ZINDO&GAFURI

la proximidad del tsunami

rodolfo reyes macaya

Reyes Macaya, Rodolfo

La proximidad del tsunami / Rodolfo Reyes Macaya. - 1a ed
. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires : Zindo & Gafuri, 2015.
78 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-3760-34-1
1. Poesa. I. Ttulo.
CDD Ch861

Ilustracin de cubierta: Hollis Brown Thorton

www.hollisbrownthorton.com
zindo.gafuri@gmail.com

Diseo de portada: Patricio Grimberg

Diseo de interior: Sebastin Bruzzese

sebruz@gmail.com

Hecho el depsito que marca la ley 11.723.

Impreso en Argentina

Apuntes & restos

(2014-2015)

para Tich Quang Duc

la inmovilidad
entre las llamas

La nica sabidura que tengo es la que me dijo alguien:

no tomar ni recibir ms de lo que puede manejarse
consimpleza.
Traer una copa llena desde el pozo

Robert Creeley

i. la proximidad del tsunami

(1)

Luego de regar tus plantas

y escribir en la pared
encontrabas lo perdido mediante la quietud
como un vagabundo arrodillado
frente a un crculo de tiza
As durante aos
te preparabas para el tsunami
Aunque el tiempo fuese una estafa
y una hormiga, todas las hormigas
transitando
de un desierto a otro

11

(3)

Si existiera algo perdurable

en vez de roca volvindose arena
sera ms sensata una ola
que rompe contra el roquedal
o tus maneras de perseguir sombras
que son rostros recortados
por el sol

12

(4)

Enfundas tus manos en el abrigo

acariciando una fotografa
en su reverso dice Valdivia 1960
Alguien podra pensar
en olas que no fueron hechas por el viento
cartas mojadas
amantes arrasados en accin
hombres que buscan a sus hijos entre cochayuyos
lobos de mar deambulando por las calles
una anciana con su gato a cuestas
Estamos muy solos
para darnos el lujo de permanecer quietos
Una imagen ya no es un soporte de memoria
sino una resignacin
La naturaleza no es amable, deca Lao Ts
trata a los hombres como a perros de paja
En realidad tu foto nada tiene que ver con eso
Como toda plenitud es ambigua
dice Valdivia 1960
pero fue tomada en Pichilemu 1994
En ella dos nios corren frente al mar

13

(6)

Escuchas las canciones

de tu madre en el repiquetear del granizo
cuidas lo que fuera
aguantando incluso la respiracin
hasta el desmayo y las cosas
comulgan con su nombre
como una bolsa de nylon
se engancha en una rama

14

(9)

Te abrigas de la noche en la noche

frente a una bandada de gaviotas
As no es tarde para despertar
en el hospital mientras
un enfermero habla sobre las camas
donde ha pasado
noches sin dormir

15

(10)

Dormir conejo para despertar tortuga

el paisaje ahora es una abstraccin del fro

16

(11)

La serenidad, repites
es escribir algo en la arena
Dejar
que el viento lo borre

17

(12)

Aprendes a disculpar las impertinencias

del espejo donde te observas cada maana
y el temor a la catstrofe se mezcla
con el deseo de un acontecimiento
que lo borre todo y lave tus heridas

18

(13)

Hay palabras para decir

no vas a volver
Fue una tarde agradable
Esto no es lo tuyo
Una rata cree cantar
En otras circunstancias
lo hubieras dado todo
exageradamente
Cualquier explicacin
parece poca
Los mejores cazadores
son pasivos

19

(14)

Es de noche y quemas tus papeles

Todo es ejercicio intil
como lavar un auto antes de la lluvia
Somos jaibas que huyen del tsunami

20

ii. es suficiente mirar una pared

1. Quise detenerme en el momento en que uno toma aire

para contar algo y no cuenta nada. Mis das son seales de
humo sobre este colchn y escribo una serie de notas que voy
pegando en la pared.

