El Sistema de Administración de Justicia Criminal
El Sistema de Administración de Justicia Criminal
El Sistema de Administración de Justicia Criminal
Se encarg de sealar en su momento Heinz Zipf205 , que slo un hecho punible que
llega a conocimiento de los rganos de persecucin penal produce sta. La
generalidad de supuestos reside en que los hechos punibles no son de conocimiento
directo de los agentes de persecucin criminal, sino que llegan a stos por la
intermediacin de los miembros de la comunidad, agraviados directamente con el
evento criminal, por su denuncia. Resultan pues agentes de fundamental
importancia en la administracin de justicia los ciudadanos afectados, en razn de
que son stos quienes van a llevar la noticia del crimen hasta las instancias de
persecucin, y en la medida en que omitan esto los rganos de persecucin estarn
dejando de conocer supuestos en los que su participacin resulta esencial para la
convivencia en sociedad206 . Sin embargo, en este nivel se presenta un efecto
condicionante, pues en tanto el sistema de justicia no ofrezca una solucin
satisfactoria, por correcta y pronta, a los perjudicados en el delito, stos pierden
confianza en su funcionamiento y optan por ya no acudir a las vas de persecucin
pertinentes, sino que muchas veces se resignan o ensayan otras soluciones, incluso
extralegales.
Este efecto negativo sealado se extiende, para llegar a los casos de colaboracin
con la administracin de justicia en calidad de testigos. Cuando existe un
sentimiento negativo respecto a la justicia penal los sujetos llamados a testificar se
muestran renuentes o no le otorgan la importancia debida.
En nuestro pas es lamentable constatar que muchos de los funcionarios que se han
de encargar de administrar la justicia penal carecen de la idoneidad necesaria para
un correcto ejercicio de sus funciones.
Existe una gran variedad de factores que se conjugan para que el juez penal no
est en condiciones de afrontar de manera exitosa la responsabilidades que
constitucionalmente se le han asignado. Entre las causas ms importantes se puede
mencionar:
En ningn otro mbito del Derecho existe mayor sujecin a la legalidad que en el
Derecho punitivo, por lo que, para cumplir correctamente con su misin, el Juez
especializado en lo penal debe conocer el Derecho positivo, tanto en el Derecho
penal material como en el Derecho penal formal. No obstante, el mero
conocimiento de las normas no es suficiente, pues si para su aplicacin se requiere
necesariamente de una interpretacin previa, es imprescindible que este
conocimiento vaya acompaado de una slida formacin terica. Es necesario que
el juez penal posea un manejo adecuado de los fundamentos, principios
informadores y categoras dogmticas del Derecho penal material, tanto en lo que
se refiere al delito, como en lo que se refiere a la, por mucho tiempo olvidada,
determinacin de la pena; as como de los fundamentos, principios y categoras que
sean propias del Derecho procesal.
Por otro lado, el juez penal debe poseer capacidad de anlisis jurdico, es decir,
capacidad para seleccionar los elementos jurdicamente relevantes de la vida social,
construir con ellos un caso, y darle la solucin que el Derecho le ha previsto209 . De
nada valdran los conocimientos legales y tericos si no se van aplicar
correctamente en la realidad.
Concluyendo: el juez penal debe ser, como su misma denominacin lo dice, un juez
especializado en lo penal.
Para lograr que los magistrados penales desempeen eficientemente sus funciones
es necesario, tambin, que las personas que asuman los cargos de juez o fiscal
sean abogados con capacidad; lo que slo se conseguir, salvo excepciones, cuando
el ejercicio de la magistratura se presente lo suficientemente atractivo para que
estos profesionales tengan como objetivo (o no descarten) acceder a ella. Sin
embargo, en la actualidad ocurre lo contrario, conforme ha sealado Monroy, son
"inagotables" las razones para no ser juez en nuestro pas212 .
Son variados los factores que pueden dar lugar a que la magistratura se presente
como una atractiva oferta de trabajo, se pueden mencionar: el monto de las
remuneraciones, las condiciones en las que se ha de trabajar, el status social que
brinda el cargo, entre otros.
