La Doctrina Postridentina
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lecimiento de la misin de la Iglesia. Fue en este sentido un concilio pastoral en la acepcin propia del trmino, es decir, orientado a facilitar la
tarea del clero, de los obispos y presbteros, en la enseanza del evangelio y la administracin de los sacramentos, que deban llegar a los fieles
de una manera continuada y sistemtica. Con este fin se reafirmaron disposiciones e instituciones que facilitaban la localizacin de los fieles,
promovan la dedicacin de los pastores a su grey y fortalecan la potestad de los obispos y prrocos.
Trento subraya la necesidad de distinguir los confines diocesanos
y parroquiales con el fin de conseguir que cada uno cuide de sus ovejas,
para que no se confunda el orden eclesistico2. Este propsito se manifiesta especialmente en la prohibicin de que los obispos ejerzan su jurisdiccin en territorios ajenos, la obligacin de residencia y el fortalecimiento de la institucin parroquial.
La tradicional prohibicin de ejercer la jurisdiccin episcopal fuera de la propia dicesis se expresa en diversos lugares del Concilio. Slo
cabe la excepcin de que el ordinario de la otra dicesis d su consentimiento. Aunque la cuestin era ms amplia y se extenda tambin p. ej.
a la prohibicin de proceder penalmente contra clrigos de otras dicesis3, el problema que preocupaba especialmente a los padres tridentinos,
y que ya haba sido atendido en los concilios de la antigedad, era la administracin del sacramento del orden en territorio ajeno. Trento volvi
a prohibirla bajo pena de suspensin tanto para el obispo que ordenara
como para los ordenados4. El Concilio reconoci el problema que planteaban en este sentido algunos obispos titulares, sin clero y pueblo asignados, que vagaban por diversos territorios sin residencia fija y ejercan
2. Sessio XIV, de reformatione, c. 9, en Conciliorum Oecumenicorum Decreta, curantibus J.
ALBERIGO-J. A. DOSETTI-P. P. JOANNOU-C. LEONARDI-P. PRODI, Bologna 31973, p. 717 (citado en adelante con las siglas COD): Et quia iure optimo distinctae fuerunt dioeceses et parochiae, ac unicuique gregi proprii attributi pastores et inferiorum ecclesiarum rectores, qui
suarum quisque ovium curam habeant, ut ordo ecclesiasticus non confundatur, aut una et eadem ecclesia duarum quodammodo dioecesum fiat non sine gravi eorum incommodo, qui illi
subditi fuerint: beneficia unius dioecesis, etiam si parochiales ecclesiae, vicariae perpetuae,
aut simplicia beneficia, seu praestimonia aut praestimoniales portiones fuerint, etiam ratione augendi cultum divinum aut numerum beneficiatorum aut alia quacunque de causa, alterius dioecesis beneficio, aut monasterio, seu collegio vel loco etiam pio perpetuo non
uniantur; decretum huius sanctae synodi super huiusmodi unionibus in hoc declarando.
3. Cfr. Sessio XIV, de reformatione, c. 8 (COD, p. 717).
4. Cfr. Sessio VI, de reformatione, c. 5 (COD, p. 683).
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nada. Aparte de otros lugares en los que el Concilio insiste en el establecimiento de nuevas parroquias y el nombramiento de sacerdotes que
puedan ayudar a los prrocos, destaca especialmente el clebre canon 13
de reforma, en la sesin XXIV. En su parte final se dispone el establecimiento de parroquias bien configuradas a las que se asigne prroco y pueblo propio, tanto en los lugares en los que no hubiere parroquia alguna
como tambin en aquellas ciudades y territorios en los que, por estar las
parroquias mal delimitadas, exista un desorden en el ejercicio de la cura pastoral, de forma que los sacramentos se administraban indistintamente a cualquiera que los peda y el prroco careca de fieles especficamente encomendados a su atencin espiritual10.
El canon citado no se refiere exclusivamente a la parroquia territorial, puesto que, como explica Metz, el Concilio de Trento haba reconocido cierta libertad a los obispos para determinar el marco de la organizacin parroquial en las dicesis y no se pronunci abiertamente por el
principio territorial como criterio exclusivo para la organizacin de la
cura de almas11; pero es claro al mismo tiempo que esta disposicin tridentina promueve sobre todo la cura parroquial sistemtica y bien ordenada localmente.
Por ltimo, podra hablarse tambin, como manifestacin de potestad territorial, del derecho de visita reconocido en Trento a favor de
10. In his quoque civitatibus ac locis, ubi parochiales ecclesiae certos non habent fines,
nec earum rectores proprium populum, quem regant, sed promiscue petentibus sacramenta
administrant: mandat sancta synodus episcopis pro tutiori animarum eis commissarum salute, ut distincto populo in certas propriasque parochias unicuique suum perpetuum peculiaremque parochum assignent, qui eas cognoscere valeat, et a quo solo licite sacramenta suscipiant: aut alio utiliori modo, prout loci qualitas exegerit, provideant. Idemque in iis
civitatibus ac locis, ubi nullae sunt parochiales, quamprimum fieri curent. Non obstantibus
quibuscumque privilegiis et consuetudinibus, etiam immemorabilibus (COD, pp. 767-768).
