vaya adquiriendo cada nio en concreto (31).
Esto exige, evidentemente, para determinar dicha madurez en cada caso
particular, una valoracin adecuada hecha por profesionales idneos, en
especial psiclogos especialistas en niez y adolescencia.
Suele fundarse la afirmacin de que la ley 26.061 consagra la capacidad progresiva flexible en lo dispuesto por los arts. 19 y 24 de la citada
norma (32).
El art. 19 de la ley 26.061 establece en su parte pertinente que "las
nias, nios y adolescentes, tienen derecho a la libertad. Este derecho
comprende: a) tener sus propias ideas, creencias o culto religioso segn el
desarrollo de sus facultades y con las limitaciones y garantas consagradas
por el ordenamiento jurdico y ejercerlo bajo la orientacin de sus padres,
tutores, representantes legales o encargados de los mismos; b) Expresar
su opinin en los mbitos de su vida cotidiana, especialmente en la familia, la comunidad y la escuela; c) Expresar su opinin como usuarios de
todos los servicios pblicos y, con las limitaciones de la ley, en todos los
procesos judiciales y administrativos que puedan afectar sus derechos...':
En cuanto al art. 24, dispone que las nias, nios y adolescentes tienen
derecho a: a) Participar y expresar libremente su opinin en los asuntos
que les conciernan y en aquellos que tengan inters; b) Que sus opiniones
sean tenidas en cuenta conforme a su madurez y desarrollo. Este derecho
se extiende a todos los mbitos en que se desenvuelven las nias, nios y
adolescentes; entre ellos, al mbito estatal, familiar, comunitario, social,
escolar, cientfico, cultural, deportivo y recreativo':
No advierto que las normas transcriptas establezcan el "principio de
capacidad progresiva flexible" con carcter general ni tampoco que sean
derogatorias de las normas del Cd. Civil que fijan la capacidad progresiva sujeta a edades determinadas para distintos actos. En efecto, en primer
(30) Conf. BORDA, GUILLERMO A., ob. cit., ps. 420 y 421, Nro. 459; LLAMBIAS, JORGE
JOAQUN, ob. cit., p. 388, Nro. 590; ftrvcaA, JULIO CSAR, Instituciones de Derecho Civil, Parte General, 31 edicin actualizada, Lexis Nexis - Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2004, t. I,
p. 404, Nro. 388.
(31) Conf. FAVOT, MARA L., op. y loc. cit.
(32) Conf. ELENA AGOSTA, ICARINA A., Cuando un nio necesita un abogado, publ. en
Internet, en http://std.say.jus.gouar; FAVOT, MARIA L., op. y loc. cit.
628
629
nias, nios y adolescentes de poder intervenir en forma directa en cualquier procedimiento judicial o administrativo que los afecte, al derecho a
ser odos ante la autoridad competente cuando lo soliciten, a que su opinin sea tomada primordialmente en cuenta, a "participar activamente
en todo el procedimiento',' y "a recurrir ante el superior frente a cualquier
decisin que lo afecte
630
En definitiva, es claro que lo que se busca es que, en todos estos casos, los nios tengan una actuacin personal y propia, independiente de
cualquier representante legal (como sus padres, su tutor, o el Defensor
Pblico de Menores e Incapaces) .o procesal (como podra ser un tutor ad
litem).
En cuanto a la referencia del decreto reglamentario 415/2006 a la designacin de un abogado que "represente los intereses" de los nios "sin
perjuicio de la representacin promiscua que ejerce el Ministerio Pupilar",
considerando que dicho decreto no puede disponer algo distinto y contradictorio de aquello que dispone la norma legal reglamentada, corresponde hallar una posible interpretacin conciliadora. Una posibilidad es que
se quiso sealar que el juez puede designar cuando lo entienda necesario en orden al inters del nio en el caso concreto un tutor ad litem
que represente al menor, por existir intereses contrapuestos entre ste y
sus padres, lo cual resulta coincidente con lo dispuesto en el art. 397 del
Cd. Civil pero es distinto al "abogado del nio',' como veremos. Caso contrario, debe tratarse de un error de redaccin o de una expresin equvoca
("represente" los intereses (y no "represente al nio") en vez de "defienda"
los intereses, debiendo quedar claro que la funcin del letrado es en este
caso la asistencia tcnica en el campo del derecho, y no la representacin,
siendo el propio nio quien acta por s mismo en juicio).
Esta postura, que resalta que el "abogado del nio" es un letrado patrocinante que no representa al nio y por lo tanto no reemplaza su voluntad, sino que lo asiste o patrocina, siendo en ese aspecto como cualquier letrado con relacin a su cliente mayor de edad, es compartida por
varios autores (35). Tambin existen antecedentes jurisprudenciales al respecto (36). Por el contrario, otros autores sostienen que el abogado "acom-
(35) Conf. Prum MANRIQUE, R., Participacin judicial de /os nios, nias y adolescentes, ponencia del II Encuentro Regional de Derecho de Familia en el MERCOSUR,
Universidad de Buenos Aires, 24y 25 de agosto de 2006, citada por MORENO, GUSTAVO,
La participacin del nio en los procesos a travs del abogado del nio; GIL DOMNGUEZ,
ANDRS, FUEL, MAFIA VICTORIA y HERRERA, MARISA, Ley de Proteccin Integral de Nias,
Nios y Adolescentes, Buenos Aires, Ediar, 2007, p. 470; PINACCI410, ANGELA C, Derechos
de/ menor ante la ruptura familiar, disponible en wwwmicrojuris.cormar, MI-DOC-3237AR/MID3237.
(36) Expte. N 80785/05, caratulado "P., T. R. c. Y., S.A. s/ rgimen de visitas". En el
caso, el padre pretendi presentarse firmando tul escrito juntamente con dos letradas,
que decan actuar como "abogadas" de dos hijos menores de aqul. Tanto en el fallo de
631
632
incapaz, sin perjuicio de asumir tambin carcter representativo para suplir en forma subsidiaria la falta de actuacin de stos'. Tambin que
la intervencin del representante promiscuo de los incapaces debe conjugar los derechos inherentes a la persona e intereses de los incapaces
con la observancia de las leyes y el orden pblico por lo que debe dictaminar conforme a derecho y no necesariamente plegarse a los intereses
patrimoniales del incapaz, por cuanto si la pretensin del incapaz fuera
injusta, el Asesor de Menores (tal su antigua denominacin), faltara a su
deber propicindola, porque contrara el verdadero inters del incapaz,
que no es su prosperidad patrimonial sino su conformidad con la justicia (42).
qued dicho, patrocina al nio, mientras que el Defensor Pblico de Menores e Incapaces no lo asiste ni patrocina, sino que lo representa (44).
Como se observa, esta descripcin de la funcin del Asesor de Menores que encuentra aparentemente su origen en un antiguo dictamen del
Dr. Casares, se limitaba a sostener que el representante promiscuo de los
incapaces no deba necesariamente plegarse a los intereses patrimoniales
de ste, propiciando un enriquecimiento indebido, y agregaba lo que es
de toda lgica que adems de defender el inters del menor el Asesor
de Menores deba actuar de conformidad con las leyes y con la justicia,
con la cual tambin deba coincidir el inters del incapaz. No obstante, es
claro a mi entender que, desde la CDN, el Defensor Pblico de Menores e
Incapaces debe considerar prioritariamente el inters superior del nio,
tal como tambin debe hacerlo el juez (433.
Pero lo que es ms importante es que, entiendo, esta funcin se ha visto sustancialmente modificada a partir de la sancin de la ley 24.946 que,
en su art. 54, como ya he dicho ms arriba, faculta expresamente a los
Defensores Pblicos de Menores e Incapaces a promover por s y proseguir, claro est acciones en defensa de los intereses de los menores, y
no slo a ejercer una funcin de contralor. As, por ejemplo si acta como
parte actora en un proceso, su funcin ya no ser dictaminar conforme a
derecho sino peticionar ante el juez, requerir las medidas que entienda
conducentes, recurrir las decisiones, etctera, todo ello en representacin
del nio. Esta ampliacin de funciones hace que, en algn punto, la distincin de la actuacin del Defensor Pblico de Menores e Incapaces se
pueda tomar difusa, o pueda superponerse su actuacin con la de otras
figuras, como se ver. No obstante, aun en estos casos, la figura se diferencia claramente de la del "abogado del nio': en tanto, este ltimo, como
633
para la solucin de su problemtica; i) Intervenir en la instancia de asesoramiento de mediacin o conciliacin; j) Recibir todo tipo de reclamo
formulado por los nios, nias o adolescentes o cualquier denuncia que se
efecte con relacin a las nias, nios y adolescentes, ya sea personalmente o mediante un servicio telefnico gratuito y permanente debindose dar
curso de inmediato al requerimiento de que se trate': Se ha sealado que
este defensor es el "ombudsman del nio" (45), y ello se corresponde efectivamente con algunas de sus atribuciones pero, como se ve, las funciones
que la ley le ha otorgado son muy amplias, y exceden tanto de aquellas
propias de un ombudsman cuanto de la actuacin en juicio. En este ltimo
aspecto el de la actuacin enjuicio observo que sus funciones pueden
llegar en algn caso a superponerse o a confundirse con las del Defensor
Pblico de Menores e Incapaces, pero tambin con las del "abogado del
nio" en tanto se prevn atribuciones de asesoramiento a los nios, entre
las que puede incluirse el asesoramiento letrado.
puede un nio contar con un letrado que lo patrocine. Una que intenta
compatibilizar la nueva normativa con la anterior, que se suele denominar como "restrictiva" y otra, que opta por considerar tcitamente derogadas algunas normas del Cd. Civil y que adopta una perspectiva que
suele llamarse "amplia", en tanto, contrariamente al cdigo, no distingue
entre menores pberes o impberes, optando por interpretar que, a partir
de la ley 26.061, nuestro derecho ha optado por un sistema flexible de capacidad progresiva, que no est atado a edades determinadas e, incluso,
que al no distinguir edades el ya citado art. 27 inc. c) de la ley 26 061 cualquier nio, tenga la edad que tenga, cuenta con la posibilidad de tener un
letrado.
634
Como se ve, si bien las distintas figuras analizadas presentan perfiles diferentes, ello no quita que puedan, en algn caso, no ser tan claros
los lmites o diferencias entre sus funciones, debiendo los jueces en su
carcter de directores de los procesos, determinar en forma precisa tales
limites en cada caso concreto, evitando en lo posible superposiciones as
como contradicciones entre ellos, y optando, de ser necesario, por una
u otra figura, conforme la complejidad y caractersticas particulares del
caso lo requieran, procurando el inters superior del nio, el cual debe
incluir un equilibrio entre la cantidad y calidad de intervencin de representantes y/o asistentes, y el derecho indudable de los nios a que la decisin que se adopte no slo sea justa y adecuada a sus intereses sino que
tambin llegue en un tiempo razonable, objetivo este ltimo que podra
verse menoscabado de requerirse sustanciar las distintas cuestiones entre varios de tales representantes y/o asistentes, lo cual debe, en consecuencia, equilibrarse en cada caso concreto, buscando la o las figuras ms
adecuadas a la problemtica de que se trate.
