Cuche D Identidad

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Cuch, Denys. [(1966) 2002]. Cultura e Identidad.

En La nocin de Cultura en
las Ciencias Sociales. Captulo VI. Buenos Aires. Nueva Visin, pp. 106-113.
Disponible en file:///C:/Users/Margarita/Downloads/af3647_la-nocion-de-cultura%20(1).pdf
Consultado el 2/4/2016.

VI. CULTURA E IDENTIDAD

Aunque el concepto de cultura tiene un importante crdito desde hace algn tiempo fuera
del circulo estrecho de Las ciencias sociales, hay otro trmino, el de identidad que se
asocia a menudo con el primero cuyo uso es cada vez ms frecuente, al punto de que
algunos analistas consideraron que se trataba de una moda [Gallisot, 1987]. Queda por
saber lo que significa esta moda de las identidades, que por otra parte es extraa al
desarrollo de la investigacin cientfica y, sobre todo, lo que se entiende por identidad.
Hoy, los grandes interrogantes sobre la identidad remiten con frecuencia a la cuestin de
la cultura. Se quiere encontrar cultura en todas partes e identidad para todo el mundo. Se
denuncian crisis culturales como crisis de identidad. Hay que ubicar el desarrollo de esta
problemtica en el marco del debilitamiento del modelo del Estado-nacin, de la extensin
de la integracin poltica supranacional y de cierta forma de globalizacin de la economa?
Con mayor precisin, la moda identitarias reciente es la prolongacin del fenmeno de
exaltacin de la diferencia que surgi en los aos setenta y que fue el resultado de
movimientos ideolgicos muy diversos, incluso opuestos, si hacan la apologa de la
sociedad multicultural, por una parte, o si, por el contrario, de cada uno en su casa para
seguir siendo l mismo, de la otra parte.
Sin embargo, aun cuando las nociones de cultura y de identidad cultural tienen en gran
parte un destino relacionado, no pueden ser simples y puramente confundidas.
Finalmente, la cultura puede no tener conciencia identitaria, en tanto que las estrategias
identitarias pueden manipular e inclusive modificar una cultura que, en ese caso, no
tendr gran cosa en comn con lo que era antes. La cultura se origina, en gran parte, en
procesos inconscientes. La identidad remite a una norma de pertenencia, necesariamente
consciente porque est basada en oposiciones simblicas.
En el campo de las ciencias sociales, el concepto de identidad cultural se caracteriza por
su polisemia y su fluidez. De reciente aparicin, tuvo muchas definiciones y
reinterpretaciones. El concepto de identidad cultural surgi en los aos cincuenta en
Estados Unidos. En ese momento, los equipos de investigacin en psicologa social
intentaban encontrar una herramienta adecuada para dar cuenta de los problemas de
integracin de los inmigrantes. Este enfoque, que conceba la identidad cultural como
determinante de la conducta de los individuos y como ms o menos inmutable, ser
superada luego por concepciones ms dinmicas, que no hacen de la identidad algo dado,
independiente del contexto relacional.
La cuestin de la identidad cultural remite lgicamente en un primer momento a la
cuestin ms amplia de la identidad social, de la que es uno de los componentes. Para la
psicologa social, la identidad es una herramienta que permite pensar la articulacin de lo
psicolgico y de lo social en el individuo. Expresa la resultante de las diversas
interacciones entre el individuo y su entorno social, lejano y cercano. La identidad social
de un individuo se caracteriza por el conjunto de sus pertenencias en el sistema social:
pertenencia a una clase sexual, a una clase atara, a una clase social, a una nacin, etc.
La identidad permite que el individuo se ubique en el sistema social y que l mismo sea
ubicado socialmente.
Pero la identidad social no solo concierne a los individuos. Todo grupo est dotado de una
identidad que corresponde a su definicin social, definicin que permite situarlo en el
conjunto social. La identidad social es al mismo tiempo inclusin y exclusin: identifica al
grupo (son miembros del grupo los que son idnticos en una determinada relacin) y lo
distingue de los otros grupos (cuyos miembros son diferentes de los primeros en La misma
relacin). Desde esta perspectiva, la identidad cultural aparece como una modalidad de
categorizacin de la distincin nosotros/ellos, basada en la diferencia cultural.

