El Menor Infractor en La Sociedad Actual
El Menor Infractor en La Sociedad Actual
El Menor Infractor en La Sociedad Actual
Ttulo
El menor infractor en la sociedad actual: Una aproximacin a los principales
factores psicosociales vinculados a la conducta delictiva juvenil.
Title
The juvenil offender in the current society: an approximation to the main
psychosocial factors linked to the youth criminal behaviour.
The juvenil offender in the current society: an aproximation to the main psychosocial
factors linked to the youth criminal behaviour.
ABSTRACT
Nowadays, one of the themes that generated more interest and controversial at the
same time is youth criminal behaviour, due to since in recent times, it is common to
find us daily in the news reports that have as protagonists to children and young
people who commit criminal and anti-social behaviour. The emergence of new types
of crimes and new profiles of juvenile offenders generates great concern among
society in general. Research on this topic from different disciplines converge in their
insistence that we face a multicausal and multifactorial phenomenon. However, there
are a number of psychosocial characteristics that seems to promote the emergence of
criminal and anti-social behaviour, although the latest studies show novel results
here. This paper is a review of more recent empirical researches on main
psychosocial and juridical factors related to the criminal conduct of minors.
Keywords: criminal behaviour, juvenile offenders, types of crimes and psychosocial
factors.
Introduccin
La preocupacin social por la delincuencia, en general, y la conducta delictiva
juvenil, en particular, genera un continuo debate social y un proceso de reflexin en
torno a este tema. La comunidad cientfica no ha quedado indiferente ante este
fenmeno social y, consecuentemente, la conducta delictiva ha suscitado el inters de
numerosos investigadores de diferentes disciplinas como la Psicologa, el Derecho o
la Sociologa, formulndose mltiples propuestas tericas. Todas estas teoras
proponen una explicacin del delito en la que se incluyen diversos factores
influyentes, tanto educativos, familiares y psicolgicos.
La investigacin emprica sobre el tema es muy abundante y est dividida en
diferentes enfoques. Una parte se ha centrado en el anlisis de diferentes tipologas de
menores infractores. Una de estas tipologas se basa en la persistencia de la conducta
delictiva: el infractor ocasional, el infractor de transicin y el infractor de condicin,
diferenciados a su vez tanto en el patrn delictivo, las circunstancias socio- familiares
que le rodean y en la franja de edad a la que se inician en la conducta delictiva (Orts,
2006). Ms concretamente, el adolescente infractor ocasional representa en torno al
50% de la poblacin delincuente juvenil, autor entre los 14 y los 17 aos de delitos
leves o de mediana gravedad, y no presenta necesariamente ningn tipo de
problemtica especial a nivel social, familiar o personal. La delincuencia parece ser el
resultado de factores desencadenantes o de una crisis de adaptacin, a pesar de tener
un nivel de socializacin adecuado. El adolescente infractor de transicin, que se
inicia alrededor de los 12 aos con delitos de mediana gravedad (p.e. robos de
motocicletas), mantenindose activo a lo largo de su adolescencia, y con reincidencia
hasta los 19-20 aos. Interioriza los conflictos generando estados de ansiedad y
malestar, a la vez que a nivel familiar se suceden los problemas econmicos y crisis
de interaccin. Por ltimo, el adolescente infractor de condicin se inicia entre los 7
y los 9 aos con pequeos hurtos que derivan en delitos de mayor gravedad como los
robos con violencia y que suelen continuar activos durante la vida adulta. Son
jvenes inmaduros en los que prima la bsqueda del placer y que muestran una gran
indiferencia afectiva. La conducta antisocial de inicio temprano, que tiende a persistir
en los ltimos aos de la adolescencia y principios de la edad adulta, suele estar
asociada a un incremento de la probabilidad de que los delitos cometidos en dichos
aos impliquen violencia (Pea y Graa, 2006; Rutter y cols., 2000), ya que si estos
menores no aprenden alternativas a la conducta agresiva durante los primeros aos
pueden tener problemas de adaptacin social (Tremblay, 2003). Sin embargo, las
investigaciones sealan que la mayora de los jvenes cometen actos delictivos de
manera ocasional o episdica, desapareciendo estas conductas infractoras en la edad
adulta (Garca, 2008).
Por otro lado, se han establecido tipologas de menores infractores basadas en las
caractersticas individuales o de ndole psicosocial. En este sentido, se podra hablar
de menores con personalidad antisocial, menores con reaccin social agresiva o con
grupos. En el caso del grupo de 14-15 aos, se pasa de 95 a 156 detenidos, y con
respecto al grupo de 16-17 aos, se pasa de 131 a 195 detenidos.
