Criminologia Penologia y Jurisprudencia
Criminologia Penologia y Jurisprudencia
Criminologia Penologia y Jurisprudencia
ABSTRACT
Spanish jurisprudence is frequently faced with the fact that in some expert reports
appear terms like psychopath, antisocial Personality disorder, psychopathic
personality, cruel psychopath, epileptoid psychopathy, sociopathy, etcetera. In this
way, it's not infrequent that jurists (magistrates, judges, public prosecutors,
lawyers) became disorientated with so much terminology which, despite all, they
are nothing at all about synonym terms. Doctrine, on the other hand, dissents from
the traditionally point maintained by the Jurisprudence that psychopaths are nonattributed individuals. Many penologists know very good psychological and
psychiatric manuals and research studies on subject, and they are usually based on
them to make some differences which apparently are fines. One of the
controversies more extended is if the terms antisocial personality disorder and
psychopathy are the same category.
In the review of this Part II, it's also pretended to go deeply into and emphasize
those fine differences, now that it's been proved repeatedly that both diagnosis
categories, if it's of course true that they share some common features, they are
neither the same concept nor involve the same consequences. It also examines the
bitter controversy that exists regarding the frequent association between
psychopathy and substance abuse, a controversy that seems to set its roots in the
same terminological confusion between psychopathy and antisocial personality
disorder. Finally, we review the literature about the criminality of psychopaths, with
special reference to the case of both common criminals and the case of serial
murderers and other violent criminals, without losing sight of the position that
psychopaths currently have at a penological, doctrinal and jurisprudential level.
Key words: Antisocial personality disorder. Criminality. Doctrine. Jurisprudence.
PCL-R. Penology. Psychopathy.
Si bien es cierto que los psicpatas son responsables de una gran cantidad de
crmenes violentos y distrs social3,4, no debemos aceptar, sin ms, la idea
generalizada y con cierto aroma lombrosiano de que stos son unos criminales en
potencia (natos). Como ya hemos visto en la Parte I con respecto al caso de los
psicpatas integrados, es evidente que no todos estos individuos llegan a tener un
contacto formal con la ley.
Sin embargo, en el caso de los psicpatas criminales, se ha demostrado
cientficamente que existe una ntima relacin conceptual entre la violencia y la
psicopata2, ya que en muchas de las caractersticas que son importantes para la
inhibicin de las conductas violentas y antisociales -empata, capacidad de
establecer vnculos profundos, miedo al castigo y sentimiento de culpa- se
encuentran seriamente disminuidas o simplemente ausentes en los psicpatas5,6.
En cualquier caso, lo que s parece ser una condicin comn a todos los psicpatas
es que los mismos se encuentran "condicionados por un primario "trastorno" de la
vida afectiva, que implica una dificultad en su actividad mundana, en su contacto
interhumano" (Rodrguez Ballesteros, 1962, p. 554)7. Se produce una distorsin de
las relaciones sociales que se convierten en incmodas, llegando incluso en
ocasiones a dejar de existir. Esto genera un comportamiento claramente antisocial
que se muestra, principalmente, por un profundo egocentrismo, puesto que el
psicpata tiene como objetivo prioritario satisfacer sus propias necesidades sin
preocuparles los dems.
Los tres rasgos que mejor y ms notablemente caracterizan la personalidad del
psicpata son, segn Surez Montes8: "la asocialidad, la falta de fijacin afectiva y
una actitud de satisfaccin de necesidades egostas incapaces de controlar" (p.
644).
