Frank Duff Visto Por Mi PDF
Frank Duff Visto Por Mi PDF
Frank Duff Visto Por Mi PDF
Thomas O'Flynn, CM
Tradujo P. Delfn Castan. Ttulo original
Frank Duff as i knew him.
www.legiondemaria.org
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Thomas O'Flynn
a Mara
y
a sus legionarios
3
Prlogo
1981
4
Introduccin
5
Me complace presentar las memorias del
padre O'Flynn en torno a este gran hombre,
al que por espacio de treinta aos estuvo
estrechamente unido como amigo e
involucrado en la labor de la Legin de
Mara.
+ Dermot Ryan
Arzobispo de Dubln
6
1
Breve encuentro
7
por cierto documento a la joven seorita que
me haba servido. Ella se volvi hacia m y
me dijo: Desea usted saludar al seor
Duff? Yo le dije que s. Ella, volvindose
hacia el seor Duff, que apenas haba
notado mi presencia, le dijo: Este es el
padre O'Flynn. El me mir, me sonri y me
salud con una ligera inclinacin. E
inmediatamente, sin mediar palabra, se
volvi hacia la hermana secretaria con la
que dialog algo acaloradamente sobre el
documento, que ella deca haberle dado, y l
aseguraba no haber recibido.
8
por la Legin, yo me quedaba sorprendido
por la forma tajante con que l expona la
doctrina de la Iglesia a los hermanos
separados. Pero ellos, aun cuando no
siempre convenan con l, sin embargo le
respetaban por su honestidad, y su
exposicin final era siempre lo ms brillante
de la velada.
9
libro de color chocolate, que estaba
expuesto en el escaparate, atrajo mi
atencin. Su ttulo detuvo mis pasos. Era El
secreto de Mara. Entr en la librera y
compr el librito. La introduccin me hizo
pensar mucho y me dej absorber
rpidamente por ella, lo que me empuj a
leer todo el libro. La introduccin era del
seor Duff y la titulaba "El telescopio De
Montfort". Tal era el camino del que se
serva para introducir al nefito en el
pensamiento De Montfort sobre el puesto de
Mara en la vida del cristiano. Lo haca
comunicando su propia experiencia: cmo
por medio del santo escritor haba logrado
situar a Mara en su debida perspectiva.
Todo lo que yo s decir es que el pequeo
libro, tan felizmente descubierto, ha sido el
gua luminoso de mi vida durante muchos
aos y an lo sigue siendo hoy.
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del cardenal y de su carcter podrn
apreciar el valor de su testimonio.
11
2
Voluntario a la fuerza
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era por aquel entonces un hombre muy
mayor, lo que se suele decir "cargado de
aos". Yo le haba odo decir una vez que l
haba hablado con un hombre que haba
estado presente en la ejecucin de Robert
Emmet en 1801. Se haba distinguido en la
Congregacin en Irlanda, Inglaterra y
Australia y tena ganada una buena
reputacin de telogo. Aprovech aquella
ocasin para decirle: "Una hermana ma me
ha estado pidiendo que les ayude en la
Legin de Mara. Ellos son algo raro, no es
as?" El anciano me mir con toda seriedad.
"Ellos", dijo, "son un milagro moderno".
Entonces yo insist: "Pues yo he odo a
algunos de mis amigos criticarlos".
Respondi simplemente: "Ellos critican la
Legin sencillamente porque la Legin les
hace ver cmo son". Ya no hablamos ms
del asunto.
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Mi entrada en la Legin fue realmente
maravillosa. Los oficiales eran excelentes, y
no era posible que hubiera un praesidium
ms ordenado y ms edificante. Pronto
comenc a esperar con placer mi reunin de
los jueves por la tarde y se ampli la
dimensin pastoral de mi sacerdocio.
Algunos sbados por la tarde visitbamos
los hogares para consagrar las familias al
Sagrado Corazn. Con frecuencia una
vivienda se reduca a una habitacin donde
una buena y joven pareja comenzaba a
formar su familia en circunstancias difciles.
La fecha y hora para la ceremonia de la
consagracin ya haba sido acordada con
anterioridad con los legionarios. ramos
muy bien recibidos. Yo pens que la razn
era porque la gente rara vez reciba la visita
de un sacerdote en sus casas. Recuerdo con
agrado el haber tomado, al menos en una
ocasin, un t muy completo en una casa-
habitacin con una joven pareja y un nio
pequeo que se rea y nos observaba desde
la cuna en un rincn de la habitacin.
