Revista Kaíros No. 39 PDF
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Presentacin
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103
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Reseas
135
Libros recibidos
139
Robert C. Roberts
Wichita State University, B.A. (Filosofa), M.A. (Filosofa); Yale
University, B.D., Ph.D (Teologa Filosfica). Profesor Distinguido
de tica en Baylor University.
Pablo Wright
Calvary Bible College, B.A. (Estudios Pastorales); Calvary
Theological Seminary, M.A. (Nuevo Testamento); Seminario
Teolgico Centroamericano, estudios de Ph.D. (Educacin
Teolgica). Profesor y Rector del Instituto Bblico Evanglico
Mendoza (Argentina).
PRESENTACIN
Las Conferencias Bblicas del SETECA fueron dictadas este
ao por Eugenio Green, otrora rector del Seminario ESEPA en
San Jos, Costa Rica, y actualmente profesor en Wheaton College.
Sus ponencias se centraron en exponer varios aspectos del ministerio de Pablo y su equipo a la iglesia de Tesalnica, tanto en
su presencia fsica como por medio de sus cartas, a la luz de la
historia poltica de esa ciudad. Hoy entregamos a nuestros lectores la primera de esas exposiciones, un estudio de la llegada del
evangelio a Tesalnica y los disturbios resultantes. Dios mediante, publicaremos las otras tres conferencias, sobre igual nmero
de pasajes en las epstolas a los tesalonicenses, en los siguientes
nmeros de la revista.
En los tres nmeros pasados han salido sendos ensayos de
Matthew Williams sobre la teologa de Mateo, Lucas y Juan, respectivamente. Ahora esta serie concluye con un artculo sobre la
veracidad histrica de Lucas-Hechos. Una lista impresionante de
especialistas ha negado que la obra lucana sea histricamente fehaciente, y otros tantos igualmente reconocidos han llegado a la
conclusin contraria, pero el Dr. Williams destaca que este segundo grupo ha tomado en cuenta mucho ms que el primero las
evidencias histricas provenientes del perodo. Como estudio de
caso el artculo termina con un anlisis de Lucas 2:2, uno de los
textos de Lucas ms cuestionados.
Hemos podido publicar una serie de artculos por Craig
Blomberg tambin, pero hace siete aos, en los nmeros 23-25.
Versaron sobre las posesiones materiales en la Biblia, tema de
un libro por el mismo autor editado posteriormente en espaol.
Ahora el Dr. Blomberg nos lleva en un recorrido por el Nuevo
Testamento en bsqueda de las doctrinas y las prcticas que
suscitaron oposicin frrea de parte de Juan el Bautista, Jess y
los autores de los libros. Concluye que las doctrinas repudiadas
fueron aquellas que atentaban contra las enseanzas centrales de
la Iglesia. Sobre la base del estudio nos advierte del peligro de
estar peleando sobre cuestiones teolgicas de relativamente poca
Presentacin
INTRODUCCIN
El establecimiento de la iglesia de Tesalnica parece ser, a primera vista, nada ms el resultado de la conversin de varios individuos en una ciudad principal del Imperio romano. Sin embargo,
el relato que Lucas nos deja en el segundo volumen de su libro
escrito a Tefilo (cp. Lc. 1:1-4; Hch. 1:1-2) testifica tambin de la
relacin ntima entre la proclamacin del evangelio y el poder poltico. Muestra que las buenas nuevas no solamente transforman a
las personas que se aferran al mensaje, sino tambin desafan a las
estructuras polticas que buscan establecer su poder absoluto. La
* Este artculo forma parte de las Conferencias Bblicas del SETECA impartidas por el Dr. Green del 8 al 11 de agosto de 2006.
tres sbados, debatiendo con los judos desde las Escrituras (Hch.
17:2). Explicaba y demostraba que era necesario que el Mesas
padeciera y resucitara (cp. Lc. 24:45-46; 1 Co. 1:23; 15:3-4) y
que este Jess que les anuncio es el Mesas (17:2-3; cp. Hch.
9:22; 18:5, 28; Mt. 16:16). La respuesta de aquellos que lo oyeron
fue mixta. Algunos de los judos se convirtieron (17:4), pero su
nmero fue tan mnimo que los apstoles ni siquiera se refieren
a ellos en su Primera Carta a los Tesalonicenses. De hecho, la
epstola da a entender que los miembros de esa congregacin eran
principalmente gentiles (1 Ts. 1:9; 2:14), y la narrativa de Hechos
precisa que un buen nmero de mujeres prominentes y muchos
griegos que adoraban a Dios se convirtieron (17:4). As, este primer grupo estaba compuesto de mujeres de la lite de la ciudad
(cp. v. 12), esposas de los hombres principales (tw/n prw,twn, cp.
13:50; Mr. 6:21), y los temerosos de Dios, gentiles que se aferraban a la sinagoga pero no haban llegado a ser proslitos completos. Estas personas adoptaban la ley moral del judasmo pero
no se sometan a la circuncisin. 1 Tesalonicenses 1:9-10 hace
memoria de la conversin de los tesalonicenses de la idolatra, lo
cual implica que los apstoles tambin desarrollaron un ministerio directo y exitoso con otros gentiles en la ciudad.
La cuanta de personas que salieron de la sinagoga provoc
una reaccin fuerte de parte de los judos no convertidos, quienes
armaron una turba por medio de unos maleantes callejeros,
peones que se congregaban en la gora de la ciudad en bsqueda
de trabajo (Hch. 17:5). Plutarco habl de este tipo de hombres
diciendo:
Por lo tanto cuando Apio vio a Scipio corriendo a la gora, donde haba
hombres de la clase baja que recientemente haban sido esclavos pero
que frecuentemente se congregaban en la gora y podan montar una turba y forzar cualquier decisin por medio de peticiones y gritos, levant
su voz y dijo...
Vase el estudio extenso de la evidencia epigrfica sobre este grupo en
Levinskaya, The Book of Acts in Its Diaspora Setting: 51-126.
Vase la descripcin de ellas en Juvenal 14:96-106.
La salida de estas personas significara una prdida econmica sustancial
para la sinagoga (cp. Hch. 10:2; Lc. 7:1-5).
Plutarco, Aemilius Paulus 38.4.
12
tesalonicenses vieron a Metellus como el salvador de la insurreccin de Andrisco, evidencia de que Tesalnica fue una de las
ciudades que no particip en la rebelin, sino que se oponan a
ella.21
En el ao 143 un ciudadano de Tesalnica honr al procnsul
romano con una estatua dedicada a Zeus. La inscripcin proclamaba:
Damon, hijo de Nicanor, macedonio de Tesalnica, para Quintus
Caecilius hijo de Quintus Metellus, procnsul de los romanos, a Zeus
Olmpico a causa de su virtud (avreth/j) y benevolencia (eu;noiaj) que se
siguen manifestando a m y a la ciudad patria [Tesalnica] y a los dems
de los macedonios y los dems griegos.22
Este alto honor indica que algunos de los macedonios, especialmente los de Tesalnica, no vean la ocupacin romana como un
yugo opresor, sino que gozaban de los beneficios de la ocupacin.
Quienes ms disfrutaban estos beneficios era la lite social, la clase gobernante, y, por lo tanto, los sentimientos pro-romanos provinieron del estrato social alto. En cambio, los pobres y las clases
bajas anhelaban un retorno a la monarqua.23
Macedonia y la ciudad de Tesalnica jugaron un papel importante durante las guerras civiles en Roma. Durante las luchas entre Julio Csar y Pompeyo (49-48 a.C.),24 Tesalnica, la sede del
gobernador de Macedonia, lleg a ser una segunda Roma, porque
200 senadores y muchos caballeros se unieron con Pompeyo en
aquella ciudad.25
Inscriptiones Macedoniae, parte 2 de Inscriptiones graecae Epiri, Macedoniae,
Thraciae, Scythiae (Berlin: W. de Gruyter, 1972): n. 134. Sobre los romanos como
benefactores en Macedonia y Tesalnica, vase Holland Lee Hendrix, Thessalonicans Honor Romans (tesis de Th.D., Harvard University, Boston, 1984).
21 Vase tambin Hendrix, Thessalonicans Honor Romans: 343-44.
22 Inscriptiones Thessalonicae et viciniae, n. 1031.
23 Fanoula Papazoglou, Macedonia under the Romans. Political and Administrative Developments. Economy and Society. Intellectual Life, en Macedonia:
4000 Years of Greek History and Civilization, ed. M. B. Sakellariou (Atenas:
Ekdotike Athenon, 1983): 193. Desafortunadamente el excelente estudio de Papazoglou carece de documentacin de las fuentes primarias en este punto.
24 Vase Johannes Leipoldt y Walter Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1973) 1:38-46.
25 Din, Historia romana 41.18.4-6; 41.43.1-5.
Despus de la muerte de Julio Csar Macedonia de nuevo lleg a ser campo de conflicto entre los rivales para el poder romano.
Bruto y Casio, quienes haban sido principales en el asesinato de
Csar, recibieron el apoyo de Macedonia y Tesalnica al inicio.
De hecho, hasta la batalla de Filipos (42 a.C.) Bruto ejerca poder
soberano sobre la provincia. Pero a un momento no precisado en
las fuentes Tesalnica retir su apoyo, y en respuesta Bruto prometi a sus tropas el botn de la ciudad en cambio por una victoria contra sus oponentes, Marco Antonio y Octaviano (quien ms
tarde, como emperador, se llamaba Augusto).26 Sin embargo,
Bruto y Casio fueron derrotados el 12 de octubre del ao 42 a.C.
As, Tesalnica fue salvada, y desde esa fecha hasta 31 a.C.
Macedonia estaba bajo la jurisdiccin de Antonio. La ciudad de
Tesalnica honraba a Octaviano y Antonio, con honores especiales para Antonio, incluyendo la inauguracin de una nueva era.27
Cuando posteriormente surgi el conflicto entre los victoriosos y
Octaviano venci a Antonio en la batalla de Actium, Tesalnica
dio los honores a aqul, borrando de las inscripciones los honores
que previamente se haban otorgado a Antonio.28 Una nueva era
comenz el 2 de septiembre del ao 31 a.C., el da de la victoria
de Octaviano.
