La Vuelta A Casa de Beorhtnoth
La Vuelta A Casa de Beorhtnoth
La Vuelta A Casa de Beorhtnoth
BEORHTNOTH, HIJO DE
BEORHTHELM
POR J.R.R. TOLKIEN
TRADUCIDO POR RAMN PASSOLAS GUTIRREZ "ELDARION"
PAGINACIN POR DANIEL "DAN SOLO" SALOMN.2
I
LA MUERTE DE BEORHTNOTH
En agosto del ao 991, durante el reinado de thelred II, se libr una batalla cerca de
Maldon, en Essex. De un lado, la fuerza de defensa de Essex, del otro una hueste
vikinga que acababa de saquear Ipswich. Los ingleses estaban dirigidos por
Beorhtnoth, hijo de Beorhthelm, el duque de Essex, un hombre clebre en su tiempo:
poderoso, orgulloso, audaz. En aquel entonces era viejo y canoso, pero vigoroso y
valiente, y su blanca cabeza sobresala de entre las de los dems hombres, ya que
era excepcionalmente alto.
1. Los Daneses en esta ocasin probablemente noruegos en su mayor parte
estaban dirigidos segn una versin de la Crnica Anglo-sajona, por Anlaf, famoso en
la saga nrdica y en la historia como Olaf Tryggvason, que ms adelante lleg a ser
rey de Noruega.
2. Los Hombres del Norte haban remontado el estuario del ro Pante, ahora llamado
Blackwater, y acamparon en la isla de Northey. Los vikingos y los ingleses estaban
pues separados por un brazo del ro; lleno por la marea creciente, slo poda ser
cruzado por un puente o vado, difcil de forzar en caso de defensa decidida.
3. La defensa era muy fuerte, pero los vikingos saban, o eso parece, con que clase
de hombre estaban tratando: solicitaron que se les permitiera cruzar el vado, para que
pudiera entablarse una lucha limpia. Beorhtnoth acept el desafo y les permiti
cruzar. Este acto de orgullo y de caballerosidad mal entendida prob ser fatal.
Beorhtnoth fue muerto y los ingleses se retiraron; pero los hombres de la Casa del
Duque, su heorthwerod, que inclua a los caballeros escogidos y oficiales de su
guardia personal, algunos de ellos miembros de su propia familia, siguieron luchando
hasta que todos cayeron junto a su seor.
II
EL REGRESO AL HOGAR DE
BEORHTNOTH, HIJO DE
BEORHTHELM
Se oye el sonido de un hombre movindose de modo indeciso y respirando
ruidosamente en la oscuridad. De pronto, una voz habla, alta y claramente.
TORHTHELM. Alto! Quin anda ah? El infierno te atrape! Habla!
TDWALD. Totta! Te conozco por el castaeteo de tus dientes!.
TOR. Eres t, Tda! Largo parecame el tiempo, solo entre los perdidos. De modo tan
perturbador yacen. He observado y esperado, hasta que los suspiros del viento eran
como palabras susurradas por espritus que murmurasen en mis odos.
TD. Y tus ojos crean ver tumularios y duendes. La oscuridad es densa desde que se
ha puesto la luna; pero escucha bien mis palabras: no lejos de aqu hallaremos al
Amo, segn todo apunta.
Tdwald alza una oscura lmpara de la que surge un tenue rayo de luz. Un bho
ulula. Una forma oscura pasa velozmente a travs del rayo de luz. Torhthelm
retrocede y vuelca la linterna, que Tda haba puesto en el suelo.
Qu te ocurre ahora?
TOR. El Seor nos guarde! Escucha!
TD. Muchacho, ests loco. Tus quimeras y tus miedos extraen enemigos de la nada.
Aydame a levantar los cuerpos! Es una dura labor arrastrarlos yo solo: altos y bajos,
gruesos y delgados. Piensa menos, y habla menos de fantasmas. Olvida tus
temores! Sus espritus estn bajo tierra, o bien Dios los tiene; y los lobos no rondan
como en los das de Woden, no aqu en Essex. Si hay alguno, andar sobre dos
piernas. Ah, dale la vuelta!