En definitiva, a lo ya dicho al analizar la actuacin en juicio de los menores de edad, se han agregado sin quitar otras varias posibilidades.
Lo especfico del abogado del nio es, como qued dicho, el brindar asesoramiento o asistencia al menor, sin sustituir su voluntad, sino por el
contrario atenindose a sus peticiones, deseos e instrucciones.
4.2. Pueden los menores de cualquier edad contar con un letrado
patrocinante para intervenir en juicio?
Ya a poco de haberse sancionado la ley 26.061 se comenzaron a delinear dos posturas doctrinarias con relacin a la edad a partir de la cual
(45) BASSET, URSULA C., "Abogado del nio'; ED, 232-222; BELLUSCIO, AUGUSTO CSAR, "Una ley en parte intil y en parte peligrosa la 26.061'; LA LEY, 2006-B, 701.
635
En la primera de las posturas mencionadas, encontramos a Gustavo Moreno, quien sostiene que slo los menores adultos, es decir aquellos que tienen ms de catorce aos, pueden presentarse en juicio con
un letrado patrocinante. Sus argumentos, en sntesis, son los que diremos seguidamente. Ante todo, el legislador al sancionar la ley 26.061 no
modific el rgimen jurdico de capacidad de las personas menores de
edad, y tampoco su rgimen de representacin, encontrndose ambos
vigentes, razn por la cual debe hallarse una congruencia interpretativa
entre ambas normas, de una misma jerarqua legal, a la luz de la CDN, de
jerarqua constitucional. As sostiene que, por aplicacin de los arts. 127,
282, 921 y concordantes del Cd. Civil, que se encuentran vigentes, slo
los menores adultos, es decir aquellos que han llegado a los catorce aos
de edad, pueden contar con un letrado patrocinante para estar por s en
juicio, en tanto el Cd. Civil, siguiendo un criterio rgido y objetivo, reputa
los actos lcitos de stos como hechos con discernimiento, y los de los
menores impberes como hechos sin discernimiento (que es la aptitud
del espritu humano que permite distinguir lo verdadero de lo falso, lo
justo de lo injusto, y apreciar las consecuencias convenientes o inconvenientes de las acciones humanas), en ambos casos sin admitir prueba en
contrario. Esto resulta congruente con el art. 3 inc. d) de la ley 26.061 que
seala que se debe respetar el discernimiento como pauta integrante del
inters superior del nio, es claro que slo los menores con catorce aos
cumplidos pueden estar en juicio y/o ser asistidos por un abogado, en los
trminos de los arts. 264 quater inc. 40y 282 del Cd. Civil, y 27, inc. c), de
la ley 26.061(46).
Mizrahi, en cambio sostiene que, contrariamente a lo que sucede con
el derecho del nio a ser odo, que contempla el art. 12 de la CDN, que
(46) COM. MORENO, GUSTAVO DANIEL, ob. cit., ps. 55-65. En este mismo sentido, BASSET, URSULA C., "Abogado del nio; ED, 232-222; FERNNDEZ, SILVIA E., El proceso justo
constitucional de nios y adolescentes. Reformulacin de las nociones de defensa jurdica,
representacin legal y asistencia de los menores de edad a partir de las leyes de proteccin
integral de derechos de la infancia: hacia la tutela judicial efectiva de sus derechos, y SAM-
BRIZZE EDUARDO A., "Sobre la calidad de parte de los menores en el juicio de tenencia; LA
LEY, 2009-B, 731.
En la jurisprudencia, siguiendo la posicin "restrictiva", los magistrados integrantes de la Sala K de la Cmara Nacional de Apelaciones en
lo Civil consideraron que, compatibilizando lo dispuesto por el art. 27,
inc. c), de la ley 26.061 y por su reglamentacin establecida en el decreto 415/06 con el resto de las normas vigentes, deben interpretarse dichas
normas en el sentido de que, dado que lo que se prev es un letrado patrocinante y no una nueva forma de representacin, para que pueda actuar
el abogado del nio es indispensable el discernimiento del menor, que
debe tener al menos 14 aos, para poder elegir su letrado, en los trminos del art. 921 del Cd. Civil (51) . Este fallo mereci numerosas crticas,
pero cabe recordar que el nio que pretenda presentarse con un letrado
patrocinante en ese caso, contaba tan solo con tres aos de edad, lo cual
torna a mi entender enteramente razonable la solucin del caso concreto
(que es lo fundamental en una sentencia), ms all del acuerdo o desacuerdo que se tenga con la fundarnentacin terica que le sirvi de base.
Tambin se decidi en forma similar en autos "P., T. R. c. Y. S.A.', expte.
Nro. 8085/05(52), en autos "M., G. c. P., C.A. s/tenencia de hijos" (53), y en
autos "A., A.E. s/proteccin especial" (54).
636
Entre quienes sostienen que los nios de cualquier edad pueden contar con un letrado, se ha sostenido que los menores que tengan ms de
catorce aos, pueden ser patrocinados por los abogados de los nios,
mientras que aquellos que tengan menos de esa edad, a fin de no ser discriminados, tambin pueden contar con un abogado, que los represente,
cumpliendo la funcin de tutor ad litem, que debera en dichos casos ser
designado por el juez (48).
Segn otra postura, intermedia, considerando que la funcin del
abogado del nio es ejercer el patrocinio de este ltimo segn sus propias instrucciones, y no representarlo reemplazando su voluntad o actuando en lugar de l, si bien no cabe atarse a edades rgidas, s corresponde condicionar la posibilidad de designar al abogado del nio a la
madurez de ste para tomar decisiones en forma autnoma (49). Solari,
por su parte, considera que no corresponde tomar en consideracin una
edad determinada, aunque s influye la madurez del nio en lo que hace
a la posibilidad de elegir por s mismo el abogado (tema al que me referir luego) (50.
(47) Conf. MIZRAIII, MAUIUCIO LUIS, ob. cit., ps. 78-84.
(49) QUINTANA, TERESA REGINA, "El trabajo del abogado del nio a la luz de la normativa vigente.; LA LEY, Suplemento Actualidad, 17/3/2011, 1; FAVOT, MARfA L., ob. y loc.
cit. A esta solucin se arrib en un precedente jurisprudencial: CNCiv., sala B, 19/3/2009,
"K., M. y otro c. K., M.D7, disponible en www.taleyonline.com, ar, AR/JUR/3038/2009.
(49) FAM, MARA VICTORIA, ob. y loe CIL; FERNNDEZ, SUSANA LUISA, "Importancia
y justificacin del rol del Abogado del Nio.; publ. en Revista de Derecho de Familia y de
las Personas, ao 3, nmero 1, enero-febrero de 2011, ps. 39-42.
(50) SOLARI, NSTOR E., "Eleccin del abogado del nio'; LA LEY 2009-C, 408; "Un
importante precedente de la Corte Suprema sobre la figura del abogado del nio", LA LEY
del 1/12/2010, 10.
637
Desde una ptica diferente, los integrantes de la Sala B de la Cmara Nacional en lo Civil, consideraron que a partir de la sancin de la ley
26.061 cualquier nio sin exigir una edad determinada ni una madurez
suficiente, en tanto el art. 27 inc. c) de la citada ley no los exigen puede ser asistido por un letrado independiente, interpretando adems que
tal designacin no debe provenir necesariamente del nio, aunque s los
padres deberan elegir de una lista especfica, y que la citada ley ha modificado la capacidad de hecho de los menores en nuestro derecho, no
atndola exclusivamente a perodos cronolgicos sino que debe tenerse en cuenta la autonoma progresiva del nio (55). No obstante, el mismo
fallo limita sta posibilidad a los juicios de familia y aclara que si el nio
"no tuviere la madurez suficiente y un aceptable grado de desarrollo, aparecer la figura del tutor especial (art. 397, inc. 1, del Cd. Civil), que lo
representar, cumpliendo ese tutor a la vez la funcin letrada, o bien procedindose a la delegacin de sta a otro profesional con aprobacin del
tribunal" (56) .
(51) CNCiv., sala K, "R.,M. AZ 28/9/2006, La Ley Online, AR/JUR/7882/2006; en el
caso se trataba de un menor de tres aos de edad.
(52) Juzg. Nac. Civ. N84, ya citado, firme al haber declarado la Cmara mal concedido el recurso.
(53) Resolucin del Juzg. Nac. Civ. N84, de fecha 4 de diciembre de 2006, luego confirmada por la CNCiv., sala C, y por la CSJN al haberse interpuesto recurso extraordinario.
Al momento del fallo de primera instancia la nia contaba con diez aos de edad.
(54) Juzg. Nac. Civ. N 84, firme, 23/10/2009. El nio contaba con ocho aos de edad
'al momento de la resolucin y, ms all de la denegatoria firme, fue odo tanto por la juez
como por la Defensora Pblica de Menores e Incapaces.
(55) CNCiv., sala B, "K., M. y otro c. K., M.D.P., 19/3/2009, LA LEY, 2009-C, 408.
(56) Ibdem.
fueron derogadas por dicha ley especial. Es as que "...de acuerdo con este
rgimen de fondo, los menores impberes son incapaces absolutos, que
no pueden realizar por s mismos actos jurdicos (art. 54, inc. 2 del Cd.
Civil), como sera la designacin y remocin de un letrado patrocinante,
as como la actuacin por derecho propio en un proceso, en calidad de
parte': Como consecuencia de estos argumentos, confirm el fallo recurrido, que se haba pronunciado en igual sentido.
638
Distingui all la Corte Suprema, el caso en anlisis del que anteriormente cit (causa G.1961. XLII "G., M.S. c. J., V: L. s/divorcio vincular, citado en la nota 58), diciendo que la diferencia radica en que, en este ltimo,
"no fueron los menores sino el magistrado interviniente quien procedi
a nombrar el patrocinio letrado requerido por el Ministerio Pblico de la
Defensa':
En otro fallo, an ms reciente, el Alto Tribunal se pronunci de manera ms clara160), resolviendo que las prescripciones de la ley 26.061 deben ser interpretadas y aplicadas en forma integral con el resto de la legislacin vigente (61) y que, en este sentido, las disposiciones del Cd. Civil
que legislan sobre la capacidad de los menores impberes y adultos no.
(57) CNCiv., sala 1,41312009, "L., R. c. M. Q., M. G. LA LEY, 2009-3,730, disponible en
www.laleyonline.cormar, AR/JUR/751/2009.
(58) CSJN, 26/10/2010, "G., M.S. c. J., v. I.J; Fallos: 333: 2017, disponible en www.laleyonline.com.ar, ARITURI44112010.
(59) Conf. SOLARL NSTOR E., Un importante precedente... cit.; MOREGUI, RODOLFO
G., "Supuesto abuso sexual de nias cometido por su padre y prohibicin provisional de
contacto LA LEY, 7/2/2011,8.
(60) CSJN, 26/6/2012, "M., G. c. P., C.A.; M.394, XLIV, disponible en la BGD 'dela CSJN.