Esta falta de atractivos tambin se presenta en los abogados que ya han ingresado
a la magistratura, generndose sentimientos de desidia en la correcta sustanciacin
de los procedimientos, as como respecto de su propia capacitacin profesional.
La sola reforma del sistema procesal no resulta suficiente, es necesaria una reforma
global, no slo procesal penal o normativa, ms profunda seria, coherente y con el
compromiso de quienes se han de encargar de crear la nueva realidad.
En nuestro concepto la enumeracin de las fases por las que debe pasar todo
proceso de reforma que ha realizado Alcal-Zamora y Castillo es una de las ms
acertadas. Segn este autor son necesarias213 :
Son muy variadas las razones que pueden jugar para que se llegue a concluir en la
conveniencia de reemplazar un texto procesal penal. La principal de ellas se
encuentra en la falta de efectividad para la adecuada solucin de los conflictos
sociales de carcter criminal, que se constituye en uno de los factores
determinantes de la crisis a la que nos hemos referido en prrafos anteriores; pero,
tambin resulta de trascendental importancia la falta de adecuacin de la
normatividad legal con la normatividad constitucional. Esto ltimo ocurre
generalmente -como seala Cndido Conde-Pumpido214 - con la implantacin de un
nuevo orden constitucional que proclama principios esenciales para el proceso penal
y los individuos en l implicados, que han de servir de fundamento a un nuevo
ordenamiento procesal, cuando los mencionados principios no encuentran
adecuadas posibilidades de desarrollo en el sistema vigente y no pueden
incorporarse al mismo con reformas parciales.
Por otro lado, se debe mencionar el progreso de las ciencias auxiliares del proceso
penal, como los medios probatorios, la sicologa del testimonio, la identificacin de
los delincuentes, las tcnicas judiciales, etc215. que pueden haber cambiado
profundamente desde que se concibi el sistema procesal que se cuestiona, pero
que deben tener su reflejo en los modos de actuacin procesal, si se quiere que la
resolucin del conflicto se encuentre lo ms apegada posible a lo que realmente
sucedi.
Las tentativas por concretar una reforma del sistema de administracin de justicia
penal son de larga data. Ya en los aos 60 se iniciaron movimientos de reforma que
dieron lugar a varios proyectos de Cdigo de Procedimiento Penal. Sin embargo, es
recin desde el ao de 1988 que estos esfuerzos sealado adquieren mayores
posibilidades de concrecin. La Ley N 249111 del 25 de octubre estableci una
Comisin Revisora que elaboro un Proyecto de Cdigo de Procedimientos Penales,
puesto en conocimiento de la opinin pblica en noviembre de 1989. En este
proyecto se consagr uno de los cambios estructurales de mayor trascendencia en
todo los intentos de reforma: el traslado de la funcin persecutoria e investigatoria
al Ministerio Pblico.
Es este el estado actual del proceso de reforma del sistema procesal penal en
nuestro pas: una reforma trunca y que duerme el sueo de los justos, del que no
se avizora an en que momento despertar.
Una decisin tan importante como la reforma del sistema procesal requiere como
cuestin previa fijar la funcin que en el contexto socio-estatal vigente le
corresponde al proceso penal, slo as puede individualizarse el norte que debe
seguir la reforma218 .
As, se debe tener en cuenta el inters del sujeto contra el que se dirige la
persecucin para que en el curso de sta se respeten sus derechos y libertades
fundamentales; as como, su inters a conservar su estado de libertad (no ser
condenado) una vez finalizada la tramitacin.
Estos son los dos primeros grupos de intereses (contrapuestos) que se tienen que
conciliar, el gran reto del Derecho procesal penal a travs de todos los tiempos. No
se puede preferir el inters punitivo estatal frente a los intereses de la persona
perseguida, que, incluso, actualmente tienen en su mayora el rango de derechos
fundamentales; pero tampoco se puede proveer excesivamente a la posicin del
imputado, pues esto generara la ineficacia de la persecucin. No se puede olvidar
que el ultragarantismo es un vicio que puede conducir al fracaso de cualquier
reforma221 .