11. En efecto, en el canon citado en la nota precedente los fines no se refieren a la parroquia territorial ya constituida, sino ms bien a la iglesia parroquial, que a su vez no debe
entenderse en sentido material sino como el conjunto de prroco y fieles; adems, el texto
admite expresamente diversos modos de delimitar la parroquia (aut alio utiliori modo) segn
las circunstancias particulares, lo cual supone una cierta libertad de accin para los obispos
al configurar las parroquias, bien por divisin del territorio o bien por determinacin de las
personas: Cfr. R. METZ, Le cadre territorial ou personnel de la paroisse daprs les schmas du
Concile de Trente, en Liber amicorum Monseigneur Onclin, Gembloux 1976, pp. 1-12.
Otra manifestacin del carcter flexible del Tridentino en lo que se refiere a la relacin entre territorialidad y personalidad es el expreso respeto de la autonoma de la jurisdiccin
eclesistica militar, incipiente en aquella poca: cfr. Sessio XXIV, de reformatione, c. 11
(COD, p. 765).
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Era necesaria una doctrina general que permitiera clasificar las diversas situaciones, de manera que la solucin concreta pudiera alcanzarse a partir
de bases seguras y objetivas. Mientras tanto, en las controversias planteadas, que llegaron a formar una copiosa jurisprudencia de la Rota romana,
tena especial relevancia determinar la existencia o no de verdaderos derechos episcopales adquiridos y probar la existencia de jurisdiccin local
o territorial.
A travs de las anotaciones de los tratadistas y la jurisprudencia de
la Rota romana, se fue formando una doctrina muy precisa que ayud a
clarificar las controversias y dio seguridad a los derechos de los obispos
diocesanos frente a la incertidumbre derivada a menudo de la antigua variedad y proliferacin de los exentos. Entre los autores que ms ayudaron
a configurar esta doctrina destacan el Cardenal Juan Bautista De Luca,
brillante jurista, inspirador de tantas precisiones que tambin se encuentran en otros notables autores como Ildefonso Clemente de Arstegui,
profesor en la Universidad de Alcal, y el Cardenal Petra. Adems, la jurisprudencia de la Rota romana fue sistematizada en 1712 por Jos De
Prosperis, abogado en este tribunal de la sede apostlica. Aunque De
Prosperis no sea el autor ms brillante y original entre los que estudiamos
aqu, su obra, titulada precisamente De Territorio Separato, resulta especialmente til, porque refleja con claridad el status quaestionis de la doctrina y contiene adems un apndice con decisiones selectas de la Rota
romana17. De este modo puede decirse que De Prosperis llev a cabo un
trabajo preparatorio terico18 de la clarificacin doctrinal y legislativa
que aos ms tarde habra de conseguir el papa Benedicto XIV y que permanecera inalterada prcticamente hasta el CIC de 1917.
17. I. DE PROSPERIS, Tractatus de territorio separato. Cum qualitate nullius, seu de Iurisdictione locali, in spiritualibus, con el Appendix Decisionum selectarum Sacrae Rotae Romanae, Romae 1712. Respecto de los dems autores citados, cfr. J. B. DE LUCA, Theatrum veritatis et iustitiae, tomus III. De iurisdictione et foro competenti, de preminentiis et praecedentis, Lugduni
1697; I. C. DE ARSTEGUI, Concordia Pastoralis super Iure Dioecesano inter Episcopos et Praelatos inferiores, distributa in duas partes in quibus explicatae conflictus Episcoporum cum Praelatis
Inferioribus sive nullius, sive intra Dioecesim, tam super universa iurisdictione Dioecesana, quam
super actibus particularibus, Compluti 1734; V. PETRA, Commentaria ad Constitutiones apostolicas, vols. I y II, Venetiis 1741.
18. H. SCHNIZER, Zur Rechtsgeschichte der Praelatura nullius in Steiermark, en Rechtssubjekt, Rechtswirksames Handeln und Organisationsstrukturen. Ausgewhlte Aufstze aus
Kirchenrecht, Rechtsgeschichte und Staatskirchenrecht, Freiburg Schweiz 1995, p. 54.
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19. Cfr. J. MIRAS, La nocin cannica de praelatus. Estudio del Corpus Iuris Canonici y
sus primeros comentadores (siglos XII al XV), Pamplona 1987, pp. 15, 195, passim.
20. Explican con erudicin el alcance y fundamento de esta doctrina, P. LOMBARDA-J.
HERVADA, Sobre prelaturas personales, en Ius Canonicum, 27 (1987), pp. 58-68, especialmente; tambin monogrfica y profundamente, J. MIRAS, Praelatus. De Trento a la primera codificacin, Pamplona 1998, pp. 77-100, especialmente. Tambin sigue siendo de inters
la consulta del estudio de L. MULLER, La notion canonique dabbaye nullius, en Revue de
Droit Canonique, 6 (1956), pp. 115-144.
21. As lo afirma Miras, siguiendo a Muller, en Praelatus, cit., pp. 51 y 53.
22. Cfr. I. DE PROSPERIS, Tractatus, cit., Q. II, pp. 9 y 10, n. 30.
23. Cfr. BENEDICTO XIV, De Synodo dioecesana, liber II, caput XI (ed. de Madrid, 1767,
p. 61).