A causa de su apoyo por Octaviano y Antonio, Tesalnica
fue reconocida como ciudad libre (Thessalonice liberae condicionis).29 Este estatus normalmente implicaba para la ciudad la
exencin de impuestos, un honor de la ms alta categora,30 y que
Roma no destacaba una guarnicin de tropas romanas dentro de
sus muros.
Adems, las ciudades libres podan gobernarse segn sus costumbres tradicionales en vez de tener que someterse a la forma
gubernamental romana. En el caso de Tesalnica esto significaba
un gobierno democrtico donde la asamblea de los ciudadanos (o`
Plutarco, Bruto 46.
Hendrix, Thessalonicans Honor Romans: 31-37.
28 Inscriptiones Thessalonicae et viciniae, nn. 83 y 109.
29 Plinio, Naturalis Historia 4.10.
30 Josefo, Vita 429, comentando sobre la exencin de impuestos que l disfrutaba, deca que era el ms alto honor. Se supone que las ciudades sentan lo
mismo cuando se les conceda este privilegio.
26
27
CONCLUSIN
Los temas que encontramos en Hechos 17 aparecen de nuevo
en 1 Tesalonicenses. El evangelio era un llamado a los gentiles a
abandonar la idolatra para servir al Dios vivo y verdadero (1:9)
y la proclamacin de la esperanza del Seor Jess que vendra
de los cielos (1:10) en su parousia (2:19; 3:13; 4:15; 5:23; 2 Ts.
2:1, 8). Este mensaje contradeca la afirmacin imperial de paz y
seguridad (5:3). El evangelio de Cristo (1:5) es la proclamacin
de que Jess, y no el emperador o la autoridad poltica, es el poder
ltimo y soberano. El mensaje es antiimperial y significa el juicio
de la idolatra de cualquiera que exalte el poder poltico y la posicin absoluta del Estado. El evangelio proclamado en Tesalnica
no se puede separar de las realidades histricas y polticas de la
ciudad.
23
La veracidad histrica de
Lucas-Hechos
Matthew C. Williams
Profesor de Nuevo Testamento
Biola University
Lucas-Hechos puede servir como muestra de la veracidad histrica del
Nuevo Testamento. En los ltimos dos siglos una escuela ha negado la veracidad de Lucas como historiador, y otra la ha afirmado. Esta incluye a
expertos en la literatura e historia extrabblicas del perodo, mientras que
aquella presta mucho menos atencin a este tipo de evidencia. Lucas 2:2
es un texto que muchos han tachada de equivocado, pero hay formas de
interpretarlo que resuelven los problemas. Como la veracidad de Lucas se
ha demostrada en muchos detalles, parece razonable suspender el juicio en
casos como Lucas 2:2 en espera de mayor evidencia. La investigacin cientfica ha venido confirmando la veracidad del Nuevo Testamento en muchos
textos antes dudosos.
Luke-Acts can serve as an example of the historical trustworthiness of the
New Testament. In the last two centuries one school has denied Lukes veracity as a historian, and another has affirmed it. The latter includes experts in
extrabiblical literature and history of the period, while the former has paid
much less attention to this kind of evidence. Luke 2:2 is a text that many have
considered mistaken, but there are ways of interpreting it that resolve the
problems. Since Lukes accuracy has been demonstrated in many details, it
seems reasonable to suspend judgment in cases like Luke 2:2 until more evidence surfaces. Historical research has increasingly confirmed the veracity
of the New Testament in many formerly doubted texts.
En el ao 1998, Pepe Rodrguez escribi Mentiras fundamentales de la Iglesia catlica, uno de los libros ms vendidos en
Espaa aquel ao. Relata: La primera vez que le la Biblia, me
qued muy sorprendido por las terribles contradicciones que la caracterizaban. En cuanto a las historias del nacimiento de Jess,
Pepe Rodrguez, Mentiras fundamentales de la Iglesia catlica (Lyndhurst,
Nueva Jersey: Lectorum Publications, 1998): 9.
Pablo, sin esperanza de encontrar en ellos informacin histrica valiosa. Poco a poco, empezando con un examen de Hechos
14, Ramsay cambi su opinin debido a la veracidad del libro.
Al final, decidi: No se puede superar la fidelidad histrica de
Lucas.18
Un sorprendente defensor de la historicidad de los escritos de
Lucas fue Adolf Harnack (1851-1930), el padre del cristianismo
liberal. Dadas sus convicciones bastantes liberales, no se puede
decir que Harnack llegara a sus conclusiones debido a prejuicios
conservadores. Escribi tres importantes obras sobre los escritos
lucanos (1906-11), en los cuales concluy que Lucas, un compaero de Pablo, fue el autor del Evangelio de Lucas y de Hechos en
el ao 62. Adems, despus de un examen profundo, afirm que
el Evangelio era slido, respetable y un trabajo extraordinario,
fidedigno en la mayora de los detalles.19
F. F. Bruce, especialista en documentos clsicos, escribi dos
comentarios sobre Hechos. En su comentario publicado en 1952
dijo: Cuando probamos [a Lucas] por los criterios de sus tiempos, l sale del examen con una calificacin notablemente alta.20
Y, despus: Si se puede mostrar la veracidad de un autor en lugares donde se puede probar, no deberamos asumir que fuera menos
veraz donde no podemos probarla.21
A. N. Sherwin-White, historiador romano, concluy:
Cualquier intento de rechazar la historia bsica [de Hechos], incluso en los detalles, debe ya parecer absurdo.22 Colin Hemer,
experto en literatura clsica antes de dedicarse a estudios bblicos, escribi The Book of Acts in the Setting of Hellenistic History
(1989), en el que fue estudiando los detalles de Hechos de forma
muy meticulosa. Termin el libro con este resumen: Todas estas
perspectivas han convergido para apoyar la veracidad de la narraCitado en ibid., 138.
Citado en ibid., 334, n. 83, n. 84.
20 F. F. Bruce, The Acts of the Apostles (Leicester, Reino Unido: Inter-Varsity
Press, 1952): 17.
21 Ibid. Vase tambin F. F. Bruce, The New Testament Documents: Are they
Reliable? (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1960):
90.
22 A. N. Sherwin-White, Roman Society and Roman Law in the New Testament (Oxford: Clarendon Press, 1963): 189.
18
19
Ahora bien, qu podemos concluir? Tenemos algunos eruditos en un bando, y otros en el otro bando. Sin embargo, hay
diferencias significativas entre los dos grupos. El segundo se compone de expertos de muchas disciplinas; el primero, solo de la
filosofa. El segundo grupo compara Lucas y Hechos con documentos antiguos, mientras que el primero slo hace una aseveracin ex catedra. El libro de Hemer es indicativo del mtodo del
segundo grupo: analiza y compara toda la informacin antigua
existente sobre Hechos (geografa, ttulos, documentos romanos
y judos, etc.) para concluir que Lucas es veraz como historiador.
De parte del grupo que niega que Lucas y Hechos sean histricamente confiables no se ha presentado un estudio tan detallado de
las evidencias.
UN CASO DIFCIL: LUCAS 2:2
Ahora bien, presentar un resumen de lo que biblistas eminentes creen en cuanto a la veracidad de Lucas es una cosa, pero investigar los textos de Lucas directamente es otra. En este ensayo
nos limitaremos a uno de sus problemas ms espinosos: Quin
era el gobernador cuando Jess naci? Lucas 2:2 dice: Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.25 Si Lucas
es un historiador de primera clase, debe acertar aqu. A. B. Bruce
dice acerca de este pasaje: Casi se puede llegar a desear que el
23 Colin Hemer, The Book of Acts in the Setting of Hellenistic History (Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns, 1989): 412.
24 Ibid., 163.
25 Versin Reina-Valera, 1960.
Clark Pinnock, Set Forth Your Case (Chicago: Moody Press, 1967): 83.
Bruce, Acts: 17.
43 Hemer, The Book of Acts in the Setting of Hellenistic History: 412.
41
42
37
Introduccin
A pesar de nuestra explosin informativa contempornea, la
compartimentalizacin de la erudicin moderna ha dejado algunos
vacos notables en la literatura secundaria. Numerosos historiadores y telogos han escrito sobre los debates entre la ortodoxia y
la hereja en relacin con casi toda doctrina y perodo mayor en
la historia de la iglesia. Innumerables estudios neotestamentarios
han analizado lo que podemos inferir de los textos apostlicos
acerca de la naturaleza de los falsos maestros y la enseanza falsa
combatida en el primer siglo. Sin embargo, no he logrado hallar
ningn estudio, familiarizado con la erudicin bblica actual y las
discusiones contemporneas sobre los parmetros de la fe evanglica, que presente un panorama de los datos neotestamentarios
principales y los coteja con las discusiones evanglicas ya mencionadas. El presente ensayo breve representa apenas un inicio en
Desde una perspectiva evanglica, vase especialmente el panorama histrico en Harold O. J. Brown, Heresies: The Image of Christ in the Mirror of Heresy and Orthodoxy from the Apostles to the Present (Garden City, Nueva York:
Doubleday, 1984). Mucho ms breve, pero an as de ayuda desde la perspectiva
de un especialista evanglico en la teologa sistemtico, es Robert M. Bowman,
Orthodoxy and Heresy (Grand Rapids: Baker Book House, 1992). El clsico estudio liberal en relacin con el Nuevo Testamento es, por supuesto, Walter Bauer,
Orthodoxy and Heresy in Earliest Christianity (Filadelfia: Fortress Press, 1971).
Una respuesta equilibrada se encuentra en H. E. W. Turner, The Pattern of Christian Truth: A Study in the Relations between Orthodoxy and Heresy in the Early
Church (Londres: Mowbray, 1954). Buenos ejemplos de estudios sobre perodos
o temas especficos incluyen Malcolm Lambert, Medieval Heresy: Popular movements from Bogomil to Hus (Nueva York: Holmes and Meier Publishers, 1976);
David S. Lovejoy, Religious Enthusiasm in the New World: Heresy to Revolution
(Cambridge, Massachussetts: Harvard University Press, 1985); y John Dart, The
Jesus of Heresy and History (San Francisco: Harper & Row, 1988).
