Este documento presenta un resumen de la historia "Las aventuras de la niña negra que buscaba a Dios" de George Bernard Shaw. Narra la historia de una niña negra en África que fue convertida al cristianismo por una misionera, pero que luego sale a buscar a Dios por su cuenta después de preguntarle a la misionera dónde está. En su búsqueda, se encuentra con varios seres que afirman ser Dios pero que le piden cosas que no cree que el verdadero Dios pediría.
Este documento presenta un resumen de la historia "Las aventuras de la niña negra que buscaba a Dios" de George Bernard Shaw. Narra la historia de una niña negra en África que fue convertida al cristianismo por una misionera, pero que luego sale a buscar a Dios por su cuenta después de preguntarle a la misionera dónde está. En su búsqueda, se encuentra con varios seres que afirman ser Dios pero que le piden cosas que no cree que el verdadero Dios pediría.
Este documento presenta un resumen de la historia "Las aventuras de la niña negra que buscaba a Dios" de George Bernard Shaw. Narra la historia de una niña negra en África que fue convertida al cristianismo por una misionera, pero que luego sale a buscar a Dios por su cuenta después de preguntarle a la misionera dónde está. En su búsqueda, se encuentra con varios seres que afirman ser Dios pero que le piden cosas que no cree que el verdadero Dios pediría.
Este documento presenta un resumen de la historia "Las aventuras de la niña negra que buscaba a Dios" de George Bernard Shaw. Narra la historia de una niña negra en África que fue convertida al cristianismo por una misionera, pero que luego sale a buscar a Dios por su cuenta después de preguntarle a la misionera dónde está. En su búsqueda, se encuentra con varios seres que afirman ser Dios pero que le piden cosas que no cree que el verdadero Dios pediría.
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George Bernard Shaw
LAS AVENTURAS DE LA NIA
NEGRA QUE BUSCABA A DIOS
Cubierta del original en ingls.
Esta traduccin es propiedad del editor, quien la pone bajo
el amparo de las leyes 7092 y 9510. Copyright 1933 by Editorial EL OMBU Bs. As.
Dnde est Dios? pregunt la nia negra a la
misionera que la haba convertido. El ha dicho: "Busca y me encontrars" dijo la misionera. La misionera era una pequea mujercita blanca, que no tena an treinta aos: un extrao cuerpecito que no haba hallado satisfaccin alguna para su alma en la muy respetable y acomodada familia de su nativa Inglaterra, y se haba instalado en la selva africana para ensear a los niitos indgenas a amar a Cristo y adorar la Cruz. Haba nacido apstol del amor. En la escuela haba adorado uno u otro de sus profesores con una idolatra que era a prueba de cualquier broma, pero nunca se haba preocupado mucho por las nias de su edad y de su esfera. A los dieciocho aos comenz a enamorarse de honestos clrigos, y lleg a comprometerse con seis de ellos, sucesivamente. Pero cuando se llegaba a lo decisivo, rompi siempre sus compromisos; porque esas cuestiones de amor, llenas al principio de exttica felicidad y esperanza, al final, por alguna razn, se hacan irreales y se alejaban de ella. Los clrigos rechazados as, repentina e impensadamente, no siempre ocultaron su sensacin de alivio y de estar a salvo, como si tambin ellos hubieran descubierto que el sueo era slo un sueo, o una especie de metfora con la cual haban tratado de expresar la cosa verdadera, pero no del todo la cosa verdadera. Uno de ellos, sin embargo, se suicid; y esta tragedia caus a la futura misionera, una alegra extraordinaria. Pareci llevarla de un paraso de tontos, y de falsa felicidad, a una regin real en la que el intenso sufrimiento se converta en transcendente arrobamiento.
Pero puso fin a sus raros compromisos matrimoniales. No es
que fuera el ltimo de ellos. Pero una prima mundana, de cuyo genio estaba un poco atemorizada, y que la llamaba coqueta y engaadora de hombres, la acus un da de buscar en sus ltimos compromisos otro suicidio, y le dijo que ms de una mujer haba sido colgada por menos. Y, aunque saba, en cierto modo, que esto no era cierto, y que la prima, que era mujer de este mundo, no entenda; tambin saba que, a la manera mundana, era bastante cierto y que deba abandonar este extrao juego de seducir a los hombres y llevarlos a compromisos que ahora saba no poda cumplir nunca. De modo que despidi al sexto clrigo y fue a plantar la cruz en lo ms oscuro de frica; y el ltimo relampaguear que tuvo en su interior de lo que repudiaba como pecado, fue un ataque de rabia cuando el clrigo rechazado se cas con la prima, debido a cuya sabidura mundana lleg a ser obispo, a pesar de s mismo. La nia negra, una hermosa criatura, cuya piel negra y msculos brillantes hacan que la gente blanca pareciera fantasmas cenicientos, por contraste, era una convertida interesante pero poco satisfactoria; porque, en lugar de tomar el cristianismo con dulce docilidad, justamente como le era administrado, lo reciba con inesperadas reacciones interrogativas, que obligaban a su maestra a improvisar respuestas doctrinarias e inventar evidencias en el apuro del momento, hasta tal punto que por fin no pudo ocultarse a s misma que la vida de Cristo, tal como la narraba, haba adquirido tantos detalles circunstanciales, y un organismo tal de doctrina casera que los Evangelistas se hubiera asombrado y escandalizado si hubieran estado vivos y la escucharan declararlo todo ponindolo al abrigo de la autoridad de sus palabras vetustas. En verdad el sitio especialmente remoto elegido por la misionera, que haba sido al principio efecto de un acto de devocin, se hizo bien pronto una necesidad, pues la aparicin de un misionero rival hubiera conducido al descubrimiento de que, aunque algunas de las ciruelas ms bellas del pastel amasado por
ella haban sido extradas de la Biblia, y el escenario y
dramatis personae provenan de all, la religin resultante era, a pesar de este elemento de compilacin, verdaderamente un producto de la inspiracin misma de la misionera. Tan solo como solitaria "pioneer" misionera poda ser ella su propia Iglesia y determinar los cnones sin 'valor de ser excomulgada como hertica. Pero actu con precipitacin cuando, despus de ensear a la nia negra a leer, le regal su biblia para su cumpleaos. Porque, cuando la nia negra, que haba recibido al pie de la letra la respuesta de su maestra, tom su cachiporra y se introdujo rectamente en la selva africana en busca de Dios, llev consigo la biblia, como libro de gua. La primera cosa que encontr fu una serpiente mamba, una de las pocas serpientes venenosas que atacan a los hombres al verlos. Pero la misionera, que gustaba de hacerse amiga de los animales, porque eran afectuosos y nunca hacan preguntas, haba enseado a la nia negra a no matar nunca nada, si poda evitarlo, y a no temer nunca nada. Por eso, la nia aferr un poco ms fuertemente su cachiporra y dijo a la mamba: Quisiera saber quin te hizo y por qu te dio la voluntad de matarme y el veneno para hacerlo. La mamba la recibi inmediatamente con un vuelco de la cabeza, para que la siguiera. y la condujo a una pila de rocas, sobre la que estaba sentado, como en un trono, un hombre blanco, bien plantado, de aspecto aristocrtico, con facciones elegantes y regulares, barba imponente y abundante cabello ondeado, ambos blancos como colapez, y expresin muy severa. Tena en la mano un palo que pareca una combinacin de cetro, enorme bastn y gran assegai; y con eso mat inmediatamente a la mamba, que se acercaba a l, humilde y reverente.
La nia negra, a quien haban enseado a no temer nada,
sinti que el corazn se le endureca contra ese hombre, en parte porque pensaba que los hombres fuertes deban ser negros, y blancas solamente las damas misioneras, y en parte porque aqul llevaba un ridculo camisn blanco y, por lo tanto, la toc en el nico punto en que su maestra no haba podido convertirla, o sea en el deber de avergonzarse de su persona y llevar polleras. Haba en su voz cierto desprecio cuando se dirigi a l. Estoy buscando a Dios dijo. Puede hacerme alguna indicacin? Le has encontrado contest l. Arrodllate y revernciame desde este instante, presuntuosa criatura, o teme mi furia. Soy el Seor de las multitudes: hice los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay. Hice el veneno de la serpiente y la leche del pecho de tu madre. En mi mano estn la muerte y las enfermedades, el trueno y el rayo, la tormenta y la pestilencia, y todas las dems pruebas de mi grandeza y majestad. De rodillas, nia; y cuando vuelvas a presentarte a m, treme tu hijo favorito y mtalo delante mo como sacrificio, porque me gusta el perfume de la sangre recin derramada. No tengo hijos elijo la nia negra. Soy virgen. Entonces busca a tu padre y haz que te mate dijo el Seor de las Multitudes. Y cuida de que tus parientes me traigan muchas vacas y cabras y ovejas para asarlas delante mo, como ofrendas propicias, pues de lo contrario los sembrar con las ms horribles plagas, para que sepan que soy Dios. No soy una tontuela, ni siquiera una tonta crecida, para creer tales estupideces dijo la nia negra; y en el nombre del verdadero Dios, a quien busco, le golpear como golpe usted a esa pobre mamba. Y trep las rocas, blandiendo su cachiporra.
Pero cuando lleg a la cima no haba nada en ella. Esto la
asombr tanto que se sent y abri su biblia, para guiarse. Pero, fuera que las hormigas haban llegado hasta ella, fuera que, por ser un libro muy viejo, haban perecido por destruccin natural, todas las primeras pginas estaban convertidas en polvo, que vol en cuanto la nia lo abri. Por ello suspir y reanud su bsqueda. Por fin perturb a una serpiente de cascabel, que estaba deslizndose hacia otro lado cuando la nia dijo: Bueno, Clickyclicky: no tienes tan mal carcter como la mamba. Haces tu advertencia y te preocupas tranquilamente de tus cosas si nosotros nos ocupamos tranquilamente de las nuestras. Tu Dios ha de ser ms humano que el de la mamba. Luego de esto, la serpiente de cascabel volvi la cabeza y la inst a que la siguiera, lo cual hizo la nia. La serpiente la llev a un placentero lugar sombro, donde un anciano caballero de suave barba y cabellos plateados, tambin con camisn blanco, estaba sentado junto a una mesa cubierta por un mantel blanco y llena de poemas manuscritos y plumas hechas de alas de ngeles. Pareca bastante bondadoso; pero sus bigotes vueltos hacia arriba y sus cejas expresaban una satisfecha astucia que la nia negra consider tonta. Buena Clickyclicky dijo el hombre a la serpiente. Me has trado alguien para que discuta conmigo. Y dio a la serpiente un huevo, que el animal llev gozoso hacia la selva. No me tengas miedo dijo despus a la nia negra. No soy un dios cruel: soy un dios razonable. Lo peor que hago es argumentar. Soy un discutidor excelente. No me reverencies. Reprchame. Encuntrame faltas. No te
preocupes por mis sentimientos. Arrjame algo a los
dientes, para que pueda argumentar sobre ello. Hizo usted el mundo? pregunt la nia negra. Es claro que lo hice dijo l. Por qu lo hizo con tantas cosas malas? Esplndido! dijo el Dios. Eso es exactamente lo que quera que me preguntaras. Eres una nia hbil e inteligente. Tuve una vez un sirviente llamado Job con quien discuta; pero era tan modesto y estpido que tena que derramar sobre l los ms terribles infortunios para provocar sus quejas. Su esposa le dijo que me maldijera y muriera luego; y no me extraa que lo haya hecho; porque le hice pasar momentos espantosos, aunque despus lo arregl todo para l. Cuando por fin le haca discutir, pensaba mucho de s mismo. Pero yo le venca bien pronto. Y l reconoca que lo dominaba. Te digo que lo dejaba bastante malparado. Yo no quiero discutir dijo la nia negra. Quiero saber por qu, si realmente hizo usted el mundo, lo hizo tan mal. Mal! grit el excelente discutidor. Ah! Te pones a pedirme cuentas! Quin eres, dime, para criticarme? Podras hacer t un inundo mejor? Prueba; trata de hacerlo: eso es todo. Trata de hacer slo un trocito. Por ejemplo, haz una ballena. Ponle un anzuelo en la boca y tremela cuando hayas terminado. No te das cuenta, diminuto insecto, de que no slo hice yo la ballena sino que hice el mar para que nadara? Todo el poderoso ocano, desde las profundidades sin rondo hasta la cumbre de los cielos. Parece que piensas que eso fue fcil. Crees que podras hacerlo mejor. Pero, jovencita, es necesario que abandones esa estpida suficiencia. No podras hacer una laucha y te pones frente a m, que hice un megaterio. No podras hacer un charco, y te atreves a hablarme, a m, al hacedor de los mares. Sers fea y vieja o morirs dentro de
cincuenta aos, mientras mi majestad durar siempre, y
aqu ests, pidindome razones, como si fueras mi ta. Crees, no es cierto, que eres mejor que Dios? Qu tienes que oponer a este argumento? Eso no es un argumento: es un escarnio dijo la nia negra. Parece que usted no sabe qu es un argumento. Qu? Yo, que achat a Job, como todo el mundo admite, no s qu es un argumento! No puedo ms que rerme de ti, nia! dijo el viejo caballero, considerablemente acalorado, pero demasiado atnito como para apreciar en un todo la situacin. No me importa que se ra de m dijo la nia negra; pero an no me ha dicho por qu no hizo el mundo bien del todo, en lugar de una mezcla de bien y mal. No es respuesta el preguntarme si podra haberlo hecho yo mejor. Si yo fuera Dios no habra moscas tsets. Mi gente no tendra ataques, ni sufrira horrendas hinchazones, ni cometera pecados. Por qu puso una bolsa de veneno en la boca de la mamba cuando las otras serpientes pueden vivir perfectamente sin ella? Por qu hizo los monos tan feos y los pjaros tan bonitos? Por qu no habra de hacerlo? dijo el viejo caballero. Contstame eso. Pero, por qu lo hizo? A menos que sintiera placer en burlarse... Preguntar tonteras no es discutir. Este no fue el trato. De nada me sirve un Dios que no puede responder a mis preguntas dijo la nia negra. Adems, si usted hubiera hecho verdaderamente todo, sabra por qu hizo la ballena tan fea como aparece en las figuras. Qu te importa si prefer divertirme, hacindolas as? Quin eres t para decirme cmo debo hacer las cosas?
Estoy cansada de usted dijo la nia negra. Siempre
vuelve a los mismos modos. No creo que haya hecho nada jams. Job debe haber sido muy estpido para no encontrarle la vuelta. Hay muchos viejos que fingen ser dioses, en esta selva. Salt hacia l con la cachiporra levantada; pero el hombre se hundi bajo la mesa, y la nia negra crey que se sumergi en la tierra; porque cuando lleg al lugar, no haba nada. Y cuando recurri a la biblia, nuevamente, el viento arranc treinta pginas ms y las verti, convertidas en polvo, entre los rboles. Despus de esta aventura, la nia negra se sinti claramente contrita. No haba hallado a Dios; su biblia estaba media deshecha; y haba perdido los estribos por dos veces, sin hallar ninguna satisfaccin. Empez a preguntarse si no habra estimado con exceso las barbas blancas y la edad avanzada y los camisones como credenciales divinos. Fue una suerte que pensara as cuando encontr a un hombre blanco, joven, notablemente bien parecido y ntidamente afeitado, que vesta una tnica griega. No haba visto nunca algo parecido. En particular, haba en los dos extremos exteriores de sus cejas una elevacin y una torsin que la interesaban al mismo tiempo que la disgustaban. Disclpeme, patrn dijo. Usted tiene ojos sabios. Estoy buscando a Dios. Na podra darme alguna indicacin? No te preocupes por eso dijo el joven blanco. Toma el mundo como viene, porque ms all no hay nada. Todos los caminos terminan en la tumba, que es la puerta de la nada: y en la sombra de la nada todo es vano. Acepta mi consejo y no busques ms all de tu nariz. Sabrs siempre que hay algo ms all de ella, y en ese conocimiento tendrs esperanzas y sers feliz.
