La Impronta Relacional Cap 1

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La impronta

relacional

Una hiptesis acerca del


aprendizaje de las
interacciones y el pensamiento
durante la crianza y
socializacin

Jorge Fernndez Moya

Federico G. Richard
En proceso de edicin Marzo de 2016

1
NDICE

1. Los consultantes no son vacas


2. Crianza y socializacin. Vicisitudes del
pastoreo
3. Familias ejemplares

4. Centralidad y periferia

5. Desapego y sobreproteccin

6. Bibliografa

2
1. Los consultantes no son vacas
A excepcin de los raros casos provistos por la
gentica, las vacas de una misma raza son similares en todas
partes del mundo. Los cortes que realizan los carniceros, sin
embargo, son diferentes segn el pas, e incluso la regin o
ciudad en que se comercializan. Se registra tambin un
fenmeno curioso en pases con fuerte cultura de consumo
crnico como la Argentina: con slo desplazarse unos pocos
cientos de kilmetros del lugar de origen, cortes idnticos
reciben nombres diferentes.

Son conscientes los carniceros de esta variada


realidad? Salvo que hayan migrado, dentro o fuera del pas, o
bien que hayan tratado con clientes que, nostlgicos, reclaman
tal o cul corte (y pueden explicarlo con suficiente claridad),
cada trabajador de la carne mantendr, a lo largo de su vida,
la forma de despostar al animal aceptada en su comunidad.

De la misma manera, un terapeuta recorta el material


en bruto que sus consultantes le proveen, aceptando la unidad
y consistencia en la construccin de la realidad que stos
verbalizan, en el marco de una relacin de empata que
evidencia cunto y cmo el primero comprende el sufrimiento
de los segundos.

El carnicero puede despostar de manera automtica,


mientras conversa con un cliente, escucha la radio o mira de
reojo la televisin. Su mayor preocupacin pasar por no
cortarse un dedo; no necesita una reflexin sobre la prctica
mientras realiza esa tarea repetitiva. Ahora bien: en el
hipottico caso de que se propusiera a un carnicero el desafo
de reconstruir la res luego de despostada, slo su
conocimiento, resultado de la acumulacin de experiencias en
su particular forma de trabajo, le permitir llevar a cabo la
macabra tarea. Si careciera de esa capacidad reflexiva no
podra arribar a un resultado satisfactorio, y su res

3
reconstruida parecera un engendro que nos recordara, en
versin vacuna, a la inmortal creacin del Dr. Frankenstein.

Los terapeutas no podramos hacer un ejercicio


similar. Simplificando de manera extrema, lo que hacemos es,
por un lado, separar algunas cosas que se encuentran unidas
en la realidad narrada por los consultantes (constructos,
emociones, experiencias, etc.), y, por otro lado, unir esos
elementos en un orden diferente, que implique significados
alternativos y saludables.

A diferencia de nuestro carnicero, que trabaja


nicamente con unidades estructurales msculos,
articulaciones y huesos-, nosotros realizamos intervenciones
de tipo funcional que, a fuerza de repeticin y buenos
resultados, terminan modificando la estructura. 1 Se trata de la
misma persona, la misma pareja o familia, pero funcionando
mejor.

Como terapeutas contamos con un amplio repertorio


de herramientas. Como los pacientes no son vacas, tenemos
que seleccionar qu herramienta se ajusta a cada persona,
pareja o familia, con cada tipo de problema particular,
siempre en contextos y circunstancias particulares. En
palabras de Jeffrey Zeigg, 2 el terapeuta corta a la medida su
intervencin. As, se parece ms a un carnicero de una ciudad
cosmopolita como Nueva York, acostumbrado a recibir
pedidos muy diferentes de clientes provenientes de diversas
culturas, que al conocido carnicero de barrio que ofrece
siempre los mismos cortes.

La construccin sobre la que se basa la terapia (una


definicin consensuada del problema, las metas y las
soluciones) es siempre conjunta, y su autora es patrimonio de

1
Un terapeuta estructural transita el mismo camino. Sus intervenciones
destinadas a modificar la estructura se basan en una redundancia de cambios
funcionales.
2
Robles, teresa. (1991) Terapia cortada a la medida. Un seminario
ericksoniano con Jeffrey Zeigg. Mxico. Instituto Milton H. Erickson.

