El Retrato de Dorian Grey
El Retrato de Dorian Grey
El Retrato de Dorian Grey
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La fragancia de las rosas llenaba el estudio y, al soplar entre los rboles del
jardn la suave brisa estival, entraba por la puerta abierta el fuerte olor de las lilas
o el perfume ms sutil del rosado espino en flor.
Desde el rincn del divn de tapizado persa sobre el que y aca fumando,
segn su costumbre, innumerables cigarros, lord Henry Wotton vislumbraba el
resplandor de las doradas flores, dulces como la miel, de un laburno cuy as
temblorosas ramas parecan ceder bajo el peso de su incendiaria belleza. De
tanto en tanto, fantsticas sombras de pjaros cruzaban con fugaz vuelo las largas
cortinas de seda y tusor, corridas ante el amplio ventanal, produciendo una suerte
de momentneo efecto japons que le haca pensar en esos plidos pintores de
Tokio, con rostros de jade, que a travs de un arte necesariamente inmvil
intentan transmitir la sensacin de movimiento y velocidad. El murmullo cansino
de las abejas abrindose paso entre la alta hierba sin segar, o revoloteando con
montona insistencia entre las polvorientas bay as doradas de la extendida
madreselva, volva la calma an ms opresiva. El dbil fragor de Londres era
como la apagada nota de un rgano en la distancia.
En el centro del cuarto, sujeto a un caballete en vertical, estaba el retrato de
cuerpo entero de un joven de extraordinaria belleza, y frente a ste, un poco ms
all, se hallaba sentado el propio artista, Basil Hallward, cuy a repentina
desaparicin unos aos antes haba causado, en su momento, una gran
conmocin pblica, levantando tantas y tan extraas conjeturas.
Al mirar el pintor la amable y gentil figura que haba plasmado su arte con
tanta destreza, una sonrisa de placer cruz su rostro y pareci a punto de
detenerse en l. Pero de sbito se estremeci y, cerrando los ojos, apoy los
dedos sobre los prpados como si tratase de retener en la mente un extrao
sueo, del que temiese despertar.
sta es tu mejor obra, Basil, lo mejor que has hecho nunca dijo lord
Henry lnguidamente. Deberas enviarla a la Grosvenor [1] el ao prximo. La
Academia es demasiado grande y vulgar. Siempre que he ido all, o haba tanta
gente que me impeda ver los cuadros, lo que es terrible, o haba tantos cuadros
que me impedan ver a la gente, lo que es peor an. Realmente la Grosvenor es
el nico sitio.
No creo que lo enve a ninguna parte contest el pintor echando la
cabeza hacia atrs con ese ademn tan peculiar que sola provocar la risa de sus
amigos en Oxford. No. No lo enviar a ninguna parte.
Lord Henry enarc las cejas y lo mir con asombro a travs de las finas
espirales de humo azul que se elevaban, enroscndose caprichosamente, de su
grueso cigarrillo de opio.
A ninguna parte? Pero por qu, amigo mo? Tienes alguna razn? Qu
raros sois los pintores! Hacis cualquier cosa con tal de obtener la fama. Y en
cuanto la tenis, parece como si quisierais desperdiciarla. Es absurdo por tu parte,
y a que slo hay una cosa en este mundo peor que el que hablen de uno, y es que
no lo hagan. Un retrato como ste te colocara muy por encima de todos los
jvenes de Inglaterra, y provocara la envidia de los viejos, si es que los viejos
pueden sentir emocin alguna.
S que te reirs de m replic el pintor, pero realmente no puedo
exponerlo. He puesto demasiado de m mismo en l.
Lord Henry se estir sobre el divn y ri.
Saba que lo haras. Pero en cualquier caso es la pura verdad.
Demasiado de ti mismo! Te aseguro, Basil, que no te supona tan vanidoso.
Y la verdad es que no encuentro parecido alguno entre t, con esa cara robusta y
contundente y el pelo negro como el carbn, y este joven Adonis que se dira
hecho de marfil y ptalos de rosa. Porque, mi querido Basil, l es un Narciso
mientras que t Bueno, claro que tienes una expresin intelectual, y todo eso.
Pero la belleza, la verdadera belleza, acaba all donde empieza una expresin
intelectual. El intelecto es una forma de exageracin en s mismo y destruy e la
armona de cualquier rostro. En el momento en que uno se sienta a pensar, se
vuelve todo nariz, o todo frente, o cualquier otro espanto. Mira a los hombres de
xito en cualquier rama del saber. Son completamente horribles! Excepto en la
Iglesia, por supuesto. Pero es que en la Iglesia no se piensa. Un obispo sigue
repitiendo a los ochenta aos lo que le ensearon a decir cuando era un
muchacho de dieciocho, y como consecuencia natural siempre conservar un
aspecto absolutamente encantador. Tu misterioso y joven amigo, cuy o nombre
an no me has dicho, pero cuy o retrato realmente me fascina, no piensa jams.
Estoy completamente seguro. Es una hermosa criatura sin cerebro que debera
estar aqu siempre en invierno, cuando no quedan flores por contemplar, y
tambin en verano, cuando necesitamos algo que nos refresque la inteligencia.
No te adules a ti mismo, Basil: no te pareces a l en absoluto.
No me has entendido, Harry contest el artista. Claro que no me
parezco a l. Lo s perfectamente. De hecho, sentira ser como l. Te encoges
de hombros? Te estoy diciendo la verdad. Hay algo fatal en toda distincin fsica
e intelectual, el tipo de fatalidad que parece perseguir a travs de la historia los
pasos vacilantes de los rey es. Es mejor no ser distinto a tus semejantes. Los feos
y los estpidos tienen la mejor parte en este mundo. Pueden sentarse
tranquilamente y contemplar la representacin con la boca abierta. Si nada saben
de victorias, al menos se libran de conocer la derrota. Viven como deberamos
hacerlo todos: en paz, indiferentes y sin ninguna inquietud. Ni causan la ruina de
otros, ni la reciben de manos ajenas. Tu rango y tu fortuna, Harry ; mi talento, tal
como es; mi arte, sea cual sea su valor; la belleza de Dorian Gray Todos
nosotros estamos abocados a sufrir por lo que los dioses nos han otorgado, a sufrir
terriblemente.
Dorian Gray ; se llama as? pregunt lord Henry cruzando el estudio
hacia Basil Hallward.
S, se es su nombre. No pensaba decrtelo.
Pero por qu?
Oh, no sabra explicarlo. Cuando siento por alguien un inmenso aprecio,
nunca le digo su nombre a nadie. Es como renunciar a una parte de esa persona.
He aprendido a amar los secretos. Parecen ser lo nico capaz de prestarle cierto
misterio o fantasa a la vida moderna. Lo ms banal resulta delicioso con slo
esconderlo. Ahora, cuando salgo de la ciudad, nunca le digo a nadie adonde voy.
Si lo hiciera, perdera para m todo su encanto. Una costumbre absurda, me
atrevera a decir, pero que, de algn modo, le da a tu propia vida un alto
componente de romanticismo. Supongo que te parecer increblemente necio por
mi parte.
En absoluto dijo lord Henry , en absoluto, mi querido Basil. Pareces
olvidar que estoy casado, y el nico atractivo del matrimonio es que convierte
una vida de engaos en algo indispensable para ambas partes. Yo jams s dnde
est mi mujer, y ella nunca sabe lo que estoy haciendo. Cuando nos vemos lo
hacemos de tarde en tarde, cuando comemos fuera juntos o visitamos al duque
, nos contamos las historias ms absurdas con la ms seria de las caras. A mi
mujer se le da muy bien, de hecho mucho mejor que a m. Nunca confunde sus
citas, mientras que y o siempre lo hago; pero cuando me descubre, jams lo
convierte en un motivo de disputa. Yo a veces deseara que lo hiciera; pero ella se
limita a rerse de m.
Detesto la forma en que hablas de tu vida cony ugal, Harry dijo Basil
Hallward y endo hacia la puerta que daba al jardn. Creo que en realidad eres
muy buen marido, pero que te avergenzas de tus propias virtudes. Eres un
hombre extraordinario. Nunca hablas de moralidad, y nunca haces nada
impropio. Tu cinismo no es ms que una pose.
La naturalidad no es ms que una pose, y la ms irritante de las que
conozco exclam lord Henry riendo; y los dos jvenes salieron juntos al jardn
y se instalaron cmodamente en un largo banco de bamb, a la sombra de un
alto macizo de laurel. El sol reverberaba en las pulidas hojas. Blancas margaritas
temblaban entre la hierba.
Tras una pausa, lord Henry sac su reloj.
Me temo que debo marcharme, Basil murmur, pero antes insisto en
que contestes a una pregunta que te hice hace un rato.
A qu te refieres? dijo el pintor sin dejar de mirar al suelo.
Lo sabes muy bien.
No lo s, Harry.
En ese caso y o te lo dir. Quiero que me expliques por qu te niegas a
exponer el retrato de Dorian Gray. Quiero la verdadera razn.
Ya te lo he dicho.
No, no es cierto. Dijiste que era porque habas puesto demasiado de ti
mismo en l. Vamos, eso es ridculo.
Harry dijo Basil Hallward mirndolo directamente a los ojos, todo
retrato pintado con sentimiento es un retrato del artista, no del modelo. El modelo
es un mero accidente, una coy untura. El pintor no revela al modelo; es ms bien
el pintor quien se revela a s mismo en el lienzo pintado. La razn de que hay a
decidido no exponer ese cuadro es que temo haber mostrado en l el secreto de
mi propia alma.
Lord Henry ri.
Y qu secreto es se? pregunt.
Te lo dir dijo Hallward; pero una expresin de perplejidad cruz su
rostro.
Soy todo odos, Basil insisti mirndole su compaero.
Oh! Realmente hay muy poco que decir, Harry contest el pintor; y
me temo que no lo entenders. Puede que ni tan siquiera me creas.
Lord Henry sonri e, inclinndose, arranc de la hierba una margarita de
rosados ptalos. La examin.
Estoy completamente seguro de que lo entender replic observando
atento el pequeo disco, dorado y con pelusa blanca, y en cuanto a creer,
puedo creer cualquier cosa siempre que resulte absolutamente increble.
El viento agit las flores en los arbustos, y las pesadas lilas, con sus racimos
de estrellas, se balancearon en el aire lnguido. Una cigarra cant junto a la tapia
y, como un hilo azul, una larga y delgada liblula pas flotando con sus alas de
oscura gasa. A lord Henry le pareci escuchar los latidos del corazn de Basil
Hallward, y se pregunt qu vendra despus.
La historia es sencillamente como sigue dijo el pintor al cabo de un rato
. Hace dos meses asist a una reunin en casa de lady Brandon. Ya sabes que
nosotros, pobres artistas, tenemos que dejarnos ver en sociedad de tanto en tanto,
lo suficiente como para recordarle al pblico que no somos unos salvajes. Con un
frac y una corbata blanca, como una vez dijiste, cualquiera, hasta un agente de
bolsa, puede lograr que se le califique de civilizado. Pues bien, llevaba y a en la
sala unos diez minutos, conversando con inmensas viudas arregladas
excesivamente y con aburridos acadmicos, cuando de pronto sent que alguien
me observaba. Me volv y vi a Dorian Gray por primera vez. Cuando nuestros
ojos se encontraron, sent que palideca. Me sobrecogi una extraa sensacin de
terror. Comprend que estaba frente a alguien cuy a simple personalidad era tan
fascinante que, de habrselo permitido, absorbera por completo mi naturaleza,
toda mi alma, la propia esencia de mi arte. Yo no deseaba ninguna influencia
externa en mi vida. Ya sabes, Harry, lo independiente que soy por naturaleza.
Siempre he sido mi propio maestro; o al menos siempre haba sido as, hasta que
conoc a Dorian Gray. Entonces Pero no sabra explicarlo. Algo pareca
decirme que estaba a punto de sufrir una terrible crisis vital. Tuve el extrao
presentimiento de que el destino me reservaba exquisitos goces y refinados
pesares. Sent miedo y me dispuse a abandonar la sala. No era la conciencia lo
que me impulsaba a hacerlo; era una especie de cobarda. An no puedo creer
que intentase escapar.
La conciencia y la cobarda son realmente lo mismo, Basil. La conciencia
es la marca de la empresa. Eso es todo.
No estoy de acuerdo, Harry, y estoy convencido de que t tampoco. No
obstante, fuese cual fuese el motivo que me impuls a hacerlo, y es posible que
fuese el orgullo, y a que entonces y o era muy orgulloso, intent abrirme paso
hacia la puerta. Una vez all, por supuesto, tropec con lady Brandon. No
pensar abandonarnos tan pronto, seor Hallward , chill. Ya sabes lo estridente
que es su voz.
S, es un pavo real en todo excepto en la belleza dijo lord Henry
deshojando la margarita con sus largos y nerviosos dedos.
No pude librarme de ella. Me present a miembros de la realeza, a
personajes con Estrellas y Jarreteras, y a seoras maduras con diademas
gigantescas y nariz de loro. Habl de m como de su amigo ms querido. Nos
habamos visto slo una vez con anterioridad, pero se haba empeado en
promocionarme. Creo que uno de mis cuadros haba tenido un gran xito en
aquel momento, al menos se haba hablado de l en los peridicos baratos, lo que
en el siglo XIX supone alcanzar la inmortalidad. De repente, me encontr frente
a frente con el joven cuy a personalidad me haba conmovido tan
profundamente. Estbamos muy cerca, casi rozndonos. Nuestros ojos volvieron
a encontrarse. Fue una temeridad por mi parte, pero le ped a lady Brandon que
nos presentase. Quiz no fuese tan temerario, despus de todo. Era sencillamente
inevitable. Nos hubisemos hablado aun sin mediar presentacin alguna. Estoy
convencido de ello. Eso mismo me dijo Dorian ms tarde. Tambin l haba
sentido que estbamos destinados el uno al otro.
Y cmo describi lady Brandon a ese maravilloso joven? pregunt su
compaero. S que tiene la mana de hacer un breve prcis de todos sus
invitados. Recuerdo una vez que me arrastr hasta un anciano y colorado
caballero, de aspecto truculento y cubierto de insignias y condecoraciones,
mientras silbaba en mi oreja con un trgico susurro, que debi de resultar
perfectamente audible a todos los presentes, los detalles ms asombrosos.
Sencillamente hu. Me gusta conocer a las personas por m mismo. Pero lady
Brandon trata a sus huspedes como un subastador a sus mercancas. O lo aclara
todo acerca de ellos, o cuenta todo excepto lo que uno quisiera realmente saber.
Pobre lady Brandon. Eres demasiado duro con ella, Harry dijo Hallward
lnguidamente.
Mi querido amigo, ha pretendido fundar un saln y slo ha conseguido abrir
un restaurante. Cmo iba a admirarla? Pero dime, qu dijo de Dorian Gray ?
Oh! Algo as como: Un muchacho encantador Su pobre madre y y o
ramos completamente inseparables. He olvidado a qu se dedica Me temo
que a nada en particular Ah, s, toca el piano O es el violn, mi querido
seor Gray ? Ninguno de los dos pudimos contener la risa, y al momento
ramos amigos.
La risa no es un mal comienzo para la amistad, y es con mucho su mejor
final dijo el joven lord arrancando otra margarita.
Hallward deneg con la cabeza.
T no entiendes lo que es la amistad, Harry murmur, ni la enemistad,
puestos al caso; a ti te gusta todo el mundo, es decir, la gente te resulta
indiferente.
Qu injusto eres conmigo! exclam lord Henry ladendose el sombrero
y levantando la vista hacia las ligeras nubes que, como enmaraadas madejas de
blanca y brillante seda, flotaban en el profundo azul turquesa del cielo estival.
S. Terriblemente injusto. Yo establezco una gran diferencia entre la gente. Elijo a
mis amistades por su buen aspecto, a mis conocidos por su buen carcter, y a mis
enemigos por su intelecto. Todas las precauciones son pocas cuando se trata de
elegir enemigos. Yo no tengo ni uno solo que sea estpido. Todos ellos son
hombres de cierto talento intelectual y, en consecuencia, todos me aprecian.
Resulta muy pedante por mi parte? Yo creo que s.
Eso mismo dira y o, Harry. Pero segn esa categora, y o debo de ser un
simple conocido.
Mi querido y viejo Basil, t eres mucho ms que un conocido.
Y mucho menos que un amigo. Una especie de hermano, supongo.
Hermanos! No me gustan los hermanos. Mi hermano may or se empea
en no morirse, y los ms pequeos parecen decididos a seguir su ejemplo.
Harry ! exclam Hallward frunciendo el ceo.
Amigo mo, no hablo del todo en serio. Pero no puedo evitar el detestar a
mis parientes. Supongo que proviene del hecho de que ninguno de nosotros
soporta que otras personas tengan sus mismos defectos. Simpatizo por completo
con la indignacin de la democracia inglesa ante lo que llaman vicios de las
clases altas. Las masas sienten que la embriaguez, la estupidez y la inmoralidad
deberan ser propiedad exclusiva suy a, y que si alguno de nosotros se pone en
ridculo est cazando en su coto privado. Cuando el pobre Southwark compareci
ante el Tribunal de Divorcios, la indignacin de las masas fue absolutamente
magnfica. Y eso que dudo que el diez por ciento del proletariado lleve una vida
correcta.
No comparto una sola palabra de lo que has dicho y, es ms, Harry, estoy
seguro de que t tampoco.
Lord Henry se frot la puntiaguda barba y golpe el extremo de una de sus
botas de charol con el bastn de bano adornado con borlas.
Qu ingls eres, Basil! Es la segunda vez que haces esa observacin.
Cuando le expones una idea a un verdadero ingls lo que siempre resulta
imprudente, jams suea ni en plantearse si sta es correcta o equivocada. Lo
nico que considera importante es si uno cree en ella. Ahora bien, el valor de una
idea no tiene absolutamente nada que ver con la sinceridad del que la expresa.
De hecho, lo probable es que cuanto menos sincera sea la persona, ms
puramente intelectual sea la idea, y a que en ese caso no estar impregnada de
sus carencias, deseos o prejuicios. Sin embargo, no me propongo discutir contigo
de poltica, sociologa o metafsica. Me gustan ms las personas que los
principios, y lo que ms me gusta en este mundo son las personas sin principios.
Pero cuntame ms de Dorian Gray. Con cunta frecuencia lo ves?
A diario. Me sentira un infeliz si no lo viese a diario. Tengo una absoluta
necesidad de l.
Es extraordinario! Pensaba que jams podra importarte nada excepto tu
arte.
Ahora l es todo mi arte dijo el pintor gravemente. A veces pienso,
Harry, que slo hay dos acontecimientos de verdadera importancia en la historia
del mundo. El primero es la aparicin de un nuevo medio para el arte, y el
segundo la aparicin de una nueva personalidad, tambin para el arte. Lo que
fue la invencin de la pintura al leo para los venecianos, lo que fue el rostro de
Antnoo para la escultura griega, lo que el rostro de Dorian Gray ser algn da
para m! No es slo que pinte, dibuje y haga bocetos suy os. Naturalmente que he
hecho todo eso. Pero l es para m mucho ms que un modelo. No te digo que
est insatisfecho con la obra que he hecho sobre l, o que su belleza sea tal que el
arte no pueda expresarla. No hay nada que el arte no pueda expresar, y y o s
que el trabajo que he realizado desde que conoc a Dorian Gray es una buena
obra, la mejor que he hecho nunca. Pero por alguna extraa razn me
pregunto si me entenders su personalidad me ha sugerido una forma de arte
completamente nueva, un tipo de estilo absolutamente innovador. Veo las cosas
distintas, pienso en ellas de distinta forma. Ahora puedo recrear la vida de una
manera que antes me haba estado completamente oculta. Un sueo de formas
en tiempos dominados por el pensamiento , quin lo dijo? No lo recuerdo: pero
eso es lo que Dorian Gray ha sido para m. La sola presencia fsica de ese
muchacho porque me parece poco ms que un muchacho, aunque en verdad
tiene ms de veinte aos, su sola presencia fsica, ah! Eres capaz de
comprender lo que eso significa? Inconscientemente, l define para m las lneas
de una nueva escuela, una escuela que rene toda la pasin del espritu
romntico, toda la perfeccin del espritu que hay en lo griego. La armona del
cuerpo y el alma. Cunto significa eso! Nosotros, en nuestra demencia, hemos
separado las dos cosas inventando un realismo vulgar, un ideal vaco. Harry ! Si
supieras lo que significa para m Dorian Gray ! Recuerdas ese paisaje por el que
Agnew me ofreci tan alta suma, pero del que no quise desprenderme? Es una de
mis mejores obras. Y por qu? Porque mientras la pintaba Dorian Gray estaba a
mi lado. Alguna sutil influencia pas de l a m, y por primera vez en mi vida
descubr en un simple bosque la maravilla que siempre haba buscado y que
hasta entonces haba escapado a mi percepcin.
Pero eso es extraordinario, Basil. Debo conocer a Dorian Gray.
Hallward se levant y pase de un lado a otro del jardn. Regres al cabo de
un rato.
Harry dijo, Dorian Gray es slo una fuente de inspiracin para m.
Puede que t no veas nada en l. Yo lo veo todo. Nunca est tan presente en mi
obra como cuando no tengo frente a m ninguna imagen suy a. Es algo que me
sugiere, como y a he dicho, un nuevo estilo. Lo encuentro en las curvas de ciertas
lneas, en la hermosura y sutileza de ciertos colores. Eso es todo.
Entonces, por qu te niegas a exponer su retrato? pregunt lord Henry.
Porque, sin y o quererlo, he puesto en l parte de esa extraa idolatra
artstica de la que, naturalmente, nunca he querido hablarle. l no sabe nada de
esto. Y nunca lo sabr. Pero el mundo podra adivinarlo; y no voy a desnudar mi
alma ante sus ojos frvolos y entrometidos. No dejar que pongan mi corazn
bajo el microscopio. Hay demasiado de m mismo en ese cuadro, Harry.
Demasiado de m mismo!
Los poetas carecen de tantos escrpulos. Saben lo til que es la pasin para
publicar. Hoy en da, un corazn destrozado produce un gran nmero de
ediciones.
Por eso los detesto exclam Hallward. Un artista debe crear cosas
bellas, pero nada de su propia vida debera expresarse en ellas. Vivimos en unos
tiempos en los que el hombre trata al arte como si fuese una forma de
autobiografa. Hemos perdido el sentido abstracto de la belleza. Algn da le
demostrar al mundo lo que eso significa; he aqu la razn por la que nadie
deber ver jams mi retrato de Dorian Gray.
Creo que ests en un error, Basil, pero no pienso discutir. Slo discute el que
se encuentra perdido intelectualmente. Y, dime, est Dorian Gray muy
encariado contigo?
El pintor medit un instante.
Me aprecia contest tras una pausa. Yo s que me aprecia. Lo halago
terriblemente, claro est. Encuentro un extrao placer en decirle cosas que estoy
seguro que sentir haber dicho. En general, l es encantador conmigo. Solemos
sentarnos en el estudio y hablar de mil cosas. De vez en cuando, sin embargo, se
comporta de una forma absolutamente desconsiderada, y parece hallar un
verdadero deleite en hacerme sufrir. Entonces, Harry, siento que le he entregado
mi alma a alguien que la trata como si fuese una flor que prender en su ojal, algo
decorativo con que adular su vanidad, un simple adorno en un da de verano.
El verano induce a la dilacin murmur lord Henry . Puede que te
canses antes que l. Es triste pensarlo, pero no hay duda de que el genio perdura
ms que la belleza. Eso explica que pongamos tanto empeo en sobreeducarnos.
En la salvaje lucha por la existencia, queremos tener algo que perdure, y as nos
llenamos la mente de basura y de hechos con la necia esperanza de mantener
nuestro puesto. El hombre perfectamente informado: he ah el ideal moderno. Y
la mente de una persona perfectamente informada se convierte en algo
espantoso. Es como una tienda de antigedades, todo monstruos y polvo, con las
cosas tasadas muy por encima de su valor. En mi opinin, te cansars t primero.
Un da mirars a tu amigo y te parecer que ha perdido el atractivo de antes, o te
disgustar el tono de su piel, o algo por el estilo. Se lo reprochars amargamente
en tu corazn, y pensars que se ha portado muy mal contigo. La siguiente vez
que te visite, actuars con absoluta frialdad e indiferencia. Es una lstima, porque
eso te alterar. Lo que me has contado es todo un romance, un romance del arte,
por decirlo de algn modo, y lo peor de vivir un romance de cualquier tipo es que
le hace a uno perder todo sentido del romanticismo.
No me hables de ese modo, Harry. Mientras viva, la personalidad de
Dorian Gray dominar en m. T no podras sentir lo que y o siento. Eres
demasiado inconstante.
Ah, mi querido Basil, precisamente por eso puedo sentirlo. Los que
permanecen fieles slo conocen el lado trivial del amor: son los infieles los que
sufren sus tragedias.
Y lord Henry, frotando un fsforo en su elegante estuche de plata, se puso a
fumar con aire tmido y satisfecho, como si en su frase hubiese resumido el
mundo. Haba un frufr de gorriones que gorjeaban en la laca verde de las hojas
de la hiedra, y las azules sombras de las nubes se perseguan como golondrinas
entre la hierba. Qu bien se estaba en el jardn! Y qu delicia las emociones
ajenas! Mucho ms que las ideas, en su opinin. La propia alma, las pasiones de
los amigos: sas eran las cosas fascinantes de la vida. Se imagin con mudo
regocijo el tedioso almuerzo al que haba faltado al permanecer tanto tiempo con
Basil. En casa de su ta, de seguro habra encontrado a lord Goodbody, y toda la
conversacin habra girado en torno a la alimentacin de los pobres y a la
necesidad de casas modelo para su acogida. Cada clase habra predicado la
importancia de aquellas virtudes cuy o ejercicio no era necesario en su propia
vida. El rico habra exaltado el valor del ahorro, y el ocioso disertado con gran
elocuencia sobre la dignidad del trabajo. Era delicioso haberse librado de todo
aquello! Al pensar en su ta, de pronto pareci conmovido por una idea.
Volvindose hacia Hallward, exclam:
Mi querido amigo, ahora recuerdo.
Qu es lo que recuerdas, Harry ?
Dnde he odo el nombre de Dorian Gray.
Dnde? pregunt Hallward con el ceo algo fruncido.
No pongas ese gesto de enojo, Basil. Fue en casa de mi ta, lady Agatha.
Me dijo que haba descubierto a un maravilloso joven que iba a ay udarla en el
East End, y que su nombre era Dorian Gray. Debo decir que en momento alguno
coment que fuese apuesto. Las mujeres son incapaces de apreciar la belleza; al
menos las que son honestas. Aadi que era muy formal y de agradable trato.
Imagin al momento a una criatura con gafas y cabello lacio, terriblemente
pecosa, pateando por ah con sus enormes pies. Ojal hubiera sabido que era tu
amigo.
Me alegra mucho que no fuese as, Harry.
Por qu motivo?
No quiero que lo conozcas.
No quieres que lo conozca?
No.
El seor Dorian Gray aguarda en el estudio, seor dijo el may ordomo
saliendo al jardn.
Ahora tendrs que presentarnos exclam lord Henry riendo.
El pintor se volvi hacia el criado que aguardaba, parpadeando, a pleno sol.
Parker, pdale al seor Gray que espere: en un momento estar con l.
El hombre se inclin y retom el sendero.
Entonces Basil Hallward mir a lord Henry.
Dorian Gray es mi amigo ms querido dijo. Tiene un carcter sencillo
y amable. Tu ta estaba completamente en lo cierto en lo que dijo de l. No lo
estropees. No intentes influir en l. Tu influencia sera daina. El mundo es muy
grande y est lleno de gente maravillosa. No me arrebates a la nica persona que
proporciona a mi arte toda su fuerza; como artista, mi vida depende de l. Ten
cuidado, Harry ; confo en ti.
Hablaba muy despacio, y las palabras parecan brotar en contra de su
voluntad.
Qu tonteras dices! dijo lord Henry sonriendo y, tomando a Hallward
del brazo, lo arrastr casi a la fuerza hasta la casa.