Estos conflictos doctrinales comnmente se resumen, con bibliografa, en
una seccin de las introducciones de comentarios sobre los libros del Nuevo Testamento. Algunos ejemplos representativos de estudios especializados incluyen
Fred O. Francis, ed., Conflict at Colossae: A Problem in the Interpretation of
Early Christianity Illustrated by Selected Modern Studies (Missoula, Montana:
Society of Biblical Literature, 1973); David Hill, False Prophets and Charismatics, Biblica 57 (1976): 327-48; Luke T. Johnson, II Timothy and the Polemic
against False Teachers, Journal of Religion and Society 6 (1978): 1-26; y Hans
C. C. Cavallin, The False Teachers of 2 Peter as Pseudo-Prophets, Novum Testamentum 21 (1979): 263-70.
demasiadas veces se han difamado unos a otros sobre temas moralmente neutrales o de relativamente poca importancia doctrinal
en vez de guardar su lenguaje agresivo para los asuntos realmente
serios.
1 y 2 Tesalonicenses
Se menciona poca enseanza falsa explcita en 1 Tesalonicenses.
El mayor asunto doctrinal sobre el cual estos cristianos necesitaban ms instruccin era la escatologa, pero la correccin de Pablo
se dio baada en un espritu de alentamiento y edificacin (5:11).
2 Tesalonicenses revela un problema ms serio algunos pensaban que el Da del Seor ya haba llegado (2:2). Este error pudo
haber resultado de la enseanza de falsos maestros, pero es igualmente o ms probable que algunos tesalonicenses sencillamente
entendieron mal algunas partes de la primera epstola de Pablo.38
Un problema tico tambin se haba desarrollado, que hoy cada
vez ms se explica en trminos sociolgicos, en vez de teolgicos:
algunos no trabajaban, probablemente procurando perpetuar las
relaciones parasitarias entre patrn y cliente que existan antes de
su conversin.39 Una falta, entonces, de suficiente peso para motivar una expulsin de la iglesia, si no se correga, aparece en el
3:10: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. Esto, como
explica Robert Jewett, probablemente se refiere a la participacin
en la fiesta de amor fraternal y la cena del Seor.40
1 Corintios
Esta carta presenta un verdadero popurr de problemas en la
congregacin inmadura. Se haban dividido en facciones, poniendo
38 As especialmente I. Howard Marshall, 1 and 2 Thessalonians (New Century Bible; Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1983):
187. En 2:2 el griego reza literalmente: un espritu, palabra o carta, como por
nosotros, como si el Da del Seor hubiera llegado.
39 Vase el panorama de aproximaciones recientes en Abraham J. Malherbe,
The Letters to the Thessalonians (Anchor Bible 32B; Nueva York: Doubleday,
2000): 454-57.
40 Robert Jewett, Paul: The Apostle to America (Louisville, Kentucky: Westminster John Knox Press, 1994): 73-86.
criticaban severamente a Pablo (10:1-11); se deleitaban en compararse favorablemente con otros maestros religiosos en su mundo (10:12-18); predicaban un evangelio distorsionado que Pablo
atribuye a un espritu diferente (11:1-6); demandaban dinero
por su ministerio, aparentemente con la lgica de para conseguir
calidad, tienes que pagar, de una manera rechazada por Pablo
(11:7-12), podan ser calificados como siervos de Satans que se
disfrazaban como ngeles de luz (11:13-15); y se jactaban de sus
credenciales, incluyendo los tnicos, que Pablo poda igualar pero
que l prefera contrarrestar recitando su inigualable catlogo de
sufrimientos (11:16-12:10). Aunque bastante diferentes y an ms
peligrosos que las filosofas grecorromanas que eran nativas de
Corinto, por profesar ser cristianos, estos judaizantes tambin seducan a la congregacin corintia a adoptar un espritu triunfalista
injustificado.42
Romanos
No se nota ninguna falsa enseanza explcita detrs del texto
de Romanos. El material ms pertinente para el presente ensayo
es la reflexin expandida de Pablo acerca de los fuertes y los dbiles en el contexto del debate sobre la dieta esta vez posiblemente en relacin con las leyes judas (Ro. 14:1-15:13) en vez
de la comida sacrificada a los dolos (1Corintios 8-10).43 El ruego
apacible de Pablo a los dos partidos en el debate a que se acepten
los unos a los otros, as como en 1 Corintios 8-10, proporciona
un contrapeso importante a su rechazo ms brusco de doctrinas o
prcticas que afectan la salvacin. En general uno siente que hay
solo unas pocas cuestiones muy centrales para Pablo que no son
adiafora como el asunto de lo que se come.44
42 Cp. especialmente D. A. Carson, From Triumphalism to Maturity: An Exposition of 2 Corinthians 1013 (Grand Rapids: Baker Book House, 1984).
43 Vase, por ejemplo, Douglas J. Moo, The Epistle to the Romans (New
International Commentary on the New Testament; Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1996): 826-33.
44 Cp. Leif Andersen, Heresy and Church Discipline: What Are the Limits of
Tolerance in the Church?, European Journal of Theology 10 (2001): 13-23.
aspectos simplemente resalta cun poco realmente podemos concluir sobre este tema!
Las epstolas de Juan se pueden asignar con mayor precisin,
probablemente a la dcada de los 90. Se dirigen a varias iglesias
en casas dentro y alrededor de feso. El comentario reciente de
Colin Kruse sugiere plausiblemente que la enseanza falsa que
se combate en estas cartas consista en una combinacin de elementos, incluyendo el gnosticismo incipiente, el docetismo y el
cerentianismo, ellos mismos coincidiendo en muchos de sus conceptos.57 Las doctrinas clave contrariadas, entonces, incluiran el
perfeccionismo, el antinomianismo y una cristologa inadecuada.
El libro de Apocalipsis
Al llegar al final del Nuevo Testamento, cannicamente y cronolgicamente, nos encontramos con la persecucin romana ms
seria hasta entonces la insistencia de poca duracin pero intensa
de Domiciano en el culto al emperador a mediados de los aos
90.58 El gnero apocalptico de todo el libro de Apocalipsis refleja
su mensaje de aliento a los cristianos perseguidos, que reafirma
que Dios sigue siendo soberano y que finalmente vengar las injusticias de esta vida. Si Romanos 13 ensea que los gobiernos
han sido establecidos por Dios, Apocalipsis 13 retrata algunos de
ellos como inspirados por demonios. Los dos modelos han vuelto
a surgir a lo largo de la historia humana. La profeca impresionante de la cada del gran imperio malvado de los ltimos das
en Apocalipsis 17-18 lo presenta como un reflejo de una unin
blasfema de la religin y la poltica, combinada con la riqueza
ms grande, ganada a expensas de gente subyugada, en el mundo
conocido en los das de Juan.59 As el imperio puede compararse
57 Colin G. Kruse, The Letters of John (Pillar New Testament Commentary;
Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 2000): 14-27.
58 Hay una tendencia hoy a minimizar el alcance de esta persecucin, pero
para hacerlo hay que rechazar la veracidad de evidencia antigua externa significativa. Para los detalles, vase Craig S. Keener, Revelation (NIV Application Commentary; Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 2000): 35-39.
59 Cp. J. N. Kraybill, Imperial Cult and Commerce in Johns Apocalypse
(Journal for the Study of the New Testament Supplement 132; Sheffield, Inglaterra: Sheffield Academic Press, 1996).
61
INTRODUCCIN
El nuevo rostro que presenta el catolicismo oficial a partir del
Segundo Concilio Vaticano plantea grandes desafos a la Iglesia
protestante. Uno de ellos es la Nueva Evangelizacin (en adelante, NE). Para Amrica Latina, la NE catlica toma particular relevancia por dos razones. Primero, la Iglesia evanglica ha
El pontificado de Benedicto XV
Benedicto XV recibi el capelo en 1914. Su pontificado se
enmarca en la Primera Guerra Mundial. No obstante, su intervencin en tal acontecimiento no fue muy feliz. En agosto de 1917
ofreci a los beligerantes su intervencin en los problemas concretos de los pueblos, pero fue tachado de germanfilo.
Despus, Benedicto respondi a la guerra con una propuesta misionera, a travs de su Carta Apostlica Maximum illud.
Publicada el 30 de noviembre de 1919, esta Carta Apostlica
constituye el primer documento catlico moderno sobre las misiones. En la Carta, se enfatiza la evangelizacin universal, la
participacin de todos los miembros de la Iglesia catlica en la
misin y la promocin de clero nativo como uno de los propsitos
de las misiones. Estos temas sern retomados y ampliados por la
NE en la segunda mitad del siglo XX.
Decreto Ad gentes del Vaticano II
El Concilio Vaticano II dedic un decreto a la actividad misionera de la Iglesia (Ad gentes divinitus), que se enfoca mayor Rober Aubert, El medio siglo que prepar el Vaticano, en La Iglesia en
el mundo moderno (1848 al Vaticano II), tomo 5 de Nueva historia de la Iglesia,
ed. L. J. Rogier, R. Aubert y M. D. Knowles (Madrid: Ediciones Cristiandad,
1984): 472-74.
El documento se puede consultar en <http://www.misiones.catholic.net /
maximum.htm>.
Otros documentos pontificios del siglo XIX relacionados con las misiones son: Praes nobis (Gregorio XVI, 1840), Quanto conficiamur (Po IX, 1863),
Santa Dei civitas (Len XIII, 1880), Catholicae Ecclesiae (Len XIII, 1890).
Debe destacarse que el protestantismo se haba reunido diecinueve aos antes
de la promulgacin de la Maximum illud (1900) en Nueva York en la Conferencia Misionera Ecumnica, y diez aos despus se celebr la famosa Conferencia
Misionera Mundial de Edimburgo (1910).
