El Encuentro de Jesús Con La Mujer Samaritana
El Encuentro de Jesús Con La Mujer Samaritana
El Encuentro de Jesús Con La Mujer Samaritana
Casi puedo imaginar la frustracin de NSJC ante esta mujer tan obtusa, que lo llev a intentar un enfoque distinto. Por eso le dice que
traiga a su marido, y cuando ella le responde que no tiene uno, l le replica:
17 Tienes razn al decir que no tienes marido,18 porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la
verdad.
Pero por qu llega a decir que es un profeta? Despus de todo, perfectamente le podra haber respondido que era un chismoso, por
haberse enterado al pasar por la ciudad de los episodios que precisamente la obligaron a ir a buscar agua sola y en la hora ms
calurosa del da.
Scott Hahn propone que la respuesta se encuentra en la historia de Samaria, y en un juego de palabras. Explica este profesor que Baal
es el nombre de un dolo de los pueblos que rodeaban a Israel, pero tambin la forma como una concubina se referira a su
amo, al contrario de una mujer desposada en matrimonio legal, que dira Adon. Por eso, cuando Jess le dice a la samaritana que ha
tenido cinco maridos, en realidad est hablando de cinco uniones ilegtimas, con hombres que la han tratado como mera concubina y
no como esposa. Eso por parte del doble significado de las palabras de Jess.
En cuanto a la historia, recordamos que las Escrituras reprochan una y otra vez las numerosas infidelidades de los samaritanos a Dios,
con los dolos trados de otras tierras, y es bien sabido que la idolatra es habitualmente descrita como el adulterio de Israel contra
Dios. As, el segundo libro de los Reyes relata la idolatra de Israel (las 10 tribus que se separaron de Jud) con 5 dolos (Baales o
Seores), en su captulo 17; y el libro del Profeta Oseas anuncia respecto de Samaria:
2, 18 Aquel da orculo del Seor t me llamars: Mi esposo y ya no me llamars: Mi Baal. 19 Le apartar de la boca los
nombres de los Baales, y nunca ms sern mencionados por su nombre.[]21 Yo te desposar para siempre, te desposar en la
justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; 22 te desposar en la fidelidad, y t conocers al Seor.
En este contexto, podemos comenzar a ver cmo la mujer finalmente se dio cuenta que NSJC era alguien especial, no solo porque le
habl de sus 5 maridos, sino porque tambin lo hizo en referencia a los 5 dolos a los que Samaria haba adorado. Al agregar y el que
ahora tienes (con el que ests ahora, es decir, Jess mismo) no es tu esposo, dando a entender que l mismo era el profeta que habra
de cumplir la promesa de salvar a Samaria de sus dolos.
Hablando a los Apstoles en la ltima Cena, Jess les dijo que, luego de su partida de este mundo, les enviara el don del Padre, o sea
el Espritu Santo (cfr. Jn 15,26). Esta promesa se realiza con potencia en el da de Pentecosts, cuando el Espritu Santo desciende
sobre los discpulos reunidos en el Cenculo. Aquella efusin, si bien extraordinaria, no permaneci nica y limitada a aquel
momento, sino que es un evento que se ha renovado y se renueva todava. Cristo glorificado a la derecha del Padre contina
realizando su promesa, enviando sobre la Iglesia el Espritu vivificante, que nos ensea, nos recuerda, nos hace hablar.
El Espritu Santo nos ensea: es el Maestro interior. Nos gua por el camino justo, a travs de las situaciones de la vida. l nos ensea
el camino. En los primeros tiempos de la Iglesia, el Cristianismo era llamado el Camino (cfr.Hch 9,2), y el mismo Jess es el
Camino. El Espritu Santo nos ensea a seguirlo, a caminar sobre sus huellas. Ms que un maestro de doctrina, el Espritu es un
maestro de vida. Y ciertamente de la vida forma parte tambin el saber, el conocer, pero dentro del horizonte ms amplio y armnico
de la existencia cristiana.
El Espritu Santo nos recuerda, nos recuerda todo aquello que Jess ha dicho. Es la memoria viviente de la Iglesia. Y mientras nos
hace recordar, nos hace entender las palabras del Seor.
Este recordar en el Espritu y gracias al Espritu no se reduce a un hecho mnemnico, es un aspecto esencial de la presencia de Cristo
en nosotros y en su Iglesia. El Espritu de verdad y de caridad nos recuerda todo aquello que Cristo ha dicho, nos hace entrar cada vez
ms plenamente en el sentido de sus palabras. Todos nosotros tenemos esta experiencia. En un momento, en una situacin, nos viene
una idea y esto se une, se relaciona con una parte de la Escritura. Ese es el camino de la memoria viviente de la Iglesia. Esto requiere
de nosotros una respuesta: mientras ms generosa es nuestra respuesta, en nosotros se transforman ms en vida las palabras de Jess,
volvindose actitudes, elecciones, gestos, testimonio. En esencia, el Espritu nos recuerda el mandamiento del amor, y nos llama a
vivirlo.
Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano: es un cristiano a mitad de camino es un hombre o una mujer prisionero del
momento, que no sabe atesorar su historia, no sabe leerla y vivirla como una historia de salvacin. En cambio, con la ayuda del
Espritu Santo, podemos interpretar las inspiraciones interiores y los acontecimientos de la vida a la luz de las palabras de Jess. Y as
crece en nosotros la sabidura de la memoria, la sabidura del corazn, que es un don del Espritu. Que el Espritu Santo reviva en
todos nosotros la memoria cristiana!
En aquel da con los Apstoles, estaba la Mujer de la memoria. Que desde el inicio meditaba todas esas cosas en su corazn. Pidamos
a su Madre que nos ayude en este camino de la memoria.
El Espritu Santo nos ensea, nos recuerda y, otro aspecto, nos hace hablar, con Dios y con los hombres. No hay cristianos mudos,
eh! No hay lugar para ellos. Nos hace hablar con Dios en la oracin. La oracin es un don que recibimos gratuitamente; es dilogo
con l en el Espritu Santo, que ora en nosotros y nos permite dirigirnos a Dios llamndolo Padre, Pap, Abba (cfr.Rm 8,15; Gal 4,4);
y sta no es solamente una forma de decir, sino que es la realidad, nosotros somos realmente hijos de Dios. Todos los que son
conducidos por el Espritu de Dios son hijos de Dios (Rm 8,14).
Nos hace hablar en el acto de fe. Nadie puede decir Jess es el Seor lo hemos escuchado hoy sin el Espritu Santo.
Y el Espritu nos hace hablar con los hombres en el dilogo fraterno. Nos ayuda a hablar con los dems reconociendo en ellos a
hermanos y hermanas; a hablar con amistad, con ternura, comprendiendo las angustias, las esperanzas, las tristezas y las alegras de
los dems.
Pero hay ms: el Espritu Santo nos hace tambin hablar a los hombres en la profeca, o sea hacindonos canales, humildes y
dciles, de la Palabra de Dios. La profeca es hecha con franqueza para mostrar abiertamente las contradicciones y las injusticias, pero
siempre con docilidad e intencin constructiva. Penetrados por el Espritu de amor, podemos ser signos e instrumentos de Dios que
ama, que sirve, que dona la vida.
Resumiendo: el Espritu Santo nos ensea el camino; nos recuerda y nos explica las palabras de Jess; nos hace orar y decir Padre a
Dios, nos hace hablar a los hombres en el dilogo fraterno y en la profeca.
El da de Pentecosts, cuando los discpulos quedaron llenos del Espritu Santo, fue el bautismo de la Iglesia, que naci en salida,
en partida para anunciar a todos la Buena Noticia. Jess fue perentorio con los Apstoles: recordemos a nuestra Madre, que parti
rpidamente. La Madre Iglesia y la Madre Mara. Las dos vrgenes, las dos Madres, las dos mujeres.
Jess fue perentorio con los Apstoles, no deban alejarse de Jerusaln antes de haber recibido desde lo alto la fuerza del Espritu
Santo (cfr. Hch1,4.8). Sin l no existe la misin, no existe la evangelizacin.
Por esto con toda la Iglesia, con nuestra Madre Iglesia, toda, invocamos: Ven, Santo Espritu!
er los siguientes pasajes bblicos: Juan 14:15-31, Romanos 8:1-17, 1 Corintios 2:6-16. Sugerimos poner el nfasis en lo que dice la
Biblia: el Espritu Santo consuela (Juan 14:14-16); convence de pecado (Juan 16:8-11); ensea y gua (Juan 16:13); intercede por
nosotros (Romanos 8:26); da dones espirituales (1 Corintios 12:7); conduce (Glatas 5:18). De ser posible, aprovechemos esta
oportunidad para mencionar experiencias del obrar del Espritu Santo en las vidas. Pidamos a algunos de los jvenes que cuenten sus
testimonios. 4. Leamos Hechos 2:1-4, y pidamos al grupo que debata al respecto. Otras citas bblicas a considerar son Hechos 4:8;
6:3-5; 9:17; 11:24; 13:9,52; 1 Corintios 12:13; o Efesios 5:18