(61) El voto de los Dres. Lorenzetti y Maqueda se explaya en esta cuestin, destacando la reiterada doctrina de la CSJN en el sentido de que "la inconsecuencia o falta de
previsin jams debe suponerse en la legislacin, y por esto se reconoce como principio
inconcuso que la interpretacin de las leyes debe hacerse siempre evitando darles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las unas por las otras y adoptando como verdadero el que las concilie y deje a todas con valor y efecto.., y comprende
639
Agrego que si bien los fallos de la sala K y de la sala B de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Civil, supra citados, que suelen presentarse
como exponentes de dos posiciones antagnicas respecto de la posibilidad de los nios de contar o no con letrado a cualquier edad, la oposicin
es ms aparente que real. En efecto, tanto uno como otro fallo coinciden
en que, segn la edad y madurez que tengan, los menores pueden contar,
o bien con un letrado patrocnenle, o bien con un tutor ad litem designado por el juez. El hecho de que los integrantes de la Sala B hayan optado
tal como lo ha hecho en un reciente fallo la CSJN como hemos visto
por llamar "letrado" a este ltimo, o intentado asimilar ambas figuras, no
modifica la diferente funcin de ambos una en el campo de la asistencia tcnica y la otra en el campo de la representacin ya explicadas.
Concluyo diciendo que, en primer lugar, y como qued dicho supra,
' no parece que el sistema del Cd. Civil de capacidad progresiva limitada
adems, su conodn con otras normas que integran el ordenamiento vigente, del modo
que mejor concuerde con los principios y garantas de la Constitucin Nacional...':
640
Frente a ello debe estarse, en principio, a la presuncin de discernimiento a partir de los catorce aos para realizar actos jurdicos (art. 921
del Cd. Civil), entre los que est incluido el presentarse en juicio por su
propio derecho con patrocinio letrado esgrimiendo pretensiones. Sostengo esto por entender que como qued dicho el contar con patrocinio
letrado importa necesariamente que el menor acte por su propio derecho y sea asistido por el letrado, a diferencia de la representacin que se
da por parte de los padres, tutores o defensores.
Esto no obsta, claro est, a que los nios de menos de catorce aos de
edad (menores impberes segn el Cd. Civil) tengan derecho a ser odos
en el marco del proceso, por la va que el juez considere ms adecuada
conforme a su edad y madurez y condiciones de formarse un juicio propio, en los trminos de los arts. 12 de la Convencin sobre los Derechos
del Nio de jerarqua constitucional (conf. art. 75, inc. 22, de la Constitucin Nacional, y 2 y 3, inc. b) y d), de la ley 26.061). No debe perderse de
vista que sta tambin es una forma de intervenir en el juicio o actuar en
juicio, si bien no en el aspecto formal o procesal, s en el aspecto sustancial, opinando sobre la cuestin de fondo, que es ms importante que el
impulso procesal, quedando a cargo de los jueces el otorgar a la opinin
de los nios el lugar e importancia pertinentes, no slo conforme a su
madurez psquica, sino a su independencia de criterio frente a los padres
y al grado en que la cuestin los afecte en lo personal.
Lo dicho no quiere decir, adems, que pueda considerarse como principio absoluto y sin excepcin que resulte en todos los casos improcedente la actuacin de los nios menores de catorce aos con patrocinio
letrado.
Es evidente que, el actuar en juicio por s mismo, requiere ineludiblemente de un determinado grado de discernimiento, razn por la cual no
podra un nio de, por ejemplo, un ao de vida, actuar por s mismo con
patrocinio letrado. Advirtase, adems, que el hecho de postular que un
nio de cualquier edad as se trate de un beb de das de vida pueda
contar con un letrado que lo patrocine, sin atender al discernimiento, no
se corresponde con la teora de la capacidad progresiva rgida, pero tampoco con la teora de la capacidad progresiva flexible, sino que importara una "capacidad absoluta", al menos respecto de la actuacin enjuicio,
que entiendo que, tomada a rajatabla, desvirtuara el sistema de proteccin de los nios como sujetos de derecho que an no han alcanzado
la plena madurez que las leyes establecen. De todos modos, quienes
sostienen esto, como qued dicho, no dejan generalmente de considerar
la madurez y el discernimiento, sino que funden en una sola dos figuras
641
642
sostuvo que la norma que estableca el lmite de edad deba "ser interpretada considerando armnicamente la totalidad del ordenamiento jurdico y los principios y garantas de raigambre constitucional, para obtener
un resultado adecuado, atento a las excepcionales particularidades de la
causa, pues la admisin de soluciones notoriamente disvaliosas no resulta compatible con el fin comn tanto de la tarea legislativa como de la judicial" y que lo que nos interesa particularmente "las incapacidades
y limitaciones al libre ejercicio de la voluntad deben estar sealadas por el
ordenamiento jurdico (arts. 19 de la Constitucin Nacional, 53 y 62 Cd.
Civil). No pueden, por lo dems, extenderse por analoga los impedimentos o restricciones de la capacidad. Aun las denominadas incapacidades
de hecho deben estar consagradas en normas legales y no han de establecerse irrazonablemente, ino conforme a los valores humanos trascendentes y con arreglo a las garantas de la Constitucin Nacional" (69).
casos en que aparecen intereses contrapuestos con sus progenitores, entiendo que el juez debe, al advertir las particularidades del caso donde
se dan tales intereses controvertidos y la madurez suficiente del nio, escucharlo al comienzo del proceso (no al final, antes de dictar sentencia,
como suele hacerse), informarlo acerca de sus derechos, entre los que se
destacan el poder acceder a hablar con el propio juez cuando as lo requiera y el de contar con un patrocinio letrado propio, facilitndole una
lista de abogados "amigos de los nios", en lo posible dependiente de algn patrocinio institucional y gratuito.
As, concluyo, si bien contina vigente el sistema de capacidad progresiva rgida del Cdigo Civil, ello no exime a los jueces de analizar las
particularidades de cada caso, a la luz de todo el ordenamiento jurdico, y
en especial de la Constitucin Nacional que incluye en forma particular para estos casos la CON buscando la mejor solucin para cada caso
concreto.
4.3. Otras distinciones necesarias: quin elige al abogado, calidad o
no de parte del nio, clases de procesos y condiciones
Adems de la edad, existen otras circunstancias concretas que el juez
debe valorar a la hora de admitir o no la actuacin del abogado del nio,
o bien optar por otra figura que lo represente en juicio.
Ante todo, es claro que la designacin de abogado patrocinante para
el nio es un derecho de este ltimo, que l debe decidir o no ejercer, y no
es, por lo tanto, obligatoria en todos los casos
Si es un derecho y si es el propio menor quien debe actuar con patrocinio letrado, debe ser el propio nio el que debe elegir su letrado (66), y no
sus padres ni el juez.
Entiendo adems que, si se considera a un nio en concreto con discernimiento suficiente como para actuar con patrocinio letrado, tambin
debe considerrselo con capacidad para elegir ese letrado, si bien, claro
est, usualmente tal letrado le podr ser presentado por sus padres o bien
por el juez. No obstante, considerando de una importancia fundamental
que el nio pueda contar con su propio patrocinio letrado en aquellos
(64) CSIN, 6/11/1980, :Seguir y Dib, Claudia Graciela: Fallos: 302:1284, disponible
adems en unewleleYenif eccema'', ARMA/1136/1980.
(65)Conf. FERNNDEZ, Savia E., ob. y loc. cit.; rom, MAMA VICTORIA, ob. y Inc. cit.;
MORENO, GUSTAVO DANIEL, ob. cit., p. 65.
(66)ConE FAM, nudo ViaomA, ob. y Inc. cit.
643
tipo de procesos y la necesidad de realizar una reforma procesal que contemple estos aspectos (7).
No obstante es en dichos procesos donde, paradjicamente, el nio
no es tcnicamente parte con todo lo que ello implica (lo que significa que
no entabla la demanda ni la contesta, no podra ser declarado en rebelda,
no tiene la carga de instar el procedimiento con la consecuencia de la
caducidad de la instancia, si bien puede instarlo, no puede ser condenado en costas, etc.), pero es quien en una calidad que podramos llamar
de tercero sui generis ms se ve afectado por el resultado del proceso,
que versa sobre cuestiones y decisiones concernientes a sus derechos y
a su persona, y a quien el juez por ende debe prestar fundamental
atencin y consideracin, y otorgarle la mxima plenitud posible de sus
derechos, tambin procesales, debiendo actuar como ya lo seal a tales
fines, siendo fundamental que cuente con la posibilidad de contar con un
abogado que lo asista en su propia posicin.
Es en este tipo de procesos donde, generalmente, aparecen intereses
contrapuestos entre el menor y uno o ambos padres. Por supuesto que,
en estos casos, de no ser posible la designacin de abogado patrocinante
por la falta de edad y discernimiento suficiente, el juez debe nombrar a un
tutor ad litem, que represente los intereses del nio.
Se ha intentado sealar, en general, aquellos procesos en los cuales
los nios pueden presentar intereses contrapuestos con sus padres y
aquellos en los que no, a fin de determinar en cules de ellos son representados sin inconvenientes por sus padres, y en cules es necesario
que tengan representante o asistente propio y diferente de los representantes legales (721. Si bien es cierto que algunos casos son particularmente
paradigmticos en cuanto a la existencia de intereses contrapuestos con
uno o ambos padres (por ejemplo, un juicio de impugnacin de la paternidad matrimonial, o de tenencia) y otros no presentan habitualmente
tal contraposicin (como puede ser un juicio de daos o una accin de
reclamacin de filiacin), no creo que puedan establecerse criterios rgidos absolutos tampoco en este punto. Es que, pinsese, por ejemplo,
que un juicio de divorcio (en el cual, los nios no son parte ni tienen en
principio un inters personal) puede incluir acuerdos de tenencia, visitas y alimentos que los involucren, y pueden verse afectados sus derechos, encontrndose en una posicin distinta de las de los padres, que a
veces convienen tales cuestiones como una suerte de "moneda de cambio" frente a otros intereses personales o econmicos, en el marco de un
"acuerdo global" que abarca, indistintamente, derechos y reclamos de los
nios y los adultos. O, tambin, ciertas cuestiones alimentarias donde los
644
645
En definitiva, como ya lo he dicho, es el juez quien, en cada caso concreto, debe valorar las circunstancias concretas para admitir o no la actuacin del nio con su propio letrado. De este modo es que, en un importante
precedente, se decidi que "en un proceso motivado en la obstaculizacin
ejercida por una madre respecto del rgimen de visitas fijado a favor del
padre no conviviente corresponde rechazar las presentaciones efectuadas
por los hijos menores de ambos, con patrocinio letrado, si el abogado de
los nios fue contratado por la madre y sta es quien abona sus honorarios,
pues ello permite concluir que los referidos escritos no son ms que meros
artilugios de aqulla para imponer su personal criterio, bajo la apariencia
de lo que debera ser una autntica intervencin autnoma de los nios
en el proceso" y tambin que "el tribunal considera que en el caso concreto por los problemas que se presentan en la familia de autos A.S.
y M. no se hallan en condiciones psquicas ni emocionales de proponer
abogados que los patrocinen. La trama familiar presuntamente perversa
que sin dificultad se puede advertir con el examen de las actuaciones, hace
que el grado de obnubilacin que padecen los adolescentes por el peso
de la influencia materna les impida, por faltar en este especfico punto
del nivel necesario de entendimiento, llevar a cabo algo tan trascendente
como lo es proponer el letrado que los asista" (74).
