Libro de Andrea Mastrangelo Las Niñas PDF
Libro de Andrea Mastrangelo Las Niñas PDF
Libro de Andrea Mastrangelo Las Niñas PDF
y la mina Alumbrera
La articulacin con la economa mundial
de una localidad del Noroeste argentino
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A
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Mastrngelo, Andrea
Las nias Gutirrez y la mina Alumbrera : la articulacin con la economa mundial de una localidad del noroeste argentino. - 1. ed. Buenos
Aires : Antropofagia, 2004.
160 p. ; 12,7x21,5 cm.- (Etnogrfica ; 3)
ISBN 987-21387-0-2
1. Antropologa Social. I. Ttulo
CDD 306
Queda hecho el depsito que marca la ley 11 723.
No se permite la reproduccin parcial o total de este libro ni su almacenamiento ni transmisin por cualquier medio sin el permiso de los editores.
Serie Etnogrfica
Directores:
Rosana Guber
Es Ph.D. en Antropologa, Johns Hopkins University, EE.UU y directora del
Centro de Antropologa Social del IDES, investigadora CONICET-IDES y
Coordinadora Acadmica de la Maestra de Antropologa Social de la Universidad General San Martn, y profesora del Programa de Posgrado en Antropologa Social de la Universidad Nacional de Misiones. Ha llevado a cabo
investigaciones de campo en identidad tnica (judos), residencial (villeros) y
nacional (ex soldados argentinos en el Teatro de Operaciones Atlntico Sur,
1982). Desde 1989 investiga las memorias de los argentinos sobre la guerra de
Malvinas (Por qu Malvinas? De la causa nacional a la guerra absurda, FCE,
2001; De chicos a veteranos. Memorias argentinas de la guerra de Malvinas,
Antropofagia, 2004). Tambin ha publicado artculos y volmenes sobre el
trabajo de campo etnogrfico (Etnografa. Mtodo, campo y reflexividad, Norma, 2001; El salvaje metropolitano. 2 ediciones, Paids, 2004) y sobre la historia de la antropologa argentina (con Sergio Visacovsky, comps., Historias y
estilos de trabajo de campo en la Argentina, Antropofagia, 2002).
Federico Neiburg
Doctor en Antropologa Social (Museu Nacional, Universidad Federal de
Rio de Janeiro), profesor en el Programa de Posgrado en Antropologa Social
en el Museo Nacional (Rio de Janeiro) e investigador del Consejo Nacional
de Investigaciones Cientficas (CNPq, Brasil). Es autor, entre otros, de Identidad y Conflicto en la Sierra Mazateca (ENAH, 1988) y Los intelectuales y la
invencin del peronismo (Alianza, 1998). Es coeditor del libro Antropologias,
Imprios e Estados Nacionais (Relume-Dumar 2002, junto com Benoit de
lEstoile y Lygia Sigaud) e Intelectuales y expertos. La produccin del conocimiento sobre la sociedad en Argentina (Paids 2004, junto con Mariano Plotkin). Ha publicado numerosos artculos en revistas nacionales y extranjeras,
tratando especficamente de asuntos relativos a antropologa de la poltica y a
la historia social de la antropologa. Actualmente desarrolla una investigacin comparativa sobre las culturas econmicas en Argentina y Brasil con
apoyo de la John Simon Guggenheim Foundation.
Indice
Prlogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Leopoldo J. Bartolom
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Las Gutirrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Captulo 1: Beln antes de la mina Alumbrera . . . . . . . . . . . . 31
El lugar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Ilustracin 1.1 Mapa del rea del proyecto . . . . . . . . . . . . 33
Encomenderos y mitayos: el origen de Beln . . . . . . . . . . . . 33
Los actores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Las nias Gutirrez: teleras . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 1.2 Proporcionalidad de produccin y precios
por tipo de tejido en 1972 . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 1.3 Proporcionalidad de produccin y precios
por tipo de tejido en 1999 . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 1.4 Precio promedio por prenda por tipo de fibra,
comparacin 1972-1999. . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . 37
. . . 57
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. . . 62
. . . 62
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Andrea Mastrangelo
Prlogo
ersonas con costumbres, ideas y valores distintos se confrontan en un
campo que contiene sistemas de actividad que son mutuamente heterogneos. Son observadas por un individuo que, aunque no comparte plenamente las concepciones de los diferentes grupos, tiene sin embargo la
capacidad de interpretar al menos sus cdigos ms bsicos. Contado as, parecera representar algunas de las tantas situaciones etnogrficas que se consideran dentro de la antropologa contempornea, pero, sin embargo, los
detalles del caso resultan no ser tan frecuentes dentro de esta disciplina. O,
mejor dicho, solan no ser tan frecuentes. Me refiero a que esta situacin remite a una antroploga nativa del pas en que realiza el estudio, y a habitantes tradicionales y tpicos del Noroeste argentino, y a representantes y
agentes de una actividad econmica que, en muchos aspectos, est tan distante de las experiencias cotidianas de los actores locales como elementos de
la as llamada cultura occidental para los nativos melanesios de las islas estudiadas por Malinowski.
Estudiar la produccin minera y particularmente un emprendimiento altamente sofisticado que se implanta en una localidad tradicional del Noroeste argentino, ha estado lejos de ser un lugar comn en las prcticas antropolgicas e incluso sociolgicas de la Argentina.
Desde este punto de vista, Andrea Mastrangelo se presenta no slo como
una exploradora de un campo de estudios relativamente desconocido, sino
tambin como una pionera en campos disciplinarios poco o nada transitados
en nuestro pas. Es as que esta investigadora se aboc en este libro originalmente su tesis de Maestra en el Programa de Posgrado de Antropologa Social de la Universidad Nacional de Misiones al estudio del emprendimiento
minero Alumbrera, llevado a cabo por firmas extranjeras y gobiernos e instituciones nacionales en la provincia de Catamarca. Adems de los actores corpreos locales y visitantes, tambin se constituyen en actores principales
instituciones internacionales, como el Banco Mundial, as como instancias y
actores polticos provinciales y nacionales, que no tienen necesariamente
presencia fsica en el lugar.
Su etnografa otorga inteligibilidad al complejo campo generado por la interaccin de actores, intereses e instancias tan heterogneos y muchas veces directamente incompatibles. El hilo de Ariadna de este viaje se encuentra tal
vez en el caso del llamativo grupo domstico matrifocal constituido por las llamadas nias Gutirrez de Beln (Catamarca) y su confrontacin directa o indirecta con el mundo expresado a travs del emprendimiento minero.
Pero Mastrangelo nos permite ver la situacin desde las perspectivas de los
belenistos, los obreros locales y forneos, las autoridades locales, provin-
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12
Agradecimientos
mprend mi trabajo de campo en Catamarca luego de haber trabajado en
la Universidad Nacional de Tucumn mientras viva en esa provincia
durante los aos en que se negociaba el proyecto Alumbrera (1994-95). En
1998, con la mina en produccin y siendo becaria de la Fundacin OSDIC en
el Magister en Antropologa Social de la Universidad Nacional de Misiones,
tom a la mina Alumbrera como tema de investigacin para mi tesis de maestra.
Deseo agradecer, entonces, a la Fundacin OSDIC y a la Fundacin Jos
Mara Aragn, que hicieron posible mi formacin de postgrado; a mi director de tesis, el Dr. Leopoldo Bartolom, el apoyo y la orientacin que me
brind en todo momento; tambin al Dr. Dionisio Baranger, al Dr. Gustavo
Lins Ribeiro, a la Dra. June Nash (PhD) y a la Dra. Gabriela Schiavoni y a
mis amigos y colegas Esther Schvorer y Rolando Silla por las crticas a mi manuscrito. Nobleza obliga no hacerlos responsables de los errores que hayan
perdurado.
En otro orden expreso tambin mi gratitud a los pobladores de Beln, especialmente a las nias Gutirrez, por la calidez y generosidad con que me recibieron. Tambin en Beln, el arquelogo Daro Iturriza y Mim Carreras
colaboraron con relatos, intuiciones y mapas. En Hualfn no hubiese podido
trabajar a gusto sin un lugar en la casa de Santiago, Lorena y Martina.
A Hctor, Omar, Katy y Luis les agradezco todo lo que compartimos en la
casa de San Martn 73 (Posadas). A Brgida y al Tigre su cario cotidiano y
las herramientas indispensables para presentar el trabajo a tiempo.
A los directores y a mis compaeros del proyecto editorial les agradezco el
haber puesto el hombro para materializar este sueo. Y a Adrin y a mis viejos
el aguante.
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Introduccin
ste libro describe y analiza la relacin entre los pobladores de Beln (Catamarca, Argentina) y una empresa minera transnacional. Conocer qu
pas y cmo vivieron los cambios ocurridos desde la instalacin de la empresa los pobladores de esta localidad provinciana tiene intereses distintos a la
denuncia o la queja: busca contribuir a la evaluacin de resultados de una poltica pblica (la que posibilit el desarrollo minero) y propone realizar un
reestudio de las relaciones sociales en Beln, a algo ms de 30 aos de la investigacin realizada all por la antroploga argentina Esther Hermitte.
A diferencia de otros pases del rea andina como Bolivia, Chile y Per, la
Argentina no tena antecedentes histricos de grandes emprendimientos de
extraccin minera. Hasta la Reforma del Estado (1990), el Cdigo Nacional
de Minera representaba a los recursos naturales no renovables como el reaseguro de la soberana nacional1. En 1994 el gobierno nacional promovi, a
partir de un conjunto de leyes, la desregulacin de la minera permitiendo la
2
elaboracin de importantes proyectos de inversin al sector privado externo .
Esta poltica minera fue considerada por el ex presidente Carlos Menem
como una alternativa para el desarrollo de las regiones ms atrasadas de la
Argentina (Panorama Minero 7/1996:10). En 1999 el gobierno nacional
expuso los resultados de su poltica en los foros internacionales como un
modelo exitoso en el que el rol del Estado poda limitarse a mantener una
burocracia eficiente (Panorama Minero 2/1999:26-28).
El caso muestra de esta poltica es la explotacin del Bajo de la Alumbrera3, un yacimiento de cobre, oro y molibdeno, en el distrito de Hualfn,
Departamento de Beln en el Oeste de la Provincia de Catamarca (Noroeste
argentino). El carcter pionero de esta experiencia, sumado a las dimensiones
de la inversin, la avanzada tecnologa de la planta de proceso y los volmenes de mineral a extraer han hecho que Bajo de la Alumbrera y Beln cobren relevancia nacional desde los inicios de la propuesta.
Soberana y explotacin del subsuelo estaban claramente asociadas, por lo que entre 1930 y
1980 minera y metalurgia fueron, casi exclusivamente, un tema de militares (v. g. Gral. Savio y Gral. Mosconi).
La desregulacin es contemplada por un conjunto de leyes sobre los recursos mineros sancionadas en la dcada de 1990. Por ellas la propiedad minera es gratuita, otorgada por el Estado
nacional sin exigir contraprestaciones. El ingreso que aporta al erario es del 3% del valor del
mineral en boca de mina. La Ley Nacional 24.196 establece la estabilidad impositiva por 30
aos y otorga exenciones impositivas sobre el Impuesto a las Ganancias y los derechos de importacin de bienes de capital. La Ley Nacional 24.402 establece el financiamiento y la devolucin anticipada del Impuesto al Valor Agregado a las obras de infraestructura minera.
Este yacimiento debe su nombre a estar situado en una depresin y contener sulfato de aluminio, lo que lo hace visible en la oscuridad.
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Introduccin
El proyecto de explotacin del Bajo de la Alumbrera haba sido largamente fallido en el marco de las polticas desarrollistas de las dcadas de 1950
y 1970 y su puesta en marcha en la dcada de 1990 recorri una tortuosa sucesin de actos administrativos. Este yacimiento es uno4de los que desde
5
1958 integra la Zona Abel Peirano (344 km) propiedad de YMAD (Yacimientos Mineros Agua de Dionisio). YMAD es una empresa interestatal de
derecho privado integrada por la Universidad Nacional de Tucumn y la
Provincia de Catamarca, y cuyo presidente es designado por el Estado nacional. Para hacer posible la explotacin tal como funciona hoy en da, en
1991 YMAD llam a licitacin pblica internacional para realizar los estudios
de factibilidad con opcin a la explotacin del yacimiento. En 1992 la tarea
fue adjudicada a la nica compaa oferente, la canadiense Musto Explorations Ltd., que finaliz los objetivos de esta etapa en 1995 (Pisold 1995). En
1994, cuando ya se haba definido que la explotacin era viable, Musto
transfiri la mayora de sus acciones a un grupo de inversores australianos y
canadienses de las empresas MIM, Rio Algond y North que conformaron
una Unin Transitoria de Empresas (UTE) constituyendo la compaa que
explota el Bajo de la Alumbrera. Esta UTE fue la que inici la construccin y
explotacin del emprendimiento minero ms importante de la Argentina, el
tercero en Sudamrica y uno de los 10 ms importantes del mundo. Por otra
parte, en calidad de propietaria del mineral, YMAD conform con Minera
Alumbrera otra UTE por la cual recibir el 20% de las ganancias de la explotacin una vez que la empresa cubra sus costos de instalacin.
La planta de explotacin y proceso radicada en Catamarca se encuentra
vinculada directamente con otras tres jurisdicciones de la Repblica Argentina: Tucumn, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires. Desde la central El
Bracho (Provincia de Tucumn) y a travs de un tendido de alta tensin de
202 km construido para su uso exclusivo, se abastece de energa elctrica.
Del mismo modo, para salir del pas el mineral transformado en un concentrado de cobre y agua es transportado por un mineraloducto de 245 km hasta
una planta de filtrado en Cruz del Norte (Tucumn). All se le quita el agua y
se lo carga en vagones del ferrocarril hacia el Puerto Alumbrera en Rosario
(Santa Fe), donde se lo embarca para compradores de Japn, Alemania, Fin4
Los restantes sin explotar son Macho Muerto, Agua Tapada, La Josefa, Las Pampitas, Los
Viscos, San Lucas y El Durazno, y en explotacin Faralln Negro-Alto de la Blenda.
Peirano fue un farmacutico, descubridor de los yacimientos de los que YMAD es actualmente propietaria. Egresado de la Universidad Nacional de Tucumn, luego de empadronarlos a su nombre los test a favor de esa casa de altos estudios. En 1958, la Provincia de
Catamarca reivindic su derecho a la propiedad del yacimiento por va judicial, con manifestaciones populares y la toma de la Casa de Gobierno, sucesos que llevaron al derrocamiento del interventor federal Adrin Prez y de su sucesor, Daniel Parodi. Finalmente en
1958, durante el gobierno de facto de Juan Manuel Salas (1958-1962), con la mediacin
del gobierno nacional, se conform YMAD.
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Andrea Mastrangelo
landia, Canad, Brasil, India, Espaa y Corea del Sur. Slo 10 t de oro dor
85% oro y 15% plata se funden en el yacimiento y salen de la mina en forma
de bullones. En la Ciudad de Buenos Aires la compaa minera tiene una sede
administrativa, en San Fernando del Valle de Catamarca una oficina de compras y en San Miguel de Tucumn su oficina de recursos humanos.
El Estado nacional, la empresa y organizaciones no gubernamentales de
Catamarca realizaron estimaciones del impacto en la economa local del proyecto a partir de la demanda de servicios y mano de obra y la participacin regional en el PBI. Las expectativas de generacin de empleo eran, en 1994, de
160 puestos de empleo indirecto por cada 100 en la mina. Las expectativas de
la poblacin local y regional de ser empleada no fueron menores y a octubre
de 1996 se haban presentado 20.000 solicitudes de empleo (Repblica
Argentina 1997:35; Panorama Minero 10/1996:53-56 y Alvarez 1996).
Un ao despus ocurri el desencanto de las grandes expectativas de los catamarqueos con la gran minera. Y no slo porque las cifras de los ocupados
reales fueron menores a las previstas, sino porque gran cantidad de ellos eran
forasteros. En 1999, el 41% de los asalariados en el proyecto minero era tucumano, el 31% catamarqueo, el 12% de Buenos Aires y el 16% restante de
otros orgenes. La empresa responda a las presiones del gobierno provincial de
incorporar mano de obra local con la promesa de ir incrementando su participacin mientras pona en marcha acuerdos de capacitacin y pasantas que involucraron a la Universidad Nacional de Catamarca y a las escuelas medias de
Beln, Andalgal y Santa Mara (El Ancasti 23/12/98:2 y 5/4/99:2).
Si bien la incorporacin de trabajadores catamarqueos ha sido constante
desde 1997, alrededor de la explotacin minera se conform un mercado de
trabajo tnicamente segmentado tanto por la poltica de recursos humanos
como por la autoadscripcin de los trabajadores locales y de fuera de la localidad. Los trabajadores locales se perciben como discriminados para ciertas
tareas o menospreciados en las actividades que caen bajo su responsabilidad. Respecto de la ocupacin de mujeres, la planta de personal es mixta y
la empresa ha reivindicado la igualdad de oportunidades, incorporando mujeres en tareas operativas, tcnicas y de conduccin.
Adems de la falta de capacitacin y la discriminacin, otro factor que explica la baja incorporacin de trabajadores catamarqueos es que el proceso de
seleccin de trabajadores hizo visibles algunas consecuencias del predominio
de la pobreza: gran parte de la poblacin potencialmente activa est afectada
por enfermedades parasitarias prevenibles (mal de Chagas, brucelosis), cardiopatas, problemas auditivos y deformaciones seas asociadas a la desnutricin,
lo que los transform en trabajadores no aptos para las empresas.
Actualmente, la poblacin ocupada en el proceso extractivo trabaja doce
horas diarias durante siete das corridos en el yacimiento a cambio de siete
das libres en su lugar de residencia habitual. El personal empleado en tareas
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Introduccin
administrativas tiene un rgimen algo distinto: seis das de trabajo por tres de
franco. Para alojar y transportar a estos trabajadores se construy un emplazamiento rural:
[] con casas, agua, electricidad, tratamiento de residuos cloacales,
servicio mdico, recreaciones, comida, lavadero, servicios religiosos, kiosko,
terminal de bus, servicio de correo, etc. [] El campamento tiene 4.000
camas con un mximo de tres camas por cuarto. Las recreaciones incluyen
ftbol, basketball, volleyball, cancha de bochas, de paddle, gimnasio, librera, mesas de juegos, TV por cable y un saln para jugar a las cartas" (Panorama Minero 10/1996:54-55).
En los perodos de descanso los empleados son transportados desde y
hacia la mina en mnibus o en un avin propio a San Miguel de Tucumn,
Beln, Santa Mara, Salta, Crdoba y Buenos Aires.
Durante la obra civil el reglamento de seguridad industrial autoriz a las
fuerzas de seguridad el control de la prohibicin de consumo de alcohol, prohibicin que la compaa minera integr a su Reglamento Interno y en virtud del
cual realizan Procedimientos (para decomisar) de Alcohol y Drogas a cargo de
la Gerencia de Recursos Humanos. Al cruzar el cerco que delimita la propiedad
minera tanto los trabajadores como los visitantes deben acatar estas reglas por el
perodo que permanezcan en las instalaciones de la empresa.
Los trabajadores y ex trabajadores locales evaluaron esta disciplina interna, junto con el ritmo y la sistematizacin de las tareas como el principal
aspecto negativo en su relacin con las empresas que operan el proyecto.
Especialmente aquellos que trabajaron en la obra civil, cuentan haber desarrollado reacciones de agresividad y violencia contra sus compaeros y el
mundo exterior como oposicin al encierro, la soledad, la rutina y las restricciones a la libertad impuestas por el rgimen del campamento. Una escena recurrente era emborracharse en el mnibus que los sacaba del turno de
trabajo y cuentan que, en el caso del personal jerarquizado, el problema era
resuelto optando entre el consumo clandestino o la compra en un mercado
negro dentro del campamento. Otro tipo de respuesta a la represin-dominacin imperante en el campamento de la obra civil fue la promiscuidad sexual generalizada que incluy un intento de violacin. Los relatos de jornadas de trabajo extenuantes en las que los trabajadores continuaban su
tarea, aun cuando estaban enfermos o sufran agotamiento, explican los accidentes fatales o con graves consecuencias como discapacidad.
Esta obra de infraestructura que en sus inicios estimaba un costo de 900
6
millones de dlares, alcanz al final una inversin de 1.200 millones . En de6
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Este aumento en los valores de la inversin requiri en 1997 una modificacin del contrato
de UTE entre YMAD y la compaa que explota el Bajo de la Alumbrera atendiendo a las exi-
Andrea Mastrangelo
trimento de las ganancias previstas por los inversores, a estos mayores costos
se sum una crisis sin precedentes en el mercado de metales.
