La Digestión Es La Cuestión

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El intestino, ese gran desconocido, la oveja negra entre los rganos,

que quiz hasta ahora nos pareca ms bien desagradable. Pero


esta imagen, estimado lector, est a punto de cambiar. El
sobrepeso, las depresiones y las alergias estn estrechamente
relacionados con una alteracin del equilibrio de la flora intestinal. O
dicho de otro modo: si queremos sentirnos bien en nuestro cuerpo,
vivir ms y ser ms felices, debemos cuidar nuestro intestino. As lo
sugieren las investigaciones ms recientes. En este libro, la joven
cientfica Giulia Enders explica de forma entretenida cun
maravilloso y altamente complejo es el intestino. Es la clave del
cuerpo y el alma, y nos aporta una perspectiva totalmente nueva
desde la puerta trasera de nuestro organismo.

Giulia Enders

La digestin es la cuestin
Descubre los secretos del intestino, el rgano ms
infravalorado del cuerpo humano
ePub r1.0
Un_Tal_Lucas 17.11.16

Ttulo original: Darm mit Charme. Alles ber ein unterschtztes Organ
Giulia Enders, 2014
Traduccin: Nria Ventosa Barba
Editor digital: Un_Tal_Lucas
ePub base r1.2

Dedicado a todos los progenitores de familias monoparentales, que


aglutinan la misma energa y amor para sus hijos que la que nuestra
madre nos brind a mi hermana y a m.
Y para Heidi.

Prlogo

Nac por cesrea y mi madre no me pudo dar el pecho, lo que me


convierte en el perfecto nio modelo del mundo intestinal del siglo XXI. Si
en aquel entonces hubiera sabido ms sobre el intestino podra haber hecho
apuestas sobre las enfermedades que iba a contraer. Primero fui intolerante
a la lactosa. Nunca me pregunt por qu de repente, cumplidos los 5 aos,
poda volver a beber leche; en algn momento engord para despus volver
a adelgazar. Entonces durante mucho tiempo todo fue bien hasta que me
sali la herida.
A los 17 aos, sin motivo alguno, me sali una pequea herida en la
pierna derecha. Sencillamente no se curaba y, al cabo de un mes, acud al
mdico. La doctora no saba de qu se trataba y me recet una pomada. Tres
semanas despus mi pierna se llen de heridas y poco tiempo despus
ambas piernas, los brazos y la espalda. A veces, incluso la cara. Por suerte,
era invierno y todo el mundo se pensaba que tena herpes y una excoriacin
en la frente.
Ningn mdico pudo ayudarme: me diagnosticaron algo parecido a una
neurodermitis. Me preguntaron si estaba muy estresada o si tena problemas
emocionales. La cortisona alivi un poco, pero en cuanto la dejaba, todo
volva a salir. Durante todo un ao llev medias, ya fuera invierno o
verano, para que mis heridas no supuraran a travs de los pantalones. En
algn momento me anim y empec a informarme. Por casualidad me top
con un informe sobre una enfermedad de la piel muy parecida: a un hombre
le haba salido despus de tomar antibiticos, y tambin yo haba tomado
antibiticos un par de semanas antes de que apareciera la primera herida.
Desde ese momento dej de tratar mi piel como la de un enfermo de la
piel y lo hice como la de un enfermo del intestino. Dej de comer productos
lcteos, apenas tomaba gluten, inger diferentes bacterias y, en general, me
alimentaba de forma ms sana. En aquella poca hice algunos experimentos
descabellados si en aquel entonces ya hubiera estudiado Medicina, solo
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me habra atrevido a hacer ms o menos la mitad de todo ello. Una vez,


tom una sobredosis de cinc durante varias semanas y al cabo de unos
meses se me haba agudizado el sentido del olfato de manera considerable.
Finalmente, con un par de trucos logr dominar mi enfermedad. Fue un
xito y experiment en mi propia carne que el saber puede ser poder.
Empec a estudiar Medicina.
Durante el primer semestre me encontr en una fiesta sentada al lado de
un chico que tena el peor de los alientos que jams haba olido. Era un olor
muy singular: no era ese aliento spero a hidrgeno tpico de los hombres
mayores estresados ni tampoco el olor dulzn y podrido de las seoras
mayores que comen demasiado azcar. Al cabo de un rato me cambi de
sitio. Al da siguiente haba muerto. Se haba suicidado. Una y otra vez me
paraba a pensar en ello. Puede un intestino muy enfermo oler tan mal y una
enfermedad de este tipo influir tambin en el estado de nimo?
Tras una semana me atrev a comentar mis conjeturas con una buena
amiga. Un par de meses despus, esta amiga enferm de una violenta gripe
intestinal. Se senta fatal. Cuando nos volvimos a ver, me dijo que mis tesis
podan tener algo de cierto, ya que haca mucho tiempo que no se senta tan
mal psquicamente. Esto me anim a ocuparme ms en serio de este tema. Y
fue as como descubr una rama de investigacin completa cuyo objetivo
era hallar el vnculo entre intestino y cerebro. Se trata de una especialidad
que est creciendo con rapidez. Hasta hace unos diez aos existan muy
pocas publicaciones al respecto; actualmente, ya se han escrito varios
cientos de artculos cientficos sobre este tema. Una de las nuevas lneas de
investigacin de nuestro tiempo es el modo en que el intestino influye en la
salud y el bienestar. El prestigioso qumico norteamericano Rob Knight
afirm en la revista Nature que, como mnimo, era tan prometedora como la
investigacin sobre las clulas madre. Me haba adentrado en un rea que
cada vez me pareca ms fascinante.
Durante la carrera me di cuenta de la escasa atencin que se presta a
esta especialidad de la Medicina. En este sentido, el intestino es un rgano
absolutamente excepcional: interviene en dos tercios de las actividades del
sistema inmunitario, obtiene energa de panecillos o salchichas de tofu y
produce ms de veinte hormonas propias. Muchos mdicos aprenden muy
poco sobre l durante su formacin. Cuando en mayo de 2013 asist al
congreso Microbiome and Health (Microbioma y Salud) en Lisboa, el perfil
de los asistentes era fcilmente distinguible. Aproximadamente la mitad
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provena de instituciones que podan permitirse econmicamente estar


entre los primeros, como Harvard, Yale, Oxford o el EMCL Heidelberg.
A veces me asusta que los cientficos discutan a puerta cerrada sobre
conocimientos importantes, sin que se informe a la opinin pblica. A
menudo la precaucin cientfica es mejor que una afirmacin precipitada,
pero el miedo tambin puede destruir importantes oportunidades.
Actualmente, se da por sentado en el mundo cientfico que las personas con
determinados problemas digestivos a menudo presentan trastornos
nerviosos en el intestino. Su intestino enva entonces seales a una zona del
cerebro que procesa sentimientos desagradables, aunque esas personas no
hayan hecho nada malo. Los afectados sienten malestar y no saben por qu.
Resulta muy contraproducente cuando su mdico les trata como casos
psicolgicos irracionales, y ese es solo uno de los ejemplos de por qu
algunos conocimientos cientficos deberan divulgarse con mayor celeridad.
Este es el objetivo de mi libro: hacer que el saber sea ms accesible y
divulgar lo que los cientficos escriben en sus trabajos de investigacin o
discuten tras las puertas de los congresos mientras muchas personas buscan
respuestas. Entiendo que muchos pacientes que padecen enfermedades
molestas se sientan decepcionados por la Medicina. No puedo vender
remedios milagrosos y tampoco un intestino sano curar todas las
enfermedades. Pero s que puedo explicar, en tono distendido, cmo
funciona el intestino, qu avances nos ofrece la investigacin cientfica y
cmo podemos mejorar nuestra vida cotidiana aplicando estos
conocimientos.
Mis estudios de Medicina y mi doctorado en el Instituto de
Microbiologa Mdica me ayudan a valorar y ordenar los resultados. Mi
experiencia personal me ayuda a acercar este conocimiento a las personas.
Mi hermana me ayuda a no perder el rumbo, me observa mientras leo en voz
alta y me espeta esbozando una sonrisa: Hazlo de nuevo.

La digestin es la cuestin

El mundo resulta mucho ms divertido cuando no solo vemos aquello


que se puede mirar, sino tambin todo el resto. Entonces un rbol deja de
parecer una cuchara. Simplificando mucho, esta es solo la forma que
percibimos con los ojos: un tronco recto con una corona redonda. Y la vista
nos dice que esta forma es una cuchara. Bajo tierra encontramos como
mnimo tantas races como arriba ramas en el aire. En realidad, el cerebro
debera decirnos algo como mancuernas, pero no lo hace. El cerebro
recibe la mayor parte de la informacin de los ojos y, solo en contadas
ocasiones, vemos en un libro una imagen que muestre un rbol completo.
Por lo tanto, comenta diligentemente el paisaje boscoso que pasa a toda
velocidad por delante de su vista: Cuchara, cuchara, cuchara, cuchara.
Si vamos por la vida con este modo cuchara, pasamos por alto
grandes cosas. Bajo nuestra piel continuamente sucede algo: fluimos,
bombeamos, aspiramos, exprimimos, reventamos, reparamos y creamos.
Una gran plyade de ingeniosos rganos trabaja de manera tan perfecta y
eficiente que una persona adulta necesita cada hora casi tanta energa como
una bombilla de 100 vatios. Cada segundo los riones filtran
meticulosamente nuestra sangre para limpiarla, con mayor precisin que un
filtro de caf, y generalmente durante toda una vida. Nuestros pulmones
tienen un diseo tan inteligente que solo consumimos energa al inspirar. La
espiracin ocurre por s sola. Si furamos transparentes, podramos ver lo
bellos que son: como un juguete de cuerda en grande, blando y con forma de
pulmn. Cuando a veces uno est ah sentado y piensa: No le gusto a
nadie, su corazn ha hecho diecisiete mil veces un turno de 24 horas y
tendra todo el derecho a sentirse dejado de lado por ese pensamiento.
Si viramos ms de lo que es visible, tambin podramos contemplar
cmo trozos de clulas se convierten en personas en el vientre materno.
Comprenderamos de inmediato que, a grandes rasgos, nos desarrollamos a
partir de tres tubos. El primero nos atraviesa y se anuda en el centro. Es
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nuestro sistema de vasos sanguneos, del que surge nuestro corazn como
conexin vascular central. El segundo se forma casi de manera paralela en
nuestra espalda, formando una burbuja que migra hacia el extremo superior
del cuerpo, donde permanece. Se trata de nuestro sistema nervioso en la
mdula espinal, a partir del cual se desarrolla el cerebro y desde el cual
brotan nervios hacia todo el cuerpo. Y el tercero nos atraviesa de arriba
abajo. Es el tracto gastrointestinal.
El tracto gastrointestinal se encarga de organizar nuestro mundo interior.
Forma unos brotes que se van arqueando cada vez ms hacia la izquierda y
la derecha. Estos brotes constituirn nuestros pulmones. Algo ms abajo el
tracto gastrointestinal se expande y crea nuestro hgado. Tambin forma la
vescula biliar y el pncreas. Pero, sobre todo, el tubo comienza a ser cada
vez ms ingenioso. Interviene en las laboriosas tareas de construccin de la
boca, forma un esfago que puede bailar breakdance y crea una pequea
bolsa estomacal para que podamos almacenar la comida durante un par de
horas. Finalmente, el tracto gastrointestinal crea su obra maestra, a la cual a
fin de cuentas debe su nombre: el intestino.
Las dos obras maestras de los otros tubos, el corazn y el cerebro,
gozan de gran reputacin. El corazn se considera vital porque bombea
sangre a travs del cuerpo; el cerebro es admirado porque concibe
sorprendentes estructuras de pensamientos a cada segundo. Pero mientras
tanto el intestino, eso cree la mayora, como mucho va al lavabo. Si no, lo
ms probable es que permanezca sin hacer nada en la tripa o que suelte
algn que otro pedo. En realidad no conocemos ninguna habilidad especial
suya. Se podra afirmar que lo subestimamos un poco, a decir verdad, no
solo lo subestimamos, sino que a menudo incluso nos avergonzamos de
nuestro tracto gastrointestinal. Pero, la digestin es la cuestin.
Este libro pretende hacer cambiar esa opinin, aunque sea un poquito.
Intentaremos hacer aquello que los libros hacen tan maravillosamente bien:
hacer realmente la competencia al mundo visible. Los rboles no son
cucharas, y el intestino tiene mucho encanto.

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Cmo hacemos caca? y por qu esto merece


una pregunta

Mi compaero de piso entr en la cocina y me dijo: Giulia, t que


estudias Medicina, cmo hacemos caca?. Ciertamente no sera muy buena
idea empezar mis memorias con esta frase, pero esta pregunta ha cambiado
muchas cosas para m. Me fui a mi habitacin, me sent en el suelo y
consult tres libros diferentes. Cuando di con la respuesta, me qued
boquiabierta. Algo tan mundano era mucho ms ingenioso e impresionante
de lo que jams hubiera podido imaginar.
Nuestro sistema de evacuacin es una obra maestra: dos sistemas
nerviosos colaboran estrechamente entre s para desechar nuestros residuos
de la manera ms discreta e higinica posible. Prcticamente ningn otro
animal hace sus necesidades tan modlica y ordenadamente como nosotros.
Para ello, nuestro cuerpo ha desarrollado todo tipo de dispositivos y trucos.
Empieza por cmo estn ideados los mecanismos de cierre. Casi todo el
mundo conoce nicamente el esfnter externo, el cual se puede abrir y cerrar
de forma selectiva. Existe un esfnter muy similar a pocos centmetros de
distancia, pero no lo podemos controlar conscientemente.
Cada uno de los dos esfnteres representa los intereses de un sistema
nervioso diferente. El esfnter externo es un fiel colaborador de nuestra
conciencia. Si nuestro cerebro considera que es inoportuno ir al lavabo en
un momento determinado, el esfnter externo escucha a la conciencia y se
mantiene tan cerrado como puede. El esfnter interno es el representante de
nuestro mundo interior inconsciente. No le interesa si a la ta Berta le gustan
o le disgustan los pedos. Le interesa nica y exclusivamente que nos
sintamos bien en nuestro interior. Un pedo pugna por salir? El esfnter
interno intenta alejar todo lo desagradable de nuestro cuerpo. Si fuera por
l, la ta Berta podra tirarse pedos ms a menudo. Lo principal es que en
nuestra vida interior reine la comodidad y nada nos apriete.

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Estos dos esfnteres deben colaborar. Cuando los restos de nuestra


digestin llegan al esfnter interno, este se abre por un mero acto reflejo.
Pero no lo suelta todo hacia su compaero, el esfnter externo, sino que de
entrada solo le enva un bocado de prueba. En el espacio entre el esfnter
interno y el externo hay situadas varias clulas sensoras. Estas analizan el
producto entregado para comprobar si es slido o gaseoso y remiten la
informacin al cerebro. En ese momento el cerebro se da cuenta de que
debe ir al lavabo o quizs solo tirarse un pedo. Entonces, hace aquello que
sabe hacer tan bien con su conciencia consciente: nos prepara para
nuestro entorno, para lo cual recaba informacin de los ojos y los odos,
incluyendo sus valiosas experiencias. En cuestin de segundos surge una
primera estimacin, que el cerebro retransmite al esfnter externo: He
mirado y ahora mismo estamos en el cuarto de estar de la ta Berta. Quizs
tirarte un pedo sea aceptable, si lo sueltas de manera muy silenciosa. Toca
apretar, aunque tengas malestar.
El esfnter externo comprende el mensaje y cierra las compuertas con
absoluta lealtad, incluso con ms firmeza que antes. El esfnter interno
percibe esta seal y, de entrada, respeta la decisin de su colega. Ambos se
alan y ponen el bocado de prueba en una cola de espera. En algn momento
tendr que salir, pero no aqu ni ahora. Al cabo de un rato, el esfnter
interno simplemente volver a enviar un bocado de prueba. Si para
entonces estamos sentados cmodamente en el sof de casa, va libre!
Nuestro esfnter interno es un chico firme. Su lema es: Lo que tiene que
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salir, tiene que salir, y aqu no hay mucho margen para interpretaciones. El
esfnter externo debe ocuparse siempre del complicado mundo: en teora,
se podra usar el lavabo de otra persona o mejor no? An no nos
conocemos lo suficiente como para tener confianza para tirarse pedos
libremente: Debo ser el primero en romper el hielo? Si no voy al lavabo
ahora, no tendr otra ocasin hasta esta tarde y esto significa que puedo
tener malestar a lo largo del da.
Seguramente los pensamientos de los esfnteres no optaran
precisamente a un Premio Nobel, pero a fin de cuentas son cuestiones
fundamentales de nuestra humanidad: qu importancia concedemos a
nuestro mundo interior y qu compromisos asumimos para entendernos con
el mundo exterior? Uno reprime, cueste lo cueste, el pedo ms molesto
hasta que regresa a casa atormentado por el dolor de tripa, mientras que el
otro, en la fiesta familiar de la abuela, deja que le tiren del dedo meique y
entonces suelta un sonoro pedo como si de un espectculo de magia se
tratara. A largo plazo, quizs el mejor compromiso se site en algn lugar a
medio camino entre ambos extremos.
Si a menudo nos prohibimos varias veces seguidas ir al lavabo, aunque
debiramos, intimidamos al esfnter interno. Incluso podemos llegar a
reeducarlo. En tal caso, la musculatura circundante y el propio esfnter han
sido aleccionados con tanta frecuencia por el esfnter externo, que estn
desanimados. Si la comunicacin entre ambos esfnteres se congela, incluso
pueden producirse obstrucciones.
Sin una represin especfica de las evacuaciones, este puede ser
tambin el caso en mujeres mientras dan a luz a un nio. Durante el parto
pueden romperse finas fibras nerviosas, a travs de las cuales suelen
comunicarse ambos esfnteres. La buena noticia es que los nervios tambin
pueden regenerarse. No importa si las heridas han sido provocadas por un
parto o de cualquier otro modo. En estos casos, lo pertinente es la
denominada terapia de biofeedback, con la que los esfnteres que se han ido
distanciando aprenden a entenderse de nuevo. Este tratamiento se lleva a
cabo en centros gastroenterolgicos especializados. Una mquina mide la
productividad con la que el esfnter externo colabora con el interno. Si
funciona bien, la recompensa es una seal acstica o una seal verde. Es
como en uno de esos concursos de preguntas y respuestas que se emiten por
la televisin por la noche, donde el escenario se ilumina y tintinea cuando
la respuesta es correcta, solo que no se realiza en la televisin, sino en el
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consultorio de un mdico y con un electrodo sensor en el trasero. El


proceso vale la pena: cuando los esfnteres interno y externo vuelven a
entenderse, el paciente visita ms animado su remanso de paz.
Esfnteres, clulas sensoras, conciencia y concursos con electrodos en
el trasero: sin duda, mi compaero de piso no esperaba obtener estos
ingeniosos detalles por respuesta, ni tampoco las formales estudiantes de
Econmicas que entretanto se haban congregado en nuestra cocina para
celebrar su cumpleaos. A pesar de todo, la velada fue divertida y me di
cuenta de que, en realidad, el tema intestino interesa a muchas personas.
Surgieron numerosas nuevas preguntas tiles. Es cierto que todos nos
sentamos mal en el inodoro? Cmo podemos eructar ms fcilmente?
Cmo podemos convertir un bistec, una manzana o unas patatas asadas en
energa mientras que un coche solo admite determinados tipos de
combustible? Para qu sirve el apndice, y por qu las heces tienen
siempre el mismo color?
Actualmente, mis compaeros de piso ya saben cul es exactamente la
expresin de mi cara cuando entro como un rayo en la cocina y he de
explicar las ltimas ancdotas sobre el intestino, como, por ejemplo, la de
los diminutos inodoros a la turca o las evacuaciones luminosas.

Me siento correctamente en el inodoro?


Es recomendable cuestionarse los hbitos de vez en cuando. Realmente
tomo el camino ms bonito y corto hasta la parada del autobs? Peinarme
el poco cabello que me queda por encima de la coronilla calva es adecuado
y est de moda? O incluso: me siento correctamente en el inodoro?
Todas estas preguntas no siempre tienen una respuesta clara, pero
simplemente experimentando se puede aportar un poco de aire fresco a
dominios anticuados. Probablemente eso debi de pensar Dov Sikirov. Para
realizar un estudio, este mdico israel solicit a 28 sujetos que realizaran
su evacuacin diaria en tres posiciones diferentes: en un inodoro normal
sentados en el trono, en un inodoro inusitadamente pequeo sentndose
agachados con gran esfuerzo y de cuclillas al aire libre. Cronometr el
tiempo que tardaron y, al finalizar, les entreg un cuestionario. El resultado
fue inequvoco: de cuclillas, el proceso dur por trmino medio unos
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cincuenta segundos y los participantes lo valoraron como una experiencia


de evacuacin completa. Sentados, dur por trmino medio ciento treinta
segundos y no consideraron el resultado un xito total. (Adems: los
inodoros inusitadamente pequeos siempre tienen un aspecto muy mono,
independientemente de lo que pongamos encima).
Por qu? Porque nuestro aparato de oclusin intestinal no est
concebido para abrir totalmente la escotilla mientras el sujeto est sentado.
Existe un msculo que, cuando estamos en posicin sentada o incluso
tambin de pie, sujeta al intestino como un lazo y lo estira en una direccin
formando un recodo. Este mecanismo, por decirlo de algn modo, supone
una prestacin adicional para los dems esfnteres. Quien ms quien menos
ha experimentado este tipo de obturacin por acodamiento con la manguera
del jardn. Le preguntamos a nuestra hermana por qu ya no funciona la
manguera del jardn. Dejamos que vaya hasta el extremo de la manguera a
mirar qu pasa y, en ese preciso instante, soltamos rpidamente el codo y
esperamos un minuto y medio hasta que nos llega el castigo.
Pero volvamos a la obturacin por acodamiento del recto: debido a la
misma, las heces llegan a una curva. Al igual que al salir de una autopista,
se produce una retencin, gracias a la cual, ya sea estando de pie o
sentados, los esfnteres deben hacer menos fuerza para mantenerlo todo
dentro. Al ceder el msculo, el codo desaparece. La va es recta y ya
podemos pisar a fondo el acelerador sin ningn problema.
Desde tiempos inmemoriales, ponerse en cuclillas es nuestra
posicin natural para evacuar: el moderno negocio de los inodoros de
pedestal surgi con el desarrollo de las tazas de vter para interiores a
finales del siglo XVIII. El siempre seremos caverncolas a menudo resulta
una interpretacin un tanto problemtica entre los mdicos. Quin se atreve
a decir que la posicin en cuclillas relaja el msculo mucho mejor y hace
que la va de evacuacin sea en lnea recta? Por este motivo, investigadores
japoneses hicieron que voluntarios ingirieran sustancias luminosas y les
radiografiaron mientras hacan sus necesidades en diferentes posiciones.
Primer resultado: es cierto, en la posicin en cuclillas el intestino se
muestra recto, lo que permite evacuar todo en el acto. Segundo resultado:
las personas colaboradoras estn dispuestas a ingerir sustancias luminosas
en pro de la investigacin y, adems, dejan que las radiografen mientras
evacuan. Personalmente, opino que ambos hechos resultan bastante
impactantes.
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Las hemorroides, los trastornos intestinales como la diverticulitis o el


estreimiento solo existen en pases donde se evacua sentado en un inodoro.
El motivo de ello, especialmente entre las personas jvenes, no es un tejido
flcido, sino un exceso de presin sobre el intestino. Algunas personas,
cuando estn muy estresadas, tambin contraen continuamente su tripa
durante el da, y a menudo ni se dan cuenta de ello. Las hemorroides
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prefieren evitar la presin existente en el interior y asoman relajadamente la


cabeza al exterior, en el trasero. En el caso de los divertculos, el tejido
dentro del intestino ejerce presin hacia fuera. Entonces surgen en la pared
intestinal diminutas protuberancias en forma de bombilla.
Con toda seguridad, nuestra manera de evacuar no es la nica causa de
las hemorroides y los divertculos. No obstante, tambin cabe destacar que
los casi 1200 millones de personas en el mundo que evacuan en cuclillas
apenas presentan divertculos y considerablemente menos hemorroides.
Nosotros, por el contrario, presionamos nuestro tejido del trasero y
debemos acudir al mdico para que lo solucione. Y todo esto, por qu
evacuar sentado en el trono es mucho ms guay que hacer el ridculo en
cuclillas? Los mdicos reconocen que ejercer presin contra el inodoro de
manera continuada hace que aumente considerablemente el riesgo de
varices, ataques de apopleja o incluso desvanecimientos durante la
evacuacin.
Un amigo que estaba de vacaciones en Francia me envo el siguiente
SMS: Los franceses estn locos: en tres gasolineras de la autopista,
alguien ha robado las tazas del vter. No pude evitar partirme de risa,
porque, en primer lugar, sospech que mi amigo haba escrito el texto
totalmente en serio; y, en segundo lugar, porque me record a mi reaccin la
primera vez que tuve que enfrentarme a un inodoro a la turca en Francia.
Por qu debo ponerme en cuclillas, si no os hubiera costado nada colocar
una taza?, pens un tanto llorosa y compungida por el gran vaco que tena
ante m. En buena parte de Asia, frica y el Sur de Europa evacuan
rpidamente en sus inodoros a la turca adoptando una posicin propia del
deporte de combate o de esqu. Nosotros, en cambio, matamos el tiempo
hasta que hemos completado nuestra ardua tarea ya sea leyendo el
peridico, doblando el papel de vter, localizando los rincones del bao
que deben limpiarse u observando pacientemente la pared de enfrente.
Cuando le este texto a mi familia en el cuarto de estar de nuestra casa,
pude ver sus caras irritadas. Esto significa que ahora debemos bajarnos de
nuestro trono de porcelana y evacuar en un agujero adoptando una inestable
posicin en cuclillas? La respuesta es no. Con o sin hemorroides. Aunque
con toda seguridad sera muy divertido situarse de pie sobre las dos
siluetas de pies para hacer as nuestras necesidades en cuclillas. Pero no es
necesario: tambin podemos ponernos en cuclillas estando sentados. Esto
resulta especialmente til si tenemos problemas para evacuar con facilidad:
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debemos inclinar ligeramente el tronco hacia delante y colocar los pies


sobre un taburete, y ya est: todo estar colocado en el ngulo correcto,
podemos leer, doblar y observar con la conciencia bien tranquila.

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El vestbulo de acceso al tracto gastrointestinal

Se podra pensar que el extremo del intestino tiene cosas sorprendentes


que ofrecernos, puesto que apenas nos ocupamos de l. Pero no dira que se
deba nicamente a eso. El vestbulo de acceso a nuestro tracto
gastrointestinal tambin se guarda un as en la manga, a pesar de que lo
tenemos cada da delante de nuestros ojos cuando nos lavamos los dientes.
El lugar secreto nmero uno se puede encontrar con la lengua. Se trata
de cuatro pequeos puntos. Dos de ellos estn situados en la cara interior
del moflete, enfrente de la arcada dental superior, prcticamente en el
centro, donde podemos notar una pequea protuberancia a izquierda y
derecha. Muchos piensan que se deben a que en alguna ocasin se han
mordido el moflete, pero no es as: estos baches estn situados exactamente
en el mismo lugar en todas las personas. Los otros dos estn debajo de
nuestra lengua, a izquierda y derecha del frenillo. Estos cuatro puntitos
producen la saliva.

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Los puntos de los mofletes generan saliva cuando existe un motivo


concreto, como por ejemplo, al comer. Las otras dos aperturas debajo de la
lengua producen saliva de manera continua. Si nos sumergiramos en estas
aperturas y nadramos a contracorriente de la saliva, llegaramos a las
glndulas salivales maestras. Son las que producen la mayor parte de la
saliva, entre 0,7 litros y 1 litro al da. Si desde el cuello nos dirigimos
hacia la mandbula, podemos notar dos protuberancias redondas y blandas.
Me permiten las presentaciones? Son las jefas.

Puesto que ambos puntitos de la lengua correspondientes a los salivadores


permanentes estn orientados exactamente hacia la parte posterior de
nuestros dientes incisivos inferiores, el sarro se acumula en esa zona de
forma particularmente rpida. Y es que la saliva contiene sustancias ricas
en calcio, que en realidad solo pretenden endurecer el esmalte dental; sin
embargo, si el diente est sometido a un bombardeo continuo, resulta un
poco excesivo. Las molculas pequeas, que merodean por all
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inocentemente, quedan petrificadas sin vacilacin. El problema no es el


sarro en s, sino el hecho de que sea tan spero. Las bacterias periodontales
o cariognicas se adhieren mucho mejor a las superficies speras que a
nuestro habitual esmalte dental liso.
Cmo llegan esas sustancias calcificadoras a la saliva? La saliva es
sangre filtrada. En las glndulas salivales se tamiza la sangre. Se retienen
los glbulos rojos, puesto que los necesitamos en nuestras venas y no en la
boca. Por el contrario, el calcio, las hormonas o los anticuerpos del sistema
inmunitario llegan a la saliva desde la sangre. Por este motivo, la saliva
vara un poco de una persona a otra. Con una muestra de saliva tambin
pueden detectarse en una persona enfermedades inmunolgicas o
determinadas hormonas. Adems, las glndulas salivales pueden agregar
algunas sustancias, como sustancias calcificadoras o incluso analgsicos.
Nuestra saliva contiene un analgsico con unos efectos mucho ms
potentes que la morfina. Se denomina opiorfina y no fue descubierta hasta el
ao 2006. Evidentemente, solo la producimos en pequeas cantidades: la
intencin de nuestra saliva no es colocarnos. Pero incluso una cantidad
tan pequea tiene efectos, ya que nuestra boca es una sensiblera. En la boca
se concentra una cantidad tal de terminaciones nerviosas como en casi
ningn otro lugar del cuerpo: la semilla ms diminuta de la fresa puede
ponernos de los nervios, o bien detectamos de inmediato cualquier grano de
arena que se haya colado en la lechuga. Una pequea herida que nos pasara
desapercibida en el codo, nos duele horrores en la boca y nos parece
gigantesca.
Sin los analgsicos propios de nuestra saliva, sera incluso peor. Puesto
que al mascar liberamos una carga extra de estas sustancias, el dolor de
garganta siempre mejora despus de comer, e incluso las pequeas heridas
de la cavidad bucal nos duelen menos despus de llenar el buche. Pero no
necesariamente tiene que ser la comida: al mascar un chicle tambin
accedemos a los analgsicos propios de nuestra boca. Actualmente, incluso
existen varios estudios nuevos que demuestran que la opiorfina tiene efectos
antidepresivos. Es posible que el comer por frustracin funcione un poco
gracias a la saliva? Las investigaciones sobre el dolor y las depresiones de
los prximos aos quizs arrojen luz sobre esta cuestin.
La saliva no solo protege la sensible cavidad bucal contra el dolor
excesivo, sino tambin contra el exceso de bacterias dainas. De ello se
encargan, por ejemplo, las mucinas. Son sustancias mucilaginosas que
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garantizan un par de horas de fascinante conversacin cuando, de nios, nos


damos cuenta de que gracias a ellas podemos formar pompas de jabn
con nuestra propia boca. Las mucinas envuelven nuestros dientes y nuestras
encas en una red protectora de mucinas. Las salpicamos desde nuestros
puntitos salivadores de manera parecida a como Spiderman dispara
telaraas desde su mueca. En esta red quedan atrapadas las bacterias antes
de que puedan atacarnos. Mientras permanecen atrapadas, otras sustancias
antibacterianas de la saliva pueden matar las bacterias dainas.
No obstante, al igual que con el analgsico de la saliva, en este caso
tambin cabe decir lo mismo: la concentracin de las sustancias bacterianas
asesinas no es exageradamente elevada. Nuestra saliva no quiere
desinfectarnos por completo. Normalmente incluso necesitamos una buena
comunidad de pequeos seres en la boca. Nuestra saliva no destruye
totalmente las bacterias inocuas de la boca, puesto que ocupan espacio, un
espacio que, de lo contrario, podra ser ocupado por grmenes peligrosos.
Mientras dormimos apenas producimos saliva. Esto es magnfico para
los babeadores de almohadas: si durante la noche tambin produjeran los
1-1,5 litros diurnos de saliva, se convertira en una actividad muy poco
agradable. Puesto que por la noche producimos tan poca saliva, por la
maana muchas personas tienen mal aliento o dolor de garganta. Ocho horas
de salivacin escasa significa para los microbios de la boca que pueden
campar a sus anchas. Las bacterias nuevas no se pueden mantener tan bien
controladas, y las mucosas de nuestra boca y faringe echan de menos su
sistema de aspersin automtica.
Por este motivo, lavarse los dientes antes y despus de dormir es una
sabia decisin. Por la noche nos ayuda a reducir el nmero de bacterias en
la boca y, de este modo, iniciamos la velada con una fiesta de microbios de
tamao reducido. Por la maana, eliminamos los restos de la juerga
nocturna. Por suerte, por la maana, nuestras glndulas salivales se
despiertan con nosotros y se ponen a producir de inmediato! Como
mximo, el primer panecillo del da o el cepillo de dientes estimulan la
salivacin, eliminando los microbios o transportndolos hacia el estmago,
donde el cido gstrico se encarga del resto.
Quienes tengan mal aliento tambin durante el da es posible que no
hayan podido eliminar suficientes bacterias aguafiestas. A los bichitos
avispados les gusta esconderse debajo de la red de mucinas recin creada,
donde las sustancias salivales antibacterianas tienen ms difcil el acceso.
23

En estos casos pueden resultar tiles los raspadores linguales, pero tambin
mascar chicle durante un buen rato, ya que garantiza que la saliva fluya
correctamente limpiando los escondites en las mucinas. Si nada de esto
sirve, existe otro sitio donde buscar a los causantes del mal aliento. En
seguida nos ocuparemos de ello, pero primero voy a presentarles el
segundo lugar secreto de la boca.
Este lugar forma parte de los casos tpicos que nos sorprenden:
pensamos que conocemos bien a alguien y entonces descubrimos que tiene
un lado realmente inesperado y extravagante. A esa secretaria
elegantemente peinada de una gran urbe de negocios la encontramos por la
noche en Internet dirigiendo un criadero de hurones salvajes. Al guitarrista
de la banda de heavy metal nos lo cruzamos comprando lana, porque hacer
punto es relajante y ayuda a entrenar los dedos. Las mejores sorpresas
llegan tras la primera impresin, y este tambin es el caso de nuestra
lengua. Si sacamos la lengua y nos miramos al espejo, no podemos apreciar
de inmediato todo su ser. Podramos preguntarnos: cmo contina por ah
detrs cuando ya no la veo? Desde luego, parece no tener fin. Precisamente
ah empieza el lado extravagante de la lengua: la raz de la lengua.
All encontramos un paisaje diferente repleto de cpulas rosas, las
amgdalas linguales. Quienes no tengan un marcado reflejo nauseoso,
pueden palpar con sumo cuidado la lengua hacia atrs con un dedo. Al
llegar al extremo final, se darn cuenta de que desde abajo sale un bache
redondeado. La funcin de las amgdalas linguales es comprobar todo lo
que ingerimos. Para ello, las cpulas capturan partculas diminutas de
comida, bebida o aire, y las atraen hacia el interior de la cpula, donde les
espera un ejrcito de clulas inmunitarias para entrenarse con sustancias
ajenas del mundo exterior. Deben dejar tranquilos a los trozos de manzana y
cerrar las compuertas de inmediato en el caso de grmenes patgenos que
provocan dolor de garganta. As pues, no queda claro quin ha explorado a
quin durante la gira de exploracin con el dedo, ya que esta zona forma
parte del tejido ms curioso de nuestro cuerpo: el tejido inmunitario.
El tejido inmunitario posee una serie de puntos curiosos: concretamente
alrededor de toda la faringe encontramos un anillo de tejido inmunitario. La
zona tambin se denomina el anillo farngeo de Waldeyer: abajo las
amgdalas linguales, a izquierda y derecha nuestras amgdalas, y arriba an
encontramos algo ms en la bveda de la faringe (cerca de la nariz y los
odos: en los nios, cuando tienen un gran tamao, los llamamos con
24

frecuencia plipos). Si alguien cree que no tiene amgdalas est


confundido. Todos los componentes del anillo de Waldeyer se consideran
amgdalas. Las amgdalas linguales, las situadas en la bveda de la faringe
y nuestras viejas conocidas amgdalas cumplen una misma funcin: prueban
con curiosidad lo desconocido y ensean a las clulas inmunitarias a
defenderse.

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Fig.: El tejido inmunitario en la base de la lengua, tambin denominado


amgdala lingual.

Lo nico que pasa es que las amgdalas que se extirpan con frecuencia
no ejercen su funcin de manera demasiado inteligente: no forman cpulas,
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sino profundos surcos (para aumentar la superficie), donde en ocasiones se


aloja demasiado material desconocido al que le cuesta salir, lo que a
menudo provoca que se infecte el tejido. Por decirlo de algn modo, es un
efecto secundario de las amgdalas demasiado curiosas. Por lo tanto,
quienes quieran descartar que el mal aliento provenga de la lengua o los
dientes, pueden echar un vistazo a estas amgdalas, si es que an las tienen.
A veces all se ocultan pequeas piedras blancas que huelen fatal. A
menudo las personas desconocen este hecho y luchan durante semanas
contra un desagradable mal aliento o un sabor extrao. Nada ayuda: ni
lavarse los dientes, ni hacer grgaras ni limpiarse la lengua. En algn
momento las piedras desaparecen por s solas y todo vuelve a la
normalidad, aunque no es necesario esperar tanto. Con un poco de prctica
se pueden sacar estas piedrecillas, y el mal aliento desaparece de
inmediato.
Lo mejor para comprobar si el olor desagradable realmente proviene de
esta zona es pasar el dedo o un bastoncillo por las amgdalas. Si huele mal,
podemos iniciar la bsqueda de las piedrecillas. Los otorrinos tambin
eliminan estas piedras, lo que resulta ms cmodo y seguro. Los que
disfruten visionando vdeos de YouTube extremadamente repugnantes
pueden buscar diferentes tcnicas de extraccin y ver algunos ejemplares
curiosos de este tipo de piedras. Pero no es algo apto para personas
irritables.
Tambin existen otros remedios caseros contra los clculos
amigdalinos. Algunas personas hacen grgaras varias veces al da con agua
salada, otras confan ciegamente en la col fermentada de la tienda de
productos dietticos y biolgicos y otras afirman que renunciar a los
productos lcteos permite borrar las piedras del mapa por completo.
Ninguna de estas recomendaciones ha sido demostrada cientficamente. Sin
embargo, s se ha profundizado ms en el estudio de a partir de qu
momento se pueden extirpar las amgdalas. La respuesta es: mejor esperar a
tener ms de 7 aos.
A partir de esa edad ya hemos visto lo ms importante. Como mnimo,
nuestras clulas inmunitarias: aterrizar en este mundo tan extrao, los
besuqueos de mam, pasear por el jardn o el bosque, tocar un animal,
aguantar varios resfriados seguidos, conocer a un puado de gente nueva en
la escuela. Esto es todo. A partir de ahora, por decirlo de algn modo,
nuestro sistema inmunitario ha acabado sus estudios y puede dedicarse a
27

trabajar con normalidad el resto de nuestra vida.


Antes de cumplir los 7 aos, las amgdalas an son importantes centros
docentes. La formacin de nuestro sistema inmunitario no solo es vital para
luchar contra los resfriados. Tambin desempea una funcin relevante en
relacin con la salud de nuestro corazn o con nuestro peso. Por ejemplo, si
extirpamos las amgdalas antes de los 7 aos, el riesgo de padecer
sobrepeso es mayor. Los mdicos an no saben la razn. No obstante, la
relacin entre sistema inmunitario y peso est siendo cada vez ms objeto
de estudio. En nios con bajo peso la extirpacin de las amgdalas tiene un
efecto beneficioso. Gracias al aumento de peso, alcanzan los percentiles
normales. En los dems casos se recomienda a los padres que procuren dar
a sus nios una alimentacin equilibrada tras la operacin.
Por lo tanto, hay que tener buenas razones para optar por prescindir de
las amgdalas antes de los 7 aos. Por ejemplo, si las amgdalas son tan
grandes que hacen difcil dormir y respirar, el efecto rebote en el peso no es
importante. Aunque resulte conmovedor que algunos tejidos inmunitarios
intenten defendernos con tanto mpetu, el dao que nos causan es mayor que
su beneficio. En estos casos, a menudo los mdicos pueden eliminar con
lser solo la parte molesta de las amgdalas y no es necesaria su extirpacin
total. Otra cuestin son las infecciones continuas. En este caso nuestras
clulas inmunitarias no pueden relajarse nunca y a la larga esto no es bueno
para ellas. No importa si tenemos 4, 7 o 50 aos, los sistemas inmunitarios
hipersensibles tambin pueden beneficiarse del adis a las amgdalas.
Esto les pasa, por ejemplo, a las personas con psoriasis. Debido a un
sistema inmunitario ultraalarmista, padecen dermatitis (o inflamaciones de
la piel) que les producen picor (a menudo empiezan en la cabeza) o dolores
en las articulaciones. Adems, los pacientes psorisicos tambin sufren ms
dolor de garganta que la media. Un posible factor de esta enfermedad son
las bacterias que pueden ocultarse permanentemente en las amgdalas e
importunar desde all al sistema inmunitario. Desde hace 30 aos los
mdicos vienen describiendo casos en los que, tras una extirpacin de las
amgdalas, la enfermedad de la piel mejora mucho o incluso se cura. Por
este motivo, en 2012 investigadores de Islandia y Estados Unidos
estudiaron estas relaciones con mayor detalle. Distribuyeron a veintinueve
pacientes de psoriasis con dolores frecuentes de garganta en dos grupos: a
la mitad les extirparon las amgdalas y, a la otra mitad, no. En trece de los
quince pacientes desamigdalados la enfermedad mejor de forma
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sustancial y duradera. Entre los no operados de amgdalas, apenas se


registraron cambios. Tambin en el caso de las enfermedades reumticas,
hoy en da se pueden extirpar las amgdalas si se confirma la sospecha de
que son las culpables de la enfermedad.
Amgdalas s o amgdalas no: existen buenos argumentos a favor de
ambas posturas. Quienes deban renunciar temprano a sus amgdalas no
deben preocuparse porque el sistema inmunitario vaya a perderse todas las
lecciones importantes de la boca. Por suerte, tambin tenemos las
amgdalas linguales y la bveda de la faringe. Y, quienes an conserven las
amgdalas, tampoco deben temer las bacterias ocultas: muchas personas no
tienen surcos tan profundos en las amgdalas y, por lo tanto, tampoco les
generan problemas. Las amgdalas linguales y compaa prcticamente
nunca son el escondite de grmenes. Poseen una estructura diferente y tienen
glndulas con las que se autolimpian de manera peridica.
En nuestra boca cada segundo sucede alguna cosa: los puntitos
salivadores tejen redes de mucina, cuidan nuestros dientes y nos protegen
contra una sensibilidad excesiva. Nuestro anillo farngeo controla las
partculas ajenas y arma a sus ejrcitos inmunitarios sirvindose de las
mismas. No necesitaramos nada de eso si detrs de la boca no hubiera
nada. La boca es el nico vestbulo de acceso a un mundo donde lo ajeno es
asimilado como propio.

29

La estructura del tracto gastrointestinal

Existen cosas que nos decepcionan cuando las conocemos mejor. Las
galletas de chocolate de la publicidad no son horneadas por amorosas amas
de casa vestidas de campesinas, sino que se producen en una fbrica con
iluminacin de tubos de nen y trabajo en cadena. La escuela no es tan
divertida como pensamos el primer da de colegio. En las bambalinas del
escenario de la vida, todos los actores estn sin maquillar. Aqu hay muchas
cosas que tienen mucho mejor aspecto de lejos que de cerca.
No es el caso del intestino. Nuestro tracto gastrointestinal tiene un
aspecto extrao desde lejos. Detrs de nuestra boca, un esfago de 2
centmetros de ancho baja por el cuello, evita el extremo ms cercano del
estmago y, en algn punto lateral, desemboca en l. La parte derecha del
estmago es mucho ms corta que la izquierda, por lo que se encorva
formando una bolsita ladeada en forma de media luna. El intestino delgado,
con sus 7 metros de longitud, serpentea desorientado de derecha a izquierda
hasta que finalmente desemboca en el intestino grueso. De aqu cuelga, a su
vez, el apndice, un rgano aparentemente innecesario que no tiene en nada
ms que ocuparse que en inflamarse. Adems el intestino grueso est
repleto de protuberancias. Parece un intento fallido de imitar a un collar de
perlas. Visto de lejos, el tracto gastrointestinal es un tubo de aspecto
desagradable, poco atractivo y asimtrico.
Por eso, vamos a prescindir de momento de verlo de lejos. Es difcil
encontrar otro rgano en todo el cuerpo que parezca ms fascinante
conforme nos acercamos a l. Cuanto ms sabemos sobre tracto
gastrointestinal, ms bello se vuelve. Para empezar, vamos a observar
detalladamente los puntos ms curiosos.

El retorcido esfago

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Lo primero que nos llama la atencin es que pareciera que el esfago no


atinara con su destino. En lugar de tomar el camino ms corto y poner
rumbo directo a la parte central superior del estmago, llega a l por su
derecha. Una jugada genial. Los cirujanos lo llamaran un abordaje
terminolateral. Es un pequeo rodeo, pero vale la pena. Ya solo con cada
paso que damos se duplica la presin en la tripa, porque tensamos los
msculos abdominales. Al rer o toser, la presin aumenta incluso ms.
Puesto que la tripa ejerce presin desde abajo sobre el estmago, sera una
mala idea que el esfago se acoplara exactamente en el extremo superior.
Gracias al desplazamiento lateral, solo recibe una fraccin de la presin.
De este modo, si nos ponemos en movimiento despus de comer, no
tenemos que eructar a cada paso. Cuando nos da un fuerte ataque de risa
debemos agradecer a este ingenioso ngulo y sus mecanismos de cierre que
solo se nos escapen un par de ventosidades; por el contrario, vomitar de
risa es algo prcticamente desconocido.
Un efecto secundario del abordaje lateral es la burbuja gstrica. En
todas las radiografas puede verse esta pequea burbuja de aire en la parte
superior del estmago. Al fin y al cabo, el aire sube hacia arriba y, en su
camino, no encuentra la salida lateral. Por eso, muchas personas deben
tragar un poco de aire antes de poder eructar. Al engullir, mueven la
apertura del esfago aproximndola un poco a la burbuja de aire, y, zas!, el
eructo puede liberarse. Quienes deseen eructar estando estirados lo
lograrn mucho ms fcilmente si se tumban sobre el lado izquierdo. Las
personas que se tumben siempre sobre el lado derecho presionando el
estmago, sencillamente deberan probar a darse la vuelta.

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Fig.: Para poder mostrar mejor la burbuja gstrica, hemos renunciado a la


distribucin exacta del blanco/negro de una radiografa. En una radiografa
convencional, los materiales slidos, como dientes o huesos, aparecen claros,
mientras que las regiones menos densas, como la burbuja gstrica o el aire de los
pulmones, aparecen oscuros.

El aspecto retorcido del esfago es ms bello de lo que pueda


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parecer a primera vista. Si lo observamos ms detalladamente, veremos que


algunas fibras musculares dan la vuelta alrededor del esfago en forma de
espiral. Son el motivo de los movimientos retorcidos. Si las estiramos
longitudinalmente, no se desgarran, sino que se contraen en forma de espiral
como si se tratara de un cable de telfono. Nuestro esfago est unido a
nuestra columna vertebral mediante sistemas de fibras. Si nos sentamos
totalmente erguidos y miramos con la cabeza hacia arriba, estiramos nuestro
esfago. Esto provoca que se estreche y que pueda abrirse y cerrarse mejor
hacia arriba y hacia abajo. Por lo tanto, para evitar eructos cidos despus
de una comida copiosa es ms til adoptar una postura erguida que una
encorvada.

La bolsita estomacal torcida


Nuestro estmago est situado mucho ms arriba de lo que pensamos.
Empieza justo debajo del pezn izquierdo y acaba debajo del arco costal
derecho. Todo lo situado por debajo de esta pequea bolsa inclinada no es
el estmago. Cuando muchas personas se quejan de dolencias en el
estmago, en realidad se estn refiriendo a su intestino. Sobre el estmago
estn situados el corazn y los pulmones. Por este motivo, cuando
ingerimos una comida muy abundante, nos resulta ms difcil inspirar
profundamente.
Un sndrome que a menudo pasan por alto los mdicos de cabecera es el
sndrome de Rmheld. En el estmago se acumula tanto aire que este ejerce
presin desde abajo sobre el corazn y los nervios de las vsceras. Los
afectados reaccionan de manera distinta. Algunas personas llegan hasta el
punto de sentir miedo o asfixia, mientras otras incluso llegan a notar un
fuerte dolor en la zona del pecho, como si fueran a tener un infarto cardaco.
A menudo los mdicos les diagnostican como personas demasiado
preocupadas que se lo imaginan todo. Sin embargo, resultara mucho ms
til que formularan la pregunta: Ha intentado eructar o soltar un pedo?.
A la larga se recomienda renunciar a comidas flatulentas, regenerar la flora
estomacal e intestinal o incluso renunciar a grandes cantidades de alcohol.
El alcohol puede multiplicar por mil las bacterias que producen gases.
Algunas bacterias utilizan el alcohol como alimento (algo que puede
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saborearse, por ejemplo, en las frutas fermentadas). Si el tracto


gastrointestinal aloja estos aplicados productores de gases, la discoteca
nocturna se convierte en un concierto matutino de trompetas. No es cierto
que el alcohol desinfecta?
Hablemos ahora de su forma peculiar. Un lado del estmago es mucho
ms largo que el otro, de modo que todo el rgano debe torcerse, lo que
provoca que en el interior se formen grandes pliegues. Tambin podramos
decir que el estmago es el Cuasimodo de los rganos digestivos. Pero su
aspecto exterior deforme tiene una razn de ser. Si tomamos un trago de
agua, el lquido puede fluir directamente desde el esfago a lo largo del
lado derecho y corto del estmago y aterrizar en el vestbulo del intestino
delgado. Por el contrario, la comida se deja caer a plomo sobre la parte
grande del estmago. De esta forma, nuestra pequea bolsa digestiva separa
de forma extremadamente inteligente aquello que debe amasar y aquello que
puede derivar rpidamente. No es que nuestro estmago est torcido,
simplemente es que tiene dos secciones especializadas: una de ellas se las
apaa mejor con los lquidos, mientras que la especialidad de la otra son
los slidos. Dos estmagos en uno, por decirlo de algn modo.

El serpenteante intestino delgado


Nuestro abdomen aloja un intestino delgado de entre 3 y 6 metros de
longitud, totalmente suelto, asa a asa. Cuando saltamos de un trampoln, l
tambin salta. Cuando estamos sentados en un avin que est despegando,
tambin siente la presin hacia el respaldo. Cuando bailamos, tambin se
desplaza alegremente; y cuando ponemos mala cara porque tenemos dolor
de tripa, tensa sus msculos de forma bastante similar.
Muy pocas personas han visto en alguna ocasin su propio intestino
delgado. Incluso al realizar una exploracin intestinal, el mdico solo suele
examinar el intestino grueso. Quienes hayan tenido la oportunidad de
recorrer su intestino delgado a travs de una minscula cmara tragable, sin
duda se habrn sorprendido. En lugar de un conducto sombro, encontramos
un ser totalmente distinto: resplandeciente como el terciopelo, hmedo y
rosa, y en cierto modo tierno. Prcticamente nadie sabe que solo el ltimo
metro del intestino grueso tiene algo que ver con las heces; los metros
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precedentes estn sorprendentemente limpios (e incluso son inodoros en


gran medida) y se ocupan, con lealtad y apetito, de todo aquello que les
mandamos al tragar.

Fig.: Vellosidades intestinales, microvellosidades y glucoclix.

