Rosa Cruz
Rosa Cruz
Rosa Cruz
Apenas haban andado unos quinientos pasos ms, cuando el indgena, detenindose,
volvise hacia Montenero y le dijo:
Ya hemos llegado. Tengamos cuidado de que nadie nos vea, no es conveniente.
Procure usted vigilar para que no seamos sorprendidos.
Agachse y despus de escarbar un momento en la tierra, extrajo una cadenita, y
despus de volverse a cerciorar de que nadie los vea, tir de ella. Abrise entonces
la montaa y apareci ante ellos la abertura que daba acceso a una a modo de gruta
en la que el indgena introdujo a Montenero. Apenas entraron, cogi el indgena otra
cadena y tirando de ella cerr de nuevo la entrada para preservarla de las miradas
curiosas.
Entonces el indgena cogi de la mano a Montenero y le condujo por el socavn hacia
delante.
Montenero estaba atnito. Record entonces que el padre Sagahn, que describe a
Mxico con infinidad de detalles, nunca mencion que el cerro de Chapultepe c fuese
hueco.
El indio vio lo perplejo que Montenero se encontraba y le pregunt:
Qu le parece todo esto?
Me parece raro esto.
Es esto el estado de Jinas, o sea, un fenmeno de la cuarta dimensin?
S, Mayor; esto solo lo vemos nosotros; el vulgo no se da cuenta de que existen
estas cosas. Pero deje usted esta preocupacin, que ya se le explicar todo.
Qu le parece el cerro ahora?
Aqu? Decididamente que all arriba estaba mucho mejor.
Ya ver usted cosas esplndidas que le admirarn replic el indgena.
S? pregunt Montenero, ms an que el banquete con el tapete bordado en
oro y con la vajilla maciza del mismo metal?
Oro! Bah! Los Rosa - Cruz convierten sin esfuerzo el plomo en oro.
Continuaron mientras as hablaban por la galera hasta que ambos se encontraron
ante una puerta cerrada.
El indgena golpe tres veces en la puerta acompasadamente, y al punto se escuch
en el interior una voz que deca:
Deteneos! Ningn profano debe traspasar el umbral de esta mansin.
Traigo a un nefito que busca la luz, la santa ley de los Nahuas.
Respondes t por l? Es digno de acercarse a la Cruz y ver el Santo Graal?
exclam de nuevo la voz desde el interior.
Lo traigo por orden del Maestro.
Abrise entonces la puerta y se hallaron en otro recinto, al lado de cuya puerta haba
un hombre armado con una espada flamgera, que con un ademn les dej el paso
franco.
A poco, hallaron una nueva puerta.
Hemos llegado a la tercera puerta dijo el gua. Hasta aqu se nos ha permitido la
entrada. Pero ahora debo vendarle los ojos. Sin este requisito no nos dejaran
avanzar ms. Tenga en cuenta que, caso de que no llegara a iniciarse, volvera a
traerle a este sitio, y sobre todo cuanto hubiese visto y odo habra de guardar eterno
silencio.
Montenero nada dijo y su compaero sac un pauelo del bolsillo con el que le vend
los ojos. Gir entonces la puerta sobre sus goznes pesadamente, y marcharon los dos
hacia adelante, caminando Montenero con pasos indecisos y tanteando con los pies.
As andan los hombres por la vida dijo el gua: con los ojos del espritu
vendados. Y as a tientas buscan el camino desde la cuna al sepulcro.
De pronto clam una voz:
Quines son los osados que se atreven a acercarse al Santuario? Sabed que nadie
que se acerca a sus pozos por mera curiosidad, regresa vivo. Estis en el imperio del
Lucifer Nahuas que destruye a quien se acerca por ambicin; pero que vivifica al que
por s mismo lo busca.
Acercse el indgena al odo de Montenero y le dijo en voz baja:
Es la voz del Maestro.
Montenero sinti de repente en su pecho algo punzante, cual si algo metlico le
tocase sobre la carne, y tan fro, que pareca una evaporacin de metileno o uno de
esos gases de evaporacin frgida.
La voz del Maestro volvi a resonar:
Que siente el discpulo?
Siento un fro que me traspasa respondi Montenero.
Es la desnudez de la Cruz cuando la Rosa se aleja. Es el fro del alma cuando no
recibe el calor de la caridad. Es el fro del arrepentimiento que entra en la conciencia,
del arrepentimiento de haber atentado contra la divina justicia. Ya pronto la vida y el
calor del Santo Graal vendrn a asistirle en todas sus empresas, que van
encaminadas hacia el bien y el amor.
De la resonancia de sus pasos dedujo el comandante que se encontraba en un
espacioso recinto. La voz interrogante se oa cada vez ms cerca. Alguien le invit a
sentarse.
Qu pretende usted de nosotros? volvi a decir la voz de nuevo.
Busco la luz del espritu respondi Montenero con resolucin. Tengo un deseo
ferviente de comprender lo Eterno, lo Ignoto, el principio original de nuestro ser.
Por qu supone usted que podemos nosotros conducirle a la luz y resolverle esos
problemas?
No s, pero busco la luz. No dicen las Escrituras Sagradas: Buscad y hallaris?
Hace tiempo que supe que en Mxico exista una Logia Blanca que poda descubrir al
discpulo la secreta sabidura de los Nahuas. Yo espero recibir aqu esta luz y este
conocimiento.
Y la iglesia ortodoxa con sus dogmas no le ha dado el esclarecimiento y la luz que
busca?
No, la iglesia ortodoxa con sus dogmas no ha satisfecho mi ansia de conocimiento.
Aunque en verdad, el divino Amor del Nazareno me ha hecho concebir esperanza.
Y la filosofa no ha satisfecho tampoco los anhelos de su corazn?
No; mi sed inextinguible no ha podido ser apagada por la filosofa tampoco; por
ella menos que por la religin, por su fro razonamiento. Ya os he respondido que la
Biblia dice: Buscad y hallareis y luego aade: Llamad y os abrirn, y por ltimo:
Pedid y se os dar. Yo os pido atenindome a los preceptos de las Escrituras.
Tiene usted conocimiento de la Ciencia Hermtica? Sabe usted algo de los RosaCruz?
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
He ledo mucho. Tengo predileccin por las obras de Papus, Franz Hartmann,
conozco la labor de Blavatsky y he pertenecido a diversas asociaciones
espiritualistas, entre ellas he pertenecido a la sociedad teosfica, que no me ofreci
nada de nuevo.
Siempre he sentido, no obstante, la necesidad de que un da se me descubriese una
mayor verdad, una verdad oculta a la mayor parte de las gentes. Quiso la casualidad
que conociese a este indgena amigo, el que me ha conducido aqu esta noche, el cual
despus de tratarme durante algn tiempo y someterme a pruebas diversas, me hablo
de este lugar, en donde podra por fin hallar el logro de mis aspiraciones. Aqu me
encuentro ignorante de lo que pueda sucederme. Tan solo s o presiento, que aqu se
han de colmar mis esperanzas. Me encuentro cansado de aprender y quiero por fin
saber.
Mucho agradezco a usted su categrica respuesta. Ya saba que se ocupaba usted
tiempo ha en indagar los conocimientos ocultos y por esto acced a la solicitud del
indgena para traerlo aqu. Por ltima vez debo llamarle la atencin sobre los
motivos que le inducen a penetrar aqu, por si stos fueran mera curiosidad. La
iniciacin es una espada de dos filos; a los puros y resueltos los defiende y da vida; a
los curiosos e impuros los hiere y destruye.
Pausadamente acab con estas palabras el Maestro y despus dirigindose al
indgena, agreg:
Hermano de Servicio, estis satisfecho de las investigaciones que habis hecho
acerca de este seor?
S, Maestro; puedo recomendarlo con plena seguridad; es un hombre sincero y
altruista; los signos de su mano son justos y perfectos contest ste.
Entonces la voz dirigise a Montenero nuevamente:
Usted dijo que la casualidad haba puesto en su camino al indgena. Cree usted
ahora en la casualidad? Nada hay casual; todo tiene una causa. La humanidad
confunde la causa con el efecto, la predestinacin con la casualidad, el ensueo con la
intuicin. Nosotros somos instrumentos de fuerzas desconocidas para la vulgaridad.
Desde cundo conoce usted al indgena?
Qu cunto tiempo ha que le conozco? replic Montenero, tratando de
recordar. Y en su esfuerzo por ver en el pasado, not como una luz brillante que
penetraba por sus ojos a la vez que pro todo su cuerpo; y a travs de su Ego actual
pudo discernir una larga serie de egos propios durante otras vidas de las cuales se
encontrara en relacin con aquel a quien entonces vea como el indgena. l a modo
de denso velo por que antes se encontraba limitado, haba desaparecido; el tiempo y
el espacio no existan para l. Entonces percibi la realidad de la cuarta dimensin; y
todo su ser se encontraba invadido por una sensacin voluptuosa. quiso contestar a
su propia pregunta, pero, anonadado como se encontraba por su propio despertar,
solo pudo decir:
El tiempo... No s; no conozco el tiempo...
Era verdad que no lo conoca. No poda recordar, pues al anularse el tiempo, se
anulaba el recuerdo; pero poda revivir en un instante todo el pasado.
Antes de admitir a usted en nuestro seno dijo la voz de nuevo, necesito hacer
a usted algunas preguntas: Cul es la fecha de su nacimiento?
Aqu Montenero quiso responder como lo hubiera hecho a cualquier autoridad civil
que le hubiese dirigido la misma pregunta; pero el mismo extrao estado anterior se
apoder de l. La voz no lleg a brotar de su garganta, y vio innumerables
nacimientos en lo pasado y aun en lo futuro.
Ahora... no s cuando nac hubo de responder de nuevo...
Es otra vez una cuestin de tiempo...
El tiempo... No s; no conozco el tiempo.
Pero se dijo: Si no existe el tiempo, el espacio tampoco debe existir.
Hace tiempo que buscaba usted la luz. Que clase de luz buscaba usted?
Quise decir la luz de la verdad dijo Montenegro.
Que es la verdad?
La verdad... la verdad es... repeta mientras pensaba Montenero la realidad,
la esencia, la realidad indestructible de la naturaleza.
Bien; y qu es la mentira?
La mentira es la sombra.
S, en verdad; la verdad es de Dios y en Dios. No es as?
S dijo Montenero, la mentira es de los hombres; nosotros hemos creado la
mentira.
Bien explic el Rosa-Cruz, la mentira es de los hombres; nosotros hemos
creado la mentira.
Bien explic el Rosa-Cruz, Dios es la verdad misma, y solo la verdad en
nosotros puede conocer la verdad divina. Hay que alcanzarla y vivirla en nuestro
interior para llegar a conocerla. La verdad est fuera del tiempo, ms all del
espacio.
Solo por el conocimiento del Yo verdadero, llega el hombre al conocimiento de la
verdad. Dios como generador y espritu universal, es la verdad generalizada. La
verdad manifiesta es el Hijo; y por eso el Espritu Santo es el conocimiento del Yo
divino en nosotros. El hombre en su envoltura fsica es transitorio, y solo es eterna la
verdad del verdadero Yo. Nuestra conciencia y nuestra inteligencia pertenecen al ego
transitorio que desaparece con el cuerpo fsico. Tanto la una como la otra est
expuestas a engao; solo es infalible la conciencia superior, el conocimiento intuitivo
del verdadero Yo. En todos los seres existe una chispa divina, para ponerse en
relacin con la cual es preciso seguir ciertos mtodos, cuya clave poseemos los RosaCruz. Conoce usted alguna parte de la Biblia que tenga relacin con esto?
Creo que s dijo Montenero. San Pablo dice: No sabis que sois templos de
Dios y que l mora en vosotros?
S, a esto mismo me refer yo tambin respondi afirmativamente el Maestro.
Y ved cmo si se trata de una partcula del Omnipotente, ha de tener sta en s un
ilimitado poder creador, que le permita manifestar obras tales, como las que el mundo
llama milagros, tales como los que Jess de Nazaret realiz; como debemos todos
realizarlos conociendo la clave, el misterio.
Qu claras resultan ahora las palabras bblicas!: Si tuvierais fe, como un grano de
mostaza, moveras montaas. La fe, empero, es un poder que radica en el
conocimiento divino; la realizacin de nuestra propia divinidad.
No es la fe, en modo alguno, lo que han dado en creer los pseudos sacerdotes, los
cultos, no es la mera aceptacin de creencias ni de teoras religiosas ajenas y
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
acatadas como indiscutibles y bajo la frula de las cuales se mueven apenas las
inteligencias de millones de seres. La fe no es esto; antes por el contrario, es un
poder, el poder semejante a la voluntad; pero es la voluntad de hacer bien; la
voluntad de hacer manifiesto al Dios que mora en nuestro interior. El hombre puede
todo lo que quiere, cuando lo que quiere es la justicia misma.
Es el hombre un acumulador, un centro en que coinciden las ondas de luz y fuerza
emanantes de las bendiciones de los justos y de los bienaventurados y que tienden a
la armona. Usted busca la verdad en un mundo en que todo es relativo con la nica
excepcin de la certidumbre del fin de la vida, de la muerte.
En el frontispicio de un antiguo templo, lease: Nosce te ipsum; esto es: Concete
a ti mismo. El hombre debe indagar todo lo que esta pregunta envuelve, es decir, de
dnde venimos, qu somos y lo que despus seremos. El hombre en su complejidad lo
tiene todo: cielo e infierno, Dios y Naturaleza, lo ms grande y lo ms ntimo, y solo
cuando el hombre se conoce a s mismo puede comprender lo que es la fe.
Cree usted tambin en la vida mas all de la tumba?
S contest Montenero, creo con tanta firmeza, como creo en la existencia
actual. Soy espiritualista.
Entonces una voz desconocida pregunt:
Cree usted que sta sea una sociedad espritu anloga a las que usted ha
conocido?
Por qu no habr hecho esta pregunta el mismo Maestro? se dijo Montenero
para s. Qu tienen que ver los espritus con esto?
Pero no tuvo tiempo de pensar mucho, pues el mismo que interrogara contest:
Es de suponer que se nos considere de tendencias anlogas, pues tambin nuestro
esfuerzo se dirige hacia un mundo espiritual. Solo nos diferenciamos en el medio de
que nos valemos para la comunicacin con los mundos invisibles.
S contest otra voz; nosotros no somos ajenos al movimiento espiritista, como
lo son los materialistas, que niegan toda existencia de las fuerzas espirituales. Lo que
nos diferencia es la forma de los mtodos que empleamos para indagar en el mundo
de los espritus. Nosotros rechazamos el espiritismo, porque los espiritistas, no tan
solo usan, sino que abusan de las fuerzas ocultas de la naturaleza, que por otra parte
desconocen, lo que ha dado ocasin para que a veces produzcan mas perjuicios que
beneficios a la humanidad. Los fenmenos del espiritismo no pueden ni deben ser
negados; pero su causa no son siempre los verdaderos espritus, como creen los
incautos, sino que son los elementales. Adems, el espiritista abusa de los hombres,
del mismo modo que el vivisector abusa de los animales, a los cuales martiriza. El
espiritista emplea un mdium cuyo cuerpo astral usan los seres que pululan en lo
invisible; y por este medio creen los espiritistas, que alcanzan las esferas superiores.
La diferencia que hay entre el espiritismo y nuestra doctrina y mtodos que llamamos
hermticos, consiste principalmente en que mientras aquel se vale del cuerpo astral
de los mediums para sus investigaciones, el hermetista o Rosa-Cruz, en su cuerpo
astral, se puede trasladar por s al mundo de lo invisible. El espiritista se vale de
seres a los que no puede gobernar para experimentar con ellos, mientras que el
hermetista puede a voluntad dejar su cuerpo para investigar en los mundos ocultos
con plena conciencia de ello. Todo hermetista debe desarrollar la clarividencia
consciente. Si los discpulos de Allan Kardec se dejaran guiar por nosotros, lograran
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
mucho. Lograran ms que los tesofos, pues estos estn desencaminados en los
ltimos aos.
La humanidad est confinada, en sus investigaciones, a los sentidos. La ciencia le ha
proporcionado el microscopio y el telescopio para que por su medio ensanchase el
lmite de los sentidos. El hermetista, o lo que es lo mismo, el ocultista o Rosa-cruz,
desarrolla las facultades y poderes del Yo interno que en l reside, hasta sobrepasar
al microscopio y telescopio.
Montenero quiso decir algo sobre esta materia, pero la voz desconocida continu
enseguida diciendo:
Ahora hemos de someterle a varias pruebas para saber el grado de voluntad y el
desenvolvimiento por usted alcanzado en su presente personalidad. Se encuentra
usted en disposicin de someterse a estas pruebas?
El deseo ferviente de averiguar cules fueran los lmites del ocultismo, hubiera
arrojado a Montenero a toda clase de prueba y empresas. No era Montenero, sin
embargo, de aquellos individuos nacidos con vocacin, que, despus de una metdica
preparacin y de diversas experiencias en las vidas pasadas, se encuentran
convenientemente preparados para recibir la iniciacin. Aun no era de los que pueden
recibir la explicacin de los misterios con el corazn por completo entregado. Se
aferraba todava al mundo pasional, pues no haba alcanzado el estado en que se
renuncia a todo lo efmero y pasajero en aras de un ideal de eternidad.
No obstante, contest, con buena voluntad y de cisin:
Estoy dispuesto a someterme a cuantas pruebas se consideren necesarias.
Entonces acercaos indic alguien.
Sinti en este momento Montenero una inquietud y una zozobra que no poda
dominar. Le pareci que la venda no solamente le cegaba, sino que no le dejaba or
bien. El indgena, al ponrsela, le haba cubierto con ella los orificios del odo. Sin
embargo, avanz decidido en direccin al Maestro.
Pero... qu es esto? exclam de pronto.
Sus pies haban perdido tierra firme y haba cado en el vaco. Encontrse en una
profundidad, quiz un pozo, con las manos y los pies hundidos en tierra blanda y
hmeda. Le pareca oler a ozono. Era como si la tierra que le rodeaba se encontrase
cargada de fluido especial que no tiene la tierra comn. Ciertamente deba haber
cado en un pozo; pero a la vez le pareca que no haba sentido la cada, que no haba
habido agujero. Era todo ello muy vago, enigmtico e inexplicable. El tiempo que
haba mediado entre la cada y el momento en que se diera cuenta de su situacin,
haba sido el de un relmpago; a l le pareca, sin embargo, una eternidad. En aquel
conjuro de extraas sensaciones sinti cual si viviese de nuevo toda su vida, cual es
la experiencia de algunos suicidas que no han llegado a lograr su objetivo, segn han
confesado despus por s mismos. Todo esto le suceda con una rapidez vertiginosa.
El mismo lleg a dudar de s estaba muerto o vivo.
Instintivamente busc con las manos a qu pudiera asirse, y al levantarlas tropez
con un objeto que pareca una piedra. El no poda discernir lo que era; pero se agarr
a ella con fuerza, como se agarra el nufrago a una tabla. No bien se hubo asido,
brot un chorro de agua que manaba de un surtidor desconocido.. Rpidamente el
agua inund el pozo amenazando ahogarle por momentos.. Pronto llego a tal altura
que hubo de elevarse sobre las puntas de los pies, para poder respirar evitando que
el agua le llenase la boca.
Como anteriormente le sucediera en la tierra, aquella agua pronta a anegarle, le
pareca distinta de l agua comn, cual si hubiese sido creada de un fluido singular. De
repente le sobrecogi el espanto de la muerte. Si el agua ascenda un poco ms o l
dejaba de sostener su cabeza en ereccin, estaba materialmente perdido. Por un
momento le pareci que los pies perdan la fuerza suficiente para sostenerle y con
angustia mortal hizo un supremo esfuerzo; por instinto de conservacin levant las
manos a lo alto tratando de buscar apoyo en lo desconocido, y sea por casualidad, sea
porque ya estuviese preparada al efecto, dio su mano con una cadena a la que se
agarr con fuerza inaudita; y en aquel mismo momento el agua despareci como
tragada por la tierra. No tuvo, a pesar de esto, mucho tiempo para rehacerse, pues al
par que el agua haba desaparecido, pareca que el infierno hubiese abierto sus
gneas fauces sobre Montenero y pareca vomitar fuego sobre l. Empez a sentir
una sed voraz, y trat de aliviarla aspirando el aire fresco de antes a bocanadas; pero
las llamas le envolvan. De nuevo le pareci que las llamas que le rodeaban no eran
del gnero de fuego que l conoca, ni se dejaba sentir en la misma forma. Como la
tierra y el agua, pareca algo magntico ms bien que fsico. l, sin embargo, se
abrasaba.
En su imaginacin angustiada, creyendo prxima la muerte, ocurrisele aquella frase
de la cruz, que lleno de fe, con las manos juntas, en oracin, repeta:
Seor, no me abandones; slvame...
El sonido de su propia voz, en este instante diferente de lo comn, que vibraba en su
imaginacin, le indujo maquinalmente a reproducir los mismos sonidos, pero su boca
abierta por el afn de aspirar un poco de aire, tan solo reprodujo el sonido de las
vocales a cuya vibracin encontr un auxilio inesperado. En efecto, el calor
abrasador que reciba de aquel ardor llameante, desapareci como por encanto, y el
fuego todo, se disip. As Montenero pudo descubrir en el sonido de las vocales el
poder maravilloso de disipar el fuego.
Vio dentro de s una I que le hizo recordar el Ignis del latn = fuego = alma , una A =
Aqua = agua = materia = cuerpo , y por ltimo una O = Origo = principio = espritu.
Esta I, A, O., el primer mantram, se encuentra en las inscripciones de muchos
templos antiguos. Montenero no reciba instruccin ninguna sobre estas I. A. O., pero
haba sentido pasar la vibracin de su pronunciacin hasta los pies y esto era una
enseanza que no olvidara. Segua meditando sobre esto.
Un extrao silencio le envolva entonces. Sintise a solas con su Dios. Lanz una
mirada en derredor sin notar ms que la ms profunda oscuridad; pero en el mismo
instante, se acord que tena la venda puesta. Palpse con la mano. S, estaba all. Se
encontraba an extrao a s mismo. La voz del Maestro, que vibr de nuevo, le
volvi en s algn tanto.
Habis salido airoso de la prueba. Los cuatro elementos, tierra agua, fuego y aire,
os han purificado, el I. A. O., que habis pronunciado, os ha salvado.
Montenero percibi que el Maestro no estaba solo.
Su voz sacerdotal, reson en la estancia:
En un principio fue la luz! Que la luz sea con el discpulo! Que se una el E-U, y
son las cinco! Es la hora del primer grado! La palabra es justa y perfecta.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Arrancada por mano invisible, la venda cay de los ojos de Montenero, que atnito y
lleno de asombro contempl el espectculo que le rodeaba. Se encontraba en una sala
vastsima, deslumbrante de oro y luz. La claridad era tan portentosa que la del
castillo de Chapultepec no poda ni con mucho comparrsele. Era una luz viva
aquella, compenetrada de vida y espritu. Y era lo ms maravilloso del caso, que
Montenero no poda descubrir de dnde vena. En el techo no haba lmpara ninguna
y tampoco poda proceder de puerta ni de ventana alguna. Vena de todas partes y no
produca sombra alguna. Observbase, sin embargo, detrs del Maestro, que dentro
de una roca haba una especie de Custodia-cliz, de un color verde rojo, del cual sala
la luz, tan vivificante como rara, y ms adelante una cruz radiante a la que rodeaba
una corona de rosas. Y fijndose bien en ella, vio Montenero que en medio de la cruz
haba un calendario azteca, con la diferencia de que estaba rodeado por siete rosas.
As debern usarlo siempre los Rosa-Cruz -pens Montenero.
Su mirada cruzse con la del indgena, el cual pareca preguntarle:
No le parece que todo esto vale ms que lo que ha visto usted en los salones de
Chapultepec? No siente usted la intensidad de esta luz, que esparcen la cruz y el
cliz?
Era en efecto una luz que podra llamarse divina. La lmpara ms perfecta que el
tecnicismo pudiera crear, hubiera dado una luz que ante aquella hubiera semejado la
de una msera buja de sebo. Se senta que esta luz no solo tena, sino que era vida,
en s. La magnificencia de la sala era extraordinaria. La luz que sala del cliz pareca
comunicarse a todos los objetos, dndoles vida propia; era armona de todo. Qu era
todo el oro d la vajilla del emperador Maximiliano al lado de aquellas riquezas
incomparables? Las paredes, el techo, las columnas, todo resplandeca e oro, todo
era de oro macizo. Pero de dnde procedera toda aquella riqueza? Qu mina la
habra producido? Qu artista la habra cincelado?
Todo aquello perteneca a un mundo a que Montenero no estaba acostumbrado y le
produca un cierto anonadamiento. No saba a dnde dirigir las miradas en aquellos
momentos, Los Rosa-Cruz, ex profeso, le haban dejado tiempo para que las
profundas impresiones llegaran a hacerse indelebles. Seguramente que las
impresiones de aquella jornada no se borraran ya ms de su mente. Por fin su mirada
se encontr con la del Maestro, del que, hasta entonces, tan solo haba odo la voz.
Tena este una figura venerable, alta, con barba algo canosa y bien cuidada, la cual
se adivinaba haba sido rubia. Tena, a pesar de su aspecto de anciano, una lozana
excepcional. Rasmussen, pues por tal nombre era conocido, era de una edad
indescifrable: Lo mismo podra atribursele la de 45 que la de 70 aos. En l todo era
noble. Su nariz era recta, su frente alta, sus ojos de un azul verdoso y penetrantes
como los de un bardo. Deba de ser oriundo del norte de Europa; tal vez de la Silesia
o de Dinamarca.
Rasmussen era muy bien conocido socialmente y gozaba de cierta popularidad. En la
colonia alemana de Mxico era consejero, y el gobierno de aquella nacin le deba
sealados servicios. Su reputacin era intachable. Desde haca muchos aos ocupaba
el cargo de cnsul general de Noruega. Y no tan solo para los noruegos, sino para los
daneses, suecos y alemanes, tenia Rasmussen la casa siempre abierta. Tena su
residencia en la colonia Jurez, con todo confort. Era creencia general entre las
personas que lo conocan, que posea conocimientos extraordinarios. Era adems
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
poseedor de una cuantiosa fortuna que nadie saba como haba adquirido, y que la
mayor parte crean heredada. Decase que posea minas de plata en los Estados del
Norte, pero que nunca se acordaba de ellas. Todos coincidan, no obstante, en la
opinin de que sus riquezas eran adquiridas honradamente. En los bancos y
compaas financieras importantes, ocupaba cargos de Presidente o miembro del
Consejo de Administracin. Lo que nadie saba, era que se ocupaba en las ciencias
ocultas. Se saba, sin embargo, que ocupaba un cargo de importancia en la Orden de
San Martn de Pascalis, Orden que tiene entre sus filas personas aristocrticas de
todos los pases y que se ocupa en actividades benficas.
S; sin duda pens Montenero pasndose la mano por la frente as debe ser un
Maestro. Y mientras repasaba en su mente los antecedentes de aquel hombre, se
extraaba l mismo de no haberlo adivinado antes.
todos estos pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Rasmussen:
Comandante Montenero, ha vencido usted en todas las pruebas y me permito
saludar a usted como hermano nuestro. He de agregar que cuanto le acaba de ocurrir
en estos momentos, ha sido meramente una sugestin. En realidad no se ha movido
usted del lugar en que fue colocado. La tierra que tocaba, el agua que le ahogaba, el
fuego que le abrasaba y el aire que desvaneca las llamas no eran materiales. Ya
sabr usted mas adelante como se produce todo eso. Nosotros no tenemos necesidad
de someter a los novicios a pruebas materiales: conocemos mejor a los hombres que
ellos mismos. Tenemos a nuestro alcance medios y mtodos secretos para penetrar
en el mismo fondo de las conciencias. Ahora ha adquirido usted el deber de estudiar
todo el simbolismo que le rodea.
Tenemos nuestras reuniones y nuestro simbolismo secreto, porque no consideramos
til dar a las masas lo que para la mayor parte no representara nada por tratarse de
cosas que no pueden comprender. La Biblia nos advierte de esto cuando dice: Mas
hablamos sabidura de Dios en misterio, la sabidura oculta, la cual Dios predestin
antes de los siglos para nuestra gloria.
Esto es textual del libro de los Corintios 2, versculo 7, y obliga a los buenos catlicos
a meditar...
As como este versculo es tan claro, tan preciso, otros son vedados; pero todas las
palabras divulgadas por Cristo a los Apstoles, explicando parbolas o dando
enseanzas, revelan un sentido oculto. Las sagradas escrituras, como clave oculta,
son tan maravillosamente grandes, que llevan en s el sello inextinguible de la
Divinidad. Los hombres por muy sabios que hubieran sido, no habran podido
redactar algo tan perfecto; por eso la Biblia es la Gran Luz, en ella est el Misterio
del Graal.
Los Rosa-Cruz forman un crculo interno y otro externo. Usted pertenece ya al
externo y tiene usted en lo futuro la oportunidad de ser recibido en el Oriente interno.
Su conciencia fsica ha penetrado en este crculo externo. En el interno, en la
verdadera fraternidad, no podemos entrar sino en cuerpo astral, cuando se alcanza la
verdadera iniciacin. No se puede predecir de nadie, cundo ha de llegar a la
verdadera iniciacin; puede alcanzarse en la presente vida, puede ser que no se
alcance hasta despus de algunas vidas. Nuestro cuerpo fsico se parece a un violn
que el hombre ha de aprender a templar y a pulsar. Podemos, como hacen los nios,
jugar con l y echarlo a perder por no saber usarlo. No conviene, pues, olvidar que en
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
este instrumento esta Dios mismo, segn dice la epstola de los Corintios: Ignoras
que vuestro cuerpo es templo del Espritu Santo, el cual tenis de Dios, y que no sois
vuestros?
Hizo entonces una pausa y agreg:
Quiere usted que le explique algo ms, o tiene alguna pregunta que hacerme?
Tanto mis hermanos como yo, estamos pronto a responder a sus preguntas.
Agregar quisiera todava, que este centro que llamamos Logia Blanca, vino de
Espaa; la trajeron algunos padres iniciados que vinieron de all, de aquel pas que,
como usted sabe, aqu llaman la madre patria. All existe la Logia de grado superior.
El cliz que tenemos aqu, no es ms que una imitacin del verdadero que se guarda
en estado de Jinas, en la montaa de Montserrat, en la tierra catalana.
si segus todas nuestras instrucciones, la pronunciacin diaria de las vocales que
habis visto en astral, puede que yendo all, el ascenso os sea ofrecido, pero esto
ser mas tarde...
Maestro dijo entonces Montenero, yo he ledo durante muchos aos literatura
ocultista; pero siempre he ledo como en zigzag, todo cuanto a las manos me ha
venido. Esta es la razn, quiz, por la que siempre he quedado a oscuras; de
Montserrat nunca me han hablado.
Qu es lo que le ha sorprendido mas de cuanto he visto y odo en el momento de
su recepcin entre nosotros?
Montenero no lo saba; no poda darse l cuenta cabal de qu era lo que ms le haba
impresionado. Mas sus ojos se fijaron en aquel momento en la cruz resplandeciente y
record que lo que ms le haba llamado la atencin era precisamente el calendario
azteca que en ella haba. La cruz y el cliz le parecan ms naturales, por lo que haba
ledo antes, en obras ocultistas.
Entonces pregunt al Maestro:
Cul es la relacin que existe entre la cruz cristiana y el calendario azteca?
Responder a esta pregunta fuera resolver ya un problema del provenir. Por ahora
solo puedo darle algunas indicaciones. La Reforma de la Iglesia en el siglo XVI,
levant algo el velo que cubra el origen de la cruz del Glgota en su forma svstica.
La raza germana, a impulsos de la religin de los antiguos germanos, ha sido llevada
a un grado de desenvolvimiento especial. El culto al sol de los antiguos mexicanos, es
ms antiguo aun que el de los germanos y es de mas valor esotrico que el
cristianismo. Hay un lazo que une esas dos civilizaciones en el pasado. As como la
vida del Cristo es el smbolo de la vida de ada uno de nosotros en particular,
representa tambin la vida de los pueblos, los cuales, sin sospecharlo, son un reflejo
de la vida del Salvador, el mayor de los Iniciados. As como Jesucristo muri
crucificado y resucit, as como renacer el pueblo alemn despus de haber sufrido
el dolor de la crucifixin, despus de haber apurado el cliz de amargura; as como
renacern los que, en el cumplimiento de su deber, perecieron en el campo de batalla.