Un bho ulula de nuevo.
Solo es un bho.
TOR. Me pone malo. Los bhos son aves de mal agero. Pero no tengo miedo, no de
terrores imaginarios. Me llamas loco, pero muchos otros hombres sienten el horror de
hallarse entre muertos sin sudario. Es como la turbia sombra del infierno pagano, en
el reino sin esperanzas donde. Toda bsqueda es vana. Podramos registrar para
siempre el campo y no hallar al Amo en esta desolacin, Tda. Oh, Seor bienamado,
dnde yaces esta noche, tu cabeza reposando en duro lecho, tus miembros
yaciendo en largo sueo?.
Tdwald descubre de nuevo la luz de la lmpara.
TD. Mira aqu, muchacho, donde yacen ms densamente! Aqu! chame una
mano! Esta cabeza nos es conocida. Es la de Wulfmr. Apostara algo a que no cay
lejos de su amigo y Amo.
TOR. El hijo de su hermana! Las canciones cuentan que en la necesidad el sobrino
estar siempre cerca del to.
TD. No, l no est aqu o bien lo golpearon hasta dejarlo irreconocible. Me refera al
otro, al muchacho sajn, el hijo menor de Wulfstan. Es un acto inicuo acabar con los
que an no han crecido. Un chico gallardo, adems, y habra sido un mejor hombre.
TOR. Ten piedad de nosotros! Era ms joven que yo, al menos por un ao.
TD. Aqu est lfnoth tambin, yaciendo junto a su brazo.
TOR. Como l lo habra querido. En labores o juegos eran buenos compaeros, y
leales a su seor, tan cercanos a l como parientes.
TD. Maldita sea la luz de esta lmpara y la debilidad de mis ojos! Jurara que
cayeron en su defensa, y que el Amo no est ahora muy lejos. Muvelos despacio!
TOR. Bravos mozos! Pero es malo que hombres barbados se echen el escudo a la
espalda y rehuyan la batalla, corriendo como ciervos, mientras los rojos paganos
acaban con sus muchachos. Que el rayo del Cielo caiga sobre los miserables que los
llevaron a la muerte, para vergenza de Inglaterra! Y aqu est lfwine: con su
escasa barba. Ya termin su combate.
TD. Es triste, Totta. Era un valiente caudillo, y necesitamos a los que son como l: un
arma nueva del viejo metal. Vehemente como el fuego y firme como el acero. De
lengua severa a veces, y franco, al estilo de Offa.
TOR. Offa! Est en silencio. No a todos les gustaba; muchos le habran puesto un
bozal, si el Amo lo hubiera permitido. Hay cobardes con corazn de gallina que se
pavonean orgullosamente en el consejo: as le o hablar en la Reunin del Seor.
Como las canciones nos recuerdan: Lo que promete el hombre bebiendo aguamiel,
cuando llega la maana le deja la accin por respuesta, el vmito de su bebida, y
acaba mostrando un borracho. Pero las canciones se marchitan y el mundo empeora.
Deseara haber estado aqu, no atrs con el equipaje y perezosos siervos, cocineros
y medicastros! Por la cruz, Tda, no le amaba menos que a cualquiera de los seores
que iban con l; y un pobre hombre libre podra acabar siendo ms resistente en la
prueba que muchos condes con ttulo, que cuentan su parentela entre los reyes que
precedieron a Woden.
TD. Puedes hablar, Totta! Tu tiempo llegar, y te parecer menos sencillo de cmo
aparece en las baladas. Amargo sabe el hierro, y la mordedura de las espadas es fra
y cruel, cuando la experimentas. Que Dios te guarde entonces, si tu jbilo se
empaa! Cuando tiembla tu escudo, es difcil elegir entre la muerte y el oprobio.
Aydame con este! Levntalo; es el cadver de un perro, de un grueso pagano!
TOR. Ocltalo, Tda! Apaga tu lmpara! Est mirndome. No puedo soportar sus
ojos, inhspitos y crueles, como los de Grendel en la luna.
TD. Ay, es un torvo individuo, ms est muerto y acabado. Los Daneses no me
preocupan, salvo si esgrimen espadas y hachas. Pueden sonrer, o mirarme con ira, si
el Infierno los alberga. Vamos, acarrea al siguiente!
