Racionalidad Económica Campesina

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 27

See

discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/262758191

Racionalidad econmica campesina

Article in Mundo Agrario December 2011

CITATIONS READS

11 65

1 author:

Fernando Landini
National Scientific and Technical Research Council
57 PUBLICATIONS 153 CITATIONS

SEE PROFILE

All in-text references underlined in blue are linked to publications on ResearchGate, Available from: Fernando Landini
letting you access and read them immediately. Retrieved on: 12 November 2016
Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011. ISSN 1515-5994
Centro de Historia Argentina y Americana, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad Nacional de La Plata - CONICET

DOSSIER

Racionalidad econmica campesina

Peasant economic rationality

Fernando Landini
Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicologa de la Universidad de Buenos Aires.
Instituto de Investigaciones Cientficas de la Universidad de la Cuenca del Plata.
CONICET
landini_fer@hotmail.com

Resumen
Resulta indudable que la lgica a partir de la cual los campesinos toman decisiones en el mbito de la
produccin, la comercializacin, la inversin y el consumo, no se identifica con la que utilizan los
empresarios capitalistas, los cuales organizan su actividad segn otros parmetros. Ahora bien, no obstante
la importancia de contar con una comprensin lo ms acabada posible de la racionalidad econmica
campesina, se observa que los trabajos que contribuyen a este fin tienden a encontrarse dispersos en
mltiples publicaciones, siendo difcil encontrar escritos que se ocupen de sintetizar sus aspectos ms
relevantes.
Por esta razn, el presente artculo, luego de desarrollar conceptos de fundamental importancia como
estrategias, racionalidades y cosmovisiones, se propone resolver esta limitacin sistematizando las
contribuciones realizadas por diferentes autores a la comprensin de la racionalidad econmica campesina.
Finalmente, con el objetivo de enriquecer los resultados del trabajo, se incorporan una serie de propuestas e
ideas fuerza surgidas a partir de un estudio de caso realizado en la provincia de Formosa, Argentina.

Palabras clave: campesinado; economa; estrategias; racionalidad

Abstract
It is undoubtedly true that the logic through which peasants make decisions in the area of production,
commercialization, investment and consumption is not the same as that the one used by businessmen, who
organize their activities following other rules. Now, despite the importance of properly understanding peasant
economic rationality, the papers aimed at this end tend to be disseminated in multiple publications, being
difficult to find articles that synthesize its core features.
Thus, this paper, after presenting useful concepts such as strategies, rationalities and worldviews, aims at
overcoming this limitation synthesizing different scholars contributions to the understanding of peasant
economic rationality. Finally, with the objective of enriching this paper, I will add some interesting results of a
case study conducted in the province of Formosa, Argentina.

Key words: peasantry; economy, strategies, rationality

1. Introduccin

Cuando los campesinos toman decisiones en el mbito de la produccin, la comercializacin, el


ahorro, la inversin y el consumo, es decir, en el mbito de la economa, lo hacen a partir de un
conjunto de parmetros, reglas y supuestos propios, que no se identifican con la lgica capitalista
de mercado (Bendini, Tsakoumagkos y Destefano, 1993; Bennholdt-Thomsen, 1988; Cceres,
Silvetti, Soto y Rebolledo, 1997; Henningsen, 2001). En efecto, si bien puede discutirse el
contenido y las particularidades de su modo de pensar y actuar, no existe duda de que la lgica

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


empresarial de toma de decisiones orientada a la maximizacin planificada de las ganancias en
relacin al capital invertido, no permite explicar las decisiones que toman estos productores. No
obstante lo anterior, el contenido de la lgica econmica campesina resulta sumamente esquivo
para los actores externos, cuya estructura mental se encuentra organizada en trminos de los
parmetros propios de las sociedades capitalistas modernas, lo que incluye tambin a cientistas
sociales y a agentes de desarrollo y extensin rural (Cceres, 2003; Carenzo, 2006; Mora
Delgado, 2007, 2008).

De hecho, lo que numerosas veces sucede es que, quienes trabajan e interactan con
productores campesinos, al carecer de parmetros para dar sentido a sus conductas, tienden a
pensar, de manera espontnea e intuitiva, que sus acciones, muchas veces, carecen de sentido
(Landini, Lacanna y Murtagh, 2009). Es decir, que son irracionales. Y no se trata aqu de
responsabilizar por esta estrechez de miras a funcionarios y a tcnicos que trabajan en mbitos
rurales. Muy por el contrario, se trata de sealar que ste es el modo de interpretacin casi
inevitable de quienes carecen de categoras y formas de comprensin que les permitan dar
sentido a las conductas de los pequeos productores campesinos.

En consecuencia, atendiendo a esta dificultad para comprender al campesino, resulta necesario


adoptar un enfoque amplio que permita interpretar mejor algunos comportamientos definidos
como irracionales por algunos investigadores o extensionistas vinculados a proyectos de
desarrollo rural (Cceres, 2003, p. 192). Y esto no como un fin en s mismo, sino a partir de
reconocer que la falta de comprensin de la racionalidad de los productores campesinos puede
ser la causa del fracaso de mltiples proyectos de desarrollo rural (Cceres, 2003; Cceres et al.,
1997; Chirinos, 2006; Vargas Jimnez, 1996). Es que, para llevar adelante cualquier iniciativa de
desarrollo, resulta necesario tomar en cuenta la racionalidad de la poblacin adems de la lgica
tcnica (Lapalma, 2001; Robirosa, Cardarelli y Lapalma, 1990). Como dice concretamente Vargas
Jimnez (1996): los proyectos que se han implementado para mejorar la unidad econmica
campesina [en Mxico], en su gran totalidad han fracasado por no considerar la racionalidad
campesina dirigida a la sobrevivencia y al autoconsumo y no hacia la acumulacin (p. 43). Al
decir de Cittadini y Prez (1996), el entender la lgica de estos sistemas debera posibilitar el
desarrollo o la adecuacin de ofertas tcnicas apropiadas capaces de mejorar la productividad y la
seguridad de los productores (p. 38), de ah la importancia fundamental de comprender las
razones por las cuales los productores hacen lo que hacen (Cittadini y Prez, 1996; Cittadini et al.,
2001).

Ahora bien, pese a la importancia fundamental de comprender con el mayor detalle posible la
racionalidad econmica campesina, no parece existir en nuestro medio un trabajo cientfico que
sintetice los aspectos estructurales o relativamente compartidos de esta racionalidad, los cuales
aparecen fragmentados en numerosos trabajos y estudios de caso. As queda delimitado con

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


claridad el objetivo de este artculo: reconstruir la lgica econmica campesina.

Para hacerlo, en primer lugar, se precisarn los fundamentos conceptuales en los que se apoya
este trabajo. Luego, a continuacin, se expondrn los resultados de una revisin bibliogrfica
amplia realizada sobre la racionalidad econmica campesina, la cual se ver enriquecida por los
resultados de una investigacin cualitativa efectuada en la provincia de Formosa (Landini, 2010a).
Finalmente, se comentarn las reflexiones a las que ha dado lugar este trabajo.

2. Fundamentos conceptuales

2.1. Psicologa comunitaria y construccionismo social

El presente trabajo se apoya en un marco conceptual amplio que se enriquece con los desarrollos
de diferentes ciencias sociales. No obstante, su punto de partida se ubica en la psicologa social
comunitaria, una subdisciplina psicolgica que se orienta al estudio de los procesos psicosociales
de nivel comunitario desde la perspectiva del cambio y la transformacin social (Montero, 1994,
2004). Ahora bien, situados en el marco de la psicologa comunitaria, este trabajo tambin se
apoya en una lnea de investigacin e intervencin an incipiente que ha sido denominada
Psicologa del Desarrollo Rural (Landini, 2010a, Landini, 2010b; Landini, Leeuwis y Long, 2011).
En concreto, la psicologa del desarrollo rural se define como un campo de problemas referidos al
estudio de y a la intervencin sobre los factores de carcter psicosocial que influyen en los
procesos de desarrollo rural.

Uno de los elementos caractersticos de la psicologa comunitaria que la diferencia de otros


abordajes es su concepcin de los seres humanos como sujetos activos, capaces de construir su
propia realidad. En un primer sentido, este supuesto hace referencia a que las personas no estn
determinadas por las circunstancias ni por la estructura de la sociedad en la que viven, sino que
tienen potencialidad para transformar sus condiciones de vida poniendo en accin sus propios
recursos y capacidades, posicionamiento en lnea con lo que en sociologa del desarrollo ha sido
denominado Abordaje Orientado al Actor (Long, 2001). Ciertamente, esto no pretende negar la
existencia de constricciones estructurales, pero s implica confianza en la capacidad de las
personas para transformar su contexto, aunque ms no sea como potencialidad latente que
deber ser apoyada. En segundo lugar, concebir a las personas como sujetos activos,
constructores de su propia realidad, significa sostener que lo que los seres humanos
consideramos realidad no es ms que el resultado de un proceso de construccin social (Burr,
1999; Gergen, 1996, Ibez; 2001; Potter, 1998). En definitiva se argumenta que la realidad, as
como las categoras, significados y conocimientos a partir de los cuales asignamos un sentido a
las personas y al mundo en el que vivimos para actual en l, no son un reflejo de las cosas como
son en s mismas sino el resultado de una construccin humana histrica.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Una de las conclusiones ms interesantes de esta perspectiva es que, si la realidad es una
construccin humana generada en los espacios de interaccin social, entonces los diferentes
grupos sociales, los cuales poseen distintos espacios de interaccin, pueden construir diferentes
realidades, es decir, diferentes cosmovisiones. Y esto, no slo por ser distintos los espacios de
interaccin, sino por corresponder a intereses, problemticas o posiciones sociales tambin
diferenciadas. As, encontramos que, hasta cierto punto, los diferentes grupos que componen la
sociedad poseen distintas percepciones de la realidad, as como diferentes intereses,
perspectivas, respuestas emocionales, modos de validacin de los conocimientos, etc. Claro est,
esta afirmacin no niega la existencia de elementos o marcos compartidos, pero s busca enfatizar
en la existencia de estas discontinuidades que muchas veces hacen imposible comprender la
perspectiva de actores o sujetos sociales diferentes si procuramos hacerlo nicamente desde
nuestros propios parmetros, como tiende a suceder en el caso de los extensionistas rurales en
su relacin con los productores campesinos.

