UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES

LICENCIATURA EN CIENCIAS JURDICAS
SEMINARIO DE GRADUACIN 2011
PLAN DE ESTUDIOS 1993

LOS EFECTOS DE LA POLTICA CRIMINAL EN EL SALVADOR

DURANTE EL AO 2010
TRABAJO DE GRADUACIN PARA OPTAR AL TTULO DE:
LICENCIADO EN CIENCIAS JURDICAS

PRESENTAN:
ISMAEL ADOLFO TURCIOS ROSALES
MARA DELSY MENJVAR

DOCENTE DIRECTOR DE SEMINARIO DE GRADUACIN:

LICENCIADO FRANCISCO ALBERTO GRANADOS

CIUDAD UNIVERSITARIA, SAN SALVADOR, OCTUBRE DE 2012.

UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
RECTOR
ING. MARIO ROBERTO NIETO LOVO
VICERRECTORA ACADMICA
MAESTRA ANA MARA GLOWER DE ALVARADO
VICERRECTOR ADMINISTRATIVO
LIC. SALVADOR CASTILLO
SECRETARIA GENERAL
DRA. ANA LETICIA DE AMAYA
FISCAL GENERAL
LIC. FRANCISCO CRUZ LETONA

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES

DECANO
DR. JULIO OLIVO GRANADINO
VICEDECANO
LIC. DONALDO SOSA PREZA
SECRETARIO
LIC. OSCAR RIVERA MORALES
DIRECTORA DE ESCUELA DE CIENCIAS JURDICAS
DRA. EVELYN BEATRIZ FARFN MATA
DOCENTE DIRECTOR DE SEMINARIO DE GRADUACIN
LIC. FRANCISCO ALBERTO GRANADOS

AGRADECIMIENTOS

A mi Poderoso Padre Celestial, que me da ha dado la vida, la energa,

la vitalidad, la fuerza, el entusiasmo, la voluntad, el coraje y sobre todo la
gracia al interactuar como estudiante con mis maestros, y al recibir el apoyo
de mis compaeros estudiantes en todo momento que los necesit, darle
paciencia a mi madre [Q.E.P.D.], hijos y hermanos para esperar por mi
cuando estudiaba.
A la Virgencita Mara, por cuidar de m, de mis hijos y de mi familia.
A mi madre Celsa Marina Menjvar [Q.D.D.G.], por su apoyo
incondicional a mis estudios, por su comprensin, alegra, fe y esperanza
para obtener el ttulo de Licenciada en Ciencias Jurdicas.
A mis hijos Brayan, Blgika, Howard y Brbara, por su apoyo,
entusiasmo, comprensin y fe para alcanzar este ttulo; por demostrarme sus
valores de bondad, agradecimiento, amor, honestidad, honradez y ser los
hijos maravillosos que son.
A Brayan y Howard, por ser los dos hombres maravillosos de mi vida,
que con su excelente conducta contribuyeron a lograr esta bendicin.
A Blgika y Brbara, por ser tan maravillosas hijas, motivndome y
admirndome diariamente, como un modelo de mujer, madre, amiga,
estudiante, y ser humano a imitar en su desarrollo personal y, en su vocacin
por las ciencias jurdicas, como futuras profesionales del Derecho.
A Hctor Quiones Vargas, un extraordinario ser humano que, con su
amor, me ha apoyado incondicionalmente, brindndome la comprensin, la
confianza y la fe en el logro de mis metas. Por ser el esposo y padre ideal.

A mis hermanos Jos Joaqun, Mauricio Adalberto, Verenice y Emma,

por su admiracin, entusiasmo, apoyo y respeto.
A mi maravillosa nietecita Arielita Caas, por llenar mi corazn de
alegra y bendecirnos con su vida.
A mi indescriptible y maravilloso angelito, mi yerno, Diego F. Caas,
por amar profundamente a mi hija Blgika, y por su incondicional apoyo al
desarrollo integral de mi familia.
A mis sobrinos y sobrinas, especialmente a Arlette Galeano Gchez,
por

demostrarme

afecto,

admiracin,

cario,

confianza

respeto,

hacindome sentir orgullosa de ellos.

A Eliza Urquiza, mi dulce nuera, por amar a mi hijo Brayan Ariel Caas
y traernos bendiciones a nuestras familias a travs de Arielita Caas.
A la seora Jerez Granados, por confiar y apoyar a mi hijo Bryan.
A Celina Pacheco, mi amiga incondicional, por la comprensin, la
paciencia y alegra al esperar.
A Mnica Melara Rivera, Mara Angelita de los ngeles y Oscar Alirio
Gavarrete, por su compaerismo y solidaridad durante la carrera.
A la seora Delmy Escalante, por sus oraciones a Dios, por mi carrera.
A Carlos Cordero, el primer ngel en mi vida como estudiante de
Ciencias Jurdicas.
A mi amigo, hermano y compaero de tesis, misionero de Dios, Ismael
Adolfo Turcios Rosales.
Mara Delsy Menjvar.

AGRADECIMIENTOS

A Dios Todopoderoso, por cuidarme y mantenerme de pie, por

permitirme apoyarme en el hombro de Su Hijo, nuestro Seor Jesucristo.
A mis padres, Adolfo Turcios y Vilma Concepcin Rosales Escobar,
por apoyarme con esfuerzo y amor.
A Teodora Turcios, mi abuela, padre y madre; por el amor, apoyo,
gracia y comprensin; por estar siempre a mi lado, de una forma u otra.
A Lourdes Beatriz Turcios De Tobar y Ramn Andrs Tobar Mndez,
mis tos y casi padres, por estar conmigo, con esfuerzo y compromiso.
A mis hermanos German Joel Turcios Rosales, Guillermo Antonio
Escobar y Rosa Aracely Godnez, por el cario y ver siempre lo mejor de m.
A mis hermanos Ariadne Yahari y Edward Daniel Turcios Villegas, por
venir a ser parte de la alegra de mi familia. Igualmente, a Ana Rafaela
Villegas De Turcios, por sus palabras y atenciones.
A Janine Nataly, Blanca Morena y Dollan Enrique Garca Santos,
tambin mis hermanos, y a Jos Enrique Garca Rivas, por el respeto, el
cario y el apoyo.
A mi familia en general, y especialmente a los tos Mercedes Alberto,
Julio, Martha Bertila, Nicolasa del Carmen, Rosa y Tomasa Turcios.
A las seoras Mara Deysi Cisneros de Cardoza y Elsie Vernica
Salas, por la dedicacin, confianza, el cario y sus consejos.
A Estela Lpez Sandoval y Edgar Alexander Garca Lpez, por su
amistad, apoyo y hacerme parte de su familia.

A quienes tengo el honor de considerar amigos, especialmente a

Pedro Isaac Quintanilla Valle y No Isaas Marroqun Gonzlez; por ser como
mis hermanos, por su apoyo, estando en buenos y malos momentos.
A Don Hctor Quiones Vargas, a Brbara, Blgika, Howard y Brayan
Caas; por las muestras de apoyo, confianza, respeto, honestidad y
fraternidad.
A mi compaera de estudios y de tesis, colega, amiga y hermana,
Mara Delsy Menjvar, por cada paso, momento, accin y omisin. Por cada
palabra y cada silencio.
Ismael Adolfo Turcios Rosales.

AGRADECIMIENTO ESPECIAL
El ms sabio es quien sindolo ignora que lo es. Nicols Boileau-Despraux.
Se conoce el corazn del hombre por lo que hace, y su sabidura por lo que dice. Ali Ibn
Abi Tlib.

A nuestro afable docente director de Seminario de Graduacin,

Licenciado Francisco Alberto Granados, quien con su humildad nos
aconsej, orient y dirigi hacia el alcance de este logro; teniendo siempre
las palabras indicadas para hacernos ver la grandeza de las cosas sencillas.

Mara Delsy Menjvar e Ismael Adolfo Turcios Rosales.

NDICE
INTRODUCCIN ...................................................................................................................i
CAPTULO I..............................................................................................................................1
PLAN DE LA INVESTIGACIN ........................................................................................... 1
1.1 PLANTEAMIENTO, ENUNCIADO Y DELIMITACIN DE LA INVESTIGACIN..........1
1.1.1 Planteamiento del Problema....................................................................................1
1.1.2 Enunciado del Problema......................................................................................6
1.1.3 Delimitacin Temporal y Terico-Conceptual de la Investigacin...........................6
1.2 JUSTIFICACIN, OBJETIVOS E HIPTESIS.............................................7
1.2.1 Justificacin..............................................................................................................7
1.2.2 Objetivos..................................................................................................................9
1.2.3 Hiptesis.................................................................................................................10
1.3 MARCO REFERENCIAL HISTRICO CONCEPTUAL Y DOCTRINARIO
JURDICO DEL PROBLEMA.............................................................................................11
1.3.1 Marco Histrico......................................................................................................11
1.3.2 Marco Doctrinario Conceptual............................................................................18
1.3.3 Marco Jurdico.......................................................................................................23
1.4 MTODOS, TCNICAS E INSTRUMENTOS A UTILIZAR.........................................25
1.4.1 Tipo de Investigacin.........................................................................................25
1.4.2 Mtodos, Tcnicas e Instrumentos a Utilizar.........................................................27
CAPTULO II...........................................................................................................................28
APROXIMACIN A LA RELACIN ENTRE LOS FENMENOS PODER, RAZN
POLTICA Y POLTICA CRIMINAL........................................................................................28
2.1 EL PODER: BASE DE LOS FENMENOS SOCIALES..............................................28
2.1.1 Etimologa y Amplitud Conceptual del Poder.........................................................29
2.1.2 Definicin Aproximada del Significado Conceptual del Poder...............................31
2.1.3 Los Agentes de Socializacin y la Omnipresencia del Poder................................32
2.2 PODER, RAZN POLTICA Y CONTROL SOCIAL....................................................33
2.2.1 La Racionalidad Poltica de Control Social............................................................34
2.2.2 Razn Poltica Prctica en las Polticas Pblicas..................................................36
2.2.3 Gestin de Conflictividad Social y Polticas Criminales.........................................37
2.3 LA POLTICA CRIMINAL.............................................................................................38

2.3.1 Prevencin y Represin en los Sistemas Polticos como Criterios PolticoCriminales Tradicionales.................................................................................................39
2.3.2 Modelo Democrtico de Poltica Criminal: Aspecto Terico..................................43
2.3.3 Base de la Particularizacin Tcnica de la Poltica Criminal en la Democracia
Moderna.......................................................................................................................46
CAPTULO III..........................................................................................................................48
POLICA DE CONTROL Y DETERMINACIN IDEOLGICA DEL DELITO, EL
DELINCUENTE Y LA PENA...................................................................................................48
3.1 NACIMIENTO DEL ESTADO LIBERAL Y LA ESCUELA CLSICA..........................48
3.2 EL POSITIVISMO CRIMINOLGICO Y LA ESTIGMATIZACIN SOCIAL DEL
POBRE-DELINCUENTE-PROLETARIO............................................................................51
3.2.1 Criminalizacin de Clase y Medicalizacin Social..................................................51
3.2.2 El Temor al Enfermo y la Defensa de la Sociedad.................................................54
3.3 ESCUELA PRAGMTICA Y POLTICA CRIMINAL COMO CIENCIA........................57
3.3.1 Diferencia entre el Criterio Criminolgico-Positivista y la Escuela Pragmtica......58
3.3.2 Perspectiva de la Poltica Criminal Cientfica y Democracia..................................58
3.4 LA CRISIS DEL ESTADO DE BIENESTAR Y LA GLOBALIZACIN........................61
3.5 PENSAMIENTO CRIMINOLGICO ACTUAL Y TENDENCIA PRCTICA DE
POLTICA CRIMINAL.........................................................................................................64
3.5.1 El Rol de la Criminologa Crtica o Nueva Criminologa.........................................64
3.5.2 Realismo Criminolgico y Poltica Criminal Prctica..............................................65
3.5.3 Poltica Criminal Alternativa Frente al Pesimismo y Realismo Criminolgico........67
3.5.4 Seguridad Pblica, Seguridad Personal y Seguridad Ciudadana..........................70
3.5.5 El Paradigma de la Seguridad Pblica: Represin-Criminalidad-Represin..........71
CAPTULO IV..........................................................................................................................73
UNA APROXIMACIN A LA RELACIN ENTRE LA POLTICA CRIMINAL Y LA
CRIMINALIDAD EN EL SALVADOR.....................................................................................73
4.1 UNA HISTORIA DE VIOLENCIA POLTICA................................................................73
4.2 CRIMINALIDAD Y POLTICA CRIMINAL POST-ACUERDOS DE PAZ.....................74
4.2.1 De una Violencia a Otra.........................................................................................76
4.2.2 Violencia Delincuencial Juvenil en El Salvador......................................................78
4.2.3 Manodurismo Salvadoreo....................................................................................80
4.2.4 La Inefectividad del Manodurismo en El Salvador.................................................83
4.2.5 La Efectividad Electoral del Manodurismo en El Salvador.....................................85

4.3 CONSECUENCIAS DE LA REPRESIN ESTATAL EN EL SALVADOR..................87

4.3.1 Impunidad...............................................................................................................88
4.3.2 Hacinamiento Penitenciario....................................................................................94
4.3.3 Persistencia de Difusin Meditica de Violencia Criminal y Cifras de
Homicidios.......................................................................................................................96
CAPTULO V...........................................................................................................................98
ANLISIS DE LA POLTICA CRIMINAL EN EL SALVADOR DURANTE EL AO
2010........................................................................................................................................98
5.1 PLAN QUINQUENAL DE DESARROLLO 2010-2014.................................................98
5.1.1 Polticas de Seguridad, Convivencia Democrtica y Proyeccin
Internacional..................................................................................................................100
5.1.2 Poltica Nacional de Justicia, Seguridad y Convivencia.......................................100
5.1.3 Ejes y Lneas de Accin.......................................................................................102
5.2 DEL DISCURSO OFICIAL A LOS HECHOS.............................................................104
5.3 CONTROL Y REPRESIN DEL DELITO...............................................................108
5.3.1 Intervencin Militar en Tareas Policiales..............................................................109
5.3.2 Contencin de la Criminalidad.............................................................................112
5.3.3 Fortalecimiento Institucional, Investigacin del Delito e Impunidad.....................117
5.4 PREVENCIN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y DEL DELITO....................................119
5.4.1 Estrategia Nacional de Prevencin de la Violencia en Apoyo a los Municipios...119
5.4.2 Medidas Preventivas y Control Territorial............................................................123
5.4.3 Regulacin de Armas de Fuego...........................................................................125
5.5 EJECUCIN DE PENAS Y MEDIDAS: SANCIN, REHABILITACIN, Y
REINSEERCIN SOCIAL................................................................................................128
5.5.1 Seguridad en Centros Penitenciarios...................................................................129
5.5.2 Ejecucin de la Pena, Tratamiento y Hacinamiento Penitenciario.......................131
5.6 EFECTOS DE LAS POLTICAS CRIMINALES EN EL SALVADOR DURANTE
EL AO 2010....................................................................................................................137
5.6.1 Racionalidad Poltica de Tratamiento Anti-Criminal y Principios Democrticos
en El Salvador...............................................................................................................138
5.6.2 Racionalidad Poltica de Tratamiento Anti-Criminal y Principios Democrticos
de las Polticas Criminales Ejecutadas en 2010...........................................................139
CAPTULO VI .................................................................................................................. 143
ANLISIS DE ENTREVISTAS APLICADAS .................................................................... 143

CAPTULO VII ................................................................................................................. 152

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .................................................................... 152
7.1 CONCLUSIONES.......................................................................................................152
7.2 RECOMENDACIONES...............................................................................................169
BIBLIOGRAFA ............................................................................................................... 176

ANEXOS

INTRODUCCIN

La criminalidad ha sido uno de los rasgos ms caractersticos de la

sociedad salvadorea, aunque es un problema presente en cualquier entorno
social, de difcil solucin y susceptible de ser concebido de diferentes formas,
que pueden ir desde la valoracin ms subjetiva hasta las transformaciones
de las nociones socioculturales sobre la delincuencia. Igualmente, las
reacciones sociopolticas ante la criminalidad tambin adoptan diferentes
modalidades, dependiendo de esas complejas valoraciones culturales del
delincuente.
La criminalidad y la reaccin ante ella no son slo cuestiones
culturales, tambin tienen un carcter poltico, pues la vida social funciona en
virtud a relaciones de poder que ejercen control social y definen el orden de
la sociedad; relaciones basadas en una divisin de clases sociales que ha
posibilitado que dicho orden se configure a favor de intereses parciales en
las sociedades modernas de masas.
Sin embargo, la histrica relacin entre intereses de clases y control
social no son suficientes para comprender la situacin de la criminalidad y de
su tratamiento en El Salvador: conviene hablar de realidades y no de una
sola realidad del problema. El entorno social salvadoreo, se define y
transforma constantemente, a travs de las distintas coyunturas histricosociales y polticas, en las que se han experimentado luchas de poder
internas, influencias de polticas globales, demandas de necesidades
sociales y colectivas, crisis econmica nacional, la actual crisis econmica
mundial, y los progresivos efectos negativos de la globalizacin de los
mercados. Dentro de esta perspectiva, aproximarse a la determinacin de la
delincuencia y su tratamiento requiere valorar las prcticas de gobernabilidad
en la gestin de las polticas pblicas frente a la necesidad de seguridad de
i

la poblacin salvadorea, en el marco del Estado Social, Democrtico y

Constitucional de Derecho.
El planteamiento de un modelo democrtico de poltica criminal
requiere considerar los lmites reales a los que se ha enfrentado el Estado
salvadoreo al gestionar el tratamiento de la delincuencia. A raz de esta
perspectiva, se concibe la necesidad de plantearse el problema sobre en
qu medida la naturaleza de la poltica criminal de El Salvador responde a un
modelo democrtico? Para dar respuesta a ello, ha sido necesario limitar tal
planteamiento a un lapso de gestin gubernamental: el ao 2010, el primer
ao, en la historia de El Salvador, en que la gestin gubernamental estuvo a
cargo de un partido poltico de izquierda, y el cual supona un cambio en la
tendencia de gestin de polticas pblicas de corte neoliberal, anteriormente
practicadas, que no obtuvieron resultados favorables para la sociedad
salvadorea en el control de la delincuencia.
La materializacin de la presente investigacin tiene como objetivo
general el determinar si la naturaleza de la poltica criminal de El Salvador
durante el ao dos mil diez responde a un modelo democrtico de poltica
criminal; para lo cual es necesario la consecucin de una serie de objetivos
especficos que permitan: 1. Determinar cul es la tendencia y naturaleza
actual de actuacin estatal en materia de poltica criminal. 2. Determinar el
nivel de correspondencia entre las polticas sociales de desarrollo humano,
polticas criminales y la fluctuacin en las cifras de delitos. 3. Determinar la
influencia de las medidas de poltica criminal sobre la perspectiva del
delincuente desde el punto de vista de la percepcin social de seguridad
pblica. 4. Indagar la medida en que el nivel de la violencia estatal influye en
la violencia que genera conductas criminales en El Salvador. 5. Analizar la
efectividad de las instituciones gubernamentales encargadas de ejecutar las
medidas de poltica criminal durante el ao dos mil diez. 6. Analizar cul es el
ii

nivel de participacin y responsabilidad social de diferentes sectores de la

sociedad en las medidas de poltica criminal ejecutadas por el Estado
salvadoreo.
No puede obviarse que el problema planteado es un fenmeno social
y, como tal, es susceptible de mltiples valoraciones, de acuerdo con la
subjetividad del analista; sin embargo, en lo que respecta al desarrollo de
esta investigacin, se buscar establecer racionalmente que la naturaleza de
la poltica criminal de El Salvador durante el ao dos mil diez no corresponde
propiamente

un

modelo

democrtico

de

poltica

criminal.

Esta

comprobacin no podra ser concreta si no se lograse la demostracin de

juicios hipotticos especficos que permitan comprobar que: 1. La actual
poltica criminal del Estado salvadoreo tiene una tendencia ms represiva
que preventiva y desnaturaliza el carcter democrtico del modelo de poltica
criminal. 2. Las medidas de poltica criminal de El Salvador carecen de una
correspondencia positiva con las polticas sociales de desarrollo humano. 3.
Las medidas represivas de poltica criminal tienen una influencia negativa en
la perspectiva socio-cultural del delincuente creando una sensacin de
inseguridad pblica y de opinin eminentemente represiva contra el
delincuente salvadoreo. 4. La violencia utilizada por el Estado a travs de
las medidas represivas de poltica criminal influye negativamente en la
violencia social. 5. La efectividad de las instituciones estatales encargadas
de la ejecucin de las medidas de poltica criminal es ineficaz para la
prevencin y represin del delito. 6. Existe un bajo nivel de participacin y
responsabilidad social de diferentes sectores de la sociedad salvadorea en
las medidas de poltica criminal.
El corpus de esta investigacin se encuentra estructurado con una
serie de captulos a travs de los cuales pueden ser identificadas las ideas
bsicas para desarrollar una visin general sobre la problemtica en estudio,
iii

y luego particularizar el anlisis hacia las medidas de poltica criminal

ejercidas en El Salvador.
El Captulo I, titulado Plan de la Investigacin, contiene los captulos
del 1 al 4 del Proyecto de Investigacin de este Trabajo de Graduacin, en
los que se establecen el planteamiento, el enunciado, la delimitacin, la
justificacin, los objetivos, las hiptesis, el marco referencial histrico conceptual y doctrinario jurdico del problema, y los mtodos, tcnicas e
instrumentos a utilizar en la investigacin. Este captulo expone al lector la
interpretacin y exposicin discursiva del problema referido al tratamiento de
la criminalidad en El Salvador; as como las bases metodolgicas necesarias
para la materializacin del presente trabajo.
El Captulo II, titulado Una Aproximacin a los Fenmenos de Poder,
Razn Poltica y Criminalidad, contiene diversas perspectivas concatenadas
que permitirn al lector la comprensin de una relacin aproximada ntrelos
fenmenos poder, razn poltica y criminalidad, a travs de lo cual se expone
una interpretacin de la racionalidad gubernamental prctica del tratamiento
de la delincuencia dentro del marco de una democracia moderna.
El Captulo III, titulado Polica de Control y Determinacin Ideolgica
del Delito, el Delincuente y la Pena, contiene un anlisis sobre la resea
histrica bsica de la poltica criminal, desde su nacimiento hasta la
instrumentalizacin ideolgica de los medios de control formal e informal en
la configuracin de las prcticas de poltica criminal modernas.
El Captulo IV, titulado Una Aproximacin a la Relacin entre la
Poltica Criminal y la Criminalidad en El Salvador, contiene distintos anlisis
sobre la particularizacin de la tendencia poltico-criminal represiva
practicada en la determinacin ideolgica de la criminalidad en El Salvador,
principalmente, desde la Firma de los Acuerdos de Paz hasta el ao 2010.
iv

El Captulo V, titulado Anlisis de la Poltica Criminal en El Salvador

Durante el Ao 2010, contiene

una exposicin de los parmetros

establecidos por el Gobierno de la Repblica de El Salvador para la

ejecucin de las polticas criminales a partir del ao 2010. Asimismo,
contiene la revisin crtica de las lneas de accin poltico-criminales
ejecutadas durante 2010, desde un punto de vista aproximadamente
integrado de criterios jurdicos, sociolgicos, polticos y criminolgicos.
El Captulo VI, titulado Anlisis de Entrevistas Aplicadas, contiene la
presentacin e interpretacin de los resultados de entrevistas realizadas a
informantes conocedores del problema investigado, con el objeto de lograr
un enriquecimiento de perspectivas sobre el anlisis realizado, pretendiendo
el alcance de solidez argumentativa en las conclusiones finales.
Finalmente,

en

el

Captulo

VII,

titulado

Conclusiones

Recomendaciones, se presentan una serie de planteamientos finales que

exponen una relacin ordenada del contenido de la investigacin, de forma
que el lector pueda vislumbrar una coherencia argumentativa sobre la visin
conclusiva del grupo de trabajo respecto al problema investigado y a los
planteamientos hipotticos establecidos inicialmente.

Mara Delsy Menjvar e Ismael Adolfo Turcios Rosales.

CAPTULO I
PLAN DE LA INVESTIGACIN.
Esta profesin se trata de un cuestionamiento recurrente de lo establecido. Si no se
fomenta, desde la formacin acadmica, el instinto a cuestionarlo todo, cmo
pretenderemos que el futuro abogado pueda realizar su labor eficientemente? Recuerde que
para creer firmemente hay que empezar por dudar. Hctor Quiones Vargas1.

1.1

PLANTEAMIENTO,

ENUNCIADO

DELIMITACIN

DE

LA

INVESTIGACIN.

La identificacin de la situacin problemtica, en relacin al

tratamiento de la cuestin criminal en El Salvador, es el resultado de un
proceso de observacin y reflexin que puede concretizarse en los siguientes
planteamiento, enunciado y delimitacin.

1.1.1 Planteamiento del Problema.

La reaccin punitiva de un grupo social frente al delito data desde la

congregacin de los primeros asentamientos humanos hasta la actualidad,
sufriendo una serie de transformaciones evolutivas de acuerdo al desarrollo
de la sociedad y el nacimiento de las distintas disciplinas encargadas de
abordar

las

reas

del

pensamiento

comportamiento

humano.

Comprendidas as, desde las manifestaciones ms primitivas inherentes a la

naturaleza humana, como lo fue el Sistema de Venganza Privada y sus
1

QUIONES VARGAS, Hctor; Las Tcnicas de Litigacin Oral en el Proceso Penal

Salvadoreo: Un anlisis crtico del sistema oral en el proceso penal salvadoreo desde una
perspectiva acusatoria adversativa, 1 Edicin, Agencia para el Desarrollo del Gobierno de
los Estados Unidos de Amrica [USAID], Consejo Nacional de la Judicatura, Escuela de
Capacitacin Judicial, San Salvador, El Salvador, 2003, p. 130.

consecuentes limitaciones, hasta la manifestacin sistemtica-cientfica de

reaccin frente al delito abordada por diferentes disciplinas sociales y
englobadas dentro del concepto de Poltica Criminal.
Desde la pretensin de Cesare Bonesana, Marqus de Beccaria2, de
trazar lineamientos para una poltica criminal y su sistematizacin cientfica
en Alemania, en el ao 1889, en la Escuela de Poltica Criminal por Franz
Von Liszt3, nutrindose del nacimiento de las ciencias sociales4, esta rea se
ha constituido en el fundamento de la actuacin del Estado frente al
fenmeno criminal, desde su instancia de acepcin criminolgica de la
conducta delictiva, las medidas preventivas para evitarla y la naturaleza de
las mismas, la promulgacin de las normas jurdico-penales correspondientes
y el tratamiento penitenciario del delincuente5, a travs del curso de los
distintos sistemas polticos predominantes en la mayora de los Estados
modernos, ello sin perjuicio de la divergencia entre la disciplina de la poltica
criminal en su sentido terico y las formas de ejecucin de polticas
criminales por parte de los Sistemas de Gobierno.
Frente al fenmeno criminal, entonces, se posiciona una forma de
reaccin estatal, cuya praxis genera una serie de modelos de poltica criminal
que responden al sistema poltico imperante, yendo desde las tendencias
ms primitivas del Estado moderno, ejecutando la poltica criminal en
modelos como el Autoritario y el Totalitario, pasando por otros distintos
modelos como el de Estado Social Liberal, y sus respectivas variantes; hasta
el ideal poltico del Modelo Democrtico de poltica criminal.
2

En su obra De los Delitos y las Penas [1764].

REYES ECHANDA, Alfonso; Derecho Penal, Editorial Temis, Colombia, 1990, p. 19.
4
El positivismo cientfico, desde el siglo XIX, y el surgimiento formal de disciplinas como la
piscologa, sociologa y, especialmente, la criminologa se convierte en aliciente para intentar
comprender la conducta criminal y la forma en que se deba reaccionar ante la misma.
5
En sntesis, aspectos que engloba la reaccin anti-criminal, desde un punto de vista
integral.
3

Pese

las

distintas

tendencias

ideolgicas

de

la

poltica

contempornea, el emblema ms pregonado como slogan de gobernabilidad

por los actores polticos de la mayora de sociedades modernas, y tambin
instituido en sus rdenes constitucionales, es el ideal poltico de sistema de
gobierno democrtico. Lo que presupone un modelo democrtico de poltica
criminal y, como consecuencia lgica, la ejecucin de la poltica criminal debe
dar un tratamiento no violento al fenmeno criminal, el poder penal debe ser
limitado y no estigmatizador, el apego del ordenamiento jurdico penal debe
estar subordinado a la Constitucin, entre otras caractersticas, y la ejecucin
de las polticas pblicas debe estar encaminada principalmente a la
prevencin proactiva del delito en sociedad. Esto significa una interaccin
entre las medidas de prevencin y represin del delito como integrantes de
una

poltica

criminal

democrtica

integral.

Dicha

integralidad

necesariamente comprende una reaccin no aislada del aparataje estatal,

sino tambin la de otros sectores de la sociedad que contribuyan en las
pautas culturales de prevencin del delito y de una represin efectiva en una
instancia de subsidiariedad.
Existe una notoria inobservancia de esos caracteres democrticos en
la ejecucin de la poltica criminal en la realidad de muchas sociedades
contemporneas6; as como sobre su falta de integralidad; todo en menor o
mayor medida, puesto que no se puede menospreciar la labor que algunos
Estados hayan logrado en el mejoramiento de la reaccin anti-criminal. Por
supuesto, dentro de las problemticas globales de poltica criminal, se
observan deficiencias como la falta de control sobre la criminalidad
6

Por distintas razones sujetas a revisin posterior. Pero, siendo dicha condicin una pauta
emprica observable al analizar datos y estadsticas de instituciones y organizaciones
internacionales como la Organizacin de las Naciones Unidas, la Organizacin de los
Estados Americanos, la Unin Europea, entre otros; y dems informacin proliferada a
travs de los medios de comunicacin masiva. Datos cuya exactitud est sujeta tambin a
una revisin, pero no menospreciando un cercano apego a la realidad.

financiera, el narcotrfico, el trfico de menores y su explotacin sexual, el

terrorismo, entre tantos otros. Latinoamrica no es la excepcin, no solo se
presentan algunos de los fenmenos criminales ya expresados, sino tambin
una multiplicidad de comportamientos criminales que estn ntimamente
relacionados con una cultura de violencia7 observada a simple vista en la
realidad latinoamericana. En ese sentido, en los ltimos tiempos, los medios
de comunicacin masiva han propagado las estadsticas de los niveles de
violencia ms altos en el continente americano, sealando principalmente al
delito de homicidio como el rasgo distintivo de los distintos pases del
continente en materia de violencia -sin perjuicio de una perspectiva tcnicocientfica sobre el concepto holstico del fenmeno violencia-; hecho
influyente en la opinin pblica sobre la configuracin, ejecucin y efectividad
de las polticas criminales estatales y en la sensacin de seguridad pblica
que adopta el subconsciente colectivo.
A partir de ese hecho, y sin afn de profundizar an en la situacin
actual a nivel nacional y su relacin con la situacin regional, continental o
mundial- de criminalidad y reaccin anti-criminal; gracias a la diversidad de
los medios de comunicacin masiva y los datos de instituciones nacionales,
regionales, internacionales y privadas es fcil identificar un panorama no
totalizado- de conductas delictivas frente a las cuales el Estado Salvadoreo
reacciona. La problemtica surge precisamente de esa instancia: cmo y en
qu medida reacciona?8 En El Salvador, es evidente un antagonismo entre el
7

Nocin tomada desde un punto de vista sociolgico a partir de la obra La Subcultura de la

Violencia [1967] de WOLFGANG, Marvin E., y FERRACUTI, Franco; y posteriormente por
DRAPKIN, Israel en La cultura de la violencia [1976]. Autores que abordaron sobre el
progreso y globalizacin de un comportamiento violento que cada vez se ira propagando a
travs de las estructuras sociales hasta su adaptacin al comportamiento general del
conjunto social y que, efectivamente, ha podido ser observado principalmente durante el
siglo XX donde, documentalmente, de sobra existe resea sobre uno de los perodos ms
violentos de la humanidad.
8
Esencialmente, este aspecto es el principal punto de observacin: el cmo y en qu
medida reacciona el Estado Salvadoreo frente a la conducta criminal precisamente

discurso poltico [cifras oficiales de delitos] y la actuacin estatal en la lucha

contra la delincuencia en las ltimos aos: se observa una implementacin
en la poltica criminal propensa a calificarse con tendencias ms represivas
que preventivas, entendindose que el modelo democrtico de poltica
criminal exige una interaccin necesaria entre los medios preventivos y
represivos frente al fenmeno delictivo. Situacin no particular de la sociedad
salvadorea, pero de especial atencin cuando las cifras sobre niveles de
violencia difundidas por los medios o por distintas instituciones sealan a El
Salvador como uno de los pases ms violentos del continente americano9.
En ese sentido, y ante la necesidad de una perspectiva no especulativa,
resulta imprescindible analizar cules son los puntos de conflicto que marcan
tal antagonismo entre las medidas de poltica criminal implementadas en la
actualidad por el Estado salvadoreo y la no correspondencia de una
disminucin cuantitativa y cualitativa en el comportamiento criminal
salvadoreo.
Frente a las directrices de un modelo democrtico de poltica criminal,
es menester un revisin de la poltica criminal en El Salvador; es decir, no de
envuelve la naturaleza de la problemtica: Frente a qu poltica criminal se est tratando
especficamente?
9
Al respecto, y por una propagada tendencia de caracterizar el rasgo violento de las
sociedades contemporneas nicamente a partir de los ndices de homicidios digna de
anlisis-, en los ltimos tiempos, El Salvador se difunde, gracias a cifras oficiales y a travs
de los medios de comunicacin, como uno de los pases ms violentos del continente
americano debido a los altos ndices de homicidios [diferentes medios de comunicacin
electrnicos e impresos apuntaron hasta una cifra de 71 homicidios por cada 100 mil
habitantes, vid. VALENCIA, Roberto; El Salvador, el pas ms violento de Amrica: un
asesinato cada dos horas, EL MUNDO.es, 03 de enero de 2010, disponible en:
http://www.elmundo.es/america/2010/01/03/noticias/1262538114.html].
Mientras,
el
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO [PNUD]; en su
Informe Sobre Desarrollo Humano Para Amrica Central 2009-2010: Abrir Espacios a la
Seguridad Ciudadana y el Desarrollo Humano, p. 68, situ a El Salvador, junto a Guatemala
y Honduras, con las mayores tasas delictivas de la regin latinoamericana, estando por
encima del promedio de homicidios de Amrica Latina, de Mxico y de Colombia. Disponible
en:
http://hdr.undp.org/en/reports/regionalreports/latinamericathecaribbean/Central_America_RH
DR_2009-10_ES.pdf

la poltica criminal de El Salvador, sino de la forma en que sta es ejecutada

por el Estado salvadoreo partiendo de una perspectiva cultural, que
contribuya a la identificacin de la poltica criminal imperante en la praxis en
la actual realidad salvadorea, en qu medida responde al carcter
ontolgico de la poltica criminal democrtica? y las medidas necesarias para
una re-orientacin socialmente favorable de la misma. Es decir, ante una
especulacin de inexistencia de poltica criminal, analizar en base a los
parmetros del modelo democrtico si existe poltica criminal en El Salvador,
y en ese sentido determinar la naturaleza de lo que denominaramos La
Poltica Criminal de El Salvador.

1.1.2 Enunciado del Problema.

En qu medida la naturaleza de la poltica criminal de El Salvador

responde a un modelo democrtico?

1.1.3 Delimitacin Temporal y Terico-Conceptual de la Investigacin.

Debido a la complejidad, el carcter abstracto y difuso del problema

planteado,

la

investigacin

se

realizar

dentro

de

las

siguientes

delimitaciones:

A. Delimitacin espacial.

En virtud de la naturaleza del problema a investigar, su desarrollo

espacial se circunscribe a las actuaciones del Estado de El Salvador en
materia de poltica criminal, obedeciendo a la naturaleza republicana,
democrtica y representativa del Gobierno salvadoreo.
6

B. Delimitacin temporal.

El problema enunciado se investigar delimitndose temporalmente en

las actuaciones estatales de poltica criminal durante el ao 2010.

C. Delimitacin terico-conceptual.

La investigacin ha de ser realizada dentro del marco terico de la

Poltica Criminal y las ciencias penales; y de la prctica de gobernabilidad
abordada desde el campo de la ciencia poltica, tanto desde el punto de vista
de la dinmica que debe seguir la formulacin, implementacin y evaluacin
de las polticas pblicas, como desde la perspectiva de las distintas
relaciones de poder del entramado social y su correspondiente ajuste para
marcar una tendencia del progreso democrtico. Sin perjuicio de los insumos
tiles que aportan distintas disciplinas sociales afines, orientadas hacia una
prevencin, represin y tratamiento del delito.

1.2 JUSTIFICACIN, OBJETIVOS E HIPTESIS

La pretensin investigativa planteada no puede estar aislada de

fundamentos justificativos y consecutivos que se representen en la
justificacin, los objetivos y las hiptesis, que se exponen a continuacin.
1.2.1 Justificacin.

La investigacin del problema, sobre la definicin de la naturaleza de

poltica criminal de El Salvador durante el ao dos mil diez, es importante por
lo siguiente:
7

Es necesaria la investigacin del problema planteado puesto que, en

los ltimos tiempos, la bsqueda del progreso democrtico ha adquirido una
multiplicidad de matices de carcter contradictorios que giran en torno a un
fundamentalismo democrtico utilizado como base para las actuaciones
estatales bajo la suposicin que responden a un correcto sistema de
gobernabilidad que cumple los estndares mnimos para administrar una
convivencia

social

democrtica.

En

la

medida

que

esa

ideologa

conservadora de la idea de progreso ha sido propagada por la poltica

emprica y relativista, se hace ms necesario el anlisis tcnico del
funcionamiento de los diferentes mbitos de actuacin de la administracin
pblica para proponer la generacin de cambios que favorezcan a la
sociedad ntegramente.
El mbito de la poltica criminal no se excluye de dicho anlisis dado
que la perspectiva planteada genera los efectos de sensacin de estar frente
a medidas de poltica criminal acordes a un modelo democrtico de la misma.
Frente a esta situacin, se hace an ms necesaria la revisin de los
defectos de la administracin pblica en materia criminal debido al avance
evolutivo de los niveles de criminalidad en los ltimos aos. Sobre todo
cuando existe una situacin nacional donde impera la sensacin de
inseguridad pblica en la colectividad, es necesario abordar la bsqueda del
sentido que de poltica criminal se le da en El Salvador a la reaccin anticriminal.
Aspecto que implica una revisin sobre la racionalidad de la actual
poltica criminal represiva para lograr avances significativos en las
propuestas de reaccin frente al fenmeno criminal y sus consecuencias a
nivel social, econmico y cultural; propuestas idneas para el mejoramiento
de una percepcin social frente al delito y la generacin de espacios en que
el desarrollo humano permita la obtencin de una mejor seguridad ciudadana
y un menor irrespeto por una vida humana digna.
8

1.2.2 Objetivos.

Los objetivos que a continuacin se presentan, son planteados con la

finalidad de dar una respuesta al problema sobre en qu medida la
naturaleza de la poltica criminal de El Salvador responde a un modelo
democrtico?

A. Objetivo general.

Determinar si la naturaleza de la poltica criminal de El Salvador

durante el ao dos mil diez responde a un modelo democrtico de poltica
criminal.

B. Objetivos especficos.

Los objetivos especficos a travs del desarrollo de la investigacin del

problema planteado son:
1. Determinar cul es la tendencia y naturaleza actual de actuacin estatal
en materia de poltica criminal.
2. Determinar el nivel de correspondencia entre las polticas sociales de
desarrollo humano, polticas criminales y la fluctuacin en las cifras de
delitos.
3. Determinar la influencia de las medidas de poltica criminal sobre la
perspectiva del delincuente desde el punto de vista de la percepcin
social de seguridad pblica.
4. Indagar la medida en que el nivel de la violencia estatal influye en la
violencia que genera conductas criminales en El Salvador.
9

5. Analizar la efectividad de las instituciones gubernamentales encargadas

de ejecutar las medidas de poltica criminal durante el ao dos mil diez.
6. Analizar cul es el nivel de participacin y responsabilidad social de
diferentes sectores de la sociedad en las medidas de poltica criminal
ejecutadas por el Estado salvadoreo.

1.2.3 Hiptesis.

A travs de la realizacin de esta investigacin, se lograr la

verificacin de ciertos enunciados, que figuran como el sistema de hiptesis,
para dar respuesta al problema planteado.

A. Hiptesis general.

La naturaleza de la poltica criminal de El Salvador durante el ao dos

mil diez no corresponde propiamente a un modelo democrtico de poltica
criminal.

B. Hiptesis especficas.

Las hiptesis especficas que giran en torno al problema planteado

son:
1. La actual poltica criminal del Estado salvadoreo tiene una tendencia
ms represiva que preventiva y desnaturaliza el carcter democrtico del
modelo de poltica criminal.
2. Las medidas de poltica criminal de El Salvador carecen de una
correspondencia positiva con las polticas sociales de desarrollo humano.
10

3. Las medidas represivas de poltica criminal tienen una influencia negativa

en la perspectiva socio-cultural del delincuente, creando una sensacin
de inseguridad pblica y de opinin eminentemente represiva contra el
delincuente salvadoreo.
4. La violencia utilizada por el Estado a travs de las medidas represivas de
poltica criminal influye negativamente en la violencia social.
5. La efectividad de las instituciones estatales encargadas de la ejecucin
de las medidas de poltica criminal es ineficaz para la prevencin y
represin del delito.
6. Existe un bajo nivel de participacin y responsabilidad social de diferentes
sectores de la sociedad salvadorea en las medidas de poltica criminal.

1.3

MARCO

REFERENCIAL

HISTRICO

CONCEPTUAL

DOCTRINARIO JURDICO DEL PROBLEMA

El marco de referencia, que a continuacin se expone, tiene por objeto

delimitar los parmetros histricos, conceptuales, doctrinarios y jurdicos
dentro de los cuales se desarrollarn el anlisis y la sntesis de los temas
tericos y empricos para la consecucin de los objetivos y verificacin de las
hiptesis que permitan responder el problema planteado.