TOR. Mira! Aqu hay un miembro!! Una yarda de largo, y grueso como tres muslos
de hombre.
TD. Lo mismo he pensado. Ahora inclina la cabeza y contn tu parloteo por un
instante, Totta! Es el Amo al fin.
TD. Si hablaras menos, podras apresurarte ms. Pero el carro no est lejos, as que
vamos a ello! Empieza de nuevo, y al unsono conmigo! Hace falta un paso regular.
Torhthelm se detiene de pronto.
Torpe nastuerzo, mira por donde vas! TOR. Detente, Tda, por el amor de Dios! Mira
ahora, y escucha!.
TD. Que mire donde, muchacho?
TOR. All, a la izquierda. Hay una sombra que se arrastra, ms oscura que el cielo
occidental, all, caminando agachada! Ahora dos! Alguna especie de Trolls, lo jurara,
o habitantes del infierno. Tienen el paso vacilante, se arrastran a tientas con brazos
horripilantes.
TD. Sombras nocturnas sin nombre, nada ms puedo ver, hasta que se acerquen un
poco. Tienes vista de brujo, si puedes distinguir a los diablos de los hombres en esta
vil oscuridad.
TOR. Escucha pues, Tda! Hay voces bajas, gemidos y susurros, y risas contenidas.
Se mueven hacia aqu!
TD. S, ahora lo advierto; puedo or algo.
TOR. Oculta la lmpara!
TD. Deja el cadver, y tmbate junto a l! Ahora guarda silencio! Se acercan pasos.
Se agachan en el suelo. El sonido de pasos cautelosos crece y se aproxima.
Cuando ya estn
casi encima, Tdwald grita de pronto:
Hola, muchachos! Llegis tarde, si es pelea lo que buscis; pero puedo hallaros
alguna, si os hace falta esta noche. Nada os saldr ms barato.
Se produce un sonido de pies arrastrndose en la oscuridad. Luego, u grito.
La voz de Torhthelm suena de modo estridente.
TOR. Cerdo ruidoso, voy a rajarte por esto! Toma tu merecido! Eh! Ah, Tda! He
dado muerte a este. No andar furtivamente nunca ms. Si espadas buscaba, pronto
hall una, por el lado cortante.
TD. Mi matador de duendes! Corazn bravo, tomaste prestada la espada de
Beorhtnoth? Lmpiala bien! Y contn tu ingenio! Esa hoja fue hecha para mejores
usos. No te haca falta un arma: un golpe en la nariz, o una bota en el trasero, y la
batalla se termina con tipos como estos. Sus vidas son desdichadas, pero por qu
matar a tales criaturas, o jactarse de ello? Ya hay bastantes muertos por aqu. Si se
tratara de un dans, date cuenta, permitira que presumieras; y hay muchos fuera, no
muy lejos, inmundos ladrones: los odio, por mi corazn, paganos o bautizados son
vstagos del diablo.
TOR. Los daneses, dices! Date prisa! Vamos! Casi lo haba olvidado. Debe haber
ms en las cercanas, planeando nuestra muerte. Esa jaura de piratas se echar
sobre nosotros, si nos oyen alborotar.
TD. Mi bravo espadero! Estos no eran Hombres del Norte! Por qu deberan venir
aqu los daneses? Ya han tenido bastante lucha y pelea, y tomaron su botn: el lugar
est desierto. Estarn en Ipswich ahora, bebiendo cerveza, o cerca de Londres, en
sus largos navos, mientras brindan por Thor y ahogan sus penas de hijos del infierno.
Son gente hambrienta y hombres sin amo, miserables saqueadores. Son despojacadveres: es un infame juego, me avergenzo solo de pensarlo. Por qu te
estremeces?.
TOR. Vamos, rpido! Cristo me perdone, estos aciagos das yacen carcomidos si no
son llorados, y la gente sigue la conducta de los lobos, cuando tienen miedo y
hambre, y desnudan y saquean sin piedad a los muertos! Mira all lejos! Hay una
sombra inclinada, el tercero de los ladrones. Vamos a apalear a ese villano!
