Pecado Original
Pecado Original
Pecado Original
Esta tendencia a prescindir de la historia del Paraso como explicacin del pecado
original, se debe a una distinta concepcin del evolucionismo. Hasta hace poco, se
entenda por evolucionismo "la teora que defiende la derivacin gentica natural de las
formas de vida ms completas y perfectas a partir de las formas ms elementales".
La evolucin aparece, por tanto, estrechamente conexa con la analoga de los seres. Los
diversos grados de perfeccin, hasta ahora estratos de un sistema fijo, son fases de un
todo que est en marcha y cuyo trmino ser l desarrollo de la humanidad y, para los
catlicos, la plenitud de la vida de la gracia. Lo sobrenatural sera, pues, como algo
intrnseco a la evolucin y su grado supremo.
En esta visin total del mundo, es difcil encuadrar la concepcin de la teologa clsica
sobre el origen de la humanidad. Si toda la evolucin est ordenada a llevar
progresivamente al hombre a la plenitud de la vida sobrenatural, no se explica el por qu
del salto al excepcional estado inicial del hombre.
Por todo esto, el telogo de hoy toma una nueva actitud; intenta determinar hasta qu
punto el mensaje cristiano se puede expresar por medio de una concepcin evolucionista
del mundo y estudia cmo se puede armonizar la fe en el dogma del pecado original con
esta nueva visin del mundo que es patrimonio comn de la cultura contempornea. No
se trata slo de un problema especulativo, sino que corresponde a una verdadera
necesidad de tipo kerygmtico. El cristiano no debe ceder a la tentacin de la doble
verdad al querer abrazar lo que le pide la fe y lo que le parece un postulado de la razn.
El nuevo planteamiento del problema se debe a recientes estudios sobre las fuentes del
dogma. Nos limitaremos ahora, solamente, a presentar un bosquejo de los estudios
acerca de Gn 2-3, Rom 5, 12-21 y el decreto de Trento sobre el pecado original,
supuesta la importancia de estas tres fuentes para el estudio teolgico.
Gn 2-3
Los ltimos estudios bblicos nos manifiestan que cl sentido de un texto inspirado slo
se puede determinar teniendo en cuenta la intencin didctica del autor. En Gn 2-3 nos
encontramos ante una "narracin etiolgica" en la que se nos intenta explicar que la
miseria humana no depende de Dios ni de la fatalidad, sino de un pecado. Dicha
narracin se distingue de la parbola precisamente por su carcter etiolgico, lo cual
implica que los acontecimientos narrados tienen un ncleo histrico, ya que, de lo
contrario, Dios nos dara una falsa explicacin de la actual condicin humana.
Hay una cierta coincidencia entre los exegetas en defender que Gn 2-3 explica la
entrada del mal (sobre todo el moral) en el mundo, revelando la realidad de una
resistencia pecaminosa a la voluntad divina, causa del perjuicio que sufre la humanidad.
Todo lo dems (estado de justicia original, unicidad de la pareja pecadora etc.) no
pertenece formalmente al mensaje del Gnesis.
Rom 5, 12-21
En Rom 5, 12-21 no se habla de cualquier pecado, sino del pecado de una persona que
ha perjudicado a muchos, pero sin precisar nada ms acerca del pecado original
originante ni sobre la condicin del hombre antes del pecado de Adn. No excluye que,
juntamente con el pecado de Adn y en dependencia del mismo, los pecados del mundo
pesen sobre la humanidad no redimida y as lo insina cuando dice que Cristo nos salva
de muchos pecados (v 16). Pero nada nos dice San Pablo acerca del modo cmo Adn
trasmite el pecado y la muerte a los otros hombres.
Respecto a este problema no se vea, hasta ahora, otra solucin que la de suponer una
solidaridad humana fundamentada en una base biolgica. Sin embargo, recientes
estudios sobre la "solidaridad", el "colectivismo" y la "persona corporativa" en la Biblia,
han precisado mejor el alcance bblico de estos conceptos.
El decreto de Trento
Sin embargo no es evidente la intencin didctica de dicho canon ya que los anathema
sit no siempre significan con certeza que el concilio quiera proponer aquella afirmacin
como dogma de fe. Esta intencin didctica se manifiesta, sobre todo, en el canon 5 de
la sesin V (D 792), en el cual, en oposicin a la doctrina de los reformadores, se
declara que el justificado ya no tiene ms el pecado original. Una consideracin similar
se puede tambin aplicar a la doctrina expresada en el canon 3 (D 790), segn el cual el
pecado original se transmite "propagatione, non imitatione".' Mientras es cierto que el
concilio quiere afirmar categricamente que todos tienen el pecado original antes de
poder imitar el pecado de Adn, no es cierto que se d la misma valoraci n a la
afirmacin de que es necesaria la descendencia fsica de Adn para contraer el pecado
original originante.
Aunque estas consideraciones estn lejos de haber alcanzado una plena certeza, tienen
la suficiente probabilidad para que el telogo no se considere al margen de Trento en
sus tentativas de encuadrar el dogma del pecado original en una concepcin
evolucionista del mundo.