LAS CONCEPCIONES OBJETIVISTAS Y SUBJETIVISTAS DE LA IDENTIDAD CULTURAL


Existe una relacin estrecha entre la concepcin de la cultura y la de la identidad cultural.
Los que asimilan la cultura a una segunda naturaleza, que se recibe como herencia y de
la que sera imposible escapar, conciben la identidad como algo dado que definira de una
vez y para siempre al individuo y que lo marcara de manera casi indeleble. Desde esta
perspectiva, la identidad cultural remitira, necesariamente, al grupo original de
pertenencia del individuo. El origen, sus races segn la imagen comn, sera la base de
toda identidad cultural, es decir que definira al individuo de manera certera y autntica.
Esta representacin casi gentica de la identidad, que sirve de apoyo a las ideologas del
arraigo, termina en la naturalizacin de la pertenencia cultural. Dicho de otro modo, la
identidad seria preexistente al individuo que no puede hacer otra cosa que adherir a ella,
so pena de convertirse en un marginal, un desarraigado. Concebida de esta manera, la
identidad parece una esencia que no puede evolucionar y sobre la cual ni el individuo ni el
grupo tienen ninguna influencia.
Si se llega a los limites, la problemtica del origen aplicada a la identidad cultural puede
finalizar en una consideracin solo racial de los individuos y de los grupos, dado que, para
algunas tesis extremas, la identidad est prcticamente inscripta en el patrimonio
gentico (vase, en especial, Van den Berghe [1981]). El individuo, por su herencia
biolgica, nace con los elementos constitutivos de la identidad tnica y cultural, entre las
cuales se encuentran las caractersticas fenotpicas y las cualidades psicolgicas
pertenecientes a la mentalidad, al genio propio del pueblo al que pertenece. La
identidad est basada en un sentimiento de pertenencia de algn modo innato. La
identidad se piensa como una condicin inmanente del individuo y se la define de una
manera estable y definitiva.
En un enfoque culturalista, el acento no se pone en la herencia biolgica, a la que no se
considera determinante, sino, por el contrario, en la herencia cultural, vinculada con la
socializacin del individuo en el seno de su grupo cultural. Sin embargo, el resultado es
casi el mismo ya que, segn este enfoque, el individuo llega a interiorizar los modelos
culturales que se le imponen, de manera que no podr hacer otra cosa que identificarse
con su grupo de origen. Tambin en este caso la identidad se define coma preexistente al
individuo. Toda identidad cultural aparece como consustancial con una cultura particular. Y
por lo tanto, se intentar establecer la lista de los atributos culturales que se supone
deben servir de apoyo a la identidad colectiva. El esfuerzo estar puesto en determinar las
invariantes culturales que permiten definir la esencia del grupo, dicho de otro modo, su
identidad esencial, casi invariable.
Otras teoras de la identidad cultural, calificadas de primordialistas, consideran que la
identidad etnocultural es primordial porque la pertenencia al grupo tnico es la primera y
las ms fundamental de todas las pertenencias sociales, aquella en la que se crean los
vnculos ms determinantes, porque se trata de vnculos basados en una genealoga
comn (vase, especialmente, Geertz [19631). En el grupo tnico se comparten las
emociones y las solidaridades ms profundas y ms estructurantes. Definida de este
modo, la identidad cultural aparece como una propiedad esencial inherente al grupo
porque es transmitida en y por el grupo, sin referencia a los otros grupos. La identificacin
va de suyo, porque ya est jugada desde el comienzo.
Lo que une a las diferentes teoras es una misma concepcin objetivista de la identidad
cultural. Se trata en todos los casos de definir y de describir la identidad a partir de cierto
nmero de criterios determinantes, considerados objetivos, como el origen comn (la
herencia, la genealoga), la lengua, la cultura, la religin, la psicologa colectiva (la
personalidad de base), el vnculo con un territorio, etc. Para los objetivistas, un grupo sin
lengua propia, sin cultura propia, sin territorio propio, incluso sin cierto fenotipo propio, no
puede pretender constituir un grupo etnocultural. No puede reivindicar una identidad
cultural autntica.
Estas definiciones de la identidad son muy criticadas par los que defienden una
concepcin subjetivista del fenmeno identitario. La identidad cultural, segn ellos, no
puede reducirse a su dimensin atributiva: no es una identidad recibida de una vez y para
siempre. Encarar el fenmeno de esta manera es considerarlo un fenmeno esttico, fijo,
que remite a una colectividad definida de manera invariable y casi inmutable. Ahora bien,
para los subjetivistas, la identidad etnocultural no es otra cosa que un sentimiento de
pertenencia o una identificacin con una colectividad ms o menos imaginaria. Para estos
analistas, lo que cuenta son las representaciones que los individuos se hacen de la
realidad social y de sus divisiones.
Pero el punto de vista subjetivista llevado al extremo concluye en una reduccin de la
identidad a una cuestin de eleccin individual arbitraria, puesto que cada uno es libre de
realizar sus propias identificaciones. Finalmente, tal identidad puede, segn este punto de
vista, ser analizada coma una elaboracin puramente fantasiosa, que nace de la
imaginacin de algunos idelogos que, persiguiendo fines ms o menos confesables,
manipulan a masas ms a menos crdulas. Si bien el enfoque subjetivista tiene el mrito
de dar cuenta del carcter variable de la identidad, tiene una tendencia a acentuar el
aspecto efmero de la identidad, cuando, en realidad, no es raro que las identidades sean
relativamente estables.

