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La Sabia Cenicienta

Este cuento francés narra la historia de tres hermanas, Adela, Matilde y Serafina, que se encuentran con dos ogros en el bosque. Serafina logra convencer a los ogros de dejarlas vivir a cambio de trabajar para ellos. Más tarde, las hermanas matan a los ogros y se mudan a su casa. Serafina se queda a cargo del hogar mientras sus hermanas asisten a bailes reales. Serafina encuentra vestidos mágicos que le permiten asistir en secreto y enamorar al rey, aunque

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La Sabia Cenicienta

Este cuento francés narra la historia de tres hermanas, Adela, Matilde y Serafina, que se encuentran con dos ogros en el bosque. Serafina logra convencer a los ogros de dejarlas vivir a cambio de trabajar para ellos. Más tarde, las hermanas matan a los ogros y se mudan a su casa. Serafina se queda a cargo del hogar mientras sus hermanas asisten a bailes reales. Serafina encuentra vestidos mágicos que le permiten asistir en secreto y enamorar al rey, aunque

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LA SABIA CENICIENTA.

Cuento de Francia
rase una vez tres hermanas, Adela, Matilde y Serafina, la menor. Sus padres haban
muerto y las tres hermanas salieron a buscar nuevos horizontes. Despus de mucho andar,
llegaron a un bosque muy espeso y oscuro y perdieron el rumbo.
-Pobres de nosotras, no s que podremos hacer se lamentaban Adela y Matilde-. Es
de noche y no tenemos adnde ir a dormir.
Pero Serafina no desesper. Trep a un rbol, mir a su alrededor y, por el lado
donde el sol ya se haba puesto, vio brillar una lucecita. Las tres hermanas se pusieron en
marcha y pronto llegaron frente a una magnfica casa, toda cubierta de oro y plata y con
muchas campanas de plata en el tejado.
-Ah, qu bonito es este sitio dijeron las hermanas y llamaron a la puerta.
La puerta se abri y apareci una bruja horrible, tres veces ms corpulenta que un
hombre, que tena un solo ojo en medio de la frente, quince dedos en cada mano y quince
en cada pie, adems de una boca que pareca la entrada a un horno. Y tras ella apareci un
viejo an ms horrible, tres veces ms grande y corpulento que ella, que tambin tena un
solo ojo, quince dedos en cada mano y quince en cada pie, adems de una boca que
pareca la puerta de un granero.
Eran dos ogros y coman carne humana. Las hermanas, aterrorizadas, intentaron
escapar, pero fue en vano. Ya estaban dentro de la casa y los dos monstruos se relaman
pensando en la estupenda cena que los esperaba.
Pero Serafina les rog:
-Por favor, dejadnos vivir. Cocinaremos para vosotros, barreremos la casa, lavaremos
la ropa, coseremos, trabajaremos para vosotros da y noche, pero no nos quitis la vida.
Al principio, los dos ogros no queran siquiera escucharla, pero se dieron cuenta de
que por probar

no perdan nada. Siempre estaran a tiempo de comerse a las tres

hermanas.
-De acuerdo dijeron-. Preparadnos entonces cuatro cerdos asados para el almuerzo.
Las hermanas se pusieron a trabajar en el acto y, cuando el almuerzo estuvo listo,
Serafina atrap cuatro ratones vivos y cosi la barriga de los cerdos despus de meterlos
dentro. Los ogros se zamparon los cerdos de un bocado y no se dieron cuenta de nada.
Despus de comer, se fueron a dormir para hacer mejor la digestin. Mientras dorman, los
ratones comenzaron a roerles las tripas y les hicieron tantos agujeros en el estmago que
los ogros no pudieron sobrevivir.
En ese momento comenz la buena vida para las hermanas. Tenan una casa
formidable, cubierta de oro y de plata, con campanas de plata en el techo, y tambin por