Tenemos razones para asegurar que todos estos hombres muertos en la guerra, de
tantos pases, renacern al mismo tiempo y en un cercano porvenir; es de
comprender que la muerte prematura de tantos miles de hombres en un pas, traiga al
mismo la necesidad de un nmero extraordinario de nacimientos. Esta ltima guerra
fue necesaria para que la raza, sumida en el materialismo, reaccionara y viniera una
poca de espiritualidad que ahora se inicia. De aqu a unos cuantos aos veremos
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Queridos hermanos dijo: tiempo es ya de que, por esta noche, demos por
acabada nuestra reunin. Quisiera, no obstante, antes de terminar, que hablase el
que de vosotros tuviere algo que comunicar.
Entonces habl uno de los hermanos:
Ha intervenido ya nuestro Maestro en lo referente al horroroso crimen que trae
preocupados a todos los habitantes de la capital?
Montenero se dio cuenta inmediatamente de lo que se trataba, pues durante algunos
das los comentarios del crimen haban llenado las pginas de los peridicos de todo
el pas.
El hecho era el siguiente: Hacia unos ochos das que en la Legacin de Alemania se
haba declarado repentinamente un incendio, y sea por la tardanza de los bomberos,
sea por la inaudita voracidad del fuego, qued totalmente reducido a cenizas. De las
investigaciones policacas habase desprendido que el incendio no haba sido casual,
sino intencionado. El incendiario dej huellas precisas del crimen. Se deca que partes
principales del edificio habanse rociado de petrleo. Fuera as o no, era el caso que
junto a la caja de la Legacin, se haba encontrado un cadver carbonizado, que
segn todas las seas era el del Secretario, bacn de K. la caja se hallaba abierta y
junto al cadver se haba encontrado un cuchillo que perteneca al mozo de la
Legacin. La versin mas generalizada del crimen, era que el mozo al intentar robar
la caja de caudales, vise sorprendido por el Secretario, al cual asesin en lucha
cuerpo a cuerpo, para lo cual se haba valido del pual encontrado y que llevaba sus
iniciales. Despus, tal vez para borrar los rastros de su crimen, haba incendiado el
edificio, rocindolo con petrleo.
El caso haba agitado las emociones de casi todo Mxico. El telgrafo llev de uno a
otro confn, los detalles referentes al crimen, con noticias y pormenores de la victima
y del presunto autor.
A aquella se le dio sepultura en el panten, con los honores de coronel del ejercito. El
ministro de relaciones exteriores, hizo el panegrico en un brillante discurso y
asegur que el gobierno tomara todas las medidas necesarias para capturar al
criminal. La viuda recibi del gobierno una fuerte suma y fue propuesta para una
pensin vitalicia, que le fue inmediatamente concedida.
Como acostumbra suceder en casos anlogos en Mxico, la polica demostr su
actividad con gran copia de aprehensiones. Casi todos los parientes del mozo de la
Legacin, haban visitado la crcel. Ningn indicio de tal mozo se haba obtenido. No
obstante, la polica segua algo desconcertada. Era desde luego imposible que todos
cuantos en la crcel haban ingresado, se hallasen complicados en aquel crimen.
Esta era en especial la causa por la que uno de los hermanos Rosa-Cruz hiciera
aquella pregunta al Maestro.
Rasmussen al escuchar la pregunta guard silencio por un momento y cerrando los
ojos pareci concentrarse.
Tom luego la espada flamgera y ordeno que todos los asistentes se dieran las
manos formando un circulo mgico. Entonces el maestro pronunci algunas palabras,
dando a las vocales una entonacin particular. Tom luego un frasquito de una caja
de arcanos, del cual verti en el cliz algunas gotas, del que a su vez ascendi un
humo denso. Entonces pronunci tres veces el nombre del mozo con voz potente.
Los hermanos crean que, puesto que la noche era ya muy entrada, se encontrara el
mozo sin duda alguna durmiendo, lo que facilitara el que se pudiese presentar en
cuerpo astral.
Apenas se apag el eco de la ltima slaba, la tercera vez que el seor Rasmussen lo
pronunciara, cuando en la sala se produjo un viento con el zumbido caracterstico en
las evocaciones. El humo que del cliz ascenda fue entonces condensndose
gradualmente y poco a poco tomo la forma del individuo evocado: el mozo de la
Legacin. entonces una voz sepulcral reson en la estancia:
Aqu estoy! A qu me sacis del mundo de los muertos? Por qu habis turbado
mi reposo con vuestro poderoso magnetismo? Qu queris de m?
Rasmussen que esperaba encontrar un espritu agitado por los remordimientos,
pregunt:
No sientes remordimiento por el horroroso crimen que has tenido la audacia de
cometer?
Yo no he cometido crimen ninguno. Antes al contrario, he sido vctima de l. El
Secretario de la Legacin me asesin despus de robar la caja, visti mi cadver con
sus mismas ropas para que todos le creyesen a l muerto y huy despus de incendiar
el edificio.
Todos los que escuchaban las aclaraciones del espectro quedaron estupefactos, pues
ninguno de ellos esperaba tal solucin.
entonces el Maestro levant la espada dirigiendo la punta hacia el fantasma y
exclam:
Hermano, por los poderes que me son conferidos quedas libre: regresa al lugar de
que viniste, purifcate y que la paz sea contigo.
La sombra desapareci tal y como se haba presentado, gradualmente.
Rasmussen entonces dirigindose a loas hermanos les dijo:
Procuren concentrar mas sus energas; intensifiquen la cadena.
Acomodse en su silln y respirando varias veces con cierta intensidad provoc en s
mismo el estado de xtasis.
Concntrense bien y no rompan por nada del mundo la cadena mgica hasta que
vuelva el Maestro dijo uno de los hermanos que haba tomado la direccin de la
dicha cadena.
Transcurrieron unos momentos al cabo de los cuales Rasmussen volvi a respirar
profundamente.
Ya est dijo despus de un momento. He podido ver al asesino en cuerpo
astral y me ha prometido que l mismo se entregar a la justicia para que el asunto se
aclare y se ponga en libertad a los que ahora se encuentran presos sin motivo alguno.
Uno de los Rosa-Cruz, que, como ms tarde supe, tena el ttulo de hermano mayor, y
que estaba junto a Montenero, le dijo entonces a ste en tono confidencial:
No le parece a usted que si nuestros jueces tuviesen a su disposicin stos y otros
medios parecidos, sera muy otra la administracin de justicia? Nuestros antepasados
los aztecas conocieron estos medios y en su tiempo los emplearon.
Montenero, que haba presenciado todo esto con ojos de estupor, no pudo por menos
de exclamar:
Es una verdadera sorpresa para m el poder que he descubierto en los Rosa-Cruz
esta noche. Me encuentro muy agradecido de que como nefito que soy, se me haya
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Va usted a salir de viaje? dijo Montenero. Mucho deseara que no fuese ste
tan pronto como parece. En verdad, tengo muchas cosas que preguntarle. No puede
usted imaginarse cun agradecido le estoy por haberme iniciado esta noche.
Comprendo que mi instruccin verdadera comienza hoy y espero con ayuda de usted
poder saciar la sed de conocimiento que tanto tiempo he sentido.
Lo que yo pueda hacer por usted, que rido amigo, contest Rasmussen lo har
sin duda; pero habr de ser en las sesiones inmediatas, puesto que pronto partir
para Alemania. Hace ya muchos aos que no he visitado a Europa. Debo ir all para
arreglar algunos asuntos de familia adems, la Orde n de los Rosa-Cruz me reclama
tambin en el viejo continente. Debe usted saber que anualmente nos reunimos, ya en
Bohemia, ya en las montaas de Harz, en el Tiflis o en Montserrat, o bien, en el
Yucatn, en el Per o en la India: all tenemos Logias Blancas. Los miembros se
presentan todos all en cuerpo astral; solo a algunas sesiones se asiste en cuerpo
fsico. Estas reuniones son muy necesarias despus de la gran guerra; pues ahora
hay mucho empeo por nuestra ciencia.
Diga seor. No cuentan que el Tbet tiene todas estas sociedades? pregunt
Montenero.
A lo que Rasmussen repuso:
Tibet, la tierra sagrada de los hindes, el pas incgnito del Gran Lama, ha sido
estudiado detenidamente y hasta ms; se ha tomado una serie de pelculas
cinematogrficas que demuestran que hemos sido engaados por siglos y los que
crean en los misterios de Llasa, se han tirado una plancha.
El Tibet es un pas situado en la cumbre de los Himalayas; nunca o rara vez se haba
podido llegar all, porque bastaba que un europeo se acercara a la ciudad sagrada
para que lo mataran. As, por los menos, se deca. Esta incgnita la explotaron
muchos.
Haba sociedades teo y filosficas que decan que all en Llasa todo era sagrado;
Que all vivan los grandes Mahatmas conductores de la humanidad.
Recuerdo haber asistido a una serie de conferencias en Paris donde el conferenciante
pintaba a Llasa como el non plus ultra de la civilizacin y afirmaba que all se
tenan los grandes inventos de la telepata sin hilos, aeronaves, piedras filosofales y
tutti quanti.
Muchos crean aquello o solo esperaban morir para ver las maravillas del Tibet. Pero
parece que el Dr. William Mac Govern tena sospechas de que aquello eran cuentos
para explota incautos y no temiendo ser muerto por los santos tibetanos, pero, por si
acaso, tomando sus precauciones, se visti de obrero hind, escondi un aparato
cinematogrfico y se encamin por los Himalayas.
Regresado recientemente a Europa ha publicado una obra en alemn e ilustrndola
con una cantidad grande de vistas, ha hecho caer la venda de los ojos de los que
crean en las maravillas de los yogis y faquires tibetanos.
No es que yo no crea en lo que se dice en el Hamlet, de que hay muchas cosas
entre el cielo y tierra que nuestra filosofa no sospecha; al contrario, yo estoy
convencido de fenmenos supra-fsicos, pero creo que la tierra de ellos no solo es el
Tibet.
Si hay tierras de Jinas como lo describe tan soberbiamente el escritor madrileo
doctor Mario Roso de Luna, las hay, s, en otras partes de la India, en el Per.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Mxico y Espaa, donde se puede uno poner en contacto con esas ciencias raras,
pero no hay que dar gato por liebre, sino resulta como el Tibet, al que creamos tierra
muy adelantada y resulta que all vive un pueblo ignorante, que care ce de toda
civilizacin y que no mata a los viajeros para ocultar algo, como no sea para esconder
su salvajismo.
Curioso es lo que cuenta de los brujos hechiceros de all, que hacen lo mismo que los
menes de Yucatn y los Huiracochas del Per, que entre s tienen mucho de parecido.
Hasta los tipos de la gente tienen mucha semejanza con los de Mxico y sera
interesante ver si en el Maya y en el lenguaje de los tibetanos hay voces semejantes.
Montenero, que escuchaba con gran inters, le rog le diese una oportunidad para
conversar. acaricise Rasmussen la blanca barba un tanto pensativo y dijo:
Me parece que pasado maana por la noche estar libre. Qu le parece, amigo
mo, si nos encontrsemos en algn sitio? Si no se me presenta nada imprevisto... De
todos modos le enviar a usted una esquelita maana fijando el lugar y la hora.
Montenero le dio las gracias, despidise de l y march a su casa.
Aquella noche le fue imposible conciliar el sueo. Su mente se encontraba
fuertemente impresionada por todos los acontecimientos de la noche. Las pruebas
haban llegado a sobrexcitar su cuerpo astral hasta el extremo de trastornar un tanto
su cuerpo fsico. No obstante, durante los das siguientes fue poco a poco sintiendo
que un creciente bienestar invada todo su ser; su organismo pareca funcionar mejor,
su mente estaba mas clara, su actividad mas despierta. Era el resultado de la cadena
que formaron los Rosa-Cruz y en la cual l haba tomado parte. La unin con su
espritu le produca un estado de felicidad inefable.
poco tuvo que esperar, pues a los tres das Rasmussen haba dado una cita a
Montenero, y en ella trat sobre el problema trascendental de Fuerza y Materia,
principiando el Maestro la conversacin, de la siguiente manera:
Cuando hablamos de experiencias cientficas o de simples hechos, no solo debemos
tomar en consideracin lo que se puede demostrar empricamente con nuestros
sentidos, sino que es menester sacar conclusiones, consecuencias inductivas o
deductivas.
En el estado actual de la ciencia, no hay que concretarnos parcialmente a los hechos
desde le punto de vista objetivo, sino que debemos valernos de nuestro
entendimiento.
Si quisiramos esperar con las indagaciones filosficas hasta haber acabado todas las
observaciones objetivas, no llegaramos jams a un progreso filosfico.
Puede que tenga usted razn, seor Rasmussen; pero yo hasta ahora habra sido
partidario de hechos, y sigo pidiendo factos, como acaba usted de realizarlo en la
noche de mi iniciacin, con el criminal y la enfermera dijo Montenero; agregando
enseguida; entonces, la especulacin filosfica nos sale sobrando.
No... no, seor...
Es menester que la observacin prctica de los factos, vaya acompaada de la
especulacin filosfica.
No podra bastar uno solo de los dos caminos?
Un naturalista, bilogo o un estudiante de fisiologa, ira al fracaso sin filosofa; un
filosofo sin ciencia natural, sera un nuevo Icaro.
La ciencia debe estudiar con los sentidos la parte material de los fenmenos,
ayudada de aparatos como el micros y telescopio. La filosofa por su parte debe
indagar en alas de la mente, del pensamiento, la causa de estos fenmenos y sacar
consecuencias lgicas.
La ciencia ha hecho esto, Maestro; s, s...
La ciencia ya ha cumplido esto en gran parte; sabemos lo que es slido, lquido y
gaseoso; hemos estudiado no solo las leyes que rigen la materia invisible, puesto que
dominamos la electricidad, el magnetismo, el calor, la luz; conocemos aparentemente
a fondo la materia, desde el punto de vista mecnico, fsico y qumico, pero el modo
de obrar de las fuerzas sealadas, no lo conocemos.
Nuestra ignorancia respecto a la vida y el alma es tan absoluta, que da pena
confesarlo. Pero que esa ignorancia es real, lo prueban la diversidad de escuelas que
se contradicen.
Con todo lo que ignoramos en ciencias naturales, se poda formar un mundo nuevo.
La labor de la ciencia, el anlisis, seor Rasmussen...
Ya lo he dicho: incumbe a la ciencia descubrir la Gnesis de todos los fenmenos; y
al hacerlo, se encuentra con el tomo...
El tomo, que definimos como la parte ms pequea e indivisible, que se concibe a la
Materia, est muy bien para el Qumico, pero sale perfectamente sobrante para el
Fsico.
El tomo es un impulso elctrico, seor.
Hace aos que domina la tendencia de querer convertir el tomo en un impulso
elctrico, es decir, en electrn.
Tenemos an los protones, que para m sern siempre Materia...
Se ha sostenido, que quitando al tomo todas sus propiedades, restara nada ms que
un pedacito de Materia, esto es verdad en parte; para ello no hay separacin posible,
puesto que una de las propiedades de la Materia es el movimiento. Quod no agit,
non existit. En el Universo, todo es movimiento, y as tenemos Materia y Energa.
Gustavo le Bon escribe: Quand latome lectrique a rayonn toute son nergie, il
sevanouit dans lther et nest plus rien.
Si no fuera que yo s respetar todas las opiniones, me daran ganas de silbarle por
esta frase.
Ren. La Nada... Qu es la Nada? La Nada... es la nada.
Tiene usted razn, seor replic Montenero; la Nada no se concibe.
Opino igual asinti Rasmussen, y prosigui:
Ahora, en el tomo debemos buscar, puesto que en l reside la Gnesis, el engendro
de todo. Ex nibilo nihil fit. (De la Nada, nada se hace).
No se puede separar la materia de la fuerza, como tampoco apartar la fuerza del
movimiento, puesto que el Kosmos es una vibracin eterna.
Es en el ter, como deca yo en otra ocasin a mis discpulos, donde se sintetiza todo;
sin embargo, comprender todo esto como realidad, es difcil.
Podemos, mi amigo, comprender los conceptos unidos; pero, per se, separado, no es
ninguno de ellos una realidad.
El monismo haeckeliano apoya esto al considerar Materia y Energa o Fuerza y
Materia bajo el concepto de Sustancia.
Esta Sustancia la considera el monista como Deidad del Universo y como causa
causarum de cuanto existe.
All tenemos el nebulium, seor Rasmussen.
Ahora, esta sustancia, aglomerada en mundos y soles, marcha con admirable y
excelsa armona; y esa armona supone la predisposicin a una ley, una conciencia,
una inteligencia, que anima el movimiento armnico; de manera que, indudable,
forzosamente, nos encontramos con un ternario: Materia, Energa y Conciencia.
Montenero se haba quedado pensativo y de pronto objet:
Estas tampoco son vlidas.
Si volvemos a lo mismo, qu es Materia? Cul es la Fuerza?, Cmo acta la
Conciencia? No lo sabemos.
Separadas unas de otras, no son realidades, sino atributos abstractos, como
Hermosura y Bondad, que no se pueden analizar de por s, hasta que son sentidos.
Montenero haba tomado cada vez mas inters por las explicaciones del Rosa-Cruz, y
no queriendo dejarle toda la conversacin, dijo al Cnsul en tono informativo:
Hay escuelas que sealan la Fuerza, solo como condicin de la Materia, como
vehculo; pero, seor, mientras necesitamos a ambas, Fuerza y Materia, para
explicar los fenmenos de la Natura, nos encontraremos siempre con una raya
infranqueable para la explicacin.
El monismo haeckeliano, al encontrarse con este problema, brinca y dice: Fuerza y
Materia son la misma cosa, y la Conciencia es latente, inherente al Gran Todo,
residente, en cuanto a nosotros, en las celdillas cerebrales; y pertenecen como
problema, a la Fisiologa anmica.
Rasmussen haba escuchado atentamente y se interpuso replicando:
Durante algn tiempo, la ciencia tap el ojo al macho con esta definicin, pero a la
larga fracasa ante el criterio analtico.
Como usted a Hirn? ltimamente cay un libro de ese hombre en mis manos.
S..., s. Lo conozco.
Hirn los separa y dice: El espritu obra sobre la fuerza y la fuerza a la vez sobre la
materia.
Pero qu es lo que obra? Debe ser una realidad, debe ser un algo, para diferenciarse
de la nada; de otra manera llegamos a un crculo vicioso, un callejn sin salida.
De todas maneras, la causa de las causas, el principio en s, queda para nosotros
ignorado, puesto que pertenece al infinito y el infinito, lo ilimitado, no puede ser
abarcado por nuestro cerebro limitado.
Hay una incgnita, y sta es el espacio.
Muy bien, seor, pero del espacio qu sabemos?
Del espacio solo sabemos que existe y que en el infinito reside todo lo que fue, es y
ser.
De manera, que Ser es la causa causarum de todo, pero es imposible sin movimiento,
resultando, pues, uno, Materia en movimiento.
Este movimiento sera rotatorio y no espiral, si no existiera un tercer impulso
consciente, inteligente, ya reconocido por Pitgoras, al asentar: La espiral es la curva
de la vida.
Todos los hombres de ciencia estn contestes en que es intil, infructuoso, especular,
fantasear sobre lo que hubo antes de la verificacin de los fenmenos del mundo.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
El espacio es eterno e infinito y todos los clculos con potencias infinitas, en este
sentido, resultan ilusorios.
No pasa lo mismo con lo que palpamos; ello es real; tiene fines y lmites. Por eso es
que cuando el Caoes se convierte en Kosmos, se presenta en el anfiteatro de la
ciencia, el tomo, como una hiptesis especulativa; pero siempre como un tro o
ternario de Materia, Fuerza y Conciencia, envuelto en sustancia etrea, sutil.
Esta hiptesis ya fue aceptada desde mucho tiempo. Un celebre hombre de ciencia
describe al tomo como una esfera, una zona energtica, en la cual circulan los
electrones.
No fue Ikl, quien tambin escriba algo sobre el tomo, seor?
Ikl, hablando del tomo, dice: Tenemos que verlo con rayos magnticos, con
pequeos magnetos elementales. El tomo, en si neutro, est construido de un Ion
positivo, alrededor del cual circula un electrn negativo, como un sistema estelar
doble.
Esto de comparar los tomos con los astros, creo es de un americano.
Yo no soy partidario de los ford-americanos, que nos dan tan poco en ciencia.
ltimamente parece que se animan algo ms.
Los intelectuales americanos, que generalmente tienen una instruccin superficial,
haciendo un aglomerado de mediocridades cientficas, han tenido soberbias
excepciones; citar a J. N. Keely de Filadelfia; este hombre presenta el tomo como
un sistema planetario en miniatura, consistente en ternarios ultra-atmicos, que giran
con inconcebible rapidez alrededor de centros neutrales, todo envuelto en torbellinos
radioactivos.
Este Keely tiene cosas muy atrevidas, seor Rasmussen. No resolvi l algo
sobre las fuerzas internas de los tomos?
S. En sus estudios sobre fuerzas inter e intraatmicas comprueba que el sonido
acta sobre estas fuerzas, y, mediante un diapasn y una ctara, lleg a convertir 4
gotas de agua en vapor etreo, que le dio una presin de 27.000 libras sobre una
pulgada cuadrada.
Presenta adems hipotticamente 7 diferentes etreas intramoleculares, es decir, de
fuerza radioactivas.
Los alemanes, basados en las observaciones keelyanas, presentan entonces los
tomos as: Alfa, Beta y Gamma.
Me han contado lo siguiente, seor: Estando construyendo un edificio en Nueva
York y terminado el armazn, un ingeniero que conoca estas cosas, afin un violn en
correspondencia con la vibracin del hierro del edificio y se puso a tocar una cuerda
siempre con el mismo sonido. A los diez minutos se observ que el armazn
comenzaba a temblar ms y ms, y si no deja el violn, dicen que la mole edificada se
habra venido abajo.
Es muy posible eso, seor Montenero. vea usted:
La aspiracin suprema de las Ciencias naturales, es fundar todos los fenme nos en la
Mecnica. Los grandes observadores, y entre ellos el sabio mexicano don Alfonso
Herrera, pretenden eso y se basan en principios cientficos. Yo voy ms lejos: la
Psiquis, cuya causa escapa a todos los aparatos y reactivos conocidos hasta ayer,
debe pasar por el mismo cartabn.
Dios... Dios, esta entidad espiritual, cmo se la estudia, seor?
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Fuerza y Materia son indestructibles, eso es un axioma cientfico, pero hemos visto
que no pueden existir sino unidas a la Conciencia.
Ahora, lo que pase en la unidad tomo, debe repetirse en lo compuesto, siempre
inseparable de Conciencia, o llamenle las religiones Alma o Espritu.
Cuando tomamos un tomo de oxgeno de la composicin agua, no solo tendremos el
tomo en s, sino tambin el movimiento inherente a l, su afinidad y tendencias, lo
mismo como si separamos de un bloque de fierro magntico un pedacito
insignificante, siempre tendr sus polos, Norte y Sur, como todo fierro magntico.
Los hindes dicen que todo es maya, ilusin, y que la Materia apenas se percibe; y
en esto tienen razn al poner nuestros principios en accin, hipotticamente, se
comprende.
Si tomamos, por ejemplo, un bloque de platino, una de las sustancias consideradas
como ms slidas, y si pudiramos quitar de l todo lo que en los tomos comprenda
a energa y conciencia y con ello todas las sustancias inter e intraatmicas, se
reducira a un pedacito de un miligramo, o sea, apenas visible.
Materia, Energa y Conciencia residen, pues, en todo, tan inseparables del in como
de las grandes masas planetarias.
Al hablar del radium, hemos sostenido que recibe algo del ambiente, que, en ltimo
trmino, viene del sol, que mediante unos rayos vibratorios determina una serie de
fenmenos meteorolgicos que desgraciadamente ocupan ms la atencin de la
ciencia, que el mismo sol que los produce.
Ah s que el astro Rey es algo maravilloso opinaba Montenero; y luego sigui
Rasmussen:
El sol es la materia prima de todo cuando existe. La materia planetaria no es sino
fuerza solar transformada. La tierra es un pedacito de sol.
Asimismo, el hombre es en cierto modo hijo del sol, puesto que la mayor parte de sus
elementos le vienen del astro Rey.
El sol es el ncleo, el depsito, el generador, al impulso del cual todo se remueve,
todo se transforma. Debemos considerarlo como un centro energtico de
electromagnetismo. Sus rayos, al llegar a la tierra, atravesando el espacio infinito,
traen tomos materiales, animados de fuerza e impregnados de conciencia.
Ahora, el Universo est poblado de millones de soles, cada uno de los cuales
constituye un esparcidor de tomos materiales, que vienen a formar la Materia
csmica; difunde en sus tomos fuerza, lo que se titula energa universal, y emana
conciencia, lo que presenta la conciencia infinita o Dios.
El Sol de nuestro sistema no es mas que la hechura de otros soles. Tras ellos hay
otros, y otros, hasta el infinito.
Sicut superius, sicut quot inferius, decan los antiguos. Es decir: El hombre
microcosmo, es la manifestacin sinttica del macrocosmo; es la repeticin del
Universo. El hombre es un mundo pequeo; le animan los mismos tomos que a los
millones de planetas.
Es sublime esto, seor volvi a interrumpir Montenero; y Rasmussen sigui:
En l se condensa el mismo ternario, en l cada celdilla es un pequeo centro distinto,
dotado de vitalidad que emana de la vida universal, no solo consciente en s, sino
dotado de inteligencia, de emocin y de sensacin, y que hace el trabajo a l
encomendado, consciente e inteligentemente, y de una manera infatigable.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Los huesos, los nervios, los msculos, todos los tejidos, son diferentes aspectos de
una energa comn; se diferencian en nuestro organismo, como se distinguen en la
sociedad los hombres de letras, los comerciantes, los soldados y los obreros.
Son diferentes todos, pero pertenecen a un conjunto, en que cada uno tiene sus
deberes, sus obligaciones, su quehacer que llenar.
En un sentido ntimo, las enfermedades residen en los tomos, o en las celdillas.
Cuando estos pequeos seres vivientes sufren, cuando son desgraciados y su
desgracia se traduce en nosotros por los sufrimientos, cuando el estado de ellos
puede entrar en el dominio de nuestra conciencia normal, entonces la enfermedad
resulta un grito de imploracin, que nos dirigen aquellas pequeas criaturas; pidiendo
socorro, clamando por piedad, se dirigen a nosotros, al conjunto, pues somos sus
maestros, sus dioses, que nos dan las funciones y tenemos el deber, la obligacin de
protegerlos.
Esto lo ha ledo usted en alguna obra, seor.
Puede que tenga usted razn. Muchas veces, al leer algo se graba en nuestro
cerebro y despus lo damos como nuestro. No importa, las cosas bellas deben
esparcirse; y, si el autor de esa frase la escuchare, que perdone.
Nuestras celdillas estn con nosotros en una relacin anloga con el Universo.
Esta idea me ha venido muchas veces, pero no la puedo poner en un concepto, tal
como usted lo hace ahora.
As como cada ser es una clula del Gran Todo, un microcosmo enfrente del
macrocosmo; el hombre, en su conjunto, es el gran todo dominante de la celdilla.
Esta idea que encierra la sntesis de la solidaridad ms hermosa, hacemos
comprender que, si consideramos as a nuestras clulas, en pago de toda la atencin
que les prodigamos, nos dan buena salud, y a sus esfuerzos debemos la continuacin
de nuestra existencia en esta tierra.
Montenero que pareca no fatigarse, lo mismo que Rasmussen, interrumpi de nuevo
para decir:
La funcin, descubierta hace muchos aos, de los glbulos de la sangre, la
fagocitosis que ya he descrito en otra ocasin y que consiste en perseguir, atrapar y
devorar a los microbios perjudiciales, que han logrado introducirse en nuestros vasos
sanguneos, nos da idea de la deuda contrada por nosotros, con esas vidas
minsculas.
Lodge dice: La vida viene y se va, anima a la materia y la abandona, como el roco se
deposita sobre las flore s y luego desaparece.
Haeckel, el autor de El Enigma del Universo, que sostiene que la vida es solo una
funcin de la materia, se parece al nio que cree que el viento es una funcin de los
rboles, cuando sus hojas se mueven al impulso de la brisa.
Este Haeckel es un poeta, pero sus concepciones en su Enigma del Universo, no
puedo aceptarlas del todo. Principalmente, la cuestin de la vida es la que me ha
preocupado siempre.
La vida existe en condiciones preexistentes en el Universo, y se anida all donde
encuentra las condiciones apropiadas; y ah estar el triunfo del sabio Herrera, en la
construccin de sus clulas artificiales: el da en que encuentre las sustancias
qumicas requeridas para ser un receptor de la vida universal, entonces habr corrido
el gran velo de Isis.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
II
El Cnsul Rasmussen no pudo asistir a las reuniones Rosa-Cruz de las ltimas
semanas. Sus preparativos de viaje le haban absorbido cuanto tiempo tena.
Los hermanos le enviaron una carta saturada de afecto filial y firmada tambin por
Montenero, el cual se encontraba cada vez mas agradecido por las trascendentales
enseanzas que haba recibido.
En el Consulado todo se haba arreglado satisfactoriamente. El vicecnsul se haba
hecho cargo de todos los asuntos durante su ausencia; y cuando los peridicos
anunciaron la partida de Rasmussen, se hallaba ste ya con su esposa en alta mar.
El paso por el mar de las Antillas fue un tanto agitado. El mareo hizo presa en casi
todos los pasajeros, y por efecto de la mala mar, todos empezaron a temer que el
buque viniese a topar con alguna de aquellas malhadadas minas que pasada la guerra
europea seguan flotando en algunos mares, con grave riesgo de navos y
navegantes. Rasmussen, por el contrario, se encontraba en completo sosiego y
tranquilidad.
El Rosa-Cruz haba sido la personalidad alrededor de la cual giraba todo el inters de
a bordo. Todo el mundo estaba convencido de que este hombre era
enciclopdicamente sabio; infunda una confianza tal, que los pasajeros temerosos de
temporales y otros inconvenientes que puede presentar la navegacin durante este
trayecto, no preguntaban al capitn si el tiempo iba a cambiar. Todo el mundo senta
intuitivamente que Rasmussen poda responder mejor a todo. De noche, cuando la
bveda estelar se reflejaba sobre la superficie del agua del mar, el Maestro era
acosado por las preguntas; qu constelacin era sta o la otra, cul era la estrella
dominante, etc., etc.; y puede decirse que Rasmussen pareca incansable para
responder a todas las preguntas. Una noche, el cielo estaba ms despejado que
nunca, una atmsfera agradable haba llevado a la mayor parte del pasaje sobre
cubierta, pero intilmente se buscaba entre ellos al Rosa-Cruz. Su asiento en el
comedor, al lado del capitn, tambin haba permanecido vaco aquella noche y se
tema que hubiese enfermado. A uno de los pasajeros, que se crea que tena ms
confianza con l, le indicaron que fuera al aposento, para que viera lo que pasaba, y
ste, cumpliendo el encargo de los dems, fue a llamar a la puerta del camarote de
Rasmussen. En el camarote no se perciba ruido alguno, pareca que su ocupante
hubiese salido, sin embargo, al llamado, el Cnsul contest: Un momento! Y le
dej entrar. Al penetrar en el camarote, apenas haba pasado el umbral del mismo, un
perfume de incienso agradable esparciase por el ambiente. Rasmussen no estaba
solo. Frente a l, sobre una silla, encontrbase un personaje raro. No estaba vestido
a la europea; mas bien, llevaba un manto que poda recordar a los habitantes del
Norte de frica: era una tnica blanca; sobre la solapa, haba una cruz con siete
rosas, y sobre la frente, bordado en una especie de capucha plegada se vea un cliz
radiante. Sorprendido ms que asustado, quiso retirarse el recin llegado; pero el
misterioso personaje le dijo: Que la paz sea contigo!. Entra. No hemos tenido
inconveniente en que interrumpieras nuestra conversacin, pues si nos hubieses
tenido que molestar, no habramos permitido que naciera en tu cabeza el pensamiento
de haber venido. Te hemos dado este privilegio de ver un Gur en astral, porque eres
espaol y el Maestro tiene especial inters por Montserrat, que es su montaa, es
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Pero, seor; si existen estos seres sin necesidades fsicas, entonces podr haber
otros planetas habitados, con seres como stos.