Entre noviembre de 1997 y noviembre de 1998 el cobre pas de US$ 1,30 a
US$ 0,65 la libra y el oro cay a un record histrico de US$ 2,19 la libra. Para el
socio local de la empresa que explota el Bajo de la Alumbrera, YMAD, estas noticias no resultaron halageas, ya que debido a esta cada del precio de los metales, la compaa tardar aproximadamente diecinueve aos en amortizar la
inversin inicial. Sin embargo, a pesar de estos desajustes la compaa transnacional prest asistencia financiera a YMAD, en especial para el pago de deudas
salariales en Faralln Negro (la mina de oro que explota YMAD), a cuenta de lo
que por contrato le correspondera percibir una vez amortizada la inversin. Al
momento del trabajo de campo, a estos problemas coyunturales, se sumaron
oscilaciones en las ventas del concentrado7 (La Unin 23/12/98:2).
En el nivel macroeconmico la exportacin del concentrado de cobre de
Bajo de la Alumbrera revirti, por la magia de las pequeas cifras, el carcter
internista del comercio provincial. Las proyecciones previeron que aumentara las exportaciones de la provincia de US$ 24,1 millones (1997) a US$
388 millones a fines de 1998 (Repblica Argentina 1997). Esta proyeccin
oficial coincidi con la de la empresa, estimando una venta mensual de aproximadamente US$ 32 millones. Sin embargo, las cifras reales fueron menores
(en promedio US$ 16 millones mensuales, lo que eleva el total anual a US$
8
192 millones) . Aunque significativamente inferiores a las expectativas, estas
cifras modificaron los valores del PBG provincial que hasta 1995 representaba
apenas un 0,7% del PBI nacional (Repblica Argentina 1997:6).
En lo que respecta a la organizacin espacial de la produccin en la provincia de Catamarca, el inicio de las actividades productivas de la mina
Alumbrera cambi el eje de circulacin de los productos que hasta entonces,
y polticas de promocin industrial mediante, estaba ubicado en la zona del
valle de la ciudad capital (Departamentos El Alto y Capital). Para 1999 y debido al desarrollo de la minera, el 50% del Valor Agregado Bruto qued
concentrado en el Departamento Beln (Repblica Argentina 1997:39-40).
Este cambio espacial en la distribucin de la produccin no estuvo acompaado de una adecuacin de la infraestructura vial.
gencias de los organismos proveedores de crdito. Por esta modificacin, la propietaria de la
mina YMAD permita a su inquilina Minera Alumbrera hipotecar el yacimiento para
aumentar el sobregiro de su cuenta bancaria. En contrapartida de este Investment Project,
YMAD recibi 5 millones de dlares (La Nacin 2/8/98; La Unin 10/8/97). El principal
abastecedor del crdito fue el Citybank de Nueva York. El KFW alemn aport 128 millones atados a la compra de equipos alemanes. El capital social de los propietarios fue de 530
millones (Clarn 23/11/1997).
7
Concentrado es la denominacin del metal aislado en la flotacin que luego de ser refinado
por electrlisis permite producir barras de metal en estado puro.
Estimacin sobre ventas declaradas por la compaa entre octubre de 1997 y agosto de 1998.
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Introduccin
Las Gutirrez
El trabajo de campo de esta investigacin estuvo centrado en el estudio de un
caso: el de la familia Gutirrez. Esta unidad de anlisis tiene dos caractersticas que la hacen relevante para el estudio realizado. Por un lado, las Gutirrez son tres hermanas que han trabajado en la industria textil artesanal de
lana de vicua y llama que es tradicional en Beln. Esta particularidad nos
permite enlazar el presente con la realidad analizada por Hermitte a fines de
la dcada de 1960.
Por otro, la ubicacin de su vivienda las ha expuesto especialmente al contacto con los cambios que la minera provoc en Beln, por lo que su estudio
intensivo tambin revela aspectos significativos de la relacin entre los pobladores locales y la compaa minera.
Sin embargo, el trabajo de campo no fue realizado exclusivamente dentro
de la unidad domstica de las Gutirrez. Por lo que el protagonismo que esta
unidad de anlisis tiene a lo largo del texto debe ser entendido como un recurso de estilo que permiti aglutinar a su alrededor prcticas, representaciones y opiniones de otros pobladores entrevistados. La muestra de informantes estuvo compuesta de teleras y tejedores, pirquineros20, comerciantes,
profesionales, productores agrcolas, trabajadores, funcionarios y autoridades de Beln y Hualfn, de la Secretara de Minera de la Provincia de Catamarca, de Yacimientos Mineros Agua de Dionisio y de la compaa transnacional que usufructa Bajo de la Alumbrera.
En la primera etapa de trabajo de campo se realizaron entrevistas abiertas. A
partir de la informacin all recolectada se seleccion a los informantes posteriores, teniendo en cuenta su rol en la organizacin de las principales actividades econmicas tejedura y minera identificadas en Beln, realizando con
ellos entrevistas temticas semiestructuradas y observacin participante.
Desafiando la convencin etnogrfica de ocultar los nombres reales de los
sujetos y lugares, eleg trabajar con sus denominaciones originales, especialmente a pedido de las nias Gutirrez quienes, al preguntarles si preferan
que ocultara sus nombres, me inquirieron: Por qu: si nosotras somos las
Gutirrez, y Minera Alumbrera la que nos ha jodo?
Los datos que aparecen en esta investigacin surgieron de la combinacin
de informacin histrica, etnohistrica y arqueolgica sobre la localidad; del
anlisis demogrfico-social de la poblacin local e informacin estadstica
proporcionada por las empresas y organismos oficiales; de observacin participante de relaciones y procesos sociales y del anlisis de las entrevistas en
profundidad abiertas y semiestructuradas.
El trabajo de campo para esta investigacin tuvo lugar en los meses de
mayo de 1998 y enero, febrero y marzo de 1999 en las localidades de Beln,
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Captulo 1:
Beln antes de la mina Alumbrera
ste captulo revisa, a partir de referencias aparecidas en relatos de informantes, cmo han organizado su subsistencia los pobladores del Departamento de Beln durante la segunda mitad del siglo XX, antes de la fase de
articulacin con la economa mundial que se inici con la explotacin del yacimiento Bajo de la Alumbrera.
Tericamente, esta seccin de la investigacin complementa la caracterizacin del sistema productivo, las instituciones intersticiales y las formas de
articulacin social realizada en los trabajos de Hemitte (Hermitte 1972 a y b;
1973; Hermitte y Herrn 1970 y 1977) dando cuenta de procesos histricos
de mayor amplitud temporal.
En trminos de la evaluacin del impacto social de la gran inversin minera (que veremos en el captulo siguiente), esta seccin debe tomarse como
una descripcin de la dinmica de los sujetos y los procesos sociales locales en
la etapa previa a su vinculacin con el capital transnacional.
En sntesis, este captulo se propone dar cuenta de los cambios acontecidos en los ms de treinta aos transcurridos desde la etapa de trabajo de
campo de Hermitte, partiendo de aquellos hechos que los pobladores actuales identifican como relevantes y que han incidido en la organizacin de
sus actividades productivas.
Para este abordaje diacrnico de la articulacin social de Beln, partiremos de una sucinta descripcin del escenario geogrfico y sus antecedentes
histricos ms remotos, para centrarnos en las transformaciones de los procesos productivos acontecidas en la segunda mitad del siglo pasado. Sobre
esta informacin bsica se identificarn los sujetos sociales ms relevantes en
la economa de Beln como emprendedores econmicos, realizando hacia el
final del captulo una propuesta de incluir los cambios de actividad econmica principal en un modelo tpicamente andino de administracin de los
recursos1 naturales.
A lo largo del texto se utiliza el mismo concepto de recurso aplicado por Hermitte y Herrn (1977): El recurso cambia con el esquema general de fines y medios, esto es, segn el
agente humano que evala los recursos y de acuerdo con sus finalidades y los medios de que
dispone para lograrlos (Flores en op. cit.: 238). Adems, los recursos no engloban nicamente los llamados recursos naturales (que slo son tales en funcin de determinado marco
cultural que les adjudica utilidad), sino que incluyen tambin los medios de obtener las
prestaciones que cada sociedad prescribe como adscritas a determinados roles (ibdem).
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El lugar
La Provincia de Catamarca es una porcin en el centro del territorio de la
Argentina, recostada sobre la Cordillera de los Andes. El nombre de Catamarca deriva del quichua, de cata equivalente a falda o ladera y marca, de fortaleza en la frontera. La idea de que esta provincia es una fortaleza en las
montaas, su posicin como frontera a la vez geogrfica, social y econmica,
es reforzada por las crnicas oficiales desde hace algo ms de un siglo. En las
estadsticas oficiales Catamarca es actualmente una de las provincias ms
atrasadas de la Argentina (Repblica Argentina 1997:8) con un ndice de
desarrollo humano que la hace comparable a Sudfrica2.
3
Aunque existen hitos claros en la historia nacional que pueden explicar por
qu Catamarca es una de las provincias ms pobres de la Argentina, son frecuentes los relatos que atribuyen su situacin de marginalidad a las desgracias
de su geografa4. En un pas exportador de produccin primaria pampeana se
considera que Catamarca, por tener un 70% de su superficie cubierta por
montaas con escasa disponibilidad de agua en la que slo es posible realizar algunos cultivos de monte y especias (ans, pimiento, comino, vid, olivo y
nogal), no tiene en s misma buenas perspectivas econmicas.
Los cordones montaosos de Ancasti y Ambato atraviesan la Provincia de
Norte a Sur y se erigen como barreras terrestres naturales que dificultan la comunicacin de la capital provincial y el resto del pas con el sector Oeste.
Luego de este cordn de sierras, atravesando por el abra de La Cbila (Provincia de La Rioja) o la cuesta de Zapata actualmente intransitable se ubica
el Departamento de Beln. En ese otro lado de la Sierra de Ambato, la geografa guarda una porcin del desierto andino central, una zona de clima
rido, con una amplia extensin de Puna al Noroeste y extensas llanuras de
monte xerfilo (espino, piquilln, tuna, cardn, chaar y algarroba) sobre
tierra salitrosa con un fondo de cerros amarillos, verdes, azules y rojos que de
Oeste a Este se van alejando desde el contorno del camino hasta el horizonte.
2
Los ms significativos son, a fines del siglo XIX, la traza del ferrocarril que margin la produccin minera del Oeste catamarqueo consolidando la industria azucarera en Tucumn
y a fines del siglo XX la promocin de la agroindustria del olivo en el desierto riojano (Aimogasta, Anillaco).
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Andrea Mastrangelo
R e d de 2 2 0 kw
M ine ra lo duc to
R uta
L m ite pro vinc ia l
TUCUMN
CATAMARCA
S anta
Mara
Bajo de
La Alumbrera
2 02 km
3 1 0 km
S an Miguel
de Tucumn
307
38
40
Los Nacimientos
Hualfin
El Bracho
Concepcin
Beln
S ANTIAGO
DEL ES TERO
Andalgal
La informacin geogrfica y estadstica recolectada describe al Oeste catamarqueo como un mundo donde predomina la negacin no pueden y la
exclusin no hay, no tienen pero no da indicios para entender cmo a pesar
de tener un nivel de vida ms bajo que el resto de la Argentina (Repblica
Argentina 1997) esta parte del pas se ha mantenido poblada y produciendo.
En los prrafos que siguen recurriremos a un conjunto de conceptualizaciones
de la teora social para, a travs de informacin etnogrfica e histrica, comprender cmo han organizado su produccin y vida cotidiana los belichos.
Encomenderos y mitayos: el origen de Beln
A pesar de las distancias y la geografa, Beln no es ni fue una comunidad aislada, homognea ni autosuficiente. Fundada por pobres y plebeyos en
1678, ocupa un nudo de caminos entre Santiago del Estero (Centro Oeste de
Argentina) y Copiap (Norte de Chile) y entre Bolivia y Cuyo (el nico transitable sin transmontar serrana), lo que signific que histricamente el trfico comercial de las provincias de La Rioja, San Juan y Mendoza con el Alto
Per, pasara por su plaza. Luego del auge colonial ligado al trfico comercial
con Potos5, la consolidacin durante el siglo XIX del proyecto nacional centrado en la produccin pampeana margin a Catamarca al no otorgarle el ferrocarril ni otros incentivos necesarios para el crecimiento econmico.
5
La mina de plata de Potos fue descubierta en 1545 y durante ms de dos siglos fue el polo
econmico del Virreinato del Per que inclua a la Gobernacin del Tucumn. La mina era
explotada con mano de obra indgena en servicio de mita. La ciudad de Potos tena en 1611,
150.000 habitantes y era el centro de acuacin de moneda de plata, lo que la transform en
el mercado ms importante de hispanoamrica (Bazn 1996:131 y Galeano 1984:17).
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Beln puede incluirse en la regin colonial conocida como Valles Calchaques en quichua, Valle de los Alzados en la que la resistencia militar indgena demor por medio siglo el ingreso de los conquistadores espaoles.
Hasta la finalizacin de las Guerras Calchaques en 1665, parcialidades de
indios famayfiles, capayanes, andacoles, famatinas, aimogastas, hualfines,
palcipas, pacciocas, guachaschis, mallis, bilichos, pomanes, andalgals e ingamanas ofrecieron resistencia militar al asentamiento de colonizadores. En
la jurisdiccin colonial de Londres, que inclua cuatro cuencas al Oeste de las
sierras del Aconquija y Ambato (Yocavil actual Santa Mara, Abaucn actual Tinogasta, Famayfil actual Beln y San Fernando y Andalgal), existieron por lo menos treinta pueblos que en 1607 tenan una poblacin estimada entre 8.000 y 10.000 personas, y 1.913 varones prestando servicios en
la encomienda, siendo el rea ms densamente poblada de la actual Catamarca (Lafone Quevedo 1888:8, 85 y 91; Bazn 1996).
En la ltima incursin militar espaola en respuesta al Gran Alzamiento6
(1667) trescientas cincuenta familias fueron distribuidas en La Rioja y el
Valle de Catamarca; otras reducidas en fuertes y prisiones, y los restantes entregados por piezas a capitanes y soldados (Bazn 1996:98-111 y Lafone
Quevedo 1888). Unos aos despus de la fundacin de Beln se tena noticias de un reducido grupo de indgenas en la orilla izquierda del Ro Beln, a
la vera del cual fue fundado el paraje, del que se saba que no eran oriundos
del lugar sino naturales de Tinogasta (Hermitte 1973:10).
En el momento de la fundacin de Beln (1678) se argumentaba que el
lugar hace 30 aos que est desierto, despoblado y sin dueo alguno (Hermitte 1973:3). La forma en que su fundador Maestro Don B. de Olmos y
Aguilera, organiz la entrega de tierras determin algunas de las caractersticas actuales. Dispuesta la planta urbana de la actual Ciudad de Beln, la
tierra fue entregada en pequeas parcelas otorgadas por enfiteusis con obligacin de los habitantes a contribuir con tributo y limosnas (Hermitte
1973:5)7. Estas pequeas parcelas definieron el carcter urbano (las calles, la
8
plaza) y la escala de su produccin agraria (el minifundio) . Dado que las
6
Se conoce como Gran Alzamiento la sublevacin en 1630 del cacique hualfn Juan Chalimn; esta accin militar que inicia las Guerras Calchaques, tiene como detonante el maltrato sufrido por la comitiva compuesta por sus hijos y 200 indios que el cacique envi a
Santiago del Estero a rendir homenaje en la asuncin del Gobernador Albornoz (Otonello
y Lorandi 1987).
Los pobladores que recibieron las cuadras quedaban obligados a pagar un canon anual de
dos pesos a la Virgen y una limosna de cuatro reales al sacerdote que dijera las misas durante
el novenario. Los mayordomos de la cofrada eran los responsables de la recoleccin del tributo (Hermitte 1973:6-7). Esta situacin tributaria se mantuvo por espacio de dos siglos,
hasta la Organizacin Nacional, siendo considerada nica en la Repblica Argentina
(Snchez 1994:8 y 13).
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Andrea Mastrangelo
Esta industria est centrada en el hilado a mano y el telar criollo. Entre cardado, hilado y tejido un pao se teje a razn de 20 cm por da.
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esta minora. El cambio ms significativo en la estructura de poblacin aparece hacia el fin de la colonia. El censo de 1812 permite inferir que la importancia de la industria textil ha sido claramente establecida ya que para esa
fecha Beln haba logrado la estructura con predominio femenino que habra
de caracterizar a las unidades domsticas de la comunidad. El ndice de masculinidad se inclina notablemente en favor de las mujeres.
Es asimismo evidente cuando se analizan las pirmides de edad, que el
aumento en el grupo de las mujeres de 20 a 29 aos est indicando inmigracin femenina. El alto grupo de mujeres en las categoras de edad clave
para el trabajo refleja la atraccin econmica que la industria textil tena
para las trabajadoras de la regin (Hermitte 1973:22).
La ubicacin de Beln alejada de los grandes mercados, determin que el
volumen de productos exportables, sean ponchos o cultivos comerciales,
deba ser transportado en cantidades suficientes como para obtener mrgenes
de ganancia. La existencia de acopiadores y dueos de arreos es la primera
marca de diferenciacin social en este sistema econmico. La organizacin de
los viajes quedaba a cargo de una minora propietaria de mulas capaz de alimentar los animales, pagar derechos y mantener el personal a cargo. Slo un
nmero reducido de seores pudientes poda dedicarse a armar estas expediciones. Estos hombres unan a su condicin de comerciantes y propietarios
de las explotaciones agrarias, la de patronos de una clientela integrada por
jornaleros de labranza y trabajadoras que hilaban y tejan vicua y llama.
El valor creciente del producto textil y su casi total comercializacin fuera
de la comunidad, contribuyeron para que fuese la principal fuente de ingresos, intercambio y riqueza (Hermitte 1973:34-35).
Este sistema alcanz su apogeo durante la etapa colonial y las primeras dcadas de la independencia, pero la consolidacin del proyecto nacional centrado en la produccin primaria pampeana a fines del siglo XIX determin su
estancamiento. Sin ferrocarril ni caminos adecuados
[] lo primero que se produjo en Catamarca fue el divorcio del comercio de las Sierras del Alto y Ancasti del de la Capital y la emigracin
paulatina de una buena parte de su poblacin. Enseguida se not que los
arrieros [...] dueos de tropas de mulas cargueras o las vendan o entraban
en un negocio de carros activo en el trabajo de la lnea (ferroviaria) [].
La va frrea era costeada por la Nacin y al favorecer a la zona habilitada, desheredaba a las que quedaban atrs.
Como era muy natural las industrias de Catamarca, todas empezaron a
languidecer. Los ingenios de Tucumn escasos en brazos y que reconocan el
valor del pen catamarqueo, dieron principio a ese sistema de enganche
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Andrea Mastrangelo
Los actores
Despus de una fase exploratoria en 1965-66, Hermitte realiz entre 1967 y
1969 en Beln el trabajo de campo para su investigacin Sistema econmico y
estructura de poder en una pequea ciudad de provincia, centrndose en la caracterizacin del sistema productivo de la tejedura domstica que, en ese
momento, era una de las actividades econmicas principales en la localidad y
a la que las polticas de promocin haban decidido incentivar.
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Sin embargo, el uso que hacen los actores de estos marcadores tnicos,
puede remitir a la ascendencia de la persona o ser simplemente un adjetivo.
Aunque ambos adjetivos cargan con un dejo despectivo, ser turco describe
habilidades comerciales y prosperidad econmica mientras que ser colla se
utiliza para describir situaciones de subordinacin, ridculo o ignorancia
(v.g. de los arreglos econmicos vinculados a la poltica se dice cosa de
turco). Un nativo urbano para indicar que considera incorrecto un modo de
actuar dice no seas colla o no pods ser tan colla. Una telera informante
dijo respecto de una de sus hijas adoptivas: la haban sabido tener esos collas
del cerro que no haban sabido darle de comer a los chicos.
Dentro de la poblacin urbana, la mezcla de turcos y collas, permite
ms que identificar grupos consolidados o endogmicos, explicar la alternancia de los rasgos que se atribuyen a uno y otro grupo en cada sujeto. La
idea de la mezcla a la que hace referencia nuestro informante, nos permite
comprender por qu la lite belicha no est definida tnicamente, hecho que
facilita la movilidad social ascendente y el acceso a cargos de conduccin poltica de productores rurales o comerciantes enriquecidos recientemente.
