Angel Opolis
Angel Opolis
Angel Opolis
ANGELOPOLIS
EL PARAISOPERDIDO
Para ngela
EL PRIMER CRCULO
Limbo
Paseo de los Refuzniks, torre Eiffel, VII distrito, Pars
2010
V. A. Verlaine se abri paso a travs de la barrera de gendarmes y se
aproxim a la criatura. Era casi medianoche, el vecindario estaba desierto y, sin
embargo, los coches de la polica haban bloqueado todo el permetro del Campo
de Marte, desde el muelle Branly a la avenida Gustave Eiffel, y las luces rojas y
azules llameaban en la oscuridad. Haban colocado un reflector en una esquina de
la escena del crimen, de modo que la cruda luz revelaba un cuerpo mutilado
tendido sobre un charco de sangre azul elctrico. Los rasgos de la vctima eran
irreconocibles, tena el cuerpo destrozado y cubierto de sangre, con los brazos y las
piernas dispuestos en posiciones poco naturales, como ramas desgajadas de un
rbol; la expresin hecho jirones cruz por su mente.
Verlaine haba estudiado con detenimiento a la criatura mientras agonizaba,
observando cmo se desplegaban sus alas sobre su cuerpo. La haba visto
estremecerse de dolor y haba escuchado sus gruidos, agudos y semejantes a los
de un animal, apagndose hasta convertirse en un dbil lamento. Las heridas eran
graves un corte profundo en la cabeza y otro en el pecho y, no obstante,
pareca que no fuera a dejar nunca de resistirse a la muerte, que su empeo por
sobrevivir fuera infinito, que fuera a luchar eternamente mientras su sangre se
verta por el suelo como un denso jarabe oscuro. Por ltimo, un velo lechoso se
haba derramado sobre sus ojos confirindole una mirada ausente, y entonces
Verlaine supo que el ngel haba muerto por fin.
Al mirar a sus espaldas, apret la mandbula. Ms all del cordn policial
haba criaturas de todo tipo, un catlogo viviente de seres que lo liquidaran en el
acto si supieran que l poda ver su verdadero aspecto. Hizo una pausa, adoptando
la actitud fra y evaluadora de un estudioso al tiempo que las iba catalogando
mentalmente: haba congregaciones de ngeles mala, bellas y malditas prostitutas
cuyas dotes constituan una tentacin irresistible para los humanos; ngeles
gusianos, que podan adivinar el pasado y el futuro, y ngeles rahab, seres
decadentes considerados los intocables del mundo anglico. Detect los rasgos
distintivos de los anakim: uas afiladas, frente amplia, estructura sea ligeramente
irregular. Lo vio todo con una claridad despiadada que persisti incluso cuando
volvi a considerar la violencia que rodeaba el asesinato. La sangre de la vctima
haba empezado a rebasar los mrgenes de la zona iluminada por el reflector y ya
bastante temeraria. Como el resto de los de su especie, era alta y esbelta, con los
pmulos prominentes, los labios carnosos y la piel gris. Llevaba los ojos
maquillados de negro, lpiz labial rojo y ropa de cuero negro, y sola mostrar
abiertamente sus alas oscuras, sin temor, retando a los angellogos a que las vieran.
Ciertamente, era todo un acto de provocacin, pero Eno no tena ninguna intencin
de esconderse: este mundo pronto sera suyo, as se lo haban prometido los
Grigori.
Aun as, en Pars haba angellogos acechando por todas partes, estudiosos
que parecan no haber salido del archivo de la Academia Angelolgica en
cincuenta aos, iniciados con exceso de celo que sacaban fotografas de cuantas
criaturas podan encontrar, bilogos angelolgicos que buscaban muestras de
sangre anglica y, lo peor de todo al parecer de Eno, equipos de cazadores
empeados en capturar a todas las criaturas anglicas. Aquellos idiotas solan
confundir a los golobium con los emim, y a los emim con criaturas ms puras como
los Grigori. En los ltimos tiempos pareca haber cazadores al acecho en todas las
esquinas, observando y esperando, listos para atrapar a su presa. Para aquellos que
podan detectarlos, la vida en Pars era tan solo incomoda; para los que no, cada
desplazamiento por la ciudad era un juego mortal.
Por supuesto, Eno segua unas reglas de enfrentamiento estrictas, la primera
y la ms importante de las cuales era dejar a otros el riesgo de ser capturado.
Despus de matar a Evangeline, se haba alejado del lugar con rapidez y haba
estado paseando por los Campos Elseos, donde a nadie se le habra ocurrido
buscarla. A su entender, a veces era mejor ocultarse a la vista de todos.
Rodeo la taza de plstico con las manos mientras contemplaba el
movimiento incesante de los Campos Elseos. Ahora que su trabajo en Pars haba
terminado, regresara con sus amos lo antes posible. Le haban encomendado
encontrar y eliminar a una joven hembra nefil. Eno haba seguido a la criatura
durante semanas, observndola, averiguando sus pautas de comportamiento, y
haba llegado a sentir curiosidad por su objetivo. Evangeline era diferente de todos
los nefil que haba visto antes. Segn sus amos, perteneca a la estirpe de los
Grigori, pero no presentaba ninguna de las caractersticas distintivas de su linaje.
Haba crecido entre seres humanos, abandonada por su especie, y, a juzgar por lo
que Eno haba observado, simpatizaba peligrosamente con las maneras de los
humanos. Los Grigori la queran muerta. Y Eno nunca defraudaba a sus amos.
Ellos tampoco la defraudaran, estaba segura. Los Grigori la llevaran a su
casa, a Rusia, donde se mezclara con las masas de ngeles emim. En Pars llamaba
demasiado la atencin. Ahora que haba concluido su tarea, quera marcharse de
aquella ciudad repugnante y peligrosa.
Haba aprendido por las malas lo peligrosos que eran los angellogos
parisinos. Haca muchos aos, cuando era joven e ignorante del modo de hacer de
los humanos, haba estado a punto de morir a manos de un angellogo. Haba sido
en el verano de 1889, durante la Exposicin Universal de Pars, cuando la Ciudad
estaba atestada de gente llegada para ver la recin construida torre Eiffel. Haba
estado paseando por la feria y despus se haba aventurado entre la multitud que
abarrotaba los campos circundantes. A diferencia de muchos emim, adoraba
pasear entre los humildes seres que poblaban Pars, le encantaba tomar caf en sus
establecimientos y pasear por sus jardines. Le gustaba dejarse engullir en el ajetreo
de la sociedad humana, en la exuberante energa de su ftil existencia.
Mientras paseaba, se fij en un guapo ingls que la miraba desde el otro
lado del Campo de Marte. Hablaron durante unos minutos sobre la feria y luego l
la sujet del brazo y la condujo ms all de la multitud de soldados, prostitutas y
gente que rebuscaba en la basura, al otro lado de los carruajes y los caballos. Por su
voz suave y sus modales caballerosos, asumi que era ms distinguido que la
mayora de los seres humanos. l tom su mano con delicadeza, casi como si ella
fuera demasiado frgil para tocarla, mientras la examinaba con la atencin de un
joyero que tasa un diamante. El deseo de los seres humanos era algo que la
fascinaba: su intensidad, el modo en que el amor controlaba y determinaba sus
vidas. Aquel hombre la deseaba, y Eno lo encontraba divertido. Todava recordaba
su cabello, sus ojos oscuros, su elegante figura con traje y sombrero.
Trat de determinar si l se haba dado cuenta de que no era humana. l la
condujo lejos de la multitud y, una vez solos detrs de un seto, la mir a los ojos.
Entonces, un cambio tuvo lugar en l: si antes se haba mostrado dulce y
apasionado, ahora su actitud estaba impregnada de violencia. Eno se asombro de
su transformacin, de la naturaleza cambiante del deseo humano, del modo en que
aquel hombre poda amarla y detestarla a la vez. De pronto, el joven sac su pual
y se abalanz sobre ella. Alimaa, le dijo entre dientes, con la voz teida por el
odio, mientras arremeta contra ella con su arma. Eno reaccion con rapidez,
hacindose a un lado de un salto, y la daga err el blanco: en lugar de clavrsele en
el corazn, le caus un profundo corte en el hombro, atravesndole el vestido y
clavndose en su cuerpo, haciendo que la carne se desprendiera del hueso como un
pedazo de encaje. Ella contraatac con fuerza, aplastndole los huesos del cuello
entre los dedos hasta que sus ojos se volvieron inexpresivos como piedras plidas.
Lo arrastr detrs de los rboles y destruy todo rastro de cuanto haba encontrado
bello en l: sus preciosos ojos, su piel, la delicada curva carnosa de su oreja, los
dedos que solo unos minutos antes le haban dado placer. Tom el gabn de l y se
lo ech sobre los hombros para ocultar su herida. Lo que no poda disimular era su
humillacin.
El corte se haba curado, pero le haba quedado una cicatriz en forma de
media luna. De vez en cuando se pona frente a un espejo y examinaba aquella fina
lnea para recordarse a s misma la traicin de que eran capaces los humanos. Tras
leer un informe en el peridico, cay en la cuenta de que el joven era un
angellogo, uno de los muchos agentes ingleses infiltrados en Francia en el siglo
XIX. La haba atrado a una trampa. La haba engaado.
Aquel hombre llevaba largo tiempo muerto, pero an poda or su voz en su
cabeza, sentir el calor de su aliento mientras la llamaba alimaa. Tena la palabra
alimaa grabada en la mente, como una semilla que creca en su interior y la
liberaba de todo freno. Desde aquel momento, su trabajo como mercenaria empez
a gustarle ms y ms con cada nueva vctima. Estudi el comportamiento de los
angellogos, sus costumbres, sus tcnicas para cazar y matar seres anglicos hasta
conocer su trabajo a la perfeccin. Poda oler a un cazador, sentirlo, percibir su
deseo de capturarla y masacrarla. A veces incluso dejaba que la atraparan. A veces
incluso les permita hacer realidad sus fantasas con ella. Dejaba que se la llevaran
a la cama, la ataran, jugaran con ella, le hicieran dao. Terminada la diversin, los
liquidaba. Era un juego peligroso, pero ella lo dominaba.
Eno se puso un par de enormes lentes de sol de cristales negros y
protuberantes. Rara vez sala sin ellas: disimulaban sus grandes ojos amarillos y
sus pmulos inusualmente altos los rasgos ms distintivos de los emim, de
modo que pareca una hembra humana. Reclinndose contra el respaldo de la silla,
estir sus largas piernas y cerr los ojos, recordando el terror en el rostro de
Evangeline, la resistencia de la carne mientras hunda las uas bajo su caja torcica
y la abra en canal, el escalofro de sorpresa que haba sentido al ver el primer
chorro de sangre azul derramarse en el suelo. Era la primera vez que mataba a una
criatura superior, y esta experiencia era contraria a todo aquello para lo que la
haban preparado. Esperaba que presentara la resistencia digna de un nefil, pero
Evangeline haba muerto con la pattica facilidad de una mujer humana.
El telfono vibr en su bolsillo y, tras sacarlo, inspeccion a la gente que
circulaba por el lugar, tanto humanos como ngeles. Ese nmero no lo utilizaba
ms que una persona, y Eno tena que estar segura de poder hablar en privado. Los
emim tenan un vnculo de servidumbre hereditario con los nefilim, as que
durante aos Eno se haba limitado a cumplir con su obligacin, trabajando para
los Grigori por gratitud y por miedo. Perteneca a una casta de guerreros y haba
aceptado su destino. No haba mucho ms que deseara hacer aparte de
experimentar la lenta extincin de una vida, la ltima boqueada en busca de aire
de sus Vctimas.
Con dedos temblorosos contest a la llamada. De inmediato oy la voz
spera y susurrante de su amo, una voz seductora que Eno asociaba al poder, al
dolor, a la muerte. No pronunci muchas palabras, pero por su tono envenenado
ella, comprender lo que haba sucedido en Nueva York. Quera una explicacin.
Pensaba que era lo mnimo que mereca.
Verlaine senta cmo resbalaba a cada paso la suela de sus zapatos favoritos,
un par de estilo ingls, con agujetas y de cuero marrn, que llevaba desde haca
aos. Un escalofro de miedo recorri su cuerpo y se compact en una slida bola
en la boca de su estmago ante la idea de volver a perderla. Saba que, si ella
quera, poda dejarlo atrs sin problema. De hecho, poda desplegar las alas y salir
volando. Ya lo haba hecho antes. La ltima vez que la haba visto, Evangeline
haba alzado el vuelo para huir de l, ascendiendo a gran altura en la bveda del
cielo con las alas luminiscentes bajo la luna, un hermoso monstruo entre las
estrellas.
Verlaine no le haba hablado de ello a nadie, ni a los angellogos que haban
participado en la misin de Nueva York, ni a los hombres y mujeres que lo haban
evaluado mientras superaba un curso tras otro en la academia. La verdadera
identidad de Evangeline haba seguido siendo un secreto, y su silencio lo haba
convertido en cmplice de su engao. De hecho, ese silencio era el nico regalo que
poda hacerle pero, al mismo tiempo, lo haca sentirse como un traidor. Le haba
mentido a todo el mundo. Haca un rato, en la escena del crimen, ni siquiera haba
sido capaz de mirar a Bruno a los ojos.
Odiaba esa sensacin. Haba dedicado demasiados aos a dar caza a las
criaturas, haba trabajado demasiado tiempo y demasiado duro con el fin de
capturarlas como para estar tan alterado. Independientemente de lo que hubiera
sucedido entre ellos, los aos haban pasado. Ahora era un hombre distinto. Si
alcanzaba a Evangeline, tendra que apresarla. No deba olvidar qu era capaz de
hacerle ni su verdadera naturaleza. Si la alcanzaba, tendra que capturarla. Si ella lo
atacaba, luchara. Tena que actuar con rapidez, dejar a un lado sus sentimientos.
Deba convencerse a s mismo de que solo se trataba de otro ngel ms, y de que
aquella era otra persecucin de rutina.
A lo lejos, las luces de la torre Eiffel brillaban contra el cielo nocturno como
una constelacin cada a la tierra. Verlaine ech a correr, mientras su mano
temblaba al disponerse a sacar la pistola. Desenfund el arma y la encendi. Con
sus doscientos voltios de potencia elctrica, la pistola era eficaz sin llegar a ser letal.
Si se apuntaba a la frcula de un ngel y se diriga el disparo al plexo solar, la
criatura quedaba aturdida durante horas. No quera hacer uso de la fuerza, pero
tampoco estaba dispuesto a permitir que Evangeline se escabullera de nuevo.
entre los dedos, haciendo centellear las piedras bajo la tenue luz.
Por qu iban a querer lastimarte? pregunt mirando a Evangeline a los
ojos. Incluso el verde de su iris le pareci peligroso e hipntico. Y entonces lo asalt
una fuerte punzada de nostalgia por la persona que haba sido en el pasado:
confiado, optimista, joven, con todo el futuro por delante. Eres una de ellos.
Evangeline se acerc a l, aproximando los labios a su odo mientras
musitaba:
Debes creerme cuando te digo que nunca fui una de ellos. He estado
vagando de un lugar a otro, tratando de comprender en qu me he convertido. Han
transcurrido diez aos y an no lo entiendo. Pero de una cosa estoy segura: yo no
soy como los Grigori.
Verlaine se apart. Senta como si lo estuvieran partiendo en dos. Deseaba
creerle, y sin embargo saba lo que los nefilim eran capaces de hacer. Ella podra
estar mintindole.
Entonces, dime replic. Qu te ha hecho volver ahora? Lanz el
huevo incrustado de piedras medusas al aire y lo atrap con la mano El conejito
de Pascua?
Xenia Ivanova.
La hija de Vladimir? inquiri Verlaine con seriedad. La muerte de
Vladimir Ivanov haba sido solo una de las muchas fatalidades de su fracasada
misin en Nueva York y el primer roce de Verlaine con la traicin homicida de sus
enemigos.
Vladimir fue una de las pocas personas que conoc fuera del convento
seal Evangeline . Estaba muy unido a mi padre. Su hija Xenia se hizo cargo del
caf cuando muri, y tuvo la amabilidad de dejarme trabajar y vivir en un pequeo
cuarto en la trastienda, descontndome la renta del sueldo. As pasaron varios
aos. Llegu a estar muy prxima a Xenia, aunque nunca supe con certeza si
comprenda del todo el tipo de trabajo que su padre haba realizado ni la relacin
de mi familia con l.
Estoy seguro de que tampoco te esforzaste mucho en aclarrseloreplic
Verlaine.
Evangeline lo mir fijamente unos instantes, decidi ignorar su comentario
y prosigui.
De modo que me llev una sorpresa cuando, un da del mes pasado, Xenia
me dijo que quera comentarme una cosa. Me llev arriba, a la habitacin de su
padre, una estancia an completamente llena de sus pertenencias, como si
simplemente acabara de salir. Me mostr el huevo que tienes ahora en las manos y
me dijo que se haba sorprendido al encontrarlo entre los efectos personales de
Vladimir despus de su muerte.
deba de ser vivir ajeno al tiempo. Evangeline no envejecera como los seres
humanos, y vivira cientos de aos. Cuando Verlaine fuera un viejo, ella sera
idntica a como l la vea ahora, tan joven y hermosa como una figura esculpida en
mrmol. l morira y ella recordara su existencia como algo breve e insignificante.
Y en ese mismo instante comprendi que ella era ms especial de lo que nunca
hubiera imaginado. Casi no poda respirar. Evangeline era un ser maravilloso, un
milagro que tena lugar ante sus ojos.
Entiendes ahora por qu no puedo recurrir a ellos? susurr la chica.
Ven aqu dijo Verlaine y, para su sorpresa, Evangeline se acerc a l.
Poda sentir el movimiento del aire que se arremolinaba alrededor de sus alas, oler
la dulce fragancia de su piel. Cuando sujet su mueca para tomarle el pulso,
estaba fra como el hielo y el plasma caracterstico de los nefilim le daba un aspecto
resbaladizo. De repente quiso tocar su piel con los labios. En vez de eso, Verlaine le
presion la vena con el dedo: tena el pulso lento y superficial, casi inexistente.
Cmo es tu sangre?
Azul.
La vista?
Ms que perfecta.
Temperatura?
Alrededor de cero grados, a veces menos.
Es extrao observ l. Tienes caractersticas tanto humanas como
nefil. Tu latido cardaco es extraordinariamente lento, menos de dos palpitaciones
por minuto, mucho ms lento que el ritmo medio de los nefil.
Le pellizc el brazo. Y ests prcticamente helada pero tienes la piel
sonrosada. Pareces tan humana como yo.
Evangeline tom aliento, como si quisiera reunir fuerzas para responder.
Has matado a muchas criaturas como yo?
Nunca en la Vida he encontrado a una criatura como t, Evangeline.
Tal como lo dices replic ella, sostenindole la mirada, parece como si
comprendieras en qu me he convertido.
Todo lo que he hecho, todas esas persecuciones, ha sido para poder
comprenderte.
Entonces, dime pregunt ella con voz temblorosa. Qu soy?
Verlaine la mir, consciente de que su mesurada precaucin estaba cediendo
ante la fuerza de sus sentimientos. Finalmente dijo:
Por tus alas, su color, su tamao y su fuerza, est claro que perteneces a la
lite de los ngeles. Eres una Grigori, una descendiente del gran Semyaza, nieta de
Percival, bisnieta de Sneja. Pero tambin eres humana. Eres increble, una especie
de milagro.
videos por todas partes. Cuando tales testimonios fueron relegados a las revistas
sensacionalistas, sus reivindicaciones se publicaron junto a los avistamientos de
yetis y ovnis. Bruno haba estado observando con inters ese fenmeno que, en los
ltimos aos, lo intranquilizaba cada vez ms. No caba duda de que dicho
exhibicionismo era pura arrogancia: las criaturas crean ser lo bastante fuertes
como para dejar de esconderse. Y sin embargo, por extrao que pudiera parecer,
Bruno haba descubierto que cuantos ms detalles revelaban los ngeles acerca de
sus vidas secretas, menos rechazo provocaban en la poblacin humana. No haba
una preocupacin generalizada en relacin con ellos, ningn temor, no se estaba
llevando a cabo ninguna investigacin seria sobre la naturaleza de los nefilim. Los
seres humanos estaban tan saturados de lo sobrenatural que se haban vuelto
insensibles. Bruno deba admitir que todo el asunto estaba revestido de una cierta
brillantez: las criaturas haban elegido el momento de la historia perfecto para
abandonar su existencia en la sombra. Despus de vivir aislados durante miles de
aos, haban abrazado la era de la celebridad.
Bruno crea que Verlaine era el mejor dotado de todos sus agentes para
abordar el cambio de comportamiento de las criaturas. Esa misma noche haba
estado estudindolo en la escena del crimen con tanta atencin como Verlaine
haba estudiado el cadver y, como siempre, lo que haba visto le haba gustado: un
joven con potencial para convertirse en un gran lder. Por supuesto, an estaba
esforzndose por encontrar su sitio en la organizacin; tena aptitudes, pero era
una persona poco corriente, sin el historial familiar ordinario, sin la educacin
habitual, y con un talento para localizar y capturar ngeles que daba miedo.
Obedeciendo tan solo a su instinto, Bruno haba sacado a Verlaine de su vida
normal de acadmico en Nueva York, se lo haba llevado a Pars y lo haba
preparado con un rigor que reservaba nicamente a los reclutas ms fuertes y
brillantes.
Haba visto en l algo nico, un raro equilibrio entre inteligencia e intuicin.
Como era de esperar, una vez iniciada su preparacin, Verlaine reuna todos los
elementos para ser un cazador de ngeles: un sexto sentido para las criaturas unido
a la fortaleza fsica necesaria para capturarlas. Y, por encima de todo, tena la
notable capacidad de detectar a los ngeles a simple Vista, sin ayuda.
De los distintos departamentos de la sociedad, los cazadores de ngeles eran
los ms secretos, los mejor financiados y los ms selectivos. Como director de su
agencia en Pars, Bruno escoga personalmente a su equipo y entrenaba
personalmente a cada uno de sus miembros. Era un proceso minucioso, tan
delicado y refinado como la educacin de un guerrero samuri. Tras haber
sorteado el camino acadmico, una larga y difcil carrera basada en las prcticas
tradicionales del estudio de textos y archivos, Verlaine comenz de inmediato su
modo que no habra sido extrao que hubiera cado en un patrn peligroso y
obsesivo con la idea de darle caza. El hecho de perder su posicin en la academia,
de acabar desacreditado o incluso muerto, eran posibilidades que haban perdido
fuerza mientras la persegua. Eno era hermosa, pero no era eso lo que le interesaba
de ella. Su sola existencia tena un algo hipntico, un algo peligroso y emocionante
que tena que ver con el hecho de saber lo que intentara hacerle si la atrapaba. Eno
lo haca sentirse vivo incluso mientras planeaba matarlo.
balcn situado justo debajo. Y entonces cay en la cuenta de que debera haberle
pedido ayuda enseguida, de que seguir a Evangeline sin apoyo iba contra todo
aquello para lo que se haba preparado, pero lo cierto era que ni siquiera se le haba
pasado por la cabeza avisar a su superior.
Veo que quieres morir le dijo Bruno.
Cre que era uno de los requisitos indispensables para desempear este
trabajo.
Enfrentarse solo a una criatura como Eno es un suicidio replic Bruno,
respirando con dificultad mientras se izaba por encima del antepecho. Creme,
he pasado por ello.
Verlaine percibi el titubeo en los movimientos de su jefe y el embarazo en
su forma de hablar, y se esforz por imaginar qu tipo de relacin con Eno poda
provocar en l esa reaccin. Acto seguido, se gir hacia los dos ngeles que se
enfrentaban en medio del tejado.
Creo que aqu est pasando algo ms.
Verlaine se qued mirando un momento a Evangeline y Eno, como si
considerara sus acciones desde el punto de vista de un antroplogo. Eno estaba
trazando un crculo alrededor de Evangeline, marcando su territorio, mientras
desplegaba lentamente sus enormes alas negras. Eran magnificas, con amplias
hileras de plumas pequeas que se superponan y caan en grandes y opacas
cascadas. Las plumas parecan empolvadas, densas y slidas, aunque Bruno saba
que, si las tocaba, su mano las atravesara como si se tratara de una proyeccin de
luz. La mayora de los emim eran repulsivos, pero este era atractivo, con todos los
defectos de su raza alterados para dar lugar a una belleza oscura e inquietante.
Verlaine estaba fascinado. Quera recordar cada minuto de lo que estaba viendo,
almacenarlo en su, mente para poder examinar de nuevo a la criatura en el futuro.
Como para demostrar el poder y la agilidad de sus alas, Eno rode su
propio cuerpo con ellas y, con un mnimo esfuerzo, las ahuec hacia afuera, de
modo que se ensancharon como el capuchn de una cobra. A pesar de que haban
sido objeto de investigacin intensiva durante aos, el misterio, la inexplicable
magia de las alas de los ngeles no dejaban nunca de maravillar a Verlaine. La
fuerza, la cuna y la jerarqua en la esfera celestial se materializaban con el centelleo
de un ala.
Cuando Evangeline vio que su oponente se preparaba para atacar,
respondi abriendo a su vez las alas, de modo que un manto de luz Violeta
envolvi su cuerpo como una nube resplandeciente. Unas vetas plateadas brillaron
a travs de sus plumas, rpidas y elctricas, como si estuvieran cargadas de
corriente. Se volvi e hizo girar el cuerpo, mientras la luz de la luna resbalaba sobre
ella, un alarde destinado a infundir miedo e impresionar.
Presta mucha atencin susurr Bruno, excitado. Tal vez no vuelvas a ver
jams un ritual de identificacin como este. Se inclin para acercarse a Verlaine y
baj an ms la voz. Primero exhiben las alas para establecer la jerarqua.
Cuando hay una gran diferencia de fuerzas, el ngel ms dbil se rinde de
inmediato, pero es obvio que este enfrentamiento no va a ser as. Tenemos dos
hembras, ambas con unas alas extraordinarias, una cuyo pedigr debera situarla
entre los ngeles de lite, la otra con la fuerza de una mercenaria. No est claro cul
de las dos es la criatura dominante. Si no logran establecer un rango, se batirn en
duelo.
Verlaine observaba con el miedo atenazndole el estmago. El duelo era un
antiguo ritual anglico que los nefilim ms modernos consideraban anticuado. Aun
as, la costumbre se haba mantenido enquistada durante siglos en Rusia, donde
viven los nefilim ms poderosos, aquellos que descienden de las familias anglicas
ms antiguas.
En abstracto, el ritual le pareca hermoso, una especie de accinreaccin
entre criaturas pertenecientes a especies fuertes pero muy distintas. Haba visto
muchas veces imgenes de archivo de rituales de identificacin entre nefilim, pero
la actitud agresiva de Eno y la reaccin defensiva de Evangeline no se parecan a
nada de lo que describan los estudios casusticos que haba consultado. Un duelo
entre ngeles era, en teora, un enfrentamiento a muerte. Solo uno de ellos lograra
sobrevivir. Y aunque Evangeline perteneca a una especie superior, Verlaine no
poda evitar tener la impresin de que Eno se alzara con la victoria.
Evangeline miraba fijamente a la criatura, y Verlaine se apercibi que estaba
luchando con sus pensamientos, de que no se esperaba ese enfrentamiento y no
quera luchar. Record lo que ella le haba comentado acerca de su decisin de no
ser como los nefilim, de que haba nacido con las caractersticas de aquellas bestias
pero se negaba a aceptar su destino. Su instinto la empujaba a matar a Eno y, sin
embargo, Verlaine tena la seguridad de que no cedera a ese impulso.
De pronto, el emim salt por los aires, propulsndose nuevamente con las
alas sobre el tejado. Evangeline extendi las alas a su vez y levant el vuelo. Eno se
qued suspendida en el aire esperando a su rival, observndola, preparada para
atacar. Con un movimiento rotatorio, dio inicio el combate. Desde lejos parecan
liblulas girando a la luz de la luna.
Mientras estudiaba sus movimientos, Verlaine se dio cuenta de que
Evangeline no era tan inexperta como haba pensado en un primer momento. Eno
se lanz en picado y atac acosando a Evangeline, precipitndose contra ella,
rodendola, provocndola. Y Evangeline respondi abalanzndose sobre el emim
con toda la fuerza de que fue capaz. Eno cay de espaldas girando por los aires, se
recuper y pleg las rodillas contra su pecho, mantenindolas pegadas al cuerpo
mientras se propulsaba hacia adelante dando una voltereta, rotando una, dos, tres
veces, tomando impulso con cada rotacin hasta transformarse en una bola de
fuego. Se lanz contra Evangeline y la golpe con tal fuerza que la derrib sobre el
tejado en medio de un estrpito de tejas de arcilla. La joven qued inmvil,
aturdida por el impacto de su cada.