El psicpata puede estar capacitado para conocer intelectualmente las normas
sociales en uso; de hecho, las conoce y adopta una actitud respecto a ellas. De lo
que carece el psicpata es de la capacidad para asumir en su ser/fuero interno el
orden social establecido y los principios por los que ste se rige9. Los psicpatas
ven las normas como obstculos que se interponen en la consecucin de sus
ambiciones, y, por supuesto, responden ante estos obstculos, y lo hacen de muy
diversas formas. Para estos sujetos, lo que estn haciendo es correcto de acuerdo a
su valoracin de las normas: es correcto para su propio cdigo, ya que ellos tienen
sus propias normas. Luego, si es correcto y sale mal, el responsable no es l, sino
los dems. Esta es la principal razn por la que los psicpatas, en sus relaciones
sociales, constituyen una fuente segura de conflictos. Es ms, debido a la
interaccin de las circunstancias ambientales con su propia disposicin personal, es
fcil que desemboquen en posibles comisiones delictivas. As, cuanto menor sea su
adaptacin a los valores morales de la sociedad, menos reparos va a tener en
violarlos y mayor ser tanto su peligrosidad como su probabilidad de actividad
criminal.
La agresividad y la violencia es otra de las notas caractersticas de muchos
psicpatas, pero slo la emplean cuando el encanto, la manipulacin, las amenazas
y la intimidacin no les resultan efectivos para lograr los propsitos que se haban
fijado1. A este respecto, no podemos olvidar que los psicpatas son magnficos
manipuladores de las dems personas, cosificndolas, es decir, utilizndolas como
meros objetos -cosas- para conseguir sus propios objetivos10. El psicpata tiene la
rara pero efectiva habilidad de captar las necesidades de los dems a travs de la
seduccin, as como de sondear y dar en el blanco con respecto a los puntos dbiles
de los otros. Es decir, el psicpata trabaja primero la ambicin del otro y despus,
evidentemente, lo engaa11. Todo este ciclo de manipulacin psicoptica est
repleto de una retahla de mentiras que utiliza como herramienta de trabajo y que
le llevan a desvirtuar la verdad con el objetivo de conseguir algo para l/ella12.
Trasladndonos de nuevo al mbito de lo emprico, diversos estudios de
investigacin han puesto de manifiesto la estrecha relacin existente entre la
psicopata y el comportamiento violento en los delincuentes varones13. La mayora
de los estudios publicados indican que hay una elevada incidencia y frecuencia de
crmenes violentos y de comportamientos agresivos en los individuos con una
puntuacin alta en el PCL-R. Como veremos en el siguiente apartado, el tipo de
delito suele variar segn el grupo de que se trate. Adelantemos que, en contra de la
idea tan estereotipada y prejuiciosa, los no psicpatas tienen ms probabilidades
que los psicpatas de ser encarcelados por asesinato (normalmente por la comisin
del mal denominado crimen pasional cometido contra un conocido, que
frecuentemente suele ser una mujer, y ms concretamente la esposa del homicida);
en cambio, los psicpatas tienen ms probabilidades de victimizar a extraos (para
conseguir de ellos dinero u otros beneficios) sin llegar a matarlos14.
Por otro lado, los psicpatas tambin son ms agresivos y hostiles en la crcel para
controlar a los dems6,15. Fuera de las prisiones, los delitos violentos de los
psicpatas incluyen frecuentemente amenazas y el uso de la fuerza fsica y de las
armas, y tambin es ms probable que cometan delitos violentos poco tiempo
despus de haber sido puestos en libertad16.
Lo que estos y otros muchos estudios estn indicando es que los psicpatas
emplean la violencia para manipular y controlar a los dems, y nada ms; la falacia
de que los psicpatas emplean la violencia para subyugar y atemorizar a sus
vctimas no es ms que eso: una falacia proveniente tanto de los casos ms
extremos (los conocidos asesinos en serie) como del sensacionalismo meditico
aireado en la sociedad a travs de las pelculas que todos conocemos. Si bien
la maquinacin o mente retorcida (ambas frecuente y errneamente confundidas
con el concepto de maquiavelismo) de estos sujetos puede darse en algunos casos
extremos, lo cierto es que este tipo de rasgos no estn incardinados
especficamente en el mismo PCL-R, independientemente de que, por ejemplo, a
travs de tems como "insensibilidad, crueldad y falta de empata" algunos autores
hayan querido inferir este tipo de asociacin y aseveraciones.