CAPTULO II
A las doce y media del da siguiente, lord Henry Wotton se diriga por la calle
Curzon hacia el Albany para visitar a su to, lord Fermor, un viejo soltern afable,
aunque algo brusco, al que el mundo exterior llamaba egosta porque no obtena
beneficio alguno de l, pero que la sociedad consideraba generoso porque
alimentaba a aquellos que lo divertan. Su padre haba sido embajador en Madrid
cuando Isabel II era joven y Prim un desconocido, pero abandon el servicio
diplomtico en un caprichoso arrebato de enojo al no serle ofrecida la Embajada
de Pars, cargo para el que se consideraba plenamente indicado en razn de su
nacimiento, indolencia, buen ingls de sus despachos y desmedida pasin por el
placer. El hijo, que haba sido secretario de su padre, dimiti al tiempo que su
superior, algo tontamente segn se pens en el momento, y al obtener el ttulo
unos meses ms tarde se haba entregado al serio estudio del gran y aristocrtico
arte de no hacer absolutamente nada. Posea dos grandes casas en la ciudad, pero
prefera vivir en un hotel para evitarse problemas, y haca la may or parte de sus
comidas en el club. Prestaba cierta atencin a la gerencia de sus minas de carbn
en los Midlands, disculpndose por esa contaminacin de industrialismo con el
argumento de que la posesin de carbn le daba a un gentilhombre la ventaja de
permitirle un consumo decente de lea en su chimenea. En poltica era un tory,
excepto cuando los tories suban al poder, periodo durante el cual los acusaba
tajantemente de ser una pandilla de radicales. Era un hroe para su ay uda de
cmara, que lo tiranizaba, y el terror de casi todos sus parientes, que tiranizaba l
a su vez. Slo Inglaterra poda haberle producido, y l siempre deca que el pas
se iba a la ruina. Sus principios eran anticuados, pero haba mucho que decir en
favor de sus prejuicios.
Cuando lord Henry entr en el aposento, encontr a su to sentado, vestido con
un basto chaquetn de caza, fumando un puro y gruendo sobre un ejemplar del
Times.
Y bien, Harry dijo el anciano caballero, qu te trae por aqu tan
temprano? Pensaba que los dandis nunca os levantabais antes de las dos, ni
estabais visibles hasta las cinco.
Puro afecto familiar, te lo aseguro, to George. Necesito algo de ti.
Dinero, supongo dijo lord Fermor torciendo el gesto. Bueno, toma
asiento y dime de qu se trata. Hoy en da los jvenes se imaginan que el dinero
lo es todo.
S murmur lord Henry, arreglando el ojal de su gabn, y cuando se
hacen may ores lo comprueban. Pero no necesito dinero. Slo los que pagan sus
facturas lo necesitan, to George, y y o nunca pago las mas. El crdito es el
capital de un hijo menor, y se vive de l magnficamente. Adems, y o siempre
trato con los proveedores de Dartmoor, y en consecuencia nunca me molestan.
Lo que busco es informacin; no informacin til, por supuesto, sino intil.
Bueno, puedo decirte todo lo que contiene un Libro Azul[2] ingls, Harry,
aunque hoy en da esos individuos escriben slo un montn de sandeces. Cuando
y o estaba en el Servicio, las cosas marchaban mucho mejor. Pero he odo decir
que ahora ingresan pasando un examen. Qu podra esperarse? Los exmenes,
seor mo, son una pura farsa de principio a fin. Un caballero sabe de sobra lo
necesario y, al que no lo es, todo saber le es perjudicial.
El seor Dorian Gray no est en los Libros Azules, to George dijo lord
Henry lnguidamente.
El seor Dorian Gray ? Quin es? pregunt lord Fermor frunciendo las
blancas y espesa cejas.
Eso es lo que vengo a averiguar, to George. O mejor dicho, s quin es. Es
el ltimo nieto de lord Kelso. Su madre era una Devereux, lady Margaret
Devereux. Quiero que me hables de su madre. Cmo era? Con quin se cas?
T has tratado a casi todos los de tu tiempo, as que puede que la conocieses.
Siento un gran inters por el seor Gray en la actualidad. Le acabo de conocer.
El nieto de Kelso! repiti el anciano caballero. El nieto de Kelso! Por
supuesto. Conoc a su madre muy ntimamente. Creo que asist a su bautizo. Era
una joven de extraordinaria belleza, Margaret Devereux; y volvi locos a todos
los hombres huy endo con un joven que no tena un penique; un simple don nadie,
s seor, un subalterno de un regimiento de infantera, o algo parecido.
Naturalmente. Lo recuerdo todo como si hubiese ocurrido ay er. El pobre
muchacho muri en un duelo en Spa, pocos meses despus de su matrimonio.
Corri una fea historia al respecto. Dicen que Kelso pag a algn pcaro
aventurero, a un bruto belga, para que insultase a su y erno en pblico; le pag, s
seor, le pag para que lo hiciera; y que aquel tipo ensart a su hombre como si
hubiese sido un pichn. Se ech tierra sobre el asunto pero, a fe ma, Kelso comi
solo su chuleta en el club durante algn tiempo. Se trajo a su hija, segn me
dijeron, y ella jams volvi a hablarle. Oh, s; fue un asunto feo. La joven
tambin muri, al cabo de un ao. De modo que dej un hijo. Lo haba olvidado.
Cmo es el muchacho? Si se parece a su madre debe ser un guapo mozo.
Es muy guapo asinti lord Henry.
Espero que caiga en buenas manos prosigui el viejo. Debera de
tener una bonita suma esperndole, si es que Kelso ha hecho por l lo que deba.
Su madre tambin tena un capital. Toda la propiedad de los Selby pas a ser de
ella a travs de su abuelo. Su abuelo odiaba a Kelso, lo consideraba un perro
avaro. El tambin lo era. Vino en una ocasin cuando y o estaba en Madrid. A fe
ma que me avergonz. La Reina sola preguntarme sobre el noble ingls que
discuta siempre con los cocheros por sus tarifas. Fue toda una comidilla. No me
atrev a asomar la cara por la Corte durante un mes. Espero que tratase a su nieto
mejor que a esos truhanes.
No lo s contest lord Henry . Imagino que el muchacho ser rico.
An no tiene la edad. Selby es suy o, me consta. l me lo dijo. Y era muy
bella su madre?
Margaret Devereux era una de las ms bellas criaturas que he visto nunca,
Harry. Qu demonios la indujo a comportarse como lo hizo, nunca llegu a
entenderlo. Podra haberse casado con cualquiera que hubiese elegido. Carlington
estaba loco por ella. Pero era una romntica. Todas las mujeres de esa familia lo
eran. Los hombres no valan gran cosa pero, a fe ma, las mujeres eran
increbles! Carlington se lo pidi de rodillas. l mismo me lo cont. Ella se ri de
l, y en esos tiempos no haba una sola mujer en Londres que no anduviese tras
l. Y, por cierto, Harry, hablando de casamientos necios, qu es ese disparate
que me cuenta tu padre de que Dartmoor quiere casarse con una americana?
No son las jvenes inglesas lo bastante buenas para l?
En este momento est bastante de moda casarse con americanas, to
George.
Defender a las mujeres inglesas ante el mundo entero, Harry dijo lord
Fermor golpeando la mesa con el puo.
La apuesta est en las americanas.
No duran nada, segn me han dicho mascull su to.
Los compromisos largos las extenan, pero son fundamentales en una
carrera de obstculos. Cogen las cosas al vuelo. Dudo que Dartmoor tenga una
oportunidad.
Quin es su familia? gru el anciano caballero. Si es que la tiene.
Lord Henry movi la cabeza.
Las jvenes americanas son tan hbiles en ocultar a sus padres como las
inglesas en esconder su pasado dijo disponindose a marchar.
Sern envasadores de carne de cerdo, supongo.
Eso espero, to George, por el bien de Dartmoor. Me han dicho que el
envasado de cerdo es uno de los negocios ms lucrativos de Amrica, despus de
la poltica.
Es bonita?
Se comporta como si lo fuera. La may ora de las americanas lo hacen as.
Es el secreto de su encanto.
Por qu no se quedarn esas americanas en su pas? Siempre estn
diciendo que es el paraso de las mujeres.
Lo es. sa es la razn de que, como Eva, estn tan tremendamente ansiosas
por salir de l dijo lord Henry . Adis, to George. Si me demoro ms,
llegar tarde al almuerzo. Gracias por darme la informacin que necesitaba. Me
gusta saberlo todo sobre mis nuevos amigos, y nada sobre los viejos.
Dnde vas a almorzar, Harry ?
En casa de ta Agatha. Le he pedido que nos invitase a m y al seor Gray.
Es su ltimo protg.
Hum. Dile a tu ta Agatha, Harry, que no me moleste ms con sus llamadas
a la caridad. Estoy harto de ellas. Vay a, la buena mujer se piensa que no tengo
nada mejor que hacer que rellenar cheques para sus absurdos caprichos.
Est bien, to George, se lo dir. Pero no surtir efecto alguno. La gente
filantrpica pierde todo sentido de la humanidad. Es su caracterstica ms
distintiva.
El anciano caballero gru aprobatoriamente y llam a su sirviente. Lord
Henry atraves los pequeos soportales hacia la calle Burlington y se dirigi a la
plaza de Berkeley.
De modo que sa era la historia de la familia de Dorian Gray. A pesar de la
crudeza con que se la haban contado, lo haba conmovido por su aire de extrao
romance, casi moderno. Una mujer hermosa arriesgndolo todo por una loca
pasin. Unas pocas y turbulentas semanas de felicidad, truncadas por un horrible
y traicionero crimen. Meses de silenciosa agona, y luego un nio nacido en
medio del dolor. La madre arrebatada por la muerte, el nio abandonado a la
soledad y a la tirana de un hombre viejo y sin amor. S; eran unos antecedentes
interesantes. Encuadraban al joven, volvindole en cierta forma ms perfecto.
Detrs de lo exquisito de este mundo siempre se oculta una tragedia. La tierra se
afana para dar nacimiento a la ms humilde flor Y qu encantador haba
estado durante la cena, la noche anterior, cuando, los ojos llenos de asombro y
los trmulos labios entreabiertos de placer, se haba sentado en el club frente a l,
la pantalla roja tiendo de un rosa ms vivo la naciente maravilla de su rostro.
Hablar con l era como tocar un exquisito violn. Responda a cada pulsacin y
estremecimiento del arco Haba algo terriblemente seductor en el ejercicio de
una influencia. No haba otra actividad que se le igualase. Proy ectar el alma en
una forma grcil y dejarla all detenida un instante; escuchar las propias ideas
repetidas por otro con toda la msica de la pasin y la juventud; traspasar el
propio temperamento como si fuese un fluido sutil o un raro perfume; supona un
verdadero goce, quiz el ms satisfactorio que quedaba en una poca tan limitada
y vulgar como la nuestra, en una poca groseramente carnal en sus placeres, y
ordinaria y vulgar en sus aspiraciones Era adems un magnfico espcimen,
ese muchacho que tan curiosa casualidad le haba hecho conocer en el estudio de
Basil; o en cualquier caso se poda moldear hasta convertirlo en un magnfico
espcimen. Posea la gracia y la inmaculada pureza de la adolescencia, y la
belleza tal como nos llega a travs de los mrmoles de los antiguos griegos. No
haba nada que no pudiese hacerse de l. Era posible convertirlo en un titn o en
un juguete. Qu pena que esa belleza estuviese destinada a marchitarse! Y
Basil? Qu interesante resultaba desde un punto de vista psicolgico! La nueva
tendencia del arte, un nuevo modo de ver la vida, sugerido de tan extraa forma
por la mera presencia de una persona absolutamente inconsciente de todo
aquello; el silencioso espritu que habita en la penumbra del bosque y sale sin ser
visto a campo abierto, mostrndose repentinamente, como una drade y sin
temor, porque en el alma que lo buscaba se ha despertado esa maravillosa visin
por la que nicamente se revelan las cosas maravillosas; las simples formas y
modelos de las cosas tornndose, por decirlo as, refinadas, y adquiriendo una
especie de valor simblico, como si ellas mismas fuesen el modelo de alguna
otra forma ms perfecta cuy a sombra hiciesen real: qu extrao era todo!
Recordaba algo parecido en la historia. No haba sido Platn, ese artista del
pensamiento, el primero en analizarlo? No era Buonarroti quien lo haba labrado
en el mrmol coloreado de una secuencia de sonetos? Pero en nuestro siglo
resultaba extrao S; l tratara de ser para Dorian Gray lo que, sin saberlo, era
el muchacho para el autor del maravilloso retrato. Tratara de dominarlo: y a casi
lo haba logrado, o estaba a medio camino. Hara suy o aquel espritu maravilloso.
Haba algo fascinante en ese hijo del Amor y de la Muerte.
De pronto se detuvo y mir las casas. Comprendi que se haba pasado un
poco de la de su ta y, sonriendo para sus adentros, volvi sobre sus pasos. Al
entrar en el vestbulo, algo sombro, el may ordomo le comunic que estaban
sentados a la mesa. Entreg el sombrero y el bastn a uno de los criados y pas
al comedor.
Tarde como de costumbre, Harry exclam su ta moviendo la cabeza.
Invent una excusa fcil y, sentndose en la silla que estaba vaca junto a ella,
mir a su alrededor para ver a los comensales. Dorian se inclin tmidamente
hacia l desde el otro extremo de la mesa, con las mejillas encendidas de placer.
Al lado opuesto estaba la duquesa de Harley, una mujer de admirable buen
carcter y temperamento a quien adoraba todo el que la conoca, y de esas
amplias proporciones arquitectnicas que, en las mujeres que no son duquesas,
los contemporneos describen como gordura. Junto a ella, a su derecha, se
sentaba sir Thomas Burton, miembro radical del parlamento, que en la vida
pblica segua a su lder y en la privada a los mejores cocineros, comiendo con
los tories y pensando con los liberales, de acuerdo con una sabia y bien conocida
regla. A la izquierda de la duquesa se sentaba el seor Erskine de Treadley,
anciano caballero de considerable encanto y cultura, que haba adquirido, sin
embargo, la mala costumbre de guardar silencio por haber dicho, como le
explic una vez a lady Agatha, todo lo que tena que decir antes de los treinta. Su
vecina era la seora Vandeleur, una de las ms antiguas amistades de su ta, una
perfecta santa entre las mujeres, pero tan terriblemente poco atractiva que
recordaba a un libro de oraciones mal encuadernado. Afortunadamente para l,
al otro lado slo estaba lord Faurel, inteligentsima mediocridad de edad mediana
y tan pelado como una declaracin ministerial en la Cmara de los Comunes,
con quien su vecina hablaba de esa forma tan profundamente seria que
constituy e el ms imperdonable error como l mismo comprob una vez en
el que caen todas las personas realmente buenas y del que ninguna de ellas logra
jams escapar por completo.
Hablbamos del pobre Dartmoor, lord Henry exclam la duquesa
hacindole amables seas desde el otro lado de la mesa. Cree usted que
realmente va a casarse con esa fascinante joven?
Creo que ella ha decidido proponrselo, duquesa.
Qu horror! exclam lady Agatha. Realmente alguien debera
intervenir.
S de muy buena tinta que su padre tiene un almacn de lencera
americana dijo sir Thomas Burton con aire desdeoso.
Mi to y a ha sugerido el envasado de cerdo, sir Thomas.
Lencera americana! Qu es la lencera americana? pregunt la
duquesa alzando con asombro sus largas manos y acentuando el verbo.
Las novelas americanas respondi lord Henry sirvindose un poco de
codorniz.
La duquesa pareci perpleja.
No le haga caso, querida susurr lady Agatha. Nunca habla en serio.
Cuando se descubri Amrica dijo el miembro radical, y empez a
dar aburridos detalles.
Como todo aquel que trata de agotar un tema, acab agotando a sus oy entes.
La duquesa suspir y ejerci su derecho a interrumpir.
Ojal no la hubiesen descubierto nunca exclam. Realmente, nuestras
jvenes no tienen ninguna oportunidad hoy en da. Es completamente injusto.
Puede que, despus de todo, an no se hay a descubierto Amrica dijo el
seor Erskine. Yo por mi parte dira que slo se ha detectado.
Oh, pero y o he visto ejemplares de sus habitantes contest la duquesa en
tono vago. Debo confesar que la may ora de ellas son extremadamente
bonitas. Y adems visten bien. Compran toda su ropa en Pars. Ojal y o pudiese
hacer lo mismo.
Dicen que cuando un buen americano muere va a Pars dijo sir Thomas,
que tena un gran armario lleno de artculos de humor en desuso.
De veras? Y adnde van los americanos malos despus de muertos?
inquiri la duquesa.
A Amrica murmur lord Henry.
Sir Thomas frunci el ceo.
Me temo que su sobrino tiene prejuicios hacia esa gran nacin le dijo a
lady Agatha. Yo he viajado por todo el pas, en coches puestos a mi disposicin
por las autoridades, que, en esas cuestiones, son extremadamente amables. Le
aseguro que es una visita muy instructiva.
Pero es realmente necesario para nuestra educacin ver Chicago? dijo
el seor Erskine en tono de queja. No me siento con fuerzas para el viaje.
Sir Thomas sacudi la mano.
El seor Erskine de Treadley tiene el mundo en su biblioteca. A nosotros,
los hombres prcticos, nos gusta ver las cosas, no leer acerca de ellas. Los
americanos son gente realmente interesante. Son completamente razonables.
Creo que es su caracterstica ms distintiva. S, seor Erskine, un pueblo
absolutamente razonable. Le aseguro que los americanos no hacen tonteras.
Qu horror! exclam lord Henry . Puedo soportar la fuerza bruta,
pero la razn bruta me resulta intolerable. Hay algo injusto en su utilizacin.
Supone un golpe bajo para el intelecto.
No le entiendo dijo sir Thomas, enrojeciendo.
Yo s, lord Henry murmur el seor Erskine con una sonrisa.
Las paradojas estn muy bien como camino replic el baronet.
Eso era una paradoja? pregunt el seor Erskine. Yo no lo creo. Tal
vez lo fuese. En cualquier caso, el camino de las paradojas es el camino de la
verdad. Para poner a prueba la realidad es necesario verla sobre la cuerda floja.
Cuando las verdades hacen acrobacias, entonces podemos juzgarlas.
Dios mo! dijo lady Agatha. Cmo argumentan ustedes los hombres!
Estoy segura de que nunca entiendo lo que estn hablando. Oh!, Harry, estoy
muy disgustada contigo. Por qu intentas persuadir a nuestro querido Dorian
Gray de que abandone el East End? Te aseguro que su ay uda sera inapreciable.
Les encantara orle tocar.
Quiero que toque para m exclam lord Henry sonriendo y, al mirar
hacia el extremo de la mesa, sorprendi una brillante mirada como respuesta.
Pero en Whitechapel son tan desgraciados! insisti lady Agatha.
Puedo simpatizar con todo excepto con el sufrimiento dijo lord Henry
encogindose de hombros. No podra simpatizar con eso. Es demasiado feo,
demasiado horrible y doloroso. Hay algo terriblemente mrbido en la
comprensin moderna hacia el dolor. Deberamos simpatizar con el color, la
belleza, la alegra de vivir. Cuanto menos se hable de las llagas de la vida, tanto
mejor.
Aun as, el East End es un problema muy importante observ sir Thomas
con un grave movimiento de cabeza.
En efecto contest el joven lord. Es el problema de la esclavitud, y
nosotros tratamos de solucionarlo divirtiendo a los esclavos.
El poltico lo mir fijamente.
Qu cambios propone usted, en ese caso? pregunt.
Lord Henry ri.
No querra cambiar nada en Inglaterra excepto el tiempo respondi.
La contemplacin filosfica me satisface por completo. Pero como el siglo XIX
se ha ido a la bancarrota debido a un excesivo gasto de comprensin, sugiero que
apelemos a la ciencia para que nos devuelva al buen camino. La ventaja de las
emociones es que nos llevan por el mal camino, y la ventaja de la ciencia es que
no es emocional.
Pero tenemos tan graves responsabilidades aventur tmidamente la
seora Vandeleur.
Terriblemente graves repiti lady Agatha.
Lord Henry mir al seor Erskine.
La humanidad se toma a s misma demasiado en serio. Es el pecado
original del mundo. Si los hombres de las cavernas hubiesen sabido rer, la
historia habra sido distinta.
Es usted realmente reconfortante trin la duquesa. Siempre me he
sentido bastante culpable cuando visito a su querida ta Agatha, y a que no me
tomo inters alguno por el East End. En el futuro ser capaz de mirarla a la cara
sin sonrojarme.
Sonrojarse es muy favorecedor, duquesa observ lord Henry.
Slo cuando se es joven contest ella. Cuando una anciana como y o se
sonroja, es muy mala seal. Ah!, lord Henry, deseara que me dijese cmo
volver a ser joven.
Lo pens un momento.
Puede recordar algn gran error que hay a cometido en su juventud,
duquesa? pregunt mirndola desde el otro lado de la mesa.
Muchos, me temo exclam.
Entonces vulvalos a cometer dijo gravemente. Para recuperar la
juventud, slo hay que repetir las locuras de entonces.
Una teora deliciosa! exclam la duquesa. Tengo que ponerla en
prctica.
Una teora peligrosa! dijo sir Thomas apretando los labios.
Lady Agatha movi la cabeza, pero no poda evitar sentirse divertida. El
seor Erskine era todo odos.
S prosigui l, se es uno de los grandes secretos de la vida. Hoy en
da la may or parte de la gente muere de una especie de sentido comn
progresivo, y descubren cuando es demasiado tarde que lo nico de lo que uno
jams se arrepiente es de sus propios errores.
Corri la risa por toda la mesa.
Jug con la idea y la desarroll tenazmente; la lanz al aire y la transform;
la dej escapar y volvi a capturarla; la hizo iridiscente con su fantasa y le dio
alas por medio de la paradoja. A medida que avanzaba, el elogio de la locura se
encumbr en filosofa, y la propia filosofa rejuveneci, y reconociendo la loca
msica del placer, ataviada, como podra suponerse, con su tnica manchada de
vino y su guirnalda de hiedra, bail como una bacante sobre las colinas de la
vida, burlndose del torpe Sileno por su sobriedad. Los hechos huan a su paso
como atemorizados seres del bosque. Sus blancos pies pisotearon el inmenso
lagar en el que el sabio Ornar se sienta, hasta que el espumoso jugo de la uva se
alz alrededor de sus miembros desnudos en oleadas de purpreas burbujas, o se
arrastr en forma de roja espuma por la negra y chorreante pendiente de los
costados del tonel. Senta los ojos de Dorian Gray fijos en l, y la conciencia de
que haba alguien en su auditorio cuy a naturaleza se propona fascinar, pareca
agudizar su ingenio y prestar colorido a su imaginacin. Estuvo brillante,
fantstico, irresponsable. Sedujo a sus oy entes hasta que se olvidaron de s
mismos y siguieron a su flauta entre risas. Dorian Gray no apart los ojos de l ni
un solo instante, y permaneci inmvil como el que est bajo un hechizo, las
sonrisas sucedindose en sus labios y el creciente asombro nublando de gravedad
sus ojos.
Finalmente, la realidad vestida de librea moderna entr en la sala en forma
de sirviente para comunicarle a la duquesa que su coche esperaba. sta se
retorci las manos con cmica desesperacin.
Qu fastidio! exclam. Debo marcharme. He de recoger a mi
marido en el club para llevarle a una absurda reunin en los salones Willis, donde
va a actuar como presidente. Si llego tarde seguro que se pondr furioso, y no
podra soportar una escena con este sombrero. Es demasiado frgil. Una palabra
ruda lo arruinara. No, debo marcharme, lady Agatha. Adis, lord Henry. Es
usted delicioso y terriblemente desmoralizante. Lo cierto es que no s qu decir
sobre sus puntos de vista. Tiene que venir a comer con nosotros una noche de
stas. El martes? Est usted libre el martes?
Por usted dejara plantado a cualquiera, duquesa dijo lord Henry con
una inclinacin.
Ah! Eso es muy amable y un error por su parte exclam ella. No
olvide venir.
Y abandon rpidamente el saln seguida por lady Agatha y otras seoras.
Cuando lord Henry volvi a sentarse, el seor Erskine rode la mesa y,
acercando una silla, puso la mano sobre su brazo.
Habla usted como un libro dijo, por qu no escribe alguno?
Me gusta demasiado leer libros como para interesarme en escribir uno,
seor Erskine. Naturalmente, me gustara escribir una novela: una novela tan
hermosa como un tapiz persa, y as de irreal. Pero el nico pblico literario que
hay en Inglaterra son los lectores de diarios, libros de texto y enciclopedias. De
todos los pueblos del mundo, el ingls es el que tiene menos sentido de la belleza
en literatura.
Me temo que tiene usted razn contest el seor Erskine. Yo mismo
sola tener ambiciones literarias, pero las descart hace mucho tiempo. Y ahora,
mi querido y joven amigo, si me permite llamarle as, puedo preguntarle si de
verdad piensa todo lo que ha dicho durante el almuerzo?
Lo he olvidado por completo dijo lord Henry con una sonrisa. Dije
algo malo?
Muy malo, en verdad. De hecho, le considero extremadamente peligroso,
y si algo le ocurre a nuestra buena duquesa, todos le consideraremos el principal
responsable. Pero quisiera hablarle a usted de la vida. La generacin a la que
pertenezco es aburrida. Algn da, cuando se hay a cansado usted de Londres,
venga a Treadly y expngame su filosofa del placer ante un magnfico
Burgundy que tengo la suerte de poseer.
Lo har encantado. Visitar Treadly ser un gran privilegio. El anfitrin es
perfecto, y tambin lo es la biblioteca.
Usted la completar contest el anciano caballero con una corts
inclinacin. Y ahora debo decirle adis a su encantadora ta. Me esperan en el
Ateneo. Es la hora en que echamos la siesta.
Todos ustedes, seor Erskine?
Cuarenta de nosotros en cuarenta sillones. Estamos practicando para una
Academia Inglesa de las Letras.
Lord Henry se ech a rer y se levant.
Me voy al parque exclam.
Cuando sala por la puerta, Dorian Gray le toc el hombro.
Deje que le acompae murmur.
Pero cre que haba prometido usted ir a ver a Basil Hallward contest
lord Henry.
Preferira ir con usted; s, siento que debo ir con usted. Permtamelo. Y
promete que hablar durante todo el tiempo? Nadie habla tan maravillosamente
bien como usted.
Ah! Ya he hablado suficiente por hoy dijo lord Henry sonriendo.
Ahora slo quiero que contemple la vida. Puede venir y hacerlo conmigo, si eso
le complace.
CAPTULO IV
Una tarde del mes siguiente, Dorian Gray estaba reclinado en un lujoso silln
en la pequea biblioteca de la casa de lord Henry en May fair. Era, en su gnero,
una estancia acogedora, con altos zcalos de roble manchado de aceituna, friso y
techo color crema con relieves de escay ola, y una moqueta de fieltro color
ladrillo cubierta con alfombras persas de largos y sedosos flecos. Sobre una
mesita de madera satinada haba una estatuilla de Clodin, junto a un ejemplar
de Les cent nouvelles encuadernado para Margarita de Valois por Clovis Eve, y
sembrado de las margaritas de oro que esa reina haba escogido por emblema.
En la repisa de la chimenea se alineaban grandes jarrones chinos de porcelana
azul con tulipanes de abigarrados colores, y a travs de los cristales emplomados
de la ventana entraba a raudales la luz albaricoque de un da de esto londinense.
Lord Henry no haba llegado an. Se retrasaba siempre por principio, pues su
lema consista en que la puntualidad es el ladrn del tiempo. As pues, el joven
pareca un poco contrariado, y hojeaba distradamente una edicin de Manon
Lescaut con elaboradas ilustraciones, que haba encontrado en uno de los estantes.
El solemne y montono tictac del reloj Luis XIV lo irritaba. Haba estado a punto
de marcharse una o dos veces.
Al fin oy ruido de pasos y se abri la puerta.
Qu tarde llegas, Harry ! murmur.
Me temo que no sea Harry, seor Gray contest una voz chillona.
Mir rpidamente a su alrededor y se puso en pie.
Ruego me disculpe. Pens
Pens que era mi marido. Slo soy su mujer. Permita usted que me
presente. Le conozco muy bien por sus fotografas. Creo que mi marido tiene
diecisiete.
Diecisiete, lady Henry ?
Bueno, dieciocho entonces. Y le vi con l la otra noche en la pera.
Rea nerviosamente al hablar, y lo miraba con sus vagos ojos de no-me-
olvides. Era una mujer curiosa, cuy os vestidos parecan siempre diseados con
rabia y puestos en medio de una tempestad. Sola estar enamorada de alguien y,
como su pasin nunca era correspondida, conservaba todas sus ilusiones.