Es que, si bien, en la mayor parte de los casos, los padres procuran el
bienestar de sus hijos y deben respetarse desde el Estado las decisiones que
adoptan, no es posible ignorar la lamentable existencia de otros supuestos
en los cuales se ejerce la paternidad de un modo disfuncional, priorizando
los progenitores un enfrentamiento entre ellos por sobre el inters de los
nios, o no hallando el modo de solucionar sus diferencias personales de
un modo pacfico y constructivo, todo lo cual va en detrimento del bienestar de los nios, que pasan a ser "objeto" del enfrentamiento paterno. Y
esto debe analizarse cuidadosamente en cada caso concreto, a fin de tomar
decisiones respecto de la forma de actuacin en juicio de los nios, para
salvaguardar sus derechos y no permitir ni contribuir a su vulneracin.
4.4. El abogado del nio y su distincin con otras figuras en el reciente Proyecto de Cd. Civil y Comercial de la Nacin
El Proyecto de Cd. Civil y Comercial de la Nacin del ao 2012 (75),
prev en su art. 26 que la persona menor de edad "en situaciones de con(73)Sobre el punto me remito a lo que ya he dicho en "Ejecucin de alimentos: embargo ejecutorio y contornos de la legitimacin activa': en juicio crtico-Embargos, Ed. AdHoc, Buenos Aires, 2010.
(74)CNCiv., sala a 19/3/2009, "K., M. y otro c. K., M. D'; LA LEY, 2009-C, 408, disponible adems en Intemet en www./a/eyon/ine.com.ar, AR/JUR/3038/2009.
(75)Conf. Proyecto..., cit.
646
647
complementaria en todos los procesos en los que se encuentran involucrados intereses de personas menores de edad, incapaces y con capacidad
restringida; la falta de intervencin causa la nulidad relativa del acto. b)
Es principal: (i) cuando los derechos de los representados estn comprometidos, y existe inaccin de los representantes; (II) cuando el objeto del
proceso es exigir el cumplimiento de los deberes a cargo de los representantes; (iii) cuando carecen de representante legal y es necesario proveer
la representacin. En el mbito extrajudicial, el Ministerio Pblico acta
ante la ausencia, carencia o inaccin de los representantes legales, cuando
estn comprometidos los derechos sociales, econmicos y culturales':
5. GARANTIZA LA LEY 26.061 LA DOBLE INSTANCIA
PARA LOS NIOS, NIAS Y ADOLESCENTES?
648
contraria, acarreara enormes dificultades tanto en lo que hace a su aplicacin prctica, cuanto a la afectacin de derechos y garantas constitucionales de las restantes partes del juicio e, incluso, de los propios nios.
En efecto, cabe recordar que el art. 58 del Cd. Civil dispone que "este
cdigo protege a los incapaces, pero slo para el efecto de suprimir los
impedimentos de su incapacidad, dndoles la representacin que en l
se determina, y sin que Se les conceda el beneficio de restitucin, ni ningn otro beneficio o privilegio': Si bien puede legtimamente sostenerse
que este artculo slo se refiere al Cd. Civil y no a otras leyes, y que, en
todo caso, ha quedado tcitamente derogado o modificado a travs de la
ley 26.061 y la Convencin sobre los Derechos del Nio, entendemos que
no al punto de hacer desaparecer el correcto principio que siempre rigi
en nuestro derecho, de que, de lo que se trata, es de que la ley coloque en
este caso al nio en un pie de igualdad con las restantes personas, incluso considerando especialmente su inters relativamente al inters de los
dems, pero no que esto pueda llevar al extremo de conculcar derechos
constitucionales de otros, tal como la igualdad ante la ley o la exigencia de
un juicio justo y resuelto en un plazo adecuado.
La exigencia de la doble instancia en todos los casos choca, por una
parte, con aquellas providencias o resoluciones inapelables por razones
procesales (el monto debatido, la materia de que se trata o la naturaleza
de la providencia, el trmite procesal, etctera) y, por otra parte, con la
existencia de tribunales de instancia nica. Si llegamos a la conclusin
de que el nio puede apelar todas las providencias y resoluciones, aun
aqullas consideradas inapelables para las dems partes, se generara
a mi criterio una inadmisible desigualdad entre las partes, tanto para la
parte contraria cuanto, incluso, para quienes integren litisconsorcio activo o pasivo con el menor. Si, por otra parte, esto importa la necesidad de
crear nuevos tribunales de alzada all donde no existen, ello no sucede en
el corto plazo y la consecuencia sera la falta de firmeza sine die de la sentencia, esto podra acarrear un perjuicio mayor al propio nio y al resto
de las partes del proceso. Es que la expresin "cualquier decisin que lo
afecte", podra, por ejemplo, incluir el caso de una sentencia de daos que
admite en su mayor parte la demanda promovida por el nio aunque sin
admitir todos los rubros reclamados o sin otorgar algunos de los montos
pedidos, o una sentencia de alimentos que prospere por una cifra algo inferior a la pretendida, siendo peor el perjuicio que el beneficio en el caso
de quedar la sentencia "en suspenso':
En definitiva, sin desconocer las buenas intenciones que alientan
quienes as lo postulan, me quedan serias dudas acerca de la ventaja real
de mantener a ultranza la exigenCia de la doble instancia para los nios
en ciertas circunstancias, y entiendo preferible la interpretacin tambin posible de que, lo que se busca, es que el nio siempre puede apelar en aquellos procesos "que lo afecten" en los que puede presentarse,
aunque no sea tcnicamente "parte" (por ejemplo, segn qued dicho, en
un proceso de "tenencia").
649
6. CONCLUSIONES
La participacin de los menores o nios en juicio tiene, como qued
visto, una cantidad de variantes y posibilidades que van desde la representacin a la asistencia y pasan por diversas figuras que cumplen con
distintas funciones. Al sistema del Cd. Civil, que contina vigente, se
fueron agregando nuevas opciones, a travs de la ley 24.946 y, posteriormente, de la ley 26.061, entre los que se destaca por su trascendencia y
particularidades la figura del "abogado del nio': Resulta muy difcil por
no decir imposible responder en forma general y sin hacer referencia a
las particularidades de cada caso concreto, a interrogantes tales como si
corresponde o no, conforme al objeto de un juicio y a la calidad de parte
o de interesado o afectado del nio, dejar su representacin en juicio en
cabeza de uno o ambos padres, designar a un tutor ad litem o a un abogado para que lo patrocine, o permitir que sea representado exclusivamente
por el Defensor Pblico de Menores e Incapaces, determinar quin designar en su caso a dicho abogado, qu edad debe tener el nio para contar
con patrocinio letrado, y otros que desvelan a juristas y jueces. Es slo
en el caso concreto, en contacto con las circunstancias concretas, con el
proceso concreto, la familia concreta y, sobre todo, con el nio en concreto, con sus necesidades, deseos, opinin y caractersticas, que pueden
responderse una a una estas cuestiones. Es as que a los jueces les corresponde como siempre interpretar y aplicar el derecho, buscando la
solucin justa, adecuada, y ms conveniente al inters superior del nio
y al familiar, sin atarse a esquemas rgidos ni a opiniones dogmticas, en
uno u otro sentido. Es que, si no se logra solucionar el problema o necesidad cine el nio presenta, en forma adecuada y en tiempo oportuno, en
vano ser aplicar las leyes, por mejores que stas sean y mejores intenciones que el legislador haya tenido, en tanto no debe perderse de vista que
las normas legales, opiniones doctrinarias y sentencias judiciales no son
ms que instrumentos, en definitiva, al servicio de la justicia que reclama
la sociedad en general y los nios en particular.
CArtruDD XXVIII
EL ROL DEL NIO OCUPANTE
EN EL JUICIO DE DESALOJO
Por Mara Laura Ragoni
1. PLANTEO
I. Desde que la ltima reforma constitucional otorgara jerarqua constitucional a ciertos tratados internacionales de derechos humanos se
acentu la necesidad de realizar una relectura de los textos y respuestas
jurdicas tradicionales para verificar su adecuacin a los principios sealados en aqullos.
En el proceso de desalojo en general y en particular cuando hay nios, nias o adolescentes en adelante nios o menores viviendo en
el inmueble objeto del juicio varios tratados son los que tienen incidencia. Principalmente gravitan la Convencin sobre los Derechos del Nio
y el Pacto Internacional de Derechos Econmicos Sociales y Culturales.
Es que muchas personas al perder la vivienda que habitaban quedan expuestas sobre todo los grupos ms vulnerables a la violacin de un
gran abanico de derechos fundamentales como la vida, la integridad psicofsica, la salud, la educacin y la alimentacin por enumerar los ms
salientes. Cierto que el trmite del desahucio no es la causa generadora de esas afectaciones pero puede ser el eslabn que se encuentre ms
prximo al desenlace que llevara a la familia a la situacin de calle
Con esa perspectiva repasaremos la normativa sustancial y adjetiva
as como la jurisprudencia de los Tribunales del Fuero Civil de Capital
Federal en los puntos en que puedan encontrarse el proceso desalojo y
los derechos de la niez.
2. LEGITIMACIN PROCESAL DEL NIO EN EL DESALOJO
H. La primera cuestin relevante que debe precisarse es la legitimacin que le cabe al nio en el juicio de desalojo que, tal como lo regula el
652
En general no se dirige la demanda contra los menores porque la relacin jurdica sustancial se basa en un convenio del que no participaron
cuando se acciona con fundamento en las causales de vencimiento de
contrato, falta de pago, cambio del destino acordado, etc. o en una intrusin que requiere violencia o clandestinidad en el ingreso al inmueble en la que no se les atribuye de manera autnoma la responsabilidad
en el acceso al predio. As tambin en la mayora de los casos los nios
aprovechan del contrato de alquiler o comodato celebrado por sus progenitores o adultos con quienes conviven o estn incluidos en inmuebles a
los que aqullos accedieron sin ttulo.
HL En esas condiciones al no haber sido demandados, podra sostenerse que segn las categoras procesales tradicionales, los nios no seran parte en el juicio de desalojo. Recordemos que la calidad de parte en
un proceso la tiene aqul que en nombre propio o en cuyo nombre se pretende la actuacin de una norma legal o la satisfaccin de una pretensin
y aqul respecto del cual se formula esa pretensin o se reclama dicha
satisfaccin (I). Entonces, desde ese enfoque, los menores no tendran legitimacin autnoma ni diferenciada de la que tengan sus padres, tutores
o adultos convivientes.
IV. Se ha respaldado esta conclusin desde el ngulo que ofrece el
derecho sustancial. En ese sentido se sostuvo que los hijos menores de
edad estn sometidos al rgimen de la patria potestad lo que implica, entre otras cosas, que estn bajo la autoridad y cuidado de sus progenitores,
que supone la obligacin de estos ltimos de procurarles vivienda y de
los nios de vivir con ellos. As no podra presentarse una condicin de
ocupantes del inmueble emancipada de la que tuvieran sus padres por lo
que no gozaran de legitimacin autnoma e independiente a los efectos
de un proceso de desalojo que la que correspondiera a sus padres convivientes (2).