4
los consultantes y el terapeuta, configurando una nueva
unidad que llamamos sistema teraputico. Slo a travs de esa
autora conjunta de problema, metas y soluciones, ser
posible evitar las resistencias. Se trata de un planteo tico, que
a su vez implica que la intervencin resulte no slo eficaz,
sino tambin efectiva y eficiente.

De este modo, el terapeuta sistmico est obligado a


la reflexin sobre aquello que corta, el para qu lo corta y el
cmo lo hace. De no mediar estas reflexiones, estaramos en
el mbito de las terapias enlatadas o bien lo que resultara
an ms grave-, hablaramos de terapeutas enlatados que,
aun postulando el valor del caso por caso y lo soberano de
la clnica, responden con una misma propuesta teraputica y
relacional cada vez que reconocen objetivamente
determinado elemento diagnstico (complejo, mecanismo,
trastorno, etc.), sin considerar las personas particulares, su
lenguaje y su manera de construir la realidad. Un terapeuta
con este perfil se parecera ms al carnicero de barrio al que
nos referamos, que por querible no ser menos limitado a la
hora de enfrentar una demanda compleja, cambiante y
diversa.

El libro En busca de resultados3 pretende realizar una


sistematizacin de las maniobras ms utilizadas en los
principales modelos de terapia sistmica. La presente obra
surgi inicialmente como un intento de ofrecer al terapeuta
algunos criterios acerca de cmo utilizar esas maniobras ante
la variedad de quejas planteadas por los consultantes. Dichas
quejas han sido abordadas por la Psicopatologa a travs de
diferentes clasificaciones o taxonomas. En el caso de los
trastornos mentales, los sistemas ms conocidos y utilizados
en nuestro medio y a nivel mundial son el DSM V (Manual
diagnstico y estadstico de los trastornos mentales) y la CIE
10 (Clasificacin internacional de enfermedades). Resulta
incuestionable el valor de estos manuales para el dilogo

3
Fernndez Moya, Jorge (2010) En busca de resultados. Editorial de la
Universidad del Aconcagua.

5
entre los profesionales, la investigacin y la prescripcin de
tratamientos psicofarmacolgicos. No obstante ello, existe
consenso a nivel de la comunidad profesional de la
psicoterapia en que dichas taxonomas no tienen el mismo
valor a la hora de prescribir tratamientos psicosociales. 4

En nuestra bsqueda inicial pudimos identificar


algunas agrupaciones sintomatolgicas que ofrecan un mapa
posible para un terapeuta, donde ciertos tipos de problemas se
reunan con la identificacin de ciertos circuitos
interaccionales esperables y modos caractersticos de pensar
(circuitos intrapsquicos o autorreferenciales). Un esfuerzo
semejante facilitara un criterio prescriptivo, til para un
terapeuta aunque lgicamente limitado como decamos ms
arriba-, por las particularidades de cada caso. Una vez que
alcanzamos un cierto avance en esa direccin, y pudimos
sistematizar una serie de casos, nos encontramos con la
necesidad de un paso previo, facilitador del esfuerzo
taxonmico y prescriptivo. Por diversos caminos arribamos a
un interrogante o serie de interrogantes que podran
sintetizarse de la siguiente manera:

Cules son las experiencias que nuestros


consultantes vivieron en sus familias de origen, que
por intensas, nicas o repetitivas, dejaron una
impronta que explica su modo de pensar y
relacionarse, en general, y en lo referido al
problema que los trae a la terapia en particular?

Las respuestas que fuimos esbozando abrieron una


multiplicidad de caminos posibles, en torno al concepto de
impronta relacional, que desarrollaremos en breve. El

4
Beutler, L y Clarkin, J. (1990) Sistematic treatment selection.
Brunner/Mazel

6
proyecto inicial qued postergado en su concrecin como
libro, al considerar que el presente desarrollo resulta bsico y
previo para nuestra tarea.

