El Sentido Del Pasado en Sobre La Historia
El Sentido Del Pasado en Sobre La Historia
El Sentido Del Pasado en Sobre La Historia
SOBRE LA HISTORIA
disefiada para ellos, no para los ricos, los inteligentes, los excepcionales, aunque esa sociedad en la que valga la pena vivir deba reservar un espacio y un
margen de accion para dichas minorfas. Sin embargo, el mundo no ha sido
creado para nuestro disfrute personal ni hemos venido a el por tal motivo.
Un mundo que pretenda que esa es su razon de ser no es un buen mundo ni
deberfa ser un mundo perdurable.
2.
En los siguientes capftulos se intenta dar una idea general de las relaciones existentes entre el pasado, el presente y el futuro, que constituyen el verdadero objeto
de estudio del historiad01: El presente capftulo se basa en la ponencia que sirvio de
apertura a la conferencia sobre "El sentido del pasado y la historia organiiada
en 1970 por la revista Past and Present y que aparecio en elnumero 55 de dicha publicacion (mayo de 1972) can el tftulo de "The Social Function of the Past: Some
Questions.
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oCUlTir.En primer lugar, esta claro que 100que oficialmente se conoce como
pasado consiste y es obligado que consista en un selecto surtido elaborado a partir del infinito numero de cosas que se recuerdan 0 pueden recordarse. ~aturalme~te, el alcanc~ de este pasado social formalizado depende de
las clrcunstanClas, aunque slempre habra en el intersticios, es decir, asuntos
que no forman parte del sistema de historia consciente al que los hombres incorpor~n, de un modo u otro, aquellos elementos de su sociedad que considera.n Importantes. oLa in?ovacion puede surgir en estos intersticios, ya que
no tlene un efecto mmedIato en la sociedad ni topa automaticamente con Ia
barrera del asf no es como siempre se han hecho las cosas. Por consiguiente, serfa interesante preguntarse que tipo de actividades suelen recibir
un trato relatiovamente mas flexible, y diferenciarlas de las que en un momento determmado parecen ser irrelevantes y es posible que tiempo despues
resulten no serlo. Se podrfa sugerir que, en igualdad de condiciones la tecnolog~a, ~I~el aJ~pIio sentido de la palabra, pertenece al sector flexible, y la
orgal1lzaclOn SOCIaly la ideologfa 0 el sistema de valores, al inflexible. Sin
embargo, en ause?cia de estudios historicos comparativos, la cuestion habra
de permanecer ablerta. POI' supuesto, hay numerosas sociedades ancladas en
la tr~~icio~ y apegadas a los ritos que en el pasado han aceptado la introducc.l?n mas 0 menos repentina de nuevos cultivos, .?Juevos medios de locomO?I?n (como OCUlTiocon los caballos en .el caso de los indios de Norteamenca) y nuevas armas, sin tener la sensacion de haber alterado el modelo
her~dado del pas~do. POI'otro lado, 10 mas probable es que existan otras, todavIa no 10 suficlentemente investigadas, que incluso hayan opuesto resistencia a tales innovaciones.
. Sin duda, el pasado social formalizado es mas rfgido, puesto que establece ~I modelo que debera aplicarse en el presente y sueJe ser el tribunal de
~pelaclon ant~ el que se dirimen los conflictos e incertidumbres de la' actuahdad: ley eqUlvale a costumbre, que es la sabidurfa de la edad en las soc iedades analfabetas. ~os docum~ntos en que se conserva dicho pasado, y que
de e~~ modo adqUleren una Clerta autoridad espiritual, cumplen la misma
fun~lOn en las socieda~es cultas y en las que 10 son tan solo en pal1e. Es
poslble. que una comumdad de indios americanas reivindique el derecho a
la propl~dad de .unas tie~ras comunales sobre la base de una poses ion que
data de tlempos mmemonales 0 del recuerdo de lIna posesion que tuvo luoar
.en el pas ado (y que con toda probabilidad pasaba de una oeneracion a o~ra
de un modo sistematico) ~ de determinados fueros 0 decisiones legales que
se remontan a la era colomal y que se han conservado con todo cuidado: ambos poseen ~ran valor como documentos en4que quedo registrado un pasado
que se consldera como la norma por la que se rige el presente.