Adems de este decreto se debe tomar en cuenta el aporte de la constitucin
dogmtica Lumen gentium y la constitucin pastoral Gaudium et spes como fundamento eclesiolgico para la actividad misionera de la Iglesia. En cuanto a la
primera, vase la interesante entrevista que se le hizo a Henri de Lubac, uno de
los protagonistas ms importantes del Vaticano II, en Dilogo sobre el Vaticano
II: Recuerdos y reflexiones, trad. Antonio Pelayo, Bartolom Parera y Gonzalo
Haya (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1985): 47-76. En cuanto a la
mente en la misin a los pueblos no cristianos y describe la evangelizacin como la conversin de los no cristianos y su incorporacin a la nica Iglesia.
En esta tarea evangelizadora la Iglesia catlica visible tiene
gran importancia porque ella es el sacramento de salvacin y
solo esa Iglesia contiene en s la totalidad o plenitud de los medios de salvacin. En esta tarea participa toda la Iglesia. Tanto
sus lderes oficiales como los laicos son responsables de la accin
misionera catlica.10
Otro elemento importante de la misin en el decreto Ad gentes
es la colaboracin con los cristianos no catlicos.11 El punto de
partida es el escndalo que significa la desunin entre los que
profesan a Cristo. Por eso la actividad misional y la del restablecimiento de la unidad de los cristianos estn estrechamente
unidas, segn el documento.12 El decreto invita a los catlicos a
que colaboren fraternalmente con los hermanos separados...en la
comn profesin de la fe en Dios y en Jesucristo...y en la cooperacin en asuntos sociales y tcnicos, culturales y religiosos.13
constitucin pastoral, vase a Buenaventura Kloppenburg, Para una Nueva Evangelizacin, trad. Pablo Reyes (Argentina: Editorial Lumen, 1991): 7; y Marcelo
Gonzlez, La Constitucin Pastoral Gaudium et Spes como acontecimiento:
Un ingreso desde las redes, Teologa 88 (diciembre 2005): 573-90.
Decreto Ad gentes del Concilio Vaticano II, en Concilio Vaticano II. Documentos completos (Guatemala: San Pablo, s.f.): 404.
Ibid., 401. Una exposicin de este tema puede verse en Yves Congar, Un
pueblo mesinico: La Iglesia, sacramento de la salvacin. Salvacin y liberacin, trad. J. Valiente Malla (Epifana 30; Madrid: Ediciones Cristiandad, 1976):
15-119.
Concilio Vaticano II: 402.
10 Ibid., 436.
11 No cabe duda que aqu se puede percibir la influencia de la teologa ecumnica del cardenal Yves Congar que vena trabajando desde la publicacin de
su libro programtico Cristianos desunidos (1937). Xabier Pikaza, Yves Congar.
Comunin cristiana y testimonio del Espritu santo, estudio introductorio a Yves
Congar, Sobre el Espritu Santo: Espritu del hombre, Espritu de Dios, trad. Jos
Mara Hernndez Blanco y Vicente Hernndez (Verdad e Imagen minor 15; Salamanca: Ediciones Sgueme, 2003): 9-42.
12 Concilio Vaticano II: 404.
13 Ibid., 413, 428. Las disposiciones del Secretariado para la Unidad de
los Cristianos en cuanto a esta colaboracin fraterna aparecen en Pontificio
Consejo para la Promocin de la Unidad de los Cristianos, Directorio para la
cismo del siglo XVI en Amrica.20 Por eso, el tema de la NE adquiere profundo significado para el catolicismo latinoamericano.
Las CELAM
El tema de la NE nace y se desarrolla en el seno de las
Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano
(CELAM 1 a 4). La CELAM 1 habla de la necesidad de disipar la
ignorancia de los primeros evangelizados a fin de que no sean presa de otros movimientos como el protestantismo y la masonera.
CELAM 2 da un paso ms adelante al hablar de re-evangelizacin, suponiendo con este trmino las deficiencias de la primera
evangelizacin. No obstante, sern las ltimas dos CELAM del
siglo XX las que traten explcitamente y desarrollen con amplitud
una propuesta de NE.21
CELAM 1: Disipacin de la ignorancia. Despus de la
Reforma protestante en el siglo XVI y el ingreso del modernismo a Europa en el siglo XIX, la Iglesia catlica romana
vio diezmada su feligresa. El Concilio de Trento (1545-1563),
el Slabo de Errores (1864) y el decreto de infalibilidad papal
(1870), entre otros, fueron esfuerzos no muy fructferos por
responder a la prdida de membresa catlica.22 La Iglesia
20 Juan A. Mackay, El otro Cristo espaol: Un estudio de la historia espiritual de Espaa e Hispanoamrica, trad. Gonzalo Bez-Camargo (Mxico: Casa
Unida de Publicaciones, 1988): 64; y Gonzalo Bez Camargo, El protestantismo
en Iberoamrica, en Espritu y mensaje del protestantismo, ed. Guillermo K.
Anderson, trad. Adam F. Sosa (Buenos Aires: Ediciones La Aurora, 1945): 302.
21 El proyecto de NE ha sido apoyado no solamente por el CELAM, sino
tambin por la CLAR (Confederacin Latinoamericana de Religiosos). La X
Asamblea General de esta Confederacin (Cochabamba, 1980) tuvo como lema
Nueva Evangelizacin. El objetivo de la Asamblea fue profundizar en todo el
proceso formativo de la vida religiosa para orientarlo hacia la NE. Antonio J.
Gonzlez Z., Formacin en la Nueva Evangelizacin: Documento de la CLAR
(Quito: CER-CLAR, 1989): 16.
22 Desde luego, estos esfuerzos catlicos tienen un propsito ms amplio que
simplemente contrarrestar el xodo de miembros que se experimentaba en el siglo
XIX. Pero es indudable que una de las razones para la promulgacin del Slabo
de Errores y el decreto de infalibilidad papal era fundamentar la autoridad de la
ctedra petrina, para que los miembros tuviesen un punto de referencia slido
ante una sociedad sumamente cambiante. Adems, debe recordarse que dentro
Por eso, Po XII cree oportuno que la jerarqua latinoamericana se rena para establecer un mtodo y programa que tengan
por objeto incrementar el catolicismo en este continente.24 El crecimiento deba hacerse en contra de astutos enemigos, contra los
cuales hay que combatir con diligencia y energa, como las insidias masnicas, la propagacin protestante, las mltiples formas
de laicismo, supersticin y espiritismo.25
En la lnea propuesta por Po XII, la Conferencia de Ro de
Janeiro declara que se necesita un Clero numeroso, virtuoso y
apostlico, que pueda realizar una obra, ms amplia, y profunda
de evangelizacin...[en] Amrica Latina.26 Esta evangelizacin
de las filas catlicas surgi una teologa modernista que pretenda integrar de
manera positiva los aportes filosficos del siglo XIX a la teologa catlica oficial.
Cp. Csar Izquierdo, La intervencin de Blondel en la crisis modernista: Planteamiento y solucin del problema histrico-dogmtico, estudio introductorio
a Maurice Blondel, Historia y dogma: Sobre el valor histrico del dogma, trad.
Csar Izquierdo y Silvia Kot (Madrid: Ediciones Cristiandad, 2004): 9-78; Juan
Czar Castaar, Modernismo teolgico y modernismo literario: Cinco ejemplos
espaoles (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2002): 3-92; y J. Hulshof,
La crisis modernista: Alfred Loisy y George Tyrrell, Concilium 133 (1978):
341-53.
23 Po XII, Carta apostlica Ad Ecclesiam Christi (29 de junio de 1955), en
CELAM, Las 4 Conferencias: 7.
24 Ibid., 9.
25 Ibid., 11.
26 Declaracin de la I Conferencia, en CELAM, Las 4 Conferencias: 16.
nfasis aadido.
en el Vaticano II.38 De acuerdo con la CELAM 2, la Iglesia catlica enfocar sus esfuerzos por evangelizar a aquellos que ya son
hijos de la Iglesia catlica romana en virtud del bautismo, pero
que no viven en comunin plena con ella.
CELAM 3: Evangelizacin. El 27 de enero de 1979 da inicio
la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en
Puebla bajo el lema: La evangelizacin en el presente y futuro de
Amrica Latina.
La evangelizacin haba sido uno de los temas en las dos
Conferencias anteriores. Ahora, la CELAM 3 tomar la evangelizacin como el tema a tratar.39 Puebla considera que La
Evangelizacin es la misin propia de la Iglesia40 y la Iglesia
evangelizadora tiene esta misin: predicar la conversin, liberar al hombre e impulsarlo hacia el misterio de comunin con la
Trinidad y de comunin con todos los hermanos.41 Al parecer,
este nuevo nfasis en la evangelizacin procura contrarrestar la
orientacin liberacionista de la Conferencia de Medelln.42
De los documentos detallados y amplios de Puebla43 solamente se destacarn aqu algunos nfasis relacionados con la evangelizacin. Uno de ellos es el mariano. No cabe duda que este acento
lleva la impronta de Juan Pablo II. Al final de la Conferencia, Juan
Pablo II or: Mara Santsima, Madre de la Iglesia y Estrella de
la evangelizacin, gue vuestros pasos, en un renovado impulso
evangelizador del Continente Latinoamericano.44
38 Tefilo Cabestrero, En Medelln la semilla del Vaticano II dio el ciento
por uno, Revista Latinoamericana de Teologa 46 (enero-abril 1999): 59-73.
39 Alfonso Lpez Trujillo, De Medelln a Puebla (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1980): 79-80.
40 Conclusiones de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en CELAM, Las 4 Conferencias: 319.
41 Ibid., 441.
42 Cp. Segundo Galilea, El mensaje de Puebla (Montevideo: Ediciones Paulinas, 1979): 15, citado en Guillermo Milovn, Orientacin de las tres Conferencias Episcopales en Amrica Latina y sus proyecciones, Dilogo Teolgico
23 (abril 1984): 58, 65. Cp. Samuel Escobar, Reunin del Episcopado Catlico
en Puebla, Boletn Teolgico 3-4 (noviembre 1978): 27-31.
43 Los documentos de Puebla son los ms voluminosos de las cuatro Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano.