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tum scilicet respective illius loci particulares seu temporales fines se protendant, adhuc tamen continuantes in dioecesi, ita ut huiusmodi Praelatorum iurisdictio compatibilis remaneat cum Episcopo et lege dioecesana, vel per concursum cumulativum, vel cum aliquorum
actuum distinctione, vel cum aliqua subordinatione iuxta casum dicti textus in cap. auditis
de praescript. cum ibi notatis, et quales sunt illi Decani, Archidiaconi et alii, de quibus
loquitur Sac. Conc. Trident. Sess. 24 de reformat. cap. 20 incipien. causae omnes: J. B. DE
LUCA, Theatrum, cit., III. De iurisdictione, pp. 8 y 9, nn. 3 y 4).
26. Ad haec, causae matrimoniales et criminales, non Decani, Archidiaconi aut aliorum inferiorum iudicio, etiam visitando, sed episcopi tantum examini et iurisdictioni relinquantur: Sessio XXIV, de reformatione, c. 20 (COD, p. 772).
27. Hodie tamen per Sac. Concil. Trident. et Apostolicas Constitutiones, fere ad nihilum
redacta est [huiusmodi Praelatorum exemptio et respective iurisdictio], ob iurisdictionem locorum Ordinariis delegatam in causis matrimonialibus, et criminalibus, necnon in concernentibus curam animarum, sacramentorum administrationem, collationem Ordinum, approbationem confessariorum et concionatorum, Monasteria monialium et alia: J. B. DE LUCA,
Theatrum, cit., III. De iurisdictione, p. 4, n. 4. En el mismo sentido, I. C. DE ARSTEGUI, Concordia Pastoralis, cit., I, IV, p. 110, n. 96.
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tido de la distribucin cannica de los territorios lo expresa De Arstegui por la necesaria concordia que debe reinar entre los obispos, de modo que puedan atender pacficamente a las personas que tengan encomendadas. La justa atribucin territorial de sbditos previene las
controversias jurisdiccionales:
Nihil actum esset pro obtinenda inter Episcopos aliosque Prelatos concordia, si ultra territorii assignationem, certae etiam non demostrarentur personae in quibus eorum potestas et iurisdictio exerceretur: ex
quo enim duplex est iurisdictionis subiectum, locus videlicet et persona,
hinc ut iurisdictionum removeatur concursus, qui controversias generare poterat, nedum locum seu districtum Magistratui cuilibet circunscribere opportet, sed et personas certo designare expedit; hoc enim et alias
ipsa velut apetit iurisdictionis indoles et natura, ne alias vagum quid et
chimaericum esset32.
El ejercicio de esa administracin territorial y jurisdiccional implica toda una serie de cuestiones, como son la regla tradicional de que
no se establezcan episcopados en ciudades pequeas o de poca importancia; la prohibicin de ejercer la potestad en territorios ajenos; la necesidad de que los mbitos parroquiales dentro de la dicesis tengan tambin confines precisos y las soluciones para los casos dudosos; las reglas
sobre el domicilio y localizacin de las personas.
En pocas palabras, se puede decir que la jurisdiccin establemente organizada a travs de oficios eclesisticos sigue, est vinculada al
territorio: iurisdictio ordinaria cohaeret territorio, la jurisdiccin ordinaria est vinculada con el territorio, expresar De Prosperis en continuidad con la tradicin33. Y tambin: territorio concesso, dicitur etiam
concessa iurisdictio34; es decir, se entiende que la atribucin de un territorio lleva consigo la correspondiente potestad de gobierno.
esenti idem significat lex dioecesana ac potestas, sive ius administrationis inhaerentis Episcopo, et districtum ei assignatum complectentis: I. C. DE ARSTEGUI, Concordia Pastoralis,
cit., I, I, p. 33, n. 82. Y el mismo autor observa ms adelante: Quamvis haec vox graeca Dioecesis ex sua nativa et primigenia significatione administrationem seu gubernationem significet, ut diximus (...), tamen usus eam accomodavit, ad denotandum locum seu districtum,
in quo, et intra quem haec administratio exercetur: ibid., I, II, p. 42, n. 4.
32. Ibid., I, III, p. 61, n. 1.
33. Tractatus, cit., Q. III, p. 11, n. 8, summ.
34. Ibid., Q. III, p. 11, n. 9, summ.
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cal47. Como resume Miras, el territorio que es nullius no es exento, sino un territorio a se, con su propio prelado48, por ms que en su origen
haya habido una separacin territorial y jurisdiccional.
En la prctica, comprobar la diferencia entre simple exencin y
jurisdiccin activa exigir un atento examen de las palabras contenidas
en los privilegios que se aleguen, con el fin de precisar si comportan la
concesin de verdadera jurisdiccin territorial sobre clero y pueblo49.
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suncin general de que el obispo puede ejercer libremente su jurisdiccin sobre todas las personas y lugares de la dicesis50. De estas reglas
bsicas deriva un juego de presunciones al que ms adelante nos referiremos.
Por su parte, la jurisprudencia de la Rota romana, a la que llegan
estos conflictos, exigir que la prueba del territorio separado exprese claramente el ttulo jurdico que justifique la potestad de jurisdiccin.
