¿Qué Es La Locura - Leader PDF
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Qu es la locura?
Qu es la locura?
DARAN LEADER
TRADUCCIN DE RAQUEL VICEDO
sextopiso
T o d o s los d e r e c h o s r e s e r v a d o s .
Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida,
t r a n s m i t i d a o a l m a c e n a d a d e m a n e r a a l g u n a s i n e l p e r m i s o p r e v i o del e d i t o r .
Ttulo original
What is Madness?
Traduccin
RAQUEL VICEDO
Copyright E D I T O R I A L S E X T O P I S O ,
Pars 3 5 - A
Colonia del Carmen, Coyoacn
04,100, Mxico D. F., Mxico
S . A . DE C . V . , 2 0 I 3
SEXTO PISO E S P A A , S . L .
Formacin
GRAFIME
ISBN:
978-84-15601-23-4
Depsito legal: M - 9 5 8 8 - 2 0 i 3
Impreso en Espaa
NDICE
Introduccin
i. La locura silenciosa
Fundamentos
3. La psicosis
9
l
51
89
4. Lenguaje y lgica
123
5. El diagnstico
149
7. El desencadenamiento
217
8. Estabilizacin y creacin
247
9. Aime
285
309
11. Shipman
341
367
Eplogo
403
Notas
413
INTRODUCCIN
Hace muchos aos, cuando todava estaba estudiando, empec a trabajar como voluntario en una comunidad teraputica
una vez por semana. Slo pensaba en el psicoanlisis y quera
entender mejor el extrao fenmeno de la psicosis: las alucinaciones, los delirios y las alteraciones del habla sobre las que
haba ledo, pero que nunca haba experimentado de primera
mano. La mayora de los individuos que conoc eran bastante
tranquilos y no mostraban muchos signos de estar locos.
Tomar medicacin durante mucho tiempo los haba desgastado, y se haban acomodado en sus tranquilas rutinas. Sin embargo, haba un hombre que tena muchas ganas de hablar, y
nos pasbamos horas debatiendo sobre losofa, poltica y actualidad. Se expresaba muy bien, era lcido y extremadamente
inteligente, y me qued muy sorprendido cuando me enter de
que haba pasado los ltimos aos en hospitales psiquitricos.
Charlando con l, no me pareci que estuviera ms trastornado
que los amigos de la facultad con los que quedaba cuando sala
del trabajo en la comunidad.
Tras unas cuantas conversaciones, le pregunt a un par
de empleados del centro por qu viva en una comunidad teraputica y por qu tomaba medicacin. Las sonrisas irnicas que recib como respuesta me dieron a entender que se
me haba escapado algn detalle obvio, algn hecho evidente
que mi radar juvenil no haba detectado. Y de hecho, as fue.
Unos meses despus, en el transcurso de una de nuestras charlas, mencion un pas del que yo no haba odo hablar. Tras su
sorpresa ante mi ignorancia, hizo una aclaracin: me explic
que no viva en Inglaterra, sino en Xamara, un lugar habitado por animales salvajes y una legin de dioses exticos. Me
describi la geografa del lugar, su historia y su infraestructura. Todo tena un nombre y estaba clasificado, como los reinos de Angria y Gondal que inventaron las hermanas Bronte
en su infancia.
Para l, su rol como protagonista de la saga de Xamara no
era incompatible con su vida y sus tareas cotidianas en la comunidad. Mientras lo describa, su voz no mostr entusiasmo,
signos de emocin ni cambios de tono, como si se tratara de un
hecho ms de su existencia. Lo que realmente me impresion
fue esta continuidad en su voz: no haba seales ni indicios en
su discurso que indicaran que dejbamos el territorio de una
realidad compartida para introducirnos en un mundo privado. Era como si nada hubiera cambiado, y en nuestras conversaciones posteriores no hubo vestigios de ninguna iniciacin
secreta o de que me hubiera hecho parte de su confidencia. La
vida sigui igual.
Cmo poda ser me pregunt que el delirio y la vida
cotidiana estuvieran tan perfectamente entrelazados? Cmo
poda habitar uno dos lugares en apariencia distintos al mismo
tiempo, como si no existiera ninguna separacin entre ellos?
Y aunque vivir en Xamara pareciera una locura, por qu era
necesario someterlo a un rgimen mdico o ser internado?
No haca dao a nadie y a l no le causaba molestias. Estas son
preguntas que todava me hago, y en este libro he tratado de
estudiar algunos de los vnculos entre la locura y la normalidad. Se pueden separar estrictamente el delirio y la cordura o,
por el contrario, puede el primero no slo ser compatible con
la segunda, sino, ser incluso un estado de la misma?
Estas no son preguntas abstractas e intelectuales, estn
directamente relacionadas con el modo en el que la psicosis
se trata en la sociedad de hoy da. Nuestra actitud ante la locura modela nuestra respuesta ante ella, tanto en trminos de
nuestras interacciones cotidianas como en la oferta de terapias disponible. Pero ha habido una marcada ausencia de dilogo entre las tradiciones. Durante al menos medio siglo han
surgido teoras y terapias para la locura que son ms o menos
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la locura. Hasta la fecha, profesionales lacanianos han publicado varios de miles de casos de trabajo con pacientes psicticos. Aunque, por desgracia, fuera del medio la mayora de los
psiquiatras, psiclogos y trabajadores en el campo de la salud
mental no han tenido acceso a estos trabajos de investigacin
por diversos motivos.
Con frecuencia se asume que el trabajo psicoanaltico que
se lleva a cabo para el tratamiento de la locura es psicoanlisis
clsico: el paciente se tumba en el divn y hace asociaciones
libres, mientras que el psicoanalista hace interpretaciones relacionadas con su infancia. Aparte del hecho de que la mayor
parte del psicoanlisis no es as, la verdadera confusin nace
de la diferencia entre teoras y tcnicas. Una teora psicoanaltica de la psicosis no implica que necesariamente se utilice o deba utilizarse el psicoanlisis. Ms bien al contrario,
implica que las ideas analticas pueden utilizarse para inspirar
otros mtodos de trabajo, otros tratamientos diseados a medida de cada paciente en concreto. Este hecho ha sido obvio
para los profesionales en los ltimos cien aos, aunque sigue
generando malentendidos y confusiones, quiz, debido a los
prejuicios arraigados contra el psicoanlisis, tanto fuera como
dentro de su propio seno.
La atencin a la singularidad de cada paciente que supone el enfoque psicoanaltico es an ms importante en la actualidad, ya que vivimos en una sociedad que cuenta cada vez
con menos espacio para el detalle y el valor de las vidas individuales. A pesar del discurso de boquilla omnipresente que
respeta la diferencia y la diversidad, la poblacin est obligada
ms que nunca a pensar de modo uniforme, desde la guardera
hasta los pasillos de la vida profesional. Este hecho se refleja
en el campo de la salud mental, donde el tratamiento a menudo est considerado como una tcnica casi mecanizada que se
aplica a un paciente pasivo, y no como un trabajo conjunto de
colaboracin donde cada parte tiene una serie de responsabilidades. En la actualidad, cada vez hay ms presin para que los
servicios de salud mental sean considerados como una especie
12,
una respuesta, la frmula simplemente propone dos o tres soluciones entre las que el nio debe elegir. Esto implica, por
supuesto, que los nios aprenden que existe una respuesta
correcta que otra persona ya conoce, y que no merece la pena
que hagan sus propias interpretaciones. La clave del xito es
averiguar qu es lo que el otro quiere or, en lugar de intentar
encontrar una solucin verosmil por uno mismo. No es de extraar que los analistas sociales describan nuestra poca como
una era de falso yo.
En los ltimos cincuenta o sesenta aos nos hemos apartado tanto de la cultura del cuestionamiento, la apertura y
la tolerancia, que resulta asombroso comparar los textos de
los profesionales que trabajaron con la psicosis en los aos
cincuenta y sesenta con los de la actualidad. Muchos autores
contemporneos escriben como si los problemas de la locura simplemente se hubieran resuelto por medio de la investigacin gentica o neurolgica: la psicosis es una enfermedad
del cerebro y los medicamentos la curan. Hay, por supuesto,
notables excepciones y, en particular, me reero al trabajo
de muchos psiquiatras y profesionales de la salud mental en
pases escandinavos, aunque el panorama general es bastante
lamentable. El trabajo meticuloso a largo plazo, que dignifica a
cada paciente por separado, ha sido sustituido por un nfasis
pseudocientco con resultados mensurables y visibles.
Dos psiclogos estadounidenses que han continuado la
antigua tradicin de la psicoterapia de la psicosis comparan
sus esfuerzos con los de Horton, personaje creado por el Dr.
Seuss, un amable elefante que tiene la capacidad de poder or
a los habitantes de un mundo microscpico contenido en una
mota de polvo, aunque nadie en la jungla le cree. El conoce la
difcil situacin que viven estos habitantes y el desastre inminente al que se enfrentan, pero no consigue que nadie le escuche. Horton se encuentra solo en su empeo por salvarlos, y la
falta de apoyo de sus amigos macroscpicos, que hacen lo posible para obstaculizar sus intentos, dificulta todo mucho ms.
Cualquiera que trabaje en el campo de la salud mental, y que
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est a favor del enfoque psicoteraputico, reconocer la analoga inmediatamente: la obsesin con los resultados predeterminados, la conducta superficial y la normalizacin hacen
que otras opiniones parezcan improbables e inverosmiles.
Espero que las ideas expresadas en este libro generen dilogo en torno a una serie de preguntas que, al fin y al cabo,
nos conciernen a todos. Es necesario que se escuchen distintas tradiciones, del mismo modo que Philippe Pinel, a menudo
elogiado por humanizar la psiquiatra en el siglo xvm y principios del xix, escuch no slo a sus pacientes y compaeros
de la Europa continental, sino tambin a William Tuke y sus
compaeros del York Retreat de Inglaterra. Estos cuqueros
eran partidarios de un tratamiento humanitario en pequeas
instituciones y que enfatizaban las relaciones interpersonales, en contraposicin a los medicamentos. Recomendaron
encarecidamente que se atenuara la pasin por curar y se
cuestionara el culto a la curacin. Tuke se opuso a las restricciones y a los castigos, y su trabajo, continuado por Pinel y
otros, finalmente condujo a la desaparicin de tcnicas brutales aplicadas en psiquiatra en muchos pases.
Podra parecer que este maltrato no existe hoy da, pero el
hecho es que la violencia hacia los sujetos psicticos ha adoptado una forma distinta. Posteriores historiadores de psiquiatra han sido crticos con Pinel y Tuke, argumentando que las
restricciones simplemente se desplazaron del exterior al interior, en forma de tcnicas de direccin moral y sugestin. Si
bien el uso de la fuerza externa y la restriccin disminuy, la
violencia segua estando presente al imponer una forma de ver
la vida. El profesional que intenta injertar su propio sistema de
valores y opinin de la normalidad en el paciente se convierte
en el colonizador que intenta educar a los nativos, sin duda,
por su propio bien. Ya se trate de un sistema secular y educativo o religioso, sigue destruyendo la cultura y la historia de la
persona a la que pretende ayudar.
No hace mucho una de mis pacientes fue hospitalizada
durante un episodio manaco. Cuando llegu a la sala, vi que
a participar de la vida; no para que se adapte a nuestra realidad, sino para que aprenda en qu consiste su realidad, y cmo
puede hacer uso de ella.
*
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i. LA LOCURA SILENCIOSA
Ya sea enAlguien vol sobre el nido del cuco, Inocencia interrumpida o Una mente maravillosa, por qu se retrata la locura
de modo tan visible, tan tangible, tan audible? Las personas
hablan con amigos imaginarios, echan espuma por la boca,
tienen alucinaciones horribles, parlotean sin parar, se desgaitan gritando que existe una conspiracin contra ellos. Generalmente, se retrata a los locos como increblemente listos
o increblemente estpidos, como genios o bestias, sin trmino medio. No hay duda de que a la locura a veces la acompaa una sintomatologa llamativa, pero qu hay del caso del
hombre que acta con calma en su vida profesional y familiar,
y un da acude a su trabajo, cumple con sus obligaciones de
manera impecable, y se dirige a un lugar pblico, saca una
pistola y dispara a un personaje conocido? Nada anormal se
ha percibido en su conducta hasta ese momento. De hecho,
puede que incluso haya sido un ciudadano modelo, responsable, respetable y calmado. Pero, en el tiempo que precedi
a su acto homicida, podemos decir realmente que no estaba
loco? Sin duda, esto nos lleva a pensar en esos casos de locura
que son compatibles con la vida normal. Se trata de una locura silenciosa, contenida, hasta el momento en el que estalla
la violencia.
Y si ese acto violento nunca hubiera ocurrido? Y si, en
nuestro ejemplo, el hombre se hubiera limitado a seguir con
su vida? Si ya estaba loco antes de ese acto, qu habra pasado
si hubiera seguido en silencio, sin molestar a nadie, sin llamar
la atencin? Si la locura y la normalidad son, efectivamente,
compatibles, estara esa persona ms o menos loca segn si
apretara o no el gatillo? Ysi nada reseable hubiera ocurrido,
y el hombre se hubiera limitado a seguir con su rutina y actividades cotidianas? Quiz, habra emprendido algn nuevo
proyecto al jubilarse un anlisis histrico, una investigacin
genealgica, el estudio de una ciencia o habra empezado a
escribir cartas, cuadernos, una novela. A ojos de todos llevara una vida normal, pero sera una vida menos loca que su
sombra ms visible, ms llamativa?
El hecho de que las crnicas periodsticas sobre enfermedades mentales estn a menudo relacionadas con crmenes violentos indica que los arrebatos dramticos son lo
que esperamos que sea la locura. Los defensores de la salud
mental han trabajo mucho durante mucho tiempo para poner
en entredicho esas asociaciones y, aun as, todava forjan las
percepciones generalizadas sobre la psicosis. Aunque las probabilidades de que te ataque al azar un presunto esquizofrnico paranoide son infinitamente menores que las de que
te agreda una panda de jvenes de raza blanca que sale de un
bar, son las historias que he mencionado primero y no stas
las que son noticia. Quiz, a un determinado nivel, no slo esperamos estas cosas de la locura, sino que de hecho las deseamos para exteriorizar los sentimientos latentes de violencia
que todos escondemos en nuestro interior.
Guando los grandes psiquiatras del siglo xix y principios
del xx comenzaron a investigar sobre la locura, se centraron
en los sntomas visibles que llaman la atencin. Estudiaron
los actos violentos, las alucinaciones, los delirios, los cambios
de humor y las pasiones extremas y agudas que sacuden la vida
humana. Intentaron clasificar estos fenmenos, separando
desrdenes, creando nuevas entidades diagnsticas y buscando los detalles que permitieran construir una taxonoma. Pero
muy pronto descubrieron que para definir las formas que poda tomar la locura no podan limitarse a utilizar los sntomas
sociales ms obvios.
Casi todos los autores importantes de este perodo que
reivindicaron el curso definitorio de sus diagnsticos favoritos demencia precoz, esquizofrenia, psicosis alucinatoria
2,0
visto a ningn psicoanalista o terapeuta antes, y se sentia molesto por esta reciente aparicin de la ansiedad en su vida.
Haba tenido xito en su carrera en el sector legal, y nunca
haba sufrido sntomas maniestos o inhibiciones que supusieran un problema. Despus de un tiempo, la causa de su
aprensin se hizo evidente, y fue capaz de encontrar lo que
pareca una solucin viable para atenuarla, as que dej el tratamiento. En una de las ltimas sesiones, sin embargo, mencion algo extrao: crea que cualquiera que tuviera su mismo
nombre deba forzosamente compartir alguna cualidad con l.
El nombre en s no era inusual, y esto implicaba que cada vez
que encontraba a un tocayo se senta atrado hacia l, curioso
por saber ms.
Cuando le pregunt por esto se mostr inquieto, comprendiendo que lo que pensaba poda parecerme raro. Pero,
en el fondo, estaba absolutamente convencido: el nombre slo
se le pona a la persona en cuestin si sta posea una esencia interior, inmutable e invariable. Tuvo cuidado de no dar a
conocer este delirio, y nunca le caus problemas. En realidad,
podemos sospechar que le ayud a mantener una identidad, ya
que tambin crea que los que compartan ese nombre haban
tenido un antepasado comn. Como en el caso de la paciente
de Aulagnier, no haba motivos para que estas opiniones causaran problemas o conflictos, y podan permanecer ocultas en
el curso de su vida cotidiana.
Si la paciente de Aulagnier no hubiera desarrollado una
fobia y no hubiera visitado a un psicoanalista, sus delirios quiz nunca habran salido a la luz. Habra podido continuar con
su vida y ocultar sus pensamientos. Si no se producen roces
importantes con las personas de su entorno, no se despiertan
sospechas de que existe una psicosis, como era el caso de mi
paciente, que tena un delirio sumamente encapsulado. Y es
exactamente de estas formas de psicosis de las que podemos
aprender; estudindolas, podemos tratar de comprender los
mecanismos que han permitido a la persona estar loca en
silencio sin volverse loca. Dado que hoy da la salud mental
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Histricamente, el movimiento que propici el paso de la locura visible a la locura silenciosa e invisible comenz con crticas de las principales entidades diagnsticas. Emil Kraepeliny
muchos otros psiquiatras de finales de siglo xixy principios del
xx dieron un lugar preponderante a la evolucin de la psicosis:
el curso de la enfermedad determinara cmo clasificarla. La
demencia precoz, por ejemplo, derivara hacia el empobrecimiento cognitivo y afectivo. El trmino demencia implicaba
descomposicin, la intrusin mrbida en la psique de un proceso orgnico que segua sus propias leyes irreversibles. Si no
las segua, entonces no era demencia precoz.
Este movimiento progresivo hacia la demencia era la caracterstica definitoria, lo que la diferenciaba de la psicosis
manaco-depresiva. La idea de que, por lo tanto, era ms o
menos incurable y condenaba a un resultado desesperanzador
contribuy a formar concepciones generalizadas de la locura.
Significaba desconsuelo tanto para los pacientes como para sus
familias. Este nfasis en las crisis y los oscuros pronsticos
cumpli perfectamente con su funcin de modelar expectativas: si pareca que el paciente iba bien, es que no era psictico.
Como le dijo un psiquiatra a la antropologa Tanya Luhrmann
sobre una paciente diagnosticada con esquizofrenia: Ha conseguido una pareja, de hecho el tipo quiere casarse con ella y
parece bastante sensato, y se las ha arreglado sin medicamentos. No creo que tenga sentido meterla en esa categora. La
paciente no poda ser psictica porque su vida no se desmoronaba como todos esperaban. La preconcepcin diagnstica se
converta entonces en un vehculo para los prejuicios: para ser
esquizofrnico uno tena que estar desintegrndose de modo
evidente y ser incapaz de atraer a otra persona.
Estas ideas estrictas sobre la psicosis tambin estn presentes en el mundo del psicoanlisis. El aristcrata ruso Sergei
Pankejeff visit por primera vez a Freud en 1910 y, despus
de un tratamiento que dur cuatro aos, Freud redact el caso de
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demencia, con sus implicaciones de destruccin de las facultades mentales y el deterioro fsico a largo plazo.
En Francia, Philippe Chaslin escribi una resea brillante y poco tenida en cuenta de la nocin de demencia precoz,
proponiendo en su lugar el concepto de locura discordante
y haciendo hincapi en la curacin o la mejora, que era clnicamente posible. El trmino demencia sugera un proceso
orgnico mrbido, pero l seal que si bien en ciertos casos
se desencadenaba en la adolescencia o la primera adultez y empeoraba rpidamente, en otros casos no, a pesar de mostrar un
cuadro de sntomas idntico. Gomo muchos otros psiquiatras,
Chaslin insista en que el sujeto psictico poda conservar sus
facultades mentales, de nuevo cuestionando las implicaciones
de la formulacin inicial de Kraepelin. El problema no radicaba
tanto en las facultades como la memoria o la voluntad como
en la relacin entre ellas: en otras palabras, en su discordancia.
Por supuesto, los sntomas de la discordancia podan
empeorar, pero tambin podan mejorar o desaparecer por
completo. Quiz de modo sorprendente, a pesar de los cientos de crticas de la interpretacin simplista del concepto de
Kraepelin y de los esfuerzos de los epidemilogos y de las organizaciones de supervivientes por poner nfasis en los
resultados positivos, un diagnstico de pesimismo nos sigue
acompaando tanto en las consultas como en las salas de los
hospitales. Aunque deberamos ser ms listos, la sociedad del
riesgo actual refuerza estos prejuicios. Tanto en los servicios
de salud pblicos como en los privados, la posibilidad de un
litigio est tan presente que los profesionales con frecuencia
se ven forzados a presentar los peores escenarios a sus pacientes y familiares. Su coartada es el lenguaje de la ciencia, los
ensayos clnicos y los estudios que generan las estadsticas tan
valoradas hoy da. Se comunican resultados muy pesimistas
disfrazados de una franqueza compasiva, sin tener en cuenta
que el mismo hecho de emitir este pronstico puede causar
una gran impresin en el enfermo. Qu impacto puede tener
en un paciente manaco-depresivo que lleva estable dos aos
locura y la razn no eran opuestas, sino idnticas, como sostuvieron genialmente Erasmo y Pascal.
Pero, de dnde surgen estos murmullos y cotilleos?
Mientras se desarrolla este proceso de razonamiento lgico,
puede construirse un sistema delirante. La doble aparece para
estropear la reputacin de la persona, para asegurar, por ejemplo, que uno queda excluido de una herencia. Si la televisin
o la radio empiezan a hablarnos, es para alertarnos de algo, o
quiz para fastidiarnos. Los ingenieros responsables, por su
parte, pueden ser simplemente agentes de otros poderes. El
pensamiento en estos casos en realidad no sufre un desorden, est ms ordenado que nunca.- si otra persona oyera voces, las tomara como un sntoma de fatiga y continuara con su
vida. Pero el psictico las toma en serio. Para psiquiatras como
Charles Lasgue y De Clrambault, el psictico puede ser un
maestro del proceso deductivo racional. Primero oye voces y
despus les encuentra sentido, utilizando sus capacidades lgicas, que tiene completamente intactas.
As, un delirio puede constituir un modo de comprender
las experiencias propias, recurriendo a todas las facultades de
inferencia y deduccin disponibles para encontrar una respuesta. En palabras de G. K. Chesterton, el loco ha perdido todo excepto la razn. Estos procesos de pensamiento se
llevan en privado y, raramente, se transmiten. Muchos otros
casos comentados por los primeros psiquiatras mostraban sujetos sumamente competentes, inteligentes y elocuentes que se
aferraban con discrecin a sistemas de creencias relacionados
con la mstica, el sexo, la religin o la persecucin. Estos casos contenidos ponan en entredicho la opinin de que la
locura era una descomposicin orgnica y psicolgica, aunque
en el transcurso del siglo xx cada vez se les prest menos atencin. Estos estudios pasaron de la corriente dominante de la
psiquiatra a formar parte de la fenomenologa psiquitrica y
el anlisis existencialy lacaniano. Considerando el inters que
exista inicialmente en estas formas de psicosis, cmo poda
explicarse este cambio gravitatorio?
3o
Hay tres respuestas fundamentales a esta pregunta: la primera, la finalidad de la categora diagnstica de la paranoia,
que constituye el caso ms claro de locura silenciosa; la segunda, el efecto de la farmacologa en el escenario de la salud
mental; y la tercera, la revisin radical de los procesos de diagnstico que realiz la psiquiatra biolgica de los aos ochenta,
y que elimin de forma efectiva el problema del significado del
estudio de la psicosis. Estos tres factores conduciran al eclipse
del estudio de la psicosis cotidiana que en su da pareca tan
evidente para la psiquiatra de principios del siglo xx. Aunque
estudios recientes que examinan los fenmenos psicticos en
la poblacin general como or voces han contribuido a contrarrestar esta tendencia, sus estadsticas, que rondan en cualquier caso una tasa de preponderancia de entre el 3 y el 3 o por
ciento, subestiman tanto la frecuencia como la discrecin de
la locura silenciosa.
La cuestin de la paranoia polariz en su da este debate
de la coexistencia de la locura y la normalidad. Cuando Kraepelin describi la verdadera paranoia, las dos caractersticas
definitorias eran los delirios y una conservacin asombrosa de
todas las capacidades mentales y la inteligencia. Los delirios, a
menudo de grandeza o persecutorios, se combinaban con una
claridad total de pensamiento y accin. Aunque al principio
pensaba que era crnica e irreversible, admiti, tras muchas
crticas, que existan otras formas de paranoia y, de hecho, en
una de sus ltimas publicaciones, describi la paranoia ms
como una torsin mental o malformacin, que como
una enfermedad. Pero, cmo era posible que las facultades mentales se conservasen tan bien?
Las respuestas a estas preguntas se fueron empaando
progresivamente por la asimilacin de la paranoia al grupo
heterogneo de las esquizofrenias. Aunque la paranoia justific en su da una gran parte de los diagnsticos hospitalarios,
enseguida se generalizaron los diagnsticos de esquizofrenia. Psiquiatras como Henri Claude advirtieron del peligro de
confundir la paranoia y los estados paranoides, aunque esta
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podran asociarse a una enfermedad mental, y los estudiantes de Gaupp, como Ernst Kretschmer, desarrollaron estas ideas, haciendo hincapi en la influencia de la experiencia
vivida en el curso de la paranoia y refutando el determinismo
biolgico indiscutido de sus contemporneos. Guando Lacan
public su tesis doctoral sobre la paranoia en 193?, sta fue la
tradicin que desarroll y perfeccion.
Pero la paranoia como categora diagnstica se desvaneci rpidamente en la psiquiatra occidental tras la Segunda
Guerra Mundial. En 1973 el Btish Journal of Psychiatry se refera a ella como una categora obsoleta, su forma sustantiva
se debilit hasta convertirse en adjetivo calificativo-, existan
la esquizofrenia paranoide, el trastorno paranoide de la
personalidad o la reaccin paranoide, pero no la paranoia como tal. La antigua diferenciacin entre paranoia y
paranoide dej de existir, el trmino desapareci del libro
de texto ms importante, El manual diagnstico y estadstico de
los trastornos mentales (o DSM), en 1994 y, a pesar de contar con
algunos detractores, ya no se considera una categora diferenciada de la corriente dominante en psiquiatra. Fue porque
el nfasis que se puso en el comportamiento superficial llev
precisamente a no dejar ver lo que era invisible, la forma silenciosa de locura que Gaupp haba documentado con tanto
esmero?
*
Los avances en farmacologa fueron, sin duda, un factor significativo en el eclipse de la paranoia. Pareca que los nuevos tratamientos con frmacos daban muchas esperanzas, y la
medicacin antipsictica redefini la labor de la psiquiatra.
El momento clave normalmente se asocia con la introduccin
de la clorpromazina a principios de los aos cincuenta, que
contribuy a aportar calma y sensacin de distancia del mundo:
una terapia de hibernacin, como se la llam inicialmente. Pacientes nerviosos y problemticos se volvan mudos
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e inmviles. El objetivo era cambiar el comportamiento superficial en lugar de identificar los problemas subyacentes arraigados, aunque al principio muchos de estos frmacos estaban
considerados como instrumentos que permitan que la psicoterapia se abriera camino, no como alternativas concretas.
Se han hecho muchas crticas elocuentes de la medicacin
psiquitrica, y no entrar a comentar esos argumentos en detalle aqu. Podemos limitarnos a observar los efectos secundarios graves y permanentes de muchos neurolpticos: docilidad,
pasividad, diabetes, sntomas de tipo Parkinson, patologa bucal, aumento de peso, problemas de salivacin y locucin, por
mencionar unos cuantos. Tambin se ha demostrado que los
medicamentos no funcionan en un alto porcentaje de pacientes hasta dos terciosy que los que los toman tienen ms posibilidades de recaer y ser internados que los que no. Algunos
sostienen que los que toman con regularidad medicacin antipsictica se arriesgan a reducir su perodo de vida en veinticinco aos, no debido al suicidio, sino a la muerte causada por
problemas cardiovasculares y metablicos.
Vale la pena recordar aqu cmo, por lo general, estos
efectos secundarios de los medicamentos antipsicticos, cuando se admiten, no se tienen en cuenta. La docilidad, la pasividad y el embotamiento generalizado de los procesos cognitivos
se ven como el precio que hay que pagar por un bien mayor.
Pero eran estas mismas caractersticas las que, con anterioridad en este mismo siglo, estaban consideradas como los objetivos de la medicacin. La larga lista de intervenciones mdicas
previas, desde la terapia de coma insulnico, el choque con
metrazol o el electroshock, estaban orientadas a destrozar o
daar gravemente las llamadas altas funciones del cerebro.
Despus de todo, eran estas altas funciones las que causaban los sntomas de la psicosis. Los tratamientos deban dejar fuera de combate al cerebro y daar la memoria, como
dijo un psiquiatra a principios de los aos cuarenta.
En realidad, el momento eureka en el desarrollo del
electroshock lleg cuando Ugo Gerletti descubri cmo la
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electricidad poda utilizarse para dejar sin sentido a los animales en el matadero sin que la corriente pasase a travs de todo
el cuerpo, como l haba estado haciendo, sino slo a travs
de la cabeza. Embotar el cerebro era el objetivo y no el efecto
secundario: el electroshock era como darle patadas a un reloj
suizo, atenuaba los sntomas y haca que fuera ms fcil tratar
con los pacientes, que estaban ms tranquilos y obedientes. El
metrazol, por ejemplo, pareca provocar una falta de profundidad emocional, una tendencia a evitar el contacto con personas y una disminucin de la capacidad de autoobservacin,
aspectos que, como seal Kurt Eissler, convertan al paciente
en un individuo ms aceptable socialmente.
Muchos psiquiatras que escribieron en el perodo de la
generalizacin de los medicamentos hicieron una observacin
que sigue siendo tan buena hoy da como en su momento. La
psicoterapia con sujetos psicticos por lo general es larga, difcil y agotadora, adems carece de las satisfacciones que solemos asociar a otros tratamientos mdicos ms convencionales.
Parece ms agradable tener un paciente que ir sensiblemente
a mejor mediante una accin mdica que uno con el que los
cambios slo se perciban retroactivamente tras muchos aos
de trabajo. Por otro lado, les preocupaba que si muchos pacientes diagnosticados de esquizofrenia no mejoraban, esto
generase cierta antipata en sus mdicos. Los tratamientos de
frmacos que embotan el cerebro como sus antecesores, el
coma insulnico y los tratamientos de choque podran considerarse como una forma inconsciente de represalia: ms all
del cuidado y la preocupacin consciente por el paciente, se
albergaba un sentimiento de impotencia y frustracin. Estos
tratamientos, en cierto modo, eran castigos por no mejorar.
Gomo observ Grard Pommier, es casual que los medicamentos de hoy da no se llamen antipsicosis, sino antipsicticos, como si fuera el sujeto psictico en s mismo el
que tuviera que ser eliminado?
Por supuesto esta dimensin pudo aumentar su ecacia.
Una mujer empez a sentir que el mundo entero estaba en
3?
frmacos que la siguieron, el nmero de personas diagnosticadas de psicosis se ha multiplicado por cinco.
Los aos sesenta tambin fueron testigo de cambios significativos en la legislacin sobre frmacos, en la que se empez a requerir que se especificaran los principios activos de
cada nuevo agente qumico, los resultados que se esperaban
conseguir y el perodo de ingesta para conseguir estos resultados. Esto trat de aumentar la precisin, aunque de forma
superficial. Los frmacos tenan que pasar costosas pruebas
para demostrar que eran ms efectivos que un placebo y que
funcionaban mejor que otros frmacos utilizados en el mismo grupo de pacientes meta. Asimismo, las enfermedades
que afirmaban tratar tenan que tener un perfil bien definido. En este escenario, los historiadores de la psiquiatra
estn de acuerdo en que la industria farmacutica fue la que,
en gran medida, cre las nuevas categoras diagnsticas. Con
cada nueva categora apareca una nueva medicacin, creando
nichos de mercado.
Este cambio tuvo una consecuencia notable, pronosticada por los historiadores con una presciencia asombrosa. Los
frmacos actuaban en los sntomas visibles y negativos de la
psicosis y, con el paso del tiempo, la enfermedad real que
en teora deban curar quedaba redefinida en trminos de los
efectos de los frmacos. En lugar de considerar el frmaco
como la llave que abra la puerta de la enfermedad, la enfermedad se defina como cualquier cosa en la que encajara la
llave, como en el caso del zapato de Cenicienta.
Uno de mis pacientes tuvo que visitar a un psiquiatra hace
poco, y al final de la consulta le pregunt por su diagnstico. El
psiquiatra le dijo que tena que esperar a ver cmo responda
a los frmacos. Esto es exactamente lo que los historiadores predijeron que iba a ocurrir. Como seala el antroplogo
Andrew Lakoff, en vez de preguntar: E s ste un caso de
desorden bipolar o de esquizofrenia?, la pregunta sera Es
ste un perfil que responde al litio o a la olanzapina? Los frmacos haban llegado a definir la enfermedad: se trataba ms de
41
diagnosticando la nica patologa que provoca que los individuos hagan ms esfuerzos por comunicarse, rompiendo el
decoro de la distancia cultural y la modestia que la nacin de
ermitaos descrita por Stendhal tanto valoraba.
Era obvio que las distintas culturas y tradiciones diagnosticaban de modo diverso. La globalizacin de las categoras
psiquitricas todava no se haba producido. Cuando esas diferencias se propagaron, se aanz la bsqueda de un sistema
de diagnstico de salud mental completamente objetivo,
aprovechando el impulso proporcionado por la nueva legislacin sobre frmacos. Para que los mercados no se limitasen a
regiones geogrficas especficas, las nuevas categoras clnicas
tenan que funcionar a nivel internacional, y los mismos sntomas deban dar lugar a los mismos diagnsticos en distintas partes del mundo. El nfasis en los sntomas superficiales
rasgos externamente clasificables de comportamiento e incluso de atuendo que, en teora, trascenderan a los prejuicios
del investigador redefinira una gran parte del trabajo de la
psiquiatra. De hecho, centrarse en los sntomas externos supona minimizar la propia experiencia del individuo: lo que
importaba era qu sntomas tena y no tanto cmo procesaba esos sntomas, que haca con ellos, cmo estos sntomas le
conferan un sentido o no a su experiencia.
El sistema de clasificacin DSM que surgi en este escenario consolid el nfasis en la superficialidad y la visibilidad.
Se venden cientos de miles de copias de cada edicin de este
libro, que tiene un impacto enorme en la prctica psiquitrica
y en los estudios de medicina en todo el mundo. Considerado
por muchos como criterio de referencia, enumera trastornos
mentales y explica cmo diagnosticarlos. El trastorno se define sobre todo en trminos de comportamiento, utilizndose
los aspectos visibles y externos de nuestras vidas para definir
categoras clnicas. En lugar de considerar la timidez y el nerviosismo como sntomas de una categora clnica subyacente
por descubrir, stos se convierten en una categora clnica en
s misma: fobia social.