Es.to no excluye cierta flexibilidad 0 incluso un determinado orado de innovaclon CIe fiacto, en tanto en cuanto el nuevo vino pueda verterse
b
en los
qu~, ~I menos desde un punto de vista formal, continuan siendo los antiguos
- reclplentes
.
. de compraventa
d
. Segun parece, I.os gltanos conslderan
el negoclO
e coc~~s. usados una ampliacion mas que aceptable del negocio de compra-
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SOBRE LA HISTORIA
venta de caballos, ya que, al men os en teoria, siguen creyendo que el nomadismo es el unico modo de vida aceptable. Los estudiosos del proceso de
modemizacion que ha tenido lugar en la India del siglo xx han investigado las diferentes maneras que tienen los poderosos regfmenes tradicionales
de extenderse 0 modificarse, tanto de un modo deliberado como en la practica, sin que oficialmente ello les cause graves trastornos internos, es decir,
de forma que se pueda q~formular la innovacion como no innovacion.
En tales sociedades tambien es posible la innovacion radical y consciente, aunque tal vez sea necesario matizar que solo existe un numero muy Iimitado de form as de poder legitimarla. Se la puede disfrazar de regreso 0 redescubrimiento de una determinada epoca del pasado que ha sido dejada de
lado 0 relegada al olvido pOI'equivocacion, 0 inventando para ello un plincipio
antihistorico dotado de una fuerza moral superior que exija la destruccion del
continuum presente/pasado, como pueda ser, pOI'ejemplo, una revelacion de
tipo religioso 0 una profecfa. No esta claro que, en tales circunstancias, inc1uso los principios antihistoricos no necesiten apelar para nada al pasado; es
decir, que los nuevos principios no resulten ser a veces -1,0 siempre?una version actualizada de las viejas profecfas 0 de una antigua c1ase de
profecfas. Los historiadores y los antropologos se encuentran con la dificultad de que, siempre que se ha observado 0 descrito alguno de estos casos rudimentarios de legitimacion de las innovaciones sociales mas impol1antes, ha
sido cuando las sociedades tradicionales se hall an inmersas en un proceso
mas 0 men os drastico de transformacion social. En otras palabras: cuando el
rfgido marco normativo del pas ado se ve sometido a una presion limite tal
vez, como consecuencia, sea incapaz de funcionar de un modo adecuado .
Aurique el cambio y la innovacion generados por la imposicion y la importacion de modelos procedentes del exterior sin conexi on aparente con las
fuerzas sociales internas no tiene pOI' que afectar al sistema ideologico que
una comunidad ha creado en torno al concepto de novedad -puesto que el
problema de su legitimidad se resuelve planteandolo como un caso de fuel'za mayor-, en tales circunstancias, incluso la sociedad mas tradicional se
vera obligada a aceptar la innovacion circundante que amenaza con invadirla. Naturalmente, puede optar por rechazarla in toto y aislarse, pero son contados los casos en que esta solucion resulta viable durante largos perfodos
de tiempo .
Por 10 general, la creencia de que el presente debe reproducir el pasado
se traduce en un proceso de cambio historico de ritmo bastante lento, ya que,
de 10 contrario, ni serfa realista ni 10 parecerfa, excepto a costa de un enormy esfuerzo social y de la c1ase de aislamiento al que antes nos hemos referido (como les ocurre a los amish y a otras sectas que actualmente existen en
los Estados Unidos). Mientras sea posible asimilar el cambio -=-demogratico, tecnologico 0 de cualquier otro tipo- de una forma gradual, incrementandolo poco a poco, pOI' asf decirlo, el pas ado social oficialmente aceptado
estara capacitado para asimilarlo bajo la forma de una historia convertida en
mito y quizas tambien en ritual, bien sea mediante una modificacion tacita
BIBlIOTEC,l.