Mi mente alcanza ms lejos dijo la nia negra. No est
bien cerrar los ojos. Deseo conocer a Dios ms que la felicidad o la esperanza. Dios es mi felicidad y mi esperanza. Y si descubrieras que no hay Dios? Sera una mala mujer si no supiera que Dios existe. Quin te lo dijo? No deberas permitir que la gente atara el espritu con tales limitaciones. Adems, por qu no has de ser una mala mujer? Son tonteras. Ser una mala mujer significa ser algo que no se debe ser. Entonces tendras que saber qu debes ser antes de poder decir si eres una mujer buena o mala. Es cierto. Pero s que debo ser una mujer buena aunque sea malo ser buena. No hay ningn sentido en lo que dices. No lo hay para usted, pero s para Dios. Quiero entenderlo as, y siento que, cuando lo entienda, podr hallar a Dios. Cmo puedes decir qu has de encontrar? El consejo que te doy es que hagas todo el trabajo que te llegue, lo mejor que puedas y te llenes as de tareas y honres los das que te quedan antes del fin inevitable, en que no tendrs consejos, trabajo, ni hars, ni sabrs, ni sers nada siquiera. Habr un futuro en que estar muerta dijo la nia negra. Si no lo puedo vivir, lo puedo conocer al menos. Conoces el pasado? Si el pasado, que ha sucedido realmente, est ms all de tu conocimiento, cmo puedes confiar en conocer el futuro, que no ha sucedido an? Suceder, sin embargo; y lo conozco bastante como para decirle que el sol saldr todos los das. Eso es tambin vano dijo el joven sabio. El sol se quema, y algn da se quemar del todo, hasta el fin.
La vida es una llama que siempre se extingue; pero
vuelve a encenderse cada vez que nace un nio. La vida es ms grande que la muerte y la esperanza que la desesperanza. Har el trabajo que me llegue slo cuando sepa que es una buena tarea; y para saberlo, debo conocer el pasado y el futuro y debo conocer a Dios. Quieres decir que debes ser Dios dijo el hombre, mirndola duramente. Todo lo que pueda dijo la nia negra. Gracias. Nosotros, que somos jvenes, somos los sabios: he aprendido de usted que conocer a Dios es ser Dios. Me ha fortalecido el alma. Antes de irme, dgame quin es. Soy Koheleth, por muchos conocido como Eclesiasts, el predicador contest l. Que Dios est contigo si le encuentras! No est conmigo. Aprende el griego: es el idioma de la sabidura. Adis. Hizo un ademn amistoso y se fue. La nia negra tom el camino opuesto, pensando ms profundamente que nunca; pero la suerte de pensamientos que el joven blanco haba hecho nacer en ella se hizo tan intrincada y difcil que al fin se qued dormida y camin firmemente en su sueo hasta que oli un len y, despertando repentinamente, le vio sentado en el medio de su camino, calentndose al sol como un gato ante la lumbre: un len de la especie que llaman sin melena, porque su melena es elegante y ordenada, y no como un estropajo revuelto. En el nombre de Dios, Rico dijo la nia negra, dando con sus dedos, al pasar, un tironcito acariciador a la garganta del animal, que era como el suave musgo de una montaa. El rey Ricardo se inclin graciosamente y la sigui con los ojos, como si sintiera el impulso de ir a pasear con ella; pero la nia negra le haba dejado con demasiada decisin
como para que lo hiciera; y ella, recordando que hay
muchas criaturas menos amables y aun ms fuertes en la selva que el len sigui ms cautelosamente hasta encontrar un hombre moreno, de cabellos ondeados y nariz nmero seis. No tena puesto ms que un par de sandalias. Su cara estaba llena de arrugas; pero esas arrugas eran de bondad y piedad, aunque la nariz nmero seis tena grandes aletas valientes y las comisuras de la boca eran resueltas. Cuando vio venir a la nia negra, dej de rugir y trat de parecer vulgar y despreocupado. Dgame, patrn pidi la nia negra: es usted el profeta que anda desnudo, llorando como los dragones y lamentndose como los bhos? Me dedico algo a eso dijo el hombre, como disculpndose. Micael es mi nombre: Micael, el Morastita. Puedo hacer algo por ti? Busco a Dios contest ella. Y le has encontrado? inquiri Micael. Hall un hombre viejo que quera que le asara animales, porque le gustaba el olor, y que sacrificara mis hijos en su altar. Al or esto, Micael produjo un rugido tan lamentable que el rey Ricardo se apresur a buscar refugio en la selva y se sent a esperar all, agitando la cola. Es un impostor y un horror rugi Micael. Puedes imaginarte a ti misma llegado ante el Altsimo con terneros asados, de slo un ao? Estara l satisfecho con miles de animales o ros de aceite o el sacrificio de tu primognito, el fruto de tu cuerpo, en lugar de la devocin de tu alma? Dios ha mostrado a tu alma lo que es bueno; y tu alma te ha dicho que l dice la verdad. Y qu pide l de ti sino que hagas justicia y ames la misericordia y camines humildemente con l?
Este es un tercer Dios dijo la nia; y me gusta mucho
ms que aquel que quera sacrificios y que el que quera que discutiera con l para poder burlarse de mi debilidad e ignorancia. Pero hacer justicia y amar la misericordia es slo una parte pequea de la vida, cuando uno no es un patrn o un juez. Y de qu sirve caminar humildemente si uno sabe dnde va? Camina humildemente y Dios te guiar dijo el Profeta. Qu te puede importar adonde te gua l? Me dio ojos para guiarme por m soladijo la nia negra. Me dio un cerebro y me dej que lo empleara. Cmo puedo ahora volverme a l y pedirle que mire por m y piense por m? La nica respuesta de Micael fue un rugido tan terrible que el rey Ricardo salt decididamente y corri dos millas sin detenerse. Y la nia negra hizo lo mismo en la direccin contraria. Pero slo corri una milla. De qu estoy huyendo? se dijo, rehaciendo su espritu. No tengo miedo de ese pobre viejo ensordecedor. Tus temores y esperanzas son slo ilusiones dijo una voz, muy cercana, que proceda de un hombre anciano, muy miope, con lentes, que estaba sentado sobre un tronco cado. Al huir estabas actuando por un reflejo condicional. Es muy simple. Por haber vivido entre leones, has asociado desde tu niez el sonido de un rugido como un peligro mortal. Por ello fue tu fuga precipitada, cuando ese viejo supersticioso te grit. Este notable descubrimiento me cost veinticinco aos de devotas investigaciones, durante los cuales cort los cerebros de innumerables perros, y observ su saliva hacindoles agujeros en las mejillas, para que escupieran por ellos, en lugar de hacerlo sobre la lengua. Todo el mundo cientfico est postrado a mis pies, lleno de admiracin por esta hazaa colosal y de gratitud
por la luz que he llevado a los grandes problemas de la
conducta humana. Por qu no me lo pregunt a m? dijo la nia negra. Se lo podra haber dicho en veinticinco segundos, sin lastimar a esos pobres perros. Tu ignorancia y tu presuncin son insoportables dijo el viejo miope. El hecho era conocido, por supuesto, hasta de los nios; pero nunca se le haba probado experimentalmente en el laboratorio; y, por lo tanto, no era cientficamente conocido. Me lleg como una conjetura vulgar; lo entregu como ciencia. Puedes decirme si alguna vez has hecho un experimento? Varios dijo la nia negra. Realizar uno ahora. Sabe usted en qu est sentado? Estoy sentado en un tronco oscurecido por la edad, y cubierto por una incmoda corteza arrugada. Se equivoca dijo la nia negra. Est sentado en un cocodrilo dormido. Con un grito que el mismo Micael hubiera envidiado, el miope se levant y corri atropelladamente hasta un rbol vecino, por el cual trep con una agilidad que, en un caballero tan anciano, era casi sobrehumana. Baje, dijo la nia negra. Ya deba saber que los cocodrilos slo se encuentran cerca de los ros. Slo quise hacer un experimento. Baje. Cmo voy a bajar? dijo el miope, temblando. Me rompera el cuello. Cmo subi? pregunt la nia negra. No s contest el caballero, llorando casi. Es bastante como para que un hombre crea en milagros. No podra haber trepado a este rbol, y, sin embargo, aqu estoy y no podr bajar ms.
Un experimento muy interesante, no es cierto?
Un experimento vergonzosamente cruel, endiablada mujer llorique el hombre. No se te ocurri, dime, que podras haberme matado? Crees que puedes dar a un delicado organismo fisiolgico como el mo una conmocin violenta sin las ms graves y, muy posiblemente, fatales reacciones en el corazn? No podr, en toda mi vida, sentarme otra vez sobre un tronco. Creo que mi pulso es completamente anormal ahora, aunque no puedo tomrmelo; porque si suelto esta rama caer como una piedra. Si puede cortar la mitad del cerebro de un perro sin causar ninguna reaccin en la saliva, no tiene por qu preocuparse dijo la nia calmosamente. Creo que la magia africana es mucho ms poderosa que su manera de adivinar por medio de perros. Con slo decirle una palabra le hice trepar a un rbol, como si fuera un gato. Usted mismo confiesa que fue un milagro. Deseara que dijeras otra palabra y me hicieras bajar a salvo otra vez, aunque te tenga que tomar por una bruja negra gru el anciano. Lo har, dijo la nia negra. Una serpiente le est oliendo la nuca ahora mismo. El miope estuvo en el suelo de un salto. Aterriz finalmente de espalda, pero en seguida se puso de pie y dijo: No creas que me engaaste. Saba perfectamente bien que estabas inventando esa serpiente para asustarme. Y sin embargo, estaba tan asustado como si hubiera sido una serpiente real. No lo estaba dijo el miope, indignado. No tena ningn temor.
Baj del rbol como si lo tuviera insisti la nia negra.
Eso es lo interesante dijo el miope, recobrando su dominio ahora que se senta seguro. Fue un reflejo condicionado. Me pregunto si podra hacer que un perro trepara a un rbol. Para qu? Cmo!, para poner este fenmeno sobre una base cientfica. Tonteras! Un perro no puede trepar a un rbol. Ni podra yo, sin el estmulo de un cocodrilo imaginario, dijo el profesor. Cmo podr hacer que un perro imagine un cocodrilo? Para empezar puede presentarle unos verdaderos propuso la nia negra. Eso costara mucho dijo el miope, frunciendo el ceo. Los perros son baratos si los compra a los ladrones de perros, o est atento a la fecha en que vence el impuesto a los perros; pero los cocodrilos haran necesario mucho dinero. Tengo que pensar cuidadosamente en esto. Antes de irse dijo la nia negra, dgame si cree en Dios. Dios es una hiptesis innecesaria y descartada dijo el miope. El universo es solamente un gigantesco sistema de reflejos producidos por conmociones. Si te hago un corte en la rodilla tu tobillo oscilar. Pero tambin le dara un golpe con mi cachiporra, de modo que no haga. Para cumplir propsitos cientficos es necesario inhibir esos reflejos secundarios y al parecer inapropiados, atando al sujeto con ligaduras dijo el profesor. Sin embargo, son tambin apropiados como ejemplos producidos por
asociaciones de ideas. estudiando sus efectos.
He
pasado
veinticinco
aos
Efectos sobre qu? inquiri la nia negra.
Sobre la saliva del perro dijo el miope. Y es ahora ms sabio que antes? No me interesa la sabidura: en realidad, no s qu significa ni tengo razn para creer que existe. Mi ocupacin es la de aprender algo que no se conoca antes. Imparto ese conocimiento al mundo y, con ello, aumento el volumen de la verdad cientficamente asegurada. Cunto mejor ser el mundo cuando sea todo conocimiento y nada misericordia? No tiene bastante seso como para inventar alguna forma decente de encontrar lo que quiere saber? Sesos! grit el miope, como si apenas pudiera fiar en sus odos. Debes ser una joven extraordinariamente ignorante. No sabes que los hombres de ciencia son todo cerebro, de la cabeza a los pies? Dgaselo al cocodrilo dijo la nia negra. Y dgame esto. Ha estudiado usted alguna vez el efecto de sus experimentos sobre la mente y el carcter de otras personas? Vale de algo perder su alma y condenar la de los dems para descubrir algo acerca del salivazo de un perro? Empleas palabras que no tienen significado. Puedes demostrar la existencia del rgano que llamas alma en la mesa operatoria o en la sala de disecciones? Puedes reproducir la operacin que llamas condenar en el laboratorio? Puedo convertir un cuerpo vivo, con alma, en uno muerto, sin ella, con un golpe de mi cachiporra dijo la nia negra, y pronto ver la diferencia y podr olerla. Cuando la gente
condena su alma haciendo algo malo, pronto se ve la
diferencia, tambin. He visto morir a un hombre; nunca he visto a nadie condenar su alma. Y tus opiniones son demasiado personales. Te dejo dijo el miope apresuradamente. Y con esto sigui su camino, tratando de hallar algn medio para hacer que un perro trepe a un rbol, a fin de probar cientficamente que l poda hacerlo; y la nia negra sigui en la direccin opuesta, hasta que lleg a una colina, en cuya cima haba una enorme cruz guardada por un soldado romano con una lanza. A pesar de todas las enseanzas de la misionera, que hallaba en los horrores de la crucifixin la misma extraa alegra que la haba proporcionado el quebranto de su propio corazn y los de sus amantes, la nia negra odiaba la cruz y pensaba que era una verdadera lstima que Jess no hubiera muerto pacficamente y sin dolor y con naturalidad, lleno de aos y sabidura, protegiendo a sus nietas (su imaginacin completaba siempre el cuadro con, por lo menos, veinte prometedoras nietas negras) del egosmo y la violencia de sus padres. Por eso evitaba mirar a la cruz, con una expresin de disgusto, cuando el soldado romano salt hacia ella con su lanza en ristre y grit fieramente: De rodilla, etope, ante el instrumento y smbolo de la justicia romana, la ley romana, el orden romano y la paz romana! Pero la nia negra evit con un paso a un lado la lanza y lanz su cachiporra tan entusiastamente contra la nuca del soldado, que lo hizo caer gruendo y tratando vanamente de coordinar el movimiento de sus pies en forma suficiente como para levantarse. Este es el instrumento etope, y smbolo de todas esas lindas cosas dijo la nia negra, esgrimiendo ostentosamente la cachiporra Le gust?