TD. No, djale en paz! O nos extraviaremos. Hemos vagado un poco, y ya estoy
bastante desconcertado. No tratar de atacar l solo a dos hombres. Levanta por tu
extremo! Levanta, te digo. Adelanta el pie.
TOR. Puedes orientarte, Tda? En medio de estas sombras nocturnas, no tengo idea
de en donde dejamos el carro. Ojal estuviramos ya de vuelta!
Siguen caminando sin hablar durante un rato.
Ve con cuidado! Hay agua cerca; tropezars con la orilla. Aqu corre el Blackwater!
Otro paso en esa direccin y nos revolcaremos en el arroyo como tontos; y la
corriente es rpida.
TD. Hemos llegado a la calzada. El carro est cerca, as que ten valor, muchacho. Si
podemos cargarle unos pocos pasos ms, habremos dejado atrs la primera etapa.
Se mueven algunos pasos ms.
Por la cabeza de Edmund! Aunque ha perdido la suya, nuestro Seor no es ligero.
Bjalo ahora! Aqu nos espera el carro. Deseara que pudiramos beber la cerveza
de su funeral, sin ms problemas en esta orilla. La cerveza que l daba era buena y
suficiente para regocijar el corazn, parda y fuerte. Estoy cocido en sudor.
Detengmonos un momento.
TOR. (Despus de una pausa) Se me hace extrao como lograron pasar a travs de
esta calzada, o como forzaron el paso sin cruenta batalla. Pero hay pocos restos que
nos hablen de un combate. Sera de esperar hallar una colina de paganos muertos,
pero no ninguno cerca est tendido.
TD. No, por desgracia. Ay, nuestro Seor cometi un error, o eso decan los hombres
en Maldon esta maana. Demasiado orgulloso, demasiado noble! Pero su orgullo fue
burlado y su nobleza pas, as que alabemos su valor. Les permiti cruzar la calzada,
tan celoso fue, dando as a los juglares asuntos para hermosas canciones. Noble sin
necesidad. Nunca debi haber ocurrido: orden parar a los arqueros, y abri el
puente, enfrentndose muchos con pocos en un feroz cuerpo a cuerpo! Bueno,
desafi al hado, y muri por ello.
TOR. As ha cado el ltimo de un linaje de condes, descendiente de Seores Sajones
que cruzaron los mares tiempo atrs, como dicen las canciones, desde Angel en el
este, con espadas impacientes, golpeando a los Galeses en el yunque de la guerra.
Aqu ganaron reinos, y reales dominios, y conquistaron esta isla, en das antiguos. Y
ahora la adversidad llega de nuevo del norte: furioso sopla el viento de la guerra
sobre Bretaa!
TD. Y en nuestro cuello sopla, y estamos tan helados como el fro, como estaba la
pobre gente de entonces. Que hablen los poetas y mueran los piratas! Cuando se
roba a los pobres y pierden la tierra que trabajan y aman, deben morir y abonarla. No
hay endechas para ellos, y sus esposas e hijos trabajan en servidumbre.
TOR. Pero thelred probar no ser una presa tan fcil como lo fue Wyrtgeorn; Y
apostara tambin a que este Anlaf de Noruega nunca igualar a Hengest o a Horsa!
TD. Esperemos que no, muchacho! Vamos, carga de nuevo y terminars tu tarea.
Ah, dale la vuelta! Cgelo por las piernas ahora, y yo levantar la espalda. Ahora,
levanta tu lado! Levanta! Ya est. Cbrelo con el pao.
8
Eh! Vaya un choque, Tda! Mis huesos estn sacudidos y mi sueo hecho aicos.
Hace fro y est oscuro.
TD. S, un golpe en los huesos es malo para el que suea, y el despertar es fro. Pero
extraas son tus palabras, Torhthelm, muchacho, cuando hablas de que el viento y la
muerte nos vencen y de un oscuro final. Sonaba a videncia, a desespero, y a
paganismo tambin: eso no va conmigo. Es noche cerrada, pero no hay lumbre; la
oscuridad lo cubre todo, y la muerte gobierna. Cuando llegue la maana, ser como
tantas otras; ms faena perdida hasta que la tierra est arruinada; siempre faena y
guerra, mientras dure el mundo.