LA CONCEPCION RELACIONAL Y SITUACIONAL


Adoptar un enfoque puramente objetivo a puramente subjetivo para abordar la cuestin
de la identidad es encerrarse en un callejn sin salida. Es razonar haciendo abstraccin
del contexto relacional, el nico que puede explicar por qu, por ejemplo, en tal momento,
tal identidad se afirm o, por el contrario, se reprimi en tal otro momento.
Si la identidad es una construccin social y no algo dada, s est originada en la
representacin, no por eso es una ilusin que dependera de la pura subjetividad de los
agentes sociales. La construccin de la identidad se hace en el interior de los marcos
sociales que determinan la posicin de los agentes y por lo tanto orientan sus
representaciones y sus elecciones. Por otra parte, la construccin identitaria no es una
ilusin pues est dotada de una eficacia social, produce efectos sociales reales.
La identidad es una construccin que se elabora en una relacin que opone un grupo a los
otros con los cuales entra en contacto. Fredrik Barth [1969] fue el pionero de esta
concepcin de la identidad como manifestacin relacional, que permite superar la
alternativa objetivismo/subjetivismo. Para Barth, hay que buscar aprehender el fenmeno
identitario en el orden de las relaciones entre los grupos sociales. Segn l, la identidad es
un modo de categorizacin utilizado por los grupos para organizar sus intercambios. De
esta manera, para definir la identidad de un grupo, lo que importa no es hacer el
inventario del conjunto de los rasgos culturales distintivos, sino encontrar entre estos
rasgos los que son empleados por los miembros del grupo para afirmar y mantener una
distincin cultural. Dicho de otro modo, la diferencia identitaria no es la consecuencia
directa de la diferencia cultural. Una cultura particular no produce por s misma una
identidad diferenciada: sta solo puede ser el resultado de las interacciones entre los
grupos y de los procedimientos de diferenciacin que instauran en las relaciones.
En consecuencia, en Barth, los miembros de un grupo no son percibidos como
absolutamente determinados por su pertenencia etnocultural, ya que ellos mismos son los
actores que le atribuyen una significacin a sta en funcin de la situacin relacional en la
que se encuentran. Esto lleva a considerar la identidad como algo que se construye y se
reconstruye constantemente en los intercambios sociales. Esta concepcin dinmica de la
identidad se opone a la que la considera un atributo original y permanente, que no puede
evolucionar. Se trata, pues, de un cambio radical de problemtica que centra el anlisis en
el estudio de la relacin y no en la bsqueda de una supuesta esencia que definira la
identidad.
No hay identidad en s, ni siquiera nicamente para s. La identidad es siempre una
relacin con el otro. Dicho de otro modo, identidad y alteridad tienen una parte en comn
y estn en una relacin dialctica. La identificacin se produce junto con la diferenciacin.
En la medida en que la identidad es siempre la resultante de un proceso de identificacin
dentro de una situacin relacional, en la medida, tambin, en que es relativa, pues puede
evolucionar si la relacin cambia, sin duda sera mejor conservar como concepto
operatorio para el anlisis el de identificacin ms que el de identidad. [Gallissot,
19871.
La identificacin puede funcionar come afirmacin o come asignacin de identidad. La
identidad es siempre un compromiso, una negociacin podra decirse, entre una
auto-identidad definida por s misma y una hetero-identidad o una exo-identidad
definida por los otros [Simn, 1979, P. 24]. La hetero-identidad puede concluir en
identificaciones paradjicas: por ejemplo, en Amrica Latina, a fines del siglo XIX y a
comienzos del XX, los inmigrantes sirio-libaneses, en general cristianos, que huan del
imperio Otomano, eran designados (y siguen sindolo) como Turcos, porque llegaban con
un pasaporte turco cuando, justamente, lo que queran era no reconocerse come turcos.
Lo mismo sucedi con los judos orientales que emigraron a Amrica Latina en la misma
poca.
De acuerdo con la situacin relacional, es decir, en particular, la relacin de fuerza entre
los grupos de contacto que puede ser una relacin de fuerzas simblicas la auto-
identidad tendr ms o menos legitimidad que la hetero-identidad. La hetero-identidad, en
una situacin de dominacin caracterizada se traduce en la estigmatizacin de los grupos
minoritarios. En muchos casos llega a la que se denomina identidad negativa. Definidos
como diferentes por los grupos mayoritarios, diferentes en relacin con la referencia que
estos constituyen, los grupos minoritarios solo se ven reconocidos en una diferencia
negativa. De esta manera, se ve con frecuencia que los grupos minoritarios desarrollan