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5o
FUNDAMENTOS
Para continuar, tenemos que presentar algunas ideas psicoanalticas bsicas. Esto nos va a permitir avanzar en nuestra
investigacin sobre la particularidad de la psicosis: qu es, de
dnde viene y qu formas puede adoptar. El punto de partida
ms sencillo es el concepto de defensa. En sus primeros trabajos de la dcada de 1890, Freud sostuvo que la mayora de
los aspectos del sufrimiento humano estn relacionados con
el modo en que nos defendemos de los pensamientos o de las
imgenes que nos perturban. Si hemos tenido una experiencia traumtica o un pensamiento desagradable, solemos hacer algo al respecto. No podemos limitarnos a mantenerlos
en la conciencia, donde seguiran afectndonos, as que
los transformamos. El modo ms evidente de hacerlo es, sencillamente, olvidar que ha ocurrido. Optamos por la amnesia
cuando recordar algo nos resulta insoportable. Todos estamos
familiarizados con este mecanismo en lo cotidiano, cuando
borramos un disgusto o una discusin de nuestra memoria
rpidamente.
Aunque en general somos capaces de recordar una discusin cotidiana sin mucho esfuerzo, Freud sostena que no
es tan fcil acceder a los traumas ms arraigados o a los pensamientos ms perturbadores. Los hemos enterrado a tanta profundidad que no van a aparecer solcitamente cuando
los busquemos. Para que podamos encontrarlos, sin embargo, nos van dejando pistas cuando, en lugar del recuerdo olvidado, aparece un sntoma, como un fantasma que siempre
vuelve. Puede tratarse de una fobia, un tic, una jaqueca, un
pensamiento obsesivo, una parlisis o cualquier otra forma de
intromisin mental o fsica en nuestras vidas. A menudo sin
a cualquier detalle pequeo y contingente. Volviendo al ejemplo de la tienda de golosinas, sera como si en realidad la persona fuera capaz de recordar perfectamente todo lo ocurrido:
podra describir al tendero, el abuso sexual y la huida de la
tienda, pero sin intuir la importancia de lo ocurrido. E, incluso, podra sentir pavor ante el hecho de que las puertas no
estuviesen bien cerradas y pasarse el da comprobando que
todas las puertas de su casa quedasen perfectamente aseguradas. El sntoma su obsesivo ritual de comprobar todas las
puertas no parece guardar relacin directa con el recuerdo,
que se describe como cualquier otro. Pero la carga emocional y
traumtica de la escena se ha desplazado al detalle de la puerta,
quiz evocando la puerta que la persona utilizaba para entrar
o salir de la tienda.
Desde el punto de vista clnico, a menudo es difcil localizar los recuerdos significativos, porque puede que se describan
sin emocin, como si nada importante hubiera ocurrido. Hay
que seguir los hilos que conectan el sntoma con el recuerdo
y, en este proceso, a veces las personas comprenden lo que
esos acontecimientos signicaron para ellos en ese momento. Los mdicos se topan con estas situaciones a diario, cuando
le preguntan a sus pacientes si les ocurri algo importante en
el momento en el que apareci algn sntoma fsico. Tras una
respuesta negativa, puede que sea necesario hacer preguntas
ms precisas, para que salga a la luz que se ha producido una
prdida, una ruptura o algn acontecimiento claramente relevante en ese momento que la persona se ha limitado a apartar
de su mente.
Estas dos formas de represin represin por va de la
amnesia y represin por va del desplazamiento caracterizan
las dos formas principales de neurosis: la histeria y la obsesin. Estn presentes en la vida cotidiana, aunque el mecanismo de defensa obsesivo puede llamar menos la atencin,
ya que la persona no suele quejarse. Los sntomas histricos,
por el contrario, pueden resultar ms escandalosos si cuentan
con un testigo, ya sea un mdico, un compaero, la familia o
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amigos. Los sntomas de la histeria y la neurosis obsesiva suelen constituir formas de hacer una pregunta, una pregunta sobre la propia sexualidad o la existencia. Tras la fobia de Emma
de entrar sola en las tiendas, quiz se esconda la pregunta de
qu significa ser el objeto sexual de un hombre.
Una de mis pacientes presentaba el sntoma de mantener
relaciones con hombres que no se decidan con respecto a ella;
cuando estaba con ellos, deca: Nunca s dnde estoy. Hua
de los hombres que estaban claramente interesados en ella.
Se dio cuenta de que su sntoma era una forma de preguntar
constantemente: Qu soy para t i ? , una pregunta que no
poda hacer si el cario de su compaero era inequvoco. Si
no existe una solucin sencilla a los dilemas de la sexualidad
o la existencia en nuestras vidas, podemos pasarnos mucho
tiempo haciendo estas preguntas de muchas maneras distintas. Que mi paciente pasara de una relacin a otra era una manera de investigar su feminidad. A menudo nos topamos con
problemas de transmisin de la feminidad o la masculinidad
de una generacin a la siguiente: a la madre se le acusa de no
transmitir una identidad femenina a la hija o de no ser lo suficientemente femenina ella misma; al padre, de no iniciar al
hijo en la vida adulta, de contradecir sus propios ideales, etc.
Pero, qu pasara si los sntomas de un individuo resultaran no ser tanto una forma de hacer una pregunta, sino
de imponer una solucin? Esta es una de las diferencias
fundamentales entre la neurosis y la psicosis. En el caso de
Helene Renner, descrito por Ernst Kretschmer, la joven se
senta atrada por uno de sus compaeros masculinos. Tena
un estricto cdigo moral y se resista a estos impulsos sexuales. Haciendo lo posible por reprimir estos pensamientos, se
mostraba muy reservada con l, aunque notaba que, de algn
modo, l tambin estaba interesado en ella. Se senta herida si
l hablaba con otras chicas en la oficina y se dio cuenta de que
ni siquiera poda mirarle a los ojos cuando estaban sentados
uno frente al otro; luch contra esta mezcla de atraccin y repulsin durante un perodo de tiempo considerable. Entonces
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ella y la recriminara por su perversa sexualidad. Si el sntoma de ser incapaz de entrar sola en una tienda era opaco para
Emma, en el caso de Helene era transparente: evitaba los espacios pblicos porque all todos saban que estaba embarazada
y era una mujer de dudosa moral. Si Emma hubiera tenido la
idea inconsciente de un embarazo vinculado al abuso sexual,
quiz le habra crecido la tripa o tendra dolor de espalda, o
cualquier otro sntoma relacionado con el embarazo. La idea
real de embarazo, sin embargo, no entrara en el consciente,
sino que permanecera reprimida. Con la paciente psictica
de Kretschmer, al contrario, la idea del embarazo estaba en la
superficie, tan clara como el agua.
*
o susurro incesante, que con el tiempo puede llegar a interpretarse como un peligro o una amenaza. Esto nos muestra al
lenguaje actuando por su cuenta, como si estuviera separado
de nuestra experiencia cotidiana del mundo. Ha empezado a
funcionar de forma autnoma.
En algunos casos, la unin de las palabras a la realidad se
disuelve. Lo describe conmovedoramente Rene, la paciente
adolescente de Marguerite Sechehaye diagnosticada con esquizofrenia, que tras una larga terapia consigui salir del hospital, labrarse una carrera en algo que le interesaba, y escribir el
relato de su experiencia. En este extraordinario texto cuenta
cmo se fue deshaciendo el significado de las palabras: Una
silla se cruz ante mis ojos, despus una mesa; tambin estaban vivas, reivindicando su presencia. Trat de escapar a su
control llamndolas por su nombre. Dije Silla, jarra, mesa,
eso es una silla. Pero la palabra sonaba hueca, desprovista
de todo significado: haba abandonado el objeto, se haba separado de l, tanto que, en un lado, haba un objeto viviente
y burln y, en el otro, un nombre privado de sentido, un sobre vaco de contenido. Tampoco era capaz de juntar los dos,
pero me qued plantada frente a ellos, rebosante de miedo e
impotencia. El lenguaje de la realidad se desmorona, y nos
enfrentamos con el espacio que separa el significante las palabras de Reney el objeto.
Estos ejemplos muestran cmo el lenguaje puede separarse del control consciente o, literalmente, desintegrarse, como
le ocurri a Rene. Indican que lo que solemos entender como
realidad de hecho consta de varios niveles: ladrillos, peridicos, mesas y sillas pueden perder su significado cotidiano y
pasar a ser enigmticos y amenazadores. Perder su significado cotidiano implica que el significado no es intrnseco: son
lo que llamamos significantes, y pueden desconectarse de
sus sentidos habituales, llamados significados. La realidad
conlleva una soldadura de significante y significado, para que
no tengamos que preguntar constantemente qu significan las
cosas. Pero en la psicosis, en determinados momentos, estas
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y compasin que llenan las guarderas. Y en el nivel ms bsico, la identicacin imaginaria significara que para conseguir
tener un sentido de unidad propia, deberamos encontrarlo
primero fuera de nosotros. Tomamos conciencia de nosotros
mismos copiando a otros. Como previamente haba sostenido
el psiclogo James Baldwin, la constitucin del ego humano es
simultnea a la constitucin del lter ego. Nos perdemos y nos
encontramos al mismo tiempo en la imagen del espejo.
La idea del estadio del espejo sugera que exista una discordancia entre los registros de nuestra experiencia: el esquema corporal incompleto y la falsa unidad de la imagen
especular. De hecho, Ren Zazzo, el estudiante de Wallon, haba sugerido que el inters por las superficies reflectantes parece llegar tras una fase de malestar e inquietud en el nio.
Recurrimos a un registro para resolver problemas en otro. En
consecuencia, nuestra captura en imgenes nos ayudara y nos
estorbara al mismo tiempo. Nos permitira controlar mejor
nuestro cuerpo, mediante la identificacin con la imagen virtual proporcionada por nuestro reflejo o la imagen de otro,
pero, al mismo tiempo, nos alienara y dara una forma agresiva a nuestras relaciones con nuestros homlogos. La identificacin con la imagen promete unificarnos, pero nunca lo
hace completamente, ya que lo mismo que nos da unidad nos
la quita. Alcanzamos nuestra unidad por medio de algo que
no es nosotros, que est fuera de nosotros.
Permanecer en este estado es prcticamente imposible. Si
nuestro mundo se limita a nosotros y a nuestro reflejo, quedaremos atrapados en una batalla interminable, sin otra opcin
que la de anular al otro o a nosotros mismos. Querremos lo que
quieren los dems y ellos querrn lo que queremos nosotros,
creando un conflicto letal. Como mostr el trabajo etolgico de
Konrad Lorenz, si no hay cerca un tercero, el resultado ser la
destruccin. En uno de sus ejemplos cuenta cmo durante el
apareamiento de los peces espinosos, al no existir un rival, no
hay nadie hacia quien dirigir la agresividad y las dos criaturas
terminan por destruirse la una a la otra. Con slo dos jugadores,
65
asimetra que se desarrolla en torno a la cuestin de la herencia y el testamento cobra ms sentido: la seal de un trato de
favor al hermano cuestion la relacin especular. Ya no eran
iguales. Y por tanto, lo nico que quedaba, quiz, era el espacio
homicida entre ellos. El hermano gemelo de Bird, de hecho,
fue su primera vctima.
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padre era lo que daba un valor tan especial a las hlices, aunque seala que a pesar del vnculo directo de las hlices y el
aeropuerto con el padre, no creemos que fuera el padre como
persona quien provoc la obsesin de Joey. Su intuicin es
precisa-, lo importante no es el padre como persona, sino como
funcin, aunque el recurso a esta dimensin simblica falla en
el caso de Joey.
Al contrario que en el caso del caballo de Hans, las hlices
de Joey no mediaban y reorganizaban su mundo. No eran una
herramienta que poda utilizar, sino un elemento que, al contrario, le posea. Aunque estaban claramente vinculadas a algo
ms all de la madre, sealando al padre y, quiz, al amante
perdido, no producan ni movimientos psicolgicos ni dialcticos, sino estancamiento, como si le hubieran atrapado en el
momento en el que podra haber comenzado la simbolizacin,
que nunca ocurri. Las hlices no eran un smbolo que poda
utilizar y, de hecho, le paralizaron en una repeticin aislada.
En lugar de ampliar su realidad, la contrajeron.
*
A menudo, la funcin simblica del padre se transmite a travs del padre real. Los padres sienten curiosidad cuando, en
un momento determinado, sus hijos los elevan a la categora de una especie de hroe. Por muy intil y dbil que sea en
realidad, el padre se convierte, de repente, en un campen,
capaz de las hazaas y proezas ms increbles. Qu lgica puede haber tras esta transformacin? Si el nio se enfrenta al
problema de separarse de la madre que, a su vez, incluye el
problema de la madre de separarse del nio, qu mejor estrategia que suponer que la madre en s misma est desvalida,
cautivada por otra figura ms poderosa. El nio, bsicamente,
construye una historia para demostrar que la madre carece de
poder, sometida a la ley paterna.
En este proceso, el nio se siente atrado por el padre simblico, transformando al padre real en una figura imaginaria
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83
malograda. En trminos de anlisis, el nio debe renunciar
a intentar ser el falo de la madre al nivel de lo imaginario
y aceptar tenerlo o recibirlo al nivel de lo simblico-: para el
nio, como una promesa de futura virilidad, para la nia, como
una esperanza de futura maternidad, identicando inconscientemente a su beb con un falo.
Tanto para el nio como para la nia, esto transforma
la relacin con la madre, puesto que establece un horizonte para ella, un significado al que ahora estn vinculados sus
actos. Primero, el nio registra que la madre no es todopoderosa, sino que tiene carencias y, segundo, le pone nombre
a estas carencias. La funcin del padre aqu es darle sentido a
todo: permite interpretar el deseo de la madre. Agrupa los
pensamientos sobre la madre alrededor del padre y, especficamente, del falo. El falo aqu no es el pene real, sino una
significacin, un indicador de lo que falta, un ndice de la imposibilidad de completarse o realizarse. Como tal, no puede
visualizarse, no puede aprehenderse ni definirse claramente.
Si bien significaba potencia o plenitud en el primer momento
del proceso edpico, ahora ha pasado a tener un valor de prdida ms bsico, lo que no podemos ser y lo que no podemos
tener en el presente. Siempre fuera de nuestro alcance, es un
modo de simbolizar lo incompleto y, por tanto, introduce una
tristeza en la vida del nio, pero tambin un orden, un marco
simblico que permite al nio desplazarse progresivamente
ms all del mundo de la madre.
Las experiencias de excitacin fsica y mental del nio se
transforman en deseo mediante este marco, lo que conlleva
una desventaja ms que una ventaja: la madre se pierde para
siempre. La libido ahora se canaliza fuera del cuerpo, hacia
esos elementos de nuestro entorno que nos recuerdan inconscientemente a ella. Puesto que la madre est prohibida, sern
las evocaciones posteriores de una persona u objeto inaccesible o prohibido las que despierten nuestro inters. Consecuentemente, la madre se vaca: deja de ser una presencia
fsica real y pasa a ser el mstil de un deseo inconsciente. Los
recuerdos erotizados de ella sucumben a la represin. Lo vemos por el modo en que los nios a veces gritan Quiero estar con mi mam, incluso aunque ya estn en sus brazos. La
palabra mam se reere a algo fuera de su alcance, algo que
est ms all de la criatura de carne y hueso que tienen delante.
Esto tambin se refleja en el hecho de que la contrasea informtica o de banco ms comn es el nombre o el nmero de
telfono de la madre, como si lo ms secreto de nuestra vida
siguiera siendo ella.
Lacan llama a este proceso la metfora paterna: el padre es sustituido por la aspiracin de completar a la madre,
que ahora ocupa su lugar en el punto de convergencia del deseo inconsciente. El padre, como hemos visto, no es slo una
figura real y emprica, sino una funcin, un tercero presente
en el mundo simblico del nio. Esta sustitucin se evoca en el
mismo trmino Nombre-del-padre, puesto que la transmisin del patronmico paterno al nio implica que se reemplaza el de la madre. Lacan cambiara de opinin con el tiempo,
argumentando que la funcin simblica invocada por el nio
no est necesariamente vinculada a la paternidad. El padre era
slo un ejemplo de los muchos que podan actuar como mediadores en el mundo del nio, un tercero que mediara en
las relaciones con la madre. Cualquier cosa poda actuar como
Nombre del Padre mientras sirviese para poner lmites y
unir los registros de lo simblico, lo imaginario y lo real. Poda
tratarse de una empresa profesional, un estilo de vida, una actividad: lo que importaba era lo que haca y no tanto lo que era.
El Nombre del Padre, asimismo, no es un momento preciso, sino un proceso. No puede reducirse a cualquier
elemento tangible, sino que se transmite mediante complejas
relaciones familiares. Lo que le importa al nio es que estn
disponibles lo que uno de mis pacientes llam remaches,
puntos fuertes en el rea circundante de la red simblica a los
que poder recurrir. Pueden adoptar la forma de miembros
de la propia familia, familiares polticos o momentos mticos
de la historia familiar. Hace muchos aos, varios pacientes de
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un hospital francs le preguntaron a su psiquiatra si poda llevar a cabo una operacin para implantarles el Nombre del
Padre, porque haban odo que los no psicticos no lo tenan.
Ver el Nombre del Padre como un elemento nico y aislado, como la pieza que falta en un rompecabezas, puede ser en
s mismo un delirio.
*
Este relato del complejo de Edipo puede parecer bastante idealizado. Se podra objetar que, en la familia moderna, el padre
est totalmente ausente o presente cuando la madre est ausente, as que las desapariciones de la madre difcilmente pueden
relacionarse con su deseo de estar con l. Viendo tan poco a
sus hijos, hay ms probabilidades de que sea un compaero de
juegos que una figura autoritaria. Estas crticas son interesantes
y arrojan luz en los cambios de la estructura familiar, pero no
consideran la dimensin del complejo de Edipo como construccin, como una historia inventada por el nio para poner
orden en su mundo, en vez de como un reflejo de las relaciones
de poder real en la familia. Si el nfasis en el significado del
falo como la clave para conseguir el deseo de la madre parece
cmico, es porque lo es, por eso la vida postedpica es como una
comedia, como se aprecia en las pelculas de la saga Carry On.
Esta serie de pelculas britnicas, en su momento interminable, colocaba a los mismos personajes en situaciones diferentes: hicieron Carry On Nurse, Carry On Doctor, Carry On
Camping, Carry On up theKhyber, Carry On Constable, abarcando,
de hecho, todos los aspectos de la vida, desde las dinmicas
familiares a la sanidad, el imperialismo britnico y los sindicatos. La serie mostr que el conjunto de la realidad puede
reducirse a una broma flica, puesto que, esencialmente, todo
el humor de las pelculas estaba construido sobre dobles sentidos sexuales. As era la vida postedpica, en la que el nio vea
cosas inconscientemente a travs de una lente flica, sin que
hubiera muchas ms opciones.
84
Curiosamente, esto sugiere que cuando crecemos nos hacemos menos conscientes del mundo, y nos limitamos ms a
nuestras percepciones y sensibilidades. Es como si nos introdujeran un ltro en la mente que slo nos permitiera captar
ciertos aspectos de la realidad. La primera relacin con la madre puede llevar aparejado un grado extraordinario de sintona: los bebs pueden adoptar el estado de nimo de la madre
increblemente rpido. Los significados atribuidos a su conducta y a la de los otros pueden ser amplios, pero una vez
que se establece el significado flico, stos se reducen. La vida
se convierte en una pelcula de Carry On en la que slo comprendemos un abanico limitado de significados.
Sin embargo, en la psicosis, en la que, como veremos, la
metfora paterna no se ha desarrollado y la lente flica no se ha
montado, el resultado, con frecuencia, ser una supersintona,
en la que la persona puede percibir, de manera asombrosa,
el estado de nimo y los pensamientos del terapeuta. Como
dijo uno de mis pacientes: La diferencia entre un neurtico
y yo es que el neurtico proyectara sus problemas en usted, y
yo, sin embargo, s lo que usted est pensando. Aunque con
frecuencia la locura se define como el hecho de no conseguir
estar en contacto con la realidad, la verdad es que, como seal
el psiquiatra Eugne Minkowski, ms bien se est demasiado
en contacto con la realidad.
Kurt Eissler se percat de que uno de sus pacientes esquizofrnicos, a pesar de no poder verle desde el divn en el
que estaba tendido, le peda que repitiera justo lo que acababa de decirle exactamente en los momentos en los que Eissler
haba dejado de escucharle. E n los momentos en los que era
literalmente incapaz de repetir sus palabras, me exiga tajantemente que repitiera lo que acababa de decir. Sorprendentemente, esta exigencia slo se produca cuando Eissler no
poda satisfacerla. Del mismo modo, describe cmo la interpretacin de un sueo vinculado a la sexualidad en la infancia
fue recibida con el comentario no me lo est demostrando
a m, se lo est demostrando a usted mismo, en el preciso
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El proceso edpico introduce una negatividad en nuestras vidas, estableciendo tanto un significado como una limitacin al
significado. Al mismo tiempo, tiene efectos en nuestra libido,
la excitacin de nuestros cuerpos y la fuerza y la direccin de
nuestros afectos. La parte ms importante de este proceso es
establecer la carencia. Hemos abandonado a la madre, para
crear una zona de vaco que otros objetos acabarn por ocupar.
Nuestra libido ha dejado nuestros cuerpos, ms o menos, para
vincularse a la seal de la ausencia.
Abandonar a la madre tambin significa abandonar lo que
imaginbamos que ramos para ella. Mientras funciona el proceso simblico, tenemos que abdicar de nuestras aspiraciones
para completarla o hacerla sentirse realizada. Registramos el
hecho de que no podemos serlo todo para ella, y de que le interesan otras cosas que van mas all de nosotros. Reconocer que
su conducta tiene un motivo que no est ligada a nosotros es, a la
vez, trgico y liberador. Sin ello, interpretaramos que todo est
relacionado con nosotros: la madre est feliz o triste por nuestra
causa, una posicin a la que el nio puede aspirar, pero que a la
larga no le permitira vivir. Ser el nico motivo de las emociones
de otra persona supone una carga terrible, siempre seramos
responsables. Permaneceramos en un mundo sin mediacin
entre nosotros y la madre, y lo que imaginamos que ella desea.
Estas ideas sobre el complejo de Edipo siempre constan
de dos niveles: el reconocimiento de algn proceso -como
el deseo de la madre, y la denominacin de este proceso el
padre. No se trata slo de la cuestin de percibir la carencia
de la madre, sino de ponerle un nombre, de registrarla. Las
ideas de Lacan se hacen eco y derivan de las de Bateson, que
vio que el proceso clave en la infancia era el establecimiento de
86
3. LA PSICOSIS
Aunque ni el sistema delirante de Schreber ni el de mi paciente demostraron funcionar muy bien con el paso del tiempo, s
nos muestran cmo estos asuntos son fundamentales a la hora
de trabajar con la psicosis.
Este paso de objeto a agente se observa en el trabajo del
esquizofrnico norteamericano Louis Wolfson. En el libro que
public en 1970 acerca de su experiencia, describi una escena clave de su infancia en la que su madre le observaba mientras una enfermera le meta un termmetro por el recto. Esta
traumtica afrenta dej huellas en muchos de los fenmenos
psicticos de Wolfson, incluyendo la compulsin de gritar
la palabra E n e m a ! por la calle. Durante la dcada de los
ochenta, sin embargo, parece que le surgi una nueva preocupacin. Tras la muerte de su madre, empez a preocuparle la
idea de limpiar el planeta. Tuvo lugar una transformacin:
en lugar de estar en la posicin pasiva de un simple objeto en
manos de la cruel voluntad del Otro, era el orquestador de una
misin de salvacin. Como seal Serge Andr, el indiscreto
intento de limpiar su cuerpo se transform en un deseo de
limpiar el planeta, al igual que la degradante experiencia de
Schreber de ser feminizado se convertira en la gloriosa misin de encarnar al ser elegido por Dios para engendrar una
nueva raza. La idea de Wolfson supona pasar de ser el objeto
de una intrusin libidinosa invasiva al proyecto de drenar la
libido de todo el planeta.
Estos ejemplos nos muestran cmo el delirio no constituye un problema, sino una solucin. Durante ms de 150 aos,
los psiquiatras, desde Lasgue y Bleuler hasta Lacan, observaron que lo que normalmente se consideran sntomas de la
locura son respuestas o la locura. Los fenmenos de psicosis
ms sorprendentes y llamativos, observ Freud, son intentos de restitucin o recuperacin. El delirio, para Freud,
no es un sntoma primario de psicosis, sino un intento de autocura: lo encontramos aplicado como un parche sobre el
lugar en el que originalmente haba aparecido un rasguo en
la relacin del ego con el mundo exterior. Lo que tomamos
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como el producto patolgico es en realidad un intento de recuperacin, un proceso de reconstruccin. Cuando se hace
un agujero en el mundo de una persona, el delirio lo repara dotndolo de significado: los coches que pasan me espan,
las cortinas se mueven porque hay un micrfono, el amigo
que me ha saludado de modo distinto hoy se ha compinchado
con los que me persiguen. El delirio es, por tanto, un fenmeno positivo ms que negativo, un intento de curar ms que
una patologa, incluso cuando no consigue lo que se propone.
Para Freud, la mayor parte de la psicosis es recuperacin,
el esfuerzo por recrear la realidad o restablecer el contacto
con ella. La rareza del delirio, a menudo, hace que parezca
lo contrario, pero su funcin curativa puede estar excepcionalmente clara. En un caso, una mujer con erotomana la
certeza ilusoria de ser amado por otra persona- escribi al
hombre en cuestin pidindole que le enviara una carta formal negando que estaba tratando de causar un efecto en ella
y confirmando que no era ms que un extrao. Le dio un modelo que simplemente tena que copiar, firmar y remitirle.
Este no fue el resultado del consejo de su psiquiatra, sino un
producto del mismo delirio. Hasta le envi un sello, demostrando que el procedimiento teraputico formaba parte del
mismo acto de locura.
*
meses y, si los delirios son extraos o las alucinaciones incluyen un comentario constante o un dilogo, basta con que se
d uno de los sntomas para hacer el diagnstico. Los detractores del DSM, a menudo, han sealado que los criterios diagnsticos son extremadamente vagos, puesto que suponen que
dos personas pueden tener esquizofrenia sin compartir ningn sntoma. Asimismo, no abordan el problema de la psicosis
no desencadenada, que ya hemos comentado anteriormente.
En particular gracias al DSM, el diagnstico de la esquizofrenia hoy en da sigue generando confusin y prejuicios. A los
pacientes se les ensea a considerarla una enfermedad incurable que requiere sujecin qumica continuada. Desgraciadamente, tambin se han olvidado las refutaciones de opiniones
simplistas y cambios de paradigma en el campo. En un estudio
muy extenso sobre esquizofrenia, Manfred Bleuler escribi,
en 1951, que la mayora de los investigadores ya no considera la esquizofrenia una enfermedad en s misma, un trastorno
heredado, una expresin de una enfermedad somtica, o un
trastorno susceptible de un tratamiento somtico "especfico". Y, aun as, desde entonces el apetito por los modelos
simplistas de enfermedad combinado con los prejuicios siempre presentes hacia los enfermos mentales provoca que sea
exactamente as como la mayora de la gente ve la esquizofrenia hoy en da.
A menudo tambin se olvidaron las observaciones de muchos psiquiatras de los aos setenta, que sostenan que la forma ms comn de esquizofrenia no precisaba hospitalizacin.
Atrs qued el carcter biolgico definitivo del pesimismo inicial de Kraepelin y las descripciones clnicas, a menudo, ofrecan una imagen radicalmente opuesta a la imagen frecuente
de persona retrada y catatnica: los nuevos esquizofrnicos buscaban compaa. Trataban de establecer relaciones, se
casaban, buscaban trabajo, viajaban, exploraban su sexualidad
y experimentaban con drogas. La esquizofrenia se comparaba
ms con los intentos de usar el entorno social para contrarrestar la desintegracin que con una enfermedad. Lo que nos
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Algunos profesionales ven la melancola como una imagen especular de la paranoia, aunque existen casos en los que
el sujeto melanclico no termina de condenarse: permanece
en un limbo espeluznante, constantemente en el banquillo de
un tribunal que no ha emitido su veredicto. La autoacusacin
puede ser bastante discreta, y esconderse tras el vicio del alcohol o las drogas. La melancola puede no llegar a adoptar la
forma del autorreproche declarado que se transmite a las personas del entorno, aunque, cuando esto ocurre, suele ser de
modo manifiesto y repetitivo.
La culpa en la melancola reside bsicamente en el sujeto y no en el Otro. Como seal Jules Sglas, al melanclico nunca le atacan desde fuera y, por lo tanto, no recurre a la
autoridad civil o legal para que le defiendan: ya est perdido o
condenado. En la paranoia, la culpa s la tiene el Otro y, aunque
a menudo adopta una forma persecutoria el Otro me ataca, me
mina, me acusa-, puede adoptar tonos menos invasivos cuando
se identifica al Otro con la naturaleza o con algn tipo de cualidad abstracta del mundo. La clave es que la persona quiere
poner orden, eliminar la maldad, ya sea porque interpreta que
es algo que han urdido los humanos o porque es el resultado
de algn proceso natural. Esto podra ser compatible con cualquier tipo de investigacin cientfica. Si se identifica el mal,
por ejemplo, con una enfermedad, la persona podra llegar a
dedicar su vida a realizar estudios mdicos de mucho valor.
Como observa Piera Aulagnier, el paranoico puede insistir
en que el mundo debe estar hecho para atenerse a un orden,
una ley, un conocimiento que el grupo ha olvidado o traicionado. Generalmente, el paranoico se presenta como el nico
intrprete o legtimo heredero de una ley o conocimiento, ya
sea un dogma religioso, una teora social o educativa, o algn
tipo de verdad cientfica. Adems de crear un nuevo orden,
tambin es muy frecuente la idea de reinstaurar en el mundo
un orden o sistema que se ha perdido. La persona puede buscar en la Biblia o en textos antiguos algn tipo de conocimiento
oculto que debe volver a difundirse para traer cordura, paz u
io3
al nio se le dice que haga algo a la vez que percibe que le dicen que no lo haga. Un comportamiento afectuoso por parte
del padre puede esconder hostilidad o ansiedad, pero esto no
puede reconocerse abiertamente. En un ejemplo, un paciente
hospitalizado pareca contento de ver a su madre y abri los
brazos para abrazarla. Ella se puso tensa, pero cuando l retir los brazos, ella dijo: Ya no me quieres?. Guando l se
sonroj, aadi: Cario, no puedes tener tanta vergenza y
miedo de tus sentimientos. El se qued con ella slo unos
minutos ms y, en cuanto ella se march, el paciente agredi
sexualmente a una auxiliar sanitaria.
Los sujetos esquizofrnicos, sostena Bateson, se encuentran en este tipo de situacin de doble vnculo, paralizados
entre mensajes contradictorios. De hecho, es difcil saber qu
tipo de mensaje es cada uno. Es una orden directa? Es una
broma? Es una peticin genuina? Partiendo de este punto
muerto, existen varias respuestas: asumir siempre que hay un
mensaje oculto detrs del mensaje recibido, actuar como si todos los mensajes fueran iguales, sin que ninguno tenga demasiado peso y tomrselos a broma o, simplemente, ignorarlos,
viendo y escuchando cada vez menos lo que ocurre y desvinculndose del entorno. Para Bateson, estas posturas correspondan respectivamente a las formas de esquizofrenia paranoide,
hebefrnica y catatnica.
Podemos contraponer esta nocin de mensajes contradictorios presente en la esquizofrenia con la posicin del paranoico: el dilema del sujeto puede ser, precisamente, el hecho
de que no recibe mensajes contradictorios. Podemos comparar
la exposicin de Freud del pequeo Hans en la que est claro
que el nio recibe un mensaje de su madre y otro de su padre,
sin mencionar las contradicciones internas de estos mensajes con la de un nio al que se le dice exactamente cul es su
rol: por ejemplo, ser el sustituto de un nio que ha muerto o de
un antepasado. Este mismo estancamiento y la imposibilidad
de una tensin dialctica entre mensajes pueden contribuir a
la eleccin de una posicin paranoica.
108
londinense que fue internado en Bedlam, en 1797, tras irrumpir en mitad de una sesin en la Cmara de los Comunes. Lleg
a creer que su cuerpo y su mente estaban controlados por una
espantosa mquina llamada el Telar Areo, situada cerca
del hospital, que lo manipulaba por qumica neumtica.
Las torturas que le infliga eran tan reales que tuvo que acuar
nuevas palabras para denominarlas. La mquina la controlaba
una banda a cuyos integrantes l llam El hombre del guante, Sir Archy, Jack el maestro y El intermediario.
Este despiadado equipo no slo se dedicaba a torturarlo, sino
que tambin deba mantener un registro de su actividad: inclua a un Registrador, que se encargaba de la taquigrafa.
Como se ve, la funcin designativa estaba presente en el delirio
que Matthews construy.
El juez Schreber describi una funcin similar en sus Memorias. Nos cuenta que tena libros y otras notas que contenan
todos sus pensamientos y palabras, as como los artculos que
posea y los que fue encontrando. Como no estaba seguro de
quien escriba exactamente, supuso que deban ser criaturas
con forma humana en distantes cuerpos celestiales. Carentes
de inteligencia, sus manos eran guiadas automticamente;
su nica funcin era la de mantener un registro escrito.
Reconocer la importancia de la funcin designativa nos
permite ser sensibles a los esfuerzos del sujeto psictico por
estructurar su mundo. En lugar de desestimar sus creaciones
tildndolas de intiles o fantasiosas, el esfuerzo por designarlas exige respeto y estmulo. La neurosis y la psicosis, a su vez,
pueden considerarse como distintas modalidades designati vas. Mientras que en la neurosis el complejo de Edipo logra
poner nombre al deseo de la madre, recurriendo a una ccin
normativa, en las psicosis el sujeto tiene que inventar: en el
caso del paranoico, poniendo nombre a lo que no funciona en
el mundo; en el caso del melanclico, poniendo nombre a lo
que no funciona en su interior, y en el caso del esquizofrnico,
como una actividad no resuelta y perpetua.
113
insoportable y torturadora. Bleuler cita a pacientes que se sentan un mero reflejo de s mismos, un dibujo en un libro
o como una imagen en movimiento proyectada en una pared . La cualidad bidimensional de una imagen virtual se convierte en la misma experiencia corporal del sujeto. Despus de
que se desencadenase su psicosis, una mujer describi cmo
era incapaz de reconocerse en el espejo: Slo vea el vaco.
Yo no era ms que una ilusin. Quera romper el espejo para
destrozar la ilusin y ver la realidad. Para conseguir volver a
conectar con su imagen tena que sentarse delante del espejo
durante horas y repetir su nombre.
Todos los ejemplos anteriores muestran un problema en
la construccin de la imagen corporal, como si no se hubiera
producido la unicacin de la fase especular. Mi cuerpo no
se sostiene..., no tengo conectados el cuello y la cabeza, se
quejaba un hombre. No hay nada ms all de mi estmago.
Tengo abiertos el estmago y la parte superior del crneo.
Esta falta de estabilidad en los lmites del cuerpo puede incitar a los esquizofrnicos a seguir una dieta, a ir al gimnasio o a iniciar un patrn de autolesin. Cortarse o quemarse
partes del cuerpo puede ser una forma, como dijo un paciente, de hacer mi propio cuerpo. Todas estas prcticas pueden ser intentos de encontrar un modo de habitar el cuerpo
y, obviamente, es peligroso intentar eliminarlas antes de encontrar una alternativa.