S, mi amigo continu Rasmussen. La pluralidad de los mundos es un asunto
que ha preocupado a muchos hombres de ciencia, entre ellos al clebre Flammarin.
Hay astrnomos que creen que nuestra tierra es uno de tantos planetas habitados y
que en miles y miles de estrellas vive gente pare cida a nosotros o en forma astral.
Otros rechazan esta teora como absurda, afirmando que no hay mas hombres que
nosotros y que aqu todo se acaba.
As, por ejemplo, en pro y en contra, el planeta Marte ha dado mucho que hablar a
los observadores del cielo; y ahora, cuando en el mes pasado este planeta se
encontraba tan cerca de la tierra, por todas partes han realizado experiencias. En
todos los observatorios sacaron sus telescopios para mirar, para deducir.
Antes haban sido los alemanes los que se ocuparon mas en estos estudios; pero,
como esto requiere gastos, y los alemanes estn tan pobres, han tenido que ceder el
puesto a los yanquis, y en las ultimas revistas se ven algunas noticias sobre lo mucho
que vieron.
Lo principal es que ya de una vez por todas qued confirmado, no como cosa resuelta,
que en el planeta Marte este viviendo gente, pero que las condiciones atmosfricas s
son favorables para la vida, por eso se puede deducir, con seguridad, que Marte est
habitado.
El sabio investigador sueco Arrhenius haba sostenido ante las Academias de
Ciencias, que sobre la superficie de Marte haba un fro tal, que toda vida se haca
imposible. Arhenius afirm que invariablemente en verano y en invierno, el fro que
haca all arriba era de muchos grados bajo cero, y que el fro a veces era de muchas
decenas de centgrados.
Hace meses, los astrnomos del observatorio de Lowol, en Flagstaff, midieron los
grados de temperatura en Marte y constataron 9 centgrados de calor por la maana
y que a medioda y en la tarde, la temperatura fue mas o menos como la de Barcelona
por el mes de febrero. As que es perfectamente habitable.
tendremos inters en saber como se sacan los grados de calor que pueda haber sobre
un planeta tan distante, puesto que nadie pudo llevar un termmetro all y me salen
con el versito aquel de El mentir de las estrellas, etc., etc.
No; la ciencia tiene medios de medir los grados de calor sobre la superficie de los
astros, sin salir del observatorio. Como?
Un alemn, el Dr. Coblenz, invent el radimetro y con l se mide.
Se sabe que cuando se sueldan dos metales y se calienta despus la soldadura, se
produce una corriente elctrica que se puede medir con el galvanmetro, aparato con
el cual se pueden apreciar corrientes muy insignificantes.
Ahora, si por un medio especial se concentran los rayos luminosos de un astro sobre
una soldadura y se conecta all un radimetro, nos da el calor que desarrollan estos
rayos.
Este fue el procedimiento empleado por los americanos, que les dio un resultado tan
favorable.
Existen, pues, todas las probabilidades de que en el planeta Marte vivan seres.
Cmo sern? Si hablan, si se alimentan y si procrean como nosotros, es asunto muy
difcil de saber; pero es de suponer que bajo las mismas, o por lo menos, parecidas
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
condiciones, es decir, que hay de todo. El da est lejos, pero vendr de seguro, en
que nos podamos comunicar con los marcianos, y quizs podamos trasladarnos all.
Los Rosa-Cruz creemos con Flammarin en la pluralidad de los mundos, admitimos la
existencia de seres sobre todos los planetas. No quiere decir que aceptemos que hay
hoy seres vivientes u hombres en todas las estrellas; no. Pero puede haber habido
una poca en que las condiciones de tal o cual planeta, le hubieran hecho apto para
albergar seres; o, tal vez, sindolo hoy, puede, si sus condiciones atmosfricas se
modifican, recibirlos.
Como era natural, el Rosa-Cruz Rasmussen fue mas y ms el personaje que
despertaba creciente inters entre los pasajeros del barco, todo el mundo ansiaba
relacionarse con l, escuchar sus instructivas y amenas conversaciones.
III
No obstante, las diversiones y pasatiempos a bordo, fueron bastante aliciente para
que la mayor parte de los viajeros olvidaran pronto toda clase de temores; y as,
despus de un par de semanas de ligeras zozobras y mltiples motivos de recreo,
ancl el buque en el puerto de Hamburgo.
La familia Rasmussen tena intencin de quedarse en aquella ciudad por algn
tiempo, el Rosa-Cruz habase comprometido a dar varias conferencias publicas sobre
la ciencia oculta.
Rasmussen, por lo dems, no tena otro pariente que una hermana residente en
Berln.
Era sta, viuda de un comerciante apellidado Kersen, que al morir la dej con una
sola hija, la cual a juzgar por las cartas de la madre, no gozaba de muy buena salud.
Rasmussen haba escrito a su hermana antes de su llegada a Hamburgo, invitndola
a reunirse con l en aquella ciudad, no obstante lo cual nada haba sabido de ella a su
llegada.
estaba ya unos das en el hotel, cuando recibi la inesperada visita de un joven que le
entreg una carta con el siguiente texto:
Querido hermano:
Segn te he indicado varias veces, mi hija adems de su ceguera no est bien de
salud. Ahora se encuentra bastante delicada, lo que no me permite abandonarla. Esta
ha sido la causa de que no me encuentres en Hamburgo a tu llegada.
El joven que te har entrega de la presente, es hijo del propietario de la fbrica
donde estaba mi marido. Su nombre es Bernardo Reiman y es estudiante de
medicina.
Siempre le he prodigado cario de madre, le tratamos como si fuese de nuestra
familia; as te suplico le trates con igual sentimiento.
Con ocasin de otros asuntos que llevan al joven Bernardo a sa, he pensado que
poda enviarte esta carta por su mediacin, lo que te facilitar saber de nosotros,
pues l puede darte detalles de nuestra vida.
Con la esperanza de poder abrazarte pronto en Berln, te enva un carioso abrazo
tu hermana.
MARTA
Fue desde luego Bernardo recibido cariosamente por Rasmussen, y ambos
simpatizaron pronto, a pesar de la diferencia de edad, conocimientos y experiencia.
Quiso la fortuna que una noche en que Rasmussen habl de ciencias ocultas y
trascendentales, se hallase Reiman delante. El joven estudiante ya haba odo hablar
de tal cosa; pero siempre en forma no tan precisa como ahora; por eso despert tanto
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
ms su inters, y tanto el tono como la forma en que aquel hablara, dejaron una
honda impresin en su nimo. Esto hizo nacer en su mente el presentimiento, casi la
conviccin, de que Rasmussen podra curar a su sobrina la seorita Kersen; a la que
l, aunque nunca lo haba manifestado, amaba con gran ternura; mas al mismo tiempo
se dio cuenta de que podra ser un auxiliar precioso para sus estudios de medicina,
puesto que tal vez podra guiarle en un mundo que le era por completo desconocido.
La misin que le trajera a la ciudad de Hamburgo estaba ya cumplida; sin embargo,
el atractivo que para l tena Rasmussen, le obligaba a prolongar su estancia en ella.
Fue necesario que su madrastra le enviase una carta un tanto impertinente, en la que
le haca ver que su padre exiga su inmediato regreso.
Cuando lleg nuestro joven a Berln se hallaba transformado. A todos cuantos
hablaba de su estancia en Hamburgo les refera su encuentro con Rasmussen, con tal
fervor, que era para todos un enigma.
No era el mismo Bernardo al regresar, el que haba ido a Hamburgo. ansioso
esperaba la llegada de Rasmussen, pero...
El Maestro de los Rosa-Cruz pareca no tener gran prisa en dejar a Hamburgo. Para
ello haba varias razones. Era una, que en aquel gran puerto vivan varios Rosa-Cruz,
y que haba en la ciudad multitud de bibliotecas, con libros para l interesantes; y
haba tambin otra razn de gran valor para los iniciados, y es que cuando se llega a
un pas extrao o del que por largo tiempo se ha estado ausente, es de suma
conveniencia detenerse unos das en el puerto en que se desembarque, si se entra
por mar, hasta tanto que el individuo se acostumbre a recibir las corrientes
magnticas del pas, del nuevo medio ambiente. Con todo, al cabo de unas semanas
de su llegada a Hamburgo, sali en el tren expreso para la capital de Alemania.
Rasmussen, que estaba acostumbrado a cierta independencia, no se aloj en el
domicilio de su hermana; eligi como residencia el hotel Adlon, que es, sin duda, el de
mayor confort del imperio germnico. No era l, sin embargo, hombre de grandes
necesidades, pues las cosas del mundo no tenan para l gran atractivo. Pero le
gustaba rodear a su esposa de todo gnero de comodidades, a lo que, por otra parte,
no se oponan sus medios pecuniarios, que eran ilimitados.
Al da siguiente de su llegada a Berln, hizo la primera visita a su hermana; y el joven
Bernardo que el da anterior haba tenido noticia de la hora de esta visita, era natural
que no pudiese por menos de asistir a ella.
Nuevos temas tuvo que tratar el Rosa-Cruz a peticin de Bernardo, entre ellos le
pregunt algo sobre Astrologa.
Cree usted en la Astrologa, seor Rasmussen?
La astronoma moderna ha hecho solo en parte ahuyentar a la antigua astrologa,
ciencia que daba consuelo, temor y confianza a los bardos medievales, cuando
profetizaba el porvenir.
Digo solo en parte, porque todava hoy da existe gente, y hasta hombres de ciencia,
que se ocupan de ella.
Extrayendo de los archivos folios empolvados, ven como calculaban los antiguos la
marcha de los astros, ponindolos en relacin con los acontecimientos diarios.
En este ao han habido muchos accidentes ferroviarios en Alemania y del resto del
mundo nos vinieron noticias de temporales, inundaciones, etctera.
Con pena se dio cuenta de los amores de Elsa y Bernardo, que eran combatidos
prfida y sordamente por la madrastra del ltimo.
IV
La seora Reiman, madrastra de Bernardo, se hallaba en su comedor nerviosa y
excitada. En su frente arrugada mostraba una sombra de inquietud.
El empeo de toda su vida haba sido conquistar el corazn del hijo de su marido.
Ella, mucho ms joven que su marido, senta ansias de amor, que no poda satisfacer
el viejo Reiman; el cual tena cifradas tambin todas sus esperanzas en el joven
estudiante de medicina. Si bien l tena confianza en su hijo, y saba de sobra que su
cario paternal era justamente correspondido, la mujer era celosa, ms con el hijo
que con el padre: tema que le quitaran el afecto del joven, y vio como una especie de
sombra amenazadora en el Cnsul Rasmussen, del cual el muchacho trataba en todas
sus conversaciones.
Con todo clculo e intencin, la seora Reiman, para conquistar a su hijo, habase
procurado ciertos conocimientos en Medicina, para discutir con l y a veces se senta
vencedora sobre el muchacho. Pero Bernardo a cada momento mas entusiasmado por
el Rosa-Cruz, haba conversado durante la comida, sobre los conocimientos mdicos
que deca posea el recin llegado, pues Rasmussen le haba enseado en Hamburgo
un nuevo mtodo de diagnosticar enfermedades, por medio de los signos de la mano;
y lo primero que hizo cuando se encontraron juntos en casa de los Kersen, fue pedir
que viera la mano a Elsa.
Pero es de tomar en serio la Quirologa? pregunt al Rosa-Cruz.
No quiero repetirle, mi joven amigo, mi opinin propia. Le dar la autorizada de un
sabio espaol. Me refiero al Dr. Mario Roso de Luna. quien dice muy bien:
Aunque afirmemos, con Letamendi, que el cuerpo es un solo rgano y la vida una sola
funcin, hay que tener por evidentes, ciertas locaciones de preferencia en el
organismo -chacras, que diramos los orientales siguiendo a la Sucruta y la Karaka
, y entre ellas ninguna tan indiscutible como la que establece la ligadura del
pensamiento con la accin y de sus rganos respectivos entre s.
La accin est en la mano. Man, es pensamiento y hombre en las lenguas
troncales indo-europeas derivadas del snscrito. Hulman o humano, equivale al
dios-hombre, a la estirpe divina nuestra, que dijeron David, Platn y Jess; estirpe
siempre reflejada en el pensamiento y en la accin.
Ningn animal tiene mano, es decir, extremidades torcicas con pulgar oponible,
salvo el mono, quien, por eso, es el inmediato antecesor del hombre para darwinistas
positivistas, o una progenie degenerada del hombre, para los que seguimos las ideas
de Oriente.
De aqu la exttica admiracin de Newton ante la mano del hombre, admiracin que
le llev a decir: Si yo no tuviera otras pruebas de la existencia de Dios, la mano
es decir, el pulgar oponible que la caracteriza me convencera.
En las palmas de la mano le tengo esculpida, se dice en Isaas. El Seor pone un
signo en las manos de todos los hombres, a fin de que todos en ellas reflejen sus
obras, sin dar lugar a duda, consigna Job en su clebre elega que es el tema
wagneriano de la Justificacin del hombre por su pensamiento y por las obras de su
mano.
Cicatrices en la enca dieron a comprender que el pobre Faran debi haber estado
en manos de dentistas que le operaron... con o sin dolor.
El padre de Tutamhamons, el rey Amenofis, tena una dentadura detestable, y, como
en aquellos tiempos no se conocan dientes postizos, el desdichado rey debi haber
sufrido lo indecible para comer.
Curiosos son los estudios y observaciones que ha hecho Smith en los restos
momificados de los nios.
En el estmago de muchos nios encontr ratoncitos, lo que prueba la efectividad de
los datos histricos, que relatan que aquellos pueblos eran muy supersticiosos y que
crean que las enfermedades eran espritus malignos, que quien coma ratones poda
salvarse, pero que deba usarse esto como ltimo recurso, debiendo tragar los
ratoncitos enteros, con lo que, naturalmente, moran ms pronto los pobres nios
egipcios. Raro es que este remedio del ratoncito no se encuentre en muchas tribus y
pueblos antiguos y en diversas partes del mundo. Con razn dice el arquelogo que
se dedica a estos estudios, que esta supersticin es una de las pocas que se han
conservado por tradicin a travs de seis mil aos.
Si bien haba en Egipto muchas supersticiones, la ciencia de curar haba llegado a
cierta altura. En eso el Oriente tiene mucho parecido con el Per, donde los Incas
hacan trepanaciones perfectas, como se puede ver en las huacas momias peruanas,
que encontramos en todos los museos.
Qu relacin hubo entre Mxico y Egipto? No se puede saber de fijo, pero curioso
es que en uno y otro pas haya pirmides, siendo las de San Juan de Teotihuacan, en
la lnea del ferrocarril de Vera Cruz, tan soberbias como las que sirvieron de tumba a
los faraones de Egipto.
Dos antiguos mdicos que vivieron en aquellos parajes, han dejado seales de sus
actividades; eran al mismo tiempo Astrlogos y conocan los signos de la mano.
La Astrologa y la Quirologa, tan despreciadas a veces, pueden ser, especialmente
esta ltima, de mucha utilidad a la ciencia mdica. No hay una sola enfermedad que
no se seale con alguna lnea, enrejado, cruz o signo en la mano, y todo el mundo
debera estudiarla. (Vase Tratado de Quirologa, del mismo autor).
A pesar de los anunciados adelantos y escritos de la medicina. Cabot, de la
Universidad de Havard, comprueba que las autopsias practicadas en los cadveres
de individuos diagnosticados antes del fallecimiento, han demostrado que el
diagnstico fue verdico solamente en un cincuenta por ciento.
Es decir, que la mitad de la gente se muere sin saber de qu.
Muchas enfermedades tienen remedio si se acierta con tiempo el diagnstico; pero,
pobre de aquel al cual le dan remedio para una enfermedad y resulta que lo que
tiene es otra distinta! Aun hay muchos rganos internos cuya funcin es ignorada por
los mdicos; hay muchas enfermedades difciles de constatar.
La Quirologa es lo nico matemtico para ver a un enfermo lo que tiene; para hacer
un diagnstico, es lo nico seguro.
Pero no solamente esto. La observacin sobre las lneas y signos de la mano, ha
demostrado que por este medio se puede pronosticar el porvenir. La Quirologa nos
puede, pues, poner sobre aviso de lo que nos pueda ocurrir.
La casualidad no existe para el Rosa-Cruz, todo efecto proviene de una causa, y la
causa de todo lo que acontece a nuestro cuerpo queda sealada en la mano.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
V
Pero volvamos a casa de la madrastra del joven Reiman.
El reloj dio cuatro campanadas y para apreciar con mas exactitud la hora, dirigi una
mirada desasosegada a la esfera. Eran las cuatro y su hijo no se encontraba an en
casa, a pesar de que la clase acababa a las doce.
Su esposo, que como ya saben nuestros lectores era el propietario de una fabrica de
tejidos, la miraba con algo de indiferencia. Tena l ocupaciones serias que su esposa
no poda comprender. El seor Reiman haba sido en sus segundas nupcias un tanto
desgraciado, pues su esposa no era una de esas mujeres con las que pueden
compartirse penas y alegras. No era ella madre de Bernardo. Sin embargo, y como
quiera que haba sido la nica madre que ste conociera, habale tomado cario hasta
el extremo de que nada haba tan penoso para ella como recordar que no era madre,
sino madrastra del joven. Hoy se encontraba ms intranquila que de costumbre. El
proceder de Bernardo era tan desusado que a ella le pareca inaudito. No poda en
modo alguno comprender lo que pasaba por el joven Bernardo.
Por fin no pudo por menos de dirigirse a su esposo un tanto indignada:
No s qu inters tendr Bernardo en pasar horas enteras en casa de Elsa. Ahora
que est en vsperas de terminar sus exmenes y que debera intensificar sus
estudios... Pero es natural. Como t le dejas que haga cuanto quiere, sin reprenderle.
No tienes carcter para dirigirle.
como su marido callara, ella continu:
Cuando das pasados se qued en Hamburgo, no se te ocurri decirle nada. Si yo
no le escribo instndole a venir inmediatamente, Dios sabe el tiempo que le
hubisemos estado esperando. Quiz an estara all. Poco tiene l ni t tampoco en
cuenta, que cuando se quiere ser algo de provecho en el mundo, se han de concentrar
los esfuerzos. Mucho ms cuando se trata de una carrera como la suya, si es que no
ha de ser una mediocridad.
El seor Reiman segua escuchando con paciencia, mientras ella segua el curso de
sus propios pensamientos.
No hubiera sido mejor que se hubiese dedicado a la medicina en general? Tan
solo con el ansia de curar a Elsa, se ha empeado en dedicarse a los ojos; y luego,
para qu? Acaso puede tener cura un ciego de nacimiento?
Al llegar a este punto Reiman no se pudo contener y exclam:
Deja que las cosas sigan su curso natural, que la vida no la podemos sujetar a
nuestro capricho. Deja que el muchacho obre, que quiz no va tan mal guiado como t
te figuras.
Estas palabras que fueron acabadas con una sonrisa, un si es no es irnica,
exasperaron algo a la seora Reiman.
Ya s que t no hars otra cosa que rerte cuando con razones trato de indicarte el
peligro que corre tu hijo. Todo lo que l hace te parece bien, cuando te estara mucho
mejor prohibirle sus idas y venidas a casa de esos pobretones de Kersen.
Qu quieres decir con eso de pobretones de Kersen? A quien te refieres?
A quin me he de referir, sino a esa despreciable seora Rasmussen, viuda de
Kersen?
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Volv la cabeza atrado por un extrao crepitar y vi que el roble bajo el cual nos
guarecimos, haba sido abatido por una exhalacin.
Le debes, pues, la vida. No es as?
As es, en cierto modo.
Y seguramente que tu pintora ciega ha hecho algn cuadro con esas escenas, no?
Pura pose de comedianta.
No te burles, ama, de estas cosas; creme que son serias en verdad.
Pues qu! No aseguras que ha demostrado su talento para la pintura?
Puedo asegurarte que as es en verdad volvi a decir Bernardo. Hace unas
semanas tuve de ello una prueba muy curiosa: Estbamos sentados en el jardn, una
tarde, al oscurecer. Ella tena sobre su regazo un manojo de rosas. Tom una de ellas
y e dijo: No es cierto que sta es roja? Y en efecto as era. Lleno de curiosidad, le
pregunt: En qu puedes diferenciar las rosas rojas de las blancas? Y ella me
contest: En que las blancas exhalan un aroma distinto del de las rojas. Despus
un poco pensativa me dijo: Quisiera que me expliques qu son las rosas, adems del
aroma que yo siento. Entonces yo le expliqu su crecimiento, forma y disposicin de
sus hojas. Puse entonces algunos de los ptalos que se haban deshojado, en su mano,
y ella con honda satisfaccin me dijo: Ahora ya s como son las rosas. Dame papel y
lpiz y vers cmo te pinto una. Yo puse mi cuaderno de notas sobre la mesita del
jardn, y coloqu asimismo mi lpiz en su mano. Apoderse entones de ella un estado
de nerviosidad extraordinario. Pas varias veces la mano por su frente y, despacio al
principio, luego rpidamente, fue trazando sobre el papel hasta dejar en l
magistralmente dibujada una rosa con su tallo y hojas. Yo contempl admirado el
dibujo, que un artista no hubiera mejorado; y ella me dijo que crea que las rosas eran
as, pues as las vea con su vista interna.
Pero esto suena a charlatanismo objet su madrastra.
Bernardo repuso:
Es verdad que suena a charlatanismo de las pitonisas, y todos conocen el
significado de ciencias exactas, que equivale a Universidad, a matemticas. Dos
campos opuesto y, sin embargo, cercados por los ltimos inventos.
Las ciencias ocultas hablaban de telepata, es decir, de ciertas facultades medicales
de ciertos sujetos de hacer transmitir sus pensamientos, sus palabras, al travs del
espacio, y las ciencias exactas hicieron surgir ltimamente la radiotelefona en que
tambin se transmiten las palabras al travs de grandes distancias; solo que esta
ltima, en vez de tener medium, tiene antenas de alambre.
Ahora un gran sabio ha descubierto que el hombre mismo es una antena; y por eso,
digo, las dos ciencias se han unido, completado, y entonces lo que se ve es que no hay
ciencias exactas ni ocultas, que la ciencia ha de ser una siempre, o lo que es lo
mismo, ciencia a secas y exacta, porque si no es exacta, no es ciencia, sencillamente.
Lo que nos ensea, s, es que no debemos rechazar nada como superchera, por el
simple hecho de no comprender una cosa, sino que debemos estudiarlo todo,
reservndonos lo bueno y lo til, y dejando lo dems aparte.
Vamos al grano: Un eminente fsico alemn ha descubierto un aparato para enviar
radiotelefonemas que son recibidos por los oyentes, sin antenas, solo poniendo un
corto alambrito entre el aparato y el hombro; si dos o ms se toman de la mano,
aumenta la fuerza de la voz que se escucha.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Pero, qu ser lo que sirva de antenas en el hombre? Pues muy sencillo: el hierro
contenido en los glbulos de su sangre y en todas partes de su organismo en estado
coloidal. Este hierro, que por sus radiaciones y permanentes emanaciones forma una
red dentro y alrededor del cuerpo humano, ha de ser ms sensible que todos los
alambres que compongan las antenas colocadas sobre las casas; lo nico que se
requiere es un emisor especial, que ya tenemos.
Si se piensa que se han hecho ya experiencias de mandar vistas cinematogrficas por
va inalmbrica, bastar maana inventar un aparato para ponerlas ante nuestros
ojos: y entonces tenemos la explicacin de las apariciones de las cuales tambin nos
hemos redo.
En lugar de rernos de las ciencias llamadas ocultas, deberemos quitarnos el
sombrero, si todo se va realizando con la telepata. y nos podremos hacer esta
pregunta: Qu vern nuestros hijos, de aqu a unos cuarenta aos, si las cosas van
como van?
Al morir nosotros, el hierro que reside en nuestro cuerpo no se va; quizs se
transforme algo, pero luego, al corromperse los tejidos y la sangre difundida por la
tierra, va a servir otra vez de alimento a una planta para formar el clorofil que
nosotros comamos. Vindose, pues, que los mismos elementos que nos forman hoy,
nos vuelven a formar maana, entonces tenemos la explicacin cientfica de la
reencarnacin.
Comprendes ahora la explicacin de la pintura de las rosas, mam? continu
Bernardo. La imagen de la flor se graba directamente en las celdillas cerebrales,
sin necesidad de los ojos.
S; es verdad lo que dices. No deja de ser curioso dijo la seora Reiman con
admiracin.
Bernardo, lleno de optimismo, continu:
Ves ahora, mam, por que quiero salvarla de esa eterna noche que la rodea, y
que la priva de ver directamente las formas de la naturaleza y gozarse en su
hermosura? Dara una parte de mi vida, por que ella alcanzara la luz de sus ojos.
Ahora tengo una nueva esperanza desde que he conocido a su to.
Pero, hijo mo dijo la madrastra, cmo puedes t, mdico prximo al
doctorado, esperar nada de un lego en la materia?
Y, con voz ms dulce, agreg:
T no debes proponerte imposibles, ni lanzarte seriamente a empresas tan
quimricas. No, no debes seguir por ese camino, que de seguro te llevara a la
prdida de tu salud. Ten en cuenta, Bernardo, que tu salud y tu vida son sobre todo y
ante todo.
De muy poco me servira la salud, y aun la vida, sin un objeto que la justificase. Es
preciso que le devuelva a Elsa la vista.
Ella le mir sin comprenderle, pues para ella era aquella una empresa irrealizable.
Si sigues ese camino, te va a pasar como a uno de tus abuelos, que queriendo
imitar a Leonardo de Vinci, se propuso hacer un dirigible y perdi toda su fortuna en
la empresa.
Ten en cuenta, que si bien l perdi su fortuna, como dices; no obstante, Zeppelin
resolvi el problema.
Adems, yo no admito la palabra imposible y estoy seguro de que por un medio o por
otro salvar a Elsa.
La seora Reiman qued un momento pensativa contemplando a su hijastro.
No veo, sin embargo, el motivo de que hayas de ser t dijo al cabo de un rato
el que haya de sanar a esa muchacha de la ceguera.
Aunque no fuera ms que por compasin, ya habra bastante razn para ello.
Pues sea el motivo que quiera el que te lleva a ello, ten en cuenta que nunca
contars con mi simpata para tal asunto.
Y al decir esto, su rostro volvi a tomar un aspecto de dureza, que manifest de
nuevo la mala voluntad que en vano trataba de reprimir. Varias veces haba tomado
en sus manos el retrato de Elsa y varias veces lo haba vuelto a poner sobre la mesa
con el mismo adems de odio.
Ni ella ni el joven podan ya continuar la conversacin, que se haba hecho por dems
difcil. Por lo tanto, despus de decir estas palabras, sali ella de la habitacin,
mientras l tomaba uno de sus libros de estudio, tanto por olvidar aquella escena,
como porque aquella noche tena que ir a casa del profesor Mertin y deba estudiar
una leccin.
Veamos ahora lo que pasa, mientras tanto, con la rival de la seora Reiman, o sea, la
hermana de Rasmussen.
VI
La viuda de Kersen trabajaba en el jardincito de detrs de su casa.
El edificio en que vivan no era de su propiedad. Perteneca al mismo propietario de
la casa Reiman. Por lo menos, as pareca, pues la casa se hallaba hipotecada por
unos treinta mil marcos, que era aproximadamente la mitad de su valor.
La seora Kersen, para poder vivir, se haba visto obligada a subarrendar parte de
su casa; y con esto y un pequeo capital que heredara de sus padres, viva
honestamente.
Desde la llegada de su hermano el Cnsul Rasmussen, haba procurado ella poner
ms orden en su casita. l, como ya dijimos, no se haba alojado en casa de su
hermana, sino en un hotel de la ciudad; pero no haba dejado de ir a verla todos los
das. Solo los dos o tres ltimos, no haba ido por casa de su hermana.
La seora Kersen se haba puesto un sombrero de alas anchas mientras trabajaba,
para defenderse de los rayos solares, algo fuertes por la estacin. Haba estado
ocupndose en limpiar los rboles, de orugas, y quera despus hacer un ramo de
flores para adornar su casa.
Su pensamiento la hizo recordar, mientras contemplaba las flores, la felicidad de
otros das pasados y la apart un momento de aquel lugar, cuando una suave voz que
dejaba adivinar la juventud y la bondad, la hizo volver a la realidad.
Madre, madrecita, dnde ests?
La seora Kersen se sobresalt un tanto y volvindose en la direccin de que parta
la voz, contest:
Ya voy, hijita; aqu estoy.
Y mientras as hablaba se encamin al encuentro de su hija a mitad del camino.
El semblante de Elsa resplandeca de alegra.
Mam, he tenido una leccin encantadora. Bernardo me ha descrito algo de
Espaa, las montaas de Catalua, con tan vivos colores, que me pareca verlas;
sobre todo, Montserrat, con sus formas fantsticas que parece hayan sido modeladas
por gigantes milenarios. Me han pintado tambin la ciudad de Barcelona con sus
alrededores llenos de elegantes residencias y muy especialmente el Tibidabo.
Bernardo tiene un talento para contarme todas estas cosas, que realmente hace que
las vea.
Pero, hija ma, si Bernardo no ha salido jams de Alemania...
S, es verdad; pero Bernardo ha tenido, segn me cuenta, largas conversaciones
con mi to, sobre esta Montaa, hasta que le ha propuesto un viaje a Catalua.
Esta Montaa de Montserrat es la que aparece en la pera de Parsifal, de Wagner,
cuya partitura toco con ms entusiasmo, desde que Bernardo me ha relatado la
importancia de aquel Monte en la pera. Adems, tiene un ntimo amigo de aquel
pas que se lo ha descripto con todo el ardimiento de que es capaz un meridional y con
el cario de un patriota. T ya sabes la imaginacin que tiene Bernardo y lo bien que
se le quedan impresos todos los detalles. No te puedes figurar lo feliz que me hace
Bernardo cuando me cuenta todas estas cosas. Lstima que Bernardo no pueda
estar aqu esta noche con mi to! Somos tan felices cuando estamos todos reunidos!
No debes, querida ma, distraer tanto tiempo a Bernardo; ya sabes que se prepara
para su examen.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Esta reconvencin dulce, la hizo la madre con amargura; ella tambin tema un
corazn que lo comprenda todo...
Las atenciones para el hermano, haban distrado un tanto a la seora de Kersen, en
las ltimas semanas.
El Rosa-Cruz haba recibido muchas invitaciones, ya de sociedades cientficas, ya de
casas de particulares.
VII
La elegante residencia del profesor Dr. Johanes Mertin, estaba profusamente
iluminada. En el saln de fumar estaban sentados algunos ilustres profesores de
diferentes facultades y entre ellos haba animadsimo cambio de opiniones, notndose
la natural impaciencia con que era aguardada la llegada del Cnsul Rasmussen, de
quien el colega Mertin haba narrado cosas tan raras, tan sumamente admirables e
interesantes.
La hija nica del profesor enviudado, junto con la dama de compaa, que era ya
entrada en aos, revis una vez ms la mesa, orden a la criada algunas frutas, pas
la servilleta por encima de una copa que no le pareci suficientemente limpia, dio a
los floreros colocacin adecuada, y una vez todo en su lugar, se fue de un cuarto a
otro, detenindose ante un antiguo espejo sumamente valioso, que reflej su fresca y
juvenil figura en toda su radiante belleza.
Con ntima satisfaccin mirse en sus grandes ojos castaos, que circundados por
unas pestaas grandes y oscuras tenan... algo que atraa. humedecise el dedo
corazn con la lengua y lo pas varias veces por sobre sus cejas. Su graciossima
nariz algo chatita y los pcaros hoyuelos de la barbilla y mejillas, descubrieron su
veleidoso carcter. No se poda imaginar cuadro ms bello que esta fresca flor
humana, encarnada en jovencita tan graciosa. El ligero vestido de baile, amarillo
dorado, ricamente guarnecido con valiosos encajes sostenidos por un cinturn de
seda, con rosas encarnadas, haca resaltar deliciosamente su interesante hermosura.
de pronto ech la cabeza osadamente hacia atrs y riendo burlonamente dijo:
As ya le gustar.
A quin? Al mago Rasmussen, quizs? pregunt un joven que la observaba
desde la puerta.