fenmenos comunes en los grupos dominados, de desprecio de s mismos, vinculados con
la aceptacin y la interiorizacin de la imagen de s, construida por los dems. La
identidad negativa aparece, entonces, como una identidad vergonzosa y ms o menos
reprimida, lo que muchas veces se traduce en un intento por eliminar, en la medida de lo
posible, los signos exteriores de la diferencia negativa.
Sin embargo, un cambio de la situacin de relaciones inter-tnicas puede modificar
profundamente la imagen negativa de un grupo. Esto es lo que les sucedi a los Hmong,
refugiados de Laos en Francia en los aos setenta. En Laos, donde constituan una minora
tnica muy marginal, se los conoca como Meo, nombre que les haban puesto los Lao, el
grupo mayoritario. Para estos ltimos, el trmino era sinnimo de salvaje, de
atrasado. Una vez en Francia, pudieron imponer en el escenario nacional el etnonmico,
Hmong, que en su lengua significa, simplemente, hombre y que implica una
representacin mucho ms positiva de ellos mismos que comparten, con otros refugiados
del sudeste asitico la imagen de buen extranjero, adaptable y trabajador. Otro
beneficio simblico de este exilio (cuya realidad, no obstante, es dolorosa): los Hmong
tienen una nivelacin inter-tnica en el conjunto de los refugiados de Laos y, en Francia,
estn socialmente clasificados igual que los Lao y los sino-laosianos, que en su tierra solo
mostraban desprecio por ellos [Hassoun, 1988].
Entonces, la identidad es lo que se pone en juego en las luchas sociales. Todos los grupos
no tienen el mismo poder de identificacin, pues el poder de identificacin depende de
la posicin que se ocupa en el sistema de relaciones que vincula a los grupos entre s. No
todos los grupos tienen la misma autoridad para nombrar y para nombrarse. Como explica
Bourdieu, en un artculo al que ya se considera clsico, La identidad y la representacin
[1980], solo los que disponen de una autoridad legtima, es decir, de la autoridad
conferida por el poder, pueden imponer sus propias definiciones de ellos mismos y de los
otros. El conjunto de las definiciones identitarias funciona como un sistema de
clasificacin que fija las posiciones respectivas de cada grupo. La autoridad legtima tiene
el poder simblico de hacer reconocer como fundadas sus categoras de representacin de
la realidad social y sus propios principios de divisin del mundo social y, por eso mismo,
hacer y deshacer los grupos.
De este modo, en Estados Unidos, el grupo dominante WASP (white, anglosaxon,
protestant) clasifica a los otros norteamericanos en la categora de grupos tnicos o en
la categora de grupos raciales. A la primera pertenecen los descendientes de
inmigrantes europeos no WASP; a la segunda, los norteamericanos de color (negros,
chinos, japoneses, puertorriqueos, mexicanos...). Segn esta definicin, los tnicos son
los otros, los que se alejan de una manera o de otra de la referencia identitaria
norteamericana. Los WASP, con un pase mgico, quedan fuera de esta identificacin
tnica y racial. Estn fuera de toda clasificacin, fuera de las categoras, pues estn por
encima de los clasificados.
El poder para clasificar lleva a la etnizacin de los grupos subalternos. Estos son
identificados a partir de caractersticas culturales externas que son consideradas
consustanciales y, por consiguiente, casi inmutables. Esto proporciona un argumento para
su marginacin, incluso su inclusin en una minora: son demasiado diferentes para estar
totalmente asociados a la conducta de la sociedad. Como vemos, la asignacin de
diferencias significa menos el reconocimiento de especificidades culturales que la
afirmacin de la nica identidad legitima, la del grupo dominante. Puede prolongarse en
una poltica de segregacin de los grupos minoritarios, conminados a mantener su lugar,
la que se les dio en funcin de la clasificacin.
Si se entiende a la identidad como el lugar en el que se ponen en juego luchas, la nocin
se vuelve problemtica. Por lo tanto, no hay que esperar que las ciencias sociales den una
definicin justa e irrefutable de tal o cual identidad cultural. No le corresponde ni a la
sociologa ni a la antropologa y mucho menos a la historia o a otra disciplina, decir cul
sera la definicin exacta de la identidad bretona o de la identidad Kabul, por ejemplo. No
te corresponde a la ciencia social pronunciarse sobre el carcter autntico o abusivo de tal
identidad particular o en nombre de qu principio lo hara?). No es el cientfico el que tiene
que llevar a cabo controles de identidad. El papel del cientfico es otro: debe explicar los
procesos de identificacin sin juzgarlos. Debe elucidar las lgicas sociales que llevan a los
individuos y a los grupos a identificar, etiquetar, categorizar, clasificar, y hacerlo de tal
manera y no de otra.