La falta de consistencia fsica en la esquizofrenia sugiere
que las dimensiones reales e imaginarias no se han conectado
bien con la simblica. No hay nada para sujetar la imagen fsica, ningn marco interno que ofrezca una estructura. Consecuentemente, en algunos casos, la visualizacin puede ir a la
deriva o el cuerpo puede sentirse como una superficie externa
con la que la persona no tiene un vnculo slido. James Joyce
describi una experiencia de juventud en la que fue atacado por
un grupo de chicos, aunque no sinti dolor real: fue como si su
imagen corporal, dijo, se limitara a despegarse de l. La fase
especular suelda nuestra imagen y la designa como nuestra,
116
mientras que en la esquizofrenia esto es problemtico: la persona puede casi literalmente confundirse con otra, no reconociendo su cuerpo como propio, o sufriendo la intrusin del
cuerpo de otra persona en el suyo.
En la esquizofrenia, cuando la integridad del cuerpo queda comprometida, el suicidio puede parecer una solucin, un
modo de recrear los lmites del cuerpo. Como explic la mujer
que hemos citado anteriormente, mis tripas y mis rganos
estn fuera, y es algo tan insoportable que senta que lo nico que me aliviara sera saltar por la ventana, para que, con
un poco de suerte, encontraran un cuerpo ah abajo y pudieran volver a meter las tripas y coserlo, y as me pudieran enterrar como Dios manda. La idea del suicidio en este caso
tiene menos que ver con la muerte que con la recolocacin de
los rganos en el cuerpo y, despus, con la idea de un entierro
como Dios manda, que le otorgaba valor simblico. Otra
paciente, desesperada por restaurar el orden en su cuerpo,
dijo: Si me ahorco o me caigo, al menos as mi cuerpo estar
ntegro. Le fascinaban las marcas de tiza que delimitaban el
espacio en el que se haba hallado un cuerpo en las series de
televisin, como si stas fueran el ltimo recurso que le
quedaba: las marcas ofrecan una imagen perfecta de lo que
deba ser un cuerpo, recogido y delimitado.
La invasin del cuerpo por la libido en la esquizofrenia y
su localizacin en el perseguidor en la paranoia pueden contraponerse a la melancola, en la que la libido ni est localizada
en el Otro ni en el cuerpo como tal, sino en la imagen que la
persona tiene de s misma, en su ego: el sujeto no sirve para
nada, es slo una prdida de espacio, basura, e insiste en ello
con un monlogo incesante de autodenigracin. No es culpa
del otro, como en la paranoia, sino de la propia persona: el individuo mismo es la causa de las calamidades del mundo. En
contraste con la duda neurtica Tengo yo la culpa? el
melanclico tiene claro que algo o todo es culpa suya: Yo
tengo la culpa. Vivir con la carga imposible de esta culpa puede llevar al suicidio. Es como si el sujeto melanclico albergara
7
se convirtieran en ideas de grandeza. La explicacin debe encontrarse en otro sitio. Acaso el lugar de excepcin no proporciona a la persona una solucin a la pregunta infantil sobre
qu somos para el Otro, no le da una forma de situar su existencia como parte del mundo, pero tambin/uera del mundo
que habita? Estar demasiado dentro resultara insoportable,
as que es necesario construir un espacio seguro en otro sitio,
en el lugar del tercero que nunca estuvo a su lado.
La idea de Schreber de ser el nico engendrador de una
nueva raza proporcionaba una solucin a sus terribles experiencias persecutorias y a la creacin de dicho espacio: ahora
ocupaba una posicin que tena sentido y que, para l, era lgica. Un lugar excepcional era la manera de darle al Otro lo que
no tena: el Orden del Mundo se haba roto, y alguien tena
que entrar en el espacio necesario para restablecer el equilibrio. El consigui entrar en ese espacio lgicamente necesario
o, concretamente, imagin que ste era su futuro.
Es frecuente encontrar este rasgo en el prototipo de sujetos psicticos que inventan cosas. Puede tratarse de una nueva
idea de negocio o de algn aparato: la persona ha comprendido
qu le falta al mundo y trata de suministrrselo. Aunque superficialmente pueda parecer una mera bsqueda de una recompensa econmica, a menudo existe esta lgica subyacente de
calcular lo que le falta al Otro para conseguir algo que lo supla.
Es una manera de interpretar el deseo del Otro, no en trminos
de persecucin, sino de carencia. Mientras que el paranoico
puede tener la aspiracin de completar al otro, el esquizofrnico suele ser ms cauto: el proyecto se sita en el futuro, por
lo que todava hay un espacio vaco que le separa del Otro.
En contraposicin con estos casos, hay verdaderos delirios de grandeza, muchas veces asociados a una historia
infantil con una madre que ensalza al nio para acabar abandonndolo. Esto resulta de la rpida alternancia de ideas entre
ser una persona de gran vala y convertirse en un ser vaco y
despreciable. Mientras analizamos estos pensamientos, vemos que la persona, con frecuencia, se vincula a alguien con
12,0
121
4. LENGUAJE Y LGICA
una permeabilidad al lenguaje, como si las palabras y las imgenes tuvieran un efecto directo. Algunos sujetos esquizofrnicos obedecern cualquier orden o sugerencia que venga del
exterior, y sta es una de las razones por las que muchas veces
parece que tuvieron infancias felices y sin incidentes. Hacer
todo lo que les dicen de un modo obediente pasivo y continuo
elimina los dramas que tienden a salpicar otras infancias. Un
paciente de Arieti se paraba, al caminar, cada vez que vea una
luz roja y, si vea una flecha, iba en la direccin que indicaba.
Si no vea ninguna seal, se quedaba paralizado.
La obediencia en este caso no lleva aparejada ninguno de
los conflictos que cabra esperar: resentimiento, protesta o
vergenza. En su lugar, las palabras se siguen como instrucciones: una persona puede empezar a practicar yoga porque
vio un anuncio en una revista, casarse porque se lo aconsejaron sus amigos, o ir a terapia porque alguien se lo sugiri.
Como seal Serge Leclaire, es como si los intermitentes de
un coche le dijeran al conductor dnde ir, en lugar de indicar
adonde se dirige. Un joven me cont cmo haba apualado a
un profesor en el colegio slo porque otro nio le haba pedido
que lo'hiciera. No senta particular hostilidad hacia el profesor, pero cuando escuch la orden del otro nio, sinti que no
tena otra opcin que obedecer. Mientras asestaba el golpe a
su vctima, se senta como una mquina, carente de emocin,
de sentimiento.
Esta permeabilidad puede operar a distintos niveles. Andy
Warhol explicaba que tena una tez peculiar a causa de la prdida de pigmento: Vi a una chica caminando por la calle cuya
tez tena dos tonos distintos y me fascin tanto que la empec
a seguir. Dos meses despus, mi tez tambin tena dos tonos.
Ni siquiera llegu a conocer a la chica era slo una persona
que vi por la calle. Le pregunt a un estudiante de medicina
si crea que el tono de piel se me poda haber pegado de mirarla . Hay una correlacin directa, como si una cosa pudiera
causar otra que, quiz, tiene eco en la idea generalizada de la
enfermedad: la persona tiene este problema por esta causa. Se
12
que no pareca tener problemas importantes hasta que la ingresaron muchos aos despus.
Guando Jeanine empez a recordar ms detalles de su
infancia, describi cmo su madre las encerraba a ella y a
su hermana en un armario, para protegerlas de un posible encuentro con su padre, que tena prohibido ir a la casa. Tambin
record que durante aos su madre las ataba a ella y su hermana a la mesa del comedor durante horas para evitar que se
pincharan con los alfileres que utilizaba para su trabajo como
modista. Describi esta escena sin mostrar ningn tipo de
emocin, y cuando Aulagnier le coment que deba de haber
sido doloroso, Jeanine le contest convencida que eso era lo
que su madre haba tenido que hacer para protegerlas.
Por supuesto, en cierto modo era verdad. Atar a sus hijas
a la pata de la mesa impeda que se pincharan con las agujas
que haba esparcidas por todas partes. Sin embargo, no se le
ocurri que su madre hubiera podido encontrar otra solucin
con el paso de los aos. No era capaz de cuestionar el significado de estas escenas de infancia, pero en su psicosis sus perseguidores tenan intencin de matarla despus de atarla a la
cama. La televisin le hablaba, particularmente en escenas de
violencia que incluan la inmovilizacin de alguien. La imagen
de un explorador atado a un rbol a punto de que le arrancaran
la cabellera era un mensaje que interpretaba como si ella fuera
a correr la misma suerte. Los mdicos, dijo, queran inmovilizar mi cuerpo y mis pensamientos para poder imponerme
este castigo.
Asociar todo esto a las escenas de infancia le produca
un alivio instantneo, pero a Jeanine este alivio le duraba estrictamente lo que duraba la sesin. Esto demostraba cmo
el significado que Aulagnier trataba de transmitirle no poda
integrarse en su psique, volviendo en su lugar en forma de delirios. La firma de la psicosis en este caso no es slo el pensamiento que no se asimila, sino la armona con el discurso de su
madre. El hecho de que fuera incapaz de plantearse cuestionar
la versin de su madre de los acontecimientos de su infancia,
138
En la psicosis a menudo se ha estudiado la relacin con el lenguaje, y podemos contraponer de nuevo la paranoia y la esquizofrenia. La condensacin de significado inmovilizado que
observamos en la paranoia es muy distinta de la polisemia, la
riqueza de significado que encontramos en la esquizofrenia.
Por supuesto que los sujetos esquizofrnicos hacen conexiones para construir significados, para intentar explicar lo que le
ocurre a sus cuerpos o para darle sentido a las voces que oyen,
pero estos intentos, con frecuencia, son insuficientes. Mientras
que el significado establecido por el complejo de Edipo est ausente, la persona est a merced de una multitud de significados;
esto puede ir acompaado de una habilidad literaria y potica,
pero, a menudo, la persona se siente abrumada e invadida por
el significado. Es como si los remaches que conectan el significado y el significante se hubieran deshecho y la persona no
fuera capaz de volver a fijarlos, construyendo un delirio.
Desafortunadamente, la mayora de las investigaciones
sobre lenguaje y psicosis en la corriente dominante de la psiquiatra se han traducido en experimentos que infantilizan a
los sujetos y malinterpretan las cuestiones clave. Muchas veces, a las personas diagnosticadas de psicosis se les pide que
definan trminos como mesa o silla, que coloquen palabras en grupos o que expliquen proverbios. Aveces, como es
de esperar, este tipo de pruebas ponen de manifiesto alguna
carencia o deficiencia en el sujeto psictico, pero lo absurdo
de la tarea parece que se les escapa a muchos estudiosos.
Qu significa, despus de todo, que un experimentador le pida a un sujeto que defina una palabra? Esta pregunta
crucial no se tiene en cuenta en lo sustancial. Cuando Silvano Arieti le pregunt a una paciente: Qu es la vida?, ella
contest: Necesito saber a qu "vida" se refiere. A l a vida
139
de la revista Life,' o a la persona que puede hacer a otra persona feliz?. Arieti al principio interpret esta respuesta corno
un ejemplo de pensamiento esquizofrnico, pero despus
lo interpret de otra forma: Me est preguntando a mi, que
slo tengo el bachillerato, que defina lo que ni siquiera Linneo
y Darwin fueron capaces de definir?.
Cuando Arieti le pidi a la misma paciente que definiera
la palabra loco, dijo: Un loco es un loco cuando llama loco
a un loco. Lo interpret como una iteracin psictica de la
misma palabra, pero ms tarde se dio cuenta de que la paciente
se refera al hecho de que l era un loco si pensaba que ella era
una loca porque era una paciente psiquitrica. Le llev muchos
aos comprender esto, pero, aun as, estos experimentos continan realizndose en la actualidad sin tener en cuenta lo que
Arieti acab por comprender. Los resultados negativos de estas
pruebas son una reminiscencia de la conclusin de Richard
Neuhaus de que los habitantes de las Islas de los Mares del Sur
vean peor que los europeos, puesto que no obtuvieron buenos
resultados cuando los examin utilizando las tablas de letras
occidentales que se llev con l.
Adems de tratar al sujeto del experimento como un nio,
estas pruebas pasan por alto la cuestin de a quin le est hablando uno. Como seal Gregory Bateson, el sujeto psictico
es particularmente consciente de los procesos metalingsticos: si alguien dice algo, no slo se considera el contenido
de lo que ha dicho, sino que tambin, de manera significativa,
surgir una pregunta: Me ests diciendo esto ahora, pero,
por qu lo ests diciendo? Cuando la madre de Louis Wolfson le pregunt: Me pasas una hoja de papel?, l dedic al
menos doce pginas de sus memorias a analizar lo que podran
haber significado esas palabras. Teniendo en cuenta esta susceptibilidad, qu podra ser ms natural durante la prueba que
*
i3o
preguntar: Me has trado a esta habitacin, ests ah sentado con un cuaderno o una grabadora y me ests preguntando
qu es una mesa o qu es la vida, qu quieres en realidad?.
Es interesante ver cmo ser consciente de a quin se est
hablando adquiere distintos matices en las diferentes formas
de psicosis. Los primeros investigadores pensaban que en el
llamado lenguaje esquizofrnico las palabras se unen a
otras palabras mediante el sonido, y no mediante el significado, en el mensaje que se est transmitiendo. Louis Sass coment: E n lugar de estar guiado por una sensacin general
de significado intencionado, el flujo y el sentido del mensaje
vienen determinados principalmente por rasgos intrnsecos y
normalmente irrelevantes del sistema lingstico. Es como
si no se tomaran en consideracin las necesidades del oyente.
A veces se ha explicado refirindose a que el hablante tiene
demasiadas posibilidades y, en consecuencia, la persona no
puede hablar o actuar, como si se paralizase por las mltiples
opciones.
A menudo observamos que los pacientes saltan de una
idea a otra. Pueden darse rarezas en el ritmo del discurso,
cambios repentinos, inesperados para el oyente, y referencias
de carcter alusivo. Bleuler puso nfasis en las interrupciones
en el discurso que, en su opinin, indicaban una suspensin
del pensamiento. Como dijo uno de mis pacientes: No es que
decida dejar de pensar o que quiera bloquear algo; se trata slo
de un montaje. Como en el montaje de una pelcula, primero hay una cosa y luego hay otra. Este montaje puede interpretarse como un efecto de la forclusin: cuando el hablante
se acerca a un significado que no puede asimilar, se abre un
hueco. De ah viene el cambio repentino a otro tema o idea.
Las referencias de carcter alusivo sugieren otra dificultad
subyacente. Hablar supone adaptar nuestras palabras y nuestro entendimiento a la persona con la que estamos hablando.
Incluimos a nuestro interlocutor en lo que decimos, mediante
el tono que adoptamos, el modo en el que hablamos y el mensaje que intentamos transmitir; por eso, a veces nos ponemos
i3i
35
La clasificacin muestra cmo las palabras se agrupan alrededor de la relacin del Otro con el sujeto, los modos en los
que el Otro puede intervenir o influir, perseguirlo o invadirlo. Consecuentemente, estas palabras especiales surgen en el
momento exacto en el que el sujeto es un objeto para el Otro.
En un caso comentado porYrj Alanen, un paciente describi
cmo reciba mensajes de personas que estaban a su alrededor
en un lenguaje ambiguo, que llamaba lenguaje de segundo
grado. Se senta como un robot, cuya vida estaba siendo
controlada por otros, cuyo lenguaje de segundo grado generaba variaciones de presin en su cuerpo. Estas expresiones formaban parte de un lenguaje privado, uno inventado
por Eric para designar las sensaciones de invasin y amenaza de su integridad. Aadi otras expresiones, como regulacin de la presin, para las experiencias provocadas por sus
compaeros, y los que hacan el agujero, para los que no lo
comprendan. Estos lenguajes en ocasiones pueden ser significativamente similares a los de la psicologa convencional,
o incluso utilizar categoras existentes. El paciente de Alanen
no tuvo que ser ingresado, se desenvolva perfectamente en
su entorno social, y podemos suponer que lo que le ayud fue
acuar estas nuevas palabras. Como deca una de las pacientes
de Jung, los neologismos eran sus palabras de poder.
Si bien el significado es escurridizo y errante en la esquizofrenia, los neologismos pueden funcionar para bloquear el
flujo de significantes y para astringir la libido. Por este motivo parecen llevar una carga tan pesada. Como observ el psiquiatra Karl Kleist, lo que es importante es el uso de la palabra,
su funcin para sellar caminos asociativos, que es por lo que
llam palabras de reserva a estos neologismos. Esto significa que en lugar de intentar corregir los neologismos de la
persona, es ms beneficioso conferirles dignidad, aprendiendo ms de ellos y valorndolos. Deben crearse nuevas palabras
para designar lo que nuestro lenguaje no puede invocar, exactamente del mismo modo que los cientficos y los investigadores a menudo acuan nuevos trminos para designar algn
37
Aunque esto no tiene sentido si se interpreta como una generalizacin acerca del discurso de los sujetos esquizofrnicos, podramos tomarlo como un reconocimiento indirecto del
hecho de que la funcin de ciertas palabras es, precisamente,
la de evitar que el signicado vaya a la deriva. Por eso parece
como si la palabra slo precisara una cosa, una mesa original.
Conseguir que una palabra haga esto es un logro y no un error,
y funciona para poner nombre a la presencia invasiva del Otro,
como sugiere el ejemplo de Staudenmaier.
Acuar nuevas palabras es slo un ejemplo de cmo el
sujeto psictico puede intentar gestionar el problema de la
proximidad del Otro. Puesto que, en la esquizofrenia, el deseo del Otro no se interpreta de modo sistemtico, la persona
tiene ms presente el problema del signicado, como ya hemos visto. Los neologismos pueden ayudar al sujeto a abordar
esta cuestin, as como las frases hechas, los rituales obsesivos y ciertas alucinaciones. Las alucinaciones auditivas a veces
incluyen amenazas e insultos, como para nombrar al sujeto
en el momento en el que se experimenta un vaco. Cuando el
sujeto se encuentra en alguna situacin que no comprende,
es posible que de pronto surja una palabra, por lo general un
insulto: Puta!, Maricn!, etc. Su lugar queda determinado con violencia por el insulto, que es la nica parte del
discurso humano que hace alusin directa, sin subterfugios, y
que resuelve el problema que se ha experimentado en cuanto
al signicado.
Este fenmeno queda claro en las memorias de Wolfson.
En cada pgina, el autor se reere a s mismo en tercera persona: l es el estudiante esquizofrnico de las lenguas, el
enfermo mental, e l sujeto alienado, e l psictico,
el joven esquizofrnico, el sujeto demente. El pronombre de primera persona slo aparece unas cuantas veces, como
si la multiplicacin de las designaciones relacionadas con la
psiquiatra fuera necesaria para situarle dentro de la historia
concreta. Las palabras, en lugar de identicarlo en el registro de las alucinaciones, se usan en el proceso de su escritura,
139
como puntos para fijar su existencia. Como nombres propiamente dichos, estas palabras cumplen ms la funcin de
designar que la de crear significado.
Cuanto menos se enfatiza el significado, ms se destaca
el aspecto formal y material de la palabra. Saussure hizo una
distincin que puede ayudarnos a delinear el rol de los neologismos en este caso. As como reconoci que el lenguaje estaba compuesto de un sistema arbitrario de signos, tambin
distingui una categora de expresiones dentro del lenguaje
que calific de relativamente motivadas. El dix-neuf francs est motivado, ya que es una combinacin de los elementos
da; y neu/, que ya son parte del cdigo, mientras que el
trmino vingt no lo est. Para Saussure, la mente humana
se las ingenia para limitar la arbitrariedad del lenguaje, en el
sentido de su falta de limitacin y restriccin, introduciendo
un principio de orden en la masa de signos: se es el rol de la
motivacin relativa. Aunque el lingista asoci la arbitrariedad
con los elementos lxicos y la motivacin, ms que con las estructuras gramaticales, el ejemplo de la psicosis muestra cmo
pueden darse ambos: una sola palabra o expresin, as como
una secuencia gramatical, puede servir para proporcionar el
principio de orden que describe Saussure.
Leclaire pone el ejemplo de un hombre psictico que le
explic con suma seriedad que el impermeable nuevo que llevaba se llamaba Beaujolais. Cuando lo compr estaba con
su mujer, y ella coment que era joli (bonito). Entonces
l empez a preguntarse por qu ella no haba dicho lo mismo de l, y asumi que su comentario, en realidad, haca alusin a uno de sus amigos de juventud, que se llamaba J o .
Pero J o era feo (iaid) comparado con l, as que el nuevo nombre Beaujolais significaba yo soy su amor (beau) y
Jo es feo (od). Puede que esto parezca un simple juego de
palabras, pero fue fundamental para el paciente. En trminos
de Saussure, ste fue un caso de motivacin relativa, que fijaba el significado y evitaba que fuera a la deriva y acabara en un
delirio de celos.
140
Pasemos ahora del lenguaje de la psicosis a su lgica. Una paciente entr en pnico cuando vio a un hombre cerca de su
casa que casualmente era pelirrojo. El no le haba hecho nada
y ella no tena ni idea de quin era, pero inmediatamente se
volvi una presencia invasiva: estaba totalmente aterrorizada.
Senta como si l estuviera inmiscuyndose en su vida, aunque ni siquiera estaba cerca de ella fsicamente. De nia, esta
paciente haba sido vctima de un traumtico encuentro sexual con un adulto pelirrojo, y ver al hombre le trajo a la memoria los sentimientos del pasado, pero sin la represin que
uno encuentra en la neurosis. Era como si sus pensamientos
siguieran la ecuacin-, hombre pelirrojo=pedlo=cualquier
hombre pelirrojo.
Puesto que el pedlo era pelirrojo, cualquier hombre
pelirrojo era un pedlo. Mientras que un sujeto neurtico
que hubiera sufrido abusos por parte de un pelirrojo se habra puesto nervioso sin saber por qu, o se habra sentido
intranquilo cerca de ese hombre en particular porque le recordaba al pedlo, mi paciente pronto comenz a insistir en
que se trataba del mismo hombre, aunque su edad y el lugar
en el que se encontraba hacan que eso fuera imposible. Nada
de lo que yo le dijera poda convencerla de que se trataba de
otra persona. Qu tipo de lgica poda explicar la tenacidad
de esta ecuacin?
El psiquiatra y lsofo alemn Eilhard von Domarus coment el caso de un hombre esquizofrnico que deca que
Jesucristo era lo mismo que un puro. Mientras lo explicaba, argumentaba que tanto el puro como Jesucristo tenan una banda
dorada alrededor. En lugar de asumir que los dos sujetos (Jesucristo y el puro) podan tener en comn el mismo atributo
(el halo dorado), identic a los sujetos en relacin al atributo:
eran lo mismo porque ambos tenan una banda dorada. Fuera del proceso psictico, un atributo idntico no significa que
dos cosas sean lo mismo, y podemos considerarlas distintas
141
f
Estos procesos lgicos son los que esclarecen lo que la
psiquiatra llama fenmenos de errores en la identificacin. Paul Courbony Gabriel Fail mencionaron en 1937 el
caso de una paciente que crea que las personas de su entorno
a veces eran personas disfrazadas, enviadas para torturarla.
Sus perseguidores podan adoptar la apariencia de esas personas e imponer en otros las transformaciones que deseaban,
como el actor italiano Leopoldo Fregoli, clebre por ser capaz
de representar l mismo todos los papeles de una produccin.
Sus perseguidores, deca, tenanla capacidad de fregolizar
el mundo, y esta fregolicacin tena impacto en su entorno y en su propio cuerpo. Adems de mostrarnos la funcin
de los neologismos, creados para sealar el efecto que el Otro
tena sobre ella, la diferencia de los atributos no conllevaba la
identidad de los sujetos, sino, al contrario, su equiparacin.
Un perseguidor poda ser muchas personas al mismo tiempo.
*
147
5. EL DIAGNSTICO
dificultades que haba tenido para encontrar otro puesto. Considerando el relato de cunto haba disfrutado en su trabajo,
esperaba escuchar la historia de un despido forzoso o de algn conflicto en la ocina que hubiese precipitado el cambio.
Pero, slo despus de una larga serie de preguntas especcas,
admiti que fue ella quien haba dejado el trabajo, porque un
da, cuando iba a la ocina, se le haba cruzado un gato negro.
Enseguida comprendi que era una seal dirigida a ella y que
era el momento de dejarlo.
Muchas personas son supersticiosas y reaccionan al ver
gatos negros. Puede que decidan comprar un billete de lotera,
tener ms cuidado del habitual al realizar alguna tarea o llamar
por telfono a algn familiar para saber si se encuentra bien.
Por lo general, existe esta sensacin de ya s que es una tontera, pero igual.... Hay una diferencia entre aprovecharla
aparicin contingente de un gato para pensar en alguien o hacer algo e interpretar el mensaje como si a uno le concerniese
directamente de un modo inequvoco. Lo que marca el diagnstico no es la supersticin, sino cmo la sita el individuo
en relacin a s mismo.
Comprender la aparicin del gato negro e interpretarla
como un mensaje es diferente a los casos en los que dudamos
de nuestras creencias. No es tanto lo que experimentamos, sino
cmo lo experimentamos. Tomemos como referencia el famoso
sueo de Bismarck, en i863, del que inform inmediatamente el emperador Guillermo i de Alemania. Iba a caballo por un
estrecho camino alpino, con un precipicio a un lado y rocas al
otro. El camino se iba estrechando cada vez ms, y el caballo
se negaba a seguir. Incapaz de volver atrs, golpe la roca con
su fusta y se encomend a Dios: la fusta se extendi hacia el
innito y la roca se desmoron, abrindose a un vasto campo,
donde vio desplegarse a las tropas prusianas. Interpretar este
sueo en trminos de simbolismo sexual es tentador: la fusta
que se alarga, el agujero, etc. Pero, como seal el psiquiatra
George Dumas, lo que importa no es el simbolismo, sino el
hecho de que Bismarck diera tanta importancia al sueo como
51
r
puede dudar inconscientemente de a qu sexo pertenece, pero
el psictico que duda puede tener una duda real, como si el
sexo biolgico en s mismo no estuviera muy claro. Por regla
general, la clave est en ver qu lugar ocupa la duda en la vida
de la persona: esto nos proporcionar la marca diagnstica.
En estos casos de duda psictica, seguir existiendo la certeza
de que hay algo que concierne a la persona, una signicacin
personal.
*
Qu otras pistas pueden alertarnos de la presencia o ausencia de la duda? Primero, podemos centrarnos en cmo asume
la persona su propia historia, cmo habla de su infancia y de
su familia. A veces, la infancia se describe como un continuo:
fue feliz o triste, pero eso es todo. No se ofrece ms informacin, detalles, ni puntos de inflexin. Puede que los padres
no tuvieran muchas herramientas, y que utilizaran unos pocos
trminos idnticos. No existen momentos de cambio o drama:
los acontecimientos se suceden uno tras otro, como si no hubiera momentos de ruptura o discontinuidad. En un caso, un
hombre describe que estando en su trabajo recibi la llamada
de su mujer embarazada que iba a dar a luz, as que se mont
en su bici en direccin al hospital, pero despus tom otra calle y sigui pedaleando, sin volver a ver a su mujer y sin llegar
a conocer a su beb. Todo esto lo describi como si fuera un
acontecimiento cotidiano ms, y no como un momento en el
que su vida cambi. El sentido de la historia como una inscripcin simblica en nuestras vidas llenas de discontinuidades- se haba perdido.
Para tener una historia, ciertos momentos deben percibirse como distintos, especiales, como puntos de cambio o
transicin. La clave aqu es que, en ausencia de una signicacin que organice, como la que proporciona el complejo de
Edipo, la estructura cronolgica e histrica estar en peligro.
El hecho de que a ciertos recuerdos se les conceda un lugar
57
paciente que se qued asombrado cuando vio a un perro levantar la pata delantera. Le pregunt a un hombre que tena delante si el perro tambin le haba saludado a l, y como recibi
una respuesta negativa, supo inmediatamente que se trataba de
una revelacin dirigida a m. Estos momentos de sbito entendimiento pueden referirse a temas como el cosmos, la vida,
la muerte o Dios, el propio nacimiento o la misin de uno en la
vida. Me pareca ver todo con claridad y de manera personal, como si hubiera adquirido la extraordinaria capacidad de
comprender, dijo uno de los pacientes de Jaspers. Es como
si tuviera algn sentido especial, como la clarividencia; como si
pudiera percibir lo que ni yo ni otros habamos sido antes capaces de percibir.
Recordar es importante en estos casos, ya que los verdaderos recuerdos a menudo se distorsionan para incluir delirios, o los mismos delirios se transforman en recuerdos y se
antedatan. La psiquiatra francesa tena un inters especial en
esos momentos en los que pareca que un recuerdo que databa de antes de la construccin del delirio reciba un rol causal
retroactivamente. Entre sus recuerdos de guerra, un hombre
describi cmo haba visto a dos mujeres pasar mientras su
unidad entraba en las trincheras, y que una de ellas empez a
llorar cuando los vio. El le dijo a su compaero: Me gustara
que mi madre fuera as; y en ese momento not que ella le
haba mirado y tuvo una intuicin: Esa mujer era mi madre.
Fue como un rayo, ms fuerte que yo. Me qued destrozado y
hecho aicos por lo que sent, pero saba que tena razn.
En otro ejemplo, la interpretacin retrospectiva convenci a
una mujer de que el hecho de que la llamaran reinita cuando era pequea era la prueba de que tena derecho a ocupar
el trono.
Searles comenta el caso de una paciente que retroactivamente construy un complejo delirio en el que le haban instalado una mquina en el abdomen y una cadena en el corazn
para controlarla. Su complicado historial de intervenciones
quirrgicas haba adquirido signicado. Guando tena siete
161,
aos la operaron de sinusitis, a los catorce le quitaron un tumor benigno del pecho y cuando tena diecinueve le quitaron
el apndice. Posteriormente, comprendi que todo tena sentido. La operacin de sinusitis le haba dejado un agujero en la
cabeza, que permita que la manejaran como una mquina; la operacin en el pecho haba permitido que le pusieran
la cadena alrededor del corazn; y la extirpacin del apndice
haba permitido que le instalaran la mquina en el abdomen.
Ahora ellos tenan control sobre ella y la paciente peda que
la operaran de nuevo en un hospital de verdad para cortar
los hilos que la unan a esas guras controladoras.
*
La claridad con la que un sujeto psictico puede experimentar un momento de cambio o un nuevo significado tiene eco
en el modo en el que, a menudo, se describen los sntomas.
Mientras que la represin que opera en la trayectoria edpica
del neurtico implica que los sntomas esconden pensamientos disfrazados, en la psicosis suele haber transparencia. Una
mujer se quejaba de sentir una angustia y una claustrofobia
horribles en el metro, que le impedan llegar a su trabajo. El
significado del sntoma slo se revel tras varios meses de trabajo analtico. So que estaba de cara a una pared, y experiment exactamente la misma sensacin de pnico que tena en
el metro. La imagen de la pared le record el ltimo lugar
en el que haba visto a su hermano, que haba estado en la crcel antes de morir. Por tanto, su angustia marcaba la proximidad con su hermano y los pensamientos que en su momento
haba intentado expulsar de su mente que le venan acerca
de estar con l en su atad: la angustia de estar bajo tierra. El
sntoma en este caso estaba vinculado a ideas y recuerdos olvidados: entre ellos se encontraba la represin.
En la psicosis, es posible que la persona explique el sntoma inmediatamente en trminos de recuerdos: Tengo claustrofobia por la idea de estar en un atad con mi hermano.
162,
Los mecanismos de codicacin en la construccin de sntomas pueden no estar presentes, como si el sntoma fuera
directamente un sello en el cuerpo o la mente, y no el resultado de un complicado proceso de codicacin. En un caso
mencionado por Paula Elkisch, una madre hablaba del miedo
que tena de que su hijo se convirtiera en un intil como su
propio hermano. Si el beb dorma todo el tiempo, pensaba, tendra ms oportunidades de parecerse a su hermano,
as que caminaba arriba y abajo continuamente, estrechando
fuertemente al nio entre sus brazos. S e me dorman los
brazos, contaba, y no saba dnde acababa yo y empezaba
el beb. Cuando a la edad de ocho aos el nio tuvo que ir al
hospital, no tena la nocin de lmite corporal y le preguntaba
a todo el mundo a su alrededor: Son stas mis manos, son
sas tus manos?, como si su madre le hubiera contagiado su
confusin corporal.
Esta claridad, que marca la ausencia de represin, es una
seal comn de psicosis. Una persona neurtica llega con un
sntoma que necesita descodificacin. No puede dormir, ya no
puede trabajar, tiene ataques de pnico y quiere saber por qu.
El motivo es opaco, pero, aun as, siente que existe alguna causa
o explicacin que est oculta. Con frecuencia observamos que
con la psicosis es distinto, la persona llega con un sntoma,
pero sabe por qu lo tiene: Tengo el brazo paralizado porque
mi padre me golpeaba ah cuando era pequeo. Mientras que
para el neurtico la escena de infancia puede haber quedado
en el olvido y slo se recupera ms tarde, durante la terapia, o
se recuerda pero desprovista de su significado emocional, un
sujeto psictico con frecuencia articula con bastante claridad
cul es la causa de su sntoma. Los fenmenos psicticos tambin suelen emerger con mayor discontinuidad que los neurticos, pues aparecen de repente, como si salieran de la nada.
Que la explicacin del sntoma sea o no correcta no viene
al caso, puesto que lo que importa es la relacin de la persona
con la causalidad en s misma. El modo en que alguien piensa
en las causas es, en realidad, un indicador diagnstico. Estar
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o por qu, tiene la sensacin de que la causa nunca est enteramente en el exterior.
Esto a menudo queda claro por el modo en que la persona habla de su angustia. Las ocasiones en las que siempre se
culpa al Otro de los problemas son distintas de los casos en
los que se tiene la sensacin de estar implicado en el sntoma.
Si la culpa se atribuye exclusivamente a lo que est fuera del
yo, todo apunta a la psicosis. Podemos observar cmo esto es
compatible con una situacin en la que el Otro tiene, en realidad, la culpa, en la que el sujeto ha sido vctima de una serie
de atrocidades o abusos. Sin embargo, en los casos neurticos,
siempre hay un margen de duda o culpa: Me han hecho eso,
pero, qu papel he jugado y o ? . El mdico debe ser cauto
cuando est claro que las tragedias externas han marcado al
paciente; de nuevo, lo que importa es cmo se han procesado
estas tragedias, cmo se han interpretado e incorporado a la
vida de la persona.
Esta sensacin de una fuerza externa que acta en el yo
recibe el nombre de automatismo mental, y fue descrita
por Sglas y despus explicada con ms detalle por De Clrambault. Gomo coment una mujer que estaba ingresada, La
gente no hace cosaspor m; me hacen cosas o m. Estoy en
una posicin, dijo, en la que soy pensada. Ya no se controlan las acciones internas o externas, y el sujeto psictico
puede sentir que se encuentra a merced de un poder exterior.
Los brazos y las piernas van por su cuenta... Me vienen pensamientos, no s de dnde, pero no soyyo la que piensa, dijo
una paciente. Todo lo que hago es mecnico, funciona autnomamente, sin m. La persona siente que la manipulan, que
hablan de ella, que piensan en ella, y no siente que controle sus
actos. La obligan a pensar, a sentir, a recordar, a comprender.
