Jacinto Jijón y Caamaño
Jacinto Jijón y Caamaño
Jacinto Jijón y Caamaño
-13-
Introduccin
Personalidad sorprendente la de Jacinto Jijn y Caamao, personalidad que no slo
seorea el campo estrictamente cientfico, en que vamos a estudiarla de manera
principal, sino que invade triunfalmente otros mbitos que parecen ajenos, por
naturaleza, al sabio, al especialista, al hombre de letras: poltico, profesor universitario,
empresaria fabril, varn de accin catlica, mecenas y munfico protector de las clases
desvalidas, etc. Personaje completo en la vasta significacin de esta palabra, ha dejado
rutilante estela que har imperecedera su memoria en los anales de la Patria.
Nacido en 1891, muere antes de frisar con los sesenta aos, en plena actividad y
fecundo ejercicio de una soberana cvica que haca augurar para l numerosos triunfos.
No tuvo ocaso. Desapareci cuando -14- estaba en el zenit de la influencia y de la fama
en los diversos rdenes en que le toc actuar.
que levant ardiente polmica, no apagada hasta hoy. Es verdad que segua
parcialmente los razonamientos de Monseor Gonzlez Surez en varios de sus ltimos
estudios; pero Jijn iba mucho ms lejos que l y armado de nuevos argumentos e
investigaciones personales, como los ya anotados, destrua leyendas, amorosamente
celadas por los ecuatorianos y robustecidas con el reciente parecer de sabios como los
Joyce, Saville y Rivet. No vacilaba, en fin, en barruntar que el benemrito P. Juan de
Velasco, haba seguido mtodos semejantes a los que emple su colega Romn de
Higuera para enaltecer las glorias de Toledo. La acusacin era desmedida y muchos
tocaron justamente rebato.
Honrosa, en cambio, para Jijn fue la reparacin que hizo de la acerba censura con
que haba herido la reputacin del autor de la Historia del Reino de Quito. No modific,
en sustancia, de criterio; consider como antes que la unidad poltica, anterior a la
dominacin incsica, de la sierra ecuatoriana era un -19- mito; pero ya no hizo pesar
sobre Velasco la invencin. Si en el Examen Crtico haba defendido a Collahuazo, en
Antropologa Prehispnica del Ecuador, tech sobre l la responsabilidad de la
supuesta superchera y reconoci paladinamente que Velasco, hombre de buena fe,
probo, escrupuloso, pero crdulo, debi ser vctima de un engao (pg. 40).
Puede decirse que a partir de 1919 el saber arqueolgico de Jijn comienza a dar
extraordinarios frutos en trabajos monogrficos de incalculable vala que, como era
natural, fueron retocados y enmendados alguna vez posteriormente; pero que ya
acreditaban la magistral hondura y extensin de sus conocimientos. En ese ao aparece
la Contribucin al conocimiento de las lenguas indgenas que se hablaron en el
Ecuador... y el Volumen I de La Religin del Imperio de los Incas, dedicado a los
Fundamentos del Culto (huacas, conopas, apachitas, montes, rocas, cuevas y minas
doradas), estudio exhaustivo que, por desgracia, no concluy. Siempre insatisfecho de
sus trabajos, a pesar de la pasin y competencia con que a ellos se entregaba, cambi de
plan y, en parte, de mtodos y se content ms tarde con publicar, a modo de apndice,
el Compendio-Historial del Estado de los Indios del Per, del clebre Lope de Atienza,
haciendo inmenso servicio a la bibliografa americana. Basose Jijn en un manuscrito
conservado en la Coleccin Muoz, de la Real Academia de la Historia.
En el siguiente ao da a la luz su Nueva contribucin al conocimiento de los
Aborgenes de Imbabura fruto de recientes excavaciones metdicas hechas con la
fraterna y preciosa colaboracin de Carlos Manuel Larrea. Juntos haban editado en
1918 Un Cementerio Incsico en Quito y Notas acerca de los Incas en el Ecuador, que
robusteci la fama comn. No slo analiza Jijn con admirable escrupulosidad el -20corpus de la cermica imbaburea; sino que entra a escudriar con sorprendente
perspicuidad la civilizacin misma, en sus variadsimos aspectos, de dichos aborgenes.
Corona el estudio el examen magistral antropogeogrfico de las culturas de Imbabura y
de sus enlaces, parentescos y afinidades.
Desde 1921 a 1924 publica en el Boletn el afamado estudio sobre Puruhu,
contribucin al conocimiento de los aborgenes de la provincia del Chimborazo, basado
en extensas y prolijas investigaciones en el valle de Guano y en los alrededores de
Riobamba y de Ambato. Sigue en l el mtodo que haba presidido en sus anteriores
monografas; y ensaya ya el establecimiento de un orden cronolgico de culturas,
comenzando por las de Proto-Panzaleo, I y II, siguiendo por los perodos de Tuncahun,
de Guano y de Eln Pata, cada uno de los cuales es objeto de prolijo y finsimo anlisis.
(Pg. 196)
Entre sus trabajos inditos est uno que intitul Estudios hechos sobre las
inmediaciones de Lima en 1924.
No cabe duda de que Jijn ha sido, entre los sabios arquelogos americanos de
nuestra generacin, uno de los que ms adelante han llevado sus slidos ensayos
tendientes al establecimiento de la verdadera cronologa prehistrica, fundada en
decisivas investigaciones personales.
-23Vuelto al pas, cuando ya la vida cvica tomaba derroteros ms claros y
democrticos, Jijn y Caamao comparti su tiempo entre la ciencia y la poltica, en la
que lleg a ocupar las ms altas situaciones: Jefe de partido, Senador, miembro de la
Junta Consultiva de Relaciones Exteriores, primer Alcalde de Quito, candidato a la
Presidencia de la Repblica, etc.
Al servicio de la Patria llev el caudal de su saber histrico, ncleo vital de su
pensamiento cvico. El libro que public como exposicin programtica, Poltica
conservadora, (2 vols. 1929 y 1934) es luminosa sntesis de sus ideas, pero tambin de
sus conocimientos sociolgicos, histricos y geoantropolgicos. No hay aspecto del pas
que no est all doctamente analizado. Puede el lector disentir en la parte prctica, pero
nunca desdear el fundamento cientfico de sus afirmaciones. Desentraa la realidad a
la luz del pasado y de criterios perennes; y va en busca del porvenir sobre la firme base
de la tradicin nacional, que no quiere verla desustanciada o bastardeada por ideales
forneos.
Este libro poltico-cientfico se enlaza de manera vital con otro, rigurosamente
histrico, Sebastin de Benalczar, donde campean, a la par, riguroso anlisis de las
fuentes histricas, investigacin profunda y vigoroso examen de los fundamentos
tnico-geogrficos de nuestro pas, de las races econmico-feudales del vivir nacional y
del abolengo religioso de la raza. El lenguaje, un tanto duro en los primeros escritos del
especialista, se vuelve ya castizo y elegante. El relato va acompaado de numerosos y
desconocidos documentos, que figuran, ora en el cuerpo de la obra, ora en apndices. La
obra se compone de tres grandes tomos, que vieron la luz sucesivamente en los aos
1936, 38 y 1949. El segundo lleva como primer Apndice un estudio de capital
importancia -24- acerca de Las Naciones indgenas que poblaron el occidente de
-28La seleccin que hemos hecho de diversos estudios publicados durante cerca de
cuarenta aos de labor cientfica da, a lo que creemos, idea aproximada de la extensin
de su saber y forma un cuerpo de doctrina homognea acerca de la evolucin de la
nacionalidad, desde sus primeros orgenes hasta la emancipacin. Viene, por lo mismo,
a llenar grave vaco en nuestras letras.
Raro privilegio el de estos hombres que, como Menndez Pelayo, sin haber escrito
la historia general de un pueblo, han dejado una cantera de sabidura, de donde pueden
extraerse con facilidad las piedras vivas que han de servir a los que la forman de jalones
fundamentales, a lo largo de los cuales cabe trazar con seguridad y brillo perdurable las
grandes lneas de sus anales.
Selecciones
De Antropologa prehispnica del Ecuador
Captulo IV
Las glaciaciones en los andes ecuatoriales y notas acerca de la relativa antigedad del
hombre
-[32]- -33-
Advertencia
Este estudio es una somera sntesis de nuestra obra El Ecuador Interandino
-[34]- -35El sistema andino de Sudamrica tiene una larga historia, que se pierde en
los albores de las edades geolgicas; puede decirse que cada una de las tres
cordilleras de que se compone posee una historia propia, ms larga, mientras
ms alejadas estn del Pacfico, excepcin hecha de la ya casi desaparecida
cordillera marina, que es la ms antigua; prescindiendo de sta, lo es la
oriental; pero todas han sufrido, en mayor o menor grado, la accin del
volcanismo cuaternario y las consecuencias del gran levantamiento de la poca
terciaria.
Mientras las formaciones de gneis y los esquistos cristalinos constituyen el
basamento de la cordillera central, apareciendo en los grandes cortes de los
ros y en los flancos orientales de los montes, y los prfiros, porfiritos, dioritas,
rocas verdes y formaciones cretceas, lo son de la cordillera occidental; las
formaciones terciarias constituyen la base de la zona del litoral, pero en gran
parte estn recubiertas por terrenos cuaternarios o diluviales y, hacia el golfo
de Guayaquil, por capas aluviales modernas. Los conglomerados volcnicos,
las andesitas y lavas y la cangagua -loess- cubren casi -36- todo el callejn
interandino, al norte del Nudo del Azuay, quedando al sur visibles las
formaciones mesozoicas.
A no ser por los nudos meridionales, que son de rocas antiguas, podra
creerse que stos fuesen de origen cuaternario, fruto del volcanismo que,
habindose originado en el perodo terciario, lleg en los Andes Ecuatoriales a
su mximo desarrollo en el pleistoceno; lo son, en efecto, muchos de los del
norte, como el de Cajas, Mojanda, el de Tiopullo, constituidos por una serie de
volcanes; as este ltimo lo forman el Rumiahui, los cerritos del Chaupi, y el
Pasochoa, cadena de crteres que van del Cotopaxi al Iliniza. Otro casi nudo
separa el valle de Chillo del de Tumbaco, lo forma el Ilal, volcn pleistoceno,
que al formarse dividi en dos llanuras la que antes fue una sola.
cantidades
de
lapilli,
arrojadas
por
innmeros
volcanes,
Reissi
(Branco).
Dasypus
magnus
(Wolf).
Machairodos
neogacus (Branco).
Esta fauna, segn Branco, es contempornea con la de Tarija y con la
inferior de las pampas argentinas. A ella corresponden las de los otros
depsitos fosilferos, como los de Alangas (Pichincha) y Pingunchuela
(Imbabura).
A otro interglaciar ms antiguo corresponde la formacin lacustre de la
Magdalena, al Sur de Quito, en donde nosotros encontramos en 1908, fsiles
de una fauna de clima caliente, entre ellos un saurio de regular tamao; de sta
slo ha sido clasificada cientficamente la especie de Hippidum jijoni
(Spillmann).
La historia de las glaciaciones pleistocenas de la Amrica del sur; est por
estudiarse.
En Colombia, en la cordillera oriental, pueden reconocerse tres perodos
glaciales; con niveles medios aproximados, de avance de los hielos de 3200,
3500 y 4100 metros, mientras el nivel medio actual de las nieves, en la sierra
nevada de Santa Marta, es ms o menos 4650 metros sobre el nivel del mar.
En Venezuela se encuentra el nivel de las nieves a 4600 y formaciones
glaciales se hallan a 4000 y 3400.
En el Per la nev est en la Serrana de Conchucos y en la de Cerro de
Pasco, entre 4800 y 4900. En la cordillera oriental, entre 5300 y 5400 en la
parte ms meridional de la occidental, entre 5500 y 6000. Los glaciales bajan
mucho de esta lnea de nev y en el norte alcanzan a 4400, pero hay tres
perodos de glaciacin -41- entre 3300, 3400, 4000 y 4200 metros. En Bolivia,
donde el nivel de las nieves eternas est entre 4600 y 5000 metros, los niveles
pleistocenos estn a 2600, 3200 y 3600 metros.
XV de nuestra era, pues esa alfarera, que llega al XVI, no puede ser mucho
ms antigua.
Las excavaciones fueron hechas concienzudamente, pero pensamos que la
interpretacin de las observaciones no son acertadas. Que los huesos estaban
en un pantano, lo reconocen sus descubridores; parcenos que el mastodonte
muri atascado en l y que muchos siglos despus fueron cayendo en el
cinago los artefactos humanos; la descomposicin de la carne del animal
produjo la descomposicin de las sales de hierro comunes, en gran abundancia
en esas aguas, dando al cieno el color rojizo de tierra calcinada. Parcenos
que es un caso semejante al de La Brea, en los Angeles (California -45- del
Sur), en el que cosas de muy distintas edades se encuentran entremezcladas
por la plasticidad del medio11.
Esta interpretacin nuestra, igualmente conforme con los hechos que la de
Uhle y Spillmann, nos parece ms en concordancia con lo que nos ensean la
paleontologa y la zoologa12.
-[46]- -47Apndice y notas al captulo sobre las glaciaciones en los andes del Ecuador
-[54]- -55Captulo V
esqueletos estn en la clsica posicin embrionaria, tan tpica para las momias
peruanas. Estos restos, al parecer, no son muy antiguos y corresponden al
perodo que precedi a la Conquista incaica.
Los principales ndices de los crneos de Paltacalo, cuya capacidad media
es 1425 cm., son: ceflico-horizontal 71,43; vrtico-longitudinal 73,97; vrticotransversal 103,54; fronto-parietal 72,15; facial superior 49,07;. frontocigomtico 68,74; nasal 51,48; orbital 86,13.
La otra raza de que podemos hablar en el Ecuador, es la de los que en
Imbabura se enterraban en pozos. Distnguense los crneos por su gran altura
y por lo proporcionado de su desarrollo longitudinal al transversal, as deben
clasificarse como hipsimesaticfalos. La norma vertical afecta una forma
regular: la frente es algo desarrollada y elegantemente encorvada hasta las
crestas crotfiles, desde las cuales el contorno se vuelve rectilneo hasta las
bolsas parietales, donde toma el crneo la forma de un semicrculo. As
podemos decir que en esta norma afecta la forma de elipses de lados casi
rectos. Las apfisis cigomticos y la espina nasal son visibles.
La norma lateral permite apreciar el desarrollo vertical del crneo. En la
curva media ntase que la glavevela est poco marcada, as como los arcos
supraciliares; -60- que la frente es alta y escapada; que el vertex se puede
decir coincide con el bregma; que la curvatura de la bveda es regular y suave
hasta el inio, en donde recibe el contorno una fuerte inflexin, que hace muy
visible la lnea occipital superior. La espina nasal es muy pequea, los cigomas
fuertes y planos forman en el yugal ngulo recto.
En la norma occipital ntase muy bien lo considerable de la altura, sobre
todo comparada con el ancho, as afectan forma pentagonal, si bien en algunos
la arista media est bastante arredondeada. Son perpendiculares los
parietales, desde la bolsa de este nombre hasta la apfisis mastoidea. El
occipital superior es redondeado y est bien deslindado de la porcin
cerebelosa por la cresta occipital superior que, poco marcada por arriba, se
vuelve por abajo muy marcada.
pero que no es la causa de ellas, pues exactamente las mismas tienen las
cabezas de indios actuales, que hemos estudiado en el vivo, que no practican
la deformacin artificial del crneo.
Esta raza que tiene vinculaciones con la de Yucatn es la que predomina en
la costa ecuatoriana y se encuentra en el pas Pasto.
La talla de los indios de Paltacalo raza de Lagoa -Santa- calculada segn el
mtodo de Manouvrier: para -63- los hombres 1,593, en el cadver; 1,573, en
el vivo; para las mujeres, 1,473 y 1,453, lo que arroja una diferencia sexual de
120 milmetros.
La de la raza de los imbabureos que se enterraban en pozos, para el
cadver, 1,619 para los hombres; 1,490 para las mujeres, diferencia sexual 129
mm. La de la de los constructores de Tolas: hombres, 1,610; mujeres, 1,510;
diferencia sexual, 110. La de los imbabureos actuales (vivo) 1,530, 1,410;
diferencia sexual, 120. El estudio de los indios contemporneos nos ha
revelado, adems, la existencia de una raza braquicfala, de pequea talla,
que puede clasificarse de pigmoide.
No quedara completo este captulo, si no dijsemos algunas palabras
acerca de las deformaciones artificiales del crneo. En el Ecuador se
encuentran la tabular oblicua, practicada en el pas Pasto, quizs desde la
poca de Tuncahun y la tabular erecta, conocida tambin en el pas Pasto.
Las deformaciones anulares no han sido conocidas en el Ecuador.
Los pueblos y perodos en que se ha usado la deformacin artificial del
crneo, son: Pastos, desde la poca de Tuncahun; Caranquis -en el perodo
de las tolas; Paltas, desde la poca penltima; Manteos o manabitas, ltimo
perodo.
-[64]- -65-
Captulo VI
Moreno de
Ziga
Diego
Bermdez,
Bexendino,
Buisco,
Guaganzanga,
Mocoxonduque;
-70-
estn
reducidos
poblados
cinco
pueblos
llamados...
los indios de Guacal, en el que es cacique don Diego Nattaquezn, dista legua
y media del pueblo de Mira.
Las relaciones de los misioneros mercedarios distinguen los siguientes
pueblos: Barbacoas, bajo la jurisdiccin de los Tulcanazas de Tulcn; los
Nurpes o Puntales, que viv an en los pueblos de San Felipe y San Antonio de
Mayasquer, San Juan y San Pablo del Puntal y en el de Chuchos; Mallamas;
Abadeas, Guacales y Malabas. Tulcanaza era tambin gobernador de los
malabas.
-72Segn Cabello Balboa, los indios del San Juan y del Pata, tenan unos
mismos mitos.
As los pastos son los mismos que los barbacoas, pobladores de las hoyas
del San Juan y del Pata y parientes de los Colimas residentes en el Alto Daule.
Su territorio se habra extendido desde la parte del San Juan, en la costa, hasta
la baha de San Mateo, a lo largo del mar, comprendiendo todo el valle del
Pata y la parte baja del mayo, la ribera occidental del Guytara, hasta la
confluencia del Telles o del Guapascal, para remontar por uno de stos hasta
las cumbres de la cordillera por el este, las que les servan de lmites hasta las
fuentes del Pisquer, afluente del Chota; estos dos ros eran el lindero que
separa a los pastos de los caranquis, en el callejn interandino. Ya en la costa
ocupaban buena parte de las dos orillas del Mira y tenan una colonia, resto de
una expansin antigua, en el Alto Daule y su afluente, el Colima.
Los toponmicos y patronmicos pastos se caracterizan por: la final pas del
Coayquer pattsu -hija, pashapa- hijo, que es frecuente en los apellidos; asa que
debe significar jefe, cacique, seor; kuat, kual, que viene del coayquer kuazhe,
kuarru, agua; kua, kuay del coayquer kua, viril; kuan del coayquen kuan comer, ker del coayquer koaiker -pueblo; fuel del muellamus, juelan -agua.
El hecho de que el coayquer figure entre los nombres de los pueblos
pastos, la toponimia Pasto de la regin ocupada por estos indios, el carcter de
ella, todo demuestra que la lengua de los pastos era muy semejante al idioma
coayquer y decimos slo semejante y no igual, por cuanto consta que el idioma
hablado en Muellamus, no era idntico al coayquer, sino un dialecto distinto.
En 1692 viva en Taques la familia Puedbueycuay, apellido hbrido,
compuesto de castellano y pasto. Pued, -73- viene del coayquer pueten -yerba;
buey es la voz espaola; kua-jh es en coayquer estar haciendo comer. El
boyero, es el que est haciendo comer hierba a los bueyes. Lo que constituye
prueba plena de que el coayquer o un dialecto afn era el idioma pasto de la
poca de la conquista espaola.
Este idioma pertenece al subgrupo barbacoa, del grupo arcaico u
occidental, de la familia Chibcha, del philum macro-chibcha, del super-philum
hokan-siuammacro chibcha.
Pastos no es nombre castellano, viene del coayquer pattstan -alacrn.
El caranqui.-Idioma no mencionado por el snodo, quizs o porque a causa
de la dominacin incaica, la mayora de las gentes que lo hablaban era
bilinges y entendan quechua, o porque ya antes da la reunin sinodal, algn
sacerdote haba traducido en l el catecismo cristiano.
Cieza de Len antes de llegar a Huaca encontr el camino real de los incas,
visible an hoy cerca de PajaBlanca, y sigui la hoya de Pizn, cerca de la cual
vio la primera fortaleza incaica; de all pas a Rumichaca de la Paz, sobre el
Pizn, distinta y muy mayor que la Rumichaca del Carchi; visitando de paso la
fuente termal que hay all, encontr luego otra fortaleza que quisieron los
reyes ingas hacer (inconclusa?) llegando despus de este recorrido a Tuza,
llamada ahora San Gabriel, que por el recorrido transcrito se ve que estaba
ms al sur y cercana al Chota que la actual poblacin.
Pasando este lugar se allegaba a un pequeo cerro, donde se ve una
fortaleza, que los ingas tuvieron antiguamente con su cava... del pueblo de
Tuza y de esta fuerza se va hasta llegar al ro Mira (Chota) que no es poco
caliente. Ya vimos que Cieza seala en Tuza el fin del territorio Pasto.
topnimos,
unas
parecen
forzadas,
otras
son
valiossimas:
Caracteriza
los
topnimos
patronmicos
caranquis:
asala
yumbos no habrn tenido igual lengua y costumbres y por eso se los design
con un mismo nombre? Pero los yumbos de Quijos, sos s sabemos con
seguridad que eran prximos parientes de los panzaleos. Del expediente de
servicios prestados a Gil Ramrez Dvalos, para la conquista de Quijos y
fundacin de Baeza, por don Sancho Hacho, cacique de Latacunga, consta que
era cuado de uno de los caciques la provincia de Quijos, el cual estaba
casado con una -81- hermana de Hacho. Estas relaciones de parentesco
demuestran la afinidad de Quijos y Panzaleos y que, a los ltimos se refiere el
estos. La alfarera de Baeza es netamente panzalea, lo que viene a dirimir
toda cuestin.
La ciudad de Baeza tena tres provincias: Atunquijo, a la que pertenecan
los pueblos de Chalpe, Atunquijo, Pacha-Mama y Coxque; la de la Coca; la de
Cozanga, con los pueblos de Guarioxta, Seteta, Cudocota y las Guacamayas.
No todas estas provincias estuvieron pobladas por quijos, la de la Coca era
habitada por los cofanes; cofanes tenan que ser los montaeses de Chapi y de
la lengua afirma el beneficiado, padre Antonio Borja, que era peor que la de
Quixos, aunque en algunos vocablos se parece la una a la otra.
Por un informe del oidor Ortegn se sabe que los indios de Archidona
tenan distinta cultura de los de Baeza y vila, lo que hace sospechar eran de
distinta lengua.
El conde Lemus de Andrade dice que en Quijos haba distintas lenguas, en
una de las cuales, corazn, se dice, conceto. El Clrigo Agradecido escribe:
Hablan todos estos la lengua general del inga, que era emperador del Pir,
que les impuso su lengua general, y en particular tienen sus lenguas maternas,
por sus provincias y pueblos y todas diferentes, slo en dos vocablos que se
conforman, que es: padre que llaman abba y corazn, que lo llaman concepto.
No habr sido en todas las lenguas que estas palabras eran comunes, pero
s en varias, lo que indicara que eran dialectos de una misma.
El minucioso estudio de los nombres panzaleos, hace ver que este fue un
idioma intermedio entre los -82- puruha-mochicas y los chibchas, que no era un
jergn, sino un lenguaje propio, que exista una marcada diferencia dialectal
entre el panzaleo de Cotopaxi y Tungurahua con el del sur de Pichincha y entre
ste y el de la porcin central de esta provincia.
Tpico para el panzaleo es el uso de consonantes prefijos; as la voz oa es
k-oa, t-oa, p-oa, ch-oa, j-oa; iza es k-iza, t-iza, oh-iza, s-iza, etc.
Un examen de los topnimos y apellidos permite establecer el sentido
aproximado de unas pocas palabras, entre ellas:
ati, hati=rey
awa=subida, cuesta, barranco, pea.
al=pueblo casero.
oa=valle
kazo=monte
p'axi=cerro
chi=curso de agua.
Estas pocas palabras, en total treinta, nos inclinan a creer que el panzaleo
perteneca al super philum hokansiouan-macro chibcha, del phylum macro
chibcha, de la familia chibcha, probablemente del grupo intermedio interandino.
Si, segn el testimonio del beneficiado Antonio de Borja, se relacionaba con el
cofane, tambin sera macro-chibcha, lo que tampoco muda, si se admite como puede sugerirlo la palabra p'axi- que era afn al murato.
El cofane.-Los cofanes que son los indios montaeses de Chapi, de que
habla el beneficiado padre Antonio de Borja, vivan desde el ro San Miguel de
Sucumbos -83- y el ro Guanns, por el norte, hasta la hoya del Aguarico por el
sur, su idioma en algunos vocablos se pareca al de los quijos.
Muy poco se sabe acerca del idioma cofane, pero s lo suficiente para poder
afirmar que pertenece al phylum macro-chibcha.
El murato se divide en dos dialectos: el murato, propiamente dicho y el
Shapra; el primero se habla en el medio y bajo Pastaza si bien no en el mismo
ro, sino en sus afluentes orientales y occidentales y en algunos de los
tributarios del Tigre por el oeste. El Shapra, en el Huitoyacu, afluente del
Pastaza y en el Yanasm tributario del Morona.
El murato no es un idioma del Ecuador andino sino del amaznico. Se lo
menciona aqu por pertenecer al phylum macro-chibcha y por estar separado
del Quijo, por la penetracin jbara, habiendo de seguro, antes de que sta se
produzca, sido usados los dos idiomas en un territorio continuo.
El esmeraldeo.-Cieza de Len distingue en la costa norte del Ecuador,
fuera de los campaces, que l llama serranos (los colorados) y de los colimas
que eran barbacoas (coayquer o pastos); a) -los moradores desde el ro
Santiago por el norte, -que puede ser el que hoy as se llama o el Mira-, hasta
el cabo Pasado, por el sur y desde un punto, al medio da de Baha de
Carquez, al norte, hasta Salango, por el Sur, y b) los carquez y sus
comarcanos, que formaban un enclave entre las gentes del grupo anterior, que
vivan desde el cabo Pasado hasta un poco ms all de la Baha de Carquez.