IA. A. :(1,
FAC. DE SbCIOL(\GI,4
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SOBRE
LA HISTORIA
EL SENTIDO
de~ sistema de creencias, bien ampliando el marco ideologico, 0 de cualqUIer otro modo. De esta forma es posible absorber hasta las medidas transformadoras mas drasticas, aunque tal vez a un precio psicosocial muy ele~ado, .como fue e.1c~so de la conversion al catolicismo que los espafioles
.Impusleron a los mdlOs tras la conquista de America. De no ser asf habrfa
sido imposible que se produjera tal cumulo de cambios historicos e'n todas
I~s sociedade~ conocidas, sin destruir la fuerza de esta especie de tradicionallsmo normatlvo. A pesar de todo, este tradicionalismo domino la sociedad
r~ral de, los siglos XIX Y XX, aunque, es obvio que, incluso entre los campesmos bulgaros de 1850, aquello de siempre se ha hecho asf debio de ser
n:u~ diferente d,e.lo q~e fue alIa por lIS? La idea de que la sociedad tradlclOnal es estatIca e mmutable es un mlto creado por una ciencia social de
escaso vuelo. Sin embargo, si la transformacion no alcanza cierto nivel la
sociedad puede seguir siendo' tradiciona1: el molde del pasado conti~ua
dando forma al presente, 0, al menos, es 10 que se espera que haga.
~a'y que reconocer que, independientemente de cual sea su importancia
'numenca, el hecho de centrar la atencion en el campesinado tradicional supone utilizar un argumento un tanto tendencioso. En muchos sentidos estos
campesinados solo constituyen una parte de un sistema socioeconomic~ e inc1uso polftico n:as a~plio en cuyo interior tienen lusar una serie de cambios
que no se yen mflUIdos por la version campesina de la tradicion, 0 bien se
producen dentro del marco de un sistema de tradiciones dotado de una mayor flexibilidad, como por ejemplo el contexto urbano. Mientras las transf?rm.aciones que ~fecta? a algunas partes del sistema no modifiquen las instltuclOnes y relaclOnes mternas de una manera que no haya sido prevista en
el pasado, nada se opone a que se produzcan rapidamente una serie de cambios aislados. Puede que incluso pasen a formar parte de un sistema de creencias estable. Los campesinos moveran la cabeza en senti do negativo mientras
contemplan con suficiencia a los habitantes de las ciudades, quienes, como
t~do el mundo sabe, siempre andan buscando algo nuevo; y los respetables
cl~d~danos. ~aran 10 mis~o con la nobleza de la corte, consagrada a una febnl l?VenClOnde u?a. sene de modas, a cual mas effmera e inmoral que la
ant~nor. ~I. predoml.mo del pasado no equivale necesariamente a una imagen
de mmovlhdad social. Es compatible con perfodos de cambio historico de
caracter cfcl~co, y, par supuesto, con el retroceso y con la catastrofe (0, 10
que es 10 mlsmo, con el fracaso del intento de reproducir el pasado). Con
10 que resulta incompatible es con la idea de un progreso ininterrumpido.