Cuando Louis Dalton escribi aquello de que
"El dinero no es importante", pienso
realmente que tena mucha razn.
14
Mansin, y yo haba sido invitado como
director espiritual de un praesidium.
15
fue alargar la mano y llevarse lo que me
pareci era el merengue ms suculento de
toda la bandeja. De nuevo me vino a la
mente el pensamiento que me asalt la
primera vez que nos conocimos: "Si este
hombre buscara impresionarme, no se
habra llevado aquel pastel de merengue".
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3
Un amigo en apuros
17
Estaba dando vueltas a esta idea cuando
nuevamente me encontr con Frank Duff. Yo
haba determinado que el programa de la
formacin espiritual para los estudiantes de
quinto y sexto curso incluyera la creacin de
algn tipo de asociacin de Nuestra Seora.
Me decid a escribir los estatutos de la nueva
asociacin, que, segn mi pensamiento,
habra de responder a las necesidades
existentes.
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la noche, sobre el proyecto que yo traa
entre manos. Mi recuerdo de la entrevista ya
est algo borroso, pero tengo una idea de
que la sala donde estbamos era una
especie de clase, y de que estbamos
sentados en un viejo banco, no muy
confortable por cierto.
19
trabajo de Mara ha sido la salvacin de las
almas. Toda la vida de Frank Duff gir en
torno a esta verdad: ayudar al trabajo de
Nuestra Seora. As de sencillo.
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4
Una amistosa llamada
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Al principio del verano de aquel ao 1966, el
padre Donnchadh O'Floinn, que ocup la
ctedra de irlands en Maynooth y que
haba sido durante algunos aos director
espiritual del Concilium, organismo central
de gobierno, haba renunciado por motivos
de salud. Durante las vacaciones de aquel
verano, estaba yo, como de costumbre, en
el colegio educacional de San Patricio en
Drumcondra. Un da, mi compaero el padre
Slowey dej caer lo siguiente sin darle
importancia: "Creo que t vas a ser el nuevo
director espiritual del Concilium". Esto me
hizo rer, pues yo no tena cargo ni
experiencia alguna en las altas esferas de la
Legin, y slo haba desempeado funciones
relativamente pequeas. No obstante, como
l insistiera que estaba en lo cierto, hicimos
una apuesta, yo en contra de m mismo.
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haba sido muy pequea, de cinco chelines.
Y no se habl ms.
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funcionario pblico, l y unos cuantos
compaeros solan visitar una de las ms
grandes cuadras en Inglaterra. Pero, como
l mismo me explic, aun aquellos
jugadores que tienen informacin de
primera mano, a lo ms que pueden aspirar
es a no perder. No dudo que l hubiera
podido hablar largamente sobre el tema de
haber continuado la conversacin.
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Cuando le ped a Frank Duff algunas
orientaciones sobre lo que tenia que hacer
en mi nuevo cargo, su respuesta fue corta:
"Anmelos constantemente a conquistar para
Cristo". Como yo haba explicado en la Misa
de Requiem al mes de su muerte, l no
poda haber respondido de otro modo.
Aquella sentencia era como el resumen de
todo su credo y de toda su vida. Como
mensaje para el cargo mismo, dijo
simplemente: "No deje que le esclavice".
Esto parece muy extrao por venir de un
hombre que haba entregado toda su vida a
la prctica y a la predicacin de lo que la
escuela francesa de espiritualidad llama
"Esclavitud de Mara". Pero su contestacin
no revela, a mi juicio, contradiccin alguna.
Aunque a l le gustaba el herosmo, no fue,
sin embargo, ningn Quijote. No hubo
hombre ms prudente y sensato a la hora
de evitar excesos en materias espirituales.
