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Entregado el 6/06/2016
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Indice
7. Bibliografa.. 52-54
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Abstract
Buddhism and violence culture does not apparently seem to have any relation between them, but the
development of martial arts in Buddhist countries emerge like a paralel process that hardly can be
separated from the spiritual life. These (martial arts) developed at the same time as Zen Buddhism
(Chan in China) and they became elaborated systems of militarization. The paradox appears when
these two worlds, theoretical far apart, mixed between them to give a new sense in a religious and
ethic way. Buddhism and its great extension in oriental countries has not been able to get rid of the
warlike attitude of the state politics, but in many cases it has become a submissive and legitimate
body of violent actions. In this work these contradictions will be analysed and how they have met
along history to offer another face or another way to understand spiritual life in a violence context.
Hence we will be witness of an adaptation process of teological content that will become an
ideology that support war and conflict.
Resumen
El budismo y la cultura de la violencia no parecen guardar aparentemente ninguna relacin entre s,
aunque el desarrollo de las artes marciales en los pases budistas emerge como un proceso paralelo
que difcilmente puede separarse de la vida espiritual. Estas se desarrollaron a la par que el budismo
zen (chan en China) y se constituyeron como elaborados sistemas de militarizacin. La paradoja
surge cuando estos dos mundos, tericamente inconexos, se entremezclan para dar un nuevo sentido
tico y religioso. El budismo y su extensa propagacin por los pases de Oriente no ha conseguido
que desaparezca la actitud belicosa de las polticas de estado, sino que en muchos casos se ha
convertido en un cuerpo sumiso y legitimador de acciones violentas. En este trabajo se mostrarn
dichas contradicciones y cmo stas confluyen a lo largo de la historia para ofrecer otra cara u otras
vas de conceptualizacin de la vida espiritual en un contexto de violencia. Con lo cual atenderemos
a un proceso de adaptacin del contenido teolgico que acabar por formar parte de una ideologa
que respalda el conflicto y la guerra.
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Introducin
La tradicin budista desde sus orgenes ha fomentado una actitud pacfica. Aparentemente en
ningn texto se puede encontrar la justificacin de actos violentos; desde los primeros sutras en
lengua pali hasta los textos ms recientes de la escuela mahayana, la promocin del pacifismo tanto
en el mbito privado como con los dems sigue siendo la piedra angular del budismo. El
Dammapada es uno de los textos ms antiguos en la tradicin budista y de ste se suelen extraer
casi todas las citas que resumen el espritu pacifista de las enseanzas del propio Buda:
Los odios aqu nunca se apaciguan con el odio. Pero con el amor se apaciguan. sta es una ley
antigua. (Dammapada, I, 5).
No hay fuego como la pasin; no hay crimen como el odio; no hay sufrimiento como los
agregados; no hay felicidad superior a la Paz. (Dammapada, XV, 202).1
El desarrollo espiritual que se sustenta sobre las premisas de la no-violencia, de no perjudicar a los
dems y de extender actitudes pacifistas con uno mismo y con la sociedad, parecen haberse roto en
mltiples ocasiones a lo largo de la historia de Asia.2
Este trabajo expone algunas de las paradojas que surgen al entrar en contacto fenmenos de
violencia y budismo. Siguiendo la lnea que analiza esta ambigua coexistencia, tambin es necesario
tratar el fenmeno de las artes marciales, el cual ha sido escasamente estudiado por la bibliografa
cientfica, a pesar de que se erige como un hilo conductor entre la violencia y la espiritualidad del
zen.
En este sentido, otorgar un papel tan importante a las relaciones entre budismo y artes marciales en
este trabajo nos sirve para desmitificar la influencia absoluta del pacifismo budista en los pases
asiticos. Y nos ayuda tambin a entender la progresiva politizacin de los grupos budistas y
marciales, los cuales en varias ocasiones han sido condescendientes o han participado activamente
con la violencia de estado.
En este trabajo nos centraremos en los casos de violencia estructural que han presentado varios
grupos relacionados con el budismo, destacando los de carcter monstico (como los shoei o los
shaoln). Si bien es cierto que se han vinculado lderes budistas con la guerra, como el emperador
Ashoka o lderes espirituales que han justificado el uso de la violencia, stos no sern fruto de
nuestro anlisis. En lugar de esto, nos centraremos en las formas y las caractersticas que han
presentado las llamadas artes marciales y su evolucin a lo largo del tiempo.
A travs de estos cinco captulos analizaremos el desarrollo de las artes de guerra para ilustrar esta
1 Versin traducida por Bhikku Nandisena, Asociacin Hispana de Budismo, 2012.
2 Ej: el apoyo ofrecido por el budismo al belicismo japons durante la guerra del Pacfico o los casos de guerra
interreligiosa en Birmania (un apartado que estudiaremos ms adelante).
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dicotoma entre dos mundos que en numerosas ocasiones parecen ser compatibles.
Este proceso de comunin entre dos fenmenos opuestos (tericamente) encuentra su mxima
expresin en la cultura japonesa, que durante siglos ha conseguido adaptar su teologa acorde al
contexto de guerra civil y de extremo belicismo hasta la Segunda Guerra Mundial. Otras culturas
orientales tambin presentan esta paradoja, como China y varios pases del sudeste asitico, las
cuales siguen conservando una gran tradicin marcial en la actualidad, aunque en el transcurso de la
historia japonesa se hace ms evidente esta extraa dualidad entre budismo y belicismo.
En muchos casos, la desviacin o manipulacin de las doctrinas tradicionales budistas y su
adaptacin en funcin de las polticas del momento, pusieron mano a mano al guerrero con el zen,
algo que se puede observar en la transformacin de los estilos marciales japoneses.
Esta simbiosis entre guerra y espiritualidad se puede registrar en muchos pases asiticos a travs de
las reminiscencias que ha dejado su cultura de la guerra. Por ejemplo: los tailandeses han
transformado un arte de guerra como el muay thai en su deporte nacional, permitiendo que incluso
los nios se involucren en peleas profesionales desde los seis aos. La Ley de Boxeo de 1999 en
Tailandia no establece una edad mnima para la prctica del muay tai. Dicha ley contradice la Ley
de Proteccin del Menor y la Ley del Trabajo. Adems, desafa tratados internacionales de los
Derechos del Nio y Trabajo Infantil, de los que Tailandia es estado signatario. 3. Adems de atentar
contra la integridad fsica de los infantes que practican este deporte (relacionado con el dao
cerebral).4 Este ejemplo evidencia que pueden coexistir en la actualidad prcticas guerreras
ancestrales de gran importancia a nivel cultural y social junto con la religin budista, a pesar de que
entren en contradiccin constantemente.
Sin duda alguna, se pueden trazar ciertas analogas con la violencia religiosa de occidente y tomar
como ejemplo las cruzadas y la justificacin de la violencia por parte de la iglesia. En el caso de la
fe cristiana, esta se ha transformado en una ideologa que ha dado lugar a justificaciones de la
violencia. Tambin en Oriente, la religiosidad budista ha cado en una situacin similar al haber ido
dejando de lado la espiritualidad en detrimento del desarrollo de una ideologa (Jerryson,
Juergensmeyer, 2010, 6-7). En ambos casos se puede observar una manipulacin y una
reinterpretacin por las instancias del poder fctico que han acabado por ceder ante compromisos
que entraban en contradiccin con su propia tica.
En el primer captulo del presente trabajo expondremos los fundamentos de la tica budista y su
posicin respecto a la violencia y al conflicto. En el siguiente captulo analizaremos varios casos de
violencia en la actualidad en algunos pases budistas del sudeste asitico y revisaremos el concepto
de arte marcial hasta nuestros das. En el tercer captulo nos centraremos en la evolucin de las artes
marciales japonesas a lo largo del tiempo y cmo stas han utilizado varios principios budistas a lo
3 http://www.cpcrthailand.org/
4 http://www.ijcasereportsandimages.com/archive/2010/011-2010-ijcri/003-11-2010-mohamad/ijcri-00311201033-
mohamad.pdf
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largo de su extensa historia de guerra fratricida. Finalmente analizaremos el paradigma representado
por las comunidades de monjes guerreros en China y Japn que evidencia ese rasgo espiritual de la
prctica guerrera.
Las formas de violencia en el budismo no slo hacen referencia a la prctica de la guerra. El hecho
de comer carne animal y el sufrimiento generado a los animales en la industria alimenticia sigue
suscitando acalorados debates en el seno de la comunidad budista. Tambin el conflicto entre
diferentes escuelas acerca de sus creencias o por la preeminencia de una escuela sobre otra, sin
contar con los conflictos surgidos por el contacto con otras religiones, son formas de violencia que
no se basan necesariamente en el conflicto armado. Por lo tanto no sern objeto de estudio en el
presente trabajo. Nos centraremos en la cultura de la guerra y el desarrollo de las tradiciones y
disciplinas marciales que evidencian una realidad que supera las barreras ilusorias que por lo
general hacen referencia a una religin extica y pacifista. Generando incluso una adaptacin de las
doctrinas y las interpretaciones de los preceptos budistas, como las cuatro nobles verdades, o la
concepcin del espritu, del ser, del yo o del no-yo.
En el caso de la guerra en Oriente no slo podemos hablar de un conflicto fsico, sino que tambin
se manifiesta en las dimensiones espirituales de los contendientes. Por lo tanto, podramos hablar
de diversas formas de budismo?, podramos estar ante una interpretacin flexible de los preceptos
budistas?, Cmo pueden convivir en armona el arte de la guerra y la tica de la no-violencia?.
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2. Budismo. Breve introduccin a la tica budista.
En trminos generales, podemos afirmar que la tica es un elemento que se filtra en todos los
aspectos de la vida budista, ya sea monstica o laica. Penetra, condiciona y regula los
comportamientos sociales, la vida privada, la vida econmica, la vida moral, las relaciones con el
entorno y con los seres que se integran en el.
La tica tiene que ver con la conducta humana y se ocupa de cuestiones en relacin con lo que es
bueno y malo, lo correcto y lo incorrecto, que es la justicia y cules son nuestros deberes,
obligaciones y derechos.
Filsofos modernos especialistas en cuestiones ticas pertenecientes a la escuela analtica
consideran que su tarea es simplemente analizar y aclarar la naturaleza de los conceptos y las teoras
ticas. Para ellos, la tica constituye un estudio puramente terico de los fenmenos morales.
Sin embargo, hay algunos filsofos, incluso a da de hoy, como, por ejemplo, algunos de los
existencialistas, que consideran que el deber del filsofo es aconsejar ciertas formas de vida y
modelos de conducta, que consideran ptimos para lograr un fin determinado. Kierkegaard, por
ejemplo, considera que hay tres etapas de la vida: la esttica o sensualista, la tica y la religiosa. l
en su filosofa insina que se pasa de una etapa a otra. La forma esttica o sensualista de la vida,
segn l, lleva al aburrimiento, a la melancola y a la desesperacin, por lo que se debe trascender a
la etapa tica, y as sucesivamente.
En la filosofa de Buda, se observa un modelo analtico (parecido al anterior) referente a los
conceptos y teoras ticas as como consejos positivos que llevan un estilo de vida considerado
como "la nica forma. Esta nos lleva a la consecucin del bien supremo, que es un estado de
suprema felicidad, de perfeccin moral, as como de conocimiento o realizacin final. Esta forma de
vida se considera posible y realista acorde con la naturaleza del universo y el lugar de las personas
en l.