Puede que no reconozca sus pensamientos como propios, sino
como algo que le han metido en el cerebro y, por eso, siente
que est en poder de algn ente externo.
La caracterstica esencial en este caso es la idea de una fuerza o presin externa. Uno puede sentir que sus pensamientos
165
El carcter xenoptico de los fenmenos psicticos puede provocar distintas reacciones. La persona puede tratar de luchar
contra la fuerza atacante, limitarse a observarla, registrarla,
o aceptarla pasivamente. Si lucha, el terapeuta lo sabr rpidamente, puesto que, a menudo, se solicita ayuda teraputica o medicacin. Si la respuesta es ms pasiva, puede resultar
difcil comprender qu ocurre. Una buena pista la da el modo
169,
indicar la ausencia de los fenmenos subjetivos en los momentos de encuentro: cuando el hombre se insina, puede que
ella se vaya con l sin ms, como si tuviera que obedecerlo.
La persona puede lamentar no tener una relacin, pero puede que no haya una protesta real, ni resistencia, ni duda, en
ese primer momento. Esta obediencia indicara una estructura psictica.
Otro indicador diagnstico importante es cmo la persona divide su realidad, y este hecho est asociado a la cuestin
fundamental de la duda y la certeza que ya hemos visto anteriormente. La caracterstica principal del orden simblico es
el establecimiento de un sistema de divisiones y contrastes que
secciona nuestro mundo. Dichos sistemas siempre comienzan
a partir de oposiciones binarias, como macho-hembra, animado-inanimado, humano-animal. Conforme se vuelven ms
complejas, cada trmino de la oposicin atrae ms trminos y
estas nuevas adiciones modifican el sistema inicial para crear
duda y una cierta fluidez. Muchos cuentos para nios llevan
implcita exactamente esta dinmica: algo malo est contenido en algo bueno el veneno en una deliciosa manzana o algo
bueno se encuentra en algo malo el ogro que se vuelve amistoso, el mago benevolente escondido tras el monstruo.
En la psicosis, donde lo simblico no se registra como en
la neurosis, esto puede quedar reducido al binario inicial mnimo, sin elasticidad ni movimiento. En un caso comentado
por Piera Auglanier, el mundo se divida en blanco y negro para un hombre nacido de dos razas distintas. Cualquier
cosa que era blanca se asociaba a los perseguidores y lo que
era negro con las vctimas que haba que vengar. Estas rgidas
divisiones del mundo en binarios muestran lo opuesto de lo
que observamos en la neurosis, en la que los trminos van a
la deriva y existe una duda intrnseca sobre el modo en el que
se interpreta el mundo. Mientras que un sujeto psictico puede dividir el mundo entre hombres y mujeres o gente
buena y gente mala, el neurtico nunca est seguro: un
hombre puede ser demasiado femenino, una mujer demasiado
171
masculina, y la gente buena y mala al mismo tiempo. Aunque hay muchos casos de psicosis en los que este nfasis en
los binarios no es evidente, nos encontramos con ellos con
frecuencia.
En un caso descrito por Morel, la paciente haba dividido
el mundo en los opuestos bueno-malo. Esta joven haba empezado a tener problemas al acabar sus exmenes en el instituto. Hasta entonces, su hermana mayor haba sido considerada
mala, como su padre, mientras que ella haba sido buenay
femenina, como su madre. La maldad del padre era como
un rasgo hereditario que haba advertido de su abuelo, y que
haba transmitido a su hermana. Esta divisin bsica estableci
una liacin delirante, y le ayud a organizar su mundo hasta
los exmenes. Despus empez a sentir que desprenda mal
olor y que la gente a su alrededor lo comentaba. La primera
seal diagnstica de la psicosis era la fijacin de los opuestos
bueno-malo, que no admita dialctica o cambio.
Los binarios estrictos pueden deducirse del discurso de la
persona y, aveces, son evidentes muy rpido. Los trminos de
lo binario, como bueno-malo, se dan con tanta frecuencia que
su importancia est clara, como si su experiencia del mundo
fuera a disolverse sin ellos. Estos binarios pueden ser una interpretacin bsica del deseo del Otro y, como tal, tienen una
funcin protectora de la persona que es crucial. El momento
en el que Schreber dividi a Dios en un Dios Superior y un
Dios Inferior fue significativo en la construccin de su delirio,
y le ayud a separar las fuerzas del mal de las benignas que l
senta que haban irrumpido en su experiencia.
Igual que los trminos de un binario pueden tener un
peso especial en el discurso del sujeto, las palabras sueltas o
las expresiones pueden adquirir un valor determinado, como
bisagras o grapas en el discurso, que son necesarias para sujetar el significado. Gomo vimos en el captulo anterior, las
idiosincrasias verbales son un rasgo comn de la psicosis, y
una alusin verbal, un juego de palabras o, incluso, la resonancia de una palabra determinada pueden sealar la presencia
172
75
tenan enzimas defectuosas. A mediados de los aos cincuenta, este ciclo de entusiasmo y decepcin ya era la norma. En
un artculo de la revista Science, un psiquiatra indic que cada
nueva generacin de bilogos tena que pasar por el adoctrinamiento y el desencanto. Pero, aun as, no se ha aprendido la
leccin y hoy en da sigue habiendo un apetito insaciable por
las explicaciones biolgicas.
Estas suelen incluir dos malentendidos bsicos. Primero, a menudo se observa que personas de distintas generaciones de la misma familia tienen idntica salud mental. Por
tanto, debe ser algo gentico, pero, para bien o para mal, no
slo heredamos los genes de nuestros padres, sino que tambin heredamos a nuestros padres. Un joven paciente paranoico apenas pronunci una frase: Todo es una cuestin
de fsica y qumica. Cuando el psiquiatra se reuni con los
padres y les pregunt qu opinaban del estado de su hijo,
la madre, tras un largo silencio, dijo: Bueno, no sabemos
nada al respecto. Para nosotros se trata slo de una cuestin de
fsica y qumica. El padre y el paciente repitieron en voz baja:
S, slo es una cuestin de fsica y qumica. Crecer con un
progenitor que tiene determinados problemas, por supuesto,
tendr un impacto en el nio, que puede acabar desarrollando
algunos problemas l mismo. Esta dimensin de transmisin
familiar se ignora por completo en los estudios genticos, por
lo general, como si pasramos los primeros aos de nuestra
vida dentro de algn tipo de burbuja abstracta, sin contacto
con nuestros seres queridos.
La presencia de un problema biolgico, asimismo, no
puede considerarse fuera de su contexto. Imaginemos que un
nio nace con un problema especco gentico o neurolgico que le afecta, por ejemplo, al habla, la vista o el odo. Esto,
claramente, tendr algn impacto en el lugar que los padres
han construido para el nio en sus fantasas. Antes y durante
la gestacin, los padres tienen ideas conscientes e inconscientes sobre cmo ser su hijo, qu aspecto tendr, cmo
se relacionarn con l. Nos amar como nos am (o no) uno
178,
influir en la misma caracterstica, igual que un nico gen poda influir en distintas caractersticas. A pesar de estos hechos, la teora del carcter unitario todava impregna la visin
contempornea de la causalidad gentica, y a comienzos de los
aos noventa, los bilogos sugirieron buscar otro trmino,
puesto que exista una tendencia a malinterpretar la palabra
gen. Se vea a los genes como agentes causales aislados, y
no como partes de complejas redes de interacciones biolgicas que, normalmente, dependan en gran medida de lo que
ocurra alrededor. Muchos bilogos reconocan que la vieja
oposicin entre naturaleza y educacin no poda seguir como
hasta ese momento. De hecho, el intento por hacer a un gen
responsable, separndolo de todo lo dems que pudiera tener
algo que ver con la vida humana, tiene algo de psictico, como
si una sola entidad pudiera ser considerada culpable, igual
que en la paranoia se designa a un nico organismo como el
causante de todos los problemas de una persona.
El rgido posicionamiento de un nico factor causal es una
marca distintiva del pensamiento psictico. La culpa se asigna
a un nico organismo perseguidor en la paranoia o, en casos de
melancola, a uno mismo, por algn acto que uno ha realizado o no en el pasado, como si se tratara de una sola accin, de
un solo detalle, de una causa que pudiera explicar todo, como
una piedra losofal. Este estilo de razonamiento, por supuesto, est presente en muchos tipos de investigacin cientfica,
y puede contrastarse con el estilo ms obsesivo que se ve con
frecuencia en las revistas mdicas. En la conclusin del estudio habr un prrafo que muestre la indecisin de los autores
y cmo indican que puede tratarse de un factor, pero tambin
podra tratarse de otro, etc., en un ciclo infinito de procrastinaciny duda. Qu atractiva debe de parecera certeza psictica con su fijacin en causas nicas! Y esto, sin duda, explica
la popularidad de los discursos psicticos en los medios de
comunicacin cientficos y en los comits de subvenciones.
La perspectiva de Lacan era diferente, y, como muchos de
los psiquiatras de su poca, distingua cuidadosamente entre
180,
las condiciones de la psicosis y las causas del desencadenamiento de la psicosis. Si la condicin bsica en este caso era
que la metfora paterna no se haba producido, podan estar
en juego diversos factores. El advenimiento de la psicosis no
poda preverse, y uno slo poda trabajar hacia atrs despus,
estudiando la historia personal del individuo para hallar las
pistas que mostraran cmo se fue estableciendo la psicosis.
As que, cules podan ser estos factores?, qu puede poner
en entredicho la metfora paterna o hacerla imposible? Tras
explorar estas cuestiones, en el prximo captulo estudiaremos
las circunstancias especficas que en efecto pueden desencadenar una psicosis.
*
Hemos visto cmo existen dos momentos cruciales en la infancia de cada persona. Primero, cuando el nio se pregunta
por las ausencias de la madre: Adonde va? Volver? Por qu
me abandona? Los nios, con frecuencia, simbolizan estas ausencias mediante juegos, como el famoso Fort/Da descrito
por Freud, del que hablamos en el captulo Se usan muecas,
sonajeros, chupetes u otros objetos para recrear las secuencias
de aparicin y desaparicin, y el nio organiza idas y venidas,
presencias y ausencias. Juegos como el cuc-tras o el escondite
pronto permitirn versiones ms elaboradas de estos temas.
Si el primer perodo es en el que el nio hace preguntas
sobre las idas y venidas de la madre, el segundo se refiere a la
interpretacin de estos ritmos. La fase inicial aqu es de seduccin, mientras el nio intenta convertirse en lo que cree
que su madre pretende. Puede que esto implique portarse muy
bien o muy mal, ser extrovertido o tmido, hacerla rabiar o ser
obediente. Sin embargo, pronto se dar cuenta de que no se
saldr con la suya, de que hay algo, ms all de la madre, a lo
que nunca podr acceder y que satisfacerla no slo est prohibido, sino que es imposible. Este espacio ms all de la madre
est conectado con el padre, o con cualquier ente que tenga
181
183
un papel comparable: puede tratarse de un abuelo o cualquier
otro familiar, un amigo de la familia o, incluso, una profesin,
como hemos visto anteriormente.
Reconocer este hecho puede tener un efecto mediador en
el nio, que le indica que no puede ser todo para la madre:
algo ms tira de ella, algo que tiene control sobre ella. Intentar analizar detenidamente lo que la madre es para el padre y
lo que el padre es para la madre se convierte en un momento
doloroso y crtico de la infancia. Aveces, como hemos visto,
el nio emplea un elemento de fuera de la familia que le ayuda en este proceso, como los animales totmicos de una fobia.
Esto permitir al nio salir de un mundo con tres lugares (el
nio, la madre y el objeto imaginado de inters de la madre) y
pasar a un espacio ms complejo, que se abre al mundo social.
El hecho de que haya algo ms all de la madre introduce un
vaco, como la pieza que falta en esos juegos y que le permiten
a uno deslizar las chas para construir una forma o imagen. Sin
este hueco, las piezas estn bloqueadas y no se pueden mover.
Por tanto, es crucial cmo reconoce y registra esto el nio, y
depender en gran parte de cmo lo transmite la madre, cmo
habla de su mundo y cmo sita al padre dentro de l.
Lo que importa no es lo fuerte o capaz que sea en realidad el padre, sino cmo lo representa la madre en su discurso,
cmo lo posiciona. Cuando habla, le da el mismo valor que al
resto de las cosas de las que habla o le da una posicin privilegiada?, es respetado o constantemente menospreciado? El
punto de referencia puede estar en a otras figuras, como hemos visto, siempre que indique que el nio no lo es todo para
la madre y que un ente externo tiene influencia o control sobre
ella. Se trata de un proceso mediante el cual el nio se vuelve
consciente del hecho de que la madre tiene carencias. Y ste
es un momento de suma importancia, en el que pueden surgir
problemas. Si la madre se identica con la ley, cmo puede
considerar el nio que est sujeta a la ley?
Una de mis pacientes describi el nacimiento de sus hijos
como si se hubieran tratado de nacimientos divinos: el padre
El padre tambin puede tener un rol en el montaje de la psicosis. En los ejemplos del pequeo Hans y Marcel Pagnol hemos
visto cmo se puede comparar al padre verdadero con un punto de referencia simblico y considerar que tiene carencias.
En ambos casos se encontr una solucin introduciendo un
185
r
Orden del Mundo. Esta relacin legtima signicaba que
Dios no interfera demasiado en los asuntos de los humanos:
se quedaba a una distancia apropiada. Por tanto, el delirio de
Schreber pretenda recticar la usurpacin de la ley por parte
de su padre.
Lacan tambin evoca aqu al padre que se presenta a s
mismo como excesivamente virtuoso, como un pilar de fe, un
parangn de integridad y devocin, que sirve a una causa caritativa, a la nacin o a algn ideal de seguridad. Cuanto ms
recurre un padre a un ideal abstracto, ms puede que sufra el
hijo al no estar a la altura, ya sea por debilidad o engao. La
clave aqu es que el padre sita el ideal en la dimensin simblica, como un principio organizador del mundo. Por tanto, cuando se cuestiona, no se produce una pequea molestia,
sino que la existencia completa de la persona se hace pedazos.
Al crecer, necesitamos ms comida y abrigo: necesitamos un
vnculo con el orden simblico, basado en la conanza. Necesitamos saber que cuando un adulto nos habla, no nos est
engaando, para no tener que preguntarnos constantemente:
Est diciendo esto, pero, qu quiere decir en realidad?.
Los primeros trabajos de Batesony sus compaeros sostenan
que los neurticos reprimen esta cuestin, que est presente
en muchas formas de psicosis. Incapaz de establecer una conanza bsica en el discurso, qu ms queda que pueda cimentar nuestra presencia en el mundo?
Si se implantan los ideales en el orden simblico y despus resultan ser mentira, se eliminan los mismos cimientos
de la persona. No es slo que la persona se sienta decepcionada
por su padre, sino que se debilitarn sus conexiones reales
con el mundo. En un caso, un padre impuso su propio sistema de educacin a sus hijos desde el momento en que nacieron. Tenan que comer, dormir y excretar exactamente como
l quera, y dise su propia losofa para darle sentido a estas
crueles imposiciones. Procur que los cuatro nios dejaran el
paal antes de cumplir un ao. No se permitan las emociones
negativas e, incluso, tenan que sonrer cuando les pegaba,
187
para demostrar que reconocan que el castigo era justo. En lugar de estar la ley ms all de l y de transmitirse, extraamente, travs de su persona, l se equipar con la ley, y la emiti a
travs de su filosofa. Al tratarse de un juez respetado, ocupaba
una posicin de mucho poder, y ninguna de las criadas o nieras de la casa se atrevi a contradecirlo. La madre acept el
sistema de educacin de los nios sin protestar.
A pesar de la crueldad del sistema de su padre, la paciente
le amaba apasionadamente. Era lo que mi padre quera que
fuese. Su idea de m es lo que yo era. Cuando iban a un restaurante, cerraba los ojos y le dejaba que le metiera en la boca
cualquier alimento que nunca antes haba probado, como un
signo, deca, de su total confianza en l. Nada pudo hacer mella
en este amor, hasta que, muchos aos despus, descubri los
detalles de su depravada vida extramatrimonial. En ese momento tuvo que cuestionarse todas las lecciones de moralidad,
los peligros de la masturbacin, la importancia de la fidelidad.
Fue en ese momento cuando empez a ver gatos a su alrededor,
y a interpretar sus movimientos y sonidos como mensajes que
le decan lo que tena que hacer. Cuando se cuestion la seguridad de la palabra de su padre, comenz a utilizar una nueva
brjula, lo que ella denomin la ley de los gatos.
*
una conanza bsica, este acto puede ser rechazado por varias
razones, personales y especficas a cada historia individual.
Hay casos en los que el nio simplemente puede negarse
a aceptar que existe algo ms all de la madre, un tercero que
media y apacigua. Melanie Klein lo expuso en su teora de las
posiciones esquizo-paranoide y depresiva. Sostena que una
fase fundamental de la infancia conllevaba el registro de que
los pechos gratificantes y frustrantes los pechos buenos
y malos, en su terminologa eran slo uno y el mismo. El
nio comprendera que la madre era la depositara de cualidades contradictorias, y eso le causara tristeza. Lo que se ve con
claridad en algunos nios psicticos es que estas sensaciones,
a menudo, no son posibles. Su lugar lo ocupa el ataque puramente sdico. Una frustracin en el amor, por ejemplo, puede
no generar ningn sentimiento depresivo, sino una serie de
ataques sanguinarios.
Esta ausencia de tristeza puede ser el resultado de negarse
a reconocer que hay un tercero ms all de la madre. Aceptar
esto, despus de todo, tendra un efecto depresivo, que indicara que uno slo no puede satisfacerla y que no es suficiente
para ella. Aqu, de nuevo, encontramos una pista a la lgica
que recorre tantas creaciones psicticas, en las que el sujeto
intenta convertirse en la pieza perdida, bien tomando la forma
del redentor de la humanidad o del objeto de amor de algn
personaje pblico o grupo religioso.
Podra parecer que este rechazo del tercero se basa en el
puro dolor de tener que romper un estado de fusin con la
madre: de ah que el nio entierre en el olvido la funcin paternal o su equivalente. Pero, cuando analizamos las historias
de infancia de sujetos psicticos en casos en los que parece
haber menos nfasis en la madre que menosprecia al padre o
en el padre que usurpa el lugar de la ley, solemos observar que
la temprana relacin con la madre no estaba marcada por la
fusin, sino por la discontinuidad y la turbulencia. Quiz son
estas situaciones las que hacen que los esfuerzos del nio por
satisfacerla sean an ms desesperados, y de ah la forclusin.
189
Piera Auglanier crea que estas dificultades iniciales podan imposibilitar que el nio pensara en su propio origen y,
por tanto, que ste evitara cualquier cosa que lo evocara. Estas
ideas se forcluyen y la vida sigue. El riesgo llega en momentos
en los que se remueve la cuestin de los orgenes, ms claramente, al ser padre. En ese momento puede desencadenarse
una psicosis. La otra solucin que da Aulagnier es la elaboracin temprana de un delirio sobre los orgenes, como para
ocupar el lugar que nunca se articul en el discurso de los padres. Cuando los padres imponen inconscientemente un tab
en el pensamiento, el nio construye un delirio. Esto tambin
es totalmente compatible con la vida normal, y slo se convierte en un problema cuando los acontecimientos externos ponen
en cuestin el delirio.
Aulagnier tambin estudi algunos contrastes importantes entre las constelaciones familiares en la esquizofrenia y la
paranoia. Observ que las madres de los paranoicos, a menudo, hablaban de los sacrificios que haban hecho y el valor que
haban mostrado al sacar adelante a sus hijos, con el deseo del
padre designado como peligroso o daino. Sintiendo el peso
del martirio de la madre, al hijo le resulta imposible asumir
sus pensamientos crticos y hostiles hacia la madre: rechazados por la psique, estos pensamientos regresan desde el exterior en forma de delirios persecutorios. Podramos aadir
que, muchas veces, la madre tambin trata el vnculo del hijo
con el padre como un crimen: no tiene derecho a querer a alguien tan malo. En la esquizofrenia, Aulagnier percibi cmo
algunas madres muestran una actitud de rechazo o de completa
apropiacin de la autonoma del hijo.
Nunca supe que estaba embarazada, dijo la madre de
Joey, y durante el parto pensaba en l ms como una cosa
que como una persona. En oposicin, otra madre podra decirle directamente a su hijo, No me hace falta preguntarte
qu quieres. T eres yo. En estas circunstancias, qu espacio le queda al nio para pensar? Sin que se le atribuya ninguna autonoma, cmo puede tener un yo o saber cul es su
192
En los ejemplos de Capgras, ms que verlos como la consecuencia de un cuidado maternal desigual, podemos presuponer
una dificultad bsica a la hora de establecer significado, y de ah
la funcin simblica. Aqu hay una inversin del principio de
Von Domaras: no es que dos sujetos se identifiquen sobre la
base de un nico atributo compartido, sino que la presencia de
un conjunto idntico de atributos implica que hay dos sujetos.
Se parece, habla igual que ella, pero es una persona distinta. En
vez de asumir que se trata de la misma madre que va y viene, se
asume que se divide en dos. Gomo dijo uno de mis pacientes
psicticos: Querido, la permanencia del objeto no es lo mo.
Las numerosas y magnficas descripciones de madres
de esquizofrnicos nos permiten discernir niveles de interaccin complejos y a menudo casi invisibles entre madre e
hijo, pero al final no existe un solo estilo de cuidado maternal
que produzca esquizofrenia en lugar de paranoia. El hecho de
que una madre ame a su hijo condicional o incondicionalmente, le confiera una misin o lo desatienda, le prive de su condicin de persona o slo vea en l el reflejo de su propia fantasa
tendr, sin duda, un impacto, pero no en el sentido de asegurar
su futuro. El hecho de que la psicosis se divida en varios grupos no se debe a los distintos estilos de cuidado maternal, sino
a los recursos que el nio tiene a su disposicin en el mundo
del significado.
*
Hemos visto anteriormente cmo el nio debe vincular la presencia y la ausencia de la madre con algo ms all de ella, a menudo, identificado con el padre. Este proceso implica que el
nio ha registrado el ritmo de presencias y ausencias y, como
sugiere Colette Soler, hay un grupo de psicosis que se basa en
un problema con esta arcaica operacin. Si no se han registrado la presencia y la ausencia, el nio puede, literalmente, no
reaccionar en los momentos de bienvenida y despedida, como
de hecho vemos que le sucede a algunos nios autistas. Actan
194
198
Nc * *
Los primeros estudios occidentales acerca de las interacciones
madre-hijo tendan a atribuir poca subjetividad al recin nacido, aparte de su deseo de ser alimentado. Incluso se supona
que reconocer y diferenciar a la madre de los dems era algo
que ocurra tiempo despus del nacimiento. Pero estudios ms
detallados comenzaron a mostrar que existan complejas transacciones entre el nio y la madre ya in tero, principalmente
relacionadas con los ciclos de actividad.
Hubo un tiempo en el que se crea que los nios slo oan
bien varios meses despus del nacimiento, pero nuevos estudios demostraron que un feto puede discernir sonidos ya en
el cuarto mes de gestacin. Despus de que la madre hablase o
cantase, por ejemplo, se producan ciertos movimientos en el
feto, que cesaban cuando la madre continuaba. Estos estudios
mostraban que la madre y el nio se relacionaban en ciclos
interactivos de actividad: cada parte daba a la otra un lugar, en
una especie de alternancia bsica.
Aunque el signicado que se le puede dar a estos ciclos
es dudoso, el factor esencial es el tiempo de los turnos. Despus de cada aportacin, cada participante se retira para dejar
responder al otro. Esta alternancia bsica puede considerarse como la estructura fundamental del dilogo humano, que
prepara el camino del habla. En este campo, haba una divergencia signicativa en las investigaciones occidentales y
orientales. Mientras que los psiclogos occidentales tendan
a considerar la capacidad del habla como el potencial innato
de expresar los propios pensamientos, activado por el entorno de la persona, la tradicin rusa consideraba el pensamiento como algo importado: interiorizamos el dilogo de nuestro
entorno, lo que nos permite establecer la estructura del pensamiento. Los pensamientos, en este modelo, vienen primero
desde el exterior y adoptan la forma de un dilogo, de hecho,
justo lo que algunos sujetos psicticos nos cuentan sobre su
experiencia.
199
Todo el discurso puede tener esta raz imperativa, y es interesante recordar que los lingistas una vez se preguntaron si el
imperativo fue el primer modo del habla humana.
Mientras Weir estudiaba los soliloquios nocturnos de su
hijo, lleg a otra importante conclusin: que estos monlogos
aparentes no eran monlogos, sino dilogos. Anthony produca
lo que ella llam un dilogo mantenido por una sola persona . Era como si Anthony estuviera siempre dirigindose a s
mismo, y el rato antes de dormir era un momento especial para
hacerlo. Mientras que ms o menos ignoraba a su pequeo peluche Bobo durante el da y no lo echaba especialmente de
menos si se lo dejaba en algn sitio, a la hora de dormir, Bobo
se converta en su interlocutor de cuna, el oyente de numerosas
rdenes y peticiones. El hecho de que estos dilogos tuvieran
lugar en las fronteras del sueo sugiere que ste es un momento privilegiado para interiorizar el habla. Posteriores investigadores han realizado hallazgos similares, pero, antes de intentar
darle sentido a los resultados de Weir, podemos comentar otro
tema relacionado con los estudios del lenguaje de los nios.
Si bien el pequeo Anthony estaba especialmente interesado en tener interlocutores, las madres pasan un alto porcentaje de su tiempo dialogando con sus bebs, que no estn
en posicin de responderles directamente. Estudios multiculturales muestran que alrededor del 70% de lo que las madres
dicen a sus bebs son formas interrogativas: Tienes hambre?, Quieres beber algo?, Tienes calor?. El misterio no reside tanto en la frecuencia de estas formas sintcticas,
sino en el hecho de que no se reflejan en el habla posterior de
los propios nios. No se ha demostrado que exista una correlacin entre la frecuencia de las formas interrogativas en el
habla maternal y en la de los nios. De hecho, el caracterstico
orden invertido de las formas interrogativas en algunas lenguas no est casi nunca presente en las primeras producciones
lingsticas de hablantes nativos.
Esto es sorprendente, si consideramos lo que sabemos
sobre patrones mimticos, y es interesante cmo los invest201
el sujeto tiene que defenderse de la experiencia de ser el receptor, no tiene la produccin de sonido la misma funcin
de pantalla que en el campo de la visin puede adoptar, por
ejemplo, una pintura?
El ejemplo ms bsico puede ser el grito de un nio: no el
grito que expresa dolor o necesidad, sino el que ahoga las interpelaciones del Otro, el que hace muy difcil, en ocasiones,
que el Otro pueda seguir hablando. Schreber describe esta experiencia con mucha claridad. Aveces bramaba, especialmente por la noche cuando otras medidas defensivas, como
hablar alto, tocar el piano, etc., no son viables. En estas circunstancias, bramar tiene la ventaja de ahogar con su sonido
las voces que hablan en mi cabeza. Es la misma accin que
realizan muchas personas que viven a las afueras cuando van
de camino al trabajo. Al escuchar msica en el iPod, no slo
ahogan los sonidos del metro o del autobs, sino tambin los
pensamientos intrusivos que les molestan, ya tengan forma de
voces o no. Casi todos mis pacientes que oyen voces utilizan un
iPod o auriculares con esta intencin.
Con objeto de defenderse de la invasin de la voz de su
madre -y, por extensin, de toda la lengua inglesa- Louis Wolfson se tapaba todos los oricios del cuerpo. Escuchaba retransmisiones internacionales todo el da por un transistor tamao
bolsillo y llevaba siempre con l libros en francs y alemn. Le
afectaba incluso a la hora de comer, puesto que no poda soportar ver palabras en ingls en los paquetes y latas que haba
en la cocina de su madre: los coga con los ojos medio cerrados.
Cada frase y cada palabra eran como una interposicin espantosa, como si su madre estuviera intentando inyectrsela.
Si el nio al principio es incapaz de defenderse de la experiencia de ser el receptor de un mensaje mediante una negativa, qu otras posibilidades tiene, adems de taparse los
odos? Puede que haya formas ms sutiles, menos evidentes,
de negarse. Una opcin es actuar como si, en realidad, no fuera ese adulto el que se dirige a l, sino otra cosa, y desviar la
atencin hacia otro lugar. 0, sencillamente, actuar como si no
305
Al igual que los juegos como cuc-tras vinculan la experiencia intrusiva de ser observado a un ritmo y una estructura,
el habla espontnea del beb en la cuna cumple la misma funcin respecto a la experiencia de ser el receptor de un mensaje.
Ajusta la funcin del receptor, acaso no cumplen esta misma
labor otros juegos de nios? Varios de estos juegos, al n y al
cabo, requieren que un jugador asuma un rol distinto del resto de jugadores por ejemplo, siendo l el que las objeto,
mientras que los otros jugadores se resisten a que les asignen
ese rol. De hecho, las estrategias para que se les deje de designar como el objeto, como construcciones verbales cada vez
ms complejas que obstaculicen las posibilidades de un resultado predeterminado, se vuelven partes intrnsecas del juego
o, incluso, el juego en s mismo. Uno tambin podra evocar
los juegos de la infancia tipo: a qu no te atreves a . . . ? , en
los que, en realidad, nadie gana, y es ms una cuestin de hacer bsicamente lo que otro te dice que hagas o, lo que es ms
importante, intentar no hacerlo. Finalmente, podemos pensar
en la multitud de juegos en los que se elige a un nio o ste se
presenta voluntario para tocar a una puerta y salir corriendo.
Lo que conecta todos estos ejemplos son las distintas relaciones que el sujeto tiene con la experiencia de ser el receptor.
Y, en estos juegos, se juega con esta experiencia, se modula,
se incorpora a una estructura. Ser el receptor del mensaje se
convierte en una variable en estos juegos de interpelacin, as
que uno ya no es simplemente el objeto del discurso de otro.
Hay formas de evitar esta posicin y de jugar con ella.
Una vez que aislamos tanto la funcin lingstica de interpelacin y la experiencia del receptor como su consecuencia,
se despeja una amplia gama de fenmenos. Las peculiaridades
lingsticas que observamos en los lmites del sueo est claro
que suponen una separacin de esta funcin. Tenemos la experiencia de palabras o frases que nos interpelan, incluso si
su significado es opaco, y la sensacin espordica de respeto que Otto Isakower observ en su estudio de los fenmenos hipnaggicos es una seal de la participacin subjetiva.
307
en particular, que se siente como una orden que exige obediencia o conviccin. Como dijo uno de mis pacientes, hasta
las descripciones me parecen acusaciones. O, como escribe
Schreber: Senta un golpe en la cabeza con cada palabra que
me decan, con cada paso que daban hacia m, con cada silbido
del tren. El sujeto tiene la sensacin de que alguien o algo lo
llama, se dirige a l, lo invade.
*
Esta funcin de ser el receptor de un mensaje comienza mediante la experiencia de recibir un mensaje, pero, posteriormente, puede resurgir en cualquier registro sensorial,
incluyendo la visin, el tacto o el olfato. Como hemos observado anteriormente, bajo ciertas condiciones fatiga intensa,
drogas, privacin sensorial, cualquiera puede sufrir alucinaciones, pero para que puedan considerarse un fenmeno
psictico, las alucinaciones deben tener un significado para la
persona: sta tiene que interpretarlas como una seal dirigida
a ella, incluso si no tiene ni idea de qu intenta comunicarle.
Las alucinaciones visuales pueden ser un vehculo de la estructura lingstica que estamos comentando: a travs de la mirada
de otros, la persona se siente como si fuera el objetivo. Es esta
funcin del receptor del lenguaje, experimentada por el sujeto,
la que establece que una alucinacin sea real.
La alucinacin es, de hecho, el lugar en el que la funcin
del receptor aparece en su forma ms pura y, en general, al
principio de la psicosis, de manera flagrante o discreta. Podemos distinguir entre las alucinaciones sobre el sujeto y las que
estn dirigidas al sujeto? en las primeras, puede que una voz
describa las acciones que lleva a cabo constantemente (ahora
se viste, ahora se va a trabajar...), mientras que, en las segundas, por lo general hay obscenidades y acusaciones sexuales, y a menudo incluyen trminos peyorativos asociados a las
mujeres (Puta!, Zorra!, etc.). Tambin hay alucinaciones que dan instrucciones a la persona, dicindole que lleve a
309
nosotros. Pero, por qu no plantear la hiptesis de una tercera opcin, una que consistira en rechazar esta funcin lingstica por completo?. El lenguaje menos la funcin interpelativa,
menos la experiencia de que se dirijan a uno. No es ste el
cuadro clnico que observamos en algunos estados autistas?
Si bien hacia el final de su tratamiento Joey era capaz de
decir yo y nombrar a algunos de los nios y a su terapeuta,
nunca usaba nombres o pronombres personales al dirigirse
directamente a alguien o algo, sino que usaba la tercera persona indirecta. Kleist distingui las que l denomin psicosis de referencia, alienacin o despersonalizacin, es
decir, aquellas en las que se alude a uno y aquellas en las que
todo parece remoto y aislado, ajeno y desconectado. En estos
ltimos estados, el propio cuerpo parece muerto y los propios
pensamientos, los movimientos y el habla parecen no guardar
relacin con la persona. Aunque no estemos de acuerdo con
sus explicaciones, la idea de que hay un grupo de psicosis que
se basa en la falta de autorreferencia encuentra eco en nuestro
argumento. Pero ms que verlo como algo dado, lo entenderemos como algo que conlleva un rechazo de la funcin interpelativa del lenguaje, para proteger la seguridad del sujeto.
Y no tendra esto ciertas consecuencias clnicas? En un
nivel ms inmediato, podra proporcionar una explicacin
para lo que la mayora de las personas que trabajan con autistas sabenes decir, que es mejor dirigirte a ellos directamente. Y, segundo, que cualquier palabra puede, potencialmente,
percibirse como invasiva. Simples preguntas pueden interpretarse como ataques e intrusiones. Esto significa que no hay
que echarle la culpa a la semntica y que no es con la semntica como uno hace progresos. El problema aqu radica en la
experiencia de que se dirijan a uno y, por lo tanto, es previo
a cualquier cuestin sobre significado. Si la interpelacin va
a tener un papel, ste ser mediante la modulacin ms que a
travs del ejercicio directo.
Hay un ejemplo de esto en las Memoas de Schreber. Al
diferenciar entre un Dios Inferior y un Dios Superior, comenta
?i3
215
7.
EL DESENCADENAMIENTO
En el momento en que sus pies tocaron el suelo despus de haber saltado en paracaidas por primera vez, la psicosis se desencaden en un hombre de veintitrs aos: Soy Dios, dijo.
Veinte aos antes haba conocido a su padre, despus de que
ste saliera de la crcel. Quin es?, le pregunt a su madre. Es tu padre, dijo ella, Los padres no caen del cielo.
