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S. Samuel Trifilo. La Argentina vista por viajeros ingleses: 1810-1860. Buenos Aires, Ed.
Gure, 1959, p. 11. El resaltado es mo.
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69
nedores de lo especficamente literario, bastar aqu con recurrir a delimitaciones ms tradicionales para acotar el campo de visin de los viajeros
que nos interesa. Nos puede ser til para ello Manuel H. Solari con la
delimitacin del concepto de cultura en el Prefacio de su libro Historia de la
cultura argentina: "las manifestaciones artsticas, literarias y cientficas, no
olvidando las indispensables referencias al ambiente social, que forma el
marco dentro del cual se desenvuelven las distintas expresiones culturales"'.
El Diccionario de la Real Academia Espaola de 1992 define el trmino
como "conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de
desarrollo artstico, cientfico, industrial, en una poca o grupo social", es
decir que abarca la sociedad, el saber y el arte. Para el siglo XIX mendocino
podramos soslayar el aspecto industrial, intrascendente y raramente
registrado por los visitantes (por ejemplo en Jules Huret. Del Plata la
Cordillera de los Andes)6. Dejo de lado adems el registro costumbrista en el
sentido amplio de la problemtica social, que merece una pesquisa aparte,
para concentrarme exclusivamente en la cuestin de la percepcin extranjera
del grado de desarrollo formativo-educativo, cientfico y artstico. Se evitan
incluso anacronismos estriles si no se usa el trmino "cultura" en el sentido
que corresponde a la poca analizada. As, Sarmiento lo emplea en su
artculo periodstico "El teatro como elemento de cultura", publicado el 20 de
junio de 1842 en el Mercurio de Santiago de Chile7. La auto-imagen liberal
cuyana de Mendoza como reducto de cultura -interrumpido por el perodo
rosista- est presente tanto en el mismo Sarmiento: "En 1829, asegura
Sarmiento, era Mendoza la segunda ciudad de la Repblica por su
70
Cita extrada de Edmundo Correas. Por la cultura de Cuyo. Buenos Aires, Gleizer,
1943, p. 183.
9
bid., p. 506.
1I
71
12
Ibid.. p. 83.
13
Ibid.. p. 87.
14
Arturo Andrs Roig. Breve historia intelectual de Mendoza. Mendoza, Ed. del
Terruo, 1966.
15
Id. Mendoza en sus letras y en sus ideas. Mendoza, Ed. Culturales de Mendoza, 1996.
16
72
Ofelia Castillo. Univ. Nac. de Quilmes, 1997. La edicin original en ingls es de 1992:
Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation.
17
18
Ibid., p. 22.
lb id. , p. 26.
19
[bid., p. 257.
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todava negativo en "un escenario de trabajo y eficiencia"2O. A este presupuesto ideolgico central, Pratt le resta presuntas ocasionales "contradicciones"21, cuando el viajero se "distrae" con anotaciones romnticas o
reconocimientos de excelencia de la naturaleza americana.
Sin embargo, y desde nuestros ojos enfocados en lo cultural, nuestra
propia mirada descubre que la aseveracin de Pratt de que "la sociedad
hispanoamericana" -y por ende la mendocina- "es codificada como un
conjunto de obstculos logsticos para el avance de los europeos"22, no se
condice, y menos aun si no nos limitamos como ella a los viajeros ingleses,
con el registro iterolgico de la vida mendocina. Es as que la fusin de lo
descriptivo-cientfico con lo esttico-sentimental sigue funcionando en
numerosos relatos de viaje europeos hasta por lo menos la mitad del siglo
XIX. El entusiasmo por el espectculo de la cordillera de los Andes, la
idealizacin del oasis mendocino, tambin la queja y la frustracin, los
diversos grados de inters por las manifestaciones culturales no son por cierto
meras "contradicciones" de un esquema ideolgico nico vigente, sino
expresin legtima de posiciones vlidas de diferenciacin individual. La
imagen de lo cuyano est en rigor tan matizada como variados son los
cronistas y los motivos que los impulsaron a recorrer el viejo camino real.
As lo reconoce por lo dems Samuel Trifilo en el captulo 2 de su excelente
libro. Si bien en las primeras dcadas posteriores a 1810 prima entre la
mayora inglesa el inters comercial, por lo tanto menos propensa a
explayarse en lo cultural, Trifilo aclara que "los libros cuentan entre el
nmero de sus autores a ingenieros de minas, metalrgicos, tcnicos,
secretarios, mineralogistas, oficiales del ejrcito y de la marina, naturalistas,
capitanes de barco, expertos financieros, diplomticos, clrigos, cirujanos,
pintores, colonizadores, y, por supuesto, los pocos que viajaban mera
20 [bid., p. 270.