Si bien esta forma de vida en su dimensin personal o csmica, por as decirlo, nos ayuda a alcanzar
el bien supremo (si no es en esta vida, por lo menos en alguna vida posterior), tambin tiene un
contexto social, ya que ayuda a la consecucin "del bienestar y la felicidad de la multitud o de la
humanidad en su conjunto" (bahujanahita, bahujanasukha) (Jayatilleke, 2008, 3).
Por lo tanto, estamos ante una religin que promulga herramientas morales y de conducta que tienen
como fin mejorar la felicidad del individuo y del conjunto poblacional, a travs de un trabajo
espiritual acorde con la cosmovisin surgida (o revelada) del Buda.
En este punto del trabajo, nuestro objetivo primordial ser esclarecer brevemente algunas cuestiones
acerca de dichos fundamentos ticos y posteriormente se har hincapi en los aspectos relacionados
con el lugar que ocupa la violencia y el conflicto dentro del budismo.
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2.1 Conceptos recurrentes en el Budismo.
2.1.1 Darma
El fundamento ltimo de la tica budista es el darma (Dhamma) . ste tiene muchos significados,
pero se puede resumir como una ley universal que regula tanto el orden fsico y moral. Darma se
puede traducir como "ley natural", un trmino que capta ambos significados, es decir, como el
principio que condiciona el orden y la regularidad vista en el comportamiento de los fenmenos
naturales, y tambin la idea de una ley moral universal cuyos requisitos se han revelado por seres
iluminados como Buda (Buda afirm descubri el darma, no que lo invent). Cada aspecto de la
vida est regulada por el darma, desde la sucesin de las estaciones del ao hasta el movimiento de
los planetas y constelaciones. El darma no est bajo el control de un ser superior, ya que los propios
dioses estn sujetos a sus leyes, al igual que Buda. En el orden moral, el darma se manifiesta en la
ley del karma, que, como veremos ms adelante, regula la forma en que los hechos morales afectan
a las personas en la vida del presente y del futuro. Vivir de acuerdo con el darma y la aplicacin de
sus requisitos se dice que conduce a la felicidad, a la realizacin y a la salvacin. (Keown, 2005, 4)
En el sentido tico, el darma se puede ver entender como la virtud moral que constituye la base del
camino espiritual. La virtud libera del remordimiento y esto conduce, a travs de la alegra, a la
serenidad meditativa, a la intuicin y a la liberacin (Harvey, 1998, 77).
2.1.2 Karma
La doctrina del karma tiene que ver con las implicaciones ticas de Darma, en particular, a las
consecuencias derivadas del comportamiento moral. Karma no es un sistema de premios y castigos
impuesto por Dios, sino una especie de ley natural similar a la ley de gravedad. En occidente el
karma se concibe simplemente como las cosas buenas y malas que le suceden a una persona, similar
a la buena y la mala suerte. (Keown, 2005, 4), ( Jayatilleke, 2008, 5).
Las expresiones "buen karma" y "mal karma", utilizados con frecuencia en occidente no tienen
ningn significado lgico para el budismo, aunque, obviamente, los efectos krmicos pueden ser
buenos o malos. Tampoco tiene nada que ver el karma con el "destino". Sin embargo, esto no ayuda
a esclarecer la concepcin de los budistas. Para ellos el karma es una compleja multitud de ideas
interrelacionadas en la conducta tica de los individuos y la relacionan directamente con el
renacimiento (Saddhatissa, 1997, 10), (Harvey, 2000, 14).
El significado literal de la palabra snscrita de la palabra karma es "accin", aunque el karma como
concepto religioso est relacionado con las acciones que conllevan una carga moral detrs. Acciones
krmicas son las acciones morales. Buda define karma como las elecciones morales y los actos
acorde con ellas. Dijo: "Es la intencin (cetana), oh monjes!, lo que yo llamo karma; tener la
voluntad de actuar a travs del cuerpo, el habla, o la mente (Keown, 2005, 5).
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2.1.3 Renacimiento.
En el budismo, la vida presente es vista como una de un nmero incontable de vidas que se
remontan al pasado, sin un principio discernible en la serie. Tales vidas toman diversas formas.
Pueden ser relativamente agradables, en el caso de que se renazca como un ser humano o se renazca
en uno de los muchos mundos celestiales. Pueden ser desagradables, en el caso de que se renazca
como una especie animal, como un ser espectral en pena, o como un ser infernal, donde la vida es
concebida como una pesadilla plagada de intenso sufrimiento. La perspectiva budista en el ciclo de
renacimientos es que no es un asunto agradable, pero coinciden en que todas las personas no
iluminadas renacen, les guste o no y crean o no. El proceso de la vida y el renacimiento no se
concibe como un plan predeterminado; porque no fue diseado ni creado por ningn ser. Por lo
tanto, el trmino ms exacto para referirnos a este ciclo de renacimientos es samsara, o errante de
vida en vida. As, el nico objetivo sensato, para quien entiende el samsara, es esforzarse, en primer
lugar, para evitar sus reinos ms desagradables, y en ltima instancia, para trascender por completo,
alcanzando el nirvana.
La creencia en el renacimiento y el karma claramente tiene un impacto en la forma en que la gente
ve sus acciones. Las acciones buenas o malas importan, siempre y cuando hablemos de acciones
que realmente generan impacto en nuestra vida. Las buenas acciones, por lo tanto, animan a travs
de su bondad a generar buenos resultados beneficiosos para el emisor. Las malas acciones, por el
contrario, debido a su maldad conducen a desagradables resultados krmicos. La idea del ciclo de
renacimientos tambin proporciona una perspectiva de vida que ayuda a promover la simpata y el
respeto por los dems seres. Sin la rueda de renacimientos, todos los seres seran parte del mismo
ciclo de vida. Cada ser humano ha sido un animal, un fantasma, un ser infernal o un dios en el
pasado, y es probable que sea as de nuevo en algn momento del futuro (Harvey, 2000, 12-28),
(Keown, 2005, 4), (Diez de Velasco, 2012, 121).
2.1.4 Duka.
Duka es un trmino de difcil traduccin, aunque se suele entender como sufrimiento o
insatisfaccin. La superacin de duka, tanto en uno mismo como en los dems, es la preocupacin
ms importante del budismo y una accin tica adecuada contribuye a este fin. Comportarse de
manera tica reduce sufrimiento e incrementa la felicidad, de esta manera los budistas se aseguran
de que siguen su camino hacia nirvana. Una vida moral no es un deber con una serie de objetivos
impuestos, sino que constituye una fuente de felicidad inspiradora.
Al no tener la tica budista verdaderos imperativos, presenta niveles de prctica adecuados a los
diferentes niveles de compromiso, en lugar de una serie de obligaciones universales. Como ejemplo
podemos sealar que el voto de castidad realizado por los monjes del sanga, no es obligatorio para
los practicantes laicos del budismo.
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A medida que un budista llega a comprender la extensin que tiene duka en su propia vida , se
desarrolla de forma natural la comprensin del sufrimiento por los dems y la compasin se hace
ms profunda. La base principal de la accin tica resulta de la reflexin sobre lo inadecuado que
resulta infligir a otros seres lo que uno mismo considera desagradable. Con lo cual, ayudar a otros
tambin ayuda a uno mismo (a travs de los resultados krmicos y el desarrollo de buenas
cualidades mentales) (Harvey, 1998, 229).
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Por otro lado, el ser tacao, dicen que conduce a ser pobre. La generosidad no slo se practica con
la sanga, sino que se trata de un valor que impregna a todas las sociedades budistas.
A pesar de que el acto de dar genera mrito, este se incrementa a medida que el motivo se hace ms
puro. Adems que el acto de dar habitualmente contribuye al desarrollo espiritual, ya que reduce la
tendencia a ser posesivo, cultiva una actitud generosa y sensible a los dems, adems de reducir el
apego (Harvey, 1998, 230).
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gritar, conducir al oyente a menospreciar a un tercero, palabras clericas, etc.
En definitiva representa un uso del lenguaje respetuoso y compasivo que intente en la medida de lo
que se pueda evitar generar dolor al oyente.
El quinto y ltimo precepto hace referencia a la ingesta de alcohol y drogas que puedan desembocar
en estados de conciencia alterados y que inducen en muchos casos, falsos episodios de felicidad.
Una vez que los preceptos han arraigado en la conducta personal, estos desembocan en acciones
positivas, que podramos catalogar de equivalentes.
De esta manera podemos relacionar el primer precepto con acciones de amabilidad, el segundo con
la generosidad y la renuncia, el tercero con la felicidad y la contencin de los deseos, el cuarto con
el amor a la verdad a travs de su bsqueda y el quinto con los estados de alerta y atencin (Harvey,
1998, 231-242), (Harvey, 2000, 69-87), (Keown, 2005, 8-12).
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En el matrimonio, el marido deber atender y respetar a su mujer, serle fiel y concerderle autoridad
en el hogar. A cambio la mujer deber cuidar a su marido, respetarlo, serle fiel y ser habilidosa en
todas las tareas que desempee.
En lo referente a la amistad se recalca la idea de cumplir la palabra frente a un amigo, de protegerlo,
mostrarse considerado con el y su familia, as como proteger su vida y sus bienes en tiempos
difciles (Harvey, 1998, 246-250), (Harvey, 2000, 97-101).
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o poltico, etc.
El conflicto surgido por las diferencias entre los diversos puntos de vista han generado guerras de
religin, cruzadas, revoluciones sangrientas y genocidios. Dichas consecuencias siempre sern
justificadas por defender el apego a un punto de vista en particular.
La propaganda en tiempos difciles, ha alimentado el odio de la gente, a pesar de que las personas
suelen vivir en paz, fallan a menudo debido a su apego por ciertas cosas o cuestiones. El control de
las voluntades humanas, el imprimirles miedo, sensacin de prdida y de codicia ha generado
divisiones insalvables y han motivado las malas acciones.
Las percepciones distorsionadas de la realidad han alimentado el conflicto y la ilusin. La ilusin
del yo soy, que segn el budismo es la ms profunda de todas y que surge como un sentimiento
de un yo sustancial, que debe ser protegido a toda costa. Como parte del proceso de construccin de
nuestra propia identidad, el individuo suele asociar su yo con su pas, su comunidad, su
religin o incluso con su gnero. Cuando esta entidad se ve amenazada es entonces cuando las
personas se ven amenazas. En cierta manera, su ego individual salta para apoderarse de un ego
grupal que se siente amenazado.
Segn el budismo, esta ilusin del yo soy y su relacin con la ilusin grupal (pas, comunidad,
religin,etc) carecen de una esencia sustancial y tangible, ya que ambas entidades son maleables y
variables a lo largo del tiempo. Del mismo modo que una persona cambia a lo largo del tiempo,
sucede lo mismo con el mapa poltico; denotando as la carencia de una esencia fija, permanente o
sustancial (Harvey, 2000, 239-241).
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2.7.3. Aspectos econmicos.
En el Kut adanta Sutta se refleja la idea de que si la pobreza es la causa de la delincuencia y el
deterioro moral, ayudar a solucionar dichos problemas econmicos tambin resolver sus
consecuencias (Harvey, 2000, 241).
Se conquista la ira con el amor, se vence el mal con el bien, se conquista al mezquino con la
generosidad, se conquista al mentiroso mediante la verdad. (Dhp.223)
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Aunque se puedan conquistar miles de hombres en el campo de batalla, sin embargo, el vencedor
ms noble es el que se conquista a s mismo. (Dhp. 103)
A pesar de que aqu queda reflejada la idea de la no-violencia como salvaguarda de vidas humanas,
no siempre fue as y a pesar de que los monjes budistas no ofrecieron resistencia en las guerras,
muchos templos y sus monjes fueron aniquilados durante las diversas guerras e invasiones (como
las turcas en el siglo XI y las guerras sufridas entre Japn y China adems de las diversas invasiones
por parte de los mongoles ) (Harvey, 2000, 242-243).