A primera vista, el intestino delgado puede parecer un tanto simple en


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su concepcin comparado con los dems rganos. Nuestro corazn tiene


cuatro cmaras, nuestro hgado sus lbulos, las venas tienen vlvulas y el
cerebro posee asimismo lbulos. Por el contrario, el intestino delgado
simplemente serpentea desorientado. Su verdadera estructura solo puede
apreciarse al microscopio. Nos enfrentamos a un ser que difcilmente
podra encarnar mejor la expresin amor por el detalle.
Nuestro intestino quiere ofrecernos la mxima superficie posible. Y,
para ello, le gusta doblarse. As, lo primero que podemos ver son los
pliegues, sin los cuales necesitaramos un intestino delgado de hasta 18
metros de longitud para tener suficiente superficie para la digestin. Un
brindis por los pliegues!
Pero un perfeccionista como el intestino delgado no acaba aqu. De solo
1 milmetro cuadrado de piel del intestino sobresalen treinta diminutas
vellosidades en la papilla de los alimentos digeridos. Estas vellosidades
son tan pequeas que solo podemos intuirlas. El lmite entre lo visible y lo
invisible lo perciben nuestros ojos con tal resolucin que justo alcanzamos
a ver una estructura aterciopelada. Las pequeas vellosidades se muestran
bajo el microscopio como grandes olas de muchas clulas (el terciopelo es
muy parecido). Bajo un microscopio de mayor resolucin puede percibirse
que cada una de estas clulas est compuesta a su vez por varias
protuberancias vellosas. Vellosidades sobre vellosidades, por decirlo de
algn modo. A su vez, estas vellosidades tienen un revestimiento
aterciopelado, compuestas por las innumerables estructuras de azcar con
una forma parecida a la cornamenta del ciervo: es el denominado
glucoclix. Si lo alisramos todo, pliegues, vellosidades y vellosidades
sobre vellosidades, nuestro intestino medira unos 7 kilmetros de longitud.
Por qu tiene que ser tan enorme? En total, realizamos la digestin en
una zona que es cien veces ms grande que nuestra piel. Parece un tanto
desproporcionada para una pequea racin de patatas fritas o una triste
manzana. Pero precisamente de eso se trata en nuestra tripa: nos
agrandamos a nosotros mismos y reducimos todo lo ajeno hasta que sea tan
diminuto que lo podamos absorber y pueda pasar a ser parte de nosotros
mismos.
Este proceso empieza en la boca. Un bocado de manzana nos resulta tan
jugoso solo porque con nuestros dientes podemos hacer estallar millones de
clulas de manzana como si fueran globos. Cuanto ms fresca es la
manzana, ms clulas intactas tiene: por eso nos guiamos por los crujidos
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especialmente sonoros.
Al igual que nos gustan los productos frescos crujientes, tambin
preferimos los alimentos calientes ricos en protenas. Un bistec, unos
huevos revueltos o una racin de tofu a la plancha nos parecen ms
apetitosos que la carne cruda, un huevo gelatinoso o el tofu fro. Esto se
debe a que, intuitivamente, hemos entendido algo. En el estmago, a un
huevo crudo le pasa exactamente lo mismo que en la sartn: la clara se
vuelve blanca, la yema adquiere un tono pastel y ambos se cuajan. Si
vomitramos tras un lapso de tiempo suficiente, echaramos un huevo
revuelto visualmente impecable, y sin necesidad de calor. Las protenas
reaccionan en los fogones de manera idntica a como lo hacen con el cido
gstrico: se desintegran. Por lo tanto, ya no solo no disponen de una
estructura tan inteligente como para diluirse, por ejemplo, en la clara de
forma invisible, sino que se presentan como trozos blancos. De este modo
se pueden descomponer mucho ms sencillamente en el estmago y el
intestino delgado. La coccin nos ahorra, por consiguiente, esa primera
carga de energa de descomposicin, que de lo contrario debera aportar
el estmago, y que, por as decirlo, es la seccin externalizada de nuestro
negocio digestivo.
La reduccin ltima de los alimentos que ingerimos se produce en el
intestino delgado. Muy al principio existe un pequeo agujero en la pared
intestinal: es la papila y recuerda un poco a los puntitos salivadores de la
boca, solo que de mayor tamao. A travs de esta diminuta apertura se
inyectan nuestros jugos gstricos en el bolo alimenticio. En cuanto
ingerimos algo, estos se producen en el hgado y en el pncreas, para
despus transportarse a la papila. Contienen los mismos componentes que
los detergentes y lavavajillas del supermercado: enzimas digestivas y
desengrasantes. Los detergentes actan contra las manchas, porque, para
decirlo de algn modo, barren las sustancias grasas, protenicas o
azucaradas de la ropa, arrastrndolas con las aguas residuales mientras
todo se amasa en mojado. Es un proceso muy similar a lo que sucede en el
intestino delgado, donde se diluyen trozos comparativamente enormes de
protenas, grasa o hidratos de carbono para desembocar en la sangre a
travs de la pared intestinal. Un trocito de manzana deja de ser un trocito de
manzana, y se convierte en una solucin nutritiva compuesta de miles y
miles de millones de molculas de un alto valor energtico. Para poderlas
absorber todas se requiere una superficie bastante larga, ms o menos de 7
37

kilmetros de longitud. De este modo, siempre existen colchones de


seguridad en el caso de que se produzcan infecciones en el intestino o se
contraiga una gripe intestinal.
En cada una de las vellosidades del intestino delgado encontramos un
diminuto vaso sanguneo, que se alimenta de las molculas reabsorbidas.
Todos los vasos del intestino delgado convergen y fluyen a travs del
hgado, que comprueba si nuestra alimentacin contiene sustancias nocivas
y txicas. En este punto an se pueden destruir las sustancias peligrosas
antes de que alcancen la circulacin mayor de la sangre. Si comemos
demasiado, aqu se crean los primeros depsitos de energa. Desde el
hgado la sangre nutritiva va directamente al corazn, desde donde es
bombeada con un movimiento impetuoso hacia las numerosas clulas del
cuerpo. Una molcula de azcar puede aterrizar, por ejemplo, en una clula
de la piel situada en el pezn derecho, donde se absorbe y se quema con
oxgeno. Entonces se genera energa para mantener la clula viva y los
subproductos producidos son calor e irrisorias cantidades de agua. En
conjunto, este proceso se produce de forma simultnea en un nmero tal de
clulas pequeas como para que mantengamos una temperatura constante
entre 36 C y 37 C.
El principio bsico de nuestro metabolismo energtico es sencillo: para
que una manzana madure, la naturaleza necesita energa. Por otra parte,
nosotros, los seres humanos, troceamos la manzana y la quemamos
posteriormente hasta el nivel molecular. La energa que se libera de nuevo
durante este proceso la utilizamos para vivir. Todos los rganos que surgen
a partir del tracto gastrointestinal pueden procurar material combustible a
nuestras clulas. Tambin nuestros pulmones no hacen ms que absorber
molculas con cada respiracin. Tomar aire significa de algn modo
absorber alimentos gaseosos. Una buena parte de nuestro peso corporal
proviene de los tomos inhalados y no de la ingestin de una hamburguesa
con queso. Las plantas incluso obtienen la mayor parte de su peso del aire y
no de la tierra No obstante, con esta idea espero no haber proporcionado
la idea de una prxima dieta fantstica para una revista femenina de xito.
Por lo tanto, ponemos energa en todos nuestros rganos y hasta que no
llegamos al intestino delgado no recuperamos un poco de esa energa. Esto
es lo que convierte la comida en una ocupacin tan satisfactoria. Sin
embargo, no debemos esperar una inyeccin de energa inmediatamente
despus del ltimo bocado. De hecho, muchas personas se sienten cansadas
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despus de comer. La comida an no ha llegado al intestino delgado: est


atascada en la antesala de la digestin. Aunque la sensacin de hambre ya
se ha desvanecido, porque el estmago se ha dilatado con los alimentos,
nos sentimos tan dbiles como antes de comer y, adicionalmente, debemos
reunir fuerzas para las laboriosas tareas de mezcla y trituracin, durante las
cuales fluye mucha sangre por nuestros rganos digestivos. Por este motivo,
muchos cientficos han sugerido que nuestro cerebro percibe cansancio
debido a la reducida irrigacin sangunea.
Uno de mis profesores afirma al respecto: Si toda la sangre de la
cabeza estuviera en el estmago, estaramos muertos o nos
desvaneceramos. En realidad, existen otras posibles causas del cansancio
despus de una comida. Determinadas sustancias transmisoras que
liberamos al estar saciados pueden estimular reas del cerebro que nos
hacen sentir cansados. Quizs el cansancio moleste a nuestro cerebro al
trabajar, pero a nuestro intestino delgado le parece fantstico. Puede
trabajar de manera ms efectiva cuando estamos confortablemente
relajados, ya que entonces tiene la mayor parte de la energa a su
disposicin y la sangre no est repleta de hormonas del estrs. En este
sentido, un lector de libros tranquilo tendr una digestin ms exitosa que
un alto directivo estresado.

El innecesario apndice y el rechoncho intestino grueso


Estar estirado en la sala de tratamiento de un consultorio mdico, con un
termmetro en la boca y otro en el trasero. Sin duda, hay das ms
agradables. As discurra en el pasado uno de los exmenes cuando exista
sospecha de apendicitis. Si el termmetro del trasero indicaba una
temperatura claramente superior al de la boca, se consideraba un indicio
infalible de la enfermedad. Hoy en da, los mdicos ya no se basan en la
diferencia entre termmetros. Los signos de una posible apendicitis son
fiebre y dolor en la parte derecha debajo del ombligo (donde est situado el
apndice en la mayora de las personas).

39

Presionar ese punto a menudo resulta doloroso, mientras que presionar


a la izquierda del ombligo, curiosamente, nos hace volver a sentir bien.
Pero, en cuanto volvemos a retirar el dedo de la izquierda: ay! Esto se
debe a que nuestros rganos internos estn recubiertos de un lquido
protector. Al presionar sobre el lado izquierdo, el apndice inflamado
situado a la derecha nada en un colchn de lquido ms grande, y esto le
gusta. Otro indicio de una apendicitis son los dolores al alzar la pierna
derecha contra cierta resistencia (alguien debe ejercer contrapresin), as
como la falta de apetito o el malestar.
Nuestro apndice es considerado un rgano innecesario. Sin embargo,
ningn mdico sobre la faz de la Tierra extirpara el ciego a un paciente que
padeciera severos dolores de barriga. El ciego es una parte oficialmente
importante del intestino grueso. Lo que se extirpa a las personas es el
apndice vermiforme o cecal, que cuelga del ciego. Ni tan siquiera parece
un trozo verdadero de intestino, sino ms bien uno de esos globos sin
40

hinchar con los que los payasos hacen formas de animales. As pues, no es
de extraar que nadie le tome en serio y que reciba el nombre de
apndice, porque cuelga de una parte ms importante del intestino.
Nuestro apndice no solo es demasiado diminuto para ocuparse del
bolo alimenticio, sino que adems est situado en un lugar donde apenas
llega comida. El intestino delgado desemboca algo ms arriba y
lateralmente en el intestino grueso, por lo que sencillamente lo pasa por
alto. Estamos hablando de un ente que ms bien puede observar desde abajo
cmo el mundo avanza por encima de l. Quienes recuerden el paisaje de
cpulas de la boca quizs intuyan qu competencias oculta este curioso
observador. Aunque est muy alejado de sus compaeros, el apndice
forma parte del tejido inmunitario de las amgdalas.
Nuestro intestino grueso se ocupa de todo aquello que no puede asimilar
el intestino delgado. Por eso no tiene aspecto aterciopelado. En una
palabra: sera un absoluto desperdicio que aqu existieran mltiples
vellosidades dispuestas a absorber. Por el contrario, es el hogar de las
bacterias intestinales, que se encargan de descomponer los ltimos restos
de comida por nosotros. Una vez ms, estas bacterias despiertan el inters
de nuestro sistema inmunitario.
Por lo tanto, el apndice tiene una ubicacin magnfica. Suficientemente
alejado para no tener que ocuparse de todo el folln alimentario, pero lo
bastante cerca como para observar todos los microbios extraos. Mientras
que las paredes del intestino grueso albergan grandes almacenes de clulas
inmunitarias, el apndice est compuesto casi exclusivamente por tejido
inmunitario. Si un germen malo pasa por aqu, quedar completamente
rodeado, lo que tambin significa que se puede infectar todo alrededor: una
vista panormica de 360 grados, por decirlo de algn modo. Si el pequeo
apndice se inflama mucho, an le resulta ms complicado deshacerse de
los grmenes. Y este es el motivo de las ms de cien mil operaciones
anuales de apendicitis en pases como, por ejemplo, Alemania.
Aunque este no es el nico efecto. Si aqu solo sobreviven los buenos y
se ataca todo lo peligroso, en la conclusin inversa esto significara que en
un apndice sano se congrega una selecta coleccin de bacterias refinadas y
serviciales. Exactamente este es el resultado de los estudios de los
investigadores americanos Randal Bollinger y William Parker, que
formularon esta teora en 2007. En la prctica esto es as, por ejemplo,
despus de un severo episodio de diarrea cuando a menudo han resultado
41

arrastrados muchos de los habituales habitantes del intestino, y para los


microbios nuevos la conquista del espacio libre es un juego de nios. No es
algo recomendable dejar esta tarea al azar. Segn Bollinger y Parker,
precisamente en este punto interviene la cuadrilla del apndice, que se
despliega con afn protector desde abajo por todo el intestino grueso.
En mi pas, Alemania, no vivimos precisamente en una zona con muchos
agentes patgenos de la diarrea. Aunque contraigamos una gripe intestinal,
nuestro entorno est poblado de microbios mucho menos peligrosos que,
por ejemplo, la India o Espaa. Por lo tanto, podemos afirmar que no
necesitamos el apndice de manera tan acuciante como las personas de esos
pases. As pues, no hay motivo de excesiva preocupacin si nos hemos
sometido o debemos someternos a una apendicectoma. Aunque las clulas
inmunitarias del intestino grueso restante no estn tan juntas, en conjunto su
nmero es mucho ms elevado que el del apndice y son suficientemente
competentes para encargarse del trabajo. Si tenemos una diarrea y
queremos ir sobre seguro, podemos comprar bacterias buenas en la
farmacia para garantizar la repoblacin del intestino.
Ahora deberamos tener ms claro para qu tenemos el ciego y el
apndice. Pero y el intestino grueso? Los alimentos ya han sido
absorbidos, aqu ya no hay vellosidades, qu va a hacer la flora intestinal
con los restos indigestos? Nuestro intestino grueso no serpentea, sino que se
coloca como un marco de fotos grueso alrededor del intestino delgado. El
hecho de que le digamos grueso no le ofende. Sencillamente necesita ms
espacio para sus quehaceres.
Quien gestiona bien sus recursos sobrevive tambin a los tiempos
difciles. Y precisamente este es el lema vital de nuestro intestino grueso:
reserva tiempo para todo lo sobrante y digiere con detenimiento hasta el
final. Entretanto, en el intestino delgado ya puede absorberse la segunda o
tercera comida; el intestino grueso no se deja confundir por eso. Los restos
de comida se procesan a conciencia durante unas diecisis horas,
absorbindose sustancias que de lo contrario habramos perdido con las
prisas: minerales importantes como el calcio no se pueden absorber
realmente hasta esta fase. Gracias a la minuciosa colaboracin entre el
intestino grueso y la flora intestinal, recibimos adems una dosis adicional
de cidos grasos con un alto valor energtico, vitamina K, vitamina B12,
tiamina (vitamina B1) y riboflavina (vitamina B2). Todo esto tiene mucha
utilidad para muchas cosas, por ejemplo, para una correcta coagulacin de
42

la sangre, para fortalecer los nervios e incluso como proteccin contra la


migraa. En el ltimo metro de intestino tambin se equilibra con gran
precisin nuestro contenido en agua y sal: nadie debera probarlos, pero
nuestras heces son siempre exactamente igual de saladas. Gracias a esta
precisa calibracin se puede ahorrar todo un litro de lquido. Si este
proceso no tuviera lugar aqu, cada da deberamos beber 1 litro ms de
agua.
Como en el intestino delgado, todo lo absorbido por el intestino grueso
es transportado por la sangre al hgado, donde se vuelve a examinar para
despus verterlo a la circulacin sangunea mayor. Sin embargo, los ltimos
centmetros del tracto gastrointestinal no dirigen sus vasos sanguneos
pasando por el hgado desintoxicante, sino directamente a la circulacin
mayor de la sangre. Normalmente, en esta parte ya no se absorbe nada,
porque todo el trabajo ya est hecho, aunque hay una excepcin: los
supositorios. Los supositorios pueden contener mucho menos medicamento
que las pldoras por va oral y, no obstante, su accin es ms rpida. A
menudo, las dosis de los comprimidos y los jarabes tienen que ser tan
elevadas debido a que el hgado desintoxica buena parte de los frmacos
antes de que alcancen su lugar de accin. Sin duda, no resulta nada prctico,
ya que precisamente queremos estas sustancias txicas por sus efectos
prcticos. Quienes no deseen sobrecargar el hgado con antitrmicos y
compaa, pueden utilizar el atajo del recto con los supositorios. Es una
excelente idea sobre todo en nios y personas mayores.

43

Qu comemos realmente

La fase ms importante de nuestra digestin tiene lugar en el intestino


delgado, donde coinciden la superficie mxima y la trituracin ms
minuciosa de los alimentos. Aqu se decide si toleramos la lactosa, qu
alimentos son sanos o qu comida provoca alergias. Nuestras enzimas
digestivas trabajan en esta ltima etapa como diminutas tijeras: cortan la
comida hasta que tiene un mnimo denominador comn igual al de las
clulas de nuestro organismo. El truco de la naturaleza es que todos los
seres vivos estn compuestos por los mismos materiales bsicos: molculas
de azcar, aminocidos y grasas. Todos nuestros alimentos provienen de
seres vivos; segn la definicin biolgica, esto incluye tanto a un manzano
como a una vaca.
Las molculas de azcar se pueden unir en cadenas complejas; entonces
ya no tienen un sabor dulce y pasan a ser los denominados hidratos de
carbono, contenidos en alimentos como el pan, la pasta o el arroz. Al
digerir una tostada de pan, tras la ardua tarea de trituracin de las enzimas,
obtenemos el siguiente producto final: la misma cantidad de molculas de
azcar que hubiramos ingerido en un par de cucharadas de azcar blanco.
La nica diferencia radica en que el azcar normal no requiere un gran
procesamiento enzimtico, sino que ya llega al intestino delgado tan
fraccionado que puede ser absorbido directamente por la sangre.
Demasiado azcar puro de una vez endulza nuestra sangre por un breve
perodo de tiempo.
El azcar de una tostada de pan muy blanco es digerido con relativa
rapidez por las enzimas. En el caso del pan integral, el proceso se
desarrolla con mucha ms lentitud. Est compuesto de cadenas de azcar
especialmente complejas, que se deben desintegrar pieza por pieza. Por
este motivo, el pan integral no es una bomba de azcar, sino un depsito de
azcar beneficioso. Por cierto: el cuerpo tiene que reaccionar con mucha
ms contundencia a un endulzamiento repentino para restaurar un equilibrio
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saludable. En este caso, libera grandes cantidades de hormonas, sobre todo


insulina, lo que provoca que, una vez pasada la situacin especial, nos
volvamos a sentir cansados ms rpidamente. Si el azcar no se absorbe
con demasiada rapidez, es una materia prima importante, ya que lo podemos
utilizar como lea para caldear nuestras clulas o incluso para fabricar
estructuras propias de azcar, como el glucoclix en forma de cornamenta
de ciervo de nuestras clulas intestinales.
A pesar de todo, a nuestro cuerpo le gusta lo dulce con azcar, puesto
que se ahorra trabajo, precisamente porque se puede absorber de manera
ms rpida, como las protenas calientes. A esto hay que aadir que el
azcar se transforma en energa con suma rapidez. A su vez, este aporte de
energa obtenido es premiado por el cerebro generando buenas sensaciones,
aunque hay trampa: nunca en la historia de la humanidad habamos tenido
que enfrentarnos a tal oferta excesiva de azcar. En los supermercados
americanos aproximadamente el 80% de los productos transformados ya
tienen azcar aadido. Desde el punto de vista de la tcnica evolutiva,
nuestro cuerpo acaba de descubrir el escondite de los dulces y,
desprevenido, los devora hasta la saciedad antes de derrumbarse en el sof
con shock hiperglucmico y dolor de estmago.
Aunque sepamos que comer demasiadas chucheras no es sano, no se les
puede reprochar a nuestros instintos que se atiborren con entusiasmo. Si
ingerimos demasiado azcar, sencillamente lo almacenamos para tiempos
difciles. En realidad, es bastante prctico. Por un lado, lo resolvemos
formando de nuevo largas cadenas de azcar y almacenndolo como
glucgeno en el hgado; por el otro, lo convertimos en grasa y lo
acumulamos en el tejido adiposo. El azcar es la nica sustancia que con
poco esfuerzo nuestro cuerpo utiliza para fabricar grasa.
As pues, los depsitos de glucgeno se consumen tras un rato haciendo
footing, justo en el momento en que pensamos: Ahora s que estoy
agotado. Por este motivo, los fisilogos nutricionales recomiendan
practicar deporte como mnimo durante una hora si se quiere quemar grasa.
El cuerpo recurre a las nobles reservas como muy pronto despus de que
flaquean las fuerzas por primera vez. Quizs nos moleste que no empiece
directamente por los michelines de la tripa, pero nuestro cuerpo no entiende
este enojo, ya que las clulas humanas veneran la grasa.
De todas las sustancias alimenticias, la grasa es la ms eficiente y
valiosa. Los tomos estn dispuestos unos junto a otros de forma tan
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inteligente que la grasa, en comparacin con los hidratos de carbono o las


protenas, puede concentrar el doble de energa por gramo. La utilizamos
para revestir nuestros nervios, de modo parecido a la envoltura de plstico
alrededor de los cables elctricos. Gracias a este revestimiento podemos
pensar con rapidez. Algunas hormonas importantes de nuestro organismo
estn hechas de grasa y, en ltima instancia, cada una de nuestras clulas
est envuelta en una membrana lipdica. Algo tan especial se protege y no
se despilfarra en el primer sprint. Si llegara la prxima hambruna, y en los
ltimos millones de aos ha habido muchas, cada gramo de micheln es un
seguro de vida.
La grasa tambin es algo muy especial para nuestro intestino delgado.
No puede pasar simplemente del intestino a la sangre como las otras
sustancias nutritivas. La grasa no es soluble en agua; obstruira de
inmediato los diminutos vasos sanguneos de las vellosidades del intestino
delgado y nadara en las venas mayores como el aceite en el agua de hervir
los espaguetis. Por este motivo, la absorcin de la grasa funciona diferente:
se realiza a travs de nuestro sistema linftico. Los vasos linfticos son a
los vasos sanguneos algo as como lo que Robin es para Batman. Cada
vaso sanguneo en el interior del cuerpo va acompaado de un vaso
linftico, incluso las venas ms pequeitas del intestino delgado. Mientras
que las venas son gruesas y rojas y bombean heroicamente sustancias
nutritivas a nuestros tejidos, los vasos linfticos son finos y de un color
blanquecino transparente. Recogen el lquido bombeado del tejido y
transportan clulas inmunitarias para encargarse de que todos los lugares
estn abastecidos con lo necesario.
Los vasos linfticos son tan delgados porque sus paredes no son
musculosas como nuestras venas. A menudo, sencillamente se sirven de la
fuerza de la gravedad. Por eso, al despertarnos por la maana tenemos los
ojos hinchados. Mientras estamos tumbados, poco puede hacer la fuerza de
la gravedad; aunque los pequeos vasos linfticos de la cara estn abiertos
bondadosamente, hasta que no nos ponemos de pie, el lquido que se ha
transportado hasta ella durante la noche no puede volver a fluir hacia abajo.
(Por este motivo, despus de dar un buen paseo, nuestras pantorrillas no se
llenan de lquido, ya que los msculos de las piernas presionan los vasos
linfticos con cada paso que damos y de este modo el agua de los tejidos es
empujada hacia arriba). En todas las partes del cuerpo, la linfa pertenece al
grupo de entes dbiles subestimados, menos en el intestino delgado, donde
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goza de un gran protagonismo. Todos los vasos linfticos desembocan en un


conducto muy ancho y pueden acumular toda la grasa digerida sin correr el
riesgo de obturarse.

Fig.: A = Los vasos sanguneos discurren a travs del hgado y despus se dirigen
al corazn. B = Los vasos linfticos van directamente al corazn.

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Este conducto recibe el nombre de Ductus thoracicus, que casi suena


poderoso. Podramos presentarlo con las siguientes palabras: Que viva el
Ductus y nos ensee por qu la grasa buena es tan importante y la grasa
mala tan mala!. Poco despus de una ingesta rica en grasas, en el Ductus
hay tantas gotas diminutas de grasa que el lquido ya no es transparente,
sino blanco como la leche. Por este motivo, el Ductus tambin recibe el
nombre de vaso lcteo. Tanto los hombres como las mujeres tienen uno.
Cuando la grasa se ha acumulado en el Ductus, dibuja un arco desde la
tripa, a travs del diafragma, directamente hacia el corazn. (Aqu se
recoge todo el lquido recolectado de las piernas, los prpados y tambin
del intestino). As pues, tanto el aceite de oliva puro como la grasa barata
para fritanga se vierten directamente en el corazn. Previamente no hay
ningn rodeo a travs del hgado, como ocurre con el resto de las sustancias
que digerimos.
La desintoxicacin de la grasa mala peligrosa no tiene lugar hasta que el
corazn ha bombeado todo vigorosamente una vez y las gotitas de grasa
aterrizan en algn momento casualmente en un vaso sanguneo del hgado.
El hgado admite bastante sangre, por lo que la probabilidad de que se
produzca pronto un encuentro de este tipo es elevada, aunque antes, tanto el
corazn como los vasos estn indefensos a merced de lo que McDonalds y
compaa hayan podido adquirir a un precio barato.
Al igual que la grasa mala puede tener efectos nocivos, la grasa buena
puede tener consecuencias maravillosas. Si nos gastamos un par de euros
ms en aceite de oliva autntico prensado en fro (extra virgen), podremos
untar el pan en un blsamo beneficioso para el corazn y los vasos. Existen
muchos estudios acerca del aceite de oliva que sugieren que puede proteger
contra la arteriosclerosis, el estrs celular, el alzheimer y las enfermedades
oculares (como la degeneracin macular). Adems, se observan efectos
positivos en enfermedades inflamatorias, como la artritis reumtica, y
tambin en la prevencin de determinados tipos de cncer. Lo siguiente
tambin resulta especialmente interesante para todos aquellos que temen la
grasa: el aceite de oliva tiene el potencial de luchar contra los michelines
no deseados. Concretamente, bloquea una enzima en el tejido adiposo, la
cido grasa sintasa, a la que le gusta fabricar grasa a partir de los hidratos
de carbono sobrantes. No solo nosotros nos beneficiamos del aceite de
oliva; tambin a las bacterias buenas del intestino les gusta tener una
pequea unidad de cuidados.
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El aceite de oliva bueno solo cuesta un euro ms, no tiene un sabor


grasiento o rancio, sino verde y afrutado, y al ingerirlo a veces provoca una
sensacin rasposa debido a los taninos que contiene. Para quienes esta
descripcin les resulte un tanto abstracta, tambin puede consultar en la
etiqueta de la botella los diferentes distintivos de calidad.
No obstante, verter alegremente el aceite de oliva en la sartn no es una
idea tan buena, porque el calor estropea muchas cosas. Aunque los fogones
calientes son excelentes para un buen bistec o para cocer un huevo, no lo
son para los cidos grasos oleicos, puesto que pueden sufrir una
transformacin qumica. Para frer lo mejor es utilizar el denominado aceite
de cocina o grasas slidas como la mantequilla o la grasa de coco. Aunque
estn repletas de cidos grasos saturados mal vistos, tambin son ms
estables cuando se trata de enfrentarse al calor.
Los aceites puros no solo son sensibles al calor, sino que tambin les
gusta atrapar radicales libres del aire. Los radicales libres ocasionan
muchos daos en nuestro cuerpo, porque no les gusta estar libres, sino que
prefieren ligarse de manera fija. Para ello se acoplan a todo lo imaginable,
como vasos sanguneos, piel de la cara o clulas nerviosas, provocando
irritaciones en los vasos, envejecimiento de la piel y enfermedades
nerviosas. Si quieren ligarse a nuestro aceite, perfecto, pero que lo hagan en
nuestro cuerpo y no en la cocina. Por eso debe cerrarse bien la tapa tras el
uso, y colocarse en el frigorfico.
La grasa animal en la carne, la leche o los huevos contiene mucho ms
cido araquidnico que los aceites vegetales. A partir del cido
araquidnico nuestro cuerpo fabrica sustancias transmisoras que estimulan
el dolor. Por el contrario, los aceites como el de colza, linaza o camo
contienen ms cido alfa-linolnico, que tiene accin antiinflamatoria,
mientras que el aceite de oliva contiene una sustancia de efecto comparable,
que se denomina oleocantal. Estas grasas tienen un efecto similar al
ibuprofeno o a la aspirina, pero en dosis mucho ms pequeas. Por lo tanto,
no ayudan en caso de dolor de cabeza intenso, pero su uso peridico s
pueden ayudar cuando padecemos una enfermedad inflamatoria o sufrimos
frecuentes dolores de cabeza o molestias menstruales. En ocasiones, el
dolor incluso se suaviza si procuramos ingerir ms grasas vegetales que
animales.
No obstante, el aceite de oliva no es un remedio universal para la piel y
el cabello. Algunos estudios dermatolgicos incluso han podido demostrar
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que el aceite de oliva puro irrita la piel y que el cabello normalmente se


vuelve tan grasiento con el aceite de oliva que el lavado posterior
contrarresta el efecto curativo.
En el cuerpo tambin podemos exagerar con la grasa. Demasiada grasa,
no importa si es buena o mala, sobrepasa nuestras capacidades. Es como
cuando nos ponemos demasiada crema en la cara. Los fisilogos
nutricionales recomiendan cubrir entre el 25 y como mximo el 30% de la
demanda diaria de energa mediante grasa, lo que equivaldra de promedio
a unos 55 a 66 gramos al da (las personas corpulentas y deportivas pueden
ingerir un poco ms), mientras que es preferible que esta cantidad sea
inferior en personas pequeas y sedentarias. Con un Big Mac habremos
cubierto prcticamente la mitad de la necesidad diaria de grasa, aunque
cabra preguntarse con qu tipo de grasa. Con un sndwich de pollo teriyaki
de la cadena de comida rpida Subway solo obtenemos 2 gramos cmo
conseguir los 53 gramos necesarios restantes queda al libre albedro de
cada cual.
Tras los hidratos de carbono y la grasa, ahora solo nos falta abordar el
tercer, y ms desconocido, componente bsico de nuestra alimentacin: los
aminocidos. Es una imagen cmica, pero tanto el tofu neutro o con sabor a
nueces como la carne especiada estn compuestos de mltiples cidos
pequeos. Al igual que en el caso de los hidratos de carbono, estos
pequeos componentes se alinean para formar cadenas. Por ello, tienen un
sabor diferente y al final tambin reciben un nombre distinto, concretamente
protenas. En el intestino delgado las enzimas digestivas descomponen la
estructura, y la pared intestinal se apropia de los preciados elementos
individuales. Existen veinte tipos de aminocidos y posibilidades infinitas
de combinacin para crear las protenas ms diversas. Nosotros los seres
humanos construimos con ellas, entre otras muchas cosas, nuestro ADN,
nuestra herencia gentica, con cada nueva clula que fabricamos a diario.
Esto tambin lo hacen todos los dems seres vivos, tanto plantas como
animales. Por este motivo, todo lo que se puede comer en la naturaleza
contiene protenas.
No obstante, alimentarse sin carne y no presentar carencias
nutricionales es ms difcil de lo que muchos piensan: las plantas fabrican
protenas distintas a las de los animales, y muchas veces aprovechan tan
poco de un aminocido que sus protenas se denominan incompletas. Si
entonces a partir de sus aminocidos queremos construir protenas propias,
50

la cadena solo alcanza hasta que se agota el ltimo aminocido. Entonces,


las protenas incompletas se destruyen de nuevo y eliminamos por la orina
los pequeos cidos o los reciclamos de algn otro modo. Las judas
carecen del aminocido metionina, mientras que el arroz y el trigo (y, por lo
tanto, el seitn) carecen de lisina, y al maz incluso le faltan dos: la lisina y
el triptfano! Sin embargo, esto no constituye el triunfo definitivo de los
amantes de la carne frente a los que no comen carne: lo nico que pasa es
que los vegetarianos y los veganos deben combinar los alimentos de forma
ms inteligente.
Aunque las judas no tengan metionina, s que contienen muchsima
lisina. Por lo tanto, una tortilla de trigo con pasta de judas y un sabroso
relleno proporciona todos los aminocidos necesarios para la produccin
propia de protenas. Quienes coman huevos y queso, tambin pueden
compensar la protena incompleta con estos alimentos. Desde hace siglos en
muchos pases las personas ingieren de forma totalmente intuitiva comidas
cuyos componentes se complementan: arroz con judas, pasta con queso,
pan rabe con humus o tostadas con mantequilla de cacahuete. En teora, ni
tan siquiera es necesario combinar los alimentos en una misma comida;
basta con que se combinen a lo largo del da (este tipo de combinaciones
son incluso una inspiracin muy til cuando no sabemos qu cocinar).
Tambin existen plantas que contienen todos los aminocidos importantes
en cantidades suficientes: la soja y la quinua, o tambin el amaranto, las
algas espirulina, el alforfn y las semillas de cha. Con razn el tofu se ha
ganado su reputacin como sustituto de la carne, pero hay una limitacin y
es que cada vez ms personas presentan reacciones alrgicas al mismo.

51

Alergias, incompatibilidades e intolerancias

Una teora sobre el origen de las alergias apunta hacia la digestin en el


intestino delgado. Cuando no conseguimos descomponer una protena en sus
diferentes aminocidos, pueden quedar diminutos restos de la misma. Por lo
general, no desembocan entonces en el torrente sanguneo. Pero el poder
inesperado lo tienen los que llaman poco la atencin: en este caso, la linfa.
Estas partculas pequeas, envueltas en una gotita de grasa, podran llegar a
la linfa y all ser arrebatadas por las atentas clulas inmunitarias. Entonces,
encuentran por ejemplo una partcula diminuta de cacahuete en medio del
lquido linftico y, como es lgico, atacan el cuerpo extrao.
Cuando lo vuelven a ver, estn mejor preparadas y pueden atacar con
ms mpetu. Y, en algn momento, basta con ponerse el cacahuete en la boca
para que las clulas inmunitarias bien informadas all situadas desenfunden
sus ametralladoras. La consecuencia son reacciones alrgicas cada vez ms
virulentas, como, por ejemplo, la hinchazn extrema de la cara y la lengua.
Este tipo de explicacin se ajusta a aquellas alergias que son
desencadenadas principalmente por alimentos que son a la vez grasos y
ricos en protenas, como la leche, los huevos y, en particular, los
cacahuetes. El porqu apenas existen personas que sean alrgicas a la
grasienta panceta del desayuno tiene una causa sencilla. Nosotros mismos
estamos compuestos de carne y, normalmente, la podemos digerir bien.

Celiaqua y sensibilidad al gluten


El desarrollo de alergias a travs del intestino delgado no solo puede ser
causado por la grasa. Los alrgenos como los cangrejos de mar, el polen o
el gluten no son bombas de grasa de por s, y las personas que tienen una
alimentacin rica en grasas no presentan necesariamente ms alergias que
otras. Otra teora acerca del origen de las alergias es la siguiente: nuestra
52

pared intestinal puede ser ms permeable durante un perodo breve de


tiempo, permitiendo que restos de comida lleguen al tejido intestinal y a la
sangre. Los cientficos se centran en este proceso sobre todo en relacin
con el gluten, una mezcla de protenas de tipos de cereales como el trigo.
No es que a los cereales les guste que nos los comamos. En realidad,
una planta quiere reproducirse y, por decirlo llanamente, nosotros nos
comemos a sus descendientes. En lugar de montarnos una escena, las
plantas envenenan un poco sus semillas sin vacilar. En realidad todo esto es
mucho menos dramtico de lo que pudiera parecer a primera vista: comerse
un par de granos de trigo es tolerable para ambos lados. De este modo, los
seres humanos pueden sobrevivir bien y las plantas, tambin. Cuanto ms
peligro intuye una planta, ms cantidad de estas sustancias vierte en sus
semillas. El trigo est tan preocupado, porque sus semillas tienen un
perodo de tiempo muy breve para crecer y multiplicarse. Nada debe salir
mal. En los insectos, el gluten inhibe una importante enzima digestiva. As,
a un descarado saltamontes se le debera atravesar la hierba de trigo si
come demasiada cantidad, y esto resulta positivo para ambos cuando deja
de hacerlo.
En el intestino humano el gluten puede viajar sin digerir en parte a
travs de las clulas intestinales y, desde all, aflojar la conexin entre las
clulas. De este modo, las protenas del trigo llegan a zonas donde no
deberan llegar, lo que tampoco gusta al sistema inmunitario. Una de cada
cien personas presenta una intolerancia gentica al gluten (celiaqua),
aunque son muchas ms las personas que son sensibles al gluten.
En el caso de la celiaqua, el consumo de trigo puede provocar
inflamaciones agudas, destruir las vellosidades intestinales o incluso
debilitar el sistema nervioso. Los afectados padecen dolores de estmago,
diarreas, no tienen un crecimiento adecuado de nios o estn plidos en
invierno. No obstante, lo complicado de esta enfermedad es que puede ser
ms o menos pronunciada. Las personas que sufren pocas inflamaciones
severas a menudo no se enteran de nada durante aos. De vez en cuando
sufren dolores de estmago o incluso pueden llegar a padecer anemia, pero
son sntomas que solo llamarn casualmente la atencin del mdico de
cabecera. Hoy en da la mejor terapia para la celiaqua es no ingerir
alimentos con trigo o derivados.
En el caso de sensibilidad al gluten se puede ingerir trigo sin que ello
provoque graves daos en el intestino delgado, pero no hay que exagerar.
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Un poco como el saltamontes. Sin embargo, muchas personas no perciben


que se sienten mejor hasta que llevan una o dos semanas sin comer gluten.
De repente, tienen menos problemas digestivos o gases, menos dolores de
cabeza o articulares. Algunas personas pueden concentrarse mejor o sienten
menor cansancio y abatimiento. En los ltimos aos ha empezado a
investigarse mejor la sensibilidad al gluten. Actualmente el diagnstico
podra resumirse del siguiente modo: las molestias mejoran al optar por una
alimentacin sin gluten, aunque las pruebas de celiaqua den negativo.
Aunque las vellosidades intestinales no estn inflamadas o rotas,
posiblemente al sistema inmunitario le desagrada establecer contacto con
tantos panecillos.
La permeabilidad del intestino solo se incrementa durante un breve
perodo de tiempo, por ejemplo, despus de tomar antibiticos, tras el
consumo excesivo de alcohol o debido al estrs. Las personas que
reaccionan de forma sensible al gluten por estos motivos incluso pueden
presentar signos de una verdadera incompatibilidad. En tal caso, es
aconsejable renunciar al gluten durante algn tiempo. Lo esencial para
establecer el diagnstico definitivo es un anlisis adecuado y la presencia
de determinadas molculas en los glbulos de la sangre. Adems de los
grupos sanguneos conocidos por todos A, B, AB o cero, existen muchas
caractersticas adicionales como la denominada caracterstica DQ. Es muy
probable que las personas que no pertenecen a los grupos DQ2 o DQ8 no
padezcan celiaqua.

Intolerancia a la lactosa y a la fructosa


La intolerancia a la lactosa puede deberse a una alergia o incompatibilidad,
aunque incluso en este caso el problema es que los alimentos no se pueden
dividir totalmente en sus diferentes componentes. La lactosa es un
componente de la leche y est compuesta por dos molculas de azcar
unidas qumicamente: la enzima digestiva encargada de su fraccionamiento
no proviene de la alimentacin. Las propias clulas del intestino delgado la
construyen en la parte superior de sus vellosidades ms pequeas. La
lactosa se desintegra al tocar la pared intestinal, y los diferentes azcares
producidos son absorbidos por ella. Si falta esta enzima, pueden surgir
54

dificultades muy similares a las de la incompatibilidad o sensibilidad al


gluten: dolores de estmago, diarreas o incluso flatulencias. No obstante, a
diferencia de la celiaqua, en este caso las partculas de lactosa sin digerir
no atraviesan la pared intestinal. Simplemente se deslizan desde el intestino
delgado al intestino grueso, donde alimentan a bacterias que producen
gases. Las flatulencias y otras molestias se deben, por decirlo de algn
modo, a microbios que saludan agradecidamente por una sobrealimentacin
paradisaca. Aunque resulta muy desagradable, la intolerancia a la lactosa
no es ni mucho menos tan poco saludable como una celiaqua sin
diagnosticar.
Todo el mundo posee los genes que permiten la digestin de la lactosa.
Rara vez existen realmente problemas de nacimiento. En estos casos, los
bebs no pueden ingerir leche materna sin que sufran fuertes diarreas. En el
75% de las personas el gen se desconecta lentamente al hacerse mayores.
Despus de todo, no bebemos solo de los pechos o biberones. Fuera de
Europa Occidental, Australia y Estados Unidos es muy raro que los adultos
sigan tolerando la leche. Entretanto, en nuestras latitudes tambin empiezan
a ser frecuentes los productos de supermercado sin lactosa, puesto que
segn las estimaciones actuales, uno de cada cinco ciudadanos alemanes,
por ejemplo, es intolerante a la lactosa. Cuanto mayor se es, ms probable
resulta no poder descomponer el azcar de la leche; sin embargo, a menudo,
cuando tenemos 60 aos no se nos ocurre que las flatulencias o esa diarrea
incipiente que tenemos a veces puedan deberse a nuestra costumbre de
tomarnos un vaso de leche o de aadir nata a nuestras sabrosas salsas.
No obstante, es errneo pensar que ya no podemos ingerir leche. En la
mayora de los casos an tenemos enzimas que pueden desintegrar la
lactosa en el intestino, lo nico que pasa es que simplemente su actividad
ha disminuido un poco. Digamos que funcionan al 10 o 15% de lo que
podan antao. Por lo tanto, si averiguamos que suprimiendo nuestro vaso
diario de leche tenemos una mejor sensacin de estmago, podemos probar
por nosotros mismos dnde est el lmite y el momento en que comienzan a
aparecer los problemas. Normalmente, un trozo de queso o un poco de nata
en el caf son totalmente correctos, al igual que las cremas de leche con los
dulces.
Lo mismo ocurre con la intolerancia alimentaria ms frecuente en
Alemania. Uno de cada tres alemanes presenta problemas con el azcar de
la fruta: la fructosa. Existe una cancin popular muy acertada que dice algo
55

as: He comido cerezas, he bebido agua y ahora me duele la tripa. En


el caso de la fructosa, tambin existen intolerancias congnitas agudas, en
las que los afectados reaccionan con problemas digestivos a cantidades
mnimas. Sin embargo, la mayor parte de las personas ms bien tiene
trastornos por un exceso de fructosa. La mayora saben poco al respecto y,
cuando van a comprar, les parece que con azcar de fruta suena ms sano
que con azcar. Por este motivo, a los fabricantes de alimentos les gusta
endulzar con fructosa pura, contribuyendo an ms a que nuestra comida
contenga ms fructosa que nunca.
Una manzana al da no sera un problema para muchas personas, si no
fuera porque el ktchup de las patatas fritas, el yogur de frutas edulcorado y
la comida preparada tambin contienen fructosa. Algunos tomates se
cultivan a propsito para que contengan especialmente mucha fructosa.
Adems, hoy en da tenemos una oferta de fruta que sera impensable sin la
globalizacin y el transporte areo. Las pias de las zonas tropicales
conviven en invierno junto a fresas frescas de invernaderos holandeses e
higos secos de Marruecos. As pues, lo que clasificamos como intolerancia
alimentaria probablemente solo sea la reaccin de un cuerpo absolutamente
normal que, en tan solo una generacin, tiene que adaptarse a una
alimentacin que no ha existido como tal durante millones de aos.
El mecanismo que se esconde tras la intolerancia a la fructosa es
diferente al del gluten o al de la lactosa. Las personas con una intolerancia
congnita disponen de pocas enzimas para procesar la fructosa en sus
clulas, con lo que la fructosa se puede acumular lentamente en ellas e
interferir en otros procesos. Si la intolerancia surge ms adelante en la vida
adulta, se supone que hay problemas en la absorcin de la fructosa en el
intestino. En este caso, muchas veces existen pocos canales de transporte en
la pared intestinal (los denominados transportadores GLUT-5). Por lo tanto,
si ingerimos una pequea cantidad de fructosa, por ejemplo, una pera, los
canales de transporte se sobrecargan y el azcar de la pera, como en el caso
de la intolerancia a la lactosa, acaba en la flora intestinal del intestino
grueso. No obstante, actualmente, algunos investigadores cuestionan si la
escasez de transportadores es el verdadero origen del problema, puesto que
las personas sin trastornos tambin envan una parte de la fructosa sin
digerir al intestino grueso (sobre todo, cuando hay mucha cantidad). Puede
suceder, por ejemplo, que la flora intestinal tenga una composicin poco
hbil. En tal caso, al ingerir una pera, se enva la fructosa restante a un
56

equipo de bacterias en el intestino que provocan molestias especialmente


desagradables. Naturalmente, cuanto ms ktchup, comida preparada o
yogur de frutas hayamos ingerido, ms frecuentes sern las molestias.
La intolerancia a la fructosa tambin puede repercutir en nuestro nimo.
El azcar facilita la absorcin de muchos otros nutrientes por la sangre. Por
ejemplo, al aminocido triptfano le gusta aferrarse a la fructosa durante la
digestin. Sin embargo, si la cantidad de fructosa que tenemos en el
estmago es excesiva y no puede ser absorbida, tambin perdemos el
triptfano. A su vez, necesitamos el triptfano para producir serotonina, que
es una sustancia transmisora conocida como hormona de la felicidad, ya que
un dficit de serotonina puede provocar depresiones. Por consiguiente, una
intolerancia a la fructosa no detectada durante un largo perodo de tiempo
tambin puede provocar trastornos depresivos. Hace poco que esta
constatacin ha empezado a tenerse en cuenta en las consultas mdicas.
Una cuestin derivada de ello es si una alimentacin con demasiada
fructosa afecta negativamente al estado de nimo. A partir de 50 gramos de
fructosa al da (que equivaldra a cinco peras, ocho pltanos o incluso seis
manzanas), los transportadores naturales estn sobrecargados en ms de la
mitad de muchas personas. Si se ingiere ms cantidad, puede tener
consecuencias para la salud, como diarrea, dolor de estmago, flatulencias
y, a largo plazo, incluso trastornos depresivos. En Estados Unidos,
actualmente el consumo medio de fructosa ya alcanza los 80 gramos,
mientras que nuestros padres, que edulcoraban el t con miel, tomaban
pocos productos preparados y consuman normalmente fruta, pasaban con
16 a 24 gramos al da.
La serotonina no solo es responsable del buen humor, sino tambin de
una sensacin de saciedad satisfactoria. Los ataques de hambre y la
necesidad de estar picando continuamente pueden ser un efecto secundario
de la intolerancia a la fructosa, si a ello se suman adems otras molestias,
como dolor de tripa. Se trata de un dato interesante para todos los amantes
de las ensaladas que se preocupan por la dieta. Actualmente, muchos de los
alios que se venden en los supermercados o restaurantes de comida rpida
incluyen jarabe de fructosa y glucosa. A travs de diversos estudios se ha
podido demostrar que este jarabe suprime determinadas sustancias
transmisoras de la saciedad (leptina), incluso en personas sin intolerancia a
la fructosa. Una ensalada con las mismas caloras y un alio casero de
aceite con vinagre o yogur nos mantienen saciados durante ms tiempo.
57

Como muchas cosas de la vida, la fabricacin de alimentos tambin est


en constante transformacin. En ocasiones, las innovaciones repercuten de
manera positiva y, en otras, negativa. Por ejemplo, la salazn fue en su da
un mtodo avanzado para evitar que las personas se intoxicaran por culpa
de la carne podrida. Por ello, durante dcadas fue costumbre salar con
muchas sales de nitrito las carnes y embutidos para su conservacin. El
proceso les otorga un color rojo luminoso. Este es el motivo por el que el
jamn, el salami, el pat de carne horneada o el lacn no adquieren un color
gris marronceo al dorarlos en la sartn, como sucede al preparar un bistec
o una chuleta. Finalmente, en 1980 se restringi mucho el uso de nitritos a
causa de posibles riesgos para la salud. Actualmente, los embutidos no
contienen ms de 100 miligramos (una milsima parte de gramo) de sal de
nitritos por kilogramo de carne. Desde entonces, ha disminuido
considerablemente el nmero de personas que desarrollan cncer de
estmago. Por lo tanto, fue muy oportuna la correccin de una innovacin
que result muy til en su momento. Hoy en da, los carniceros avispados
mezclan mucha vitamina C con poco nitrito para que la carne se conserve
de manera segura.
Este cambio de chip tambin podra ser necesario en cuanto al uso de
trigo, leche y fructosa. Es positivo incluir este tipo de alimentos en nuestra
dieta, porque contienen sustancias preciadas, pero quizs deberamos
reflexionar acerca de la cantidad de ellas que ingerimos. Mientras nuestros
antepasados, los cazadores y recolectores, ingeran cada ao hasta
quinientos tipos diferentes de races, hierbas y plantas autctonas, hoy en
da nuestra alimentacin proviene principalmente de diecisiete plantas
tiles. No es de extraar que nuestro intestino tenga dificultades para
adaptarse a estos cambios.
Los problemas digestivos dividen nuestra sociedad en dos grupos: una
parte se preocupa por su salud y presta mucha atencin a su alimentacin,
mientras que a la otra parte le saca de quicio que ni tan siquiera pueda
preparar una cena para sus amigos sin tener que pasar por la farmacia.
Ambas partes tienen razn. A menudo, muchas personas se vuelven
demasiado precavidas cuando el mdico les detecta una intolerancia
alimenticia y se dan cuenta de que sus molestias mejoran si renuncian a
algn alimento. Entonces dejan de comer frutas, cereales o productos
lcteos, casi como si estos alimentos fueran txicos. Sin embargo, la mayor
parte de estas personas en realidad solo tienen una reaccin sensible a una
58

cantidad excesiva de estos alimentos y no son totalmente intolerantes, desde


el punto de vista gentico. A menudo, incluso tienen suficientes enzimas
para un poco de salsa cremosa, del mismo modo que pueden disfrutar
ocasionalmente de una rosquilla o un postre de frutas.
No obstante, en cualquier caso deberamos tener en cuenta la
sensibilidad. No debemos tragarnos sin rechistar todas las innovaciones de
nuestra cultura culinaria. Trigo para desayunar, almorzar y cenar, fructosa
en todos los productos acabados que no salen de un rbol o leche mucho
despus de la lactancia: no es de extraar que a nuestro cuerpo no le guste
todo esto. No es normal padecer dolores de tripa peridicamente ni
tampoco tener diarrea cada dos por tres o un considerable decaimiento, y
nadie debera tomrselo a la ligera, aunque el mdico descarte que existe
celiaqua o intolerancia aguda a la fructosa. Si al dejar de ingerir algn
alimento notamos que nos sienta bien, tenemos derecho a sentirnos bien.
Los tratamientos con antibiticos, un elevado grado de estrs o las
infecciones gastrointestinales son, junto a un exceso general, detonantes
tpicos de que durante algn tiempo hemos tenido una reaccin sensible a
determinados alimentos. No obstante, en cuanto se restaura la tranquilidad
en la salud, un intestino sensible puede volver a arreglarse. En tal caso, no
se trata de renunciar de por vida, sino que se puede volver a comer algo
que durante algn tiempo no hemos tolerado, pero en cantidades que
toleremos bien.

59

Una breve consideracin sobre las heces

Componentes
Color
Consistencia

60

Queridos lectores: ha llegado el momento de ocuparnos de nuestras


deposiciones. Abrchense los cinturones, ajstense bien las gafas y
tmense un buen sorbo de t. Con la debida distancia de seguridad, nos
estamos acercando a un misterioso montoncito.
COMPONENTES
Muchas personas piensan que las heces se componen sobre todo de
aquello que han ingerido. Pero no es as.