1.3.1 Marco Histrico

El marco referencial histrico contiene los antecedentes de trabajos

acadmicos relacionados con el problema planteado en esta investigacin, y
los antecedentes sociales reales del mismo, que son, en conjunto, la base
que lleva a proponer esta investigacin con la mayor observancia histricoemprica posible.
11

A. Antecedentes investigativos.

La

problemtica

planteada

tiene

los

siguientes

antecedentes

investigativos:
ACOSTA FUENTES, Mara Elena et al.; Anlisis de la Poltica Criminal
en El Salvador, Trabajo de Graduacin, Director Dr. Disraely Omar Pastor,
Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales, Universidad de El Salvador,
2005. Esta investigacin apunta, en relacin al problema planteado, que:
podemos determinar que la Poltica Criminal de El Salvador contiene
elementos de una poltica criminal autoritaria en el sentido que no est
sistematizada, ordenada, ni posee criterios de evaluacin, es decir que no
posee la realizacin de fines especficos, a travs de medios idneos. La
gestin estatal en materia de seguridad pblica ha estado impregnada de
criterios e intereses polticos y electorales con percepciones a corto plazo
antes que a la resolucin de necesidades concretas de la sociedad a largo
plazo. Tambin el excesivo uso del control policial ha vuelto a la Poltica
Criminal ms alejada del modelo democrtico [] [4.1 Anlisis del Modelo
de Poltica Criminal Implementado en El Salvador, pp. 123-124].
PINEDA VALLE, lvaro Wuilfredo et al.; La Poltica Criminal del
Estado, Monografa, Asesor Lic. Oscar Mauricio Vega, Facultad de Ciencias
Jurdicas, Universidad Francisco Gavidia, 2006. Esta monografa apunta que:
En el Estado Salvadoreo, como en otros Estados vecinos se implementan
polticas criminales, las cuales no se realizan con el objetivo de combatir la
delincuencia, en forma general, ya que se tiende a beneficiar a una minora
de la Poblacin, nos referimos a la clase alta, que son los que tienen el poder
de decisin en los pases, de nadie es secreto que a nivel centroamericano el
ndice delincuencial ha llegado a extremos desesperantes producto de la
aplicacin de Poltica Criminal de tipo punitiva, que tiene relacin con la
12

Escuela Clsica, en esta relacin se sita un elemento comn, el cual es la

aplicacin de la pena en el combate delincuencial, dejando por un lado la
prevencin del delito, ejecutando programas dirigidos a minimizar la
delincuencia [2.3.2 Poltica Criminal de El Salvador en Relacin con la
Escuela Clsica, pp. 24-25].
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO
[FESPAD]; Propuesta de Poltica Criminal y Seguridad Ciudadana para El
Salvador, San Salvador, El Salvador, 2005. Este estudio de FESPAD aborda
de manera compleja la situacin de la Poltica Criminal en El Salvador para la
realizacin de propuestas efectivas, menciona que: En resumidas cuentas,
el objeto de la poltica criminal salvadorea ha sido la articulacin de
respuestas punitivas-policiales a ciertas manifestaciones de delincuencia,
pero sin capacidad de atender de manera sistemtica algunos factores
condicionantes de la delincuencia y tampoco de resolverlos de manera
eficiente, pues la impunidad de los hechos delictivos es alta [II. Poltica
Criminal en El Salvador: El Estado de la Cuestin, 2. Definicin del Objeto de
la Poltica Criminal, pp. 23-24].
ORGANIZACIN

DE

LOS

ESTADOS

AMERICANOS

[OEA];

Seguridad Pblica y Privada en El Salvador, Secretara General, Secretara

de Seguridad Multidimensional, Departamento de Seguridad Pblica
CARBADILLO GMEZ, Armando. Este informe se enfoca en el anlisis de
las instituciones encargadas de la seguridad pblica en El Salvador frente a
las cifras de los principales delitos del pas; menciona, entre otros aspectos
importantes respecto al funcionamiento institucional del sistema penal
salvadoreo, que son [] los principales Problemas que enfrentan las
instituciones de seguridad pblica en El Salvador:
1) La falta de una Poltica Integral de Convivencia y Seguridad Ciudadana
de Estado que se constituya en la hoja de ruta a seguir. A pesar de las
13

recomendaciones hechas en este sentido, la ms reciente a cargo de la

Comisin Nacional de Seguridad y Paz Social, nombrada por el propio
Presidente, a la fecha no existe esta poltica y la seguridad se maneja en
base a planes y acciones discontinuas.
2) La estructura estatal responde a los esquemas administrativos de la
seguridad nacional, al recaer la direccin y responsabilidad en el
Presidente. Este esquema no tiene en cuenta las necesidades presentes
de la convivencia y la seguridad, cuyas caractersticas y demandas son
tambin locales [2. La Institucionalidad, Dficit Institucionales, pp. 14-15].
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO
[PNUD]; Informe Sobre Desarrollo Humano Para Amrica Central 2009-2010:
Abrir Espacios a la Seguridad Ciudadana y el Desarrollo Humano. Este
amplio informe sobre el desarrollo humano en Amrica Central aporta una
investigacin sobre la Seguridad Pblica y los fenmenos criminales en
Centroamrica, entre muchos aspectos menciona: [] la descripcin o
evaluacin de las polticas de la seguridad en la regin tropieza con dos
dificultades de bulto: la falta de claridad sobre qu tanto se aplic cada
poltica cunta inversin, cunto personal, cunta cobertura real tuvieron los
programas- y la casi completa falta de informacin o estudio de seguimiento
riguroso acerca de los resultados de las varias polticas [].
El Salvador y Guatemala: Pasaron de sufrir una muy alta violencia
poltica a una elevada criminalidad ordinaria [] [Segunda Parte: Los
Hechos, Cap. 7. Polticas Recientes y Actitudes Ciudadanas, A. Las Polticas
Recientes, pp. 183-184].
Al respecto de las polticas recientes de seguridad ciudadana en
Amrica Central menciona:
Que el aumento de la inseguridad objetiva y, sobre todo, la
inseguridad percibida por la opinin pblica, acab por desbordar los
14

avances mencionados en la seguridad y en la justicia penal, de suerte que en

mayor o en menor grado los polticos optaron por apelar al populismo del
miedo y a la remilitarizacin de la seguridad ciudadana. Esta opcin es
comprensible a la luz de la lgica electoral, pero de hecho implica desandar
el progreso que se estaba construyendo y peor- agravar el problema que se
quiere resolver o resolverlo de manera parcial y a costos prohibitivos
[Segunda Parte: Los Hechos, Cap. 7. Polticas Recientes y Actitudes
Ciudadanas, C. La Poltica Detrs de las Polticas de Seguridad, p. 208].

B. Perspectiva histrica del problema.

No es necesaria una labor genealgicamente histrica y profunda para

sealar la abismal discrepancia entre el ejercicio del poder poltico en materia
criminal y los principios y valores de un sistema democrtico encaminado a
una convivencia social armnica, en base al respeto de los derechos
humanos de los individuos y la consecucin de la seguridad pblica, a travs
de una sistematizacin de la poltica criminal con el resto de la poltica social
de forma integral para el desarrollo de la sociedad.
En cuanto al problema que ocupa esta investigacin, especficamente,
en El Salvador se ha extendido no solo una sensacin colectiva de
inseguridad ciudadana, sino tambin una idea de no existencia de poltica
criminal, principalmente por no observarse una correspondencia de la misma
respecto a un sentido democrtico de convivencia social. Con justa causa,
dichas circunstancias, si al analizar los hechos polticos y sociales
documentados de nuestro pas, se encuentra una historia de violencia
poltica y de violencia social que ha adquirido un matiz cultural en la sociedad
salvadorea en general.

15

No solo se encuentran un sinfn de violaciones a los derechos

humanos, a travs del carcter eminentemente represivo de la poltica
criminal salvadorea durante los distintos gobiernos de corte militar y el
excesivo terrorismo estatal ocurrido durante el perodo del conflicto armado
interno en la dcada de los aos 80, sino tambin, y especialmente, luego de
la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, y ante un orden constitucional
anterior a esa fecha- que establece la naturaleza democrtica, republicana y
representativa del Gobierno de El Salvador, los niveles de criminalidad
presentan una alta manifestacin y la percepcin de la reaccin anti-criminal
presenta un carcter ambiguo.
A ese respecto, aspectos como: la creacin de polticas criminales de
criminalizacin de pandillas, las deficiencias institucionales de la Polica
Nacional Civil, Fiscala General de la Repblica, Juzgados y Tribunales con
Competencia Penal, y del Sistema Penitenciario de El Salvador, han
sucumbido en consecuencias sociales agravantes de los niveles de
criminalidad y la conducta violenta de la cultura salvadorea. Sera una difcil
tarea enumerar en este punto lo que se denominara: efectos de las
tendencias represivas de la poltica criminal salvadorea. Pero el crecimiento
de los niveles de criminalidad, el aumento de la exclusin social y la situacin
de pobreza de una gran parte de la poblacin, las deficiencias del sistema
penitenciario en cuanto a la finalidad re-socializadora de la pena de prisin,
las tendencias represivas del Estado salvadoreo sobre los delitos presentes
en los estratos sociales ms bajos y las dificultades sociales de desarrollo
humano, en fin, la situacin de violencia social no solo criminal- han estado
presente y siendo crecientes despus de la finalizacin del conflicto armado,
teniendo relacin con aspectos como la globalizacin, la privatizacin estatal
de servicios pblicos efectuada durante los gobiernos de Derecha en la
dcada de los 90, etc. Las apuestas inmediatas de las polticas criminales

16

durante los ltimos aos en El Salvador sealan un problema cultural que

requiere medidas a largo plazo y una compresin de los aspectos
doctrinarios claves a travs de los cuales se pueda influir en la dinmica
social respecto a la reaccin social contra el fenmeno delictivo.
Y es que la discrepancia entre la praxis poltica y los ideales de
convivencia social ha estado presente desde la edad antigua. El problema es
precisamente que ante el desarrollo histrico del pensamiento humano y de
la vida social, esas discrepancias han llevado, en tiempos recientes, al
surgimiento de polticas criminales caractersticas de Estados primitivos y de
consecuencias fatales para los derechos humanos de muchos pueblos,
incluido El Salvador, con las graves violaciones a los derechos humanos
durante el perodo del conflicto armado. Pero, luego de la transformacin
global de la perspectiva de los derechos humanos despus de la Segunda
Guerra Mundial, y, en nuestro caso especial, despus de la firma de los
Acuerdos de Paz, el compromiso poltico durante los gobiernos se ha
constituido prcticamente en la utilizacin de una ideologa conservadora del
progreso y de fundamentalismo democrtico para la consecucin de los fines
polticos.
De tal forma que la implementacin de polticas criminales
eminentemente represivas, como la Ley Antimaras por citar un ejemplo
inmediato- tienen una justificacin razonable, en base a la supuesta
consecucin de muchos objetos de un gobierno democrtico, pero olvidando
el cumplimiento de otros.
As, el alza en los niveles de criminalidad, y de agudizacin de muchas
necesidades sociales, apuntan a un complejo entramado de problemas de
carcter estructural, como la violencia, la delincuencia, la pobreza, la
exclusin social, etc., y a una evidente falta de percepcin rigurosa sobre: si
existe, frente a qu clase de poltica criminal se encuentra El Salvador?
17

1.3.2 Marco Doctrinario Conceptual

En referencia a una aproximacin doctrinaria respecto al problema

planteado, es decir, si existe poltica criminal o no en El Salvador, en base a
la correspondencia de sta con el modelo democrtico de poltica criminal, se
comenzar abordando la nocin de Poltica General.
Poltica es el arte de gobernar10, el que se explaya o se extiende an
ms cuando se habla de polticas pblicas, que se refieren a todos aquellos
aspectos de importancia para la sociedad, a lo cuales el poder decide si lo
atiende o no lo atiende, o si lo aplica o no lo aplica, para obtener resultados
concretos, as se habla de poltica social, poltica econmica, poltica laboral,
poltica de educacin, poltica de vivienda, poltica criminal, poltica de salud,
poltica de transporte, etc.11
En ese sentido, se puede hacer, inicialmente, un cuestionamiento
especial sobre la naturaleza de la poltica: arte o ciencia? Y una distincin
sustancial entre la Poltica y las Polticas Pblicas. En cuanto al primer
aspecto, algunos autores apuntan a ella como un arte como el ya
mencionado-, lo que conlleva un aspecto eminentemente subjetivo, sin
protocolos y sin necesidad de una repeticin en la realidad para obtener un
resultado; lo que puede ser aplicado en cualquier mbito de la vida para la
resolucin o conduccin de un asunto y alcanzar un determinado fin. Distinto
es el enfoque de la Poltica como ciencia, que por definicin debe ser
eminentemente sistemtica para su verificacin en la realidad. Esta ltima
10

PALOMAR DE MIGUEL, Juan; Diccionario para Juristas, Ediciones Mayo, Mxico, 1981,
p. 1044. Poltica: La traza o arte para conducir y resolver un asunto o se emplean los
medios para alcanzar un fin determinado.
11
OCTAVA CONFERENCIA IBEROAMERICANA DEL SECTOR JUSTICIA 6-911-200,
Poltica Criminal y Delincuencia en El Salvador, Generalidades de la Teora Criminolgica:
Una Perspectiva Acadmica al Problema Delincuencial, Universidad Tecnolgica de El
Salvador, San Salvador, junio de 2010.

18

nocin parece ms apropiada cuando, como ciencia, se aborda la poltica

bajo la idea del Gobierno de los Estados, es decir, la forma de gobierno del
Estado, y que est relacionada con la gestin, desde una determinada esfera
de poder, de los asuntos pblicos, que se presenta a travs de muy diversas
manifestaciones atendiendo a la parcela de actividad, objeto de su
administracin12. Entendiendo que el objeto de la poltica son las relaciones
de poder, significa que a travs de su estudio se enfocar la dinmica de las
relaciones de poder que sustentan activa o pasivamente la actividad del
gobierno del Estado. Lo cual necesita de una sistematizacin para la
verificacin de resultados en la realidad social.
Adems, ese ltimo aspecto da lugar al enfoque desde el punto de la
poltica de las polticas pblicas. Debido a que dicha verificacin de
resultados necesita de decisiones, acciones u omisiones, las polticas
pblicas constituyen precisamente eso: acciones u omisiones del poder
poltico; de ah la diferencia de la poltica con las polticas pblicas, stas
seran las manifestaciones de aquella. La poltica de las polticas pblicas se
constituye, entonces, como el enfoque de las relaciones de poder en esas
decisiones u omisiones ejercidas por el Gobierno de un Estado.
Dado que el fenmeno criminal es un fenmeno social, entonces sus
efectos tambin deben ser atendidos por el Gobierno de un Estado,
encargado de mantener la cohesin de la sociedad. La poltica general
adquiere, entonces, un enfoque criminal: observar y entender el fenmeno
criminal para decidir como reaccionar ante el mismo, es decir, para
manifestar a travs de las polticas criminales la reaccin del poder estatal
contra aqul.
Debido a que las polticas pblicas vinculadas al desarrollo de las
funciones del Estado contemplan aspectos para la toma de decisiones,
12

BORJA JIMNEZ, Emiliano; Curso de Poltica Criminal, Ed. Tirant lo Blanch, Valencia,
2003, p. 21.

19

como: el mbito de actuacin, objetivos, recursos, estrategias, acciones y

omisiones, las mismas definen la ideologa de gobierno del Estado con
respecto a quienes no detentan el poder estatal. Independientemente de la
ideologa poltica legitimadora del poder gubernamental de un Estado, son
las polticas pblicas [acciones u omisiones] las que se tomarn como base
para definir pragmticamente la ideologa de poder verdadera, y por tanto,
definir la naturaleza del modelo poltico ejercido. As, las reacciones estatales
[polticas pblicas criminales] frente al fenmeno criminal estaran
apuntando la naturaleza de la poltica criminal de un Estado.
La poltica criminal puede entenderse de manera sencilla como la
forma de reaccin social ante el fenmeno criminal13. Lo que no genera
problema en la variante de denominacin reaccin, ya sea de Estado o
Sociedad. El problema surge precisamente en el campo pragmtico, cuando
empricamente esa reaccin idealmente social/estatal- tiene como fuente
una decisin gubernamental que no responde a la participacin y
representatividad que caracteriza al sistema poltico democrtico. Entonces,
las polticas pblicas en materia criminal ejecutadas por el gobierno de un
Estado determinan el matiz, el carcter o la naturaleza del modelo de poltica
criminal; poniendo de manifiesto la direccin teleolgica del tratamiento
estatal del fenmeno criminal.
Es importante retomar las palabras de Juan Bustos Ramrez en cuanto
a una definicin de poltica criminal como el poder de definir los procesos
criminales dentro de la sociedad, y por tanto de dirigir y organizar el sistema
13

BUCHELI MERA, Rodrigo; Hacia una nueva Poltica Criminal: Limitacin del Poder
Punitivo del Estado, y el Sistema Penal Acusatorio en el Proyecto de Cdigo de
Procedimiento Penal 1992, Revista Jurdica, pp. 189-202, Facultad de Jurisprudencia y
Ciencias Sociales y Polticas, Universidad Catlica de Santiago de Guayaquil, Ecuador,
1999, p. 191. Delmas-Marty manifiesta que la poltica criminal es el conjunto de mtodos
por medio de los cuales el cuerpo social, organiza las respuestas al fenmeno criminal.
Disponible en: http://www.revistajuridicaonline.com/images/stories/revistas/1999/13-tomo1/13_hacia_una_nueva_politica_criminal.pdf

20

social en relacin a la cuestin criminal14. Principalmente, porque enfoca a la

actuacin estatal en materia criminal como poder, sin llegar an a
dilucidaciones sobre el cmo, que es lo que definira entonces al modelo de
poltica criminal, esencialmente influenciado por el modelo de poltica general
ejercido en un Estado, y de los que se derivaran distintos modelos de
poltica criminal como el del Estado Social Liberal, el del Estado Totalitario15,
el del Estado Autoritario y el Democrtico. Se entiende, de esa forma, que la
poltica criminal es poltica criminal, puesto que obedece a una poltica
general, independientemente del sistema poltico al que obedezca.
La tendencia de la poltica criminal de un Estado se observa en cuanto
a las posibilidades de reaccin frente al fenmeno criminal, es decir:
previnindolo, reprimindolo o ignorndolo. As surgen diferentes posturas
doctrinarias que tratan de explicar dichas tendencias y que van desde las
autoritarias hasta las garantistas, tales como el abolicionismo criminolgico o
el garantismo penal.
Surge, entonces, la necesidad de enfocar a la poltica criminal
dependiendo de la dinmica entre la concepcin de la misma y la realizacin
de dicha concepcin en la realidad: como Disciplina o rea de
Conocimientos y como Prctica.
La interaccin entre la disciplina y la prctica variara dependiendo de
la utilidad de la razn poltica que se manifieste en el sistema poltico de un
Estado. Por un lado, la disciplina de la poltica criminal necesita de diferentes
reas del conocimiento para poder manifestarse en la realidad: a la
criminologa, el derecho, la criminalstica, la psicologa, la sociologa, la
14

ACOSTA FUENTES, Mara Elena et al.; Anlisis de la Poltica Criminal en El Salvador,

Trabajo de Graduacin, Director Dr. Disraely Omar Pastor, Facultad de Jurisprudencia y
Ciencias Sociales, Universidad de El Salvador, El Salvador, 2005, p. 3. En cita a BUSTOS
RAMREZ, Juan [Control Social y Derecho Penal].
15
Id., p. 21. En cita a DELMAS-MARTY, Mireille [Modelos Actuales de Poltica Criminal].

21

antropologa, y la penologa. En tanto, la poltica criminal prctica necesita de

la aplicacin de los conocimientos necesarios para una utilidad emprica de
la direccin teleolgica de la ideologa imperante en el poder poltico de un
Estado.
Como ltimo punto, esa reaccin estatal frente al fenmeno criminal
es una manifestacin de Control. Es la ideologa imperante la que define el
tipo de control ejercido y en base a la utilidad de los conocimientos de la
disciplina de la poltica criminal. Surge, as, una modalidad de control que
responde a una utilidad prctica de la ideologa poltica, a travs de las
polticas pblicas en materia criminal que se manifiestan en los distintos
sistemas de control social, obedeciendo a unas tendencias ms que otras,
con la finalidad que de relacin anti-criminal se persiga en la sociedad.
Se dice, pues, que el control social es el conjunto de instituciones,
estrategias y sanciones sociales que pretenden promover y garantizar dicho
sometimiento del individuo a los modelos y normas comunitarios16.
Por ello, si la poltica criminal se manifiesta como un control sobre la
sociedad, ya sea desde su aspecto preventivo o represivo, esas
instituciones, como la familia, la escuela, el mbito laboral, las iglesias; las
estrategias [como los planes de educacin formal, las polticas de trabajo,
polticas de inclusin social, polticas de seguridad, etc.]; y las sanciones
sociales, a travs de los sistemas normativo jurdico, las pautas morales, los
convencionalismos sociales y las normas religiosas, necesariamente deben
ser abordadas desde las distintas reas del pensamiento que definen la
16

GARCA-PABLOS DE MOLINA, Antonio; Tratado de Criminologa, 3 Edicin, Ed. Tirant

lo Blanch, Valencia, 2003, p. 194. El control social es un recurso necesario en toda sociedad,
desarrollada o subdesarrollada, puesto que sus actores e instancias estn siempre
presentes con mayor o menor capacidad, interaccin, enfoques y resultados. Disponible en:
http://es.scribd.com/doc/101896611/TRATADO-DE-CRIMINOLOGIA-GARCIA-PABLOS-DEMOLINA-ANTONIO

22

esencia de cada uno de esos componentes del control social. Por lo que
aportes dados por reas como la psicologa, sociologa, y las ciencias
penales entre otros- son imprescindibles para la explicacin del entramado
social sobre el que se ejerce el control, y por tanto, para entender la medida
de la correlacin entre ese entramado y la ideologa poltica manifestada por
medio del control social a travs de las polticas pblicas de un Estado.

1.3.3 Marco Jurdico

La Constitucin de la Repblica17 dispone en su art. 1 inc. 1 que El
Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la
actividad del Estado. Bajo esa perspectiva antropocntrica del orden
constitucional se regula la actividad del Estado con una direccin no
perjudicante para los derechos fundamentales de la persona humana. Es
decir, no comprende solo la garanta de la justicia, seguridad jurdica y bien
comn, sino que la obligacin estatal de asegurar el goce de libertad, salud,
cultura, bienestar econmico y justicia social se expande hacia todos los
principios consagrados en las normas constitucionales que sustentan la base
del orden jurdico secundario. En ese sentido, y bajo una perspectiva
orgnica de interpretacin del texto constitucional, los derechos y garantas
fundamentales regulados desde el art. 2 hasta el art. 82 deben ser tutelados
por el Estado, y en relacin tambin a la forma de gobierno instituida en el
art. 85, en el que se establece que El Gobierno es republicano, democrtico
y representativo, siendo correspondiente con dicha naturaleza la disposicin
del art. 83 cuando menciona que: [] la soberana reside en el pueblo, que
la ejerce en la forma prescrita y dentro de los lmites de esta Constitucin.
17

CONSTITUCIN DE LA REPBLICA, D.C. S/N de fecha 15 de noviembre de 1983,

publicado en el Diario Oficial No. 234, Tomo 281, del 16 de diciembre de 1983.

23

Dentro de este sistema poltico, se determina la direccin de los

rganos del Estado en cuanto al cumplimiento de sus atribuciones,
disponiendo el art. 86 inc. 3 que Los funcionarios del Gobierno son
delegados del pueblo y no tienen ms facultades que las que expresamente
seala la ley. Existe en tal disposicin una garanta de funcionamiento de los
rganos

estatales

en

resguardo

de

una

actuacin

democrtica

constitucionalista.
Para en el caso de la poltica criminal, esa actuacin democrtica y
con la finalidad de velar por la persona humana presupone una ejecucin
conjunta de los rganos del Estado, el rgano Ejecutivo en la creacin de
polticas pblicas de seguridad y de los decretos correspondientes dentro de
su competencia, la creacin de la legislacin penal y penitenciaria
correspondiente por parte del rgano Legislativo y la aplicacin de justicia
por parte del rgano Judicial en los casos correspondientes.
Respecto a la problemtica abordada, es significativo mencionar que
por obedecer la poltica criminal a una poltica general, la creacin, ejecucin
y seguimiento de las polticas pblicas correspondientes estn sujetos a una
revisin constitucional general; que permita la evaluacin de su efectividad
democrtica en cuanto a los fines que stas persiguen. Comprende la
legislacin penal y penitenciaria, como el Cdigo Penal, Cdigo Procesal
Penal, Ley Penitenciaria, Reglamento General de la Ley Penitenciaria, Ley
Penal Juvenil, Ley de Vigilancia y Control de Ejecucin de Menor Sometido a
la Ley Penal Juvenil, Leyes Penales Especiales; tambin legislacin del ramo
administrativo como la Ley Orgnica de la Fiscala General de la Repblica,
Reglamento Relativo a la Direccin Funcional del Fiscal General de la
Repblica en la Polica Nacional Civil, Ley de Procedimiento para la
Imposicin del Arresto o Multa Administrativos; y los respectivos cuerpos
normativos creados por la Asamblea Legislativa y por el rgano Ejecutivo,
24

especialmente durante el ao 2010, previamente, y que hayan tenido

incidencia en las actuaciones de la administracin pblica y de justicia de
dicho ao en materia criminal.
Tambin comprende al anlisis, principalmente, de la actuacin de la
administracin pblica y de justicia en la ejecucin de las medidas de poltica
criminal, especialmente en el ao 2010. Pero dicho examen no requiere nada
ms del aspecto represivo de la poltica criminal; como forma de revisin de
su aspecto preventivo, tambin corresponde un anlisis de cualquier texto
normativo jurdico vigente, de origen interno o internacional ratificado por el
Estado salvadoreo, que fundamente la actuacin estatal en la gestin de la
poltica social de El Salvador y que tenga una influencia directa o indirecta en
el nivel de desarrollo humano, econmico, cultural y social del pas.

1.4 MTODOS, TCNICAS E INSTRUMENTOS A UTILIZAR

Esta

investigacin

estar integrada

por

mtodos,

tcnicas e

instrumentos. Asimismo, debido a los mtodos generales y especficos a

utilizar, se clasifica dentro de una tipologa mixta.

1.4.1 Tipo de Investigacin

Esta investigacin ser mixta, puesto que ser:

A. Documental.

El anlisis de la problemtica planteada ser desarrollado a partir de la

consulta de libros, tesis, revistas y peridicos digitales e impresos, memorias,

25

videos, registros, legislacin, orden constitucional, y cualquier otra fuente

documental que aborde los aspectos de poltica criminal y dems temas
afines e idneos para la consecucin de los objetivos planteados.

B. De campo.

La modalidad directa de est investigacin partir de su ejecucin en

el contexto actual de la problemtica manifestada a travs de los fenmenos
empricos de la poltica criminal de la sociedad salvadorea.

C. Descriptiva.

Se pretende comprender y describir la situacin actual y actitudes

sociales ms representativas de la reaccin anti-criminal en El Salvador.

D. Explicativa.

A travs de la comprensin de la situacin actual de la problemtica

planteada, se har el anlisis y la sntesis, orientados a la identificacin de
las principales causas de la misma.

E. Predictiva.

La comprensin del problema en la actualidad y la identificacin de

sus causas se realizarn con el objeto de establecer criterios predictivos
sobre la tendencia que puede llevar el problema a corto o largo plazo.
26

1.4.2 Mtodos, Tcnicas e Instrumentos a Utilizar.

Los mtodos, las tcnicas y los instrumentos que se implementarn en

esta investigacin, en la concrecin de los argumentos pertinentes para dar
respuesta al problema planteado, son los siguientes:

A. Mtodos.

Los mtodos generales, a travs de los cuales se desarrollarn los

temas, creando una relacin coherente entre los datos generales y los
particulares, son:
a. El Anlisis.
b. La Sntesis.
c. La Induccin.
d. La Deduccin.
e. La Dialctica.
B. Tcnicas.

Los mtodos especficos, o tcnicas, a travs de los cuales se

implementarn los instrumentos de investigacin para el manejo y
produccin de informacin a partir de los anlisis, las sntesis, la induccin y
la deduccin de los datos son:
a. Investigacin documental.
b. Observacin
c. Estudio de casos.
d. Entrevista.
e. Muestreo.
27

CAPTULO II
APROXIMACIN A LA RELACIN ENTRE LOS FENMENOS PODER,
RAZN POLTICA Y POLTICA CRIMINAL.
[] cuando algunos intentan racionalizar algo, el problema esencial no consiste tanto en
saber si se adecuan o no a los principios de la racionalidad, sino en descubrir a qu tipo de
18

racionalidad recurren. Michel Foucault .

2.1 EL PODER: BASE DE LOS FENMENOS SOCIALES.

Durante su existencia, el ser humano busca comprender y definir la

realidad con ideas que son representadas en su pensamiento, y expresadas
a travs del lenguaje; es decir que a travs del lenguaje intenta definir la
realidad, y sta a su vez define y redefine constantemente el pensamiento y
el lenguaje con el que son representados sus fenmenos.
El poder es uno de esos fenmenos. De hecho, es uno de los
fenmenos bsicos de cualquier aspecto de la realidad, pues todo el
dinamismo del mundo natural y del comportamiento humano est impulsado
por fuerzas, que pueden ir desde las fuerzas fundamentales de la naturaleza
hasta la sencillez o complejidad de los actos y la voluntad del ser humano.
Entonces, el poder es un concepto difuso, abstracto y complejo porque vara
dependiendo del mbito de la realidad en el que se entiende y representa de
muy variadas formas. Debido a ello es necesario definir y particularizar el
mbito en que se concibe, mbitos como la realidad social; esto lleva a
singularizar su significado en la dinmica de otros fenmenos sociales, como
lo es la poltica criminal.
18

FOUCAULT, Michel; La Vida de los Hombres Infames, Caronte Ensayos, Editorial

Altamira, La Plata, 1996; Omnes et singulatim: hacia una crtica de la razn poltica, p.
180.

28

2.1.1 Etimologa y Amplitud Conceptual del Poder.

Una teora seala que es posible que la palabra Poder provenga del
latn vulgar potere19, ste a su vez del latn clsico posse [con el mismo
significado]; al parecer, como derivado del accionar del adjetivo potis o potes
[poderoso]; y ste ltimo del griego posis, que significa marido20.
Esta aparente procedencia etimolgica de carcter patriarcal relaciona
conceptos como: fuerza, capacidad, potencia, etc. Los diferentes y muy
variados contextos en que se dan los usos de la palabra poder, incorporan
la utilizacin de stas y otras palabras cuyos significados conceptuales se
relacionan en menor o mayor medida con los significados de aquella. De tal
forma que las acepciones de poder se multiplican de manera considerable
desde un punto de vista pragmalingstico, pues la utilizacin de la palabra
en diferentes contextos, aplicado en la extensin de la fenomenologa del
mundo concebido, posibilita y valida los diferentes sentidos de la misma.
Para ejemplificar esta situacin, vanse las diferentes acepciones de
la palabra poder segn el Diccionario de la Lengua Espaola:
a. Tener expedita la facultad o potencia de hacer algo.
b. Tener facilidad, tiempo o lugar de hacer algo.
c. Tener ms fuerza que alguien, vencerle luchando cuerpo a cuerpo.
19

REAL ACADEMIA ESPAOLA; Diccionario de la Lengua Espaola, 22 Edicin.

Disponible en http://www.rae.es
20
EGGERS LAN, Conrado; Introduccin Histrica al Estudio de Platn, Reimpresin de la
1 Edicin Ampliada [EUDEBA, 1974], Ediciones Colihue, Buenos Aires, 1986, p. 16. En
relacin al anlisis de la etimologa del nombre de la deidad griega Poseidn: Posei [Posis]
Das [Da], que significa Marido [Posis] de la Tierra [Da]. Disponible en:
http://books.google.com.sv/books?id=HupWmLbSPswC&pg=PA16&lpg=PA16&dq=posis+ma
rido&source=bl&ots=RqNntTqtTP&sig=Rb53fcOh9ibranjyCiOnoRpNUM&hl=es&ei=hfKsTrunKof3ggej8LTwDw&sa=X&oi=book_result&ct=result&res
num=1&ved=0CBgQ6AEwAA#v=onepage&q=posis%20marido&f=false

29

d. Ser ms fuerte que alguien, ser capaz de vencerle

e. Ser contingente o posible que suceda algo.
El concepto del poder se presta a muchos ms usos y, por ende, a
ms definiciones; encontrndose, de esta forma, la riqueza ya expresadade utilidades pragmticas en torno al mismo, y abriendo brechas de
ambigedad en cierta esencialidad semntica de su significado.
Esta situacin incita a considerar ciertas posturas del Pragmatismo21,
para entender una aparente no-esencialidad o anti-esencialidad de la idea
del poder, una relatividad ligada a los usos pragmticos del individuo social
en las diferentes circunstancias donde ste entiende existen manifestaciones
de poder, pudindolo ubicar en x o y lugar, dependiendo de la manifestacin
fenomenolgica acorde a los sentidos y la razn de ese yo cultural.
En especfico, el pragmatismo considera que no existe diferencia
epistemolgica alguna entre lo que es y la verdad de lo que debe ser22; lo
que se representa en la posibilidad de ejercer la capacidad crtica y redescriptiva de la realidad; inclusive a travs de la afectacin del lenguaje y
las nociones de verdad que participan en la definicin de los conceptos. A
esta actitud crtica de re-descripcin del pensamiento del individuo social, se
le atribuye la adecuacin de las circunstancias socioculturales en que se
entiende el poder, es decir la interpretacin subjetiva capaz de redefinir el
significado conceptual del poder.
21

Entendiendo la diferencia entre Pragmtica como rama de la lingstica que [junto a la

filosofa del lenguaje] se encarga de estudiar la interaccin entre el contenido semntico de
los conceptos y la realidad socio-cultural en que son utilizados, y el Pragmatismo, doctrina
filosfica del siglo XX, desarrollada principalmente en Norteamrica [Charles Sanders Pierce,
William James, y John Dewey], que tiene como antecedentes histricos al empirismo ingls y
tradiciones antiguas de la filosofa griega.
22
SNCHEZ BENTEZ, Roberto; Pragmatismo y Cultura, Revista Signos Filosficos, pp.
119-134, Universidad Michoacana, Mxico, I.3 Junio-2000, p. 123. Disponible en:
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=34300307

30

As, se enfoca la amplitud de los diferentes significados del poder

desde una perspectiva cultural, sin transgredir, al menos hasta el momento,
cierta nocin genrica sobre el mismo. En una sntesis conceptual, puede
observarse, a partir de las principales definiciones del concepto poder que
nos da la Real Academia Espaola, la existencia de ciertos elementos
comunes. Por tanto, el concepto del poder hace, pragmtica y comnmente,
referencia a: aquella facultad, potencia, facilidad, fuerza y posibilidad de
hacer algo.
El significado del poder puede entenderse en sus diferentes nociones,
desde disciplinas del conocimiento como la Fsica hasta disciplinas del
mbito social; que son las abordadas en este trabajo. El poder, como
fenmeno social, entonces, debe enmarcarse en torno a las capacidades de
interaccin del ser humano, en la dinmica de su vida social, esto es: las
relaciones sociales.

2.1.2 Definicin Aproximada del Significado Conceptual del Poder.

En el entorno social, se entiende el poder en la medida que el

ejercicio de las acciones est orientado a la consecucin de motivos
individuales o colectivos que, primordialmente, impliquen interaccin con
otras voluntades. Por tanto, para efectos de este trabajo, se entiende que:
El poder consiste en la relacin social de dos o ms individuos, cuyos
actos se ejercen para la consecucin de propsitos comunes, o bien
contradicindose entre s, o las conductas de otro u otros individuos, siempre
y cuando existan la capacidad y potencialidad fsica y/o psquica para la
consecucin de los fines o propsitos individuales o colectivos de los sujetos
intervinientes en la relacin social.

31

2.1.3 Los Agentes de Socializacin y la Omnipresencia del Poder.

La organizacin social da lugar a la existencia de agentes que forman

al ser humano como miembro de una sociedad. Desde el punto de vista
sociolgico, se identifican las instituciones que intervienen en tal proceso: los
Agentes de Socializacin. Entre ellos se ubican, casi en orden de aparicin
en la vida social: a la familia, la comunidad, la escuela, la religin, los medios
de comunicacin de masas y los entornos laborales. Estos agentes
socializadores representan mbitos de relaciones sociales, en los que se
desarrolla el proceso de construccin de la identidad cultural del individuo;
por lo que el ser humano se ve envuelto en una serie de relaciones que
insertan el contenido de las pautas de comportamiento social en la psique
individual.
Los entes socializadores son cunas de relaciones sociales, pues en
ellos se constituyen las figuras de autoridad. As se encuentra: en la familia,
la posicin de autoridad del marido frente a la mujer, o viceversa, y de los
padres frente a los hijos; como la posicin de autoridad del profesor frente a
los alumnos, los lderes religiosos frente a la congregacin, el empleador
frente a sus empleados, y la desmedida y estratgica influencia de los
medios de comunicacin masiva en el pensamiento del sujeto social.
Debido a esta complejidad de relaciones, no puede hablarse de la
existencia de un catlogo preestablecido de clases de poderes, o una
jerarqua de poderes ejercidos directamente desde el poder poltico
legitimado en el aparato estatal, o por alguna entidad desde las sombras de
la ilegitimidad, hasta el cuerpo social; mas bien, conviene hablar de una
multiplicidad de poderes, lo cual puede ir desde la simplicidad de un acto
entre amigos, familiares, compaeros de la escuela, hermanos en la fe, o
compaeros de trabajo, hasta la complejidad de los procedimientos
32

democrticos de eleccin de gobernantes, o una accin social masificada y

transformadora de un orden sociopoltico.
La existencia de esa multiplicidad de relaciones posibilita hablar de
una heterarqua de poderes [como si de una red de relaciones se tratase]23
que determinan la realidad de la sociedad en diferentes mbitos, niveles o
dimensiones, y con diferentes formas de ejercicio que van, recprocamente,
desde las relaciones ms personales o sencillas hasta las ms complejas o
colectivas, y viceversa. Por ello es que la principal caracterstica de las
relaciones de poder es la constitucin y materializacin de realidad, la
produccin de verdad24.

2.2 PODER, RAZN POLTICA Y CONTROL SOCIAL.

El poder y la razn poltica son dos conceptos referidos al mismo

fenmeno: si el poder es accin, interaccin y relacin, la razn poltica es el
sentido de las relaciones de poder. Ello debe ser examinado a partir del
control social, pues algo notorio del poder es materializarse en actos como
manifestacin de una racionalidad y, en las relaciones de poder de
trascendencia social, control de racionalidades individuales y colectivas de
organizacin y convivencia en sociedad. Dentro de esa realidad controlada,
el poder define la realidad de fenmenos sociales como la criminalidad.
23

Con heteraqua se hace referencia a una multiplicidad interdependiente de poderes; idea

segn la cual unas relaciones de poder se relacionan con otras relaciones de poder.
24
FOUCAULT, Michel; Defender la Sociedad, Fondo de Cultura Econmica, 2
Reimpresin, Buenos Aires, 2001, p. 34. [] mltiples relaciones de poder atraviesan,
caracterizan, constituyen el cuerpo social; no pueden disociarse, ni establecerse, ni
funcionar sin una produccin, una acumulacin, una circulacin, un funcionamiento del
discurso verdadero. No hay ejercicio de poder sin cierta economa de los discursos de
verdad que funcionan en, a partir y a travs de ese poder. El poder nos somete a la
produccin de la verdad y slo podemos ejercer el poder por la produccin de la verdad.
Disponible
en:
http://primeraparadoja.files.wordpress.com/2011/03/1976-defender-lasociedad.pdf

33

2.2.1 La Racionalidad Poltica de Control Social.

El uso original de la expresin control social se dio en atencin a la

imprescindible necesidad de organizar, desde el presupuesto de la
integracin con la sociedad receptora, a las masas de inmigrantes
provenientes de mltiples mbitos culturales, tnicos, religiosos, lingsticos,
etc., las cuales llegaron en las ltimas dcadas del siglo XIX y las primeras
del siglo XX a los Estados Unidos de Norteamrica25.
En la prctica, el control social se representa en una complejidad de
acciones, referidas a la definicin de la vida social.
Uno de los matices ms notorios de la expresin control social, es su
confusin con el control punitivo, o ejercicio del ius puniendi; tanto que desde
un punto de vista criminolgico puede decirse que control social es el grupo
de instancias y acciones pblicas y privadas, genricas y especficas;
orientadas a la definicin, individualizacin, deteccin, manejo y supresin de
conductas, calificadas como delictivas o desviadas, segn se encuentren o
no previstas en la ley con posibilidad de ser sancionadas; o de ndole
eminentemente penal, ubicando el control social en las instituciones,
estrategias y sanciones sociales que persiguen una adecuacin de
conductas en el mbito de las normas jurdicas penales26.
An cuando hace referencia a una diversidad de aspectos de la vida
social, el control social se ejerce sobre los individuos con la finalidad ltima
de lograr una disciplina social que resulte funcional para el mantenimiento de
25

BERGALLI, Roberto; Relaciones entre Control Social y Globalizacin: Fordismo y

Disciplina. Post-fordismo y Control Punitivo, Sociologas, Porto Alegre, Ao 7, N 13, jan/jun
2005, p. 181. Disponible en: http://www.scielo.br/pdf/soc/n13/23561.pdf
26
AGUILAR AVILS, Dager; El Control Social y el Ordenamiento Jurdico. Una
Conceptualizacin desde el Objeto de Estudio de la Sociologa Jurdica, Revista
Contribuciones a las Ciencias Sociales, 2010. En cita a la definicin de control social de
KAISER, Gnther [1988]. Disponible en: http://www.eumed.net/rev/cccss/08/daa4.htm

34

las estructuras que sustentan al Estado27. Dentro de esa complejidad es que

resulta su clasificacin tradicional: Control Social Formal o Directo28, y
Control Social Informal, Indirecto o Difuso29. En sus distintas modalidades, en
el control social participan tambin los agentes socializadores, de forma que
las relaciones sociales se encuentran sujetas a las racionalidades polticas
sobre las nociones de orden social que se tienen en un momento y lugar
determinados.
Pero no puede plantearse una racionalidad de las sociedades, razn
poltica o razn de Estado, como si todos los individuos participasen en las
distintas relaciones de poder con un mismo pensamiento, con una sola
perspectiva de la realidad. Existen dos parmetros bsicos para enmarcar la
funcionalidad social referida al orden sobre el que trata el control en una
sociedad en especfico:
a. La razn poltica, generalmente ideal, establecida como base normativa
del funcionamiento social, y representativa de un sistema poltico.
b. Las prcticas polticas de gobernabilidad, que constituyen la interaccin
entre los gobernantes y los gobernados
La relacin entre los ideales polticos y las prcticas de gobernabilidad
de los Estados tiende a no ser recproca, porque desde un punto de vista
pragmtico: no son los ideales pregonados sino la prctica lo que determina
la realidad. Se entiende comnmente que la razn de Estado se representa
en la poltica prctica. Y, por ello existe una tendencia a concebirla
peyorativamente como la racionalidad de las clases sociales y lites
econmicas dominantes detrs de la estructura institucional estatal.
27

BERGALLI, Roberto et al.; El Pensamiento Criminolgico, Tomo II, Estado y Control,

Editorial Temis, Colombia, 1983, p. 6.
28
Sistema Penal: Polica, Fiscala, Juzgados y Tribunales penales, entidades de la
administracin penitenciaria, etc.
29
Familia, comunidad, centros de estudio y de trabajo, religiones, medios de comunicacin.

35

En la prctica, la expresin razn de Estado evoca lo arbitrario o la

violencia30, pues establece una facultad gubernamental de pasar por
encima de la ley cuando se trate de salvar al Estado, resultando que
cualquier accin, por violenta y represiva que sea, estar plenamente
justificada31; y sus consecuencias sociales, obviamente son experimentadas
en las relaciones de poder del conjunto social: sociedad-familia, familiaindividuo, empleador-trabajador, sociedad-delincuente, penas-delincuente,
escuela-individuo, religin-congregacin, mercado-consumidor, medios de
comunicacin-individuo; etc.

2.2.2 Razn Poltica Prctica en las Polticas Pblicas.

La poltica, en su sentido ms tradicional, se entiende como la forma

de gobierno del Estado, y que est relacionada con la gestin, desde una
determinada esfera de poder, de los asuntos pblicos, que se presenta a
travs de muy diversas manifestaciones atendiendo a la parcela de actividad,
objeto de su administracin32. Aspecto que da lugar al enfoque de las
polticas pblicas.
Las polticas pblicas vinculadas al desarrollo de las funciones del
Estado contemplan aspectos para la toma de decisiones, como el mbito de
actuacin, objetivos, recursos, estrategias, acciones y omisiones; por lo que
independientemente

de la ideologa

poltica legitimadora

del poder

gubernamental de un Estado, son las polticas pblicas [acciones u

30

FOUCAULT, Michel; La Vida de los Hombres Infames. op. cit. 18, p. 195.
CASTRO-GMEZ, Santiago; Historia de la gubernamentalidad: Razn de Estado,
liberalismo y neoliberalismo en Michel Foucault, Siglo del Hombre Editores, Pontificia
Universidad Javeriana-Instituto Pensar, Universidad Santo Toms de Aquino, Bogot, 2010,
p. 117. Disponible en: http://es.scribd.com/doc/97623001/6/bioPolitica-y-gubernaMentalidad
32
BORJA JIMNEZ, Emiliano; Curso de Poltica Criminal, op. cit. 12.
31

36

omisiones estatales] las que se vuelven base para definir pragmticamente la

razn poltica o ideologa de poder, y por tanto definir la naturaleza del
modelo poltico ejercido.
Las polticas pblicas ejecutadas por la administracin de un Estado
pueden ser integradas y armnicas entre s, siempre y cuando la razn
prctica de esa administracin procure preservar un orden de funcionalidad
de la sociedad; una visin global de las polticas gubernamentales debe
buscar un delicado equilibrio que garantice la estabilidad social33.