Entonces, con un elegante y rpido movimiento de alas, Eno descendi y se
aproxim a Evangeline. Temblaba por el esfuerzo, con el largo cabello negro
desparramado sobre los hombros y la respiracin jadeante. La mir y recogi las
alas, y ya se dispona a asestarle el golpe definitivo cuando Evangeline arremeti
contra ella, empujndola con una fuerza sobrehumana y encajndole un golpe en el
plexo solar.
Bien hecho susurr Bruno, y Verlaine no pudo sino estar de acuerdo: el
plexo solar era el punto ms dbil de todas las criaturas anglicas. Un golpe fuerte
en ese lugar poda poner punto final al duelo en un instante.
La emim no lleva protector seal Verlaine con sorpresa. A menudo, los
ngeles mercenarios se protegan el pecho.
Le gusta el reto dijo Bruno. Y en caso de que la golpeen, le gusta el
dolor.
Eno se dobl sobre s misma, levantando las manos para protegerse.
Evangeline volvi a atacar con el pie, golpendola con una fuerza descomunal, con
movimientos precisos, absolutamente intencionados, despiadados. En cuestin de
segundos, logr dominar a su oponente, sujetndola contra el suelo, pisando con la
EL SEGUNDO CRCULO
Lujuria
Palacio de Invierno, Museo del Hermitage, San Petersburgo
Si a Vera Varvara le hubieran permitido hacer su voluntad, habra
abandonado su oficina, con sus desportilladas paredes de escayola y sus papeles en
desorden, y habra recorrido los vastos corredores barrocos del Palacio de Invierno.
Habra avanzado por los viejos pasillos, con sus espejos dorados y lmparas de
araa de cristal tallado, libre como una nia en un palacio de azcar candi. Habra
cruzado la inmensa plaza del Palacio, habra pasado bajo los arcos de la fachada
sur y paseando hasta el museo, donde un destello de su tarjeta de identificacin le
abra todas las puertas. All se senta tan libre como una princesa, entre los
cuadros, los tapices, las porcelanas y las estatuas, todos los hermosos objetos
reunidos por los Romanov durante su reinado de trescientos aos en Rusia.
En cambio, se retorci el largo y rubio cabello para hacerse un moo, se
aproxim a la ventana y la abri de golpe. Abajo haba criaturas anglicas. Poda
percibirlas merodeando, su presencia era como un sonido de alta frecuencia que
vibraba en su odo. Las ignor y dej que la fresca brisa de la noche recorriera su
cuerpo. Toda una vida bajo el hmedo clima de San Petersburgo la haba dotado de
una constitucin de las que resisten todo tipo de enfermedades y que le permita
aguantar inviernos muy rigurosos sin demasiadas molestias. No era ni alta ni baja,
ni delgada ni gorda, ni guapa ni fea. De hecho, se consideraba a s misma un
perfecto ejemplo de mediocridad fsica, y esa conviccin la capacitaba para vivir
recluida en su mente, exigindose al mximo desde un punto de vista intelectual y
olvidando las frvolas vidas que llevaban tantas de las mujeres que conoca vidas
llenas de compras, maridos e hijos y distinguirse en su trabajo. En ese sentido, le
costaba descender al nivel de la gente que encontraba en la calle. Sus xitos y sus
fracasos cotidianos simplemente no le interesaban. Un antiguo novio se haba
quejado una vez de que su mente era como una trampa de metal: la hallabas
abierta, invitndote a establecer una relacin, y luego arremeta contra todo aquel
que se atreviera a entrar. Nunca haba mantenido una relacin con un hombre que
durara ms de uno o dos meses, e incluso ese breve tiempo la saturaba.
Se inclin hacia adelante y asom la cabeza al exterior, absorbiendo la
belleza del mrmol verde y blanco del Palacio de Invierno, con la cpula bulbosa
alzndose a lo lejos. El ro Neva, lleno de tmpanos de hielo que flotaban y se
hundan, flua tumultuoso. Todo lo que encontraba feo de San Petersburgo los
bloques de pisos comunistas, los vulgares lujos de los nuevos ricos, que coexistan
con la manifiesta pobreza, la falta de libertad poltica del gobierno de Putin
olvidado. Bruno supo en ese momento que sus sospechas en relacin con Verlaine
eran correctas: ahora le resultaba claro cul era su taln de Aquiles, la debilidad
secreta que l haba detectado.
l esperaba que nadie se hubiera dado cuenta, pero tambin estaba
luchando con sus propios demonios: no poda olvidar a Eno, su forma de moverse,
su fuerza, su belleza. Volviendo al perfil que haba descargado en su telfono, se
desplaz por los documentos suplementarios, echando un vistazo al informe sobre
el ADN antes de pararse a examinar a admirar, para ser sincero consigo mismo
las fotografas de sus rasgos exquisitamente fros. Era intil que tratara de
negarse se a si mismo que sus penetrantes ojos negros haban quedado grabados a
fuego en su corazn.
Que miras? le pregunt Verlaine, entornando los ojos detrs de sus
gafas.
Bruno le pas el telfono.
Eno respondi, optando por decirle la verdad. Esta criatura inspira
obsesin entre nuestros agentes manifest. Tiene algo que hace que el reto de
capturada sea casi irresistible. Nuestra actitud oficial ha sido disuadir nuestros
agentes de implicarse demasiado en la caza de una criatura concreta. Pero a
menudo no siguen este consejo.
Mientras miraba el perfil en el telfono, un gesto de horror se extendi por el
rostro de Verlaine: La vctima haba sufrido quemaduras en el cuello, las muecas
y los tobillos; laceraciones en la cara, el torso, las nalgas y la espalda. El cuerpo
presentaba una mutilacin consistente en lo que, por las autopsias que
documentan vctimas anteriores, parece ser una castracin ritual. No se hallaron
los rganos en la escena del crimen, de modo que se supone que se los llevaron
como trofeo.
No es alguien a quien quisieras llevarte a casa para pasar una noche
romntica prosigui Bruno. Por mucho que a uno le guste pensar que el
cazador es l, es Eno quien caza. Es joven, para los estndares de los ngeles emim,
y est hambrienta.
Pero qu es lo que quiere de Evangeline? inquiri Verlaine.
Para Bruno era una cuestin interesante. La ltima vez que haba visto a
Evangeline, la joven era el centro de una operacin que haba terminado en
catstrofe: haban perdido su puesto de avanzada en Milton, Nueva York, por no
mencionar a numerosos agentes, y un artefacto de valor incalculable para su causa.
La propia abuela de Evangeline Gabriella, gran amiga de Bruno, haba sido hallada
muerta en un andn del metro. Y ella haba desaparecido sin dejar rastro. Durante
los ltimos diez aos, Bruno la haba considerado una desertora en el mejor de los
casos, y en el peor, una traidora culpable de crmenes contra la sociedad.
destruirla.
Descubrir lo que Eno quiere de Evangeline podra requerir hurgar un
poco seal, contestando finalmente a la pregunta de Verlaine. Los motivos de
Eno nunca estn claros. Desconcierta a los mejores de nosotros.
Me interesa ms encontrar a Evangeline que teorizar sobre su
secuestradora replic Verlaine.
Bruno se pregunt de pronto si su obsesin por Eno impregnaba cuanto
deca y haca.
Trabaja exclusivamente para los Grigori. Si quiere a Evangeline, es que
pasa algo importante.
Esto podra tener algo que ver con ello seal Verlaine, rebuscando en
su mochila.
Bruno lo observ desenvolver un llamativo huevo incrustado de piedras
preciosas. Estaba claro que era muy valioso, pero para Bruno era un objeto kitsch
que, en circunstancias normales, no habra mirado dos veces.
Cmo te las has arreglado para pasar por el arco de seguridad con eso?
Verlaine sostuvo el huevo ante los ojos de Bruno y dijo: Mira esto.
Puls un botoncito y el huevo se dividi en dos, abrindose al tiempo que
giraba sobre una bisagra invisible y revelaba otro huevo oculto dentro de su
ncleo. Este segundo huevo se dividi a su vez y dej al descubierto dos pequeas
miniaturas: un carruaje de oro de compleja construccin y un querubn cuyo
cuerpo resplandeca con los esmaltes y las gemas, como si estuviera decorado con
pintura al leo y barniz. Lo que antes era compacto como una piedra se haba
expandido como por arte de magia en un fascinante diorama.
Evangeline me lo dio a escondidas explic Verlaine. Esperaba que t
supieras por qu.
Bruno le ech un vistazo sin saber muy bien qu pensar y luego cerr el
artilugio, sintiendo encajar el fro metal con un clic mientras cada mecanismo se
replegaba.
No s qu decirte. Pero si hay una conexin, nos estamos dirigiendo al
lugar oportuno para averiguarlo.
Cuando el avin descendi para iniciar la maniobra de aterrizaje, Bruno
sinti que se le encoga el estmago. Subi el parasol de la ventanilla y mir a
travs de la lente combada de un grueso plstico acrlico. A lo lejos, tras una bruma
oscura, centelleaban las luces de San Petersburgo. Se esforz por distinguir el curso
sinuoso del Neva y la cpula de la catedral de San Isaac, pero no logr ver ms que
una dbil gradacin de grises suspendida al borde de las luces, como manchas en
un cuadro abstracto. Cuando las ruedas entraron en contacto con el asfalto y el
avin rebot por la fuerza del impacto, Bruno casi pudo sentir la densidad de la
Tal vez ellos fueran distintos, ms nicos, y de alguna manera mejores que los
dems.
Armigus abri la puerta con un suspiro de fastidio. En circunstancias
normales, su sirviente anakim lo habra hecho por l, pero siempre les daba el da
libre a los anakim cuando retena a seres humanos en casa. Los gritos y el llanto
asustaban a los anakim, que eran muy inferiores en la jerarqua de los seres
anglicos, y simplemente no toleraban las preferencias y las costumbres de los
nefilim.
Percibi la energa caliente y sensual de un ngel emim incluso antes de
haber visto a Eno en el umbral. Ella se coloc las gafas de sol en lo alto de la cabeza
y dijo:
Tu hermano me ha pedido que viniera a buscarte.
Armigus se apart para dejarla entrar. Era tan alta como l, fuerte y
peligrosa.
Quiere que lo ayude a capturar a la nefil de Sneja?
Ya la he capturado yo replic Eno, lanzndole una mirada altiva que
reflejaba perfectamente sus sentimientos hacia Armigus. Prefera a Axicore, a quien
consideraba un autntico nefil, y siempre se someta a su autoridad. Armigus no
era, ms que un amo secundario, el que tena debilidad por los seres humanos.
Axicore se dispone a trasladarla a Rusia, pero necesita tu ayuda. Quiere que hables
con Sneja, que le digas que tiene a Evangeline, y que te renas con l en Siberia
para terminar el trabajo.
Y qu, pasa con Godwin?
Eno parpade, claramente sorprendida de que le hablara de ese asunto. Las
relaciones de los Grigori con Godwin eran confidenciales, no eran un tema para
hablarlo con un ngel mercenario, pero Armigus quera ganarse su confianza.
Quera gustarle. Sin embargo, ella lo consideraba dbil. Poda verlo en sus ojos.
Eso tendrs que hablarlo con tu hermano respondi con frialdad.
Camin hasta el centro de la habitacin y se detuvo bajo una escultura de
vidrio que colgaba del techo, mientras los cristales captaban la luz y la reflejaban
sobre su piel oscura, su cabello negro, el fantasmal resplandor amarillo que
rodeaba sus ojos. Un grito reson entonces en la habitacin.
Tienes compaa? inquiri Eno alzando una ceja, Su larga lengua
negra asomo en la comisura de la boca, gruesa y hmeda como una anguila.
Estoy en mitad de algo contest Armigus.
Eno lo mir a los ojos y sonri, al tiempo que una expresin sdica se
extenda por su rostro.
Armigus... tienes a un humano aqu?
l apart la mirada, resistindose a contestar. Axicore no aprobaba su
Desde entonces no haban hablado gran cosa. A pesar de que sospechaba que
algn da su experiencia profesional le sera de utilidad, jams haba imaginado
que acudira a Vera para hablarle de Evangeline.
Verlaine se qued mirando a la joven, observndola moverse. Era tan
hermosa y tan elegante como recordaba, pero advirti con sorpresa que no lograba
acordarse de si le haba gustado estar con ella en la cama ni de lo que haba sentido
cuando su cuerpo yaca junto al suyo. Solo poda evocar la sensacin de abrazar a
Evangeline, su presencia como un vrtice de nieve blancoazulada que se
arremolinaba y bailoteaba a su alrededor mientras intentaba atraparla.
Vera, en cambio, no haba olvidado ni un solo detalle. Se volvi de pronto
hacia Verlaine, lanzndole una intensa mirada que transmita curiosidad y
complicidad al mismo tiempo, y acto seguido mir a Bruno. Tomando nota de que
no estaban solos, adopt la expresin de una compaera de profesin
desinteresada.
Gracias por acceder a vernos habindote avisado con tan poca antelacin
dijo Bruno.
Me sorprendi mucho recibir su llamada. Vera le estrech a Bruno la
mano y les indic con un gesto que se sentaran a una de las mesas. Por favor,
dganme en qu puedo ayudarlos.
No estoy del todo seguro de que puedas ayudarnos manifest Bruno.
En realidad lo interrumpi Verlaine, esperbamos que pudieras
proporcionamos cierta informacin.
Con mucho gusto. Vera dio un repaso a Verlaine con la mirada hasta que
l sinti nuseas. Algunos detalles de la noche que haban pasado juntos
comenzaron a regresar a su mente.
Sin tratar de dar explicaciones, sac el huevo enjoyado de su bolsillo y lo
hizo girar entre los dedos como si se tratara de un cubo de Rubik. Con cada giro de
mueca luchaba por olvidar que solo unas horas antes aquel huevo haba estado en
manos de Evangeline, y que los nefilim probablemente la haban secuestrado con la
esperanza de conseguirlo.
Vera tom el huevo de manos de Verlaine y lo sostuvo en alto, como si
pudiera estallarle en las manos.
Dios mo. Dnde lo consiguieron?
Lo reconoces? inquiri Bruno, claramente sorprendido por la
intensidad de su reaccin.
S. La expresin de la joven se suaviz al tiempo que se volva reflexiva
. Es el Huevo con querubn y carruaje de Faberg, creado en 1888 para la
emperatriz Mara Feodorovna.
Vera acarici el esmalte con los dedos y, con movimientos expertos, abri el
su identidad.
Muy bien, pues intervino el hombre y. medido vuelta, desapareci tras
el escritorio y entr en una habitacin que estaba a oscuras. Tard casi diez
minutos en volver, haciendo imaginar a Verlaine que se haba perdido entre la
multitud de estanteras, todas ellas conectadas entre s como el fuelle de un
acorden. Estaba perdiendo paciencia. Quiz la idea de ir al Hermitage haba sido
un error desde el principio, y Evangeline poda ser alimento para los buitres antes
de que el archivista regresara. Por fin el hombre volvi con un gran sobre de papel
manila en las manos.
Esto lo depositaron aqu en 1984 explic, lacnico, mientras le
entregaba el sobre a Vera.
Ella desliz el dedo bajo el sello y lo abri. Un rollo de pelcula de ocho
milmetros cay sobre la mesa.
No haba Visto uno de estos desde que era un nio observ Verlaine.
E, incluso entonces, las pelculas de ocho milmetros eran obsoletas.
En el ochenta y cuatro repiti Bruno, tomando el sobre y buscando una
etiqueta que lo explicara. Su voz sonaba hueca, y Verlaine supo que algo
relacionado con el ao estaba empezando a abrirse paso en su memoria, inmenso y
slido como un monumento de piedra a una masacre. Ese fue el ao en que
asesinaron a la madre de Evangeline.
odo la voz como si se hallara al otro extremo de un tnel, distante y con eco.
El ruido ces de pronto y, como si se hubiera abierto una puerta en su
mente, los recuerdos se precipitaron a su conciencia. Record el tejado, el ngel de
alas negras, el duelo. Record la efmera libertad, ese breve pero estimulante
optimismo que haba sentido antes de rendirse. Record a Verlaine, all cerca,
impotente. Record lo que haba sentido cuando l la toc. Record el calor de su
piel contra la suya mientras recorra su mejilla con el dedo y el escalofro que haba
atravesado su cuerpo cuando le acarici la delicada piel que una sus alas a su
espalda.
Y entonces sus pensamientos retrocedieron ms an, hasta el nico
momento de su vida en que haba sentido tanto miedo como ahora. Fue en 1999, en
la vspera de Ao Nuevo, en la ciudad de Nueva York. Mientras el resto del mundo
celebraba la llegada del nuevo milenio, Evangeline estaba atrapada en su propio
Apocalipsis. Encontr un banco en Central Park y se sent, demasiado aturdida
para moverse, mientras vea a las multitudes pasar. Las criaturas anglicas se
haban mezclado con la poblacin con tal habilidad que, a pesar de la
fantasmagrica luz de color que las rodeaba, tenan una apariencia completamente
humana. Algunos de los nefilim se detuvieron, percatndose de su presencia,
reconocindola como una de los suyos, y Evangeline sinti que todo su ser se
retraa. Era imposible que fuera una de ellos. Sin embargo, ya no era humana.
Observ los cambios que su cuerpo haba experimentado como si pertenecieran a
otra persona. Su latido cardaco era lento y superficial, apenas perceptible. El ritmo
de su respiracin haba cado a niveles tan bajos que tan solo aspiraba aire una o
dos veces por minuto. Al inspirar, la sensacin era intensa y placentera, como si el
aire le proporcionara alimento. Saba que los nefilim vivan quinientos aos, ocho
veces la vida media de un ser humano, e intent imaginar todo el tiempo que tena
por delante, los das y las noches de prisin implacable en un cuerpo que
necesitaba poco sueo. Era un monstruo, justo la criatura que sus padres se haban
esforzado por destruir.
Evangeline volvi a forcejear con las correas, pero estaban bien sujetas. Tena
las alas abiertas, aplastadas contra la mesa. Las senta pegadas a su piel, suaves
como sbanas de seda. Saba que, si pudiera moverlas, las correas se aflojaran,
dndole espacio suficiente para liberarse. Pero, al retorcerse, un intenso dolor la
hizo detenerse en seco: la haban clavado a la mesa. Los clavos rasgaban la piel de
sus alas.
Una figura entr entonces en su campo visual. Evangeline pudo volver la
cabeza justo lo suficiente para ver a una mujer con una bata blanca de laboratorio.
Es una criatura muy poco comn dijo la mujer.
una broma privada, una broma que las familias reales comprendan a la perfeccin.
De pronto, haba huevos por todas partes, y la moda se extendi a las masas. Las
familias humanas normales y corrientes empezaron a pintar de colores los huevos
de gallina, y las fbricas producan millones de huevos de chocolate, algunos de los
cuales contenan pequeos juguetes, una referencia directa a la sorpresa de los
huevos enjoyados, que, por supuesto, haca alusin al deseado nio anglico. Los
seres humanos han copiado las costumbres de los nefilim sin darse cuenta de que
estaban festejando la rotura del cascarn por parte de sus opresores. Resulta
irnico que hoy en da los huevos de chocolate sean tan comunes en Pascua.
Cuando uno come un huevo de chocolate, no se da cuenta de que est siguiendo
esa tradicin sin comprender ni su origen ni la broma.
Para los cristianos, los huevos simbolizan la resurreccin de Cristo
seal Bruno. No hay nada nefilstico en ello.
A primera vista parece compatible con la celebracin cristiana de la
Pascua replic Vera Pero, si profundizas, vers que el smbolo del huevo tiene
poco que ver con la Iglesia. La decoracin de huevos, la prctica de los ortodoxos
de romper huevos la maana de Pascua, la bsqueda de huevos escondidos... son
todas costumbres populares cuyo verdadero origen no est claro. Por supuesto,
tenemos a la diosa germnica Ostara, cuya festividad pagana se celebraba en
primavera, pero pregntale al hombre de la calle por qu pinta huevos por Pascua:
no tiene ni idea.
No podra haber huevos de Navidad en lugar de huevos de Pascua?
pregunt Verlaine.
La Navidad es la celebracin del nacimiento humano de Jess contest
Vera La Pascua, la de su segundo nacimiento, espiritual, inmortal. Un nacimiento
dentro del otro. Un huevo dentro de otro huevo. Vera dej la linterna sobre una
mesa Lo que nos lleva de vuelta al motivo por el que hemos venido a esta sala.
Alguien, muy probablemente ngela Valko, aadi la placa de metal a la sorpresa
del interior del Huevo con querubn y carruaje de Faberg. Quera que quienquiera
que descubriera el huevo viera la pelcula conservada en los archivos.
Vera se acerc a una caja de plstico gris situada al otro extremo de la
habitacin, la tom y la llev hasta la mesa. A continuacin hizo girar una serie de
cierres metlicos y descubri un viejo proyector. Desenroll un cordn elctrico y
lo enchuf en una clavija improvisada que colgaba del muro, con los cables
peligrosamente a la vista. Luego, tras pulsar un interruptor del proyector, una
intensa luz blanca resplandeci en la pared, dibujando un cuadrado perfecto.
Vaila. Dame el rollo de pelcula.
Al poner la pelcula en la mano de Vera, Verlaine sinti otra punzada de
ansiedad. Tal vez solo mostrara equipo de laboratorio o, peor an, quiz la pelcula
largo de mltiples vidas humanas. Pero es obvio que el poder de las criaturas ha
aumentado y que debemos responder. Las formas de vida anglicas se multiplican
exponencialmente todos los aos en todo el mundo. La victoria de las criaturas
sobre la humanidad es inminente, y parece que tengamos que quedarnos de brazos
cruzados contemplando su supremaca. Hemos luchado durante demasiado
tiempo y con demasiado empeo como para perder la guerra contra los nefilim. No
permitir que eso suceda. Grabo esta comunicacin precisamente con ese fin. No se
trata de una disculpa por lo que Luca y yo tenemos intencin de hacer, sino de un
intento de demostrar nuestros motivos y, en caso de que muramos, cosa que tanto
Luca como yo aceptamos como altamente probable, de ayudar a otros angellogos
a entender las estructuras secretas que los nefilim estn construyendo.
Otro hombre apareci entonces en la imagen y Verlaine observ con
sorpresa que se trataba de un joven Vladimir Ivanov. Calcul que haba conocido a
Vladimir en Nueva York casi veinte aos despus de que se hizo esa filmacin. En
1999, la actitud de Vladimir era en todo la de un hombre agotado por la vida; en la
pelcula de 1984 era un hombre al que su trabajo llenaba de vigor. Junto a Vladimir
haba una mujer que Verlaine no reconoci. Llevaba una bata blanca de laboratorio
sobre un vestido marrn. Estaba tan inmvil, tan parecida a una estatua en su
porte, que apenas haba reparado en su presencia.
Esa es Nadia susurr Bruno, la mujer de Vladimir, una tcnica de
laboratorio que ayudaba a ngela en su trabajo. Despus de que ngela fue
asesinada, dej de trabajar en la academia. Cuando Vladimir se march a Nueva
York, no lo acompa.
Verlaine volvi a concentrarse en la pelcula justo cuando Vladimir rodeaba
el pecho del ngel con los brazos y lo descolgaba del gancho. La criatura era grande
y pesada: al menos deba de medir medio metro ms que los hombres que se
encontraban en la sala con ella. Debatindose, solt un bufido al tiempo que
contraa su cuerpo y se retorca mientras Vladimir lo ataba a la silla y las cuerdas se
tensaban a cada movimiento. Sus alas colgaban fuera de las sogas y caan lacias
como alas de murcilago hasta que, desesperado, el ngel las abri de pronto,
golpeando a ngela en la cara y arrojndola violentamente contra la pared.
Verlaine sinti con mayor intensidad que antes la imperiosa necesidad de proteger
a ngela, de apartarla de la criatura, un sentimiento que Luca reflej como un
espejo: la cmara dio un bandazo y oscil, estabilizndose despus cuando Luca la
dej sobre la mesa e irrumpi en el fotograma. Agarr al ngel, le cerr las alas con
brusquedad y, sujetndolo, ayud a Vladimir a atrselas.
Continuemos con esto dijo ngela, ahora con un tono de voz ms duro.
Presentaba un araazo en el lado izquierdo de la cara. Acerc una silla al ngel
amarrado, coloc un cuaderno en equilibrio sobre sus rodillas y tamborile con un
bolgrafo sobre el papel. El die metlico del muelle produca un repiqueteo regular
mientras ella hablaba: Interrogatorio de macho nefil, 1984, Montparnasse, Pars.
Le dirigi una mirada a Luca como para verificar que estaba filmando la
conversacin y volvi a centrar su atencin en el ngel.
La criatura fue capturada en la calle de Rivoli aproximadamente a la una y
media de la madrugada, y se le administr una inyeccin de quetamina de camino
a nuestras instalaciones de Montparnasse. Las observaciones preliminares sugieren
que tiene entre doscientos y trescientos aos, y presenta las caractersticas de todos
los nefilim. Las tentativas iniciales de entrevistar al individuo fueron infructuosas.
Sigue sin responder.
ngela mir al ngel y Luca sigui su mirada con la cmara. La criatura
observaba a su interrogadora a travs de sus ojos entornados. Tena el rostro
encarnado de ira y, ya fuera por la opresin de las cuerdas, ya por la tensin de su
furia, respiraba entrecortadamente y con dificultad.
Sus venas sobresalan sinuosas a travs de su piel como si fueran a estallarle
con la presin de la sangre.
ngela lo mir con actitud fra y clnica y le pregunt:
Ests dispuesto a empezar?
Las aletas de la nariz del ngel se dilataron. Mostraba un nivel de
beligerancia propio de los nefilim de su rango y ascendencia. Verlaine reconoci la
rabia indiferente del ngel cado. Aunque haca aos que no lea a Milton, no poda
evitar pensar en Lucifer, la estrella ms brillante del cielo, precipitndose a las
profundidades del infierno, arruinado por la belleza y el orgullo.
Habla, bestia lo apremi Vladimir, colocndose detrs de l y
apretndole las cuerdas.
La criatura cerr entonces los ojos.
Si las palabras fueran escudos, mi voz acudira en mi defensa declar.
Sus palabras parecan flotar por encima de su voz suave y ligera, con un tono que
perteneca a los registros ms puros de los ngeles.
Los acertijos no te llevarn a ninguna parte le dijo Vladimir.
En tal caso, por ahora seguir callado.
Vladimir consider al ngel y, con un movimiento rpido, lo abofete. Un
chorro de sangre azul resbal por sus labios y su barbilla y gote sobre su pecho. El
ngel esboz una sonrisa maliciosa, pcara, llena de arrogancia.
De verdad crees que el dolor es un mtodo efectivo?
He sobrevivido a cosas que no podras imaginar ni remotamente.
ngela se levant, dej el cuaderno y el bolgrafo sobre la silla, se cruz de
brazos y se dirigi a Luca.
Tal vez estara ms dispuesto a cooperar si yo misma hablara con l dijo.
levant los viales uno tras otro y ley las etiquetas: ALEXIS, LUCIEN,
EVANGELINE.
Si no hubiera sido por el trasfondo de angustia de la voz de la doctora al
pronunciar el nombre de su hija, Verlaine habra puesto en duda lo que acababa de
escuchar. Si los nefilim haban tenido a Evangeline en el punto de mira desde su
infancia, qu haran con ella ahora que la tenan en su poder?
ngela volvi a introducir los viales en el huevo y lo cerr.
Lo que quiero comprender es por qu, exactamente, recogen estas
muestras.
Si quiere comprenderlo, deber unirse a nosotros replic Percival.
Hay sitio para su trabajo en Angelopolis.
No creo que eso sea posible respondi ella sacando una pequea jeringa
de su bolsillo Yo tengo mis propias ideas acerca de la purificacin.
Percival entorn los ojos mientras examinaba la aguja que ella sostena en la
mano.
Qu es eso?
Una suspensin que contiene un virus. Afecta a las criaturas aladas. Los
pjaros y los nefilim son particularmente vulnerables a ella. La he creado en mi
laboratorio utilizando mutaciones de cepas virales conocidas. Es un virus sencillo,
algo parecido a la gripe. A los seres humanos les causara fiebre y dolor de cabeza,
pero nada de mayor gravedad. Sin embargo, si se libera entre la poblacin nefilim,
provocar una extincin en masa solo comparable a la provocada por el Diluvio.
ngela sostuvo la jeringa contra la luz, mostrando un lquido verde. A
continuacin la agit ligeramente, como si estuviera haciendo girar el vino en una
copa Podramos decir que es un arma biolgica. Pero yo lo considero una manera
de allanar el terreno.
