Seis Problemas para La Minificción

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Seis problemas para la minificcin, un gnero del tercer milenio:

Brevedad, Diversidad, Complicidad, Fractalidad, Fugacidad, Virtualidad


Lauro Zavala
Universidad Autnoma Metropolitana, Xochimilco, Mxico
La minificcin es la narrativa que cabe en el espacio de una pgina. A partir de esta
sencilla definicin encontramos numerosas variantes, diversos nombres y mltiples razones
para que sea tan breve.
En estas notas presento un breve panorama sobre el estado actual de la escritura de
minificcin y sobre las discusiones acerca de este gnero proteico, ubicuo y sugerente, que a
la vez se encuentra en los mrgenes y en el centro de la escritura contempornea. Aqu
conviene sealar que aunque el estudio sistemtico de la minificcin es muy reciente, pues se
remonta a los ltimos diez aos, su existencia en la literatura hispanoamericana se inicia en
las primeras dcadas del siglo XX. Por esta razn, la mayor parte de las reflexiones y
observaciones presentadas a continuacin se derivan del estudio de las antologas y los
concursos de minificcin, en cuya tradicin los escritores y editores hispanoamericanos se han
adelantado en varias dcadas a otros muchos lugares del mundo.
La tesis central de estas notas consiste en sostener que la minificcin es la escritura del
prximo milenio, pues es muy prxima a la fragmentariedad paratctica de la escritura
hipertextual, propia de los medios electrnicos.
Los problemas que enfrenta la minificcin en relacin con la teora, la lectura, la
publicacin, el estudio y la escritura son al menos los relativos a seis reas: brevedad,
diversidad, complicidad, fractalidad, fugacidad y virtualidad. A continuacin me detengo en
cada uno de estos problemas sealando algunas de las conclusiones a las que se ha llegado
durante los ltimos aos y algunas de las reas que podrn ser exploradas con mayor
profundidad en el futuro inmediato.
Brevedad
En su introduccin a una antologa de narrativa experimental publicada en 1971 con el
ttulo Anti-Story (El anti-cuento) Philip Stevick incluye como una de las formas ms
arriesgadas de experimentacin la escritura de narrativa extremadamente breve, aquella que
no excede el espacio convencional de una cuartilla o una pgina impresa.
Durante los ltimos veinte aos esta forma de escritura ha dejado de ser algo marginal
en el trabajo de cualquier escritor reconocido o un mero ejercicio de estilo. En su lugar, la
minificcin es cada vez con mayor intensidad un gnero practicado con entusiasmo y con
diversas clases de fortuna por toda clase de lectores. En el momento en el que est agonizando
el concepto mismo de escritores
monstruosos o sagrados, surgen en su lugar mltiples voces que dan forma a las necesidades
estticas y narrativas de lectores con necesidades igualmente mltiples, difcilmente
reducibles a un canon que seale lo que es o puede llegar a ser la escritura literaria.
En otras palabras, el espacio de una pgina puede ser suficiente, paradjicamente, para
lograr la mayor complejidad literaria, la mayor capacidad de evocacin y la disolucin del
proyecto romntico de la cultura, segn el cual slo algunos textos con determinadas
caractersticas (necesariamente a partir de una extensin mnima) son dignos de acceder al
espacio privilegiado de la literatura.

