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Poema Tlatelquetzal

Este poema es una oda al pueblo de Cuetzalan, México. En menos de 3 oraciones, describe a Cuetzalan como un pueblo pacífico y acogedor rodeado de naturaleza, con tradiciones culturales ricas como el ritual de los voladores y una conexión profunda con la tierra y el pasado.

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Poema Tlatelquetzal

Este poema es una oda al pueblo de Cuetzalan, México. En menos de 3 oraciones, describe a Cuetzalan como un pueblo pacífico y acogedor rodeado de naturaleza, con tradiciones culturales ricas como el ritual de los voladores y una conexión profunda con la tierra y el pasado.

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A todos los que vieron

all la luz primera,


y a quienes en Cuetzalan
sembraron su corazn.
TLALQUEQUETZAL
(Penacho de suelo)
una abundancia de ocres encubre el casero
como interludio de paz de un pueblo balsmico,
ocre de ayer, de siempre, de hoy, opaco y tierno;
sobre el tejar un parto de destellos vvidos;
sobre el pasado un hito de arcanos ingrvidos;
una voz de presagios, seduccin y entrecielos;
y entre sus rezos, brisas, chubascos y lloviznas,
abrevar de aguaceros y nieblas eternales;
orculo de luces que anidan Yohualichan;
amor nutricio donde las infancias maduran;
sereno sempiterno de crpticos pensares
que escalan, que descifran nidales, las albricias
de llantos primigenios y errantes mocedades;
entraa de ademanes sembradores de asombros
en esquinar de calles y en bullir de veneros;
refugio de querencias y etreas agonas;
arquilla de silencios y brumas matinales
que visten pertinaces de blanco las colinas
y al horizontes envuelven de misterio y fbula;
eco reminiscente de elpticos sahumerios;
hmeda como el amor, prolija a los renuevos;
obstinada evocacin del primer beso de amor,
pausados sentimiento aventurado y terco;
1

perenne viga insomne de ese amor, de ese beso;


tatuaje alegrico de desbrvese tedios;
aleros y cntaros para elevarse al cielo
y alcanzar inframundos que habitan nuestros muertos;
tapia de piedra eterna en que descansa el cuerpo
bajo lluvias de estrellas despeadas al vuelo;
musgo suave como piel huraa que respira
arribos de reencuentros y el hallazgo sin bridas
de aguavientos de voces, susurros y estrpitos;
arbusto, suelo feraz, lureo rbol de sombra
donde pervive el azar y dormita el ensueo,
donde nacen gardenias, cempoaxuchitl y orqudeas
como alientos de vida, como aromas de invierno;
murmullo de incesantes puentes del pretrito
de indelebles siluetas de transparencias vivas,
la languidez del Cuichat, la voz del Tepatahua
y el Santo Jubileo de San Andrs Tzicuilan;
develacin de rostros en el fluir de espejos
y enjugar de lgrimas de madres en vigilia
que alumbran asunciones sin irrupcin de dudas;
un devolverse siempre a lo que siempre ha sido,
murallas frente a olvidos, muro para recordar
precocidad de cielos, y advertir sin amparo
y acontecer sin llegar la faz de luna llena;
renacer de vida y luz, guarida de reposos,
silente abecedario, plegaria de ermitao;
arico rostro en tropel de lauto viaje sinfn
en la sien del prodigio, ptreo santuario de fe,
secreto, sincretismo, sinfona de jilgueros
ruiseor que gorjea y trinar de cenzontles;
un concierto que encarna en cantares de salmos,
un conjuro canoro que transfigura al viento
en enjuague de flores y en burbujas de adviento;
un asueto envolvente de hojarascas exhaustas
que bruen al contacto de un manantial de absortos;
2

un semblante que hierve irascibles veranos


en parajes previstos para ayuntar alivios;
un camino flotante, sin irrumpir de rayos,
como andante que torna, como curso que duerme;
un trayecto sin palios hacia un jardn de encuentros
de espesuras de montes y arco iris de bros;
un taer de premuras de montaas que llaman
como atar de campanas que fulguran blanduras
como dosel de sonoros que verberan en prisas;
un valladar de cumbres ocultas por las nubes
y nubes que desnudan los picos de las cumbres;
un caudal efmero con barcazas de papel
construidas por nios que juegan con el agua
en flujo hacia el barranco, sin gozne ni remedio;
es madera y quimera, disparidad de muros
en perspectivas nuevas que fascinan y apresan,
un moverse continuo de volumen y aristas
que descargan miradas y cautivan la vista;
inclinadas cubiertas que intercalan tejados
como abrigo de rimas y abrigar de regazos;
es naturaleza que se incrusta en las calles
y calles que se adentran en la naturaleza;
es la cuesta a discernir sus plazas espaciales,
la de fe, la cvica, la de domingo aejo;
su traza de sbitos ascensos y descensos
con el hervor de nieblas silbando paradojas
en portales, zaguanes, ventanas y balcones;
armnica armona de transparentes velos !
callejas de subida, arroyos de bajada
recubiertas de grises que sudan con el clima;
equilibrio de abruptos y adaptacin de vida;
lira de flor que llora en lujuriante selva,
recuerdos y lgrimas de traslucientes brisas;
3