23

2. Mis sbanas tendidas al sol lucen agujereadas por el pucho.

Hoy me despert con una ereccin. Es domingo. El ficus est
mustio y la ropa, sucia. Nern tiene pulgas. No siempre viv de
este modo. Me acuerdo cuando el presente era la monotona
perfecta de mi nombre, susurrado torpemente para levantarme
y ponerme la ropa.

24

3. Hay una historia. Empieza mal. Habr un repunte tarde o

temprano Quin promete un final feliz? Me dejaron con el
propsito de cuidar a Nern. Quise irme y dejar diminutos
recuerdos a mi paso. Pude haberme ido. Mis amigos a veces
mandan sus poemas. No los leo. Necesito mantenerme a flote.

25

4. Olvid casi todo de mi pasado del mismo modo en que se

olvidan las promesas susurradas durante una mala noche.
Eso s, tengo ideas generales.
Crea saberlo todo pero no saba qu significaba un taxista que
suea una cama sin hacer, mirar manchas de humedad en el
techo.

26

5. Acept cuidar a Nern para remontar el fro o simplemente

porque aqu poda estar inmvil mientras el viento golpeaba
las ventanas. Quedan dos paquetes de fideos en la despensa.
Arrastro mis pies. Me agazapo entre las cortinas. Miro por una
ventana. Las cosas brillan empapadas por la lluvia. Veo a mis
vecinos. Irene y Marcelo. Una vez tocaron a la puerta. No quise
dejarlos entrar. Hacerlo habra sido evidenciar mi condicin
de jaiba que huye del tsunami. Conversamos afuera. Marcelo
intent estrecharme la mano. Dijo que era veterinario y tena
tiene su consulta a slo tres cuadras. Irene habl poqusimo.
Ya sabes, cualquier cosa que necesites, etc.

27

6. Ante la escasez de acontecimientos a veces preparo mi

mochila. Es un simulacro.
Cocino fideos. Es el ltimo paquete y lo nico que como. Miro
las partculas de aceite que se adhieren hasta formar una sola
gota.

28

7. Intento no moverme. No baarme. Observar una pared es

suficiente. Rasguo el envoltorio del paisaje. Creo haberlo visto
todo a travs de ella. Cuando me aburro de la pared est la
ventana. Miro entre las cortinas Qu veo? Nios jugando A
qu juegan? Es otoo. Aplastan las hojas. No oigo el crujido. Se
ren. Corren en crculos. De pronto Marcelo, el vecino, aparece
en escena y me dirige una mirada desde la calle Me ve?
Supongo que no. Se hurga la nariz. O tal vez me ve y hace ese
gesto para despistarme.

29

8. Se viene el invierno. En la cocina hay hormigas. Me acuerdo

de un cuento indio. Un cuento indio de la India Cmo lo
aprend? Me lo contaba mi mam. A ratos intento recuperarlo
Cmo era? No me acuerdo. Aparecan hormigas. No importa.

30

9. Nern est enfermo. Paso horas en el colchn. Clavo mi

vida sobre manchas de humedad. Veo una playa desierta en la
pared, un cielo salpicado por nubes.

31

10. Hoy me acord del cuento indio. Era ms o menos as.

Indra, el rey de los dioses, est en el apogeo de su poder. Es
el dueo del mundo. Es codicioso. Comete injusticias. Alguien
se queja ante Brahma, un sper dios, tan grande que no tiene
pertenencias. Una maana Brahma visita el palacio de Indra.
Quiere darle una leccin. Est vestido de mendigo. Indra no lo
reconoce. Brahma pregunta:
Por qu te afanas tanto si el mundo nace y muere una y otra
vez? Cada una de estas hormigas fue un Indra antes que t.
Incluso yo, Brahma, cuando muera volver a ser una hormiga
o quin sabe un Indra.

32

11

11. No me acuerdo cmo sigue. No s por qu intent

contarlo. Verdad. Las hormigas. Nern, enfermo, las ve pasar.
Una hormiga es todas las hormigas transitando de un desierto
a otro. Me gustara saber lo que significa. Mi mam nunca me
lo dijo.