Vaya, Juan! repuso sobrecogida Elfrida; y, contrariada, rpidamente quiso
escaparse de su primo Juan de Reichenau. Pero ste le cerr el paso.
Ah, ya! Esto quisieras! Pero primero hay que dar contestacin, hijita
hostigndola riendo el joven. Vamos a ver, pues a quin quieres gustar? Al
viejo seor Rasmussen no ha de ser seguramente. Dime, pues: quin es el
afortunado a quien quieres cautivar?
Vamos, a ti seguramente que no repsole ella aun algo enojada.
Bien; esto ya lo s desde hace mucho tiempo, y no tenas necesidad de decrmelo
siquiera. Pero quin es el falso? O, ms bien dicho, el infeliz a quien quieres
gustar? Ya puedes decrmelo.
Esto a ti no te importa.
Pues entonces, no me lo digas, diablillo. A m, despus de todo me es
completamente igual. Por mi parte, hasta puedes querer gustar al mago, pues ste
puede rejuvenecerse, como Fausto, y entonces t sers Margarita.
Pero, sabes...? continu, despus de una breve pausa, en que la estuvo
contemplando con ojos ardientes. No dejas de ser una linda prima. No hay que
darle vueltas. Linda, para comerte. Aun el ms envidioso tendra que confesarlo.
No me detengas, Juan. Djame el paso libre, tengo que hacer insisti ella.
Pronto! Quiero pasar!
Le dio un suave empujn, pero Juan no se movi. Solt una alegre carcajada y por de
pronto aun no la dej pasar.
Entonces enfurecise Elfrida nuevamente:
Te vuelves insoportable, Juan.
Vamos, si me vuelvo es que aun no lo soy. Gracias a Dios repuso l osadamente.
Pero, Juan, no oyes que quiero pasar? repiti ella, enojada.
As, as est bien. As me gustas, Elfridita. Ahora vete.
Juan se retir a un lado. Llena de indignacin por su comportamiento, ella no se
dign dirigirle una mirada ms, y quiso salir del cuarto. Pero, de repente, se de tuvo,
pensativa; volvise hacia su primo, y le pregunt, breve, con una entonacin
forzadamente amable:
T, dime: conoces a Bernardo Reiman?
Ya! Ya di en el clavo! Es cierto que quieres gustar a Bernardo?
luego levant el dedo hasta la frente y repiti dos veces reflexivo:
Reiman? Bernardo Reiman?
Ah, ya! Justo. S le conozco. Dicen que es un verdadero ratn de biblioteca. l es
tambin quien mejor conoce a este seor Rasmussen. Ahora comprendo. Por eso
viene esta noche aqu.
S...? pregunt ella reflexionando.
pero luego, como si quisiera dar otro giro a la conversacin, pregunt l:
Quin viene adems esta noche?
No lo s, Juan. La seora Grnfeld, nuestra nueva ama de llaves, me dijo que hoy
vendran ms visitas que de costumbre.
En este momento se abri la puerta entr el profesor Juan Mertin con otros seores.
Los dos jvenes se callaron en el acto y se volvieron.
Pap, eres t exclam Elfrida; y radiante de alegra corri presurosa hacia l,
abrazndolo e imprimiendo un beso en su mejilla, sin poner atencin en los seores
que con l haban llegado. A cada uno de stos, parecile como si un alegre pajarillo
volase en medio de su corazn. Tanto se alegraron de la natural desenvoltura de la
joven, que, sin poder retener su alegra, estallaron en ruidosa risa.
Esto s que lo acepto; ser sorprendido por una hijita tan encantadora dijo,
sonriendo complacido, el viejo soltern, profesor Mahlzahn, y fiscalizando a travs de
sus gafas de oro.
Colega, tuya es la culpa si ahora tienes que que darte mirando cuando se besa
brome su amigo, el consejero Schilling. Si te hubieses casado, habra quizs seis
hijos, posiblemente hasta nietos, que se te echaran uno tras uno al cuello, y besaran
tu calva.
Todos se miraron unos a otros. El profesor Mahlzahn, apenado, murmur algo entre
dientes, y ya quera contestar con una rplica; cuando la seora Grnfeld anunci la
llegada del seor Rasmussen.
Todos se miraron unos a otros. el profesor Mertin dijo:
Ah, ya est all!
Abri la puerta que daba al saln, y suplic a los seores que pasaran. En el mismo
momento entr Rasmussen por la puerta principal, acompaado de Bernardo
Reiman.
VIII
La guerra europea requiri los servicios de muchos mdicos, y se les dieron a los
galenos muchas facilidades para sus exmenes. Posteriormente, tuvieron ocasin de
aprovechar las experiencias de la campaa, y al final de la lucha hubo un nmero
crecido de buenos cirujanos.
Parece que estas mismas facilidades para la carrera de la medicina, indujeron a
muchos jvenes a no cursar esta ciencia, por temor a no encontrar una labor
remuneradora despus; ya que se crea que muchos jvenes iran a estudiar
medicina.
En Alemania y en Espaa, creo que hay mdicos de sobra; no as en los Estados
Unidos, donde reina actualmente una gran escasez de hombres que se dediquen al
arte de curar.
Las facultades de Medicina de la Repblica del Norte, eran antes ms numerosas,
pues hace veinte aos se contaba con 159 colegios, habiendo cerrado sus puertas 77
de ellos, en los ltimos aos.
La estadstica da cuenta de que en los Estados del Sur y del Oeste, los mdicos en
general son de edad avanzada y que al morir no tienen quien los remplace.
En Filadelfia hay por cada seiscientos habitantes un mdico, en Pitsburgo uno por
quinientos, pero en el Estado de Pensilvania a razn de uno por mil.
La falta de mdicos en el Estado de Nueva Hampshire es una verdadera calamidad,
pues ese Estado cuenta con 236 ciudades, de las cuales 110 estn sin mdico alguno.
No debemos olvidar que en los Estados Unidos hay una libertad sin lmite para el
ejercicio de la medicina; no es necesario all que tengan ttulo, si es que no se
dedican a la alopata. Los homepatas no ne cesitan examinarse siquiera; basta
comprarse un botiqun, y adelante.
Hay miles y miles de healers, una especie de curanderos, que curan con oraciones
religiosas. Son ellos miembros de la iglesia de la ciencia cristiana, tan popular en la
Repblica del Norte.
Los estudios de medicina eran sumamente sencillos en las Facultades
norteamericanas, y haba Facultades de dudosa reputacin, en las cuales, mediante
paga, se consegua patente de mdico. Pues con todo esto, la escasez de galenos es
enorme en los pue blos sealados, y ofrece un brillante porvenir a los mdicos
extranjeros.
En muchas ciudades del Centro, los habitantes cotizan una suma mensual para
ofrecer un sueldo especial a los mdicos que se deciden a establecerse, remuneracin
que no baja de ciento cincuenta dlares mensuales, cantidad ms que suficiente para
vivir una familia.
Pero dejemos todo esto aparte.
Mucho celebro, seor Cnsul, poderle saludar esta noche en mi casa y lo
considero como un especial honor. Mi discpulo, el seor Reiman, nos ha contado
muchas cosas de usted y de su pas.
Est lleno de entusiasmo por Mxico; ya est hablando de emigrar y nos quiere
llevar a todos.
Rasmussen haba escuchado con sonrisa satisfactoria y con inclinacin de cabeza el
saludo efusivo del profesor y contestle jocosamente:
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
contra el pobre expatriado, que por cario sincero a Madero o a Carranza, lleva
cadena perpetua y come el amargo pan del destierro.
Cuando se trata de perseguir a un llamado contrario, solo se hacen alcaldadas. Las
leyes no se respetan.
En todas partes, cuando una persona, renunciando a su personal nacionalidad,
obtiene su carta de ciudadana firmada por el propio presidente de Repblica y
refrendada por el Ministro de Relaciones, esta persona adquiere los derechos
inviolables de la ciudadana, como hijo del pas mismo.
All no es as. Como en las monarquas ms dictatoriales, como antes en Rusia o
Turqua, el emperador puede dar una orden; un case; en Mxico, el Presidente,
cuando se le antoja o le viene en gana, lanza una orden o un decreto, diciendo: A
fulano de Tal, ya no lo considero como mexicano, ordeno a los Consulados o
Legaciones le retiren su documentacin. Es verdad que muchos empleados
consulares, por no perder las prebendas, se prestan a las cosas ms ignominias.
Mxico es la tierra ms rica y hermosa, y el mexicano en general un hombre
caballeresco y noble. Lo malo es que ha tenido y tiene polticos tan apasionados y
faltos de patriotismo.
Al triunfo del presidente Carranza, los leaders del partido socialista organizaban
mitines, donde se daba de latigazos a la burguesa y al capital. No era posible para el
socialista que unos privilegiados tuvieran haciendas, palacios y dinero y el resto
trabajasen. Cada uno de los partidarios de Marx se consideraba un Tolstoy, lleno de
ideales. Ver en aquella poca a un hombre bien vestido, con cuello y con una sortija,
haca el mismo efecto como al toro el pao colorado. Todos se trataban de hermanos;
el lema era: Libertad, Igualdad, Fraternidad; el club de los aristcratas, la casa de los
azulejos, se transform en talleres y todo el mundo predicaba el establecimiento de la
pequea propiedad, se haca guerra contra el latifundista.
Pasaron cinco o seis aos, y se logr efectivamente quitar el dinero a los ricos, que
hasta entonces lo haban sido; se les quitaron sus casas y sus haciendas a aquellos
antiguos agricultores que conocan su tierra. Pero no por eso se acabaron los
hacendados, ni los ricos, ni los privilegiados. Lo que pas, es que ahora lo eran los
leaders socialistas, los magnates, los que haban acaparado el dinero, y sin saber
muchas veces de agricultura, se haban posesionado de las haciendas. Sera curioso
tomar un lpiz y sacar la cuenta a los polticos de ah, a ciertos generales que hace
diez aos no tenas una peseta, ni un palmo de terreno que llamar suyo, y hoy da sus
dominios se pueden comparar con provincias europeas: Viven en palacios, ya
orgullosos pasan por las Avenidas en autos, adornados con brillantes inmensos y
para sus adentros, se mofan del pueblo imbcil. Uno con otro se ayudaron
mutuamente, y si maana viene otra revolucin, es probable que vuelva a suceder lo
mismo. No tiene remedio aquello. Ya stas son cosas que las tienen en la sangre.
Mientras no tienen nada, son comunistas y quieren repartirlo todo por igual, y tan
pronto han robado lo suficiente, y tienen algo que conservar, se vuelven
conservadores.
S que esto pasa en todas partes; pero en ninguna con tanto cinismo como en
Mxico. All basta muchas veces tener una mujer bonita o una casa bien puesta, que
otro codicia, para que se mande fusilar al dueo; y as la transmisin del dominio no
falla: es una cosa segura.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
IX
Aqu crey el profesor Mertin haber hallado nuevamente un punto de enlazamiento.
Estaba decidido a no dejarse arrancar ms el hilo del discurso, para tratar, por fin, de
las fuerzas secretas de Rasmussen. sin guardar miramientos de ninguna clase,
mezclse en la conversacin:
Ya que est hablando de la India, seor Cnsul, este es un pas igualmente
misterioso. He ledo de los fakires, que se dejan enterrar vivos y hacen brotar
rboles de la tierra por arte mgica. De seguro que usted tambin lo considera como
embuste?
No lo quisiera afirmar, seor profesor. Los indios mexicanos, especialmente los de
Yucatn, disponen tambin de fuerzas mgicas, de las que aqu en Europa aun nada
sabemos.
Esto es supersticin objet aqu el cura Bromm, es cuento para nios
pequeos.
La teologa nos ensea a detestar todo esto, por ser cuestin de espiritismo, de
aceptar espritus buenos y malos.
No creo yo tanto as respondi Rasmussen, y continu:
Que el mal espritu pueda influir en el estado patolgico, est fuera de duda. Es
preciso negar la verdad evanglica y las afirmaciones de los telogos ms eminentes,
para decir lo contrario. Por no hacerme difuso, recordar solamente el hecho que nos
cuenta San Mateo, de un joven que fue presentado por su padre a los apstoles; el
cual joven caa con frecuencia en el fuego y en el agua, a consecuencia de sufrir
ataques epilpticos, producidos por un mal espritu que le invada. Los apstoles,
segn relata el citado Evangelio, no pudieron arrojar del cuerpo del paciente este
maligno espritu, hasta que vino Jess, y con voz imperativa le mand saliera del
cuerpo de aquel mancebo, el que inmediatamente qued sano. Se ve, pues, que el
causante de la enfermedad del joven mencionado, era el espritu malo. Como ste, se
pueden citar otros casos, del Evangelio, que no ofrecen la menor duda. El cmo o
manera el mal espritu influye en las enfermedades, no o veo claro. Podra ser que el
mal espritu introdujese en un cuerpo, fluidos viciosos, que pervirtieran su armona, o
conmoviese en l malos humores?
Si el diablo tiene poder para concitar y mover las nubes y causar un trastorno
atmosfrico, cmo se lee en el Ritual de la Iglesia Romana, por qu no podr inducir
fluidos perversos en un cuerpo y hacerle enfermar? Yo creo que s, y no veo razn en
contra. Yo he presenciado el ejemplo de una enferma que aos pasados, fue
exorcizada con el permiso del Obispo, y que se halla repleta de un fluido viciosos, que
le ocasiona un malestar continuo, convulsiones fuertes, gastritis, insomnio y una gran
postracin, tanto que con dificultad pueda tomar la leche y no s en realidad como
este cuerpo tan acribillado puede vivir, pues apenas toma alimento, y no duerme en
tres aos una hora seguida.
Esta enferma es natural de aqu, y atribuye su mal a un individuo que, por su
explicacin, hace trabajos en sentido de mgica negra, el cual individuo, si as fuese,
merecera un serio correctivo.
Yo slo s que, cuando el padre de la enferma viva, alguna vez amenaz al tal
individuo, y a las 24 horas cesaban los ataques de la enferma, y sta pasaba bien una
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
de ciencia: una ciencia exacta, y una ciencia oculta. O bien, una cosa es ciencia, y en
tal caso es exacta; o no lo es, y entonces tampoco es ciencia.
En cierto sentido, tiene usted razn, seor profesor. Las ms de las veces,
nosotros los hombres, solo disputamos por palabras y conceptos. Para m, la ciencia
oculta significa lo inexplorado, lo que aun est oculto a la generalidad y a los
representantes de las universidades, pero que ya se cultiva en escuelas reservadas y
en sitios secretos.
El investigador comn, suele acrecentar la luz de la ciencia general, pero esta luz no
siempre atraviesa tambin las tinieblas de lo inexplorado. Cuanto ms se extiende la
luz, tanto mayor va siendo el crculo de la oscuridad bordeada. Los hechos
constituyen el esqueleto de la ciencia. La especulacin es el espritu absolutamente.
Los hechos pueden engaar tambin. Usted como mdico tendr que convenir en ello.
En la ciencia de usted reina un verdadero caos de empirismo, pues una corriente
continua de mtodos y remedios se empujan entre s, apareciendo cada mes, por lo
menos, una cosa nueva a la que se atribuye un efecto colosal, para que sea sustituida
luego, bien silenciosamente, por otro remedio nuevo, destinado a su vez a sufrir la
misma suerte. Es, en realidad, ciencia, mi estimado profesor, su medicina interna?
Yo exijo de una ciencia, que est basada en un progreso y concordancia constantes,
como ocurre casi siempre en la fsica, en las matemticas. La medicina de hoy, lo
mismo que la de ayer, esta directamente, de un modo manifiesto, embrollada en la
aplicacin de sus medios, tal como si solo se hubiera hecho para un Moliere y sus
caricaturas.
Ah! Usted parece estar muy prevenido contra nuestra medicina, seor cnsul!
El consejero Schilling, hacia ya sobrado tiempo que no poda aguardar el momento en
que pudiera decir algo tambin.
As les sucede a la mayor parte de los naturalistas, magnetpatas, hidrpatas y
homepatas, y como se denominan todos los dems patas existentes.
(Risa general).
ltimamente, existen tambin psicpatas.
Es usted un partidario de ellos? pregunt el cura Bromm al cnsul.
S, seor.
Es que yo considero precisamente al hombre entero, cuerpo y espritu. Por
consiguiente, pertenezco a una escuela que los seores de la medicina aqu aun no
reconocen como justificada. Y fue un Albrecht de Haller quien asent: Naturaleza, ni
grano ni cscara es, pues lo es todo de una vez. Pero como yo veo que lo espiritual
es lo que prevalece, y que abarca tan extremamente mucho, reconozco la necesidad
de dedicar preferente atencin a estas consideraciones espirituales.
Yo an no he encontrado el alma en el cuerpo, a pesar de haber hecho ya la
autopsia de muchos cadveres dijo secamente el profesor Mertin.
En el cadver no encontrar usted alma ninguna, seor profesor, pero en el lecho
del enfermo, all podr usted verla. Piense usted, solamente, lo sublime que es
observar este aspecto: cmo los glbulos blancos accionan en el organismo, acosando
a los seres microscpicos que han penetrado en la sangre, hacindolos inofensivos.
Estas clulas blancas estn construidas de tomos. Y un tomo constituye un mundo
maravilloso en pequeo, que posee inteligencia en s mismo; ya sea que represente
una parte del espritu humano o ya de una piedra. Y la ciencia oculta se dedica
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Aun hoy da, la cantidad de oro que rinden solamente los Estados Unidos, Mxico,
Canad, Australia y Rusia, es de setecientos mil kilos por ao, y para transportar
esa cantidad se necesitaran setenta vagones de ferrocarril.
Supongamos ahora por un momento esta cantidad transportada durante siglos y
siglos e imaginmonos la montaa de oro que representa.
Reunido, pues, todo lo actual y lo anterior, acumulado durante siglos y siglos,
formarase un montn inmenso, asombroso... y, sin embargo, hay escasez de oro!
Deberamos descontar, naturalmente, una cantidad desgastada por la accin del
tiempo; pero, dnde est todo lo dems restante?
Pues, amigos mos, en los stanos de los Bancos. Estos institutos parasitarios
guardan como usureros el meta amarillo, porque saben que mientras ms lo
escondan, mas valor tendr.
Ms fuerte, empero, que sus cajas blindadas es el genio moderno. Ya el cable nos
trajo la noticia de que un qumico alemn convirti el mercurio en oro, mediante una
corriente elctrica especial. Ya la fabricacin sinttica del oro, que hasta ayer era
hipottica, se ha convertido en algo real, cientfico. Solo es cuestin de tiempo, y yo
digo de poco tiempo, para que sea prctico, es decir, que sea barato, pues hoy pasa
con la fabricacin de oro, como con la fabricacin de brillantes, o, mejor, diamantes
sintticos, que aun salen ms caros que los naturales; pero maana...?
Los qumicos de hoy da, si se ren de la piedra filosofal de los alquimistas, son
ignorantes, pues su misma qumica ya resolvi el problema y su ciencia ya dio con la
clave del misterio.
El problema social, que est ntimamente unido al capitalismo, representado por el
oro, se resolver ese da? Yo creo que no. el da en que se derribe este dolo, otros
se levantarn y el destino del hombre ser el dolo mismo, mientras predomine en l
la ambicin, por encima del altruismo y del amor al prjimo...
Venga usted respondi el profesor Mertin, poniendo su mano sobre el hombro
de Rasmussen. La mesa est puesta: vamos all y explquenos usted algo de
alquimia.
Todos volvieron a entrar en la sala y tomaron asiento alrededor de la mesa de t,
elegantemente servida. Enseguida el profesor Mertin tom la palabra:
Bueno, seor Cnsul, cuntenos cmo se hace el oro; pero como Rosa-Cruz, por
magia. Yo quisiera ayudar al gobierno a cubrir las cargas de la guerra.
Rasmussen se sonri, tom un gran sorbo de t y luego se dirigi a todos los
invitados:
Seores: Permitan ustedes que les conteste con un cuento que mi viejo amigo, don
Francisco Hartmann, relataba casi siempre, cuando le preguntaban: Cmo se hace
el oro?
Cuente usted.
Una vez, Francisco Hartmann fue visitado por un discpulo. Maestro le dijo
ste, deme usted la piedra filosofal y el procedimiento para hacer oro. El
maestro le dio un pequeo paquete con unos polvos rojos, indicndole que deba
echarlos en el plomo en ebullicin, que inmediatamente se transformara en oro,
bastando una cantidad mnima de los polvos. Pero haba que echarlos con suma
lentitud, es decir, empleando de tres a cuatro minutos, por lo menos, y con una sola
condicin, sine qua non, que, durante la experiencia, no deba pensarse en ningn
burro.
Cmo! exclam el discpulo. Lo dice usted en serio?
S, completamente en serio. Hgalo as.
Bien, as lo har.
El discpulo se march. Lo prob y lo volvi a probar siempre de nuevo; pero nada
logr. Por ms que se esforzara, tena que pensar siempre en el desdichado burro.
por fin se present nuevamente al Maestro, y le reproch:
Usted tiene la culpa de que no pueda hacer oro. Si usted no me hubiese hablado del
burro, no se me hubiera acudido jams pensar en ese animal.
As, pues, seores volvise ahora Rasmussen hacia el profesor Mertin, ah
tiene usted la receta.
El cura Bromm dijo:
Este ha sido un chiste por excelencia.
De ninguna manera, seor reverendo prosigui Rasmussen muy serio. Lo que
les he contado no es ningn chiste, sino la pura verdad. Si el discpulo hubiese tenido
tal poder sobre sus pensamientos, que hubiese podido excluir de su memoria la
indicacin del Maestro, entonces habra tenido el poder de hacer oro. Prueben, por
una vez seores, a permanecer un par de segundos sin pensar en algo y vern
ustedes que no lo pueden hacer. Yo lo puedo y por eso soy capaz de efectuar estos
fenmenos, lo que solo realizo como excepcin y obedeciendo a indicacin superior.
Estas ltimas palabras no dejaron de ejercer una profunda impresin en los
presentes.
Se produjo un silencio general y ya nadie se atrevi a dirigir la palabra a Rasmussen.
El profesor Mertin no dej de dedicar al Rosa-Cruz frases de agradecimiento por la
noche tan entretenida y le pidi perdn por si l o alguno de los otros seores se
hubiesen propasado en algo, quizs, en sus preguntas y respuestas.
Rasmussen y Reiman fueron los primeros que abandonaron la sociedad, mientras
que los dems se quedaron an, para cambiar impresiones sobre tan interesante
noche.
X
Ya en la calle, Bernardo volvi sobre el tema del oro; y entonces Rasmussen ampli sus
explicaciones, diciendo:
El matraz, la gran retorta de la Alquimia, en nuestra tierra. El fuego que arde en la
transmutacin son nuestros sentimientos y pasiones, que hacen hervir constantemente el
metal (nuestra personalidad), para que las escorias se aparten y resulte limpio el oro de
la iniciacin de nuestra individualidad.
El sabio Rutherford ha logrado desintegrar el fsforo, que es el cuerpo con tomo ms
pesado.
Este tomo contiene 31 protones, y el oro que tiene mucho ms, alcanza a 197. Si tuviera
ms, como el radio por ejemplo, podra estallar, bombardear ms manifiestamente.
El tomo del oro se compone de un conjunto de 193 protones y 118 electrones. Despus
sigue el mercurio con 200 protones y 120 electrones.
Sabemos que todas las transmutaciones se obtienen sacando protones del conjunto; y
por eso hizo bien Mierthe en valerse del mercurio para obtener oro, pues quitndole
protones y electrones hasta obtener los que tienen el oro, ese metal tena que resultarle
por fuerza.
Ya el hombre no necesita ir a remover las entraas de la tierra para sacar este metal
amarillo, que ha sido la felicidad para algunos y tambin la desgracia para la mayora de
los que lo han posedo en exceso. El ao pasado, las rotativas de Inglaterra haban
trado la noticia de que un ingls haba logrado hacer oro, pero luego result ser un
charlatn, que al hacer la demostracin haba escamoteado el producto poniendo oro
natural en su lugar.
El mundo estaba, pues, sobre aviso y al leer la noticia en la prensa, pudo creer que se
trataba de un nuevo bluf, ya que el oro es un elemento cuya fabricacin hasta ahora
muchos crean imposible.
Podemos estar sin cuidado; el qumico que ha resuelto el problema, no es un
desconocido; su nombre solo es una garanta de que cuando l lo ha lanzado a la
publicidad, el hecho es real y positivo.
El Consejero del Imperio, Profesor Universitario, doctor Miethe, es una figura conocida
en el mundo entero; es una especie de Edison alemn que ha inventado una serie de
aparatos pticos y hasta la luz de magnesio en su aplicacin actual se debe al genio de
este inventor.
Pocos das antes de estallar la guerra mundial, una expedicin de hombres cientficos del
mundo entero se haba trasladad a Noruega para observar el da 21 de Agosto de 1921
el eclipse solar; en aquel entonces el nombre de Miethe estaba en boca de todos, pues
l presida la Junta de estos sabios.
De manera que, al or el nombre de Miethe, todo el mundo se quita el sombrero, pero los
inventores son dos; adems de Miethe el cable mencion el doctor Stammreich.
Si el primero de los mencionados lleva la experiencia de los aos, pues ha encarnecido
en el laboratorio, Stammreich cuenta apenas veintin aos, l es todo ilusin. Los
catedrticos de Alemania son muy exigentes al escoger sus ayudantes, y, sin embargo,
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Miethe no tuvo empacho alguno de manifestar ante la Junta Universitaria, que este
joven le haba llamado la atencin durante el curs o, por sus atrevidas concepciones.
La qumica conoca, desde antes del descubrimiento de Curie, la descomposicin de las
sustancias radioactivas.
El que lee las obras de Mme. Curie, sabe que el radio se descompone en el espacio de
2000 aos y que la ciencia era impotente tanto para acelerar como para detener este
proceso; el ingls Rutherforth deshizo por medio de una corriente elctrica los tomos
del nitrgeno. Ms all nadie se haba atrevido an; hasta hoy da Miethe ha logrado
descomponer el azogue, obteniendo oro puro y legtimo.
Tericamente este asunto ya estaba resuelto hace mucho tiempo, pues todo estudiante
de Qumica conoce la siguiente frmula: Hg-He-Ae=Au, lo que quiere decir; azogue
menos helium, igual a oro.
Sabemos que el peso atmico del azogue era 201, y que un tomo de oro pesaba 19.
Restaban, pues, cuatro, que era el peso atmico del belium o del hidrgeno. Pero la
prctica era lo difcil, cmo transmutarlo?
Solo al pensar en la transmutacin de metales parece que salan de los sepulcros los
Rosa-Cruz de la Edad media; era despertar de su tumba a un Paracelso, era dar crdito
a lo que se llamaba superchera de Nostradamus y Cagliostro, que bajo el nombre de
Saint-Germain transmutaba el oro en las retortas de la alquimia.
As como muchos fenmenos y hechos realizados por aquella gente medieval han sido
combatidos por una superchera indigna, y sus obras descansaban empolvadas en las
bibliotecas de las Universidades y Conventos, ya hay hombres que sacuden este polvo
de siglos, leen entre lneas y se lanzan a experimentar y seguramente que los sabios
alemanes no podan esquivar tampoco esta ola que ha invadido la ciencia moderna para
escudriar en el pasado.
En muchos inventos dicen que la casualidad facilit a los hombres de ciencia el sendero
de sus grandes descubrimientos. Yo no soy escptico, no creo en la casualidad y soy
partidario de la causalidad, creo en el destino, acepto la intervencin de la mano de un
Todopoderoso que gua a los hombres. pero escuchemos lo que dice el inventor:
El ao pasado un fabricante, el ingeniero Jaenicke, me facilit una lmpara nueva, y
sta, dije, una ms; en la prctica vi que dejaba cierto residuo que, poco a poco, la
inutilizaba.
Llam al inventor de la lmpara para ver como poda subsanar este inconveniente; l
me dijo que desconoca la composicin de este residuo.
Como qumico inmediatamente lo analic y encontr oro! De manera que en esta
lmpara se haba hecho la transmutacin. Mi ayudante y yo inmediatamente nos
pusimos a construir aparatos donde poner el azogue durante 200 horas bajo una
corriente elctrica de 2.000 vatios y as logramos la descomposicin del azogue.
Este es el secreto de la transmutacin del oro, sencillsimo desde el punto de vista
terico; pero debe ser muy complicado y carsimo en la prctica, pues el mismo Miethe
dice que, hoy por hoy, su descubrimiento no tiene aplicacin prctica, no es ms que una
experiencia de laboratorio. Pero yo digo, y maana?, y no quiero decir con este maana
los siglos venideros, yo tengo la seguridad que es slo cuestin de aos, y este problema
ser prcticamente resuelto.
Mientras tanto, los qumicos deben investigar, deben dedicarse a la transmutacin, ste
es su campo del porvenir y nosotros, los que no somos qumicos, tambin transmutemos,
descompongamos en el crisol de nuestra personalidad nuestros vicios y pasiones para
que resalten transmutados en el oro de la virtud y de la caridad; quizs podamos
descubrir como el qumico en su matraz, cosas encerradas en nuestro yo interno.
XI
Sin que lo supiera nadie, la seora Reiman haba tenido una entrevista con la viuda
de Kersen, en que la primera haba ofendido en lo ms ntimo y sagrado a la madre
de Elsa, acusndola a sta, de que solo la guiaba el inters de atrapar a un marido
rico para su hija ciega.
En esta ocasin, el alma pervertida y negra de la una, habra herido hondamente la
blancura inocente de la otra. Pero podemos sospechar lo que pas entre las dos, por
las frases lanzadas por la seora Kersen a Bernardo, pidiendo a ste no volviera a la
casa.
La seora Reiman, que haba llegado a su casa despus de dar una vuelta, pues quiso
que primero se le pasara el enojo ocasionado por la seora Kersen, ordeno esta vez
ella misma el aposento de su esposo, con especial cuidado, ponindole los mejores
bocados, como tambin una fuente con fresas silvestres azucaradas, su fruta
predilecta y, adems, un ramillete de rosas frescas.
Ella se sonri al presentir el triunfo que iba a obtener, gracias a su astucia. Le
constaba que su esposo volvera a caer en el garlito cuando viera la solicitud y el
tierno cuidado de que ella lo rodeaba. El amor del hombre, pens, entra por el
estmago. Esto es universalmente sabido. As pues, por qu iba a ser justamente su
marido una excepcin, l que siempre tena un buen apetito y chasqueaba la lengua
cuando senta olor a buen asado?, calcul ella.
Esta receta es a veces de un efecto sorprendente en naturalezas varoniles.
l tena que llegar de un momento a otro. La hora a que generalmente llegaba a casa,
ella no la saba. En los ltimos tiempos no se haba preocupado de ello, pues ya haca
mucho que el uno pasaba al lado del otro como extrao. Seguramente deba haber
algo extrao entre ellos, que los alejaba.
Sus ojos se vitrificaron mirando fijamente en el vaco, cuando se puso a pensar en
ello.
De pronto presentse a su imaginacin la seora Kersen. Esta haba pregonado a voz
en grito, por decirlo as, que era la elegida de su corazn, y ahora quera cautivar
adems a su hijo.
Qu mujer!
Sus pensamientos no pudieron seguir adelante. la puerta se abri precipitadamente y
frente a ella hallbase su esposo, quien con mirada de asombro la contemplaba de
arriba abajo...
Parece que mi presencia poco te alegra empez la seora Reiman con una
irnica sonrisa.
Efectivamente, estoy admirado...
De repente se interrumpi.
O es que ocurre algo especial? pregunt con brevedad.
Es que, de otra manera, no tienes costumbre de venir a mi cuarto y menos a estas
horas.
Hizo como si no viera el cuidado con que estaba preparada la mesa, y no quiso
dignarse mirar las rosas.
Habla, pues. Qu sucede? insisti l. Aun tengo que escribir algunas cartas.
Por consiguiente, explcate pronto.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
XII
Mientras las condiciones fisiolgicas y psicolgicas difieren, nuestro poder de
percepcin tiene que ser diferente; por eso el msico, el pintor, es un especialista,
desde el punto de vista psicolgico.
El Rosa-Cruz debe refinar sus sentidos y sentimientos y lo consigue solo cultivando
con ahnco los estudios hermticos.