21 [bid., p. 268.
22 [bid., p. 261.
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mente por el placer de viajar"23. Pero ya entre 1830 y 1850, los comerciantes e industriales, desencantados por el fracaso despus de la dcada
rivadaviana, representaban una minora entre los viajeros24. No puede caber
duda entonces que es la variedad en la tipologa de los viajeros y en las
motivaciones personales la que ofrece la clave de los excursos culturales y
no el lecho de Procrusto de una nica ideologa imperial vigente.
Cules son, nos preguntamos ahora, las modalidades iterolgicas del
discurso cultural referido a Mendoza? Una primer y siempre insuficiente
propuesta de clasificacin, sin descartar la legitimidad de otras, podra ser la
siguiente: la distincin entre un tramo inicial en el que el tratamiento cultural
deriva de estereotipos polarizados en el contexto de htero-imgenes ya sean
positivas o negativas, de tendencia simplificadora y sinttica, en los que los
datos reales conocidos a travs de la historiografa argentina no parecen
tener cabida, y un segundo tramo, posterior a Caseros, en el que el visitante
demuestra en sus relatos una mayor aproximacin al informe y al
relevamiento documentado. Los lmites entre ambos momentos son difusos y
ponen a prueba la validez de esta hiptesis, acentuando as la necesidad de
chequear la situacin de cada viajero y su texto en particular.
1. Estereotipo y cultura
Convengamos con el hispanista suizo Gustav Siebenmann que los
libros de viaje, tanto cientficos como de aventuras o ficcionales, as como
las memorias, cartas y diarios de autores que viajaron por tierras lejanas
constituyen, entre otros, textos portadores por excelencia de estereotipos,
definidos como unidades integradores de la imagen de otra cultura que
conforman "una sntesis generalizadora y clasificadora de los rasgos
caractersticos atribuidos a un objeto [en nuestro caso
23
24
bid., p. 47.
75
Gustav Siebenmann. "La imagen de Amrica Latina en textos alemanes del siglo
XIX y Xx. Preliminares para su investigacin". Estudios Latinoamericanos, N 6,
1980, pp. 285-293.
25
26
27
Citado por L. Gianello. Florencio Varela. Buenos Aires, Kraft, 1948, p. 348.
76
29
[bid.. p. 49.
77
Peter Campbell Scarlett. Viajes por Amrica. A travs de las Pampas y los
Andes. Desde Buenos Aires al Istmo de Panam. Trad. de Eduardo L. Semino. Buenos Aires,
31
Claridad, 1957, p. 97. Edicin original: South America and the Pacific; comprising a Journey
across the Pampas and the Andes, from Buenos Ayres to Valparaso, Lima and Panama.
London, H. Colbum, 1832. En casi todos los casos, la presente investigacin est atada a las
traducciones de los relatos de viaje disponibles, no siempre ptimas.
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32
Flora Tristan. Meine Reise nach Peru (ttulo de la traduccin alemana consultada en
and Son, 1829. Sobre Haigh puede consultarse: Elena Duplancic de Elgueta, "Viajeros ingleses
en Mendoza: Samuel Haigh". Piedra y Canto, Cuadernos del Centro de Estudios de Literatura
de Mendoza. Mendoza, CELIM, W 5, 1997-1998, pp. 93-106.
35 S. Haigh. Op. cit., p. 50.
36 S. Haigh. Op. cit., p. 52.
79
39 Alexander Caldc1eugh. Viajes por Amrica del Sur. Ro de la Plata 1821. Traduccin y
prlogo de J. L. Busaniche. Buenos Aires, Solar, 1943, p. 146. Edicin original: Travels in
South America, during the years 1919-20-21. London, J. Murray, 1825.
.o 1bid., p. 145.
80
<2 Giuseppe Sallusti. Historia de las misiones apostlicas de monseor Juan Muzi en el estado
de Chile. Santiago de Chile, Lourdes, 1906, pp. 349-352.
<3 Robert Proctor. Narraciones del viaje por la cordillera de los Andes. Trad. de Carios A.