Segn esta jurisprudencia rotal, son dos los ttulos que justifican la
potestad sobre el clero y pueblo de un determinado territorio separado
del diocesano: el privilegio y la prescripcin.
El territorio separado y la jurisdiccin sobre l pueden originarse
mediante privilegio pontificio. El romano pontfice puede constituir un
territorio separado en su dicesis romana, pero tambin en cualquier lugar, en virtud de su potestad sobre toda la Iglesia; y tiene asimismo la potestad de conceder mediante privilegio los derechos episcopales anejos51.
Si recordamos de nuevo la distincin entre exencin y jurisdiccin activa, no basta que un privilegio contenga la exencin pasiva de la jurisdiccin episcopal en ciertos lugares, pues en tal caso solamente se tendran facultades de gobierno respecto de las personas que habiten all,
pero no cuando estn fuera de tales lugares ni sobre otras personas. Para
que pueda hablarse de constitucin y concesin de un territorio separado es necesario que el privilegio papal conceda plena jurisdiccin separada de la del obispo52. Adems, segn opinin constante de la Rota, el
contenido del privilegio debe ser claro, de forma que oculariter, abiertamente, se deduzca de l la separacin territorial:
Ita ad effectum, ut Privilegia suffragentur, pro exercitio plaenariae iurisdictionis quasi Episcopalis in Populum et Clerum Saecularem,
(quicquid sit respectu propriorum Monasteriorum, et degentium in eis)
50. Cfr. Concordia Pastoralis, cit., I, II, pp. 62 ss., nn. 78 ss.
51. Papa potest in sua Dioecesi Romana sicut in aliis Episcoporum Dioecesibus Territorium Separatum constituere (I. DE PROSPERIS, Tractatus, cit., Q. XIII, Albit. discept., q. 8,
n. 1, p. 94, summ.); Papa potest ex privilegio concedere Territorium Separatum, ac iura
Episcopalia (ibid., Q. XIII, Albit. discept., q. 11, n. 16, p. 99, summ.).
52. Privilegia simpliciter eximentia loca Ecclesiastica, tribuunt tantum iurisdictionem
in personis intra septa degentibus non extra (ibid., Q. VII, p. 26, n. 4, summ.); Privilegium concedens Abbati Territorium Separatum, aufert omnimodam iurisdictionem ab Episcopo (ibid., Q. III, p. 11, n. 11, summ.).
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debet a Praelatis inferioribus clare et oculariter ostendi, illa fuisse, et esse talis naturae, seu formae, ut contineant Separationem Territorii cum
mentione Cleri, et Populi, ac omnimoda exclusione Episcopi, taliter
quod loca sic separata dici nequeant nec in Dioecesi, nec de Dioecesi
(...), et haec fuit semper constans, et uniformis opinio Rotae53.
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De Arstegui, por su parte, menciona tambin esta opinin y considera que no es de extraar, dados los abusos a que puede dar lugar la
proliferacin de exenciones o de jurisdicciones separadas, y atendida sobre todo la posicin constitucional del obispo diocesano, que el Tridentino quiso reforzar63.
La equiparacin comporta semejanza, pero tambin diferencia entre el obispo diocesano y el prelado territorial cum qualitate nullius.
La semejanza se refiere a la jurisdiccin del prelado, prcticamente equivalente en su amplitud a la potestad de los obispos65. El prelado
62. Ibid., Q. III, p. 13, nn. 27 y 28.
63. Cfr. I. C. DE ARSTEGUI, Concordia Pastoralis, cit., I, VI, p. 131, n. 6.
64. P. LOMBARDA-J. HERVADA, Sobre prelaturas personales, cit., p. 62.
65. Itaut exceptis iis, quae sunt ordinis Episcopalis, quorum exercitium non habent,
quamvis etiam habitus iurisdictionalis eis competat, in nihilo diferre videantur ab Episcopis,
exceptis aliquibus casibus, quos idem Sac. Conc. Trid. vel Apostolicae Constitutiones delegarunt Metropolitano, seu Episcopo viciniori J. B. DE LUCA, Theatrum, cit., III. De iurisdictione, p. 4, n. 10.
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Una manifestacin concreta y expresiva de la potestad cuasiepiscopal es el derecho que tiene el prelado de convocar un snodo para su
66. Cfr. I. DE PROSPERIS, Tractatus, cit., Q. V, p. 18, nn. 14, 19 y 20; Q. V, p. 19, nn. 26,
29, 30, 35 y 36; Q. V, p. 20, n. 42; Q. X, p. 36, n. 17; Q. XVII, p. 113, n. 13.
67. Ibid., Appendix, p. 215, n. 22.
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territorio, porque, como reconoce la decisin rotal de 27.IV.1705, ese derecho supone la potestad sobre el clero y el pueblo del lugar68. Es elocuente en este sentido que Benedicto XIV trate de los tipos o especies de
prelados precisamente con ocasin de la competencia necesaria para
convocar el snodo diocesano69.
Tambin es signo especialmente significativo de jurisdiccin cuasiepiscopal territorial el derecho a participar en concilios particulares
junto con los obispos de la zona y con voto deliberativo o decisivo70.