II
DEL PASADO
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seguimos ni se espera que 10 hagamos. Esto significa que ha tenido lugar una
transformacion radical en el propio pasado, que se convierte -y debe convertirse- en una mascara de la innovacion, puesto que su mision ya no
consiste en expresar la repeticion de 10 acaecido con anterioridad, sino determinadas acciones que, por definicion, son diferentes de las que se produjeron en otra epoca. Incluso si el intento de dar marcha atras se lIevara a cabo
al pie de la letra, las COS36'" nunca volverfan a ser como en los viejos tiempos;
como mucho, se lograrfa rescatar algunos de los elementos que integraron el
sistema formal del pasado consciente que en ese momento serfan muy distintos des de un punto de vista funcional. Buen ejemplo de eIlo es el ambicioso intento de Zapata de reproducir la sociedad cam pesina de Morelos
(Mexico) tal como habfa sido cuarenta afios antes con el fin de borrar de
golpe la era de Porfirio Dfaz y regresar al statu quo ante. En primer lugar,
no consiguio reconstruir el pasado en el senti do literal de la palabra, ya que
ello suponfa en mayor 0 menor medida reconstruir algo de 10 que no se tenfa
un conocimiento preciso ni objetivo (por ejemplo, los Ifmites exactos de las
tierras comunales que se disputaban varias comunidades), por no mencionar
la construccion de 10 que tendrfa que haber sido y, por 10 tanto, de 10 que
se crefa, 0 cuando menos se imaginaba, que habfa existido realmente. En segundo lugar, la tan odiada innovacion no era un simple cuerpo extrafio que
hubiera logrado penetrar en el organismo social como si se tratara de una
bala alojada en la carne que se pudiese extraer quirurgicamente para dejar al
organismo en las mismas condiciones de antes. Representaba un aspecto del
cambio social que no se podfa aislar de los demas y que, en .consecuencia,
solo se podfa eliminar realizando transformaciones mas profundas que la
operacion prevista. En tercer lugar, de forma casi inevitable, el simple esfuerzo social que suponfa volver atras en el tiempo puso en marcha una serie
de fuerzas que tuvieron consecuencias aun mas trascendentales: los campesinos armados de Morelos se convirtieron en un elemento revolucionario
fuera de su estado, aunque sus objetivos tenfan un alcance local 0, como mucho, regional. En tales circunstancias, la reconstruccion se transformo en una
revolucion social. Dentro de las fronteras del estado (al menos mientras el
poder siguio en manos de los campesinos), 10 mas probable es que consiguiera que las manecillas del reloj retrocedieran mas alIa de donde realmente se encontraban en el decenio de 1870, al cortar los vfnculos de union con
una economfa de mercado mas amplia que existfa incluso por aquel entonces.
Si se contempla la revolucion mexicana desde una perspectiva nacional, la
principal consecuencia del intento zapatista fue dar lugar a un Mexico nuevo,
sin ningun precedente historico conocido.1
Aun admitiendo la imposibilidad de que los esfuerzos por recuperar un
pas ado perdido triunfen al pie de la letra, salvo en sus modalidades menos
significativas (como la restauracion de edificios en ruinas), continuara habiendo intentos encaminados a tal fin que por 10 general seran muy selectivos. (EI caso de una region agrfcola atrasada que intente reconstruir todo
aquello de 10 que se tiene memoria no presenta el menor interes desde el
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SOBRE LA HISTORIA
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30
EL SENTIDO
SOBRE
DEL PASADO
31
LA HISTORIA
III
EI problema del rechazo sistematico del pasado solo surge cuando se admite que la innovacion es a un tiempo inevitable y aconsejable desde un punto de vista social: es decir, cuando es sinonimo de progreso. Esto plantea
dos cuestiones distintas: como se lIega a reconocer y legitimar la innovacion
como tal innovacion, y que forma asume la situacion derivada de ella (es decir, como se formula un modelo de sociedad cuand,o el pasado ya no puede
proporcionarlo). La primera es la que resulta mas flicil de co~testar.,
.
