Terapia de Grupo en Abuso Sexual Infantil Martínez
Terapia de Grupo en Abuso Sexual Infantil Martínez
Terapia de Grupo en Abuso Sexual Infantil Martínez
Josefina Martnez B.
INTRODUCCIN
En el ltimo tiempo el abuso sexual se ha posicionado como un tema de gran relevancia
para la opinin pblica, existiendo mayor conciencia respecto del impacto que genera en
los nios, sus familias y la sociedad en su conjunto. Gracias a la mayor difusin de esta
problemtica, cada da son ms quienes abren los ojos frente a una cruda realidad. Poco a
poco se va rompiendo el silencio, se van derribando mitos y va quedando al descubierto el
sufrimiento secreto y solitario de muchos nios y muchas nias.
Dado que los insidiosos efectos del abuso sexual no desaparecen con la sola interrupcin
del mismo, la atencin que se brinde debe trascender el manejo de la crisis, garantizando no
slo la proteccin fsica de los nios afectados, sino que tambin su seguridad emocional en
el transcurso del tiempo. Tal como seala Malacrea (2000), al tratarse de nios con una
El presente captulo se basa en el trabajo Terapia de Grupo para Nios Maltratados, presentado por Mara
De este modo, dentro de una terapia que considere el problema en forma integral, resulta
fundamental brindar espacios dedicados especialmente a los nios, donde se les ayude a
procesar los eventos traumticos sufridos. Esto sobretodo considerando que los adultos
significativos no abusadores, presos del impacto generado por la divulgacin, en un primer
momento pueden verse imposibilitados de brindar la contencin emocional que estos
pequeos necesitan. En efecto, por temor a generarles ms dao o con la esperanza de
hacerles olvidar tan dolorosa realidad, estos adultos pueden evitar hablar sobre lo ocurrido e
inadvertidamente obligar a los nios a callar una vez ms. Este nuevo silencio crea un
contexto propicio para que los fantasmas del abuso se tornen an ms temibles y sigan
rondando y abrumando a pequeos que deben lidiar con ellos sin tener la posibilidad de
recurrir a figuras de apoyo que les ayuden a dominarlos.
El presente captulo tiene por objetivo presentar una experiencia de Psicoterapia de Grupo
con nias que sufrieron abuso sexual intrafamiliar, realizada en el marco del Programa de
Prevencin y Apoyo al Nio y Mujer Maltratados. Esta iniciativa fue promovida por un
equipo de profesionales conformado por psiclogas, un mdico psiquiatra y una mdico
En las pginas siguientes se expondrn las bases conceptuales que dan fundamento al
trabajo realizado, describiendo los efectos del abuso sexual, los principios de la terapia de
reparacin con nios y las ventajas que ofrece, en particular, la modalidad teraputica
grupal. Posteriormente se dar a conocer el proceso de planificacin e implementacin de la
psicoterapia realizada, evaluando los principales logros y dificultades que se debieron
enfrentar. Finalmente, se discutirn las proyecciones del presente trabajo, analizando
crticamente los aportes y limitaciones de la psicoterapia de grupo en el tratamiento del
abuso sexual infantil.
La Psicoterapia de Grupo realizada fue conducida por Mara Eugenia Corbaln y Josefina Martnez. Mnica
Espinosa se desempe como observadora y, junto con las terapeutas, estuvo a cargo de la planificacin de las
sesiones. Como equipo de contencin y supervisin participaron Carmen Olivari, Patricio Alvarez, Mnica
Bella y Claudia Cerfogli.
asintomticos.
A partir de la necesidad de profundizar en las vivencias de los nios que han sido abusados
surge el modelo de Finkelhor y Browne (1985), el cual es ampliamente citado en la
literatura especializada (James, 1989; Mandell y Damon, 1989; Gil, 1991; Karp y Butler,
1996; Bannister, 1997; Malchiodi, 1997; Malacrea, 2000). Desde este modelo, que se
inscribe dentro de la segunda lnea de trabajo antes mencionada, el abuso sexual es visto
como una experiencia que altera la visin que el nio tiene de s mismo, el mundo y los
dems, identificndose cuatro mecanismos generadores de trauma; estos son la
sexualizacin traumtica, la falta de poder, la traicin y la estigmatizacin (Finkelhor y
Browne, 1985).