Dentro del marco del construccionismo social se ubica la teora de las representaciones sociales
(Jodelet, 1986). Las representaciones sociales son organizaciones de conocimientos del sentido
comn que poseen los diferentes grupos que componen la sociedad sobre determinados aspectos
u objetos relevantes para su vida social. Dado que las representaciones sociales estn
relacionadas con los grupos sociales de pertenencia, resulta claro que en distintos grupos sociales
circularn diferentes representaciones del mismo objeto (Morais Shimizu & De Stefano Menin,
2004). Importante mencionar que las representaciones sociales funcionan tanto como vas para
comprender la realidad cotidiana como para orientar comportamientos dentro de ella (Howarth,
2006; Jodelet, 1986; Krause Jacob, 1999).

Los desarrollos mencionados, nos permiten llegar a dos conclusiones de inters que nos ayudan a
encuadrar el presente trabajo. La primera, que distintos grupos o actores sociales poseen
diferentes representaciones o formas de comprender la realidad, por lo que no ven al mundo de la
misma manera. La segunda, que las conductas de los actores se vinculan con su manera
particular de dar sentido a la realidad. De esto se sigue la necesidad de comprender la perspectiva
de los actores como forma de dar sentido a sus conductas y, as, generar estrategias de
intervencin social que sean adecuadas a esas percepciones, cosmovisiones o mundos de
sentido. Analicemos ahora los conceptos de estrategias y racionalidades, comnmente utilizados
en el contexto de los estudios sociales agrarios, para articularlos con los ya referidos de
representaciones, cosmovisiones y mundos de sentido.

2.2 Estrategias, racionalidades y cosmovisiones

Con el fin de estudiar y sistematizar las modalidades de accin de los pequeos productores

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


campesinos ha sido utilizado un conjunto de conceptos, particularmente los de estrategias y
racionalidades (este ltimo tambin denominado lgica). En cuanto a la nocin de estrategias,
en la bibliografa cientfica pueden encontrarse distintos trabajos que hablan de estrategias de
reproduccin social, estrategias de subsistencia y estrategias alimentarias, entre otras. Vizcarra
Bordi (2004) citando a Foucault (1992) seala que la palabra estrategia hace referencia a un
conjunto de opciones o elecciones que se realizan para alcanzar un objetivo. Por su parte Bordieu
(1988) y a Bordieu y Wacquant (1995) (citados en Silvetti y Cceres, 1998) sostienen que las
estrategias de reproduccin constituyen un conjunto muy amplio de acciones realizadas por
individuos o actores sociales para mantener o mejorar su posicin social o para maximizar su
acceso a beneficios materiales o simblicos, siempre en el contexto de las restricciones de la
estructura social. As, puede entenderse por estrategias campesinas a las opciones regulares o
relativamente estables que toman las familias de pequeos productores para alcanzar la
subsistencia material y la reproduccin social, teniendo en cuenta las constricciones estructurales,
entre las cuales se destacan la disponibilidad de mano de obra familiar y los precios relativos de
los mercados agrcolas (Carmagnani, 2008), as como las caractersticas productivas de la zona y
los recursos econmicos disponibles (Manzanal, 1993).

Las estrategias adoptadas por los campesinos para alcanzar la subsistencia y la reproduccin
social en el contexto de la mercantilizacin de sus economas son mltiples y dependen de las
restricciones especficas a las que deban enfrentarse. Sin embargo, las mismas tienen como base
la disponibilidad de mano de obra familiar, la que se considera el elemento clave de la economa
campesina (Orozco Hernndez y Lpez Andrs, 2008, p. 247) ya que ella puede ser asignada de
manera variable y flexible a diversos fines, entre los que se destacan la produccin para el
mercado, el cultivo de productos para autoconsumo y el trabajo extrapredial, sea o no
agropecuario (Bendini et al., 1993; Vargas Jimnez, 1996). Junto a estas posibles opciones que
configuran la base de las estrategias campesinas, se encuentran otras fuentes de ingreso como
pueden ser las remesas enviadas por familiares migrantes (Guzmn Gmez y Len Lpez, 2005),
la gestin de proyectos de desarrollo (Ortiz, 2008) e incluso la bsqueda de planes sociales o
sueldos polticos (Camardelli, 2005). Finalmente, debe quedar claro que cuando se hace
referencia a las estrategias campesinas no se est hablando de una estrategia nica sino de una
multiplicidad de ellas, cada una referida a situaciones contextuales y familiares especficas.

A diferencia de la nocin de estrategia, el concepto de racionalidad (o lgica), si bien es


comnmente utilizado, no parece haber sido desarrollado o definido con la misma precisin.
Concretamente, racionalidad hace referencia al conjunto de principios o reglas subyacentes que
explican o dan sentido a las acciones, opciones o decisiones de un actor social. En un trabajo
realizado por Cittadini et al. (2001), los autores se proponen entender por qu el productor hace
lo que hace (p. 121), es decir, comprender su racionalidad, para lo cual parten del supuesto de

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


que las prcticas estn ligadas al operador. No son arbitrarias ni estrictamente individuales, sino
que reenvan a una regla de comportamiento subyacente (p. 121). Algo similar argumenta
Gallopn (1982) (citado en Bendini et al., 1993) cuando sostiene que las acciones ejercidas por
los actores sociales casi nunca son aleatorias o caprichosas, sino que responden a una
determinacin lgica o racionalidad (p. 18). As, teniendo en cuenta que las acciones de los
miembros de un grupo social tienden a permanecer estables a lo largo del tiempo en contextos
especficos, se entiende por racionalidad al conjunto de principios o reglas subyacentes que se
actualizan y presentifican en sus conductas, dando cuenta de su sentido y sus razones.

Ahora bien, hechas estas precisiones, cabe preguntarse por la relacin que se establece entre
estrategias, racionalidades y mundos de sentido, ya que, si bien se trata de conceptos
interrelacionados, sus vnculos no resultan del todo claros. Para responder a este interrogante
puede decirse que las cosmovisiones o mundos de sentido constituyen el concepto ms
abarcativo, incluyendo el conjunto de conocimientos cotidianos, representaciones, categoras y
significados, construidos en la interaccin social, por medio de los cuales los sujetos ordenan y
dan sentido a su realidad humana. Luego, las racionalidades, entendidas como principios o reglas
de accin que subyacen a las prcticas de los sujetos, surgiran de la concretizacin de las
cosmovisiones en lineamientos de accin que permiten guiar las prcticas en el marco de las
condiciones estructurales en las que le toca vivir a cada grupo o actor social. Finalmente, las
estrategias seran patrones de conducta relativamente estables que se orientan a reproducir y a
mejorar las condiciones de existencia de los sujetos en los particulares contextos en los que les
toca vivir a partir de la puesta en prctica de los principios de accin que conforman las
racionalidades. De esta forma, los mundos de sentido de los distintos actores y grupos sociales se
expresaran en racionalidades, entendidas como conjuntos de principios de accin, los cuales se
convertiran en estrategias al concretizarse en prcticas ms o menos estables destinadas a
alcanzar la subsistencia, la reproduccin social o la mejora de las condiciones de vida en
contextos sociales y materiales especficos.

Asumido este entramado conceptual, puede comprenderse mejor el hecho de que las
racionalidades, al surgir de una realidad o cosmovisin compartida por un determinado grupo
social, sean percibidas por quienes adhieren a ellas como reglas de accin lgicas, coherentes y,
ms todava, autoevidentes, las cuales no necesitan ms explicacin que su propia existencia.

Finalmente, cabe aclarar que resulta inapropiado hablar de una racionalidad econmica
campesina sin hacer referencia a que la existencia de diferentes grupos de campesinos con
diferentes valores, representaciones y cosmovisiones lleva necesariamente a la existencia de
diferentes principios y reglas de accin, es decir, a diferentes racionalidades. No obstante, y aun
reconociendo esta ineludible diversidad, dado que las condiciones de existencia de estos
productores suelen tener similitudes que los llevan tanto a generar cosmovisiones semejantes en

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


mltiples aspectos como a tener que enfrentarse a constricciones estructurales similares, existe
un margen para hablar de una racionalidad campesina compartida, entendida como aquella
compuesta por los elementos que tienden a repetirse en la mayora de los casos. Frente a esto
podra argumentarse que la tarea de mayor inters sera dar cuenta de esta diversidad en lugar de
proponerse la identificacin de elementos compartidos. No obstante, siguiendo los
posicionamientos conceptuales asumidos y el inters que una tarea de estas caractersticas
puede tener para quienes se desempean en proyectos de desarrollo con pequeos productores,
en este trabajo procurar reconstruir los aspectos compartidos de la racionalidad econmica
campesina, sin pretender con esto negar la importante variabilidad que puede existir ms all de
estos elementos comunes.

3. Caracterizacin de la racionalidad econmica campesina

A continuacin se procuran sistematizar los principios, reglas, supuestos y objetivos que


conforman la racionalidad econmica campesina. Se opta por focalizar en la racionalidad antes
que en las estrategias dado que lo que se busca es reconstruir los principios relativamente
compartidos que se encuentran en la base de las conductas y acciones de estos productores y no
las prcticas concretas que stos llevan adelante en contextos especficos, tarea ms propia de
estudios de caso.