Estructurar el proceso sobre la idea del conflicto, impone realizar un debate entre
partes en PARIDAD de condiciones, frente a un tercero imparcial (juez pasivo). Esta
frmula adquiere particular trascendencia, toda vez que el mtodo en el
procedimiento penal es el verdadero guardin de las libertades ciudadanas224 .
En ese orden corresponde reedificar el rol de los fiscales durante todo el proceso
penal. No se trata de que reemplacen al antiguo (y an vigente en diferentes
cdigos) Juez de Instruccin, sino de que asuman el papel de PARTE en paridad con
la defensa, sin posibilidad de ejercer poder alguno sobre la persona del imputado.
Lo expuesto implica que todas las pruebas habrn de ser practicadas ante el
Tribunal sentenciador (art. 29.1, Reglas de Mallorca), justamente por lo que el
juicio oral constituye una garanta de juzgamiento, toda vez que, como ensea Julio
Maier ... la ley cuando asume un proceso del tipo que lleva como bandera el
juicio oral o el debate oral, lo que quiere es que la verdad se obtenga en otra
forma... es decir que no se obtenga, por el paciente trabajo de una persona que
haciendo las veces de historiador recopila antecedentes del caso, los fija en
registros o actas y, despus de eso indica cul es la solucin del caso .
El proceso penal es el nico mtodo legtimo para el ejercicio del poder penal y,
por lo tanto, cumple en su conjunto una funcin de garanta preservadora de la idea
de Estado de Derecho225 , cuya configuracin requiere el cumplimiento de reglas
mnimas de juzgamiento que surgen indisolublemente ligadas a los intereses en
pugna y que a su vez representa el lmite al ejercicio del poder penal del Estado.
De modo que la verdad emerja de la contraposicin de los intereses que los sujetos
representan en el litigio, toda vez que los jueces son responsables de la realizacin
de un juicio justo, y no de la bsqueda de la verdad. El juez semejante a un gigante
de cien brazos con el arbitrio que tradicionalmente se le confiri a lo largo de todo
el proceso penal, debe desaparecer en las legislaciones del siglo XXI.
El procedimiento por flagrante delito fue insaturado, por primera vez, en la Ley
francesa de 20 de mayo de 1863 de donde pas a la LECRIM espaola, hasta que el
legislador de 1967 lo aboli para sustituirlo por los procedimientos de urgencia. En
la actualidad mantienen dicho procedimiento: Alemania (die Beschleugnigtes
Verfahren), Italia (el giudizio direttissimo) y Francia (procdure par dlit flagrant).
El objeto de dicho procedimiento lo constituyen los delitos flagrantes, si bien en
Alemania es reclamable para cualquier delito de fcil enjuiciamiento (hasta penas
privativas de un ao) y en Italia las ltimas reformas han ampliado su mbito de
aplicacin. Su finalidad estriba en obtener el juicio oral el mismo da de
presentacin de la denuncia en el Juzgado o en un plazo no superior al mes. Para el
logro del primer objetivo se suele requerir el consentimiento del detenido, el cual ha
de estar asistido de abogado. Las principales especialidades de este procedimiento
residen en el carcter informal de los emplazamientos y citaciones (que puede
realizar la propia polica judicial), la inexistencia de la instruccin (fuera del
interrogatorio del detenido y la obtencin telegrfica de los antecedentes penales y
la acusacin oral del Ministerio Fiscal.
Pero sin duda que de los tres efectos, el que ms interesa desde la perspectiva del
trabajo es verificar si estamos o no ante un proceso penal que se viene
desarrollando con violacin del principio non bis in idem.
En el mbito del Derecho procesal penal, la prohibicin de sancionar dos veces una
misma conducta es una garanta constitucional, por lo que su violacin acarrea la
invalidez del segundo proceso penal violatorio. Sin embargo, el principio non bis in
idem, tambin resulta exigible, cuando un mismo hecho es sancionado
administrativa y jurisdiccionalmente. Los principales efectos procesales del non bis
in idem giran en torno a los siguientes aspectos: a) en la identidad de sujetos,
hechos y fundamento entre el objeto del procedimiento administrativo sancionador
y del proceso penal, como presupuesto del non bis in idem; b) en los efectos que la
referida prohibicin despliega cuando existe un proceso penal y un procedimiento
administrativo sancionador en curso que parecen tener el mismo objeto procesal, y
por ltimo, c) en las consecuencias que tiene el contenido de la resolucin penal
sobre el procedimiento administrativo sancionador.