Entre otros muchos, uno de los estudios ms significativos que tiran abajo esta
falacia que venimos comentando es el de Patrick, Zempolich y Levenston17, quienes
examinaron la relacin existente entre los dos factores del PCL-R y las diferentes
formas de comportamiento agresivo-violento. Especialmente interesantes son las
relaciones contrapuestas que hay entre los dos factores del PCL-R y los rasgos de
personalidad (hasta 11 rasgos diferentes del temperamento) evaluados mediante el
MPQ (Multidimensional Personality Questionnaire) de Auke Tellegen18. As, el
comportamiento antisocial est relacionado con estrs elevado (huelga decir que,
por definicin, impropio o inexistente en los psicpatas), con la agresin y con la
impulsividad. Esto sugiere que el factor de "conducta antisocial" es el que media
entre el PCL-R y la agresin defensiva (tambin conocida como reaccin
"pasional" oagresin reactiva19,20). Por otro lado, el "desapego emocional" del PCL-R
est relacionado con un alto deseo de dominio y ambicin (nada que ver ni
tampoco comparable con las mentes de tipo "maquinativas"), as como con una
baja ansiedad. Esto indica que la agresin en el psicpata "puro" est ms
relacionada con la violencia encaminada a la consecucin de unos fines (es decir, se
trata de una agresin "instrumental" o "proactiva"19,20) que al rechazo.
En base a estas premisas, los resultados de Patrick, Zempolich y Levenston17 fueron
consistentes con estas hiptesis. Encontraron que haba una relacin entre la
jurdico directamente protegido es de naturaleza distinta; tales son los casos del
cohecho, los "ahora" de moda delitos urbansticos, el trfico de drogas a gran
escala (incluyendo como autores y/o co-autores a funcionarios y autoridades), etc.
Al hilo de nuestra temtica, algunos autores sostienen que muchos de los
denominados delincuentes "de cuello blanco" bien podran ser calificados de
psicpatas. Por ejemplo, el doctor Hare1 seala que los timos se basan casi por
completo en las apariencias, existiendo personas que se ganan la vida gracias a su
encanto, al engao y a la manipulacin, ya que es as como consiguen ganarse la
confianza de sus vctimas. Segn este autor, los delitos "de cuello blanco" suponen
una fantstica fbula sobre la moralidad: basta con tener unos buenos modales y
una conciencia dbil para conseguir desplumar a cualquier persona e institucin.
Los delincuentes "de cuello blanco" "tienen sonrisas encantadoras y un tono de voz
que inspira confianza, pero nunca (y eso est garantizado) llevan colgadas
campanillas de advertencia en sus cuellos" (p. 104)1.
Pero, llegados a este punto, es conveniente tambin establecer la diferencia
esencial entre los delincuentes "de cuello blanco" que parecen psicpatas y los
psicpatas que realmente lo son. Hare1 ha explicado esta sutil diferencia en los
siguientes trminos:
Los psicpatas que tienen ansias emprendedoras son un modelo de cmo usar la
educacin y las relaciones sociales para separar de su dinero a las personas e
instituciones sin usar la violencia. A diferencia de los delincuentes de cuello blanco
"ordinarios", los psicpatas engaan no slo a aqullos que les pueden proporcionar
grandes sumas de dinero, sino tambin a sus amigos, familia y sistema judicial.
Muchas veces consiguen eludir la crcel, e incluso cuando los encarcelan suelen
recibir una sentencia suave y una reduccin de la pena, slo para continuar donde
lo dejaron antes (p. 104).
Sutiles diferencias y notables polmicas tambin acontecen en el seno de
los delincuentes comunes o habituales, mayoritaria y normalmente diagnosticados
de TAP, y frecuente y errneamente asociados a la psicopata. Como bien subraya y
diferencia el profesor y penalista Antonio Garca-Pablos de Molina 6 en su Tratado de
Criminologa:
El trastorno antisocial de la personalidad (propio del delincuente habitual, de
prolongado historial criminal, que vive en un submundo marginal) slo recoge las
caractersticas esenciales de los aspectos conductuales de la psicopata, no sus
dimensiones o rasgos de la personalidad. No todos los sujetos que padecen el
trastorno antisocial de la personalidad son necesariamente psicpatas.