Cabe aclarar aqu que, pese a que la diferencia entre racionalidades y estrategias campesinas es
suficientemente clara a nivel conceptual, a nivel concreto pueden existir algunas zonas grises. No
obstante esta limitacin, se propone mantener la diferenciacin analtica procurando hacer visible
la diferencia existente entre los principios que guan la accin y las prcticas en las cuales stos
se concretan en contextos especficos.

Como se seal previamente, el presente apartado se divide en dos secciones. En la primera se


desarrollan las conclusiones de una revisin bibliogrfica realizada en torno a estas cuestiones,
mientras que en la segunda se comentan los resultados de una investigacin efectuada en la
provincia de Formosa, con el fin de presentar algunos aportes originales a la temtica.

3.1. La racionalidad econmica campesina desde los aportes de la bibliografa

1. La actividad econmica y productiva campesina se organiza en torno al aprovechamiento de la


mano de obra familiar. Como sealan numerosos autores, el campesinado basa su desarrollo en
una amplia utilizacin de la mano de obra familiar disponible (e. g. Giarracca y Aparicio, 1995;
Manzanal, 1993; Orozco Hernndez y Lpez Andrs, 2008), la cual es orientada de manera
flexible hacia fines diversos segn los diferentes contextos. Esto incluye tanto cultivo de productos
para autoconsumo y para el mercado como realizacin de labores extraprediales, agropecuarias y

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


no agropecuarias. As, se reconoce como principio organizador de la economa campesina el uso
de la mano de obra familiar disponible, la cual puede aplicarse de manera diversa expresndose
en estrategias diferenciadas en contextos territoriales y familiares diferentes.

En el contexto campesino, la utilizacin de mano de obra familiar incluye la de aquellos


integrantes cuya fuerza de trabajo tiene un costo de oportunidad cercano a cero, como nios y
ancianos, ya que se trata de personas que usualmente no podran conseguir una remuneracin en
un contexto econmico diferente (Cceres, 1995, 2003; Centeno Bautista, Lpez Daz y Jurez
Estrada, 2007). Es as que, en caso de colocar productos en el mercado, los campesinos pueden
competir con las empresas capitalistas, de mayor productividad, mediante una sobreexplotacin
de la mano de obra familiar (Bennholdt-Thomsen, 1988; Cceres, 1995; Pizarro y Nazif, 1988),
pagndose jornaleros casi exclusivamente en el caso de rubros orientados al mercado (Cceres,
2003). De esta manera, siendo la base de su actividad econmica el trabajo familiar, cobra un
lugar central la composicin del ncleo domstico y el momento del ciclo vital en que se
encuentran sus integrantes (Bendini et al., 1993; Madera Pacheco, 2000).

Se ha argumentado que el trabajo familiar es el nico recurso abundante en la economa


campesina, lo que llevara a un excedente estacional de mano de obra (Bendini et al., 1993;
Manzanal, 1993), aunque tambin es posible que existan etapas crticas de escasez relativa,
dependiendo del ciclo anual de actividades (Berdegu, Daz, Garca, y Quezada, 1988). Sin
embargo, son varios los trabajos que ponen en duda esta excedencia como elemento constitutivo
de la economa campesina (Carenzo, 2006; Silvetti y Cceres, 1998). En efecto, se argumenta
que la reorganizacin actual de las estrategias de subsistencia y reproduccin social del
campesinado producto del deterioro que ha experimentado su economa lo han llevado a
incrementar sus tareas extraprediales, lo que tiende a absorber la mano de obra que en otros
momentos podra haber quedado ociosa (Cceres, 2003). Y esto, aun en el caso de estratos de
mayores ingresos (Ramrez Jurez, 2008). Como seala Madera Pacheco (2000), se trata de
utilizar de la manera ms adecuada el insumo fuerza de trabajo familiar, por lo que todos sus
miembros encuentran una funcin til, ya sea bajo el esquema de produccin o de reproduccin
dentro de la unidad, o bien mandndolos a trabajar fuera de ella (p. 151).

Todo lo anterior lleva a que, en definitiva, la unidad de produccin campesina no pueda ser
entendida por fuera de la familia campesina (Berdegu, Daz, Garca, Nazif y Quezada, 1988;
Cceres, 1995, 2003; Manzanal, 1993) por lo que los fines econmicos de la unidad productiva
estarn imbricados con los sociales y afectivos de la unidad familiar.

2. La actividad econmica campesina se orienta a la subsistencia familiar y no a la obtencin de


ganancias sobre el capital invertido (van der Ploeg, 2009). El campesino, a travs de diferentes
estrategias, busca como principal objetivo alcanzar la subsistencia de su grupo familiar, lo cual
implica en trminos generales alimentacin y un ingreso econmico bsico (Waithaka, Thornton,

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Herrero y Shepherd, 2006). As, procura obtener una entrada global que le permita alcanzar ese
fin (Ayalew, King, Bruns y Rischkowsky, 2003; de la Barra y Holmberg, 2000; Manzanal, 1993;
Ramrez Jurez, 2008), siempre, claro est, a un riesgo mnimo y controlado. Esto no significa que
un ingreso adicional o una ganancia no sean deseados y aun buscados activamente, incluso
cuando no resulten necesarios (Camardelli, 2005). Pero, en todo caso, esto no se convierte en
una condicin necesaria para iniciar la actividad productiva como s sucede en el caso de las
empresas capitalistas (Bendini et al., 1993; Bennholdt-Thomsen, 1988; Cceres, 1995).

Dicho de otro modo, el campesino no requiere, como el empresario, que la actividad econmica
que realiza produzca un excedente por sobre la remuneracin de la mano de obra requerida por el
emprendimiento que sirva para retribuir al capital invertido. Por el contrario, se siente satisfecho
con poder subsistir con dignidad, sin tomar en consideracin la relacin existente entre los
ingresos obtenidos y el capital invertido (tierra y maquinarias), ncleo del funcionamiento de la
empresa capitalista. Es que el campesino, al no poder (en trminos generales) reorientar los
recursos econmicos de que dispone hacia actividades econmicas diferentes, toma la dotacin
de capital que posee como un hecho dado que no requiere ningn tipo de remuneracin, ya que
no puede comparar entre opciones de inversin alternativas. Por el contrario, el empresario, al
poder evaluar de manera comparativa los rendimientos potenciales de distintos rubros y
emprendimientos, tender a elegir aquellos con una mayor tasa de ganancia dentro del perfil de
riesgo que prefiera.

Ahora bien, afirmar que el objetivo principal de la actividad econmica campesina es la


subsistencia familiar y no la obtencin de ganancias sobre el capital invertido, no significa que la
bsqueda de excedentes nunca pueda constituirse en un objetivo de la explotacin. Lo que
sucede es que ste nunca ser el objetivo principal y, en caso de estar presente, deber negociar
su preponderancia con muchos otros factores y prioridades.

Finalmente cabe agregar que, en sentido estricto, la actividad campesina se orienta a la obtencin
de un ingreso global que permita alcanzar el objetivo de subsistencia indicado. Es decir, no
detiene su actividad en el momento en que alcanza unos mnimos alimentarios bsicos ni se
orienta a buscar la mejor relacin costo-beneficio entre el esfuerzo invertido y los resultados
esperados. Por el contrario, aplica su capacidad a la obtencin del ingreso global mximo que le
permita su fuerza de trabajo disponible, utilizada a una intensidad y segn unas pautas
culturalmente apropiadas.

3. En el desarrollo de sus actividades econmicas y productivas, los campesinos prefieren


controlar y/o reducir los riesgos antes que maximizar los ingresos. Dadas las condiciones
estructurales en las que se encuentran inmersos, caracterizadas por un alto grado de
imprevisibilidad a causa del clima, la potencial aparicin de plagas y las importantes fluctuaciones
en el precio de los productos en los mercados agrcolas, los campesinos prefieren reducir los

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


riesgos de fallas o prdidas antes que procurar maximizar las ganancias o ingresos (Ayalew et al.,
2003; Patio, 2000; Stage y Rekve, 1998). Esto, al menos, dentro de las posibilidades que tienen
a su alcance (Cceres et al., 1997). Lo que implica, por ejemplo, preferir variedades con menores
rendimientos pero que soporten mejor condiciones climticas adversas (Soleri et al., 2008) o evitar
innovaciones o proyectos que podran ir mal (Henningsen, 2001).

Para comprender mejor esto debe tenerse en cuenta que la actividad campesina est orientada a
la subsistencia y no a la acumulacin (Manzanal, 1993) y que se realiza en condiciones donde el
acceso a recursos como tierra y capital es limitado (Tsakoumagkos, Soverna y Craviotti, 2000). En
trminos prcticos, esto significa que los campesinos juegan su subsistencia material en los
resultados de la produccin de cada ao, ya que no cuentan ni con seguros ni con ahorros
suficientes para salir airosos de una cosecha realmente mala. De esta manera, si el empresario
capitalista, que cuenta con recursos econmicos que lo respalden, prefiere la alternativa
productiva que maximiza la tasa media de produccin y de ganancia de su explotacin, el
campesino procura evitar aquellos aos malos en los que su subsistencia podra ser puesta en
riesgo. As, en este contexto, la preferencia por la reduccin de riesgos antes que por el
incremento de la produccin o los beneficios adquiere pleno sentido.