Dado que el principio non bis in idem nicamente se aplica cuando existe una
coincidencia subjetiva, fctica y de fundamento entre el objeto del proceso penal y
del procedimiento administrativo sancionador, parece conveniente comparar los
elementos que integran ambos objetos para determinar el mbito de aplicacin y
las excepciones al referido principio.
a) Identidad de hechos
Por otra parte, puede tambin darse el supuesto de que un sujeto haya realizado
varios actos, que todos ellos sean constitutivos de infraccin administrativa y slo
uno integre el supuesto de hecho de la norma penal. En tal caso, el procedimiento
administrativo podra continuar para sancionar los otros actos ilcitos, aunque
deber examinarse, en cada caso concreto, la relacin que existe entre todos ellos,
y descartar la figura de que las infracciones administrativas sean medios para la
consumacin del delito.
b) Identidad de sujetos
Hay que tener en cuenta que los sujetos a quienes se les puede imputar la
conducta ilcita, pueden ser para el derecho penal slo personas fsicas, mientras
que para el derecho administrativo sancionador, lo son las personas fsicas y
tambin las personas jurdicas. Por ejemplo, en el mbito de la libre competencia,
las penas previstas en los arts. 239, 240, 241, 242 y 243 CP (pena de prisin y
multa) son aplicables nicamente a las personas fsicas responsables de los
respectivos delitos, mientras que las sanciones previstas en el art. 23 del D.Leg.
701, modificado por Ley 26004, prev que "La Comisin Nacional de Libre
Competencia podr imponer a las personas naturales o jurdicas ... multas...". De
esta forma, si en el proceso penal consideramos vigente an el antiguo aforismo
societas delinquere non potest en toda su extensin, la imposicin de penas a las
personas fsicas en un proceso penal no debe impedir la iniciacin o continuacin de
un procedimiento administrativo sancionador con el objeto de sancionar a las
personas jurdicas responsables de los mismos hechos.
Lamentablemente, una de las formas por las cuales se viene limitando esta garanta
en nuestro pas, es la dependencia y subordinacin de la jurisdiccin penal a la
autoridad administrativa, bajo el falso argumento de la "especialidad" o
"tecnicidad". La mayora de normas administrativas que regulan aspectos
vinculados al derecho econmico, contienen una suerte de condiciones previas o
"requisitos de procedibilidad", que impiden la instauracin de la jurisdiccin penal,
hasta que la autoridad administrativa decida lo conveniente. Esto posibilita, que un
hecho que "merece" la tutela jurisdiccional, pueda ser excluida por la decisin
inapelable de la autoridad administrativa. O la inversa, un hecho que no sea delito,
sea denunciado por la autoridad administrativa como tal. No olvidemos, que en la
dcada pasada, el gobierno de turno someti poltica y jurdicamente al Poder
Judicial, y uno de los instrumentos fue la instauracin de una grotesca dependencia
del rgano jurisdiccional penal a la decisin de la autoridad administrativa, por
hechos que en si mismos son constitutivos de delito. Una de las ms graves
afectaciones a la garanta de lo jurisdiccional, est dada por la Ley Penal Tributaria,
la misma que en su art. 9 establece que "la autoridad policial, el Ministerio Pblico
o el Poder Judicial cuando presuma la comisin de delito tributario, informar al
rgano Administrador del Tributo,... debiendo remitir los antecedentes...", para que
ste investigue y decida si denuncia o no el delito tributario (arts. 7 y 8 de la Ley
Tributaria D.Leg. 813).
La necesidad de que los hechos sean probados por resolucin judicial penal firme
no debe entenderse en un sentido literal, como si nicamente pudieran tenerse en
cuenta los que tras ser objeto de prueba se reconocen en la resolucin judicial que
pone fin al proceso penal, cuando esta haya adquirido firmeza. Como seala
Garberi Llobregat numerosos procesos penales finalizan por auto de sobreseimiento
libre o provisional, y ambas resoluciones, aunque dictadas antes del perodo
probatorio, contienen una constatacin de hechos que debe tenerse en cuenta por
la autoridad administrativa.