Intentaba parecer extica, pero slo lograba resultar desaliada. Se llamaba
Victoria, y tena la inveterada mana de ir a la iglesia.
Eso fue en Lohengrin, no es as, lady Henry ?
S; fue en el amado Lohengrin. Me gusta la msica de Wagner ms que la
de cualquier otro. Es tan altisonante que se puede hablar todo el tiempo sin que
oigan lo que uno dice. Supone una gran ventaja, no le parece, seor Gray ?
La misma risa nerviosa y entrecortada estall en los delgados labios, y sus
dedos comenzaron a juguetear con un largo cortapapeles de concha de tortuga.
Dorian sonri, moviendo la cabeza.
Me temo que no estoy de acuerdo con usted, lady Henry. Jams hablo
cuando oigo msica, al menos cuando se trata de buena msica. Si la msica que
se escucha es mala, entonces uno tiene el deber de ahogarla con la conversacin.
Ah! Esa idea es de Harry, verdad, seor Gray ? Siempre oigo las ideas de
Harry en boca de sus amigos. Es la nica forma en que me llegan. Pero no crea
que no aprecio la buena msica. La adoro, pero la temo. Me vuelve demasiado
romntica. He sentido verdadera adoracin por algunos pianistas en ocasiones
por dos a un tiempo, como dice Harry. No s lo que tienen. Puede que sea su
calidad de extranjeros. Todos lo son, no es as? Hasta los que nacen en Inglaterra
se hacen extranjeros despus de un tiempo, verdad? Es una medida tan
inteligente y un verdadero homenaje al arte. Lo hace cosmopolita, no le
parece? Nunca ha asistido a una de mis fiestas, verdad, seor Gray ? Debe usted
venir. No puedo permitirme orqudeas, pero no reparo en gastos con los
extranjeros. Dan un toque tan pintoresco al saln. Pero aqu est Harry ! Harry,
vine a buscarte para preguntarte algo he olvidado qu y encontr aqu al
seor Gray. Hemos mantenido una agradable charla sobre msica. Y estamos
completamente de acuerdo. No; creo que nuestras ideas son absolutamente
distintas. Pero ha sido amabilsimo. Estoy encantada de haberle conocido.
Me alegro, querida, me alegro mucho dijo lord Henry levantando sus
oscuras y arqueadas cejas y observndolos con una sonrisa divertida.
Siento llegar tarde, Dorian. He ido a buscar una pieza de brocado antiguo a
la calle Wardour y me he pasado horas regateando por ella. Hoy en da, la gente
sabe el precio de todo, pero no conoce el valor de nada.
Me temo que debo marcharme exclam lady Henry rompiendo el
embarazoso silencio con su tonta y brusca risa. He prometido acompaar a la
duquesa en su paseo. Adis, seor Gray. Adis, Harry. Comers fuera, supongo.
Yo tambin. Puede que nos veamos en casa de lady Thornbury.
Eso espero, querida dijo lord Henry cerrando la puerta tras ella cuando,
como un ave del paraso que hubiese pasado toda la noche bajo la lluvia, huy de
la estancia dejando un leve perfume de franchipn; luego encendi un cigarro y
se dej caer sobre el sof.
Jams te cases con una mujer de pelo pajizo, Dorian dijo tras unas
bocanadas.
Por qu, Harry ?
Porque son unas sentimentales.
Pero a m me gusta la gente sentimental.
Nunca te cases, Dorian. Los hombres se casan por cansancio; las mujeres
por curiosidad; y ambos resultan decepcionados.
No creo que me case, Harry. Estoy demasiado enamorado. se es uno de
tus aforismos. Lo estoy poniendo en prctica, como hago con todo lo que t dices.
De quin ests enamorado? pregunt lord Henry tras una pausa.
De una actriz contest Dorian sonrojndose.
Lord Henry se encogi de hombros.
Eso es un debut ms bien vulgar.
No lo diras si la vieses, Harry.
Quin es?
Su nombre es Siby l Vane.
Jams he odo hablar de ella.
Nadie lo ha hecho. Pero alguna vez lo harn. Ella es genial.
Querido muchacho, ninguna mujer es genial. Las mujeres son un sexo
decorativo. Nunca tienen nada que decir, pero cuando lo hacen es de forma
encantadora. Las mujeres representan el triunfo de la materia sobre la mente, y
los hombres el triunfo de la mente sobre la moral.
Cmo puedes hablar as, Harry ?
Mi querido Dorian, es la pura verdad. ltimamente estoy analizando a las
mujeres, as que debera saberlo. El tema no es tan abstruso como y o pensaba.
Encuentro que, en ltima instancia, slo hay dos tipos de mujeres: las feas y las
atractivas. Las primeras son muy tiles. Si quieres ganarte una reputacin de
hombre respetable, no tienes ms que invitarlas a cenar. Las otras mujeres son
completamente encantadoras. Sin embargo, cometen un error. Se pintan para
parecer ms jvenes. Nuestras abuelas se pintaban para intentar hablar con
brillantez: el rouge y el esprit solan ir juntos. Eso se ha acabado. Una mujer no
est completamente satisfecha si no parece diez aos ms joven que su propia
hija. En cuanto a la conversacin, slo hay cinco mujeres en todo Londres con
las que merece la pena hablar, y dos de ellas estn excluidas de la sociedad
respetable. En cualquier caso, hblame de tu genio. Cunto hace que la conoces?
Ah, Harry, tus puntos de vista me aterran!
Olvdalo. Cunto hace que la conoces?
Unas tres semanas.
Y dnde la encontraste?
Te lo dir, Harry ; pero tienes que ser comprensivo. Despus de todo, de no
haberte conocido nada de esto hubiese pasado. T me llenaste de un deseo
salvaje de saberlo todo sobre la vida. Durante das, despus de conocerte, algo
pareca latir en mis venas. Cuando paseaba por el parque o caminaba por
Picadilly miraba a todos los que pasaban y me preguntaba, con loca curiosidad,
qu vida llevaran. Algunos de ellos me fascinaban. Otros me llenaban de terror.
Haba un exquisito veneno en el aire. Me apasionaban las sensaciones Pues
bien, una tarde, alrededor de las siete, decid salir en busca de alguna aventura.
Sent que este gris y monstruoso Londres, con sus millones de habitantes, sus
srdidos pecadores y sus esplndidas faltas, como una vez dijiste, deba de tener
algo guardado para m. Imagin cientos de cosas. La sola sensacin de peligro
me produca placer. Record lo que me habas dicho esa maravillosa tarde en
que cenamos juntos por primera vez sobre que la bsqueda de la belleza era el
autntico secreto de la vida. No s lo que esperaba, pero sal y camin sin rumbo
fijo hacia el este, perdindome muy pronto en un laberinto de mugrientas calles
y negras y peladas plazoletas. Alrededor de las ocho y media, pas por un
absurdo teatrucho con enormes y resplandecientes focos de gas y carteles
chillones. Un horrible judo, vestido con el chaleco ms sorprendente que he visto
en mi vida, estaba parado a la entrada fumando un cigarro infame. Tena rizos
grasientos, y un diamante inmenso brillaba en mitad de su sucia camisa.
Quiere un palco, milord? dijo al verme, y se quit el sombrero con aire de
suntuoso servilismo. An no consigo entender por qu lo hice; y sin embargo, de
no haberlo hecho querido Harry, de no haberlo hecho me habra perdido el
may or romance de mi vida. Haba algo en l que me divirti, Harry. Era tan
monstruoso. Te reirs de m, lo s, pero lo cierto es que entr y pagu una guinea
por el palco. Veo que te res. Es horrible por tu parte!
No me ro, Dorian; al menos no de ti. Pero no deberas decir el may or
romance de tu vida. Deberas decir tu primer romance. A ti siempre te amarn,
y t estars siempre enamorado del amor. Una grande passion es el privilegio de
los que no tienen nada que hacer. Es la nica ocupacin de las clases ociosas de
un pas. No temas. Te aguardan cosas exquisitas. Esto es slo el comienzo.
Crees que mi naturaleza es tan superficial? exclam Dorian Gray
irritado.
No; la creo muy profunda.
Qu quieres decir?
Querido muchacho, los que slo aman una vez en la vida son los
verdaderamente superficiales. A lo que ellos llaman lealtad y fidelidad, y o lo
llamo letargo de la costumbre o falta de imaginacin. La fidelidad es a las
personas emocionales lo que la consistencia a la vida del intelecto: una simple
confesin de fracaso. La fidelidad! Algn da he de analizarla. Tiene la pasin
de la propiedad. Hay muchas cosas que desecharamos de no temer que otros las
recogiesen. Pero no quiero interrumpirte. Sigue con tu historia.
Pues bien, me encontr sentado en un estrecho y horrible palco frente a un
vulgar teln. Me asom tras la cortina y estudi el lugar. Era todo oropeles,
cupidos y cornucopias, como una tarta de bodas de tercera clase. La tribuna y la
platea se vean bastante llenas, pero las dos filas de grasientas butacas estaban
casi vacas, y en lo que supongo llamarn el principal no haba prcticamente ni
un alma. Las mujeres iban y venan con naranjas y cerveza de jengibre, y se
haca un tremendo consumo de nueces.
Deba de ser exactamente igual que en la poca dorada del drama ingls.
Exactamente igual, supongo, y muy deprimente. Empezaba a preguntarme
qu deba hacer, cuando vi el cartel. Qu imaginas que representaban, Harry ?
Supongo que El joven idiota o Mudo pero inocente. A nuestros padres sola
gustarles ese tipo de obras, creo. Cuanto ms vivo, Dorian, ms me convenzo de
que todo lo que era suficientemente bueno para nuestros padres no es lo bastante
bueno para nosotros. En arte, como en poltica, les grand-pres ont toujours tort.
Esa obra era suficientemente buena para nosotros, Harry. Se trataba de
Romeo y Julieta. Debo admitir que me sent bastante molesto ante la idea de ver
representado a Shakespeare en un miserable agujero como aqul. Sin embargo,
de algn modo estaba interesado. En cualquier caso, decid esperar al primer
acto. Haba una orquesta espantosa que presida un joven hebreo sentado ante un
piano desvencijado y que casi me hizo desistir, pero finalmente se alz el teln y
comenz la obra. Romeo era un caballero grueso de edad madura y cejas
pintadas con corcho quemado, voz ronca de tragedia y el cuerpo como un barril
de cerveza. Mercucio era casi tan malo. Lo representaba uno de esos
comediantuchos que introducen bromas de su propia cosecha y estn en
excelentes trminos con la platea. Ambos eran tan grotescos como el escenario,
y ste pareca salido de una barraca de feria. Pero Julieta! Harry, imagina a una
muchacha de apenas diecisiete aos con una carita de flor, una menuda cabeza
griega de enroscadas trenzas castao oscuro, los ojos violeta como pozos de
pasin, y unos labios como ptalos de rosa. Era lo ms adorable que haba visto
en mi vida. Una vez me dijiste que el patetismo no te conmova, pero que la
belleza, la sola belleza, poda llenarte los ojos de lgrimas. Te digo, Harry, que a
duras penas poda ver a la muchacha a travs de la bruma del llanto que me
asalt. Y su voz jams haba odo otra igual. Hablaba muy bajo al principio,
con hondas y suaves notas que parecan penetrar una a una el odo. Luego subi
un poco el tono, y son como una flauta o un lejano oboe. En la escena del jardn
tena el trmulo xtasis que uno escucha antes del amanecer, cuando los
ruiseores cantan. Ms tarde hubo momentos en que adquiri la pasin ardiente
de los violines. T sabes hasta qu punto puede una voz conmover. Tu voz y la voz
de Siby l Vane son dos cosas que jams podr olvidar. Las oigo al cerrar los ojos,
y cada una dice algo distinto. No s a cul de ellas seguir. Por qu no habra de
amarla? La quiero, Harry. Ella lo es todo para m en la vida. Noche tras noche
voy a verla actuar. Una noche es Rosalinda, y la tarde siguiente Imogenia. La he
visto morir en la penumbra de una tumba italiana, bebiendo el veneno de los
labios de su amado. La he visto errar por los bosques de Arden disfrazada de un
hermoso muchacho con calzas, jubn y elegante gorro. Ha enloquecido y se ha
presentado ante un rey culpable dndole ruda para vestirse y amargas hierbas a
gustar. Ha sido inocente, y las blancas manos de los celos han partido su garganta
como un junco. La he visto en todas las pocas y con todas las indumentarias.
Las mujeres corrientes no excitan nunca nuestra imaginacin. Se limitan a su
siglo. Ningn hechizo las transfigura. Uno conoce su mente con la misma
facilidad que su sombrero. Siempre puedes encontrarlas. Carecen de misterio
alguno. Por la maana pasean en coche por el parque, y por las tardes parlotean
tomando el t. Tienen una sonrisa estereotipada y una conducta a la moda. Son
completamente obvias. Pero una actriz! Qu distinta es una actriz! Harry !
Por qu no me habas dicho que la nica cosa digna de amarse es una actriz?
Porque he amado a muchas, Dorian.
Oh, s, mujeres horribles de pelo teido y cara pintada
No desprecies el pelo teido y las caras pintadas. A veces tienen un encanto
extraordinario dijo lord Henry.
Ahora me arrepiento de haberte hablado de Siby l Vane.
No hubieses podido evitarlo, Dorian. Me contars todo lo que hagas durante
el resto de tu vida.
S, Harry, creo que eso es cierto. No puedo evitar contarte las cosas. Tienes
una extraa influencia sobre m. Si alguna vez cometiese un crimen, vendra a
confesrtelo. T me entenderas.
La gente como t, tenaces ray os de sol de la vida, no comete crmenes,
Dorian. Pero, en cualquier caso, te agradezco mucho el cumplido. Y ahora
dime alcnzame las cerillas, s buen chico Qu relacin tienes actualmente
con Siby l Vane?
Dorian Gray se levant precipitadamente con las mejillas arreboladas y los
ojos llameantes.
Harry ! Siby l Vane es sagrada!
Slo lo sagrado merece tocarse, Dorian dijo lord Henry con una extraa
carga de patetismo en su voz. Pero por qu ibas a sentirte molesto? Supongo
que ella te pertenecer algn da. Cuando uno est enamorado, siempre
comienza por engaarse a uno mismo y acaba engaando a los otros. En eso
consiste lo que el mundo llama un romance. En cualquier caso, supongo que la
conocers.
Naturalmente que la conozco. La primera noche que estuve en el teatro, el
horrible judo acudi al palco una vez terminada la representacin y se ofreci a
llevarme entre bastidores para presentrmela. Me enfurec con l: le dije que
Julieta llevaba muerta cientos de aos y que su cuerpo y aca en una tumba de
mrmol, en Verona. Por su mirada de perplejo asombro, creo que concluy que
y o haba bebido demasiado champn, o algo as.
No me sorprende.
Despus me pregunt si y o escriba para algn peridico. Le contest que
jams los lea. Pareci terriblemente decepcionado por mi comentario, y me
confi que todos los crticos dramticos estaban confabulados en su contra y que
todos ellos se vendan.
No me sorprendera que tuviese toda la razn en eso. Pero, por otra parte, a
juzgar por las apariencias, la may or parte de ellos no deben de ser nada caros.
Bueno, l pareca creer que estaban por encima de sus posibilidades ri
Dorian. Para entonces, sin embargo, estaban apagando las luces del teatro y
tena que marcharme. Quiso que probase unos cigarros que l recomendaba con
fervor. Los rechac. La siguiente noche, por supuesto, volv al lugar. Al verme
hizo una profunda reverencia y asegur que y o era un esplndido protector del
arte. Era una bestia repugnante, pero senta una extraordinaria pasin por
Shakespeare. Una vez me dijo con aire de orgullo que las cinco veces que haba
quebrado se haba debido enteramente al Bardo , como insista en llamarlo.
Pareca considerarlo una distincin.
Era una distincin, mi querido Dorian, una gran distincin. La may ora de
la gente se arruina invirtiendo con exceso en la prosa de la vida. Arruinarse por la
poesa es un honor. Pero cundo hablaste por primera vez con Siby l Vane?
La tercera noche. Haba representado a Rosalinda. No pude evitar
intentarlo. Le haba arrojado algunas flores y ella me haba mirado; al menos y o
pens que lo haba hecho. El viejo judo era persistente. Pareca empeado en
llevarme entre bastidores, de modo que consent. Es extrao que no quisiera
conocerla, verdad?
No; y o no lo creo as.
Por qu, querido Harry ?
Te lo dir en otro momento. Ahora quiero saber de la muchacha.
Siby l? Oh, fue tan tmida y amable. Hay algo de nia en ella. Sus ojos se
abrieron con exquisito asombro cuando le dije lo que pensaba de su actuacin, y
pareca completamente inconsciente de su poder. Los dos estbamos bastante
nerviosos. El viejo judo segua sonriendo en el umbral del polvoriento camerino,
haciendo elaborados discursos sobre nosotros mientras nos mirbamos como
nios. Insista en llamarme milord , as que tuve que asegurarle a Siby l que no
era nada por el estilo. Ella se limit a decirme: Perece usted ms bien un
prncipe. Le llamar Prncipe Encantador .
Palabra, Dorian, la seorita Siby l sabe cmo hacer cumplidos.
T no la entiendes, Harry. Me miraba como si y o slo fuese un personaje
de una obra. No sabe nada de la vida. Vive con su madre, una mujer cansada y
marchita que representaba a lady Capuleto con una especie de bata roja la
primera noche, y que parece haber vivido mejores tiempos.
Conozco ese aspecto. Me deprime murmur lord Henry estudiando sus
anillos.
El judo quiso contarme su historia, pero le dije que no me interesaba.
Hiciste muy bien. Siempre hay algo infinitamente mezquino en las
tragedias ajenas.
Siby l es lo nico que me interesa. Qu me importa su origen? De la
pequea cabeza a los menudos pies, es absoluta y completamente divina. Ira a
verla actuar todas las noches de mi vida, y cada una sera ms maravillosa que la
anterior.
Supongo que sa es la razn de que y a nunca cenemos juntos. Imagin que
tendras algn curioso romance entre manos. Y acert; pero no es en absoluto lo
que y o esperaba.
Querido Harry, pero si todos los das almorzamos o comemos juntos, y he
ido contigo varias veces a la pera dijo Dorian abriendo asombrado sus ojos
azules.
Siempre llegas terriblemente tarde.
Bueno, no puedo evitar ir a ver actuar a Siby l exclam, aunque slo
sea durante un acto. Anhelo su presencia; y cuando pienso en el maravilloso
espritu que se oculta en su pequeo cuerpo de marfil, me siento lleno de
reverencia hacia ella.
Podrs cenar conmigo esta noche, Dorian, no?
Movi la cabeza.
Esta noche ella es Imogenia contest, y maana ser Julieta.
Y cundo es Siby l Vane?
Nunca.
Te felicito.
Qu desagradable eres! Ella es en una todas las grandes heronas del
mundo entero. Ella es ms que una persona. Rete, pero te digo que tiene genio.
La quiero, y tengo que lograr que ella me quiera. T que conoces todos los
secretos de la vida, dime cmo seducir a Siby l Vane para que ella me ame!
Quiero que Romeo sienta celos de m. Quiero que todos los amantes muertos de
la historia escuchen nuestra risa y se entristezcan. Quiero que el aliento de
nuestra pasin vuelva su polvo a la vida y despierte sus cenizas al dolor. Dios
mo, Harry ! Cmo la adoro!
Recorra la estancia de arriba abajo mientras hablaba. Manchas de un rojo
febril ardan en sus mejillas. Estaba horriblemente excitado.
Lord Henry lo observaba con un sutil sentimiento de placer. Qu distinto era
ahora del tmido y temeroso muchacho que haba conocido en el estudio de
Basil! Su naturaleza maduraba como una flor, produciendo capullos de llama
escarlata. El alma haba abandonado su escondite oculto, y el deseo haba
acudido a su encuentro.
Y qu te propones hacer? dijo lord Henry al fin.
Quiero que t y Basil vengis conmigo una noche a verla actuar. No temo
en absoluto los resultados. Estoy seguro de que reconoceris su genio. Despus
tenemos que arrancarla de las garras del judo. Est atada a l por tres aos o
al menos por dos aos y ocho meses a partir de este momento. Tendr que
pagarle, por supuesto. Cuando todo est arreglado alquilar un teatro en el West
End y la lanzar como es debido. Volver tan loco al mundo como lo ha hecho
conmigo.
Querido muchacho, eso sera imposible.
S que lo har. No slo tiene arte, un consumado sentido del arte, sino
tambin personalidad. Y a menudo me has dicho que es la personalidad, no los
principios, lo que mueve los tiempos.
Est bien, qu noche iremos?
Djame ver. Maana es martes. Vay amos maana. Maana hace de
Julieta.
Est bien. A las ocho en el Bristol; y o recoger a Basil.
A las ocho no, Harry, te lo ruego. A las seis y media. Tenemos que estar all
antes de que se alce el teln. Tenis que verla en el primer acto, cuando conoce a
Romeo.
Las seis y media! Qu horas son sas? Sera como acudir a un vulgar t o
como leer una novela inglesa. Ha de ser a las siete. Ningn caballero cena antes
de las siete. Vas a ver a Basil entretanto? O le escribo y o?
Pobre Basil! No le he visto en una semana. Es horrible por mi parte. Me
ha enviado el retrato con un maravilloso marco especialmente diseado por l
mismo y, aunque estoy algo celoso del cuadro por ser un mes entero ms joven
que y o, tengo que admitir que me deleito en l. Quiz sea mejor que le escribas
t. No quiero verlo a solas. Dice cosas que me molestan. Me da buenos consejos.
Lord Henry ri.
A la gente le encanta deshacerse de lo que ms necesita. Es lo que y o
llamo los abismos de la generosidad.
Oh, Basil es el mejor de los amigos, pero me parece que es un poco
filisteo. Desde que te conozco, Harry, lo he descubierto.
Basil, ese querido muchacho, pone todo el encanto en su obra. El resultado
es que no le queda nada para la vida excepto sus prejuicios, sus principios y su
sentido comn. Los nicos artistas que personalmente me han parecido
encantadores eran malos artistas. Los buenos slo existen en aquello que hacen, y
consecuentemente carecen de todo inters en lo que son. Un gran poeta, un poeta
verdaderamente grande, es lo ms poco potico que existe. Pero los malos poetas
son absolutamente fascinantes. Cuanto peores son sus rimas, ms pintorescos
parecen. El mero hecho de haber publicado un libro de sonetos de segunda
categora vuelve a un hombre completamente irresistible. Este vive la poesa que
es incapaz de escribir. Los dems escriben la poesa que no osan poner en
prctica.
Me pregunto si tendrs razn, Harry dijo Dorian Gray echando un poco
de perfume en su pauelo de una gran botella de tapn dorado que haba encima
de la mesa. Si t lo dices, debe de ser as. Y ahora tengo que marcharme.
Adis.
Cuando dej la estancia, los pesados prpados de lord Henry se cerraron y
empez a pensar. Realmente pocas personas le haban interesado tanto como
Dorian Gray y, sin embargo, la loca adoracin del joven por otra persona no le
causaba el ms mnimo atisbo de irritacin o celos. Le produca satisfaccin. Lo
converta en un motivo de estudio an ms interesante. Siempre le haban
cautivado los mtodos de las ciencias naturales, pero el sujeto de estudio usual de
esa ciencia le pareca trivial y poco interesante. As que empez a diseccionarse
a s mismo como haba acabado hacindolo con los dems. La vida humana: eso
era lo nico que consideraba digno de investigarse. Comparado con eso no haba
nada de valor. Era cierto que cuando se observaba la vida en su extrao crisol de
dolor y placer, no era posible ponerse una mscara de vidrio, ni evitar que los
vapores sulfurosos perturbasen el cerebro y enturbiasen la imaginacin con
monstruosas fantasas y sueos deformes. Haba venenos tan sutiles que para
conocer sus propiedades era preciso enfermar por su causa. Haba males tan
extraos que era necesario pasar por ellos para comprender su naturaleza. Y, sin
embargo, qu gran recompensa se reciba a cambio! Qu maravilloso lugar se
volva el mundo! Conocer la extraa y dura lgica de la pasin y la rica vida
emocional del intelecto, observar dnde coinciden y se separan, cundo estn en
armona y cundo en discordia Era una delicia! Qu importaba cul fuese el
precio? Nunca se pagaba un precio lo bastante alto a cambio de una sensacin.
Era consciente y ese pensamiento hizo brillar de placer sus ojos de oscuro
gata de que haba sido a causa de ciertas palabras suy as, palabras musicales
y dichas con expresin musical, por lo que el alma de Dorian Gray se haba
vuelto hacia esa blanca muchacha, cay endo en adoracin ante ella. En gran
medida, ese muchacho era su propia creacin. Lo haba vuelto precoz. Y eso era
algo. La gente ordinaria espera a que la vida le descubra sus secretos, pero para
unos pocos, los escogidos, los misterios de la vida se revelan antes de que el velo
se hay a alzado. A veces se es el efecto del arte, y sobre todo el de la literatura,
que apunta directamente hacia las pasiones y el intelecto. Pero de tanto en tanto
una personalidad compleja ocupa su lugar y asume esa funcin del arte; es, de
hecho, a su manera, una autntica obra de arte, teniendo la vida sus propias y
elaboradas obras maestras, tal como las tienen la poesa, la escultura o la pintura.
S, el muchacho era precoz. Recoga la cosecha cuando an era primavera.
Posea el pulso de la pasin y la juventud, pero empezaba a ser consciente de s
mismo. Observarle era una delicia. Con su bello rostro y tan hermosa alma era
algo que inspiraba verdadero asombro. No importaba cmo terminase todo, la
clase de final que le aguardase. Era como una de esas afables figuras de un
espectculo o representacin cuy as alegras parecen remotas, mientras que sus
penas conmueven nuestro sentido de la belleza con las rosas rojas de sus heridas.
El alma y el cuerpo, el cuerpo y el alma, qu misterio encierran! Hay algo
animal en el alma, y el cuerpo tiene sus momentos de espiritualidad. Los sentidos
pueden refinarse, y el intelecto puede degradarse. Quin podra decir dnde
acaba el impulso carnal o dnde empieza el impulso fsico? Qu superficiales
eran las definiciones de los psiclogos corrientes! Y, sin embargo, qu difcil
decidirse entre las pretensiones de las distintas escuelas! Es el alma una sombra
sentada en la casa del pecado? O est el cuerpo realmente en el alma, como
pensaba Giordano Bruno? La separacin del espritu y de la materia era un
misterio, como lo es su unin.
Comenz a preguntarse si sera posible alguna vez hacer de la psicologa una
ciencia tan absoluta que el ms mnimo impulso vital se nos revelase. En su
actual estado, siempre nos malinterpretamos a nosotros mismos y rara vez
logramos entender a los dems. La experiencia carece de valor tico alguno. No
es ms que el nombre que la gente da a sus errores. Los moralistas, por lo
general, la contemplan como una forma de aviso, reclaman para ella cierta
eficacia tica en la formacin del carcter, la saludan como algo que nos ensea
qu camino seguir o evitar. Pero la experiencia carece de poder motriz. Tiene
algo de causa activa, como la propia conciencia. Todo lo que en realidad
demuestra es que nuestro futuro ser igual a nuestro pasado, y que el pecado que
un da cometimos con pesadumbre de nuevo lo cometeremos muchas otras
veces, y con alegra.
Para l estaba claro que el mtodo experimental era el nico por el que poda
realizarse un anlisis cientfico de las pasiones; y ciertamente Dorian Gray era
un sujeto hecho a su medida, y pareca prometer ricos y fructferos resultados.
Su repentino y loco amor por Siby l Vane era un fenmeno psicolgico nada
carente de inters. No caba duda de que la curiosidad jugaba un papel
importante, la curiosidad y el deseo de nuevas experiencias; sin embargo, no se
trataba de una pasin simple, sino ms bien muy compleja. Lo que haba en ella
de puro instinto sensual de la adolescencia haba cambiado por obra de la
imaginacin, transformndose en algo que al mismo joven le pareca alejado de
los sentidos y, por la misma razn, mucho ms peligroso. Son las pasiones sobre
cuy o origen nos engaamos las que nos tiranizan con may or fuerza. Nuestros
motivos ms dbiles son aqullos de cuy a naturaleza somos conscientes. Ocurra
a menudo que cuando creamos estar experimentando con los dems, lo
estbamos en realidad haciendo con nosotros mismos.