Las heces estn compuestas en sus tres cuartas partes de agua. A diario
perdemos unos 100 mililitros de lquido. Solo en un ciclo de digestin, el
intestino absorbe unos 8,9 litros. As pues, lo que vemos finalmente en la
taza del lavabo es pura eficiencia mxima: la cantidad de lquido que
contienen las heces debe estar ah y en ningn otro lugar. Gracias al
contenido ptimo de agua, las heces son lo suficientemente blandas para
transportar hacia el exterior los restos de nuestro metabolismo.

Un tercio de los componentes slidos son bacterias. Han servido de flora


intestinal y, por consiguiente, abandonan el servicio activo.

Otro tercio son fibras vegetales no digeribles. Cuantas ms verduras o


fruta ingiramos, mayor volumen tendrn nuestras deposiciones. De una
61

media de 100 a 200 gramos de peso de materia fecal podemos llegar a


500 gramos diarios.

El ltimo tercio es una mezcolanza. Se compone de sustancias de las que


quiere librarse el cuerpo, como restos de medicamentos, colorantes o
colesterol.
COLOR
El color natural de las heces humanas se mueve entre el marrn y el
marrn amarillento, aunque no hayamos ingerido nada de esta tonalidad.
Sucede lo mismo con nuestra orina: siempre tiende a ser amarilla. Esto se
debe a un producto muy importante que producimos fresco a diario:
nuestra sangre. Cada segundo se fabrican 2,4 millones de glbulos
sanguneos nuevos y, a su vez, se suprime exactamente el mismo nmero
de ellos. El colorante rojo de la sangre se convierte primero en uno de
color verde y despus en otro amarillo; cuando nos damos un golpe esto
se ve muy claro en las diferentes fases y tonalidades del morado azul. A
travs de la orina desechamos directamente una pequea parte del
colorante amarillo.
La mayor parte acaba en el intestino pasando por el hgado, donde
las bacterias pueden producir otro colorante a partir de eso: el marrn.
Puede resultarnos muy prctico saber apreciar el origen de otras
tonalidades de las heces:

este tono de color se puede deber al


cuadro clnico inocuo del sndrome de Gilbert-Meulengracht. Una enzima
encargada de la descomposicin de los glbulos rojos funciona con una
efectividad de tan solo el 30%, por lo que llega menos colorante al
intestino. El sndrome de Gilbert-Meulengracht est relativamente
extendido, con un 8% de la poblacin afectada. Aunque tampoco es tan
malo, ya que este defecto enzimtico apenas provoca molestias. El nico
efecto secundario es que no se tolera bien el paracetamol y, por
consiguiente, se debe intentar no tomarlo en la medida de lo posible.
Otra causa de una defecacin amarillenta son los problemas con las
ENTRE MARRN CLARO Y AMARILLO:

62

bacterias intestinales: si no funcionan correctamente, tampoco se fabrica


marrn. Con la ingestin de antibiticos o con diarrea se pueden mezclar
los distintos colorantes fabricados.

si la unin entre el hgado y el intestino se


dobla o comprime por el camino (por lo general, despus de la vescula
biliar), tampoco puede llegar colorante de la sangre a las heces. Los
conductos aplastados nunca son buenos, as que debe acudir
inmediatamente al mdico en cuanto perciba un tono de gris en las heces.
ENTRE MARRN CLARO Y GRIS:

la sangre coagulada es negra, la sangre fresca es roja.


Pero en este caso no se trata del colorante que se puede convertir en
marrn. Estos colores engloban glbulos sanguneos enteros. Si se tienen
hemorroides, el rojo claro no es preocupante. Todo lo que sea ms oscuro
debe consultarse con el mdico, excepto si el da anterior hemos comido
remolacha.
NEGRO O ROJO:

CONSISTENCIA
La escala de heces de Bristol existe desde 1997. As pues, no es
particularmente antigua si pensamos en cuntos millones de aos hace
que defecamos. Se muestran 7 consistencias diferentes que pueden
adoptar las heces. Esta informacin puede resultar muy til, puesto que a
la mayora de las personas no les gusta hablar sobre el aspecto de sus
heces. Nada que objetar a este silencio; al fin y al cabo, no tenemos por
qu hablar de todo. Sin embargo, el problema llega cuando las personas
cuyas deposiciones no son sanas piensan que son totalmente normales: es
lgico, no conocen otra cosa. Una digestin sana, en la que la defecacin
final tiene un contenido ptimo de agua, equivaldr a un tipo 3 o tipo 4.
Las dems formas no deberan estar a la orden del da. De lo contrario,
puede acudirse a un buen mdico para determinar si somos intolerantes a
determinados alimentos o podemos hacer algo contra el estreimiento. La
versin original proviene del mdico ingls Dr. Ken Heaton.

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Tipo 1:
Trozos duros, separados, como nueces, que pasan con dificultad | separate hard
lumps, like nuts (hard to pass)

Tipo 2:
Con forma de salchicha, pero grumosa | sausage-shaped but lumpy

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Tipo 3:
Con forma de salchicha, con grietas en la superficie | like a sausage but with
cracks on the surface

Tipo 4:
Con forma de salchicha o de serpiente, lisa y suave (como la pasta de dientes) |
like a sausage or snake, smooth and soft

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Tipo 5:
Bolas suaves con bordes definidos | soft blobs with clear-cut edges

Tipo 6:
Trozos blandos y esponjosos con bordes irregulares, consistencia pastosa | fluffy
pieces with ragged edges, a mushy stool

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Tipo 7:
Acuosa, sin trozos slidos. Totalmente lquida | watery, no solid pieces. Entirely
liquid

El tipo al que pertenezcan nuestras heces puede indicarnos la rapidez


con la que se transportan los elementos nutricionales no digeribles desde
el intestino. En el tipo 1, los restos de la digestin tardan unas cien horas
(estreimiento), mientras que en el tipo 7 alrededor de siete horas
(diarrea). Se considera que el ms beneficioso es el tipo 4, puesto que
posee la proporcin ptima de agua y sustancias slidas. Adems, si nos
encontramos con el tipo 3 o el tipo 4 en el inodoro, podemos observar con
qu rapidez se hunde la formacin en el agua. No debe desplomarse en
seguida hasta el fondo de la taza, ya que eso significa que an contiene
muchos alimentos que no se han digerido bien. Cuando las heces no se
hunden tan rpidamente, significa que contiene burbujitas de gas que le
permiten flotar en el agua. Esto se debe a las bacterias intestinales, que
casi siempre hacen un excelente trabajo, y es una buena seal si no se
sufre flatulencia.

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Queridos lectores, esta ha sido la breve consideracin sobre las


heces. Se pueden volver a aflojar los cinturones, dejar que se caigan las
gafas y colocarlas relajadamente en su lugar preferido de la nariz. Las
heces cierran este primer captulo. Ahora abordaremos el sistema
elctrico de la vida: los nervios.

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El sistema nervioso del intestino

69

Existen lugares en los que el inconsciente linda con lo consciente. Nos


encontramos en el saln y estamos almorzando. Mientras lo hacemos, no
nos damos cuenta de que, a tan solo un par de metros de distancia, en la
vivienda de al lado, otra persona tambin est sentada y comiendo algo. A
veces quizs escuchamos un crujido desconocido en el suelo y entonces
volvemos a pensar ms all de nuestras paredes. En nuestro cuerpo tambin
existen esas zonas de las que sencillamente no sabemos nada. No sentimos
qu hacen nuestros rganos durante todo el da. Nos tomamos un trozo de
tarta y an notamos su sabor en la boca, tambin percibimos los primeros
centmetros al tragar, pero luego, zas!, nuestra comida ha desaparecido. A
partir de aqu, todo desaparece en una zona que en terminologa mdica se
denomina musculatura lisa.
La musculatura lisa no la podemos controlar de forma consciente. Bajo
el microscopio tiene un aspecto diferente a la musculatura que podemos
controlar, como, por ejemplo, los bceps. Podemos tensar y destensar los
msculos del bceps en el brazo segn queramos. En los msculos
controlables, las fibras ms diminutas tienen una estructura tan perfecta
como si estuvieran dibujadas con una regla.
Las subunidades de musculatura lisa forman redes entretejidas
orgnicamente y se mueven dibujando ondas armnicas. Nuestros vasos
sanguneos tambin estn revestidos de musculatura lisa; por eso, muchas
personas enrojecen cuando una situacin les resulta embarazosa. La
musculatura lisa se distiende con emociones como la vergenza. Y eso hace
que las venitas de la cara se dilaten. En muchas personas la capa de
msculos se contrae en situaciones de estrs: esto hace que los vasos se
estrechen y la sangre deba ejercer presin, pudiendo causar una tensin
arterial alta.
El intestino est recubierto de tres capas de musculatura lisa. De este
modo puede moverse con una elasticidad increble, con diferentes
70

coreografas en distintos lugares. El coregrafo de estos msculos es el


sistema nervioso propio del intestino, que controla todos los procesos que
tienen lugar en el conducto digestivo, adems de ser extraordinariamente
independiente. Aunque se corte la unin entre este sistema nervioso y el
cerebro, todo contina movindose y la digestin sigue avanzando
alegremente: un fenmeno de estas caractersticas no existe en ningn otro
lugar de nuestro cuerpo. Las piernas no podran moverse, los pulmones no
podran respirar. Es una pena que no percibamos conscientemente el trabajo
de estas fibras nerviosas obstinadas. Un eructo o una ventosidad quizs
suenen como algo asqueroso, pero el movimiento que necesitan para ello es
igual de sofisticado como el de una bailarina de ballet.

71

Cmo transportan nuestros rganos los alimentos

Consideren la presente una invitacin para seguir a ese trozo de tarta


antes y despus del zas!.

Ojos
Las partculas de luz que rebotan en el trozo de tarta acaban en los nervios
pticos de los ojos y los activan. Esta primera impresin se enva a
travs de todo el cerebro a la corteza visual, la cual est localizada dentro
de la cabeza, ligeramente por debajo de una especie de cola de caballo
recogida. Es aqu donde el cerebro crea una imagen a partir de las seales
nerviosas: es ahora cuando realmente vemos por primera vez el trozo de
tarta. Esta sabrosa informacin se transmite: se remite informacin a la
central de salivacin, y se nos hace la boca agua. Ante la mera visin de
algo tan delicioso, envuelto por la alegra, nuestro estmago tambin libera
un poco de cido gstrico.

Nariz
Si nos metemos el dedo en la nariz, notaremos que el recorrido sigue hacia
arriba aunque no podamos llegar hasta all. Precisamente all es donde
estn situados los nervios olfativos, recubiertos por una capa protectora de
moco. Todo lo que olemos siempre debe diluirse antes en el moco; de lo
contrario, no llega a los nervios.
Los nervios estn especializados: cada olor tiene un receptor
especfico. En ocasiones esperan durante aos en la nariz hasta que
finalmente les llega el momento de intervenir. Entonces, una molcula
72

especializada en el olor del lirio de los valles se acopla al receptor que


resta a la espera, y este le espeta orgulloso al cerebro: Es lirio de los
valles!. Despus, se pasa otros dos aos sin hacer nada. Por cierto: los
perros poseen muchsimas ms clulas olfativas que los seres humanos,
incluso teniendo nosotros ya un gran nmero.
Para poder oler un poco la tarta, algunas molculas del trozo de tarta
han de llegar al aire y ser arrastradas a los orificios nasales al respirar.
Pueden ser sustancias aromticas de vainilla en rama, diminutas molculas
de plstico de los tenedores baratos de un solo uso o incluso aromas de
alcohol evaporado de un pastel embebido en ron. Nuestro rgano olfativo
es un experto catador qumico. Conforme vamos acercando el primer trozo
de tarta a la boca, ms molculas de tarta liberadas fluyen hacia la nariz. Si
en el ltimo tramo percibimos pequeas trazas de alcohol, el brazo puede
rectificar su trayectoria en el ltimo segundo, los ojos pueden realizar una
nueva inspeccin, la boca puede plantear la cuestin de si esa tarta contiene
alcohol o quizs est en mal estado. La bendicin final es un visto bueno:
boca abierta, tenedor para dentro y que empiece el baile.

Boca
La boca es el reino de lo superlativo. El msculo ms fuerte de nuestro
cuerpo es el masetero, mientras que el ms flexible y estriado es la lengua.
Conjuntamente no solo trituran con una fuerza increble, sino que tambin
realizan giles maniobras. Un buen compaero en el reino de lo superlativo
es nuestro esmalte dental: est fabricado del material ms duro que puede
fabricar un ser humano. Y es necesario, porque con nuestra mandbula
podemos ejercer una presin de hasta 80 kilogramos sobre una muela: este
peso equivale aproximadamente al de un hombre adulto. Si mientras
comemos encontramos algo muy slido, sacamos al campo prcticamente a
un equipo completo de ftbol para que baile rtmicamente alrededor del
intruso antes de que nos lo traguemos. Para un pedacito de tarta no
necesitamos la potencia mxima; bastarn un par de bailarinas con tut y
zapatillas de ballet.
Mientras masticamos, la lengua salta al terreno de juego. Se comporta
como un entrenador. Si hay trocitos de tarta que se esconden cobardes lejos
73

del tumulto de la masticacin, los empuja para devolverlos al lugar de


accin. Si el bolo alimenticio es bastante pequeo, se puede tragar. La
lengua agarra unos 20 mililitros de pur de tarta y los empuja hacia la
bveda del paladar, que es, por as decirlo, el teln del esfago. Funciona
como un interruptor de luz: cuando lo presionamos con la lengua, se pone en
marcha el programa de deglucin. La boca se bloquea, puesto que cualquier
respiracin molesta. A continuacin, la papilla de tarta se empuja ms hacia
atrs en direccin a la faringe: se abre el teln y empieza la funcin.

Faringe
Paladar blando y msculo constrictor superior de la faringe son los
nombres de dos formaciones que cierran solemnemente las ltimas salidas
de la nariz. Este movimiento es tan vigoroso que se escucha por el pasillo a
la vuelta de la esquina: las orejas notan un pequeo plop. Las cuerdas
vocales deben dejar de hablar y se cierran. La epiglotis se eleva majestuosa
como un director de orquesta (se puede palpar desde la garganta) y toda la
base de la boca se hunde: es el momento en el que una fuerte ola presiona
ese trocito de tarta hacia el esfago entre los atronadores aplausos de la
saliva.

Esfago
El pur de tarta precisa entre cinco y diez segundos para recorrer este
trayecto. Al engullir, el esfago se mueve como una ola en un estadio de
ftbol. Cuando llega la papilla, se ensancha y se vuelve a cerrar tras ella.
De este modo, impide que vuelva atrs.
El esfago funciona de modo tan automtico que incluso podemos tragar
haciendo el pino. Nuestra tarta, haciendo caso omiso de la fuerza de la
gravedad, se abre camino garbosamente a travs del tronco. Los bailarines
de breakdance llamaran a este movimiento the snake (la serpiente) o the
worm (el gusano); los mdicos lo denominan onda peristltica propulsora.
El primer tercio del esfago est envuelto en musculatura estriada, por eso
percibimos de manera consciente el primer trozo del trayecto. El mundo
74

interior inconsciente comienza despus del pequeo hoyo que podemos


palpar en la parte superior del esternn. A partir de aqu, el esfago est
construido con musculatura lisa.

Un msculo en forma de anillo mantiene cerrado el extremo inferior del


esfago, est alerta al movimiento de deglucin y se afloja durante ocho
75

vibrantes segundos. Esto permite que el esfago se abra hacia el estmago y


la tarta pueda caer libremente. A continuacin, el msculo se cierra de
nuevo, mientras arriba en la faringe ya se vuelve a tomar aire.
El trayecto de la boca al estmago es el primer acto: requiere la
mxima concentracin y un buen trabajo de equipo. El sistema nervioso
perifrico (consciente) y el sistema nervioso autnomo (inconsciente)
deben colaborar estrechamente. Esta cooperacin requiere un estudio ms
profundo. Ya en el tero materno empezamos a practicar la deglucin. A
modo de prueba, engullimos hasta medio litro de lquido amnitico cada
da. Si algo no va bien, no pasa nada. Puesto que estamos totalmente
envueltos en lquido, nuestros pulmones estn llenos de l, por lo que la
deglucin en el sentido clsico ni tan siquiera funciona.
Ya en la vida adulta tragamos a diario unas seiscientas a dos mil veces,
para lo cual ponemos en marcha ms de veinte pares de msculos, y en la
mayora de las ocasiones todo funciona a la perfeccin. Cuando
envejecemos volvemos a atragantarnos a menudo: los msculos encargados
de la coordinacin ya no trabajan con tanta exactitud, o el msculo
constrictor superior de la faringe deja de funcionar como un reloj suizo o el
director de orquesta de la epiglotis necesita un bastn para apoyarse. Dar
golpecitos en la espalda cuando esto sucede es un acto lleno de buenas
intenciones, pero asusta innecesariamente a los figurantes de avanzada edad
de la faringe. Antes de que la obra acabe, con demasiada frecuencia, en una
debacle de tos, es mejor prevenir y acudir a un logopeda para mantener
ocupada a la tropa encargada de la deglucin.

Estmago
El estmago es mucho ms dinmico de lo que pensamos. Antes de que la
tarta aterrice en el estmago, este se relaja; mientras caiga comida en su
interior, el estmago puede seguir dilatndose y dilatndose. Hace hueco
para todos los que quieran sitio. Un kilogramo de tarta con el volumen de un
envase de leche cabe holgadamente en la hamaca balancn extensible del
estmago. Las emociones, como el miedo o el estrs, pueden dificultar la
dilatacin de la musculatura lisa del estmago; en este caso, nos saciamos
rpidamente o nos sentimos mal tras ingerir porciones pequeas.
76

Una vez ha llegado la tarta, las paredes del estmago aceleran sus
movimientos, como las piernas al coger carrerilla y, pum!, la comida
recibe un empujn: dibujando un bonito arco, la tarta vuela hacia la pared
del estmago, rebota contra ella y vuelve a dejarse caer. Los mdicos
denominan este proceso retropulsin; los hermanos mayores lo llaman A
ver cmo de lejos puedes volar!. La carrerilla y el empujn conforman
juntos el tpico ruido de borboteo que podemos escuchar al acercar nuestra
oreja a la parte superior del estmago (encima del pequeo tringulo, en el
que a derecha e izquierda confluyen los arcos costales). Cuando el
estmago empieza a balancearse alegremente estimula el movimiento de
todo el conducto digestivo. Entonces el intestino empuja su contenido hacia
delante, haciendo hueco para lo nuevo que llega. Por ello, tras una comida
copiosa, a veces tenemos que acudir rpidamente al lavabo.
Un trozo de tarta puede poner en marcha todo el mecanismo existente en
el mundo del estmago. Durante unas dos horas el estmago lo acunar de
un lado a otro y aplastar los bocados hasta convertirlos en partculas
diminutas. La mayor parte no alcanza los 0,2 milmetros de tamao. Estas
migajas tan pequeas ya no golpean la pared; ahora se deslizan a travs de
un pequeo orificio situado al final del estmago. Este orificio es el
siguiente esfnter, el portero del estmago: el ploro. Se encarga de
custodiar la salida del estmago y la entrada al intestino delgado.
Los hidratos de carbono simples como la base de un pastel, el arroz o la
pasta pasan rpidamente al intestino delgado, donde se digieren y son los
responsables de la inminente subida del azcar en sangre. En cambio, el
ploro retiene durante bastante ms tiempo las protenas y la grasa en el
estmago. Un trozo de bistec puede llegar a bambolearse durante seis horas
antes de llegar por completo al intestino delgado. Por eso, despus de
ingerir carne o fritos grasos preferimos unos postres dulces: nuestro azcar
en sangre no desea esperar tanto rato a que llegue la comida: el postre
constituye un anticipo para el azcar en sangre. Aunque las comidas ricas
en hidratos de carbono nos sacian ms rpidamente, la sensacin de
saciedad no dura tanto como con las protenas o la grasa.

Intestino delgado

77

En cuanto los primeros minibocados llegan al intestino delgado, tiene lugar


la verdadera digestin. La colorida papilla de tarta prcticamente
desaparecer por completo en las paredes a lo largo de su viaje a travs de
este conducto; algo as como Harry Potter en el andn 9 . El intestino
delgado agarra la tarta de manera resuelta. La amasa en un punto, pica el
bolo alimenticio en todas direcciones, oscila con sus vellosidades a su
alrededor y empuja con mpetu el bolo ya mezclado hacia delante. Bajo el
microscopio podemos ver que incluso las diminutas vellosidades
intestinales colaboran. Se mueven arriba y abajo como pequeos pies que
patalean. Todo est en movimiento.
No importa lo que haga nuestro intestino delgado, siempre respeta una
regla bsica: hay que seguir, ir hacia delante. Y, para ello, est el
denominado reflejo peristltico. La primera persona que descubri este
mecanismo aisl un trozo de intestino y sopl aire a travs de un pequeo
tubo: haciendo alarde de su sociabilidad, el intestino devolvi el aire
soplado. Por este motivo, muchos mdicos recomiendan una alimentacin
rica en fibra para estimular la digestin: las fibras alimentarias no
digeribles ejercen presin contra la pared intestinal y esta devuelve la
presin con gran inters. Esta gimnasia intestinal se encarga de que la
comida avance ms rpidamente y conserve una textura blanda.
Si la papilla de tarta fuera una papilla de tarta atenta, quizs podra
escuchar los glup, glup. En nuestro intestino delgado existen muchas
clulas que generan latidos. Estas clulas emiten pequeos impulsos de
corriente. Para los msculos de nuestro intestino delgado es como si alguien
le gritara glup! y otra vez glup!. De este modo, el msculo no se
desva, sino que devuelve brevemente el glup, como si bailara al ritmo
de los bajos en la discoteca. De este modo, la tarta, o lo que queda de ella,
es impulsada de forma segura hacia su destino.
Nuestro intestino delgado es la seccin ms aplicada de nuestro tracto
digestivo, adems de ser muy escrupuloso en su trabajo. Solo en casos
excepcionales evidentes impide que un proyecto de digestin progrese: al
vomitar. En estas situaciones, el intestino delgado es sumamente prctico.
No invierte horas de trabajo en algo que no nos va a sentar bien: sin ningn
tipo de ceremonias, deja que estos alimentos deshagan el camino hecho sin
digerirlos.
La tarta, excepto determinados restos, ya ha desaparecido en la sangre.
En realidad, ahora ya podramos seguirle la pista por el intestino grueso,
78

pero entonces nos perderamos una misteriosa criatura, que es audible y que
a menudo se malinterpreta. Sera una pena, as que vamos a quedarnos un
poco ms por estos lares.
Tras la digestin, en el estmago y el intestino delgado solo quedan
algunos restos: por ejemplo, un grano de maz sin masticar, pastillas
resistentes al jugo gstrico, bacterias de los alimentos que han sobrevivido
o un chicle que nos hemos tragado accidentalmente. A nuestro intestino
delgado le gusta la pulcritud. Es de esos personajes que, tras una gran
comilona, en seguida pone orden en la cocina. Si dos horas despus de la
digestin visitamos el intestino delgado, lo encontraremos reluciente y
apenas oler a nada.

79

Una hora despus de haber digerido algo, el intestino delgado empieza a


limpiarse. Este proceso se denomina en el lenguaje especializado complejo
motor migratorio, durante el cual el portero del estmago, el ploro, abre
solidariamente las compuertas y barre sus restos hacia el intestino delgado,
quien, a su vez, acepta el trabajo y genera una potente ola que arrasa con
todo a su paso. Visto desde una cmara, todo el proceso resulta tan
ineludiblemente conmovedor que incluso los aburridos cientficos han
apodado al complejo motor pequea ama de llaves.
Todos hemos escuchado a nuestra ama de llaves en alguna ocasin: es el
gruido del estmago, y no solo proviene de este, sino sobre todo del
80

intestino delgado. No gruimos porque tengamos hambre, sino porque solo


hay tiempo para la limpieza entre digestin y digestin. Cuando el estmago
y el intestino delgado estn vacos, hay va libre y por fin el ama de llaves
se puede poner manos a la obra. En el caso de un bistec que se balancea
durante largo rato hay que esperar bastante tiempo hasta finalmente poder
iniciar las tareas de limpieza. Hasta pasadas seis horas de actividad en el
estmago ms otras cinco horas de estancia en el intestino delgado no se
puede empezar a recoger. Necesariamente no siempre podemos escuchar la
operacin de limpieza: en ocasiones es ruidosa y otras silenciosa, en
funcin de la cantidad de aire que haya penetrado en el estmago y el
intestino. Si durante este lapso de tiempo ingerimos algo, se cancela
inmediatamente la operacin de limpieza. Despus de todo, hay que digerir
tranquilamente y no sobrebarrer. As pues, si picamos continuamente, no
dejamos tiempo para que se realice la limpieza. Esta observacin
contribuye a que algunos nutricionistas recomienden hacer una pausa de
cinco horas entre comidas. No obstante, no se ha demostrado que tengan que
ser exactamente cinco horas en todas las personas. Si masticamos bien,
damos menos trabajo a nuestra ama de llaves y podremos escuchar en
nuestra tripa cundo ha llegado la hora de la prxima comida.

Intestino grueso
Al final del intestino delgado encontramos la denominada vlvula de
Bauhin, que separa el intestino delgado del intestino grueso, ya que ambos
tienen enfoques de trabajo bastante diferentes. El intestino grueso es ms
bien un compatriota acogedor. Su lema no es necesariamente Adelante,
avancemos!, sino que tambin mueve los restos de los alimentos hacia
atrs y otra vez hacia delante, segn lo que juzgue que es ms adecuado en
cada momento. No cuenta con un ama de llaves migratoria. El intestino
grueso es el hogar tranquilo de nuestra flora intestinal. Si le llega algo sin
digerir, la flora se encarga de ello.
Nuestro intestino grueso trabaja con parsimonia, porque ha de prestar
atencin a varios actores implicados: nuestro cerebro no quiere ir siempre
al retrete, nuestras bacterias intestinales quieren tener suficiente tiempo
para absorber los alimentos no digeridos y el resto de nuestro cuerpo quiere
81

que le devolvamos los lquidos de digestin que hemos tomado prestados.


Lo que llega al intestino grueso ya no recuerda a un trozo de tarta, y
tampoco debe. De la tarta ha quedado quizs un par de fibras de fruta de las
guindas que haba sobre los montoncitos de nata: el resto son jugos
digestivos que se absorben de vuelta. Cuando tenemos mucho miedo,
nuestro cerebro espanta al intestino grueso. Entonces ya no dispone de
tiempo suficiente para absorber lquido y el resultado es diarrea por miedo.
Aunque el intestino grueso (al igual que el intestino delgado) es un
conducto liso, en las ilustraciones siempre se muestra como una especie de
collar de perlas. Por qu? En realidad, el intestino grueso tiene este
aspecto si abrimos el vientre, pero esto se debe a que vuelve a bailar a
cmara lenta. Al igual que el intestino delgado, al amasar forma repliegues
para retener bien el bolo alimenticio dentro de los mismos, pero
simplemente permanece un buen rato en esta pose, sin moverse. Algo as
como un artista callejero que permanece inmvil en una posicin haciendo
pantomima. Entretanto, se relaja brevemente y forma nuevos repliegues en
otros puntos, donde vuelve a quedarse un buen rato. Por eso los libros de
texto siguen insistiendo en la versin del collar de perlas. Como cuando nos
hacen la foto para el anuario y salimos bizqueando y nos cuelgan el
sambenito para siempre de el bizco de la clase.
Entre tres y cuatro veces al da el intestino grueso cobra fuerzas y hace
avanzar el bolo alimenticio espesado con verdadera motivacin. Las
personas capaces de ofrecer suficiente masa lograrn incluso ir al lavabo
tres o cuatro veces al da. Sin embargo, en la mayora de las personas el
contenido del intestino grueso basta para una sola deposicin al da. Desde
un punto de vista estadstico, incluso tres veces a la semana se considera
an sano. Por lo general, los intestinos gruesos de las mujeres son algo ms
comodones que los de los hombres. La Medicina an no sabe el motivo,
aunque las hormonas no son la causa principal.
Desde el primer trozo de tarta ingerido al montoncito de heces
transcurre, por trmino medio, un da. Los intestinos rpidos lo logran en
ocho horas, mientras que los ms lentos tardan tres das y medio. Segn la
mezcla, hay trozos de tarta que pueden abandonar la sala chillout del
intestino grueso tras doce horas y, otros, tras cuarenta y dos horas. Mientras
la consistencia sea la adecuada y no tengamos molestias, no debe
preocuparnos que seamos una persona de digestin lenta. Por el contrario,
las personas que pertenecen al grupo que va al lavabo una vez al da o
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incluso con menos frecuencia o incluso tiende a sufrir estreimiento de vez


en cuando, segn un estudio holands, tambin tienen menor riesgo de
padecer enfermedades del recto, fiel al lema del intestino grueso: en la
tranquilidad radica la fuerza.

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Eructos con reflujo cido

Tambin el estmago puede tropezar. Su musculatura lisa puede tener


fallos motrices, al igual que sucede con la musculatura estriada de las
piernas. Si el cido gstrico llega a lugares que no estn preparados para
recibirlo, provoca ardor. En los reflujos cidos, el cido gstrico y las
enzimas digestivas llegan hasta la faringe; en el caso de la acidez de
estmago, solo alcanzan el principio del esfago, provocando ardor en el
trax.
El motivo de los eructos no es otro que el mismo que hace que demos un
tropezn: los nervios. Los nervios regulan la musculatura. Si los nervios
pticos no se dan cuenta de que hay un escaln, los nervios de las piernas
reciben una informacin errnea y nuestras piernas siguen andando como si
no hubiera ningn obstculo: y tropezamos. Si nuestros nervios digestivos
reciben informacin errnea, no retienen el cido gstrico y lo sueltan en la
posicin de marcha atrs.
La transicin del esfago al estmago es un lugar propicio para que se
produzcan este tipo de tropiezos: a pesar de las medidas preventivas
esfago estrecho, acoplamiento firme en el diafragma y curva en la entrada
al estmago, a menudo algo sale mal. Aproximadamente una cuarta parte
de la poblacin alemana, por ejemplo, siente molestias en esta zona. No se
trata de un fenmeno moderno: los pueblos nmadas, que an viven como
hace cientos de aos, tambin presentan ndices de acidez de estmago y
reflujo elevados de modo similar.
El problema es que en la zona del esfago y del estmago colaboran
estrechamente dos sistemas nerviosos diferentes: por un lado, el sistema
nervioso del cerebro y, por el otro, el del tubo digestivo. Los nervios del
cerebro regulan, por ejemplo, el esfnter entre esfago y estmago. Adems,
el cerebro influye en la formacin de cido. Los nervios del tubo digestivo
se encargan de que el esfago se mueva hacia abajo formando una ola
armnica y, por consiguiente, que los miles de tragos de saliva que
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realizamos al da estn siempre bien limpios.


Los consejos prcticos contra la acidez de estmago o los eructos se
basan en reconducir ambos sistemas nerviosos por el camino correcto.
Mascar chicle o beber t ayuda al tubo digestivo, ya que una gran cantidad
de sorbos pequeos indican a los nervios la direccin correcta: hacia el
estmago, no en sentido contrario. Las tcnicas de relajacin hacen que el
cerebro enve menos rdenes nerviosas apresuradas. En el mejor de los
casos esto comporta que el msculo orbicular de la boca permanezca
cerrado de forma permanente y se genere menos cido.
Fumar cigarrillos activa zonas del cerebro que tambin se estimulan al
comer. Aunque nos hace sentir mejor, tambin producimos sin motivo real
ms cido gstrico, distendiendo el msculo orbicular del esfago. Por este
motivo, dejar de fumar a menudo contribuye a que desaparezcan los eructos
desagradables o la acidez de estmago.
Las hormonas del embarazo tambin pueden provocar un desorden de
estas caractersticas. En realidad, su misin es que la matriz permanezca
relajada y tranquila hasta el momento del parto. Sin embargo, tienen ese
mismo efecto en el esfnter del esfago. La consecuencia es un cierre ms
relajado del estmago, que junto con la presin proveniente del abdomen
inferior abombado impulsa el cido hacia arriba. Las mujeres que utilicen
un anticonceptivo con hormonas femeninas tambin pueden experimentar
eructos con reflujo cido como efecto secundario.
Fumar cigarrillos u hormonas del embarazo: nuestros nervios no son
cables elctricos enteramente aislados. Estn intercalados orgnicamente en
nuestro tejido y reaccionan a todas las sustancias que les rodean. Por este
motivo, algunos mdicos recomiendan renunciar a varios alimentos que
reducen la fuerza del msculo orbicular del estmago que acta de esfnter:
chocolate, especias picantes, alcohol, productos cargados de azcar, caf y
un largo etctera.
Todas estas sustancias afectan a nuestros nervios, pero no
necesariamente provocan en todas las personas tropiezos del cido. Los
modelos de investigacin americana recomiendan que cada cual pruebe qu
alimentos hacen que los propios nervios reaccionen de forma sensible. De
este modo, no hay necesidad de renunciar a todo.
Existe una conexin interesante que se descubri a raz de un
medicamento, cuya comercializacin nunca lleg a aprobarse por sus
efectos secundarios. Dicho medicamento bloquea los nervios en el punto en
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el que normalmente el glutamato se liga a los nervios. La mayora conocer


el glutamato por su efecto potenciador del sabor. Pero nuestros nervios
tambin lo liberan. En los nervios de la lengua, el glutamato intensifica las
seales del sabor. En el estmago puede crear confusin, ya que los nervios
no saben con seguridad si el glutamato proviene de sus compaeros o del
restaurante chino que acabamos de visitar. Por este motivo, la idea para
realizar el experimento con uno mismo es la siguiente: no tomar comida rica
en glutamato durante algn tiempo. Para ello deberemos acudir al
supermercado equipados con nuestras gafas de leer y analizar el texto en
letra diminuta de las listas de ingredientes. A menudo, el glutamato se
esconde tras crpticas criaturas lingsticas como glutamato monosdico o
similares. Si notamos una mejora, perfecto. De lo contrario, en cualquier
caso habremos llevado una vida ms sana durante algn tiempo.
Las personas que tengan eructos con reflujo cido menos de una vez a la
semana pueden recurrir a remedios sencillos: los neutralizantes de cidos
que venden en las farmacias funcionan; el jugo de patata tambin es un
remedio casero que ayuda. No obstante, neutralizar los cidos es una
solucin bastante poco indicada a largo plazo. El cido gstrico tambin
corroe los alrgenos y las bacterias malas de la alimentacin o ayuda a la
digestin de las protenas. Adems, algunos de los medicamentos
neutralizantes contienen aluminio, que es una sustancia muy ajena a nuestro
cuerpo. Por lo tanto, nunca debemos ingerir demasiada cantidad, siguiendo
en todo momento las indicaciones del prospecto.
Como mximo despus de cuatro semanas de tratamiento, deberamos
adoptar una actitud escptica respecto de los neutralizantes de cidos. Si
hacemos odos sordos a este consejo, pronto tendremos ocasin de percibir
un estmago obstinado que quiere recuperar su cido. En tal caso, lo que
har nuestro estmago es sencillamente producir ms cido: en primera
instancia, suficiente cantidad para contener al medicamento y despus ms
cantidad para recuperar finalmente su acidez. Los neutralizantes de cidos
nunca deben constituir una solucin a largo plazo y tampoco si se dan otros
fenmenos relacionados con los cidos como la gastritis.
As pues, si a pesar de la neutralizacin de los cidos continuamos
teniendo molestias, el mdico deber adoptar un enfoque ms creativo.
Debera realizar un hemograma y una exploracin fsica. Si los resultados
son normales, puede recomendar un inhibidor de la bomba de protones.
Este tipo de inhibidores impide que las clulas estomacales bombeen cido
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al estmago. Quizs al estmago le falte cido aqu y all, pero, en estos


casos, primero hay que restaurar la calma para que tanto el estmago como
el esfago se recuperen de los ataques de los cidos.
Si los problemas se producen por la noche, se recomienda acostarse
incorporado con un ngulo de 30 grados. Lograr una construccin con esta
inclinacin con la ayuda de las almohadas es, sin duda, una manipulacin
nocturna de lo ms divertida. Pero tambin existen almohadas prefabricadas
en los comercios especializados. Adems, incorporar el tronco 30 grados
es muy beneficioso para el sistema cardiocirculatorio. As lo afirm nuestro
profesor de fisiologa como unas treinta veces y, puesto que es investigador
cardiovascular y raras veces se repite, le creo. Aunque eso suponga
tambin que, cada vez que alguien menciona su nombre, me lo imagine
durmiendo tumbado con una inclinacin de 30 grados.
Deberamos estar alerta si tenemos dificultades para tragar, prdida de
peso, hinchazones o sangre en cualquier forma. Ha llegado el momento de
que una cmara efecte una visita de control a nuestro estmago, y no
importa que esta idea no nos guste en absoluto. El verdadero riesgo al
eructar no es el cido que nos produce ardor, sino la bilis que sube del
intestino delgado pasando por el estmago hasta el esfago. La bilis no
produce ardor, pero tiene consecuencias mucho ms peligrosas que el
cido. Por suerte, de todas las personas que sufren eructos con reflujo
cido, rara vez este va acompaado de bilis.
La bilis puede generar una verdadera confusin en las clulas del
esfago. De repente, estas se sienten inseguras: Realmente me encuentro
en el esfago? Nos llega bilis sin cesar? Quizs soy una clula del
intestino delgado y no lo haya sabido durante todos aos qu penoso!.
Solo quieren hacer bien su trabajo y se transforman de clulas del esfago
en clulas gastrointestinales. Pero esto puede salir mal. Las clulas
mutantes se pueden programar errneamente y entonces ya no crecen de
forma controlada como las dems clulas. De todas las personas que tienen
un tropiezo, solo un pequeo porcentaje sufre lesiones graves.
En la inmensa mayora de los casos, los eructos y la acidez de estmago
nicamente son tropiezos inofensivos, aunque molestos. Del mismo modo
que despus de tropezar nos recolocamos la ropa, neutralizamos el susto
sacudiendo la cabeza y continuamos andando de manera templada, cuando
eructamos podemos comportarnos de modo similar: un par de tragos de
agua nos sentarn bien, podemos neutralizar el cido y despus lo mejor es
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seguir ms calmadamente.

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Vomitar

Si dispusiramos a cien personas, que en un instante van a vomitar,


alineadas una junto a la otra, la imagen sera muy variopinta. En ese
momento la persona 14 est sentada en la montaa rusa y levanta las manos
hacia arriba, la nmero 32 habla maravillas de la famosa ensalada de
huevo, la nmero 77 agarra incrdula una prueba de embarazo y la nmero
100 est leyendo en un prospecto puede provocar nuseas y vmitos.
El vmito no es un tropiezo. La accin de vomitar sigue un plan preciso.
Es una obra maestra. Millones de pequeos receptores comprueban el
contenido de nuestro estmago, analizan nuestra sangre y procesan imgenes
que llegan del cerebro. Cada informacin individual se aglutina en la
inmensa red de fibras formada por nervios y se enva al cerebro. El cerebro
puede ponderar la informacin. Dependiendo del nivel de alarma emitido,
se toma la decisin: vomitar o no vomitar. El cerebro lo notifica a
determinados msculos, que se ponen manos a la obra.
Si radiografiramos a esas mismas cien personas mientras vomitan,
obtendramos cien veces la misma imagen: el cerebro en alarma activa el
rea del cerebro correspondiente al malestar y sita los interruptores del
organismo en posicin de emergencia. Palidecemos, porque la sangre se
retira de las mejillas para acudir a la tripa. Nuestra presin sangunea se
desploma y el latido cardaco se ralentiza. Finalmente, llega la seal casi
segura: la saliva. La boca la genera en grandes cantidades nada ms el
cerebro d informacin sobre el estado actual de la situacin. Su misin es
proteger los preciados dientes del cido gstrico.
En primer lugar, el estmago y el intestino se mueven formando
pequeas olas nerviosas, empujando su contenido, con un ligero pnico, en
direcciones totalmente opuestas. Nosotros no podemos percibir esta marcha
atrs, porque procede de la musculatura lisa involuntaria. No obstante,
precisamente en ese instante, muchas personas notan de forma totalmente
intuitiva que deberan buscar un recipiente donde vomitar.
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Tener el estmago vaco no ayuda a no vomitar, puesto que el intestino


delgado tambin puede vaciar su contenido hacia arriba. El estmago abre
las compuertas especialmente para la ocasin, permitiendo que el contenido
del intestino delgado retroceda. En un proyecto de tal magnitud, todas las
partes implicadas colaboran. Si de repente el intestino delgado ejerce
presin contra el estmago con su contenido, dicha presin puede estimular
los nervios sensibles del estmago. A su vez, estos nervios envan seales
al centro del vmito del cerebro. La cosa est clara: todo preparado para
vomitar.
Los pulmones hacen una respiracin especialmente profunda y las vas
respiratorias se cierran. El estmago y la apertura hacia el esfago se
relajan totalmente y, plof!, de golpe el diafragma y la musculatura de la
pared abdominal ejercen presin desde abajo como si furamos un tubo de
pasta de dientes. Exprimimos todo el contenido del estmago. Con mpetu,
todo fuera!

Por qu vomitamos y qu podemos hacer para combatirlo


Los seres humanos estn construidos de forma que pueden vomitar. Otros
colegas del mundo animal que tambin pueden vomitar son los monos, los
perros, los gatos, los cerdos, los peces y tambin los pjaros. En cambio,
son incapaces de devolver los ratones, las ratas, las cobayas, los conejos o
los caballos. Tienen un esfago demasiado largo y angosto. Adems,
carecen de los nervios dotados de la capacidad para vomitar.
Los animales que no pueden devolver han de adoptar un
comportamiento diferente en la ingesta alimentaria. Las ratas y los ratones
roen su comida: mordisquean trocitos diminutos a modo de prueba y no
continan comiendo a menos que el primer bocado no les haya daado. As,
si el alimento era txico, normalmente solo tienen bastante malestar.
Adems, as aprenden a no comer ms de eso. Asimismo, los roedores
pueden descomponer mejor las sustancias txicas, porque su hgado posee
ms enzimas para ello. Los caballos ni tan siquiera pueden roer. Cuando
algo inadecuado acaba en su intestino delgado, a menudo resulta mortal. As
pues, en realidad podemos sentirnos muy orgullosos cuando nos retorcemos
de dolor sobre la taza del inodoro.
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Durante la retrica sobre el vmito podemos utilizar las breves pausas


entre vmitos para reflexionar. La famosa ensalada de huevo del sujeto
nmero 32 se ha conservado sorprendentemente bien a su regreso del breve
viaje por la campia del estmago. Pueden reconocerse claramente un par
de trocitos de huevo, guisantes y pasta. El nmero 32 constata
decepcionado: Debo de haber masticado muy mal. Poco despus, el
siguiente aluvin le proporciona un conjunto de componentes ms
pequeos. Si nuestro vmito contiene trozos identificables, con gran
probabilidad provenga del estmago y no del intestino delgado. Cuanto ms
tamizado, amargo o amarillento, ms probable es que se trate de un pequeo
saludo postal del intestino delgado. La comida claramente reconocible se
ha masticado mal, pero ha sido catapultada por el estmago cuando an no
haba llegado al intestino delgado.
El tipo de vmito tambin nos aporta informacin. Si se produce de
forma repentina, casi sin previo aviso y con una expulsin enrgica, es
indicio de un virus gastrointestinal. Los sensores precavidos cuentan
primero cuntos patgenos localizan y, si mientras cuentan se percatan de
que son demasiados, activan el freno de emergencia. Antes de sobrepasar
este umbral posiblemente el sistema inmunitario se podra haber ocupado
del asunto, pero ahora ya se encargan de ello los msculos
gastrointestinales.

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En caso de intoxicaciones por alimentos en mal estado o alcohol, el


vmito tambin se produce de forma abrupta, pero hay que decir que se
anuncia poco antes mediante nuseas. Las nuseas deben indicarnos que esa
comida es mala para nosotros. En el futuro, la persona 32 sin duda se
enfrentar a una fuente de ensalada de huevo con bastante ms escepticismo.
El nmero 14 de la montaa rusa se siente tan mal como el nmero 32
de la ensalada de huevo. Vomitar por culpa de la montaa rusa funciona
segn el principio mareo al viajar. Aqu no hay ninguna sustancia txica
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en juego y, no obstante, el vmito acaba sobre los pies o en la guantera o


sale disparado en la direccin del viento sobre la luneta trasera. Nuestro
cerebro vigila nuestro cuerpo de manera meticulosa y cuidadosa, sobre todo
si se trata de nios pequeos. La explicacin actualmente mejor fundada
sobre el vmito en la carretera es la siguiente: cuando la informacin que
reciben los ojos difiere de la recibida por los odos, el cerebro no sabe qu
va mal y activa todas las posibles palancas de emergencia.
Si leemos un libro mientras vamos en coche o tren, los ojos reportan
poco movimiento y el sensor de equilibrio de las orejas afirma mucho
movimiento. La situacin inversa se produce cuando, al viajar, seguimos
los troncos de los rboles en el lmite del bosque. Si al mismo tiempo
movemos un poco nuestro cuerpo, parece como si los troncos de los rboles
an pasaran ms rpido de lo que en realidad nos movemos y, una vez ms,
eso confunde a nuestro cerebro. En realidad, nuestro cerebro solo conoce
esas contradicciones entre ojos y sentido de equilibrio en el caso de las
intoxicaciones. Si bebemos demasiado o tomamos drogas, siente que est en
movimiento aunque permanezca quieto sentado.
Las emociones intensas, como las cargas emocionales, el estrs o el
miedo, tambin pueden ser motivo de vmito. Normalmente, cada maana
generamos la hormona del estrs CRF (factor liberador de corticotropina,
por sus siglas en ingls) y, de este modo, creamos un colchn alrededor del
cuerpo para atender la demanda diaria. El CRF se encarga de que
aprovechemos las reservas de energa, de que el sistema inmunitario no
sobreacte o de que nuestra piel se torne de color moreno como proteccin
contra la radiacin solar. Cuando una situacin resulta inusitadamente
excitante, el cerebro inyecta una dosis adicional de CRF en la sangre.
Sin embargo, no solo se genera CRF en las clulas cerebrales, sino
tambin en las gastrointestinales. Tambin all esta seal significa estrs y
amenaza. Si las clulas gastrointestinales detectan grandes cantidades de
CRF, no importa de dnde provenga la seal (cerebro o intestino): basta
con la simple informacin de que uno de ambos cree que el mundo es
demasiado contradictorio para reaccionar con diarrea, nuseas o vmito.
En el caso de estrs cerebral, la accin de vomitar transporta el bolo
alimenticio hacia el exterior para ahorrar energa digestiva, que el cerebro
puede emplear para solucionar sus problemas. En el caso de estrs
intestinal, el bolo alimenticio es expulsado porque es txico o porque en
ese momento el intestino no est en condiciones de realizar correctamente
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la digestin. En ambos casos, vaciarse puede constituir una ventaja.


Sencillamente no es el momento ms adecuado para digerir con calma. Las
personas que devuelven por nerviosismo poseen un tubo digestivo que est
alerta e intenta ayudar.
Por cierto: los petreles tambin utilizan el vmito como tcnica de
defensa. Los dems animales dejan en paz al que vomita. Y los
investigadores se aprovechan de este hecho. Se acercan al nido de estos
pjaros, les acercan pequeas bolsas para vomitar y los pjaros devuelven
dentro de ellas de forma resuelta. Posteriormente, el contenido del
estmago se analiza en el laboratorio para comprobar la presencia de
metales pesados y de diversas especies de peces a fin de determinar el
grado de contaminacin del medio ambiente.

A continuacin, un par de consejos para reducir al mnimo los innecesarios


ataques de vmito:
1. En caso de mareo durante los viajes: mirar a un punto lejano del
horizonte. De este modo se puede sincronizar mejor la informacin de
los ojos y la del rgano del equilibrio.
2. Escuchar msica con auriculares, tumbarse de lado o probar tcnicas de
relajacin ayuda a algunas personas. Una posible explicacin es el
efecto calmante de estas medidas. Cuanto ms seguros nos sentimos,
menos apoyamos la situacin de alarma en el cerebro.
3. Jengibre: actualmente, existen varios estudios que sostienen que el
jengibre es beneficioso. Las sustancias contenidas en la raz de jengibre
bloquean el centro del vmito y, por consiguiente, las ganas de vomitar.
No obstante, en los caramelos o similares, el jengibre no debera estar
presente solo como aromatizante, sino en su forma real.
4. Los medicamentos contra los vmitos de venta en farmacias suelen
funcionar de manera distinta: pueden bloquear receptores en el centro
del vmito (el mismo efecto que el jengibre), aliviar los nervios del
estmago e intestino o sofocar determinados avisos de alarma. Los
medicamentos para desactivar las alarmas son prcticamente idnticos a
los frmacos contra las alergias. Ambos inhiben la histamina, una
sustancia de alarma. Sin embargo, los frmacos contra las nuseas
pueden tener un efecto mucho ms intenso en el cerebro. En los ltimos
94

tiempos han evolucionado los medicamentos para las alergias y


mejorado hasta el punto de que apenas se acoplan al cerebro y evitan
que la inhibicin de la histamina provoque cansancio.
5. P6! Es un punto de acupuntura que actualmente es reconocido por la
medicina ortodoxa, ya que ha demostrado buenos resultados en ms de
cuarenta estudios sobre nuseas y vmitos, incluso en comparacin con
placebo. No sabemos cmo ni por qu, pero el P6 funciona. Este punto
est situado de dos a tres dedos por debajo de la mueca, exactamente
entre los dos tendones que sobresalen en el antebrazo.
Si no tenemos a un acupuntor a mano, podemos intentar pasar
suavemente los dedos por encima de este punto hasta que nos sintamos
mejor. No se ha demostrado en los estudios correspondientes que funcione,
pero puede ser un experimento con uno mismo que valga la pena. Segn la
medicina tradicional china, este punto activa meridianos que, a travs de
los brazos, atraviesan el corazn, relajan el diafragma y siguen su recorrido
hacia el estmago o llegan incluso a la pelvis.

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No todos los consejos funcionan con todos los factores desencadenantes


de las ganas de vomitar. Los remedios como el jengibre, los frmacos o el
P6 pueden ser beneficiosos; en el caso del vmito emocional, a menudo lo
que ms ayuda es construir un nido seguro para nuestro pjaro interior
propio. Con tcnicas de relajacin o incluso hipnoterapia (con un
hipnoterapeuta de verdad, no con un hipnotizador dudoso) se pueden
entrenar los propios nervios para tener la piel ms dura. Cuanto ms a
menudo y durante ms tiempo practiquemos, mejor nos sentiremos: el
irrelevante estrs del trabajo o los exmenes pueden constituir una amenaza
menor, si no dejamos que nos afecten tanto.
Vomitar nunca es un castigo de la tripa. Ms bien es un signo de que el
cerebro y el intestino se sacrifican por nosotros hasta las ltimas
consecuencias. Nos protegen contra txicos que nos han pasado
inadvertidos en los alimentos, son extremadamente cuidadosos en las
alucinaciones ojos-odos durante los viajes y suponen un ahorro energtico
para solucionar problemas. Las nuseas deben ser una brjula para nuestro
96

futuro: qu es bueno para nosotros? Qu no lo es?


Si no sabemos exactamente cul es el origen de las ganas de vomitar, un
buen asesoramiento ser confiar simplemente en nuestro cuerpo. Lo mismo
sucede si hemos tomado algo incorrecto, aunque no es necesario devolver.
En este caso no deberamos forzarnos artificialmente, ya sea introduciendo
los dedos en la boca, tomando agua con sal o un lavado de estmago. Si
hemos ingerido sustancias qumicas como cidos o espumantes, incluso
puede salirnos el tiro por la culata. A la espuma le gusta dirigirse a los
pulmones, y el cido tendra la oportunidad de abrasar el esfago por
segunda vez. Por este motivo, desde finales de la dcada de 1990, el
denominado vmito forzado se ha suprimido en gran medida en la Medicina
de urgencia.
El origen de las verdaderas ganas de vomitar es un programa milenario
capaz de quitarle las riendas a la conciencia. La consecuencia de este
derrocamiento palpable es que nuestra conciencia se siente en ocasiones
entre indignada o en estado de shock: en realidad, quera tomar tequila en
alegre compaa y justo ahora surge esto? Aunque una vez que nos han
fastidiado, es mejor transigir. Sin embargo, si el vmito se produce por un
exceso innecesario de prudencia, la conciencia puede volver a la mesa de
negociaciones y ensear su comodn contra el vmito.