El carro choca y retumba.
Eh! Traqueteo y choques sobre baches y piedras! Los caminos son desiguales y el
descanso es breve para los ingleses en los das de thelred.
El estruendo del carro se detiene. Hay silencio total durante un rato. Lentamente
empieza a orse un sonido de voces cantando. Pronto las palabras, aunque
dbiles, pueden distinguirse.
Dirige, Domine, in conspectu tuo viam meam. Introibo in domum tuam: adorabo ad
templum Sanctum tuum in timore tuo.
(Una voz en la oscuridad): Tristemente cantan, los monjes de la isla Ely! Formad
fila, muchachos! Escuchemos aqu, por un instante!
El canto es ms alto y claro. Monjes cargando un fretro entre cirios cruzan la
escena.
Dirige, Domine, in conspectu tuo viam meam. Introibo in domum tuam: adorabo ad
templum Sanctum tuum in timore tuo.
Domine, deduc me in isutitia tua: propter inimicos meos dirige in conspectu tuo viam
meam.
Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto: sicut erat in principio et nunc et semper et in
scula sculorum.
Dirige, Domine, in conspectu tuo viam meam.
Pasan, y el canto se desvanece en el silencio.
10
III
OFERMOD
Este fragmento, algo ms extenso que el poema en ingls antiguo que lo inspir, fue
compuesto principalmente en verso, para que fuese condenado o aprobado como tal .
Pero para merecer un lugar en Ensayos y estudios debe, supongo, contener al menos
por inferencia una crtica de los modos y maneras del poema en ingls antiguo (o de
sus crticos). Desde ese punto de vista puede afirmarse que es un extenso comentario
de las lneas 89 y 90 del original: tha se eorl ongan for his ofermode alyfan landes to
fela laere theode, entonces el Conde, en su desmedido orgullo, cedi terreno al
enemigo, cosa que no debi haber hecho. Normalmente se considera que La Batalla
de Maldon es mas bien un comentario extenso, o una aclaracin de las palabras del
viejo criado Beorhtwold (lneas 312-313), citadas ms arriba, y usadas en el presente
fragmento. Son las lneas mejor conocidas del poema, quizs de toda la poesa en
ingls antiguo. An si exceptuamos la excelencia de su expresin, me parecen de
menor inters que las lneas ms primitivas; de cualquier modo, la fuerza completa del
poema se pierde a menos que se consideren conjuntamente los dos pasajes.
Se ha sostenido que las palabras de Beorhtwold constituyen la ms alta expresin del
espritu heroico del norte, nrdico o ingls; la ms clara afirmacin de la doctrina de la
resistencia extrema al servicio de la voluntad indomable. El poema en su conjunto ha
sido llamado el nico poema heroico puro que existe en ingls antiguo. Aunque la
doctrina tiene una forma tan clara, y (aproximadamente) pura, precisamente porque
es puesta en boca de un subordinado, un hombre el objeto de cuya voluntad haba
sido decidido por otro, que no tena responsabilidad hacia abajo, solo lealtad hacia
arriba. Por lo tanto, el orgullo personal estaba en l a su nivel ms bajo, y el amor y la
lealtad, al ms alto. Porque este espritu heroico del norte no es nunca totalmente
puro; es de oro y de una aleacin. Sin esa aleacin impulsara a un hombre a resistir
impvido incluso a la muerte, si fuera necesario: es decir, cuando la muerte puede
ayudar a la consecucin de algn objeto de la voluntad, o cuando solo puede
conservarse la vida negando aquello por lo que uno lucha. Pero aunque se sostiene
que esa conducta es admirable, la mezcla del buen nombre personal no est nunca
del todo ausente. De este modo, Leofsunu, en La Batalla de Maldon, se mantiene
leal por miedo al reproche si regresa vivo a casa. Este motivo, por supuesto,
difcilmente ir ms all de la conciencia: un auto-juicio a la luz de la opinin de sus
pares, que el mismo hroe aprueba totalmente; actuara del mismo modo si no
hubiera testigos. An este elemento de orgullo, en forma de deseo de honor y gloria,
en vida y tras la muerte, tiende a crecer, a convertirse en el motivo principal, llevando
al hombre ms all de la triste necesidad heroica, al exceso, a la caballerosidad.