Estos datos oficiales se refieren siempre a chicos de 14 aos o ms ya que los
menores de 14 aos son inimputables desde el punto de vista penal, actuando en estos
casos los Servicios de Proteccin de la Comunidad Autnoma correspondiente,
siendo esta medida de carcter voluntario por parte de los progenitores y el menor
implicado. Esta circunstancia ha generado dos posturas diferenciadas. Por un lado,
aquellos que se posicionan en contra, argumentado que, segn la Criminologa,
aquellos sujetos que cometen delitos a edades ms tempranas tienen peor pronstico,
con una alta probabilidad de mostrar conductas delictivas ms graves en el futuro
(Trulson y cols., 2005). Por otro lado, aquellos que se muestran a favor, defendiendo
la idea de que no debemos olvidar que chavales menores de 14 aos, son nios, e
introducirles en el sistema judicial a estas edades tan tempranas no puede ms que
traer efectos negativos para dichos menores.
En esta lnea, recientemente Bernuz, Fernndez y Prez (2007), al observar las
conductas delictivas de los menores de 14 aos, comprobaron que se trataban de
comportamientos fundamentalmente violentos. Entre las conductas ms usuales se
encontraron las lesiones, insultos y amenazas. Se observ la presencia de denuncias
por violencia familiar, manifestada por amenazas, agresiones o robos de los
adolescentes contra los padres, hermanos y abuelos, siendo este ltimo tipo de delitos
un fenmeno que est experimentando una tendencia al alza. Las conductas de
maltrato familiar han sido constatadas tambin por otros estudios (p.e. Crespo y cols.,
2006).
En este sentido, tal y como apunta el Defensor del Menor de Madrid, Arturo Canalda,
las estadsticas de las Fiscalas de Menores indican que los menores que delinquen
son cada vez ms jvenes. Nos enfrentamos a la problemtica de nios con edades
comprendidas entre los 12 y los 14 aos que estn empezando a cometer sus primeros
delitos, los cules son inimputables desde el punto de vista penal (en Albarracn y
cols., 2007, pg. 4).
Con respecto a la reincidencia de la conducta delictiva, en algunos estudios se
constata que es alta, encontrndose una tasa de reincidencia de hasta el 85%, sobre
todo en delincuentes que pertenecen a bandas, los delincuentes que cometen el primer
delito a edades ms tempranas y aquellos con trastornos mentales (Trulson y cols.,
2005). Por otra parte, existen otros estudios en los que se aprecia una reincidencia
mucho menos elevada, alrededor del 40% (lvarez, Balaa y Becedniz, 2008;
Garca, 2008), y algunos estudios han relacionado de manera positiva la tasa de
reincidencia con factores de ndole psicosocial, tales como la presencia de algn
miembro familiar con antecedentes delictivos, pertenecer a una familia monoparental
o pertenecer a un contexto institucional como ncleo de convivencia (Menndez,
Rodrguez, Becedniz, Herrero y Rodrguez, 2008).
Factores familiares
Desde la perspectiva del aprendizaje vicario, Bandura (1973) afirm que el
aprendizaje observacional se produce en primer lugar en la familia y en la subcultura
prevalente, a travs de los smbolos culturales que forman parte del ambiente social.
Desde esta perspectiva, la familia se constituye como el pilar bsico desde donde se
van conformando los procesos de socializacin de los menores.
Con respecto a las variables familiares, han sido objeto de estudio principalmente
aspectos como el clima/dinmica familiar, tamao de la familia, existencia de
antecedentes de conducta delictiva o de consumo de drogas en algn miembro
familiar y nivel socioeconmico.
En relacin con la dinmica y el tamao familiar, diversos estudios manifiestan que
un clima familiar adecuado favorece la conducta adaptada en los adolescentes (p.e.
Amezcua, Pichardo y Fernndez, 2002). Factores como un mayor tamao familiar y
la desestructuracin familiar potencia una conducta desadaptada y mayor
delincuencia del menor (Cano, 2006; Rodrguez y Torrente, 2003; Torrente y Merlos,
1999; Torrente y Rodrguez, 2004). Escaso afecto y cohesin familiar, un alto grado
de conflicto y un estilo educativo caracterizado por la permisividad est relacionado
con la implicacin de los hijos en conductas problemticas (Martnez, Fuertes, Ramos
y Hernndez, 2003; Rodrguez y Torrente, 2003; Villar, Luengo, Gmez y Romero,
2003). Ovalles (2007) habla de familias disfuncionales como una de las causas que
explican la delincuencia juvenil, siendo las caractersticas de estas familias la falta de
comunicacin, de afecto, de actividades, falta de pertenencia y de cohesin, y afirma
que una buena comunicacin familiar es un factor de prevencin de la conducta
delictiva. En este sentido, factores como el apoyo familiar, con normas claras dentro
del hogar y una buena estructuracin, estn altamente asociados a la no reincidencia
de menores infractores (Carr y Vandiver, 2001).