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un 25 de marzo, festividad de la
Anunciacin, fiesta patronal de la Devocin
de De Montfort y de la Legin. Estbamos
sumidos en una profunda discusin y
completamente olvidados del paso del
tiempo. Al medioda son el toque del
ngelus. La campana pareca estar en la
sala o en algn lugar muy prximo. Todos
nos levantamos automticamente y rezamos
las preces. Entonces alguien pregunt:
"Quin ha tocado la campana para el
ngelus?". No hubo respuesta. Adems, el
sonido que se haba odo era totalmente
diferente al sonido de cualquier campana de
las oficinas. La perplejidad se revelaba a
travs del silencio. Entonces Frank Duff lo
rompi, comentando con alguna aspereza
sobre los peligros de dejarse engaar por
aparentes manifestaciones sobrenaturales, y
aadi que si creyera que la campana no
haba sido tocada por mano humana huira
rpidamente de aquel lugar. Crea
firmemente en la existencia y en el poder
del maligno. La reunin continu como si
nada hubiese ocurrido.
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el sonido a travs del telfono interno
situado en la sala al otro lado del pasillo. No
me molest en averiguarlo.
P. Miguel Toher
27
donde el padre Toher, primer director
espiritual, estaba de coadjutor. Frank Duff
lleg a creer que se trataba de una
intentona diablica para desprestigiar a la
incipiente Legin frente a las autoridades
eclesisticas. l me prometi, una o dos
veces, que me contara la historia de Leixlip;
pero como dijo que sera un relato muy
largo, nunca encontramos el momento para
ello.
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5
El crisol
29
Y refirindose a una determinada actuacin
que se recomendaba: "Yo no estoy sujeto a
ninguna forma de direccin, que yo sepa,
que de algn modo pueda obligarme a
abandonar mi camino".
30
demuestra que, en muchos aspectos, era un
hombre de su tiempo. Supo armonizar la
consagracin de san Luis Mara de Montfort
con la doctrina del cuerpo mstico de Cristo.
Esta doctrina se desarrollaba bajo nuevas
perspectivas por los aos veinte,
culminando en la encclica Mystici Corporis
Christi, de Po XII, en 1943. En todo
momento fue muy respetuoso con el
magisterio y las enseanzas de la Iglesia, y
no se puede olvidar que la Legin se
desarroll durante el pontificado de Po XI,
el Papa de la Accin Catlica, y que recibi
su primera aprobacin de Roma de mano de
este gran pontfice.
31
All por el ao 1917, era presidente de una
conferencia de San Vicente de Pal, que se
reuna en la calle Whitefriar. Desde 1914,
poco ms o menos, haba estado
combatiendo el proselitismo. Parte del
trabajo consista en montar piquetes frente
a un local de proselitistas que ofrecan
desayuno gratuito a indigentes a condicin
de que asistieran a los servicios no catlicos.
Frank Duff se asoci con un zapatero
llamado Gabbat, cuyo contrataque consisti
en ofrecer su propio desayuno gratuito en
una especie de establo en la calle Whitefriar.
Gabbat, segn la descripcin humorstica de
Frank Duff, era un hombre de lo ms santo,
que de vez en cuando se pescaba una
imponente "trucha"! Hoy da probablemente
le definiramos como un alcohlico. En aquel
tiempo, el monasterio del Monte Melleray
atenda a los alcohlicos, que convivan all
con los monjes hasta que se curaban. Un
da, Frank Duff llev a su amigo Gabbat a
Melleray para ayudarle a recuperarse de una
de sus borracheras, y all descubri a De
Montfort.
32
Montfort. Aprovechando su visita a Melleray,
pidi algn libro sobre Nuestra Seora "no
demasiado teolgico para l", como as lo
expres; pero, sin embargo, lo
suficientemente profundo para
proporcionarle un entendimiento del lugar
de Mara en la economa de la redencin. Un
buen monje atendi su peticin y le dio el
libro La bienaventurada Virgen Mara, escrito
por un telogo llamado De Consilio. Ley el
libro que result para l una autntica
epifana. Todo lo referente a Mara en la
ordenacin divina apareca perfectamente
encajado. Hasta tal punto le entusiasm el
libro, que copi a mano gran parte de l.
Ms tarde conseguira un ejemplar en una
librera del muelle del puerto.
33
mujeres en la asociacin de San Vicente de
Pal. No obstante, un grupo de mujeres
acostumbraba a ayudar de alguna forma en
los trabajos. Uno de ellos era promover la
Asociacin Pionera Abstinencia Total del
Sagrado Corazn. Tenan una reunin
mensual en Myra House.