Dentro de la misma lnea, Jorge Barudy (1998, 1999), plantea un modelo que no slo
permite una aproximacin a las vivencias del nio abusado sexualmente, sino que tambin
entrega una visin acerca de los mecanismos por medio de los cuales se ejerce el abuso. A
travs del concepto de carrera moral, el autor describe el proceso existencial que viven
los nios que sufren victimizaciones de este tipo, indicando las consecuencias traumticas y
los mecanismos de adaptacin que estos despliegan para poder sobrevivir en medio de
semejante drama.
Una vez que se desencadena el abuso el nio vive sumido en el terror, hipervigilante ante la
posibilidad que ste se repita. Ante esto, a poco andar aparecen efectos traumticos que se
traducen en reacciones fbicas, de angustia y depresin. A pesar del sufrimiento, el nio
puede mantener una distancia respecto de su abusador, logrando sentirse como vctima a
pesar de no poder hablarlo con nadie. Sin embargo, al prolongarse esta desoladora situacin
ste pierde tal posibilidad, terminando por someterse a los designios de su victimario como
nica alternativa de supervivencia posible. En este proceso de adaptacin que Barudy
(1998) llama alienacin sacrificial, el nio cae en la trampa del abuso, negando su
propio dolor y adoptando el rol de hombre o mujer siempre dispuesto a satisfacer a su
abusador. Esto cierra el crculo infernal en la medida que estas respuestas adaptativas
permiten la desculpabilizacin del abusador y, al contrario, aumentan la culpabilidad y la
vergenza del abusado (Barudy, 1999, p. 136).
Tal como puede desprenderse del apartado anterior, el abuso sexual es un proceso
relacional donde el abusador saca provecho de la dependencia emocional del nio y
manipula la confianza que ste ha depositado en l. En esta relacin caracterizada por la
explotacin y el abuso de poder, el adulto busca su propia gratificacin sin tomar en
consideracin el bienestar de su vctima (Barudy, 1999). La psicoterapia, por su parte, sea
sta individual o grupal, tambin es un proceso relacional. En este encuentro personal, sin
embargo, el adulto o terapeuta establece una relacin basada en el reconocimiento de las
necesidades infantiles, donde prima el respeto y la validacin del nio como persona.
Diversos autores optan por un mtodo abierto y directo al momento de abordar la vivencia
de abuso en el espacio teraputico, sealando la importancia de realizar esfuerzos directivos
que ayuden a que el nio entienda, procese y asimile el evento traumtico. Un enfoque de
esta naturaleza promueve la integracin de la experiencia, evitando la fragmentacin del s
mismo que ocurre cuando se reprimen o disocian las memorias asociadas al abuso (James,
1989; Gil, 1991; Berliner y Wheeler en Finkelhor y Berliner, 1995). Cuando el terapeuta
evita hablar de lo ocurrido, ste puede coludirse con la ley del silencio e inadvertidamente
hacer sentir al nio que lo vivido es tan vergonzoso y espantoso que es mejor callarlo
(Mandell y Damon, 1989; Karp y Butler, 1996).
As, como resultado final de la terapia el nio desarrolla ...un sentido de s mismo en el
cual sabe que l es ms que sus experiencias, su cuerpo, sus posesiones y sus relaciones.
Aprende que a los nios les pueden ocurrir cosas terribles y que l no es el nico nio que
ha sufrido esa horrible experiencia. Aprende que otros nios han sobrevivido y que tambin
l o ella lo har, y que no tiene que ser una sper persona ni humillarse a causa de lo que
pas... Se le ayuda al nio a reconocer y a apreciar sus fortalezas fsicas y emocionales
actuales, as como sus limitaciones, sin minimizar o exagerar la realidad. El evento
traumtico es as integrado y completamente aceptado como una parte de su historia
(James, 1989, p. 52).
Al verse a s mismos como diferentes del resto, los nios que han sido abusados
sexualmente tienden a retraerse y a evitar el contacto con otros nios de su edad. Esto, a su
vez, refuerza la sensacin de diferencia, no pertenencia y soledad. Es comprensible, por
tanto, que el solo hecho de encontrarse con personas similares a s mismo en cuanto a
El abuso sexual vulnera la capacidad que los nios tienen para confiar en otros. En
particular, la experiencia de haber sido daados o desprotegidos por personas que estaban
encargadas de su cuidado, genera importantes sentimientos de suspicacia y temor hacia el
mundo adulto. Desde esta perspectiva, la presencia de otros nios otorga seguridad y
facilita la relacin con los terapeutas adultos, de modo que esta modalidad teraputica
puede ser menos amenazante que el contacto uno a uno que se establece en un formato
individual (Hazzard et al., 1986; Fatout, 1987; Schacht, Kerlinsky y Carlson, 1990;
Malchiodi, 1997). Por otro lado, escuchar el relato de los pares, facilita identificar las
propias emociones asociadas a la experiencia abusiva, sirviendo de aliciente para la abierta
expresin de las mismas (Steward et al., 1986; Gagliano, 1987; Mandell y Damon, 1989).