La mayora de los tribunales del fuero civil de Capital Federal han
coincidido en negar la calidad de parte a los nios a menos que sean actores o demandados. Se seal que la circunstancia que existan hijos me(1) CHIOVENDA j'OS, Principios de Derecho Procesal Civil, Rens, Madrid, II, pto. 34,
ps. 5, 6; ALSINA HUGO, Tratado Terico Prctico de Derecho Procesal Civil y Comercial,
Ediar, Buenos Aires, 1956, t. I, 473; PALACIO, LINO ENRIQUE, Derecho Procesal Civil, Abeledo-Perrot, t. III, cap. XV, ps. By ss.
(2) KNAVS, VERNICA, "La intervencin del Ministerio Pupilar en el juicio de desaloj; LA LEY; 1/11/2010; CCiv. y Com. San Martn, sala2a, "T. de B. Y. D. c. S.] s/desalojo" del
5/5/2005, Lexis n*14/136263; CCiv. y Com. San Nicols, "Z. E. S. c. A. R. M. s/desalojo" del
17/5/2005, Lexis 14/116064.
653
654
655
La Corte Suprema lo ha precisado en el sentido de que se debe 'I.. separar conceptualmente aquel inters del nio como sujeto de derecho de
los intereses de otros sujetos individuales o colectivos, incluso llegado el
caso, del de los padres. Por lo tanto la coincidencia entre uno y otro inters no ser algo lgicamente necesario sino una situacin normal y regular pero contingente que, ante el conflicto exigir justificacin puntual en
cada caso concreto" (15).
De acuerdo a esas pautas el mejor inters del nio eventualmente podr no coincidir con el de sus padres o adultos convivientes tal vez indiferentes respecto de la conservacin de la tenencia del inmueble o desinteresados de las condiciones en que se lleve adelante el desahucio. De ah
que la exigencia constitucional del debido proceso adjetivo requerir la
participacin del nio a fin de tutelar su inters como sujeto de derecho,
intervencin que se har efectiva por medio de sus representantes (16). As
tambin se atender la manda constitucional de que el nio sea escuchado en todo procedimiento que lo afecte ya sea directamente o por medio
de un representante o de un rgano apropiado ( 7).
No es superfluo destacar que los referidos derechos humanos bsicos
tienen estructura de principios. Estos a diferencia de las reglas que son
mandatos definitivos que slo admiten ser cumplidos, ordenan la realizacin de un valor en la mayor medida posible segn sus posibilidades
jurdicas y fcticas Pe9. As, el derecho de los nios ocupantes se traducir
en el mandato de optimizar la actualizacin de tales derechos que segn
las singularidades reales y jurdicas del caso concreto ser susceptible de
grados de realizacin.
VII. Bajo tales premisas sostener que el acceso a una vivienda digna,
el derecho a un nivel de vida adecuado y la constelacin de garantas que
ste irradia se relacionan y pueden afectar el inters del nio como sujeto
de derecho en el marco del juicio de desalojo significa que en resguardo
del debido proceso el juez habr de considerar el planteo que se realice
en su nombre.
Con todo, esa afirmacin no conduce necesariamente a que luego de
consideradas todas las cosas se mantenga al nio en la tenencia del inmueble. Es que aunque se comprometan los derechos esenciales que se
(15) Fallos: 328:2870, consid. 4 voto de Fayt, Zaffaroni y Argibay.
(16) SOLARI, NSTOR E., "Situacin de los hijos menores de edad ante un juicio ejecutivo'; LLC (abril), 265 considera que cuando los menores ocupan el inmueble n conflicto
est en juego su derecho a la vivienda independientemente y sin perjuicio del derecho de
la madre por lo que debiera garantizarse su intervencin. Propone que esa participacin
se realice mediante la figura del abogado del nio introducida por la ley 26.061.
(17) Art. 12, inc. 2, de la Convencin sobre los Derechos del Nio y 75, inc. 22, de la
Constitucin Nacional.
(18) ALEXY, ROBERT, Teora de los Derechos Fundamentales, Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, Madrid, 2002.
mencionaron, no ser en el juicio de desalojo donde sea fctica y jurdicamente posible atender la pretensin de mxima que sera solucionar el
problema habitacional del nio. En su caso este trmite sera el disparador de los reclamos a los obligados a satisfacer esos derechos, los que podran gestionarse mediante trmites judiciales o extrajudiciales por fuera
de su marco.
cripcin legal cuanto el art. 494 del mismo cuerpo prevn la sancin de
nulidad de los actos en los que debiendo hacerlo, no hubiera intervenido
ese organismo.
656
657
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin ha declarado la nulidad de los procedimientos en los que involucrados intereses de
menores no se le haya dado intervencin al Defensor de Menores en la
oportunidad procesal correspondiente. En esos precedentes los intereses
de los nios estaban claramente implicados en los trminos de los arts. 59
y 494 referidos porque tenan calidad de actores (23) o de demandados (24).
Pero algunas de las consideraciones all vertidas admiten proyecciones
en casos como el que nos ocupa. Por ejemplo expres el Alto Tribunal que
't. debe primar la evidente finalidad tuitiva perseguida por el legislador al
preveer la defensa apropiada de los derechos del menor, especialmente
cuando el tema ha sido objeto de consideracin especfica en los tratados
internacionales que tienen jerarqua constitucional (art. 75, inc. 22, de la
Ley Suprema) tales como la Convencin sobre los Derechos del Nio que
establece el compromiso de los estados partes de dar al menor "oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo
que afecta al nio, ya sea directamente o por medio de un representante o de un rgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional" (art. 12, inc. 20)" (25).
Los trminos del art. 54 de la Ley Orgnica del Ministerio Pblico
24.946 permiten dar a la intervencin de los defensores pblicos de menores un alcance amplio. Ello as porque cuando enumera los deberes y
atribuciones de aqullos consigna: a) intervenir... en todo asunto.., que
afecte la persona o bienes de los menores... en toda oportunidad en que
se encuentre comprometido el inters de la persona o los bienes de los
menores.., y entablar en defensa de stos las acciones y recursos pertinentes, ya sea en forma autnoma o junto con sus representantes necesarios... c) promover o intervenir en cualquier causa o asunto.y requerir
todas las medidas conducentes a la proteccin de la persona y bienes de los
menores... f) peticionar a las autoridades judiciales la aplicacin de medidas pertinentes para la proteccin integral de los menores.., expuestos
por cualquier causa a riesgos inminentes y graves para su salud fsica o
moral, con independencia de su situacin familiar o personal..!:
esencial en todo asunto judicial o extrajudicial, de jurisdiccin voluntaria o contenciosa,
en que los incapaces demanden o sean demandados, o en que se tate de las personas o
bienes de ellos, so pena de nulidad de todo acto y de todo juicio que hubiere lugar sin su
participacin':
(23)Fallos: 320:1291, 330:4498, 332:1115 y R.221.XLIV, "Rivera Rosa Patricia c. Estado
Nacional" del 6/7/2010.
(24)Fallos: 323:1256.
(25)Fallos: 320:1291 consid. 7; prrafo citado por el Defensor Oficial ante la CSJN, en
el caso "Rivera" que se individualiza en la cita 23.
658
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Anoticiados de la situacin de los nios los funcionarios del Ministerio Pblico segn las particularidades de cada caso al mismo tiempo que
podrn actuar con la finalidad de salvaguardar sus garantas procesales
y minimizar los daos que el juicio pueda aparejarles, debern poner en
marcha los mecanismos para la efectiva atencin del derecho a la vivienda
activando los reclamos pertinentes contra los obligados a satisfacerlo (I ).
De manera consecuente con lo expresado precedentemente, si se omitiera la intervencin del Defensor de Menores cuando surja que hay nios
se estara "...transgrediendo... normas legales expresas que gobiernan de
modo imperativo su actuacin (conf. arts. 59, 494y concordantes del Cd.
Civil), lo que traduce, asimismo, una lesin ala exigencia constitucional del
debido proceso adjetivo" (CSJN, Fallos: 323:1256 [2000], consid. 13, donde
el voto de la mayora asimil la nulidad al art. 1047 del Cd. Civil, aunque
con apartamiento sobre ese punto de los Ministros O'Connor, Petracchi y
Bossert).
5. ENTREGA ANTICIPADA Y EJECUCIN DE SENTENCIA
X. Otra cuestin que podra reflexionarse es la solicitud de entrega del
inmueble antes de la sentencia en los trminos de los arts. 680 bis y 684
bis del Cd. Procesal. Aunque es un instrumento valioso desde el ngulo del derecho del actor, es una medida admitida por la ley procesal sin
exigir certezas en la existencia del derecho del pretendiente ya que es suficiente que ste sea verosmil. Asimismo, al estar procesalmente asimilada con las pretensiones cautelares, un recurso contra ella procedera con
(31) En similar sentido en punto a la oportunidad de la intervencin, TOSELLI, JUAN
Calzos, "La necesaria intervencin del Ministerio Pupilar: finalidad, funcin y legitimacin procesal; Revista de Derecho de Familia y de las Personas (2011) n1, p. 263.
(32) ar. art. 681 del CPCC.
(33)Cfr. art. 684 inc. 20 del CPCCN. Vase que son normas que especialmente se ocupan de la necesidad en el desalojo de individualizar a los ocupantes, a la luz de la incidencia de este tipo de juicios en los supuestos en que viven nios, deberan extremarse los
recaudos en el cumplimiento de esta directiva legal.
(34) V.gr. accin contra los obligados alimentarlos segn lo autoriza el art. 272, ltima
parte, del Cd. Ovil, contra el Estado.
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CAPTULO XXIX
664
SANTIAGO
P. IRIESARNE
En ese sentido, acreditada la conformidad de los representantes legales del nio 9) ser tambin necesaria la intervencin del ministerio pupilar(5), finalmente, el juez independientemente de lo dictaminado por el
defensor de menores decidir si corresponde homologar ese acuerdo o
si, por el contrario, declara su nulidad (6).
Los antecedentes jurisprudenciales concernientes al tema revelan la
existencia de casos en los que se ha declarado la nulidad de esos acuerdos
en virtud, exclusivamente, del incumplimiento de las formas legales impuestas ante la falta de intervencin del Ministerio Pupilar.
De ese modo, se quita eficacia a los acuerdos basndose nicamente
en aspectos formales y se priva a los letrados de la retribucin pactada.
Son escasos los supuestos en los que para fundamentar la decisin
se expresa qu circunstancias precisas y particulares del caso concreto
justifican la declaracin de nulidad.
Por medio del presente trabajo estudiaremos la trascendencia de la
cuestin, realizaremos un breve anlisis legal, doctrinario y jurisprudencial del tema para proponer una serie de tpicos a considerar en orden a
decidir cundo resulta vlido recurrir a un pacto de cuota litis y, eventualmente, qu porcentaje, en el marco de lo legalmente admitido en el art. 4*
de la ley 21.839 puede aceptarse legtimamente en cada caso (7).
2. IMPORTANCIA DE LA CUESTIN
El ordenamiento jurdico contempla en la actualidad una gran cantidad de normas de diferente jerarqua concebidas con la finalidad especfica de tutelar la vida de las personas hasta el momento en el que alcanzan la mayora de edad (8) .