En conclusin, atendido el alcance de la potestad de jurisdiccin
de los prelados con territorio separado, esa potestad es prcticamente
igual a la de los obispos en sus dicesis. En este sentido De Prosperis, despus de haber estudiado con detalle diversas manifestaciones de aquella
potestad, escribe:
Corollarie demum huiusmodi Abbates caeterique inferiores
Praelati habentes Territoria Separata regulariter possunt facere, ac explere omnia, quae sunt Iurisdictionis, quae possunt Episcopi in eorum
Dioecesibus71.
2. Lmites
Pero junto a las mencionadas manifestaciones del poder de gobierno, la equiparacin tiene tambin sus lmites; de lo contrario no podra ser expresin de la analoga en el derecho, sino de identidad. La diferencia entre el obispo diocesano y el prelado consiste en que ste no
gobierna una dicesis sino un territorio separado, y sobre todo no tiene
68. Vid. I. DE PROSPERIS, Tractatus, cit., Appendix, p. 295, nn. 4 y 5.
69. De Synodo dioecesana, liber II, caput XI, pp. 60 y 61 de la edicin ya citada. Con
todo, explicaba el Cardenal De Luca que los prelados con territorio separado no solan
convocar snodos en sus cuasidicesis: cfr. Theatrum, cit., III. De iurisdictione, d. XII, p. 38,
n. 24.
70. Idemque denique convincitur ex proxime relato Privilegio Ioannis Octavi anno
872. Indulgente etiam Abbati Fuldensi Sedis honorem cum Iure decisivi suffragii in Episcoporum Conciliis, prout de facto intervenisse constat ex documentis ponderatis (...). Quae
praerogativae non solent communicari, nisi Praelatis Inferioribus praeditis Iurisdictione quasi Episcopali: Nullius seu Fulden. Iurisdictionis, 27.IV.1705, en I. DE PROSPERIS, Tractatus,
cit., Appendix, p. 295, n.6.
71. Ibid., Q. V, p. 21, n. 53.
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la potestad de orden correspondiente a los que han recibido la consagracin sacramental episcopal72.
De suyo esta cuestin en el orden prctico no presentaba obstculos insalvables para la vida cristiana en el territorio separado, pues el prelado-no obispo siempre poda acudir libremente a cualquier obispo para
la ordenacin de sus sbditos o para que en el territorio separado se ejercieran las dems manifestaciones de la potestad de orden episcopal, como pueden ser (o fueron en otras pocas) la administracin del sacramento de la confirmacin, determinadas bendiciones sagradas, la
consagracin de altares y otras funciones similares. Pero aunque en el orden prctico la carencia de la potestad de orden episcopal en el prelado
pueda cubrirse fcilmente con la colaboracin de otros dignatarios eclesisticos, esta caracterstica resulta de gran importancia para determinar
el origen de la potestad prelaticia y diferenciarla de la potestad de los
obispos en sus dicesis. stos ejercen su potestad en nombre de Cristo y
la reciben por el sacramento y la correspondiente misin cannica. En
cuanto vicario de Cristo y sucesor de los apstoles el obispo es puesto al
frente de la Iglesia particular o dicesis como titular de un oficio que necesariamente, por la misma constitucin divina de la Iglesia, exige el grado del sacramento del orden expresivo de la capitalidad, esto es, el episcopado como grado sacramental. En cambio, en el caso de los prelados
con territorios separados no se da este origen sacramental y cannico que
es propio de la posicin de los obispos en sus dicesis, ya que en definitiva, sea por el privilegio o por la prescripcin reconocida, la potestad de
aquellos se asienta o deriva de la potestad pontificia.
Por consiguiente, la falta de potestad de orden episcopal en el prelado que gobierna un territorio separado cum qualitate nullius explica la
naturaleza de esta manifestacin de la organizacin eclesistica del gobierno. Todava ms: que el prelado nullius no tenga la potestad de orden
de los obispos constituye una caracterstica que identifica esta figura con
todas sus peculiaridades, incluido el juego de la equiparacin. De tal ma72. De Prosperis, al tiempo que seala la equiparacin jurisdiccional, obseva tambin:
Potestas ordinis episcopalis non potest convenire Praelatis inferioribus habentibus Territorium Separatum (ibid., Q. V, p. 17, n. 7, summ.); Praelati inferiores cum qualitate nullius
non distinguuntur ab Episcopis, nisi solo nomine seclusa potestate ordinis (ibid., Q. IV, p.
14, n. 4, summ.).
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nera es sta una caracterstica propia que si los prelados nullius fueran
obispos no slo por equiparacin funcional sino tambin por el sacramento del orden, estaramos ante una figura distinta: ya no podramos
hablar de un prelado con territorio separado nullius dioecesis, sino propiamente de una dicesis gobernada por un obispo73.