2.2.3 Gestin de Conflictividad Social y Polticas Criminales.

Las polticas criminales tienen una base: la buena funcionalidad de la

poltica general34; esto porque la ejecucin de las polticas pblicas buscan
establecer el orden, y por tanto prevenir causas para delinquir. La ruptura
del orden en forma de delincuencia es el mbito de actuacin de las polticas
criminales: la reaccin ante el delito.
Al margen de las variantes tericas de la clasificacin de las polticas
pblicas, vale retomar lo referente a este fenmeno. Alberto Binder35 seala
33

FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; RED

POR UN SISTEMA PENAL DEMOCRTICO; Propuesta de Poltica Criminal y Seguridad
Ciudadana para El Salvador, San Salvador, El Salvador, 2005, p. 6. Disponible en:
http://www.comunidadesegura.org/files/active/1/PPCPES2005.pdf
34
A propsito del famoso adagio la mejor poltica criminal es una buena poltica social.
35
Procesalista, experto en sistemas judiciales, profesor en varias universidades de Amrica
Latina, Presidente del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia [ILSED],
Director del Centro de Polticas Pblicas para el Socialismo [CEPPAS], y Vicepresidente del
Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales [INECIP], Miembro
Fundador de la Red Argentina para el Desarme [RAD], Impulsor del Acuerdo por la
Seguridad Democrtica [ASD] de Argentina. Vid. CENTRO DE ESTUDIOS JUDICIALES;
Dr. Alberto Binder. Disponible en: http://www.cej.org.py/index.php/cej/equipo-detrabajo/194-dr-alberto-binder-; tambin MIENTEN LA VERDAD CON TODO Y PRUEBAS;
Alberto Binder. Disponible en: http://www.mienten.com.ar/mienten1/alberto_binder.htm

37

entre estas polticas, a la Poltica de Gestin de la Conflictividad, que se

encarga de contener la conflictividad social en un nivel tolerable que evite
grandes crisis o debilitamiento de la autoridad, o peor an una conflagracin
interna36. En consecuencia, el marco institucional de un sistema de gestin
de conflictividad incorpora a los agentes de control social directo: policas,
jueces, procuradores, fiscales, defensores, centros de mediacin, sistemas
de justicia local, comunal, leyes, crceles, etc.37
Todos estos agentes materializan la actividad del sistema penal. Pero,
el fenmeno criminal, al ser un producto cultural, requiere que las polticas
criminales comprendan, expliquen y posibiliten el tratamiento de las
conductas delictivas tambin fuera de los sistemas punitivos formales, es
decir, en los distintos mbitos sociales, polticos, econmicos y culturales de
las sociedades38. La gestin de la conflictividad social en relacin a la
delincuencia, a travs de las polticas criminales, debe estar relacionada con
todo el mbito de las polticas pblicas que definen el control social.

2.3 LA POLTICA CRIMINAL.

La nocin de Poltica Criminal, o Kriminalpolitik, es neutra, no hace

referencia exacta a un modelo determinado, simplemente denota la idea de
lineamientos polticos estratgicos para reaccionar ante el delito. Dado que el
36

FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; RED

POR UN SISTEMA PENAL DEMOCRTICO; Propuesta de Poltica Criminal y Seguridad
Ciudadana para El Salvador, op. cit. 33.
37
Ibd.
38
Y es que si se concibe al control social como control punitivo es por la misma dinmica de
las polticas pblicas: stas dan un sentido o manifiestan la razn prctica del gobierno de
un Estado, por ello no es extrao que una concepcin de poltica criminal centrada en las
instancias formales de control social hagan del Estado un ente notoriamente represivo, pues
la intensidad de la punicin estatal se manifiesta en la medida que se considera la
criminalidad: en la medida que se observa desviacin delincuencial del orden social.

38

carcter prctico de esta disciplina es poltico, puede concebrsele de forma

compleja, como el poder de definir los procesos criminales dentro de la
sociedad, y por tanto de dirigir y organizar el sistema social en relacin a la
cuestin criminal39.
Desde el aspecto tcnico prctico, los procesos criminales incorporan
los factores de observacin y estrategia de reaccin ante el delito. Desde un
aspecto integral, y posiblemente ms terico que prctico, los procesos
criminales incorporan la influencia de las distintas disciplinas de estudio de la
conducta humana que permiten entender al delito para reaccionar ante l en
un momento y lugar determinados; por lo que la reaccin ante la conducta
delictiva tendera a ser -por as decirlo- idnea. Sin embargo, el carcter
idneo o no de la reaccin anti-criminal suele ser subjetivo y consecuente
con la prctica de las polticas generales ejercidas por el gobierno de un
Estado. Atendiendo a la neutralidad de la poltica criminal, su objeto es el
fenmeno criminal, indistintamente del cmo se reaccione ante l.

2.3.1 Prevencin y Represin en los Sistemas Polticos como Criterios

Poltico-Criminales Tradicionales.

Es conocido que los elementos bsicos de una poltica criminal son la

prevencin y la represin del delito. Ambos elementos son criterios de
decisin poltica que se definen desde el marco de la ejecucin de las
polticas pblicas referidas a las conductas delictivas, es decir, las polticas
sociales destinadas a regular la vida del individuo dentro de los parmetros
del orden social establecido.
39

ACOSTA FUENTES, Mara Elena et al.; Anlisis de la Poltica Criminal en El Salvador,

op. cit. 14.

39

El uso pragmtico de los conceptos no escapa a una base semntica

neutra de los mismos: los conceptos sobre prevencin y represin pueden
ser neutros; pero en el contexto de su acepcin desde un punto de vista
sociopoltico,

en

el

tratamiento

del

fenmeno

criminal,

adquieren

connotaciones distintas, ms simplificadas, o ms complejas, dependiendo

de los objetivos funcionales del control social o el control punitivo en los
distintos sistemas polticos40.
Todo depende de la nocin de orden concebida y practicada. El
modelo de poltica criminal autoritario, por ejemplo, se caracteriza por la
concentracin del poder punitivo en manos del Ejecutivo. Dicho poder se
caracteriza por tener un alto grado de arbitrariedad, generando una
intervencin en la mayor parte de la vida de la sociedad, a travs del sistema
penal, el que genera violencia institucional, porque no se respeta, ni se toma
en cuenta a la persona como sujeto de garantas41, lo que convierte a dicho
sistema poltico en titular de un modelo eminentemente represivo.
As, existen muy variadas clasificaciones doctrinarias de los modelos
de poltica criminal, en virtud a los sistemas polticos en que se practican,
yendo desde los antiguos y tradicionales, como el Absolutismo del Antiguo
Rgimen, hasta el ideal sistema poltico democrtico de la modernidad. Pero
no siempre un modelo de poltica criminal ser fiel en todos los sentidos al
sistema poltico ejercido o supuesto en la prctica. Las bases de definicin
pragmtica de los modelos siempre sern: la medida en que se practican la
prevencin y represin del delito. Recprocamente, las nociones de
40

Las tcnicas de control social son ms complejas que las de control punitivo. El control
social va ms all de la reaccin ante la disidencia al orden, y por tanto, prepara para ese
orden. El orden procurado por el ejercicio de los sistemas polticos prcticos a travs de la
historia ha definido, en virtud de los mrgenes espacio-temporales de cada uno de esos
rdenes, a los modelos de reaccin ante el delito.
41
ACOSTA FUENTES, Mara Elena et al.; Anlisis de la Poltica Criminal en El Salvador,
op. cit. 14, p. 22.

40

prevencin y represin se revisten de los principios polticos pregonados en

los fundamentos normativos legitimadores de dichas prcticas polticas.
Los criterios de prevencin y represin en los Estados modernos,
denominados en su mayora democrticos, son los que ms presentan
factores hbridos en las prcticas de control punitivo, pues existen medios de
control al ejercicio del poder poltico. Debido a ello, enfocar un modelo de
poltica criminal prctica a la luz del Estado Democrtico, otorga un papel
diferente y ms complejo a las funciones de prevencin y represin de la
conducta criminal.
Conviene entonces, determinar el sentido neutro de los conceptos de
prevencin y represin, para luego enmarcarlos dentro de la compleja
concepcin de una poltica criminal democrtica.

A. Prevencin.

La prevencin puede entenderse como la preparacin y disposicin

que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo42. En
materia de poltica criminal, la prevencin se refiere a la disposicin que se
tiene a evitar la manifestacin de la conducta delictiva o del delito. La
prevencin puede estar encaminada a:
a. Evitar la conducta delictiva en general [actitudes criminales], a lo cual
podra denominarse Prevencin Proactiva del Fenmeno Criminal43.
42

REAL ACADEMIA ESPAOLA; Diccionario de la Lengua Espaola, op. cit. 19.

APARICIO, Julio Enrique; Globalizacin, Principios y Delito. Los grandes obstculos a
remover, Temas de Ciencias Penales y Criminologa, Revista Digital de Especialidad en
Ciencias Penales Escuela de Graduados, Universidad Argentina John F. Kennedy, N 2
Octubre 2007. [] la verdadera prevencin sera la proactiva. Disponible en: http://revistacpc.kennedy.edu.ar/Edicion002/PoliticaCriminal.aspx
43

41

b. Evitar la materializacin de una conducta delictiva que se espera de una

persona [disposicin volitiva del delincuente a materializar un delito]; lo
que puede denominarse Prevencin Reactiva o Prevencin Represiva 44.
Este tipo de prevencin se aplica en el mbito de la previsibilidad tcnica
de las instituciones del sistema penal sobre la comisin de hechos
delictivos, con el peligro de generar prcticamente una criminalizacin
previa o una victimizacin previa, sin existir necesariamente la certeza de
la previsin de una conducta delictiva.

B. Represin.

La represin es el conjunto de actos realizados ordinariamente desde

el poder, para contener, detener o castigar con violencia actuaciones
polticas o sociales45. Se perciben, as, dos perspectivas de represin: a.
castigo. b. contencin.
a. El castigo, puede hacer referencia a la concepcin de la pena como un
ataque de venganza, o de retribucin por una injusticia cometida46.
Implica asimismo la posicin de autoridad de quien castiga sobre el
castigado, creada a travs de una contradiccin de fuerzas entre los
mismos, o por la simple aceptacin hegemnica del castigado frente a
quien castiga; lo cual en el Estado moderno se traduce como el podero
estatal en la aplicacin del ius puniendi.
44

Esta especie de prevencin no recae sobre una prevencin del fenmeno criminal, sino
slo de un delito previsible; razn por la que se adjudica ms a las funciones policiales.
45
REAL ACADEMIA ESPAOLA; Diccionario de la Lengua Espaola, op. cit. 19.
46
La nocin de castigo puede variar dependiendo de las concepciones de justicia en las
que se fundamente su ejercicio. Lo cual puede incluso ejercerse arbitrariamente, como en
los sistemas penales de venganza privada o venganza divina, en que la nocin de justicia
corra por cuenta de la subjetividad de la autoridad, yendo desde la mera afectacin personal
hasta la transgresin de normas cannicas constitutivas de pecados. As como en sistemas
polticos modernos de tendencias totalitarias.

42

b. La contencin, hace referencia a cantidad. Desde un punto de vista

prctico,

puede

decirse

que

la

contencin

de

las

conductas

aparentemente delictivas no requiere necesariamente de una calificacin

jurdica formal, o de una concepcin punitiva como castigo, sino
simplemente: contener la conducta aparentemente delincuencial,
aplicando la fuerza47.

2.3.2 Modelo Democrtico de Poltica Criminal: Aspecto Terico.

Un modelo democrtico de poltica criminal supone que la ejecucin

de la poltica criminal debe dar un tratamiento no violento al fenmeno
criminal, el poder penal debe ser limitado y no estigmatizador, el apego del
ordenamiento jurdico penal debe estar subordinado a la Constitucin, entre
otras caractersticas.
La reaccin anti-criminal incorpora un conjunto sistematizado de
acciones institucionales y sociales para prevenir y reprimir el delito48, a travs
de la eliminacin de factores de riesgo de detonacin de conductas
delictivas49, la denuncia y otras modalidades de colaboracin ciudadana e
institucional en la investigacin del delito, participacin y control en la
ejecucin de polticas pblicas.
Cualquier mbito de gobernabilidad democrtica supone, en teora,
apego a principios, los cuales estn generalmente establecidos en los textos
jurdicos constitucionales y legales legitimadores de dicho sistema. Un
47

De ah que las funciones policiales sean el mejor ejemplo de manifestacin de contencin,

porque sobre todo ejercen fuerza; aunque en gran medida slo contengan ciertas actitudes
[no necesariamente delincuenciales].
48
Sectores como la Administracin Pblica, Administracin de Justicia, Sociedad Civil,
ONGs, sindicatos, sector empresarial privado y partidos polticos.
49
Irrespeto de valores humanos y a los derechos fundamentales, la propiciacin de violencia
social, la desigualdad y exclusin econmica, poltica social y cultural, etc.

43

modelo democrtico de poltica criminal no es la excepcin, supone la

actuacin frente al delito sujeta a ciertos principios, a saber50:
a. Principio de legalidad: los actos de las instituciones estatales deben estar
sujetos a la ley, entendiendo dentro de stas la Constitucin, las normas
de Derechos Humanos y la legislacin secundaria. Dicho funcionamiento
debe ser congruente con el cmulo de instrumentos mencionados
teniendo en primaca a la Constitucin y los Convenios de Derechos
Humanos.
b. Principio de dignidad humana: con ello se dotan de sentido los actos del
Estado, a fin de considerar su actividad a la luz del mximo respeto de la
persona y de las condiciones que le permitan desarrollar su personalidad.
c. Principio de subsidiariedad: la poltica criminal es una herramienta de
tratamiento de la conflictividad que slo puede ser usada una vez
agotadas las formas de tratamiento por vas no penales. La necesidad de
reconocer las formas alternativas de resolucin de conflictos, ms que
una opcin se convierte en una necesidad de actuacin en el especial
mbito de la niez y la adolescencia.
d. Principio

de

mnima

intervencin

reduccin

del

dao:

como

consecuencia de lo anterior, la poltica criminal slo intervendr en los

casos ms graves y tratar de construir salidas alternativas y
restaurativas para los conflictos menores. En este sentido, esta poltica
estar orientada hacia sus consecuencias, de tal manera que la
intervencin del sistema penal no sea un factor ms del conflicto original.
e. Principio de eficiencia y racionalidad: la poltica criminal implica una toma
de decisiones sobre la base de lmites normativos y lmites materiales [en
50

FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; RED

POR UN SISTEMA PENAL DEMOCRTICO; Propuesta de Poltica Criminal y Seguridad
Ciudadana para El Salvador, op. cit. 33. Principios tomados del documento de AMAYA,
Edgardo; Bases para la Discusin sobre Poltica Criminal Democrtica. FESPAD Ediciones,
San Salvador, 2003.

44

especial los presupuestarios]. Esto significa que para el logro de los fines,
la poltica criminal debe tener criterios racionales para obtener los mejores
resultados con la mejor inversin posible de los recursos. Esto solamente
se logra a travs de mecanismos de planificacin y evaluacin. Ello
implica que la toma de decisiones se encuentra basada en procesos de
decisin empricamente fundamentados en necesidades reales.
f. Principio de transparencia y rendicin de cuentas: en un Estado
republicano, los actos del gobierno y sus decisiones pertenecen a la cosa
pblica, por lo tanto, sus contenidos, fines, resultados y actores estn
sujetos al escrutinio del pblico. Esto supone una apertura al derecho de
acceso a la informacin por parte de los ciudadanos, as como el
establecimiento de mecanismos de control o instancias de evaluacin.
g. Principio

de

participacin

ciudadana:

como

derivacin

de

la

republicaneidad del sistema poltico, los ciudadanos tienen el derecho a

participar de aquello que es pblico, no slo como testigos, sino como
actores con poder de decisin. Esto supone un involucramiento de los
ciudadanos en aquellas decisiones que pueden terminar afectndolos,
tales como las relativas al funcionamiento del sistema penal.
h. Principio de igualdad social: segn este principio, el Derecho Penal debe
estar orientado hacia la proteccin de los derechos y de los sectores ms
afectados por las decisiones y acciones de los sectores econmicos y
polticos dominantes que afectan directamente sus derechos. El principio
de igualdad social o material presupone una actuacin correctiva sobre la
distribucin inicial de recursos existentes en la sociedad, a modo de
reconocimiento de las desigualdades sociales de las personas y ser
tratados conforme a ellas.
i. Principio de accin multiagencial: una poltica criminal rene a diversos
actores que en la prctica funcionan de manera ms o menos autnoma,
regidos por diversidad de intereses y lgicas. En este sentido, la poltica
45

criminal debe ser comprensiva de esta circunstancia y establecer una

regla de coordinacin en atencin a fines, sin que cada institucin pierda
su especfica funcin dentro de la sociedad.
2.3.3 Base de la Particularizacin Tcnica de la Poltica Criminal en la
Democracia Moderna.

En el contexto de una sociedad democrtica, como sistema poltico

imperfecto, pero el menos malo, puede decirse que la prctica democrtica
consiste en procurar la moderacin de los males, la compensacin de sus
peores excesos51.
Pero, debido a que lo que carece de un significado material y concreto
corre el peligro de ser

representado con cualquier cosa, como si fuese

manifestacin de ello, la abstraccin del ideal democrtico permite que

fcilmente las normas que rigen a un grupo social se pregonen como
democrticas. Debe enfocarse cmo, tcnicamente, se ha legitimado y se
legitima el control social desde el aspecto punitivo, y cmo -en la medida que
la libertad individual no ha podido ser afectada legtimamente- ha sido
afectada de hecho por la determinacin de realidades y formacin de la
subjetividad a travs de las tcnicas de control social difuso.
Los principios de un modelo democrtico de poltica criminal en las
sociedades modernas, se condicionan al amplio problema de la democracia
respecto a lo que se entiende por el orden objeto del control social.
La criminologa y el Derecho Penal, como disciplinas burguesas, se
presentan como los instrumentos directos de control del orden establecido.
51

QUALTER, Terence; Publicidad y democracia en la sociedad de masas, 1 Edicin,

Ediciones Paids, Barcelona, 1994, p. 165. En relacin a una perspectiva prctica de la
democracia, ante la falta de certeza y de un significado concreto de ella.

46

Por un lado, aquella sentara las bases a travs de la reflexin criminolgica,

sobre los parmetros de anormalidad de la conducta social frente a la
aparente razn estatal encargada de velar por el orden a travs de la polica
de Estado, y con la coercitividad y coaccin caractersticas del Derecho
positivo.
Casi coetneamente, y contrario a la utilizacin coercitiva del
positivismo jurdico, el positivismo cientfico abrira los parmetros de saberes
de la conducta humana en una sociedad, administrada por una racionalidad
de Estado ms represora de las alteraciones del orden que preventiva de
tales alteraciones.
Debido a que en dicha racionalidad prctica de gobernabilidad estatal,
el control social incorpora al control punitivo, y en virtud de los principios
democrticos de la poltica criminal, interesa hacer una aproximacin a la
actual determinacin del fenmeno criminal y la reaccin anti-criminal, tanto
desde un punto de vista general en lo que respecta al problema de la poltica
criminal en la democracia prctica, como desde un punto de vista perceptible
en nuestra realidad salvadorea y su actual tendencia de poltico-criminal.

47

CAPTULO III
POLICA DE CONTROL Y DETERMINACIN IDEOLGICA DEL DELITO,
EL DELINCUENTE Y LA PENA.
De lo que se trababa era de disciplinar la psique de los individuos mediante la coaccin
sobre ella, de modo que interiorizaran la relacin costos-beneficios de su actividad y
evidentemente, la mejor forma para hacerlo patente consista en afectar su libertad (esto es,
la capacidad para disponer de su fuerza de trabajo en el mercado). Juan Bustos Ramrez

52

3.1 NACIMIENTO DEL ESTADO LIBERAL Y LA ESCUELA CLSICA.

La reaccin ante el fenmeno delictivo data desde la congregacin de

los primeros asentamientos humanos hasta la actualidad; sin embargo, fue
desde la perspectiva de organizacin social de la isla de Toms Moro,
Utopa, que se encuentran los primeros vestigios de lo que actualmente se
conoce como poltica criminal: se habla en la organizacin social de Utopa
de la necesidad del castigo dependiendo de las clases de culpa, lo
innecesario de la pena de muerte, la proporcionalidad del castigo de
servidumbre a la maldad, la finalidad preventiva del castigo, las causas del
delito en la esclavitud y la supresin de agentes crimingenos como la
exaltacin de la belleza corporal en la mujer, la ambicin de poder y otros
vicios53.
Cerca de doscientos aos ms tarde, sera la obra de Cesare
Bonesana, Marqus de Beccaria, De los Delitos y las Penas, en la que se
encontraran los primeros lineamientos para una poltica criminal: la inutilidad
52

BUSTOS RAMREZ, Juan; Estado y control: la ideologa del control y el control de la

ideologa, pp. 11-35, en BERGALLI, Roberto et al.; El Pensamiento Criminolgico, op. cit.
27, p. 15.
53
MORO, Toms; Utopa, 1516.

48

de la pena de muerte, la abolicin de la tortura como mtodo de confesin, la

legalidad y proporcionalidad de las penas respecto al delito, su finalidad
preventiva [general y especfica]; en fin, lineamientos destinados a la
humanizacin de las penas en el marco de los cambios poltico-sociales que
se abran paso hacia la Revolucin Francesa.
En la nocin humanista de la crtica de Cesare de Beccaria al sistema
punitivo de su tiempo se encuentra, al parecer, una afinidad utilitarista crtica
a los elementos inquisitivos del Antiguo Rgimen en la investigacin de los
delitos y la aplicacin de penas arcaicas, producto de la influencia del
racionalismo empirista en la fundamentacin de los lineamientos de una
poltica de tratamiento del fenmeno delictivo ms til al advenimiento de las
nuevas formas de vida social que se gestaban en la Europa del siglo XVIII.
Uno de los aspectos ms relevantes de este perodo fue el
establecimiento de la prisin como pena por excelencia; ya que se determin
que no es la intensidad de la pena lo que produce mayor efecto en el nimo
humano sino su duracin54.
Frente a las crueldades del sistema punitivo del Antiguo Rgimen, la
prisin no slo sera una forma de supuesta humanizacin de las penas, sino
tambin, en lugar de atacar directamente al cuerpo, castigndolo con torturas
procedimentales y la muerte como supuesta consecuencia punitiva, la pena
de prisin se convertira en una coercin sobre la psique del individuo para
abstenerse de la disidencia del orden social55. Si el control dependa de una
racionalidad de mercado y la disidencia contravendra las utilidades de la
54

Una pena capaz de ser cuantificada en su aplicacin representara la posibilidad de ser

proporcional a la gravedad del hecho delictivo considerado.
55
BUSTOS RAMREZ, Juan; Estado y control: la ideologa del control y el control de la
ideologa, op. cit. 52, p. 15. Por eso la pena privativa de libertad pasa a ser la pena por
excelencia, ya que es la que mejor representa el tipo de control que ha de ejercer el Estado,
y ello, adems, porque, como sealaba Bentham, tal pena era mensurable.

49

fuerza de trabajo en el modelo de produccin capitalista, las fbricas seran

la opcin de vida de los ciudadanos libres y productivos.
La reforma carcelaria del Estado Liberal, que en apariencia suprima la
modalidad del Antiguo Rgimen respecto a las torturas, la pena de muerte y
los calabozos, sera influenciada por el modelo de prisin del Panptico
diseado por Jeremy Bentham56 que, a pesar de ser criticado, fue utilizado
en la construccin de crceles, y posteriormente se extendera a la fbrica y
la escuela.
Este modelo carcelario, que con el tiempo llegara a ser un sinnimo
de vigilancia y control social, se implement slo como parte de una reforma
del ejercicio del poder a travs de nuevas tcnicas de control57; propiciando
el absolutismo de la pena de prisin, es decir, su generalizacin, aplicada
con igualdad a toda clase de conductas punibles, que es una problemtica
que se extiendeen menor medida- hasta nuestros das.
56

FOUCAULT, Michel; Vigilar y Castigar: Nacimiento de la Prisin, 1 Edicin, 1

Reimpresin, Siglo XXI Editores, Argentina, 2002, p. 121. Este modelo incorpora [] en la
periferia, una construccin en forma de anillo; en el centro, una torre, sta, con anchas
ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construccin perifrica est dividida
en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construccin. Tienen dos
ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da
al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces situar un
vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado,
un obrero o un escolar. Por el efecto de la contraluz, se pueden percibir desde la torre,
recortndose perfectamente sobre la luz, las pequeas siluetas cautivas en las celdas de la
peri-feria. Tantos pequeos teatros como celdas, en los que cada actor est solo,
perfectamente individualizado y constantemente visible. El dispositivo panptico dispone
unas unidades espaciales que permiten ver sin cesar y reconocer al punto.
57
PAVARINI, Massimo; Control y Dominacin: teoras criminolgicas burguesas y proyecto
hegemnico, 1 Edicin, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, Argentina, 2002, p. 39. La crcel
es una organizacin de los espacios que permite observar y analizar una colectividad
permanentemente expuesta. Quien es observado se transformar muy pronto en conejillo de
Indias, el observador en sabio, la crcel en observatorio social. La crcel, de observatorio
privilegiado de la marginalidad criminal, se ofrecer como taller para intentar el gran
experimento: la transformacin del hombre, la educacin de aqul sujeto heterogneo, que
es el criminal, en sujeto homogneo, esto es en proletario. La ciencia criminolgica se
reconoce en esta doble dimensin: es ciencia de la observacin y es ciencia de la
educacin.

50

3.2 EL POSITIVISMO CRIMINOLGICO Y LA ESTIGMATIZACIN SOCIAL

DEL POBRE-DELINCUENTE-PROLETARIO.

La observacin criminolgica, y el entusiasmo cientfico del siglo XIX,

llevaron al pensamiento criminolgico a desarrollar la investigacin
experimental sobre los indicios presentados por los delincuentes, en su
comportamiento habitual desde las prisiones. Esto llev a la produccin de
tcnica cientfica que legitimara la desigualdad de los delincuentes frente a
la sociedad. La anormalidad adquiri las dimensiones de peligrosidad social.
Junto a Ezequas Marco Csar Lombroso y su Tratado Antropolgico
Experimental del Hombre Delincuente [1876]58, los conceptos de Medicina
Legal59, Antropologa Criminal y Hombre Delincuente60, Anormal o Antisocial,
adquiriran un marcado peso para la diferenciacin de aquellos delincuentes
consignados al encierro: presentaran indicios de un comportamiento
desigual a las personas normales, educadas para el orden social.

3.2.1 Criminalizacin de Clase y Medicalizacin Social.

Un factor que influy en la expansin del carcter criminal, fue el de la

Conciencia de Clase. El panoptismo industrial practicado en las fbricas, los
extensos horarios de trabajo, los despidos masivos, el hacinamiento urbano,
la profundizacin de la pobreza y la miseria, que progresivamente se
58

RODRGUEZ MANZANERA, Luis; Criminologa, 2 Edicin, Editorial Porra, Mxico,

1981, p. 213. El 15 de abril de 1876 se puede considerar la fecha oficial del nacimiento de la
Criminologa como ciencia, ya que ese da se publica el Tratado Antropolgico Experimental
del Hombre Delincuente, en el cual Lombroso va a exponer su teora.
59
Medicina Legal de los Enajenados Mentales fue el ttulo de su obra publicada en 1863.
60
La perspectiva del hombre antropolgicamente delincuente responde al trmino de
Criminal Nato, que sera acuado por Gaspar Virgilio dos aos antes de la publicacin de
Csar Lombroso, en la obra La Naturaleza Enfermiza del Delito [Sulla Natura Morbosa del
Delito, 1874].

51

relacionaron

con

problemas

de

insalubridad

higiene

pblicas

desorganizacin urbana, fueron elementos forjadores de las actitudes de

inconformismo de una plebe proletarizada y consciente de la miseria
econmica y de la divisin de clases, como hechos reales de su actualidad61.
Esta conciencia de clase se habra gestado previamente y durante el
perodo de la Revolucin Industrial [1750-1850] manifestada en reacciones
obreras de sabotajes y boicots de los Ludditas, y emergida a travs de
asociaciones laborales y sindicatos a raz de la constitucin de las Trade
Unions en 1820, as como en disturbios populares por las difciles
condiciones de subsistencia de las clases pobres. Desde finales del siglo
XVIII, los conflictos urbanos se iran intensificando con el hacinamiento de la
plebe proletaria hasta provocarse las grandes agitaciones de comienzos del
siglo XIX, en que la poblacin necesitada se convierte en una fuerza poltica
capaz de rebelarse o por lo menos de participar en revueltas62.
Dos aspectos, a raz del nacimiento de la conciencia de clase, son los
relevantes en cuanto a la criminalizacin de la clase pobre:
a. Respecto a las manifestaciones proletarias. A travs de la Ley de
Chapelier, en Francia; y el Acta de 1799, en Inglaterra, se prohiba con
reclusin cualquier intento de formar asociaciones de trabajadores,
ingresar a sindicatos o formar parte en huelgas, penndose con tres
meses de prisin; las asociaciones de trabajadores expresa Pavarini61

PAVARINI, Massimo; Control y Dominacin: teoras criminolgicas burguesas y proyecto

hegemnico, op. cit. 57, p. 41. Precisamente la revolucin industrial haba enseado que a
una cada vez mayor acumulacin de riquezas acompaaba una cada vez ms amplia y
generalizada acumulacin de miseria. Quiz nunca, como entonces, el espectculo de la
pobreza propagada por las grandes ciudades industriales y las inevitables tensiones sociales
que esta realidad conllevaba debieron preocupar tan profundamente a las conciencias
vigilantes de la poca.
62
FOUCAULT, Michel; La Vida de los Hombres Infames, op. cit. 18, Historia de la
medicalizacin, p. 102.

52

fueron definidas como asociaciones de malhechores y el proletariado

como potencial criminal.
b. Respecto a las condiciones populares de pobreza, miseria e insalubridad.
Al parecer, exista en la poca un progresivo proceso de medicalizacin
de la sociedad, de planes polticos de sanidad e higiene pblicas de los
Estados

europeos.

Esta

medicalizacin

se

relacion

con

una

intensificacin de la marginalidad de los pobres. Para citar el caso de

Francia: Alrededor del ao 1832 se decidi dividir el recinto urbano en
sectores pobres y ricos. Se consider que la convivencia de pobres y
ricos en un medio urbano entrelazado constitua un peligro sanitario y
poltico para la ciudad y ello origin el establecimiento de barrios pobres y
ricos, con viviendas de pobres y de ricos. Con esa misma racionalidad,
en Inglaterra se da nacimiento, a travs de la Ley de Pobres, a la
medicina social. En esa ley se garantizaba asistencia mdica fiscalizada a
los sectores que, por su pobreza, no podan costearse gastos mdicos;
apaciguando el inconformismo de la plebe alrededor de los problemas de
sanidad pblica y a la vez protegiendo a la poblacin adinerada63.
La medicalizacin fue uno de los justificadores del criterio de represin
y prevencin-represin positivados en el derecho de castigar en defensa de
la sociedad: la enfermedad de la delincuencia no slo se reprimira a travs
de la aplicacin intensificada de penas; la clase pobre, como potencialmente
delincuente, era peligrosa en cuanto trabajadora no lo fuese [tiles al sistema
de produccin capitalista].
Por otro lado, la ciencia de la Estadstica haba mostrado cmo la
criminalidad haba sido una prerrogativa casi exclusiva de la clase pobre y
proletaria.
63

Id., pp. 102-103.

53

3.2.2 El Temor al Enfermo y la Defensa de la Sociedad.

La medicalizacin de la patologa criminal, extendera tericamenteciertos atributos de los dementes a los criminales. La tipologa criminal, por
evidentes razones, no presentara los mismos sntomas que la tipologa de
los dementes tradicionales: la psiquiatrizacin del delincuente consisti en la
reaccin de criterio mdico. As como tal criterio influy en la perspectiva de
la higiene pblica respecto a las enfermedades provenientes de la miseria y
hacinamiento urbano de la clase pobre, previniendo enfermedades a travs
de la marginalizacin de clase, tambin aport la prevencin de la
enfermedad criminal: la peligrosidad patolgica del loco tradicional se
extendi a la peligrosidad social del delincuente.
Entonces, fue Csar Lombroso el primero en apuntar a un cambio de
contexto del derecho de castigar hacia un derecho de prevencin y control de
la peligrosidad social; luego, Enrico Ferri lo retomara a raz de los elementos
sociales que detonan la conducta delictiva, estableciendo que el nivel de
criminalidad estara determinado por diferentes condiciones fsicas, sociales
y circunstanciales del sujeto criminal; de ah que fue el primero en hablar de
la Temibilidad del Autor, lo que Rafael Garfalo defini como la cantidad de
mal previsto que se puede temer de parte del delincuente; cuya previsin
constituye el pronstico de la Peligrosidad Social del Criminal, que a la vez
defini como la perversidad constante y actuante del delincuente64.

64

Hoy en da, y desde la propuesta de Franz Von Liszt de una doble va de reaccin penal
ante el delito [penas y medidas de seguridad], se sostiene la elevada probabilidad de
comisin de delitos en el futuro, partiendo de la comisin de una conducta punible por una
persona inimputable, siendo la peligrosidad exclusiva de excluyentes de responsabilidad
penal, como los regulados en el artculo 27 num. 4 lit. a) y c) del Cdigo Penal de El
Salvador. A diferencia de la perversidad planteada por Garfalo, en la actualidad es una
mera referencia clnica sobre un pronstico delictivo inimputable que no tiene otra finalidad
que individualizar la medida de seguridad.

54

En segundo lugar, el Derecho de Defensa Social encontr en el

criterio mdico-criminolgico la legitimacin para la modificacin punitiva en
la represin de la delincuencia. Si la enfermedad se reprime y se previene, la
enfermedad criminal se reprime y se previene tambin. As como el individuo
est predeterminado a cometer delitos, en la racionalidad positivista
criminolgica, la sociedad est predispuesta a defenderse65.
Con Garfalo, prcticamente, se acentu ms la perspectiva de la
enfermedad social del delincuente. Ferri, anteriormente haba propuesto un
sistema de penas indeterminadas e individualizadas respecto a los tipos de
delincuentes66; tanta fue la atencin al delincuente como tal que Ferri lleg a
considerar a las penas ineficientes, proponiendo sustitutivos penales.
Posterior a ello, cuando Garfalo retom la tesis del tratamiento
individualizado, debido a la formulacin de una tipologa jurdica-positiva de
los delincuentes en asesinos, violentos, ladrones y lascivos, para l tambin
el retribucionismo jurdico result innecesario y pensaba que el tratamiento
deba responder a las particularidades del sujeto y sus patologas morales.
El aporte jurdico de Garfalo difiere de forma ambigua del
antropologismo de Lombroso y de la sociologa criminal de Ferri; adquiriendo
connotaciones ticas y morales sobre las influencias congnitas del criminal.
El darwinismo, que en principio sera utilizado en el trabajo de Lombroso,
ahora se generalizaba apuntando hacia el criminal como un resultado de la
naturaleza carente de sentimientos morales o de un sentido tico bsico para
la convivencia humana.
65

ELBERT, Carlos Alberto; Manual Bsico de Criminologa, 1 Edicin, Eudeba, Buenos

Aires, Argentina, 1998, p. 52.
66
De ah la base de la teora del sistema monista de consecuencias jurdicas
indeterminadas, en donde el delito y la pena no son determinantes, sino el carcter
patolgico de las causas delictivas; la cual propone la no existencia de delitos, ni de penas,
para dejar frente a las conductas punibles la sola aplicacin de medidas de seguridad.

55

En su conjunto, los planteamientos de la escuela positivista italiana

pueden resumirse en dos consecuencias tcnico-cientficas justificadoras
de la criminalizacin de clase y legitimadoras de la ideologa de defensa
social como forma de control social directo sobre la subjetividad del individuo
y la vida colectiva:
a. La Intensificacin de la Figura del Delincuente: El determinismo natural y
social de ste recaen sobre su capacidad de rehabilitacin, de tal forma
que al abandonarse la concepcin jurdico-retributiva, la reaccin jurdica
ante el delito se dirige a condiciones de patrones morales del sujeto
contrarios a los de las personas normales; no enfocndose desde el
punto de vista de la dinmica social: se desva la atencin hacia una
determinacin congnita del individuo que hace del delito un resultado de
anomalas psquicas o morales de aqul. La Trinidad criminal de la
escuela positiva italiana, fundamentalmente se representa en el
delincuente como enfermo natural-enfermo social-enfermo moral.
b. La Intensificacin de la Punicin Penal al Delincuente: El carcter
preventivo de la pena cambia hacia una concepcin de tratamiento del
enfermo criminal; la nocin de indeterminacin de la pena subsiste en los
aportes de Garfalo: defensa de la pena de muerte, destierro a islas de
trabajo agrcola y la tendencia del aumento de la pena de prisin como
racionalidad de indeterminacin de tratamiento al mal delincuencial, ms
que una mera retribucin jurdica o una finalidad re-socializadora. La
represin de la criminalidad fue en el sentido de curar al enfermo criminal
o extirpar a los que no podan ser rehabilitados [tendencia ideolgica
presente en la actualidad]. De igual forma, en el mbito psiquitrico,
desde este perodo la criminologa clnica se extendera fuertemente
hasta el siglo XX; principalmente en Estados Unidos hasta la dcada de
1930, y en Europa hasta la dcada de 1960.

56

3.3 ESCUELA PRAGMTICA Y POLTICA CRIMINAL COMO CIENCIA.

El pragmatismo del positivismo jurdico-sociolgico de la Escuela de

Poltica Criminal o Escuela Sociolgica Alemana consolid el inicio de lo que
sera el perodo cientfico del Derecho Penal. Categricamente, la pretensin
de Franz Von Liszt de integrar las ciencias penales y sociales en un modelo
de poltica criminal alejado de los conflictos tericos del positivismo
criminolgico se encamin ms a la utilidad del desarrollo de una ciencia
penal acorde a las transformaciones sociales de finales del siglo XIX y al
continuo desarrollo del pensamiento filosfico positivista.
Entre los aportes de esta escuela67, se plantea a la criminologa como
una ciencia emprica, observadora y explicativa de la realidad del fenmeno
criminal, tomando en cuenta criterios cientficos de la antropologa criminal, la
piscologa criminal, la estadstica criminal, la criminalstica y la sociologa
criminal. Una propuesta interdisciplinaria llevara a cambiar la perspectiva de
la criminologa como condicionante del derecho penal; convirtindose sta en
una ciencia auxiliar ms para la comprensin del fenmeno delictivo, el
delincuente, y la determinacin de las penas. La atencin de la escuela
pragmtica estuvo dirigida hacia exigencias de poltica criminal, aceptando
una distribucin de roles, segn los cuales el jurista promueve reformas
reconociendo el asesoramiento de otras disciplinas68.
En su conjunto, la certeza cientfica de las distintas reas del
conocimiento sobre el delincuente, el delito y las consecuencias jurdicas
integraran el criterio cientfico poltico-criminal para detectar, prevenir y
reprimir la conducta delictiva.
67

Entre los cuales estn el modelo dualista de reaccin ante el delito [pena y medida de
seguridad], y la separacin del delito como una entidad jurdica y como un fenmeno social.
68
ELBERT, Carlos Alberto; Manual Bsico de Criminologa, op. cit. 65, p. 55.

57

3.3.1 Diferencia entre el Criterio Criminolgico-Positivista y la Escuela

Pragmtica.

Mientras la tendencia del positivismo criminolgico era la vinculacin

particular de la reaccin normativa al criterio tcnico-cientfico del
criminlogo respecto al delincuente [el criterio criminolgico predominante se
manifestaba en la determinacin normativa del delincuente, clasificndolo a
partir de delitos y atribuyndole una sancin jurdica]69; la tendencia de la
escuela pragmtica era la de una interdependencia entre la poltica criminal,
la criminologa y el derecho penal positivo; de tal forma que aquella
englobara al pensamiento criminolgico y al tratamiento jurdico del delito.
Para esta escuela, pues, se concibe a la poltica criminal como actividad
cientfica que propone soluciones en la lucha contra el delito70.

3.3.2 Perspectiva de la Poltica Criminal Cientfica y Democracia.

La actitud pragmtica de una reaccin anti-criminal implica la reobservacin del fenmeno, su replanteamiento, ya no en base a un criterio
nico y especfico sobre la figura del delincuente que se vuelve abstracto
ante la complejidad de causas del delito, sino que a raz de perspectivas
multidisciplinarias se busca formar un conocimiento que experimentalmente
pueda ser aplicado y particularizado contra las diferentes formas de actividad
delictiva.
69

Encajando en ello el criterio de patologizacin criminal, que fue contrastado con el criterio
sociolgico de concepcin social del delito, de las condiciones culturales de detonacin de la
conducta delictiva y, posteriormente, con la intensificacin de la punicin jurdica, no como
retribucin o con un objeto claro de re-socializacin del criminal, sino ms bien con una
connotacin de tratamiento moral al delincuente.
70
SERRANO PIEDECASAS FERNNDEZ, Jos Ramn; Manual de Teora Jurdica del
Delito. 1 Edicin, Consejo Nacional de la Judicatura, Escuela de Capacitacin Judicial, San
Salvador, El Salvador, 2003, p. 18.

58

La poltica criminal sera un criterio de reaccin anti-criminal acorde a

un

criterio

criminolgico

integrado,

y por

tanto

una

manifestacin

criminolgica poltica y prctica. Para la escuela de poltica criminal entonces

existen dos clases de criminologa: la terica, que se ocupa de las causas y
el origen del delito; y la prctica, que se vale de elaboraciones empricas y
observaciones

para

definir

medidas

poltico-criminales

que

sean

71

consagradas en la legislacin y aplicadas en la prctica .

La escuela pragmtica observa tres momentos respecto a dicha
reaccin72:
a. Momento normativo. Constituido por el Derecho Penal.
b. Momento fctico. Que es el hecho delictuoso. Determinado por la
Criminologa Terica [a su vez integrada por los conocimientos de las
ciencias sociales]. Implica observacin y formulacin de teoras.
c. Momento Valorativo. Constituido por la Poltica Criminal [reaccin
criminolgica prctica contra el delito]. A diferencia del positivismo
criminolgico, los postulados criminolgicos de los cuales se deben
determinar las medidas de reaccin prctica contra el delito implican la
integracin de estadsticas criminales, psicologa social y criminal,
sociologa criminal, etc.
En resumen, puede decirse que la concepcin pragmtica de la
poltica criminal, engloba los siguientes aspectos fundamentales:
a. La poltica criminal es una concepcin cientfica sobre una interaccin en
el fenmeno delictivo que integra a: 1. La persona del delincuente: su
perfil psicolgico, las condiciones socio-econmicas de su entorno, los
71

ELBERT, Carlos Alberto; Manual Bsico de Criminologa, op. cit. 68.