Como advierte Cleckley (1976), no debe confundirse el psicpata ni con el
oportunista sin escrpulos ni con el delincuente habitual.
El oportunista sin escrpulos, que no tiene por qu presentar las otras
caractersticas del psicpata, a menudo logra asentarse econmicamente con
provecho (por ejemplo, los que progresan por las jerarquas de la mafia). El
psicpata, por el contrario, por su aversin a las reglas, difcilmente encaja bien en
estructuras frreas.
Delincuente habitual y psicpata tampoco son conceptos equiparables. Siguiendo a
Cleckley, el psicpata tpico rara vez se aprovecha de los beneficios que genera por
el delito, y casi nunca se implica de modo consistente en la carrera criminal; en
comparacin con el mismo, el infractor habitual parece una persona tenaz, al
menos en sus propsitos antisociales. El delincuente habitual persigue objetivos
Aunque no con carcter exclusivamente formal, y puesto que nuestro Cdigo Penal
no ofrece una nocin deimputabilidad (salvo lo indirectamente expresado para
aqullos declarados "exentos de responsabilidad criminal" a travs de su artculo
20), tomemos en consideracin la siguiente conceptualizacin que proponen Cobo
del Rosal y Vives Antn78 en su texto de Derecho Penal. Parte General: "conjunto
de requisitos psicobiolgicos, exigidos por la legislacin penal vigente, que
expresan que la persona tena la capacidad de valorar y comprender la ilicitud del
hecho realizado por ella y de actuar en los trminos requeridos por el ordenamiento
jurdico" (p. 576). De esta guisa, la inimputabilidad no es ms que el reverso de la
imputabilidad, es decir, su aspecto negativo, consistente en la ausencia de
imputabilidad. Por tanto, "causas de inimputabilidad son aquellos supuestos en los
que no puede afirmarse que la persona sea imputable en el momento de la
realizacin del delito"78 (p. 583).
Entonces, cules son esos "supuestos"? Sencillamente, se trata de las
llamadas eximentes, las cuales, como advertimos antes, vienen expresadas
como causas de inimputabilidad y reguladas en el artculo 20 del Cdigo Penal
espaol. A saber: 1o) trastorno mental transitorio, 2o) estado de intoxicacin plena,
y 3o) alteraciones de la percepcin.
Teniendo esto en cuenta, el asunto con respecto a la imputabilidad/inimputabilidad
del psicpata debera resolverse rpida y sencillamente: si acudimos de nuevo a los
16 criterios de Cleckley79 o a los 20 rasgos psicopticos incardinados en el PCL-R de
Hare80,81, vemos que en ninguno de ellos se expresa que este tipo de individuos
padezcan trastornos mentales transitorios, ni anomalas psquicas de cualquier otra
ndole; asimismo, tampoco padecen los psicpatas alteraciones de la percepcin.
Quizs, como ya hemos visto, una de las controversias ms discutidas sea la
posible eximente (completa o incompleta) respecto al estado de intoxicacin plena,
habida cuenta de que en este estado puede ponerse, voluntaria e intencionalmente,
cualquier persona, ya sea o no psicpata.
En este sentido, psiclogos y psiquiatras forenses y criminalistas deben entender
que a nuestros tribunales no les afecta, en cuanto a su decisin, si el imputado es o
no psicpata (aunque se realice una valoracin de la misma, lo cierto es que no se
le enjuicia por su personalidad, sino por sus actos), sino si ste ha consumido
alcohol u otras drogas que le hayan dejado en un estado de intoxicacin lo
suficientemente incapacitante como para no darse cuenta de lo que estaba
haciendo. Pero, sin embargo, ste no es ms que otro problema aadido, ya que
sabemos que muchos psicpatas, antes de llevar a cabo sus actividades criminales,
se inducen ellos mismos a un estado de intoxicacin (plena o parcial),
fundamentalmente por dos motivos: bien para lanzarse definitivamente a la accin,
o bien para pretender que despus se le tome en cuenta dicho estado a la hora de
su procesamiento judicial, ya que de este modo podran beneficiarse de dicha
eximente como causa que ejerciera una atenuacin de la pena que se le pudiera
imponer.