Mientras lord Henry soaba con estas cosas, llamaron a la puerta y su criado
entr, recordndole que era hora de vestirse para la cena. El sol haba teido de
oro escarlata los ventanales de las casas de enfrente. Los cristales refulgan como
planchas de metal al rojo. En contraste, el cielo pareca una rosa marchita. Pens
en la joven y fogosa vida de su amigo y se pregunt cmo acabara.
Cuando volvi a casa, alrededor de las doce y media, encontr un telegrama
sobre la mesa del vestbulo. Lo abri y vio que era de Dorian Gray. Le
comunicaba que se haba prometido en matrimonio con Siby l Vane.
CAPTULO V
Supongo que sabrs la noticia, Basil dijo lord Henry esa tarde cuando
Hallward apareci en el pequeo reservado del Bristol donde los esperaba una
comida para tres.
No, Harry contest el artista dndole el sombrero y el abrigo al criado
que se inclinaba. De qu se trata? Nada de poltica, espero. La poltica no me
interesa. No debe de haber ni una sola persona en la Cmara de los Comunes a la
que merezca la pena pintar; aunque a muchas de ellas les hara falta un blanqueo.
Dorian Gray se ha prometido en matrimonio dijo lord Henry
observndole mientras hablaba.
Hallward se estremeci y frunci las cejas.
Dorian prometido en matrimonio? exclam. Es imposible!
Es completamente cierto.
Con quin?
Con una pequea actriz o algo as.
No puedo creerlo. Dorian es demasiado sensible.
Dorian es demasiado inteligente como para no cometer locuras de vez en
cuando, querido Basil.
Casarse es algo que difcilmente puede hacerse de vez en cuando, Harry.
Excepto en Amrica replic lord Henry lnguidamente. Pero y o no
he dicho que se hay a casado. Dije que estaba prometido en matrimonio. Hay
una gran diferencia. Yo tengo un claro recuerdo de haberme casado, pero no
recuerdo en absoluto estar prometido. Me inclino a pensar que nunca me
promet.
Pero piensa en los orgenes de Dorian, en su posicin y riqueza. Sera
absurdo que se casase tan por debajo de sus posibilidades.
Si quieres que se case con esa joven, dile eso, Basil. Seguro que entonces lo
har. Siempre que un hombre hace una completa estupidez, se debe a los motivos
ms nobles.
Espero que sea una buena chica, Harry. No quiero ver a Dorian atado a
alguna criatura vil que pueda degradar su naturaleza y arruinar su intelecto.
Oh, ella es mejor que buena: es hermosa murmur lord Henry
paladeando una copa de vermut con naranja y bitter. Dorian dice que es
hermosa, y no suele equivocarse con cosas de ese tipo. Tu retrato ha agilizado su
apreciacin del aspecto personal de los dems. Ha tenido ese excelente efecto,
entre otros. La veremos esta noche, si ese muchacho no olvida su cita.
Hablas en serio?
Completamente en serio, Basil. Sera un miserable si no fuese en este
momento ms serio que nunca.
Pero t lo apruebas, Harry ? pregunt el pintor recorriendo la estancia
de arriba abajo y mordindose el labio. No es posible que lo apruebes. Es un
capricho disparatado.
Ya nunca apruebo ni desapruebo nada. Es una actitud absurda ante la vida.
No nos envan al mundo para airear nuestros prejuicios morales. Nunca presto
odos a lo que dice la gente vulgar, y nunca interfiero en lo que hacen las
personas encantadoras. Cuando una personalidad me fascina, cualquier forma de
expresin que elija me es absolutamente deliciosa. Dorian Gray se enamora de
una bella muchacha que hace el papel de Julieta y le propone matrimonio. Por
qu no? Si se casase con Mesalina no sera menos interesante. Sabes que no soy
un defensor del matrimonio. El verdadero inconveniente del matrimonio es que
lo vuelve a uno altruista. Y la gente altruista no tiene encanto. Carece de
personalidad. No obstante, hay ciertos temperamentos que el matrimonio hace
ms complejos. Conservan su egotismo, aadindole otros muchos egos. Se ven
forzados a llevar ms de una vida. Se organizan mejor, y organizarse mejor es,
en mi opinin, el objetivo de la existencia humana. Adems, toda experiencia
tiene su valor y, con todo lo que pueda decirse contra el matrimonio, ciertamente
es una experiencia. Espero que Dorian Gray convierta a esa muchacha en su
esposa, la adore apasionadamente por seis meses y, de pronto, se sienta fascinado
por otra persona. Sera un maravilloso tema de estudio.
No piensas una sola palabra de lo que has dicho, Harry ; sabes que no. Si la
vida de Dorian Gray se malograse, nadie lo sentira ms que t. Eres mucho
mejor de lo que pretendes.
Lord Henry ri.
La razn de que nos guste pensar bien de otros es que todos tenemos miedo
de nosotros mismos. La base del optimismo es el puro terror. Nos creemos que
somos generosos porque atribuimos a nuestros vecinos la posesin de aquellas
virtudes que pueden beneficiarnos. Alabamos al banquero pensando que
podremos tener nuestra cuenta al descubierto, y hallamos buenas cualidades en
el salteador de caminos esperando que respete nuestro bolsillo. Pienso todo lo que
he dicho. Siento un profundo desprecio por el optimismo. En cuanto a malograrse
una vida, no hay vida que se malogre si no se detiene su crecimiento. Si quieres
estropear un carcter, no tienes ms que reformarlo. En cuanto al matrimonio,
naturalmente que sera una estupidez, pero hay otras ataduras ms interesantes
entre hombres y mujeres. Y, naturalmente, y o pienso estimularlas. Tienen el
encanto de estar de moda. Pero aqu llega Dorian. l podr decirte ms que y o.
Querido Harry, querido Basil, tenis que felicitarme! dijo el joven
quitndose su elegante capa forrada de raso y estrechando las manos de sus
amigos. Nunca he sido tan feliz. Naturalmente es muy repentino; todas las
cosas realmente deliciosas son repentinas. Y, sin embargo, me parece que esto es
lo nico que he buscado en toda mi vida.
La excitacin y el placer lo haban sonrojado, y estaba extraordinariamente
guapo.
Espero que siempre seas tan feliz, Dorian dijo Hallward, pero no
puedo perdonarte que no me hay as comunicado tu compromiso. A Harry s se lo
hiciste saber.
Y y o no te perdono que hay as llegado con retraso intervino lord Henry
poniendo su mano en el hombro del joven y sonriendo mientras hablaba. Ven,
sentmonos y veamos lo que vale el nuevo chef; despus nos contars cmo
ocurri todo.
Realmente no hay mucho que contar dijo Dorian mientras se sentaban a
la mesa. Lo que ocurri fue simplemente esto. Despus de haberte dejado
ay er tarde, Harry, me vest, com algo en el pequeo restaurante italiano de la
calle Rupert que t me enseaste, y a las ocho me dirig al teatro. Siby l haca el
papel de Rosalinda. Naturalmente el escenario era horrible y Orlando absurdo.
Pero Siby l! Tenais que haberla visto! Cuando sali a escena con sus ropas de
muchacho estaba realmente maravillosa. Llevaba un justillo de terciopelo color
musgo con las mangas canela, calzas marrones de ligas cruzadas, un elegante
sombrerito verde con una pluma de halcn prendida con un diamante, y un
manto con capucha y forro de un rojo apagado. Nunca me haba parecido tan
exquisita. Tena la delicada belleza de esa estatuilla de Tanagra que tienes en tu
estudio, Basil. El cabello se apiaba alrededor de su rostro como oscuras hojas
alrededor de una plida rosa. En cuanto a su actuacin bueno, la veris esta
noche. Sencillamente es una artista nata. Permanec en el sombro palco
completamente hechizado. Olvid que estaba en Londres y en el siglo XIX. Me
hallaba lejos con mi amada, en un bosque que nadie ms conoca. Acabada la
actuacin fui entre bastidores y le habl. Cuando estbamos sentados juntos, en
sus ojos brill de pronto una mirada que nunca antes haba visto. Mis labios se
tendieron hacia ella. Nos besamos. No puedo describir lo que sent en ese
instante. Me pareci que toda mi vida se resuma en un punto perfecto de
sonrosada dicha. Toda ella temblaba y se estremeca como un blanco narciso.
Entonces cay de rodillas y bes mis manos. Siento que no debera contaros todo
esto, pero no puedo evitarlo. Naturalmente, nuestro compromiso es absoluto
secreto. Ella tan siquiera se lo ha dicho a su propia madre. No s qu dirn mis
tutores. Seguro que lord Radley se enfurecer. Me es igual. En un ao ser
may or de edad, y entonces podr hacer lo que me parezca. He hecho bien,
verdad, Basil?, en elegir a mi amor en el seno de la poesa y hallar a mi esposa
en los dramas de Shakespeare. Los labios a los que Shakespeare ense a hablar
han susurrado su secreto en mi odo. Los brazos de Rosalinda me han rodeado y
he besado a Julieta en la boca.
S, Dorian, supongo que has hecho bien dijo Hallward lentamente.
La has visto hoy ? pregunt lord Henry.
Dorian Gray mene la cabeza.
La he dejado en los bosques de Arden y la encontrar en un jardn de
Verona.
Lord Henry sorbi su champn meditabundo.
En qu momento preciso mencionaste la palabra matrimonio, Dorian? Y
qu dijo ella en respuesta? Quiz lo hay as olvidado.
Querido Harry, no trat el asunto como una transaccin comercial. No hice
propuesta formal alguna. Le dije que la amaba, y ella dijo que no era digna de
ser mi esposa. No ser digna de m! Cmo! El mundo entero no es nada
comparado con ella.
Las mujeres son maravillosamente prcticas murmur lord Henry .
Mucho ms prcticas que nosotros. En situaciones como sa, los hombres a
menudo olvidamos decir nada sobre matrimonio y ellas siempre nos lo
recuerdan.
Hallward puso una mano en su brazo.
No sigas, Harry. Has molestado a Dorian. l no es como los dems. Nunca
sera el causante de la desgracia ajena. Su naturaleza es demasiado sensible
como para eso.
Lord Henry mir al otro lado de la mesa.
Dorian jams se molesta conmigo contest. Le hice esa pregunta por
la mejor de las razones, por la nica razn, de hecho, que excusa una pregunta
ajena: la simple curiosidad. Tengo la teora de que son siempre las mujeres las
que nos proponen matrimonio, y no al contrario. Excepto, naturalmente, en la
vida de clase media. Pero las clases medias no son modernas.
Dorian Gray ri y sacudi la cabeza.
Eres completamente incorregible, Harry ; pero no me importa. Es
imposible enfadarse contigo. Cuando veas a Siby l Vane comprenders que el
hombre que la perjudicase sera una bestia, una bestia sin corazn. No puedo
entender cmo alguien puede manchar lo que ama. Yo amo a Siby l Vane. Quiero
colocarla en un pedestal dorado y ver cmo el mundo adora a la mujer que me
pertenece. Qu es el matrimonio? Un voto irrevocable. Por eso te burlas de l.
Ah! Deja de burlarte. Es un voto irrevocable que deseo prestar. Su confianza me
hace fiel, su fe me convierte en bueno. Cuando estoy con ella, deploro todo lo
que t me has enseado. Me vuelvo una persona distinta a la que t conoces. He
cambiado, y el mero contacto de la mano de Siby l Vane me hace olvidarte a ti y
a todas tus equivocadas, fascinantes, venenosas y encantadoras teoras.
Y cules son? pregunt lord Henry sirvindose ensalada.
Oh, tus teoras sobre la vida, tus teoras sobre el amor, tus teoras sobre el
placer. De hecho, todas tus teoras, Harry.
El placer es lo nico sobre lo que merece la pena teorizar contest con su
suave y musical voz. Pero temo no poder reclamar la teora como propia.
Pertenece a la naturaleza, no a m. El placer es la prueba de la naturaleza, su
seal de aprobacin. Cuando somos dichosos siempre somos buenos, pero siendo
buenos no siempre somos dichosos.
Ah! Pero qu entiendes t por ser bueno? exclam Basil Hallward.
S se le uni Dorian recostndose en la silla y mirando a lord Henry por
encima del gran centro de lirios rojos, qu entiendes t por ser bueno, Harry ?
Ser bueno es estar en armona con uno mismo replic l acariciando con
sus plidos y afilados dedos el delgado tallo de su copa. La discordia consiste
en forzarse a estar en armona con los dems. La propia vida: eso es lo que
importa. En cuanto a las ajenas, si uno quiere ser un pedante o un puritano,
siempre puede airear sus juicios morales sobre ellas, pero no son de nuestra
incumbencia. Adems, no hay fin ms elevado que el del individualismo. La
moral moderna consiste en aceptar las normas de los tiempos. Yo pienso que
para cualquier hombre de cultura aceptar las normas de sus tiempos es una
forma de la ms grosera inmoralidad.
Pero, seguramente, si uno vive slo para uno mismo, Harry, acabar
pagando un alto precio por hacerlo sugiri el pintor.
S, hoy te hacen pagar un precio excesivo por todo. Supongo que la
verdadera tragedia de los pobres es que slo pueden permitirse la abnegacin.
Los pecados hermosos, como las cosas bellas, son privilegio de los ricos.
Hay otras formas de pagar que no consisten en dinero.
Qu otras formas, Basil?
Oh! Supongo que en remordimiento, en dolor, en bueno, en la
conciencia de la degradacin.
Lord Henry se encogi de hombros.
Mi querido amigo, el arte medieval es delicioso, pero las emociones
medievales estn pasadas de moda. Pueden utilizarse para la ficcin,
naturalmente. Pero las nicas cosas que pueden utilizarse para la ficcin son las
que uno de hecho y a no utiliza. Creme, ningn hombre civilizado se arrepiente
jams del placer; y ninguno que no sea civilizado llega nunca a probarlo.
Yo s lo que es el placer exclam Dorian Gray . Es adorar a alguien.
Ciertamente eso es mejor que ser adorado contest l jugando con unas
piezas de fruta. Ser adorado es una lata. Las mujeres nos tratan como la
humanidad trata a sus dioses. Nos adoran, y siempre nos estn molestando para
que hagamos algo por ellas.
Mi opinin es que pidan lo que pidan, antes nos lo han dado murmur el
muchacho gravemente. Ellas crean el amor en nuestro ser. Tienen derecho a
exigir que se les devuelva.
Eso es completamente cierto exclam Hallward.
Nunca hay nada completamente cierto dijo lord Henry.
Esto lo es interrumpi Dorian. Debes admitir, Harry, que las mujeres
dan a los hombres el oro en bruto de su vida.
Es posible suspir l, pero invariablemente lo quieren de vuelta en
dinero contante. sa es la pena. Las mujeres, como un agudo francs lo expres
en una ocasin, nos inspiran el deseo de realizar obras maestras que despus nos
impiden llevar a cabo.
Harry, eres terrible! No s por qu te quiero tanto.
Me querrs siempre, Dorian replic l. Un poco de caf, amigos?
Camarero, traiga caf y fine champagne y unos cigarrillos. No, deje los
cigarrillos; y a tengo. Basil, no puedo permitirte que fumes puros. Has de fumar
un cigarrillo. Un cigarrillo es el perfecto ejemplo de un placer perfecto. Es
exquisito, y lo deja a uno insatisfecho. Qu ms puedes pedir? S, Dorian, me
querrs siempre. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el
coraje de cometer.
Qu bobadas dices, Harry ! exclam el muchacho encendiendo el
cigarrillo en la llama del dragn de plata que el camarero haba puesto en la
mesa. Vay amos al teatro. Cuando Siby l salga a escena, tendrs un nuevo ideal
de vida. Representar para ti algo que nunca has conocido.
Yo lo he conocido todo dijo lord Henry con una expresin de cansancio
en los ojos, pero siempre estoy dispuesto para una nueva emocin. Me temo,
sin embargo, que para m, en cualquier caso, eso no existe. Aun as, puede que
me conmueva tu maravillosa joven. Adoro el teatro. Es mucho ms real que la
vida. Vmonos. Dorian, t vienes conmigo. Lo siento, Basil, pero en el coche slo
hay sitio para dos. Tendrs que seguirnos en un simn.
Se levantaron y se pusieron los abrigos, sorbiendo de pie el caf, el pintor
callaba y se senta preocupado. Estaba triste. No poda soportar aquel matrimonio
y, sin embargo, le pareca mejor que muchas otras cosas que podan haber
pasado. Unos minutos despus estaban abajo. Subi solo al coche, como se haba
dispuesto, y contempl las luces de la pequea calesa que iba delante. Lo invadi
una extraa sensacin de prdida. Senta que Dorian Gray nunca volvera a ser
para l lo que haba sido en el pasado. La vida se haba interpuesto entre los dos
Sus ojos se oscurecieron, y las concurridas y brillantes calles tornronse borrosas
ante sus ojos. Cuando el coche lleg al teatro, sinti que haba envejecido aos.
CAPTULO VII
Por un motivo u otro, la sala estaba atestada aquella noche, y el gordo gerente
judo que los recibi a la entrada irradiaba de oreja a oreja una trmula y servil
sonrisa. Los escolt hasta el palco con una suerte de pomposa humildad, agitando
las gruesas y ensortijadas manos y hablando al mximo de su potencia. Dorian
Gray lo detest ms que nunca. Se senta como si fuese en busca de Miranda y
Calibn le saliese al encuentro. A lord Henry en cambio le gust bastante. Al
menos eso declar, insistiendo en estrechar su mano y asegurndole que se senta
orgulloso de conocer a un hombre que haba descubierto a un verdadero genio y
se haba arruinado por un poeta. Hallward se entretuvo observando las caras de la
platea. El calor era terriblemente sofocante, y la enorme lmpara resplandeca
como una monstruosa dalia con ptalos de amarillo fuego. Los jvenes del
gallinero se haban quitado las chaquetas y los chalecos, dejndolos en la
barandilla. Se hablaban de un asiento a otro, y compartan naranjas con las
chillonas jvenes sentadas junto a ellos. Sus voces eran horriblemente agudas y
discordantes. Del bar llegaba el sonido del descorchar de botellas.
Vay a un sitio para descubrir a la divinidad de uno! dijo lord Henry.
S contest Dorian Gray . Es aqu donde la descubr, y es la ms divina
de las criaturas. Cuando salga a escena lo olvidaris todo. Este pblico vulgar y
grosero, con sus toscas caras y brutales gestos, se transforma completamente
cuando ella acta. Se sientan en silencio y la contemplan. Lloran y ren a su
voluntad. Ella los hace vibrar como las cuerdas de un violn. Los espiritualiza, y
uno siente que son de la misma carne y sangre que nosotros.
De la misma carne y sangre que nosotros! Oh, espero que no sea as!
exclam lord Henry estudiando a los ocupantes del gallinero con sus gemelos.
No le hagas caso, Dorian dijo el pintor. Yo entiendo lo que quieres
decir y creo en esa joven. Cualquier persona que t ames debe ser maravillosa,
y toda joven que haga el efecto que describes tiene que ser delicada y noble.
Espiritualizar la propia poca, eso es algo que merece la pena hacer. Si esa
muchacha puede darle un alma a los que han vivido sin ella, si es capaz de crear
el sentido de la belleza en gentes cuy a vida ha sido srdida y fea, si puede
arrancarlos de su egosmo y hacerles derramar lgrimas por penas que no son
las suy as, ella se merece toda tu adoracin, merece la adoracin del mundo. Ese
matrimonio es completamente acertado. Al principio no lo cre as, pero ahora lo
admito. Los dioses hicieron a Siby l Vane para ti. Sin ella hubieses estado
incompleto.
Gracias, Basil contest Dorian Gray apretando su mano. Saba que t
me entenderas. Harry es tan cnico que me aterra. Pero aqu est la orquesta. Es
un completo espanto, pero tan slo durar unos cinco minutos. Despus se alzar
el teln y veris a la mujer a quien voy a entregar mi vida entera, a la que he
dado todo lo bueno que hay en m.
Un cuarto de hora despus, entre un extraordinario tumulto de aplausos, Siby l
Vane sali a escena. S, ciertamente mirarla era adorable: una de las ms
hermosas criaturas, pens lord Henry, que haba visto jams. Haba algo de la
gacela en su tmida gracia y sus asustados ojos. Un ligero rubor, como la sombra
de una rosa en un espejo de plata, inund sus mejillas al ver la atestada y
entusiasta sala. Retrocedi unos pasos y sus labios parecieron temblar. Basil
Hallward se puso en pie y comenz a aplaudir. Inmvil, como en un sueo,
Dorian Gray permaneca sentado, mirndola. Lord Henry observaba con sus
gemelos y murmuraba: Encantadora! Encantadora! .
La escena se desarrollaba en el vestbulo de la casa de los Capuleto, y
Romeo, vestido de peregrino, haba entrado con Mercucio y sus compaeros. La
banda, con lo que daba de s, toc algunos compases y l comenz el baile. En
medio del tropel de desgarbados actores mseramente vestidos, Siby l Vane se
deslizaba como un ser de un mundo ms sutil. Su cuerpo oscilaba al bailar como
una planta en el agua. Las curvas de su garganta eran las curvas de un blanco
lirio. Sus manos parecan hechas de tibio marfil.
Y sin embargo pareca extraamente indiferente. No mostr signo alguno de
alegra cuando sus ojos se posaron en Romeo. Las pocas palabras que tena que
decir:
con el breve dilogo que les sigue, fueron declamadas de una forma
absolutamente artificial. La voz era exquisita, pero desde el punto de vista de la
entonacin era completamente falsa. La tonalidad no era la adecuada. Dejaba al
verso sin vida. Volva irreal la pasin.
Dorian Gray empalideci al mirarla. Se senta confuso y lleno de ansiedad.
Ninguno de sus amigos se atreva a decirle nada. Ella les pareca absolutamente
incompetente. Estaban terriblemente decepcionados.
Sin embargo, saban que la verdadera prueba de toda Julieta era la escena del
balcn del segundo acto. Esperaban a que sta llegase. Si fallaba ah, no haba
nada en ella.
Su aspecto era encantador cuando apareci a la luz de la luna. Eso era
innegable. Pero la teatralidad de su actuacin era insoportable, y empeor a
medida que avanzaba. Sus gestos se volvieron absurdamente artificiales.
Enfatizaba en exceso todo lo que deca. El hermoso pasaje:
Cuando despert, haca rato que haba pasado el medioda. Su criado haba
entrado varias veces de puntillas en el cuarto para ver si se mova, preguntndose
qu hara dormir hasta tan tarde a su joven amo. Al fin son la campana y Vctor
entr calladamente con una taza de t y un montn de cartas en una antigua
bandejita de Svres. Despus descorri las cortinas de raso verde, con brillante
forro azul, que colgaban ante los tres altos ventanales.
Monsieur, ha dormido bien esta noche dijo sonriendo.
Qu hora es, Vctor? pregunt Dorian Gray sooliento.
La una y cuarto, Monsieur.
Qu tarde era! Se sent en la cama y, tras darle unos sorbos al t, hoje las
cartas. Una de ellas era de lord Henry y la haban llevado en mano esa maana.
Dud un momento y la puso a un lado. Abri las otras distradamente. Contenan
la tpica coleccin de tarjetas, invitaciones a comer, entradas para exposiciones
privadas, programas de conciertos de caridad y similares, que llueven cada
maana sobre un joven elegante en esa poca del ao. Haba una factura
bastante alta por un juego de tocador Luis XV, de plata repujada, que an no
haba tenido el valor de enviar a sus tutores, gente extremadamente anticuada y
que no comprenda que vivan en unos tiempos en que las cosas innecesarias son
nuestra nica necesidad; y haba varias notas corteses de los prestamistas de la
calle Jermy n ofreciendo adelantarle cualquier suma de dinero en cuanto lo
requiriese y a un inters ms que razonable.
Unos diez minutos despus se levantaba y, cubrindose con una magnfica
bata de casimir bordada en seda, pas al cuarto de bao, de suelo de nice. El
agua fra le refresc tras el largo sueo. Pareca haber olvidado todo lo que le
haba ocurrido. Una vaga sensacin de haber tomado parte en una tragedia le
asalt una o dos veces, pero tena la irrealidad del sueo.
Tan pronto estuvo vestido, se dirigi a la biblioteca y se sent frente a un
frugal desay uno francs que haban dispuesto en una mesita junto al balcn
abierto. Haca un da exquisito. El aire clido pareca cargado de especias. Una
abeja entr volando y zumb alrededor del bcaro azul de dragones, lleno de
rosas de un amarillo azufre, que estaba ante l. Se sinti completamente feliz.
De pronto, sus ojos cay eron sobre el biombo que haba puesto ante el retrato
y se estremeci.
Demasiado fro para el seor? pregunt el criado poniendo una tortilla
sobre la mesa. Cierro el balcn?
Dorian movi la cabeza.
No tengo fro murmur.
Sera cierto? Habra cambiado realmente el retrato? O habra sido
simplemente su propia imaginacin la que le haba hecho ver una mirada de
maldad en donde haba una mirada de alegra? No era posible que un lienzo se
alterase. La cosa era absurda. Algn da se lo contara a Basil como un cuento de
ficcin. Le hara rer.
Y, sin embargo, qu ntido era el recuerdo de todo el asunto! Primero en la
dbil penumbra y luego a la claridad del amanecer, haba visto el rasgo de
crueldad en los torcidos labios. Casi temi que el criado abandonase el cuarto.
Saba que cuando estuviese a solas tendra que examinar el retrato. Tena miedo
de que fuese cierto. Cuando el criado trajo el caf y los cigarros y se dispuso a
marcharse, sinti un violento deseo de pedirle que se quedara. Cuando cerraba la
puerta tras l, volvi a llamarlo. El hombre se qued parado, esperando sus
rdenes. Dorian lo mir un momento.
No estoy en casa para nadie, Vctor dijo suspirando.
El hombre hizo una inclinacin y sali.
Entonces se levant de la mesa, encendi un cigarrillo y se dej caer sobre
los lujosos almohadones de un divn situado frente al biombo. Era un biombo
antiguo de cuero dorado espaol, estampado y repujado con un florido dibujo
Luis XIV. Lo examin cuidadosamente, preguntndose si guardara el secreto de
un hombre por primera vez.
Deba apartarlo, despus de todo? Por qu no dejarlo as? De qu servira
saber? Si aquello resultaba cierto, era terrible. Y si no lo era, por qu
preocuparse? Pero y si por alguna fatal casualidad unos ojos ajenos espiaban
detrs del biombo y notaban el horrible cambio? Qu hara si Basil Hallward
vena y preguntaba por su propio cuadro? Seguro que Basil lo hara. No; haba
que examinar aquello y de inmediato. Cualquier cosa era preferible a esa
espantosa incertidumbre.
Se levant y cerr las dos puertas. Al menos estara solo cuando contemplase
la mscara de su vergenza. Entonces corri el biombo y se hall cara a cara
consigo mismo. Era completamente cierto. El retrato haba cambiado.
Como despus recordara a menudo, y siempre con no poco asombro, se
encontr a s mismo observando el retrato por vez primera con un sentimiento de
inters casi cientfico. Le pareca increble que se hubiera producido esa
transformacin. Y sin embargo era un hecho. Exista alguna sutil afinidad entre
los tomos qumicos que constituan la forma y el color sobre el lienzo, y el alma
que haba en su interior? Sera posible que supiesen lo que pensaba el alma?
Que hiciesen realidad lo que soaba? O exista alguna otra razn ms terrible?
Se estremeci y sinti miedo y, volviendo al divn, se tumb a contemplar la
pintura con repugnancia y horror.
Senta, no obstante, que el cuadro haba hecho algo por l. Le haba mostrado
lo injusto y cruel que haba sido con Siby l Vane. No era demasiado tarde para
reparar aquello. An poda ser su mujer. Su amor egosta e irreal se sometera a
una influencia superior, se transformara en una pasin ms noble, y el retrato
que Basil Hallward haba pintado de l le servira de gua durante toda su vida,
sera para l lo que es la santidad para algunos, la consciencia para otros y el
temor a Dios para todos nosotros. Haba opiceos para el remordimiento, drogas
que podan reducir al sueo el sentido moral. Pero aqu haba un smbolo visible
de la degradacin del pecado. Aqu haba un smbolo eterno de la ruina a la que
los hombres conducen sus almas.