Al evaluar todos estos factores el grupo qued finalmente conformado por 6 nias mujeres,
cuyas edades fluctuaban entre los 8 y 10 aos. Todas haban sufrido abuso sexual
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intrafamiliar, siendo dos de ellas abusadas por el abuelo, otra por un to y las dems por el
padrastro.
Previo al inicio de las sesiones grupales, se llevaron a cabo sesiones individuales con cada
una de las nias y tambin con los adultos protectores que estaban a cargo de ellas (en este
caso las madres). La finalidad de tales encuentros fue realizar una evaluacin diagnstica
de las integrantes, establecer una alianza teraputica con ellas, comprometer a la familia en
el trabajo a realizar y dar a conocer el funcionamiento de la terapia de grupo.
Luego de este proceso se llevaron a cabo entrevistas de devolucin con cada una de las
madres, donde adems se les explic la modalidad de trabajo (objetivos teraputicos,
duracin de la terapia, horarios, periodicidad de las sesiones, rol de la familia en el proceso
teraputico). Una vez que stas ltimas expresaron su consentimiento y compromiso frente
a la terapia prxima a iniciarse, se realizaron encuentros con las nias, en los cuales
tambin se realiz una devolucin de informacin, acorde a su nivel de comprensin.
Dentro de sta se incluy informacin respecto de la terapia a la cual asistiran,
clarificndoles las razones que motivaban su ingreso y adelantndoles que compartiran con
nias que haban vivido situaciones similares a las de ellas.
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Se opt por una estructura de grupo cerrado, en la cual la duracin de la terapia es igual
para todos los nios que participan en ella. Con un principio y un final preestablecido, se da
comienzo al proceso teraputico con todos los miembros que sern parte de l,
mantenindose una constancia en la conformacin del grupo hasta el trmino estipulado del
tratamiento. A diferencia de un grupo abierto, donde los nios van ingresando y van siendo
dados de alta en diversos momentos del proceso, se estim que el grupo cerrado ofreca
mejores condiciones para generar un clima de intimidad emocional y cohesin entre sus
integrantes. Dado que las nias compartiran experiencias personales dolorosas, se
consider necesario promover la estabilidad y privacidad que otorga el hecho de interactuar
con las mismas compaeras durante todo el proceso teraputico.
Por las mismas razones antes sealadas, se estim que el grupo deba contar con 6 a 8
integrantes, tamao ptimo para asegurar un espacio de contencin para las vivencias
personales y particulares de cada nia.
Se planificaron 12 sesiones de frecuencia de una vez por semana lo que, sin considerar el
perodo de entrevistas iniciales, correspondi a un proceso teraputico de tres meses de
duracin aproximadamente.
Como modalidad de conduccin se eligi la coterapia por ofrecer sta diversas ventajas
para el trabajo grupal. A saber, sta asegura la continuidad del proceso teraputico,
permitiendo que una sesin sea igualmente realizada aunque uno de los terapeutas, por
razones de fuerza mayor, se encuentre imposibilitado de asistir. Junto con lo anterior, la
coterapia facilita el manejo y conduccin de las sesiones, aliviando las tareas
concernientes a la mantencin del control y postura de lmites. Por ltimo y lo que es ms
importante, la coterapia provee de un modelo de relacin dado por la interaccin de dos
terapeutas adultos que se respetan y colaboran entre s. Esto permite que los nios abusados
observen y aprendan formas de negociacin y manejo de conflictos alternativas al uso de la
violencia (Pescosolido y Petrella, 1986; Steward et al., 1986; Mandell y Damon, 1989; Van
De Putte, 1997).
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En lo que respecta al setting o lugar de realizacin de las sesiones, se opt por una sala con
espejo de visin unidireccional, aspecto que permiti contar con el apoyo de una psicloga
observadora. Las nias fueron informadas en relacin a la funcin de esta profesional lo
que, sumado al hecho de invitarla a participar directamente en la fase final de cada sesin,
contribuy a que su presencia no se transformara en un elemento que amenazara o
perturbara la privacidad e intimidad necesarias. En efecto, la observadora formaba parte del
equipo teraputico, siendo un rostro estable y reconocido por las nias.
c) OBJETIVOS TERAPUTICOS
Los objetivos que orientaron el trabajo teraputico realizado fueron los siguientes:
Objetivos Generales
-
Objetivos Especficos
- Fomentar el reconocimiento, validacin y manejo de las emociones generadas
por la situacin de abuso sexual.