La diversificacin, ya sea de productos, de fuentes de ingreso o de pocas de cultivo (entre otras


alternativas descriptas por Cceres [2006]) representa la estrategia ms extendida de reduccin
de la incertidumbre en la economa campesina (Cceres, 2006; Chonchol, 1990; Monares y
Bustamente, 2004 [citados en Lobos Andrade, 2005]; Mora Delgado 2007, 2008). As, al cultivarse
diversos productos, si el precio de uno baja el otro puede subir, minimizndose el riesgo que se
correra al tener uno solo (Chirinos, 2006). Por otra parte, hay que tener presente que se incluyen
dentro de la tendencia a la diversificacin y a la reduccin de riesgos el trabajo extrapredial y la
migracin (Orozco Hernndez y Lpez Andrs, 2008; Patio, 2000), en tanto fuentes alternativas
de recursos. O, incluso, la bsqueda de planes sociales, los cuales suelen ser particularmente
valorados frente al ingreso agrcola por ser seguros y no depender del clima ni de los vaivenes de
los mercados (Guzmn Gmez y Len Lpez, 2005). Como seala Cceres (2003), en menos de
un siglo se pas de una estrategia que pona el foco en la diversificacin productiva (predial), a
otra en la que domina la diversificacin de actividades (prediales o extraprediales) (p. 185).

Un punto adicional en relacin a la bsqueda de reduccin de riesgos es su vinculacin con el


asociativismo. Es que, dado que las estrategias cooperativas si bien son potencialmente ms
beneficiosas econmicamente, tambin implican un grado mayor de incertidumbre por el aumento
de la dependencia frente a los otros. As, la bsqueda de reduccin de riesgos representa una
traba adicional para el desarrollo de estrategias asociativas. Como sealan Barra, Cereceda,
Ortega y Aliaga (1988, referidos en Valtriani, 1994), el pequeo productor busca una salida
colectiva a sus problemas, slo cuando ha agotado sus instancias de solucin individual (p. 123),

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


es decir, cuando no tiene ms alternativas.

4. Los campesinos, para desarrollar su vida y su actividad productiva, esperan contar cada vez
con ms bienes y servicios que slo pueden adquirirse con dinero. La imagen del sentido comn
del campesino tiende a representarlo como un sujeto autosuficiente que se organiza en torno al
trabajo familiar y a la produccin de autoconsumo. No obstante, en el contexto de las sociedades
actuales resulta indiscutible que las economas campesinas se encuentran hoy en un proceso de
creciente mercantilizacin (Cceres, 1995; Chonchol, 1990), lo que lleva a las familias de
productores a requerir montos crecientes de dinero para desarrollar sus actividades y para hacer
frente a nuevas necesidades y obligaciones (Silvetti y Cceres, 1998). Como seala Bennholdt-
Thomsen (1988) los actuales campesinos de Mxico [y los de la mayor parte de los pases] son
todos productores de mercancas, debido a que nadie puede subsistir sin dinero (p. 24).

Los factores que llevan a la mercantilizacin de las economas campesinas son mltiples. Entre
ellos cabe destacar la disminucin de la produccin de autoconsumo (vase por ejemplo el trabajo
de Silvetti y Cceres [1998] para el caso cordobs), el incremento de las expectativas de vida, lo
que lleva a la demanda de artculos que slo pueden ser comprados con dinero (heladeras,
motos, celulares, etc.) y la aparicin de nuevos insumos como semillas y agroqumicos,
crecientemente demandados por estos productores. As, una menor disponibilidad de bienes que
pueden reemplazar compras, principalmente de alimentos, un aumento del requerimiento de
insumos o herramientas que generalmente slo pueden obtenerse en el contexto del mercado
(semillas, agroqumicos, etc.) y la expectativa de contar con comodidades propias de la vida
moderna, se combinan para que las familias campesinas se sientan en la necesidad de generar
estrategias para acceder a montos crecientes de dinero. Como seala Cceres (1995), el ncleo
de estas estrategias parece reestructurarse a partir de una reorientacin del perfil productivo de
las explotaciones agropecuarias, incrementndose los rubros orientados al mercado y los trabajos
extraprediales y reducindose aun ms los productos de autoconsumo.

5. La actividad econmica y productiva que llevan adelante es percibida por las familias
campesina como una totalidad articulada, lo que dificulta pensar los rubros o las diversas fuentes
de ingreso como independientes. Salvo en los casos en los cuales la diversificacin de la
produccin es mnima, se observa que los campesinos, para la obtencin del mximo ingreso
global que est a su alcance, no dividen o separan su produccin en rubros. Es decir, no tienden a
evaluar de manera independiente ni los beneficios ni los esfuerzos especficos que les requiere
cada producto. Por el contrario, conciben a la actividad predial como un todo integrado en el cual
los distintos productos se encuentran articulados unos con otros de manera compleja, como
cuando se cultivan granos para alimentar aves y vacunos, que a su vez son utilizados como carne,
como fuerza de trabajo o como fertilizante a partir de sus excrementos (Chonchol, 1990). Esto
diferencia al sistema campesino de la empresa agropecuaria, en la cual cada rubro se maneja y

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


evala por separado (Berdegu, Daz, Garca, Nazif y Quezada, 1988), pudindose tomar
decisiones a partir de una consideracin cuantitativa de los beneficios diferenciales, generndose
usualmente estrategias centradas el monocultivo.

En esta lnea, tambin cabe mencionar la articulacin constitutiva que existe entre ingresos
prediales y extraprediales desde la mirada campesina, ya que usualmente es a partir de la suma
de ambos que la subsistencia se hace posible, no pudiendo ser alcanzada por ninguno de ellos de
manera independiente. As, dada esta indivisibilidad entre rubros productivos y entre ingresos
prediales y extraprediales, pueden observarse transferencias de recursos de unas actividades a
otras (Ramrez Jurez, 2008) llegndose incluso a subsidiar con los ingresos de las ms rentables
aquellas que no lo son (Barkin, 2006).

6. Los campesinos tienden a organizar y a evaluar sus actividades econmicas y productivas


priorizando el corto plazo. Son varios los aspectos de la vida campesina que llevan a estos
productores a evaluar su realidad y a organizar su accionar en trminos de corto plazo. Y no es
que les falte capacidad o voluntad para pensar en alternativas diferentes sino que su contexto de
vida hace de esta mirada una modalidad adaptativa que les permite sobrevivir. Obviamente que
resulta extrao para quienes miran la situacin del productor con ojos diferentes. Pero para
comprenderlo hay que mirar desde su propio punto de vista.

Para hacer esto, debe partirse de la situacin real de pobreza en que vive la mayor parte de los
campesinos, lo que hace de la supervivencia material algo que est en juego y debe resolverse
da a da. Es que comer y acceder a bienes mnimos no es algo que est dado por sentado. En
efecto, los campesinos usualmente no cuentan ni con un ingreso fijo ni con ahorros o reservas que
les permitan tener una mirada estratgica de largo plazo. Peor todava, dependen de los vaivenes
de los precios de los mercados, las inclemencias climticas y la potencial aparicin de plagas que
pueden llevarlos a perder su produccin por completo dejndolos en la miseria. Lo que para un
empresario capitalista puede ser una prdida econmica, para estos pequeos productores puede
significar pasar hambre. As, en este contexto cobra sentido que la visin el campesino est
centrada en el corto plazo, en el que se juega su supervivencia, y no en el mediano o incluso largo
plazo que le proponen los proyectos de desarrollo rural (Carenzo, 2006).

Ahora bien, esta mirada centrada en el presente se ve reforzada por la falta de control que percibe
el campesino sobre su ambiente de vida. Como sealan Plunkett y Buehner (2007), cuando los
individuos perciben que el ambiente en el que se mueven est en buena medida fuera de su
propio control, tienden a valorar mucho ms los beneficios actuales o inmediatos que los futuros y
a restar importancia a los problemas o consecuencias negativas que podran sobrevenir con el
paso del tiempo. Como seala Banfield (1958, citado en Seligman, 1989), es altamente
improbable que una persona ahorre o invierta con su esperanza puesta en el futuro si percibe que
su bienestar depende en forma crucial de factores que estn fuera de su control.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Interesante articular esta visin centrada en el corto plazo con el comentario de muchos
extensionistas rurales de que es comn que los pequeos productores manifiesten gran inters en
el momento de recibir subsidios o crditos pero que luego no se comprometan con las actividades
o los objetivos de los proyectos a partir de los cuales se obtuvo la financiacin. No obstante, dada
la tendencia a priorizar el corto plazo, en el que se juega la supervivencia (y en el que se espera
recibir las ayudas o subsidios), y no el mediano o largo plazo que proponen los proyectos de
desarrollo rural, no resulta extrao que los beneficiarios se sientan ms atrados por beneficios
inmediatos que por iniciativas centradas en el futuro cuyos resultados perciben como difusos e
inciertos. As, para el productor campesino resulta razonable desarrollar estrategias activas para
maximizar su acceso a recursos como ayudas o subsidios (Silvetti y Cceres, 1998) en tanto
forma alternativa de buscar la subsistencia, aun cuando los objetivos de mediano o largo plazo en
los que focalizan los agentes de desarrollo no constituyan para l o para ella una prioridad.

7. Los campesinos poseen parmetros, prioridades y objetivos propios para generar, valorar y
adoptar (o no) innovaciones tecnolgicas u organizativas que no suelen ajustarse a los de
extensionistas y expertos. A diferencia de lo que muchos extensionistas pueden suponer, los
campesinos no se resisten ni oponen a priori al cambio tecnolgico o a la adopcin de nuevas
prcticas productivas. Lo que sucede, es que ellos evalan las propuestas de los profesionales
desde otro marco conceptual, el saber local, y a partir de otros objetivos, premisas y prioridades.