LA IDENTIDAD, UN ASUNTO DE ESTADO


Con la edificacin de los Estados-naciones modernos, la identidad se volvi un asunto de
Estado. El Estado se convirti en el gerente de la identidad para la cual se instauran
reglamentos y controles. En la lgica del modelo del Estado-nacin est ser ms o menos
rgido en materia de identidad. El Estado moderno tiende a la mono-identificacin, ya sea
porque no reconoce ms que una identidad cultural para definir la identidad nacional
(como en Francia), ya sea que, aunque admite cierto pluralismo cultural en la nacin,
define una identidad de referencia, la nica verdaderamente legitima (como en Estados
Unidos). La ideologa nacionalista es una ideologa de exclusin de las diferencias
culturales. Su lgica extrema es la de la purificacin tnica.
En las sociedades modernas el Estado registra de manera cada vez ms minuciosa la
identidad de los ciudadanos y en ciertos casos llega a fabricar documentos de identidad
infalsificables. Los individuos y los grupos son cada vez menos libres de definir ellos
mismos su propia identidad. Algunos Estados pluritnicos imponen a sus habitantes la
mencin de una identidad etnocultural o confesional en el documento de identidad, en
tanto que algunos no se reconocen en esa identificacin. En caso de conflicto entre
diferentes componentes de la nacin, este etiquetaje puede tener consecuencias
dramticas, como se vio en el conflicto libans o en el conflicto de Ruanda.
La tendencia a la mono-identificacin, a la identidad exclusiva, gana terreno en muchas
sociedades contemporneas. La identidad colectiva se declina en singular, tanto para uno
como para los dems. Cuando se trata de los otros, permite cualquier tipo de
generalizacin abusiva. El artculo definido identificador permite reducir de manera
fantasmtica un conjunto colectivo a una personalidad cultural nica, que con frecuencia
se presenta de manera despreciativa el rabe es de tal manera..., los africanos son de
tal otra.
El Estado-nacin moderno se muestra infinitamente ms rgido en su concepcin y en su
control de la identidad de lo que eran las sociedades tradicionales. Contrariamente a una
idea recibida, las identidades etnoculturales en estas sociedades no estaban definidas
definitivamente. As, es posible identificar a estas sociedades como sociedades de
identidad flexible [Amseile, 1990]. Estas sociedades le dan un amplio lugar a la novedad
y a la innovacin social. Los fenmenos de fusin y de escisin tnicas son corrientes en
ellas y no implican, necesariamente, conflictos agudos.
No obstante, no habra que creer que la accin del Estado no implica ninguna reaccin por
parte de los grupos minoritarios, cuya identidad es negada o desvalorizada. El crecimiento
de las reivindicaciones identitarias que es posible observar en muchos Estados
contemporneos es la consecuencia de la centralizacin y de la burocratizacin del poder.
La exaltacin de la identidad nacional no puede ms que implicar una tentativa de
subversin simblica contra la inculcacin de identidad. Como dice Pierre Bourdieu:
[...] los individuos y los grupos invierten en las luchas de clasificacin todo su ser social,
todo lo que define la idea que se hacen de ellos mismos, todo lo impensado por lo que se
constituyen como nosotros en oposicin a ellos, a los otros y al que abrazan con una
adhesin casi corporal. Lo que explica la fuerza movilizadora excepcional de todo lo que
se vincula con la identidad [198Gb, p. 69, nota 20].
Todo el esfuerzo de los grupos minoritarios consiste no tanto en reapropiarse de una
identidad una identidad especfica que a menudo ha sido concedida par ci grupo
dominante sino en volver a apropiarse de los medios para definir por s mismos, segn
criterios propios, su identidad. Entonces, se trata de transformar la hetero-identidad, que
con frecuencia es una identidad negativa, en identidad positiva. En un primer momento, la
revuelta contra la estigmatizacin se traducir en el cambio total del estigma, coma en el
caso ejemplar de black is beautiful. Luego, en un segundo momento, el esfuerzo consistir
en imponer una definicin lo ms autnoma posible de la identidad (para retomar el
ejemplo de los negros norteamericanos, vase la emergencia de la reivindicacin de una
identidad afro-americana o de Black Muslims o, inclusive, de Black Hebrews).
El sentimiento de una injusticia sufrida colectivamente implica en los miembros de un
grupo vctima de una discriminacin un sentimiento fuerte de pertenencia a la
colectividad. La identificacin con sta ser tanto ms fuertemente reivindicada cuanto
ms necesaria sea la solidaridad de todos para la lucha por el reconocimiento. Sin
embargo, el riesgo consiste en pasar de una identidad negada a desacreditada a una
identidad exclusiva, como la de los que pertenecen a un grupo dominante y en la que todo
individuo considerado miembro del grupo minoritario debera reconocerse a de otro modo
podra ser tratado coma un traidor. Este encierro en una identidad etnocultural, que en
ciertos casos borra todas las otras identidades sociales de un individuo, solo puede ser
mutilante para l, en la medida en que termina en la negacin de su individualidad, coma
expuso Georges Devereux:
[...] cuando una identidad tnica hiper-investida oblitera todas las otras identidades de
clase, deja de ser una herramienta, y mucho ms una caja de herramientas; se convierte
en [...] una camisa de fuerza. De hecho, la realizacin de una diferenciabilidad colectiva
par media de una identidad hiper-investida e hiper-actualizada puede [...] llevar a una
obliteracin de la diferenciabilidad individual. [...]
Al actualizar su identidad tnica hiper-investida, se tiende cada vez ms a minimizar e
inclusive a negar su propia identidad individual. Y, sin embargo, es la falta de similitud,
funcionalmente pertinente, de un hombre en relacin con todos los dems, la que lo
vuelve humano: parecido a los otros precisamente por su alto grado de diferenciacin.
Esto es lo que le permite atribuirse una identidad humana y, por consiguiente, tambin
una identidad personal [1972, pp. 162-1631.

