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LA CUESTIN DE LA NARRATIVA
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como se concibe la presentacin narrativa de los acontecimientos imaginarios, que el resultado necesario de una correcta aplicacin del mtodo
histrico. La forma del discurso, la narrativa, no aade nada al contenido de
la representacin; ms bien es un simulacro de la estructura y procesos
de los acontecimientos reales. Y en la medida en que esta representacin se
parezca a los acontecimientos que representa, puede considerarse una narracin verdadera. La historia contada en la narrativa es una mimesis de la
historia vivida en alguna regin de la realidad histrica, y en la medida en
que constituye una imitacin precisa ha de considerarse una descripcin fidedigna.
En la teora histrica tradicional, al menos desde mediados del siglo xix,
la historia contada acerca del pasado se distingua de cualquier otra explicacin que pudiese ofrecerse de por qu sucedan los acontecimientos relatados en la historia, cundo, dnde y cmo sucedan. Una vez que el historiador descubra la verdadera historia de lo que sucedi y la representaba
con precisin en una narrativa, poda abandonar la forma de hablar narrativa y, dirigindose directamente al lecfor, hablando en su propia voz, y
representando su opinin ponderada como estudioso de los asuntos humanos, hacer una disgresin sobre lo que la historia que acababa de contar
indicaba sobre la naturaleza del perodo, lugar, agentes, acciones y procesos
(sociales, polticos, culturales, etctera) que haba estudiado. Este aspecto
del discurso histrico fue denominado por algunos tericos modo de discurso disertativo y se consider que inclua una forma as como un contenido
diferente del de la narrativa.4 Su forma era la de la demostracin lgica, y su
contenido el pensamiento del propio historiador sobre los hechos, considerando o bien las causas o bien su significacin para la comprensin de los
tipos de acontecimientos de los que la historia vivida se compona. Esto
significaba, entre otras cosas, que el aspecto disertativo de un discurso
histrico habra de valorarse sobre bases diferentes a las utilizadas para
valorar el aspecto narrativo. La disertacin del historiador era una interpretacin de lo que consideraba la historia verdadera, mientras que su narracin era una representacin de lo que l consideraba la historia real. Un
determinado discurso histrico poda ser tcticamente preciso y tan veraz en
su aspecto narrativo como lo permita la evidencia y, con todo, considerarse
errneo, invlido o inadecuado en su aspecto disertativo. Los hechos podan
contarse fielmente, y ser errnea su interpretacin. O, por el contrario, una
determinada interpretacin de los acontecimientos puede ser sugerente,
brillante, perspicaz, etctera, y aun as no estar justificada por los hechos o
coincidir con la historia relatada en el aspecto narrativo del discurso. Pero
4. La distincin entre disertacin y narrativa fue un lugar comn de las teoras retricas de la
composicin histrica del siglo xviu (vase Hugh Blair, Lectores on Rhetoric and Belles Lettres
[Londres, 1783], comp. Harold F. Harding [Carbondale, y elle., 1965], 259-310; vase tambin
Johann Gustav Droyde, Historik, comp. Peter Leyh [Stuttgart, 1977], 222-280). Para una formulacin ms reciente de la distincin, vase Peter Gay, quien escribe: La narracin histrica sin
anlisis es trivial y el anlisis histrico sin narracin es incompleto (Style in History [Nueva York,
1974], 189); vase tambin el estudio de Stephan Bann, Towards a Critical Historiography:
Recent Works in Philosophy of History, Philosophy 56 (1981): 365-385.
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sean cuales sean los mritos relativos de los aspectos narrativos y disertativos de un determinado discurso histrico, los primeros son fundamentales y
los ltimos secundarios. Como indic Benedetto Croce en un famoso dictum, donde no hay narrativa no hay historia.5 A menos que se hubiese
determinado la historia real y se hubiese contado la verdadera historia, no
haba nada que interpretar de naturaleza especficamente histrica.