Exceso, ciertamente, aunque sea aprobado por la opinin de sus contemporneos,
cuando no solo va ms all de la necesidad y el deber, sino que interfiere con ellos.
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De este modo, Beowulf (de acuerdo con los motivos a l atribuidos por el estudioso de
la naturaleza heroico-caballeresca que escribi su poema) hace ms de lo necesario,
renunciando a las armas, para hacer as ms deportiva su contienda con Grendel: lo
cual realzar su gloria personal, aunque lo pondr en un riesgo innecesario, y
disminuir sus posibilidades de librar a los Daneses de una afliccin intolerable. Pero
Beowulf no tiene ningn deber para con los Daneses, l es an un subordinado sin
responsabilidades hacia
En efecto, fue pensado claramente como una recitacin para dos personas, dos
figuras en una sombra oscura, con la ayuda de unos pocos rayos de luz y sonidos
adecuados, y un canto al final. Por supuesto, nunca ha sido representado.
Vase Sir Gawain y el Caballero Verde, 2127-31.13 abajo; y su gloria es tambin el
honor de su gente, los Geatas; por encima de todo, como l mismo dice, redundar
en beneficio del crdito del seor a quien debe fidelidad, Hygelac. Aunque no se libra
a s mismo de su caballerosidad, el exceso persiste, incluso cuando es un anciano
rey, sobre el que descansan todas las esperanzas de un pueblo. No se dignar dirigir
una fuerza contra el dragn, como la prudencia impulsara a hacer, incluso a un
hroe; porque, como explica en un largo alarde, sus muchas victorias le han liberado
del miedo. Usar slo una espada en esta ocasin, ya que boxear a una sola mano
con un dragn es demasiado desesperado, incluso para el espritu caballeresco. Pero
despide a sus doce compaeros. Es rescatado de la derrota y el objetivo esencial, la
destruccin del dragn, solo se consigue por la lealtad de un subordinado. De otra
manera, la caballerosidad de Beowulf podra haber terminado en su propia muerte
intil, con el dragn an intacto. Lo que ocurre es que un subordinado es puesto en
un peligro mayor de lo necesario, y aunque no paga el orgullo de su amo con la vida,
la gente pierde desastrosamente a su rey.
En Beowulf tenemos tan solo una leyenda acerca del exceso en un jefe. El caso de
Beorhtnoth es an ms enftico, incluso como historia; pero tambin ha sido extrado
de la vida real por un autor contemporneo. Aqu vemos a Beorhtnoth comportarse
como el joven Beowulf: llevando a cabo una lucha deportiva en trminos nivelados;
aunque a expensas de otras personas. En su situacin, no era un subordinado, sino la
autoridad que deba ser obedecida en aquel lugar; y era responsable de todos los
hombres bajo su mando, y no deba malgastar sus vidas, excepto con el objeto de
defender el reino de un enemigo implacable.
Se dice a s mismo que su propsito es el de defender el reino de thelred, la gente y
la tierra (52-3). Para l y para sus hombres era heroico luchar, hasta la aniquilacin si
fuese necesario, en el intento de destruir o rechazar a los invasores. Era totalmente
impropio que tratase una batalla desesperada, con este nico objetivo, como una
competicin deportiva, para la ruina de su propsito y de su deber.
Por qu hizo esto Beorhtnoth? Debido a un defecto de su carcter, sin duda alguna;
pero un carcter, debemos conjeturar, no solo formado por la naturaleza, sino
moldeado tambin por la tradicin aristocrtica, englobada en cuentos y poemas de
poetas de los que ahora solo quedan ecos. Beorhtnoth era caballeroso, ms que
estrictamente heroico. El honor era un mvil en s mismo, y lo busc an a riesgo de
colocar a su heorthwerod, sus hombres ms allegados, en una situacin realmente
heroica, que solo con la muerte podran redimir. Magnfico tal vez, pero ciertamente
equivocado. Demasiado imprudente para ser heroico. Y la imprudencia de Beorhtnoth,
en cualquier caso, no poda en modo alguno redimirse con la muerte.