LA IDENTIDAD MULTIDIMENSIONAL
Dada que la identidad es el resultado de una construccin social, participa de la
complejidad de lo social. Querer reducir cada identidad cultural a una definicin simple,
pura, es no tener en cuenta la heterogeneidad de todo grupo social. Ningn grupo,
ningn individuo est encerrado a priori en una identidad unidimensional. Lo caracterstico
de la identidad es, ms bien, su carcter fluctuante que se presta a diversas
interpretaciones o manipulaciones. Por este hecho, precisamente, es difcil definir la
identidad. Querer considerar a la identidad como monoltica impide comprender los
fenmenos de identidad mixta, frecuentes en toda sociedad. La pretendida doble
identidad de los jvenes provenientes de la inmigracin muestra en realidad una
identidad mixta [Giraud, 1987]. En estos jvenes, contrariamente a lo que afirman algunos
anlisis, no hay dos identidades enfrentadas y entre las cuales se sienten desgarrados,
hechos que explicara su malestar identitario y su inestabilidad psicolgica y/o social. Esta
representacin, que es netamente descalificadora, surge de la imposibilidad para pensar
lo mixto cultural. Se explica, tambin, por el temor obsesivo a un doble juramento de
fidelidad, sostenido por la ideologa nacional. En realidad, como cada uno lo hace a partir
de las diferentes pertenencias sociales (de sexo, de edad, de clase social, de grupo
cultural...), el individuo que forma parte de varias culturas fabrica, a partir de estas
diferencias materiales, su identidad personal nica llevando a cabo una sntesis original. El
resultado es una identidad sincrtica y no doble, si con esto se entiende una adicin de
dos identidades en una sola persona. Como ya se dijo, esta fabricacin no puede
hacerse ms que en funcin de un marco de relacin especifico en una situacin
particular. Recurrir a la nocin de doble identidad incluye las luchas de clasificacin de
las que hablamos antes. La concepcin negativa de la doble identidad permite
descalificar socialmente a ciertos grupos, especialmente las poblaciones de inmigrantes.
Inversamente, algunos quieren rehabilitar a estos grupos y elaboran un discurso que hace
la apologa de la doble identidad como si representara un enriquecimiento de la
identidad. Pero, cualquiera sea la representacin, positiva o negativa, de la supuesta
doble identidad, ambas se originan en el mismo error analtico. Los encuentros de los
pueblos, las migraciones internacionales, multiplicaron estos fenmenos de identidad
sincrtica cuyo resultado desafa a menudo las expectativas, especialmente cuando stas
se basan en una concepcin exclusiva de la identidad. Para tomar un ejemplo, en el
Maghreb tradicional, no era raro que las viejas familias judas presentes desde hace siglos
fueran designadas con el calificativo de judos rabes, dos trminos que hoy parecen
poco conciliables desde el aumento de los nacionalismos. En un contexto muy diferente,
en el Per contemporneo, existen peruanos que son calificados como chinos y que se
reconocen como tales. Son los descendientes de los inmigrantes chinos que llegaron al
Per en el siglo XIX, despus de la abolicin de la esclavitud. Hoy se sienten plenamente
peruanos pero tambin siguen fuertemente vinculados con la identidad china. Esto no
choca en Per, pas que reeligi, recientemente, a un hijo de inmigrantes japoneses (una
segunda generacin) como presidente de la Repblica, sin que la gran mayora de los
peruanos (incluso los que no votaron por l) consideraran que esto pudiera ser una
amenaza para la identidad nacional. De hecho, cada individuo integra, de manera
sinttica, la pluralidad de las referencias identificatorias que estn vinculadas con su
historia. La identidad cultural remite a grupos culturales de referencia, cuyos lmites no
coinciden. Cada individuo es consciente de tener una identidad de geometra variable,
segn las dimensiones del grupo en el que encuentra referencia en tal o cual situacin
relacional. Un mismo individuo, por ejemplo, puede definirse, segn el caso, como renano,
como bretn, como francs, como europeo, hasta como occidental. La identidad funciona,
para decirlo de algn modo, segn el modelo de las muecas rusas, embutidas unas
dentro de las otras [Simn, 1979, p. 31]. Pero si bien la identidad es multidimensional,
esto no quiere decir que pierda su unidad. Esta identidad con mltiples dimensiones en
general no plantea problemas y es admitida sin demasiadas reservas. Lo que a algunos les
molesta es una identidad doble, con los dos polos de referencia situados en el mismo
nivel. No obstante, no se ve por qu la capacidad para integrar varias referencias
identificatorias en una sola identidad no podra funcionar en este caso, salvo que una
autoridad dominante lo prohibiera en nombre de la identidad exclusiva. Es verdad que,
incluso en el caso de una integracin de dos referencias identitarias del mismo nivel en
una sola identidad, los dos niveles son raramente equivalentes, pues remiten a dos grupos
que, por su parte, casi nunca estn en una posicin equivalente en el marco de una
situacin dada.