Entre los valores centrales del budismo, estn los conocidos como las divinas permanencias: la
misericordia, la compasin, la empata y la ecuanimidad. Aliados de estos valores son la virtud de la
paciencia y la indulgencia. Dichos valores son fundamentales a la hora de disolver conflictos y su
prctica har que disminuya la probabilidad de que ocurran, adems de atenuar el odio, la ira, y en
definitiva, las emociones destructivas. A diferencia del nfasis cristiano de no desarrollar una mala
conducta contra un tercero, la va budista centra su objetivo en no ejercer una mala conducta contra
uno mismo.
La expresin perdonarse a s mismo cobra gran sentido dentro de esta conducta tica, ya que
significa liberarse de todo cargo de conciencia o de emociones destructivas, evitando as que
produzcan mal resultado krmico. La consecucin de paz interior slo se consigue con un gran
desarrollo de la empata, la paciencia y la misericordia.
Buddhaghosa sugiere que si una persona es perjudicada por nuestra ira, la mejor opcin es
calmarse. En el caso de que nuestra presencia est alimentando la ira de otra persona, lo mejor es
salir del camino por un tiempo, y esperar a que los nimos se puedan enfriar. Tambin recomienda
centrarnos slo en las buenas cualidades que el ofensor tiene, ya que en algn renacimiento anterior
pudo ser un familiar o un amigo con el que coincidiste en el ciclo de reencarnaciones.
As mismo considera que la aparicin de una persona hostil a nuestra persona pondr a prueba
nuestra paciencia y por lo tanto se ver como una oportunidad de probar nuestro desarrollo
espiritual.
Las malas acciones dirigidas contra los dems son en realidad malas acciones dirigidas contra uno
mismo que acabarn por mellar a la persona que los origina. Para evitar que los sentimientos de ira
aparezcan y se manifiesten contra los dems es necesario el desarrollo de un gran autocontrol y la
disolucin del apego al yo o al mio. Estos estados mentales nocivos se consideran como
impermanentes (no deben identificarse con la esencia intrnseca del individuo) y siempre se
puede trabajar para disminuir su efecto sobre nuestras acciones cotidianas (Harvey, 2000, 243-246).
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2.7.9 Reflexiones de no-violencia en un mundo violento.
Entre las enseanzas budistas y principios relevantes referidos al uso de la violencia podemos
relacionar los preceptos con otros atributos positivos derivados de los mismos.
Relacionado con el cumplimiento del primer precepto, es decir, el compromiso de evitar dao
intencional o muerte de cualquier ser sensible, ya sea directa o indirectamente, nos centramos en
extender y procurar el bienestar de todos los seres que comparten nuestra existencia, a travs de la
bondad y la compasin amorosa.
El ideal de 'Recta conducta', un factor que encontramos en el Sendero ctuple, estipula la sancin
de cualquier forma de vida que genere sufrimiento a los dems. Entre dichas formas de vida
podemos encontrar a traficantes de drogas o armas. Con lo cual, la recta conducta nos encamina
hacia formas de vida respetuosas con el prjimo.
Dicho esto, pueden la guerra y formas similares de violencia ser justificadas?. El camino budista
aspira a un estado de no-violencia completo, basada en el conocimiento y la fuerza interior
arraigada en una mente serena. Sin embargo, aquellos que no han alcanzado un desarrollo espiritual
ptimo y que viven rodeados por un mundo violento, deben cuestionarse el dilema de si deben
responder con la violencia, aunque sea en defensa propia. El pacifismo puede parecer ideal, pero en
la prctica algunos budistas han utilizado a menudo la violencia en defensa propia o en la defensa
de su pas.
La mayora de budistas (ordinarios) en muchos pases asiticos han respondido con violencia
defensiva frente a ataques externos y a pesar de que el budismo recoge una serie de herramientas
para evitar el uso de violencia, stas no tienen una aplicacin en todos los mbitos de la vida.
Como ejemplo podemos sealar al escaso freno que promulgaron los budistas japoneses frente al
violento nacionalismo promulgado por el gobierno en el siglo XX, a pesar de que ahora son activos
en la promocin de la paz. El panorama post-colonial ha dejado un mapa de inestabilidad en varios
pases budistas, que a pesar de compartir religin, tienen muy presente sentimientos de odio
(Camboya), xenofobia (Birmania) y rechazo religioso a los no-budistas (Sri Lanka), mostrando as
que el mal uso de la religin, el excesivo dogmatismo (unido a la ignorancia espiritual) generan
sufrimiento en un pas budista (Harvey, 2000, 249-283).
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3. Reflexiones introductorias acerca de la violencia en el budismo y el concepto
de arte marcial.
Es difcil vislumbrar un vnculo que clarifique las relaciones entre los actos de violencia y religin,
y en el caso del budismo esta relacin es incluso ms difcil de detectar. Las religiones parecen
pivotar en torno a las categoras de violencia y no-violencia, recurriendo a stas a medida que los
acontecimientos permitieran una cosa u otra, divagando entro lo justo, lo punible y lo divino.
En el caso de que concibisemos las religiones como formas no violentas, partiramos de la premisa
universalista de que todos somos iguales, hijos de un mismo Padre o Madre. Por lo tanto, la
violencia se erigira como un elemento diferenciador que quita identidad al semejante y lo convierte
en vctima, independientemente de su origen, caractersticas y valores.
Por el contrario, si entendemos la religin como una forma de violencia o una forma equivalente a
sta: Sublimara la tirana, sustentaran el privilegio, generaran una eficaz violencia simblica
que hace funcionar suavemente el engao (controlando las mentes, plegando las voluntades) pero
que puede materializarse del modo ms terrible cuando lo inmaterial no es suficiente para
asegurar el control suave sobre esos ignorantes (ellos, no nosotros) engaados por infames
especialistas en los encantamientos del poder, del desear, del ser (Diez de Velasco, 2008, 4-5).
Lo cierto es que la presencia de violencia suele tomar diversas formas y prcticamente se nos hace
imposible registrar sus mltiples facetas y consecuencias. Desde la muerte de civiles en revueltas,
pasando por el rechazo social del miserable, el bombardeo publicitario o el uso de bombas de
racimo, todo parece haberse normalizado en nuestro mundo. Realmente, la puesta en marcha de
cualquier accin daina es justificable y no hay mejor manera de hacerlo que mediante un uso
legitimador del providencialismo que otorga, en muchas ocasiones, medidas extraordinarias de
incuestionable rudeza. Por lo tanto, es la propia realidad violenta la que diluye las barreras ilusorias
de la religin, poniendo en tela de juicio si los conflictos terrenales tienen su eco en los mundos
celestiales.
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La politizacin de la etnicidad y la religin en los conflictos suelen ser fenmenos constantes que
tienen como objetivo movilizar a las bases sociales de una comunidad, de esta manera, algunos
conflictos que originariamente se centraban sobre elementos de inequidad social, han acabado
tomando connotaciones etnopolticas. En los cuatro pases con mayores tensiones separatistas
(Filipinas, Indonesia, Birmania y Tailandia), los gobiernos y los grupos armados han apelado a la
etnicidad y la religin para definir respectivamente al pas y al grupo. As, la imagen que se ha
consolidado en el imaginario colectivo de muchas de estas sociedades y que se ha filtrado a travs
de los medios de comunicacin y acadmicos, es que el sur de Tailandia se considera tnicamente
malayo y mayoritariamente musulmn, en contraposicin a un pas tnicamente tai y de confesin
budista. En el sur de Filipinas se han valido de una religin y una historia de resistencia comn para
aunar a los trece grupos etnolingsticos de Mindanao y redefinirse como la nacin moro
(bangsamoro) con el fin de hacer frente a la colonizacin demogrfica por parte de la mayora
filipina y cristiana. En la regin de Aceh (Indonesia) se apela a la independencia histrica del
antiguo sultanato de Aceh y a la capacidad del islam en las poblaciones acehn para reivindicar el
derecho de autodeterminacin ante una Indonesia eminentemente javanesa; o, finalmente, unas
minoras tnicas (shan, chin, kachin, karen, karenn, mon, arakan, etc.) que residen en las reas
perifricas de Birmania y que se han organizado militarmente desde hace dcadas para luchar contra
la birmanizacin del Estado y exigir el reconocimiento de sus especificidades culturales (tambin de
su confesin religiosa, no necesariamente budista) y el establecimiento de un sistema federal.
En suma, la etnia y la religin se han erigido en el sudeste asitico en las dimensiones identitarias
que generan mayor adscripcin y solidaridad grupal, animadversin hacia el otro y, por ende,
movilizacin social y poltica de la poblacin (Ugell Garca, 2014, 12-13).
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3.3. El monje del terror y el conflicto interreligioso en Birmania.
El impacto internacional que ha tenido el caso del monje budista Wirathu es un claro ejemplo de los
conflictos surgidos por adscripcin a un grupo religioso. El conflicto entre musulmanes y budistas
en Birmania ha dejado claro que la violencia puede ser tomada a partes iguales indiferentemente de
tus creencias o principios ticos. Las imgenes de budistas armados atacando a musulmanes han
dado la vuelta al mundo, acabando con el estereotipo de monje budista pacfico y respetuoso. A
pesar de que tienen la no-violencia como principio fundamental, est claro que el uso de la
violencia no es rechazado o entendido por todos los budistas de la misma manera.6
En la revista TIME aparece la cara de Wirathu seguido del rtulo, The face of buddhist terror.
Algo que resulta comprensible, ya que muchos le atribuyen haber dividido y radicalizado a los
budistas frente a los musulmanes en Birmania. Medios de comunicacin, entre ellos el peridico
britnico The Guardian, aseguran que Wirathu se refiri a s mismo como el "Bin Laden de los
budistas". El profesor de la Universidad de Oxford y autor del libro "Reinado y conversin en el
siglo XVI en Sri Lanka: el imperialismo portugus en una tierra budista" ("Kingship and
Conversion in Sixteenth-Century Sri Lanka: Portuguese Imperialism in a Buddhist Land"), Alan
Strathern, tambin lo sostiene.7
A pesar de la polmica, lo cierto es que el monje Wirathu ha sido el principal activista en las
campaas en contra de los musulmanes, las cuales han tornado en episodios de violencia
descontrolada, dejando varios centenares de muertos, adems de generar grandes incendios y daos
a locales, mezquitas y recintos musulmanes. Independientemente de las consecuencias que han
generado los sermones de Wirathu, este sostiene la idea de que no estn combatiendo a la cultura
islmica, sino que se est protegiendo a la religin budista y a la cultura de su propio pas frente a
musulmanes que tilda de salvajes. 8
En este caso, la gestacin de dos grupos tnicos se debe en gran medida a una adscripcin religiosa,
que acaba con las barreras de las semejanzas nacionales o la identidad de nacin multicultural.
Sera interesante destacar que la poblacin musulmana representa tan slo el 5% del total
poblacional de Birmania, y esta (y otras minoras tnicas) se han resistido mediante las armas al
gobierno birmano en numerosas ocasiones. Lo cierto es que el conflicto civil en Birmania ha sido
algo comn desde hace dcadas. Por un lado estn los conflictos que pueden catalogarse como
antigubernamentales (debido a la emancipacin poltica de minoras tnicas) y por otro lado los de
carcter inter-tnico (algo que vimos en el punto anterior).9 Este caso de violencia interreligiosa
no es slo una cuestin de xenofobia por parte de los grupos enfrentados, sino que tambin esta
secundado por el propio gobierno birmano.