33

12

12. Me recostar. Nern est cada vez ms enfermo. Tiene

fiebre. Jadea. No hay modo de hacer que la nada se retraiga,
pero su dolor podra desaparecer si vamos juntos al veterinario.

34

13

13. Tengo que salir. No quiero hacerlo. Quiero quedarme en

casa mirando mis pies, distintos calcetines, confesndome que
el perdn difiere del olvido.

14

14. Meto a Nern en una mochila que me pongo hacia adelante.

l asoma su cabeza. Es invierno. Son slo tres cuadras hasta la
veterinaria. En el kiosco de la esquina, tomo nota, me comer
un pancho con papitas.

36

15

15. Se pueden pensar muchas cosas mientras uno camina

contra el viento cargando un perro en la mochila.

37

16

16. Marcelo, el vecino veterinario, est fumando afuera cuando

llego con Nern. Entramos. Lo examina. Hace un diagnstico
rpido. Me palmotea la espalda. Habla de las bondades de
la eutanasia. Dice que no hay otro camino. Me encojo de
hombros. En una jaula hay un gato pelado. Tambin hay un
terrario con luz ultravioleta donde duerme una tortuga. Marcelo
prepara la inyeccin. En la radio suenan los Beatles.

38

17

17. Quise detenerme en el momento en que uno toma aliento

para contar algo y no cuenta nada. Finalmente no pude resistir
a la tentacin y termin contndolo todo. Da lo mismo. Ms
tarde cavar un agujero en el jardn. Aunque est plido y me
duela la garganta, enterrar a Nern. Luego, por si las moscas,
adoptar a otro perro. Tal vez un gato. Nadie notar la diferencia.

39

18

18. No me muevo del colchn. Tengo botellas alrededor para

ir al bao. Esto es una explicacin innecesaria. Mensajes
dibujados con el dedo sobre el vidrio. Lo cierto es que voy a
tratar de moverme lo menos. Desde mi ventana se ve un ciruelo
en sus primeros brotes.

40

19

19. Ayer, luego de enterrar a Nern llamaron a la puerta. Era

Irene o una versin ojerosa de Irene. Entr a la casa. Hizo un
gesto con la nariz. Me dijo que viva como un chancho. No le
discut. Prepar unos mates. Me pidi que la acompaara a un
lugar al da siguiente. Pero primero, bate, me dijo.

41

20

20. Leo para matar el tiempo o lo hago porque es lo nico que

s hacer. Leo los viejos libros de mis amigos que se fueron y
me dejaron a cargo de su perro. Leo sobre Czapski. Artista
polaco y capitn de caballera durante la Segunda Gran Guerra.
Capturado por los soviticos, dio conferencias sobre Proust
entre los piojos del Gulag. Careca de un ejemplar de En busca
del tiempo perdido (que haba ledo durante una convalecencia
por el tifus) y entonces habl de memoria sobre un libro que
trataba sobre la memoria.

42

21

21. Ms tarde vino Marcelo. Trajo la tortuga que vi en la

veterinaria, embalada en una caja.
Est hibernando, dijo, es para vos.
Lo hice pasar a la cocina. Mir a su alrededor. Tras encender
un cigarro, mencion a Irene. Le acerqu un cenicero. No
coment que Irene haba estado sentada en esa misma cocina
hace unas horas.
Est rarsima, dijo. Me pregunt si poda hablar con ella. La vi
una vez, noms, le dije. No importa. Ella piensa que sos un pibe
macanudo.

43

22

22. En honor a un viejo cantante de cumbias que muri durante

la epidemia, la tortuga se llama Plinio

44

23

23. Me bao. Es reconfortante sentir el agua caliente bajando

por mi cuerpo. Me afeito. Irene llama a la puerta. Me demoro en
abrir. Cuando lo hago, ella est al volante de un Peugeot. Tomo
a Plinio y lo meto en mi bolsillo. Me subo. El auto arranca. Hay
pocas nubes en el cielo.