Los conocimientos que los campesinos tienen sobre las prcticas productivas que realizan y el
medio natural en el que viven han sido conceptualizados de mltiples maneras, destacndose la
nocin de saber local (Chaves Alves, 2005; Medina, 1996; Mora Delgado, 2008; Uzeda Vsquez,
2005). Ahora bien, como muchos autores han resaltado, se trata de saberes que poseen una
lgica diferente a la de los conocimientos tcnicos y cientficos propios de los extensionistas. En
efecto, los saberes locales se desarrollan a partir de la observacin minuciosa y no controlada de
la naturaleza en contextos de vida reales (Nuez, 2004), y son transmitidos de generacin en
generacin por la tradicin oral en entornos informales directamente vinculados con la prctica
(Gmez Espinoza y Gmez Gonzlez, 2006). Se trata, adems, de conocimientos parciales,
difusos y aun contradictorios (Uzeda Vsquez, 2005) que usan de la metfora y del carcter
simblico del lenguaje para comunicar (Medina, 1996).

De esta manera puede observarse que las diferencias existentes entre los saberes de los
campesinos y los conocimientos tcnicos de los profesionales no refieren solo a una simple
cuestin de cantidad o de tipos de contenidos, sino ms bien a una diferencia fundamental a nivel
de su estructura y naturaleza. Y como los seres humanos interpretamos la realidad y damos
sentido a las experiencias a partir nuestros conocimientos y supuestos previos (Gergen, 1996), los
campesinos interpretan y valoran las propuestas de los extensionistas a partir de sus propias
premisas, que difieren profundamente, como se seal, de las del profesional.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Ahora bien, an en los casos en los cuales campesinos y extensionistas puedan acordar en
cuanto a la naturaleza de propuestas tcnicas especficas y a los beneficios potenciales que stas
podran traerle, es posible que las elecciones de estos productores difieran de las del tcnico, ya
que los objetivos, preferencias y prioridades suelen ser diferentes. En efecto, los campesinos
comprenden su contexto y toman decisiones teniendo en cuenta, muchas veces, sistemas de
valor y criterios sobre la propiedad que no se identifican con los de la economa capitalista de
mercado o priorizando elementos de la dinmica comunal y familiar por sobre la obtencin de
utilidades (Patio, 2000). O, como se seal anteriormente, prefieren reducir los riesgos antes que
maximizar los rindes o las ganancias. As, una propuesta tcnica orientada al aumento de los
beneficios no necesariamente ser bien recibida si aumenta la incidencia de factores que el
campesino percibe fuera de su control.

Resulta claro, entonces, que las propuestas tcnicas nunca son adoptadas de manera directa,
acrtica o irreflexiva, sino que son evaluadas en cuanto a su utilidad y pertinencia a partir de los
saberes locales previos y de la propias preferencias y prioridades (Landini, 2010c). Es que la
experiencia ha mostrado a los pequeos productores que los conocimientos del extensionista no
siempre son adecuados en condiciones concretas de produccin campesina. As, se observa que
las propuestas son sometidas a procesos de ensayo y error a pequea escala, con el objetivo de
evitar riesgos y fracasos (Cceres et al., 1997; Carenzo, 2006) generndose muchas veces
formatos tecnolgicos hbridos que articulan prcticas tradicionales y modernas (Berdegu, Daz,
Garca, Nazif y Quezada, 1988; Berdegu y Nazif, 1988; Cceres, 2003; Chirinos, 2006),
priorizndose aquellas cuyos resultados son ms valorados, no necesariamente por ser las ms
eficientes o rentables.

3.2. Contribuciones desde un estudio de caso

Luego de haber procurado sistematizar distintos aspectos propios de la racionalidad econmica


campesina presentes en la bibliografa cientfica, se desarrollan a continuacin algunas
propuestas adicionales que surgen de una investigacin realizada en la provincia de Formosa
(Argentina). Se trata de un estudio de caso que tuvo por objetivo describir y comprender los
procesos psicosociales que influyen en los proyectos de desarrollo rural que benefician a
poblacin campesina. La metodologa utilizada fue cualitativa, realizndose ms de cinco meses
de observacin participante y 82 entrevistas a pequeos productores y a otros actores como
extensionistas rurales y funcionarios municipales (Landini, 2010a).

As, a partir de la investigacin realizada, que aport al conocimiento del modo en que los
campesinos de la localidad estudiada se comprenden a s mismos y dan sentido al mundo en el
que viven y a las actividades que realizan, resulta posible proponer una serie de premisas

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


adicionales que pueden contribuir a la comprensin de la racionalidad econmica campesina. No
obstante, dado que se trata de un estudio localizado en un territorio particular, es menester tomar
con precaucin estas conclusiones considerndolas simples hiptesis de inters, hasta tanto sus
resultados no sean apoyados por otros estudios. Clarificado el contexto en el cual surgen los
resultados que siguen a continuacin, se avanza con su desarrollo.

8. Los campesinos, en el estudio de caso realizado, mostraron una tendencia a evaluar de manera
directa y concreta los resultados econmicos de su actividad productiva as como todo tipo de
transacciones, principalmente aquellas que llevan implcitas operaciones matemticas (Landini, en
prensa). En el contexto de emprendimientos econmicos de tipo empresarial, incluyendo dentro
de ellos la actividad de los productores agropecuarios estructurados, la evaluacin numrica de
los beneficios econmicos de la explotacin, medida en trminos brutos y porcentuales, constituye
una prctica estndar. En este sentido, el registro de gastos e ingresos es una actividad que forma
parte constitutiva de la gestin del emprendimiento productivo. En contrapartida, la evidencia
proveniente del estudio de caso realizado en Formosa y de la experiencia de numerosos
extensionistas rurales, muestra que los productores campesinos no suelen ni llevar un registro
escrito de sus ingresos y egresos ni evaluar en trminos de clculos matemticos los resultados
de su actividad.

Valorando el retorno econmico de una actividad productiva como el cultivo de algodn u


hortalizas, los campesinos de la provincia de Formosa pueden llegar a la conclusin de que
salieron ganando, perdiendo o empatados. Cuando un productor dice que sali ganando, nos est
diciendo que sus ingresos fueron sustancialmente ms altos que los gastos en efectivo que realiz
en el proceso. O, en trminos concretos, que el dinero que le qued luego de haber saldado sus
deudas con almaceneros y patrones proveedores de insumos, le permiti hacer algn gasto que
vaya ms all de la mera supervivencia, como la compra de un electrodomstico, la mejora de su
casa o la adquisicin de animales vacunos. En definitiva, salir ganando es cumplir con las
expectativas de desarrollo y bienestar familiar que, desde el punto de vista del campesino, le
corresponden.

Durante la investigacin se pregunt a los campesinos cmo hacan para saber si haban salido
ganando o perdiendo durante una campaa, imaginando que organizaban su actividad como un
negocio, esperando que hablaran de registros de gastos e ingresos. Sin bien algunos
respondieron que llevaban algn tipo de anotacin, se observ que, en la mayora de los casos, la
evaluacin que se hace es ms directa, poniendo el foco en lo que queda despus de cumplir con
los gastos propios de la reproduccin de la vida (pago de deudas, compra de comida, preparacin
de suelo y adquisicin de semilla). Como dijo un productor: te das cuenta [si ganaste] cuando te
comprs un pantaln, un zapatito, cuando te sobra algo. En este sentido, resulta evidente que el
campesino no organiza su actividad como un negocio sino que se propone subsistir y mejorar las

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


condiciones de vida de su familia, sin que el monto preciso de gastos, ingresos o beneficios netos
sea un dato determinante o que resalte dentro de sus preocupaciones, como sucede en el caso
del empresario. As, se observa que la evaluacin que hace el campesino de los resultados
econmicos de su explotacin, no se basa en la aplicacin de operaciones matemticas ni en
mecanismos abstractos sino en evidencias concretas, como aquello que le sobra luego de pagar
todo lo que tena que pagar.

De hecho, tambin cuando se procur preguntar sobre situaciones hipotticas en las cuales se
presentaban distintas alternativas de cobro por la venta de productos, se tuvo mucha dificultad
para obtener respuestas para situaciones propuestas que no eran percibidas como
potencialmente reales. As, resultaba evidente la dificultad para pensar estos procesos en
trminos abstractos o hipotticos, prefirindose modalidades concretas asociadas con la
experiencia real.

Otro mbito en el cual puede observarse esta tendencia a evaluar de manera concreta los
procesos econmicos sin atender a las operaciones matemticas que estn implcitas en ellos, es
el del ritmo de los ingresos en ocasin de la venta de productos. En trminos generales, autores
como Waithaka et al. (2006) as como diversos extensionistas entrevistados han sealado que los
campesinos prefieren productos que pueden venderse al por mayor generando ingresos
concentrados. Procurando analizar esta preferencia se hicieron distintas preguntas a los pequeos
productores de la zona, observndose que el 65% estaba dispuesto a pagar una tasa anualizada
del 1243% para concentrar en un cobro inmediato de 1500 pesos aquello que se propona pagar
en cuatro cuotas mensuales de 500. Evidentemente, eran los montos concretos ms que la tasa
de inters implcita lo que estaba generando la preferencia por ingresos concentrados, lo que
refuerza la hiptesis de que los campesinos evalan de manera directa este tipo de alternativas, a
partir de la visualizacin de los montos totales y no de los porcentajes subyacentes.

Finalmente cabe sealar el carcter confuso con que muchos campesinos utilizaron durante las
entrevistas las palabras crdito y subsidio, lo que hace intuir que desde su perspectiva estos
conceptos se identifican ms de lo que se piensa. Y esto, posiblemente porque lo que prime en la
mente del productor sea el hecho de la obtencin del dinero, algo absolutamente concreto, y no el
compromiso o deber de pago, que no es ms que un hecho potencial, que incluso podra nunca
llegar a darse.