ACOSTA FUENTES, Mara Elena et al.; Anlisis de la Poltica Criminal en El Salvador,
op. cit. 14, p. 97.
72

59

caracteres culturales de su sociedad; 2. Al delito: sus causas individuales,

sociales y culturales; y 3.Los efectos socio-polticos y culturales del delito:
por lo que determina la reaccin natural y social de una cultura, yendo
desde la vctima [el individuo como unidad bsica de la cultura] hasta la
reaccin de la sociedad.
b. La poltica criminal se diferencia de la criminologa terica porque implica
estrategia de actuacin sobre: cmo una sociedad reacciona en
concreto frente al fenmeno criminal?
c. La multidisciplinariedad de la reaccin anti-criminal debe integrar
conocimientos cientficos de las diferentes reas de estudio del ser
humano, su pensamiento, su conducta, su interaccin y organizacin
social.
d. Si el fenmeno criminal es parte de la realidad social, la actitud
pragmtica de la poltica criminal en las estrategias de lucha contra el
delito debe ir depurando en su prctica las formas no idneas de reaccin
anti-criminal.
e. La idoneidad de las medidas de poltica criminal se define segn la
perspectiva de la realidad social que se tiene; la valoracin cientfica debe
ser una fuente de certeza para que la idoneidad o no de la reaccin anticriminal sea empricamente perceptible.
f. La valoracin de la reaccin anti-criminal, tanto normativa como
institucional, debe hacerse en base al criterio cientfico.
Lo ms notorio de la poltica criminal pragmtica es que supone una
integracin de criterios cientficos afines a los principios del modelo
democrtico de poltica criminal. Pero, como ya ha sido mencionado, los
principios a los que cualquier mbito de gobernabilidad democrtica estn
sujetos, deben encontrarse como consecuencia del sistema polticoexpresamente regulados en la normativa jurdica constitucional y legal

60

legitimadora. La relacin entre democracia y constitucionalidad, a la luz de la

modernidad, es innegable.
Por tanto, la integracin de la perspectiva cientfica de poltica criminal
debe analizarse frente a la constitucionalidad democrtica del Estado
moderno. Y a partir de ah sealar la falta de su integracin, a raz de las
relaciones de poder y la prctica poltica.

3.4 LA CRISIS DEL ESTADO DE BIENESTAR Y LA GLOBALIZACIN.

El desarrollo de la dogmtica jurdica constitucional y la evolucin de

los derechos humanos han contribuido al progreso de la regulacin de los
lmites del ejercicio del poder poltico. As, respecto a un Estado
Constitucional, de forma genrica, puede concebirse que constitucionales
son aquellos sistemas donde, junto a la ley, existe una constitucin
democrtica que establece autnticos lmites jurdicos al poder para la
garanta de las libertades y derechos de los individuos []73.
Es posible que en virtud de esa nocin constitucional de lmites al
poder poltico ha resultado creble la nocin de Estado de Bienestar o
Welfare State, puesta en boga despus de la Segunda Guerra Mundial, que
se concibe de manera general como el modelo poltico de organizacin
estatal que vela por la satisfaccin de las necesidades de la sociedad. Pero
frente a esa perspectiva poltico-jurdica del Estado Social, Democrtico y
Constitucional de Derecho, lo que determina a la realidad social y,
73

GASCN ABELLN, Marina; GARCA FIGUEROA, Alfonso; Interpretacin y

Argumentacin Jurdica, 1 Edicin, Consejo Nacional de la Judicatura, Escuela de
Capacitacin Judicial, San Salvador, El Salvador, 2003, El papel del Juez en el Estado de
Derecho, p. 10.

61

consecuentemente, al fenmeno criminal, depende de la ideologa que

impone la verdad social74.
La construccin de la realidad social sigue los parmetros de la
racionalidad de las figuras de autoridad econmicas, polticas y sociales. El
problema para definir esa racionalidad es que las figuras de autoridad se
determinan por distintas relaciones de poder, y principalmente por las
relaciones de poder empresarial75; por lo que las actividades de mercado son
las determinantes de figuras de autoridad de las sociedades modernas.
En la vida social, de forma restringida a las posibilidades materiales de
ejercicios de derechos y libertades, se encuentra el individuo dentro de un
complejo marco de relaciones Corporativas-Estado, Estado-Sociedad Civil,
Corporativas-Sociedad

Civil,

Corporativas-Estado-Sociedad

Civil.

E,

innegablemente interviene en ese marco de relaciones la denominada

globalizacin, que puede concebirse como el proceso complejo que parte de
la integracin de mercados y de la expansin tecnolgica, en el que la
regulacin poltica y jurdica se comparte entre actores nacionales y
supranacionales, transformndose el tiempo y el espacio de las relaciones
sociales, modificando el ejercicio de poder del estado-nacin76.

74

FOUCAULT, Michel; Defender la Sociedad, op. cit. 24. El poder nos somete a la
produccin de la verdad y slo podemos ejercer el poder por la produccin de la verdad.
75
DURAND, Francisco; El Poder Econmico y sus Relaciones con el Estado y la Sociedad
Civil, conferencia dictada en el Centro de Estudios y Promocin del Desarrollo DESCO,
Per, 2009, pp. 33-34. Por poder empresarial se entiende no a cualquier empresa, sino a
aquellas que poseen capacidad de decisin directa o indirecta, sobre la economa y la
poltica. Es un poder, una influencia, que emana del control de la propiedad, el presupuesto
y los recursos materiales, humanos e institucionales que manejan las corporaciones. El
concepto de poder empresarial es por tanto ms restringido. Deja de lado a quienes no
tienen poder, en el sentido de carecer de gravitacin e influencia. Disponible en
http://editordelnorte.files.wordpress.com/2010/04/02-durand-2009-b.pdf.
76
CONTRERAS LPEZ, Rebeca Elizabeth; La poltica criminal en el contexto global,
Letras Jurdicas, Centro de Estudios Sobre Derecho, Globalizacin y Seguridad, Universidad
Veracruzana, Mxico, N 12, Ao 6, Julio-Diciembre, 2005, p. 2. Concepto utilizado en el
Proyecto CONACYT Transformaciones jurdicas en el contexto de la globalizacin,

62

La globalizacin modifica el ejercicio de poder del Estado respecto a la

Sociedad Civil, pues aqul se distancia de la gestin de los asuntos pblicos;
en ese sentido, el bienestar social no es prioridad en las prcticas de
gobernabilidad en los Estados Modernos. El Estado y la sociedad tienden a
distanciarse por la dominacin que sobre los gobiernos de los Estados y
sobre la vida social ejerce el poder econmico77.
El control social directo e indirecto han sido utilizados por parte de la
racionalidad de control y ejercicio de poder para el sostenimiento de la
funcionalidad de estructuras sociales, caractersticas de los Estados
modernos, que son beneficiosas para el ejercicio de una lgica de mercado y
una lgica de poder poltico sobre los pueblos. Ejercicio que puede
verificarse en la observacin del desarrollo e intensificacin de factores
sociales desfavorables para las masas, como el crecimiento de la exclusin
social, el desempleo, desarrollo de la criminalidad, la tendencia estatal a
perseguir ms a los delitos comunes, la ausencia de valores sociales, la
tendencia social al consumismo desmedido, los abusos de mercado frente a
los derechos de los consumidores, etc.
Esta es la denominada Crisis del Estado de Bienestar o Crisis del
Welfare State78, que tiene como consecuencia la dbil gestin estatal, a
desarrollado por profesores e investigadores de la Universidad Veracruzana, 2004-2006.
Disponible en http://www.letrasjuridicas.com/Volumenes/12/rcontreras12.pdf
77
Para ello, el control difuso ha implicado coercin psquica sobre la subjetividad del sujeto
social, que ha requerido un desarrollo en las tecnologas polticas del control, esto es el
mayor conocimiento sobre la conducta humana ms los medios idneos [saber + recursos]
para producir adoctrinamiento a la racionalidad que distribuye los productos [valores] al
consumidor final [sujeto social]. Dicho control genera una supuesta hegemona respecto a
los valores dominantes: implica una aceptacin aparentemente tica y voluntaria de la
subjetividad del individuo. Esto es el objeto del control indirecto: manipular la voluntad. E,
irnicamente, la identidad cultural definida en el control ideolgico de la subjetividad
individual es el objeto mismo de la criminalizacin formal.
78
Vid. FOUCAULT, Michel; La Vida de los Hombres Infames, op. cit. 18, p. 188; PAVARINI,
Massimo; Control y Dominacin: teoras criminolgicas burguesas y proyecto hegemnico,

63

travs de las polticas pblicas, del bienestar social. Dentro de esa

transformacin de la relacin Sociedad Civil-Estado, el ejercicio del ius
puniendi se reduce el accionar estatal a polticas criminales represivas;
propicindose la imposibilidad de una integracin cientfica en la reaccin
anti-criminal. En consecuencia, la manifestacin normativa en que se legitima
el control punitivo no incorpora ningn criterio de pensamiento ntegro de los
elementos: delincuente [causas] delito [detonacin] sancin jurdica
[correcta reaccin social-estatal].

3.5 PENSAMIENTO CRIMINOLGICO ACTUAL Y TENDENCIA PRCTICA

DE POLTICA CRIMINAL.

El pensamiento criminolgico moderno, como consecuencia de la

multiplicidad de poderes que determinan a las sociedades, se encarga de
explicar la formacin de la ideologa de control social y punitivo a partir de
sus aspectos especficos. Sin embargo, frente a las teorizaciones referidas al
fenmeno criminal y a la reaccin anti-criminal, las prcticas represivas se
mantienen en virtud de los intereses de las relaciones de poder.

3.5.1 El Rol de la Criminologa Crtica o Nueva Criminologa.

La explicacin de los procesos criminales ha incluido exponer las
mltiples causas de la criminalidad como fenmeno social y ha determinado
un carcter especialmente crtico de la denominada nueva criminologa o
op. cit. 57, p. 79; BUSTOS RAMREZ, Juan; Estado y control: la ideologa del control y el
control de la ideologa, op. cit. 52, pp. 18-22. Bustos Ramrez seala que el dogma del
mercado lleva a los neoliberales a plantearse todo el problema de la falta de financiacin del
gasto social como un puro problema monetario [], para lo cual recurren de modo simplista
a reducir al mximo el gasto social, [] [p. 22].

64

criminologa crtica. Esta corriente de pensamiento determina la concepcin

tericamayoritaria- de la problemtica criminal en la actualidad: la de ser de
naturaleza funcionalista estructural. El rol de la nueva criminologa resulta ser
el de una revisin crtica del funcionalismo social, segn el cual tanto el
fenmeno de la delincuencia como la reaccin social ante el delito estn
condicionados ideolgicamente por la racionalidad de control poltico y
econmico.
Este aspecto planteado por la nueva criminologa ha tendido a ser un
objeto de anlisis de una realidad estructural de la sociedad desordenada,
conflictiva y sin posibilidad de ser modificada, es decir: aunque se logren
modificaciones sociales y polticas a los problemas comunes de las masas,
slo seran cambios difcilmente para mejorar estos problemas limitados por
el mismo estructuralismo social; es decir, solo las formas de control
cambiaran. De ah que el problema criminal sea indeterminadamente difcil
de solucionar, y en algunos casos planteado como imposible de solucionar; a
esto se ha denominado Pesimismo Criminolgico79.

3.5.2 Realismo Criminolgico y Poltica Criminal Prctica.

Frente a la perspectiva funcionalista estructural del fenmeno criminal

y de la reaccin como una forma de control ideolgico, surgen tambin
fundamentaciones criminolgicas de las actuaciones de poltica criminal
prctica en la actualidad: el realismo criminolgico.
El

realismo

criminolgico

tiende

observar

las

estadsticas

delincuenciales y la actitud de la sociedad frente al delito para determinar la

79

El pensamiento pesimista criminolgico mantiene la visin estructural de la sociedad, pero

no le atribuye ningn funcionalismo ordenado ni posibilidad de soluciones; plantea nada ms
la posibilidad de cambiar la titularidad del control sobre la conflictividad social.

65

intensidad de su contencin; su enfoque presenta a la represin como una

necesidad de contencin del fenmeno criminal para el orden social. Debido
a ello, en cierta medida, tal pensamiento tiene un fundamento emprico: es
necesario contener el fenmeno criminal. Y en efecto es necesario. Sin
embargo, en su examen de las causas de criminalidad se centra ms al
delincuente como un sujeto racional, capaz de identificar lo bueno y lo malo
[imputabilidad], que realiza la conducta tpica y antijurdica conforme a una
autodeterminacin -directa o abierta a la probabilidad- de delinquir [dolo o
culpa]: se centra en los elementos objetivos y subjetivos del delito, como
causa de la criminalidad.
Esta tendencia, bsicamente legalista, fcilmente es moldeable a la
necesidad de represin del fenmeno delictivo, independientemente de las
causas estructurales del delito. No se centra en el examen del fenmeno
criminal, sino en la fundamentacin de la actuacin prctica ideolgica- de
control punitivo; y debido a que no posee una perspectiva estructuralista, no
repara en la contencin del delito como un fenmeno complejo diversidad
de tipologa penal- sino en aquellos hacia adonde el aparato estatal dirige la
atencin: hacia los delitos comunes!
El realismo criminolgico, en todo caso, es el nuevo criterio
pseudocientfico de la represin de clase, pues los delitos comunes
estadsticamente

se

dan en los estratos sociales ms bajos.

La

criminalizacin es legtima desde el punto de vista jurdico positivo, como

supuesta manifestacin de la escala de valores sociales dominantes, pero
sin incluir la integridad de la poltica criminal cientfica. Ah el defecto del
realismo criminolgico: no integra nada.
El realismo criminolgico es la tendencia mayoritaria en materia de
reaccin anti-criminal. La represin, como opcin primera ante debilidades

66

funcionales,

puede

ser

identificadas

en

administraciones

pblicas

etiquetadas con cualquier ideologa de gobierno [incluyendo gobiernos

neoliberales o de socialismo real]. Pero por sobre cualquier discurso
ideolgico referencial, la represin, como un criterio tradicional de reaccin
anti-criminal, es la base de observacin de las variantes prcticas en la
gobernabilidad de Estados modernos considerados democrticos.

3.5.3 Poltica Criminal Alternativa Frente al Pesimismo y Realismo

Criminolgico.

Mientras la criminologa crtica tiende a proponer Poltica Criminal

Alternativa, que implique la implementacin paulatina de instrumentos de
reduccin del alcance punitivo del control penal, o las formas de hacerlo, y
modifique la dinmica poltica, econmica y social; la actitud pragmtica del
control ideolgico se fundamenta en la base que cohbe un dinmica social
democrtica: Si solo es verdadero aquello que funciona, cmo no funcionara
la actitud del realismo criminolgico para reprimir/extirpar el producto [actitud
delictiva] de una sociedad reprimida y represora a su vez.
Debido a la evidente prioridad del criterio represor en el pensamiento
criminolgico prctico, conviene sealar los siguientes aspectos:
a. La nueva criminologa, criminologa moderna, o criminologa crtica tiene
de nueva su enriquecimiento terico y su campo de estudio: Un desarrollo
histrico

y materialista de las tcnicas cientficas y no cientficas de

dominacin directa e indirecta de la ideologa de control. Parece retomar

la idea de integracin de criterios multidisciplinarios para entender la
dinmica de los procesos criminales, alguna vez propuesta por la Escuela
Pragmtica de Poltica Criminal. Su denominacin nueva parece slo

67

hacer referencia a una distincin metodolgica de la criminologa

tradicional basada en un positivismo lgico inamovible y criminalizador.
b. La denominacin Poltica Criminal Alternativa: Parte de ser una
tendencia de pensamiento criminolgico de carcter reflexivo para
proponer

reformas

poltico-sociales

generar

un

escape

del

estancamiento provocado por la imposicin ideolgica de un control social

evasivo de soluciones efectivas al problema criminal, que tiene como
consecuencia lgica el alza de la actividad delictiva, con lo cual intensifica
su represin directa es ms barato invertir en reprimir que en prevenir el
delito-, cuya tendencia represora se orienta hacia un Modelo Autoritario
de Poltica Criminal, ya que la reaccin formal se concentra en el
Ejecutivo a travs de la instancia policial y -en algunos casos- militar80.
Bajo esta dinmica, la poltica criminal alternativa busca las reformas
polticas

sociales

propugnando

un

garantismo

penal

una

restructuracin de la dinmica social que permita el ejercicio de la libertad

individual como mtodo preventivo y teraputico del fenmeno criminal.
c. El Pesimismo Criminolgico media como un puente entre la criminologa
alternativa y el realismo criminolgico: Concibe a la sociedad como
carente de un funcionalismo estable [supone una negacin a un consenso
de valores sociales] y a los problemas sociales como inmodificables;
siendo cualquier modificacin de ellos slo en cuanto a una funcionalidad
ideolgica. Por eso, el pesimismo criminolgico no plantea soluciones a la
problemtica criminal, sino slo nuevas alternativas al funcionalismo
ideolgico de la estructura social. Los problemas sociales tales como la
80

El Ejecutivo, al intensificar la represin, recurre a la re-militarizacin del aparato policial; la

determinacin ideolgica de los medios de control informal recrean una disposicin o
voluntad pasiva cultural hacia la represin de la delincuencia [cmo no lograrlo si la
criminalidad pone en riesgo la seguridad personal de las masas?], y, finalmente, la
militarizacin de la seguridad pblica logra una aceptacin colectiva.

68

criminalidad siempre seguiran existiendo. Esta tendencia de pensamiento

parece ser ms afn y conveniente al Estado neoliberal que, a diferencia
del radicalismo del totalitarismo, ejerce una prctica de control
ideolgicamente ms indirecta que directa, al ser la aceptacin del orden
ms forzada a travs de las tcnicas de control de la subjetividad, pero en
cuanto a control penal directo refiere, la utilidad punitiva formal tiende a
reaccionar empricamente contra un problema incurable. Ah la
intervencin favorable del realismo criminolgico como prctica poltica en
materia de poltica criminal.
d. La tendencia Realista-Criminolgica entonces hace su aparicin como un
hroe parcial en dos sentidos: 1. Para la ideologa dominante: Como
prctica de satisfaccin de las exigencias de seguridad pblica dentro del
marco objetivo de bienestar social propio de los Estados democrticos;
por supuesto, a travs de una represin preponderantemente de los
delincuentes pobres que son los que ms ponen en riesgo a los
sectores afectados: los estratos sociales bajos, adems de una dinmica
represiva de economa del control social y de la pena81 que tiene como
mejor fundamento a la ciencia estadstica y la difusin de los medios de
comunicacin. 2. Para la sociedad: El conformismo, indiferencia o
impotencia ante los problemas sociales tambin tiene un lmite: el de la
propia inseguridad, en tal sentido, los ndices de criminalidad y la difusin
social de la inseguridad son las bases de la detonacin de una reaccin
social

pasivamente

represiva

del

desviado

social.

El

realismo

criminolgico tiene en todo caso- un supuesto consenso social en la

tendencia represiva/quirrgica del mal criminal.
81

No solo es ms fcil prevenir que controlar, sino que tambin es ms fcil un tratamiento
penitenciario para masas criminalizadas la misma ideologa de control de masas sobre las
masas criminalizadas dentro de los centros penitenciarios hacinados-; a fin de cuentas, los
criminales pobres son responsables al delinquir y no ser parte del conformismo de masas.

69

3.5.4 Seguridad Pblica, Seguridad Personal y Seguridad Ciudadana.

La seguridad puede comprenderse, en trminos generales, como la

sensacin de sentirse fuera de peligro; y, en el territorio de la dogmtica
jurdica, como derecho fundamental, seguridad personal y seguridad jurdica
[] En todos los casos, la seguridad se refiere a la existencia de un espacio
en donde el ser humano puede desarrollar plenamente sus derechos
fundamentales: derecho a la vida, integridad fsica y moral, libertades civiles
y polticas. Se aaden en forma cualitativa para darle sentido a la aspiracin
de conquistar la dignidad humana: derechos econmicos, y sociales: trabajo,
salud, educacin, vivienda, cultura. As como el derecho a la paz, medio
ambiente sano y autodeterminacin de los pueblos82.
La complejidad de perspectivas que contempla el tema de la
seguridad se ve siempre influenciado por la formacin de las realidades
sociales de las mltiples relaciones de poder.
Se presenta en la vida social prctica, la confusin de las nociones de
Seguridad Pblica como Seguridad Personal, mientras que sta ltima solo
figura como una de las tantas reas de seguridad que, en su carcter propio,
el

Estado

moderno

est

comprometido a

procurar

como

garanta

fundamental del ser humano.

La seguridad personal, en su sentido estricto, requiere del mxime de
individualizacin de proteccin de la integridad del mbito o espacio en que
se pueden ejercer derechos y libertades de una persona; consecuentemente,
las tareas destinadas a dicho cometido implican un complejo andamiaje de
mecanismos jurdico-polticos a travs del cual se puede asegurar la
82

GRANADINO, Julio Olivo; El concepto de seguridad: necesidad de un abordaje desde

una perspectiva holstica, Revista Derecho, pp. 7-12, Facultad de Jurisprudencia y Ciencias
Sociales, Universidad de El Salvador, poca VII, N 2, Diciembre de 2010, p. 7.

70

proteccin jurisdiccional y no jurisdiccional de esas esferas por parte del

Estado.
A partir de tal individualizacin, no es extrao que el concepto de
seguridad personal se confunda tambin con el de Seguridad Ciudadana,
que implica la prevencin y represin de los peligros de lesividad a las
esferas personales de derechos y libertades particulares.
En palabras sencillas, es necesario proteger a la ciudadana para
garantizar cierta medida de la seguridad personal, para la consecucin de
una seguridad pblica. La seguridad ciudadana, fcilmente se agota en las
instituciones que funcionan en las primeras instancias de prevencin y
represin de los peligros o lesiones a dichas esferas personales.
3.5.5 El Paradigma de la Seguridad Pblica: Represin-CriminalidadRepresin.

Fuera

de

las

distintas

posturas

conceptuales

que

crean

contradicciones o similitudes en torno a las perspectivas de la seguridad, es

importante enmarcar lo referente al fenmeno criminal desde el punto de
vista de la seguridad ciudadana: la prevencin y represin, como formas
tradicionales de reaccionar ante el delito, se encargan a Polica y Fiscala. Se
deposita una nocin de seguridad pblica en instancias de seguridad
ciudadana objetivamente limitadas sobre todo a tareas de reaccin ante el
delito ya manifestado o por manifestarse83.
Dentro de la Seguridad Pblica, como un elemento de la Poltica
Criminal de un Estado-Nacin, lo paradjico de la prevencin proactiva del
83

Id., p. 8. [] desde una perspectiva crtica, hay una fuerte tendencia, an en la

actualidad, direccionada a relacionar seguridad o inseguridad a raz de la delincuencia
comn y organizada. Esto es as, debido a la gravedad y daosidad de los efectos de la
delincuencia en los frgiles tejidos de nuestra sociedad.

71

delito es que, al ser uno de los objetos de la seguridad ciudadana, se puede

llegar a su consecucin slo a travs del buen funcionamiento de la poltica
criminal, lo que implica:
a. Prevencin general eliminando factores de riesgo, a cargo de los distintos
sectores de la sociedad y las instituciones de la administracin pblica
encargadas de ejecutar las polticas pblicas.
b. Prevencin general y especial de la pena a travs de la reaccin formal
estatal represiva contra delitos cometidos o previsibles.
En consecuencia, va ms all de la realidad esperar que el delito se
prevenga por instituciones preponderantemente represivas frente a los
obstculos empricos de eliminacin de los factores de riesgo: desigualdad
social, poltica, econmica, jurdica y cultural en las relaciones de poder.
Se convierte al sistema penal, en una fuente de expectativas polticosociales casi mesinicas para enfrentar un problema que parece un crculo
vicioso en que: se generan causas de criminalidad, se delinque, se reprime,
la represin se vuelve una causa ms del problema, la delincuencia aumenta
y se vuelve a reprimir. Tcnicamente, las tendencias estatales de
intensificacin del criterio represivo en la ejecucin de las polticas criminales
es un crculo de ahondamiento del problema delincuencial, pues la represin
estatal pasa a ser parte del mismo.

72

CAPTULO IV
UNA APROXIMACIN A LA RELACIN ENTRE LA POLTICA CRIMINAL
Y LA CRIMINALIDAD EN EL SALVADOR.
El crimen no es un tumor, ni una epidemia, sino un doloroso problema interpersonal y
comunitario. Una realidad prxima, cotidiana, casi domstica: un problema de la
comunidad, que nace en la comunidad y ha de resolverse por sta. Un problema social,
en definitiva, con todo lo que tal caracterizacin implica en orden a su diagnstico y
tratamiento. Antonio Garca-Pablos de Molina84.

4.1 UNA HISTORIA DE VIOLENCIA POLTICA.

No es necesaria una labor genealgica demasiado profunda para

sealar una historia violenta de El Salvador. Podra partirse desde la
conquista por los colonos espaoles, y ya encontraramos distintas
modalidades de violencia como herramientas coactivas de dominacin
poltica.
Entre manifestaciones afines podran enunciarse aspectos como la
expropiacin de tierras comunales y ejidales para beneficio de la oligarqua
cafetalera, leyes contra la vagancia, y otras formas de control punitivo y
control social para beneficio de relaciones de poder econmico85. Pero de

84

GARCA-PABLOS DE MOLINA, Antonio; Polica y Criminalidad en el Estado de

Derecho, en Polica y Sociedad, Ed. Ministerio del Interior, 1990 [obra colectiva], pp. 54-57,
citada en GARCA-PABLOS DE MOLINA, Antonio; La prevencin del delito en un estado
social y democrtico de derecho, Revista Estudios Penales y Criminolgicos, pp. 80-97,
Universidade de Santiago de Compostela, Espaa, N. 15, 1990-1991, p. 81. Disponible en:
http://portal.uclm.es/portal/page/portal/IDP/Revista%20Naranja%20(Documentos)/Num_15/L
A%20PREVENCION%20DEL%20DELITO.pdf
85
VILLALOBOS HUEZO, Joaqun; De la Tortura a la Proteccin Ciudadana, 1 Edicin,
Instituto para un Nuevo El Salvador [INELSA]; 2001, p. 17. En 1882 son abolidas las tierras
comunales con una Reforma Agraria que favoreci la concentracin de la propiedad, en
1907 son emitidas leyes para forzar a los habitantes del campo a trabajar en las grandes

73

todos ellos, la rebelin y masacre de ms de treinta y dos mil campesinos en

1932, es uno de los acontecimientos que ms ha marcado la historia
salvadorea. Los eventos de 1932 tuvieron un profundo y perdurable
impacto en El Salvador. Sin lugar a dudas, establecieron un precedente en el
uso del terror para reprimir a las masas que se movilizaban en el campo, algo
que se repiti a menudo en las siguientes dcadas86. Siendo una de las
consecuencias ms notorias, a raz de ello, la propiciacin de las dictaduras
militares hasta el Conflicto Armado [1981-1992] en que se ejercieron
violaciones explcitas a derechos humanos a travs de terrorismo estatal,
marcando antecedentes de impunidad significativos para El Salvador.

4.2 CRIMINALIDAD Y POLTICA CRIMINAL POST-ACUERDOS DE PAZ.

Las consecuencias de los Acuerdos de Paz en El Salvador incluyeron

una serie de reformas jurdicas e institucionales que, inicialmente, pudieron
verse favorables para el pas.
Entre estas, dos fueron especialmente importantes: el fin de la
dictadura militar y la creacin de la Polica Nacional Civil [PNC], como ente
encargado de las tareas de Seguridad Pblica. Tarea anteriormente
representada en la Polica de Hacienda, Polica Nacional y Guardia
Nacional87.

haciendas, en 1912 es fundada la Guardia Nacional a imagen de la Guardia Civil espaola

[].
86
CHING, Erik; El Levantamiento de 1932, pp. 63-69, en El Salvador: Historia Mnima:
18011 -2011, 1 Edicin, Secretara de Cultura de la Presidencia de la Repblica de El
Salvador, 2011, p. 69.
87
MARTNEZ VENTURA, Jaime; El Caso de El Salvador, pp. 307-354, en AMBOS, Kai et
al.; La Polica en los Estados de Derecho Latinoamericanos. Un Proyecto Internacional de
Investigacin, 1 Edicin, Friedrich Ebert Stiftung, Instituto Max-Planck para el Derecho
Penal Extranjero e Internacional, Ediciones Jurdicas Gustavo Ibez, Colombia, 2003, p.

74

Aspectos

de

poltica

criminal,

como

estos,

resultaron

contradictoriamente desfavorables para el bienestar social frente al

advenimiento de una reforma neoliberal y de modernizacin del Estado a
favor de intereses polticos particulares88, y es que casi desde entonces la
descripcin o evaluacin de las polticas de seguridad en la regin tropieza
con dos dificultades de bulto: la falta de claridad sobre qu tanto se aplic
cada poltica cunta inversin, cunto personal, cunta cobertura real
tuvieron los programas y la casi completa falta de informacin o estudios de
seguimiento riguroso acerca de los resultados de las varias polticas89.
No resulta extrao que a partir de la dcada de 1990, pases que
experimentaron conflictos armados, como El Salvador, pasaron de sufrir una
muy alta violencia poltica a una elevada criminalidad ordinaria 90, y es un
matiz

que

ha

podido

extenderse

en cierta

medida

hasta

fechas

contemporneas.
Las causas de ese aumento en la violencia social, como se ha
abordado, resultan ser ideolgicas, en virtud de la abstracta legitimidad
democrtica en el uso de las distintas modalidades de control social.

310. Estos cuerpos conformaron lo que Gino Costa denomina El sistema de seguridad
contrainsurgente, tributario de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional [] Antes y
durante el conflicto blico que vivi El Salvador, estos cuerpos policiales participaron de
violaciones sistemticas a los derechos humanos.
88
VILLALOBOS HUEZO, Joaqun; De la Tortura a la Proteccin Ciudadana, op. cit. 85, pp.
27-28. Hacia 1989 un sector de la derecha con orgenes en la exportacin de caf, pero con
mayores intereses en el sector financiero, representado en la figura del presidente Alfredo
Cristiani (89-94), haba entendido que sus posibilidades de expansin econmica ya no
estaban en el modelo agrario militar autoritario, sino en la liberalizacin econmica y
democratizacin poltica [] Esto marca el paso a favorecer todo el acuerdo de paz, la
alianza con los militares perdi importancia y la pacificacin y democratizacin del pas se
convirti en un asunto esencial para el desarrollo de este sector.
89
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO [PNUD]; Informe
Sobre Desarrollo Humano Para Amrica Central 2009-2010, Abrir Espacios a la Seguridad
Ciudadana y el Desarrollo Humano, op. cit. 9, p. 184.
90
Ibd.

75

4.2.1 De una Violencia a Otra.

El aumento de la criminalidad comn en El Salvador, despus de los

Acuerdos de Paz, puede enfocarse desde las distintas polticas pblicas
practicadas. A fin de cuentas, la falta de integracin y armona de estas,
propician los factores de riesgo detonantes de las conductas delictivas. As,
aspectos como la falta de tratamiento post-conflicto armado, la insuficiente
inversin en polticas sociales, entre otros, pueden estar relacionados con el
incremento de la violencia social.
El problema es que en la actualidad, la violencia no escapa a cierta
normalizacin en la vida social. De hecho podra decirse que la violencia ha
adquirido, a partir del siglo XX, un matiz de fenmeno pblico, cotidiano y
globalizado que no necesariamente se representa en lo criminal91. Pero la
violencia, es susceptible de utilidad ideolgica: la oda a la violencia en s,
cualquiera que ella sea, tiene un carcter fascista, se predique para la
sociedad civil o bien para el Estado92. Lo contraproducente de este uso
sociopoltico de la violencia es que se estanca en la relacin EstadoSociedad Civil; an cuando en tantas manifestaciones de violencia hayan
intervenido fuentes estructurales del problema: intereses empresariales y
partidistas, manipulacin meditica de las cantidades de violencia y difusin
ideolgica, etc.
La presentacin de la violencia criminal como violencia estructural es
el resultado de una funcionalidad violenta de la estructura social. El
91

APARICIO, Julio Enrique; Globalizacin, Principios y Delito. Los grandes obstculos a

remover, op. cit. 43. Pero no slo la globalizacin comprende latitudes geogrficas. Hay
tambin una universalizacin que incorpora a todos los sectores sociales, a personas de
todas las edades, a colectivos diferentes. Un fenmeno que se puede evaluar desde
distintas disciplinas y que excede en mucho el marco criminolgico.
92
BUSTOS RAMREZ, Juan; Estado y control: la ideologa del control y el control de la
ideologa, op. cit. 52, p. 28.

76

incremento de esta violencia, ideolgicamente condenada a entenderse

como lo criminal, mantiene el histrico matiz patologizado del control social,
inclusive la Oficina Sanitaria Panamericana, rgano dependiente de la
Organizacin de Estados Americanos, ha incorporado a su nomenclador de
patologas a la violencia como una enfermedad no transmisible93.
Tampoco puede pregonarse la sanidad, higiene o inocencia mental del
delincuente violento, de hecho la violencia s tiene relacin con la salud
pblica, an cuando el fenmeno como tal puede ser concebido de forma
distinta desde una multiplicidad de perspectivas94. Tambin porque la
violencia genera costos en el gasto social, de entre los cuales se encuentra
el del sector de salud.
Pero, en cuanto a la direccin de polticas criminales, como las
ejecutadas en El Salvador despus de los Acuerdos de Paz, la violencia ha
formado parte de la oda ideolgica de prcticas represivas; se reacciona
contra la violencia criminal con violencia institucional.
De ah que reformas como las referidas a la creacin y asignacin de
la Polica Nacional Civil en las tareas de seguridad pblica, no sean garanta
de efectividad en polticas criminales. Por ejemplo, en la Polica Nacional
Civil se ha evidenciado que desde su gnesis se ha permitido la existencia
de una fuerte tendencia a la militarizacin y a la concentracin de poder en
manos de pocas personas dentro de la institucin95; entre otros factores que
93

APARICIO, Julio Enrique; Globalizacin, Principios y Delito. Los grandes obstculos a

remover, op. cit. 43.
94
ORGANIZACIN PANAMERICANA DE LA SALUD; Informe mundial sobre la violencia y
la salud: resumen; Oficina Regional para las Amricas de la Organizacin Mundial de la
Salud, Washington, D.C., 2002, p. 4. La violencia es un fenmeno sumamente difuso y
complejo cuya definicin no puede tener exactitud cientfica, ya que es una cuestin de
apreciacin. Disponible en:
http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/en/summary_es.pdf
95
MARTNEZ VENTURA, Jaime; El Caso de El Salvador, op. cit. 87, p. 308.

77

permiten situarla desde su origen como la institucin ms denunciada por

presuntas violaciones a los derechos humanos96.

4.2.2 Violencia Delincuencial Juvenil en El Salvador.

La aparente normalidad de la violencia estructural puede tener

distintos efectos en diversos mbitos de la vida social. La juventud no es la
excepcin, y en el caso de El Salvador, sobre todo, ha constituido uno de los
aspectos ms notorios en la reactividad punitiva y no punitiva estatal97.La
violencia delincuencial juvenil incluye aquellos delitos donde menores de
edad ejercen violencia, sobre todo homicidios, lesiones y robos98, tomando
en cuenta que delitos como esos son parte de la selectiva gama de
conductas delincuenciales de la criminalidad comn que se dan en los
sectores populares.
La utilidad estructural de la violencia criminal puede tener relacin con
la juventud a travs de distintas formas: el ser humano se encuentra en
formacin constante, en construccin individual, social y antropolgica
constante. La difusin y el uso de violencia estructural normal [como si
fuese lo contrario o ms saludable que la violencia criminal], obviamente
surte efectos en la subjetividad en formacin de la juventud.
An cuando las estadsticas criminales no pueden representar
objetivamente un rostro fiel de las manifestaciones delincuenciales juveniles,
algunos informes apuntan a que, en cierta medida, la violencia en los jvenes
96

Ibd.
Si se entiende por reactividad no punitiva, la mera persecucin policial sin judicializacin.
98
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD];
Propuesta para la Prevencin de la Violencia Juvenil en El Salvador 2007, 1 Edicin,
FESPAD Ediciones, San Salvador, El Salvador, 2007, p. 28. Disponible en:
http://interamericanos.itam.mx/other_publications/FESPAD_Propuesta_Prevencion%20Viole
ncia%20Juvenil%20El%20Salvador.pdf
97

78

s forma parte de la criminalidad. Para el ao 2000, los menores cometieron

un total de 117 homicidios, 784 lesiones, y 513 robos, lo cual constituy un
4.5 % del total de los delitos violentos en el pas99.
Por otro lado, sera necesario armonizar la actualidad estadstica
sobre el aspecto de la delincuencia juvenil, pues, otros informes recientes
apuntan a que los jvenes son tanto responsables como vctimas
mayoritarias de la violencia delincuencial. Sin embargo, como seala la
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito [United Nations
Office on Drugs and Crime - UNODC], en su Estudio Global sobre el
Homicidio del ao 2010, es notorio que los hombres jvenes tienen ms
probabilidades de poseer armas y participar en crmenes callejeros, participar
en guerras de pandillas y cometer delitos relacionados con drogas100. Es
decir, la juventud ha jugado un papel importante, en las ltimas dcadas, y
no slo a nivel local, en la participacin de los ilcitos comunes que estn
siempre en el ojo de la opinin pblica.
Cualesquiera que fueren las formas de criminalidad en las distintas
realidades sociales, quizs la expresin de violencia juvenil ms estudiada
en el pas es el fenmeno de las pandillas101; precisamente porque la
violencia delincuencial juvenil, manifestada en las pandillas, ha sido una de
las principales bases de las actuaciones de poltica criminal en la ltima
dcada; dando lugar al ejercicio del denominado Manodurismo, como
prctica

poltico-criminal

fundamentada

en

la

racionalidad

realista-

criminolgica propia de la represin clasicista.

99

Ibd.
UNITED NATIONS OFFICE ON DRUGS AND CRIME; Estudio de UNODC indica que
las tasas de homicidio son ms altas en parte de las Amricas y en frica. Disponible en:
http://www.unodc.org/southerncone/es/frontpage/2011/10/06-global-study-on-homicide2011.html
101
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD];
Propuesta para la Prevencin de la Violencia Juvenil en El Salvador 2007, op. cit. 98.
100

79

4.2.3 Manodurismo Salvadoreo.

La expresin mano dura contra el delito no es propia de la clase

poltica salvadorea, es una prctica propia del realismo criminolgico. En
diferentes pases, pueden ubicarse siempre grupos criminalizados no slo
por la condicin econmica de pobreza, sino por un fenmeno ms complejo:
la exclusin social. El aumento de la violencia delincuencial, especialmente
en el caso de pandillas, o al menos su difusin meditica por sobre otros
tipos de violencia, bien puede comprender aspectos como: la percepcin de
inseguridad desde el punto de vista del ciudadano comn, las consecuencias
reales de la administracin del bienestar social, o la descontrolada
influencia de las relaciones de poder que definen la realidad social
salvadorea. Incluso, todas las anteriores. O ms.
Lo cierto, como muchos estudios lo han planteado, es que las
reacciones de mano dura, notoriamente adornadas de discurso poltico,
tienen algo en comn con la poltica criminal represiva menos dura: son
tcnicamente lo mismo. El carcter represivo de estos planes, en El
Salvador, ha consistido principalmente en reactividad policial, que no siempre
resulta en la aplicacin de justicia penal.

A. Plan Mano Dura de la gestin presidencial de Francisco Guillermo

Flores Prez [1999-2004].

Esta reaccin represiva no slo fue tarda, como poltica criminal,

pblicamente relevante desde el crecimiento delincuencial de la dcada de
1990, luego de los Acuerdos de Paz; tambin se dio en un perodo relevante
del

acontecer

sociopoltico

salvadoreo

en

el

que

se

pregonaba

mediticamente un aumento desbordado de la criminalidad y la violencia, y a

80

la vez se vivan los efectos de una serie de transformaciones en el entorno

nacional, como:
a. En el mbito econmico, los recientes efectos desfavorables para la
microeconoma nacional, y favorables para grandes empresas e
instituciones bancarias, por la prdida de la poltica monetaria nacional a
travs de la dolarizacin de facto, legitimada a travs de la Ley de
Integracin Monetaria, cuya vigencia comenz el primero de enero del
ao 2001102.
b. La reciente reforma en el sistema penal salvadoreo, a travs de la
promulgacin del Cdigo Penal103 y Cdigo Procesal Penal104 de 1998,
que al estar adecuados a la normativa constitucional de 1983, de ste
ltimo, su contenido result en cierta medida ms garantista que el
anterior Cdigo Procesal Penal de 1974, propiciando un desplazamiento
parcial del modelo procesal inquisitivo practicado hasta ese entonces, y la
implementacin

de

elementos

de

prctica

procesal

adversativa

acusatoria.
El gobierno implement el Plan Mano Dura en el ao 2003, el cual
esencialmente declar la guerra a las pandillas y fue justificado a partir del
auge delincuencial en el que se les atribua la mayor responsabilidad a estos
grupos. Este plan, se caracteriz por la captura masiva e indiscriminada de
jvenes que pertenecan o tenan aspecto de pandilleros en barrios
populosos y marginales, y se desarroll entre julio de 2003 y agosto de 2004.
Durante este perodo, y amparadas en dos legislaciones especiales y
temporales sealadas como inconstitucionales, que estuvieron dirigidas a
102

D.L. N 201, de fecha 30 de noviembre de 2000, publicado en el D.O. N 241, Tomo 349,
del 22 de diciembre de 2000.
103
D.L. N 1030, de fecha 26 de abril de 1997, publicado en el D.O. N 105, Tomo N 335,
del 10 de junio de 1997.
104
D.L. N 904, de fecha 4 de diciembre de 1996, publicado en el D.O. N 11, Tomo N 334,
del 20 de enero de 1997.

81

penalizar la pertenencia a las pandillas, se realizaron aproximadamente

19,275 capturas, en las que se detuvieron en varias oportunidades a los
mismos jvenes, debido a que muchos de ellos eran recapturados
inmediatamente despus de haber sido liberados por los jueces por la falta
de pruebas que sustentaran las acusaciones105. Uno de los cuerpos
normativos jurdicos de este perodo fue la Ley Anti-maras, la cual tuvo como
consecuencia la negativa de los jueces a aplicarla porque consideraron que
contravena la Constitucin y los tratados internacionales sobre derechos
humanos ratificados por El Salvador106.
Esta ley careca de fundamentos jurdicos legitimadores de la
criminalizacin de pandillas, teniendo un marcado tinte ideolgico de la
represin penal propia del derecho penal de autor. Finalmente, fue declarada
inconstitucional por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia de El Salvador a travs de la Sentencia de Inconstitucionalidad 522003/56-2003/57-2003 de fecha 1 de abril de 2004.

B. Plan Sper Mano Dura de la gestin presidencial de Elas Antonio

Saca Gonzlez [2004-2009].

El 30 de agosto del ao 2004 fue lanzado el Plan Integral Sper

Mano Dura bajo la gestin presidencial de Elas Antonio Saca Gonzlez.
Comprenda principalmente tres vas de accin: Operativos policiales Puo
de Hierro [va represiva], Plan Mano Amiga [va preventiva] y Plan Mano
Extendida [va rehabilitadora].
105

FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD];

Propuesta para la Prevencin de la Violencia Juvenil en El Salvador 2007, op. cit. 98, pp. 5051.
106
Id., p. 51.