La corrupcin en la administracin de justicia y su impacto muy
concreto en los procesos penales, constituye uno de los
principales mecanismos de impunidad. Junto a otros elementos
de obstruccin, o "cuellos de botella", como la intimidacin a
funcionarios judiciales y el uso arbitrario del Secreto de Estado
para ocultar informacin, la corrupcin ataca de manera
sistemtica a los procesos judiciales, independientemente de si se
trata de casos de violacin de derechos humanos, del crimen
organizado o de la delincuencia comn.
Es claro que este fenmeno obstaculiza la labor de la justicia. Por eso, el soborno a
funcionarios judiciales, incluso a testigos y otros sujetos procesales, con el fin de
entorpecer un trmite tribunalicio, manipular la investigacin criminal, retardar o negar
justicia, constituye una de las principales preocupaciones asentadas en el Acuerdo de
Fortalecimiento del Poder Civil y Funcin del Ejrcito en una Sociedad Democrtica
(AFPC)2, y en el informe "Una nueva justicia para la paz" de la Comisin de
Fortalecimiento de la Justicia (CFJ)3.
Ambos documentos realizan recomendaciones que deben ser ejecutadas con urgencia, a
efecto de asegurar el buen funcionamiento del sistema y erradicar la corrupcin. Con
respecto del tema, el AFPC declara como prioridad la erradicacin de la corrupcin en
el mbito concreto del sistema de justicia, siendo que tal prctica se considera obstculo
principal en el acceso a la justicia y en la adecuada prestacin de ese servicio pblico
esencial. (Considerando III, numerales 8, 9 y 10)
Esta aseveracin surge despus de un proceso de consulta que la CFJ realiz entre 1997
y 1998, con diferentes sectores nacionales y en los distintos puntos de la Repblica de
Guatemala. (Pg. 46;1998)
Adems, la Comisin vincula esta prctica a otro factor que suele obstaculizar la
justicia: la intimidacin y la amenaza a jueces, fiscales y otros funcionarios judiciales,
as como a testigos y querellantes. La intimidacin est estrechamente vinculada a la
corrupcin, pues en caso que el operador de justicia rechace el soborno o se presenten
complicaciones, el procedimiento inmediato al cual se recurre es el hostigamiento. El
propsito esencial es obstruir la administracin de justicia y solidificar la impunidad.
Aunque con menor incidencia que antes, la prctica del hostigamiento an suele
culminar con el asesinato de la vctima. De acuerdo con un monitoreo de hechos
pblicos realizado por la FMM, del 01 de enero al 31 de julio de este ao ha habido 81
casos de amenazas, ocho de ellos han tenido como consecuencia el asesinato de la
vctima. La mayora de casos afectan los procesos judiciales de gran impacto social: el
asesinato del obispo Juan Gerardi, y el secuestro y asesinato de la estudiante Beverly
Sandoval4.
Enero 16 19%
Febrero 4 5%
Marzo 3 4%
Abril 6 7%
Mayo 16 20%
Junio 20 25%
Julio 16 20%
TOTAL 81 100%
Fiscales 14 17%
Jueces 5 6%
Magistrados 3 4%
Oficiales 1 1%
Abogados 3 4%
Otros 55 68%
TOTAL 81 100%
Miembros de la propia 2 2%
fiscala o judicatura
TOTAL 81 100%
El control del poder absoluto, del cual tan slo compartan migajas con los polticos
aliados, cuyos partidos servan de vehculo para que los militares fuesen electos con
vicio y fraude5, consolid la senda hacia la corrupcin, el crimen organizado y el
enriquecimiento ilcito a costa del Estado y sus instituciones.
Como medio, la corrupcin ha sido utilizada como arma y mecanismo para establecer
los cimientos de las articulaciones criminales, as como para comprar lealtades y
asegurar el control del poder, la complicidad y el encubrimiento. Como fin, la
corrupcin ha moldeado la conducta de personas que se prestan a los juegos de poder, y
a mantener inclume el poder oculto, a cambio de ciertos espacios de poder, ingresos
anmalos, favores, prebendas, etc.