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primera reunin tuvo todo lo esencial de un
praesidium de la Legin de hoy da. All se
tuvo la invocacin al Espritu Santo, el
rosario, la allocutio, que present ante
aquellas jvenes una sntesis de la doctrina
del Cuerpo Mstico de Cristo. Se asign
trabajo a todos los socios. Haban de visitar,
por parejas, a los pacientes e informar sobre
ello en la prxima junta. Se vieron a s
mismas como siervas de Mara en su
cuidado maternal de las almas. Por
supuesto, aquel grupo, humanamente
hablando, no naci por generacin
espontnea. La influencia de la Asociacin
de San Vicente de Pal en el estilo de la
junta era evidente. Otro tanto se podra
decir del ambiente espiritual que rode a la
Legin en su nacimiento; all hubo mucho
ms que una simple casualidad.
35
El espritu de la Verdadera Devocin de De
Montfort, como fuente principal de la vida
espiritual de la asociacin, se dio por
descontado desde un principio. La imagen
"presidiendo" la reunin fue la de Nuestra
Seora de Gracia, o de la Medalla Milagrosa.
Dicha imagen, cuyo modelo fue revelado a
santa Catalina Labour, en 1830, simboliza
la verdad que define la espiritualidad de la
Legin: Nuestra Seora es la medianera de
todas las gracias.
36
ultramarino, en Glasgow. Pronto
comenzaron a florecer los praesidia en
Inglaterra, Amrica y la India. Hoy da, la
Legin est establecida en la mayora de las
dicesis de la Iglesia Catlica y tiene incluso
autorizacin de la Santa Sede para fundar
praesidia entre los miembros de la Iglesia
Ortodoxa.
37
6
Examen microscpico
38
siglo, el centro de un barrio de corrupcin
cuya fama se haba extendido ms all de
las fronteras del pas.
39
Medalla ms tarde dio lugar a una ingeniosa
frase de sello dublins, atribuida al doctor
Ricardo Hayes, crtico de cine, que llam a
los legionarios, "Miraculous Meddlers"
("entrometidos milagrosos"). El fundador,
lejos de ofenderse por el irrespetuoso mote,
disfrutaba no poco repitindolo.
40
los recin nacidos eran separados de sus
madres para ser adoptados o llevados a otra
institucin. Frank Duff sostena que lo ms
natural era que la madre criara a su nio. La
novedad de "Regina Coeli" consisti en
permitir que la madre y el nio estuvieran
juntos hasta que el nio tuviera la edad de ir
a la escuela. Durante el da, las madres
salan a trabajar y los nios eran cuidados
por las hermanas de "Regina Coeli". Fue
positivo. Cuando escribo esto, "Regina Coeli"
tiene alrededor de 150 entre madres
solteras y mujeres desamparadas, y unos 50
nios. Pocas veces he visto nios mejor
adaptados, aun en casas acomodadas y
respetables.
41
precisamente un santo de alfeique. He odo
decir que en sus buenos tiempos era capaz
de tumbar al suelo al revoltoso ms fuerte
del albergue. Aunque no era demasiado alto,
era ancho de pecho, de complexin
vigorosa, de un fsico fuerte, en su tiempo
un gran nadador y una gran promesa
atltica. En aos ms recientes, o el relato
de una testigo ocular que vio cmo uno de
los "Huspedes" de "Morning Star" se
dispona a arrojar una gran piedra por una
de las ventanas del albergue. Frank Duff,
que casualmente pasaba por all, se acerc a
l y le asi fuertemente por las solapas de la
chaqueta. Los dedos que atenazaban la
piedra se fueron aflojando suave y
mansamente, y la piedra cay al suelo.
42
de cooperacin, era algo que a nadie se le
haba ocurrido.
43
exiga a menudo asomaba a travs del
apretado haz de sus declaraciones, como
aquella que, medio en broma, repeta
muchas veces: "Los caminos de Dios rara
vez son cmodos". El se permita a s mismo
bien pocas comodidades. En los primeros
aos, viajando a Inglaterra desde North Wall
por asuntos de la Legin, se acostaba sobre
la cubierta para descansar lo estrictamente"
necesario para poder continuar. "Seguir
adelante" era el grito de guerra, por lo
dems nunca articulado. Era casi imposible
que se metiera en la cama aun cuando
estuviera seriamente enfermo. Yo recuerdo
que estuve con l una vez en una reunin -
cuando ya estaba bien adentrado en sus 80
aos- y l aguant las 3 horas largas de la
reunin, a pesar de habrsele practicado
poco antes una operacin nasal para quitarle
una pequea acrecencia. El nombre de
Legin de Mara no haba surgido como por
ensalmo. Para l significaba la respuesta
espontnea y rpida del soldado al
cumplimiento del deber, aun cuando hubiese
sido herido, incluso mortalmente. Haba en
todo ello un matiz del ascetismo del viejo
espritu cltico de los antiguos monjes
irlandeses. Adomnan, escribiendo sobre la
muerte de Columcille en Iona, dice:
"Entonces, cuando la campana toc para el
oficio de la medianoche, l se levant
rpidamente y se fue a la iglesia a donde
lleg solo, antes que los dems, y,
44
arrodillndose en el suelo, delante del altar,
oraba. Diormuit, su criado, lo sigui, y toda
la comunidad de los monjes entr de prisa
con luces. Cuando advirtieron que su padre
estaba agonizando, comenzaron a llorar.