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Estreimiento

El estreimiento es como esperamos algo que sencillamente no. Para


rematarlo, a menudo hay que hacer mucha fuerza. Y, como recompensa a
todo este esfuerzo, a menudo solo recibimos unos pocos . O funciona,
pero con poca frecuencia.

Entre un 10 y un 20% de la poblacin alemana, por ejemplo, padece


estreimiento. Para formar parte de este grupo, se deben cumplir como
mnimo dos de los siguientes requisitos: evacuar menos de tres veces por
semana, que una cuarta parte de todas las deposiciones sean especialmente
duras, a menudo en pequeas porciones de puntitos (), que la expulsin
requiera fuerza, que solo se logre evacuar con ayuda (remedios o trucos
paliativos) o que la persona no se sienta totalmente vaca al salir del
lavabo.
En caso de estreimiento, los nervios y msculos del intestino ya no
trabajan con tanta determinacin por un objetivo comn. Mayoritariamente,
la digestin y el transporte an funcionan a una velocidad normal, pero al
final del intestino grueso no existe unanimidad sobre si la materia debe
expulsarse o retenerse.
Un parmetro mucho ms adecuado para determinar si existe
estreimiento no es con qu frecuencia se va al lavabo, sino cunto cuesta
ir al lavabo. En realidad, deberamos pasar un rato estupendamente
relajados en ese silencioso cuartito, que de no ser as, puede provocar un
gran malestar. Existen diferentes niveles de estreimiento: estreimiento
temporal al estar de viaje, enfermo o durante fases de estrs, pero tambin
estreimiento pertinaz con tendencia a convertirse en un problema
permanente.
Prcticamente, una de cada dos personas conoce el estreimiento
durante los viajes. Sobre todo durante los primeros das no logramos
98

defecar en condiciones. Los motivos pueden ser diversos, pero la mayora


de las veces se resume en uno: el intestino es un animal de costumbres. Los
nervios intestinales registran qu nos gusta comer y a qu horas. Saben
cunto nos movemos y cunta agua bebemos. Distinguen cundo es de da y
cundo es de noche, y cundo vamos al lavabo. Si todo va sobre ruedas,
trabajan animadamente y activan los msculos del intestino para la
digestin.
Cuando nos vamos de viaje, tenemos en mente muchas cosas: llevamos
las llaves, apagamos el gas e incluimos un libro o msica en nuestro
equipaje para que nuestro cerebro est de buen humor. Pero casi siempre
olvidamos algo: nuestro pequeo animal de costumbres, el intestino,
tambin se viene de viaje y, de repente, le dejamos en la estacada.
Durante todo el da comemos bocadillos envasados, comida extraa de
avin o especias desconocidas. A la hora del almuerzo estamos en medio
de un atasco o en el mostrador de facturacin. No bebemos tanto como
habitualmente por miedo a tener que ir demasiado al lavabo, y adems el
aire de los aviones nos reseca. Por si todo esto no fuera suficiente, tenemos
el ciclo da/noche cambiado por culpa del desfase horario.
Los nervios del intestino perciben esta situacin excepcional. Estn
irritados y se detienen hasta que reciben la seal de que pueden reanudar la
marcha. Incluso aunque el intestino haya hecho su trabajo en una jornada tan
desconcertante y avise con xito de que quiere ir al bao, aadimos ms
lea al fuego y sencillamente lo reprimimos porque es mal momento. Si
somos sinceros, a menudo es por el sndrome de este no es mi bao. A
las personas que lo padecen no les gusta confiar sus defecaciones a un
lavabo extrao. Sin duda, lo peor son los baos pblicos. A menudo solo
los visitamos por alguna circunstancia adicional, construimos una laboriosa
escultura de silln hecha de papel de vter y mantenemos una delicada
distancia de 10 metros respecto de la taza. Si el sndrome de este no es mi
bao es muy agudo, ni tan siquiera eso ayuda. No logramos relajarnos lo
suficiente para completar el trabajo de nuestro animalillo de costumbres.
As las cosas, unas vacaciones o un viaje de negocios pueden ser bastante
desagradables.
Con tres pequeos trucos las personas con fases breves o leves de
estreimiento pueden volver a estimular su intestino para que pierda el
miedo y se ponga nuevamente manos a la obra:

99

1. Hay algo de comer que da un pequeo toque a nuestra pared intestinal y


la motiva a trabajar: las fibras alimentarias. Puesto que no se digieren
en el intestino delgado, pueden golpear amablemente las paredes del
intestino grueso y avisar de que han llegado visitas que desean ser
transportadas. Los mejores resultados se obtienen con las cscaras de
las semillas de Plantago ovata y con las ciruelas, que saben mejor. No
solo contienen fibras alimentarias, sino tambin principios activos que
atraen ms lquido al intestino, con lo que todo el contenido adquiere
una consistencia ms blanda. Pueden pasar entre dos y tres das hasta
que surtan pleno efecto. As pues, se pueden empezar a tomar un da
antes de emprender el viaje o en el primer da de vacaciones,
dependiendo de lo que nos d mayor seguridad. Si no tiene un
compartimento apto para ciruelas en su maleta, tambin se pueden
adquirir fibras alimentarias en forma de comprimidos o en polvo en la
farmacia o en las parafarmacias. Treinta gramos de fibra alimentaria no
pesan mucho y, sin embargo, es una cantidad diaria ms que suficiente.
Para los que tengan curiosidad, atencin al dato siguiente: las fibras
alimentarias que no se diluyen en agua estimulan movimientos ms
intensos, pero tambin provocan ms frecuentemente dolor de barriga.
Las fibras alimentarias solubles en agua no son tan eficaces para
favorecer el movimiento, pero hacen que el bolo alimenticio sea ms
blando y son ms digeribles. La Naturaleza ya nos lo presenta con gran
habilidad: la cscara de las plantas contiene a menudo grandes
cantidades de fibras alimentarias no solubles en agua, mientras que la
pulpa nos brinda una mayor proporcin de fibras solubles en agua.
Las fibras alimentarias nos aportan poco si no bebemos suficiente:
sin agua, son solo terrones slidos. Con agua, se hinchan como pelotas.
Y, entonces, la aburrida musculatura intestinal finalmente tiene algo que
hacer mientras el cerebro se entretiene viendo pelculas en la pantalla
del avin.
2. Solo deben beber mucho aquellas personas que realmente necesiten
agua. Si ya bebemos suficiente, no notaremos ninguna mejora aunque
bebamos ms. Sin embargo, si en el cuerpo no hay lquido suficiente, la
cosa cambia: en este caso el intestino extrae ms agua del bolo
alimenticio, lo que a su vez dificulta la evacuacin. Los nios
pequeos, cuando tienen fiebre, a menudo evaporan tal cantidad de agua
corporal que su digestin se paraliza. Si permanecemos sentados
100

durante mucho tiempo en el avin, tambin perdemos mucho lquido. No


necesariamente tenemos que sudar, basta con un aire ambiental muy
seco que va absorbiendo el agua de nuestro cuerpo de manera
totalmente inadvertida. A veces lo notamos porque se nos reseca la
nariz. En esos casos deberamos procurar beber ms de lo habitual para
alcanzar el nivel normal.
3. No hay que forzarse. Si tenemos que ir al bao, hagmoslo. Sobre todo,
si hemos acordado unos horarios claros con nuestro intestino. Si
siempre vamos al bao por la maana y estando de viaje se reprime la
necesidad, estaremos rompiendo un acuerdo no escrito. El intestino solo
quiere hacer su trabajo segn lo previsto. Con tan solo hacer volver dos
veces seguidas el bolo alimenticio a la cola de espera, ya estaremos
entrenando a los nervios y msculos para que den marcha atrs. La
consecuencia puede ser que cada vez resulte ms difcil volver a
cambiar de direccin. Adems, en la cola de espera, se tiene an ms
tiempo para extraer agua, lo que puede dificultar cada vez ms la futura
evacuacin. Reprimir las ganas de ir al bao puede provocar
estreimiento tras un par de das. Por lo tanto, si tienen por delante una
semana de vacaciones en un camping, superen el miedo a la letrina antes
de que sea demasiado tarde.
4. Probiticos y prebiticos: las bacterias sanas vivas y su comida
preferida pueden insuflar nueva vida a un intestino cansado. Pueden
preguntar en la farmacia u hojear este libro unas pginas ms adelante.
5. Paseos adicionales? No necesariamente surten efecto. Si de repente
nos movemos menos de lo habitual, nuestro intestino puede volverse
perezoso. Es as. Sin embargo, si nos movemos como siempre, un paseo
de ms o de menos no nos llevar al nirvana de la digestin. Los
estudios demuestran que solo practicar deporte con un elevado nivel de
exigencia tiene un impacto mensurable en el movimiento intestinal. As
pues, si nuestra intencin no es dejarnos la piel practicando deporte, no
tenemos por qu obligarnos a realizar un paseo diario: al menos en lo
que se refiere a su influencia sobre una evacuacin exitosa.
Quienes estn interesados en las tcnicas poco convencionales pueden
probar a balancearse mientras estn en cuclillas: hay que sentarse en el
retrete e inclinar el tronco hasta que este quede por delante de los muslos, y
volver a moverlo hacia atrs hasta la postura sentada erguida. Hay que
101

repetir esta operacin un par de veces para obtener el resultado deseado.


En el bao nadie nos ve y tenemos tiempo: las condiciones perfectas para
un experimento tan poco convencional.

Si los consejos expuestos para el da a da y el balanceo no sirven:


En los casos de estreimiento persistente, los nervios del intestino no
solo estn confundidos o enfadados, sino que tambin necesitan que les
prestemos un poco ms de apoyo. Si ya hemos probado todos los pequeos
consejos pero no logramos ir al bao como una seda, podemos hurgar en
otro cajn de trucos. Pero solo deben hacerlo aquellas personas que
conozcan el motivo de su estreimiento. Los que no conocen el origen
exacto de este trastorno, no podrn hacer nada para ayudar a solucionarlo.
Siempre hemos de acudir al mdico si el estreimiento aparece de
golpe o se prolonga durante un perodo inusualmente largo. Quizs la causa
sea una diabetes no diagnosticada o un problema de la glndula tiroides, o
quizs sencillamente nuestros transportadores sean lentos de nacimiento.

102

Laxantes
El objetivo de los laxantes es claro: lograr verdaderos y esplndidos
montoncitos. Y no de cualquier tipo, sino aquellos que hagan salir de la
103

reserva incluso al intestino ms tmido. Existen diferentes clases de


laxantes con distintos funcionamientos. Para viajeros estreidos
desesperados, para transportadores lentos, para objetores de los baos de
los campings o para los que necesiten superar el obstculo de las
hemorroides. A continuacin, abordaremos esta caja de Pandora.

Un esplndido montoncito por smosis


est bien formado y no tiene una consistencia demasiado dura. La
smosis es el sentido de la justicia del agua. Cuando un agua tiene ms sal,
azcar o similares que otra agua, el agua ms pobre fluye hacia el agua ms
enriquecida. De este modo, ambas tienen lo mismo y conviven
pacficamente. Ese mismo principio permite que la lechuga pocha vuelva a
parecer fresca: simplemente hay que sumergirla durante media hora en una
fuente con agua y obtendremos de nuevo una lechuga crujiente. El agua fluye
hacia la lechuga, porque la lechuga contiene ms sales, azcares, etc. que el
agua pura de la fuente.
Los laxantes osmticos hacen uso de esta justicia compensadora.
Contienen determinadas sales, azcares o diminutas cadenas moleculares
que llegan hasta el intestino grueso. A lo largo de su camino, recogen todo
tipo de agua, con lo que permiten que la evacuacin sea lo ms blanda
posible. Si exageramos su consumo, se arrastra demasiada agua. Sin duda,
la diarrea es una seal indiscutible de que se ha ingerido demasiada
cantidad de laxante.
En el caso de los laxantes osmticos podemos decidir si como medio
de arrastre del agua preferimos azcares, sales o pequeas cadenas
moleculares. Las sales, como el sulfato de sodio, tienen un efecto ms bien
burdo en nuestro cuerpo. Su efecto se produce de manera muy repentina y, si
las ingerimos a menudo, alteran el contenido de sal de nuestro organismo.
El azcar ms conocido para tratar el estreimiento es la lactulosa, que
posee un prctico efecto doble: adems de reclutar agua, la lactulosa
tambin alimenta a las bacterias intestinales. Estos pequeos seres pueden
echar una mano, por ejemplo, produciendo sustancias con accin emoliente
o motivando el movimiento de la pared intestinal. No obstante, como efecto
secundario, precisamente eso puede resultar desagradable: las bacterias
104

sobrealimentadas o malas pueden producir gases y provocar dolor de tripa


y flatulencias.
La lactulosa se obtiene a partir de la lactosa (azcar de la leche), por
ejemplo, calentando mucho la leche. La leche pasteurizada se calienta
brevemente y, por este motivo, contiene ms lactulosa que la leche cruda. A
su vez, la leche calentada a alta temperatura contiene ms lactulosa que la
leche pasteurizada, y as sucesivamente. Pero tambin existen azcares para
tratar el estreimiento que no son lcteos, como el sorbitol. El sorbitol se
encuentra en algunos tipos de frutas, como ciruelas, peras o manzanas. Este
es uno de los motivos que sustenta la imagen del poder laxante de las
ciruelas y tambin de la advertencia de que el exceso de zumo de manzana
fresco provoca diarrea. Puesto que los seres humanos apenas absorbemos
sorbitol, as como lactulosa, en la sangre a menudo se utiliza como sustituto
del azcar. En este caso adopta el nombre de E420 y podemos encontrarlo,
por ejemplo, en los caramelos para la tos sin azcar, donde es el
responsable de la indicacin: Un consumo excesivo puede tener efectos
laxantes. En algunos estudios el sorbitol tiene el mismo efecto que la
lactulosa, pero en general presenta menos efectos secundarios (no se
producen flatulencias desagradables).
Las pequeas cadenas moleculares son los laxantes mejor tolerados.
Tienen ese tipo de nombres que gustan a las cadenas moleculares, como
polietilenglicol, abreviado PEG. No alteran el contenido en sal tanto como
las sales y apenas provocan flatulencias, como los azcares. La longitud de
la cadena a menudo viene indicada en el propio nombre: PEG3350 tiene
tantos tomos de longitud que posee un peso molecular de 3350. Es mucho
mejor que PEG150, puesto que en este caso las cadenas son tan cortas que
podramos absorberlas sin querer en el intestino. No sera necesariamente
peligroso, pero s irritante para el intestino, puesto que el polietilenglicol
definitivamente no forma parte de nuestra dieta.
Por este motivo, los laxantes no contienen cadenas cortas como
PEG150, aunque s podemos encontrarlas en las cremas para la piel, donde
ejercen una actividad profesional muy afn: ayudan a que la piel sea ms
suave. Es improbable que ocasionen daos, aunque esta cuestin no se ha
debatido en profundidad. Los laxantes como el PEG contienen
exclusivamente las cadenas no digeribles y, por lo tanto, se pueden tomar
sin problemas durante perodos largos; segn los estudios ms recientes al
respecto, no hay que temer ni dependencia ni daos permanentes. Algunas
105

conclusiones de las investigaciones incluso apuntan a que mejoran la


barrera protectora del intestino.
Los laxantes osmticos no solo actan por la humedad, sino tambin por
la masa. Cuanta ms humedad, bacterias de la flora intestinal bien
alimentadas o cadenas moleculares pueden hallarse en un intestino, ms se
estimula el movimiento del intestino. Es el principio del reflejo peristltico.

Un esplndido montoncito por lubricantes


suena a una maravillosa actividad de ocio: deslizamiento fecal, el
parapente del intestino grueso. El inventor de la vaselina, Robert
Chesebrough, juraba a diario por una cuchara de vaselina. Comer vaselina
debera tener un efecto similar a la ingesta de otros lubricantes grasos. Con
una sobredosis de grasa no digerible recubren la mercanca que hay que
transportar y ayudan a facilitar su evacuacin. Robert Chesebrough lleg a
la edad de 96 aos, lo que no deja de ser sorprendente, puesto que la
ingesta diaria de lubricantes grasos provoca la prdida de demasiadas
vitaminas liposolubles, ya que stas tambin se recubren y transportan para
su evacuacin. Eso genera un dficit que provoca enfermedades, sobre
todo, si se hace con demasiada frecuencia y de manera excesiva. La
vaselina no forma parte de los lubricantes fecales oficiales (y realmente no
debera ingerirse), aunque los lubricantes fecales conocidos por todos
como el aceite de parafina tampoco constituyen una solucin convincente a
largo plazo. Puede resultar til como solucin transitoria, por ejemplo, en
el caso de pequeas heridas molestas o hemorroides en el ano. En estos
casos, incluso puede tener sentido asegurarse de que las defecaciones sean
blandas para evitar dolores o desgarros en el ano. Para ello tambin son
adecuadas las fibras alimentarias gelificantes de venta en las farmacias, que
son bastante ms digeribles y menos peligrosas.

Un esplndido montoncito por hidragogos


se produce mediante una estimulacin masiva del intestino. Estos
laxantes estn destinados a personas estreidas con nervios intestinales muy
106

tmidos y de lenta reaccin. Podemos saber si ese es nuestro caso a travs


de diferentes pruebas; una de ellas consiste en ingerir pequeas bolitas para
uso mdico que un especialista fotografa con un aparato de rayos X durante
su periplo por el intestino. Si pasado cierto tiempo la mayora de las bolas
an estn dispersas por todas partes y no se han reunido mansamente en el
ano, estarn indicados los agentes hidragogos.
Los agentes hidragogos se instalan sobre un par de los receptores que el
intestino arrastra inquisitivo por la regin. Estos receptores envan seales
al intestino: no soltar ms agua del bolo alimenticio, recoger ms agua de
fuera, msculos, ayudad! Por decirlo de algn modo, los transportadores
de agua y las clulas nerviosas reciben rdenes de los agentes hidragogos,
que poseen una estructura inteligente. Cuando los laxantes osmticos no son
suficientemente estimulantes y emolientes, un intestino con tal nivel de
timidez requerir un par de rdenes claras. Si lo ingerimos por la tarde,
todo el contenido puede desplomarse durante la noche y, a la maana
siguiente, el intestino reaccionar correspondientemente. Si nos corre prisa,
los comandos de los agentes hidragogos se pueden enviar directamente al
intestino grueso a travs de lanchas exprs en forma de supositorios. En tal
caso, el mensaje se entregar en cuestin de una hora.
Las lneas de comandos no solo incluyen sustancias qumicas, sino
tambin plantas. El aloe vera o la hoja de sen funcionan de manera muy
similar. Sin embargo, tienen efectos secundarios ms emocionantes: si
alguien quiere teir de negro su intestino por dentro, le invito a probarlo. El
tinte no es peligroso y desaparece.

107

Fig.: Los hidragogos estimulan el transporte hacia delante en el intestino.

No obstante, algunos cientficos tambin han descrito lesiones nerviosas


por un consumo excesivo de hidragogos o aloe vera que resultaran menos
divertidos si realmente ellos fueran los culpables. El motivo es que los
nervios que reciben demasiadas rdenes se irritan en uno u otro momento.
Entonces se repliegan como los caracoles, cuando les tocamos las antenas.
Por ello, si persisten los problemas, no deben tomarse estos medicamentos
con mayor frecuencia que cada dos o tres das.

Un esplndido montoncito por procinticos


es el ltimo grito, por partida doble. Estos medicamentos solo
refuerzan al intestino para que haga lo que hara de todos modos, y no
pueden ordenar la ejecucin de movimientos no deseados. Su principio
funcional es el mismo que el de unos altavoces. Para muchos cientficos
resulta fascinante que estos medicamentos presten su ayuda de forma
aislada. Algunos solo funcionan en un nico receptor o ni tan siquiera se
absorben en la circulacin sangunea. Sin embargo, la eficacia de muchas
sustancias an est en perodo de prueba o los medicamentos
correspondientes se estn empezando a comercializar. Por lo tanto, las
personas que necesiten una solucin pero no quieran soluciones
experimentales es mejor que prueben medios convencionales.

La regla de los tres das


Muchos mdicos prescriben laxantes sin explicar la regla de los tres das.
Es una explicacin muy rpida que ayuda a entender muchas cosas. El
intestino grueso tiene tres porciones: intestino grueso ascendente, transverso
y descendente. Cuando vamos al bao, normalmente vaciamos la ltima
porcin. Esta porcin no vuelve a llenarse hasta el da siguiente, y el ciclo
comienza de nuevo. Si tomamos laxantes fuertes, quizs vaciemos todo el
intestino grueso, es decir, sus tres porciones. Para que el intestino grueso
vuelva a estar suficientemente lleno pueden pasar tranquilamente tres das.
108

Si no conocemos la regla de los tres das, nos pondremos nerviosos


durante este perodo. An no evacuo? Ya van tres das? Y entonces, zas,
nos llevamos a la boca otro comprimido o medicamento en polvo. Es un
crculo vicioso innecesario. Despus de tomar un laxante podemos darle un
par de das de respiro al intestino. Solo volver a contar el tiempo a partir
del tercer da. Si estamos seguros de que somos un transportador lento,
podemos prestarle una pequea ayuda al cabo de dos das.

109

Fig.: 1. Estado normal: un tercio del intestino grueso se vaca y se llena hasta el
prximo da. 2. Despus de tomar laxantes: todo el intestino grueso se vaca y
pueden pasar tres das hasta que vuelva a llenarse.

110

Cerebro e intestino

Esto es una ascidia.

Puede explicarnos su punto de vista acerca de la necesidad de un cerebro.


La ascidia, al igual que nosotros, los seres humanos, pertenece al filo de los
cordados. Posee un poco de cerebro y una especie de mdula espinal. A
travs de la mdula espinal, el cerebro enva sus rdenes al resto del
cuerpo y, a cambio, el cuerpo le proporciona informacin interesante sobre
las novedades. En el caso de los seres humanos, por ejemplo, los ojos le
envan la reproduccin de una seal de trfico, mientras que en el caso de
la ascidia, los ojos le indican si un pez se cruza en su camino. En los seres
humanos los sensores de la piel proporcionan informacin sobre la
temperatura exterior, mientras que en la ascidia los sensores de la piel
facilitan informacin sobre la temperatura del agua en las profundidades.
111

En los seres humanos, el cerebro recibe informacin sobre si es


recomendable comer ahora y, en la ascidia, tambin.
Provista de toda esta informacin, la joven ascidia navega a travs del
gran ocano. Busca un lugar que le guste especialmente. Se asienta en
cuanto encuentra una roca que le parece segura, con una temperatura
templada y un entorno nutritivo. Y es que la ascidia es un animal ssil, es
decir, una vez se ha establecido, permanece en ese lugar pase lo que pase.
Lo primero que hace la ascidia en su nuevo hogar es comerse todo su
cerebro. Por qu no? Se puede vivir y ser ascidia sin l.
Daniel Wolpert no es solo un ingeniero y mdico galardonado en
mltiples ocasiones, sino tambin un cientfico que considera que la actitud
de la ascidia es muy significativa. Su tesis es la siguiente: el nico motivo
de poseer un cerebro es el movimiento. En un primer momento puede
parecer una afirmacin tan banal que nos entran ganas de gritar de pura
indignacin.
El movimiento es lo ms extraordinario que los seres vivos hemos
hecho jams. No hay otro motivo para tener msculos, ni otro motivo para
tener nervios en esos msculos, y presumiblemente ni otro motivo para
tener un cerebro. Todo lo que ha cambiado la historia de la humanidad solo
ha sido posible gracias a que podemos movernos. Y con movimiento no me
refiero solo a andar o tirar una pelota; tambin es movimiento una expresin
de la cara, la articulacin de palabras o la puesta en marcha de planes.
Nuestro cerebro coordina sus sentidos y crea experiencia para originar
movimiento. Movimientos de la boca, de las manos, movimiento a lo largo
de varios kilmetros o movimiento de unos pocos milmetros. En ocasiones
tambin podemos influir en el mundo reprimiendo el movimiento. Sin
embargo, si somos un rbol y no podemos elegir entre dos opciones, no hay
necesidad de un cerebro.
La ascidia comn deja de necesitar un cerebro cuando se asienta de
forma permanente en un lugar. La poca del movimiento ha llegado a su fin
y, por consiguiente, el cerebro ya no es necesario. Pensar sin movimiento
aporta menos que tener un orificio para plancton. Al menos este ltimo
influye a pequea escala en el equilibrio del mundo.
Los seres humanos nos sentimos muy orgullosos de nuestro cerebro
especialmente complejo. Reflexionar sobre leyes fundamentales, filosofa,
fsica o religin es una gran capacidad y puede desencadenar movimientos
muy pensados. Resulta impresionante que nuestro cerebro sea capaz de
112

hacer algo as. No obstante, con el tiempo, nuestra admiracin se desborda.


De repente, descargamos en la cabeza toda nuestra experiencia vital: la
sensacin de bienestar, la alegra o la satisfaccin las pensamos en nuestro
cerebro. Si experimentamos inseguridad, miedo o depresin, nos
avergonzamos de tener un ordenador personal aparentemente maltrecho en
la azotea. Filosofar o investigar a travs de la fsica es y seguir siendo una
cuestin de la cabeza, pero nuestro Yo es ms que eso.
Justamente el que nos ensea esta leccin es el intestino: un rgano
conocido por los pequeos montoncitos marrones que expulsa y por las
ventosidades con diferentes tonos de trompeta. En la actualidad es
precisamente este rgano el responsable de un cambio de mentalidad en la
investigacin: con prudencia se comienza a poner en tela de juicio el
liderazgo absoluto del cerebro. El intestino no solo posee una cantidad
increble de nervios, sino que, en comparacin con el resto del cuerpo,
tambin dispone de nervios increblemente diferentes. Posee un parque
completo de vehculos con distintas sustancias transmisoras, materiales
nerviosos aislantes y tipos de interconexin. Solo existe otro rgano que
posea una diversidad tan vasta: el cerebro. Por este motivo, la red nerviosa
del intestino tambin se denomina cerebro intestinal, porque tambin es muy
extensa y presenta una complejidad qumica similar. Si el intestino fuera
responsable nicamente de transportar alimentos y de hacernos eructar de
vez en cuando, un sistema nervioso tan ingenioso sera un singular derroche
de energa; ningn organismo creara este tipo de redes neuronales para
funcionar como un simple tubo extractor. Sin duda, debe de haber algo ms.
Desde tiempos remotos los seres humanos conocemos lo que la
investigacin va descubriendo poco a poco: nuestros instintos viscerales
influyen en gran medida en cmo nos va. Nos entra el cague o nos
cagamos en los pantalones cuando tenemos miedo. Algo nos produce un
nudo en el estmago cuando no conseguimos solucionarlo. Nos tragamos
la decepcin, digerimos las derrotas y un comentario desagradable nos
puede amargar el da. Si estamos enamorados, tenemos mariposas en el
estmago. Nuestro Yo est formado por la cabeza y el estmago, y cada
vez ms, no solo a nivel lingstico, sino tambin en el laboratorio.

113

Cmo influye el intestino en el cerebro


Cuando los cientficos investigan los sentimientos, lo primero que intentan
hacer siempre es medir algo. Adjudican puntos en funcin de la tendencia al
suicidio, miden los niveles hormonales cuando se trata del amor o prueban
pastillas contra el miedo. Los profanos en la materia a menudo no lo
consideran un enfoque especialmente romntico. En Frncfort, por ejemplo,
incluso se llev a cabo un estudio en el que los investigadores realizaron
costosos escneres cerebrales mientras un estudiante en prcticas haca
cosquillas en los genitales con un cepillo de dientes a los voluntarios del
estudio. Con experimentos de esta ndole se puede detectar el rea del
cerebro en la que se reciben las seales de determinadas regiones del
cuerpo, lo que ayuda a elaborar un mapa del cerebro.
De este modo, sabemos que las seales de los genitales se reciben en la
parte superior central, justo debajo del hueso parietal. El miedo nace en el
interior del cerebro, por decirlo de algn modo, entre ambas orejas. La
formacin de las palabras es responsabilidad de un rea situada un poco
por encima de la sien. Las consideraciones morales surgen detrs de la
frente y as sucesivamente. Para comprender mejor la relacin entre el
intestino y el cerebro, deben recorrerse sus vas de comunicacin, averiguar
cmo llegan las seales del estmago a la cabeza y el impacto que pueden
causar all.

114

Fig.: Regiones del cerebro activadas durante la visin, el miedo, la formacin de


palabras, las cuestiones morales y la estimulacin de los genitales.

Las seales del intestino pueden llegar a diferentes reas del cerebro,
aunque no a todas. Por ejemplo, jams alcanzan el crtex visual en la regin
occipital. Si fuera as, veramos imgenes o efectos de lo que sucede en el
intestino. Sin embargo, las seales s pueden llegar a la nsula, el sistema
lmbico, el crtex prefrontal, la amgdala cerebral, el hipocampo o tambin
115

el crtex del cngulo anterior. Los neurocientficos pondrn el grito en el


cielo con absoluta indignacin cuando lean mi siguiente resumen sobre las
competencias de estas reas: sentimiento del Yo, procesamiento de
sentimientos, moral, sensacin de miedo, memoria y motivacin. Esto no
significa que nuestro intestino controle nuestros pensamientos morales,
aunque se les concede la posibilidad de influir en ellos. En el laboratorio
se avanza paso a paso, mediante ensayos que estudian con mayor
profundidad estas posibilidades.
El experimento del ratn nadando es uno de los ms reveladores en el
campo de la investigacin sobre la motivacin y la depresin. Se coloca un
ratn en un pequeo recipiente de agua. Al no tocar el fondo con las patas,
empieza a nadar de un lado a otro porque quiere llegar a tierra firme. La
pregunta es: durante cunto tiempo nadar el ratn para alcanzar su
objetivo? Realmente es una situacin que ya se plantearon nuestros remotos
antepasados. Hasta qu punto buscamos algo que, en nuestra opinin,
debera estar ah? Puede tratarse de algo concreto como tierra bajo los pies,
un ttulo acadmico o tambin algo abstracto como la satisfaccin y la
alegra.
Los ratones con caractersticas depresivas no nadan durante largo
tiempo. Una y otra vez permanecen inmviles. En sus cerebros las seales
inhibidoras al parecer se comunican mucho mejor que los impulsos de
motivacin e incitacin. Adems, desarrollan una reaccin ms acentuada
al estrs. Normalmente, los antidepresivos nuevos se estudian en este tipo
de ratones: si tras su ingesta nadan durante ms tiempo, esto es un indicio
interesante de que la sustancia investigada podra ser eficaz.
Los componentes del equipo del investigador irlands John Cryan
fueron ms all. Alimentaron a la mitad de los ratones con una bacteria que
se sabe que cuida el intestino, Lactobacillus rhamnosus JB-1. Este enfoque
de modificar el comportamiento de los ratones a travs del estmago an
era muy innovador en 2011. Realmente los ratones con el intestino
tuneado por esta bacteria no solo nadaron durante ms tiempo y ms
confiados, sino que en su sangre tambin se registraron menos hormonas del
estrs. Adicionalmente, en las pruebas de memoria y aprendizaje
obtuvieron resultados considerablemente mejores que sus congneres. Sin
embargo, si los cientficos cortaban el denominado nervio vago,
desaparecan las diferencias entre los grupos de ratones.
Este nervio es el camino ms importante y rpido del intestino al
116

cerebro. Discurre por el diafragma, entre el pulmn y el corazn,


ascendiendo paralelamente al esfago, a lo largo del cuello hasta el
cerebro. En un experimento con seres humanos se constat que los
voluntarios del estudio de forma alternada sentan bienestar o tenan miedo
cuando este nervio se estimulaba con determinadas frecuencias. Desde
2010 est autorizado en Europa incluso un tratamiento para la depresin
que se basa en estimular el nervio vago para que los pacientes se sientan
mejor. As pues, este nervio tiene un funcionamiento similar al de una lnea
telefnica con su central en el cerebro, a travs de la cual un colaborador
del servicio externo comunica sus impresiones.
El cerebro necesita esa informacin para poder formarse una imagen de
lo que est llegando al cuerpo, dado que es el rgano ms aislado y
protegido de todos. Se encuentra dentro de un crneo de hueso, est
envuelto en un grueso manto y filtra de nuevo cada gota de sangre antes de
que circule por las diferentes reas del cerebro. En cambio, el intestino est
situado en medio del tumulto. Conoce todas las molculas de nuestra ltima
comida, intercepta inquisitivamente las hormonas que pululan en la sangre,
les pregunta a las clulas inmunitarias cmo les va el da o escucha
atentamente el zumbido de las bacterias intestinales. Le cuenta al cerebro
cosas sobre nosotros que, de lo contrario, nunca llegara a saber.
El intestino no solo rene toda esta informacin con la ayuda de un
impresionante sistema nervioso, sino tambin teniendo a su disposicin una
enorme superficie. Eso lo convierte en el mayor rgano sensorial del
cuerpo. Ojos, odos, nariz o piel no son nada a su lado. La informacin que
se deriva de ellos llega a la conciencia y se utiliza para poder reaccionar al
entorno. Son algo as como sistemas de ayuda para aparcar cuando se trata
de nuestra vida. En cambio, el intestino es una matriz enorme: percibe
nuestra vida interior y trabaja en el subconsciente.
El intestino y el cerebro colaboran desde una etapa muy temprana de la
vida. Ambos conciben una gran parte de nuestro primer mundo emocional
como lactantes: el placer por la saciedad que nos hace sentir bien, el
desasosiego cuando tenemos hambre y cuando debemos aguantar los gases
que nos dan la lata. Unas personas de confianza se encargan de
alimentarnos, cambiarnos los paales y ayudarnos a expulsar los eructos.
De bebs, nuestro Yo consta de manera muy palpable de intestino y
cerebro. Cuando nos hacemos mayores, aprendemos a experimentar cada
vez ms el mundo con todos los sentidos. Ya no lloramos a voz en grito si la
117

comida del restaurante no nos gusta. No significa que la conexin entre el


intestino y el cerebro desaparezca sbitamente, sino que se refina de modo
ostensible. Un intestino que no se siente bien ahora podra deprimirnos,
mientras que un intestino sano y bien alimentado mejorara discretamente
nuestro estado de nimo.
El primer estudio sobre los efectos del cuidado del intestino en un
cerebro humano sano se public en 2013, dos aos despus del estudio en
ratones. Los investigadores partieron de la base de que en los seres
humanos no se producira un efecto perceptible. Los resultados no solo les
sorprendieron a ellos mismos, sino tambin al resto de la comunidad
investigadora. Tras la ingesta durante cuatro semanas de una mezcla de
determinadas bacterias, algunas reas del cerebro presentaban cambios
sustanciales, en especial las encargadas del procesamiento de los
sentimientos y del dolor.

Sobre intestinos irritados, estrs y depresiones


No todos los guisantes sin masticar pueden inmiscuirse en el cerebro. El
intestino sano no transmite al cerebro las seales digestivas pequeas e
irrelevantes a travs del nervio vago, sino que las procesa con su propio
cerebro (intestinal), que para eso tiene uno. No obstante, si le sucede algo
importante, quizs considere necesario involucrar al cerebro.
El cerebro tampoco comunica inmediatamente toda la informacin a la
conciencia. Si el nervio vago quiere trasladar informacin a los lugares ms
importantes de la cabeza, por decirlo de algn modo, debe pasar por el
portero del cerebro. Y ese no es otro que el tlamo. Si los ojos le notifican
por vigsima vez que en el cuarto de estar an siguen colgando las mismas
cortinas, el tlamo descarta esta informacin, ya que no es realmente
importante para la conciencia. S se permitira el paso, por ejemplo, a un
aviso sobre nuevas cortinas. No en todos los tlamos, pero s en la
mayora.
Un guisante sin masticar no logra pasar el umbral del intestino y del
cerebro. En el caso de otros estmulos, la cosa es distinta. Por ejemplo, las
alertas de la tripa pueden llegar hasta la cabeza e informar al centro del
vmito sobre un grado alcohlico inusitadamente alto, notificar al centro
118

del dolor la existencia de fuertes flatulencias o comunicar al encargado


del malestar la aparicin de patgenos perturbadores. Estos estmulos s
que pasan, ya que el umbral del intestino y el portero del cerebro
consideran que son importantes. Y eso no es solo aplicable a informaciones
molestas. Algunas seales tambin pueden hacer que en Nochebuena nos
quedemos dormidos, saciados y contentos, en el sof. Podemos afirmar con
plena conciencia que algunas de estas seales provienen del estmago,
mientras otras se procesan en el rea inconsciente del cerebro y, por
consiguiente, no se pueden asignar.

En las personas con un intestino irritado, la conexin entre el intestino y


el cerebro puede ser muy extenuante, algo que puede verse en los escneres
cerebrales. En un experimento, a los voluntarios del estudio se les hinch
un pequeo globo dentro del intestino al mismo tiempo que se obtenan
imgenes sobre la actividad cerebral. En los voluntarios del estudio que no
tenan molestias se obtuvo una imagen cerebral normal sin componentes que
119

llamaran la atencin a nivel de los sentimientos. Por el contrario, en los


pacientes con intestino irritable la expansin del globo provoc una
actividad destacable en un rea cerebral emocional, donde normalmente se
procesan sentimientos desagradables. Es decir, el mismo estmulo logr
superar ambos umbrales en estos voluntarios del estudio. Los pacientes se
sentan mal, aunque no haban hecho nada malo.
En el caso del sndrome de intestino irritable a menudo se percibe una
presin desagradable o un borboteo en la tripa, y los pacientes tienen
tendencia a sufrir diarrea o estreimiento. Los afectados padecen ansiedad
o depresiones con una frecuencia superior a la media. Los experimentos
como el estudio con el globo demuestran que el malestar y los sentimientos
negativos podran generarse en el eje intestino-cerebro, cuando la barrera
del umbral del intestino est bajada o el cerebro quiere acceder a toda
costa a la informacin.
Los posibles motivos de una situacin as pueden ser minsculas
inflamaciones (denominadas microinflamaciones) que se prolongan durante
un largo perodo de tiempo, una flora intestinal inadecuada o intolerancias
alimentarias no diagnosticadas. No obstante, a pesar de los actuales
resultados de investigaciones, algunos mdicos siguen considerando que los
pacientes con intestino irritable son hipocondracos o simulan su estado,
dado que los exmenes que se les practican no revelan daos visibles en el
intestino.
Eso es diferente con otras dolencias intestinales. Durante las fases
agudas realmente puede constatarse en las personas que sufren una
inflamacin crnica en la tripa, como la enfermedad de Crohn o colitis
ulcerosa, la presencia de verdaderas heridas. El problema de estos
pacientes no radica en que incluso los estmulos ms pequeos del intestino
llegan al cerebro; en este caso, los umbrales todava son capaces de
impedir el paso a esos estmulos. La responsable de las molestias es la
mucosa intestinal enferma. Sin embargo, de forma similar a lo que ocurre
con los pacientes que tienen intestino irritable, entre estos afectados
tambin se registran porcentajes superiores de depresiones y ansiedad.
Actualmente existen pocos, pero muy buenos, equipos de investigadores
que estudien los mecanismos que fortalecen el umbral del intestino y del
cerebro. Se trata de una informacin que no solo es relevante para los
pacientes con problemas intestinales, sino para todas las personas.
Presumiblemente, el estrs es uno de los estmulos ms importantes sobre el
120

que discuten el cerebro y el intestino. Cuando nuestro cerebro percibe un


gran problema (como premura de tiempo o enojo), quiere solucionar ese
problema, y para ello precisa energa, que toma prestada primordialmente
del intestino. A travs de las denominadas fibras nerviosas simpticas, el
intestino recibe la notificacin de que reina una situacin de emergencia y
que, excepcionalmente, debe obedecer. De forma solidaria ahorra energa
durante la digestin, produce menos mucina y reduce su propio riego
sanguneo.
Sin embargo, ese sistema no est diseado para un uso constante. Si el
cerebro notifica permanentemente situaciones excepcionales, se aprovecha
de la bondad del intestino. Llegados a ese punto, el intestino tambin debe
remitir seales desagradables al cerebro; de lo contrario, esta situacin se
prolongara infinitamente. En tal caso es posible que nos sintamos rendidos
o que tengamos falta de apetito, malestar o diarrea. Al igual que con el
vmito emocional en una situacin excitante, en este caso el intestino
tambin suelta alimentos para afrontar la retirada de energa a travs del
cerebro. Con la diferencia de que las verdaderas fases de estrs pueden
alargarse mucho ms. Si el intestino tiene que aguantar demasiado tiempo,
la situacin se convierte en poco saludable para l. Las paredes intestinales
se debilitan con un riego sanguneo insuficiente y un manto protector de
mucina ms delgado. A continuacin las clulas inmunitarias all instaladas
liberan bastante cantidad de sustancias transmisoras que van incrementando
el nivel de sensibilizacin del cerebro intestinal y de este modo logran
bajar la barrera del primer umbral. Las fases de estrs comportan energa
prestada y nunca debemos contraer deudas en exceso, sino procurar llevar
la economa domstica lo ms equilibrada posible.
Adems, una teora de los investigadores sobre bacterias es que el
estrs no es higinico. Con la alteracin de las condiciones de vida en el
intestino, sobreviven distintas bacterias a las que lo hacen en pocas
relajadas. Por decirlo de algn modo, el estrs modifica el clima de la
tripa. Los tipos rudos que sobreviven divinamente a las turbulencias se
multiplican con especial ahnco, aunque no necesariamente irradian el
mejor de los ambientes despus del trabajo. Por consiguiente, segn esta
teora, no solo seramos vctimas de nuestras bacterias intestinales y de su
impacto en nuestro estado de nimo, sino que prcticamente seramos los
propios jardineros del mundo de la tripa. Esto supondra adems que
nuestro intestino es capaz, pasada la fase de estrs agudo, de dejarnos
121

percibir el mal ambiente.


Los sentimientos que vienen de abajo, y sobre todo los que tienen un
regusto desagradable, hacen que la prxima vez el cerebro reflexione
seriamente acerca de si es acertado pronunciar un discurso ante un pblico
que come guindillas demasiado picantes a pesar de las advertencias. Esa
podra ser tambin la funcin del intestino en las decisiones de tripa: en
una situacin similar sus sentimientos se almacenan y, en caso necesario, se
consultan. Si las lecciones positivas pudiesen reforzarse de este modo,
realmente el amor pasara por el estmago e ira directamente hacia el
intestino.

122

Una interesante hiptesis en cuya fundamentacin trabajan varios


cientficos es que nuestra tripa pudiese meter baza no solo en relacin con
los sentimientos o determinadas decisiones (de tripa), sino que
posiblemente tambin influya en nuestro comportamiento. El equipo de
Stephen Collins lleg muy lejos con un experimento. Los voluntarios del
estudio eran ratones de dos razas diferentes, cuyo comportamiento est muy
123

estudiado. Los animales de la raza BALB/c son ms miedosos y tienen un


comportamiento ms tmido que sus congneres de la raza NIH-SWISS, que
son ms aventureros y valientes. Los cientficos administraron a los
animales una mezcla de tres antibiticos diferentes, que solo actan en el
intestino, exterminando la poblacin bacteriana que pudiese haber all. A
continuacin, administraron a los animales las bacterias intestinales tpicas
de la otra raza. De repente, en las pruebas de comportamiento, los roles se
haban invertido: los ratones BALB/c eran ms valientes y los ratones NIHSWISS, ms miedosos. Una demostracin de que el intestino al menos
puede influir en el comportamiento de los ratones. No obstante, no es
extrapolable a los seres humanos. Para ello an nos faltan muchos
conocimientos sobre las diferentes bacterias, el cerebro intestinal y el eje
intestino-cerebro.
Hasta ah podemos utilizar los conocimientos que ya hemos atesorado,
que comienzan por cosas pequeas, como nuestras comidas diarias, pero
que tambin incluyen, por ejemplo, liberar la tensin y no tener prisa
durante las comidas. Estas deben ser espacios sin estrs, sin reir, sin
frases como Te quedars sentado hasta que te lo hayas terminado todo,
sin zapear continuamente en la televisin. Esto rige sobre todo para nios
pequeos, en los que el cerebro intestinal se desarrolla en paralelo al
cerebro de la cabeza, aunque tambin es aplicable a los adultos: cuanto
antes empecemos, mejor. Cualquier tipo de estrs activa nervios que
obstaculizan nuestra digestin, con lo que no solo absorbemos menos
energa de los alimentos, sino que adems necesitamos ms tiempo para
procesarlos y cargamos ms a nuestro intestino.
Podemos jugar y experimentar con estos conocimientos. Existen chicles
para los viajes y remedios contra las nuseas que alivian los nervios del
intestino. Entonces, a menudo la ansiedad desaparece al mismo tiempo que
las nuseas. Pero, si el mal humor o el miedo inexplicables realmente
proviniesen tambin (sin nuseas) del intestino, podramos deshacernos
igualmente de ellos con esos remedios? Es decir, anestesiando durante un
breve perodo de tiempo a un intestino preocupado? El primer destino del
alcohol no son los nervios de la cabeza, sino los del intestino. Qu
porcentaje de la relajacin, gracias al vaso de vino de la noche anterior,
proviene del cerebro tranquilizado del estmago? Qu bacterias se
encuentran en las diferentes clases de yogures vendidos en nuestro
supermercado? Me sienta mejor un Lactobacillus reuteri o un
124

Bifidobacterium animalis? Entretanto, un equipo de investigadores de


China ha demostrado en el laboratorio que el Lactobacillus reuteri es
capaz de inhibir los sensores del dolor situados en el intestino.
Actualmente, el Lactobacillus plantarum y el Bifidobacterium infantis
ya se pueden recomendar para el tratamiento del dolor en el caso del
sndrome de intestino irritable. Las personas que hoy en da sufren un
umbral del dolor bajo del intestino a menudo toman remedios contra la
diarrea o contra el estreimiento o antiespasmdicos. Con ello atenan los
factores desencadenantes, pero no solucionan el verdadero problema. Las
personas que no experimentan una mejora despus de dejar de ingerir
alimentos potencialmente incompatibles o regenerando la flora intestinal
deben agarrar el malestar por los cuernos: los umbrales de los nervios.
Hasta la fecha pocas medidas han demostrado su eficacia en los estudios,
entre ellas la hipnoterapia.
Para nuestros nervios las psicoterapias realmente buenas funcionan
como la fisioterapia. Aflojan las tensiones y nos aportan alternativas de
movimiento sanas a nivel neuronal. Puesto que los nervios cerebrales son
unos tipos ms complicados que los msculos, como entrenador deben
dominar ejercicios excepcionales. Los hipnoterapeutas trabajan a menudo
con viajes por los pensamientos o la imaginacin, lo que mitiga las seales
de dolor y transforma la percepcin de determinados estmulos. Al igual
que cuando entrenamos los msculos, tambin podemos fortalecer
determinados nervios usndolos con mayor frecuencia. No es que nos
hipnoticen como en la televisin. Eso incluso ira contra las normas, puesto
que en este tipo de terapia el paciente ha de conservar el control. No
obstante, cuando elijamos a un terapeuta debemos asegurarnos de elegir a
un profesional.
La hipnoterapia ha ofrecido buenos resultados en pacientes con intestino
irritable. Muchos necesitan bastantes menos medicamentos, algunos incluso
han renunciado totalmente a ellos. Sobre todo en los nios afectados, esta
modalidad de terapia obtiene resultados mucho ms satisfactorios que los
medicamentos, puesto que logran reducir los dolores en cerca del 90% de
los casos, mientras que los medicamentos solo lo logran por trmino medio
en el 40%. Hay hospitales que incluso ofrecen programas especficos
relativos a la barriga.
A las personas que, adems de una dolencia intestinal, sufren un
elevado grado de ansiedad y depresin, a menudo su mdico les
125

recomienda que tomen antidepresivos, aunque pocas veces les explican el


porqu. El motivo es sencillo: ningn mdico ni cientfico lo sabe. Hasta
que no se demostr en estudios que estos medicamentos mejoran el estado
de nimo, no se empezaron a buscar los mecanismos que provocan este
efecto. Y hasta la fecha no hemos obtenido una respuesta clara. Durante
dcadas se presumi que el efecto se produca por el refuerzo de la
hormona de la felicidad, la serotonina. Las investigaciones ms recientes
sobre la depresin tambin examinan con lupa otras observaciones:
nuestros nervios podran recuperar su plasticidad ingiriendo estas
sustancias.
En los nervios la plasticidad significa la capacidad de cambiar. Para un
cerebro en crecimiento la pubertad resulta tan desconcertante debido a que
los nervios son increblemente plsticos: no existe nada muy establecido,
todo puede ser, nada debe ser, existen muchas chispas saltando en todas
direcciones. Este proceso concluye ms o menos al cumplir 25 aos.
Entonces determinados nervios reaccionan siguiendo patrones ensayados.
Los que han demostrado su vala se quedan, los que han resultado ser ms
bien una decepcin se van. De este modo, no solo desaparecen los ataques
inexplicables de rabia o risa, sino tambin los psteres colgados en la
pared de la habitacin. Llegados a este punto es ms difcil cambiar
bruscamente, aunque somos estables de manera ms positiva. No obstante,
tambin pueden arraigarse pautas mentales negativas como No valgo
nada o Todo lo que hago me sale mal; la radiacin nerviosa de un
intestino preocupado tambin podra anclarse en la cabeza de forma
estable. Si los antidepresivos aumentan la plasticidad, esos patrones
podran volver a distenderse. Todo esto tiene sobre todo sentido si se
acompaa de una buena psicoterapia. De este modo se puede disminuir el
riesgo de caer de nuevo en la vieja rutina.
Los efectos secundarios de los antidepresivos habituales en el mercado,
como Prozac, nos explican adems algo fundamental sobre la hormona de
la felicidad, la serotonina. Una de cada cuatro personas padece efectos
tpicos como nuseas, diarreas pasajeras y, tras un largo perodo de
tratamiento, estreimiento. Esto se debe a que nuestro cerebro intestinal
posee exactamente los mismos receptores nerviosos que el cerebro de la
cabeza, por lo que los antidepresivos siempre tratan automticamente a
ambos. El investigador americano Dr. Michael Gershon va incluso un paso
ms all. Se pregunta si en algunas personas tambin podran surtir efecto
126

los antidepresivos que solo inciden en el intestino y ni tan siquiera llegan al


cerebro.
No es una idea totalmente desacertada: al fin y al cabo el 95% de la
serotonina que hay en nuestro organismo se produce en las clulas
intestinales, donde permite en gran medida que los nervios realicen el
trabajo de mover los msculos, adems de ser una importante molcula
transmisora de seales. Por lo tanto, si cambiramos los efectos a este
nivel, tambin se podran enviar avisos totalmente distintos al cerebro, lo
que podra ser sobre todo interesante en personas atacadas repentinamente
por fuertes depresiones, aunque aparentemente su vida parezca estar bien.
Quizs solo su barriga deba someterse a tratamiento y su cabeza no tenga
ninguna culpa?
Todas las personas que padecen ansiedad o depresin han de tener
presente que una barriga maltrecha tambin puede desencadenar
sentimientos desagradables. A veces, con toda la razn del mundo, tanto
despus de una fase de mucho estrs como por una intolerancia alimentaria
no diagnosticada. No deberamos achacar la culpa nicamente a nuestro
cerebro o a acontecimientos de nuestra vida, ya que somos mucho ms
que eso.