Pero esta concepcin decimonnica de la naturaleza y funcin de la narrativa en el discurso histrico se basaba en una ambigedad. Por una parte, se
consideraba a la narrativa como slo una forma de discurso, una forma que
tena a la historia como contenido. Por otra parte, esta forma era en en s un
contenido en la medida en que se conceba que los acontecimientos histricos
se manifestaban ellos mismos en la realidad como elementos y aspectos de
historia. La forma de la historia contada se supona exigida por la forma de la
historia llevada a cabo por los agentes histricos. Pero qu decir sobre esos
acontecimientos y procesos atestiguados por el registro documental que no se
prestan a representacin en una historia sino que pueden representarse como
objetos de reflexin slo en otra modalidad discursiva, como la enciclopedia, el
eptome, el cuadro o la tabla o serie estadstica? Significa esto que estos
objetos eran ahistricos, es decir, que no pertenecan a la historia; o la
posibilidad de representarlos en una modalidad de discurso no narrativa indica
una limitacin de la modalidad narrativa e incluso un prejuicio a lo que puede
decirse que tiene una historia?
Hegel insista en que un modo de ser especficamente histrico estaba
vinculado a una modalidad de representacin especficamente narrativa por
un principio vital interno.6 Para l este principio era ms que la poltica,
que era tanto la condicin previa del tipo de inters en el pasado que imbua
la conciencia histrica y la base pragmtica para la produccin y conservacin del tipo de registros que hacan posible la indagacin histrica:
Hemos de suponer que las narraciones histricas han aparecido de forma
simultnea a las acciones y acontecimientos histricos. Las memorias familiares, las tradiciones patriarcales tienen un inters limitado a la familia y al clan.
5. Esta fue la primera postura de Croce sobre la cuestin. Vase La storia ridotta sotto il
concetto genrale dell'arte (1893) en Primi saggi (Bari, 1951), 3-41. Croce escribi: Prima
condizione per avere stori vera (e insieme opera d'arte) che sia possible construir u n a
narrazione (38). Y: Ma si pu, in conclusione, negare que tutto il lavoro di preparazione tenda
a produrre narrazioni di ci ch' accaduto? (40). Lo cual no quiere decir, en opinin de Croce,
que la narracin fuese la propia historia. Obviamente, era la conexin con los hechos atestiguada
p o r los documenti vivi lo que haca histrica a una narrativa histrica. Vase la discusin del
tema en la obra Teora e storia della storiografia (1917) (Bari, 1966), 3-17, donde Croce se
extiende sobre la diferencia entre crnica e historia. Aqu se subraya la distincin entre un relato
muerto y un relato vivo del pasado, en vez de la ausencia o presencia de narrativa en el
relato. Tambin aqu Croce subraya que no se puede escribir u n a verdadera historia sobre la
base de narraciones acerca de documentos que ya no existen, y define la crnica como
narrazione vuota (11-15).
6. Es ist eine innerliche gemeinsame Grundlage, welche sie zusammen hervortreibt (G. W.
F. Hegel, Vorlesungen ber die Philosophie der Geschichte [Frankfurt am Main, 1970], 83; en el
texto se realizan otras citas de esta obra, que van entre parntesis).
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singular. En las ciencias tericas, las explicaciones causales de este tipo son principalmente medios para un fin distinto: la experimentacin de leyes universales. (Pgs. 158-159 de
la versin espaola.)
La obra de Popper iba dirigida contra todas las formas de planificacin social basadas en
la pretensin del descubrimiento de las leyes de la historia o, lo que es lo mismo, leyes de la
sociedad. Por mi parte no tengo inconveniente en aceptar este punto de vista. Lo nico que quiero
subrayar aqu es que la defensa por parte de Popper de la periclitada historiografa, que
identifica la explicacin con el relato de una historia, constituye una forma convencional de
afirmar la autoridad cognitiva de esta historiografa periclitada y de negar la posibilidad de una
relacin productiva entre el estudio de la historia y una futura ciencia de la poltica. Vase
tambin Jorn Rseny Hans Sssmith, comp., Theorien in der Geschichtswissenschaft (Dusseldorf,
1980), 29-31.