9. Los campesinos, en el estudio de caso realizado, mostraron poseer conocimientos, habilidades


y metodologas para manejarse eficientemente en contextos de escasez econmica, no de
abundancia relativa de dinero en efectivo (Landini, en prensa). Se ha argumentado que los
campesinos buscan realizar el menor desembolso posible de dinero en el desarrollo de su
actividad productiva (Cittadini, 1995; Cittadini y Prez, 1996; de la Barra y Holmberg, 2000), lo que
se concretiza en una reducida incorporacin de insumos y de mano de obra extrafamiliar, en la

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


produccin para autoconsumo y en un elevado uso de autoinsumos (de la Barra y Holmberg,
2000; Craviotti y Soverna, 1999). No obstante, esta estrategia parece deberse ms al contexto de
restriccin econmica en el que se encuentra el campesino que a una preferencia o regla general
a partir de la cual organiza su actividad. En efecto, lo que en el estudio de caso realizado puede
observarse es una tendencia a utilizar el dinero en efectivo que se recibe por ventas de productos
de manera relativamente rpida, con el fin de consolidarlo en bienes ms tangibles, dada la
dificultad experimentada por estos productores para gestionarlo cuando permanece disponible en
efectivo. En este contexto, la bibliografa destaca la tendencia a consolidar excedentes mediante
la compra de ganado, herramientas o la realizacin de mejoras en los predios (Patio, 2000) o,
incluso, mediante la siembra y cuidado de rboles de diversos tipos (Chambers y Leach, 1990).
Respecto de la compra de ganado, tambin se ha argumentado su capacidad para ser vendido en
momentos crticos (Stage y Rekve, 1998), funcionando como una suerte de seguro contra riesgos
(Ayalew et al., 2003; Waithaka et al., 2006),

Adicionalmente, en nuestro estudio de caso realizado en Formosa encontramos varios


argumentos que abonan la lnea de interpretacin que sostiene que los campesinos poseen
escasas capacidades para manejarse en contextos de abundancia relativa de dinero en efectivo.
El ms interesante de ellos refiere a que estos productores suelen comentar que si no tienen el
dinero necesario no van a poder comprar semillas o mandar a hacer arar su tierra. Pero que, en
caso de tenerlo, adquiriran aquellas de mejor gentica, pagaran preparacin de suelo con tractor
y contrataran personal para carpir su cultivo. Y esto, aunque hubieran recibido semillas gratuitas
de parte del gobierno, contaran con bueyes para preparar su tierra o pudieran carpir su chacra con
mano de obra familiar. Se intuye aqu una tendencia a utilizar el dinero disponible sin una clara
evaluacin de los beneficios del gasto, situacin que se contrapone a la teora que afirma que los
campesinos buscan que sus erogaciones sean mnimas.

Otro elemento en la misma lnea es la dificultad que experimentan los campesinos para ir
ahorrando pequeos montos de dinero que van recibiendo por distintos motivos, lo que los lleva a
destacar la importancia de concentrar sus ingresos en uno o ms momentos del ao para poder
hacer algn tipo de inversin. Es que sienten que si no recibieran el dinero todo junto, lo iran
gastando de a poco y lo perderan sin poder hacer ninguna inversin que redunde en el bien de la
familia. As, el problema no parece ser el monto total de dinero que reciben sino el hecho de tener
que conservarlo sin usarlo. Efectivamente, como se seal, los productores prefieren recibir un
monto menor pero concentrado antes que uno significativamente mayor pero dividido en cuotas.
De esta manera, se observa que los campesinos se sienten ms cmodos recibiendo montos
concentrados, ya que esto les facilita hacer gastos que les permitan consolidar sus ingresos en
bienes que redunden en el bienestar de su familia y les evita usarlo en consumos cotidianos que
no tienen permanencia.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Todos estos comentarios llevan a destacar el hecho de que la economa campesina es una
economa basada y estructurada en trminos de escasez, no de la abundancia. De esto se sigue
que los campesinos, actores econmicos que viven en su propio entorno, disponen de
metodologas, conocimientos y vnculos adecuados para desenvolverse en contextos de
restriccin de recursos materiales (especialmente dinerarios), pero no de abundancia. En
consecuencia, cuando se encuentran en situaciones en las cuales deben conservar dinero en
efectivo en lugar de hacerlo en bienes, no pueden recurrir a una parte sustancial de las estrategias
de que disponen, incurriendo en formas de gasto que no consideran ptimas. Asumiendo esta
premisa, se comprende mejor un conjunto de hechos caractersticos de la economa campesina,
como la tendencia a hacer gastos rpidos buscando consolidar las disponibilidades; la extensin
de los crditos en especies (alimentos e insumos), ya que esto ayuda a direccionar los fondos que
se reciben sin tener que gestionar el dinero; o la preferencia de cultivos que permitan ventas
concentradas, debido a que stos facilitan el ahorro de los ingresos producidos por el trabajo
personal, obtenindose al final una entrada nica.

10. Los campesinos, en nuestro estudio de caso, tienden a interpretar a la produccin


agropecuaria como inequvocamente rentable (teora de la rentabilidad) y a explicar los casos en
los cuales ellos no se apropian de estos beneficios a partir del abuso o expropiacin de parte de
actores sociales ms poderosos (teora de la expropiacin). La teora de la rentabilidad y la teora
de la expropiacin son dos supuestos articulados que parecen encontrarse en la base de
diferentes percepciones y conductas campesinas. La teora de la rentabilidad hace referencia al
supuesto, identificado en numerosas entrevistas y en diferentes contextos temticos, de que la
produccin agropecuaria y las distintas iniciativas productivas y de comercializacin vinculadas
con ellas son siempre rentables, por lo que permiten obtener ingresos suficientes para el
desenvolvimiento de la vida.

Son varias las evidencias que pueden darse para sostener que esta teora forma parte de la
racionalidad econmica de los campesinos de la provincia de Formosa. En primer lugar, cabe
sealar la tendencia de los productores entrevistados, comentada previamente, de comprar
semillas hbridas o transgnicas, mandar a preparar su tierra con tractor, contratar carpidores o
ampliar la superficie de cultivo cuando existen recursos econmicos disponibles para ello. As, se
asume que siempre a una mayor inversin le siguen beneficios ms altos, sin que parezca mediar
una evaluacin de la rentabilidad potencial. Como si cualquier gasto productivo introdujera
necesariamente un valor agregado mayor que su costo, lo que no puede sostenerse si no se
asume, implcitamente, que la produccin agropecuaria es en s misma rentable, con
independencia de las circunstancias en que sta se desarrolla.

En segundo lugar, resulta llamativa la idea, identificada en mltiples entrevistas, de que el no pago
de deudas originadas en crditos para la produccin debe ser explicado ms por la falta de

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


voluntad de pago del deudor que por una dificultad o imposibilidad econmica de hacerlo. Es
decir, se asume aqu que la aplicacin de un crdito a la produccin siempre y en cualquier
circunstancia permitira al menos el repago de la deuda ms sus intereses, lo que implica suponer
que la diferencia entre el precio de venta y los costos de produccin va a arrojar necesariamente
un excedente aun al nivel de productividad al que puede acceder el campesino.

Un tercer ejemplo que abona la idea de que el campesino tiende a dar por supuesta la rentabilidad
de la produccin al nivel tecnolgico y en las condiciones materiales en que desarrolla su
actividad, es la creencia de que, si contara con capacidad de transporte para su produccin,
siempre obtendra buenos precios en los mercados concentradores o puntos de venta. Como
muchos extensionistas saben, la expectativa de poder contar con un camin para transportar la
produccin y as obtener mejores precios es muy comn entre los campesinos. Baste aqu
mencionar que esta idea se apoya en la creencia de que as siempre podrn conseguirse
importantes beneficios, cuando es posible que esto no sea cierto, como cuando los campesinos
formoseos no pueden vender sus calabacitas o sus sandas porque han perdido su condicin de
primicias y el costo del transporte al mercado concentrador de Buenos Aires tiende a superar el
precio de venta.

Aqu es donde la teora de la rentabilidad de la produccin (expresada en el supuesto de que en


los mercados concentradores siempre existen buenos precios) se articula con la de la
expropiacin. Es que, al pensar que en destino se pagan muy bien los productos mientras se
reciben precios magros de parte de intermediarios y transportistas, el campesino asume que stos
siempre y en todas las circunstancias se apropian de beneficios ilegtimos mayores que los que
les corresponderan por su actividad. De hecho, es comn que los campesinos entrevistados
expliquen la disminucin del precio de venta de distintos productos ocasionada por la prdida de
condicin de primicia por el aumento del monto de expropiacin de parte de los intermediarios, y
no por una disminucin del valor del producto en el mercado concentrador. As, la percepcin del
funcionamiento de los mercados tiende a estructurarse en trminos morales a partir de la
percepcin de ser expropiados por los intermediarios. Valga aclarar que aqu no se pretende
argumentar que estos actores nunca se aprovechan de su posicin oligoplica. Simplemente, lo
que se busca sealar es el carcter estereotipado de la percepcin de expropiacin que tiende a
funcionar ms all de las evidencias.

Interesante mostrar cmo se termina de precisar el contenido y la articulacin de las teoras de la


rentabilidad y la expropiacin a partir de la percepcin de los beneficios potenciales de diferentes
iniciativas econmicas. Concretamente, lo que pudo observarse a partir de las entrevistas
realizadas en la localidad de Misin Tacaagl (Formosa), es que los campesinos tienden a valorar
la rentabilidad de distintas alternativas productivas y de comercializacin de manera contrastante.
Por un lado, se describen las opciones inaccesibles por falta de capital como opciones

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


inequvocamente rentables que tienen un xito poco menos que asegurado; y, por el otro, se
mencionan aquellas que estn al alcance de la capacidad econmica del productor como poco
atractivas por sus escasos beneficios potenciales. As, se observa que el campesino asume la
rentabilidad de las producciones e iniciativas que estn fuera de su alcance inmediato,
sostenindose la teora de la rentabilidad. No obstante, en contrapartida, niega la posibilidad de
acceder a ellas a causa de su condicin de pobreza, lo que lo lleva a consolidar su percepcin de
expropiacin y abuso por parte de actores econmicos ms acaudalados que lo dejan de lado y se
benefician enormemente de aquello que al pequeo productor le est vedado.