Las diferencias entre estos grupos no parecen ser significativas ni siquiera
en lo relativo a las prcticas religiosas. La inmigracin sirio-libanesa que se
asent en Beln era catlica y al momento de su llegada la poblacin criolla
ya haba desarrollado y consolidado el culto a una imagen local de la Virgen
Mara que, desde la fundacin de la localidad fue duea de las tierras y es patrona de la localidad (Hermitte 1973). Se consideran milagros de la Virgen
de Beln varios procesos relacionados con la integracin de la poblacin local
como la conversin de los indgenas de carcter belicoso y guerrero por excelencia (Snchez 1994:7) y sucesos polticos de distinta naturaleza como
las intervenciones del gobierno federal o provincial y los triunfos electorales.
Asimismo en su honor se emprendieron grandes obras comunitarias de
aporte solidario como la construccin del templo en 1907 y el emplazamiento de una imagen suya de tamao monumental en un pico de sierra en
1982. En esta ltima obra colaboraron incluso nativos residentes fuera de la
localidad y a su imagen se encomend la reconciliacin nacional en la postguerra de Malvinas (op. cit.:73). Otro indicador de esta integracin y mestizaje aparece en la actividad econmica, donde algunas tejedoras recrean diseos de culturas precolombinas de la zona aplicando tcnicas de tejido de
alfombras persa.
El trmino colla tiene un uso diferente cuando se aplica a los pobladores
de localidades rurales que llegan a la ciudad en bsqueda de servicios o para intercambiar productos. En estos casos denota un grupo que se supone con cacatorce veces ms numerosos en el pas que los rabes. Sin embargo, en las provincias de
Santiago del Estero, Catamarca y Tucumn, la cantidad de inmigrantes sirios y libaneses
era equivalente a la de espaoles e italianos (Morandini 1991:29).
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sin de agua de riego. Las limitaciones locales que sufre la explotacin agrcola estimulan la emigracin temporaria durante los perodos menos activos
(habitualmente la zafra azucarera, la jojoba o el olivo en las provincias vecinas), ya que el mercado laboral de la comunidad tiene muy pocas posibilidades de absorber trabajadores (Hermitte y Herrn 1977:241).
En lo referente a su estructura demogrfica, en trminos generales, entre
1970 y la actualidad la poblacin total de la Provincia de Catamarca no
creci al mismo ritmo que el resto del pas, siendo fundamentalmente un distrito expulsor de poblacin econmica y potencialmente activa cuya participacin en el total nacional se mantuvo casi constante, oscilando entre el 0,7 y
el 0,9%. Entre 1947 y 1991 la poblacin total de Catamarca creci un 16%
promedio entre los registros censales nacionales (mximo 27,2% en
1980/1991; mnimo 2,4% en 1960/1970). El aumento progresivo de la tasa
de crecimiento a partir de 1980 (pas de 2,4% en 1960/1970 a 20,5% en
1970/1980 y a 27,2 en 1980/1991) es atribuido a una poltica centrada en la
oferta de empleo pblico que logr retener a la poblacin activa y disminuir
el desempleo (Bazn 1996). En valores absolutos el Departamento de Beln
pas de 16.021 habitantes en 1970 a 20.939 en 1991 (Republica Argentina
1997:13), por lo que contina siendo considerado una zona predominantemente rural (1,7 hab./km).
Aunque con algunas particularidades, la economa de Beln fue adquiriendo desde fines de la dcada de 1970 la creciente dependencia econmica
del empleo en el sector pblico que caracteriza al resto de la provincia. De
acuerdo con los registros del ltimo censo nacional entre los asalariados de
Beln el 41,7% es personal pblico (Repblica Argentina 1997:81).
Entre los censos nacionales de 1980 y 1991, el Departamento de Beln es,
de los que conforman el Oeste provincial (Tinogasta, Antofagasta de la Sierra y
Beln), el que ms poblacin total tiene y el que ms ha crecido17 reteniendo
poblacin rural (Repblica Argentina 1997:20). Conversando sobre esta situacin con uno de los albailes que resida en la misma pensin de Beln que la
autora de este trabajo, me contaba que pensaba irse a vivir a Hualfn. Ingenuamente le pregunt: All hay ms trabajo porque est ms cerca de la
mina?, a lo que l me respondi: No, all es ms fcil que te den un puesto
en la municipalidad. Entre los factores que pueden explicar este fenmeno
17 El crecimiento demogrfico de Beln entre 1980 y 1991 no es slo vegetativo, sino que tiene lugar a partir del arraigo de poblacin activa. En este perodo el Indice de Dependencia
Potencial de los jvenes (0-14 aos) se reduce de 82,5 en 1980 a 77,3 en 1991, mantenindose estables los valores del mismo indicador en lo que hace a la dependencia potencial del
grupo de ancianos, lo que slo puede explicarse por un aumento de la poblacin econmicamente activa (Cuadro 1.4. Repblica Argentina 1997:18).
Otra particularidad de la pirmide de poblacin de Beln es que desde 1970 a la actualidad
aument levemente la cantidad de varones residentes en la comunidad en los grupos de jvenes (0-14 aos) (Cuadro 1.4.1. Repblica Argentina 1997:19).
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est un cambio estructural de la democracia catamarquea. En 1988 la Constitucin de la Provincia otorg el derecho de gobierno a las localidades de ms de
18
500 habitantes . Dado el sistema de patronos y clientes que opera en la poltica, la economa y la sociedad de Beln, y que fuera descripto por Hermitte y
Herrn (1973 y 1977), la autonoma municipal fue utilizada para arraigar estructuras administrativas en las localidades rurales que, aplicando el empleo
pblico como subsidio de desempleo indirecto, hicieron aumentar la poblacin residente en esas localidades.
El abandono de la economa domstica productiva y el incremento del empleo pblico en Beln se relacionan en dos sentidos. Por un lado, el principal
efecto sobre la economa y la poltica domstica es que el ser empleados pblicos, a diferencia de ocuparse en las tareas productivas tradicionales, les permite una continuidad en los ingresos que de otro modo no tendran, lo que los
lleva a preferir la ocupacin en relacin de dependencia. Por otro, para algunos
acopiadores, el aumento del empleo pblico ha ido en detrimento de las actividades productivas tradicionales tejedura, cultivos comerciales ya que, como
detallaremos en la seccin siguiente, su funcionamiento requiere la movilizacin sincronizada de una serie de recursos dispersos entre distintos sujetos de la
comunidad y unidades sociales extra-locales, recursos que actualmente parecen
estar casi exclusivamente volcados al funcionamiento del sistema democrtico
y su aparato poltico.
Hermitte y Herrn (1977) han descripto la relacin entre el sistema de patronos y clientes y la poltica en Beln, dando cuenta del rol que adquieren
ciertos funcionarios electos como miembros de la comunidad orientados
hacia la Nacin que actan como articuladores con la sociedad nacional. En
este sentido, los cargos polticos electivos constituyen una posibilidad de realimentacin de la localidad con el esquema distributivo nacional, al que diversos sectores de la comunidad pueden intentar presionar para obtener recursos a travs de sus organizaciones (fundamentalmente estructuras de los
partidos polticos, clubes sociales y deportivos). Mediante estos vnculos, el
funcionario va creando o se identifica con alguna de las facciones (Hermitte y
Herrn 1977:251).
En la poltica nacional y provincial, estos funcionarios-patronos actan en
base a una lealtad a la comunidad de origen que operara en dos niveles del
gobierno. Por un lado, entre los funcionarios nacionales y provinciales nativos
de Beln operara en el nivel legislativo y ejecutivo, y por otro, dara lugar a que
funcionarios de menor nivel, en los que recae la aplicacin de las normas,
hagan primar en sus interpretaciones, cdigos informales locales por los que la
interpretacin de la ley no sera la misma en todas las situaciones. El incumplimiento de estas normas no escritas es sancionado negativamente con la prdida
18 Art. 244 y 245 de la Constitucin Provincial.
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19 En 1968 segn datos oficiales, se reconoca que el presupuesto provincial ascenda a 6.232 millones de pesos compuestos en un 14% por recursos propios de la provincia y en un 45% aportados por el estado nacional, 2804 millones de pesos, estimndose el dficit provincial en un
41% del total de gastos. Lo que elevaba el porcentaje de los recursos externos necesarios para cubrir el presupuesto provincial al 86% del total del gasto (Hermitte y Herrn 1977:256).
En 1999 Catamarca reconoca 68,4 millones de pesos apenas el 15% de su presupuestocomo recursos propios, requiriendo transferencias nacionales por 400,8 millones de pesos
ms equivalente al 85% del total de gastos (Clarn 31/10/99, Suplemento Econmico: 5).
Como vemos, el porcentual de las transferencias externas requeridas para equilibrar las
cuentas provinciales ha variado apenas un punto en estos 30 aos.
20 Se retir del cargo en 2001.
21 Un cuarto vrtice que omitimos en este anlisis es la Intendencia de Riego que ocupa un lote
casi contiguo al templo. Si bien tenemos en cuenta que el manejo del agua es un factor estratgico para la administracin de cultivos en una zona de desierto, creemos que en Beln este
queda subordinado, por lo general, al patrn que controla la Intendencia Municipal.
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ad hoc de rbol genealgico los complicados entrelazamientos de los parientes en el poder provincial. Y el diputado nacional Delfor del Valle, a fines
del siglo XIX, demostraba que los privilegios y favores familiares reinaban en
Catamarca y que el apellido del gobernador Julio Herrera se repeta en casi
todos los cargos y puestos del gobierno: En Catamarca dicen que los pobres
desheredados de la fortuna andan a la caza de un apndice de Herrera para
poder colarse en el gobierno (citado por Morandini 1991:31).
Lo cierto es que desde fines de la dcada de 1940 y hasta fines de la de
1980 la poltica de Beln no se discuta en mbitos pblicos sino en la casa
de Don Antonio24, por dnde desfilaban desde el cura y las teleras hasta los
opositores al interior del mismo peronismo y de otros partidos polticos. Al
saadismo de esa poca estuvo subordinado el correo nico medio de comunicacin en esos aos la mayora de las gobernaciones militares y a su fuerza
poltica cedieron paso las intervenciones federales.
La clientela de estos patrones locales se nutri tanto de relaciones de parentesco como de alianza con otros patrones. El primer y principal conjunto
de relaciones polticas son las de la familia consangunea bilateral (por padre
y madre, v.g. en el caso de los Saadi y los Arce). A estos lazos primarios se
suman quienes se vinculan al patrn por alianza y compadrazgo.
Distintos informantes pueden referir a diferentes reglas que se imponen a
la eleccin de los padrinos. En general los padrinos son elegidos entre los
amigos de los padres, los cuales entablan con ellos una amistad formalizada a
travs de su matrimonio o del bautismo de los hijos. Para el derecho cannico el compadrazgo es junto a la alianza una forma de afinidad. En la sociedad belenista el padrinazgo es usado para otorgar atributos como la proteccin y la reciprocidad propios de la consanguineidad a una relacin de
alianza. El padrino tiene obligaciones en dinero y proteccin para con su ahijado, y entabla una relacin todava ms importante con los padres. La relacin entre padres y padrinos recibe el nombre de compadrazgo. El compadrazgo es un lazo de amistad formal ms sagrado que ningn otro de los lazos
fuera de la familia inmediata. Su seriedad est marcada porque, en la opinin
popular aunque no segn la ley cannica crea tab de incesto. El compadre es un miembro honorario de la familia elemental y aunque el vnculo
que se entabla con l es de alianza, no se puede disolver. Los compadres
pueden ser parientes o no serlo. Un compadre puede elegirse para reforzar un
vnculo de parentesco o para vincularse a un no pariente (Pitt-Rivers
1988:134; Goody 1974 89-106).
24 Una estrategia discursiva caracteriz a Don Antonio: sola llamar a quienes frecuentaba en
el trato y especialmente a sus oponentes polticos por su apodo y en diminutivo, como si
se tratara, an en el caso de personas de su generacin, de nios o menores (v.g. la Mimita
de Danielito). De este modo reforzaba su autoridad como patrn-lder, autoafirmndose
como un familiar mayor a la que se le debe consideracin y respeto.
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En Beln se prefieren como padrinos y compadres a los patrones ms influyentes. El compadrazgo tiene un doble carcter: por un lado puede servir para
reforzar la relacin de consanguineidad adhirindole un vnculo electivo (y por
lo tanto de alianza; v.g. hermano y padrino) y por otro lado puede ser usado
simplemente para estructurar lealtades en una relacin de alianza que formalice las obligaciones del padrino para con el ahijado a cambio de prestaciones
de este, entre las que queda incluido el voto por el padrino o su candidato en
las elecciones locales. Generalmente el patrn y padrino es un rol masculino,
aunque en algunas localidades del interior como Hualfn, el patronazgo es ejercido por una mujer, a quin tambin se refiere como la madrina. El poder
que ostenta la madrina no slo abarca la posibilidad de decidir sobre la poltica local sino que tambin puede hacerlo sobre la salud de sus adversarios:
puede curarlos o enfermarlos a voluntad25. Lejos de ser clandestinos, estos atributos polticos y sobrenaturales son exhibidos estratgicamente. Por ejemplo,
durante nuestro trabajo de campo la madrina a la que referimos nos organiz
una entrevista con el intendente que result electo no slo antes que asumiera
sino dos meses antes que tuvieran lugar las elecciones.
Herrn y Hermitte (1977) tambin notaron la importancia poltica del
compadrazgo. En su trabajo describieron que en una poca en que dos o tres
dirigentes se disputaban el liderazgo del sector femenino del justicialismo belicho, una de ellas aprovech la visita de un delegado nacional para presentarle a sus numerosos ahijados, quienes acudan en forma aparentemente espontnea a manifestarle su afecto y su apoyo incondicional para las
elecciones. La bsqueda de ahijados y la eleccin de padrinos se convierte as
en una actividad poltica. Para acrecentar el nmero de ahijados y compadres
los lderes despliegan todos los recursos de que disponen (op. cit.:250).
La escasa cantidad de poblacin y los vnculos de parentesco, compadrazgo y patronazgo operando cotidianamente dan a la poltica de Beln un
carcter domstico que matiza la convivencia en una sociedad donde las desigualdades en la distribucin de la riqueza son obscenas. Ahijados y clientes
llaman a los funcionarios-padrinos-patrones por su nombre de pila (Ramn,
Don Vicente, Don Toto) o simplemente remiten al vnculo que los relaciona
(v.g.dice el padrino). La poltica y los cargos pblicos estn tan relacionados con el sistema de parentesco que se bromea con que los funcionarios al
asumir no dicen Si juro sino Si to.
Los apodos suman al manejo de las relaciones de parentesco y compadrazgo un carcter personalizado, un tono de entrecasa que nos habla de la
forma en que se hace poltica en un pueblo chico (en toda Catamarca hay
120.000 habitantes, en el Departamento de Beln 12.000) donde los candi25 La madrina a la que nos referimos cuenta entre bautismos y matrimonios con ms de cien
ahijados en una localidad de 700 habitantes.
47
datos que integran las listas electivas son conocidos de la vida cotidiana de los
26
electores, lo que hace pblica, casi por completo, su vida privada .
Esta forma de hacer poltica contrasta con la forma en que los funciona27
rios belichos actan en la poltica portea , alternancia ideolgica que los lugareos describen como guiar a la izquierda en Buenos Aires y doblar a la
derecha en Catamarca.
Los miembros de la clientela que acceden al entorno del patrn por
alianza se incorporan a su entorno familiar, adquiriendo derecho a participar
de las actividades de captacin de recursos en nombre del patrn. En el caso
de la familia Saadi las incorporaciones por alianza ms llamativas fueron las
de Alicia Kent, esposa de Ramn hijo y heredero poltico de Vicente Lenides y de quien fuera senador nacional por la provincia, Julio Amoedo,
que vincul a la familia Saadi con una familia de empresarios del cemento.
La forma actual e histrica en que opera el privilegio de parientes y allegados (nepotismo) de un patrn respecto del llano de su clientela hace que
hablar de democracia en Catamarca porque peridicamente se realizan elecciones describa slo una parte de la vida poltica de esa provincia argentina.
A media cuadra de la farmacia de Don Antonio, cruzando la calle hacia el
Este, estaba la farmacia de Don Toto Pernasetti. Cuando Hermitte y Herrn
realizaron su trabajo de campo (1967-1968), Don Toto, siendo ya un destacado militante de la Unin Cvica Radical, todava no soaba con ser gobernador de la provincia; sin embargo, en 1971 asumi como el ltimo gobernador de facto de la llamada Revolucin Argentina.
Don Toto Pernasetti es padre de seis hijos, algunos de los cuales viven en
el exterior, otros en Catamarca y uno de ellos, homnimo de su padre, es en
la actualidad diputado nacional por Catamarca. Segn relatan sus allegados,
ocurra frecuentemente que el paciente recurra a un mdico adepto a los
Saadi, que sin un diagnstico certero planificaba un tratamiento con abundantes y variados frmacos que proveera, mediante recetas subsidiadas por el
presupuesto municipal, la farmacia de los Saadi. Se consideraba que Don
Antonio era bueno porque les ofreca los medicamentos pero no buscaba el
dinero como los otros mdicos. Si el paciente no encontraba solucin a su
dolencia, recurra a la alternativa de consultar a un mdico no saadista o se
presentaba directamente en la farmacia de Don Toto quien, conociendo su
raid e intereses polticos, expresaba su descontento, hecho que le hizo fama
de atender mal los turnos y no ser bueno con la gente.
26 Es comn en las conversaciones con militantes de una u otra fuerza que se desacrediten con
chismes por locura o perturbacin mental, relatando innumerables ancdotas de la vida cotidiana que presuntamente prueban los dichos. Del mismo modo es visible cmo, siendo
funcionarios, utilizan mano de obra contratada con el presupuesto pblico para servicios
personales.
27 Porteo: gentilicio coloquial de la capital nacional.
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roja que resultaba deba mantenerse siempre junto a m. Al relatar esto a la tejedora, sta no dud que la gitana me haba estafado. El principal problema
pareca ser que al amuleto le faltaba una hoja de coca y que para que sea realmente eficaz no era yo quien tena que construirlo, sino la duea de los poderes y el embrujo. Es decir, la estafa no consista en que yo hubiese credo en
el poder protector contra los males terrenales de una bolsita de tela, sino en la
holgazanera de la gitana que no haba cumplido con su trabajo, lo que le quitaba eficacia al amuleto.
Las gitanas no son las nicas mujeres que pueden ejercitar la magia y las
adivinaciones.
Aunque la magia y las creencias religiosas no son el tema principal de este
trabajo, haremos una revisin superficial que permita comprender la relacin
entre estas reas de la cultura y la poltica.
A pesar de que la gente educada condena las prcticas de adivinacin y de
curanderismo asumiendo posturas racionalistas, entre los belenistos las creencias del dao y la proteccin de fuerzas sobrenaturales conviven con las convicciones del materialismo ms consecuente. Aun los hombres ms secularizados
de Beln graduados universitarios, polticos de trascendencia nacional
cuentan en su haber experiencias sobrenaturales con brujas y con imgenes de
la Virgen de Beln, del Valle, Pachamama32, el Angelito Gaetn33 o La Tele34
sita . Es decir, la proteccin puede buscarse tanto en el santoral catlico como
32 El culto a la Pachamama es un culto sincrtico al que se rinde tributo en el Noroeste argentino y en casi toda el rea andina meridional. En la localidad de Amaicha del Valle (Provincia de Tucumn) todos los aos se elige Pachamama a la mujer ms vieja y con ms hijos del
pueblo. La Pachamama va acompaada de un cortejo compuesto del Yastay (variante de un
semental o macho cabro) y la usta (la ms joven y bella entre las nuligestas). La Pachamama es una alegora de la fecundidad de la tierra, a la que se tributan homenajes como las
apachetas (torres de piedra), se le regala el primer sorbo de vino de los vasos de no hacerlo
puede, sedienta, romper las vasijas y servirse sola y la placenta de los recin nacidos. Para
que viva el amor los amantes entierran cabellos anudados. La Diosa tierra recoge en sus brazos a los rotos y a los cansados que de ella han brotado, y se abre para darles refugio al final
del viaje (Galeano 1984:17-18).
33 El Angelito Gaetn o Nio Gaetn es el cadver de un nio que apareci momificado en el
desierto riojano al que se le rinde tributo y se le piden milagros orndole a una imagen impresa o en su santuario.
34 En los relatos belichos sobre Telsfora Castillo, llamada la Telesita se dice que ha nacido en
Tolojona, en la costa saladina de Santiago del Estero. Era de extraordinaria belleza y ambulaba por los bosques, frecuentado los boliches donde cantaba, dejando a su pequeo hijo
solo en su rancho. Una noche al volver a su casa encontr su rancho ardiendo y busc salvar
infructuosamente a su hijo de las llamas. Desesperada enloqueci y vaga por el monte pidiendo ayuda para rescatarlo.