Sabemos muy poco del proceso que' ha logrado convertlr los termmos
nuevo y revolucionario (tal como se usan en el lenguaje publicitar.io) en
sinonimos de mejor y mas atractivo, por 10 que serfa muy necesana una
investigacion a fondo del tema. Sin embargo, a primera vista parece que se
tienen menos reparos en aceptar la novedad 0 incluso una innovacion de
caracter con stante cuando esta relacionada con el control que los_seres humanos ejercemos sobre la naturaleza, como ocurre, por ejemplo, con la ciencia
y la tecnologfa, debido a las evidentes ventajas que buena parte de ella ofrece incluso a los mas fervientes partidarios de la tradicion. ~Es que alguna vez
las bicicletas 0 las radios han sido objeto de un ataque ludita digno de mencion? Por otro lado, mientras que a algunos grupos human os les pueden parecer atrayentes determinadas innovaciones de tipo sociopolftico: al me~?s
con vistas al futuro, las implicaciones sociales y humanas de la mnovaCIOn
(incluyendo la irinovacion tecnica) suelen suscitar una mayor oposicion, por
motivos igualmente obvios. Es posible que los constantes avances que s~ producen en materia tecnologica sean recibidos favorablemente por los mlsmos
que muestran un profundo disgusto ante la rapida transformacion que experimentan las relaciones humanas (por ejemplo, en materia sexual y familiar)
y a los que incluso les cuesta imaginar que41lichas relaciones puedan estar sujetas a un continuo proceso de cambio. Cuando se rechaza incluso la innova- .._-"'"
cion tecnologica de utilidad demostrada, la razon se encuentra generalmente,
por no decir siempre, en el miedo a la transformacion social, es decir, a la
conmoci6n que la acompafia.
Legitimar la innovacion cuya utilidad resulta tan evidente y es tan neutra
desde un punto de vista social, que es aceptada casi de inmediato, 0 que en
todo caso 10 es por parte de la gente que esta familiarizada con el cambio tecnologico, no plantea el menor problema. Se podrfa pensar (Wero se ha investigado en realidad el tema?) que incluso una actividad tan partidaria de la
tradicion como la religion institucional popular la ha aceptado sin dificultad.
Sabemos que existe una gran resistencia a introducir cualquier tipo de cambio en los antiguos textos de caracter sagrado, pero no parece haberse producido una reaccion similar con respecto, par ejemplo, al abaratamiento de
las imagenes e icon os s'!grados por medio de procesos tecnologicos como
el grabado y la oleograffa. Por otra parte, algunas innovaciones necesitan
que se las legitime, y en aquellos perfodos en que el pasado ya no e.s capaz
de suministrar algo que les sirva de precedente, este hecho se convlerte en
fuente de graves dificultades. Por importante que sea, cuando la innovacion
se suministra en una sola dosis no resulta tan conflictiva. Se la puede presentar como la victoria de un determinado principio positivo sobre su contrario, 0 como un proceso de correccion 0 rectificacion, del predominio
de la razon sobre la sinrazon, del conocimiento sobre la ignorancia, de 10
natural sobre 10 que no 10 es, del bien sobre el mal. Sin embargo, los dos
ultimos siglos se han caracterizado por un proceso de cambio const.ante e
ininteITumpido, que, salvo excepciones, no es posible tratar como tal Sl no es
a costa de una casufstiCa considerable, como la necesidad de aplicar constantemente principios inmutables a unas circunstancias siempre cambiantes
de una serie de maneras que permanecen sumidas en el misterio 0 exagerando la potencia de las fuerzas del mal que aun perduran.3
Paradojicamente, el pasado sigue siendo la herramienta analftica mas util
para enfrentarse al cambio constante, aunque de una forma totalmente nueva. Se transforma en el descubrimiento de la historia como un proceso de
cambio direccional, de desarrollo 0 evolucion. De esta forma, el cambio se
convierte en su propia legitimacion,' si bien estrechamente vinculado a un
senti do del pasado totalmente distinto. Un excelente ejemplo de ello procedente del siglo XIXes la obra de Bagehot Ffsica y polftica (1872); los conceptos de modernizacion vigentes en la actualidad ilustran una serie d.e
versiones mucho mas simplistas del mismo enfoque. En resumen, 10 que legltima y explica el presente ya no es el pasado conceb~do como conjunto ,de
puntos de referencia (por e~emplo, la Carta !"1agna), 0 ~ncluso com~ el per~odo de tiempo en que algo hene lugar (por ejemplo, la epoca de las lI1StltU~I?nes parlamentarias), sino el pas ado considerado como pro~eso de conversIOn
en el presente. Frente a la imperiosa realidad del camblO, hasta el pensamiento conservador se vuelve historicista. Puesto que la comprension a posteriori es la forma mas convincente que adopta la sabidurfa del historiador,
quizas resulte mas apropiado para ellos 9ue par~ la mayorfa ..
