Qué Es Lo Que Amo Cuando Yo Te Amo
Qué Es Lo Que Amo Cuando Yo Te Amo
Qué Es Lo Que Amo Cuando Yo Te Amo
El siguiente texto, pretende describir y discutir los argumentos que esboza Agustn de Hipona
en el libro X de sus Confesiones, as como hacer notar lo intil que resulta una lectura
puramente filosfica, y la relevancia de una interpretacin donde se tome en cuenta los
supuestos teolgicos desde los cuales parte el santo.
En el momento que Agustn agota la bsqueda de Dios en la realidad material, est listo,
entonces, para extraer de su saco argumentativo (saco que el <<Doctor de la gracia>>,
parece haber llenado de axiomas desde los primeros prrafos del libro X) lo que supone
como la ms obvia caracterstica del humano, es decir, la dicotoma alma-cuerpo:
El santo renuncia a lo exterior, y declara que el camino a Dios es ms factible por medio de la
introspeccin., sin embargo, el conocimiento obtenido por los sentidos, no es rechazado de
manera absoluta, pues, Agustn nota que existe un instrumento que afina y da forma a esta
mole de sensaciones captada por los sentidos:
[] heme ante los campos y anchos senos de la memoria, donde estn los tesoros de
innumerables imgenes de toda clase de cosas acarreadas por los sentidos. All se
halla escondido cuanto pensamos, ya aumentando, ya disminuyendo, ya variando de
cualquier modo las cosas adquiridas por los sentidos, y todo cuanto se le ha
1. San Agustn, Obras de San Agustn II: Las confesiones, trad. ngel Custodio Vega, Madrid, La Editorial Catlica,
1974, P.397
encomendado y se halla all depositado y no ha sido an absorbido y sepultado por el
olvido
En este punto, donde la memoria es instrumentalizada, nos hallamos con el primer gran
problema de la concepcin mentalista agustiniana, ya que, al momento de hablar de la
memoria, no es claro para Agustn si hay que concebirla como un sinnimo de alma o como
parte de la misma
Pero aqu, siendo la memoria parte del almapues cuando mandamos retener algo
de memoria, decimos: Mira que lo tengas en el alma, y cuando nos olvidamos de
algo, decimos: No estuvo en mi alma y Se me fue del alma, denominando alma a
la memoria misma, siendo esto as, digo, en qu consiste que, cuando recuerdo
alegre mi pasada tristeza, mi alma siente alegra y mi memoria tristeza, estando mi
alma alegre por la alegra que hay en ella, sin que est triste la memoria por la tristeza
que hay en ella?
Y es que, si Agustn se sorprende de que puede percibir, nuevamente, el aroma de una flor,
que no se encuentra materialmente presente, slo con recordarlo; el hecho de recordar las
perturbaciones del alma sin necesidad de sentirlas lo obsesiona; pero ser la pregunta sobre
el olvido lo que termine llevndolo al paroxismo de la sorpresa:
2. ibid.,p 399
3. ibid.,p 408
imagen, puesto que, si estuviese presente por s mismo, el olvido no hara que nos
acordsemos, sino, que nos olvidsemos?
Sera un anacronismo sealar que el filsofo cristiano comete una falacia de reificacin; para
realizar una lectura ms correcta hay que considerar las influencias de la filosofa clsica que
inundan el pensamiento del padre de Hipona, en este caso la platnica, pues lo que
contempla Agustn, al tratar del olvido y la memoria presentes en la memoria, es la posibilidad
de que lo basto de la memoria sea capaz de albergar no slo imgenes sino las formas
mismas:
Tal como hace con el concepto de memoria, el pensador parece dejar este asunto irresoluto,
las mltiples contradicciones que lo invaden lo orillan a esto, empero, en gran medida, se sirve
de esta paradoja para sealar la profundidad y complejidad de la memoria, y as, llegar a una
cuestin esencial est Dios en la memoria, o yace ms all de ella?