En cuanto a hogares monoparentales, en el caso de la separacin de los progenitores,
los hijos suelen presentar problemas de adaptacin que pueden incluir la implicacin
en conductas disociales, aunque estas conductas tienden a persistir en el tiempo en el
caso de los hijos varones. En concreto, los hijos de familias monoparentales a cargo
de la madre es ms probable que presenten puntuaciones ms elevadas en conductas
agresivas, comportamiento disocial y conducta delictiva (Cantn, Corts y Justicia,
2002). Por otro lado, otros autores afirman que en cuanto a la separacin de los
padres, es el conflicto originado lo que se asocia con el delito (Cano, 2006; Rechea y
Fernndez, 2000).
Otro de los factores tradicionalmente asociado a la conducta delictiva es el nivel
socioeconmico de la familia. Diferentes estudios muestran que una baja economa
familiar se considera un factor de riesgo para la implicacin de sus miembros en
delitos (p.e. Crespo y cols., 2006). En contraposicin, en otras investigaciones se
obtienen resultados que indican que esta relacin no es tan evidente (Garca, 2008;
Grossi, Pano, Fernndez, Rodrguez y Herrero, 2000; Sobral, Romero, Luengo y
Marzoa, 2000). Quiz una interpretacin sera que no son los problemas econmicos
los que estn directamente asociados a la comisin de delitos, sino que sera, al igual
que sucede con la separacin de los padres, el conflicto resultante de esta situacin el
que estara relacionado con la conducta antisocial de los hijos.
Tambin cabe mencionar la influencia sobre la delincuencia de los hijos de los
factores asociados a los propios padres, tales como el abuso de drogas, el alcoholismo
o la conducta delictiva (Rutter y Giller, 1983). Con respecto al consumo de drogas en
el mbito familiar, el modelado paterno de consumo de drogas es considerado como
un potente factor de riesgo, que se constata como una mayor disposicin en los hijos
adolescentes a experimentar y habituarse tanto al alcohol como a drogas ilegales
(Moral, Ovejero y Pastor, 2004). La violencia en el seno familiar y las conductas
desviadas de los padres son consideradas factores de riesgo para que los menores
lleven a cabo conductas antisociales (Bentez y Justicia, 2006; Garca, 2008). En
concreto, parece que la comisin de delitos por parte del padre es el que ejerce mayor
influencia sobre la conducta delictiva de los hijos (Farrington, 2001), frente a la
influencia de otros miembros de la familia.
Sin embargo, con respecto a los factores familiares de riesgo, estn apareciendo
resultados novedosos. Estos resultados apuntan a un nuevo perfil psicosocial del
menor infractor, ya que un gran nmero de estos sujetos provienen de familias donde
no existe desestructuracin familiar, es decir, los progenitores no estn separados, no
existen denuncias por malos tratos conyugales, los padres no tienen antecedentes
judiciales ni problemas de drogodependencia. Tampoco se registran relaciones
familiares conflictivas ni antecedentes de medidas de proteccin, aunque s aparecen
problemas econmicos (Crespo y cols., 2006).
La escuela y el grupo de iguales
El fracaso escolar es un factor de prediccin de la conducta antisocial muy fuerte,
asociado con baja autoestima y trastornos emocionales (Garaigordobil, 2005; Sobral
y cols., 2008). Existe una fuerte correlacin entre la conducta delictiva y la exclusin
social, unido a experiencias educativas negativas (Uceda y Maza, 2004) tales como el
fracaso escolar (Torrente y Merlos, 1999). La influencia de la escuela acta a travs
de dos mecanismos: de las caractersticas de la escuela como institucin (buenos
modelos de comportamiento de los profesores, enseanza interesante y organizada,
atmsfera ordenada, seguimiento educativo, etc.) y a travs de la composicin del
conjunto del alumnado (presencia de modelos de rol delincuente, intimidacin, etc.)
(Rutter y cols., 2000).
Cabe destacar la influencia de los grupos de iguales, que actan como principales
agentes de influencia durante la adolescencia, ejerciendo como modelos tanto para la
transmisin de valores positivos fundamentales (tolerancia, respeto, conductas
prosociales, etc.), como para los valores negativos (no asuncin de normas, desprecio
por el respeto hacia los dems, ausencia de responsabilidad, etc.). De esta manera, el
contacto y exposicin a modelos de conducta antisocial se configura como uno de los
principales factores de influencia para la comisin de actos antisociales y delictivos
(Llinares y Benedito, 2007; Muoz, 2004; Sobral y cols., 2008).