La utilizacin de textos literarios muy breves, por otra parte, se encuentra entre las
estrategias ms productivas de la enseanza, lo cual tiene una clara raz de tradicin oral. El
cuento muy breve est siendo revalorado por su valor didctico en los cursos elementales y
avanzados para la enseanza de lenguas extranjeras, y en los cursos elementales y avanzados
e teora y anlisis literario (L.Zavala et al., en prensa). En una hora de clase se puede explorar
un texto muy breve con mayor profundidad que una novela o una serie de cuentos.
En general, los textos extremadamente breves han sido los ms convincentes en
trminos pedaggicos en la historia de la cultura. Este es el caso de las parbolas (bblicas o
de otra naturaleza), los aforismos (M.Satz 1997), las definiciones (L.Deneb 1998), las
adivinanzas (M. Meja Valera 1988) y los relatos mticos. Su propia diversidad y su poder de
sugerencia pueden ser probadas al estudiar la multiplicacin de antologas y estudios de estos
gneros de la brevedad. Tan slo en el caso de los mitos, recientemente se ha llegado a
comprobar la universalidad del mito de la Cenicienta, cuya estructura narrativa es ms
persistente an que la del mito de Edipo, pues constituye un relato breve caracterstico de casi
toda estructura familiar (A.Dundes 1993).
Tambin en los aos recientes hay un resurgimiento del ensayo muy breve, para el cual
se utiliza simplemente la palabra Short (Corto) (J.Kitchen 1996). Y otro tanto ocurre en el
caso del cortometraje, los videoclips y la caricatura periodstica. Los textos ensaysticos de
brevedad extrema de escritores como Jorge Luis Borges, Virginia Woolf y Octavio Paz son
una leccin de poesa, precisin y brillantez que compiten con los textos ms extensos de los
mismos autores. Tal vez esto explique tambin el resurgimiento de otros gneros de brevedad
extrema, como el Hai Ku (W.Higginson 1985) y los cuentos alegricos de las distintas
tradiciones religiosas (derviches, budistas, taostas, etc.).
Diversidad
En todos los estudios sobre minificcin hay coincidencia en el reconocimiento de que
su caracterstica ms evidente es su naturaleza hbrida. La minificcin es un gnero hbrido no
slo en su estructura interna, sino tambin en la diversidad de gneros a los que se aproxima.
En este ltimo caso, es evidente la reciente tradicin de antologar cuentos muy breves de
carcter policiaco o de ciencia ficcin, con ttulos ligados a su naturaleza genrica y breve,
como Microcosmic Tales (Microhistorias csmicas) (I.Asimov, M.Greenberg & J.Olander
1992) o 100 Dastardly Little Detective Stories (100 relatos policiacos cobardemente
pequeos) (R.Weinberg, S.Dziemianowicz & M.Greenberg 1993) Como ya ha sido sealado
en diversas ocasiones, resulta difcil distinguir la escritura de poemas en prosa de la narrativa
ms breve, razn por la cual un mismo texto, especialmente en el mbito hispanoamericano,
es incluido conmucha frecuencia simultneamente en antologas de cuento, en antologas de
ensayo y en antologas de poema en prosa (cf. L.Zavala 1996)
Tambin la diversidad genrica de la minificcin permite incluir en su interior un tipo
de narrativa ilustrada de naturaleza artstica y didctica, generalmente de corte irnico,
conocido como mini-historieta. Se trata de vietas en secuencia que en conjunto no rebasan el
espacio de una pgina y que narran una historia unida a las dems del mismo libro por un
tema comn, dirigido a un pblico especializado (C.Sifax 1997).
Un caso particular de hibridacin en la escritura contempornea son los bestiarios y las
fbulas. Est ampliamente documentada la rica tradicin de la escritura fabulstica en
Hispanoamrica, en particular la escritura de fbulas con intencin poltica en el interior de
las comunidades indgenas durante el periodo colonial y hasta las ltimas dcadas del siglo
XIX (M.Camurati 1978).