(4) Am. 57, incs. le y 2', 264 quater, inc. 6", 274 y 297, Cd. Civil.
(5) Arts. 59y 494, Cd. Civil.
(6) ICIamANovicH, fosca L., Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin. COMenlado y Anotado, En. Lexis Nexis, Bs. As., 2006, t. ti, p. 1350.
(7) No escapa al anlisis aqu efectuado el texto del proyecto de reforma de la ley de
arancel que en la actualidad se encuentra en pleno debate ante la Honorable Cmara de
Senadores del Congreso de la Nacin (5-0736/12). Sobre el particular cabe sealar que,
sin perjuicio del tratamiento ms extenso que se otorga a los llamados "Contratos de Honorarios y pactos de cuota !lis" (ttulo del Captulo 2 de la ley) ninguno de los aspectos
estudiados en este trabajo recibe una regulacin distinta del rgimen actualmente vigente
en la ley 21.839 (cfc texto ley 24.432).
(8) Desde la Convencin sobre los Derechos del Nio ratificada por la ley 23.849 e
incorporada al texto de la Constitucin (art. 75 Inc. 22), hasta la ley 26.061 (v. esp. arts. 8a
31) a nivel nacional. En la rbita provincial y en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
tambin existen normas que atienden esta problemtica de modo especifico: ley 114 de
la Ciudad de Buenos Ales del 3/12/1998, ley 13.298 de la provincia de Buenos Aires del
14/1/2005, ley 12.967 dala provincia de Santa Fe de117/4/2009, ley 9396 de la provincia de
Crdoba del 6/6/2007, ley 9861de la provincia de Entre Ros del 15/9/2008, ley 3062 de la
provincia de Santa Cruz del 11/6/2009, ley 5681 de la provincia del Chaco del 29/3/ 2006,
ley 5773 de la provincia de Corrientes, ley 3820 de la provincia de Misiones del 6/12/2001,
ley 2302 de la provincia del Neuqun del 10/12/1999, ley 3097 de la provincia de Ro Negro del 20/5/1997, ley 521 de Tierra del Fuego del 28/ 11/2000, ley 4347 de la provincia de
Chubut del 16/12/1997, ley 5288 de la provincia de Jujuy del 22/11/2001, ley 7039 deja
provincia de Salta del 8/7/1999, ley 7338 de la provincia de Sanluan del 5/12/2003, ley
5430 de la provincia de San Luis, ley 7590 de la provincia de La Rioja, ley 1556 deja provincia de La Pampa, ley 6354 de la provincia de Mendoza del 22/11/95 esta ltima es reconocida como la primera ley provincial en adecuarse a los contenidos de la Convencin
Internacional de los Derechos del Nio (cfr. FAZZIO, ADRIANA, Niez, Familia y Derechos
Humanos, En. Espacio, Bs. As., 2010, ps. 34 y ss.). Segn la obra citada slo las provincias
de Catamarca, Tucumn, Formosa y Santiago del Estero no poseen legislacin especfica.
(9)V. art. 1', ltimo prrafo, ley 26.061.
(10) Tngase presente que prestigiosa doctrina ha calificado el rgimen dela ley 26.061
como un conjunto de enunciados o principios de dificultosa operatividad (v. gr. ZANNONI,
EDUARDO A., "El Patronato del Estado y la reciente ley 26.061; LA LEY, 2005-E 923).
666
SANTIAGO R IRIBARN E
era menester que se formulara el reclamo pertinente para obtener la sentencia favorable (H).
La actuacin de los abogados ser entonces decisiva para recorrer ese
camino: la eleccin de la va ms adecuada considerando la naturaleza
del problema propiamente dicho y el tiempo que insumir el trmite en
cada caso, qu extensin tendr el reclamo, cmo obtendr los medios
de prueba necesarios para dar sustento a su demanda, etc. son slo algunos de los interrogantes cuyas respuestas dependern de su consideracin profesional.
Ahora bien, con excepcin de los casos en que el nio afectado provenga o se encuentre en un continente familiar que cuente con recursos
econmicos suficientes como para pagar al profesional los honorarios
que correspondan con antelacin al inicio de cualquier reclamo (12), no
quedar otra alternativa para el nio, para sus representantes y para el
abogado que recurrir al llamado pacto de cuota litis(").
Aparte de los requisitos propios de esa figura actualmente regulados en los arts. 4 y 5 de la ley 21.839, tal como sealamos en la introduccin y ms adelante profundizaremos, en tanto ese contrato afecta el
patrimonio de nios, nias o adolescentes, su validez se encuentra condicionada a ciertas exigencias que condicionan su eficacia.
El reciente y ambicioso rgimen que impera a partir de normas tales como la ley 26.061 renueva la necesidad de ocuparse del problema.
Mxime cuando, como se sealara en la introduccin, existen antecedentes jurisprudenciales en que esos contratos reciben no homologacin judicial.
La norma citada constituye un autntico cambio de paradigma cuyo
alcance no puede abordarse en este trabajo.
Sin embargo, parece necesario mencionar que a partir de su entrada
en vigencia, los nios, nias y adolescentes pueden intervenir en ciertos
casos judiciales "por su propio derecho',' esto es, en forma autnoma o
independiente de sus representantes legales.
(11) MORELLO, AUGUSTO MARIO, "El pacto de cuota litis en la Corte de Mendoza", JA,
2001-1-17.
(12) Constituye un dato de la realidad que los profesionales exijan el pago de honorarios ante la consulta, con carcter previo a tomar siquiera el caso. Luego, la mera confeccin de una interpelacin formal o carta documento tambin origina el pago de una
nueva contraprestacin. Asimismo, con anticipacin a la confeccin y presentacin de la
demanda es necesario afrontar el pago de lo que pueda considerarse un anticipo, o no, de
los honorarios. Todas estas cuestiones se encuentran actualmente reguladas en los arts. 57
y siguientes de la ley 21.839 (texto cfr. ley 24.432). En el proyecto de ley citado en la nota al
pie N 71as labores extrajudiciales de los profesionales son tratadas en el art. 60.
(13)LoarNzErn, RICARDO LUIS, Tratado de los contratos, Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 2007, t. II, p. 242.
(16) Cuyo ttulo: "Garantas Mnimas de Procedimiento. Garantas en los Procedimientos Judiciales o Administrativos", muestra la importancia dada a la cuestin.
(17) CS1N, "G., M. S. c. J. V., L.'; del 26/10/2010. En el caso se trataba de dos nias de 7
y diez aos de edad. LA LEY, 2011-A, 215 y JA, 2011-1, fascculo n 2, 12/1/2011, p. 13.
668
SANTIAGO
P. 1RIBARNE
marco de acciones judiciales concretas, pero no puede extenderse ese reconocimiento de capacidad a la celebracin de actos jurdicos en general
y de carcter patrimonial en especial, que continuaran limitados por la
nocin de incapacida d (23).
Ahora bien, la determinacin de cules son las ocasiones que autorizan la actuacin de los nios, nias o adolescentes por su propio derecho
debe realizarse evaluando la competencia del nio para el caso concreto,
esto es, su capacidad de discernimiento, que estar estrechamente ligada
con el grado de autonoma que hubiere logrado en su proceso madurativo (4. As, puede incluso admitirse que nios menores de catorce arios
puedan promover o contestar acciones judiciales que involucren los llamados derechos personalsimos, "si demuestra comprensin del planteo
que realiza y madurez para los actos de que se trata", lo cual habr de ser
valorado y determinado judicialmente en cada caso (21).
670
SANTIAGO P. IRIBARN E
tivado a infringir la ley para vencer y, de ese modo, obtener una ganancia
econmica mayor.
La misma Corte Suprema de Justicia de la Nacin se pronunci reprobando esta clase de acuerdo, argumentando que se buscaba sustraer a los
abogados y procuradores de toda sugestin extraa al inters superior de
la justicia (28)
Interesa ver, sobre la connotacin negativa a la que nos referimos, que
la desaprobacin del contrato estudiado se encuentra ya presente en el
ttulo VI, de la partida III, ley XIV. All, el propio Alfonso X el sabio-129).
La prohibicin y la consecuente nulidad del pacto de cuota litis, tiene,
desde su perspectiva, dos fundamentos: 1) la eventual posibilidad de que,
con tal de vencer, el abogado recurriera a medios ilcitos. 2) la imposibilidad de encontrar asistencia profesional sin recurrir a este tipo de acuerdos para las partes.
La primera de las objeciones implica considerar que todo letrado que
tuviere alguna participacin en el resultado de un juicio se encuentra mo(27) Aun cuando pueda justificarse esa calificacin negativa en algn caso de autntico abuso por parte de un letrado no parece razonable extenderla a una generalizacin
que prive de eficacia un contrato que, en definitiva, constituye un vehculo eficaz y, dentro
de cierto marco, vlido, para la legtima tutela de los derechos de las personas.
(28) CSIN, 12/6/1919, "Fernndez c. Quiroga1
(29) Las razones que justifican la prohibicin se expregan en los trminos que siguen:
"Reconocer dene aparte del trabajo que llena el abogado en su pleyto, guando anda y lealmente, guardndole e pagando( su salario, assi con el. E porque los ornes, con cuyta que han
de vencer en los pleytos, e a las vegadas por maestra de los abogados, prometen mayores
salarios, que non denen, o fazen posturas con ellos a dao de si; porende mandamos, que el
abogado tome salario de la parte, segund el pleyto fuere, grande o pequeo, ole conniniere
segn su sabidura, o el trabajo que y llevare; de manera que el mayor salario que pueda
ser non suba de cient maraveds arriba, guando quier que sea grande la demanda; e dende
Ayuso, segn fuere el pleyto. Otros defendemos "Que ningn abogado non sea osado de
fazer postura con el dueo del pleyto, de recebir cierta parte de aquella cosa sobre que es
la contienda': Porque tovieron por bien los sabios antiguos, que cuando el abogado sobre
tal postura razonasse, que se trabajara defazer toda cosa porque la pudiesse ganar, quier
a tuerto, quier a derecho. E aun lo defendieron por otra razn, porque cuando tal pleyto les
fuesen otorgado, que pudiesen fazer con la parte a quien ayudassen, non podran los omes
fallar abogado, que en otra manera les quissiese razonar, nin ayudar, si non con tal postura:
lo que seda contra derecho e cosa muy daosa a la gente. Pero si algn abogado fuesse tan
atrevido, que fiziesse tal postura como esta, con apane a quien ayudasse; mandamos, que
despus que le fuere prenado, non pueda razonar por otri enjuicio, assi como persona gofamacla; e dems, que el pleyto, que oniere puesto con aparte, que non le va/a" Cita extrada
de la nota fallo de humea ATTwea DE WYGA, en JA, 1.15, ao 1925, p. 113.
Por otra parte, el recurrir a medios ilegtimos para ganar un juicio habr de encontrarse siempre motivado en razones de orden moral. Consecuentemente, el mbito propio para su tratamiento adecuado se encuentra en normas tales como la ley 23.187.
De cualquier modo, parece claro que para un profesional dispuesto
a cometer faltas para vencer en el litigio, la prohibicin de los pactos de
cuota litis no representa autntico obstculo para la comisin de tales actos. Desde que, como sealramos en el prrafo precedente, la fijacin
de los emolumentos se encuentra ligada de alguna forma al resultado del
juicio, este supuesto mvil no desaparecer.