Entonces Diormuit levant la sagrada mano
derecha del santo para bendecir a los
monjes. Al mismo tiempo, el venerable
padre movi l mismo su mano tanto cuanto
pudo, e inmediatamente despus de darles
su bendicin, expir".
45
irlandeses tan ricos en la fe no sintieran la
obligacin de hacer algo con ella. El
"mutismo", as llamaba l al silencio en la fe,
era un blanco preferido. Por supuesto, todos
saben ahora que los cristianos no se deben
limitar a ser nicamente testigos de Cristo
con sus vidas. Deben tambin predicar el
evangelio de palabra. El Vaticano II no deja
lugar a dudas al respecto. Pero cuando la
Legin comenz, las cosas eran muy
diferentes. En el seno de las asociaciones
del apostolado seglar organizado se
consideraba improcedente mostrar inters
en fortalecer la fe, o llevar la fe, al prjimo.
Era algo que "no se haca". Todo ello no era
ms que una especie de resaca del
pensamiento liberal del siglo XIX, que afect
a todos, incluidos los sacerdotes. Frank Duff,
por medio de la Legin, llev su hacha a la
raz de aquel leo seco. El Concilio Vaticano
II puso el sello formal de su aprobacin al
derrumbamiento.
46
ese caso debes bordearla. Pero supongamos
que no puedes. Entonces debes dar la vuelta
y comenzar de nuevo otra vez". El no tema
comenzar las cosas en falso. Una vez que,
con el mayor cuidado, se haba preparado
un trabajo, disfrutaba entonces del intento
de acometer lo que tena visos de imposible.
Despus de todo, era dar a la providencia
divina, y a la maternidad de Mara, la
ocasin de honrar la completa confianza que
haba depositado en ellas.
47
de molienda para su molino. En todos los
casos se cumpla una condicin esencial:
cada cosa que se haga debe suponer un
paso hacia delante, no importa a qu
distancia, en acercar un alma a Dios.
48
aquel da en la ciudad, y con apuros, me
brind a llamarle y pedirle que la recibiera.
Su respuesta no se hizo esperar: "Trigala a
cualquier hora. Estar disponible todo el
da".
49
sin recursos, que vivan en sus terrenos.
Esta solicitud en orden a los enfermos
mentales no era la nica semejanza,
radicada en el corazn y en la mente, que
pude observar entre Frank Duff y Vicente de
Pal.
50
corrientes y canalizada hasta convertida en
un apostolado gigantesco.
51
7
Contina el examen microscpico
52
cosecha, l no se detena a contemplarlos o
a poetizar sobre ellos. El se iba, por as
decirlo, a la puerta de la Bolsa de Trabajo
buscando hombres para empuar la hoz.
53
lanzar, mediante la Legin de Mara, el
dinamismo misionero latente en la
Verdadera Devocin. Este lanzamiento
reflejaba con fuerza a la Iglesia de su
tiempo y a su propio trasfondo y
pensamiento psicolgico y espiritual. El
resultado final fue, ante todo, ms accin
que contemplacin. La orientacin era
"interna-externa", pero en ltimo caso
siempre con tendencia a la accin. Cuntas
veces se nos advirti contra el peligro de la
charlatanera en el apostolado! Sin nimo de
caer en la frivolidad, podramos decir que
transform la escuela de De Montfort, y an
ms, la doctrina del Cuerpo Mstico, en algo
comparable a una entidad o departamento
gubernamental que funcionara
eficientemente -el departamento de
Apostolado Seglar-.