Muchos sujetos psicticos nunca experimentarn el desencadenamiento de la psicosis. La vida sencillamente seguir,
y no llegar el momento del colapso o la desintegracin. Pero,
en algunos casos, la psicosis estalla de un modo aterrador y, al
principio, catastrco. Ayudar a la persona a superar este difcil perodo puede desviar la atencin de la tarea de reconstruir la secuencia exacta de acontecimientos que han llevado
a su desencadenamiento. Pero, un estudio minucioso de los
detalles de esta cronologa es, en s mismo, teraputico y nos
da informacin muy valiosa, no slo de por qu la persona se
volvi loca, sino tambin de qu es lo que hasta ese momento
haba evitado que se volviera loca. Y esto puede ser crucial al
trazar las estrategias teraputicas para el tratamiento.
Siempre es provechoso prestar atencin a estas secuencias iniciales, incluso si pueden pasar meses e incluso aos
hasta que los detalles relevantes salgan a la luz. Cuanto ms
exploramos los momentos de cristalizacin y estallido de la
psicosis, mejor entendemos lo que es. Ms all de los fenmenos llamativos y visibles, como las alucinaciones o los delirios maniestos, subyace un desarrollo lgico en el que hay
que indagar en cada caso particular. En su clsico estudio de
la esquizofrenia, Bleuler observ que, incluso si el curso tpico
de la psicosis no existe, planear una secuencia paradigmtica
pueden ser locales o globales: pueden aplicarse a las nimiedades del mundo que nos rodea o pueden transformarse en
una interpretacin ms general de la situacin general de uno.
Pueden darse muchos significados distintos a experiencias individuales, sin una experiencia que los unifique o, al contrario,
la transformacin del mundo en un lenguaje parlante puede
convertirse en un delirio con un significado fijo.
Esto significa que hay una movilizacin de significantes para tratar la experiencia del enigma. El significado puede
establecerse poco a poco o, con ms frecuencia, a trompicones, en momentos en los que la verdad se revela de repente.
Custance los llama los extraos destellos de inspiracin y
Lacan, los momentos frtiles que permiten la elaboracin
de un delirio. La persona se da cuenta, por ejemplo, de que
tiene una misin o de que otro est conspirando contra ella.
Puede que empiece a prepararse para lo que tiene que hacer
o, tambin, para atacar a los que cree que suponen una amenaza, los que saben demasiado sobre ella. La persona siente
que la gente de su entorno conoce demasiados detalles sobre
su vida personal, como vimos en el caso de Ernst Wagner, que
crea que los habitantes del pueblo saban que mantena relaciones sexuales con animales. Esta tercera fase de la psicosis
puede darse de golpe o a lo largo del tiempo y, a veces, nunca
llega a darse, y la persona queda a merced de un mundo que
constantemente la seala y nunca deja de hablar de ella. No se
puede establecer ninguna orientacin, ningn significado que
otorgue a la persona un lugar o una posicin.
En dichas situaciones, la persona puede actuar en lugar
de construir: en lugar de tener un delirio, puede que se automutile o lleve a cabo otra accin con la intencin de introducir
negatividad o una distancia de las fuerzas invasivas y persecutorias que experimenta. Puede que intente suprimir algo del
mundo, bien mediante su cuerpo o bien a travs de algn aspecto de su entorno. Puede, por ejemplo, que se le ocurra que
necesita someterse a alguna intervencin quirrgica, que supondra perder alguna parte de su cuerpo. Mediante sus actos,
22 i
Todos estos ejemplos conllevaban un cambio en la situacin simblica de la persona: tena que ocupar un lugar nuevo, el tipo de posicin que los antroplogos han asociado con
los ritos de pasaje. Estos son momentos en los que la persona
tiene que enfrentarse al mundo. El hecho de que distintas culturas marquen momentos de transicin con elaboradas ceremonias y rituales sugiere que es necesario que exista
un marco simblico para procesarlos. Representados externamente mediante rituales, llevan asociado un conjunto de
recursos internos, que Lacan vinculaba con el mismo orden
simblico. Pero qu ocurrira si lo simblico fallase de algn modo? Si el orden simblico no se haba interiorizado,
no estara disponible para ofrecer una red de significados que
ayudara a procesar los momentos de cambio. En lugar del significado, se experimentara un agudo vaco.
Para Lacan, ste era el vaco que se abra al desencadenarse la psicosis. Ya que lo simblico se compona de significantes
interconectados, si se perciba que un trmino fundamental
no estaba presente, las consecuencias se propagaran por toda
la red. Esto es, exactamente, lo que ocurre en la psicosis. Primero, un elemento de la realidad empieza a hablar y, despus,
todo empieza a hablar: el saludo de un vecino se puede interpretar como una condena moral y, seguidamente, toda la gente
de la calle puede empezar a chismorrear. En un proceso de delirio, primero se puede percibir que el cnyuge conspira contra
uno, despus, los suegros, los hermanos, otros familiares, los
mdicos, los medios de comunicacin, los jueces, etc. Hay un
efecto domin.
En un caso, tras un encuentro sexual asociado con el miedo a la posibilidad de quedarse embarazada, una mujer empez a pensar que la gente la miraba por la calle. La sealaban
y, pronto, empezaron a hablar a sus espaldas. Senta que hasta sus amigos estaban ms distantes. Una revista public una
caricatura de ella, y los peridicos y los libros pronto empezaron a hacer referencias a ella. A travs de la prensa, todo el
pas se haba enterado de sus relaciones con el hombre, y la
223
visitan a los padres de uno de ellos, un estudiante que empieza la universidad y sale con sus amigos hasta que se entrevista
por primera vez con su tutor, una madre que se pasa el da soando con tener un beb hasta que un mdico le entrega a su
nio tras el parto, un investigador que finalmente publica el
estudio en el que lleva trabajando dcadas. Cualquiera de estas
situaciones puede desencadenar la psicosis y todas incluyen la
aparicin de un tercero en la vida de la persona. Se da una discontinuidad que rompe la capa protectora que la persona poda
haber creado hasta ese momento con su pareja, sus amigos, su
beb o su trabajo. De repente, se ve obligada a convocar al elemento simblico que est ausente. Sin l, puede comenzar a
tenerse esa sensacin de perplejidad, e iniciarse la secuencia
que hemos dibujado anteriormente.
En un caso comentado por Genevive Morel, la paciente
Hlne tena una hermana siete aos mayor que ella, que se
convirti en modelo. Cuando esta ltima dej la casa de los
padres para casarse, Hlne la sigui, incapaz de separarse
de ella. El marido se march a hacer el servicio militar y la
hermana empez a ver a otro hombre. Hlne la ayudaba secretamente en esta relacin, y su hermana la instaba a que la
acompaara cuando se vea con su amante, preocupada por las
habladuras. Hlne crea que el hombre la amaba a ella y no
a su hermana, ya que sta estaba casada, y cuando su hermana
le peda que le escribiera cartas de amor en su nombre, ella
describa sus propios sentimientos hacia l. Una noche, en el
cine, vio que se cogan de la mano con ternura. Fue en este
momento cuando empezaron sus alucinaciones y tuvo que ser
ingresada. El hombre haba encarnado el lugar del tercero en
la pareja imaginaria que ella formaba con su hermana.
Tambin observamos algo parecido en los casos de psicosis que se desencadenan a partir de accidentes. El enorme shock provocado por un accidente de coche o de tren que
precede los primeros sntomas manifiestos de psicosis es tan
obvio que, a menudo, la conexin parece inevitable. Pero escuchar atentamente y analizar puede llegar a revelar que el
236
Aunque ella no haba asociado la operacin al desencadenamiento de la psicosis, la asociacin temporal era innegable, y
esto arroj luz sobre lo que le haba ocurrido.
Sodomizada desde una edad muy temprana por su padre,
ste mos.traba su disgusto y repugnancia slo en un momento
determinado de sus encuentros sexuales: cuando, al retirarse, vea restos de excrementos en su pene. El excremento, por
tanto, marcaba el fin del acto sexual, as como el momento en
el que perda el inters en ella. En la pubertad comenz su
incontinencia, y las violaciones cesaron. A partir de ese momento, perda heces casi constantemente, y tena que acudir
al bao muchas veces durante el da. Pero fue exactamente al
aceptar someterse a la operacin en el esfnter anal, siguiendo
el consejo de mdicos que queran ayudarla, cuando apareci
la psicosis. El sntoma que haba hecho que su vida fuera tan
difcil result ser exactamente lo que le haba permitido sobrevivir: el significante mierda marcaba el lmite ante la
presencia invasiva del padre. Ahora que ya no era incontinente, el padre volvi a ella en lo real de su alucinacin. La tierra
que la llamaba y la tragaba era su propio nombre, y ella indic que este nombre en particular, del nombre compuesto que
tena, fue el que su padre haba elegido. Fue este elemento,
precisamente, el que indicaba la posesin del padre, lo que se
volvi real en el desencadenamiento.
Otro clebre ejemplo es el segundo momento de desencadenamiento de Schreber. Por fin, haba conseguido que le
nombraran miembro del Tribunal de Apelacin de Dresde,
pero, en lugar de trabajar con homlogos, se vio de repente
en una posicin de responsabilidad, presidiendo un jurado de
cinco jueces, casi todos con cerca de veinte aos de experiencia. Era como si hubiera sido catapultado desde un mundo en
el que se encontraba entre sus iguales imaginarios a uno en el
que l se encontraba en un nuevo espacio, como portador de
un peso simblico, y donde no encontraba el significante que
le ayudara a comprender esta espectacular subida. Comenz a
tener problemas para dormir y a or ruidos extraos. En este
su propio padre. Actuaba igual, se comportaba igual e intentaba recrear su propia situacin familiar en este extrao espejo.
Cuando su mujer se volvi a quedar embarazada de improviso,
el cinturn de seguridad imaginario que haba creado se rompi: de repente, las cosas ya no eran iguales y el enigma de la
paternidad se encontraba frente a l.
La idea no integrada de paternidad ahora volva, pero no a
un nivel simblico, sino real, como en el caso del paracaidista
que recordamos al inicio de este captulo. Las ideas de ser vctima de abusos sexuales, de ser amado por una figura de autoridad o de ser homosexual pueden ser el resultado de esta falta
de integracin: sin una cartografa simblica de la relacin
padre-hijo, surgen diferentes versiones de la paternidad y de
ser un objeto para el padre. Esto, a menudo, se malinterpreta
como una seal de homosexualidad subyacente, pero, como
puntualiz Bateson en una frase difcil pero maravillosa: Los
smbolos (aqu, las ideas del delirio) no denotan homosexualidad, sino que denotan ideas para las que la homosexualidad
es un smbolo apropiado. Los motivos de la homosexualidad,
por tanto, dan forma a la peligrosa posicin de ser un objeto.
En un caso, un adolescente elabor un delirio en el que su
padre, su abuelo y l mismo eran un sistema comunicante de
tubos de ensayo de vidrio que competan por drenar el fluido
de la vida de unos a otros durante la noche. En otro, cuando
la secretaria de un hombre anunci que estaba embarazada, l
fue inmediatamente a examinar su esperma bajo un microscopio para determinar si era el padre o no. La paternidad aqu se
reduce a sus parmetros biolgicos: despus de toparse con lo
que no puede asimilarse, se reconstituye en forma de delirio.
De ah, las numerosas imgenes de paternidad, ya sean biolgicas o herldicas, que rondan las creaciones de la psicosis.
*
odiados padres, la terapeuta preri no responder a sus ruegos: Me negu a responder y no me posicion ni a favor ni en
contra de los frmacos.
Dos aos antes de empezar con la psicoterapia en el hospital ya le haban sugerido que hablar con un terapeuta poda
ayudarle, pero nunca le dieron cita para la sesin de evaluacin que le prometieron. Se cans de esperar y empez el
tratamiento en una consulta privada. A los cuatro meses de
empezar la terapia, recibi la carta para la cita que haba estado esperando. Fue a partir de este momento, seala la terapeuta, cuando empez a empeorar. Con actitud desafiante,
le dijo que tena intencin de acudir a la cita, pero despus se
enfrent al dilema de si deba o no continuar con la consulta privada. La terapeuta escribe: Yo tambin me enfrent a
lo que podra considerarse un dilema tico: deba insistir
para que el paciente informase al psicoterapeuta de que ya
estaba vindome a m? No haba mencionado en qu hospital deba personarse para su evaluacin, as que, en ese momento, no tena ningn conocimiento personal. Decidi
dejar que l tomase la decisin. Tras la sesin de evaluacin,
el departamento rechaz su peticin, aduciendo que no era
un candidato apropiado y que la terapia slo provocara que
se viniera abajo.
El paciente se lo tom como un gran rechazo, tanto hacia l como hacia el trabajo de la terapia. Cmo poda trabajar con l su terapeuta si otro no poda? Sus pensamientos
de sospecha y persecucin crecieron. Me sent, escribe la
terapeuta, tan desesperada y enfadada como mi paciente.
Este tipo de comentario es caracterstico de la tradicin britnica de psicoterapia, que asume que los sentimientos del
terapeuta son causados por el paciente en un esfuerzo inconsciente de comunicarse, de hacerle sentir lo que el paciente
siente. Otras tradiciones, como la lacaniana, consideran este
tipo de comentarios como totalmente inapropiados, basados
en la propia incapacidad del terapeuta para analizar la situacin correctamente. Al fin y al cabo, cmo puede cualquiera
decirse que habra sido la decisin clnica correcta, ratificando que se preocupaba por el paciente, en lugar de abdicar invocando al libre albedro del paciente. De hecho, el modo en
que actu pudo haber reforzado la horrible pregunta que se
haca: qu soy para el Otro? Puede el Otro abandonarme?
Y, quiz, esto es lo que recre al tirarse delante del tren, como
el chicle que tir.
En cuanto al consejo psiquitrico, no parece que recibiera
el mejor. El hecho de que escribiera sus rumias y les pusiera nombre demuestra la importancia que les daba y parece claro que alguien le haba animado a escribir, incluso slo
a que hiciera listas. Qu sentido tena privar al paciente de
algo que provena de los recursos de su propia psicosis y que
era parte de un proceso de estructuracin? Quiz, la psiquiatra
pens que las rumias constituan un modo de mortificarse en
sus problemas, en lugar de progresar, pero, de hecho, pensar
as es negar los esfuerzos del paciente por curarse a s mismo y,
an ms, no reconocer la importancia de ponerle un nombre a
lo que hemos comentado. Cuando su compaera dej de escuchar sus rumias, se cerr una va de comunicacin. En algunos
casos, sta puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
*
a luz. En un caso comentado por Isabelle Robert, una mujer experiment alucinaciones con la palabra madre tras el parto.
Interpret que la alucinacin significaba que tenia la misin
maternal de cuidar nios, que desarroll de muchas formas.
Esto le dio una cierta estabilidad hasta que, tras el nacimiento de su segundo hijo, lleg el siguiente brote de psicosis. Sin
embargo, el desencadenante no fue tanto el nacimiento en s
mismo como el hecho de que, posteriormente, descubri que
no poda cuidar a los dos nios con el mismo nivel de atencin
que haba puesto cuando slo tena uno. En otras palabras, su
misin maternal se vio cuestionada. Lo que reaviv la psicosis fue este cortocircuito de la solucin que haba elaborado
en respuesta al episodio anterior.
Soluciones como la idea de la misin maternal pueden
ponerse en marcha con bastante rapidez tras el desencadenamiento y tienen un valor protector, as, lo que parece ser un
breve episodio psictico pasa sin dejar secuelas aparentes. En un caso comentado por Brigitte Lemonnier, un hombre
fue capaz de evitar el desencadenamiento de la psicosis tras el
nacimiento de su hijo mediante la idea de amor paternal. Se
imagin a s mismo como un eslabn de una larga cadena, que
comenzaba con un mal padre, seguido por l mismo, que era
mejor que su padre, despus su hijo, que sera mejor padre de
lo que l lo era, y as, sucesivamente, hasta el ltimo, que sera
un padre perfecto. El delirio le permiti encontrar una posicin como padre y puso orden en su mundo. Cuando su mujer
lo abandon, llevndose con ella a los nios, su sistema qued,
de repente, en entredicho: fue lanzado de vuelta a la idea de
ser un mal padre. Pocos das despus intent suicidarse.
Lo que podemos aprender de estos casos es que puede
que el desencadenamiento no ocurra cuando la persona encuentra alguna figura de autoridad simblica o tercero, sino
cuando la solucin que ha creado encuentra un obstculo. El
mecanismo de estabilizacin o compensacin que la persona
ha pasado aos, o incluso dcadas, construyendo se pone de
repente en tela de juicio. Estudiaremos estos mecanismos con
241
343
* * *
la familia, sino cualquier operacin o conjunto de operaciones que atasen lo real, lo simblico y lo imaginario, as como
proporcionar una direccin en relacin al deseo enigmtico
del Otro. El padre no era ms que una de las muchas formas
distintas que poda adoptar este proceso convencional, y se
volvi cada vez menos importante. Una vez que reconozcamos
el amplio abanico de construcciones que los seres humanos
utilizamos para sobrevivir, estaremos en mejor posicin para
entender los factores que importan en cada desencadenamiento psictico.
246
8. ESTABILIZACIN Y CREACIN
hecho, la nica forma de hombra que no llevaba implcitos los peligros de encontrarse con el sexo opuesto, algo que
su padre le haba prescrito como una especie de orden y con
lo que corra el riesgo de que se abriera el agujero de la forclusin. Le anim a elaborar el ideal romntico del montaero
y comenz a desarrollar actividades relacionadas: lea libros,
vea pelculas sobre el tema, etc.
Estar en la posicin de un hombre para una mujer le resultaba imposible, y era en esos momentos cuando comenzaban las alucinaciones. La identicacin con la imagen ideal del
montaero solitario, al contrario, le mantena entero y le haca
menos dependiente de sus homlogos que cuando copiaba a
los ex novios de sus novias. El modo de restitucin aqu, estudiado al principio por Ludwig Binswanger, implica la construccin de un ideal: una imagen particular da a la persona un
punto cardinal, una orientacin sobre la que construir su vida.
Esta construccin de un ideal puede inspirarse en descripciones de una tradicin familiar con asociaciones positivas, pero,
a menudo, se toma del mundo de la madre. Puede implicar
una actividad que le interesaba, una persona que ella idealiz
o una carrera que tuvo que abandonar, y puede ayudar a darle
a la persona un punto ideal alrededor del cual organizarse. A
veces, despus del nacimiento de un beb, los hombres psicticos se convierten en madres como una forma de evitar
ponerse en el lugar del padre, lo que les pondra en peligro de
que se desencadenase la psicosis. Quiz no sea una casualidad
que en 1903, despus de que le dieran el alta, Schrebery su
mujer adoptaran una nia de diez aos que, posteriormente,
coment al psicoanalista William Niederland que Schreber fue
ms una madre para m que mi propia madre.
La fascinacin de Louis Wolfson con las lenguas es otro
ejemplo de este proceso. Se convirti en lo que l llam un
estudiante esquizofrnico de las lenguas, y aprendi francs, alemn y ruso para escapar de la lengua inglesa que tanto
miedo le daba. Comentaremos el trabajo de Wolfson con las
lenguas un poco ms adelante en este captulo, pero lo que nos
249;
sentimiento son slo de forma, como la actuacin de un
actor bueno tcnicamente al que le falta veracidad. Como explic una mujer que haba comenzado a ser prostituta durante
su adolescencia, copiando a las otras chicas poda sobrevivir
sin tener ningn contacto real con el mundo exterior. De algn
modo, saba que no sera capaz de tener ese tipo de contacto.
No existe nada que sugiera ningn trastorno, comenta Deutsch. La conducta no es inusual, las capacidades intelectuales no estn afectadas, las expresiones emocionales son
ordenadas y apropiadas. Pero algo no suena sincero. Quienes
estaban cerca de caracteres como s i , siempre acaban por
preguntarse: Qu es lo que pasa?, precisamente, porque
todo parece demasiado perfecto. Kurt Eissler seal que puesto que, los caracteres como si se basan en tcnicas de imitacin, su abanico de ajuste puede llegar a ser mucho ms amplio
que el de sus homlogos, que evitarn determinadas actividades, tareas o roles, de acuerdo con sus preferencias inconscientes. Puesto que las preferencias de las personas como
si se localizan estrictamente a un nivel superficial, puede que
hagan lo que la superficie espera de ellos y, por tanto, encajan
bien en la sociedad y llaman poco la atencin. En palabras de
una mujer: Aveces siento como si fuera una mezcla de muchas sombras, una especie no de una persona, sino de pensamientos de muchas personas sobre m, como introspecciones
de esas cosas... Y cada uno me ve con una luz diferente, de
hecho, as fue como aparec.
Mientras que algunos sujetos como si pueden funcionar bien en muchas situaciones, otros preeren un entorno
restringido, compuesto de situaciones simples y montonas,
que admitan pocos cambios. Pueden tener muchos amigos,
pero, de algn modo, una autntica proximidad nunca es posible. Hay una extraa ausencia de pasin, como si la vida fuera
simplemente una especie de procedimiento que debe seguirse,
incluso si esto implica sonrer, rerse y llorar en los momentos adecuados. Su discurso tambin es poco profundo, como
si no se implicaran realmente en lo que estn diciendo. Las
25 1 ;
Ms tarde, fue capaz de pasar al otro extremo de la frmula. En lugar de verse como la madre, pas a llamarse a s misma
mi beb y, en ese momento, fui yo el que adopt el rol de la
madre. De nuevo, esta vez el lugar maternal no era persecutorio, sino benigno. Si escribimos la frmula como una funcin
matemtica FXY, como sugera Morel, F designara la naturaleza de la relacin en este caso, cuidar x, el lugar de la
madre e Y, el lugar del beb: mientras pudiera situarse en una
de las dos posiciones en relacin con otra persona, la psicosis
se mantena estable.
Otro caso, comentado por Esthela Solano-Surez, ilustra la lgica de la frmula funcional. Un hombre de cincuenta
aos buscaba ayuda por lo que l llamaba depresin. Durante unos cuantos meses, perdi todo inters por la vida, as
como el apetito y el sueo. Su cuerpo le pareca extrao. No
comprenda lo que le pasaba y, de hecho, haca poco que haba ascendido en su trabajo. Tras un tiempo trabajando como
empleado en una prestigiosa joyera, haba sido promocionado
al puesto de encargado. Pero esta codiciada posicin se haba
convertido en una pesadilla: se senta incapaz de gestionarla,
abrumado por una sensacin de vaco que le separaba de su
cuerpo. El suicidio pareca la nica salida.
En las sesiones de anlisis habl de la muerte de su madre
cuando tena cinco aos. No tena conciencia de haber sufrido
dolor por esta prdida ni recuerdos de ella o de l mismo en
esos aos. Sus recuerdos comenzaban en el momento en que
su padre le inform de la muerte de su madre. Este ltimo le
envi entonces a un orfanato, del que conservaba recuerdos,
todos igualmente vacos de afecto: hablaba de esos aos como
si fuera otra persona. No poda comprender cmo era posible
que su padre le hubiera abandonado y por qu nadie de la familia haba intervenido para asumir su cuidado.
Cuatro aos ms tarde, su hermana mayor le sac del orfanato para llevrselo a vivir con ella. Veinte aos mayor que
l, acababa de perder a su nico hijo, y ahora dedicaba toda
su atencin y cuidado a su hermano pequeo. Le daba todos
356;
259;
En todas estas historias, el elemento adicional no humano permite a la persona convertirse en quien es realmente, como si
su verdadera identidad fuera una consecuencia de ello.
Estos sistemas podan adoptar la forma de mquinas y
aparatos mecnicos, o de sistemas matemticos, genealgicos
o informticos, por ejemplo. Tambin podan implicar un trabajo de investigacin de archivos o cualquier tipo de interpretacin de documentos, a menudo, para estudiar o demostrar
alguna forma de filiacin. Por eso hay tantos psicticos en las
bibliotecas. Louis Sass describe a un paciente que formul una
estrategia para su conducta imitativa. Aunque el hecho de imitar puede evocar a los personajes como si que hemos mencionado anteriormente, en realidad l trataba de comprender
cmo interactuaba la gente socialmente estudiando su conducta como un antroplogo. Esperaba descodificar los pasos que
supona hacer amigos para, as, disear nuevos esquemas
para relacionarse en su ala del hospital. Explicaba cmo esto
le permitira ser una mquina comunicativa ms eficiente.
El ms famoso de estos casos es, sin duda, el de Joey.
Cuando lleg por primera vez a la escuela de Bettelheim, pareca operar por control remoto, como un hombre mecnico que funcionaba mediante mquinas y con corrientes a su
alrededor. Intentaba meter los dedos en los enchufes y, cuando
se lo impidieron, comenz a tender cables imaginarios para
conectarse a tomas de corriente. Esto se volva especialmente importante a la hora de las comidas, ya que senta que su
aparato digestivo slo poda funcionar si estaba conectado a
la corriente. Mientras que Bettelheim interpretaba que estos
cables lo personificaban y le unan a la fuente de sus emociones, nosotros podemos interpretarlos como intentos de acceder al entorno no humano: la mnima forma de lo simblico
que necesita sobrevivir.
Existen muchos modos posibles de acceder a lo simblico protsico y podemos colocar un espectro en uno de cuyos
extremos se encuentran esas actividades que forman parte de
una cultura y que apuntan a una reforma social o a la creacin
260;
Rousseau trat de modificar lo que l consideraba un desorden del mundo, denunciando la moral corrupta de su tiempo
en un verdadero estilo paranoide-y, posteriormente, proponiendo soluciones sociales para purificarlo. Para el padre
de Rousseau, su hijo fue la causa de la muerte de la madre. La
cuestin de esta responsabilidad imputada pudo haber contribuido a la posicin de protesta de Rousseau: la culpa forcluida
volvi del exterior, a lo real, para crear el delirio de que todos
conspiraban contra l. En sus escritos, sita esta mala libido en el Otro y trata de ofrecer un orden ideal como remedio.
Cuando el orden que viene determinado por lo simblico ha
sido forcluido, el paranoico crea uno nuevo.
Aunque en ocasiones pueda parecer un delirio, es perfectamente compatible con el verdadero cambio social. El impacto de Rousseau en la civilizacin occidental es innegable,
y tambin podramos recordar aqu a James Tilly Matthews,
cuyo Telar Areo ya hemos mencionado. Matthews fue capaz de convencer al gobierno francs, a principios de la dcada
de 1790, de que era capaz de negociar la paz con Inglaterra, y,
al principio, sus esfuerzos diplomticos fueron tomados totalmente en serio. En Bedlam, fue un negociador y mediador
capaz, que resolvi conflictos entre miembros del personal y
pacientes, y persuadi a la Cmara de los Comunes de que realizase una investigacin relativa al estado del hospital. Admiti
que exista un fallo en el mundo y propuso soluciones, primero
a travs de la diplomacia internacional, y despus en el contexto local de la gestin del hospital en el que estaba recluido.
Si en algunos casos se crea un orden nuevo, en otros se
recurre a uno existente. Puede adoptar la forma de la misma
ley, pero entendida en un sentido literal. De ah las psicosis
contenciosas y quejumbrosas tan conocidas en la psiquiatra
del siglo xix y principios del xx. La persona inicia procesos judiciales, amenaza con pleitos, pone reclamaciones a las autoridades pblicas. Su posicin siempre es la de vctima inocente
de algn agravio o injusticia, y se recurre a la ley para restaurar
la justicia y corregir un fallo en el mundo. El fracaso legal, a
262;
f
menudo, slo da lugar a ms pleitos y apelaciones, debido a lo
convencido est el sujeto de la injusticia y de la capacidad de
la ley para corregirla. El sujeto psictico se ha convertido a s
mismo en el instrumento de una idea de justicia o de cualquier
otra causa abstracta.
En este caso, la ley no es un organismo interiorizado, sino
una estructura externa a la que la persona recurre. Mientras
que en la neurosis la ley es, en muchos sentidos, metafrica y
opera como un principio de limitacin que no puede reducirse a una simple afirmacin, en la psicosis puede identicarse
con palabras especficas u rdenes. El psicoanalista Guy Trobas
da una serie de ejemplos: El incesto, dijo uno de los sujetos analizados, est prohibido por la ley, pero yo no lo saba
cuando era joven. El incesto, dijo otro, est prohibido
por la polica..., uno puede acabar en la crcel por ello. La
prohibicin del incesto se pone a la altura de una prohibicin
legal, y no de una fuerza abstracta ms estructural. Observamos
la misma reduccin de la ley a lo literal en otro de los ejemplos de Trobas: No tengo derecho a seducirte, porque ests
casado. La ley aqu dicta su propia lgica, en contraste con la
confusin moral del neurtico, que puede tener una aventura
y, despus, padecer a causa de los efectos inconscientes de la
prohibicin.
Grard Pommier observa que en la psicosis existen al
menos dos caminos: crear una denominacin a travs de una
actividad o un trabajo, o eliminarla a travs de un ideal que
requiere el sacrificio de uno, a menudo motivado por el bien
de la humanidad. El motivo del sacrificio puede ser el modo de
introducir una carencia, una negacin de la libido, pero tambin puede funcionar de otros modos. Algunos psiquiatras y
psicoanalistas han observado que, en algunos casos, uno tiene la impresin de que el sufrimiento del paciente permite
a otra persona existir, como los dos polos de una ecuacin.
Esto puede reflejarse en la creencia de que si el paciente vive,
otra persona morir, o puede adoptar formas ms sutiles.
Podemos recordar el caso que mencionamos en el captulo
263;
Aunque estos trabajos le dieron un nombre, como seal Lacan, quiz tambin tuvieron otra funcin. Es sabido que
Joyce coment que sus libros mantendran a los estudiantes
ocupados durante cientos de aos. Podemos considerar este
comentario como una forma de promocionar su nombre: Joyce, el escritor, pero, por supuesto, tambin le permiti una inflexin de la funcin del receptor que hemos mencionado. Ms
que ser el objeto del discurso l mismo, poda transmitirlo, a
travs de sus obras, a la comunidad de lectores que las estudiaban. En cierto sentido, les haba pasado un enigma, aunque no en su forma original. Haba llevado a cabo un trabajo
no slo en el lenguaje, sino en la funcin del receptor incluida
en el mismo.
Si bien una obra como Finnegans Wake puede desconcertar
y fascinar a los lectores, a menudo observamos cmo las creaciones esquizofrnicas del lenguaje surten un efecto similar.
En este caso la prueba consiste en construir un metalenguaje,
un lenguaje dentro del lenguaje, que puede adoptar la forma de un
lenguaje sobre otro lenguaje. Hay una lgica potente en estos
proyectos, puesto que si la persona padece de la omnipresencia del lenguaje, de su presencia invasiva y sin mediacin, qu
mejor estrategia que construir una defensa del mismo material
que lo ataca? En ocasiones, estas invenciones cambian el mundo, como vemos que ocurre con los lenguajes informticos y
otros sistemas matemticos y formales, as como con determinadas invenciones en el campo de la literatura y la poesa. Como
en el caso de Wolfson, que perciba el lenguaje como invasivo y
persecutorio, se lleva a cabo una operacin sobre el lenguaje, un
modo de hablar del lenguaje y cambiar el lugar de uno mismo
en relacin con l. En muchos de estos casos, como comenta
Sass, no se vive el lenguaje, sino que se contempla como algo
aparte. Clnicamente, es importante reconocer este hecho y
no asumir que un paciente debe utilizar el lenguaje para comunicarse; al contrario, para el paciente puede ser crtico convertir el lenguaje en algn tipo de objeto, sistema o herramienta,
por muy extrao e idiosincrsico que pueda parecer.
267;
La idea de la creacin artificial de un sistema simblico tambin puede ayudarnos a explicar los efectos de algunas formas
de terapia. El trabajo de Marguerite Sechehaye con Rene, en
su momento, se tom como ejemplo de cmo un caso serio de
esquizofrenia puede estabilizarse con un trabajo psicoteraputico prolongado y cuidadoso. Cuando Sechehaye se encontr
por primera vez con su paciente, sta ya haba visto a quince psiquiatras, que le haban dado un pronstico deprimente de desintegracin psquica. Padeca de lo que pareca ser
una psicosis alucinatoria crnica, con alucinaciones auditivas,
disociacin de ideas, estados catatnicos y retraimientos autistas. Tras aproximadamente diez aos de terapia, Rene fue
capaz de vivir y trabajar de manera independiente, comenz
a estudiar biologa, se gradu y recibi un premio acadmico, public artculos muy elogiados y consigui sentir algo de
satisfaccin por el hecho de estar viva. Sechehaye utiliz una
tcnica que ella llam realizacin simblica, en la que, literalmente, se convirti en la fuente de alimento de Rene,
dejando que su paciente comiera manzanas de su pecho y utilizando los gestos y el movimiento para dramatizar las interacciones que ella senta que Rene estaba buscando.
Sechehaye pensaba que Rene tena que pasar por un perodo en el que sus demandas orales se vieran satisfechas, a
diferencia de lo que le ocurri en su infancia, durante la cual,
a causa de una serie de desgracias, haba sufrido muchas privaciones. Aunque haban aadido demasiada agua a la leche
que le daban de nia, sus lgrimas y el hecho de que rechazara
el bibern slo se tradujeron en un diagnstico de estmago
delicado, para el que propusieron como remedio que la leche se diluyera an ms. La presciencia de su abuela la salv de
morir de inanicin: al percatarse de lo que le ocurra, cambi
269;
el rgimen de Rene y le proporcion el cario y la alimentacin de los que la esqueltica nia claramente careca.
La repentina marcha de la abuela, cuando Rene tena
once meses, supuso un shock terrible para la nia, que gritaba y lloraba, golpendose la cabeza y buscando desesperadamente a su cuidadora desaparecida. El sadismo de su padre,
el nacimiento de sus hermanos y el fracaso del matrimonio de
sus padres agravaron esta desgraciada infancia y, al alcanzar
la adolescencia, ya tena delirios, crea que se haba creado un
sistema para destruir el mundo y rechazaba la comida como
un castigo por un crimen atroz que haba cometido, pero que
era incapaz de precisar.
Durante los aos de terapia con Sechehaye, los fenmenos
psicticos primarios se mitigaron, y los cambios fueron visibles no slo para la paciente, sino tambin para sus familiares
y cuidadores. No hay duda de que se produjo una transformacin espectacular, pero, cmo se explicaba? Los que han comentado el caso tienden a atribuir el xito teraputico al cario
de Sechehaye por la paciente: fue su devocin total, sostienen,
lo que permiti a Rene recuperarse y encontrar un inters renovado por la vida. Pero, como observ Sechehaye, esta actitud
de madre amorosa no estuvo presente durante toda la terapia y fue la presencia adicional, arm, de las satisfacciones
simblicas, lo que otorg a la terapia su poder real. Puesto que
los traumas de Rene haban ocurrido en un estadio anterior
al del lenguaje verbal, ella necesitaba una respuesta no verbal
concreta. Incapaz de revivir literalmente su infancia, demandaba reparacin de un modo simblico.
Pero, cuando releemos el caso con una interpretacin
diferente del trmino simblico, vemos que lo que caracteriz casi todas las interacciones con su terapeuta fue la
presencia de la simulacin. Mientras Sechehaye le ofreca
a Rene un pedazo de manzana, le deca: Es hora de beberse
la rica leche de las manzanas de mam. Mam va a drtela,
con lo que Rene se apoyaba contra ella y presionaba la manzana contra su pecho antes de comrsela. Sechehaye se dio cuenta
270;
371;
Las ltimas dos formas de estabilizacin que vamos a comentar a menudo vienen unidas: tienen que ver con actividades
de limitacin y denominacin, y con la creacin de un modo
nuevo y nico de unir lo simblico, lo imaginario y lo real, lo
que Lacan denomin el sinthome. Los psicticos aveces se
curan a s mismos, como hemos visto, limitando la libido, y
esto puede conllevar la invencin de algn objeto nuevo que
les permita localizar la libido fuera del cuerpo, utilizando un
punto que resulte especial para ellos para encontrar una solucin. Este proceso, aveces, est vinculado aun receptor, alguna persona, grupo o comunidad con la que la persona est
conectada mediante la invencin.