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Consumo de drogas
Droga y delincuencia aparecen frecuentemente asociados en las investigaciones
realizadas, donde se ha mostrado que es una prctica habitual entre los menores
infractores el consumo de distintos tipos de sustancias. Algunos autores han
encontrado relaciones entre consumo de sustancias (tabaco, alcohol, cocana, hachs,
drogas de diseo, etc.) y determinadas caractersticas psicolgicas como la
impulsividad y la bsqueda de sensaciones (ambas caractersticas estrechamente
relacionadas con la comisin de delitos), y consecuentemente, con la conducta
antisocial de los adolescentes (Muoz y cols., 2002). Segn Loeber (1988) se produce
un incremento en paralelo en consumo de drogas y conducta antisocial. Esta
afirmacin coincide con los resultados obtenidos en otras investigaciones (Crespo y
cols., 2006; Olivan, 2002), que encontraron un patrn consistente de consumo de
diferentes sustancias en los menores infractores. Cuando la conducta antisocial
aparece a edades tempranas, y continua en el comienzo de la adolescencia (13 aos),
puede ser considerada como un potente predictor de abuso de determinadas
sustancias (Loeber, 1988). Sin embargo, debemos diferenciar entre una delincuencia
funcional (cuando el menor comete un delito para obtener drogas) y la inducida (se
delinque bajo los efectos de las drogas y se pueden cometer conductas de riesgo,
entre ellas la comisin de delitos), ya que sern diferentes las motivaciones de los
jvenes ante el delito.
Factores psicolgicos
Existen una serie de rasgos de personalidad que parecen estar vinculados a la
conducta delictiva, entendiendo por rasgos de personalidad aquellas predisposiciones
estables a comportarse de una determinada manera o segn un patrn caracterstico.
Estos menores suelen ser precipitados en sus pensamientos y comportamientos,
actuando frecuentemente sin pensar en las consecuencias, lo que unido al bajo
autocontrol, dificulta seriamente la demora de la gratificacin y la regulacin de las
necesidades inmediatas. Es decir, se trata de jvenes que no pueden demorar la
satisfaccin de sus necesidades y lo quieren todo al momento (Lpez y Lpez, 2003).
El trastorno por dficit de atencin con hiperactividad parece incrementar el riesgo de
delinquir cuando se combina con problemas de conducta incluida la agresin
(Muoz, Graa, Pea y Andreu, 2002). Los rasgos de personalidad que aparecen
fuertemente asociados a la conducta disocial son el locus de control externo, la
bsqueda de sensaciones, alta impulsividad, bajo autocontrol y baja interiorizacin de
normas (Capsi y cols., 1994, en Muoz, 2004, pg. 27; Lpez y Lpez, 2003; Sobral
y cols., 2000). Tambin es necesario mencionar, que los jvenes delincuentes tienen
menores habilidades de resolucin de problemas que los no delincuentes, lo que
puede favorecer que utilicen la violencia como forma de resolver sus conflictos,
llevndoles a cometer conductas inadaptadas, entre ellas conductas delictivas. En este
sentido, suelen mostrar pocas conductas de consideracin con los dems, pocas
conductas prosociales y baja asertividad (Garaigordobil, 2005).
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CONCLUSIONES
Existe un gran nmero de investigaciones cuyo objeto de estudio ha sido la
descripcin de los principales factores que pueden influir en la aparicin y
persistencia de la conducta infractora de los menores. Los resultados permiten
afirmar que la conducta delictiva juvenil est originada y mantenida por una multitud
de factores de variada ndole, tanto familiares, relacionados con la escuela y el grupo
de iguales o ms relacionados con las caractersticas psicolgicas propias del menor.
Sin embargo, factores tradicionalmente considerados de alto riesgo para la aparicin
de estas conductas antisociales, como son una baja economa familiar o
desestructuracin familiar no aparecen de manera tan contundente en los estudios
ms recientes. Cada vez son ms los menores que delinquen y que pertenecen a
familias estructuradas y plenamente integradas socialmente. Otros factores como son
el fracaso escolar o el tener un grupo de iguales conflictivo s aparecen estrechamente
vinculados a la conducta delictiva de los menores.
Por otra parte, la aparicin de nuevos tipos delictivos como son el maltrato familiar,
el maltrato entre iguales o los delitos relacionados con las nuevas tecnologas
plantean la necesidad de nuevas investigaciones dirigidas a esclarecer las causas que
originan este tipo de delitos, que presentan caractersticas diferenciales con respecto a
la delincuencia ms tradicional, y que estn caracterizados fundamentalmente por,
adems de la violencia gratuita ejercida, por la falta de valores como el respeto a la
autoridad, la obediencia, la solidaridad y la tolerancia. Slo de esta manera, se podr
obtener informacin valiosa que permita elaborar programas eficaces tanto a nivel
preventivo con los adolescentes en general y sus familias como a nivel de
intervencin con los menores infractores.
Referencias bibliogrficas
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