Estos y sus comarcanos, escribe el cronista, es otro linaje de gente y no
son labrados (el rostro); eran de menos saber que sus vecinos; porque eran
behetras. Por causas muy livianas se daban guerra unas a otros. -84- En
naciendo la criatura le abajaban la cabeza y despus, la ponan entre dos
tablas ladas de tal manera que, cuando era de cuatro o cinco aos, le quedaba
ancha o larga sin colodrillo.
El inca Garcilaso, en 1560, al ir a Espaa, par en Pasado tres das y vio a
los naturales de la regin que verdaderamente eran salvajes, de lo ms
selvtico que se puede imaginar... hombres y mujeres se labran la cara con
puntas de pedernal, deformaban las cabezas a los nios en naciendo...
trasquilaban el cabello que hay en la mollera, corona y colodrillo y dejaban lo
El caari es, como recordamos, una de las lenguas mentadas por el Snodo
del obispo Sols.
El rea en que se hablaba en el siglo XVI puede limitarse as: por el norte el
nudo del Azuay y el can del Chanchn; por el ONO, una lnea imprecisa que
une la desembocadura del Chanch en el Chimbo, con la del Naranjal, en el
canal de Jambel; por el oeste, la lnea del litoral, entre este ltimo punto y los
deltas del Jubones; por el sur, el cauce de este ro, quedando, por lo menos
parte de sus orillas meridionales, fuera del dominio caari; por el este, las
cumbres de la cordillera central.
-88El Caari, a juzgar por los topnimos y apellidos, era una lengua muy
semejante al Puruh.
El manteo o manabita, o lengua de la confederacin de mercaderes.Bartolom Ruiz parti de la Isla del Gallo y avanz hasta un grado y medio de
la equinoccial, o sea hasta la regin comprendida entre el cabo de San Lorenzo
y la isla de Salango. Estando en Cabo Galera, que parece corresponder, o a la
punta de San Mateo o a la de Jaramij, vio venir una gran balsa indgena con
vela latina que era un navo de tractantes de aquellas partes, que venan a
hacer sus rescates, en el que venan hasta veinte personas, hombres, mujeres
e muchachos, de los que tom tres que le sirvieron de intrpretes, entre los
cuales se cont el famoso Felipillo, estos tomaron nuestra lengua muy bien:
parece que ellos eran de una tierra que se dice Calangane (cerca de la isla de
Salango)... y a lo que parece ellos tienen sujecin sobre los indios de Tacamez
(Atacamez) y de la baha de San Mateo (desembocadura del Esmeraldas) y de
Nancabez y de Tovirsini y Conilope (Canilloa) y Papagayos (Pasaos) y Toloma
(Chondama) y Quisimoso (Cojim) y Coaque y Tonconges y Orampagos y
Pintagua (Patagua, Pantagua, parcialidad de Catarama o Yagua en el valle de
Portoviejo) y Caraslbez (quizs Catarama) y Amarejos (quizs Jaramij)
Cames (parcialidad de Jaramij) y Amotospe, Apelope, parcialidad de Jipijapa y
Docoa, todos pueblos de la dicha tierra llana que van descubriendo por la costa
y de todo lo otro de la costa. En aquel pueblo de Calangane donde ellos son,
hay cuatro pueblos juntos, todos de un seor, que son el dicho Calangone,
Tusco, Seracapez y Salango.
Cieza de Len escribe: en esta costa y tierra subjeta a la ciudad de Puerto
viejo y a la de Guayaquil hay dos maneras de gente, porque desde Cabo de
Pasaos y Ro Santiago (el Mira o el actual Santiago, en todo caso al norte de
Pasao) hasta el pueblo de Calangos (isla de -89- Salango al sur de Pasao) son
los hombres labrados el rostro... y los principales pueblos donde... usan labarse
son Passaos, Xaramixo (Jaramij), Pimpaguace, Peclansemeque (parcialidad
de Jipijapa) y el valle de Xagua (en el ro Portoviejo) Pechonse y los de Monte
Cristo, Apechigue (parcialidad de Jipijapa) y Silos y Canilloha y Manta Zapil
(parcialidad de Manta) Manab yaraguagua (Charapot o Yopot); y otros que
no se cutan que estn a la una parte y a la otra... Los caraquez y sus
comarcanos es otro linaje de gente... Algunas de estas gentes, especialmente
los que estn bajo del pueblo de Colima, a la parte del norte, andan desnudos y
se contratan con los indios de la costa que va largo hacia el ro de San Juan...
Este pueblo de Manta est en las costas... la tierra adentro hay ms nmero de
gente y mayores pueblos y difieren en la lengua de los de la costa.
Del testimonio de Smanos se desprende la existencia de una especie de
liga hansetica, o confederacin de mercaderes, desde la baha de San Mateo
hasta el territorio Huancavilca; del de Cieza, que el idioma de los costeos, que
da a entender era uno que difera del de los serranos, que son los campases o
colorados, pero advierte que en el mismo litoral vivan dos clases de gentes,
una de las cuales eran los Carquez, que habrn hablado otra lengua. Los
pueblos de los que se labraban los rostros, que enumera Cieza -salvo Pasaotodos quedan al sur de Carquez y al norte de Salango; as hay que entender
que haban otros entre Pasao y el ro Santiago.
La situacin lingstica de la costa la caracteriza Oviedo, quien dice: Toda
la tierra situada entre la costa de Anegadizos (al norte del ro Mira) y la punta
de Santa Elena e an la que se dir, es de diversas lenguas tanto que cada
poblacin tiene su lengua, e aunque con los vecinos se entienden es con
mucha diversidad de vocablos mezclados con otros comunes.
1) sub-grupo talamanco
2) sub-grupo barbacoa
3) sub-grupo guatuso
4) sub-grupo cuna
b) grupo intermedio del Pacfico
1) Sub-grupo stmico
2) sub-grupo colombiano
c) grupo intermedio interandino
d) grupo evolucionado u oriental
1) sub-grupo de Cundinamarca
2) sub-grupo Aruaco
3) sub-grupo Centroamericano
c) Lenguas timotes
a) grupo kuika
b) grupo timote
d) Kofane
e) murato
f) lenguas del grupo miskito-xinca
g) lenguas Puruh-mochicas
h) Cholona.
oeste; ellos haban sido precedidos por arawakos, tucanos, etc., etc. Hay en
todo el pasado de Amrica una constante corriente migratoria que sigue en
orden inverso el curso de las aguas que bajan por el Orinoco, el Amazonas y el
Plata hacia el Atlntico y otra que partido de la regin boreal de Norteamrica,
avanza hacia el sur; a esta se debe, con toda probabilidad, la dispersin del
super-phylum hokan-siouan-macro-chibcha y, ciertamente, la del phylum macro
penutian; a la primera la del araeako, macro caribe y tupi-guaran, en el orden
en que los hemos mentado.
-99Captulo VIII
Protohistoria
(Fragmento)
-[100]- -101PASTOS.-El vestido de los pastos en la poca de la cermica negativa
era para los varones un tapa rabo, sostenido por un cinturn y que cruzaba
entre las piernas; para las mujeres, un pao envuelto a la cintura y que les
llegaba a la rodilla. Los varones usaban una especie de banda cruzada sobre el
pecho y un gorro que se adaptaba al contorno de la cabeza y, dejando libre la
frente, caa sobre las orejas. En la poca de Cuasmal, parece que se haba
introducido el uso de la cushma, camisa sin mangas, de igual ancho arriba que
abajo, con una abertura para la cabeza y otras dos para los brazos, la que se
cean a la cintura con una faja (vanse las representaciones humanas de las
dos pocas).
Su arma preferida era la estlica.
Eran agricultores. Por ser la tierra fra, cultivaban poco maz (Cieza),
alimentndose principalmente de patatas.
siempre
bebiendo
hasta
quedar
muy
embriagados.
Creen en la inmortalidad del alma
Usan para pelear de lanzas de palma y tiraderas y
dardos y hondas.
los
cabellos
muy
largos
se
los
entrenchaban
muy
menudamente.
En perdiendo la virginidad, en el primer parto o a la muerte del marido, las
mujeres se cortaban el pelo.
Eran agricultores, los campos estaban cercados con plantas de agave y
posean canales para regado.
Posean llamas domsticas, desde muy antiguo y en tiempos incaicos haba
rebaos dedicados al Chimborazo.
Las casas de la porcin oriental eran de piedra; las camas de paja; los
caciques posean duhos, o tenan asientos.
La jarcia de cabuya era su principal granjera.
El matrimonio, se contraa con la dacin de presentes; eran polgamos y
parece haba cierto gnero de prostitutas.
Celebraban fiestas en lugares apartados, a las que llevaban mozas de buen
parecer y a las que regalaban, en pago de su asistencia, mantas y preseas,
obsequiadas al dueo de la casa por los concurrentes.
Cuando el maz est ya cuajado, hacen una gran
borrachera y arman un indio muy dispuesto a uso de
guerra, el cual va... por los cerros que hay alrededor y
dando voces diciendo que si hay alguno que se quiera
matar -106- con l, y como no hay nadie que le
Las sepulturas estn en los huertos de los difuntos. Las mujeres salan a
buscar al muerto, y como no lo hallan, vanse a sus casas, se cortan el cabello y
embadurnan la cara con betn negro; despus de ciertos das se van al ro y se
baan para olvidar al difunto.
Abandonaban la casa mortuoria y a los caciques los enterraban sentados
en su duho.
Adoraban al Chimborazo, al que crean varn y al Tungurahua su esposa.
Junto a la nieve del primero tenan un templo donde se sacrificaban vrgenes y
llamas, de las que tenan rebaos consagrados al monte que crean era su
progenitor.
A los cinco o seis aos imponan el nombre a los nios cortndoles
mechones de pelo. A las mujeres les era prohibido decir el nombre de su
marido.
Abandonaban las casas con su mueblaje, cuando caa un rayo y los dueos
de ellas ayunaban muchos das, sin comer ni sal ni aj.
Teman al arco iris y antes de entrar a los papales floridos a quitarles las
flores, azotbanse los pies con ortigas.
En cuanto el seor se levantaba de su asiento, un paje, que estaba
siempre detrs, lo volteaba, pues de lo contrario se sentaba el diablo.
LOS CAARIS. Llevaban el cabello largo y enrollado en la cabeza con una
corona de palo, a modo de ara de cedazo. Vestan lana y algodn y en los pies
-oshotas- sandalias.
-107-
Usan camisetas sin manga... se cubren las vergenzas con una benda de
algodn, la cual por detrs casi llega al suelo, a manera de cola de caballo. Las
camisetas eran cortas hasta el ombligo. Las mujeres vestan nahuas o mantas
de la cinta abaxo. Usaban muchas joyas de oro en las orejas y en las narices,
as como esmeraldas. Atanse los brazos y piernas con muchas cuentas de
oro, plata y de turquezas menudas y de contezuelas blancas y coloradas y
caracoles, sin consentir traer a las mujeres ninguna cosa destas.
Comen tortillas de maz y pescado crudo. Las indias sembraban el grano, lo
molan y amasaban.
Navegaban el mar en canoas faleadas y en balsas. Estas eran hechas de
tres, cinco, siete u once palos, el del medio ms largo y los otros menos, a
medida que se alejaban, con un mstil y una vela latina. Cuando en el mar les
sobrevena una calma, arrojaban a las aguas, como sacrificio, pan, frutas y
otras cosas, para que volviese a soplar el viento. Eran comerciantes y recorran
grandes distancias.
Las casas eran de madera y techo de paja.
Las puertas de los templos hacia el oriente, las tapaban con unos
paramentos de algodn y en cada templo hay dos figuras de bulto de
cabrones negros (sillas?), -110- ante las cuales quemaban la perfumada
lea del palo santo.
Los cueros de hombres aspados en cruz, eran de los indios sacrificados.
Si haban preso a algunos de sus comarcanos con quien tuviesen guerra...
despus de haberse embriagado y haber hecho lo mismo del preso, con sus
navajas de pedernal o de cobre el sacerdote mayor de ellos lo mataba y,
cortndole la cabeza, la ofreca con el cuerpo al maldito demonio.
Tenan dolos en forma de serpientes.
De Poltica conservadora
(Fragmento)
-[114]- -115-
Gestacin de la nacionalidad
El reparto de la tierra
El conquistador bravo que vena de una Europa que acababa de salir del
feudalismo y haca pininos en el sendero de las monarquas absolutas, pens,
al tomar posesin de la nueva tierra, ser en ella seor de los vasallos que a la
corona de Castilla ganaba con el valor de su espada. Forjose, quizs en su
fantasa con vivos colores un cuadro halageo: Amrica estaba muy distante
del poder real; sera en ella un noble tan independiente y dueo de su feudo
como los barones ms reacios para obedecer al soberano, allende las fronteras
espaolas, en donde los privilegios de que gozaban las villas, la pequeez de
los Estados antes de la unin de Castilla y Aragn haban impedido que el
feudalismo tuviese la importancia que el de otros pases.
-116Pero como era castellano celoso de sus prerrogativas, para que no fuesen
conculcadas por sus iguales, las poblaciones que fund las llam villas o
ciudades y las dot de cabildos encargados de administrar justicia, a imagen y
semejanza de los que existan en la madre patria, que contrapesaban los
anhelos feudales, al mismo tiempo que servan para mitigar la absoluta
autoridad de la corona.
Los monarcas que en la Pennsula vean con malos ojos lo que era
obstculo al ejercicio de su poder, no permitiran que en el Nuevo Mundo
mayor parte del ao moraban cabe las chacras o agrupaciones fortificadas que
se erguan en un risco de la cordillera. La concentracin de los allos en
pueblos alter profundamente la forma en que estaba dividida la poblacin y
produjo cambios en el emplazamiento de las tierras de comunidad. Estas se
sealaron en la cantidad que se juzg necesaria para satisfacer las
necesidades de la agrupacin, fuese mayor o menor de la que antes estaba
destinada para que cultivasen. Por pequeos que fuesen los adelantos que la
conquista introdujo en la agricultura, por lentamente que adoptase el indio el
arado, el buey y las herramientas de fierro, el cultivo del suelo lleg a ser ms
intenso, y menos preciso el turno de los terrenos sembrados unos aos,
abandonados otros; con lo que disminuy la extensin que requeran las
parcialidades para trabajar su sustento; lo que les quedaba sobrante podan
enajenarlo, previo permiso de la autoridad y en muchas ocasiones lo hacan.
-119La comunidad a veces con el transcurso de los aos dejaba de existir, y era
reemplazada por el mestizaje, por un pueblo de blancos, a los cuales slo para
el pastoreo interesaba la propiedad comn; en tal evento, la venta de las tierras
cuando no llegaban a ser tenidas por realengas o del Estado, era segura,
conservando cada familia no en usufructo sino en propiedad la parcela que
cultivaban, que por lo mismo entraba en el comercio con lo cual no era raro que
llegase a ser el ncleo, alrededor del cual el blanco formaba una hacienda o
era absorbida por la heredad vecina.
Las tierras asignadas a los caciques en tiempo de la gentilidad, eran de
ordinario extensas y situadas en las regiones ms frtiles; con ellas deba
subvenir el curaca a los gastos que demandaba su categora; atender a las
necesidades de sus sbditos; eran hacienda pblica. Al hacerse la reduccin
de la tierra, comn fue que stos conservaran sus campos, que podan quedar
distantes del pueblo, y entonces pronto eran considerados patrimonio particular
del cacique, quien dispona de l a su antojo, que ordinariamente consista en
venderlo poco a poco a un criollo y despilfarrar la hacienda hasta quedarse
pobre, sumndose a la masa proletaria de sus hermanos de raza.
rey facult a stos la introduccin de cierta cantidad de mercaderas, la que 122- proporcionalmente deba repartirse entre los indgenas; quienes quedaban
obligados apagar su valor despus de cierto tiempo. Qu ms natural que el
pobre indio pagara el precio del repartimiento trabajando la heredad del
corregidor, si la tena en la provincia, no obstante serle prohibido o de su
agente, o de uno de sus amigos y si, como suceda muy a menudo, al cabo del
ao no haba reunido la cantidad precisa para satisfacer al corregidor y el
tributo, antes que sufrir el remate de sus pocos bienes y la prisin por lo que
an deba, continuar prestando sus trabajos por un crdito que cotidianamente
ira acumulando con los nuevos repartos y la imprevisin peculiar de su raza?
Si era libre y no tena proteccin, si le embargaban cuanto posea e iba a
caer en la crcel, qu poda hacer para dar alimento y vestir a su familia, sino
empearse a s mismo, como garanta de un prstamo, vinculndose a la
hacienda en donde trabajaran l y sus descendientes?
Visto bien y consideradas todas las cosas, para l era menos mal conseguir
amo que por l velase que quedarse en los pueblos expuesto a los vejmenes
del corregidor, el cacique, los principales mandones, para que le exigiesen el
pago del tributo, el trabajo de la mita, el precio del repartimiento o la
satisfaccin de sus caprichos. En una hacienda tendra quien vele por l, como
cosa propia; quien, como igual, pusiese a raya al funcionario blanco abusivo, a
la autoridad indgena, el peor tirano y lobo rapaz de las comunidades, al decir
de respetados escritores de los siglos XVI y XVII, quien como superior
reprimiese, sin que, por eso renunciase el indio al derecho de acudir a los
funcionarios reales, cuando los excesos del amo requieran remedio.
Han pasado muchos aos desde que se abolieron la mita, el tributo y el
repartimiento; no viven hoy ms -123- seguros los indios a la sombra de una
hacienda que en los anexos a merced del teniente poltico, el alcalde o
cualquiera que pretenda ser tenido por blanco?
Mas todo lo dicho no bastara para explicar la existencia del concertaje, si
no correspondiera condiciones inherentes al espritu aborigen. El imperio
porque el tener tal propiedad era considerado como atributo de la alta nobleza
el acaparamiento de tierras.
Las capellanas o censos consistan en la obligacin con que se gravaba
una propiedad, pagando renta determinada sobre el capital acensuado o
satisfaciendo ciertos gastos. Estas instituciones, al parecer, facilitaban la
multiplicacin de los propietarios, que podan adquirir un inmueble sin disponer
de la suma necesaria para pagar todo su valor. Eran instituciones no slo
buenas sino ptimas, que contribuyeron poderosamente al desenvolvimiento de
la sociedad hispanoamericana; su abolicin ha causado muchos perjuicios. La
filantropa, patriotismo o caridad encontraban en ellas el medio de asegurar la
perpetuidad de una obra benfica, librndola de los vaivenes de la fortuna;
medio de que hoy carece quien desea fundar o favorecer un establecimiento
benfico. Mas aconteci que se abus de la facultad de imponer censos o crear
capellanas; por lo cual el propietario del fundo trocbase en mero
administrador, vease en la imposibilidad de pagar las pensiones; el predio
sala a -126- remate; y era adquirido por un terrateniente que contaba con
suficientes recursos para afrontar a todos los gastos; cuando no lo conservaba
en su poder el beneficiario de la renta.
Las instituciones pas o las familias dueas de cuantiosos censos contaban
con renta saneada, que si no se empleaba ntegramente en el objeto para el
que la destin su fundador, acumulada serva para adquirir nuevas haciendas.
En ocasiones, indiscreto celo o administracin imprevisora de una fortuna
traan por consecuencia gravar ms a las haciendas que lo que obrando
prudentemente se hubiera debido establecer; y en tal casa a ms de los
trastornos econmicos que esto causaba, vena a corroborar a la formacin de
latifundios, favorecida por las tendencias de la poca.
En qu poda emplear un negociante prspero sus economas sino en
adquirir una hacienda? No producan stas no slo bienestar material sino que
a la vez daban importancia social al dueo? Qu otro medio igualmente firme
haba para asegurar la prosperidad de los descendientes?
Las castas
La conquista produjo, como natural consecuencia del vencimiento a los
aborgenes, la formacin de castas, dentro del complejo social que, entonces,
se origin. Los sentimientos aristocrticos que prevalecan en occidente, en el
siglo XVI, facilitaron este fenmeno; el que, por lo dems, es consecuencia
inevitable de todo sentimiento de un pueblo a otro, aun cuando aquello no sea
fruto de la guerra, sino de la riqueza o de la diplomacia. Los dominadores
siempre forman grupo social superior, que tiende a guardar para s los
privilegios que su situacin le ofrece y a colocar a los sometidos en condicin
inferior.
Si, como en Amrica, el conquistador pertenece a otra raza distinta, no slo
por la lengua y peculiares rasgos fisonmicos sino tambin por el color y el
aspecto general de la persona; si a esto se aade la posesin de cultura
inmensamente ms eficaz y perfecta, esta divisin en castas se acenta y,
mientras ms marcadas son las diferencias entre dominadores y dominados,
mayor profundidad y permanencia adquiere la separacin de las castas.
ejercan influjo decisivo que se extenda no slo a los depositarios del poder
real sino a todos sus paisanos.
Seguanle en categora la nobleza criolla y los eclesisticos. Estos, por las
instituciones coloniales, la riqueza de que en conjunto disponan, los privilegios
de que gozaban y sobre todo por haber sido frailes, curas y obispos, los
autores de casi cuanto de bueno y noble se hizo en la Amrica espaola, eran
en ella poderossimos; por lo cual los gobernantes civiles veanlos con envidia,
de que nacan continuas disputas, en las cuales fue, de ordinario, la iglesia la
defensora de la libertad y el bienestar de los nativos, y si no siempre aconteci
as, clpese en parte a la imperfeccin de que no se libra el hombre en ningn
estado de vida y a que el gobierno de Indias prefera ver en los altos cargos,
aun cuando fuesen eclesisticos, a sujetos nacidos allende el Atlntico. No
quiere significar lo dicho que menospreciamos la obra de quienes no fueron
criollos; la civilizacin vena de occidente y preciso era que los que la
introdujeron hayan sido europeos; mandatarios civiles hubo tan benficos como
el insigne presidente de la Real Audiencia de Quito, Luis Hctor, Barn de
Carondelet, que los prceres pocos das despus de rebelados contra Espaa
decretaban que se le erigiese una estatua, deuda an no pagada por la capital
del Ecuador.
-134Lo nico que pretendemos afirmar es que cuando se produca colisin de
intereses entre los de los americanos y los de la madre patria, no siempre los
obispos o frailes peninsulares lograban libertarse totalmente del influjo del
grupo a que pertenecan, aun cuando muchos lo consiguiesen, sin que falten
ejemplos de americanos tan ansiosos de ser siempre gratos al monarca, que
traicionaran al lugar de su nacimiento.
La aristocracia vencida en las guerras civiles slo adquiri plena conciencia
de su misin, al finalizar el dominio espaol; actu desde un principio en los
cabildos y fue, por consiguiente, utilsima para moderar el absolutismo que
pretendan ejercer los representantes de la corona. Al iniciarse la vida
directivos
de
las
parroquias
asientos,
elementos
que,
La articulacin territorial
Si la sociedad se estratificaba en capas, simultneamente se articulaba,
repartindose orgnicamente por el territorio.
El reino de Quito era unidad social antes de que llegaran los castellanos y la
forma en que se verific la conquista robusteci y confirm esta unidad; la
ciudad de Santiago de Quito fundada para llenar urgentes necesidades del
momento, no existi sino en el acta notarial que la creaba. Pudo haber sido
trasladada del campo estratgico que Almagro y Benalczar escogieron para
resistir a las huestes de Alvarado, a los suntuosos aposentos de -136Cajabamba, que quiz estaban en el sitio en que naci la villa del Villar de don
Pardo o Riobamba la vieja, como parece indicarlo el nombre que an lleva uno
de los caseros que de sus ruinas nacieron; pero ms al norte exista ya una
poblacin, centro del dominio incsico, categora que se reparta con
Tomebamba, capital del sur. Esta haba sido duramente castigada por
Atahualpa; Quito, de donde parti el ejrcito vencedor del inca y que era como
la base de su poder, pudo encontrarse entonces en el apogeo de su
importancia indgena. A ella tena que ir Benalczar, si quera vencer la tenaz
resistencia de Rumiahui y los otros capitanes que salvaron el honor del
imperio, el cual de rodillas cay ante Pizarro en la celada de Cajamarca; y la
villa de San Francisco de Quito estaba destinada a ser la capital y cdula
matriz de la nueva nacionalidad. Por qu Benalczar, en vez de fundar una
nueva poblacin como hizo Pizarro en la ciudad de los reyes, escogi para
cabeza del reino el sitio en que estaba emplazada la fortaleza fabricada por
Tpac-Yupanqui, para extender las conquistas hacia el norte y proteger a los
pases recientemente ganados? Quizs porque no sinti, tanto como su jefe,
la necesidad de tener el mar a la mano, o porque separadas las tribus cultas
del litoral de las de la sierra por extensa zona de bosques vrgenes, una ciudad
riberea se prestaba mal para centro del nuevo pas o porque no poda l
llamarse descubridor de la costa? Cul fue el motivo por que se prefiri Quito
a Tomebamba? Influy, acaso, la destruccin por Atahualpa o el deseo de
alejarse de Pizarro para facilitar el desarrollo de sus ulteriores proyectos?
El hecho es que, fundada la villa de San Francisco de Quito, fue el centro
de la nacionalidad en ese momento engendrada.
Los espaoles no ocuparon un pas desierto, sino bastante habitado y en el
que existan seguramente mayor nmero de pueblos de los que hay
actualmente, en los -137- que moraban los aborgenes; para ejercer autoridad
sobre stos y conservarlos sujetos, encontraron bien pronto que las distancias
que separaban a Quito de San Miguel de Piura o de cualquiera de las otras
poblaciones del sur o de Pasto, eran demasiado grandes; as, a medida que
aumentaba la poblacin castellana fueron fundndose otras ciudades o villas,
centros a su vez del influjo castellano o bases para proyectadas conquistas; as
nacieron Cuenca, Loja, Guayaquil, Portoviejo y otras; cuando el sitio escogido
fue seleccionado con acierto, prosperaron; de lo contrario desaparecieron poco
ms o menos pronto. La seleccin hizo que subsistieran slo aquellas que
correspondan a una divisin geogrfica; cada una de stas fue la sede de un
cabildo. Fundronse, en veces, en un sitio cualquiera que al parecer reuna
condiciones privilegiadas; pero lo ms corrientes fue fundarlas donde ya exista
un casero aborigen. Dichas ciudades a su vez fueron ncleos de donde
irradiaba la nueva vida y alrededor de los que se constituan otros pueblos
espaoles o adquiran importancia en la administracin castellana, los de
indios. As, pues, antes de que se pensase en la organizacin de provincias,
distribuirse automticamente la poblacin, constituyendo las regiones. Estas
venan a componerse de un cabildo o varios, entre los cuales exista uno
principal aun cuando ante la ley fuesen iguales; de asiento sedes de un
corregidor, si eran muy importantes; subordinados a ste, si de menos
consideracin, y de simples pueblos de indgenas, de los cuales los ms
poblados eran la residencia del curaca, cuya jurisdiccin se extenda a otros
menores. Como esta distribucin se haca dejando obrar la realidad, sin
ponerle cortapisas, era fundada en la naturaleza y estable. Con el transcurso
El alma religiosa
Este cuerpo social completo necesitaba espritu que lo vivificase, elemento
que uniese entre s los diversos componentes, y esta alma de la sociedad
hispanoamericana andina, que a ambos lados de la lnea ecuatorial se form
en las centurias dcima sexta, dcima sptima y dcima octava, es la religin
catlica apostlica romana.