A la vez que los budistas asesinan musulmanes, el gobierno permite que esto suceda e incluso
6 http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/05/130505_budismo_violencia_monjes_dp
7 http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/07/130628_budista_wirathu_birmania_mr
8 http://internacional.elpais.com/internacional/2013/12/27/actualidad/1388162357_638594.html
9 https://es.wikipedia.org/wiki/Birmania#cite_note-43
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fomenta la creacin guetos para estas poblaciones. Con lo cual, estamos ante un gobierno que
tambin secunda la poltica antimusulmana. Algo que ha sido denunciado por diversos grupos no
gubernamentales como Amnista Internacional.10
De esta manera, queda ejemplificado cmo los actos de violencia se perpetan bajo las rdenes de
poderosos sectores religiosos (budistas) apoyados por las polticas gubernamentales que abogan por
la limpieza tnica y que violan por completo los derechos humanos, no slo con los musulmanes,
sino con el resto de minoras tnicas de Birmania.11
Estos casos de violencia ejemplifican cmo a travs de la manipulacin de los preceptos budistas es
posible servir a travs de la comunidad monstica a la violencia estructural, incluso a da de hoy. Si
bien son ejemplos que se salen un poco de nuestro objetivo fundamental en este trabajo, ponen de
manifiesto la capacidad destructiva de los grupos religiosos en conflictos armados. A partir de aqu
nuestro anlisis se centrar en la cultura de la guerra de los pases asiticos, las cuales anan unas
caractersticas que ilustran las estrechas relaciones entre el arte de de la guerra y la religin de la
paz.
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una mala conceptualizacin del trmino y, por lo tanto, al error.
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Capoeira (arte marcial brasileo) se mezclaba con el baile para no alarmar a las autoridades
coloniales portuguesas.
A pesar del tiempo, estas tradiciones se siguen manteniendo y no desaparecen a pesar de su nula
practicidad en la actualidad. Por lo tanto, la idea que podemos extraer de aqu es que la tradicin
cumple un papel fundamental para el artemarcialista.
Los aspectos filosficos y religiosos cobran una gran importancia, ya que conforman los pilares de
la conducta moral del artemarcialista. Todo el organigrama de acciones violentas se sustentan sobre
una conducta codificada, en la que el alumno, a travs de la disciplina y la constancia logra avanzar
en el conocimiento (fsico, filosfico y espiritual) a travs de los diversos grados de dificultad.
12 No hay una fecha especfica que aclare cuando vivi, pero la tradicin lo sita en torno al siglo VI d.C
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uno de los grandes padres contemporneos de las artes marciales. En su transcurso como
artemarcialista se recluy en el monte Kiyozumi, dnde pas 18 meses perfeccionando su arte
marcial, estudiando textos de antiguos maestros (como Miyamoto Mushahi) y cultivando su
conocimiento del Zen. Cuando retorn a la vida en sociedad, demostr a todo Japn que su estilo
era explosivo y rudo, siendo imposible para los otros estilos del momento ganar en combate. A da
de hoy, el Karate Kyokushin se ha convertido en uno de los estilos ms populares en el mundo de
las artes marciales y es practicado por miles de personas. 13
Como podemos ver, esta relacin entre guerreros y padres espirituales es algo que se cumple en casi
todos los maestros fundadores, con lo cual, el apartado religioso es un fenmeno intrnseco a la
prctica marcial en s.
En el punto anterior analizbamos el concepto de arte marcial y adems exponamos sus diferencias
con los sistemas de combate, que si bien buscan un resultado similar en la eficacia del
enfrentamiento, el proceso de asimilacin de conocimientos en un arte marcial discurre por varios
cauces filosficos y religiosos (aparte del entrenamiento fsico y tcnico), por lo tanto, la aptitud a
la hora de encarar situaciones conflictivas ser totalmente distinta.
13 http://www.shinkyokushinspain.com/
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A lo largo de la historia varios maestros de artes marciales afirman haber alcanzado estados de
iluminacin o estados mentales superiores a travs de la prctica marcial. A travs del dominio del
sable, del arco y la flecha, del golpe, de la llave y la sumisin, estos maestros presentaron niveles de
espiritualidad y comprensin filosfica sin precedentes. Maestros como Harigaya Sekiun, Lizasa
Choisai, Yamaoka Tesshu, Mas Oyama, Awa Kanzo, Anzawa Heigiro, Sigeru Egami y Morihei
Ueshiba alcanzaron estados de iluminacin o satori(en japons: iluminacin sbita). Las
revelaciones cognitivas y espirituales son algo comn en las vidas de los grandes maestros de las
artes marciales, algo que comparten con otros maestros ms encaminados al conocimiento religioso
y mstico. A pesar de esto, la cuestin de la no-violencia es tratada en mayor medida por los
maestros modernos (a partir del siglo XIX-XX), llegando a ser el epicentro de todo su desarrollo
marcial. En este punto del trabajo trataremos de analizar el papel del budismo zen dentro de las
artes marciales tradicionales y cmo estas han evolucionado hacia formas ms pacficas a partir del
siglo XX (artes marciales modernas).
En este captulo analizaremos el papel el zen dentro del Budo (arte marcial) y como ambos se
conjugan para dar como resultado una va del conocimiento que ana las filosofas y destrezas ms
cultivadas de Japn desde hace nueve siglos.
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consejos prcticos aplicables al comportamiento samuri, como la higiene personal durante
campaas militares (desparasitarse, peinarse, limpieza de armas y armaduras, etc) o formalismos
sociales que siempre deban tener en cuenta.
Gran parte del Hagakure tiene que ver con la muerte:
Bushido es la aceptacin total de la vida, vivir incluso cuando ya no tenemos deseos de vivir. Esto
se logra sabiendo morir en cada instante de nuestra vida, viviendo el instante, el aqu y ahora,
sumido en el eterno presente, en vez de abandonar el campo de batalla cotidiano. Para el Samuri,
la vida es un desafo, y la muerte es preferible a una vida indigna o impura. Esta es la noble y
espectacular leccin del HAGAKURE (Tsunetomo, 2005, 3).
Lo cierto es que el bushido parece revestir a los samuris de sentimientos de culpa o
remordimientos derivados de su actividad, hicieran lo que hicieran, incluidas las masacres de las
guerras con Corea en el siglo XVI. En diversos relatos, como el de Yoshino Jingoza se habla de la
orga de asesinatos gratuita y desmedida que provocaron los samuris en dicho conflicto, lo que
pona de manifiesto la realidad de una guerra entablada entre grupos annimos de vulgares
soldados, muy alejados de los relatos de las hazaas de Minamoto Yoshitune en el Heike
Monogatari, y de las de Kusunoki Masahige, las cuales responden a modelos de conducta irreales y
fantsticos que sirvieron de inspiracin a generaciones de guerreros posteriores.
Una de las principales diferencias entre la caballera europea y el bushido es la total ausencia de
amor corts en la versin japonesa. En ese sentido, las relaciones con el gnero femenino se
limitaban a lo puramente prctico, destacando el amor y la voluntad desmedida por servir al seor
feudal sobre todo lo dems.
Otra caracterstica del bushido es el hincapi que se haca en el anhelo de morir por el seor o por la
causa comn y la ltima expresin de ello se traduca en el seppuku o suicidio ritual. Por ejemplo,
una vez que se quedaban sin seor, los ronines (samuris sin maestro) practicaban dicho suicidio
para tener una muerte honrosa o tambin en el caso de que cometiesen una falta que trajese
deshonor al clan, perdiesen una batalla, cometiesen una falta a su cdigo moral, etc (Turnbull, 2006,
106-109).
Una vez vistas las caractersticas de este cdigo del guerrero, podramos afirmar que stas se
adaptan a una poca de enorme inestabilidad y que ofrecen numerosas herramientas psicolgicas a
la hora de encarar las facetas ms horribles del conflicto, adems de condicionar una conducta
extremadamente servil muy acorde al sistema de vasallaje del Japn feudal. Dicho esto, que
funcin tiene el budismo zen dentro de esta poca tan violenta y que relacin guarda con el
bushido?.
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principales fuentes en las tres escuelas de pensamiento orientales ms influyentes del Japn feudal:
el budismo zen, el confucianismo y el sintosmo, tres corrientes filosfico-religiosas que, durante
mucho tiempo dividieron a la poblacin japonesa en tres sectores. Sin embargo, en torno al siglo X
d.C, estos tres pensamientos tan dispares confluiran entre s para generar un fenmeno filosfico
bastante peculiar: concordaran para dar lugar a un cdigo tico-moral-militar nico, tanto en su
concepcin como en su mensaje, pues este cdigo pone el nfasis en la lealtad, el auto-sacrificio, la
justicia, el sentido de la vergenza, la educacin, la pureza de espritu, la modestia, la humildad, el
espritu marcial, el honor y el amor. El budismo se integra con el bushido en lo referente a la
concepcin del peligro y la muerte. En cierta manera la creencia tan extensa en el ciclo de
renacimientos, tal como ensea el budismo, daba la seguridad al guerrero de poder tener otra vida
en la tierra despus de su muerte. En este sentido, la prctica del zen era ideal para el camino del
samuri, ya que puso nfasis en la auto-compostura, la vigilia y la tranquilidad incluso en el umbral
de la muerte (Deshimaru, 2000, 7-8).
Debido a esto, el zen se convirti en una religin muy til en tiempos de guerra. Ejemplos como el
del gran espadachn del siglo XVII Miyamoto Musashi (una figura que analizaremos ms adelante),
el cual era adepto al zen y partidario de no matar innecesariamente, ilustran bien este tipo de
espiritualidad (Mushashi, 2004, 16).
Muchos conceptos zen, como el control de las emociones, la aceptacin de lo inevitable, y el
autocontrol ante cualquier fenmeno inesperado influenciaron enormemente en el desarrollo del
espritu guerrero. El zen tambin enseaba al samuri a tener un conocimiento ntimo de la
muerte, y haca hincapi en la importancia del desapego a los bienes materiales, ya que
consideraban la vida tan fugaz y efmera que no tenan tiempo para distraerse o reparar en los
objetos mundanos14 (Deshimaru, 2000, 8).
Un elemento que fue clave a la hora de construir la mente del guerrero fue la introduccin de la
meditacin zazen en el estilo de vida de la clase guerrera. El control mental bajo situaciones de
estrs permite alcanzar un dominio catalogado de "absoluto", es decir, la percepcin y la
consciencia sobre el darma presente (experiencia sensible), la concepcin de la vacuidad de las
cosas y de su impermanencia en el tiempo. La meditacin zen ayuda a concentrarse y alcanzar
niveles de estados de conciencia superiores que difcilmente pueden ser explicados con palabras.
Es el esfuerzo para alcanzar el dominio de los pensamientos sin discriminacin, la conciencia
ms all de todas las categoras, englobando todas las expresiones del lenguaje. Esta dimensin se
puede alcanzar mediante la prctica del zazen y el bushido (Deshimaru, 2000, 8).
En resumen, podemos registrar recursos provenientes del zen que se usan a la hora de encarar
situaciones que suelen ser estresantes (guerra, conflicto, peligro de muerte, etc.) y hacerlas
llevaderas en el da a da. El samuri utiliza estas habilidades meditativas como una herramienta
14 http://www.zen-buddhism.net/martial-arts/zen-and-martial-arts.html.
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para desembarazarse del miedo, la inseguridad y finalmente desapegarse de su propia vida cuando
la situacin lo requera (Tsunetomo, 2005, 25).