44 Juan Pablo II, Introduccin a los documentos de la III Conferencia Ge-
El contenido de la evangelizacin propuesta en Puebla incluye: 1) la verdad sobre Jesucristo, el salvador que se anuncia, 2)
la verdad sobre la Iglesia, el Pueblo de Dios, signo y servicio de
comunin, 3) la verdad sobre el hombre: la dignidad humana.45
Dentro del segundo punto Mara aparece como elemento indispensable del contenido de la evangelizacin.46 Los documentos
recuerdan que En nuestros pueblos, el Evangelio ha sido anunciado, presentando a la Virgen Mara como su realizacin ms
alta.47 Para la Iglesia catlica esto debe ser as porque Mara
es nuestra madre en orden de la gracia... La Iglesia, con la Evangelizacin,
engendra nuevos hijos. Ese proceso que consiste en transformar desde
dentro, en renovar a la misma humanidad, es un verdadero volver a
nacer. En ese parto, que siempre se reitera, Mara es nuestra Madre. Ella,
gloriosa en el cielo, acta en la tierra...48
xito y la proyeccin [de esta Conferencia].71 Aunque el documento de Santo Domingo tiene mucho cuidado de no atribuirle
cualidades salvficas a Maria, reconoce, empero, que Su figura
maternal fue decisiva para que los hombres y mujeres de Amrica
Latina se reconocieran en su dignidad de hijos de Dios. Mara es
el sello distintivo de la cultura de nuestro continente.72
La orientacin eclesiolgica de la NE concede un papel fundamental a la Iglesia catlica romana visible.73 Ella es el sacramento de salvacin universal,74 y colaboradora en la salvacin.75 Por
lo tanto, es el punto de partida de la NE.76 A travs de la Iglesia
catlica la NE es efectiva por medio de la catequesis (Catecismo
de la Iglesia catlica), la liturgia (sacramentos), el estudio bblico
(la Palabra de Dios contenida en la Escritura y transmitida por la
Tradicin).77
Tambin la Conferencia describe algunos obstculos para la
NE. El ms fuerte quiz sea el problema de las sectas. Santo
Domingo reconoce y acepta el ecumenismo con las confesiones
protestantes histricas,
que rezan con nosotros [la Iglesia catlica] el Credo NicenoConstantinopolitano, comparten los mismos sacramentos y la veneracin
por Santa Mara, la Madre de Dios, si bien no reconocen el primado del
Romano Pontfice.78
A la vez, entre las Iglesias hermanas y los movimientos religiosos libres se encuentran las sectas fundamentalistas. Estas se
definen como
grupos religiosos que insisten en que slo la fe en Jesucristo salva y que
la nica base de la fe es la Sagrada Escritura, interpretada de manera
personal y fundamentalista, por lo tanto con exclusin de la Iglesia, y la
insistencia en la proximidad del fin del mundo y del juicio prximo.79
As, la conversin individual se constituye en el elemento fundamental de la evangelizacin catlica. No obstante, no es su fin
ltimo. Este se logra solamente cuando el convertido se adhiera
plena y visiblemente a la Iglesia catlica.
La evangelizacin... es un paso... con elementos variados: renovacin
de la humanidad, testimonio, anuncio explcito, adhesin del corazn,
entrada en la comunidad, acogida de los signos [sacramentos], iniciativas
de apostolado.94
En el anuncio evanglico hay elementos fundamentales y secundarios. Aquellos incluyen el amor del Padre, la salvacin en
Jesucristo, el anunci proftico de un ms all, la transformacin
de toda la vida, la liberacin de las condiciones que atentan contra la vida y la promocin humana.95 Para el lector evanglico,
90 Cp. Jon Sobrino, Reflexiones sobre la evangelizacin en la actualidad,
Revista Latinoamericana de Teologa 39 (septiembre-diciembre 1996): 281-305.
91 Evangelii nuntiandi, 6, 8, 9, 10.
92 Ibid., 14.
93 Ibid., 18. Cp. Victor Codina, Evangelizar 500 aos despus, Selecciones de Teologa 125 (enero-marzo 1993): 10.
94 Evangelii nuntiandi, 24.
95 Ibid., 25-31. Una explicacin relativamente detallada de los concep-
neracin de evanglicos surge, en su mayora, de familias evanglicas. En parte, este es un motivo para agradecer a Dios. Por
otro lado, es un motivo de preocupacin. Puede ser que muchos
evanglicos de esta generacin lo sean solo nominalmente, sin
reconocer realmente todas las implicaciones personales y sociales
que su tradicin cristiana representa. Para ellos, la Iglesia evanglica tambin debe proponer una renovada evangelizacin.122
93
Formacin espiritual:
La meta del emerger humano a la luz de
Jesucristo y el reino de Dios*
Dr. Daniel S. Schipani
Profesor de Cuidado y Consejo Pastoral
Associated Mennonite Biblical Seminary
Elkart, Indiana, E.U.A
Una cuarta pista para una educacin desde la fe cristiana es que su meta
debe ser la transformacin espiritual. Como seres humanos somos seres
espirituales, potenciados a crecer en las tres dimensiones inseparables de
visin, virtud y vocacin. Crecer en visin significa aprender a ver la realidad con los ojos de Dios. Crecer en virtud es desarrollar el carcter de
Jesucristo, especialmente en cuanto a las relaciones humanas. Crecer en
vocacin implica comprometernos con los propsitos de Dios en la historia
y la vida. Este discipulado integral no se restringe a la vida religiosa, sino
que incluye el reto existencial multifactico.
A fourth clue for education from a Christian faith perspective is that its goal
should be spiritual transformation. As humans, we are spiritual beings, potentially able to grow in the three inseparable dimensions of vision, virtue,
and vocation. Growth in vision means learning to see reality with Gods eyes.
To grow in virtue is to develop the character of Jesus Christ, especially with
respect to human relationships. Growing in vocation implies committing ourselves to Gods purposes in history and life. This holistic discipleship is not
restricted to religious life, but rather includes the multifaceted existential
challenge.
INTRODUCCIN
El tema de la espiritualidad corresponde a la agenda de la
educacin en tanto ciencia humana prctica. Recordemos que en
* Este artculo forma parte de un seminario impartido por el Dr. Schipani en
el Seminario Teolgico Centroamericano del 20 al 22 de julio de 2004. El tema
general del seminario fue Educacin desde la fe cristiana: Cinco pistas para
nuestro tiempo.
filosofa de la ciencia hay una clasificacin de las disciplinas cientficas que incluye la categora de ciencia humana prctica, donde tambin se ubica, por ejemplo, a la psicoterapia. Estas ciencias
se ocupan del comportamiento humano en medio de las trayectorias concretas de nuestras sociedades y nuestras familias. Por
naturaleza, necesitan ocuparse de la formacin y transformacin
de personas y comunidades a partir de ciertos marcos normativos que pautan (o que pretenden pautar) un movimiento de crecimiento y maduracin, movimiento que tambin incluye procesos
correctivos y de reorientacin. De hecho, en el ejercicio de estas
ciencias humanas prcticas la ocupacin principal es promover
el desarrollo humano y la calidad de vida buena; por ende son
fundamentalmente directivas, cada cual a su manera claro est. En
nuestro caso se trata de la tremenda responsabilidad y privilegio
de intervenir intencionalmente para guiar, estructurar y evaluar el
aprendizaje a la luz de preguntas tan fundamentales como: Cmo
hemos de vivir en libertad, paz y justicia?, y Cmo construiremos juntos la comunidad, especialmente en medio de los procesos
de globalizacin en marcha? Como destacamos en el artculo anterior, nuestro compromiso con la educacin desde la fe requiere
que trabajemos con los recursos de la sabidura a la luz de Dios
segn la visin del reino de Dios como cultura normativa y horizonte utpico y escatolgico.
PAULO FREIRE Y LA DIRECTIVIDAD
DE LA EDUCACIN
Una de las defensas ms claras y ms firmes, sin autoritarismo,
de la directividad de la educacin la encontramos en Paulo Freire,
sobre todo en su praxis de la ltima dcada de su vida. Nos dice
por ejemplo en el libro Poltica y educacin, en su captulo sobre
Educacin y calidad:
Me parece fundamental dejar claro desde el inicio que no puede exis Daniel S. Schipani, Sabidura a la luz de Dios: La inteligencia moral y espiritual como contenido esencial de la educacin, Kairs 38 (enero-junio 2006):
99-105.
Paulo Freire, Poltica y educacin (Mxico: Siglo veintiuno, 1996): 41-49.
Formacin espiritual: La meta del emerger humano a la luz de Jesucristo y el reino de Dios 95
tir una prctica educativa neutra, no comprometida, apoltica. La directividad de la prctica educativa, que la hace trascenderse siempre a s
misma y perseguir determinado fin, un sueo, una utopa, no permite su
neutralidad Nos estamos refiriendo a cierta educacin cuyo fin es la
calidadcierta calidad con la que soamos, cierto objetivo.
REPLANTEO ANTROPOLGICO
Con todo esto en mente, propongo que el estudio y fomento
de la espiritualidad en la educacin requiere no solo el replanteamiento epistemolgico (es decir, como cuestin de conocer
y conocimiento, y bsqueda de la verdad) a que hicimos referencia en el artculo anterior, sino tambin uno antropolgico (o
sea correspondiente a nuestra visin del ser humano como tal).
Consideremos brevemente tal replanteamiento antropolgico.
En primer lugar, cuando hablamos de espiritualidad y educacin aludimos a ciertos comportamientos especficos y a ciertas
cualidades y potencialidades humanas nicas. Somos seres espirituales porque somos humanos. El ser humano es, fundamentalmente, un ser espiritual. Es decir, la espiritualidad no es una
condicin que algunas personas adquieren de alguna manera, por
Ibid., 41-42.
Paulo Freire, Pedagoga de la autonoma (Mxico: Siglo veintiuno, 1997):
16-20.
Schipani, Sabidura a la luz de Dios.