As comprendieron quienes llegada la hora dieron autonoma a las colonias;
pues, sintiendo que el alma religiosa era la que daba vida a los pueblos por
cuyo bienestar sacrificaban cuanto como hombres podan ofrecer en
holocausto, cuidaron de jurar conservar inclume la santa religin que todos
profesaban, como piedra fundamental del nuevo edificio.
No poda ser de otra manera; la cruz, para el aborigen vencido, era escudo
que le amparaba contra los golpes de codicia y crueldad de sus amos; para el
etope esclavo, la carta de hermandad que volva iguales al negro y al blanco,
ante el precio de la Sangre de Cristo, por unos y otros derramada; no vala slo
un puado de dinero sino un tesoro inestimable, del cual tenan que rendir
cuenta el siervo y el seor; para el mestizo era cariosa -139- gua, para el
espaol freno y para el criollo esperanza.
Cuanto de noble y bueno se hizo en Amrica hispana se ejecut al amparo
de la iglesia o en su nombre; suprimid de la historia la labor del sacerdote, los
anhelos de perfeccionamiento de algunos seglares, inspirados en todo caso por
fuerte sentimiento religioso, entonces la conquista y colonizacin del Nuevo
Mundo seran episodio sombro, en que campearan la codicia, la crueldad, la
perfidia y la brutalidad ms desencadenadas. Sin el freno del sacerdote, todas
las expediciones descubridoras seran las salvajes hordas comandadas por
Lope de Aguirre.
Quin defendi al indio contra los excesos del conquistador? El fraile o el
clrigo!
Los historiadores, an los de nimo ms prevenido contra el catolicismo,
recuerdan con admiracin a fray Bartolom de las Casas a aquel dominicano
de alma ardiente y apasionada, soador y quimrico que consumi su vida
luchando en pro de sus hermanos los indios, provocando la ira del rey contra
las faltas de los conquistadores, exagerndolas hasta la hiprbole. Mas lo que
se olvida con frecuencia o se procura no recordar es que l no fue excepcin,
su espritu lata en casi todos los corazones de los buenos ministros de Dios
que haba en las Indias; slo que no todos podan dedicarse a pintar ante el
monarca la desgracia de sus sbditos del Nuevo Mundo, sino que preferan
quedarse entre ellos ejercitando la caridad evanglica, llamando a cuenta a los
espaoles, recordndoles continuamente la ley de Dios. Cuando libres de sus
apostlicos cuidados tomaban la pluma, sea para escribir la historia de los
pueblos dominados, sea para dar a conocer los afanes de los que en el
cuidado de la nueva via les haban precedido, o para dominar las lenguas
aborgenes y hablar en su propio idioma a los indianos, del Divino Seor de
Nazareth jams dejaron de -140- condenar los abusos de los blancos,
interceder por los dbiles, predicar caridad a los fuertes, y ensear la virtud a
todos.
civilizadas
fue
todo
de
origen
eclesistico,
catlica
por
inspiracin,
La religin presida los actos todos de la vida, cuya concepcin misma era
catlica. Con el bautismo, reciba el criollo el nombre que usara; sus padres
ensearan de consuno luego al nio a invocar a Dios, la doctrina cristiana y las
oraciones seran lo primero que aprendiese, y en la mente tierna gravaranse
profundamente la esperanza del cielo o el temor al infierno. Los actos litrgicos,
las preces comunes afirmaran ms tarde estas instrucciones, que se
completaran luego en la escuela o colegio dirigidos por sacerdotes y las
impresiones de la niez y la juventud no haran sino robustecerse hasta el da
en que descansase en la paz del Seor o sufriera eterno castigo.
Para el mestizo las cosas no ocurriran de distinta manera; pudiera ser que
la madre, los tos maternos le iniciasen en la tradicin aborigen y sus
teogonas, pero no por ello sera su fe menos firme. Garcilaso de la Vega
apegadsimo fue a todo lo aborigen y us con orgullo el -145- ttulo de inca;
pero esto no amengu su religiosidad cristiana.
Habis ledo alguna de las muchas y patticas relaciones de lo que hacan
los moradores del reino de Quito cuando un volcn amenazaba ruinas con
columnas de humo y fuego, con espesas tinieblas y pungentes olores
sulfurosos, o cuando la tierra se sacuda en formidables convulsiones? Podr
encontrase prueba ms convincente de que la fe cristiana era la carne de la
carne, la sangre de la sangre, de la nueva sociedad? Ricos y pobres, nobles y
esclavos, hombres y mujeres, criollos, mestizos, indios y negros ambulaban por
las poblaciones con los pies descalzos, las cabezas cubiertas de ceniza, los
cuerpos de cilicios, haciendo penitencia y clamando compasin a Dios; all eran
las confesiones, pblicas pregonando a gritos los pecados secretos; all era el
unirse en matrimonio los amancebados; all el devolver lo hurtado los ladrones;
el restituir las ganancias ilcitas el usurero.
Flor de esta sociedad, cuya alma era la religin, no tan slo culto externo
sino caridad viva y ardiente, es aquella mujer joven esposa de Cristo, de cuyo
martirio quiso ser participante, la Beata Mariana de Jess, la quiteilla lozana, a
la cual ajaron las ms rigurosas penitencias, que se consumi en holocausto
por su pueblo, que hizo de su casa una ermita y fue lirio de pureza, por lo cual
que dej vaco cuando el filosofismo volteriano dej a los indios del Amazonas
sin pastor ni padre? Por qu, de los que han sido atrados por el caucho, lejos
de quedar recuerdos indelebles de virtud, han dejado regueros de sangre y
estigmas de crueldad? Iba el misionero -147- en busca de honores? Oh, s, de
honores celestiales. En cuanto sala de las selvas ansioso volva a ellas la
mirada, dbase prisa en reparar las menguadas fuerzas para solicitar
nuevamente permiso al superior, para internarse en ellas... No, no eran
ambiciones terrenales las que daba frutos de tan excelsa caridad.
La historia de las misiones de Mainas, de la Compaa de Jess parece una
leyenda toda entretejida con sacrificios y heroicidades supraterrenas; pero
leyenda cierta, documentada. Dgase ahora si esta comunidad religiosa que
tena casas y colegios en casi todas las poblaciones importantes del reino de
Quito y que en su seno abrigaba una legin de varones apostlicos que en
medio de la oscuridad de la selva virgen, venciendo tamaas dificultades,
servan con tanto lustre al Rey de los reyes, no habra contado con
predicadores llenos de espritu de Dios que con su palabra y ejemplo
inculcasen al pueblo la moral de Cristo; con prudentes confesores que
dirigieran las conciencias de los penitentes que a ellos acudan, por los
senderos del Crucificado, con virtuosos maestros que formaran a la juventud
por ellos educada, de acuerdo con el espritu de Jess?
Al lado de los jesuitas y las misiones de Mainas, en menos escala, es
verdad, pero no por ello menos meritoriamente, dominicos y franciscanos
ejercitbanse en la conversin de los indios infieles. Lo que se afirm de los
unos no podr con igual verdad aseverarse de los otros?
Franciscano y nativo de Quito fue aquel varn inflamado en amor a
Jesucristo, fray Fernando de Jess Larrea, fundador de los colegios de
recordando que mientras pocos eran los corrompidos que escandalizaban con
su maldad, hubo muchos buenos frailes animados de cristiano fervor?
Examnese la vida de aquellos serafines, Santa Teresa de Jess y San
Juan de la Cruz, y se encontrar que junto a ellos y a otras almas privilegiadas
existan uno que otro fraile o monja perversos, espritus tibios y flacos que se
dejaban arrastrar por los acontecimientos en contacto con otros virtuossimos,
entre cuya influencia y la de los malos fluctuaban los dbiles. Cosa parecida
aconteca en los monasterios y conventos quiteos. Sor Catalina de Jess
Herrera, en su preciosa autobiografa (indita an por desgracia, que la
literatura patria se ve as privada de una de sus ms preciadas joyas) describe,
con encantadora sencillez, un estado de cosas muy semejante. La relajacin
de pocas sirve para hacer resaltar la virtud de las dems y la santidad de
algunas, entre las que sobresale la mstica escritora.
Monasterio que produjo flor tan fragante, monasterio que encerr en sus
muros a una Juana de la Cruz, no era -152- no pudo ser antro de perdicin,
cueva de sacrilegios, como podra suponerse por la relacin verdadera de los
escndalos que acontecieron en el siglo XVII.
La ms virtuosa profesin no muda la naturaleza humana, ni destruye la
inclinacin a lo malo, no suprime las pasiones aun cuando les ponga
cortapisas. Nada tiene pues de sorprendente que existan frailes perversos y
monjas deshonestas; que los haya en una poca dada no es indicio de que
tales defectos sean peculiares de toda comunidad, a que pertenecan los
escandalosos; lo nico que ello significa es que por cualquiera circunstancia los
frenos morigeradores de las bajas inclinaciones del hombre no funcionaban
normalmente.
Cuando nada anormal perturba la organizacin monstica, el individuo que
apartndose del espritu religioso, lejos de buscar la perfeccin que para
alcanzarla tiene a la mano todos los medios adecuados, se entrega a
lamentables desvaros, es bien pronto llamado al orden y si prosigue en sus
errores, separado del instituto. Si tal cosa no sucede, es sntoma de que algo
tantas nuevas almas podan ganar para el Seor; pero las Indias eran tambin
los pases de las riquezas inauditas, fciles de ganar, en donde la ley andaba
rota y la moral maltrecha, como acontece en todos los -155- dorados, hblese
cualquier lengua, sea cualquiera su latitud, y junto con los sacerdotes sedientos
de ganar almas venan otros que ansiaban acumular tesoros; verdad es que los
codiciosos de dinero ms abundaban entre seculares que regulares, y esto no
sucedi slo en un principio. Por otra parte, el ingreso al estado religioso era
apetecible, pues daba influjo y aseguraba el pan de cada da; de all provino
que segundones de familias principales vistiesen hbito talar por voluntad
propia o paterna, aun cuando tuviesen ms vocacin para soldados,
mercaderes o aventureros.
Aquellos elementos corrompidos y stos que fcilmente se corrompan,
eran los causantes de los escndalos, arrastrando momentneamente en
ocasiones, como cuando de alguna prerrogativa de la orden se trataba, hasta a
los verdaderos religiosos.
Estos y otros inconvenientes no obstaron para que el clero ejerciera misin,
laudabilsima en la sociedad colonial que por ello fue esencial y sinceramente
catlica.
El hogar, tanto del indio como del criollo era cristiano y por esto ofreca
hermoso espectculo de virtudes; la educacin era profundamente religiosa, la
confianza en Dios y la sumisin a la iglesia presidan a todos los actos de la
vida; tan catlica que an hoy no existe un espritu que pueda ser realmente
neutral en este terreno; hay fieles y enemigos de la religin, catlicos y
anticatlicos pero no acatlicos. El alma religiosa penetra, fortsima, toda la
sociedad, domina aun a aquellos que pretenden combatirla.
La formacin de la cultura
Nada de extrao encontrar el lector que afirmemos que la cultura que
adquiri la sociedad indohispana del -156- reino de Quito fue esencialmente
La escultura no conoci otros asuntos que los msticos; el arte del decorado
slo encontr campo vasto en que desplegar delicados entalles, cubiertos de
brillante oro, cuando trabaj al servicio de la fe y devocin de los colonos.
Las letras y las ciencias fueron en Amrica hasta fines del siglo XVIII
provincianas, con excepcin de la etnografa y la lingstica. Fray Bernardino
de Sahagn en Mxico recogiendo en lengua azteca las tradiciones y mitos de
los indios no fue en zaga a los modernos cultivadores del folklore, y super
enteramente a su poca; otro tanto hicieron Molina y vila en el Per, y junto a
stos habra que nombrar a muchos otros preclaros investigadores.
La labor filolgica de misioneros y predicadores no puede ponderarse;
gramticas y diccionarios brotaron en todos los rincones del Nuevo Mundo,
cuyas lenguas nunca antes escritas quedaron libres de las contingencias del
tiempo.
Pero en Quito, en este rincn apartado de los Andes, ni la arquitectura ni la
pintura ni el decorado fueron provincianos; produjeron en el siglo XVII obras
maestras llenas de vigor y hermosura, de las que algunas en su gnero son
productos maestros del barroco espaol o de la pintura sagrada, tales como si
hubiesen sido trabajados en los centros artsticos ms florecientes del otro
hemisferio.
Las artes manuales importadas de Espaa en manos de obreros indgenas
y en la reclusin de las colonias, -158- adquirieron cierta originalidad; en
poblaciones serraniegas, Cuzco, Huamanga; Cuenca y Quito, cuando ya en la
madre patria las incrustaciones de maderas de diversos colores, a la manera
morisca, haban cado en desuso, siguieron trabajndose primorosamente, con
dibujos propios, en que perduran recuerdos de arabescos, mezclados con el de
decoraciones aborgenes.
En Pasto naci un arte especialsimo: la goma que producen los rboles de
esas montaas y que ya saban los incas aprovechar para ornamento de vasos
de madera, sirvi de materia prima a decoraciones esplendentes que algo
tienen de chinescas, mucho de espaolas y no poco de americanas.
recibi
en
Amrica
ciertos
contingentes
modificaciones,
adaptndose al nuevo medio, aun cuando, por todos sus elementos superiores
y orientacin general, siguiera y sigue siendo fruto de importacin que vive al
rescoldo del hogar nativo; y esta falta de races y de vigor nativo de la
civilizacin, que se advierte al constituirse en naciones independientes las
flamantes repblicas, se acenta en los cien aos de vivir autnomo en que
rotos los vnculos con la madre patria se busca la inspiracin, no en el espaol
que es lo propio, sino en las tendencias y aspiraciones de otros pueblos de
distinta raza.
-159-
La vida econmica
Quintos reales y tributos de indgenas fueron las principales entradas de la
hacienda pblica, juntamente con la parte que le caba en el diezmo, en los
primeros tiempos del coloniaje; ms tarde se introdujeron la alcabala y los
estancos, dando cada uno ocasin para levantamientos populares; se
cobraban, adems, derechos sobre la introduccin o salida de ciertos artculos,
no slo cuando el intercambio se verificaba con la Pennsula, sino con varias
provincias de Indias; a estos ingresos hay que aadir los que producan la
venta y composicin de tierras, las lanzas y medias anatas, la venta de
empleos y muchos otros de menor cuanta.
el
fruto
de
pacientes
labores,
de
capitales
reunidos
mismo roto, sin que por ello el joven tipo verdadero de gran parte de la
sociedad colonial ande menos ufano. El que se tuviese por aspiracin suprema
conseguir un puesto en la administracin pblica o un beneficio eclesistico
(cosa difcil, ya que la mayora estaba reservada para los peninsulares) creaba
nocivo espritu burocrtico. El que se prefiriera depender de otro, por censo,
capellana o de cualquier otra manera, antes que buscar por s mismo el modo
de llenar las necesidades; el que se optase el dulce ocio, antes que un trabajo
tan poco remunerador, fueron grmenes perniciosos.
-162Esto en cuanto a los elementos directivos de la sociedad; que en lo que se
refiere a las clases mestizas, no haca sino estimular los sentimientos
heredados del indio y segar los anhelos de mejoramiento, igualndolos en ellos
a sus progenitores de piel ms oscura.
El cuadro que acabamos de bosquejar corresponde mejor a la poca final
de la colonia, aun cuando para aplicarlo a toda ella bastara rebajar poco, muy
poco, los tintes oscuros.
En los dos primeros tercios del siglo XVIII, edad de oro del reino de Quito,
no hay duda de que el activo funcionar de los obrajes daba cierta holgura a las
familias principales y al pueblo ms ocasin de ganar el sustento; pero este
bonancible tiempo no fue largo ni libre de violentos contrastes, algunos de fatal
repercusin para los proletarios, como la clausura de aquellos talleres que no
tenan permiso real y donde el trabajo era libre.
Para complicar las cosas, sucedi que se impusieron muchos censos o
capellanas, en pocas de prosperidad, cuando la propiedad tena mayor valor
y los frutos se vendan a mejor precio, que obligaban a pagar determinada
pensin perpetuamente a los propietarios del fundo; renta que con la
disminucin de los capitales, vino a ser exorbitante, con la consiguiente quiebra
de muchas fortunas, lo que aumentaba la pobreza general.
Hemos expuesto someramente las causas por las cuales la vida financiera
del reino de Quito era por dems esculida; por estas, unas dependan, otras
eran agravadas por la errada poltica econmica del gobierno de Indias o por
desastres que en materia de riqueza sufri Espaa, sea por absurda direccin
de sus negocios pblicos o por circunstancias externas. Estas y esas son bien
conocidas y se encuentran descritas con toda amplitud en cualquier libro que
de historia colonial trate, por lo cual nada al respecto diremos.
-163La penuria paraliz el progreso social; la falta del estmulo del lucro detuvo
el desarrollo del espritu de empresa, y habitu a las gentes a contentarse,
primero, con el menor esfuerzo luego a desechar como absurdo el pensar en
obras de aliento y vivir da a da guardando los previsores, lo que a fuerza de
privaciones podan ahorrar de los exiguos ingresos o comindose el patrimonio
quienes no podan resistir a la constante tenacidad de ostentar riquezas.
Para compensar esta falta de actividad, slo se ofrecan al criollo, las
intriguillas y habladuras sociales, el sutilizar sobre puntos de cnones o leyes;
la investigacin cientfica profunda no poda encontrar cabida en mentes
incapacitadas para un trabajo intenso por la quietud del ambiente; la
produccin literaria tena que ser escasa en donde todo producto era pequeo
y rutinario. No faltaban sujetos ilustrados y hasta eruditos, pero iban como
abejas libando gota a gota la miel de los libros que lean por placer, faltos de
ordinario de energa para por su cuenta construir algo propio con los elementos
acopiados, salvo cuando en ocasin dada tenan que ejecutar una obra de
encargo y sabido es que las tales, de ordinario, son mediocres.
El raquitismo econmico del organismo social en la poca del desarrollo ha
pesado duramente en el siglo de vida autnoma; produjo deficiencias y vicios
que no se han remediado an, tales como anhelo de conseguir renta segura
mediante un empleo pblico; ver en ste ms que la obligacin de prestar sus
servicios, motivo para gozar muellemente de una gollera; rehuir todo esfuerzo
intenso y acomodarse suavemente a la rutina; fluctuar de continuo entre la
avaricia y el despilfarro en la administracin del patrimonio particular; concebir
-[168]- -169-
El nacimiento de la nacionalidad
El deseo de los indianos de separarse de Espaa y tener gobierno propio
remonta casi a la poca de la conquista. Gonzalo Pizarro y su teniente Carvajal
lo sintieron y hasta intentaron ponerlo en obra, disgustados con las nuevas
ordenanzas de Carlos V. Igual anhelo palpit en los disturbios posteriores a la
pacificacin del Per por La Gazca; y observador tan avisado como el visitador
Muatnez de Briviesca, lo advirti, dio consejos para impedir que tal
separacin pudiese verificarse, y trat de satisfacer hasta cierto punto las
aspiraciones de los americanos, trasladando el centro del gobierno a Panam,
en donde deba residir el consejo de Indias; y constituyendo en la ciudad de los
haba sido no slo lcito sino meritorio en la Pennsula, tena que serlo tambin
en Indias. En Espaa se crey que las juntas deban defender la
independencia, y que haba llegado la poca de remozar el caduco organismo
poltico. En Amrica se juzg lo mismo y se aprovech al vuelo la oportunidad
que se presentaba de conseguir la ansiada autonoma. As, en 1810, en casi
todos los reinos de Indias se establecieron juntas soberanas, encargadas de
ejercer la autoridad real, mientras durase la cautividad del soberano, y de
defender estos dominios de cualquiera usurpacin externa, para lo cual fueron
depuestas las autoridades existentes. El celo que desplegaron en la
organizacin de los pases respectivos, reuniendo congresos para que dictasen
las constituciones de los nuevos Estados, demuestra claramente que no
pretendieron hacer obra provisional sino que su fin fue constituir nuevas
sociedades, dotadas de gobierno autnomo, sin desconocer el vnculo debido
al monarca. La mayora de los congresos soberanos le reconocieron
expresamente y slo ms tarde se lleg a desconocer la autoridad -175- real
cuando los acontecimientos volvieron imprescindible tal medida.
No se proceda de modo diverso en Espaa: en cuanto hubo ocasin para
ello reunironse las cortes constituyentes que dictaron la nueva constitucin de
la monarqua, aprovechando tambin all de las circunstancias para modificar
cuanto anticuado y perjudicial haba, a juicio pblico, en la organizacin del
Estado.
Mas aconteci en el Nuevo Mundo que por los peninsulares y las
autoridades que no fueron oportunamente desconocidas por no haber sido
simultneo el movimiento en todas las capitales o por tener sede en villas de
segundo orden, acudieron a las armas para someter a los criollos que haban
osado perturbar la sumisin en que segn ellos deban vivir los americanos,
pues opinaban que cualquiera que fuese la suerte que corriera la Pennsula,
igual deba ser la de sus dominios, desconociendo la verdadera constitucin de
stos si hubiesen sido patrimonio de la nacin espaola, y no partes
integrantes del imperio, a igual ttulo que los de Aragn o Navarra, por tener
todos comn soberano.
En medio del fondo de la defensa jurdica y apenas velada por ella palpitaban
el dolor de los americanos de verse preteridos en su propia patria, la amargura
de sentirse pospuestos a los peninsulares, y la airada queja contra el
despotismo con que eran tratados por los nativos de Espaa, sentimientos
comunes a la mayora de los criollos ilustrados, mucho antes de que nadie se
atreviese a expresarlos, -177- y de que haba sido ardoroso apstol el mestizo
quiteo don Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo. Mucho se ha
exagerado el supuesto influjo de la revolucin francesa y el de los escritores
que la precedieron como Rousseau y los enciclopedistas en la iniciacin de la
Independencia. Indudable es que Nario conoci y tradujo la declaracin de los
derechos del hombre, que Miranda estaba imbuido del espritu de los
revolucionarios franceses as como algunos otros prceres, mas stos eran
minora pequesima y aun ellos en su mayor parte sentan verdadero horror
por los excesos cometidos por los revolucionarios y por la impiedad de que
dieron tan atroces pruebas. En cuanto a la casi totalidad de sus conductores
del movimiento no slo simpatizaban con convencionales, la Gironda o la
Montaa, sino que habran perseguido, como a criminal, a quien se hubiese
atrevido a proponer como modelo a los regicidas de Francia.
La independencia se bas en sentimientos y necesidades americanos. Su
ideologa hasta muy avanzada la guerra fue netamente espaola, deducida de
los principios y doctrinas que se enseaban en las universidades pblicas con
la aquiescencia del santo oficio, libres de toda sospecha de hereja. Para
proclamar la soberana del pueblo una vez que el monarca se hallaba
incapacitado para ejercerla, para afirmar que en defensa de sus derechos
amenazados por usurpadores o tiranos era lcito requerir las armas, no
necesitaban acudir a Rousseau, bastbales consultar a Santo Toms de
Aquino o a sus expositores.
La Junta suprema de Quito ante la incapacidad de defenderse del ataque
de fuerzas superiores que contaban con la cooperacin material y moral de los
virreyes de Lima y Santa Fe, capitul salvando la bondad del principio
revolucionario y obteniendo promesa jurada de que los autores del movimiento
no seran perseguidos. Pero -178- entre las autoridades espaolas era doctrina
Infeliz fue la junta en sus ataques a Cuenca en que haba algunos decididos
patriotas, ciudad que con furor haba abrazado la causa realista, contando con
el apoya de Guayaquil.
En este importante puerto todos al parecer eran por entonces decididos
partidarios del gobierno espaol, a lo menos as se manifestaron los vecinos
principales, entre ellos don Jos Joaqun de Olmedo y don Vicente Rocafuerte.
La falta de salida al mar fue muy perjudicial a los patriotas; pronto escase
cuanto de Europa vena, no hubo plomo de que hacer proyectiles y la carencia
de sal lleg a ser desesperante; males que la ocupacin momentnea de la
costa de Esmeraldas no remedi, ya por fugaz ya por ser casi intransitable la
montaa que la separa de los centros poblados de la sierra.
Despus de dos aos de mantener continua guerra en todas las fronteras,
el gobierno de Quito sucumbi en los campos de Mocha, Panecillo, San
Antonio de Imbabura y Yaguarcocha, no tanto por el empuje de las fuerzas
comandadas por Montes, sino de agotamiento. Desde entonces qued Quito
en poder de los peninsulares, y sirvi de cuartel general para los esfuerzos que
desde el Per se hacan para someter a la Nueva Granada, no sin que -181- en
ellos se empleasen sus propios recursos, impidindole salir de la postracin en
que se hallaba. No en vano habase lanzado a la refriega un ao antes que las
dems ciudades y mientras sus compaeros en la heroica empresa recibieron
continua ayuda de los patriotas de Buenos Aires que libres de zozobras en su
propia casa pudieron enviar expedicin tras expedicin al alto Per y socorrer a
los guerrilleros de las republiquitas, tuvo que batirse sola ya que los prceres
granadinos apenas se bastaban para s mismos, hasta que ganada la batalla
en Boyac, pudo Bolvar enviar a Sucre a libertarla.