54
En un estudio reciente, Donald Nicholl,
profesor de historia y estudios religiosos en
Santa Cruz, California, pone la esencia de la
santidad en la alegra del propio sacrificio.
Edel Quinn estara de acuerdo: ella dio su
vida por ese ideal. Frank Duff tambin lo
ratificara. Pero ambos, Edel y Frank,
hubieran aadido algo al hallazgo del
profesor Nicholl, algo que se encuentra en el
primer captulo del evangelio de san Lucas.
55
consagracin "consiste en darnos
enteramente a la Virgen Santsima en
calidad de esclavos a fin de pertenecer
completamente a Jesucristo y, como paso
siguiente, en hacer todas nuestras acciones
con Mara, en Mara, por Mara y para Mara,
a fin de hacerlas ms perfectamente con
Jess, en Jess, por Jess y para Jess,
nuestro ltimo fin". El sacrificio no puede ser
ms completo. Ninguna orden religiosa
exigira tanto. Si nos maravilla que la
entrega de legionarios como Edel Quinn y
Alfie Lambe y Frank Duff casi rebas los
lmites de la capacidad humana, los que
conocen El secreto de Mara saben cul fue
la razn.
56
8
Conversador extraordinario
57
que, sin l, nunca habran podido alcanzar.
l expona doctrinas que parecan hasta
entonces inaccesibles, al menos para el
seglar ordinario, de una manera tan sencilla
que podan ser comprendidas por todos. Un
ejemplo de ello fue la doctrina del Cuerpo
Mstico de Cristo. Yo recuerdo a un buen
sacerdote, un inteligente y santo varn, que
qued un tanto escandalizado ante la idea
de que un grupo de Patricios tratara este
tema. En sus charlas, y a travs del Manual,
Frank Duff no slo enseaba esa doctrina,
sino que la presentaba de forma que se
pudiera llevar luego fcilmente a la prctica.
58
Sin embargo, cuando surga la ocasin -una
carta a un diplomtico, o al Secretario de
Estado de la Santa Sede-, ningn
funcionario del Ministerio de Asuntos
Exteriores sabra escribir con un estilo tan
preciso y depurado. Haba otras armas en su
arsenal. Preparaba cuidadosa y
concienzudamente cualquier tema sobre el
que tena que hablar o escribir. Era un
maestro de la imagen familiar, tomada de la
vida cotidiana. Tena no slo el poder de
conectar con su auditorio, sino el arte de
introducir las enseanzas del evangelio
dentro de cualquier situacin particular que
estuviera tratando. Su voz algo cansina se
prolongara como un zumbido; su auditorio
reprimira un suspiro mientras l pasaba
hoja tras hoja de sus notas de un bolsillo de
su chaqueta al otro; pero de lo que no caba
duda alguna era del efecto final conseguido.
Tena el poder, no slo de informar, sino de
mover, y de mover a la accin.
59
9
Su senda hacia Dios
60
14 de noviembre de 1980, habr visto cmo
la gente de Dubln tena la conciencia de que
se les haba ido un gran hombre, y un buen
hombre. Lo que dijo el padre Donnchadh
O'Floinn de reservas espirituales
extraordinarias, poda haber sido una cauta
insinuacin sobre algo que ninguno de los
que rodeaban a Frank Duff llegaron a
comprender del todo. En muchos aspectos,
la vida de Frank Duff fue la de un cristiano
excepcionalmente bueno, pero extrovertido;
un hombre de accin de quien un
observador superficial podra opinar que
todo era extraordinario. Nuevamente surge
el paralelismo con Vicente de Pal. Pero tal
vez hubo un rea en su vida interior a la que
nadie jams tuvo acceso. Tuvo el eficiente
maestro del apostolado seglar una vida
mstica oculta, de la que los prximos a l
jams sospecharon? Fue l, en otras
palabras, lo que la hermana Burrows, una
carmelita de hoy, llama un mstico
"inconsciente" o de "luz apagada"? Es
imposible decirlo. No tengo la ms mnima
sombra de duda de que los que vivieron a
su lado percibieron su santidad. Yo tuve la
sensacin de ello, de forma bastante
acusada, en algunas de nuestras primeras
reuniones. l me tena presente ante l. Me
dedicaba su completa atencin. Y, sin
embargo, daba la impresin de que algo en
l -una expresin de sus ojos- delataba una
vida interior que trascenda la conversacin
61
en que nos hallbamos enfrascados. Sea ello
lo que fuere, yo slo doy fe de lo que pude
observar.