Formacin espiritual: La meta del emerger humano a la luz de Jesucristo y el reino de Dios 97
Para las primeras tres pistas que proponemos, vanse Daniel Schipani, A
la manera de Jess: Inspiracin para el proceso de enseanza-aprendizaje segn
Lucas 24:13-35, Kairs 36 (enero-junio 2005): 65-72; dem, La iglesia y el
ministerio educativo: El contexto eclesial como paradigma, Kairs 37 (juliodiciembre 2005): 121-31; dem, Sabidura a la luz de Dios.
Schipani, A la manera de Jess.
Visin
Visin en este contexto tiene un significado mltiple. Denota
maneras de admirar y contemplar el mundo, la vida, la historia,
las personas a nuestro alrededor. La visin, como faceta del espritu humano, es tambin cuestin de perspectiva y punto de
vista (por ejemplo, la pedagoga liberacionista privilegia el valor
epistmico de las situaciones de marginalidad es decir, la idea
de que la realidad se conoce mejor no en el centro, sino en las
mrgenes). Desarrollo humano en trminos de visin es adems
asunto de concientizacin y pensamiento crtico, y de imaginacin
creadora tambin (por ejemplo, la posibilidad de visualizar utpi-
Formacin espiritual: La meta del emerger humano a la luz de Jesucristo y el reino de Dios 99
Formacin espiritual: La meta del emerger humano a la luz de Jesucristo y el reino de Dios 101
discipulado no se restringe a la vida religiosa o la espiritualidad en el sentido limitado de tales trminos, sino que incluye las
distintas dimensiones del reto existencial que hoy enfrentamos.
Esto es, precisamente, lo que procuramos comunicar con la definicin de ministerio (y especialmente el ministerio educativo)
como la tarea multifactica de promover el emerger humano segn la norma de Jesucristo.
103
bienestar es, en gran parte, psicolgico. Es una formacin o transformacin de las disposiciones emocionales de la gente (sus congojas, esperanzas, enojos, amores y carios), su conducta y sus
relaciones interpersonales. Podemos resumir todo esto diciendo
que el ministerio es en gran parte asunto de formar o transformar
el carcter de las personas.
La palabra carcter puede evocar la tica, y no la psicologa, si pensamos que el carcter tiene que ver solamente con la
conducta que beneficia al otro; pero el buen carcter contribuye
tambin al bienestar propio. Adems, no est bien definida la lnea
divisoria entre la personalidad (el supuesto dominio de la psicologa) y el carcter. Los ticos del da de hoy prestan mucho ms
atencin a la psicologa que antes. Comentan menos que antes
qu debemos hacer y no hacer y hablan ms sobre las virtudes y
los vicios y la formacin de carcter. Adems la psicologa se est
reconociendo como una disciplina con una fuerte dimensin tica
y que orienta sobre cmo vivir. As, por ejemplo, el movimiento
reciente en los Estados Unidos llamado psicologa positiva se
ocupa de las virtudes y el estudio de la felicidad, y la psicologa
clnica en general se presenta cada vez ms en trminos de la filosofa de la vida que un departamento de la medicina.
No sorprende, entonces, que los pastores y los profesores de
teologa pastoral se interesen intensamente en las psicologas clnicas del siglo XX. De hecho, Brooks Holifield, en su historia
del movimiento en los Estados Unidos denominado Capacitacin
Clnica Pastoral (Clinical Pastoral Training), ha relatado el virtual abandono del ministerio distintivamente cristiano por uno informado por la psicoterapia. Thomas Oden, por su parte, escribe
que en el siglo XX la tradicin clsica del ministerio
se ha acomodado progresivamente a una retahla de psicoterapias. Ha
cado en una profunda amnesia con respecto a su propia historia de pensamiento pastoral clsico; se ha vuelto olvidadizo en cuanto a los gran Vase Don S. Browning, Religious Thought and the Modern Psychologies:
A Critical Conversation in the Theology of Culture (Filadelfia: Fortress Press,
1987).
Brooks Holifield, A History of Pastoral Care in America: From Salvation to
Self-Realization (Nashville: Abingdon Press, 1983).
Pero, nos podramos preguntar, por qu debemos preocuparnos de que la manera cristiana tradicional de promover el bienestar del pueblo de Dios haya sido remplazada tanto por los acercamientos de siclogos como Sigmund Freud, Carl Rogers, Albert
Ellis y Carl Jung (para mencionar solamente algunos nombres)?
Al fin y al cabo, todos ellos promueven el bienestar personal, y
nosotros buscamos alcanzar la mismsima meta. Acaso la preocupacin de Oden por la tradicin cristiana es ms que un conservadurismo y un partidismo ciego?
Los pastores que se han vuelto a las psicoterapias en bsqueda
de ayuda han dado por sentado que, como movimientos dentro de
la psicologa cientfica, estos acercamientos son mtodos eficaces
y clnicamente probados de promover el bienestar personal. Los
psicoterapeutas han descubierto verdades acerca de la psiquis, as
como los qumicos han descubierto las estructuras qumicas de
las cosas, y han desarrollado tcnicas de intervencin basadas en
las verdades que ellos han descubierto. La terapia es una especie
de tecnologa del alma humana, o si no exactamente una tecnologa, por lo menos un arte experto del alma. Como tal, las terapias
representan un adelanto claro en relacin con las estrategias precientficas de los pastores de antes. Ignorar las psicoterapias sera
una negligencia frente a nuestra vocacin y una mala mayordoma
de los recursos disponibles.
ATAQUES MORALES A LA PSICOTERAPIA
Una premisa del argumento precedente es que las psicoterapias
son ms eficaces que la consejera pastoral tradicional para promover el bienestar personal. Examinaremos esta afirmacin ms
adelante. Otra premisa es que las terapias y el ministerio cristiano
apuntan al mismo bienestar personal. Esta segunda premisa ha
sido atacada por una serie de autores, unos cristianos y otros no,
desde hace al menos cuarenta aos. Partiendo de Philip Rieff, The
Thomas Oden, Care of Souls in the Classic Tradition (Theology and Pastoral Care Series; Filadelfia: Fortress Press, 1984): 28. El libro est disponible en
<http://www.religion-online.org/showbook.asp?title=1938>.
Muchas de las personas que hacen estas crticas de la psicoterapia no tienen inters en el desarrollo del carcter cristiano, pero
los cristianos pueden estar de acuerdo con sus crticas, porque
las cualidades sealadas son indudablemente contrarias al tipo de
personalidad sana que los pastores quieren facilitar (a excepcin
de los pastores que estn bajo la influencia de la ideologa de alguna terapia).
Si suponemos que algunas de las terapias que promueven estas
cualidades perniciosas lo hacen intencionalmente, desde un compromiso consciente con los valores en cuestin, podemos ver que
el bienestar personal se puede concebir de una amplia variedad
de maneras, algunas de las cuales son mutuamente excluyentes.
La naturaleza del bienestar personal es profundamente discutible.
Hay muchos conceptos distintos y contradictorios al respecto. En
el mundo antiguo, los estoicos, los epicreos, los aristotlicos y
los escpticos tenan concepciones diferentes e incompatibles del
bienestar humano, y todas ellas diferan en una u otra manera de
la enseanza cristiana. Lo mismo se aplica al mundo moderno.
En otro lugar he argumentado que cada uno de los modelos principales de la psicoterapia tiene su propio ideal de la personalidad,
su propia concepcin de las virtudes principales. La virtud de la
Congruencia de Carl Rogers no es lo mismo que la virtud de la
Individuacin de Carl Jung, y las dos son bastante diferentes de la
Racionalidad y la Ecuanimidad que Albert Ellis intenta inculcar,
y todas estas virtudes difieren de la Justicia, Gratitud y Lealtad
Familiar que la terapia familiar contextual busca producir en los
clientes. Adems, cada una de estas concepciones difiere, en algn aspecto crucial u otro, del ideal de la personalidad cristiana.
RECUPERemos LA PSICOLOGA CRISTIANA
Algunos cristianos que critican la psicoterapia, sealando la
divergencia entre el ideal del carcter cristiano y los ideales que
las psicoterapias promueven, han recomendado que los cristianos
Vase Martha Nussbaum, The Therapy of Desire: Theory and Practice in
Hellenistic Ethics (Princeton: Princeton University Press, 1994).
Vase mi libro Taking the Word to Heart: Self and Other in an Age of Therapies (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1993): 1-150.
necesaria para poder realizar una integracin positiva. Sin embargo, un cuerpo creciente de investigacin cientfica tocante a la
eficacia de las psicoterapias parece poner en tela de duda una vez
ms el proyecto de la integracin o por lo menos parece ser altamente relevante para la cuestin de cmo hemos de concebir ese
proyecto. En particular, plantea interrogantes profundas acerca de
qu aspectos de las terapias se deben integrar.
Mi informacin sobre la literatura de esta investigacin proviene de un largo artculo por Michael Lambert y Allen Bergin.12
Cientos de estudios, efectuados a travs de ms de treinta aos,
muestran con bastante congruencia que la psicoterapia es un medio muy eficaz de conseguir alivio de los problemas por los cuales
la gente va con los terapeutas. Como promedio, quienes consultan
con un terapeuta tienen doble la probabilidad de mejorar con respecto al problema que los llev a la terapia que la gente semejante
con problemas semejantes que no consigue la terapia. Llamemos
esta eficacia en cuanto a la solucin de problemas personales eficacia teraputica, y distingmosla de la eficacia espiritual de la
que la literatura que critica las psicoterapias tanto se queja.
La eficacia teraputica, entonces, es el poder de una terapia
de aliviar problemas como la depresin, la ansiedad, cambios
rpidos de humor de un extremo al otro, fobias, trastornos del
comportamiento alimentario, dificultad en la toma de decisiones
grandes, conflicto matrimonial, hipocondra, dificultades de duelo, melancola despus del parto, melancola despus del aborto,
desorientacin despus del divorcio, ira, conflictos con colegas
en el trabajo, inhabilidad de retener un empleo, sentimientos de
desesperanza o falta de sentido en la vida, fracaso en la escuela,
alcoholismo y otras adicciones, abuso de nios, abuso sexual y
abuso conyugal.