82

En virtud de los planes Mano Amiga y Mano Extendida, se

establecieron una serie de Mesas de Trabajo encargadas de proponer
respuestas instrumentales jurdicas e inter-institucionales para la prevencin
de ingreso de jvenes a pandillas y la rehabilitacin de miembros activos,
incluida la actuacin de un Consejo Consultivo de Seguridad Pblica, creado
en el ao 2005, y el cual slo funcion dos meses107.
Puede decirse de este plan que el nico aspecto relevante en la
prctica fue el mismo que el del plan antecesor Mano Dura: la persecucin
policial. Las operaciones Puo de Hiero contemplaron la identificacin de
pandilleros, allanamientos de viviendas, capturas y patrullajes en zonas de
presencia pandilleril durante los cuales la Polica Nacional Civil utiliz la
fuerza y cometi graves abusos a los derechos humanos.
En el marco de este Plan, desde septiembre de 2004 hasta agosto de
2005, la Polica Nacional Civil captur a ms de 14.000 pandilleros, la
mayora detenidos en reiteradas ocasiones108.

4.2.4 La Inefectividad del Manodurismo en El Salvador.

Ha existido una tendencia a adjudicar como consecuencia de los

planes Mano Dura un aumento de la criminalidad. Mientras, gracias al
patrocinio discursivo poltico de las gestiones presidenciales de Francisco
Guillermo Flores Prez y Elas Antonio Saca Gonzlez, se atribuy tambin
el aumento de la criminalidad comn al accionar de las pandillas. Sin ms.
En realidad, los aumentos o disminuciones de la criminalidad tienden a
ser estadsticamente ambiguos. Si no puede descartarse tajantemente el
107
108

Id., p. 55.
Id., p. 51.

83

crecimiento de la criminalidad en El Salvador, al menos debe partirse de

considerar la utilidad estructural de la violencia delincuencial, la difusin
meditica, y la tendencia represiva policial como forma de manifestacin de
poltica criminal, en cuyo seno se encomienda la titnica tarea de la compleja
seguridad pblica. Pero en este punto, importa sealar que si hubo aumento
de la criminalidad no se debi especficamente a los planes Mano Dura,
pues estos fueron slo manifestaciones discursivas que contenan buenas
propuestas estratgicas. Sin embargo, es notorio que la reactividad policial
fue el elemento prioritariamente ejecutado de estos planes. El problema fue
el criterio represor propio del manodurismo poltico prctico.
Ante la pretensin represiva en la ejecucin de esos planes, se
present otra contradiccin bsica del paradigma de la seguridad pblica: la
prevencin y represin se deposita en el rgano policial, que no puede hacer
ms que reaccionar con violencia fsica, detenciones, y en el mejor de los
casos, en la colaboracin de la investigacin del delito. La polica como un
hecho poltico [Bustos Ramrez]109, no puede tener una funcin represiva,
sino slo reactiva. La represin, como castigo, es cuenta de todo un sistema
penal; en cambio, la represin como mera contencin, hace referencia nada
ms a superficialidad: reactividad policial110.
Afn a esta visin, se encuentra una de las caractersticas ms obvias
del realismo criminolgico: reaccionar ante el delito frente a la opinin pblica
109

En el sentido que la funcin policial ha sido histricamente ligada al carcter de control

del orden social funcionalmente afn a la ideologa de control de un Estado especfico. Vid.
BUSTOS RAMREZ, Juan; BERGALLI, Roberto, El control formal: polica y justicia, pp. 6394, en BERGALLI, Roberto et al.; El Pensamiento Criminolgico, op. cit. 27, p. 63.
110
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; RED
POR UN SISTEMA PENAL DEMOCRTICO; Propuesta de Poltica Criminal y Seguridad
Ciudadana para El Salvador, op. cit. 33, p. 24. En resumidas cuentas, el objeto de la
poltica criminal salvadorea ha sido la articulacin de respuestas punitivas-policiales a
ciertas manifestaciones de delincuencia, pero sin capacidad de atender de manera
sistemtica algunos factores condicionantes de la delincuencia y tampoco de resolverlos de
manera eficiente, pues la impunidad de los hechos delictivos es alta.

84

de la que emana la exigencia de seguridad pblica en base a la sensacin de

inseguridad pblica.
Se adquiere as el matiz de una poltica criminal autoritaria:
concentrndose el poder en el Ejecutivo a travs de las funciones policiales,
excluyndose la falta de sistematizacin eficaz del sistema penal111.

4.2.5 La Efectividad Electoral del Manodurismo en El Salvador.

Las

polticas

criminales,

correspondientes

al

ejercicio

del

manodurismo en El Salvador, no han sido idneas desde el punto de vista

cientfico y democrtico para dar una solucin al problema de la delincuencia.
Aunque pude decirse que, desde un punto de vista ideolgico, no han sido
del todo inefectivas, pues la falta de sistematizacin del tratamiento de la
conflictividad delincuencial ha permitido que, al concentrarse la intensidad
con que se reacciona policialmente ante la delincuencia, al arbitrio del
Ejecutivo, se utilicen las manifestaciones policiales de poltica criminal con
un inters electoral112.
La ejecucin del Plan Mano Dura, durante la gestin presidencial de
Francisco Guillermo Flores Prez, por ejemplo, se manifest como estrategia
electoral a favor del partido de gobierno, no slo porque su ejecucin inici
previamente a la contienda de la campaa electoral presidencial 2004-2009,
111

ACOSTA FUENTES, Mara Elena et al.; Anlisis de la Poltica Criminal en El Salvador,

op. cit. 14, pp. 123-124. [] podemos determinar que la Poltica Criminal de El Salvador
contiene elementos de una poltica criminal autoritaria en el sentido que no est
sistematizada, ordenada, ni posee criterios de evaluacin, es decir que no posee la
realizacin de fines especficos, a travs de medios idneos.
112
Ibd. La gestin estatal en materia de seguridad pblica ha estado impregnada de
criterios e intereses polticos y electorales con percepciones a corto plazo antes que a la
resolucin de necesidades concretas de la sociedad a largo plazo. Tambin el excesivo uso
del control policial ha vuelto a la Poltica Criminal ms alejada del modelo democrtico [].

85

sino tambin porque dicho plan estuvo acompaado previamente, durante y

despus de su ejecucin, por la influencia meditica que ha patrocinado toda
la violencia criminal a favor de maras y pandillas, atribuyndoles toda la
violencia estructural de la sociedad salvadorea113.
Durante la ejecucin de este plan [julio 2003 - agosto 2004], oportuna
a la transicin de gestin presidencial, oportunamente se utiliz el anuncio
del Plan Sper Mano Dura, ejecutado posteriormente por la gestin
presidencial de Elas Antonio Saca Gonzlez, como propaganda electoral de
gobernabilidad en materia de seguridad pblica.
La utilidad electoral de estas polticas criminales no ha sido un
fenmeno exclusivo de El Salvador. De hecho, el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo ha considerado que con las polticas de seguridad
pblica en la regin centroamericana se ha obedecido a intereses electorales
que han utilizado el miedo y la violencia delincuencial para fines de influencia
en la opinin pblica del electorado114.
Y as, pueden enunciarse otros casos de pases latinoamericanos en
los que la seguridad e inseguridad pblicas se convierten en instrumentos de
influencia populista para beneficio electoral. Y no slo en cuanto a
criminalidad comn. Mxico, por ejemplo, ha experimentado en los ltimos
aos una fuerte tendencia a la vinculacin de grupos de crimen organizado
113

ALIANZA INTERNACIONAL PARA LA CONSOLIDACIN DE LA PAZ [INTERPEACE]

ET AL.; Entender la Violencia para Poder Prevenirla [Documental], Polticas Pblicas para
Prevenir la Violencia Juvenil [POLJUVE El Salvador], Audiovisuales, UCA, 2009. Para la
mayora de salvadoreos y salvadoreas, la nica realidad que existe es la que transmiten
los medios de comunicacin. Y como estos slo publican parte de esa realidad, significa que
estamos desconociendo la realidad en toda su complejidad. En el tema de la violencia,
maras y pandillas, slo conocemos una parte de ello: la que nos muestran los medios de
comunicacin. Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=CG-gTN0Edhw
114
Vid. PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO [PNUD];
Informe Sobre Desarrollo Humano Para Amrica Central 2009-2010, Abrir Espacios a la
Seguridad Ciudadana y el Desarrollo Humano, op. cit. 9, p. 208.

86

que han patrocinado campaas en los procesos electorales de los partidos

polticos. Lo que ha trado como consecuencia el aumento y la barbarizacin
de la violencia delincuencial por grupos de criminalidad organizada en
territorio mexicano115.
En sntesis, se pueden identificar dos rostros del manodurismo
salvadoreo durante la ltima dcada. Uno de efectividad poltica, para los
fines prcticos de la racionalidad electoral con que los planes Mano Dura
fueron ejecutados. Otro de inefectividad cientfica y democrtica, al haber
enfrentado el problema con mera persecucin policial y cierta medida de
represin a pandillas, lo que produce una especie de convulsin sistemtica
ante la persistencia de la criminalidad verdadera y otros tipos de violencia
aceptadas o ignoradas que han producido ms violencia social.

4.3 CONSECUENCIAS DE LA REPRESIN ESTATAL EN EL SALVADOR.

Las consecuencias del tratamiento preponderantemente represivo de

la delincuencia son indefinidamente variadas. La falta de solucin al
problema criminal est relacionada con un incuantificable nmero de
problemas sociales, que en su conjunto afectan el funcionamiento de la
organizacin poltica y social, as como a la convivencia social de los
conciudadanos en su vida individual y colectiva. De todas las consecuencias,
algunas de las ms reconocidas en la sociedad salvadorea son los de
impunidad, el hacinamiento penitenciario y el persistente uso meditico de la
criminalidad con fines particulares.
115

BUSCAGLIA, Edgardo; Paradoja de la Represin: La Impotencia del Estado ante la

Delincuencia
Organizada
[Ponencia],
Casamrica,
2011.
Disponible
en:
http://www.casamerica.es/temastv/paradoja-de-la-represion-la-impotencia-del-estado-antela-delincuencia-organizada

87

4.3.1 Impunidad.

Impunidad es la falta de castigo116. En trminos simples puede decirse

que impunidad es la injusticia no condenada como tal.
El problema es que la justicia, al igual que la democracia y la violencia,
es un concepto abstracto que puede ser representado al arbitrio del
pensamiento que la pregona como escudo de defensa contra la injusticia117.
Sin embargo, es frente al marco constitucional del Estado de Derecho,
desde el cual puede identificarse la impunidad como manifestacin de la no
actuacin contra la injusticia social provocada por las diferentes conductas
antijurdicas contra personas, cosas y circunstancias materiales protegidas
por el texto constitucional, y la normativa jurdica secundaria, que desarrolla
los principios del Estado Democrtico y Constitucional de Derecho, que
garantiza los derechos fundamentales individuales, colectivos, polticos, y de
otras categorizaciones, de los que es acreedora la persona humana.
Consecuentemente, en el mbito jurdico penal, la impunidad consiste en la
falta de investigacin o castigo de los delitos contra los particulares, la
sociedad, o la humanidad.
En la sociedad salvadorea puede hablarse de impunidad histrica de
violencia ejercida con uso del aparataje estatal por grupos de poder
interesados en el control de la macro-actividad nacional.
116

REAL ACADEMIA ESPAOLA; Diccionario de la Lengua Espaola, op. cit. 19.

ROSS, Alf; Sobre el Derecho y la Justicia, 2 Edicin, Editorial Eudeba, Buenos Aires,
1997, p. 340. Invocar a la justicia, es como dar un golpe sobre la mesa: una expresin
emocional que hace de la propia exigencia un postulado absoluto. [] La ideologa de la
justicia es una actitud militante de tipo biolgico-emocional, a la cual uno mismo se incita
para la defensa ciega e implacable de ciertos intereses [] puesto que la idea formal de
igualdad o justicia como estrella polar para la orientacin poltico-social carece de
significado, es posible abogar por cualquier tipo de postulado material en nombre de la
justicia.
117

88

A. Impunidad histrica del terrorismo estatal.

Desde el marco del Estado Democrtico de Derecho, la impunidad

como falta de castigo al delito ha recado sobre diferentes crmenes polticos,
como el asesinato del Arzobispo de San Salvador, Monseor Oscar Arnulfo
Romero y Galdmez, el cual fue explcitamente reconocido en el informe de
la Comisin de la Verdad y en el Informe N 37/00 de la Comisin
Interamericana de Derechos Humanos, en el que se responsabiliz al Estado
salvadoreo de privarlo de su derecho a la vida y de la actuacin indebida
de sus rganos para la administracin de justicia118.
De igual forma ha sido ampliamente documentada la impunidad de
muchos crmenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto armado.
Crmenes de los cuales se recibieron ms de 22,000 denuncias;
correspondiendo ms del 60 % a ejecuciones extrajudiciales, ms del 25 % a
desapariciones forzadas, y ms del 20 % contra tortura119; y de los que
destacan las Masacres del Mozote y el homicidio mltiple de los Sacerdotes
Jesuitas en las instalaciones de la Universidad Centroamericana Jos
Simen Caas [UCA] el 16 de noviembre de 1989120. Crmenes alrededor de
los cuales ha existido localmente, durante aos, una muy definida
conjugacin de influencias de relaciones de poder poltico y econmico que
no permiten que se contraren sus intereses.
118

COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS; Informe N 37/00, Caso

11.481: Monseor Oscar Arnulfo Romero y Galdmez, Organizacin de los Estados
Americanos [OEA], El Salvador, 13 de abril de 2000.
Disponible en:
http://www.cidh.org/annualrep/99span/de%20fondo/elsalvador11481.htm
119
COMISIN DE LA VERDAD PARA EL SALVADOR; De la Locura a la Esperanza. La
Guerra de los Doce Aos en el Salvador. Informe de la Comisin de la Verdad para El
Salvador, Parte IV: Casos y Patrones de Violencia, p. 41.
120
COMISIN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS; Informe N 136/99, Caso
10.488: Ignacio Ellacura, S.J.; Segundo Montes, S.J.; Armando Lpez, S.J.; Ignacio Martn
Bar, S.J.; Joaqun Lpez Y Lpez, S.J.; Juan Ramn Moreno, S.J.; Julia Elba Ramos; Y
Celina Mariceth Ramos; Organizacin de los Estados Americanos [OEA], El Salvador, 22 de
diciembre de 1999. Disponible en: http://www.derechos.org/nizkor/salvador/doc/jesuitas.html

89

B. Impunidad de las polticas criminales represivas post-Acuerdos de

Paz. Deficiencias investigativas y punitivas [policiales, fiscales y
judiciales].

La debilidad institucional en la investigacin del delito ha sido uno de

los principales generadores de impunidad en el marco de las instituciones
encargadas o colaboradoras de la aplicacin de justicia penal.
En primer lugar, se presentan las debilidades institucionales de la
Polica Nacional Civil. Dentro de las amplias funciones del cuerpo policial,
una de las principales es la de su colaboracin en la investigacin del delito,
tanto que en los Estados latinoamericanos existe un acuerdo bastante
generalizado en considerar a la polica como una institucin absolutamente
necesaria para investigar con eficacia el crimen, y que se pueda as un da
castigar a su autor en cumplimiento de la pena impuesta por un tribunal de
justicia121.
El problema es que la polica, al tener un marcado tinte ideolgico
respecto a sus funciones prcticas reactivas, difcilmente podr tener como
prioridad funcional adecuarse y actuar de acuerdo a un modelo de
investigacin del delito apegada a principios democrticos. O, al menos es lo
que la prctica ha demostrado.
En la prctica no existe realmente un modelo policial en Amrica
Latina, es decir, no hay una concepcin estatal sobre la organizacin de la
polica como auxiliar de los tribunales y de los fiscales para la investigacin
del crimen o, si la hay, sus contenidos no estn ni bien perfilados ni bien
121

GMEZ COLOMER, Juan-Luis; Estado Democrtico y Modelo Policial: Una Propuesta

de Diseo de Cara a Lograr una Investigacin Eficaz del Crimen, pp. 1-14, op. cit. 87, p. 1.
La perspectiva mayoritaria acerca de la funcin policial en Latinoamrica es la tradicional
nocin detectivesca de entidad colaboradora en la investigacin del delito; sin embargo es
nada ms eso: una funcin. El problema es la falta de definicin sobre cmo ejecutarla.

90

definidos, o lo estn de tal manera que la polica es absolutamente ineficaz

en su trabajo122.
Esto se ha manifestado en las tendencias de impunidad en El
Salvador, desde la creacin de la Polica Nacional Civil hasta fechas
recientes, lo que se relaciona con una notoria deficiencia institucional de la
Fiscala General de la Repblica [FGR] en la investigacin del delito.
En un principio, las deficiencias de ambas instituciones fueron un tanto
obvias; principalmente por la militarizacin y concentracin de poder
burocratizado dentro de la estructura organizativa de la Polica Nacional Civil
y una actuacin reactiva con miembros ex combatientes y ex militares
[durante el conflicto armado] que, matizando actuaciones policiales en un
marco de abuso de facultades de autoridad, se tradujeron en baja
profesionalidad en la investigacin del delito, que no fue abordada con las
expectativas de las reformas que dieron nacimiento al papel de la Polica
Nacional Civil como auxiliar de la Fiscala General de la Repblica123 .
Las deficiencias de esta ltima permitieron un alto protagonismo y
direccin policial de la investigacin delictiva, de modo que la debilidad
investigativa fue un hecho reconocido y cuestionado seria y oficialmente124.

122

Id., p. 2.
Principalmente la reforma que ya desde 1991 estableca el papel de la Polica Nacional
Civil como auxiliar de la Fiscala General de la Repblica en la investigacin del delito; las
reformas constitucionales de 1992 a los arts. 159 incs. 2 y 3 y 168 ord. 17 y 19 Cn., y la
reforma al inciso ltimo del art. 159 Cn. de 1996, que establecieron naturaleza y funciones
de la Polica Nacional Civil; la creacin de la Ley Orgnica de la Polica Nacional Civil
[abrogada, en 2001, por una nueva ley con el mismo nombre]; y la reforma judicial para el
nuevo modelo de investigacin del delito.
124
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD];
CENTRO DE ESTUDIOS PENALES DE EL SALVADOR [CEPES]; Relacin entre la
Fiscala General de la Repblica y la Polica Nacional Civil en el Marco de la Investigacin
Criminal; AMAYA COBAR, Edgardo; FEUSIER AYALA, Oswaldo Ernesto; 1 Edicin,
FESPAD Ediciones, San Salvador, El Salvador, 2005, p. 21. Disponible en:
http://www.fespad.org.sv/documentos/RFGRyPNC.pdf
123

91

Sin embargo, podra ser que la calidad de aspectos investigativos de

polica y fiscala en El Salvador haya cambiado, desde las reformas surgidas
a raz de los Acuerdos de Paz, respecto a recursos materiales. Pero las
deficiencias institucionales siguieron siendo afines a la evidente racionalidad
represiva de las polticas de manodurismo: se aumenta la carga de trabajo
en persecucin policial, ms los problemas en las tareas investigativas de la
polica cientfica y la actividad probatoria desarrollada por la Fiscala General
de la Repblica125, mientras la criminalidad comn aumenta, generndose
una convulsin del sistema penal ante el incorrecto tratamiento del delito.
Frente a estas deficiencias, se encuentran las de la actividad judicial,
que, en trminos concretos, no podran sealarse de manera detallada. Pero
tampoco es posible que, problemas como la mora judicial en procesos
penales, se deban nicamente a los altos ndices de criminalidad.
Tambin existen otros problemas como la corrupcin judicial, el bajo
nivel de conocimiento jurdico e ineficiencia de empleados judiciales; en fin,
una serie de fenmenos relacionados a la funcionalidad institucional de la
judicatura.
En sntesis, la impunidad respecto a la actividad investigativa y
punitiva del delito no ha sido cuantificada ciertamente, pero s existen indicios
de lo alta que podra ser en realidad. En el ao 2007 se present, por parte
del PNUD, un informe denominado Deficiencias Policiales, Fiscales o
Judiciales en la Investigacin y Juzgamiento Causantes de Impunidad126,
125

GUILLN, Mara Silvia; Entrevista Criminalizacin de las Pandillas, Programa Frente

@ Frente, Telecorporacin Salvadorea, 30 de junio de 2010, respecto a irregularidades de
la FGR de pruebas ilcitas, en algunos casos habiendo llegado hasta la utilizacin de testigos
falsos; de igual manera, en el caso de la Polica Nacional Civil, en que la Procuradura para
la Defensa de los Derechos Humanos estableci el uso de torturas aplicadas por las
unidades lites de la Polica Nacional Civil en el marco de sus investigaciones [id., p. 30].
126
PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO [PNUD];
Consultora Deficiencias policiales, fiscales o judiciales en la investigacin y juzgamiento

92

que revisaba la actividad de Tribunales de Sentencia de San Salvador, Santa

Ana y San Miguel respecto a homicidios, en el cual se estableci que de los
casos judicializados cometidos durante el ao 2005, slo hubieron 3.86 % de
sentencias condenatorias, traducindose en un 96.14 % de impunidad.
Mientras que la mayor parte de los homicidios cometidos nunca alcanza a
llegar a los juzgados, y la mayor parte de impunidad, es decir el 84.71 %, se
da fuera del alcance judicial127.
Este informe present un problema para la administracin del
presidente Elas Antonio Saca Gonzlez, de forma que el PNUD termin
desacreditando la publicacin128.
Pese a la polmica, el informe se presenta muy detallado en cuanto a
la cualificacin de los datos estadsticos en los que se contrastaron cifras de
la Polica Nacional Civil, el Instituto de Medicina Legal [IML], la Fiscala
General de la Repblica y los Tribunales de Sentencia que, en todo caso,
slo se refieren a una parte de la realidad: examinan tres departamentos,
slo durante el ao 2005 y respecto a un delito homicidio-. Pero sobre todo,
establece un referente general, tcnicamente aproximado, muy negativo
respecto al problema de la impunidad en el pas; ya que el porcentaje de la
misma en el muestreo analizado se acerca al 100 % de los casos, lo que ya
es una idea de lo que puede ser la dimensin de la totalidad del problema.
A pesar de la falta de claridad que hubo respecto a este hecho, el
contenido del informe no se encontr lejos de las nociones de deficiencia
causantes de impunidad, Informe Final; BLANCO REYES, Sidney; DAZ RODRGUEZ,
Francisco;
San
Salvador,
2007.
Disponible
en:
http://archivo.elfaro.net/secciones/noticias/20070723/informe.pdf
127
Id., p. 6.
128
Vid. VALENCIA, Ricardo; Dimisin en PNUD tras controversia, La Prensa Grfica, 07
de julio de 2007, disponible en: http://archive.laprensa.com.sv/20070707/nacion/819656.asp;
tambin en LABRADOR, Gabriel; SANZ, Jos Luis; La impunidad en los homicidios
alcanza el 96 %, segn ministro de Seguridad, Artculo, Peridico Digital El Faro, 22 de
febrero de 2012, disponible en: http://www.elfaro.net/es/201202/noticias/7669/

93

institucional en la prctica de la investigacin del delito, las disparidades

pblicas de las cifras estadsticas de homicidios entre polica, fiscala y
medicina legal. Justificndose, as, la falta de credibilidad ciudadana en las
instituciones del sistema penal.

4.3.2 Hacinamiento Penitenciario.

La impunidad, ya sea como falta de castigo del delito o como falta de

capacidad estatal para hacerlo, posiblemente tenga como polo material
opuesto el hacinamiento penitenciario. En ambos polos se manifiesta la
inefectividad de la represin como solucin a la delincuencia. No es
infrecuente que la poblacin seale al delincuente como su enemigo cuando
ste acaba de cometer el delito o cuando se lo procesa y ms tarde, ya en
prisin, lo considere vctima de un sistema inhumano, represivo, costoso e
intil129.
El

tratamiento

represivo

del

delincuente

ha

generado

una

sobrepoblacin penitenciaria ms all de las posibilidades materiales de

resocializacin de los condenados130. La alta poblacin penitenciaria131
129

APARICIO, Julio Enrique; Globalizacin, Principios y Delito. Los grandes obstculos a

remover, op. cit. 43.
130
Que es el fin re-socializador de la pena regulado en el art. 27 inc. 3 de la Constitucin de
la Repblica.
131
Cifras difundidas mediticamente, por la Direccin General de Centros Penales, han
hecho referencia al hacinamiento como un problema constantemente en aumento: para el
primer semestre ao 2004 en el auge de la ejecucin del Plan Mano Dura- 12,117
internos; hacia marzo de 2009, una poblacin carcelaria de 21,800 internos; y para el ao
2010, una poblacin de 24,854 internos. Todos teniendo como base la capacidad de 8,100
internos en los 19 penales del sistema penitenciario salvadoreo. Vid. MEJA, Francisco;
Pedirn datos de mora judicial, El Diario de Hoy, 21 de agosto de 2004, disponible en:
http://www.elsalvador.com/noticias/2004/08/21/nacional/nac4.asp;
GUTIRREZ,
Ral;
Sistema Penitenciario: Hace falta mucho por cambiar, Diario Digital ContraPunto, 16 de
abril de 2009, disponible en: http://www.contrapunto.com.sv/cparchivo/violencia/sistemapenitenciario-hace-falta-mucho-por-cambiar; ARGUETA, Karla; La poblacin en crceles

94

materializa transgresiones a los derechos de libertad personal, salud,

igualdad, dignidad, seguridad jurdica y justicia; genera inestabilidad que
propicia

siniestros,

desrdenes

colectivos

amotinamientos,

que

redundantemente se combaten con ms represin; posibilita los intentos de

fuga, y dificulta el control del problema de la alta actividad delictiva
coordinada, dirigida y/o llevada a cabo desde los centros penales132.
Asimismo, la sobrepoblacin carcelaria en El Salvador comprende un
gran nmero de internos no condenados, a quienes en muchos casos se
transgrede el derecho a la libertad por los excesos de los plazos de
detencin provisional; por lo que el hacinamiento tambin se extiende a las
bartolinas de las delegaciones de polica, en las que es frecuente que haya
detenidos cuyos casos no han sido judicializados.
Por otro lado, se encuentra el problema referido a la poblacin
femenina interna en centros penales, que hasta el momento forma parte de
las altas cifras de hacinamiento del sistema penitenciario salvadoreo y de
sus muy variadas consecuencias133.

llega a 24 mil 854, elsalvador.com, 05 de noviembre de 2010, disponible en:

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6358&idArt=5291627
132
Junto a esto se encuentra el fenmeno de la corrupcin de empleados del sistema
penitenciario, incluso en centros de rgimen celular como el Centro Penal de Mxima
Seguridad de Zacatecoluca, del que la Direccin General de Centros Penales difundi
videos que muestran la interaccin fuera del marco de legalidad- de custodios con los
internos, entre otras conductas. Vid. CANAL SOCIEDADCIVILSV; Corrupcin en Centros
Penales
de
El
Salvador,
YouTube,
disponible
en:
http://www.youtube.com/watch?v=5Fz988d6IyI; CANAL LAPRENSAGRAFICAVIDEO;
Video sobre corrupcin entre reo y custodio en Zacatraz, YouTube, disponible en:
http://www.youtube.com/watch?v=aOmI8u_n0Mo
133
Como los casos en que no se ha determinado que no es conveniente que las madres
cren a sus hijos dentro de la infraestructura carcelaria, frente al inters estatal de proteccin
a los menores, en cumplimiento del principio de Inters Superior del Nio, establecido en el
art. 3 de la Convencin sobre los Derechos del Nio de las Naciones Unidas.

95

4.3.3 Persistencia de Difusin Meditica de Violencia Criminal y Cifras

de Homicidios.

Desde 1995 se ha dado una cobertura de prensa dedicada a resaltar

el papel de las maras y pandillas en las notas de violencia delincuencial, su
carcter de organizaciones delictivas y su peligrosidad para la sociedad
salvadorea; cobertura en aumento a partir de 2001, en que empezaron a
aparecer

de

forma

sistemtica

notas

sobre

vctimas

mutiladas

desmembradas por pandilleros134. El uso meditico de la violencia ha

consistido en recrear niveles de violencia delincuencial, como si fuese un
fenmeno que se ha intensificado con el curso de los aos.
En las cifras del delito de homicidio se han representado las
arbitrariedades mediticas ms notorias, por la poca atencin de los medios
de comunicacin a los altos ndices de delitos contra la vida y la integridad
personal de la dcada de los 90135, contrario a la difusin de la violencia
delincuencial a conveniencia de los planes Mano Dura, tiempo en que las
cifras de homicidios muestran aumento por ao: en 2005, la cantidad de
3,812 homicidios136; hasta 2009, aproximadamente 4,365 homicidios137. An
134

MARROQUN PARDUCCI, Amparo; Pandillas y Prensa en El Salvador: De los Medios

como Orculos, y de la Profeca que se Cumpli con Creces, pp. 75-92, en LARA KLAHR,
Marco; LPEZ, Ernesto; Violencia y Medios 3: Propuesta Iberoamericana de Periodismo
Policial,
Mxico
D.F.,
2007,
p.
79.
Disponible
en:
http://www.insyde.org.mx/images/marroquin.pdf
135
INSTITUTO
UNIVERSITARIO
DE
OPININ
PBLICA,
UNIVERSIDAD
CENTROAMERICANA JOS SIMEN CAAS; Documento de Trabajo R-338 La Violencia
en El Salvador en los Aos Noventa. Magnitud, Costos y Factores Posibilitadores, Red de
Centros de Investigacin de la Oficina del Economista Jefe del Banco Interamericano de
Desarrollo [BID], San Salvador, 1998, p. 4. [] los delitos contra la vida y la integridad
personal sumaron un
total de 29,957 casos en el ao 1994. Disponible en:
http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd47/salvador.pdf
136
VELSQUEZ, Edmee; Homicidios aumentan en ltimos siete aos, El Diario de Hoy, 14
de
febrero
de
2006.
Disponible
en:
http://www.elsalvador.com/noticias/2006/02/14/nacional/nac9.asp
137
Vid. VALENCIA, Roberto; El Salvador, el pas ms violento de Amrica: un asesinato
cada dos horas, op. cit. 9; tambin en MURCIA, Diego; 2009 el ao ms violento desde

96

cuando cada una de estas cifras fue considerablemente inferior a los 9,135
homicidios que la Fiscala General de la Repblica inform slo en 1994138.
Todo este manejo de cifras, siempre fuera del desconocido margen de la
cifra negra criminal, o sea los delitos no conocidos por las autoridades.
Aunque cifras oficiales no pueden desestimarse en totalidad, el problema
radica en que ha habido violencia criminal, la hay, y seguir habiendo.
Para 2010, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito [UNODC] determin que El Salvador fue el segundo pas ms violento
a nivel mundial, con 66 homicidios por cada 100 mil habitantes139. Por otra
parte, segn la Fundacin de Estudios para la Aplicacin del Derecho
[FESPAD], en base a datos del Instituto de Medicina Legal, Polica Nacional
Civil y prensa escrita, los homicidios durante 2010 alcanzaron una cifra de
4,004 homicidios. Aproximadamente 361 homicidios menos que en 2009140.
En un panorama general post-guerra, puede decirse que no ha habido
precisamente un aumento cuantitativo de la criminalidad, sino una tendencia
de variacin irregular de los niveles de violencia delincuencial. Dentro de esa
irregularidad, y frente al utilitarismo de la crisis de homicidios respecto a otras
injusticias sociales; se inici la gestin presidencial de Carlos Mauricio Funes
Cartagena y el partido de izquierda poltica Frente Farabundo Mart para la
Liberacin Nacional [FMLN].
1992, Peridico Digital El Faro, 03 de enero de 2010, disponible en:
http://www.elfaro.net/es/201001/noticias/820/
138
INSTITUTO
UNIVERSITARIO
DE
OPININ
PBLICA,
UNIVERSIDAD
CENTROAMERICANA JOS SIMEN CAAS; Documento de Trabajo R-338 La Violencia
en El Salvador en los Aos Noventa. Magnitud, Costos y Factores Posibilitadores, op.cit.
135, p. 6.
139
SEGURITECA MX; Estudio Global sobre Homicidios. Disponible en:
http://www.seguriteca.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=181:estudioglobal-sobre-homicidios&catid=17:blog&Itemid=50
140
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; A
Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los Derechos Humanos en la
Actual Gestin Presidencial, FESPAD Ediciones, San Salvador, El Salvador, 2012, p. 24.
Disponible en: http://www.fespad.org.sv/documentos/informe-3-anos-funes-completo.pdf

97

CAPTULO V
ANLISIS DE LA POLTICA CRIMINAL EN EL SALVADOR DURANTE EL
AO 2010.
El reconocimiento de la realidad, como una realidad problemtica y su traduccin discursiva
nos obliga a incursionar primero en el tema de la representacin de los problemas, y ms
especficamente en la representacin social y poltica de los problemas. La representacin
no es un dato objetivo. Es una construccin que resulta del conjunto de las luchas que los
actores sociales y polticos libran para imponer una lectura de un problema que sea la ms
ventajosa posible para sus intereses []. Andr-Nel Roth Deubel141.

5.1 PLAN QUINQUENAL DE DESARROLLO 2010-2014.

El Plan Quinquenal de Desarrollo 2010-2014142, de la Gestin del
Presidente de la Repblica, Carlos Mauricio Funes Cartagena, es un
documento que -en contenido- plantea la visin, las apuestas, las
prioridades, los objetivos y las metas del Gobierno de la Repblica de El
Salvador [GOES] para el perodo 2010-2014143. Desde un punto de vista
metodolgico, este documento expone dos aspectos importantes para
observar las polticas pblicas ejecutadas por el GOES:
a. Establece como finalidad, el contribuir a asegurar la coherencia y la
coordinacin de la accin gubernamental, adems de dotar a la
Presidencia de la Repblica de una herramienta til para conducir de
forma estratgica el gobierno nacional144.

141

ROTH DEUBEL, Andr-Nol; Polticas Pblicas: Formulacin, Implementacin y

Evaluacin, Ediciones Aurora, Colombia, 2002, p. 58.
142
En adelante, Plan Quinquenal de Desarrollo.
143
GOBIERNO DE EL SALVADOR; Plan Quinquenal de Desarrollo 2010-2014, 2 Edicin.
El Salvador, 2010, p. 14.
144
Ibd.

98

b. Intenta contribuir a la definicin de una estrategia nacional de desarrollo

de mediano y largo plazo que cuente con un amplio respaldo nacional y
con el apoyo de la comunidad internacional145.
Desde estos dos parmetros, puede deducirse la existencia de una
base discursiva oficial del GOES para verificar la congruencia entre lo
planteado y lo actuado, a travs del seguimiento de las polticas pblicas y
verificando el establecimiento de estrategias de ejecucin en un marco de
Estado-nacin, esto es, con la mayor inclusin de los distintos sectores de la
sociedad, como garanta de la aplicacin de los principios de participacin
ciudadana y multiagencial del modelo democrtico de poltica criminal y del
carcter estratgico de la ejecucin de las polticas pblicas pues, como
tales, ests deben ser verificadas empricamente.
Desde el seno del Plan Quinquenal de Desarrollo, se ha atribuido
como base institucional para la consecucin de los acuerdos nacionales al
Consejo Econmico y Social146; el cual fu creado a travs del Decreto
Ejecutivo N 64, de fecha 16 de octubre de 2009, y publicado en el D.O. N
193, Tomo 385, del 16 de octubre de 2009; pretendiendo ser un foro
institucional permanente con el objetivo central de facilitar el dilogo y la
concertacin alrededor de las polticas pblicas relacionadas con la agenda
econmica y social147; a travs del cual se buscara propiciar la participacin
de la sociedad civil en el proceso de toma de decisiones en materia
econmica y social durante la ejecucin de las polticas respectivas148.
Aspecto que puede ser enmarcado como un recurso a disposicin del GOES
para la implementacin de las polticas pblicas.
145

La propuesta de largo plazo, expone expresamente el Plan Quinquenal de Desarrollo, es

el diseo de polticas y medidas con una visin cuyo horizonte es el ao 2024. Id., p. 15.
146
Ibd.
147
D. E. N 64, art. 1.
148
Id., art. 2.

99

5.1.1 Polticas de Seguridad, Convivencia Democrtica y Proyeccin

Internacional.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece la Estrategia de

Intervencin para Alcanzar los Objetivos y Metas del GOES149, dentro de la
cual se presentan: el instrumento denominado Polticas de Seguridad,
Convivencia Democrtica y Proyeccin Internacional que es la base para
concretar objetivos y metas del Plan Quinquenal de Desarrollo relacionados
con la profundizacin del rgimen democrtico, la disminucin de la
violencia, la inseguridad y la reactivacin econmica150.
Debido a su generalidad, este instrumento desarrolla una serie de
polticas estratgicas para el alcance de sus planteamientos generales:
a. Poltica Nacional de Justicia, Seguridad y Convivencia.
b. Poltica de Desarrollo Territorial y Descentralizacin.
c. Poltica Nacional de Gobernabilidad y Modernizacin del Estado.
d. Poltica Nacional de Transparencia y Anticorrupcin.
e. Poltica Exterior.

5.1.2 Poltica Nacional de Justicia, Seguridad y Convivencia.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece que esta poltica tiene

como objetivo general convertir a El Salvador en un pas permanentemente
seguro, donde se respete el Estado constitucional de Derecho, donde la vida
familiar se desenvuelva despojada del miedo; donde exista un clima que
favorezca la inversin y las oportunidades de mejora individual y colectiva.
149

GOBIERNODE EL SALVADOR; Plan Quinquenal de Desarrollo 2010-2014, op. cit. 126,

pp. 63-157.
150
Id., p. 126.

100

Para la consecucin de ello, plantea el alcance de los siguientes objetivos

especficos151:
a. Controlar y reprimir la criminalidad comn, organizada y de pandillas. A
travs del incremento de la capacidad de gestin, de control territorial, de
inteligencia policial, de investigacin cientfica del delito, de capacidad de
respuesta, de coordinacin interinstitucional de carcter nacional y
regional y otros recursos de la seguridad en el marco de la
constitucionalidad del Estado de derecho.
b. Prevenir y reducir los factores y causas que propician la violencia y el
delito. Intensificando los recursos y las potencialidades de la comunidad
para aumentar la proteccin y fomentar la convivencia y la participacin
ciudadana, y activar los mecanismos de resolucin pacfica de conflictos.
c. Implementar un nuevo modelo de ejecucin de penas y medidas que
garanticen el orden, la seguridad y el control de los centros penitenciarios,
intermedios y de menores, dando a las personas privadas de libertad un
tratamiento apegado a la ley y a los derechos humanos, de manera que
se favorezca la efectividad del proceso de resocializacin y reinsercin
social.
d. Promover junto con otras instituciones la atencin a vctimas de delitos en
las esferas administrativas y judiciales.
e. Ejercer una eficaz direccin estratgica de la seguridad pblica que
permita fijar prioridades, analizar tendencias, disear estrategias,
monitorear y evaluar el impacto de las polticas, rendir cuentas a la
ciudadana y fortalecer la relacin entre las instituciones responsables del
sector justicia y seguridad.
151

Id., p. 129.

101

5.1.3 Ejes y Lneas de Accin.

La poltica nacional de justicia, seguridad y convivencia, est

compuesta por cinco ejes estratgicos a travs de los cuales se buscara la
concrecin de los objetivos especficos. Estos ejes pueden ser tomados
concretamente como los lineamientos de poltica criminal propuestos por el
GOES durante la mayor parte de la gestin presidencial, de forma que la
evaluacin de las acciones estatales se puede verificar en base a ellos; son
fundamentales para identificar las discrepancias entre el accionar estatal y
los alcances planteados en materia la gestin del problema delincuencial.
Estos ejes y lneas de accin son152:

1) Control y Represin del Delito.

a. Combatir frontalmente la criminalidad en todas sus expresiones y en

especial los delitos que ms afectan a la ciudadana.
b. Reducir la impunidad mediante el fortalecimiento de las instituciones del
sector justicia encargadas de la investigacin de los hechos delictivos y a
travs de la mejora de la coordinacin interinstitucional.
c. Modernizar y profesionalizar la Polica Nacional Civil en sus funciones de
control y represin.
d. Elevar la calidad de la formacin de la Academia Nacional de Seguridad
Pblica.
e. Fortalecer la seguridad migratoria.

152

Id., pp. 128-129.

102

2) Prevencin Social de la Violencia y del Delito.

a. Coordinacin entre el gobierno central y los gobiernos locales para que se

instalen y comiencen a funcionar los concejos municipales de prevencin
de la violencia, liderados por los alcaldes y alcaldesas.
b. Ejecucin de medidas preventivas que presenten resultados en el corto
plazo e intervencin coordinada de distintas instituciones pblicas,
privadas y locales, en el marco general de estrategia de control del
territorio.
c. Reducir factores de riesgo, en especial la tenencia y portacin de armas
de fuego, as como la reduccin del consumo de alcohol y otras drogas.
d. Desarrollar iniciativas de atencin a la juventud en riesgo para evitar el
ingreso de ms jvenes a las pandillas, y estimular el retiro de otros.
e. Articular programas para prevenir y para disminuir la violencia intrafamiliar
contra las mujeres, nios y nias y adultos mayores.
f. Promover valores positivos y una cultura de paz que contribuya a
disminuir la violencia social y las condiciones y prcticas que las
sustentan, y en la que se incremente progresivamente el respeto, la
convivencia y la tolerancia entre la poblacin [en esto los medios de
comunicacin masiva tienen un rol determinante].

3)

Ejecucin de

Penas

y Medidas: Sancin,

Rehabilitacin,

Reinsercin Social.

a. Fortalecer la seguridad en el interior de los centros penitenciarios,

intermedios y de menores.
b. Garantizar el establecimiento de mecanismos para que los centros de
cumplimiento de medidas y penas no sean lugares desde donde se dirija
la ejecucin de hechos delictivos.
103

c. Ofrecer un tratamiento apegado a la ley y promover relaciones adecuadas

entre los internos y el personal de las prisiones.
d. Prestar atencin integral a las necesidades de los internos para garantizar
su bienestar fsico y psicolgico.
e. Implementar de forma efectiva y adecuada un modelo de ejecucin de la
medida o pena fundamentado en el trato humano y en la participacin de
la sociedad en la rehabilitacin y reinsercin social.
f. Crear una poltica de reinsercin a la sociedad.

4) Atencin a Vctimas.

a. Desarrollar

acciones interinstitucionales para

atender

de

manera

especializada y digna a la vctima.

b. Promover la revisin del rgimen de proteccin a vctimas y testigos.

5) La Reforma Institucional y Legal.

a. Fortalecer el gobierno de la seguridad.

b. Promover un mayor acceso a la justicia.
c. Garantizar el cumplimiento de las leyes.

5.2 DEL DISCURSO OFICIAL A LOS HECHOS.

La democratizacin de la administracin pblica salvadorea ha

implicado las limitaciones del gasto pblico. Estas limitaciones han recado

104

en las tareas policiales y fiscales, administracin de justicia y administracin

penitenciaria, sin priorizar la prevencin social del delito a travs de polticas
sociales. Sumado a ello el matiz de las polticas manoduristas: la primaca de
la reaccin policial [la mayor economa reactiva]153.
En este marco de tratamiento de la delincuencia se presenta el Plan
Quinquenal de Desarrollo y su Poltica de Justicia, Seguridad y Convivencia;
pregonndose un distanciamiento del GOES respecto a la tradicional
ideologa neoliberal en la gestin de las polticas pblicas, practicada por las
administraciones anteriores154.
Como se ha mencionado, el carcter democrtico de las polticas
criminales no se define por el discurso poltico, se define por el balance de
los criterios de prevencin y represin en las lneas de accin ejecutadas por
las instituciones del Estado, la medida y forma de intervencin de los actores
polticos y sociales en dicha ejecucin, y la congruencia de las acciones
estatales con los principios democrticos de poltica criminal que se
encuentran

respaldados

en

las

normas

constitucionales,

legislacin

secundaria y tratados internacionales. Esto implica la legalidad, el respeto a

la dignidad humana, la subsidiariedad de la represin, la mnima intervencin
procurando soluciones alternativas y restaurativas a la conflictividad social, la
racionalidad respecto a las posibilidades presupuestarias, la transparencia y
rendicin de cuentas, y la primaca de la igualdad social en la intensidad de
las medidas represivas de acuerdo a las condiciones sociales de los sectores
vulnerados por las relaciones de poder econmico y poltico del pas.
153

Factor importante si se consideran las deficiencias investigativas de la Polica Nacional

Civil frente a los gastos de su alto uso en funciones de mero uso de fuerza policial.
154
La referencia a la ideologa neoliberal de las administraciones precedentes no slo
consta en el Plan Quinquenal de Desarrollo, tambin fue una notoria tendencia de opinin en
los medios de comunicacin durante la transicin de la gestin presidencial de 2004/2009 a
la de 2009/2014, por motivo de haber ganado las elecciones presidenciales, en marzo de
2009, por primera vez en la historia de El Salvador, un partido de izquierda poltica.