En los relatos de Santiago del Estero se obvia la existencia del hijo y se la tilda de eximia y
bellsima bailarina.
En algunos lugares de Santiago del Estero se la homenajea bailando siete chacareras seguidas entre las que los bailarines toman un vaso de caa cada uno (Coluccio 1986:25; Rojas
1986:55).
51
en las devociones ms extravagantes de diverso origen. En los frentes de algunas casas, oficinas pblicas o parques se construyen ermitas que albergan al
protector preferido del grupo o la familia. Mientras algunos muestran una
nica imagen, otros cobijan imgenes impresas o tridimensionales de varios de
ellos (vg. Virgen del Valle, Difunta Correa, Angelito Gaetn, Seor de la Pea,
Seor de Vinqui, Virgen de Beln).
Las curanderas de Beln invocan los poderes de la religin oficial, pero a
diferencia de los ministros de la iglesia catlica, se reconoce que ellas pueden
hacer el mal. El poder del prroco no es carismtico ni proviene de la institucin que representa. Es la comunidad que, amparada en su investidura, le reclama que ejerza el rol de custodio moral. En relacin con las brujas, la comunidad espera que el prroco acte como un regulador del mercado de
proteccin sobrenatural, sancionando moralmente a quien haga el mal o se
aparte de los tcitos cdigos de convivencia. Las brujas que curan ejercen el
poder de enfermar y curar (especialmente los cuadros clnicos de susto, ojeo y
empacho que afectan a los nios). En Beln, un grupo poderoso de ellas pertenece a la misma familia y reside del otro lado del ro, curiosamente donde
las crnicas histricas sitan el nico grupo indgena residente en la localidad
al momento de su fundacin (Hermitte 1973). En Hualfn, quin cura es
tambin la madrina.
Un mal o dao puede provocar desde dolor de cabeza hasta la locura. Los
atormentados pueden intentar librarse de los daos rezando oraciones como
el Padrenuestro y el Ave Mara, o buscando proteccin en la Virgen de Beln.
Aunque en los ltimos aos se han instalado algunos templos pentecostales, el culto catlico es mayoritario y las fiestas, procesiones y peregrinaciones35 que organiza son las ms convocantes. Es ms, durante un ao electoral, estas actividades fueron las nicas causas de movilizacin de personas
adems de la visita del Presidente de la Nacin. En todas las actividades ligadas al culto catlico es llamativa la presencia casi igualitaria de varones y
mujeres.
Ir a misa en el templo de la plaza del pueblo o en las capillas de la periferia
es una obligacin familiar. En el centro o en cualquier localidad la salida de
misa es un punto de encuentro y comunicacin entre parientes y entre patronos y clientes.
La forma de pedir y recibir favores y lealtad a las imgenes religiosas tiene
continuidad en la relacin de los patronos con su clientela. Las Gutirrez recuerdan las visitas a la casa y a la farmacia de Don Antonio, pero no su presencia en las misas de la capilla del Barrio El Molino.
35 Un calendario abreviado de las ms importantes es 6 de enero (Virgen de Beln); varias en
Semana Santa al Seor de la Pea (Aimogasta, La Rioja), al Seor de Vinqui (Catamarca),
Va Crucis por las calles del pueblo, procesiones en la plaza el Domingo de Ramos y en Corpus Christi o Pentecosts.
52
Andrea Mastrangelo
Los Saadi asistan al templo central. Las familias de all recuerdan que
cuando estaban bien los Saadi ni a misa iban. En cambio cuando perdan
dinero o las elecciones se los vea frecuentar el templo, las misas y las procesiones contando a todos sus desgracias.
Entre otras causas, las ausencias de los Saadi en estos rituales y su comportamiento desligado de la custodia moral que ejerca la iglesia, llevaron a presionar al prroco para que les haga expresa su oposicin poltica, condenando
y haciendo explcitas en el plpito sus prcticas y manejos. En este sentido, la
oposicin poltica del cura Fermn Carrizo al saadismo fue tambin una sancin moral.
Las nias Gutirrez describen la ubicacin de casas de parientes y comercios tomando como centro de referencia la imagen de Nuestra Madre de
Beln colocada en el cerro. Dicen que les gusta la poltica como la hacen los
peronistas y consideran que antes de Don Vicente vivan como indios: no
haba calles, caminos ni acequias y cuando llova, todos para arriba del cerro y
cuando el agua se iba, todos de vuelta a las casas. Piensan que los radicales
(refirindose a los miembros de la alianza que gobierna desde 1991) son
mentirosos y no cumplen su palabra. En 1999, al final del mandato de la intendencia radical, aoraban el tiempo en que estaban ligadas en amistad con
Don Vicente quien les permiti jubilarse como teleras y lamentan que se
hable mal de Don Antonio, a quien recuerdan solidario en la adversidad por
permitirles retirar medicamentos gratis y reparar su casa con el trabajo de
peones municipales.
Pero, qu tipo de amistad reclaman las Gutirrez de los polticos? y qu
tipo de amistad las uni a los Saadi?
La amistad est basada en una nocin moral de igualdad, de simpata
entre pares. En el caso de la relacin entre los Saadi y las Gutirrez la amistad
enlaza a sujetos situados en distintos puntos de la estructura social: un funcionario pblico de un sistema democrtico y unas ciudadanas en estado
de necesidad. Es una relacin de amistad, pero no entre iguales sino entre alguien que puede dar y alguien que necesita. Esta amistad est encubriendo
relaciones de desigualdad material y estructura una forma de clientelismo
respecto de un patrn que ejerce la autoridad y dispone de los recursos del
Estado. Este patrn utiliza su lugar en la red de relaciones entre vecinos
donde se supone que la ayuda es desinteresada y solidaria- para aumentar o
sostener su poder econmico y poltico. En consecuencia, esta relacin,
como la relacin con un padrino u hombre de confianza es un tipo de relacin de amistad en la cual el contenido emocional se ve complementado
con un inters y donde puede ocurrir que debido a la apariencia de amistad,
la relacin sea usada para disimular un acuerdo puramente venal o que el
hombre poderoso use su dinero o el dinero del Estado para fines venales
(Pitt-Rivers 1988: 164 y 175; Wolf 1999:28). Lejos de ser incondicionales y
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Andrea Mastrangelo
55
Andrea Mastrangelo
38 Denominacin nativa del pao tejido en telar y usado como abrigo de cama.
39 Telera es el trmino nativo para el oficio de las tejedoras de telar. La denominacin de tejedoras est reservada para quienes trabajan las lanas con agujas o ganchillos.
40 El velln de la vicua se compone de una capa interna muy suave la lana de vicua propiamente dicha y una capa externa de cerda. En el bulto de la esquila y con la tecnologa tradicional disponible en Beln es prcticamente imposible liberar la lana de la cerda, resultando
un tejido ms spero y rgido que el que distingue a las hadas hilanderas.
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Andrea Mastrangelo
Como especie silvestre la vicua tiene una adaptacin ptima a las tierras
marginales que ocupa (las zonas de la Puna entre los 10 y 29 Latitud Sur y
entre los 3.700 y 4.800 m, ecosistema que en el Departamento de Beln corresponde al distrito de Laguna Blanca) y localmente no tiene sustitutos sintticos ni es hilada ni tejida industrialmente por lo que el valor agregado de
los productos derivados es mucho mayor. El valor de un tejido de vicua es
diez o doce veces mayor al de uno de oveja o llama.
El trabajo en los telares de la Ciudad de Beln y especialmente con fibra de
vicua estaba y est fuertemente marcado en trminos de gnero: no slo es
una actividad realizada predominantemente por mujeres, en la que la mano
de obra de los hombres es ocasional y auxiliar, sino que est mal visto que
los hombres tejan y aqullos que lo hacen frecuentemente son considerados
homosexuales. Esta situacin fue interpretada por Hermitte y Herrn (1977)
como una estrategia femenina que permita, en una sociedad acentuadamente machista en la organizacin de la vida domstica y las costumbres sociales y en la que los hombres estaban obligados a migrar, que las mujeres
mantuviesen bajo su monopolio la mejor oportunidad econmica.
De acuerdo a la descripcin de Hermitte y Herrn (1977) los hombres tenan como actividad econmica predominante la produccin en minifundios de ans, comino y pimiento, lo que generaba un pequeo excedente que
se comercializaba fuera de la regin. Esta actividad estaba complementada
hasta la mecanizacin de la cosecha, por la migracin estacional a la zafra del
azcar en las vecinas provincias de Tucumn y Salta (Hermitte y Herrn
1977). Otra alternativa, todava frecuente en los jvenes, es trasladarse a la
Ciudad de Crdoba como estudiantes universitarios o radicarse definitivamente en las ciudades de Buenos Aires, Crdoba, Comodoro Rivadavia y
Caleta Olivia. A menudo, estos residentes fuera de la localidad actan como
migrantes articuladores (Hermitte y Herrn 1977) facilitando la comercializacin de los productos textiles en los centros urbanos ms importantes. En
relacin al proceso productivo textil, los varones realizan tareas auxiliares del
telar como extender la urdimbre u ovillar.
Asimismo recae sobre ellos ser proveedores de cuero de vicua, tarea esta
que tambin puede ser hecha por cazadores que residen en las tierras altas que
se trasladan a la Ciudad de Beln para cambiar los cueros por productos ela41
borados .
Dentro de la unidad de produccin de las Gutirrez las tres hermanas se
reparten la tarea de hilado, tejido y terminacin, habiendo recado en su
padre o sus hermanos la provisin de los cueros. En las dcadas de 1960 y
1970 la relacin con un acopiador de Buenos Aires o frecuentes viajes de una
de ellas a la Ciudad de Crdoba bastaban para organizar la comercializacin.
41 Durante el trabajo de campo no hemos tenido referencias del cambio de cueros por dinero
en efectivo.
59
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Andrea Mastrangelo
las emprendedoras de Beln nuevamente frente al dilema de adaptarse o migrar. Dilema que a la fecha no se ha resuelto sino a travs de la incorporacin
de trabajadoras al sector pblico provincial y municipal.
La posicin marginal de Beln respecto del proyecto agroexportador pampeano y del polo azucarero tucumano-salteo llev a que la explotacin de la
vicua se organizase como una actividad intensiva y de muy escasa inversin
tecnolgica en un medio con pocas alternativas ecolgica y econmicamente
viables (Barth 1963). La matanza de animales fue expandindose e intensificndose para dar respuesta a las demandas del mercado nacional e internacional, pero sin poder prever su continuidad en el largo plazo.
Cuadro 1.2 Proporcionalidad de produccin y precios por tipo
de tejido en 1972
N de piezas
de tejido
Total en pesos
de la poca
Vicua
370
4,5
111.200
12
Alpaca
370
4,5
53.800
Llama
5.800
68
505.000
56
Oveja
1.900
23
231.000
26
Totales
8.440
100
901.000
100
Total en pesos
de la poca
Vicua
100
2,4
4.000
0,8
Alpaca
Llama
3.000
71
390.000
77
Oveja
1.000
24
110.000
22
Totales
4.200
100
504.000
100
1999
Vicua
300
400
Alpaca
145
Llama
87
130
Oveja
122
110
Fibra predominante
Andrea Mastrangelo
nidad y muchas teleras han abandonado su tarea. La clandestinidad tuvo varios efectos sobre el mercado de los tejidos de vicua: redujo una fuente considerable de ingreso para las mujeres de Beln, aument la valuacin de las
prendas y cre un mercado regulado por las fuerzas de seguridad nacionales. En este sentido, el control de la vicua como recurso natural es una de
las formas en que se hace visible el conflicto de intereses entre el Estado Nacional y la comunidad43.
Las polticas proteccionistas sumaron a la prohibicin de la caza, la creacin de reservas nacionales y provinciales. En el rea andina central argentina
existen tres reservas en funcionamiento con poblacin estable y en crecimiento. Son las de San Guillermo en la zona norandina de la Provincia de
San Juan (en jurisdiccin nacional, 860.000 has. creada por Ley Provincial
2164/72; a 1989, 7090 ejemplares); la de Laguna Brava en el Norte de La
Rioja (refugio de fauna y flora, 405.000 has. creada por Ley 3944/80 en jurisdiccin provincial; a 1989, 552 ejemplares ) y la de Laguna Blanca en el
Norte del Departamento de Beln en Catamarca [reserva provincial de usos
mltiples, creada por Decreto Provincial 475/79, 770.000 has., 3500 m; a
1989, variacin entre 1.066 ejemplares (Repblica Argentina 1989) 5000
ejemplares (Rabinovich, Capurro y Pessina 1991)].
Aunque los proyectos de las reservas contemplan la importancia del manejo para promover el desarrollo rural y existen estudios para producir y comercializar lana (Cajal en Hofman et al. 1983:64 y Hofman et al.
1983:602-605) hasta el momento ninguna de las tres reservas lo est haciendo. En el momento de decidir hacerlo ser necesario tener en cuenta que,
dada la particular forma de trabajo de las teleras belichas, las tcnicas de produccin de fibra por trasquilado no permiten lograr la calidad de hilado que
all se teje por lo que ser necesario aplicar la recoleccin por sudamiento,
vender los cueros secos (Hofman et al. ibdem) o intervenir en la capacitacin
de las teleras para reconvertir el proceso productivo44.
La poblacin de vicuas de la Reserva Provincial Laguna Blanca (sector de
Puna del Norte del Departamento de Beln) fue estudiada por Hofman y
Otte (1983) y Cajal (1985), mientras que los aspectos socioeconmicos del
rea fueron estudiados durante 6 aos por F. Forni (1981) y Tort y Pessina
(1987), y a fines de la dcada de 1980 por J. Rabinovich, A. Capurro y L.
Pessina (1991) (citados por Rabinovich, Capurro y Pessina 1991).
43 Algunas teleras nos han contado que no tejen vicua porque les ha pasado que una vez hilada la lana, la dan a tejer y la tejedora no les devuelve tejido porque vienen y le dicen que se
los ha quitado la Gendarmera (Nacional) y Ud. lo pierde... pierde todo: el trabajo, la plata
y la lana.
44 Una alternativa que hemos conversado con las teleras y que sera factible experimentar comercialmente, es la incorporacin de una hebra de seda natural en la fibra de vicua. Frente
a otras mezclas con fibras ms rsticas que reducen la calidad, este tipo de luchado conocido como vicua real puede suavizar y aumentar el precio final del producto.
63
Estos ltimos investigadores (op. cit.) analizaron el fuerte impacto negativo de la prohibicin de caza en la economa domstica de los pastores, pero
consideraron que ste fue revertido por la incorporacin de los cazadores
como guardaparques asalariados de la reserva.
Este trabajo considera tambin a estos ingresos selectivos en efectivo como
un elemento disruptivo en la comunidad, ya que introdujeron una nueva variable de estratificacin social45.
Los conceptos centrales aplicados en el trabajo surgen del marco terico
de la bioeconoma, a partir del cual los autores discuten la importancia de las
vicuas como recurso renovable para la comunidad de pastores de altura, el
impacto monetario del uso de la vicua, el nivel de densidad herbvoro que
debe ser mantenido y el efecto potencial de su uso en la conservacin de esa
especie.
Sin embargo, por fijar su objeto en la poblacin de la Reserva y superponer los lmites del problema que aborda con los lmites territoriales de la
localidad, este estudio hizo hincapi en el aislamiento de Laguna Blanca
descuidando la circulacin de cueros, fibras y tejidos con las comunidades
del pie de la sierra por lo que no caracteriza el impacto de la prohibicin de
la caza sobre los circuitos de vinculacin con las poblaciones del llano, donde
principalmente la vicua es tejida y donde los cueros y la sal se truecan por
servicios y bienes inaccesibles en la Puna.
A veinte aos de la creacin de la Reserva Laguna Blanca, la divisin de
objetos y la falta de un dilogo fluido entre las disciplinas ambientalistas y las
ciencias sociales est llevando casi a la total desaparicin las portadoras del
saber tradicional del hilado y el tejido. El momento actual resulta ideal para
resumir estos saberes en un nico marco conceptual, de modo de reducir al
mnimo posible los efectos iatrognicos46 de las decisiones tomadas sobre uno
u otro mbito.
47
En sntesis, la tejedura es desde tiempos precolombinos , una de las
pocas alternativas econmica, ecolgica y socialmente viables de la economa
tradicional de Beln. Fue liderada por mujeres a quienes las guas de viaje
45 De las aproximadamente 95 familias de Laguna Blanca, unos pocos pastores posean algunos
cientos de llamas y unas 1.000 ovejas, seguidos por una docena de unidades domsticas con
alrededor de 100 llamas o su equivalente en ovejas, teniendo el resto de las familias unos
cuantos animales, estratificacin que estaba cambiando a partir de la posibilidad de acceso a
un salario en efectivo (Forni y Benencia 1985 y Rabinovich, Capurro y Pessina 1991:341).
46 Iatrognico es un adjetivo utilizado en medicina para describir los efectos de enfermedad de un
medicamento. En el texto lo utilizamos como una metfora, en tanto que una accin pensada
para proteger a las vicuas, genera problemas socioeconmicos en la poblacin adyacente, y a la
recproca, la promocin de la tejedura de vicua, llevara a la extincin total de las vicuas.
47 En las investigaciones arqueolgicas sobre cultura de La Aguada en zonas del desierto de
Atacama (Chile) se guardan registros textiles con una iconografa similar a la que aparece en
las cermicas de zonas de Beln (Gonzlez 1998).
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Florentina hilando.
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Blanca Gutirrez.
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Tonelaje
Precio en $
m/n por
tonelada
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Precio por
tonelada base
1938=100
1938
117
3160
100
1939
91
3377
106
1940
106
4280
135
1941
102
6714
212
1942
115
6084
193
1943
142
6220
197
1944
100
5790
183
1945
40
4000
126
1946-49
1950
1951
0,75
0
Variacin %
$/US$ base
1938
(a)
349
43.415
1.374
425
1952
12
51.785
1.638
425
1953
58
18.900
598
457
1954
38
55.328
1.750
457
1955
23
60.568
1.916
477
1956
22
73.630
2.330
588
73
[] para adquirir o tomar en consignacin pequeas partidas de minerales que ofrezcan los mineros y entidades de productores, y proveerlos de
explosivos, bolsas y dems elementos necesarios para facilitar sus operaciones
[]
El Estado, adquiriendo los minerales que se producen, no slo fomenta el
desarrollo de las pequeas faenas y da incentivo a los nuevos descubrimientos, sino que tutela el esfuerzo del autntico trabajador, asegurndole
condiciones favorables para promover su bienestar econmico y social (Repblica Argentina EMRA 1951:275)
Esta poltica econmica se propona mediante el monopolio y la compra
obligada de todo el mineral de wolframio producido, reactivar el sector que
haba cado en una crisis terminal. El precio inicial de compra establecido fue
ms alto que el del convenio internacional anterior ($ m/n 25 por kg), pudiendo la agencia fiscal de rescate:
Adelantar fondos sobre los contratos de venta de minerales que los mineros convengan entregar en trminos fijos a las Agencias, en las condiciones
y lmites que determine la reglamentacin correspondiente57 (Art. 2 inc. c
del Reglamento de Funcionamiento. Atribuciones de las Agencias en la
Repblica Argentina EMRA 1951:275)
La regulacin estatal del precio elev muchsimo la cotizacin. Una ntida
dimensin de este efecto puede verse en el Grfico 1.9 que ilustra la variacin
del precio en valor constante respecto de 1938. Asimismo, y como resulta del
anlisis del Cuadro 1.7, este aumento fue muy significativo aun si se tiene en
cuenta la incidencia de la devaluacin de la moneda nacional entre 1938 y
1956, ya que por este slo efecto la tonelada hubiese pasado de costar $m/n
3.610 a costar $m/n 18.580, por lo que el aumento a $m/n 73.630 la tonelada slo puede comprenderse por la incidencia del subsidio estatal a los productores que signific la compra total y monoplica de lo extrado.
En esas condiciones comerciales, con la compra asegurada por el Estado y
con la posibilidad de un crdito en efectivo a saldar con la produccin, es
decir, en una forma comercial muy similar a los acuerdos entre patronos y
clientes, fue sobre todo cuando la produccin minera de wolframio en Beln
se vio incentivada (ver Cuadro 1.7 y Grfico 1.8.)
57 Estos adelantos en efectivo podan ser del 30% del total de un contrato acordado en plazos
fijos, del 50% del valor de los minerales en cancha-mina de yacimientos con ley y produccin regular conocida y del 70% por mineral en el playn de muestreo de la agencia de rescate. La agencia retena un 3% en concepto de gastos administrativos (Art. 2 inc. c del
Reglamento de Funcionamiento. Atribuciones de las Agencias en Repblica Argentina
EMRA 1951:275).