Infierno! gru el soldado. La dcima legin
derribada de un golpe por una perra negra! Este es el fin del mundo. Y ces de revolverse para quedar tendido, gritando como un nio. Se repuso antes de que la nia se hubiera alejado mucho; pero, por ser un soldado romano, no poda abandonar su puesto para responder a sus sentimientos. Lo ltimo que la nia negra vio de l, antes de que la curva de la colina cerrara el horizonte, fue el puo que se agitaba en contra de ella; y lo ltimo que oy de l no es necesario repetirlo aqu. La prxima aventura de la nia negra fue en un pozo donde se detuvo a beber; repentinamente vio a un hombre a quien no haba notado antes de sentarse junto a l. Cuando ella estaba por recoger un poco de agua en el hueco de la mano, el hombre extrajo una copa, de ninguna parte, y dijo: Toma esto y bebe como recuerdo mo. Gracias, patrn dijo ella, y bebi. Infinitas gracias. Le devolvi la copa y l la hizo desaparecer como un mago, ante lo cual ella ri y l tambin. Es muy hbil, patrn. Es usted un gran mago. Quizs quiera decirle algo a la mujer negra. Estoy buscando a Dios. Dnde est? Dentro de ti dijo el conjurador. Dentro de m tambin. As lo creo dijo la nia. Pero, qu es l? Nuestro padre. La nia negra puso una cara agria y pens un momento. Por qu no nuestra madre? dijo luego. Esta vez fue el conjurador quien agri la cara.
Nuestras madres hubieran hecho que las colocramos
antes de Dios dijo. Si hubiera sido guiado por mi madre, quizs hubiera sido un hombre rico, en lugar de un vagabundo despreciado; pero no hubiera hallado a Dios. Mi padre me castig desde que era pequea hasta que fui bastante grande como para derribarle con mi cachiporra, y aun despus de eso trat de venderme a un patrn soldado blanco que haba dejado a su esposa ms all del mar. Siempre me he negado a decir "Padre Nuestro que ests en los cielos". Siempre digo: "Abuelo Nuestro". No quiero tener un Dios que es mi padre. Eso no tiene por qu impedirnos que nos amemos uno al otro como hermano y hermana dijo el conjurador sonriendo; porque la enmienda del abuelo le cosquilleaba el sentido del humor. Adems, era un tipo de buen carcter, que sonrea cada vez que poda. Una mujer no ama a su hermano dijo la nia negra. Su corazn se vuelca de su hermano a un extrao, tal como mi corazn se vuelve hacia usted. Bueno, dejemos la familia: es slo una metfora, dijo el mago. Somos miembros del mismo cuerpo de la humanidad, y, por lo tanto, miembros uno del otro. Dejmoslo as. No puedo, patrn. Dios me dice que no tiene nada que ver con cuerpos, y madres y padres y hermanas y hermanos. Es una forma de decir amaos los unos a los otros: eso es todo. Ama a quienes te odian. Bendice a quienes te maldicen. No olvides eso. No deseo que todos me amen. No puedo amar a todos. No quiero. Dios me dice que no debo golpear a la gente con mi cachiporra slo porque no me gustan, y el hecho de que
no les guste yo si as sucede no les da derecho a
golpearme. Pero Dios hace que me disguste mucha gente. Y hay personas que deben ser matadas como serpientes, porque roban y matan a los dems. Deseara que no me recordaras esa gente. Me hace muy desventurado. Es muy lindo olvidar las cosas desagradables, pero con ello no se puede creer en esas cosas, ni se puede convertirlas en buenas. Me ama usted verdaderamente, realmente, patrn? El mago se encogi, pero inmediatamente sonri con bondad, al replicar: No hagamos de esto un asunto personal. Pero no tiene sentido si no es un asunto personal, dijo la nia negra. Supongamos que le digo que lo amo, como me ha dicho que debo amarlo! No le parece que me estoy tomando una libertad con usted? Por supuesto que no dijo el conjurador. No debes pensarlo. Aunque t eres negra y yo blanco, somos iguales ante Dios, que nos hizo as. No estoy pensando en eso dijo la nia negra. Olvid, cuando hablaba, que soy negra y usted es slo un pobre blanco. Piense que soy una reina blanca y usted un rey blanco. Qu pasa? Por qu se sobresalt? Nada, nada. 0... bueno, soy el ms pobre de los pobres blancos; sin embargo, he pensado en m como en un rey. Pero eso fue cuando la maldad de los hombres me haba vuelto loco. He visto reyes peores, de modo que no tiene por qu sonrojarse. Bueno, sea usted el Rey Salomn y yo la Reina de Saba, lo mismo que en la Biblia. Yo llego y le digo que le amo. Esto quiere decir que he venido a tomar posesin de usted. Vengo con el amor de una leona y lo como y hago de
usted una parte de m misma. Desde ese momento, usted
tendr que pensar no en lo que le agrada, sino en lo que me agrada a m. Yo estar entre usted y usted mismo, entre usted y Dios. No es eso una tirana terrible? El amor es una cosa devoradora. Puede imaginarse el cielo teniendo amor? En mi cielo no hay otra cosa. Qu es el cielo sino amor? dijo el conjurador, con valenta, pero incmodo. Es la gloria. Es el hogar de Dios y sus pensamientos: no hay all arrullos ni caricias, ni nadie se pega a otra persona como una garrapata a una oveja. La misionera, mi maestra, habla de amor; pero ha huido de todos sus amantes para hacer la tarea de Dios. Los blancos separan los ojos de m, a menos que me amen. Hay compaas de hombres y mujeres que se han dedicado al trabajo de Dios; pero, aunque se llaman hermandades, no se hablan entre s. Tanto peor para ellos dijo el mago. Es una tontera, por supuesto dijo la nia negra. Tenemos que vivir con la gente y debemos pasarlo lo mejor posible. Pero, no es extrao que nuestras almas necesiten la soledad tanto como nuestros cuerpos necesitan el amor? Necesitamos la ayuda de los cuerpos de otros y la ayuda de las mentes de otros, mutuamente; pero nuestras almas necesitan estar solas con Dios; y cuando llega una persona que nos ama y desea nuestra alma tanto como nuestro cuerpo y nuestra mente, gritamos: "Guarde distancia pertenezco a m mismo, no a usted". Ese "Amaos los unos a los otros" de usted es una burla peor para m, que estoy buscando, a Dios, que para el guerrero que debe luchar contra el crimen o la esclavitud, o que para el cazador que debe matar o ver morir de hambre a sus hijos. Te dir entonces: "Este mandamiento te doy: que os matis los unos a los otros"? dijo el mago.
Es slo el otro vuelto al revs. Ni tampoco sirve como
regla para la vida. Le aseguro que esos mandamientos cralotodo de usted son como las pldoras que nos venden loa curanderos: son quizs tiles una vez en veinte, pero en las otras diecinueve no tienen empleo posible. Adems, no busco mandamientos. Estoy buscando a Dios. Contina, entonces, y que Dios sea contigo dijo el hombre. Para hallarle, tal como quieres, aljate de m. Y con esto, se desvaneci. Esa fue, quizs su mejor prueba dijo la nia negra aunque siento perderle, porque, para mi espritu, era un hombre agradable y de buenas intenciones. Una milla ms adelante encontr a un anciano pescador que llevaba una enorme catedral sobre las espaldas. Tenga cuidado; se romper la espalda grit la nia, corriendo hacia l, para ayudarle. En absoluto contest el hombre, alegremente. Soy la roca sobre la cual esta Iglesia est construida. Pero, usted no es una roca, y es demasiado pesada para usted, dijo la nia, esperando por momentos verle quebrarse por el peso. No temas dijo el pescador, hacindole una mueca agradable. Est hecha enteramente de papel. Y se alej bailando, con lo que hizo que todas las campanas de la catedral tintinearan alegremente. Antes de que se perdiera de vista, varios otros, vestidos con diferentes trajes negros y blancos, y todos muy cuidadosamente lavados y cepillados, se acercaron portando Iglesias de papel, ms pequeas y mucho ms feas. Todos gritaron a la misma negra: "No creas al pescador. No escuches a estos otros tipos. La ma es la verdadera Iglesia." Por fin, la nia negra tuvo que entrar en la selva para evitarlos; porque empezaron a arrojarse
piedras entre s; y como su puntera era casi tan mala como
si fueran ciegos, las piedras caan por toda la carretera. De modo que no hallara entre ellos el Dios de su gusto. Cuando hubieron pasado o, ms bien, cuando la batalla se hubo trasladado a otro sitio, la nia volvi a la carretera, donde encontr un vagabundo judo, muy viejo, que le dijo: Ha venido l? Ha venido quin? dijo la nia negra. El que prometi venir sigui el judo. El que dijo que yo deba esperar hasta que viniera. He esperado hasta el mximo. Si no viene pronto, ahora ser demasiado tarde, porque los hombres no aprenden ms que a matarse en cantidades mayores y mayores. Eso no lo detendr la llegada de nadie. Pero l vendr en la gloria, sentado sobre la mano derecha de Dios grit el judo. As lo dijo. Har que todo quede bien. Si espera que venga otra persona para que quede todo bien, esperar siempre. Ante esto, el judo dio un lamento de desesperacin; escupi hacia la nia negra y se alej trotando. Ella ya estaba para entonces mal dispuesta hacia los ancianos, de modo que se alegr de ver que se alejaba el judo. Sigui caminando hasta que lleg a una umbra barranca, junto al camino, y all encontr cincuenta hombres negros, de su gente, empleados evidentemente como cargadores, que estaban sentados, para gozar de una comida, a respetuosa distancia de un grupo de damas y caballeros blancos. Como las damas llevaban "breeches" y cascos para el sol, la nia negra supo que eran exploradores, como los hombres. Acababan de terminar de
comer. Algunos estaban dormitando: los otros escriban en
libros de notas. Qu expedicin es sta? pregunt la nia al jefe de los cargadores. Se llama la Caravana de los Curiosos. Son blancos buenos o malos? Son insensatos y pierden mucho tiempo discutiendo tonteras: Y hacen preguntas slo por hacerlas. Eh! Usted! grit una de las damas. Ocpese de sus cosas; no puede detenerse aqu. Distraer a los hombres. No ms que usted dijo la nia negra. Vamos, nia! dijo la dama: tengo cincuenta aos. Soy neutra. Estn acostumbrados a mi persona. Vamos, andando... No tiene por qu temer: no son hombres blancos dijo la nia negra, casi despreciativamente. Por qu tienen curiosidad? De Dios? Hubo una carcajada tan jovial que los que dorman la siesta se despertaron, y hubo que repetirles la broma. Han pasado muchos centenares de aos desde que se tena curiosidad sobre ese tema en los pases civilizados dijo uno de los caballeros. No la ha habido desde el siglo quince, opino yo dijo otro. Shakespeare ya es casi completamente ateo. Shakespeare no fue todo el mundo dijo un tercero. El himno nacional pertenece al siglo dieciocho. En l se ver que ordenamos a Dios cmo hacer nuestra sucia labor poltica.
No es el mismo Dios dijo el segundo caballero. En la
edad media se conceba a Dios dndonos rdenes y haciendo que mantuviramos la nariz en el suelo. Con la elevacin de la burguesa y el desprendimiento, por la aristocracia feudal, de los deberes que acostumbraron a ser el precio de sus privilegios, se tiene un nuevo dios, a quien se ordena y que tiene la nariz pegada al suelo, por las clases superiores. "Confunde sus maquinaciones; frustra sus tretas malignas", y la continuacin. (Parte de "God Save the King" el himno nacional britnico. (N. del T.) S dijo el primer caballero; y tambin un tercer dios de la burguesa menor, cuya ocupacin es limpiar con su sangre los domingos la pizarra del ngel registrador, que ellos han llenado con sus deshonestidades comerciales, durante la semana. Esos dos dioses son fuertes todava dijo el tercer caballero. Si tienen dudas, traten de procurar un segundo verso decente para el himno nacional. Esto eleva a seis los dioses que he encontrado o he odo citar en mi bsqueda; pero ninguno de ellos es el Dios que busco dijo la nia negra. Ests buscando a Dios? dijo el primer caballero. No haras mejor en quedar satisfecha con Mumbo Jumbo, o como se llame el dios de tu tribu? No hallars que ninguno de los nuestros sea mejor que l. Tenemos una coleccin muy surtida de Mumbo Jumbos dijo el tercer caballero y ninguno hay que te podamos recomendar honestamente. Puede ser as asinti la nia negra. Pero haran bien en tener cuidado. Los misioneros nos ensean a creer en sus dioses. Es toda la instruccin que obtenemos. Si descubrimos que ustedes no creen en ellos, y son sus enemigos, podremos salir a matarlos. Hay millones de
nosotros; y podemos disparar armas tan bien como
ustedes. Hay algo de eso dijo el segundo caballero. No tenemos derecho a ensear a esta gente lo que no creemos. Pueden tomarlo muy en serio. No veo por qu no hemos de decirle la simple verdad de que el universo se ha producido mediante la Seleccin Natural y que Dios es una fbula. Eso los llevara de nuevo a la doctrina de la supervivencia del ms apto apunt el primer caballero, dubitativamente; y no es muy claro que seamos los ms aptos para sobrevivir en competencia con ellos. Esa nia es un hermoso ejemplar. Hemos tenido, que abandonar la idea de emplear blancos pobres para los trabajos de nuestra expedicin: los nativos son ms fuertes, ms limpios y ms inteligentes. Adems de tener modales mucho mejores dijo una de las damas. Precisamente dijo el primer caballero. Preferira realmente ensearles a creer en un dios que nos diera una probabilidad contra ellos, si iniciaran una cruzada contra el atesmo europeo. No se le puede ensear a esta gente la verdad acerca del universo dijo una dama de lentes. Es, lo sabemos ahora, un universo matemtico. Si se le pidiera a esa nia que divida una cantidad por la raz cuadrada de menos x, no tendra la menor idea de lo que se le dice. Y sin embargo, la divisin por la raz cuadrada de menos x es la clave del universo. Una clave falsa dijo el segundo caballero. Para m, la raz cuadrada de menos x es pura tontera. La. Seleccin Natural...
De qu vale todo eso? gru un deprimido caballero.
Lo nico que sabemos con seguridad es que el sol pierde su calor, y que llegaremos a morir de fro. Qu importa todo lo dems, frente a eso? nimo, Mr. Croker! dijo un caballero joven y vivaz. Como fsico principal de esta expedicin, estoy en condiciones de informarle, autorizadamente, que, a menos que se rechace el indudable hecho de la radiacin csmica, hay tanta razn para creer que el sol se recalienta cada da y que, en todo caso, nos quemar vivos. Qu consuelo hay Pereceremos igual.
en
eso?
dijo
Mr.
Croker.
No necesariamente, dijo el primer caballero.