La segunda objecin responde a un contexto social y econmico distinto al presente pues en la actualidad, el pacto de cuota litis constituye
un medio corriente al que se recurre para obtener la asistencia de un profesional cuando una persona no dispone de medios econmicos suficientes para pagar a un abogado los costos implicados en su reclamo.
En ese sentido, la doctrina destaca que la mejor virtud del contrato
es, justamente, favorecer el acceso a la justicia a aquellos que carecen de
recursos suficientes para hacer frente los costos que a priori importa un
proceso judicial (3O)
De ese modo, el contrato no resulta en la actualidad una condicin
para la obtencin de un servicio profesional sino un medio, al alcance de
quienes carecen de otros, para acceder a una asistencia letrada.
Esta perspectiva distinta est presente incluso en la primera norma que
admite la celebracin de este tipo de contratos en nuestro pas: el decreto
30.439/44131). En cuya exposicin de motivos se establece "(...) la validez
del pacto de cuota litis convenido en condiciones razonables para que el
(30) LorumzErn, RICARDO L., Tratado de los Contratos, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, t. II, p. 242; RIELSA, R., "La abogaca; cap. III, en JA, 46-2. Ambos citados en BizAvo
DIANDRE, IGNACIO, "El pacto de cuota litis ante la desvinculacin del abogado", ED, diario
del 11/4/2011.
(31) B.O. del 16/11/1944.
672
673
5. LA JURISPRUDENCIA
La Corte Suprema de Justicia de la Nacin, con fundamento en la falta
de intervencin del Ministerio Pupila; ha denegado la homologacin de
un convenio de cuota litis en funcin de lo dispuesto por el art. 59 del
Cd. Civil
En ese pronunciamiento se establece que ese contrato implica "un
acto de disposicin que no le est permitido a quien administra los bienes
de sus hijos". El Mximo Tribunal circunscribe sus fundamentos a aspectos meramente formales.
En concordancia con la doctrina citada supra (p. 3), existe en la Excma.
CNCiv. un criterio difundido segn el cual la aprobacin judicial slo debe
concederse en el supuesto de absoluta necesidad o ventaja evidente (36).
Algunas salas de esa Cmara, con evidente sentido prctico, sostienen
que la conveniencia para los nios se verifica en aquellos casos en los que
este tipo de convenios constituyen la nica solucin que permite tener
la posibilidad de un adecuado patrocinio letrado (31. La sala B del fuero
referido, ha confirmado la sentencia de primera instancia en que se decidi que los padres necesitan de autorizacin judicial para celebrar un
acuerdo en el que se reconoce a favor de la letrada el 25% de las sumas del
nio en una accin de daos y perjuicios con fundamento en el art. 297
del Cdigo Civil(38).
En el mismo fuero se han presentado casos en los que, an cuando el
defensor de menores dictamina lo contrario en razn de su falta de intervencin en la celebracin del acuerdo, se admite la validez de acuerdos si
aqullos implican resultados beneficiosos para los nios, siempre claro
est, que la alcuota pactada no supera el limite previsto por el art. 4 de
B, 624; PESARES', G. M., Pacto de cuota litis, LexisNexis, Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2004, p. 85.
(34) BORDA, G., Tratado de Derecho Civil - Familia, 6 ed., t. II, p. 220, n908; BELLusOto A., Manual de Derecho de Familia, t.11, p. 227, n550; URE, C. E., ob. cit. nota 15.
(35) CSJN, 28/9/2004, "Cceres, Francisco c. Pataro,
(36) CNCiv. sala E, sept. 2005, "Quiroz, N. c. AGF Afilara Arg. Ca. de Seg. Grales. s/
homologacin de acuerdo", R. 427.601; d. sala M, 14/5/2007, "Valdez, J. c. Acua, A. s/
daos y perjuicios); R. 481.483.
(37) CNCiv., sala L, 28/10/2010, "Torres, L. c. Provincia Seguros':
(38) CNCiv., sala B, 10/3/1993, LA LEY, 1993-D, 313 y DJ, 1993-B, 1053.
SANTIAGO P. IRIBARNE
674
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Habitualmente un pacto de cuota litis se celebra en miras de un proceso cuya duracin y resultado no se conoce, ni puede conocerse con
exactitud.
Ahora bien, desde que el pacto de cuota litis implica una retribucin
al profesional por su labor("), la valoracin del porcentaje fijado en el
contratddebe ser apreciada en funcin del trabajo que cada juicio implica o, ms precisamente, en funcin del trabajo que previamente puede
razonablemente preverse que implicar.
Tambin el Superior Tribunal de Justicia de Mendoza se ha pronunciado invalidando un pacto de cuota litis en el que se dispone de las sumas reconocidas a un nio con fundamento en que los interesados no
atacan la conclusin del tribunal relativa a que no han existido actos de
convalidacin del beneficiado con la nulidad, por lo que, ante la falta de
agravios, corresponde entender que esa convalidacin no ha existido y,
consecuentemente, la nulidad declarada en la instancia anterior es considerada jurdicamente correcta(").
Si se trata de una accin de daos y perjuicios por accidentes de trnsito que pueda considerarse alcanzada por las prescripciones del art. 1113
del Cd. Civil o por el art. 184 del Cd. de Comercio si se tratase de un
caso de contrato de transporte, bastar la demostracin de la realidad del
hecho, de la relacin de causalidad y de la medida de los daos padecidos.
Como se ve, algunos de los antecedents citados prescinden del anlisis de las particulares circunstancias del caso concreto para dar cuenta
de los motivos precisos que motivan la anulacin y/o la reduccin de lo
pactado. Esa circunstancia priva a los letrados y a cualquier interesado de conocer cundo es vlido recurrir a ese medio y qu porcentaje
puede finalmente admitirse (43).
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.E
SANTIAGO R ULIBARN
UN
nunciamiento favorable firme. No escapan a esta consideracin la existencia de ciertas compaas de seguros que, an con sentencias firmes
imponen a los actores, vencedores en el juicio, la carga de ejecutar cada
suma de dinero reconocida. Tambin este trabajo debe ser valorado a la
hora de considerar la razonabilidad del porcentaje fijado a favor del profesional.
6.5. Homologacin de un acuerdo de mediacin
Puede suceder que el trabajo del letrado derive en la obtencin de un
ofrecimiento razonable en la etapa de mediacin previa obligatoria. Aun
en ese caso, puede resultar razonable la aprobacin de un pacto de cuota
litis que afecte parte de las sumas que se le reconozcan al nio.
Es cierto que, al no haber un juicio contradictorio, consecuentemente
no ser necesario transitar por todas sus etapas ni realizar los trabajos
que un juicio ordinario requiere.
Sin embargo, lo cierto es que el letrado que participa de la mediacin
debi haber trabajado para desempear su funcin de forma adecuada
en esa etapa.
De ese modo, an cuando aparezca razonable slo admitir un porcentaje no muy elevado, no se advierte porqu privar de toda validez a un
pacto de cuota litis (40.
Es que es justamente la labor del letrado la que conduce al nio a obtener el reconocimiento de sus derechos de forma eficaz y rpida.
Pueden resultar de particular importancia para valorar el resultado
del trabajo del profesional las constancias de la causa penal si la hubiera.
Eso, en la medida en que de esas actuaciones pueden surgir elementos
probatorios tiles para apreciar la conveniencia del acuerdo de fondo alcanzado y, asimismo, el resultado de la labor del profesional.
Tal vez pueda exigirse, en estos casos, como requisito la acreditacin
cabal de que el pacto se celebr cuando no se conoca an la suerte que
podra caber al reclamo en la instancia de mediacin (45).
(45)En la Cmara Civil se han homologado pactos en que se le reconocen al letrado
hasta un 15 % del monto del menor aun en casos en los que la labor del letrado se materializ exclusivamente en la etapa de mediacin previa. Cabe sealar que, en el caso,
el Tribunal redujo el porcentaje del 20 % originalmente convenido (cfr. CNCiv., sala L,
28/10/2010, "Torres, L. c. Provincia Seguros").
(46)Tngase presente que una de las notas caractersticas del pacto de cuota litis esta
dada por la oportunidad en que ste se celebra pues es esencial al pacto de cuota litis que
exista cierto elemento aleatorio en la gestin y que el profesional asuma las responsabilidades por las costas causdicas del adversario, as como el adelantamiento de los gastos
de defensa del cliente, salvo acuerdo expreso en contra (cfr. AMEAL, OSC.All 1. (dfr.] y TANZI,
SILVIA Y. [coord.j, ob. cit., nota 1).
SANTIAGO P. 'RAPARME
Pues qu sentido tiene otorgarles el derecho a ser odos si no lo pueden ejercer de un modo til y eficaz (49) y, en definitiva, qu letrados se
ocuparn de la defensa de los menores si desde los tribunales no se reconoce su labor profesional llevada a cabo sobre pautas objetivas?
678
7. CONCLUSIN
Los profesionales del Derecho constituyen actores fundamentales en
el funcionamiento de las instituciones republicanas, ms concretamente, en la concrecin de la misin propia del sistema judicial. As, ejercido dentro de las pautas ticas que lo regulan, el trabajo de los abogados
atiende a la paz social (47) y su labor resulta indispensable para la tutela de
los derechos que las normas reconocen a los ciudadanos.
679
En este trabajo sugerimos algunos tpicos con el fin de hacer un aporte hacia una fundamentacin explcita y previsible de las decisiones que
puedan justificar o no la celebracin y validacin de un pacto de cuota litis en estos casos.
De otro modo ser difcil que los nios, nias y adolescentes obtengan
una asistencia profesional adecuada a tan afanosas pretensiones como
las expresadas en materia de minoridad en los tratados internacionales que integran nuestra Constitucin (cfr. art. 75, inc. 22, CN), en la ley
26.061 y todas las normas que incluso a nivel provincial se han dictado
para otorgar plena proteccin a los nios, nias y adolescentes que residan en este suelo.
(49) MORELLO DE RAMREZ, MAMAS. y MORELLO, AUGUSTO M., "El abogado del nio;
El), 164-1180.
CAPTULO )00(
682
RODOLFO G. JUREGUI
uruguayo "el tutor est obligado a llevar cuenta fiel, exacta y documentada de todos sus actos administrativos, da por da, sin que pueda excusarse de esta obligacin ni aun el testamentario a quien el testador haya exonerado de rendir cuentas. Sin embargo, podr excusarse de documentar
las partidas de gastos menudos en que un diligente padre de familia no
acostumbra recoger recibo':
La rendicin de cuentas judicial es la descripcin escrita, respaldada con
la documentacin del caso que procura demostrar en partidas correspondientes al debe y al haber los resultados patrimoniales derivados de negociaciones o actividades ejercidas por cuenta ajena ('). La debe rendir el tutor,
ms si ha cado en interdiccin su curador, y si ha fallecido, sus herederos.
Es tan intensa la proteccin del patrimonio en la economa del Cdigo Civil argentino que ni el testador al designar el tutor, ni el propio pupilo en su testamento en virtud de los contenidos de los arts. 458 y 460
pueden efectivamente eximirlo o dispensarlo de la obligacin en estudio.