La eficacia espiritual, en contraste, es el poder de una terapia de cambiar el entendimiento de uno mismo y las maneras
12 Michael Lambert y Allen Bergin, The Effectiveness of Psychotherapy,
en Handbook of Psychotherapy and Behavior Change, ed. Allen Bergin y Sol
Garfield, 4a. ed. (Nueva York: John Wiley & Sons, 1994): 143-89. Lambert y
Bergin se han ocupado desde hace dcadas de la literatura sobre la eficacia de
las terapias. La primera versin de su artculo apareci en 1978, en la primera
edicin del Handbook. La versin actual es la tercera.
Ibid., 156-161.
Supuestamente cada terapia interviene en la mente y la conducta del cliente de una manera que corresponda a la explicacin de la disfuncin que la particular teora proporciona. Por
ejemplo, la terapia cognitiva explica la disfuncin emocional
por referencia a pensamientos irracionales, y por eso trata a
los clientes con esfuerzos y estrategias para cambiar los pensamientos errados. En cambio, las terapias psicodinmicas explican la disfuncin por referencia a memorias reprimidas de experiencias traumticas en la niez con personas significativas;
entonces, tratan a los clientes explorando su pasado y creando
transferencias emocionales al terapeuta que les permitan penetrar en sus memorias. La terapia rogeriana atribuye la disfuncin a la asimilacin de condiciones de valor personal que han
sido socialmente impuestas al cliente (Tengo valor personal
en la medida en que alcance tanto xito econmico como mi
padre). As, el terapeuta trata el problema comunicando personalmente al cliente que este tiene valor incondicional, as
buscando liberar al cliente para seguir su proceso autntico e
interno de auto-evaluacin. Algunas terapias familiares atribuyen la disfuncin a las mal formadas constelaciones de relaciones familiares y, entonces, arreglan la disfuncin reordenando
estas relaciones.
Con tanta diversidad de esquemas diagnsticos y sus intervenciones correspondientes, se esperara que algunas terapias funcionaran mucho mejor que otras. Es muy difcil entender cmo
todas pudieran tener una diagnosis correcta de la disfuncin. Sin
embargo supuestamente funcionan porque explican correctamente el origen de los problemas psicolgicos. Si llevramos nuestro
carro descompuesto a varios mecnicos, y cada uno de ellos explicara el problema de una manera diferente el uno diciendo que el
problema est en los alambres de las bujas, otro diciendo que se
trata de los inyectores de combustible, y otro que hay que cambiar
de combustible esperaramos que solo uno de ellos (al mximo),
aplicando su remedio recetado, tendra mucho xito en resolver
nuestro problema. Nos quedaramos atnitos si descubriramos
que fuere cual fuere el remedio aplicado, el carro queda igual-
Ibid., 169-172.
Ibid., 161-167.
117
INTRODUCCIN
A pesar de la popularidad de la metfora del barro y alfarero
para ilustrar el desarrollo de la vida cristiana, la vid provee un
ejemplo mucho ms cercano al crecimiento hacia la madurez espiritual. Como Cristo mismo seal, la vid es un organismo vivo
cuyo crecimiento y produccin de fruto depende del cuidado del
labrador (Jn. 15:1-8). Uno de los trabajos principales es la direc-
cin inicial dada al atar la cepa al lado del puntal a fin de guiar el
crecimiento de la planta hacia arriba. Hasta que llega a la madurez, la vid es sumamente flexible y se arrastra por el suelo si no es
atada o apuntalada para que los racimos se mantengan en el aire,
protegidos del moho, tierra y animales. Esta flexibilidad se presta
a mltiples formas de conduccin con la finalidad de brindar sombra o fruto, segn el caso. En una ocasin el presente autor observ una vid guiada estrechamente por los contornos de una casa,
cuyos brotes y ramas doblaban las esquinas en ngulos rectos, de
modo que la vid quedaba con una forma poco natural.
De la misma manera, la formacin espiritual brindada en el
discipulado o en la educacin teolgica puede ayudar al creyente
a crecer impulsado por la vida del Espritu (Jn. 15:5), o puede
traer una deformacin de la cual la recuperacin ser difcil, requiriendo una poda mayor de parte del Labrador Celestial (Jn.
15:2). Coe correctamente arguye que todos los aspectos de la educacin teolgica, sea lo realizado en el aula, las tareas asignadas
o el intercambio relacional entre profesores y alumnos, deben
enfocarse hacia la meta de promover la madurez espiritual. El
apstol Pablo expresa el mismo sentir en Colosenses 1:28: a fin
de presentar perfecto (te,leion) en Cristo Jess a todo hombre.
No obstante, existe para el educador el sutil peligro de usurpar
el rol del Espritu Santo en la vida del educando de modo que la
formacin llega a ser un abuso espiritual que resulta en desilusin,
dependencia y la mala adaptacin de cristianos mediocres, aun
entre los que poseen ttulos de posgrado.
El propsito del presente artculo es delinear aspectos de la
deformacin del educando a travs del abuso espiritual, definir
la meta de formacin para el liderazgo espiritual y luego sugerir
pautas para la correcta formacin espiritual de liderazgo en la
educacin teolgica.
Fernando M, Cosas de San Juan (San Juan, Argentina: Imprenta Lara,
1990) 4:83-88.
John Coe, Intentional Spiritual Formation in the Classroom: Making Space
for the Spirit in the University, Christian Education Journal 4NS (2000): 95.
David Johnson y Jeff Van Vonderen, El poder sutil del abuso espiritual,
trad. Nellyda Pablosky (Miami: Editorial Unilit, 1995): 62.
DEFORMACIN EN LA FORMACIN
TEOLGICA: ABUSO ESPIRITUAL
Autoritarismo en la Biblia
El autoritarismo en el pueblo de Dios no es una novedad, sino
un problema de siempre. Los ejemplos bblicos abundan. A pesar
de su victoria sobre los filisteos, el liderazgo de Sal fue abusivo,
reconocido incluso por su hijo Jonatan (1 S. 14:24-35). David
abus de su autoridad para cometer adulterio y homicidio (2 S.
11:1-27). Jeremas denunci la corrupcin de los profetas y sacerdotes (Jer. 5:26-31; 6:13-15). Cristo enfrent a los fariseos por
desviar al pueblo con su legalismo (Mt. 23:1-33). Pablo respondi
enrgicamente a los glatas, quienes haban sido alejados de su
libertad en Cristo por falsos maestros (G. 1:6-9; 2:4-5). Juan advirti a su amigo Gayo de los abusos de Ditrefes (3 Jn. 9-11).
Es una tctica predilecta de Satans desviar al lder a travs de su
propio ego (Gn. 3:1-5; Mt. 4:8-11; 1 Jn. 2:15-17), lo que lleva con
facilidad al abuso de la autoridad.
Causas del autoritarismo
Las causas del autoritarismo pueden ser varias y complejas,
as como es de variado y complejo la misma personalidad del ser
humano. Veamos algunas de las causas.
Orgullo y soberbia. Aunque el reconocimiento de las propias
habilidades y dones es un paso necesario para desempear con
plenitud el rol que uno debe ocupar en el cuerpo de Cristo, la persona en autoridad puede llegar a sobreestimarse y dominar a otros
(Ro. 12:3-8; 1 Co. 12:12-31). Es fcil caer en una mentalidad de
Yo s mejor que ellos, para luego pasar al sndrome de nosotros contra ellos, lo cual puede conducir al abuso de ellos.
Carcter fuerte, rgido y dominante. La tendencia nata hacia
la dominacin que algunos tienen, as como todo temperamento,
Aubrey
10 Emilio Antonio Nuez y William David Taylor, Crisis and Hope in Latin
America, ed. rev. (Pasadena, California: William Carey Library, 1996): 212-13.
11 Ron Henzel, Bill Gothards Evangelical Talmud, Part II: Chain of Authority, The Midwest Christian Outreach Journal, 2001, <http://www.midwestoutreach.org/02-Information/02-OnlineReference/04-Etc/01-TheJournal/Volume3/
No5-BillGothardsEvangelicalTalmudPt2.html>.
12 Steven Lambert, The Signs of Authoritarian Abuse, 11 de junio, 2005,
<http://www.slm.org/trtdigst/articles/abuse.html>.
13 Johnson y Van Vonderen, El poder sutil del abuso espiritual: 62.
14 Distinguimos entre el autoritarismo y el ejercicio legtimo de la autoridad.
El autoritarismo se caracteriza por la coaccin y falta de respeto hacia la integridad del otro.
15 Johnson y Van Vonderen, El poder sutil del abuso espiritual: 22.
El abuso de las Escrituras para manipular, controlar o demandar sumisin. La autoridad se puede abusar para justificar comportamiento inapropiado o para vedar a otro el derecho de ir a la iglesia o alabar a Dios.
El legalismo, o sea, normas no bblicas que exigen el cumplimiento
de determinadas acciones para conseguir un estatus social en la iglesia,
no es bblico y, adems, imparte a la gente un sentido falso de justicia
propia.
El abuso espiritual tambin incluye juzgar la fe de personas heridas por
el abuso, en vez de aceptarlas con cario y sentir su dolor. As que, menospreciar el dolor de la persona herida, obligndola a orar ms, o leer
ms la Biblia, es una forma de abusar a esa persona de nuevo. El abuso
espiritual tambin incluye negarse a castigar a quienes tratan de destrozar ministerios dirigidos a los que han sido heridos por el abuso.16
A fin de evitar malentendidos, Johnson y Van Vonderen agregan definiciones de lo que el abuso espiritual no es:
No es abuso que un lder espiritual responsable de tomar decisiones
definitivas use su mejor juicio, optando por ir en contra de la opinin
de usted. Sin embargo, es abuso si se devala la espiritualidad de una
persona por sostener un punto de vista contrario.