La tradicin fantstica que produce un numeroso contingente de bestias mgicas y


seres sobrenaturales es genuinamente universal, y ha producido sus propios diccionarios
especializados, que constituyen acervos de relatos breves con diversos subtextos en espera de
ser explorados. As, adems de los diccionarios de monstruos, hadas, dragones, ngeles,
grgolas y otros seres imaginarios surgidos en el contexto europeo, en Hispanoamrica
contamos tambin con una gran riqueza de bestiarios fantsticos.
Este recuento de bestiarios hispanoamericanos debe incluir, por lo menos, a tres trabajos
imprescindibles. En primer lugar el Manual de zoologa fantstica (1954) de Jorge Luis
Borges y Margarita Guerrero; el Bestiario (1959) de Juan Jos Arreola y Los animales
prodigiosos (1989) de Ren Avils Fabila. En el terreno de la fbula es ampliamente conocido
el trabajo pardico de Augusto Monterroso, La oveja negra y dems fbulas (1969),
recientemente traducido al latn (1988).
El Bestiario de Indias del Muy Reverendo Fray Rodrigo de Macuspana (UAEM,
1995), compilado por Miguel Angel de Urdapilleta, rene materiales de muy diversas fuentes
y en los cuales reconocemos a la vez subtextos alegricos y un compendio de conocimientos
empricos de diversa naturaleza. Como complemento de esta antologa acaba de ser publicado
el primer Diccionario de bestias mgicas y seres sobrenaturales de Amrica (UdeG, 1995)
compilado por Ral Aceves. Conviene sealar que estos trabajos han sido publicados muy
recientemente, en el ao 1995, por las universidades del Estado de Mxico y de
Guadalajara, respectivamente. Cada uno de estos volmenes forma parte
de proyectos de investigacin de mayor alcance sobre estas formas de
narrativa muy breve.
Complicidad
Todo acto nominativo es un acto fundacional. La responsabilidad de
fijar un nombre a un gnero proteico ha generado una enorme diversidad
de trminos y diversas formas de complicidad entre lectores y textos. Pero
tal vez es necesario sealar que los trminos tcnicos ms precisos se
apegan a distinguir los textos en funcin de su extensin relativa.
Veamos algunos ejemplos. Alfonso Reyes llam apuntes, cartones y
opsculos a sus trabajos ms breves. Otros autores, especialmente los que
han escrito poemas en prosa, han llamado a sus textos ms breves,
respectivamente, detalles, instantneas y miniaturas.
Otros ms se refieren a sus cuentos muy cortos como cuadros,
situaciones y relaciones de sucesos (A.Reyes; Genaro Estrada y Carlos
Daz Dufoo, cit. en L.H.Helguera, 31, 27, 19). En todos estos casos se trata
de textos cuya extensin efectivamente es menor a una pgina, y que la
crtica no ha dudado en incluir, indistintamente, en las antologas de
cuento, de ensayo y de poema en prosa, pues su naturaleza hbrida los
ubica en estos terrenos a la vez.
Estos textos, como ya ha sido sealado, son ms breves que la
llamada ficcin sbita o incluso que la llamada ficcin de taza de caf o de
tarjeta postal (I.Zahava). Se trata, en suma, de lo que Cortzar llam
textculos o minicuentos, y que aqu llamamos cuentos ultracortos o,
simplemente, minificcin.
Por qu el nombre es tan importante? El nombre genera
expectativas especficas en los lectores, quienes esperan algo muy distinto
al leer ttulos como Textos extraos (Guillermo Samperio, 1981) o