En cuanto a la participacin del Estado en este sistema de corrupcin, hay que aclarar
que si bien en estas articulaciones participan agentes del Estado y funcionarios, esto no
significa que exista una poltica concreta, clara, definida y planificada, por parte del
Estado. Es decir, se supone que no existen lineamientos que ordenen el funcionamiento
de este tipo de articulaciones clandestinas, o que fomenten este tipo de conductas
personales e institucionales. Adems, es conocido que el diseo y la planificacin de
actividades criminales se hace fuera del Estado y del gobierno.
An as, el Estado no es inocente. Es evidente que sus estructuras son utilizadas para
cometer crmenes, y a la vez para asegurar el encubrimiento y la impunidad sobre la
base de corrupcin, amenazas e intimidacin. La responsabilidad del Estado radica en
su tolerancia y falta de accin frente a este tipo de actividades, que no son investigadas
ni sancionadas.
Por aparte, en la Fiscala anidan tambin los agentes que se han infiltrado en la
institucin para manipular las investigaciones y obstruir la justicia; adems de eso, se
baten tambores de guerra contra la misma Polica, y se han creado entes de
investigacin criminal paralela para asegurar el control de la persecucin penal y hacer
que los procesos sean afines a sus intereses. Y en las judicaturas se perpetra toda clase
de juegos a favor de la impunidad: presiones, amenazas, soborno, trfico de
influencias7.
En un documento de trabajo de la FMM, por medio del cual se hace una exploracin
inicial del tema de los poderes ocultos, se establece que tales fuerzas se afanan en la
consolidacin del rgimen de impunidad, a efecto de encubrir a cualquiera de sus
miembros que quede al descubierto o est potencialmente expuesto al poder punitivo.
Pero, a la vez que encubren sus delitos, tambin corrompen y debilitan a las
instituciones y a las autoridades para mantener en resguardo sus actividades ilcitas.
La situacin ha variado y hay muchos avances por valorar, pero an hace falta concretar
cambios verdaderamente sustanciales e irreversibles. Por eso, a la luz de los hechos
cotidianos, no sorprende la prctica de acciones orientadas a entorpecer o desviar las
investigaciones, alterar documentos de investigacin, extraviar o desaparecer pruebas o
evidencias, e incluso contaminar escenas del crimen. El objetivo es impedir la accin de
la justicia, pues la cada de uno solo de sus miembros hace vulnerable a la
"organizacin".
En el caso de militares que han sido sometidos al escrutinio judicial, ya sea por
crmenes comunes o por violaciones de derechos humanos, el encubrimiento toma
incluso caractersticas del orden institucional, pues en defensa del o los acusados entra a
funcionar el llamado "espritu de cuerpo" que consiste, entre otras cosas, en cerrar filas
para evitar -a cualquier costo- que algunos de sus miembros o sus estructuras sean
investigados y procesados judicialmente.
Este encubrimiento va desde el uso del poder militar dentro del mismo Estado para
obstruir las investigaciones, pasando por la accin de los organismos de inteligencia en
el diseo y ejecucin de "campaas negras" en contra de las vctimas y afectados, hasta
la abierta destruccin de evidencias y manipulacin de las investigaciones para atajar
cualquier accin judicial independiente, la corrupcin, las amenazas y la eliminacin
fsica de toda persona que implique un potencial y certero riesgo.
Las instituciones estatales fueron, pues, puestas al servicio de esos poderes ocultos. Esto
ha significado que, tras el fin de los regmenes militares, asistimos al amanecer
democrtico del pas con instituciones totalmente debilitadas y aquejadas por una serie
de fallas, deficiencias y anomalas, siendo que sus estructuras fueron moldeadas para
servir a la impunidad y, a la vez, para fomentarla.
Cabe mencionar que tales recomendaciones, entre otras, son coincidentes con las que
presenta la Fundacin Myrna Mack en su publicacin Corrupcin en la Administracin
de Justicia, salido a luz pblica en julio de 1998.