El reloj dio las tres y las cuatro, y la media reson con su doble campanada,
pero Dorian Gray no se movi. Intentaba reunir los hilos escarlata de la vida y
tejer una trama con ellos; abrirse camino a travs del sanguneo laberinto de
pasin por el que vagaba. No saba qu hacer ni qu pensar. Finalmente se dirigi
a la mesa y escribi una apasionada carta a la muchacha que haba amado,
implorando su perdn y acusndose de locura. Llen hoja tras hoja de ardientes
palabras de pesar y ardientes palabras de dolor. Existe una voluptuosidad en
hacerse a uno mismo reproches. Cuando nos culpamos, sentimos que nadie ms
tiene derecho a hacerlo. Es la confesin, no el sacerdote, lo que nos da la
absolucin. Cuando Dorian acab la carta, sinti que estaba perdonado.
De pronto llamaron a la puerta y escuch fuera la voz de lord Henry.
Mi querido muchacho, tengo que verte. Djame entrar enseguida. No
soporto que te encierres de ese modo.
Al principio no contest nada, quedndose completamente inmvil. La
llamada sigui y se hizo ms apremiante. S, era mejor dejar pasar a lord Henry
y explicarle la nueva vida que iba a llevar, discutir con l si era necesario,
separarse si era inevitable. Se incorpor de un salto, corri el biombo
apresuradamente ante el retrato y abri la puerta.
Siento todo lo ocurrido, Dorian dijo lord Henry al entrar. Pero no
debes pensar demasiado en ello.
Te refieres a Siby l Vane? pregunt el joven.
S, claro contest lord Henry hundindose en un silln y quitndose con
lentitud los guantes amarillos. Es terrible desde cierto punto de vista, pero no ha
sido culpa tuy a. Dime, fuiste a verla al camerino al terminar la obra, verdad?
S.
Estaba seguro de que haba sido as. Le hiciste una escena?
Fui brutal, Harry, completamente brutal. Pero ahora todo est solucionado.
No me arrepiento de nada de lo ocurrido. Me ha ay udado a conocerme mejor.
Ah, Dorian, me alegra tanto que lo tomes de ese modo! Tema encontrarte
sumido en el remordimiento y arrancndote los bellos rizos.
Ya he pasado todo eso dijo Dorian denegando y sonriendo. Ahora soy
completamente feliz. S lo que es la conciencia, para empezar. No es lo que t
me dijiste que era. Es lo ms divino que hay en nosotros. No te burles ms de
ella, Harry, al menos delante de m. Quiero ser bueno. No puedo soportar la idea
de que mi alma sea espantosa.
Deliciosa base artstica para la tica, Dorian! Te felicito por ello. Pero por
dnde vas a empezar?
Casndome con Siby l Vane.
Casndote con Siby l Vane! exclam lord Henry ponindose en pie y
mirndole estupefacto. Pero mi querido Dorian
S, Harry, s lo que vas a decir. Algo terrible sobre el matrimonio. No lo
digas. No vuelvas a decirme cosas de ese estilo. Hace dos das le ped a Siby l que
se casase conmigo. No voy a faltar a mi palabra. Va a ser mi esposa!
Tu esposa! Dorian! No has recibido mi carta? Te escrib esta misma
maana y envi la nota con mi criado.
Tu carta? Oh, y a recuerdo. An no la he ledo, Harry. Tema encontrar
algo que no me gustase. Tus epigramas son capaces de destrozarle a uno la vida.
Entonces, no sabes nada?
Qu quieres decir?
Lord Henry atraves la estancia y, sentndose junto a Dorian Gray, tom sus
manos entre las suy as y las estrech con fuerza.
Dorian dijo, mi carta, no te asustes, era para comunicarte que Siby l
Vane ha muerto.
Un grito de dolor escap de los labios del joven, que se puso en pie de un
salto, soltando sus manos de las de lord Henry.
Muerta! Siby l muerta! No es cierto! Es una horrible mentira! Cmo te
atreves a decir eso?
Es completamente cierto, Dorian dijo lord Henry gravemente. Est en
todos los peridicos de la maana. Te escrib para pedirte que no vieras a nadie
hasta mi llegada. Habr una investigacin, claro, y t no debes verte mezclado en
ella. Cosas como sta ponen a un hombre de moda en Pars. Pero en Londres, la
gente tiene tantos prejuicios! Aqu uno nunca debe hacer su debut con un
escndalo. Eso hay que reservarlo para dar colorido a la propia vejez. Supongo
que no saben tu nombre en el teatro. Si es as, todo va bien. Te vio alguien ir a su
camerino? se es un punto importante.
Dorian permaneci en silencio durante un rato. Estaba aturdido por el horror.
Finalmente balbuci con voz ahogada:
Harry, has dicho una investigacin? Qu quieres decir con eso? Es que
Siby l? Oh, Harry, no puedo soportarlo! Pero habla, pronto! Cuntamelo todo
inmediatamente.
Para m no hay duda de que no fue un accidente, Dorian, aunque el pblico
debe pensarlo. Parece ser que cuando sala del teatro con su madre, alrededor de
las doce y media o algo as, dijo que haba olvidado algo arriba. La esperaron
durante algn tiempo, pero no volvi a bajar. Finalmente la hallaron muerta en el
suelo de su camerino. Haba ingerido algo por error, algo terrible que utilizan en
los teatros. No s lo que fue, pero contena cido prsico o albay alde. Imagino
que sera cido prsico, y a que al parecer muri instantneamente.
Harry, Harry, es terrible! grit el joven.
S; es muy trgico, naturalmente, pero t no debes mezclarte en el asunto.
He ledo en el Standard que tena diecisiete aos. Yo hubiese dicho que era an
ms joven. Tena un aspecto tan infantil y pareca saber tan poco de actuaciones.
Dorian, no debes dejar que esto altere tus nervios. Debes venir a cenar conmigo;
y despus iremos a la pera. Esta noche canta Patti y todo el mundo estar all.
Puedes venir al palco de mi hermana. Habr con ella algunas mujeres
distinguidas.
Entonces he asesinado a Siby l Vane dijo Dorian Gray como para s
mismo, la he asesinado tan claramente como si hubiese cortado su pequea
garganta con un cuchillo. Y, sin embargo, no por eso las rosas son menos bellas.
Los pjaros cantan igual de alegremente en mi jardn. Y esta noche cenar
contigo y luego ir a la pera, y despus, supongo, a tomar algo a alguna parte.
Qu extraordinariamente dramtica es la vida! Si hubiese ledo todo esto en un
libro, Harry, creo que hubiese llorado. De alguna forma, ahora que ha ocurrido
realmente, y a m, parece demasiado increble para las lgrimas. Aqu est la
primera carta de amor apasionado que he escrito en mi vida. Qu extrao que mi
primera carta de amor est dirigida a una muchacha muerta. Me pregunto si
podrn sentir esas blancas y silenciosas criaturas que llamamos muertos. Siby l!
Podr ella sentir, o saber, o escuchar? Oh, Harry, cmo la am una vez! Ahora
me parece que han pasado aos. Ella lo era todo para m. Entonces lleg esa
terrible noche, fue realmente ay er noche?, en la que ella actu tan mal y mi
corazn casi se rompi. Ella me lo explic todo. Fue terriblemente pattico. Pero
y o no me conmov ni un pice. La cre superficial. Y de pronto ocurri algo que
me llen de temor. No podra decirte qu, pero fue terrible. Promet que volvera
a su lado. Senta que haba hecho mal. Y ahora ella est muerta. Dios mo! Dios
mo! Qu voy a hacer, Harry ? No sabes el peligro en que me encuentro, y no
hay nada que pueda ay udarme a ser recto. Ella lo habra conseguido. No tena
derecho a suicidarse. Ha sido un egosmo por su parte.
Mi querido Dorian contest lord Henry cogiendo un cigarrillo de su
pitillera, la nica forma en que una mujer puede reformar a un hombre es
aburrindolo tan completamente que ste pierde todo posible inters en la vida. Si
te hubieses casado con esa joven, habras sido un desgraciado. Claro que la
habras tratado bondadosamente. Uno siempre puede ser bueno con aquellos que
no le importan. Pero enseguida habra descubierto que te era absolutamente
indiferente. Y cuando una mujer descubre eso de su marido, o se vuelve
terriblemente poco atractiva o se pone elegantes sombreros que el marido de otra
mujer tiene que pagar. No digo nada del error social, que hubiese sido aby ecto y
que, naturalmente, y o no hubiese permitido, pero te aseguro que de cualquier
modo todo el asunto habra sido un completo fracaso.
Supongo que tienes razn murmur el joven recorriendo el cuarto de un
lado a otro, con el semblante terriblemente plido. Pero pens que era mi
deber. Yo no tengo la culpa de que esta terrible tragedia me hay a impedido hacer
lo que deba. Recuerdo que una vez dijiste que hay una fatalidad en todo buen
propsito: siempre se toma demasiado tarde. Ciertamente se es mi caso.
Los buenos propsitos son intiles intentos de interferir en las ley es
cientficas. Su origen es la pura vanidad. Su resultado es un rotundo cero. De vez
en cuando nos proporcionan alguna de esas fastuosas y estriles emociones que
mantienen su encanto durante una semana. Es lo nico que se puede decir de
ellas. Son simples cheques que los hombres cobran en un banco donde no tienen
cuenta.
Harry exclam Dorian Gray y endo a sentarse a su lado, por qu no
puedo sentir esta tragedia tanto como deseara? Crees que no tengo corazn?
Has hecho demasiadas locuras durante las ltimas dos semanas como para
ganarte ese calificativo, Dorian contest lord Henry con su dulce y
melanclica sonrisa.
El joven frunci el ceo.
No me gusta esa explicacin, Harry replic, pero me alegra que no
me creas sin corazn. No soy en absoluto as. S que no lo soy. Y, sin embargo,
debo admitir que lo ocurrido no me afecta como debiera. Simplemente me
parece un magnfico final para un magnfico drama. Tiene toda la terrible
belleza de una tragedia griega, una tragedia en la que y o he tenido un gran papel,
pero en la que no he resultado herido.
Es una cuestin interesante dijo lord Henry, que encontraba un placer
exquisito en actuar sobre el egotismo inconsciente del joven, una cuestin
extremadamente interesante. Imagino que la verdadera explicacin es sta: a
menudo ocurre que las tragedias reales de la vida suceden de una forma tan poco
artstica que nos hieren por su cruda violencia, su absoluta incoherencia, su
absurda falta de sentido, su completa carencia de estilo. Nos afectan del mismo
modo que la vulgaridad. Nos dan una impresin de pura fuerza bruta, y eso hace
que nos rebelemos. A veces, sin embargo, una tragedia que posee elementos
artsticos de belleza se cruza en nuestras vidas. Si esos elementos de belleza son
reales, slo apelan a nuestro sentido del efecto dramtico. De pronto
comprendemos que hemos dejado de ser actores para convertirnos en
espectadores del drama. O ms bien somos ambas cosas. Nos observamos a
nosotros mismos y la sola maravilla del espectculo nos cautiva. En el caso que
nos ocupa, qu ha sucedido realmente? Alguien se ha suicidado por amor a ti.
Ojal hubiese vivido y o una experiencia semejante. Me hubiese hecho
enamorarme del amor para el resto de mi vida. Las personas que me han
adorado, no ha habido muchas pero s algunas, han insistido siempre en seguir
viviendo mucho despus de que dejasen de importarme o de que y o dejase de
importarles. Se han vuelto gordas y aburridas, y cuando las encuentro empiezan
de inmediato con los recuerdos. Qu terrible memoria la de las mujeres! Qu
cosa tan aterradora! Y qu absoluto estancamiento intelectual revela! Uno
debera absorber el color de la vida, pero sin recordar nunca los detalles. Los
detalles son siempre vulgares.
Sembrar adormideras en mi jardn suspir Dorian.
No es necesario replic su compaero. La vida siempre tiene
adormideras entre sus manos. Naturalmente, de vez en cuando las cosas se
estacionan. Una vez no llev ms que violetas durante toda una estacin como
forma de luto artstico por un romance que se resista a morir. Finalmente, sin
embargo, acab muriendo. He olvidado lo que lo mat. Creo que fue su
propuesta de sacrificar por m el mundo entero. Ese momento siempre resulta
espantoso. Lo llena a uno con el terror de la eternidad. Pues bien, querrs creer
que hace una semana, en casa de lady Hampshire, me encontr sentado durante
la cena junto a la mujer en cuestin y ella insisti en volver sobre el asunto,
desenterrando el pasado y sacando el futuro a relucir? Yo haba sepultado mi
pasin en un lecho de asfdelos. Ella volvi a desenterrarlo, y me asegur que
haba arruinado su vida. He de aadir que cen una enormidad, por lo que no
sent ansiedad alguna. Pero qu falta de gusto demostr tener! El nico encanto
del pasado radica en que ha pasado. Pero las mujeres nunca saben cundo ha
cado el teln. Siempre desean un sexto acto, y tan pronto como el inters de la
obra se ha esfumado por completo, proponen seguir con ella. De permitrselo,
toda comedia tendra un final trgico, y toda tragedia culminara en una farsa.
Son deliciosamente artificiales, pero no tienen sentido del arte. T eres ms
afortunado que y o. Te aseguro, Dorian, que ninguna de las mujeres que he
conocido hubiera hecho por m lo que Siby l Vane ha hecho por ti. Las mujeres
vulgares siempre se consuelan a s mismas. Algunas lo hacen adoptando colores
sentimentales. Nunca te fes de una mujer que vista de malva, sea cual sea su
edad, o de una mujer de treinta y cinco aficionada a las cintas de color rosa. Eso
significa siempre que tienen una historia. Otras encuentran un gran consuelo en
descubrir las buenas cualidades de sus maridos. Hacen ostentacin de su felicidad
cony ugal en tu propia cara, como si fuese el ms fascinante de los pecados. A
otras les consuela la religin. Sus misterios tienen todo el encanto del flirteo, me
confes una vez una mujer; y lo entiendo perfectamente. Adems, no hay nada
que lo haga a uno ms vanidoso que ser calificado de pecador. La conciencia nos
convierte a todos en egotistas. S; los consuelos que la mujer encuentra en la vida
moderna son infinitos. De hecho, no he mencionado el ms importante de todos.
Cul es, Harry ? dijo el joven lnguidamente.
Oh, el consuelo ms obvio. Quitarle el admirador a otra cuando se ha
perdido el propio. En la buena sociedad, eso siempre disculpa a una mujer. Pero,
realmente, Dorian, qu distinta deba ser Siby l Vane de las mujeres que uno
conoce! Para m hay algo verdaderamente hermoso en su muerte. Me alegro de
vivir en un siglo en el que ocurren maravillas como sa. Le hacen creer a uno en
la realidad de las cosas con las que todos jugamos, como el romance, la pasin y
el amor.
Fui terriblemente cruel con ella. Te olvidas de eso.
Me temo que las mujeres aprecian la crueldad, la crueldad sin tapujos,
ms que cualquier otra cosa. Tienen instintos asombrosamente primitivos.
Nosotros las hemos emancipado, pero ellas siguen comportndose como esclavas
en busca de un amo a pesar de todo. Adoran que las dominen. Estoy seguro de
que estuviste esplndido. Nunca te he visto realmente enojado, pero imagino lo
delicioso que debes de ser. Y, despus de todo, anteay er me dijiste algo que en el
momento me pareci una simple fantasa, pero que ahora veo que era
completamente cierto y que encierra la clave de todo.
Qu fue, Harry ?
Me dijiste que Siby l Vane representaba para ti todas las heronas de los
romances, que era Desdmona una noche y Ofelia a la siguiente; que si mora
como Julieta, volva a la vida como Imogenia.
Ya nunca volver a la vida murmur el joven enterrando el rostro entre
sus manos.
No, nunca volver a la vida. Ha representado su ltimo papel. Pero debes
considerar esa solitaria muerte en el recargado camerino como un simple y raro
episodio lgubre de una tragedia jacobina, como una escena maravillosa de
Webster, Ford, o Cy ril Tourneur. En realidad la muchacha nunca ha vivido, y por
lo tanto su muerte tampoco es real. Para ti al menos siempre fue un sueo, un
fantasma que revoloteaba por las obras de Shakespeare y las haca ms
adorables con su presencia, como un caramillo a travs del cual la msica de
Shakespeare sonaba ms rica y llena de alegra. En el momento en que tuvo
contacto con la vida real la malogr, y ella misma qued malograda, y eso la
hizo morir. Llora la muerte de Ofelia, si lo deseas. Cubre tu cabeza de cenizas
porque Cordelia fue estrangulada. Clama contra el cielo porque la hija de
Brabancio ha muerto. Pero no desperdicies tus lgrimas por Siby l Vane. Ella era
menos real que las otras.
Hubo un silencio. La tarde caa en la estancia. Calladamente y con pies de
plata, las sombras penetraban desde el jardn. Los colores de las cosas se
desvanecan perezosamente.
Al cabo de un rato, Dorian Gray alz los ojos.
Me has explicado a m mismo, Harry murmur con un cierto suspiro de
alivio. Senta todo lo que acabas de decir, pero de alguna forma me
atemorizaba y era incapaz de decrmelo a m mismo. Qu bien me conoces!
Pero no volveremos a hablar de lo ocurrido. Ha sido una experiencia
maravillosa. Eso es todo. Me pregunto si la vida an me reservar alguna cosa
tan maravillosa.
La vida te lo tiene reservado todo, Dorian. Con tu extraordinaria belleza, no
hay nada que no puedas hacer.
Pero supn, Harry, que me vuelvo ojeroso, viejo y arrugado. Y entonces?
Ah! Entonces dijo lord Henry levantndose para marcharse,
entonces, mi querido Dorian, tendrs que luchar por tus triunfos. Ahora te vienen
dados. No, debes conservar tu buen aspecto. Vivimos en una poca que lee
demasiado para ser sabia y piensa en exceso para ser bella. No podemos
prescindir de ti. Y ahora ser mejor que te vistas para ir al club. Ya se ha hecho
tarde.
Creo que te ver en la pera, Harry. Estoy demasiado cansado para comer.
Cul es el nmero del palco de tu hermana?
El veintisiete, creo. Est en el primer piso. Vers su nombre en la puerta.
Pero siento que no vengas a cenar.
No me siento con nimos repuso Dorian con languidez. Pero te estoy
tremendamente agradecido por lo que me has dicho. Verdaderamente, eres mi
mejor amigo. Nadie me ha entendido nunca como t.
Esto es slo el comienzo de nuestra amistad, Dorian contest lord Henry
estrechndole la mano. Adis. Espero verte antes de las nueve y media.
Recuerda que canta Patti.
Cuando la puerta se cerr tras l, Dorian Gray toc la campana y al poco
entr Vctor tray endo las lmparas. El criado cerr las persianas. Esper con
impaciencia a que se marchase. El hombre pareca demorarse
interminablemente.
En cuanto hubo salido, Dorian Gray se precipit hacia el biombo y lo apart
de su sitio. No; no haba habido ningn otro cambio en el cuadro. Haba sabido la
noticia de la muerte de Siby l Vane antes de que l mismo lo supiese. Conoca los
hechos de la vida nada ms suceder. La maligna crueldad que afeaba los finos
rasgos de la boca haba aparecido, sin duda, en el mismo instante en que la
muchacha ingiri el veneno. O era indiferente a las consecuencias? Conocera
slo lo que suceda en el alma? Se sinti asombrado, y esper que algn da vera
producirse el cambio ante sus propios ojos, y ese deseo le hizo estremecerse.
Pobre Siby l! Qu gran romance haba sido! Ella haba fingido a menudo la
muerte en escena. Luego la muerte misma la haba alcanzado, llevndosela
consigo. Cmo habra representado aquel ltimo y tremendo acto? Lo habra
maldecido al morir? No, haba muerto por su amor, y el amor sera desde
entonces un sacramento para l. Ella lo haba expiado todo sacrificando su vida.
No volvera a pensar en cunto le haba hecho sufrir durante aquella terrible
noche en el teatro. Cuando pensase en ella, lo hara como en una magnfica
figura trgica que ha sido enviada al escenario del mundo para mostrar la
realidad suprema del amor. Una maravillosa figura trgica? Se le llenaron los
ojos de lgrimas al recordar su aspecto infantil, sus caprichosos y atractivos
ademanes, su tmida y temblorosa gracia. Las enjug apresuradamente y volvi
a contemplar el retrato.
Sinti que haba llegado realmente el momento de hacer una eleccin. O la
eleccin estaba y a hecha? S; la vida haba decidido por l, la vida y la infinita
curiosidad que senta por ella. Eterna juventud, pasin infinita, placeres sutiles y
secretos, alegras ardientes y pecados an ms ardientes tendra todas esas
cosas. El retrato asumira el peso de su vergenza: eso era todo.
Una sensacin de pena le sobrecogi al pensar en la profanacin que sufrira
su bello rostro sobre el lienzo. Una vez, travesura infantil de Narciso, haba
besado o fingido besar aquellos labios pintados que ahora le sonrean tan
cruelmente. Maana tras maana se haba sentado frente al retrato maravillado
de su belleza, casi enamorado de ella, como a veces le pareca. Se alterara
ahora con cada tentacin a la que cediese? Degenerara aquello en algo
monstruoso y repugnante que tendra que esconder en un cuarto cerrado con
llave, alejado de la luz del sol que tantas veces haba acariciado la ondulada
maravilla de su pelo? Qu pena! Qu pena!
Por un momento pens en rezar para que cesase la horrible afinidad que
haba entre l y el retrato. Haba cambiado en respuesta a una plegaria; quiz en
respuesta a otra plegaria quedara inalterado. Y, sin embargo, quin que
conociese algo la vida renunciara a la oportunidad de permanecer siempre
joven, por muy fantstica que fuese esa oportunidad, o fuesen cuales fuesen las
consecuencias funestas que acarrease? Adems, estaba realmente bajo su
control? Haba sido realmente su ruego lo que haba causado la sustitucin? No
podra haber alguna razn cientfica que lo explicase? Si el pensamiento poda
ejercer su influencia sobre un organismo vivo, no podra ejercerla tambin
sobre las cosas muertas e inorgnicas? Es ms: sin pensamiento ni deseo
consciente, no podran las cosas externas a nosotros vibrar al unsono con
nuestros humores y pasiones, un tomo llamando a otro por secreto amor a una
extraa empata? Pero el motivo no tena importancia. No volvera a tentar con
un ruego a tan terribles poderes. Si el cuadro deba alterarse, se alterara. Eso era
todo. Por qu investigar ms a fondo?
Porque sera un verdadero placer observarlo. Podra seguir a su mente hasta
sus lugares ms secretos. Ese retrato sera para l el ms mgico de los espejos.
As como le haba revelado su propio cuerpo, le revelara tambin su propia
alma. Y cuando el invierno cay era sobre el retrato, l seguira estando all donde
la primavera tiembla al borde del verano. Cuando la sangre se retirase de su
semblante, dejando tras de s una mscara de y eso de plomizos ojos, l
mantendra el encanto de la juventud. Ninguna de las flores de su belleza se
marchitara jams. Ninguna de las pulsaciones de su vida quedara debilitada.
Como los dioses griegos, l sera fuerte y ligero y alegre. Qu importaba lo que
le ocurriese a la imagen del lienzo? l estara a salvo. Eso era todo.
Corri de nuevo el biombo a su anterior posicin frente al cuadro, sonriendo
mientras lo haca, y pas a su dormitorio, donde el criado esperaba y a. Una hora
despus estaba en la pera y lord Henry se inclinaba sobre su silla.
CAPTULO IX
Sali del cuarto y empez a subir, seguido de cerca por Basil Hallward.
Andaban sin hacer ruido, como se hace de noche instintivamente. La lmpara
proy ectaba fantsticas sombras en las paredes y en la escalera. Una rfaga de
viento golpe las ventanas.
Cuando llegaron al ltimo rellano, Dorian dej la lmpara en el suelo y,
sacando la llave, la hizo girar en la cerradura.
Insistes en saber, Basil? pregunt en voz baja.
S.
Estoy encantado contest sonriendo; luego aadi con cierta aspereza.
T eres la nica persona en el mundo que tiene derecho a saberlo todo sobre m.
Has tenido ms que ver con lo que es mi vida de lo que supones.
Cogi la lmpara, abri la puerta y entr. Un soplo de aire fro les sali al
paso, y la luz vacil un instante en una turbia llama anaranjada. Se estremeci.
Cierra la puerta murmur dejando la lmpara sobre la mesa.
Hallward mir a su alrededor con expresin perpleja. El cuarto pareca estar
deshabitado desde haca aos. Un tapiz flamenco descolorido, un cuadro tapado,
un viejo cassone italiano y una estantera casi vaca: eso era todo lo que pareca
haber, aparte de una silla y una mesa. Al encender Dorian Gray una vela medio
consumida que haba encima de la chimenea, vio que el polvo lo cubra todo y
que la alfombra estaba agujereada. Un ratn corri a escabullirse detrs del
zcalo. Ola a humedad y a moho.
As que piensas que slo Dios ve el alma, Basil? Corre esa cortina y vers
la ma.
La voz que habl era fra y cruel.
T ests loco, Dorian, o ests actuando murmur Hallward frunciendo el
ceo.
No vas a hacerlo? En ese caso tendr que hacerlo y o mismo dijo el
joven; y arranc la cortina de la barra tirndola al suelo.
Una exclamacin de horror brot de los labios del artista cuando vio, a la
dbil luz de la vela, el terrible rostro que sonrea con sarcasmo desde el lienzo.
Haba algo en su expresin que lo llenaba de aversin y repugnancia. Dios mo!
Era el propio rostro de Dorian Gray lo que estaba viendo! El horror, fuese lo que
fuese, no haba malogrado del todo su magnfica belleza. An quedaba algo de
oro en los escasos cabellos, y algo de escarlata en la voluptuosa boca. Los
abotargados ojos conservaban algo de la belleza de su azul, y no haban
desaparecido del todo las nobles curvas de su nariz, finamente cincelada, y de su
plstico cuello. S, era el propio Dorian Gray, pero quin lo haba pintado? Le
pareci reconocer su propia pincelada, y el marco era diseo suy o. La idea era
monstruosa, sin embargo, sinti miedo. Cogi la vela y la sostuvo frente al
cuadro. Su nombre estaba en el ngulo izquierdo, trazado en grandes letras de
brillante bermelln.
Era una loca parodia, una innoble e infame stira. l nunca haba hecho eso.
Sin embargo, era su propio cuadro. Lo saba, y sinti como si su sangre se
hubiese transformado en un instante de ardiente fuego en hielo inerte. Su propio
cuadro! Qu significaba aquello? Por qu razn se haba alterado? Se volvi y
mir a Dorian Gray con los ojos de un loco. Su boca se crispaba, y la reseca
lengua pareca incapaz de articular palabra. Se pas la mano por la frente. Estaba
hmeda de sudor pegajoso.
El joven se apoy aba en la chimenea, contemplndolo con la curiosa
expresin que uno ve en la cara del pblico que est absorto en una obra cuando
acta un gran artista. No haba en ellos verdadera pena ni verdadera alegra. Slo
reflejaban la pasin del espectador, puede que con un destello de triunfo en la
mirada. Se haba quitado la flor de la solapa y la estaba oliendo, o simulaba
hacerlo.
Qu significa esto? exclam Hallward al fin. Su propia voz son aguda y
extraa en sus odos.
Hace aos, cuando y o era un nio dijo Dorian Gray aplastando la flor en
la mano, me conociste, me adulaste y me enseaste a envanecerme de mi
belleza. Un da me presentaste a un amigo tuy o que me explic la maravilla de la
juventud, y t acabaste el retrato que me revel la maravilla de la belleza. En un
momento de locura del que, incluso ahora, no s si me arrepiento o no, formul
un deseo, puede que t lo llamases ruego
Lo recuerdo! Oh, lo recuerdo bien! No! Eso no es posible! El cuarto es
hmedo. El moho ha prendido en el lienzo. Las pinturas que utilic tendran algn
fuerte veneno mineral. Te digo que eso es imposible.
Ah, qu hay imposible? murmur el joven y endo a la ventana y
apoy ando su frente contra el cristal fro y empaado.
Me dijiste que lo habas destruido.
Me equivoqu. l me ha destruido a m.
No creo que sea mi cuadro.
Es que no ves a tu ideal en l? dijo Dorian con amargura.
Mi ideal, como t lo llamas
Como t lo llamaste.
No haba nada malo en l, nada vergonzoso! T fuiste para m un ideal
que nunca ms volver a encontrar! ste es el rostro de un stiro!
Es el rostro de mi propia alma.
Dios mo! Qu ser debo de haber adorado! Tiene los ojos de un demonio.
Todos llevamos el cielo y el infierno en nuestro interior, Basil exclam
Dorian con un intenso gesto de desesperacin.
Hallward se volvi de nuevo hacia el retrato y lo contempl.