S, necesariamente dijo con rudeza Mr. Croker. Los elementos de temperatura, dentro de los cuales puede existir la vida, son comprobados e incuestionables. No se puede vivir a la temperatura del aire lquido y no se puede vivir a la temperatura de un horno de cremacin. A cualquiera de esas temperaturas que alcance la tierra, moriremos. Bah! dijo el primer caballero. Nuestros cuerpos, que son la nica parte de nosotros para la que resultan fatales esas temperaturas suyas, morirn en pocos aos, la mayora en dormitorios bien ventilados y mantenidos a una temperatura muy agradable. Pero ese algo que hace la diferencia entre el cuerpo vivo y el muerto: hay un asomo de prueba, un rayo de probabilidad siquiera, de que dependa de algn modo de la temperatura? No es, con seguridad, carne, ni sangre, ni hueso, aunque tiene la curiosa propiedad de construir rganos corpreos para s mismo, en esas formas. Es incorpreo: si se quiere imaginarlo todo, hay que figurrselo como una onda electromagntica, como un ndice de vibracin, como un vrtice en el ter, si es que hay ter: es decir, como algo
que, si existe en realidad, y quin puede poner en duda
su existencia? puede existir en la ms fra de las estrellas muertas o en el ms clido ter del sol. Adems dijo una de las damas, cmo se sabe que el sol es clido? Y lo pregunta en el frica! dijo con enojo Mr. Croker. Siento que debe ser clido: porque lo s. Tambin siente que la pimienta es clida dijo la dama, devolviendo el enojo con inters; pero no se puede encender un fsforo en ella. Siente que una nota, en el extremo derecho del teclado del piano, es ms alta que una nota de la izquierda; y, sin embargo estn al mismo nivel dijo otra dama. Siente que el color de un guacamayo es chilln; pero en realidad es tan silencioso como el de una golondrina dijo otra dama ms. No hay necesidad de responder esas tonteras, dijo un caballero muy autoritativo. Estn a la misma altura que la treta de las tres cartas. Soy cirujano; y s, como hecho observado, que el dimetro de los vasos que proveen sangre al cerebro femenino es excesivo conforme al patrn establecido por el cerebro femenino. La resultante sobrecarga de sangre superestimula y confunde al mismo tiempo la imaginacin, y produce as una iconosis en la que la pimienta, al picar, sugiere calor, el chillido de una soprano altura, y la brillantez de un guacamayo ruido. Su estilo literario es admirable, doctor dijo el primer caballero; pero estamos fuera de lo que sostengo, que es lo siguiente: sea el calor del sol el mismo calor de la pimienta o el calor de una llama, sea la frialdad de un desdn a un pariente pobre, se puede habitar, en el sol y en la luna, probablemente, lo mismo que en la tierra.
Las partes ms fras de la tierra no estn habitadas dijo
Mr. Croker. Pero las ms clidas s dijo el primer caballero. Y las ms fras lo estaran tambin si no hubiera exceso de lugar en la tierra, para nosotros, en climas ms benignos. Adems, hay pinginos emperadores en el Antrtico. Por qu no podra haber salamandras emperadoras en el sol? Nuestras bisabuelas, que crean en un infierno en llamas, saban que el alma, como llamaban a ese algo que deja al cuerpo cuando muere y seala la diferencia entre la vida y la muerte, poda vivir eternamente en el fuego. En eso eran mucho ms cientficas que mi amigo Croker, aqu presente. Un hombre que cree en el infierno, puede creer en cualquier cosa dijo Mr. Croker, an en la herencia de las costumbres adquiridas. Pensaba que usted crea en la evolucin, Croker dijo un caballero que era el naturalista de la expedicin. Creo en la evolucin dijo clidamente Mr. Croker. Me toma por un fundamentalista? Si cree en la evolucin dijo el naturalista, debe creer en que todos los hbitos son adquiridos tanto como heredados. Pero todos ustedes tienen an en la sangre el Jardn del Edn. La forma en que ustedes se apoderan de ideas nuevas sin pensar siquiera en rechazar las viejas, los hace peligros pblicos. Todos son fundamentalistas, con una capa superficial de ciencia. Por eso es que son los ms estpidos de los conservadores y reaccionarios en poltica y los ms acrrimos obstruccionistas en la ciencia misma. Cuando llega el momento de dar un paso adelante, son todos de la misma opinin: un momento, no, qu diablos, y basta. Todos de la misma opinin! exclam la primera dama. Se han puesto de acuerdo alguna vez, sobre algn tema?
Ahora estn todos mirando en la misma direccin dijo
una dama que tena una expresin sarcstica. En qu direccin? dijo la primera dama. Ya se te ha dicho que te fueras. Puedes marcharte. La nia negra no contest. Contempl gravemente a la dama e hizo que su cachiporra se balanceara lentamente entre los dedos. Luego mir a la dama matemtica y dijo: Dnde crece? Dnde crece qu? inquiri la dama matemtica. La raz de que habl dijo la nia negra. La raz cuadrada del sexo de Myna. (Hay aqu un juego de palabras intraducible, debido a la similitud de la pronunciacin de "minus X" (menos X) y "Myna's sex" (El sexo de Myna). (N. del T.) Crece en la mente. Es un nmero. Puedes contar de uno en adelante? Uno, dos, tres, cuatro, cinco, quiere decir? dijo la nia negra, ayudndose con los dedos. Eso es. Ahora, cuenta hacia atrs, desde uno. Uno, menos uno, menos dos, menos tres, menos cuatro. Todos aplaudieron con entusiasmo. "Esplndido!", grit uno. "Newton!", dijo otro. "Leibnitz!", pronunci un tercero. "Einstein!", afirm un cuarto. Y luego todos juntos: Maravilloso, maravilloso!" Insisto dijo una dama, que era la etnloga de la expedicin, en que la prxima gran civilizacin ser una civilizacin negra. El hombre blanco est descartado. Lo sabe, tambin, y est suicidndose tan rpidamente como le es posible. Por qu se sorprenden ante una cosa tan pequea como esa? dijo la nia negra. Por qu no pueden ustedes, los
blancos, crecer y ser serios, como lo somos nosotros, los
negros? Pens que las cuentas de cristal eran maravillosas la primera vez que las vi; pero pronto me acostumbr a ellas. Ustedes gritan "maravilloso" cada vez que alguien dice una cosa tonta. Las cosas ms maravillosas que tienen son sus fusiles. Debe ser ms fcil hallar a Dios que descubrir cmo hacer fusiles. Pero a ustedes no les importa Dios: no les importa nada ms que los fusiles. Emplean sus fusiles para convertirnos en esclavos. Luego, porque son demasiado perezosos para disparar, nos ponen los fusiles en las manos y nos ensean a hacer fuego en lugar de ustedes. Pronto nos ensearn a hacer fusiles, porque, son ustedes demasiado perezosos para hacerlos. Han descubierto cmo hacer bebidas que hacen que los hombres olviden a Dios, y les adormecen la conciencia y les hacen creer que el asesinato es una delicia. Nos venden esas bebidas y nos ensean cmo hacerlas. Y, mientras tanto, nos roban la tierra, y nos matan de hambre, y hacen que los odiemos como odiamos a las serpientes. Cul ser el fin de todo esto? Ustedes se matarn los unos a los otros, con tanta rapidez, que los que queden sern demasiado pocos para resistir, cuando nuestros guerreros se llenen con la bebida mgica y los maten con los mismos fusiles de ustedes. Y entonces nuestros guerreros se matarn mutuamente, como ustedes, a menos que Dios los prevenga. Ah, si supiera dnde hallarle! Ninguno de ustedes quiere ayudarme en mi busca? A nadie le importa? Nuestros fusiles les han salvado del len devorador de hombres y del elefante que todo lo pisotea, no es cierto? dijo un acalorado caballero, que hasta entonces haba considerado demasiado profunda la conversacin. Solamente para dejarnos en manos del tratante de esclavos, azotador de hombres, y del patrn que todo lo pisotea. El len y el elefante compartan las tierras con nosotros. Cuando nos coman o nos pisoteaban el cuerpo, nos dejaban el alma. Cuando tenan bastante, no pedan
ms. Pero nada satisfar el ansia de ustedes. Nos hacen
trabajar, generacin tras generacin, hasta la muerte, hasta que cada uno de ustedes tiene ms que lo que cien de nosotros podramos comer o gastar y sin embargo siguen forzndonos al trabajo, con ms y ms dureza, por ms y ms tiempo, por menos y menos comida y ropa. Ustedes no saben el significado que tiene "bastante", ni saben qu significa para nosotros "menos que bastante". Ustedes gruen siempre porque no tienen dinero para comprarlas mercancas con que comercian; y el nico remedio es el de darnos menos dinero. Esto debe ser porque estn al servicio de dioses falsos. Ustedes son los brbaros y los salvajes. No saben vivir ni dejan vivir a los dems. Cuando encuentre a Dios, tendr fuerza de nimo como para destruirlos y ensear a mi gente a no destruirse a s misma. Miren! grit la primera dama. Est trastornando a los hombres. Ya dije que sucedera esto. Han estado escuchando su sedicioso palabrero. Mrenle los ojos. Son peligrosos ahora. Atravesar a esa negra con una bala si ninguno de ustedes quiere hacerlo. Y la dama sac en verdad su revlver, tan atemorizada estaba. Pero antes de que pudiera extraerlo de la cartuchera de cuero, la nia negra salt sobre ella; la tendi en el suelo con su golpe favorito de cachiporra; y se perdi en la selva. Y todos los cargadores negros entraron en un xtasis de alegra. Agradezcamos el que nos haya restaurado el buen humor dijo el primer caballero. Las cosas parecan feas hace un momento. Ahora todo est bien. Doctor: haga el favor de ver el cerebelo de la pobre miss FitzJones. El error que cometimos dijo el naturalista, fue el de no ofrecer a esa muchacha un poco de nuestra comida. La nia negra se escondi durante un rato bastante largo, como para estar segura de que no la perseguan. Saba que
lo que haba hecho podra traerle azotes, y que ningn
descargo en su defensa servira a un acusado negro contra un demandante blanco. No la preocupaba la polica montada; porque en ese instante era muy escasa. Pero no quera tener que evitar continuamente la caravana; y, como una direccin era tan buena como cualquier otra, para su propsito, volvi sobre sus pasos (porque la caravana marchaba en el mismo sentido que ella) y as se encontr, al atardecer, junto al pozo donde haba hablado con el conjurador. All encontr una cabaa, con muchas imgenes de madera, yeso y marfil; y, tirada sobre el suelo, delante de la choza, haba una gran cruz de madera en la que estaba tendido el conjurador, con los tobillos cruzados y los brazos extendidos. Y el hombre que atenda la cabaa estaba esculpiendo una estatua de l, en madera, con gran ligereza y habilidad. Los contemplaba un elegante caballero rabe, de turbante, con una cimitarra en su vaina, que estaba sentado en el brocal del pozo, atusndose la barba. Por qu haces esto, amigo mo? dijo el caballero rabe. Ya sabes que as quiebras el segundo de los mandamientos dados a Dios por Moiss. En rigor, debera matarte con mi cimitarra; pero he sufrido y pecado toda mi vida con una enfermedad espiritual que me hace incapaz de matar un animal, an un hombre, a sangre fra. Por qu lo haces? Qu otra cosa puedo hacer, si no quiero morir de hambre? dijo el mago. Me rechazan tanto los hombres, que el nico medio de vida que tengo es el de ser modelo para este compasivo artista que me paga seis peniques por hora, a cambio de que me extienda en esta cruz todo el da. El mismo vive de la venta de imgenes mas en esta ridcula posicin. Las gentes hacen de m un dolo, como Malefactor en Agona, porque slo les interesan las noticias de polica. Cuando este artista ha hecho una cantidad suficiente de imgenes, y yo he ahorrado una cantidad suficiente de monedas de seis peniques, me tomo
vacaciones y camino por ah, dando buenos consejos a la
gente y dicindole verdades completas. Si me escucharan, viviran mucho mejor y ms felices. Pero se niegan a creerme a menos que les haga tretas de mago; y cuando lo hago, se limitan a arrojarme monedas de cobre, y a veces de nquel, y a decir que soy un hombre maravilloso y que nunca ha habido nada igual en el mundo; pero siguen siendo tontos y malvados y crueles, igual que antes. Esto me hace pensar a veces que Dios me ha olvidado. Qu son esas monedas de nquel? dijo el rabe arreglndose la tnica, para que cayera en pliegues ms elegantes. Son de tres peniques. Las amonedan porque la gente orgullosa se avergenza de que la vean arrojndome cobres, y piensan que seis peniques son demasiado. No me gustara que la gente me tratara as dijo el rabe. Tambin yo tengo que entregar un mensaje. Si se dejara hacer a mi gente, caeran e idolatraran todas las imgenes de esa cabaa. Si no hubiera imgenes, idolatraran piedras. Mi mensaje es de que no hay majestad ni poder, salvo en Al, el glorioso, el grande, el uno y nico. De l, ningn mortal se ha atrevido nunca a hacer una imagen: si alguien intentara tal crimen, olvidara que Al es misericordioso y vencera mi enfermedad, hasta el extremo de matarle con mis propias manos. Pero, quin podra concebir la grandeza de Al en forma corprea? Ni siquiera una imagen del ms hermoso caballo podra dar una nocin de Su Belleza y grandeza. Bueno, cuando les digo esto, tambin me piden que les haga tretas de mago y cuando les digo que soy un hombre como ellos y que ni el mismo Al puede violar Sus mismas leyes si es que se puede concebir a Al haciendo algo ilegal, se alejan y pretenden que estoy haciendo milagros. Pero creen; porque si dudan, los hago matar por los que creen. Eso es lo que deberas hacer, amigo mo.
Pero mi mensaje dice que no pueden matarse los unos a
los otros dijo el mago. Hay que ser constante. Eso est muy bien en lo que se refiere a sus disputas privadas dijo el rabe. Pero debemos matar a los que son incapaces de vivir. Debemos desenmaraar el jardn, tanto como regarlo. Y quin ha de ser el juez de nuestra capacidad para vivir? dijo el mago. Las ms altas autoridades, los gobernadores imperiales, y los altos sacerdotes, sostienen que estoy incapacitado para vivir. Quizs tengan razn. Se lleg precisamente a la misma conclusin con respecto a m. Tuve que huir y ocultarme hasta que hube convencido a un nmero suficiente de jvenes atlticos de que sus mayores estaban equivocados con respecto a m. Entonces regres con los jvenes atlticos, y desenmara el jardn. Admiro tu coraje y tu sagacidad prctica; pero no estoy hecho de la misma madera. No admires esas cualidades. Estoy algo avergonzado de ellas. Todos los cabecillas del desierto las despliegan abundantemente. Es en la superioridad de mi mente, que me ha hecho el vehculo de la inspiracin divina, que me valoriz. Has escrito algn libro? No contest el conjurador tristemente, deseara poder hacerlo, porque entonces podra tener bastante dinero como para salir de esta fatigosa cruz y enviar mi mensaje, impreso, por todo el mundo. Pero no soy un autor. He compuesto una especie de manual de cortos rezos, que tiene, creo, todo lo esencial. Pero Dios me inspira para hablar, no para escribir. La escritura es til. He sido inspirado para escribir muchos captulos de Al, elogiado sea Su nombre! Pero hay en este mundo individuos por quienes no se puede esperar que se preocupe Al. Sus palabras no significan
nada para ellos; de modo que cuando tengo que tratarlos,
ya no tengo inspiracin, y debo confiar en mi propia inventiva y en mi agudeza. Para ellos escribi relatos terribles del Da del Juicio, y del infierno en el que los pecadores sufrirn eternamente. Hago contrastar estos horrores con cuadros encantadores del paraso mantenido para quienes hacen la voluntad de Al. Un paraso tal que los pueda tentar, entiende?: un paraso de jardines y perfumes y hermosas mujeres. Y cmo sabes que es la voluntad de Al? Como son incapaces de entenderla, mi voluntad les ha de servir a cambio de ella. Pueden entender mi voluntad, que es realmente la voluntad de Al de segunda mano, un poco empaada por mis pasiones y necesidades mortales, sin duda, pero es lo mejor que puedo hacer por ellos. Sin esto no puedo entendrmelas con ellos. Sin esto me abandonaran por el primer jefe que les prometiera un mayor botn terrenal. Pero, qu otro jefe puede escribir un libro y prometerles una eternidad de bienaventuranza despus de la muerte, con la autoridad de una mente que puede rodear sus invenciones con la majestad de la inspiracin autntica? Tienes todas las probabilidades del buen xito dijo el nigromante cortsmente, pero con un poco de burla. Soy el guila y la serpiente. Y sin embargo, en mi juventud, estaba orgulloso de ser el servidor de una viuda y conducir sus camellos. Ahora soy el humilde servidor de Al, y conduzco hombres para El. Porque en ningn otro reconozco majestad y poder; y con l tengo refugio de Satn y sus huestes. De qu vale toda esa majestad y ese poder, sin el sentido de la belleza y sin la habilidad de incorporar a ella imgenes que el tiempo no puede llevar a la corrupcin?