8. Los argumentos propuestos por este grupo de autores varan en los detalles, pues diferentes
filsofos ofrecen explicaciones diferentes de las razones por las cuales un relato narrativo puede
considerarse una explicacin; y su diversidad va desde la posicin de que la narrativa es una
versin porosa, parcial, o en esbozo de las explicaciones nomolgico-deductivas ofrecidas
por las ciencias (sta es la concepcin ulterior de Cari Hempel) a la idea de que las narrativas
explican mediante tcnicas como la coligacin o la configuracin, que carecen de contrapartida en la explicacin cientfica (vase las antologas de escritos sobre el tema recopiladas por
Patrick Gardiner, ed., Theories of history (Londres, 1959); y William H. Dray, Philosophical Analysis
and History [Nueva York, 1966]. Vase tambin los estudios de este tema de Dray, Philosophy of
history [Englewpod Cliffs, 1964]; y, ms recientemente, R. F. Atkinson, Knowledge and Explanation
in History [Ithaca, 1978]. Para una primera respuesta en Francia al debate anglo-norteamericano,
vase Paul Veyne, Comment on crit l'histoire: essay d'epitmologie [Pars, 1971], 194-209. Y en
Alemania, Reinhart Koselleck y Wolf-Dieter Stempel, comp., Geschichte-Ereignis und Erzdhlung
[Munich, 1973]).
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9. El texto bsico es el de Fernand Braudel, Ecrits sur l'histoire (Pars, 1969), pero vase
tambin, entre muchas obras de similar cariz polmico, Fran^ois Furet, Quantitative history, en
Historical studies today, ed. F. Gilbert y S. R. Graubard (Nueva York, 1972), 54-60; y Jerome
Dumoulin y Dominique Moisie, comps. The historian between the ethnologist and the futurologist
(Pars y La Haya, 1973), actas de un congreso celebrado en Venecia en 1971, del cual vale la pena
destacar las intervenciones de Furet y de Le Goff.
10. Subrayo el trmino semiolgicos como una forma de reunir bajo una nica denominacin
a un grupo de pensadores que, aun con sus diferencias, han tenido un especial inters por la
narrativa, la narracin y la narratividad, han abordado el problema de la narrativa histrica desde
el punto de vista de un inters ms general en la teora del discurso, y tienen en comn slo la
tendencia a partir de una teora semiolgica del lenguaje en sus anlisis. Un texto bsico y
explicativo es el de Roland Barthes, Elements de semiologie, pero vase tambin el (grupo) Tel
Quel, Thorie d'ensemble (Pars, 1968). Y para una teora global de la semiohistoria, vase Paolo
Valesio, The Practice of Literary Semiotics: a Theoretical Proposal, Centro Internazionale di
semitica e lingistica, Universita di Urbino, nmero 71, serie D (Urbino, 1978); e dem, Novantigua: Rethorics as a Contemporary Theory (Bloomington, Ind., 1980).
Un enfoque semiolgico general para el estudio de la narrativa ha dado lugar a un nuevo
mbito de estudio denominado narratologa. Puede conseguirse una visin global del estado
actual e intereses de los especialistas que trabajan en este campo mediante el examen de los
tres volmenes de artculos recopilados en Poetics Today: Narratology I,II, III, 2 vols. (Tel Aviv,
1980-1981). Vase tambin New Literary History 6 (1975) y 11 (1980), dos volmenes dedicados
a las teoras actuales de Narrative and Narratives, y On narrative, la edicin especial de Critica!
Inquiry, 6, nmero 1 (1980).
11. Sus posiciones se presentan en Hans Georg Gadamer, Le problme de la conscience
historique (Lovaina, 1963); y Paul Ricoeur, History and truth, dem, The Model of the Text:
Meaningful Action Considered as a Text>, Social Research, 38, nmero 3 (1971); dem, Expliquer
et comprendre, Revue philosophique de Louvain 55 (1977); e dem, Narrative Time, Critical
Inquiry 7, nmero 1 (1980).
12. J. H. Hexter, Doing History (Bloomington, Ind., 1971), 1-14, 77-106. Un filsofo que
defiende una parecida nocin artesanal de los estudios histricos es Isaiah Berln (The Concept
of Scientific History, en History and Theory 1, nmero 1 [1960]; 11).