Sin embargo, la conducta de los funcionarios y empleados que deban velar por la
correcta aplicacin de la ley y el adecuado funcionamiento de las instituciones, depende
de un cdigo de tica personal y de un conjunto de valores mayores aceptados y
observados por toda la sociedad.
Bien se ha dicho que de nada sirve a la humanidad y al buen gobierno que las personas
tengan talento e inteligencia para ejercer los cargos, si esas ventajas sern utilizadas
para hacer el mal y observar conductas corruptas; si la inteligencia y el talento se
utilizan para ejecutar las malas prcticas, defenderlas y multiplicarlas.
La autodestruccin llega a tal extremo que la sociedad vive bajo cdigos de muerte y
violencia que no incluyen solamente las violaciones de derechos humanos, la agresin,
la confrontacin, la violencia contra los nios y las mujeres, sino tambin alcanzan otro
tipo de relaciones. Por ejemplo, la relacin del ser humano con la naturaleza, y eso se
refleja en la depredacin letal e irracional de los recursos naturales, con el consiguiente
dao al equilibrio del planeta, que es nuestro Hogar.
CUADROS ANEXOS
2. Exacciones ilegales.
7. Excesiva burocracia.
(Resultados de una encuesta realizada por la empresa Borge & Asociados a solicitud de
la Fundacin Myrna Mack, en septiembre de 1997. Se consult a una poblacin
especfica de 150 personas, 100 abogados y 50 estudiantes de Derecho que realizan
labores de procuradura en diversos bufetes de la ciudad capital de Guatemala, los que
fueron seleccionados al azar.)
Cules son las principales razones o causas por las cuales usted est tan
insatisfecho con el funcionamiento de los tribunales?
FRECUENCI PORCENTAJE
A
Desconocimiento de 7 1.8 %
las leyes por parte de
los funcionarios
Falta de 34 8.7 %
profesionalismo y de
personal capacitado
Corrupcin 37 9.5 %
Abuso de autoridad 3 .8 %
Irresponsabilidad y 9 2.3 %
negligencia
Desigualdad en la 5 1.3 %
aplicacin de la ley
NS/NR 94 24.0 %
Quiero pedirle que me seale, con base en su experiencia o por lo que ha odo
entre sus colegas, el nivel de corrupcin existente en las diferentes ramas o
fueros judiciales.
mbito Penal
FRECUENCIA PORCENTAJE
Mucho 88 58.7 %
Bastante 39 26.0 %
Poco 16 10.7 %
Nada 2 1.3 %
NS/NR 5 3.3 %
FRECUENCIA PORCENTAJE
Mucho 52 34.7 %
Bastante 50 33.3 %
Poco 20 13.3 %
Nada 18 12.0 %
NS/NR 10 6.7 %
FRECUENCIA PORCENTAJE
Mucho 50 33.3 %
Bastante 47 31.3 %
Poco 19 12.7 %
Nada 20 13.3 %
NS/NR 14 9.3 %
Notas:
7. En 1999, Henry Monroy, juez del Juzgado Segundo de Primera Instancia Penal,
present denuncia ante la Corte Suprema de Justicia en contra de cuatro de sus
oficiales, a quienes sorprendi en actos de corrupcin.
julio 3, 2014
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En el marco de aplicacin del nuevo sistema de justicia penal, esto significa que
cualquier persona involucrada en el desahogo de un proceso penal tiene
garantizado el derecho al debido proceso, a ser tratada con respeto y dignidad, a ser
considerada inocente mientras no se declare su culpabilidad en sentencia ejecutoria, a
ser juzgada por un tribunal imparcial independiente en un plazo razonable, a ser
informada en forma precisa y clara de los cargos que se le imputan, a contar con una
defensa pblica eficaz y a la aplicacin de medidas alternas para la solucin de
conflictos.
Con relacin a las vctimas de delitos y abusos de poder, la proteccin a sus derechos
est encaminada a garantizar que sean tratadas por las autoridades de manera
respetuosa, sensible y humana, a recibir asistencia, atencin y proteccin del Estado
para salvaguardar su integridad fsica y psicolgica, a conocer la verdad sobre el
delito que sufrieron, a ser informados, con precisin, del proceso penal contra sus
agresores, a que stos sean juzgados y sancionados con penas adecuadas y
proporcionadas, a procurar que los culpables no queden impunes y a tener acceso a la
reparacin integral de los daos causados por el delito que sufrieron.