Dnde nace el Yo
El mal humor, la alegra, la inseguridad, el bienestar o la preocupacin no
nacen solo de forma aislada en el crneo. Somos personas con brazos y
piernas, rganos sexuales, corazn, pulmones e intestino. Durante mucho
tiempo la cabeza ha acaparado la atencin de la ciencia y hemos estado
ciegos ante el hecho de que nuestro Yo es ms que el cerebro. En los
ltimos tiempos la investigacin sobre el intestino ha contribuido en cierta
medida a cuestionarse con prudencia el lema filosfico Pienso, luego
existo.
Una de las reas ms interesantes del cerebro adonde puede llegar
informacin procedente del intestino es la nsula o corteza insular. La nsula
es el campo de investigacin de una de las cabezas ms brillantes de
nuestra poca: Bud Craig. Durante ms de veinte aos, con una paciencia
prcticamente inhumana, se ha dedicado a teir nervios y seguir sus
127

trazados hasta el cerebro. Un buen da sali de su laboratorio y pronunci


una conferencia de una hora sobre la hiptesis siguiente: la nsula es el
lugar donde nace nuestro Yo.
A continuacin exponemos la primera parte: la nsula recibe
informacin sobre sentimientos de todo el cuerpo. Cada dato es como un
pxel, y a partir de muchos pxeles la nsula compone una imagen. Esta
imagen es importante, ya que proporciona un mapa de los sentimientos.
Pongamos por caso que estamos sentados en una silla, notamos que la piel
de nuestro trasero est aplastada y quizs constatamos que tenemos fro o
hambre. El resultado de toda esa informacin junta es una persona
hambrienta y helada, sentada en una silla dura. La visin de conjunto de
estos sentimientos quizs no sea fabulosa, pero tampoco es horrorosa,
digamos que ni lo uno ni lo otro.
Segunda parte: segn Daniel Wolpert, la misin de nuestro cerebro es el
movimiento; no importa si somos una ascidia buscando una bonita roca
debajo del agua o un ser humano que aspira a tener la mejor vida posible.
La finalidad de los movimientos es conseguir algo. Con la ayuda del mapa
de la nsula, el cerebro puede planificar movimientos adecuados. Si el Yo
est sentado muerto de fro y hambriento, sin duda es una buena motivacin
para que otras reas del cerebro intenten cambiar la situacin. Podemos
empezar a tiritar o levantarnos y dirigirnos al frigorfico. Uno de los
objetivos supremos de nuestros movimientos es movernos siempre para
alcanzar un equilibrio saludable, ya sea de fro a caliente, de infeliz a feliz
o de cansado a despierto.
Tercera parte: tambin el cerebro es solo un rgano. Por lo tanto,
cuando la nsula crea una imagen de nuestro cuerpo tambin incluye en ella
a nuestro sobretico, donde encontramos un par de dispositivos dignos de
mencin, como las reas responsables de la empata social, la moral y la
lgica. A las reas sociales del cerebro posiblemente no les guste cuando
nos peleamos con la pareja; las reas lgicas se desesperan con un acertijo
complicado. Para que la imagen del Yo que crea la nsula tenga pleno
sentido, presumiblemente tambin integra percepciones del entorno o
experiencias del pasado. En tal caso, no solo notamos que tenemos fro,
sino que al mismo tiempo podemos contextualizarlo y afirmar: Es curioso
que tenga fro. Estoy en una habitacin con calefaccin. Mmm. Quizs
estoy enfermando?. O tambin: Vale, quizs con esta temperatura no
debera pasear desnudo por el invernadero. Esto nos permite reaccionar a
128

la sensacin primaria fro con una complejidad mucho mayor que otros
animales.
Cuantas ms informaciones asociamos, ms inteligentes pueden ser
nuestros movimientos. Aparentemente, en este sentido tambin existe una
jerarqua de los rganos. Aquello que reviste una especial importancia para
nuestro equilibrio saludable goza de mayor derecho de participacin en la
nsula. Por sus mltiples cualificaciones, tanto el cerebro como el intestino
ocuparan sendas posiciones privilegiadas, por no decir las mejores.
As pues, la nsula crea una pequea imagen de todas las sensaciones
que se producen en nuestro cuerpo. Posteriormente, podemos enriquecer esa
imagen con nuestro complejo cerebro. Segn Bud Craig, cada cuarenta
segundos se genera una imagen de estas caractersticas. Una detrs de otra,
las imgenes crean ms o menos una pelcula: la pelcula de nuestro Yo,
nuestra vida.
Ciertamente la contribucin del cerebro es sustancial, pero no nica. No
sera mala idea completar un poco la frase de Ren Descartes: Siento,
luego pienso, luego existo.

129

El mundo de los microbios

130

Si observamos la Tierra desde el universo no podemos vernos a


nosotros, los seres humanos. La Tierra se puede distinguir: es un punto
redondo y luminoso junto a otros puntos luminosos sobre un fondo oscuro.
Si nos acercamos ms, veremos que los seres humanos vivimos en lugares
muy distintos de la Tierra. Por la noche nuestras ciudades resplandecen
como pequeos puntos luminosos. Algunas poblaciones viven en regiones
con grandes ciudades, mientras otras estn distribuidas por todo el
territorio. Vivimos en la fra campia nrdica, pero tambin en la selva
tropical o en los lmites de los desiertos. Estamos por todas partes, aunque
no se nos pueda ver desde el espacio.
Si observamos a los seres humanos ms de cerca, constataremos que
cada uno de nosotros es un mundo en s mismo. La frente es un pequeo
prado bien ventilado, el codo es un terreno baldo, los ojos son lagos
salados y el intestino es el bosque ms inmenso y alucinante con las
criaturas ms increbles. Igual que los seres humanos habitamos el planeta,
tambin estamos habitados. Bajo el microscopio se pueden distinguir
perfectamente nuestros habitantes: las bacterias. Parecen pequeos puntos
luminosos ante un fondo oscuro.
Durante siglos nos hemos ocupado del gran mundo. Lo hemos medido,
hemos investigado sus plantas y animales, y hemos filosofado acerca de la
vida. Hemos construido mquinas gigantescas y hemos ido a la Luna.
Quienes hoy en da quieran descubrir nuevos continentes y pueblos deben
explorar el pequeo mundo que se encuentra dentro de nosotros mismos. Y,
sin duda alguna, nuestro intestino es el continente ms fascinante. En ningn
otro lugar viven tantas especies y familias como en l. La investigacin
sobre el intestino no ha hecho ms que empezar. Se est produciendo una
especie de nueva burbuja (comparable a la descodificacin del genoma
humano) con muchas esperanzas y nuevos conocimientos. Esa burbuja
podra estallar o ser una seal de que an hay ms.
131

Hasta 2007 no se empez a trabajar en un mapa de las bacterias. Para


ello se frotan todos los rincones imaginables de muchsimas personas con
bastoncillos de algodn: en tres puntos de la boca, debajo de las axilas, en
la frente Se analizan heces y se evalan frotis genitales. Lugares, que
hasta la fecha se consideraban aspticos, de repente resultan estar
poblados, como por ejemplo, los pulmones. En la materia atlas
bacteriano sin duda el intestino es la disciplina reina. En el intestino
encontramos un 99% de la microbiota o microflora: es decir, el conjunto de
todos los microorganismos que pululan por nuestro cuerpo. Y no es porque
escaseen en otros lugares, sino porque la concentracin de los mismos en el
intestino es sencillamente increble.

132

El ser humano como ecosistema

Las bacterias son pequeos seres vivos compuestos por una sola
clula. Algunas viven en fuentes de agua hirviendo en Islandia y otras en el
hocico hmedo de un perro. Algunas necesitan oxgeno para generar energa
y respiran de forma similar a las personas, mientras que otras se mueren
al entrar en contacto con el aire fresco, ya que no obtienen su energa del
oxgeno, sino de tomos metlicos o cidos, lo que suele desprender un olor
interesante. Desde el agradable olor de la piel de una persona querida hasta
el aliento del descarado perro del vecino, todo ello es producto del
infatigable mundo microbiano.
Nos gusta observar a los deportistas mientras hacen surf, pero cuando
estornudamos ni por un segundo pensamos en el increble espectculo de
surf en vivo que se est produciendo en nuestra flora nasal. Al practicar
deporte sudamos mucho, pero nadie se da cuenta de la alegra que inunda a
las bacterias por el cambio climtico estival en nuestras zapatillas
deportivas. Nos comemos a escondidas un pequeo trozo de tarta y creemos
que nadie nos ha visto, mientras en nuestra tripa proliferan los gritos de
TAAAAARTAAAAA!. Para dar debida cuenta de todas las novedades
que se producen a nivel microbiano en una nica persona, precisaramos un
colosal servicio de noticias internacional. Cuando nos aburrimos durante el
da no sabemos hacer otra cosa que eso, aburrirnos, mientras que a nuestro
alrededor y en nuestro interior se suceden los acontecimientos ms
emocionantes que podamos imaginar.
Lentamente se est tomando conciencia de que la inmensa mayora de
las bacterias son inofensivas e incluso tiles. Desde un punto de vista
cientfico ya se han constatado un par de hechos cruciales. Nuestra
microbiota intestinal llega a pesar 2 kilos y alberga unos 100 billones de
bacterias. Un gramo de heces contiene ms bacterias que seres humanos hay
en la Tierra. Tambin sabemos que la comunidad microbiana se encarga de
triturar la comida no digerible por nosotros, que aporta energa al intestino,
133

fabrica vitaminas, descompone sustancias txicas o medicamentos y entrena


a nuestro sistema inmunitario. Diferentes bacterias producen distintas
sustancias: cidos, gases, grasas: las bacterias son pequeos productores
industriales. Sabemos que nuestro grupo sanguneo viene determinado por
las bacterias intestinales o que las bacterias malas provocan diarrea.
Lo que no sabemos es qu significado tiene todo esto para el individuo.
Notamos con relativa rapidez si hemos capturado bacterias de las que
provocan diarrea. Pero percibimos algo ms acerca del trabajo diario de
los millones, miles de millones, billones de otros seres diminutos en
nuestro organismo? Puede tener alguna importancia quin nos habita
exactamente? En caso de sobrepeso, malnutricin, enfermedades nerviosas,
depresiones o problemas intestinales crnicos existe una alteracin de las
condiciones de las bacterias en el intestino. En otras palabras: si nuestros
microbios tienen algn problema, es posible que tambin lo tengamos
nosotros.

134

Fig.: La densidad de bacterias en diferentes secciones del intestino.

Quizs una persona tenga mejores nervios porque posee unas reservas
considerables de bacterias que producen vitamina B. Otra persona puede
asimilar mejor el pan con moho que ha mordisqueado sin querer o quizs
engorde con mucha ms rapidez debido a bacterias tragonas que ingieren
alimentos con cierto exceso de alegra. La investigacin empieza a entender
a las personas como un ecosistema. Pero la investigacin sobre la
135

microbiota todava va a la escuela primaria y le falta un diente.


Cuando an no se conocan bien las bacterias, se consideraban plantas:
de ah el trmino flora intestinal. En realidad, el trmino flora no es
del todo correcto, aunque s resulta muy grfico. De forma similar a las
plantas, las bacterias poseen propiedades diferentes en lo que a su lugar de
residencia, alimentacin o grado de toxicidad se refiere. El trmino
cientfico correcto para referirse al conjunto de microbios y sus genes es
microbiota (= vida pequea) o tambin microbioma.
A grandes rasgos podemos afirmar que en las secciones superiores del
tracto digestivo hay menos bacterias, mientras que en las secciones
inferiores como el intestino grueso y el recto encontramos muchsimas
bacterias. Algunas prefieren el intestino delgado y otras viven
exclusivamente en el intestino grueso. Hay grandes fans del ciego, bacterias
locas por la membrana mucosa y otras un poco ms caraduras que se
acomodan muy cerca de nuestras clulas intestinales.
No siempre resulta sencillo conocer a los microbios intestinales a ttulo
individual. No dejan que los saquemos de su mundo tan fcilmente. Si los
trasladamos a un medio de cultivo en el laboratorio a fin de observarlos,
simplemente no colaboran. Los grmenes de la piel ingieren con avidez la
comida del laboratorio y se convierten en pequeas montaas de bacterias.
Ms de la mitad de las bacterias de nuestro tracto digestivo sencillamente
estn demasiado acostumbradas a nosotros como para poder sobrevivir
fuera de nuestro organismo. Nuestro intestino es su mundo. All estn a
resguardo del oxgeno, les gustan las paredes hmedas y saben apreciar la
comida predigerida.
Hace unos diez aos muchos cientficos posiblemente an habran
afirmado que existe una reserva fija de bacterias intestinales que ms o
menos es igual en todas las personas. Por ejemplo, cuando extendan heces
en un medio de cultivo, siempre hallaban bacterias E. coli. As de sencillo.
Hoy en da existen aparatos con los que podemos analizar molecularmente 1
gramo de heces, lo que nos permite encontrar restos genticos de varios
miles de millones de bacterias. Actualmente, sabemos que E. coli supone
menos del 1% de las sustancias del intestino. Nuestros intestinos poseen
ms de mil especies diferentes de bacterias, a lo que hay que sumar
minoras del reino de los virus y las levaduras, adems de hongos y
diversos organismos unicelulares.
Nuestro sistema inmunitario sera la primera instancia que debera
136

emprender acciones contra esta colonizacin masiva. Al fin y al cabo, uno


de los primeros puntos de su orden del da es defender al organismo frente
a organismos extraos. A veces, nuestro sistema inmunitario combate
pequeas partculas de polen que se han colado por error en nuestra nariz.
Las personas alrgicas reaccionan con secrecin nasal y ojos rojos. Cmo
es posible que, al mismo tiempo, se festeje un Woodstock bacteriano en
nuestras entraas?

137

El sistema inmunitario y nuestras bacterias

Podramos morir varias veces al da. Nos diagnostican un cncer,


empezamos a criar moho, somos rodos por bacterias o infectados por
virus. Cada da salvamos la vida varias veces. Se matan clulas que crecen
de forma extraa, se eliminan esporas de hongos, se agujerean bacterias y
se rompen virus. Este eficiente servicio nos lo presta nuestro sistema
inmunitario con la ayuda de mltiples clulas pequeas. Cuenta con
expertos para detectar organismos extraos, con sicarios, sombrereros
locos y mediadores de conflictos. Todos van de la mano y trabajan con una
profesionalidad destacable.
La mayor parte de nuestro sistema inmunitario (aproximadamente el
80%) se encuentra en el intestino. Y por buenas razones, ya que all
encontramos el escenario principal de ese Woodstock bacteriano, y es un
espectculo que el sistema inmunitario no desea perderse. Las bacterias
estn situadas en un depsito delimitado, la mucosa intestinal, y no se
acercan amenazantes a nuestras clulas. El sistema inmunitario puede jugar
con ellas all sin que resulten peligrosas para el organismo. De este modo,
nuestras clulas de defensa pueden conocer muchas especies nuevas.
Si en un momento posterior una clula inmunitaria coincide fuera del
intestino con una bacteria conocida, podr reaccionar con mayor rapidez. El
sistema inmunitario debe estar muy alerta en el intestino: debe reprimir
continuamente su instinto de defensa para dejar vivir a las mltiples
bacterias que se encuentran all. Al mismo tiempo, debe detectar los seres
peligrosos entre la masa y separarlos. Si saludramos a cada una de
nuestras bacterias intestinales con un Hola, a lo largo del ao
alcanzaramos los 3 millones de saludos. Y nuestro sistema inmunitario no
dice solo Hola, sino tambin T ests aprobado o A ti te prefiero
muerto.
Adems, y de entrada puede sonar un tanto inslito, tiene que
diferenciar entre las clulas bacterianas y las propias clulas humanas. Se
138

trata de una tarea que no siempre es sencilla. En la superficie de algunas


bacterias encontramos estructuras que se parecen a las de nuestras pequeas
clulas corporales. Por este motivo, en el caso de bacterias que provocan
escarlatina no deberamos esperar demasiado a tomar antibiticos. Si la
enfermedad no se combate a tiempo, el sistema inmunitario confundido
puede atacar por error articulaciones u otros rganos presa de la
desconfianza. Por ejemplo, cree que nuestra rodilla es un miserable
causante de dolor de garganta que se ha escondido ah abajo. Eso solo
sucede en contadas ocasiones, pero puede ocurrir.
Los cientficos han observado un efecto similar en la diabetes que a
menudo se manifiesta en la juventud. En este caso, el sistema inmunitario
destruye las propias clulas que fabrican insulina. Un posible motivo
podra ser un problema de comunicacin con nuestras bacterias intestinales.
Quizs se desarrollan de forma errnea o sencillamente el sistema
inmunitario las entiende mal.
En realidad, el organismo ha creado un sistema muy riguroso contra este
tipo de problemas de comunicacin y accidentes por confusin. Antes de
que una clula inmunitaria pueda pasar a la sangre, debe aprobar un
campamento de entrenamiento muy duro especial para clulas. Entre otros
ejercicios, debe recorrer un largo camino donde se le presentan
permanentemente estructuras del propio organismo. Si la clula inmunitaria
no est del todo segura de si lo que se le presenta es propio del cuerpo o
ajeno, se detiene y lo pincha ligeramente con el dedo. Y esa es una decisin
equivocada fatal. Esa clula inmunitaria nunca llegar a la sangre.
As pues, las clulas inmunitarias ya sufren una seleccin en el
campamento de entrenamiento si atacan tejidos propios. En su campo de
entrenamiento en el intestino aprenden a ser tolerantes con lo ajeno y a estar
mejor preparadas para enfrentarse a los organismos ajenos. Este sistema
funciona bastante bien, y normalmente no se producen incidentes.
Sin embargo, existe un ejercicio bastante complicado: qu hacer si el
sistema inmunitario confunde las cosas ajenas con bacterias aunque no sean
bacterias? Por ejemplo, los glbulos rojos transportan sobre su superficie
protenas similares a las bacterias. En realidad, nuestro sistema inmunitario
atacara nuestra sangre si no hubiese aprendido en el campamento de
entrenamiento que no se debe atacar a nuestra propia sangre. Si nuestros
glbulos sanguneos tienen la caracterstica del grupo sanguneo A sobre la
superficie, tambin toleramos la sangre de personas ajenas del grupo A. En
139

el caso de un accidente de moto o un parto con mucha prdida de sangre,


puede ser necesario realizar transfusiones de sangre directas a las propias
venas.

Fig.: Si los anticuerpos encajan en los glbulos sanguneos ajenos, se aglomeran.


El grupo sanguneo B posee anticuerpos contra el grupo sanguneo A.

140

No podemos recibir sangre de alguien que tenga otras caractersticas de


grupo sanguneo en la superficie. Nuestro sistema inmunitario recordara de
inmediato las bacterias y, puesto que estas no pintan nada en nuestra sangre,
aglomerara los glbulos sanguneos ajenos sin piedad alguna. Sin este
espritu combatiente, inculcado por nuestras bacterias intestinales, no
tendramos grupos sanguneos y podramos donar alegremente nuestra
sangre a cualquiera. En los nios recin nacidos con muy pocos grmenes
intestinales esto an es as. En teora se les podra realizar una transfusin
de cualquier grupo sanguneo sin que se produjera una reaccin (puesto que
los anticuerpos de la madre llegan a la sangre del nio, en los hospitales se
utiliza el grupo sanguneo de la madre por motivos de seguridad). En cuanto
el sistema inmunitario y la flora intestinal se han desarrollado por
completo, solo podemos recibir transfusiones de sangre de nuestro mismo
grupo sanguneo.
La formacin del grupo sanguneo es solo uno de los mltiples
fenmenos inmunolgicos provocados por las bacterias. Probablemente an
desconozcamos la mayora. Mucho de lo que hacen las bacterias se enmarca
en la lnea de operaciones de ajuste. Cada tipo de bacteria provoca
efectos totalmente diferentes en el sistema inmunitario. En algunos tipos se
ha podido constatar que hacen que nuestro sistema inmunitario sea ms
tolerante. Se encargan, por ejemplo, de que se formen ms clulas
inmunitarias con funcin de mediacin y pacificacin, o de comprobar qu
efecto tienen, por ejemplo, la cortisona y otros medicamentos
antiinflamatorios sobre nuestras clulas. De este modo, el sistema
inmunitario se vuelve ms indulgente y menos combativo. Probablemente se
trate de una jugada maestra de estos microorganismos, puesto que as
aumentan la probabilidad de ser tolerados en el intestino.
El hecho de que precisamente en el intestino delgado de los animales
vertebrados jvenes (incluidos nosotros, los seres humanos) podamos
encontrar bacterias que excitan al sistema inmunitario deja margen para la
especulacin. Podran contribuir estos incitadores a que la densidad de
bacterias del intestino delgado se mantuviera a un nivel bajo? En tal caso,
el intestino delgado sera una regin con reducida tolerancia a las bacterias
y gozara de tranquilidad durante la digestin. Los propios incitadores no se
encuentran a gusto en la membrana mucosa, sino que se agarran a las
vellosidades del intestino delgado. Una predileccin similar presentan los
patgenos, como algunas versiones peligrosas de E. coli. Cuando intentan
141

asentarse en el intestino delgado y se encuentran con que sus puestos ya


estn ocupados por los incitadores, deben irse por las buenas o por las
malas.
Este efecto se denomina proteccin contra la colonizacin. La mayora
de nuestros microbios intestinales nos protegen por el simple hecho de no
dejar espacio a las bacterias malintencionadas. Por cierto, los incitadores
del intestino delgado pertenecen a ese tipo de candidatos que an no hemos
podido cultivar fuera del intestino. Podemos excluir que quizs incluso nos
perjudiquen? No. Quizs perjudiquen a algunas personas sobreexcitando el
sistema inmunitario. Quedan muchas cuestiones abiertas.
Las primeras respuestas nos las ofrecen los ratones sin grmenes de
laboratorios de Nueva York. Son los seres vivos ms limpios del mundo.
Partos por cesrea sin grmenes, cercados construidos nicamente con
materiales desinfectantes y alimentacin esterilizada al vapor. En la
naturaleza no existen animales desinfectados como estos. Las personas que
deseen trabajar con los ratones deben proceder con sumo cuidado, puesto
que los grmenes pueden pulular incluso en el aire sin filtrar. Gracias a
estos ratones, los investigadores han podido observar qu sucede si un
sistema inmunitario no tiene nada de trabajo. Qu ocurre en un intestino sin
microbios? Cmo reacciona el sistema inmunitario no entrenado a los
patgenos? Dnde puede percibirse la diferencia a simple vista?
Cualquiera que haya tenido que trabajar en alguna ocasin con esos
animales coincidira en que los ratones sin grmenes son curiosos. A
menudo presentan hiperactividad y se comportan de manera
sorprendentemente imprudente para un ratn. Comen ms que sus colegas
con una poblacin bacteriana normal y necesitan ms tiempo para la
digestin. Poseen ciegos enormes, tubos intestinales atrofiados sin
vellosidades y escasos vasos sanguneos y menos clulas inmunitarias. Los
patgenos relativamente inocuos pueden derribarlos fcilmente.
Si se les administran ccteles con bacterias intestinales de otros
ratones, podremos observar algo asombroso. Si reciben bacterias de
diabticos de tipo 2, al poco tiempo aparecen los primeros problemas con
el metabolismo de la glucosa. Si los ratones sin grmenes reciben bacterias
intestinales de personas con sobrepeso tambin ellos presentan ms
sobrepeso que si reciben la poblacin de grmenes de alguien con peso
normal. Pero tambin se les pueden administrar bacterias individuales y
observar qu sucede. Algunas bacterias pueden anular ellas solas la mayor
142

parte de los efectos de la ausencia de grmenes: excitan el sistema


inmunitario, encogen el ciego a su tamao habitual y normalizan el
comportamiento alimentario. Otras no hacen nada, mientras otras, a su vez,
solo actan en colaboracin con colegas de otras familias de bacterias.
Los estudios con estos ratones nos han permitido avanzar enormemente.
Mientras tanto podemos suponer que, al igual que el gran mundo en el que
vivimos nos influye, tambin lo hace el pequeo mundo que habita en
nosotros. Y el hecho de que vare tanto entre las diferentes personas lo hace
an ms emocionante.

143

El desarrollo de la flora intestinal

De bebs en la matriz normalmente no tenemos ningn tipo de germen.


Durante nueve meses no nos toca nadie excepto nuestra madre. Nuestra
alimentacin se predigiere, nuestro oxgeno se respira previamente. De este
modo, los pulmones e intestino maternos lo filtran todo antes de que nos
llegue. Comemos y respiramos a travs de su sangre, que gracias a su
sistema inmunitario se mantiene libre de grmenes. Estamos envueltos en la
bolsa amnitica y rodeados por una matriz musculosa que, a su vez, est
cerrada por un grueso tapn como si de un jarrn de barro se tratara. De
este modo, ningn parsito, ningn virus, ninguna bacteria, ningn hongo e
incluso ningn otro ser humano puede entrar en contacto con nosotros.
Estamos ms limpios que una mesa de operaciones tras su desinfeccin.
Se trata de una situacin extraordinaria. Nunca ms en nuestra vida
volveremos a estar tan protegidos y tan solos. Si estuviramos construidos
para estar libres de grmenes fuera de la matriz, estaramos diseados de
otro modo. Sin embargo, cada ser vivo mayor tiene como mnimo otro ser
vivo que le ayuda y que, como contraprestacin, le deja vivir en l. Por ese
motivo tenemos clulas cuya superficie resulta muy adecuada para el
acoplamiento de bacterias, y bacterias que han evolucionado con nosotros a
lo largo de milenios.

144

En cuanto la bolsa amnitica protectora se rompe por algn punto,


empieza la colonizacin. Si hasta hace un instante an ramos seres
compuestos al 100% por clulas humanas, pronto nos colonizarn tantos
microorganismos que, a nivel celular, solo tendremos el 10% de ser humano
y el 90% de microbio. Lo que sucede es que, como nuestras clulas
humanas son considerablemente ms grandes que las de nuestros nuevos
145

habitantes, esa composicin desigual no se nota. Antes de mirar por primera


vez a los ojos a nuestra madre, los habitantes de sus cavidades ya han
contemplado nuestros ojos. De bebs, primero conocemos la flora
protectora vaginal: una colonia cuyo objetivo es defender una regin muy
importante comportndose como un verdadero ejrcito. Para ello produce,
por ejemplo, cidos que ahuyentan a otras bacterias, conservando el camino
hacia la matriz ms limpio a cada centmetro.
Mientras la flora de las fosas nasales presenta unos 900 tipos diferentes
de bacterias, en el canal de alumbramiento se produce una estricta
seleccin. Queda solo el til manto de bacterias que se acurruca protector
alrededor del cuerpo limpio del beb. En la composicin de la mitad de
estas bacterias solo interviene un tipo, los lactobacilos, a los que les gusta
producir especialmente cido lctico. Es lgico, pues, que aqu solo puedan
vivir los organismos que superan los cidos controles de seguridad.
Si todo va bien, cuando nacemos solo debemos decidir hacia dnde
queremos orientar la cabeza. Tenemos dos atractivas posibilidades a
nuestra disposicin: en direccin al trasero o distanciados del mismo. A
continuacin, se producen toda clase de contactos con la piel hasta que,
normalmente, una persona extraa con guantes de goma nos agarra y nos
envuelve en algo.
En ese momento los padres fundadores de nuestra primera colonizacin
microbiana estn dentro y sobre nosotros: principalmente, flora vaginal e
intestinal de la madre, tambin grmenes cutneos y, opcionalmente, lo que
el propio hospital tenga en su repertorio. La mezcla no est nada mal para
ser el principio. El ejrcito de cidos nos protege contra intrusos malos,
mientras otros ya empiezan el entrenamiento del sistema inmunitario, y los
grmenes diligentes desintegran los primeros componentes no digeribles de
la leche materna para que nos alimentemos.
Algunas de estas bacterias apenas precisan veinte minutos para crear la
siguiente generacin. Aquello para lo que los seres humanos necesitamos
ms de veinte aos, aqu tiene lugar en una fraccin de tiempo: fraccin tan
diminuta como sus propios habitantes. Mientras nuestra primera bacteria ve
pasar nadando por delante de ella a su tataranieto, nosotros no llevamos ni
dos horas en brazos de nuestros padres.
A pesar de este tremendo desarrollo demogrfico, an debern pasar
unos tres aos hasta que en la campia intestinal se haya estabilizado una
flora adecuada. Hasta entonces nuestra tripa es el escenario de dramticos
146

cambios de poder y grandes batallas entre bacterias. Algunas colonias que


logran llegar a la boca se propagan a una velocidad trepidante en nuestra
barriga y vuelven a desaparecer con la misma celeridad. Otras nos
acompaarn a lo largo de toda nuestra vida. Las que se establecen
dependen en parte de nosotros: ahora chupamos a nuestra madre, despus
mordemos la pata de una silla y entremedias damos clidos besitos
vaporosos a la ventanilla del coche o al perro de los vecinos. Todo lo que
desembarca en nuestra boca de este modo podra erigir poco tiempo
despus su imperio en nuestro mundo intestinal. Pero no se sabe si lograr
imponerse. Tampoco si sus intenciones son buenas o malas. Por decirlo de
algn modo, escribimos nuestro destino con la boca y un posterior anlisis
de heces nos mostrar lo que sale luego por detrs. Es un juego con muchas
incgnitas.
Hay un par de cosas que nos ayudan. Especialmente, nuestra madre. No
importa cuntos besitos vaporosos distribuyamos por las ventanillas del
coche; si nuestra madre nos besuquea a menudo, sus microbios nos
protegern. A travs de la lactancia tambin fomenta la proliferacin de
unos grmenes muy concretos en la flora intestinal, como las bifidobacterias
que adoran la leche materna. Estas bacterias, con su colonizacin temprana,
ayudan a organizar posteriores funciones fisiolgicas, como el sistema
inmunitario o el metabolismo. Si durante su primer ao de vida un nio no
tiene una cantidad suficiente de bifidobacterias en el intestino, ms tarde la
probabilidad de padecer sobrepeso ser mayor que si tiene muchas.
Entre los mltiples tipos diferentes de bacterias, las hay buenas y menos
buenas. Con la lactancia materna se puede restablecer el equilibrio hacia
los tipos buenos y, de este modo, reducir, por ejemplo, el riesgo de
intolerancia al gluten. Las primeras bacterias intestinales de los bebs
preparan al intestino para sus bacterias ms adultas, eliminando el
oxgeno y los electrones del intestino. En cuanto el aire est libre de
oxgeno, se pueden establecer all los microbios ms tpicos.
La leche materna puede hacer tanto que, como madres razonablemente
bien alimentadas, podemos relajarnos en lo que a una alimentacin infantil
sana se refiere. Si medimos los nutrientes que contiene y los comparamos
con los valores de consumo necesario para nios, la leche materna es, sin
duda, la empollona de los complementos alimenticios. Lo tiene todo, lo
sabe todo, lo puede todo. Y, por si el aporte nutricional no fuera suficiente,
obtiene una estrellita adicional porque adems aporta al nio parte del
147

sistema inmunitario de la madre. La secrecin de la leche materna contiene


anticuerpos que pueden atrapar nocivos conocidos bacterianos (por
ejemplo, por lamer animales domsticos).
Finalizada la lactancia materna, el mundo bacteriano del beb
experimenta una primera revolucin, puesto que de repente cambia toda la
composicin de alimentos. Haciendo gala de una gran inteligencia, la
naturaleza ha dotado a los primeros colonos tpicos, los grmenes, de forma
que aquellos a los que les gusta la leche materna tambin llevan en su
equipaje los genes para los hidratos de carbono simples, como el arroz. Sin
embargo, si ahora servimos al lactante organismos vegetales complejos
como los guisantes, la flora del beb no logra procesarlos por s sola. Se
requieren urgentemente nuevos tipos de bacterias para digerir. En funcin
de la alimentacin, esas bacterias tambin pueden ganar o perder
capacidades. Los nios africanos tienen bacterias que pueden fabricar todo
tipo de herramientas para descomponer los alimentos vegetales ms
fibrosos. Los microbios de los nios europeos prefieren renunciar a este
duro trabajo, y pueden hacerlo con la conciencia tranquila, ya que se
alimentan sobre todo de papillas trituradas y un poco de carne.
No obstante, las bacterias no solo pueden producir determinadas
herramientas cuando surge la necesidad, sino que en ocasiones tambin las
toman prestadas: en la poblacin (intestinal) japonesa se intercambiaron
bacterias intestinales por bacterias marinas. Tomaron prestado de sus
colegas marinos un gen que les ayuda a descomponer las algas marinas que,
por ejemplo, se utilizan para enrollar el sushi. As pues, la composicin de
nuestra poblacin intestinal tambin puede depender en gran medida de las
herramientas necesarias para desintegrar nuestros alimentos.
Incluso podemos transmitir las bacterias intestinales tiles a lo largo de
varias generaciones. Si como europeo padece estreimiento tras un buf
libre a base de sushi, comprender la utilidad de que, en algn momento en
su familia, hubieran hecho acto de presencia bacterias japonesas
procesadoras de algas. Pero no es tan sencillo conseguir para uno mismo y
para nuestros hijos un par de ayudantes para digerir el sushi. A las bacterias
tambin les debe gustar vivir all donde les toca trabajar.
Cuando un microorganismo encaja especialmente bien con nuestro
intestino, significa que le gusta la arquitectura de las clulas intestinales,
que se adapta bien a las condiciones climticas, que la comida es de su
agrado. Estos tres factores difieren entre las personas. Nuestros genes
148

contribuyen al diseo de nuestro cuerpo, pero no son los arquitectos-jefes


del establecimiento de los microbios. Aunque algunos gemelos tienen los
mismos genes, no poseen una composicin bacteriana idntica. Ni tan
siquiera tienen ms puntos en comn entre s que otros pares de hermanos.
Nuestro estilo de vida, las relaciones casuales con otras personas, las
enfermedades o las aficiones contribuyen a determinar el aspecto del
pequeo mundo que se oculta en nuestra propia barriga.
Durante nuestro tercer ao de vida, cuando la flora intestinal emprende
su camino hacia una relativa maduracin, nos llevamos todo tipo de objetos
a la boca: algunos pueden sernos realmente tiles y son adecuados para
nosotros. De este modo adquirimos cada vez ms microorganismos hasta
que pasamos lentamente de unos pocos cientos de especies diferentes de
bacterias a ms de varios cientos de clases de habitantes en el intestino.
Para un zoo sera una oferta muy interesante, que nosotros nos sacamos de
la manga como quien no quiere la cosa.
En la actualidad est reconocido ampliamente que nuestras primeras
colonias intestinales son elementos bsicos fundamentales para el futuro de
todo nuestro cuerpo. En este sentido los estudios existentes demuestran
sobre todo la importancia, para el sistema inmunitario, de nuestras primeras
semanas de vida, en las que recolectamos bacterias. Tan solo tres semanas
despus de nacer, y segn los metabolitos de nuestras bacterias intestinales,
se puede predecir si presentamos un riesgo mayor de alergias, asma o
neurodermitis. Cmo es posible que, tan pronto, acumulemos bacterias que
nos resultan ms perjudiciales que beneficiosas?
Ms de un tercio de los nios en naciones industrializadas occidentales
vienen al mundo por cesrea. Nada de apretujones en el canal de
alumbramiento, nada de desagradables efectos secundarios como desgarro
perineal o la placenta: todo es como ms refinado. Los nios que vienen
al mundo por cesrea entran, sobre todo en sus primeros momentos de vida,
en contacto con la piel de otras personas. De algn modo tienen que obtener
su flora intestinal de otro sitio, ya que no es seguro que la obtengan de los
grmenes especficos de la madre. Tambin puede haber un poco del pulgar
derecho de la enfermera Susi, un poco del dependiente de la floristera que
le ha estrujado el ramo en la mano a pap o incluso un poquito del perro del
abuelo. De repente, hay factores que pueden cobrar importancia, como la
escasa motivacin del personal de limpieza del hospital por su
remuneracin insuficiente. Habrn limpiado los telfonos, las mesitas
149

auxiliares y los accesorios de bao con amor o simplemente habrn pasado


una bayeta sin ganas?
La flora de nuestra piel no est regulada tan estrictamente como la
campia del canal de nacimiento y, sobre todo, presenta una mayor
exposicin al mundo exterior. Todo lo que se acumula ah fuera podra
acabar asentndose en el intestino del beb: patgenos, pero tambin
personajes menos llamativos que entrenan al joven sistema inmunitario con
mtodos extraos. Los nios nacidos por cesrea tardan meses o ms en
tener bacterias intestinales normales. Tres cuartas partes de los recin
nacidos que capturan los grmenes tpicos de hospital son nios nacidos
por cesrea. Adems, presentan mayor riesgo de desarrollar alergias o
asma. Segn un estudio americano, la ingestin de determinados
lactobacilos puede reducir nuevamente el riesgo de alergias en estos nios.
Sin embargo, no es as en los recin nacidos alumbrados de forma natural;
dicho de otro modo, durante el parto ya son sometidos al filtro mgico de
los probiticos.
A partir del sptimo ao de vida apenas se aprecian diferencias entre la
flora intestinal de los nios nacidos por parto natural y la de los nacidos
por cesrea. Ya han pasado las primeras fases en las que el sistema
inmunitario y el metabolismo reciban influencias. No solo un parto por
cesrea puede generar composiciones iniciales inadecuadas en el intestino,
sino que tambin pueden tener parte de culpa por una mala alimentacin, la
administracin innecesaria de antibiticos, un exceso de limpieza o
demasiados encuentros con grmenes malos. Aunque no deberamos
permitir que eso nos enloquezca. Nosotros los humanos somos seres vivos
tan grandes que no podemos controlar todos los pequeos organismos
microbianos.

150

Los habitantes del intestino de un adulto

En trminos de microbiota se nos considera adultos cuando


alcanzamos una edad cercana a los 3 aos. A nivel de intestino ser adulto
significa saber cmo funciona y qu nos gusta. A partir de ese momento
determinados microbios inician una expedicin de proporciones
gigantescas a travs de nuestra vida. La ruta la trazamos nosotros
dependiendo de lo que comemos, de si tenemos estrs, al entrar en la
pubertad y de si enfermamos o envejecemos.
Cuando colgamos en Facebook las fotos de nuestra fantstica cena y nos
sorprendemos de que nuestros amigos no las comenten, esto significa
sencillamente que no hemos atinado con el pblico adecuado. Si existiera
un Facebook de microbios, un pblico de millones de espectadores
aplaudira o se estremecera con entusiasmo al observar la imagen.
Tenemos a nuestro alcance una oferta de opciones que cambian a diario:
ahora prcticos organismos para digerir la leche en el bocadillo de queso,
ahora un montn de salmonela en el delicioso tiramis. A veces cambiamos
nuestra flora intestinal, y a veces es ella quien nos cambia a nosotros.
Somos sus condiciones meteorolgicas y sus estaciones del ao. Pueden
cuidarnos o intoxicarnos.
En los adultos apenas sabemos todo lo que puede llegar a mover la
comunidad de bacterias de nuestra tripa. En las abejas est ms estudiado.
Las abejas con bacterias intestinales ms variadas se han impuesto
evolutivamente. Solo pudieron desarrollarse a partir de sus antepasados,
las avispas carnvoras, gracias a que acumularon nuevos microbios
intestinales que obtenan la energa del polen de las plantas. Fue as como
estos animales se convirtieron en vegetarianos. Cuando hay escasez de
alimentos, las bacterias buenas son las encargadas de aportar seguridad: en
situaciones de emergencia, una abeja tambin puede digerir nctar extrao
de zonas muy alejadas. En cambio, los sujetos desequilibrados no llegan ni
mucho menos tan lejos. En situaciones de crisis se demuestra quin cuenta
151

con un imponente ejrcito de microbios. Las abejas con una flora intestinal
bien pertrechada se enfrentan mejor que otras a algunas plagas de parsitos.
Cuando se trata de sobrevivir, sin duda las bacterias intestinales son un
factor de una gran relevancia.
Por desgracia, no es tan fcil extrapolar estos resultados a los seres
humanos. Los humanos somos vertebrados y tenemos Facebook. En este
caso debemos empezar desde cero. Los cientficos que se ocupan de
nuestras bacterias intestinales deben entender a un nuevo mundo
prcticamente desconocido y relacionarlo con el gran mundo exterior.
Deben saber quin y cmo habita nuestro intestino.
As pues, una vez ms y de manera ms exacta: quines son???
A la biologa le gusta categorizar. Tanto nuestro propio escritorio como
nuestra Tierra se rigen por el mismo principio funcional. Primero se coloca
todo en dos grandes cajones: los seres vivos en uno y los seres no vivos en
otro. A continuacin, se contina subclasificando. Todos los seres vivos se
distribuyen en tres dominios: eucariotas, arqueas y bacterias; los tres tienen
representacin en el intestino. No corro el riesgo de incumplir una promesa
al afirmar que cada uno de ellos tiene su encanto.
Los eucariotas estn formados por las clulas ms grandes y complejas.
Pueden ser multicelulares y alcanzar un tamao bastante considerable. Una
ballena es eucariota. Los seres humanos son eucariotas. Incluso las
hormigas, aunque son mucho ms pequeas. Segn la biologa moderna, los
eucariotas se pueden dividir en seis subgrupos: seres que se arrastran con
movimientos ameboides, seres con patas aparentes (es decir, sin patas
reales), vegetales, unicelulares con citostoma (o boca celular), algas y
opistocontos.
Por si el trmino opistocontos (nombre procedente del griego que
significa que el flagelo ocupa una posicin posterior) no resulta familiar, se
trata de todos los animales, incluidos los seres humanos, pero tambin los
hongos. Por lo tanto si coincidimos con una hormiga en la calle, desde un
punto de vista biolgicamente correcto, podemos saludar a nuestra colega
opistoconta. Los eucariotas que ms abundan en el intestino son las
levaduras que, por cierto, tambin pertenecen a los opistocontos. Los
conocemos, por ejemplo, de la masa de levadura, pero existen muchas otras
levaduras.
Las arqueas son algo as como una cosa intermedia. No son verdaderas
eucariotas, pero tampoco bacterias. Sus clulas son pequeas y complejas.
152

Para reparar un poco su imagen un tanto desdibujada podramos afirmar que


las arqueas son extremas. Las encontramos en los extremos de la vida.
Existen hipertermfilos, que se sienten a gusto a ms de 100 C y que a
menudo se descuelgan de los volcanes, acidfilos, que navegan por cidos
altamente concentrados, barfilos, a quienes les gusta sentir una gran
presin sobre sus paredes celulares, como en el fondo marino, y halfilos,
que donde mejor se las apaan es en aguas muy saladas (el mar Muerto es
un paraso para ellos). Los pocos que admiten vivir en un laboratorio
bastante poco extremo suelen ser las arqueas, que adoran el fro. Les
encantan los congeladores a 80 C. En nuestro intestino encontramos a
menudo un tipo de arquea que vive de los residuos de otras bacterias
intestinales y puede resplandecer.
Y ha llegado el momento de retomar nuestro tema principal. Las
bacterias suponen ms del 90% de los organismos de nuestro intestino. Si
clasificamos las bacterias, las podemos dividir en ms de veinte filos. A
veces, estos grupos tienen tantas caractersticas en comn como un ser
humano y un organismo unicelular con citostoma. O sea, pocas. La mayor
parte de los habitantes del intestino proviene de cinco filos: principalmente
bacteroidetes
y firmicutes,
adicionalmente
proteobacterias
y
verrucomicrobios. Dentro de estos filos existen diferentes divisiones de
nivel superior e inferior hasta llegar en algn momento hasta una familia de
bacterias. Dentro de esa familia, sus integrantes se parecen bastante. Comen
lo mismo, tienen un aspecto similar, tienen amistades y habilidades
parecidas. Los diferentes miembros de la familia poseen nombres tan
impactantes como Bacteroides uniformis, Lactobacillus acidophilus o
Helicobacter pylori. El reino de las bacterias es gigantesco.

153

Fig.: Representacin a grandes rasgos de los tres principales filos de bacterias y


sus subgrupos. Por ejemplo, los lactobacilos pertenecen a los firmicutes.

Cuando se buscan determinadas bacterias en los seres humanos siempre


se descubren nuevos tipos totalmente desconocidos. O, tambin tipos
conocidos en lugares inesperados. En el ao 2011 algunos investigadores
154

de Estados Unidos analizaron por diversin la flora del ombligo. En el


ombligo de uno de los voluntarios del estudio encontraron bacterias que
hasta entonces solo se haban encontrado en el mar delante de las costas de
Japn. Y la persona en cuestin ni tan siquiera haba pisado Asia en su
vida. La globalizacin no sucede nicamente cuando el bar de la esquina se
convierte en un McDonalds, sino que penetra hasta nuestros ombligos. A
diario, miles y miles de millones de microorganismos extranjeros viajan
por el mundo sin tener que pagar un cntimo.
Cada persona posee su propia coleccin nica de bacterias. Incluso nos
podran hacer una huella bacteriana. Si tomramos muestras a un perro y
analizramos sus genes bacterianos, con gran seguridad podramos
encontrar a su amo. Funciona exactamente igual con los teclados de
ordenador. Todo aquello que tocamos a menudo lleva nuestra firma
microbiana. Cada cual tiene alguna pieza de coleccin especial que
prcticamente nadie ms posee.
Tal es el carcter singular de nuestros intestinos! Cmo van a saber
los mdicos qu es bueno o qu es malo? Para la investigacin estas
singularidades resultan problemticas. Cuando nos planteamos la pregunta
Cmo influyen las bacterias intestinales en la salud? no queremos
escuchar la respuesta: A ver, el Sr. Mayer presenta un organismo asitico
excepcional y muchos tipos extraos. Queremos identificar patrones y
extraer conocimientos de estos.
Por lo tanto, cuando los cientficos observan ms de mil familias
diferentes de bacterias intestinales, se les plantea la pregunta: basta con
definir filos a grandes rasgos o es necesario que, en ltima instancia,
observemos cada bacteroide uniformado? Por ejemplo, E. coli y su prfida
gemela EHEC pertenecen a la misma familia. Las diferencias son
minsculas, pero perceptibles: E. coli es un habitante inocuo del intestino,
mientras que EHEC provoca hemorragias graves y fuertes diarreas. No
siempre tiene sentido investigar filos o familias si lo que queremos saber es
qu daos pueden causar las bacterias a nivel individual.

Los genes de nuestras bacterias


Los genes son posibilidades. Los genes son informaciones. Los genes
155

pueden imponernos algo por la fuerza u ofrecernos una habilidad. Ante


todo, los genes son planes. No pueden hacer nada hasta que no se les lee y
utiliza. Algunos de estos planes son inevitables: deciden sobre si seremos
un ser humano o una bacteria. Otros se pueden demorar en el tiempo (como
las manchas por la edad), y otros quizs los tenemos pero no se hacen
realidad. Por ejemplo, unos pechos grandes: para unos ser bueno y, para
otros, una desgracia.
Todas las bacterias de nuestro intestino juntas poseen ciento cincuenta
veces ms genes que un ser humano. Esta descomunal acumulacin de genes
se denomina microbioma. Si pudiramos elegir a ciento cincuenta seres
vivos distintos cuyos planos genticos nos gustara tener, qu
escogeramos? Algunos pensaran en la fuerza de un len, las alas de los
pjaros, la capacidad auditiva de los murcilagos o las prcticas tiendas de
campaa de los caracoles.
No solo existen motivos estticos por los que resulta ms prctico
apropiarse genes bacterianos. Se pueden absorber cmodamente a travs de
la boca, despliegan sus habilidades en el intestino y, adems, se adaptan a
nuestra vida. Nadie necesita continuamente la tienda de campaa de un
caracol ni nadie necesita para siempre ayuda para digerir la leche materna;
esto ltimo desaparece lentamente una vez finalizada la lactancia. No es
posible mirar a la vez todos los genes bacterianos del intestino, aunque se
pueden buscar algunos, si se conocen. Podemos demostrar que los bebs
poseen ms genes activos para digerir la leche materna que los adultos.
Tambin que en el intestino de personas con sobrepeso hallamos ms genes
bacterianos para la descomposicin de los hidratos de carbono; las
personas de edad avanzada presentan menos genes bacterianos contra el
estrs; en Tokio las bacterias pueden desintegrar algas marinas y en
Alemania, por ejemplo, no. Nuestras bacterias intestinales nos
proporcionan una informacin burda sobre quines somos: una persona
joven, rechoncha o asitica.
Los genes de nuestras bacterias intestinales tambin aportan
informacin sobre qu podemos hacer. El analgsico paracetamol puede ser
ms txico para algunas personas que para otras: algunas bacterias
intestinales producen una sustancia que influye en el hgado al desintoxicar
el comprimido contra el dolor. Cuando nos duele la cabeza se decide, entre
otros lugares, en la tripa si podemos tragar o no un comprimido sin vacilar.
Hay que ser igual de prudente con los consejos generales sobre
156

alimentacin: actualmente est demostrado el efecto protector de la soja


contra el cncer de prstata, las enfermedades vasculares o los problemas
de huesos. Ms del 50% de los asiticos se beneficia de ello. Entre la
poblacin occidental, la eficacia se mueve entre el 25 y el 30%. Las
diferencias genticas no lo explican. Ciertas bacterias son las que marcan la
diferencia: estn ms presentes en los intestinos asiticos y extraen del tofu
y dems las esencias ms saludables.
Para la ciencia es magnfico descubrir genes bacterianos concretos que
son responsables de este efecto protector. En estos casos han respondido a
la pregunta: Cmo influyen las bacterias intestinales en la salud?. Pero
queremos ms: queremos entender el todo. Si observamos el conjunto de
todos los genes bacterianos conocidos hasta la fecha, aparecen en segundo
plano grupitos de genes individuales que procesan los analgsicos o los
productos de la soja. Al final prevalecen las caractersticas comunes: cada
microbioma contiene muchos genes para descomponer los hidratos de
carbono y las protenas o para producir las vitaminas.
Por lo general, una bacteria posee un par de miles de genes, y cada
intestino agrupa hasta 100 millones de bacterias. Las primeras evaluaciones
de nuestras colecciones de genes bacterianos no se pueden representar en
diagramas de barras o grficas circulares: los primeros diagramas de los
investigadores del microbioma se asemejan ms a obras de arte moderno.
La ciencia tiene un problema con el microbioma que es el mismo que la
generacin Google tiene actualmente. Formulamos una pregunta y 6
millones de fuentes nos responden al mismo tiempo. No podemos decir:
Muy bien, pero respondan otra vez uno por uno. Debemos crear paquetes
inteligentes, clasificar de manera sustancial y detectar patrones importantes.
Un primer paso en esa direccin fue el descubrimiento de tres enterotipos
en el ao 2011.
En aquel entonces unos investigadores de Heidelberg estudiaban el
paisaje bacteriano con la tcnica ms moderna. Esperaban obtener la
imagen habitual: mezclas caticas de todas las bacterias imaginables y un
montn de especies desconocidas. El resultado fue sorprendente. A pesar
de la diversidad poda distinguirse un orden. Una de las 3 familias
bacterianas constitua mayora en el reino de las bacterias. Y, de este modo,
el enorme caos de ms de mil familias mostraba de repente un aspecto ms
ordenado.

157

Tres tipos de intestino


El gnero de bacterias que conforma la mayor parte de la poblacin nos
dir a cul de los tres tipos de intestino pertenecemos. Tenemos a nuestra
disposicin gneros con bellos nombres como Bacteroides, Prevotella o
Ruminococcus. Los investigadores detectaron estos enterotipos en personas
asiticas, americanas y europeas, tanto viejas como jvenes, hombres o
mujeres. Por la pertenencia a un tipo de intestino quizs en el futuro se
puedan deducir diversas caractersticas, como el aprovechamiento de la
soja, los nervios de acero o el riesgo de padecer determinadas
enfermedades.
En aquel entonces representantes de la Medicina tradicional china
visitaron el Instituto de Heidelberg donde se haba producido el hallazgo.
Vieron la posibilidad de vincular sus conocimientos ancestrales a la
Medicina moderna. Desde tiempos inmemoriales, en la Medicina
tradicional china se divide al ser humano en tres grupos en funcin de su
reaccin a determinadas plantas medicinales, como el jengibre. Los gneros
de bacterias de nuestro organismo presentan propiedades diferentes.
Descomponen los alimentos de manera distinta, producen sustancias
distintas y desintoxican determinados txicos. Adems, podran influir en la
flora intestinal para estimular o combatir otras bacterias.