En este caso, la idea psicoanaltica es una versin sofisticada de la historia de Dumbo el elefante. En la pelcula de
Disney, este pobre paquidermo sufre el rechazo y la calumnia,
tanto por parte de humanos como de animales, a causa de sus
enormes orejas. Sin embargo, las mismas marcas de desaliento
se convierten en el instrumento de xito: cuando Dumbo se da
cuenta, con la ayuda de su amigo el ratn Timoteo, de que las
orejas le pueden servir como alas para propulsarlo en el aire,
se convierte en la estrella del circo. Su carencia se convierte en
275;
r
En otro caso, observamos un desplazamiento de un estilo como si, de identificaciones conformistas, a un cambio
de nombre. La chica que mencionamos anteriormente, que se
convirti en prostituta para evitar la interaccin social, describi cmo, posteriormente, su imitacin de los otros la ayud
a inventar a alguien nuevo y se puso a s misma un nombre
nuevo: Emily. Slo comenc a existir con Emily. Ese fue
el nombre que me permiti sobrevivir. Porque no exista
antes. Todos esos aos anteriores estuve muerta. Pero, ahora,
con Emily he podido inventar un pasado y un presente, fabricarlo todo. Esto la ayud a mantenerse a flote durante varios
aos, pero result ser ms frgil de lo que pareca cuando la
gente comenz a hacerle preguntas, curioseando en los detalles de su vida privada.
En ocasiones, el nombre no es el nombre real de la persona, sino una palabra que cumple la misma funcin, abotonando el lenguaje y la libido corporal. En un caso, un largo perodo
de terapia dio como resultado la invencin de una nueva palabra -Vemaebel- de la que la paciente se senta muy orgullosa y que la protega. Poda designarla a ella, al terapeuta o
cualquier situacin en la que ella se encontrase. En s misma,
la palabra no tena ningn significado convencional, pero, aun
as, era increblemente importante para ella. Cuando las cosas
se ponan difciles, o me enviaba un mensaje con la palabra
o la escriba en un pedazo de papel. Varios meses despus de
acuar esta palabra, la paciente invent otra Michmuch>,
y los dos neologismos le permitieron no slo poner un nombre
donde no exista ninguno, sino hacer un binario mnimo. Por
extrao que parezca, los momentos de creacin de estas dos
palabras fueron decisivos en la terapia, y marcaron el inicio
de la disminucin de sus alucinaciones.
Recordemos ahora la importancia de los procesos de denominacin en el complejo de Edipo, que hemos comentado
en el captulo Si el neurtico dice s a la funcin paternal,
el deseo de la madre puede ser designado. Pero si, en la psicosis, el sujeto dice n o , ste tendr que inventar su propio
277;
r
cuestin y pidi que se le reconociera como ciudadano y como
el hijo del hombre. Como prueba de liacin, mostr el artculo del peridico y la carta. Despus de este episodio, fumaba
muchsimo hachs para poder sobrellevar su existencia. Trabajar le resultaba muy difcil, ya que pensaba que la gente hablaba de l, y sus relaciones estaban marcadas por los fenmenos
psicticos.- vea una calavera en la cara de la chica que le gustaba y su propio esqueleto a travs de su piel cuando practicaba el
sexo. Durante la terapia, fue capaz de construir algo a partir del
material mnimo que supona su nico recuerdo de infancia:
viajaba en transporte pblico y tena una botella de agua en la
mano o al lado. Este era su nico recuerdo, ni ms ni menos.
Viva en una pequea habitacin en el ltimo piso de un
edicio, justo encima de su madre y, a menudo, senta que sus
vecinos le controlaban y perseguan. Su habitacin se encontraba al lado de los baos, que goteaban, y comenz a ordenar
sus pensamientos en torno a este punto la cisterna, el agua,
la cadena y detallaba y describa con gran cuidado y atencin
los modos en los que poda funcionar mal. Se lo explicaba a los
distintos vecinos que hasta ese momento se haban entrometido, ensendoles las distintas posibilidades y detalles, mostrndoles lo que no funcionaba bien y erigindose en cuidador
de la cisterna. Adems, cre un sistema de distancias: al vecino
al que se senta ms cercano, lo llamaba desde su propia habitacin; al otro, desde un telfono pblico en la calle, que consideraba que estaba sucientemente lejos de su casa. Se haba
convertido en el maestro de su edicio, y Laurent seala que
el padre del paciente haba trabajado en el campo de la educacin. Como observa Laurent, haba creado un objeto fuera
del cuerpo, y construy un conocimiento en torno a l que le
permita dirigirse a los que, hasta ese momento, no haba sido
capaz hacerlo.
En otro caso, descrito por Ellen Corin, un joven que viva
en un oscuro stano con las cortinas echadas todo el da, explic que siempre haba estado marginado. Se quejaba de que
sus padres eran tacaos y sgones, y de que sus compaeros
279;
283;
agente externo, que es una marioneta de una fuerza exterior
que puede ponerle en movimiento o abandonarlo en cualquier
momento, aveces cree que esto ocurre mediante algn tipo
de mquina o aparato. Tausklo denomin la mquina de influencia , un aparato que poda controlar los pensamientos y
las sensaciones corporales de la persona a distancia, mediante
corrientes de aire, electricidad, ondas de radio o magnetismo.
En cierto sentido, esto constituye, en s mismo, un intento de autocuracin, puesto que proporciona una explicacin
para los sntomas que la persona padece. De qu otro modo
puede explicarse el extrao hurto o intrusin en el cuerpo o la
mente? En este tipo de razonamiento se recurre a la sabidura
popular o el conocimiento cientco disponible. En algunos
casos, sin embargo, el sujeto psictico inventa un mecanismo
que l, y no el agente externo, controla. Gomo con las muecas rusas que hemos mencionado antes, aqu se produce una
inversin, como si la persona encontrase un medio para dejar
de ser un objeto a merced de alguna fuerza exterior y pasar a
controlarla.
En el caso de Joey, al principio l era un objeto a merced
de la electricidad y de las corrientes que pasaban a travs de
l. Sus dibujos muestran su cuerpo, construido a partir de una
corriente elctrica que se origina en otra parte y pasa a travs
de l. Tras trabajar con el equipo de Bettelheim, dej la escuela, a la que volvi tres aos despus, llevando con orgullo una
mquina que haba construido l mismo. Era un artefacto especial para transformar la corriente alterna en corriente continua. As, haba pasado de ser una vctima de la electricidad
a ser su maestro o, al menos, su ingeniero. Como el hombre
de la cisterna, Joey haba encontrado un modo, a travs de su
psicosis, de traer al mundo objetos nuevos que transformaban
la persecucin en creacin.
Muchas de las formas de estabilizacin que hemos comentado pueden coexistir, y, de hecho, parece probable que
siempre haya ms de una operando en la vida del sujeto psictico. Las soluciones son como puntos de sutura que mantienen
283;
9.
AIME
El 18 de abril de 1981, una joven se acerc a la famosa actriz Huguette Duflos a la salida del Thtre St-Georges de Paris, en el
que actuaba en una obra llamada Todo va bien. Es usted Mme.
Duflos?, pregunt, y cuando la actriz respondi afirmativamente, la joven sac un largo cuchillo de caza de su bolso y la
atac con l. El cuchillo seccion los tendones de la mano de
Duflos, y la atacante fue sometida rpidamente por los tramoyistas y los viandantes. Internada primero en un calabozo en
St-Lazare durante dos meses y, despus, en el hospital en SteAnne, la paciente recuper el control de una manera asombrosa. Se preguntaba cmo poda haber hecho algo as. Cmo se le
haba podido ocurrir atacar a Duflos? Su pasin homicida pareca haberse apagado y haba sido reemplazada por una extraa
tranquilidad. Cmo era posible que una locura tan aterradora
hubiera dado un giro tan espectacular hacia la paz y la calma?
El caso de Marguerite Anzieu conocida como Aime, a
propsito de la protagonista de una de sus novelas nos permite estudiar en detalle no slo el desencadenamiento de la
psicosis, sino tambin su aparente transformacin en cordura . Esta cuestin estar presente a lo largo de los dos siguientes captulos, los que los casos que analizaremos muestran una
cierta estabilidad externa, incluso conformidad social, a pesar
de la presencia de una psicosis subyacente. Qu puede hacer
posible esta especie de metamorfosis? Debemos considerarla
como una especie de hibernacin sostenida o, por el contrario,
como el resultado de una de las operaciones de estabilizacin
y creacin que hemos comentado?
Fue Anzieu la que llam la atencin de un joven psiquiatra, Jacques Lacan, en Ste-Anne. Lacan tena treinta y un aos
293;
eran sus enemigos y crea que estaba destinada a algo ms
grande, aunque esto tambin era impreciso.
Fue durante este difcil perodo cuando acudi a determinado novelista para denunciar la injusticia de su hospitalizacin, que estaba diseada, crea, para separarla de su
hijo. La idea de un destino mayor o vocacin continuaron inquietndola, y decidi que deba averiguar ms sobre el lugar
especial que se le haba dado. Para ello, Marguerite se muda a
Pars, donde, tras largas jornadas laborales, estudia, pasa mucho tiempo en bibliotecas, se examina del bachillerato, bebe
mucho caf y vuelve a casa con regularidad para ver a su hijo,
que permanece con su marido y su hermana. En este momento, su delirio empieza realmente a tomar forma.
Marguerite sabe que ser una gran escritora y condena
los pecados de artistas, poetas y periodistas que fueron responsables de la guerra, de asesinatos y de la corrupcin de la
moral. Escritores y artistas como Sarah Bernhardt y Colette
estn corrompiendo la sociedad, persiguiendo sus nes egostas de gloria y placer. Denuncia la despreocupacin de las
madres frivolas y se da cuenta de que su misin es crear una
hermandad entre pueblos y razas, un reino de mujeres
y nios y el n de la maldad, en el que el amor del gnero humano florecer. Todos irn vestidos de blanco y no
existir la guerra. Lo conseguir escribiendo, convirtindose
en una femme de lettres et de sciences que sembrar pureza y
devocin. Se crear un reino de bondad.
El sistema ilusorio de Marguerite inclua, por tanto, el
tema de la persecucin su hijo est amenazado y el de la
grandeza ella es la agente de la reforma social. Hay que recordar que Lacan vea a Marguerite todos los das, dialogaba
con ella detenidamente, pero fue slo al cabo de un ao cuando
ella le habl del contenido de su delirio, asegurndose de cambiar de posicin las sillas de la habitacin para evitar el contacto visual. Esta reticencia debe hacernos aumentar la cautela
con respecto a los diagnsticos psiquitricos rpidos, a menudo, realizados en funcin de cuestionarios y no de dilogos
cara a cara: Qu pensara Duflos, se pregunt, si no estuviera lista para defender a mi hijo?.
Fue en abril de 1981 cuando atac a Duflos, en un momento en el que se supona que tena que estar visitando a su hijo.
El vrtice persecutorio pareca estar en su punto lgido y, sin
embargo, poco despus de su ingreso, el delirio se desinfl.
Cmo pude pensar eso?, se pregunt con asombro. Los
motivos de erotomanay megalomana ahora le parecan absurdos. Cmo poda haber pensado que Duflos quera hacerle
dao? De nuevo, en el preciso momento en el que ingresan a
la hija es cuando se desencadena la psicosis de la madre: est
convencida de que sus vecinos son malignos y de que son responsables de todo el drama que est viviendo Marguerite.
*
En su excelente lectura del caso y compilacin de datos histricos, Jean Allouch ha propuesto otra interpretacin, que recoge
muchos de los temas en los que Lacan hizo hincapi. Su punto
de partida es la coincidencia de los desencadenamientos de la
madre y la hija. Cada vez que la hija es ingresada con signos visibles de psicosis, se precipita la locura de la madre: primero,
tras la prdida del primer hijo de Marguerite y, despus, tras
el ataque a Duflos. Lacan le resta importancia y posiciona a la
madre de un modo extrao: asume que la fijacin de Marguerite con Elise debe de ser un desplazamiento de la madre a la
299;
que haba sido porque haba empezado un fuego accidentalmente. En una de sus historias, describe cmo advert
[a los animales] cuando empez el fuego en el bosque.
Durante la construccin del delirio, un nio est en peligro y una madre es culpable, y el objetivo del delirio es, de
hecho, salvar al nio. Esa es su lgica, incluso en su objetivo
supremo de un mundo en el que las madres y los nios viven
juntos feliz y pacficamente. Allouch descubri que en el acta
original del juicio, Marguerite le haba dicho al juez que tena
una hija y no un hijo, y utiliz el nombre de su madre, Jeanne,
y no el suyo. Cuando Lacan le pregunt por qu su hijo estaba en peligro, slo respondi una vez, impulsivamente: Para
castigarme. Pero, porqu?, pregunt Lacan. Porque era una
madre criminal. Tena que enfrentarse a Duflos o, de lo
contrario, habra sido una madre cobarde. Qu pensara ella de m si no hubiera estado dispuesta a defender a mi
hijo?, pregunt Marguerite.
El hecho de que la salud real de su hijo no fuera tan importante para ella como la idea de que se hiciera dao a un
nio evoca esto. Era como si la tragedia de la madre regresara
en el delirio de la hija. Cuando se desencaden la psicosis por
primera vez, de hecho, la madre le ech la culpa a un vecino
de la muerte de un animal de su granja. As, el motivo de la
muerte y la responsabilidad convergen, como si la locura de
Marguerite llevase implcito un mensaje para su madre exigiendo que asumiese esa responsabilidad por la muerte de su
homnima. Para Allouch, el nio est asociado a la presencia
de la sexualidad: es la seal misma de una relacin sexual y, de
este modo, Marguerite infunde sexualidad en otras mujeres.
Sus delirios, al n y al cabo, son sobre mujeres depravadas
y disolutas. Y la primera vez que se desencadena la psicosis no es cuando Elise llega, sino durante su embarazo, cuando cree que la gente la llama depravada. As que, al atacar a
Duflos, no estaba slo atacando a su hermana, sino, tambin,
a su madre. Un da, despus de que Lacan le preguntara por
ensima vez por qu haba golpeado a Duflos, contest: Para
3oi
nio como la casa, pero esta actitud tiene sentido cuando nos
damos cuenta de que, en este proceso, le estaba dando a su
hermana el nio que sta no tena, a la vez que abdicaba del
lugar imposible de la madre. Reemplaz el nio que Elise no
haba tenido, transfirindole su responsabilidad, para que sta
pudiera decirle a Marguerite que Didier era su consuelo: en
otras palabras, el sustituto de su hijo. No sera esto, entonces, lo que contribuy a que se desatara la psicosis en el primer embarazo, su reconocimiento inconsciente de que estaba
creando un beb para otra persona?
La locura de Marguerite, para Allouch, representa la imposibilidad de que se le atribuya el lugar de la hermana muerta,
que habra conllevado la negacin de la responsabilidad de la
madre en la muerte. No hay que olvidar que, en esta familia,
cada nio naci casi inmediatamente despus del anterior, sin
tiempo para llorar a los nios muertos. La primera Marguerite
muri en diciembre de 1890 y, despus, un nio naci muerto
en agosto de 1891, antes de que naciera Marguerite, en julio de
189?. Lacan fech por error la muerte de la primognita cuando la madre de Marguerite estaba embarazada de ella, y el error
habla por s mismo, indicando la importancia que tuvo para
ella la tragedia de su homnima. La locura buscaba, en parte,
una revelacin, una confesin por parte de la madre o, quiz,
acusar a la madre por no llorar a la hija muerta. El luto, de hecho, parece presente en el caso slo como un punto asinttico
tanto para la madre como para la hija.
Este movimiento hacia la revelacin est presente en todo
el caso. Marguerite tiene que denunciar la conspiracin contra
su hijo y la corrupcin de mujeres como Duflos. El pblico y
las autoridades necesitan saber lo que est ocurriendo y, por
eso, recurre a polticos, editores, policas y autoridades civiles. Para Allouch, la protesta se encuentra en el horizonte de
estas reivindicaciones: cmo puede una madre criminal osar
tener un hijo? La psicosis, por tanto, revela lo que la madre se
neg a admitir, y parece que, en cierto modo, la madre recibi el mensaje de la hija: de ah los momentos en los que se
3o3
El esfuerzo por regular el deseo de la madre es importante en la misma fijacin con el trauma de la muerte de su
homnima. Aunque en cierto modo podemos comprenderlo
en trminos estrictamente biogrficos el peso que le dieron,
la eleccin del mismo nombre, etc., existe la posibilidad de
que la importancia de la muerte de la primera Marguerite fuera en s misma un modo de interpretar el deseo de la madre.
En ausencia de una significacin flica, quiz la imagen de la
nia muerta tom su lugar, para que, enfrentada a la cuestin
de comprender la conducta y el estado de nimo de la madre,
Marguerite recurriera a un horrible acontecimiento del pasado para encontrar una explicacin. Esto habra establecido la
escena traumtica como una significacin central y definitoria,
revivida en los momentos en los que sus propios embarazos
demandaron incluir cierto tipo de significado.
El caso tambin muestra la importancia en la psicosis
del lugar del receptor. Muchos de los esfuerzos de Marguerite constituan intentos de crear lneas de comunicacin: con
Pierre Benot, con los editores, con el prncipe de Gales y, despus, con Lacan. El hecho de que el joven psiquiatra la visitara
casi cada da durante un ao y medio tras su confinamiento
debi de haber significado mucho para ella, al igual que debi de suponer un gran golpe que no encontrara sus escritos a
la hora de devolvrselos. Mantener un receptor era vital para
Marguerite y, si observamos sus actos de violencia, todos ocurren en momentos en los que algo interrumpe la lnea de comunicacin, cuando el Otro deja de recibir sus producciones.
Ms tarde, quiz, Dios se convirti en su receptor ms estable. En 1975, al final de su vida, coment: rezar me salva de
todo (laprire me sauve de tout). Deca misas por las almas
de los muertos, y un da confi su secreto a Didier: se haba
convertido en la elegida de Dios (l'lue de Dieu). Adems
de evocar el nombre de soltera de su madre Donnadieu-, no
da esto tambin una nueva perspectiva sobre la erotomana, la
categora diagnstica que en su momento gener tanto debate
en la psiquiatra de Europa continental y que se ha utilizado
3o6
para categorizar a Marguerite? Aunque el motivo dominante en la erotomana es el del amor la creencia de que uno es
el objeto del amor de otra persona, no es el tema de la comunicacin igual de importante? En la erotomana, el sujeto,
despus de todo, no slo cree en el amor, sino en el hecho de
que este amor se comunica, se expresa. En ese sentido, se establece una lnea de comunicacin en el centro de la experiencia
del amor. Y esta idea de que nos hablan, nos permite integrar
la erotomana en las psicosis clsicas, sin tener que otorgarle
un estatus especial.
Quiz, los perodos de estabilidad relativa de Marguerite
fueron el resultado de mantener abierta esta lnea de comunicacin, desde las cartas al poeta mujeriego a los artculos
que enviaba a las revistas o los sonetos al prncipe de Gales.
La accin de escribir debe de haber sido en s misma crucial, y
podemos sospechar que, en cierto modo, para ella estaba asociada a la idea de ocupar un lugar de excepcin. En los aos
previos al ataque de Duflos, crea que sera la mujer de letras
que cambiara todo. Podemos imaginar, de hecho, que despus
de abandonar Ste-Anne continu escribiendo cartas para algn interlocutor, bien de la familia o de fuera.
De nia, asimismo, Marguerite haba sido la privilegiada,
la especial, y, si el desencadenamiento de la psicosis muestra
que el hecho de que le asignaran el lugar de la hermana muerta le resultaba imposible, la posicin al final de su vida como
la elegida sigue atestiguando un lugar excepcional. Ahora
era nica, no para su madre, sino para Dios, y podemos preguntarnos si este espacio singular era al que se refera cuando
hablaba con Lacan de su jardn secreto, una parte de ella
que haba decidido no compartir con nadie y que, sin embargo,
segua siendo esencial para ella.
307;
Si bien en el caso de Aime, la psicosis estall de modo visible y dramtico en determinados momentos de su vida, dejando poco lugar para la ambigedad en el diagnstico, el caso
del Hombre de los Lobos es ms complejo. Muestra cmo la
locura puede desencadenarse y, posteriormente, desaparecer, estabilizndose de un modo discreto e invisible. A Sergei
Pankejeff lo vieron algunos de los psiquiatras y psicoanalistas
ms importantes e inteligentes del siglo xx: Theodor Ziehen,
Emil Kraepelin, Sigmund Freud, Ruth Mack Brunswick, Muriel
Gardnery Kurt Eissler. Pero los diagnsticos que recibi fueron completamente distintos: neurastenia, neurosis obsesiva,
personalidad obsesivo-compulsiva y trastorno lmite de la personalidad, por citar algunos. Aunque Freud lo trat de adulto,
su trabajo publicado se limit a la infancia de Pankejeff. Justo
antes de su cuarto cumpleaos, se haba producido un cambio
espectacular en el carcter del nio y a Freud le intrigaba lo
que l consider que era porua neurosis infantil. Qu haba
ocurrido para que un nio seguro de s mismo y brillante se
convirtiera en un joven neurtico ansioso y obsesivo? Como
en el estudio de Aime realizado por Lacan, lo que constitua
la cuestin clnica clave era el momento de cambio.
Pankejeff estuvo viendo a Freud desde principios de 1910
hasta el verano de 1914 y, de nuevo, desde nales de 1919 hasta
febrero de 1930. A nales de los aos veinte, lo enviaron a ver
a Ruth Mack Brunswick, una brillante estudiante de Freud, con
quien empez el psicoanlisis. Estaba convencido de que tena un agujero en la nariz, y se miraba en un espejo de bolsillo
cien veces al da. Este estado paranoide agudo empeor, mejor y reapareci, unos treinta aos despus, a raz de un extrao
primera queridsima niera, seguida de Nanya, y ambas desempearon un papel fundamental en la historia de Pankejeff.
Parece que fue un nio afable y tranquilo, pero sufri una
transformacin un verano, cuando sus padres regresaron de
unas vacaciones durante las que l se haba quedado al cuidado
de una institutriz inglesa. El nio, de tres aos y medio, ahora
tena mal carcter, era quisquilloso y violento, y deseaba que
su padre le castigase. Pankejeff fech este cambio en las navidades de ese ao, cuando no recibi el doble de regalos, algo
que le corresponda al coincidir su cumpleaos con el da de
Navidad. Le aterroriz la imagen de un lobo en un libro infantil, y empez a chillar diciendo que vendra para comrselo.
Estos hechos vinieron acompaados de miedo a los animales
e insectos y del desarrollo de una devocin religiosa obsesiva. Antes de irse a dormir, tena que besar todas las imgenes
religiosas de su habitacin, despus de rezar y hacer la seal
de la cruz innumerables veces. Al mismo tiempo, le venan a
la mente blasfemias, y esta combinacin de pensamiento positivo y negativo, naturalmente, hizo que Freud presupusiera
una estructura obsesiva.
Estos rituales obsesivos se nutran de las historias de la
Biblia que su madre empez a leerle. Pankejeff se obsesion
con la relacin entre Dios y Jesucristo, y con la cuestin de si
Jesucristo tena una parte trasera y excretaba. Quin era
el padre de Jesucristo?, se preguntaba. Pareca que era Jos,
pero le haban dicho que Jos era slo como un padre. Estas elucubraciones se construyeron alrededor de su propia
identificacin con Jesucristo, con quien comparta la fecha de
cumpleaos, y contenan un reproche a Dios por su dureza y
crueldad hacia su hijo.
El perodo obsesivo se calm cuando, a los diez aos, un
estudiante austraco lleg a la finca y Pankejeff empez a pasar
mucho tiempo con esta nueva e influyente figura. Su devocin
se desvaneci cuando Reidel le expres sus dudas con respecto a la religin. Estas evocaban sus propias dudas con tanta
precisin que Pankejeff experiment un profundo alivio y se
3is?
ese momento sus estudios de derecho por los de ciencias naturales, imitando a Anna como l y Freud pensaban, que senta
pasin por esa materia. Tambin en este momento fue significativa la influencia de un antiguo tutor, que mostr desilusin
al saber que Pankejeff haba elegido previamente derecho y no
matemticas o ciencias naturales. Posteriormente, Pankejeff
volvi al derecho, tras un perodo de indecisin obsesiva.
Como sus depresiones continuaron y le costaba mucho
estudiar, Pankejeff empez a visitar a una serie de mdicos y
a pasar temporadas en varios sanatorios. Fue en la clnica de
Kraepelein, en Mnich, donde vio por primera vez a Therese,
una enfermera que iba vestida de turca en una fiesta de disfraces que se celebr all. Su belleza y aire de seriedad le impactaron, y pronto averigu ms cosas sobre ella: tena una hija
de un matrimonio fallido y su madre era espaola, un detalle
que le intrig especialmente. Le declar su amor y la cortej,
a pesar de la insistencia en ella de que viva exclusivamente
para su hija y su trabajo de enfermera. Las idas y venidas de la
relacin crearon un ritmo de tristeza y euforia que confirm
uno de los diagnsticos psiquitricos de depresin manaca.
Menos de un ao despus, en el verano de 1908, Pankejeff recibi la noticia de que su padre haba fallecido, probablemente, suicidndose, a los cuarenta y nueve aos. Hay poca
informacin sobre este acontecimiento, y realmente lo nico
que sabemos es que Pankejeff sinti rencor hacia su madre
por su falta de claridad en el testamento, y que empez a pintar de nuevo. Pronto regres a Mnich, aparentemente, para
ver a Kraepelin, pero, como l mismo reconoce, en realidad
para ver a Therese. Pankejeff estaba mortificado por ella, y el
siguiente ao y medio estuvo caracterizado por sus maniobras
para acercarse y separarse de lo que su madre llam una mujer con la que ningn hombre puede entenderse. Renunciaba
a ella para, despus, volver a ella en una oscilacin dolorosay
aparentemente eterna. Atormentado por la cuestin de si deba casarse con ella o abandonarla, deca: Ya me considero
totalmente desahuciado. No hay salida.
3i4
Fue en este momento, gracias a un joven mdico ruso interesado en el psicoanlisis, cuando Pankejeff conoci a Freud.
Al contrario que el resto de las autoridades, Freud no se opona
a Therese, y, de hecho, animaba a su paciente a que volviera
con ella, aunque le pidi a Pankejeff que esperara hasta que el
anlisis llevara en marcha varios meses. Cuando volvi a verla
se qued en shock: desde que haba dejado su trabajo de enfermera para abrir una pensione, estaba terriblemente desmejorada, como un esqueleto. En ese preciso momento pens
que l deba de haber sido la causa de su desgracia: E n ese
momento decid firmemente no abandonar nunca a esa mujer,
a quien haba causado tanto sufrimiento.
La cuidadosa construccin de Freud se centra en la neurosis infantil. No ofreci una versin real del anlisis de
Pankejeff, sino que utiliz el material para explorar la cuestin del cambio de carcter de su paciente en la infancia. La
cuestin conceptual clave aqu era el trauma y cmo poda revivirse y reinterpretarse posteriormente. Tambin mostr que
pueden coexistir lneas de pensamiento dispares e, incluso,
contradictorias en el inconsciente. No siempre es fcil seguir el relato de la infancia del Hombre de los Lobos, pero
necesitamos esbozar las ideas principales antes de pasar a la
cuestin diagnstica.
Freud plantea una escena primaria del coito de los padres, que Pankejeff presenci cuando tena un ao y medio,
aunque las fechas cambian ligeramente a lo largo del relato
del caso. Pankejeff se despierta por la tarde y ve a sus padres
ocupados en tres coitus a tergo (por detrs). Ms o menos
un ao despus, ve a la criada, Gruscha, arrodillada fregando
el suelo y esto le recuerda la posicin de su madre en la escena primaria. Entonces se establece el prototipo de sus amores
compulsivos: una chica que no slo est arrodillada como
en la escena primaria, sino que adems es una criada. Excitado, se hace pis, y ella lo reprende.
Aqu, la posicin de Pankejeff es activa, pero cuando su
hermana Anna lo seduce, cuando tena algo ms de tres aos y
3i5
creando un terror ante la imagen de la bestia salvaje. El miedo actuaba como barrera, poniendo distancia con la temida
pero anhelada proximidad al padre. Cuando la madre empez
a leerle historias de la Biblia, la fobia se transform en un sistema obsesivo: la devocin religiosa poda absorber el miedo
presente en la fobia y abrir nuevos caminos para procesarla.
El era Jesucristo para su padre, Dios, lo que permita tanto una
expresin de pasividad masoquistay amorosa y un cuestiona miento de los temas de sexualidad y violencia que tanto le haban atormentado.
Freud explor la cuestin de la castracin en relacin, sobre todo, a una escena que sucedi durante este perodo. Poco
tiempo despus de haber escuchado la historia de una pariente
que haba nacido con seis dedos en los pies y que se haba cortado uno con una hacha, Pankejeff estaba jugando en el jardn
cerca de su niera, grabando algo con su navaja en la corteza
de un nogal. De repente, para mi indescriptible horror, me
di cuenta de que me haba atravesado el dedo meique de la
mano (derecha o izquierda?), y que el dedo colgaba de la piel.
No sent dolor, sino mucho miedo. No me atrev a decirle nada
a mi niera, que se encontraba apenas a unos pasos de distancia, pero me desplom en el asiento ms cercano y me qued
all, incapaz de echarle otro vistazo al dedo. Al nal, me calm, me mir el dedo y vi que estaba absolutamente indemne.
Aunque este episodio podra indicar un reconocimiento de la
idea de castracin en la historia de la pariente indicando que
las mujeres no tienen pene ya que se les ha cortado; sta es la
corriente ms profunda para Freud, que forclua totalmente
la castracin. En cierto sentido, Pankejeff abominaba la idea
de castracin, al mismo tiempo que la aceptaba, pero, en otro,
el ms antiguo y el ms profundo, ni siquiera planteaba la
cuestin de la realidad de la castracin. Al no estar integrada
en su universo mental, literalmente, regres del exterior en
forma de alucinacin.
Estas hiptesis permitieron a Freud explicar la funcin de
las primeras dificultades que experiment su paciente. El tema
3i8
comenz en el momento en el que naliz este segundo psicoanlisis, establecindose una simetra bastante freudiana:
al estreimiento teorizado como un regalo que no se da le
sigui la colecta de dinero que Freud compar con excremento, como si el sntoma del paciente se hubiera invertido una
vez que dej el psicoanlisis.
Pankejeff se sinti mal de nuevo en i9?3, obsesionado
con un grano que tena en la nariz, poco despus de que su
madre llegara a Viena luciendo una verruga en su propia nariz.
Esta verruga, coment, tena el curioso hbito de aparecer y
desaparecer y haba consultado con varios mdicos. Pankejeff desarroll una jacin hipocondraca con su nariz, y le
aterrorizaba pensar que tena un defecto en la piel, en forma
de cicatriz, surco o agujero. En octubre de 1936, Freud lo envi
a ver a Brunswick. En esa poca ella tena slo veintisis aos,
y Freud la psicoanalizabay la supervisaba. Brunswick observ
que en la tpica nariz rusa pequea y respingona del paciente
no se apreciaba nada en absoluto. Sin embargo, l se pona
polvos constantemente, la inspeccionaba, se quitaba los polvos
e intentaba pillar al agujero, por as decirlo, en su momento
de crecimiento y desarrollo. Se curara el agujero?, se preguntaba sin cesar. No puedo seguir viviendo as, repeta.
Su vida giraba en torno al espejito que llevaba en su bolsillo a
todas partes, como si su destino dependiera de l.
Pronto incluy los dientes en sus preocupaciones hipocondracas, y fue de un dentista a otro, igual que al principio
haba ido de un dermatlogo a otro y, cuando estaba con Freud,
de un sastre a otro, sin quedar nunca satisfecho con los resultados. Asoci este sntoma a su hermana, que haba tenido
acn, y explic que los recuerdos que guardaba de ella se haban reavivado recientemente, al ver la pelcula The White Sister, protagonizada por Lillian Gish. Aunque la pelcula no hace
referencia a granos ni verrugas, s que trata de una hermana a
la que estafan una herencia y, extraamente, comienza con una
imagen inexplicable de un rbol desnudo, asombrosamente
similar al que dibuj Pankejeff para ilustrar su famoso sueo.
3so
Para retomar la cuestin diagnstica, primero podemos centrarnos en los fenmenos obsesivos de la infancia y madurez
de Pankejeff. Freud asocia estos hechos a su fase religiosa.
Reza mucho, acaricia imgenes sagradas y, claramente, utiliza la religin para organizar su mundo. Del mismo modo que
en esa poca le atormentaban las dudas, las rumias y los interrogantes en un dilogo interno perpetuo y agotador, muchos
aos despus pensara en Therese en los mismos trminos:
deba verla o no? Deba abandonarla o no? Tambin aplazara la toma de otras decisiones: deba estudiar derecho
o ciencias naturales? Deba volver al mismo sastre, dentista o
dermatlogo? Estos son rasgos obsesivos clsicos, como lo era
la preocupacin con lo que Freud denomin deshacer: ansioso por no saber cmo terminar una carta, la echa al correo,
se arrepiente de haberlo hecho y desea deshacer esta accin.
Aunque es posible que encontremos estas caractersticas
en la neurosis obsesiva, el cuadro clnico ms amplio y ms
detallado indica que son parte de otra cosa. No debemos olvidar que este tipo de caractersticas nunca constituyen criterios
definitivos para establecer un diagnstico, puesto que lo que
importa es la estructura subyacente. Podemos estudiarla sin
clasificar las caractersticas, pero analizando qu lugar ocupan
en el mundo de la persona. Aunque Freud no parece cuestionar
el diagnstico de la obsesin, s que expresa una duda aislada:
3s>3
durante su infancia la tarea de denir la relacin entre Jesucristo y Dios le haba torturado, ahora haba surgido una solucin; en su trabajo con Freud dijo: No me senta tanto como
un paciente, sino como un colaborador, el camarada ms joven
de un explorador experimentado que parte para examinar un
territorio nuevo, recin descubierto. Fue este lugar de colaborador del explorador experimentado lo que le proporcion su identificacin estabilizadora.
Debemos recordar ahora que para Pankejeff el problema
real de la escena primaria haba sido cmo posicionarse a s
mismo. Desear ser un objeto de su padre se haba vuelto insoportable tras revivir la escena sexual, ya que implicaba ser una
mujer y, por lo tanto, perder su pene. Entonces, qu era l
para su padre? Pankejeff debi de considerar diferentes configuraciones de esta relacin, y Brunswick menciona que su
fantasa favorita era la de Pedro el Grande y su hijo Alexis,
que muri a manos de su padre a pesar de haber renunciado
al trono y haber huido a Viena. Podemos interpretar esta fase
religiosa como un intento de reformular este hecho, cifrando
la relacin padre-hijo en nuevos trminos. Al haber nacido el
mismo da que Jesucristo, pareca que una identificacin con
el hijo de Dios le permitira situar su relacin con su padre. Ser
Jesucristo para Dios sera menos peligroso que ser una mujer
para su padre.