El desarrollo de la independencia qued descabal en nuestro suelo, lo que
le coloc en notoria inferioridad a las otras secciones de Colombia, pues al
unirse a esta repblica careci de guerreros y estadistas que tuviesen el brillo
de la victoria y experiencia en el manejo de los negocios pblicos.
las
que
dirigan
la
organizacin
estas
monarquas
para
descollando
entre
los
dems
como
gigante
asumir
La Santa Alianza, agrupando con Espaa a todas las grandes potencias del
continente europeo, para aniquilar con la fuerza todo germen democrtico,
restablecer, el poder absoluto de los reyes, aboliendo las constituciones,
aumentaba la repugnancia con que en Amrica se vean los proyectos
monrquicos. Adems la corriente espiritual del momento, hasta en el Viejo
Mundo era favorable a los principios democrticos; all se coaligaban los
prncipes para defender el absolutismo; en el Nuevo Mundo dicha corriente
obraba libremente.
Pero otra dificultad de ms peso no hemos mencionado an, dificultad que
frustraba los planes de los monrquicos. Quines podan reinar en los nuevos
Estados? No bastaba encontrar un prncipe, se necesitaban varios. La familia
Borbn, reinante en Espaa, pareca ser la indicada, pero Fernando VII no
permitira jams que ninguno de sus miembros ocupase el trono de un pas que
contra l se haba sublevado; no sera en este asunto menos testarudo que lo
que fue el gobierno espaol en el de la autonoma. Y un prncipe espaol tena
tambin, para ser aceptado por sus flamantes vasallos, serios inconvenientes.
La guerra haba sido contra los peninsulares; cmo obedecer a uno de stos
que llegara con una corte de nativos de Espaa? No se malograba as el
fruto de la campaa renaciendo la sumisin a la Metrpoli? Las mismas
dificultades ofrecan fijarse en un prncipe Borbn de las ramas italianas y para
rechazarle existan ms motivos que impedan escoger uno francs. La Gran
Bretaa convencida por la experiencia de Buenos Aires y otras anteriores de la
imposibilidad de aduearse de las Indias, haba auxiliado discretamente a los
patriotas ansiosa de debilitar el poder espaol, y adquirir el dominio mercantil
en Amrica; y la Gran Bretaa no convendra jams en que estas naciones
viniesen a quedar bajo el predominio de un rival ms temible y poderoso como
lo hubiesen sido Francia o Austria, Borbones y Ausburgos quedaban, as,
excluidos.
-193La opinin de la Gran Bretaa sera decisiva, pues adversaria de la Santa
Alianza, su amistad era indispensable a los patriotas que vean en la liga de los
prncipes, un grave peligro y porque adems era la nacin que con el prestigio
de su poder serva de intermediaria a los nuevos Estados con las dems
potencias europeas.
Quedaba pues una sola posibilidad y bien remota: un prncipe ingls. A ello
se oponan pero en sentido inverso las mismas causas que para uno nativo de
Francia. Las potencias continentales y los Estados Unidos no podran tolerar tal
crecimiento del poder de la Gran Bretaa, porque a nadie se ocultaba que si
prncipes ingleses reinaban en Amrica, estas naciones quedaran virtualmente
sometidas a la Gran Bretaa. Europa toda deseaba la paz, despus de las
guerras napolenicas, y sa se mantena gracias al inseguro equilibrio poltico
y no era cosa de aventurarse a romperlo por un trono inestable, pues no se
ignoraba la resistencia que a la monarqua presentaba gran parte de la opinin
pblica en el Nuevo Mundo. A los pueblos americanos no podra tampoco
agradar la eleccin de seores de ndole y raza distintas que vendran
rodeados de amigos y cortesanos ajenos al pas, y ms todava si stos y su
squito profesaban una religin distinta.
Se optaron, pues, instituciones semejantes a las que regan en la Amrica
inglesa, las que a juzgar por el bienestar que gozaba esa nacin, parecan
perfectas; los espritus exaltados, es decir los ms infeccionados del virus
roussoniano, las encontraban poco avanzadas para naciones que segn el
decir general estaban predestinadas para ser el edn de la democracia.
Difcil, en verdad, parece que hubieran podido constituirse en otra forma, las
naciones hispanoamericanas; la independencia se efectu por los criollos, para
su beneficio. La poblacin indgena fue mera espectadora de la lucha, o pleg
indistintamente a uno u otro bando, segn -194- las vicisitudes de la fortuna;
eran pues los criollos de sangre espaola y los mestizos que con ellos haban
colaborado quienes iban a organizar para gobernarse a s mismos, las nuevas
nacionalidades. Al terminar la contienda haba dos aristocracias, la de sangre y
de los prceres, casi exclusivamente militar sta, formada en gran parte por
elementos de la primera. La nobleza fue la iniciadora del movimiento
revolucionario. Las primeras juntas estn formadas por personajes de lo ms
boga, pues la guerra con sus necesidades imperiosas, con sus inevitables
dictaduras, haba establecido forzado divorcio entre las leyes y el gobierno; se
legislaba para despus, para cuando concluido el fragor de las armas fuese
posible regir a los pueblos segn las ideales normas de gobierno descubiertas
por los sabios magistrados que encerrados en sus gabinetes indagaban la
naturaleza de la democracia perfecta por las normas dictadas por Soln,
Licurgo o por los estadistas de Francia o los Estados Unidos de Norteamrica,
sin dignarse mirar al pueblo en que vivan, a fin de conocer su constitucin real
y determinar cuales eran las instituciones que le convenan. Confiaban
ciegamente en el porvenir seguros de que las miserias del presente
desaparecan por encanto en cuanto la libertad fuese efectiva.
Para vencer en los comicios y dominar al auditorio qu medio ms seguro
que un bello discurso en que a la parte de citas en la antigedad, campeasen
pensamientos encumbrados y lricas declamaciones, y el orador ms elevado,
el que ms ensalzase a la libertad denigrando a los tiranos, encareciendo los
mritos de la democracia, arrastraba tras s el parecer de la mayora con lo cual
predominaban de ordinario las ideas ms avanzadas. Discutiose -196- por
ejemplo con ardor si convena la federacin o el gobierno unitario, aduciendo
numerosos argumentos en pro y en contra de cada tesis como si se deseara
determinar un problema de metafsica, y descubrir cul de los dos sistemas era
en abstracto el perfecto, sin pararse a considerar cul era el ms adecuado a la
nacin.
El idealismo intelectual de los letrados de entonces y el inters personal de
no quedar supeditados a los guerreros, convirtironlos en gran parte en
apstoles no slo de la repblica sino de la demagogia para lo que contaron
con la cooperacin de algunos soldados que sinceramente pensaban como
ellos o buscaban el modo de satisfacer sus ambiciones, eclipsando a un
superior prestigioso, o saltando por encima de compaeros de igual mrito o
ms distinguidos. El caso del general Jos Mara Obando, realista hasta casi el
fin de la guerra en Nueva Granada y rebelde contra la dictadura de Bolvar es a
este respecto, tpico.
No hay que olvidar que en los ejrcitos libertadores haba jefes de color
oscuro para negros y mulatos como el heroico Padilla; para stos la
democracia era no slo ideal sino algo indispensable. La entrada de estos
individuos en la aristocracia colonial fundada, en la sangre, la debilitaba, y
excluirlos era imposible, pues habra sido preciso desconocer sus mritos,
iguales a los de los otros libertadores. Los ttulos y prerrogativas de la nobleza
provenan de mercedes de los reyes de Espaa; darles vigor era como
prolongar la soberana de los monarcas, despus de haber sacudido su yugo;
saban a coloniaje, y era natural desconocerlos.
La administracin espaola haba cuidado solcitamente de que en Indias
no se constituyese ninguna organizacin poderosa.
En las colonias no exista al terminar el siglo XVIII, ninguna fuerza
organizada que pudiera dominar el resto de la sociedad; las familias nobles, por
muy poderosas -197- que fueran, nunca llegaron a disponer ni de la fortuna ni
de las influencias de los grandes de Espaa y haban estado supeditadas por
los gobernadores peninsulares y por sus paisanos, los nativos de Espaa, que
constituan la casta privilegiada; no formaron Estado superior ni siquiera el
eclesistico que no obstante la riqueza reunida por algunas rdenes religiosas,
estaba a merced de la corona, a consecuencia del patronato. Muchos eran
miembros de la aristocracia pero carecan de organizacin de casta, no
estaban dispuestos a concederse preeminencias mutuamente. Faltaban, pues,
a la sociedad hispanoamericana en sus clases dirigentes los elementos
fundamentales para una organizacin monrquica; para ello habra sido precisa
la venida de prncipes extranjeros que trajesen corte y diesen cuerpo a la
aristocracia nativa, escogiendo sus componentes de entre los hijosdalgo de
raza y de soldados gloriosos. Ya hemos visto que esto era imposible; adems a
ello se opona el espritu nacionalidad que la guerra haba exaltado.
La independencia fue obra de un grupo selecto, reclutado, en su mayor
parte, entre las familias distinguidas y las gentes de letras a cuyo grupo se
sumaron elementos de las clases inferiores que en las vicisitudes de la refriega
encontraron ocasin propicia para dar a conocer sus aptitudes. El pueblo al que
La igualdad de todos los ciudadanos ante la ley fue as dogma que a poco
volviose indiscutible aunque no correspondiera a la realidad social. En efecto
en un pueblo compuesto de elementos diversos en raza y cultura, imposible era
que esta igualdad pudiese ser efectiva; los componentes inferiores de la Nacin
tenan que quedar en posicin ficticia, pues tanto por su nivel intelectual -199como por las condiciones materiales de su existencia estaban incapacitados
para la vida democrtica. Por otra parte leyes hechas para la porcin culta de la
sociedad no podan proteger eficazmente a quienes no tenan la capacidad
necesaria para valerse de sus derechos. La igualdad y la fraternidad eran
impracticables en colectividades en que no slo existan las diferencias de
fortuna y educacin inevitables en todo concierto humano sino otras ms
profundas como las de cultura.
En pases en donde convivan no slo clases sociales sino verdaderas
castas no fundadas en precepto legal sino en la naturaleza humana, la
democracia no poda establecerse sino en nombre, participando de ella una
porcin de los asociados mientras el resto quedaba al margen de la vida
nacional.
Y este desequilibrio entre las constituciones escritas y la real de las
naciones hispanoamericanas, es una de las causas que han entorpecido su
desenvolvimiento en el siglo que llevan de vivir autnomas, durante el cual en
larga y sangrienta evolucin han ido adaptndose a la vida democrtica que ha
llegado a serles indispensable aunque en alguna de ellas como en el Ecuador,
un elevado porcentaje de la poblacin, la masa indgena, permanezca an
alejada del vivir nacional.
-[200]- -201-
Un siglo de vida
(Fragmento)
los
desmanes
para
evitar
mayores
dificultades
en
otras
acontecimientos
polticos
del
Per
que
tan
profundamente
De Sebastin de Benalczar
El nacer de un Estado
Ango o Seor Caranqui, pues Atahualpa no era oriundo del Cuzco sino de la
provincia del Quito y Cayangui o Carangui donde era su naturaleza y
asiento18. Una noble aborigen fue probablemente madre de Rumiahui, hijo
tambin de Huaina-Cpac, que al igual de otros de los grandes jefes indios, fue
ciudad incaica, rival casi del Cuzco -218- en grandeza, aun cuando de
construccin ligera. Saliendo de Tomebamba se llegaba a los aposentos de
Caaribamba, luego a los de Las Piedras y a Tambo-Blanco20.
Estos tambos y plazas fuertes, que acabamos de mencionar, estaban
dispuestos a lo largo del camino imperial, que por la Sierra, y atravesando el
Cuzco, iba del lmite Norte al meridional de Tihuantinsuyo.
Saliendo de Quito hacia Caranqui, s deben haber existido varios senderos,
uno de los cuales aprovech Benalczar para traer a Quito al Virrey, antes de
la batalla de Iaquito, parece que exista una sola va que formaba parte de la
red troncal del Imperio; no as en la direccin contraria, hacia el Sur, donde
existan dos caminos, el uno que segua las faldas de la Cordillera Occidental, y
el otro que tomando primero las alturas de Puengas, se inclinaba al Oriente y
por Limpiopongo y el Rumiahui. para dirigirse por las estribaciones de la
Cordillera Oriental21.
A ms de estas rutas principales haba otras, dotadas de sus posadas y
depsitos, que no pretendemos enumerar pero de las que citaremos, como
ejemplos; la en que, por Pntag y el Inca iba a Quixos22; la quede Cotocollao
conduca al territorio de los Yumbos23 ; la que de Quito, por Cumbay , iba a
Puembo y Pifo24.
Junto a los tambos o aposentos incaicos, de que nos hemos venido
ocupando, existan los ncleos de poblacin -219- ms o menos importantes, a
los que poda aplicarse ya el nombre de aldeas, ya el de ciudades: mas eran
creacin de los Incas, pues la verdadera poblacin aborigen, viva repartida en
pequeos grupos, por los campos de cultivo, como hoy los indios de pura raza,
en las haciendas de la serrana. Un Templo o huaca, -esto es un lugar sagrado,
quizs desprovisto de construcciones-, la casa del cacique y la fortaleza, eran
los centros de reunin de estas comunidades dispersas, y a ellos poda darse
el nombre de pueblos, ya que en ellos, en ciertas ocasiones, se reuna la
comunidad.
El indio no era ganadero, y por grandes que supongamos hayan sido sus
rebaos de llamas, del terreno apropiado hoy, habr que descontar toda la
superficie destinada a dehesas, as como la que se ocupa en el cultivo de la
caa de azcar; y, aun admitiendo que los cultivos de maz, patatas, quinua y
dems plantas alimenticias conocidas por los indios, hayan igualado en
extensin a los que en la era presente se destinan a ellos y a los del trigo,
cebada y ms plantas de origen espaol, forzoso ser el admitir que la mayor
parte de las tierras cultivables del Callejn Interandino, estaban, para la poca
de la llegada de los Castellanos, incultas.
-221La Sociedad aborigen era de dbil contextura poltica; el Ecuador
recientemente incorporado al Incario, no formaba una unidad tnica; ya hemos
recordado la rivalidad que para el tiempo de la Conquista espaola, exista
entre Tomebamba y Quito; entonces an se usaban diversas lenguas, a las
que correspondan culturas y tradiciones distintas. Hasta dentro de las que
podemos llamar nacionalidades faltaba la organizacin de un Estado: cada
Cacique era soberano en su colectividad, las que a menudo traan guerras con
las vecinas, de resulta de las cuales se formaban temporalmente Seoros ms
o menos extensos28.
Un ejemplo tpico nos cuenta Cieza: Son muy enemigos los de Carangue
de los de Otvalo: porque cuentan los ms dellos, que como se divulgasse por
toda la comarca de Quito... de la entrada de los espaoles... estaban
aguardando su venida... Y en este tiempo dicen, que el mayordomo o seor de
Caranque, tena gran cantidad de thesoro en sus aposentos. Y OTAVALO...
llam a los ms de sus indios y principales, entre los quales escogi y seal
los que le parescieron ms dispuestos y ligeros, y a estos mand que se
vistiesen de sus camisetas y mantas largas; y que tomando varas delgadas y
cumplidas, subiesen en los mayores de sus carneros y se pusiessen por los
altos y collados, de manera que pudiessen ser vistos por los de Carangue; y el
con el mayor nmero de indios y algunas mugeres, fingiendo gran miedo y
mostrando ir temerosos allegaron al pueblo de Carangue, diziendo como
conform Benalczar, si bien el Regidor Diego de Torres opin que era a ste a
quien tocaba hacerla. Al ausentarse Juan del Ro, volvieron a elegir Alcalde
directamente los miembros del Cabildo, pero esta vez el Teniente -Benalczarvot como si l tambin fuese un capitular.
Con ocho regidores, cuyos nombres consignamos oportunamente se
fundaron los Cabildos de Santiago y San Francisco del Quito.
En el perodo de 1534 a 1535 ocurrieron los siguientes cambios de
Regidores: en lugar de Pedro de Puelles y Melchor Valdez fueron elegidos el
22 de diciembre de 1534, Martn Alonso de Angulo y Hernn Snchez Morillo;
en vez de Juan de Esuinosa, el 26 del mismo mes, Juan Daz Hidalgo; a
cambio de Diego Martn de Utrera, el 15 de febrero de 1535, Fernando de
Gamarra; en reemplazo de Aasco, Snchez Morillo y Utrera, Francisco Garca
de Tobar, Isidoro de Tapia y Juan Daz de las Cumbres, el 11 de junio de 1535.
En 1536 fueron elegidos Regidores: Francisco de Londoo, Diego de
Torres, Martn de la Calle, Jorge Gutirrez, Juan Gutirrez, de Pernia, Garca
de Balmaceda, Fernando de Gamarra y Juan del Ro.
Pizarro, en virtud de una Real Cdula, de Toledo, de 4 de mayo de 1534
nombr, en San Miguel de Piura, 12 de marzo de 1536, Regidores Perpetuos; a
Rodrigo
de
Ocampo,
Hernando
Sarmiento
Melchor
de
Valdez,
principal, esto es votando por dos candidatos, para cada regimiento, de los que
escoga el Teniente el de su agrado.
En los Regimientos perpetuos, el propietario designa su sustituto en un
caso, si bien el Gobernador hace caso omiso de la cesin; en otro el Cabildo y
el Teniente, de consuno, hacen la eleccin directa.
Adems del Teniente y el Cabildo compuesto de Alcaldes y Regidores, la
reciente Colonia necesitaba de otros funcionarios.
Lope Ortiz fue nombrado Procurador de la Ciudad de Santiago de Quito el
17 de agosto de 1534 y Pedro Solano de Quinez de la Villa de San Francisco
el 25 de enero de 1535; habindose ste ausentado se design, en su lugar, el
2 de mayo a Alonso Fernndez de Jamaica. El ao de 1536 fue Procurador
Juan Gutirrez de Pernia, en el siguiente Juan Lobato y en el del 38 Juan
Gutirrez de Medina.
Todas estas elecciones fueron directamente hechas por el Cabildo, salvo la
de 1537 que hzola por s y ante s el Teniente Pedro de Puelles, la que fue
declarada nula por el Ayuntamiento, si bien eligi a la misma persona que la
escogida por el Teniente.
-229En 1538 los Capitulares tuvieron a bien reunir en una sola persona el cargo
de Procurador y el de Mayordomo de la Ciudad o administrador de sus rentas o
propios; antes lo haban sido, en Santiago de Quito Antonio Redondo en San
Francisco en 1536 primero Pedro de la Mota y luego, por ausencia de ste,
Juan del Ro, Juan Gutirrez de Medina en 1536 y Juan Bretn en 1537.
El 25 de enero de 1535 nombr el Cabildo de Quito al primer Fiel Ejecutor,
esto es, a la autoridad encargada de vigilar a los carniceros, panaderos,
taberneros, fruteros y otros vivanderos, y el agraciado con este cargo fue Pedro
de Frutos; sucediole en el oficio Juan del Ro, el 20 de octubre de 1536; Pedro
Cortez, en 3 de enero de 1537, y Francisco Ballesteros, el 10 de enero de
1538.
En Quito, eran por entonces obligaciones del Fiel Ejecutor, adems de las
ya mentadas; aferir las medidas de pan, vino o azeite e otras semillas que se
hayan de medir; e afinar los pesos; y acer medir los solares y estancias y
tierras de pan sembrar; y amojonar las dichas estancias... poner taca en los
precios de todas las cosas, que a esa Villa se vengan vender.
Ayudante del Fiel Ejecutor, en algunos de sus trabajos era el Alarife,
Arquitecto o Maestro de Obras, que deba resolver las dudas que sobre las
construcciones sobreviniesen, visitar los conductos de las fuentes y los edificios
pblicos. El Almotacn -mayordomo de la hacienda Real- y Alarife del Cabildo
Quiteo tena a cargo: medir los solares y estancias que se han proveydo o
proveyeren... a los vezinos; hacer.
thener limpias todas las calles...
a cada vezino su pertenencia.
hincha, e firme todas las escrituras e otros abtos, que ante l han pasado,
como escribano, e las entregue todas.
Los cargos de que hasta aqu hemos hecho mencin, fueron creados o
conferidos por el Cabildo, para la buena organizacin del gobierno civil en la
naciente Colonia; tcanos ahora hablar de aquellos que eran de un origen
distinto, puesto que eran nombrados por el representante del poder Real, no
por el Ayuntamiento, en nombre de la comunidad.
Tenientes fueron en el Reino de Quito: Diego de Almagro, Sebastin de
Benalczar, Diego de Tapia, Juan Daz Hidalgo, Pedro Puelles, Pedro de
Aasco y Diego de Torres, hasta el 22 de mayo de 1538, en que fue recibido
por tal, Gonzalo Daz de Pineda, como qued consignado en los captulos
anteriores.
-232Un cargo que existi poco tiempo es el de Alcalde Mayor de las Provincias
de Quito; que lo ejerci, el 28 de agosto del 1534, Juan de Espinosa.
En efecto, en el acta del Cabildo de Santiago, de esa fecha, se lee: el
dicho Juan de Espinosa; Alcalde Mayor pidi a los dichos seores le resciban
por vezino desta dicha cibdad; los quales rescibieron por tal vezino, al dicho
Juan de Espinosa, Alcalde Mayor; y en la de fundacin de la Villa de San
Francisco firma; por Almagro, Juan de Espinosa, Ecribano de Su Magestad, e
Alcalde Mayor en estas provincias de Quito, por Su Magestad. Este sujeto,
que fue nombrado Regidor de la nueva villa, en la misma acta, se volvi al sur
con Almagro, para quien era persona de mucha confianza.
Llambanse, en Nueva Espaa, Alcaldes Mayores, a los que en el Per se
titulaba Corregidores, esto es, a los Gobernadores que haba en todas las
ciudades y lugares que eran cabecera de provincia. Cuando el distrito de su
jurisdiccin era muy dilatado, dice Solrzano y Pereira, tienen estos Alcaldes
Mayores ttulos de Gobernadores, como son el de Cartagena, Popayn etc.
Aun cuando slo con fines honorarios -si es que no tuvo otros- haya dado
Almagro este nombramiento a Espinosa, de todos modos, signific una
pretericin del verdadero descubridor y conquistador de Quito, de Sebastin de
Benalczar.
El Alguacil Mayor era el encargado de hacer ejecutar las ordenanzas de la
ciudad, de cumplir mandatos de la autoridad y de reducir a prisin a los
delincuentes.
El primer Alguacil Mayor que hubo en Quito fue Pedro de Aasco, quien
recibi su nombramiento de manos de Almagro, esto es antes del 28 de agosto
de 1534, cargo en que fue confirmado por Pizarro, el 14 de enero de 1535;
antes de recibir esta provisin, Aasco, parti al descubrimiento del Cauca, y
sin renunciar a su derecho, -233- pidi que Benalczar designe su sustituto
hasta que l vuelva lo que el Teniente hizo en la persona de Alonso de
Mendoza el 29 de marzo de 1535. Diego de Sandoval era Alguacil Mayor en
mayo de 1536.
Mientras tanto, Pizarro, disgustado con Benalczar y los que con l
partieron al Cauca, olvid la provisin dada a Aasco, o quiso revocarla,
expidiendo otra a favor de Melchor Valdez, el 17 de marzo de 1536, quien ya
usaba del ttulo de Alguacil-Mayor, el 17 de Junio, pero que slo tom posesin
solemne del cargo el 8 de Agosto.
Valdez se ausent y entonces el Cabildo nombr Alguacil Mayor a
Francisco Paniagua, el 23 de marzo de 1537.
En esto aconteci la vuelta de Benalczar, reconciliado con Pizarro y
protegido por la Corona, y Aasco present su provisin dada por Pizarro y fue
recibido como Alguacil Mayor, o mejor dicho se reconoci que no haba dejado
de serlo -al igual que Dn. Sebastin, Teniente- con lo que termin Paniagua su
Alguacilato el 15 de Junio. De regreso Valdez a Quito, quiso usar de su
derecho, pero el Cabildo se lo neg, suscitndose pleito con Aasco; pendiente
la litis, ste renunci a sus pretensiones en favor de Valdez, que entr en
posesin del cargo el 19 de setiembre de 1537, ejercindolo hasta el 20 de
necesarias; para la buena marcha del Estado, puesto para el cual, el Cabildo
eligi el 12 de marzo de 1537, a Juan Daz Hidalgo, si bien ya para entonces
haba muerto el Contador Tapia.
En fin, el 9 de julio de 1537 el Ayuntamiento design a Gregorio Ponce
Alcalde de Minas.
Tal es la historia de la organizacin del poder civil, en los cuatro primeros
aos de la vida de la naciente Colonia.
-235Lo que suceda en Quito, en menor escala, con mutacin de nombres y de
fechas, habr ocurrido en Portoviejo, pues Guayaquil puede decirse que an no
estaba fundado, y Tomebamba no tena ttulo de poblacin espaola, por ms
que haya razn suficiente, para creer que algunos castellanos residan en ella.
Ocupmonos, ahora, de la vida eclesistica; esta significa el elemento
civilizador, como el poder civil es el que expresa la dominacin y la fuerza.
El Cabildo de Jauja dijo terminantemente, de modo que no quedara lugar a
duda: Quando el Gobernador vino Despaa a estos Reynos, Vuestra
Magestad le mand traer seis Padres, frayres de la Orden de Santo Domingo...,
e de todos ellos no qued ms que uno, porque los dos dellos murieron, e los
tres se volvieron, de manera que qued slo Fray Vicente de Valverde.
En la lista del reparto del rescate de Atahualpa, no figura otro clrigo, que el
Padre Juan de Sosa, Vicario del Ejrcito.
En el acta en que constan los nombres de los primeros pobladores del
Cuzco -23 de marzo de 1534- no figura el de ningn presbtero; y en la
reparticin de solares, de 29 de Octubre, no se encuentra otra asignacin para
sacerdote o templo, que la Iglesia Mayor, en la que, sin duda, deba oficiar Fray
Vicente Valverde. Todo lo cual nos confirma en la idea de que, hasta terminar
el ao de 1534, no haba otros presbteros, en el ejrcito de Pizarro que Sosa y
el futuro Obispo del Cuzco, y nos hace creer que Naharro, al asegurar que con
Pizarro fueron de Espaa Fray Juan de Vargas, Fray Miguel de Orenes, Fray
Sebastin de Trujillo y Castaeda, Fray Martn de Vitoria y Fray Diego
Martnez, de la Orden de la Merced, es una de tantas afirmaciones
desprovistas de verdad, con que, antiguamente, los historiadores monsticos
pretendan volver ms remoto el origen -236- de sus conventos; todo hace
suponer que los primeros mercedarios que se establecieron en el Per -no en
el Reino de Quito- no lo hicieron antes de 1535.