Pero ~que ocurre con los que adem as necesltan la capacldad de preyer,
de concretar un futuro que en nada se parece al pasado? Tratar de hacerlo sin
recun'ir a alcrun tipo de ejemplo resulta extraordinariamente diffcil y a menudo nos enco~tramos con que las personas que mas esfuerzo dedican a la innovacion sienten la tentacion de buscar uno, por muy inverosfmil que sea, y
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SOBRE LA HISTORIA
10 incluyen en el propio pasado, 0 en 10 que viene a ser 10 mismo, la sociedad primitiva, considerada como una modalidad en que el pasado del
hombre coexiste con su presente. Sin duda, los socialistas de los siglos XIX
y XX utilizaron el comunismo primitivo como un elemento de amHisis,
pero el hecho de que 10 emplearan muestra con c1aridad la ventaja de contar
con un precedente concreto incluso para aquello que no 10 tiene, 0, al menos, con un ejemplo de como resolver los nuevos problemas, aunque las
soluciones que en el pasado se dieran a problemas analogos resulten inaplicables al presente. Por supuesto, no existe ninguna necesidad teorica de describir el futuro con toda exactitud, pero, en la practica, la exigencia de que
se prediga 0 se formule un modelo que 10 explique es demasiado fuerte para
hacer caso omiso de ella.
EI metodo mas practico y popular de prediccion ha sido siempre un tipo
u otro de historicismo, es decir, la extrapolacion mas 0 menos sofisticada y
compleja de las tendencias del pas ado al futuro. En cualquier caso, se puede
saber como sera el futuro si se investiga el proceso de desaITollo de epocas
anteriores en busca de pistas, de ahf la paradoja de que, cuanto mas convencidos estemos de que va a producirse algun tipo de innovacion, mayor sera
nuestra necesidad de recUlTir a la historia para tratar de averiguar que caracterfsticas tendra. En este procedimiento tienen C'abida desde las versiones
mas simplistas -Ia vision del futuro como un p:esente ampliado y mejora-.
do 0 un presente ampliado y peor, tan tfpica de las extrapolaciones tecnologicas 0 de las antiutopfas sociales de tipo pesimistaa los planteamientos
que desde un punto de vista intelectual se caracterizan pOI'Iilna mayor complejidad y ambicion; pero, basicamente, la historia sigue siendo el punto de
partida en ambos casos. Sin embargo, lIegados a este punto surge una contradiccion, cuya naturaleza ya deja entrever Karl Marx cuando se mostro
convencido de la inevitable sustitucion del capitalismo pOI' el socialismo al
mismo tiempo que mostraba una enorme reticencia a dar detalles sobre como
serfa en realidad la sociedad socialista y comunista. Este no es solo un hecho
de sentido comun: ser capaz de identificar las tendencias generales no equivale a poder predecir que consecuencias concretas tendran en las circunstancias del futuro, que, aparte de ser complejas, son en muchos sentidos desconocidas. Tambien constituye un indicio de que existe un conflicto entre un
modo basicamente historicista de analizar como se desaITollara el futuro, que
da pOI' supuesto que el proceso de cambio historico no conoce intenupciones, y el que hasta ahora ha sido el requisito universal de los modelos pro-.
gramaticos de sociedad, a saber, un cierto grade de estabilidad. La utopfa es
pOI' naturaleza un estado estacionario qu~;.iende a reproducirse a sf mismo y
cuyo implicito ahistoricismo solo estan en condiciones de soslayar aquellos
que .opten por no describirlo. Aun siendo disenados para explicar una serie .......