- Facilitar y validar la expresin de sentimientos de ambivalencia hacia las figuras
parentales.
- Mejorar el sentimiento de competencia y valorizacin personal.
- Promover el desarrollo de conductas de autoproteccin frente a situaciones
abusivas.
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d) TEMAS ABORDADOS
Dentro del marco de los objetivos planteados, se dise una programacin con posibles
temticas bsicas a ser tratadas en el transcurso de las sesiones. Sin un formato
estandarizado o una secuencia especificada, cada tema fue introducido a medida que fue
apareciendo como un tpico relevante para el proceso de este grupo en particular.
Las temticas que se incluyeron se describen a continuacin:
Imagen corporal
Abordaje del sindrome de los bienes daados (Sgroi en Kitchur y Bell, 1989), en el cual
el cuerpo, evidencia concreta del abuso, es vivenciado como algo sucio, contaminado o
roto.
Responsabilidad y culpa
Enfasis en que la ocurrencia del abuso, as como los cambios que tienen lugar luego de la
revelacin del hecho, no son de responsabilidad del nio, (ej.: separacin de los padres,
encarcelamiento del perpetrador, internacin de la vctima, etc.).
Emociones
Secreto
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Imgenes parentales
Confianza
e) ACTIVIDADES
regular la interaccin entre los miembros del grupo lo que, sin duda,
facilita el manejo de las sesiones. Junto con ello, las actividades brindan experiencias,
promoviendo el aprendizaje a travs de la accin. En el caso especfico de las terapias de
grupo con nios abusados, las actividades promueven la expresin y exploracin
teraputica, pues permiten abordar temas que ellos han silenciado y, por ende, no
conversan en forma espontnea. Adems, al promover la accin y la creacin, propician el
desarrollo de un sentido de competencia y maestra en nios que, a causa de la
victimizacin sufrida, muchas veces tienen una sensacin de impotencia y una imagen
devaluada de s mismos.
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Pese a las importantes funciones antes referidas, es importante tener en cuenta que las
actividades no son un fin en s mismas. En efecto, stas deben estar supeditadas a los
objetivos planteados y a los temas que se desean tratar. Adems, tal como ya fue sealado,
un trabajo de este tipo exige contar con un programa flexible, que permita supeditar la
realizacin de actividades planificadas al abordaje de problemticas que vayan surgiendo
en el momento.
Actividad de apertura
Juego
Actividad central
Refrigerio final
Como primer momento de la sesin, la actividad de apertura fue una instancia orientada a
generar un clima de contacto consigo misma y con las dems. Sentadas en crculo y a travs
de una metodologa de ronda de opinin, se alent a las nias a compartir las experiencias
vividas por cada una de ellas durante la semana. La realizacin de juegos tuvo por objetivo
promover la interaccin y conocimiento entre las nias generando, de este modo, un clima
de cohesin grupal. La actividad central fue una instancia creada para trabajar el tema
elegido como foco de cada sesin. Para tal fin se utilizaron tcnicas tales como el juego,
dibujo, plstica, role playing, trabajo corporal, narraciones y dinmicas grupales. Como
actividad de cierre el refrigerio final permiti que las nias compartieran entre s en un
clima distendido e informal, brindando un sentido simblico de nutricin luego de haber
estado trabajando en temticas dolorosas y removedoras.
La estructura antes expuesta permiti que las sesiones tuvieran un orden predecible y
conocido para las integrantes del grupo, aspecto fundamental si se considera que uno de los
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posibles efectos del abuso sexual es la sensacin de falta de poder. En efecto, esta
estructura brind a las nias un sentido de control sobre lo que iba a ocurrir en cada
encuentro, disminuyendo la ansiedad frente a lo desconocido e incierto.