Seguramente, es tambin falso que, cuando Benalczar se junt con
Pizarro, fuesen con l, los Mercedarios Fray Francisco Bobadilla, Fray Juan de
las Varillas y Fray Jernimo de Pontevedra.
Se recordar que Benalczar sali de San Miguel llevando consigo los
refuerzos que haban llegado a ese puerto despus que Pizarro parti de
Cajamarca, y que Almagro recogi, en el mismo lugar, la mayor parte de la
gente, con que vino al Quito a vigilar a Benalczar y detener a Alvarado.
Con el uno, con el otro, o con ambos, vinieron algunos sacerdotes; as entre
los vecinos de Santiago del Quito figuran, el 17 de agosto de 1534, el
Reberendo Padre Garca y Juan Rodrguez Clrigo Presbtero; siendo
probable que, para entonces, hubiese en el campamento de Almagro ms de
un sacerdote, adems de los nombrados; as sabemos que Bartolom Segovia,
de 35 aos de edad, poco ms o menos, clrigo por mandado del... Seor
Mariscal fue al Real del.... Adelantado para hablar con l dos veces.
Es adems, muy probable, que con Almagro y Benalczar, estuvo en
Riobamba el Mercenario Fray Hernando de Granada, que en julio de 1537 dijo,
bajo juramento: Que vido venir al... Tesorero Rodrigo Nez, con el Mariscal,
a estas partes de Quito, e sabe que redund mucho bien de la venida del
Mariscal, por la venida de Don Pedro de Alvarado, que estuvo en muy poco
para llegar en rompimiento, y que vido en la plaza de Riobamba al dicho
Tesorero con sus armas e caballo, e le vido estar en favor de su capitn.
Y decimos, muy probable, por cuanto aun cuando el sentido ms natural de
las palabras citadas, es el que -237- Fray Hernando estaba entre los
compaeros de Almagro, bien pudo ver, lo que dice vio, desde las filas de
Alvarado.
Si con Almagro y Benalczar; en agosto de 1534, se encontraban, por lo
menos, tres sacerdotes, y probablemente un religioso de la Merced, a Alvarado
dice le acompaaban: de la orden de San Francisco, aprovados, personas de
toda religin, buena vida y exemplo, tales, con que la conciencia Real de
Vuestra Magestad descargue; que llevo otros dos de la Redencin, de no
menos estima; y por cumplir en todo el servicio de Dios y Vuestro, teniendo
noticia del Bachiller Pedro Bravo y de sus letras, y buena vida, trabaj cuanto
pude para le llevar, y por servir a Vuestra Magestad, pospuestas su casa y
reposo, azet la jornada de verdad. Llev, ans mesmo, otros cinco sacerdotes,
buenas personas, porque el culto... se celebrase en muchas partes y nuestras
consciencias se reformen, con tales religiosos y eclesisticos.
Segn esto salieron con el Adelantado, unos seis religiosos y seis
presbteros; no todos habrn llegado a Santiago del Quito, pues es posible
haya alguno muerto en el camino. El Bachiller Pedro Bravo fue de los que con
Almagro se volvieron al Sur, otros de los clrigos debieron hacer otro tanto, ya
que slo parecen haberse quedado en el Quito el P. Francisco Jimnez, uno de
los primeros vecinos de la villa de San Francisco, y el P. Ocaa.
No hay ningn documento, que conozcamos, que fije de un modo exacto el
nmero de los franciscanos, ni que d los nombres de los dos mercedarios, de
all que vacilemos al interpretar las afirmaciones transcritas de Fray Hernando
de Granada, ya que nos parece extraordinario, que si hubiese habido en los
dos campamentos rivales, miembros de una misma orden, no hubiesen estos
sido, elementos principalsimos en el avenimiento entre Almagro y Alvarado.
-238Sabemos si el nombre de uno de los franciscanos y es ste de los ms
famosos en la historia de Amrica, Fray Marcos de Niza.
pero no nos parece que se deduzca, de las palabras del cronista versificador, el
que haya estado presente cuando se ajustici al Cacique feln.
Segn Crdova y Salinas -que se basa en Sedulio- Fray Jodoco entr al
Ecuador por Portoviejo; ahora bien, el camino directo de Quito a Manab, no fue
por entonces una va expedita; pero por Portoviejo se intern Alvarado, a quien
acompaaba Niza, cuando vino a dar en Riobamba.
Contra estas hiptesis, contra la constante tradicin sanfranciscana, cabe
aducir que las primeras menciones que las actas capitulares de Quito hacen de
la orden Serfica, son: la de 5 de enero de 1536 que dice: dende una cruz
quest de aquel cabo del Seor San Francisco ques de la cofrada, hasta
abajar al camino real y, la de 12 de setiembre cuyo tenor es: en el sitio arriba
de San Francisco, por do viene el agua.
Y hay que advertir que ambas se encuentran en el Expedientillo de
Sealamiento de Tierras en el que las diversas anotaciones no guardan orden
cronolgico, lo que demuestra que fueron hechas, desordenadamente, y slo
en 1537, con no poco descuido, especialmente en materia de fechas.
Fray Jodoco Ricki el 31 de abril de 1537 envi al Cabildo la siguiente
solicitud:
-240Muy nobles seores:
Fray Jodoco, franciscano, parezco ante vuestras
mercedes y digo, que me hagan merced de unas
tierras, que son pasando el ro, a las espaldas desde
monasterio de San Francisco, desdel depsito que
sola ser, hasta adelante, para que los yndios que
sirven o servirn a la casa puedan, sembrar sus
papales y mayz, y en esto harn servicio a Dios y a m,
y a la casa muy gran limosna -Jodoco Rijcgzfrancisco.
Francisco, de esta ciudad, desde diez aos a esta parte, que se haba
comenzado a fundar.
Segn el primero de los textos, Fray Jodoco resida en Quito desde 1534, al
tenor del segundo el Convento Franciscano se haba fundado en 1535, todo lo
que concuerda, admirablemente, con lo afirmado por los historiadores de la
Orden Serfica.
Crdova y Salinas seala el 15 de enero de 1535, da en que la Iglesia
celebra la Conversin del Apstol de las Gentes, -fundndose en una relacin
suscrita por el Provincial, Guardin y cuatro frailes graves sus coetneos- como
la fecha de la fundacin del Convento de San Pablo. Es posible que, en efecto,
algn acto cannico se haya hecho entonces, pero Fray Jodoco y sus
compaeros estaban, casi seguramente, en Quito desde el 6 de Diciembre, no
porque para entonces hayan podido principiarse las grandiosas obras
arquitectnicas del monasterio, ya que en 1573 se deca el monasterio del
Seor San Francisco tiene un dormitorio, dems de su buena iglesia, aunque
no es muy grandes.
Cuenta Crdova y Salinas: A los tres aos de la fundacin del Convento...
el Padre Fray Jodoco Rique -242- junt los frailes de su Orden, que se hallaban
en aquellas tierras...; y abiendo hecho reconocer la Bula del Santo Padre
Adriano VI, que comienza, Exponi nobis fecisti, su data en Zaragoza a 10 de
mayo de 1522, en que se da facultad a los religiosos mendicantes... para que
en las Indias puedan juntarse en congregacin, y elegir de entre s mesmos
Prelado que los gobierne si no le tuvieren. En virtud della, el ao de 1538,
celebraron congregacin en el dicho Convento de San Pablo, y sali electo en
Custodio el mesmo Fray Jodoco... y el primer Guardin fue Fray Pedro Gocial.
La accin espiritual y civilizadora que, desde su convento, ejerci Fray
Jodoco, fue, a no dudarlo, en esos primeros aos, la gigantesca labor que
caracteriz su vida entera, y que hizo de l, el educador por antonomasia del
indio quiteo, y no poda ser de otro modo, en varn tan ilustre, que haba
Merced, cuatro solares (una manzana), en el sitio quest arriba del solar de
Juan Lobato, como deciende el agua y va la calle sobre man derecha, lynde
con unos edificios antiguos, donde estaban unas casas de placer del Seor
Natural.
La adjudicacin de los solares en que se erigi el Convento, como se ve,
fue con ms de dos aos posterior a la existencia de l mismo.
Las propiedades territoriales de los Mercedarios se extendan rpidamente:
el 25 de junio del mismo ao el Cabildo, a pedimento del Padre Fray Hernando
de Granada, frayle de la Merced, le provey de una estancia para sembrar y
otra para puercos ques en el sitio camino -244- de Pinta, en llegando al ro de
Chillo, sobre la barranca a mano yzquierda del camino. (Hoy La Merced de
Dn. Luis Robalino Dvila Dvila, y varias de las haciendas del contorno, en la
Parroquia de Sangolqu).
Como vimos, parece probable, que Fray Hernando de Granada no haya
venido a Quito con Alvarado, sino con Benalczar, corrobora esta hiptesis,
aun cuando no demuestra, el que el Padre afirme haber visto a Pedro Martn
Montanero alistarse bajo la bandera de Benalczar.
Se ha dicho que el P. Granada fue con Dn. Sebastin al Cauca en 1536,
pero las adjudicaciones de solares y tierras, que acabamos de recordar hacen
evidente la falsedad de tal afirmacin, en cambio, es seguro que Fray
Hernando parti con el fundador de Quito en 1538, y con l fue a Espaa por
Bogot y Cartagena.
Si este religioso vino con Benalczar, quines fueron sus compaeros o
viajaba solo? Cmo se llamaban los dos mercedarios que trajo Alvarado?
Salmern nombra como el fundador del convento de Quito al P. Fray Martn
de Victoria, en lo que coincide con Vargas. El P. Monroy sospecha que en 1534
y 1535 estuvieron adems en Quito los Padres Antonio de Sols, Gonzalo Vera
y Hernando de Talavera. Puras suposiciones las ltimas, tradicin constante,
mercedaria, la recogida por los cronistas citados. Fundndose en la carta del
uno
de
los
primeros
pobladores
de
San
Francisco,
que tras San Francisco y tena adems, otro de indios, junto al de los
caciques Juan Gutirrez de Pernia, que estaba a las espaldas de la Vera Cruz.
-247Posea tambin un solar, pegado a la Iglesia parroquial, para ensanchar la
cual, el Cabildo lo compr a los herederos de Rodrguez, el 29 de julio de 1541.
El P. Francisco Jimnez, tuvo entre 1534 y 1538 encomienda de indios en
el Valle de Chillo, justo a lo que fue hacienda de los Mercedarios y estancia en
Pomasqui.
Diego de Riquelme parece haberse establecido en Quito slo a fines 1537.
La primera vez que el Cabildo, usando del Patronazgo Real, interviene en
asuntos eclesisticos fue el 36 de setiembre de 1535, en el acta de este da se
lee: Los dichos Seores Justicia e Regidores, con acuerdo e parescer del
Reverendo Padre Juan Rodrguez, cura de esta Santa Iglesia desta villa, al
cual dixeron que sealavan e sealaron en nombre de Su Majestad, por tal
cura, atento que en l concurren las calydades requeridas, e que se a hallado
en el descubrimiento e conquista destas provincias, e le encargaron la
concencia, para que en todo lo al dicho officio, tocante e dependyente, lo haga
byen fiel e delygentemente, como buen sacerdote es obligado; el cual dixo que
lo acebtava e se encargava dello. E con su parecer sealaron por Mayordomo
de la dicha Santa Iglesya, a Rodrigo Moryel, vezino desta dicha villa, para que
tenga cargo de todo lo tocante al dicho officio de Mayordomo, rescibyendo a
cargo, los propios de la dicha Iglesia e otras cosas.
La lectura de las frases anteriores demuestra que, aun cuando el
nombramiento oficial de Prroco, sea diez meses posterior al establecimiento
en San Francisco de Quito de los castellanos, el P. Rodrguez haba sido ya el
jefe espiritual de la nueva colectividad, desde mucho antes, por eso su mismo
nombramiento se hace previo su propio acuerdo y parecer.
Para el 12 de Noviembre, esto es cuando Benalczar se encontraba
empeado en preparar su definitiva expedicin -248- al Norte, el Padre
Los indgenas de acuerdo con las leyes de la Corona, deban conservar sus
propiedades, y las que se dieran a los castellanos ser sin perjuicio de los
aborgenes; del respeto a estas rdenes se encuentran en las actas del cabildo
las siguientes huellas:
Al dar a Juan Lobato una estancia se dice con tanto que no sean tierras de
Panzaleo -20-XII-36.
Al Cacique Collazos, porque sola thener all sus
bohios, se le seal, antes de la suerte del dicho Juan
del Ro, un pedazo ques donde estn unas paredes
viejas.
yendo al camyno del Monte, donde estn los arroyuelos, y est all una
cinega, de la una parte y de la otra del camyno, que es a donde durmi el
Seor Capitn Benalczar cuando vinimos a poblar esta dicha villa, la segunda
vez que a ella vyno.
Esta inmensa riqueza territorial la conserv casi ntegra el Ayuntamiento de
Quito, hasta que de ella dispuso el Libertador Simn Bolvar, no porque
faltasen desde los primeros aos quienes quisieran convertir los ejidos en
estancias, sino, por cuanto el Cabildo la defendi con tesn; as, en 5 de junio
de 1537 Martn Gallego, Gonzalo Martn, Juan Bretn y Juan Mrquez fueron
notificados, so pena de cien pesos de oro para la Cmara de Su Majestad,
no tuviesen ganados ni edificasen en sus estancias situadas en Iaquito por
quanto es perjuyzio del ejido.
En los ejidos los vecinos podan tener sueltas sus yeguas y otras bestias y
questo sea de da, e que de noche tengan atadas las tales bestias, donde no,
que si algn riesgo corriere sea a culpa e cargo de la persona que lo contrario
hisyeren y no al de la compaa de los conquistadores.
-262El 18 de junio de 1535 se dio, a ms de las disposiciones referentes al ejido
sur, otra cuyo tenor es el siguiente: Yten, sealaron para pastos del
(conquistador o conquistadores) oblygado e oblygados, que obyere, para dar
carne en la carnecerya desta villa, el termyno que est, desde la pasada la
segunda laguna, que es el fin del... ejido, yendo hazia Cotocollao e hasya
Caranque, todas las tierras que no fueren de sementeras.
Disposicin amplsima, por la cual, todo cuanto no estaba sembrado,
quedaba a disposicin de los castellanos, para tener sus ganados.
Los espaoles al radicarse en las tierras recientemente descubiertas, al
adquirir estancias, no era para seguir viviendo la vida indgena, sino para
transformar los pases nuevamente conquistados, en cuanto el medio lo
permitiera, en nuevas Castillas, Andaluca o Galicias, esto es, en parajes en
del
trabajo
aborigen,
as
se
produca
una
doble
pblicas y las dos partes para juez y acusador; si no fuere seys cabezas para
su comida.
A estos, a los destinados para el gasto en las casas castellanas, ya que
suponemos que las disposiciones del -267- Ayuntamiento no eran letra muerta,
debe referirse lo resuelto el 10 de noviembre del mismo ao, que los puercos
no anden para las calles.
Nuevamente el 7 de enero de 1538 el Cabildo resolvi que ninguna
persona traiga puercos ni puercas por esta villa, desde la cruz que va el
camyno de Caranque (el humilladero de la Vera Cruz o sea el Beln, o la
Sbana Santa -entre el Teatro Sucre y la Iglesia de San Blas- sin que quede
del todo excluida la posibilidad de que sea la hermita de Chaupi-Cruz), en las
plazas de San Francisco e de Diego de Torres (la de Santo Domingo), so pena
de perdidos los puercos que por all trajeren, so pena que la manada que
hallare, que llegare a diez cabezas, lleve de pena el pregonero una cabeza de
ellas, la que le fuere dada, e el dicho pregonero quysiere tomar, e si no llegare
la manada a diez cabezas, paguen un peso, de pena, e fasta que le sea
pagada la dicha pena, del dicho peso, pueda llevar a su casa una cabeza de
puerco, hasta que se lo paguen.
Los marranos deban propagarse rpidamente, por lo que vemos que ms o
menos en 1538, su precio era el de un peso, habindose establecido para la
cra porcina en 1535 por lo menos dos estancias; seis en 1536, nueve en 1537.
No slo fue Benalczar el introductor de los puercos al Reino de Quito, sino
al de la Nueva Granada, as Castellanos canta, si canto es el suyo:
cantidad de jamones bien curados,
porque tenan ya buenas manadas
de puercos desde que vino Benalczar,
que trajo los primeros de la tierra.
Hubo tambin capones y gallinas,
que se multiplicaron desque vino
Nicolao Fedriman de Venezuela,
que al Nuevo Reino trajo las primeras.
-268Cieza de Len cuenta que cuando los indios de Buga mataron a Cristbal
de Ayala se vendieron sus bienes en almoneda, a precios muy excesivos,
porque se vendi una puerca en mill y seyscientos pesos, con otro cochino: y
se vendan cochinos pequeos a quinientos... y los mill y seiscientos pesos de
la puerca y del cochino cobr el Adelantado don Sebastin de Benalczar de
los bienes del Mariscal Dn. Jorge de Robledo, que fue el que lo merc: y aun vi
que la misma puerca se comi un da que se hizo un banquete, luego que
llegamos a la ciudad de Cali con Vadillo. Y Juan Pacheco... merc un cochino
en doszientos y veynte y cinco pesos....
El bien informado Cobo refiere Son estos animales los primeros que llevan
los espaoles a los descubrimientos que hacen de provincias y tierras nuevas,
no slo para perpetuallos en ellas, sino tambin para mantenerse dellos en las
tales jornadas, si se viesen necesitados de bastimentos; que por ser ganado
tan fecundo da muy en breve copioso fruto. Y as los trujeron consigo los
primeros espaoles que entraron en este reino del Per con su conquistador el
Marqus D. Francisco Pizarro, el ao de 1531; y crecieron e multiplicaron tan
en breve, que la primera carne de Castilla que se pes en la carnicera desta
ciudad de Lima, luego que se fund fue la de puerco. Porque habindose
fundado esta ciudad en 1535, el siguiente de 36, a 14 das del mes de agosto,
mand el Cabildo que se matare cada da un puerco, y se pesase a veinte
reales la arroba, sin que se matase por algunos aos carne de otros ganados
de los de Espaa..
En 1549 vala en Lima, cada cabeza de puerco, hecho de maz, para
matar en la carnicera a once y a doce pesos, con haber, segn me dicen en
los trminos catorce mil cabezas.
A mediados del siglo XVII vala en Lima un cebn de ocho a diez pesos.
-269-
Juan Gutirrez de Peruya, pidi otro asiento para molino... por abajo del
Tenyente Torres, junto a la estancia de Frutos.
Y por ltimo, Pedro de Valverde obtuvo otro asiento, ms abajo del de Juan
Mrquez.
En Lima, la introductora de trigo, fue la ilustre dama Da. Ins Muoz,
esposa, en primeras nupcias, de Francisco Martn de Alcntara, quien muri en
defensa de su hermano Francisco Pizarro, cuando ste fue asesinado por los
Almagristas, haba esta seora sido la primera mujer espaola que entr al
Per; y viuda de su primer esposo, contrajo matrimonio con Antonio de Rivera.
Haba, en la poca del dominio de Almagro el Mozo, conocido las penalidades
de la prisin y el destierro, volviendo desde Manta a Piura a juntarse con Vaca
de Castro. Fue una de las personas ms ricas de su tiempo, duea de obrajes,
estancias y encomiendas. Y cuando por segunda vez qued viuda, fund,
dotndole esplndidamente, el Monasterio de la Concepcin, en 1573, del que
fue monja y donde muri a la edad de ciento diez aos, en 1594.
Esta singular mujer fue adems la que hizo el primer obraje de lanas de
Castilla, en su repartimiento y encomienda de indios del valle de Jauja, dando
traza -272- como las lanas, que hasta entonces se perdan, se aprovechasen...;
hizo traer de Espaa los ms de los rboles y plantas que ahora goza esta
tierra; y ella, finalmente, fue la que dio el trigo a este reino del Per.
Segn Cobo, en 1535, lleg a Martn de Alcntara un barril de Arroz, y Da.
Ins Muoz preparaba un guiso para Dn. Francisco Pizarro, cuando advirti
que, entreverados con los de arroz, haba unos granos de trigo, recogiolos
cuidadosamente y sembrolos en una maseta, la que dio tan buen fruto, que,
poco a poco, se propag el trigo, hasta que en 1539 se hicieron los primeros
molinos.
Cuenta las cosas de modo diferente Mendibur, pues atribuye la
importacin del trigo a otra mujer. Da. Mara Escobar, esposa de Diego de
Chvez, la que haba trado de Espaa medio almud de trigo, probablemente
recientemente conquistados, la segunda se usaba en aquellos parajes -284que eran tenidos como las llaves del Imperio. A esta segunda pertenecan las
hechas en Quito por Tupac-Yupanqui y Huaina-Capac, que los compaeros de
Benalczar llamaron cavas.
Los castellanos quisieron que la Villa de San Francisco fuese un recinto
fortificado por lo cual el Cabildo, el 21 de junio de 1535, resolvi:
Que porque conforme a los repartimyentos quel
Seor Capitn Benalczar hizo, e la cantidad de
vecinos que ay en esta villa, ay sitios e lugar para
podelles sealar solares dentro de las cabas; e porque
la dicha villa est ms a recabdo y los vecinos ms
cercanos, que mandavan e mandaron, de un acuerdo,
que de aquy adelante, no se sealen solares nyngunos
fuera de las dichas cavas, e que rebocavan e davan
por nyngunos qualquier o qualesquier mercedes, o
sealamyentos, que por los tales solares ayan fecho, e
que se apregone que las personas que moran fuera de
las
dichas
cavas,
pidan
dentro
dellos
con
Cada solar deba tener ciento e cincuenta pies en quadra o sea 41,77
mtrs. de lado (1743 mt. 2) o sea en cada cuadra cuatro solares.
Los que se avecindaron en San Francisco del Quito fueron doscientos cinco
castellanos, por lo que, si tenemos en cuenta los solares de Pizarro, Almagro
etc., tendremos que la villa debi constar, nominalmente, de unas cincuenta y
pico de manzanas, que son las que figuran en el plano que acompaa a la
descripcin de La cibdad de Sant Francisco del Quito - 1573 esto es, ms o
menos, el rea circunscrita hoy por las carreras Guayaquil, Galpagos,
Cotopaxi, Imbabura y Rocafuerte.
cinco hasta seis mil pesos. Las dems casas de vecinos encomenderos tienen
labrados comunmente dos cuartos, con su patio, huerta y corral; valdrn a tres
y a cuatro mill pesos poco ms o menos:
Los materiales y peltrechos que hay en la tierra para edificar es piedra, cal,
ladrillo, y teja, adobes, madera; todo esto se hace a la redonda de la ciudad, lo
ms lejos a tres leguas. Una viga gorda para cadena vale cuatro o cinco pesos;
una alfaxia seis tomines; una tabla seis tomines. La piedra se trae cerca de la
ciudad en rastras y con bueyes y en carros. Un millar de ladrillo vale cinco
pesos; y otro de teja cinco. Un albair o carpintero su jornal ordinario son dos
pesos.
Desde la fundacin, aun cuando no concurriese al Ayuntamiento Sebastin
de Benalczar, ste se reuna en las casas de morada de dicho Capitn, hasta
el 10 de julio de 1536 en que se junt, por vez primera en las casas de
Cabildo que agora nuevamente se sealaron y que desde entonces son la
sede del Municipio quiteo, si bien, este conserva ahora, slo una parte de su
antiguo solar, habiendo de la mayor parte de l dispuesto el Libertador Bolvar.
-288Las casas del Ayuntamiento y crcel -dice la
descripcin de 1573- eran de un vecino; estn en la
plaza; tienen poco edificio y malo, porque se labraron
al principio que se pobl la tierra, donde no haba la
comodidad de oficiales que hay hoy.
pena a cada un espaol, de los que lo contrario hizieren, de treynta -293- pesos
de oro; la tercia parte la cmara y fisco de Su Magestad, e la otra tercia parte
para obras pblicas desta villa, e la otra tercia parte, para el que lo denunciare,
en la qual dicha pena, dixeron que davan e dieron por condenado a la persona
o personas que lo contrario hicieren, por cada una vez y qualquyera yndio e
yndios que estorbaren que dicha agua no venga libremente, como dicho es
yncurra en pena de cortadas las narizes, porque no tengan osada de quitar la
dicha agua, como dicho es viene a esta villa.
Pero el Cabildo de Quito, no era slo el ncleo alrededor del cual se
fundaba una ciudad, era el centro del crecimiento de un nuevo Estado; as junto
a disposiciones de carcter urbano, encontramos en las viejas actas
capitulares, disposiciones de naturaleza nacional.
El 3 de enero de 1537 se dispuso: que nynguna persona sea osado de
cerrar ny hazer fosa en nynguno de los camynos rreales, ny guaridas desta
villa. El 17 de julio del mismo ao se acord que por que el camino real,
desta villa hasta pasado el pueblo de Panzaleo, est derrumbado en algunas
partes y en otras de cienega y deshecho en muchas partes, por manera que no
se puede caminar por l libremente y conviene que se aderece, y atento que
los yndios de Panzaleo, y el Pueblo del Monte y Chillo, y Pinta, estn cercanos
al dicho camino y solan tener cargo dl, y que lo pueden mejor que otros
aderezar y por otras causas que en ello dyxeron que les movan que mandaban
y mandaron; que los yndios de Panzaleo y del Pueblo de Ynyubichu
(Uyumbicho) hagan y aderecen el camino rreal desde el dicho pueblo de
Panzaleo, hasta pasado el pueblo de Panzaleo, hasta pasado el pueblo del
Monte, viniendo para esta villa, hasta la subida de la cuesta quest pasado el
dicho pueblo del Monte y que en los arroyos y partes donde fuere menester
hagan puentes de madera, que sean turables, y los otros pasos y cienegas que
tovieren nescesidad de -294- adobos, los aderecen muy bien, y que queden
turables, por manera que libremente a pie y a caballo se ande por el dicho
camino. Y desde la subida de la dicha questa, poco ms ac del dicho pueblo
del Monte, hasta la fortalezilla: do se recibi al Seor Capitn Sevastin de
Benalczar, questa frontero de la estancia de Diego de Torres Rregidor, hagan
y adoben y aderecen el dicho camino los yndios de Pinta y Chillo, adobando los
pasos y a los puentes y hagan los acequies, de la una parte del camino y de la
otra, donde fuere menester, de manera que las lagunas no desaguen en el
Camino Real. Esta misma resolucin, se volvi a notificar a los encomenderos
de dichos indios el primero de agosto.