Pero esta solucin no funcion. Le molestaban la violencia y la sexualidad que parecan caracterizar la relacin entre Jesucristo y Dios. Se preguntaba si haba matado Dios a su
hijo y si tena Jesucristo una parte trasera. Poda imaginarse perfectamente a Jesucristo siendo como una mujer para
un hombre, una comparacin que debe haber evocado exactamente esos aspectos traumticos de la escena primaria que
su devocin religiosa haba tratado de evitar. Pero ahora el lugar del colaborador estableca una distancia y un mnimo de
tensin ertica, en lugar de la confrontacin directa y no simbolizable del padre y el hijo. Ms que padre e hijo, se trataba
de explorador y colaborador trabajando juntos.
329
En este momento, la sensacin de persecucin se intensific: pens que la gente lo miraba y hablaba de l, y experiment el mismo pnico profundo que tuvo en 1936 con la
paranoia de la nariz. Esas tres semanas, dice, fueron la peor
de las pesadillas. No poda creer que l, un ruso, se hubiera adentrado en la peligrosa zona rusa para pintar. Deba o
no regresar como le haban ordenado? Finalmente, volvi al
puesto ruso, pero nadie pareci prestarle mucha atencin: el
ocial que le haba pedido que regresara ni siquiera estaba all.
Charl con otro ocial sobre el cuadro, y le pusieron en libertad sin ms formalismos. Slo despus de muchos meses empez a pensar que ya no estaba en peligro.
Durante el perodo entre su captura y su regreso para ver a
los rusos, a Pankejeff le invadieron la desesperacin y las ideas
suicidas. Pero, qu fue lo que hizo inmediatamente despus,
que aparentemente le hizo recuperar el equilibrio? Escribi
un artculo titulado Mis recuerdos de Sigmund Freud, en el que
bsicamente describe lo que l signicabapara Freud. La pura
ansiedad de no saber lo que era para el oficial ruso un espa
o un inocente pintor, qued resuelta al articular lo que era
para Freud. Al hacerlo, restituy su lugar imaginario como una
pieza del psicoanlisis, el colaborador favorito. Gardiner,
sin duda, tena razn al intuir que este texto le ayud a salir
de la depresin. De ah su posterior estabilizacin.
*
Tras jubilarse en 1950, es obvio que Pankejeff se enfrent a sentimientos depresivos graves y a una creciente sensacin de desesperacin, y podemos asumir que lo que le ayud
a llenar este vaco fue este tortuoso embrollo con las mujeres,
como si la frase de su madre: No puedo seguir viviendo as,
fuera exactamente lo que le permita vivir. La queja que formul ante Obholzer: el complejo fraterno arruin mi vida,
puede considerarse no tanto como una reinterpretacin de su
pasado, sino simplemente como una forma diferente de intentar convertir a la mujer en su sntoma, en la causa de su
sufrimiento. Obholzer tena razn al describir a Luise como
un punto fijo para l, y quiz la funcin de este punto era
la de proporcionarle cierta estabilidad.
Identicar a una mujer como la cruz de su existencia puede haber sido vital para Pankejeff por una sencilla razn, si
poda localizar la libido invasiva fuera de l, sera capaz de reducir el sufrimiento y la perplejidad que senta en lo referente
a su cuerpo y su imagen corporal. Tambin es interesante puntualizar que Pankejeff le dijo a Obholzer que su padre le haba
restringido el acceso a su herencia hasta que cumpliera veintiocho aos, porque tena miedo de que su hijo cayera en manos de una mujer sin escrpulos, una ladrona. El pensaba
que su padre haba tenido una amante que precisamente haba
jugado un papel similar, una mujer que incluso tena un palco
en el teatro pagado por l. Entonces, fue casual que de todo lo
que se quejaba ante sus interlocutores posteriores fuera de que
Luise le estaba dejando desnudo, quitndole todo el dinero?
Esto da una perspectiva distinta de la queja de Pankejeff.
Acaso no podemos considerarlo como una forma de mantener la barrera del incesto? Haba elevado la preocupacin
del padre sobre una ladrona a una especie de preocupacin omnipresente: supona una prohibicin de las mujeres,
pero, al mismo tiempo, le ofreca el nico modelo de relacin
hombre-mujer que estaba a su alcance. Se trataba de una
relacin que tambin llevaba el sello maternal de la imposibilidad, y le permita alejarse del lugar de ser un objeto para su
33 7
de mantener relaciones sexuales con ella, y podemos preguntarnos si este hecho no tena en comn la misma cualidad compulsiva, como si tuviera que introducir una imagen
que mediara entre los dos.
Antes del punto de inflexin clave en el anlisis con
Brunswick, otro de sus sueos con lobos muestra el lugar de
esta imagen. En una parte de su sueo, una manada de lobos
grises est al otro lado de una pared, todos juntos detrs de
una puerta, empujndola con las patas sin parar. Les brillan los
ojos, y es evidente que quieren atacar a Pankejeff, a su mujer
y a otra mujer. El est aterrorizado, y teme que consigan tirar
abajo la pared. A este sueo le sigue otro en el que su madre
hace pedazos imgenes sagradas, y, quiz, podamos considerar
que la pared representa la imagen misma. Esto es lo que le protege de la presencia amenazante de los lobos, que, como Freud
y Brunswick sugirieron, sealan el aspecto invasivo del padre.
Aunque la pintura, quejarse de una mujer e identicarse
con el colaborador del avezado explorador Freud permitieron
a Pankejeff llevar una vida relativamente normal, no debemos
considerar este caso como un xito del psicoanlisis. No fueron
las interpretaciones de sus psicoanalistas lo que le ayudaron,
sino cmo fue capaz de utilizar el lugar en el que le pusieron. Si
el psicoanlisis lo alien, volvindole una especie de mascota,
l dio un uso a esta alienacin, mediante la identificacin que
forj a su alrededor. Se trataba de una alienacin que le permiti construirse una vida, incluso si nos preguntamos qu
otros caminos podran haberse abierto si sus psicoanalistas
hubieran adoptado estrategias diferentes y hubieran sido ms
sensibles a las cuestiones diagnsticas que hemos comentado.
Cuando Muriel Gardiner edit y public sus memorias en
1971, el ttulo que eligi definitivamente reflejaba esta alienacin: El Hombre de los Lobos por el Hombre de los Lobos. La curiosa
repeticin no era una tautologa, ya que fue la huella del psicoanlisis lo que permiti a Pankejeff encontrar una identidad. Estas no eran las memorias de Sergei Pankejeff, sino las
del Hombre de los Lobos. Tras su muerte, cuando Gardiner
339
340
ii. SHIPMAN
343
Shipman naci en enero de 1946, y fue el segundo hijo del camionero Harold Shipman y su mujer, Vera, hija ilegtima de
una cortadora de cordones de zapatos. No se sabe mucho de su
infancia, que pas en una casa de proteccin oficial en Nottingham, aunque las fotos del colegio le muestran bien vestido, con
pajarita, en contraste con sus compaeros de clase. Parece que
no era particularmente sociable, aunque no estaba en absoluto
aislado del resto de los nios. Varias versiones describen que
estaba especialmente unido a su madre, como si hubiera entre
ellos una especie de telepata mental, que Harold estaba mimado y consentido, y que se meta en la cama de sus padres con
su madre si su padre estaba fuera trabajando o en el pub. Vera,
sostienen, tena muchas esperanzas puestas en su hijo, y a los
once aos ste consigui una beca para ingresar en la escuela
selectiva* High Pavement, donde trabaj con esmero, aunque
sin alcanzar ningn xito acadmico notable.
Poco despus de que Shipman cumpliera diecisiete aos,
a Vera le diagnosticaron un cncer de pulmn, y muri menos
En ingls, Grammar School: En Gran Bretaa, escuela secundaria pblica
a la que slo pueden acceder los nios que han aprobado un examen selectivo. [N. de la T.]
344
de seis meses despus, a los cuarenta y tres aos. Durante estos meses, el mdico la visitaba con regularidad en su casa para
ponerle inyecciones de morfina, y parece que Vera y su hijo pasaban muchas horas hablando. Destrozado por la muerte de su
madre, tuvo que repetir un curso en la escuela High Pavement
para volver a examinarse antes de ingresar en la Universidad
de Leeds.
Shipman conoci a su futura esposa, Primrose, en el autobs que tomaba para ir a clase, y no pas mucho tiempo antes de que sta se quedara embarazada. Parece que esto fue un
escndalo para ambas familias, y abri una brecha que nunca
se cur. Se casaron en noviembre de 1966, sin las bendiciones que una joven pareja esperara de sus familias, y su primer
descendiente, una nia, naci tres meses despus. Tendran
tres hijos ms, todos nios, nacidos en 1971, 1979 y 1982.
Al licenciarse, Shipman empez a trabajar en el Pontefract General Infirmary, en el que estuvo cuatro aos, hasta
1974. Se diplom en pediatra y en ginecologa y obstetricia,
y, probablemente, fue en Pontefract donde empez a abusar
de las drogas. Shipman empez a consumir petidina, un medicamento que se utiliza para aliviar los dolores del parto o
como analgsico anterior a la morfina, y se inyectaba la droga
regularmente.
En abril de 1974, consigui un nuevo trabajo en el Abraham Ormerod Medical Centre, en la localidad cercana de
Todmorden, y posteriormente afirm que comenz a consumir petidina ese mes de mayo a causa de la depresin que le
sobrevino ante la oposicin que encontr por parte del personal ms veterano ante a sus sugerencias sobre cmo mejorar
la atencin mdica en el centro. No obstante, le ascendieron
rpidamente, pas de mdico de cabecera auxiliar a mdico de
cabecera principal, y su buen hacer y dedicacin le valieron la
admiracin de pacientes y compaeros. Era un santo, una
persona realmente buena, record uno de sus pacientes en
Todmorden. Era un miembro respetado de la asociacin local
Canal Society, donde ayudaba a limpiar y preservar el canal
345
Entusiasta, comprometido y trabajador, Shipman volvi a ganarse el respeto de pacientes y colegas. Adems de trabajar
muchas horas, se uni a la brigada St. John Ambulance, donde ense primeros auxilios a voluntarios y form a nieras.
Asistente asiduo a todas las actividades de desarrollo profesional organizadas en su campo, no se perdi ni una reunin en
las universidades de Manchester y Liverpool, ni en el Tameside
General Hospital. Empez a asesinar en su nueva consulta poco
despus de llegar a Hyde.
Sus vctimas eran hombres y mujeres de edad avanzada,
que a menudo padecan enfermedades crnicas o que haca
poco que haban perdido a un ser querido. Los asesinatos de
Hyde empezaron poco a poco, al principio, slo uno por mes,
pero aumentaron durante la dcada de los ochenta, cuando
Shipman ejecutaba a cuatro o cinco vctimas por mes, sobre
todo en los meses de diciembre a febrero. Desaparecieron algunos objetos de las escenas de los homicidios, siempre artculos de pequeo valor.
Como haba ocurrido en Todmorden, Shipman tena ideas
sobre cmo mejorar la atencin mdica, y le molestaba encontrarse con obstculos para llevarlas a la prctica. Este inters
por reformar la asistencia sanitaria le dio la ocasin de conceder una serie de entrevistas en televisin y prensa escrita:
hizo algunos comentarios muy sensatos sobre la enfermedad
mental en World inAction, y se le cit en la prensa mdica
sobre el tema de la adiccin y el alcoholismo en la profesin.
Adopt la posicin de experto con entusiasmo, y estaba impaciente por transmitir sus conocimientos.
En enero de 1985 el padre de Shipman muri de un infarto. Pauline, la hermana de Shipman, haba estado viviendo
con su padre y, tras su muerte, vendi la casa y se mud con
su hermano pequeo, Clive. El testamento estipulaba que la
casa era para ella, y parece que Harold haba sido totalmente
excluido de la herencia. En el trabajo, Shipman pareca ms
retrado, y los compaeros y el personal de la consulta intuan
que algo andaba mal: aunque segua siendo el mdico perfecto
347
que se encontraba afligido? Hay una diferencia entre la repeticin traumtica de algn acontecimiento y el que se recurra a este acontecimiento a otros puntos de fractura simblica
diferentes.
Para explorar estas cuestiones, necesitamos explicar el
misterio real del caso Shipman: el perodo en blanco desde
diciembre de 1989 a enero de 1993, cuando parece que casi
cesaron los asesinatos. Si llegamos a comprender por qu no
asesin en ese perodo, supuestamente seremos capaces de
comprender mejor por qu asesin antes y despus. La Investigacin Shipman dice que estos perodos de interrupcin
venan dictados por el miedo a que lo descubrieran y por el
deseo de autoproteccin. Pero esto no est claro. Aunque casi
lo descubren, debido a los asesinatos anteriores a este perodo, esto ya haba ocurrido en otras ocasiones y no siempre
tuvo como resultado un parntesis en los homicidios. Quiz
otro rasgo importante fue el hecho de que en algunos de estos
casos la vctima no muri lo sucientemente deprisa. Probablemente, no se trataba tanto de que casi lo pillasen, sino de
que la vctima no muriese y se quedase en el limbo entre la vida
y la muerte. Del mismo modo, podemos sealar que la tregua
coincide con el momento en el que Shipman alcanza la edad
que tena su madre cuando muri y comienza los preparativos para abrir su propia consulta: fue una coincidencia que el
edicio que eligi, tras mucho buscar, estuviera en el nmero
31 de Market Street?
No debemos olvidar que durante los aos en los que se
pinch petidina no asesin a otras personas. Y que, cuando
empezaron los asesinatos, eligi el mtodo de la inyeccin letal. Por tanto, hay una cierta simetra presente en las dos prcticas: se le administra una inyeccin a una persona, y podemos
plantear la hiptesis de que esto gira en torno a una identificacin especular, un estatismo imaginario. Shipman est en
el lugar del que se inyecta o del que inyecta, o de ambos. Si
buscramos una continuidad, residira en esta identificacin:
ser inyectado. Y as, quiz, al inyectar a sus pacientes, estaba
355
reconocimiento de lo que era crucial para que Shipman pudiera seguir adelante. Tena que ser un mdico con pacientes.
La identicacin ideal para Shipman era mdica: ser el
Doctor, e, incluso, su esposa, Primrose, tena que dirigirse
a l en ocasiones en esos trminos. Shipman era como alguien
que se hace pasar por mdico, pero con la diferencia de que l
era realmente mdico. Soy un buen mdico, deca a menudo, Tengo mi ttulo de la Facultad de Medicina de Leeds. Las
identificaciones en la psicosis ya sean estabilizadoras o no
a menudo conllevan el lugar de la excepcin; la persona es la
nica que sabe, que se preocupa, que salva. El comportamiento
de Shipman es indicativo de esto: en sus reuniones de desarrollo profesional, tomaba la posicin del nico experto real
en materia de procedimientos y conocimientos mdicos, y, en
cierto sentido, se convirti en el mdico que Hyde no tena: el
nico en el que se poda conar, el nico en el que apoyarse,
el nico al que se poda recurrir,
Siempre insisti en que l diriga una consulta excepcional, y como mencionaba la Investigacin Shipman, claramente pensaba que era, de lejos, el mejor mdico de Hyde.
Se enorgulleca del hecho de que la consulta tena el nivel
ms alto de chequeos para varios problemas de salud. Somos un buque insignia, armaba. Las autoridades sanitarias siempre podrn comparar la calidad de esta consulta con
cualquier otra y preguntarse por qu la otra consulta no funciona como debera. Por tanto, era la mejor, el emplazamiento de una coleccin de superlativos que la distinguan como la
excepcin. Como sealara posteriormente Shipman durante
su juicio, mientras que otros mdicos habran quedado satisfechos con el resultado de una determinada presin arterial,
l no, porque l buscaba la perfeccin. Este enfoque en los
superlativos tpico de la paranoia lo evoc en su versin del
mismo juicio: sera, escribi a sus amigos, probablemente,
el caso ms caro de este siglo.
La idea de que esta identicacin estabiliz a Shipman se
conrma por lo que sabemos del tiempo que pas en la crcel
357
tras su sentencia: se convirti en el mdico de la crcel, dando consejos tanto a presos como a guardas, y manteniendo
correspondencia con un miembro del parlamento local con
respecto a cul era la mejor atencin que podan recibir sus
expacientes de Hyde. Se neg a reunirse con el grupo de cambio personal cognitivo de la prisin o a asistir al taller de habilidades para pensar mejor, aunque s que se apunt a las clases
de asesoramiento para la prdida de seres queridos. El lugar
del cuidador mdico era, obviamente, vital para l.
La correspondencia de Shipman en prisin muestra que
estaba desesperado, que se senta solo y que sufra mucho;
lo nico que lo mantena en pie era el papel de buen mdico. Unas pocas semanas despus de que se le negara este lugar, trat de ahorcarse: su primer intento de suicidio. Quiz
la identicacin estabilizadora se basaba en s misma en una
identicacin con un aspecto de su madre. Aunque no tenemos material relacionado con este hecho, sera importante
averiguar ms sobre cmo lidiaba su madre con la enfermedad en su familia: con sus hijos, su marido, sus padres, ella
misma. Pudo Shipman haberse identificado con un rasgo de
su madre al cuidar a los enfermos? Y, de ser as, cuando esa
imagen de buen mdico se cuestion, se convirti ese cuidado en crimen?
Es curioso que el nico documento que tenemos de los
das de colegio de Shipman, un cuento publicado en una revista
del colegio, incluya exactamente este rasgo: un perro le rompe
a un periquito el ala, ambos van al veterinario, se la entablillan,
y, desde entonces, se vuelven inseparables. El lazo entre ambos
se establece tras la intervencin mdica, y Shipman escribi
este cuento mucho antes de que su madre enfermara. La faceta
maternal de cuidar, quiz, se refleja en el hecho de que Shipman estaba muy bien considerado como pediatra y, durante
esos aos, al igual que durante los aos en los que ejerci como
gineclogo y obstetra, no hubo casi asesinatos, si es que hubo
alguno, como si al ocupar el lugar de la madre no tuviera que
hacerlo. Al parecer, le encantaba asistir en partos.
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necesaria de su ideal mdico, una especie de gestin burocrtica de presupuestos, que aseguraba una atencin de calidad
mediante el homicidio.
Cuando Shipman aleg, en su anterior juicio por delito de
drogas, que su consumo de petidina haba aumentado al comenzar a trabajar en la consulta Todmorden, podemos creerlo.
Dijo que se hizo ms dependiente de la droga tras encontrar
resistencia ante sus planes para mejorar la consulta. Podemos
verlo como una excusa inverosmil, pero el compromiso de
Shipman con un ideal mdico basado en las mejores prcticas
signica que el efecto de la oposicin a sus proyectos podra
haber sido devastador. La inversin en su identidad mdica
era, despus de todo, muy alta: lo que se cuestionaba era su
propia existencia, la posicin que lo mantena.
Por otra parte, lo que le llev a cometer los homicidios
podra haber sido una perturbacin de su identificacin.
Cuando se cuestiona una identicacin estabilizadora, suele
producirse un trastorno de las coordenadas simblicas de la
persona. Ocurre algo que afecta a la estructura simblica de su
mundo: tener un hijo, un nuevo trabajo, jubilarse o cualquier
otra ruptura en la continuidad de la vida cotidiana que requiera una simbolizacin. En otros casos, la identicacin ideal en
s misma puede cuestionarse directamente: una queja en el
trabajo, el n de una relacin, un distanciamiento repentino
de un amigo o ser querido. Ya no es posible mantener el lugar
que se ha construido, aunque por lo general la persona no es
consciente de ello. No se articular directamente, sino que son
necesarias largas entrevistas para inferirlo.
Hemos visto cmo desentraar en el nivel simblico puede tener el efecto de reintroducir elementos de otro registro.
En el caso Shipman, si comprendemos esta relacin especular con sus vctimas como un ejemplo de la polarizacin de lo
imaginario, tendremos que buscar los desencadenantes que
pertenecern no al imaginario, sino a otro registro. Cules
pueden ser esas coordenadas? Para descubrirlas, tenemos que
examinar las fechas en las que el modus operandi de Shipman
361
cambi. En lugar de buscar el trauma obvio, puede que los detalles se encuentren ocultos en coincidencias temporales: por
ejemplo, la fecha en la que un nio llega a la edad en la que
le ocurre algo importante. Por esta razn, buscar incidentes
traumticos importantes, con frecuencia, resulta infructuoso.
Con Shipman, hay una serie de fechas clave: cuando su
esposa, Primrose, alcanz la edad que tena la madre de Shipman cuando muri; cuando l mismo alcanz la edad de su
padre cuando su madre muri, que fue en 1995, el ao en que
aumentaron los asesinatos; el momento de la muerte de su padre y las fechas de los nacimientos de sus hijos. Aunque hay
otros momentos signicativos, estas fechas en particular parecen destacar como momentos en los que, para Shipman,
algo cambi o se agrav. Aunque no parece que tengan mucho en comn, lo que est presente de un modo implcito es
una cuestin muy precisa: la de la transmisin simblica entre
generaciones.
Esto es especialmente importante en la psicosis, ya que
recurre a una simbolizacin de la diferencia entre generaciones y de lo que pasa entre ellas, a menudo, encarnada por el
contenido de una herencia. Muchas culturas han desarrollado
ceremonias y rituales para marcar estos momentos, y, en ausencia de un marco que otorgue significado para comprenderlos y situarlos, el sujeto psictico puede sentir el agujero de la
forclusin con mucha ms intensidad. La significacin de esos
momentos, y su lugar en nuestras vidas mentales, queda patente por la enorme cantidad de fraudes que operan por Internet informando a personas de una herencia, quiz, apelando a
la creencia que subyace de que el mismo orden simblico nos
debe algo.
Hagamos una pausa aqu para recordar las circunstancias
de la perdicin de Shipman: la falsificacin del testamento de
Grundy. En un intento pobre y muy poco profesional, redact un testamento en nombre de la paciente, usando su propia
mquina de escribir. Envi el testamento al bufete de abogados local Hamilton Ward, aunque Grundy no era su cliente.
362
El testamento estipulaba que legaba todos sus bienes a Shipman y nada a su hija o sus nietos. La carta que lo acompaaba
estaba firmada por S o F. Smith, que deca que era un
amigo de Grundy que la estaba ayudando con el testamento.
La mayora de los estudiosos no dan crdito al hecho de que
Shipman pensara que podra salirse con la suya. Saba que la
hija de Grundy era abogada y su falsificacin era increblemente burda.
Si nos tomamos en serio la cuestin de la herencia, podemos preguntarnos qu rol tuvo la muerte del padre de Shipman. Este haba muerto de un infarto, y puede que no sea una
coincidencia que la falsificacin ms frecuente en las notas de
los pacientes fuera la invencin de un historial de problemas
cardacos. Gomo en el caso de Kathleen Grundy, podemos observar una verdad no reconocida en las mentiras que Shipman
se inventaba. Sus conocidos percibieron cmo se volvi ms
distante y fro tras la muerte del padre, en enero de 1985, y
cuando la casa pas a la hermana de Shipman, Pauline, que en
esa poca segua viviendo all. Pauline vendi la casa y se fue
a vivir con su hermano Clive y su mujer y su hija. Si Pauline
mora, su parte pasara a Clive y a su familia. As que Shipman
no iba a recibir nada; de hecho, haba sido eliminado de la herencia de sus padres.
Acaso no es sta la imagen especular del testamento de
Grundy que Shipman falsific? El testamento del padre le dej
la mayora de los bienes a la hija, excluyendo a Shipman, pero,
en el documento que cre todos esos aos despus, Grundy
legaba todo precisamente a Shipman y no a su hija. Mientras
que se favoreci a la chica y se ignor al chico en un caso, en
el otro se favoreci al chico y se ignor a la chica. Fue despus
de que el padre le excluyera de la herencia cuando aumentaron
los asesinatos, y los crmenes solan agruparse en los meses de
enero y febrero, sealando esa fecha. Tambin conjeturara
que los pequeos robos que Shipman llevaba a cabo en las casas de sus vctimas comenzaron en ese momento de su vida, en
1985. Enfrentado a la cuestin de la herencia de su padre, que
363
El caso Shipman nos muestra el tipo de detalles en los que debemos fijarnos para comprender la normalidad y el acto homicida. Necesitamos un modelo ms complejo que las teoras
simplistas de fijacin con un trauma, un modelo que incluya cmo interaccionan lo real, lo simblico y lo imaginario, y
que reconozca la importancia de las identificaciones ideales.
A menudo, se utiliza el caso para llamar la atencin sobre problemas de responsabilidad mdica y con el sistema de la certificacin de defunciones, pero tambin para arrojar luz sobre el
punto muerto en el que realmente se encuentra la psiquiatra
contempornea. Se trata de una psiquiatra que ha perdido su
historia, y es crucial volver a los primeros estudios sobre la
psicosis estabilizada, el tipo de psicosis que es compatible con
el xito profesional y el hecho de poder vivir normalmente en
sociedad. Sin esto, no queda mucho ms que recurrir a conceptos infantiles sobre el mismo demonio.
El hecho de que estos conceptos vengan de expertos,
como en este caso, nos debera recordar que escuchar a un experto no siempre es prudente. Shipman se benefici de una
creencia incondicional en la autoridad y el conocimiento mdicos, tanto en el trato con sus vctimas como en la poco entusiasta primera investigacin a la que fue sometido. Quiz,
en este caso el escepticismo habra salvado vidas y es irnico
que los intentos por comprender sus motivos y por cerrar
el caso, de alguna manera, por encontrar una explicacin exhaustiva a lo que ocurri, se limiten a ser una repeticin del
364
Despus volv a la cama, eran alrededor de las dos de la madrugada. Mi compaero de celda parece encontrarse mucho
mejor, los medicamentos estn haciendo efecto. El estilo es
fro, y los acontecimientos traumticos no parecen haber perturbado su sueo.
Que sus esfuerzos fueran compatibles, en cierto modo,
con su entorno, muestra la cohesin de la psicosis con la vida
normal. Como escribi a sus amigos desde prisin: La polica se queja de que soy aburrido. Ni amantes, ni casas en el
extranjero, ni dinero en cuentas suizas, soy normal. Si eso es
ser aburrido, pues lo soy. Aunque fue esta misma normalidad
la que, segn se lament l, el juez y el jurado no fueron capaces de ver. Al escribir sobre la percepcin de su fracaso en el
estrado, dijo: Siento que no he conseguido superar mi normalidad . Desde nuestra perspectiva, sera el reconocimiento de esta normalidad lo que podra empezar a preocuparnos.
366
Una teora psicoanaltica de la psicosis no implica forzosamente el psicoanlisis de sujetos psicticos. Realmente, lo nico
que muestra es cmo los conceptos de la investigacin psicoanaltica nos pueden ayudar a pensar en casos clnicos de psicosis y a desarrollar estrategias de trabajo clnico. Los distintos
intentos de introducir reglas para este tipo de trabajo como
las diseadas para los neurticos, a lo largo de los aos nunca
tuvieron xito y slo agravaron las confusiones sobre cuestiones de tcnica. Sencillamente, no hay una frmula para este
trabajo, aunque s existan algunas contraindicaciones. Como
seal la psicoanalista Colette Sepel, el psicoanlisis de los
psicticos no existe: slo hay un psicoanalista y un psictico.
Lo que ocurre en la relacin entre ellos tiene que repensarse
y reinventarse en cada caso individual. Esto ya era de sobra
sabido en la dcada de los cincuenta, aunque todava hoy se
sigue presionando con la pretensin de que slo hay un modo
correcto de hacer las cosas.
Los captulos anteriores deberan habernos enseado, sin
embargo, que cualquier tipo de trabajo clnico, ya sea psicoanaltico o no, debe ser sensible a una serie de elementos diferentes. Si la psicosis puede desencadenarse por el encuentro con
la figura paterna o con un tercero, obviamente, lo prudente es
que el profesional evite esta posicin: que no haya figuras de
autoridad, maestros, expertos. En los inicios de la historia del
psicoanlisis se reconoci que algunas personas se volvan locas
cuando comenzaban el psicoanlisis o la terapia, especialmente,
si el profesional adoptaba una posicin tipo gur. Un silencio
prolongado por parte del analista, interpretaciones enigmticas
a las que el sujeto no encontraba explicacin o la invitacin sin
Estar abierto al dilogo es crucial, y el terapeuta debe evitar cualquier intento de hacer ver al sujeto que est pensando
de modo incorrecto o que no consigue ajustarse a la forma
adecuada de percibir el mundo. Paradjicamente, esto deja el
tratamiento de la psicosis fuera de los parmetros tradicionales de salud mental, que se apoyan en la idea de que el
profesional sabe de antemano lo que le conviene al paciente.
Como seal hace ya muchos aos Kurt Eissler: Mientras el
psiquiatra est preocupado por las consideraciones teraputicas en su relacin con el esquizofrnico, est destinado a no
tener xito en su enfoque, ya que la terapia, necesariamente,
implica que algo es "bueno" o "malo".
Asimismo, cualquiera que se aventure en este trabajo no
puede ignorar que debe cuestionar sus propias fantasas de
ayudar o curar a los dems. Como dijo Lewis Hill: La frase
"ayudar a seres humanos" puede a la vez esconder y poner de
maniesto motivos para que uno se considere a s mismo como
superior y sea condescendiente con los pacientes, motivos para
dominar, controlar y forzar a los pacientes a adoptar patrones
de comportamientos preconcebidos e, incluso, motivos para
que se le honre por su autosacrificio y su autocastigo patolgicos. Un sujeto psictico puede entender esto con rapidez
y, con razn, mostrar escepticismo. Una mujer esquizofrnica se neg a seguir con su terapeuta tras finalizar la primera
consulta. Cmo puede decir que le preocupo si acaba de conocerme? Y si a la terapeuta le preocupaban todos los seres
humanos con problemas, cmo poda reconocer la particularidad de la paciente que tena delante en ese momento? Su
trabajo estara basado en una fantasa de rescate que, efectivamente, no le permitira escuchar a sus pacientes.
Tranquilizar al paciente dicindole que todo mejorar puede ser simplemente el modo de tranquilizarse a uno
mismo. Estas situaciones se dan con frecuencia en el trabajo teraputico con los psicticos, y la tendencia general hoy
da de introducir lo que un analista llam la falsificacin de
la relacin mdico-paciente, a menudo, tendr resultados
37 3
lo guard para s misma. Esta posicin tambin puede ser confirmada y ratificada por el psicoanalista, dejndola ver su posicin como nica. Quiz, esto podra haber supuesto que se
animara a verse como la maestra especial del analista, algo que,
en cierto sentido, habra sido absolutamente exacto. Cada paciente ensea al analista algo y, aunque no tendra mucho sentido decrselo a un neurtico, en ocasiones podra tener mucho
sentido decrselo a un psictico. En este caso, el analista podra tratar de ayudar al sujeto a encontrar formas de reconocer
esta dimensin de ensear y aprender.
Con Sergei Pankejeff, contamos con una pista para las
cuestiones de estabilizacin y de transferencia. Cuando ms
estable estuvo, fue en la posicin de colaborador del explorador Freud. Esto le proporcion un modo de evitar la cuestin
no simbolizable de lo que significaba ser el hijo de un padre y,
por lo tanto, el analista deba evitar una posicin paternal, haciendo hincapi en el trabajo conjunto de investigacin sobre
la vida psquica que haban emprendido juntos. La apuesta sera que esta posicin imaginaria tendra un efecto en sus problemas corporales y que los sntomas fsicos le preocuparan
mucho menos. La relacin teraputica entre sujeto y analista,
por tanto, se convertira en el espacio en el que poda construirse la posicin identificativa: ser un colaborador.
Tambin existe la posibilidad de un cambio del cuerpo
fsico a un cuerpo de conocimiento. Pankejeff estaba fascinado por el psicoanlisis y la literatura, y tena amplios conocimientos de ambos. Si poda mantenerse su posicin de
colaborador, sera de esperar que fuera posible un desplazamiento del interminable cuestionamiento de su cuerpo fsico
que le ocasionaba tanto sufrimiento, a un cuestionamiento
de algn otro tipo de conocimiento: no del conocimiento mdico del cuerpo, sino del cuerpo de conocimiento psicoanaltico, literario o filosfico, por ejemplo. En esta exploracin,
sera importante dejar las preguntas abiertas, reconociendo
que, en ausencia de la operacin simblica que establecera
una limitacin del significado, siempre habra un interrogante
3?4
Estos no deben confundirse con los esfuerzos estandarizados de rehabilitacin que tienen objetivos y resultados predeterminados. Gomo seala Ellen Corin, el proyecto de cada
sujeto psictico de reestructurar su mundo debe tomarse en
serio. Sera absurdo trabajar hacia la rehabilitacin y, al
mismo tiempo, ignorar las estrategias y significados que los
pacientes elaboran como parte de este proyecto. Esto puede
conllevar estar dentro y fuera de la esfera social, estar
asociado a alguna red sin estar obligado a interactuar con otras
personas o comprometerse personalmente en la interaccin.
Las percepciones fundamentales expresadas por sujetos psicticos deben ser respetadas e integradas en cualquier proceso teraputico para que, como observa Corin, encuentren un
lugar en el mundo real, cuyas contradicciones disciernan, en
lugar de una sociedad ideal que exista slo en la imaginacin
del terapeuta.
Lacan, ya en su tesis de 1982, haba observado que los sujetos psicticos a veces gravitan hacia los grupos religiosos,
polticos o benficos, especialmente aquellos que tienen una
causa denida, como una reforma social o la promocin de algn bien pblico. La enseanza y la enfermera tambin eran
populares, as como las rdenes religiosas y las fuerzas armadas: estas profesiones proporcionan una estructura que puede
ocupar el lugar de la dimensin simblica ausente, o un sentido
de devocin a un deber abstracto, como la atencin o la educacin. Las normas y las reglas, especialmente en el ejrcito, a
menudo eran tiles, puesto que daban al sujeto una estructura
externa, compensando el sistema interno que no se haba establecido. Muchas comunidades teraputicas, de hecho, enfatizaban un sistema explcito de normas, con la idea de que podan
funcionar como una forma protsica de orden simblico, pero
con la condicin de que nunca se considerasen el capricho o la
invencin de ninguna persona en particular, sino, ms bien,
aplicadas a todos, como un mero as son las cosas.
Desarrollar estrategias teraputicas en cada caso individual dependa entonces fundamentalmente de entender cmo
376
podran parecer inflexiones lingsticas triviales, pueden resultar de vital importancia en el trabajo de un sujeto psictico.
Es mediante la inscripcin mnima de estos grupos de diferencias como una persona puede elaborar una cuadrcula en
la que ordenar, enmarcar e interpretar su experiencia. Gradualmente, se puede construir un cierto tipo de historia, y la
atencin a los nombres y las fechas adecuadas puede ayudar
a acentuar la dimensin de denominar y sujetar, que, como
hemos visto, es tan importante en la psicosis. Si en la esquizofrenia, especialmente, el significado es a menudo tan variable y potencialmente amenazador, denominar puede ayudar
a bloquear este ir a la deriva. Este trabajo de designacin tambin puede provocar que el terapeuta ponga nombre a ciertos
aspectos de la vida del paciente. En lugar de imponer una visin del mundo, puede limitarse simplemente a ofrecer unas
cuantas palabras cuando sea necesario, en general, tomadas
del discurso del propio paciente.