4. Reflexiones finales

La estructura del presente artculo es relativamente simple. Para comenzar se parti del
argumento de que la lgica o racionalidad econmica campesina, derivada de su propia
cosmovisin, se diferencia profundamente de la mentalidad propia de los empresarios capitalistas.
Asumir lo contrario no solamente constituye un error conceptual sino tambin una de las
principales razones del escaso impacto de mltiples proyectos e iniciativas de desarrollo rural. A
continuacin, se analizaron los conceptos de estrategias, racionalidades y cosmovisiones,
argumentndose que la cosmovisin a partir de la cual los campesinos comprenden su mundo de
vida se traduce en una serie de principios, preferencias y reglas de accin denominadas
racionalidades, que se expresan en estrategias y prcticas concretas en los diferentes contextos.
Finalmente, procurando contribuir a la comprensin de los elementos relativamente compartidos
de la racionalidad econmica campesina se sintetizaron distintos ejes propuestos por la
bibliografa y se procuraron realizar contribuciones originales a partir de un re-anlisis de los
resultados de un estudio de caso llevado a cabo en la provincia de Formosa desde la perspectiva
de la psicologa social comunitaria.

Los ejes propuestos para comprender la racionalidad econmica del campesino fueron mltiples,
por lo que se hace difcil construir una clasificacin completa. No obstante, cabe destacar la
posibilidad de agrupar la mayor parte de ellos en torno a tres ncleos conceptuales diferenciados.
El primero hace referencia a la descripcin de la estructura y organizacin de la unidad productiva
campesina, incluyendo elementos como el nfasis en el aprovechamiento de la mano de obra
familiar, la creciente necesidad de contar con dinero para subsistir en el contexto de las
sociedades contemporneas y la organizacin de la explotacin campesina en trminos de una
totalidad integrada y no como rubros independientes. El segundo grupo de cuestiones pone su
foco en los objetivos y preferencias de los campesinos y hace referencia a la tendencia a reducir
los riesgos antes que a maximizar las ganancias y a la orientacin de la actividad econmico-
productiva campesina a la subsistencia familiar antes que a la bsqueda de ganancias.
Finalmente, tambin puede mencionarse un tercer y ltimo grupo, el cual pone un nfasis

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


particular en los modos de comprensin y en los supuestos con que los campesinos dan sentido a
su mundo de vida. Este grupo incluye tres ejes: el carcter selectivo de los procesos de adopcin
tecnolgica en los campesinos organizado a partir de cosmovisiones, preferencias y objetivos
propios, la evaluacin directa y concreta de los resultados productivos y las transacciones
econmicas sin atender a las operaciones matemticas que subyacen a ellas y la tendencia a
interpretar las alternativas econmicas inaccesibles como inequvocamente rentables (teora de la
rentabilidad) y las relaciones econmicas en trminos de expropiacin y explotacin.

Tomando como base los tres grandes ejes diferenciados previamente, resulta de inters realizar
una serie de reflexiones. Puede observarse que el primer grupo, referido a la descripcin de la
estructura y organizacin de la unidad campesina, constituye la categora ms consolidada (en
trminos de la amplitud de la bibliografa que aborda y coincide en torno a estos temas) y la ms
descriptiva, al no profundizar en las percepciones o formas de comprensin de los actores. El
segundo grupo, que hace referencia a los objetivos y preferencias de los campesinos, comporta
un grado algo menor de consolidacin, ya que no parece ser tan mencionado en la bibliografa
consultada. No obstante, en este caso s se observa una intencionalidad de avanzar hacia una
mejor comprensin de la perspectiva del campesino, dejndose atrs el planteo meramente
descriptivo del primer grupo. Finalmente, la tercera lnea temtica se caracteriza por abordar de
manera constitutiva los sentidos y supuestos en que se basan las acciones campesinas. No
obstante, se observa que este tercer grupo de temas no parece tener el mismo grado de
aceptacin y reconocimiento que los anteriores, al menos si se juzga esto en relacin a la cantidad
de artculos cientficos referidos a estas cuestiones. De hecho, dos de los tres elementos
propuestos constituyen propuestas desarrolladas a partir del trabajo de investigacin comentado y
no de la revisin bibliogrfica realizada. De aqu se sigue la importancia de profundizar en
aquellos aspectos que hacen a la comprensin de los sentidos con que los campesinos significan
su mundo de vida, con el fin de poder identificar los principios y supuestos a partir de los cuales
stos guan sus acciones, ya que se trata de un rea aun insuficientemente desarrollada.

Para finalizar, cabe destacar que bajo ningn concepto se pretende argumentar aqu que los
elementos o ejes propuestos en este trabajo para presentar y organizar la descripcin de la
racionalidad econmica campesina constituyan una enumeracin completa. Por el contrario,
representan una propuesta abierta producto de una delimitacin conceptual especfica que es
necesario discutir, profundizar y reformular. De todas formas, aunque pueda disentirse en torno al
contenido especfico y al alcance que debe darse a la nocin de racionalidad econmica
campesina, el inters por identificar y comprender aquellos principios, reglas, prioridades y
supuestos que guan las acciones de los productores campesinos es indudable y, en muchos
sentidos, una tarea pendiente.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


5. Bibliografa

Ayalew, W., King, J., Bruns, E. y Rischkowsky, B. (2003). Economic evaluation of smallholder
subsistence livestock production: lessons from an Ethiopian goat development program.
Ecological Economics, 45, 473-485.

Barkin, D. (2006). Reconsiderando las alternativas sociales en Mxico rural: estrategias


campesinas e indgenas. Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, 15 [Documento electrnico].

Bendini, M., Tsakoumagkos, P. y Destefano, B. (1993). El trabajo trashumante. En Grupo de


Estudios Sociales Agrarios (Ed.), Campesinado y ganadera trashumante en Neuqun (pp. 1-78).
Buenos Aires: Universidad Nacional del Comahue/La Colmena.

Bennholdt-Thomsen, V. (1988). Campesinos: entre produccin de subsistencia y mercado.


Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico.

Berdegu, J. y Nazif, I. (1988). Presentacin. En J. Berdegu e I. Nazif (Eds.), Sistemas de


produccin campesinos (pp. 9-12). Santiago de Chile: Grupo de Investigaciones Agrarias.

Berdegu, J., Daz M., Garca, R., Nazif, I. y Quezada, X. (1988). Marco conceptual para el
anlisis y evaluacin de sistemas de produccin campesinos. En J. Berdegu e I. Nazif (Eds.),
Sistemas de produccin campesinos (pp. 139-169). Santiago de Chile: Grupo de Investigaciones
Agrarias.

Berdegu, J., Daz, M., Garca, R. y Quezada, X. (1988). Estructura y funcionamiento tecnolgico
de sistemas de produccin campesinos. En J. Berdegu e I. Nazif (Eds.), Sistemas de produccin
campesinos (pp. 73-136). Santiago de Chile: Grupo de Investigaciones Agrarias.

Burr, V. (1999). An introduction to social constructionism. Londres: Routledge.

Cceres, D. (1995). Estrategias campesinas en sociedades rurales contemporneas. Revista de


la Facultad de Agronoma, 15 (1), 67-72.

Cceres, D. (2003). El campesinado contemporneo. En R. Thornton y G. Cimadevilla (Eds.), La


extensin rural en debate. Concepciones, retrospectivas, cambios y estrategias para el Mercosur
(pp. 173-197). Buenos Aires: INTA.

Cceres, D. (2006). Agrobiodiversity and technology in resource-poor farms. Interciencia, 31 (6),


403-410.

Cceres, D., Silvetti, F., Soto, G. y Rebolledo, W. (1997). La adopcin tecnolgica en sistemas
agropecuarios de pequeos productores. Agro Sur, 24 (2), 123-135.

Camardelli, M. (2005). Estrategias reproductivas y sustentabilidad de sistemas ganaderos criollos


del Chaco salteo: el caso de los puesteros criollos del lote fiscal n 20 en el departamento de
Rivadavia. Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios, 22, 57-94.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Carenzo, S. (2006). Economas domsticas y proyectos de desarrollo rural: tensiones en torno a
las prcticas y sentidos del trabajo. Cuadernos de Desarrollo Rural, 56, 137-161.

Carmagnani, M. (2008). La agricultura familiar en Amrica Latina. Problemas del Desarrollo, 153,
11-56.

Centeno Bautista, S., Lpez Daz, C. y Jurez Estrada, M. (2007). Produccin avcola familiar en
una comunidad del municipio de Ixtacamaxtitln, Puebla. Tcnica Pecuaria en Mxico, 45 (1), 41-
60.

Chambers, R. y Leach, M. (1990). El rbol, medio de ahorro y previsin del campesino. Unasylva,
161, 39-51.

Chaves Alvez, . (2005). Conhecimento local e uso do solo: uma abordagem etnopedolgica.
Interciencia, 30 (9), 7-16.

Chirinos, O. (2006). La racionalidad productiva de una familia campesina. Opcin, 49, 77-95.

Chonchol, J. (1990). Agricultural modernization and peasant strategies in Latin America.


International Social Science Journal, 124, 135-151.

Cittadini, R. (1995). La importancia de las redes locales de comunicacin para una estrategia de
extensin. Visin Rural, 14, 15-16.