62
"Morning Star" lo rezan en comn. El Manual
lo prescribe, junto con la misa diaria, para
cierto grado de socios. La devocin a la
oracin oficial de la Iglesia parece haber
sido una expresin ms del intenso aprecio
que le mereca la doctrina del Cuerpo
Mstico. Para l, el breviario era la oracin
del Cristo total, la oracin de la Iglesia.
63
pensamiento consciente. La meditacin
discursiva es, a lo ms, slo un medio por el
que el alma se eleva a la oracin de
contemplacin.
64
cuando su hermana, aos ms tarde,
adelant una buena cantidad de dinero a los
sastres para que le confeccionasen la ropa,
el antiguo cliente nunca apareci para que le
tomasen las medidas.
65
encontrarme particularmente a gusto en el
monasterio. Y, todo hay que decirlo, acert.
66
por exceso de austeridad. Quiz quiso ser
algo duro en este aspecto con objeto de
conservar el ideal delante de nosotros, pues
nunca dio muestras del menor indicio de
mezquindad en su manera de ser. Cuando
era necesario, autorizaba, no slo de forma
razonable sino generosamente, el gasto de
los limitados fondos a nuestra disposicin,
en concepto de prstamos, gastos de envos
u otras necesidades, como la peregrinatio.
67
aunque estuvo poco tiempo en el cargo,
demuestra el aprecio en que era tenido a
nivel gubernamental. Esto acaso sea ms
significativo, habida cuenta de que l no
tom parte activa en la lucha por la
independencia.
68
10
Totus tuus
69
rogndole que escribiese su autobiografa
como santa Teresa de Lisieux o la gran
santa Teresa. Aduca un argumento
persuasivo al indicarle que la "autobiografa"
seria de gran ayuda al apostolado seglar. La
respuesta a "su asombrosa sugerencia de
que yo debiera escribir mi autobiografa", es
muy reveladora.
70
llevo vida social en absoluto, y puedo decir
con toda verdad que a duras penas tengo un
momento para relajarme. No slo es el
hecho de que estas ocupaciones me tengan
totalmente atado, sino que ellas son
importantes en s mismas y considero que
debo atenderlas con prioridad".
71
dijo una vez que en sus aos jvenes se
baaba con agua muy fra y que lo haca por
mortificacin. Pero no parece que
favoreciera actos extraordinarios de
penitencia. Lough Derg mereca su completa
aprobacin y senta una especial devocin a
san Patricio y a los santos irlandeses; pero,
as y todo, recuerdo que en cierta ocasin
intent disuadirme cuando yo intentaba
unirme a una peregrinacin. En general, lo
"raro" en la espiritualidad no le atraa. Una
vez le o hablar de los peligros de las
devociones "raras". Con esto se refera a
una persona, de piedad slida, que tena la
costumbre de encender lamparillas a las
imgenes. Su temor estribaba en que tal
aficin podra tener un efecto
contraproducente en la gente y a restringir
la sana influencia que cada hombre puede
tener sobre otros. Una vez ms, su mirada
segua puesta en la propagacin del
evangelio. Nada debera obstaculizar tal
objetivo.
72
11
Recta final
73
Hace muchos aos se public un libro en los
Estados Unidos en el que apareca, ms o
menos exacta, la siguiente afirmacin: "T
llegas a ser apstol en el momento en que
comprendes que nada es ms importante en
la vida que la salvacin de las almas, y
ordenas tu vida en conformidad con este
principio".
74
All por el comienzo de los aos 60, sufri
un ataque de hemorragia cerebral. Estuvo
enfermo algunos meses y cuando comenz
la convalecencia me escribi para acusar
recibo de una carta de aliento que yo le
haba escrito. El pensamiento central de su
carta, no obstante, no era su enfermedad,
sino el extraordinario privilegio que haba
tenido de recibir la comunin dos veces en
el mismo da. La excepcin en su caso se
deba al hecho de que l no se acordaba si
haba comulgado por la maana del da en
que haba cado enfermo; aunque as era en
efecto. La segunda comunin le fue
administrada en forma de vitico. Quiso ver
en esto una delicada atencin de la divina
providencia. Algunos aos atrs, haba
perdido una vez la comunin por haber
quebrantado involuntariamente el ayuno de
la medianoche. El quiso advertir, en la
comunin recibida por segunda vez el da en
que cay enfermo, una compensacin de la
providencia por la comunin perdida.
