Shunga
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ALTERCULTURA / ALTER-EXISTENCIA
poca). De algn modo cada shunga era en s una vitrina para trasladarse a paradisacos
rincones donde se poda dar rienda suelta al llamado de la carne.
Este hednico edn se desdobla en escenarios diseados explcitamente para consumar
un acto sexual: posturas acrobticas que eluden las leyes de la fsica, genitales
desproporcionadamente grandes que se rebelan ante los ritmos comunes de la fisiologa
humana, doncellas fornicando con animales marinos, y un desfile de discretos pero
envidiables gestos orgsmicos son algunos de los elementos caractersticos en estas
escenas.
Tradicionalmente a las obras propias del shunga se les atribua una cierta virtud
talismnica. La vida del samurai que cargaba con una de estas piezas gozaba de
proteccin durante los combates, mientras que en los hogares y negocios se utilizaba
para ahuyentar la posibilidad de un incendio.
Pero quiz est virtud metafsica que se les atribua era en realidad una forma de justificar
su presencia, ya que existe un aspecto prctico de esta misma tradicin: losshunga eran
tambin un preciado ingrediente en el acto de la masturbacin recordemos que en
diversos contextos sociales, ya fuese por disciplina guerrera o por moralismo social, los
encuentros sexuales fluan en mucho menor medida que la deseada.
Como suele suceder dentro de innumerables culturas, la sociedad genera herramientas
para canalizar un deseo sexual que no logra satisfacerse al encontrar obstculos morales
en su camino y en este sentido qu mejor aliado que el arte y la fantasa, como en el
caso delshunga, para legitimar un canal de desage .
Algo que me resulta apasionante de este fenmeno artstico es que si bien muchas de sus
obras son ms sexuales que el sexo (lo mismo que ocurre con la pornografa
contempornea), lo cierto es que en esta escuela, a diferencia de lo que sucede con el
porno, la hipersexualidad es canalizada a travs de la esttica y la exploracin imaginaria,
de reinos fantsticos que alojan rituales improbables, y no del deseo y la ansiedad de
consumir un cuerpo la actual pornografa encarna la eufrica obligacin de consumir y
desechar en la que nuestra sociedad se encuentra sumida.
En este sentido el shunga aparece como una especie de catalizador psicosocial que no
solo permita la creacin de un cauce para canalizar el mpetu sexual, sino que propona
como vlvula una exquisita manifestacin de tcnica y esttica y para comprobarlo
basta con observar algunas de las obras erticas del gran maestro del grabado, Hokusai.
De hecho, este fenmeno artstico es un excelente ejemplo de que el erotismo puede
actuar como un enlazador de mundos, un puente interdimensional.
Pero si en lugar de emplear parte de nuestra energa sexual en configurarle vlvulas de
escape, en respuesta a la censura que busca contenerle, generramos un entorno social
que favoreciera su flujo armnico? No puedo evitar pensar en qu habra sucedido si la
lcida energa impresa en el arte ertico japons (y su equivalente en otras culturas) se
aprovechara no como una alternativa de evasin fantstica sino como un mapa de