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Hay que subrayar que el rechazo de la historia narrativa por parte de los
miembros del grupo de los Anales se debi tanto a que les desagradaba el
objeto convencional de dicha historia, es decir, la poltica del pasado, como
a su conviccin de que la forma de aqulla era inherentemente novelstica
y dramatizadora ms que cientfica.16 Su conviccin de que los asuntos
polticos no eran susceptibles de estudio cientfico -porque su naturaleza
evanescente y su estatus de epifenmenos de procesos exigen ser ms
bsicos para la historia- fue congruente con el fracaso de la moderna
politologa (agradezco este til trmino a Jerzy Topolski) en creer una
verdadera ciencia de la poltica. Pero el rechazo de la poltica como objeto
de estudio de una historiografa cientfica resulta curiosamente complementario con el prejuicio de los historiadores profesionales del siglo XIX relativo
a la no deseabilidad de una poltica cientfica. Afirmar que es imposible una
ciencia de la poltica es, por supuesto, una posicin tan ideolgica como
afirmar que esta ciencia no es deseable.
Pero qu tiene que ver la narrativa con todo esto? La acusacin planteada
por lo Annalistes es que la narratividad dramatiza o modela inherentemente su objeto, como si los acontecimientos dramticos o no existentes en la
historia o, si existen, no fuesen un buen objeto del estudio histrico en virtud de
su naturaleza dramtica.17 Es difcil saber qu se puede hacer con esta extraa
mezcla de opiniones. Se puede narrativizar sin dramatizar, segn demuestra
toda la literatura modernista, y dramatizar sin teatralismo, como deja muy
claro el teatro moderno desde Pirandello y Brecht. Por lo tanto cmo se puede
condenar la narrativa debido a sus efectos noveladores? Se sospecha que de
lo que se trata no es de la naturaleza dramtica de las novelas sino del disgusto
hacia el tipo de literatura que sita en el centro del inters a agentes humanos
en vez de procesos impersonales y qde sugiere que estos agentes tienen algn
control significativo sobre su destino.18 Pero las novelas no son necesariamente
humanistas ms de lo que son necesariamente dramticas. En cualquier caso,
la cuestin libre arbitrio/determinismo es una cuestin tan ideolgica como la
de la posibilidad o imposibilidad de una ciencia de la poltica. Por ella,
16. Cf. Jacques Le Goff: La escuela de los Annales detestaba el trio formado por la historia
poltica, la historia narrativa y la historia de la crnica o episodio *vnementielle". Para sus
miembros, todo esto era mera pseudohistoria, historia barata, algo superficial (Is Politics Still
the Backbone of History?, en Gilbert y Grobard, Mstory Studies Today, 340).
17. Segn Furet, la explicacin histrica tradicional obedece a la lgica de la narrativa,
que entiende como lo que viene primero explica lo que sigue a continuacin. La seleccin de
los hechos est regida -prosigue- por la misma lgica implcita: el perodo tiene preferencia
sobre el objeto analizado; los acontecimientos se eligen segn su lugar en una narrativa definida
por un comienzo y un final. Pasa luego a caracterizar la historia poltica como el modelo de
este tipo de historia, porque en sentido amplio, la poltica constituye el repertorio primario
del cambio, y esto a su vez permite la presentacin de la historia en cuanto a las categoras de la
libertad humana. Como la poltica es el mbito por excelencia del azar, y por tanto de
la libertad, puede representarse la historia con la estructura de una novela (Furet, In the
Workshop of History, 8-9).
18. De este modo, Furet observa que los historiadores se han visto forzados a abandonar no
slo la forma principal de su disciplina -la narrativa- sino tambin su objeto favorito -la polticaporqu el lenguaje de las ciencias sociales se basa en la bsqueda de determinantes y lmites de la
accin, ms que en el sentido del azar y la libertad en los asuntos humanos (Ibd., 9-10).
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Para todos ellos - a s como para Jacques Derrida y Julia Kristeva- la historia
en general y la narratividad en particular eran meramente prcticas representativas por las que la sociedad produca un sujeto humano peculiarmente
adaptado a las condiciones de vida en el moderno Rechtsstaat.26 Su argumentacin en defensa de su punto de vista es demasiado compleja para
representarla aqu, pero una breve consideracin del ensayo de 1967 de
Roland Barthes titulado El discurso de la historia puede dar una idea del
tipo de hostilidad que observaba hacia la nocin de historia narrativa.