Debe ser soador, idealista, refinadamente artista. El verdadero Rosa-Cruz ser
pintor, msico, poeta, aunque no sepa manejar pinceles, piano o ignorerimar, pero
todava no ser por eso mago, ni lo llevara al extremo necesario, si no domina la
pasin material, mientras no mate su ego animal.
Tenemos, pues, tres categoras de seres: los insensibles, los hipersensibles y el
consiguiente trmino medio; existen an impresionables solo para ciertas cosas, pero
no hay ninguno que no haya sentido la excitacin, el deseo de poseer a una mujer;
hasta los eunucos, los hermafroditas, tienen momentos, aunque pasajeros, en que
desean hacer suya a una muje r.
Ello es necesario, es una condicin biolgica en el hombre; pero ah est el gran
problema, de como aprovecharlo, para bien o mal, para alimentar el animal o cultivar
a Dios, para denigrarse o elevarse, para ir adelante o retroceder.
La potencia sexual es la vida, el poder, la fuerza; vemos a un tsico que apenas puede
levantarse, un reumtico a quien sus dolores no le permiten moverse; hasta ponerlos
en contacto con una mujer, para que recuperen toda su fuerza, toda su agilidad.
Hay seres inferiores, a los cuales se les pueden mutilar los miembros, una pierna por
ejemplo, sin que sientan dolor en el acto sexual.
El esclavo solo puede elevarse a poder mandar, despus de ser libre. Un hombre
esclavizado por sus instintos bajos, por sus pasiones, no podr influir, no dominar a
otros. Solo los hipnotistas natos, que suelen nacer como fenmenos, pueden
influenciar, a pesar de dar rienda suelta a sus vicios; pero el que quiere aprender a
hipnotizar, es decir, a dominar a otros, sin haberse dominado a s mismo, no lograr
su objeto.
Veamos cmo influye la potencia sexual sobre la fuerza mental.
La glndula pineal, rompecabezas de los sabios, esa pequea glndula de nuestro
cerebro, segn los hindes, es una ventana de Brahma, es un acumulador para el
hipnotista y para el mago. Desarrollada esa glndula, hace efectuar a los fakires
aquellos fenmenos tan sorprendentes, de fascinacin de masas.
Esta glndula hallbase muy desarrollada en los Santos que operaban milagros, y las
tienen agrandadas los negociantes que comercian con xito, y tambin los Edison, y
todos los que se adelantan a su poca. Se halla atrofiada en los idiotas, en los
hombres de poca fuerza de voluntad, en fin, en la mayora de los humanos. Es
menester para el ocultista, desarrollar esa glndula, y el secreto lo posee la magia
sexual en cumplir la ley: No fornicars.
Pero tiene sus peligros, y por eso es necesario explicarse, para evitar a los
aspirantes a Rosa-Cruz el cometer errores, y que caigan en los extremos; creo que
es menester abrirles los ojos e indicarles donde pueden hallar algo grande, avisarles
que el refrenar demasiado, acarreara enfermedades nerviosas, muchas veces
incurables.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Naturalmente, no se puede dar la clave lisa y llana, sta debe descubrirla cada cual,
segn su adelanto.
Suceder que este libro, en manos de cualquiera, ser solo novela, una tontera; pero
en poder del llamado, ser una luz, un faro til que dejar leer entre lneas un secreto
enorme, grandioso, sublime.
La mujer ha sido creada para perpetuar la especie; el hombre halla en ella su dicha,
debe ser su compaera, y, como tal, debe desearla, impulsado por el amor; pero
sucede en la mayora de los casos?, es realmente amor o deseo? Ciertamente lo
ltimo es lo frecuente. La mujer despierta ante todo, ansias de poseerla; mientras
esas ansias no se satisfacen, vibra en el hombre lo ms elevado, lo ms grande, lo
ms divino; el amor, una vez satisfecho, generalmente concluye. Se ama al ser
ausente; se ama, de verdad, a la mujer que no se consigue; hasta a la que se pierde,
como al morir, o al abandonarnos. Si, ya poseda la mujer, el verdadero amor se
pierde, y solo se vuelve a recuperar despus de algn tiempo al perderla, en esto
est el misterio del Gnesis. Eva comiendo la manzana, perdi el derecho al paraso.
Ciertamente, el matrimonio es la unin del sexo masculino con el femenino, para
perpetuar la especie; pero es menester que en el matrimonio solo se entregue uno al
otro, en un xtasis de amor inconsciente, pues hasta desear el goce material, para
que el hombre se rebaje al animal, que solo apetece la satisfaccin de apetitos
brutales. Ms; se denigra ms bajo que el animal irracional; pues ste, por leyes
fisiolgicas, tiene cierto tiempo de brama, en que solo guiado por el instinto se une
con su gnero opue sto, y el hombre, que tiene en su voluntad cometer ese acto o no,
es responsable si hace mal uso de l.
La naturaleza jams deja de castigar; por eso vemos matrimonios que antes de
casarse se amaban y aunque dure la ilusin ms o menos tiempo, la reaccin nunca
deja de esperarse; hay todava otros que se soportan por rutina o debilidad, pero no
gozan la verdadera felicidad a que puede aspirar y tiene derecho el ser humano.
Para el acto se necesitan momentos psicolgicos determinados, en que se
experimenta una voluptuosidad suprema, en que ambos sienten delicias indiscutibles;
si en ese momento la pareja hubiese experimentado simultneamente algn deseo, y
ste hubiese tomado forma en el plano astral, habran trado la realizacin de ese
deseo; habran cometido un acto de magia.
Hay un acto de magia sexual, hay cierto connubio que sabe efectuar el mago, para
sus fenmenos, en que puede con su fuerza mental, en este momento preciso, sanar o
matar, enriquecer o arruinar, al que se propone. Para ello hay una clave, un secreto,
que podis buscar, yo tendr buen cuidado de no divulgarlo.
Pero esto no interesa a todos los lectores; es menester haber estudiado algo de
ocultismo. Para el pblico sera ese secreto una arma horrible, con que poda
impunemente cometer crmenes, sin que la justicia humana le alcanzara.
El matrimonio, que debe simbolizar, en el hogar, el cielo en la tierra, se convierte
despus del casamiento y en poco tiempo, en ms o menos infierno. Si al principio
existi la unin espiritual, luego el hombre que esperaba algo superior, lo que no
puede satisfacer, busca a otras mujeres, trata de alcanzar la dicha fuera del hogar,
vienen las comparaciones, y el castillo de naipes, pompas de jabn, se deshacen,
resultando que, generalmente, de una vctima y un victimario, casi siempre el ltimo
es el hombre, pero tambin los hay vctimas. El lazo fluidico de su unin, se deshace
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
este dilema: O cometis el acto, como un acto necesario, como el comer, con un ser al
cual no queris, ni apreciis, y sin mezclar vuestros sentimientos espirituales; o lo
hacis en un xtasis de amor, con el ser a que estis seguros de permanecer unidos
por toda la vida.
En la patria de Scrates, en aquella hermosa Grecia pagana, la hetaira era sagrada,
era elevada al rango de sacerdotisa del amor: ella serva para satisfacer las
necesidades de los Atenienses, sin que stos gastasen sus energas intelectuales. Y,
como tal, la prostitucin es hasta hoy una necesidad social, en lo nico que hacemos
mal es en humillar y escarnecer tanto a esos seres y enaltecer demasiado a ciertas
mujeres casadas. Mal que nos pese, debemos aceptar la definicin de Pablo Robin,
que dice: La principal diferencia entre las mujeres consiste en que, las calificadas de
honradas, trafican al por mayor, y las prostitutas, al menudeo. Estas venden sus
besos por necesidad a todo el mundo, aquellas los suministran a un contratista
vitalicio.
Pretender satisfacer el acto con el ser querido y experimentar goces animales, no es
posible, ms fcil es juntar el aceite con el agua. El mismo espritu lo castiga,
acabando vuestra fuerza de voluntad, trayendo dolores y enfermedades, y as perdis
el paraso prometido.
El Gran Todo, el Alma Csmica, es el gran almacn universal, de ah se reparte todo,
como por reflejo. La vida individual es solo una parte de la vida universal, como el
amor particular es una chispa del gran amor universal.
Con amar a un ser, hacemos vibrar todas las vibraciones del amor universal y siendo
el amor origen, principio, energa impulsadora de todo, los tomos qumicos no son en
su principio ntimo sino compuestos de amor, y al unirse el tomo oxgeno e
hidrgeno en agua, se realiza un maridaje pasional.
El amor, como ya he dicho, es el origen de todo lo que se agita y muere.
Dios es amor y su amor realiz la creacin.
Cuando el hombre se une en el acto secreto a la mujer, es un Dios, pues en este
momento se convierte en creador. Los videntes dicen que en el momento preciso del
amor, del espasmo, ven a los dos seres envueltos en una rfaga de luz, muy brillante;
se envuelven en las fuerzas ms sutiles y potentes que hay en la naturaleza. Si saben
aprovechar el momento, si saben retener esa vibracin, con ella pueden operar, como
el mago para purificarse y conseguir todo. Si no saben respetar esa luz, los
abandonar, para recluirse en las corrientes universales, pero dejando tras de s las
puertas abiertas, por donde se introduce el mal. El amor se convierte en odio, la
ilusin deja lugar a la decepcin.
Como el amor, todas las manifestaciones de la naturaleza tienen en el plano material
sus acumuladores. La mujer joven, generalmente, es un acumulador de lozana, de
salud y belleza, trasmisible como todo a otros. Todo ser es un vampiro, que puede
atraerse esas cualidades para s. Las corrientes fluidas materiales, una vez chocadas,
una vez confundidas entre s, se neutralizan y se repelen; las corrientes espirituales,
por metafsicas, no son alcanzadas por esas leyes fsicas.
Meditad, hombres casados, Habis alcanzado en el matrimonio el xito, la
satisfaccin que esperabais? No os engais, no os hagis ilusiones, no os ofusquis
por la voz de la materia y tengis que decir: Tiene razn y ahora me explico muchas
cosas, que antes no comprenda.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
En el Per, en la India y en Mxico hay brujos, hechiceros, de los cuales los que no
averiguan se ren.
Estas brujas o hechiceras han conocido ciertos secretos por tradicin de sus
antepasados, para hacer mal. Los hay, que hacen muecos de cera y los clavan con
alfileres; yo he conocido casos patentes, en que operaban con xito, pues la mayor
parte emplean la magia sexual, y como primer agente, la sangre, el lquido menstrual
y el semen. Hace aos, en Santiago de Chile, un amante, por vengarse de su ex
querida, operaba en su contra, valindose de ropa usada. Llegu a ver en el hospital
la muerte del mismo, y al dar cuenta a la justicia se rieron del demandante y el asunto
qued sin castigo. Hoy mismo conozco un caso en que un conocido mo, valindose de
sangre adherida a un pao y de una capa que usaba su amante, opera contra ellos.
Cuando vea el resultado publicar mis observaciones, con detalles amplios, por ser
estudios curiossimos, que aunque muchos no creen en brujeras y clasifican estos
hechos en el escalafn de supercheras, en el nimo publico esta que son cosas reales
y que a cada rato nos vemos enfrente de casos inexplicable de enfermedade s, que no
encontramos la causa.
Por de pronto, puedo anticipar que la amante de referencia, se volvi loca irascible.
Cuntas veces vemos hijas que abandonan el hogar con un tenorio de barrio, que no
supieron apreciar el dolor de una madre desilusionada; se enferman o mueren o les
acontece cualquier otra desgracia!
Conoc el caso de un galn que perdi la vista, sin que la ciencia pudiera encontrar la
causa. Se dice: Castigo de Dios!, imaginando que existe un Dios personal, que con
un ltigo en la mano, corrige a sus criaturas. No, querido lector; es la influencia de la
mentalidad de la madre que vibra sobre el traidor, hasta destruirlo. Si aquel se
hubiese unido a su amante en un sentimiento de verdadero amor, las corrientes
mentales de la madre no le alcanzaran, pues el amor puro es una coraza frrea que
todo lo rechaza; pero si slo existi el deseo carnal, no hay excepcin, sern
castigados, tanto l como ella, segn la magnitud de la falta y el poder mental que
pide venganza.
La magia es la exteriorizacin de la fuerza de voluntad. Esta puede servirse como
vehculo del amor o del odio; el primero lo emplea el mago blanco; el ltimo el negro.
Sus alcances dependen de la intensidad, cmo, y el tiempo que sabe vibrar, pero el
resultado es inevitable, forzoso.
Cuntas veces llegan a nuestros consultorios estos enfermos que dicen estar
embrujados, que alguien les ha hecho dao! Los mdicos se ren de estos casos y
para deshacerse del cliente, recetan bromuros, y sin embargo, hay en el fondo una
verdad; estos individuos estn atormentados, heridos y perjudicados por la corriente
mental del que queran impunemente daar en otros tiempos. Es la ley de Karma que
los alcanz; la mano de Dios que supo castigar. Lo que el brujo hace a sabiendas,
ellas se lo proporcionan inconscientemente.
Cuando el Rosa-Cruz ve a mujer bella y hermosa, debe tratar de atraerse esas bellas
cualidades para s, cargarse de fluido bello y sano. No por eso daa a la mujer,
porque su poder acumulador no se agota; mientras ms esparce, ms acumula.
Cuando un viejo decrpito se casa con una muchacha joven, lo vemos de pronto
rejuvenecerse, y a ella languidecer; concluye, se agota. Es que el anciano atrae
demasiado la vitalidad de la cnyuge. Ms tarde se establece cierto equilibrio, hasta
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Cuando vemos a los toros u otros animales oler antes de verificar el acto, es que se
cargan de unas emanaciones vitales que salen de la hembra, que les dan nimo y
potencia sexual.
Sabemos que la perfumera barata, solo inspira repugnancia, sobre todo a las mujeres
del gran mundo. Acontece lo contrario con los perfumes finos, cuya base es el
almizcle, el mbar gris, el cipeto, etctera, y que son de uso ntimo; no tienen otro
objeto, para las mujeres, que provocar al hombre, pues les trae la sensacin genital
por medio del rgano del olfato y estimula esa fuerza misteriosa en que reside el
poder gensico de todo lo creado.
La fisioterapia consigue la curacin de la impotencia de una manera segura, siempre
que no haya ya lesin material del sistema nervioso, ni del rgano sexual.
Malherbe es el inventor de un mtodo curativo, el cual consiste en excitar los puntos
genitales de la nariz.
Conocemos todos la suma de conocimientos del gran fisiologista americano BrownSequard, cuyo sistema de curacin fue tratado de inmortal por espritus timoratos,
que se alejaban de la realidad de la vida, y consiste en excitar el aparato sexual, sin
llegar a consumar el acto, y as trata de tonificar el cerebro.
Este sabio no fue ocultista, pero intuitivamente se acerc a un gran secreto.
Excitar el aparato, para producir semen y no derramarlo, sino obligarlo a que se
asimile, es nutrir el sistema nervioso y prolongar la vida en general. Se puede decir:
El semen se cerebriza, y, excitando el cerebro, ste se seminiza. Pero es menester
saberlo hacer; llevarlo al extremo, es de lo ms peligroso.
As como se hace la transmisin por las ondas hertzianas; as como por la telepata se
pueden comunicar los pensamientos a otros, las manifestaciones de un ser bello y
sano, pasan a otro, falto de estas cualidades. He ah un secreto de cmo podris
llegar a la salud, a la belleza y a los poderes deseados. El deseo refrenado har
transmitir el lquido astral hacia vuestra glndula pineal, y, si repets ese ejercicio por
largo tiempo, os haris hombres-dioses. Si al contrario, gastis impunemente esas
fuerzas en holocausto de la materia, os acercis al animal, falto de voluntad y de
razn.
Al principio, se siente el deseo, la admiracin provoca la pasin, pero poco a poco os
converts en acumuladores inconscientes y tendris salud, poder, belleza, inteligencia.
La Biblia ensea al hombre el camino de todas las conquistas, por ese decreto: No
fornicars.
Me viene un tropel de ideas, reminiscencias de mis estudios sobre magia sexual,
pero no me atrevo a escribirlas, por temor de dar armas a manos que no conocen su
manejo o por no ser comprendido. Entiendo que son ideas demasiado avanzadas, que
no todos son aptos para digerirlas.
Los esposos quedan unidos a sus hijos por toda la vida, bases fluidicas, y por ellas les
trasmiten constantemente su salud, su saber y su voluntad; si gastan sus energas en
placeres inmoderados, no tendrn que transmitirles a los que dieron el ser. Sus hijos
sern tontos y enfermos, por culpa del egosmo de sus padres, que solo deseaban
gozar. Igual pasa con los esposos entre s; gastan y pierden las fuerzas fsicas y
mentales, y, cuando los necesitan para el xito de sus negocios, fracasan. El xito de
nuestras empresas, sean cuales fueren, depende de nuestras fuerzas mentales, y
stas a su vez del desgaste de nuestra potencial genital. De manera que No
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
fornicars quiere decir: Sin abandonar los rganos sexuales, para que no se
atrofien, no abusis de ellos, para no perder el poder material ni mental. No lo hagis
con un ser que no haya sido o no sea siempre de vosotros, porque esas fuerzas son
esencialmente individuales. Si se mezcla el fluido con el de otro, con un antecesor,
recibiris la influencia de todos sus males, es el vehculo donde se transmite su
desgracia, su mala suerte.
El mago al principio de su iniciacin puede querer, pero solo una vez y cultivar ese
amor. Si sabe el secreto ntimo puede cortar las malas vibraciones anteriores y amar
de nuevo sin perjudicarse. Pero son tan raros los que saben ese secreto! Menos los
profanos, para ellos, todo el xito, todo su bienestar depende del cumplimiento de ese
mandamiento: No fornicars, que no exige abstinencia absoluta, pero no permite la
fornicacin material. Para el abusador, para el pasional, no hay poderes posibles.
Nuevas encarnaciones tendrn que purificarlo.
La iniciacin avanzada nos lleva a un estado de sentir todos los goces del amor, sin
contacto. Entonces comienza la verdadera introduccin de la alta magia; entonces nos
elevamos a semidioses.
Al principio basta con una abstinencia de cuarenta das al ao; son los cuarenta das
que Cristo se recluy en la montaa y fue provocado por Satn, que no fue un ser
personal, sino la excitacin de sus sentidos sexuales. En el resto del ao, solo deba
buscarse la satisfaccin por necesidad, los das viernes, pues ese da preside el
planeta Venus, y ste, como nos ensean los astrlogos, preside el amor. En los
dems das hace, ms bien, mayor dao, ese contacto carnal.
El presente problema, desde cualquier punto de vista que se tome, es tan complicado,
tan arduo, que ha sido muy poco estudiado, y menos dado a la publicidad por los
ocultistas. Existe, sin embargo, una sociedad secreta, rama de los Rosa-Cruz: Los
Hermanos Hermticos de Luxor, que reparten entre sus afiliados manuscritos que
contienen grandes secretos y por los cuales se obtienen misteriosos poderes.
Como no es dado divulgar lo que yo he podido saber de estos secretos; por razones
de higiene, y para indicar a los estudiantes del ocultismo un camino de alta
trascendencia, donde deben inquirir, creo no hacer mal dando las primeras ideas para
desarrollarlas poco a poco.
Hoy, solo, meditar! El amor como impulsador del acto material y como fuerza
creatriz de todo lo existente, es la clave del xito, de la vida material e intelectual, es
la llave con la cual el hombre puede entrar al anfiteatro de la ciencia trascendental y
elevarse al plano divino. Queris espiritualizaros? Queris poderes? Queris
salud, belleza, talento...? Escuchad a los iniciados que escribieron en la Biblia: No
fornicars.
XIII
Los das siguientes transcurrieron en indolente monotona. Pareca como si la noche
se hubiese tragado la disputa. Ninguno de ambos esposos volvi a tratar de la
cuestin. Pero la seora Reiman evitaba an ms que antes el encuentro con su
marido. Interiormente estaba enojada por haberse comprometido tanto delante de l.
Ahora, l saba con certeza, que no era enfermedad el aliciente de su conducta, sino
celos y que ella senta odio hacia la Kersen, hacindolo todo para disputar a
Bernardo a la ciega. Entonces sus pensamientos volvieron a dirigirse nuevamente
contra la seora Kersen.
Oh, esta mujer! Ella estaba junto a la ventana torturndose los labios a mordiscos.
Todo estaba girando en caos tenebroso a su alrededor, sofocando irremisiblemente el
renacimiento de pensamientos mejores. De todas maneras, quera influir sobre su
hijo, para que suspendiera todo trato con los Kersen. Pero, cmo?, con qu medios?
Dios mo! Es tan dbil mi voluntad de madre que no pueda hacer ningn uso de
ella? pensaba.
Tambin aqu senta la pared divisoria que se hallaba entre su hijo y ella. El concepto
de madrastra no era, por cierto, ninguna palabra hueca y sin sentido. Ella trataba
de encontrar el puente que pudiera conducirla hacia l. Una risa sardnica reflejse
en su semblante mientras desechaba uno que otro medio para tal objeto. Su
impaciencia incitante la hizo marchar de la ventana. De repente, un pensamiento la
hizo estremecer. Su faz se esclareci. El profesor Mertin, el maestro de su hijo que
tanta influencia tena sobre l. A l se haba de confiar. Ahora en los das antes del
examen, haba llegado el momento oportuno para ello. El ya hallara la manera
conveniente para curarlo de su insensato fanatismo por la ciega, y una vez librado de
estas trabas, se pondra por s mismo al lado de ella y pedira con ella al padre la
denuncia de la hipoteca.
Efectivamente, ste era el nico recurso salvador con el cual saciara su venganza.
Esta tonta, tena que venir irremisiblemente en su busca a pedirle perdn por la
ofensa que le haba hecho. No haba sido increble que la seora Kersen se saliera
corriendo dejndola en medio del cuarto como a una tonta, gritndole an que ella
haba sido la elegida por su esposo. Qu necio haba sido de su parte hacerle
recordar esto nuevamente; cuando deba saber muy bien que la ms fuerte era ella,
pues el dinero confiere al que lo tiene, al mismo tiempo, un cierto poder!
Ech la cabeza hacia atrs y sus ojos brillaron llenos de triunfo. con una mirada a su
reloj cubierta de brillantes, exclam:
An hay tiempo. Si no me equivoco, el profesor recibe a esta hora.
Y, rpidamente decidida, llam a su doncella para que la ayudara a vestirse.
Antes de salir, le encarg que cuando su marido o su hijo preguntaran por ella, les
dijera que haba ido a visitar a su amiga, la seora del consejero Wilckens.
Y enseguida se puso en camino, sonriendo llena de confianza.
Al entrar en la casa del profesor, dio con su hija Elfrida, con la cual se conocan de
vista; y parece que una corriente teleptica se comunic entre ambas mujeres.
Elfrida pens: Esta es la ocasin de influir a la madre para conquistar a su hijo
Bernardo, de quien sabemos estaba enamorada. Y la madre se dijo: Esta es la
mujer que debo elegir como esposa de Bernardo, para poder quitar a la ciega de en
medio.
La conversacin entre ambas mujeres fue un totun revolutum, pero la radio telepata
entre ambos cerebros excitados, haba establecido su comunicacin, y, al levantarse,
la muchacha al llamado del alma de llaves, tanto ella como la madrastra de Bernardo,
crean haberse entendido.
XIV
El semestre de estudios acababa de llegar a su fin a causa de los exmenes que iban
a celebrarse, de manera que el profesor Mertin, que aun daba clases
complementarias a varios de sus discpulos para prepararlos para el examen, estaba
doblemente ocupado. Esta era la poca en que el exceso de labor excitante y el poco
descanso nocturno, lo tenan muy fatigado y de mal humor. Estaba justamente en su
hora de consulta.
La seora Reiman era la ltima. Reflexionaba si deba fingir alguna enfermedad
cualquiera, para tratar el asunto de su hijo como asunto secundario, o si fuera mejor
que tratara directamente del asunto que all la haba llevado. Repetidas veces se
levant nerviosa, yendo de un lado a otro, pero no lograba tomar decisin alguna. El
tiempo de espera se le haca largusimo.
Por fin, el ltimo de los pacientes haba abandonado por otra puerta el cuarto de
consulta y el profesor Mertin entr en la sala de espera con su traje blanco de
operaciones, con las siguientes palabras:
Bueno, seora, quiere usted pasar? Es usted la ltima. Sealle una silla y con
legtimo acento profesional prosigui:
Y bien, qu es lo que le pasa?
Seor profesor, no se trata de m. Yo vengo por mi hijo.
S? Qu le sucede a ese joven? No poda usted traerlo consigo?
No, seor profesor.
Bueno, pues entonces cunteme usted lo que le ocurre. A ver si nos arreglamos sin
su presencia.
No, seor profesor, mi hijo no est enfermo.
Pues entonces, qu es lo que usted quiere de m, seora? pregunt l algo
incomodado.
Mi hijo es un discpulo de usted, seor profesor... Bernardo Reiman.
Ah! Eso...! Ahora lo comprendo! exclam el profesor Mertin. Es muy grato
para m conocer a usted, seora, pero no debe usted preocuparse para nada, puede
estar absolutamente tranquila. Su hijo de usted, no necesita mi ayuda, pues har un
examen brillante. Es uno de mis mejores discpulos.
No, no, seor profesor. No se trata del examen, sino de un... un... amoro que mi
hijo tiene.
Qu me dice usted! Un amoro? y aadi para sus adentros: Y qu me importa
a m todo eso?
Slo, para decir cualquier cosa, termin:
Ya, ya! La juventud, seora. Pero en su mayora son cosas pasajeras. Ahora
iniciar pronto su profesin de mdico y entonces ya olvidar a las muchachas.
No, seor profesor; ya est demasiado prendado de esta mujer. Perdneme usted
si le hago algunas aclaraciones sobre las circunstancias inmediatas.
Fue quizs cierta curiosidad la que indujo al profesor Mertin a dejarse relatar por la
madre de Bernardo algo sobre esta cuestin.
Y la seora Reiman se puso ahora a exponer al viejo profesor el asunto, con aquella
nerviosa minuciosidad histrica, que le era caracterstica. All tuvo que salir la
historia de su propia vida, y luego, toda la historia de la familia Kersen; de manera
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
XV
Entretanto, Bernardo haba hecho una visita a Elsa. Quera exponerle aun antes de
su examen el propsito suyo de emprender un viaje a Espaa. Ya en otras ocasiones
haban hablado con Elsa de este proyectado viaje que haba aconsejado el Cnsul
Rasmussen con el objeto de ampliar all sus estudios sobre la ciencia Rosa-Cruz; si
bien Bernardo estaba obligado a guardar sigilo de muchos de los secretos y
comunicaciones del maestro Rasmussen, otros podan servir de motivo de
conversacin, despus, entre la pareja. Cuando llegaban a este tema, eran horas
inefables. Se sentan transportados al espacio, y convivan con los hermanos
mayores, en aquellas esferas. Tericamente, ya saban cmo dar el paso que para
la humanidad es tan siniestro de la muerte; pero Bernardo necesitaba iniciarse,
para poder llevar a la prctica tan hermosas teoras aprendidas. Rasmussen habale
ofrecido darle instrucciones precisas para su viaje a Barcelona y su iniciacin en la
montaa de Montserrat.
Encontr a la ciega sentada en el jardn en una silla, haciendo labores de mano.
Estando aun a veinte pasos de distancia, ya recibi los saludos de su amada. con el
odo atento, y torciendo la cabeza, exclam:
Bernardo..., Bernardo! Est bien que vengas, justamente estaba pensando en ti.
Es verdad, Elsa? Fue seguramente una excepcin.
Pero Elsa iba ponindose visiblemente ms triste cada vez, pues no poda resignarse
a tener que pasar semanas enteras sin la presencia de Bernardo. De pronto,
extendiendo el brazo en el aire, busc su mano.
Bernardo que haba comprendido su movimiento, vino en su ayuda. Pero luego ya vio
que a Elsa se le saltaban las lgrimas. sujetndolo convulsivamente, dijo ella:
Bernardo, Bernardo mo, no debes dejarme sola; yo te amo!
Bernardo qued completamente sorprendido del arranque sentimental de Elsa,
sintindose invadido de una compasin profunda hacia ella. Lleno de ternura llev su
mano de alabastro, en la que se distinguan venas azules, a sus labios. Ella se sinti
dominada de una profunda felicidad, y un intenso calor le lleg hasta la frente.
Nia ma! Yo estoy siempre contigo, aun cuando est lejos de ti. No sabes eso?
l contempl su cara ardiente, sobre la que las pestaas oscuras yacan como velos
de luto, y se sinti dominado de un sentimiento de dolor. Involuntariamente tuvo que
pensar en las estrellas brillantes de Elfrida, que en aquella noche le haban sonredo
tan llenas de promesas. Ay! Por qu faltaba a la carita de Elsa este brillo? Por qu
sus estrellas deban quedar sumergidas en noche eterna?
Elsa querida! prorrumpi en su dolor. Yo parto para lograr estudios que aqu
no me pueden ensear. T eres la blanca flor por la que vivo y muero. Si no es
permitido traerte la luz como te lo promet, la vida no tiene, para m, valor alguno
dijo l, abrazndola dulcemente.
Elsa baj la cabeza y unas lgrimas, como nacidas de una santa revelacin,
humedecieron las rosas en su seno. Bernardo vio cmo su pecho de color de marfil
suba y bajaba de emocin. Entonces alz su barba y bes las perlas hmedas que
pendan de sus pestaas, hacindolas desaparecer. Fue el primer beso que la pareja
se daba. Desde el jardn llegaba el regocijo de las aves y el chirriar de un grillo. Elsa
no oa nada. En s misma haba tan poderoso zumbido y campanilleo y canto, que
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
en cambio, como esposa ma. Quiero poseer mi obra y guardarte como mi joya ms
preciosa, hasta el fin de mi vida.
Y si no lo lograras? pregunt ella en voz baja.
Tengo que lograrlo.
Pero, y si no lo llegas a lograr? Seguirs pretendindome an como a tu mujer?
A la pobre ciega?
Su corazn latale hasta el cuello, al hacer esta pregunta y hubo una pausa. l volvi
a pensar en los risueos ojos pardos de Elfrida en que brillaban ardores tan fugaces.
Por qu no me contestas? insisti Elsa compungida.
Porque leo la duda de tu pregunta.
No, yo no dudo de tu saber, y aun menos de tu voluntad, pero yo s que aun los
ms grandes exploradores han buscado intilmente la solucin de su problema, hasta
que la muerte los sorprendi en ello. Tambin a ti podra ocurrirte igual.
Fcil no lo es objet l, algo contrariado por las dudas de Elsa.
No, no lo es. As, pues, esperare hasta que hayas conseguido la gran obra.
Yo ya quisiera acceder inmediatamente a tu ruego, pero me parece como si con
ello me viera trabado en mi afn explorador, puesto que ya tendra la recompensa por
anticipado. As, en cambio, me estimula doblemente a conquistar la joya, por medio
de un esfuerzo incansable, y creo que tendr razn.
S, seguramente la tendrs replicle Elsa con un cierto tono de amargura.
Querida ma! S prudente! contestle Bernardo, a quien no se le haba
escapado el vibrar de su voz. T sabes muy bien que eres lo ms precioso que
tengo. Mis aspiraciones y mi vida tuyas son.
La atrajo hacia s y sell esta promesa sosegada, nuevamente con un largo y clido
beso.
En este mismo momento se acerc la seora Kersen, rpidamente, desde un camino
lateral. Haba visto a los dos desde lejos y estaba a punto de llamarlos al emparrado,
en donde la cena ya estaba servida. Su frente estaba llena de arrugas y sus ojos
contemplaban asustados a su hija. Luego, se posaron casi amenazantes sobre
Bernardo. Quera hablar, pero pareca como si no hallara palabras sobre lo que
acababa de ver. por fin y con acento amargamente serio exclam:
Bernardo! Venga usted! Tengo que hablarle.
Sin proferir una palabra ms, tomo a Elsa de la mano y condujo a su hija a un banco
que se hallaba a lo largo de la casa.
Esprate aqu hasta que vuelva le dijo.
Cuando hubo llegado con Bernardo al cuarto, cerr primero las ventanas, para que no
pudiera pasar ninguna palabra de lo que tenia que decir al joven.
Ya veo, Bernardo empez con acento doloroso, qu desgraciadamente ha
ocurrido lo que yo me figuraba.
Bernardo, inconsciente de agravio alguno, insinu:
Permtame usted, seora Kersen, estoy totalmente confundido. Yo no s de
verdad...