dijo el escultor, que haba estado trabajando y escuchando
hasta entonces en silencio. De nada me sirve tu Al, que prohbe hacer imgenes. Has de saber, perro infiel dijo el rabe, que las imgenes tienen el poder de hacer que los hombres caigan de rodillas para adorarlas, aun cuando sean imgenes de bestias. O de carpinteros interpuso el nigromante. Cuando conduca mis camellos continu el rabe, sin tomar casi en cuenta la interrupcin llevaba en mis cargas dolos de hombres sentados en tronos, con cabezas de halcones sobre los hombros y ltigos en las mano. Los cristianos, que empezaron adorando a Dios en forma de hombre, lo reverencian ahora en forma de cordero. Este es el castigo decretado por Al, para el pecado de tratar de imitar el trabajo de Sus manos. Pero no te atrevas a negar por eso a Al su sentido de la belleza. An ese tu modelo, que comparte tu pecado, te recordar que los lirios de Al son ms bellos que las telas de Salomn en toda su gloria. Al hace de los cielos Sus cuadros, y de Sus hijos, Sus estatuas, y no los oculta de nuestra vista terrena. Te permite hacer bellas telas y sillas y jaeces, y alfombras para arrodillarse delante de l, y ventanas como canteros de flores, de piedras preciosas. Y sin embargo, quieres mezclarte en el trabajo que Al se reserva para s, y haces dolos. Ah, que para siempre quede prohibido ese pecado a mi gente! Bah! dijo el escultor. Tu Al es un chapucero; y lo sabe. Tengo en mi cabaa, en un rincn oculto por una cortina, algunos dioses griegos tan hermosos que el mismo Al estallara de envidia al compararlos con sus tentativas de aficionado. Te digo que Al hizo esta mano ma porque sus manos son demasiado desmaadas, si es que tiene manos. El dios artista es un artista que nunca est
satisfecho con Su obra, que siempre la perfecciona hasta el
lmite de sus poderes, que siempre sabe que, aunque El deba detenerse al llegar a ese lmite, hay sin embargo una perfeccin ulterior sin la cual el cuadro no tiene significado. Tu Al puede hacer una mujer. Puede hacer una Diosa del Amor? No: solamente un artista puede hacerla. Mira! dijo, levantndose para entrar en su cabaa. Podra Al hacer esto? Y trajo del rincn oculto una Venus de mrmol y la coloc sobre la mesa. Sus miembros son fros dijo la nia negra, que haba escuchado hasta entonces sin ser notada. Bien dicho! grit el rabe un fracaso vivo es mejor que una obra de arte muerta y Al est justificado contra este presuntuoso idlatra, a quien deb haber matado de un golpe, si no lo hubieras matado t con una palabra. Vivo an dijo el artista, sin confundirse. Los miembros de esa nia sern un da ms fros que cualquier mrmol. Corta a mi diosa en dos: seguir siendo mrmol blanco hasta el centro. Corta a esa muchacha en dos con tu cimitarra, y mira qu hallas all. No me interesa ya tu conversacin dijo el rabe. Doncella: hay an lugar en mi casa para otra esposa. Eres bella: tu piel es como negro raso: ests llena de vida. Cuntas esposas tiene? inquiri la nia negra. Hace tiempo he cesado de contarlas, pero son bastantes para demostrarte que soy un marido experimentado y s cmo hacer a las mujeres tan felices como lo permite Al. No busco la felicidad: busco a Dios dijo la nia negra. No le has hallado todava pregunt el nigromante. He hallado a muchos dioses dijo la nia negra. Todas las personas que encontr tenan uno para ofrecerme; y este fabricante de imgenes tiene una tienda llena. Pero
para m resultan todos muertos a medias, salvo los que son
mitad animales, como ese del estante de arriba, que toca un rgano de boca, y que es a medias cabra y a medias hombre, Eso es muy igual a la naturaleza; porque yo misma soy a medias cabra y a medias mujer, aunque me gustara ser una Diosa. Pero an esos dioses que son mitad cabras son mitad hombres. Por qu no son nunca mitad mujeres? Qu dices de sta? dijo el fabricante de imgenes, sealando a Venus. Por qu tiene la mitad inferior escondida en un saco? dijo la nia negra. No es una diosa ni una mujer: est avergonzada de la mitad de su cuerpo, y la otra mitad es lo que los blancos llaman una dama. Es seorial y es hermosa; y un Gobernador General blanco se alegrara de tenerla al frente de su casa; pero, para m, no tiene conciencia; y eso la hace inhumana sin hacerla divina. No me sirve. La Palabra ha de hacerse carne, no mrmol dijo el nigromante. No te debes quejar porque estos dioses tengan cuerpos de hombres. Si no pusieran su humanidad para ti, que eres humana, cmo podras entrar en cualquier comunin con ellos? Para hacer un vnculo entre la Divinidad y la Humanidad, algn Dios debe convertirse en hombre. O alguna mujer convertirse en Dios dijo la nia negra. Eso sera mucho mejor, porque el Dios que consiente en ser humano se degrada; pero la mujer que se convierte en Dios se exalta. Que Al sea mi refugio de todas las mujeres fastidiosas! dijo el rabe. Esta es la mujer ms fastidiosa que he encontrado. Es uno de los misteriosos caprichos de Al el hacer fastidiosas a las mujeres que hace bellas. Cuantas ms razones les da para estar satisfechas, tanto menos lo estn. Esta mujer no est satisfecha ni siquiera con Al, en quien todo es majestad y poder. Bueno, doncella, desde el
momento en que Al, el glorioso y grande, no te puede
agradar, qu dios o diosa te gusta? Hay una diosa de quien he odo hablar y de quien me gustara saber ms. Se llama Myna, y creo que en ella hay algo que ninguna de los otros dioses puede dar. No hay una diosa de ese nombre dijo el fabricante de imgenes. No hay ms dioses ni diosas que los que hago yo; y nunca he hecho una diosa llamada Myna. Pues existe con seguridad, porque la seora blanca habl de ella con reverencia, y dijo que la clave del universo era la raz de su feminidad, y que era incorprea como un nmero, y que estaba antes del comienzo, en lugar de despus de l, tal corno Dios estaba antes de la creacin. No es el sexo de Myna, sino algo que, multiplicado por s mismo, da el sexo de Myna. Algo as parecido debe haber sido el comienzo; y debe ser algo as lo que perdura cuando volvemos al polvo del que nos hizo. Desde mi niez he meditado sobre los nmeros, y me he preguntado cmo vino el nmero uno; porque todos los otros nmeros son unos agregados a uno; pero lo que no pude descubrir es qu es uno. Pero ahora s, por medio de Myna, que uno es aquello que es multiplicado por s mismo, y no por una pareja casada. Y cuando se tiene el uno, se sabe por qu no hay ni comienzo ni fin; porque se puede contar menos, y menos y menos, sin llegar nunca a su fin: as es que, a travs de los nmeros, se halla la eternidad. La eternidad en s misma y por s misma no es nada dijo el rabe. Qu es para m la eternidad, si no puedo hallar la verdad eterna? Solamente la verdad del nmero es eterna, dijo la nia negra. Todas las otras verdades se alejan o se convierten en errores, como las fantasas de nuestra niez; pero uno
ms uno son dos y uno ms diez son once, y siempre lo
sern. Por eso creo que hay algo de divino en los nmeros. No se puede comer o beber nmeros, dijo el fabricante de imgenes. No se puede uno casar con ellos. Dios nos ha dado otras cosas para comer y beber; y nos podemos casar unos con otros record la nia negra. Bueno, pero no se los puede dibujar; y eso es bastante. Nosotros, los rabes, podemos; y con este signo conquistaremos el mundo. Mira! dijo el rabe. Y se inclin y dibuj cifras en la arena. Mi misionera dice que Dios es un nmero mgico que es tres en uno y uno en tres dijo la nia negra. Es muy sencillo dijo el rabe; porque yo soy el hijo de mi padre y el padre de mis hijos y yo mismo hasta los huesos: tres en uno y uno en tres. La naturaleza humana es mltiple: slo Al es uno. Es la unidad. Es algo que, como t dices, es l mismo multiplicado por l mismo. Es el corazn, el centro incorpreo sin el cual no habra ningn cuerpo. Es el nmero de las innumerables estrellas, el peso del imponderable aire, el... Parece que eres un poeta dijo el fabricante de imgenes. El rabe, interrumpido as, se sonroj profundamente; salt sobre sus pies; y sac su cimitarra. Te atreves a acusarme de ser un estpido cantor de baladas? dijo. Eso es un insulto que se borrar con tu sangre. Disculpa dijo el fabricante de imgenes. No quise ofenderte. Por qu te avergenzas de hacer una balada que sobreviva a mil hombres, y no de hacer un cadver, que cualquier tonto podra hacer, y que hay que ocultar en la tierra, a menos que se quiera verlo podrido?
Es cierto dijo el rabe, envainando su arma, y
sentndose otra vez. Es uno de los misterios de Al el de que, cuando Satn hace versos impuros, Al enva una tonada divina para limpiarlos. Sin embargo, yo era un honesto conductor de camellos, y nunca cobr dinero por cantar, aunque confieso que me gustaba mucho. Yo tampoco he sido demasiado recto dijo el nigromante. Se me ha llamado glotn y bebedor de vino. No he ayunado. He quebrado el da de descanso. He sido bondadoso con mujeres que no eran tan buenas como deban. He sido duro con mi madre y he rehuido a mi familia; porque el verdadero hogar de un hombre es aquel en el que Dios es el padre y nosotros los hijos, y no la empequeecedora casa en que debe estar al alcance del pecho de su madre, hasta que le desteten. Un hombre necesita muchas mujeres y una gran servidumbre para impedir este desliz de su mente dijo el rabe. Debe distribuir sus afectos. Hasta que ha conocido muchas mujeres ro puede conocer el valor de ninguna; porque el valor es punto de comparacin. No supe qu viejo ngel era mi primera mujer hasta que descubr qu joven diablesa era la ltima. Y sus esposas? dijo la nia negra. Deben tambin conocer muchos hombres para poder saber su valor? Tomo refugio en el seno de Al contra esta negra hija de Satans grit con vehemencia el rabe. Aprende a quedarte en paz, mujer, cuando los hombres hablan y la sabidura es su tema. Dios hizo al Hombre antes de hacer a la Mujer. La segunda intencin es la mejor record la nia negra. Si es verdad lo que dice usted, Dios debi haber creado a la Mujer porque hall que el Hombre era insuficiente. Con qu derecho exige cincuenta esposas y condena a cada una de ellas a tener un solo marido?
Si tuviera que vivir otra vez mi vida dijo el rabe,
sera un monje clibe y cerrara mi puerta a las mujeres y sus preguntas. Pero piensa en esto. Si tengo una sola esposa, niego a todas las dems mujeres toda participacin en m, aunque muchas mujeres me desearn en proporcin a mi excelencia y su discernimiento. La mujer iluminada que desea el mejor padre para sus hijos, pedir una participacin de slo una quincuagsima parte de m, antes que un pobre hombre destinado slo a ella. Por qu habra de sufrir esta injusticia cuando no hay necesidad de que exista? Cmo puede ella conocer el valor de usted, a menos que haya tenido cincuenta hombres para hacer comparaciones, en vista de que el valor es punto de comparacin? En ti busco refugio, oh Al, une has hecho los hombres y las mujeres tal como son! exclam con desesperacin el rabe. Qu puedo decir, salvo que el nio que tiene cincuenta padres no tiene ninguno? Qu importa, si tiene una madre? dijo la nia negra. Adems, lo que dice no es cierto. Uno de los cincuenta ser el padre. Has de saber, entonces, que hay muchas y desvergonzadas mujeres que han conocido hombres sin nmero; pero no tienen hijos, mientras yo, que busco y poseo toda mujer deseable en que mis ojos se fijan, tengo una gran posteridad. Y de esto se deduce que la injusticia para las mujeres es uno de los misterios de Al, contra el cual es en vano rebelarse. Al es grande y glorioso; y slo en El hay majestad y poder; pero su justicia est ms all de nuestro entendimiento. Mis esposas, que se miman demasiado y engordan, tienen sus hijos en medio de tormentos que me destrozan el corazn cuando oigo sus gritos; y de este tormento estamos a salvo los hombres. Esto no es justo; pero, si no tienes mejor remedio para esa
injusticia que el de dejar a las mujeres hacer lo que hacen
los hombres, y a los hombres lo que hacen las mujeres, me dirs que me tienda y tenga hijos? Slo puede contestarte que Al no lo permitir. Eso va contra la naturaleza. S que no podemos ir contra la naturaleza accedi la nia negra. Usted no puede tener hijos; pero una mujer podra tener varios maridos y seguir dando a luz sus hijos, siempre que no tuviera ms de un marido por vez. Entre las otras injusticias de Al dijo el rabe, est su ordenanza de que la mujer debe tener la ltima palabra. Soy mudo. Qu sucede pregunt el fabricante de imgenes, cuando cincuenta mujeres se renen alrededor de un solo hombre y cada una ha de tener la ltima palabra? Es el infierno en el que ese nico hombre expa todos sus pecados y busca refugio en Al, el misericordioso dijo el rabe, con profundo sentimiento. No encontrar a Dios donde los hombres hablan acerca de las mujeres dijo la nia negra, volvindose para marcharse. Ni donde las mujeres hablan acerca de los hombres grit el fabricante de imgenes, al verla irse. Ella agit la mano, en seal de asentimiento, y los dej. Nada particular le sucedi despus de esto hasta que lleg a una pequea quinta, con un jardn muy de aficionado, que cultivaba un viejo y marchito caballero, cuyos ojos eran tan notables que la cara pareca toda ojos, su nariz tan llamativa que la cara pareca toda nariz, y su boca tan expresiva, de una fruicin cmicamente maliciosa, que la cara pareca toda boca, hasta que la nia negra combin estas tres incompatibilidades, decidiendo que la cara era toda inteligencia. Perdneme, patrn dijo: puedo hablarle?