Estrechamente vinculada a dicha superlativa proteccin como se puede
apreciar sin mayores dificultades se encuentra la mentada obligacin de
rendicin de cuentas a practicar por el tutor, que palmariamente alumbra
la obvia y noble finalidad de mantener inclume el capital ajeno administrado, permitiendo enriquecerla con eficacia a la pertinente y amplia
fiscalizacin. Tanto celo o cuidado se justifica precisamente en tanto el
sujeto titular de los bienes es un ser en formacin o no plenamente desarrollado, que no cuenta con todas las aptitudes o habilidades a juicio del
legislador para realizar la administracin por s mismo. A dicho contralor
en algunas oportunidades lo podra instar vlidamente el sujeto tutelado.
3. OPORTUNIDAD DE LA RENDICIN DE CUENTAS
EN EL CDIGO CIVIL ARGENTINO
Nuestro Cdigo Civil dispone sobre diferentes secuencias temporales
en las que se debe rendir cuentas: Una es al finalizar la tutela, en el plazo que el juez disponga y la debe realizar el tutor o sus herederos. Esta
obligacin subsiste aunque el menor lo haya eximido por testamento
(art. 460). Adems el art. 459 del Cdigo Civil, reformado por ley 26.579, la
complementa: "En cualquier tiempo el Ministerio de Menores o el menor
mismo, siendo mayor de 16 aos, cuando hubiese dudas sobre la buena
administracin del tutor, por motivos que el juez tenga por suficientes,
podr pedirle que exhiba las cuentas de la tutela':
En el artculo transcripto se reglamenta a partir de que momento el
mismo titular de los bienes sujetos a la administracin forzosa del tutor y
sin el permiso, anuencia o venia previa de ninguna otra persona, puede
peticionar rendicin judicial de cuentas, dado que el Ministerio de Meno(1) Cfr. CHIAPPINI, TULIO; JUREZ, LUCIANO
ficiente': LLLitoral, 2008 (diciembre), 1166.
683
684
RODOLFO G. JUREGUI
por la ley 26.061 (fundamentalmente los arts. 24 y 27). Desde esa ptica es
evidente que se perdi una nueva gran oportunidad de hacerlo y no dudamos en tildar a la solucin como desafortunada. Parecera ser un mejor
criterio en aras de la correcta integracin o ensamble del Cdigo Civil con
la CON, que la reforma hubiese optado por no fijar un lmite de edad esttico y s, en cambio, dinmicamente dejar librada a criterio del juez la
posibilidad de evaluar la capacidad del peticionante en el caso concreto
el grado de 'madurez y desarrollo'. Se necesitara para eso dotar efectivamente al respectivo procedimiento judicial de las garantas de procedimiento mnimas en beneficio del nio, nia u adolescente y mediante
una clara y amplia directiva interpretativa legal dirigida al juez facilitar
en principio el acceso irrestricto del nio a la informacin detallada
sobre el estado de las cuentas de su patrimonio y a la situacin real en la
que se encuentran sus bienes.
El solo hecho de ser titular de los bienes debera hacer presumir en
la economa del Cdigo Civil en carcter de principio, reiteramos su
capacidad para pedir la mentada rendicin, debiendo el juez para rechazarla, fundarla en motivos originados en la falta de razn objetiva del
pedido, suficientemente atendibles para descalificarlo desde un anlisis
racional y legal, y no sencillamente recurrir para su rechazo al expediente
de la insuficiente edad de quien la solicita, circunstancia que colisiona
con la CON. Mxime ello as si se considera que nuestro Cdigo Civil a diferencia del Cdigo Civil Espaol no contiene norma alguna como la del
art. 269.4 (ver ms adelante, pto. 7), donde se le exige al tutor que rinda
al Juez cuenta anual de su administracin. Y para colmo de males y profundizando el desacierto de la solucin del 2009, subsiste en la letra un
artculo que sostenemos junto a otros que ha sido abrogado tcitamente
y por ende sera inaplicable: La referencia vale para el art. 411 del Cd.
Civil: "El tutor es el representante legtimo del menor en todos los actos
civiles; gestiona y administra solo. Todos los actos se ejecutan por l y en
su nombre, sin el concurso del menor y prescindiendo de su voluntad" (6),
reccin y orientacin apropiadas para que el nio ejerza los derechos reconocidos en la
presente Convencin.
(6) Se puede decir sin temores ni caer en vanas exageraciones, que ni siquiera el
enunciado inicial como tampoco todas las afirmaciones restantes que le siguen y que figuran en la redaccin del artculo son ciertas: Lo primero es porque no son representantes
para 'todos los actos civiles' Existan y existen actos que puede vlidamente realizar el
menor por s mismo. Adems, no es exacto que gestiona y administra solo. La legislacin
contrariamente tiene prevista una fuerte o excesiva intervencin judicial al respecto, la
que queda plasmada profundamente en una intensa y estrictamente reglada actividad
que le es exigida al representante del Ministerio Pupilar y al Juez. Tampoco es verdad que
los actos se ejecutan por l yen su nombre, puesto que es exactamente al revs. En tanto
representante, el tutor-acta en nombre del menor. En el final, tambin es equivocado
afirmar, dado los contenidos de la ley 26061 y de la CDN, arts. 3.1, 12 y cona. que lo
haga sin el concurso del menor ni prescindiendo de su voluntad como regla, pues si se
quiere, la regla tambin es la contraria. Por eso la redaccin del art. 117 del Anteproyecto 2012 que se transcribir ms adelante, se hace cargo de algunas de las crticas
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RODOLFO G. JUREGUI
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RODOLFO G. JUREGUI
nio del menor. El Ministerio Pblico, a quien ese estado debe comunicarse, podr pedir, si lo creyese conveniente, que el tutor exhiba los libros
de la administracin y hacer las observaciones que le sugiera su celo por
los intereses del menor; teniendo presente lo dispuesto en la Seccin II,
Captulo 1111 de este Ttulo. La aprobacin que el Juez diese al estado presentado por el tutor, ser en cuanto haya lugar y sin perjuicio de repararse
cualquier agravio de menor, al tiempo de la formal rendicin de cuentas':
El Cdigo Civil de Mxico en el art. 590 ordena que "el tutor est obligado
a rendir al juez cuenta detallada de su administracin, en el mes de enero de cada ao, sea cual fuere la fecha en que se le hubiere discernido el
cargo. La falta de presentacin de la cuenta, en los tres meses siguientes
al de enero, motivar la remocin del tutor': El Cdigo Civil de Venezuela,
Art. 376: "Todo tutor est obligado a rendir cuentas, terminada su administracin. Estas cuentas deben ser ao por ao, razonadas y comprobadas, con toda la claridad y precisin necesarias': Art. 377: "El tutor que no
sea abuelo o abuela del menor, debe presentar todos los aos un estado
de su administracin al Tribunal, el cual lo har examinar por el Consejo
de Tutela. El Consejo de Tutela devolver oportunamente con su informe
dicho estado al Tribunal, quien los mandar agregar al expediente de inventario, si no hubiere alguna observacin importante que hacer y, caso
de que la hubiere, los pasar al protutor con lo actuado, para que promueva lo que sea conducente, con arreglo a sus facultades':
7. DERECHO COMPARADO
Independientemente de la rendicin de cuentas general a la que hemos aludido, tambin procede el pedido de una rendicin de cuentas referida a cada negocio determinado que lo requiera y que se vincule con
cualquiera de las actividades que necesiten de la venia judicial. En ese
sentido se impone como deber del juez que autoriza al tutor a realizar
determinadas enajenaciones, exigir que rinda cuentas detalladamente de
lo actuado, debiendo antes de su aprobacin evacuar la opinin del Ministerio Pupilar y en su caso entiendo del propio titular de los bienes
en cuestin, que es obviamente el principal interesado. A estos conceptos
los entendemos fcilmente comprensibles.
(11) Art. 13.1. El nio tendr derecho a la libertad de expresin; ese derecho incluir la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideracin de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artstica o por
cualquier otro medio elegido por el nio. 2. El ejercicio de tal derecho podr estar sujeto
a ciertas restricciones, que sern nicamente las que la ley prevea y sean necesarias: a)
Para el respeto de los derechos o la reputacin de los dems; o b) Para la proteccin de la
seguridad nacional o el orden pblico o para proteger la salud ola moral pblicas.
690
RODOLFO G. JUREGUI
hechos'; aunque en definitiva no hubiese resultado de ello utilidad al menor y aunque lo hubiese anticipado de su propio dinero (art., reiterando
casi a la letra el 464 y el art. 76 del Proyecto del 98). Se le reconocen los
gastos hechos, si fueron "prudentes y razonables'; aunque en definitiva
no hayan sido "tiles": p. ej., gastos hechos en ropas y tiles costosos, para
usar en determinada actividad, y que luego el pupilo no puede utilizar
por razones de fuerza mayor.
Los gastos que el tutor hizo con su propio dinero, le sern reembolsados, siempre que se encuadren en el criterio de razonabilidad sopesados
por el Ministerio Pupilar y el juez, y siempre que no se trate de aquellos
actos que requieren de autorizacin judicial.
Va de suyo que en todos estos puntos, si bien es el Juez el que decide,
debe proceder a escuchar al tutelado, quien estar facultado para opinar
detalladamente sobre estos aspectos.
10. RESPONSABILIDAD DEL TUTOR
Conforme al art. 413, ste es responsable frente al pupilo de todo perjuicio que resulte para l por una falta en el cumplimiento de sus deberes.
Para la determinacin de estos perjuicios, el paso previo para analizar la
evolucin general de la administracin desarrollada por el tutor, ser la
rendicin de cuentas. Y nuevamente aqu se percibe la gran trascendencia prctica y futura del tema escuetamente tratado.
11. CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFA GENERAL
ABRAMOVICH, VCTOR y COURTIS, CHRISTIAN, 1.05 derechos sociales como
derechos exigibles, Trotta. Madrid, 2002.
Acat; N. B., "Sealed Adoption Files: when to open? A new approach;
Conciliation Courts Review, vol. 17, no. 1, lune 1979, p. 35.
ALEZ Coima, B., Minora de edad y derechos fundamentales, Tecnos,
Madrid, 2003.
ALBANESE, SUSANA, Casos mdicos, La Rocca, Buenos Aires, 1994.
"El derecho de los pacientes a recibir informacin", ED, 160-97.
ALEs URA ACEVEDO, M., El derecho a la identidad en la filiacin, Tirant Lo
694
RGIMEN DE MENORES
BIBLIOGRAFA GENERAL
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"Una ley en parte intil y en parte peligrosa. la 26.061'; LA LEY, 2006B, 701.
ARIAS AMICONE, Mancos PATIUCIO, "Acceso a los sistemas de atencin sanitaria': LLNOA, 2008 (junio), 420.
696
RGIMEN DE MENORES
BIBLIOGRAFA GENERAL
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Hammurabi, Buenos Aires, 2009.
BIGLIARDI, KAIUNA A.-ROCCA, MARA no, ROSARIO, "La vacunacin obligatoria y la eleccin de la medicina alternativa de los padres: LLBA,
2010 (noviembre), 1107.
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