75
La celebracin haba sido preparada con
gran cuidado y esmero. Se trataba de una
celebracin mundial, como convena a una
asociacin internacional; pero con una
diferencia: cada dicesis tuvo su propia
celebracin. La de Dubln, como todas las
dems, fue estrictamente diocesana y slo
para legionarios. No hubo representaciones
oficiales, a excepcin de unos cuantos
cargos de la Eastern Health Board (Junta de
Sanidad del Este) que estaban ntimamente
relacionados con "Regina Coeli" y "Morning
Star". El arzobispo de Dubln, Dr. McQuaid,
que conoca la Legin perfectamente desde
los primeros tiempos, predic un sermn
memorable. El Nuncio de Su Santidad,
Excmo. Gaetano Alibrandi, un viejo y
estimado amigo de Frank Duff y de la
Legin, fue el concelebrante principal en la
misa. Fue un acontecimiento ntegramente
legionario, que permanecer siempre fresco
en la memoria de los que tuvieron la suerte
de presenciarlo. Quienes acompaaron al
arzobispo en la peregrinacin de Dubln a
Lourdes, que parta casi inmediatamente
despus, dijeron que en medio del
impresionante entorno y ceremonias de
Lourdes, los pensamientos y palabras de Su
Excelencia volvan una y otra vez a la
celebracin de la Legin. Estaba
impresionado.
76
A todo esto, qu haba sido del hombre que
se haba mezclado casi annimamente con
la muchedumbre, y que, sin embargo, deba
haber sido el centro de todo? El coment
muy poco sobre la ceremonia. Pero s
observ una cosa y a ella se refera una y
otra vez.
77
irlands. Aunque jams presuma de ello, el
amor a su patria lo llevaba en lo profundo
de su alma. Su abuelo recoga la
contribucin catlica para O'Connell. Los
fundadores del estado le distinguan con su
confianza. La fundacin "An Ralt", un
movimiento dentro de la Legin para la
promocin de la lengua irlandesa y fomento
de la cultura autctona, le proporcion una
profunda satisfaccin. Uno de sus ltimos
esfuerzos se orden a la impresin y
publicacin del Manual en su lengua nativa.
Pocos pueblos quedan en Irlanda que l no
haya visitado con su fiel bicicleta.
78
Para l, una nacin era lo que eran sus
habitantes. Los gobiernos podran legislar;
los economistas podran hacer proyectos
impresionantes, pero todo sera intil en
tanto el hombre y la mujer de la calle no
cooperasen. Para l, la solucin ltima de
todos los problemas estribaba en introducir
la doctrina del Cuerpo Mstico en todas las
manifestaciones de la vida social, econmica
y poltica. Que no se trataba de un simple
sueo, lo prob exponiendo la idea con todo
detalle en un pequeo libro, que dio origen a
un movimiento. El lo llam Verdadera
Devocin a la Nacin. En los pocos sitios
donde con toda seriedad se aplicaron las
ideas de este libro, se logr ms de lo que
se esperaba. No es de extraar. Despus de
todo, Chesterton siempre nos est
recordando que el cristianismo no ha
fracasado; lo que pasa es qu ni se ha
intentado propagarlo.
79
realizadas. En la Misa en San Andrs, en el
paseo de Westland, concelebraron 4
arzobispos. El cardenal O'Fiaich actu de
concelebrante principal y pronunci una
preciosa homila. Aunque la Misa se celebr
en una de las iglesias ms amplias del pas,
la multitud se desbord hasta la va pblica,
y fue necesario que los sacerdotes salieran a
la calle a distribuir la comunin a la gente.
Una escolta de la polica acompaaba a los
restos, a travs de las calles en silencio,
hasta Glasnevin, donde el arzobispo de
Dubln, Dr. Ryan, rez las oraciones ante la
sepultura.
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El Papa Pablo VI, con Frank Duff, durante
una entrevista privada celebrada tras la
sesin final del Concilio Vaticano II al que
Frank Duff habla asistido en calidad de
auditor.
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Fr. Thomas O'Flynn, CM, autor de este libro.
Fue Director Espiritual del Concilium
Legionis.
82