Cuentecillos y otras alteraciones (Jorge Timossi, 1995), aunado al hecho de que


el primero est ilustrado con dibujos experimentales y autoreferenciales, mientras el segundo
est ilustrado por las caricaturas de Quino.
Todava, sin duda, hay espacio para la creacin de otros ttulos a la vez imaginativos y
precisos. Un ttulo neutral como Quince lneas, seguido del subttulo Relatos hiperbreves
(Crculo Cultural Faraoni, 1996) es menos literario que el sencillo Cuentos vertiginosos
(Beatriz Valdivieso1994).
El arte de titular los textos y sus repectivas colecciones no es slo responsabilidad del
autor y el editor, pues los lectores tambin intervienen al hacer de una expresin literaria parte
del habla cotidiana. Sin embargo, es muy improbable que se lleguen a adoptar los nombres
nuevos presentados por los escritores William Peden (que propuso el trmino ficcin
esculida), Philip OConnor (quien propone llamar cue a los textos ms breves que
un cuento) o Russell Banks (quien propone llamarlos poe, en homenaje a Edgar Allan Poe).
Dice Russel Banks: Yo escribo poes. Pero difcilmente alguien escribir en su pasaporte:
Profesin: Escritor de cue (R.Shapard & J.Thomas 1989; 248, 258, 259).
Fractalidad
El concepto de unidad es uno de los fundamentos de la modernidad. As, considerar a
un texto como fragmentario, o bien considerar que un texto puede ser ledo de manera
independiente de la unidad que lo contiene (como fractal de un universo autnomo) es uno
de los elementos penalizados por la lgica racionalista surgida en la Ilustracin. Sin embargo,
sta es la forma real de leer que practicamos al final del siglo XX. Entre los Derechos
Imprescriptibles del Lector, incluye Daniel Pennac el derecho inalienable a saltarse pginas, el
derecho a leer cualquier cosa y el derecho a picotear. Sobre este ltimo, dice el mismo Pennac
en su libro Como una novela:
Yo picoteo, t picoteas, dejmoslos picotear.
Es la autorizacin que nos concedemos para tomar cualquier volumen
de nuestra biblioteca, abrirlo en cualquier parte y meternos en l por un
momento porque slo disponemos de ese momento. () Cuando no se
tiene el tiempo ni los medios para pasarse una semana en Venecia, por
qu rehusarse el derecho a pasar all cinco minutos? () Dicho esto,
puede abrirse a Proust, a Shakespeare o la Correspondencia de
Raymond Chandler por cualquier parte y picotear aqu y all sin correr
el menor riesgo de resultar decepcionados (Pennac 1997, 162)
En otras palabras, la fragmentariedad no es slo una forma de escribir, sino tambin y
sobre todo una forma de leer. Veamos entonces algunos testimonios de estas lecturas
fragmentarias, en las que se toman muy en serio textos que en otro momento habran sido
pasados por alto o estudiados como parte de una unidad mayor.
Uno de los casos ms interesantes es el del captulo 68 de Rayuela, que hasta ahora ha
sido objeto de diversos estudios lingsticos y literarios, como un texto con autonoma en
relacin con el resto de la novela.
Pero como complemento de lo anterior tambin encontramos los libros de varia
invencin, como gnero omniscio propuesto en su momento por Juan Jos Arreola, y en
general las minificciones que resulta conveniente leer como parte de una serie. Este es el caso