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60 Un relato interesante, porque da cuenta de la situacin marginal de las condiciones de explotacin y de la economa regional, cuenta que un pirquinero baj de las Sierras del Culampaj,
muerto de hambre y desgarbado con una pepita de oro repartida en varios bullones. Desesperado porque su mula haba cado por un acantilado, recorra las localidades buscando algn
lugareo capaz de venderle un animal de carga. Al llegar a Hualfn le ofreci toda su riqueza al
dueo de una mula que se neg a cerrar trato. El dueo de la mula argumentaba que el oro no
tena valor y que la mula no tena precio. Si venda su animal dnde conseguira otro de las
mismas cualidades y cmo se trasladara al lugar dnde podra conseguirlo? Si se quedaba con
el oro cmo llegara a un mercado dnde pudiese canjearlo por dinero?
77
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Captulo 2:
Beln con los yanquis de Alumbrera
Beln, 30 de marzo de 1999.
Conoc a Blanca Gutirrez durante el III Festival de la Minera en la
Plaza Olmos y Aguilera; ella estaba vendiendo sus tejidos en telar y dos
agujas. Conversando sobre "la Alumbrera" me dijo: Viera como nos han
dejao la casa. Dice que tienen una denuncia a medio camino, a travs de
un sobrino que es comisario.
Un da de esa semana (19 de enero) fui a conocer a sus hermanas: Vernica y Florentina. En la casa son once. Cinco grandes y seis que se estn
criando. Estrella y Carmina (hijas de Cristina, maestra que no ejerce, tejedora) y Jorge, Vanessa, Marcelo e Iris (hijos de Telli, la Gorda que es
agente de trnsito).
Vernica, Blanca y Florentina recordaron su relacin con la compaa
minera desde 1995: ellas son herederas de la sucesin de Fermn Gutirrez,
de varios terrenos al costado del camino viejo por la Quebrada de Beln
hacia el Norte Grande. En 1995 se les apareci un funcionario de Vialidad
Provincial, el Ing. Sol para hacer la mensura del by pass1 Beln, un nuevo
camino destinado principalmente al paso de las vituallas para el proyecto
Alumbrera.
Y estuvimos conversando, y despus, de la noche a la maana han resuelto hacer por el cerro una picada, y para entrar al camino nos llenaron de
mquinas el terreno. De agosto a octubre del ao 97 nos sacaron las plantas
de frutas: perales, higueras, granados, manzanos, y por todo eso no nos
dieron ni un peso. Nos rodearon la casa de zanjas profundas como el ro seco
y no podamos salir de la casa.
Esas mquinas hacan un ruido que no dejaba dormir ni conversar, hacan temblar la tierra. Y a las cinco de la maana ya estaban metiendo
bulla y nosotras nos tenamos que ir para el fondo de la casa, porque el ruido
no se aguantaba y no se poda ni estar en la puerta, ni adentro, ni dormir.
Y la casa, mire cmo qued. Con grietas, se la ha cado el revoque, el techo.
Y yo me he ido a quejar con el capataz y me deca que el jefe estaba en Catamarca, y le deca lo que se haba hablado con el Ing. Sol y sabe qu me dijo:
Crranse viejas que les voy a pasar el camino por encima del rancho.
1
83
Quin es quin?
El texto que prologa este captulo es un fragmento del diario de campo en
Beln. En l aparecen los sujetos centrales de esta investigacin: las teleras de
vicua, las nias Gutirrez; las empresas vinculadas al proyecto del Bajo de la
Alumbrera y personajes polticos locales. A lo largo de este captulo analiza84
85
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En la ltima visita que realic, durante el ao 2000 para llevarles una copia de este trabajo,
la distribucin de la casa haba cambiado. Algunos de estos cambios fueron consecuencia de
medidas para mitigar los daos acaecidos durante la construccin del by pass Beln financiadas por la compaa minera y ejecutadas por peones municipales, como la construccin
del bao.
87
Para adquirir su forma actual, esta unidad domstica fue sufriendo transformaciones. En la casa y la finca heredadas de sus padres, residen actualmente once personas de las que cinco son mujeres adultas (las nias, Telli y
Cristina) y seis nios de entre quince y seis aos hijos biolgicos de Telli y
Cristina.
Florentina, la menor y ms pcara de las nias se re pensando que en el
pueblo todos creen que hemos tenido hijos, y nosotras no hemos tenido
porque no hemos querido, slo hemos criado siete ocho mal contaos5.
Telli y Cristina son dos de las hijas que las hermanas Gutirrez han criado.
Telli y una hermana melliza que falleci, eran hijas biolgicas de una familia
de collas del cerro que haban sabido no darle de comer a los chicos, y
ellas se las pidieron y las trajeron a Beln para criarlas. La hermanita estaba
muy delgada y falleci. Telli sobrevivi y a los cuatro aos obtuvo en casa de
las Gutirrez una hermanita de 2 aos y medio. En una localidad del Norte
Grande, se les apareci esta otra nia que como no era de nadie, andaba desnuda y la trajeron a su casa. Despus de un tiempo su madre biolgica vino a
anotarla y la llam Isidora. Esta nia vivi con ellas hasta los 19 aos cuando
se fue a Buenos Aires, donde actualmente trabaja de empleada con un
doctor. Liliana fue otra de las hijas de las Gutirrez, hermana de una vecina
que tambin dejaron para criar. Desobediente, a los 9 aos tuvo un accidente fatal al caerse de un caballo.
Cristina, maestra desocupada y quien permanece ms tiempo en la casa es
hija legtima de Olga, la nica de las hijas de Don Fermn Gutirrez que se
ha casado. Desde pequea prefiri sus tas a su madre y con ellas est criando a
sus dos hijas. Ni Telli, ni Cristina ni los nios hacen mencin a sus progenitores, ni la casa es visitada regularmente por ellos. La nica visita masculina regular es la de Pedro, el nico hermano vivo de Vernica, Blanca y Florentina.
Los recursos para el abastecimiento diario provienen de la chacra, los frutales que rodean la casa y los animales de la pequea granja (pollos, chivos,
ovejas, cerdos). Del sueldo de Telli como agente municipal de trnsito, las jubilaciones de Blanca y Vernica y la venta ocasional de tejidos y conservas proviene el dinero efectivo para los servicios y los alimentos a los que se accede en
la villa. El ingreso mensual efectivo total ronda los cuatrocientos pesos6.
Para superar las hostilidades del clima rido que castiga a Beln durante el
invierno se preparan en la casa conservas secas de ciruela, durazno, higo y
nueces. En sociedad con algn vecino o pariente que provea los materiales de
empaque o el azcar se prepara dulce de membrillo para consumo y venta.
5
Esta expresin se refiere a los nios que han alimentado por pocas o que han residido en la
casa sin vivir all en forma permanente.
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Andrea Mastrangelo
La falta de clientes para el tejido, la cada del precio por competencia con
los hilados sintticos y la escasa disponibilidad de vicua como materia
prima para las teleras se han ido combinando con el deterioro propio de la
edad de las teleras que poco a poco fueron dejando el tejido en telar como actividad econmica principal.
Otra causa que influy en el abandono progresivo de la tejedura artesanal
a lo largo de la segunda mitad del siglo XX es el desprestigio que rodea a las tareas que forman parte del proceso de trabajo. Aunque las teleras hacen su
tarea con verdadero amor y una dedicacin infinita, los tejidos son considerados algo rstico, asociado al pasado y que como tal est destinado a formar
parte del ajuar del pobre. Para aquellos que no ejercen el oficio, trabajar en el
telar es considerado un trabajo demasiado pesado y tareas como la hilandera
y el cardado forman parte de los trabajos del hogar que debe realizar cualquier trabajadora domstica, por lo que no es una tarea valorada ni monetaria
ni socialmente. Casi ninguna telera considera que su trabajo tiene el carcter
romntico que las guas de viaje atribuyen a las artesanas folklricas y
siempre se refieren a su trabajo como una industria casera que les permite
contar con dinero extra. Del mismo modo operan regulando el acopio y la
organizacin del trabajo de los tejidos teniendo en cuenta variables de circulacin, estacionalidad, costo-beneficio y rentabilidad.
Ser belicha fue sinnimo de ser telera pero ya no, porque las hijas de las teleras son empleadas pblicas, maestras o ejercen profesiones liberales. En el
caso de las Gutirrez, en la actualidad slo Cristina aprendi a tejer, pero lo
hace con lana de llama y oveja, y con agujas.
Por su parte, Blanca y Florentina hilan, pero Vernica ya no arma el telar.
La situacin actual de la unidad domstica de las Gutirrez no es excepcional, el modo en el que recolectaron a sus hijos tampoco. Los habitantes de
la Ciudad de Beln parecen preferir otro belenisto para enamorarse, casarse o
tener un hijo. Tanto en los sectores populares como en el grupo de los patronos hay una preeminencia de la endogamia entre belichos, an en los
casos en los que los miembros de la pareja han podido participar del mercado
matrimonial en otras ciudades en su juventud. Son muchos los casos de parejas con hijos nacidos antes del matrimonio. Frecuentemente entre las familias ms pobres, las parejas con o sin hijos suelen convivir sin la formalidad de
una ceremonia de matrimonio.
Tener o no tener hijos no determina la formalidad de las uniones ni el compromiso del padre ni la madre respecto de sus hijos. Muchas familias, como las
Gutirrez, incorporan hijos adoptivos que anotan como propios y toman hijos
anotados legalmente por otros parientes y no parientes para crianza.
Los embarazos de las solteras son el principal argumento para sostener la
opinin general que la moralidad de las chicas no es lo que debera ser y que
lo fue mucho menos frente a los forasteros del proyecto Alumbrera. Sinteti89
zando estas opiniones, uno de nuestros informantes afirm que por subirse
7
a una 4x4 estas chinitas le venden el alma al diablo. Si bien los nacimientos
de nios cuyas madres son todava novias o nias no son raros ni siquiera
dentro de los grupos locales de mayor prestigio, la combinacin de maternidad y soltera no es bien considerada, y en el caso de los nacimientos que
surgieron de la unin circunstancial entre lugareas y empleados en la mina,
los nios reciben el apodo despectivo de chicos T8. La relacin de las mujeres locales con los empleados del proyecto Alumbrera es criticada tanto por
la actitud de falta de pudor de las nias como por la afrenta que significa a
la virilidad de los varones locales. Humillado ante el poder de conquista amorosa que el dinero dio a los empleados de la empresa, un joven sentenci: los
de la 4x4 o te pisan con la camioneta o te cogen la novia9.
Entre los belichos, si una nia queda embarazada entre familias acomodadas o de la clase de los patrones, el deshonor se soluciona presionando al
novio para que se case. Si se trata de una familia sin pretensiones el nacimiento puede ordenarse socialmente con otro arreglo.
Si la joven madre no resuelve la convivencia con el padre y no desea ocuparse de la crianza de su hijo puede dejarlo con un pariente o en lo de su patrona (especialmente las empleadas domsticas), renunciando por completo a
la responsabilidad y los derechos sobre el nio. Otro arreglo comn es que las
parejas que no pueden tener hijos resuelvan la adopcin del nio de una madre
soltera pidindole a una nia embarazada que les regale su hijo y anotndolo
en el registro oficial como propio. Del mismo modo es posible que para proteger a una hija de la deshonra una madre inscriba a un nieto como hijo
propio o lo tenga en su casa cuando su hija forme una nueva unin. Estos artilugios legales no impiden que, con el tiempo y mediante el chisme, los nios
conozcan y mantengan relacin afectiva con sus padres biolgicos.
La manera en que circulan los nios entre su familia biolgica y la de
crianza desafa la concepcin de la infancia que se propone defender la Convencin sobre los Derechos del Nio y que para nuestra condicin de profesionales universitarios parecen obviedades como por ejemplo, el derecho a
conocer quines son nuestros padres biolgicos y a tener un nombre.
Relatamos a continuacin algunas situaciones:
7
Se refieren a las camionetas de doble traccin compradas por la compaa con los beneficios
de la Ley Nacional 24.196 (no pagaron impuesto a las ganancias ni derechos de importacin) identificadas con un cartel que dice Uso minero exclusivo.
Esta dimensin del impacto social de la minera parece no ser novedosa en Beln. Conversando sobre una mina de wolframio que entr en produccin en la dcada de 1950, una informante coment: Cuando la mina de los Vlez a los londrinos se los conoca por el color.
Es que haban trado unos ingenieros ingleses y ninguno se cas, pero dejaron semillas por
todos lados.
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Andrea Mastrangelo
Caso 1. Estando en Corral Quemado en busca de cueros de vicua, unas teleras encontraron a una nia de dos aos desnuda que se criaba comiendo la
fruta de la algarroba y lo que le daban. Entonces se la pidieron a la seora de la
casa ms cercana, que les dijo que no era de ella y que no saba de quin era.
Para traerla en el mnibus, esa seora les prest un vestido y les dio la direccin
en un papel para que le devolvieran la prenda cuando el chofer volviese a la localidad. Como no tena nombre y se le haba cado el pelo le pusieron La pelada. La trajeron a la casa, le dieron de comer y le cosieron ropa con trapos que
tenan. Posteriormente su madre biolgica la reconoci pero no reclam su tenencia, por lo que vivi hasta ser mayor de edad con la familia adoptante.
Caso 2. Una nia qued embarazada y ocult la condicin a su familia. En
secreto acord con un matrimonio que no poda tener hijos darlo para que lo
anotaran como propio. Nacido el beb lo entreg, arrepintindose luego.
Meses ms tarde denunci a los adoptantes ante la Justicia de Menores por el
robo de la criatura. Actualmente el caso est en proceso judicial.
Caso 3. La hija de una tejedora tuvo una beba sin la compaa de una pareja
estable. Cuando la criatura naci, la abuela asumi legalmente la maternidad. La madre biolgica vive en Buenos Aires y ha formado otra familia. La
nena que reside en Beln conoce todos los detalles de su situacin y cuando se
cruza con su padre biolgico a hurtadillas de su abuela materna se saludan
cariosamente en plena calle.
Caso 4. Una mujer casada y con cuatro hijos decide que no puede criar a una
de las nias, se la entrega a sus hermanas solteras para que ayude en la casa.
A estos casos podramos sumar varias decenas de relatos que incluyen juicios formales y reclamos informales que duran dcadas de madres e hijos ya
mayores a seores del pueblo reclamndoles el derecho a llevar su apellido o a
recibir su herencia.
Qu ocultan y qu dejan ver estas idas y vueltas de los nios respecto de
las relaciones de gnero en la organizacin social en Beln?
Por un lado, ante un padre que no ejerce su rol las mujeres que no eligen
interrumpir su embarazo, abandonan a sus hijos. Podemos suponer que ante
una actitud de desapego e irresponsabilidad del padre, las madres se sienten
con igual derecho. A pesar de esto no podemos suponer que la responsabilidad de varones y mujeres respecto de los hijos se reparta de modo igualitario
ya que aunque hay madres solas que asumen la crianza, no hay varones solos
que adopten hijos de otras parejas ni que cren hijos propios en soltera.
Por otro lado, la circulacin de los nios se relaciona con la organizacin
de las familias como unidades domsticas. En este sentido, tenemos que la
organizacin de las unidades de produccin no se hace necesariamente a
partir de una familia nuclear originada por el matrimonio, la convivencia o el
nacimiento de los hijos. Las unidades de produccin domstica en Beln
pueden o no estar conformadas por uniones de alianza y parientes de filia91
cin. La adopcin puede ser usada para sumar fuerza de trabajo y organizar la
vida social de quienes no conformaron una familia nuclear, por lo que puede
ser tenida como una estrategia para acceder a mano de obra y servicios en una
poblacin con un alto ndice de Dependencia Potencial10 tanto de jvenes
(77,3) como de ancianos (14,9) (Repblica Argentina 1997:18). Es decir,
ante la emigracin de poblacin activa y el predominio de nios y ancianos,
los belichos hicieron de la infancia un recurso que contribuye a sostener los
hogares de personas mayores solas.
Por lo expuesto, creemos que el parentesco y las lealtades a los patronos no
son las nicas fuerzas en juego en la organizacin de la vida social de Beln;
dar o sumar hijos adoptivos es un principio de agrupamiento que contribuye
a la creacin de lazos dentro y fuera de los grupos domsticos y pauta las relaciones de gnero (varones y mujeres). As es que el gnero tiene ms implicaciones en la sociedad que la mera asignacin de un rol en la divisin del trabajo, ya que el sexo de una persona, su capacidad o no de engendrar, est
determinando conductas y valores que influyen tanto en la organizacin de
las unidades domsticas como en la estructura social (Pitt-Rivers 1988).
En un contexto social como el descripto, donde la paternidad tiene ms la
forma de un accidente que la del ejercicio de la libertad, es altamente significativo que los insultos ms duros que pueda recibir un hombre no se refieran a l
sino a una mujer miembro de su familia elemental y en particular a su madre.
Un hombre puede recibir afrentas de distinto tipo y no responderlas, pero al
ser incluidas en la ofensa su madre o su hermana lo que se pone en juego es su
personalidad social, su status (el buen nombre) y su rol en la comunidad. El
honor de una familia est depositado en la conducta de sus mujeres. Mientras
la honra de las mujeres del pueblo est puesta en ser consideradas pblicamente muy trabajadoras, sobre todo si son teleras11, los varones tienen
fama pblica de vagos, borrachos y mantenidos. Sin embargo las mujeres
pueden perder ms fcilmente su honor que los varones. El honor de las mujeres se asocia con el pudor sexual y tenerlo o no es una cuestin de familia. En
nombre de la preservacin de esta honra los hermanos varones cuidan del destino y las acciones de sus hermanas mientras permanecen solteras12.
10 El ndice de Dependencia Potencial es un coeficiente que estima la proporcin de menores
de 14 aos o mayores de 64 aos que hay por cada activo entre 15 y 63 aos. Es decir, si por
ejemplo el IDP es de 77,3 para los jvenes debe interpretarse que por cada 100 habitantes
entre 15 y 64 aos hay aproximadamente 77 nios de 14 aos o menos a su cargo. Consideramos altos estos valores respecto del mismo indicador para la capital provincial donde es
de un 58,7 para los jvenes y de un 9,4 para los ancianos (Repblica Argentina 1997).
11 Varios poemas folklricos exaltan esta condicin de las belichas. Uno de ellos dice: Un telar junto al fuego, y a tejer la nostalgia. Mi mama pobrecita no le gusta descansar.
12 El sistema de valores sociales respecto de las relaciones de gnero que referimos aqu fue discutido exhaustivamente por la llamada Antropologa del Mediterrneo, especialmente
Pitt-Rivers (1988) y Brandes (1980).
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Andrea Mastrangelo
Jugando socialmente con estas cargas morales, las nias Gutirrez formaron su unidad domstica recolectando sus hijos entre los no deseados en el
pueblo y localidades aledaas, lo que les permiti gozar de la experiencia de la
maternidad y asegurarse el cuidado y la subsistencia en la vejez (Florentina
no tiene pensin ni jubilacin y las de Blanca y Vernica suman trescientos
pesos) sin poner en juego su honra. El no haber tenido hijos biolgicos es lo
que hace suponer que se han mantenido castas y puras y la razn por la que,
a pesar de ser septuagenarias, todo el pueblo las llama todava nias, hecho
que llena de suspicacias las conversaciones con los varones de su generacin.
Del mismo modo, la posibilidad de ser madres sin perder los honores de la
castidad les permiti combinar maternidad y soltera con una buena relacin
con sus hermanos varones, quienes de otro modo podran haberse visto ofendidos ante la prdida de la honra de alguna de sus hermanas.
Ellas mismas, en la discrecin del secreto entre mujeres, se burlan con dobles sentidos y refranes de su experiencia con los hombres. Compartiendo
confidencias respecto de aventuras amorosas, una de ellas sentenci Ya que
nos vamos a ir al Infierno, que sea con buena monta.
Si bien reconocer una vida sexual activa refuerza el prestigio masculino,
pone en peligro a la mujer arriesgando su honorabilidad y la de sus parientes
masculinos (Pitt-Rivers 1988:143-144). En este sentido, la principal habilidad de las Gutirrez ha sido la discrecin, ya que les permiti ser activas sexualmente manteniendo la soltera y ocultndolo a la mirada del pueblo.