3. Exclusin de la doble capitalidad episcopal
La verificacin de la existencia de un verdadero territorio separado supone la afirmacin del prelado nullius dioecesis como nico ordinario del lugar. Pero a esta verificacin solamente se llega, como ya sabemos, despus de probar los correspondientes derechos cuasiepiscopales
sobre la base del privilegio o la prescripcin, y tras haber superado mediante prueba contraria todas las presunciones de mejor derecho que juegan a favor del obispo diocesano; presunciones que son perfectamente
comprensibles en el marco de la reforma tridentina y del proceso de clarificacin de las exenciones medievales. No bastan las simples exenciones ni los privilegios dudosos, ni las costumbres sin consolidacin
suficiente. Adems, es preciso demostrar en el caso concreto que la pretensin del territorio separado no oculta ni justifica una posible doble capitalidad sobre el mismo territorio. La simbologa medieval del monstruo
de dos cabezas y la enrgica afirmacin del episcopado monrquico aparece frecuentemente en las argumentaciones doctrinales y jurisprudenciales sobre el territorio separado.
La potestad del prelado nullius es privativa o exclusiva sobre el territorio separado. As, en la ya citada decisin rotal Nullius seu Fulden.
Iurisdictionis, de 27.IV.1705, se critica la objecin de que admitir la virtualidad de la prescripcin de un territorio separado supondra admitir la
coexistencia de dos prelados en la misma dicesis, sicque duo capita in
eodem corpore, quod est monstruosum, et ideo talis consuetudo, seu pra73. La cuestin de la ordenacin episcopal de los prelados seculares con jurisdiccin se
ha resuelto actualmente segn la praxis de la sede apostlica consagrndoles como obispos.
Sin embargo, esta praxis, por muy conveniente que hoy parezca en cuanto que hay otros valores teolgicos redescubiertos en los tiempos actuales, como puede ser la doctrina de la colegialidad episcopal o la conciencia de la necesaria unidad entre orden y jurisdiccin en los
oficios capitales, que la aconsejan, no viene exigida por la naturaleza de las figuras cannicas herederas de las prelaturas territoriales separadas.
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escriptio esset irrationabilis, et circa ea, quae de sui natura praescribi non
possunt. La respuesta de la Rota insiste no slo en el carcter aislado y
minoritario de esta objecin sino tambin en que resulta absurdo hablar
aqu de doble capitalidad:
quia si praescribitur Territorium Separatum a Dioecesi, iam in illo [corpore] non est caput Episcopus sed Praelatus inferior, qui habet illud Territorium ut propriam Dioecesim, ac independentem ab Episcopo74.
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que le sirven de base, que justifican esta doctrina. Entre ellas, la falta de
identidad entre el simple privilegio de exencin pasiva (no sujecin a la
autoridad eclesistica ordinaria y dependencia inmediata de la sede apostlica) y la potestad de jurisdiccin (que supone la capacidad jurdica pblica de gobernar a los fieles en nombre de Cristo). Pero, sobre todo, hay
a mi juicio tres presupuestos ideolgicos bsicos, de orden jurdico y teolgico, indispensables en toda esta construccin doctrinal. Estos presupuestos, estrechamente relacionados en este contexto doctrinal, son: la
distincin entre orden y jurisdiccin, la potestad inmediata del romano
pontfice y el principio de la territorialidad.
Antes de anotarlos con ms detalle vale la pena recordar el realismo de la doctrina sobre el territorio separado, puesto que pretendi dar
respuesta prctica a problemas jurisdiccionales planteados en la vida de
la Iglesia y necesitados de clarificacin en el marco de la profunda reforma promovida por el Concilio de Trento. Los tratadistas estudiados manifiestan en sus precisas anotaciones un fino sentido de hombres versados en derecho y una comprensin de la organizacin jerrquica de la
Iglesia como distribucin articulada de funciones. Ponen todo su empeo en dar a cada uno lo suyo, sobre la base del derecho divino y la realidad histrica, de forma que los pastores puedan asumir sus responsabilidades ante la Iglesia y las personas que tienen encomendadas. As
expresa De Arstegui la necesidad del ordo iuris:
Fieri non potest, nec ubi fieri possit expediret, ut omnes ad
unum potentiae gradum conscenderent, et pari potirentur imperio; necesse quidem, ut in his certus sit ordo, qui officia discernat, munera distinguat, dignitates dividat77.
Qui officia discernat, munera distinguat, dignitates dividat. Si era cierto que la reforma tridentina haba fortalecido la potestad episcopal frente a la desarticulacin de los siglos anteriores, con tantos privilegios y
exenciones invocadas frente a los obispos, era tambin necesario discernir las situaciones que merecan ser conservadas en justicia, por estar
fundadas en slidos ttulos, aunque siempre contando con las presunciones favorables a los obispos diocesanos. Esta labor de discernimiento justo favorecera la misin de la Iglesia y la concordia entre los obispos, que
77. Ibid., I, prooem., p. 8, n. 25.
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80. Vanse p. ej., sobre la potestad inmediata del papa, la const. Pastor Aeternus, del
Concilio Vaticano I, cap. III, (COD, pp. 813-815) que entre otras calificaciones de la potestad pontificia contiene las de vere episcopalis et immediata; CD 9 (expresamente), LG 22,
23, 27, 45; cc. 331 y 333 del CIC de 1983.
81. De Arstegui (Concordia Pastoralis, cit., I, I, p. 23, n. 34) cita esta expresiva metfora de Santo Toms de Aquino: Papa habet plenitudinem pontificalis potestatis quasi Rex
in Regno; sed Episcopi assumuntur in partem sollicitudinis quasi Iudices singulis Civitatibus
prepositi (in 4. dist. 20. q. I art. 4).