Cittadini, R. y Prez, R. (1996). La importancia de comenzar entendiendo por qu el productor


hace lo que hace. El caso del maz para forraje. Visin Rural, 18, 36-39.

Cittadini, R., Burges, J., Hamdan, V., Natizon, P., Prez, R. y Dedieu, B. (2001). Diversidad de
sistemas ganaderos y su articulacin con el sistema familiar. Revista Argentina de Produccin
Animal, 21 (2), 119-135.

Craviotti, C. y Soverna, S. (1999). Sistematizacin de estudios de casos de pobreza rural. Buenos


Aires: Ministerio de Economa. Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos. Direccin
de Desarrollo Agropecuario. PROINDER

De La Barra, A. y Holmberg, G. (2000). Productive and economic performance of peasant systems


under surplus and subsistence conditions: a case study. Agricultura Tcnica, 60 (1), 52-61.

Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones. Aproximaciones a la construccin social. Barcelona:


Paids.

Giarracca, N. y Aparicio, S. (1995). Los campesinos caeros en los nuevos escenarios


econmicos. En N. Giarracca, S. Aparicio, C. Gras y L. Bertoni (Coords.), Agroindustrias del
noroeste. El papel de los actores sociales (pp. 137-217). Buenos Aires: La Colmena.

Gmez Espinoza, J. y Gmez Gonzlez, J. (2006). Saberes tradicionales agrcolas indgenas y


campesinos: rescate, sistematizacin e incorporacin a las IEAS. Ra Ximhai, 2 (1), 97-126.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Guzmn Gmez, E. y Len Lpez, A. (2005). Multiactividad y migracin campesina en el poniente
de Morelos, Mxico. Poltica y Cultura, 23, 103-120.

Henningsen, P. (2001). Peasant society and the perception of a moral economy. Redistribution and
risk aversion in traditional peasant culture. Scandinavian Journal of History, 26 (4), 271-296.

Howarth, C. (2006). A social representation is not a quiet thing: exploring the critical potential of
social representations theory. British Journal of Social Psychology, 45, 65-86.

Ibaez, T. (2001). Psicologa social construccionista. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.

Jodelet, D. (1986). La representacin social: fenmenos, concepto y teora. En S. Moscovici


(Coord.), Psicologa Social II. Pensamiento y vida social. Psicologa social y problemas sociales
(pp. 469-494). Barcelona: Paids.

Krause Jacob, M. (1999). Representaciones sociales y psicologa comunitaria. Psykhe, 8, 41-45.

Landini, F. (2010a). Psicologa en el mbito Rural: Subjetividad Campesina y Estrategias de


Desarrollo. Tesis doctoral indita. Doctorado en Psicologa. Facultad de Psicologa, Universidad de
Buenos Aires, Argentina.

Landini, F. (2010b). Ingenieros extensionistas desde la mirada de los pequeos productores.


Representaciones, expectativas y realidades. Mundo Agrario, 20, 1-23

Landini. F. (2010c). La dinmica de los saberes locales y el proceso de localizacin del saber
cientfico. Algunos aportes desde un estudio de caso. Cuadernos de Desarrollo Rural, 65, 21-45.

Landini, F. (en prensa). Income and use of money in the peasant economy. Contributions to rural
development psychology from a case study. Journal of Alternative Perspectives in the Social
Sciences.

Landini, F., Lacanna, M. y Murtagh, S. (2009). Aportes y reflexiones desde la psicologa al trabajo
de extensin con pequeos productores. Formosa, Argentina: Ediciones INTA.

Landini, F., Leeuwis, C. y Long, N. (2011). Towards a psychology of rural development. Manuscrito
enviado para publicacin.

Lapalma, A. (2001). El escenario de la intervencin comunitaria. Revista de Psicologa de la


Universidad de Chile, 10 (2), 61-70.

Lobos Andrade, G. (2005). Micro-negocios asociativos campesinos: anlisis econmico de un


sistema de produccin ovina, regin del Maule, Chile. Gesto & Produo, 12 (2), 165-175.

Long, N. (2001). Development Sociology. Actor Perspectives. Londres: Routledge.

Madera Pacheco, J. (2000). Organizacin y caractersticas sociodemogrficas de las unidades


domsticas de produccin campesina. Papeles de Poblacin, 26, 151-177.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Manzanal, M. (1993). Estrategias de supervivencia de los pobres rurales. Buenos Aires: Centro
Editor de Amrica Latina.

Medina, J. (1996). Introduccin. En R. Cox Aranibar (Autor), El saber local. Metodologas y


tcnicas participativas (pp. 5-8). La Paz: NOGUB-COSUDE/CAF.

Montero, M. (1994). Vidas paralelas. Psicologa comunitaria en Latinoamrica y en Estados


Unidos. En M. Montero (Coord.), Psicologa social comunitaria. Teora, mtodo y experiencia (pp.
19-46). Guadalajara: Universidad de Guadalajara.

Montero, M. (2004). Introduccin a la psicologa comunitaria: desarrollo, conceptos y procesos.


Guadalajara: Universidad de Guadalajara.

Mora Delgado, J. (2007). Sociedades campesinas, agricultura y desarrollo rural. Luna Azul, 24, 52-
58.

Mora Delgado, J. (2008). Persistencia, conocimiento local y estrategias de vida en sociedades


campesinas. Revista de Estudios Sociales, 29, 122-133.

Morais Shimizu, A. & De Stefano Menin, M. (2004). Representaciones sociales de ley, justicia e
injusticia. Un estudio con jvenes argentinos y brasileos utilizando la tcnica de evocacin libre
de palabras. Revista Latinoamericana de Psicologa, 36 (3), 431-444.

Nuez, J. (2004). Los saberes campesinos: implicaciones para una educacin rural. Investigacin
y Postgrado, 29 (2), 13-60.

Orozco Hernndez, M. y Lpez Andrs, D. (2008). Estrategia de supervivencia familiar en una


comunidad campesina del estado de Mxico. Ciencia Ergo Sum, 14 (3), 246-254.

Ortiz, H. (2008). Turismo rural y campesinado. Una aproximacin social desde la ecologa, la
cultura y la economa. Convergencia, 47, 237-261.

Patio, J. (2000). Prcticas y racionalidad productiva. Estrategias de los Mazahuas de Ixtlahuaca.


Convergencia, 22, 193-246.

Pizarro, O. y Nazif, I. (1988). Anlisis econmico y financiero de sistemas de produccin


campesinos. En J. Berdegu e I. Nazif (Eds.), Sistemas de produccin campesinos (pp. 39-71).
Santiago de Chile: Grupo de Investigaciones Agrarias.

Plunkett, H. y Buehner, M. (2007). The relation of general and specific locus of control to
interpersonal monetary choice. Personality and Individual Differences, 42, 1233-1242.

Potter, J. (1998). La representacin de la realidad. Barcelona: Paids.

Ramrez Jurez, J. (2008). Ruralidad y estrategias de reproduccin campesina en el valle de


Puebla, Mxico. Cuadernos de Desarrollo Rural, 60, 37-60.

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.


Robirosa, M., Cardarelli, G. y Lapalma, A. (1990). Turbulencia y planificacin social. Buenos Aires:
UNICEF-Siglo XXI.

Seligman, M. (1989). Indefensin. Madrid: Debate.

Silvetti, F. y Cceres, D. (1998). Una perspectiva sociohistrica de las estrategias campesinas del
noreste de Crdoba, Argentina. Debate Agrario, 28, 103-127.

Soleri, D., Cleveland, D., Glasgow, G., Sweeney, S., Aragn Cuevas, F., Fuentes, M. y Ros L., H.
(2008). Testing assumptions underlying economic research on transgenic food crops for third world
farmers: evidence from Cuba, Guatemala and Mxico. Ecological Economics, 67 (4), 667-682.

Stage, O. y Rekve, P. (1998). Food security and food self-sufficiency: the economic strategies of
peasants in eastern Ethiopia. The European Journal of Development Research, 10 (1), 189-200.

Tsakoumagkos, P., Soverna, S. y Craviotti, C. (2000). Campesinos y pequeos productores en las


regiones agroeconmicas de Argentina. Buenos Aires: Ministerio de Economa. Secretara de
Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos. Direccin de Desarrollo Agropecuario. PROINDER.

Uzeda Vzquez, A. (2005). The arabesque of local knowledge. Potatoes, farmers and technicians
in highland Tiraque, Cochabamba, Bolivia. Wageningen, Holanda: Universidad de Wageningen.

Valtriani, A. (1994). Estudio comparativo de dos grupos de pequeos productores implicados en


procesos de autogestin. Corrientes (Argentina). Revista de la Facultad de Agronoma, 14 (2),
115-126.

Van der Ploeg, J. (2009). The new peasantries: struggles for autonomy and sustainability in an era
of empire and globalization. London and Sterling, Virginia: Earthscan

Vargas Jimnez, M. (1996). Estrategias de sobrevivencia, alternativas econmicas y sociales de la


unidad campesina. Papeles de Poblacin, 12, 39-50.

Vizcarra Bordi, I. (2004). Hacia un marco conceptual-metodolgico renovado sobre las estrategias
alimentarias de los hogares campesinos. Estudios Sociales, 23, 38-72.

Waithaka, M., Thornton, P., Herrero, M. y Shepherd, K. (2006). Bio-economic evaluation of farmers
perceptions of viable farms in western Kenya. Agricultural Systems, 90, 243-271.

Fecha de recibido: 30 de junio de 2011.


Fecha de aceptado: 15 de noviembre de 2011.
Fecha de publicado: 29 de diciembre de 2011.

URL: www.mundoagrario.unlp.edu.ar

Mundo Agrario, vol. 12, n 23, segundo semestre de 2011.

También podría gustarte