No es abuso si un cristiano, lder o no, confronta a otro cristiano
debido al pecado, malas obras o equivocacin sincera que debe ser corregida
No es abuso pedir a una persona que desempea un ministerio o una
posicin de liderazgo que haga abandono del oficio o cargo debido a
problemas espirituales, mentales, fsicos o emocionales
No es abuso espiritual, ni es inadecuado, disentir en materia de doctrinas u otros asuntos, aunque se manifieste en pblico
No es abuso sostener ciertas normas de conducta en grupos (como
estilo de vestir), pero esto se vuelve abuso si se degrada o se avergenza espiritualmente a las personas por no sostener las mismas convicciones.17
Es aparente que el liderazgo que Jess plantea no incluye coercin, manipulacin o dominacin. Estas prcticas pueden producir
resultados a corto plazo, pero daan la relacin interpersonal y
resultan a la larga contraproducentes en cuanto al bien comn.39
Aunque el trmino lder-siervo encierra cierta paradoja,40
Malphurs define el concepto con claridad: Los lderes cristianos
son siervos con credibilidad y capacidad, quienes pueden influen37 R. Schippers, te,loj, en New International Dictionary of New Testament
Theology, ed. Colin Brown (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1975)
2:62.
38 Ward, Servants: 36.
39 Blaine Lee, The Power Principle: Influence with Honor (Nueva York: Simon & Schuster, 1997): 15-18.
40 James Hunter, La paradoja, trad. Roco Martnez Ranedo (Barcelona: Ediciones Urano, 1999): 38-43.
Valores clave
Dada la trascendencia de la tarea de formacin espiritual y el
peligro del abuso espiritual, es preciso afirmar algunos valores
clave que deben guiar el proceso, protegiendo a todos los involucrados de las sutiles trampas de la deformacin. Estos valores ms
caros pueden ser definidos como aquellas creencias constantes,
apasionantes y sagradas, que empujan el proceso y programa de
formacin espiritual.59
Sumisin mutua. Si el objetivo es formar siervos de Dios, entonces la sumisin tiene que ser un alto valor. Sin embargo, no se
trata de una sumisin a la autoridad exclusivamente, sino tambin
de una rendicin de cuentas mutua entre educadores, y entre estos
y los educandos. As, debe reflejar el espritu de Cristo.
Nada hagis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los dems como superiores a l mismo; no mirando
cada uno por lo suyo propio, sino cada cual tambin por lo de los otros.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo tambin en Cristo Jess
(Fil. 2:4-5)
Someteos unos a otros en el temor de Dios. (Ef. 5:21)
Hay motivos para ser optimista en cuanto a la formacin formal en el aula. Banks la ve como un mecanismo de integracin
social.75 Para Deininger y Herring, el aula puede ser un ambiente
propicio para el modeling.76 Coe ofrece sugerencias especficas
que pueden ser aplicadas a toda materia.77 De todos modos, el
modelo formal heredado del escolasticismo medieval no tiene que
ser descartado del todo a pesar de sus manifiestas limitaciones.78
Hasta que surja otro mejor, el presente modelo va a tener que ser
modificado, ajustado y refinado para lograr el objetivo de la formacin espiritual cabal.
CONCLUSIONES
Hemos sealado los peligros de la deformacin espiritual que
resultan de mecanismos y actitudes de abuso de autoridad en la
tarea pastoral y docente. Para los que estamos involucrados en el
ministerio educativo sera recomendable un auto-anlisis a fin de
diagnosticar aquellos aspectos que podran perjudicar a los que
estn bajo nuestro cuidado. La seriedad de nuestra responsabilidad ministerial nos debe impulsar a un examen de conciencia
delante del Seor para que no salgamos descalificados en el da de
presentarnos ante l (1 Co. 3:12-15; 2 Co. 5:6-10).
Por otra parte, es necesario cobrar una nueva perspectiva del
rumbo que el ministerio de formacin debe tomar. Hace unos aos
un viejo experto de la via indic al presente autor que al podar la
vid es necesario tener en cuenta hacia dnde se quiere que crezca.
La formacin espiritual es un proceso anlogo. Hemos de tener en
vista constantemente hacia dnde se dirige la formacin de siervos de Dios, manteniendo en alto los valores clave ya sealados,
los cuales fomentan el crecimiento sano, tanto el nuestro, como el
de los que estn bajo nuestro cuidado.
135
Reseas
WAYNE A. GRUDEM, ed., Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro
puntos de vista (Terrasa [Barcelona]: Editorial Clie, 2004), 373 pgs.
Este excelente libro recoge la respuesta de cuatro escritores reconocidos
a la pregunta planteada en el ttulo. El editor explica en su introduccin la
metodologa seguida en este trabajo. Luego de definir cinco posturas que
luego se condensaron en cuatro, busc personajes de renombre que representaran cada una de ellas, que tuviesen grado acadmico de doctorado y
que hubiesen hecho publicaciones referentes al tema. De ah que escogiera
y accedieran a presentar ponencias valiosas Richard B. Gaffin, Jr., Robert L.
Saucy, C. Samuel Storms y Douglas A. Oss. Representan respectivamente la
postura cesacionista, la postura abierta pero cautelosa; la postura de la tercera
ola y la postura pentecostal/carismtica.
Como es ya costumbre en este tipo de libros, cada expositor plantea sus
ideas. Luego los otros tres reaccionan a la ponencia. La nica excepcin la
hace Gaffin que prefiere responder a Storms y Oss en una misma respuesta
luego del trabajo de Oss. Al final hay una seccin de cierre de cada autor en
que escribe luego de un simposio en que los cuatro dialogaron, moderados
por el editor. De tal suerte que cada uno presenta sus ltimas reflexiones a
la luz tanto de las reacciones escritas a su ponencia como a las conclusiones
derivadas de este simposio. Finalmente, el editor presenta una conclusin de
amarre de los principales puntos de encuentro y divergencias.
El primero en presentar su ponencia es Richard B. Gaffin. Se esfuerza por apoyar la idea de que los dones llamados milagrosos han cesado.
Bsicamente su tesis se centra en la peculiaridad histrica de la iglesia apostlica, tanto en su rol en la ordo salutis como en su carcter fundacional en
relacin con el resto de la iglesia. Presenta varios argumentos para demostrar, segn su opinin, que Pentecosts es nico e irrepetible. Sin hacer uso
del argumento clsico tomado de 1 Corintios 13, trata de mostrar que los
dones milagrosos habran cesado con la muerte de la generacin apostlica y
el cierre del canon neotestamentario. Ms adelante l mismo reconoce que su
ponencia tuvo vacos que agradece que haya cubierto parcialmente Saucy en
la suya. La reaccin de Saucy y Storms es contundente y coherente al rebatir
los argumentos de Gaffin, no tanto la de Oss.
Por su parte, Saucy presenta su posicin mostrando, al igual que Gaffin,
la desigualdad de frecuencia de los milagros en la historia bblica. Quizs
aqu radique uno de sus puntos menos exegticos y ms dbiles de su argumentacin. Defiende la idea de que no hay evidencias claras ni contundentes
para afirmar ni que cesaron los dones milagrosos, ni que siguen vigentes. Eso
lo lleva a estar ms abierto a la posibilidad de que estn vigentes. Los dones
Reseas 137
quienes no acepten esa postura). Esto es uno de los aspectos valiosos de toda
la obra. El Espritu est presente, obrando en el pueblo de Dios. Les toca a
los creyentes seguir madurando la reflexin bblica sobre este tan polmico
tema. El libro, aunque publicado en el ao 2004 en espaol, fue escrito en
1995 y publicado el ao siguiente en ingls. Representa la visin de eruditos
del mundo norteamericano de hace una dcada. El tema de la vigencia o no
del apostolado no es discutido, pues ninguno de los cuatro en ese entonces
pensaba siquiera en esa posibilidad. Hoy es un tema importante en relacin
con la continuidad o no de los dones. La iglesia evanglica fuera de Estados
Unidos es grande. Hubiese sido valioso tomar en consideracin otras perspectivas teolgicas.
El trabajo de edicin es bastante bueno. Solo se logran ver algunos detalles de traduccin menores, algunos errores en notas al pie y algunas pocas
traducciones poco felices que pueden inducir a error a quienes leen desde el
espaol. En sntesis la obra es de alta calidad bblica y teolgica. Se aconseja
leerla, incluyendo las notas al pie de pgina. Muchas de las discusiones son
ampliadas y derivadas a las notas. Se puede ver el nivel acadmico de los
cuatro ponentes. Se recomienda el libro tanto para quienes ya tienen una
opinin sobre el tema como para quienes buscan formar una.
Nelson Morales
139
Libros recibidos
Todos los libros para reseas deben enviarse al Editor, KAIRS, Apdo. 2311,
01901 Guatemala, C.A. Los ttulos de todos los libros recibidos aparecern
en esta lista, menos los que son reseados en este nmero de la revista. La
mencin de un ttulo en esta lista no excluye la posibilidad de su resea en
un prximo nmero.
BOTTA, ALEJANDRO F., Los doce Profetas Menores (Conozca su Biblia;
Minneapolis: Augsburg Fortress, 2006), viii + 160 pgs.
CARTER, WARREN, John: Storyteller, Interpreter, Evangelist (Peabody,
Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2006), xvi + 264 pgs.
CHENNATTU, REKHA M., Johannine Discipleship as a Covenant
Relationship (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers,
2006), xxiv + 256 pgs.
GRELOT, PIERRE, The Language of Symbolism: Biblical Theology,
Semantics and Exegesis, trad. Christopher R. Smith (Peabody,
Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2006), x + 238 pgs.
LONG, GARY A., Grammatical Concepts 101 for Biblical Greek: Learning
Biblical Greek Grammatical Concepts through English Grammar
(Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2006), xxiv +
239 pgs.
MORRIS, LEON, El Evangelio segn Juan, vol. 1, trad. Dorcas Gonzlez
Bataller (Coleccin Teolgica Contempornea 11; Terrassa
[Barcelona]: Editorial CLIE, 2005), 493 pgs.
MORRIS, LEON, El Evangelio segn Juan, vol. 2, trad. Dorcas Gonzlez
Bataller (Coleccin Teolgica Contempornea 12; Terrassa
[Barcelona]: Editorial CLIE, 2005), 527 pgs.
PERRY, T. A., The Honeymoon Is Over: Jonahs Argument with God
(Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2006), xxxviii +
250 pgs.