En la introduccin ofrecida por Thomas Cleary en El libro de los cinco anillos (Mushashi, 2004) se
expone la idea de que el zen se adapt al contexto de extrema violencia y no al revs.
Desde que los samuris tomaron el poder en Japn, siglos antes de que Mushashi naciera, los
budistas haban estado intentando educar y formar a los guerreros [] el budismo estaba muy
ocupado con la tarea de enterrar a los muertos, acoger y educar a los nios hurfanos por la
guerra, la pobreza o que eran abandonados [] En consecuencia, en la relacin entre el zen y los
samuris, el maestro no se dejaba llevar por el nivel del estudiante. Si, como han sugerido algunos
apologistas, las artes marciales han de ser consideradas como la forma ms elevada de estudio en
Japn, los maestros zen habran sido los estudiantes de los guerreros y no al revs. El dominio
prolongado por la casta guerrera de Japn fue una anomala en los asuntos humanos, como queda
reflejado por su discordancia con los ideales nativos japoneses y en general con las ideas socio-
polticas de Extremo Oriente. Por la forma en la que se estableci el gobierno militar por medio de
la fuerza, ste qued destinado a adecuar los ideales sociales y filosficos al servicio de sus
propios objetivos, en lugar de someterse completamente al juicio y gua de las religiones y
filosofas tradicionales que deca profesar.
Por lo tanto el bushido japons acogi ciertos aspectos del zen (como vimos antes) y los adapt a su
filosofa de la guerra, que era realmente la prioridad del Japn feudal. En ningn caso, el uso del
zen por parte de los guerreros determin la salvacin de mayor nmero de vidas humanas, ms bien
podramos decir que algunas facetas del zen se utilizaron para ayudar al guerrero a hacer su trabajo
de la manera ms llevadera posible. Con lo cual, podramos considerar que hay una
reinterpretacin del zen? o quizs una adaptacin que acab por someterse a la cultura de la
guerra?.
Las artes modernas surgidas y popularizadas con posterioridad a este evento, al final del siglo XIX
y durante el siglo XX son las denominadas gendai budo, estas suelen entenderse como disciplinas
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adaptadas a las necesidades existentes en nuestra sociedad actual, ms orientadas al desarrollo del
individuo y a la adquisicin de destrezas que se orientan tanto a actividades deportivas como a la
defensa personal. Algunas de estas disciplinas modernas son: el Aikido, el Kendo, el Kobudo, el
Judo, el Karate-do (arte marcial originado por la nobleza de Okinawa, y posteriormente japonizado
en el siglo XX). En cambio, las artes marciales clsicas clasificadas como koryu son las enseanzas
que provienen directamente de la cultura militar feudal japonesa, y respondan a la necesidad de
ensear habilidades de mayor practicidad en un contexto de violenta guerra civil, siendo por lo tanto
la efectividad en combate algo primordial, dejando de lado muchas veces el cultivo espiritual del
guerrero.15
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con festividades o actos simblicos. El poder recaa realmente sobre el shogun, un jefe militar que
controlaba la administracin, el ejrcito, la legislacin, y el poder ejecutivo. Pero la llegada del
comodoro Matthew Perry con dos buques de guerra a vapor a las costas de Edo en 1853 generaran
una corriente de temor ante la superioridad de los brbaros y la necesidad de ceder a sus
pretensiones comerciales bajo la amenaza de guerra por parte de EEUU.
Ante esta situacin de inferioridad y vulnerabilidad hacia el exterior, se gener una divisin de
ideologas polticas entre los que optaban por la restauracin del poder imperial y la modernizacin
del estado japons y los partidarios del sistema tradicional de shogunato. Estas disputas ideolgicas
sembraron una sensacin de incertidumbre y caos entre los japoneses, que culminaron con la Guerra
Boshin y la entrega del poder del shogun Tokugawa Yoshinobu en 1867, donde se reconoca al
Emperador Meiji como el soberano absoluto de Japn, entrando as en una nueva etapa de cambios
radicales a nivel poltico y social.16 17
Una vez se implant la casa imperial como instancia de gobierno supremo, comenz la reforma del
antiguo sistema feudal basado en el vasallaje y el dominio de la casta guerrera sobre todos los
dems estratos.
La casta samuri se aboli y con ello sus privilegios hasta el momento, inclusive el de portar armas
en pblico. Con ello, la guerra entre samuris ya no tena sentido y Japn se convirti en un pas
que a partir de ahora estara abierto al intercambio de ideas y de gentes. El emperador era joven y
enrgico, y gran parte de sus reformas no fueron del agrado de la anterior casta samuri, la cual
inici algunas revueltas (hasta 1877) que acabaron sofocndose gracias a la tecnologa proveniente
de occidente. Por lo tanto la actividad guerrera tradicional ya no tena sentido, ni siquiera el manejo
de la espada, el cual desempeaba un papel fundamental en la antigua sociedad de clases (denotaba
el estatus y la potestad para usar la fuerza en cualquier momento).
Debido a este cambio radical en la sociedad y en la guerra, los antiguos estilos marciales tuvieron
que evolucionar necesariamente para sobrevivir. La transformacin se llev a cabo acorde con las
nuevas necesidades del Japn moderno. El uso de tcnicas que anteriormente se utilizaban para
matar (jutsu) ahora se utilizaran para defenderse o para participar en eventos deportivos, como una
forma de mejorar las capacidades personales del practicante a nivel espiritual, mental y fsico
(do).Do es la va, el mtodo, la enseanza para comprender la naturaleza del propio espritu y del
propio Yo. sta es la va del Buda, la Butsu do, que permite realmente descubrir la propia
naturaleza original, despertarse del sueo del ego adormecido (nuestro yo estrecho), y alcanzar la
ms alta y ms total de las personalidades. En Asia esta va se considera la ms elevada y la
esencia de todas las religiones y todas las filosofas (Deshimaru, 2000, 7).
De esa manera, las antiguas artes marciales abandonaron la mera practicidad y abrazaron una serie
de preceptos ticos y morales que predicaban la no-violencia sobre todo lo dems (Turnbull, 2006,
16 https://es.wikipedia.org/wiki/Shogunato_Tokugawa
17 http://www.carpetashistoria.fahce.unlp.edu.ar/carpeta-1/notas/nota-4-la-revolucion-meiji
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89-93).
A pesar de esta diferenciacin tan clara entre el desarrollo de las artes del do y las del jutsu, en
Occidente, se suele confundir el trmino de arte marcial con arte de guerra. Y a pesar de que en
Japn se entiende su diferencia, en el mundo occidental estas han derivado en tcnicas sin ningn
cultivo espiritual detrs, alejndose del espritu de la Va (Deshimaru, 2000, 9).
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Mitsuji Saotome, maestro de Aikido y discpulo de Ueshiba, nos ofrece una visin profunda del
concepto de autodefensa:
La verdadera fuerza reside en el mundo espiritual y la verdadera fuerza de la defensa consiste en
protegerse contra el Karma del enemigo. Si ste intenta daros muerte, la nica eleccin es la vida o
la muerte. Si sois dbiles no podris defender vuestro Karma ni el del enemigo. Si sucumbs a un
ataque, el enemigo es culpable y se convierte en un asesino pero tambin vosotros habris pecado a
causa de vuestra debilidad pues le habis obligado a mataros, su Karma y el vuestro no son sino
uno. Si el enemigo os ataca y le matis, sois vosotros los asesinos. El resultado es el mismo: una
vida ha sido destruida. Poco importa quien haya tenido la razn, el enemigo es nuestra sombra.
Vosotros y l no formis sino una sola vida y matndole cometis tambin un suicidio. Vuestro
deber es defenderos defendiendo a vuestro enemigo (Saotome, 1999, 6)
Como podemos observar, el deber del artemarcialista es preocuparse tambin por su adversario,
encontrar la manera de neutralizar su violencia a travs del arte. En este sentido, el Aikido quizs
es el exponente mximo para ejemplificar esta neutralizacin de violencia, ya que tcnicamente
no solemos encontrar golpes, tan slo desvos que utilizan (en su mayora) la propia inercia del
ataque enemigo. Sin duda, podemos decir que el Aikido es el arte marcial que ms practica el zen en
su filosofa y en la ejecucin de sus tcnicas, ya que en todo momento tiene en cuenta el bienestar
de su adversario y no busca realizar dao alguno.
La definicin del Aikido suele ser compleja, aunque Mitsuji Saotome ofrece su propia visin acerca
del arte:
El Aikido no es una filosofa. El Aikido es la expresin y la revelacin verdaderas de la evolucin
constante del Universo, cuyo objetivo -el takemusu aiki- consiste en experimentar los mecanismos
de la Naturaleza a travs del entrenamiento y poner en prctica las teoras en la vida cotidiana. En
Oriente, el vocablo bu significa descartar el peligro presentado por una espada amenazante. Desde
los inicios de la civilizacin, el concepto de bu ha supuesto un avance progresivo hacia la
construccin de una sociedad pacfica. Bu es amor, proclam mi mentor -O Sensei Ueshiba-,
fundador del Aikido. Sin embargo, un conocimiento superficial del Budo no servira para dar
cuenta de la profunda devocin que O Sensei manifestara a lo largo de su vida en la bsqueda de
la Va del verdadero samurai. Luch sin desmayo por la revelacin de la verdad espiritual y la
armona universal a travs de sus plegarias cotidianas y su inters altruista por los dems. Hemos
de entrenar con empeo para alcanzar la sabidura, la armona y el amor desinteresado por
nuestros semejantes. Tal es la Va que el Fundador del Aikido nos ha trazado. (Saotome, 1999, 11).
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Otras frases del maestro fundador Ueshiba resumen este principio de no-violencia.
La verdadera va de las armas consiste no solamente en neutralizar al enemigo, sino en dirigirlo
de manera que abandone voluntariamente su espritu hostil.
- La va de las armas es inexplicable con palabras. Escapa al intelecto. En lugar de hablar
intilmente buscad la iluminacin! Aquellos que no estn de acuerdo con esta enseanza, no
pueden vivir en armona con el Universo, su Budo es el de la destruccin. No es un Budo
constructivo.
-Ganar o perder, o medirse con los dems con algunas tcnicas no es el verdadero Budo. El
verdadero Budo no conoce la derrota. No ser jams vencido significa no combatir nunca.
- Para poder iluminar el sendero es necesario estar preparado para recibir el noventa y nueve por
ciento del ataque del enemigo y enfrentar el rostro de la muerte (Ueshiba, 2009, 13), (Ros, 2009,
10).
Como podemos observar Morihei Ueshiba desarrolla su propia visin acerca del camino del
guerrero, de cmo a travs de tcnicas de autodefensa consigue percibir la armona de lo natural y
lograr la paz interior. Aunque este arte marcial no hubiese tenido cabida ni sentido en los siglos de
encarnizada guerra civil, debido a su escasa practicidad en el conflicto armado. Es a partir del
cambio de siglo, coincidiendo con el final de la estructura estamental samuri, cuando se puede
observar esa re-orientacin de las artes marciales hacia objetivos que tienen que ver ms con el
desarrollo personal (a nivel mental y fsico) y la adquisicin de ciertas habilidades acorde con las
nuevas necesidades civiles del Japn del siglo XX, siendo el Aikido el icono de este proceso de
transformacin hacia un arte de paz.
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batallas, este enseaba un arte que intentaba alejarse de la prctica basada en sentimientos primarios
y animales. Crea que blandir la espada con instinto animal, desde el miedo instintivo, el odio y el
resentimiento, llevaban a errores fatales que desembocaban inevitablemente en carniceras salvajes.