105

Es coherente esperar que, durante cualquiera de los aos que se

comprenden dentro del perodo 2010-2014, las acciones institucionales del
GOES por cumplir la poltica de justicia, seguridad y convivencia, sean
efectuadas estratgicamente, de forma que manifiesten la sistematizacin
institucional que cada lnea de accin planteada indica al intelecto con su
sola lectura. Pero, esa lgica puede producir un distanciamiento de nuestras
expectativas frente a nuestra realidad sociopoltica: la actividad institucional
del Estado se limita por distintas relaciones de poder.
Estas relaciones de poder, comnmente difusas y ajenas a los
parmetros de control popular, obedecen a diversos aspectos de la vida
social prctica, tales como las tendencias de intervencin partidista en los
rganos de poder estatal155 y la actividad macro y micro econmica local
determinadas tanto por las relaciones de poder histricas de nuestro pas
como por la economa mundial y su constante crisis en los ltimos aos.
Lo comn de todas estas relaciones de poder es que se transforman o
mantienen a travs de aspectos coyunturales, pero no tienen su gnesis en
una coyuntura misma156. Por ejemplo, la incidencia social de un fuerte sector
de la empresa privada, en El Salvador, no se desliga de la actividad
oligrquica histrica del pas. De igual forma, las relaciones de los partidos
polticos con grupos de poder econmico, y entre los partidos mismos, han
sufrido evoluciones que se deben -sobre todo- al quehacer poltico ms que
155

Pases como el nuestro han sido escenarios de un rol protagnico de los partidos
polticos en el manejo del Estado, incluso el pensamiento del legislador constitucional de
1983 fue el de situarlos como el nico instrumento para el ejercicio de la representacin del
pueblo dentro del Gobierno [art. 85 inc. 2 Cn.], lo que obedece a aspectos histricos del
desarrollo de los sistemas democrticos, tanto que desde el punto de vista de las ciencias
polticas, los partidos son considerados los principales actores polticos de la sociedad. Esta
concepcin de la pluralidad poltica representada en los partidos ha hecho de ellos eficaces
instrumentos de determinacin de la actividad estatal.
156
Afirmar que tienen su gnesis en una coyuntura social especfica sera simplemente
ignorar las circunstancias polticas, sociales y culturales que incidieron, desde un punto de
vista local y global, en la gestacin de esa coyuntura.

106

a la vocacin de servicio en pro de la sociedad salvadorea. Y eso tampoco

es un aspecto exclusivo de El Salvador, las relaciones de poder de las
realidades sociales se definen por las historias de cada sociedad, y a veces
por aspectos histricos comunes entre ellas, como es el caso de las
transformaciones de los regmenes militares del siglo XX en torno a la
polarizacin poltica global desde el final de la Segunda Guerra Mundial
hasta la finalizacin de la Guerra Fra, que consolid el asentamiento de
prcticas neoliberales en sociedades como la nuestra.
Toda esta influencia histrica de las relaciones de poder social, ha
posibilitado el descrdito de la creciente tendencia izquierdista o centroizquierdista de algunos gobiernos latinoamericanos. De forma que la
ejecucin de las polticas pblicas no puede presumirse democrtica por el
solo

discurso

ideolgico

de

corte

izquierdista,

ni

tampoco

puede

homogeneizarse el papel de la izquierda poltica en toda Latinoamrica,

como una solucin a los problemas sociales.
Ante los diferentes problemas sociales, productos de la ideologa
neoliberal prctica, como la criminalidad, evaluar el papel de la izquierda o
centro-izquierda en gestiones gubernamentales puede tener complicaciones
de corte ideolgico. Por un lado, la herencia neoliberal puede volverse un
argumento justificativo en el desarrollo de polticas pblicas que profundicen
el distanciamiento del Estado hacia el bienestar de la sociedad civil. Por otro
lado, la funcionalidad sociopoltica de una sociedad que se condiciona local y
globalmente por distintos poderes, puede llevar al descrdito populista e
ideolgico de cualquier transformacin en el tratamiento de algn fenmeno
social en especfico bajo una gestin gubernamental ligada a izquierda
poltica, y as producirse una condena anticipada que, en lugar del
razonamiento, tenga como nica base la propia imposicin ideolgica.

107

Otra complicacin, que es ms aceptable pero no por ello dejara de

ser ideolgica, es la de la imposicin de un criterio ideal democrtico frente a
una realidad social complejizada y dinamizada por una multiplicidad de
relaciones de poder, lo cual slo tiende a ideologizar el carcter democrtico
de las polticas pblicas, como algo que puede hacerse libremente sin
solucionar otros fenmenos sociales diferentes al que enfoca cada poltica.
En esos trminos, y ante el discurso anti-neoliberal del Plan
Quinquenal de Desarrollo, un anlisis a la poltica de justicia, seguridad y
convivencia, no puede partir de un criterio rgido de su exacto cumplimiento.
Por ello, es necesario enfocar la medida en que el abordaje del fenmeno
criminal durante el ao 2010 es afn con las lneas de accin del Plan
Quinquenal de Desarrollo, y sobre la base del sentido prctico de la
democracia: la voluntad estatal de evitar los peores excesos antidemocrticos, dentro del marco del Estado democrtico y constitucional de
Derecho.

5.3 CONTROL Y REPRESIN DEL DELITO.

La aplicacin de la represin como criterio poltico-criminal necesario,

por parte del GOES, fue uno de los ejes de accin ms sujetos al escrutinio
pblico. Una sociedad como esta, con altos ndices de criminalidad, requiere
de la persecucin del delito, pero tambin demanda no extralimitar la
represin como nica perspectiva estatal para tratar la criminalidad. Pero, el
problema fue enfrentado en el mismo marco de regularidades sociales: el
sobredimensionamiento meditico de la violencia delincuencial, los altos
ndices de inseguridad pblica, los amplios parmetros de impunidad, etc.;
por lo que la persecucin estatal del delito requera la mejor optimizacin de

108

los recursos y las estrategias institucionales para disminuir los ndices de

criminalidad.

5.3.1 Intervencin Militar en Tareas Policiales.

El 28 de septiembre de 2009, amparado en la facultad presidencial

establecida en el art. 168 ord. 12 Cn., de disponer excepcionalmente de la
Fuerza Armada de El Salvador [FAES] para el mantenimiento de la paz
interna, la tranquilidad y la seguridad pblica, se emiti el D.E. N 60157 que
dispuso la intervencin de la Fuerza Armada en apoyo a las tareas de la
Polica Nacional Civil158. Este decreto sigui la misma racionalidad de
intervencin militar en la seguridad ciudadana desde el manodurismo policial
practicado por las gestiones presidenciales de Francisco Guillermo Flores
Prez y Elas Antonio Saca Gonzlez desde 2003 hasta 2009159, y tuvo como
aspecto ms relevante el incremento del nmero de efectivos militares en
dichas tareas.
Esta intervencin militar se estableci para el plazo de un ao, que
luego fue modificado a 180 das en las reformas al D.E. N 60 mediante D.E.
N 70, de fecha 30 de octubre de 2009, publicado en el D.O. N 205, Tomo
N 385, del 04 de noviembre de 2009. Posteriormente, el plazo fue
modificado nuevamente a un ao mediante D.E. N 58, de fecha 05 de mayo
de 2010, publicado en el D.O. N 82, Tomo N 387, del 05 de mayo de 2010.
157

Publicado en el D.O. N 188, Tomo N 385, del 09 de octubre de 2009.

En trminos de dicho decreto, por medio de la planificacin y ejecucin de operaciones
preventivas conjuntas antidelincuenciales, por medio de patrullajes conjuntos de prevencin,
disuasin y aprehensin de delincuentes en todo el territorio nacional. Ibd., art. 1.
159
Precedido por el Decreto Ejecutivo N 138, de fecha 02 de diciembre de 2008, publicado
en el D.O. N 241, Tomo N 381, del 02 de diciembre de 2008, en el que se dispona de la
Fuerza Armada para la intervencin en tareas de seguridad pblica, por el plazo de un ao,
bajo la gestin presidencial de Elas Antonio Saca Gonzlez.
158

109

Si bien el art. 168 ord. 12, en concordancia con el art. 212 inc. 1,
ambos de la Constitucin de la Repblica, establecen la facultad del
Presidente de disponer de la Fuerza Armada en tareas de seguridad pblica,
siendo el criterio bsico para la sustentacin de ello la Excepcionalidad. As
se entiende de la lectura del ord. 12 de dicho artculo, en el que expresa: si
se han agotado los medios ordinarios, limitndose al tiempo y a la medida
de lo estrictamente necesario para el restablecimiento del orden y cesar tan
pronto se haya alcanzado ese cometido. El agotamiento de los medios
ordinarios para mantener la paz interna160, la tranquilidad y el orden, se
puede verificar considerando:
a. Que la conflictividad social delincuencial sobrepase la capacidad material
del Estado para su contencin por la va policial y preventiva.
b. Que el Estado opte por el aumento represivo, a travs de la militarizacin,
ante la imposibilidad de invertir sus recursos en vas preventivas
generales o el fortalecimiento de las tareas policiales.
En el primer supuesto, la delincuencia figura como un problema
creciente para el cual se necesita ms represin. Sin embargo, una
diversidad de factores han llevado a definir que este fenmeno tiene una
tendencia no necesariamente creciente: el hecho que en 2010 hubo una leve
disminucin de homicidios [4,004161] respecto a 2009 [4,365 homicidios162]
no seala ms que un mantenimiento de la dimensin del problema. En este
sentido, el incremento de la intervencin militar en tareas de seguridad
pblica, justificado en el agotamiento de los medios ordinarios del Estado
160

En el caso de entenderse la existencia de Paz interna frente a las injusticias sociales

bases de la conflictividad social, sea criminal o no.
161
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; A
Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los Derechos Humanos en la
Actual Gestin Presidencial, op. cit. 140.
162
VALENCIA, Roberto; El Salvador, el pas ms violento de Amrica: un asesinato cada
dos horas, op.cit. 9.

110

para contener la delincuencia, se debe a una falta de capacidad material que

el mismo Estado salvadoreo reconoce como real, frente a los ambiguos
parmetros de la inseguridad pblica subjetiva.
As se cumple el segundo supuesto sealado anteriormente: optar por
el incremento de la reactividad represiva con la intervencin militar. La
influencia de la reduccin del gasto pblico en la Polica Nacional Civil se
vuelve la principal justificacin del incremento de efectivos militares, tal como
se expone en el Considerando III del D.E. N 70: Que en atencin a serios
criterios de ahorro y austeridad, el presupuesto 2010 ha sido elaborado
considerando una reduccin general en gastos del 15 %, respecto del ao
2009; en consecuencia, no es posible dotar de manera inmediata de todos
los recursos necesarios que requiere actualmente la Polica Nacional Civil,
tanto humanos como materiales, que demanda la atencin de la seguridad
ciudadana en los actuales niveles de violencia del pas.
Pero, son curiosos los argumentos de austeridad cuando, a pesar de
que hubo una reduccin de gastos en 2010, el Presupuesto General de la
Nacin aument en su total respecto a 2009 [de 3,627.84 a 3,654.32 millones
de dlares]163. Con esto, el ramo de Justicia y Seguridad Pblica verific
cierto aumento presupuestario, de 554.29 a 564.69 millones de dlares164.
Un dato relevante es que la Memoria de Labores Junio 2009 a Mayo 2010 de
la Polica Nacional Civil165 seala que durante dicho perodo hubo una
incorporacin de 17,898 policas [implicando una erogacin de $ 3,
163

SECRETARA DE ESTADO, MINISTERIO DE HACIENDA DE EL SALVADOR;

Panorama del Presupuesto General de la Nacin 2010, San Salvador, 2010. Disponible en:
http://www.mh.gob.sv/portal/page/portal/PMH/Temas/Mesa%20Fiscal%20CES/Panorama%2
0General%20del%20Presupuesto%202010Pacto%20Fiscal%20FINAL.pdf
164
Ibd.
165
POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2009 a Mayo 2010, San
Salvador,
2010.
Disponible
en:
http://www.pnc.gob.sv/core/administrator/components/com_docestandar/upload/documentos/
Memoria%20de%20Labores%20PNC%202009%20-%202010.pdf

111

597,469.53] con el fin de contar con mayor presencia policial en el territorio,

es decir ms recurso humano que en el perodo anterior. A la vez, la
incorporacin de los efectivos militares fue ampliada en mayo de 2010 a 1
ao. A pesar que no puede verificarse en qu medida el aumento
presupuestario de Justicia y Seguridad Pblica benefici a la Polica Nacional
Civil en tareas represivas, es evidente que hubo aumento de recurso humano
policial y militar en el mismo ao, implicando erogaciones presupuestarias.
Esta actitud poltica, propia de la reactividad manodurista, de crear o
hacer ver condiciones materiales que realcen la necesidad del aumento
represivo contra una delincuencia incorrectamente abordada, ha originado un
tema de nacin falto de abordaje: si la excepcionalidad que manifiesta el
art. 168 inc. 2 Cn., se vuelve la base material del incremento militar en la
seguridad pblica durante varias gestiones presidenciales, se corre el riesgo
de convertir la persistente excepcionalidad en regla general, justificndose
automticamente mayor protagonismo militar en la represin del delito,
contrariando la Constitucin de la Repblica y los Acuerdos de Paz.

5.3.2 Contencin de la Criminalidad.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece en su Eje 1) Control y

Represin del Delito, la Lnea de Accin a.:Combatir frontalmente la
criminalidad en todas sus expresiones y en especial los delitos que ms
afectan a la ciudadana.
Esta expresin, en su uso poltico regular, pone de manifiesto la visin
del delincuente como un enemigo contra el cual el Estado debe luchar y
combatir, hacindose nfasis sobre l como nico titular del problema de la
delincuencia, un adversario del Estado, y no un ciudadano parte de un
112

problema comunitario, de responsabilidad social, que debe ser reinsertado a

la vida social productiva.

A. Detenciones policiales.

La Memoria de Labores de Junio 2009 a Mayo 2010 de la Polica

Nacional Civil expone diferentes logros de operatividad institucional,
incluyendo detenciones por diferentes delitos como contrabando, robo y
hurto de mercadera [875 personas detenidas], narcoactividad [ms de 2,000
detenciones], trfico ilegal de personas [392 detenciones], delitos derivados
del

trnsito

terrestre

[2,955

detenciones],

secuestro [181

personas

detenidas], robo y hurto de vehculos [191 detenciones], y detenciones de

bandas criminales en diferentes delitos como robo agravado, secuestro,
extorsin y homicidio [540 personas detenidas]. En total, segn dicha
Memoria, se realizaron entre junio 2009 y mayo 2010 un nmero de 61,586
detenciones166.
Por otra parte, la Memoria de Labores Junio 2010 Mayo 2011, de la
misma institucin167, seala que se realizaron 170 detenciones por da.
De las cifras mencionadas anteriormente, puede intuirse que la
mayora de detenciones se produjo por delitos especficos y casi todos
relacionados con el actuar de pandillas; otros, relacionados con el
denominado crimen organizado y delitos de realizacin compleja. Este tipo
de capturas ha dado lugar o sustento al discurso oficial de la Polica Nacional
Civil, en el que sostienen que han logrado con ello desarticular las
166

Id., pp. 13-16.

POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2010 - Mayo 2011, San
Salvador, 2011. Disponible en: http://ebookbrowse.com/memoria-de-labores-pnc-junio-2010mayo-2011-pdf-d351430408
167

113

estructuras del crimen organizado; dejando a un lado, o casi sin mencionar,

las detenciones sobre otra clase de delitos, los llamados delitos comunes; lo
que da lugar a pensar que no existe la persecucin de estos, no obstante
estar presentes cotidianamente en la vida del ciudadano salvadoreo.

B. Desarticulacin de grupos criminales [crimen organizado y delitos de

realizacin compleja].

La Polica Nacional Civil, durante el perodo junio 2009 mayo 2010,

report la desarticulacin de diferentes actividades delictivas de crimen
organizado y de pandillas en base a detenciones168. Mientras, durante el
perodo junio 2010 mayo 2011, se report la desarticulacin de clicas de
pandillas con la captura de 683 pandilleros, la desarticulacin de 30 bandas
de crimen organizado, por diferentes delitos, y la desarticulacin de 20 redes
y estructuras de narcotrfico, con la detencin de 86 personas integrantes de
las mismas169.
Resulta obvio con esto, segn la lgica represiva autoritaria de las
polticas criminales tradicionales de El Salvador, que la ciudadana piense
que la captura de miembros y cabecillas de bandas de crimen organizado y
clicas de pandillas disminuye su operatividad delincuencial, como si las
mismas no tuviesen una complejidad de formas de operar.
168

POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2009 a Mayo 2010, op. cit. 165,
pp. 14-15. Desarticulacin de 5 bandas de robo y hurto de vehculos, desarticulacin de 4
bandas de contrabando de robo y hurto de mercadera, desarticulacin de 2 redes
internacionales de narcotraficantes y 12 redes locales de narcomenudeo, desarticulacin de
6 bandas de trfico ilegal de personas, trata de personas y delitos conexos, desarticulacin
de 12 bandas de crimen organizado por delitos de robo agravado y secuestro [3 por robo
agravado y 9 por secuestro], desarticulacin de 26 clicas segn el detalle: 5 por extorsin, 9
por homicidios, 2 por robo y 10 por secuestro.
169
POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2010 - Mayo 2011, op. cit. 167,
p. 15.

114

Sin embargo, pueden sealarse dos motivos principales para limitar la

idea de la desarticulacin del crimen organizado en base a las detenciones:
a. Considerando la complejidad de sus estructuras y operaciones propias.
La captura de un cabecilla, o de miembros, no representa la
desarticulacin de la organizacin170. Esta visin de las capturas como
herramientas de desarticulacin obvia el hecho de que muchas
estructuras criminales incorporan, para el fin de sus actividades delictivas,
actos de corrupcin de autoridades y funcionarios pblicos. En cuanto a la
actividad pandilleril, las detenciones no permiten vincular las actividades
delictivas de clicas especficas al funcionamiento de la estructura general
de la mara o pandilla171.
b. La estructura patrimonial base de las operaciones delictivas de grupos
criminales. Este aspecto fue abordado por decomisos e incautaciones
especficas contra operaciones de narcotrfico, mercaderas y vehculos
robados y hurtados, e incluyendo el hallazgo y decomiso de varios
narcobarrilles, a partir de septiembre del ao 2010, hecho que la Polica
Nacional Civil termin atribuyndolo a su efectividad operativa, y
considerndolo una reduccin de la capacidad financiera del Crimen

170

BUSCAGLIA, Edgardo; Paradoja de la Represin: La Impotencia del Estado ante la

Delincuencia Organizada [Ponencia], op. cit. 115. En relacin al caso de Mxico, del cual
expone el mantenimiento de la actividad delictiva de estructuras de crimen organizado an
con la captura de sus miembros. A ello agregando la reconocida conexin existente entre
actividades de crimen organizado local y la delincuencia organizada transnacional. A este
respecto menciona el Dr. Buscaglia la complejidad de operaciones de grupos criminales
como El Cartel de Sinaloa y el Cartel de Los Zetas, que tiene presencia en 53 pases del
mundo. Vid. BUSCAGLIA, Edgardo; Polticas y Visin Contra el Crimen Organizado,
Entrevista Programa Sin Su Permiso, Canal 33, El Salvador, Mircoles 18 de abril de 2012.
Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=HBw9-YddSOI
171
Tomando en cuenta que las actividades delincuenciales atribuidas a las clicas se
configuran como actividades de bandas criminales en modalidad de asociaciones ilcitas
dependiendo de la efectividad investigativa materializada en la robustez de elementos de
prueba para acreditar y adecuar hechos y participaciones en los delitos atribuidos.

115

Organizado172. Mientras, todava es un mbito de dimensiones no

controladas la reconocida capacidad financiera y armamentista de grupos
criminales,

sobre

todo

de

delincuencia

organizada

transnacional

[incluyendo su operatividad en El Salvador], que en algunos casos

sobrepasara la capacidad financiera y de armamento de algunos
Estados.

C. Criminalizacin legal de pandillas.

El 1 de septiembre de 2010 se emiti por parte de la Asamblea

Legislativa [LA] el D.L. N 458, o Ley de Proscripcin de Maras, Pandillas,
Agrupaciones, Asociaciones y Organizaciones de Naturaleza Criminal173;
publicada en el D.O. N 169, Tomo N 388, del 10 de septiembre de 2010.
Con la creacin de este cuerpo normativo, los rganos Ejecutivo y
Legislativo ratificaron la voluntad poltica de dar seguimiento a las mismas
tcnicas de tratamiento manodurista de maras y pandillas; pues, en trminos
generales, las maras y pandillas siguieron siendo el foco de atencin de la
opinin pblica respecto a las polticas criminales del Estado durante todo el
ao

2010.

La

realizacin

de

detenciones

como

instrumentos

de

desarticulacin de crimen organizado pandilleril, el sostenido matiz de

maras y pandillas como principales fuentes de criminalidad organizada, y de
los delitos frecuentes ms inmediatos a la vida cotidiana de la ciudadana
[robo, extorsiones y homicidios], fueron motivos para presentar esta medida
como manifestacin de control de la delincuencia.

172

POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2010 - Mayo 2011, op. cit. 167,
p. 15.
173
Conocida como Ley de Proscripcin de Pandillas.

116

La positividad y vigencia de esta ley slo ha proporcionado una

utilidad concreta: sirvi de base para realizar una reforma al art. 345 del
Cdigo Penal174, adecuando al tipo jurdico de Agrupaciones Ilcitas la
pertenencia a pandillas, y aumentando el marco legislativo de la medida de la
pena respecto a dicha pertenencia.
Con todo esto, la problemtica sigui siendo la misma: la
criminalizacin legal de maras y pandillas no mejor la investigacin de
delitos por la polica cientfica, no dio ms facilidad y eficacia al manejo de
casos por la Fiscala General de la Repblica, y por supuesto tampoco
contribuy en el mejoramiento de las deficiencias de la judicatura.
Obviamente tampoco fue til para la reduccin de la violencia pandilleril,
homicidios, robos, extorsiones, narcomenudeo y otras conductas atribuidas a
maras y pandillas.

5.3.3 Fortalecimiento Institucional, Investigacin del Delito e Impunidad.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece en su Eje 1) Control y

Represin del Delito, la Lnea de Accin b.: Reducir la impunidad mediante
el fortalecimiento de las instituciones del sector justicia encargadas de la
investigacin de los hechos delictivos y a travs de la mejora de la
coordinacin interinstitucional.
El

fortalecimiento

institucional

puede

incluir

las

asignaciones

presupuestarias, distribucin de recursos, sostenimiento de las relaciones

interinstitucionales e internacionales, y modernizacin institucional175. Esta
174

D.L. N 459, de fecha 1 de septiembre de 2010, publicado en el D.O. N 190, Tomo N

389, del 12 de octubre de 2010.
175
Sobre lo cual, respecto a la Polica Nacional Civil, el Plan Quinquenal de Desarrollo hace
un nfasis como una Lnea de Accin [c.] particular: Modernizar y profesionalizar la Polica

117

ltima, a su vez, puede adoptar distintas modalidades, como la organizacin

de dependencias, implementacin de nuevas lneas y planes de accin,
dotacin de recursos materiales, construccin y obtencin de infraestructura,
fortalecimiento de las carreras fiscal y policial, aumento de personal y
depuracin institucional [investigaciones disciplinarias].
Dentro de este complejo andamiaje, tanto la Polica Nacional Civil
como la Fiscala General de la Repblica reportaron, en 2010, distintas
modalidades de inversin de recursos presupuestarios para el fortalecimiento
de sus funciones correspondientes176. Sin embargo es poco probable definir
en qu medida la distribucin de recursos ejecutados tuvo efectividad en el
rea de control de la criminalidad.
El problema constante para verificar la efectividad del fortalecimiento
institucional es el de la poca certeza sobre qu relacin tienen las
inversiones en recursos humanos o materiales, reportados por la Polica
Nacional Civil y la Fiscala General de la Repblica, con el logro de la
disminucin de la criminalidad a travs de la investigacin del delito y
consecucin de sentencias judiciales apegadas a Derecho. Sobre todo
cuando, a pesar de los detallados informes institucionales respecto a casos
judicializados y finalizados177, no se ha logrado desaparecer la falta de
generalidad y ambigedad en torno a los datos especficos de los ndices de
impunidad para 2010, y los dems aos.
Nacional Civil en sus funciones de control y represin [gestin, disuasin, investigacin
criminal e inteligencia].
176
En el caso de operatividad policial, a travs de la implementacin del plan de accin
Batalla por la Paz, destinado principalmente a los delitos de homicidios y extorsiones.
177
La Fiscala General de la Repblica, para el perodo junio 2010 mayo 2011, especific
los nmeros de denuncias por delito y dependencias fiscales, los casos judicializados, las
formas de terminacin de procesos, los resultados durante todo el perodo en las distintas
fases del proceso penal, y la particularizacin de delitos especficos como el secuestro, la
extorsin y la trata de personas. Vid. FISCALA GENERAL DE LA REPBLICA; Memoria
de
Labores
20102011,
pp.
79-88.
Disponible
en
http://www.fiscalia.gob.sv/index.php/memoria-de-labores-2010-2011/

118

5.4 PREVENCIN SOCIAL DE LA VIOLENCIA Y DEL DELITO.

La prevencin social debe ser una consecucin de muy diversos

aspectos del funcionamiento de una sociedad. Puede ser tan particular como
general, tanto que la buena gestin de distintas esferas de la vida social por
parte de la Administracin Pblica o la aplicacin del mismo podero estatal
a travs de las penas son ya formas de buscar la prevencin del delito.
Desde un punto de vista prctico, las polticas criminales de
prevencin en una sociedad profundamente condicionada a causas
histricas y estructurales del delito, tal como sucede en El Salvador, se
enfrentaron a la cierta posibilitad de obtener resultados limitados por la
misma naturaleza de la problemtica delincuencial: la mltiple causalidad.
Sin embargo, ello no constituye una justificacin a la falta de
planificacin y ejecucin de estrategias idneas por el Estado salvadoreo.
Como aspiracin a un modelo democrtico de poltica criminal, la prevencin
debi integrar los criterios necesarios en la determinacin de los planes
ejecutados para ser lo ms apegada a los parmetros del problema criminal
en la realidad salvadorea y, sobre todo en este caso, con la mxima
participacin de los actores polticos y sociales.

5.4.1 Estrategia Nacional de Prevencin de la Violencia en Apoyo a los

Municipios.

Durante 2010 se dise la sub-poltica de seguridad pblica

Estrategia Nacional de Prevencin de la Violencia en Apoyo a los
Municipios como resultado de un esfuerzo de la Sub Secretara de
Desarrollo Territorial y Descentralizacin del GOES. Esta estrategia estaba
119

orientada a procurar un funcionamiento interinstitucional que permitiese

desarrollar proyectos e iniciativas sociales para prevenir el delito a travs de
la prevencin de la violencia, por medio de los ejes de la Poltica de
Seguridad y la Poltica de Desarrollo Territorial en los mbitos locales. En
prevencin como apoyo a los municipios se identificaron tres acciones
principales:

A. Concejos Municipales de Prevencin de la Violencia [CMPV] y tarea

preventiva policial.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece en su Eje 2) Prevencin

Social de la Violencia y del Delito, la Lnea de Accin a.:Coordinacin entre
el gobierno central y los gobiernos locales para que se instalen y comiencen
a funcionar los concejos municipales de prevencin de la violencia, liderados
por los alcaldes y alcaldesas.
Esta fue una de las principales iniciativas estatales en poner atencin
a la coordinacin interinstitucional para desarrollar un criterio preventivo local.
Por una parte, se logr la coordinacin de las instancias encargadas de la
seguridad a nivel municipal. Por otra parte, tambin permiti involucrar a
todos los actores y sectores sociales del municipio, ya que en los Concejos
Municipales de Prevencin de la Violencia -que son instancias impulsadas en
el marco de la estrategia de seguridad del gobierno- existe representacin de
las juventudes, mujeres, lderes y lideresas comunitarias, iglesias, escuelas,
empresa privada, entre otras. Adems de la participacin activa de la Polica
Nacional Civil en acciones encaminadas a la prevencin de la violencia178,

178

Segn consulta de FESPAD a los representantes de los Concejos Municipales de

Prevencin de la Violencia, en FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL

120

que desarroll actividades a partir de su Plan Estratgico Institucional 2009

2014 Seguridad y Tranquilidad con Participacin Social en torno a la
creacin de 238 Concejos Municipales de Prevencin de la Violencia hasta el
perodo junio 2009 mayo 2010179; y el fortalecimiento de 188 hasta el
perodo junio 2010 mayo 2011180.
El funcionamiento de este apoyo a los Concejos Municipales fue eficaz
para establecer una iniciativa de participacin ciudadana en el entorno de la
seguridad pblica a nivel local, sin embargo tambin present inconvenientes
en cuanto a resultados, a la falta de intervencin, apoyo, colaboracin o
voluntad de actores municipales para el desarrollo de las estrategias181:
a. No hubo un diagnstico participativo de la situacin de los municipios en
materia de violencia y condiciones para impulsar estrategias de
prevencin.
b. Los Concejos no tienen conciencia de sus responsabilidades en materia
de prevencin de violencia; el resultado fue que no existi voluntad
poltica real por parte de los alcaldes, delegando en concejales o
encargados de comunicaciones el seguimiento de los procesos.
c. Inexistencia de recursos financieros por parte del Gobierno Central para
las alcaldas, por lo que las acciones encaminadas a prevenir la violencia
eran financiadas por las distintas organizaciones de sociedad civil que
integraban los Concejos.

DERECHO [FESPAD]; A Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los
Derechos Humanos en la Actual Gestin Presidencial, op. cit. 140, p. 20.
179
POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2009 a Mayo 2010, op. cit. 165,
p. 12.
180
POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2010 - Mayo 2011, op. cit. 167,
p. 15.
181
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; A
Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los Derechos Humanos en la
Actual Gestin Presidencial, op. cit. 140, p. 21.

121

d. Falta de planes estratgicos y operativos que dinamizaran el trabajo de

los Concejos.
e. Falta

de

protagonismo

de

algunas

organizaciones,

tanto

gubernamentales, como no gubernamentales.

f. Se antepusieron las agendas institucionales al trabajo de los Concejos.
g. No hubo estrategias de incidencia para fomentar, en algunos casos, la
participacin de todos los sectores de la municipalidad. Por ejemplo
empresarios de transportes, comerciantes informales, pastores de
iglesias.
h. Poca visibilidad del trabajo desarrollado por los Concejos. En algunos
municipios s se realizaron cabildos abiertos o foros informativos, pero no
era la constante.
i. No en todos los Concejos hay participacin de jvenes, por lo que los
proyectos o actividades con este sector no lograba los objetivos
planteados.
B. Escuelas de convivencia.

Este fue un programa creado y ejecutado por la Sub Secretara de

Desarrollo Territorial y Descentralizacin, que tuvo el objeto de desarrollar
espacios de interaccin entre jvenes escolarizados del rea Metropolitana
de San Salvador [AMSS], a travs de actividades deportivas y artsticas.
Tericamente, los resultados de dicho programa se encaminaron a
promover la socializacin, integracin, y la convivencia entre nios y
jvenes, con el propsito de contribuir al desarrollo de su personalidad y
convertirlos en adultos productivos para la sociedad182.

182

MINISTERIO DE JUSTICIA Y SEGURIDAD PBLICA; Ministerio de Justicia apoya

Escuelas de Convivencia, jueves 18 de febrero de 2010. Disponible en:

122

Este proyecto fue cerrado a mediados del ao 2011, quitado como

responsabilidad

de

la

Sub

Secretara

de

Desarrollo

Territorial

Descentralizacin, y asignado a la Direccin General de Prevencin Social

de la Violencia y Cultura de Paz [PRE-PAZ].

C. Direccin General de Prevencin Social de la Violencia y Cultura de

Paz [PRE-PAZ].

En mayo de 2010 el Ministerio de Justicia y Seguridad Pblica hizo

oficial el relanzamiento de la Direccin General de Prevencin Social de la
Violencia y Cultura de Paz [PRE-PAZ], con la finalidad de mantener una
coordinacin

con

los gobiernos municipales para

involucrar

las

comunidades en la prevencin de la violencia y la solucin a sus problemas

particulares, dando prioridad a los 42 municipios con ms altos ndices
delincuenciales183. Los alcances de objetivos de esta entidad no han podido
ser identificados en medio de la crisis generalizada de incredibilidad de la
efectividad institucional.

5.4.2 Medidas Preventivas y Control Territorial

El Plan Quinquenal de Desarrollo Establece en su Eje 2) Prevencin

Social de la Violencia y del Delito, Lnea de Accin b.:Ejecucin de medidas
preventivas que presenten resultados en el corto plazo e intervencin
http://www.seguridad.gob.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=288:ministeriode-justicia-apoya-escuelas-de-convivencia&catid=52:noticias&Itemid=77
183
MINISTERIO DE JUSTICIA Y SEGURIDAD PBLICA; Relanzan Direccin General de
Prevencin Social de la Violencia y Cultura de Paz, lunes 31 de mayo de 2010. Disponible
en:
http://www.seguridad.gob.sv/index.php?option=com_content&view=article&id=472:relanzandireccion-general-de-prevencion-social-de-la-violencia-y-cultura-de-paz-prepaz&catid=1:noticias-ciudadano&Itemid=77

123

coordinada de distintas instituciones pblicas, privadas y locales, en el marco

general de estrategia de control del territorio.
Las medidas preventivas a corto plazo suelen asociarse ms a la
prevencin policial reactiva, o prevencin represiva. Segn informes
policiales, puede estimarse, desde junio de 2009 hasta mayo de 2010, un
nmero de 751,370 patrullajes; 132,689 controles vehiculares, distintas
conferencias de prevencin de la extorsin en instituciones pblicas,
privadas y municipales, en las que se atendieron 1,627 personas.
Por otro lado, la ejecucin del Plan de Prevencin y Proteccin
Escolar, que consisti en el desarrollo de charlas sobre el abuso de drogas,
violencia intrafamiliar, educacin vial, y prevencin de la violencia juvenil184,
a travs del cual se capacit, en el perodo junio 2010 mayo 2011, un
aproximado de 3,000 nios sobre cmo prevenir la trata y la explotacin
sexual comercial.
Los

detalles

de

la

efectividad

de

las

medidas

preventivas,

desarrolladas por la Polica Nacional Civil durante 2010, han sido objetos de
cuestionamiento frente a los altos ndices de violencia que se reportaron
durante ese mismo ao. Violencia en la que, segn informe de FESPAD, los
principales delitos fueron contra la integridad fsica y la propiedad.
Por esa razn, los 4,004 homicidios registrados durante 2010 fueron
los delitos violentos ms difundidos, de los que 3,430 fueron cometidos
contra hombres y 570 contra mujeres185.

184

POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2009 a Mayo 2010, op. cit. 165,
pp.11-12. Acciones afines, en cierta medida, con una de las lneas de accin [e.] del eje
sobre prevencin: Articular programas para prevenir y para disminuir la violencia
intrafamiliar contra las mujeres, nios y nias y adultos mayores.
185
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; A
Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los Derechos Humanos en la
Actual Gestin Presidencial, op. cit. 140.

124

Este dato, respecto a la violencia de gnero, es afn a lo expuesto en

el Estudio Mundial sobre el Homicidio de 2010, de la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito [UNODC]186: mientras las mujeres corren el
mayor riesgo de ser vctimas de homicidio por violencia domstica187, a nivel
mundial, el 80 % de vctimas y autores de homicidios fueron hombres; y en
regiones como Centroamrica, los hombres jvenes corren el mayor riesgo
de ser vctimas en lugares pblicos, y sobre todo por medio de armas de
fuego.

5.4.3 Regulacin de Armas de Fuego.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece en su Eje 2) Prevencin

Social de la Violencia y del Delito, la Lnea de Accin c.: Reducir factores de
riesgo, en especial la tenencia y portacin de armas de fuego, as como la
reduccin del consumo de alcohol y otras drogas.
El uso de armas en la comisin de ilcitos es uno de los factores de
riesgo ms comunes y de dimensiones ms desproporcionadas en materia
preventiva; no slo por la inmensa cantidad de armas que circulan legal e
186

En 2010, a nivel mundial, se cometieron 468.000 homicidios. Alrededor del 36 por ciento
de los homicidios tuvieron lugar en frica, el 31 por ciento en las Amricas, el 27 por ciento
en Asia, el 5 por ciento en Europa, y el 1 por ciento en Oceana. Disponible en:
http://www.unodc.org/southerncone/es/frontpage/2011/10/06-global-study-on-homicide2011.html
187
ORGANIZACIN PANAMERICANA DE LA SALUD; Informe Anual del Director de la
Oficina Sanitaria Panamericana: Promocin de la Salud, el bienestar y la seguridad humana
en la Regin de las Amricas, Perodo 2009-2010, p. 23. [] los estudios existentes indican
que casi la mitad de las mujeres de Amrica Latina han sido vctimas de la violencia o
amenazadas con la violencia. La violencia de gnero es un fenmeno complejo que no se
restringe slo al entorno domstico, pero es posible que la creciente violencia en parejas y
ex parejas haya incidido en las cifras estadsticas de homicidios, de acuerdo a los
porcentajes de mujeres asesinadas. Tambin suele ser comn en nuestro pas la difusin de
hechos de violencia contra mujeres en donde convergen ilcitos de violacin y homicidio, y
en algunos casos las desmembraciones de las vctimas. Informe disponible en:
http://scm.oas.org/pdfs/2011/PAHO/CP25544S.pdf

125

ilegalmente188,

sino

tambin

porque

dicha

circulacin

se

vincula

frecuentemente a actividades econmicas ilcitas en las que pueden verse

beneficiados sectores empresariales; as como anomalas, carentes de
investigacin, respecto a las cantidades de armas de fuego perdidas por
elementos de la Polica Nacional Civil189.
En El Salvador, de los 4,004 homicidios registrados durante 2010, un
aproximado de 2,962 fueron cometidos con armas de fuego, mientras que un
total de 8,472 hechos delictivos cometidos en flagrancia, segn clculos de
FESPAD, un aproximado de 85 % constituyeron hechos violentos [como los
de homicidios, lesiones, robos y violaciones], siendo el uso de armas de
fuego un factor determinante en la comisin de los mismos190.
En esta lnea, la Polica Nacional Civil report entre junio 2009 y mayo
2010 el decomiso de 4,709 armas de fuego, de las que 1,367 fueron
decomisadas por incumplimientos a la Ley de Control y Regulacin de
Armas, Municiones, Explosivos y Artculos Similares191 y su Reglamento192.
Mientras, en el perodo junio 2010 mayo 2011, report 41 vedas de armas
de fuego en municipios con alta incidencia del delito de homicidio,
188

SMALL ARMS SURVEY; Weapons and Markets, Segn Small Arms Survey [proyecto
de investigacin independiente e instalado en el Graduate Institute of International and
Development Studies, Ginebra, Suiza], actualmente se estima una circulacin de 875
millones
de
armas
pequeas
en
todo
el
mundo.
Disponible
en:
http://www.smallarmssurvey.org/weapons-and-markets.html
189
Vid. MEMBREO, Tania; PNC perdi 1,991 armas desde su fundacin, La Prensa
Grfica, 08 de marzo de 2011. La Divisin de Armas y Explosivos [DAE] de la Polica
Nacional Civil report en 2011 un nmero de 1,991 armas de fuego perdidas desde su
fundacin. Disponible en: http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/judicial/176849--pncperdio-1991-armas-desde-su-fundacion.html
190
FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD]; A
Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los Derechos Humanos en la
Actual Gestin Presidencial, op. cit. 140, pp. 25-26.
191
D.L. N 655, de fecha 1 de julio de 2009, publicado en el D.O. N 139, Tomo N 344, del
26 de julio de 2009.
192
POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2009 a Mayo 2010, op. cit. 165,
p. 13.

126

decomisando 2,000 armas de fuego por diferentes tipos de falta y

recolectando 322 artefactos explosivos193.
Ante la dimensin del problema, los decomisos de armas de fuego
fueron positivos en cuanto a la obstaculizacin de su uso en ms hechos
delictivos; sin embargo, la circulacin ilcita ha seguido dentro de los mismos
parmetros inciertos. En cuanto a circulacin lcita, tambin se encuentran
algunos defectos contenidos en la Ley de Control y Regulacin de Armas,
Municiones, Explosivos y Artculos Similares, como los destacados en una
consulta a organizaciones sociales involucradas en el tema de armas,
realizada por la Fundacin de Estudios para la Aplicacin del Derecho194:
a. Los requisitos para obtener licencias y matrculas permiten que las armas
de fuego puedan llegar a manos de quienes no estn totalmente
capacitados para usarlas. Ejemplo de ello, es que no se establece la
carencia de antecedentes de violencia intrafamiliar o el consumo de
bebidas alcohlicas o drogas.
b. En materia de marcaje de armas de fuego, no existe ninguna disposicin
explcita en la ley. Debido a que en El Salvador no existe produccin de
armas de fuego, el marcaje de las mismas es el original [extranjero], y la
legislacin slo regula lo referente a la alteracin, la eliminacin,
modificacin de mecanismos, marca de fabricacin, nmero de serie,
modelo, cambio de can, empavonado o niquelado de las armas de
fuego que ingresan al pas. En este sentido, expresa la consulta de
FESPAD, slo existe un convenio de cooperacin entre El Salvador y la
Organizacin de los Estados Americanos [OEA].
193

POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2010 - Mayo 2011, op. cit. 167,
p. 15.
194
Vid. FUNDACIN DE ESTUDIOS PARA LA APLICACIN DEL DERECHO [FESPAD];
A Tres Aos de Una Difcil Herencia: Informe del Estado de los Derechos Humanos en la
Actual Gestin Presidencial, op. cit. 140, p. 27.

127

c. No existen instancias permanentes que traten el tema de prevencin,

control y reduccin de la violencia armada, como las que existen en
Guatemala.

5.5 EJECUCIN DE PENAS Y MEDIDAS: SANCIN, REHABILITACIN, Y

REINSEERCIN SOCIAL.

El hacinamiento penitenciario ha sido y sigue siendo la base de una

serie de tan variados sub-problemas que ni siquiera permiten considerar al
sistema penitenciario como un sistema propiamente dicho. Definitivamente,
el hacinamiento es algo ms que un rostro genrico del fracaso sistemtico
del tratamiento delincuencial, que se hace invisible ante la indiferencia social,
pero visible cuando se incita al sensacionalismo poltico y social. Es tambin
el rostro de un sinnmero de violaciones especficas a derechos,
materializadas en cada caso concreto; un sinnmero de historias del uso
ideolgico del delincuente, que imposibilitan su reinsercin social.
Con

todo

institucionales en
especficos

esto,
la

accesibles

no

pueden

implementacin
al

quehacer

desvalorarse

algunos

esfuerzos

de sub-polticas sobre
penitenciario

prctico

puntos

desde

la

administracin iniciada en 2009. En el contexto de esta crisis del sistema

penitenciario, se crea la poltica Carretera de Oportunidades con Seguridad
y Justicia195, que se basa en los parmetros establecidos en el Plan de
Gobierno 2009-2014, y es la sub-poltica criminal ms completa y estratgica,
si se toma en cuenta el mbito al que se destina: aqul donde se condensa
el resultado del caos sistemtico del incorrecto tratamiento anti-criminal.
195

DIRECCIN GENERAL DE CENTROS PENALES, MINISTERIO DE JUSTICIA Y

SEGURIDAD PBLICA; Poltica Penitenciaria Carretera de Oportunidades con Justicia y
Seguridad. Disponible en: http://www.dgcp.gob.sv/images/stories/Politica_penitenciaria.pdf

128

El modelo de esta poltica se estructura de 5 componentes, a saber: 1.