...Djese de disculpas, se lo suplico interrumpile ella. Usted ha abusado de
mi confianza, haciendo concebir falsas ilusiones a mi pobre hija. Bien tiene que
decirse que ha obrado sin conciencia con su deslealtad hacia esta pobre ya tan
desgraciada, hacindola ms desgraciada an, pues usted sabe tan bien como yo, que
en un matrimonio jams hay que pensar.
La seora Kersen solo le indic que haba tenido una entrevista con su madrastra.
bernardo quera replicar, pero ella le cort la palabra:
No bastaba ya con que su seora madre me ofendiera con inculpaciones
ignominiosas; tambin usted me ofende, pues mi hija no es ningn juguete para usted
dijo speramente. Me sabe muy mal que justamente ahora, que est usted en
vsperas de su examen y su partida, tenga que prohibirle la entrada en mi casa.
Bernardo haba empalidecido hasta los labios.
El honor me lo impone prosigui ella, pues como mujer que est sola, tengo
que evitar toda sospecha; y ms, por lo que respecta a mi hija. Usted bien lo sabe, el
honor de una mujer es como un espejo: un soplo y queda empaado.
Llena de emocin, vio su cara llena de espanto. Un sufrimiento sordo se expresaba
en sus ojos.
Seora Kersen, por favor: permtame una palabra tan solo.
Hable usted.
Espero que no habr descendido tanto en su consideracin, que ya no pueda dar fe
a mis palabras.
Y viendo que ella callaba, prosigui:
Usted slo ha visto, estimada seora Kersen, que yo abrazaba a Elsa y le daba un
beso. Esto me degrada ante sus ojos como un hombre frvolo. Y efectivamente, si
esto hubiera ocurrido con intencin sensual, tendra usted mucha razn. Pero siento
profundamente que no haya usted odo la conversacin que antes sostuvimos, pues
creo que entonces hubiera usted sido ms indulgente conmigo. Desde hoy me
considero como prometido de su hija. Yo no me casar jams con otra que Elsa,
venga lo que quiera.
La seora Kersen quera entrar en objeciones; pero Bernardo, imperturbable,
prosigui:
Y ningn poder del mundo podr hacerme cambiar de parecer. Solo una cosa he
jurado a Elsa; esto es; no pretenderla como esposa ma, sino despus de haber
logrado que pueda ver.
Pobre hija ma! dijo la seora Kersen, sonriendo amargamente. Entonces no
se casar nunca!
Pues s seora respondi Bernardo, lleno de confianza. Yo quiero estudiar el
caso y espero que su hermano me ayudara en ello.
Una sonrisa incrdula deslizse rpidamente por el semblante de la seora Kersen, al
decir enseguida en tono serio:
Yo, naturalmente, nada puedo objetar contra su voluntad, pero lo que s tengo que
exigir, es que desde ahora se mantenga usted alejado de Elsa; y, en lo que se refiere
a los espons ales, usted seguramente convendr conmigo, en el punto en que est.
Espero que juzgar usted mi conducta debidamente y que nos separaremos. Y
alargndole la mano, prosigui: Realmente, no puedo ni debo obrar de otro modo. No
solo tengo que causar una pena enorme a mi hija, sino que tambin quiero el bien de
usted, pues su vida no est hecha para ligarse a una ciega. Por de pronto, est usted
an en la edad que todo lo puede (en que nada es irrealizable, que no conoce
obstculos de ninguna clase), pero despus y a medida que vaya entrando en aos y
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
XVI
La seora Reiman haba esperado en vano la influencia del profesor Mertin acerca
de su hijo, haba regresado a la casa, con un humor peor que antes. Haba logrado
justamente lo contrario de lo que haba querido. Si su hijo llegaba a enterarse por
alguien del paso que ella haba dado, tena que producirse una tirantez entre ambos,
que ya no tendra remedio. Y la situacin poda ponerse peor an, si su hijo era
aprobado en los exmenes, pues en este caso, adquirira una cierta independencia al
titularse doctor Reiman.
En estos das Bernardo estaba muy raras veces en casa. Luchaban en su interior las
ideas aprendidas de antao y las enseanzas nuevas que aportaba el Rosa-Cruz.
Haba mucho de apegado, de aferrado, de encariado, en la filosofa consoladora que
recibi en los bancos de la escuela; y haba, por otro lado, mucho que rayaba en lo
fantstico, en lo que predicaba Rasmussen. Y, sin embargo, la lgica y la ciencia
estaban de parte de l ltimo. Pero se estableci en su interior un divorcio de dos
pocas: se desligaba el pasado del presente. Haba momentos en que se senta con
impulsos de propagandista, de predicador.
Yo no puedo quedarme contemplando tranquilamente, cmo va fermentando y
ensanchndose en todas partes la mentira, y cmo va progresando siempre ms
deca. Y, con esta excusa, se lanzaba siempre a la calle. Haba en l, y alrededor de
l, un desasosiego que el comportamiento de los suyos aumentaba. La madrastra, al
hablar con l, solo traa el eterno tema de Elsa.
Y aunque en el interior de la seora Reiman se levantaba un remolino que casi le
paralizaba el corazn, quin se interesaba por ello? Cada uno segua solo su propio
camino.
Llena de odio interior por esta causa, los ojos se le arrasaban en lgrimas. Furiosa,
se pona a patalear la suave alfombra. A quin se deba que nadie, ni siquiera su
marido, la comprendiera? No la quera comprender y solo tena siempre reproches
para con ella. A l le era completamente igual lo que atraa a su hijo hacia la ciega; y
lo excusaba, y hasta alababa todo lo que ella, como madre, quera mantener lejos de
l, por creerlo peligroso e inadecuado. Ella no pensaba en absoluto en la seriedad
terrible de estos das; en que Bernardo estaba amenazado por la espada de
Damocles, que iba a acabar con todos los proyectos para el porvenir, poniendo fin a
cuanta discordia existiera en el seno de las familias. Tan vehemente era el odio que
la dominaba, que todo lo dems le era completamente igual, no dndose cuenta de los
grandes acontecimientos de esos das.
De pronto abrise la puerta y Bernardo atraves el umbral con la tez plida como un
muerto, sin poder proferir palabra. En sus brazos senta an la carga del cuerpo,
extenuado hasta la muerte. Unos momentos ms, y, ya su Elsa hubiera sido
arrebatada de este mundo.
El no vio como su madre se le acerc con sonrisa amorosa y no not el cuidado que
por l senta. l vea tan solo el semblante, blanco como la cera, de Elsa, rodeado de
su largo y chorreante cabello cual si fueran serpientes negras.
Qu te pasa, Bernardo? Tienes un aspecto terrible. Si hasta tienes fiebre! Es
que tienes miedo por los exmenes? No faltaba ms; con tus conocimientos...!
Pero, al acercarse ms, se dio cuenta de que estaba totalmente mojado.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Qu ha pasado? exclamo.
Elsa ha sufrido un accidente. Yo la he sacado del ro exclam confundido.
Y como su madre, asustada de lo que acababa de or, le mirase sin proferir palabra,
prosigui:
El mdico no sabe todava si quedar con vida, pues esta como muerta y casi sin
respirar. Ay, Dios mo! Y yo probablemente tengo que partir y no podr verla ms!
Al pronunciar estas palabras le saltaron las lgrimas y oscilante y agotado se dej
caer en la silla.
Era la primera vez, desde los aos de su infancia, que ella vea llorar a su hijo, y esto
a causa de una ciega, cuando al parecer de ella, toda persona cabal solo poda
alegrarse de que hubiera una desgraciada as menos en el mundo.
Ella no comprenda a su hijo. Solo ahora se dio cuenta de hasta dnde haba llegado
el entrampamiento de parte de los Kersen. Y sinti como un gran alivio al ver que
el destino vena en su ayuda.
Casi no poda dominar la alegra por lo ocurrido cuando dijo:
Cmo puede afectarte esto de tal manera? Pues, si Elsa muriera, la seora
Kersen se vera libre de una carga.
Era esta su madre, que tan inhumanamente le hablaba, sin sentimiento de ninguna
clase? No, slo ahora lo reconoca; as poda hablar nicamente una persona extraa,
una madrastra. Pero no saba ella que Elsa formaba parte de su vida? Que era por
medio de Elsa, como quera llegar a ser maestro? Uno de quien todo el mundo
hablara? Y le deca entonces palabras tan inusitadas?
Se levant indignado.
Madre! profiri entre dientes. Si no fueras t, te dira: Qu vergenza que
exista una falta tal de sentimientos!
Y enseguida se precipit fuera del cuarto, sin proferir una sola palabra ms. Tan solo
oy an la carcajada penetrante de su madrastra. Pero las palabras se le perdieron.
XVII
Para Bernardo vinieron ahora semanas bien pesadas. Se haba dejado entregar por el
profesor Mertin, el tema para su doctorado, que tena que efectuar para alcanzar el
grado acadmico. Como el candidato se interesaba con preferencia por la
oftalmologa, el profesor le dio naturalmente un trabajo en este terreno. este se
denominaba:
Anlisis del oftalmoscopio en caso de otitis media purulenta.
Bernardo se dedic con gran celo al trabajo. El no quera obtener el rite, ni
tampoco el magna cum lauda, pues lo que quera alcanzar era un summa cum
laude.
Durante semanas enteras se enterr en las obras de un Margagnis sobre
otorrhoea cerebralis, Itard.
Despus, con las obras de Schiess, Gemuseis, Laqueur, Buchanan, Leslic, Wood,
Grossmann, Ware y Virchow, estudi el interesante tema del proceso inflamatorio de
las membranas oculares y la formacin sea intraocular. Nuestro joven ocultista
busc cuanto pudo, en autores clebres, para ensanchar sus conocimientos mdicos.
Ante todo, le interesaron, y muy especialmente, los fragmentos de osificacin del
hueso temporal, innatos, y nada raros, que se suelen formar con frecuencia en la
cavidad del odo, en la extremidad del conducto auditivo, pero tambin en el canlis
caroticus y en el canalis facialis, casi siempre en la que permiten la libre entrada de
la inflamacin en nervus acusticus y los faciales, o por medio de las venas aqueductus
vestibuli y cochleae.
Y luego prosegua:
Como factor principal en el origen de las alteraciones del fondo del ojo en casos de
encefalia, recalc V. Graefe el estrechamiento de espacio en la caja del crneo y el
aumento de la presin intercraneal. Pero en ello se daba perfecta cuenta de que el
estancamiento, por s solo, no poda dar, en muchos casos, la explicacin para los
sucesos patolgicos, sino que frecuentemente haba de estar tambin de por medio un
proceso de inflamacin. As distingui dos formas de neuroretinitis en casos de
afeccin cerebral. La primera la llamaba papila de estancamiento, que era atribuida a
desrdenes en la circulacin; la segunda, neuritis descendens, que no deba ser otra
cosa que la propagacin de una inflamacin de las meninges hasta el ojo a lo largo de
las vainas de los nervios pticos. Desgraciadamente, en la prctica era difcil
distinguir a ambos entre s, pues en muchos casos se presentaba estancamiento e
inflamacin a la vez.
Trat asimismo sobre tres casos, con anlisis patolgico, en la papilla nervi optici, y,
por fin, mencion la neuritis ptica, cuya importancia depende ante todo de la
circunstancia de que ya puede presentar una afeccin intracraneal, en una poca en
que aun no se distinguen otros fenmenos de irritacin cerebrales, sobre todo en la
regin de los dems nervios cerebrales.
Por ltimo Bern ardo dio las gracias al profesor Mertin por el tema asignado; y por la
amable facilitacin del material.
Nuestro candidato para medico haba entregado su trabajo escrito, y se haba
anunciado para el examen de doctor, pues el examen verbal era inevitable, toda vez
XVIII
Despus de algunos das empe z el joven Reiman a hacer las visitas de obligacin, en
las que tena que presentarse como mdico aprobado.
Es sta una costumbre alemana muy inveterada.
Su primera visita lo llev, como es de estilo, a casa de su maestro, el profesor
Mertin.
Al atravesar la puerta, fue recibido por Elfrida, que, tendindole la mano, le dijo:
Ah! El flamante seor doctor! Por fin se le vuelve a ver a usted alguna vez? Yo
ya crea que usted de haba marchado y que nos haba olvidado ya!
Bernardo qued totalmente aturdido, pues en su voz se oa resonar la ms franca
alegra.
Segn he odo, quera usted hablar a pap, pero l est an lejos de aqu, gracias a
Dios. Pero ante todo, quiero felicitarle por el cum laude. Me alegro con usted.
Srvase sentarse. Tiene que esperar an una media horita y conformarse con mi
compaa durante este tiempo dijo en su manera francachona.
Lo que es sumamente grato para m, seorita contest Bernardo, contemplando
sonriendo la cara sonrosada, y los ojos castaos, alegres, que aun ninguna pena
haban conocido.
Los rayos del sol jugueteaban con su cabello; y el vestido ligero de azul claro que se
ajustaba suelto a su cuerpo gentil, permita adivinar lo bien desarrollado que estaba
este capullo. Una ola ardiente le invadi. Seria el bochorno del medioda o el vino
que haba tomado? No lo saba.
Pero usted me ha echado, realmente, tan de menos, que el tiempo le haya
parecido tan largo? le pregunt en voz baja, para decirle algo.
Naturalmente que s respondile Elfrida con toda sinceridad. A diario he
tenido que pensar en ustedes; pues estuvo muy interesante la noche en que
Rasmussen realiz su milagro.
Ah! Por esto, usted ha pensado solamente en el Rosa-Cruz? interrogle
Bernardo con marcada intencin.
No, Reiman; es a usted a quien no he podido olvidar, el inters que tengo por el
uno, no es el mismo, respecto del otro.
Pues francamente, en verdad que yo no sabra por qu hubiera podido merecer
esta distincin replic Bernardo, con el corazn alterado.
Pero, es que todo debe merecerse?
A decir verdad, s.
Ea! Djeme usted tranquila con su filosofa respondi Elfrida con un cierto
mohn. Se da y recibe, sin preguntar mucho, si se merece o no.
Bernardo se ech a rer divertido. Es como una mariposa abigarrada cuyas alas
tornasoladas se admiran en la lumbre del sol pens l.
De seguro que usted no me ha echado de menos durante todo este tiempo
pregunt ella con acento provocador.
Pues ya lo creo! Muchas veces he tenido que pensar en sus ojos respondi
Bernardo con un cierto acento de flirteo inconsciente, pero al mismo tiempo haba
algo doloroso en su voz, que contrastaba curiosamente con la expresin radiante de
su semblante.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
un corazn que, indomado, despierta, ansiando al ser amado. Pero, sin embargo, en
ella se oa ms la fogosa obstinacin, que a la joven seorita. Senta, apenado, que le
haba faltado la madre que supiera guiar con sentimientos fino el despertar de su
joven hija, por el justo camino.
Pero luego se consol con el pensamiento: Si aun es una jovencita en agraz...!
Ya vendr el tiempo de buscarle marido, pero como una rfaga le pas por la mente,
que este marido podra ser Bernardo y acentu:
Hija, qu es lo que hoy tienes? No te comprendo dijo todo asombrado. Me
parece que no es el momento adecuado para tales conversaciones y deseos.
Pues s, justamente ahora replic Elfrida. Maana ya ser demasiado tarde,
no es as, seor Reiman?
El interpelado se estremeci. Apenas si saba lo que ella le preguntaba. Estaba en
una disposicin de animo estpida en que como si le hubieran atontado la cabeza de
un golpe, hubiera dicho que s a todo, aun al mayor disparate.
S... Ah...! Seguro! S! balbuce Bernardo, a quien la pesadez se le haca cada
vez ms grande en la cabeza. Maana ya ser demasiado tarde. La seorita tiene
mucha razn agreg sin pensarlo. Qu y para qu seran demasiado tarde, l mismo
no lo saba, el buen cielo lo aclarara.
Elfrida movase nerviosa e intranquila, de un lado a otro, en su silla.
Vemos que usted se queda tranquilamente sentado y esperando que las estrellas
se caigan del cielo. Y que tenga yo que ponerle cada palabra en la boca...! se le
escap con spero acento.
De sbito, son vigorosamente la campanilla afuera.
Y enseguida present la criada una tarjeta al profesor.
Este, despus de leerla, se levant de pronto con las siguientes palabras:
Usted me dispensar, querido Reiman, un momento.
Y se fue al saln, en donde le esperaba un seor de edad.
Gracias a Dios! pens Elfrida. Por fin se va y nos deja solos!
Ella misma ya no saba casi cmo salir de esta situacin tan cmica.
Qu clase de deseos tiene uste d, seorita? pregunt Reiman en voz baja, a la
vez que se sentaba a su lado.
Y usted no lo sabe?
Un asombro desmesurado estaba en sus ojos interrogadores al ver que Bernardo se
sonrea.
Pero ya estaba resuelta; si Reiman, como ella esperaba, no deca nada; aunque
mujer, estaba dispuesta a invertir los papeles, y declararse.
Bernardo, entonces, continu:
De dnde quiere usted que lo sepa? Pues no, no s leer los pensamientos.
Y tampoco es conocedor de los corazones? preguntle burlona Elfrida.
Pero por qu?
Porque, si no, tendra usted que comprenderme dijole ella con voz baja y
doliente.
El se inclin hacia ella sintindose invadido por el aroma que emanaba la rosa en su
cabello.
Pero no puedo yo cumplir sus deseos? respondile Bernardo galante, pues algo
tena que decir.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
amar nunca, que la escena de esta maana ha sido sin reflexin y que mi corazn
pertenece a Elsa.
La tarde se le hizo larga. No poda esperar el momento en que hablara con Elfrida.
Ni al medioda ni a la noche haba tomado parte en las comidas en casa de sus
padres. Sin encontrar reposo, haba errado por el parque municipal, y, medio
cansado, entr a la hora fijada en el piso de Mertin.
Elfrida lo recibi llevando un tocado verdaderamente fascinador. Se haba puesto un
precioso vestido de seda, color rosceo, que con su corte extremado delataba las
exuberantes formas de su cuerpo seductor. El escote cubra en parte el lozano seno
de la joven, en parte dejaba adivinar provocante la divisin de los dos pechos.
habase envuelto en una verdadera nube de perfume de saco sensual y
embriagador.
En el momento en que bernardo se present, estaba su cara revestida de un color
sonrosado subido. Apenas lo vio, lo atrajo hacia s, cubrindolo de ardientes besos,
que le hicieron perder el juicio. Todos sus buenos propsitos se haban acabado
ahora.
Al pobre enamorado fule del todo imposible pronunciar la menor palabra. Era como
un pajarito que se senta atrado por la mirada hechicera de una serpiente.
Elfrida trajo pronto licores y antes de que bernardo se hubiera dado cuenta, el
consumo de alcohol lo haba vencido.
La araa en el centro del cuarto estaba dispuesta de manera que las cuatro lmparas
superiores esparcan una luz blanca, pero la inferior una luz encarnada. Elfrida apag
pronto la blanca y penetrante luz; y a ambos los alumbraba, en cambio, la luz de su
rojo ardor y amor sensual con tanta ms fuerza... Y entonces sobrevino lo que tena
que sobrevenir.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Elfrida haba sido irrevocablemente suya.
Primero, Bernardo no haba sabido lo que le pasaba; pero ahora, despus de gozar el
amor carnal, le vino a la conciencia con tanta ms claridad, terror y arrepentimiento,
lo que haba hecho y a lo que se haba dejado seducir.
Ambos se crean las vctimas irresponsables de una fascinacin ertica. Y a l le
sobrevino una verdadera aversin contra esta muchacha tan joven y fresca. Ella
pareca que no quera darse cuenta de s misma, y solo quera besar y ser besada,
para cambiar nuevos fuegos de amor.
Bernardo se sinti convencido por asco contra ella, contra s mismo, contra la
situacin toda. La repeli y sali corriendo con precipitacin, sin despedirse siquiera.
En la calle, bernardo record de repente la visin que haba tenido das antes. Al
decirle Elsa que no fuera a Espaa, ya en aquel momento se dio cuenta que,
entidades del espacio, elementales, que actuaban sobre la mente de su novia, queran
estorbarle el camino de la Iniciacin. No sera hoy lo mismo? No seran aquellos
demonios, de los cuales haban sido ahora juguetes y vctimas, l y Elfrida? Ya
Rasmussen le haba advertido, varias veces, que las entidades bajas se valan de
todas las ocasiones y de todos los medios, para distraerlo de su objetivo...
Era cerca de media noche cuando volvi a encontrarse en su cuarto. En el camino ya
se haba pintado las consecuencias inevitables de su conducta. A pesar de que haba
semejante no estara mal por aqu, pero se debera buscar un local amplio... muy
amplio.
XIX
Elfrida estaba radiante de alegra, por ms que su prometido secreto, como ella sola
denominar a Bernardo, no se haba dejado ver ya desde algunas semanas. Estaba en
su carcter probablemente, que permaneciera tan callado, a la manera de las grandes
naturalezas; y con toda seguridad iba a ser un gran hombre; su mismo pap se lo
haba dicho y ste saba siempre muy bien lo que deca. Lo que s no le gustaba, en
absoluto, era que a nadie, ni siquiera a su primo Hans ni a la seora Gruenfeld, poda
explicarles que estaba prometida. Por esto, estaba cavilando cmo podra hacer
cambiar de parecer a su padre, pues de otro modo Hans poda llegar a figurarse que
l era su nico pretendiente. Y en cuanto a alusiones, bastantes haba hecho ya.
Nada; sera la esposa de Reiman. Como hija que era de un profesor, su marido tena
que ser ms tarde profesor tambin y no un triste hidalgo de polaina, como lo era
Hans. Y tuvo que echarse a rer ante la idea de que ella, como l muy probablemente
se lo figuraba, y quin sabe en lejana finca, se estara inspeccionando las cuadras,
con las faldas arremangadas, vigilando a las sirvientas, ayudando a desatar la leche y
manipulando en la cocina lo mismo que en las bodegas. Eso le faltaba, que en vez del
fino perfume de las rosas, la envolviera el vaho de las cuadras.
No, Hans; en mi vida ser yo moza de cuadras. Yo soy la prometida de Bernardo!
djose a s misma en alta voz. Que se enteren los vientos que soy su prometida.
Rechin la puerta del jardn; y Hans con quien justamente estaba conversando en
pensamiento, se le acerc con paso acelerado a travs del jardn.
Pero, si ests corriendo como si se te hubiesen desbocado los caballos! exclam
ella sonriendo.
Un momento despus, hallbase Hans von Reichenau a su lado, con la cara toda
encendida; y puestos sus negros ojos investigadores en ella, interrogla brevemente:
Es cierto lo que hace un momento dijiste, en alta voz para ti, antes de que yo
penetrara en el jardn?
Elfrida retrocedi asustada unos pasos, mirndole de hito en hito con sus grandes
ojazos. Jams haba visto a su primo de esta manera. Le pareca todo extrao con su
respiracin jadeante, la mirada casi amenazadora y la tosca seriedad que se lea en
su semblante.
Cmo puedo yo saber que los caballos se te han desbocado? respondile ella
con forzada sonrisa.
Disparate! la recrimin. Quiero decir: si es cierto que eres la prometida de
Reiman.
Elfrida sinti cmo su corazn le palpitaba hasta el cuello.
Pero t has odo algo? le pregunt.
Vamos! insisti Hans . Dime la verdad! Bien claro lo he odo, gracias a Dios.
Y si as fuera, a ti qu te importa? replic ella con acento arrogante.
Oh, pues, mucho! Tu madre nos ha prometido a los dos en su lecho de muerte,
cuando t aun estabas en paales. Nosotros pertenecemos el uno al otro, y ningn
extrao podr separarnos.
Un deseo irresistible de burlarse se apoder de ella y se ech a rer de su chiste,
como ella lo llamaba.
T te res de ello... pero, no obstante, es la pura verdad. Pre gunta a tu padre, que
l mismo me lo ha dicho.
Elfrida psose seria al momento. Mi padre a ti? Y a m no me ha dicho una sola
palabra siquiera? Slo a ti?
Pues claro, porque t eres demasiado nia an.
Entonces, ha sido un grande error, de parte de los dos, que vosotros, y t sobre
todo, tendris que expiar ahora. Yo soy la prometida de Bernardo Reiman. Mi padre
est de acuerdo con que nos casemos despus de su regreso de Espaa.
Ya lo sabes, pues. Y tienes que conformarte!
Con plena decisin se lo dijo.
Pero yo no me conformo con ello profiri l. Primero me lo tiene que decir tu
padre mismo.
Quiero tener certeza completa.
Adems, y ante todo, tendras que preguntarme, primero, si te quiero yo, si mi
corazn siente por ti... Seguramente que yo te quiero mucho como mi primo y amigo,
pero como esposo..., nunca, jams. Como futuro esposo mo, no entras en absoluto en
consideracin.
El se la qued contemplando perplejo. Era ste el gato silvestre, la rapazuela, que l
quera amansar? Era sta la Elfrida, con su cabecita caprichosa? Parecile, de
pronto, otra; que se haba vuelto otra. despus de una breve pausa, pregunt, con
ronco acento:
Es sta tu ltima palabra, Elfrida?
Singular la dolorosa impresin que le hizo esta pregunta! Desvi su mirada de l y se
puso a contemplar el jardn. Al pie del manzano floreciente, una ardilla suba alegre
por el tronco, haciendo murmurar el follaje. Algunos petirrojos saltaban de rama en
rama preocupados en su juego de amor. El sol estaba en declive, inundndolo todo
con sus rayos dorados.
Como aun siguiera callada, volvi a preguntar, con ms insistencia que antes:
Elfrida, escucha lo que te digo: Es sta tu ltima palabra?
Y, como ella prosiguiera en su mutismo, agreg:
Te has olvidado ya de nuestros juegos infantiles en que jugbamos a marido y
mujer? Aun te veo como joven madre en que tan encantadora eras con tus muecas,
por lo cual ya de muchacho te adoraba yo como un ser superior. Y poco a poco el
amor fuse arraigando y tomando un incremento cada vez mayor, hasta tal punto, que
hoy no puedo ni siquiera ya vivir sin ti. T sabes, yo soy rico. Puedo y quiero cuidarte
como si fueras una princesa. Todo lo pongo a tus pies. Ya conoces las grandes y tan
extensas tierras seoriales de mis padres, cuyo nico heredero soy yo. Todo es para
ti, solo para ti ha de ser. Es por este motivo, por la que he aprendido la agricultura, y
tengo alegra con ella; asimismo, bien seguro estoy de que t, justamente, con este
sentimiento que tienes por la naturaleza, la llegaras a amar de la misma manera.
Ella lo contempl toda extraada. En sus ojos se vea una gran admiracin.
Mucho me extraa que slo hoy me hables de amor.
Pero es necesario que se diga esto? No lo sientes ya desde aos el amor que te
profeso?
No puedo, Hans profiri. Soy la novia de Reiman!
Hans de Reichenau lanz una ronca carcajada.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
desatendida a causa de una pobre ciega. Ahora ya saba el porqu. Pero, sin
embargo, quera atenerse hasta el ltimo extremo a su derecho, hasta que l mismo
se retractara.
Qu importancia tiene si un joven, y sobre todo un estudiante, tiene una amiguita,
esto poco me importa. Ahora que soy su novia, seguramente se abstendr de tales
tonteras dijo, consolndose a s misma con tal argumento.
Hans se ech a rer con despecho mal disimulado, pero luego se le escap el
juramento de que ya se la pagara quien engaara a su prima. De ninguna manera
podra l aceptar esta situacin. Exiga que se jugase con las cartas abiertas; si no,
pasara una desgracia. Y aqu las cartas estaban mal, y todo, solo por culpa de
Elfrida; pues era ella la nica responsable de ese acto. El mismo lo haba encontrado
en las primeras horas de la maana. Luego haban celebrado la despedida con otros
colegas, tomando ya entonces ms de una copa de vino. Y despus, nuevamente en su
casa.
Es muy natural que cualquier joven se prometa contigo, si t te echas en sus
brazos le objetaba para luego agregar: Vamos, pues, primita, dame la mano y no
nos acordemos ms de la broma de haberte prometido. Ven ac; s razonable.
Su acento era suave como el de un nio. Ya iba a tenderle la mano, cuando su
obstinacin recrudeci.
No! exclam y retir su mano. Primero quiero saber a lo que he de atenerme
y quiero cerciorarme de cmo est la cosa con la ciega.
Bueno, entonces esperar contest Hans, respirando con alivio, pues ahora
volva a tener esperanzas. Y quiero saber la determinacin de mi madre.
Qu es eso? Es que Hans haba dicho algo?
Su mirada dirigise interrogadora a su sobrino.
Yo le he hablado a Elfrida de ello porque crea que ya lo saba contest Hans.
Lo que por l has sabido le dijo su padre, es el deseo de tu madre por el gran
cario que os profesaba cuando nios.
Cuando ella muri, t tenas tres aos. Pero yo me qued callado porque quera que
t misma te eligieras al compaero de tu vida. Y solo te habra hablado de ello, si tu
eleccin hubiese recado en Hans. Sin embargo, no te apruebo ni acepto el haberte
prometido con Reiman. Ahora ya conoces tambin los motivos que tengo para ello.
Sin embargo, he de rogarte que no te opongas a que me cons idere como novia de
Reiman, mientras no est aclarada la cosa con la ciega. Ir a ver a la seora Reiman
y me proporcionar pormenores sobre ello.
Hazlo as, no tengo inconveniente; adems no tiene importancia. Lo principal
parece que t no quieres compre nderlo; esto es: que Reiman tiene que pedirme tu
mano en toda forma a m mismo, a no ser que haya hecho ya anteriormente otra
eleccin; slo entonces podremos hablar de que ests prometida con l.
Elfrida comprendi que su padre tena sobrada razn, lo que la enfad a causa de
Hans, que estaba presente en este altercado.
Esto me es completamente igual objet con obsesin. Pero a un hidalgo de
polaina lo aceptar aun mucho menos!
Y, con estas palabras y lagrimas en los ojos, sali precipitadamente del aposento,
cerrando la puerta violentamente tras de s.
Deja que se apacige, Hans! Si es tan cndida an...! Cuando haya pasado el
primer tumulto, con seguridad que volver hacia ti, pues en el fondo de su alma es a ti
a quien ama. O, si no, tendra yo que ir muy equivocado, lo que no puedo creer. Pero
una cosa tienes que prometerme, Hans. En caso que la cosa saliese en contra de
nuestros deseos, t tendrs que soportar, como un hombre, lo que no se puede
remediar y seguirs siendo siempre mi muchacho querido.
Mertin le tendi la mano, la que Hans tom cordialmente con las siguientes palabras:
Muchas gracias, querido to! Que todo se trueque en nuestro bien.
Con estas palabras despidise Hans de Reichenau del padre de Elfrida.
XX
...Bernardo pas una temporada rara, su periodo preparatorio...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Maestro Rasmussen le haba dado instrucciones prcticas, tan exticas, tan
desconocidas en absoluto...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
De noche, tena sueos curiosos, que a veces recordaba con toda lucidez; a veces,
solo a medias...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Comprendi, de pronto, que la visin que haba tenido Elsa el incidente con
Elfrida, haba sido provocada por seres invisibles, para estorbarle la Iniciacin...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Muchas cosas que hasta ahora haban sido oscuras, incomprensibles para l, se
aclaraban...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Comprendi tambin que, para su Iniciacin, el matrimonio no solo no era prohibido,
sin o que se impona...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Su mujer, algn da, sera sacerdotisa...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vio que le haban sido necesarias todas las personas con quienes haba vivido: su
padre..., Elsa..., y hasta su madrastra...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Sinti que, aunque haba sido vencido en las pruebas fsicas; en otras a que le haban
sometido en el Astral, durante el sueo, haba salido vencedor...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La prueba ms difcil haba sido la decisiva: y fue la que le permiti ir a Montserrat...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Haba sabido callar...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Callar...
Comprendi que tambin es malo, cuando es preciso hablar...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El misterio de Wagner...
Parsifal no lleg a ser rey del Graal, porque no pregunt el porqu de los dolores de
Amfortas...
Si hubiese sido Parsifal, habra preguntado. Y esta sola pregunta, este solo momento
de hablar, le habra valido lo ms grande, lo ms excelso y divino que se puede lograr
en este mundo.
LA INICIACIN
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
XXI
Bernardo descenda del tren en la estacin de Francia y se encamin al hotel
Majestic.