El postulaba que el arte del sable consista en esgrimir en armona con los movimientos de los
astros, las energas y las vibraciones sutiles de la naturaleza, a las cuales consideraba perfectas y
libres de sentimientos entorpecedores (Ros, 2009, 11).
Este estilo de kenjutsu, denominado como Mujushin Kenjutsu (La espada de la mente no
perdurable), se consideraba el arte del sable como un acto de expresin del individuo y no tanto una
estrategia encaminada a matar al enemigo. Esta escuela era totalmente diferente al resto, ya que
consideraba el enfrentamiento algo salvaje o poco civilizado y buscaba una aplicacin mucho ms
profunda que la de simplemente matar.
Sin duda es un caso excepcional dentro de las escuelas de Kenjutsu de la poca, pero que merece la
pena mencionar debido a la adopcin de numerosos aspectos del zen.
Segn la filosofa de Sekium, el estado espiritual del espadachn debe cultivar tanto la serena
benevolencia del zen como una actitud flexible, evitando as llegar a ser absorbido por el apego a
las cosas mundanas. Uno de los rasgos caractersticos en esta escuela fue la introduccin de tcnicas
sin armas que se centraban en desarmar al enemigo, ya que as evitaban daos mayores a sus
adversarios (algo que se suele ver a menudo en las artes marciales modernas).
A lo largo de su vida Sekiun estudi con numerosos eruditos zen y, finalmente, se puso bajo la
tutela de un sacerdote budista, Kohaku. Sekium se convirti en un devoto admirador y amigo de
Kohaku, y por medio de sus enseanzas lleg a comprender cmo sondear las profundidades de su
propia mente para descubrir los conocimientos que necesitaba. Fue Kohaku incluso quien sugiri el
nombre de Mujushin Kenjutsu para su escuela despus de los episodios de iluminacin vividos por
Sekiun.18
Sin duda el caso de Harigaya Sekium no muestra una realidad extensible al resto de las artes
marciales tradicionales, incluso el desarrollo de la no-violencia que predicaba su escuela podra
catalogarse de anacrnico, aunque ilustra muy bien el impacto del zen en algunas personalidades
influyentes del siglo XVII.
As mismo Miyamoto Mushashi, el espadachn ms famoso de Japn, es una figura ligada al zen.
Mushashi fue un samuri sin seor (ronin) y pas la mayor parte de su vida ejerciendo como
maestro de la espada y duelista. En su obra, titulada El libro de los cinco anillos (1643), podemos
pensar que se tratan los aspectos de la guerra con mucho pragmatismo. Mushashi censura el
misticismo y la comercializacin de las artes marciales, centrando su obra en la psicologa y el
control corporal como nicos medios para lograr la victoria. En su obra podemos apreciar una
mezcla de sintosmo, confucianismo y zen aplicados al uso del sable.
18 http://www.spookhouse.net/angelynx/comics/no-abiding-mind.html
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Mushashi considera al conocimiento como un crculo completo que se retroalimenta (algo que se
suele apreciar en la filosofa zen). El primero de los ttulos de los captulos es de tierra, donde
expone las relaciones entre el kenjutsu y el zen, el segundo es el captulo del agua, donde muestra
una serie de tcnicas aplicadas al combate, el tercer captulo es el del fuego dnde muestra las
ventajas de su escuela, contina con el captulo del viento, dnde analiza los estilos de kenjutsu de
las dems escuelas y finaliza con el captulo del vaco, un captulo ms metafsico que prctico, en
el que revela sus progresos en la compresin del concepto de vacuidad y su aplicacin a la guerra.
En el vaco hay bien, pero no hay mal. La sabidura existe, la lgica existe, la va existe, la mente
est vaca. (Mushashi, 2004, 120).
Sin duda, la dificultad para encontrar una traduccin adecuada tambin dificulta la comprensin,
adems de estar escrita en japons del siglo XVII, las versiones sobre este libro son numerosas y
dan cabida a interpretaciones distintas (ver anlisis bibliogrfico) aunque dejan ver cmo algunas
herramientas del zen puede usarse para matar de manera efectiva.
A pesar de que a lo largo de su carrera mat a varias personas, la mayor parte del tiempo se bata en
duelo con espadas de madera ya que su objetivo era evitar muertes innecesarias. (Mushashi, 2004,
16).
Musashi luch aproximadamente en 60 duelos y nunca fue derrotado, aunque esta es una estimacin
conservadora, lo ms probable es que no contabilizaron las muertes en batallas importantes. Se dice
que despus de haber tenido malas experiencias matando a alguno de sus contrincantes, empez a
batirse en duelo con una espada de madera. Este es un aspecto curioso y atpico en la vida de un
samuri. Uno de sus duelos resalta perfectamente esta actitud de no matar innecesariamente. Este
duelo se constituy como una de las historias ms famosas de su vida. En dicho duelo Mushashi
consigue engaar a su retador y lo abandona en una isla sin haber combatido previamente con el. De
este episodio destaca la habilidad de vencer sin combatir. Un concepto que posteriormente se
populariz cuando se adapt a la filosofa de Bruce Lee tras aparecer en una sus pelculas.
Se sabe que en 1611, Musashi comenz a practicar zazen en el templo Myoshin-ji. All Musashi
pas muchos aos estudiando budismo y el manejo de la espada. Era un consumado artista, escultor,
y calgrafo. Los registros tambin muestran que tena conocimientos de arquitectura. Asimismo,
parece haber tenido un enfoque bastante sencillo para el combate, sin lujos adicionales o
consideraciones estticas, debido a su experiencia en el combate real; aunque en la ltima etapa de
su vida, Musashi sigui el enfoque ms artstico del bushido. Hizo varias pinturas de temtica zen,
obras de caligrafa, y esculturas en madera y metal. Incluso en el Libro de los cinco anillos destaca
que un samuri debe desarrollar otras profesiones tambin, de ah su personalidad polifactica y su
espritu cuasi renacentista (Mushashi, 2004, 26-27).
A lo largo de su vida, Musashi sigui participando en duelos para poner a prueba sus habilidades.
Continu sus estudios de budismo zen, aunque no est claro si vio al zen como una actividad para
35
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hallar mayor profundidad en su filosofa, o simplemente como una forma de mejorar sus
habilidades de combate con la espada. Es bastante probable que nunca se diera un momento de
satori (iluminacin) a lo largo de su vida. Sin embargo, el zen ha jugado sin duda un papel
importante en la vida y en la obra de Musashi.19
A pesar de que estos dos espadachines supongan una excepcin dentro del conjunto marcial
tradicional de Japn, ambos se consideran iconos desde su poca hasta da de hoy dentro del mundo
del arte de la guerra. A finales del siglo XIX, con la restauracin Meiji, el kenjutsu se fue
transformando y codificando en el kendo moderno, conservando los ejercicios formales de las
escuelas ms representativas del kenjutsu. Siendo estudiados hoy en da usando sables de madera (o
bokken) en forma de esquemas de combate preestablecidos o kata. De esta manera el entrenamiento
del sable se encamina ms a la prctica deportiva, la competicin reglamentada, el desarrollo
personal y el control de las emociones destructivas. De esta manera, la tranquilidad en el
movimiento es el secreto del kendo, la Va de la espada. Y tambin el secreto del Budo y del Zen,
que tienen el mismo sabor (Deshimaru, 2000, 11)
Aunque conceptos como el mushin o 'mente vaca' tan expresados en el zen son la esencia del logro
de los ms altos niveles en el arte del kendo. Otros conceptos inherentes a la prctica, como
fudoshin o 'mente impasible' son conceptos atribuidos a la deidad Fudo Myo-O (Acala), uno de los
cinco 'reyes de la luz' en el budismo shingon, implica que las barreras no pueden ser arrastradas por
los sentimientos de furia, duda, miedo o sorpresa presentadas por las acciones del oponente.
En 1920, Dai Nihon Butokukai (entidad promotora de la regulacin de las artes marciales, tras la
segunda guerra mundial) cambi el nombre de la esgrima clsica conocida como: kenjutsu (tcnica
del sable) o gekiken (sable golpeador) por el trmino kendo (camino-va del sable).20
19 https://en.wikipedia.org/wiki/Miyamoto_Musashi / http://blog.asianart.org/blog/index.php/2009/05/29/5-samurai-
facts/
20 https://es.wikipedia.org/wiki/Kend%C5%8D
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vaca). A partir de 1922 el Ministerio de Educacin de Japn invit a Gichin Funakoshi (primer
japons en aprender de los nativos de Okinawa) a Tokio para dar una demostracin de karate. En
1924 la Universidad de Keio estableci el primer club de karate y en 1932, las principales
universidades japonesas tenan clubes de karate. Despus de la Segunda Guerra Mundial, Okinawa
se convirti en un enclave militar de los Estados Unidos y el karate se hizo popular entre los
militares americanos estacionados en la isla, de ah su rpida extensin por occidente. Gichin
Funakoshi fue el padre del karate japons y el que le otorg el nombre de Karate-do (camino de la
mano vaca) que se sustituy por el de Karate-jutsu, el cual haca ms hincapi en las tcnicas
tradas de Okinawa. (Funakoshi, 2006, 21-23).21 22
Funakoshi, era adems un estudioso del zen y lo integr en sus enseanzas de karate. Un ejemplo de
la influencia del zen en el karate se puede ver cuando se realiza mokuso (meditacin) al principio y
al final de cada clase. Esta idea de la meditacin se extrae directamente del zen. El dojo kun (una
serie de cdigos recitados al final de la clase) tambin se deriva de las enseanzas budistas. Los
cinco preceptos del dojo kun se resumen en esforzarse por la perfeccin del carcter, defender los
caminos de la verdad, fomentar el espritu del esfuerzo, honrar los principios de etiqueta y
guardarse contra la violencia.23
Segn Funakoshi, el karateka debe vivir una vida acorde con la tica zen. Esto implica un
comportamiento adecuado en todos los aspectos de la vida. El cdigo budista prohbe matar, robar,
mentir, etc. En cambio, predica el amor por el prjimo. En ello radica el cdigo de todos los
karatekas: las habilidades que puedan daar a los dems slo se deben utilizar para la defensa
personal o para la preservacin de la justicia.
La disciplina mental, es otra idea central del budismo y del karate. La escuela zen coincide con el
karate en su nfasis por la meditacin (zazen) y por fortalecer la disciplina y la mente. Mediante el
control de la mente, se puede suprimir el deseo y controlar las emociones (Funakoshi, 2006, 2).
En las artes marciales japonesas, es comn el uso de la palabra mushin, que significa "mente vaca".
Se refiere a estar vaco de pensamiento, sin emocin y expectativas. La idea es "no pensar" y dejar
que su cuerpo acte por si mismo (acorde con su entrenamiento), lo que permite una mente
despejada y un tiempo de reaccin ms rpido. Segn el budismo, hay que evitar la ilusin de
realidad y aceptar la impermanencia. Al vaciar la mente y comprender la impermanencia, se puede
lograr la unificacin entre el pensamiento y la accin. Esta intuicin permite a un individuo para
combatir de manera efectiva, sin dudar. Pero su verdadero poder reside en que puede alertar a una
persona a un peligro antes de que ocurra. De acuerdo con Funakoshi, hay que ampliar este
concepto de vaciar la mente, ya que tambin se refiere al vaciado de malas intenciones tambin.