El 7 de julio del ao en referencia se mand pregonar... que todos los
vezinos... que tobieren yndios en los caminos rreales, tengan poblados los
tambos que les pertenescen y adobados todos los caminos que les
pertenescen; resolucin que fue ratificada el 10 de noviembre, aadindose:
que todas las puentes, que cada vezino tuviere, cabe su pueblo e pertenencia,
las adoben e fagan como pueden pasar cavallos.
Juego de azar era la Conquista, en la que se aventuraba paz, salud y vida,
por un resultado incierto, y el conquistador que se jugaba el sol a media noche,
cual aconteci en el Cuzco -con el aditamento de que el astro e rael urea
placa del Inti venerado en Caricancha- tena invencible inclinacin a desafiar la
fortuna con los dados, como la desafiaba en los campos de batalla, con la
espada.
En el Cabildo del mircoles 23 de enero de 1538, Melchor de Valdz,
Alguacil Mayor, nombr e seal por Alguazil Menor desta villa, a Myguel
Rroca, al cual el dicho Cabildo lo mand llamar a l, del qual tomaron e
recibieron juramento, en forma debida de derecho, so cargo del qul prometi
de usar bien e fielmente del dicho -295- oficio... e as mysmo en lo tocante a los
juegos sy supiere que alguno juega lo venga a denunciar so cargo del dicho
juramento, e para ello pueda tomar juramento a qualquier persona sobre el
dicho juego, para que declaren lo que pierden, e sino quysieren jurar los lleve a
la carcel.
Ya el Emperador Carlos V, por una cdula de 24 de agosto de 1529, haba
prohibido en las Indias el juego de dados, o el tenerlos, as como el jugar con
naipes u otros juegos ms de diez pesos de oro por cada veinticuatro horas.
calles desta villa, dentro de la cava, ny fuera della; despus del toque de la
campana de queda, so pena que fuere hallado con armas ofensivas e
defensivas, las pierda y sean de la justicia que las tomare, o alguazil mayor o
menor que lo hallare, y el que fuere tomado, sin las tales armas, que est en el
cepo de pies por tres das, por la primera vez, y por la segunda, pena doblada,
e por la tercera sea desterrado desta villa, por tiempo de quatro meses; lo cual
dijeron que proveyan por evitar hurtos y otros daos, que se podan seguir,
como se ha visto por esperiencia.
El 20 de noviembre de 1536, en Valladolid, expidi Carlos V, una cdula,
prohibiendo que ningn espaol, salvo el caso de requerirlo una notoria
enfermedad, se haga llevar en andas o hamaca, por indios. Esta disposicin de
la Corona la hizo suya el Cabildo el 8 de marzo de 1538, pero reduciendo la
pena, de cien a diez pesos.
Tal providencia es una de las muchas, real o ficticiamente inspiradas en el
bien de los indios, dictadas por -297- la Corte, por esos tiempos; ecos de ellas
a medidas impuestas por los abusos que los conquistadores cometan,
encontramos en las actas capitulares de 1534 a 1538, las siguientes relativas al
buen trato de los naturales.
En la del 9 de julio de 1537 se lee: En este dicho da, y en este dicho
Cabildo, el dicho Seor Theniente y los dichos Seores, acordaron y mandaron
que por quanto algunas personas que van y vienen a esta villa, ans para la
gerra como para otras partes, los quales no temiendo sus conciencias, llevan
muchos yndios de los naturales desta provincia, y los llevan en cadenas y
cepos, donde por esos caminos, y fuera de sus naturalezas, se mueren, de que
Dios Nuestro Seor es deservido, mandaron pregonar que: de aqu adelante,
ninguna persona sea osado de llevar ningn yndio natural destas provincias,
nimitimas, an que sean sus anaconas, fuera desta villa, para sacallos fuera de
su natural, sino fuere alguna pieza, al que diere licencia el dicho Seor
Theniente e Justicia, so pena que al que se tomare que lleva piezas para sacar
fuera desta villa, ni en cepos ni cadenas; so pena de por cada pieza yncurra en
pena de diez pesos de oro, aplicados la meytad para obras pblicas, e la
meytad para Juez que lo sentenciare e para el acuzador, y si fuera persona que
no tuviere de que pagar, e de menos calidad, que le sean dados cient azotes.
Cabe sospechar que esta resolucin, que no es ms que un eco de
repetidos mandatos de la Corona, se haya dictado en son de censura, a la
actitud de Puelles, cuando organiz la fundacin de Pasto, o a la de Benalczar
en su primer viaje al Cauca, o a los preparativos de ste para su vuelta al
Norte. Esta ltima es seguramente la explicacin de la dictada el 8 de marzo de
1538.
Que nynguna persona tenga cepos en sus casas,
ny anden con ellos por esta villa, ny por los pueblos
della, so pena de diez pesos de oro, la tercia parte para
la cmara -298- de su Magestad, e la otra tercia para
obras pblicas, e la otra tercia parte para el que
denunciare.
As mysmo, que ningn carpintero que est en
esta villa, ny en los trminos della, no haga nyngn
cepo en nynguna manera, so pena de diez pesos de
oro... por quanto reciben los naturales mucho perjuicio.
As mysmo, que nynguna persona que vaya por
los camynos desta villa, no sea osado de atar yndio ny
yndia, nynguno libre, ny persona que est en esta villa,
so pena que la persona que fuere de calidad, e
cometyere lo susodicho, caya e incurra en pena de
cient pesos de oro...; e el que no fuere persona de
calidad, caya e yncurra en pena de cien azotes, que le
sean executados en su persona.
Cul era el trato que reciban, por aquel entonces, los aborgenes, no
obstante stas -al parecer- humanitarias disposiciones, nos lo dicen, con
elocuencia sangrante, los dos textos que vamos a transcribir.
Alonso Fernndez, Regidor, que por sy y en boz y en nombre de todos los
vezinos y moradores desta villa de San Francisco, que al presente en ella
rresyden, e la ayudan a sustentar, dijo e rrazon por palabra...: que se
prendieron los prencipales seores destas provincias, que se presumya por
cierto que sabyan del oro, plata que se desya en ellas abya, que son
Oromynaby, e Zoeocopagua e Quingalumba, e Rasorraso, e Syna, e otros sus
alyados y amygos, con los quales se hizyeron todas las diligencyas posybles, e
se travaj mucho con ellos en los velar e guardar, como en yr con ellos a
muchas partes, quellos desyan, no enbargante lo qual, no quisyeron ellos, ny
alguno dellos, dezyr cosa alguna, por rrazn de lo qual, e de los delytos que
cometieron, se a fecho justicia dellos.
Y agora sintiendo los naturales destas provincias, que el dicho Capitn
Pedro de Puelles es ido fuera dellas -299- y ansi mismo el dicho Capitn
Sevastin Sevastin de Benalczar anda de camino, para hacer lo mismo, y
viendo las novedades y poco asiento de los espaoles y los malos tratamientos
que reciben, en sacallos fuera de la tierra, y desnaturallos, de cada da matan
los espaoles por los caminos, y los negros y criadas de los espaoles, y se
dice que rrecojen comida.
Por el delito de defender su libertad, por el crimen o de no tener o no
entregar supuestos tesoros, fueron ajusticiados los Jefes indios; los que como
la masa annima, que sucumbi en holocausto al predominio del blanco,
arrastrando golleras y caderas por las cuestas del Ande, para llevar vituallas
con que hacer factible la esclavitud de sus hermanos, son el elemento negativo
de la conquista. Los hombres que perecen para con su sangre fecundar el seno
del conjunto humano, en que ha de engendrarse un nuevo ser social, una
nueva cultura, un flamante Estado.
No slo presos fueron los incas culpables del proyectado alzamiento, sino
que Puelles hizo matanza de ellos y justicia, seguramente dura e implacable,
de los caciques sospechosos.
Cuando el levantamiento de Manco, estando Almagro ausente del Per,
puso en duro aprieto a Pizarro, ste se -303- dirigi a todos sus tenientes,
ordenndoles acudiesen en su defensa, y como se recordar an, escribi a
lugares distantes, como lo hizo con Dn. Pedro de Alvarado, en demanda de
socorro.
Benalczar no respondi a este llamamiento, pues se encontraba en el
Cauca; Puelles, al decir de Gonzlez Surez, quien se equivoca al afirmar que
ejerca la tenencia por voluntad de don Sebastin, se neg a acudir en ayuda
de su jefe, lo que tampoco es exacto.
Consta que el Capitn Pedro de Puelles, Teniente de Gobernador en
Quito envi a la cibdad de los Reyes al Capitn Diego de Sandoval a estar
en ella con Dn. Francisco Pizarro, que estaba cercada de naturales della, por
estar rebelados contra los espaoles; con mucho peligro entr Sandoval; y
estando con el dicho Dn. Francisco Pizarro, viendo la fuerza de los indios que
sobre la dicha cibdad estaban, le mand fuese a ver la fuerza y peol que
los dichos indios tenan hecha en un cerro que cae sobre la dicha cibdad, y
contra la voluntad de los enemigos subi hasta mas de la mitad del dicho
peol, de donde se retir solo, y le hirieron el caballo; despus de haber
reconoscido la fuerza de los enemigos y dado cuenta al dicho Gobernador,
capitanes y gente que con l estaba atac el peol al cual subi y siendo
sentido por los enemigos se huyeron. Ocho das permaneci Sandoval en ese
fuerte despus de lo cual, teniendo el dicho Marqus, noticia de como toda la
tierra estaba alzada, y entendiendo el gran riesgo que esperaba... mand al
dicho Sandoval que con toda diligencia fuese a las provincias del Quito... a
recoger todos los indios amigos que pudiese porque de espaoles haba ya
muy pocos; y con gran riesgo y aventura de su persona lleg a la dicha
cibdad.
Los hechos sociales, los del ser colectivo, pueden y deben ser estudiados
bajo distintos puntos de vista cientficos; as el moralista examinar su bondad
intrnseca, de acuerdo con los preceptos inmutables que rigen la moralidad de
los actos humanos, y el jurista ver si se conforman o no con la ley vigente.
Pero cuando estos acontecimientos, en que intervienen los organismos
superindividuales, que se llaman Cultura, Sociedad, Nacin, Estado, se
investigan en relacin a su desarrollo, a travs del tiempo, cabe el
considerarlos bajo tres aspectos diferentes: el histrico, el funcional y el
cultural.
De los tres, el primordial y bsico, es el primero, que es el que proporciona
los fundamentos para los otros dos, ya que sin el conocimiento de los hechos
en determinada Nacin se forj su ser y con ella est vinculado por educacin
e historia. Es dable que rebelde e inconforme, loco o genio, pretenda
sustraerse de la civilizacin de que forma parte, o incrustarse en otra; pero
siempre llevar su alma modelada en el troquel de la que le es ingnita.
El panorama de las generaciones pretritas nos ensea que no los Estados,
cosa ms pasajera y accidental, sino las Naciones germinan, florecen y mueren
en la sucesin de los siglos; la Romana, la de la Repblica y el Imperio, no es
la misma que la italiana, aun cuando ambas han tenido su sede en el espacio
de tierra que va de los Alpes al Mediterrneo. El mismo mundo contemporneo
nos muestra la existencia simultnea de civilizaciones distintas, con sus
peculiares concepciones del universo, la China y la Occidental, o Europea, para
no mentar otras, y la historia nos habla de aquellas que cual la Egipcia, la Asiria
dejaron de existir hace muchos aos.
Si nos fijamos en estos acontecimientos, cuando el desarrollo del ciclo vital
no es interrumpido por un accidente externo, observaremos siempre una etapa
inicial balbuceante y dbil, luego una robustez inexperta, pero llena de energas
y promesas, seguida de un florecer magnfico que ha solido llamarse Edad de
Oro, tras la cual se produce una poca de ampulosidad, no aparecen nuevas
formas, sino que las ya creadas se amplifican y refinan, de modo que la
abundancia de detalles hace que como desaparezcan las estructuras
fundamentales, viene tras ello un agotamiento y las frmulas rgidas sustituyen
a la fluidez vital, es la senectud presagio de la muerte, en la que el proceso
creador se agosta, que puede prolongarse -311- ms o menos tiempo y en el
que se vive de lo que fue, hasta que surge un nuevo organismo colectivo,
destinado a recorrer igual ciclo vital.
Tal acontece con las familias, los Estados, las naciones, las culturas.
Fijmonos, por un momento, en el arte, arquitectura, escultura, pintura, que
son las ramas de expresin de la belleza, tal cual las concibe una cultura, ms
fcilmente comprensible a los que pertenecen a otra, y observaremos, cuando
su desenvolvimiento nos es conocido, primero una etapa primitiva de
Fray Pedro de la Pea, Fray Luis Lpez de Sols, segundo y cuarto obispo,
fueron los verdaderos organizadores de la dicesis, que se ha visto ilustrada
por una serie de preclaros varones, que han brillado con luz pursima, en el
Cielo de la Patria.
Este es el acontecimiento que tuvo lugar en la humilde Iglesia Parroquial de
San Francisco del Quito, hace cuatrocientos aos, sencillo en s mismo, pues
ya podemos imaginar que habr estado destituido de pompa; los tiempos no
eran para que la hubiese, fresca estaba an la sangre derramada en Iaquito,
tres meses mal contados antes, y muchos eran los vecinos que sufran
persecuciones del vencedor y numerosos los hogares enlutados; como testigos
slo figuran el Arcediano Melchor de Rivera, el Cannigo Juan de Ocaa,
Gmez de Tapia, Andrs Laso, Bacalamo, Juan de Herrera, Pedro Alfonso de
Beltrn, Andrs Snchez, el Notario Gabriel de Heredia y otros varones
sumamente discretos entre los que se contaran los frailes de San Francisco,
la Merced y Sto. Domingo, residentes en Quito; sencillo y humilde por la calidad
del nuevo prelado, que ni tena an consagracin episcopal, ni dotes para el
gobierno de la grey, pero fecundo en consecuencias.
La nacionalidad ecuatoriana se produce el da en que juntados los ejrcitos
de Sebastin de Benalczar, Diego de Almagro y Pedro de Alvarado, bajo la
conduccin del primero resuelven establecer definitivamente poblaciones
castellanas, en la extensin septentrional del Imperio Incaico, -317- la
conquistada por Tupac Yupanqui y Huayna Cpac y sede del movimiento
rebelde de Atahualpa, esta es el 28 de agosto de 1534, cuando en la ciudad de
Santiago se erige, slo en proyecto, la villa de San Francisca del Quito.
Tres circunstancias son las que precisan esa fecha, como la del
engendramiento de una nacionalidad en potencia, que slo vulvese real el 6
de diciembre: la conjuncin de ejrcitos distintos, si sta no se hubiese
verificado, las fundaciones hechas por Almagro, en nombre de Pizarro, no
habran formado parte de la nacionalidad peruana; el nimo ya determinado, al
parecer, de Benalczar de hacerse de gobernacin propia; el hecho de que la
direccin del nuevo grupo qued en manos de ste.
-[320]- -321-
(Fragmento)
-[322]- -323-
dara
una
enseanza
an
ms
primitiva
mezquina
que
los
domino grati.
Su Santidad creaba por ella, en el convento de San Agustn de Quito,
Universidad de Estudios Generales, que deba subsistir hasta que el monarca
espaol estableciese universidad real; en ella podan ensearse artes, teologa
y derecho cannico, adems de cualquiera otra ciencia o facultad lcita. Tan
amplio era el permiso que hasta en los estatutos se estableci la manera de
conferir el doctorado en Medicina.
Los grados que poda conferir la universidad eran los de bachiller,
licenciado, doctor y maestro, tanto a los religiosos agustinos como a los de
otras rdenes de mendicantes y tambin a los laicos.
Debe advertirse que la bula de Sixto V es tan slo dos aos posterior a la
fundacin del seminario de San Luis, que es sumamente amplia y que era, no
una facultad universitaria, sino una universidad verdadera la que autorizaba a
los agustinos organizasen.
Para apreciar el valor de la gracia pontificia, recordemos algunas fechas.
Paulo II, en 1538, facult a los dominicos de la isla Espaola, para que en el
colegio que tenan en la ciudad de Santo Domingo erigiesen universidad al
modo de la de Alcal de Henares; en 1571, Po V confirm la Universidad de
Lima, erigida por Felipe II, por el ao de 1566; en 1580, Gregorio XIV erigi en
universidad el colegio del Rosario que los dominicos tenan en Bogot.
Parece que fue bastante difcil el obtener el pase regio para la bula de Sixto
V, y a ello atribuye Gonzlez Surez el que la ereccin de la Universidad
demorase varios aos.
Ignoramos en qu se funda el sabio historiador; mas sospechamos que si
hubo dificultades del orden de las por -329- l mencionadas no fueron stas las
que ms retardaron la ereccin, sino la carencia de recursos para subvenir a
los cuantiosos gastos que demandaba una universidad en regla, motivo quizs
de la tardanza del general de los ermitaos de San Agustn para expedir sus
letras patentes, autorizando a los frailes de Quito para servirse de la bula. En
efecto, stas las expidi solamente en Roma el 2 de setiembre de 1602; y
cosa singular! mientras el Papa da facultad de graduar a todo gnero de
estudiantes, el general se limita a tratar de los grados que han de conferirse a
los propios frailes del convento. Ocho aos entre la fecha de un documento y
otro a ms de la restriccin apuntada, seales son de obstculos internos, no
ante el Consejo de Indias sino ante el tribunal del propio general de la orden.
La presentacin ante el Consejo de la bula de Sixto V slo se hizo en 1621,
el 5 de febrero; el consejo pidi el dictamen del fiscal, ste lo dio el 24 de
marzo de 1622 en los siguientes trminos: El fiscal dice que ha visto la bula
que se le remite y le parece que se puede pasar, advirtiendo que por ella la
religin de San Agustn no ha de adquirir derecho alguno irrevocable para la
por completo la lengua latina. Tal era la inescrupulosidad con que se proceda
que segn Gonzlez Surez, el doctorado de la universidad de San Fulgencio
no gozaba de prestigio en la colonia y al fin lleg a ser hasta vergonzoso el
recibirlo.
El 25 de agosto de 1786, Carlos III, por cdula real, prohibi que la
universidad de San Fulgencio confiriese grados.
-331Mientras aquel que no era agustino, con tal de rendir sus exmenes
simultneamente, o casi en un mismo da, poda ser bachiller, licenciado,
maestro y doctor en la universidad de San Fulgencio, los frailes aquellos para
quienes se haban establecido estudios, deban dos aos, por lo menos, cursar
artes, tres teologa y ser uno pasantes. En la Universidad slo se establecieron
clases de filosofa y teologa; a stas concurran los agustinos, mas era dicha
universidad cuo de ttulo de doctores en ciencias, que no se enseaban. Hubo
dos personas que ni para rendir examen haban penetrado en esas aulas de
San Fulgencio. Y cosa singular parece que el primitivo mvil -los estudios de
los religiosos- se haba en el transcurso del tiempo perdido de vista; en 72 aos
ni un solo fraile se gradu en su universidad. Tendran acaso vergenza de
ttulo tan balad?
Nuevo Mundo, donde slo funcionaban con toda regularidad en el siglo XVI las
universidades de Mxico y de Lima, sentase bastante la falta de centros
docentes donde los alumnos pudieran recibir los grados acadmicos. Pareci
pues conveniente a los jesuitas pedir algn nuevo privilegio a la sede
apostlica y en efecto obtuvieron un breve importantsimo del papa Gregorio
XV el 8 de agosto de 1621.
El padre Velasco seala como la fecha en que se iniciaron las gestiones
para conseguir la fundacin de universidad en Quito dirigida por los jesuitas el
ao de 1619; las gestiones para obtener el breve datan de 1618.
Gregorio XV en el breve In super eminenti, dice que reflexionando...
cuanto se aumenta la fe catlica con los estudios de las letras, como se
extiende el culto de la Divina Majestad, cmo se conoce la verdad y se fomenta
la justicia, procuramos de buen grado tomar aquellos medios por los cuales los
hombres que se aplican cuidadosamente a los estudios de las letras puedan
conseguir el fruto de sus trabajos y los premios que merecen, removiendo para
esto cualquier gnero de impedimento... Condescendiendo con las splicas...
Felipe Rey Catlico de las Espaas... concedemos con apostlica autoridad por
el tenor de las presentes a nuestros hermanos los arzobispos y obispos de las
Indias occidentales y, en caso de sede vacante, a los cabildos de las iglesias
catedrales el que puedan conceder los grados de bachiller, licenciado, maestro
y doctor, a todos los que hubieren estudiado cinco aos en los colegios
formados por los presbteros de la compaa de Jess de las islas filipinas, de
Chile, Tucumn, Ro de la Plata, Nuevo Reino de Granada y de otras
provincias y partes de las mismas Indias, donde no existen universidades de
Estudio general, que disten por lo menos doscientas millas de las pblicas
universidades. Esta gracia era vlida por diez aos.
-334Al siguiente ao, el dos de febrero, Felipe IV expidi su cdula de Madrid,
comunicando a los obispos el breve del pontfice y encargndoles su
cumplimiento.
Urbano VIII el siete de enero de 1627, restringi la validez de los grados tan
slo a Amrica; mas al renovar por tiempo indefinido la gracia temporal de
Gregorio XV, hizo nuevamente vlidos en todas partes los ttulos conferidos por
los obispos a los discpulos de los jesuitas.
Fuertes con estas gracias los jesuitas instalaron en Quito el ao de 1622 la
universidad de San Gregorio Magno.
Era esta creacin legal? Se reunan en Quito las condiciones
establecidas en el breve? Sospechamos que no, pues en la misma ciudad
exista la universidad de San Fulgencio; mas felizmente para nuestra cultura
intelectual no lo creyeron as ni los jesuitas ni las autoridades de la colonia; al
contrario, fueron los agustinos los que debieron sufrir contradicciones de parte
de la de San Gregorio.
Respecto de la universidad de San Gregorio y de las dems fundadas por la
compaa mediante el breve de 9 de julio de 1622, afirma con justicia el padre
Astran: Propiamente no merecan el ttulo de universidades, pues slo
posean el privilegio de dar grados. Pronto sin embargo prevaleci la costumbre
de llamar universidades aquellos centros docentes.
En 1686 ante el provisor, juez y vicario general del obispado se hizo una
informacin, a pedimento del padre Juan Martnez Rubio, jesuita que cita
Caldern, y otra de oficio hecha por la audiencia, que tuvo en su poder
Gonzlez Surez; en la primera declararon diez y ocho testigos, muchos de
ellos doctores, dignidades eclesisticas y seculares, caballeros de hbito y
honrosos puestos, y todos unnimes y conformes, deponen con juramento no
haber conocido en Quito ms escuelas y estudios pblicos que los de la
Compaa, ni tener noticia que otra religin los haya tenido... Slo siete testigos
convienen haber habido a temporadas algunos pocos estudiantes gramticos
en el convento de San Pedro Mrtir... Acurdanse los testigos en dicha
informacin que en el tal convento sola haber el da de Santa Catalina mrtir
por la tarde, conclusiones de sus religiosos sobre una cuestin -339- teolgica,
que de cuatro en cuatro aos en el captulo provincial haba tres conclusiones
sobre una sola cuestin, y que el sustentante de ella era tal vez religioso
maestro de filosofa, por no haber estudiante religioso, que las defendiese, y
que las conclusiones de tabla en dicho convento eran muy pocas.
Comparando lo que escribe Docampo y lo que afirman los testigos, cuyo
dicho cita Caldern, se deduce que antes de 1650 los Religiosos de Santo
Domingo, de motu proprio, sin remuneracin alguna, por pocas -ha habido,
provincia
(en
la
de
Quito)
dos
estudios
generales.
que
para
dicha
reduccin
entraron
con
Dios
Nuestro
Seor
sus
operarios
los
trabajos
afanes
de
su
penosa
llevado
los
Religiosos
para
alimentarse,
Provincias
salieron
todos
nuevamente
hasta
cuatro
leguas
de
distancia
apreciadas
en
catorce
mil
pesos:
descubrir sus pequeeces, sus ardides de buena y de mala ley, que de ambas
usa para alcanzar su objeto.
Estudiados en el Consejo de Indias, los documentos que acabamos de citar,
el Rey, por Cdula de 23 de marzo de 1680, orden al Presidente de la
Audiencia, Licenciado Dn. Lope Antonio de Munive, que juntamente con el
Obispo, que lo era el eminente escritor Dn. Alonso de la Pea y Montenegro,
confiriesen con el Provincial de la Orden de Predicadores, la forma en que se
poda disponer la fundacin, y la informasen de la hacienda que tuviese para
ella, y si era perpetua, y en bienes permanentes, y si quedara al convento de
San Pedro Mrtir, renta bastante para mantenerse, despus de sacar la que se
aplicase al Colegio; y qu colegiales y ctedras haba de tener, y con qu renta
segura, y cmo se haba de regir y gobernar el Colegio; de qu Obispados
haban de entrar colegiales y cuntos, y con qu orden y qu cantidad haban
de contribuir los que entrasen, qu informaciones se haban de hacer, y qu
constituciones haban de tener, y que las formasen y dispusiesen y qu casa y
sitio haba para el Colegio, la costa que tendra la fbrica; si sera de algn
perjuicio que se fundase y que no tenindolo ajustasen con el convento las
escrituras convenientes, precediendo los tratos y dems requisitos necesarios
en los contratos de Comunidades: y que hecho todo con la claridad y distincin
expresada enviase el dicho Presidente los autos con su parecer.
Fuerte con la Cdula de que acabamos de hablar, y mientras llegaban de
Indias los informes solicitados, el Padre Quesada, deseoso de adelantar el
negocio, trasladose a Roma. En primer lugar, entendiose con el General de la
Orden, obteniendo el 15 de febrero de 1681 las siguientes letras patentes de
las que transcribimos los prrafos que conocemos y que se encuentran en el
Memorial del Padre Caldern.