LAS ESTRATEGIAS IDENTITARIAS


Si la identidad es tan difcil de delimitar y de definir es precisamente por su carcter
multidimensional y dinmico. Esto es lo que le confiere su complejidad pero tambin lo
que le otorga su flexibilidad. La identidad tiene variaciones, se presta a reformulaciones,
incluso a manipulaciones. Para subrayar esta dimensin cambiante de la identidad, que no
constituye nunca una solucin definitiva, ciertos autores usan el concepto de estrategia
identitaria. Desde esta perspectiva, la identidad es un medio para alcanzar un fin. La
identidad no es, por lo tanto, absoluta, sino relativa. El concepto de estrategia indica
tambin que el individuo, como actor social, no carece de cierto margen de maniobra. En
funcin de su apreciacin de la situacin, utiliza de manera estratgica sus recursos
identitarios. En la medida en que la identidad es un lugar en el que ponen en juego luchas
sociales de clasificacin, segn la expresin de Bourdieu, cuyo objetivo es La
reproduccin o la inversin de las relaciones de dominacin, la identidad se construye a
travs de las estrategias de los actores sociales. Sin embargo, recurrir al concepto de
estrategia no debe llevar a pensar que los actores sociales son perfectamente libres para
definir su identidad segn sus intereses materiales y simblicos del momento. Las
estrategias deben considerar, necesariamente, la situacin social: la relacin de fuerza
entre los grupos, las maniobras de los otros, etc. Por consiguiente, si por su plasticidad La
identidad se presta a la instrumentacin como dice Devereux es una herramienta e
inclusive una caja de herramientas, ni los individuos ni los grupos pueden hacer lo que
se les ocurra en materia de identidad: la identidad es siempre la resultante de la
identificacin que los otros nos imponen y que cada uno afirma. Un tipo extremo de
estrategia de identificacin consiste en ocultar la identidad para escapar de la
discriminacin, del exilio o de una masacre. Un caso histrico ejemplar de esta estrategia
es el de los marranos. Los marranos son los judos de la pennsula ibrica que se
convirtieron exteriormente al catolicismo en el siglo XV, para escapar de la persecucin y
de la expulsin, pero siguieron siendo fieles a su fe ancestral y mantuvieron secretamente
algunos ritos tradicionales. As, la identidad juda pudo transmitirse clandestinamente en
cada familia durante siglos, de generacin en generacin, hasta que pudo afirmarse
pblicamente nuevamente. Emblema o estigma, la identidad puede ser instrumentada en
las relaciones entre grupos sociales. La identidad no existe en s, independientemente de
las estrategias de afirmacin identitaria de los actores sociales que son, al mismo tiempo,
el producto y el soporte de las luchas sociales y polticas [Bell, 1975]. El acento en el
carcter estratgico fundamental de la identidad permite superar el falso problema de la
veracidad cientfica de las afirmaciones identitarias. El carcter estratgico de la
identidad, que no implica necesariamente, como recuerda Bourdieu, una perfecta
conciencia de los fines perseguidos por parte de los individuos, tiene la ventaja de que
permite dar cuenta de los fenmenos de eclipse o de despertar identitario, que provocan
tantos comentarios discutibles pues, en general, estn marcados por un cierto
esencialismo. Por ejemplo, lo que se denomin, en los aos setenta, tanto en Amrica del
Sur como en Amrica del Norte, el despertar indgena no puede considerarse la
resurreccin pura y simple de una identidad que se habra eclipsado y que habra
permanecido invariable (algunos autores hablan, equivocadamente, de un estado de
hibernacin para describir este fenmeno). En realidad, se trata de una reinvencin
estratgica de una identidad colectiva en un contexto completamente nuevo, el del
ascenso de los movimientos de reivindicacin de las minoras tnicas en los Estados-
naciones contemporneos. De una manera ms general, el concepto de estrategia puede
explicar las variaciones identitarias, lo que se podra denominar los desplazamientos de la
identidad. Muestra la relatividad de los fenmenos de identificacin. La identidad se
construye, se deconstruye y se reconstruye segn las situaciones. Est en un continuo
movimiento; cada cambio social la lleva a reformularse de una manera diferente. En un
estudio muy sugerente, Franoise Morin [1990] analiza las recomposiciones de la
identidad de los inmigrantes haitianos en Nueva York. La primera generacin de la primera
gran ola migratoria (aos sesenta) provena de la elite mulata de Hait y opt por la
asimilacin a la nacin norteamericana diferencindose de los negros norteamericanos
para escapar de la relegacin social, jugando con todo lo que poda evocar cierta blancura
y distincin. La segunda ola migratoria (aos setenta), compuesta esencialmente por
familias de clase media (negras), elige otra estrategia frente las dificultades para
integrarse: afirman su identidad haitiana con el fin de evitar el riesgo de que los
confundan con los negros estadounidenses. La utilizacin sistemtica del francs inclusive
en pblico, y el esfuerzo por hacerse reconocer como grupo tnico especifico son los
instrumentos privilegiados de esta estrategia. En cuanto a los jvenes haitianos, sobre
todo los de la segunda generacin, sensibles a la desvalorizacin social cada vez ms
acentuada de la identidad haitiana en los aos ochenta en Estados Unidos, por el drama
de los boat people haitianos que no lograron llegar a la costa de Florida y por la
clasificacin de la colectividad como grupo de riesgo a causa del desarrollo del SIDA,
reprimen esta identidad y reivindican una identidad transnacional caribea, aprovechando
el hecho de la conversin de Nueva York, como efecto de la inmigracin, en la primera
ciudad caribea del mundo.