Un matiz de crueldad reluci en los ojos de ngela, y Verlaine comprendi
que haba logrado darle la vuelta a la entrevista. Percival Grigori volva a estar en
sus manos.
ngela titube un instante y, a continuacin, empuando la jeringa, se
aproxim a l. Verlaine sinti con creciente alarma que no debera estar ah, que no
debera estar presenciando la ltima interaccin de ngela Valko con su padre. En
las dcadas posteriores a la filmacin de la pelcula, el virus de su jeringa haba
infectado al sesenta por ciento de los nefilim, y haba matado e impedido a las
criaturas con feroz eficacia. La enfermedad haba supuesto una fuerza tan poderosa
que muchos en la sociedad haban hecho circular el chiste de que se trataba de una
plaga enviada por el cielo para ayudarlas con su trabajo.
Sin embargo, Verlaine estaba en posesin de una terrible verdad que ngela
no conoca: su apuesta personal estaba condenada al fracaso. El ngel le contara
sus secretos, pero habra consecuencias. Pocos das despus de rodar la pelcula,
ngela Valko perdera la vida.
EL TERCER CRCULO
Gula
Angelopolis, Chelabinsk, Rusia
El doctor Merlin Godwin observ la respiracin dificultosa de Evangeline, el
trabajoso movimiento de sus ojos, la expresin de desesperacin que cruzaba su
rostro cada vez que recuperaba brevemente la consciencia. La ltima vez que la
haba visto era una chiquilla, y Evangeline lo miraba con intransigente curiosidad.
Haba pasado veinticinco aos buscndola, sin perder la esperanza de tenerla
exactamente como la tena ahora, tan dbil como una liblula desecada por el sol.
Vamos, vamos, toma un poco de agua le dijo cuando ella volvi a abrir
los ojos. Sonriendo, le ech un poco de agua sobre los labios, dejando que le
goteara sobre la barbilla. Las drogas eran efectivas. Aunque las correas estuvieran
sueltas, no tendra fuerza suficiente para levantar la cabeza Te acuerdas de m?
susurr acaricindole un brazo con el dedo. Cuando le result evidente que
Evangeline no tena la ms mnima idea de su identidad, aadi en un tono que era
poco ms que un murmullo: Fue hace mucho tiempo, pero estoy convencido de
que recuerdas haber ido a verme con tu madre.
A peticin de ngela Valko, Godwin se haba ocupado l mismo de la
programacin, requiriendo tan solo que el laboratorio estuviera vaco cuando
visitara a Evangeline. Como consecuencia, se haban visto a menudo a primera
hora de la maana o a ltima de la tarde, cuando los dems ya haban abandonado
el edificio. Haba examinado personalmente a la nia, tomndole el pulso y
escuchando su respiracin. Godwin no poda evitar conmoverse al ver a la
imperturbable ngela Valko, famosa por su sangre fra en las situaciones ms
inquietantes, abrazar a su hija, inmovilizando el cuerpo tembloroso de la nia
mientras la aguja se deslizaba en el vaso sanguneo y la sangre de color rojo
brillante se precipitaba veloz al cilindro de la jeringa. El carcter clnico del
procedimiento pareca tranquilizar a ngela, pero no a Evangeline. Esta senta un
temor instintivo que a Godwin le pareca ms propio de un animal salvaje cautivo
en una jaula que de una nia pequea.
Durante las visitas, ngela se quedaba mirando con extasiado inters, y
Godwin no haba sabido nunca si experimentaba angustia o curiosidad, si esperaba
secretamente descubrir algo inslito en la sangre. Pero los resultados no revelaron
nunca ninguna anomala al llegar del laboratorio. No obstante, Godwin haba
conservado una muestra de cada toma de sangre, haba etiquetado los viales y los
haba guardado bajo llave en su maletn de mdico.
hasta lo alto del muro. Una gran lmpara de araa colgaba del techo, sus cristales
tenan un aspecto mortecino a media luz. Nadia los condujo hasta una habitacin
ms pequea con las paredes sembradas de iconos rusos ortodoxos. Las pinturas
eran de todas las formas y los tamaos, y estaban dispuestas tan cerca las unas de
las otras el borde de un marco estaba pegado al siguiente que los muros
parecan cubiertos de una brillante coraza dorada.
A mi padre le encantaban los iconos ortodoxos, y les abra la trastienda de
su negocio de antigedades de Pars a algunos artistas rusos cuando necesitaban
ayuda. Aceptaba sus obras a cambio de pintura y pinceles dijo Nadia al darse
cuenta de que Verlaine examinaba las pinturas En aquel tiempo, era un
intercambio ms o menos equilibrado. Hoy en da, como se podrn imaginar, estas
imgenes tienen un cierto valor histrico adems de sentimental. Son el testimonio
de una era que ya no existe. Cuando las veo, recuerdo lo que supuso estar en el
exilio, las largas comidas en el jardn con mis padres y sus amigos, el sordo
murmullo de la lengua rusa, con sibilancia elegante y sin embargo aguda en mis
odos. Estos iconos son un museo de mi juventud.
Como si recordara que no estaba sola, Nadia se gir y
les abri camino, guindolos a travs de una sucesin de estrechas salas llenas de
jaulas de pjaro y bustos de mrmol. Contra la pared haba una vitrina llena de
mariposas que contena cientos de especmenes de brillantes colores clavados en
tablas con una plaquita de cobre que indicaba que la coleccin perteneca al gran
duque Demetrio Romanov. Cuando Verlaine se acerc para examinarlas, aquellas
hileras de alas polvorientas le produjeron una sensacin siniestra, una especie de
ilusin de la perspectiva. De pronto se percat de que los especmenes eran en
realidad plumas de alas de ngeles. Vio las alas amarillo brillan te de los ngeles
avsticos, esas bonitas pero txicas criaturas cuyas alas goteaban veneno; las
iridiscentes alas verdes de los farzuf, los dandis del mundo anglico, cuyas plumas,
bajo una cierta luz, adquiran tonos azules y morados como las escamas de un pez
en un acuario; las alas lavanda y naranja de los ngeles carroeros andras; las alas
de un blanco nacarado de las seductoras ngeles faskein, cuyas voces provocaban
ensoaciones y apata; las plidas alas verdes de los parsitos ngeles mapa, que
invadan las almas los seres humanos y se alimentaban del calor de los vivos. El
propio Verlaine tena un catlogo linneano de muchas de esas variedades
almacenado en su mente, solo que nunca haba tenido la osada de conservarlas, La
idea de matar y catalogar a las criaturas lo fascinaba y repugnaba al mismo tiempo.
El gran duque Demetrio Romanov era un hombre muy especial seal
Nadia al observar el inters de Verlaine. Con la ayuda de un qumico ruso, cre
un conservador que poda envolver una pluma de ngel y fijarla, una proeza
maravillosa, algo parecido a ser capaz de encapsular el contorno de un aroma o de
una ilusin. Demetrio les regalo estas muestras de plumas a mis padres, que lo
conocieron durante su exilio. De hecho, fue el mismo periodo en que Demetrio
ayudo a Coco Chanel en la creacin de sus famosos perfumes. Algunas personas
dicen que l le dio la idea de usar un ingrediente secreto: fibras del ala de un ngel
faskein. La seorita Chanel estaba en contacto con muchos nefilim, as que no
resulta una informacin sorprendente. El hecho de que haya conseguido mantener
la produccin de sus perfumes durante tanto tiempo y que el ingrediente secreto
siga usndose en las ediciones limitadas de sus perfumes es ms interesante. Son
las fragancias favoritas de los nefilim en todas partes. No fue una coincidencia que
Chanel estuviera mezclada en intrigas durante la ocupacin nazi. Coco tena
vnculos con los nefilim que se remontaban a la Revolucin rusa.
Verlaine no supo cmo interpretar esa informacin. La ascendencia
nefilstica de la familia imperial era bien conocida la sociedad haba celebrado su
cada como una gran victoria, pero nunca haba imaginado que pudiera
manifestarse entre sus descendientes. Si Demetrio Romanov era nefil, qu
demonios haca coleccionando especmenes de plumas de otras criaturas anglicas?
Qu clase de personas eran los padres de Nadia, que se haban relacionado con l?
Y qu papel tena la vinculacin de Demetrio con Chanel y los nazis en la historia
de su familia? Deseaba presionar a la mujer para que les contara ms detalles, pero
una mirada de Bruno le indic que deba dejarlo pasar, de modo que la sigui en
silencio hasta el extremo de la habitacin.
Tras abrir una puerta cerrada con llave, Nadia los hizo pasar a un espacio
ms amplio, Verlaine tard unos instantes en orientarse, pero pronto se dio cuenta
de que acababan de cruzar la puerta trasera de una tienda de antigedades. Una
enorme caja registradora de latn descansaba sobre una mesa de roble pulida,
mientras sus teclas relucientes se reflejaban en una gran ventana de cristal
cilndrico que daba a la calle. Un intenso olor a tabaco flotaba en el aire como si el
residuo de dcadas de humo de cigarro se hubiera quedado adherido a las
paredes.
Deambul por la sala. Estaba llena de curiosidades hasta casi desbordar: un
barmetro, un maniqu que exhiba un voluminoso tocado moscovita y unas sillas
barrocas tapizadas en seda. Una de las paredes estaba recubierta de espejos con el
marco revestido de pan de oro. Tambin haba figuritas de porcelana, pinturas al
leo de soldados rusos un grabado de Pedro el Grande y un par de charreteras
doradas. Verlaine consider la irona de que una rusa nacida francesa vendiera
antigedades rusas pre revolucionarias a rusos postsoviticos en el San
Petersburgo del siglo XXI. Pintadas en el cristal del escaparate con las letras
invertidas figuraban las palabras: LA VIEILLE RUSSIE, ANTICUARIO.
Disculpen el desorden dijo Nadia. Despus de la muerte de mis
padres, me hice cargo de La Vieille Russie. Ahora, todas las existencias de la tienda
de antigedades estn almacenadas aqu. Otra mujer entr entonces en la estancia,
removi las brasas casi extintas de la chimenea y comenz a echar lea hasta que la
luz y el calor se extendieron por toda la habitacin.
Verlaine se percat de que la tienda de antigedades funcionaba adems
como habitacin de invitados: haba un sof cama y un aparador con cajas de t y
tarros de miel. Una serie de sillas desaparejadas, banquetas de piano taburetes y
bales estaba desperdigada por la tienda. Nadia les indic con un gesto que se
sentaran.
Vera le dio a Verlaine un codazo en el brazo, hizo un gesto con la cabeza en
direccin a una de las paredes y susurro:
Mira, otro de los huevos perdidos.
Verlaine pos la mirada en un cuadro al leo enmarcado situado a espaldas
de Nadia. Era el retrato de una nia pintado, en tonos crema, marrones y dorados.
La gruesa aplicacin de pintura le confera a la carne una textura brillante. La
chiquilla deba de tener cinco o seis ao de edad y llevaba un blusn blanco con
adornos de encaje. La mirada de Verlaine se detuvo unos segundos en los grandes
ojos azules, el abundante cabello castao y rizado y la tonalidad rosada de sus
manitas, que, para su asombro, sostenan un plido huevo de Faberg.
La nia del retrato soy yo les inform Nadia. Lo pint en Pars un
amigo de mi padre. El huevo era el amado Huevo malva de Alejandra, que su
esposo le haba regalado en 1897, el perodo ms feliz de su matrimonio.
Verlaine mir alternativamente a la anciana y al cuadro. Aunque haba un
cierto parecido en los ojos, poco ms la asociaba a la pintura. La Nadia pintada
mostraba una inocencia infantil que se reflejaba en la joya que sostena en sus
manos. Plasmado con rpidas pinceladas impresionistas, los detalles del huevo
eran difciles de distinguir. Verlaine observ que el Huevo malva presentaba en su
superficie lo que parecan unos retratos confusos. Apartando los ojos del huevo y
volviendo a mirar a Nadia, descubri que no era capaz de calibrar el significado de
ese huevo, el tercero de una serie de ocho tesoros que llevaban desaparecidos casi
un siglo. Se sinti tan desesperado y tan pueril como Hansel siguiendo un rastro de
piedrecitas brillantes.
Primero comern algo y despus hablaremos afirm Nadia.
No s si tenemos tiempo para eso objet Verlaine.
Recuerdo lo mucho que trabajaba Vladimir replic ella en voz baja
Sola pasar fuera varios das seguidos, cumpliendo una misin, sin comer como es
debido. Volva a casa exhausto. Coman, y luego pueden contarme por qu han
venido.
Como si sus palabras lo hubieran devuelto a su cuerpo, Verlaine sinti una
poderosas, que Vladimir sola llamar las fuerzas de la historia y yo llamo simple
estupidez humana. El mo no fue ms que un papel pequeo, y mis prdidas no
han tenido mucha importancia en el esquema de las cosas. Sin embargo, las siento
profundamente. Lo he perdido todo a causa de los nefilim. Los detesto con el odio
puro y bien meditado de una mujer que ha perdido todo lo que ama.
Nadia termin el t y dej la taza sobre la mesa.
Cuntanos la inst Bruno, tomndola de la mano. Su gesto rebosaba
ternura y paciencia.
Si no hubiera sido por ngela, que me convirti en su ayudante, quiz mi
vida habra dado un giro completamente distinto. Sin ngela Valko, yo no habra
conocido a Vladimir, el hombre cuyo amor cambi mi vida, y nunca habra sabido
lo vital que la colaboracin de mis padres haba sido para la causa de la
angelologa.
La imagen de la coleccin de alas de Demetrio Romanov se abri paso en la
mente de Verlaine.
Estuvieron relacionados con la familia Romanov? inquiri.
Antes de la revolucin, mi padre y mi madre trabajaban en el hogar del
ltimo zar de Rusia. Nicols II, y su esposa, la zarina Alejandra. Mi madre era una
de las muchas institutrices de las hijas del zar. Olga, Tatiana. Mara y Anastasia.
Haba llegado a Rusia desde Francia a los dieciocho aos y poco despus haba
conocido a mi padre, un mozo de cuadra que cuidaba de los caballos del
regimiento militar del zar, los coraceros amarillos. Mis padres se enamoraron y se
casaron. Vivian y trabajaban en Tsrskoye Sel, donde Nicols y Alejandra se
refugiaban de la vida ms festiva de la corte real de San Petersburgo. La familia
imperial prefera vivir una existencia casera y tranquila, aunque llena de lujos que
la gente normal apenas si era capaz de imaginar.
Mi madre, que haba nacido y se haba criado en Pars, enseaba francs a
las grandes duquesas. Una vez me cont que recordaba haber ayudado a las nias
con motivo de su presentacin a los hijos de un diplomtico francs de alto rango.
Se trataba de un encuentro inusual, pues los hijos de los reyes rara vez conocen a
los hijos de los diplomticos, pero fuera cual fuera el motivo de la presentacin,
llamaron a mi madre al comedor y le pidieron que permaneciera junto a las
grandes duquesas para evaluar sus habilidades lingsticas y observar sus
modales. Mi madre se qued con las princesas, escuchndolas hablar, y qued
impresionada con las habilidades sociales de las nias, pero ms an con los
tesoros que se exhiban en la habitacin. Particularmente interesantes eran los
huevos de Pascua con incrustaciones de piedras preciosas que el zar le regalaba
todos los aos a su esposa. Dispuestos en lugares destacados, relucan a la luz del
sol, todos nicos, pero poseedores de una opulencia uniforme. Por aquel entonces,
mi madre no poda saber que al cabo de unos aos Nicols abdicara y que su vida
en Tsrskoye Sel tocara a su fin. Ni en el ms descabellado de sus sueos habra
pensado que varios de aquellos huevos quedaran a su cuidado.
Verlaine le lanz a Vera una mirada, preguntndose cmo la afectara todo
aquello. Pareca que la coleccin de la zarina poda apoyar sus dudosas teoras
sobre huevos de Pascua y herederos reales que nacan de huevos. Pero su expresin
era tan impasible ahora como lo haba sido desde que Bruno y l llegaron al
Hermitage unas horas antes: guardaba sus sentimientos tras su fra pose de experta
erudita.
Nadia no pareca darse cuenta en absoluto de sus reacciones. Segua
hablando con la mirada fija en la distancia.
La Revolucin de l9l7 y el asesinato de la familia real en el pueblo de
Ekaterimburgo el 17 de julio de 1918 pusieron el mundo de mis padres de cabeza.
En la breve ventana temporal entre la abdicacin del zar en 1917 y la revolucin de
octubre y noviembre del mismo ao, la zarina, consciente de que estaban en
peligro, procur esconder algunos de sus ms preciados tesoros. Las joyas
permanecieron con la familia hasta el fin. De hecho, cuando los acribillaron a tiros,
las balas se alojaron entre los diamantes y las perlas. Pero los tesoros de mayor
tamao los dejaron atrs. Mis padres eran gente sencilla, trabajadora y leal a los
Romanov, cualidades que Alejandra admiraba muchsimo. De modo que la zarina
les confi el escondite de los tesoros ocultos.
Pero el palacio de Tsrskoye Sel fue saqueado intervino Vera,
interrumpiendo la narracin de Nadia. Los revolucionarios confiscaron los
tesoros reales y los guardaron en almacenes, donde los fotografiaron, catalogaron y
a menudo desarmaron antes de venderlos fuera de Rusia en una tentativa de
conseguir dinero.
Desafortunadamente, tiene usted razn respondi Nadia. Mis padres
no fueron capaces de proteger las pertenencias del zar, as que tomaron lo que
podan llevar consigo y huyeron del pas rumbo a Finlandia, donde estuvieron al
servicio de un exiliado ruso hasta el fin de la primera guerra mundial. Poco
despus se instalaron en Pars, donde algunos aos ms tarde abrieron una tienda
de antigedades llamada La Rusia de Antao.
Se llevaron consigo todo esto? pregunt Verlaine al tiempo que
sealaba el desorden que los rodeaba.
Por supuesto que no. Estos objetos fueron adquiridos durante toda una
vida de coleccionismo. Pero mis padres pasaron clandestinamente varios tesoros.
Se arriesgaron mucho al hacerlo.
Verlaine sostuvo en alto el huevo enjoyado que los haba llevado hasta
Nadia.
era hija de Percival Grigori y de una mujer humana. En su caso, los genes anglicos
eran recesivos, por lo que siempre dio la impresin de ser humana. Se pareca a su
padre, pero su aspecto fsico no era ms que una concha para un organismo
completamente humano. Se puede ver en la secuencia gentica. Godwin se hizo
a un lado para situarse bajo la segunda imagen. En cambio, tuve claro desde un
principio, y tu madre tambin, que tu sangre era algo muy distinto, algo especial.
No tiene nada que ver con la sangre mezclada de tu madre. Ni tampoco es como la
sangre humana de tu abuela Gabriella.
Pero antes ha dicho que mi ADN era idntico al suyo terci Evangeline,
entornando los ojos para ver la imagen.
Tu ADN mitocondrial lo es replic Godwin. Pero no es tu ADN
mitocondrial lo que me interesa. No, lo que ha hecho de ti lo que eres es la herencia
gentica que recibiste de tu padre.
Evangeline cerr los ojos, tratando de comprenden lo que Godwin quera
decir. Poda ver a Luca caminando a su lado, lleno de inquieta energa. Haba hecho
cuanto estaba en su mano para alejarla de los nefilim, para protegerla, y por ello lo
haba considerado siempre un hombre de poderes extraordinarios. Pero, en
realidad, su padre era un hombre normal, con caractersticas humanas normales.
Godwin deba de estar equivocado, pues lo que ella haba heredado de Luca no
poda medirse en su sangre.
La Vieille Russie, anticuario, San Petersburgo
En cuanto Bruno la haba visto en la pelcula, con su proceder tranquilo,
atento, ensombrecido por la personalidad ms alegre y brillante de ngela Valko,
haba sospechado que ella tena todas las cualidades del testigo perfecto, de
alguien que observaba y escuchaba con gran atencin, tomando nota de las
experiencias. Como esposa de Vladimir, estaba al mismo tiempo dentro y fuera de
la accin, lo que le permita dar testimonio desde la lnea de banda. La clave estaba
en abordar la situacin de la forma adecuada. Verlaine apenas s poda contener su
impaciencia en esas circunstancias, mientras que Vera se mantena distante,
fingiendo que Nadia era un personaje menor. Bruno comprenda la actitud de
Verlaine, que an no saba si poda confiar en Vera, de modo que controlaba
cuidadosamente sus reacciones. Los mejores agentes eran a menudo los agentes
dobles.
Nadia Seal la cara interior de la portada del lbum. Tena una placa de
cobre grabada en relieve con una inscripcin en medio; las palabras serpenteaban
en la superficie con sinuosas florituras: Para Nuestro Amigo, con cario, OTMA,
Tsrskoye Sel.
humanos de carne y hueso. Esas eran la clase de cosas que repelan a Bruno de la
parte acadmica de la angelologa.
Entonces, tal vez a sus colegas los tranquilizara saber que el expediente
de Rasputn se salv declar Nadia con voz tensa. Era obvio que no estaba
conforme con la idea de que los papeles fueran ms valiosos que las vidas
humanas. Estaba trabajando en los archivos soviticos en los ochenta cuando lo
descubr, sepultado en una sala llena de informes de vigilancia. Fue poco despus
de la muerte de ngela Valko. Vladimir se haba mudado a Nueva York y yo aqu,
a San Petersburgo, Leningrado por aquel entonces, donde las fuertes restricciones
que pesaban sobre mi existencia eran como un blsamo para las heridas que haba
sufrido mientras trabajaba en Paris. De modo que tom el expediente y, despus de
copiarlo de cabo a rabo, se lo di a un amigo que lo introdujo subrepticiamente en
Francia. Lo sacaron a subasta en Paris en 1996, y un historiador ruso lo compr. El
expediente original est ahora en manos de ese hombre, que ha hecho pblico su
contenido, e incluso han llegado a rodar una serie televisiva de investigacin sobre
la vida de Rasputn.
No se te ocurri que poda ser interesante para nuestro trabajo?
inquiri Bruno, preguntndose cun leal era Nadia a la sociedad.
En aquel momento haba roto con la angelologa respondi Nadia.
Deben comprenderme. No quera tener nada que ver con aquel mstico ruso
muerto. No era la nica, por supuesto. Despus de que Stalin subi al poder, era
casi imposible encontrar a alguien en Mosc o en Leningrado que estuviera
dispuesto a hablar de Rasputn y del zar. Pero mis motivos eran mucho ms
personales que el regusto amargo de la historia. Lo que haba puesto a ngela
Valko en peligro haba sido Rasputn y su lbum. El poder de ese hombre y su
influencia despus de muerto eran demasiado fuertes. Incluso ahora temo lo que
pueda suceder a causa de este lbum.
Cree usted que Rasputn es responsable de la muerte de ngela Valko?
le pregunt Verlaine, incrdulo.
Cuando mi madre muri y me leg los huevos y el lbum, le mostr a
Vladimir las pginas con las flores, hacindole notar el nombre de Rasputn. l
cay en cuenta de que era una cosa extraordinaria, as que, juntos, se lo llevamos a
ngela. Ella crea que el lbum era un eslabn absolutamente asombroso entre los
antiguos mtodos para combatir a los nefilim y los mtodos modernos que se
descubriran en el siglo XX. En mi presencia (de hacho, sirvindose de m para
traducir los escritos de Rasputn) identific este volumen como una especie de
recetario medico. En su opinin, contena el ms precioso y ms peligroso de los
compuestos qumicos, una frmula del mundo antiguo. Segn como se mirara,
poda tratarse de un veneno o de una medicina.
Fue ngela quien introdujo el pasaje sobre No en las hojas del libro?
quiso saber Vera, entornando lo ojos al tiempo que sacaba el papel.
Exacto respondi Nadia. Tom la hoja de manos de Vera y ley: No
escribi todo como se lo enseamos en un libro, con todas las clases de medicina, y
los malos espritus quedaron sin acceso a los hijos de No.
Bruno no poda creer lo que estaba oyendo. Era posible que ngela Valko
hubiera interpretado realmente un libro lleno de flores prensadas en ese sentido?
El famoso fragmento del libro de los Jubileos era considerado como uno de los
grandes enigmas textuales en torno a No y al Diluvio. Sugera que exista una
medicina capaz de erradicar a los nefilim y que No la haba preparado y
empleado, pero todo estudiante de angelologa de primer ao saba que los nefilim
haban sobrevivido al Diluvio. De hecho, seguan medrando en el mundo
postdiluviano.
Acaso ngela crea que Rasputn estaba tratando de matar a los nefilim?
ngela, Vladimir y yo especulamos acerca de sus motivos, pero nadie
sabe con seguridad por qu lo haca. Vladimir crea que Rasputn perteneca a una
familia nefil, y que esa era la razn por la que gozaba de la confianza de Alejandra.
Grigori es un nombre muy comn que suele abreviarse como Grisha, un apelativo
popular entre los rusos. Pero hay pruebas que demuestran que la madre de
Rasputn tena un leve toque de sangre nefilstica y que le puso a su hijo Grigori en
homenaje a la gran familia Grigori, conocida en toda Europa en el siglo XIX. Todo
esto, junto con la fuerza fsica de Rasputn, el poder hipntico de sus ojos azules y
su famoso dominio sexual sobre sus seguidoras son rasgos que daran pie a creerlo,
aunque esta teora es difcil de probar, pues su ascendencia es pura estirpe
campesina. Incluso su apellido tena en ruso una connotacin vulgar. Al zar le
desagradaba tanto que le cambi oficialmente el apellido al, padre Grigori por el
de Novy, es decir, el nuevo.
Pero aunque Rasputn tratara de preparar esa medicina, entre comillas,
fall seal Bruno. Los nefilim viven todava.
Estas en lo cierto replic Nadia. Fueran cuales fueran sus intenciones y
sus aptitudes, no lo logr. Ni ngela tampoco. Pero ustedes con ese lbum, quiz
lo consigan.
Vera se puso en pie y, tras tomar el libro dijo:
Durante mis primeros aos en la sociedad intent trabajar con
angellogos rusos. No obstante, me resulto sencillamente imposible. Son un grupo
territorial, que recela de las nuevas ideas y desprecia las lneas de investigacin que
no encajan con la suya. As recurr a la nica persona que saba que poda
ayudarme, un viejo amigo de la familia llamado Hristo Azov, un angellogo que
trabaja en la costa blgara del mar Negro. Cuando yo era pequea, los soviticos
estaban autorizados a viajar al mar Negro, y mi familia pasaba all las vacaciones.
El doctor Azov apoy mis primeros trabajos. Es un hombre brillante, y su
investigacin es bastante sorprendente.
Crees que Azov estara interesado en echarle un vistazo a esto?
inquiri Bruno, percatndose mientras hablaba de que Vera le llevaba ventaja.
Desde luego respondi ella. A pesar de la distancia, Azov ha estado a
mi lado durante los ltimos aos. Me ha aconsejado en todos y cada uno de los
aspectos de mi investigacin. Estoy segura de que podra organizarlo para verlo
enseguida. Mir su reloj. Es casi la hora de comer. Si me voy ahora es muy
probable que pueda estar all esta misma noche.
Infrmame en cuanto te enteres de algo que pueda ser de utilidad le
pidi Bruno.
Por supuesto respondi Vera, despidindose de todos ellos con un beso.
Sali de la situacin con tanta gracia que Bruno tuvo que admirarla: ojal l
pudiera salir de all con tanta habilidad.
La chica tom entonces el lbum y mir a Nadia.
Estoy segura de que no quiere perder esto de vista, pero Azov no puede
ayudarnos a menos que lo vea.
En tal caso, debe llevrselo replic la anciana, vacilando. Pero ha de
tener extremo cuidado. Este lbum ha estado oculto durante muchos aos. Si los
Grigori se enteran de que lo tiene, lo querrn. Y creo que es usted consciente de lo
que harn para conseguirlo que desean.
Vera adopt por un momento una expresin preocupada, tras lo cual, al ver
una bolsa en un rincn, desliz el lbum en su interior y volvi a internarse en el
laberinto de la casa de Nadia. Al cabo de unos segundos, Bruno la divis a travs
del cristal cubierto de polvo, caminando a toda prisa por la calle, con el rubio
cabello refulgente a la luz del medioda.
Esquina de la calle Mokhovaya, San Petersburgo
El golpe alcanz a Verlaine antes de poner siquiera los dos pies en la calle. El
mundo pareci temblar e inclinarse, y se desplom pesadamente sobre los
adoquines. Rod sobre s mismo, mientras la rgida suela de un zapato cortaba su
mano. Una sustancia tibia y hmeda gote sobre su frente y se le meti en el ojo.