12
Esto fue admitido por el poeta de La Batalla de Maldon, aunque las lneas en las que
expresa su opinin han sido poco consideradas, o minimizadas. La traduccin que de
ellas se da ms arriba es (creo) acertada en representar la fuerza y la implicacin de
sus palabras, aunque muchos hallarn ms familiares las de Ker: entonces el conde,
en su temeridad, cedi demasiado terreno a la odiosa gente
De hecho, son lneas de severa crtica, aunque no incompatibles con la lealtad, e
incluso con el afecto. Las canciones de alabanza en el funeral de Beorhtnoth bien
pueden aplicarse a l, como el lamento de los doce prncipes por Beowulf; pero
ambos podran tambin terminar con la nota ominosa que golpea en la ltima palabra
del poema mayor: lofgeornost, el ms deseoso de gloria.
Hasta donde llega el fragmento de su obra, el poeta de Maldon no elabor el asunto
contenido en las lneas 89-90; aunque si el poema tena algn final redondeado y una
valoracin definitiva (como parece, porque no es, ciertamente, un trabajo hecho con
prisa), probablemente fue continuado. An si se sinti inclinado a criticar y a mostrar
desaprobacin absoluta, entonces su estudio del comportamiento del heorthwerod,
carece de la agudeza y de la cualidad trgica que pretenda mostrar, si no se valora
por completo su crtica. En ella se realza grandemente la lealtad del squito. Su papel
era el de resistir y To fela significa en ingls antiguo, que no debi concederse terreno
alguno. Y ofermod no significa temeridad, incluso si otorgamos un valor completo al
ofer, si recordamos cuan fuertemente las inclinaciones y la prudencia de
los ingleses rechazaban el exceso. Wyta scal geyldig... ne nfre gielpes to georn,
r he geare cunne. Pero mod, que puede contener o implicar coraje, no significa
valenta ms que corage en Ingls Medio. Significa espritu, o si no est calificado,
espritu elevado, la ms usual manifestacin del cual es el orgullo. Pero en ofer-mod
se califica, con desaprobacin: ofermod siempre es, de hecho, una palabra
condenatoria. En el poema, este nombre solo aparece dos veces, una aplicada a
Beorhtnoth, la otra a Lucifer.
Morir, y no el de cuestionar, aunque un cronista pueda comentar justamente que
alguien cometi un grave error. En si situacin, el heroismo era esplndido. Su deber
no resulta disminuido por el error de su seor, y (de un modo ms conmovedor)
tampoco disminuy el amor al viejo hombre en los corazones de aquellos que estaban
prximos a l. Es el heroismo de la obediencia y el amor, no del orgullo o la
testarudez, el que resulta ms heroico y ms conmovedor; desde Wiglaf bajo el
escudo de los hombres de su casa, hasta Beorhtwold en Maldon, y hasta Balaclava,
incluso si no est ms reflejado en verso que La Carga de la Brigada Ligera.
Beorhtnoth se equivoc y muri por su locura. Pero fue un error noble, o el error de un
noble. No es plausible que su heorthwerod le echara la culpa; probablemente muchos
de ellos no le habran considerado culpable, siendo ellos mismos nobles y
caballerosos. Pero los poetas, como tales, estn por encima de la caballerosidad, o
incluso del heroismo; y si dan alguna profundidad a su tratamiento de dichos temas,
entonces, incluso a pesar de ellos mismos, estos modos y los objetivos hacia los
que son dirigidos, sern cuestionados.
Conocemos dos poetas que estudian ampliamente lo heroico y lo caballeresco, en el
arte y en el pensamiento, en las edades antiguas: uno cerca del principio en Beowulf;
uno cerca del final en Sir Gawain. Y probablemente un tercero, ms bien en el medio,
en Maldon, si tuvisemos toda su obra. No es sorprendente que cualquier
consideracin acerca del trabajo de uno de ellos nos conduzca a los otros.
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