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tuales: Papa dicitur habere totum Mundum pro Dioecesi, in spiritualibus82. Es sta una presentacin del papa como una especie de obispo universal, Orbis Episcopus, al frente de la Iglesia distribuida en territorios83.
Por su parte, seala el Cardenal Petra que la universalidad de la
potestad pontificia y la conceptuacin del papa como Episcopus universalis Ecclesiae no excluye a los dems obispos, aunque s expresa la dependencia jurisdiccional de stos respecto del pontfice romano84.
Conviene tener en cuenta, por consiguiente, que la virtualidad de
toda esta doctrina sobre la potestad cuasiepiscopal y las cuasidicesis,
que a mi juicio sigue explicando algunos aspectos de la actual organizacin jerrquica de la Iglesia, exige situarla en un contexto eclesiolgico
ms rico y en un marco cannico no dependiente de la consideracin de
la Iglesia como un conjunto de territorios.
82. Tractatus, cit., Q. XVII, p. 112, nn. 1-4, summarium y texto: Nemo est, qui dubitat,
summum Pontificem, quatenus pertinet ad spiritualia, duplicem representare personam.
Unam in qua dicitur Christi Vicarius, et consideratur in Catholica militanti Ecclesia tamquam caput visibile totiusque Orbis Episcopus, ac ordinarius ordinariorum, eumdemque Orbem habens pro Dioecesi (...). Altera vero persona est illa Episcopi particularis Urbis (...)
ubi tamquam ordinarius loci hanc legem Dioecesanam exercet per suum Vicarium, qui
proinde in Urbe, ac eius Territorio nuncupatur Ordinarius, ac venit sub legibus, aliisque decretis loquentibus de ordinario loci. En paralelo, aunque remitindose a las terminologas
locales sin criticarlas, llega a conceptuar tambin al obispo diocesano como Parochus universalis en la dicesis: Secundo notandum est, in diversis Mundi partibus, et signanter in
Hispania nullam in pluribus Dioecesibus adesse divisionem Parochiarum, sed Episcopus dicitur Parochus universalis, et exercet curam animarum per subalternos Rectores ab ipso deputatos: ibid., Q. IX, p. 32, n. 2. Sobre la potestad del papa para erigir y modificar dicesis,
cfr. ibid., Q. I, p. 3, n. 13.
83. Cfr. tambin J. B. DE LUCA, Theatrum, cit., III. De iurisdictione, p. 294, n. 32, summ.:
Papa universi Orbis, Ecclesiae Catholicae Episcopus et Ordinarius.
84. Est enim, ut dixi, ille Episcopus universalis Ecclesiae non in sensu quod excludat
alios, sed quod omnibus Episcopis praecellat in iurisdictione, a qua profluit illa episcoporum
quoad certum locum, et Dioecesim designatam per Summum Pontificem: V. PETRA, Commentaria, I, Const. unica divi Pelagii II, p. 83, nn. 47 y 48. Este autor menciona asimismo ttulos papales como Episcopus, o tambin Episcopus totius Ecclesiae, Episcopus in plenitudine potestatis: cfr. ibid., Const. unica divi Gelasii I, p. 75, nn. 6-8.
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sin embargo el lmite de la naturaleza de las cosas o de las concretas limitaciones que la ley pudiera establecer (nisi ex natura rei vel sermonis
contextu aliud constet). De hecho, por lo que se refiere a la consagracin
episcopal de los abades y prelados nullius, el CIC de 1917 pareca dar entrada a esa posibilidad con ms amplitud que en las situaciones histricas anteriores, en las que la ausencia de potestad de orden episcopal en
el prelado inferior vena a considerarse casi una caracterstica propia de
esta figura: el prelado con territorio separado, sola explicarse, gobierna
con la potestad de jurisdiccin semejante a la que tiene un obispo en su
dicesis, pero no tiene la potestad de orden de los obispos consagrados.
En cambio, el CIC de 1917 pareca ms abierto a la unidad de ordo y iurisdictio en el oficio capital del prelado con territorio nullius dioecesis,
puesto que el tenor literal de los cc. 323 2 y 325 (si charactere episcopali non sit ornatus, licet charactere episcopali careat92) consideraba al prelado consagrado obispo como supuesto ordinario, o al menos
no claramente excepcional, a diferencia de los supuestos histricos que
eran explicados por la doctrina cannica postridentina.
Como hemos comprobado, el CIC de 1917 procur integrar la figura de los antiguos abades y prelados con territorio separado en el derecho comn de la Iglesia latina, considerndolos como un grado ms de
la jerarqua de jurisdiccin participada por el derecho pontificio, estableciendo su rgimen jurdico y denominando sus comunidades con el
nombre especfico de abadas y prelaturas nullius dioecesis.
Sin embargo, la evolucin posterior de estas dos figuras no corri
la misma suerte. Las abadas nullius diocesis no han tenido un amplio de92. [Abbas vel Praelatus nullius] Si charactere episcopali non sit ornatus et benedictionem, si eam recipere debet, receperit, praeter alia munera quae in can. 294, par. 2 describuntur, potest quoque ecclesias et altaria immobilia consecrare (c. 323 2); Abbas vel
Praelatus nullius, licet charactere episcopali careat, utitur tamen in proprio territorio insignibus pontificalibus cum throno ac baldachino et iure ibidem officia divina pontificali ritu celebrandi; crucem autem pectoralem, annulum cum gemma, ac pileolum violaceum potest etiam extra territorium deferre (c. 325).