Parpade tratando de ver con mayor claridad, pero lo cegaba la sangre.
En los segundos que estuvo tendido sobre los adoquines hizo encajar todas
las piezas de la emboscada: el coche que haban visto junto al Neva deba de
haberlos seguido. Las criaturas haban permanecido a la espera en el exterior de la
tienda de antigedades, preparndose para atacar en el momento en que Bruno y
solas era un suicidio. Sin embargo, era el tipo de criatura que todo angellogo
soaba con cazar.
Una de dos: o sera la captura ms importante de su vida o acabara con l.
De acuerdo, adelante respondi Bruno. Ve tras ella. Sabr que la ests
siguiendo, pero no importa: lo esencial es presionar. Yo seguir al coche. No cabe
duda de que se reunirn con Eno en algn momento.
Verlaine recogi su pistola, se la meti en el bolsillo y sali corriendo,
sabiendo que tena que atraparla, arrinconarla, aturdirla y dominarla, habilidades
que Bruno le haba ido inculcando ao tras ao. Lo haba hecho ya en mltiples
ocasiones, primero con ejemplares de golobium, pasando a los gibborim y por fin,
ms adelante, a los nefilim. Haba aprendido a ajustar su paso al de la criatura,
elegir el momento preciso para revelar su presencia y, luego, despus de
manipularla hasta tenerla en la posicin oportuna, capturarla. Sin embargo, nunca
haba probado la dulzura de un emim como Eno.
El ngel dobl la esquina y tom la perspectiva Nevski, una avenida
flanqueada de boutiques y galeras de arte, y se escabull en el interior de una
tienda cuyo reluciente escaparate rebosaba maletas de cuero, chales y bolsas de
mano. Verlaine se detuvo frente a la puerta y se pregunt si deba entrar e ir tras
ella o esperar, pero ninguna de las dos posibilidades le pareca una buena opcin.
Eno saba que la estaba siguiendo. Si entraba, saldra corriendo. Si permaneca
fuera, encontrara el modo de escapar por otra salida. Se apoy contra el cristal y
entorn los ojos. La tienda estaba llena de mujeres hermosas y bien vestidas. Eno se
hallaba junto a una vitrina que exhiba carteras y accesorios, Marco un numero en
su telfono y se llev el aparato al odo, sin dejar de mirar atentamente mientras
llamaba el diseo de una bufanda de seda, un pauelo blanco con flecos negros
que, al colocrselo alrededor del cuello, haca juego con su boina blanca y su capa
negra, Al cabo de escasos minutos, cerr el telfono, lo meti en su bolsa, pag la
bufanda y volvi a salir a la calle. Verlaine se ocult y la observ alejarse.
Si Eno se haba percatado de su presencia, no altero en lo ms mnimo su
comportamiento. Abandono la perspectiva Nevski y se dirigi hacia el Neva
apretando el paso. Verlaine aumento la velocidad, al tiempo que su determinacin
creca por segundos Los tacones de aguja de ella la hacan parecer enorme ente los
seres humanos que la rodeaban. Verlaine camino cada vez ms deprisa hasta que al
final, echo a correr, mientras el frio viento se filtraba entre sus cabellos. La cuestin
no era si podra capturarla o no, pues estaba decidido a atraparla a toda costa. El
tema era ms bien hasta donde llegara ella para huir de l. Por lo que saba de los
emim, Eno no se detendra.
Mientras la segua, algo en l se retrajo. Se vio a s mismo a distancia, como
si estuviera fuera de la escena, observando sus movimientos desde una gran altura
por encima de la ciudad: un hombre con un saco amarillo manchado de sangre que
avanzaba por el puente sobre el rio entre la multitud, evitando el trafico mientras
cruzaba la calle al llegar al Hermitage.
Lanz una mirada al gran bloque del Palacio de invierno, que volva a
erguirse ante l. A la luz de la tarde, os edificios parecan aun mas macizos que
antes del amanecer, cuando haban llegado. Pareca haber transcurrido toda una
vida desde que haba besado a Vera en las mejillas y le haba mostrado el huevo,
cuando ignoraba por completo que era mucho ms que una ridcula baratija
decorativa.
Cuando Eno dio vuelta en una calle flanqueada de rboles, Verlaine vio su
oportunidad. A pesar de que el laberintico barrio antiguo que se extenda por
detrs del Palacio de Invierno no estaba tan protegido como le habra gustado no
haba ningn callejn oscuro, ni un patio cercado, ni un tnel desierto en una
estacin de metro, tendra que arreglrselas. No tena mucho tiempo para actuar.
Si quera atraparla, tena que ser ahora.
Como presintiendo su intencin, Eno apresur an ms la marcha. l se
adapt a su paso acercndose a la criatura desde atrs, con su cuerpo tembloroso
por la expectacin. Despus de tantos aos rastreando ngeles, todava encontraba
la caza excitante y aterradora. El efecto que Eno ejerca sobre l, la mezcla de miedo
e incredulidad que lo que tenan agitado y ansioso, se parecan a lo que haba
sentido la primera vez que haba cazado un ngel, hacia aos. Fue aproximndose
cada vez ms hasta encontrarse peligrosa y temerariamente cerca de ella, tanto que
perciba su fuerte olor, una fragancia almizclada caracterstica de su especie. Decan
que se trataba de un aroma seductor as rezaban algunas de las primeras
descripciones de las criaturas de que se tena constancia, pero para Verlaine era
un hedor putrefacto, como de animal en descomposicin, un hedor que distingua
a las razas menores del aroma ms refinado de los nefilim. Sinti enfriarse el aire
que los separaba y se puso tenso, abrumado por la proximidad. La piel plida de
Eno resplandeca. Sus facciones eran afiladas, aguileas. Cuando giro ligeramente
la cabeza para mirar por encima del hombro, Verlaine observo que tena los ojos de
color mbar, de un dorado sumamente intenso, sin equivalente en el mundo
natural. Tena impresos en el rostro los mismos rasgos que los pintores haban
empleado para representar a los ngeles desde el Renacimiento: los grandes ojos
simtricos, la frente ancha y Ion pmulos altos, las caractersticas que se haban
convertido en el paradigma de belleza anglica. No era de extraar que los
cazadores de ngeles siguieran persiguindola: Eno era deslumbrante. AI doblar
una esquina, la criatura se detuvo y se volvi para enfrentarse a Verlaine. Sus ojos
dorados se posaron en los suyos, desafindolo a acercarse. Una delicada membrana
blanca haba cado sobre sus ojos creando una envoltura lechosa, como si se tratara
EL CUARTO CRCULO
Avaricia
Burgas, costa del mar Negro, Bulgaria
Vera contemplaba el cielo mientras el avin iniciaba la maniobra de
aterrizaje. El vuelo desde San Petersburgo haba consistido en cuatro horas de
incesantes turbulencias durante las cuales el aparato se haba visto zarandeado en
medio de fuertes corrientes de aire. No obstante, se haba quedado dormida en el
preciso momento en que el avin despegaba, y las subidas y bajadas del mismo
haban quedado diluidas en la liquidez de su sueo. No recordaba qu haba
soado pero senta cierta ingravidez en lo ms profundo de su mente, distante y,
sin embargo, vvida.
escaso, y Sveti aprovech que la carretera estaba libre de vehculos para conducir
cada vez ms de prisa. Mientras se dirigan hacia el sur, la autopista de dos carriles
describi una curva hasta alcanzar la orilla del agua, bordeando la recortada costa.
Pasaron frente a un astillero lleno de barcazas industriales y varios grupos de casas
que parecan a punto de caer al agua. El mar Negro centelleaba a la luz del sol;
pareca una enorme piscina verde azulado, tranquila y apacible como una lamina
de cristal. La peculiaridad del color, la inform Sveti, se deba a una cierta variedad
de algas que floreca en primavera. Normalmente, el agua era del gris del acero, un
poco ms oscuro, para hacer honor a su nombre.
Ya casi hemos llegado seal la mujer al tiempo que abandonaba la
autopista y tomaba una sinuosa carretera desde la que se divisaba el agua.
De pronto, un pueblo surgi ante ellas en lo alto de un promontorio.
Antiguamente, Sozopol se llamaba Apolonia explico Sveti. Los griegos
comerciaban desde el puerto, de manera que la ciudad se convirti en un
importante puesto de avanzada en el mar Negro. Obviamente, desde entonces han
cambiado muchas cosas: vinieron los romanos, y despus los otomanos, y tras ellos
los rusos. He pasado temporadas en este lugar desde que era pequea, cuando
Sozopol era un pueblecito de pescadores donde las familias pasaban las vacaciones
todos los veranos. La mujer redujo la velocidad en la serpenteante carretera.
En aquella poca, el pueblo en s ocupaba tan solo el brazo de tierra que se adentra
en el mar Negro. Desde entonces se ha producido un desarrollo masivo. Han
surgido hoteles y clubes en cada pedazo libre de tierra. Una seccin moderna de la
ciudad se ha adueado del lado opuesto de la baha. Antes era una especie de
paraso. Ahora, bueno... ahora es como todo lo dems: se trata de hacer negocio.
Por lo menos en primavera est tranquilo.
Atravesaron un puerto, dejando atrs veleros y barcos de pesca con
montones de redes colgando de sus costados.
Finalmente Sveti detuvo el coche, apag el motor y salt afuera, indicndole
con un gesto a Vera que la siguiera. La joven se desperez, sintiendo el sol poniente
sobre la piel. De improviso, las fras rfagas de viento del Neva parecan cosa de
otro mundo.
Ech un vistazo al pueblo, que se levantaba detrs del puerto y mostraba un
laberinto de callejuelas estrechas. Observ con atencin una casa en equilibrio en la
cima de la colina. El edificio pareca ser antiguo: los primeros pisos estaban hechos
enteramente de piedra, sin ventanas, como para resistir las violentas arremetidas
del agua, con un segundo piso de madera que sobresala por encima de la base.
Tena una pequea terraza llena de ristras de pimientos puestos a secar, ramilletes
de hierbas y ropa mojada tendida. Una anciana los mir desde arriba, con una pipa
colgando de los labios y las manos cruzadas sobre el pecho, indiferente a lo que
suceda en la calle.
Pocos minutos despus de llegar, una lancha de motor arrib a la orilla. Vera
y Sveti subieron a bordo, se acomodaron y se sujetaron con fuerza a la barandilla
de metal del borde de la embarcacin. El conductor hizo girar el volante y la lancha
torci, alejndose de Sozopol con rumbo a las tranquilas aguas del mar Negro.
El centro de investigacin se encuentra en la isla de San Ivn le inform
Sveti sealndole una masa de tierra en medio de la baha, en cuyo punto ms alto
se ergua un faro. La isla estuvo habitada por los tracios entre los siglos IV y VII
a. C., pero el faro (o una versin anterior del mismo) no se construy hasta la
llegada de los romanos en el siglo I a. C. La isla se consideraba sagrada, y ha sido
siempre venerada como un lugar de descubrimiento mstico. Se cree que los
romanos encontraron templos y cmaras monsticas construidas por los tracios. En
su favor hay que decir que preservaron la naturaleza de la isla. Construyeron un
templo dedicado a Apolo, de modo que San Ivn ha sido siempre un lugar de
meditacin, rituales, cultos y secretos explic. Atracaremos dentro de pocos
minutos, pero es tiempo suficiente para ponerla al da.
Segn tengo entendido, conoce usted bien al doctor Azov y su trabajo, pero
quiz sea mejor que empecemos por el principio.
No es necesario repuso Vera. S que Azov ha estado ocupando las
instalaciones de la isla de San Ivn desde hace ms de tres dcadas, desde antes de
que yo naciera. El centro se haba creado a principios de los ochenta, cuando un
grupo de investigacin seal la presencia de objetos bien conservados bajo el mar
Negro. Antes, los angellogos emplazados en Bulgaria trabajaban cerca de la
Garganta del Diablo, en la cadena montaosa de las Rdope, para supervisar el
aumento de la poblacin de nefilim y, claro est, para actuar como barrera en caso
de que los guardianes escaparan. Pero cuando sali a la luz la importancia del mar
Negro para No y para sus hijos en particular, Azov solicit tambin un puesto
aqu.
Es evidente que ha seguido usted su trabajo manifest Sveti. Sin
embargo, me pregunto si sus compaeros de profesin son conscientes de que, en
estos momentos, estamos trabajando en el proyecto de recuperacin ms fascinante
de la dcada.
Me imagino que casi cualquier cosa que cuente con el apoyo de Azov
podra definirse as replic Vera.
Sveti sonri, como si le agradara haber encontrado a otra admiradora del
doctor.
En tal caso, no es preciso que le diga que l est haciendo algo que nadie
en la historia de nuestro campo ha hecho con anterioridad. Este centro se fund
para que pudiramos llevar a cabo exploraciones in situ en relacin con objetos
joven. Antao, la tierra situada bajo del mar Negro estuvo habitada.
Exacto. Despus de aos de investigacin, hemos dejado de creer que el
Diluvio consisti en una terrible y catastrfica inundacin, como dice la mitologa,
desde la Biblia hasta el Gilgamesh. Por el contrario, el nivel del agua fue creciendo
a lo largo de un amplio perodo de tiempo. El Bsforo se fue rompiendo poco a
poco y las aguas estuvieron vertindose en la cuenca durante dcadas,
sumergiendo a los pueblos a medida que suba el nivel.
Cuarenta das y cuarenta noches fueron ms bien como cuarenta aos
seal Vera.
O incluso ms sugiri Sveti. En nuestras exploraciones hemos
descubierto que la primera oleada provoc una migracin masiva de aqu hasta
aqu Sveti desplaz el dedo a lo largo del mapa que Vera tena en la mano. La
actual orilla del mar Negro aparece representada con una lnea roja continua. La
lnea discontinua que ve usted unos cinco centmetros ms adentro y, luego, la
siguiente lnea de puntos que ve a cinco centmetros de la primera, y la tercera a
siete centmetros y medio de esta son orillas antiguas. Seal la lnea discontinua
ms interior, y despus la intermedia. La segunda oleada del Diluvio provoc
una nueva migracin y la construccin de nuevos pueblos, y, as, el patrn
continu durante muchas dcadas. Muchos de los pueblos ms antiguos de la costa
del mar Negro, como Sozopol y Nessebar, al norte, fueron construidos
generaciones despus del asentamiento erigido en la orilla actual. Los pueblos
situados bajo el mar son, obviamente, antiguos. Miles de aos ms antiguos que
todo lo que podemos encontrar en la superficie.
Entiendo la importancia acadmica de ese descubrimiento declar Vera
, pero qu tiene que ver con No y sus hijos?
Sveti sonri, como si hubiera estado esperando precisamente esa pregunta.
Tiene todo que ver con ellos. Tom el mapa que Vera sujetaba y lo
dobl. Como tendr ocasin de ver enseguida.
Mientras la embarcacin giraba y se diriga a tierra, Vera trep a la proa,
sintiendo el viento azotar su cuerpo mientras trataba de conseguir una vista mejor.
La isla estaba cubierta de altas hierbas silvestres que se estremecan con 1a brisa;
Las gaviotas se lanzaban en picada y volaban alrededor de la isla, como si
estuvieran rastreando la maleza en busca de ratones. Desde tan escasa distancia, el
faro pareca inclinarse respecto del suelo, un efecto engaoso de la perspectiva que
le permiti distinguir a un hombre, de pie junto a una pequea puerta roja, que
miraba la lancha mientras esta se iba acercando. El conductor apag el motor, la
embarcacin redujo la velocidad y se desliz junto a un largo muelle de madera.
Vera salt de la embarcacin y sigui a Sveti hasta el final del muelle y luego
cuesta arriba por un terreno irregular. El faro se levantaba ante ellas, con su
fachada de piedra ajada por el tiempo, desgastada y corroda por el agua salada y
el viento. En lo alto de la torre haba un gran batiente de hierro que protega la
enorme lmpara de las gaviotas. En un crculo pintado sobre el asfalto haba
posado un helicptero, en cuyo bulboso parabrisas se reflejaban los rayos del sol. El
hombre que Vera haba visto antes haba desaparecido, pero la puerta roja que
daba acceso a la torre estaba abierta de par en par.
Venga, sgame le indic Sveti. Azov nos espera dentro. Se volvi y
la guio por una tosca y sinuosa escalera de caracol, siguiendo la espiral hasta el
piso ms alto.
Vera oy voces en el interior, al tiempo que Sveti abra por completo la
puerta, que hizo un fuerte ruido al rozar contra el suelo de piedra, y entraban en
una sala de observacin circular muy iluminada que ofreca una vista panormica
del mar. La luz de la tarde era clida y brillante, y le arrancaba destellos al agua
verde esmeralda. Un despliegue de barcos de pesca flotaba en lontananza. El faro
estaba aislado del mundo, era un remanso de paz, y Vera trat de imaginar cmo
sera despertar todas las maanas en aquella habitacin, levantarse y contemplar el
mar mientras sala el sol.
Azov se hallaba sentado a la cabecera de una mesa abarrotada de conchas
de molusco antiguas, tablas de madera y un tarro de cristal lleno de cuentas de
formas raras. Tena unos cincuenta y tantos aos, el cabello negro salpicado de gris
y la barba a juego. Cuando Vera entr en la habitacin, la mir con afecto. Se puso
en pie, apag el radio y le hizo una sea para que se sentara.
He de admitir que me sorprendi que me llamaran para advertirme de
que venas en asunto oficial le dijo con una sonrisa. Tus colegas no han hecho
ms que ignoramos. La sociedad de Berln nos ha brindado algo de apoyo, pero
aparte de eso, nada.
Los estudiosos rusos estn siempre interesados en hacer progresos en la
lucha contra los nefilim replic Vera, luchando entre la lealtad que senta hacia
sus superiores del Hermitage y el profundo respeto que le profesaba a su mentor
. Trabajamos por un mismo fin.
Una respuesta prudente, querida dijo Azov, claramente orgulloso de su
diplomacia. Ven, dame un beso. Estoy encantado de que hayas venido por fin a
visitarme aqu, donde estoy en mi ambiente.
Vera se levant y fue hasta l. Mientras le daba un beso en la mejilla,
experiment ansiedad por parecer la experta angelloga en que Se haba
convertido. Se volvi hacia los objetos antiguos amontonados sobre la mesa.
Estos deben de ser sus hallazgos del fondo del mar Negro.
As es repuso Azov, aproximndose ms a la mesa y levantando una
pieza de cobre batido. Estos objetos proceden de un asentamiento que se empez
aos de antigedad.
Lo siento, pero es muy difcil de creer declar Vera, colocndose el par
de guantes que Sveti le ofreca antes de tomar el pedazo de madera de manos de
Azov. Cualquier material orgnico se desintegrara rpidamente bajo el agua.
Al contrario objet Azov. La composicin del mar Negro origin las
condiciones ideales para su conservacin. Se trata esencialmente de un mar
muerto. A pesar de que antao fue un lago de agua dulce, en l se verti agua
salada del Mediterrneo, lo que dio lugar a un ambiente casi privado de oxgeno.
No hay organismos que coman madera u otros materiales degradables. Los objetos
que habran desaparecido en un milenio permanecen intactos, como congelados en
el tiempo. Es el sueo de un arquelogo.
Vera recorri las grietas de la tabla con la punta del dedo enguantado. Era
ligera, hecha de una madera dura y resistente, con extraos smbolos grabados en
ella. Tras mirar el cuaderno de Sveti, cay en la cuenta de que los smbolos se
parecan de manera asombrosa a los garabatos del lbum de Rasputn. Y necesit
todo su autocontrol para no lanzarse a confirmar de inmediato que eran iguales.
Est dicindome que cree que estas tablas no solo pertenecen a ese
perodo de la vida de No, sino que estn grabadas de su puo y letra? pregunt.
Estas tablas fueron descubiertas entre los objetos del asentamiento, y
estamos seguros de que dicho asentamiento fue el hogar de No despus del
Diluvio manifest Azov.
Y qu prueba tiene de que eso es as?
La datacin por carbono 14, la ubicacin del asentamiento, la presencia de
efectos personales identificables. Y, lo ms importante de todo, las propias tablas.
Vera le dio la vuelta a la tabla de madera, que pareca sacada de una tumba
egipcia.
Si es tan antigua como usted afirma, resulta simplemente increble que
exista siquiera dijo Vera. Grabados en las vetas de la madera haba ms smbolos,
muchos de ellos parcialmente borrados. Qu alfabeto es? quiso saber,
tratando de disimular la creciente emocin que trasluca su voz.
Es un idioma llamado enoquiano respondi Sveti Dios se lo dio a
Enoch, y este lo emple para escribir la historia original de los guardianes y los
nefilim. Es una creencia generalizada que existi una lengua anterior a la
inundacin, un lenguaje universal que contena el poder original de la Creacin.
Hay quien cree que fue el lenguaje que Dios utiliz para crear el universo. y que
fue el lenguaje que hablaban los ngeles y Adn y Eva. Si No fue el ltimo ser
humano portador de las tradiciones antediluvianas al nuevo mundo, tiene sentido
que estuviera versado en la lengua de Enoch.
No era descendiente directo de Enoch aadi Azov, lo que podra
lbum de Rasputn. Pero jams podra haber imaginado lo trascendental que esa
visita sera para su carrera, para la propia angelologa y, posiblemente, para toda la
humanidad.
Y los malos espritus quedaron sin acceso a los hijos de No cit Vera
al tiempo que se acercaba a su bolsa para buscar el lbum de Rasputn.
Es el texto ms crptico y, en consecuencia, tambin el ms ridiculizado
del canon antiguo afirm Azov. Por supuesto, el proyecto ha sido un reto
desde el principio, pues en Los Jubileos no se describe la frmula, y no hay ms que
unas pocas referencias a la medicina en la literatura antigua, pero creo en l.
Tal vez no sea usted el nico declar Vera mientras sacaba el lbum
lleno de flores.
Azov examin atentamente las pginas del lbum, detenindose para
considerar las ecuaciones escritas en los mrgenes, mientras su rostro pasaba de
traslucir confusin a expresar admiracin. Entorno los ojos.
Dnde encontraste esto?
Me lo dio una angelloga retirada llamada Nadia Ivanova
respondi Vera.
La joven poda ver cmo aumentaba el entusiasmo de su mentor mientras le
hablaba del huevo incrustado de gemas que los haba conducido hasta la pelcula
de ocho milmetros protagonizada por ngela Valko y que, a su vez, los haba
llevado hasta Nadia y el lbum de flores de Rasputn.
Azov mene la cabeza con incredulidad.
Estaba empezando a pensar que era un luntico por haberme pasado los
ltimos treinta aos trabajando en esto, y entonces sucede algo, distingo un
destello de razn en lo que estoy haciendo y s que voy bien encaminado. Sabes
que Vladimir, el marido de Nadia, era amigo mo?
Apareca en la pelcula de ngela Valko. No tena ni idea de que ustedes
dos se conocieran.
El hombre sonri.
Los angellogos del otro lado del teln de Acero se apoyaban en
amistades muy antiguas, algunas anteriores a la revolucin. Mi red se compone de
los hijos y los nietos de agentes zaristas. Vladimir era un buen amigo. Consigui
transmitirme mensajes incluso antes de la cada del Muro de Berln a travs de una
red de viejos contactos. Pero lo que ms poderosamente me llama la atencin de lo
que acabas de contarme es lo siguiente: durante un breve tiempo trabaj al servicio
de ngela Valko. Conozco bien su investigacin y, de hecho, contribu en cierto
modo a sus hallazgos.
Vera permaneci en silencio, abrumada por el asombro que le produca
dicha informacin.
de medicina, y los malos espritus quedaron sin acceso a los hijos de No.
Se refiere al Libro de las Medicinas dijo Azov. A1 menos, ese es uno de
sus nombres modernos, inventado por los angellogos. Pero es una descripcin
exacta de los escritos que se mencionan en Los Jubileos. Estos contenan las
observaciones de No y sus reflexiones acerca de la destruccin de la civilizacin
humana durante el Diluvio. Como has visto, No escribi sobre su misin de
preservar la fauna y la flora de la tierra. Registr los detalles tcnicos sobre la
proteccin y el apareamiento de los animales, el proceso de sembrar y cosechar las
semillas. Sveti y yo hemos encontrado tambin alusiones a una medicina, o elixir,
que desarma a los nefilim. Esa es la razn por la que el pasaje de Los Jubileos es
algo que nos tomamos muy en serio.
Los desarma? Inquiri Vera. Cmo se los desarma exactamente?
Mi suposicin es que las medicinas mencionadas en Los Jubileos
produciran en los nefilim un efecto de vulnerabilidad humana: los hara perder
sus poderes anglicos, tendran propensin a sufrir enfermedades humanas y
moriran como mueren los seres humanos.
Parece ms un veneno que una medicina observ Vera.
La frmula entregada a No era de origen divino seal Sveti.
Nosotros no podramos reconocer la lgica de la cuestin.
Y han hecho ustedes de este texto la base de la investigacin de toda una
vida? pregunt Vera, incapaz de disimular su incredulidad.
Es cierto que la informacin contenida en los Jubileos es poco clara, en el
mejor de los casos admiti Azov con una leve sonrisa. El Libro de las Medicinas
es, a todos los efectos, un Santo Grial angelolgico.
Son muchos los angellogos que abandonaron trabajos importantes por
esto seal Sveti. Si uno no controla sus propios motivos, buscar los escritos de
No (el Libro de las Medicinas que se menciona en Los Jubileos) puede acabar siendo
una autntica locura. En este sentido, tratar de encontrar la frmula de No podra
ser tan peligroso como nuestro enemigo. Esta es la razn por la que la academia
desalienta oficialmente la bsqueda.
As que la verdad se ocult deliberadamente para mantener a los
estudiosos alejados de Los Jubileos? quiso saber Vera.
En una palabra, s contest Azov. En el pasado, la academia mandaba
investigadores a las grandes bibliotecas en busca de los escritos de No. Ofrecan
recompensas a cambio de informacin, lo que bast para garantizarles una oleada
de impostores muy convincentes. Raphael Valko me cont una vez que haba visto
docenas de ellos pasar por la academia en sus tiempos de estudiante. Este ciclo
tiene una larga tradicin. En la Edad Media, de los conventos y los monasterios
salan muchas copias y, al final, muchas falsificaciones. As que el consejo puso fin
antes. Vera mir hacia el muelle por encima de una cresta de piedra y vio que la
lancha se haba marchado. Recorri rpidamente la baha con los ojos,
contemplando una panormica del agua azul oscuro buscando la embarcacin,
pero no se vea por ningn sitio. En caso de que quisiera abandonar la isla, estara a
merced de sus anfitriones.
Sveti les franque la entrada del nico piso que quedaba de lo que antao
haba sido un edificio mucho mayor. La habitacin tena un techo bajo, con rendijas
en las paredes que permitan el acceso de dbiles rayos de luz. Haba un nmero
impresionante de tanques de oxgeno, trajes de buceo, lmparas y aletas apilados a
lo largo de uno de los muros. Vera distingui un colchn en el suelo, con una
manta de lana pulcramente doblada encima, una parrilla y un refrigerador en
miniatura en las proximidades, que atestiguaban la presencia de Azov en el lugar
da y noche. Las derruidas paredes haban arrojado una fina capa de polvo sobre el
suelo que lo haca resbaladizo. Toda la estructura tena una apariencia ruinosa y los
dispositivos de iluminacin eran rudimentarios, como si hubieran instalado la
electricidad en el edificio solo para proveer los servicios ms bsicos.
Nuestro gran centro de buceo se encuentra ms al sur manifest Azov,
sealando los tanques de oxgeno. Este material es para m uso personal. Cuando
quiero sumergirme, tomo la lancha y mi equipo de buceo y paso un tiempo con el
mundo perdido. No puedo visitar el antiguo asentamiento a menudo, tienen que
dejarnos en barco a un kilmetro frente a las costas de Faki, pero el simple hecho
de estar bajo la superficie del agua es increblemente relajante. Suspir. No es
que tenga mucho tiempo para estas cosas. Ven, te ensear mi coleccin.
Azov condujo a ambas mujeres por un estrecho pasillo que desembocaba en
una habitacin fresca y sin ventanas. Sveti encendi una cerilla y lo aproxim a una
serie de velas cuyos candelabros de latn surgan de una mesa de madera
rectangular cubierta de cuchillos y frascos de cristal. Pronto una clida luz alumbr
1a estancia. Desde el suelo hasta el techo, un elaborado armario de metal con miles
de diminutos cajones recubra la pared.
Mi sistema de archivo seal Azov.
Para qu? inquiri Vera, preguntndose qu poda caber en unos
cajones tan pequeos.