dentro llena de oro, de plata y de piedras preciosas. Adela y Matilde se ponan de punta en
blanco y se iban a la ciudad, donde nunca faltaban a un baile o a una recepcin, incluso en
el palacio del rey. Serafina, en cambio, se ocupaba de la casa. A fuerza de verla en la cocina
trajinando con las cenizas, sus hermanas comenzaron a llamarla Cenicienta. Las muy
necias ya no recordaban que, si no hubiese sido por Serafina, los ogros, sin duda, las
habran devorado. As, dejaban que trabajase por las tres y nunca la llevaban a la ciudad.
-Comprndelo, Cenicienta, contigo haramos un mal papel y nos ensuciaras los
vestidos.
Una vez, mientras ordenaba la casa, Serafina encontr una pequea llavecita de oro.
La prob enseguida en todas las puertas, todos los armarios y todos los cofres y finalmente,
en el desvn, descubri una pequea caja que pudo abrir con la llave encontrada. Adivinad
qu haba dentro: un maravilloso vestido de plata, un par de zapatos de plata y una diadema
de plata. No haba en todo el reino un vestido tan hermoso como se.
Serafina se alegr muchsimo. Justamente esa noche haba un baile en el palacio
real, as que se puso el vestido de plata y fue hacia all. El palacio estaba lleno de seores y
damas de la nobleza. All estaban tambin sus hermanas, pero Serafina era la ms bella de
todas. Nadie reconoci en ella a la humilde Cenicienta, ni siquiera sus hermanas. Y el rey
mismo no quiso bailar con ninguna otra, sino slo con Serafina vestida de plata. Pero,
cuando sonaron las doce de la noche, Serafina se escap para llegar a casa antes que sus
hermanas.
stas no volvieron hasta el amanecer y, durante toda la semana, no hablaron de otra
cosa que del magnfico baile y de la princesa vestida de plata, como si todo esto no tuviese
nada que ver con ella.
A la semana siguiente, el rey ofreci una nueva fiesta y, naturalmente, Adela y Matilde
no podan faltar. En cuanto cerraron la puerta, Serafina fue al desvn, abri la caja con la
llavecita de oro y esta vez encontr un vestido de oro, un par de zapatos de oro y una
diadema de oro. Jams se haba visto un vestido tan bello en todo el reino ni en los reinos
colindantes.
Serafina se puso el vestido de oro y se fue al baile. El palacio estaba lleno de damas y
caballeros de la nobleza, y estaban tambin sus hermanas, pero Serafina era de nuevo la
ms bella. Y tampoco esta vez hubo quien reconociese en ella a Cenicienta. El rey no le
quit la vista de encima ni un instante, pero, cuando lleg la medianoche, Serafina se
escabull y volvi corriendo a casa. Durante toda la semana, las hermanas hablaron de la
bellsima princesa vestida de oro.
Siete das despus, el rey ofreci de nuevo una fiesta con baile. Y esta vez Serafina
encontr en la caja del desvn un vestido de diamantes, un par de zapatos de diamantes y

una diadema de diamantes. Y este vestido era tan hermoso que no se haba visto jams en
todo el mundo uno igual.
Esa noche, en la fiesta, los caballeros y las damas de la nobleza, as como las
hermanas de Cenicienta, se quedaron deslumbradas de tanto esplendor y el rey estaba
firmemente decidido a no dejar escapar a Cenicienta por tercera vez y a llevarla, sin
pensarlo dos veces, del baile al altar. Pero a medianoche, Cenicienta desapareci sin que el
rey tuviese tiempo a reaccionar y volvi a casa. Y, mientras corra, perdi en el bosque un
zapato de diamantes.
El rey se senta profundamente infeliz porque Cenicienta se le haba escapado por
tercera vez. Sin embargo, para escapar a sus tristes pensamientos, decidi salir de caza.
Cabalgando por el bosque mat un oso, un jabal, muchos lobos y varios zorros, y de
improviso, en un arbusto, descubri el zapato de diamantes de Cenicienta. Asustado y
dolorido, pensaba que a Cenicienta le haba ocurrido algo malo.
A causa del dolor enferm, cay en cama, no hablaba, no coma, ya no dorma, y
segua mirando, entre sollozos y suspiros, el zapato de diamantes de Cenicienta.
La noticia de su enfermedad se difundi por todo el pas, todos hacan comentarios,
incluso las hermanas de Cenicienta. Pensaban incluso que el rey morira de pena.
Cuando Cenicienta se enter de lo que ocurra, fue al desvn, se puso el vestido de
diamantes, la diadema y el zapato de diamantes que le quedaba y acudi al palacio real.
Podis imaginaros lo que sucedi. Al ver a Cenicienta, el rey se levant de la cama, le puso
el zapato que haba encontrado en el bosque y orden de inmediato los preparativos de la
boda. En la fiesta nupcial, participaron barones, prncipes y caballeros, hombres y damas de
la nobleza, y hasta las hermanas de Cenicienta. Todos la envidiaban un poco, pero al mismo
tiempo se alegraban de un final tan feliz.

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