No se haba valido de ningn Baedecker para informarse sobre la ciudad condal.
Haba tenido cierto prejuicio contra Espaa. La frase: El frica principia en los
Pirineos, la haba tomado muy en serio, y se sorprendi al atravesar bulevares tan
elegantes como el Paseo de Gracia. Enfrente del hotel, ante su vista se destacaba el
Tibidabo, y la Atalaya le pareca que indicaba la verdad de la frase de donde ha
tomado el nombre, de la leyenda bblica, cuando Jess estaba con el demonio en la
punta de la montaa y le deca: Toda esta belleza de la tierra te dar, si te arrodillas
y me adoras. Y, para conquistarle, deca: Tibi dabo.
En el hotel se dej indicar cualquier pieza, ya que le era igual el piso que podan
darle, pues como el Rosa-Cruz le haba dicho que esperara en el hotel, que lo ira a
buscar para darle el segundo grado y ste seria dado fue ra de Barcelona, se dijo:
Para estar un da aqu, me es igual y no exijo confort.
Barcelona era una de las ciudades ms hermosas del mundo.
Observ que los catalanes eran un pueblo trabajador y de talento. Entre ellos, haba
algunos desequilibrados que soaban con separatismo, olvidando que, ni por la
tradicin, ni por la historia, ni por razones tnicas, pueden jams atentar contra la
integridad de su patria. Por si esto fuese poco, hasta el mismo mvil egosta deba
impeler a los tales, a no dejarse arrastrar por esas ideas absurdas y antipatriticas.
Encantadoras encontr las costumbres regionales; las sardanas; las tpicas fiestas
mayores, con sus clsicos entoldados (envelats), con los que las muchachas, sin
distincin de clases, suean todo el ao, teniendo como nico acicate, el firme y
decidido deseo de rivalizar entre ellas, con sus mejores galas.
El idioma cataln, tan armonioso y rico, que parece inventado para los cantos picos,
por su melodiosa fuerza, sedujo a Bernardo. Y no poda comprender cmo esos
hombres, tan buenos y laboriosos, que al travs del lenguaje vea contagiados por
aquellos ilusos, a quienes antes alud, gritaban: Visca Catalunya!; y no gritaban:
Viva Espaa!
La majestuosidad del Mediterrneo llama la atencin de todo el que viene a
Barcelona, y nos despierta ideas sobre esta gran laguna.
Bernardo se haba puesto a meditar sobre la inmensidad del Ocano.
El mar es una masa de agua que cubre las dos terceras partes del globo, en ntima
conexin con todos sus Ocanos, a tal grado, que un mdico homepata de la escuela
oficial de Mxico, crea que cuando se botaba un globulito de remedio en la baha de
Vera Cruz se deberan sentir sus efectos en las aguas de Vizcaya.
As como la superficie de la tierra est poblada de seres, desde el interior de la mina
ms profunda hasta la cima del Himalaya, el mar, a pesar de los millones de peces
que observamos, tiene partes completamente despobladas, grandes, inmensas
regiones donde la vida se hace imposible por falta de luz.
Estas partes que se asemejan a un inmenso desierto, son las grandes profundidades y
de stas las hay que son de grandes dimensiones, ya que una comisin de alemanes,
sobre un barco de observacin, pudieron sondear profundidades de 5.000 a 6.000
metros, que son frecuentes, pero en las que la vida es casi nula o por lo menos
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
incomprensible para nosotros, porque toda vida requiere luz y sta solo traspasa los
primeros 300 metros; mas all todo es oscuridad y fro, queda siempre alrededor de
cero grado.
Los peces y otros animales marinos buscan las aguas poco hondas y aman las
proximidades de las costas donde encuentran mas alimentos.
En ciertas regiones del mar, viven verdaderos monstruos y si muchos naturalistas
han negado la existencia de la serpiente martima, han tenido que corregir su juicio al
leer la obra del ingls Mitchell Hedges que realmente vio aquellos monstruos.
Hedges vio peces que pesaban 50 quintales.
En el ocano Pacfico existen escorpiones martimos de 9 pulgadas de largo y muy
venenosos. En otros mares existe una especie de murcilagos acuticos cuyo peso
tambin pasa de 40 quintales.
Pero no solo esos monstruos que recuerdan pocas prehistricas, sino que hay
especies martimas que recuerdan animales domsticos. As, por ejemplo, en ciertas
islas del Pacfico hay vacas martimas; despus hay elefantes y una serie de animales
que atacan a los hombres, tan pronto encuentran ocasin para ello.
Durante el verano, esos peces peligrosos que de comn viven mar afuera, buscan las
costas. Por eso, siempre es un peligro nadar demasiado lejos: nunca se sabe lo que
puede acontecer, ni qu se puede encontrar.
Parece que las aguas del Mediterrneo son las ms inofensivas. Sin embargo, hay
una especie de tiburones que viven aqu cerca y que pueden llegar hasta las aguas de
Barcelona; por lo mismo, siempre es recomendable conformarse con los baos de la
costa misma y nadar cerca, sin buscar el peligro.
En el Astral existen estos monstruos que el Rosa-Cruz puede evocar.
Bernardo tena facultades para llevarla varita adivinadora; siendo estudiante en
Alemania haba descubierto corrientes de agua, en terrenos al parecer secos.
Aqu en Barcelona, vio un sistema completamente nuevo para esas labores
provechosas.
Sabemos que desde el centro de la tierra hay corrientes magnticas que todava se
registran a muchos kilmetros en la atmsfera.
Actualmente, existe una balanza de torsin para explorar el interior de la tierra y
descubrir arterias de agua o vetas de metales.
Todos sabemos cun costoso es a veces buscar una veta argentfera. Los mineros
gastan miles y miles intilmente, cuando tienen la desgracia de dar con bolsones de
metal, semejantes o confundibles con una veta cortada; y entonces siguen la
direccin a ciegas, y gastan en esos trabajos, muchas veces, toda su fortuna.
Para encontrar agua en Alemania se usaba mucho la vara adivinadora; una especie
de barrita de madera o metal que llevaba una persona con facultades especiales,
caminando sobre un terreno dado. Si bien es verdad que con este medio se
descubrieron muchas veces fuentes de agua y se dio con buenas minas, el resultado
no era matemtico; dio unas veces resultado; otras veces, no. La balanza nueva,
dicen que es un invento absolutamente seguro y que se han encontrado vetas de
metal en Escandinavia, en el fondo de un lago profundo y que, adems de estar
tapado por el hielo tena una capa de arena en el fondo.
Dice Derstorf, que esta balanza mide por el grado de torsin, a la cual queda sujeta
un hilito extraordinariamente delgado de platino-iridio.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Por ejemplo: concreciones salinas, en relacin con las rocas que las rodean
representan una falta de masa. Pues bien; estas concreciones salinas, en
comparacin con la roca estril, son mucho menos espesas y producen as una
modificacin en el campo de gravitacin. Al revs: las vetas metlicas representan
excesos de masa, en comparacin con la roca, y muestran modificaciones en el campo
de gravitacin.
Parece que el aparato es sencillo y que no lo venden a precio exagerado, de modo
que todo minero lo puede adquirir.
Las montaas de la pennsula ibrica encierran grandes tesoros en plata y oro. Los
antiguos han explotado minas que hoy ya no se conocen. El inventor tiene, pues, en
Espaa, y en la Amrica latina, un gran campo de accin. Pero no solo en la minera;
en la agricultura falta agua, y sabemos que existen por todas partes corrientes
subterrneas, difciles de encontrar hasta ahora.
La balanza de torsin, pues, es un invento de mucha importancia, y pronto sabremos
el resultado que ha tenido en las diferentes partes del mundo.
Nuestros antepasados tenan la costumbre de enterrar el dinero para esconderlo de
los ladrones y se supone que en muchas murallas de edificios antiguos, se encuentran
monedas de oro guardadas. Ahora, con la balanza, se podr ver al travs de los
muros, sin destruirlos. Y, con este aviso, damos la voz de alerta a las personas que
habitan casas sospechosas; porque, con la balanza alemana, pueden ganar la lotera
de Navidad sin jugar.
Tanto en el cuerpo humano como en los instrumentos, solo es cuestin de aumentar
la sensibilidad.
El individuo que puede llevar con xito la varita, no es nada ms que un
hipersensible.
Un americano que recibi sus enseanzas en Charlottenburgo, ha hecho un invento
notable, al presenta a la Academia un instrumento con el cual se puede medir la
millonsima parte de un milmetro, es decir, observar algo con mucha ms precisin
que con el ultramicroscopio ms perfecto. El ultramicroscopio har una revolucin, no
solo en la fsica, sino hasta en la qumica y biologa.
Por de pronto, ha podido medir el crecimiento de una planta durante diez minutos; y
se vio que los vegetales no se desarrollan uniformemente, sino a saltos, y que luego
decrecen, segn la influencia de la luz. Describe el crecimiento de la planta una
especie de espiral.
Para los agricultores, es de importancia el invento, porque con el micrmetro se
podr ver la influencia efectiva de los abonos de una manera absolutamente
matemtica. Asimismo, se acabarn las discusiones sobre la influencia de la luz
ultravioleta, porque ahora se vera lo que hay de cierto.
Todo lo que se ha discutido sobre la construccin o constitucin del tomo, recibir
una explicacin precisa; pues el ultra micrmetro podr medir objetos mucho ms
pequeos como los que hemos tenido por tomos.
Como, por influencia del calor, los cuerpos se dilatan y nunca se pudo saber con
precisin hasta qu grado; ahora, con el ultra micrmetro, se ver eso
admirablemente. Por tal circunstancia dar explicacin y nortes nuevos a los
qumicos, en muchas materias.
den con ellas. Generalmente las llevan a los centros nuestros. Por el Libro de los
Muertos se ve cun adelantados estaban los Egipcios.
El hombre, para sus observaciones, solo puede valerse de sus cinco sentidos para
adquirir una conviccin, pero la ciencia ha probado que hay animales que no tienen
ms que dos sentidos y aun hay algunos que solo poseen uno. Si la teora de Darwin
llega a confirmarse y yo no lo dudo que en parte suceder, el hombre antes careca
de ciertos sentidos que actualmente posee. El hombre de la cueva no puede
compararse con un sabio actual. As, pues, como los sentidos se han ido
desarrollando poco a poco en el pasado, para conocer el mundo actual, en otro lapso
del porvenir, desarrollaremos otros sentidos, para conocer el mundo invisible.
Los hombres de ciencia, siempre han credo encontrar una identidad del alma con el
cerebro, y creen que, mientras ms voluminosa o ms perfecta y normal sea la masa
enceflica, ms inteligente tiene que ser el hombre. Esto no siempre es verdad; pues
no debe olvidarse que, cuando se hizo la autopsia de los cadveres de Brummssen y
Mommsen, se vio que tenan la masa ceflica completamente reseca.
ltimamente en el Middlesexspital de Londres, se han hecho experiencias muy
concluyentes sobre la relacin que existe entre el dador de la sangre y el receptor en
las transfusiones, pues el enfermero Lee que en veinte casos haba prestado su
sangre a enfermos graves, pudo decir con certeza matemtica si el paciente morira o
vivira, ms an, cuando la persona mora despus que llevaba sangre de l, aun
estando muy distante, l lo saba. Esto es una prueba que la sangre en su parte astral
no se desune, fenmenos que es completamente desconocido por la medicina.
Dos das haca que Bernardo regresaba a cada instante al hotel, a enterarse, en la
portera, de si alguien haba preguntado por l. Pero siempre la misma respuesta: No
ha venido nadie, seor.
La situacin era desesperante. Qu habra pasado? Se habra olvidado Rasmussen
de escribir oportunamente a sus hermanos de aqu para que le dieran el segundo
grado o se habra perdido la carta?
Todava le persegua la idea de que en todo deba de haber alguna equivocacin.
Quiz debi haberle confundido Rasmussen con otro. Esto de insistirle siempre que
deba recibir el segundo grado, cuando no haba recibido todava el primero, le
preocupaba.
Para conocer el medio, haba ido a visitar los centros teosficos, pero la recepcin
que le hicieron la ltima vez, le oblig a no volver ms.
Al llegar la tarde del cuarto da, se dijo: Ya maana no esperar aqu en balde. Me
ir a visitar la montaa de Montserrat.
XXII
Muy de madrugada, tom el tren en la misma estacin de Francia, donde haba
llegado, siguiendo el consejo del mozo del hotel. Sali para Martorell. Era una
maana hermosa, da 27 del mes.
Muchas veces el Rosa-Cruz le haba dicho, que este da se deba reservar para las
oraciones, que era el da predilecto para ponerse en comunicacin con los maestros
del invisible. Muchas veces haba formado la cadena con los maestros y lo que le
daba pena era que hoy se encontrara tan solo. La decepcin que le haban causado
algunos tesofos de Barcelona, los que se hacan llamar espiritualistas y hasta RosaCruz, haba sido tan grande...! Haca aos que se repetan en sus obras las mismas
cosas, nada ms que cambiando la frase, ensanchndola de vez en cuando, pero
siempre alrededor de un crculo vicioso, entre el dogma del Karma y la
reencarnacin. Hoy se senta inclinado a la meditacin. Los ensueos que haba
tenido todas las veces anteriores, durante los seis das que esper, fueron ensueos
tan raros...! Haba visto seres que se aproximaban a su lecho, haba despertado
muchas veces con cierta angustia, etctera...
Baj en Martorell, donde le haban dicho que haba automviles. Busc por todas
partes, pero no pudo ver ninguno, hasta que de pronto divis una especie de auto de
turistas con imperial y se dijo: All arriba me voy, pues estar solito y nadie me
molestar para tomar la impresin de Montserrat. Abajo, el conductor estaba
acomodando a la gente. Crea Bernardo que no habra nadie que quisiera compartir
con l los asientos de arriba. Ms, de pronto, salen del edificio de la estacin un
grupo de seis viajeros ms, y entre ellos un mdico a quien haba consultado una
noche, y una seora que en varias ocasiones haba credo ver en la Rambla. todava
no haba salido de su sorpresa, cuando el mdico que haba levantado la cabeza le
dijo:
Qu, amigo! Tambin a Montserrat? Pues all vamos, para estar con usted. Y,
en un santiamn, se haban acomodado los llegados ltimamente.
Voy a tener el gusto de presentarle a la seora Saisa.
Seora, ah tiene usted a un colega alemn que ha venido a conocer nuestra tierra.
El camino iba, primero, a Esparraguera, por una calle angosta por donde a cada paso
haba el peligro de atropellar a alguien: las bombillas del alumbrado se podan coger
con las manos. Despus, a los tres pueblos del Bruch.
Al ltimo, ya estn cerca de la montaa, y se divisa en la piedra un tringulo, como si
la montaa tuviera una ventana al espacio infinito. Qu vegetacin tan rara! Sigue el
camino una especie de serpentina que circunda a la montaa, hasta de repente llegar
al patio mismo del convento.
Primero fueron todos a la Iglesia a recogerse ante la santa Imagen. La seora le
haba contado el cuento de Fray Gar. con elegante diccin haba dicho:
El conde de Barcelona tuvo una hija de rara belleza, pero a la muchacha le daban
ataques epilpticos. Se consult a todos los mdicos, para curar aquellos ataques,
pero nadie poda curarla. No se trataba de una epilepsia comn. Era una especie de
posesin; pues, tan pronto la muchacha perda el sentido, hablaba un ser en ella: era
la voz del demonio; y, despus del exorcismo, hecho por un sacerdote de aqu, la
entidad que se vala de la boca de la muchacha enferma, deca que no se curara,
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
hasta ser llevada ante un santo sacerdote que a la fecha diriga o era abate del
convento de Montserrat. El mismo espritu le haba dicho que deba confiar a la
muchacha por varios das al Abad, y que si ste se opusiera, por ser un
quebrantamiento de la clausura, el conde de Barcelona deba imponer toda su
autoridad y obligar al fraile a que admitiera a la muchacha.
El conde de Barcelona obedeci la indicacin y llev a su hija a Montserrat. Como
crea el padre, opuso resistencia, pero el conde le oblig a desistir de ella y le entreg
a la hija. Sola sta ya con Fray Gar, que as se llamaba el sacerdote, a ste el
demonio le abri los ojos fsicos y quiso contemplar esta belleza extraordinaria. En la
noche siguiente, la muchacha cae con sus ataques de epilepsia y fue a tentar con sus
carnes voluptuosas al fraile. Este al principio huy y se escap; pero, al fin, fue
vencido y comi el fruto del rbol prohibido. Consumado el acto, la entidad que se
haba posesionado de la criatura, lanz una carcajada infernal, burlndose del
sacerdote que haba faltado a sus deberes de celibato; y ste, entonces, llevado por la
clera, se ech encima de aquella, le puso las manos en la garganta, y la estrangul.
El estertor de la muerte se confunda con la carcajada lanzada por el demonio. Pero
luego vino el espanto al fraile; y entonces, por el temor del castigo que poda venirle
por parte del conde de Barcelona, sigilosamente, se llev el cadver y lo enterr
junto a una roca de la montaa, cubrindolo, primeramente, con la tierra fresca, y
despus con unos matorrales silvestres.
Al querer regresar al convento, sinti una voz que deca: Te convertirs en un
animal, hasta que una criatura te perdone tu crimen.
Al acercarse al convento, la transformacin ya se haba efectuado. Vio que unos
leeros que estaban trabajando en la montaa, huan espantados; y entonces advirti
que la ropa le haba desaparecido, cubrindole el cuerpo una espesa pelambre.
Llegado al convento, los legos tomaron palos para espantarlo, y el animal no tuvo
otro remedio que refugiarse en la montaa.
All qued; pero nadie saba que el criminal y el fraile eran idnticos.
La desaparicin, pues, de Fray Gar y la de la criatura, llamaron poderosamente la
atencin en Catalua. El conde de Barcelona hizo todo lo posible para saber el
paradero, pero todas las investigaciones resultaron intiles. El Abate convertido en
animal merodeaba por la montaa y la hija del conde de Barcelona yaca sepultada
en el matorral desconocido.
Siete aos haban pasado. Leeros y cazadores haban visto muchas veces el animal
raro en la montaa de Montserrat, pero nunca nadie pudo cazarlo. El conde de
Barcelona, que haba sufrido mucho con la prdida de su hija amada, tuvo que
conformarse al cabo de tiempo, y este consuelo fue ms efectivo el da en que la
esposa del conde estaba en vsperas de ser de nuevo madre.
Con este motivo, el conde haba invitado a muchos amigos a una cacera, que se haca
en la montaa de Montserrat, y en ella se logr lo que no haba logrado nadie: los
cazadores pudieron agarrar el animal vivo, y se lo llevaron al conde. Este dio orden
de que llevaran la presa a su casa, pues quera dar una sorpresa a sus invitados, para
el prximo bautizo de su hija.
Lleg el da del bautizo y el momento de presentar el animal en el saln, donde se
encontraba la recin nacida. Ante la expectacin de las gentes, se oper entonces un
milagro! La criatura que slo contaba das, levant la cabeza y, con voz de persona
mayor, dijo: Fray Gar, ests perdonado.
Instantneamente, desapareci la envoltura de oso y volvi a ser el viejo sacerdote
desaparecido.
La sorpresa de los circunstantes fue estupenda.
Con la transmutacin, le volvi el recuerdo, y acercndose al conde, le dijo: Vamos
a buscar a vuestra hija, que an est en Montserrat.
Como era natural, los interesados se trasladaron inmediatamente a la montaa.
Al acercarse Fray Gar al lugar donde la enterr, se vio que estaba cubierto de rosas
hermossimas. Sali la hija viva, para colgarse al cuello del padre. En reconocimiento
de este milagro, ella hizo votos; y fue la primera Abadesa de Montserrat.
La leyenda da cuenta aqu, primero, de una posesin, estado patolgico que ha
combatido eficazmente la Iglesia, por medio de exorcismos. A pesar de esto, lo
niegan muchos sacerdotes, cuando lo afirman los espiritualistas. Despus, se habla
de la aparicin del diablo, como se habla muchas veces, en las crnicas religiosas, de
la aparicin de ngeles.
Es posible esto?
ngel, quiere decir mensajero. Un ngel, pues, es un espritu, de quien Dios se sirve
para trasmitir sus rdenes o mandatos.
Tienen cuerpo los ngeles? Me dirn que no la inmensas mayora de los telogos. Y
por qu? Porque son espritus, y un espritu no tiene cuerpo. Un espritu no tiene
carne, ni huesos, como veis que yo los tengo, dijo Jess, una vez que se apareci a
sus apstoles despus de resucitado. Convengo en que un ngel, Gur, o ser astral,
no tenga un cuerpo compacto como el nue stro, con carne, huesos, nervios, cartlagos,
sangre, linfa y dems humores; pero sera adelantarse, asegurar o suponer que
pueda tener un cuerpo astral, areo o fludico. Si el espritu del hombre va envuelto
de un cuerpo grosero, y esto es evidente, por qu razn no podr un ngel o un Gur
tener como envoltura un cuerpo tenue, fluidico o areo, astral? Adems, esto no
contraria para nada el dogma catlico.
La Biblia, que es la fuente principal de la Teologa, nos declara infinidad de casos, en
que los ngeles se aparecieron con cuerpo. En forma de estrella se apareci a los
Reyes magos, pero en forma humana a los pastores de las cercanas de Beln, a
Tobas y a Abraham en el valle de Mambr. pero para que nadie crea que soy un
iluso o hablo de mi cosecha, citar un prrafo de San Agustn que da pie a grandes
consideraciones:
S, es creble que los ngeles de sustancia espiritual, se enamoraron de la
hermosura de las mujeres y se casaron con ellas, y de ellos nacieron los gigantes.
Dice sobre este texto bblico, lo siguiente: Que hace Dios ngeles suyos a los
espritus y a sus ministros fuego ardiente. Si aadi o entendi sus cuerpos, o si es
que sus ministros deben hervir en caridad como en fuego espiritual, aunque la misma
versima Escritura afirma que los ngeles aparecieron a los hombres en tales
cuerpos, que no solo los pudiesen ver, sino tambin palpar. Pero, porque es fama
vulgarsima, y muchos lo confirman, o porque lo han experimentado, o porque lo han
odo a los que lo han experimentado, en cuya fe no se debe poner duda, que los
silvanos, panes y faunos, a quienes el vulgo llama incubos, han sido muchas veces
traviesos con las mujeres, que las han pretendido y conocido carnalmente, y que
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
ciertos demonios a quienes los franceses llaman dusios, procuran y en efecto cumplen
con ellas esta inmundicia, porque lo afirman tales y tantos, que negarlo parece falta
de vergenza; no me atrevo a determinar cosa aqu inconsideradamente, en razn de
si algunos espritus de cuerpos areos, pueden padecer esta torpeza, de manera que
como les es posible, se mezclen sensiblemente con las mujeres. (Libro 5 de la Ciudad
de Dios, c. 23).
Con la conversacin amena de Saisa, la cual hizo gala de sus grandes conocimientos
folklricos, y dej entrever un alma desarrollada de artista, le entraron sospechas de
que Saisa conoca algo de ocultismo; y, sin ms prembulos, le pregunt si conoca
algo de la sociedad de los Rosa-Cruz.
Sin inmutarse, sin dar muestra de sorpresa, dijo:
S, s algo; pero no hablemos ahora de esto. El Doctor que nos dirige en estos
estudios, nos ha aconsejado el silencio; y yo s que usted ha sabido callar, y sigue
callando. Y mire mejor las montaas. Vea usted; ah se destaca el Cavall Bernat. De
esta piedra cuentan que, al subir el hombre, baja mujer; o al revs; las mujeres que
suben, se convierten en hombres.
Ah! Esto quiere decir que el cambio se efecta arriba, en la parte ms alta... Por
ello, arriba se es asexual o hermafrodita.
Precisamente all regresamos al origen, a la creacin. No dice la Biblia que Dios
hizo a la criatura, hombre y mujer; aadiendo enseguida: Y lo hizo a su imagen...?
Quiere decir que en la leyenda del Cavall Bernat hay encerrado un gran misterio de
la Magia sexual. El Dro siempre dice que el Cavall Bernat es un falus natural, y
deba llevar la inscripcin: No fornicars.
El desarrollo de los poderes latentes en el hombre, la conquista de la magia prctica,
es la aspiracin de todo aquel que haya ledo obras hermticas, que haya visto
experimentar, alguna vez, a un iniciado.
Los ocultistas, los tesofos, hallan por todas partes claves, y suponen que es
necesaria la alimentacin vegetariana; otros piensan que los ejercicios respiratorios,
aspirando el aire por la ventanilla derecha y expulsndolo por la izquierda, pueden
ser el camino.
S! s! Es un camino, cuando se hace sin saber que lo que se hace conduce al
manicomio; que provoca el desequilibrio.
El 95% de los ocultistas no escriben ms que por vanidad. Su mayor placer es contar
a otros sus proezas, sus experiencias, y llegan a adquirir cierto delirio de grandeza,
en que se consideran superiores a los dems seres humanos. Por su filosofa, son ms
felices que otros; pero poco tiempo despus, viene la rutina, y sufren, desean como
los dems, porque su responsabilidad fue mayor; conocan fuerzas, haban adquirido
teoras que no llevaron a la prctica, en su desarrollo; les pasa con los poderes, como
con los negocios, que se chotean.
Sin gnero de duda, los ejercicios de Prana y otros mtodos son medios que
coadyuvan, pero no son esenciales: hasta salen sobrando, cuando se conquista la
verdadera clave.
Solo hay un camino que conduce a la luz; el dominio de las pasiones, el dominio de los
deseos. Claro dirn los ocultistas. Verdad de Pero Grullo. No; el asunto es
ms hondo, inmensamente ms trascendental. Dejar de fumar, no comer carne, eso
es dejar pequeos vicios; pasin es otra cosa.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Yo he visto hasta morfinmanos que han dejado su vicio por cinco o seis aos y
despus volvieron con mayor fuerza; hay quienes principian por fumar menos y lo
dejan, pero no por eso fueron magos. Ah!, si todos los vegetarianos, y los que no
fuman, fuesen magos, no necesitaramos devanarnos los sesos, para arrancar los
grandes secretos a la naturaleza; no sera necesario observar el dogma y el ritual de
la magia.
Es menester cumplir la ley de Dios. Otra verdad de Pero Grullo, Yo no robo, yo
no mato, yo no codicio la mujer de mi prjimo. En fin, todos son dechados de
virtudes, cuando se trata de juzgarse a s mismos. Cuntos hipcritas pasan por
buenos Cuntos otros lo son por vanidad o conveniencia! Aunque por naturaleza, el
Rosa-Cruz, es decir, el aspirante, sea bueno, relativamente, no le basta.
Fijaos en que los mandamientos bblicos son diez, y el complementario de Cristo:
Amars a tu prjimo como a ti mismo. Ms an: Amars a tu enemigo.
El que realmente desconoce el odio, la envidia, es algo ms avanzado. Pero, de ah, a
amar a sus enemigos, hay una gran distancia.
El mundo est tan pervertido, que generalmente las pers onas por las cuales nos
hemos sacrificado, las que no deben ms, saben corresponder menos, nos guardan
hasta un rencor ntimo, por haberles servido, por debernos alguna atencin. Un
corazn bien dispuesto puede perdonar, olvidar las ofensas; pero amar al enemigo,
besar el ltigo del verdugo, cun difcil es! Y, sin embargo, para la alta Iniciacin, es
preciso, indispensable. Todos esos peros son generalidades. pasemos, pues, a la
esencia de este precepto:
No fornicars.
Quin ha cumplido, o, ms bien, quien ha comprendido ese mandamiento de Dios,
estampado en la Biblia, que es uno de los libros ocultos, uno de los textos hermticos
sagrados de ms importancia?
El amor a la belleza, es indispensable para el ocultista, para el Rosa-Cruz. Sin l, no
se llega a nada; sin l, no hay adelanto posible.
Ahora el summum de la belleza est personificado en la mujer ideal. Una flor, un
cuadro, una escena, la naturaleza en su conjunto, podemos contemplar; la msica nos
hiere espiritualmente. Pero la mujer nos habla, nos mira, nos provoca, nos alcanza
ms intensamente; y es, por lo tanto, el conjunto que ms nos impresiona.
Hay hombres que son incapaces de sentir la msica; les es, como a Napolen, el
ruido ms soportable. Ver la vida de un cuadro es mucho ms difcil: Son mucho ms
frecuentes los seres incapaces de comprender la pintura, que la msica.
Yo no s pintar, pero he descubierto centenares de matices verdes en un rbol, en
donde otros solo vern verde comn.
Quin siente con todas las delicias de los perfume s, el olor del pasto despus de una
lluvia, cuando sale el sol?
Como hay inimpresionalbes, tambin encontramos personas hipersensibles. Yo he
conocido a alguien que puede formar verdaderas sinfonas de perfumes de flores. Los
msticos han escrito algo sobre esto. Pero, cun raros son los que entienden el
misterio de tales cosas!
El tro Materia, Energa y Conciencia, se impone en los alimentos desde el
momento en que los ingerimos.
18. Y el material de su muro era de jaspe; mas la ciudad era de oro puro, semejante
al vidrio limpio.
19. Y los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados de toda piedra
preciosa. El primer fundamento era jaspe ; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonio;
el cuarto, esmeralda;
20. El quinto, sardnica; el sexto, sardio; el sptimo, crisolita; el octavo, berilo; el
nono, topacio; el dcimo, crisoprasa: el undcimo, jacinto; el duodcimo, amatista.
21. Y las doce puertas eran doce perlas, en cada una, una: cada puerta era de una
perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro como vidrio transparente.
Volvieron otra vez a hablar de la S. T. fundada por Blavatsky, y que con tanto celo la
maestra cuidaba. Blavatsky estuvo en conexin con los verdaderos adeptos. Ella
tuvo su Gur que se llamaba K. H. y ella misma confiesa que de l recibi
instrucciones precisas para fundar la sociedad teosfica. No era ella, pues, nada ms
que un intermediario entre los maestros de sabidura de la Logia Blanca, y los
miembros de la sociedad teosfica misma.
No debe confundirse esto como se ha pretendido en algunos pases, con la simple
mediumnidad. Para ser el representante visible de los maestros de la sabidura, se
necesita ser ms que mdium: se requiere ser iniciado. Es indispensable pertenecer a
la Sociedad Rosa-Cruz. Blavatsky fue Rosa-Cruz, y en ella hemos tenido una de las
iniciadas ostensibles del siglo pasado.
Muerta Blavatsky, los sucesores, o, digmoslo claro, la seora Besant, debe haber
perdido la conexin. No vamos a creer que el Gur K. H. haya muerto. Para estos
maestros, la muerte no existe: y, si el Gur se ha retirado, si no asiste con igual
eficacia a la seora Besant como a Blavatsky, sus razones tendr.
No quiere decir esto que la seora Besant no tenga sus mritos. Los tiene, y muy
grandes; sus libros son interesantes, han esparcido luz en las tinieblas, y su labor ha
sido imperecedera. Pero, durante la ltima guerra, olvidaron los miembros de la
sociedad teosfica y aun lo siguen olvidando, uno de los principios fundamentales de
la sociedad: la fraternidad universal. Mientras en Alemania los tesofos eran
perseguidos, encarcelados por su labor pacifista, Besant y los suyos en Inglaterra,
excitaban a la lucha, animaban a la guerra. Ella misma tuvo eptetos, comparaciones
y adjetivos, de lo ms denigrante y ofensivo que se puede concebir, contra los
alemanes; y el que siembra vientos, no tiene mas remedio que recoger tempestades.
Las desuniones que han venido despus, en cuestiones teosficas, en todas partes,
dan a la par pena y vergenza. En Amrica creen que all la S. T. anda mal, y que
aqu en Espaa, todo es color de rosa. Pues sepan que, si all estn mal, aqu estn
peor; estadsticamente cuentan con muchos miembros, pero a las reuniones solo
asisten unos cuantos curiosos, intolerantes y fanticos.
Yo he tenido la rara fortuna de haber sido amigo personal, discpulo unas veces,
condiscpulo las otras, de Franz Hartmann, el conde de Des, de Papus: y recib mi
patente de la Sociedad Teosfica, de manos de Olcott. Steiner, Franz Hartmann,
Papus, Sarak, yo y muchos otros, hemos sido los ms calumniados por los tesofos,
ya en particular o como centro. Que esto dista mucho de fraternidad, no cabe duda.