Teniendo en cuenta este panorama y el propsito


mencionado ms arriba, consideramos necesario, para la obra
proyectada a continuacin de sta, recurrir a una forma
particular de agrupar algunas de las quejas ms frecuentes en
la prctica clnica, con sus correspondientes manifestaciones
sintomatolgicas. Esta agrupacin podr ser vista, una vez
editada, como una rplica, o bien como una propuesta
alternativa hacia los sistemas actuales. Por nuestra parte no
pretendemos cuestionar ni rechazar esas valiosas obras de
utilidad cotidiana. Nuestra intencin es arribar, una vez que
alcancemos ese punto en la indagacin recursiva sobre
nuestra propia prctica clnica, a una alternativa, forjada
desde un pensamiento circular, que acaso resulte vlida para
la construccin de categoras diagnsticas que, parafraseando
a Gregory Bateson, hagan una diferencia en los sistemas
clasificatorios, que a su vez signifique una diferencia en la
propuesta teraputica.

En relacin a la propuesta teraputica, y volviendo a


la analoga del carnicero reflexivo interesado en los
procesos que forjan el pensamiento y la relacin, no
pretendemos despostar toda la vaca, ni nos conformaremos
con algn corte selecto y codiciado por los clientes. Nos
sentiremos plenamente satisfechos si logramos transmitir con
claridad la forma en que algunos cortes ayudan a abrir el
camino al terapeuta sistmico cuando se encuentra frente a
ciertos patrones tpicos de quejas y sntomas. Ante todo,
pretendemos que pueda responder a la variada demanda de
una comunidad cada vez ms cosmopolita y cambiante.

Nuestra propuesta estar basada en dos grandes ejes


conceptuales, estrechamente relacionados entre s, que en la
prctica clnica conllevan una considerable utilidad predictiva
acerca del funcionamiento de los sistemas (individual,
familiar, pareja, laboral, etc.) y de la aparicin posible de esas

7
manifestaciones sintomatolgicas que abordaremos en nuestra
prxima obra.

El primero de ellos abarca el proceso continuo de


crianza y socializacin experimentado por el individuo, y en
l intervendrn el contexto en el cual se socializ, que podr
ser urbano, rural, barrio cerrado, etc.), con las diferentes
oportunidades y aspiraciones que implica; el lugar que ocupa
entre los hermanos (en cuanto al orden de nacimiento) y el
sexo de los mismos; el particular modo en que realiz el
aprendizaje de la simetra y la complementariedad; el registro
de los propios recursos y la utilizacin de los mismos, entre
otras variables relevantes.

El segundo eje que deseamos desarrollar puede ser


entendido como un producto o resultado de los mencionados
procesos experimentados por una persona. A partir de las
variables mencionadas en el prrafo anterior y otras, las
personas aprenden a pensar acerca de s mismas, del contexto
y de la relacin entre ambos, de cierta manera particular que
excluye otras. Un hijo nico, por ejemplo, tiene dificultades
para compartir sus juguetes con otros nios; en el futuro
experimentar probablemente dificultades anlogas para
compartir sus libros, su ropa, y sus relaciones interpersonales
sern probablemente ms exclusivas y excluyentes que las de
otro nio criado entre hermanos y primos, donde los juguetes
eran usados por todos y el compartir y ser solidario resultaba
habitual y hasta necesario.

As como las personas aprenden a pensar sobre el


mundo, sobre s mismas y sobre las relaciones a partir de su
manera particular de socializarse, una clase particular de
pensamientos de gran relevancia para el trabajo teraputico-
va a referirse a la generacin de los problemas, a las
soluciones intentadas y los resultados obtenidos, al papel que
las personas del entorno juegan en ese problema, etc. Estos
pensamientos, en secuencias que incluyen por un lado
emociones y comportamientos, y por el otro la
retroalimentacin inevitable que se produce entre los mismos,

8
dan lugar a lo que llamamos circuito intrapsquico o
autorreferencial5, que en la prctica dar lugar a, o bien hacer
ms de lo mismo, o bien a un cambio en el pensamiento y la
conducta, es decir en la relacin. El estudio de estos circuitos,
y el modo peculiar y compartido de leer y ordenar la
realidad,6 aprendido en la familia durante la crianza y puesto
a prueba durante la socializacin, constituyen entonces el
segundo eje conceptual de la presente obra.