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Distinto ha sido el caso del desarrollo de las prelaturas nullius posterior al CIC de 1917. En esa evolucin destaca la consolidacin o asentamiento de estas prelaturas como instituciones de la organizacin pastoral ordinaria en la Iglesia. No son vistas ya como fruto del privilegio o
de la consolidacin de una separacin territorial de la jurisdiccin diocesana, sino ms bien como una institucin del ordenamiento cannico
general, aunque de menor importancia y aplicacin que las dicesis. Es
el paso definitivo de la prelatura como situacin personal de un prelado
a la prelatura como ente ordinario de la organizacin eclesistica territorial97.
Pueden destacarse algunos aspectos en el mencionado proceso de
asentamiento de las prelaturas nullius con posterioridad al CIC de 1917.
As, el dato de que en el siglo XX hayan sido erigidas un buen nmero
de estas prelaturas98. El motivo que aconseja la ereccin de estas circunscripciones es de carcter pastoral: las prelaturas nullius se han utilizado
sobre todo para organizar la cura de almas cuando no se dan todava las
condiciones para erigir una dicesis, ni tampoco una circunscripcin misional al estilo de los vicariatos y prefecturas apostlicas. As, en pases
de tradicin catlica (p. ej. Brasil y otros pases latinoamericanos) frecuentemente algunas dicesis de notable extensin fueron divididas, de
manera que parte del territorio dividido conservaba la condicin diocesana y otra zona era constituida como prelatura nullius, hasta que se dieran las condiciones humanas y materiales para erigir una nueva dicesis.
Otro aspecto que se puede destacar en la evolucin reciente de las
prelaturas es la reforma de su principio delimitador: adems de las tradicionales prelaturas territoriales, el derecho cannico admite tambin acabbatia territorialis, vicariatus apostolicus et praefectura apostolica necnon administratio
apostolica stabiliter erecta (c. 368 del CIC de 1983); Praelatura territorialis aut abbatia
territorialis est certa populi Dei portio, territorialiter quidem circumscripta, cuius cura, specialia ob adiuncta, committitur alicui Praelato aut Abbati, qui eam, ad instar Episcopi dioecesani, tamquam proprius eius pastor regat (c. 370 del CIC de 1983).
97. El asentamiento de las antiguas prelaturas nullius en la organizacin pastoral ordinaria fue observado ya por E. VON KIENITZ, Die Rechtsstellung der gefreiten bte und Prlaten, en
Theologie und Glaube, 25 (1933), pp. 598 ss.
98. Cfr. los ejemplos que recoge Ph. HOFMEISTER, Gefreiten Abteien und Prlaturen, en
Zeitschrift der Savigny-Stiftung fr Rechtsgeschichte (kanonistische Abteilung), 81
(1964), pp. 133 ss. En la actualidad existen 50 prelaturas territoriales: vid. Annuario Pontificio, 2001, pp. 864-874.
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tualmente la posibilidad de prelaturas personales. Esta reforma o ampliacin de las especies prelaticias tuvo lugar con motivo de la celebracin
del Concilio Vaticano II. En efecto, a travs de los proyectos preparatorios del decr. Presbyterorum Ordinis n. 10 inicialmente referidos al supuesto peculiar de las misiones nacionales, al estilo de la Misin de Francia99, pero posteriormente ampliados a otras posibles especies prelaticias
sin territorio, fue admitida la posibilidad de erigir prelaturas personales para la realizacin de peculiares obras pastorales. El CIC de 1983 regula estas prelaturas personales en los cc. 294-297.
Las antiguas prelaturas nullius se denominan actualmente prelaturas territoriales. La regulacin especfica que les dedica el CIC de 1983
es muy escasa. Slo los cc. 368 y 370 se refieren concretamente a este tipo de prelaturas. Son porciones del Pueblo de Dios delimitadas territorialmente (circunscripciones territoriales) presididas por un prelado que
las gobierna en nombre propio y no como vicario del romano pontfice.
Estas prelaturas se equiparan cannicamente con las dicesis y su prelado con el obispo diocesano, a no ser que por la naturaleza del asunto o
por determinacin del derecho conste otra cosa (cfr. c. 381 2 en relacin con el c. 368). El prelado territorial recibe ordinariamente la consagracin episcopal y se le confiere el ttulo de su sede prelaticia100.
199. Por iniciativa de la jerarqua gala, la Misin de Francia fue erigida en 1954 como
prelatura nullius, presidida por un prelado con jurisdiccin cuasiepiscopal. Para un estudio de
las caractersticas jurdicas de la Misin de Francia y el origen de las prelaturas personales en
el Vaticano II a partir de las antiguas prelaturas nullius, cfr. P. LOMBARDA-J. HERVADA, Sobre prelaturas personales, cit. pp. 17-44 y 63-65.
100. Cfr. en tal sentido la Carta del Prefecto de la Congregacin para los Obispos de
17.X.1977, publicada en Communicationes, 9 (1977), p. 224.