Bacteroides
Los Bacteroides son el gnero intestinal ms conocido y, a menudo,
constituyen la fraccin ms amplia. Son los maestros de la descomposicin
de los hidratos de carbono y poseen una coleccin inmensa de planos
genticos con los que, si es necesario, pueden fabricar cualquier enzima
para ayudar en la desintegracin. Tanto si comemos un bistec, una generosa
ensalada o masticamos un mantelito de rafia obnubilados por la embriaguez,
los Bacteroides comprueban de inmediato qu enzimas necesitamos. No
importa lo que les llegue: estn preparados para obtener energa de eso.
Debido a su capacidad para sacar el mximo provecho de todo y
transmitrnoslo, estn bajo sospecha de aadirnos peso ms fcilmente que
158

otros tipos. Efectivamente, parece que a los Bacteroides les gusta la carne y
los cidos grasos saturados. En los intestinos de las personas que comen
muchas salchichas y similares, su concentracin es mayor. Nos hacen
engordar o se las apaan bien con la grasa? Esta pregunta an sigue sin
respuesta. Las personas que alojan Bacteroides probablemente tambin
sientan inclinacin por sus colegas: los Parabacteroides, que son
especialmente hbiles para pasarnos el mximo de caloras.
Este enterotipo tambin llama la atencin porque puede producir
bastante cantidad de biotina. Otros nombres para la biotina son vitamina B7
o vitamina H. Se bautiz como vitamina H en la dcada de 1930, porque
puede curar una enfermedad de la piel generada por un consumo excesivo
de clara de huevo cruda. H, del ingls heal, quizs no sea un nombre
especialmente creativo, pero de alguna manera es fcil de recordar.
La vitamina H neutraliza una sustancia txica presente en los huevos
crudos: la avidina. La enfermedad de la piel solo se produce porque hay
escasez de vitamina H en el organismo. Y hay escasez de vitamina H porque
est ocupada en neutralizar la avidina. Por lo tanto, el consumo de clara de
huevo cruda provoca dficit de vitamina H que, a su vez, puede ser el
causante de una enfermedad de la piel.
No s quin pudo consumir tantos huevos crudos en aquel entonces para
que se pudiera identificar esta relacin. Sin embargo, s que podemos
responder a quin podra comer tanta avidina en el futuro como para tener
carencia de vitamina H: unos cerdos que infelizmente hayan acabado por
equivocacin en un campo sembrado de maz genticamente modificado.
Para lograr que el maz sea menos vulnerable a las plagas, se ha modificado
con genes que ayudan a producir avidina. Si los parsitos, o los ingenuos
cerdos, consumen el maz, se intoxican. No obstante, si se cuece, ese maz
es tan comestible, en lo que a la avidina se refiere, como los huevos del
desayuno pasados por agua.
Sabemos que nuestros microbios intestinales pueden producir algo de
vitamina H porque algunas personas eliminan ms cantidad de la que han
absorbido. Puesto que ninguna clula humana puede producirla, solo
tenemos a nuestras queridas bacterias como fabricantes clandestinos. No la
necesitamos nicamente para tener una piel bonita, un cabello brillante y
unas uas resistentes, tal como sugieren los envases de algunos productos
que se venden en parafarmacias, sino que la biotina est implicada en
procesos metablicos de una importancia fundamental: con ella fabricamos
159

hidratos de carbono y grasas para nuestro cuerpo, y descomponemos


protenas.
Un dficit de biotina, adems de alteraciones en la piel, el cabello y las
uas, tambin puede provocar, por ejemplo, episodios depresivos,
somnolencia, predisposicin a contraer infecciones, trastornos nerviosos y
niveles de colesterol elevados. Llegados a este punto, conviene hacer una
llamada de ATENCIN en maysculas: la lista de sntomas en caso de
carencia de vitaminas es impactante en cualquier vitamina. Resulta bastante
fcil darse por aludido. Lo importante es tener claro que podemos tener un
resfriado y pasar por una fase un tanto letrgica sin que ello deba significar
que padecemos un dficit de biotina. Y no debemos perder de vista que
nuestro nivel de colesterol ser ms alto tras consumir una buena porcin
de tocino que tras ingerir un huevo para desayunar un tanto gelatinoso con
avidina.
No obstante, si pertenecemos a un grupo de riesgo, debemos pensar en
el dficit de biotina. Esto incluye a las personas que hayan tomado
antibiticos durante un largo perodo de tiempo, las que beban demasiado
alcohol, aquellas a quienes les hayan extirpado un trozo de intestino
delgado, las que deban someterse a dilisis o aquellas que deban tomar
determinados medicamentos. Todas estas personas precisan ms biotina de
la que pueden absorber a travs de la alimentacin. Un grupo de riesgo
sano son las embarazadas: los bebs consumen tanta biotina como
electricidad un frigorfico viejo.
No obstante, an no existe un estudio que haya analizado detalladamente
en qu medida nuestras bacterias intestinales nos proporcionan la biotina.
Sabemos que la producen y que las sustancias que combaten las bacterias,
como los antibiticos, pueden provocar un dficit de la misma. Un proyecto
de investigacin bastante interesante sera determinar si alguien con el
enterotipo Prevotella tiene ms tendencia a sufrir carencia de biotina que
alguien poblado por Bacteroides. Sin embargo, puesto que no conocimos la
existencia de los enterotipos hasta 2011, est claro que antes debern
contestarse otras preguntas.
Los Bacteroides no solo son tan exitosos por su buen rendimiento,
sino que tambin colaboran estrechamente con otros. Existen especies que
logran subsistir en el intestino simplemente recogiendo la basura de los
Bacteroides. Los Bacteroides rinden mejor en un entorno ordenado, y los
organismos de recogida de basura tienen una fuente de ingresos segura. Los
160

compostadores van un nivel ms all: no solo reutilizan la basura, sino que


con ella fabrican adems productos, que pueden reutilizar los Bacteroides.
Pero en algunas vas metablicas los propios Bacteroides adoptan la
funcin de compostadores: si necesitan un tomo de carbono para
transformar algo, simplemente recurren al aire del intestino y lo agarran.
Siempre encuentran lo que buscan, puesto que en nuestro metabolismo el
carbono se produce como desecho.

Prevotella
El gnero Prevotella es a menudo todo lo contrario de los Bacteroides.
Segn algunos estudios, es ms frecuente entre personas vegetarianas, pero
tambin en personas que no exageran el consumo de carne o incluso en
amantes acrrimos de la carne. Nuestra alimentacin no es el nico factor
que juega un papel en la colonizacin de nuestro intestino. En seguida
veremos ms datos al respecto.
Los Prevotella tambin tienen colegas bacterianos con los que trabajan
a gusto: los Desulfovibrionales, los cuales poseen a menudo flagelos
propulsores con los que pueden desplazarse y que, al igual que los
Prevotella, son buenos escudriando nuestra membrana mucosa en busca de
protenas aprovechables. Pueden comerse esas protenas o construir quin
sabe qu con ellas. Durante el trabajo de los Prevotella se producen
compuestos de azufre. Reconocemos su olor por los huevos cocidos. Si los
Desulfovibrionales no pulularan por ah y recogieran con diligencia lo que
se va produciendo, los Prevotella estaran pronto rodeados de su propia
cinaga de azufre. En realidad, no es que ese gas sea insano. Pero, por
precaucin, a nuestra nariz no le gusta, porque a una concentracin mil
veces superior poco a poco empezara a ser peligroso
La vitamina tpica de este enterotipo tambin contiene azufre y va
acompaada de un olor interesante: es la tiamina, o tambin vitamina B1,
una de las vitaminas ms conocidas e importantes. Nuestro cerebro la
necesita no solo para alimentar bien a las clulas nerviosas, sino tambin
para envolverlas por fuera con un manto lipdico con aislamiento elctrico.
Por este motivo, la carencia de tiamina es una de las posibles causas de los
msculos temblorosos y la falta de memoria.
Las personas con una deficiencia muy grave de vitamina B1 padecen
161

una enfermedad llamada beriberi, que se describi en la zona asitica hacia


el ao 500 a. C. Traducido, beriberi significa no puedo, no puedo.
Significa que los afectados, debido a los nervios daados y la atrofia
muscular, ni tan siquiera pueden andar. Actualmente, se sabe que el arroz
descascarillado carece de vitamina B1; en el caso de una alimentacin
incompleta, la deficiencia de vitamina B1 puede manifestar sus primeros
sntomas en pocas semanas.
Adems de los trastornos nerviosos y de la memoria, en el caso de una
carencia menos grave, los individuos pueden estar algo irritados, padecer
frecuentes dolores de cabeza o presentar problemas de concentracin; en
casos avanzados, puede haber tendencia a desarrollar edemas e
insuficiencia cardaca. Pero, llegados a este punto, hay que recordar que
estos problemas pueden provenir de otras causas. Hay que preocuparse si
se producen con mucha frecuencia o intensidad, y raras veces se deben solo
a una carencia vitamnica.
Los sntomas de deficiencia ms bien nos ayudan a comprender en qu
procesos estn implicadas las vitaminas en general. Si nuestra alimentacin
no se compone nicamente de arroz descascarillado o alcohol, en la
mayora de los casos estaremos bien provistos. El hecho de que nuestras
bacterias intestinales nos puedan ayudar en nuestro aprovisionamiento las
convierte en mucho ms que un simple montn de calderas de azufre
pululantes. Y precisamente eso es lo ms fascinante.

Ruminococcus
Este gnero provoca divergencias entre las mentes, como mnimo entre las
de los cientficos. Algunos de los que han comprobado la existencia de los
enterotipos solo han podido hallar Prevotella y Bacteroides, pero no el
grupo Ruminococcus. Otros apuestan por la existencia de este tercer
gnero, mientras otros opinan que tambin existe un cuarto o quinto grupo, o
incluso ms, de otros gneros de bacterias. Estas discusiones pueden
estropearle a ms de uno la pausa para el caf en un congreso.
Algunos estamos de acuerdo: podra ser que este grupo existiera.
Comida favorita propuesta: pared celular vegetal. Eventuales colegas:
bacterias Akkermansia, que descomponen la mucosidad y absorben el
azcar con bastante rapidez. La sustancia que produce Ruminococcus es el
162

hemo, necesario, por ejemplo, para que el cuerpo fabrique sangre.


Alguien que presuntamente tuvo problemas con la fabricacin de hemo
fue el Conde Drcula. En su Rumana natal hay un conocido defecto
gentico de las siguientes caractersticas: intolerancia al ajo y a la luz solar,
adems de produccin de orina roja. La orina roja se debe a que la
produccin de sangre no funciona y la orina del afectado contiene productos
intermedios inacabados. No obstante, la conclusin de entonces fue otra: si
alguien micciona orina de color rojo, significa que antes ha bebido sangre.
Hoy en da, las personas que padecen esta enfermedad reciben un
tratamiento adecuado en lugar de convertirse en protagonistas de una
historia de miedo.
Incluso aunque no existiera el grupo Ruminococcus, estas bacterias
estaran presentes en nuestros intestinos. Por eso no hace ningn dao que
sepamos algo ms sobre ellas, Drcula y los matices de la orina. Por
ejemplo, los ratones sin bacterias intestinales presentan problemas en la
produccin de hemo. Por lo tanto, no es balad afirmar que las bacterias son
importantes para ello.
Ya conocemos un poco mejor el pequeo mundo de los microbios
intestinales. Sus genes constituyen una inmensa reserva de habilidades
prestadas. Contribuyen a la digestin y producen vitaminas y otras
sustancias tiles. El principio es formar conjuntos de enterotipos y buscar
patrones. Y lo hacemos por un motivo: en nuestra tripa se asientan 100
billones de pequeos seres vivos y es obvio que su paso deja huella.
Avancemos un paso ms hasta lograr efectos visibles y examinemos con
ms detenimiento la forma en que esas bacterias intestinales inciden en
nuestro metabolismo, lo beneficiosas que nos resultan y cules de ellas
causan estragos.

163

El papel de la flora intestinal

A veces contamos a nuestros hijos grandes mentiras, porque son muy


entraables, como la del hombre de la barba que una vez al ao reparte
regalos a todos los nios y surca los cielos con su veloz carro tirado por
renos, o la del conejo de Pascua que esconde huevos en el jardn. A veces
ni tan siquiera nos damos cuenta de que no les estamos diciendo la verdad.
Como con el tpico ritual para dar de comer: Una cucharada para mam,
una cucharada para pap. Una para el abuelo, una para la abuela. Si
quisiramos entretener a nuestro beb mientras le damos de comer, para ser
cientficamente correctos deberamos decirle: Una cucharada para ti,
beb. Una pequea porcin de la siguiente cucharada para tus bacterias
Bacteroides. Una porcin igualmente pequea para tus bacterias Prevotella.
Y una porcin diminuta para otros microorganismos que ahora mismo tienes
en tu tripa y estn esperando su comida. Incluso podramos mandar un
saludo caluroso a los microcolegas de la tripa, porque los Bacteroides y
compaa ayudan con diligencia a alimentar a nuestro beb. Y no solo
durante el perodo de la lactancia. La persona adulta tambin es
retroalimentada a bocados por sus bacterias intestinales. Estas procesan
alimentos que, de lo contrario, no podramos descomponer y se reparten los
restos con nosotros.
La verdad es que la hiptesis de que las bacterias intestinales influyen
en el conjunto de nuestro metabolismo y, por lo tanto, tambin regulan
nuestro peso apenas tiene un par de aos. Consideremos primero el
concepto bsico: cuando las bacterias comparten con nosotros la comida,
no significa que nos estn robando nada. Apenas hay bacterias intestinales
en esas zonas del intestino delgado donde nosotros mismos descomponemos
y absorbemos los alimentos. Las mayores concentraciones de bacterias se
hallan all donde la digestin prcticamente ya ha finalizado y solo se
transporta lo no digerido. Cuanto ms nos aproximamos desde el intestino
delgado al ano, ms bacterias encontramos por centmetro cuadrado en la
164

mucosa intestinal. Esta distribucin debe permanecer as; de eso se encarga


nuestro intestino. Si el equilibrio se ve perturbado y las bacterias avanzan
traviesas y en gran cantidad hacia el intestino delgado, hablamos de
bacterial overgrowth o sobrecrecimiento bacteriano. Los sntomas y las
consecuencias de este cuadro clnico relativamente inexplorado son
intensas flatulencias, dolores de tripa, dolores articulares, inflamaciones
intestinales o tambin carencia de nutrientes y anemia.
En el caso de los rumiantes, como las vacas, la organizacin es justo al
revs: estos animales de gran tamao aguantan bastante bien para
alimentarse nicamente de hierba y otras plantas. Ningn otro animal se
atrevera a hacerles chistes sobre veganos. Su secreto? Las bacterias de
las vacas estn asentadas muy arriba de su tracto digestivo. Las vacas ni tan
siquiera intentan digerir por s solas, sino que directamente pasan los
complicados hidratos de carbono vegetales a los Bacteroides y dems, los
cuales les preparan un banquete mucho ms digerible.
El hecho de que las bacterias estn asentadas tan arriba del tubo
digestivo resulta muy prctico. Las bacterias son ricas en protenas, es
decir, desde el punto de vista de la tcnica culinaria, son pequeos bistecs.
Cuando ya no sirven en el estmago de la vaca, se deslizan hacia arriba y se
digieren all. De este modo, la vaca obtiene una magnfica fuente de
protenas: diminutos bistecs de microbios de cosecha propia. Las bacterias
intestinales de los humanos estn situadas demasiado alejadas en el
intestino para poder proporcionarnos este prctico servicio de bistecs a la
carta y las eliminamos sin digerir.
Los roedores tambin transportan a sus microbios tan atrs como
nosotros, pero no les gusta que se le escapen las protenas de las bacterias.
Para evitarlo, simplemente se comen sus heces. Nosotros no lo hacemos y,
en su lugar, acudimos al supermercado y compramos carne o tofu para
compensar que no podemos aprovechar las bacterias ricas en protenas que
alojamos en el intestino grueso. Sin embargo, s que nos beneficiamos de su
trabajo, aunque no las digerimos: las bacterias producen nutrientes de un
tamao tan pequeo que los podemos absorber a travs de nuestras clulas
intestinales.
Es algo que tambin pueden hacer fuera del intestino. El yogur no es
otra cosa que leche digerida por bacterias. El azcar de la leche (la
lactosa) se descompone en gran parte y se transforma en cido lctico
(lactato) y molculas de azcar ms pequeas. Todo esto hace que el yogur,
165

en su conjunto, sea ms cido y dulce que la leche. El cido de nueva


creacin posee otro efecto: gracias a l cuaja la protena lctea, con lo que
la leche se vuelve ms slida. Por este motivo el yogur tiene una
consistencia diferente. La leche predigerida (el yogur) ahorra trabajo a
nuestro cuerpo, ya que solo debemos continuar la digestin.

166

En este sentido, dejar que se predigieran aquellas bacterias que fabrican


productos finales especialmente sanos constituye una maniobra inteligente.
Por este motivo, los fabricantes de yogures que estn mnimamente atentos
utilizan bacterias que producen ms cido lctico dextrgiro (que gira a
la derecha) que cido lctico levgiro (que gira a la izquierda). El cido
lctico levgiro es una molcula que est exactamente invertida
lateralmente respecto de la molcula del cido lctico dextrgiro. Para
nuestras enzimas digestivas humanas eso es como si un diestro
experimentado tuviera que utilizar unas tijeras para zurdos: difcil de
digerir. Por eso en el supermercado deberamos preferir los yogures en
cuya lista de ingredientes conste algo as como: contiene
principalmente cido lctico dextrgiro.
Las bacterias no solo descomponen nuestra comida, sino que adems,
durante ese proceso, producen sustancias totalmente nuevas. Un repollo, por
ejemplo, contiene menos vitaminas que la col fermentada, en la que
posteriormente se convierte, y las bacterias son las encargadas de fabricar
esas vitaminas adicionales. En el queso las bacterias y los hongos son los
responsables del sabor, la cremosidad y los agujeros del queso. A los
embutidos de carne aderezada o al salami a menudo se agregan los
denominados cultivos iniciadores o fermentos. Cultivos iniciadores es el
trmino para decir: Casi no nos atrevemos a expresarlo en voz alta, pero
son las bacterias (sobre todo, los estafilococos) las que hacen que sea
exquisito. En el vino o el vodka apreciamos un producto metablico final
de levaduras denominado alcohol. Sin embargo, el trabajo de los
microorganismos no finaliza ni mucho menos en la barrica de vino.
Prcticamente todo lo que explican los catadores sobre los vinos no tiene
lugar en la botella de vino. Los sabores que percibimos a posteriori, como
el retrogusto del vino, aparecen con retraso porque las bacterias
necesitan tiempo para realizar su trabajo. Estn situadas en la parte trasera
de nuestra lengua, donde transforman la comida y la bebida. Las sustancias
que liberan all aportan el regusto. Cada experto catador de vinos notar un
sabor un tanto distinto dependiendo de las bacterias concretas de su lengua.
No obstante, es todo un detalle que nos hable tan abiertamente de sus
microbios. Qu otro lo hara con tanto orgullo?
En nuestra boca habita aproximadamente una diezmilsima parte de las
bacterias que se hallan en el intestino y, aun as, podemos saborear su
trabajo. Nuestro tracto digestivo puede estar muy orgulloso de contar con
167

una multitud tan amplia con unas habilidades tan diversas. Aunque la
glucosa simple o la fructosa todava se digieren bien, muchos intestinos ya
quedan agotados con la lactosa, es decir, el azcar de la leche, y sus dueos
padecen entonces intolerancia a la lactosa. En el caso de los hidratos de
carbono vegetales complejos, un intestino estara totalmente perdido si
tuviera que disponer de la enzima de descomposicin que corresponde a
cada uno de ellos. Nuestros microbios son expertos en estas sustancias.
Nosotros les proporcionamos alojamiento y restos de comida, y ellos se
ocupan de las cosas que a nosotros nos resultan demasiado complicadas.
La alimentacin occidental est compuesta en un 90% de los alimentos
que ingerimos y en un 10% de lo que nuestras bacterias nos aportan a
diario. Dicho de otro modo: despus de nueve almuerzos el siguiente plato
principal corre por cuenta de la casa. La alimentacin de los adultos
constituye la actividad principal para algunas de nuestras bacterias. En este
sentido no es balad lo que comemos, como tampoco lo es las bacterias que
nos alimentan. Dicho de otro modo: cuando hablamos del tema del peso, no
solo deberamos pensar en las caloras grasientas, sino tambin en el mundo
bacteriano que siempre est sentado tambin a la mesa.

Cmo pueden hacernos engordar las bacterias?


Tres hiptesis
1.
La flora intestinal contiene demasiadas bacterias tragonas, que son
bacterias que descomponen los hidratos de carbono de forma eficiente. Si
las bacterias tragonas proliferan excesivamente, tenemos un problema. Los
ratones delgados expulsan una determinada cantidad de caloras no
digeribles, mientras que sus colegas rechonchos eliminan menos. Su flora
intestinal tragona aprovecha hasta el ltimo pedazo de la misma comida y
alimenta jovial al seor Ratn o a la seora Ratona. Extrapolado a los seres
humanos, esto significa que algunas personas crean un odioso colchn de
grasa aunque no coman ms que otras personas, ya que su flora intestinal
posiblemente saque ms provecho de la comida.
Cmo es posible? A partir de los hidratos de carbono no digeribles,
168

las bacterias pueden producir diferentes cidos grasos: las bacterias que
sienten predileccin por las hortalizas ms bien fabrican cidos grasos para
el intestino y el hgado, mientras que otras bacterias producen cidos grasos
que se encargan de alimentar al resto de nuestro cuerpo. Por este motivo, un
pltano puede engordar menos que media chocolatina, aportando el mismo
nmero de caloras: los hidratos de carbono vegetales llaman antes la
atencin de los proveedores locales que la de los encargados de alimentar a
todo el cuerpo.
En estudios con personas con sobrepeso se ha demostrado que en su
conjunto impera en su flora intestinal una diversidad menor y que
predominan determinados grupos de bacterias que, sobre todo, metabolizan
hidratos de carbono. No obstante, para padecer sobrepeso de verdad deben
darse ms factores. En experimentos con ratones de laboratorio algunos
pesaban un 60% ms que al principio. Algo as no pueden lograrlo los
alimentadores por s solos. Por este motivo, se estableci otro marcador
para el sobrepeso severo: la inflamacin.
2.
Cuando existen problemas metablicos como sobrepeso, diabetes o
concentraciones elevadas de grasa en la sangre, la mayora de las veces se
detecta una ligera elevacin de marcadores de inflamacin en sangre. Los
valores no son tan altos como para requerir tratamiento, como sera el caso
de una herida grande o una septicemia. Por este motivo, el fenmeno recibe
el nombre de inflamacin subclnica. Si hay alguien que entienda de
inflamaciones, esas son las bacterias. En su superficie se halla una
sustancia transmisora que dice al cuerpo: Inflmate!.
Sin duda, este mecanismo resulta til en el caso de las heridas: con la
inflamacin se despiden y combaten las bacterias. Mientras las bacterias
permanezcan dentro de su membrana mucosa en el intestino, la sustancia
transmisora no interesa a nadie. En el caso de combinaciones de bacterias
malas y una alimentacin demasiado grasa, llega demasiada cantidad de esa
sustancia transmisora a la sangre. Y nuestro cuerpo entra en modo de ligera
inflamacin. Unas cuantas reservas de grasa por si vienen malos tiempos no
hacen dao.
Las sustancias transmisoras de las bacterias tambin pueden acoplarse a
otros rganos e influir en el metabolismo: en los roedores y seres humanos
169

se unen al hgado o al propio tejido adiposo y fomentan all el


almacenamiento de grasa. Tambin resulta interesante su efecto en la
glndula tiroides: los agentes inflamatorios bacterianos dificultan su
trabajo, haciendo que se generen menos hormonas tiroideas y la combustin
de grasas sea ms lenta.
A diferencia de las infecciones graves que martirizan al cuerpo y
provocan que adelgace, la inflamacin subclnica nos hace engordar. Y,
para acabarlo de rematar, no solo las bacterias provocan inflamacin
subclnica, sino que tambin se han observado otras causas posibles, como
el desequilibrio hormonal, un exceso de estrgenos, la deficiencia de
vitamina D o incluso una alimentacin con demasiado gluten.
3.
Atencin: alucinante! Una hiptesis postulada en 2013 afirma que las
bacterias intestinales pueden influir en el apetito de sus dueos. A grandes
rasgos: los ataques de hambre canina a las diez de la noche de bombas de
caramelo recubiertas de chocolate, amn de un paquete de galletitas
saladas, no siempre se inician en ese rgano que se encarga de calcular las
declaraciones de impuestos. No es en el cerebro, sino en nuestra tripa
donde reside un grupo de bacterias que ansan zamparse una hamburguesa
cuando en los ltimos 3 das han sido devastadas por una dieta. De algn
modo se comportan con un encanto especial, pues apenas podemos negarnos
a cumplir sus deseos.
Para comprender esta hiptesis hay que ponerse en el lugar de la
materia comida. Cuando elegimos entre diferentes platos, normalmente
nos decantamos por lo que nos apetece. La cantidad que ingerimos a
continuacin depende de la sensacin de saciedad. En teora, las bacterias
poseen medios para influir en ambas cosas: las ganas y la saciedad. Como
hemos dicho, de momento solo existe la sospecha de algn comentario
sobre nuestro apetito, aunque no sera ninguna estupidez, puesto que lo que
comemos y la cantidad que comemos puede significar la vida o la muerte en
su mundo. En tres millones de aos de coevolucin, las bacterias simples
han dispuesto de tiempo suficiente para adaptarse de forma ptima al
mundo humano.
Para despertar las ganas de comer algo hay que ir al cerebro. Y eso es
complicado. El cerebro est envuelto en una slida meninge. Y ms densas
170

an que esta membrana son las capas dispuestas alrededor de los vasos que
atraviesan el cerebro. Los nicos que logran atravesar esta maraa son el
azcar puro y los minerales, adems de todo lo que sea tan pequeo y
liposoluble como un neurotransmisor. La nicotina, por ejemplo, tiene
permitida la entrada y desencadena all sensaciones de recompensa o un
distendido estado de alerta.
Las bacterias pueden fabricar sustancias tan pequeas que, a pesar del
manto de vasos sanguneos, logran llegar al cerebro, como es el caso de la
tirosina y el triptfano. En las clulas del cerebro estos dos aminocidos se
transforman en dopamina y serotonina. Dopamina? Bueno, pues, hola, si no
aparece la palabra clave centro de recompensa. Serotonina? Seguro que
tambin nos suena de algo. Su carencia est vinculada a la depresin. Puede
hacernos sentir satisfechos o amodorrados. Y ahora, por favor, pensemos en
el ltimo banquete de Navidad. Alguien se qued dormido en el sof
satisfecho, perezoso y amodorrado?
La teora, pues, reza as: nuestras bacterias nos recompensan cuando les
proporcionamos una buena carga de alimentos. Es una sensacin agradable
y nos dan ganas de ingerir determinadas comidas. Estrictamente no solo por
sus alimentos, sino porque tambin estimulan nuestros propios transmisores.
Y este mismo principio es aplicable a la saciedad.
Varios estudios han demostrado que nuestros propios transmisores de la
saciedad aumentan significativamente cuando comemos de manera adecuada
para nuestras bacterias. Esto significa ingerir alimentos que llegan sin
digerir al intestino grueso, donde las bacterias los pueden devorar.
Sorprendentemente, la pasta y el pan tostado no forman parte de este selecto
grupo (ms informacin aqu [apartado Prebiticos]).
Por lo general, la saciedad se sealiza desde dos lugares: uno es el
cerebro y el otro, el resto del cuerpo. En este proceso se pueden torcer
muchas cosas: los genes de la saciedad pueden ser errneos en las personas
con sobrepeso; sencillamente no logran crear una sensacin de saciedad.
Segn la teora del cerebro egosta, el cerebro no recibe suficientes
alimentos y por eso decide que no est saciado. Aunque no solo los tejidos
del organismo y la mente humana dependen de nuestra comida, sino que
tambin nuestros
microbios
quieren que
los
alimentemos.
Proporcionalmente, su efecto es pequeo e insignificante: 2 kilos de
bacterias en un intestino. Qu derecho tienen a decir nada?
Dadas las mltiples funciones que ejerce nuestra flora intestinal, es
171

evidente que tambin tiene derecho a expresar sus deseos. Al fin y al cabo
sus bacterias son los entrenadores ms importantes del sistema inmunitario,
ayudan a la digestin, fabrican vitaminas y son maestros de la
desintoxicacin de pan con moho o medicamentos. Evidentemente, la lista
es mucho ms extensa, pero el mensaje ya debera estar claro: sin duda,
tienen derecho a participar en los asuntos de saciedad.
Lo que an no est claro es si determinadas bacterias expresan apetitos
diferentes. Si durante un largo perodo de tiempo no comemos dulces, en
algn momento ya no los echamos tanto de menos. Podramos matar de
hambre al lobby de las chocolatinas y las gominolas? En este punto,
pisamos el terreno de las especulaciones.
Sobre todo no debemos imaginarnos el cuerpo como una estructura
bidimensional de efecto-reaccin. El cerebro, el resto del cuerpo, las
bacterias y los elementos nutricionales interactan en 4 dimensiones. Es
evidente que comprender mejor todos los ejes nos permite avanzar ms. Sin
embargo, trajinamos mejor con las bacterias que con nuestro cerebro o
nuestros genes, y eso es precisamente lo que las hace tan fascinantes. Lo
que las bacterias nos dan de comer no solo es interesante para los
michelines de la tripa y las cartucheras, sino que, por ejemplo, tambin
entran en juego cuando se trata de las concentraciones de grasa en la sangre,
como el colesterol y compaa. Este conocimiento entraa cierta fuerza
explosiva, puesto que el sobrepeso y una concentracin alta de colesterol
estn vinculados a los grandes problemas de salud de nuestra poca:
hipertensin, arteriosclerosis y diabetes.

Colesterol y bacterias intestinales


La relacin entre las bacterias y el colesterol se descubri por primera vez
en la dcada de 1970. Investigadores americanos haban examinado a
guerreros masai en frica y se haban sorprendido de sus bajos niveles de
colesterol, puesto que esos guerreros prcticamente no coman otra cosa
que carne y beban leche como si fuera agua. No obstante, ese consumo de
grasa animal no supona unos niveles elevados de grasa en la sangre. Los
cientficos sospecharon de la existencia de una misteriosa sustancia lctea
que poda mantener baja la concentracin de colesterol.
172

Posteriormente, hicieron todo lo posible por encontrar esa sustancia


lctea. Adems de la leche de vaca tambin se analizaron la de camello y
rata. A veces lograban disminuir el nivel de colesterol y otras no. Los
cientficos no podan hacer nada con esos resultados. En otro experimento,
en lugar de leche se administr a los masais un sucedneo vegetal
(Coffeemate) muy enriquecido con colesterol y, a pesar de ello, no aument
la concentracin de colesterol en los voluntarios del estudio. Los
cientficos consideraron que esto refutaba sus hiptesis sobre la leche.
Haban tomado buena nota de que los masais a menudo beban la leche
cuajada. Pero nadie pens en que son necesarias determinadas bacterias
para que la leche cuaje. Tambin habra sido una explicacin lgica al
experimento con el Coffeemate: al fin y al cabo, las bacterias establecidas
anteriormente continan viviendo en el intestino aunque nos cambiemos a un
sucedneo vegetal de la leche enriquecido con colesterol. Aunque los
masais reducan su nivel de colesterol en el 18% cuando beban leche
cuajada en lugar de leche normal, los investigadores seguan buscando la
misteriosa sustancia lctea. Mucho trabajo para nada.
Estos estudios con los masais no satisfaran las exigencias actuales. Los
grupos experimentales eran muy pequeos. Los masais andan a diario unas
trece horas y, cada ao, viven meses en ayunas: sencillamente no podemos
compararlos con los europeos que comen carne. Sin embargo, dcadas
despus investigadores conocedores del mundo bacteriano desempolvaron
los resultados de este estudio. Bacterias que reducen el colesterol? Por
qu no probarlo en el laboratorio? Un matraz con bolo alimenticio, a una
temperatura agradable de 37 C, aadimos colesterol y bacterias y, voil!
La bacteria empleada fue Lactobacillus fermentus, y el colesterol
aadido desapareci, al menos en gran parte.
Los experimentos pueden arrojar resultados muy diferentes,
dependiendo de si los realizamos en un matraz de vidrio o en un
opistoconto. Mi vida se convierte en una montaa rusa emocional cuando
leo frases como la siguiente en artculos cientficos: La bacteria L.
plantarum Lp91 puede reducir considerablemente los niveles altos de
colesterol y otros niveles de grasa en la sangre, hace aumentar el HDL
bueno y tiene como resultado tasas de arteriosclerosis claramente
disminuidas, tal como se ha podido demostrar con xito en ciento doce
hmsteres dorados de Siria. Nunca me haba sentido tan decepcionada
con los hmsteres dorados de Siria. Los ensayos con animales son el primer
173

paso para realizar experimentos en sistemas vivos. Si pusiera tal como se


ha podido demostrar en ciento veintids americanos con sobrepeso, la
cosa resultara mucho ms impresionante.
No obstante, ese resultado tiene mucho valor. Algunos estudios
realizados en ratones, ratas y cerdos arrojaron tan buenos resultados con
algunos tipos de bacterias que se crey oportuno llevarlos a cabo tambin
en seres humanos. A los voluntarios se les administraron peridicamente
bacterias y, al cabo de un tiempo determinado, se les midi el nivel de
colesterol. Las clases de bacterias empleadas, las dosis, la duracin o
tambin el tipo de administracin fueron a menudo totalmente diferentes. En
ocasiones los estudios fueron satisfactorios y en otras, no. Adems, nadie
saba de hecho si una cantidad suficiente de las bacterias administradas
sobreviva al cido gstrico e influa en los niveles de colesterol.
Los estudios realmente interesantes han empezado a surgir hace apenas
unos aos. En 2011, ciento catorce canadienses participaron en un estudio
en el que deban ingerir dos veces al da yogur de fabricacin especial. La
bacteria aadida era Lactobacillus reuteri, en una forma particularmente
resistente a la digestin. En cuestin de seis semanas el LDL-colesterol
malo disminuy una media del 8,91%, lo que equivale aproximadamente a
la mitad del efecto obtenido con la administracin de un medicamento suave
contra el colesterol y sin efectos secundarios. En otros estudios con otras
cepas bacterianas se han logrado reducir los niveles de colesterol incluso
del 11 al 30%. Ahora han de realizarse estudios de seguimiento para
confirmar los efectos positivos.
Existen varios cientos de candidatos bacterianos que se podran probar
en el futuro. Para seleccionarlos debemos preguntarnos: qu habilidades
debe tener la bacteria o, mejor an, qu genes? Actualmente, el candidato
principal son los genes BSH, que es la sigla de Bile Salt Hydroxylase
(hidroxilasa de sales biliares). Esto significa que las bacterias con estos
genes pueden transformar las sales biliares. Qu tienen que ver las sales
biliares con el colesterol? La respuesta radica en la etimologa del nombre
colesterol, que procede del griego kol (bilis) y stereos (slido).
Cuando se descubri el colesterol por primera vez se hall en los clculos
biliares. En nuestro cuerpo la bilis es el medio de transporte de las grasas y
del colesterol. Con la BSH las bacterias pueden modificar la bilis para que
funcione peor. De este modo el colesterol liberado y la grasa de la bilis ya
no se absorben durante la digestin y acaban, sin ms, en el retrete. Para las
174

bacterias este mecanismo resulta til, ya que les permite debilitar la bilis,
que puede atacar su membrana celular, y se pueden proteger hasta que
finalmente llegan al intestino grueso. Pero existen muchos otros mecanismos
a travs de los cuales las bacterias manejan el colesterol: lo pueden
absorber directamente e incorporarlo a sus propias paredes celulares; lo
pueden transformar en una sustancia nueva o manipular los rganos que
fabrican el colesterol. La mayor parte del colesterol se produce en el
hgado y el intestino, donde los pequeos mensajeros qumicos de las
bacterias contribuyen a regular el trabajo.
Llegados a este punto, debemos ser prudentes y preguntarnos si
realmente el cuerpo siempre quiere deshacerse de su colesterol. Se encarga
de fabricar entre el 70 y el 95% de nuestro colesterol, y esto supone mucho
trabajo! Gracias a su cobertura meditica imparcial podramos pensar que
el colesterol es malo de por s. Y esa es una afirmacin bastante errnea.
Demasiado colesterol no es aconsejable, pero demasiado poco tampoco lo
es. Sin colesterol no tendramos hormonas sexuales ni vitamina D, y
nuestras clulas seran inestables. La grasa y el colesterol no son un tema
que ataa nicamente a las personas a quienes tanto le gusta comer pasteles
y salchichas. Nos afecta a todos. En los estudios realizados, la escasez de
colesterol se asocia a problemas de memoria, depresin y comportamiento
agresivo.
El colesterol es esa formidable materia prima bsica con la que se
pueden construir cosas importantes. Efectivamente, su exceso es
perjudicial; se trata, pues, de encontrar el justo equilibrio. Y nuestras
bacterias no seran nuestras si no nos ayudaran a lograrlo. Algunas de ellas
producen ms propionato, una sustancia que inhibe la formacin de
colesterol y otras fabrican ms acetato, que estimula la formacin de
colesterol.
Quin habra dicho que un captulo que empezaba hablando de los
pequeos y luminosos puntos que conforman las bacterias podra acabar
con las palabras ganas y saciedad o colesterol? Voy a resumirlo: las
bacterias contribuyen a nuestra alimentacin, hacen que las sustancias sean
ms digeribles y fabrican algunas sustancias. Actualmente, algunos
cientficos defienden la teora de que la microbiota de nuestro intestino
puede considerarse un rgano. Al igual que los otros rganos de nuestro
cuerpo, tiene un origen, se desarrolla con nosotros, est compuesto de un
montn de clulas y se comunica constantemente con sus colegas, los dems
175

rganos.

176

Malhechores: bacterias dainas y parsitos

El bien y el mal conviven en el mundo, tambin en el de nuestros


microbios. El mal suele tener algo en comn: en realidad solo quiere lo
mejor para s mismo.

Salmonelas con sombreros


Al cascar un huevo, al valiente pionero de la cocina a veces le invade una
especie de miedo ancestral ante una amenaza cruda: la salmonela! Todos
conocemos a una o dos personas a quienes esa pechuga de pollo medio
cruda o la gula por probar una pizca de masa de pastel cruda le ha colmado
de ros de diarrea y vmitos.
La salmonela puede llegar por caminos insospechados a nuestra
comida. Algunas comparecen, por ejemplo, a travs de la globalizacin de
la carne de pollo y los huevos. Funciona as: los cereales forrajeros para
las gallinas difcilmente se pueden obtener ms baratos que en frica. As
que los importamos. Pero en frica existen ms tortugas y lagartos en
libertad que en cualquier otro pas de Europa. Por lo tanto, las salmonelas
viajan junto con los cereales hasta llegar a nosotros. Por qu? Estas
bacterias son componentes habituales de la flora intestinal de los reptiles.
Mientras la tortuga deposita relajadamente sus heces en los cereales
exportados a un pas europeo, el agricultor africano se prepara para iniciar
la cosecha. Tras un fascinante viaje en avin con unas vistas
impresionantes, los cereales, junto con las bacterias de las deposiciones del
reptil, llegan a las explotaciones agrcolas alemanas y acaban en el buche
de una hambrienta gallina. La salmonela no es un componente de la flora
intestinal natural de las gallinas, sino, a menudo, un patgeno.
Es as como las salmonelas llegan al intestino de los animales, donde
pueden multiplicarse, y despus la gallina las elimina. Puesto que las
177

gallinas cuentan con un nico orificio por donde desfilan todos los artculos
de exportacin que salen de su cuerpo, el huevo entra inevitablemente en
contacto con las salmonelas de las heces de la gallina. Por este motivo, de
entrada, las salmonelas solo estn presentes en la cscara de los huevos;
solo logran penetrar en el interior del huevo cuando la cscara est rota por
algn sitio.
Pero cmo llegan las salmonelas del intestino a la carne de pollo? Es
un asunto desagradable. Los pollos alimentados con forrajes baratos
normalmente son conducidos a grandes mataderos, donde tras sacrificarlos
y decapitarlos pasan por grandes depsitos de agua. Por decirlo de algn
modo, esos depsitos son una zona de wellness para las salmonelas,
incluida la entrada al intestino de la gallina. En un matadero donde se
sacrifiquen a diario doscientos mil pollos, bastar un lote de pollos
alimentados con forrajes baratos para obsequiar al resto de sus compaeros
con una abundante cantidad de salmonela. Esos pollos acaban
posteriormente como congelados baratos en supermercados de descuento.
Si los asamos o cocinamos a altas temperaturas, acabaremos con todas las
salmonelas y ya no debern preocuparnos.
La carne bien asada no suele ser el motivo de una infeccin por
salmonela. Los problemas empiezan cuando dejamos descongelar el pollo
despreocupadamente en el fregadero o en el escurridor para la ensalada.
Las bacterias se pueden congelar y volver a descongelar a la perfeccin. El
gigantesco archivo de bacterias de nuestro laboratorio est compuesto por
una coleccin de curiosos grmenes de pacientes que han soportado
tranquilamente temperaturas de 80 C y que siguen vivitos y coleando tras
descongelarlos. Solo se estropean con el calor: bastan diez minutos a 75 C
para acabar con todas las salmonelas. Por eso nuestra perdicin no ser ese
pollo cuidadosamente asado, sino la lechuga que hemos depositado un
momento en el mismo fregadero donde se ha descongelado el pollo.
As pues, no somos conscientes de que regularmente entramos en
contacto con la flora intestinal de los animales de granja hasta que nos
invaden bacterias totalmente extraas que nos provocan diarrea. Todo lo
dems es, por as decirlo, rutina diaria: en algn sitio tenemos que adquirir
nuestras bacterias. Si apostamos formalmente por los huevos ecolgicos de
campo alimentados con forraje de cultivo propio, en general aumentar
nuestro umbral de seguridad contra bacterias peligrosas, a menos que al
propio agricultor le guste consumir pollo comprado en supermercados de
178

descuento.
Si la preparacin del pollo no ha acabado de funcionar, adems de las
clulas musculares del animal, tambin degustaremos un par de clulas de
salmonela. Se precisan entre 10 000 y 1 000 000 de estos organismos
unicelulares para dejarnos fuera de combate. Un milln de estas bacterias
tienen un tamao parecido a una quinta parte de un grano de sal. Cmo
logra este diminuto ejrcito que un enorme coloso con un volumen
aproximado de 600 000 000 de granos de sal acabe encerrado en el retrete?
Es como si un nico pelo de Obama gobernara a todos los americanos.
La salmonela se duplica con mucha ms rapidez que los pelos: este es
el primer punto que hay que tener en cuenta. En cuanto reinan temperaturas
superiores a 10 C, la salmonela despierta de su hibernacin y crece con
diligencia. Tiene varios delicados brazos para nadar, con los que avanza
hasta que se acopla a la piel del intestino, donde permanece enganchada.
Desde all penetra en nuestras clulas, que se inflaman y segregan gran
cantidad de lquido al intestino a fin de librarse de estos patgenos a la
mayor brevedad posible.
Desde la ingesta casual hasta la expulsin de agua abundante
transcurren entre pocas horas y un par de das. Si no somos demasiado
pequeos, demasiado viejos o estamos demasiado dbiles, este tipo de
autolavado funciona bien, los antibiticos provocaran ms daos que
beneficios. No obstante, debemos prestar ayuda a nuestro intestino y hacer
todo lo posible para excluir vilmente a la salmonela. Al ir al bao o llenar
de vmito una bolsa de plstico no debemos cogerla de la mano ni tener la
tentacin de mostrarle cmo es la vida ah fuera. No. Debemos lavarla con
agua caliente y jabn, y dejarle claro que no es por su culpa, sino por la
nuestra, y que sencillamente no soportamos su cario.
Las salmonelas son los malhechores ms frecuentes que nos llegan a
travs de la comida. No se hallan solo en los productos de pollo, sino que
les gusta bastante corretear por ah. Existen diferentes clases de salmonela.
Cuando en el laboratorio recibimos muestras de heces de pacientes, las
podemos examinar con diferentes anticuerpos. Si un anticuerpo se liga a las
salmonelas, se apelmazan formando grandes bloques. El fenmeno puede
verse a simple vista.
Cuando eso sucede, incluso podemos afirmar que el anticuerpo contra la
salmonela que provoca vmitos monstruosos tiene una reaccin muy
intensa, por lo que efectivamente se trata de la salmonela que provoca
179

vmitos monstruosos. Es el mismo mecanismo que se produce en nuestro


cuerpo. Nuestro sistema inmunitario conoce a un par de salmonelas nuevas
y se dice a s mismo: Mmm, quizs en algn sitio tengo un sombrero que
les quede bien. Entonces pone en marcha la maquinaria y busca en sus
armarios roperos el sombrero adecuado, lo arregla un poco y encarga al
sombrerero que fabrique sombreros iguales para un milln de salmonelas.
Cuando todas las salmonelas llevan puesto ese sombrero ya no parecen tan
peligrosas, ms bien tienen un aspecto ridculo. Son demasiado pesadas
para nadar gilmente y, adems, no ven bien para atacar un objetivo
concreto. Por as decirlo, los anticuerpos del laboratorio son una pequea
seleccin de diferentes sombreros. Cuando uno se ajusta, las bacterias
ataviadas con ese pesado sombrero se van a pique en bloque y, en funcin
del sombrero, podemos decir qu tipo de salmonela se hallaba en la
muestra de heces.

Si no queremos dejar que nuestro sistema inmunitario emprenda la


bsqueda de sombreros y no necesariamente somos grandes adeptos a la
180

diarrea y los vmitos, existe un par de reglas sencillas.


Regla 1: tablas para cortar de plstico, dado que son ms fciles de
limpiar y las bacterias no sobreviven tan bien en sus surcos como en la
madera.
Regla 2: todo aquello que entre en contacto con carne cruda o cscaras
de huevo debera limpiarse a fondo con agua caliente, tanto las tablas de
cortar como las manos, los cubiertos, las esponjas o los escurridores para
la ensalada.
Regla 3: siempre que sea posible, cocinar bien la carne o los alimentos
con huevo. Levantarse durante una velada romntica para volver a poner el
tiramis en el microondas por seguridad sera un tanto exagerado. En este
tipo de platos, sencillamente es importante comprar huevos frescos y de
buena calidad, y guardarlos siempre a una temperatura inferior a 10 C.
Regla 4: pensar fuera de la cocina. Si ha dado de comer a su iguana y,
poco despus, ha comido usted y, poco despus, ha tenido que hacer una
visita al lavabo, quizs haya recordado mis palabras: las salmonelas son
bacterias normales de la flora intestinal en los reptiles.

Helicobacter: el animal domstico ms antiguo de la


humanidad
Thor Heyerdahl era un hombre tranquilo con una visin clara. Observaba
las corrientes marinas y los vientos, se interesaba por antiguos anzuelos o la
ropa hecha de corteza. Todo eso le llev al convencimiento de que
Polinesia haba sido poblada por navegantes de Sudamrica o el sudeste
asitico. Su tesis era que podran haber llegado hasta all con balsas
aprovechando las corrientes. En aquel entonces nadie dio crdito a que una
simple balsa pudiera aguantar 8000 kilmetros en el Pacfico. Thor
Heyerdhal no perdi el tiempo debatiendo durante horas con argumentos.
Fue a Sudamrica, construy una balsa como las antiguas con madera de los
rboles, se llev un par de cocos y pias en lata, y emprendi el viaje hacia
Polinesia. Cuatro meses ms tarde pudo afirmar con toda seguridad: Aj!
Es posible.
Treinta aos ms tarde otro cientfico inici una expedicin igualmente
excitante. Pero para ello no surc los mares, sino que se encerr en un
181

pequeo laboratorio con fluorescentes en el techo. All Barry Marshall


agarr en su mano un recipiente con un poco de lquido, se lo coloc en la
boca y engull su contenido con valenta. Su colega John Warren le
observaba curioso. A los pocos das, Barry Marshall contrajo una gastritis
y afirm henchido de orgullo: Aj! Es posible.
De nuevo, treinta aos ms tarde, cientficos de Berln e Irlanda
relacionaron los campos de investigacin de esos dos hombres tan distintos.
El germen del estmago de Marshall deba proporcionar informacin sobre
la primera colonizacin de Polinesia. En esa ocasin nadie naveg ni nadie
ingiri nada. En esa ocasin se pidi a algunos indgenas del desierto y
habitantes de las zonas de montaa de Nueva Guinea que cedieran un poco
de contenido de sus estmagos.
Es una historia sobre la refutacin de paradigmas, la pasin por la
propia investigacin, un ser diminuto con propulsor y un felino grande y
hambriento.
La bacteria Helicobacter pylori habita en el estmago de media
humanidad. Este dato es relativamente nuevo y primero fue motivo de mofa.
Por qu un ser vivo debera vivir en un lugar tan hostil? En una cueva
repleta de cidos y enzimas desintegradoras? Helicobacter pylori no se
deja impresionar por eso. Esta bacteria ha desarrollado dos estrategias para
arreglrselas a las mil maravillas en este entorno inhspito.
En primer lugar, uno de sus productos metablicos es tan bsico que
puede neutralizar a los cidos que se encuentran en sus inmediaciones. En
segundo lugar, se desliza sencillamente debajo de la membrana mucosa, con
la que la propia pared estomacal se protege de sus cidos. Helicobacter
puede hacer que esta membrana mucosa, que normalmente posee una
consistencia gelatinosa, sea ms lquida y, con ello, se pueda mover
gilmente por ella. Cuenta con largos flagelos de protenas que hace
revolotear como una hlice propulsora.
Marshall y Warren sostenan la opinin de que Helicobacter provocaba
gastritis y lceras gstricas. Hasta entonces la doctrina reconocida era que
esos tipos de problemas estomacales se deban a un motivo psicosomtico
(por ejemplo, estrs) o eran la consecuencia de una secrecin defectuosa de
cido gstrico. As pues, Marshall y Warren no solo tuvieron que acabar
con el prejuicio de que en nuestro estmago cido no poda vivir nada, sino
que adems tuvieron que demostrar que una bacteria diminuta poda
provocar enfermedades fuera del cuadro normal de infecciones. Hasta
182

entonces las bacterias solo se conocan como causantes de heridas


infectadas, fiebre o resfriados.
Despus de que un Marshall totalmente sano contrajera una gastritis
debido a la ingesta deliberada de bacterias Helicobacter, de la que pudo
librarse tomando antibiticos, tuvieron que pasar prcticamente diez aos
hasta que su descubrimiento fue aceptado por la comunidad cientfica. Hoy
en da, comprobar que un paciente con problemas de estmago no presenta
este germen forma parte de la exploracin estndar. Para ello se bebe un
determinado lquido y, si hay Helicobacter en el estmago, estas bacterias
descomponen los componentes del lquido y espiramos un gas inodoro
marcado que es detectado por una mquina. Beber, esperar, respirar. Una
prueba relativamente sencilla.
Lo que ambos cientficos no podan figurarse es que no solo haban
descubierto la causa de una enfermedad, sino tambin uno de los animales
domsticos ms antiguos de la humanidad. Las bacterias Helicobacter
habitan desde hace ms de cincuenta mil aos en los seres humanos, y su
evolucin ha sido paralela a la nuestra. Cuando nuestros antepasados
iniciaron el perodo de migracin de los pueblos, sus grmenes
Helicobacter viajaron con ellos y tambin formaron nuevas poblaciones.
Por ello, actualmente existen tres tipos africanos, dos asiticos y un europeo
de estas bacterias. Cuanto ms se alejaban entre s los grupos de poblacin
y ms permanente era ese distanciamiento, ms diferencia exista tambin
entre sus grmenes estomacales.
El tipo africano desembarc en Amrica con el trfico de esclavos. En
el norte de la India, los budistas y musulmanes alojaban dos variedades
diferentes. Algunas familias de los pases industrializados a menudo poseen
Helicobacter propios de la familia, mientras que las sociedades con un
estrecho contacto entre s, como sucede en pases africanos, tambin
cuentan con Helicobacter comunales.
No todas las personas que tienen Helicobacter en el estmago
desarrollan problemas por ello (de ser as, en Alemania, una de cada tres
personas estara afectada). Sin embargo, la mayor parte de los problemas
estomacales provienen de Helicobacter. Esto se debe a que Helicobacter
puede presentar un nivel diferente de virulencia. Existen dos factores
conocidos que son responsables de la variante agresiva: uno se denomina
cagA y es una especie de diminuta jeringuilla a travs de la cual la bacteria
puede inyectar determinadas sustancias dentro de nuestras clulas. El otro
183

factor se llama VacA; pincha permanentemente a las clulas estomacales y


provoca que se rompan con ms rapidez. La probabilidad de padecer
problemas estomacales es mucho mayor si un Helicobacter tiene la
pequea jeringa o el gen para pinchar. Si carece de ellos, el Helicobacter
pulular de forma mucho ms inofensiva.
A pesar de sus mltiples rasgos en comn, cada Helicobacter es tan
nico como la persona que lo alberga. La bacteria siempre se adapta a su
portador y se transforma con l. Podemos aprovechar esta capacidad de
Helicobacter si queremos rastrear quin ha infectado a quin con la
bacteria. Los felinos grandes tienen un Helicobacter propio, cuyo nombre
es Helicobacter acinonychis. Puesto que se parece al Helicobacter humano
en muchos aspectos, pronto surge la pregunta de quin se comi a quin al
principio de los tiempos: el hombre primitivo al tigre o el tigre al hombre
primitivo?
A partir de los genes se ha podido determinar que en el patgeno felino
se haban inactivado sobre todo genes que, en caso contrario, le habran
ayudado a aferrarse bien al estmago humano, y no a la inversa. As pues,
cuando en su da se zamp al hombre primitivo, el felino grande tambin se
comi su germen estomacal. Puesto que los feroces dientes no sirvieron
para aplastar el germen y este logr adaptarse bien, el felino se granje un
Helicobacter para s y sus descendientes. Al menos un poco de justicia.
Entonces, en qu quedamos? Helicobacter es bueno o malo?