Para nuestra coleccin de semillas. Hemos recuperado casi dos mil
variedades. Azov fue hasta el armario, abri uno de los cajoncitos y sac un
pequeo saco de tela cuyo contenido verti con suavidad sobre la mesa. Las
semillas eran pequeas y blancas como perlas. Estas son de una variedad antigua
de hortaliza. Y estas dijo sacando otro saquito del cajn son peonas, aunque
distintas de las que se ven en el mundo moderno. Plant una hace quince aos: la
flor era tan grande como mi cabeza, malva con pinceladas amarillas en los ptalos,
absolutamente preciosa.
Sin duda alguna, de haberse encontrado entre los objetos del
asentamiento, estas semillas se habran destruido terci Vera. Incluso el agua
anxica las habra estropeado. No es posible que las haya encontrado cerca de las
tablas.
Las semillas no proceden del asentamiento repuso l. Las
encontramos en tierra firme, almacenadas en un lugar subterrneo fresco y seco, un
lugar que No podra haber construido como depsito central para las semillas
pero que posteriormente los tracios utilizaron como tmulo. Encontramos un mapa
de los espacios destinados a almacenaje entre las tablas. Una vez que subieron las
aguas y No se vio obligado a abandonar el primer asentamiento, viaj hasta lo que
ahora es el norte de Grecia pero antao era Tracia. Por aquel entonces, sus hijos
haban iniciado sus migraciones y fundado las nuevas civilizaciones del mundo, y
No era un anciano cansado a punto de cumplir mil aos de edad. El viaje de No
al interior, entretanto, haba hecho de la tierra que haba recorrido territorio sacro.
Sacerdotes, monjes y hombres santos haran ese mismo camino durante siglos
despus de su muerte para rezar y purificarse. Esta isla se utiliz como punto de
partida de esas peregrinaciones. Los cuerpos de varios santos han sido
transportados y enterrados aqu. De hecho, san Juan Bautista fue sepultado en la
isla. Su cuerpo decapitado yace en el santuario del monasterio.
Pero mantener las semillas a salvo ha sido nuestro objetivo primordial
dijo Sveti. Indic con un gesto el sistema de archivo. El doctor Azov puede
realizar sus estudios sin amenaza de intrusin, y todava tiene muchsimo trabajo
por delante: muchas de estas semillas siguen sin ser identificadas.
Las ha cultivado todas? pregunt Vera, tratando de disimular su
deseo casi infantil de ver un jardn tan extico.
Algunas, s; otras, no respondi l. Las semillas son limitadas. Yo me
ocupo de su conservacin. Me aseguro de que no se vean expuestas a la luz ni al
agua; mantengo alejados a potenciales ladrones. Y eso es todo. Muchos de nosotros
trabajamos como guardianes de uno y otro tipo. Nuestro trabajo est relegado a
permanecer junto a la puerta, impidindoles la entrada a los nefilim, y a otros que
desean perjudicarnos. No podra soportar la idea de destruir involuntariamente las
semillas o, peor an, de perderlas a manos del enemigo por incompetencia.
Recuperarlas y protegerlas es una cosa; cultivarlas es otra.
Obviamente ustedes han logrado crear un sistema de trabajo para
clasificarlas exclam Vera. Pero es realmente posible que las semillas fueran
viables despus de ms de cinco mil aos?
En nmeros geolgicos, no es tanto tiempo replic Azov. No han
pasado ms que siete mil aos desde que se desbord el mar Negro. Cualquier
que haba dicho. Si tenan esa planta, sera posible crear la frmula, fuera la que
fuera.
Forma parte el silfio de su coleccin de semillas? inquiri.
Est aqu contest Azov. Abri un cajoncito y retir de su interior una
caja de metal. Abri el cierre y sac una bolsita de seda. Era inquietantemente
liviana, como si no hubiera nada dentro. Azov trabuc la bolsa y una nica se
milla, de un marrn amarillento con manchitas verdes, rod sobre la mesa. Yo
solo tengo una explic. La otra se la di al doctor Raphael Valko en 1985.
Cree usted que l saba de la existencia de este lbum y de esta frmula
en particular? quiso saber Sveti.
Es de decir murmur Azov mientras hojeaba el libro. El objetivo del
trabajo de ngela no era ningn Secreto para l, y ciertamente saba que ella y yo
mantenamos un estrecho contacto antes de su muerte. Pero cuando le entregu la
semilla, Raphael no mencion para nada a ngela.
No consigo entender qu tiene que ver Raphael Valko con todo esto dijo
Vera. Aunque debo confesar que me muero por conocerlo. En especial si tiene
alguna relacin con ese elixir.
La autntica pregunta es si podemos preparar esa pocin declar Sveti.
Y si la misma surte algn efecto en los nefilim aadi Azov, volviendo a
centrar su mirada en el lbum. Si sacamos los ptalos de flor de detrs del papel
encerado y los molemos y mezclamos en las proporciones correctas y en el orden
indicado en las ecuaciones de Rasputn, tendremos la base para una reaccin
qumica. De este modo, queda la cuestin del silfio, que quiz podramos cultivar,
aunque en cantidades mnimas.
Ms difcil es el ltimo ingrediente subray Sveti, sealando una pgina
del lbum. Esto requiere un metal cuya existencia ni siquiera estaba comprobada
en vida de Rasputn.
Ya s lo que va a decir la interrumpi Vera. Se trata de un metal que
se utilizaba en grandes cantidades antes del Diluvio pero que prcticamente
desapareci tras morir No. Enoch, No y otros del mundo antiguo que tuvieron
contacto con l lo llaman de maneras distintas. Raphael Valko lo redescubri, lo
clasific y lo llam valkina. Se qued pensativa por unos instantes y luego
aadi: No se ha visto un pedazo de valkina en ms de sesenta aos.
Si excluye la lira de valkina recuperada en Nueva York en 1999, tiene
razn. La ltima persona que tuvo en su poder una cantidad, aunque pequesima,
de valkina fue el propio Raphael Valko. Se tropez con cantidades importantes de
esa sustancia a principios del siglo XX, cuando entr en posesin de uno de los
instrumentos celestiales, una hermosa lira que se crea era el mismsimo
instrumento que tocaba Orfeo. Antes de que encontrara la lira, se haba especulado
EL QUINTO CRCULO
Ira
Expreso Transiberiano
Un zumbido spero y continuo resonaba en los odos de Verlaine. Abri los
ojos y distingui un espacio confuso, neblinoso e impreciso cuyos muros grises
convergan en un techo gris, lo que le dio la impresin de haber despertado en una
cueva. Todo su cuerpo estaba consumido de calor, tanto que incluso las frescas
sbanas de algodn en las que reposaban sus hombros le quemaban la piel. No
tena ni idea de dnde se encontraba, de cmo haba acabado en aquel colchn tan
duro, de por qu su cuerpo entero vibraba de dolor. Y entonces record lo
sucedido: San Petersburgo, el ngel de alas negras, la electricidad que sacuda todo
su organismo.
La silueta de una mujer apareci junto a l, una presencia borrosa que
pareca reconfortante y amenazadora a la vez. Parpade, intentando distinguir sus
rasgos. Por un segundo volvi a experimentar su sueo recurrente con Evangeline.
Sinti la frialdad glacial de su beso, la excitante atraccin al tocarla, la fuerza de sus
alas mientras rodeaban su cuerpo. Se sinti desorientado por su presencia, sin
saber si realmente la haba Visto o no, temeroso de descubrir, al despertar por
completo, que haba vuelto a perderla. Pero tena los ojos abiertos y ella se
encontraba a su lado. La hermosa criatura que tanto haba deseado haba vuelto a
l.
Volvi a parpadear, tratando ver con claridad cuanto lo rodeaba.
Quiz quiera esto dijo una voz, y Verlaine sinti el metal de la fina
montura de sus lentes contra su piel. Al instante, el mundo se perfil con nitidez y
distingui a la cazadora de ngeles rusa que haba visto justo antes de perder el
sentido. Sin el casco pareca menos dura de lo que recordaba, menos una mquina
de matar profesional y ms una persona corriente. Tena el cabello largo y rubio y
un gesto de preocupacin en la cara. Bruno estaba all cerca, con un aspecto casi tan
malo como el de Verlaine. Tena el cabello enredado y una mejilla en carne viva.
Ver las lesiones de Bruno le record sus propias heridas. Le dola cada vez que
respiraba. Le vino a la mente la persecucin por las calles de San Petersburgo,
record a Eno y a los despreciables gemelos nefilim. Trag saliva con fuerza,
aliviando as el dolor.
Quera decir algo, pero no poda hablar.
Bienvenido a casa le dijo Bruno, acercndose a l y estrujndole el
hombro.
Por suerte para ti, logramos detenerla antes de que lo lograra aadi
Yana. Tienes quemaduras, pero estn localizadas.
Ests segura? Verlaine se senta como si le hubieran asado todo el
cuerpo a fuego lento sobre una hoguera.
Si recuerdas los cuerpos del convento de Saint Rose, me parece que te
contars entre los afortunados seal Bruno.
El ataque contra Saint Rose haba dejado una profunda impresin en la
mente de Verlaine. Docenas de mujeres muertas carbonizadas, con los cuerpos tan
desfigurados que era imposible reconocerlas. Saba exactamente lo que las criaturas
eran capaces de hacerle a una persona.
La corriente elctrica te provoc un paro cardaco durante unos buenos
tres minutos le explic Bruno, Yana te practic una reanimacin
cardiopulmonar. Logr mantenerte con vida mientras sus colegas iban por un
desfibrilador porttil.
Resucitaste de entre los muertos intervino Yana. Literalmente.
Supongo que tengo una cosa en comn con los raifim replic Verlaine.
Aunque eso no explica por qu sobreviviste al ataque dijo ella.
Perdname la expresin, pero deberas estar completamente achicharrado.
Una imagen preciosa brome Verlaine, incorporndose un poco ms en
la cama. La piel del pecho le hormigueaba de dolor, pero trat de ignorarlo y
persistir en su esfuerzo, movindose despacio. Recordaba la fuerza de Eno, el calor
de su contacto.
Esto podra tener algo que ver con ello observ Bruno, sacando un
collar de su bolsillo y dejndolo colgar por encima de Verlaine.
Este tom el amuleto y lo examin. El ataque de Eno no le haba afectado en
lo ms mnimo. El metal segua brillando como si estuviera aleado con luz solar.
Saba que Bruno estaba uniendo todas las piezas y que probablemente haba
entendido cmo haba conseguido aquel amuleto. Gabriella haba sido una gran
amiga de Bruno, y aunque su mentor no iba a hablar del amuleto delante de Yana,
estaba claro que no le gustaba que Verlaine se lo hubiera ocultado durante todos
esos aos.
Verlaine se inclin hacia adelante para colocarse el collar alrededor del
cuello e hizo una mueca. Ms por impaciencia que por nada parecido a la
compasin, Yana lo tom de entre sus dedos y cerr bien el broche.
Ya est dijo dndole una palmadita en el hombro y provocndole una
nueva oleada de dolor por todo el cuerpo. Ya ests a salvo de cualquier peligro.
Se abri la puerta y entr una doctora, una mujer pequea con gruesas
lentes y el cabello perfectamente peinado. Se inclin sobre la cama y, tirando de las
sbanas, descubri el cuerpo de Verlaine hasta la cintura. Tena un vendaje de gasa,
grueso y blanco, adherido al pecho. La doctora introdujo las uas bajo los bordes
para levantar la tela adhesiva y retirarlo con suavidad.
Ten le dijo Yana a Verlaine, dndole un espejito que sac de su bolsa.
l se mir en el espejo y vio a un hombre maltrecho, con una fila de puntos
recin hechos sobre un ojo y un montn de moretones que le manchaban la piel. La
imagen le resultaba tan poco familiar, tan extraa, que enderez la columna y ech
los hombros hacia atrs. La piel quemada le escoci y sinti un imperioso deseo de
volver a quedarse dormido, pero se negaba a ser la persona del reflejo. Sostuvo el
espejo a la altura de su pecho y se fij en que estaba todo ennegrecido, con reas
rojas y rosadas que supuraban un lquido transparente. Tena una impresin de las
manos de Eno marcada a fuego en la piel.
Ahora llevas la marca delatora de un ataque nefilstico coment Bruno.
Yana examin el contorno de los dedos grabado en el pecho de Verlaine.
La forma de la quemadura es muy particular. Es algo que me interesa
desde hace mucho tiempo. Una criatura tiene que colocar las manos de una manera
concreta para lanzar la descarga elctrica, con los pulgares en contacto y las palmas
inclinadas hacia afuera. Reconocen la forma?
Por supuesto respondi Verlaine, sintiendo nuseas al verlo. Son alas.
Estaba acostumbrado a las heridas lo haban herido infinidad de veces a lo
largo de los ltimos diez aos, pero un ataque como ese no era una agresin que
uno pudiera olvidar. La criatura lo haba marcado para siempre.
La doctora se aparto de la cama y regres con una bandeja con ungento,
tijeras, vendas e hisopos de algodn. Verlaine respir profundamente,
introduciendo despacio el aire en sus pulmones mientras la doctora le limpiaba el
pecho con algodn.
Donde la carne est negra, los nervios estn muertos. El dolor que siente
se debe a las quemaduras menos severas que rodean los bordes de la herida. La
doctora hizo una pausa, estudiando la forma de la quemadura. Haca tiempo que
no vea una de estas dijo untndole la piel con ungento y colocando encima una
nueva venda. Esta pomada le aliviar muchsimo el dolor. En los viejos tiempos
habra tardado semanas o quiz meses en recuperarse por completo de esto.
Verlaine not que un frescor le baaba la piel. El efecto fue intenso e
inmediato.
Asombroso observ. El dolor est disminuyendo.
Su piel se est regenerando rpidamente le explic la doctora al tiempo
que se inclinaba sobre l. El ungento es una nanoemulsin que impide que las
bacterias proliferen, a la vez que crea las condiciones para que la piel produzca
clulas con rapidez. Una capa de piel nueva se forma de inmediato sobre la
quemadura, contribuyendo a impedir la entrada del aire y a reducir el dolor. Es un
de pasaportes. Al volver a salir a la fra noche. Vera descubri que el cielo haba
adquirido un color azul oscuro: ms all de la cerca de alambre, la pista estaba
envuelta en sombras. Escudri el campo de aviacin en busca de ms gibborim.
Un hombre en jeans y camiseta negra pas por su lado y Vera not que le
pona en la mano un objeto fro y metlico: un juego de llaves ensartado en una tira
de cuero. El agente Vera saba que solo poda haberlo enviado Bruno le hizo
un gesto en direccin a un vehculo todoterreno y, sin abrir la boca, sigui
andando.
Azov le dirigi a Vera una mirada de sorpresa. Obviamente, no estaba
acostumbrado a que personal y equipo aparecieran sin una palabra. Tampoco Vera
haba contado nunca con ese tipo de ayuda era la primera vez que trabajaba
sobre el terreno, pero saba que Bruno cuidara de ellos. Agarr la llave,
decidiendo que iba a sacar el mayor provecho de todo cuanto le dieran, que
utilizara cada recurso y cada pice de talento para llegar hasta el doctor Valko.
Se acomod en el asiento del conductor sin decir nada. Azov se sent a su
lado, dejando que Sveti se subiera en el asiento de atrs. El jeep era un modelo
nuevo de cambio manual, con traccin a las cuatro ruedas y menos de mil
kilmetros registrados en el indicador. El volante de cuero estaba frio por el aire
nocturno. Encima del tablero haba un sobre de papel manila. Vera se lo lanz a
Azov, puso el coche en marcha y abandon rpidamente el aeropuerto.
Azov abri el cierre de su mochila y sac un montn de vasos de plstico y
una botella de licor.
Rakia dijo mientras alzaba la botella, ofrecindosela a Vera.
Ella acept y tom un largo trago. No era tan potente como el vodka y no
entraba ni mucho menos tan bien, pero disfrut de la sensacin que le produjo en
el cuerpo, una lenta distensin de los msculos, un relajamiento gradual de la
mente, mientras le pasaba la botella a Sveti.
Azov volvi a meter la mano en la mochila y sac un mapa que mostraba la
ruta desde el mar Negro hasta las montaas, ahora sumidas en la penumbra del
anochecer.
El doctor Valko vive en Smolyan, que se encuentra aproximadamente a
cinco horas de viaje de aqu, cerca del pueblo de Trigrad. Estas carreteras distan
mucho de ser ideales, pero por lo menos no vamos a topamos con ningn gibborim
por el camino.
Azov tena razn en lo de los gibborim solo atacaban en pleno vuelo,
arremetiendo contra sus vctimas en el aire, pero Vera tambin saba que si
Bulgaria estaba infestada de criaturas de ese tipo, probablemente encontraran ms.
Mientras tomaba la autopista siguiendo las indicaciones de AZOV, trat de
calcular cundo llegaran a su destino. Segn el reloj del tablero, eran justo pasadas
las nueve de la noche. Si lograban llegar a Smolyan dentro de las cinco horas
siguientes, se presentaran en casa de un anciano a altas horas de la noche.
Aunque siga usted manteniendo una buena relacin con l, no le va a
hacer ninguna gracia vernos llegar en plena noche.
Es cierto que tenemos que abordar a Raphael con delicadeza convino
Azov. Es enormemente protector por lo que respecta a su privacidad y a su
trabajo. Despus de la muerte de ngela, prcticamente cort todo contacto con el
mundo exterior. Tendremos que convencerlo para que hable con nosotros. Pero el
esfuerzo vale la pena.
En realidad, no tenemos mucha ms opcin que probar intervino Sveti
tras tomar un sorbo de Rakia.
Mientras Vera ascenda por las montaas al volante del vehculo, era
consciente de que su actitud hacia el doctor Raphael Valko era la misma que la de
cualquier otro joven angellogo: la simple mencin de su nombre la deslumbraba.
El doctor Valko era una leyenda. Jams haba soado que llegara a conocerlo
personalmente.
Tal vez intuyendo que deseaba saber ms cosas, Azov le inform:
Valko no vive tan cerca de la Garganta del Diablo por casualidad.
Acaso est extrayendo valkina? quiso saber Vera.
Eso sera ciertamente til para nuestros propsitos intervino Sveti.
Cada uno tiene sus propias ideas acerca de lo que est haciendo all
arriba replic Azov. Solo dispone de los servicios ms esenciales. No tiene
lnea telefnica ni electricidad. Calienta la casa con madera y extrae el agua de un
pozo. Llegar hasta l es casi imposible. Yo vivo en el mismo pas que l y he estado
en su fortaleza (es la nica manera de describir lo que ha construido en Smolyan)
solo unas pocas veces, siempre para intercambiar semillas y hablar de ellas. Tiene
fama de ser un explorador y un hombre de ciencia, pero en persona es ms bien
como un pastor blgaro, difcil de alterar y terrible en su venganza contra quienes
cree que interferirn en sus planes. Es duro como una roca, a pesar de tener cien
aos.
Vera mir a Azov, asombrada.
Tiene cien aos?
Ciento diez, para ser exactos respondi l. Cuando lo conoc, en 1985,
aparentaba fielmente los setenta y seis que tena. Ms adelante, despus de que
empezamos a compartir las semillas antediluvianas, no pareca mayor de
cincuenta. Ahora vive con una mujer de cuarenta y cinco. Quedo embarazada y
tuvieron una hija hace diez aos.
Tiene cien aos ms que su hija? Sveti se sorprendi. Es
absolutamente imposible.
No, si ha estado utilizando las semillas para sus propios fines replic
Azov.
En los noventa corra el rumor de que Valko le suministraba a su segunda
mujer, Gabriella, unos viales de un lquido destilado de unas plantas de su jardn
dijo Vera. Con bastante ms de ochenta aos, Gabriella luchaba activamente
contra los nefilim, saliendo de misin y soportando privaciones que agentes a los
que duplicaba la edad apenas s podan resistir. Muri en acto de servicio, Nadie
comprenda cmo tena fuerzas para participar siquiera; pareca desafiar a su
cuerpo. Las semillas que usted le dio a Raphael Valko son la nica explicacin,
Debe de estar cultivando su propio jardn antediluviano all arriba.
No hay modo de decir si se dedica a mezclar los aceites obtenidos a partir
de las semillas o a cultivar las plantas. Debes recordar que las semillas que Valko
ha sembrado son las mismas que plant No antes del Diluvio, y No, como bien
sabes, vivi hasta casi los mil aos. Es imposible saber qu sustancias nutritivas
contenan las plantas o qu efectos producan, pero es obvio que Valko los ha
utilizado en su beneficio.
Se le ha ocurrido que quiz haya encontrado la frmula para la medicina
de No? le pregunt Vera.
Azov suspiro, como si ya hubiera considerado la cuestin multitud de veces.
La verdad es que en los laboratorios de Raphael Valko podran estar
pasando muchas cosas. Fue l quien descubri el emplazamiento de la prisin de
los guardianes en 1939. Tambin fue l quien organizo y sostuvo la resistencia de la
sociedad durante la segunda guerra mundial. El doctor Raphael Valko no es una
persona que deje nada al azar. Estoy seguro de que, sea lo que sea lo que est
haciendo en las Rdope, lo est abordando con la misma frrea determinacin que
siempre le ha permitido triunfar all donde muchos otros han fracasado.
No teme subir all arriba un da de estos y encontrarlo muerto?
inquiri la joven.
En absoluto. Pero, en cambio, s me preocupa que no quiera hablar con
nosotros cuando lleguemos all. No tenemos ninguna garanta de que vaya a
ayudarnos en lo ms mnimo a preparar este mejunje. Aunque est vinculado a la
sociedad a travs de varios canales no oficiales, yo incluido, hace dcadas que
abandon la angelologa. Es ms que probable que no acceda a proporcionamos el
elemento que falta, la valkina, ni por algo tan atractivo como la escurridiza
medicina de No.
Vera sigui conduciendo, internndose en las laderas de las montaas
Rdope. Aunque su deseo era llegar al pueblo de Smolyan lo ms rpidamente
posible, el terreno no ayudaba. A medida que ascendan, las carreteras atravesaban
pasos cada vez ms escarpados, forjando un empinado canal que caa
abruptamente por un lado y sobre el que descollaba un saliente rocoso por el otro.
Se oblig a mirar la sima, pues el barranco se abra sobre una oscuridad insondable
que, de abordar mal una curva, los hara precipitarse al vaco. Incluso a la luz del
da, pudiendo prever los cerradsimos meandros, el camino habra resultado
intimidatorio. Mantuvo una marcha corta y pis el acelerador del vehculo,
avanzando a velocidad lenta y constante.
Al coronarla cresta de una montaa, el jeep se vio inmerso de pronto en la
claridad de una luna llena cuya luz baaba un bosque de robles, pinos y abedules
que se perdan ms all, ladera abajo. La carretera se zambulla en desfiladeros
cortados por los rayos de luna y ascenda hasta los pueblecitos de las cumbres para
volver a bajar cruzando otros pasos angostos, de modo que Vera tena la impresin
de estar atravesando un complejo laberinto topiario que tal vez no llevara a
ninguna parte. Tras horas de viaje. Alcanzaron la cima de lo que deba de ser el
pico ms elevado de la regin: sobre sus cabezas. Vela solo distingua un vasto
dosel de estrellas. El pueblo de Smolyan se encontraba agazapado en un pedazo de
tierra, oculto en la oscuridad Azor le indic que tomara una, oscura carretera de
grava que bajaba por la falda de la montaa torciendo y girando hasta que
divisaron una pequea iglesia ortodoxa. Junto a ella se ergua una torre cuyo reloj
de forja dominaba el pueblo. Eran casi las tres de la maana. Siguiendo las
instrucciones de Azov, Vera prosigui carretera abajo, dejando atrs las antiguas
murallas y llegando a una plaza bordeada de rboles de hoja perenne. Apag el
motor. Nadie dijo una palabra, pero haba nacido una nueva sensacin de
esperanza. Era como si todos creyeran que haba una solucin, que una vez
lograran entrevistarse con Valko superaran los obstculos aparentemente
insalvables.
Hemos llegado seal Azov. Solo nos queda esperar que Raphael
acceda a vernos.
Expreso Transiberiano, entre Krov y Perm
Bruno se apoy en el blando almohadn de su asiento y contempl por la
ventana la luz de las estrellas, que jugueteaba sobre la nieve. El traqueteo de las
ruedas del tren puntuaba sus pensamientos con un ritmo intenso, corto y seco.
Intent imaginar los miles y miles de kilmetros de espacio abierto que se
extendan hasta el Pacfico, el permahielo y los viejos bosques, las turberas, las
montaas desnudas e inmaculadas. El tren recorra nueve mil kilmetros entre
Mosc y Pekn. El paisaje pareca tan ajeno, tan aislado de la Rusia moderna que
acababan de abandonar, que casi poda imaginarse la lejana era de los Romanov,
con sus bailes palaciegos, sus trineos, sus partidas de caza y sus regimientos de
cada uno de ellos designado para neutralizar el poder especifico de las criaturas. A
los nefilim los encerramos en un vagn dotado de una corriente elctrica de alta
frecuencia que los deja inconscientes. Eno se encuentra en un vagn congelador, un
espacio reservado para los ngeles ms violentos, ngeles guerreros como los
gibborim y los raifim, as como para los emim como ella. Como bien sabes, las bajas
temperaturas aminoran el ritmo cardaco, reducen el poder de las alas y
disminuyen el nivel de violencia al mnimo. Yana sonri y abri la puerta. Est
en mala forma. Quiz ni siquiera la reconozcas.
Entraron en un pasadizo estrecho y oscuro que daba a los vagones prisin.
Mientras avanzaban, Bruno se iba deteniendo en cada uno de ellos para examinar a
las criaturas. En una celda haba tres ngeles atados juntos, un leogan, un nestig y
un pequeo mendax rojo, tres criaturas en cuyas palabras nunca haba que confiar.
Estaban tan ocupados murmurando entre s que no se dieron cuenta de su
presencia. Al final del tren, en la parte delantera del ltimo vagn, haba una
puerta de vidrio cilindrado cubierta de hielo.
Estos son mis deportados de la semana dijo Yana con un matiz de
orgullo en la voz.
Impresionante dijo Bruno, procurando no revelar hasta qu punto se
senta admirado.
Eno es una captura extraordinaria, una captura que llevaba aos
esperando. Dudo que hubiera podido lograrlo sola, de modo que tengo que darte
las gracias. La angelloga se detuvo frente a la puerta congelada. Pasa y chale
un vistazo a nuestro ngel.
Abri la puerta con la llave y Bruno entr en el compartimento, con la piel
erizada a causa del frio, la respiracin agitada, que quedaba suspendida en el aire
en forma de vaho, y los zapatos que resbalaban en el suelo cubierto de escarcha.
Sus ojos tardaron unos instantes en adaptarse. Distingui la pierna desnuda de
Eno, su piel gris azulada era semejante a un jirn de niebla; vio su rostro, sumido
en el sueo, sus ojos cerrados, sus labios color violeta. Le haban afeitado la cabeza
y unas gruesas venas serpenteaban por su crneo, pulsantes y azules, vivas. Ahora
que la haban despojado de su belleza, Bruno se daba cuenta, con visceral
conmocin, de que no tena nada de humana Mientras se arrodillaba a su lado, oy
cmo la respiracin se le atoraba en el pecho, como si el aire helado se le hubiera
quedado adherido a los pulmones. Le acaricio una mejilla con el dedo, sintiendo
hacia ella la antigua excitante atraccin. El tren dio una brusca sacudida y la
criatura abri los ojos. Los revestimientos reptilianos de sus globos oculares se
retrajeron. Cuando pos su mirada sobre l, Bruno se percat de que lo reconoca,
de que quera hablarle, pero no le quedaban fuerzas.
Eno abri la boca y su larga lengua negra cay de sus labios, con su extremo
El panptico?
La prisin est construida a imagen y semejanza del panptico de Jeremy
Bentham le explic Yana. Tiene la clsica estructura circular del origina], lo
que permite a los guardias vigilar a todas y cada una de las criaturas anglicas.
Dicho esto, por necesidad, el edificio se adapt con el fin de que satisficiera
nuestras particulares necesidades.
Bruno intent imaginarse semejante lugar, su objetivo y su tamao.
Experimento un sentimiento de celos profesionales al pensar en el nmero de
ngeles que se custodiaban all.
Y yo podra entrar?
Desde luego no podemos presentarnos all por las buenas replic Yana
. Esa prisin es el rea carcelaria angelolgica ms grande y mejor vigilada jams
construida. Adems, est ubicada en Chelabinsk, una zona de alta concentracin
de desechos nucleares que se caracteriza por ser el pedazo de tierra ms
contaminado del planeta. Hay angellogos y militares rusos en cada centmetro de
tierra. Aunque yo estoy en nmina y tengo acceso limitado a la prisin, mi
autorizacin no tiene validez desde el principio de la perestroika. Para acceder a
los crculos internos de la prisin tienes que conseguir la ayuda de otra persona.