Parroquia de piedra y cal que atisba crepsculos;


Templo heido de jarros que pronostica auroras;
ritual de voladores en puntos cardinales
y estacionar del ao, cuatro hombres al vaci
volando como aves, y un quinto en lo alto
en espera de tocar edenes con su baile;
lanzar de rehiletes al centro de s mismos
en tanto al tiempo miden, en tanto cierran ciclos;
es danzar de norte a sur, de oriente al poniente
y entre cruzar penachos con apacibles pasos,
bailar de cuetzaltines en reverencia y culto;
no es fuente, no es hontanar de quetzales, es canto,
rito que engendra vida y fecunda la sangre;
es gozo, regocijo, es concordia entre tambor
y flautn de carrizo que conjetura acordes;
es bordado quechquemitl que adereza los hombros
cual colgar de bejucos de arboledas que arden;
es morado maxthuatl en trenzar de cabellos
como oscilar de esmeros ms all de los nichos;
es la faja de mujer que empareda universos;
es la enagua que cuelga hasta los pies heridos
preservando recatos en alvear de blancuras;
xochipayo en borlas de algodn y miel virgen
engarzada elegancia alrededor del cinto;
es el paltel y el mamal para guardar sustentos,
para arrumar y ceir la inocencia de sueos;
es abrigo prdigo al retornar de ausencias
como migrar de albas, como entraar de alientos;
es tradicin, mstica coronacin de reina
a la doncella bella, a la heredad ms pura;
espritu de un pueblo que subyace profundo
en insignias radiantes de su alma simblica;

tradicin avivada en profusos sigilos


de cunarios ignotos y sosiego de enigmas;
nostalgias que veneran, instantes que subyugan;
es el xochilpitzahuatl en da de pedimento
de bautizo, comunin o da de casamiento;
es ms Totonacapan ! es ms nuestro sustento !
es pintura rupestre que procrea misterios,
smbolo zoomorfo de cerro colorido,
luna en cuarto menguante, luna en cuarto creciente,
relieve de serpientes halladas en las rocas
y pueblo viejo, adems de casa de la noche;
es entorno que todo colma con su portento;
infinitud de verdes su vestir esmeralda
perpetuo, de contrastes y engarbados esmaltes;
plantas medicinales para todos los males,
hierbas que todo curan para hilvanar el cuerpo;
la obscuracin de siempre de embovedadas grutas
en cuyo seno arquea el caminar de afluentes,
escultricas formas gota a gota esculpidas
y otras formas de vida, su existencia prolongan;
cuevas que fueron tumbas y encriptan con celo
descansar de osamentas y ornamentos de entierro;
idioma de cantares e idlicos poemas,
de avatar de silabas y metforas confesas;
entretelar de cintura que enrama entresueos;
es bruma de amanecer en brazos de alborada,
atardecer que abriga, es lluvia meridiana;
es leo perdurable en cromos de capilla
y pincel cotidiano que petrifica en lienzos
pedestales de efigies y hermetismos de encantos;
miniatura ensamblada en grandeza de mieses
y escrudiar de arcanos que siembran conciencias;
es crisol de paisajes, icono de hermosura;
5

es pasado, presente, admonicin, promesa;


es realidad que vibra en credo persuasivo,
un mitigar de ahogos, un resumir de ayunos;
no es cuna de quetzales, es brillo que lumina
entre cumbres y surcos, remanso y fantasa;
es yolixpan, temaxcal, acicalar de cera,
jardines de camelias en cuentas de rosario
y ornar de goterones en consonancias de agua
en ramazn de pesmas y orear de ventoleras;
es chamaqui punzando estelas a la deriva,
vehementes gachupinas tras sendas sin lenguaje
es su naturaleza, su cultura de incienso,
su tradicin que hurga espritu en materia;
lucirnaga que alumbra noches y estefana
con tililar de estrellas, con tiritar de fros;
relicario de sierra en almbar de flores
y fragancia de frutos que embalsama la sierra;
es claustro materno de mujeres y hombres
labradores de cimas, constructores de empeos;
es penacho de suelo esparcido en escarpas
con elegante esbeltez y ramajes soberbios,
viga imperturbable de lapsos terrenos,
helecho devnico enraizado en el tiempo;
es penacho de tierra, testimonio callado
de naceres tempranos y naceres sombros,
de transcursos que agravian, de sucesos que alivian,
de las eras del hombre, de los cambios de vida
en el ser de lo humano, en el ser de la tierra;
Tlalquequetzal del cosmos! Tlalquequetzal eterno!
Humberto Gutirrez Manzano
JULIO-2008

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