Esto requiere un espritu de humildad.24
21 https://en.wikipedia.org/wiki/Karate#Okinawa
22 http://www.historyoffighting.com/karate.php
23 http://www.karatekas.com/historia/dojo-kun.htm
24 http://shotokankaratecsl.com/Info%20-%20Philosophy%2001%20-%20Zen.html
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En el caso del Judo ocurri algo similar. El antecesor del Judo moderno (Jujutsu) era una forma de
combate samuri que se usaba cuando ste haba perdido su espada, de esta manera se centraban en
tcnicas de proyecciones, estrangulaciones y llaves ya que los golpes con pies y manos eran poco
efectivos contra un rival que usaba armadura.
Su fundador Jigoro Kano, cimentaba el judo sobre los principios de seiryoku zen'y (mxima
eficiencia, mnimo esfuerzo) y Kyoei jita (bienestar y beneficio mutuos).
Bsicamente centr sus esfuerzos en escoger las tcnicas ms apropiadas para que un individuo
dbil pudiese derrotar a uno ms fuerte.25
Kano crea que el trmino jujutsu era insuficiente para describir su arte, ya que el trmino Jutsu
describe un mtodo o una habilidad que consiste en un conjunto de tcnicas fsicas. En
consecuencia, se cambi el segundo carcter por do, que significa camino o va, lo que implica un
contexto ms filosfico que jutsu.26
El aprendizaje del zen en el judo es de vital importancia para ser un buen practicante. En judo el
cuerpo y la mente estn relajados. No hay deseo de ganar. La visin zen de la no-dualidad del
cuerpo y mente son constantes en la prctica por parte del judoka. Una mente calmada es capaz de
ejecutar tcnicas perfectas con el cuerpo. Las personas con un buen judo pueden escapar sin
lesiones en cadas generalmente peligrosas, es decir, pueden cuidar de s mismos con facilidad
contra acciones violentas. De ah ese entrenamiento de la flexibilidad mental y fsica, que permite al
judoka adaptarse a situaciones constantemente cambiantes y saber responder ante ellas con relativa
facilidad.
De esta manera el judo, al igual que el resto de artes marciales, va ms all de la mera defensa
propia y se entremezcla con una serie de preceptos filosficos que lo hacen tambin prctico fuera
de la academia.27
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5. La comunin perfecta: el fenmeno de los monjes guerreros en China y
Japn.
Las relaciones entre la tica budista y su premisa de no-violencia junto con el conflicto y la guerra
parecen haber convivido en la totalidad del transcurso histrico de los pases budistas (hasta la
actualidad). Sin duda, el caso de los monjes guerreros resalta esta extraa dicotoma entre dos
mundos, la cual nunca dejar de sorprendernos, debido a que stos mantienen una forma de vida
que paradjicamente se sustenta sobre numerosas contradicciones.
Es complicado entender el papel tan importante que represent el budismo en la casta guerrera
(sobre todo de Japn), pero es an mas complicado comprender la cosmovisin de un individuo que
se entrega por completo a la religin budista y a la guerra a partes iguales.
Quizs podemos hallar homlogos europeos en las rdenes militares, aunque el desarrollo del
pacifismo en el cristianismo es mucho menor y por lo tanto es ms comprensible observar un monje
guerrero cristiano antes que un monje guerrero budista, el cual tiene la premisa de no-violencia
como base de su conducta tica.
En este captulo analizaremos a los monjes guerreros japoneses (shoei) y a los monjes guerreros
chinos (shaoln). Ambos casos se sitan como paradigmas de esta prctica holstica en toda Asia, y
representan la dualidad o la doble moralidad de un antiguo fenmeno que persiste hasta nuestros
das en su expresin ms artstica.
28 https://en.wikipedia.org/wiki/Shaolin_Kung_Fu
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denunciado por varios historiadores chinos debido a los muchos errores y fantasas reflejados en l.
Dichos historiadores son: Tang Hao, Xu Zhen y Matsuda Riuchi. La copia disponible ms antigua
fue publicada en 1827 y la composicin del texto ha sido fechada en 1624. Aun as, la ltima
referencia a la asociacin entre Bodhidarma y las artes marciales apareci en la novela Viajes de
Lao Tsan (1904-1907).29
Una de las razones de la participacin de los monjes en la campaa militar en la dinasta Tang, fue
el resentimiento de los mismos contra Wang Shichong quien se haba apropiado de algunas de sus
tierras, adems los monjes apoyaron al que consideraron con ms posibilidades para ganar la guerra,
en este caso Li Shimin, esta informacin fue estudiada y analizada por el Profesor Meir Shahar
quien estudio extensamente la estela Shaolin Si Bei, entre otras fuentes. Esta decisin garantizo la
prosperidad del templo en los siglos posteriores. Despus de la victoria de Li Shimin, el Templo
vivira una poca de seguridad y esplendor debido a sus actividades en la campaa contra Wang, a
pesar de la persecucin que Li Shimin realizara en contra de otros templos budistas los cuales
terminaron en ejecuciones sumarias, cierre de templos budistas, el patrocinio para la ordenacin de
monjes taostas y el decreto de usar solo monjes taostas en todas las ceremonias oficiales; a
excepcin, claro est del templo Shaolin. (Sahar, 2008, 15-27).
Con lo cual, la propia historia del templo Shaoln ha sido manipulada para ofrecer un lavado de cara
que vaya acorde con la tica budista. Aunque es lgico pensar que las habilidades de guerreros de
lite fueran tiles en las campaas blicas, y por lo tanto, el concepto de monje-guerrero no slo se
relegaba a un plano terico sino que se materializaba llegado el momento.
A pesar del mito de que Bodhidharma trajo consigo las tcnicas marciales (que antes eran
desconocidas para los chinos) que fueron transmitidas a los monjes de Shaoln. A da de hoy se sabe
que ya exista una prctica marcial asociada con los monjes del norte de China, antes incluso de que
se fundase el monasterio de Shaoln en el 495 d. C. Existen varias fuentes que evidencian la prctica
marcial en China antes de dicho perodo. En la Historia de Wei, Wei Shou. Se menciona que
29 https://es.wikipedia.org/wiki/Shaolin#cite_note-13
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durante incursiones realizadas por el Emperador Wei del Norte en 446 d. C., en monasterios
alrededor de Changan (Xian), se descubrieron y confiscaron lotes de armas, lo que indica que la
prctica marcial era algo comn de la poca. (Henning, 1999, 319).
El Templo Shaoln fue construido en 495 d. C. por el emperador Xiao Wen para el monje Chan Ba
Tuo de Tian Zhu, estos monjes se dice practicaban Jiao Li (estilo de lucha similar al Judo moderno)
como entretenimiento, con lo cual no concuerda con la idea popular de que los monjes de la poca
no conocan las artes de lucha o que no practicaban ninguna actividad fsica hasta la llegada de
Bodhidarma. El Jiao Li es el precursor del Shuai Jiao moderno y ste se usaba para el
adiestramiento militar convencional, con lo cual, el desarrollo marcial en China no puede ser
explicado por una historia mitificada acerca de la llegada de un patriarca budista que trajo consigo
elementos marciales.
En las fuentes documentales de la Historia de la Dinasta Han (206a.C.-220d.C.) se menciona el
Shoubo y el Juedi como las diferentes disciplinas de lucha como base fundamental para el
entrenamiento militar de la poca.30 De esta manera, podemos afirmar que incluso el desarrollo del
propio arte marcial de Shaoln no se puede entender como un fenmeno autnomo sino que ana
una serie de sistemas de combate chinos que evolucionaron en el seno del propio templo.
30 https://es.wikipedia.org/wiki/Shaolin#Pr.C3.A1ctica_marcial
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de pan. A las 8 p.m., se hace tiempo de silencio para la meditacin y finalmente a las 10 p.m se
acuestan.31
A pesar de que la rutina diaria de un monje no ha cambiado mucho a lo largo del tiempo, el templo
se ha ido renovando conforme a los tiempos modernos y ha ido complementando su conocimiento
tradicional de medicina china junto con la tecnologa, aparatos y medicamentos de la medicina
occidental. Tambin resulta curioso destacar que su dieta se basa tan slo en elementos vegetales.
Esto se debe a su principio de no matar o daar animales, ya que comrselos implica sufrimiento
para el ser vivo. Por lo dems, su rutina diaria no parece abarcar ms cosas que entrenar, orar y
meditar, algo que contrasta bastante con su pasado de activismo militar.
31 http://www.huffingtonpost.com/stacey-nemour/shaolin-kung-fu_b_747649.html
32 https://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_China
33 http://www.shaolin.org.cn/en/
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La palabra shoei se compone de dos caracteres diferentes. La primera (so) significa sacerdote
budista o monje y la segunda (hei), significa soldado o guerrero. Con lo cual la palabra shoei se
suele traducir como monje-guerrero. Este fenmeno de monjes-guerreros en Japn se introdujo a
travs de las influencias llegadas de China, que llegaron de la mano con el budismo chan (zen).
Lo cierto es que muchas instituciones budistas posean vastos dominios que mantenan a muchas
personas bajo su jurisdiccin, algo muy similar a lo que ocurra en Europa con las instituciones
eclesisticas y monsticas.
Stephen Turnbull hace una analoga con los caballeros teutnicos, ya que estos eran monjes-
guerreros alemanes que vivan juntos en monasterios fortificados, pero pocos eran ordenados como
sacerdotes. Aunque el resto de hermanos laicos tambin estaban sometidos a las reglas monsticas
de pobreza, caridad y obediencia.
La situacin en Japn era muy similar. El tamao de las organizaciones de monjes-guerreros nunca
fue pequea, ya que a pesar de que hubiese uno o dos monjes residentes en un templo budista, este
tambin afectaba a una gran comunidad de cientos de integrantes, que eran atrados por las milicias
monsticas. Con lo cual, nos referiremos a la nomenclatura de monje-guerrero como todo aquel
integrante (laico o no) de las fuerzas armadas monsticas asociadas a grandes instituciones budistas
entre los siglos X y XVI.
No hay razn por la que las desavenencias polticas sobre un asunto de importancia religiosa llevase
a un conflicto armado, aunque a mediados del siglo X, un recrudecimiento de las disputas sobre el
control imperial de los nombramientos ms antiguos llevaron a un enfrentamiento entre monjes
rivales, que desemboc en el uso de armas. Estas disputas entre facciones no eran guerras de
religin como las conocemos en occidente. No se generaban por disputas frente a doctrinas o
dogmas, sino frente a las decisiones polticas, y casi todas las batallas libradas por monjes guerreros
entre los siglos X y XIV fueron producto de rivalidades entre los templos de Nara y el Monte Hiei
(Turnbull, 2006, 31-32).
La participacin monstica en la guerra civil del siglo XII fue una situacin totalmente diferente,
porque en esa poca los lderes samuris, estaban dispuestos a aadir el mayor nmero de hombres
posible bajo su mando, alistando a las fuerzas armadas de los shoei (Turnbull, 2003, 4-11).