Bruno la mir atentamente, tratando de dilucidar s su ignorancia era
genuina.
Se encuentra Merlin Godwin en esa prisin? le pregunt.
Saba que era una apuesta arriesgada, pero como Godwin era la nica
persona de la pelcula de ngela de la que no se saba nada, tena que intentarlo.
Claro respondi Yana. Ha sido director del Proyecto Siberia durante
ms de veinte aos.
Bruno consider sus opciones: poda mantener en secreto todo lo que haba
visto en la filmacin de ngela Valko y todo lo que haba averiguado en el
Hermitage. 0 poda confiar en Yana y pedirle ayuda.
Has odo hablar de algo llamado Angelopolis?
El rostro de Yana adopt una expresin de asombro y palideci.
Dnde has odo esa palabra?
Ya veo que es algo ms que una mera leyenda replic Bruno al tiempo
que aumentaba su curiosidad.
Es bastante ms que eso afirm ella, y a continuacin respir
profundamente con el fin de tranquilizarse antes de hablar. Angelopolis es un
misterio para todos aquellos de nosotros a los que no se nos ha concedido
autorizacin para acceder a los reinos internos de la prisin. Es objeto de muchos
rumores: que en la prisin se est llevando a cabo un experimento masivo, que es
una especie de laboratorio gentico de ciencia ficcin, que Godwin est clonando
formas de vida anglica inferiores para utilizarlas como siervos de los nefilim... No
hay manera de saber con seguridad lo que est pasando all dentro. Como te he
dicho ya, la seguridad en torno al permetro es tremenda, y eso es decir poco. Llevo
dos dcadas trabajando all, y nunca he pasado siquiera del primer puesto de
control. Yana encendi otro cigarro mientras consideraba sus pensamientos.
Qu sabes de Angelopolis?
No gran cosa admiti Bruno. S que el doctor Merlin Godwin estuvo
trabajando con los Grigori en algn momento, y que tal vez an lo est haciendo,
pero eso es todo.
Has consultado su perfil?
No, desafortunadamente no.
Yana puso los ojos en blanco, insinuando que era intil seguir adelante sin
hacer lo que, como cualquier angellogo sabia, constitua el primer paso.
Sinceramente dijo Bruno, dolido, no he tenido ocasin.
Ella sac entonces un ordenador porttil de su mochila y le abri en el suelo
del pasillo.
La tecnologa de nuestra red no es tan avanzada como la suya, estoy
segura, pero tengo acceso a ella. Si hay algo sobre Godwin, lo sabremos.
Bruno observ a Yana conectarse a la red de la sociedad rusa y empezar a
buscar en una base de datos angelolgica que pareca escupir de todo, desde
perfiles de enemigos a temas de seguridad y al personal de la sociedad.
Yana estuvo buscando durante unos minutos. Despus, tras teclear
frenticamente, el perfil de Merlin Branwell Godwin apareci en la pantalla, tan
claro y conciso como el perfil de Eno en su Smartphone.
Veamos.
Has encontrado algo?
Lelo t mismo contest ella, pasndole el ordenador. Puedes escoger
entre leerlo en francs, ingls o ruso, elige lo que quieras.
Bruno hizo clic en el perfil y ley el informe en ingls. Nacido en Newcastle
en 1950, Godwin se haba licenciado en Qumica por la Universidad de Cambridge
y en 1982 haba entrado en la academia, donde ese mismo ao trabaj en varios
proyectos secretos. Haba recibido prestigiosos premios y distinciones. Pero los
hilos de informacin biogrfica no llamaron tanto la atencin de Bruno como la
foto que apareca junto al texto. Godwin era un hombre delgado con un llamativo
cabello rojo, una larga nariz afilada y unos penetrantes ojos negros.
No es gran cosa dijo al final.
Nunca hay nada jugoso en los ficheros generales replic Yana,
dirigindole una mirada astuta. Casi todo el mundo puede acceder a este tipo de
informacin.
Haba estado en la casa con anterioridad, pero a la luz del da, y la estructura
laberntica de las estrechas calles lo haba confundido momentneamente. No
obstante, tras dar unos pasos, encontr el camino.
Aqu est dijo detenindose de golpe frente a una puerta muy alta y
estrecha enmarcada por una resquebrajada fachada de estuco. La construccin
formaba parte de una hilera de casas de pueblo, constaba de tres pisos, y sus
persianas azul plido estaban cerradas a la calle. Azov levant una aldaba de latn
y golpe con ella una placa de metal.
Identifquese.
La voz, a pesar de serle tan familiar, lo alarm. Levant la vista y vio a un
hombre con lentes y largo cabello blanco ataviado con lo que, desde la calle en
penumbra, pareca un abrigo militar: Empuaba una pistola.
Dgame exactamente qu demonios estn haciendo ustedes en la puerta
de mi casa a las tres de la maana espet el hombre.
Doctor Valko dijo Azov con voz tranquila. Soy Hristo Azov, del
puesto de avanzada angelolgico de la isla de San Ivn. Perdone que nos
presentemos as, sin avisar, pero tenemos que hablar con usted. Es urgente.
Raphael Valko entorn los ojos, intentando distinguir las caras de todos los
miembros del grupo. Cuando vio a Azov se detuvo, y su expresin se suaviz al
reconocer a su colega.
Azov dijo. Amigo mo, qu haces aqu?
Creo que ser mejor que hablemos dentro replic l mirando a sus
espaldas, mientras un gato sala corriendo de la oscuridad.
Esperaba que volvieras declar Valko. Pero supuse que me
advertiras, que mandaras una carta tal vez, o un mensajero. No es prudente
presentarse a la vista de todos. Estn arriesgando sus vidas, pero tambin la ma.
Baj la pistola y aadi: Vengan conmigo. Es mejor no dejarse ver en la calle.
Podra haber alguien, o algo, vigilando.
Siguieron a Valko por un estrecho empedrado. El anciano se detuvo, abri
una puerta de hierro y los hizo pasar a un inmenso patio florido. Sus dimensiones
eran exactamente opuestas a las del angosto callejn: era un cuadrado enorme lleno
de farolillos y flanqueado por altos muros de piedra que le proporcionaban un velo
de privacidad. Si Azov no hubiera estado antes en casa de Valko, nunca podra
haber adivinado que albergara un jardn privado tan extraordinario en su interior.
No haba un centmetro libre de vegetacin. rboles frutales con las ramas
cargadas de fruta crecan a lo largo del muro; flores de todas las variedades y
colores lucan en macetas de cermica; las parras trepaban por las rejas mientras
sus zarcillos se enroscaban a la plida luz de la luna. La fragancia de gardenias,
rosas y lavanda impregnaba el aire. Una fuente de piedra gorgojeaba en el centro el
invernadero y me recluyo dentro con estas viejas formas de vida, casi puedo
imaginarme cmo era el mundo antes del Diluvio.
Azov mir atentamente a Raphael. Tena la piel plida y surcada de arrugas,
llevaba el blanco cabello recogido en una cola de caballo, y una bonita barba blanca
y rizada le llegaba hasta el estmago. Lo que Azov haba tomado por un abrigo
result ser, bajo la luz, una bata azul que caa hasta los tobillos y confera al viejo
cientfico el aire de un mago.
Azov solo quera vagar por el jardn, examinando las plantas.
Estas nuevas variedades son incluso ms extraas y maravillosas de lo
que haba imaginado declar por fin. Se ha malogrado alguna semilla?
Unas pocas respondi Valko. Pero no tantas como imagin al
principio. Ahora que tengo los paneles de energa solar, he logrado que germinen
casi todas sin grandes dificultades, y he hecho enormes progresos con mis distintas
medicinas.
Medicinas para quin? pregunt Vera con voz temblorosa. Azov hall
su entusiasmo encantador... Su pasin lo haba deleitado desde que era una nia.
Fundamentalmente para mi propio consumo contest Valko.
Es eso prudente? pregunt Azov.
Aunque no se lo haba mencionado a Vera y a Sveti, tambin l haba sentido
1a tentacin de iniciarse en las artes medicinales, pero al final haba desistido. Los
peligros potenciales de mezclar tales medicinas no compensaban los posibles
beneficios.
En su mayora son tinturas de ingredientes absolutamente seguros si se
ingieren en pequeas cantidades explic Valko. Solo he tenido un caso de
toxicidad grave, y fue debido a que mol las semillas de un racimo de uvas
prehistricas y prepar con ellas una infusin. Supongo que debera haberme
comido el fruto, pero quera saber si las semillas tenan propiedades asociadas a la
longevidad, cantidades concentradas de polifenoles sin diluir que se encuentran
disueltas en las semillas de las frutas modernas. Result que las semillas eran ms
potentes de lo que yo poda imaginar. Y, de hecho, a pesar de que enferm una o
dos veces, tambin obtuve inmensos beneficios. Soy un Viejo y, sin embargo, este
jardn me ha proporcionado una segunda juventud. Me siento y parezco cada vez
ms joven con cada ao que pasa.
Azov examin atentamente a Raphael. A los ciento diez aos de edad, su
vitalidad era absolutamente asombrosa.
Cuando not los efectos de las semillas, las mezcl con extracto de cicuta.
Es un brebaje extremadamente potente.
Es un brebaje letal, Raphael objet Azov.
En realidad, no replic Valko. En la dosis correcta, es un ejemplo
clsico de phmzakon.
Es griego dijo Sveti, lanzndole a Vera una mirada para asegurarse de
que comprenda. Se refiere a una sustancia que es un remedio y un veneno a la
vez.
Bien dicho, querida intervino Valko. Las semillas tienen el poder de
matarme, pero tambin tienen el poder de prolongarme la vida. En eso se basa la
homeopata: en una dosis concreta, una sustancia puede hacerte mucho bien, En
otra dosis distinta, te mata. Por supuesto, la mayora de las medicinas y de las
vacunas funcionan Segn ese principio. Ha sido la estrella polar de mi trabajo. Pero
dejemos de hablar de m y de mis fuentes de juventud. Entren y dganme qu los
ha trado hasta aqu.
EL SEXTO CRCULO
Hereja
Informe de vigilancia presentado por ngela Valko
9 de junio de 1984
Este es el primer informe de estas caractersticas que presento en todos mis
aos de experiencia como angelloga, y lo hago con cierta inquietud. No obstante,
la horrible naturaleza de mis sospechas y el alcance de la implicacin del doctor
Merlin Godwin en actividades que van en detrimento de nuestra seguridad exigen
que informe delo que he visto. Presento este documento con la esperanza de que
mis observaciones puedan ser de utilidad para la proteccin de nuestro trabajo.
Mi preocupacin en relacin con Godwin comenz la noche del 13 de abril
de 1984, cuando me tropec con l en la calle. Mi marido, Luca, y yo nos dirigamos
a cenar a un restaurante de la calle de Rivoli cuando reconocimos a Godwin.
Caminaba por delante de nosotros, solo. Llevaba un traje de tres piezas y arrastraba
una maleta. Decidimos alcanzarlo, saludarlo e invitarlo a tomar una copa de Vino
pero, antes de que pudiramos alcanzarlo, se le uni una criatura alta, de sexo
femenino, con los rasgos anglicos habituales.
Mi marido, que estaba tan intrigado como yo por esta pareja, y cuyo instinto
como cazador de ngeles lo empujaba a indagar adnde se dirigan, decidi que lo
mejor sera seguirlos. Eso hicimos, mantenindonos a Cierta distancia detrs de
Godwin hasta que se detuvo en la calle del Templo, donde la criatura y l entraron
en un restaurante. Se sentaron a una mesa, casi al fondo del local, lejos de los se res
humanos. No nos atrevimos a seguirlos al interior. El doctor Godwin sabe bien
quin soy, pues comenz su carrera como residente mo y me habra reconocido al
instante.
Luca llam entonces a un compaero, Vladimir Ivanov, un hombre al que el
doctor Godwin no habra reconocido, y lo mand al interior del restaurante para
que los vigilaran de cerca. Vladimir entr en el local y se sent a la barra,
observndolos, y, al cabo de una hora, Godwin y su compaera se marcharon de
all. Vladimir se reuni con nosotros poco despus y nos refiri la siguiente y
sorprendente informacin: Godwin haba estado conversando durante una hora
con la mujer, que Vladimir confirm que era un ngel emim. En su opinin,
Godwin estaba trabajando con ella. Haba hablado largo y tendido de su trabajo y,
lo que era ms sorprendente, al final de la cita, Godwin le haba entregado la
maleta.
Luca y yo hablamos largamente de ello, especulando acerca de lo que la
maleta poda contener, y al final decidimos que debamos seguir vigilando a
Godwin antes de redactar un informe oficial. Reunirse con el enemigo es un delito
grave, pero pensamos que su asociacin con la criatura poda tener una
explicacin. Decidimos simplemente vigilar y esperar.
No fue difcil. A Godwin acababan de asignarle un laboratorio cerca del
mo, as que tuve la oportunidad de observarlo tranquilamente a lo largo de
muchas semanas. No descubr nada fuera de lo comn. Trabaja siete das a la
Semana, es una persona solitaria, mantiene una rutina estricta. Cuando le pregunt
por su trabajo durante nuestras citas semanales, no hall ninguna anomala en sus
experimentos.
Mientras tanto, Luca comenz a revisar los perfiles de criaturas cazadas y
capturadas con anterioridad. Identific a la compaera de Godwin como una emim
llamada Eno. No profundizar aqu acerca de la importancia de ese nombre, pero
baste decir que su identidad nos impresion a Luca y a m y nos hizo recelar an
ms del comporta miento de Godwin.
La noche del 30 de mayo, a las once en punto, lo vi salir de su laboratorio y
cruzar corriendo el pasillo. Volva a llevar un traje y arrastraba de nuevo la maleta.
Lo segu al interior del ascensor y l sujet la puerta. Se mostr deferente,
inclinndose como lo hara un caballero. Ahora estoy convencida de que Godwin
deba de saber ms acerca de mi de lo que yo sospechaba. Durante muchos aos,
haba dado por sentado que su comportamiento torpe conmigo se deba a una
incapacidad para hablar con mujeres, y que era demasiado inexperto e ingenuo
para hacerse valer ante una colega atractiva. Crea que esa caracterstica constitua
una seal de inocencia, pero pronto me dara cuenta de lo mucho que me
humano puede vivir sin potasio en la sangre. Yo misma haba autorizado a Merlin
Godwin para que analizara la sangre de Evangeline la habamos estado
controlando durante aos, pero nunca me haba sealado esas anomalas tan
obvias. De hecho, siempre haba afirmado que su sangre era humana, sin el ms
leve rastro de caractersticas nefilisticas. La conclusin que me veo obligada a sacar
de esta revelacin me horroriza particularmente: Godwin ha estado sacndole
sangre en secreto a mi hija y la ha estado utilizando para sus propios propsitos
perversos.
Residencia del doctor Raphael Valko, Smolyan, Bulgaria
Vera sigui al doctor Valko al interior de un edificio bajo de piedra situado
en el extremo occidental del patio; detrs de ellos, iban Azov y Sveti. Dentro,
iluminada con lmparas de gas, descubri una amplia sala llena de cuerdas, botas
y cinturones con piquetas. Haba un montn de anoraks y mochilas encima de un
sof, y un gran mapa de las Rdope colgado en la pared, con la superficie cubierta
de chinchetas de colores. Por el desorden reinante, estaba claro que all los
visitantes eran un fenmeno poco frecuente. Mientras observaba la confusin, Vera
se dio cuenta de que estaba exhausta. Las pocas horas que haba dormido en el
avin no bastaban para sostenerla en pie. Estaba empezar do a acusar el cansancio
de la misin.
Mis exploraciones me han llevado a casi todos los rincones de estas
montaas explic Valko, observando que Vera estaba interesada en el mapa.
Abandon la academia de Pars tras la muerte de ngela porque, francamente, no
poda soportar que me la recordaran. Pero con el tiempo me he dado cuenta de que
haba otra razn: tena que volver al origen de mi trabajo, la inspiracin de todos
mis esfuerzos.
Recorriendo el mapa con el dedo, se detuvo en la cueva de la Garganta del
Diablo.
Mis descubrimientos ms importantes se han producido siempre cuando
he regresado a los lugares originales en que se ubicaron y fueron avistados los
nefilim: los Alpes, los Pirineos, el Himalaya...
O las Rdope aadi Azov.
Eso es. Los lugares ms importantes para las criaturas estn siempre
ubicados en las regiones ms remotas de la tierra, lejos de ojos humanos.
Se abri una puerta y una nia entr en la habitacin. Pareca tener entre
diez y doce aos de edad y llevaba jeans, tenis y un suter amarillo plido que
haca juego con su corto cabello rubio. Tena los ojos azules y los rasgos
marcadamente aristocrticos del doctor Raphael Valko. Vera supuso que se trataba
de la hija que Azov haba mencionado. Al observarla con mayor atencin, detect
una cicatriz que le surcaba la mejilla de arriba abajo, una ancha y plida fila de
puntos ya cicatrizados que discurra a lo largo de la lnea de su mandbula,
pasando junto al odo y perdindose bajo el nacimiento del cabello. La nia dej
una taza de infusin sobre la mesa de su padre y mir a los dems, como si sintiera
curiosidad al ver a tantos visitantes.
Gracias, Pandora le dijo Raphael.
Vera se pregunt si aquella sera la infusin hecha con las plantas que el
doctor haba cultivado sembrando las semillas del mar Negro de Azov. Valko no
pareca ser de los que reconocen la contribucin de los dems. Los haba invitado a
entrar para conocer el motivo que los haba llevado a Smolyan, pero ni siquiera
Azov haba podido decir algo.
Percibiendo un hueco en el monlogo de Valko, Vera se aclar la garganta y
dijo:
Hay una cosa en la que espero que usted pueda ayudarme, doctor.
Eso supona replic l levantando la taza y tomando un sorbo. Han
recorrido un largo camino para hablar conmigo. Espero poder ser de utilidad.
Vera ha encontrado unos documentos que tienen que ver con las
medicinas de No intervino Azov.
Valko pareca extraamente tranquilo, como si estuviera en trance.
Si siguiera con vida, mi hija habra estado muy interesada en hablar de
este asunto con ustedes.
Entonces, ngela realmente tena inters en esa preparacin? inquiri
Vera levantndose y acercndose a la puerta, desde donde ech una ojeada al
jardn.
Las primeras luces del amanecer inundaban el cielo por encima del patio. La
joven meti la mano en su bolso para sacar el lbum de flores, que durante la noche
haba llegado a parecerle ms suyo que de Rasputn o de los Romanov y volvi a
entrar en la estancia.
Inters? Dijo Valko con una leve sonrisa mientras miraba el libro.
Debo decir que era ms que eso, la vinculacin de mi hija con este tema no era
terica. Su implicacin la llev a profundizar en los secretos de la naturaleza de la
vida anglica en el planeta. Al final logr enterarse de cosas que pusieron en riesgo
su vida.
Cree usted que esta informacin la condujo a la muerte? pregunt
Azov.
Es lo ms probable contest Valko con un aire de tristeza. Al
principio, sin embargo, se trataba de una cruzada estimulante, aunque muy
incierta. El diario de Rasputn lleg a manos de ngela casi como cado del cielo.
osteoporosis. Escuche su historia, que incluso yo, que crea haberlo odo todo,
encontr absolutamente increble, y luego se lo hice poner todo por escrito y
firmarlo para poder entregarle directamente su relato a ngela en Pars.
Apuesto a que era un testamento sorprendente intervino Sveti,
lanzando un suave silbido.
Mucho respondi Valko, sacando del montn de papeles un fino libro
encuadernado en cuero rojo.
Vera reconoci el logotipo de la sociedad en el lomo y supo que deban de
ser las notas de campo de un angellogo. Extendi el brazo para tomar el
portafolio.
Esto lo escribi ngela? quiso saber.
Su madre contest el doctor con voz triste. Este libro contiene cosas
que mi hija nunca debera haber ledo.
Oficialmente, son los informes de su madre, Gabriella Lvi-Franche, acerca
de la labor de resistencia que llev a cabo en Paris durante la ocupacin nazi. Pero,
entre lneas, est la verdad de la paternidad de ngela.
Perdone, Raphael dijo Azov con un deje de disculpa en su tono, pero
la relacin de ngela con Percival Grigori es conocida por todos.
Quiz ahora s replic Valko. Pero durante la vida de ngela fue una
informacin celosamente guardada. Despus de que la asesinaron, tanto Gabriella
como yo nos quedarnos desolados al encontrar este libro rojo entre sus
pertenencias. No solo muri sabiendo que yo no era su padre biolgico, sino que
muri sabiendo que su madre y yo la habamos engaado deliberadamente. Debi
de haberle dolido muchsimo enterarse de que descenda de nuestro enemigo.
Valko dej escapar un profundo suspiro y Vera sinti una punzada de
culpabilidad por estar obligndolo a recordar unos hechos tan dolorosos.
Encontrar la declaracin de Katya en el interior del libro rojo fue como
recibir una bofetada en la cara prosigui Valko. Obviamente ngela quera
mandarnos un mensaje a su madre y a m. Quera que supiramos que haba
sabido la verdad.
Vera traslad los ojos del libro rojo al dossier, sabiendo que los cientos de
horas que haba pasado entre los efectos personales de ngela en el Hermitage no
haban sido ms que el primer paso de un gran descubrimiento. Su obsesin por
los huevos, la crptica hilera de pistas que la mujer pareca dejar tras ella all donde
iba... Vera haba credo que no tenan ninguna relevancia. En cuestin de horas,
Valko lo haba cambiado todo. Presa de un impulso casi irrefrenable de conseguir
el testimonio de Katya, dijo:
Imagino que en estas pginas debe de haber bastantes sorpresas.
Valko sac un fajo de hojas del libro rojo y se las tendi.
S, en efecto dijo en voz baja. Pero le sugiero que lo vea por s misma.
Expreso transiberiano
Verlaine entr en un estrecho cuarto de bao, encendi una lmpara y se
mir al espejo. Un oscuro moretn se haba formado alrededor de los puntos que le
surcaban la frente e iba ganando poco a poco terreno por debajo de su ojo
izquierdo. Despus de orinar, abri el grifo y se remoj la cara, haciendo una
mueca cuando el agua ba la herida. Estaba muy estropeado. La quemadura del
pecho an le dola, segua notando un zumbido en la cabeza y estaba tan cansado
que apenas si poda moverse. Lo nico que saba era que tena que encontrar las
fuerzas necesarias para llegar hasta Evangeline, dondequiera que estuviera.
Mientras volva a su compartimento, arrastrndose a travs del tren, oy a
alguien hablar en ruso. Sonaba extraamente sibilante, sin las asperezas del ingls,
y sus ritmos le parecieron reconfortantes. Tom un ejemplar de un peridico de
Mosc e intent descifrar los caracteres cirlicos, pero el alfabeto no tena ningn
sentido para l. El hecho de poder estar dndoles vueltas toda la maana a
aquellos smbolos angulosos, si quera, y que no significaran nada en absoluto le
resultaba curiosamente placentero.
Un hombre pas junto a l rozndolo y Verlaine se volvi, sintiendo que se
le erizaba el pelo de la nuca. Reconoci la electricidad en el aire, la sensacin de
estar en suspenso, como si todo se congelara y luego se hiciera pedazos. Al
observar con mayor atencin, vio que la piel del hombre segregaba plasma, que la
estructura de sus hombros y de su espalda corresponda a unas alas nefil, que
dejaba tras de s el inconfundible olor de los nefilim. Reconoci el traje de
terciopelo y la elegancia de su porte: uno de los gemelos de San Petersburgo estaba
en el tren.
Procedi a seguir a la criatura, y volvi sobre sus pasos en direccin al bao
atravesando los coches cama de segunda clase, con sus radas cortinillas de encaje,
un vagn para fumadores y el vagn comedor, que ola a t negro. Se estaban
acercando al final del tren. La criatura se detuvo frente a una puerta con una placa
dorada que deca SALN PRIVADO. Puls el botn de un intercomunicador y
una voz contest en ruso. Las palabras eran incomprensibles y. de pronto, el
agradable distanciamiento que Verlaine haba sentido tan solo unos momentos
antes se volvi irritante. Era indispensable que comprendiera cuanto suceda a su
alrededor.
Poco despus, un hombre corpulento y musculoso abri la puerta, le
murmur unas cuantas palabras a la criatura Verlaine reconoci la voz del
intercomunicador y le indic por seas que entrara. Verlaine entr tras l. Se
asegur de que el escolta era un ser humano y, acto seguido, le desliz un fajo de
euros que l guard en sus pantalones mientras lo dejaba pasar. El ruido sordo de
la msica resonaba por el estrecho y destartalado compartimento. Un olor a alcohol
y humo de cigarro impregnaba el aire. Haba luces de nen, camareras con
vulgares corss de encaje y tacones de aguja, as como sofs de cuero donde
estaban apoltronados varios nefilim mientras consuman unas bebidas. La criatura
nefil le hizo un gesto con la cabeza al barman, quien, tras hablar con alguien al
telfono, apunt con la mano al fondo de la sala.
Verlaine record lo que haba dicho la doctora, que deba mantenerse
alejado de todo tipo de peligro, y se pregunt si sera sensato haberse metido en
semejante situacin. Todo el mundo haba odo historias de agentes brutalmente
asesinados al haber sido descubiertos mientras espiaban. Era un suceso bastante
comn, especialmente en los puestos de avanzada de provincias. Los nefilim
podan matarlo y nadie en Paris sabra lo que haba pasado. Yana quiz enviara la
noticia a Francia, aunque no estaba claro que se pudiera confiar en ella.
Instintivamente, Bruno y l haban aceptado su identidad sin ninguna duda,
confundiendo su pericia como cazadora con una prueba de autenticidad. Mientras
se internaba en el saln, comenz a sentir el hormigueo del miedo. Si tena que
escapar, no habra forma de salir de all.
Aunque nunca haba visto a Sneja Grigori, supo enseguida que se trataba de
ella. La matriarca de la familia estaba tumbada en un divn de cuero, con el cuerpo
extendido de un extremo al otro. Dos ngeles anakim, uno que le ofreca porciones
de baklava otro que sostena una bandeja con una copa de champn, se inclinaban
sobre ella. Era tan enorme que Verlaine se pregunt cmo haba logrado subirse al
tren y cmo bajara cuando este llegara a su destino. Llevaba lo que pareca una
cortina de seda enrollada en torno al cuerpo, y le haban recogido el cabello en un
turbante. Cuando Verlaine se aproxim al divn, Sneja levant sus grandes ojos de
sapo.
Bienvenido a Siberia le dijo, examinndolo con una penetrante mirada.
Tena una voz cavernosa, desagradable y ronca. Mis sobrinos pronosticaron que
vendras, aunque no tenan la ms mnima idea de que viajaras como mi invitado
personal.
Sus sobrinos? pregunt Verlaine. Mir detrs de Sneja y observ que
al primer gemelo se le haba unido su hermano. Estaban el uno junto al otro, bellos
como querubines, con sus rubios rizos cayendo en cascada sobre sus hombros y sus
grandes ojos fijos en l.
Los conociste en San Petersburgo le indic Sneja, tomando un trocito de
baklava y colocndoselo con delicadeza sobre la lengua. Con nuestra ngel
mercenaria favorita, Eno, que me parece que, con la ayuda de mis sobrinos,
de los camiones que pasaban veloces, franjas marrones sobre la nieve blanca.
Verlaine forceje con la cuerda mientras su aliento clido se elevaba en el aire
glacial. El viento helado arremeta contra su cuerpo, aguijonendole la piel. Al
levantar la vista distingui un inmenso retablo de tenues estrellas que lucan an
en el cielo del amanecer. Ms all divis el infinito blanco cristalino de la llanura
siberiana. El tren avanzaba lenta e implacablemente hacia el este, donde el sol
empezaba a asomar por el horizonte. Sinti que se le estaba formando hielo en los
pliegues de los prpados y supo que, al cabo de una hora. Morira congelado.
Declaracin de Katya Badmaiova
San Petersburgo, 1976
Yo era una chiquilla de diez aos cuando mi padre trajo a Rasputn a casa.
Saba de quin se trataba incluso yo haba odo las historias que corran acerca de
l, pero me qued asombrada al descubrir que no era tan guapo como haba
imaginado. No poda comprender cmo la zarina poda haber cado bajo el
embrujo de un individuo con una barba negra y enmaraada tan fea, la piel rojiza
y unos ojos extraos. La primera impresin que me caus fue la de un hombre
zafio y poco agraciado con ropa de campesino. Pero mi percepcin pronto cambi.