REFLEXIONES TEOLGICAS
Supongamos que, desde el comienzo, Dios mueve la materia por l creada hacia una
estructura cada vez ms compleja. El hombre surge a partir de los organismos
inferiores, aunque sea de distintas ramas genticas. Supongamos tambin que la
evolucin del gnero humano es semejante a la evolucin del individuo que, desde la
infancia, pasa al estado de adulto. Durante varias generaciones, por tanto, el hombre
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hubiera sido como un nio, todava incapaz de entender y querer. Cuando el hombre
llegue a la posibilidad de discernir entre el bien y el mal dentro de un horizonte de
libertad, la evolucin deber pasar por una nueva etapa, porque Dios cre nuestro
mundo para que produjese no slo animales racionales, sino tambin hombres
vivificados por la gracia. En este momento de la evolucin se realizara un "salto" con
respecto a los estadios anteriores. Tambin la llegada a la produccin del hombre
superaba las exigencias de los estadios inferiores, pero se inserta homogneamente en la
estructura de un mundo creado. En cambio, una perfeccin que diviniza al hombre
supera el orden propio : de las creaturas. El hombre debe ascender a este grado superior
del ser de un modo conforme a su naturaleza, es decir, mediante una opcin personal, y
es en este momento cuando se produce por primera vez en la historia una detencin en
el proceso evolutivo: la humanidad se coloca frente a la voluntad de Dios y el pecado
entra en el mundo, sin que esto cambie de ningn modo el aspecto exterior del mundo y
del desarrollo de la humanidad. Pero, en realidad, se ha realizado un gran cambio: el
hombre que no poseer la gracia desde su nacimiento, no podr dominar todo el
dinamismo de la naturaleza ni podr evitar el sufrimiento y deber sufrir aquella
experiencia de "ruptura" que es la muerte, tal como nosotros la conocemos.
De hecho, la evolucin no se ha detenido sino que sigue otras leyes, y Dios llevar a
cabo su designio de divinizar al hombre adaptndolo a la nueva situacin en que se
encuentra la humanidad. Se llegar a lo sobrenatural por los mritos del Verbo
encarnado y por nuestra insercin en l, en su muerte y resurreccin. El hombre todava
puede llegar al pleno dominio de la naturaleza y a triunfar del sufrimiento y la muerte,
pero slo en el orden escatolgico, porque el hombre nace en un estado diferente de
aqul en que debera nacer segn la evolucin originariamente querida por Dios. Sin
embargo, todos estos males que el hombre carg sobre s al rechazar el plan de Dios se
transforman en bienes, puesto que Dios no slo da la capacidad de superarlos, sino que
se vale de ellos para realizar una forma todava ms perfecta de la vida sobrenatural,
fruto de una lucha victoriosa.
La hiptesis que hemos expuesto no excluye el pecado, sino que afirma que l ha sido la
causa de la falta de ciertos bienes, destruyndolos si ya existan o impidiendo su
consecucin. En tal caso, los bienes frustrados ya existan, no actualmente sino
virtualmente, en cuanto que el estado paradisaco debera haber sido el trmino de la
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evolucin humana. Dicha existencia virtual debe concebirse como una orientacin
intrnseca sobrenatural del hombre a aquellos bienes, comparable a las progresivas
disposiciones con que el pecador, bajo el impulso de la gracia, se prepara para la
justificacin.
La hiptesis que supone la existencia de unos hombres, nacidos antes que Adn,
verdaderos hombres pero sin uso de razn, se puede concebir de distintos modos, todos
ellos de acuerdo con la fe. Nosotros preferimos comparar a estos pre-Adanes, no
capaces de decisiones personales, con los nios bautizados que, mediante la muerte,
entran connaturalmente en la posesin personal de aquella vida sobrenatural que ya se
les ha dado en el plano ntico. Aquellos pre-Adanes habran podido poseer ya una
orientacin intrnseca a la vida sobrenatural, la cual no habra sido impedida por una
toma de posicin contraria.
Este "pecado del mundo" existe y es, sin la gracia de Cristo, un impedimento
insuperable para la salvacin. Pero no todos los pecados tienen la misma eficacia para
construir el "mundo" opuesto a Dios. As, el pecado de Jerusaln al no conocer el
tiempo de su visitacin (Le 19, 44), seal un cambio en la historia del pueblo hebreo y
en la de la humanidad. Pablo, en Rom 5, hace ver cmo el primer pecado tiene una
importancia especial en el "pecado del mundo", ya que no es slo el primero
cronolgicamente sino que enlaza la serie de los otros pecados al frustrar la posibilidad,
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No hay duda de que todos los hombres actualmente nacen en pecado y, en el estado
presente, la generacin natural es el nico camino para la transmisin de este pecado,
pero el magisterio de la Iglesia no ha canonizado la teora de que el acto generativo, por
su especial naturaleza, sea la causa de la transmisin del pecado original. Podra ser
solamente condicin de la difusin de dicho pecado, en cuanto que da existencia a un
individuo de la especie humana, la cual est sellada con el pecado.
como tal tiene una vocacin comn. Es manifiesto que s la humanidad como tal tiene la
vocacin colectiva, an es ms fcil comprender que la respuesta del primer hombre
fue, efectivamente, la respuesta de toda la humanidad que, de este modo, determin su
propia situacin ante Dios.
En nuestra hiptesis, la incapacidad de amar a Dios sobre todas las cosas, de entrar en
dilogo con l, significa la incapacidad de llegar a aquella forma superior de existencia
a la que, originariamente, destin Dios a la humanidad y que, desde entonces, se ha
hecho inaccesible sin la gracia del Redentor. As, pues, permanece vlida la afirmacin
de que el pecado original es "muerte del alma" (D. 789), pero la teora evolucionista la
considera desde el punto de vista de la perfeccin a que la humanidad debera haber
llegado. Es manifiesto tambin que este desorden se encuentra en cada persona que
entra a formar parte del gnero humano, tal como se afirm en. Trento (D. 790). Y tiene
razn de pecado en cuanto deriva de una resistencia a la voluntad de Dios.