-350Como hemos conocido de las actas del Captulo General, celebrado en
Roma el ao de 1656; que el Reverendsimo Predecesor nuestro Maestro Fray
Juan Baptista de Marinis, con el Definitorio General, para librar de la ltima
muerte, como dice, en vuestra Provincia los Estudios Generales que hay, para
para el cual se haban solicitado informes a Quito; y fue tan venturoso en sus
gestiones, que Inocencio XI, en Santa Mara la Mayor de Roma, el 23 de julio
de 1681, expeda el siguiente capital documento para la fundacin del Colegio
de San Fernando...
Santo Toms ha obrado, ayudada de Dios con tal liberalidad que ha llevado a
cabo el establecimiento sin que para tan cuantiosos gastos hayan contribuido
con un maravid, la ciudad sus vecinos ni otro alguno, menos el Secretario
Pedro de Aguayo. Este, en vida dot la Ctedra de Medicina con seis mil
pesos y una beca con dos mil pesos y ltimamente por su testamento deja un
legado po de diez mil pesos a la Religin para la dotacin de la Ctedra de
Prima de Leyes.
En Cdula de Diez de marzo de 1683, haba Carlos II autorizado en el
Colegio de San Fernando la fundacin de Ctedras de Teologa, Artes y
Gramtica. El 20 de julio, al dar el Pase a la bula de Inocencio XI autorizaba, si
tenan dotacin suficiente, la creacin de otras asignaturas, siempre que
recibiesen aprobacin real. Para las de Cnones, como hemos recordado,
don el Padre -353- Provincial, Fray Bartolom Garca, $ 10.000 de su legtima,
11.000 Fray Miguel Quintero y 3.000 Fray Francisco Obando. Estos 24.000
pesos daban de rdito mil doscientos, que se distribua los 500 al Catedrtico
de Prima de Sagrados Cnones, 400 al de Vsperas y 300 al de Instituta.
Estas Ctedras, que deban regentarse por seglares o clrigos seculares,
as como la de Medicina, fueron erigidas por Cdula real de 13 de abril de
1693.
Se recordar que ya en la Cdula de 23 de marzo de 1680 se comision al
Presidente de la Audiencia de Quito, Don Lope Antonio de Munive para que, de
acuerdo con el Obispo y Provincial, formulase los Estatutos del Colegio de San
Fernando, comisin que en Cdula de 10 de marzo de 1683, se limit al
Presidente y Provincial. Estos cumplieron con su encargo, remitiendo un
proyecto, que fue sometido al Consejo de Indias, que lo estudi e introdujo en
l ciertas modificaciones, recibiendo entonces la aprobacin regia e
incorporadas las Constituciones en la Real Cdula de 21 de diciembre de 1694.
Imprimironse el mismo ao, en elegante folleto infolio, por Julin de
Paredes. La edicin no debi ser escasa, pues se encuentran an bastantes
ejemplares.
Conclusin
Los hechos que acabamos de resear, tuvieron honda influencia en la
marcha y desenvolvimiento de la Nacin ecuatoriana, de que fueron insignes
benefactores los Dominicos de las postrimeras del siglo XVII, especialmente
Fray Bartolom Garca, Fray Jernimo de Cevallos y Fray Ignacio de Quesada.
Garcas? Sus hechos generosos no producirn imitadores? Resurja el vigor 356- de aquellos tiempos, anime el espritu de esos nobles varones,
nuevamente, almas generosas; entonces Quito, la ciudad de antiguos
prestigios y luciente pasado, ser lo que fue, no tendr rubor de sus hermanas
menores!
Races tiene entre nosotros la cultura; volvamos al pasado: las hondas
races que penetran en la historia dan savia pura y vigorosa. En el pasado, el
rbol nacional fructificar, no trasplantado a los endebles y movedizos terrenos
de la imitacin!
Qu habra sido de la civilizacin ecuatoriana sin los fundadores del San
Fernando, cuando Carlos III crey prudente alejar de sus dominios a los
Jesuitas? No es la Universidad Central, la de Santo Toms de Aquino,
fundada por los Dominicos del siglo XVII?
Expulsados injustamente los que durante un siglo haban monopolizado la
enseanza, no es verdad que si no hubiese habido otros maestros, habra
naufragado la cultura?
Fue el San Fernando el primer Colegio para seglares que existi en el reino
de Quito, fue Colegio Real y, por consiguiente, el principio de la enseanza
pblica. Obr, adems, como incentivo para el incremento del Seminario de
San Luis; desapareci, al fundarse, el monopolio: los dos planteles rivales
lucharon siempre por la primaca.
Slo Artes y Teologa se enseaban en Quito, cuando se estableci el real
Colegio de San Fernando; gracias a los Dominicos, sus fundadores, hubo
Ctedras de Cnones, se dot la de Medicina, se pens en el establecimiento
de las de Leyes y hasta se proyect una de Matemticas. Jesuitas y
Predicadores rivalizaban en aumentar el nmero de asignaturas, resultando un
beneficio incalculable para el desarrollo de la intelectualidad quitea.
-357-
(Discurso)
-[360]- -361-
en esta tribuna veneranda reson la voz de nuestros prceres, que fue luz para
millares de cerebros, -363- que incendi en hoguera el patriotismo de los
hispanoamericanos y en cien gloriosos campos les hizo conquistar la
autonoma. Mas si he de ocuparme de ellos, de los que continuaron su
empresa, de lo hecho por Quito en pro de la Independencia, qu lugar ms
adecuado que este saln, esta ctedra que ellos ennoblecieron, aqu donde
palpita el recuerdo de tan preclaros varones, en este recinto primor del arte
quiteo, al abrigo de un monasterio, cristalizacin de nuestra vida colonial,
donde todo nos habla, de hechos pretritos?
Singular destino el del Convento Mximo del Gran Padre San Agustn;
edificole la piedad religiosa con piedras de un palacio incaico y en l se instal
la Junta Suprema, primer gobierno autnomo del Ecuador, no parece sino que
hubiera sido hecho para relicario de la Patria! La Providencia quera prepararlo
al efecto; arrancadas de pre-hispnica construccin son sus piedras como los
materiales de nuestro organismo social; labrolas la mentalidad espaola, que
luci sus galas en el hermoso claustro; extremose en decorarlo el ingenio
criollo, a nuestra vista estn las geniales producciones de Miguel de Santiago,
materiales indgenas, concepcin europea, primores mestizos prepararon la
acrpolis ecuatoriana, consagrada por la Asamblea del 16 de agosto,
santificada con las cenizas de los primeros mrtires de la libertad americana,
que el monasterio que vio los esplendores de la instalacin solemne de la
Junta, recogi tambin en su seno los mutilados cadveres de las vctimas del
2 de agosto...
Al estudiar los acontecimientos que produjeron la separacin de las colonias
espaolas de su Metrpoli, llama -364- la atencin el paralelismo que se
observa en la marcha que siguieron en los varios pases de Amrica del Sur,
tanto que, a primera vista, dirase que careciendo de races locales, son efecto
de los sucesos que, por entonces, se desarrollaban en Europa; un estudi ms
prolijo demuestra todo lo contrario, la aparente uniformidad del proceso
revolucionario desaparece; advirtindose desde un principio profundas
diferencias en las diversas naciones, de tal modo que se llega al
convencimiento de que las modalidades de la poca son tan slo una condicin
que en ellas rega haba dejado huellas en la historia del Reina de Quito. No
termina aqu el paralelismo, que podra seguirse casi hasta la terminacin de la
guerra, no slo, en los hechos, sino tambin en los hombres; es que el medio,
las condiciones locales de las Charcas y Quito son muy semejantes y se
reflejan en el desarrollo de los hechos humanos; mas no vaya a creerse, por
esto, que se pueda afirmar que el proceso histrico es el mismo: los patriotas
de Chuquisaca participan, en gran manera de las preocupaciones dinsticas e
internacionales, que desde el establecimiento de la casa de Braganza, en el
Brasil, agitaban a los porteos, como entonces se llamaban los vecinos de
Buenos Aires, las cuales eran completamente extraas a los moradores de
Quito; adems, en el altiplano del Sur del Per, el problema racial, la revancha
indgena contra el blanco, fenmeno desconocido en nuestra guerra de
Independencia, era un factor importantsimo -366- en la cruenta lucha. La
aparicin del Inca Hauina-Cpac, en la apoteosis de gloria del Libertador, el
guerrero de Colombia, en un poema escrito por un quiteo, que quiteos se
llamaban todos los nativos del Reino, es un arbitrio potico, desnudo de
verdad; pero que en el alto Per tena una significacin muy grande; la
sublevacin de Pumacahua difcil es decir si es una escena de la
emancipacin, o si en ella se prolongan las guerras de Tpac-Amaru.
Las lecciones que de estas comparaciones se deducen, hallan tambin
plena demostracin si se ponen en paralelo el movimiento argentino y el
venezolano, centros predestinados para la victoria y conclusin de la obra
empezada por Quito y Chuquisaca; una misma parece ser, a primera vista, la
gestin histrica de Bolvar y San Martn, vana apariencia: la invasin inglesa
arrastra a la revolucin a los moradores de la capital del Virreinato del Sur;
Miranda, al servicio de Inglaterra, se presenta en las costas de su patria a
libertarla, y Miranda, el girondino, el General de la Repblica Francesa,
trasplanta a Amrica doctrinas y procedimientos de la Gran Revolucin y en su
patria implanta definitivamente la manera francesa. Napolen y Bolvar se
asemejan, el Imperio palpita bajo la Dictadura Colombiana.
La aspiracin por la autonoma estaba en toda Amrica: de Behering al
Cabo de Hornos, el mismo fin persiguen los colonos ingleses, los espaoles o
los lusitanos; para logarlo, en todas partes hay hroes dispuestos al sacrificio;
mas la concepcin del modo de adquirir bien tan preciado es distinta en cada
uno de los varios ncleos y diverso el modo de comprender su goce. Un simple
accidente determina el momento de empezar la lucha; las condiciones
geogrficas, el medio racial fijan la marcha de los acontecimientos; acciones y
reacciones conducen a los pueblos a resultados no previstos.
-367No se independiza Amrica ni porque filsofos y literatos del siglo XVIII
destruyan con sus escritos las bases de las organizaciones monrquicas del
Renacimiento, ni porque Rousseau predica el evangelio revolucionario, y
menos an porque Francia, ensangrentada, destrozada por las disensiones
intestinas, pase de la anarqua al Imperio, con mengua de la lgica y quiera
democratizar el mundo, avasallndolo a su Emperador, a sus Mariscales.
Amrica va a la autonoma, pues todo un mundo no puede depender de otro,
porque los hijos de los europeos no son capaces de considerarse inferiores,
por slo el hecho de haber nacido en tierras ms ricas, ms extensas, ms
grandiosas que aquellas en que vieron la luz sus progenitores.
Si la conquista de Amrica hubiera dejado existentes ncleos sociales,
organizados de la primitiva raza del Continente, con su propia cultura, sus
peculiares instituciones, sometindolo tan slo a la tutela y explotacin de la
raza superior, el dominio de las naciones europeas habra sido quizs ms
duradero: pero, habindose formado comunidades agrcolas, pastoriles o
mineras, de la misma raza que la de la nacin conquistadora, imposible era que
al llegar stas a un grado avanzado de desarrollo no reclamasen ser tratadas
como iguales en el concierto nacional, con los mismos privilegios y
prerrogativas que las provincias de la Metrpoli, y que antes de aceptar una
inferioridad no merecida no se lanzasen a la guerra y prefirieran cercenar los
lazos de unin con la Madre Patria, ms bien que reconocer un vasallaje
infundado; pero, como las ideas rara vez hacen garra en el alma popular,
cuando se presentan en abstracto, en cada una de las varias nacionalidades
ama en los hijos, estaba asegurado contra los embates del tiempo y la fortuna;
conseguido, poda un hidalgo dormir tranquilo, su progenie bendecira al
fundador, por el descanso eterno de su alma, regularmente, una, dos o ms
veces al ao rezaran graves religiosos.
Ser cabildante, ejercer un Corregimiento, tener plaza de Oidor, ser
Presidente de Audiencia, era, a ms de disponer de las gangas de un poder,
ms o menos grande, ocasin propicia de contraer mritos, para obtener
mercedes y ascender un grado en el escalafn social.
Lo dicho expresa, aun cuando de modo plido e impreciso, las aspiraciones
de la sociedad espaola, siendo el realizarlas mucho ms fcil a los nacidos en
la pennsula o en una capital virreinal que a los que la suerte haba sealado
por cuna una ciudad, sede de oscura Audiencia.
En 1655 llegaba a Quito un Chapetn llamado Silvestre Snchez Flrez;
antes de embarcarse, haba pedido se le diese certificado de limpieza de
sangre, y obtuvo sentencia de ser cristiano viejo; y como slo el infeliz gan
no tiene en Castilla pretensiones de infanzn, aun se dijo en el despacho algo
que poda interpretarse como calificacin de nobleza.
En Indias no debieron faltarle apoyos, y es de suponer fue laboriosa su vida,
probablemente, oscura, no dej otra huella que el expediente citado45 .
Dueo de colosal fortuna, su descendiente Antonio abriose ancho campo en
la sociedad; gruesa suma de doblones -370- costole el ser Marqus de
Miraflores, ttulo que obtuvo en 175146 ; lenguas maldicientes, probablemente
las de aquellos que en l veran un nuevo rival, murmuraron de sus blasones y
para acallarlas fue preciso una carta del Virrey de Lima, que el influyente
Marqus hizo se insertase en las actas del Muy Ilustre Cabildo Justicia y
Regimiento47. Don Antonio tena alientos y pesos para todo, guard en Quito
para que perpetuase la familia a su hijo Mariano y despach a Espaa a
Ignacio, pues slo viviendo en la Metrpoli poda con sus relevantes mritos
llegar a mayor altura. Logrolo, en efecto: Gobernador de Moxos, Presidente de
las Charcas, fue el eminente criollo nacido en Latacunga; valor, ilustracin,
procedimientos
exticos;
el
genial
Espejo
perfecciona,
Pizarro
gobern
Quito,
aparentemente
pacfico,
mientras
se
gobierno
procedimientos
autnomo,
ejercido
democrticos,
reforma
por
de
los
las
regncolas,
mediante
comunidades
religiosas,
Quiroga sostuvo en la tienda de Jos Mara Tejada, que la junta Central del
Reino no tena autoridad y sus rdenes no deban ser obedecidas; que estando
Quito muy pobre se haca mal en remitir el situado a Santa Fe y exigirse a sus
moradores donativos.
Morales aprob la carta de Selva-Alegre.
Era, pues, el plan pesquisado en marzo, idntico al realizado en Agosto, los
comprometidos eran los mismos e iguales las funciones a que estaban
destinados.
Sus autores fueron reducidos a prisin; los peninsulares deseaban se los
tratase como reos de crimen de Estado; se habran sentido hondamente
satisfechos de escarmentar y humillar en ellos a la nobleza criolla. Los quiteos
usaron de habilidad para entorpecer el curso del proceso; con argucias
abogadiles e influjos personales, hicieron que se siguiese la causa con
desgreo; el Fiscal Arechaga era criollo y procur justificar la conducta de los
americanos, opin que se les declarase leales vasallos, apercibindoles
usasen la mayor cautela, acus slo a Salinas, pidi sean juzgados por
perturbadores los denunciantes.
-384Los patriotas alegaron falta de comprobacin del hecho que se les culpaba;
mas no renegaron de su obra; con valor la proclamaron buena y con eruditas y
slidas consideraciones demostraron su justicia.
Las razones no son obra de artificio, son la expresin bien meditada de una
conviccin firme, la enunciacin leal y sincera de sus derechos, fruto de vigilias
en las que las condiciones del momento les haban indicado la manera legal de
realizar sus patriticas aspiraciones. Los grandes hombres del ao nueve no
eran unos farsantes, el erudito alegato de Quiroga no es obra de hipocresa;
estudiando este precioso documento, dado a conocer por el doctor don N.
Clemente Ponce, se descubre el verdadero pensamiento de los prceres.
por las del Socorro y por las de Casanare, para todas las cuales se determin
la celebracin de honras fnebres; por una parte vino la conmiseracin para
con los mrtires del patriotismo, por otra la excitacin ms furibunda.
En Caracas, al recibir la noticia del 2 de agosto, conmoviose el pueblo y
pidi la expulsin de los espaoles europeos y canarios, los cuales se
alarmaron grandemente, no slo los residentes en la Capital, sino los que
vivan en la Guaira y otros puntos. La Junta venezolana orden se celebrasen
honras por las vctimas de Quito.
Otra consecuencia, no de orden externo como las anteriores, sino limitada a
Quito tuvo la conmocin del da 2 y fue que, en vista de la exaltacin popular,
de un ataque a la ciudad que se preparaba en las afueras, probablemente, por
el nmero de soldados muertos, que, se asegura en algunos documentos,
pasaban de cincuenta, -391- el Real Acuerdo capitul; pues de tal debe
calificarse el acta celebrada el 4, cortando la Causa de Estado, ordenando la
plena restitucin en sus derechos a los patriotas sobrevivientes, la salida de la
tropa de Lima y su reemplazo por otra nativa de Quito y, por ltimo, el
reconocer en su cargo de Comisario Regio a don Carlos Montfar, hijo del
Presidente de la Junta Suprema.
Quin negar que el pueblo de Quito triunf de las autoridades espaolas
en la trgica jornada de agosto? No fueron aquellas concesiones del Real
Acuerdo, una palmaria derrota de la poltica espaola?
Por Espejo, por la Junta Suprema, por el martirio de los prceres, ejerci
Quito su misin iniciadora, verdadero magisterio continental; los hechos
verificados en la ciudad andina alcanzaron con su influjo a toda la Amrica
espaola, fueron decisivos en el evolucionar de las naciones que formaron
parte de la Gran Colombia.
Por esto, Quito, que emple su sangre y sus recursos para trazar a muchos
pueblos el camino de la heroica conquista de la libertad, conserva, como su
ms valiosa joya, el recuerdo de los sucesos de agosto que le dan puesto
preeminente en la historia de la Independencia.
que muchos objetos que pudiramos llamar de lujo, falt uno de primera
necesidad: la sal, desde tiempos prehistricos, la que se consuma en el
callejn interandino, era elaborada en la costa de Guayaquil que surta con tan
indispensable artculo, hasta a las poblaciones de Pasto; las escasas y malas
salinas del callejn interandino no bastaban para las necesidades de la
poblacin, y artculo tan indispensable lleg a ser objeto de lujo, usado con
parsimonia en las mesas de los potentados.
El estancamiento del comercio produjo la miseria en las poblaciones de
tratantes, el malestar financiero en las ciudades: los ejrcitos enviados por la
Junta haban consumido el dinero en sus expediciones, haba escasez de
numerario y la pobreza era alarmante.
El Gobierno patriota, an mal establecido, haba carecido de la energa
suficiente para mantener el orden interior: algunos pacficos campesinos
convertidos en soldados y provistos de armas, encontrando cmoda la vida
aventurera, se haban trocado en ladrones y asolaban las campias.
La agricultura, desprovista de los brazos que se destinaban a la defensa de
la Patria, no era suficiente para satisfacer las necesidades del pueblo.
Aunque la fbrica de plvora de Latacunga produca artculo tan necesario
para la guerra, no por eso era menor la carencia de pertrechos. Con justicia,
escribe un contemporneo: El pueblo de Quito no se dej vencer por
cobarda... La causa se perdi con la muerte de sus atletas y si el terreno se
dej al enemigo, fue cuando no hubo una sola bala que arrojarle. En esa larga
campaa se agotaron todos los arbitrios meditados para proporcionar un
parque de guerra que fomentara la contienda. Se consumieron las campanas,
las piezas de bronce -394- de los trapiches, las pesas de los relojes y hasta los
tinteros de plomo. Las escuelas de nios se empleaban con afn y asidua
contraccin en redondear piedras que suplan la falta de balas de plomo o
bronce; y toda la poblacin, sin exceptuar el sexo dbil, se haba convertido en
una especie de maestranza. Pero qu medio, hay para salvarse y salvar la
santa causa de la libertad de las garras del despotismo, cuando faltan los
-Declara
que,
en
consecuencia,
de
los
mismo
Rey
Don
Fernando
lo
gobernar
declara
independiente,
ni
de
otra
e ilustran un Estado.
de
la
Dominacin
Espaola,
por
las
humanos,
la
soberana
que,
impedir
el
desenvolvimiento
de
su
poltica
conciliadora,
fingan
conspiraciones patriotas; as, no es posible aseverar si fue exacto que SelvaAlegre conspirase en Loja el ao 13, ni si fueron reales los hechos -404denunciados por Miguel Jaramillo al Cabildo de Quito, el 8 de setiembre de
1815.
Al terminar Montes su Gobierno ces el reposo de Quito; Ramrez,
adoptando una conducta enteramente contraria, gobern con el terror: los
prceres desampararon la ciudad, refugindose en lugares inaccesibles, donde
los asistan indios que, con fidelidad, los servan; fueron, sin embargo,
capturados algunos. Su Alteza Serensima, el Marqus de Selva-Alegre termin
sus das lejos de su Patria, de la que fue primer Gobernante autnomo.
La conducta de Ramrez encendi nuevamente los nimos; mas era tan
imposible todo levantamiento, que, un proyecto macabro y criminoso que
pareci realizable en 1818 fue deshecho por el Presidente, usando, a su vez,
de alevoso asesinato.
Mientras tan aflictivas eran las condiciones de los patriotas de Quito, que, o
halagados por Montes o perseguidos por Ramrez, se vean reducidos a la
impotencia, naves insurgentes cruzaban el Pacfico, convidando a los pueblos
del Litoral a sacudir el yugo peninsular. Brown, en febrero de 1816,
enarbolando bandera argentina, atac sin xito a Guayaquil. Esta ciudad, que
se haba manifestado hostil a los prceres quiteos, tena en su seno un
pequeo ncleo de patriotas, tales como el genovs Lagomasino; Roca no le
menciona, aun cuando ha conservado los nombres de algunos que asegura, se
deleitaban con los escritos de Morales, Quiroga y otros promotores de la
Independencia. En 1818, don Vicente Ramn Roca, decidido por la libertad, fue
procesado por mantener correspondencia sediciosa con el Cura de Acapulco.
Por entonces, las autoridades del Guayas manifestbanse recelosas de la
opinin de sus subordinados e iniciaron varias pesquisas. En julio de 1819,
Illingrot, al Servicio de Chile, presentose en el Golfo combatiendo -405- con
con las milicias de esta ciudad, las de Ibarra y Tulcn; stas desempearon
papel importante y fueron las encargadas de reconocer el paso de Funes y
obrar por el Cid y Car.
Sucre ocup Pasto, mas no rindi a sus habitantes; tampoco lo consigui
Bolvar, que fue en persona a poner trmino a situacin tan molesta.
En junio de 1823, la guerra que nunca haba cesado completamente tom
mayor cuerpo: el 12, las fuerzas mandadas por el entonces Coronel Graduado
Juan Jos Flores fueron vencidas por Agualongo, no obstante una resistencia
valerosa y la ciudad de Pasto fue ocupada; el Jefe realista psose en marcha
sobre Quito; Bolvar saliole al encuentro, al mando de escasa tropa veterana y 409- de las milicias de Ambato, Latacunga y Quito. Despus de la victoria de
Ibarra se pidieron reclutas a Cuenca, porque las que se haban juntado
ltimamente eran muchachos raquticos. Pareca concluida la resistencia.
Salom presagiaba el fin de la campaa, estaba equivocado, pues l mismo se
vio precisado a abandonar a Pasto, por no recibir oportunamente recursos del
Sur. El 20 de setiembre Salom estaba en Tquerres y ordenaba a Flores
defendiese a todo trance la cuchilla de Taidal, asegurndole la pronta llegada
de 300 hombres de Quito y 600 de Ibarra y Otavalo, que, con los 200 que tena
estacionados en Tquerres, podan servirle de respaldo en caso de derrota.
Despus del triunfo realista en Tambo Pintado, los patriotas se vieron obligados
a mantenerse en la defensiva, sostenidos con los recursos que se les enviara
de Quito y engrosando sus filas con nuevos reclutas de esta ciudad y su
comarca. El 16 de octubre se dieron al General Mires las instrucciones
necesarias para dirigir la campaa y sali de Quito para el Norte, al da
siguiente; el ejrcito que iba a mandar era, en su mayor parte, ecuatoriano y ya
el 22 de diciembre se le remitan de Quito 200 nuevos reclutas. Por la
ocupacin de Pasto, verificada el 14 de este mes, crea Salom que hara cesar
la mayor parte de los padecimientos de Quito, de donde enviaba ms
milicianos, dinero y vveres.
La guerra sigui, sin embargo, implacable, Mires, que se haba vuelto
odioso al pueblo y al ejrcito, cuya incapacidad para mandar en Jefe era
de
1824,
nada
haremos
de
provecho;
el
Per
se
perder
-413Arte quiteo
(Conferencia)
-[414]- -415Pronunciada en la sala capitular de San Agustn, en junio de 1949, con motivo del II
Congreso Eucarstico Nacional
distante de las luchas del poder temporal, que tom el veneno casi mezclado
con la Sangre de Cristo, smbolo es de su pueblo emponzoado con la
enseanza oficial atea y sectaria, pero es tambin uno de los inconmovibles
basamentos de la catolicidad del Ecuador, porque l, en el coro de los que
siguen al Cordero, con el purpreo manto de los mrtires, est all para afianzar
que jams en su Patria se opacar la Fe ni entibiar el amor a Cristo
Sacramentado.
Es por lo dicho, y por mltiples otras causas que media centuria de laicismo,
de persecucin religiosa franca, o embosada no han logrado desviar del
Corazn de Cristo a este pueblo a El consagrado como lo comprueban en el
fervor con que la Nacin desde sus ms remotos confines hasta los mayores
centros de poblacin se han aprestado, venciendo las dificultades del momento
que cada da se agudizan, por cuanto a la direccin de la cosa pblica falta la
bendicin divina que slo se la obtiene cuando, se la implora, se ha aprestado
a rendir tributo de amor y respeto a Jess Sacramentado.
Y para que el Ecuador no slo con las generaciones actuales estuviese
presente en este acto nacional de adoracin a Cristo Rey de Reyes y Seor de
Seores, voluntario y humilde prisionero de los Tabernculos, sino tambin con
las pretritas, han tenido los iniciadores del Segundo Congreso Eucarstico
Nacional la feliz idea de organizar esta Exposicin retrospectiva de arte
religioso ecuatoriano, o por mejor decir de arte ecuatoriano tan slo, pues est
todo l impregnado de religiosidad, ya que no hay mejor manera de hacer
revivir el sentir de los hombres que nos precedieron en la vida que la de poner
de manifiesto sus producciones artsticas.