'..
de clrcunstancias que se encuentran en plena transformacion, incluso los modelos menos utopicos de la sociedad ideal 0 del sistema politico adecuado
~uel.en ~ervirse para ello de un marco relativamente estable y previsible de
1I1stltUclOnesy val ores que no se vera afectado por tales cambios. En teorfa
'"
33
IV
EI uso social del pasado no queda ni mucho menos reflejado en estos comentarios hechos de pasada. No obstante, aunque aquf no es posible analizar
de forma mas pormenorizada los demas aspectos de la cuestion, sf se pueden
34
SOBRE LA HISTORIA
EL SENTIDO DEL PASADO
mencionar brevemente dos problemas concretos: los del pasado como genealogfa y como cronologfa.
El sentido del pasado como un continuo de experiencia de cankter colectivo sigue siendo asombrosamente importante, incluso para los mas partidarios de la innovacion y de la creencia de que nove dad equivale a mejora:
como 10 demuestra el hecho de que en todas partes se incluya la historia
dentro de los planes de estudio de todos los sistemas educativos modemos, 0
el que anden buscando antecedentes (Espartaco, Moro, Winstanley) los revolucionarios de nuestros dfas, quienes, en caso de ser marxistas, contagian a
sus formulaciones teoricas con su propia intrascendencia. l.Que ganan 0 ganaron en concreto los marxistas modern os con saber que en la antigua Roma
tuvieron lugar una serie de revueltas de esclavos que, segun se deduce de sus
propios analisis, incluso en el supuesto de que persiguieran fines comunistas,
estaban destinadas al fracaso 0 a producir unas consecuencias que apenas
guardan relacion con las aspiraciones de dichos marxistas? Evidentemente, la
sensacion de pertenecer a una antigua tradicion de sublevaciones proporciona una gran satisfaccion emocional, pero es necesario preguntarse sobre el
como y el pOI-que. l.Es analoga a la sensacion de continuidad que infunden
los programas de historia y que, por 10 visto, es la que convierte en materia
de ~s.tudio aconsejable para los ninos la existeqcia de Boadicea 0 Vercingetonx, el rey Alfredo el Grande 0 j~ana de Arco, como parte del bagaje
informativo con el que (por razones que se dan por validas pero rara vez
se investigan) se supone que deben estar familiarizados por su condicion
de ingleses 0 franceses? La atraccion que ejerce el pasado...concebido como
continuidad y tradicion, como nuestros antepasados, es muy fuerte. Incluso los habitos turfsticos dan buena prueba de ello. Sin embargo, el hecho de
que nos identifiquemos de un modo instintivo con esta forma de sentir no
deberfa hacernos pasar por alto la dificultad que entrana averiguar por que
ocurre tal cosa.
Ni que decir tiene que la dificultad es mucho menor en el caso de las modalidades de genealogfa mas comunes, con las que se intenta apuntalar una
autoestima llena de inseguridades. Los burgueses advenedizos tratan de conseguir un linaje, las naciones 0 movimientos de nuevo cuno optan por incorporar a su historia algunos ejemplos de hazanas y esplendores ya pasados en
proporcion a cuales crean que son las carencias de su verdadero pasado, este
o no justificada dicha opinion.6 La cuestion mas interesante en relacion con
e~te tipo de practicas genealogicas es si llegan a convertirse en algo prescin~
dlble y en que momento sucede tal cosa. La experiencia de la moderna socied~d c~pitalista parece indicar que qui1tas sean a un tiempo permanentes y
transltonas. Por un lado, los nuevos ricos de finales del siglo xx continuan
aspirando a todo aquello que caracteriza la vida de una aristocracia que, a pe----sar de su escasa importancia polftica y economica, sigue simbolizando el estatus s?cial superior (la mansion campestre, el director ejecutivo renano que
se dedlca a cazar alces y jabalfes en un lugar tan inverosfmil como son las
cercanfas de las republicas socialistas, por mencionar algunos ejemplos). Por
35
otro lado, los edificios y elementos decorativos de tipo neomedieval, neorenacentista ~ Luis XV de la sociedad burguesa decimononica dieron paso
e~ un deterI?,mado momento a un e.stilo deliberadamente moderno, que no
solo renunclO a apelar al pasado, smo que incluso desarrollo un dudoso parecido estetico entre la innovacion artfstica y tecnica. Por des gracia, hasta
ahora la unica sociedad de la historia que nos ha proporcionado el material
adecuado para realizar ltfi estudio comparativo de la influencia de los antecedentes y la novedad es la sociedad capitalista occidental de los siglos XIX
y XX Y no serfa prudente generalizar basandonos en un solo caso.