En el amplio campo de las psicoterapias sistmicas


existen numerosos e importantes conceptos relacionados con
la formacin, el mantenimiento y la resolucin de los
problemas que no sern desarrollados especficamente en este
libro, pero que el lector encontrar referenciados en los casos
clnicos expuestos, facilitando la lectura de las obras
fundamentales de este campo disciplinar. Nuestra propuesta
para la presente obra resulta mucho ms escueta, pero a la vez
amplia. Escueta, en la medida en que no ahondaremos en la
construccin de un problema y las estrategias y tcticas que
llevarn a resolverlo; amplia, en el sentido de que buscamos
construir un mapa que incluya ms informacin de la que
probablemente pueda ser utilizada en esa construccin
conjunta. Si el terapeuta, en la evaluacin que lleva a cabo
con ms intensidad al inicio, pero durante todo el proceso
teraputico- cuenta con muchas herramientas que le permitan
entender la forma en que los pacientes piensan y se
relacionan, tendr ms posibilidades de xito que si slo
tuviera una o dos categoras diagnsticas en que encorsetar a
los pacientes.

Volviendo a nuestro gremio de la carne, pensamos


que el carnicero bien provisto de pericia y herramientas
sierras, cuchillos de distintas dimensiones y formas, ganchos,
etc.-, estar mejor preparado para desenvolverse en un mundo

5
Fernndez Moya, Jorge. (2012) Despus de la prdida. Una propuesta
teraputica para el abordaje de los duelos. Editorial de la Universidad del
Aconcagua. Mendoza.
6
Bikel, Rosala, en Fernndez Moya, Jorge (2010) En busca de Resultados.
Tomo I. Mendoza: Ed. de la UDA

9
complejo, cada vez ms poblado por consumidores
informados y refinados.

Si se trata de comprender la forma en que los


consultantes aprenden a leer y ordenar la realidad, podemos
afirmar que todas las personas tienen en su registro una serie
innumerable de improntas relacionales.

Llamamos de este modo al resultado de aquellos


acontecimientos nicos, o bien a una serie de
acontecimientos ocurridos en un momento histrico
determinado, que por su nivel de intensidad dio lugar a
cambios en la manera de pensar, sentir y actuar de quien los
protagoniz. Frente a circunstancias anlogas a las pasadas,
y con relativa independencia respecto de las circunstancias
presentes, la persona reactiva en el aqu y ahora los
mismos pensamientos, sentimientos y acciones del all y
entonces; como consecuencia de ello, propone a otra u otras
personas una nueva definicin de la relacin7que, cuando es
aceptada (explcita o implcitamente) modifica la relacin
entre esas personas.

Si bien las improntas relacionales tienen como lugar


privilegiado la familia, durante la crianza, se presentan
tambin en otros contextos y a lo largo de toda la vida de una
persona. Por ejemplo, el mal trato de que es objeto un nio
por parte de sus pares en el barrio, en el jardn de infantes,
durante la escolaridad primaria, y/o secundaria, influye
significativamente en su manera de relacionarse con otras
personas.

Asimismo, las improntas relacionales pueden ser


propuestas deliberadamente por un adulto en el contexto de la
crianza, asumiendo la forma de una enseanza particular, de

7
Definicin de la relacin: proceso interaccional constante por el cual una
persona se propone en un rol y espera que otra le responda desde un rol
congruente. Fernndez Moya, Jorge. (2012) Despus de la prdida. Una
propuesta teraputica para el abordaje de los duelos. Editorial de la
Universidad del Aconcagua. Mendoza.

10
una manera de hacer las cosas. Por ejemplo, unos padres que
deciden no responder inmediatamente a las demandas de su
hijo pequeo, a fin de ensearle tolerancia y paciencia,
generan, por la acumulacin de experiencias, una capacidad
de espera para la obtencin de resultados que dependen de
otras personas. En algunos casos ocurre lo inverso: padres,
abuelos, cuidadores poco pacientes pueden reaccionar al
primer reclamo de un nio, generando una impronta
consistente en que insistir lleva a la obediencia inmediata e
incondicional de los otros.

En ocasiones, la impronta es el resultado de


circunstancias casuales, fortuitas que suceden y dejan una
marca. Protagonizar un accidente, ganar un premio en la
lotera, protagonizar una situacin crtica que confronta a la
persona con una accin que, de ser llevada a cabo la
transforma en un hroe, o bien, de no realizarla, lo rotula
como cobarde.

A su vez, estos acontecimientos pueden darse de


manera nica, o asumir la forma de una sucesin de
experiencias repetidas a lo largo del tiempo. En el ejemplo
antes mencionado del maltrato de un nio por sus
compaeros, este patrn puede mantenerse a lo largo de toda
la escolaridad.

