Informe de Lectura 2 - Religión 61
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Religin [524]
Fecha de entrega: domingo 19 de junio, por mail, en archivo .doc o
.docx
1.
III.
Las seis reglas de conducta que particularmente se requieren, las da el Maestro en
este orden:
1 Dominio de la mente.
2 Dominio de la accin.
3 Tolerancia.
4 Alegra.
5 Aspiracin nica.
6 Confianza.
S que algunas de estas cualidades se han denominado diferentemente, pero yo
hago uso de los nombres que el Maestro mismo les daba al explicrmelas.
1 dominio de la mente. La cualidad "Carencia de deseos" nos demuestra que
debemos dominar el cuerpo astral; esta otra significa lo mismo con relacin al
cuerpo mental. Ello implica dominio del temperamento, de suerte que no podis
sentir clera o impaciencia; dominio de la mente, de modo que podis sosegar y
tranquilizar el pensamiento y, por medio de la mente, dominio del sistema nervioso,
a fin de que se excite lo menos posible.
Esto ltimo es difcil, porque cuando os preparis para entrar en el Sendero, no
podis evitar que vuestro cuerpo se haga ms sensitivo, y as los nervios son
perturbados por cualquier choque o sonido, y sienten agudamente cualquier
presin; mas debis hacer lo posible por evitarlo.
Mente tranquila significa tambin valor para arrastrar sin temor las pruebas y
dificultades del Sendero; significa adems firmeza para considerar serenamente
cuanto os acontezca en la vida cotidiana, y evitar el incesante tedio e inquietud que
dimanen de ciertos pormenores de la vida, en los que muchos malgastan la mayor
parte del tiempo. El Maestro ensea que a un hombre no le debe importar lo ms
mnimo cuanto provenga del exterior: tristezas, disgustos, enfermedades, prdidas;
todo esto nada debe significar para l, ni ha de permitir que perturbe la calma de su
mente. Estas cosas son resultado de pasadas acciones, y cuando sobrevengan,
debis soportarlas con calma, recordando que todo mal es transitorio, y que vuestro
deber es permanecer siempre contentos y serenos. Aquello pertenece a vuestras
vidas anteriores, no a sta; no podis alterarlo, y, as es intil preocuparos por ello.
Pensad, mejor, lo que hacis ahora, lo cual determinar los acontecimientos de
vuestra prxima vida, pues esto podis modificarlo.
No cedis jams a la tristeza ni a la depresin. La depresin es un mal, porque
contamina a otros y torna sus vidas ms penosas, a lo cual no tenis derecho
alguno. Por esta razn, si alguna vez os acometen, desechadlas para siempre.
Aun en otro sentido debis dominar vuestro pensamiento; no le permitis errar a la
ventura. Fijad la atencin en lo que estis haciendo, sea lo que fuere, para que lo
hagis con toda la perfeccin posible; no acostumbris vuestra mente a la vagancia;
antes bien conservad buenos pensamientos siempre en su fondo, dispuestos a
surgir en el momento en que ella est libre.
Emplead todos los das el poder de vuestro pensamiento en buenos propsitos;
convertos en un poder que trabaje de acuerdo con la evolucin. Pensad cada da en
alguno de quien sepis que est triste, que sufre o que necesita ayuda, y enviadle
pensamientos de amor.
Apartad vuestra mente del orgullo, porque el orgullo es hijo de la ignorancia. El
ignorante cree ser grande, cree que ha hecho esta o aquella gran cosa; el sabio
sabe que tan slo Dios es grande y que slo l es el hacedor de todas las cosas
buenas y perfectas.
2a dominio de la accin. Si vuestra mente es tal como debe ser, se perturbar
muy poco con vuestra accin. Recordad que para ayudar a la Humanidad, el
pensamiento debe convertirse en accin.
En esta labor no caben tibiezas, sino una constante actividad. Pero debis cumplir
vuestro propio deber, no el de los dems, a no ser con su permiso y con el fin de
ayudarlos. Dejad que cada cual cumpla su propio deber, a su modo peculiar; estad
siempre dispuestos a ofrecer vuestro apoyo cuando sea necesario, pero nunca os
entrometis. Porque, para algunas personas, la cosa ms difcil del mundo es
aprender a cumplir sus propios deberes, y precisamente esto es lo que vosotros
debis hacer.
Aunque tratis de realizar una labor ms elevada, no por ello debis olvidar vuestros
deberes ordinarios, pues hasta que stos no queden satisfechos, no estaris en
libertad para prestar otros servicios. No os comprometis a nuevos deberes
mundanos; mas debis cumplir perfectamente aquellos de que estis encargados,
esto es, todos aquellos deberes que reconozcis como evidentes y razonables, no
deberes imaginarios que otros traten de imponeros. Si queris servirles a Ellos,
debis cumplir vuestros deberes ordinarios mejor y no peor que los dems; porque
haciendo esto tambin Les servs.