Helicobacter es malo
Al anidar el germen en nuestra membrana mucosa y pulular por all de
forma catica, debilita esta barrera protectora y la consecuencia es que el
agresivo cido estomacal no solo digiere nuestra comida, sino en parte
tambin un poco nuestras propias clulas. Si adicionalmente dispone de la
diminuta jeringa o del gen para pinchar, les da el toque de gracia a nuestras
clulas estomacales. Aproximadamente una de cada cinco personas que
tienen esta bacteria acaba con lesiones en la pared estomacal. Tres cuartas
partes de todas las lceras de estmago y prcticamente todas las lceras
en el intestino delgado se producen tras una infeccin con Helicobacter
pylori. Si se logra eliminar el germen con antibiticos, tambin
desaparecen los problemas de estmago. Una alternativa a los antibiticos
184

podra ser en breve un extracto concentrado de brcoli: el sulforafano. Esta


sustancia puede bloquear la enzima con la que Helicobacter neutraliza el
cido estomacal. Si alguien desea probarlo en lugar de antibiticos, debe
asegurarse de su buena calidad y acudir al mdico para que compruebe si
ha desaparecido realmente Helicobacter tras su ingesta durante dos
semanas.
Una irritacin permanente nunca es demasiado buena. Lo sabemos por
las picadas de insectos: si no paran de picarnos, en algn momento
perdemos la paciencia y empezamos a rascarnos hasta que nos destrozamos
la piel para que pare el picor. Algo parecido sucede en las clulas
estomacales: en el caso de inflamacin crnica, las clulas estn irritadas
de forma permanente hasta que ellas mismas se desintegran. En personas de
edad avanzada esto tambin puede provocar que cada vez tengan menos
apetito.
En el estmago existen clulas madre que fabrican con diligencia tropas
de refuerzo con el fin de remediar rpidamente la prdida. Si estos
productores de tropas de refuerzo estn sobrecargados, cometen ms
errores y, en algn momento, se pueden convertir en clulas cancergenas. A
primera vista no parece demasiado dramtico si nos fijamos en las cifras:
aproximadamente un 1% de los portadores de Helicobacter contrae cncer
de estmago. Pero si recordamos que la mitad de la humanidad lleva este
germen dentro de s, ese 1% se convierte en una cifra estratosfrica. La
probabilidad de contraer cncer de estmago sin Helicobacter es cuarenta
veces inferior que con el germen.
Por su descubrimiento de la relacin entre Helicobacter pylori y las
inflamaciones, las lceras y el cncer, Marshall y Warren fueron
galardonados con el Premio Nobel en 2005. Desde el cctel de bacterias al
cctel de ganadores transcurrieron veinte aos.
Y an pas ms tiempo hasta que se relacionaron Helicobacter y la
enfermedad de Parkinson. Aunque en la dcada de 1960 los mdicos ya
detectaron con frecuencia que sus pacientes de prkinson padecan
problemas de estmago, en aquel entonces no tenan claro cul poda ser la
conexin entre el estmago y las manos temblorosas. Despus de llevar a
cabo un estudio en diferentes grupos de poblacin en la isla de Guam se
logr arrojar un poco de luz al tema.
En algunas zonas de Guam existe una acumulacin inaudita de sntomas
similares al prkinson entre la poblacin. Los afectados presentan manos
185

temblorosas, su mmica est debilitada, se mueven ms lentamente. Se


descubri que las tasas de enfermedad especialmente elevadas se producan
en aquellos lugares donde la gente coma semillas de ccadas, que contienen
componentes txicos para las clulas nerviosas. Helicobacter pylori puede
producir una sustancia prcticamente idntica. Si se administraba a ratones
un extracto de la bacteria, sin infectarlos con bacterias vivas, mostraban
sntomas similares a los habitantes de Guam que coman semillas de
ccadas. En este caso tambin debemos tener en cuenta que ni mucho menos
todas las bacterias Helicobacter fabrican este txico, pero seguro que si lo
hacen, no es bueno.
Resumiendo: Helicobacter manipula nuestras barreras protectoras,
irrita nuestras clulas y las rompe, fabrica txicos y daa de este modo a
todo nuestro organismo. Cmo ha podido nuestro cuerpo aguantar,
relativamente desarmado, durante tantos milenios este germen? Por qu
nuestro sistema inmunitario ha tolerado estas bacterias durante tanto tiempo
y de manera tan generosa?

Helicobacter es bueno
En uno de los mayores estudios sobre Helicobacter y sus efectos se lleg a
la siguiente conclusin: sobre todo la cepa considerada virulenta, con la
jeringa pequea, interacciona con nuestro cuerpo de manera muy
beneficiosa. Tras un perodo de observacin de ms de doce aos en ms
de diez mil voluntarios, se pudo afirmar que entre los portadores de ese
tipo de Helicobacter, aunque la probabilidad de padecer cncer de
estmago fuera ms elevada, el riesgo de morir de cncer de pulmn o de
apopleja haba disminuido notablemente. Concretamente se haba reducido
a la mitad en comparacin con el resto de los participantes en el estudio.
La suposicin de que un germen que el cuerpo haba tolerado durante
tanto tiempo no poda ser solo malo ya haba cobrado fuerza antes de que se
realizara este estudio. En experimentos con ratones se haba podido
demostrar que Helicobacter proporciona una fiable proteccin contra el
asma durante la infancia de los ratones. Si se administraba antibitico,
desapareca la proteccin y los ratones nios podan volver a desarrollar
asma. Si se inoculaba la bacteria a ratones adultos, la proteccin segua all
pero menos pronunciada. Alguien podra aducir que los ratones no son
186

seres humanos; sin embargo, esta observacin encajaba muy bien con las
tendencias generalizadas que podan verse sobre todo en pases
industrializados: aumentaban enfermedades como el asma, las alergias, la
diabetes o la neurodermitis, mientras simultneamente disminuan las tasas
de Helicobacter. Esta observacin no es ni mucho menos una demostracin
de que Helicobacter sea lo nico capaz de salvarnos del asma, si bien s
que podra estar implicado en ese mecanismo.
Por ello se formul la siguiente tesis: esta bacteria aporta a nuestro
sistema inmunitario un sosiego importante. Helicobacter se acopla a
nuestro estmago y se encarga de que se fabrique una cantidad suficiente de
los denominados linfocitos T reguladores. Los linfocitos T reguladores son
clulas inmunitarias que, cuando de repente reina un ambiente agresivo de
club nocturno, agarran por el hombro a su amigo achispado, el sistema
inmunitario, y le dicen para tranquilizarlo: Yo lo arreglo.
Presumiblemente no se llaman reguladores por eso, aunque esa es en
realidad su funcin.
Mientras el sistema inmunitario an grita enojado Lrgate de mi
pulmn, polen asqueroso, cretino! y le desafa con los ojos rojos
hinchados y la nariz gotendole, el linfocito T regulador le tranquiliza:
Vamos, sistema inmunitario, reconozco que ha sido una experiencia un
tanto dura. El polen solo andaba buscando una flor para polinizarla. Y, por
equivocacin, ha aterrizado aqu. Pero es un poco tonto por su parte, ya que
aqu no hay flores. Cuantas ms clulas correctas de este tipo tengamos,
ms sosegado estar el propio sistema inmunitario.

187

Si debido a Helicobacter un ratn fabrica una cantidad muy elevada de


estas clulas reguladoras, se puede mejorar el asma de otro ratn
simplemente transfirindole esas clulas. A todas luces es un mecanismo
harto ms sencillo que intentar explicarles a los ratones el funcionamiento
de los nebulizadores para combatir el asma.
En personas con Helicobacter pylori tambin aparecen con menor
frecuencia los eccemas cutneos; se reducen en ms de un tercio. Las
enfermedades intestinales inflamatorias, los procesos autoinmunes o las
inflamaciones crnicas pueden ser una tendencia de nuestra poca, entre
otras cuestiones, porque extinguimos inconscientemente aquello que nos ha
protegido durante milenios.

Helicobacter es ambas cosas


Helicobacter pylori son bacterias con muchas habilidades. No se pueden
clasificar simplemente en buenas o malas. Siempre depender de aquello a
lo que se dedique exactamente el germen en nuestro organismo. Produce
txicos peligrosos o interacciona con nuestro cuerpo para protegernos?
Cmo reaccionamos al germen? Nuestras clulas estn permanentemente
irritadas o producimos suficiente mucosa gstrica para la bacteria y para
188

nosotros mismos? Qu papel desempean los irritadores de la mucosa del


estmago como los analgsicos, el tabaco, el alcohol, el caf o el estrs
continuo? Es esa combinacin lo que en ltima instancia provoca los
dolores de estmago porque a nuestro animal domstico ya no le gustan
esas cosas?
La Organizacin Mundial de la Salud recomienda que, en caso de
problemas estomacales, busquemos un buen asesoramiento para librarnos
del potencial causante. Si en la familia ha habido casos de cncer de
estmago, determinados linfomas o prkinson, tambin deberamos retirar
la invitacin a Helicobacter.
Thor Heyerdahl muri en 2003 a la edad de 88 aos en Italia. Un par de
aos ms y habra presenciado cmo, con la ayuda del estudio de las cepas
de Helicobacter, se confirm su teora sobre la colonizacin de Polinesia:
dos cepas asiticas de Helicobacter conquistaron el Nuevo Mundo en dos
oleadas migratorias y lo hicieron, de hecho, a travs de la ruta del sudeste
asitico. Sin embargo, eso no ha permitido demostrar an su tesis sobre
Sudamrica. Pero quin sabe qu bacterias conoceremos antes de que la
teora de Thor Heyerdhal emprenda un viaje de navegacin microbiolgica.

Toxoplasmas: los intrpidos pasajeros de los gatos


Una mujer de 32 aos se corta la cara interior de la mueca con una
cuchilla de afeitar del supermercado. Qu impulso le lleva a hacerlo?
Un fantico de los coches de carreras de 50 aos se estampa contra un
rbol conduciendo a toda velocidad. Fallece.
Una rata se cuela en la cocina, justo al lado del comedero del gato, y se
da un opparo banquete.
Qu tienen los tres en comn?
No escuchan esas seales internas que, por el inters de nuestra gran
asociacin de clulas, en realidad solo quieren lo mejor para nosotros.
Estos tres sujetos poseen intereses distintos a los de sus propios cuerpos.
Intereses que podran haber llegado antao del intestino de un gato.
Los intestinos de los gatos son el hogar de Toxoplasma gondii. Estos
seres diminutos estn compuestos por una nica clula, pero se les
considera animales. En comparacin con las bacterias, llama la atencin
189

que la informacin hereditaria de estas criaturas presente una estructura


considerablemente ms compleja. Adems, tienen unas paredes celulares
diferentes y, presumiblemente, una vida un tanto ms emocionante.
Los toxoplasmas se multiplican en los intestinos de los gatos. El gato es
su husped, mientras que todos los dems animales que solo sirven
brevemente de taxi a los toxoplasmas para llegar al siguiente gato se
denominan huspedes intermediarios o especies puente. Un gato solo
puede contraer toxoplasmas una vez a lo largo de su vida y solo ser
peligroso para nosotros durante ese tiempo. Normalmente, los gatos
mayores ya han superado su infeccin por toxoplasma y ya no pueden
contagiarnos nada. Durante una infeccin activa los toxoplasmas se hallan
en las heces de los animales y, despus de unos dos das, se han
desarrollado en la bandeja donde realiza sus deposiciones y estn listos
para el siguiente gato. Si no pasa ningn gato por all, sino solo un
mamfero dueo del gato que responsablemente quita las heces con una
pala, estos protozoos diminutos se quedan con l. Los pequeos organismos
de las heces de un gato pueden esperar hasta cinco aos a que llegue un
nuevo husped. Por lo tanto, no necesariamente deben encontrar al dueo de
un gato: los gatos y otros animales se mueven por jardines, huertos o
incluso en ocasiones les matan. Una de las fuentes principales de infeccin
con toxoplasmas es la comida cruda. La probabilidad de tener toxoplasmas
en el propio organismo es, expresado en tanto por ciento, ms o menos igual
de elevada que la propia edad. Aproximadamente un tercio de todas las
personas del mundo los tienen.
Toxoplasma gondii se consideran parsitos porque no residen
sencillamente en un pequeo trozo de tierra y captan aguas y plantas, sino
que habitan en un pequeo trozo de ser vivo. Los humanos les denominamos
parsitos porque no recibimos nada a cambio. Como mnimo nada positivo
en el sentido de alquiler o afecto. Al contrario: en parte pueden ser dainos,
ya que practican una especie de contaminacin ambiental del ser humano.
En las personas adultas sanas no tienen efectos demasiado importantes.
Algunas personas perciben un par de sntomas similares a la gripe, pero la
mayora ni se da cuenta. Tras la fase aguda de la infeccin, los toxoplasmas
se retiran a unos diminutos apartamentos ubicados en nuestros tejidos e
inician una especie de hibernacin. Ya no nos abandonarn durante el resto
de nuestra vida, pero son subarrendatarios bastante tranquilos. Si ya hemos
pasado una vez por este proceso, nunca ms podremos contraer una nueva
190

infeccin. Por as decirlo, ya estamos arrendados.


Sin embargo, una infeccin puede resultar dramtica en mujeres
embarazadas. Los parsitos pueden llegar hasta el nio a travs de la
sangre. El sistema inmunitario an no los conoce y no acta con suficiente
rapidez para atraparlos. No tiene por qu suceder siempre, pero si pasa
puede provocar graves daos, incluso un aborto involuntario. Si se detecta
la infeccin con la suficiente prontitud, se pueden administrar
medicamentos. Sin embargo, como las personas que se enteran de que
padecen toxoplasmosis son las menos, las posibilidades no son demasiado
halageas. Especialmente teniendo en cuenta que en Alemania la prueba
de la toxoplasmosis no forma parte del protocolo estndar en las revisiones
de embarazo. Por lo tanto, si en la primera visita su ginecloga le pregunta
cosas curiosas como Tiene gato?, no debera irritarse por la supuesta
conversacin trivial, sino estar agradecida por contar con una especialista
cualificada.
Los toxoplasmas son el motivo por el que los cajones de arena donde
los gatos realizan sus deposiciones deberan limpiarse a diario, si hay una
embarazada cerca (y no debe hacerlo la propia embarazada!), por el que la
carne cruda es tab y por el que es aconsejable lavar la fruta y la verdura
antes de su consumo. Otras personas con toxoplasmas no nos pueden
contagiar. Solo los pupilos frescos del intestino del gato que acaba de
infectarse por casualidad pueden hacerlo. No obstante, como ya se ha
dicho, se conservan durante mucho tiempo, incluso en las manos de los
dueos de los gatos. Por eso la antigua recomendacin de lavarse las manos
vale su peso en oro.
Hasta aqu, todo bien. En general, los toxoplasmas parecen ser
pequeos individuos entre irrelevantes y antipticos, siempre que no
seamos una mujer embarazada. Durante aos apenas se les ha prestado
atencin, hasta que las temerosas ratas de Joanne Webster lo cambiaron
todo. En la dcada de 1990 Joanne Webster se dedicaba a la investigacin
en la Universidad de Oxford. Llev a cabo un experimento sencillo pero
genial: coloc cuatro cajas en un pequeo cercado. En cada una de esas
cajas, en una esquina, dispuso un platillo con un lquido diferente: orina de
rata, agua, orina de conejo y orina de gato. Aunque una rata no haya visto en
su vida a un gato, rehuir la orina de gato. Es una programacin biolgica
que les dice: Si ah ha orinado un animal que quiere comerte, mejor no
vayas. Adems existe otro lema entre roedores que dice algo as: Si
191

alguien te coloca en un cercado raro con cajas que contienen orina, debes
desconfiar. Normalmente todas las ratas se comportan igual: primero
exploran brevemente el entorno singular y despus se retiran a una caja con
orina inofensiva.
Sin embargo, en el experimento de Webster se produjeron excepciones
como ratas que, de repente, se comportaban de un modo totalmente distinto.
Exploraban todo el cercado sin mostrar aversin al riesgo, contrario a
todos los instintos innatos se dirigan a la caja con orina de gato e incluso
permanecan en ella durante un buen rato. Durante perodos de observacin
ms prolongados, Webster incluso pudo constatar que preferan
precisamente esa caja a las dems. Nada pareca interesarles ms que la
mezcla de pis de gato.
Un olor que estaba almacenado como peligro mortal de repente se
converta en atractivo e interesante. Los animales se haban vuelto fans
desinhibidos de su propia perdicin. Webster conoca la nica diferencia
respecto de las ratas normales: esos llamativos roedores estaban infectados
con toxoplasmas. Un golpe maestro increblemente inteligente de los
parsitos, ya que lograron que las ratas prcticamente se lanzaran a la boca
del husped de los toxoplasmas: el gato.
Ese experimento levant tanta expectacin entre los cientficos que
algunos laboratorios del mundo incluso lo repitieron. Queran saber si todo
se haba hecho correctamente y si sus propias ratas de laboratorio, tras la
debida infeccin, tambin mostraran un comportamiento similar. Lo
hicieron y, desde entonces, se considera un experimento impecable.
Adems, se descubri que solo se disipaba el miedo a los gatos, ya que la
orina de perro segua despertando un gran terror entre los roedores del
estudio.
Los resultados generaron discusiones acaloradas: cmo es posible que
unos parsitos diminutos influyan tan drsticamente en el comportamiento
de unos mamferos pequeos? Morir o no morir es una pregunta
trascendental que un organismo moderno debera poder contestar, a ser
posible sin parsitos, en la comisin de toma de decisiones. O quizs no?
De un mamfero pequeo a uno grande (= ser humano) no haba una gran
diferencia. Se pueden encontrar tambin entre nosotros candidatos que, por
malos reflejos, reacciones o temeridad, se expongan a situaciones
preocupantes y caigan en una especie de impulso de convertirse en comida
de gato? Un enfoque consisti en tomar muestras de sangre a personas que
192

se haban visto envueltas en accidentes de trfico. Se pretenda averiguar si


entre los conductores desafortunados haba ms portadores de toxoplasma
que en el resto de la sociedad que no sufre accidentes.
La respuesta es s. La probabilidad de verse implicado en un accidente
de trfico aumenta si somos portadores de toxoplasmas, sobre todo, cuando
la infeccin est activa y no dormita de forma inadvertida. No solo tres
estudios menores, sino tambin uno a gran escala corroboran ese resultado.
En el estudio ms amplio se extrajo sangre a 3890 reclutas en la Repblica
Checa y se analiz la presencia de toxoplasmas en las muestras. En los aos
siguientes se evaluaron todos los accidentes de trfico de los reclutas. Las
graves infecciones por toxoplasma junto con un determinado grupo
sanguneo (Rh negativo) fueron los principales factores de riesgo. En el
caso de ataques de parsitos, los grupos sanguneos realmente pueden
desempear un papel relevante. Algunos grupos estn mejor protegidos que
otros contra los efectos de una infeccin.

Pero cmo encaja en todo esto nuestra mujer con la cuchilla de afeitar?
Por qu no se asusta ante la visin de su sangre? Por qu el corte de la
piel, del tejido y de los nervios no le provoca dolor, sino una sensacin
vivificante? Cmo se ha podido convertir el dolor en la guindilla de ese
guisado cotidiano que acostumbra a ser inspido?
Para estas preguntas existen diferentes explicaciones y una de ellas son
los toxoplasmas. Si resultamos infectados por los toxoplasmas, el sistema
inmunitario activa una enzima (IDO) para protegernos contra los parsitos.
La enzima aumenta la descomposicin de una sustancia que ingieren los
intrusos y que les empuja hacia una fase de reposo ms inactiva. Por
desgracia esa sustancia tambin es un componente para producir serotonina
(recordemos que un dficit de serotonina puede provocar depresiones o
incluso trastornos de ansiedad).
Si en el cerebro falta serotonina porque la enzima IDO se la ha
arrebatado totalmente a los parsitos delante de sus narices, puede
producirse un empeoramiento de nuestro estado de nimo. Adems, las
sustancias precursoras mordisqueadas de la serotonina pueden unirse a
determinados receptores del cerebro y provocar, por ejemplo, apata. Esos
receptores son los mismos a los que van dirigidos los analgsicos, siendo
el resultado un estado de sedacin indiferente. Si queremos salir de ese
193

estado y volver a sentir algo, quizs se requieran medidas ms


contundentes.
Nuestro cuerpo es un organismo inteligente. Sopesa los beneficios y los
riesgos: cuando es preciso combatir un parsito en el cerebro, hay que
aguantar el mal humor que eso provoca. Normalmente, la activacin de la
enzima IDO es una solucin intermedia. De vez en cuando el cuerpo
tambin utiliza esta enzima para arrebatar la comida a las propias clulas.
Durante el embarazo la enzima IDO presenta un mayor nivel de activacin,
pero solo directamente en el punto de contacto con el beb, donde arrebata
la comida a las clulas inmunitarias. Como consecuencia tienen menos
energa y, por ende, es ms leve su actuacin respecto del nio humano
medio extrao.
Es suficiente la apata provocada por la enzima IDO para cometer
suicidio? O formulando la pregunta de otro modo: qu hace falta para
considerar suicidarse? Dnde debera colocarse un parsito para
desactivar el miedo natural a autolesionarse?
El miedo se asigna a una regin del cerebro denominada amgdala
cerebral. Existen fibras que van directamente de los ojos a la amgdala.
Esta es la razn, como al ver una araa, por la que sentimos miedo de
inmediato. Incluso aunque el centro de la visin en el cerebro haya
resultado daado por una lesin en la regin occipital y nos hayamos
quedado ciegos. En tal caso, ya no vemos la araa, sino que la
notamos. Por lo tanto, esencialmente nuestra amgdala est implicada en
el origen del miedo. Si resulta daada, las personas pueden perder el miedo
y volverse intrpidas.
Si analizamos los huspedes intermediarios de los toxoplasmas,
constataremos que los apartamentos que alojan a los chiquitines que
dormitan suelen estar situados en msculos o en el cerebro. En el cerebro
pueden hallarse en tres sitios concretos, por orden decreciente de
frecuencia: en la amgdala, en el centro del olfato y en la regin del cerebro
directamente detrs de la frente. Como hemos dicho, la amgdala es
responsable de la percepcin del miedo, mientras que al centro del olfato,
en el caso de las ratas, tambin se le podra atribuir el gusto por la orina de
gato. La tercera regin del cerebro es un tanto ms compleja.
Esa parte del cerebro est creando posibilidades a cada segundo. Si a
un sujeto de estudio conectado con cables le formulamos preguntas sobre la
fe, la personalidad y la moral o le exigimos un elevado esfuerzo cognitivo,
194

en los escneres cerebrales observaremos una actividad frentica en esa


regin. Una teora de la investigacin sobre el cerebro sostiene que en esta
zona se dibujan varios esbozos cada segundo. Podra creer en la religin
que mis padres me ensean. Durante la conferencia podra empezar a lamer
la mesa que tengo delante de m. Podra leer un libro mientras tomo una taza
de t. Podra poner un disfraz divertido a este perro. Podra cantar una
cancin delante de las cmaras. Podra ir a 150 kilmetros por hora. Podra
agarrar esta cuchilla de afeitar. Cada segundo se ejecutan cientos de
posibilidades, independientemente de la que acabe ganando.
Establecerse all como parsito comprometido tiene bastante sentido.
Desde all quizs incluso se podran apoyar tendencias autodestructivas, de
modo que esos impulsos se repriman menos al seleccionar los actos que hay
que realizar.
La investigacin no sera la investigacin, si no se hubiera repetido
el bonito experimento de Joanne Webster en seres humanos. En este caso,
personas que deban olfatear orinas de diferentes animales. Los hombres y
las mujeres con una infeccin de toxoplasmosis juzgaron el olor del pis de
gato de manera diferente a los participantes en el ensayo que no tenan
parsitos. A los hombres les agrad bastante ms y a las mujeres, menos.
El olfato es uno de los sentidos ms fundamentales. A diferencia del
gusto, el odo o la vista, las impresiones olfativas no se controlan de
camino a la conciencia. Curiosamente, podemos soar con todas las
sensaciones menos con el olfato. Los sueos siempre son inodoros. A travs
de los olores pueden producirse sensaciones; adems de los toxoplasmas,
lo saben muy bien los cerdos truferos. Las trufas huelen como un cerdo
macho increblemente fogoso y, si resulta que permanece oculto bajo tierra,
los cerdos hembra cavan a su alrededor henchidas de amor hasta que
entregan a su dueo o duea el decepcionante hongo carente de todo
erotismo. El elevado precio de las trufas me parece ms que justo si
pensamos en lo frustrante que debe resultar la bsqueda para una pobre
cerda. En cualquier caso, el hecho es que el olor puede provocar atraccin.
Ciertas tiendas tambin apuestan por este efecto. En la jerga del sector
se denomina marketing olfativo. Una marca americana de ropa incluso
utiliza feromonas sexuales. En Frncfort pueden verse peridicamente colas
de adolescentes ante un comercio en penumbra y rociado con un aroma
embriagador. Si la calle comercial estuviera ms cerca de una zona con
cerdos en libertad, podramos imaginarnos un par de escenas de lo ms
195

entretenidas.

As pues, cuando otro ser vivo nos hace percibir los olores de otra manera,
no podra crear tambin sensaciones totalmente distintas?
Existe una enfermedad cuyo sntoma principal son las sensaciones
generadas errneamente: la esquizofrenia. Los afectados tienen la
sensacin, por ejemplo, de que les suben hormigas por la espalda, aunque
no pueda verse ni un solo ejemplar de estos insectos en kilmetros a la
redonda. Escuchan voces, siguen sus rdenes y adems pueden tener un
comportamiento muy aptico. Entre el 0,5 y el 1% de la poblacin padece
esquizofrenia.
El cuadro clnico no est claro en varios aspectos. La mayora de los
medicamentos que parecen funcionar de algn modo apuestan porque en el
cerebro se descompone una determinada sustancia transmisora de la que
existe un exceso: la dopamina. Los toxoplasmas poseen genes que meten
baza en la fabricacin de dopamina en el cerebro. No todas las personas
que padecen esquizofrenia son portadores del parsito, por lo que no puede
ser la nica causa, pero entre los afectados encontramos aproximadamente
el doble de portadores de toxoplasmas que en el grupo de referencia sin
esquizofrenia.
Por lo tanto, en teora Toxoplasma gondii podra influir en el cerebro a
travs de los centros del miedo, del olfato y del comportamiento. La mayor
probabilidad de accidentes, intentos de suicidio o esquizofrenia indican que
la infeccin no pasa sin dejar huella en todos nosotros. Hasta que las
consecuencias de este tipo de descubrimientos se trasladen al da a da de
nuestra vida mdica an deber pasar cierto tiempo. Las suposiciones se
deben demostrar con certeza e investigarse mejor las opciones teraputicas.
Este proceso de afianzamiento de la ciencia, que lleva su tiempo, puede
costar vidas: los antibiticos llegaron a nuestras farmacias dcadas despus
de su descubrimiento. Pero tambin puede salvar vidas: hubiera estado bien
que la talidomida o el asbesto se hubieran estudiado durante ms tiempo.
Los toxoplasmas pueden tener una influencia mayor de la que creamos
hace unos aos. Y con ello han inaugurado una nueva era. Una era en la que
incluso una burda porcin de heces de gato puede mostrarnos a todos los
actores que participan en nuestra vida. Una era en la que lentamente vamos
comprendiendo el alcance del vnculo existente entre nosotros y nuestra
196

comida, nuestros animales y el diminuto mundo que habita en nuestro


interior.
Estremecedor? Quizs un poco. Pero no resulta tambin emocionante
que paso a paso vayamos descifrando procesos que hasta ahora solo
considerbamos puras cosas del destino? De este modo, podemos agarrar
nuestra vida por los cuernos. A veces basta para ello con una pala para la
caja de arena del gato, carne bien asada y fruta y verdura lavada.

Oxiuros
Existen unos gusanos pequeos y blancos a los que les gusta vivir en
nuestro intestino. Durante milenios han adaptado su comportamiento a
nosotros. Una de cada dos personas tiene como invitados a estos gusanos al
menos una vez en su vida. Algunas ni se dan cuenta, mientras que en otras se
convierten en una plaga enervante de la que apenas se habla. Si miramos en
el momento exacto, podremos ver cmo nos saludan con la mano al salir
por nuestro ano. Miden entre 1 centmetro y un centmetro y medio, son
blancos y, en parte, tienen un extremo puntiagudo. De algn modo recuerdan
un poco a la estela de gases condensados que dibujan los aviones en el
cielo, excepto que no se alargan. Todas las personas que posean una boca y
un dedo pueden contraer oxiuros. Al menos los sin boca ni dedos tienen
ventaja en algo.
Empecemos esta historia agusanada desde detrs. La mujer gusano
embarazada quiere asegurar el futuro a sus huevos. Y eso no es tarea
fcil. Los huevos deben ser ingeridos por las personas y despus pasar por
el intestino delgado para llegar al intestino grueso como gusano adulto. Y
ahora la mujer gusano adulta se encuentra en las regiones intestinales
posteriores (la digestin discurre completamente en contradireccin) y se
pregunta cmo se supone que debe regresar a la boca. Ah interviene
presumiblemente la nica inteligencia que podemos encontrar en un ser de
este tipo: la inteligencia de la adaptacin. Dejo en el aire si todo esto tiene
algo que ver con el origen del trmino lameculos.
Las mujeres gusano saben detectar cundo estamos tranquilos,
adoptamos la posicin horizontal y ya no tenemos ganas de volver a
levantarnos. Exactamente en ese momento se ponen en marcha hacia el ano.
197

Ponen sus huevos en los mltiples pliegues pequeos del ano y corretean
salvajemente hasta que nos empieza a picar. Entonces retroceden
rpidamente hacia el intestino, puesto que por experiencia saben que ahora
intervendr la mano y se encargar de rematar la faena. Debajo de la manta,
la mano se desliza hacia nuestro trasero, dirigindose directamente al
blanco de los ataques de picor. Las mismas vas nerviosas que se han
encargado de transmitir el picor ahora dicen: Hay que rascar!.
Cumplimos con ese requerimiento y nos aseguramos de que los
descendientes de los oxiuros sean transportados a zonas cercanas a la boca
a travs de un servicio de mensajera urgente.
Cundo tenemos menos inters en lavarnos las manos despus de
rascarnos el trasero? Cuando no nos damos cuenta de nada de lo que est
sucediendo porque estamos dormidos o demasiado cansados para volver a
levantarnos. Y ese momento coincide con la puesta de huevos de los
oxiuros. Queda claro qu significado tiene nuestro prximo sueo en el
que hundimos los dedos en la tarta de chocolate para despus chuparlos?
Los huevos ya estn encaminados a su hogar. Si alguien est pensando
Ayyy!, quizs haya olvidado que tambin nos comemos los huevos de las
gallinas. Solo que son mucho ms grandes y normalmente solemos cocerlos
antes.
Tenemos una actitud crtica con los seres vivos que se mudan a nuestro
intestino sin invitacin y ejecutan desde all su planificacin familiar. No
nos atrevemos a hablar abiertamente de ello con otras personas.
Prcticamente como si furamos unos malos dueos de nuestra casa, donde
no podemos hacer valer nuestra autoridad, por lo que acabamos alojando a
todo tipo de extraos, sin que siquiera nos pidan permiso. Pero en el caso
de los oxiuros es un tanto diferente: son invitados que nos despiertan
temprano por la maana para hacer deporte y que despus dan al seor o a
la seora de la casa un masaje que estimula el sistema inmunitario. Adems,
prcticamente no nos quitan comida.
No es bueno tenerlos siempre en casa, pero una vez en la vida se puede
soportar. Los cientficos suponen que la infestacin de oxiuros en los
nios les puede proteger ms adelante contra un asma demasiado aguda o
incluso la diabetes. Por lo tanto, Bienvenidos Sr. y Sra. Oxiuro. Pero no
abusen de la hospitalidad: en el caso de una infestacin incontrolada de
gusanos pueden producirse tres situaciones que no resultan nada graciosas:

198

1. Si no dormimos bien, durante el da estamos desconcentrados, vamos


como una moto o incluso estamos ms sensibles de lo habitual.
2. Lo que los gusanos no quieren, y nosotros tampoco, es que se pierdan.
Si los gusanos no permanecen all donde les corresponde, deben
eliminarse. Para qu queremos un oxiuro con una orientacin tan
nefasta?
3. Los intestinos sensibles o los gusanos que se dedican a hacer piruetas
predisponen a la irritacin. Las reacciones pueden ser de tipo muy
diverso: estreimiento, diarrea, dolor de tripa, dolor de cabeza, mareos
o incluso nada de todo esto.
Si un anfitrin de gusanos se siente aludido por uno de los puntos arriba
mencionados, debera acudir inmediatamente al mdico. En su consulta se
usar un trozo de cinta adhesiva que no figura en los libros de
manualidades. En funcin de la gracia del mdico, le pedir algo parecido a
esto: Abra las nalgas, coloque cinta adhesiva encima y alrededor del ano y
despus tire de ella. Trigala a la consulta y entrguesela a Janine en el
consultorio. Buenas tardes.
Los huevos de gusano son bolitas que se adhieren muy bien a la cinta
adhesiva. Si en Alemania en Pascua tuviramos un imn gigante que atrajera
a todos los huevos y los sacara de sus escondites en el jardn, ahorraramos
mucho tiempo. Puesto que los huevos de gusano son mucho ms pequeos
que los huevos de Pascua, tiene sentido abreviar un poco la bsqueda. Lo
importante es que toda la accin discurra por la maana, dado que es el
momento en que ya se han depositado la mayora de los huevos. Y no es
aconsejable inundar o fregar antes todo el jardn de los oxiuros. Es decir, lo
primero que debe entrar en contacto con esta zona de buena maana son las
tiras de cinta adhesiva.
Bajo el microscopio el mdico podr observar huevos ovales. Si ya
estn madurando para convertirse en larvas, exhiben una franja en el centro.
Entonces el mdico nos prescribe un medicamento, y la farmacutica nos
ayuda a combatir estos molestos invitados que se han instalado en nosotros
de forma permanente. El principio activo tpico de ese medicamento,
llammosle simplemente mebendazol, tiene una segunda intencin que todos
conocemos del patio del colegio: si un gusano est molestando a mi
intestino, yo molesto al gusano.
El medicamento emprende el viaje desde nuestra boca al recto y
199

localiza a nuestros fieles inquilinos, que tambin tienen bocas e intestinos,


as que este toma el mismo camino: de la boca al recto. En el intestino del
gusano, el mebendazol tiene un efecto mucho ms daino que en nosotros.
Somete a los gusanos a una dieta drstica, sin azcar. Pero los gusanos
necesitan azcar para vivir, por lo que esta dieta ser la ltima que hagan.
El proceso funciona un poco como esas situaciones en las que dejamos de
preparar comida a invitados que no hay manera de que se vayan y a los que
encima no habamos invitado.
Los huevos de oxiuros tienen una larga vida. Si tenemos gusanos y no
podemos mantener las manos totalmente alejadas de la boca, al menos
deberamos procurar que la colonia de huevos del entorno fuera lo ms
pequea posible. Hay que cambiar todos los das las sbanas y la ropa
interior, y lavarlas como mnimo a 60 C, limpiarnos las manos, aliviar el
fuerte picor con pomadas en lugar de contraatacar rascando con los dedos.
Mi madre jura que los gusanos desaparecen si ingerimos a diario un diente
de ajo. No he encontrado estudios al respecto, pero tampoco los hay sobre
las temperaturas a las que es aconsejable ponerse el abrigo y ah mi madre
siempre tiene razn. Si nada funciona, no hay que desesperar, debemos
pedir una segunda cita con el mdico y congratularnos de tener un intestino
tan apreciado.

200

Sobre higiene y bacterias beneficiosas

Queremos protegernos de lo daino. A nadie le apetece tener


salmonela o el tpico Helicobacter. Incluso, aunque no conozcamos a todas,
al menos tenemos claro que no queremos bacterias tragonas,
desencadenantes de la diabetes o microbios que nos pongan tristes. Nuestra
mejor proteccin es una buena higiene. Debemos tener cuidado con la
comida cruda, no besar a cualquier desconocido que se cruce en nuestro
camino y eliminar los agentes patgenos con agua caliente. Pero la higiene
no es siempre lo que creemos.
La higiene en un intestino nos la podemos imaginar como algo parecido
a la higiene en un bosque. Ni el ms ambicioso profesional de la limpieza
probara all con una fregona. Un bosque est limpio cuando en l domina
un equilibrio de plantas beneficiosas. Y podemos colaborar para alcanzar
ese equilibrio: se pueden introducir nuevas plantas y esperar a que limpien.
Tambin es posible seleccionar las plantas ms valiosas entre nuestras
preferidas y procurar que se multipliquen y crezcan. A veces nos
encontramos con parsitos pelmazos. Entonces hay que sopesar bien la
situacin. Si nada ms funciona, tenemos que recurrir a los mazazos de la
qumica. Los pesticidas hacen maravillas contra los parsitos, aunque no
deberamos utilizarlos como si de un desodorante se tratara.
Una higiene inteligente empieza por nuestro da a da: a qu debemos
prestar atencin y qu se considera una higiene exagerada? Dentro de
nuestro cuerpo hay tres instrumentos que podemos usar para limpiar: los
antibiticos que mantienen alejados a los patgenos graves y los productos
prebiticos y probiticos que son muy beneficiosos. Pro bios significa a
favor de la vida. Los probiticos son bacterias vivas que nos comemos y
que fortifican nuestra salud. Pre bios significa, traducido, antes de la
vida: los prebiticos son alimentos que llegan al intestino grueso, donde
nutren a las bacterias beneficiosas para que estas crezcan mejor que las
dainas. Anti bios significa contra la vida. Los antibiticos matan
201

bacterias y nos pueden salvar cuando hemos sido presas de las bacterias
dainas.

La higiene diaria
La higiene es fascinante, ya que tiene lugar principalmente en la cabeza. Un
bombn de menta sabe fresco, las ventanas limpias son claras y tumbarse
recin duchado en una cama acabada de hacer es celestial. Nos gusta cmo
huele lo limpio. Nos gusta pintar sobre superficies lisas y pulidas. Ante la
idea de estar frente a un mundo invisible de grmenes, estamos ms
tranquilos si utilizamos medios de desinfeccin.
Hace unos ciento treinta aos se descubri en Europa que el
desencadenante de la tuberculosis eran las bacterias. Era la primera vez que
las bacterias se presentaban ante la opinin pblica y, ciertamente,
irrumpieron como malas, peligrosas y ante todo invisibles. Pronto se
introdujeron en Europa nuevas normativas: los enfermos fueron aislados
para que no transmitiesen los grmenes; se prohibieron los escupitajos en la
escuela; un estrecho contacto fsico pas a estar mal visto y se tuvo que
renunciar al comunismo de la toalla. Adems, se tuvieron que reducir los
besos a lo erticamente inevitable. Estas prescripciones pueden sonar
graciosas, pero lo cierto es que han quedado profundamente ancladas en
nuestra sociedad: escupir se ve desde entonces como algo grosero, las
toallas o el cepillo de dientes no se comparten as como as y establecemos
una distancia corporal entre nosotros mayor que en otras culturas.
Escapar de una enfermedad mortal por el hecho de dejar de escupir en
el suelo de la escuela pareca algo distinguido. Fue una regla que se marc
en el cerebro a fuego lento. Se proscriba a aquel que no la respetaba y que
con ello pona a los dems en peligro. Ese respeto se enseaba a los hijos y
escupir pas a tener mala prensa. Se elogiaba el cuidado de la higiene y los
esfuerzos iban dirigidos al orden en una vida llena de caos. La compaa
Henkel lo formul as: La suciedad es materia en el lugar equivocado.
Mientras que los grandes baos para el cuidado del cuerpo se haban
reservado hasta entonces a los ricos, hacia principios del siglo XX los
dermatlogos empezaron a fomentar el todos a la baera una vez por
semana!. Entonces hubo campaas de salud por parte de las grandes
202

empresas, que construyeron instalaciones sanitarias para sus trabajadores,


adems de distribuir jabn y toallas de forma gratuita. Hacia 1950 el bao
semanal ya se haba ido imponiendo con lentitud. La familia media tomaba
un bao los sbados, eso s, en la misma agua uno detrs de otro, y en
muchas familias era el padre quien, despus de una dura jornada de trabajo,
era el primero en entrar en la baera. En la higiene lo primero fue eliminar
los malos olores y la mugre ms visible. Con el tiempo la nocin se fue
haciendo ms y ms abstracta. En la actualidad simplemente ya no nos
podemos imaginar una baera familiar semanal. Hoy en da compramos
incluso desinfectantes para limpiar algo que no podemos ni ver. El aspecto
es el mismo antes que despus y, no obstante, nos parece un dinero bien
empleado.
Los peridicos y las noticias nos hablan sobre peligrosos virus de la
gripe, grmenes multirresistentes o escndalos como el brote de EHEC.
Todo ello peligros invisibles de los que nos queremos proteger. Durante la
crisis del EHEC uno reduce su consumo de ensalada, y el otro introduce en
Google ducha desinfectante de cuerpo entero. Las personas reaccionamos
de modo diferente ante el miedo: condenarlo sera muy fcil, quizs sera
mejor comprender de dnde proviene.
Con el tema de la higiene por miedo se trata de limpiarlo todo o de
matarlo todo. No sabemos exactamente qu, pero estamos pensando en lo
peor. De hecho limpiamos para librarnos de todo: tanto lo beneficioso
como lo perjudicial. Este tipo de higiene no puede ser la correcta. Cuanto
ms elevadas son las normas de higiene en un pas, mayor nmero de
alergias y enfermedades autoinmunes existen en l. Cuanto ms estril es el
hogar, ms pronto tendrn sus habitantes alergias y enfermedades
autoinmunes. Hace treinta aos una de cada diez personas era alrgica a
algo, mientras hoy en da es una de cada tres. Al mismo tiempo, no se
percibe una clara disminucin del nmero de infecciones. La higiene
inteligente tiene otro aspecto: la investigacin sobre las bacterias del
mundo arroja una nueva luz sobre el tema de la higiene. Ya no se trata
nicamente de matar lo peligroso.
Ms del 95% de todas las bacterias del mundo no nos hacen nada.
Muchas nos ayudan mucho. La desinfeccin no pinta nada en un hogar
normal, excepto si alguien de la familia est enfermo o si el perro ha hecho
sus necesidades en el suelo de la sala de estar. Pero aunque el perro
enfermo defeque en el suelo de casa, no existen lmites a nuestra
203

creatividad: limpiadora a vapor, inundacin con Sagrotan, un pequeo


lanzallamas incluso podemos pasarlo bien con estas cosas. Cuando el
suelo est lleno de huellas de zapatos, basta con agua y una gota de
detergente. Con ambas cosas se puede reducir hasta el 90% de las bacterias
del suelo. Despus, la poblacin normal del suelo tiene la opcin de
regresar, mientras los dems organismos nocivos se habrn visto demasiado
mermados como para plantearse la posibilidad de volver.
Por lo tanto, a la hora de limpiar se tratar de tener menos bacterias,
pero no de aniquilarlas por completo. Incluso las bacterias dainas pueden
ser buenas para nosotros, siempre que nuestro cuerpo las pueda utilizar
para entrenarse. Para nuestro sistema inmunitario, un par de millares de
salmonelas en nuestro fregadero significa hacer turismo. Solo cuando hay un
exceso de salmonelas empieza a ser peligroso. Hay un exceso de bacterias
cuando estas encuentran condiciones perfectas para ello: un espacio
protegido, calor hmedo y de vez en cuando sabrosa comida. Para tenerlas
en jaque hay 4 tcnicas sensatas en el cuidado de la casa: dilucin,
temperatura, secado y lavado.

Dilucin
La tcnica de diluir la usamos tambin en el laboratorio, donde diluimos
bacterias en un lquido y aadimos unas cuantas gotas con diferentes
concentraciones de bacterias a las larvas de polillas de la cera. De este
modo se puede constatar a partir de qu cantidad de determinadas bacterias
se produce la enfermedad: muchas ya a partir de 1000 y otras solo a partir
de 10 millones por gota.
La dilucin en el hogar tiene lugar, por ejemplo, cuando lavamos las
hortalizas y la fruta. De ese modo arrastramos con el agua la mayora de las
bacterias presentes en la tierra de modo que ya no pueden hacernos dao.
En Corea se acostumbra a avinagrar el agua para que las bacterias no se
puedan sentir como en casa. Tambin airear las habitaciones se cuenta entre
las tcnicas de dilucin.
Cuando ponemos en agua la vajilla, los cubiertos y las tablas de cortar y
despus lo fregamos todo a fondo con el estropajo y lo ponemos aparte, no
hemos hecho nada muy diferente a si lo hubisemos lamido con la lengua.
Los estropajos estn calentitos, hmedos y llenos de restos de comida:
204

perfecto para cualquier microbio que se presente. Cualquiera que


contemplase un estropajo al microscopio se tirara por el suelo
retorcindose y balancendose durante media hora.
Los estropajos son solo para la mugre ms gruesa; despus sera
conveniente enjuagar los cubiertos o los platos con agua corriente. Y lo
mismo vale para los trapos de cocina que se quedan hmedos. Sirven ms
para la dispersin regular de bacterias que para secar. Los estropajos y los
paos de cocina se tienen que escurrir bien y secar, ya que, de lo contrario,
son un restaurante perfecto, hmedo y nutritivo, para las bacterias.

Secado
En superficies secas las bacterias no se pueden reproducir, algunas incluso
perecen. Un suelo fregado est ms limpio despus de secado. Las axilas
secas con desodorante no son nada acogedoras para las bacterias, lo cual
reduce el olor. El secado es algo grande. Cuando secamos correctamente
los alimentos se conservan ms tiempo sin pudrirse; esto es fcil de
observar en muchos productos que contienen cereales, como los fideos, el
muesli o los panecillos crujientes, en la fruta (como las pasas), en las
alubias o lentejas y en la carne.

Temperatura
La naturaleza produce regularmente una refrigeracin al ao: el invierno,
desde un punto de vista bacteriano, es una especie de programa de limpieza.
Para nuestra vida cotidiana, la refrigeracin de alimentos es muy
importante. Una nevera contiene tanta comida que incluso a temperaturas
inferiores representa un paraso para las bacterias. Lo mejor es tenerla a
una temperatura mxima de 5 C.
En la mayora de las fases de lavado el principio de dilucin es ms
que suficiente, pero si hay paos de cocina hmedos, gran nmero de
calzoncillos o sbanas de los enfermos, podemos superar tranquilamente
los 60 C. Por encima de los 40 C muere la mayora de E. coli, mientras
que alrededor de los 70 C nos libramos de las salmonelas ms tenaces.

205

Lavado
Lavar significa desprender de alguna superficie una capa de grasa o de
albmina. De este modo se eliminan todas las bacterias que se han
acomodado en esta capa o debajo de ella. Generalmente se usa agua y
detergente para ello. El lavado es la mejor solucin para habitaciones,
cocinas y baos.
Este procedimiento se puede llevar hasta el extremo. Esto tiene sentido
para la produccin de medicamentos que tienen que entrar directamente en
las venas de los pacientes (como las soluciones para infusin intravenosa),
donde no debe encontrarse ni una sola bacteria. Los laboratorios
farmacolgicos lo hicieron, por ejemplo, con yodo porque lo pueden
sublimar. La sublimacin significa que un cristal de yodo se puede convertir
en vapor con el calor, sin pasar antes por el estado lquido. As pues, el
yodo se calienta para que la habitacin entera desaparezca en un vapor azul.
Hasta ahora lo dicho suena al principio de la aspiradora, pero hay algo
ms: el yodo puede tambin desublimarse. Para ello se enfra de nuevo la
habitacin y el vapor entero recristaliza en seguida. Sobre todas las
superficies e incluso en el aire se forman millones de pequeos cristales
que encierran a todos los microbios dentro y caen emparedados en el suelo.
Luego vienen trabajadores atravesando compartimentos hermticos y
cabinas de desinfeccin y ataviados con monos esterilizados que barrern
los cristales de yodo.
Cuando nos aplicamos crema en las manos utilizamos bsicamente el
mismo principio: atrapamos a los microbios en una ptina de grasa, donde
quedan retenidos. Cuando la ptina se enjuaga, con el agua tambin se van
las bacterias. Para la capa de grasa natural que produce la piel, basta a
menudo agua y jabn.
De este modo, la ptina de grasa no queda completamente eliminada y
puede retomar de inmediato su trabajo despus del lavado. Lavar
demasiado a menudo es absurdo y esto es vlido tanto si se trata de lavarse
las manos como de ducharse. Si se lava demasiado a menudo la capa de
grasa protectora, se expone la piel indefensa al entorno. Cuando entonces se
instalan bacterias malolientes, producimos un olor ms fuerte al sudar. Un
crculo vicioso.
206

Fig.: Bacterias atrapadas en cristales de yodo.

Nuevos mtodos
Un equipo de Gante est probando actualmente con nuevos mtodos. Los
207

investigadores combaten el olor a sudor con bacterias. Desinfectan las


axilas, las untan con bacterias inodoras y miran el reloj. Transcurridos un
par de minutos los voluntarios del estudio se pueden poner la camisa de
nuevo e irse a casa. Despus se les invita a que vuelvan a visitar el
laboratorio, donde son olidos por expertos. Los primeros resultados son
considerablemente buenos; en muchos casos, las bacterias de olor neutro se
muestran capaces de expulsar a las malolientes.
El mismo mtodo se aplica actualmente tambin en Dren, en los
lavabos pblicos malolientes. Una empresa ha producido una mezcla de
bacterias que se puede utilizar como un producto de limpieza. La mezcla de
bacterias de olor neutro se propaga y desplaza a las malolientes. La idea de
limpiar las instalaciones sanitarias con bacterias es genial, aunque
lamentablemente los fabricantes no han revelado su composicin, lo cual
hace difcil examinar su producto cientficamente. En todo caso, la ciudad
de Dren parece que ha tenido experiencias muy positivas con este
experimento.
Estos nuevos conceptos bacteriolgicos muestran una cosa muy bonita:
la higiene no significa extinguir todas las bacterias. La higiene es un sano
equilibrio entre un nmero significativo de bacterias beneficiosas y unas
pocas dainas. Esto significa una proteccin inteligente contra peligros
reales y a menudo un incremento preciso de lo beneficioso. Teniendo esto
bien presente, podemos volver a estar de acuerdo con antiguas verdades,
como las de la autora americana Suellen Hoy: Desde la perspectiva de una
mujer americana de clase media (tambin una veterana viajera) que ha
sopesado las pruebas, es ciertamente mejor estar limpio que estar sucio.