ACA VA EL CUADRO N1
Siluetas (Hazzard et al., 1986; James, 1989)
Para realizar esta actividad se le pidi a cada nia que se recostara sobre un papelgrafo
grande, luego de lo cual, con un plumn una de las terapeutas procedi a marcar el
contorno del cuerpo de las pequeas. El resultado fue un dibujo de la silueta de cada nia,
el cual dio pie para trabajar tpicos relacionados con la imagen corporal. En efecto, las
nias realizaron un autorretrato de tamao real, dibujando los rasgos de la cara y la ropa
que vestan en ese momento. A propsito del trabajo efectuado, fue posible entablar una
conversacin en relacin a cun a gusto se senta cada una con su cuerpo y respecto del
dao o sufrimiento que el abuso pudiera haber provocado en el mismo. Es importante
sealar que esta actividad requiere que los terapeutas entren en contacto fsico con los
nios, lo cual podra incomodarlos. Si bien ello no ocurri en este grupo, existe una
variante menos intrusiva de esta actividad, que consiste en pegar el papelgrafo en la pared,
desde el nivel del suelo y marcar el contorno del nio solicitndole que ste se pare contra
el muro. De igual forma resulta fundamental que los terapeutas sean sumamente cuidadosos
al momento de tocar al nio, y que no lo obliguen a participar si lo notan incmodo o
reticente.
Mapa de emociones (Casey y Depta, 1993)
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En esta actividad puede utilizarse la silueta referida en el apartado anterior o un formato pre
diseado como el que aparece en el Cuadro N2. En el caso de este grupo, se le entreg a
las nias un listado de seis emociones (rabia, cario, pena, miedo, vergenza, alegra),
solicitndoles que asociaran un color a cada una de ellas. A continuacin se les pidi que
imaginaran en qu parte del cuerpo sentan cada emocin y la pintaran con el color
correspondiente. Esta actividad ayud a las nias a identificar sus emociones, resultando ser
una excelente oportunidad para profundizar en la importancia de registrar y confiar en las
propias sensaciones corporales. Del mismo modo, ya que todos los mapas resultantes
fueron distintos entre s, esta actividad permiti mostrar en forma grfica y concreta que la
vivencia de cada una era personal y nica.
ACA VA EL CUADRO N2
Cuentos (Pardeck, 1990)
En el grupo se utilizaron los cuentos Something happened and Im scared to tell (Algo
sucedi y me asusta contarlo), creado por Patricia Kehoe (1987), y Carola y su amigo el
perro (ver Anexo), historia creada por las terapeutas y observadora. Ambos cuentos tienen
como protagonistas a nios que han sido abusados, lo que facilit que las nias del grupo se
identificaran con los personajes principales y reforzaran la idea de no ser las nicas que
haban vivido una experiencia de este tipo. Junto con lo anterior, estas historias se
convirtieron en un eficaz medio para hablar sobre el abuso y, por su contenido,
proporcionaron formas alternativas de reencuadrar la experiencia traumtica. A propsito
de ambos cuentos se disearon actividades complementarias, algunas de las cuales sern
descritas a continuacin.
Mscaras de emociones (Kitchur y Bell, 1989)
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Tal como puede desprenderse de las oraciones antes referidas, esta actividad facilit la
expresin de las vivencias de cada una, a la vez que permiti que las nias pusieran su
experiencia al servicio de otra nia lo cual, sin duda, promueve la reparacin.
Role Playing (Hazzard et al., 1986; Celano, 1990; Bannister, 1997; Van De
Putte, 1997)
Esta corresponde a una dinmica grupal ampliamente conocida, que consiste en formar
parejas de nios, donde uno de ellos est con los ojos vendados, mientras que el otro le
sirve de lazarillo, guindolo por un camino con obstculos. Esta actividad de carcter
ldico dio pie para abordar tpicos relacionados con la confianza en los dems. Pese a que
se discuti la importancia de la cautela, fue fundamental ayudarlas a identificar las personas
que las acogieron y ayudaron una vez que el abuso fue divulgado. Trabajar en el dibujo de
la red de apoyo personal sirvi para graficar la existencia de adultos protectores y evitar
transmitir la visin de un mundo amenazante, inseguro y hostil.
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ACA VA EL CUADRO N3
f) PROCESO TERAPEUTICO
Ms all de los temas abordados y de las actividades realizadas en las distintas sesiones, es
importante compartir los principales lineamientos que guiaron el proceso teraputico
realizado. Se trata de aspectos trabajados en forma transversal, que para fines de una clara
exposicin sern divididos en:
Manejo de emociones.
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Establecer lmites y mantener el control de las sesiones suele ser un desafo para todos
los terapeutas que conducen grupos de nios en edad escolar. Este aspecto, relevante en
todo proceso teraputico, pasa a tener una importancia decisiva en la psicoterapia de grupo
con nios abusados.
En efecto, en primer lugar es necesario tener en cuenta que, a travs del ejercicio de una
autoridad protectora y consistente, los terapeutas estn modelando formas no violentas de
disciplinar o establecer lmites, aprendizaje vital para nios que por aos han estado
inmersos en un sistema familiar violento y abusivo.