Este aspecto que parece complicado se entiende perfectamente si no pasamos por
alto el hecho de que los psicpatas tienen igual capacidad para fingir enfermedades
mentales82 que para exponerse conscientes y voluntariamente a estados de
intoxicacin que posteriormente pudieran resultarles beneficiosos48. No hay que
olvidar, en este punto concreto, que lo que definitivamente busca siempre un
psicpata es su propio beneficio, y una eximente que les atene la pena, sin duda,
lo es.
No obstante, no hay que olvidar que los casos genuinos de comorbilidad psicopatapsicosis son bastante raros e infrecuentes3. Ms comunes son los casos
de pacientes psicticos que, a su vez, exhiben algunos rasgos tpicos de la
psicopata, cosa que es perfectamente posible. Y todava ms comunes son los
casos de psicpatas que fingen estar enfermos, esto es, que imitan y fingen los
sntomas psicticos (o de otra enfermedad mental) para evitar la crcel3,12,48. Estos
ltimos, sin duda, representan un problema particularmente difcil tanto para el
sistema de salud mental como para el sistema de justicia criminal, ya que se trata
de sujetos que estn tpicamente rebotando de ac para all entre las prisiones y
los centros psiquitricos forenses87.
Ante la pregunta que encabeza parte de este epgrafe, en forma de dilema, el
profesor Robert D. Hare3 sostiene la tesis de que los psicpatas criminales son ms
malos que locos.
Los psicpatas en el Derecho Penitenciario
La conducta penitenciaria: presos "modelo"?
Por un lado, se ha dicho en numerosas ocasiones que los psicpatas mantienen una
conducta penitenciaria excelente, dando a entender que son como una especie
de presos "modelo". Si bien esto no es del todo incierto, tambin depende mucho
del enfoque que se adopte: estaramos hablando de psicpatas con una educacin
exquisita que han delinquido y estn en prisin o, por el contrario, estaramos
hablando de psicpatas con una marcada tendencia de conductas antisociales y con
un amplio y verstil historial delictivo?
Por otro lado, se ha constatado que los psicpatas delincuentes presentan un mayor
nmero de revocaciones o suspensiones de la libertad condicional que otros
delincuentes2,3,35,36, as como tambin un mayor nmero de quebrantamientos de
condena y de las condiciones de los permisos de salida34,88. Asimismo reciben una
cantidad mucho ms elevada de sanciones durante su encarcelamiento, ms en
particular por su conducta violenta (agresiones fsicas, abusos verbales, amenazas,
intimidaciones, etc., a internos y funcionarios)4,31,34,77.
Estos datos sobre la relacin entre la psicopata y el comportamiento delictivo no
slo ayudan a caracterizar con mayor exactitud al psicpata criminal, sino que
tambin demuestran (como veremos en seguida) la utilidad del diagnstico de
psicopata para los propsitos de los sistemas judicial y penitenciario de cualquier
pas, aconsejando su uso en cuestiones tan relevantes como la concesin de
permisos penitenciarios de salida o de la libertad condicional3,4,75,76,77,89.
En cuanto al denominado psicpata subclnico79, psicpata
integrado11,12,48 o psicpata "con xito/exitoso"34,81,90,91, que ya es criminal y que, por
tanto, est en prisin, el asunto no es tan sencillo como parece. Efectivamente,
este tipo de individuos s que podran representar ese tpico de presos "modelo":
mantendrn relaciones cordiales tanto con los dems internos como con el personal
funcionario, se esmerarn por "demostrarle" a los psiclogos, a los educadores y al
Juez de Vigilancia Penitenciaria (a veces incluso a travs de sutiles cartas) su
notable buena "progresin" penitenciaria, as como tambin se apuntarn a
diversas actividades institucionales y programas de tratamiento para "demostrar"
su voluntad de cambio12,48. Huelga decir que, en la mayora de los casos, y dada su
peculiar idiosincrasia, pronto se aburrirn y abandonarn toda actividad voluntaria.