Antibiticos
Los antibiticos matan con mucha eficacia a peligrosos agentes patgenos.
Y a sus familias. Y a sus amigos. Y a sus conocidos. Y a lejanos conocidos
de sus conocidos. Esto los convierte en la mejor arma contra bacterias
peligrosas y la ms peligrosa contra las mejores bacterias. Quin produce
la mayora de los antibiticos? Las bacterias. Cmo?
Los antibiticos son las armas con las que hongos y bacterias hostiles se
combaten mutuamente.
208

Desde que los descubrieron los investigadores se realiza en las


compaas farmacuticas una cra masiva de bacterias. En unos
contenedores enormes (de hasta 100 000 litros de capacidad) crece una
cantidad tan inconcebible de bacterias que apenas se podra expresar en
nmeros. Las bacterias producen antibiticos, nosotros los esterilizamos y
prensamos el material en forma de comprimidos. El producto ha tenido
buena acogida sobre todo en Estados Unidos: en un estudio sobre el efecto
de los antibiticos en la flora intestinal se observ que en toda la regin de
San Francisco y sus localidades circundantes solo dos personas no haban
tomado ningn antibitico en los ltimos dos aos. Uno de cada cuatro
alemanes toma, por trmino medio, un antibitico al ao. El motivo
principal son los resfriados. A cualquier microbilogo esta afirmacin le
produce un pinchazo en el corazn. Los resfriados son provocados a
menudo no por bacterias, sino por virus. Los antibiticos funcionan de tres
modos distintos: acribillar bacterias, envenenarlas o convertirlas en
estriles. Los virus simplemente no entran en el espectro de competencias
de estos medicamentos.
En muchos resfriados, por lo tanto, los antibiticos no surten ningn
efecto. Si alguien, no obstante, se siente mejor despus de tomarlo, se debe
al efecto placebo o al trabajo de nuestro propio sistema inmunitario. Lo que
es seguro es que con su ingesta irresponsable matamos a muchas bacterias
beneficiosas y nos perjudicamos con ello. En caso de una infeccin incierta
y para prevenir, se puede solicitar al mdico de familia una prueba de
procalcitonina. Esta prueba detecta si los responsables del resfriado son
virus o bacterias. Cuesta 25 euros y normalmente no est incluida en el
seguro. Esta opcin se ha de considerar especialmente cuando los nios
pequeos estn afectados por una infeccin incierta.
Si realmente es recomendable tomar antibiticos, entonces vayamos a
por todas. Las ventajas compensarn con toda seguridad los inconvenientes.
Por ejemplo, cuando se padece una grave neumona o cuando de nio se
quiere superar alguna pesada infeccin sin lesiones secundarias. En este
caso un pequeo comprimido nos puede salvar la vida. Los antibiticos se
encargan de que las bacterias dejen de reproducirse. El sistema inmunitario
elimina entonces todos los agentes patgenos restantes y pronto volvemos a
sentirnos bien. Por ello pagamos desde luego un precio, pero globalmente
justo se trata de un muy buen negocio.
El efecto secundario ms habitual es la diarrea. Las personas que no
209

padecen diarrea notan, quizs, durante el paso matinal por el lavabo, que
expulsan porciones de un tamao claramente mayor. Por decirlo de un modo
un tanto brusco y franco: se trata de una gran porcin de bacterias
intestinales. El comprimido no va volando desde la boca hasta la nariz
resfriada, sino que se desliza directamente al estmago y de all al intestino.
Antes de que pase de aqu a la sangre y llegue entonces, entre otros lugares,
a la nariz, el conjunto de microbios del intestino es atacado, intoxicado e
incapacitado para reproducirse. El resultado es un impresionante campo de
batalla que ms tarde se podr contemplar en la siguiente visita al inodoro.
Los antibiticos pueden alterar claramente nuestra flora intestinal y
reducir la diversidad de microbios en nuestro intestino, de modo que sus
facultades pueden quedar igualmente alteradas, como la cantidad de
colesterol que podemos ingerir, si se producen vitaminas (como la vitamina
H, tan beneficiosa para la piel) o qu alimentos son aprovechados. Ciertos
estudios realizados por primera vez en Harvard y Nueva York con los
antibiticos metronidazol y gentamicina han puesto de manifiesto
alteraciones especialmente importantes de la flora intestinal.
Los antibiticos son especialmente delicados en los nios pequeos y
los pacientes ancianos. Su flora intestinal es siempre ms inestable y se
recupera mucho peor despus del tratamiento. Estudios realizados en
Suecia demostraron en nios que, incluso dos meses tras la ingesta de
antibiticos, an se podan detectar claras alteraciones de la flora
intestinal: haba potencialmente un mayor nmero de bacterias dainas y
uno menor de beneficiosas, como las bifidobacterias y los lactobacilos. Los
antibiticos utilizados fueron ampicilina y gentamicina. Solo se realizaron
pruebas en nueve nios, por lo que el estudio no es especialmente
significativo, aunque en cualquier caso se trata del nico estudio en su
gnero. Por lo tanto, se debe tener en cuenta, aunque con la debida
precaucin.
Un reciente estudio en jubilados irlandeses puso de manifiesto un
panorama claramente dividido: algunos paisajes intestinales se recuperaron
muy bien despus de la ingesta de antibiticos, mientras que otros quedaron
alterados de forma duradera. Las causas de ello no estn an nada claras.
La capacidad para recuperar la estabilidad despus de vivencias intensas
se denomina, tanto en el intestino como en el campo de la psicologa,
resiliencia.
Las investigaciones sobre los efectos a largo plazo realizadas hasta la
210

fecha se pueden casi contar con los dedos de una mano, y ello a pesar de
que los antibiticos se vienen utilizando desde hace ya ms de cincuenta
aos. El motivo es la tcnica: los aparatos necesarios para tales
investigaciones aparecieron hace apenas dos aos. El nico efecto que
entretanto se ha podido comprobar con seguridad ha sido el desarrollo de
resistencias. Incluso dos aos despus de la ltima ingesta de antibiticos
an permanecen en el intestino bacterias malvadas que cuentan historias
sobre la guerra a sus tataratataratatara nietos.

Ellas resistieron al antibitico y sobrevivieron. Y con razn. Pues


desarrollaron entonces tcnicas de resistencia formando, por ejemplo,
pequeas bombas en las paredes de la clula. Por medio de ellas se
bombeaba el antibitico fuera del cuerpo igual que los bomberos bombean
el agua de una bodega inundada. Muchas bacterias se disfrazan, de modo
que los antibiticos no reconocen sus paredes celulares y no las pueden
perforar. Otras utilizan su habilidad para dividir cosas: se construyen
instrumentos para poder destruir antibiticos.
La cosa es que los antibiticos muy raramente matan todas las clulas.
Destruyen determinadas comunidades, siempre segn el tipo de veneno que
utilicen. Siempre hay bacterias que sobreviven o que se convierten en
211

combatientes experimentados. Cuando nos ponemos muy enfermos son


precisamente estos combatientes los que nos pueden causar problemas:
cuantas ms resistencias hayan desarrollado, tanto ms difcil resulta
atacarlas con antibiticos.
Cada ao mueren en Europa varios miles de personas a causa de tales
bacterias con tantas resistencias que ningn medicamento resulta eficaz.
Cuando el sistema inmunitario queda debilitado despus de alguna
operacin o cuando los grmenes resistentes son mayora absoluta tras
largos tratamientos con antibiticos, nos encontramos ante una situacin
peligrosa. Apenas se desarrollan nuevos medicamentos porque este sector
de negocios no es una clara fuente de ingresos para la industria
farmacutica.
Quienes quieran mantenerse al margen de innecesarias guerras de
antibiticos en los intestinos harn bien en seguir estos cuatro sencillos
consejos:
1. No tomar antibiticos innecesarios. Y si se han de tomar, hacerlo
durante el tiempo recomendado. Un tiempo lo bastante largo para que
las luchadoras con menores aptitudes de resistencia terminen en algn
momento por rendirse y puedan ser aplastadas, de modo que al final
solo queden las bacterias que hubieran quedado de todos modos. Al
menos habremos acabado con el resto.
2. Carne ecolgica. Las resistencias son diferentes en distintos lugares.
Sorprendentemente, estn a menudo estrechamente vinculadas a los
antibiticos aplicados en la cra de animales de matadero. En pases
como la India prcticamente no se controla cuntos antibiticos reciben
los animales. De este modo cran enormes zoos de resistencias en sus
intestinos. Ah es cuando aparecen tambin en los seres humanos
infecciones claramente ms difciles de tratar que en otras regiones. En
Alemania existe al menos una normativa, aunque es de una imprecisin
rayana en lo ridculo. De modo que muchos veterinarios ganan dinero
con el negocio semilegal de los antibiticos.
Hasta 2006 la Unin Europea no prohibi mezclar antibiticos en la
comida para animales como medio para incrementar su rendimiento.
El aumento del rendimiento significa en este caso el rendimiento de un
animal en el sentido de no morir de alguna infeccin en un mugriento
establo abarrotado. Este rendimiento aumenta asombrosamente con
212

antibiticos. Los animales de establos ecolgicos solo pueden ingerir


una determinada cantidad de antibiticos; si se supera dicha cantidad,
se vende la mercanca como carne normal, sin el marcado de carne
ecolgica. Si es posible, es preferible gastar un par de euros ms:
contra los zoos de resistencias y en pro de la paz en los intestinos. No
lo vamos a percibir directamente, pero estaremos invirtiendo en un
futuro seguro.
3. Lavar bien la fruta y la verdura. Esto tambin tiene que ver con la cra
de animales. El estircol se suele utilizar como abono para los campos.
En Alemania no se acostumbran a examinar los restos de los
antibiticos en la fruta y la verdura, y mucho menos los restos de las
bacterias intestinales resistentes. En la leche, los huevos y la carne se
controlan al menos determinados valores lmite, por lo que es mejor
lavar de ms que de menos. Con solo una pequea cantidad de
antibiticos las bacterias pueden desarrollar resistencias.
4. Abrir los ojos en vacaciones. Uno de cada cuatro viajeros importa
grmenes altamente resistentes. La mayora vuelven a desaparecer
despus al cabo de un par de meses, pero unos cuantos acechan en
nosotros durante ms tiempo. Se recomienda un especial cuidado en
pases con problemas bacteriolgicos, como la India. En Asia y en
Oriente Medio hay que procurar lavarse las manos a menudo, limpiar a
conciencia las frutas y las verduras, si es necesario con agua hervida; el
sur de Europa no queda exento. Cook it, peal it or leave it (cucelo,
plalo o djalo): la mxima del viajero no vale no solo como
proteccin contra la diarrea, sino tambin contra los souvernirs de
resistencias no deseados para uno mismo y para la familia.

Existen alternativas a los antibiticos?


Las plantas (los hongos, como el hongo de la penicilina, no son plantas sino
que se cuentan simplemente entre los seres vivos) producen antibiticos que
funcionan desde hace siglos sin provocar resistencias. Cuando las plantas
se doblan o aparecen agujereadas, en el lugar correspondiente se producen
sustancias hostiles a los microbios ya que, de lo contrario, la planta se
convertira en menos que canta un gallo en un festn para las bacterias del
213

entorno. En caso de resfriados en su fase inicial, infecciones de las vas


urinarias o inflamaciones en la cavidad bucal y la faringe, se pueden
comprar en las farmacias antibiticos vegetales en forma concentrada.
Existen, por ejemplo, productos con aceite de mostaza o de rbano,
extractos de manzanilla o de salvia, que pueden reducir en parte no solo las
bacterias, sino tambin los virus. As nuestro sistema inmunitario tiene
menos trabajo y mayores perspectivas de expulsar al malhechor.
En caso de una enfermedad aguda o de una que se prolongue en el
tiempo sin que se perciban seales de mejora, estos mtodos vegetales no
son una solucin. En tales casos pueden ocasionarnos daos porque nos
estaremos privando durante demasiado tiempo de antibiticos ms potentes.
Durante los ltimos aos han aumentado claramente las disfunciones
cardacas o auditivas producidas por una infeccin. Esto sucede a menudo
cuando los padres quieren proteger a sus hijos nicamente contra
demasiados antibiticos. Pero esta decisin puede tener consecuencias
fatales. Un mdico con una correcta formacin no nos endosar todos los
antibiticos, sino que nos dir claramente cundo son necesarios.
Con los antibiticos se desarrollan juegos de poder: con ellos nosotros
nos equipamos a lo grande contra las bacterias peligrosas y, a su vez, ellas
se equipan con resistencias an ms peligrosas. Nuestros investigadores de
medicamentos deberan entonces rearmarse. Al ingerir estos medicamentos,
cada uno de nosotros hace una especie de trato. Sacrificamos nuestras
bacterias buenas, con la esperanza de que tambin las malas sean atacadas.
Si se trata de un pequeo resfriado habr sido un mal negocio; si se trata de
una enfermedad seria habr sido una transaccin rentable.
An no existe ningn tipo de proteccin para las bacterias intestinales.
Podemos decir con seguridad que desde el descubrimiento de los
antibiticos hemos aniquilado muchas reliquias de familia. El sitio libre
que ha quedado en el intestino debera ocuparse lo mejor posible y para
ello estn los probiticos, que ayudan al intestino a recuperar un sano
equilibrio despus de haber escapado de un autntico peligro.

Probiticos
Cada da engullimos varios miles de millones de bacterias vivas. Estn en
214

la comida cruda, algunas incluso sobreviven a la coccin, nos chupamos el


dedo sin darnos cuenta, tragamos nuestras bacterias bucales o nos besamos
a travs del paisaje bacteriano de otra persona. Una pequea parte de ellas
sobrevive a los fuertes cidos gstricos y a los violentos procesos de la
digestin, y aterriza vivita y coleando en el intestino grueso.
La gran mayora de estas bacterias son desconocidas; probablemente no
nos hacen nada o nos causan algn beneficio que an no hemos descubierto.
Unas pocas son agentes patgenos que generalmente no nos hacen dao
debido a su reducido nmero. Solo una fraccin de esas bacterias ha sido
estudiada exhaustivamente y declarada buena por las instancias oficiales.
Esas bacterias son los probiticos.
En el supermercado nos encontramos delante de la seccin de
refrigerados y leemos la palabra probitico en el envase de un yogur. No
tenemos ni la ms remota idea de cmo funciona o qu se esconde detrs de
esa palabra, pero a muchos an nos retumba el anuncio publicitario en la
cabeza: fortalece el sistema inmunitario y la seora estreida vuelve a
hacer de vientre, por lo que recomienda el producto a las personas de su
entorno. Esto est bien, as que no me importa gastarme 1 euro ms. Y en un
pisps tenemos los probiticos en el carro de la compra, luego en el
frigorfico y finalmente en la boca.
Los humanos hemos comido probiticos desde siempre. Sin ellos no
estaramos aqu. As pudieron comprobarlo algunos sudamericanos que
llevaron mujeres embarazadas al Polo Sur para que dieran a luz ah. Con
ello pretendan ejercer los derechos legales sobre las reservas de petrleo
del lugar correspondientes a los nativos. El resultado fue que los bebs
moran, como muy tarde, en el viaje de vuelta. El Polo Sur es tan fro y
libre de grmenes que se vieron privados de las bacterias necesarias para
vivir. Las condiciones de temperatura normales y los grmenes en el mismo
viaje de vuelta acabaron con los pequeos.
Las bacterias beneficiosas son una parte importante de nuestra vida y se
encuentran constantemente alrededor y dentro de nosotros. Nuestros
antepasados no lo saban pero intuitivamente hacan lo correcto: protegan
su comida de las bacterias dainas al mismo tiempo que se encomendaban a
las beneficiosas. Por ejemplo, cuando se ayudaban de ellas para aumentar
su conservacin. En todas las culturas del mundo hay platos que se preparan
gracias a tiles microbios. En Alemania, por ejemplo, estn las coles
fermentadas, los pepinillos agridulces y la levadura de pan. La nata fresca
215

de los franceses, el queso agujereado de los suizos, el salami y las


aceitunas de los italianos o el ayrn de los turcos: nada de eso existira sin
los microbios.
De Asia proceden innumerables platos de este tipo: la salsa de soja, la
bebida kombucha, la sopa de miso, el kimchi de Corea, el lassi de la India,
as como el fufu africano la lista se podra alargar indefinidamente. Estos
alimentos se preparan con bacterias, por lo que se les denomina
fermentados. Con ellos se generan a menudo cidos, que proporcionan ese
sabor agrio al yogur o a las verduras. Gracias a los cidos y a las
numerosas bacterias buenas, la comida queda protegida contra las bacterias
peligrosas. La fermentacin es la tcnica ms antigua y saludable de
conservar los alimentos.
Tan diferentes como los numerosos platos eran los diferentes tipos de
bacterias que los hacan posibles. La leche cuajada de una familia del
Palatinado contena tipos de bacterias diferentes a las del ayrn de una
familia de Anatolia. En los pases meridionales se usaron bacterias que
trabajan bien a altas temperaturas y en el norte de Europa las que tenan
inclinacin por la temperatura ambiente.
El yogur, la leche cuajada u otros productos fermentados debieron de
surgir por azar. Alguien se dej la leche fuera y las bacterias alcanzaron el
recipiente (directamente de la vaca o procedentes del aire durante el
ordeo), la leche se hizo ms densa y el nuevo alimento ya estaba listo. Si
un germen de yogur especialmente sabroso haba ido a parar a la leche, se
sacaba una cucharada del yogur producido para echarla en una nueva racin
de leche y se dejaba que las bacterias hiciesen ms yogur. A diferencia de
los yogures actuales, antiguamente intervena siempre un gran equipo de
bacterias diferentes, y no solamente unas pocas clases escogidas.
La variedad de bacterias en los alimentos fermentados se ha reducido
fuertemente. Con la industrializacin se regularon los procesos de
produccin con bacterias seleccionadas en el laboratorio. Hoy en da la
leche se calienta brevemente despus de ser ordeada para exterminar
eventuales agentes patgenos, aunque con ello tambin mueren posibles
bacterias del yogur. Por este motivo no podemos simplemente dejar fuera
de la nevera nuestra leche de supermercado a la espera de que acabe
producindose yogur.
Muchos de los alimentos antiguamente ricos en bacterias, hoy ya no se
producen con bacterias, sino que se conservan en vinagre como, por
216

ejemplo, la mayora de los pepinillos agridulces. Muchos se fermentan con


bacterias y se calientan despus para eliminar sus grmenes, como el
chucrut de supermercado. El chucrut crudo ya solo se puede comprar en las
herboristeras.
Ya a comienzos del siglo XX el mundo cientfico intuy la importancia
de las bacterias buenas para nosotros. Entonces Ilja Metchnikoff hizo su
aparicin en el escenario de los yogures. Fue Premio Nobel y se dedic a
observar a los campesinos de las montaas de Bulgaria, quienes alcanzaban
a menudo los 100 aos de edad, y con un llamativo buen humor.
Metchnikoff sospechaba que su secreto yaca en las bolsas de piel con las
que transportaban la leche de sus vacas. Esos campesinos recorran largos
trayectos, de modo que la leche se haba convertido en leche cuajada o
yogur cuando llegaban a casa. Estaba convencido de que la ingesta regular
de esos productos de origen bacteriano eran la responsable de su
formidable salud. En su libro The Prolongation of Life (en espaol: La
prolongacin de la vida) defendi la tesis de que con la ayuda de las
bacterias beneficiosas podemos vivir ms y mejor. A partir de entonces las
bacterias dejaron de ser componentes annimos del yogur y se convirtieron
en importantes principios de salud. Sin embargo, su conocimiento lleg en
un momento poco propicio, ya que poco antes las bacterias haban sido
identificadas como agentes patgenos. Es cierto que el microbilogo
Stamen Grigorov haba encontrado en 1905 la bacteria del yogur descrita
por Metchnikoff, Lactobacillus bulgaricus, pero despus se centr en la
lucha contra la tuberculosis. Gracias al efecto beneficioso de los
antibiticos, desde aproximadamente 1940 la cuestin se convirti en algo
generalizado: cuantas menos bacterias, mejor.
El hecho de que las reflexiones de Metchnikoff y la bacteria de
Grigorov encontraran luego el modo de entrar en nuestros supermercados
hay que agradecrselo a los bebs. Las madres que no podan dar el pecho
a sus bebs tenan a menudo un problema con la leche en polvo: sus nios
tenan diarrea con ms frecuencia. La industria de la leche en polvo estaba
realmente sorprendida, porque los ingredientes eran los mismos que los de
la leche materna. Qu poda faltar? Las bacterias! Aquellas a las que les
gusta estar en los pezones lechosos y aquellas cuyo nmero es
especialmente elevado en los intestinos de los bebs amamantados:
bifidobacterias y lactobacilos. Se encargan de escindir el azcar de la leche
(lactosa) y producen cido lctico (lactato), de ah que pertenezcan al grupo
217

de las bacterias del cido lctico. Un investigador japons produjo un yogur


con las bacterias Lactobacillus casei Shirota, que al principio las madres
solo podan adquirir en farmacias. Si se daba a los bebs una cantidad
diaria de ellas, estos tenan menos diarrea. La investigacin industrial
retom los planteamientos de Metchnikoff: con bacterias para los bebs y
pretensiones ms modestas.
El yogur normal contiene especialmente Lactobacillus bulgaricus, pero
no se trata exactamente de la misma cepa que la bacteria de los campesinos
blgaros. La cepa descubierta por Stamen Grigorov se denomina hoy, para
ser ms precisos, Lactobacillus helveticus spp. bulgaricus. Estas bacterias
no son especialmente resistentes a la digestin y solo una pequea parte de
ellas llega viva a los intestinos. Para algunos de los efectos sobre el
sistema inmunitario esto no tiene demasiada importancia: a las clulas
inmunitarias a menudo les basta con echar un vistazo a la envoltura vaca de
algunas bacterias para poner en marcha su maquinaria.
El yogur probitico contiene bacterias que se inspiraron en la
investigacin sobre la diarrea en los bebs: se espera que lleguen vivas al
intestino grueso. Bacterias que pueden resistir la digestin son, por
ejemplo, Lactobacillus rhamnosus, Lactobacillus acidophilus o el ya
mencionado Lactobacillus casei Shirota. En teora una bacteria de este tipo
puede rendir ms si llega viva a la parte baja del intestino. Existen estudios
que constatan su eficacia, pero que no bastan a la Autoridad Europea sobre
Seguridad Alimentaria, por lo que ya no se permiten eslganes del tipo
tachn como los empleados para Yakult o Actimel y compaa.
A esto hay que aadir que adems no hay una certeza absoluta de que
lleguen bastantes bacterias probiticas al intestino. Una rotura de la cadena
del fro o una persona con acidez estomacal o con una digestin
especialmente larga hacen que las bacterias adopten en seguida el aspecto
de viejecitas. Naturalmente, esto no es malo, pero entonces un yogur
probitico deja de ser mejor que uno normal. Para cambiar algo en el
enorme ecosistema del intestino se deberan movilizar algo as como 1000
millones (109) de animadas bacterias.
Conclusin: cualquier yogur puede ser bueno, aunque no todo el mundo
tolera bien la protena lctea o un exceso de grasa animal. La buena noticia
es que existe un mundo de probiticos ms all de los yogures. Los
investigadores estn experimentando en esta direccin en sus laboratorios
con bacterias seleccionadas: inoculan bacterias directamente en las clulas
218

intestinales en placas Petri, administran ccteles de microbios a ratones o


hacen engullir cpsulas llenas de microorganismos vivos a las personas. En
la investigacin sobre los probiticos hemos podido distinguir tres grandes
campos de actividad en los cuales nuestras bacterias buenas manifiestan
asombrosas facultades.

1. Masajes y blsamos
Muchas bacterias probiticas se preocupan de nuestro intestino. Tienen
unos genes para producir pequeos cidos grasos como el butirato. Con
ellos pueden embalsamar y cuidar las vellosidades del intestino. Las
vellosidades del intestino bien atendidas son mucho ms estables y se
desarrollan ms que las mal cuidadas. Cuanto ms grandes son las
vellosidades, tanto mejor asimilamos los alimentos, los minerales y las
vitaminas. Cuanto ms estables son, menos basura dejan pasar. El resultado
es que nuestro cuerpo recibe muchos nutrientes y menos sustancias nocivas
en su men.

2. Servicio de seguridad
Las bacterias buenas defienden nuestro intestino, ya que al fin y al cabo es
su hogar, y no ceden voluntariamente su territorio a bacterias nocivas. Para
ello se asientan a menudo precisamente en aquellos sitios donde a los
agentes patgenos les gusta infectarnos. Si entonces aparece una bacteria
mala, se colocan bien apretadas en su lugar favorito con una sonrisa
burlona, depositan su bolso de mano en el asiento del acompaante y no le
dejan sitio. Si esta seal no es lo bastante clara, no hay problema: las
bacterias del servicio de seguridad tienen otros truquillos. Producen, por
ejemplo, pequeas cantidades de antibiticos y de anticuerpos con los
cuales ahuyentan a las bacterias extraas de su entorno inmediato. O bien
utilizan diferentes cidos: con ellos no solo se protege al yogur o al chucrut
de las bacterias putrefactoras, sino que tambin nuestro intestino se puede
convertir con la acidez en un lugar inhspito para los grmenes dainos.
Otra posibilidad es comrselo todo (a quien tenga hermanos le sonar). A
muchas bacterias probiticas parece que les gusta arrebatar a las bacterias
dainas la comida delante de sus narices. Al final llega el momento en que
219

a los malvados se les pasan las ganas y abandonan.

3. Buenos asesores y entrenadores


No debemos pasar por alto que las bacterias son los mximos expertos en
cuestiones bacteriolgicas. Cuando colaboran con nuestro intestino y sus
clulas inmunitarias, recibimos informacin importante de primera mano y
un buen asesoramiento: qu aspecto tienen las diferentes envolturas
bacterianas? Cuntos anticuerpos bacterianos (defensinas) deben producir
las clulas intestinales? Debe el sistema inmunitario reaccionar
activamente a sustancias extraas o aceptar relajadamente lo nuevo?
Un intestino sano posee muchas bacterias probiticas. Cada da y cada
segundo nos beneficiamos de sus habilidades. A menudo nuestras
comunidades bacterianas son atacadas, lo cual puede suceder mediante
antibiticos, una mala alimentacin, enfermedades, perodos de estrs y un
largo etctera. Entonces nuestros intestinos ya no estarn tan bien cuidados,
estarn menos protegidos y no tan bien asesorados. En tales casos se
agradece que algunos de los resultados obtenidos en la investigacin en
laboratorios puedan encontrarse en las farmacias, donde se pueden adquirir
bacterias vivas y de este modo proveernos de trabajo bacteriano alquilado
para momentos difciles.
Son buenos contra la diarrea: mbito de aplicacin nmero 1 de los
probiticos. En caso de gripe intestinal o diarrea por la ingesta de
antibiticos hay diversas bacterias de la farmacia que nos pueden ayudar a
mitigar la diarrea y acortarla, por trmino medio, un da. Al mismo tiempo
apenas tienen efectos secundarios, a diferencia de la mayora de los otros
medicamentos contra la diarrea. Esto los hace especialmente aptos para
nios pequeos o personas mayores. En caso de enfermedades intestinales
como la colitis ulcerosa o el sndrome del intestino irritable, los
probiticos pueden aplazar los brotes de diarrea o las inflamaciones
agudas.
Son buenos para el sistema inmunolgico. Para personas propensas a
caer enfermas se recomienda probar diferentes tipos de probiticos,
especialmente durante el desarrollo de un resfriado. Para quienes esto
resulte demasiado costoso, tambin es posible tomar un yogur al da, pues
para algunos efectos ms suaves no es imprescindible que las bacterias
220

estn vivas. En algunos estudios se ha constatado que, especialmente en


personas mayores y en atletas sometidos a una fuerte actividad, la toma
regular de probiticos puede hacer que los resfriados sean menos agudos y
que su frecuencia sea menor.
Una posible proteccin contra las alergias. Este efecto no se ha
podido demostrar tan bien como la eficacia de los probiticos en el caso de
diarrea o de inmunodeficiencia. Sin embargo, para los padres de nios con
un mayor riesgo de alergias y neurodermitis, los probiticos son una buena
opcin. Muchos estudios indican una clara proteccin. En algunos no se
pudo constatar este resultado, aunque a menudo se utilizaron bacterias
diferentes para los distintos estudios.
Personalmente, en este punto me decantara por el principio de mejor
exagerar. Los probiticos en modo alguno pueden daar a los nios
propensos a las alergias y, en cambio, existen algunos estudios en los que se
pudieron mitigar los sntomas de alergias o neurodermitis ya desarrolladas
gracias a los probiticos.
Junto a reas bien estudiadas como la diarrea, las enfermedades
intestinales y el sistema inmunitario, existen en la actualidad reas de
investigacin que han arrojado ltimamente resultados muy prometedores.
Ocurre as, por ejemplo, con las indigestiones, las diarreas durante los
viajes, la intolerancia a la lactosa, el sobrepeso, los problemas de
articulaciones inflamadas o incluso la diabetes.

221

Si queremos probar los probiticos para uno de estos problemas (por


ejemplo, en caso de estreimiento o flatulencias), la farmacia no nos podr
recomendar ningn preparado cuya eficacia haya sido probada sin tacha. La
farmacia no va por delante de la investigacin: cada cual debe ir probando
hasta encontrar una bacteria que ayude. Simplemente debemos leer en el
222

envoltorio qu es lo que estamos probando, y si despus de cuatro semanas


no se han registrado cambios, quizs debamos dar una oportunidad a uno o
dos tipos bacterianos diferentes. Muchos gastroenterlogos nos pueden dar
alguna indicacin sobre qu bacterias podra valer la pena probar.
Para todos los probiticos rigen las mismas reglas: se deben tomar
regularmente durante aproximadamente cuatro semanas y consumirlos antes
de la fecha de caducidad (de otro modo no vivirn lo suficiente para
producir algn efecto en el enorme ecosistema del intestino). Antes de la
adquisicin de productos probiticos deberemos informarnos siempre
sobre si estn diseados para las dolencias del caso. Las bacterias tienen
diferentes genes: algunas son mejores asesoras del sistema inmunitario,
mientras que otras son ms guerreras, cuando se trata de expulsar a los
causantes de la diarrea.
Los probiticos mejor investigados son hasta la fecha las bacterias del
cido lctico (lactobacilos y bifidobacterias) y Sacharomyces boulardii.
Este ltimo es un recurso al que no estamos prestando toda la atencin que
merecera. En realidad no es ninguna bacteria y por eso me gusta menos.
Pero como ayuda, tiene en todo caso una ventaja imbatible: los antibiticos
no pueden con l.
As, si durante la ingesta de antibiticos fumigamos todo lo que huele a
bacteria, Saccharomyces toma asiento cmodamente. Ah nos protege
contra oportunistas dainos y adems puede capturar sustancias txicas. En
todo caso tambin provoca ms efectos secundarios que los probiticos
bacterianos; algunas personas no toleran la levadura y por su causa pueden
sufrir erupciones, por ejemplo.
El hecho de que, aparte de una o dos levaduras, solo conozcamos
bacterias del cido lctico como probiticos demuestra que en este campo
estamos todava en paales. Pues los lactobacilos normalmente aparecen
menos en la flora intestinal de un adulto y las bifidobacterias pueden no ser
el nico agente benfico que encontramos en el intestino grueso. Solo existe
un tipo de bacteria que hasta ahora haya sido tan investigada como estas
dos: E. coli Nissle 1917.
Esta cepa de E. coli fue aislada en las heces de un soldado que volva
de la guerra: todos sus camaradas en la guerra de los Balcanes haban
sufrido una intensa diarrea, excepto l. Desde entonces se demostr en
muchos estudios que esta bacteria es til en caso de diarrea, enfermedades
intestinales e inmunodeficiencia. Mientras que ese soldado hace tiempo que
223

falleci, nosotros seguimos multiplicando su talentoso E. coli en


laboratorios clnicos, la llevamos envasada a las estanteras de las
farmacias y dejamos que prodigue sus beneficios en los intestinos de otras
personas.
La eficacia de todos los probiticos est limitada por el momento por
una cuestin: administramos unas bacterias que fueron seleccionadas en el
laboratorio. Tan pronto como dejamos de tomarlas a diario, generalmente
desaparecen otra vez de nuestros intestinos. Cada intestino es diferente y
puede poseer tropas fuertes que se ayudan o que se combaten mutuamente:
los novatos que aterricen ah no tienen mucho que opinar sobre el reparto
del espacio. Por eso los probiticos funcionan de momento ms bien como
un cuidado del intestino. Si se suspende su ingesta, entonces la propia flora
es la que ha de continuar el trabajo. Para resultados a ms largo plazo se
empieza a contemplar desde hace poco tiempo la estrategia de los equipos
mixtos: se trata de varias bacterias a la vez que se ayudan mutuamente para
penetrar en terreno desconocido. Eliminan mutuamente sus desechos o
producen alimento para sus colegas, por ejemplo.
Siguiendo este principio, muchos productos de farmacias,
parafarmacias o supermercados proporcionan una mezcla de viejas
conocidas del cido lctico. As pueden trabajar de manera ms efectiva.
La idea de que con ello se conseguir aclimatarlas de un modo ms
duradero en el intestino es bonita, pero por el momento no ha funcionado
demasiado dicho con las mejores intenciones.
Si a pesar de todo nos aferramos con uas y dientes a la estrategia de
los equipos mixtos, los resultados son realmente impresionantes. As, por
ejemplo, durante el tratamiento de las infecciones por Clostridium difficile,
que son unas bacterias que sobreviven muy bien a los antibiticos y que
despus se convierten en dueos absolutos del sitio liberado. Los afectados
padecen a menudo durante varios aos diarreas sanguinolentas y viscosas
que no consiguen dominar ni siquiera con mltiples antibiticos y
preparados de probiticos. Esto no es solo fsicamente agotador, sino
desesperante.
En estas situaciones de emergencia los mdicos tienen que ser
realmente creativos. Algunos mdicos audaces realizan actualmente
trasplantes de equipos enteros de bacterias autnticas procedentes de los
intestinos de una persona sana. Por fortuna esto es relativamente fcil (en
veterinaria hace siglos que se tratan de este modo y con xito diversas
224

enfermedades): solo se necesitan excrementos sanos con sus bacterias y eso


es todo. El equipo mixto definitivo se llama tambin trasplante fecal. En los
trasplantes fecales no se recibe el excremento puro, sino limpiado. De la
manera que sea, es igual.
Los porcentajes de xito en casos de diarrea por Clostridium difficile,
hasta ahora incurable, se elevan en casi todos los estudios al 90%. Hay
pocos medicamentos que tengan un ndice de xito tan elevado. Sin
embargo, a pesar de los buenos resultados, este tratamiento solo puede ser
aplicado por el momento a casos realmente sin remedio. En efecto, an no
estamos en condiciones de valorar si con ello estamos transmitiendo
tambin eventuales enfermedades de otras personas o grmenes
potencialmente dainos. Algunas empresas ya se han puesto a la tarea de
ofrecer trasplantes artificiales garantizando ausencia de daos y
perjuicios. Si lo consiguen, supondra un significativo empujn general.
En el trasplante de bacterias buenas que luego echan races duraderas se
halla el mayor potencial de la probitica. El trasplante ha conducido a unos
primeros resultados favorables incluso en casos drsticos de diabetes.
Actualmente se est investigando si de este modo se puede impedir que se
desencadene la diabetes de tipo 1.
Cmo se llega de las heces a la diabetes puede parecer un salto muy
grande para muchos. En realidad no lo es tanto: no se trasplantan solo
bacterias protectoras sino tambin un cuerpo de microbios que ayuda a
regular el metabolismo y el sistema inmunitario. Ms del 60% de estas
bacterias intestinales nos son desconocidas. La bsqueda de especies con
efectos eventualmente probiticos es costosa, pero tambin lo era
antiguamente la de hierbas medicinales eficaces. Solo que esta vez nuestro
medicamento vive con nosotros. Cada da y cada comida influyen en el gran
conjunto de microbios, tanto positiva como negativamente.

Prebiticos
En la prebitica se trata justamente de promover las bacterias buenas a
travs de la ingesta de determinados alimentos. Los prebiticos son
corrientes como los probiticos. Solo requieren una condicin: en algn
sitio del intestino debe haber bacterias beneficiosas, las cuales se pueden
225

potenciar con comida prebitica, dndoles as ms poder contra las


dainas.
Como las bacterias son mucho ms pequeas que nosotros, la
perspectiva que ellas tienen de la comida es completamente diferente. Cada
granito es ah un acontecimiento inconcebible, un pedazo de cometa muy
sabroso. Todo lo que no podemos asimilar en el intestino delgado, lo
denominamos fibra alimentaria. Pero no se trata de ninguna carga
innecesaria, al menos no para nuestras bacterias del intestino grueso. A
ellas les encantan las fibras alimentarias. No todas las clases, pero s
muchas. A algunas bacterias les gustan las fibras de esprrago no digeridas,
mientras otras prefieren fibras de carne sin digerir.
A veces algunos mdicos no tienen del todo claro por qu recomiendan
a sus pacientes comer ms fibra. Con ello estn recetando abundante
alimento para las bacterias, lo cual nos resulta muy beneficioso. Finalmente
hay suficiente comida para los microbios del intestino para que produzcan
vitaminas, saludables cidos grasos o para que entrenen al sistema
inmunitario para ponerlo a punto. En todo caso, en nuestro intestino grueso
hallamos tambin siempre agentes patgenos. Con determinados alimentos
pueden producir sustancias como indol, fenol o amonaco. Estas son las
sustancias que, en el armario de los productos qumicos, estn rotuladas con
un smbolo de advertencia.
Los prebiticos intervienen precisamente ah: son fibras alimentarias
que solo pueden ser ingeridas por las bacterias simpticas. Si hubiese algo
as para las personas, los bares seran lugares reveladores. El azcar
comn, por ejemplo, no es un prebitico, porque tambin les gusta a las
bacterias de la caries. Las bacterias dainas no pueden, o apenas pueden,
aprovechar los prebiticos y por lo tanto no pueden fabricar nada daino
con ellos. Las bacterias buenas, por el contrario, se vuelven ms y ms
fuertes y conquistan cada vez ms territorio.

226

Fig.: Alcachofas, esprragos, endivias, pltanos verdes, tupinambo, ajo, cebolla,


chiriva, salsif negro, trigo (integral), centeno, avena, puerro.

En todo caso, acostumbramos a comer poca fibra y menos an


prebiticos. De los 30 gramos de fibra alimentaria que debiramos ingerir a
diario, la mayora de los europeos solo llega a la mitad. Esto es tan poco
que surge una fuerte rivalidad en el intestino y con ello pueden llegar a
imponerse las bacterias antipticas.
227

No es tan difcil ir a nuestro favor y al de nuestros mejores microbios.


La mayora tenemos algn plato prebitico preferido que comeramos sin
problemas ms a menudo. Mi abuela tiene siempre ensalada de patatas en la
nevera, mi padre prepara una magnfica ensalada de endivias con
mandarinas (consejo: lavar brevemente las endivias con agua caliente: hace
que pierdan amargor sin que dejen de estar crujientes) y a mi hermana le
encantan los esprragos o el salsif negro con una fina salsa de nata.
Son solo un par de platos que tambin gustan bastante a las
bifidobacterias o a los lactobacilos. Actualmente sabemos que tambin les
gustan las liliceas, las asterceas o tambin el almidn resistente.
Liliceas son no solo el puerro o el esprrago, sino tambin las cebollas y
el ajo. A las asterceas pertenecen las endivias y el salsif negro, el
tupinambo y la alcachofa.
El almidn resistente se forma, por ejemplo, cuando se cuece arroz o
patatas e inmediatamente despus se pone a enfriar. De este modo cristaliza
el almidn y se hace ms resistente a la digestin. De la robusta ensalada
de patatas o del fro arroz para sushi llega ms alimento ileso hacia los
microbios. Quien an no tenga ningn plato prebitico preferido, debera
probar algunos. Si comemos estos platos de forma regular, podremos
constatar un divertido fenmeno: de vez en cuando experimentaremos una
autntica hambre canina por esta comida.
Las personas que coman principalmente alimentos pobres en fibras,
como la pasta, el pan blanco o la pizza, no deberan pasar con demasiada
brusquedad a ingerir grandes cantidades de comida rica en fibra. Esto
avasalla a la agotada comunidad de bacterias, que enloquecen y se ponen a
metabolizarlo todo con euforia y fuera de s. Consecuencia: unas
ventosidades de rdago. Por lo tanto, hay que incrementar paulatinamente
las fibras, sin llegar a cantidades exageradas. Al fin y al cabo, en primer
lugar la comida es siempre para nosotros y solo en segundo lugar para los
habitantes de nuestros intestinos.
Las ventosidades de rdago no son agradables: el exceso de gas
produce una hinchazn desagradable en nuestro intestino. Soltar un poco de
ese gas es un deber saludable. Nosotros somos seres vivos, en nuestras
barrigas vive un pequeo mundo que trabaja con ganas y produce muchas
cosas. As como la tierra tolera nuestros gases de combustin, tambin
nosotros deberamos dar curso amistosamente a los de nuestros
microorganismos. Aunque pueda sonar gracioso, no tiene por qu oler
228

siempre mal. Las bifidobacterias o los lactobacilos, por ejemplo, no


desprenden ningn olor desagradable. Las personas que nunca tienen
ventosidades matan de hambre a sus bacterias intestinales y, sin duda, no
son buenos huspedes para los microbios.
El que lo quiera fcil puede ir directamente a la parafarmacia o la
farmacia a comprar prebiticos puros. De las endivias, por ejemplo, se
extrae el prebitico inulina; de la leche, el GOS (galacto-oligosacrido).
Se ha examinado el efecto saludable de estas sustancias, que con bastante
eficacia alimentan a las bifidobacterias y los lactobacilos.
No se ha dedicado ni mucho menos tanto estudio a los prebiticos como
a los probiticos, aunque existen un par de campos de aplicacin muy
consolidados. Los prebiticos estimulan a las bacterias buenas, de modo
que aparecen menos toxinas en el intestino. Cuando se tienen problemas con
el hgado, ya no es posible desactivar tan bien las sustancias nocivas de las
bacterias malas, y esto a menudo se percibe claramente. Las endotoxinas
tienen diferentes efectos, que pueden oscilar desde el cansancio hasta el
coma, pasando por temblores. En los hospitales a menudo administran en
tales casos prebiticos muy concentrados. Por regla general, disminuyen los
problemas.
Pero las endotoxinas tambin desempean un papel importante para el
hombre de la calle con un hgado alegre como unas castauelas. Surgen, por
ejemplo, cuando las pocas fibras existentes se consumen en el tramo inicial
del intestino grueso y las bacterias del tramo final se precipitan encima de
las protenas sin digerir. Bacterias y carne no son a menudo una buena
combinacin; lo sabemos bien por los escndalos de la carne caducada. Un
exceso de estas toxinas de la carne puede daar el intestino grueso y, en el
peor de los casos, desencadenar un cncer. El cncer intestinal se
manifiesta precisamente aqu la mayora de las veces: al final del intestino.
Por eso los prebiticos se estudian principalmente para prevenir el cncer
intestinal. Y los primeros estudios son muy prometedores.
Prebiticos como el GOS son fascinantes, ya que pueden ser fabricados
incluso por nuestro propio cuerpo. En la leche materna hallamos un 90% de
GOS y un 10% de otras fibras no digeribles. En la leche de vaca el GOS
solo supone el 10% de las fibras de la leche. Tambin en este punto
encontramos un dato relevante para los bebs humanos. Si los bebs
reciben leche en polvo mezclada con un poco de polvo de GOS, sus
bacterias intestinales se parecen a las de los bebs amamantados. Algunos
229

estudios sugieren que estos desarrollan menos alergias y neurodermitis que


otros bebs alimentados con leche en polvo. Desde 2005 est permitida la
adicin de GOS a la leche en polvo, aunque no es obligatorio.
Desde entonces ha ido creciendo el inters por el GOS y entretanto se
ha podido demostrar otro efecto en los laboratorios: el GOS se acopla
directamente a las paredes de las clulas, especialmente ah donde les gusta
unirse a los agentes patgenos. De este modo, funcionan como pequeos
escudos. Las bacterias perjudiciales ya no se pueden agarrar bien y, en el
mejor de los casos, resbalan sobre ellos. Despus de este descubrimiento
se han realizado los primeros estudios para prevenir la diarrea del viajero
con GOS.
La inulina hace ms tiempo que se investiga que el GOS. A veces se
utiliza en la produccin alimentaria como sustituto del azcar o de la grasa
porque es algo dulce y gelatinosa. Los prebiticos son, por lo general,
determinados azcares que se unen formando cadenas. Cuando decimos
azcar, generalmente nos referimos a una determinada molcula procedente
de la remolacha azucarera. Si nos hubisemos decidido por la explotacin
en cadena del azcar procedente de la endivia, los dulces no seran un
pecado que provoca caries. Dulce no significa per se poco sano; lo que
pasa es que ingerimos solo, de un modo completamente unilateral, las
variantes poco sanas.
A menudo resulta sospechoso que los productos se anuncien como sin
azcar o bajo en grasas. Edulcorantes como el aspartamo parecen ser
cancergenos, mientras que otros edulcorantes de los tpicos productos light
tambin se usan para cebar y engordar a los cerdos. El escepticismo est,
por lo tanto, completamente justificado. Un producto que contiene inulina
como sustituto del azcar o de la grasa puede ser mucho ms sano que uno
con toda la carga de aditivos de azcar y grasa animal. En los productos
light vale la pena, pues, mirar con atencin las etiquetas, ya que muchas
veces los usamos con toda la buena fe del mundo, cuando de hecho lo que
estamos haciendo es atiborrar de chuches a nuestras bacterias intestinales.
La inulina no se une tan bien a nuestras clulas como el GOS. En un
estudio a gran escala y bien controlado, la inulina no mostr que protegiese
contra la diarrea del viajero: en todo caso, todos los voluntarios del estudio
que haban tomado inulina declararon que se encontraban francamente
mejor. En el grupo de control, que solo tom placebo, no se dio ese efecto
de bienestar. La inulina se puede producir con cadenas de diversa longitud,
230

lo cual est muy bien para una bonita distribucin de las bacterias buenas.
Las cadenas cortas de inulina se sirven a las bacterias del tramo inicial del
intestino grueso y las largas ms bien al final.
Esta mezcla de distintas longitudes de las denominadas ITF ofrece
mejores resultados en los casos en donde una mayor superficie es igual a
mejor rendimiento. En la absorcin del calcio, por ejemplo, se necesitan
bacterias que estn dispersas por todo el intestino. La mezcla de ITF
increment en el 20% la asimilacin del calcio en chicas jvenes. Esto es
bueno para los huesos, pues protege contra la osteoporosis (huesos dbiles)
en la vejez.
El calcio es, por lo tanto, un ejemplo interesante, porque muestra
claramente cun lejos se puede llegar con prebiticos: en primer lugar, hay
que tomar una cantidad suficiente de calcio para que tenga algn efecto; en
segundo lugar, los prebiticos no consiguen nada si el problema son otros
rganos. Durante la menopausia a muchas mujeres se les debilitan los
huesos. Los ovarios padecen su crisis de los 40, han de despedirse de la
produccin de hormonas y aprenden poco a poco a disfrutar de la relajacin
del estar jubilado. A los huesos les faltan hormonas! Si la osteoporosis ya
ha hecho acto de presencia, los prebiticos no tienen nada que hacer.
Pero no por ello se debe subestimar el conjunto. Nada influye tanto en
nuestras bacterias intestinales como nuestra alimentacin. Los prebiticos
son los instrumentos ms potentes para estimular las bacterias beneficiosas,
concretamente las que ya estn en nuestro intestino y se van a quedar ah.
Los animales de costumbres prebiticas, como mi abuela adicta a la
ensalada de patatas, fomentan, an sin saberlo, lo mejor de su conjunto de
microbios. Su segundo plato preferido es, por cierto, la sopa de puerros.
Cuando todos nos ponamos enfermos en casa, nos traa sopa con una
amplia sonrisa y se sentaba al piano a tocar un par de piezas. No sabemos
qu porcentaje de culpa tienen los microbios en esa actitud, aunque no es
ilgico pensar que influyen.
Tomemos nota: las bacterias buenas nos hacen bien. Deberamos
alimentarlas de manera que pudiesen poblar gran parte del intestino grueso.
Para ello no nos servir la pasta o el pan blanco, que son prensados en
cadena a partir de harina blanca. Debemos comer verdaderas fibras
provenientes de verduras o de la pulpa de la fruta. Estas fibras tambin
pueden ser dulces y sabrosas, ya provengan de esprragos frescos, del arroz
para sushi o de extractos puros de la farmacia. Despus llegan a nuestras
231

bacterias y estas nos lo agradecen con un buen trabajo.

Al microscopio las bacterias solo se ven como puntos claros sobre fondo
oscuro. Pero juntas representan algo ms: cada uno de nosotros tiene una
colonia dentro de s. La mayora de ellas se asientan mansas sobre la
membrana mucosa y entrenan al sistema inmunitario o producen vitaminas
para nosotros. Otras se acercan a las clulas intestinales y las perforan o
producen toxinas. Cuando lo bueno y lo malo estn equilibrados, lo malo
nos fortalece y lo bueno nos cuida y mantiene sanos.

232

Agradecimientos

Este libro no sera una realidad sin mi hermana Jill. Sin su mente libre,
racional e inquieta, a menudo me habra quedado atascada en un mundo
donde la obediencia y el conformismo resultan actitudes ms sencillas que
la valenta y la voluntad de cometer errores eficientes. Aunque tienes mucho
que hacer, siempre has estado ah para repasar conmigo mis textos y darme
nuevas ideas. T me has enseado a trabajar de manera creativa. Si me
siento mal, me acuerdo de que estamos hechas de la misma madera y que
cada una de nosotras utiliza su lpiz de distinto modo. Doy las gracias a
Ambrosius, que me protege bajo su brazo de un exceso de trabajo. Doy las
gracias a mi familia y a mi padrino, porque me rodean como el bosque a un
rbol y me atan al suelo incluso cuando sopla el viento. Doy las gracias a
Ji-Won, porque mientras he estado trabajando en este libro me ha
alimentado muchas veces con su formidable comida. Doy las gracias a
Anne-Claire y Anne por su ayuda con las preguntas ms complicadas.
Doy las gracias a Michaela y Bettina, con cuyos agudos instintos este
proyecto de libro se ha hecho realidad. Sin mis estudios no habra tenido
los conocimientos necesarios, por eso doy las gracias a todos los buenos
profesores y al Estado alemn, que pag mi carrera universitaria. A todas
las personas que han trabajado en este libro: desde los jefes de prensa, los
representantes editoriales, los productores, tipgrafos, el departamento de
marketing, los correctores, libreros, carteros, hasta quien lo est leyendo
ahora: muchas gracias!

233

Fuentes principales

Se indican, sobre todo, fuentes sobre contenidos que no pueden


encontrarse en los libros de texto convencionales.
Captulo 1
Bandani, A. R.: Effect of Plant a-Amylase Inhibitors on Sunn Pest,
Eurygaster Integriceps Puton (Hemiptera: Scutelleridae), AlphaAmylase Activity. En: Commun Agric Appl Biol Sei. 2005; 70 (4):
pgs. 869-873.
Baugh, R. F. et al.: Clinical Practice Guideline: Tonsillectomy in
Children. En: Otolaryngol Head Neck Surg. Enero 2011; 144 (Supl.
1): pgs. 1-30.
Bengmark, S.: Integrative Medicine and Human Health. The Role of Pre-,
Pro- and Synbiotics. En: Clin Transl Med. 28 de mayo de 2012; 1 (1):
pg. 6.
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System in the Mechanism of Type 1 Diabetes. En: Curr Opin
Endocrinol Diabetes Obes. Agosto de 2013; 20 (4): pgs. 265-270.

245

246

Giulia Enders (nacida en 1990 en Mannheim ) es una escritora y cientfica


alemana cuyo primer libro Darm mit Charme. Alles ber ein
unterschtztes Organ, ha vendido ms de un milln de copias.
Enders est cursando el doctorado en gastroenterologa en la Universidad
Goethe en Frankfurt, Alemania.

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ndice
La digestin es la cuestin
Prlogo
1. La digestin es la cuestin
Cmo hacemos caca? y por qu esto merece una
pregunta
El vestbulo de acceso al tracto gastrointestinal
La estructura del tracto gastrointestinal
Qu comemos realmente
Alergias, incompatibilidades e intolerancias
Una breve consideracin sobre las heces
2. El sistema nervioso del intestino
Cmo transportan nuestros rganos los alimentos
Eructos con reflujo cido
Vomitar
Estreimiento
Cerebro e intestino
3. El mundo de los microbios
El ser humano como ecosistema
El sistema inmunitario y nuestras bacterias
El desarrollo de la flora intestinal
Los habitantes del intestino de un adulto
El papel de la flora intestinal
Malhechores: bacterias dainas y parsitos
Sobre higiene y bacterias beneficiosas
Agradecimientos
Fuentes principales
Autora
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