A lo largo de los meses siguientes, durante los cuales nos visit a menudo, acab
formndome una idea distinta de Rasputn. No tena unos modales elegantes, ni
siquiera trataba de halagar a los dems, pero haba algo en su forma de ser que me
fue ablandando hasta que fui susceptible a su atraccin. Hacia la tercera o la cuarta
visita, su actitud haba modificado la opinin que tena de l. Pas de considerarlo
el ms vil de los hombres a encontrarlo muy sutil, casi encantador Creo que ese era
el secreto de su poder de seduccin: se trataba de un hombre feo que tena la
habilidad de hacer que la gente lo creyera atractivo. A m, como a tantas otras
personas, me tena embelesada.
Cada vez que Rasputn visitaba nuestra casa, un pequeo apartamento cerca
del Palacio Anichkov, en San Petersburgo, l y mi padre se metan en su estudio y
yo segua con mis clases de piano, de francs, de bordado o lo que tuviera entre
manos ese da, fuera lo que fuese. No ramos ricos, pero tenamos varios tutores
que me mantenan ocupada mientras mi padre trabajaba. La mayor parte del
tiempo no tena ms contacto directo con Rasputn que el momento en que lo vea
caminar de la puerta principal al despacho de mi padre. Al cabo de ms o menos
un ao, dej poco a poco de visitar a mi padre y yo comenc a olvidarlo. Despus
de su asesinato y de la revolucin, ya no haba motivo para volver a pensar en l.
O eso crea yo. En los cincuenta, mi padre enfermo de cncer. Durante los
tocado el hielo, no haba ido nunca al teatro a escuchar msica. ngela le mostr el
mundo humano y l, a su vez, comenz a ensearle lo que supona ser etreo. No
sabra decir si ngela haba decidido seducirlo desde el principio, pero en cuanto
lo vio, para ella no pareci haber ms opcin. Se enamoraron ante mis ojos.
Enseguida tuvieron una aventura. Y, en 1978, tras regresar a Paris, ngela dio a luz
a la hija de Lucien.
Vera estaba demasiado estupefacta para hablar.
El padre de Evangeline era Luca Cacciatore...
Biolgicamente, Luca no tuvo nada que ver con la existencia de
Evangeline. El padre biolgico de la nia era, en realidad, Lucien.
Luca lo saba? pregunt Azov.
Valko suspir.
No tengo ni idea. Mi hija dej de hacerme confidencias despus de que
Evangeline naci.
Hay informacin sobre ese ngel registrada en alguna parte? pregunt
Vera, haciendo un esfuerzo. La existencia de semejante criatura reflejaba su trabajo
de manera tan fiel, y demostrara sus teoras de forma tan definitiva que casi le
daba miedo seguir adelante. Fotografas Algn video? Algo que pruebe su
existencia?
No hay necesidad de fotos ni videos Contesto cruzndose de brazos y
mirando a Vera a los ojos. Lucien est con nosotros.
Expreso Transiberiano
Los pensamientos de Bruno estaban tan llenos del informe de ngela Valko,
los detalles de lo que haba hallado en el laboratorio de Godwin y las repercusiones
de lo que haba descubierto que no oy cmo se abra la puerta de metal. Cuando
not lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde: los gemelos Grigori se
encontraban en el interior del vagn, rodeados por un ejrcito de ngeles gibborim.
Mientras Yana sacaba la pistola y el estallido de las balas haca tintinear el vagn,
Bruno entr rpidamente en accin lanzndose al suelo, buscando su arma y
prestando apoyo a Yana. La angelloga daba en el blanco pero, como ambos saban,
las balas normales apenas s afectaban o lastimaban a los gibborim: les producan
el mismo efecto que a Bruno la picadura de un insecto.
Desde un punto de vista puramente terico, los gemelos eran un espectculo
increble. Inmensamente altos, delgados, plidos como la leche, con sus grandes
ojos que miraban ausentes al vaco, aquellos nefilim eran los especmenes de
estudio ideales. Que estuvieran por duplicado y que su pedigr fuera tan puro los
llegar hasta all, hasta ese vagn de ah delante. Debemos andamos con cuidado: si
hacemos demasiado ruido tendremos problemas con el revisor. Crees que puedes
hacerlo?
Bruno not que heran su orgullo. Que hubiera tenido problemas con los
gibborim no quera decir que no estuviera a la altura de Yana.
Claro que s respondi. Me reunir all contigo.
Contra el viento, avanz sobre el techo de metal. Una capa de nieve revesta
el vagn, cubrindole los zapatos. Primero le ardan los pies y luego, al cabo de
unos minutos, los tena insensibles. Salv de un salto el hueco entre los vagones sin
dificultad pero, al final del tercer coche, aterriz con fuerza sobre una placa de
hielo, perdi el equilibrio y cay. Vio alejarse el paisaje despacio, como si estuviera
precipitndose a una nube sin fondo desde el borde de un elevado peasco.
Se golpe violentamente contra el techo, al tiempo que su cuerpo se hunda
en la nieve en polvo. Se hallaba sumido en esa sensacin, un frio seco que le
congelaba el cerebro, cuando oy una voz dbil que llegaba de abajo. Se arrastr
hasta el extremo del vagn y descubri a Verlaine, atado a las barras de metal de
una barandilla, con su cuerpo tendido sobre una estrecha repisa. Llam por seas a
Yana y juntos se descolgaron desde el tejado y bajaron hasta la plataforma donde
yaca su amigo, terriblemente quieto.
A pesar de sus esfuerzos por hablar, pareca estar medio muerto. Tena la
piel gris, los labios azules, la fina montura metlica de las gafas recubierta de hielo.
Con la ayuda de Yana, Bruno lo desat y, tras ayudarlo a levantarse, abri una
puerta corrediza y lo introdujo en un vagn, donde la angelloga procedi a
frotarle las manos y los brazos, tratando de hacer que la sangre volviera a circular
por sus extremidades. Bruno corri al vagn restaurante, pidi t negro y regres
donde se hallaba Verlaine con la tetera y la taza. Cuando lleg, Yana lo haba
ayudado ya a sentarse con la espalda contra la pared. Le haba quitado los zapatos,
tena sus pies entre las manos y le estaba frotando la piel. Bruno le sirvi el t y
observ con gran alivio que se beba la taza entera. Se la llen por segunda vez y,
con un escalofro, se fij en que tena pedazos de hielo incrustados en el pelo.
Se supona que no debas meterte en problemas le dijo.
Puedo llevarte hasta los gemelos Grigori respondi Verlaine, sorbiendo
el t caliente ms despacio.
No es una buena idea intervino Yana. Han estado a punto de matarte
dos veces. Yo no tentara al destino.
Bruno mir a Yana.
Si los Grigori estn ah, Eno estar con ellos.
Sneja est ah dentro seal Verlaine, y mir a Bruno buscando su
respaldo. Es ella quien lleva la voz cantante.
Eso era evidente por el modo en que intentaba matarte terci Yana.
Por qu lo dices? pregunt Bruno, haciendo un esfuerzo para no
discutir con Yana. Acababa de salvarle la vida; le deba el beneficio de 1a duda. Sin
embargo, llevaban dcadas intentando acorralar a Sneja Grigori. Y ahora, all
estaba, en el tren, esperando a que la capturaran.
A Sneja le gusta dejar que sus vctimas se congelen casi hasta morir antes
de ejecutarlas les inform Yana. De ese modo, el asesinato en s es menos
sucio.
Que bien replic Verlaine, palideciendo.
As que, ahora que los Grigori te han quemado y congelado brome
Yana, si quieres cubrir todos los elementos, solo queda que te ahoguen y que te
entierren vivo, Creme, ya has abusado bastante de tu suerte, y tambin de la ma.
A veces, estos viajes de transporte fracasan, y cuando eso sucede es mejor tirar la
toalla. Por otra parte, Bruno tiene puesta su atencin en objetivos mucho ms
ambiciosos que un puado de nefilim.
Verlaine le dirigi a su jefe una mirada interrogativa.
Vamos a buscar a Godwin le explic l.
Aunque Bruno comprenda el enorme riesgo que estaba asumiendo, saba
que no iba a dejar pasar esa oportunidad nica de entrar en el panptico. Se apoy
contra la pared mientras sus ojos se posaban en el paisaje helado. Pasaran muchas
horas antes de que cruzaran los montes Urales y entraran en Asia, descendiendo
hacia Chelabinsk y su famosa crcel para ngeles.
Residencia del doctor Raphael Valko, Smolyan, montaas Rdope,
Bulgaria
Vera mir atentamente a Azov, midiendo cada uno de sus gestos. Lo conoca
suficientemente bien como para saber que estaba luchando por contener sus
emociones. Estaba furioso, lo cual no era algo que Vera hubiera visto a menudo.
Usted lo saba afirm l con una voz que era poco ms que un susurro
. Y ha guardado silencio durante todos estos aos.
Ah, pero ha sido porque nada sali como esperbamos se defendi
Valko.
Qu sali mal? inquiri Sveti.
Evangeline era humana contest Valko. O al menos eso crea su
madre. Ao tras ao, iba albergando cada vez menos esperanzas de que la herencia
anglica de su hija se manifestara. Con cada extraccin de sangre, la decepcin de
ngela aumentaba.
Vera pens en la pelcula que haba visto en el almacn del Hermitage la
maana anterior, en los viales de sangre etiquetados con varios nombres. Ahora
comprenda por qu haban conservado la sangre de Alexis y de Lucien.
ngela le sacaba sangre a su propia hija? pregunt.
Supervisaba la extraccin y las pruebas, s dijo Valko.
Y no tema poner a Evangeline en peligro? quiso Saber Vera
Parece como si en la sangre de Evangeline no hubieran encontrado nada
que fuera motivo de alarma sugiri Sveti.
Por desgracia, tiene usted razn replic Valko. Por aquel entonces, las
pruebas apuntaban a que la sangre de Evangeline era humana. Y ngela,
aceptando que su hija era una nia corriente, se dedic a otros proyectos. Uno en
particular se convirti en una especie de obsesin para ella.
Se refiere usted al virus aventurero Vera.
S corrobor l.
Fue un logro increble declar ella
No estoy seguro de que ngela estuviera satisfecha por el virus en s. Sus
planes eran ms ambiciosos que el simple desencadenamiento de una epidemia.
Un virus se puede curar. Las criaturas pueden protegerse de la infeccin. ngela
pensaba que el virus que haba creado no bastaba: quera aniquilar por completo a
la rama nefilim. Para ello necesitaba un arma ms poderosa, ms segura.
Por eso la mataron los nefilim seal Azov con voz dubitativa, como si
siguiera sorprendindole que ngela estuviera muerta.
No exactamente desminti Valko. Recuerden, por favor, el huevo del
Libro de las Flores que pint Tatiana. Les ped que interpretaran la acuarela como la
puerta hacia un fin superior, hacia algo ms elevado que un recetario para preparar
la medicina de No.
S, claro record Sveti. La escalera de Jacob d ngela. Aunque sigo
sin entender cmo esa interpretacin pudo conducir efectivamente a un resultado.
A mi parece que tenga ningn significado evidente.
ngela obedeca a la corazonada de que el dibujo era algo ms que una
simple muestra de lo que hacan las grandes duquesas en sus clases de pintura. Me
pidi que la ayudara y, despus de curiosear un poco, descubr que tena razn: el
dibujo tena un significado mucho ms directo de lo que nadie podra haber
imaginado.
Pero cul? pregunt Sveti.
Creo que ya lo entiendo anunci Vera, tomando el Libro de las Flores que
Sveti tena en las manos y volviendo las pginas hasta el principio, donde se
hallaba la placa de cobre con la dedicatoria OTMA a Nuestro Amigo. Cuando
Nadia me dio ayer este libro, me explic que el primer Nuestro Amigo, un tal
monsieur Philippe, haba augurado un heredero para el zar en 1902, tras lo cual la
objet Azov.
Eso fue una consecuencia inesperada.
Qu esperaba ella que sucediera? inquiri Vera, percatndose, con
horror, de que ngela era ms calculadora de lo que podra haber imaginado jams
. Qu quiere usted decir con que ngela era plenamente consciente de lo que
estaba haciendo? En que esperaba que se convirtiera Evangeline?
En el arma definitiva contest Valko. Un arma derivada de la
jerarqua natural de los seres anglicos. Estn las esferas de criaturas celestiales, los
arcngeles, los serafines y los querubines, y luego, las esferas de los diablos,
ngeles cados, las criaturas repudiadas por el cielo, los demonios. ngela conoca
esas distinciones a la perfeccin. Saba que el poder de un ngel deba medirse
frente al poder de otro ngel. Saba que una creacin falsa (la produccin gentica
de autmatas, glems. clones o de cualquier ser animado por el estilo mediante
ingeniera) no iba a funcionar, pues iba en contra de la jerarqua divina de los seres.
Tambin saba que para vencer a una criatura de origen anglico y humano, un
monstruo del orden celestial, deba crear otra criatura ms poderosa. As que trato
de crear una nueva especie de ngel, una que fuera ms poderosa que los nefilim.
La voz de Azov son tensa al decir:
Hace usted que ngela parezca una especie de Frankenstein que estaba
fabricando un monstruo.
Mi hija hizo algo an ms audaz respondi Valko, y Vera no pudo
adivinar si estaba orgulloso del trabajo de su hija o avergonzado.
Est diciendo en serio que ngela tuvo un hijo para usarlo como arma?
dijo Azov.
La palabra arma tal vez no sea la ms idnea para definir a la nia.
Fjate en su nombre. Contiene las semillas de su destino. Le pusieron Evangeline:
Eva ngel. La chiquilla tena que ser la nueva Eva, una criatura original nacida
para reconstruir un mundo nuevo.
Semntica aparte, me cuesta creer que ngela utilizara a su propia hija
como una especie de experimenten gentico terci Azov, dubitativo.
Al final, no tuvo importancia replic Valko. El experimento fracas.
Porque Evangeline result ser humana? pregunt Vera.
Una hembra humana con la piel opaca y sonrosada, sangre roja, tendencia
a padecer enfermedades, un ombligo y un parecido sorprendente con su abuela
materna, Gabriella. Valko apart la mirada y baj la voz, al aadir: De modo
que ngela volvi a intentarlo.
Qu? Exclam Vera y, al darse cuenta de que estaba casi gritando,
cambi el tono de voz. No lo entiendo. Pas mucho tiempo antes de que ngela
supiera que Evangeline no era la criatura que ella quera crear. Cmo demonios es
con los Grigori es algo que aparentemente ha logrado mantener, aunque no tengo
ni idea de cmo.
Ni de por qu aadi Sveti. Cmo es posible que le permitieran
continuar con su trabajo? No puedo imaginarme a los Grigori utilizando a su
propia gente como conejillos de Indias.
Yo tengo mis propias teoras al respecto declar Valko, dirigindole a
Vera una sonrisa. Sospecho que estn tratando de desarrollar un nuevo fondo
gentico para renovarse a s mismos. De lo que tal vez no se hayan dado cuenta es
de que sin una criatura que pueda proporcionarles la informacin biolgica que
necesitan sus esfuerzos son intiles.
Es decir, Lucien aadi Azov.
Yo me ocup de Lucien dijo Valko, y Vera percibi; el orgullo de un
hombre que se ha pasado toda la vida burlando a las criaturas. Lo saqu de
Siberia antes de que lo lastimaran de verdad.
Se encuentra aqu? pregunt la joven.
Cada cosa a su debido tiempo, querida respondi Valko. Han venido
aqu en busca de respuestas e intentare darles algunas. Se recost en la silla, con
el caf humeante en la mano. Como saben, fue mi hija quien fund el campo de
la gentica anglica. Lo que tal vez no sepan es que sus enemigos controlaban muy
de cerca su trabajo. Esperaban utilizar la ingeniera gentica para crear ngeles.
Pero no dijo usted que ngela no crea que la gentica fuera a funcionar?
inquiri Azov.
No crea que fuera viable. Y su razonamiento derivaba de los aspectos
ms bsicos de la herencia gentica: la naturaleza del ADN mitocondrial y del
ADN nuclear.
Ah, los pilares de las sociedades ancestrales estn en todas partes dijo
Azov. En San Ivn hemos tenido a varios eruditos religiosos que queran
exhumar los restos de san Juan Bautista con la esperanza de realizar esas pruebas
de ADN.
Y por supuesto t les explicas por qu no sera prudente hacer esas pruebas
intervino Valko.
Yo les explico que lo que acta como una cpsula del tiempo es el ADN de
los miembros femeninos de una familia: el ADN mitocondrial de una nia es una
rplica del de su madre, del de su abuela, del de su bisabuela, y as sucesivamente.
As que san Juan Bautista, al ser un hombre (y ahora aadira, un hombre que tal
vez descienda del arcngel Gabriel), no les iba a proporcionar los resultados que
esperaban.
ngela descubri que con las hembras nefilim suceda lo mismo explic
Valko. En cada hembra que nace hay una rplica exacta de la lnea materna, lo
EL SPTIMO CRCULO
Violencia
Smolyan, montaas Rdope, Bulgaria
Valko se calz las botas de montaa, se agach y se at las agujetas. En
primavera haca fro en las montaas, e iban a necesitar cazadoras gruesas y
guantes para mantenerse calientes. Entr en el invernadero y tom varias
cazadoras. Luego se acerc a un armario metlico, abri las puertas cerradas con
llave y comenz a sacar pequeas cajas lacadas, cucharas fabricadas con distintos
tipos de metal, un mortero con su mano y unos cuantos frascos de cristal, y se los
meti con cuidado en la mochila. Envolvi una parrilla porttil de gas en un pao y
lo aadi a su equipo. Haba que llevar a la cueva todo lo necesario.
Mientras se suba el cierre de la cazadora, se volvi hacia los dems y los
examin. Distribuy las cazadoras y dio a cada uno un gorro y un par de guantes.
Tanto Sveti como Vera eran potencialmente preocupantes. A pesar de estar delgada
y bronceada por su trabajo en el mar Negro, Sveti era una lingista cuya actividad
fsica ms intensa consista en trasladar libros de una estantera a otra y, si no se
equivocaba a la hora de juzgar a las personas, Vera era ms o menos igual. Ni la
una ni la otra tenan ni el entrenamiento ni la fuerza necesarios para emprender
una verdadera expedicin.
Trat de recordar que tambin l haba sido inexperto, y que haba tenido
que ser paciente con sus colegas ms jvenes. Sus primeras expediciones haban
tenido lugar en los Pirineos, donde l y su primera mujer, Seraphina, se haban
enamorado. En los aos posteriores a su matrimonio continuaron buscando restos
de los nefilim en parajes montaosos. Su trabajo en las Rdope lo haba cambiado
todo para ambos. El descubrimiento de la valkina, el contacto con los guardianes,
la serie de fotografas que Seraphina haba tomado del ngel muerto y, su mayor
logro, el hallazgo de la lira... Nadie haba realizado jams progresos semejantes y,
aunque haban pasado casi setenta aos desde entonces, nunca haba vuelto a
lograr xitos de tal envergadura. Se haba vuelto a casar en dos ocasiones, pero
nunca haba olvidado a su brillante Seraphina. Tal vez fuera nostalgia del tiempo
que haban pasado juntos, pero en las montaas se senta ms cerca de ella que en
ningn otro lugar.
Partieron hacia las cumbres que dominaban Smolyan atravesando el denso
bosque. Evitaran los caminos que discurran cerca de Trigrad y bajaran en
direccin a la Garganta del Diablo desde atrs. Lo haba hecho muchas veces en los
ltimos aos, con una cmara de video en la mochila, para poder registrar sus
observaciones acerca del lugar. En esa ocasin, sin embargo, no meti en la mochila
ni los cuadernos ni la cmara. Saba que ese sera su ltimo viaje a la cueva.
La nieve se haba derretido en marzo, as que caminaban sobre un lecho de
agujas de pino y roca, seguros bajo la proteccin de enormes rboles de hoja
perenne. Un retazo de luz solar apareci sobre sus cabezas, filtrndose entre las
ramas desnudas de un tilo y arrojando un resplandor dorado sobre el suelo del
bosque. Durante el ascenso, Raphael mir a sus espaldas, fijndose en el humo que
brotaba de la chimenea de su casa de piedra. E1 humo se fue haciendo cada vez
ms tenue, hasta disolverse por completo.
Cuando llegaron a la Garganta del Diablo, el sol se hallaba ya alto en el
cielo. La superficie rocosa de la montaa pareca de plata bajo la brillante luz.
Valko los guio, trepando por la empinada ladera de la montaa y atravesando un
denso ncleo boscosa. La cueva, grande y oscura, se abra al otro lado de las
exuberantes zarzas. En el pasado, haca muchos aos, esa haba sido una entrada
muy venerada a la Garganta del Diablo. All, los tracios haban creado templos; en
torno a ella haban surgido mitos y leyendas. La gente del lugar crea que Orfeo
bajaba por la cueva al inframundo, y que los demonios vivan en las profundas y
labernticas estructuras que haba debajo. Todo el que entraba en ella quedaba
maldito y atrapado para siempre en la oscuridad, sin poder regresar jams a la
superficie.
Al aproximarse a la entrada, Valko record la primera vez que la haba visto.
Le haba parecido una simple abertura en la ladera de la montaa, como tantas
otras cuevas que haba conocido en sus viajes, pero, por supuesto, era mucho ms.
Nunca olvidara la sonrisa de triunfo de su esposa cuando esta regres a Pars
despus de la segunda expedicin angelolgica. Seraphina haba descubierto la
entrada al inframundo y se haba llevado consigo su ms precioso tesoro. Por
supuesto, despus de su muerte, todo haba cambiado. l se haba quedado en
Pars, haba vuelto a casarse, haba criado a una hija, se haba divorciado, haba
enterrado a una hija. Solo entonces, despus de la muerte de ngela, cuando la
ltima cosa que lo vinculaba a Pars haba desaparecido, viaj a la Garganta del
Diablo. Durante Veinticinco aos, Valko ascendi la pared vertical de roca, con el
ruido de la cascada resonando en los odos, y espi a los guardianes, esperando el
da en que regresara. Durante aos, su vida haba estado en aquel recndito valle.
Se haba disfrazado tan bien que nadie saba quin era ni qu estaba haciendo. Se
cas con una mujer blgara, hablaba blgaro como un nativo, se mezclaba con los
hombres del lugar en los bares del pueblo, e hizo todo lo posible por encajar. Si los
nefilim hubieran descubierto su identidad, estara muerto. Pero no la descubrieron.
Apoyndose contra la boca de la caverna, ignoro a sus jvenes compaeros y
mir a travs de la maraa de abedules que haba ms all, dejando que su mente
vagara haca las horas siguientes. Lanz una escala de cuerda por encima del
saliente rocoso. Vera avanz hacia ella, agarr el primer peldao y comenz a bajar.
E1 descenso sera difcil y peligroso. El familiar sonido del agua retumbaba en la
garganta, reverberando, llenando el espacio de un estruendo atronador. y Raphael
Valko se pregunt por qu Vera y Azov no le haban pedido informacin ms
especfica sobre de la distribucin de la Garganta del Diablo, por qu no haban
puesto en duda lo que los haba contado de Lucien, por qu no haban comprobado
su relato. Los agentes no solan confiar en nadie.
l conoca el mito que rodeaba la caverna, pero tambin conoca la cueva
como formacin geolgica. Conoca su profundidad y sus permetros generales con
tanta precisin como las lneas de un mapa topogrfico; reconoca el sonido del
agua que proceda del ro y el que provena de la cascada. Baj con rapidez,
dejando que la gravedad lo atrajera hacia abajo. Cont cada paso colocando los pies
con cuidado, delicadamente, en los peldaos de madera, sumndolos. Mir por
encima de su hombro esforzndose por ver en la envolvente e infinita oscuridad.
Saba que el ruido aumentara a medida que descendiera. No vea ms all del
blanco de sus nudillos doblados sobre los peldaos de la escalerilla y, sin embargo,
saba que pronto llegara al fondo.
Cueva de la Garganta del Diablo, Smolyan, Bulgaria
Mientras segua a Valko entre las tinieblas, Vera distingui una figura
esqueltica extendida sobre la roca, con los plidos brazos cruzados sobre el pecho.
Las fotografas del guardin muerto tomadas por Seraphina Valko haban dejado a
Vera sin respiracin cuando las haba visto por primera vez en Pars un ao antes y,
ahora, all estaba el ngel de verdad, en persona, con una piel que causaba una
falsa impresin de vida y el cabello dorado cayendo en bucles hasta sus hombros.
Mientras contemplaban su cuerpo, asimilando su sobrenatural belleza, Vera tuvo la
sensacin de estar recorriendo un camino trazado mucho antes de que ella naciera.
Parece vivo observ, asiendo el blanco vestido metlico y acariciando el
tejido entre los dedos.
Yo no lo tocara le advirti Valko. Los cuerpos de los ngeles no
estaban destinados a ser tocados. El nivel de radiactividad podra ser an muy alto.
Azov se inclin sobre el cadver.
Pero yo crea que no podan morir.
La inmortalidad es un don que puede perderse con la misma facilidad con
que se recibe declar Valko.
Clematis crea que el Seor haba abatido al ngel como venganza. Puede
que los ngeles vivan del mismo modo que los seres humanos, a la sombra de su
Creador, completamente dependientes de los caprichos de la divinidad.
haban dedicado aos y aos a experimentar sin tregua, buscando ingredientes que
no existan, desarrollando recetas intiles, siguiendo metforas circulares y
echando a perder sus vidas al final, persiguiendo un sueo inalcanzable. No poda
evitar preguntarse si no estaran recorriendo tambin ellos el mismo camino
imposible.
Vera, querida la llam Valko. Voy a necesitar su ayuda. Sus ojos
parecieron inflamarse. La gargantilla.
Vera se coloc detrs de Valko y le desabroch el dije del cuello. El metal
retena el calor de su piel.
Se disolver? inquiri Sveti.
La valkina es extremadamente blanda y debera fundirse con facilidad
contest Valko, removiendo la mezcla. Vera hizo resbalar el medalln a lo largo de
la cadena y lo dej caer en el alambique. Ahora la sangre aadi l.
Sangre? inquiri la joven, asombrada por la incorporacin de ese
nuevo ingrediente. Mir ora a Azov, ora a Valko, tratando de comprender. No ha
mencionado usted la sangre en ningn momento.
Para qu cree que necesitamos a Lucien? espet el doctor. Para
completar la mezcla se necesita sangre de ngel, un tipo concreto de sangre de
ngel. La sangre de un ngel nacido de un huevo es muy distinta de la de los seres
humanos, o incluso de la sangre de nefilim.
Eso explica por qu Godwin quiere a Evangeline cay Vera en la cuenta.
No exactamente dijo Valko, pensativo. Es obvio que la sangre de
Evangeline les interesa, aunque ella no es ms que una mezcla rara, no un ser
nacido de un huevo, ni el fruto de un caso de angelofana. De todos modos, ellos
no tienen posibilidad de producir lo que nosotros estamos a punto de crear aqu.
Mirando a Lucien. Valko le indic por seas que se aproximara a la mesa. La
criatura se acerc, proyectando una columna de luz, sobre el alambique. Valko
tomo unas tijeras para las uas del neceser y le practico al ngel un corte en el
dedo. Las gotas de sangre cayeron en la mezcla.
Aydeme dijo Valko, dndole a Vera un vial de plstico que haba
sacado de su mochila.
Ella lo sujeto entre los dedos con manos firmes, mientras Raphael verta en
el unas gotas de la espesa pocin. Vera lo cerr con un corcho y lo sostuvo en alto
para observarlo a contraluz. El alambique, que solo unos minutos antes estaba
recubierto de una densa resina, estaba ahora completamente limpio, con sus
difanas curvas tan transparentes como el cristal.
Azov mir el frasco con atencin.
No hay gran cosa.
La concentracin es extremadamente elevada replic Valko, tomando el
con un brillo extrao, como si cada una de sus plumas estuviera incrustada de
cristales. Vera lo observ con detenimiento, notando que era la primera vez que se
meda a s misma, su cuerpo, su mente, su fuerza, su velocidad, con una criatura
anglica. Al compararse con Lucien, todas sus limitaciones, todas sus debilidades
humanas saltaban a la vista.
Al principio, el margen opuesto del ro le pareci desierto pero, tras una
inspeccin ms detallada, distingui a un nutrido grupo de seres esplendentes que
llegaban a la orilla y se disponan detrs de Lucien formando un gran abanico
mientras su piel irradiaba una luz templada y difana. Haba entre cincuenta y cien
ngeles, a cual ms hermoso. Sus alas parecan de pan de oro, y unos anillos de luz
flotaban sobre sus abundantes rizos rubios. Pero ni siquiera en su pura belleza
anglica los guardianes podan rivalizar con Lucien.