Dios mo! Es cierto exclam; y si esto es lo que has hecho con tu
vida, debes de ser an peor de lo que imaginan los que hablan contra ti!
Acerc de nuevo la luz al lienzo y lo examin. La superficie pareca estar
completamente inalterada, tal como l la haba dejado. Era del interior,
aparentemente, de donde naca la locura y el horror. Por alguna extraa
aceleracin de la vida interna, la lepra del pecado estaba devorando lentamente
el cuadro. La corrupcin de un cadver en la humedad de una tumba no
resultaba tan espantosa.
Su mano tembl, y la vela cay del candelabro al suelo, donde qued
chisporroteando. Puso el pie sobre ella y la apag. Despus se dej caer en la
desvencijada silla que haba junto a la mesa y enterr la cabeza entre las manos.
Santo Dios, Dorian, qu leccin! Qu espantosa leccin!
No hubo respuesta, pero oa al joven sollozando en la ventana.
Reza, Dorian, reza murmur, qu nos ensean a decir en la niez?
No nos dejes caer en la tentacin. Perdnanos nuestros pecados. Purifcanos de
nuestra iniquidad . Digmoslo juntos. La oracin de tu orgullo ha obtenido
respuesta. El ruego de tu arrepentimiento tambin ser escuchado. Te he adorado
en exceso. Ahora recibo el castigo. T te has adorado en exceso a ti mismo. Los
dos somos castigados.
Dorian Gray se dio la vuelta lentamente y lo mir con los ojos anegados en
lgrimas.
Es demasiado tarde, Basil dijo con desmay o.
Nunca es demasiado tarde, Dorian. Arrodillmonos e intentemos recordar
una oracin. No hay un verso en alguna parte que dice aunque vuestros
pecados sean como la grana, y o los volver blancos como la nieve ?
Esas palabras y a no significan nada para m.
Calla! No digas eso. Ya has hecho suficiente dao en tu vida. Dios mo!
No ves la impudicia con que nos mira esa maldita cosa?
Dorian Gray contempl el retrato y, de pronto, un incontrolable sentimiento
de odio hacia Basil Hallward se apoder de l, como surgido de la imagen del
lienzo, como si hubiese sido murmurado en su odo por esos labios de sarcstica
sonrisa. La salvaje pasin de un animal cazado naci en su interior, y aborreci
al hombre sentado a la mesa ms de lo que haba aborrecido nada en toda su
vida. Mir ferozmente a su alrededor. Algo brillaba encima del arcn pintado. Su
mirada se pos en aquello. Saba lo que era. Era un cuchillo que haba subido,
unos das antes, para cortar un trozo de cuerda y que haba olvidado llevarse
despus. Avanz lentamente hacia aquello, pasando junto a Hallward al hacerlo.
Tan pronto estuvo detrs de l, lo agarr y se volvi. Hallward se removi en la
silla, como si fuese a incorporarse. Se precipit sobre l y clav el cuchillo en la
arteria que hay detrs de la oreja, aplastndole la cara contra la mesa y
descargando golpes una y otra vez.
Se escuch un ronco gemido y el horrendo estertor de alguien ahogado en
sangre. Por tres veces, los brazos extendidos se agitaron convulsivamente,
sacudiendo, grotescos, las manos de crispados dedos en el vaco. Lo apual dos
veces ms, pero el hombre no se movi. Algo empez a gotear sobre el suelo.
Esper un momento, presionando la cabeza an. Despus tir el cuchillo sobre la
mesa y aguz el odo.
Slo se oa el continuo gotear sobre la gastada alfombra. Abri la puerta y
sali al rellano. La casa estaba en completo silencio. No haba nadie por los
alrededores. Durante unos segundos permaneci inclinado sobre la barandilla,
escudriando en el negro e hirviente pozo de oscuridad. Despus cogi la llave y
volvi al cuarto, encerrndose all.
La cosa segua sentada en el silln, torcida sobre la mesa con la cabeza cada
y la espalda encorvada, y unos largos y fantsticos brazos. Si no hubiera sido por
el desgarrn rojo y dentado del cuello, y por el negro charco que se extenda
lentamente sobre la mesa, se hubiera dicho que el hombre estaba simplemente
dormido.
Qu deprisa haba ocurrido todo! Se sinti extraamente tranquilo y,
dirigindose hacia la ventana, la abri y sali al balcn. El viento haba barrido la
niebla, y el cielo era como la cola de un monstruoso pavo real, estrellada de
miradas de ojos dorados. Mir hacia abajo y vio al polica haciendo su ronda y
dirigiendo el largo haz de su linterna hacia las puertas de las silenciosas casas. La
mancha carmes de un cabriol que pasaba brill en la esquina y despus se
desvaneci. Una mujer envuelta en un ondeante chai se desliz lentamente junto
a las verjas, tambalendose a su paso. De vez en cuando se paraba y miraba
atrs. De pronto empez a cantar con voz ronca. El polica fue hacia ella y le dijo
algo. La mujer se march tropezando y riendo. Una spera rfaga de viento
barri la plaza. Los faroles de gas parpadearon volvindose azules, y los rboles
desnudos agitaron sus negras ramas de acero. Se estremeci y volvi a entrar,
cerrando la ventana.
Una vez en la puerta ech la llave y la abri. Ni siquiera mir al hombre
asesinado. Senta que el secreto de todo aquello radicaba en no reconocer la
situacin. El amigo que haba pintado el fatal retrato al que deba toda su miseria
haba desaparecido de su vida. Eso era suficiente.
Entonces se acord de la lmpara. Era una pieza bastante curiosa de artesana
morisca, hecha de plata mate incrustada con arabescos de acero bruido y
tachonada de gruesas turquesas. Su criado podra echarla de menos y preguntar
por ella. Titube un momento, despus volvi y la cogi de la mesa. No pudo
evitar ver el cuerpo muerto. Qu quieto estaba! Qu horriblemente blancas
parecan las largas manos! Era como una espantosa imagen de cera.
Despus de cerrar la puerta tras de s, se desliz silenciosamente por las
escaleras. El artesonado cruja, y pareca gritar de dolor. Se detuvo varias veces
y esper. No: todo estaba en calma. Slo era el ruido de sus propios pasos.
Una vez en la biblioteca, vio la bolsa y el abrigo en un rincn. Era preciso
esconderlos en algn sitio. Abri un armario secreto disimulado en el
revestimiento, donde guardaba sus propios y extraos disfraces y los meti all.
Podra quemarlos fcilmente ms adelante. Despus sac el reloj. Eran las dos
menos veinte.
Se sent y empez a reflexionar. Todos los aos, todos los meses,
prcticamente, se ahorcaba a hombres en Inglaterra por lo que l haba hecho.
Haba habido una locura criminal en el aire. Alguna estrella roja se haba
acercado demasiado a la tierra Y aun as, qu pruebas haba contra l? Basil
Hallward haba dejado la casa a las once. Nadie le haba visto volver a entrar. La
may ora de los criados estaban en Selby Roy al. Su may ordomo estaba
acostado Pars! S. Basil se haba marchado a Pars, y en el tren de la
medianoche, como tena pensado hacer. Con sus extraas y reservadas
costumbres, pasaran meses antes de que se levantase sospecha alguna. Meses!
Todo poda estar destruido mucho antes.
Una repentina idea cruz su mente. Se puso el abrigo de piel y el sombrero y
sali al vestbulo. All se detuvo, escuchando los lentos y pesados pasos del polica
sobre la acera y viendo reflejarse la luz de su linterna en la ventana. Esper
conteniendo la respiracin.
Despus de un momento descorri el cerrojo y se desliz afuera, cerrando la
puerta tras l con mucha suavidad. Luego llam al timbre. Al cabo de cinco
minutos apareci su criado a medio vestir y con aspecto muy somnoliento.
Siento haberte despertado, Francis dijo, entrando, pero he olvidado la
llave. Qu hora es?
Las dos y diez, seor contest el hombre mirando el reloj y
parpadeando.
Las dos y diez? Qu tarde es! Debers despertarme maana a las nueve.
Tengo cosas que hacer.
Muy bien, seor.
Ha venido alguien esta noche?
El seor Hallward, seor. Estuvo aqu hasta las once y luego se fue a coger
el tren.
Oh! Siento no haberle visto. Ha dejado algn mensaje?
No, seor. Slo dijo que le escribira desde Pars si no le encontraba en el
club.
Est bien, Francis. No olvides llamarme a las nueve.
No, seor.
El criado desapareci por el corredor arrastrando las zapatillas.
Dorian Gray tir el abrigo y el sombrero sobre la mesa y entr en la
biblioteca. Durante un cuarto de hora recorri el cuarto de un lado a otro
mordindose el labio y pensando. Despus cogi el Libro Azul de uno de los
estantes y empez a pasar las hojas. Alan Campbell, calle Hertford 152,
May fair . S; se era el hombre que necesitaba.
CAPTULO XIV
A las nueve de la maana siguiente, el criado entr con una taza de chocolate
en una bandeja y abri las persianas. Dorian dorma apaciblemente,
descansando sobre el lado derecho, con una mano bajo la mejilla. Pareca un
nio cansado por el juego o el estudio.
El hombre tuvo que tocarle dos veces en el hombro para que se despertase, y
al abrir los ojos una dbil sonrisa cruz sus labios, como si hubiese estado sumido
en algn sueo delicioso. Y sin embargo no haba soado nada. Ninguna imagen
de placer o de dolor haba turbado su noche. Pero la juventud sonre sin motivo.
se es uno de sus encantos principales.
Se volvi y, apoy ndose en el codo, empez a sorber el chocolate. El suave
sol de noviembre inundaba el cuarto. El cielo estaba despejado, y haba en el aire
una magnfica tibieza. Era casi como una maana de may o.
Gradualmente, los sucesos de la noche anterior penetraron en su mente con
ensangrentados pasos, reconstruy ndose por s mismos con terrible precisin.
Tembl ante el recuerdo de su sufrimiento, y por un instante volvi a invadirle el
mismo extrao sentimiento de odio contra Basil Hallward que le haba impulsado
a matarle cuando estaba sentado en la silla, dejndole helado de pasin. El
muerto segua sentado all arriba, y ahora a pleno sol. Qu espanto! Esas cosas
tan horribles eran para las tinieblas, no para la luz del da.
Sinti que si segua pensando en lo que haba ocurrido, enfermara o
enloquecera. Haba pecados cuy a fascinacin estaba ms en el recuerdo que en
el acto en s mismo; raros triunfos que gratifican el orgullo ms que las pasiones
y proporcionan al intelecto una viva alegra, may or que la que dan o pueden
darle a los sentidos. Pero aqul no era de sos. Era un recuerdo que deba borrar
de su mente, drogarlo con adormideras, ahogarlo para impedir que le ahogase a
l.
Al sonar la media, se pas la mano por la frente y, levantndose presuroso, se
visti con ms esmero que de costumbre, escogiendo cuidadosamente la corbata
y el alfiler, y cambiando de sortija varias veces. Emple tambin mucho tiempo
en desay unar, probando los distintos platos y hablndole a su criado de una nueva
librea que pensaba mandar hacer para su servidumbre de Selby mientras abra la
correspondencia. Algunas cartas le hicieron sonrer. Tres de ellas lo aburrieron.
Reley varias veces la misma y luego la rompi con un ligero gesto de fastidio
en el rostro. Como haba dicho lord Henry en una ocasin: Qu terrible es la
memoria de una mujer!
Despus de beber su taza de caf negro, se limpi los labios pausadamente
con la servilleta, hizo seas a su criado de que esperase y, y endo hacia la mesa,
se sent y escribi dos cartas. Se meti una de ellas en el bolsillo y le entreg la
otra a su criado.
Lleva esto al 152 de la calle Hertford, Francis, y si el seor Campbell est
fuera de Londres pregunta su direccin.
Nada ms quedarse solo encendi un cigarrillo y empez a hacer esbozos en
una hoja de papel, dibujando primero flores y motivos arquitectnicos, y despus
rostros humanos. De pronto not que cada rostro que trazaba pareca tener una
fantstica similitud con Basil Hallward. Frunci las cejas y, levantndose, fue
hacia la estantera y cogi un tomo al azar. Estaba dispuesto a no pensar ms en
lo sucedido de no ser absolutamente necesario.
Una vez tumbado en el sof, mir el ttulo del libro. Era la edicin de
Charpentier, sobre papel japons, de la obra Esmaltes y camafeos de Gautier, con
aguafuertes de Jacquemart. La encuadernacin era en cuero verde limn, con un
trazado de oro y sembrado de granadas. Era un regalo de Adrin Singleton. Al
hojearlo, su mirada cay en el poema sobre la mano de Lacenaire, la mano fra
y amarillenta du supplice, encore mal lave, con su suave vello rojizo y sus doigts
de faune. Contempl sus propios dedos, blancos y largos, estremecindose
levemente a pesar suy o, y sigui hasta llegar a estos delicados versos sobre
Venecia:
Qu exquisitos eran! Ley ndolos, uno pareca descender por los verdes
canales de la ciudad rosa y perla, sentado en una negra gndola de proa de plata
y flotantes cortinas. Aquellas sencillas lneas le recordaban las rectas franjas azul
turquesa que uno deja tras de s cuando navega hacia el Lido. El repentino
resplandor de los colores le evocaba las palomas de color iris y palo que
revoloteaban en torno al alto Campanille, semejante a un panal de miel, o que
paseaban con majestuosa gracia bajo las sombras y polvorientas arcadas. Se
recost entornando los ojos y repitindose a s mismo:
Devant une faade rose,
Sur le marbre dun escalier.
Venecia entera estaba en aquellos dos versos. Record el otoo que haba
pasado all y un maravilloso amor que le haba hecho cometer deliciosas y
delirantes locuras. Haba romances en todas partes. Pero Venecia, como Oxford,
conservaba un trasfondo de novela y, para el verdadero romntico, el fondo lo es
todo o casi todo. Basil haba estado con l parte del tiempo, apasionndose por
Tintoretto. Pobre Basil! Qu horrible forma de morir!
Suspir y volvi a coger el libro, tratando de olvidar. Ley los versos sobre las
golondrinas que entran y salen del cafetn de Esmirna donde los hadjis se sientan
a pasar las cuentas de mbar de sus rosarios, y los mercaderes, con sus turbantes,
fuman las largas pipas de colgantes borlas mientras conversan con gravedad;
ley sobre el obelisco de la plaza de la Concordia, que llora lgrimas de granito
sobre su solitario exilio sin sol, languideciendo por volver junto al ardiente Nilo
cubierto de lotos, donde hay esfinges, rosados y rojos ibis, buitres blancos de
doradas garras y cocodrilos, de ojillos de berilo, que se arrastran por el lgamo
verde y humeante; empez a meditar sobre aquellos versos que, transformando
en msica un mrmol manchado de besos, hablan de esa curiosa estatua que
Gautier compara con una voz de contralto, el monstre charmant, recostada en la
sala de prfido del Louvre. Pero, al poco rato, el libro cay de sus manos. Los
nervios se apoderaron de l y lo asalt un horrible sentimiento de terror. Qu
ocurrira si Alan Campbell estaba fuera de Inglaterra? Pasaran das hasta que
pudiese regresar. Quiz rehusase acudir. Qu hara entonces? Cada segundo era
de vital importancia. Haban sido grandes amigos en el pasado, cinco aos antes,
casi inseparables, de hecho. Despus su intimidad haba acabado repentinamente.
Ahora, cuando se encontraban, Dorian Gray era el nico en sonrer; Alan
Campbell jams lo haca.
Era un joven de extremada inteligencia, aunque careca de una apreciacin
real de las artes plsticas, y el poco sentido de la belleza potica que posea se lo
deba enteramente a Dorian. Su pasin intelectual dominante era la ciencia. En
Cambridge haba pasado gran parte de su tiempo trabajando en el laboratorio,
obteniendo un buen nmero de promocin en ciencias naturales. De hecho, an
segua dedicndose al estudio de la qumica, y tena su propio laboratorio, en el
que sola encerrarse durante todo el da con gran disgusto de su madre, que haba
soado para l un puesto en el parlamento, y que tena una vaga idea de que un
qumico era una persona que compona recetas. Sin embargo, tambin era un
excelente msico, y tocaba el violn y el piano mejor que la may ora de los
aficionados. De hecho, haba sido la msica lo que les haba hecho intimar
primero, la msica y esa indefinible atraccin que Dorian pareca ejercer
siempre que quera, y que realmente ejerca a menudo hasta de una manera
inconsciente. Se haban conocido en casa de lady Berkshire la noche en que
Rubinstein haba tocado all, y despus de eso poda vrselos siempre juntos en la
pera y en cualquier lugar en el que se escuchase buena msica. Su intimidad
haba durado dieciocho meses. Campbell siempre estaba en Selby Roy al o en la
plaza Grosvenor. Para l, como para muchos otros, Dorian Gray era la
representacin de todo lo maravilloso y fascinante de la vida. Si haba habido una
disputa entre ellos, nadie lo supo nunca. Pero de pronto la gente not que apenas
se hablaban al encontrarse, y que Campbell siempre pareca abandonar pronto
una fiesta en la que Dorian estaba presente. l tambin haba cambiado: a veces
estaba extraamente melanclico, casi pareca disgustarle escuchar msica, y l
mismo y a nunca tocaba, alegando como excusa cuando alguien se lo peda que
estaba tan absorbido por la ciencia que no le quedaba tiempo para practicar. Y
realmente era cierto. Cada da pareca interesarse ms por la biologa, y su
nombre apareci una o dos veces en alguna de las revistas cientficas en relacin
con ciertos extraos experimentos.
se era el hombre al que Dorian Gray estaba esperando. Miraba el reloj
cada segundo. A medida que pasaban los minutos, aumentaba horriblemente su
inquietud. Por ltimo se levant y empez a recorrer la estancia de un lado a otro
como una hermosa criatura en una jaula. Daba furtivas y largas zancadas. Tena
las manos extraamente fras.
La espera se hizo intolerable. Le pareca que el tiempo se deslizaba con pies
de plomo, mientras que l era empujado por monstruosos vientos hacia el
dentado borde de un oscuro precipicio. Saba lo que le esperaba all; lo vea de
hecho y, estremecindose, apret con las manos sudorosas sus ardientes prpados
como queriendo destruir su vista y hundir los globos de los ojos en sus rbitas. Era
intil. El cerebro se alimentaba a s mismo, y la imaginacin, convertida en
grotesca por el terror, retorcida y desfigurada como un ser vivo por el dolor,
bailaba como un ttere enloquecido en una barraca, gesticulando a travs de
cambiantes mscaras. Entonces, el tiempo se detuvo de pronto. S: esa cosa ciega
y jadeante dej de avanzar y, al morir el tiempo, terribles pensamientos se
deslizaron gilmente frente a l, desenterrando un espantoso futuro de su tumba y
ponindolo ante sus ojos. Lo contempl. El horror que encerraba lo dej
petrificado.
Al fin la puerta se abri y el criado entr en el cuarto. Lo mir con ojos
vidriosos.
El seor Campbell, seor anunci el hombre.
Un suspiro de alivio escap de sus resecos labios, y el color volvi a sus
mejillas.
Dile que entre inmediatamente, Francis.
Senta que recobraba el dominio. El acceso de cobarda haba desaparecido.
El hombre se retir con una inclinacin. Instantes despus entraba Alan
Campbell con aspecto muy severo y bastante plido, su palidez intensificada por
el pelo negro como el carbn y las oscuras cejas.
Alan! Qu amable por tu parte. Te agradezco que hay as venido.
Me haba propuesto no volver a pisar su casa nunca ms, Gray. Pero deca
usted que era un asunto de vida o muerte.
Su voz era dura y fra. Hablaba con deliberada lentitud. Haba una expresin
de desprecio en la mirada firme y escrutadora que dirigi a Dorian. Mantena las
manos en los bolsillos de su abrigo de astracn, y pareca no haber notado el
gesto con el que se le acoga.
S: es un asunto de vida o muerte, Alan, y para ms de una persona.
Sintate.
Campbell cogi una silla junto a la mesa y Dorian tom asiento frente a l.
Los ojos de los dos hombres se encontraron. En los de Dorian se reflejaba una
piedad infinita. Saba que lo que iba a hacer era terrible.
Tras un momento de tenso silencio se inclin hacia l y, con perfecta calma
pero observando el efecto de cada palabra en aqul al que haba hecho llamar,
dijo:
Alan, en un cuarto cerrado del ltimo piso, un cuarto al que slo y o tengo
acceso, hay un hombre muerto sentado a una mesa. Lleva diez horas muerto. No
te muevas y no me mires as. Quin es el hombre y por qu ha muerto, cmo ha
muerto, son cuestiones que no te incumben. Lo que tienes que hacer es
Basta, Gray. No quiero saber nada ms. Si lo que dice es cierto o no, eso no
me importa. Me niego completamente a verme mezclado en su vida. Guarde
para usted sus horribles secretos. Ya no me interesan.
Alan, tendrn que interesarte. Este tendr que interesarte. Lo siento mucho
por ti, Alan. Pero no puedo evitarlo. T eres el hombre que puede salvarme. Me
veo forzado a involucrarte en el asunto. No tengo otra alternativa. Alan, t eres un
cientfico. Sabes de qumica y cosas de sas. Has hecho experimentos. Lo que
tienes que hacer es destruir ese cadver, destruirlo de forma que no quede
vestigio de l. Nadie ha visto entrar a esa persona en la casa. De hecho,
actualmente se le supone en Pars. No lo echarn en falta durante meses. Cuando
eso suceda, no debe quedar rastro alguno de l en esta casa. T, Alan, debes
transformarle a l y todas sus pertenencias en un puado de cenizas que y o
pueda esparcir en el aire.
T ests loco, Dorian.
Ah! Estaba esperando a que me tuteases.
T ests loco, te digo, loco al imaginar que y o iba a mover un dedo para
ay udarte, loco por hacer esa monstruosa confesin. No quiero tener nada que ver
con este asunto, sea el que sea. Crees que voy a poner mi reputacin en peligro
por ti? Qu me importa el diablico asunto en el que ests metido?
Se trata de un suicidio, Alan.
Me alegra saberlo. Pero quin le indujo a cometerlo? Supongo que t.
Sigues negndote a hacer esto por m?
Naturalmente que me niego. No pienso tener nada en absoluto que ver con
ello. No me importa la vergenza que pueda caer sobre ti. Sea cual sea, te la
mereces. No me disgustara verte deshonrado, pblicamente deshonrado. Cmo
te atreves a pedirme a m, entre todos los hombres del mundo, que me mezcle en
este horror? Cre que conocas mejor el carcter de las personas. Tu amigo lord
Henry Wotton debera haberte enseado ms psicologa, sea lo que sea lo que te
ha enseado. Nada podr convencerme de que d un paso para salvarte. Te has
equivocado de persona. Busca a alguno de tus amigos. No te dirijas a m.
Ha sido un asesinato, Alan. Yo lo he matado. No te imaginas lo que me hizo
sufrir. Cualquiera que sea mi vida, l contribuy a hacer que fuese as, o a
perderla ms que el pobre Harry. Puede que sa no fuese su intencin, pero el
resultado ha sido el mismo.
Un asesinato! Dios mo, Dorian, has sido capaz de llegar a eso? No voy a
denunciarte. No es de mi incumbencia. Adems, aun sin mi intervencin en el
asunto seguramente te detendrn. Nadie comete un crimen sin hacer alguna
estupidez. Pero no quiero tener nada que ver con esto.
Es preciso que tengas que ver con ello. Espera, espera un momento;
escucha. Slo escucha, Alan. Todo lo que te pido es que realices un determinado
experimento qumico. T acudes a los hospitales y a los depsitos, y los horrores
que haces all no te afectan. Si en una de esas horrendas salas de diseccin, o en
uno de esos ftidos laboratorios, encontrases a ese hombre tendido sobre una
mesa de zinc con rojos canales excavados para que la sangre manase de ellos, lo
miraras simplemente como a un ejemplar admirable. No se te erizara un solo
cabello. No pensaras que estabas obrando mal. Al contrario, probablemente
sentiras que estabas beneficiando a la raza humana, o aumentando el caudal de
conocimientos del mundo, o satisfaciendo la curiosidad intelectual, o algo por el
estilo. Lo que y o quiero que hagas es sencillamente lo que has hecho a menudo
con anterioridad. De hecho, destruir un cuerpo debe ser mucho menos horrible
de lo que ests acostumbrado a hacer. Y, recuerda, se trata de la nica prueba en
mi contra. Si se descubre estoy perdido; y se descubrir con seguridad a no ser
que me ay udes.
No deseo ay udarte. Te olvidas de eso. Todo este asunto me es
sencillamente indiferente. No tiene nada que ver conmigo.
Alan, te lo suplico. Piensa en la posicin en la que me encuentro. Justo
antes de que vinieses he estado a punto de desmay arme de terror. Puede que
algn da t mismo sepas lo que es el terror. No! No pienses en eso. Mira el
asunto desde un punto de vista puramente cientfico. T no preguntas de dnde
salen los cadveres en los que experimentas. No preguntes ahora. Ya te he dicho
demasiado. Pero te ruego que lo hagas. Una vez fuimos amigos, Alan.
No me hables de aquellos das, Dorian: estn muertos.
A veces los muertos permanecen. El hombre de arriba no va a marcharse.
Est sentado a la mesa con la cabeza cada y los brazos extendidos. Alan, Alan!
Si no me prestas ay uda estoy perdido. Cmo! Me ahorcarn, Alan! Es que no
lo entiendes? Me ahorcarn por lo que he hecho.
No tiene sentido prolongar esta escena. Me niego absolutamente a hacer
nada en este asunto. Es una locura que me lo pidas.
Te niegas?
S.
Alan, te lo suplico.
Es intil.
La misma mirada de compasin apareci en los ojos de Dorian Gray.
Despus alarg la mano, tom una hoja de papel y escribi algo en ella. La
reley dos veces, doblndola cuidadosamente y la empuj sobre la mesa. Hecho
esto, se levant y fue hasta la ventana.
Campbell lo mir sorprendido; despus cogi el papel y lo desdobl. Mientras
lea, su rostro empalideci horriblemente y se dej caer sobre el respaldo. Una
terrible sensacin de malestar lo invadi. Sinti como si su corazn latiese hasta
morir en alguna vaca cavidad.
Tras dos o tres minutos de horrible silencio, Dorian se volvi y, colocndose
tras l, pos una mano sobre su hombro.
Lo siento tanto por ti, Alan murmur; pero no me dejas otra
alternativa. Ya tengo escrita la carta. Aqu est. Mira la direccin. Si no me
ay udas, tendr que enviarla. Ya sabes cules sern las consecuencias. Pero vas a
ay udarme. Es imposible que ahora te niegues. He intentado evitarte esto. Me
hars la justicia de reconocerlo. Has sido conmigo severo, cruel, ofensivo. Me
has tratado como ningn hombre se ha atrevido a tratarme jams Ningn
hombre vivo, al menos. Lo he soportado todo. Ahora me toca a m dictar
condiciones.
Campbell enterr la cabeza entre sus manos y se estremeci.
S, ahora ser y o quien dicte mis condiciones, Alan. Ya sabes cules son.
La cosa es muy sencilla. Vamos, no te pongas as. Es necesario hacerlo.
Afrntalo y hazlo.
Un gemido escap de los labios de Campbell y todo su cuerpo se estremeci.
El tictac del reloj sobre la chimenea le pareca dividir el tiempo en tomos
dispersos de agona, cada uno de los cuales era demasiado terrible para
soportarlo. Sinti como si un crculo de hierro le oprimiese el cerebro lentamente,
como si la deshonra que le amenazaba lo hubiese alcanzado y a. La mano sobre
su hombro le pesaba como si fuese una mano de plomo. Pareca triturarle.
Vamos, Alan. Debes decidirte y a.
No puedo dijo maquinalmente, como si aquellas palabras pudiesen
alterar las cosas.
Es necesario. No puedes elegir. No lo retrases ms.
Vacil un momento.
Hay fuego en la habitacin de arriba?
S. Hay un aparato de gas con amianto.
Tendr que ir a casa a coger algunas cosas del laboratorio.
No, Alan, no debes dejar esta casa. Escribe en una hoja de papel lo que
necesitas y mi criado coger un coche y te las traer.
Campbell garabate unas lneas, sec la tinta y dirigi el sobre a su ay udante.
Dorian cogi la nota y la ley cuidadosamente. Despus toc la campana y se la
dio a su criado, con orden de volver lo antes posible tray endo las cosas con l.