de cada una de las Historias de cronopios y de famas de Julio Cortzar; los Ejercicios de
estilo de Raymond Queneau; las Nuevas formas de locura de Luis Britto Garca o la serie de
Las vocales malditas de Oscar de la Borbolla.
Esta relacin entre la unidad y el fragmento puede llegar a extremos de ambigedad
estructural, como en el caso de las crnicas de viaje escritas en forma de vietas reflexivas (El
imperio de los signos de Roland Barthes); el autorretrato como serie de imgenes
introspectivas (Roland Barthes por Roland Barthes) o la creacin de antologas cuya
organizacin invita a leer los textos incluidos en ella de manera sugerente.
As, la compilacin de tiny stories (historias pequeas) elaborada por Rosemary
Sorensen en Nueva Zelandia rene a escritores chinos y australianos y les da una unidad
inesperada, al dividir su compilacin en seis secciones lgicas y a la vez imaginativas. Las
secciones son las siguientes: Quin? Historias de identidad confusa. Cundo? Historias
sobre la memoria y el sentido. Cmo? Historias sobre el arte de contar historias. Por qu?
Historias acerca de por qu la gente hace lo que hace. Dnde? Historias acerca de otros
lugares y otros tiempos. Y finalmente Qu? Historias de resistencia. En este caso, la misma
organizacin es una invitacin a la relectura y una afortunada propuesta de interpretacin.
Estos y otros muchos sntomas de las estrategias de lectura de textos muy breves nos
llevan a pensar que el fragmento ocupa un lugar central en la escritura contempornea. No
slo es la escritura fragmentaria sino tambin el ejercicio de construir una totalidad a partir de
fragmentos dispersos. Esto es producto de lo que llamamos fractalidad, es decir, la idea de que
un fragmento no es un detalle, sino un elemento que contiene una totalidad que merece ser
descubierta y explorada por su cuenta.
Tal vez la esttica del fragmento autnomo y recombinable a voluntad es la cifra
esttica del presente, en oposicin a la esttica moderna del detalle. La fractalidad ocupa el
lugar de fragmento y del detalle ah donde el concepto mismo de totalidad es cada vez ms
inabarcable (O.Calabrese).
Fugacidad
La pregunta por la dimensin esttica de la minificcin es una de las ms complejas de
esta serie. Cuando encontramos minicuentos de naturaleza marcadamente hbrida podemos
preguntarnos, con razn: son cuentos? (V.Rojo 1997). Algn estudioso de la minificcin ha
llegado a afirmar sin ningn reparo que las mejores formas de minicuento son los chistes
(J.Stern 1996). Pero aqu podemos preguntarnos: son literatura? Una posible respuesta a
estas preguntas se encuentra en las lecturas ms especializadas que se estn realizando sobre
estos textos y que contribuyen a crear, si no un canon (lo cual sera virtualmente imposible) s
al menos un consenso acerca de la naturaleza de estos materiales y acerca de lo que vale la
pena de leer, escribir y estudiar.
Me refiero a las lecturas de minificcin original que se se hacen en los concursos de
minicuentos; a la publicacin de antologas; a la edicin de revistas dedicadas a la
minificcin, y a la elaboracin de estudios especializados.
Los concursos se han multiplicado durante la dcada final del milenio y siguen
creciendo a un ritmo vertiginoso. Tal vez el ms antiguo es el Concurso del Cuento Brevsimo
de la revista El Cuento de Mxico, creado hace ya casi veinte aos y cuyo lmite son las 250
palabras.
Tambin existe desde 1986 el Florida State Universitys Worlds Best Short Store
Contest (Concurso del Mejor Cuento del Mundo convocado por la Universidad del Estado de
Florida), cuyo lmite tambin se ubica en las 250 palabras, es decir, el espacio aproximado de