Por otra parte, las improntas pueden ser


posibilitadoras, en el sentido de que permiten a la persona
desenvolverse en otras situaciones o contextos. As, el hecho
de aprobar un examen particularmente difcil, o con un
profesor rotulado como exigente o malo, puede allanar el
camino de un estudiante universitario para terminar su
carrera. En el otro extremo, una impronta negativa puede
reducir o imposibilitar la consecucin de objetivos personales.
Otro estudiante, ante el mismo docente del ejemplo anterior, y
tras uno o ms fracasos en el examen, podra decidir
abandonar sus estudios.

11
Esta clase de improntas negativas, que reducen
posibilidades para las personas, pueden ser desafiadas con
xito. Cuando una persona consigue hacer esto, el sentido de
la impronta puede ser invertido. Es el caso de experiencias de
maltrato, abuso, etc. que pueden haber sido vistas en un
momento de la vida como una limitacin, pero que a partir de
una decisin vital de la persona, y el emprendimiento de una
serie de acciones basadas en una epistemologa8 diferente a
la sostenida hasta ese momento-, pasan a reconocer el valor
de esas experiencias negativas, limitantes, para su self actual,
aceptado y satisfactorio. Vale destacar que esto se aplica aun
a las mayores limitaciones que uno pueda imaginar. Los casos
de Oscar Pistorius, Jessica Cox, Nick Vujicic, que han
alcanzado una importante difusin a nivel mundial, muestran
cmo personas sin extremidades pueden realizar actividades
que se creera imposibles para esa condicin.

Otra distincin vlida desde el punto de vista clnico


en relacin con las improntas es el grado en que la persona,
en su discurso, se posiciona como autor de una narrativa, o
bien como un intrprete de la misma. Resulta frecuente
encontrarse en la consulta con padres de adolescentes que
concurren preocupados por el comportamiento de sus hijos.
En ocasiones, al entrevistar a stos, sin la presencia de sus
padres, encontramos que no reconocen el problema que
aqullos les atribuyen. Su relato incluye tpicamente una
puntuacin de la secuencia de hechos que se inicia en las
quejas de sus padres u otros adultos (docentes por ejemplo),
al punto de plantear no s por qu me trajeron. Puede
observarse en estas personas un patrn por el cual los dems
siempre se han hecho cargo decidir por l, de resolver sus
problemas, etc.

En el otro extremo encontramos personas cuyas


experiencias han dado lugar a improntas a partir de las cuales
tienden a ser autores, creadores de su propio papel en la

8
Entendemos por epistemologa el resultado del modo de conocer el mundo
que una persona o sistema tiene.

12
vida. Un recurso fundamental para la autora es la creatividad;
desde el punto de vista interaccional, cabra preguntarse qu
clase de relaciones, durante el proceso de crianza, la
estimulan.

Desde nuestra perspectiva, sin excluir otras variables


posibles que incidan en la ecuacin, asignamos un rol clave a
la disponibilidad del tiempo y la dedicacin del adulto para
con el nio por un lado, y del acceso a objetos, juguetes,
tecnologa, etc. A mayor inmediatez, disponibilidad
incondicional, presencia de aquellos objetos o acciones que el
nio pide, menor ser el estmulo para el desarrollo creativo
de nuevas soluciones que se transformarn en propios
recursos. Por ejemplo, un nio que no cuenta con todos los
juguetes que quisiera que por ejemplo ve en las publicidades
por televisin-, puede, fantasa mediante, construir el juguete
que lo remplaza con, por ej. madera, u otros objetos. Por lo
tanto, estas improntas pueden pensarse como una ecuacin
dada por una combinacin particular entre de la propia
necesidad y la disponibilidad de recursos ajenos.

A esta ecuacin debe incorporarse, como decamos,


la mayor o menor tolerancia a la demora y/o frustracin que
el nio ha desarrollado durante su crianza lo cual,
interaccionalmente, se ver en el tiempo de latencia de sus
padres y otros adultos que se ocupan de la crianza para
responder a sus demandas-. Un nio que cuente con todos los
recursos materiales que pide incluso antes de pedirlos-,
adems de la disponibilidad absoluta y de tiempo completo de
sus padres, probablemente se aburrir con facilidad.