Cuando la puerta del vestbulo se cerr, un estremecimiento nervioso recorri
a Campbell y, levantndose de la silla, fue hasta la chimenea. Temblaba con una
especie de ataque febril. Durante casi veinte minutos, ninguno de los hombres
dijo una palabra. Una mosca zumbaba ruidosamente en la habitacin, y el tictac
del reloj golpeaba el aire como un martillo.
Al dar la una, Campbell se volvi, y al mirar a Dorian Gray vio que sus ojos
estaban llenos de lgrimas. Haba algo en lo puro y refinado en aquel rostro
entristecido que pareci llenarlo de ira.
Eres infame, absolutamente infame musit.
Cllate, Alan: me has salvado la vida exclam Dorian.
La vida? Cielo santo! Qu vida es sa? Has ido de corrupcin en
corrupcin, y ahora has cometido un crimen. Al hacer lo que voy a hacer, lo que
me obligas a hacer, no es en tu vida en lo que estoy pensando.
Ah, Alan! murmur Dorian con un suspiro. Ojal sintieses por m una
milsima parte de la compasin que y o te tengo.
Al tiempo que hablaba se volvi y permaneci mirando hacia el jardn.
Campbell no contest.
Pasados diez minutos llamaron a la puerta y el criado entr llevando un gran
cofre de caoba con productos qumicos, un largo rollo de alambre de acero y
platino y dos grapas de hierro de extraa forma.
Dejo las cosas aqu, seor? le pregunt a Campbell.
S dijo Dorian. Y me temo, Francis, que tengo otro recado para ti.
Cmo se llama el hombre de Richmond que provee de orqudeas a Selby ?
Harden, seor.
S. Harden. Tienes que ir a Richmond de inmediato, ver a Harden
personalmente y decirle que me enve el doble de orqudeas de las que le
encargu; y que mande la menor cantidad posible de flores blancas. Hace un
hermoso da, Francis, y Richmond es un sitio muy bonito, de lo contrario no te
molestara con este encargo.
No es molestia alguna, seor. A qu hora debo volver?
Dorian mir a Campbell.
Cunto durar el experimento, Alan? pregunt con voz calmada e
indiferente. La presencia de una tercera persona en el cuarto pareca darle un
coraje extraordinario.
Campbell frunci el ceo y se mordi los labios.
Unas cinco horas contest.
Entonces bastar con que vuelvas a las siete y media, Francis. O espera:
djame la ropa fuera. Puedes cogerte la noche libre. No cenar en casa, as que
no voy a necesitarte.
Gracias, seor dijo el hombre saliendo del cuarto.
Ahora, Alan, no hay un momento que perder. Qu pesado es este cofre!
Yo lo llevar. T coge el resto de las cosas.
Hablaba deprisa, en tono autoritario. Campbell se senta dominado. Salieron
juntos de la estancia.
Al llegar al ltimo rellano, Dorian sac la llave y la hizo girar en la cerradura.
Despus se detuvo y una mirada de inquietud apareci en sus ojos. Se
estremeci.
Creo que no puedo entrar, Alan murmur.
A m no me importa. No te necesito dijo Campbell framente.
Dorian entreabri la puerta. Al hacerlo, vio el rostro de su retrato sonriendo
maliciosamente a la luz del sol. Delante, tirada en el suelo, estaba la cortina
rasgada. Record que la noche anterior haba olvidado, por primera vez en su
vida, ocultar el fatal lienzo, y estaba a punto de precipitarse hacia delante cuando
retrocedi temblando. Qu era ese repugnante roco rojo que brillaba, hmedo
y reluciente, en una de las manos, como si el lienzo sudase sangre? Era
espantoso! Ms espantoso, le pareci en aquel momento, que el mudo cadver
que saba tendido sobre la mesa, esa cosa cuy a grotesca e informe sombra sobre
el manchado tapiz le confirmaba que no se haba movido, sino que segua all tal
como l lo dej.
Exhal un hondo suspiro, abri la puerta un poco ms y, con los ojos
entrecerrados y la cabeza vuelta, entr apresuradamente, decidido a no mirar ni
una sola vez hacia el hombre muerto. Luego, inclinndose y recogiendo la
cortina prpura y dorada, la ech sobre el retrato.
Se qued all inmvil, temiendo volverse y con los ojos fijos en los arabescos
que tena ante l.
Oy a Campbell entrar el pesado cofre, los hierros y las dems cosas que
requera su horrible tarea. Se pregunt si Basil Hallward y l se habran conocido
y, de ser as, lo que habran pensado el uno del otro.
Y ahora, djame solo dijo una voz severa detrs de l.
Se volvi y sali precipitadamente, slo consciente de que el cadver estaba
ahora recostado y de que Campbell miraba el rostro brillante y amarillento.
Cuando bajaba, oy girar la llave en la cerradura.
Eran mucho ms de las siete cuando Campbell volvi a la biblioteca. Estaba
plido, pero completamente en calma.
He hecho lo que me pediste murmur. Y ahora, adis. No volvamos a
vernos jams.
Me has salvado de la ruina, Alan. No puedo olvidar eso dijo Dorian
simplemente.
En cuanto Campbell se hubo marchado, subi al piso de arriba. En el cuarto
haba un horrible olor a cido ntrico. Pero la cosa que estaba sentada a la mesa
haba desaparecido.
CAPTULO XV
Empez a caer una lluvia helada, y los borrosos faroles surgan fantasmales
en la empapada bruma. Los cafs cerraban en aquel momento, y hombres y
mujeres de aspecto sombro se agolpaban en desordenados grupos junto a sus
puertas. De algunos bares salan horribles risotadas. En otros, los borrachos
alborotaban y aullaban.
Reclinado en el asiento del simn, con el sombrero echado hacia delante,
Dorian Gray contemplaba con ojos impvidos la srdida vergenza de la gran
ciudad, y de cuando en cuando repeta para s las palabras que lord Henry le
haba dicho el da en que se conocieron: Curar el alma a travs de los sentidos y
los sentidos a travs del alma . S, se era el secreto. Lo haba probado con
frecuencia y volvera a probarlo ahora. Haba fumaderos de opio en los que
poda comprarse el olvido, horrendas guaridas en las que el recuerdo de antiguos
pecados poda destruirse con la locura de pecados nuevos.
La luna colgaba muy baja en el cielo, como un crneo amarillo. De tanto en
tanto, un inmenso nubarrn informe extenda un largo brazo tapndola. Los
faroles disminuy eron, y las calles eran cada vez ms estrechas y tenebrosas.
Una de las veces, el cochero perdi el camino y hubo de retroceder media milla.
Un vaho ascenda del caballo que reventaba a su paso los charcos. La bruma
cubra de un gris franela los cristales del simn.
Curar el alma a travs de los sentidos y los sentidos a travs del alma .
Cmo resonaban esas palabras en sus odos. Y su alma estaba mortalmente
enferma. Sera cierto que los sentidos podan curarla? Se haba derramado
sangre inocente. Cmo expiar aquello? Ah! No haba expiacin posible; pero
aunque el perdn fuese inalcanzable, an le quedaba el olvido, y l estaba
decidido a olvidar, a borrar todo aquello, a aplastarlo como se aplasta una vbora
que te ha mordido. Realmente, con qu derecho le haba hablado as Basil?
Quin le haba nombrado juez de los dems? Haba dicho cosas atroces,
horribles, intolerables.
El coche avanzaba con dificultad y, a su parecer, cada vez ms lentamente.
Levant el cristal y le grit al cochero que acelerase. Una horrible ansia de opio
lo corroa. Le arda la garganta y se retorca las delicadas manos. Peg con furia
al caballo con su bastn. El cochero se ech a rer y fustig al animal. l ri
tambin, y entonces el cochero enmudeci.
El camino pareca interminable, y las calles eran como la negra tela de una
araa extendida. La monotona se hizo asfixiante y, al espesarse la niebla, sinti
miedo.
Despus pasaron por solitarias fbricas de ladrillos. La niebla era all menos
espesa, y pudo ver los extraos hornos en forma de botella, de los que salan
lenguas de fuego como anaranjados abanicos. Un perro ladr a su paso y, a lo
lejos, en la oscuridad, chill una gaviota errante. El caballo tropez en un bache,
despus se desvi a un lado y empez a galopar.
Al cabo de un rato dejaron atrs el camino embarrado y pasaron
ruidosamente por calles mal empedradas. La may ora de las ventanas estaban
oscuras, pero aqu y all se perfilaban fantsticas sombras tras las persianas
iluminadas. Las contempl con curiosidad. Se agitaban como monstruosas
marionetas y gesticulaban como cosas vivas. Las odi. Una rabia sorda le invada
el corazn. Al dar la vuelta a una esquina, una mujer les grit algo desde una
puerta abierta, y dos hombres corrieron detrs del coche unos cien metros. El
cochero los azot con el ltigo.
Dicen que la pasin le hace a uno pensar como en un crculo. Y, de hecho,
con una horrible reiteracin, los labios de Dorian Gray formaban y volvan a
formar las sutiles palabras que hablaban del alma y de los sentidos, hasta que
hall en ello, por decirlo as, la plena expresin de su estado de nimo y justific,
por medio del intelecto, pasiones que sin esa justificacin hubiesen seguido
dominando su humor. Ese solo pensamiento se arrastraba de una a otra clula de
su cerebro; y el salvaje deseo de vivir, el ms terrible de todos los apetitos
humanos, se impuso en cada uno de sus trmulos nervios y fibras. La fealdad que
tantas veces haba detestado porque haca las cosas reales, le result ahora grata
por esa misma razn. La fealdad era lo nico real. Las soeces peleas, el
repugnante tugurio, la cruda violencia de una vida desordenada, la misma vileza
de los ladrones y los proscritos eran ms vivos en el intenso realismo de su
impresin que todas las grciles formas del arte, que las soadoras sombras de la
poesa. Eran lo que l necesitaba para el olvido. Pasados tres das volvera a ser
libre.
De pronto, el cochero detuvo de un tirn el caballo al final de una callejuela
oscura. Por encima de los tejados bajos y las dentadas filas de chimeneas,
asomaban los negros mstiles de los barcos. Guirnaldas de blanca bruma se
enroscaban en sus vergas como fantasmales velas.
Es por aqu, seor? pregunt la voz ronca por la ventanilla.
Dorian se estremeci y mir a su alrededor.
Aqu est bien contest y, apendose apresuradamente, dio al cochero la
propina prometida y se dirigi hacia el muelle.
La linterna de popa de un enorme vapor mercante brillaba aqu y all. La luz
barra el pavimento y se quebraba en los charcos. Un resplandor rojizo sala de
un vapor de altura que estaba alimentando la caldera. El empedrado fangoso
pareca un impermeable mojado.
Apret el paso hacia la izquierda, mirando a su espalda de cuando en cuando
para ver si lo seguan. Al cabo de siete u ocho minutos, lleg a una casucha
embutida entre dos mseros talleres. Una lmpara iluminaba una de las ventanas
de arriba. Se detuvo y llam de un modo especial.
Poco despus se oy eron pasos en el corredor y un ruido de cerrojos
descorridos. La puerta se abri silenciosamente y l entr sin decir palabra a la
informe y rechoncha figura que se aplast en la sombra al entrar l. Al final del
vestbulo colgaba una andrajosa cortina verde que agit el viento racheado de la
calle. La apart y entr en un cuarto alargado y de techo bajo que pareca un
saln de baile de tercera fila. Unos mecheros de gas de estridente llama se
alineaban junto a los muros, reflejndose y distorsionndose en los espejos
manchados de moscas. Unos grasientos reflectores de latn colocados detrs
formaban vacilantes discos de luz. El suelo estaba cubierto de un serrn ocre,
pisoteado y mezclado con barro, salpicado de oscuros crculos de vino. Unos
malay os acuclillados junto a un hornillo de cisco jugaban con dados de hueso
descubriendo al hablar los blancos dientes. En un rincn, con la cabeza hundida
entre los brazos, haba un marinero tendido sobre una mesa y, ante el mostrador
pintado chillonamente, que ocupaba un lado entero del local, dos mujeres
ojerosas se burlaban de un viejo que restregaba las mangas de su abrigo con una
mueca de repugnancia.
Cree que tiene hormigas rojas en la ropa dijo riendo una de ellas al pasar
Dorian. El hombre las mir aterrorizado y empez a sollozar.
Al final de la sala haba una escalera que llevaba a un cuarto oscuro. Mientras
suba apresuradamente los tres peldaos desvencijados, lleg hasta l un fuerte
olor a opio. Lanz un profundo suspiro y las aletas de su nariz vibraron de placer.
Al entrar, un joven de lacios cabellos rubios, inclinado sobre una lmpara en la
que encenda una larga y delgada pipa, lo mir y salud vacilante:
T aqu, Adrin? musit Dorian.
En qu otro sitio iba a estar? respondi lnguidamente. Ninguno de los
muchachos me habla.
Pens que te habas marchado de Inglaterra.
Darlington no va a hacer nada. Al final mi hermano pag la letra. George
tampoco me habla No me importa aadi suspirando. Con esto uno no
necesita amigos. Creo que y o he tenido demasiados.
Dorian se estremeci y mir a su alrededor las figuras grotescas que y acan
en extraas posturas sobre harapientos colchones. Los miembros torcidos, las
bocas abiertas, la mirada fija y sin brillo le fascinaban. Saba en qu extraos
cielos estaban sufriendo y qu sombros infiernos les enseaban el secreto de un
nuevo goce. Estaban mejor que l. l era prisionero del pensamiento. La
memoria, como una horrible dolencia, se estaba cebando en su alma. De cuando
en cuando le pareca ver los ojos de Basil mirndole. Sin embargo, no poda
quedarse all. La presencia de Adrin Singleton le turbaba. Necesitaba estar en
algn sitio donde nadie le conociera. Necesitaba escapar de s mismo.
Me marcho al otro sitio dijo despus de una pausa.
Al del muelle?
S.
Seguro que esa gata loca est all. Ya no la dejan entrar en este lugar.
Dorian se encogi de hombros.
Estoy harto de mujeres que me quieren. Las mujeres que nos odian son
mucho ms interesantes. Adems, la droga es mejor all.
Es lo mismo.
A m me gusta ms. Ven a beber algo. Lo necesito.
Yo no quiero nada murmur el joven.
No importa.
Adrian Singleton se levant perezosamente y sigui a Dorian hasta el bar. Un
mulato con un turbante ajado y una chaqueta andrajosa gesticul un horrible
saludo al tiempo que colocaba delante de ellos una botella de brandy y dos vasos.
Las mujeres se les acercaron y empezaron a charlar. Dorian les volvi la espalda
y dijo algo en voz baja a Adrian Singleton. Una sonrisa sinuosa como una arruga
se retorci en el semblante de una de las mujeres.
Estamos muy orgullosos esta noche dijo despreciativamente.
No me hables, por amor de Dios exclam Dorian dando una patada en el
suelo. Qu quieres? Dinero? Ah lo tienes. No vuelvas a hablarme nunca.
Dos chispas rojas brillaron por un instante en los ojos hinchados de la mujer y
despus se extinguieron, dejndolos apagados y vidriosos. Agach la cabeza y
arranc las monedas del mostrador con vidos dedos. Su compaera la
observaba con envidia.
Es intil suspir Adrin Singleton. No deseo volver. Soy
completamente feliz aqu.
Me escribirs si necesitas algo, verdad? dijo Dorian despus de una
pausa.
Quiz.
Buenas noches, entonces.
Buenas noches contest el hombre dando media vuelta y limpindose los
resecos labios con el pauelo.
Dorian se dirigi a la puerta con una expresin de dolor en el rostro. Cuando
levant la cortina, una horrible risa brot de los labios pintados de la mujer que
haba cogido el dinero.
Ah va el del pacto con Satans hip con voz ronca.
Maldita! contest l. No me llames eso.
Ella castaete los dedos.
Prefieres que te llamen Prncipe Encantador, no? aull a su espalda.
El marinero amodorrado salt en pie y mir ferozmente a su alrededor. Oy
el ruido de la puerta del vestbulo. Se precipit afuera, como persiguiendo a
alguien.
Dorian Gray aceler el paso a lo largo del muelle bajo la lluvia. Su encuentro
con Adrin Singleton le haba conmovido extraamente, y se pregunt si la ruina
de aquella joven vida sera realmente culpa suy a, como le haba dicho Basil
Hallward de un modo tan infame e insultante. Se mordi el labio y durante un
instante sus ojos se entristecieron.
Sin embargo, despus de todo, qu le importaba aquello? Los das eran
demasiado breves como para echarse sobre los hombros el peso de los errores
ajenos. Cada hombre viva su propia vida y pagaba su precio por vivirla. La
nica pena era que uno tuviese que pagar tan a menudo por una sola culpa. De
hecho, uno tena que pagar una y otra vez. En sus relaciones con el hombre, el
destino nunca salda sus cuentas.
Hay momentos, nos dicen los psiclogos, en que la pasin por el pecado o lo
que el mundo llama pecado domina de tal modo nuestra naturaleza que cada
fibra del cuerpo, as como cada clula del cerebro parecen dominadas por
temibles impulsos. Los hombres y las mujeres pierden entonces su libre albedro.
Se dirigen hacia su terrible fin como autmatas. Se les niega la eleccin y la
conciencia muere o, si sobrevive, lo hace slo para prestar su hechizo a la
rebelin y su encanto a la desobediencia. Porque todos los pecados, como los
telogos no se cansan de recordarnos, son pecados de desobediencia. Cuando ese
espritu superior, esa estrella matutina del mal cay del cielo, lo que cay fue un
rebelde.
Endurecido, concentrado en el mal, la mente manchada y el alma
hambrienta de rebelin, Dorian Gray segua andando y apret el paso cuando, al
precipitarse en una oscura arcada por la que sola pasar a menudo para acortar el
camino hacia el tugurio de mala fama al que se diriga, sinti de pronto que lo
agarraban por detrs, y antes de que tuviese tiempo de defenderse fue empujado
contra el muro y una mano brutal le apret la garganta.
Luch furiosamente por su vida y, haciendo un terrible esfuerzo, logr apartar
los dedos que lo atenazaban. Un segundo despus oy el resorte de un revlver y
distingui el brillo de un can reluciente apuntando hacia su cabeza. La forma
oscura de un hombre bajo y fornido se ergua frente a l.
Qu quiere usted? balbuci.
Quieto! dijo el individuo. Si se mueve disparo.
Est usted loco. Qu le he hecho y o?
Usted destroz la vida de Siby l Vane fue la respuesta. Y Siby l Vane
era mi hermana. Se suicid. Lo s. Pero muri por su culpa. Y le juro que voy a
matarlo en pago de ello. Llevo aos buscndole a usted. No tena indicio ni rastro
suy o. Las dos personas que le conocan han muerto. Slo saba el nombre con el
que ella sola llamarle. Lo o esta noche por casualidad. Pngase a bien con Dios
porque va a morir esta noche.
Dorian Gray crey enfermar de terror.
No s de quin me habla tartamude. Nunca haba odo hablar de ella.
Usted est loco.
Hara mejor en confesar su pecado, porque tan cierto como que soy James
Vane, usted va a morir.
Hubo un momento terrible. Dorian Gray no saba qu decir ni qu hacer.
De rodillas rugi el hombre. Le doy un minuto para ponerse en paz,
slo un minuto. Esta noche embarco para la India y antes tengo que cumplir con
mi deber. Un minuto nada ms.
Dorian baj los brazos. El terror le paralizaba. No saba qu hacer. De pronto,
una ardiente esperanza cruz su mente.
Detngase exclam. Cunto tiempo hace que muri su hermana?
Rpido, dgamelo.
Dieciocho aos dijo el hombre. Por qu me lo pregunta? Qu
importa eso?
Dieciocho aos dijo riendo Dorian Gray con voz triunfante.
Dieciocho aos! Llveme bajo un farol y mire mi cara.
James Vane vacil un momento sin comprender lo que aquello significaba.
Luego agarr a Dorian Gray y lo arrastr fuera de la arcada.
Aunque el viento volva plida y vacilante la luz del farol, sta sirvi, sin
embargo, para mostrarle, segn crey , el terrible error en el que haba incurrido,
porque el rostro del hombre al que quera matar tena toda la lozana de la
adolescencia y la pureza inmaculada de la juventud. Representaba poco ms de
veinte aos, escasamente ms; no era mucho may or, si lo era en absoluto, de lo
que haba sido su hermana cuando l parti, haca y a tantos aos. Era evidente
que aqul no poda ser el hombre que destruy su vida.
Afloj la presin y retrocedi tambalendose.
Dios mo! Dios mo! exclam. Y le hubiese matado!
Dorian Gray respir profundamente.
Ha estado usted a punto de cometer un terrible crimen, buen hombre
dijo mirndolo severamente. Que esto le sirva de advertencia para no tomarse
la venganza por su mano.
Perdneme, seor murmur James Vane. Me han engaado. Una
palabra casual que he odo en ese maldito tugurio me ha puesto sobre una pista
falsa.
Hara usted mejor en marcharse a casa y tirar esa pistola. Podra tener
problemas dijo Dorian girando sobre sus talones y alejndose despacio calle
abajo.
James Vane permaneci en medio de la calle horrorizado. Temblaba de pies
a cabeza. Un momento despus, una oscura sombra que se haba deslizado a lo
largo del chorreante muro sali a la luz y se le acerc con pasos furtivos. Sinti
una mano en el brazo y mir a su alrededor, sobresaltado. Era una de las dos
mujeres que haban estado bebiendo en el bar.
Por qu no lo has matado? le susurr acercando su horrible cara.
Supuse que lo seguiras cuando te vi salir precipitadamente de casa de Daly.
Idiota! Debas haberle matado. Tiene un montn de dinero y es la maldad
personificada.
No era el hombre que buscaba respondi l, y y o no quiero el dinero
de nadie. Quiero la vida de un hombre. El hombre cuy a vida quiero tiene cerca
de cuarenta aos. se es casi un muchacho. Gracias a Dios que no he manchado
mis manos con su sangre.
La mujer lanz una amarga risotada.
Casi un muchacho dijo con sarcasmo. Ja! No sabes que hace cerca
de dieciocho aos que el Prncipe Encantador me hizo lo que soy ?
Mientes! grit James Vane.
Ella levant las manos al cielo.
Juro ante Dios que digo la verdad grit.
Ante Dios?
Que me quede muda si no es verdad. Es el peor de los que vienen por aqu.
Dicen que se ha vendido al diablo para conservar su hermosa cara. Hace casi
dieciocho aos que lo conozco. No ha cambiado apenas desde entonces. Yo en
cambio s aadi la mujer con una impdica y loca sonrisa.
Jralo.
Lo juro sali de su boca aplastada como un eco ronco. Pero no me
delates gimi. Le tengo miedo. Dame algo para la cama de esta noche.
Se apart de ella con un juramento y corri hacia la esquina de la calle; pero
Dorian Gray haba desaparecido. Cuando volvi, la mujer tampoco estaba.
CAPTULO XVII
No tiene sentido que me digas que vas a ser bueno exclam lord Henry
mojando sus blancos dedos en un recipiente de cobre con agua de rosas. Eres
completamente perfecto. No cambies, te lo ruego.
Dorian Gray movi la cabeza.
No, Harry, he hecho demasiadas cosas terribles en mi vida. No estoy
dispuesto a hacer ms. Ay er empec mis buenas acciones.
Dnde estuviste ay er?
En el campo, Harry. Estuve y o solo en una pequea posada.
Mi querido muchacho, cualquiera puede ser bueno en el campo. All no
hay tentaciones. sa es la razn por la que la gente que vive fuera de la ciudad es
tan completamente incivilizada. La civilizacin no es en absoluto algo fcil de
obtener. Slo hay dos formas en las que el hombre puede alcanzarla. Una es por
medio de la educacin, la otra por medio de la corrupcin. La gente del campo
no tiene oportunidad ni de lo uno ni de lo otro, por ese motivo se estancan.
Cultura y corrupcin repiti Dorian. He conocido algo de las dos.
Ahora me parece terrible que puedan darse juntas. Y es que ahora tengo un
nuevo ideal, Harry. Creo que he cambiado.
An no me has dicho en qu ha consistido tu buena accin. O dijiste que
habas hecho ms de una? pregunt su compaero poniendo en el plato una
pequea pirmide de fresas y espolvorendolas de azcar con un tamiz en forma
de concha.
Te lo dir, Harry. Es una historia que no podra contar a nadie ms. He
salvado a una persona. Suena vanidoso, pero t sabes a qu me refiero. Era muy
bella, y se pareca increblemente a Siby l Vane. Creo que eso es lo primero que
me uni a ella. Recuerdas a Siby l, verdad? Qu lejano parece! Bueno, Hetty no
era de nuestra clase, naturalmente. Era slo una muchacha de una aldea. Pero
y o la amaba de verdad. Estoy seguro de que la amaba. Durante todo este
maravilloso mes de may o sola escaparme a verla dos o tres veces por semana.
Ay er nos encontramos en un pequeo huerto. Las flores de un manzano le caan
sobre el pelo y sonrea. bamos a fugarnos esta maana al amanecer. De pronto
decid dejarla tan pura como la encontr.
Estoy seguro de que la novedad de la emocin debe haberte estremecido
de verdadero placer, Dorian interrumpi lord Henry . Pero puedo acabar el
idilio por ti. Le diste un buen consejo y le rompiste el corazn. Ese ha sido el
principio de tu reforma.
Harry, eres atroz! No debes decir esas horribles cosas. El corazn de
Hetty no est roto. Claro que llor y todo lo dems. Pero no est deshonrada.
Puede seguir viviendo, como Perdita, en su jardn de menta y calndulas.
Y llorar por un Florizel infiel dijo lord Henry riendo y recostndose en la
silla. Mi querido Dorian, tienes los ms curiosos arrebatos infantiles. Crees que
ahora esa chica se contentar realmente con alguien de su propio rango? Supongo
que un da la casarn con un rudo carretero o un labrador bonachn. Bien, el
hecho de haberte conocido, de haberte amado, la llevar a despreciar a su
marido y ser una desgraciada. Desde un punto de vista moral, no puedo decir
que tenga un buen concepto de tu gran renuncia. Hasta como comienzo resulta
pobre. Adems, cmo sabes que Hetty no est flotando en este momento en la
alberca de algn molino, iluminada por la luz de las estrellas y rodeada de bellos
nenfares como Ofelia?
No puedo soportarlo ms, Harry, te burlas de todo y despus sugieres las
ms terribles tragedias. Ahora siento habrtelo contado. No me importa lo que
digas. S que hice bien en actuar as. Pobre Hetty ! Cuando pas esta maana a
caballo por la granja, vi su blanco rostro en la ventana como un ramo de
jazmines. Pero no hablemos ms de eso. Y no intentes convencerme de que la
primera buena accin que he hecho en aos, el primer pequeo sacrificio que
hago en mi vida, es en realidad una especie de pecado. Quiero ser mejor. Voy a
ser mejor. Cuntame algo de ti. Qu noticias hay en la ciudad? Llevo das sin ir
al club.
La gente an habla de la desaparicin del pobre Basil.
Pensaba que y a se habran cansado del tema dijo Dorian sirvindose
vino y frunciendo algo el ceo.
Mi querido muchacho, slo llevan seis semanas hablando de ello, y el
pblico britnico no tiene fuerzas para la tensin mental que supone tener ms de
un tema cada tres meses. Han tenido mucha suerte ltimamente, sin embargo.
Han tenido el caso de mi propio divorcio y el suicidio de Allan Campbell. Ahora
tienen la misteriosa desaparicin de un artista. Scotland Yard sigue insistiendo en
que el hombre de abrigo gris que cogi el tren de medianoche el nueve de
noviembre era el pobre Basil, y la polica francesa afirma que Basil nunca lleg
a Pars. Supongo que dentro de quince das nos dirn que le han visto en San
Francisco. Sera raro, pero de todo el mundo que desaparece se acaba diciendo
que est en San Francisco. Debe de ser una ciudad deliciosa, y tendr todo el
encanto del mundo venidero.
Qu piensas t que le ha ocurrido a Basil? pregunt Dorian sosteniendo
su Burgundy a la luz y preguntndose cmo poda hablar del asunto con tanta
calma.
No tengo ni la menor idea. Si Basil escoge esconderse no es asunto mo. Si
est muerto, no quiero pensar en l. La muerte es la nica cosa que me
aterroriza. La detesto.
Por qu? dijo el joven perezosamente.