En este ensayo, Barthes desafiaba la distincin, bsica a todas formas de
historicismo, entre discurso histrico y ficticio. El punto de ataque
elegido para su argumentacin era el tipo de historiografa que favoreca
una representacin narrativa de los acontecimientos y procesos del pasado.
Barthes preguntaba:
La narracin de los acontecimientos del pasado, que en nuestra cultura, desde
los griegos en adelante, ha estado sujeta a la sancin de la ciencia histricar
ligada al estndar subyacente de lo real, y justificada por los principios de la
exposicin racional, difiere en realidad esta forma de narracin, en algn rasgo
especfico, con alguna caracterstica indudablemente distintiva, de la narracin
imaginaria, como la que encontramos en la pica, la novela y el drama? 27
A partir de la forma en que se plantea la cuestin - c o n la introduccin de
los trminos ciencia, real, y racional entre comillas- resulta obvio que el
objetivo principal de Barthes era atacar la presunta objetividad de la historiografa tradicional. Y esto es precisamente lo que hizo, exponiendo la
funcin ideolgica del modo de representacin narrativo con el que se haba
asociado aquella historiografa.
Al igual que en su apndice terico a la obra Mythologies (1957), Barthes
no opona tanto la ciencia a la ideologa como distingua entre ideologas
progresistas y reaccionarias, liberadoras y opresoras. 2 8 En El discurso de la
historia indicaba que la historia poda representarse de varios modos diferentes, algunos de los cuales eran menos mitolgicos que otros por cuanto
llamaban abiertamente la atencin a sus propios procesos de produccin e
indicaban la naturaleza constituida, en vez de"hallada de sus referentes.
Pero de acuerdo con esta concepcin, el discurso histrico tradicional era
26. Jacques Derrida, The law of geure, Critical nquiry 7, n. 1 (1980): 55-82; dem, La
structure, le signe et le jeu dans le discours des sciences humaines, cap. 10 de L'Ecriture et la
difference (Pars, 1967). Julia Kristeva escribe: En la narrativa, el sujeto hablante se constituye
como el sujeto de una familia, un clan o grupo estatal; se ha mostrado que la sentencia sintcticamente normativa se desarrolla en el contexto de una narracin prosaica y, posteriormente,
histrica. La aparicin simultnea del gnero narrativo y de la sentencia limita el proceso de
significacin a una actitud de peticin y comunicacin (The Novel as Polylogue, en Kristeva,
Desire in Language: a Semiotic Approach to Literature and Art, comp. Len S. Roudiez (Nueva
York, 1980); vase tambin Jean Francois Lyotard, Petite conomie libidinale d'un dispositif
narratif, en Des dispositifs pulsionnels [Pars, 1973], 180-184).
27. Roland Barthes, Le discours de l'histoire, Social Science Information (Pars, 1967), en
ingls: The Discourse of History, trad. Stephen Bann, en Comparative Criticism: A Yearbook, vol.
3, comp. E. S. Schaffer (Cambridge, 1981), 7.
28. Roland Barthes, Mythologies, trad. inglesa (Nueva York, 1972), pgs. 148-159.
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sfica anglfona, dominada por entonces por la filosofa analtica. La diferencia ms evidente est en la congruencia con que los filsofos analticos
defendan la narrativa, tanto por ser un modo de representacin como por
ser un modo de explicacin, en contraste con los ataques formulados en
Francia. Diferentes filsofos ofrecan explicaciones diferentes de la base de
la conviccin de que la narrativa era un modo de representacin de los
acontecimientos histricos perfectamente vlidos e incluso un modo de
explicacin de stos. Pero, en contraste con la discusin francesa, en el
mundo anglfono se consideraba la historiografa narrativa en su mayor
parte no como una ideologa sino ms bien como un antdoto de la nefasta
filosofa de la historia de Hegel y Marx, el presunto resorte ideolgico de
los sistemas polticos totalitarios.