Y a ti, Seor, de qu modo te puedo buscar? Porque cuando te busco a ti, Dios mo,
la vida bienaventurada busco. Bsquete yo para que viva mi alma, porque si mi cuerpo
vive de mi alma, mi alma vive de ti. Cmo, pues, busco la vida bienaventurada
porque no la poseer hasta que diga Basta all donde conviene que lo diga, cmo
la busco, pues?" Acaso por medio de la reminiscencia, como si la hubiera olvidado,
pero conservado el recuerdo del olvido? O tal vez por el deseo de saber una cosa
ignorada, sea por no haberla conocido, sea por haberla olvidado hasta el punto de
olvidarme de haberme olvidado?7
Ved aqu cunto me he extendido por mi memoria buscndote a ti, Seor; y no te hall
fuera de ella. Porque, desde que te conoc no he hallado nada de ti de que no me haya
acordado; pues desde que te conoc no me he olvidado de ti. Porque all donde hall la
verdad, all hall a mi Dios, la misma verdad, la cual no he olvidado desde que la
aprend. As, pues, desde que te conoc, permaneces en mi memoria y aqu te hallo
cuando me acuerdo de ti y me deleito en ti.8
Estoy de acuerdo con la anotacin que hace el telogo Rainer Srgel sobre este punto, en su
texto La memoria en San Agustn, cuando remarca lo siguiente:
7.ibid.,p. 416
8. ibid.,p 422
9. Rainer Srgel, La memoria en San Agustn, Madrid, El Escorial, 2008, p.4
4. ibid.,p 411
5. dem
6. ibid.,p 413 y p.414
El altsimo yace en la memoria, mas, Agustn, aparentemente, se halla en uno de los
momentos crisis de su sistema mstico-mentalista, a saber en qu parte de la mente se
encuentra Dios?
Rainer Srgel, considera que el santo se ha metido en un callejn sin salida, al afirmar que
Dios est en un lugar determinado de la memoria, de esta calle amurallada no saldr, pero, a
ojos de Srgel, es posible que el merito verdadero est en haber llegado a ella.
Al parecer el telogo se enfoca tanto en los pasajes sobre la memoria del libro X, que no
toma en cuenta los principios de los que parte Agustn y que quedan bien sealados en el
captulo V
T eres, Seor, el que me juzgas; porque, aunque nadie de los hombres sabe las
cosas interiores del hombre, sino el espritu del hombre que est en l, con todo hay
algo en el hombre que ignora aun el mismo espritu que habita en l; pero t, Seor,
sabes todas sus cosas, porque le has hecho
10 . San Agustn, Obras de San Agustn II: Las confesiones, trad. ngel Custodio Vega, Madrid, La Editorial
Catlica, 1974, P.423
11. Rainer Srgel, La memoria en San Agustn, Madrid, El Escorial, 2008, p.4
Confiese, pues, lo que s de m; confiese tambin lo que de m ignoro; porque lo que
s de m lo s porque t me iluminas, y lo que de m ignoro no lo sabr hasta tanto que
mis tinieblas se conviertan en medioda en tu presencia.12
La intensin del padre cristiano no es crear una epistemologa que se enraic en divagaciones
filosficas, y luego sostenga y justifique sus concepciones teolgicas; con l no hay engao,
(tal como ms tarde lo habr con filsofos como Kant o Hegel, que inventaran sus propios
conceptos para no llamar Dios a Dios, y disfrazar su fe de razn) los axiomas han sido
sacados de la manga divina. Qu le importan los hombres (sus lectores), a quien charla con
Dios?
12. San Agustn, Obras de San Agustn II: Las confesiones, trad. ngel Custodio Vega, Madrid, La Editorial
Catlica, 1974, P.395
10 . San Agustn, Obras de San Agustn II: Las confesiones, trad. ngel Custodio Vega, Madrid, La Editorial
Catlica, 1974, P.423
11. Rainer Srgel, La memoria en San Agustn, Madrid, El Escorial, 2008, p.4
12. San Agustn, Obras de San Agustn II: Las confesiones, trad. ngel Custodio Vega, Madrid, La Editorial
Catlica, 1974, P.395