una cuartilla. Los organizadores de este ltimo han publicado ya una antologa de los cuentos
que han obtenido los primeros lugares durante estos doce aos (J.Stern 1996).
Ms recientemente se han creado otros concursos en Amrica Latina, como el
Concurso Anual de Minicuentos de la Direccin de Cultura del Estado de Aragu (Venezuela);
el Concurso de Minificcin de la revista Manitico Textual (Argentina); el Concurso de
Minicuentos y Minipoesa de la revista Casa Grande (Comunidad de Colombia en Mxico) y
el Concurso de la revista Zona (Colombia), donde se public en su momento un original
Manifiesto del Minicuento.
Por ltimo, mencionemos la existencia desde 1993 de la revista 100 Words, que
publica The International Writing Program, The University of Iowa (el programa internacional
de escritores de la Universidad de Iowa). Esta revista es bimestral y publica cuentos y poemas
con una extensin de 100 palabras, a partir de un tema propuesto de antemano por los
editores. La invitacin para colaborar en esta revista est dirigida a todos los escritores que
alguna vez han sido parte del programa, y en el cual han participado escritores de 72 pases.
En lo que respecta a los estudios especializados, pocas novelas o cuentos de extensin
convencional han recibido la atencin crtica que ha merecido Continuidad de los parques
de Julio Cortzar. Este cuento, con una extensin de dos pginas, no slo ha sido objeto de
ms de una docena de artculos especializados y captulos de libros (cf. L.Zavala, Cuentos
sobre el cuento, en prensa), sino que incluso ha sido objeto de tesis de grado y posgrado
(A.Cajero 1992). Otros textos de minificcin han recibido similar respuesta de los lectores
especializados, como es el caso del cuento de Oscar de la Borbolla L. Zavala El Cuento en El
hereje rebelde (C.A.Quiroz y V.Vargas 1994), incluido en su serie de cinco cuentos Las
vocales malditas.
En diversos libros de texto de nivel elemental, de educacin secundaria y de educacin
bsica superior se han incluido numerosas minificciones de autores tan diversos como Julio
Cortzar, Julio Torri, Guillermo Samperio, Jos de la Colina, Jorge Luis Borges y un largo
etctera. Tal vez la familiaridad que numerosos lectores tienen con este gnero de la brevedad
se debe en gran medida a estas formas de iniciacin a la fuerza que tiene la brevedad (Palou
1996).
El caso extremo de relacin paradjica entre la extensin de un minicuento y la
respuesta crtica que ha generado es El dinosaurio de Augusto Monterroso, que ha sido
objeto de numerosos artculos, captulos de libros y tesis. Entre los ms conspicuos aqu
recordamos el artculo de Juan Villoro, Monterroso, libretista de pera (J.Villoro1995). Pero
tal vez un indicador an ms sorprendente que todos los anteriores del lugar que ocupa la
escritura de minificcin en este momento es el curso universitario diseado con toda clase de
ejercicios y recomendaciones para escribir minificcin, publicado en 1997 por Roberta Allen
con el ttulo Fast Fiction. Creating Fiction in Five Minutes (Ficcin rpida. Cmo crear
ficcin en cinco minutos).
Virtualidad
La minificcin es lo que distingue a los cibertextos. Si los cibertextos son la escritura
del futuro, entonces la minificcin es el gnero ms caracterstico del prximo milenio.
Qu es un cibertexto? Un cibertexto es el producto de utilizar un
programa interactivo frente al cual el lector ya no slo elabora una
interpretacin, sino que participa con una intervencin sobre la estructura
y el lenguaje del texto mismo, convirtindose as en un coautor activo
frente a la forma y el sentido ltimo del texto.

Si lo que est en juego en la lectura de los cibertextos no es slo su


interpretacin, sino una intervencin directa en la naturaleza del texto, en
esa medida lo que est en juego en el cibertexto no es una representacin
de la realidad, sino la presentacin de una realidad textual que es
autnoma y no tiene referentes externos.
El paso del texto al cibertexto es similar al de la lectura sobre el
papel a la intervencin en el hipertexto interactivo sobre la pantalla de la
computadora. La creacin de estos nuevos medios lleva a la produccin de
nuevos juegos literarios, as como a la creacin de talleres literarios de
carcter interactivo y a la escritura de cuentos virtuales de carcter
multimedia.
Todo lo anterior, en el campo de la literatura, genera lo que recibe el
nombre de textos ergdicos Qu es la literatura ergdica? (E.Aarseth
1997). El trmino proviene de ergon (trabajo) y hodos (camino). Lo que
podramos llamar cuentos compactos o cuentos ergdicos es una escritura
fragmentaria que genera sus propios lectores virtuales, cada uno de los
cuales se concretiza en cada acto de lectura activa frente al texto. Y
precisamente la minificcin se encuentra en el centro de estas estrategias
de descentramiento de la escritura textual.
Podramos concluir recordando que en sus Seis propuestas para el
prximo milenio Italo Calvino construy un horizonte esttico, con mucho
sentido comn, a partir de elementos como Levedad, Rapidez, Exactitud,
Visibilidad, Multiplicidad y Consistencia.
Son todas ellas propuestas
surgidas de la experiencia de un escritor ejemplar.
Las propuestas presentadas aqu son slo otras tantas maneras de elaborar un
homenaje al gnero de mayor Brevedad, Diversidad y Fugacidad de la escritura
contempornea, y un reconocimiento a su elevado potencial de Complicidad, Fractalidad y
Virtualidad. La minificcin es la clave del futuro de la lectura, pues en cada minitexto se
estn creando, tal vez, las estrategias de lectura que nos esperan a la vuelta del milenio.
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