Sin embargo, tambin aqu las lneas de discusin estaban enturbiadas por
la cuestin del estatuto de la historia como ciencia y por la discusin del tipo
de autoridad epistmica que poda pretender el conocimiento histrico en
comparacin con el tipo de conocimiento que proporcionan las ciencias
fsicas. Hubo incluso un vigoroso debate en los crculos marxistas -un debate
que tuvo su culminacin en los setenta- sobre en qu medida una historiografa cientfica marxista deba forjarse en un modo de discurso narrativista,
frente a otro ms propiamente analtico. Tuvieron que abordase cuestiones
similares a las que dividieron a los Annalistes de sus colegas ms convencionales, pero la narratividad era una cuestin mucho menos relevante que la
cuestin del materialismo versas idealismo.34 En conjunto, entre los historiadores y filsofos y entre los autores tanto marxistas como no marxistas de
estas disciplinas, ninguno cuestionaba seriamente la legitimidad de los estudios distintamente histricos, como haba hecho Lvi-Strauss en Francia, o
la adecuacin, a algn nivel, de la narrativa para representar veraz y objetivamente las verdades descubiertas por cualesquiera mtodos que hubiese
utilizado el historiador en su investigacin, como haban hecho Barthes y
Foucault en Francia. Algunos cientficos sociales plantearon estas cuestiones,
pero dada la debilidad de sus propias pretensiones de rigor metodolgico, y el
carcter limitado de su ciencia, tuvieron escaso fruto terico con respecto a
la cuestin de la historia narrativa.35
Las diferencias entre estas dos series de discusiones de la narrativa
histrica tambin reflejaban concepciones fundamentalmente diferentes de
la naturaleza del discurso en general. En la teora literaria y lingstica, el
discurso se considera convencionalmente como cualquier unidad de expresin ms larga que la frase (compleja). Cules son los principios de formacin del discurso correspondientes a aquellas reglas gramaticales que presiden la formacin de la frase? Obviamente, estos principios no son ellos
mismos gramaticales, pues se pueden construir cadenas de frases gramaticales correctas que no se agreguen o fundan en un discurso reconocible.
34. Cf. Anderson, Arguments within Englis Marxism, 14, 98, 162.
35. Vase las observaciones de Daniel Bell y Peter Wiles en Dumonlin y Moisi, The Historian,
64-71, 89-90.
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simplemente de cada una de sus aserciones individuales tomadas distributivamente, sino de la forma compleja de la propia narrativa.43
Pero la verdad de la forma narrativa puede revelarse slo de forma
directa, es decir, por medio de allegoresis. Qu otra cosa podra suponer la
representacin de un conjunto de hechos reales como, por ejemplo, una
tragedia, una comedia o una farsa? Existe alguna prueba, lgica y emprica,
aplicables para determinar el valor de verdad de la afirmacin de Marx de
que los acontecimientos del 18 BrUmario de Luis Bonaparte constituyen
una reproduccin como farsa de la tragedia de 1789? ** El discurso de
Marx ciertamente es evaluable por los criterios de exactitud tctica en su
representacin de los acontecimientos particulares y de consistencia lgica
de su explicacin de por qu ocurrieron como ocurrieron. Pero cul es el
valor de verdad de su figuracin de todo el conjunto de los acontecimientos,
alcanzada por medios narrativos, como una farsa? Hemos de interpretarlo
slo como una forma de hablar, como una expresin metafrica y por tanto
no sujeto a la evaluacin en virtud de su valor de verdad? Ello exigira
descartar el aspecto narrativo del discurso de Marx, el relato que cuenta
sobre los acontecimientos, como un mero ornato y un aspecto inesencial del
discurso en su conjunto.
La consideracin por parte de Marx del carcter de farsa de los acontecimientos que describe es una referencia slo indirecta (por medio del aforismo que abre su discurso y por su narrativizacin de los acontecimientos, de
la historia que hace de ellos), lo que es decir, de forma alegrica. Esto no
quiere decir que estuviese justificado suponer que Marx no pretenda que
tomsemos en serio esta afirmacin y la considersemos como una afirmacin de contenido verdadero. Pero cul es la relacin entre la afirmacin
del carcter de farsa de los acontecimientos y hechos registrados en el
discurso, por una parte, y el anlisis dialctico que se ofrece de ellos en los
pasajes en que Marx, hablando en primera persona y como supuesto cientfico de la sociedad, pretende explicarlos, por otra? Confirman los hechos
la caracterizacin de los acontecimientos como una farsa? Es la lgica de la
explicacin de Marx congruente con la lgica de la narrativa? Qu lgica
rige el aspecto narrativizador del discurso de Marx?