45

24

24. El paisaje se despliega como la proyeccin de una pelcula.

En la radio pasan bossa nova. Tomamos la carretera. Aunque
vayamos a ms de 120 kph, me parece que no nos movemos.

46

25

25. Luego de cuatro horas, llegamos a la costa. Hace fro. Irene

detiene el auto frente a la playa. Se baja. El viento le desordena
el pelo. Tambin me bajo. Caminamos hasta que el sol se pone.
Nada decimos.

47

26

26. Regresamos al auto de noche. Siento el caparazn de

Plinio en el bolsillo. Me siento bien. Me duermo.
Cuando despierto ya estamos en la ciudad. Estoy seguro de
que va a llover. Hace calor. Irene estaciona el auto.

48

27

27. Al da siguiente recibo la visita de Marcelo. Lo hago pasar al

living. Desocupo una silla atiborrada de libros. Se sienta. Luego
me dice temblando que tuvo que sacrificar a otro perro. No
s qu decir. Se queja de perder su sangre fra. Tambin se
queja del silencio obstinado de Irene. Me dice que lleg tarde
anoche y la encontr en el living, sentada en el sof con las
luces apagadas. Tena sabor a sal cuando la bes.

49

28

28. Le escribo a Marcelo: Donde nac solan poner cuerdas

cuando arreciaba la tormenta. Supe de un hombre que nunca
se recuper de que las rfagas se llevaran a su perro. Despus
rompo el papel.

50

29

29. En la noche pienso en Irene. Pienso en Nern. Pienso en

los amigos que no volvieron Habl de ellos aqu? Van leer
estas notas cuando lleguen a casa y yo no est. En el que ms
pienso es en Santos.
A veces llegan sus cartas A quin se le ocurre mandar cartas
hoy en da? Las voy apilando, sin abrir, sobre la heladera.

51

30

30. Plinio duerme en su cajita mientras leo viejas enciclopedias

en voz alta. Leo cualquier cosa al azar. Por ejemplo leo la
historia de Puyi, el ltimo emperador de China. Leo que tras
la revolucin Puyi fue reeducado. Podaba plantas en el jardn
botnico de Beijing durante el rgimen de Mao Tse Tung.

52

31

31. Irene vino a verme. Me trajo un libro de regalo. Dijo que

era suyo. Es decir que lo haba escrito ella. Le dije que lo iba a
leer, pero no es cierto. Se llama Es suficiente mirar una pared.
Casi inexistente. Ms o menos 50 pginas. Dijo que era una
historia sin atractivos, sonando como el crujir de una rama en
un bosque donde no hay nadie.

53

32

32. Hoy quiero dejar pasar las nubes. Cartografiar el vuelo de

una polilla. Por lo menos hasta que llegue el verano. Despus
me ir de este lugar y algn da ser totalmente mudo.

54

iii. semillas de cardo

(1)

sombras recortadas por la bruma

haciendo dedo a las 6 a.m.
veo nuestras caras
como dibujos de nio
sobre la pared
era insomne entre zancudos
cuando segu sus pasos no tena sitio adonde ir
olvid su nombre
ella era una hoja arrastrada, adicta al sol
al borde de una acequia
frotaba sus manos y luego encenda
una colilla contra el viento
donde nac, le dije
solan poner cuerdas para sostenerse
de las rfagas
la ciudad fue un espejismo
y sus miles de alternativas
un puado de ramas
que dan mucho humo y poco calor
en el fuego, dijo ella

57

(2)

4 a.m. la calle
silenciosa
la gara moja las ramas torcidas
no me s los nombres
de los rboles
hace das que no veo a nadie
leo a Sneca
sobre una mesa de madera
sin calefaccin

58

(3)

mirar el vuelo de una polilla frente a la pared

tomar aire para contar algo y no contar nada
or cosas lindas
es algo que merecemos?
quien esperabas est aqu y quiere hablar contigo
no habr das grises
eso no pasa en esta historia
unas sabanas agujereadas por el pucho
ondean en la azotea