-419Y oportuna era la presentacin de las obras de nuestros escultores y
pintores, especialmente de aquellos que, encerrados en los cenobios, son
invisibles en tiempos ordinarios para todos los ojos no hechos exclusivamente
a escudriar en los msticos jardines las huellas del Amado, a fin de que
contempladas juntamente con los monumentos de nuestra arquitectura den a
las muchedumbres que han acudido a este Congreso, una leccin objetiva de
rabes o persas, por la tcnica con que han sido hechas -tapicera sin revs- y
los motivos ornamentales predominantes son verdaderos tejidos aborgenes, y
de los ms perfectos, pero hechos durante la dominacin espaola. Los
trabajos en laca de Pasto que son probablemente de fines del XVIII ofrecen un
singular sabor persa, sin que podamos decir cmo lleg a la provincia artstica
quitea esa influencia.
Si los alfarajes de quiteos son una magistral supervivencia del mudjar
aplicado al arte religioso, un poco tarda para la pennsula, pero de todos
modos del siglo XVI, dibujos de influencia arbiga predominan en los
vargueos de taracea fina, que, en general, han de tenerse por ms antiguos
que aquellos adornados con arquitecturas -423- o escenas animadas,
especialmente corridas de toros, que son del siglo XVIII.
El vargueo y cofre de taracea fina y a dos colores, parcenos que, sin ser
una peculiaridad exclusiva del arte quiteo, tiene en l un desarrollo mayor que
en ninguno de los artes espaoles. En el del Cuzco, el estilo predominante de
los vargueos es el de entalladuras dentelladas, o las incrustaciones de
concha, imitacin del mueble filipino de madera negra, y labores hechos de
concha, plata y carey.
Dijimos refirindonos a la iglesia de San Francisco, que hemos tomado
como gua para este estudio, por contener, dentro de una unidad admirable,
construcciones de distintas pocas, fundidas tan armoniosamente que entre s
no desentonan; ejemplo raro de un monumento de exquisito gusto, fabricado
por generaciones de contrapuestas tendencias, cual San Marcos de Venecia o
San Eustaquio de Pars, de los que se encuentran muy raros casos en la
historia del arte, que hay una tmida supervivencia gtica, en la desproporcin
del ancho de las naves que parece sugerir el que fueran hechas para
sobrellevar bvedas ojivales, y en los arcos apuntados del crucero. Estos
mismos indicios de un estilo anterior al Renacimiento son an ms marcados
en la estructura de la Catedral, que en cuanto al goticismo de los arcos del de
Santo Domingo, sospechamos que es obra del XIX, cuando se hizo el bside y
los detestables plpito y altar mayor.
decorarlo, pero en l estn las mejores muestras del estilo plateresco que se
conservan en el Ecuador, y que demuestran que si se hubiese terminado de
acuerdo con las intenciones de los que principiaron a edificarlo habra sido de
los bellos de la ciudad. De la construccin primitiva quedan el atrio, las paredes
y el alfarje de la techumbre y las portadas de la sacrista y de la entrada
occidental.
Las portadas, tanto del claustro como la que da entrada por el sur a la
iglesia de la Merced, sacadas quizs de una construccin ms antigua, tambin
son platerescas, como lo es la de un palacio que existi al extremo oriental de
la carrera Sucre y que hoy se encuentra en nuestro Museo.
En las tallas de algunos altares, especialmente en los ms antiguos, se
podran tambin encontrar elementos platerescos.
Y volvamos ahora al templo franciscano de Quito, que hemos tomado como
base para esta excursin somera por los campos de la Historia del Arte
Quiteo.
A la iglesia primitiva se le hizo una primera aadidura; el revestimiento de
piedra de las paredes que quedan -428- bajo el coro, la fachada y el atrio.
Probablemente cuando se termin la edificacin del templo, se dej en la pared
que mira al oriente las trabas para recibir la ornamentacin de la portada y el
atrio hecho a base del desnivel natural del terreno, y de las bvedas
construidas para sustentar la masa del edificio, habra carecido de decoracin.
Las obras que se hicieron para dar una fachada digna del interior, revelan la
direccin artstica y tcnica de un gran arquitecto, de la escuela clsica del
Cinquecento.
Si se las contempla, separndolas mentalmente del resto del edificio,
evocan, inevitablemente, por una parte, el recuerdo del Palacio de Carlos V
en la Alhambra y por otra el del Escorial.
inevitables,
se
constituyeron,
dentro
del
mismo
espritu,
variedades
decorado
por
Pietro
de
Cortona
Andrea
Pozzo
es
La fachada aun no teniendo en cuenta las torres, tiene casi tanta anchura
como altura, stas son elemento esencial del conjunto.
La portada tiene un vano central que rompe el orden de los entablamentos
aun cuando est dividido tambin en tres partes; como estos la puerta de
entrada, el ventanal que ilumina la nave y la gran hornacina ornamental;
haciendo marco a este espacio abierto, se han dispuesto en tres pisos
superpuestos, los adornos arquitectnicos, columnas, pilastras, nichos,
tmpanos.
El
bien
dibujado
orden
arquitectnico
no
obedece
propsitos
sino que est cortado por muros que delimitan una capilla independiente, que
exista ya en la poca en que el coro de los cannigos ocupaba como en las
catedrales espaolas una parte de la nave central.
-445La de Chuquisaca es de solo tres naves sin capillas laterales, las tres tienen
igual altura y estuvieron separadas por pilastras sin la cornisa sobre el capitel
que hay en la de Lima a la que la del Cuzco agrega, el dado, pero ms tarde se
reforz estas pilastras con otras adosadas lateralmente de menor altura que
soportan arcos de punto redondo; las naves laterales rodean formando una
elipse el testero de la central que es abierto.
El plano de la de Cartagena es el que ms se parece al de la de Quito, pues
como est es de tres naves con una hilera de capillas adosadas a uno de los
lados mayores del cuadriltero, pero se diferencia por no tener una capilla
perpendicular a la nave central detrs del altar mayor, sino que ste colocado
al extremo del edificio ocupa un bside pentagonal.
En Quito puede decirse que en los templos del XVII y XVIII cuando se usa
la bveda en la nave central, se emplea siempre la de can, como lo
demuestran la Compaa, La Merced, la iglesia de Gupulo, etc., mientras que
lo ordinario es que cada una de las capillas en que se dividen las naves
laterales estn coronadas por pequeas cpulas sin tambor.
En el Cuzco el uso de las nervuras derivadas del gtico hace de cada
seccin de la bveda una unidad independiente del tipo de nervios. La
disposicin quitea se encuentra tambin en La Paz en el templo de San
Francisco, pero la cpula de media naranja con tambor es desconocida en
general en los estilos hispano barrocos de Chuquisaca, Arequipa, Potos y
podra decirse que en el Cuzco en el cual si nuestra memoria no falla el nico
ejemplo se encuentra en el templo de la Compaa.
evangelizacin, pues ya en setecientos sta haba sido hecha y en cuanto al 447- que posee por el lado sureste se debe al desnivel del suelo.
El del Carmen Antiguo o Alto ocupa el lugar de una plaza que existi mucho
antes que el santuario, sabido es que all estuvo la casa de morada de los
Paredes y Flores y que desde una ventana de ella en los ltimos das de su
vida mortal oa la misa que se celebraba en la capilla que existi junto al Arco
de la Reina la Beata Mariana de Jess.
El atrio de la Catedral obedece a la misma razn que el de San Francisco y
no tiene mayor destino misional que el del Palacio de Gobierno, antigua sede
de la Real Audiencia y residencia de su Presidente.
Verdad que antiguamente el atrio de la Compaa estuvo cerrado por el
lado sur con un muro bajo que una la fachada con la monumental cruz hecha
de piedra, que el de la Capilla mayor fue cerrado, lo que les dara cierto
aspecto de atrios misionales, que tiene an ms marcado el del Carmen
Antiguo, sin que lo sea, pues ya recordamos que fue una antigua plaza, que en
cuanto al de la Merced sospechamos tiene igual origen, que el templo primitivo
ni siquiera estuvo en ese lugar.
El atrio misional mexicano que es el que tiene en mientes el Padre Vargas
es completamente distinto del que se ve en el Quito.
Fray Toribio Motolinia escribe en este pas los atrios son muy grandes y
muy gentiles, porque la gente no cabe en las iglesias y en los patios tiene su
capilla para que todos oigan misa los domingos y fiestas y Mendieta: Todos
los monasterios de esta Nueva Espaa tienen delante de la iglesia un patio
grande cercado... y sirve para que en las fiestas de guardar, cuando todo el
pueblo se junta, oiga y se le prodigue en el mismo patio porque en el cuerpo de
la iglesia no caben.
-448En la Rethorica Christiana de Valds hay un grabado que representa el atrio
y su uso, por l vemos y por los que an subsisten en Atotonilco de Tula, en
blanco o verde metlico, combinndose con frecuencia los varios colores con la
aadidura de adornos con frecuencia de flores polcromas y con realzamientos
en oro.
Los claustros de los conventos tambin ofrecen diferencias estilsticas
locales, los de los monasterios cuzqueos no obstante sus caractersticas
propias estn ms cerca de los quiteos que de los de Lima, verdaderos
palacios morunos recubiertos de brillantes azulejos.
Muy pocos restos quedan en Quito de la arquitectura civil, no por cuanto en
esta ciudad no hubiesen habido suntuosas casas de morada hechas por los
grandes seores de los siglos XVII y XVIII, que varias portadas monumentales
de piedra subsisten hasta hoy para dar testimonio de que las hubo, sino por
cuanto casi todas fueron demolidas o remozadas en el XIX.
Pero a juzgar por los pocos restos que quedan, por los claustros de los
conventos de monjas de clausura, podemos decir que las caractersticas de la
mansin seorial fueron edificio de dos pisos con una fachada a la calle
formada por una pared sin ornamentacin alguna, con alero volado de
canecillos de madera y techo de teja; en el piso de tierra, unas cuantas puertas
no muy grandes separadas por espacios que en general eran el doble o el triple
de ancho del vano de las puertas, en el -450- piso superior ventanas pequeas
con balcones no muy volados con antepecho de verjas de hierro o de madera.
En el centro de la portada ornamental de piedra, coronada por el escudo, sta
es, a veces, de un solo piso segundo, en otras se extiende tambin al piso
superior y entonces hay una ventana de arco sencilla o doble.
El interior consta, de ordinario, de ms de dos patios, de los cuales el
importante es el primer claustro cuadrangular, que en el plano de tierra est
formado por columnas o por pilastras ochavadas de piedra, con arcos de medio
punto de ladrillo. En el segundo piso tres lados llevan endebles pilares de
madera, mientras en el cuarto, el que queda frente a la entrada, hay una
azotea.
Las casas seoriales del Cuzco tienen arquera en los dos pisos, por dos o
tres de los costados, mientras en los restantes, en el piso superior y a veces
tambin en el inferior, hay construcciones ligeras de madera de celosa o
ventanas. Los arcos de los claustros, como los de las plazas, se distinguen por
ser de punto redondo mucho ms anchos que altos, descansando en ligeras
columnas no fusadas, demasiado delgadas para el peso que sobrellevan, con
capiteles y bases desmesuradamente grandes que les dan un sabor romntico
y morisco.
La casa colonial limea es de un solo piso, son raras las que tienen dos,
como el palacio de los Torre-Tagle, y son esencialmente edificaciones de
madera y quincha, en que lo endeble del material se delata en inverosmiles
lneas de equilibrio imposible para una materia noble cual la piedra, a travs de
la mscara de preciossimos azulejos. La portada, por bella que sea,
desaparece ante la exuberancia de las tribunas balcones, verdaderas estancias
cubiertas con celosas, que avanzan sobre la calle.
Las de Arequipa, construcciones de piedra, carecen de claustro, son salas
largas, abovedadas puestas en cuadro, -451- ms o menos angostas,
comunicadas entre s o con salidas al patio. La portada tiene una cornisa que
ocupa una altura que va, de igual al del vano, la mitad de l, llena de
labernticos entallos. A los lados de la puerta hay ventanucas con cornisas
independientes de igual estilo, encima de las cuales est el muro desnudo, slo
de trecho en trecho ornadas con grgolas en forma de animales. El patio lo
forman muros desnudos, sin zcalo ni cornisa, slo con unas cuantas grgolas,
en los que se abren, a trechos, ms o menos simtricos, puertas o ventanas
con marcos tallados que terminan en pesadsimas cornisas recubiertas de
arabescos.
Los palacios de La Paz tienen todo el nfasis en el claustro y son de dos o
tres altos. El lado menor del claustro que mira a la entrada lleva una gran
portada ornamental con un arco que equivale a dos pisos y tiene una escalera
monumental sobresaliente.
dividan los pisos, no obstante que en el marco que lo rodea estn ntidamente
marcados los pisos.
En la segunda de las portadas de la casa Pacheco, esta confusin de uno y
tres pisos, en la portada se acenta, ya que el ventanal que corresponde al
tercero invade ms de la mitad del segundo.
La tercera portada es netamente de un solo piso, con lo que se confirma la
impresin de que el arquitecto lo que busc fue rodear de un marco majestuoso
considerando como una sola unidad el vano, aun cuando, para equilibrar el
exterior con el interior, tuviese, despus, que dividirlo en pisos.
-453En la segunda de las portadas de la casa Pacheco, esta confusin de uno y
tres pisos, en la portada se acenta, ya que el ventanal que corresponde al
tercero invade ms de la mitad del segundo.
La tercera portada es netamente de un solo piso, con lo que se confirma la
impresin de que el arquitecto lo que busc fue rodear de un marco majestuoso
considerando como una sola unidad el vano, aun cuando, para equilibrar el
exterior con el interior, tuviese, despus que dividirlo en pisos.
Muy tpico de Potos, pero con paralelos en La Paz y Sucre, es el que en la
esquina de una cuadra se haya puesto una columna o pilastra libre, quedando
as un aposento con atrio triangular.
En Potos predominan los claustros de un solo piso, con arcos de punto
redondo sobre columnas demasiado gruesas para el orden al cual pretenden
pertenecer y con capiteles muy pesados. En Chuquisaca predominan las
columnas toscanas, bien fusadas con capiteles y bases de buenas
proporciones pero el fuste de menos mdulos que los debidos; muy comn es
que las columnas estn sobre bases altas.
La portada monumental decorativa de los palacios particulares del Cuzco,
es de ordinario de un solo piso; aun cuando las casas sean de dos, es en
As, si de Quito salan por cajones pinturas y esculturas para ser vendidas
en diversas poblaciones de Amrica, llegaban tambin innumerables obras
europeas como lo atestiguan las muchas que an se encuentran entre
nosotros.
Este comercio de cuadros era un fenmeno general a todas las ciudades
espaoles de Indias; en Lima tuvo tal importancia que casi impidi la formacin
de una escuela local, en el Cuzco parece haber sido menos intenso que en
Quito.
La llegada de cuadros europeos serva de estmulo para los pintores criollos
que los contemplaban con espritu crtico, a fin de examinar qu podan
aprender, pero sin esnobismo ni deseo de imitarlos servilmente; los de
verdadero mrito eran copiados repetidas veces y se multiplicaban sus
reproducciones.
As el aislamiento en que vivan los pintores de Quito o el Cuzco, era roto
por la importacin de telas y lminas, que, datando, aun las que llegaban
juntas, de distintos tiempos y proviniendo de diversas escuelas, producan
influencias entrecruzadas en la pintura criolla.
Ya hablamos del pintor seudo gtico de principios del XVII, Meja, de la
influencia Miguelangesca a que estuvo sometido Fray Pedro Bedn.
Hay un pintor vigoroso cuyo nombre ignoramos y que a juzgar por ciertos
indicios debi pintar por 1615-1638, el autor del Desposorio de la Virgen y San
Jos del Monasterio de la Concepcin, el colorido, el dibujo, -459- el equilibrio
de la composicin inducen a clasificarlo como pertenecientes a la escuela
pictrica espaola, fuertemente influida por el arte italiano y anterior al Greco.
Hernando de la Cruz, cuyo nombre seglar fue Fernando de Ribera, nacido
en Panam en 1591, de padres nobles y ricos, en sus mocedades si no sigui
la carrera de las letras, cultiv la poesa y la esgrima en la que fue consumado
maestro, pero lo que estudi con mayor esmero fue el arte de la pintura. Quiso
que una hermana suya fuese monja Clarisa y, para ello, vino trayndola a
Quito, donde a poco tuvo un desafo en que sali el contrincante herido de una
estocada, lo que fue ocasin para que Ribera, desengaado del mundo,
ingresase a la Compaa de Jess, en la que ingres como coadjutor, en 1622,
profesando en 1624, llamndose, desde entonces, Hernando de la Cruz, hasta
su muerte ocurrida en 1646.
A este singular varn de altsima contemplacin mstica cpole la
extraordinaria honra de haber sido confidente y director espiritual de la Beata
Mariana de Jess.
Rodrguez Docampo dice que lienzos suyos se ven en la Iglesia de la
Compaa; Morn de Butrd, poco posterior a l (nacido en 1668, muerto en
1749) en 1721, escribe que a su trabajo se deben todos los lienzos que
adornan la iglesia, los trnsitos y aposentos del Colegio de los Jesuitas de
Quito. El Padre Juan de Velasco en 1788 afirma los muchsimos cuadros con
que su diestro pincel enriqueci al Templo y al Colegio Mximo, fueron y son el
mayor asombro del arte y el ms inestimable tesoro.
Las obras de este artista, que fue adems maestro en el arte pictrico, ya
que tuvo una escuela en que enseaba -460- a pintar, deben encontrarse sin
duda en la Compaa de Quito y en los otros colegios y propiedades de los
jesuitas.
Tres cuadros se le pueden atribuir con seguridad: los grandes lienzos del
Infierno y el Juicio Final, que estn a la entrada de la iglesia y el retrato de la
Beata Mariana que se guarda en el Carmen Alto, los dos primeros han sufrido
tantos y tales retoques que no sirven para estimar su obra y conocer su estilo.
En la Compaa quedan algunos lienzos de la poca, de muy desigual
valor, que si algunos sern del Hermano Hernando de la Cruz otros es
probable lo sean de los que aprendan a pintar bajo su direccin. Los Profetas
que ocupan las pilastras del templo, como lo ha probado el doctor Navarro, no
son suyos sino de Gorbar, pero los huecos dejados al construirlos para recibir
cuadros, no pudieron estar vacos de 1613 en que se abri el templo para el
culto, hasta 1718 fecha aproximada en que pint Gorbar sus Profetas, as es
probable que antes hubo all otros lienzos de los que probablemente queda an
uno, un maravilloso San Jernimo, que desdichadamente retocado por 1910,
se conserva en los claustros del Colegio San Gabriel.
El retrato de la Beata Mariana de un colorido semejante al usado por
Tintoreto, de esmerado dibujo en las manos y algunos otros lienzos jesuticos
que parece probable sean de Hernando de la Cruz nos muestran un pintor de
fuste, de aspecto veneciano y con muchas afinidades con Gorbar.
Miguel de Santiago es el pintor mximo de la escuela quitea. Sbese que
en 1656, diez aos despus de la muerte del Hermano Hernando de la Cruz,
trabaj la monumental galera que adorna el Convento de San Agustn, obra
que no pudo ser la de un jovenzuelo, ya que en ella se manifiesta el artista en
plenitud completa, -461- y que muri en 1706, seguramente en avanzada
senectud ya que Santiago cual Tiziano y, por qu no decirlo, como nuestros
maestros Rafael Salas, Joaqun Pinto y Juan Manosalvas; fue hombre de largo
vivir, que manej el pincel con maestra hasta ms de los setenta y quizs los
ochenta aos.
Diego de Silva Velzquez naci en 1599 y muri en 1660; Zurbarn, en
1598 y 1662; Murillo en 1618 y 1682; Valdez Leal, en 1622 y 1690; fue pues
Santiago contemporneo de los mximos pintores espaoles, ms, si se tiene
en cuenta el retardo con que llegaban a Indias todos los movimientos culturales
de la Pennsula.
El colorido de Santiago es sobrio, predominando los tonos sombros y el
claro oscuro, la pincelada larga, gil y ligera, el dibujo correcto pero no
detallado, pecando en ocasiones en defectos muy singulares de perspectiva.
Hizo paisajes de realismo verista copiando la naturaleza del agro andino de
su patria, como en la galera que pint para la Sacrista de Gupulo, pero los
que emple como complemento en algunos de sus grandes cuadros son de un
carcter indeterminado, muy al estilo de los de Velzquez.
En la soltura con que maneja el pincel, haciendo con dos o tres brochazos
una oreja por ejemplo, o con pocos trazos un pie bien formado, Santiago
recuerda al Greco ms an que al mismo Velzquez, alejndose mucho de la
manera de Murillo. Sus telas parcense tambin a las del Greco con el que
tiene afinidades notables en todo lo que no es el dibujo deformado y el color, lo
primero obedeca al estrabismo del Theotocpoulos, lo segundo a la escuela
veneciana, de la que no se encuentra, ni huellas, en Santiago, que a la inversa
de Gorbar es netamente espaol.
Santiago es el autor de un tipo especial de inmaculada, muy difundida en
Quito, el de la Virgen de la Eucarista, -462- que tiene como caracterstica muy
suya el que Mara sostiene entre sus manos una custodia con la Sagrada
Forma.
El tema de la Inmaculada Concepcin ha sido favorito de los pintores
espaoles. Lo abord Velzquez en un cuadro de la Coleccin Laurie Frre.
Mara rebosante de serena devocin, elevada sobre nubes, con los ojos bajos y
las manos juntas ora mientras su cabeza la coronan las estrellas. Est sola,
reinando en el cielo. Ribera nos la muestra en el cuadro de la iglesia de las
Agustinas de Salamanca, sostenida en su ascensin a lo etreo por una
muchedumbre de angelitos que empujan hacia arriba su trono, que es la luna,
mientras otro grupo de angelillos levantan las nubes como un teln para facilitar
la ascensin de la Celestial Seora. Ella con las manos cruzadas sobre el
pecho, las ropas agitadas por el viento mira con seorial majestad al infinito.
Para Valdez Leal, en el cuadro de la National Galery de Londres, en medio
de nubes o querubines est contemplativa y serena con las manos cruzadas en
el pecho. En el cuadro de Antolnez del Museo del Prado sostenida y rodeada
de ngeles, en medio de un viento huracanado, sube al Empreo, mientras con
dulzura mira a la tierra.
En Murillo en las imgenes de Inmaculada Concepcin, con la Pursima
erguida sobre la media luna, en una nube animada por ngeles, todo el acento
de la expresin se pone en los ojos elevados en lo alto.
Isabel de Santiago hija del gran pintor Miguel de Santiago, y esposa del
Capitn Antonio Egas, aprendi junto a su progenitor el arte de la pintura, sus
cuadros -464- que con frecuencia tienen fragmentos admirables, que no son
suyos sino del padre, se caracterizan por un cmulo de flores o animalillos que
revelan la pequeez de espritu de su autora.
Entrado ya el siglo XVIII los pintores quiteos ms dignos de mencin son
Antonio Astudillo que parece haber sido discpulo de Gorbar a juzgar por las
caractersticas de sus lienzos; los hermanos Francisco y Vicente Albn que
tienen otra manera de pintar muy diversa de colores fuertes y encarnaciones
subidas que se deben, a no dudarlo, a influencia de la escuela francesa de la
poca de Luis XV.
Legarda de quien hicimos ya mencin al tratar de los escultores fue tambin
pintor de mrito, que fij en el lienzo la misma imagen de la Inmaculada
Concepcin que esculpi en madera, pero suprimiendo el feo aditamento de las
alas y dndole un fondo que le convierte en Maris Stela. El dibujo es correcto,
los angelillos que vuelan en torno deliciosos por su frescura, buena anatoma
de verdaderos nios y tierna encarnacin, el paisaje muy bien logrado, la
combinacin de luces y sombras armoniosas, el colorido fresco no chilln como
en Albn, la pincelada un tanto lamida.
Legarda en el cuadro de que venimos hablando, se muestra el verdadero
maestro y predecesor de Manuel de Samaniego. ste debi nacer por 1765,
tena ms de 30 aos en 1791 y muri de edad avanzada entrado ya el siglo
XIX. Es, pues, un contemporneo de Goya.
Fue retratista de subidsimos quilates, pero pona ms atencin en los
rostros que en los cuerpos y en estos la concentraba slo en la vestimenta,
pero sus cabezas rebosantes de vida y de una encarnacin vigorosa y fresca ,
pueden figurar junto a las mejores del final de setecientos.
-465-
existan
en
la
Amrica
Espaola
nacionalidades
castellanas,
Viene luego una clase social media, con mayor o menor cantidad de sangre
blanca: la de los descendientes de castellanos pecheros que pasaban a Indias
en el squito de los nobles; la de los mestizos acomodados con un pequeo
porcentaje de sangre india.
Sigue a esta la de los artesanos, entre los cuales hay mestizos e indios
puros, pero que han adquirido una cultura ms o menos ntegramente
espaola.
Vienen por ltimo los indios y los negros esclavos que habiendo perdido,
ms o menos completamente la civilizacin aborigen, slo han recibido dbiles
toques de la castellana.
-471Esta estratificacin est entrecruzada por los desplazados: nobles indios
que sin dejar de serlo, alternan y hasta emparentan con los seores
castellanos; mestizos de talento y suerte que llegan a los primeros puestos en
los conventos y universidades; hidalgos a quienes reveses de fortuna o una
vida rota y licenciosa echan guarda abajo por las escaleras de la sociedad.
El indio si tiene medios econmicos, deseara tener un cuadrito, una
estatuilla, para rezar ante ella en la capilla del anejo, en la iglesia de la
parroquia, y falto de gusto y de recursos contratara en la mayor parte de las
veces a un artista rampln poco ms culto que l.
El mestizo de la baja clase buscaba imgenes para su pobre casa o para el
altar de la cofrada de su devocin, pero l tampoco poda contratar los
servicios de los pintores y escultores de renombre, sino de artfices mediocres
que suplican su deficiencia con superabundancia de dorados, florecillas
policromas y otras trivialidades. Y as nace el arte popular, que en ocasiones
invade los grandes templos y contrata a su servicio a los mayores pintores, que
en sus talleres hacen que sus discpulos ejecuten por docenas cuadros
populares, en los que ellos trazan tal o cual figura.
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