El sistema de valores expresado en estas concepciones dista mucho de ser
homogneo y de tener una aceptacin acrtica, aunque parece ser comn y
caracterstico de grupos o generaciones dentro de la sociedad belenista. En el
momento actual estos valores parecen orientar los juicios del sentido comn
en la relacin entre los gneros, pero su aplicacin no est exenta de reflexividad crtica, especialmente de parte de las mujeres nativas. Dentro de la
unidad domstica de las Gutirrez, por ejemplo Telli y Cristina (dos de las
hijas adoptivas de las nias) fueron madres solteras y sin pareja. Cuando Telli
qued embarazada por primera vez, a los diecisiete aos, un odontlogo del
pueblo que no poda tener hijos, vino a pedirles el beb por nacer. Vernica,
la mayor de las Gutirrez, recuerda que le dijo: No seor, nosotros vamos a
criar a todos los hijos que vaya a tener la Telli. Esta situacin es contada en
presencia de los nios y con orgullo, por lo que podra decirse que la separacin o abandono de los hijos tenidos por solteras, aunque se practica con frecuencia, es reconocida como moralmente conflictuante.
Los valores morales y los roles sociales marcados por el gnero varan en
relacin al status social y segn la importancia relativa que tengan en sus
vidas fuerzas exteriores al pueblo o fuerzas que derivan del contacto con ellas.
Pero en general un comn denominador asocia a las mujeres de Beln con su
capacidad de trabajo. Podra decirse que casi no existe la belicha que sea ex93
clusivamente ama de casa. Sea como teleras, como tenderas, como maestras,
agentes de trnsito, empleadas municipales o como trabajadoras agrcolas es
regla que estas mujeres se inserten en el mercado de trabajo local. La capacidad de trabajo les da independencia econmica y la independencia econmica es la base sobre la que estructuran su relacin de alianza con los varones.
Dado que est generalizado, al igual que en el resto del pas, el uso de slo
un apellido, no siempre es visible no llevar el apellido paterno. Y en general se
prefieren los apodos y los nombres de pila compuestos (Dardo Mario, Luis
Daniel, Horacio Agustn) para individualizar a las personas, hecho que
puede asociarse con la gran confusin que genera la repeticin de los patronmicos. En la Ciudad de Beln ms de la mitad de las familias tiene alguno de
estos seis apellidos: Aybar y Aibar (15%), Moreno (11%), Chaile y Chayle
(7%), Reales, (7%), Saracho (7%) o Vega (6%), por lo que se incrementan
notablemente las repeticiones de nombre de pila y patronmico (procesamiento propio sobre nmina CoTelBe).
A las fincas se las conoce comnmente por el apellido o el apodo de sus
propietarios.
Tal el caso de Lo de las nias Gutirrez que encierra en el nombre topogrfico, el apodo y el patronmico. El apodo siempre se transmite por las familias y quizs con ms precisin haya que decir que a travs de la casa, por lo
que el mote de nias y el apellido Gutirrez lo llevan todos los que all habitan, aunque no figure inscripto en sus documentos civiles. Al igual que
ocurre con la categora nias, el patronmico funciona como apodo, ya que
toda la familia es llamada Gutirrez tanto dentro como fuera del pueblo13,
aunque individualmente sus miembros tengan diferentes apellidos. Esto
hace que el Gutirrez pierda parcialmente su funcin de patronmico, ya que
una nia que se llama Estela Gmez en sus documentos, dentro de la comunidad de Beln es una Gutirrez. Este uso social permite superar las distancias de origen y lugar de nacimiento que separaron inicialmente a los miembros de esta unidad domstica.
Los apodos no son siempre inocentes ni benignos. Adems del apodo familiar, existe el individual, que define un rasgo fsico o una actitud poco convencional en una persona (Pitt-Rivers 1988:186). Estos apodos son, adems,
una de las formas en las que operan las sanciones en la comunidad. Un apodo
injurioso molesta mucho, y a las Gutirrez no se les conocen parejas, ni matrimonios, ni amoros pblicos y por eso se elige conservarles el rol de
nias, pero como apodo, lo que expresa lo que a hurtadillas se piensa del
comportamiento sexual de estas septuagenarias.
Ya se hizo referencia al hecho de que las Gutirrez han mantenido en
forma satisfactoria la honorabilidad de su familia, lo que les ha valido tanto
13 Fuera de la Ciudad de Beln, los collas del cerro cambian el sonido de la G por el de la B, y
las llaman las Butirrez.
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para mantener el buen nombre de su familia como para tener una buena
relacin con sus hermanos varones. La principal muestra de esta buena relacin ha sido la forma en la que se manej la sucesin patrimonial de su padre.
Don Fermn era platero y almacenero y a lo largo de su vida supo componer un prspero patrimonio de varios lotes de terreno en la zona del Barrio
El Molino con la casa familiar (donde actualmente residen las nias), algunas hectreas de campo a la vera del actual camino de la Quebrada de
Beln y el local del almacn y el taller de platera en el centro del pueblo.
Aunque la sucesin legal dividira en partes iguales entre los hermanos el patrimonio, el arreglo al que de hecho llegaron los hermanos favoreci a las
nias, quedando bajo su administracin la unidad de produccin de la casa
del Barrio El Molino y las tierras de la quebrada para acopio de lea.
Olga, la hermana casada reside en casa de su esposo. Pedro, el nico varn
todava vivo, participa de algunas decisiones relativas al manejo de la produccin de la chacra. Una de las minas que explot Aureliano se vendi a la
Compaa Aurfera del Rosario a principios de la dcada de 1960. El otro yacimiento fue abandonado.
En este manejo de las propiedades podemos ver cmo se administr el patrimonio del hogar. La casa de las Gutirrez es una unidad domstica matrifocal porque ellas se mantuvieron solteras. La nia que se cas, finalmente
perdi o renunci formalmente a su derecho sucesorio, ya que en general,
como ha sido el caso de Olga, de los matrimonios resultan unidades patrifocales. La idea de la patrifocalidad se complementa con la preferencia cultural
por la patrilinealidad que en el caso de las Gutirrez se limit a su familia de
origen, conformando una unidad domstica matrifocal y para la mayora de
los hijos matrilineal. El ideal social de las familias patriarcales (patrifocales y
patrilineales) donde prima la autoridad masculina es lo que buscan preservar
las Gutirrez al justificar su soltera como un consejo del padre lo que les
permiti seguir siendo dueas de su voluntad.
Este manejo de las reglas de residencia y linealidad de la alianza y la filiacin les permiti no fragmentar el minifundio que la unidad domstica explota para el autoconsumo.
Justificar la eleccin personal de mantenerse solteras como un consejo
del padre que les permite mantenerse dueas de su voluntad son expresiones que suponen que una vez casada o unida a un hombre, la mujer ya no
puede hacer libremente, sino que queda ceida a la voluntad masculina. Esta
subordinacin de las mujeres en la vida privada se complementa con el reconocimiento de su capacidad de trabajo y de generar riquezas sin salir del mbito domstico, siendo en contrapartida menospreciada su participacin en
la actividad pblica.
Estas manipulaciones de los roles de gnero, dan cuenta de que en la dinmica de la vida social, el gnero no tiene implicancias slo en la organizacin
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Beln solamente los veranos. De este modo, aunque fuera de la poca estival
se hace notoria la ausencia de varones en casas y calles, esta situacin no
puede ser detectada por los registros electorales, hecho que los habilita como
candidatos a cargos ejecutivos en la provincia, el municipio o cargos legislativos en el nivel nacional.
Una de las dimensiones que result ms difcil de desnaturalizar para el
imaginario urbano y de llanura de esta investigadora fue la representacin del
espacio y las distancias dentro del Departamento de Beln. Tanto en los trabajos de Hermitte (1972 a y b; 1973; Hermitte y Herrn 1970 y 1977) como
en la propia referencia de los belenistas encontraba curiosa la insistencia con
la que se remarcaba el hecho que Beln era una ciudad. A la distancia,
desde Buenos Aires, me resultaba curioso que una poblacin aparentemente
pequea (alrededor de seis mil personas en 1970; y algo ms de ocho mil en
la actualidad) tuviese tan alta autoestima para proclamarse ciudad con
tanta insistencia. Para los residentes en Beln tanto Londres, Hualfn como
La Aguada y Corral Quemado son localidades distintas de Beln. Lo que
intrig a mi mentalidad de Gran Ciudad era qu haca sentirse tan distintos a los pobladores de la capital del departamento que los haca llamar a
su pueblo ciudad y me preguntaba qu caractersticas de lo urbano estaran
reivindicando.
Residiendo en la Ciudad de Beln comprend que no es slo la capital
administrativa del Departamento, sino el lugar de residencia permanente de
muchos propietarios de fincas, chacras, minas y casas en localidades del interior. A esas localidades va trabajo e inversin y vuelve riqueza en forma de pimiento, uva, nueces o metales. Las localidades del interior del Departamento
no forman un conjunto indiferenciado que pueda oponerse como el
campo a la Ciudad de Beln. Existe una jerarqua entre las localidades que
se ordena segn varios criterios que trataremos de dilucidar.
Las localidades de Beln al Norte (en la orientacin en que est ubicada la
compaa que explota el Bajo de la Alumbrera) se subdividen entre las del
Norte Chico y las del Norte Grande. El Norte Chico lo componen las
poblaciones de El Shincal, La Aguada, La Toma, Las Vallas, Pozo de Piedra,
Piedra Larga, Las Barrancas, Las Juntas, Condorhuasi, Asampay, La Puerta
de San Jos y La Cinaga. En el Norte Chico es donde existe la mayor concentracin de sitios arqueolgicos prospectados; estas localidades estn ubicadas al Noroeste de la Ciudad y distan entre 13 y 21 km de ella.
El Norte Grande lo componen las localidades de San Fernando, El Eje,
Corral Quemado y Puerta de Corral Quemado, Culampaj, Hualfn y Los
Nacimientos (distantes entre 80 y 120 km hacia el Norte). En este sector del
Departamento, al Sureste de Hualfn se ubica la Zona Abel Peirano, de la
que forman parte las explotaciones mineras de Faralln Negro y Bajo de la
Alumbrera, ubicadas aproximadamente a 90 km de la Ciudad de Beln.
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Mientras que para recorrer los 254 km que separan a Beln de Santa
Mara el mnibus tarda cinco horas (realizando su recorrido a razn de 50
km/h), para recorrer los 70 km entre Corral Quemado y Beln tarda tres
horas, realizando su recorrido a 23 km/h.
Entre las causas de estas diferentes velocidades se encuentra, adems del
deterioro de los vehculos y los caminos, el hecho de que el conductor presta
servicios de distinta naturaleza a los pobladores de los caseros que lo esperan
a la vera del camino. El monopolio del transporte es ejercido por una empresa que cuenta con dos mviles y dos choferes que, adems de ser sus propietarios, son padre e hijo. El padre, conocido con el apodo de El Sapito
por el aspecto que le da su sobrepeso, es un famoso huesero17 que presta asistencia mdica a su paso por localidades como El Eje o San Fernando. Adems
el servicio de conductor suele ser requerido para comprar medicamentos o
artculos de primera necesidad en la Ciudad de Beln sin necesidad de pagar
pasaje o salir de esas localidades. La importancia de estos servicios slo puede
dimensionarse teniendo en cuenta que el nico hospital pblico con quirfano est en Beln por lo que la disponibilidad de medicamentos y atencin
mdica ms o menos compleja existe slo en esa ciudad. Esta situacin pone
de relieve, nuevamente, la importancia que tuvieron hace cincuenta aos las
farmacias y nos permite comprender por qu las dos figuras ms relevantes de
la poltica de Beln fueron farmacuticos. Asimismo, este hecho da cuenta de
una de las dimensiones por la que mientras se considera que Hualfn o Ro
Loro son pueblos muertos, se dice que la ciudad de Beln tiene vida
propia.
Por otra parte, muchas familias de Beln tienen casas y explotaciones en
las localidades del Norte, en las que residen alguna parte del ao o en las que
permanece residiendo algn miembro de la familia. Adems de las explotaciones comerciales, los belenistos suelen realizar excursiones y vacacionar en
las localidades del Alto y de la Sierra. Los pobladores de esas zonas suelen
buscar en Beln y en Santa Mara los bienes y servicios que no estn disponibles en su lugar de origen. Las Gutirrez mantuvieron relacin afectiva y productiva con familias de El Eje, donde adoptaron una de sus hijas y residieron
en Corral Quemado y Culampaj mientras su padre y sus hermanos explotaban las minas. Para vender los tejidos Vernica realiz incursiones comerciales en la Ciudad de Crdoba (capital de provincia de 1.200.000 hab., situada aproximadamente a 700 km de Beln). Los vnculos comerciales con la
Ciudad de Buenos Aires los mantuvieron a travs de acopiadores.
Las jerarquas entre las localidades del Departamento alinean y categorizan a los patrones de poblados y caseros con los de los pueblos y a los de los
pueblos con los de Beln. En las localidades del Norte Chico los maestros y
17 Curandero dedicado a la quiropraxia. A diferencia de las brujas y las curanderas, los hueseros son generalmente varones.
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Esta disputa, al igual que la que tiene lugar por las regalas mineras, los reclamos por el acceso a los servicios pblicos y otros recursos disponibles en
Beln (ver Introduccin) enfrentan los intereses del Estado Nacional con los
de la comunidad de Beln y corre por cuenta de la autoridades de la provincia
o el municipio moderar este enfrentamiento. La comunidad defiende, por
sobre todo, la vigencia de su cdigo de sanciones morales, el Estado nacional
la aplicacin de las leyes que permiten hacer libre de regulaciones al capital
multinacional y las autoridades locales quedan entrampadas entre uno y otro
poder, sistema de valores y procedimientos de accin.
Para interpretar acertadamente esta circunstancia es necesario tener en
cuenta que en la situacin analizada el Estado nacional y comunidad no son
diferentes slo en tamao, sino por su origen histrico. Los sistemas de valores morales que regulan la comunidad estn esencialmente compuestos por
individuos conocidos en situaciones identificables, mientras que las normas
legales que conforman el Estado nacional y las empresas multinacionales son
categoras casi exclusivamente annimas, productos de abstraccin y generalizacin. Las sanciones de la comunidad se aplican inductivamente a un caso
y contexto particular, mientras que las del Estado son deductivas, emanan de
algn cdigo lgico.
El orden jurdico del Estado da organicidad y estructura a la nacin que
no es ms que una aglomeracin de comunidades interrelacionadas, fundada
cada una de ellas sobre un territorio y vinculada a otras comunidades de ms
alto estatus social, mayores medios econmicos y ms comprensivo mbito
territorial. Las normas jurdicas dan al Estado, adems de una estructura orgnica de mayor tamao, un sistema de autoridad que, como ocurri con la
desregulacin minera, es el que termina imponiendo un destino a la comunidad (Pitt-Rivers 1988:224-5). Una forma de acortar y moderar esta distancia podra haber sido realizar un estudio de impacto social previo al proyecto minero que, aun planificando centralmente, hubiese tenido en cuenta
las diferentes voluntades comunitarias.
Retomando el tema de las sanciones morales, falt decir que en Beln el
control de la moralidad, la religin y la salud estn ntimamente ligados. Las
enfermedades son vistas como una sancin moral de jueces sobrenaturales,
por lo que un cuerpo enfermo es un castigo. La proteccin de las enfermedades y el cuidado de la salud son un tema recurrente en la poltica (recurdese que los principales lderes de la poltica local en la segunda mitad del
siglo pasado fueron farmacuticos) y en la creencias religiosas. El pedido de
proteccin y sanaciones son los principales motivos de las peregrinaciones
que en Semana Santa convocan una inmundicia de gente a Nuestro Seor
de La Pea o al Seor de Vinqui. Del mismo modo, el camarn de la Virgen
de Beln en el templo central permanece lleno de medallas (exvotos) evocando corazones, piernas, brazos, senos y otras partes de cuerpos enfermos
104
Andrea Mastrangelo
19
105
que Doa Clarita, una telera de ms de 80 aos, evitaba que el viento le apague
el fuego de su fogn con la madera del embalaje de un motor despachado en
Hong Kong para Alumbrera Mining Co. y el templo pentecostal tiene un
tanque de agua que perteneci al obrador de Techint.
Andrea Mastrangelo
107
Grfico 2.1 Mapa del territorio del proyecto en una representacin al inicio de la obra civil
Andrea Mastrangelo
110
Almacenamiento
de concentrado
Planta de filtros
Tucumn
Mineraloducto
de concentrado
Agua
Molino Sag
Espesador de concrentrado
y tanque de stock
Concentracin de oro
por gravedad
Molino de remolienda
Dique de colas
Andrea Mastrangelo
nacional globalizada, en la que el capital no asume los costos de la reproduccin ampliada de sus trabajadores ni la marginalidad social del rea aledaa a
la inversin. La empresa busca asumir el menor compromiso posible respecto
de la marginalidad e incapacidad reproductiva de su entorno social, apropindose del recurso y haciendo uso de la fuerza de trabajo disponible. Pero
hacer viable esto en medio de la extrema pobreza del Oeste catamarqueo no
es una tarea sencilla, por ello, el rea de la empresa que maneja las relaciones
con la comunidad la Gerencia de Asuntos Corporativos se ocupa de morigerar los conflictos emergentes atendiendo demandas de pobres y excluidos
y haciendo donaciones a escuelas, hospitales y organizaciones no gubernamentales locales. As, recibieron donaciones o tienen proyectos en comn
con la empresa minera la Escuela de Educacin Especial, la Escuela Normal,
el Instituto de Estudios Superiores y el Hospital Regional de Santa Mara, la
Escuela de Educacin Tcnica y el Hospital Regional de Andalgal. En el
Departamento de Beln recibieron donaciones de la compaa la Escuela
228 de Hualfn, la Escuela Provincial 80 de Faralln Negro, la Escuela Provincial Tcnica N 2, un Jardn de Infantes y el Hospital Regional.
Lo expuesto, permite afirmar que los conceptos de territorio del proyecto y rea de influencia del proyecto aplicados definen dos espacios
contiguos y cualitativamente diferentes.
El territorio del proyecto remite a zonas de produccin y reproduccin
planificadas y ligadas exclusivamente a la explotacin comercial de la mina.
El rea de influencia refiere, en tanto, a un conjunto de poblaciones no planificadas y que no estn controladas directamente por el proyecto, donde la
produccin sufre crisis cclicas y la reproduccin social es asistida por instituciones pblicas.
A pesar de estas diferencias no debe suponerse que el territorio del proyecto y el rea aledaa al mismo son unidades socio-espaciales aisladas. Un
abordaje diacrnico permite comprender que en las relaciones sociales entre
el proyecto Alumbrera y las localidades aledaas del Departamento de Beln
pueden diferenciarse dos etapas: la de prospeccin, licitacin y obra civil
(1995-1997) y la productiva (1998-actual). Las relaciones sociales entre proyecto y comunidad aledaa fueron claramente diferentes en cada una de estas
etapas.
Aunque no se cuenta an con datos censales y los datos existentes varan
para cada una de las empresas contratistas, el crecimiento poblacional y los
efectos sobre la poblacin preexistente fueron mucho ms intensos y desorganizados durante la primera etapa sobre todo durante la obra civil que en
la etapa productiva. Las razones de que esto fuera as no son slo responsabilidad de quienes ejecutaron el proyecto, ya que si bien la construccin demanda ms mano de obra que la operacin (ver Cuadros 2.3 y 2.4), toda la
primera etapa se vio acompaada de una euforia generalizada en la regin,
111
que atrajo una considerable cantidad de poblacin que se traslad por sus
propios medios a la zona del proyecto.
Grfico 2.3 Carga de personal obrero a ser empleado en la planta
minera. Proyeccin a los inicios de la obra para el perodo octubre
1995-enero 1998
Andrea Mastrangelo
La velocidad con que se cumplieron y materializaron los plazos y las inversiones de la obra civil contribuy a afianzar el discurso positivo que en la dcada de 1990 relacion rentabilidad y progreso con inversin privada. Sin embargo, el inicio de la etapa productiva marc para la localidad el fin del auge
desarrollista. El inicio de esta etapa demostr cabalmente no slo la subordinacin del gobierno local a una dinmica del proyecto definida por el gobierno
federal, sino tambin el fin de las expectativas de progreso continuo creadas en
su entorno por diferentes instituciones nacionales (la Secretara de Minera) e
internacionales (el Banco Mundial). En Beln, en la actualidad y respecto del
proyecto Alumbrera, no slo se vive una decepcin generalizada en ciudadanos
y funcionarios polticos, sino que tambin muchas veces la poblacin se culpabiliza de no haber podido conseguir un lugar de respeto en el proceso de expansin del capitalismo global en el rea22. Las evaluaciones oficiales sobre los
impactos potenciales del proyecto tenan identificada la necesidad de nuevas
inversiones en servicios, que representaban, junto con el cobro de las regalas
mineras, la va por la cual se cumplira el efecto derrame del proyecto
(Alvarez 1996; Repblica Argentina 1997). Nada de esto sucedi an y parece
poco probable que tenga lugar en el futuro inmediato.