Tal como ha demostrado la investigacin, en los psicpatas, incluso este tipo de
programas rehabilitadores suelen ser contraproducentes, les perjudica, ya que se
Con la frase "saba lo que haca pero no lo senta" se dan por concluidas muchas
sesiones judiciales donde forenses, psiquiatras y psiclogos informan a los
tribunales de justicia acerca de la conducta y facultades mentales, es decir, de la
imputabilidad de una determinada clase de personas que la Psiquiatra y la
Psicologa han clasificado y etiquetado de psicpatas110. Aunque aqu hemos
revisado slo algunas de las STS pronunciadas en Espaa, lo bien cierto es que
parece ser que esta situacin se da igualmente en otros muchos pases.
No hay duda de que la evolucin del tratamiento jurisprudencial de la psicopata por
nuestro mismo Tribunal Supremo es un hecho indiscutible. Sin embargo, desde
antao hasta ahora, este recorrido y cambio de mentalidad no ha sido nada fcil.
Como muestra de esto mismo, tomemos en consideracin, por ejemplo, lo expuesto
en la STS de 5 de octubre de 1991, donde todava se nota el influjo de las
tipologas de personalidades psicopticasque ya estableciera Schneider en 1923111:
La psicopata es una enfermedad de muy variada sintomatologa, hasta el punto de
que algunos cientficos han llegado a clasificar hasta once modalidades de
personalidades psicopticas, existiendo, adems, dentro de cada tipo, toda clase de
combinaciones y situaciones intermedias, lo que dificulta la posibilidad de
establecer una teora general sobre la imputabilidad de los psicpatas.
Debemos reconocer que, hasta la fecha de hoy, tampoco los estudiosos de la
psicopata cuentan con una teora general explicativa de las bases etiolgicas de la
misma: la mayora de los autores se decantan por una explicacin que comprende
el denominado modelo bio-psico-social, queriendo decir que la psicopata no es
causa de un nico factor por s solo, sino causa de mltiples variables. Sin
embargo, ninguno de los factores hallados hasta ahora ha dado prueba de que en el
origen de la psicopata pueda acontecer algn tipo de trastorno mental, ni tampoco
que stos se adhieran a la misma. Si bien con slo esto no podemos elaborar
tampoco una teora general sobre la imputabilidad de los psicpatas, bueno sera
que se tengan en cuenta estos criterios de exclusin de anomalas psquicas
incapacitantes de cara a la valoracin jurdica de la imputabilidad.
Es evidente que la enrevesada discusin cientfica sobre la psicopata ha traspasado
tambin al mbito jurdico-penal o Doctrina, con la consecuencia de que la
incertidumbre ha dominado a la Jurisprudencia. As, pues, ha sido y es frecuente
ver sentencias vacilantes y a veces contradictorias al respecto 9; de este modo, la
responsabilidad penal de los psicpatas es plena la mayora de las veces, atenuada
otras y excluida en contadas ocasiones.
La configuracin conceptual y la relevancia penal de la psicopata en
la Jurisprudencia del Tribunal Supremo espaol mereceran una reflexin ms
detenida. Adems de los aspectos que ya hemos tratado anteriormente, tambin
resulta interesante la excelente y detallada revisin que efectu el profesor Antonio
Garca-Pablos de Molina en su Tratado de Criminologa6 (pp. 652-6) sobre buena
parte de la Jurisprudencia ya sentada por nuestro Tribunal Supremo.
Conclusiones
Como decamos en la Parte I de esta amplia revisin, y en vistas de la antao y
todava discordancia mantenida sobre el constructo de psicopata por la
Jurisprudencia y Doctrina, quiz no seamos muy atrevidos al aseverar que buena
parte de la "culpa" de esta situacin descansa, paradjicamente, en el tambin
amplio y pernoctado disenso que an sigue existiendo entre ciertos sectores clnicos
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