Justicia. 2. Atencin a las necesidades de los internos para garantizar su
bienestar fsico y psicolgico. 3. Orden para garantizar una convivencia
segura de los internos y el personal penitenciario. 4. Reduccin del
hacinamiento carcelario. 5. Seguridad.

5.5.1 Seguridad en Centros Penitenciarios.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece en su Eje 3) Ejecucin de

Penas y Medidas: Sancin, Rehabilitacin y Reinsercin Social, las Lneas
de Accin a., y b., que disponen las finalidades de: Fortalecer la seguridad
en el interior de los centros penitenciarios, intermedios y de menores. Y,
garantizar el establecimiento de mecanismos para que los centros de
cumplimiento de medidas y penas no sean lugares desde donde se dirija la
ejecucin de hechos delictivos.
Mediante el D.E. N 58 emitido el 05 de mayo de 2010, que ampli el
plazo de la intervencin militar en las tareas de seguridad pblica a 1 ao,
tambin se dispuso la intervencin de efectivos militares en tareas de
seguridad interna y externa de los centros penales, adicionando mediante su
art. 2, como atribucin de la Fuerza Armada, Colaborar con las labores de
custodia y seguridad de centros penitenciarios, y con el control de ingreso y
egreso a tales instituciones. Esta disposicin fue respaldada por el D.L. N
371, de fecha 27 de mayo de 2010, publicado en el D.O. N 113, Tomo N
387, del 17 de junio de 2010, que contena las Disposiciones Transitorias
sobre la Participacin de la Fuerza Armada en Tareas de Control y
Seguridad Penitenciaria.

129

Aunque el aumento de la represin en la prisin no resulta ser una va

de solucin a los problemas derivados del hacinamiento, no puede obviarse
la necesidad de obstaculizacin de nuevos ilcitos desde centros penales.
Con o sin apoyo de la Fuerza Armada en estas tareas, en el perodo
junio 2009 - mayo 2010 la Polica Nacional Civil report un total de 93
requisas, realizando 21,140 decomisos, entre los que se pueden mencionar:
1,995 telfonos celulares, 1,081 cargadores para telfonos celulares; 8,695
porciones de droga, 2 armas y 8,674 accesorios196. Mientras, durante el
perodo junio 2010 mayo 2011, report la obstaculizacin de12 intentos de
fuga, descubriendo 12 tneles; realizando tambin 48 requisas, efectuando
un total de 6,528 decomisos de telfonos celulares, cargadores para
telfonos, chips para telfonos celulares, porciones de droga y armas de
fuego197. Por su parte, la Direccin General de Centros Penales [DGCP]
report que se efecto la implementacin de sistemas tecnolgicos, como
equipos de bloqueo de telefona celular, sistemas de cmaras de circuito
cerrado, construccin e instalacin de un centro de monitoreo centralizado y
de arcos escaneadores para prevenir la introduccin de objetos ilcitos a los
centros penitenciarios198.
En trminos generales, se identificaron algunos logros parciales en
cuanto a decomisos y frustraciones de intentos de fuga; pero no del todo
positivos, tal como lo presentan las rendiciones de cuenta de la Polica
Nacional Civil [como grandes golpes a la capacidad de direccin de ilcitos
desde los centros penitenciarios].

196

POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2009 a Mayo 2010, op. cit. 165,
p. 13.
197
POLICA NACIONAL CIVIL; Memoria de Labores: Junio 2010 - Mayo 2011, op. cit. 167,
p. 14.
198
DIRECCIN GENERAL DE CENTROS PENALES; Memoria de Labores 2010.
Disponible en: http://www.dgcp.gob.sv/images/stories/Memorias/MEMORIA_2010.pdf

130

5.5.2 Ejecucin de la Pena, Tratamiento y Hacinamiento Penitenciario.

El Plan Quinquenal de Desarrollo establece en su Eje 3) Ejecucin de

Penas y Medidas: Sancin, Rehabilitacin y Reinsercin Social, las Lneas
de Accin c., e., y f., que, respectivamente, tienen como finalidades:Ofrecer
un tratamiento apegado a la ley y promover relaciones adecuadas entre los
internos y el personal de las prisiones; implementar de forma efectiva y
adecuada un modelo de ejecucin de la medida o pena fundamentado en el
trato humano y en la participacin de la sociedad en la rehabilitacin y
reinsercin social; y crear una Poltica de Reinsercin a la Sociedad.
Como posible herramienta para garantizar un tratamiento penitenciario
apegado a la ley y una ejecucin de la pena participativa y humanista,
durante 2010 se implementaron las Mesas de la Esperanza, conformadas
por representantes de los privados de libertad, Directores de Centros
Penitenciarios, Unidad de Derechos Humanos, Inspector General y Sub
Direccin de Asuntos Jurdicos, con el objeto de generar un espacio
mediante el cual los internos y sus familiares pudieran expresar sus
necesidades, tomar decisiones preventivas y correctivas para garantizar la
convivencia con armona y justicia199.
En el marco de este plan, se observaron acontecimientos negativos
sucedidos entorno a la vida penitenciaria, entre ellos las manifestaciones de
familiares de los internos contra la inefectividad de las Mesas de Esperanza,
denuncia de las condiciones carcelarias y la falta de servicios mdicos
apropiados, y varias revueltas y estados de rebelda de los internos en

199

Ibd.

131

distintos centros penitenciarios, entre los que destacaron el estallido de

granadas en los penales de Cojutepeque y Sonsonate200.
En cuanto a las relaciones entre internos y personal de las prisiones,
que por desgracia no siempre es lcita, las evidencias pblicas de corrupcin
en centros penales, gracias a la incorporacin tecnolgica de cmaras de
seguridad, permiti la finalizacin de contratos de servicios personales a 365
empleados de la Direccin General de Centros Penales por prdida de
confianza, todo en el marco de ejecucin del Plan Cero Corrupcin. Si bien
esta lnea de accin fue una de las ms efectivas en la ejecucin de la
poltica penitenciaria en 2010, existi un notorio defecto de falta de claridad
en las rendiciones de cuenta respecto a las consecuencias jurdicas a los
empleados del sistema penitenciario partcipes en los casos de corrupcin
conocidos.
En cuanto a la reinsercin social, es casi imposible no referirse a ella
en relacin con las condiciones de hacinamiento penitenciario, en este
mbito fueron relevantes los siguientes aspectos:

A. Reduccin del hacinamiento penitenciario y reinsercin social.

Desde el registro de hacinamiento para el ao 2010 [24,854 internos]

se contabiliza slo aumento. Ante esta constante problemtica, la Direccin
General

de

Centros

Penales

implement

la

lnea

de

accin

de

reestructuracin de registro y control de los privados de libertad para calcular

los plazos de detencin provisional y proponer beneficios judiciales y
penitenciarios; de igual forma se busc la redencin de pena a travs de la
200

Vid. EL DIARIO DE HOY; Fracasos en carretera de oportunidades, elsalvador.com, 04

de
mayo
de
2010.
Disponible
en:
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6358&idArt=4760246

132

reduccin del ocio, promoviendo el trabajo remunerado, ferias de artesanas,

gestiones de carcter nacional e internacional, comercializando guitarras,
mesas, bisutera, zapatos, hamacas, entre otros. Desafortunadamente para
el esfuerzo de la Direccin General de Centros Penales, de los internos, y de
las distintas entidades pblicas o privadas involucradas, la densidad del
hacinamiento en el sistema carcelario no permiti enmarcar los posibles
logros en algunos casos concretos.
Durante los das 05 y 09 de octubre de 2010 se realiz una visita de la
Relatora sobre los Derechos de las Personas Privadas de Libertad de la
Comisin Interamericana de Derechos Humanos [CIDH] que confirm el
exceso de hacinamiento del 300 % sobre la capacidad carcelaria201. Este
aspecto imposibilita la efectividad de otras lneas de accin ejecutadas por la
Direccin General de Centros Penales para la readaptacin de los internos,
como el proyecto Yo Cambio, que implement la realizacin de campaas
de servicios a la ciudadana, o los programas de educacin formal y
capacitaciones tcnicas. La readaptacin se imposibilita porque no existen
las condiciones materiales para llevar a cabo procesos de reorientacin202.
La administracin penitenciaria se ha centrado en la terapia
ocupacional, convirtiendo a la resocializacin en un sinnimo de aprendizaje
de oficios para ganarse la vida; pero deja inadvertido lo que debe
desaprender el condenado sobre las condiciones negativas de su vida
personal que lo llevaron a su situacin jurdica. En consecuencia, no se
dispone del condenado a re-aprender o reinventar en su conducta los valores
para una vida social positiva, y tras cumplir con su pena se enfrenta
201

VALENCIA, Roberto; En estas condiciones, la rehabilitacin de los reos es imposible,

Peridico Digital El Faro, 20 de febrero de 2011. Entrevista realizada a Rodrigo Escobar Gil,
Comisionado de la CIDH y representante de la relatora que visit a El Salvador. Disponible
en: http://www.elfaro.net/es/201102/salanegra/3577/
202
Ibd.

133

nuevamente a la misma sociedad, con las mismas costumbres, hbitos, antivalores, falta de carcter y rasgos de personalidad que lo llevaron a delinquir,
que suelen verse agravados por los efectos negativos de la prisionalizacin.

B. El Decreto Legislativo 549: una interpretacin autntica, inseguridad

jurdica y voluntad poltica de hacinar.

El objeto de la detencin provisional no es otro que asegurar el

resultado del proceso penal. Para su aplicacin deben constituirse ciertos
requisitos, sometidos al criterio judicial, en base a elementos probatorios que
indiquen la posible participacin del imputado en el hecho delictivo atribuido.
En la prctica, el abuso de los plazos de la detencin provisional se ha
convertido en una falta de seguridad jurdica para los procesados, y en una
causa ms de hacinamiento penitenciario. El excedente del plazo mximo de
esta medida cautelar desnaturaliza su legalidad, convirtindola en una
privacin de libertad de facto. Consecuentemente, el objeto de la detencin
[asegurar el resultado procesal] tambin pierde legitimidad, y en caso de
continuar el proceso como es comn en El Salvador- adquiere los matices
de pena anticipada al dictarse sentencia condenatoria; o de vulneracin
impune a un derecho fundamental y garanta procesal, en caso de emitirse
sentencia absolutoria o sobreseerse el proceso penal.
La caducidad de la detencin provisional debera acarrear el efecto
jurdico de nulidad procesal, si se toma en cuenta el mbito de jurisdiccin
ordinaria. Pero ha sido comn en la prctica dar validez al excedente de la
detencin provisional en virtud de la carga de trabajo jurisdiccional y de
irregularidades procesales que afectan el cumplimiento de plazos procesales.

134

Todo este contexto ha convertido a la jurisdiccin constitucional en

una va procesal bastante transitada para exigir el reconocimiento de esta
vulneracin a la libertad personal a travs del proceso de Hbeas Corpus, tal
como lo establecen los arts. 11 inc. 2 y 247 inc. 2 Cn.
Segn el art. 6 inc. 2 del Cdigo Procesal Penal derogado203, al igual
que el art. 8 inc. 2 del Cdigo Procesal Penal vigente, estableca que los
plazos mximos de la detencin provisional no deban exceder de 12 meses
para los delitos menos graves y de 24 meses para los graves.
En la Sentencia de Hbeas Corpus Ref. 184-2008/132-2009 Ac., de
fecha 27 de octubre de 2010204, la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia hizo ver la obligacin judicial de revisin de la medida
cautelar de detencin provisional en virtud a la consecucin de pronta y
cumplida justicia, desvalorando as el exceso de trabajo provocado por la
mora judicial como excusa para la dilacin procesal en la resolucin de los
casos. De esta forma, la Sala de lo Constitucional, determin que la libertad
personal del imputado se transgrede desde el momento en que la medida
cautelar excede su plazo y deja de estar amparada por el principio de
legalidad y de debido proceso.
La Asamblea Legislativa reaccion emitiendo el D.L. N 549 de fecha
09 de diciembre de 2010, publicado en el Diario Oficial N 241, Tomo N 389,
del 23 de diciembre de 2010205, en el que hizo una Interpretacin Autntica
del art. 6 inc. 2 C.Pr.Pn., derogado, referido a los plazos de la detencin
provisional, interpretando que los plazos de dicha disposicin se refieren al
203

Op. cit. 87, vigente en 2010.

ESCUELA DE CAPACITACIN JUDICIAL, FISCALA GENERAL DE LA REPBLICA;
Sentencias. Disponible en: http://escuela.fgr.gob.sv/wp-content/uploads/2011/03/1842008_132-2009.pdf
205
ASAMBLEA LEGISLATIVA DE EL SALVADOR; Centro de Documentacin Legislativa.
Disponible
en:
http://www.asamblea.gob.sv/eparlamento/indice-legislativo/buscador-dedocumentos-legislativos/interpretacion-autentica-al-codigo-procesal-penal-d.-l.-no-904-1996
204

135

tiempo en que se tramita un proceso penal, en tanto no se haya dictado la

sentencia condenatoria, puesto que si sta se hubiere pronunciado, aun
siendo recurrible o recurrida, habra cambiado la situacin jurdica del
sentenciado y, por consiguiente, la duracin de la privacin de libertad se
computara en relacin a la pena previsible y a las reglas relativas a la
suspensin o remisin de la pena o de la libertad condicional.
Por medio de esta interpretacin, la Asamblea Legislativa dio un matiz
de pena anticipada a la detencin provisional, pues -en trminos sencillosdetermin que an siendo recurrida o recurrible la sentencia condenatoria
cambia la situacin del imputado a la de condenado, y en caso de ratificarse
la condena, el cmputo de la privacin de libertad se hara en base a la pena
previsible.
A la luz de esta interpretacin es evidente el cambio de contexto que
se da al sentido literal del artculo interpretado206, contradiciendo la
interpretacin de la Sala de lo Constitucional, y con un enfoque de poltica
criminal represiva.
Por supuesto, esto no signific una limitacin a la interpretacin
judicial del referido artculo interpretado por la Asamblea Legislativa207;
206

VAQUERANO, Nelson; La Interpretacin Autntica del Artculo 6 del C.PR.PN.,

Publicaciones, Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales, Universidad de El Salvador.
[] esta interpretacin lejos de interpretar la disposicin, la reforma o modifica, por
establecer un alcance diferente del tenor literal del artculo interpretado; en tal sentido,
conforme al artculo 131 numeral 5 de la Cn., el decreto debi haber sido de reforma y no de
interpretacin. Lo cual puede entenderse como menciona el autor- como una
inconstitucionalidad de forma, partiendo del cambio de sentido que el legislador hizo.
Disponible
en:
http://www.jurisprudencia.ues.edu.sv/publicaciones/articulosdocentes/LA%20INTERPRETAC
I%C3%93N%20AUT%C3%89NTICA%20DEL%20ART%C3%8DCULO%206%20DEL%20C
%C3%93DIGO.pdf
207
Art. 172 inc. 1 Cn.- Corresponde exclusivamente a este rgano la potestad de juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado []; inc. 3.- Los Magistrados y Jueces, en lo referente al
ejercicio de la funcin jurisdiccional, son independientes y estn sometidos exclusivamente a
la Constitucin y a las leyes. Art. 185.- Dentro de la potestad de administrar justicia,

136

aunque s signific una expresin de voluntad poltica contraria a la legalidad

del debido proceso, a las garantas fundamentales de los procesados y a la
seguridad jurdica.

5.6 EFECTOS DE LAS POLTICAS CRIMINALES EN EL SALVADOR

DURANTE EL AO 2010.

La poltica criminal debe ser estratgica, slo de esta forma puede

verificarse la consecucin de resultados en la realidad. Por ello son
necesarios los principios en la ejecucin prctica de polticas criminales, de lo
contrario no existiran parmetros para determinar en qu medida existi
desarrollo de las lneas de accin planeadas.
El modelo democrtico de poltica criminal es cientfico por ese motivo:
est revestido de principios que garantizan resultados, que slo pueden estar
encaminados a la consecucin de disminucin de la delincuencia:
previnindola o reinsertando a la sociedad al delincuente a travs de la
represin de la conducta delictiva y el tratamiento penitenciario de la
personalidad delictiva. De todos sus principios, quizs, el ms prctico para
evaluar pragmticamente los planes ejecutados es el de eficiencia y
racionalidad, pues segn este principio la poltica criminal implica una toma
de decisiones sobre la base de lmites normativos y lmites materiales de
forma que para el logro de los fines, se deben tener criterios racionales para
obtener los mejores resultados con la mejor inversin posible de los recursos
dentro de los lmites materiales del Estado.

corresponde a los tribunales, en los casos en que tengan que pronunciar sentencia, declarar
la inaplicabilidad de cualquier ley o disposicin de los otros rganos, contraria a los
preceptos constitucionales.

137

5.6.1 Racionalidad Poltica de Tratamiento Anti-Criminal y Principios

Democrticos en El Salvador.

El Estado salvadoreo siempre ha tenido, en virtud de su soberana, la

posibilidad de desarrollar una gestin de la criminalidad sobre la base de
principios democrticos. Contrariamente, la prctica poltica de los gobiernos
de turno ha estado encaminada a abordar los aspectos ms superficiales del
problema, ocasionndose prdida de vidas humanas y afectaciones a
derechos de la poblacin menos favorecida econmicamente, de la
poblacin que ms experimenta la denominada criminalidad comn208.
Los efectos de la racionalidad de Estado en las polticas criminales
ejecutadas van ms all de las prdidas de vidas humanas: implican gasto
social en salud, ingresos econmicos para sectores empresariales dedicados
a la seguridad privada, dedicados a la venta de armas, dedicados a
contrataciones con la

administracin penitenciaria de algunos servicios

comerciales; para empresas del sector comunicacin que venden gracias al

negocio de la violencia criminal, y tambin para el poltico que vende su
imagen con propuestas sobre seguridad pblica209.
En definitiva, todas las consecuencias de las polticas criminales
represivas y autoritarias de corte manodurista ejercidas en El Salvador son
208

De esta forma, el principio democrtico de poltica criminal transgredido directamente es

el de igualdad social, pues los efectos inmediatos de un incorrecto tratamiento de la
delincuencia son experimentados por los sectores poblacionales en los que surge la
criminalidad reprimida: las clases sociales menos favorecidas. Desde una perspectiva
general, la criminalizacin de clase no ha sido eliminada hasta nuestros das, simplemente
se ha diversificado en sus tcnicas de represin ideolgica y se ha revestido de moralidad
democrtica segn la lgica neoliberal.
209
Visto desde esta perspectiva, la delincuencia, hoy en da, tiene que ver con la
movilizacin de dinero efectivo al grado que muchos sectores de comercio deben y toman en
cuenta, aunque no presupuestado como tal, los egresos por extorsiones; tambin al grado
que, para tener una perspectiva aproximada a la realidad del problema criminal hara falta
contabilizar cuntos cientos o miles de dlares se movilizan por la criminalidad comn, o
cuntos miles o millones se movilizan en virtud de actividades de crimen organizado.

138

tan difusas, de naturaleza estructural y cultural, como lo son la violencia y la

criminalidad. La racionalidad poltica de tratamiento de la delincuencia ha
sido la de mantenimiento de su utilidad en la funcionalidad social a favor de
las amplias brechas de desigualdad, tradicionales de la sociedad
salvadorea, significando ello la falta de control estatal real sobre los ndices
de violencia delincuencial y el desinters o poca incidencia ciudadana,
poltica [partidos], empresarial y privada en la solucin del problema210.

5.6.2 Racionalidad Poltica de Tratamiento Anti-Criminal y Principios

Democrticos de las Polticas Criminales Ejecutadas en 2010.

Uno de los principales planteamientos del GOES en el Plan

Quinquenal de Desarrollo, fue el de realizar transformaciones estructurales
durante la gestin presidencial de Carlos Mauricio Funes Cartagena y el
Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional [FMLN]. Por lo que era
posible esperar que se abordara el problema de la delincuencia en sus
aspectos estructurales, sin dejar de prestar atencin a las necesidades de
seguridad pblica inmediatas de la poblacin salvadorea [represin de
delitos, prevencin reactiva de delitos previsibles y mejoramiento de la
reinsercin social].
Debido a la racionalidad neoliberal de tratamiento de la delincuencia
ejercida por los gobiernos precedentes, y partiendo del sentido comn, los
cambios estructurales para disminuir la delincuencia salvadorea slo
pueden ser verificados a largo plazo. Sin embargo, ello no impide tomar en
cuenta, que las reacciones inmediatas del GOES contra la criminalidad,
210

Transgredindose con ello el principio democrtico de poltica criminal multiagencial,

segn el cual la poltica criminal rene a diversos actores que deben participar de forma
coordinada en la ejecucin de la misma.

139

sern parte de las causas de la situacin de la criminalidad en un futuro

prximo o lejano. Motivo por el que toda racionalidad prctica de tratamiento
anti-criminal de la actual gestin presidencial tiene una responsabilidad
estructural del problema en cuestin.
Las medidas de poltica criminal a corto plazo, ejecutadas por el
GOES durante el ao 2010, pueden ser divididas y evaluadas en tres grupos
generales:
a. Medidas Represivas. Siguieron las prcticas represivas de manodurismo
policial e incorporacin militar en las tareas de seguridad pblica, esto
fue: aumento de penas, incremento de ms intervencin militar en
comparacin con gobiernos anteriores y difusin propagandstica de
detenciones policiales.
b. Medidas Preventivas. Se efectuaron iniciativas para la prevencin social
de la violencia mayores que en gobiernos anteriores; se establecieron
mecanismos para la participacin multiagencial de las municipalidades, el
sector empresarial privado y la ciudadana en el planeamiento de polticas
de seguridad pblica y convivencia, se ejecutaron programas de charlas
para la prevencin de ciertos delitos y la violencia por parte de la Polica
Nacional Civil; y, en un mbito de polticas sociales, se ejercieron
medidas

polticas

para

mitigar

algunos

gastos

de

las

familias

salvadoreas. La prevencin de la delincuencia es tan compleja que

todas las medidas ejecutadas por el GOES fueron responsables, pero
insuficientes para contrarrestar las causas estructurales de la violencia y
delincuencia a corto y largo plazo.
c. Medidas de Ejecucin de la Pena y Reinsercin Social. Se implementaron
iniciativas de la administracin penitenciaria para mejorar los mbitos de
depuracin de personal penitenciario corruptos y el mejoramiento en la
seguridad de los centros penitenciarios; logrndose un avance de todos
140

estos mbitos, en comparacin con aos anteriores. Sin embargo, son

aspectos relativos nada ms a la ejecucin de la pena; el hacinamiento
penitenciario y la reinsercin social fueron problemas sobre los cuales no
se presentaron cambios relevantes, sino al contrario una continuidad de
las mismas situaciones: amotinamientos y desrdenes carcelarios,
afectaciones a la dignidad humana de los internos, falta de cobertura de
las necesidades bsicas, afectaciones a la libertad por los excesos de
casos de detenciones provisionales que han sobrepasado el lmite legal,
entre otros.
Es notorio que las lneas de accin ms relevantes ejecutadas por el
GOES fueron las de va represiva: tanto en las tareas de control del delito
como en las de ejecucin de la pena. Manteniendo as el criterio neoliberal,
al menos, en el tratamiento de la delincuencia que se ha experimentado en
El Salvador desde que terminaron las gestiones de los gobiernos de derecha.
En consecuencia, la prctica neoliberal del tratamiento de la
criminalidad incorpora una de las premisas prcticas de esta racionalidad: la
reduccin del gasto social, que puede ser matizada con criterios de
austeridad estatal, pero de improbable verificacin, tal y como sucedi con
las rendiciones de cuenta de las distintas instituciones del sistema penal
correspondientes al ao 2010: ninguna institucin estableci claramente en
qu medida sus asignaciones presupuestarias contribuyeron a la disminucin
de la violencia y la actividad delictiva en general. Lo dudoso en la rendicin
de cuentas ha imposibilitado determinar si las polticas criminales durante el
ao 2010 se sujetaron al principio de eficiencia y racionalidad, segn el cual
los resultados obtenidos, y la inversin realizada, puede evaluarse en la
medida que la ejecucin de las estrategias se sujeten a una estricta
transparencia y rendicin de cuentas, que es, acaso, alguna modalidad de
ejercicio del principio democrtico de participacin ciudadana.
141

Los efectos de la racionalidad neoliberal de las polticas criminales

ejecutadas durante 2010 fueron, en la mayor medida, similares a las
coyunturas polticas e histrico-sociales anteriores: el mantenimiento de la
funcionalidad estructural del problema criminal. De esta forma, los ndices de
delitos violentos como el homicidio, de los niveles de violencia social en
general, de hacinamiento penitenciario y de impunidad, no presentaron
indicios de disminucin susceptibles de valoracin poltica, social, cultural y
criminolgica.
Los efectos en la vida comn de la ciudadana, en trminos realistas,
siguieron sujetos a los inciertos parmetros de la inseguridad pblica, en que
prevenir el delito se reduce a la accin individual del ciudadano de evitar
convertirse en vctima; evitando zonas, horarios o personas, en la medida
que las posibilidades de sus actividades cotidianas lo permitan. De modo que
lo que realmente intimida es el delito que puede ser cometido contra la propia
persona, y no la pena en su carcter preventivo general. Aspecto que no
aparecer nunca en las rendiciones de cuentas de las instituciones del
sistema penal, ni en declaraciones de funcionarios pblicos ante los medios
de comunicacin, sino que aparece en la vida cotidiana de las vctimas de la
criminalidad.

142

CAPTULO VI
ANLISIS DE ENTREVISTAS APLICADAS
La investigacin es un proceso que, mediante la aplicacin de mtodos cientficos, procura
obtener informacin relevante, fidedigna e imparcial, para extender, verificar, corregir o
211

aplicar el conocimiento []. Hctor Samour

Durante la presente investigacin se ha tenido como principales

tcnicas la investigacin documental, la observacin, y la presentacin de
cifras de muestreo estadstico.
A travs de los mtodos de investigacin establecidos se ha logrado
enmarcar un aspecto general de las polticas criminales en El Salvador,
partiendo del anlisis de puntos de vista tericos e histricos, macro sociales
y macro polticos, pasando por el anlisis inductivo sobre cada una de las
propuestas de poltica criminal del GOES durante el ao 2010, las lneas de
accin ejecutadas y los efectos sociales de dichas prcticas; posibilitando as
la formacin de un criterio general sobre la relacin entre las causas sociales
y polticas que han permitido que la materializacin de las polticas criminales
analizadas se haya realizado de la forma expuesta en este documento.
Para enriquecer la relacin entre los aspectos analizados, referentes a
la forma en que el Estado salvadoreo ha dado tratamiento al fenmeno
criminal; se presenta, a continuacin, el anlisis sobre las opiniones de siete
conocedores de la temtica que fueron entrevistados en el marco del
desarrollo de esta investigacin, quienes de forma imparcial aportaron sus
opiniones como ciudadanos salvadoreos que, tambin perciben la
criminalidad en sus diferentes dimensiones.
211

SAMOUR, Hctor; Escritos acadmicos: investigacin, redaccin y presentacin, 1 Ed.,

Ediciones Servicios Educativos, San Salvador, El Salvador, 2009, p. 10.

143

1. Capacidad de Estado para contener la violencia delincuencial en

nuestro pas.

La mayora de los entrevistados [6/7], en este caso, expres que la

violencia delincuencial no es un problema incontenible para la capacidad
material del estado Salvadoreo. Siempre hay posibilidades de ejecutar
nuevas formas de accionar contra la violencia delincuencial.
En la misma pregunta los entrevistados hicieron notar que aspectos
tales como: la falta de aplicacin de polticas para contener la criminalidad, la
incapacidad del recurso humano, y los recursos materiales del Estado
[presupuesto, recursos materiales, recursos humanos] hacen percibir a la
delincuencia como un fenmeno incontenible.

2. Aumento proporcional de medidas represivas y preventivas.

El total de los entrevistados [7/7] opin que el Gobierno de El Salvador

no ha ejercido ms medidas represivas que preventivas durante la gestin
presidencial de Carlos Mauricio Funes Cartagena. Asimismo enfatizaron que
los esfuerzos del GOES por combatir la delincuencia fueron encaminados a
implementar medidas para contrarrestar las causas que contribuyen a
generar conductas delictivas de la criminalidad comn, logrando con ello
incidir ms que las gestiones presidenciales anteriores, empleando ms
inversin social en las clases sociales ms vulnerables.
Tambin se hizo notar que, si no ha sido relevante la aplicacin de
polticas criminales preventivas, es debido a la falta de unidad entre las
instituciones encargadas de contener conductas delictivas y los sectores

144

sociales y polticos; no por falta de disposicin o iniciativas del GOES.

Contrariamente, el aumento de las medidas represivas ha sido ms
perceptible por la sociedad en general, por ello tampoco puede negarse el
aumento de las medidas represivas. Prcticamente ha habido aumento en
ambas lneas de accin.

3. El GOES ha implementado ms medidas preventivas contra la

delincuencia,

pero

no

lo

suficientemente

relevantes

para

prevenirla.

La mayora de los entrevistados [5/7] no identific acciones relevantes

del GOES para la prevencin de la delincuencia, su carcter estructural y
cultural se ha convertido en uno de los mayores obstculos para esperar
soluciones a corto plazo, lo que en cierta forma escapa a las manos de la
actual gestin presidencial. Si bien la inversin social en sectores especficos
constituye una medida preventiva de la criminalidad comn en general,
tambin existen amplios sectores de la sociedad que requieren de otras
medidas.

4. La inversin social en El Salvador no ha sido suficiente para

contener las causas y factores de riesgo de la delincuencia.

El total de los entrevistados [7/7] opin que la inversin social no ha

sido suficiente para prevenir la delincuencia, porque solamente se han
tratado algunas causas que conducen a la delincuencia, como prevenir la
desercin escolar y el ocio en los jvenes, potenciar el liderazgo de la mujer
[Ciudad Mujer] para que adopte un rol protagnico en el hogar, reconociendo
145

que una lideresa en el hogar se convierte indirectamente en una lideresa

social, contribuyendo a potenciar el desarrollo y la personalidad de sus hijos.
A pesar de medidas como stas, existen tan variadas casusas de
criminalidad, que la sociedad salvadorea necesita mayores resultados y
mayor protagonismo de la Direccin General de Prevencin Social de la
Violencia y Cultura de Paz, con los consejos Municipales de prevencin de la
violencia, con el Sector Privado y la Sociedad Civil, de forma que se amplen
los campos de accin de las acciones preventivas, tratando otros factores de
riesgo delincuencial, y especficamente en materia de violencia juvenil.

5. La violencia institucionalizada en la reactividad del sistema penal

no disminuye la inseguridad pblica subjetiva.

La mayora de los entrevistados [6/7] consider que la violencia

institucionalizada del sistema penal no contribuye a disminuir la inseguridad
colectiva.
A pesar de los efectos reales en el control de la criminalidad, est
fuera de toda duda que el aumento de detenciones y presencia policial en las
calles no son efectivos para reducir la delincuencia, los extremos de
impunidad y hacinamiento penitenciario [con el intermedio mora judicial]
son muestras de ello.
En ese sentido, no es extrao que la opinin mayoritaria de los
entrevistados haya considerado que la violencia institucional no contribuye a
reducir la inseguridad pblica subjetiva, pues especialmente es la poblacin
la que cohabita en los entornos territoriales donde es frecuente la
criminalidad comn.

146

6. Los efectos de la violencia institucionalizada en la reactividad del

sistema penal son negativos en la perspectiva socio-cultural del
delincuente.

La mayora de los entrevistados [4/7] consider que la violencia

institucional no influye negativamente en la percepcin de la sociedad
salvadorea respecto al delincuente, pues consideran que lo realmente
importante es cmo la sociedad salvadorea percibe al delincuente, pues
existe necesidad estatal de reprimir la delincuencia.
Desde luego, la represin es necesaria en el tratamiento de la
delincuencia, siempre y cuando se sujete a la legalidad y constitucionalidad
de un proceso penal. El problema es que en el contexto de la sociedad
salvadorea, suele entenderse como represin nada ms a la reaccin
policial.
En consecuencia, la inseguridad pblica propicia la aceptacin o
indiferencia social ante el accionar policial en la lucha contra el delito y
contra el delincuente [enemigo que se debe combatir].
Lo contradictorio es que estas medidas, tal como sucedi en la
ejecucin de los planes Mano Dura, no solucionan el problema de la
delincuencia. As, cuando se propicie nuevamente un aumento de los ndices
de criminalidad, la represin ser nuevamente la propuesta ms perceptible
por la poblacin como forma de luchar contra el delito, pareciendo as que
el problema de la delincuencia es el que crece por causa de los delincuentes,
y dejando inadvertido que el incorrecto tratamiento de la problemtica es el
que propicia el aumento de la criminalidad y las innumerables consecuencias
de orden social, econmico, poltico y cultural desfavorables para las clases
sociales bajas.
147

7. La relacin entre el tratamiento represivo de la delincuencia por

parte del GOES y problemas sistemticos como la mora judicial y
el hacinamiento penitenciario.

La mayora de los entrevistados [6/7] opin que no existen mejoras en

problemas como la mora judicial y el hacinamiento penitenciario, que sean
afines a los objetivos planteados por el GOES.
En trminos generales la impunidad, la mora judicial y el hacinamiento
penitenciario son consecuencias de la inefectividad de las polticas criminales
represivas, al no procurarse un cumplimiento ms fiel a los lineamientos de
poltica criminal establecidos en el Plan Quinquenal de Desarrollo.
Al mismo tiempo que el incremento de medidas represivas slo
posibilita que el problema aumente, tampoco se perciben medidas
institucionales concretas que permitan que se judicialicen las detenciones,
que se d cumplimiento a los plazos procesales, que existan mayores y
mejores recursos humanos y materiales tanto en la Fiscala General de la
Repblica como en la Polica Tcnica Cientfica, y en la administracin
penitenciaria, a travs de los tratamientos de resocializacin de condenados.
El hacinamiento y la falta de condiciones que posibiliten la reinsercin
social siguen siendo problemas pendientes de soluciones.

8. La posibilidad de regular la transmisin periodstica de la

violencia, con respeto a la libertad de prensa.

La mayora de los entrevistados [4/7] opin que los rganos del

Estado salvadoreo no tienen ninguna incidencia o regulacin en la
148

transmisin periodstica de violencia, debido a que la prensa escrita, radial, o

televisiva slo aparenta auto-regularse mediante cdigos de tica elaborados
por ellos mismos.
Aunque es posible una regulacin sobre el exceso de libertad de
algunos periodistas de difundir violencia de forma desmedida, arbitraria y
manipulada, es evidente que no hay voluntad poltica, ni empresarial, para
hacerlo.

9. La relacin Estado-Mercado-Sociedad Civil y el tratamiento de de

la criminalidad.

La mayora de los entrevistados [6/7] consider que los gobiernos de

turno no han procurado regular la desigualdad econmica y social: poco o
nada se ha hecho para limitar a los grupos de poder empresarial para que no
cometan abusos econmicos, o para que redistribuyan de forma equitativa
los beneficios empresariales obtenidos.
La desigualdad propiciada por las relaciones entre el Estado y los
grupos de poder empresarial ha sido slo fuente de ms factores de riesgo
de la criminalidad: el desempleo, la pobreza, la exclusin social, la falta de
acceso a la educacin y la cultura, los altos precios de las necesidades
bsicas, entre otras tantas causas de delincuencia, siguen siendo problemas
estructurales que no son tomados en cuenta en el momento de ejercer las
prcticas preventivas o represivas en el tratamiento de la delincuencia. Y, a
falta de criterios integrados, poco puede esperarse de medidas polticocriminales preventivas o represivas que no afecten los obstculos sociales,
econmicos, polticos y culturales para la disminucin de la delincuencia o la
violencia social.
149

10. El rol de la Polica Nacional Civil en el paradigma de la seguridad

pblica.

La totalidad de los entrevistados [7/7] consider que es funcional para

contener la delincuencia encomendar las tareas de seguridad pblica a la
Polica Nacional Civil.
En este caso, la opinin de la totalidad de los entrevistados se
relaciona con la concepcin legalista de la institucin policial, pues la Ley
Orgnica de la Polica Nacional Civil establece que sta tendr por objeto
mantener la paz interna, la tranquilidad, el orden y la seguridad [Art. 1 inc.
2].
La seguridad pblica implica el buen funcionamiento del sistema penal
[haciendo valer la prevencin general y especial de la pena, y aplicando
sanciones apegadas a Derecho sobre delincuentes], la prevencin de los
delitos por la sociedad civil, el sector empresarial, los partidos polticos, las
municipalidades y el Gobierno Central. En definitiva la seguridad pblica,
depende del buen funcionamiento de la sociedad. Contrario a esa visin
ideal, es obvio que, no se puede encargar a la Polica Nacional Civil la
obligacin de todo el Estado y la sociedad de procurar la seguridad pblica.

11. Poca participacin ciudadana en la ejecucin de las polticas

criminales.

La mayora de los entrevistados [6/7] consider que en El Salvador no

existe suficiente participacin ciudadana en la ejecucin de polticas
criminales.

150

Las intervenciones de diferentes sectores, en algunos organismos

consultivos y mesas de concertacin, no han generado mayor participacin
ciudadana en nuestro pas. Bastar recordar, o intentar recordar, en qu
medida fue productivo el rol del Consejo Nacional de Seguridad o del
Consejo Econmico y Social para lograr una verdadera intervencin y control
prcticos en la ejecucin de polticas sociales y de seguridad pblica. Por
otra parte, uno de los rasgos ms notorios en la funcin de otras entidades, a
nivel local, como los Concejos Municipales de Prevencin de la Violencia, es
que existi y sigue existiendo poca voluntad participativa de distintos
sectores en las municipalidades, incluyendo la falta de voluntad de los
Alcaldes y sus Concejos Municipales.
La mayora de los entrevistados expres que no ha existido una
participacin ni respaldo nacional en las lneas de accin ejecutadas en la
forma que el GOES lo haba planteado en el Plan Quinquenal de Desarrollo.
Los esfuerzos han sido pocos y aislados, de forma que el Gobierno Central
ha tomado sus propias decisiones en la ejecucin de las polticas criminales,
aunndose a ello la dbil participacin ciudadana en denuncia.

12. Posibilidad de

mejorar la

participacin ciudadana

en el

tratamiento de la delincuencia a travs de mecanismos jurdicos.

La totalidad de los entrevistados [7/7] opin que s es posible mejorar

la participacin ciudadana, en el tratamiento de la criminalidad, a travs de la
promocin de mecanismos jurdicos que regulen la participacin de los
sectores sociales en fases de ejecucin de las polticas y la contralora social
de las actividades del Estado en dicha ejecucin, para garantizar as la
coherencia entre las medidas planificadas y ejecutadas.

151

CAPTULO VII
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La investigacin es sistemtica porque lo importante en ella no es tanto dar con datos
aislados, sino por cuanto posibilita vincular o relacionar nuestros pensamientos con los datos
derivados del anlisis crtico de las fuentes de conocimiento, porque integra, mediante
relaciones de coordinacin y subordinacin, los conocimientos adquiridos en el conjunto de
212

los conocimientos organizados o de las teoras vlidas existentes. Hctor Samour

7.1 CONCLUSIONES.

Mediante el desarrollo del corpus capitular de esta investigacin, se

han abordado tpicos de distinta ndole que han permitido relacionar
sistemticamente las perspectivas tericas y prcticas para dar una
respuesta al problema planteado inicialmente: en qu medida la naturaleza
de la poltica criminal en El Salvador responde a un modelo democrtico?
Luego de haber sido aplicados los mtodos generales de anlisis,
sntesis, induccin y deduccin, en la argumentacin que estructura este
trabajo, as como las diferentes tcnicas de investigacin, puede enmarcarse
la comprobacin del sistema de hiptesis de esta investigacin a partir de las
siguientes conclusiones que abordan los tpicos principales de esta
investigacin:

PRIMERA.
La ubicuidad del poder.- El poder es un concepto representativo de un
fenmeno complejo, que puede ser abordado desde muy distintas reas del
212

Id., p. 11.

152

pensamiento. La ubicuidad u omnipresencia del poder es una caracterstica

de esa complejidad, que puede ir desde la concepcin del poder manifestado
en las fuerzas fundamentales del universo hasta el poder de la
autodeterminacin y determinacin del pensamiento y los actos humanos. A
las ciencias sociales incumbe la concepcin del poder como la facultad del
ser humano de moldear la realidad a travs de los actos dirigidos desde su
subjetividad. En este caso, la omnipresencia del poder tiende a representar
la actitud humana de la convivencia social: una sociedad est conformada
por seres humanos que realizan actos de interaccin unos con otros. As, la
ubicuidad u omnipresencia del poder, desde el punto de vista social, hace
referencia a las micro y macro relaciones sociales.

SEGUNDA.
Multiplicidad de relaciones sociales, multiplicidad de realidades.- En la
sociedad existen mbitos de convivencia de lo individuos denominados
imaginarios sociales [Cornelius Castoriadis], que son instituciones como la
familia o el Estado. Generalmente, estos imaginarios tienen el rol de agentes
de socializacin, pues a travs de ellos se prepara al individuo para la vida
social, internalizando lenguaje, normas, valores, costumbres, creencias y
concepciones del entorno sociocultural que le rodea durante su crecimiento y
participacin en las relaciones sociales. Cada individuo, y sociedad, es un
vrtice en donde se entrecruzan la multiplicidad, o heterarqua, de relaciones
de poder econmico, cultural, social y poltico. Consecuentemente, no todas
las sociedades, ni todos los seres humanos, comparten una misma nocin de
realidad, sta se forma dependiendo de las circunstancias y las condiciones
materiales especficas experimentadas por un individuo o grupo de
individuos.

153

TERCERA.
Conciencia, identidad y racionalidad.- No existe consenso sobre la
interaccin entre la realidad material y la conciencia. El enfoque marxista
plantea que no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino el
ser social lo que determina su conciencia. Por otro lado, tambin existe una
perspectiva ms afn a los planteamientos freudianos, en el sentido que el
ser o la conciencia de un individuo es lo que va determinando la realidad, de
acuerdo a las fuerzas instintivas del ser humano, como determinantes de los
acontecimientos histricos. En trminos prcticos, existe una interaccin
entre la realidad material y la conciencia del individuo, que se representa en
la capacidad de decisin del ser humano sobre su propia identidad personal,
social y cultural. La identidad pues, al ser algo inacabado y en constante
construccin, ser susceptible de enriquecerse en la medida que el individuo
adquiera una mayor capacidad de decisin sobre su propio pensamiento y
sus actos.

CUARTA.
Conciencia y Desigualdad.- Independientemente de los distintos
planteamientos sobre la existencia o inexistencia de la igualdad, los seres
humanos conviven entre s sobre la base de una desigualdad prctica que se
define por las condiciones materiales que han dado lugar a la formacin de
cada subjetividad. Sin embargo, no es objetivamente demostrable que slo
las condiciones materiales de la vida social [como la riqueza o la pobreza,
por ejemplo] pueden definir la subjetividad, ya que esto coartara la
capacidad humana de decidir sobre su propio pensamiento, su voluntad y
sus actos. La desigualdad en sus modalidades econmica, poltica, jurdica y
social parte de un aspecto volitivo: concebir y tratar, voluntariamente, a las

154

dems personas como iguales o desiguales en la medida de los propios

intereses.