La S. T. tuvo origen Rosa-Cruz: la misma maestra lo confiesa. Si los sucesores se
desvan del camino, como se estn desviando, no tendremos ms remedio que volver
a tomar el pendn primordial que hemos dejado: volver a ceirnos el manto de RosaCruz.
Sucede casi siempre que unos se interesan por el psiquismo y se afilian a los
espritus: luego, desilusionados, se pasan a la teosofa, donde despus de nuevos
desengaos concluyen por ser buenos Rosa-Cruz. Cuestin de progreso.
Mario Roso de Luna es un coloso. Intelectualmente, ponindolo en una balanza, no
subira un pice del suelo, si en otro platillo se pusieran todos los tesofos de Espaa
juntos, y, sin embargo, cunto ha tenido que luchar este verdadero tesofo, y cunta
pena le habr causado, cuando deca, en un diario de Madrid, que l nunca estuvo
conforme con la seora Besant y clasifica el ltimo manejo de la sociedad teosfica,
de un verdadero golpe de estado.
Aade, que ve el porvenir de la S. T. muy oscuro, en que los blavatskianos tiren por
un lado, y los besantinos, por otro; y que l cesar definitivamente de ser miembro de
la S. T., sin que por eso deje de ser tesofo, como ya ha sucedido a tantos hombres
de ciencia en todos los pases.
Hay Logias Blancas en las diferentes partes del mundo. No es que unas valgan ms
que las otras; la iniciacin es una; y as como la Blavatsky escogi el ambiente
favorable en la India, otros lo han hecho en Yucatn. Hartmann en Bohemia, y yo,
ms vale confesarlo, en la montaa de Montserrat.
Que haya cierto grado de intimidad entre el Gur y el chela, es muy posible.
Blavatsky conoci de nombre a su Gur, el ya varias mencionado K. H.; y el que
apareca al conde de Das, se llamaba Saki. Yo he estado con l cuando lo invocaba.
Por eso, poco dao le han hecho los calumniadores. Alberto de Sarak, o conde de
Das, tendra sus humanos defectos, como los tuvo Franz Hartmann, y como los tengo
muy sobrados yo. Pero qu nos importa el juicio del mundo si a los adeptos, nuestro
maestro y Gur, aquel ser excelso, depurado, no nos abandona y nos perdona, y cada
vez que acudimos a l en solicitud de algo, ya sea para nosotros o nuestros amigos,
nos ayuda como el padre ayuda a sus hijos, como el maestro socorre al discpulo? Si
logramos muchas veces un xito, si logramos la curacin de una enfermedad que para
los humanos es imposible, a l se debe que nos ha socorrido. No es nuestro el mrito.
Todo elogio corresponde a aquel maestro, conocedor de las fuerzas psquicas y de las
leyes eternas que con nosotros aplica, y del cual, a veces, solo somos instrumento.
El filsofo que no est en contacto o relacin con un Gur, no es ms que un pobre
lector de libros que se llena la cabeza de ideas ajenas, pero no realiza progreso
alguno, paga cuotas y casi se puede decir que pierde el tiempo.
Lo juicioso, racional y justo sera que los tesofos, en vez de combatirnos como RosaCruz y considerarnos como una especie de competencia, que es ridculo, nos debera
tomar como especialistas, siendo tesofos como somos, en la verdadera acepcin de
la palabra, y abrirnos las puertas de sus centros, ya para aprender algo, si creen que
nos pueden ensear, o aprender de nosotros, ya que es sabido que en general, somos
ms adelantados.
Lo mejor de la S. T. es el estudio comparativo de las religiones.
Todas las religiones tienen una base comn. Solo se diferencian en la manera de
presentar sus dogmas y principios. Es a semejanza de levantar un edificio un
arquitecto, en que una vez usa columnas egipcias, o se vale del estilo drico bizantino,
romano, o puede sentir ms inclinacin por el estilo cosmatesco o los del claustro de
Santa Escolstica; pero, todos, no tienen mas objeto que sostener un edificio.
Las columnas son las nicas que difieren en su modo de ser y el aspecto del adorno
es diverso.
Igual son las religiones: en s, todas son una; si alguna vez es una columna cristiana o
budista, otra vez la de Confucio o la de Mahoma que se nos presenta, eso ni pone ni
quita mrito al edificio levantado.
El sentimiento religioso es innato en todos los seres. Lo que es repugnante es un ente
sin religin.
La palabra religin, viene de religare volver a ligar nuestro ego interno con Dios en
el Gran Todo.
Los religiosos en la antigedad, eran la salvaguardia de la sabidura, eran los que
conocan los secretos ntimos de la naturaleza, los que tenan la clave de los arcanos,
dentro de su sistema religioso.
No siendo posible que todas las grandes masas, que por su estado intelectual
difieren, pudieran conocer estos secretos, tuvieron que hacerse forzosamente
selecciones; no era posible enserselo a todos, sino iniciar a unos pocos, a unos
privilegiados.
Estos llambanse Maestros de la Sabidura.
Si indagamos la historia, encontramos completamente confirmado esto, y que una,
quizs la ms antigua, que es la hermandad de los Rosa-Cruz y ella es a mi ver la
ms antigua, porque no es de esta tierra, como dijo el Gran Nazareno: Mi reino no
es de esta tierra. La verdadera congregacin, con sus adeptos, o mahatmas, o
Gurs, Rosa-Cruz, existe en Jinas, en el Astral invisible para el vulgo y solamente
tienen acceso a ella, algunos que logran el paso de la puerta del Santuario, por la
iniciacin. Son los que dejan pasar los guardianes del umbral.
Esas sociedades hermticas han tenido en la parte externa, exotrica, sus
asociaciones, que dedicadas al estudio, preparan a los asociados para que puedan
penetrar en las hermandades invisibles, ocultas, llamadas las Logias Blancas.
Sicut superius, sicut inferius (lo que hay arriba hay abajo), es un principio muy
antiguo. Lo que vemos aqu, viene de all. Ciertas ceremonias que hacemos aqu en
la sociedad y en las religiones modernas, se hacen y hacan tambin en el mundo
invisible, en el mundo de Jinas.
Una de esas ceremonias, de origen divino, es la que se celebra, con algunas
variantes, en nuestra religin cristiana, en el Sacramento Sagrado de la Misa,
constituido por el Nazareno en casa de Jos de Arimatea.
Cuenta la Biblia, que cuando lleg el da de Pascua, Jess mando a uno de sus
apstoles a preparar la santa cena, y sta se verific en casa de l senador romano
Jos de Arimatea, muy adicto a las enseanzas de Nazareno.
La conspiracin contra Jess comenzaba en los mismos momentos en que los
congregados en la casa del senador, los miembros de la congregacin, los hermanos
esenios, pues a esa sociedad oculta pertenecan Jess y los apstoles, celebraban un
gape, y despus tuvieron que partir precipitadamente.
Fuera que Jos de Arimatea fuese avisado, o que l ya estuviese al tanto del
ambiente poltico, escondi los servicios que pertenecan a esta ceremonia, y, en
primer lugar, el cliz que usaban los esenios, y que tena segn la tradicin, un origen
tan angelical como diablico.
Prevena de aquella revuelta de los ngeles, encabezada por Lucifer, a los cuales
hubo que reducir al orden, por las legiones mandadas por San Miguel. Este arcngel
tuvo que luchar cuerpo a cuerpo con el Prncipe de las Tinieblas, que as se llamaba
desde ese instante, aunque haba sido el Lucifer y hacedor de la luz. De un lanzazo,
de una estocada bien dirigida, hizo saltar de la corona de Lucifer una esmeralda
hueca que llevaba engarzada en la corona que cea su frente.
San Miguel recogi esa joya, y, en recuerdo de la lucha, guard la lanza vencedora, y
aquella esmeralda conquistada, como trofeo.
Los esenios poseyeron despus esa reliquia santa, que fue la misma que usaba el
Salvador del Mundo en el gape con sus apstoles.
Quiso el destino, que la lanza fuese a parar despus a manos de los romanos, y la
tradicin dice que fue la que us Longinos al abrir el costado del Seor.
Muerto Jess en el Calvario, la autoridad romana sigui haciendo pesquisas, como
hace hoy el capitn general de una regin, cuando ha sabido de una reunin secreta
de polticos, y encarga a la polica recoger las proclamas, las armas y todo lo que
pudiera constituir el cuerpo del delito de la asamblea.
Los conjurados, al adivinar las consecuencias, tratan de ocultar todo lo que puede
perjudicarlos; y, generalmente, cuando la polica hace el registro, ya es tarde, y nada
encuentra.
Igual pasara all en Jerusaln, en la poca de que tratamos. Jos de Arimatea, que
no sufri la persecucin inmediata como Jess y sus apstoles, tuvo tiempo y ocasin
de esconder el cliz y la lanza; pero la polica no se conform con las explicaciones
que diera el senador. Y cuenta la historia tradicional, o, si mejor queris, la tradicin
histrica, que lo tuvieron cuarenta y dos aos preso, creyndolo obligar, por esa
medida opresora, a declarar dnde haba escondido la lanza y el cliz. Lo mismo que
se hace en Mxico con los alcaldes que tienen armas enterradas. Se los mete en la
crcel; y siempre quedan mal: si declaran las armas que tienen, los castigan por
haberlas tenido; y, si no declaran nada, por no haberlas tenido. Y sucede que, tan
pronto pueden, voluntariamente se expatran, para unirse en el extranjero con sus
partidarios polticos; y comen all el pan amargo del destierro. Igual lo hizo nuestro
senador Jos de Arimatea: llevando lo nico: el cliz y la lanza; y as se fue en busca
de cristianos a Roma. All se encontr con las persecuciones neronianas, y tampoco
pudo unirse con ninguna asociacin secreta.
Buscar otro refugio, partir de all, y juntarse con correligionarios, era su constante
anhelo.
En aquel cliz, haba recogido el Hermano Esenio la sangre del Maestro, de Nuestro
Seor. Era sang-real. En ello ven muchos el origen de la palabra San-Greal. El Santo
Hombre, Jos de Arimatea, portador del divino cliz, dej en su peregrinacin rastros
en Italia; y sostinese, hasta hoy en da, la idea de que existe el cliz del Graal en
algunas partes de Italia. Habindose dirigido despus a Irlanda, volvemos a
encontrar, no solamente rastros, sino documentacin que patentiza el paso de Jos de
Arimatea llevando el Graal.
Este hombre cumpla una misin. Cierta noche, le haba aparecido un ngel que,
mostrndole por medio de una visin la montaa de Montserrat, le dijo: Este Graal
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
a ambos lados de un camino central que iba al Templo, y, cogidos de la mano del
Doctor, entraban Saisa y Bernardo. En su cuerpo astral, frente al altar, el iniciado
mayor los esperaba en actitud de recepcin. De una orquesta invisible se sentan los
acordes de la marcha nupcial de Tannhauser. Bernardo comprendi entonces por qu
le haban hablado del segundo grado: tuvo la facultad de la vista retrospectiva, y se
vio, en una vida anterior, en la montaa de Chapultepec, donde recibi de manos de
Rasmussen el primer grado. Saisa entonces haba vivido en el mismo pas, haba
vivido bajo el nombre de Samuel Santos, en el Estado de San Luis, donde esta familia
aun hoy existe. Ambos, pues, haban recibido juntos el primer grado y hoy los
hermanos del invisible, los tesofos, los llaman los seores del Karma; los haban
juntado otra vez.
La experiencia en el astral era, y no era, nueva para ellos. En sueos lcidos, haban
tenido experiencias, pero no se haban dado cuenta cabal de lo que los invisibles
hacan con ellos. En este momento, libres de los estorbos de la carne material, podan
llenar el vaco entre sueo y sueo; y ahora comprendan cmo haban sido objeto de
enseanza durante los ltimos aos. Ahora comprendan los sinsabores del pobre
Doctor, que al saber muchas veces lo que pasaba, no poda explicarlo.
No hubo necesidad de pruebas y experiencias. El maestro les comunic la clave del
oculto poder; les dio una serie de palabras, clave con la cual podan acudir cada vez
que lo desearan a esta Logia Blanca; salir en cuerpo astral, y regresar a su cuerpo
material cuando quisieran. Para las prximas semanas, les dio instrucciones sobre lo
que deban hacer y dejar de hacer en su vida diaria.
Cosa extraa! Entre los Gurs, estaba Rasmussen, pero por un instante faltaba el
doctor. Y es que los dos, Rasmussen y el ltimo, eran uno solo; que en este momento,
el Gur se haba valido del cuerpo del medico. Ahora comprendi Bernardo que el
Maestro haba cumplido, al decirle que lo ira a buscar al hotel.
Era suficiente haber estado en el Templo, para formar parte ntima de la comunidad,
para participar de todos los poderes. La energa que sala de una especie de altar
radiante, de una luz especial donde guardbase el cliz que haba servido a Nuestro
Seor en el Santo Graal, se comunicaba a los asistentes.
No es permitido describir aqu pormenores; el hecho es sealar que aquello existe en
estado invisible, en la montaa de Montserrat, y que all residen grandes poderes.
Sbitamente oyen la frase del Doctor: As sea. Y entonces se disuelve la cadena
material. Los cuatro asistentes, cuyos nombres no hacen al caso, no se haban dado
cuenta de lo que haba pasado. En ese estado del astral, la nocin del tiempo se
pierde. Ellos, los cuatro, no se haban dado cuenta de que hubiese habido ninguna
interrupcin. Bernardo y Saisa, al contrario, tenan la sensacin de haber estado
semanas en el Templo. Bernardo senta que su venida a Catalua no haba sido en
balde, pues haba logrado su objeto. De ahora en adelante sera un hermano iniciado
al lado de Rasmussen, esparciendo la luz de los Rosa-Cruz. Saisa haba recibido el
encargo de fomentar entre un crculo reducido, la fraternidad de los caballeros y
damas de Montserrat; y ella, desde ahora, estaba en comunicacin directa con los
hermanos mayores del invisible. La iniciacin en la montaa de Montserrat haba
tenido en ambas un efecto residual.
Bernardo despus de su Iniciacin se qued por algn tiempo en Espaa, visitando la
capital y la parte sur del Reino. Como era natural, al regresar de sta, estaba
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
XXIII
Meses haban pasado, Rasmussen haba prometido a Bernardo, hacer la curacin de
Elsa. El da tan ansiado se aproximaba. El Rosa-Cruz se vena preparando desde
haca varios das, guardando cierta dieta. Bernardo haba hecho otro tanto.
En aureola de colores verde y oro, brillaba el sol en Oeste. Una inmensa nube, como
los brazos de una sepia gigante, trataba de aprisionar al astro rey; pero los rayos
penetrantes de Helios, parecan apartarla y dejarse ver sin interrupcin. El suelo
haba quedado hmedo a causa de una llovizna que, como un eplogo de varios das
borrascosos, haba limpiado la atmsfera, dando al ambiente un olor agradable a
ozono.
En casa de la seora Kersen, hallbanse reunidos tres seres que conocemos; el
Rosa-Cruz mexicano, Bernardo y Elsa. La conversacin era pesada. Se senta el
tictac del antiguo reloj, y el gotear desde el tejado de la casa.
Por la ventana, entraba una corriente de aire fresco, como el aliento de un espritu,
que pareca empujar el aire gastado del cuarto, para reemplazarlo por algo lleno de
salud. Era como si los tres sintieran la respiracin de la tarde al mismo tiempo. La
conversacin se avivaba. La mirada de Rasmussen descansaba sobre los bordes
dorados de aquella inmensa sepia alrededor del sol.
La hora es propicia, hoy debe ser, hoy te conjurar, el ojo del sol volver brillar para
ti: es menester que consuma la oscuridad.
Om-om-om... En este instante, como el susurro especial de un viento invada la
estancia.
Elsa hacia un movimiento como de escalofros.
Quieres que cierre la ventana, Elsa? pregunt Bernardo, con tierna solicitud.
No! interrumpi sbitamente Rasmussen. Nuestros ojos no lo pueden ver
an. Mi Gur Nahuatl hoy me asiste.
Maestro interrog Bernardo: es uno de aquellos que vi e n Montserrat?
No respondi Rasmussen. Mi Gur reside en Mxico, pero acude aqu a mi
llamado.
Elsa concentrada sobre las ltimas palabras de Rasmussen, repite quedamente: El
ojo del sol vuelve a brillar: que la oscuridad se va a consumir, l lo ha dicho.
Despus de un corto momento, se llenan repentinamente de lgrimas los ojos de Elsa
y poco a poco principian convulsiones que aumentan, haciendo temblar todo el cuerpo
delicado de la joven.
Hoy recibir la luz, Bernardo! Que felicidad! Este, incorporndose, exclam:
S, Elsa. Desde que regres de Montserrat, s que te vas a curar.
luego guard silencio hasta que de pronto Elsa, algo sobrexcitada, pregunt:
Qu pasa?
Es el Gur mismo! Yo siento con mis odos espirituales su voz! asever
Bernardo.
Ya estis en contacto dijo calladamente Rasmussen, la curacin comienza y
del resultado estoy seguro.
Se haba levantado el Rosa-Cruz y con aire majestuoso, levant ambos brazos,
ponindolos en actitud de oracin frente a los rayos solares. Es la hora del Tatwa
Prithvi.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
Elsa irgui la cabeza. Senta como si le penetrara luz. Sobre su frente haba un reflejo
bendito. Por fuera de la casa, se senta constantemente el susurro del viento. El reloj
de la Iglesia dio seis campanadas.
Es la hora de oro dice Rasmussen.
No ves dice calladamente a Bernardo aquella estrella vespertina que
principia a brillar y a alumbrarnos la tarde? La ves, Bernardo?
Bernardo contesta:
S. Es Hsperus.
Elsa se haba levantado como atrada por una corriente mgica. Su frente pareca
ponerse en lnea recta con aquel punto sealado en el cielo. La hora del Tatwa
Prithvi, la hora de oro repeta ella tambin con voz temblorosa. Ahora s lo que
es el Tatwa necesario; ahora s lo que significa la hora de oro.
Sus manos iban a tientas como buscando algo en el espacio, hasta que encontr la
mano de Rasmussen. Temblorosamente apret esta mano contra su frente.
Callaba...
Levant ms la cabeza. se vea que hablaba con labios temblorosos, sin moverse,
como una estatua, como una diosa hecha de fuerzas mgicas y de luz, y sonrea...
Los minutos pasaban. Un silencio absoluto llenaba el espacio. Inmvil permaneca
Elsa con la mano del Rosa-Cruz sobre su frente. Pareca como si todo su cuerpo
estuviera pegado a esta mano. Poco a poco cambiaba esta actitud de xtasis en un
sueo tranquilo. Iba a caerse, cuando Bernardo la tom en sus brazos, depositndola
sobre un divn que estaba al lado de la estufa.
El Rosa-Cruz tom su propio manto, cubrindola toda.
Ahora debemos retirarnos, debemos dejar la labor al Gur Nahuatl a solas.
Las vibraciones de nuestras materias perjudicaran al cuerpo astral del Gur
Nahuatl, cuando viene de tan lejos. Yo, como iniciado, podra quedarme, pero me
retirar con ustedes. Mas tarde, Bernardo, cuando hayas avanzado ms, por el
camino emprendido, podrs ver muchas veces estas materializaciones de mi maestro,
como has visto en Barcelona el tuyo.
Al retirarse los dos, el Rosa-Cruz cerr la puerta, aadiendo:
Hay maestros que se materializan y andan por las calles de las ciudades, como
nosotros; y los transentes no se imaginan su existencia.
Al final del corredor, en la puerta de la calle, estaba parada la seora Kersen. Un
olor fragante a pastelera recin hecha, sala del comedor. Vena a convidarlos a
tomar caf, sin darse cuenta de lo que en aquel momento haban tratado. Tanto
Rasmussen como el joven haban olvidado participar a la seora Kersen que se iba a
tratar de la curacin de su hija.
Al ver la casa sera de Rasmussen, interrog de repente:
Qu! Hay algo de verdad?
S, hemos dejado a Elsa all dentro. Vamos a tratarla...
Sbitamente se puso plida la madre, y con acento lastimoso interrogle al RosaCruz:
Crees t que no pasar nada? No corre mi hija ningn peligro?
Bernardo excitado, no pudiendo esperar la respuesta de Rasmussen, contest por l:
Yo estoy completamente seguro del resultado.
comunicar el ojo con el cerebro. La labor del Gur fue cargarla de vitalidad para que
la corriente vital, como la electricidad, pasara de la glndula pinealis, por el nervio,
hacia el ojo, y la cargara de luz.
Fjese, mi querido amigo: El noventa por ciento de los ciegos podran ver, si
pudiramos cargarles la glndula pineal con esa fuerza viril, y actuar desde este
centro sobre los ojos.
La ciega que pareca no haba puesto atencin en la conversacin de los hombres, se
levant con los brazos levantados, cual si buscara algo.
Dame tu mano de nuevo, to dijo entonces. Ya no quisiera dormir, ni soar,
sino despertar y ver. Es ahora cuando me puedes dar la luz, la vista. El Maestro
estuvo aqu y me lo ha dicho.
Otra vez haba tomado la mano del Rosa-Cruz ponindosela en su frente, y
permaneciendo l en esta actitud que anteriormente hemos descrito.
Yo soaba... No, no soaba, sino vea dijo Elsa. Delante de m haba un
hombre vestido con una tnica blanca, adornada, creo, con palomas, y en la cabeza un
cliz. En una mano, llevaba tambin un cliz que resplandeca de luz. Me dio de
beber. Al pasar en m, esta luz lquida, me invada todo mi ser, me cargaba de algo
divino. Pude ver en el acto.
En este momento la ciega abri los ojos. Rasmussen pronunci unas palabras
desconocidas. Mantrams, en que haba cierto acento especial sobre las vocales.
Al que sabe, la palabra da poder. Nadie la pronunci, nadie la pronunciar, sino aquel
que lo tiene encarnado. El contenido de la palabra, es poder, omnipotencia.
Luego, pronunci nuevas frmulas, incomprensibles para los dems; y, de repente,
extendi su mano sobre la enferma en actitud de bendecirla, y dijo: Yo quiero que t
veas. De pronto, tom la cabeza con ambas manos, tenebroso, y la acerc a sus
labios, como si quisiera besarla. Pero no la besaba; sino que la soplaba en la misma
parte que antes haba sido objeto de conversacin, o sea, en la parte que
corresponda a la glndula pineal. En este instante, la pieza era invadida de una luz
especial verde. Elsa torn entonces los ojos hacia los dos hombres; y en ella, en su
mirar, se vea por primera vez, vida. Ella miraba; era la primera mirada.
La seora Kersen, que haba seguido todo lo que haba pasado en sus pequeos
detalles, exclam:
Dios mo! Dios mo!
La hija que por la voz reconoci a su madre, se lanz hacia ella y se abrazaron y
besaron largo rato. despus, dando la mano al hermano, dijo:
Gracias a Dios y a ti, se ha salvado mi hija! Qu dicha tan suprema, haber
asistido a un milagro semejante! Hoy el Seor nos ha bendecido inmerecidamente!
Elsa, que se haba soltado de la madre, empez a mirar al to, a la madre y a
Bernardo, con expresin interrogante. Pase luego sus miradas por toda la pieza,
detenindola en los cuadros, y dijo: Bien parecidas he imaginado algunas de estas
cosas. Sin embargo, otras son tan distintas...!
Un fenmeno curioso hay que anotar:
Todos los relojes de la casa se pararon al mismo tiempo que el Gur operara el
milagro en Elsa.
Este fenmeno de pararse los relojes, se ha observado muchas veces en diversos
lugares, al acontecer algn fallecimiento.
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
John Ellig, que ha hecho los estudios detenidos sobre tan extrao fenmeno, hace
notar, en la Revista Parapsicologa, que tambin sucede que se paren los relojes
cuando los moradores reciben impresiones fuertes.
Una caravana de turistas alemanes fue sorprendida por un alud de nieve, en los
Alpes Suizos. Al ocurrir el hecho, se salv milagrosamente uno de los turistas, por
partirse el alud. Pero, en presencia suya, aconteci la muerte accidentada de sus
compaeros. Al llegar al hotel y dar cuenta de la triste nueva, supo el sobreviviente
que el hotelero haba recibido telegramas de la casa del turista, en el que le
preguntaban si haba muerto; puesto que all se haban parado los relojes, y haba una
distancia de ciento cincuenta kilmetros.
Cmo explicamos los Rosa-Cruz esto? Pues por la presencia de hermanos mayores,
que acuden siempre a los lechos mortuorios, y a los grandes accidentes, y pueden, en
tales instantes, por las emanaciones de las vctimas, parar los relojes, a fin de dar,
con este fenmeno de efectos fsicos, una prueba de su asistencia.
Mientras el Rosa-Cruz, despus de haber realizado esta curacin milagrosa,
guardaba una calma absoluta que pareca extraa a un acontecimiento semejante, en
el cerebro de Bernardo estallaba una tempestad. Su nimo era parecido al de
Abraham, cuando ste, segn la leyenda, ahogaba los fetiches de sus padres. Todo el
edificio, cual un castillo de naipes, haba temblando en su base triangular. l haba
vivido algo, all en Montserrat, y hoy aqu, que estaba en pugna con su pensar lgico
de mdico.
Un nervio atrofiado, anatmicamente enfermo, haba recuperado su actividad. Un
alambre roto e inservible, haba dejado pasar una chispa.
Un milagro! No poda ser de otra manera.
Todas las cosas suceden a base de leyes inalterables; y, mientras en su cerebro iban
como rayos todos estos pensamientos nuevos, se realizaba algo ms extrao todava,
algo ms maravilloso.
La mirada de Elsa, interrogante como una efigie que despierta, haba divagado por el
cuarto, hasta volverse a encontrar con la de l. Pero qu vea en esta mirada?
Nunca podra olvidar, en el resto de su vida, estos primeros destellos de su vista.
Qu dichosos se consideraba Bernardo, con que esta primera mirada fuera para l,
llena de un amor puro, virginal, ardiente! Era una dicha casi inconcebible, considerar
que esa mirada, que era grandiosa, que transparentaba el alma de su amada, era
para l.
Bernardo crea que haba visto en algn Museo, una mirada semejante en el cuadro
de alguna Virgen de Andrea del Sarto, de una madre amorosa de Murillo u otro gran
clsico. Era como una Santa Mara; y a l le atraan estas miradas. Entonces, se
postr a sus pies, y, tomando una de sus manos, la llen de besos, besos ardientes,
besos de amor. Elsa, que los senta, confundida acaso, no saba que hacer, y quiso
postrarse ante su to, ante su salvador. Pero ste, tomndola amorosamente por una
mano, dijo: Nunca dobles tu rodilla ante los hombres; pero dblala ante el
bienhechor que te ha sacado de las tinieblas y te ha traido a la luz del da.
Tom entonces de su bolsillo una cruz de marfil rodeada en el centro con rosas de
oro.
Pon tus manecitas, sobrina ma, sobre este smbolo.
La cruz est extendida y la rosa florece en ella. Que las manos de todos los hombres
se conviertan en una cruz semejante, que da vida! No fui yo quien te cur; fue la
fuerza santa, simbolizada por esta imagen.
Luego agreg:
Ahora, hija ma, no debemos exponer tus ojos a la luz, tan rpidamente. Es preciso
que tu nervio ptico se acostumbre poco a poco a la luz del da.
Pidi entonces a su hermana un pauelo negro y le tap los ojos diciendo: Ahora
necesitamos, durante siete das, hacerte mirar al sol naciente; pero el resto del da,
debes descansar con los ojos vendados.
Ahora, deja que formemos contigo la cadena para dar las gracias a la Fuerza
Omnipotente.
Despus de haber formado la cadena, el Rosa-Cruz levant su mano hacia el Oriente,
y en tono sacerdotal dijo: Benditos sean los que han vivido antes de nosotros, los
que estn con nosotros y los que nos sigan; y gracias sean dadas a sus maestros,
directores invisibles. Benditos sean tambin los que estn sobre nosotros, los que
habitan abajo, a la derecha, a la izquierda; y vngannos las fuerzas incorporadas a
ellos. Benditos sean los que nos aman y nos comprenden y benditos los que nos odian
porque no nos comprenden; y gracias sean a las almas encarnadas en ellos.
Bendcenos, fuerza concentrada en los Nauas, en la Logia Blanca de Montserrat y
las otras esparcidas en el mundo; y permite que los hermanos invisibles cuiden de
esta nia, de esta criatura, hasta el fin de sus das. Amn.
Todos repitieron: Amn.
Despus de haberse levantado, el maestro sigui: Lo que ha operado aqu, es la
cruz, el smbolo de la cruz, pero no el smbolo de la cruz con la muerte, sino con las
rosas en flor.
Y con eso; volva a ensearles el smbolo, la cruz que llevaba en su mano.
Nosotros somos cristianos, y cristianos de veras, que conocemos todos los
misterios, y respetamos y practicamos todos los sacramentos; todava ms que
aquellos que lo son porque recibieron el bautismo. Nosotros admitimos la cruz que da
vida, y no como smbolo de la muerte. Nosotros sentimos el Cristo, en nosotros, ms
que los otros que siguen al Cristo histrico. Nosotros creemos que no existe la
muerte; los que caen desvanecidos en esta vida, vuelven a renacer como el fuego.
INRI, Igne natura renovatur integra.
En la Naturaleza, todo se renueva por el fuego.
La tierra nos reclama por cierto tiempo, pero nos hace renacer y reencarnar a cada
instante. Los hombres no conocen este fenmeno, y, as como mueren y nacen los
hombres, as muriendo y naciendo se suceden los pueblos.
Dirigiendo un dedo al Sol, que iba ponindose, dijo: All nacer un pueblo nuevo, la
raza del provenir.
El Rosa-Cruz, despidindose de todos, dio la mano a cada uno y se retir. Tambin
Bernardo dej a Elsa sola con su madre.
En las semanas que siguieron, Elsa fue poco a poco acostumbrndose a la luz,
siguiendo las instrucciones precisas que el Rosa-Cruz haba dado.
Un fenmeno curioso era que ella no poda ver la diferencia entre los animales; y as,
confunda constantemente los perros y los gatos y tambin tomaba las plantas cuando
Iglesia Cristiana Gnstica Litelantes y Samael Aun Weor
www.iglisaw.com
se mecan en el viento, por seres vivientes. Cosa extraa le pasaba tambin con las
personas; pues, al principio, le era difcil diferenciarlas por las facciones de la cara.
Por otro lado, tena la particularidad de ver el aura de las personas; y as, las que
eran colricas, las vea envueltas en una capa de rojo; a los avaros y envidiosos, los
vea envueltos en una aura verde sucio. A su madrecita, siempre la haba visto
envuelta en un color rosado-azulenco, limpio y puro. Cuando reciban visita, no
necesitaban que le explicaran la condicin de las personas, pues ella misma las vea.
Ojal que esta cualidad la tuvieran todas las personas! Pero solamente los RosaCruz tienen la clave para comunicarla.
Ahora, para Elsa empezaba la vida.
Haba puestos sus primeras miradas en este mundo que antes solo haba visto en su
luz interna. Ahora, vio que exista realmente este mundo de maravillas, tantas veces
explicado por bernardo.
En ella, todo era optimismo. Todo eran bellas esperanzas. Cuando echaba una mirada
en este laboratorio de la naturaleza, lleno de preciosidades, que antes mentalmente
se haba imaginado, senta una sensacin de voluptuoso bienestar, que solo son
capaces de sentir aquellos que estn animados de puro amor universal.
Cuando en sus paseos diarios iba por el prado, su dicha era ine fable, al poder ver las
rosas, los claveles, los aleles, los geranios y jazmines, con sus colores rojos blancos
y amarillos, que antes solo poda diferenciar por el olor.
Cuando vea el nacer y el morir de las plantas en la naturaleza, en un santo
ensimismamiento, elevaba sus oraciones al Cielo. Nunca persona ms pura haba
sido ms dichosa, ni persona ms dichosa, haba sido ms pura que nuestra Elsa.
Bernardo era un constante camarada que la acompaaba en estos paseos, y,
entonces hacan proyectos y soaban con el porvenir. Todo lo que haba pasado,
haba venido de una manera tan repentina...!
l la tomaba en sus brazos; la acariciaba... Ella se entregaba por entero a l; y l, que
no haba tenido jams otros amores, se entregaba a ella con todas las fue rzas de su
alma...