Qu quieres? dijo el viejo caballero. Quiero preguntar
el camino hacia Dios; y como usted tiene la cara ms inteligente que he visto hasta ahora, pens que deba preguntrselo a usted. Entra. He descubierto, despus de mucha consideracin, que el mejor lugar para buscar a Dios es un jardn. Puedes cavar aqu para hallarle. No pienso en encontrar as a Diosdijo la nia negra, desalentada. Seguir mi camino, gracias. Y te ha llevado la idea que tienes, hasta Dios, ya? No dijo la nia negra, detenindose: no puedo decir que as haya sido. Pero no me gusta la idea suya. Mucha gente que ha encontrado a Dios y no le ha gustado, ha pasado el resto de la vida huyendo de l. Por qu crees que te gustar Dios? No s. Pero la misionera tiene una lnea de poesa que dice que debemos amar al Altsimo cuando lo veamos. Ese poeta era un tonto dijo el viejo caballero. Lo odiamos; lo crucificamos; lo envenenamos con cicuta; lo encadenamos en una estaca y lo quemamos vivo. Toda mi vida he tratado, en lo poco que poda, de hacer la labor de Dios y ensear a sus enemigos a rerse de s mismos; pero si me dijeras que Dios viene por el camino, me escondera en la ms prxima cueva de ratn y no me atrevera a respirar hasta que l hubiera pasado. Porque si l me viera o me oliera, no pondra Su pie sobre m, para despanzurrarme, como yo despanzurrara a cualquier cosita venenosa que desobedeciera mis mandamientos. Esos individuos que corren detrs de Dios, gritando "oh, si supiera donde encontrarle" deben tener una tremenda opinin de s mismos para pensar que pueden permanecer de pie delante de l. Te ha contado alguna vez la misionera la historia de Jpiter y Semele?
No dijo la nia negra, qu es eso?
Jpiter es uno de los nombres de Dios dijo el viejo caballero. Ya sabes que tiene muchos nombres, no es cierto? El ltimo hombre que encontr le llamaba Al. Eso es dijo el viejo caballero. Bueno, Jpiter se enamor de Semele, y tuvo bastante consideracin como para aparecer y comportarse tal como un hombre para con ella. Pero ella se crea suficientemente superior como para ser amada por un dios en toda la grandeza de su divinidad. Y por eso insisti en que l fuera a ella en toda la panoplia de su deidad. Y qu pas cuando lo hizo as? pregunt la nia negra. Exactamente lo que ella deba haber sabido que iba a pasar si hubiera tenido algo de sensatez inform el viejo caballero. Se estremeci toda y estall como una pulga en el fuego. De modo que ten cuidado. No seas tan tonta como Semele. Dios est junto a ti y as lo ha estado siempre; pero en Su divina misericordia no se ha revelado a ti, porque un conocimiento demasiado completo de l te podra llevar a la locura. Haz un pequeo jardn: cava y planta y escarda y poda; y queda satisfecha con que l te d golpecitos en el hombro cuando lo cultives mal y con que te bendiga cuando lo hagas bien. Y nunca podremos soportar. Su presencia completa? inquiri la nia. Confo en que no dijo el viejo filsofo. Porque nunca podremos soportar Su entera presencia hasta que hagamos todos Sus propsitos y nos hayamos convertido nosotros mismos en dioses. Pero como Sus propsitos son infinitos y nosotros somos tan brevemente finitos, no podremos nunca, gracias a Dios, llegar a Sus propsitos todos. Tanto
mejor para nosotros; porque difcilmente l nos conservara
vivos por tener el placer de mirarnos, feos y efmeros insectos como somos. Entra, pues, y aydame a cultivar este jardn para Su gloria. Haras mejor en dejar el resto para El. Y as la nia negra dej a un lado su cachiporra y entr y cultiv el jardn con el viejo filsofo. Y de tiempo en tiempo otras gentes entraron tambin y ayudaron. Al principio esto produjo celos en la nia negra; pero no le gustaba tenerlos y pronto se acostumbr a las idas y venidas de la gente. Un da encontr un irlands de cabellos rojos, que trabajaba en el jardn de atrs, donde cultivaban las cosas para la cocina. Quin le dej entrar? pregunt. Pues yo dijo el irlands. Por qu no habra de hacerlo? Pero el jardn pertenece al viejo caballero dijo la nia negra. Soy un socialista dijo el irlands, y no admito que los jardines pertenezcan a alguien. Ese viejo est todo arruinado y no sirve para el trabajo y necesita que alguien plante las papas en lugar de l. Se han descubierto muchas cosas sobre las papas desde que l aprendi a plantarlas. Entonces, usted no vino a buscar a Dios? No vine a buscar nada, qu diablos dijo el irlands. Seguro que Dios puede buscarme a m si me necesita. Lo que yo creo es que ese dios no es lo que quiere hacernos creer. No est completamente hecho y terminado todava. Hay algo dentro de nosotros que tira hacia l, y algo fuera de nosotros que tira hacia l: eso es seguro; y la nica cosa cierta es que ese algo hace una enormidad de disparates al tratar de llegar all. Tenemos que encontrarle el camino lo mejor que podemos, t y yo; porque hay una cantidad de
personas que slo piensan en sus estmagos. Despus de
esto se escupi las manos y sigui cavando. Tanto la nia negra como el viejo caballero pensaron que el irlands era un individuo bastante tosco (como en realidad lo era) ; pero como era til y no se marchara, hicieron lo posible por ensearle mejores costumbres y refinar su lenguaje. Pero nada pudo persuadirle nunca de que Dios era algo ms slido y satisfactorio que un propsito eterno y an no cumplido, o de que podra alguna vez ser cumplido, si es que ese cumplimiento no se hiciera relativamente fcil y alentador mediante el socialismo. Con todo, cuando le hubieron enseado modales y limpieza, se acostumbraron a l y hasta a sus terribles bromas. Un da el viejo caballero dijo a la nia negra: No est bien que una linda joven como t no tenga un marido y algunos hijos. Yo soy demasiado viejo para ti; por eso haras mejor en casarte con el irlands. Como la nia se haba hecho muy devota del viejo caballero, qued terriblemente enojada, al principio, porque l quisiera que se casara con otro hombre, y lleg a pasar toda una noche pensando en echar al irlands del lugar con su cachiporra. No poda allegarse a admitir que el viejo caballero haba nacido con sesenta aos de demasiado adelanto para ello, y deba en el curso de los aos, morir y dejarla sin compaero. Pero el viejo caballero hizo entrar, por frotamiento, en su cerebro estos hechos planos, tan bien, que al fin ella hubo de ceder. Y los dos entraron juntos al jardn de la cocina e informaron al irlands que ella se iba a casar con l. El irlands alz su azadn con un grito de desmayo y corri hacia la puerta del jardn. Pero la nia negra haba tomado la precaucin de cerrarla; y antes de que el hombre pudiera treparla, lo alcanzaron y lo tuvieron quieto. Qu voy a casarme con una negra salvaje? grit el irlands lastimeramente, olvidando todos los refinamientos
de discursos adquiridos ltimamente.
quieren? No quiero casarme con nadie.
Djenme
ir,
Pero la nia negra le tena con un apretn de acero
(suavemente hecho, sin embargo); y el viejo caballero seal que si hua slo sera para caer en las garras de alguna extraa mujer que no se preocupara en absoluto por buscar a Dios, y que tendra un cutis plido y ceniciento, en lugar del brillante raso negro a que ya estaba acostumbrado. Por fin, despus de una hora, o cosa as, de argumentaciones y recomendaciones, y un vaso del mejor borgoa del viejo caballero, para alentarle, el irlands dijo: Bueno, no me importa nada hacerlo. De modo que se casaron; y la nia negra se las compuso con el irlands y los nios (que eran de un encantador tono caf), con bastante capacidad, y hasta lleg a tenerles afecto. Entre ellos y el jardn y el remiendo de las ropas de su marido (a quien no pude persuadir de que no las usara), estaba tan atareada que la bsqueda de Dios quedaba alejada de su cabeza la mayor parte del tiempo; pero haba momentos, especialmente cuando secaba a su negrito favorito, que era muy dcil y muy quieto, despus de baarlo, en los que su mente volva a la bsqueda; slo, que ahora vea qu original era que una nia inquieta saliera a hacer una visita a Dios, creyndose el centro del universo, y teniendo presente la enseanza de la misionera de mirar a Dios como alguien que no tiene mejor cosa que hacer que mirar todo lo que ella haca y preocuparse por su salvacin. Lleg en ocasiones a pellizcar al negrito y preguntarle: Y en el caso de que hubiera encontrado a Dios en su casa, qu hubiera hecho yo cuando El me diera a entender que me haba quedado demasiado tiempo y El tena otras cosas que atender?
Era una pregunta que el negrito estaba totalmente
incapacitado para responder: se limitaba a rer histricamente y a tratar de tomarle las muecas. Fue solamente cuando los negritos crecieron y se independizaron de ella, y el irlands se hubo convertido en una costumbre inconsciente de ella, como si fuera una parte de s misma, que ellos dejaron, de alejarla de s misma, y qued una vez ms en la soledad y la holganza que la llevaban de nuevo a tales cuestiones. Y para esa poca su mente fortalecida la haba llevado mucho ms all de la etapa en que se encuentra alguna diversin en destruir dolos con cachiporras.
Naci en m el propsito de escribir este relato cuando hube
de permanecer cinco semanas en Knysna, durante el verano africano y el invierno ingls de 1932. Mi intencin era la de escribir una pieza, conforme al curso ordinario de mi ocupacin como autor teatral; pero en cambio, me hall escribiendo la historia de la nia negra. Y ahora, escrito ya el relato, procedo a reflexionar sobre lo que significa, aunque no me cansar de repetir que soy tan capaz como cualquiera de errar en mi interpretacin, y que los escritores descubridores, como los dems descubridores, equivocan a menudo su destino, tal como le sucedi a Coln. Es por eso que a veces huyen, horrorizados, de las conclusiones a las que manifiestamente conducen sus revelaciones. Sostengo, tan firmemente como Santo Toms de Aquino, que todas las verdades, antiguas o modernas, son divinamente inspiradas; pero s, por observacin e introspeccin, que el instrumento que toca la fuerza inspiradora puede ser muy defectuoso, y puede an terminar, como Bunyn, en la Guerra Santa, haciendo la ms ridcula tontera de su mensaje.
Sin embargo, aqu va, por lo que valga, mi propia
apreciacin del asunto. A menudo dicen los atolondrados que somos una especie conservadora, impermeable a las nuevas ideas. No lo he encontrado as. A menudo me sorprende la avidez y la credulidad con que toman y se adoptan nuevas ideas, sin un retazo de evidencia firme. La gente creer cualquier cosa que la divierta, la agrade o le prometa alguna suerte de provecho. Me consuelo, como lo hizo Stuart Mill, con la noticia de que, con el tiempo, las ideas tontas perdern su encanto y quedarn fuera de moda y de la existencia; que las promesas falsas, cuando se las quebrante, pasarn, mediante cnica mofa, al olvido; y que despus de este proceso, las ideas sanas, por ser indestructibles (porque aun cuando se las suprima o se las olvide son redescubiertas una y otra vez) sobrevivirn y sern aadidas al organismo de conocimientos comprobados que llamamos Ciencia. De esta manera adquirimos una bien probada existencia de ideas para alimentar nuestras mentes, pero siendo esta alimentacin la educacin propia, distinta de la seudo-educacin de las escuelas y universidades. Infortunadamente, hay una falla en este simple proyecto. Olvida el prudente y viejo precepto, "No tires el agua sucia hasta que consigas otra limpia", lo cual resulta horrible a menos que se le complete con, "Tambin te digo que cuando consigas el agua limpia, debes arrojar la sucia, y tener especial cuidado de no dejar que se mezclen las dos". Pero es esto precisamente lo que nunca hacemos. Insistimos en verter el agua limpia en la sucia; y nuestras mentes estn siempre enlodadas, en consecuencia. El hombre educado de hoy tiene una mente que slo puede ser comparada a una tienda en la que las muy recientes y ms preciosas adquisiciones se tiran sobre la cima de un ruidoso montn de regazos distintos y antigedades sin
valor. La tienda est siempre en bancarrota; y los hombres
a quienes pertenece incluyen a Guillermo el Conquistador, y Enrique VII, Moiss y Jess, San Agustn y sir Isaac Newton, Calvino y Wesley, la Reina Victoria y Mr. H. G. Wells, mientras entre acreedores que la embargan estn Karl Marx, Einstein, y docenas de personas ms o menos parecidas a Stuart Mill y a m mismo. Ninguna mente puede operar razonablemente dentro de ese barullo. Y como nuestro sistema actual de escuelas y colegios y grados consiste en reproducir ese barullo en las mentes de cada nueva generacin de nios, estamos as provocando emergencias revolucionarias en las que las personas intrincadas por los grados universitarios tendrn que ser desautorizadas y descalificadas polticamente, como si, en efecto, fueran locos certificados, y la direccin de los asuntos habr de ser dada a los autodidactas y a los simplotes. El ejemplo ms notable de esta alocada prctica de aprehender continuamente nuevas ideas sin despejar nunca las ideas sobre las que sobresalen, es la permanencia de la Biblia en aquellos pases en que el extraordinario valor artstico de la traduccin inglesa le ha dado un poder mgico sobre sus lectores. Ese poder se desvanece ahora porque, como el ingls del siglo XVI es una lengua moribunda, se nos imponen nuevas traducciones por simple hecho de que la vieja ya no es inteligible para las masas. Estas nuevas versiones las buenas por su admirable sencillez y las ordinarias por ser como el peridico de todos los das han colocado repentinamente las narraciones de la Biblia a la luz de un realismo familiar que obliga a sus lectores a aplicarles pruebas de buen sentido. Pero la influencia de estas versiones modernas no es an muy amplia. Me parece que quienes encuentran que la vieja versin es ininteligible y cansadora no recurren a las versiones modernas: se limitan a dejar de leer la Biblia. Los pocos a quienes agradan e interesan las nuevas versiones, caen en ellas por
accidentes que, por ser accidente, resultan necesariamente