QUINTA.
Control social y desigualdad.- El control social es necesario para el
mantenimiento del orden y funcionamiento de la sociedad, el problema es la
cuestin de quines ostentan su titularidad y la concepcin de orden a
proteger que se ejerce.
Por este motivo, la nocin contractualista del Estado moderno, y sus
variantes histrico-sociales, ha sido refutada por el ejercicio de control de
acuerdo a los intereses de las clases dominantes, intensificando las distintas
modalidades de desigualdad social.
El control social se ha convertido en un fenmeno difuso a raz de la
desigualdad en la vida en sociedad. El alcance del reconocimiento formal de
las distintas categoras de derechos fundamentales, y de los derechos
humanos, han tenido como consecuencia la sofisticacin de nuevas
modalidades de control, dejando de ser tcnicas concentradas en el
aparataje estatal, y propicindose, cada vez ms, distintas modalidades de
control difuso, a travs de los imaginarios o instituciones que tambin fungen
como agentes de socializacin.

SEXTA.
Las polticas criminales y el control social en las sociedades
democrticas modernas.- La gestin gubernamental de la conflictividad social
debe ocuparse de la contencin de la delincuencia, a travs de las polticas
criminales. Pero, en el marco histrico de la desigualdad social, el
155

tratamiento de la criminalidad ha tendido a ser de supresin y anulacin de la

conducta desviada, a travs de un dspota ejercicio de la persecucin
penal, criminalizando de acuerdo a condiciones sociales propiciadas por la
misma racionalidad poltica y econmica persecutora.
En la prctica, el control social, un fenmeno de grandes
envergaduras, ha sido confundido y concebido como mero control punitivo,
ya que tiende a ser coercitivo en la medida que se fuerza o manipula la
formacin de la subjetividad a travs de los distintos medios de control
informal, indirecto o difuso, para luego reaccionar formalmente contra las
consecuencias particulares manifestadas en conductas apartadas de un
incierto parmetro de normalidad social.
El ejercicio de las polticas criminales, en este contexto, ha dado lugar
a una amplia clasificacin de modelos de poltica criminal, pero siendo
generalmente polticas autoritarias y/o totalitarias, que se han dado a travs
de la concentracin de poderes en el rgano Ejecutivo, desplazando as la
visin contractualista integrada por la divisin de poderes del Estado
moderno. A travs de la utilidad del derecho, la sociologa, criminologa,
psicologa y otras disciplinas, el poder poltico se ha enriquecido de
fundamentos dogmticos para la criminalizacin clasicista, estableciendo
causas de delincuencia propias a la existencia del ser humano perteneciente
a las clases que representan la fuerza laboral, por lo que la dinmica de los
mercados ha sido condicionante del criterio de exclusin social y de
criminalizacin formal. Lo paradjico de esta tendencia es que, al
encontrarse el Estado moderno en perpetua transformacin, enriquecida
cada vez ms con las conquistas sociales de derechos y libertades, la
diversificacin de las tcnicas de control punitivo se ha enfrentado
constantemente a la necesidad de propiciar transformaciones socioculturales
y adaptar los argumentos filosficos, cientficos, jurdicos y polticos
156

justificativos para ejercer una persecucin penal desigual, al grado de

difundir valores, a travs de los medios de control informal, que sean
propicios para que las mismas sociedades jueguen un papel criminalizador y
estigmatizador contra las conductas productos de la manipulacin de los
valores humanos y sociales.
As, el ejercicio de las polticas criminales ha estado, por regla general,
apartado de los parmetros de principios de un modelo democrtico, el cual
requiere no slo de una integracin cientfica jams conseguida- de
tratamiento de la delincuencia, sino tambin de una escala de valores
cimentados y practicados desde la gobernabilidad democrtica de un Estado
hasta las micro-relaciones sociales entre los particulares.

SEPTIMA.
El Estado salvadoreo no ha sido la excepcin en el ejercicio del
control social a favor de los intereses de clases dominantes.- La historia de El
Salvador es tan reciente como recientes son an las secuelas de las
diferentes formas de polticas autoritarias practicadas anteriormente contra
los indgenas y campesinos, luego contra el proletariado industrial y,
finalmente, contra la poblacin civil en general, sobre todo desde la dcada
de los aos 30 del siglo XX hasta la actualidad. La violencia poltica y social
han sido constantes imprescindibles en la sociedad salvadorea, tanto que ni
siquiera los efectos democratizadores de la transformacin poltica global
despus de la Segunda Guerra Mundial fueron perceptibles en la
institucionalidad del Estado salvadoreo, hasta que ste se vio forzado a
cesar el combate interno y conciliar intereses de clases a travs de la firma
de los Acuerdos de Paz, los cuales tampoco constituyeron una garanta
inmediata de democratizacin del orden social salvadoreo.

157

OCTAVA.
La violencia social engendra violencia delincuencial, la cual es
combatida con violencia poltica institucional.- En general, la criminalidad
violenta forma parte de una problemtica ms amplia, de races
estructurales, que es la violencia social. La falta de consenso estatal sobre
las formas de regulacin de la violencia social se justifica en el exceso de
libertades de unos individuos, o grupos de individuos, sobre las libertades de
otros, y tiene como consecuencia la recepcin colectiva de la violencia como
un fenmeno pblico, cotidiano, y normalizado. Por ejemplo, el peor efecto
de la violencia mostrada a travs de la televisin no es tanto el refuerzo o
estmulo a la violencia de los televidentes sino la transmisin que da la idea
de que se vive en un mundo de violencia, de que el ser humano es violento
por naturaleza.
Un contexto violento estimula a la violencia [Martn Bar]. Mediante la
investigacin se encontr que uno de los elementos constitutivos de violencia
es su fondo ideolgico, es decir que la violencia nos remite a una realidad
social considerada por intereses de clases de donde surgen valores y
racionalizaciones que determinan su justificacin, institucionalizndola formal
e informalmente a travs de los distintos medios de control social. En esta
dinmica progresiva de la violencia, como un fenmeno al que el individuo se
ve adecuado por el mismo orden social, la violencia delincuencial se
convierte en una proyeccin de la violencia estatal y viceversa. De forma
que, hay y habr violencia delincuencial en la medida que el Estado pretenda
solucionar el problema reaccionando violentamente contra los efectos
sociales de la violencia normalizada y justificada por los poderes
econmicos, sociales y culturales de las relaciones en una sociedad
determinada.

158

NOVENA.
La criminalidad, en general, no slo depende de la violencia, sino
tambin de otros aspectos estructurales y culturales.- Las causas de la
delincuencia residen en la existencia de mltiples factores entre los que
destacan los procesos acelerados de urbanizacin, las consecuencias del
Conflicto Armado y la falta de tratamiento post-guerra a la sociedad
salvadorea, la privatizacin de los espacios pblicos, las familias
debilitadas, la violencia intrafamiliar, la falta de condiciones para la
socializacin de los jvenes, la cultura de la violencia, la exclusin de los
jvenes por el mercado laboral y el sistema educativo formal, las dificultades
en el proceso de configuracin de la identidad individual y colectiva, la
pobreza y la impunidad social, poltica y jurdica, como elementos que
posibilitan la existencia de fenmenos sociales como maras y pandillas,
hechos que aunque no constituyen causas suficientes, son factores que
predisponen a los que delinquen a ingresar no slo a pandillas sino tambin
a organizaciones criminales. La criminalidad comn de las sociedades
modernas es una consecuencia lgica de la funcionalidad estructural de la
sociedad.

DCIMA.
La interpretacin oficial de la problemtica y el tratamiento estatal de
la delincuencia estn condicionados por la complejidad de la realidad social.El Estado no puede conocer todos los hechos delictivos que suceden en un
entorno social, por lo que prcticamente no puede garantizar seguridad
pblica y justicia penal a todos y cada uno de los habitantes de la sociedad.
El Estado recurre entonces a la interpretacin del problema criminal desde
un punto de vista macro-social y macro-poltico, enunciando slo logros

159

particulares dentro de la macro-dimensin del fenmeno criminal, y

presentndolos como logros de la misma dimensin que la problemtica.

DECIMOPRIMERA.
Las maras y pandillas han pasado de ser fenmenos sociales aislados
a verdaderos instrumentos polticos en materia de gestin gubernamental de
la delincuencia.- Antes del comienzo de las transformaciones institucionales
en la sociedad salvadorea post-guerra, el complejo ejercicio del control
ideolgico ya defina la formacin de la subjetividad en las clases sociales
menos favorecidas en educacin y dems necesidades bsicas. En un
primer momento, las repercusiones delincuenciales del control social se
vieron manifestadas en el creciente fenmeno de maras y pandillas, llegando
a ser herramientas polticas de criminalizacin de clase y de manipulacin de
la opinin pblica en la concepcin de cmo el Estado ha dado tratamiento a
la delincuencia en las gestiones presidenciales vinculadas al partido de
derecha poltica salvadorea Alianza Republicana Nacionalista [ARENA], y
sobre todo en los mandatos de Francisco Guillermo Flores Prez y Elas
Antonio Saca Gonzlez [1999-2099], durante los cuales se ejercieron
polticas criminales de corte manodurista [2003-2009], propiciando la
reactividad policial como mxima representacin del tratamiento anti-criminal,
sin el fortalecimiento de las instituciones del sistema de justicia penal, y
abandonando la implementacin de medidas preventivas y rehabilitadoras de
los delincuentes, principalmente de aquellos pertenecientes a maras y
pandillas.
El ejercicio del manodurismo policial ha tenido como elemento clave la
participacin amarillista de distintos medios de comunicacin de masas de la
sociedad salvadorea, a travs de los cuales se propici la propagacin de

160

reportajes

periodsticos

explcitamente

ilustradores

de

una

violencia

delincuencial que no era novedosa en El Salvador, pero con ello difundiendo

la idea de una violencia desmedida, de necesaria anulacin y extirpacin,
bajo un criterio represor de carcter legalista en que la delincuencia es de
exclusiva responsabilidad del delincuente, impidindose as la formacin de
una consciencia sobre el grado de responsabilidad poltica, econmica y
social de esa violencia. A la vez, este amarillismo y el discurso poltico
establecieron la idea de que miembros de maras y pandillas han sido los
nicos responsables de la violencia delincuencial, establecindose un velo
meditico y poltico ante la sociedad para omitir el tratamiento de otros tipos
de criminalidad, y propiciando mayor inseguridad pblica subjetiva, que
conlleva a una disposicin o voluntad pasiva de tipo cultural hacia la
represin de la delincuencia.

DECIMOSEGUNDA.
Desde la implementacin de las polticas criminales autoritarias y
manoduristas, la militarizacin de la seguridad pblica ha tenido un aumento
cuantitativo de inclinacin totalitaria.- El aumento de militares en tareas de
seguridad pblica ha sido creciente a tal punto que, en la actualidad, se
estima la participacin aproximada de 17,000 efectivos en estas tareas, cifra
considerable desde el punto de vista de los aos en que ha sido aplicada la
supuesta excepcionalidad constitucional contenida en el art. 168 ord. 12
Cn. [2003-2012]. La militarizacin de facto transgrede la naturaleza civil de la
seguridad pblica encargada a la instancia policial, confundindola con la
racionalidad de corte militarista de la Seguridad Nacional, en donde el
delincuente es tratado como enemigo del Estado y no como un ciudadano
que debe ser reinsertado a la vida social a travs de los mecanismos
establecidos en el funcionamiento del sistema penal y el tratamiento
161

penitenciario correspondiente. En caso de mantenerse la creciente tendencia

militarizadora de la seguridad pblica, la poltica criminal de El Salvador
puede involucionar hacia un modelo totalitario, en donde la reactividad contra
la delincuencia se encarga a la fuerza militar.

DECIMOTERCERA.
La transicin de un gobierno de derecha hacia la gestin presidencial
de Carlos Mauricio Funes Cartagena y el partido de izquierda Frente
Farabundo Mart para la Liberacin Nacional [FMLN] estableci una visin
hbrida del tratamiento de la delincuencia.- La Presidencia de la Repblica
previ el margen de maniobra de su gobierno para implementar las polticas
pblicas respecto al Estado Social de Derecho del rgimen poltico
democrtico, a travs de un diagnstico sobre las posibilidades de cambio
estructural dentro de las esferas de poder econmico, poltico y social. Este
diagnstico destac que la nueva administracin gobernara en medio de la
crisis econmica y social ms grave desde la poca de guerra, en que
Estados Unidos y el capitalismo mundial estaban en la crisis financiera ms
profunda desde la crisis de los aos 30 del siglo pasado. En efecto, en el
primer ao y medio de gestin [2009-2010], los mrgenes para la definicin e
implementacin de polticas pblicas eran bastante reducidos, debido a la
persistencia de la crisis econmica interna e internacional, la grave situacin
fiscal resultante de la cada de los ingresos tributarios y la adopcin de
medidas populistas del ltimo gobierno de Alianza Republicana Nacionalista
[ARENA], los escasos instrumentos de polticas econmicas disponibles para
lidiar con la crisis y la existencia de un aparato gubernamental obsoleto,
ineficiente y centralizado que haba sido reestructurado profundamente,
durante 20 aos, por los cuatro gobiernos de la derecha, a favor de unos

162

intereses empresariales y en detrimento de las tareas de desarrollo humano,

social y econmico.
Dentro de esta visin inicial de gobierno, no debe obviarse que la
represin es necesaria para el mantenimiento del orden social; en este
sentido, el aparente cambio de ideologa poltica en la gestin presidencial
iniciada en 2009 estableci como principal parmetro el control de la
delincuencia, lo cual no implicaba una consecucin de la tendencia
autoritaria ejercida por los gobiernos antecesores, sino la represin en la
medida de necesidad de persecucin estatal de delitos. En cuanto a la
prevencin de la delincuencia y la reinsercin social del delincuente, la actual
gestin presidencial estableci un aumento cualitativo y cuantitativo de las
lneas de accin a desarrollar. Todos estos aspectos se establecieron por
parte del gobierno como componentes de un plan hbrido de poltica criminal,
en donde se procurara el mantenimiento del combate al delito por medio de
la represin, pero tambin a travs de una mayor prioridad de la prevencin y
la reinsercin social, todo ajustado a los lmites de lo empricamente posible,
debido a la magnitud y carcter estructural y cultural de la delincuencia
heredada por las gestiones presidenciales neoliberales de la derecha poltica
salvadorea.

DECIMOCUARTA.
Las lneas de accin de carcter represivo fueron, y han sido, durante,
y desde, 2010 continuaciones de la tendencia manodurista policial y
militarizada ejercida por los gobiernos predecesores de derecha.- Durante y
desde el ao 2010, el accionar estatal sigui representndose en aspectos
como la atribucin de la mayor violencia delincuencial a maras y pandillas, el
aumento de penas, de reactividad policial y militar en las tareas de seguridad

163

pblica, y posteriormente tambin en la direccin del Ministerio de Justicia y

Seguridad Pblica [noviembre de 2011] y Polica Nacional Civil [enero de
2012]. Mientras tanto, la modernizacin, el fortalecimiento institucional y la
colaboracin interinstitucional para el control de la delincuencia no fueron
perceptibles por la sociedad, existiendo siempre el alto grado de mora
investigativa [causante de impunidad pre-judicial], la constante denuncia
contra efectivos policiales por vulneraciones de derechos de los particulares
y las deficiencias investigativas e irregularidades procesales-penales.
Consecuentemente, el aumento de homicidios en 2011 respecto a 2010, y la
poca efectividad investigativa en torno a otros delitos de la criminalidad
comn, no difirieron a la situacin del problema criminal durante los gobierno
de derecha.
Con todo esto, desde 2009 hasta 2012, el GOES ha logrado una
mejora en materia represiva: el aumento de la persecucin de algunas
actividades de crimen organizado, como el narcotrfico, y de delitos de cuello
blanco, como la corrupcin.

DECIMOQUINTA.
Las lneas de accin de carcter preventivo fueron, y han sido,
durante,

desde,

2010,

ejecutadas

con

mayor

responsabilidad

gubernamental y con una mejora cualitativa y cuantitativa respecto a aos

anteriores.- La prevencin de la violencia y del delito, bajo la situacin de
criminalidad actual, puede ser verificada sobre todo con medidas de largo
plazo que impliquen cambios estructurales en la fuente de la problemtica;
por lo que, en este mbito, el accionar del GOES estuvo y ha estado rodeado
de mayores impedimentos histricos, estructurales y culturales. Pese a ello,

164

los planes preventivos fueron ejecutados con mayor voluntad poltica que los
de gestiones presidenciales anteriores.
En primer lugar, se experimentaron aumentos de programas a
sectores sociales desprotegidos, como los de educacin que ayudan a
combatir la desercin escolar. Programas que, si se analizan detenidamente,
funcionan como polticas criminales preventivas que contribuyen a que los
jvenes de los centros escolares satisfagan sus necesidades bsicas de
educacin, aunque la poblacin no haga consciencia de esta inversin.
Ms especficamente, se llev a cabo el accionar interinstitucional en
apoyo a municipios, vedas de armas y tareas preventivas policiales; aun
cuando su eficacia no pueda ser percibida por la poblacin debido a la
dimensin del problema criminal, los lmites presupuestarios, la falta de
participacin ciudadana y de coordinacin y colaboracin intersectorial, que
sigue manifestando la poca consciencia ciudadana y social de los temas de
seguridad pblica, teniendo como efecto que las lneas de accin ejecutadas
por el GOES no consigan un seguimiento de ejecucin a travs del tiempo.

DECIMOSEXTA.
Las lneas de accin ms relevantes del GOES de la sub-poltica
penitenciaria fueron y han sido en el mbito de ejecucin de la pena, mas no
en reinsercin social del delincuente.- Las lneas de accin sobre aspectos
como la seguridad en centros penales y la depuracin de personal del
sistema carcelario, vinculados a casos de corrupcin, fueron y siguen siendo
insuficientes para regular la crisis del sistema penitenciario, sin embargo
fueron ejecutadas con ciertas mejoras y mayor eficacia que en aos
anteriores. Lo fundamental de estas lneas de accin es que pertenecen al
mbito de ejecucin de la pena y, en cierta forma, de prevencin del delito;
165

mientras que los problemas referentes a la resocializacin siguieron siendo

los mismos, y acaso intensificados. Tanto el hacinamiento, como la falta de
satisfaccin de servicios y necesidades bsicas no presentaron mejoras
relevantes durante 2010, ni posteriormente. El hacinamiento, en especfico,
sigue siendo el problema medular del sistema penitenciario, contra el cual, el
GOES ha logrado la apertura de 2 granjas penitenciarias en 2012 para el
trabajo de internos en la fase de semilibertad del rgimen progresivo, pero
sin lograr disminuir el exceso de casi el 300 % de hacinamiento. Los avances
en materia de reinsercin social siguen siendo mnimos, quedando, por regla
general, en responsabilidad del condenado el internalizar de acuerdo a su
subjetividad la experiencia de la condena de la prisin.

DECIMOSPTIMA.
El Estado salvadoreo no ha actuado como garante de las
necesidades individuales y colectivas, de los derechos fundamentales y de
los derechos humanos de la sociedad salvadorea. Contrario a ello, ha
actuado con un papel de reivindicador de su soberana en la medida de lo
posible frente a los excesos de desigualdad social y ausencia de convivencia
democrtica.- Frente al advenimiento de la gestin presidencial comenzada
en 2009, se previ que el gobierno enfrentara un entorno potencialmente
adverso para la inversin privada, persista la crisis econmica internacional,
regional y nacional, existan reservas y temores por parte de los sectores
empresariales, haba incertidumbre entre los grupos de poder econmico
sobre el futuro manejo econmico derivado de su prdida de control sobre el
gabinete de gobierno durante gestiones presidenciales precedentes,
especialmente en el gabinete econmico.

166

En el mbito social, se anticipaba que el primer gobierno de izquierda

al poder ganara enormes expectativas de cambio, que se traduciran en un
aumento de las demandas sociales, por muchas dcadas postergadas, sobre
todo por parte de sectores sociales organizados que adems reclamaran
una mayor participacin en la toma de decisiones de polticas pblicas, esta
situacin coincidira con un aumento de la pobreza y la marginalidad,
provocada por la disminucin de las remesas familiares a causa de la crisis
en Estados Unidos, por el aumento del desempleo y subempleo derivado de
la cada de la produccin nacional, por la existencia de un deficiente sistema
de servicios sociales bsicos, sobre todo en el mbito de la salud pblica, y
por la ausencia de una poltica social efectiva que protegiera a la poblacin
ms vulnerable del impacto de la crisis econmica.
No todo ello se cumpli as, pero la realidad ha presentado
complicaciones imprevisibles para el GOES, las tormentas tropicales Ida
[2009], Agatha [2010], Alex [2010], y la depresin tropical 12-E [2011], juntas
ocasionaron 244 muertes y afectaron a medio milln de personas, los daos
ocasionados con esto fueron de 1,267 millones de dlares que equivale al
5.9 % del PIB, todo ello obstaculiz algunas metas proyectadas de
crecimiento. Ejemplo de ello: el efecto de la depresin tropical 12-E sobre la
produccin agropecuaria fue alrededor del 1 % del PIB, razn por la que la
tasa de crecimiento del PIB de 2011 fue del 1.5 % de cmo estaba
originalmente programada.
La imprevisibilidad natural, las deficiencias de la administracin
pblica, la conflictividad de la clase poltica y clases sociales, en El Salvador,
no justifican pero s inciden en ciertas determinaciones y posturas estatales
en la ejecucin de polticas pblicas. El Estado salvadoreo, est siempre
limitado por las relaciones de poder econmico, poltico y social que
histricamente han opacado la visin contractualista del Estado moderno.
167

Por lo que an con las perspectivas de cambio a raz del proceso de

transicin de gobierno y las estrategias polticas de cambios estructurales e
institucionales planteadas, poco o nada ha mejorado la condicin de
problemas como la delincuencia, en el sentido de transformar las verdaderas
causas de nuestra heredada y precaria situacin social y econmica, y
menos an, en cuanto al proceder de los partidos polticos, que son los
principales actores polticos, junto a la empresa privada, responsables de la
falta de fomento de valores democrticos, pues parcializan el quehacer
poltico a intereses partidistas y de lites o bloques econmicos. Por su
parte, la empresa privada salvadorea ha dejado siempre de manifiesto su
falta de voluntad de contribuir al fomento de nacin, a travs de actitudes
como su oposicin a un impuesto especial de seguridad que el Ejecutivo
pretendi establecer en 2010 para las empresas con mayores ganancias del
pas, y con el cual se prevea un ingreso de $ 50,000.00 al ao por cada
contribuyente; o el posterior retiro de la Asociacin Nacional de la Empresa
Privada [ANEP] del Consejo Econmico y Social durante 2012.
Dentro de la conflictividad social, tambin la violencia y la delincuencia
son importantes obstculos para el desarrollo del pas y su institucionalidad,
generan inestabilidad y dificultan la transicin hacia la democracia; aunque
no ms que la conflictividad poltica y econmica que determina la
predisposicin social a delinquir.
En este contexto social, resulta obvio que, en trminos generales, las
polticas criminales aplicadas por el Estado salvadoreo durante 2010 no
disminuyeron la delincuencia ni la violencia. En nuestro pas, no podemos
hablar de Estado Social, Democrtico y Constitucional de Derecho
consolidado, pues los actores polticos y sociales no han asumido un rol
definido frente a la sociedad, entonces no puede hablarse de la
consolidacin de polticas criminales a largo plazo que disminuyan los
168

efectos negativos de las transiciones de los gobiernos de turno. En este

sentido, las polticas criminales se ven afectadas por la falta de una poltica
de gobernabilidad y de participacin ciudadana que garantice la consecucin
del Bien Comn por sobre la conflictividad social, y procure una cultura de
nacin y de ciudadana que tenga como base una conciencia social para
identificar, aceptar y corregir la superposicin de las diferencias de clase e
intereses particulares al beneficio de la sociedad.
Se concluye, con todo esto, verificando que la naturaleza de la poltica
criminal en El Salvador, durante el ao dos mil diez, no correspondi
propiamente a un modelo democrtico de poltica criminal, por inobservancia
e inaplicabilidad de sus principios bsicos.

7.2 RECOMENDACIONES.

Las sociedades que funcionan con el esquema de sistemas

democrticos se fundamentan en la premisa de los espacios colectivos, que
pueden ser tangibles e intangibles, en los que interactan todos los
miembros que pertenecen a la sociedad administrada por un aparataje
estatal determinado. Cuando se habla de espacios colectivos, se refiere a
carreteras, mercados, parques, espacios areos, espacios martimos, el
Gobierno Central y los Gobiernos Municipales, en donde cada uno de los
miembros tiene el derecho equitativo de acceder a ellos, realizando
actividades que les permitan a todos obtener beneficios de acuerdo a sus
necesidades o condiciones materiales de vida. Los espacios colectivos
tienen sus propias caractersticas de regulacin, tales como un marco jurdico
que determina la interaccin en la sociedad, y que a la vez debe ser regulado
por los miembros elegidos por los representados para que representen su
uso adecuado, pero sucede que debido a los altos niveles de corrupcin, el
169

rol de los representantes se distorsiona al excluir de los beneficios de esos

espacios a las grandes mayoras, favoreciendo a la minora, que son los
grupos de poder. Dentro de esa mayora, segn las limitantes de algunos
grupos ms desfavorecidos en cuanto al acceso a los recursos para
satisfacer sus necesidades, y ante la falta de distribucin de los recursos
obtenidos de los espacios colectivos por parte de los grupos de poder y la
impotencia de poder reaccionar de manera positiva ante esas injusticias,
algunos reaccionan con actitudes constitutivas de hechos delictivos, ya que
el orden de los espacios colectivos se ve alterado principalmente desde la
figura de los representantes.
Desde

esta

perspectiva

cobra

importancia

que

las

medidas

recomendadas en la investigacin de la problemtica entorno a Los Efectos

de la Poltica Criminal en El Salvador durante el Ao 2010, adems de la
poltica criminal ejercida en general y de la delincuencia en la sociedad
salvadorea,

estn

encaminadas

contra

el

carcter

poltico

de

la

problemtica, principalmente en los aspectos de:

a. La promocin de una cultura de tratamiento de la conflictividad
delincuencial.
b. La

creacin

de

mecanismo

de

participacin

de

sectores poco

protagnicos en la contralora de las polticas de Estado.

Estas lneas de accin son propuestas en un sentido general, pero
partiendo de la posibilidad de su ejecucin prctica con iniciativa de la
Universidad de El Salvador, procurando reactivar su papel protagnico en los
temas de nacin, y en virtud al cumplimiento de sus fines establecidos en el
art. 3 de la Ley Orgnica de la Universidad de El Salvador, especialmente al
referido en el literal e) que dispone como finalidad de esta institucin el

170

Contribuir al fortalecimiento de la identidad nacional y al desarrollo de una

cultura propia, al servicio de la paz y de la libertad.

PRIMERA.
La promocin de una cultura de tratamiento de la conflictividad
delincuencial.- El ser humano necesita personas que ayuden a entender el
por qu de lo que sucede alrededor, sobre todo en una poca donde todo se
reduce a la sumisin de la poltica prctica, al conformismo social, al
pesimismo sociopoltico manipulado por las macro-relaciones de poder: entre
menos se tiene, ms merecidos son los problemas sociales y desgracias
personales y sociales.
Para prevenir el delito, es necesario estudiar la violencia, y en especial
la delincuencial; para llegar a jerarquizar el problema, es necesario estudiar
la diversidad de orgenes de la delincuencia, tales como los intereses
parciales de sectores minoritarios, distanciados del bien comn. Por esta
razn se concibe a la mayor educacin como herramienta de formacin de la
conciencia individual y social, logrando as el balance de fuerzas sociales.
Pero el rol de la educacin en los procesos sociales de formacin de la
subjetividad es ya notoriamente necesario y conocido; sin embargo esto es
generalmente atribuido al papel a la educacin formal, a la vez que este
mismo subsistema posee las mismas deficiencias funcionales de la
estructura social. Siendo as, la institucionalizacin del saber en los
subsistemas de la administracin pblica no puede tenerse como nica o
aislada garanta de desarrollo humano a travs de la educacin, surgiendo
as la posibilidad subsidiaria del protagonismo de actores sociales, como los
sectores acadmicos y ONGs dedicadas a la investigacin cientfica y
filosfica, de intervenir en diferentes mbitos de formacin de la conciencia

171

social, relacionados con el estudio de las ciencias humanas y sociales, de

forma indirecta, organizada, y con responsabilidad social, ya sea a travs de
educacin por charlas o de propuestas a aspectos del subsistema educativo.
El establecimiento de las propuestas especficas puede iniciar con un anlisis
de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El
Salvador en aras a la participacin de otros sectores, sobre la posibilidad de
un diseo de diferentes mecanismos y lneas de accin, como difusin
acadmica de estudios, investigaciones, trabajos de grado, participacin
estudiantil en proyeccin social de culturizacin respecto a temas sociales
como la delincuencia, propuestas de actualizacin y reforma del currculo
nacional del sistema educativo formal salvadoreo, entre otros.
Esta recomendacin puede encaminarse a parmetros generales
como:
a. Propuesta de tratamiento a los profesores, mejorar la calidad de recurso
humano que pueda ser funcional para la formacin acadmica
provechosa en el entorno de una cultura de violencia.
b. Propuesta de reforma educativa que invierta en higiene y salud mental de
los maestros.
c. Estrategias que permitan una mejor interaccin entre docentes y
estudiantes, en los distintos niveles del sistema educativo.
d. Procurar la consciencia de que poblacin condenada a pena de prisin
merece especial atencin, por tener un doble un rol: el de vctima y el de
victimario de una sociedad que margina y estigmatiza a sus integrantes,
pues como victimarios lesionan bienes jurdicos directamente de sus
vctimas, e indirectamente a la poblacin en general. Y por lo tanto se
deben crear programas de salud integral para ser atendidos y reconocer
as su situacin, y la modificacin de sus estructuras cognoscitivas,
formadas por todo lo aprendido anteriormente: un delincuente aprendi a
172

matar, a reaccionar agresivamente, a violar, a que lesionaran sus

derechos. Todo esto puede ser cambiado, habiendo una inhibicin de lo
que aprendi como consecuencia de la represin y la violencia social.
Contrariamente, es imposible que el delincuente aprenda bajo la rigidez
de una pena privativa de libertad que no le ensea cmo desaprender
todo lo que en la calle aprendi. Propicindose as la nocin del cambio
del delincuente como mejor solucin a la delincuencia misma.
e. Proponer la coordinacin y participacin de estudiantes de la Licenciatura
en Ciencias Jurdicas, y otras carreras afines, en charlas sobre conciencia
social de la violencia y la delincuencia en centros escolares y niveles
educativos en zonas de alto riesgo, as como la promocin de temas para
el fortalecimiento de un control social ms apegado a los valores y
principios democrticos y sobre todo los referidos a los medios de control
social informal, concientizando sobre el papel de la familia, la escuela, la
iglesia y los medios de comunicacin en torno a su vida cotidiana, a los
valores que adhieren a su pensamiento, a la forma en que los amplios
parmetros de la globalizacin repercuten en su forma de ver la vida
social y cmo las conductas criminalizadas pueden definir y marcar su
situacin jurdica, como ciudadanos y ciudadanas de este pas.

SEGUNDA.
La creacin de mecanismo de participacin de sectores poco
protagnicos en la contralora de las polticas de Estado, o la promocin de la
adhesin de estos mismos a los mecanismos de participacin ciudadana e
intersectorial ya vigentes. Partiendo de la iniciativa de la Universidad de El
Salvador.- Uno de los problemas del incorrecto tratamiento de la
delincuencia, as como de otros fenmenos sociales, ha sido el que los
distintos sectores de la vida social y poltica del pas, saben qu es lo que
173

hay que hacer. Pese a los obstculos, es factible realizar intentos de

acciones referidas a aspectos como:
a. La Falta de voluntad poltica de tratamiento democrtico y cientfico a la
delincuencia.- Posiblemente, este es uno de los mayores obstculos a los
que se enfrenta el tratamiento de la delincuencia, pero ello no evita que
pueda propiciarse un rol ms participativo de la Universidad de El
Salvador, que vaya ms all de los comunicados o pronunciamientos
aislados de las Facultades o del Consejo Superior Universitario;
establecindose mecanismos de anlisis, estudios e intervencin de
aplicacin de justicia penal, que adems puedan coordinarse con el rol de
organizaciones no gubernamentales afines a la investigacin jurdica y
propuestas al Gobierno Central o a los Gobiernos Municipales. Por una
parte, es notorio que hay apertura a la participacin ciudadana e
intersectorial en la actualidad, como las recientes acciones del GOES
[agosto de 2012] por incorporar criterios y propuestas para el tratamiento
de la seguridad pblica, o el apoyo a travs de propuestas y planes de
accin a los Concejos Municipales de Prevencin de la Violencia. Todo
esto en el marco de las transformaciones de la participacin de la
sociedad civil en acciones del Estado salvadoreo.
b. El problema de la inefectividad jurdica de los cuerpos normativos
nacionales e internacionales, cuya aplicabilidad pueda resultar funcional
para el mejoramiento de las polticas criminales.- La cuestin del extenso
volumen de legislacin sin aplicacin prctica, conocido en el entorno
jurdico como letra muerta, es producto de la falta de una poltica
nacional de gobernabilidad y participacin ciudadana. Frente a esto, es
necesaria la promocin de una cultura poltica y social de gobernabilidad
y ciudadana, para lo cual puede disponerse de la creacin de estrategias,
proyectos y propuestas que conlleven a trabajar en reformas de

174

aplicabilidad de la normativa jurdica y el respeto al Estado Constitucional

de Derecho. Esta recomendacin puede incluir propuestas que retomen
mecanismos de la legislacin nacional y funcionamiento de instituciones
estatales, como la Ley de Acceso a la Informacin Pblica y el trabajo de
la Subsecretara de Transparencia y la Subsecretara de Reforma Poltica
y Participacin Ciudadana, de la Secretara Tcnica de la Presidencia de
la Repblica de El Salvador. As como la revisin y definicin de las
posibilidades

empricas

de

procurar

la

aplicacin

de

tratados

internacionales referentes a polticas criminales, como la Convencin de

las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional
[Convencin de Palermo] y la Convencin de las Naciones Unidas contra
la Corrupcin [Convencin de Mrida], o referentes a la participacin
ciudadana, como la Carta Iberoamericana de Participacin Ciudadana en
la Gestin Pblica. Y en fin, procurando a travs de esta lnea de accin
el fomento de una cultura de conciencia y respeto a los lineamientos del
Estado Democrtico y Constitucional de Derecho.
c. Anlisis de la legitimidad constitucional y legal de las medidas de poltica
criminal ejecutadas por las instituciones estatales.- Proponindose
reformas legales,

monitoreo

y la

presentacin

de

recursos de

inconstitucionalidad contra todo cuerpo normativo que transgreda los

principios constitucionales y democrticos.

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183

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de 2009, publicado en el D.O. N 139, Tomo N 344, del 26 de julio de 2009.
DECRETO EJECUTIVO N 60, de fecha 28 de septiembre de 2009,
publicado en el D.O. N 188, Tomo N 385, del 09 de octubre de 2009.
DECRETO EJECUTIVO N 70, de fecha 30 de octubre de 2009,
publicado en el D.O. N 205, Tomo N 385, del 04 de noviembre de 2009.
DECRETO EJECUTIVO N 58, de fecha 05 de mayo de 2010,
publicado en el D.O. N 82, Tomo N 387, del 05 de mayo de 2010.
DECRETO LEGISLATIVO N 371, de fecha 27 de mayo de 2010,
publicado en el D.O. N 113, Tomo N 387, del 17 de junio de 2010.
LEY

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PROSCRIPCIN

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DECRETO LEGISLATIVO N 549, de fecha 09 de septiembre de
2010, publicado en el D.O. N 241, Tomo N 389, del 23 de diciembre de
2010.
DECRETOS EJECUTIVOS N 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 48, 50, 51,
52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63 y 64; de fecha 22 de marzo de
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184

DECRETO EJECUTIVO N 69, de fecha 26 de marzo de 2012,

publicado en el D.O. N 60, Tomo 394, del 27 de marzo de 2012.

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193

ANEXOS

UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURDICAS
SEMINARIO DE GRADUACIN 2011

ENTREVISTA DE TRABAJO DE GRADUACIN PARA OPTAR AL TTULO

DE: LICENCIADO EN CIENCIAS JURDICAS

ESTUDIANTES:
MENJVAR, MARA DELSY
TURCIOS ROSALES, ISMAEL ADOLFO

TEMA:
LOS EFECTOS DE LA POLTICA CRIMINAL EN EL SALVADOR DURANTE EL
AO 2010

INDICACIN:
Estimado entrevistado, el objeto de la presente es informarnos desde diversos
puntos de vista de las ciencias sociales y/o conocedores de reas de trabajo en
la ejecucin de polticas criminales, acerca de aspectos sobre cmo el Estado
salvadoreo asume el tratamiento de la delincuencia, particularizado al ao
2010. Resulta de suma importancia contar con su colaboracin, por lo que se le
solicita atentamente responder de forma sencilla y breve las siguientes
preguntas, a fin de comprobar las hiptesis de nuestro trabajo de graduacin.
ENTREVISTADO: ________________________________________________
INSTITUCIN: __________________________________________________
CARGO: _______________________________________________________

1) Considera usted que la violencia delincuencial en El Salvador es un

problema incontenible para la capacidad material del Estado?
a. S_____

b. No______

Por qu?

________________________________________________________
________________________________________________________
________________________________________________________
________________________________________________________
________________________________________________________
________________________________________________________
___________.

2) Cree usted que la gestin del actual gobierno ha empleado ms

medidas represivas que preventivas de la delincuencia en nuestra
sociedad?
a. S______

b. No_____

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
3) Identifica

usted

acciones

relevantes

de

prevencin

de

delincuencia ejecutadas al inicio de la actual gestin presidencial?

a. S_____

b. No_____

Si su respuesta es afirmativa, mencione algunas de ellas.

la

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
4) Considera usted que en nuestro pas existe la suficiente inversin
en polticas sociales para lograr una disminucin de las causas que
generan la delincuencia?
a. S______

b. No______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
________________________________________________________.

5) Cree usted que la violencia institucional del Estado salvadoreo

contra la violencia delincuencial contribuye a disminuir la sensacin
de inseguridad en la poblacin salvadorea?
a. S______

b. No______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.

6) Considera

usted

que

la

violencia

institucional

del

Estado

salvadoreo contra la violencia delincuencial influye negativamente

en

la

perspectiva

de

la

sociedad

salvadorea

respecto

al

delincuente?
a. S______

b. No_______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
7) Cree usted que existe una congruencia entre el tratamiento
represivo de la delincuencia, por parte de la actual gestin
presidencial, y problemas como la mora judicial y el hacinamiento
penitenciario?
a. S_______

b. No______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
8) Considera usted que los rganos del Estado salvadoreo estn
capacitados para regular, con respeto a la libertad de prensa, la
transmisin periodstica de violencia delincuencial?
a. S______

b. No_______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
9) Considera usted que las relaciones entre la sociedad salvadorea,
los representantes [gobierno] y los grupos de poder econmico de
El Salvador afectan la relacin que el Estado salvadoreo tiene con
fenmenos como la criminalidad?
a. S______

b. No______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
10) Segn su criterio, es funcional para el tratamiento de la
delincuencia encomendar las tareas de seguridad pblica a la Polica
Nacional Civil?
a. S______

b. No______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.

11) Cree usted que en nuestro pas existe suficiente participacin

ciudadana en la toma de decisiones estatales respecto a la ejecucin
de polticas criminales?
a. S______

b. No______

Por qu?

__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________.
12) Segn su criterio respecto al panorama nacional actual considera
usted posible, para el mejoramiento de la participacin ciudadana en
el tratamiento del fenmeno criminal, la promocin de nuevos
mecanismos jurdicos de colaboracin y control a la actividad estatal
en materia de polticas criminales?
a. S_______

b. No______

1. Considera usted que la violencia delincuencial en El Salvador es un

problema incontenible para la capacidad material del Estado?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 1

Resultado P. N 1

No

Resultado P. N 1
7
6
5
4
Resultado P. N 1

3
2
1
0
S

No

2. Cree usted que la gestin del actual gobierno ha empleado ms

medidas represivas que preventivas de la delincuencia en nuestra
sociedad?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 2

Resultado P. N 2

No

Resultado P. N 2
7
6
5
4
Resultado P. N 2

3
2
1
0
S

No

3. Identifica

usted

acciones

relevantes

de

prevencin

de

la

delincuencia ejecutadas al inicio de la actual gestin presidencial?

a. S___

b. No___

N 3

Resultado P. N 3

No

Resultado P. N 3
7
6
5
4
Resultado P. N 3

3
2
1
0
S

No

4. Considera usted que en nuestro pas existe la suficiente inversin

en polticas sociales para lograr una disminucin de las causas que
generan la delincuencia?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 4

Resultado P. N 4

No

Resultado P. N 4
7
6
5
4
Resultado P. N 4

3
2
1
0
S

No

5. Cree usted que la violencia institucional del Estado salvadoreo

contra la violencia delincuencial contribuye a disminuir la sensacin
de inseguridad en la poblacin salvadorea?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 5

Resultado P. N 5

No

Resultado P. N 5
7
6
5
4
Resultado P. N 5

3
2
1
0
S

No

6. Considera

usted

que

la

violencia

institucional

del

Estado

salvadoreo contra la violencia delincuencial influye negativamente

en

la

perspectiva

de

la

sociedad

salvadorea

respecto

delincuente?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 6

Resultado P. N 6

No

Resultado P. N 6
7
6
5
4
Resultado P. N 6

3
2
1
0
S

No

al

7. Cree usted que existe una congruencia entre el tratamiento

represivo de la delincuencia por parte de la actual gestin
presidencial, y problemas como la mora judicial y el hacinamiento
penitenciario?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 7

Resultado P. N 7

No

Resultado P. N 7
7
6
5
4
Resultado P. N 7

3
2
1
0
S

No

8. Considera usted que los rganos del Estado salvadoreo estn

capacitados para regular, con respeto a la libertad de prensa, la
forma la violencia delincuencial que es transmitida a la poblacin?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 8

Resultado P. N 8

No

Resultado P. N 8
7
6
5
4
Resultado P. N 8

3
2
1
0
S

No

9. Considera usted que las relaciones entre la sociedad salvadorea,

los representantes [gobierno] y los grupos de poder econmico de
El Salvador afectan la relacin que el Estado salvadoreo tiene con
fenmenos como la criminalidad?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 9

Resultado P. N 9

No

Resultado P. N 9
7
6
5
4
Resultado P. N 9

3
2
1
0
S

No

10. Segn su criterio, es funcional para el tratamiento de la

delincuencia encomendar las tareas de seguridad pblica a la Polica
Nacional Civil?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 10

Resultado P. N 10

No

Resultado P. N 10
7
6
5
4
Resultado P. N 10

3
2
1
0
S

No

11. Cree usted que en nuestro pas existe suficiente participacin

ciudadana en la toma de decisiones estatales respecto a la ejecucin
de polticas criminales?
a. S___

b. No___

Por qu?

N 11

Resultado P. N 11

No

Resultado P. N 11
7
6
5
4
Resultado P. N 11

3
2
1
0
S

No

12. Segn su criterio respecto al panorama nacional actual, considera

usted posible, para el mejoramiento de la participacin ciudadana en
el tratamiento del fenmeno criminal, la promocin de nuevos
mecanismos jurdicos de colaboracin y control a la actividad estatal
en materia de polticas criminales?
a. S___

b. No___

N 12

Resultado P. N 12

No

Resultado P. N 12
8
7
6
5
4
Resultado P. N 12
3
2
1
0
S

No