La importancia de tales aspectos condujo a que ya desde la primera sesin las nias fueran
alentadas a crear en forma conjunta un cdigo de normativas que hicieran posible el trabajo
al interior del grupo. El hecho de involucrarlas en su creacin gener un mayor nivel de
compromiso hacia el cumplimiento del mismo. Las terapeutas fueron las encargadas de
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transmitir con claridad que tales reglas no eran un fin en s mismas, sino que se trataban de
un medio destinado a regular y facilitar la convivencia entre todas las integrantes del grupo.
Teniendo en cuenta que los nios abusados son sometidos a un silenciamiento y a una
negacin de las propias vivencias, parte importante del trabajo teraputico estuvo dedicado
a promover el desarrollo de la capacidad para manejar las propias emociones. Para tales
efectos se dise una estrategia secuenciada comprendida por la identificacin, el registro,
el reconocimiento y, finalmente, la expresin de las vivencias emocionales.
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vivencias afectivas son legtimas, la forma en que stas sean exteriorizadas debe considerar
el respeto y cuidado de uno mismo y los dems. En aquellos casos donde la expresin
directa no era posible, se brindaron oportunidades de expresin simblica que evitaron la
actuacin o acting out (ej. utilizacin de cartas no enviadas para expresar emociones de
rabia hacia el abusador).
A modo de ilustrar lo anteriormente sealado, cabe destacar lo acontecido con una nia que
tenda a exhibir conductas provocativas y agresivas hacia otra de las integrantes del grupo,
a la cual identificaba como ms dbil y frgil. Junto con impedir o detener las agresiones,
fue importante reflejar la rabia manifiesta en sus conductas. Una vez que la pequea logr
identificar y registrar esta vivencia, se le ayud a explorar cules situaciones vitales
generaban tan intensa emocin. Esto facilit la conexin con sentimientos de abandono y
vivencias de rabia dirigidas hacia la madre quien, en forma temporal, la dej al cuidado de
un hogar de menores una vez que se abri el abuso. Identificar el origen de este sentimiento
permiti que la nia pudiera elaborarlo sin desviarlo hacia figuras que deban pagar por
crmenes no cometidos. As, si bien se valid el hecho de sentir rabia, no se legitim la
expresin violenta de la misma, establecindose lmites claros y firmes respecto a la
prohibicin de daar a otros. Al mismo tiempo se foment la expresin constructiva de su
vivencia lo cual, en este caso, dado el trabajo teraputico paralelo realizado con la madre y
la disposicin de sta a acoger las vivencias de su hija, dio pie a la realizacin de una sesin
conjunta con la misma.
Una de las principales inquietudes que acompa a las terapeutas y observadoras durante el
proceso teraputico guard relacin con el cmo y en qu momento hablar sobre el
abuso. En relacin al momento, si bien resultaba prematuro alentar a las nias a relatar sus
experiencias desde la primera sesin, fue importante explicitar la razn de los encuentros
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desde el comienzo. En efecto, ya en las entrevistas previas cada una de las nias haba sido
informada al respecto, de modo que no abrirlo en el grupo implicaba eludir el tema. Tal
espera poda contribuir a aumentar la tensin que ya de por s genera una primera sesin
grupal.
En relacin al cmo, se utilizaron algunas tcnicas que facilitaron la tarea de introducir tan
delicado tpico. A modo de ejemplo, dado que ninguna nia se aventuraba a tomar la
iniciativa y responder por qu estaban asistiendo al grupo, las terapeutas optaron por una
estrategia indirecta que consiste en entregar descripciones que se aproximan sucesivamente
a la definicin de abuso, alentando a las nias a que asintieran o expresaran su desacuerdo
con lo sealado (vienen porque les pas algo parecido? lo que pas fue algo doloroso?
alguien las toc en forma inapropiada?, etc.). Esta estrategia tuvo buenos resultados pues
permiti manejar una explicacin consensuada acerca de lo que significa el abuso (tocar
indebidamente a un nio en sus partes privadas). Junto con lo anterior, foment la
participacin de las nias, quienes a raz de lo conversado pudieron expresar frases tales
como no nos gusta que nos toquen, no nos gusta que nos hagan cosas malas, que no
nos hagan algo que nosotras no queremos.
En las oraciones antes referidas llama la atencin el uso del pronombre nosotras, lo que
muestra cmo ya a partir de la primera sesin las nias pudieron ver que tenan
experiencias en comn. De hecho, al hablar sobre el abuso espontneamente se fueron
recostando en el suelo, quedando en crculo muy cerca una de otra, generndose as un
clima de gran intimidad emocional (ver dibujo del cuadro N4). Cabe destacar que esa
postura corporal se repiti en forma natural en todas las sesiones en los momentos en que se
habl del abuso, convirtindose en un ritual creado por las nias que, adems de ayudar a
romper el silencio, contribuy al desarrollo de un sentido de pertenencia e identidad grupal.