La lgica del argumento explcito de Marx acerca de los acontecimientos,
su explicacin de los hechos, es manifiestamente dialctica; es decir, es su
43. Louis O. Mink, Narrative Form as a Cognitive Instrument, en The Writing oj History:
Literary Form and Historical Vnderstanding, ed. Robert H. Canary y Henry Kozicki (Madison, Wis.,
1978), 143-144.
44. Hegel observa en algn lugar que todos los hechos y personajes de gran importancia de
la historia universal se presentan, por as decirlo, dos veces. Pero se olvid de aadir: la primera
vez como tragedia, la segunda como farsa. Caussidire con respecto a Danton, Louis Blanc con
respecto a Robespierre, la Montagne de 1848 a 1851 con respecto a la Montagne de 1793 a 1795, el
"sobrino" con respecto al "to". Y la misma caricatura tiene lugar en las circunstancias que
concurren en la segunda divisin del 18 Brumario. (Karl Marx El 18 Brumario de Louis
Bonaparte, pg. 97). Esto no es meramente un aforismo; toda la obra est construida como una
farsa (vase White, Metahistory, 320-327; e dem, El problema del estilo en la representacin
realista: Marx y Flaubert, en The Concept of Style, ed. Berel Lang (Filadelfia, 1979), 213-229).
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Social
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Todo esto es conocido para el lector de esta tradicin de discurso filosfico y, por supuesto, extremadamente ajeno a los historiadores tradicionales,
as como a los que desean transformar la historiografa en ciencia. Y por
qu no? la terminologa es figurativa, el tono piadoso, la epistemologa
mstica -todas las cosas que desean expurgar de los estudios histricos tanto
los historiadores tradicionales como su contrapartida de orientacin ms
moderna y cientfico-social-. Pero esta tradicin de pensamiento tiene una
relevancia especial para la consideracin de nuestro tema, pues ha sido uno
de sus representantes, Paul Ricoeur, quien ha intentado nada menos que
una metafsica de la narratividad.
Ricoeur se ha enfrentado a todas las concepciones principales del discurso, la textualidad y la lectura de la escena terica actual. Adems, ha
examinado exhaustivamente las teoras historiogrficas actuales y las nociones de narrativa propuestas tanto en la filosofa de la historia como en la
ciencia social actual. En conjunto, encuentra muchos elementos vlidos en
los argumentos de los filsofos analticos, especialmente los representados
por Mink, Danto, Gallie y Drai, quienes consideran que la narrativa proporciona un tipo de explicacin diferente, aunque no antittica, a la explicacin
nomolgico-deductiva. Sin embargo, Ricoeur afirma que la narratividad en
historiografa lleva ms al logro de una comprensin de los acontecimientos
de que habla que a una explicacin que constituya slo una versin ms
ligera del tipo que caracteriza a las ciencias fsicas y sociales. N^es que
oponga la comprensin a la explicacin: estos dos modos de conocimiento
estn relacionados dialcticamente, como aspectos no metdicos y metdicos de todo conocimiento relativo a las acciones (humanas) ms que a
los acontecimientos (naturales). 46
Segn Ricoeur la lectura de una accin se parece a la lectura de un
texto; para la comprensin de ambos se precisa del mismo tipo de principios
hermenuticos. Como la historia versa sobre las acciones de hombres del
pasado, de ello se sigue que el estudio del pasado tiene su propio fin en la
comprensin hermenutica de las acciones humanas. En el proceso de
alcanzar esta comprensin, se invocan explicaciones de diferente tipo, igual
que se invocan explicaciones del mismo tipo lo que sucedi en cualquier
historia en aras de su plena elaboracin. Pero estas explicaciones sirven de
medio para comprender lo que sucedi en vez de como un fin en s
mismas. De este modo, al escribir un texto histrico, el objetivo debera ser
representar los acontecimientos (humanos) de forma tal que se pusiese de
manifiesto su estatus como parte de un todo significativo. 47
Science: A Reader, comp. Paul Rabinow y William Sullivan (Berkeley, 1979), 106-107, 134; Paul
Ricoeur, Du conflit la convergence des mthodes en exgse biblique, en Exgse et hermeneutique, ed. Roland Barthes y cois. (Pars, 1971), 47-51.