La creatividad y su desarrollo son temas que exceden


el propsito de esta obra. Nuestro inters en relacin con este
tema se deriva del papel que juega en el pensamiento
sistmico la circularidad, as como los efectos que lo
relacional genera en los circuitos intrapsquico e
interpersonal. No hablaremos entonces de la creatividad como
una caracterstica o rasgo que muestra un artista, un
profesional, etc. y que se ve plasmada en su obra o lo

13
haremos slo como analoga, para facilitar la comprensin del
lector-; la entenderemos ms bien como un proceso en el cual
se generan nuevas alternativas exitosas a nivel relacional o
interpersonal. Resulta casi una obviedad para nosotros decir
que la familia es la matriz social en la cual las personas
desarrollan su vida; por presencia o por ausencia, constituye
la base de la individualidad y la escuela donde tienen lugar
las primeras improntas. Ms all de este sistema, la persona
seguir funcionando siempre en un medio social incluso una
persona aislada que dialogar a nivel de circuito intrapsquico
con las personas que fueron relevantes y ya no estn-.

La creatividad as entendida ser entonces una


condicin para que la persona sea autora de sus propios
proyectos y, en un sentido ms amplio, de su vida-,
pudiendo desenvolverse con xito en su contexto social, lo
cual retroalimentar los comportamientos exitosos de la
persona, aumentando su probabilidad de ocurrencia.

Volviendo a la analoga de la msica (autor-


intrprete), existe una tercera posibilidad puede ser la de un
intrprete que se presenta como si fuera autor, a lo cual el
pblico responde de manera congruente, atribuyndole la
autora de una obra que no le pertenece. Algunas personas
aprenden que mentir les reporta un beneficio inmediato. Con
el tiempo, al revelarse el engao, la persona pierde
credibilidad, y el xito que haba obtenido se diluye. Es el
caso de aquellas personas que se adjudican un ttulo
universitario con plena consciencia de no haber terminado sus
estudios.

El autor puede ser a la vez intrprete, y esto nos


permite pensar en distintas posibilidades. Por un lado, el xito
que tuvo con una cancin puede llevarlo a pensar que slo
debe interpretar sus propias canciones. Si la creatividad no lo
acompaa, puede encontrarse con la dificultad que implica
quedarse pegado a un personaje, a una cancin
emblemtica, etc. A lo largo de su vida estas personas remiten
constantemente a lo que fue o pudo ser.

14
Otro es el caso del autor que, sin dedicarse a la
interpretacin, puede generar msica para otros,
mantenindose entre bambalinas. En algunas familias existen
miembros destacados de una determinada generacin que, por
su posicin central en el sistema debido a su carisma,
prestigio profesional, posicin social, poder econmico-,
ejercen sobre miembros de las generaciones siguientes una
influencia significativa (frecuentemente descontextualizada
en la medida en que responde a modelos sociales perimidos)
que implica improntas en este sentido.

Las improntas relacionales, en todas las variantes


que hemos enumerado, asumen formas particulares en cada
persona. Sin embargo, es posible establecer una taxonoma
posible que permita al terapeuta orientarse para seleccionar
cul o cules pueden resultar accesibles para arribar a una
construccin consensuada con quienes consultan. En el
captulo 2 presentaremos las dimensiones que en nuestra
experiencia clnica han mostrado su utilidad, en la medida que
se trata de construcciones asequibles para la mayora de las
personas porque se encuentran basadas en vivencias propias
de nuestra cultura.9 Por ejemplo, todas las personas han
tenido experiencias, en mayor o menor grado, relacionadas
con integrar grupos en los cuales se sintieron ms o menos
perifricos o centrales. Independientemente de las palabras
que las personas utilicen para describir esa experiencia, el
terapeuta puede intuir que, al referirse a la misma, generar
una predisposicin en sus interlocutores que posibilitar la
influencia sobre aqullos.

Nuestra propuesta pretende ser un sendero, un


camino posible. Cuando un turista tiene pocos das para
recorrer un pas desconocido, o parte del mismo, puede
dedicar cierto tiempo previo para, con los datos disponibles,
esbozar un recorrido imaginario que le permitir aprovechar

9
Podra decirse incluso que algunas dimensiones pueden resultar vlidas
para otras culturas: por ejemplo, precisamente, el hecho de que en cualquier
organizacin social existen miembros centrales y otros perifricos.