Por ultimo, el"problema de la cronologfa, que nos conduce al extrema
opuesto de una posible generalizacion, puesto que es diffcil pensar en alauna soci~dad conocida que no considere oportuno dejar constancia por distintos motlvos del transcurso del tiempo y la sucesion de los acontecimientos.
Por supuesto, como ha senalado Moses Finley, existe una dife~encia esencial
entre un pasado cronologico y uno que no 10 es: entre el Odiseo de Homero
y el ?e Samuel Butler, al que de un modo natural y muy poco homerico se
con~lbe como un hombre de mediana edad que regresa junto a una esposa
avejentada tras una ausencia de veinte anos. Ni que decir tiene que, desde el
momenta en que la historia es un proceso de cambio direccional, la cronologfa es fundamental para el significado historico del pas ado viaente en nuestros dfas. EI anacronismo es una senal de alarma que alerta i;mediatamente
al historiador y su capacidad para causar un impacto emocional en una socie?~d tan apegada a las cronologfas es de tal calibre, que se presta con gran
faClhdad a que las artes saquen partido de el: en la actualidad, un Macbeth
con .vestuario modemo saca partido de ello de una forma en que, por razones
obvlas, un Macbeth de la epoca jacobita nunca pudo hacer.
A, primera vista es menos esencial para el sentido tradicional del pasado
(patron 0 modelo para el presente, almacen y deposito de experiencia, sabidurfa y precepto moral). En un pasado de este tipo no se cree necesariamente que los acontecimientos se producen de forma simultanea, como los romanos y los moros que luchan entre sf en las procesiones de Semana Santa
en Espana, 0 incluso fuera del tiempo: la relaci6n cronologica que existe entre ambos es simplemente intrascendente. La cuestion de si Horacio Cocles
se convirtio en un ejemplo para los romanos de epocas posteriores antes 0
despues de Mucio Escevola solo tiene interes para los pedantes. Del mismo
modo (por citar un ejemplo de nuestros dfas), la importancia que puedan
tener los macabeos, defensores de Masada y Bar Kohba, para los actuales israeHes no guarda la menor relacion con la distancia cronologica que separa
a ambos y la que existe entre ellos mismos. En el instante en que se introduce el tiempo real en dicho pasado (por ejemplo, cuando se analizan Homere y la Biblia aplicando los metodos empleados en los estudios historicos
mo?ernos) se convierte en algo totalmente distinto. Desde el punto de vista
socIal se trata de un proceso alarmante, ademas de constituir un sfntoma de
transformacion social.
No obstante, en much as (l.quizas en todas?) las sociedades que conocen
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SOBRE
j..A HISTORIA
EL SENTIDO
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tal vez lograse arrojar luz no solo acerca del sentido que el pasado tenfa en
sociedades de epocas anteriores, sino tambien en la nuestra, donde la hegemonia de una de sus formas (el cambio historico) no impide que subsistan
otras concepciones del sentido del pasado en diferentes entomos y circunstancias.
Cuesta menos formular preguntas que dar respuestas, y esta ponencia ha
preferido la via mas f4cil a la mas diffcil. Sin embargo, quizas el hecho de
hacer preguntas, sobre todo acerca de aquellas experiencias que tendemos
a dar por supuestas, no resulte ser una ocupacion inutil. Estamos inmersos en
el pasado, como un pez 10 esta en el agua, y no podemos escapar de el. Pero
nuestra forma de vivir y movemos en este medio hacen necesarios el analisis y el debate. Mi proposito no era otro que estimular ambas cosas.