raros. Pero an escuchan las Lecciones de la versin antigua que se leen en la iglesia con un tono especialmente reverente; los nios de las Escuelas Dominicales estn obligados a aprender sus versculos de memoria, y premiados con tarjetitas en las que estn inscriptos sus textos, y los dormitorios y los cuartos de juegos estn decorados todava con sus preceptos, advertencias y consuelos. La sociedad de la Biblia Britnica y Extranjera ha distribuido ms de tres millones de ejemplares anuales, desde hace un siglo; y aunque muchos de esos ejemplares han de ser solamente equipaje de los asistentes a la iglesia, que nunca los abren en das de semana, o regalos de recuerdo de los deberes de los padrinos; hay que contarlos igualmente. Hay an en el libro estatutario una ley que ningn estadista se anima a abolir, y que califica de felona el poner en duda la verdad cientfica y la autoridad sobrenatural de cualquier palabra de la Sagrada Escritura, con penas que se extienden hasta la ruinosa ilegalidad; y la misma acepcin de la Biblia como enciclopedia infalible constituye uno de los Artculos de la Iglesia de Inglaterra, aunque otro Artculo, justamente el primero, niega abiertamente la naturaleza corprea y veraz de Dios, en que se insiste en el Pentateuco. En todos estos casos, la Biblia significa la traduccin, autorizada por el rey Jacobo I, de los mejores ejemplos que hubiera en la antigua literatura hebrea, la historia natural y poltica, de poesa, moralidad, teologa y rapsodia. La traduccin fue extraordinariamente bien hecha porque, para los traductores, lo que traducan no era solamente una curiosa coleccin de libros antiguos escritos por diferentes autores en diferentes etapas de cultura, sino la Palabra de Dios, divinamente revelada mediante sus escribanos, escogidos y expresamente inspirados. Con esta conviccin cumplieron su tarea con ilimitada reverencia y cuidado y lograron un resultado hermosamente artstico. No les pareca posible que pudieran alterar los textos originales;
porque, quin podra mejorar el estilo del mismo Dios? Y
como no podan concebir que la revelacin divina pudiera estar en conflicto con aquello que crean que eran las verdades de su religin, no vacilaron en traducir un negativo por un positivo en todos los casos en que pareca producirse un conflicto tal, ya que apenas podan fiar en sus falibles conocimientos del hebreo antiguo cuando contradeca lo ms fundamental de su fe, ni dudar de que Dios tendra cuidado, como le rogaban que hiciera, de que Su mensaje no sufriera corrupciones en sus manos. En este estado de exaltacin hicieron una tan magnfica traduccin que hasta estos das el hombre britnico comn o el ciudadano de los Estados Unidos de Norte Amrica la acepta y la reverencia como un slo libro por un solo autor: el libro es para ellos el Libro de los Libros y el autor es Dios. Su encanto, su promesa de salvacin, lo pattico que hay en l, y su majestad han sido elevados hasta la trascendencia por Handel, que an puede hacer llorar a los atestas y dar a los materialistas la emocin de lo sublime con su Mesas. Hasta el ignorante, para quien la religin es crudo fetichismo y magia, lo tiene por un talismn de papel que exorcizar a los fantasmas, impedir mentir a los testigos y, si un soldado lo lleva devotamente en el bolsillo de su chaqueta, detendr las balas. Resulta claro, pues, que esta mira sobrenatural de la Biblia, aunque a lo sumo pueda llegar a la sublimidad, teniendo la cabeza en los cielos, puede tambin hacerse ridcula, as como peligrosa, por tener los pies fuera de la tierra. Es punto de diaria experiencia el que un libro, tomado como revelacin infalible, sea el autor Moiss, Ezequiel, Pablo, Swendenborg, Joseph Smith, Mary Baker Eddy o Karl Marx, puede traer tales esperanzas, consuelos, inters y felicidad a nuestras vidas individuales, que podremos llegar a acariciarle como llave del Paraso. Pero si el paraso es un paraso para tontos, como ha de ser cuando sus materiales son imaginarios, entonces no debe hacerse de l el cimiento de un Estado, y habr de clasificrsele junto con los anodinos,
opios, y anestsicos. No es por nada que los conductores
fanticamente religiosos de la nueva Rusia desecharon la Iglesia Griega como "estupefaciente". Es en esto, precisamente, en lo que se convierte una religin cuando se divorcia de la realidad. Es intil para los gobernantes ambiciosos, en sistemas polticos corruptos, como un sedante para la turbulencia similar (es por esto que los tiranos sacan siempre partido de los sacerdotes); pero, a la larga, la civilizacin debe volver a la realidad honesta o perecer. Actualmente estamos dentro de una crisis en la que un partido mantiene a la Biblia en las nubes, en nombre de la religin, y otro trata de librarse totalmente de ella, en nombre de la Ciencia. Ambas designaciones son tan fieramente adoptadas en vano, que el Obispo de Birmingham acaba de advertir a su rebao que el partido cientfico se est acercando ms a Cristo que las congregaciones de la Iglesia. Yo, que soy una especie de extraoficial Obispo de Todas Partes, he advertido repetidamente a los cientficos que los Cuqueros son fundamentalmente mucho ms cientficos que los bilogos oficiales. En esta confusin, me aventuro a sugerir que ni dejemos la Biblia en las nubes ni intentemos la imposible tarea de suprimirla. Por qu no traerla, sencillamente, al suelo y tomarla por lo que en verdad es? Para mantener el buen humor estoy muy dispuesto a conceder a mis amigos protestantes que la Biblia en las nubes se volvi a veces muy bien en las luchas para mantener el libre pensamiento protestante (tal como era) contra las Iglesias e Imperios. El soldado que tena su Biblia en una mano y su arma en la otra luchaba con la fuerza de diez, bajo Cromwell, Guillermo de Orange, y Gustavo Adolfo. Los muy pasados de moda pueden permitirse an un poco de romanticismo acerca de los Ironsides que en Dunbar cantaban "Oh, Dios, nuestra ayuda en tiempos idos", acerca de los barcos que quebraron el sitio de Londonderry, y an
acerca de Dugald Dalgetty. Pero la lucha entre Gelfos y
Gibelinos est tan completamente pasada, que su ltima y sangrienta guerra, los ministros del rey de los Gelfos no saban siquiera qu significaba su nombre, e hicieron que lo descartara en la faz del kiser Gibelino y el Santo Imperio Romano. Y el soldado luch con el gatillo de una ametralladora en una mano y un peridico popular en la otra. Gracias a la ametralladora luch con la fuerza de mil; pero la idolatrada Biblia estaba an en la parte de atrs del peridico, lleno del espritu de las campaas de Josu, sosteniendo en lo alto nuestra espada como la espada del Seor y Geden, y alentndonos a la matanza de esos modernos Amalequitas y Canaanitas, los alemanes, idlatras e hijos del diablo. Aunque la frmula (Rey y Patria) era distinta, el espritu era el mismo: era el viejo conflicto imaginario entre Jehov y Baal; slo, que como los alemanes luchaban tambin por el rey y la Patria, y estaban casi tan convencidos como nosotros de que Jehov, el Seor fuerte y poderoso, el seor poderoso en la batalla, el Seor de las Huestes (llamadas ahora grandes batallones), era su Dios, y que el nuestro era Su enemigo, la lucha, aunque de fiera matanza, qued tan completamente neutralizada que la victoria hubo de ser obtenida por bloqueo. Pero las heridas a la civilizacin fueron tan serias que no sabemos todava si no resultarn mortales, porque las mantienen abiertas el espritu del Antiguo Testamento, y sus mtodos y sus supersticiones. Y aqu es otra vez importante notar que el nico pas que parece estar recobrndose vigorosamente es Rusia, que ha arrojado con violencia y desprecio el Antiguo Testamento al canasto de los papeles viejos, y hasta, dentro de la intensidad de su reaccin contra l, ha organizado a sus nios en una Liga de los Ateos, con lo que les lleva inesperadamente a obedecer la invitacin de Jess de dirigirse hacia l, mientras nosotros organizamos nuestros hijos en Cuerpos de Adiestramiento de Oficiales: una confirmacin muy notable de la observacin hecha por el Obispo de Birmingham, de que el atesmo cientfico se
mueve hacia Cristo mientras el Cristianismo oficial tira
salvajemente en la direccin opuesta. La situacin es, pues, muy curiosa. Los antiguos adoradores de Jehov, armados de espada y escudo, y desmoralizados por un lazo hbil con una honda, no podan asesinar y destruir en gran escala. Pero, con ametralladora y tanque anfibio, aeroplano y bomba de gases, operando sobre ciudades en donde millones de habitantes dependen de la luz y el calor, el agua y alimento, sobre rganos mecnicos centralizados como grandes corazones y arterias de acero, que pueden ser destruidos en una hora por un muchacho con un aparato de bombardeo, debemos cuidar que ese muchacho est mejor educado que No y Josu. En palabras llanas, como no podemos librarnos de la Biblia, sta se librar de nosotros a menos que podamos leerla "en su espritu propio", que entiendo ha de ser el espritu de integridad intelectual, que obliga a los pensadores honestos a leer cada lnea que tenga pretensiones de autoridad divina, con toda su inteligencia sobre ellas, y a juzgar a la Biblia exactamente como juzgan el Corn, las Mil y Una Noches, los Upanishads (Tratados de filosofa religiosa de los vedas. (N. del T.), el ms destacado editorial de esta maana en "The Times", o la caricatura de la semana pasada en "Punch", sabiendo que todas las palabras escritas estn igualmente abiertas a la inspiracin procedente de la fuente eterna e igualmente sujetas al error procedente de la imperfeccin moral de los autores. Entonces, digamos, de qu sirve en estos das la Biblia a nadie que no sea el anticuario o el conocedor literario? Por qu no arrojarla al canasto, como han hecho los soviets? Bueno, tenemos un caso prima facie que presentar en cuanto a esto. Hagmosle primero justicia. Y las tablas de la ley? Los diez mandamientos? No bastaron siquiera para la vagabunda tribu del desierto sobre la que fueron impuestos por Moiss, quien, como
Mahoma posteriormente, slo pudo hacerlas respetar
fingiendo que le haban sido reveladas en forma sobrenatural. Hubieron de ser complementadas por los complicados cdigos del Levtico y el Deuteronomio, que no podra obedecer ahora el judo ms fanticamente observante sin enfurecer nuestra moralidad moderna y violar nuestro derecho criminal. Son meros trastos viejos en estos das; pues sus valideces ms simples son los necesarios lugares comunes de la sociedad humana y no es necesaria ninguna Biblia para revelarlos o darles autoridad. El segundo mandamiento, copiado al pie de la letra por el cristianismo, aunque su advertencia contra los encantamientos de las bellas artes merece la ms profunda consideracin, y, si su autor hubiera conocido la magia de la palabra msica como conoci la de la imagen esculpida, perdurara como una advertencia contra nuestra idolatra por la Biblia. Los diez mandamientos, en total, son inadecuados e inservibles para las necesidades modernas, ya que no dicen una sola palabra contra esas formas de robo, legalizadas por los ladrones, que han desarraigado los cimientos morales de nuestra sociedad y nos condenarn a un lento decaimiento social si no nos despierta, como ha pasado en Rusia, un quebranto ruidoso. Adems de estos retrocesos negativos, existe el positivo de que la religin inculcada en los primeros libros es un rito crudamente atroz de sacrificios humanos, para propiciar una asesina deidad de tribu a la que, por ejemplo, se induca a salvar a la raza humana de la destruccin de un segundo diluvio por el placer que le proporcionaba el perfume de la carne quemada, cuando No "tom toda bestia limpia y toda ave limpia, y ofreci obsequios quemados en el altar". Y aunque este rito queda fieramente repudiado en los libros posteriores y. ese Dios negado en trminos expresos, por el profeta Micael, demostrando su transformacin a medida que los judos progresaban en cultura, y sin embargo la tradicin de un sacrificio sanguneo, mediante el cual puede comprarse la venganza
de un dios terriblemente furioso, con un sacrificio
sanguinolento, vicioso y horriblemente cruel, persiste hasta en el Nuevo Testamento, donde se asimila a la tortura y ejecucin de Jess por el gobernador romano de Jerusaln, idolizando ese horror a la manera de No como un medio por el que todos podemos engaar nuestras conciencias, evadir nuestras responsabilidades morales y convertir nuestra vergenza en autofacilitacin, cargando todas nuestras infamias sobre los agobiados hombros de Cristo. Resultara difcil imaginar una doctrina ms desmoralizante y anticristiana: en verdad no sera de todo irrazonable que la Comisin de Cooperacin Intelectual de la Liga de las Naciones siguiera el ejemplo de la Iglesia Catlica Romana y objetara la promiscua circulacin de la Biblia (salvo cuando fuera en condiciones que representaran una cuidadosa direccin espiritual) hasta que los alegatos sobrenaturales hechos con respecto a su autoridad queden final e inequvocamente abandonados. En cuanto a la ciencia de la Biblia, tiene sobre la moda materialista del siglo diecinueve, en biologa, la ventaja de ser una ciencia de la vida y no una tentativa de sustituirla con la fsica y la qumica; pero es desalentadoramente pre-evolucionaria; sus descripciones del origen de la vida y la moral son evidentemente cuentos de hadas; su astronoma es geocntrica; sus nociones del universo estrellado son infantiles; su historia es pica y legendaria: en resumen, las personas cuya educacin en estos aspectos deriva de la Biblia, estn tan absurdamente mal informadas que resultan incapaces para empleos pblicos, responsabilidades paternas, o para el derecho pblico. Como enciclopedia, por lo tanto, la Biblia debe ser colocada en el mismo estante que la primera edicin de la Enciclopedia Britnica, como un registro de lo que creyeron en ciertos tiempos los hombres, y una medida de la distancia en que han dejado sus pensamientos fuera de uso.