En medio de las tensiones, la entrada en produccin de la planta marc un
cambio en las relaciones del proyecto con la comunidad, en el sentido que la
poblacin local comenz a poder ubicar fsicamente a la empresa en un lugar
(la oficina de Relaciones Pblicas en San Fernando del Valle de Catamarca),
individualizando representantes con quienes negocia y ante quienes hace or
sus reclamos (v.g. negociaciones por trazado y mejoras de la Ruta Nacional
40) (El Ancasti 4/10/1999; 13/10/99 y 29/10/1999).
El mercado de trabajo
El mercado de trabajo fue un componente central del proyecto Alumbrera,
cuyos requerimientos se planificaron junto con las restantes caractersticas de
la obra.
Cuadro 2.4 Proyeccin del total de Horas-Hombre requeridas
para el proyecto Alumbrera en 1995 (Etapa construccin)
Movimiento de suelos
299.184
Hormign
990.074
382.917
Edificios, arquitectura
121.561
22 Ver volante de protesta distribuido por la Juventud Peronista durante el III Festival Nacional de la Minera en enero de 1999 (Ilustracin 2.7).
113
12.085
Equipos
445.879
Caeras
168.461
5.065
250.785
Electricidad
375.409
Comunicaciones
6.048
Instrumentos de control
85.437
Aislaciones y revestimientos
16.188
Varios
62.762
125.489
Instalaciones temporarias
188.250
Servicio de construccin
681.100
Puesta en marcha
Total
80.000
4.316.694 HH
Andrea Mastrangelo
Reclutamiento
publicidad
outreach
rea
de la
mina
UOCRA
Otras
reas
Catamarca
Entrevistas
Exmenes
Clasificacin
Banco de datos
M= La mina
C=Catamarca
O= Otros
Mina
Catamarca
Otras reas
! Nombre
! Direccin
! Fecha solicitud
! Cdigo de especializacin
Solicitud de requerimientos
son comparadas con el banco de datos para
proveer un listado de aspirantes elegibles.
Fase II
Ej: solicitud de Requerimiento
de 5 carpinteros para la Mina.
Proceso de
seleccin
Proceso de empleo
! Examen mdico
! Documentos administrativos
Entrenamiento
001-0
002-0
003-M
004-C
005-M
006-0
007-C
008-0
009-0
01Sept
11Sept
04Sept
10Sept
01Sept
15Sept
03Sept
08Sept
10Sept
Fase III
Andrea Mastrangelo
117
tido, no son pocos los ex trabajadores que dicen haber ingresado al proyecto
por pedido o recomendacin de alguno de stos lderes. La incidencia de este
factor humano explica por qu el control del flujo de trabajadores no permiti evitar grandes concentraciones de personal cuando el campamento
base todava no contaba con la infraestructura adecuada, lo que signific que
en algunas etapas de la obra los operarios tuviesen que dormir en los pasillos.
A este origen tambin puede atribuirse que a pesar de las severas pruebas de
aptitud, accediese a la obra en construccin un grupo de desesperados que
tomaban el trabajo que fuese diciendo que lo saban hacer y entraban pero al
rato los haban echado como a moscas.
A diferencia de lo que es tradicional en Beln, durante la etapa de la obra
civil, la poblacin del rea de influencia inmediata aument en cantidad de
varones en edad activa. En efecto, muchos ocupados por la obra eran varones
separados de sus familias que formaban parte del sistema de trabajo migratorio (Burawoy 1976), caracterstico del segmento no especializado de los
mercados de trabajo de la construccin de grandes obras (Ribeiro 1987 y
1991). Algunos de estos hombres vivieron en el campamento temporario;
otros trabajadores relacionados con obras como caminos y carreteras se alojaron en las ciudades de Andalgal y Beln. Este gran nmero de hombres se
convirti en una presin demogrfica fuera de lo comn. Floreci la prostitucin y las relaciones de gnero entre los trabajadores en el campamento se
describen como inusualmente violentas. Mientras que las mujeres locales
consideraban un trofeo de caza lograr una relacin con un yanqui, los varones disputaban el prestigio en su grupo de pares robndose las mujeres.
Estas relaciones si bien no modificaron radicalmente la estructura de las relaciones de alianza en la localidad (ver parte Florentina, Blanca y Vernica Gutirrez de este captulo) si ligaron la calidad, ritmo e intensidad de la reproduccin a la circulacin de personas y capital del proyecto.
La poblacin que trabaj en la obra del primer campamento y en la infraestructura del proyecto es diferente de aquella que particip en la explotacin comercial de la mina. El sindicato de la construccin estim, durante la
obra de infraestructura, un total de 4.500 operarios. Estas cifras se redujeron
a algo ms 800 cuando entr en produccin la planta de proceso de minerales. Este fenmeno contribuy a dispersar algunas familias recientemente
conformadas, especialmente aquellas integradas por un lugareo/a y un trabajador/a en el proyecto.
El slogan de la obra civil fue seguridad ante todo: una preocupacin de
los inversores que dio cierta omnipotencia al personal de seguridad para controlar la vida social de los trabajadores y que transform en difusas las fronteras entre la seguridad industrial, una relacin laboral opresiva y el autoritarismo personalista de algunos miembros de esas fuerzas de seguridad. La
obsesin por la seguridad de las empresas constructoras se asocia a la rentabi118
Andrea Mastrangelo
lidad total de la obra, tanto sea porque se relaciona con un menor costo como
porque reduce el monto sobre el que deben hacerse los seguros (de riesgo
total de la obra y de vida que deben pagarse a los trabajadores accidentados).
En los relatos de los trabajadores del campamento de la obra civil esta
preocupacin por reducir al mnimo las estadsticas de accidentes y problemas de salud condujo a una medicina laboral superficial para la que si
no tenas fiebre, no estabas enfermo. Para muchos trabajadores la relacin
laboral estuvo marcada por la resignacin y no son pocos los operarios que
hablan de dirigentes sindicales como traidores o entregados y paternalistas o soberbios y cmplices del capital. Los dirigentes sindicales consideran a la poltica de recursos humanos de las empresas en especial la contratacin de extranjeros como la principal causa de la desmovilizacin, falta
de adhesin al sindicato y desinters por la accin colectiva. En la etapa de la
obra civil, los trabajadores contratados estuvieron regidos por el convenio colectivo de trabajo de la Unin Obrera de la Construccin de la Repblica
Argentina (UOCRA).
Los salarios medios de los operarios rondaron los setecientos dlares.
Luego de un acuerdo inicial firmado en la ciudad de Catamarca, el resto de la
negociacin sindical se realiz en el territorio de la mina. Todos los martes un
dirigente sindical se reuna con la contraparte empresaria. Todas las negociaciones se realizaron en ingls, con un traductor empleado por la empresa.
Sindicato y empresa sellaron un acuerdo centrndose en cuatro objetivos bsicos: ningn accidente, ningn conflicto y cumplir con el plazo y presupuesto previstos. Ninguno de estos objetivos se cumpli, sin embargo el sindicato evala la relacin con la empresa como muy satisfactoria. Los logros
que reivindican los sindicalistas de la construccin son relativos a la seguridad industrial y la adecuacin cultural de la comida, las condiciones de alojamiento y la vestimenta provista por la empresa.
En la etapa productiva el escalafn fue pactado por la empresa y la Asociacin Obrera Minera Argentina (AOMA). Aunque en la actualidad existe un
local sindical en la zona del campamento permanente de Alumbrera, en un
principio, el local sindical de referencia de los mineros estuvo ubicado en la
villa obrera de la mina de Faralln Negro. El sindicato y la empresa trabaron
relacin en 1996 y en agosto de 1998 la compaa minera desarroll un
nuevo sistema de sueldos basado en la evaluacin del desempeo individual
como base del convenio colectivo por empresa. La AOMA acept un proyecto
de convenio centrado en bonificaciones especiales a la productividad personal, procesos de evaluacin de desempeo y flexibilizacin de las horas
extra y los ciclos laborales. Las reivindicaciones se limitaron a una mejora en
los salarios de bolsillo y dar entidad al rol de los delegados locales. El sindicato atribuye el bajo nivel de afiliacin (aproximadamente 20% del personal)
a la juventud, falta de experiencia y descreimiento de la organizacin de los
119
Andrea Mastrangelo
El hecho de que las obras deban ser finalizadas dentro de los plazos previstos con antelacin y cumpliendo estrictamente un cronograma, es una caracterstica esencial de las grandes obras que condiciona la vida cotidiana del
personal que ocupan, ya que una vez cumplidos los plazos tanto el capataz
como el ingeniero necesariamente se vern obligados a migrar, y para mantenerse ocupados, debern insertarse nuevamente en otra gran obra que los
ocupe en forma temporaria. Esto hace que la experiencia migratoria sea un
rasgo permanente en la vida de un trabajador de grandes obras que se mantiene en carrera (ver subttulo Migrantes en este captulo).
Aunque los migrantes fueron un grupo importante de trabajadores, es necesario considerar que ni las compaas constructoras ni las mineras precisan
mantener o transferir toda la fuerza de trabajo de una obra/mina a otra. La
mano de obra no especializada o ciertos servicios como el transporte pueden
obtenerse en el nivel local de la economa. No hay razn econmica para
mantener la dependencia con la empresa de un trabajador no especializado.
Por el contrario, cuanto ms especializado, experimentado y calificado es un
trabajador, mayor es la posibilidad de que las corporaciones se disputen su
trabajo. En la medida en que una compaa sea capaz de mantener en forma
estable un cuerpo de personal altamente entrenado y experimentado, necesitar menos de buscarlos en el mercado local, lo que indirectamente reducir
sus costos y aumentar su eficiencia. En consecuencia, la trayectoria internacional del segmento especializado de mano de obra es la que ms claramente
tipifica la existencia de circuitos migratorios dentro de los grandes proyectos.
Por esto, aunque en el rea de influencia inmediata del proyecto Alumbrera
residen ingenieros y tcnicos en minas nativos de Beln o Andalgal, stos no
fueron contratados sino tardamente y en muy escaso nmero.
Al momento del trabajo de campo las empresas constructoras ya se haban
retirado del territorio del proyecto, lo que limit la caracterizacin del comportamiento de los ingenieros y tcnicos de la construccin. Los ex ocupados
que todava residen en el rea de influencia inmediata, en su mayora nativos
de Beln y Catamarca, consideran que se sintieron discriminados y que
mientras el maltrato dado a los operarios era moneda corriente, los capos
tenan privilegios como viajes frecuentes a la ciudad, alojamiento en hoteles
de cinco estrellas en localidades tursticas prximas Taf del Valle y
arriendo de casas lujosas en zonas residenciales cercanas a la capital tucumana. Adems de estos privilegios asociados al salario indirecto, sealan que
el staff coma en un saln aparte y tuvo acceso libre al consumo de alcohol,
sustancia que en el territorio del proyecto y para el resto de la fuerza de trabajo, circulaba en un mercado negro.
Los trabajadores tcnicos especializados contratados en forma permanente mantienen relaciones personales entre una y otra obra. Las relaciones
personales en este nivel de la fuerza laboral constituyen una fuente de acceso
121
122
Andrea Mastrangelo
[] aprovechando la crisis de desocupacin y aprovechndose de los collas, porque para ellos los americanos, nosotros somos como indios, nos
trataron como perros. Seis meses tocando puertas de oficinas, haciendo
exmenes prcticos, tericos, de todo tipo, y cuando entr a trabajar, a los
tres meses me despidieron sin motivo, sin explicacin, sin remuneracin alguna, nada, nada. Y me despidieron y no me volvieron a tomar []. Esa es
la manera de operar de los yanquis: trabajan en pases en crisis y tratan a
la gente como animales, total saben que a la gente con trescientos pesos la
arreglan (destacado nuestro).
Esta rivalidad vara cotidianamente de tono y atraviesa las relaciones de
clase, siendo algunas veces de marcado tono antiimperialista. Como en el siguiente relato:
Haba unos armadores de estructuras al mando de un capataz
criollo. Que deca que parecan acrbatas de circo y no trabajadores de la
construccin. Los he visto hacer locuras, como caminar a cuarenta metros
del suelo sin cuerda de seguridad ni nada. Unos yanquis grandotes, yo les
deca los marines, parecan de la CIA. Los mirabas al trasluz y eran: pasos
iguales, espalda derecha, tenan que ser marines. Con handy y herramientas
colgadas pareca un desfile militar.
Un da cometieron una barbaridad. En la estructura siempre, en la
parte ms alta, flameaba una bandera argentina. Y se subieron y la sacaron
y pusieron la bandera yanqui. Para m eso fue un smbolo de la Argentina
de hoy (destacado nuestro).
A la recproca, muchos trabajadores migrantes nacionales o internacionales tienen conceptos peyorativos de la poblacin local, considerndola
feudal, atrasada en comparacin con la vida cosmopolita que podran
llevar en las ciudades de las que son originarios, valores que se manifiestan en
su trato cotidiano.
En Beln, la tradicional hospitalidad hacia los extranjeros se transform
en afrenta cuando el rea de recursos humanos de la empresa deca pblicamente que haba puestos a cubrir por un extranjero, lo que haca que la poblacin local se sientiera menospreciada. Estas actitudes, sumadas a las caractersticas de los sistemas de seleccin y trabajo hicieron que el buen nombre,
la alianza y relaciones clientelares tpicas de las relaciones sociales belenistas
perdieran valor y eficacia. Estas circunstancias son las que hicieron que los
conflictos de clase y de trabajo adquieran la forma de rivalidad entre locales y
extranjeros. Esta rivalidad que se expresa en la forma de conflictos humanos
o interpersonales resume la conflictividad a la que dan origen las diferencias
sociales, tecnolgicas, de comunicacin y de oportunidades entre el territorio
123
124
Andrea Mastrangelo
24
s son rasgos del culto a la Pachamama . Por esto podemos suponer que en el
poema de Aguilera, la duea es la misma Virgen, pero tambin la Pachamama, quien fuera duea de las tierras en donde se asent la poblacin colonizadora y que es por lo tanto tenida como propietaria de las riquezas minerales depositadas en ella, la que al ser apropiada por extraos, la empobrece,
dejndola sin camisa ni pollera. Este enriquecimiento de los de afuera con
la riqueza de Beln describira el tipo de relacin de subordinacin y dependencia que mantiene la economa local con la sociedad nacional y transnacional.
Durante la construccin de la planta minera, estas creencias sobrenaturales sobre el valor moral de la riqueza y la minera se expresaron en varios relatos de aparecidos nocturnos que asustaron a los trabajadores y que en algunos casos fueron vinculados con el demonio25. Asimismo, mientras que
fuera de la mina algunos belenistos reclamaban que haban sido excluidos del
proyecto, otros pobladores consideraban esta situacin ventajosa ya que en
la mina nueva vive el diablo.
Estas creencias podran interpretarse de distinto modo segn se trate de la
poblacin de dentro o de fuera de la mina. Para los pobladores tradicionales
estos relatos podran interpretarse como una condena moral al enriquecimiento desmedido que no derrama beneficios en la comunidad. Pero en el
caso de los trabajadores del proyecto Alumbrera, los relatos de aparecidos y
fuerzas sobrenaturales en el yacimiento sirvieron para generar fuerzas sociales
cohesivas en una comunidad regida casi exclusivamente por relaciones laborales y con problemas de integracin por su heterogeneidad sociocultural. A
falta de una vida pblica suficientemente intensa, el miedo vino a generar
cohesin y relaciones sociales ms all de la relacin laboral, coercitiva por
naturaleza. En este sentido resulta significativo que sean justamente los
miembros de las fuerzas de seguridad (a quien supuestamente todos teman)
quienes ms frecuentemente fueron asustados por estas experiencias sobrenaturales.
24 El culto a la Pachamama es un culto sincrtico al que se rinde tributo en el Noroeste argentino y en casi toda el rea andina meridional. En la localidad de Amaicha del Valle (Provincia de Tucumn) todos los aos se realiza una fiesta donde se elige Pachamama a la mujer
ms vieja y con ms hijos del pueblo. La Pachamama va acompaada de un cortejo compuesto por el Yastay (variante de un semental o macho cabro) y la usta (la ms joven y bella entre las nuligestas). La Pachamama es una alegora de la fecundidad de la tierra, a la que
se tributan homenajes como las apachetas (torres de piedra), se le regala el primer sorbo de
vino de los vasos (de no hacerlo puede, sedienta, romper las vasijas y servirse sola) y la placenta de los recin nacidos. Para que viva el amor los amantes entierran cabellos anudados.
La diosa Tierra recoge en sus brazos a los rotos y a los cansados que de ella han brotado y se
abre para darles refugio al final del viaje (Galeano 1984:17-18; Bigongiari 1995:62 y 77).
25 En la versin de los transportistas el relato refiere a un sujeto denominado pecho ilata que
se cruzaba en el camino y los obligaba a detenerse. En la versin de las fuerzas de seguridad
que cuidaban el acceso al territorio del proyecto se tratara de un morocho grandote de
ojos rojos como conejo que los intimidaba.
125
Otro indicador importante que justifica las disputas dentro del proyecto
en trminos de nativos-extranjeros y locales-gente de fuera de la localidad es
la estructura educacional, ya que la segmentacin tnica del mercado de trabajo est directamente relacionada con el sistema educativo.
Entre los grupos de poblacin local empleada predomina la fuerza de trabajo que alcanz la educacin media tcnica. Y a medida que la procedencia
de la mano de obra se aleja del rea de influencia inmediata asciende su capacitacin en el sistema de educacin formal. Esta distribucin no tiene slo
proporcionalidad directa con las oportunidades educativas que a priori tuvo
la poblacin local, sino, como desarrollamos en prrafos anteriores, con los
criterios en base a los cules se realiz el reclutamiento de la fuerza de trabajo.
Slo entre los trabajadores de la obra civil hubo presencia significativa de
trabajadores latinoamericanos. Este segmento de la fuerza de trabajo estuvo
fuertemente escindido. La cantidad de trabajadores diferenciada por origen
parece estar relacionada con factores derivados de la lgica de los circuitos de
las grandes obras y con la minera del rea andina septentrional que incluye
zonas mineras de Chile y Bolivia. Las diferencias de costo de la mano de obra
entre estos pases generaron una competencia desmedida entre los trabajadores (por ejemplo entre chilenos y argentinos). En la perspectiva de los lderes sindicales (UOCRA) esta segmentacin fue la principal dificultad para
representar y defender los derechos de los trabajadores en forma colectiva.
Los argentinos de las provincias del Noroeste, consideraban convenientes
sus salarios en la medida que incluan los costos de reproduccin en el turno
de trabajo, adems del hecho que las pagas, aun siendo escasas, eran en dinero efectivo26. La provincia que aport el mayor nmero de trabajadores fue
Tucumn (41%) seguida por Catamarca (31%) y Buenos Aires (12%) (El
Ancasti 23/12/98 y 5/4/99).
Sin intimidad el hombre desaparece
Como precisramos anteriormente, el espacio privado de los trabajadores en
ambas etapas del proyecto, fueron habitaciones de uso comn con una o dos
camas usadas en forma alterna, siguiendo los turnos de trabajo. El uso de los
espacios recreativos (sala de TV, billares, metegol) tena limitado su horario
hasta las 0 y estaba prohibido el consumo de alcohol y drogas.
En la obra civil la jornada laboral de 12 horas contemplaba un break de una
hora para almorzar en un comedor colectivo. Durante la construccin, algunos
puntos de la obra estaban distantes hasta 3 km del comedor, los que deban ser
recorridos dos veces a pie durante la hora de descanso. Los turnos de trabajo
eran de 14 das en la obra por 7 das libres, pero en los 7 das de franco estaba
26 Las provincias de Jujuy, Salta, Tucumn y Catamarca emitieron bonos de cancelacin de
deuda que circularon como efectivo slo en su territorio, hecho que restringi el consumo y
no pocas veces devalu el monto de los salarios de los empleados pblicos provinciales.
126
Andrea Mastrangelo
127
Andrea Mastrangelo
Andrea Mastrangelo
trabajo son las polticas de la oficina de Recursos Humanos para contrarrestar tensiones, evitar enfrentamientos y retener a los trabajadores expatriados altamente especializados.
Respecto a la provisin de alojamiento como salario indirecto atractivo
para los migrantes, sostenemos que la situacin de los trabajadores de Alumbrera es sutilmente distinta de la descripta en los sistemas de fbrica con villa
obrera (Leite Lopes 1979; Ribeiro 1991) y del proletariado nmade
(Marx 1977), pudiendo ser descripta como un caso intermedio entre ambas.