Porque dijo lord Henry pasando por debajo de su nariz la rejilla dorada
de una caja de vinagre de tocador uno puede sobrevivir a cualquier cosa hoy
en da excepto a eso. La muerte y la vulgaridad son los nicos dos hechos del
siglo XIX que es imposible explicarse. Tomemos el caf en el saln de msica,
Dorian. Tienes que tocarme algo de Chopin. El hombre con el que se fug mi
esposa tocaba a Chopin admirablemente. Pobre Victoria! Yo la apreciaba
mucho. La casa est bastante sola sin ella. Naturalmente el matrimonio no es
ms que un hbito, un mal hbito. Pero uno siente la prdida hasta de sus malos
hbitos. Quiz es la prdida que ms se siente. Forman una parte tan esencial de
la personalidad de uno!
Dorian no dijo nada, pero se levant de la mesa y, pasando al cuarto de al
lado, se sent al piano y dej vagar sus dedos por el marfil blanco y negro de las
teclas. Cuando el caf estuvo servido, se par y volvindose hacia lord Henry,
dijo:
Harry, se te ha ocurrido pensar en algn momento que Basil hay a sido
asesinado?
Lord Henry bostez.
Basil era muy popular, y siempre llevaba un reloj Waterbury [6] . Por qu
iban a asesinarlo? No era lo bastante inteligente como para tener enemigos. Claro
que tena un maravilloso genio para la pintura. Pero una persona puede pintar
como Velzquez y ser lo ms gris de este mundo. Basil era realmente gris. Slo
me interes una vez, y fue cuando me cont, hace y a aos, que senta una
ardiente admiracin por ti y que t eras el motivo dominante de su arte.
Yo estimaba mucho a Basil dijo Dorian con una nota de tristeza en la voz
. Pero no dice la gente que lo asesinaron?
Oh, algunos de los diarios lo hacen. A mi no me parece nada probable. S
que hay sitios terribles en Pars, pero Basil no era el tipo de persona que hubiese
ido all. Careca de curiosidad. Era su principal defecto.
Qu diras, Harry, si te contase que y o mat a Basil? dijo Dorian
mirndole fijamente.
Dira, mi querido amigo, que estabas representando un papel que no te va.
Todo crimen es vulgar, as como toda vulgaridad es un crimen. T no eres capaz
de cometer un asesinato, Dorian. Siento si he herido tu vanidad, pero te aseguro
que es cierto. El crimen pertenece exclusivamente a las clases bajas. Yo no las
culpo en absoluto. Imagino que el asesinato debe de ser para ellos como el arte
para nosotros, simplemente una forma de obtener sensaciones extraordinarias.
Una forma de obtener sensaciones? Piensas entonces que un hombre que
ha cometido un asesinato volvera a cometer por segunda vez el mismo crimen?
No me digas eso.
Oh, nada se convierte en un placer si uno no lo hace a menudo exclam
lord Henry riendo. se es uno de los secretos ms importantes de la vida.
Imagino, sin embargo, que el crimen es siempre una equivocacin. Uno no
debera hacer nunca nada de lo que no pueda hablar en la sobremesa. Pero
dejemos el tema del pobre Basil. Me gustara creer que ha tenido un final tan
romntico como sugieres; pero no puedo. Me atrevera a decir que se cay de un
autobs al Sena y que el conductor tap el escndalo. S: imagino que se fue su
final. Lo veo y aciendo de espaldas en las tranquilas y verdes aguas con las
pesadas barcazas flotando sobre l y largas algas enredadas en el pelo. Sabes,
creo que no hubiese hecho muchas ms cosas que mereciesen la pena. Durante
los ltimos diez aos su pintura haba perdido mucho.
Dorian Gray suspir y lord Henry cruz el cuarto y acarici la cabeza de un
curioso loro de Java, un ave de largo plumaje gris, y cresta y cola rosas que se
balanceaba en una percha de bamb. Cuando sus dedos afilados lo tocaron, el
loro pestae con la blanca cortina de sus prpados sobre las pupilas negras como
cristales, y empez a columpiarse hacia delante y hacia atrs.
S continu volvindose y sacando el pauelo del bolsillo, su pintura
haba perdido mucho. Haba perdido su ideal. Cuando t y l dejasteis de ser
grandes amigos, l dej de ser un gran artista. Qu fue lo que os separ?
Supongo que te aburrira. Si fue as, l nunca te perdon. Es un hbito del
aburrimiento. Por cierto, qu fue del maravilloso retrato que te pint? No creo
haberlo vuelto a ver desde que estuvo acabado. Oh, ahora recuerdo que hace
unos aos me dijiste que lo habas mandado a Selby y lo haban perdido o robado
en el camino. Nunca lo recuperaste? Qu pena! Era una verdadera obra de
arte. Recuerdo que lo quise comprar. Deseara haberlo hecho. Perteneca a la
mejor etapa de Basil. Desde entonces, su obra era esa curiosa mezcla de mala
pintura y buenas intenciones que siempre permiten a un hombre ser considerado
un artista britnico representativo. Pusiste un anuncio para recuperarlo?
Deberas hacerlo.
Lo he olvidado dijo Dorian, supongo que s. Pero realmente nunca me
gust. Siento haber posado para ese cuadro. El recuerdo de aquello me resulta
detestable. Por qu hablas de l? Sola recordarme a esas curiosas lneas de
alguna obra, Hamlet, creo; cmo eran? Como el cuadro de una pena, un rostro
sin corazn . S, as era.
Lord Henry ri:
Si un hombre trata a la vida artsticamente, su mente est en su corazn
respondi dejndose caer en un asiento.
Dorian Gray movi la cabeza y arranc unas suaves notas del piano. Como
el cuadro de una pena repiti, un rostro sin corazn .
Lord Henry se recost y lo mir con ojos entornados.
Por cierto, Dorian dijo despus de una pausa, de qu le sirve a un
hombre ganar el mundo entero si pierde cmo era la cita su propia alma?
La msica dison y Dorian Gray, sobresaltado, mir fijamente a su amigo.
Por qu me preguntas eso, Harry ?
Mi querido amigo dijo lord Henry levantando sorprendido las cejas.
Te lo pregunto porque pienso que podras darme una respuesta. Eso es todo. Iba
por el parque el domingo pasado cuando vi cerca de Marble Arch a un pequeo
grupo de personas de aspecto msero escuchando a un vulgar predicador. Al
pasar junto a ellos, o al hombre lanzar esa pregunta a la audiencia. Me choc por
su completo dramatismo. Londres est lleno de curiosos efectos de ese tipo. Un
hmedo domingo, un tosco cristiano con impermeable, un crculo de caras
plidas y enfermizas bajo un techo desigual de paraguas goteantes y una
hermosa frase lanzada al aire por unos labios chillones e histricos: era realmente
bueno a su manera, bastante sugerente. Pens en decirle al profeta que el arte
tena alma, pero que el hombre no. Me temo, sin embargo, que no me hubiese
entendido.
No, Harry. El alma es una terrible realidad. Puede comprarse, venderse y
trocarse. Puede envenenarse o perfeccionarse. Hay un alma en cada uno de
nosotros. Lo s.
Ests completamente seguro de eso, Dorian?
Completamente seguro.
Ah, entonces debe ser una ilusin. Las cosas de las que uno se siente
completamente seguro nunca son ciertas. sa es la fatalidad de la fe, y la leccin
del amor. Qu serio ests! Anima esa cara. Qu tenemos que ver t y y o con
las supersticiones de nuestro siglo? No: nuestra creencia en el alma nos ha sido
imbuida. Toca algo para m. Toca un nocturno, Dorian, y mientras tocas dime, en
voz baja, cmo has conservado tu juventud. Tienes que tener algn secreto. Slo
tengo diez aos ms, y estoy arrugado, ajado y amarillento. T ests
maravilloso, Dorian. Me recuerdas el da en que te vi por primera vez. Eras
fresco, muy tmido y absolutamente extraordinario. Has cambiado,
naturalmente, pero no en aspecto. Deseara que me contases tu secreto. Hara
cualquier cosa en este mundo por recuperar mi juventud, excepto hacer
ejercicio, madrugar o ser respetable Juventud! No hay nada que se le iguale.
Es absurdo hablar de la ignorancia de la juventud. Las nicas personas cuy a
opinin escucho y a con algo de respeto son las de aquellos mucho ms jvenes
que y o. Parecen estar por delante de m. La vida les ha revelado sus ltimas
maravillas. En cuanto a los viejos, siempre les he llevado la contraria. Si les
preguntas su opinin sobre algo que ha ocurrido ay er, te dan solemnemente las
opiniones que imperaban en 1820, cuando la gente llevaba cuello duro, crea en
todo y no saba absolutamente nada. Qu bonito es lo que tocas! Me pregunto si
Chopin lo escribira en Mallorca mientras el mar gema alrededor de su villa y la
salada espuma salpicaba los cristales. Es maravillosamente romntico. Qu
bendicin que nos quede un arte que no sea imitativo! No pares. Necesito msica
esta noche. Me parece que eres realmente el joven Apolo y que y o soy Marsias
escuchndote. Tengo mis propias penas, Dorian, de las que ni siquiera t sabes
nada. La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que sea joven. A veces
me sorprendo de mi propia sinceridad. Ah, Dorian, qu feliz eres. Qu vida tan
exquisita has tenido! Has bebido hasta la saciedad de todo. Has aplastado las uvas
contra tu paladar. Nada se te ha ocultado. Y nada ha significado para ti ms que
el sonido de una msica. No te ha mancillado. Sigues siendo el mismo.
No soy el mismo, Harry.
S, eres el mismo. Me pregunto cmo ser el resto de tu vida. No la
estropees con renuncias. Actualmente eres un tipo perfecto. No te vuelvas
incompleto. Eres enteramente intachable. No necesitas negarlo: t sabes que lo
eres. Adems, Dorian, no te engaes, la vida no est gobernada por la voluntad o
la intencin. La vida es una cuestin de nervio, y de fibras, y de clulas
lentamente formadas en las que se oculta el pensamiento y la pasin tiene sus
propios sueos. Puedes pensar que ests a salvo y creerte fuerte. Pero un tono de
color casual en un cuarto o en el cielo matutino, un particular perfume que has
amado una vez y que te trae sutiles recuerdos, un verso de un poema olvidado
que de sbito vuelve a ti, la cadencia de una meloda que habas dejado de
tocar te digo, Dorian, que es de cosas como sas de las que depende nuestra
vida. Browning tiene algo escrito acerca de eso; pero nuestros propios sentidos lo
imaginan por nosotros. Hay momentos en que el olor de lilas blanc viene a m de
pronto, y entonces tengo que revivir el mes ms extrao de toda mi vida.
Deseara poderme cambiar por ti, Dorian. El mundo ha levantado la voz en
contra de ambos, pero a ti siempre te ha adorado. T eres el modelo que nuestra
poca est buscando, pero que teme encontrar. Me alegro tanto de que nunca
hay as hecho nada, de que no hay as labrado una estatua, o pintado un cuadro, o
creado algo fuera de ti mismo. La vida ha sido tu arte. Te has convertido en
msica. Tu vida son tus sonetos.
Dorian se levant del piano y se pas la mano por el pelo.
S, la vida ha sido exquisita murmur, pero no voy a llevar la misma
vida, Harry. Y no debes decirme esas cosas tan extravagantes. T no sabes nada
de m. Creo que si me conocieras, hasta t te apartaras de m. Te res. No te ras.
Por qu has dejado de tocar, Dorian? Vuelve y toca otra vez el nocturno.
Mira esa inmensa luna color miel que cuelga en el aire oscuro. Est esperando a
que la fascines, y si tocas se acercar ms a la tierra. No quieres? Entonces
vay amos al club. Ha sido una tarde encantadora, y debe acabar de la misma
forma. Hay alguien en Whites que tiene unas ganas inmensas de conocerte: el
joven Poole, el hijo may or de Bournemouth. Ya te ha copiado las corbatas, y me
ha rogado que te lo presente. Es completamente delicioso, y me recuerda
bastante a ti.
Espero que no sea cierto dijo Dorian con una triste sonrisa en los ojos.
Pero esta noche estoy cansado, Harry. No voy a ir al club. Son casi las once y
quiero retirarme pronto.
Qudate entonces. Nunca has tocado tan bien como hoy. Haba algo
maravilloso en tu interpretacin. Tena ms sentimiento del que nunca haba odo
en esa pieza.
Eso es porque voy a ser bueno respondi sonriendo. Ya he cambiado
algo.
T no puedes cambiar para m, Dorian dijo lord Henry . T y y o
siempre seremos amigos.
Y sin embargo me envenenaste una vez con un libro. Eso no debera
perdonrtelo. Promteme que nunca volvers a prestarle ese libro a nadie,
Harry. Es peligroso.
Mi querido amigo, verdaderamente ests empezando a moralizar. Pronto
irs por ah como los conversos y los evangelistas advirtiendo a la gente contra
todos los pecados de los que t te has cansado. Eres demasiado delicioso para eso.
Adems, no hay nada que hacer. T y y o somos lo que somos, y as seguiremos
siendo. En cuanto a ser envenenado por un libro, eso no es posible. El arte no
influy e en los actos. Aniquila el deseo de obrar. Es soberbiamente estril. Los
libros que el mundo llama inmorales son libros que muestran al mundo su propia
vergenza. Eso es todo. Pero no discutamos de literatura. Vuelve maana. Ir a
montar a caballo a las once. Podramos ir juntos y despus te llevara a almorzar
con lady Branksome. Es una mujer encantadora y quiere consultarte acerca de
unos tapices que est pensando comprar. Espero que vengas. O almorzaremos
con nuestra pequea duquesa? Me dice que y a no te ve nunca. Quiz te has
cansado de Glady s? Pens que te ocurrira. Su inteligente lengua acaba
ponindole a uno nervioso. Bueno, en cualquier caso, estte aqu a las once.
Realmente debo venir, Harry ?
Naturalmente. El parque est precioso ahora. Creo que no ha habido lilas
tan hermosas desde el da en que te conoc.
Est bien. Estar aqu a las once dijo Dorian. Buenas noches, Harry.
Al llegar a la puerta vacil un momento, como si tuviese algo que decir.
Luego suspir y sali del cuarto.
CAPTULO XX
Haca una noche deliciosa, tan templada que se ech el abrigo al brazo y tan
siquiera se puso la bufanda de seda al cuello. Cuando iba paseando hacia su casa,
fumando un cigarrillo, pasaron junto a l dos jvenes en traje de noche. Oy que
uno de ellos le susurraba al otro: se es Dorian Gray . Record lo que sola
complacerle que lo sealaran, o lo miraran o hablasen de l. Ahora estaba
cansado de or su propio nombre. La mitad del encanto de la pequea aldea en la
que haba estado tan a menudo ltimamente era que nadie saba quin era. Le
haba dicho muchas veces a la muchacha que haba conquistado que l era
pobre, y ella lo haba credo. Una vez le dijo que era malo y ella se ech a rer
contestando que los malos siempre eran muy feos y muy viejos. Qu risa la
suy a! Era como el canto de un tordo. Y qu bonita estaba con su vestido de
algodn y su gran sombrero. No saba nada, pero tena todo lo que l haba
perdido.
Al llegar a casa, encontr a su criado esperndolo. Lo mand a la cama y se
dej caer en el sof de la biblioteca, dndole vueltas a algunas de las cosas que
lord Henry le haba dicho.
Era realmente cierto que nunca podra cambiar? Sinti una ardiente nostalgia
de la pureza sin mancha de su adolescencia, su adolescencia rosa y blanca, como
lord Henry la llam una vez. Saba que la haba empaado, que haba llenado su
mente de corrupcin y de horrores su fantasa; que haba sido una mala
influencia para otros y experimentado una terrible alegra al serlo; que, de las
vidas que se haban cruzado con la suy a, eran las ms nobles y llenas de
promesas las que haba llenado de vergenza. Pero era todo aquello irreparable?
No haba esperanza para l?
Ah! En qu monstruoso momento de orgullo y pasin haba rogado que el
retrato llevase el peso de sus das y que l guardase el esplendor sin mancha de la
juventud eterna. Todo su fracaso se haba debido a eso. Hubiese sido mejor para
l que cada pecado de su vida trajese consigo un certero y rpido castigo. En el
castigo haba purificacin. No perdnanos nuestros pecados , sino castganos
por nuestras iniquidades debera ser el ruego del hombre a un Dios justo.
El curioso espejo tallado que le haba regalado lord Henry aos atrs estaba
sobre la mesa, y los cupidos de blancos miembros rean a su alrededor como
antiguamente. Lo cogi al igual que haba hecho esa noche de horror cuando not
por primera vez el cambio en el fatal retrato, y con ojos trastornados y
empaados por las lgrimas se mir en el bruido escudo. En una ocasin,
alguien que lo amaba con locura le haba escrito una carta delirante con estas
idlatras palabras: El mundo ha cambiado porque t ests hecho de marfil y de
oro. Las curvas de tus labios reescriben la historia . Record esas frases y las
repiti para sus adentros una y otra vez. Luego aborreci su propia belleza y,
arrojando el espejo al suelo, lo redujo a astillas de plata con el tacn. Era su
belleza lo que le haba perdido, su belleza y la juventud por la que haba
suplicado. Pero con esas dos cosas, su vida podra haber estado libre de mancha.
La belleza slo haba sido para l una mscara, la juventud una burla. Qu era la
juventud en el mejor de los casos? Una poca de imperfeccin e inmadurez, de
emociones superficiales y pensamientos enfermizos. Por qu la haba servido?
La juventud lo haba malogrado.
Era mejor no pensar en el pasado. Nada poda cambiarlo. Era en s mismo y
en su futuro en lo que deba pensar. James Vane y aca oculto en una tumba sin
nombre en el cementerio de Selby. Alan Campbell se haba disparado una noche
en su laboratorio, pero no haba revelado el secreto que l le haba forzado a
compartir. El actual revuelo suscitado por la desaparicin de Basil Hallward,
pronto habra pasado. Ya iba apagndose. Estaba completamente a salvo. Y
realmente no era la muerte de Basil Hallward lo que ms pesaba sobre su
espritu. Era la muerte en vida de su propia alma; lo que lo torturaba. Basil haba
pintado el retrato que arruin su vida. No poda perdonarle aquello. Era el retrato
el que lo haba hecho todo. Basil le haba dicho cosas insoportables y que l sin
embargo haba aguantado con paciencia. El asesinato slo fue la locura de un
instante. En cuanto a Alan Campbell, se haba matado con sus propias manos. l
lo haba elegido. No le concerna.
Una nueva vida! Eso era lo que necesitaba. Eso era lo que esperaba.
Seguramente haba empezado y a. Haba salvado a una criatura inocente, en
cualquier caso. Jams volvera a tentar a la inocencia. Sera bueno.
Al pensar en Hetty Merton, empez a preguntarse si el retrato del cuarto
cerrado habra cambiado. Seguramente no sera tan horrible como antes. Quiz si
su vida se purificaba podra expulsar todo signo de perversa pasin de aquel
rostro. Quiz las seales de maldad y a se habran disipado. Ira a verlo.
Cogi la lmpara de la mesa y se desliz por la escalera. Al desatrancar la
puerta, una sonrisa de alegra cruz el joven rostro y se detuvo un instante en sus
labios. S, sera bueno; y la horrible cosa oculta cesara de aterrorizarlo. Sinti
como si y a se hubiese despojado de aquella carga.
Entr silenciosamente, cerrando la puerta tras l como acostumbraba, y
apart la cortina prpura del retrato. Un grito de dolor e indignacin brot de su
boca. No vea cambio alguno, excepto que en los ojos haba ahora una expresin
de astucia, y en la boca el torcido gesto del hipcrita. El retrato segua siendo
repugnante, ms repugnante si era posible que anteriormente, y el roco escarlata
que manchaba la mano se haba vuelto ms brillante y se pareca ms a sangre
recin derramada. Entonces se ech a temblar. Haba sido slo su vanidad lo que
le haba impulsado a hacer esa buena accin? O el deseo de una sensacin
nueva, como lord Henry haba sugerido con su burlona sonrisa? O esa pasin por
representar un papel que nos hace a veces comportarnos mejor de lo que en
realidad somos? O quiz todo a un tiempo? Y por qu haba aumentado la
mancha roja? Pareca haberse extendido como una horrible enfermedad por los
arrugados dedos. Haba sangre en los pies, como si la cosa hubiese goteado
sangre incluso en la mano que no haba empuado el cuchillo. Confesar?
Significaba aquello que deba confesar? Entregarse y ser ajusticiado? Se ech a
rer. Sinti que la idea era monstruosa. Adems, aunque confesase, le creeran?
No quedaba rastro del hombre asesinado. Todas sus pertenencias haban sido
destruidas. l mismo haba quemado lo que quedaba en el piso de abajo. El
mundo dira simplemente que se haba vuelto loco. Lo encerraran si persista en
su historia
Y sin embargo su deber era confesar, y sufrir la vergenza pblica, y
arrepentirse pblicamente. Haba un Dios que instaba a los hombres a decir sus
pecados en la Tierra lo mismo que en el Cielo. Nada de lo que hiciese podra
limpiarlo mientras no confesase su pecado. Su pecado? Se encogi de hombros.
La muerte de Basil Hallward le pareca poco importante. Pens en Hetty Merton.
Era un espejo injusto, ese espejo de su alma en el que se miraba. Vanidad?
Curiosidad? Hipocresa? No haba habido ms que eso en su renuncia? Haba
habido algo ms. Al menos l lo crea as. Pero quin poda asegurarlo? No.
No haba habido nada ms. La haba respetado por vanidad. La hipocresa se
haba puesto la mscara de la bondad. Por curiosidad, haba probado a negarse a
s mismo. Ahora lo reconoca.
Pero el asesinato iba a perseguirlo durante toda su vida? Tendra que
arrastrar siempre el peso de su pasado? Iba realmente a confesar? Jams. Slo
haba una prueba en su contra. El propio retrato: sa era la prueba. Lo destruira.
Por qu lo haba guardado tanto tiempo? Al principio, le haba sido placentero
verlo cambiar y envejecer. ltimamente no haba sentido placer alguno. De
noche lo haba mantenido despierto. Estando fuera lo haba llenado de terror al
pensar que alguien pudiese descubrirlo. Haba llenado sus pasiones de
melancola. Su solo recuerdo haba malogrado muchos momentos de felicidad.
Haba sido para l como su conciencia. Lo destruira.
Mir a su alrededor y vio el cuchillo que haba matado a Basil Hallward. Lo
haba limpiado muchas veces hasta que no qued ni una sola mancha. Brillaba y
resplandeca. Como haba matado al pintor, matara tambin su obra y todo lo
que ella significaba. Matara el pasado, y cuando estuviese muerto l sera libre.
Matara esa monstruosa alma viviente y, sin su horrible advertencia, quedara en
paz. Asi el cuchillo y lo clav en el cuadro.
Se oy un grito y una fuerte cada. El grito fue tan terriblemente agnico que
los criados despertaron asustados y salieron de sus dormitorios. Dos hombres que
pasaban por la plaza se detuvieron y miraron la magnfica casa. Siguieron
andando hasta encontrar un guardia y lo llevaron hasta el lugar. El guardia llam
varias veces, pero no hubo respuesta. Excepto una luz en una de las ventanas de
arriba, la casa estaba a oscuras. Al cabo se alej y se detuvo a observar bajo un
prtico situado junto al edificio.
De quin es la casa, guardia? pregunt el may or de los dos hombres.
Del seor Dorian Gray contest el polica.
Los dos hombres se miraron el uno al otro y se alejaron con un gesto de
desprecio. Uno de ellos era el to de sir Henry Ashton.
Dentro, en las dependencias de la servidumbre, criados a medio vestir
hablaban entre ellos con sofocados cuchicheos. La anciana seora Leaf lloraba y
se retorca las manos. Francis estaba plido como un muerto.
Alrededor de un cuarto de hora despus, llam al cochero y a uno de los
mozos y se deslizaron al piso de arriba. Llamaron a la puerta, pero no hubo
respuesta. Llamaron a gritos. Todo estaba en calma. Finalmente, despus de
haber tratado en vano de forzarla, subieron al tejado y saltaron al balcn. Las
ventanas cedieron sin esfuerzo: las fallebas eran viejas.
Al entrar encontraron, colgado en la pared, un esplndido retrato de su amo
tal como le haban visto por ltima vez, en toda la maravilla de su exquisita
juventud y belleza. En el suelo y aca el cadver de un hombre con traje de
noche y un cuchillo en el corazn. Su rostro estaba ajado, lleno de arrugas y
repugnante. Hasta que no examinaron los anillos que llevaba, no reconocieron su
identidad.
OSCAR WILDE. Oscar Fingal OFlahertie Wills Wilde (Dubln, Irlanda, entonces
perteneciente al Reino Unido, 16 de octubre de 1854 - Pars, Francia, 30 de
noviembre de 1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlands.
Wilde es considerado uno de los dramaturgos ms destacados del Londres
victoriano tardo; adems, fue una celebridad de la poca debido a su gran y
aguzado ingenio. Hoy en da, es recordado por sus epigramas, sus obras de teatro
y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.
Hijo de exitosos intelectuales de Dubln, mostr su inteligencia desde edad
temprana al adquirir fluidez en el francs y el alemn. En Oxford estudi en el
curso de clsicos, llamado Greats; dio pruebas de ser un prominente clasicista,
primero en Dubln y luego en Oxford; guiado por dos de sus tutores, Walter Pater
y John Ruskin, se dio a conocer por su implicacin en la creciente filosofa del
esteticismo. Tambin explor profundamente el catolicismo religin a la que se
convirti en su lecho de muerte. Tras su paso por la universidad se traslad a
Londres, donde se movi en los crculos culturales y sociales de moda.
Como un portavoz del esteticismo realiz varias actividades literarias; public un
libro de poemas, dio conferencias en Estados Unidos y Canad sobre el
Renacimiento ingls y despus regres a Londres, donde trabaj prolficamente
como periodista. Conocido por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su
brillante conversacin, Wilde se convirti en una de las may ores personalidades
de su tiempo.
En la dcada de 1890 refin sus ideas sobre la supremaca del arte en una serie
de dilogos y ensay os, e incorpor temas de decadencia, duplicidad y belleza en
su nica novela, El retrato de Dorian Gray. La oportunidad para desarrollar con
precisin detalles estticos y combinarlos con temas sociales le indujo a escribir
teatro. En Pars, escribi Salom en francs, pero su representacin fue prohibida
debido a que en la obra aparecan personajes bblicos. Imperturbable, produjo
cuatro comedias de sociedad a principios de la dcada de 1890, convirtindose en
uno de los ms exitosos dramaturgos del Londres victoriano tardo.
En el apogeo de su fama y xito, mientras su obra maestra, La importancia de
llamarse Ernesto segua representndose en el escenario, Wilde demand al
padre de su amante por difamacin. Despus de una serie de juicios fue
declarado culpable de indecencia grave y encarcelado por dos aos, obligado a
realizar trabajos forzados. En prisin, escribi De Profundis, una larga carta que
describe el viaje espiritual que experiment luego de sus juicios, un contrapunto
oscuro a su anterior filosofa hedonista. Tras su liberacin parti inmediatamente
a Francia, donde escribi su ltima obra, La balada de la crcel de Reading, un
poema en conmemoracin a los duros ritmos de la vida carcelaria. Muri
indigente en Pars, a la edad de cuarenta y seis aos.
Notas
[1] Galera de arte de Bond Street. La abri el pintor sir Coutts Lindsay para
competir con las salas de la Roy al Academy. (N. del T.) <<
[2] Se refiere a los informes y documentos que publicaba el Parlamento sobre
las lacras sociales de la poca. (N. del T.) <<
[3] En una escala cromtica, / Su seno chorreante de perlas, / La Venus del
Adritico / Saca del agua su cuerpo rosa y blanco. // Las cpulas, sobre el azul de
las ondas / Siguiendo la frase de lmpida forma. / Se hinchan como pechos
redondos / Que eleva un suspiro de amor. //El esquife atraca y me deja, /
Echando la amarra al pilar, / Delante de una fachada rosa, / En el mrmol de una
escalera . Traduccin de Mauro Armio en El retrato de Dorian Gray, Ed.
Espasa, col. Austral, Madrid, 2005. <<
[4] Se trata de un directorio de sociedades histricas, castillos, museos,
arqueologa, genealoga e historia de las principales familias del Reino Unido, as
como normas de etiqueta y otros datos e informaciones similares. (N. del T.) <<
[5] Emblema herldico ducal de Inglaterra. (N. del T.) <<
[6] Reloj de bolsillo barato. (N. del T.) <<