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se atrincheraron en el puente para frenar la capacidad de los samuris montados a caballo que
queran cruzar. Los monjes guerreros se mantuvieron firmes con arcos y la flechas, naginatas,
espadas y dagas, pero fueron finalmente cayeron derrotados. Despus de la victoria, Taira no
Kiyomori orden que la venganza cayese sobre los monjes que se le oponan. Mii-dera fue reducida
a cenizas, al igual que muchos de los templos de Nara. Slo el Enryaku-ji escap ileso (Turnbull,
2006, 34-43), (Turnbull, 2003, 8-12).34
34 https://en.wikipedia.org/wiki/S%C5%8Dhei#Founding_and_feuds
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Posteriormente Nobunaga llev la lucha contra los Ikk-ikki en sus fortalezas de Nagashima y
Ishiyama Hongan-ji. En el verano de 1574, con la ayuda del ex pirata Kuki Yoshitaka, Nobunaga
bloque las fortalezas y los Ikko se rindieron por la falta de vveres. Los 20.000 habitantes de la
fortaleza fueron pasto de las llamas, junto con sus casas. El Ikk finalmente se vio obligado a
rendirse en 1580. En 1603, Tokugawa Ieyasu toma el control del pas, acabando con los ltimos
resquicios que quedaban de los monjes-guerreros.35
Para cerrar este captulo, podemos realizar una breve reflexin acerca de lo que significaba
compatibilizar dos prcticas que tericamente parecen ser opuestas. En el caso de los monjes de
Shaoln hay fuentes que evidencian la participacin en conflictos blicos por parte de sus
integrantes, aunque no de manera tan evidente y masiva como en el caso japons. Adems el templo
Shaoln es nico en su especie dentro de China, ya que es el nico que se conoce por el
adiestramiento marcial de sus integrantes, a diferencia del caso japons, en el que se conocen varios
templos y territorios adyacentes de enormes dimensiones dnde se entrenaban a los monjes para la
guerra, con lo cual, el caso de monjes-guerreros Shaoln es un fenmeno que surge de manera
aislada y singular. Tambin debemos mencionar que la historia del propio templo esta envuelta entre
mitos y leyendas, que junto con la tradicin y la cultura popular hacen muy difcil construir una
historia fidedigna del propio templo. Y a todos estos inconvenientes se le suma la propia
destruccin o la manipulacin de informacin que puede haber tenido lugar en el seno del templo a
manos de los propios monjes (el erudito Du Mu evidenci este tipo de actividades ya en el siglo
XVI). Con lo cual estamos ante una institucin que ha variado su imagen hasta convertirse en la
versin maquilladaactual; siendo bastante difcil valorar y rastrear la magnitud de su participacin
en actos blicos por parte de los historiadores.
En el caso de los shoei japoneses podramos decir que su historia est bien registrada y se puede
contabilizar el nmero de personas movilizadas en los conflictos armados y la magnitud de su
alcance. Este fenmeno sigue unos cauces distintos al anterior y por lo tanto debe entenderse en su
contexto, evitando generalizar o haciendo analogas que nos lleven al error.
Los shoei eran monjes-guerreros, pero ante todo, eran japoneses imbuidos por el masivo belicismo
de una poca sumergida en constantes guerras civiles. Como mencionamos en el anterior captulo,
el culto a la guerra y su desarrollo eran objetivos primordiales en el Japn feudal, con lo cual, el
apoyo de sectas budistas al conflicto armado fue algo comn y constante entre los siglo X y XVI.
Sus motivaciones no fueron producto de una crisis dogmtica, sino que fueron motivadas por
intereses polticos y rivalidades, sin diferenciarse mucho de las polticas tomadas por el resto de
facciones de poder feudales.
Realmente las polmicas acerca del respaldo de instituciones budistas a la militarizacin japonesa
35 https://en.wikipedia.org/wiki/S%C5%8Dhei#Founding_and_feuds
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no acaba hasta el final de la segunda guerra mundial. La manipulacin de las enseanzas budistas
funcion bajo las directrices del estado hasta hace muy poco, por lo tanto podramos hablar de un
largo transcurso histrico en el que funcionaba una forma de budismo compatible con los actos
violentos (hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX).
6. Reflexin final
Si tomamos como ciertas las afirmaciones de autores como Peter Harvey y Brian Victoria (visto en
la obra Buddhist Warfare) de que no hay evidencias ni interpretaciones en los textos budistas que
den cabida al respaldo de acciones violentas, podramos afirmar que todo elemento proveniente del
budismo que est relacionado con cualquier forma de violencia no puede considerarse budismo. En
esto coinciden muchos puristas budlogos y monjes como el propio Brian Victoria o Mahinda
Deegalle, los cuales no dan cabida a ninguna actividad que contradiga los principios budistas.
Discernir entre las diversas interpretaciones de los textos budistas es un tema extremadamente
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complejo y que se escapa de los lmites de este trabajo. Incluso tratar al budismo y a la cultura de la
guerra como dos categoras bien definidas se nos puede antojar imposible debido a sus mltiples
variantes y especificidades. No obstante, en este trabajo se ha tratado al Budismo como una red
tnica y cultural interconectada que ensea e interpreta las enseanzas de Buda. La fusin de un
gran nmero de elementos de un determinado sustrato cultural (tradiciones, creencias, personajes,
lderes polticos) al contenido religioso y su desarrollo a lo largo del tiempo dan como resultado un
collage que se suele adscribir a una tradicin budista determinada. De ah que haya una gran
diversidad en lo referente a los principios budistas y sus seguidores. A pesar de que todas las
tradiciones budistas mantienen las cuatro nobles verdades como el epicentro de sus enseanzas, no
podemos encontrar ninguna escritura cannica que las interpreten y las expliquen en detalle
(Jerryson, Juersgenmeyer, 2010, 5). Adems cada tradicin budista posee prcticas y doctrinas
nicas dependiendo del lugar. Por ejemplo, en Tailandia est mal visto tocar la cabeza a los nios
porque creen que ah reside su espritu. Este tipo de tradiciones pueden conformar caractersticas
muy especficas debido a su localismo, aunque todas ellas, independientemente de su origen y
formacin se suelen relacionar directamente con las enseanzas del propio Buda Gautama.
En cuanto a la cultura de la guerra, podemos afirmar que tiene su mxima expresin en el desarrollo
de las llamadas artes marciales. A pesar de que el contenido tico y religioso detrs de cada una de
ellas vara, estas se fraguan como una actividad vinculada a la guerra, pero tambin al mundo
espiritual. Estas adquieren gran importancia cuando se usan bajo el estandarte de la violencia de
estado y se suelen combinar con la homogeneidad religiosa para ofrecer una nacin armoniosa y sin
fisuras. Sin lugar a dudas, el nacionalismo o la idea de nacin se ha visto relacionada directamente
con el desarrollo de la actividad blica y el uso de la identidad para justificar sus polticas. En
algunos casos la guerra esta vinculada con problemas religiosos, ya sea para defenderse ante
enemigos de otras creencias o para instaurar una nica creencia religiosa. En otros casos, lderes
budistas (incluso provenientes del mbito monstico) han tomado el liderazgo en actos de guerra
para legitimar o maquillar intereses con un trasfondo mucho ms mundano (como la defensa del
territorio, la toma de posesiones o la implantacin de un nuevo rgimen poltico o religioso)
(Jerryson, Juersgenmeyer, 2010, 9). Aunque ninguno de estos ejemplos han sido analizados en
profundidad en el presente trabajo, es importante resaltar la violencia que emana de los conflictos
interreligiosos.
Siguiendo con los objetivos de este trabajo, el anlisis del trasfondo religioso y tico de las artes
marciales es un tema fundamental para poder comprender la conceptualizacin y la aplicacin de
los preceptos budistas a la guerra. De esta manera, las artes marciales y el budismo se han visto
politizados por diversos estados o grupos de poder, y por consiguiente, su evolucin y desarrollo
responden en gran medida al contexto socio-poltico del momento. Esta maleabilidad del apartado
idelgico en las prcticas guerreras a lo largo del tiempo nos ofrece definiciones distintas de lo que
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entendemos como arte marcial, ya que su objetivo ltimo no puede ser separado del mundo
espiritual y filosfico que proporciona el budismo (o los budismos).
Actualmente podemos considerar un arte marcial como un conjunto de tcnicas de lucha que se
desarrollaron en la antigedad y que est vinculados con un cdigo tico o religioso. Evidentemente
la deportivizacin o el uso del arte marcial como un elemento de desarrollo personal es una visin
actual, debido su poca efectividad en las guerras contemporneas (un aspecto que obviaremos en
nuestro anlisis). Pero no olvidemos que todas estaban destinadas a matar de la manera ms
eficiente posible. La adopcin de herramientas del zen en el mbito marcial es un fenmeno que
armoniza entre la violencia ms pura (a pesar de su elevado desarrollo tcnico) y la vida espiritual,
conformndose una visin que en conjunto parece estar en equilibrio, aunque si ahondamos un poco
no tardaremos en vislumbrar las primeras contradicciones. Por qu surge la militarizacin de
sectores budistas?, Cmo puede explicarse la entrada de monjes budistas en la guerra?
Cuando analizbamos el caso japons, su historia militar presenta un refinamiento y desarrollo sin
precedentes en la historia de Asia, quizs por esa misma razn la expansin de las artes marciales
japonesas por el resto del mundo ha sido tan exitosa. Los condicionantes polticos, econmicos y
sociales del Japn feudal movilizaron a una gran cantidad de efectivos que militaron para seores y
oligarcas en una isla fragmentada por las constantes tensiones polticas entre poderosas facciones
familiares. Con lo cual estamos hablando de un caso excepcional debido a una realidad de
inestabilidad poltica y violencia que fueron constantes durante siglos. Una vez que cambia ese
contexto poltico, social y econmico con la entrada del siglo XIX, tambin lo hace su cultura de la
guerra, la cual se occidentaliza (mimetizando la tecnologa militar de Occidente) y por consiguiente
su bagaje marcial tradicional sufre una adaptacin o una reconversin tanto en su prctica como en
el apartado filosfico y tico.
En el resto de pases budistas, la militarizacin de grupos monsticos no ha sido tan evidente ni
constante a lo largo del tiempo, pero el cambio en la interpretacin de los preceptos budistas
sumado al uso de violencia coercitiva para lograr unidad y homogeneidad en los territorios es un
factor comn en las polticas nacionalistas de los diversos pases de confesin budista. Los casos de
violencia han formado parte de patrones estructurales y sistmicos de organizaciones polticas e
instituciones durante siglos. Por ejemplo, las revueltas budistas que tuvieron lugar en China en el
siglo VI d.C, fueron conceptualizadas como batallas csmicas entre Buda y Mara (dios de las
ilusiones y los deseos). Bajo el liderazgo de Faqing, los budistas chinos se dedicaron a matar
brbaros como una extensin o reflejo de esta batalla csmica contra Mara en la tierra. Estos
brotes de de violencia mesinica e interpretaciones cosmolgicas han perdurado hasta la
actualidad36 (Jerryson, Juersgenmeyer, 2010, 8).
36En 1995 en Japn, miembro de la organizacin budista zen Asahara Shoko tiraron gas nervioso en el metro de Tokyo,
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Teniendo en cuenta estos datos, podramos concluir que el budismo, a pesar de su evidente
contenido pacifista, es usado y manipulado por otras fuerzas y poderes fcticos resultando en una
gran amalgama de subproductos budistas que contienen altas dosis de violencia. El modelo
teolgico en estos casos es manipulado hasta tal punto que la propia guerra deja de ser una actividad
perniciosa para el desarrollo espiritual. Con esto no se pretende afirmar que la guerra en Oriente se
constituye como una guerra de religiones, sino que el propio budismo (entendido en su amplio
espectro de variedades) y sus herramientas psicolgicas otorgaron al arte de la guerra un
significado mucho ms profundo y sublime. Pasando de ser una actividad puramente ordinaria a
conformar un conglomerado de valores ticos y morales que trascienden la vida mundana (de ah
toda la gran produccin filosfica en torno a la temtica guerrera). Finalmente se podra afirmar que
a lo largo de la historia de Asia, el budismo y sus instituciones han estado subordinados frente a las
polticas agresivas de los estados (imperialistas y/o expansionistas), impregnando de valores e ideas
a fenmenos contradictorios con su propia tica y convirtiendo en arte a la faceta ms destructiva
de las sociedades humanas.
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