Aldao. Buenos Aires, El Elefante Blanco, 1998, p. 50. Edicin original: Narrative of a Journey
across the Cordillera of the Andes and of a Residence in Lima and other Parts o(Peru, in the
Years 1823 and 1824. London, A. Constable and Co., 1825. Sobre Proctor puede consultarse:
Gloria Videla de Rivero. "Una mirada inglesa sobre Mendoza y los Andes: Narraciones del
viaje por la Cordillera de los Andes (1825) de Robert Proctor". En: Literatura de Mendoza.
Espacio, historia, sociedad. Mendoza, CELIM, 2001, t. 1, pp. 13-34.
81
44
45
[bid., p. 50.
Giovanni Pelleschi. Eight Months on the Gran Chaco of the Argentine Republic.
London, Sampson Low etc. 1886, p. 228. He consultado esta edicin en ingls. Edicin
original: Republica Argentina. atto mesi nel Gran Ciacco, viaggio lungo il fiume Vermiglio (ro
Bermejo), Mendoza, Tucumn. Firenze, Arte della Stampa, 1881.
46
82
Charles Darwin. Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo. Buenos
Aires, El Elefante Blanco, 1997, p. 397. Edicin original: London, Colbum, 1839.
47
4S
[bid., p. 397.
49
[bid.. p. 397.
50
Francis Bond Head. Las Pampas y los Andes. Adaptacin de la traduccin y prlo-
go de CarlosA. Aldao. Buenos Aires, El Elefante Blanco, 1997. Es la nica versin de estas
Rough Notes taken during some rapid Journeys across the Pampas and among the Andes.
London, 1. Murray, 1826, que he tenido a mano.
83
que ver con las historias, progresos o naciones del resto del mundo?"51. Sus
necesidades bsicas fcilmente satisfechas, no habra lugar para las
aspiraciones superiores en una ciudad cuyo aspecto Darwin califica de
"estpido abandono"52.
51
bid.. p. 70.
52
53
Eduard Poeppig. Reise in Chile, Peru und auf dem Amazonenstrome wahrend der
84
54
Hennann Bunneister. Reise durch die La Plata-Staaten mit besonderer Rcksicht auf
85
55 Ibid., p. 195.
56 Ibid., p. 195.
57 Ibid., p. 192. Todas las citas son traduccin ma de la edicin original de Halle 1861.
Benjamn Vicua Mackenna. "La ciudad de Mendoza en 1855". Revista de la Junta de
Estudios Histricos de Mendoza. 2da. poca, N 8, t. 1, 1975, pp. 527-538, aqu p.
528.
58
59
Ibid., p. 531.
86
60
Ibid., p. 535.
61
aumentada con notas y apuntes de Justo Maeso. Estudio preliminar de J. L. Busaniche. Buenos
Aires, Hachette, 1958. Edicin original: Buenos Ayres and the Provinces ofthe Rio de la Plata.
London, J. Murria, 1838. La traduccin argentina de Maeso fue publicada en 1852-3.
62
[bid.
63
87
No se espere, en fin, de estas pginas ms que una primera aproximacin a una imagologa regional mendocina, en la que varias
disciplinas ms -la iterologa, la historia y la geografa regionalesmucho deben avanzar todava en cuanto convergencia
interdisciplinaria para llegar a conclusiones convincentes y definitivas.
RESUMEN
Se trata de un primer acercamiento a una posible teora de la
"Imagologa regional", aplicada a la imagen de Mendoza obtenida a travs de
viajeros europeos del siglo XIX A partir de la regionalizacin de la literatura de viaje
propiciada por los historiadores Samuel Trifilo y Edmundo Correas para el contexto
mendocino, se desarrolla la perspectiva de una imagen de lo cultural, como
contracara de la reduccin a la motivacin bsicamente ideolgica de los viajeros
sustentada por Mary Louise Pratt..
El anlisis de una serie de relatos de viaje a Mendoza permite distinguir para
la primera mitad del siglo XIX entre estereotipos positivos (as en Haigh) y negativos
(as en Darwin) como "imgenes residuales" (Zamorano de Montiel) referidas a la
percepcin de lo cultural, tanto puntuales como integradas en una "relacin
jerarquizada" (Pageaux). Ya en la segunda mitad de siglo se impone una
documentacin diferenciada y hasta estadstica de la vida cultural en Mendoza, que
desemboca en el entorno del 1900 en el estereotipo de un asombroso progreso
argentino, registrado tambin en Mendoza.
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