46. Paul Ricoeur, Explicacin y comprensin: acerca de algunas notables conexiones entre
a teora del texto, la teora de la accin y la teora de la historia, en The Philosophy of Paul
Ricoeur: an Anthology of His Work, ed. Charles E. Reagan y David Stewart (Boston, 1978), 165.
47. Ibd., 161, 153-158.
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EL CONTENIDO DE LA FORMA
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LA CUESTIN DE LA NARRATIVA
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entidad en proceso de desarrollo antes del suceso de cualquier acontecimiento determinado, y cualquier acontecimiento determinado pudiera dotarse de historicidad slo en la medida en que pudiera demostrarse que
contribuye a este proceso. Y, en efecto, esto parece ser as, porque para
Ricoeur, la historicidad es un modo estructural o nivel de la propia temporalidad.
El tiempo poseera as tres grados de organizacin: la intratemporalidad, la historicidad y la temporalidad profunda. A su vez, estos grados
se reflejan en tres tipos de experiencias o representaciones del tiempo en la
conciencia: representaciones ordinarias del tiempo, (...) como aquellas
"en" las que tienen lugar los acontecimientos; aquellas en las que se pone
nfasis en el peso del pasado e, incluso ms, (...) el poder de recuperar la
"extensin" entre el nacimiento y la muerte en la labor de "repeticin"; y,
por ltimo, aquellas que pretenden captar la unidad plural de futuro,
pasado y presente (171). En la narrativa histrica - d e hecho, en cualquier
narrativa, incluso la ms h u m i l d e - es la narratividad la que nos devuelve
de la intratemporalidad a la historicidad, de "calcular" el tiempo a "evocarlo". En resumen, la funcin narrativa proporciona un trnsito desde la
intratemporalidad a la historicidad, y lo hace revelando lo que debe denominarse la naturaleza de tipo trama de la propia temporalidad (178).
As concebido, el nivel narrativo de cualquier relato histrico tiene un
referente bastante diferente del de su nivel de crnica. Mientras que la
crnica representa los acontecimientos como algo existente en el tiempo,
la narrativa representa los aspectos del tiempo en los que los finales pueden
considerarse ligados a los inicios para formar una continuidad diferencial.
El sentido de un final, que vincula la terminacin de un proceso con su
origen de forma que dota a todo lo que sucedi en medio de una significacin que slo puede conseguirse mediante retrospeccin, se consigue por
la capacidad especfica humana de lo que Heidegger denomin repeticin.
Esta repeticin es la modalidad especfica de la existencia de los acontecimientos en la historicidad, frente a su existencia en el tiempo. En la
historicidad concebida como repeticin, aprehendemos la posibilidad de la
recuperacin de nuestras potencialidades ms bsicas heredadas de nuestro
pasado en la forma del destino personal y el destino colectivo (183-184). Y
sta es la razn - e n t r e varias o t r a s - por la que Ricoeur se considera
justificado a afirmar que la temporalidad es aquella estructura de la existencia que alcanza el lenguaje en la narratividad y la narratividad la estructura
del lenguaje que tiene a la temporalidad como su referente ltimo (169). Es
esta afirmacin la que justifica, creo, hablar de la contribucin de Ricoeur a
la teora histrica como un intento de pergear una metafsica de la narratividad.
La significacin de esta metafsica de la narratividad para la teora historiogrfica radica en la idea de Ricoeur de que la narrativa debe tener, en
virtud de su narratividad, como su referente ltimo no otra cosa que la
propia temporalidad. Lo que esto significa, situado en el contexto ms
amplio de la oeuvre de Ricoeur, es que ha asignado la narrativa histrica a la
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EL CONTENIDO DE LA FORMA
Paul Ricoeur, Existence and Hermeneutics, en Reagan y Stewart, The Philosophy of Paul
98.
Paul Ricoeur, The Language of Faith, en ibd., 233.
Ibd.
Ricoeur, Narrative Time, 178-184.
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LA CUESTIN DE LA NARRATIVA
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