En efecto, esta imagen se convirti en un smbolo del grupo que al ser utilizado en un
diploma entregado a cada una en la sesin de cierre, llev a que las nias se reconocieran
inmediatamente (Somos nosotras!).
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ACA VA EL CUADRO N4
Otras tcnicas que resultaron de gran ayuda para abordar las vivencias de cada nia fueron
el spoke person de Pescosolido y Petrella (1986) y el viaje imaginario a Shazmoo de
Sirles, Walsma, Lytle-Barnaby y Lander (1988). La tcnica del spoke person est
diseada para ayudar a vencer la reticencia a compartir la propia experiencia traumtica y
consiste en permitir que las nias hagan uso del terapeuta como una persona que puede
hablar por ellas si as lo desean. En el caso del grupo realizado esta estrategia result de
gran utilidad ya que, en ocasiones, no era que las nias no quisieran hablar sobre lo
ocurrido sino que no se atrevan a hacerlo frente al grupo. As, les resultaba ms fcil
hablarle al odo a unas de las terapeutas de modo que sta pudiera luego decirlo en voz alta.
Lo que ocurri al usar sta tcnica es que a poco andar las nias se atrevieron a utilizar su
propia voz. Cabe destacar en este punto la importancia de no presionar a hablar y de
transmitir que no es necesario contarlo todo.
La segunda tcnica mencionada consiste en volar en una alfombra mgica hasta un lugar
imaginario llamado Shazmoo: la Tierra donde consigues hablar acerca de secretos y
algunas cosas importantes para ti (Sirles et al., 1988). En el grupo realizado, tomndose de
las manos y cerrando los ojos, nias y terapeutas llegaban a Shazmoo, donde se realizaron
todas las actividades que implicaron compartir la experiencia abusiva. Una vez realizadas
tales actividades, nias y terapeutas volaban de regreso a la sala de terapia. Adems del
elemento ldico, lo interesante de esta tcnica fue el hecho de brindar un espacio y tiempo
estructurado para hablar sobre el abuso, contencin que permiti que estas vivencias no
invadieran otras reas de la vida de estas nias.
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En segundo lugar y relacionado con lo anterior, fue importante no perder de vista que si
bien resulta fundamental hablar sobre el abuso, una sobrefocalizacin en el tema contribuye
a enfatizar el dao, el cual puede empezar a ser visto como algo irreparable. En efecto, el
proceso teraputico debe dar cabida a otras preocupaciones que los miembros puedan tener
y ofrecer espacios que permitan contactarse con experiencias gratas y felices. En el grupo
realizado las nias manifestaron preocupaciones relativas a su situacin escolar, mostrando
especial inters por abordar temticas relativas a cmo tener amigas o cmo relacionarse de
mejor manera con ellas. Del mismo modo, mostraron especial predileccin hacia la
realizacin de juegos grupales, quedando en evidencia el enorme valor teraputico de este
tipo de actividades. Diseados con el fin nico de brindar entretencin, estos juegos
ofrecieron la oportunidad de recuperar espacios de goce infantil. El entusiasmo, curiosidad
y capacidad de asombro de cada nia al jugar, fue una clara demostracin de la niez
conservada a pesar de la experiencia de abuso sexual.
Por ltimo, un tercer aspecto asociado al rescate de reas libres de abuso guarda relacin
con la posibilidad de enfrentarse a un futuro no dominado por la experiencia de
victimizacin. Dentro de esto se inscribe el trabajo relativo al desarrollo de destrezas de
autoproteccin, aspecto que slo fue abordado hacia el final de la terapia. La razn de no
haber tratado esta temtica con antelacin radica en que se considera que promover la
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cuestionados por haber tardado en revelar el abuso o no haber sido capaces de detener a su
abusador (Jordan, 1993; McLeod y Wright, 1996; Martnez, 2000).
CONCLUSIONES
Al evaluar la experiencia realizada es posible sealar que la implementacin de la terapia
de grupo no estuvo exenta de dificultades. Por un lado, la conformacin del grupo, como
siempre suele suceder, se transform en un proceso complejo y, en ocasiones, engorroso.