Concedido todo esto a Rusia, no queda desechada de
ningn modo la Biblia. Una gran parte de la Biblia es mucho ms viva que el peridico de esta maana y el debate parlamentario de anoche. Sus crnicas son una lectura mejor que nuestras elegantes novelas y menos intencionalmente embusteras. En inventiva revolucionaria y aspiracin utpica, socava el terreno bajo los pies de Ruskin, Carlyle y Karl Marx; y en cuanto a epopeyas de grandes conductores o grandes bandidos, hace que Romero parezca superficial y Shakespeare desnivelado. Y su slo gran poema de amor es el nico que puede satisfacer a un hombre que est realmente enamorado. El Epipsychidion de Shelley (Obra que inspir al lrico ingls su amor por Emilia Viviani. (N. del T.) es, en comparacin, una tontera literaria. En suma, es un eptome, ilustrado con los ms excitantes ejemplos, de la historia de una tribu de hombres mentalmente vigorosos, imaginativos, agresivamente adquisitivos, que se transformaron en una nacin mediante despiadadas conquistas, alentados por la ilusin de que eran "el pueblo elegido de Dios" y, por consiguiente, herederos naturales de la tierra, con el regreso posterior a una gloriosa eternidad en el reino de los cielos. Y el eptome no suprime de ningn modo el hecho de que esta ilusin les llev finalmente a la dispersin, desnacionalizacin y acrrima persecucin por estados mejor disciplinados que, aunque confiaban igualmente en un monopolio del amor, divino, ganado por sus propios mritos, hicieron a los judos el cumplimiento de adoptar los dioses y profetas hebreos, porque en conjunto, eran ms tiles para los gobernantes imperialistas que las alternativas disponibles. La diferencia entre un salvaje analfabeto y una persona que ha ledo un eptome as (con la debida omisin de sus tonteras genealgicas y las estupideces ocasionales producidas por tentativas de traducir de lenguas imperfectamente entendidas) es enorme. Una comunidad
en la que se imponga un curso histrico as en la familia y
la escuela, puede ser ms peligrosa a sus vecinos, y estar en mayor peligro de quebranto por la intolerancia y la megalomana, que una comunidad que no lee ms que novelas tontas, resultados de foot-ball y crnicas comerciales; pero fuera de duda es una comunidad mejor educada. Por lo tanto, no es sorprendente ni irrazonable en absoluto que cuando la nica alternativa en general disponible para la educacin de la Biblia es la de no tener ninguna educacin liberal, muchos que no tienen ilusiones sobre la Biblia, y comprenden enteramente sus inconvenientes, votan por la educacin de la Biblia, faute de mieux. Por esto es que vale de tan poco la simple censura de la educacin de la Biblia. La historia y literatura hebrea antiguas, medio fabulosas como lo son, son mejores que no tener ninguna historia ni literatura; y ni lamento ni me siento agraviado por mi propia educacin de la Biblia, especialmente porque mi espritu fue pronto bastante fuerte como para comprenderla en su verdadera valor. En el peor de los casos, la Biblia da a un nio mejor iniciacin en la vida que el arroyo de la calle. Este testimonio agradar a nuestros idlatras de la Biblia; pero no les debe llevar absolutamente a creer que su fetichismo puede ser defendido ahora con el alegato de que sera mejor No o Abraham o sir Isaac Newton que un rabe callejero de Londres. Los rabes callejeros no son muy comunes en estos das de concurrencia obligatoria a la escuela pblica elemental. Actualmente la alternativa del libro del Gnesis no es la mera nescencia ignorante, sino el Outline of History, de Mr. H. H. Wells, y la hueste de imitaciones y complementos que su enorme xito ha trado a la existencia. En los ltimos doscientos aos, se ha inspirado y creado todo un cuerpo de historia, literatura, ciencia, poesa y arte, precisamente por el mismo impulso misterioso que inspir y cre la Biblia justamente en ninguna parte. Es el hombre educado por la Biblia quien resulta en estos das el ignorante. Si lo dudis, tratad de aprobar un examen de
cualquier ocupacin prctica dando respuestas de la Biblia,
a las preguntas de los examinadores. Seris afortunados si os aplazan, sencillamente, y no se os denuncia como locos. En todo el amplio campo de la Ciencia, que se supona anteriormente que cubra la Biblia, con infalible autoridad, se la espera ahora desalentadoramente, con una excepcin. Esa excepcin es la ciencia de la teologa, que est an tan completamente fuera de la tierra, tan metafsica, como dicen los instruidos, que nuestros cientficos materialistas le niegan despreciativamente hasta el derecho de llamarse ciencia. Pero no hay sntoma ms seguro de una mente srdida y fundamentalmente estpida, por poderosa que pueda ser en muchas actividades prcticas, que el desprecio por la metafsica. Una persona puede ser supremamente capaz como matemtico, ingeniero, tctico parlamentario o jugador de carreras; pero si esa persona ha contemplado el universo durante toda la vida, sin preguntarse nunca "qu diablos significa todo esto?", es uno de esos individuos a quienes calific Calvino colocndolos en la categora de los que estn predestinadamente condenados. Por consiguiente, la Biblia, cientficamente atrasada en todos los otros aspectos, sigue siendo interesante como un registro de cmo la idea de Dios, que es el primer esfuerzo de la humanidad civilizada para justificar la existencia, y el origen y el propsito de lo que del universo captamos en la conciencia, se transforma en una idolatra infantil hacia un Hombre Duende, tronante, provocador de terremotos, productor de hambre, fabricante de pestilencias, enceguecedor, asesino y destructivamente omnipotente, hacedor del da y de la noche y el sol y la luna, de las cuatro estaciones y sus milagros de siembra y cosecha en una ms bella idealizacin de un sabio benevolente, un juez justo, un padre afectuoso, que llega finalmente al verbo incorpreo que nunca se convierte en carne, punto en el cual la ciencia moderna y la filosofa asume el problema con
su Vis Naturae, su Elan Vital, su Fuerza de la Vida, su
Apetito Evolucionario, su Imperativo Categrico, an ms abstracto, y cuntas cosas ms? Pues bien: el estudio de esta historia del desenvolvimiento de una hiptesis desde idolatra salvaje hasta una metafsica altamente cultivada es tan interesante, instructiva y alentadora como puede serlo cualquier estudio para una mente franca y un intelecto honesto. Pero la desperdiciamos toda con esa prctica perezosa y basta de no arrojar el agua sucia cuando logramos la limpia. La Biblia nos presenta una sucesin de dioses, cada uno de los cuales seala una sorprendente mejora sobre el anterior que va desde un Antecesor del Hombre a una concepcin ms profunda y noble de la Naturaleza envolviendo cada paso una purificacin del agua de la vida y pidiendo una acabada limpieza del vaso antes de volverlo a llenar con una provisin ms fresca y ms limpia. Pero burlamos la bendicin limitndonos a verter el agua de la nueva fuente en el contenido del viejo recipiente sucio y repetimos esta locura hasta que nuestras mentes estn tan completamente embarulladas, que somos objeto de la piedad de los ateos superficiales, pero de cabeza clara, que estn satisfechos sin la metafsica y no pueden ver en todo el problema nada ms que sus confusiones y absurdos. Los prcticos hombres de negocios se niegan, en absoluto, a ser preocupados con asuntos tan alocados. Tomad la situacin en detalle, tal como se desenvuelve en la Biblia. El Dios de No no es el Dios de Job. Contemplad primero la furiosa deidad que ahog todos los seres vivos de la tierra, salvo una familia de cada especie, en un rapto de rabioso disgusto por sus pecados, y luego permiti al jefe de la nica familia humana que le apaciguara, con "el dulce sabor" de un montn de carne quemada! Es idntico al tolerante, argumentador, acadmico, urbano, especulador filosfico que entretena familiarmente al diablo y haca con l una apuesta de que no podra llevar a
Job a desesperar de la benevolencia divina? La gente que
no puede ver la diferencia entre estos dos Dioses no puede sufrir la ms elemental prueba de inteligencia: no puede distinguir entre similares y diferentes. Pero aunque el dios de Job es un gran adelanto sobre el dios de No, es un discutidor muy malo, a menos que en realidad le concedamos crdito por salvarse de la derrota mediante el viejo expediente: "Se cierra el proceso: abuso del abogado de la defensa". El que Job haya provocado el problema de la existencia del mal y su incompatibilidad con la benevolencia omnipotente, no es causa vlida para burlarse de l por ser incapaz de crear una ballena o de jugar con ella como con un pjaro. Y hay un contacto muy sospechoso con el Dios de No en la oferta de pasar por alto la complicidad de los enemigos de Job, en sus dudas acerca de un sacrificio de siete bueyes o siete carneros. Las tentativas de Dios al argumento son slo una repeticin y elaboracin de las burlas de Eliahu y estn tan abruptamente pegadas a stas que uno concluye que deben ser una sagrada falsificacin, para ocultar el hecho de que el poema original dej sin resolver el problema del mal y sin contestar las censuras de Job, como en realidad ha quedado hasta que la Evolucin Creadora los resolvi. Cuando llegamos a Micael lo hallamos arrojando sin temores el agua sucia. No querr aceptar el Dios de No, ni el de Job siquiera, con sus siete bueyes y siete carneros. Eleva el concepto de Dios hasta el punto ms alto que ha logrado nunca, mediante su denuncia, fieramente despreciativa, de los sacrificios cruentos, y su inspirada e inspiradora demanda. "Y qu pide El de ti sino que hagas justicia, y ames la misericordia y camines humildemente con l?" Ante este triunfo del espritu humano sobre la cruda supersticin, el Dios de No y el Dios de Job caen como muecos: es el fin para ellos. Y sin embargo se ensea a nuestros hijos, no a alegrarse de este gran triunfo de la introspeccin intelectual sobre el simple terror animal
del Hombre Duende, sino a creer que el Dios de Micael y el
Dios de Job y el Dios de No son uno y el mismo, y que todo nio bueno debe reverenciar el espritu de justicia y merced y humildad junto con el apetito por la carne quemada y el sacrificio humano, y se les inculca como religin esta reverencia sin distinciones y sin sentido. Ms tarde viene Jess, que osa un vuelo mayor. Sugiere que la divinidad es algo que se incorpora al hombre: en l mismo, por ejemplo. Inmediatamente le apedrean sus horrorizados oyentes, que no pueden ver en esa sugestin nada ms que una monstruosa tentativa de parte de l para personificar a Jehov. Este malentendido, tpico de la teologa del agua sucia, fue convertido en artculo de religin, ochocientos aos despus, por Emanuel Swedenborg. Pero la inadulterada sugestin de Jess es un adelanto sobre la teologa de Micael; porque el Hombre que camina humildemente ante un Dios externo es una criatura sin efectos comparado con el Hombre que explora, como instrumento y corporacin de Dios, sin otra gua que la chispa de divinidad dentro de s. Es esta, con seguridad, la mayor grieta de la Biblia entre el antiguo y el nuevo testamento. Y sin embargo sigue arruinndola el agua sucia; porque hallarnos a Pablo sosteniendo a Cristo, delante de los efesios, como "una ofrenda y un sacrificio a Dios, de un sabor que huele dulcemente", con lo que se retrotrae el cristianismo, hacia atrs y hacia abajo, hasta el nivel de No. Ninguno de los apstoles se elev por sobre ese nivel; y el resultado fue que los grandes adelantos hechos por Micael y Jess quedaron destruidos; y la cristiandad histrica se construy sobre los altares de sacrificio de Jehov, con Jess como sacrificio. Slo los que los entienden y simpatizan con ellos pueden imaginar lo que diran l y Micael si pudieran volver y ver que sus hombres y sus hechos se aaden a las idolatras que aborrecieron. Puede reprochrsele a Jess el haber elegido con muy poca sabidura a sus discpulos, si es que podemos creer que los
eligi. Hay momentos en que uno tiene tentaciones de decir
que no hubo entre ellos un slo cristiano, y que Judas fue el nico que demostr algn chispazo de sentido comn. Porque Jess tena poderes mentales y visin interior mucho ms all de lo que podan comprender, le reverenciaron como un fenmeno sobrehumano y en verdad sobrenatural, e hicieron de su memoria el ncleo de la cruda creencia que tenan en la magia, en el noeismo, en el sentimentalismo, en el puritanismo masoquista y en la simple moralidad que posean, con sus sanciones punitivas, bastante decentes y honestas y amables, algunas de ellas, pero en ningn caso del nivel intelectual de Jess, y, en el peor de los casos, impregnadas con todos los horrores de las guerras ulteriores de religin, la quemazn de judos de Torquemada, y las atrocidades de que fueron culpables todas las iglesias seudocristianas en cuanto fueron bastante poderosas como para perseguir. Lo que es ms infortunado, la muerte de Jess ayud a vulgarizar su reputacin y oscurecer su doctrina. Los romanos, aunque ejecutaban a sus criminales polticos arrojndolos desde la roca Tarpeya, castigaban las revueltas de esclavos con la crucifixin. Crucificaron seis mil de los partidarios del gladiador revolucionario, Espartaco, un siglo antes de que les fuera denunciado Jess por el alto sacerdote judo como un agitador de la misma ralea. Fue, por consiguiente, torturado y asesinado de esta horrible manera, con el resultado infinitamente ms horrible de que la cruz y los otros instrumentos de su tortura fueron convertidos en smbolos de la fe legalmente establecida en su nombre, trescientos aos despus. Se los acepta an como tales en toda la cristiandad. La crucifixin se convirti as para las Iglesias en lo mismo que es la Cmara de los Horrores en un jardn de diversiones: atraccin para los nios y para los ms crudos de los adoradores adultos. La limpia agua de la vida, que dej Cristo, es desperdiciada por la ms sucia de las aguas sucias, por las idolatras de sus salvajes padrastros; y nuestros prelados y procnsules
toman a Caifs y Poncio Pilatos como modelos, en el
nombre de su vctima despreciada y rechazada. El caso se complic an ms por el lamentable hecho de que el mismo Jess, agitado por la desesperacin que trastroc la razn de Swift y Ruskin y muchos otros, ante el espectculo de crueldad, injusticia, miseria, locura e incapacidad aparentemente desalentadora del gnero humano, y quizs tambin por la adoracin de sus discpulos y de la multitud haba dejado que Pedro le persuadiera de que era el Mesas y que la muerte no poda vencerle ni impedirle que volviera a juzgar al mundo y a restablecer su reino sobre la tierra, por siempre jams. Con esta ilusin entraba tan fcilmente dentro del alcance mental de sus discpulos como haba estado muy lejos de sus cabezas su doctrina social, la "Cruztiandad" se estableci con la autoridad del mismo Jess. Ms tarde, en una curiosa historia de las visiones de un adicto a las drogas, que fue absurdamente admitida en el canon bajo el ttulo de Revelacin, se especific en mil aos el perodo que habra de transcurrir antes de que regresara Jess, como lo haba prometido. En el ao 1000, D. C., expir la ltima posibilidad del advenimiento prometido; pero en aquella poca la gente estaba ya tan acostumbrada a la tardanza que pronto sustituyeron el Segundo Advenimiento por una Segunda Postergacin. El seudocristianismo fue, y ser siempre, a prueba de hechos. Todo el asunto es un sorprendente menjunje que se sostuvo no slo porque los criterios de Cristo estaban por encima de las cabezas de todos los que no tenan los mejores cerebros, sino porque su aparicin fue seguida por el retroceso en civilizacin que llamamos Edades Oscuras, de las que ahora salimos apenas lo suficiente para recoger el hilo del pensamiento ms avanzado de Cristo y extraerlo del lo que los apstoles y sus sucesores hicieron con l. Seiscientos aos despus de Jess, Mahoma fund el Islam y realiz un paso colosal hacia adelante, desde la simple idolatra de palos y piedras hasta un Unitarismo muy iluminado; pero, aunque muri
como conquistador, y escap por lo tanto de ser la principal
atraccin de la Cmara de los Horrores rabe, hall que era imposible dominar a sus rabes sin entusiasmarlos e intimidarlos con promesas de una deliciosa vida para el fiel, y amenazas de una eternidad de disgustante tormento para el pecador, despus de su muerte corprea, y tambin, despus de algunas promesas honestas, al aceptar el carcter de sobrenatural que ech sobre l la infantil supersticin de sus seguidores; de modo que tambin l necesita ser descubierto en su verdadero carcter antes de que el Islam pueda volver a tierra como fe viviente. Y ahora creo que las aventuras de la nia negra, tal como me fueron reveladas, no tienen por qu intrigar a nadie. Es difcil que le hubieran sucedido a una nia blanca, criada desde el nacimiento en el seudocristianismo de las Iglesias. Entiendo que la misionera la elev rectamente de su nativo fetichismo de tribu hasta una contemplacin sin obstculos de la Biblia, con su serie de Dioses que sealan etapas en el desarrollo del concepto de Dios, desde el monstruo del Hombre Duende hasta el Padre; luego al espritu sin cuerpo, partes ni pasiones; y finalmente a la definicin de ese espritu en la definicin: Dios es Amor. Para los primeros dos, basta la cachiporra de la nia negra; pero cuando llega al fin, tiene que sealar que el Amor no es bastante (como cuando Edith Cavell hizo el mismo descubrimiento acerca del Patriotismo) y que es ms sabio aceptar el consejo de Voltaire, cultivando su jardn y criando sus negritos, que pasar la vida imaginando que puede encontrar una explicacin completa del universo, tumbando las cosas de su rededor con la cachiporra. Sin embargo, la cachiporra debe ser empleada mientras el camino sea claro. El simple agnosticismo no lleva a ninguna parte. Cuando se provoque la cuestin de la existencia del dolo de No, en el punto, vital para nuestra alta civilizacin, de si nuestros nios deben seguir crindose para reverenciarlo y componer sus pecados hacindole
sacrificios, o, lo cual es ms barato, escudndose detrs del
sacrificio que le hace otro, entonces, sea quien sea el que vacile en hacer caer la cachiporra con fuerza y con destreza, es absolutamente incapaz de tomar parte alguna en el gobierno de un Estado moderno. La importancia de un mensaje dedicado a tal efecto, en la actual crisis mundial, est probablemente en el fondo de mi curiosa y repentina inspiracin de escribir esta narracin en vez de encumbrar la literatura teatral con otra comedia para el escenario.