15
lo ms posible el tiempo limitado de que dispone. Nuestra
propuesta pretende ayudar al viajero, a fin de que no se pierda
los principales monumentos (entendidos como una analoga
de hechos, acontecimientos puntuales o acumulacin de
experiencias que provocaron improntas relacionales que
tienen efecto sobre las maneras de funcionamiento actuales).

Una buena gua de viajero, o bien oportunos


consejos de alguien que ya conoce el lugar, resultan entonces
de inestimable ayuda para ese viaje, que siempre ser
producto de una construccin conjunta entre el viajero, el
lugar y los diversos interlocutores con que aqul se encuentra.
Ahora bien: dos viajeros, aun viajando juntos, ayudados por
la misma gua e incluso visitando los mismos sitios, no
obtienen el mismo registro del viaje y sus peripecias. Los
intereses, el bagaje cultural, las expectativas, e incluso
algunas caractersticas propias de la biologa por ej.
hipoacusia, daltonismo, miopa, etc.- actan como filtros o
gradientes que modifican la percepcin de los viajeros.

Cada viajero experimentar entonces un viaje


diferente, siempre vlido. Fuera de este nivel ms evidente de
la percepcin, otras caractersticas biolgicas afectan: por
ejemplo uno de los compaeros puede tener mayor capacidad
aerbica, por lo que podr acceder de manera diferente a
lugares a los que slo se puede llegar caminando. Y fuera del
nivel biolgico, resulta indudable que diferentes
caractersticas de personalidad inciden en ese registro del
viaje: ambos viajeros, aun compartiendo un fondo de
vivencias comunes pueden ser padre e hijo, hermanos, etc.-
registrar y relatar su viaje de manera diferente en funcin
de su estilo. Por ejemplo por sealar una de mltiples
dimensiones de la personalidad-, uno podr realizar un relato
lineal y ordenado cronolgicamente, y el otro abordar y
desarrollar reas de su inters, pasando de un momento a otro,
generando un mosaico sin solucin de continuidad. La
complejidad de este anlisis, y las mltiples implicancias nos
pueden llevar a considerar que quien escucha el relato, por su

16
parte, lo seguir con mayor o menor facilidad en funcin de
su propio estilo.

Volviendo al valor de las guas para el viajero,


podemos hacer una analoga con el terapeuta que se sumerge,
cada vez que trata con un consultante y/o una familia, en un
territorio desconocido. Al igual que el viajero, aportar su
propio bagaje cultural y de experiencias, y podr decidir qu
lugares visitar del men que ofrece la gua. Si decide
detenerse ms tiempo en un museo, o una catedral, y por ello
pasar slo por la puerta de otro monumento, el viaje ser
igualmente vlido que si distribuye el tiempo de manera
equitativa entre los diferentes sitios que ilustra el texto.
Nuestro texto pretende entonces ser una gua que podr ser
utilizada en mayor o menor medida, siempre de acuerdo al
estilo, las experiencias y las preferencias del lector-terapeuta-
viajero. El xito del viaje, insistimos, depender de esa
construccin conjunta que tendr lugar en el recorrido, por lo
que el detalle de lo previsto, la informacin consignada por
nosotros sobre las posibilidades con que se encontrar el
terapeuta, etc. constituir una variable cierta, de importancia,
pero, por decirlo de algn modo, de peso decreciente a
medida que el profesional se sumerge en el sistema a la vez
que lo va construyendo. Con ello queremos decir que las
guas son tiles, resultan necesarias, pero tambin son
modificables por quien las usa, y enriquecidas por la
iniciativa del viajero, quien, al igual que el terapeuta, no
debera perder la capacidad de sorprenderse, de perderse en el
territorio y crear una experiencia nueva.

La gua, finalmente, puede quedar abandonada en la


habitacin del hotel, en un cesto de basura de una estacin de
trenes, etc., porque el viajero incorpor en cierto momento la
propuesta, y la gua en s perdi su razn de ser. Como

17
propone Salvador Minuchin, un libro despus de ledo debe
ser regalado o abandonado en un rincn.10

10
Minuchin, S. y Fishman, C (1984) Tcnicas de terapia familiar. Buenos
Aires: Paids

18

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