LAS FRONTERAS DE LA IDENTIDAD


El ejemplo precedente muestra claramente que toda identificacin es al mismo tiempo
diferenciacin. Para Barth [19691, en el proceso de identificacin lo primero es,
justamente, esa voluntad de marcar el lmite entre ellos y nosotros y, por lo tanto, de
establecer y mantener lo que se denomina frontera. Ms precisamente, la frontera
establecida es el resultado de un compromiso entre la identidad que el grupo pretende
darse y la que los otros quieren asignarle. Por supuesto que se trata de una frontera
social, simblica. Puede, en ciertos casos, tener contrapartidas territoriales, pero no es
esencial. Lo que separa a dos grupos etnoculturales no es, al comienzo, la diferencia
cultural, como imaginan equivocadamente los culturalistas. Una colectividad puede
funcionar perfectamente admitiendo dentro de s cierta pluralidad cultural. Lo que crea la
separacin, la frontera, es La voluntad de diferenciarse y la utilizacin de ciertos rasgos
culturales como marcadores de identidad especifica. Grupos muy cercanos culturalmente
pueden considerarse completamente extraos unos de otros, incluso ser hostiles,
oponindose en un elemento aislado del conjunto cultural. El anlisis de Barth permite
escapar de la confusin, tan frecuente, entre cultura e identidad. Participar de tal
cultura particular no implica automticamente tener tal identidad particular. La identidad
etnocultural utiliza la cultura, pero raramente toda la cultura. Una misma cultura puede
instrumentarse de manera diferente, hasta opuesta, en diversas estrategias de
identificacin. Segn Barth, la etnicidad, que es el producto del proceso de identificacin,
puede definirse como la organizacin social de la diferencia cultural. Para explicar la
etnicidad, lo que importa no es estudiar el contenido cultural de la identidad sino, ms
bien, los mecanismos de interaccin que, usando la cultura de manera estratgica y
selectiva, mantienen o cuestionan las fronteras colectivas. Contrariamente a una
conviccin ampliamente expandida, las relaciones continuas en el largo plazo entre dos
grupos tnicos no logran borrar progresivamente, de manera obligatoria, las diferencias
culturales. Al contrario, muchas veces estas relaciones se organizan de manera de
mantener la diferencia cultural. A veces, implican incluso una acentuacin de esta
diferencia, por medio de la defensa (simblica) de las fronteras identitarias. Sin embargo,
las fronteras no son inmutables. Para Barth, toda frontera es concebida como una
demarcacin social que puede ser constantemente renovada en los intercambios. Todo
cambio en la situacin social, econmica o poltica puede producir desplazamientos de las
fronteras. El estudio de estos desplazamientos es necesario si se quieren explicar las
variaciones de la identidad. El anlisis de la identidad no puede, por consiguiente,
conformarse con un enfoque sincrnico y tambin debe hacerse en el plano diacrnico.
Por lo tanto, no existe identidad cultural en s, definible de una vez y para siempre. El
anlisis cientfico debe renunciar a la pretensin de encontrar la verdadera definicin de
las identidades particulares que estudia. La cuestin no es saber, por ejemplo, quines
son verdaderamente los corsos, sino que esto significa recurrir a la identificacin
corso. Si admitimos que la identidad es una construccin social, la nica pregunta
pertinente es la siguiente: Cmo, por qu y por quin, en tal momento y en tal contexto,
se produjo, mantuvo o se cuestion tal identidad particular?

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