Los trabajadores de esta mina no residen junto a sus familias en una villa
obrera, sino que son una mano de obra cuyos costos de reproduccin son cubiertos por el capital durante el turno de trabajo en el yacimiento. El criterio
permanente de una villa obrera minera fue sustituido por la situacin transitoria de la residencia en un campamento, haciendo que la poblacin ocupada
en el proyecto mantenga a sus familias en su lugar de residencia habitual.
Esto es lo que nos lleva a suponer que los trabajadores de la compaa no
estn inmovilizados en el espacio sino en el tiempo. As, la empresa no ha reducido el costo de la mano de obra que requerira para producir en un lugar
desierto ofreciendo a sus operarios residencia junto a sus familias en una poblacin aledaa, sino que logr inmovilizarlos reordenando su ao calendario en funcin de turnos de trabajo (siete das en el yacimiento, siete das
en su lugar de residencia habitual), es decir, subordinando su tiempo de vida
social al ritmo de la produccin y el trabajo.
La movilidad espacial y la brevedad de los contratos fueron las caractersticas de las grandes obras de construccin que permitieron legitimar este funcionamiento durante la obra civil. En la etapa productiva, este sistema de
turnos de trabajo se legitim por ser propio de las relaciones laborales de la
industria minera (Nash 1993, Neiburg 1988, Sariego Rodrguez 1985, Zapata 1977). Asimismo, es probable que las escasas oportunidades laborales en
la regin hayan contribuido a que los trabajadores acepten estas condiciones
laborales29.
Burawoy (1976), al caracterizar los sistemas de trabajo migrante de las
minas de Sudfrica y de haciendas del Sur de los Estados Unidos, seal que
era habitual la separacin geogrfica entre la localizacin del lugar de trabajo
y la regin donde la reproduccin social de la familia del trabajador tiene
lugar. En los casos estudiados por este autor, al igual que en el proyecto
Alumbrera, las empresas slo cubren los costos diferenciados de la reproduccin social de la fuerza de trabajo de los operarios, tcnicos y profesionales
que emplean. Una consecuencia de este sistema de trabajo es la exterioriza29 La tasa de desocupacin abierta para el Gran Catamarca en 1996 fue de 12,7. Para una visin ms amplia de la demanda de empleo puede agregarse a esta tasa abierta, la de subocupacin horaria (15,4) que permite incluir como demandantes de ocupacin plena al sector
informal, el trabajo rural y el servicio domstico (Repblica Argentina 1997:79).
131
Andrea Mastrangelo
prioridades e intereses globales sobre lo local y haciendo que una porcin del
territorio local sea el locus del capitalismo global. Es claro que el desarrollo
que esta manipulacin de los recursos genera no incluye a toda la regin que
contiene la inversin ni permite que toda la poblacin local se articule con el
sistema mundial. La transformacin ocurre en el yacimiento, las localidades
aledaas son:
[]sectores del territorio dejan de importar son un resto o sobrante
crendose una fuerte dualizacin entre aquellos espacios que cumplen funciones globales y los espacios marginados, abandonados o simplemente perifricos (Keil y Liesser en Fernndez Durn 1993:4, destacado en el
original).
Esta situacin puede ser incluida dentro de las generalidades con las que se
ha caracterizado la inscripcin territorial de la posmodernidad, los llamados
procesos de mixtificacin espacial que dan lugar a nuevas concentraciones
que desafan la subdivisin regional clsica urbano-suburbano-rural, provocando neologismos como technopolis o technobulb (Soja 1989).
Aunque con singularidades como los circuitos migratorios, el origen de la
inversin y el marco desregulatorio en el que acontece, este proceso no es
completamente novedoso, ya que en lo que a reorganizacin de relaciones sociales y pautas culturales dentro de la regin se refiere puede ser comparado a
los efectos causados por las plantaciones de agricultura comercial, las fbricas rurales y otras inversiones concentradas de capital en el campo realizadas durante el siglo XIX (Wolf 1982:380-388, 435).
Al revisar la bibliografa especializada en el estudio de impacto social de
proyectos mineros (Burdge y Vanclay 1995; IIPM 2003), resulta sorprendente que la gran mayora de los problemas surgidos de la articulacin entre
la inversin del proyecto Alumbrera y su entorno podran haber sido atenuados realizando estudios previos y planificando intervenciones adecuadas.
Ahora, dados los hechos consumados cabe preguntarnos: es posible hacer
algo? La experiencia acumulada por proyectos mineros similares permite
afirmar que el momento adecuado para proponer acciones (que en el marco
de un plan de mitigacin reduzcan los daos y contribuyan a lograr una distribucin equitativa de los beneficios) es la etapa productiva, cuando la comunidad se recupera de las decepciones, la explosin demogrfica y otros
efectos adversos generados en los inicios del proyecto. Por esto me atrevo, todava, a sentirme esperanzada.
134
Consideraciones finales
lo largo del siglo XX Beln pas de ser una localidad rural de economa
productiva (organizada en funcin del modelo de control vertical de pisos ecolgicos) a la situacin actual, en la que una economa estatal subsidia
trabajadores en el rea de servicios para paliar el desempleo y una empresa
multinacional privada explota una planta de extraccin de recursos naturales
del subsuelo.
Este recorrido histrico permite dar cuenta tambin de una evolucin
geogrfica, ya que entre uno y otro momento histrico, los cambios en las
fuerzas productivas y las relaciones sociales de produccin permitieron superar las dificultades que el desierto y las distancias en la montaa imponan
para acceder a ciertos recursos. Como producto de esta transformacin se estructur una formacin social en la que los extremos de la desigualdad social
ocupan espacios geogrficos contiguos y se relacionan.
En los captulos precedentes se describi como vivi este proceso la poblacin residente en el entorno del yacimiento. A modo de conclusin en ste se
complementar ese anlisis microsocial, describiendo la dinmica socioeconmica en la que se enmarca a nivel global.
135
Consideraciones finales
Este ndice es usado para realizar contratos a futuro entre los productores y las fundidoras.
El peso relativo de cada metal en este clculo se basa en un promedio ajustado de los porcentajes de produccin global de cada uno y los montos comercializados (liquidez) en los
ltimos cinco aos.
La inversin extranjera directa es una tipologa usada habitualmente por el Fondo Monetario Internacional que refiere a la inversin realizada para adquirir un inters duradero de
una empresa que opera en una economa distinta de la del inversor, siendo el propsito del
inversor tener una voz efectiva en el manejo de la empresa (FMI 1977 en Sassen 1999:63).
136
Andrea Mastrangelo
de Londres, el mercado de capitales de Nueva York y consumidores de concentrado de cobre en Japn, Corea, la Unin Europea, Canad, Finlandia,
Brasil, Marruecos y Australia.
Lo expuesto no deja dudas respecto de que la mina Alumbrera es un acontecimiento del sistema mundial, sistema en el que las ciudades de Nueva
York, Londres y Tokyo son cabecera de un nuevo modelo de crecimiento conocido como economa global.
Desde la dcada de 1970, la produccin de masas fue perdiendo centralidad
en el crecimiento nacional tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido.
El desmantelamiento del sector industrial de estas ciudades fue acompaado
por la sustitucin de edificios y puestos de empleo de la industria por los del
sector de servicios avanzados (consultora gerencial, servicios de ingeniera,
financieros y legales internacionales). Como parte de este proceso de cambio,
la transnacionalizacin iniciada en la economa fabril y extractiva se traslad a
los servicios. Paralelamente la dispersin geogrfica de las etapas productivas
aument la demanda global de servicios a la produccin, consolidndose estos
mismos pases desarrollados con elevados niveles de internacionalizacin como
los principales exportadores de este tipo de servicios.
El giro hacia los servicios como sector econmico principal contribuy a
la desaparicin de un amplio orden de acuerdos. En el perodo de posguerra,
la economa tena una dinmica que transfera los beneficios acumulados por
las industrias a los sectores ms perifricos de la economa. En los pases centrales, los beneficios de la estabilidad de precios y mercados y los aumentos en
la productividad pudieron ser transferidos por el efecto derrame.
Durante ese perodo los sindicatos ganaron legitimidad y alcanzaron protagonismo en las relaciones laborales. Sin embargo, a partir de la organizacin de
la economa global la estructura general de los salarios cay, mostrando adems
un claro aumento de los empleos de bajo salario, jornada completa y contrato a
trmino. En estos nuevos puestos de trabajo se tiende a consolidar una brecha
significativa entre los ingresos de administrativos y profesionales, manteniendo
la desigualdad existente entre varones y mujeres. El resultado general de este
proceso es un aumento intensivo de la polarizacin del ingreso (Sassen
1999:246, 248, 256, 284, 287 y 289).
En este escenario de la economa global, el proyecto Alumbrera trab relacin con Nueva York, Londres y Tokyo.
Con banqueros de Nueva York, la compaa que explota el Bajo de la
Alumbrera obtuvo y ampli su capital financiero. La oferta de servicios a la
produccin es all la mayor fuente de empleo. Si en 1950 la industria radicada en Nueva York ofreca 1/3 de los puestos de trabajo, los servicios lo hacan en 1/7. Para 1980 estas cifras se haban invertido (Sassen 1999:241).
En la London Metal Exchange de Londres se pacta el valor internacional de
los metales que se producen en Catamarca (Argentina). Y all ocurri algo si137
Consideraciones finales
milar a lo descripto para Nueva York: en slo quince aos ha habido un pronunciado viraje de la industria a los servicios. En 1971, el 27% de todos los
empleos de Londres estaba en la industria, y el 68,6 % en los servicios. Para
1986 estas proporciones haban cambiado a 15 y 80% respectivamente
(Sassen 1999:242).
Son de origen japons cuatro de las 16 empresas que manejan el negocio
minero en el mundo4 y se vende con destino a ese pas aproximadamente el
30% del concentrado de metales producido en la Argentina.
Esta organizacin de la economa mundial que radica la produccin en localizaciones de la periferia y hace ms dinmica la oferta de servicios a la produccin en localizaciones centrales es otra de las causas que permite explicar
por qu se minimiz el efecto multiplicador del proyecto Alumbrera en el
nivel nacional. As, los consumos de mayor valor agregado se hacen fuera de
la economa nacional, al igual que, como analizamos en el Captulo 2, los
sueldos pagados se gastan fuera del rea aledaa a la inversin.
Estas tendencias de la economa global estn sin dudas limitando las posibilidades de transformacin de la economa regional que puede generar un
proyecto de desarrollo centrado en la explotacin capitalista por inversin
extranjera directa de un yacimiento minero en Argentina.
Globalizacin y localidad
La globalizacin de la economa a finales del siglo pasado se caracteriz por la
creciente concentracin de servicios financieros en unos cuantos Central Business Districts de unas pocas ciudades del mundo desarrollado. Estas ciudades conforman lo que los investigadores de la economa global como
Sassen (1999) y Soja (1989) denominaron ciudad global5.
La ciudad global cumple funciones centrales, dedicndose a modelar el
nuevo orden mundial, dando forma legal a acuerdos financieros transnacionales y desarrollando innovacin en servicios avanzados (comunicaciones,
informtica, consultora y finanzas).
La desregulacin como poltica fiscal global ha contribuido a este proceso
facilitando el incremento de esta concentracin en los pases centrales y en las
clases altas de los pases perifricos.
En la reestructuracin territorial de estas ciudades surgieron nuevas centralidades como distritos de negocios o centros empresariales y se ampli en
4
Son de capitales japoneses en su mayora: Mitsubishi Materials Corporation, Nipn Mining and Metals, Sumimoto Metal Mining y Umicore. Las restantes 12 son: Alcoa, Angloamerican plc, Anglogold, Freeport Mc MoRa Koper and Gold Inc., BHP-Billington,
Newmont Mining Corp. , Noranda, Pasminco Ltd. , Phelp Dodge, Placer Dome, Rio Tinto, Western Mining Corp. Ltd.
138
Andrea Mastrangelo
gran escala la red de autopistas metropolitanas mientras otras grandes inversiones estn rediseando el paisaje urbano. Los suburbios, que fueron lugar
de residencia de industrias y del ejrcito de reserva de mano de obra de la
ciudad fordista, estn cambiando su estructura territorial y composicin social, pasando de concentrar programas estatales de vivienda social y loteos
populares a ser la sede de barrios privados y grandes centros comerciales para
los sectores medios y altos. Al mismo tiempo, creci en intensidad la ocupacin financiera del centro, densificndose la concentracin del capital financiero y del comercio exterior. En la Argentina, esa funcin la cumplira el
sector Retiro-Catalinas-Puerto Madero en la ciudad de Buenos Aires donde
justamente la compaa minera estudiada tiene sus oficinas administrativas.
A diferencia de la forma de gran ciudad concentrada, contaminada y congestiva de los aos 1970, la tendencia actual va hacia un escenario metropolitano en forma de red o archipilago, donde la poblacin marginal ocupa los
espacios intersticiales (Cicolella y Mignaqui 1999:17).
El proyecto Alumbrera, en tanto acontecimiento del sistema mundial,
permite ver cmo esta organizacin de la produccin revirti el antiguo esquema nacional de crecimiento. Si antes el crecimiento de pequeos polos
industriales significaba una mejora en el Producto Bruto Nacional, en el
nuevo modelo no hace ms que aumentar las asimetras regionales. En este
proceso, el crecimiento macroeconmico por inversin extranjera directa en
un marco desregulado podra asociarse casi invariablemente a polarizacin
del ingreso y dualizacin territorial, pero no a crecimiento con desarrollo.
Tal como estn dadas las cosas, la competencia que se da entre pases perifricos para ofrecer menores restricciones a las inversiones operara conformando un sistema territorial complementario a la actividad de servicios
avanzados de la ciudad global en los pases centrales (Sassen 1999:35).
En este proceso donde la dispersin de las actividades es simultnea a una
concentracin de la riqueza, las telecomunicaciones no se aplican slo a
salvar grandes distancias sino tambin a facilitar la relacin con los distritos
centrales donde el costo residencial es muy elevado (Sassen 1999:209). A este
respecto, el proyecto Alumbrera logr lo que los polticos de Beln no lograron: que una empresa de telefona internacional disee para s una red de
servicios y conexin va Internet de uso exclusivo. Esto permite la conexin
informtica de las oficinas de la empresa geogrficamente dispersas.
Hasta el momento en la Argentina esta organizacin territorial de la produccin vena dndose en las antiguas industrias ubicadas en los suburbios metropolitanos. El caso de la mina Alumbrera lo extiende a la industria extractiva
en una de las zonas rurales menos densamente pobladas y ms remotas del pas,
lo que hace an ms claramente visible que el fenmeno de la globalizacin
profundiza la polarizacin social tambin a nivel nacional, intensificando la exclusin dentro del Estado-Nacin.
139
Consideraciones finales
Conclusiones
En este trabajo de investigacin nos propusimos recorrer dos caminos: el primero era un desafo metodolgico y el segundo terico. Los dos tienen que
ver con hacer visible la eficacia de la antropologa para la compresin de los
problemas sociales actuales.
El desafo metodolgico fue la integracin entre trabajo de campo, teora e
interpretacin que propone la etnografa. Se trata de partir de importunar a
personas frgiles con preguntas obtusas para discutir la teora social y dar encarnadura y dimensin humana a conceptos como globalizacin y exclusin.
El desafo terico tuvo que ver con establecer una continuidad analtica
entre los niveles de anlisis local y global, dando cuenta de cmo se articulan
y estructuran mutuamente.
Para estas dos tareas fue crucial la observacin participante y la estada prolongada en el terreno. No hubiese podido entender la situacin de Beln en el
sistema mundial de no haber visto a Doa Clarita parando el viento de su
fogn con una tabla despachada en Hong Kong para Alumbrera Mining Co.
Fue, tambin, problematizando situaciones de campo como sta, cuando
pude comprender que las oposiciones que se producan entre Beln y la mina
Alumbrera eran complementarias a las que Sassen (1999) describe como caractersticas de la ciudad global.
La ciudad global6 es una construccin terica orientada a captar el rol estratgico que la dispersin global de la produccin ha otorgado a los distritos financieros de unas pocas ciudades centrales. Sassen (1999) ha estudiado el impacto de este nuevo orden globalizado en zonas urbanas de los
pases centrales, analizando sus efectos sobre la vida y la composicin social
(op. cit.: 29-47). En el caso de estudio de este libro, la investigacin intensiva de los efectos del proyecto Alumbrera en su rea de influencia inmediata puede ser tomada como un intento de caracterizar cmo ese mismo
proceso est teniendo lugar en una pequea ciudad de provincia, en una
zona rural de un pas perifrico.
El desarrollo minero como lo conoci la Argentina fue posible gracias al
apoyo financiero que el Banco Mundial dio como contraprestacin a la des6
Las ciudades globales no son slo puntos nodales de coordinacin de procesos (Friedmann
1986), son tambin sitios particulares de produccin de servicios y bienes financieros (Sassen 1999:31).
140
Andrea Mastrangelo
regulacin normativa de la minera que realiz el gobierno de turno, situacin que revela otra articulacin globalizadora del caso estudiado, que sin
dudas motivar proseguir esta investigacin a futuro.
De la lectura de los captulos anteriores puede inferirse la influencia que
este nuevo orden econmico tiene sobre la organizacin del espacio nacional.
Hecho que, en tono de hiptesis, puede ser enunciado como la replicacin
de los procesos de dualizacin territorial y social que la ciudad global gener
en los pases centrales, en ciudades de menor jerarqua urbana en pases de la
periferia (Sassen 1999:35).
Las diferencias entre las poblaciones del Departamento de Beln y el enclave minero del Bajo de la Alumbrera son un ejemplo de la forma espacial
que las grandes tendencias del crecimiento econmico han producido en los
ltimos diez aos. En el modelo actual, la concentracin de los beneficios del
crecimiento econmico en la ciudad global y en los trabajadores de altos ingresos de los pases perifricos, se combina con la decadencia de localidades y
sectores de la fuerza de trabajo que alguna vez fueron prsperos. Las porciones del territorio de Beln que el capital privado no articula con la economa global son un sobrante cuya viabilidad depende de la asistencia econmica del Estado nacional.
En Beln mientras la poltica social del Estado de Bienestar todava subsiste en el empleo pblico, el hospital, la educacin y los barrios de vivienda
social, la organizacin global del espacio productivo gener una comunidad
en la anttesis tecnolgica, de recursos e ingresos, fragmentando socialmente
el territorio del Departamento.
Si en Nueva York la dualizacin opone al Bronx con Mannhattan y en
Buenos Aires a Puerto Madero con el Dock Sud, en Beln ocurre lo mismo
entre la compaa minera y las poblaciones aledaas.
A pesar de la dependencia de recursos que liga a Beln con la Nacin esta relacin no est libre de conflictos. De nuestro anlisis surge un enfrentamiento
de intereses entre las polticas federales de desarrollo y los intereses de la comunidad. La prohibicin de la caza de la vicua y los conflictos relacionados con
el pago de las regalas mineras pueden ser tenidos como ejemplos de esta
disputa. De la misma manera, en el anlisis del caso de la unidad domstica de
las nias Gutirrez pudimos ver cmo las polticas pblicas orientadas al desarrollo de una regin inciden en la eleccin y aprovechamiento de los recursos,
as como en la organizacin del trabajo dentro de la unidad domstica.
Respecto de la organizacin territorial vimos como la empresa minera seleccion las localidades que articula en funcin de la disponibilidad del recurso
natural a explotar, menor presin fiscal, menor costo para hacer circular la
mercanca, disponibilidad de crdito y mano de obra y la demanda del producto. Por ello podemos afirmar que la organizacin espacial de la economa
global coloca en primer plano slo a las localizaciones destinadas especfica141
Consideraciones finales
Andrea Mastrangelo
Consideraciones finales
racin de los sindicatos como un actor social fuerte y el ingreso tenda a estabilizarse en una masa de trabajadores con salarios medios. Bajo los auspicios
de este modelo, en lo que a economa extractiva se refiere, se desarrollaron los
sistemas de fbrica con villa obrera.
En funcin de los procesos sociales descriptos, podemos afirmar que el
modelo de economa global va exactamente en sentido contrario. Ha frenado la expansin urbana y genera plantas industriales y maquiladoras en lugares remotos con bajo costo de mano de obra y relaciones laborales socialmente precarias.
En relacin con la preocupacin por el desarrollo que la gran inversin
minera podra haber provocado en el Noroeste argentino, luego de estos argumentos, la respuesta parece haberse hecho predecible: no slo no lo logr
sino que intensific, a fuerza de contrastes, la situacin de exclusin social
preexistente.
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