Maravillada por el espectculo, Vera se hallaba dividida entre el horror por
haberse metido en esa situacin y un deseo apremiante de examinar a las criaturas.
Era evidente que un grupo reducido de guardianes lideraba a todos los dems.
Caminaban entre sus hermanos indicndoles que formaran filas, organizando sus
legiones como si se estuvieran preparando para la batalla. Una vez estuvieron
dispuestos en formaciones perfectas, desplegados a lo largo de la orilla trazando
bandas luminosas, los lderes se apostaron junto a Lucien como si fueran guardias
reales.
Con un estrpito de alas, los ngeles adoptaron la posicin de firmes, al
tiempo que sus cuerpos resplandecientes se recortaban como brillantes lenguas de
fuego contra la oscuridad. Luego echaron a andar hacia el agua, aproximndose a
la barca, avanzando a un ritmo regular. El asombro y el terror de Vera aumentaron
al ver acercarse a las criaturas. A medida que los ngeles se movan, el fuego haca
centellear la superficie del ro, salpicando el negro de oro.
Con una rfaga de viento y alas que pareca llegar de ninguna parte, Lucien
alz el vuelo y aterriz entre los angellogos y los guardianes. Era su superior en
todos los sentidos. Los guardianes se detuvieron frente al hijo del arcngel y, con
un amplio movimiento se arrodillaron ante l.
Hermanos declaro Lucien, en el cielo soy de una casta superior. Pero
aqu, en el pramo del exilio, somos iguales.
Los guardianes se pusieron en pie bajo la luz que ondeaba sobre las
escarpadas paredes de la garganta. Vera detect curiosidad, miedo y duda en el
silencio de las criaturas,
Vuestra historia es famosa en el cielo y en la tierra prosigui Lucien.
Dios os encarcelo. Esperabais que l os perdonara, que volviera a admitiros a su
lado. Y ahora sois libres. Acompaadme a l superficie. Lo celebraremos juntos,
Juntos cantaremos alabanzas al cielo. Juntos lucharemos contra el enemigo y le
daremos muerte.
Un ngel del grupo de los guardianes dio un paso al frente. Vesta una
tnica plateada y tena las alas unas majestuosas alas blancas semejantes a las de
Lucien plegadas alrededor de los hombros.
Hermano, estamos preparados para combatir.
No hay ningn conflicto entre nosotros le dijo Lucien.
No contra ti, sino contra ellos le aclar el guardin, haciendo un gesto
en direccin a Vera y Sveti. Ellos son el motivo por el que camos en desgracia.
No replic Lucien. La guerra es entre los nefilim y los seres humanos.
A nosotros, criaturas puras, hechas de luz al principio de los tiempos, sus luchas
pueriles no nos interesan.
Otro guardin dio un paso al frente.
Pero los nefilim son nuestros descendientes.
Son la consecuencia de su gran pecado contra el cielo declar Lucien.
Aceptarlos es negar su culpa.
Tiene razn manifest otro guardin. Debemos rechazarlos, negar a
los nefilim. Redimirnos.
Vamos dijo Lucien, avanzando hacia el grupo de ngeles cados.
Estamos hechos del mismo material etreo, no hay en vosotros ninguna mcula de
razn humana. Uniros a m. Juntos os rehabilitareis. Pronto brillareis como los
ngeles superiores. Los seres del cielo lucharn hombro con hombro con los seres
del infierno. Las criaturas del sol se juntaron con las criaturas de las sombras.
ngeles, preparaos! La guerra es inminente.
Una luz cegadora invadi entonces la cueva. Vera sinti que la engulla una
oleada de calor, densa y pegajosa, como si hubiera cado en brea derretida. Oy a
Azov gritar de dolor y, acto seguido, el sonido escalofriante del batir de las alas.
Valko haba desembarcado y estaba vadeando el rio en direccin a la orilla cuando
le alcanzo un segundo estallido de calor abrasador, esta vez ms intensamente
doloroso que el primero, como si le hubieran arrancado la piel de un solo y limpio
tirn. Agazapndose en el suelo, se encogi ante el dolor que le henda el cuerpo.
Antes, la idea de morir le provocaba un miedo inmenso. Haba intentado imaginar
cmo luchara si se, enfrentara a una de las criaturas. Haba credo que encontrara
el valor, que presentara batalla, pero ahora su impresin era otra muy distinta.
Solo exista la simple verdad de su vida y de su muerte, la realidad bsica de pasar
de una condicin a otra.
En el mismo momento en que despert, Vera se sinti como si hubiera
muerto y hubiera aparecido al otro lado de la existencia, como si Caronte la
hubiera transportado realmente a travs del ro Estigia hasta las orillas del infierno.
Cuando emergi ms plenamente del sueo, la asalt una intensa sensacin de
dolor. Tena el cuerpo rgido y caliente, como si la hubieran baado en cera. Una
linterna encendida se cerna sobre ella. Not que alguien le palpaba el brazo, una
presin suave y sin embargo insistente sobre su cuerpo, y descubri dos cosas: en
primer lugar, que an no estaba muerta y, en segundo, que los ngeles haban
escapado.
Trato de sentarse. El bote se meca en el agua tranquila. Una oleada de
nusea se apoder de ella y vomito por encima de la borda.
Espera un segundo le dijo Azov, rodendola con un brazo. Tmatelo
con calma.
Vera supo que haba sucedido algo terrible. Mir por detrs de Azov y vio al
doctor Raphael Valko, hecho un ovillo en el suelo de roca, tan quemado que estaba
irreconocible. Azov se acerc al cadver y, con cuidado, como si temiera molestar a
un nio dormido, le quit de las manos el frasco con la medicina de No y lo meti
en su bolsillo.
Est muerto seal con una voz que era poco ms que un murmullo.
Recibi toda la fuerza de la luz.
Dnde est Sveti? pregunt Vera, mirando dentro del bote y fuera de
l, al interior de la cueva, ahora inmersa en un terrible silencio.
Por primera vez en su vida, vio que Azov se quedaba sin palabras. El
angellogo apunt al otro lado del agua, indicando con la mano los oscuros y
silenciosos rincones de la Garganta del Diablo. Tena los ojos inundados de
lgrimas. Vera quiso decir algo, pero no le sali la voz. Esper que Azov entendiera
su silencio como una especie de vigilia.
Azov se aclar la garganta.
Ahora mismo tenemos que concentrarnos en salir de aqu. Ests herida.
Necesitas atencin mdica.
Le toc el brazo y Vera dio un respingo. Un dolor ardiente y agudo surc su
cuerpo. Despacio, y con mucho cuidado, Azov la ayud a ponerse en pie. Mientras
se apoyaba en l, la joven se percat de que tena la cara quemada.
Ests en mal estado, Vera le dijo Azov. No s cmo voy a hacerte
cruzar el ro sin causarte ms dolor.
Un rayo de luz blanca cay sobre las rocas. Conmocionada por el terror que
sinti al verla, Vera volvi a vomitar mientras Lucien aterrizaba. El ngel la
examin y, levantndola muy lentamente, la tom en sus brazos y sobrevol el rio
hasta la otra orilla. Ella se abraz a su cuello, acurrucndose en el mullido calor de
sus alas mientras recorran el camino de vuelta a la escala de cuerda. La escalerilla
ascenda retorcindose en la oscuridad y desapareca en un recodo de la roca.
Sujtate le indic Lucien, colocando las manos de Vera alrededor de sus
hombros y rodendole la cintura con el brazo. Te llevar a la superficie.
EL OCTAVO CRCULO
Fraude
I
El doctor Merlin Godwin presion el pulgar contra la pantalla y las gruesas
puertas de hierro se abrieron. Se intern en un sombro tubo de cemento,
avanzando bajo la, luz de unos focos de nen. Todas las maanas acceda al tnel
por la entrada sur y recorra los cuatrocientos metros que separaban el exterior de
la cmara interna con la cartera en una mano y una taza de caf en la otra. Era un
trayecto oscuro y solitario y, aunque no duraba ni diez minutos, caminar por aquel
pasillo le proporcionaba unos breves momentos de paz y aislamiento, lo que le
permita abandonar el mundo normal, donde la gente viva sin tener la ms
mnima idea de la verdad, y entrar en un recinto que incluso despus de
veinticinco aos le pareca un lugar de pesadilla.
En realidad, solo recorra cuarenta metros bajo tierra hasta llegar a un
espacio excavado en la blanda roca que se extenda bajo el permahielo siberiano.
Era como un milagro que aquel centro existiera siquiera. A pesar de que la
sociedad tena un largo y bien documentado historial de observacin y estudio de
especmenes vivos su primer contacto con un ngel haba tenido lugar en el siglo
XII, cuando el venerable Clematis haba descubierto la prisin de los guardianes,
el depsito de ngeles de la Siberia occidental era el mayor proyecto penitenciario
de la historia de la angelologa. Contena celdas de detencin, salas de
reconocimiento, laboratorios, una clnica completa y cmaras de aislamiento para
formas de vida anglica y, cuando era necesario, para los seres humanos que
obstaculizaban su trabajo. Haba instalaciones para la admisin de nuevos reclusos
e instalaciones para la eliminacin de criaturas muertas. Haba un crematorio.
Como cientfico responsable de esa colosal operacin, tena a su disposicin todos
los medios tecnolgicos posibles para la contencin del enemigo.
La prisin haba estado en distintas fases de planificacin desde los aos
cincuenta, cuando la Sociedad Angelolgica rusa haba empezado a buscar un
plenitud de la vida, le haba merecido carta blanca con el dinero de los Grigori. Lo
haban dejado en paz, de modo que haba trabajado sin interferencias.
Godwin levant la vista, contemplando en toda su altura la torre de
observacin, un edificio limitado por paneles de cristal impenetrables. En su
interior, en cada uno de los pisos circulares, haba angellogos de guardia, algunos
trabajando en las computadoras, otros en puestos de observacin, vigilando,
tomando notas, actualizando los expedientes de los reclusos El turno de noche se
ira a casa y llegara el turno de da, una rutina que garantizaba que la maquinaria
del panptico estuviera en perpetuo movimiento.
Godwin haba experimentado siempre una sensacin extraa y
fantasmagrica al cruzar el foso de concreto que rodeaba la torre. Miles de ojos
seguan sus movimientos, y no poda evitar sentir el inquietante poder de su
mirada A veces le daba la impresin de que sus posiciones estaban y de que l se
haba convertido en un preso, en un espectculo montado para complacer a los
nefilim. A diario tena que recordarse a s mismo que el jefe era l y que ellos,
aquellas hermosas bestias cuyos cuerpos eran ms fuertes que el suyo, eran sus
prisioneros.
II
En circunstancias normales, Yana no se habra acercado a la entrada del
panptico ni por todo el dinero del mundo. Haban transcurrido ms de dos
dcadas desde que haba puesto por ltima vez los pies en el centro de
procesamiento de residuos nucleares conocido como Chelibinsk40 y, sin
embargo, aquella estructura an consegua ponerle los pelos de punta. Aunque los
miembros de su familia haban sido siempre angellogos y sus primeros esfuerzos
se remontaban a los tiempos de Catalina la Grande, en los aos cincuenta, un to
suyo haba estado encarcelado en el panptico acusado de espionaje. Despojado de
sus derechos, lo haban encerrado en una celda de aislamiento y haba estado
trabajando tanto en el reactor como limpiando las filtraciones de residuos nucleares
del centro. Los lagos y los bosques estaban saturados de radiactividad, aunque
nunca se inform de ello a los habitantes de los pueblos vecinos. El to de Yana
haba muerto de cncer y haba recibido sepultura en el lugar. Ahora, la mayor
parte de los rboles que rodeaban las instalaciones haban muerto, dejando atrs
un pramo con el suelo cubierto de ceniza. El gobierno ruso, que haba negado
durante dcadas que el reactor existiera siquiera, no haba admitido la
contaminacin nuclear hasta no haca mucho, y unos postes recin colocados
advertan de la radiactividad. Yana no era propensa a hiptesis apocalpticas, pero
tena la sensacin de que, si el mundo tuviera que acabarse, el desastre se
pantalla y, tras liberar un pasador, la empuj hacia arriba, descubriendo una vasta
cmara interior repleta de largos bloques blancos de explosivo plstico con cables
azules y rojos enrollados. Esto perteneca a Godwin.
PVV5A exclam Yana, estupefacta.
Intercept un envo en enero explic Dimitri.
Ah hay suficiente de esa cosa como para hacer saltar toda la prisin por
los aires se sorprendi Bruno.
Teniendo en cuenta que nos encontramos bajo un reactor nuclear, eso es lo
que no queremos que suceda declar Dimitri, tomando uno de los bloques
blancos y ponindolo sobre la mesa. Adems, Godwin ha sembrado con esto
cada hueco y cada rendija de la prisin. Tras interceptar el PVV5A, imagin que
estaba tramando algo, as que utilic perros para encontrar el resto de los
explosivos. Lo que ven es una coleccin de lo que encontramos en el propio
panptico. No puedo garantizar que no haya colocado explosivos en su centro de
investigacin privado o en el reactor nuclear, y no puedo jurar que no haya
instalado dispositivos de otro tipo.
Bruno se sorprendi al ver que el rostro de Dimitri goteaba sudor. La voz se
le quebraba al hablar.
As que le gusta jugar con fuegos artificiales dijo. Pero con qu fin?
Godwin sabe que, si se producen explosiones en las celdas, el sistema de
seguridad del panptico se pondr en marcha observ Dimitri. El panptico
cuenta con una serie de mecanismos que, una vez activados, provocan una
autodetonacin a gran escala. La estructura sigue destruyndose a s misma
durante varias horas, tnel a tnel, nivel a nivel, hasta que toda la prisin queda
reducida a cenizas.
Arrasada hasta qu punto? pregunt Yana.
Hasta el punto de que todos y todo, incluidos los ngeles presos, los
laboratorios y todos los datos recopilados en las ltimas cuatro dcadas, queden
destruidos. Se trata de un mecanismo de proteccin, como cuando se incendian
campos y pueblos para privar al enemigo de alimento. La torre caer primero.
Despus, los laboratorios. Cuando las diversas partes del centro hayan sido
destruidas, Se liberar un gas en el panptico y todo ser viviente que haya quedado
dentro, ya sea humano o monstruo, morir envenenado. El sistema fue ideado para
ocultar todo rastro de nuestra presencia en este lugar. El panptico se construy
bajo tierra por esa precisa razn: si tienen que destruirlo, las ruinas quedarn
sepultadas bajo tierra, como una tumba con miles de ngeles en su interior.
Es lgico que se haya establecido medidas de seguridad terci Bruno.
Pero por qu habra de querer activarla Godwin?
No puedo responder a eso respondi Dimitri en voz baja. Pero
Trag saliva y sigui reptando hacia adelante, escuchando los gritos de los
guardias ms abajo. Iba encontrando rejas metlicas a intervalos regulares, de
modo que poda ver lo que suceda en el panptico. Divis el concreto gris de las
columnas, los muros de metal, la torre central, percibiendo las distintas partes de la
estructura a pedazos sueltos que haca encajar en su cabeza. Distingui el caos de
guardias de seguridad que corran junto a las celdas; vio a las criaturas encerradas
tras el cristal. Sigui avanzando durante diez minutos, siguiendo la curva del tubo
del aire hasta que, de improviso, la galera se inclin y se vio empujado de pronto
hacia abajo. Agarrndose lo mejor que pudo, luch contra la gravedad hasta que,
incapaz de resistir, se solt.
Verlaine aterriz pesadamente al final del tubo, tras atravesar una rejilla de
metal y rodar por el duro piso de concreto. Permaneci aturdido en el suelo unos
instantes, esforzndose por respirar, tratando de averiguar si tena algn hueso
roto. En las ltimas cuarenta y ocho horas, le haban pegado una paliza, lo haban
quemado y congelado. Le dolan los msculos y estaba magullado y maltrecho. Era
un milagro que an siguiera con vida y, como reaccin a lo absurdo de su
situacin, se ech a rer. Tamborile con los dedos los primeros compases de
Sympathy for the devil de los Rolling Stones sobre el pavimento. Mene los dedos de
los pies, sintiendo flexionarse sus msculos, y experiment un sentimiento de
alegra absolutamente fuera de lo comn cuando su cuerpo reaccion a su
voluntad. Uno de esos das se le acabara la suerte. Pero, por el momento, lo haba
conseguido.
Se levant y se puso a examinar su nuevo entorno. Era obvio que haba
cado en un cuadrante totalmente distinto del resto de la prisin. A primera vista
pareca que haba aterrizado en algn tipo de pasillo exterior, tal vez una ruta de
acceso que rodeaba el complejo. Haba puertas a ambos lados del corredor. Trat
de abrir una, la encontr cerrada, y sigui andando hasta que oy voces a travs de
una pared. Mirando a sus espaldas para asegurarse de que estaba solo, acerc el
odo cuanto pudo, esforzndose por comprender las palabras amortiguadas.
Yo he hecho mi parte deca una voz femenina. No puedes pretender que
espere.
Verlaine reconoci la voz como la del ngel emim que haba perseguido por
San Petersburgo. Not que todo su cuerpo estaba concentrado en un nico foco de
atencin. Si Eno se encontraba all, Evangeline no poda estar lejos.
Y t no puedes pretender que yo pueda trabajar en su actual estado
replic un hombre. Verlaine supuso que se trataba de Godwin An tiene la
sangre llena de sedantes. Su voz se suaviz al aadir: Mira, hemos esperado
esto durante mucho tiempo. Podemos esperar unas cuantas horas ms.
Verlaine oy pasos cuando Godwin se acerc a la pared.
casi todo lo que poda imaginar. Haba visto todas las variedades de criaturas,
comprenda las condiciones fsicas en que vivan los ngeles, y aceptaba el nivel de
violencia necesario para capturar a los nefilim. Pero en todo el tiempo que llevaba
al servicio de la angelologa, nunca haba presenciado nada como la escena que
tena ante sus ojos. Tard varios segundos en procesar del todo lo que estaba
viendo.
En el centro de la sala, atados con correas a sendas mesas de reconocimiento
cercanas a Godwin y a Eno, estaban los gemelos Grigori. Verlaine no acert a decir
si estaban vivos o muertos: los haban desnudado y dispuesto como si fueran
cadveres. Sus alas doradas envolvan su cuerpo, cubrindolos desde el pecho
hasta los tobillos de un plumaje resplandeciente. Tenan la piel de un color gris
azulado, como la ceniza. Parecen muertos, pens, pero entonces se percat de
que uno de ellos parpadeaba y supo que, de algn modo, formaban parte del
experimento de Eno y Godwin.
Oy una voz a sus espaldas.
Saba que vendras dijo Evangeline.
Se volvi y la descubri sentada con las piernas cruzadas al otro extremo de
la jaula, con las alas recogidas n su alrededor y el cuerpo velado por las sombras.
Te percib al otro lado de la puerta. Quise advertirte, pero Godwin te
captur antes.
No puedo creer que seas t declar Verlaine finalmente, sin palabras para
describir su alivio y su alegra por haberla encontrado.
Es difcil de creer, lo s replic Evangeline con una leve sonrisa.
Mientras ella le hablaba, Verlaine se sinti como si el orden del universo
estuviera cambiando de forma. Por algn motivo, cuando estaba a su lado, lo
entenda todo a la perfeccin. Saba por qu haba pensado en ella tan a menudo,
comprenda por qu la haba seguido por medio mundo. El corazn le lata a toda
velocidad, el sudor se deslizaba por su frente y le goteaba cuello abajo. Aquella
mujer lo haba cambiado todo. No poda seguir adelante sin ella.
Tenemos que salir de aqu susurr tomndola de la mano y
apretndosela con suavidad. Mir alternativamente a uno y otro lado del
laboratorio, tratando de encontrar una salida, pero las perspectivas no parecan
buenas. Empuj la pared. El plexigls era impenetrable. Vamos a tener que
imitar a Houdini para salir de esta.
Apenas haban transcurrido unos minutos cuando Verlaine escuch una
fuerte explosin en la puerta y Bruno y Yana irrumpieron en el laboratorio. Se
esforz por ver lo que estaba pasando, pero su visin se bloque cuando Godwin
desdobl una sbana blanca y la puso sobre los gemelos Grigori, como si quisiera
protegerlos. Bruno fue tras Godwin y Yana agarr un juego de llaves y corri hacia
EL NOVENO CRCULO
Traicin
Chelabinsk, Rusia
Cuando abri los ojos, Verlaine comprendi que se hallaba tendido en un
campo cubierto de nieve que se extenda hasta donde le alcanzaba la vista. No
saba cunto tiempo haba dormido. A su alrededor, la nieve estaba teida de
sangre, y se dio cuenta de que se trataba de la suya. Tena una herida en la pierna.
La herida que tena en la cabeza se le haba vuelto a abrir. Mientras examinaba el
problema de su pierna, record haber salido del panptico arrastrndose, rodeado
de llamas, con el ruido de las explosiones resonando en sus odos. Mirando atrs
en direccin a la prisin, observ que lo nico que quedaba de ella era una
columna de humo que se elevaba en la distancia. Todo el complejo se haba venido
abajo.
Sus odos captaron un rumor, un sonido tan chirriante y agudo como el de
un insecto. Era un camin que se acercaba a travs de la nieve. Mientras se
aproximaba, distingui a Dimitri al volante de un auto todoterreno. Yana salt del
asiento de atrs, dejando a Bruno, que, como observ Verlaine, se hallaba
malherido, encorvado contra la puerta. Un hombre que Verlaine no reconoci
sigui a Yana y a Dimitri. Lo salud y le ofreci la mano, presentndose como
Azov y explicndole que se hallaba all a peticin de Vera.
Qu ha pasado ah dentro? le pregunt Verlaine a Dimitri mientras se
sacuda la nieve de la ropa.
Exactamente lo que Godwin esperaba que sucediera respondi Dimitri.
Tena la cara manchada de negro y a ropa chamuscada.
l est dentro? quiso saber Verlaine.
No hay modo de saberlo con seguridad.
Verlaine sinti que el corazn le daba un vuelco. Godwin poda estar dentro
o poda haber escapado. Poda estar en cualquier parte.
Y qu pasa con la central nuclear? inquiri.
Debera ser capaz de resistir a este tipo de incidentes respondi Dimitri,
echndole una mirada a la columna de humo por encima del hombro. Pero no
creo que debamos correr riesgos. Tenemos que alejarnos de aqu tanto como
podamos. Ahora.
No podemos marchamos objet Verlaine. An no.
Si nos quedamos, nos enfrentamos a eso los advirti Dimitri mientras
sealaba al otro extremo del campo.
No s si sabra ya ser como t declar ella, con sus ojos fijos en los de l.
Yo puedo ensearte replic Verlaine. Te ayudar a volver a ser lo que
eras.
Evangeline se liber de las alas de Lucien y, aplastando la nieve con los pies,
se acerc a Azov y tom la medicina de No. Verlaine casi pudo leer sus
pensamientos mientras surcaban su mente. Su rostro pas de expresar
consternacin a traslucir curiosidad y, despus, resolucin. Acarici el corcho del
vial con una ua e inclin el frasco adelante y atrs, haciendo deslizarse el lquido
de un extremo del tubo al otro. Luego, con un gesto rpido y decidido, meti la
pocin en su bolsillo. Se dio media vuelta y corri a reunirse con Lucien.
Verlaine se precipit tras ella, pero Dimitri y Azov lo retuvieron,
arrastrndolo a travs del campo en direccin al Neva.
Vamos les grit Yana desde el asiento del conductor. Tenemos que
irnos.
Mientras forcejeaba, empleando todas sus fuerzas para alcanzar a
Evangeline, Verlaine observ que la densa nube de humo negro que se desprenda
del reactor se haba vuelto ms espesa. Luego un ruido llen el aire. Comenz
como una vibracin, un repiqueteo tan penetrante como el canto de una cigarra. La
luz del sol fue perdiendo intensidad hasta volverse rosa y plida, al tiempo que
una serie de destellos haca estremecerse la tierra. En cuestin de segundos, el aire
se llen de cenizas. Entonces comenz el xodo. Desde lo ms profundo de la
humareda, un enjambre de alas brot del crter, ascendiendo, dando lugar a una
masa de criaturas tan compacta que el cielo se oscureci. A la sombra de los
ngeles huidos, el reactor arda.
Autopista M5, estepa siberiana, Rusia
Bruno se aferr a la puerta. Yana conduca de prisa y de forma errtica,
mientras los neumticos resbalaban al acelerar a travs de la tundra. Cada sacudida
era una tortura. Mirando por la ventanilla, observ que el mundo haba comenzado
a cambiar. El cielo se tom ceniciento, y despus rojo sangre. Pasaron junto a
algunos aldeanos que miraban al cielo. Dejaron atrs rebaos de cabras
fulminados; sus cuerpos estaban tendidos en la nieve. Pasaban junto a arroyos de
agua teidos de sangre, junto a los troncos diezmados y carbonizados de rboles
quemados... Aumentando la velocidad, Yana vol por la carretera, acercndose de
forma cada vez ms arriesgada al escarpado borde de hielo. Una bandada de
guardianes surgi de la corteza terrestre y se elev en el aire como si fueran pjaros
enloquecidos. Los relmpagos atravesaban el cielo, restallando en la atmsfera
ionizada, yendo a caer en la abrupta cima de la montaa que tenan delante. La
tierra pareca inclinarse sobre su eje, y un grupo de estrellas se precipit sobre sus
cabezas, resplandeciendo con una intensidad extraa y radiante. Surgi la luna,
grande y morada. Las gotas de lluvia caan siseando sobre ellos, manchando la
nieve de negro. Los ngeles cados se estaban rebelando. La batalla haba
comenzado.
Yana detuvo el vehculo. En el arcn. Verlaine se llen las manos de nieve y
regres junto a su jefe. La nieve form unos apsitos duros y hmedos. Bruno
sinti la deliciosa sensacin del frio en su cuerpo quemado mientras Verlaine le
aplicaba en la piel el hielo goteante, comprimindolo delicadamente contra su
mejilla. El frio le proporcion cierto alivio. Se dio cuenta de que estaba temblando,
ya fuera por el fro, ya por el dolor, ya por el miedo espantoso que creca en su
interior; no lo saba.
En algn lugar de aquel humeante agujero de Chelabinsk yaca el hombre
que lo haba desencadenado todo. Bruno cerr los ojos intentando olvidar lo que
haba visto. De todos los horrores de aquel da los nefilim que escapaban de sus
jaulas, los guardianes que se abatan sobre ellos desde el cielo, las explosiones que
retumbaban a travs de la prisin subterrnea, nada poda compararse con el
terrible fin que Merlin Godwin haba sufrido a manos de Eno. Lo haba
presenciado todo desde lejos: cmo Eno se haba alzado como una cobra por detrs
de Godwin y haba rodeado su cuerpo con sus alas negras hasta que lo nico que
Bruno pudo ver fue un ro de sangre que se derramaba por el suelo. Cuando hubo
terminado, el emim abandon los restos mutilados del cientfico entre las ruinas
del laboratorio. Lo que ms intranquiliz a Bruno fue el hecho de que los informes
de vigilancia estuvieran equivocados: Eno no se quedaba con los trofeos de sus
matanzas. Cuando Eno hubo terminado con Godwin, se gir hacia Bruno con los
labios llenos de sangre, y este comprendi el autntico horror de lo que la criatura
les haca a sus vctimas masculinas. Saba que el destino de Godwin podra haber
sido el suyo.
Mientras continuaban el viaje, Bruno trat de separar el dolor que le
abrasaba todo el cuerpo de la trayectoria clara y directa de sus pensamientos. A
pesar del sufrimiento, tena que permanecer alerta. Deba mantenerla mente
concentrada en el futuro. La verdadera batalla estaba por venir. Si conseguan salir
vivos de Siberia, y, con Yana al volante, tenan grandes posibilidades, la lucha
estara en sus comienzos. Las mayores dificultades llegaran ms adelante. Pronto
no habra donde esconderse.
Vas a devolvemos enteros a San Petersburgo? le pregunt a Yana casi
en un susurro.
Ella mantuvo los ojos fijos en la carretera.
Y si lo hago contest, qu vamos a hacer despus?
tiempo que caa, de pronto, en la cuenta de que esperaban que se ofreciera como
voluntario. Bruno le propin un suave golpe con el codo, como empujndolo hacia
adelante. En esos momentos, con todos los miembros del consejo mirndolo, Bruno
a su lado y el cuerpo bullendo de miedo y de ira, supo lo que deba hacer. Se
pondra en pie y liderara la batalla. Eliminara a los nefilim, destruira a los
guardianes y llevara a los seres humanos a la victoria. Por encima de todo,
encontrara a Evangeline. Y, cuando la encontrara, la mirara a los plidos ojos
verdes y la matara.
FIN