59

(4)

que mis recuerdos me sonran

me vuelen la tapa de los sesos
la contigidad entre las cosas y el vaco
era hacer una fogata junto un silln desvencijado
encontrar la cabaa, quitar los postigos
el polvo y las ratas fueron amables
en compartir su hogar

60

(5)

desde mi ventana se ve un rbol

en la noche dibujo mensajes sobre el cristal
trato de moverme lo menos
es un cdigo, palabras para nadie
cranme, funciona

61

(6)

si el cazador que ha dejado de cazar

sabe que el paisaje publicitario
gobierna sus renuncias
qu har en medio del bosque
cuando no tenga a donde ir?
sabiendo que podra no volver
encontrar un cielo para dormir su siesta?
a cul de sus amigos le pedir
regar las plantas?

62

(9)

esper que llegaran ms visiones

esper la cada del granizo
una noche te acercaste
a oscuras mientras te quitabas el blue jeans
cerr los ojos
y te vi cruzando un campo de trigo

63

(14)

una tarde te descubr llorando

frente a una colmena sin abejas
nunca seremos eternos, me dijiste
pero podemos fingir que un gesto se repetir
cuando nos vayamos
como un sembrado
acariciado a toda hora por la brisa
la tristeza nace de lo mltiple
y si no fuera por el susurro de los grillos
el silencio sera total

64

(16)

medio cubierta por una sbana

me hablabas sobre la forma
que tiene el yacar de cazar:
inmvil, abierto el hocico
hasta que pase algo

65

(20)

contempl las nubes

que venan de la costa
supe que era el fin del verano
y las heridas
que debamos curar
an no cerraban
el zumbido persistente
que oigo por las noches
es el de aquella chevrolet luv
que nos llev hasta el cruce de caminos
al fragor de la cumbia
la memoria es parte del olvido
o una telaraa sobre el litre

66

(21)

te quedaste
en un servicentro
haciendo crucigramas
comindote las uas
como semillas de cardo
el viento nos expidi
en distintas direcciones
el sol se puso
me acurruqu en el pasto
mientras camioneros
contaban bichos
reventados en el parabrisas
como si fueran seales
de algo mejor

67

(22)

ahora oigo el crepitar de mi aliento

dos paquetes de fideos en la despensa
la misma ropa todos los das
un mendigo dirige el transito en la lluvia
para cultivar la humildad del kril y quemar pastizales
arroja una piedra en el pasado

68

(23)

el mundo se nos van a escapar cuando queramos

entregarlo todo
una vez que veamos nuestras heridas volverse cicatrices
el viento nos esparcir como a semillas de cardo

69

ndice

Apuntes & restos (2014-2015)

i. la proximidad del tsunami
(1) 

11

(3) 

12

(4) 

13

(6) 

14

(9) 

15

(10) 

16

(11) 

17

(12) 

18

(13) 

19

(14) 

20

ii. es suficiente mirar una pared

1 

23

2 

24

3 

25

4 

26

5 

27

6 

28

7 

29

8 

30

9 

31

11 

33

12 

34

13 

35

14 

36

15 

37

16 

38

17 

39

18 

40

19 

41

20 

42

21 

43

22 

44

23 

45

24 

46

25 

47

26 

48

27 

49

28 

50

29 

51

30 

52

31 

53

32 

54

iii. semillas de cardo

(1) 

57

(2) 

58

(3) 

59

(4) 

60

(5) 

61

(6) 

62

(9) 

63

(14) 

64

(16) 

65

(20) 

66

(21) 

67

(22) 

68

(23) 

69

otros ttulos de la editorial

ben lerner
elegas doppler
emmanuel hocquard
esta historia es la ma
john cage
indeterminacin
brian eno y peter schmidt
estrategias oblcuas
rae armantrout
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noviembre de 2015