La principal dificultad en este punto estuvo dada por una de las desventajas que tienen los
grupos cerrados. En efecto, con este tipo de estructura no resulta fcil hacer coincidir el
inicio de la terapia con el momento en que algunos de los nios atendidos necesitan
ingresar a un proceso grupal. Lo que sucede finalmente es que se vuelve necesario
postergar la puesta en marcha de un grupo hasta que exista un nmero suficiente de
integrantes, lo que implica que, al menos algunos nios, deben quedar en situacin de
espera.
Por otro lado, pese a que la estructura de grupo cerrado efectivamente promueve la
cohesin e intimidad entre los miembros, lo cierto es que el formato de doce sesiones
result un tanto rgido y breve como para ajustarse al proceso personal de cada una de las
nias. As, en futuras experiencias de esta ndole parece necesario prolongar la duracin de
la terapia. Junto con ello, aparece la necesidad de brindar a los integrantes algn apoyo de
tipo individual una vez finalizado el proceso grupal o implementar algn tipo de
seguimiento.
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En el caso de la experiencia antes descrita hubo dos aspectos vitales que facilitaron
enormemente la tarea de las terapeutas. En primer lugar, el hecho de formar parte de un
programa mayor que contemplaba distintos niveles de intervencin, permiti trabajar en
forma paralela con la familia y mantener contacto con la red social inmediata de cada nia
(hospital del cual algunas de ellas haban sido derivadas, colegio, etc.).
Del mismo modo, fue fundamental contar con un equipo de supervisin el cual, no slo
otorg orientacin respecto de nuevas formas de visualizar el trabajo realizado, sino que
tambin brind un espacio de contencin para las intensas emociones gatilladas por la
naturaleza de este tipo de trabajo.
La realizacin de este proceso exigi a las terapeutas la revisin de sus creencias personales
en torno a la sexualidad en general, y al abuso sexual en particular. Especial dificultad
29
revisti el manejo del temor a daar a las nias al hablar de tpicos tan dolorosos como
ste. A travs de la supervisin fue posible descubrir que cierto temor o reticencia de las
terapeutas a abordar estas temticas, no slo se originaba en el hecho de querer proteger a
las nias, sino que tambin en un deseo de protegerse a s mismas de constatar el
sufrimiento de stas y ver as roto el mito de la infancia feliz.
Es importante finalizar sealando que la realizacin de esta experiencia permiti que todo
un equipo desarrollara los principios y metodologa propios de la terapia de grupo, lo cual
ampli las alternativas de atencin que el Programa de Prevencin y Apoyo al Nio y
Mujer Maltratados pudo ofrecer a sus consultantes.
A nuestro juicio, no es posible sealar que la terapia grupal sea ms efectiva que la terapia
individual o viceversa ya que, por el contrario, son medidas teraputicas complementarias,
donde cada una tiene especificidades y beneficios que le son propios. En el caso de la
modalidad grupal el principal beneficio radica en la creacin de un contexto propicio para
romper con la conspiracin de silencio que se genera en torno al tema del abuso sexual.
Contar con un espacio donde hay un adulto que logra contener las vivencias dolorosas sin
desbordarse ni enojarse es, muchas veces, una experiencia indita para estos nios.
como
DIRECTAMENTE
altamente
confuso.
RECONOCIDO,
SLO
SACA
EL
ABUSO,
LOS
ACTIVA
NIOS
DE
Y
LA
DESPROTECCIN.
30
REFERENCIAS
-
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34
ACTIVIDAD
TEMA
Imagen corporal
Siluetas
Autoconcepto
Mapa de Emociones
Emociones
Imagen corporal
Cuentos
Responsabilidad y culpa
Secreto
Mscaras de emociones
Emociones
Dilogo de sillas
Responsabilidad y culpa
Role Playing
Imgenes parentales
Secreto
Caminata de confianza
Confianza
Lmites personales
Diploma de Honor
Se
otorga
el
presente
diploma
________________________________
en
la
Terapia
de
Grupo
por
_________
______________________________________________________________
___________
____________________________
_______________________
Ma. Eugenia Corbaln
Josefina
Martnez
________________________
Mnica Espinosa
39
Le
haba
puesto
ese
nombre
porque
era
blanquito
tantas
que
podran
haber
escrito
un
libro.
Era
tan
gustaron
acercarse
tanto.
De
cada
vez
alguna
ms
manera
los
ella
carios
senta
ya
que
no
le
algo
no
un
secreto
guardado
podra
haber
sido
un
juego
hablar. Si
El
truco
est
en
el
secreto
que
te
ha
obligado
como
siempre.
Se
levant,
se
arm
de
valor
42
43