En este caso, la prctica de designar puede seguir la lgica
del uso de neologismos por parte del propio psictico: como
pusieron de relieve Tanzi y sus compaeros, las palabras inventadas tienden a hacer referencia a la experiencia de persecucin y a las distintas formas de ataque utilizadas por el
perseguidor. En trminos analticos, el deseo no mediado del
Otro; ste es el punto exacto en el que el sujeto se ve obligado
a inventar una nueva palabra, a usar los recursos del lenguaje
para establecer algn tipo de lmite. Sabiendo esto, el terapeuta puede introducir palabras precisamente en esos momentos,
animando al paciente a poner nombre a esas experiencias y
proponiendo nombres tomados de su propio discurso.
Igualmente, poner nombre a la experiencia de persecucin de un miembro de la familia puede resultar decisivo.
Asociar una determinada palabra a la madre o al padre, por
ejemplo, puede suponer una identificacin, lo que debilita
la sensacin persecutoria. Estos momentos necesariamente, poco frecuentes en una terapia para que conserven su impacto tratan ms de poner un nombre enrgicamente que de
379
Podemos contraponer la idea de los efectos de la puntuacin con el clsico dogma de que el objetivo de la terapia es
ayudar a comprender. Se supone que el terapeuta escucha al
paciente y despus le transmite el significado de lo que ha dicho. Comprender que los fenmenos psicticos tenan un significado oculto fue emocionante para la primera y la segunda
generacin de estudiantes de Freud, pero esto les condujo a
creer errneamente que el tratamiento consista en un proceso
comparable al de explicar el significado. Irnicamente, fue esta
misma idea la que llev a tantos autores a decidir que la terapia con sujetos psicticos no funcionaba. Comprender a veces puede ser til, pero, como programa de trabajo teraputico,
puede llegar a ser invasivo y persecutorio muy rpidamente.
No debemos olvidar que para muchos sujetos psicticos
el mundo significa demasiado. Si todo les est enviando mensajes, quiz, lo ltimo que deseen es otro mensaje. Y si, en su
infancia, las personas que los cuidaban siempre saban demasiado, vigilndolos sin cesar o afirmando que conocan sus
pensamientos e intenciones, el profesional clnico debe adoptar una postura muy distinta, interviniendo no desde una posicin de conocimiento y significado, sino, al contrario, desde
un punto de no conocimiento: ms como un estudiante que
como un profesor.
Analistas y psiquiatras exiliados en Estados Unidos, como
Frieda Fromm-Reichmann, reconocieron este hecho en las
dcadas de los cuarenta y los cincuenta, y argumentaron que lo
que ocasionaba el cambio era la dinmica de la comunicacin
y no la interpretacin del contenido de lo que el paciente
deca. Lo que tena impacto no era tanto el significado que el
terapeuta trataba de transmitir, sino el esfuerzo real por comprender. La puntuacin es un aspecto relacionado, y funciona
tanto a travs del significado como fuera de l: sa es precisamente su ventaja a nivel clnico. En una psicosis en la que el
significado siempre parece cambiante como en algunas formas de esquizofrenia, el terapeuta necesita usar otras herramientas distintas del propio significado.
383
descrito anteriormente el caso de un hombre que me enviaba mensajes con sus alucinaciones auditivas para desplazar la
fuerza interpelativa lejos de l, lo que le permita escapar del
lugar de su nico receptor. Los mensajes de texto pueden animar al sujeto a comunicarse, a escribir y a realizar una mnima
forma de registro. Es crucial reconocer aqu, sin embargo,
que la comunicacin no es siempre el objetivo fundamental
de dichas prcticas. Gomo dice Zenoni, con los fenmenos
psicticos la verdadera pregunta clnica no es qu significa? o qu se est expresando?, sino qu funcin
tiene?, qu est tratando? o qu utilidad tiene para
la persona?.
Uno de mis pacientes me enva un par de mensajes de
texto al da para preguntarme si sigo vivo y, sin duda, existen
varias formas de interpretar este hecho. Un analista britnico
seguidor de la teora de la relacin de objetos podra suponer
que se trata de una seal de su agresin hacia m: me pregunta si estoy vivo porque tiene miedo de haberme hecho dao. O
podra interpretarse como el miedo a que alguien muera, como
una resonancia de algn aspecto de su historia. Aunque puede
haber algo de verdad en estas interpretaciones, tambin hay
cierta actividad simblica, que puntualiza el ritmo cotidiano de
los mensajes enviados y recibidos, una actividad que puede ir
ms all de la dimensin del significado, ms relacionada con
la sintaxis, quiz, que con la semntica. Yo respondo escuetamente, slo digo que s, que sigo vivo.
Otro paciente me enviaba mensajes varias veces al da, no
frases, sino simplemente palabras y nmeros aislados. Esto
le permita, deca, eliminar la excitacin de su cuerpo y de
su mente. Hasta ese momento, tena que masturbarse varias
veces, incluso, antes de salir de su casa, con la intencin de
eliminar parte de esa excitacin morbosa. En este caso volvemos a encontrarnos con una ilustracin de la idea de libido:
no se trata tanto de una sensacin placentera, sino de una intrusin molesta que debe eliminarse o mantenerse a raya. Enviar mensajes y escribirlos le permiti canalizar estos estados
38 5
quedarse solo para hablar con las moscas; de otro modo, pens, la gente le habra tomado por loco.
Aunque, sin duda, podemos darle una interpretacin ms
profunda al signicado de las moscas, la ciudad natal y la mquina, el detalle clave en este caso es, quiz, la modulacin de
la funcin del receptor: ya no es el nico receptor de las voces,
ya no se limitan a decirle algo, le dicen que se lo diga a las moscas.
Esta simple pero asombrosa transformacin de su experiencia
de ser un objeto de las voces coincidi con su mejora clnica.
Al dejar de ser el objeto, se le encomend la tarea de transferir, de actuar como un relevo de las voces. Esta operacin,
sin duda, abri la puerta a la esperanza en su mundo aterrador
de persecucin. Ya no le hablaban, ahora le decan que hablase.
Modular y redirigir la funcin interpelativa en la terapia
puede resultar crucial para el sujeto psictico. En ocasiones,
el terapeuta puede sentir que actuar como relevo es demasiado
duro, y hay casos en los que puede que se mantenga alejado de
esta posicin. En el caso que hemos mencionado en el Captulo
7, escuchar las rumias del paciente puede haber resultado
difcil, pero tambin podemos suponer que la intensidad del
vector apelativo que transmitan era proporcional a la sensacin de persecucin que l mismo experimentaba. Al modificar la funcin del receptor, se pueden crear circuitos que a la
larga vayan ms all del paciente y el terapeuta, a una audiencia
de lectores, oyentes o, como en el caso del paciente de Searles,
moscas.
$
Qu lugar ocupa el terapeuta aqu? Difcilmente ser uno cmodo. El tacto, la sensibilidad y el uso ocasional de la fuerza
ilocutiva no se combinan fcilmente, y todos los profesionales clnicos cometen errores al tratar la psicosis, errores
de los que esperamos que aprenden. Para muchos terapeutas
es especialmente difcil aceptar ser el objeto de las proyecciones del paciente. Pero cualquier terapia que se precie lo
388
95
Algunas terapias durarn toda la vida y muchos terapeutas experimentados tendrn casos en los que trabajan durante dcadas. Una de mis pacientes describi cmo, incluso
si dejara de venir a las sesiones, yo seguira estando ah como
burbujas en la luna : Usted es como algo que siempre est
ah y las cosas que le pasan son como ideas o acontecimientos,
que s que suceden, pero de las que no tengo prueba; usted es
como burbujas en la luna. Esta curiosa invencin designaba
la posicin extraa y excntrica que me haba otorgado, muy
distinta del lugar persecutorio que ocupaba cuando empez su
terapia unos aos antes. Por muy espaciadas que estuvieran las
sesiones, para ella algo segua all.
Guando empec mi trabajo clnico, mis profesores eran
tajantes respecto a esto: un paciente psictico, decan, lo es de
por vida. Alanen describe un caso en el que lleva trabajando
treinta y ocho aos. El profesional debe estar preparado para
este trabajo interminable, en el que habr pasos adelante y
atrs, y debe estar disponible para el paciente fuera de las horas de trabajo convencionales. Debe estar localizable en caso
de que se produzca una crisis, y debe dejar abierto el lugar del
receptor. En el caso de Aime y en otros ejemplos hemos visto
lo catastrfico que puede llegar a ser cerrar la lnea de comunicacin. Cuando se constituye un receptor, alguien designado
como oyente, se produce un momento positivo en el trabajo
con un sujeto psictico. No tiene por qu ser el mismo terapeuta, y puede ser alguien ms all de l: cuando Pankejeff hablaba
con Ruth Mack Brunswick, su receptor era, sin duda, Freud.
Tener un receptor puede permitir al sujeto psictico empezar a construir una historia, un trabajo de escritura o creacin, que se facilita si se dirige a alguna parte. Schreber dirigi
sus Memorias a la ciencia de su tiempo y la iluminacin religiosa de la humanidad, en lugar de hacerlo a una persona en
particular, y la identidad de este receptor puede variar enormemente. El terapeuta puede, en muchos casos, ser ms como
un testigo, alguien que est ah para dar validez a una forma
de trabajo o actividad que puede que se enfoque a otra parte.
397
Al final, la causa ms comn de fracaso en la terapia de la psicosis no es que el terapeuta haga una intervencin imprudente
o cometa un error garrafal, sino que pierda inters en continuar con el trabajo. Esto puede deberse a varios factores, pero
una y otra vez nos topamos con la desesperacin causada porque el paciente no cambia y por la dificultad de lidiar con las
pruebas de amor y compromiso que le pone al terapeuta. Algunos sujetos psicticos pueden exigir un compromiso que en
algn momento esperaron de sus cuidadores y desarrollar un
extenso repertorio de pruebas con las que comprobar que este
compromiso es firme.
Cuando el paciente pone a prueba el compromiso del terapeuta en estos momentos clave, el terapeuta tiene que poner
398
ms nfasis en su dedicacin. Puede que su paciencia, resistencia, amor y odio sean llevados al lmite, y es comprensible
que a muchos profesionales no les guste este tipo de trabajo. Si
continan, puede que se vean arrastrados a lo que se describe
como un enredo simbitico, que puede experimentarse a
la vez como algo aterrador e intrigantemente placentero. El
modo en el que resuena esto en su propia vida inconsciente,
sin duda, determinar cmo reaccionan y responden al trabajo
clnico, y no es casual que muchos terapeutas acudan a terapia
en esos momentos.
Como observa Arthur Burton: El esquizofrnico quiere
una intensidad en la relacin que est a la par con su distan ciamiento, es decir, un amor sin ningn tipo de adorno. El
nivel de compromiso requerido es tan grande que a veces los
terapeutas dispuestos a aceptarlo son los que estn empezando
o los considerados unos santos. Burton y otros han sealado
que la terapia aqu no es tanto una intervencin mdica, sino
un matrimonio, con todos los matices que esto implica, pero
quedando los aspectos sexuales confinados a la fantasa,
aunque uno puede argumentar que en realidad los aspectos
sexuales de la mayora de los matrimonios reales tambin
quedan confinados a la fantasa. De hecho, es ms fcil, dice
Burton, escapar de un matrimonio real que del matrimonio
temporal con algunos sujetos psicticos, y, de ah, la conocida
susceptibilidad de los terapeutas respecto a sus pacientes esquizofrnicos. Raramente cuentan con sinceridad lo que ocurre en el trabajo, temerosos de las crticas de sus compaeros.
Estos comentarios sobre el trabajo con sujetos esquizofrnicos pueden ser ciertos en algunos casos, pero no lo son
en todos. Los peligros del enredo simbitico y el bombardeo
de maniobras para poner a prueba al terapeuta, a menudo, no
se producen, y las vicisitudes de la terapia variarn enormemente de un caso a otro. Pero, pase lo que pase, es crucial que
el terapeuta recuerde la diferencia entre los fenmenos esenciales de la psicosis y los intentos de restitucin con los que a
menudo se confunden. Los intentos por establecer significado,
399
401
EPLOGO
Tomar en serio la teora de la locura comn tiene consecuencias radicales para la sociedad en la que vivimos. Si aceptamos
que existe una diferencia fundamental entre estar loco que
es perfectamente compatible con la vida cotidiana y volverse
loco que ocurrir a raz de determinadas situaciones, podemos aprender a respetar las distintas prcticas que los individuos inventan para estabilizar sus vidas. Aveces, encajan bien
con las prcticas sociales aceptadas y, a veces, no. Pero una vez
que reconocemos que constituyen intentos de crear soluciones, podremos cuestionar cualquier proyecto que intente devolver al paciente al conjunto normativo de creencias y valores.
Reconocer este hecho tendr consecuencias clnicas muy
importantes. Como hemos visto, muchas de las peculiares y
aparentemente extraas prcticas de los sujetos psicticos son
intentos de encontrar una cura para las experiencias fundamentales de terror, fragmentacin e invasin. Cualquier tratamiento que confunda estos dos grupos de fenmenos ser
arriesgado, y socavar los esfuerzos de la persona por curarse a
s misma puede tener efectos catastrcos. Los sujetos psicticos siempre andan ocupados denominando, creando, ensamblando, inventando y documentando, y al cuestionar o tratar
de suprimir dichas actividades, se corre el riesgo de privar al
sujeto de lo que es ms importante para l. Los frutos de dichas actividades no tienen por qu ser de uso social o tener
sentido: pueden ser discretos o llamar la atencin, privados o
pblicos, comunicativos o contenidos.
Las campaas para eliminar el estigma sobre las llamadas enfermedades mentales a menudo toman una direccin equivocada. Tratan de demostrar que los que padecen una
determinada enfermedad han hecho contribuciones extraordinarias a la ciencia o al arte. Por ejemplo, al tratar de eliminar el
estigma sobre el diagnstico del autismo, leemos que Einstein
y Newton hoy dia, efectivamente, habran sido diagnosticados
como autistas y, sin embargo, hicieron descubrimientos magnficos en el campo de la fsica. Incluso si se reconoce que eran
diferentes, su vala todava se mide en trminos de cmo
su trabajo ha tenido un impacto en el mundo de los otros. Por
muy buenas intenciones que tengan, dichas perspectivas no
son muy acertadas, puesto que plantean una ecuacin implcita
entre valor y utilidad social.
Ir en esta direccin es peligroso, ya que en el momento
en el que la vida humana se define en trminos de utilidad, se
abre la puerta a la estigmatizaciny la segregacin. Si se descubriera que alguien no es tan til, qu valor tendra entonces
su vida? De hecho, ste era el argumento de los eugensicos de
principios del siglo xx que abogaron por eliminar a los enfermos mentales. Aunque nadie confesara dichas aspiraciones
hoy da, no podemos ignorar que en los ltimos aos ha resurgido un discurso extraordinariamente similar, con nfasis
en la utilidad social y la vulnerabilidad hereditaria y gentica.
En la actualidad, la biologa se utiliza ms que nunca en
este ltimo siglo para explicar la naturaleza humana. A mediados de la dcada de los noventa los manifestantes podan
irrumpir en una reunin que trataba de demostrar los fundamentos genticos del comportamiento criminal, pero hoy da
los medios de comunicacin reciben con elogios dichas afirmaciones. La nueva industria de la bioprediccin est creciendo con fuerza, reivindicando que puede predecir la conducta
antisocial futura que se aparta de la norma. Los acadmicos en
el Reino Unido y los Estados Unidos participan en dichos proyectos, al parecer, sin percatarse de las races histricas de su
disciplina o de los problemas ticos que plantean.
Todo esto sucede en un clima de entusiasmo por la intervencin futura: una vez que se identifica la vulnerabilidad
gentica, la ingeniera mdica y social prepara el terreno para
404
En esta visin segregada de la psique, los pacientes se convierten en piezas defectuosas de un equipo que deben recuperar
su funcionalidad original a travs de una intervencin externa,
en lugar de hacerlo mediante sus propios recursos internos.
Los fenmenos psicticos deben eliminarse tan rpido como
sea posible, y el paciente debe ser guiado hacia una realidad
compartida, que en la prctica signica la del terapeuta. Pero,
si muchos o la mayora de los sntomas psicticos son mecanismos de restitucin, estamos reivindicando esos programas
a un precio muy alto. Como hemos visto, lo que interes a muchos de los primeros psiquiatras fue cmo poda estabilizarse
la psicosis o podan crearse mecanismos de compensacin o
equilibrio. Los sntomas ms floridos pueden perder intensidad y las actividades, los proyectos y los estilos de vida, ocupar
su lugar.
La clave para estudiar estos procesos era a travs de casos individuales; no agrupando casos en un experimento, con
resultados derivados de medias matemticas de los participantes. Haba que estudiar la historia nica y singular de cada
paciente individual. Estas pueden ser malas noticias para los
que buscan un nico procedimiento que aplicar a los sujetos
psicticos, ya que presupone que cada caso es diferente, que
cada solucin es distinta, incluso, si los conceptos y las teoras pueden deducirse de los casos en cuestin. Como observa
Jacques Hochmann en su historia de la psiquiatra, el campo
de trabajo se ha desplazado de un modelo de atencin al caso
409
individual de larga duracin a programas de rehabilitacin social, basados en teoras cognitivas, que limitan sus objetivos a
capacidades sociales. As, las organizaciones de benecencia
cargan con el peso de los pacientes crnicos, muchos de ellos
sin hogar.
Aparte de no tener en consideracin las dimensiones sociales de la enfermedad y el crimen, estos nuevos discursos
ignoran el valor formativo del lenguaje humano. Guando un
proyecto de investigacin en el Centro Anna Freud somete a
dos nios de dos aos a un escner cerebral para predecir una
futura desviacin, uno se pregunta cmo se le explica eso a un
nio. Se diga lo que se le diga, cmo puede no tener impacto en el nio? Acaso no tendr, de hecho, un sutil efecto de
sugestin que puede acarrear consecuencias posteriores en su
vida? No necesariamente se convertir en un criminal, sino,
posiblemente, en lo contrario: generar sensaciones de culpa
o vigilancia moral. La pregunta al progenitor, por supuesto,
seria: Por qu me has metido en esto?.
En la psicosis, las actitudes sociales y los tratamientos sufren de la misma ceguera. Nuevas e influyentes publicaciones
aconsejan a los terapeutas no tomar como objetivo de su tratamiento el relato del paciente. El habla de un ser humano no es
una fuente cientcamente fidedigna y, por tanto, psiclogos
como Peter Fonagy, para evaluar los resultados de la terapia,
opinan que debe emplearse el escner cerebral, con el objetivo
de medir los cambios objetivos y validados exteriormente del
cerebro. Esto, sostienen, debera dictar qu tratamientos se
consideran efectivos. Las pruebas genticas, asimismo, deberan determinar las listas de espera, ya que proporcionan indicaciones objetivas del riesgo que el paciente corre realmente.
Aqu se ha cruzado una lnea decisiva. La ilusin de un
objetivo y la medida externa de la vida interior han ocupado
el lugar de la sensibilidad al discurso humano. Se trata de una
inversin tica, ya que despoja a los seres humanos de lo que,
quiz, es su nica habilidad: la capacidad de crear significado.
Una vez que vamos ms all del habla, el significado se vuelve
410
contingente, una variable irritante e inservible que slo puede ofuscar el juicio cientfico. La presin que se ejerce sobre
los trabajadores de salud mental hoy da, para que se limiten a
monitorizar la medicacin, agrava la situacin. Asegurarse de
que el paciente tome su medicacin y estar pendiente de los
efectos secundarios de los frmacos antipsicticos puede convencer a los profesionales clnicos de que el tratamiento se est
llevando a cabo y de que, por tanto, no se necesitan ms horas
de contacto con el paciente. El efecto secundario ms grave de
los frmacos es la tentacin del mdico de asumir que con los
medicamentos basta.
Eso no implica que a veces la medicacin no sea til. Es
bastante obvio que en algunos casos puede calmar la intensidad de los fenmenos psicticos, pero tambin debera servir para establecer una plataforma para el dilogo. Cuanto
ms espacio se deje para la terapia regular, ms se podr reducir el uso de frmacos, y merece la pena pensar en recetar
tranquilizantes menos fuertes, en lugar de recurrir inmediatamente a neurolpticos, como suele ser el caso al inicio de
un tratamiento. Sin tener esto en cuenta, debido a los efectos
penetrantes y paralizantes del consumo de frmacos durante
un perodo de tiempo prolongado, la idea de la psicosis como
una enfermedad mental crnica e irreversible se vuelve una
profeca autocumplida.
En lugar de sucumbir a este ciclo desesperanzador, el
trabajo minucioso y prolongado puede encender la llama de
la esperanza cuando ya se haba renunciado a ella. Reconocer
la locura discreta, la locura cotidiana, puede ensearnos los
mecanismos que permiten que la psicosis se estabilice, y estos pueden a su vez influir en nuestro trabajo con aqullos en
quienes se ha desencadenado la psicosis. El terapeuta no debe
encontrar obstculos en las perspectivas convencionales sobre
cmo debe tratar el mdico al paciente. Debe abandonar cualquier punto de vista preestablecido de lo que puede significar
rehabilitacin o reintegracin y, en su lugar, aprender
de la persona con la que est trabajando. En lugar de ver al
411
413
NOTAS
Introduccin
p.
p.
p.
16 Higiene mental, ver Luis Izcovich, S a n t mentale et dsir du psychanalyste, Mensuel, Ecole de Psychoanalyse des Forums du Champ Lacanien,
73 (2006), pp. 7 - 1 1 , y L ' E t h i q u e du c l i n i c i e n , en Le Souci de l'tre (Paris: Grapp, 1 9 9 2 ) , pp. 155-9-
Captulo 1
p.
19 Imagen de los medios, ver Otto Wahl, Media Madness: Public Images
of Mental Illness (New Jersey: Rutgers University Press, 1995); G. Ward,
Making Headlines: Mental Health and the National Press (London: Health
Education Authority, 1997); Sarah Clement y Nena Foster, N e w s p a p e r
reporting on schizophrenia: A content analysis of five national newspapers at two time p o i n t s , Schizophrenia Research, 98 (2008), pp.
p.
p.
p.
p.
p.
p.
414
p.
4*5
noia l g i t i m e , L'Encphale, 21 ( 1 9 2 6 ) , pp. 5 7 - 6 3 ; y Charles-Heniy Nodet, he Groupe des psychoses hallucinatoires chroniques (Paris:
p.
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Doin, 1938).
32 Wagner, ver Robert Gaupp, Zur Psychologie des Massenmords: Hauptlehrer Wagner von Degerloch (Berlin: Springer, 1 9 1 4 ) ; D e r Fall Wagner,
60
(1920),
pp.
3is>-
teora psiquitrica
del carcter,
p.
Themes
and
Variations
John
Wright, 1 9 7 4 ) , pp. 1 5 3 - 9 5 .
3 5 - 4 0 Farmacologa, ver David Healey, The Creation of Psychopharmacology (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 2 0 0 2 ) . Efectos secundarios, ver Sheldon Gelman, Medicating Schizophrenia: A History (New
Jersey: Rutgers University Press, 1 9 9 9 ) ; Richard Bentall, Doctoring the
Mind (London: Allen Lane, 2 0 0 9 ) [Edicin en espaol: Bentall, R., Medicalizarla mente: sirven de algo los tratamientos psiquitricos?,
Barcelona.-
p.
Bad Medicine,
p.
40 Hacerlo posible, ver Robert Whitaker, Mad inAmerica, op. cit., p. 156;
y G e r a l d G r o b , The MadAmong Us: A History of the Care of America's Mentally
of Prozac (New York: Wiley, 1997) [Edicin en espaol: Shorter, E.,, Historia de la psiquiatra: desde la poca del manicomio a la era de la Fluoxetina,
10
( 1 8 5 7 ) , pp. 5 0 8 -
Mental
Health
Policy
and
Practice
across
Europe
(Maidenhead:
416
M.,
p.
p.
Bentall,
p.
Madrid:
Ministerio
de
Medicalizarla mente:
sirven
de algo los
tratamientos psiquitri-
Box:
of the
Twentieth
Cen-
tury (London: Bloomsbury, 2004) [Edicin en espaol: Slater, L., Cuerdos entre locos-, grandes experimentos psicolgicos del siglo xx, B a r c e l o n a : A l b a
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(Copen-
hagen: Munksgaard, 1968); Martin Katz et al., Studies of the diagnostic process, American Journal of Psychiatry, 1 2 1 5 (1969), pp. 937-47; y
R. E. Kendell et al., Diagnostic criteria of American and British psychiatrists, Archivesof General Psychiatry, 25 (1971),pp. i 2 3 - 3 o . Ver tambin P. Pichot, The diagnosis and classification of mental disorders in
French-speaking countries: background, current views and comparison
with other nomenclatures, ftjc/ioZogxcai Medicine, 12 (1982), pp. 475-92.
46 DSU, ver Stuart Kirk y Herb Kutchins, The Selling of DSM: The Rhetoric of
Science in Psychiatry ( N e w Y o r k : De G r u y t e r , 1 9 9 2 ) ; y Making Us Crazy: DSM,
the Psychiatric Bible and the Creation of Mental Disorders
(New York:
Free
Press, 1997)p.
p.
47 Estudio reciente, ver Jim Geekie y John Read, Making Sense of Madness:
Contesting the Meaning of Schizophrenia (London: Routledge, 2009), p. 25.
[Edicin en espaol: Geekie, J. y Read, J., El sentido de la locura: la exploracin del significado de la esquizofrenia, Barcelona: Herder Editorial, 2012].
4 8 - 4 9 Prctica diagnstica, ver Wolfgang de Boor, Psychiatrische Systematik,
Ihre
Entwicklung in
Deutschland
seit
Kahlbaum
(Berlin:
Springer,
p.
417
hyginique et mdico-lgal,
2 vols (Pa-
p.
al problema
de
la parandia y a
la
teora psiquitrica
del
carcter,
p.
p.
p.
p.
p.
p.
p.
p.
1 9 4 6 ) ; Das
418
2 6 - 5 5 . V e r E m i l e J a l l e y , Freud,
Wallon,
p.
p.
p.
p.
Sechehaye,
p.
p.
p.
p.
p.
p.
CAPTULO 3
[ E d i c i n en e s p a o l :
419
p.
p.
p.
p.
p.
(Dementia
Paranoides)
(1911),
1952)'P-45p.
p.
p.
p.
95 Palabra p a d r e , ver Paul Mattusek, Studies in Delusional Perception (1952), en John Cuttingy Michael Shepherd, Clinical Boots of the Schizophrenia Concept (Cambridge: Cambridge University Press, 1987), p. 100.
96 Brooks, citado en Bert Kaplan (ed.), The Inner World of Mental Illness
(NewYork: Harperand Row, 1964), p. 84.
96 Lewis Hill, Psychotherapeutic Intervention in Schizophrenia (Chicago:
University of Chicago Press, 1955), p. 67.
97 Ver Judith Allardyce et al., Deconstructing psychosis conference
2006: the validity of schizophrenia and alternative approaches to classification, Schizophrenia Bulletin, 33 (2007), pp. 863-7; L. B. Janssony J.
Parnas, Competing definitions of schizophrenia: what can be learned
from polydiagnostic studies?, ibid., pp. 1 1 7 8 - 2 0 0 ; Manfred Bleuler,
Research and changes in concepts in the study of schizophrenia, op.
cit., pp. i - i 3 2 ; Eugne Minkowski, L a gense de la notion de schizophrnie et ses caractres essentiels, op. cit.; y Henri Ey, Classifi-
420
p.
p.
1-45.
98 Karl Jaspers, General Psychopathology (1913) (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1997), pp. 567-8 [Edicin en espaol: Jaspers, K.,
Psicopatologageneral, Mxico D. F.: Fondo de Cultura Econmica, 2006].
98 De hecho, Paul Schilder demostr en los aos veinte que los sntomas
psicticos de los pacientes que padecan infecciones cerebrales sifilticas tenan su origen en la personalidad del paciente antes de sufrir la
infeccin, refutando la idea de que el rea del cerebro que haba sido daada determinaba la sintomatologa de la persona. Ver Paul Schilder, Studien und Symptomologie der progressiven Paralyse
p.
p.
p.
(Berlin:
Karger,
1930).
99 Red social, ver Arthur Burton et al. (eds.), Schizophrenia as a Life Style
(New York: Springer, 1974).
ooJayWatts, The Group ofSchizophrenias (20io),estudionopublicado.
1 0 0 - 1 0 1 Paranoia y esquizofrenia, ver Clinique diffrentielle des psychoses
(Paris: Navarin, 1988); Colette Soler, L'Inconscient ciel ouvert de la psychose (Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, 2002) [Edicin en esp a o l : S o l e r , C., El inconsciente (sic) a cielo abierto de la psicosis, B u e n o s
Aires: JVE Psique, 2004]; y Luis Izcovich, Les Paranoaques et la psychanalyse (Paris: ditions du Champ Lacanien, 2004). Sobre las distintas
construcciones de delirios, ver H. Mueller-Suur, Das Gewissheitsbewusstein beim schizophrenen und beim paranoischen Wahnerleben,
Fortschrift Neurologie und Psychiatrie, 18 (1950), pp. 4 4 - 5 1 ; Philippe Chasl i n , lments de smiologie et de clinique mentales, op. cit. [ E d i c i n en e s p a ol:
Chaslin,
p.
p.
(Lon-
lecciones
clnicas
sobre
las
enfermedades
menta-
les y nerviosas, Madrid: Ergn Creacin, 2 0 1 1 ] . Piera Aulagnier, The Violence of Interpretation, op. cit., p. 1 9 9 .
p.
p.
4SI
p.
p.
p.
p.
dpersonnalisation
dans
les
dlires
de structure paranoide
(Lyon:
p.
p.
Editorial Horme-Paids, 1 9 9 3 ] .
1 1 9 Existencial, ver Arthur Burton, T h e Alchemy of Schizophrenia, en
Schizophrenia as a Life Style, op. cit., p. 87.
p.
p.
Bleuler,
E . , Demencia precoz:
Captulo 4
p.
p.
p.
1 2 3 Victor Tausk, O n the origin of the "influencing machine" in schizop h r e n i a ( 1 9 1 9 ) , Psychoanalytic Quarterly, 2 ( 1 9 3 3 ) , pp. 5 1 9 - 5 6 .
124 Padre que roba pensamientos, ver Kurt Schneider, Clinical Psychopathology (New York: Grane & Stratton, 1959), p. 101 [Edicin en espaol: Schneider, K., Psicopatologa clnica, San Sebastin: Editorial Triacastela, 1997].
1 2 4 J e a n Piaget, The Language and Thought of the Child (New York: Harcourt Brace, 1 9 2 6 ) [Edicin en espaol: Piaget, J., El lenguaje y el pensamientodel niopequeo, Barcelona, Ediciones Altaya, 1 9 9 9 ] .
42
p.
p.
p.
p.
p.
p.
125 Luz roja, ver Silvano Arieti, Interpretation of Schizophrenia, op. cit., p.
3i8 [Edicin en espaol: Arieti, S., Interpretacin de la esquizofrenia, Barcelona: Ediciones Labor, 1965].
125 Serge Leclaire, A l a recherche des principes d'une psychothrapie
des psychoses, L'volution Psychiatrique, 23 (1958), pp. 3 7 7 - 4 1 9 .
1 2 6 W a r h o l , v e r B r i a n D i l l o n , Tormented Hope, Nine Hypochondriac Lives
(London: Penguin, 2009), p. 242126 Folie deux, ver C. LasgueyJ. Falret, La folie deux ou folie communique, Annales Mdico-Psychologiques, 18 (1877), pp. 821-55; y Helene
Deutsch, Folie deux, Psychoanalytic Quarterly, 7 (1938), pp. 3 0 7 - 1 8 .
126 Anna Freud, The role of bodily illness in the mental life of children, Psychoanalytic Study of the Child, 7 (1952), pp. 6 9 - 8 1 .
127 Mis brazos, ver Werner Mendel, A Phenomenological Theoiy of
Schizophrenia, en Arthur Burton et al. (eds.), Schizophrenia as a Life
Style, op. cit., p. 1 1 1 .
p.
127 Pankow, ver Jean-Max Gaudillire y Franoise Davoine, The Contribution of Some French Psychoanalysts to the Clinical and Theoretical
Approaches to Transference in the Psychodynamic Treatment of Psychosis, en Yrj Alanen et al. (eds.), Psychotherapeutic Approaches to
Schizophrenic Psychoses, op. cit., p. 141 [Edicin en espaol: Alanen, Y.,
Abordajes psicoteraputicos
p.
ol: A u g l a n i e r ,
p.
p.
p.
p.
p.
de
la psicosis
esquizofrnica:
historia,
desarrollo y
Del discurso
134 Paul Srieux y Joseph Capgras, Les Folies raisonnantes, op. cit. p. 21.
Ver tambin Paul Guiraud, L e s formes verbales de l'interprtation dlirante, Annales Mdico-Psychologiques, 129 (1921), pp. 395-412-
4^3
p.
p.
p.
p.
p.
ol:
parte
Bettelheim,
1,
B . , La fortaleza vaca:
Schizophrenia,
Its
Origins
and Need-Adapted
Treatment
Sus
orgenes y su
tratamiento
adaptado
las
necesidades
del
paciente, Madrid: Fundacin para la Investigaciny Tratamiento de la Esquizofrenia y otras Psicosis, 20o3 ].
p.
(1907),
en Collected
p.
p.
p.
p.
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(1914), pp. 8 - 1 2 .
424
p.
p.
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p.
1-16;
M.
D.
Enoch
et al.,
Some
und Psychiatrie,
157
(1936),
p.
p.
CAPTULO 5
p.
p.
152 2 0 0 0 0 francos, ver Bleuler, Dementia Praecox, op. cit., p. 137 [Edic i n en e s p a o l : B l e u l e r , E., Demencia precoz.- el grupo de las esquizofrenias,
p.
4*25
p.
155 Secretos del universo, Bert Kaplan (d.), The Inner World of Mental
Illness, o p . c i t . , p. 94,. J o h n C u s t a n c e , Wisdom, Madness and Folly, o p . cit.,
p.
p.
p.
p.
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Morel,
hallucinations corporelles,
p.
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op.
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283-6.
Archiv fur
Psychiatrie
und
Nervenkrankheiten,
p.
Buenos
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sexuacin y psicosis,
Morel,
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[Edicin en espaol: Lacan, J., De la psicosis paranoica en sus relaciones con
la personalidad, Mxico D. F.: Siglo xxi Editores, 2 0 0 5 J .
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paranoica en sus relaciones con la personalidad, M x i c o D. F. : S i g l o x x i E d i -
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Memoirs of the W o l f - M a n , op. cit., p. 25.
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3 i 8 - 3 i 9 Calmarse, ibid. p. 85. Cincuenta aos, ver Serge Viderman, La
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Nueva Visin, 1996]. Pedir consejo, ibid., p. 6. Recurrir desesperadamente, ibid., p. 247. Dientes, ibid., p. 80.
327-329 Impecablemente vestido, Gardiner, The Wolf-Man in Later
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K.,
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