3 tolerancia.Debis sentir perfecta tolerancia hacia todos y un sincero inters
por las creencias de los que profesan otras religiones, tanto como por la que
profesis.
Porque la religin de los otros es un sendero que conduce a lo ms elevado, lo
mismo que la vuestra. Para ayudar a todos, debis comprenderlos.
Mas, para alcanzar esta perfecta tolerancia, debis libraros antes del fanatismo y de
la supersticin. Debis saber que no hay ceremonias necesarias; de otro modo es
considerarais algo mejores que los que no las practican. Sin embargo, no debis
vituperar a los que aun las necesitan. Dejadles hacer su voluntad; pero ellos no
deben meterse con vosotros, que sabis la verdad, ni deben tratar de imponeros
aquello que habis trascendido. Sed indulgentes y bondadosos en todo.
Ahora que vuestros ojos estn abiertos, quizs os parezcan absurdas algunas de
vuestras antiguas creencias y ceremonias; tal vez lo sean en realidad. Pero, aunque
ya no tomis parte en ellas, respetadlas por consideracin a aquellas buen as almas
para quienes todava tienen importancia. Ellas tienen su lugar y su utilidad, como la
falsilla le sirve a un nio para escribir derecho, hasta que aprende a escribir mejor y
con mayor igualdad sin ella. Hubo un tiempo en que las necesitasteis, pero ya pas
aquel tiempo.
Un gran instructor dijo: "Cuando yo era nio, hablaba, comprenda y pensaba como
nio; pero ya hombre, di de lado las nieras." Quien haya olvidado su infancia y
perdido la simpata por los nios no puede ensearles ni ayudarles. As, sed
bondadosos, amables, tolerantes con todos los hombres sin distincin, sean
buddhistas o indos, jainas o judos, cristianos o musulmanes.
4 alegra.Debis sobrellevar alegremente vuestro karma, cualquiera que sea,
aceptando como un honor que el sufrimiento caiga sobre vosotros, porque esto
demuestra que los Seores del Karma os consideran dignos de ayuda. Por muy
penoso que resulte, agradeced que no sea peor. Recordad que podris servir muy
poco para la labor del Maestro, mientras vuestro mal karma no se extinga y quedis
libres. Al ofreceros a l, habis pedido que se acelerase vuestro karma, y as, en una
o dos vidas haris lo que de otro modo hubierais debido hacer en cientos. Pero a fin
de obtener el mejor resultado, debis sobrellevarlo alegremente.
Todava hay otro aspecto. Debis desechar toda idea de posesin. El Karma puede
arrebataros las cosas que ms queris y hasta a las personas que ms amis. Aun
entonces debis permanecer alegres, dispuestos a separaros de todo. A menudo el
Maestro necesita verter Su fuerza sobre otros por medio de Su discpulo e
incondicional servidor; y si ste cayese en la depresin no podra l realizarlo. As, la
alegra debe ser vuestra norma.
5 aspiracin nica.El objetivo que debis tener a la vista es realizar la obra del
Maestro. No debis jams olvidarla, cualesquiera que sean las ocupaciones que os
salgan al paso, y ninguna otra labor puede interponerse en vuestro camino, porque
toda la que sea fecunda y desinteresada es labor del Maestro, y debis ejecutarla
por amor a l. Adems, debis poner toda vuestra atencin en cada parte de la
misma, para que la hagis lo ms perfecta posible. El mismo Instructor dijo tambin:
"Sea lo que fuere que hagis, hacedlo de corazn, como para el Seor y no para los
hombres.
Pensad cmo ejecutarais una obra si supieseis que el Maestro ha de venir a verla;
as debis realizar toda labor." Los ms conscientes sabrn mejor lo que este
versculo significa. Y hay otro semejante y mucho ms antiguo: "Esfurzate tanto
como puedas en cumplir cualquier cosa que se te presente."
Aspiracin nica significa tambin que nada deber jams desviaros, ni siquiera por
un momento, del sendero en que habis entrado. Ni tentaciones, ni placeres
terrenales, ni mundanos afectos debern nunca apartaros de l. Porque vosotros
mismos debis identificaros con el Sendero, el cual ha de formar parte de vuestra
natulareza, de tal modo que lo sigis sin necesidad de pensar en l ni en la
posibilidad de abandonarlo.
Vosotros, la Mnada, lo habis decidido; desprenderos de l equivaldra a
desprenderos de vosotros mismos.
Ral Bauz A.