Es decir, que como resultado de las reformas constitucionales de 2008 y 2011 en
materia de justicia penal y derechos humanos, ha sido posible adecuar el sistema de
justicia penal mexicano, en su diseo normativo, a los principios universales de
igualdad y respeto a los derechos humanos, de justicia pronta y expedita, de proteccin
a las vctimas y ofendidos por el delito, a garantizar los derechos de los imputados y
sentenciados y emprender el combate a la impunidad, entre otros ms.
En qu se traduce todo esto? De acuerdo con los datos proporcionados por Guillermo
Zepeda, Coordinador del Estudio de Seguimiento del Proceso de Implementacin del
Nuevo Modelo de Justicia Penal en Mxico, que realiza desde 2010, los estados con
mayor antigedad en la aplicacin y funcionamiento del nuevo modelo procesal
(Chihuahua, Oaxaca, Zacatecas, Estado de Mxico y Morelos) prestan un servicio de
administracin e imparticin de justicia de mayor calidad y con mejor capacidad
de investigacin tcnica del Ministerio Pblico, donde el desempeo de los
defensores pblicos representan una de las reas con mayores mejoras, en el que los
juzgadores presiden todas las audiencias y muestran muy buena capacidad de
conduccin y respeto a los derechos fundamentales de las vctimas, ofendidos e
imputados; en el que las vctimas cuentan con la posibilidad de ejercer acciones legales
para defender sus derechos, la garanta de recibir la reparacin del dao e impugnar las
acciones o la pasividad del Ministerio Pblico.
Peor an, los retrasos en la instauracin de la reforma penal han propiciado que se
vicie el sistema de administracin e imparticin de justicia penal y sus efectos
degradantes se vean magnificados por la persistente corrupcin de jueces,
magistrados, abogados, fiscales y policas, que valindose de los resquicios legales
existentes y de triquiuelas legaloides, hacen posible que se emitan juicios de amparo
que impiden se considere como definitiva la sentencia dictada a criminales de alta
peligrosidad o que se alarguen los juicios de manera absurda y por dems injusta. Lo
que se convierte en un atentado contra los derechos de las vctimas y de los ofendidos,
impidindoles acceder a la reparacin integral que establece la Ley, que comprende las
aplicacin de medidas de restitucin, rehabilitacin, compensacin, satisfaccin y de no
repeticin.
Ms todava, los atropellos cometidos contra las vctimas -ms all de los casos de alto
impacto meditico-, hacen ver que en la medida que prevalezcan estas deficiencias
dentro del proceso de transicin al nuevo sistema, se corre el riesgo de que una vez que
dicho proceso concluya, nos enfrentemos a un sistema de justicia penal que puede
tornarse altamente revictimizante.
En tal sentido, no resulta gratuito que, de acuerdo con los datos proporcionados por la
Encuesta Nacional de Victimizacin 2013, los motivos que llevan a las vctimas de un
delito a no denunciar estn la falta de confianza que tienen en las autoridades y por
considerar que las denuncias son una prdida de tiempo. Por tal motivo, soy un
convencido de que la consolidacin de la reforma penal y en materia de derechos
humanos depende del grado en que se logre incrementar la confianza social en nuestras
instituciones impartidoras de justicia, en la profesionalizacin de los jueces, fiscales y
agrupaciones policiacas, en la implementacin de controles contra la corrupcin, en el
apego a los principios del debido proceso y en el fortalecimiento de los mecanismos de
transparencia y rendicin de cuentas, como recin acaba de proponer el CIDAC. En esta
tarea, las organizaciones de la sociedad civil y la sociedad toda tenemos mucho que
decir. La pelota est en nuestra cancha!
los sistemas judiciales a nivel mundial. Por ejemplo, Buscaglia
3
y Dakolias
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prueban que la falta de efectividad, la inseguridad
jurdica y los altos costos de acceso a la justicia civil y penal es
-
tn ntimamente ligados a los siguientes factores:
Fallas en la informacin.